Sherwood Anderson (1876–1941). Winesburg, Ohio. 1919. Adventure – [Aventura] Edición bilingüe, inglés-español, de Miguel Garci-Gomez -- --
Adventure
AVENTURA
ALICE HINDMAN, a woman of twenty-seven when George Willard was a mere boy, had lived in Winesburg all her life. She clerked in Winney’s Dry Goods Store and lived with her mother, who had married a second husband.
ALICE Hindman, que tenía veintisiete años cuando George Willard era sólo un niño, había pasado toda su vida en Winesburg. Trabajaba de dependienta en la tienda de telas de Winney y vivía con su madre, que se había casado en segundas nupcias.
Alice’s step-father was a carriage painter, and given to drink. His story is an odd one. It will be worth telling some day.
El padrastro de Alice era pintor de carruajes y tenía inclinación por la bebida. Su historia es muy curiosa. Valdría la pena contarla algún día.
At twenty-seven Alice was tall and somewhat slight. Her head was large and overshadowed her body. Her shoulders were a little stooped and her hair and eyes brown. She was very quiet but beneath a placid exterior a continual ferment went on.
A los veintisiete, Alice era alta y un poco delgada. La parte que más destacaba de su cuerpo era la cabeza, que era más bien grande. Tenía los hombros encorvados y el cabello y los ojos castaños. Era muy callada, pero por debajo de aquella apariencia tan plácida un fermento hervía sin cesar.
When she was a girl of sixteen and before she began to work in the store, Alice had an affair with a young man. The young man, named Ned Currie, was older than Alice. He, like George Willard, was employed on the Winesburg Eagle and for a long time he went to see Alice almost every evening. Together the two walked under the trees through the streets of the town and talked of what they would do with their lives. Alice was then a very pretty girl and Ned Currie took her into his arms and kissed her. He became excited and said things he did not intend to say and Alice, betrayed by her desire to have something beautiful come into her rather narrow life, also grew excited. She also talked. The outer crust of her life, all of her natural diffidence and reserve, was tom away and she gave herself over to the emotions of love. When, late in the fall of her sixteenth year, Ned Currie went away to Cleveland where he hoped to get a place on a city newspaper and rise in the world, she wanted to go with him. With a trembling voice she told him what was in her mind. “I will work and you can work,” she said. “I do not want to harness you to a needless expense that will prevent your making progress. Don’t marry me now. We will get along without that and we can be together. Even though we live in the same house no one will say anything. In the city we will be unknown and people will pay no attention to us.”
Cuando era una chica de dieciséis años, y antes de que empezara a trabajar en la tienda, Alice tuvo una aventura con un joven. El joven, llamado Ned Currie, era mayor que Alice. Al igual que George Willard estaba empleado en el Winesburg Eagle y, durante mucho tiempo, fue a buscar a Alice casi cada noche. Juntos paseaban bajo los árboles y hablaban de lo que harían con su vida. En esa época, Alice era muy guapa y Ned Currie la cogía en sus brazos y la besaba. Luego se exaltaba y decía cosas que no quería decir y Alice, traicionada por su deseo de que ocurriera algo hermoso en su gris existencia, también se exaltaba. Ella también hablaba. La corteza exterior de su vida, su timidez y su reserva, desaparecían y se entregaba por completo a las emociones del amor. Y cuando aquel otoño Ned Currie quiso ir a Cleveland, donde esperaba conseguir un puesto en el periódico de la ciudad y ascender en la vida, ella quiso acompañarlo. Con voz trémula le explicó lo que había pensado: —Yo trabajaré y tú también puedes hacerlo—dijo—. No quiero ser una carga inútil que te impida progresar. No te cases conmigo todavía. Podemos estar juntos aunque no nos casemos. Aunque vivamos en la misma casa nadie dirá nada. En la ciudad nadie nos conoce y la gente no se fijará en nosotros.
Ned Currie was puzzled by the determination and abandon of his sweetheart and was also deeply touched. He had wanted the girl to become his mistress but changed his mind. He wanted to protect and care for her. “You don’t know what you’re talking about,” he said sharply; “you may be sure I’ll let you do no such thing. As soon as I get a good job I’ll come back. For the present you’ll have to stay here. It’s the only thing we can do.”
Ned Currie se quedó boquiabierto ante la determinación y la entrega de su enamorada y también profundamente conmovido. Al principio había querido convertir a la chica en su amante, pero ahora cambió de opinión. Quería protegerla y cuidarla. —No sabes lo que dices—le respondió secamente—, puedes estar segura de que no lo consentiré. En cuanto consiga un buen trabajo volveré. Pero, de momento, tendrás que quedarte aquí. No podemos hacer otra cosa.
On the evening before he left Winesburg to take up his new life in the city, Ned Currie went to call on Alice. They walked about through the streets for an hour and then got a rig from Wesley Moyer’s livery and went for a drive in the country. The moon came up and they found themselves unable to talk. In his sadness the young man forgot the resolutions he had made regarding his conduct with the girl.
La noche antes de que se marchara a emprender una nueva vida en la ciudad, Ned Currie fue a ver a Alice. Estuvieron una hora paseando por las calles y luego alquilaron un calesín en el establo de Wesley Moyer y fueron a dar una vuelta por el campo. Salió la luna y ninguno de los dos supo qué decir. Llevado por la tristeza, el joven olvidó la resolución que había tomado respecto a su comportamiento con la chica.
They got out of the buggy at a place where a long meadow ran down to the bank of Wine Creek and there in the dim light became lovers. When at midnight they returned to town they were both glad. It did not seem to them that anything that could happen in the future could blot out the wonder and beauty of the thing that had happened. “Now we will have to stick to each other, whatever happens we will have to do that,” Ned Currie said as he left the girl at her father’s door.
Se apearon del carricoche en un lugar donde un extenso prado descendía en pendiente hasta la orilla del arroyo Wine y allí, bajo la luz tenue, se hicieron amantes. A medianoche, cuando volvieron al pueblo, los dos estaban felices. Pensaron que nada podría empañar en el futuro la belleza y la maravilla de lo que había ocurrido. «Ahora tendremos que estar juntos, pase lo que pase tendremos que estar juntos», dijo Ned Currie cuando dejó a la chica delante de la casa de su padre.
The young newspaper man did not succeed in getting a place on a Cleveland paper and went west to Chicago. For a time he was lonely and wrote to Alice almost every day. Then he was caught up by the life of the city; he began to make friends and found new interests in life. In Chicago he boarded at a house where there were several women. One of them attracted his attention and he forgot Alice in Winesburg. At the end of a year he had stopped writing letters, and only once in a long time, when he was lonely or when he went into one of the city parks and saw the moon shining on the grass as it had shone that night on the meadow by Wine Creek, did he think of her at all.
El joven periodista no consiguió empleo en el periódico de Cleveland y fue al oeste hacia Chicago. Durante una temporada se sintió solo y escribió a Alice casi a diario. Luego lo arrastró el ritmo de la ciudad: empezó a conocer gente y descubrió nuevos intereses en la vida. En Chicago se alojó en una casa donde vivían varias mujeres. Una de ellas atrajo su atención y olvidó a Alice en Winesburg. A finales de año había dejado de escribirle y sólo pensaba en ella muy de tanto en tanto, cuando se sentía solo o iba a pasear por alguno de los parques de la ciudad y veía la luna brillando en la hierba, igual que aquella noche en el prado junto al arroyo Wine.
In Winesburg the girl who had been loved grew to be a woman. When she was twenty-two years old her father, who owned a harness repair shop, died suddenly. The harness maker was an old soldier, and after a few months his wife received a widow’s pension. She used the first money she got to buy a loom and became a weaver of carpets, and Alice got a place in Winney’s store. For a number of years nothing could have induced her to believe that Ned Currie would not in the end return to her.
En Winesburg, la chiquilla a la que había amado se convirtió en una mujer. Cuando tenía veintidós años, su padre, que era propietario de una guarnicionería, murió de repente. El guarnicionero había sido soldado y, al cabo de unos meses, su mujer recibió una pensión de viudedad. El primer dinero que cobró lo invirtió en comprar un telar y se hizo tejedora de alfombras. Alice, por su parte, consiguió una colocación en la tienda de Winney. Hasta pasados varios años no hubo forma de convencerla de que Ned Currie no iría a buscarla.
She was glad to be employed because the daily round of toil in the store made the time of waiting seem less long and uninteresting. She began to save money, thinking that when she had saved two or three hundred dollars she would follow her lover to the city and try if her presence would not win back his affections.
Le gustaba aquel empleo porque la rutina diaria del trabajo en la tienda hacía la espera menos larga y aburrida. Empezó a ahorrar con la esperanza de reunir doscientos o trescientos dólares e ir a ver a su amante a la ciudad y tratar de recuperar su afecto.
Alice did not blame Ned Currie for what had happened in the moonlight in the field, but felt that she could never marry another man. To her the thought of giving to another what she still felt could belong only to Ned seemed monstrous. When other young men tried to attract her attention she would have nothing to do with them. “I am his wife and shall remain his wife whether he comes back or not,” she whispered to herself, and for all of her willingness to support herself could not have understood the growing modern idea of a woman’s owning herself and giving and taking for her own ends in life.
Alice no culpaba a Ned Currie de lo ocurrido en aquel campo a la luz de la luna, pero sentía que nunca podría casarse con ningún otro hombre. La idea de darle a otro lo que, a su entender, pertenecía sólo a Ned le parecía monstruosa. Cuando otros jóvenes trataban de despertar su interés, ella no sabía qué decirles. «Soy su mujer y seguiré siéndolo tanto si vuelve como si no», musitaba para sí, y pese a estar totalmente dispuesta a mantenerse a sí misma, no habría podido entender la idea, hoy cada vez más extendida, de que las mujeres son dueñas de sus actos y pueden perseguir sus propios fines en la vida.
Alice worked in the dry goods store from eight in the morning until six at night and on three evenings a week went back to the store to stay from seven until nine. As time passed and she became more and more lonely she began to practice the devices common to lonely people. When at night she went upstairs into her own room she knelt on the floor to pray and in her prayers whispered things she wanted to say to her lover. She became attached to inanimate objects, and because it was her own, could not bare to have anyone touch the furniture of her room. The trick of saving money, begun for a purpose, was carried on after the scheme of going to the city to find Ned Currie had been given up. It became a fixed habit, and when she needed new clothes she did not get them. Sometimes on rainy afternoons in the store she got out her bank book and, letting it lie open before her, spent hours dreaming impossible dreams of saving money enough so that the interest would support both herself and her future husband.
Alice trabajaba en la tienda de telas de ocho de la mañana a seis de la tarde y tres días a la semana volvía a la tienda para quedarse de siete a nueve. A medida que fue pasando el tiempo y se volvió más y más solitaria, empezó a adquirir las manías típicas de la gente solitaria. Cuando subía de noche a su habitación, se arrodillaba a rezar en el suelo y en sus oraciones susurraba las cosas que quería decirle a su amante. Tomó afecto a los objetos inanimados, y como eran suyos, no permitía que nadie tocara los muebles de su habitación. Siguió ahorrando dinero, aun después de haber abandonado su proyecto de ir a la ciudad en busca de Ned Currie. Se convirtió en una costumbre y cuando necesitaba ropa nueva no la compraba. A veces, en las tardes lluviosas que pasaba en la tienda, sacaba su cartilla del banco, la dejaba abierta en el mostrador y pasaba horas urdiendo sueños imposibles en los que ahorraba suficiente dinero para que ella y su marido pudieran vivir de los intereses.
“Ned always liked to travel about,” she thought. “I’ll give him the chance. Some day when we are married and I can save both his money and my own, we will be rich. Then we can travel together all over the world.”
«A Ned siempre le gustó viajar—pensaba—. Le daré ocasión de hacerlo. Y un día, cuando nos casemos y pueda ahorrar mi dinero y el suyo, seremos ricos. Luego viajaremos juntos por todo el mundo».
In the dry goods store weeks ran into months and months into years as Alice waited and dreamed of her lover’s return. Her employer, a grey old man with false teeth and a thin grey mustache that drooped down over his mouth, was not given to conversation, and sometimes, on rainy days and in the winter when a storm raged in Main Street, long hours passed when no customers came in. Alice arranged and rearranged the stock. She stood near the front window where she could look down the deserted street and thought of the evenings when she had walked with Ned Currie and of what he had said. “We will have to stick to each other now.” The words echoed and re-echoed through the mind of the maturing woman. Tears came into her eyes. Sometimes when her employer had gone out and she was alone in the store she put her head on the counter and wept. “Oh, Ned, I am waiting,” she whispered over and over, and all the time the creeping fear that he would never come back grew stronger within her.
En la tienda de telas las semanas se convirtieron en meses y los meses en años, mientras Alice esperaba y soñaba con el regreso de su enamorado. Su patrón, un viejo de cabello entrecano que tenía dentadura postiza y un fino bigote gris que le tapaba la boca, no era muy dado a la conversación y en ocasiones, en los días lluviosos y en invierno cuando diluviaba sobre la calle Mayor, pasaban horas sin que entrara ningún cliente. Alice se ponía a ordenar y reorganizar el género. Se quedaba junto al escaparate desde donde se veía la calle vacía y pensaba en las tardes en que había paseado por ella con Ned Currie y en lo que éste le había dicho. «Ahora tenemos que estar juntos». El eco de sus palabras resonaba en su imaginación de mujer madura. Los ojos se le llenaban de lágrimas. A veces, cuando su patrón había salido y estaba sola en la tienda, apoyaba la cabeza en el mostrador y lloraba. «¡Oh, Ned!, te espero», susurraba una y otra vez, y todo el tiempo crecía su temor de que no regresara nunca.
In the spring when the rains have passed and before the long hot days of summer have come, the country about Winesburg is delightful. The town lies in the midst of open fields, but beyond the fields are pleasant patches of woodlands. In the wooded places are many little cloistered nooks, quiet places where lovers go to sit on Sunday afternoons. Through the trees they look out across the fields and see farmers at work about the barns or people driving up and down on the roads. In the town bells ring and occasionally a train passes, looking like a toy thing in the distance.
En primavera, cuando han pasado las lluvias y antes de que lleguen los largos y bochornosos días estivales, el campo de los alrededores de Winesburg se pone precioso. El pueblo está rodeado de sembrados, pero más allá hay algunas manchas de bosque muy hermosas. En dichos bosques hay muchos rincones apartados donde los enamorados van a pasar la tarde del domingo. A través de los árboles, contemplan los campos y ven a los granjeros trabajando en el granero o a la gente yendo y viniendo por los caminos. En el pueblo suenan las campanas y de vez en cuando pasa algún que otro tren que, en la distancia, casi parece de juguete.
For several years after Ned Currie went away Alice did not go into the wood with the other young people on Sunday, but one day after he had been gone for two or three years and when her loneliness seemed unbearable, she put on her best dress and set out. Finding a little sheltered place from which she could see the town and a long stretch of the fields, she sat down. Fear of age and ineffectuality took possession of her. She could not sit still, and arose. As she stood looking out over the land something, perhaps the thought of never ceasing life as it expresses itself in the flow of the seasons, fixed her mind on the passing years. With a shiver of dread, she realized that for her the beauty and freshness of youth had passed. For the first time she felt that she had been cheated. She did not blame Ned Currie and did not know what to blame. Sadness swept over her. Dropping to her knees, she tried to pray, but instead of prayers words of protest came to her lips. “It is not going to come to me. I will never find happiness. Why do I tell myself lies?” she cried, and an odd sense of relief came with this, her first bold attempt to face the fear that had become a part of her everyday life.
Hasta transcurridos varios años de la partida de Ned Currie, Alice no fue al bosque con los otros jóvenes, pero un día, dos o tres años después de que él se fuera, y cuando su soledad parecía insoportable, se puso su mejor vestido y salió. Encontró un lugar resguardado desde donde se veía el pueblo y una larga extensión de campos y se sentó. El miedo a envejecer y echar a perder su vida se adueñó de ella. No aguantó allí sentada y se levantó. Mientras contemplaba los campos, algo, tal vez la idea del ciclo incesante de la vida que se expresa con el fluir de las estaciones, hizo que pensara en el paso de los años. Con un escalofrío, comprendió que los años de la belleza y lozanía de su juventud habían quedado atrás. Por primera vez tuvo la sensación de que la habían engañado. No culpó a Ned Currie y tampoco supo a quién culpar. Le invadió la tristeza. Se arrodilló y trató de rezar, pero, en lugar de oraciones, sus labios pronunciaron palabras de queja. «No volverá a buscarme. Nunca podré ser feliz. ¿Por qué me engaño?», exclamó y eso le produjo una extraña sensación de alivio. Fue su primer intento valeroso de enfrentarse a algo que se había convertido en una parte de su vida cotidiana.
In the year when Alice Hindman became twenty-five two things happened to disturb the dull uneventfulness of her days. Her mother married Bush Milton, the carriage painter of Winesburg, and she herself became a member of the Winesburg Methodist Church. Alice joined the church because she had become frightened by the loneliness of her position in life. Her mother’s second marriage had emphasized her isolation. “I am becoming old and queer. If Ned comes he will not want me. In the city where he is living men are perpetually young. There is so much going on that they do not have time to grow old,” she told herself with a grim little smile, and went resolutely about the business of becoming acquainted with people. Every Thursday evening when the store had closed she went to a prayer meeting in the basement of the church and on Sunday evening attended a meeting of an organization called The Epworth League.
El año en que Alice Hindman cumplió los veinticinco, ocurrieron dos cosas que alteraron la gris monotonía de su vida. Su madre se casó con Bush Milton, el pintor de carruajes de Winesburg, y ella misma ingresó en la Iglesia Metodista de Winesburg. Alice se unió a la iglesia porque la soledad de su vida la asustaba. El segundo matrimonio de su madre había subrayado su aislamiento. «Me estoy volviendo vieja y maniática. Si Ned vuelve, no me querrá. En la ciudad donde vive ahora los hombres no envejecen. Suceden tantas cosas que no tienen tiempo de envejecer», se dijo con una sonrisita triste, y se propuso conocer a otras personas. Cada jueves por la tarde, cuando cerraba la tienda, asistía a una reunión religiosa en el sótano de la iglesia y los domingos por la tarde acudía a las reuniones de una organización llamada la Liga Epworth.
When Will Hurley, a middle-aged man who clerked in a drug store and who also belonged to the church, offered to walk home with her she did not protest. “Of course I will not let him make a practice of being with me, but if he comes to see me once in a long time there can be no harm in that,” she told herself, still determined in her loyalty to Ned Currie.
Cuando Will Hurley, un hombre de mediana edad que trabajaba de dependiente en una farmacia y pertenecía también a la iglesia, se ofreció a acompañarla a casa, ella no se resistió. «Por supuesto, no permitiré que lo tome como costumbre, pero no tiene nada de malo que venga a verme de vez en cuando», se dijo a sí misma, decidida a seguir siendo fiel a Ned Currie.
Without realizing what was happening, Alice was trying feebly at first, but with growing determination, to get a new hold upon life. Beside the drug clerk she walked in silence, but sometimes in the darkness as they went stolidly along she put out her hand and touched softly the folds of his coat. When he left her at the gate before her mother’s house she did not go indoors, but stood for a moment by the door. She wanted to call to the drug clerk, to ask him to sit with her in the darkness on the porch before the house, but was afraid he would not understand. “It is not him that I want,” she told herself; “I want to avoid being so much alone. If I am not careful I will grow unaccustomed to being with people.”
Sin darse cuenta de lo que ocurría, Alice estaba tratando, tímidamente al principio, pero con una determinación cada vez mayor, de cambiar de vida. Caminaba en silencio junto al dependiente de la farmacia, y a veces, en la oscuridad, mientras paseaban impasibles, ella alargaba la mano y rozaba los pliegues del abrigo de su acompañante. Cuando la dejaba junto a la cerca de la casa de su madre, Alice no entraba, sino que se quedaba un momento junto a la puerta. Quería llamar al dependiente de la farmacia y pedirle que se sentara con ella en la oscuridad del porche, pero temía que no la comprendiera. «No es a él a quien quiero—se decía—. Sólo deseo no estar tan sola, si no voy con cuidado acabaré por perder la costumbre de estar con gente».
During the early fall of her twenty-seventh year a passionate restlessness took possession of Alice. She could not bear to be in the company of the drug clerk, and when, in the evening, he came to walk with her she sent him away. Her mind became intensely active and when, weary from the long hours of standing behind the counter in the store, she went home and crawled into bed, she could not sleep. With staring eyes she looked into the darkness. Her imagination, like a child awakened from long sleep, played about the room. Deep within her there was something that would not be cheated by phantasies and that demanded some definite answer from life.
A principios del otoño del año en que cumplió los veintisiete, se adueñó de Alice un desasosiego febril. No soportaba la compañía del dependiente de la farmacia y cuando iba a buscarla por las tardes para ir a dar un paseo, ella se negaba a recibirlo. Su cerebro trabajaba con mucha intensidad y, cuando volvía a casa agotada después de pasar tantas horas detrás del mostrador y se metía en la cama, no podía conciliar el sueño. Contemplaba la oscuridad con los ojos muy abiertos. Su imaginación, como un niño que se despierta después de un largo sueño, jugueteaba por el cuarto. En lo más profundo de su ser había algo a lo que no podía engañar con fantasías y que exigía de la vida una respuesta definitiva.
Alice took a pillow into her arms and held it tightly against her breasts. Getting out of bed, she arranged a blanket so that in the darkness it looked like a form lying between the sheets and, kneeling beside the bed, she caressed it, whispering words over and over, like a refrain. “Why doesn’t something happen? Why am I left here alone?” she muttered. Although she sometimes thought of Ned Currie, she no longer depended on him. Her desire had grown vague. She did not want Ned Currie or any other man. She wanted to be loved, to have something answer the call that was growing louder and louder within her.
Alice cogía una almohada entre sus brazos y la apretaba contra sus pechos. Salía de la cama, disponía la manta para que en la oscuridad pareciese una forma que yaciera entre las sábanas y, arrodillada en el suelo, la acariciaba susurrando palabras una y otra vez como un estribillo. «¿Por qué no pasa alguna cosa? ¿Por qué me he quedado aquí sola?», murmuraba. Aunque a veces pensaba en Ned Currie, ya no confiaba en él. Su deseo se había vuelto vago. No quería a Ned Currie ni a ningún otro hombre. Quería que la amaran, que algo respondiese al clamor que cada vez se hacía más ruidoso en su interior.
And then one night when it rained Alice had an adventure. It frightened and confused her. She had come home from the store at nine and found the house empty. Bush Milton had gone off to town and her mother to the house of a neighbor. Alice went upstairs to her room and undressed in the darkness. For a moment she stood by the window hearing the rain beat against the glass and then a strange desire took possession of her. Without stopping to think of what she intended to do, she ran downstairs through the dark house and out into the rain. As she stood on the little grass plot before the house and felt the cold rain on her body a mad desire to run naked through the streets took possession of her.
Y entonces, una noche lluviosa, Alice vivió una aventura que la dejó asustada y confundida. Volvió de la tienda a las nueve y encontró la casa vacía. Bush Milton no estaba en el pueblo y su madre había ido a visitar a una vecina. Alice subió a su habitación y se desvistió en la oscuridad. Se quedó un momento junto a la ventana oyendo golpear la lluvia contra el cristal y luego la dominó un extraño deseo. Sin pararse a pensar lo que quería hacer, corrió escaleras abajo, atravesó la casa oscura y salió bajo la lluvia. Cuando llegó al jardincito que había delante de la casa y notó la fría lluvia sobre su cuerpo sintió el loco deseo de correr desnuda por las calles
She thought that the rain would have some creative and wonderful effect on her body. Not for years had she felt so full of youth and courage. She wanted to leap and run, to cry out, to find some other lonely human and embrace him. On the brick sidewalk before the house a man stumbled homeward. Alice started to run. A wild, desperate mood took possession of her. “What do I care who it is. He is alone, and I will go to him,” she thought; and then without stopping to consider the possible result of her madness, called softly. “Wait!” she cried. “Don’t go away. Whoever you are, you must wait.”
Pensó que la lluvia tendría un efecto creador y maravilloso sobre su cuerpo. Hacía años que no se había sentido tan joven y valerosa. Quería correr y saltar, gritar, buscar algún otro ser humano solitario y abrazarlo. Un hombre pasó dando traspiés por la acera de ladrillo de delante de la casa. Alice echó a correr. Se adueñó de ella un impulso indómito y desesperado. «Qué más me da quién pueda ser. Está solo y pienso ir con él», decidió; y luego, sin detenerse a considerar el posible resultado de su locura, lo llamó en voz baja. —¡Espera!—exclamó—. No te vayas. Quienquiera que seas, tienes que esperarme.
The man on the sidewalk stopped and stood listening. He was an old man and somewhat deaf. Putting his hand to his mouth, he shouted. “What? What say?” he called.
El hombre de la acera se detuvo y se quedó escuchando. Era un anciano y estaba un poco sordo. Se llevó las manos a la boca y gritó: —¿Qué? ¿Cómo dice?—preguntó
Alice dropped to the ground and lay trembling. She was so frightened at the thought of what she had done that when the man had gone on his way she did not dare get to her feet, but crawled on hands and knees through the grass to the house. When she got to her own room she bolted the door and drew her dressing table across the doorway. Her body shook as with a chill and her hands trembled so that she had difficulty getting into her nightdress. When she got into bed she buried her face in the pillow and wept brokenheartedly. “What is the matter with me? I will do something dreadful if I am not careful,” she thought, and turning her face to the wall, began trying to force herself to face bravely the fact that many people must live and die alone, even in Winesburg.
Alice cayó desplomada al suelo y se quedó allí temblando. Estaba tan asustada de pensar en lo que había hecho, que, cuando el hombre siguió su camino, ella no se atrevió a incorporarse, sino que se arrastró a cuatro patas por la hierba hasta llegar a la casa. Cuando llegó a su habitación, cerró la puerta con llave y apoyó contra ella la mesita del vestidor. Tiritaba como si tuviera escalofríos y le temblaban tanto las manos que tuvo dificultades para ponerse el camisón. Una vez en la cama, enterró el rostro en la almohada y lloró desconsolada. «¿Qué es lo que me ocurre? Como no vaya con cuidado acabaré haciendo alguna barbaridad», pensó y, volviéndose hacia la pared, trató de afrontar con entereza la idea de que mucha gente se ve obligada a vivir y morir sola, incluso en Winesburg.