Juan Valera. Pepita Jiménez Edición bilingÜe, español- inglés, de Miguel Garci-Gomez. Dept. Romance Stydies. Duke. U.
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Nescit labi virtus.
El señor Deán de la catedral de..., muerto pocos años ha, dejó entre sus papeles un legajo, que, rodando de unas manos en otras, ha venido a dar en las mías, sin que, por extraña fortuna, se haya perdido uno solo de los documentos de que constaba. El rótulo del legajo es la sentencia latina que me sirve de epígrafe, sin el nombre de mujer que yo le doy por título ahora; y tal vez este rótulo haya contribuido a que los papeles se conserven, pues creyéndolos cosa de sermón o de teología, nadie se movió antes que yo a desatar el balduque ni a leer una sola página.
Discovery of the Manuscript. THE REVEREND Dean of the Cathedral of ——, deceased a few years since, left among his papers a bundle of manuscript, tied together, which, passing from hand to hand, finally fell into mine, without, by some strange chance, having lost a single one of the documents contained in it. Inscribed on this manuscript were the Latin words I use above as a motto, but without the addition of the woman′s name I now prefix to it as its title; and this inscription has probably contributed to the preservation of the papers, since, thinking them, no doubt, to be sermons, or other theological matter, no one before me had made any attempt to untie the string of the package, or to read a single page of it.
Contiene el legajo tres partes. La primera dice: Cartas de mi Sobrino; la segunda, Paralipómenos; y latercera, Epílogo.-Cartas de mi hermano.
The manuscript is in three parts. The first is entitled “Letters from my Nephew”; the second, “Paralipomena”; and the third, “Epilogue—Letters from my Brother.”
Todo ello está escrito de una misma letra, que se puede inferir fuese la del señor Deán. Y como el conjunto forma algo a modo de novela, si bien con poco o ningún enredo, yo imaginé en un principio que tal vez el señor Deán quiso ejercitar su ingenio componiéndola en algunos ratos de ocio; pero, mirado el asunto con más detención y, notando la natural sencillez del estilo, me inclino a creer ahora que no hay tal novela, sino que las cartas son copia de verdaderas cartas, que el señor Deán rasgó, quemó o devolvió a sus dueños, y que la parte narrativa, designada con el título bíblico de Paralipómenos, es la sola obra del señor Deán, a fin de completar el cuadro con sucesos que las cartas no refieren.
All three are in the same handwriting, which, it may be inferred, is that of the reverend Dean; and as taken together they form something like a novel, I at first thought that perhaps the reverend Dean wished to exercise his genius in composing one in his leisure hours; but, looking at the matter more closely, and observing the natural simplicity of the style, I am inclined to think now that it is no novel at all, but that the letters are copies of genuine epistles which the reverend Dean tore up, burned, or returned to their owners, and that the narrative part only, designated by the pedantic title of “Paralipomena,” is the work of the reverend Dean, added for the purpose of completing the story with incidents not related in the letters.
De cualquier modo que sea, confieso que no me ha cansado, antes bien me ha interesado casi la lectura de estos papeles; y como en el día se publica todo, he decidido publicarlos también, sin más averiguaciones, mudando sólo los nombres propios, para que, si viven los que con ellos se designan, no se vean en novela sin quererlo ni permitirlo.
However this may be, I confess that I did not find the reading of these papers tiresome; I found them, indeed, rather interesting than otherwise; and as nowadays everything is published, I have decided to publish them too, without further investigation, changing only the proper names, so that if those who bear them be still living they may not find themselves figuring in a book without desiring or consenting to it.
Las cartas que la primera parte contiene parecen escritas por un joven de pocos años, con algún conocimiento teórico, pero con ninguna práctica de las cosas del mundo, educado al lado del señor Deán, su tío, y en el Seminario, y con gran fervor religioso y empeño decidido de ser sacerdote.
The letters contained in the first part seem to have been written by a very young man, with some theoretical but no practical knowledge of the world, whose life was passed in the house of the reverend Dean, his uncle, and in the seminary, and who was imbued with an exalted religious fervor and an earnest desire to be a priest.
A este joven llamaremos don Luis de Vargas.
We shall call this young man Don Luis de Vargas.
El mencionado manuscrito, fielmente trasladado a la estampa, es como sigue.
The aforesaid manuscript, faithfully transferred to print, is as follows.
- I - Cartas de mi sobrino
22 de marzo
Part I.—Letters from My Nephew
March 22d.
Querido tío y venerado maestro: Hace cuatro días que llegué con toda felicidad a este lugar de mi nacimiento, donde he hallado bien de salud a mi padre, al señor vicario y a los amigos y parientes. El contento de verlos y de hablar con ellos, después de tantos años de ausencia, me ha embargado el ánimo y me ha robado el tiempo, de suerte que hasta ahora no he podido escribir a usted.
FOUR days ago I arrived in safety at this my native village, where I found my father, and the reverend vicar, as well as our friends and relations, all in good health. The happiness of seeing them and conversing with them has so completely occupied my time and thoughts that I have not been able to write to you until now.
Usted me lo perdonará.
You will pardon me for this.
Como salí de aquí tan niño y he vuelto hecho un hombre, es singular la impresión que me causan todos estos objetos que guardaba en la memoria. Todo me parece más chico, mucho más chico; pero también más bonito que el recuerdo que tenía. La casa de mi padre, que en mi imaginación era inmensa, es sin duda una gran casa de un rico labrador; pero más pequeña que el Seminario. Lo que ahora comprendo y estimo mejor es el campo de por aquí. Las huertas, sobre todo, son deliciosas. ¡Qué sendas tan lindas hay entre ellas! A un lado, y tal vez a ambos, corre el agua cristalina con grato murmullo. Las orillas de las acequias están cubiertas de hierbas olorosas y de flores de mil clases. En un instante puede uno coger un gran ramo de violetas. Dan sombra a estas sendas pomposos y gigantescos nogales, higueras y otros árboles, y forman los vallados la zarzamora, el rosal, el granado y la madreselva.
Having left this place a mere child, and coming back a man, the impression produced upon me by all those objects that I had treasured up in my memory is a singular one. Everything appears to me more diminutive, much more diminutive, but also more pleasing to the eye, than my recollection of it. My father′s house, which in my imagination was immense, is, indeed, the large house of a rich husbandman, but still much smaller than the seminary. What I now understand and appreciate better than formerly is the country around here. The orchards, above all, are delightful. What charming paths there are through them! On one side, and sometimes on both, crystal waters flow with a pleasant murmur. The banks of these streams are covered with odorous herbs and flowers of a thousand different hues. In a few minutes one may gather a large bunch of violets. The paths are shaded by majestic trees, chiefly walnut and fig trees; and the hedges are formed of blackberry bushes, roses, pomegranates, and honeysuckle.
Es portentosa la multitud de pajarillos que alegran estos campos y alamedas.
The multitude of birds that enliven grove and field is marvelous.
Yo estoy encantado con las huertas, y todas las tardes me paseo por ellas un par de horas.
I am enchanted with the orchards, and I spend a couple of hours walking in them every afternoon.
Mi padre quiere llevarme a ver sus olivares, sus viñas, sus cortijos; pero nada de esto hemos visto aún. No he salido del lugar y de las amenas huertas que le circundan.
My father wishes to take me to see his olive plantations, his vineyards, his farmhouses; but of all this we have as yet seen nothing. I have not been outside of the village and the charming orchards that surround it.
Es verdad que no me dejan parar con tanta visita.
It is true, indeed, that the numerous visits I receive do not leave me a moment to myself.
Hasta cinco mujeres han venido a verme, que todas han sido mis amas y me han abrazado y besado.
Five different women have come to see me, all of whom were my nurses, and have embraced and kissed me.
Todos me llaman Luisito o el niño de don Pedro, aunque tengo ya veintidós años cumplidos. Todos preguntan a mi padre por el niño cuando no estoy presente.
Every one gives me the diminutive “Luisito,” or “Don Pedro′s boy,” although I have passed my twenty-second birthday; and every one inquires of my father for “the boy,” when I am not present.
Se me figura que son inútiles los libros que he traído para leer, pues ni un instante me dejan solo.
I imagine I shall make but little use of the books I have brought with me to read, as I am not left alone for a single instant.
La dignidad de cacique, que yo creía cosa de broma, es cosa harto seria. Mi padre es el cacique del lugar.
The dignity of squire, which I supposed to be a matter for jest, is, on the contrary, a serious matter. My father is the squire of the village.
Apenas hay aquí, quien acierte a comprender lo que llaman mi manía de hacerme clérigo, y esta buena gente me dice, con un candor selvático, que debo ahorcar los hábitos, que el ser clérigo está bien para los pobretones; pero que yo, soy un rico heredero, debo casarme y consolar la vejez de mi padre, dándole media docena de hermosos y robustos nietos.
There is hardly any one here who can understand what they call my caprice of entering the priesthood, and these good people tell me, with rustic candor, that I ought to throw aside the clerical garb; that to be a priest is very well for a poor young man; but that I, who am to be a rich man′s heir, should marry, and console the old age of my father by giving him half a dozen handsome and robust grandchildren.
Para adularme y adular a mi padre, dicen hombres y mujeres que soy un real mozo, muy salado, que tengo mucho ángel, que mis ojos son muy pícaros y otras sandeces que me afligen, disgustan y avergÜenzan, a pesar de que no soy tímido y conozco las miserias y locuras de esta vida, para no escandalizarme ni asustarme de nada.
In order to flatter my father and myself, both men and women declare that I am a splendid fellow, that I am of an angelic disposition, that I have a very roguish pair of eyes, and other stupid things of a like kind, that annoy, disgust, and humiliate me, although I am not very modest, and am too well acquainted with the meanness and folly of the world to be shocked or frightened at anything.
El único defecto que hallan en mí es el de que estoy muy delgadito a fuerza de estudiar. Para que engorde se proponen no dejarme estudiar ni leer un papel mientras aquí permanezca, y además hacerme comer cuantos primores de cocina y de repostería se confeccionan en el lugar. Está visto: quieren cebarme. No hay familia conocida que no me haya enviado algún obsequio. Ya me envían una torta de bizcocho, ya un cuajado, ya una pirámide de piñonate, ya un tarro de almíbar.
The only defect they find in me is that I am too thin through overstudy. In order to have me grow fat they propose not to allow me either to study or even to look at a book while I remain here; and, besides this, to make me eat of as many choice dishes of meats and confectionery as they know how to concoct in the village. It is quite clear—I am to be stall-fed. There is not a single family of our acquaintance that has not sent me some token of regard. Now it is a sponge-cake, now a meat-salad, now a pyramid of sweetmeats, now a jug of syrup.
Los obsequios que me hacen no son sólo estos presentes enviados a casa, sino que también me han convidado a comer tres o cuatro personas de las más importantes del lugar.
And these presents, which they send to the house, are not the only attentions they show me. I have also been invited to dinner by three or four of the principal persons of the village.
Mañana como en casa de la famosa Pepita Jiménez, de quien, usted habrá oído hablar, sin duda alguna. Nadie ignora aquí que mi padre la pretende.
To-morrow I am to dine at the house of the famous Pepita Jiménez, of whom you have doubtless heard. No one here is ignorant of the fact that my father is paying her his addresses.
Mi padre, a pesar de sus cincuenta y cinco años, está tan bien, que puede poner envidia a los más gallardos mozos del lugar. Tiene además el atractivo poderoso, irresistible para algunas mujeres, de sus pasadas conquistas, de su celebridad, de haber sido una especie de don Juan Tenorio.
My father, notwithstanding his fifty-five years, is so well preserved that the finest young men of the village might feel envious of him. He possesses, besides, the powerful attraction, irresistible to some women, of his past conquests, of his celebrity, of his—of course exaggerated—reputation as a modern rival to that national rake, Don Juan Tenorio.
No conozco aún a Pepita Jiménez. Todos dicen que es muy linda. Yo sospecho que será una beldad lugareña y algo rústica. Por lo que de ella se cuenta, no acierto a decidir si es buena o mala moralmente; pero sí que es de gran despejo natural. Pepita tendrá veinte años; es viuda; sólo tres años estuvo casada. Era hija de doña Francisca Gálvez, viuda como usted sabe, de un capitán retirado
Que le dejó a su muerte Sólo su honrosa espada por herencia,
según dice el poeta. Hasta la edad de diez y seis años vivió Pepita con su madre en la mayor estrechez, casi en la miseria.
I have not yet made the acquaintance of Pepita Jiménez. Every one says she is very beautiful. I suspect she will turn out to be a village beauty, and somewhat rustic. From what I have heard of her I can not quite decide whether, ethically speaking, she is good or bad; but I am quite certain that she is possessed of great natural intelligence. Pepita is about twenty years old, and a widow; her married life lasted only three years. She was the daughter of Doña Francisca Galvez, the widow, as you know, of a retired captain,
“Who left her at his death, As sole inheritance, his honorable sword,” as the poet says. Until her sixteenth year Pepita lived with her mother in very straitened circumstances—bordering, indeed, upon absolute want.
Tenía un tío llamado don Gumersindo, poseedor de un mezquinísimo mayorazgo, de aquellos que en tiempos antiguos una vanidad absurda fundaba. Cualquier persona regular hubiera vivido con las rentas de este mayorazgo en continuos apuros, llena tal vez de trampas y sin acertar a darse el lustre y decoro propios de su clase; pero don Gumersindo era un ser extraordinario: el genio de la economía. No se podía decir que crease riqueza; pero tenía una extraordinaria facultad de absorción con respecto a la de los otros, y en punto a consumirla, será difícil hallar sobre la tierra persona alguna en cuyo mantenimiento, conservación y bienestar hayan tenido menos que afanarse la madre naturaleza y la industria humana. No se sabe cómo vivió; pero el caso es que vivió hasta la edad de ochenta años, ahorrando sus rentas íntegras y haciendo crecer su capital por medio de préstamos muy sobre seguro. Nadie por aquí le critica de usurero, antes bien le califican de caritativo, porque siendo moderado en todo, hasta en la usura lo era, y no solía llevar más de un diez por ciento al año, mientras que en toda esta comarca llevan un veinte y hasta un treinta por ciento y aún parece poco.
She had an uncle called Don Gumersindo, the possessor of a small entailed estate, one of those petty estates that, in olden times, owed their foundation to a foolish vanity. Any ordinary person, with the income derived from this estate, would have lived in continual difficulties, burdened by debts, and altogether cut off from the display and ceremony proper to his rank. But Don Gumersindo was an extraordinary person—the very genius of economy. It could not be said of him that he created wealth himself, but he was endowed with a wonderful faculty of absorption with respect to the wealth of others; and in regard to dispensing, it would be difficult to find any one on the face of the globe with whose maintenance, preservation, and comfort, Mother Nature and human industry ever had less reason to trouble themselves. No one knows how he lived; but the fact is that he reached the age of eighty, saving his entire income, and adding to his capital by lending money on unquestionable security. No one here speaks of him as a usurer; on the contrary, he is considered to have been of a charitable disposition, because, being moderate in all things, he was so even in usury, and would ask only ten per cent a year, while throughout the district they ask twenty and even thirty per cent, and still think it little.
Con este arreglo, con esta industria y con el ánimo consagrado siempre a aumentar y a no disminuir sus bienes, sin permitirse el lujo de casarse, ni de tener hijos, ni de fumar siquiera, llegó don Gumersindo a la edad que he dicho, siendo poseedor de un capital importante sin duda en cualquier punto y aquí considerado enorme, merced a la pobreza de estos lugareños y a la natural exageración andaluza.
In the practise of this species of industry and economy, and with thoughts dwelling constantly on increasing instead of diminishing his capital, indulging neither in the luxury of matrimony and of having a family, nor even of smoking, Don Gumersindo arrived at the age I have mentioned, the possessor of a fortune considerable anywhere, and here regarded as enormous, thanks to the poverty of these villages, and to the habit of exaggeration natural to the Andalusians.
Don Gumersindo, muy aseado y cuidadoso de su persona, era un viejo que no inspiraba repugnancia.
Don Gumersindo, always extremely neat and clean in his person, was an old man who did not inspire repugnance.
Las prendas de su sencillo vestuario estaban algo raídas, pero sin una mancha y saltando de limpias, aunque de tiempo inmemorial se le conocía la misma capa, el mismo chaquetón y los mismos pantalones y chaleco. A veces se interrogaban en balde las gentes unas a otras a ver si alguien le había visto estrenar una prenda.
The articles of his modest wardrobe were somewhat worn, but carefully brushed and without a stain; although from time immemorial he had always been seen with the same cloak, the same jacket, and the same trousers and waistcoat. People sometimes asked each other in vain if any one had ever seen him wear a new garment.
Con todos estos defectos, que aquí y en Aras partes muchos consideran virtudes, aunque virtudes exageradas, don Gumersindo tenía excelentes cualidades: era afable, servicial, compasivo, y se desvivía por complacer y ser útil a todo el mundo, aunque le costase trabajo, desvelos y fatiga, con tal de que no le costase un real. Alegre y amigo de chanzas y de burlas, se hallaba en todas las reuniones y fiestas, cuando no eran a escote, y las regocijaba con la amenidad de su trato y con su discreta aunque poco ática conversación. Nunca había tenido inclinación alguna amorosa a una mujer determinada; pero inocentemente, sin malicia, gustaba de todas, y era el viejo más amigo de requebrar a las muchachas y que más las hiciese reír que había en diez leguas a la redonda.
With all these defects, which here and elsewhere many regard as virtues, though virtues in excess, Don Gumersindo possessed excellent qualities; he was affable, obliging, compassionate; and did his utmost to please and to be of service to everybody, no matter what trouble, anxiety, or fatigue it might cost him, provided only it did not cost him money. Of a cheerful disposition, and fond of fun and joking, he was to be found at every feast and merry-making around that was not got up at his expense, which he enlivened by the amenity of his manners, and by his discreet although not very Attic conversation. He had never had any tender inclination for any one woman in particular, but, innocently and without malice, he loved them all; and was the most given to complimenting the girls, and making them laugh, of any old man for ten leagues around.
Ya he dicho que era tío de la Pepita. Cuando frisaba en los ochenta años, iba ella a cumplir los diez y seis. Él era poderoso; ella pobre y desvalida.
I have already said that he was the uncle of Pepita. When he was nearing his eightieth year she was about to complete her sixteenth. He was rich; she, poor and friendless.
La madre de ella era una mujer vulgar, de cortas luces y de instintos groseros. Adoraba a su hija, pero continuamente y con honda amargura se lamentaba de los sacrificios que por ella hacía, de las privaciones que sufría y de la desconsolada vejez y triste muerte que iba a tener en medio de tanta pobreza. Tenía, además, un hijo mayor que Pepita, que había sido gran calavera en el lugar, jugador y pendenciero, a quien después de muchos disgustos había logrado colocar en la Habana en un empleíllo de mala muerte, viéndose así libre de él y con el charco de por medio. Sin embargo, a los pocos años de estar en la Habana el muchacho, su mala conducta hizo que le dejaran cesante, y asaetaba a cartas a su madre pidiéndole dinero. La madre, que apenas tenía para sí y para Pepita, se desesperaba, rabiaba, maldecía de sí y de su destino con paciencia poco evangélica, y cifraba toda su esperanza en una buena colocación para su hija que la sacase de apuros.
Her mother was a vulgar woman of limited intelligence and coarse instincts. She worshiped her daughter, yet lamented continually and with bitterness the sacrifices she made for her, the privations she suffered, and the disconsolate old age and melancholy end that awaited her in the midst of her poverty. She had, besides, a son, older than Pepita, who had a well-deserved reputation in the village as a gambler and a quarrelsome fellow, and for whom, after many difficulties, she had succeeded in obtaining an insignificant employment in Havana; thus finding herself rid of him, and with the sea between them. After he had been a few years in Havana, however, he lost his situation on account of his bad conduct, and thereupon began to shower letters upon his mother, containing demands for money. The latter, who had scarcely enough for herself and for Pepita, grew desperate at this, broke out into abuse, cursed herself and her destiny with a perseverance but little resembling the theological virtue, and ended by fixing all her hopes upon settling her daughter well, as the only way of getting out of her difficulties.
En tan angustiosa situación empezó don Gumersindo a frecuentar la casa de Pepita y de su madre y a requebrar a Pepita con más ahínco y persistencia que solía requebrar a otras. Era, con todo, tan inverosímil y tan desatinado el suponer que un hombre que había pasado ochenta años sin querer casarse pensase en tal locura cuando ya tenía un pie en el sepulcro, que ni la madre de Pepita, ni Pepita mucho menos, sospecharon jamás los en verdad atrevidos pensamientos de don Gumersindo. Así es que un día ambas se quedaron atónitas y pasmadas cuando, después de varios requiebros, entre burlas y veras, don Gumersindo soltó con la mayor formalidad y a boca de jarro la siguiente categórica pregunta:
In this distressing situation Don Gumersindo began to frequent the house of Pepita and her mother, and to pay attentions to the former with more ardor and persistence than he had shown in his attentions to other girls. Nevertheless, to suppose that a man who had passed his eightieth year without wishing to marry, should think of committing such a folly, with one foot already in the grave, was so wild and improbable a notion that Pepita′s mother, still less Pepita herself, never for a moment suspected the audacious intentions of Don Gumersindo. Thus it was that both were struck one day with amazement when, after a good many compliments, between jest and earnest, Don Gumersindo, with the greatest seriousness and without the least hesitation, proposed the following categorical question:
-Muchacha, ¿quieres casarte conmigo?
“Pepita, will you marry me?”
Pepita, aunque la pregunta venía después de mucha broma y pudiera tomarse por broma y, aunque inexperta de las cosas del mundo, por cierto instinto adivinatorio que hay en las mujeres, y sobre todo en las mozas, por cándidas que sean, conoció que aquello iba por lo serio, se puso colorada como una guinda y no contestó nada. La madre contestó por ella:
Although the question came at the end of a great deal of joking, and might itself be taken for a joke, Pepita, who, inexperienced though she was in worldly matters, yet knew by a certain instinct of divination that is in all women, and especially in young girls, no matter how innocent they may be, that this was said in earnest, grew as red as a cherry and said nothing. Her mother answered in her stead
-Niña, no seas malcriada; contesta a tu tío lo que debes contestar: tío, con mucho gusto; cuando usted quiera.
: “Child, don′t be ill-bred; answer your uncle as you should: ‘With much pleasure, uncle—whenever you wish.′”
Estetío, con mucho gusto; cuando usted quiera, entonces, y varias veces después dicen que salió casi mecánicamente de entre los trémulos labios de Pepita, cediendo a las amonestaciones, a los discursos, a las quejas y hasta al mandato imperioso de su madre.
This “with much pleasure, uncle—whenever you wish,” came then, it is said, and many times afterward, almost mechanically from the trembling lips of Pepita, in obedience to the admonitions, the sermons, the complaints, and even the imperious mandate of her mother.
Veo que me extiendo demasiado en hablar a usted de esta Pepita Jiménez y de su historia; pero me interesa, y supongo que debe interesarle, pues si es cierto lo que aquí aseguran, va a ser cuñada de usted y madrastra mía. Procuraré, sin embargo, no detenerme en pormenores, y referir, en resumen, cosas que acaso usted ya sepa, aunque hace tiempo que falta de aquí.
I see, however, that I am enlarging too much on this matter of Pepita Jiménez and her history; but she interests me, as I suppose she should interest you too, since, if what they affirm here be true, she is to be your sister-in-law and my stepmother. I shall endeavor, notwithstanding, to avoid dwelling on details, and to relate briefly what perhaps you already know, though you have been away from here so long.
Pepita Jiménez se casó con don Gumersindo. La envidia se desencadenó contra ella en los días que precedieron a la boda y algunos meses después.
Pepita Jiménez was married to Don Gumersindo. The tongue of slander was let loose against her, both in the days preceding the wedding and for some months afterward.
En efecto, el valor moral de este matrimonio es harto discutible; mas para la muchacha, si se atiende a los ruegos de su madre, a sus quejas, hasta a su mandato; si se atiende a que ella creía por este medio proporcionar a su madre una vejez descansada y libertar a su hermano de la deshonra y de la infamia, siendo su ángel tutelar y su providencia, fuerza es confesar que merece atenuación la censura. Por otra parte, ¿cómo penetrar en lo íntimo del corazón, en el secreto escondido de la mente juvenil de una doncella, criada tal vez con recogimiento exquisito e ignorante de todo, y saber qué idea podía ella formarse del matrimonio? Tal vez entendió que casarse con aquel viejo era consagrar su vida a cuidarle, a ser su enfermera, a dulcificar los últimos años de su vida, a no dejarle en soledad y abandono, cercado sólo de achaques y asistido por manos mercenarias, y a iluminar y dorar, por último, sus postrimerías con el rayo esplendente y suave de su hermosura y de su juventud, como ángel que toma forma humana. Si algo de esto o todo esto pensó la muchacha, y en su inocencia no penetró en otros misterios, salva queda la bondad de lo que hizo.
In fact, from the point of view of morals, this marriage was a matter that will admit of discussion; but, so far as the girl herself is concerned, if we remember her mother′s prayers, her complaints, and even her commands—if we take into consideration the fact that Pepita thought by this means to procure for her mother a comfortable old age, and to save her brother from dishonor and infamy, constituting herself his guardian angel and his earthly providence, we must confess that our condemnation will admit of some abatement. Besides, who shall penetrate into the recesses of the heart, into the hidden secrets of the immature mind of a young girl, brought up, probably, in the most absolute seclusion and ignorance of the world, in order to know what idea she might have formed to herself of marriage? Perhaps she thought that to marry this old man meant to devote her life to his service, to be his nurse, to soothe his old age, to save him from a solitude and abandonment embittered by his infirmities, and in which only mercenary hands should minister to him; in a word, to cheer and illumine his declining years with the glowing beams of her beauty and her youth, like an angel who has taken human form. If something of this, or all of this, was what the girl thought, and if she failed to perceive the full significance of her act, then its morality is placed beyond question.
Como quiera que sea, dejando a un lado estas investigaciones psicológicas que no tengo derecho a hacer, pues no conozco a Pepita Jiménez, es lo cierto que ella vivió en santa paz con el viejo durante tres años; que el viejo parecía más feliz que nunca; que ella le cuidaba y regalaba con un esmero admirable, y que en su última y penosa enfermedad le atendió y veló con infatigable y tierno afecto, hasta que el viejo murió en sus brazos, dejándola heredera de una gran fortuna.
However this may be, leaving aside psychological investigations that I have no authority for making, since I am not acquainted with Pepita Jiménez, it is quite certain that she lived in edifying harmony with the old man during three years, that she nursed him and waited upon him with admirable devotion, and that in his last painful and fatal sickness she ministered to him and watched over him with tender and unwearying affection, until he expired in her arms, leaving her heiress to a large fortune.
Aunque hace más de dos años que perdió a su madre, y más de año y medio que enviudó, Pepita lleva aún luto de viuda. Su compostura, su vivir retirado y su melancolía son tales, que cualquiera pensaría que llora la muerte del marido como si hubiera sido un hermoso mancebo. Tal vez alguien presume o sospecha que la soberbia de Pepita y el conocimiento cierto que tiene hoy de los poco poéticos medios con que se ha hecho rica, traen su conciencia alterada y más que escrupulosa; y que, avergonzada a sus propios ojos y a los de los hombres, busca en la austeridad y en el retiro el consuelo y reparo a la herida de su corazón.
Although more than two years have passed since she lost her mother, and more than a year and a half since she was left a widow, Pepita still wears the deepest mourning. Her sedateness, her retired manner of living, and her melancholy, are such that one might suppose she lamented the death of her husband as much as though he had been a handsome young man. Perhaps there are some who imagine or suspect that Pepita′s pride, and the certain knowledge she now has of the not very poetical means by which she has become rich, trouble her awakened and more than scrupulous conscience; and that, humiliated in her own eyes and in those of the world, she seeks, in austerity and retirement, consolation for the vexations of her mind, and balm for her wounded heart.
Aquí, como en todas partes, la gente es muy aficionada al dinero. Y digo mal como en todas partes; en las ciudades populosas, en los grandes centros de civilización, hay otras distinciones que se ambicionan tanto o más que el dinero, porque abren camino y dan crédito y consideración en el mundo; pero en los pueblos pequeños, donde ni la gloria literaria o científica ni tal vez la distinción en los modales, ni la elegancia ni la discreción y amenidad en el trato, suelen estimarse ni comprenderse, no hay otros grados que marquen la jerarquía social sino el tener más o menos dinero o cosa que lo valga. Pepita, pues, con dinero y siendo además hermosa, y haciendo, como dicen todos, buen uso de su riqueza, se ve en el día considerada y respetada extraordinariamente. De este pueblo y de todos los de las cercanías han acudido a pretenderla los más brillantes partidos, los mozos mejor acomodados. Pero, a lo que parece, ella los desdeña a todos con extremada dulzura, procurando no hacerse ningún enemigo, y se supone que tiene llena el alma de la más ardiente devoción, y que su constante pensamiento es consagrar su vida a ejercicios de caridad y de piedad religiosa.
People here, as everywhere, have a great love of money. Perhaps I am wrong in saying, as everywhere; in populous cities, in the great centres of civilization, there are other distinctions which are prized as much as, or even more than money, because they smooth the way to fortune, and give credit and consideration in the eyes of the world; but in smaller places, where neither literary nor scientific fame, nor, as a rule, distinction of manners, nor elegance, nor discretion and amenity in intercourse, are apt to be either valued or understood, there is no other way by which to adjust the social hierarchy than the possession of more or less money, or of something worth money. Pepita, then, in the possession of money, and beauty besides, and making a good use, as every one says, of her riches, is to-day respected and esteemed in an extraordinary degree. From this and the surrounding villages the most eligible suitors, the wealthiest young men, have crowded to pay their court to her. But, so far as as can be seen, she rejects them all, though with the utmost sweetness, for she wishes to make no one her enemy; and it is commonly supposed that her soul is filled with the most ardent devotion, and that it is her fixed intention to dedicate her life to practises of charity and religious piety.
Mi padre no está más adelantado ni ha salido mejor librado, según dicen, que los demás pretendientes; pero Pepita, para cumplir el refrán de que no quita lo cortés a lo valiente, se esmera en mostrarle la amistad más franca, afectuosa y desinteresada. Se deshace con él en obsequios y atenciones; y, siempre que mi padre trata de hablarle de amor, le pone a raya echándole un sermón dulcísimo, trayéndole a la memoria sus pasadas culpas, y tratando de desengañarle del mundo y de sus pompas vanas.
My father, according to the general opinion, has not succeeded better than her other suitors; but Pepita, to fulfil the adage that “courtesy and candor are consistent with each other,” takes the greatest pains to give him proofs of a frank, affectionate, and disinterested friendship. She is unremitting in her attentions to him, and when he tries to speak to her of love she brings him to a stop with a sermon delivered with the most winning sweetness, recalling to his memory his past faults, and endeavoring to undeceive him in regard to the world and its vain pomps.
Confieso a usted que empiezo a tener curiosidad de conocer a esta mujer; tanto oigo hablar de ella. No creo que mi curiosidad carezca de fundamento, tenga nada de vano ni de pecaminoso; yo mismo siento lo que dice Pepita; yo mismo deseo que mi padre, en su edad provecta, venga a mejor vida, olvide y no renueve las agitaciones y pasiones de su mocedad, y llegue a una vejez tranquila, dichosa y honrada. Sólo difiero del sentir de Pepita en una cosa: en creer que mi padre, mejor que quedándose soltero, conseguiría esto casándose con una mujer digna, buena y que le quisiese. Por esto mismo deseo conocer a Pepita y ver si ella puede ser esta mujer, pesándome ya algo -y tal vez entre en esto cierto orgullo de familia- que si es malo quisiera desechar, los desdenes, aunque melifuos, de la mencionada joven viuda.
I confess that I begin to have some curiosity to know this woman, so much do I hear her spoken of! nor do I think my curiosity is without foundation, or that there is anything in it either vain or sinful. I myself feel the truth of what Pepita says; I myself desire that my father, in his advanced years, should enter upon a better life; should forget, and not seek to renew, the agitations and passions of his youth; and should attain to the enjoyment of a tranquil, happy, and honorable old age. I differ from Pepita′s way of thinking in one thing only: I believe my father would succeed in this rather by marrying a good and worthy woman who loved him, than by remaining without a wife. For this very reason I desire to become acquainted with Pepita, in order to know if she be this woman; for I am to a certain extent troubled—and perhaps there is in this feeling something of family pride, which, if it be wrong, I desire to cast out—by the disdain, however honeyed and gracious, of the young widow.
Si tuviera yo otra condición, preferiría que mi padre se quedase soltero. Hijo único entonces, heredaría todas sus riquezas, y, como si dijéramos, nada menos que el cacicato de este lugar; pero usted sabe bien lo firme de mi resolución.
If my situation were other than it is, I should prefer my father to remain unmarried. Then, being the only child, I should inherit all his wealth, and, as one might say, nothing less than the position of squire of the village. But you already know how firm is the resolution I have taken.
Aunque indigno y humilde, me siento llamado al sacerdocio, y los bienes de la tierra hacen poca mella en mi ánimo. Si hay algo en mí del ardor de la juventud y de la vehemencia de las pasiones propias de dicha edad, todo habrá de emplearse en dar pábulo a una caridad activa y fecunda. Hasta los muchos libros que usted me ha dado a leer, y mi conocimiento de la historia de las antiguas civilizaciones de los pueblos del Asia, unen en mí la curiosidad científica al deseo de propagar la fe, y me convidan y excitan a irme de misionero al remoto Oriente. Yo creo que, no bien salga de este lugar, donde usted mismo me envía a pasar algún tiempo con mi padre, y no bien me vea elevado a la dignidad del sacerdocio, y aunque ignorante y pecador como soy, me sienta revestido por don sobrenatural y gratuito, merced a la soberana bondad del Altísimo, de la facultad de perdonar los pecados y de la misión de enseñar a las gentes, y reciba el perpetuo y milagroso favor de traer a mis manos impuras al mismo Dios humanado, dejaré a España y me iré a tierras distantes a predicar el Evangelio.
Humble and unworthy though I be, I feel myself called to the priesthood, and the possessions of this world have but little power over my mind. If there is anything in me of the ardor of youth, and the vehemence of the passions proper to that age, it shall all be employed in nourishing an active and fecund charity. Even the many books you have given me to read, and my knowledge of the history of the ancient civilizations of the peoples of Asia, contribute to unite within me scientific curiosity with the desire of propagating the faith, and invite and animate me to go forth as a missionary to the far East. As soon as I leave this village, where you, my dear uncle, have sent me to pass some time with my father, and am raised to the dignity of the priesthood, and, ignorant and sinner as I am, feel myself invested by free and supernatural gift, through the sovereign goodness of the Most High, with the power to absolve from sin, and with the mission to teach the peoples—as soon as I receive the perpetual and miraculous grace of handling with impure hands the very God made man, it is my purpose to leave Spain, and go forth to distant lands to preach the Gospel.
No me mueve vanidad alguna; no quiero creerme superior a ningún otro hombre. El poder de mi fe, la constancia de que me siento capaz, todo, después del favor y de la gracia de Dios, se lo debo a la atinada educación, a la santa enseñanza y al buen ejemplo de usted, mi querido tío.
I am not actuated in this by vanity. I do not desire to believe myself superior to other men. The power of my faith, the constancy of which I feel myself capable, everything after the favor and grace of God, I owe to the judicious education, to the holy teaching, and to the good example I have received from you, my dear uncle.
Casi no me atrevo a confesarme a mí mismo una cosa; pero contra mi voluntad, esta cosa, este pensamiento, esta cavilación acude a mi mente con frecuencia, y ya que acude a mi mente, quiero, debo confesársela a usted; no me es lícito ocultarle ni mis más recónditos e involuntarios pensamientos. Usted me ha enseñado a analizar lo que el alma siente, a buscar su origen bueno o malo, a escudriñar los más hondos senos del corazón, a hacer, en suma, un escrupuloso examen de conciencia.
There is something I hardly dare confess to myself, but which, against my will, presents itself with frequency to my mind; and, since it presents itself to my mind, it is my desire, it is my duty to confess it to you: it would be wrong for me to hide from you even my most secret and involuntary thoughts. You have taught me to analyse the feelings of the soul; to search for their origin, if it be good or evil; to make, in short, a scrupulous examination of conscience.
He pensado muchas veces sobre dos métodos opuestos de educación: el de aquéllos que procuran conservar la inocencia, confundiendo la inocencia con la ignorancia y creyendo que el mal no conocido se evita mejor que el conocido, y el de aquéllos que, valerosamente y no bien llegado el discípulo a la edad de la razón, y salva la delicadeza del pudor, le muestran el mal en toda su fealdad horrible y en toda su espantosa desnudez, a fin de que le aborrezca y le evite. Yo entiendo que el mal debe conocerse para estimar mejor la infinita bondad divina, término ideal e inasequible de todo bien nacido deseo. Yo agradezco a usted que me haya hecho conocer, como dice la Escritura, con la miel y la manteca de su enseñanza, todo lo malo y todo lo bueno, a fin de reprobar lo uno y aspirar a lo otro, con discreto ahínco y con pleno conocimiento de causa. Me alegro de no ser cándido y de ir derecho a la virtud, y en cuanto cabe en lo humano, a la perfección, sabedor de todas las tribulaciones, de todas las asperezas que hay en la peregrinación que debemos hacer por este valle de lágrimas y no ignorando tampoco lo llano, lo fácil, lo dulce, lo sembrado de flores que está, en apariencia, el camino que conduce a la perdición y a la muerte eterna.
I have often reflected on two different methods of education: that of those who endeavor to keep the mind in innocence, confounding innocence with ignorance, and believing evil that is unknown to be avoided more easily than evil that is known; and that of those, on the other hand, who courageously, and as soon as the pupil has arrived at the age of reason, show him, with due regard for modesty, evil in all its hideous ugliness and repulsive nakedness, to the end that he may abhor and avoid it. According to my way of thinking, it is necessary to know evil in order the better to comprehend the infinite Divine goodness, the ideal and unattainable end of every virtuously born desire. I am grateful to you that you have made me to know, with the honey and the butter of your teaching, as the Scripture says, both good and evil, to the end that I should aspire to the one and condemn the other, knowingly and with discreet ardor. I rejoice that I am no longer in a state of mere innocence, and that I shall go forward in the progress toward virtue, and, in so far as is permitted to humanity, toward perfection, with a knowledge of all the tribulations, all the asperities that there are in the pilgrimage we are called upon to make through this valley of tears; as I am not ignorant, on the other hand, of how smooth, how easy, how pleasant, how flowery the road is in appearance that leads to perdition and eternal death.
Otra cosa que me considero obligado a agradecer a usted es la indulgencia, la tolerancia, aunque no complaciente y relajada, sino severa y grave, que ha sabido usted inspirarme para con las faltas y pecados del prójimo.
Another thing for which I feel bound to be grateful to you is the indulgence, the toleration—not condescending nor lax, but, on the contrary, serious and thoughtful—with which you have been able to inspire me for the errors and the sins of my fellow men.
Digo todo esto porque quiero hablar a usted de un asunto tan delicado, tan vidrioso, que apenas hallo términos con que expresarle. En resolución, yo me pregunto a veces: este propósito mío, ¿tendrá por fundamento, en parte al menos, el carácter de mis relaciones con mi padre? En el fondo de mi corazón, ¿he sabido perdonarle su conducta con mi pobre madre, víctima de sus liviandades?
I say all this to you because I wish to speak to you on a subject of so delicate a nature that I hardly find words in which to express myself concerning it. In short, I often ask myself whether the resolution I have adopted had not its origin, in part at least, in the character of my relations with my father. In the bottom of my heart have I been able to pardon him his conduct toward my poor mother, the victim of his errors?
Lo examino detenidamente y no hallo un átomo de rencor en mi pecho. Muy al contrario: la gratitud lo llena todo. Mi padre me ha criado con amor; ha procurado honrar en mí la memoria de mi madre, y se diría que al criarme, al cuidarme, al mimarme, al esmerarse conmigo cuando pequeño, trataba de aplacar su irritada sombra, si la sombra, si el espíritu de ella, que era un ángel de bondad y de mansedumbre, hubiera sido capaz de ira. Repito, pues, que estoy lleno de gratitud hacia mi padre; él me ha reconocido, y además, a la edad de diez años me envió con usted, a quien debo cuanto soy.
I consider this matter carefully, and I can not find an atom of hatred in my breast. On the contrary, gratitude fills it entirely. My father has brought me up affectionately. He has tried to honor in me the memory of my mother, and one would have said that in my bringing up, in the care he took of me, in the indulgence with which he treated me, in his devotion to me as a child, he sought to appease her angry shade—if the shade, if the spirit of her who was on earth an angel of goodness and gentleness, could be capable of anger.
Si hay en mi corazón algún germen de virtud; si hay en mi mente algún principio de ciencia; si hay en mi voluntad algún honrado y buen propósito, a usted lo debo.
I repeat, then, that I am full of gratitude toward my father; he has acknowledged me, and, besides, he sent me at the age of ten years to you, to whom I owe all that I am.
El cariño de mi padre hacia mí es extraordinario, es grande; la estimación en que me tiene, inmensamente superior a mis merecimientos. Acaso influya en esto la vanidad. En el amor paterno hay algo de egoísta; es como una prolongación del egoísmo. Todo mi valer, si yo le tuviese, mi padre le consideraría como creación suya, como si yo fuera emanación de su personalidad, así en el cuerpo como en el espíritu. Pero de todos modos, creo que él me quiere y que hay en este cariño algo de independiente y de superior a todo ese disculpable egoísmo de que he hablado.
If there is in my heart any germ of virtue, if there is in my mind any element of knowledge, if there is in my will any honorable and good purpose, to you it is I owe it. My father′s affection for me is extraordinary; the estimation in which he holds me is far superior to my merits. Perhaps vanity may have something to do with this. In paternal love there is something selfish; it is, as it were, a prolongation of selfishness. If I were possessed of any merit, my father would regard it all as a creation of his own, as if I were an emanation of his personality, as much in spirit as in body. Be this as it will, however, I believe that my father loves me, and that there is in his affection something self-sustaining, and superior to all this pardonable selfishness of which I have spoken.
Siento un gran consuelo, una gran tranquilidad en mi conciencia, y doy por ello las más fervientes gracias a Dios, cuando advierto y noto que la fuerza de la sangre, el vínculo de la naturaleza, ese misterioso lazo que nos une, me lleva, sin ninguna consideración del deber, a amar a mi padre y a reverenciarle. Sería horrible, no amarle así, y esforzarse por amarle para cumplir con un mandamiento divino. Sin embargo, y aquí vuelve mi escrúpulo, mi propósito de ser clérigo o fraile, de no aceptar, o de aceptar sólo una pequeña parte de los cuantiosos bienes que han de tocarme por herencia, y de los cuales puedo disfrutar ya en vida de mi padre, ¿proviene sólo de mi menosprecio de las cosas del mundo, de una verdadera vocación a la vida religiosa, o proviene también de orgullo, de rencor escondido, de queja, de algo que hay en mí que no perdona lo que mi madre perdonó con generosidad sublime? Esta duda me asalta y me atormenta a veces; pero casi siempre la resuelvo en mi favor, y creo que no soy orgulloso con mi padre; creo que yo aceptaría todo cuanto tiene si lo necesitara, y me complazco en ser tan agradecido con él por lo poco como por lo mucho.
I experience a great consolation, a profound tranquillity of conscience—and for this I return most fervent thanks to God—when I discern the fact that the power of blood, the tie of nature, that mysterious bond that unites us, leads me, without any consideration of duty, to love my father and to reverence him. It would be horrible not to love him thus—to be compelled to force myself to love in order to obey a Divine command. Nevertheless—and here comes back my doubt—does my purpose of becoming a priest or a friar, of not accepting, or of accepting only a very small part of, the immense fortune that will be mine by inheritance, and which I might enjoy even during my father′s lifetime; does this proceed solely from my contempt of the things of this world, from a true vocation for a religious life, or does it not also proceed from pride, from hidden rancor, from resentment, from something in me that refuses to forgive what my mother herself, with sublime generosity, forgave? This doubt assails and torments me at times, but almost always I resolve it in my favor, and come to the conclusion that I have no feeling of pride toward my father. I think I would accept from him all he has, if I were to need it, and I rejoice to be as grateful to him for little as for much.
Adiós, tío; en adelante escribiré a usted a menudo y tan por extenso como me tiene encargado, si bien no tanto como hoy, para no pecar de prolijo.
Farewell, uncle. In future I will write to you often, and as much at length as you desire, if not quite so much so as to-day, lest I should appear prolix.
28 de marzo
March 28th
Me voy cansando de mi residencia en este lugar, y cada día siento más deseo de volverme con usted y de recibir las órdenes; pero mi padre quiere acompañarme, quiere estar presente en esa gran solemnidad y exige de mí que permanezca aquí con él dos meses por lo menos. Está tan afable, tan cariñoso conmigo, que sería imposible no darle gusto en todo. Permaneceré, pues, aquí el tiempo que él quiera. Para complacerle me violento y procuro aparentar que me gustan las diversiones de aquí, las giras campestres y hasta la caza, a todo lo cual le acompaño. Procuro mostrarme más alegre y bullicioso de lo que naturalmente soy. Como en el pueblo, medio de burla, medio en son de elogio, me llaman el santo, yo por modestia trato de disimular estas apariencias de santidad o de suavizarlas y humanarlas con la virtud de la eutropelia, ostentando una alegría serena y decente, la cual nunca estuvo reñida ni con la santidad ni con los santos. Confieso, con todo, que las bromas y fiestas de aquí, que los chistes groseros y el regocijo estruendoso, me cansan. No quisiera incurrir en murmuración ni ser maldiciente, aunque sea con todo sigilo y de mí para usted; pero a menudo me doy a pensar que tal vez sería más difícil empresa el moralizar y evangelizar un poco a estas gentes, y más lógica y meritoria que el irse a la India, a la Persia o la China, dejándose atrás a tanto compatriota, si no perdido, algo pervertido. ¡Quién sabe! Dicen algunos que las ideas modernas, que el materialismo y la incredulidad tienen la culpa de todo; pero si la tienen, pero si obran tan malos efectos, ha de ser de un modo extraño, mágico, diabólico, y no por medios naturales, pues es lo cierto que nadie lee aquí libro alguno ni bueno ni malo, por donde no atino a comprender cómo puedan pervertirse con las malas doctrinas que privan ahora.
I BEGIN to be tired of my stay in this place, and every day the desire grows stronger within me to return to you and to receive my ordination. But my father wishes to accompany me. He wishes to be present at that solemn ceremony, and desires that I should remain here with him at least two months longer. He is so amiable, so affectionate with me, that it would be impossible for me not to gratify him in all his wishes. I shall remain here, therefore, for the time he desires. In order to give him pleasure I do violence to my feelings, and make an effort to seem interested in the amusements of the village, the country sports and even shooting, in all of which I am his companion. I try to appear gayer and more animated than I am by nature. As in the village, half in jest, half by way of eulogy, I am called “The Saint,” I endeavor, through modesty, to avoid the appearance of sanctity, or to soften and humanize its manifestations with the virtue of moderation, displaying a serene and decent cheerfulness which was never yet opposed to holiness nor to the saints. I confess, nevertheless, that the merry-making and the sports of these people, with their coarse jokes and boisterous mirth, weary me. I do not want to fall into the sin of scandal, nor to speak ill of any one, though it be only to you and in confidence; but I often think that it would be a more difficult enterprise, as well as a more rational and meritorious one, to preach the Gospel to these people, and try to elevate their moral nature, than to go to India, Persia, or China, leaving so many of my country-people behind, who are, if not perverted, at least to some extent gone astray. Many, indeed, are of the opinion that modern ideas, that materialism and infidelity, are to blame for this. But if that be the case, if they it be that produce such evil effects, then it must be in some strange, diabolical, and miraculous manner, and not by natural means; since the fact is, that here the people read no books, either good or bad, so that I do not well see how they can be perverted by any evil doctrines the books in fashion may contain.
¿Estarán en el aire las malas doctrinas, a modo de miasmas de una epidemia? Acaso (y siento tener este mal pensamiento, que a usted sólo declaro), acaso tenga la culpa el mismo clero. ¿Está en España a la altura de su misión? ¿Va a enseñar y a moralizar en los pueblos? ¿En todos sus individuos es capaz de esto? ¿Hay verdadera vocación en los que se consagran a la vida religiosa y a la cura de almas, o es sólo un modo de vivir como otro cualquiera, con la diferencia de que hoy no se dedican a él sino los más menesterosos, los más sin esperanzas y sin medios, por lo mismo que esta carrera ofrece menos porvenir que cualquiera otra? Sea como sea, la escasez de sacerdotes instruidos y virtuosos excita más en mí el deseo de ser sacerdote. No quisiera yo que el amor propio me engañase; reconozco todos mis defectos; pero siento en mí una verdadera vocación, y muchos de ellos podrán enmendarse con el auxilio divino.
Can these evil doctrines be in the air, like a miasma or an epidemic? Perhaps—and I am sorry this thought, which I mention to you only, should occur to me—perhaps the clergy themselves are in fault? Are they, in Spain, equal to their mission? Do they go among the people, teaching and preaching to them? Are they all capable of this? Have those who consecrate themselves to a religious life and to the salvation of souls a true vocation for their calling? Or is it only a means of living, like any other, with this difference—that in our day only the poorest, only those who are without expectations and without means, devote themselves to it, for the very reason that this calling offers a less brilliant prospect than any other? Be that as it may, the very scarcity of virtuous and learned priests arouses all the more within me the desire to be a priest. I would not willingly let self-love deceive me. I recognize all my defects; but I feel within me a true vocation, and many of those defects it may still be possible, with the divine help, to correct.
Hace tres días tuvimos el convite, del que hablé a usted, en casa de Pepita Jiménez. Como esta mujer vive tan retirada, no la conocí hasta el día del convite; me pareció, en efecto, tan bonita como dice la fama, y advertí que tiene con mi padre una afabilidad tan grande, que le da alguna esperanza, al menos miradas las cosas someramente, de que al cabo ceda y acepte su mano.
The dinner at the house of Pepita Jiménez, which I mentioned to you, took place three days ago. As she leads so retired a life, I had not met her before; she seemed to me, in truth, as beautiful as she is said to be, and I noticed that her amiability with my father was such as to give him reason to hope, at least judging superficially, that she will yield to his wishes in the end, and accept his hand.
Como es posible que sea mi madrastra, la he mirado con detención y me parece una mujer singular, cuyas condiciones morales no atino a determinar con certidumbre. Hay en ella un sosiego, una paz exterior, que puede provenir de frialdad de espíritu, y de corazón, de estar muy sobre sí y de calcularlo todo, sintiendo poco o nada, y pudiera provenir también de otras prendas que hubiera en su alma; de la tranquilidad de su conciencia, de la pureza de sus aspiraciones y del pensamiento de cumplir en esta vida con los deberes que la sociedad impone, fijando la mente, como término, en esperanzas más altas. Ello es lo cierto que, o bien porque en esta mujer todo es cálculo, sin elevarse su mente a superiores esferas, o bien porque enlaza la prosa del vivir y la poesía de sus ensueños en una perfecta armonía, no hay en ella nada que desentone del cuadro general en que está colocada, y, sin embargo, posee una distinción natural, que la levanta y separa de cuanto la rodea. No afecta vestir traje aldeano, ni se viste tampoco según la moda de las ciudades; mezcla ambos estilos en su vestir, de modo que parece una señora, pero una señora de lugar. Disimula mucho, a lo que yo presumo, el cuidado que tiene de su persona; no se advierten en ella ni cosméticos ni afeites; pero la blancura de sus manos, las uñas tan bien cuidadas y acicaladas, y todo el aseo y pulcritud con que está vestida, denotan que cuida de estas cosas más de lo que se pudiera creerse en una persona que vive en un pueblo y que además dicen que desdeña las vanidades del mundo y sólo piensa en las cosas del cielo.
As there is a possibility of her becoming my stepmother, I have observed her with attention; she seems to me to be a remarkable woman, whose moral qualities I am not able to determine with exactitude. There is about her an air of calmness and serenity that may come either from coldness of heart and spirit, with great self-control and power of calculating effects, accompanied by little or no sensibility; or that may, on the other hand, proceed from the tranquillity of her conscience and the purity of her aspirations, united to the purpose of fulfilling in this life the duties imposed upon her by society, while her hopes are fixed, meantime, upon loftier things, as their proper goal. What is certain is that, either because with this woman everything is the result of calculation, without any effort to elevate her mind to a higher sphere, or, it may be, because she blends in perfect harmony the prose of daily life with the poetry of her illusions, there is nothing discernible in her out of tone with her surroundings, although she possesses a natural distinction of manner that elevates her above and separates her from them all. She does not affect the dress of a provincial, nor does she, on the other hand, follow blindly the fashions of the city; she unites both these styles in her mode of dress in such a manner as to appear like a lady, but still a lady country-born and country-bred. She disguises to a great extent, as I think, the care she takes of her person. There is nothing about her to betray the use of cosmetics or the arts of the toilet. But the whiteness of her hands, the color and polish of her nails, and the grace and neatness of her attire denote a greater regard for such matters than might be looked for in one who lives in a village, and who is said, besides, to despise the vanities of this world and to think only of heavenly things.
Tiene la casa limpísima y todo en un orden perfecto. Los muebles no son artísticos ni elegantes; pero tampoco se advierte en ellos nada pretencioso y de mal gusto. Para poetizar su estancia, tanto en el patio como en las salas y galerías, hay multitud de flores y plantas. No tiene, en verdad, ninguna planta rara ni ninguna flor exótica; pero sus plantas y sus flores, de lo más común que hay por aquí, están cuidadas con extraordinario mimo.
Her house is exquisitely clean, and everything in it reveals the most perfect order. The furniture is neither artistic nor elegant, nor is it, on the other hand, either pretentious or in bad taste. To give a poetic air to her surroundings, she keeps in the rooms and passages, as well as in the garden, a multitude of plants and flowers. There is not, indeed, among them any rare plant or exotic, but her plants and flowers, of the commonest species here, are tended with extraordinary care.
Varios canarios en jaulas doradas animan con sus trinos toda la casa. Se conoce que el dueño de ella necesita seres vivos en quien poner algún cariño; y, a más de algunas criadas, que se diría que ha elegido con empeño, pues no puede ser mera casualidad el que sean todas bonitas, tiene, como las viejas solteronas, varios animales que le hacen compañía: un loro, una perrita de lanas muy lavada y dos o tres gatos, tan mansos y sociables, que se le ponen a uno encima.
Canaries in gilded cages enliven the whole house with their songs. Its mistress, it is obvious, has need of living creatures on which to bestow some of her affection; and besides several maid-servants, that one would suppose she had selected with care, since it can not be by mere chance that they are all pretty, she has, after the fashion of old maids, various animals to keep her company—a parrot, a little dog, whose coat is of the whitest, and two or three cats, so tame and sociable that they jump up on one in the most friendly manner.
En un extremo de la sala principal hay algo como oratorio, donde resplandece un niño Jesús de talla, blanco y rubio, con ojos azules y bastante guapo. Su vestido es de raso blanco, con manto azul lleno de estrellitas de oro, y todo él está cubierto de dijes y de joyas. El altarito en que está el niño Jesús se ve adornado de flores, y alrededor macetas de brusco y laureola, y en el altar mismo, que tiene gradas o escaloncitos, mucha cera ardiendo.
‘At one end of the principal saloon is a species of oratory, whose chief ornament is an Infant Jesus, carved in wood, with red and white cheeks and blue eyes, and altogether quite handsome. The dress is of white satin, with a blue cloak full of little golden stars; and the image is completely covered with jewels and trinkets. The little altar on which the figure is placed is adorned with flowers, and around it are set pots of broom and bay; and on the altar itself, which is furnished with steps, a great many wax tapers are kept burning.
Al ver todo esto no sé qué pensar; pero más a menudo me inclino a creer que la viuda se ama a sí misma sobre todo, y que para recreo y para efusión de este amor tiene los gatos, los canarios, las flores y al propio niño Jesús, que en el fondo de su alma tal vez no esté muy por encima de los canarios y de los gatos.
When I behold all this I know not what to think, but for the most part I am inclined to believe that the widow loves herself above all things, and that it is for her recreation, and for the purpose of furnishing her with occasions for the effusion of this love, that she keeps the cats, the canaries, the flowers, and even the Infant Jesus itself, which in her secret soul, perhaps does not occupy a place very much higher than the canaries and the cats.
No se puede negar que la Pepita Jiménez es discreta: ninguna broma tonta, ninguna pregunta impertinente sobre mi vocación y sobre las órdenes que voy a recibir dentro de poco han salido de sus labios. Habló conmigo de las cosas del lugar, de la labranza, de la última cosecha de vino y de aceite y del modo de mejorar la elaboración del vino; todo ello con modestia y naturalidad, sin mostrar deseo de pasar por muy entendida.
It can not be denied that Pepita Jiménez is possessed of discretion. No silly jest, no impertinent question in regard to my vocation, and, above all, in regard to my approaching ordination, has crossed her lips. She conversed with me on matters relating to the village, about agriculture, the last crop of grapes and olives, and the means of improving the methods of making wine, expressing herself always with modesty and naturalness and without manifesting any desire of appearing to know more than others.
Mi padre estuvo finísimo; parecía remozado, y sus extremos cuidadosos hacia la dama de sus pensamientos eran recibidos, si no con amor, con gratitud.
My father was at his best; he seemed to have grown younger, and his pressing attentions to the lady of his thoughts were received, if not with love, at least with gratitude.
Asistieron al convite el médico, el escribano y el señor Vicario, grande amigo de la casa y padre espiritual de Pepita.
There were present at dinner, the doctor, the notary, and the reverend vicar, who is a great friend of the house and the spiritual father of Pepita.
El señor Vicario debe de tener un alto concepto de ella, porque varias veces me habló aparte de su caridad, de las muchas limosnas que hacía, de lo compasiva y buena que era para todo el mundo, en suma, me dijo que era una santa.
The reverend vicar must have a very high opinion of her, for on several occasions he spoke to me apart of her charity, of the many alms she bestows, of her compassion and goodness to every one. In a word, he declared her to be a saint.
Oído el señor Vicario y fiándome en su juicio, yo no puedo menos de desear que mi padre se case con la Pepita. Como mi padre no es a propósito para hacer vida penitente, éste sería el único modo de que cambiase su vida, tan agitada y tempestuosa hasta aquí, y de que viniese a parar a un término, si no ejemplar, ordenado y pacífico.
In view of what the vicar has told me, and relying on his judgment, I can do no less than wish that my father may marry Pepita. As my father is not fitted for a life of penance, in this way only could he hope to change his mode of life, that up to the present has been so dissipated, and settle down to a well-ordered and quiet, if not exemplary, old age.
Cuando nos retiramos de casa de Pepita Jiménez y volvimos a la nuestra, mi padre me habló resueltamente de su proyecto; me dijo que él había sido un gran calavera, que había llevado una vida muy mala y que no veía medio de enmendarse, a pesar de sus años, si aquella mujer, que era su salvación, no le quería y se casaba con él.
When we reached our house, after leaving that of Pepita Jiménez, my father spoke to me seriously of his projects. He told me that in his time he had been very wild, that he had led a very bad life, and that he saw no way of reforming, notwithstanding his years, unless Pepita were to fall in love with and marry him.
Dando ya por supuesto que iba a quererle y a casarse, mi padre me habló de intereses; me dijo que era muy rico y que me dejaría mejorado, aunque tuviese varios hijos más. Yo le respondí que para los planes y fines de mi vida necesitaba harto poco dinero, y que mi mayor contento sería verle dichoso con mujer e hijos, olvidado de sus antiguos devaneos.
Taking for granted, of course, that she would do so, my father then spoke about money matters. He told me that he was very rich, and would leave me amply provided for in his will, even though he should have other children. I answered him that for my plans and purposes in life I needed very little money, and that my greatest satisfaction would always consist in knowing him to be happy with wife and children, his former evil ways forgotten.
Me habló luego mi padre de sus esperanzas amorosas, con un candor y con una vivacidad tales, que se diría que yo era el padre y el viejo, y él un chico de mi edad o más joven. Para ponderarme el mérito de la novia y la dificultad del triunfo, me refirió las condiciones y excelencias de los quince o veinte novios que Pepita había tenido, y que todos habían llevado calabazas. En cuanto a él, según me explicó, hasta cierto punto las había también llevado; pero se lisonjeaba de que no fuesen definitivas, porque Pepita le distinguía tanto y le mostraba tan grande afecto, que, si aquello no era amor, pudiera fácilmente convertirse en amor con el largo trato y con la persistente adoración que él le consagraba. Además, la causa del desvío de Pepita tenía para mi padre un no sé qué de fantástico y de sofístico que al cabo debía desvanecerse. Pepita no quería retirarse a un convento ni se inclinaba a la vida penitente; a pesar de su recogimiento y de su devoción religiosa, harto se dejaba ver que se complacía en agradar. El aseo y el esmero de su persona poco tenían de cenobíticos. La culpa de los desvíos de Pepita, decía mi padre, es sin duda su orgullo, orgullo en gran parte fundado; ella es naturalmente elegante, distinguida; es un ser superior or la voluntad y por la inteligencia, por más que con modestia lo disimule; ¿cómo, pues, ha de entregar su corazón a los palurdos que la han pretendido hasta ahora? Ella imagina que su alma está llena de un místico amor de Dios, y que sólo con Dios se satisface, porque no ha salido a su paso todavía un mortal bastante discreto y agradable que le haga olvidar hasta a su niño Jesús. Aunque sea inmodestia, añadía mi padre, yo me lisonjeo aún de ser ese mortal dichoso.
My father then spoke to me of his tender hopes with a candor and eagerness that might make one suppose me to be the father and the old man, and he a youth of my age, or younger. In order to enhance the merit of his mistress and the difficulties of his conquest, he recounted to me the accomplishments and the excellences of the fifteen or twenty suitors who had already presented themselves to Pepita, and who had all been rejected. As for himself, as he explained to me, the same lot, to a certain extent, had been his also; but he flattered himself that this want of success was not final, since Pepita showed him so many kindnesses, and an affection so great that, if it were not love, it might easily, with time and the persistent homage he dedicated to her, be converted into love. There was, besides, in my father′s opinion, something fantastic and fallacious in the cause of Pepita′s coldness, that must in the end wear away. Pepita did not wish to retire to a convent, nor did she incline to a penitential life. Notwithstanding her seclusion and her piety, it was easy to see that she took delight in pleasing. Her daintiness and dress and the care she bestowed upon her person indeed exhibited little of the conventual. The cause of her coldness, then, my father declared to be, without a doubt, her pride—a pride to a certain extent well founded. She is naturally elegant and distinguished in appearance; both by her force of character and by her intelligence she is superior to those who surround her, no matter how she may seek, through modesty, to disguise it. How, then, should she bestow her hand upon any of the rustics who up to the present time have been her suitors? She imagines that her soul is filled with a mystic love of God, and that God only can satisfy it, because thus far no mortal has crossed her path intelligent enough and agreeable enough to make her forget even her image of the Infant Jesus. “Although it may seem conceited on my part,” added my father, “I flatter myself that I am the happy man.”
Tales son, querido tío, las preocupaciones y ocupaciones de mi padre en este pueblo, y las cosas tan extrañas para mí y tan ajenas a mis propósitos y pensamientos de que me habla con frecuencia, y sobre las cuales quiere que dé mi voto.
Such, dear uncle, are the occupations and the projects of my father here, and such the matters, so foreign to my nature, and to my aims and thoughts, of which he speaks to me with frequency, and on which he requires me to give an opinion.
No parece sino que la excesiva indulgencia de usted para conmigo ha hecho cundir aquí mi fama de hombre de consejo: paso por un pozo de ciencia; todos me refieren sus cuitas y me piden que les muestre el camino que deben seguir. Hasta el bueno del señor Vicario, aun exponiéndose a revelar algo como secretos de confesión, ha venido ya a consultarme sobre vanos casos de conciencia que se le han presentado en el confesionario.
It would almost seem as if your too indulgent opinion of my judgment had extended itself to the people here, for they all tell me their troubles, and ask my advice as to the course they should adopt. Even the reverend vicar, exposing himself to the risk of betraying what might be called secrets of confession, has already come to consult me in regard to several cases of conscience that have presented themselves to him in the confessional.
Mucho me ha llamado la atención uno de estos casos, que me ha sido referido por el Vicario, como todos, con profundo misterio y sin decirme el nombre de la persona interesada.
One of these cases—related, like all the others, with much mystery, and without revealing the name of the person concerned—has greatly interested me.
Cuenta el señor Vicario que una hija suya de confesión tiene grandes escrúpulos porque se siente llevada, con irresistible impulso, hacia la vida solitaria y contemplativa; pero teme, a veces, que este fervor de devoción no venga acompañado de una verdadera humildad, sino que en parte le promueva y excite el mismo demonio del orgullo.
The reverend vicar tells me that a certain penitent of his is troubled by scruples of conscience, because, while she feels herself irresistibly attracted toward a solitary and contemplative life, she yet fears at times that this devout fervor is not accompanied by a true humility, but that it is in part excited by, and has its source in, the demon of pride himself.
Amar a Dios sobre todas las cosas, buscarle en el centro del alma donde está, purificarse de todas las pasiones y afecciones terrenales para unirse a Él, son ciertamente anhelos piadosos y determinaciones buenas; pero el escrúpulo está en saber, en calcular si nacerán o no de un amor propio exagerado. ¿Nacerán acaso, parece que piensa la penitente, de que yo, aunque indigna y pecadora, presumo que vale más mi alma que las almas de mis semejantes; que la hermosura interior de mi mente y de mi voluntad se turbaría y se empañaría con el afecto de los seres humanos que conozco y que creo que no me merecen? ¿Amo a Dios, no sobre todas las cosas, de un modo infinito, sino sobre lo poco conocido que desdeño, que desestimo, que no puede llenar mi corazón? Si mi devoción tiene este fundamento, hay en ella dos grandes faltas: la primera, que no está cimentada en un puro amor de Dios, lleno de humildad y de caridad, sino en el orgullo; y la segunda, que esa devoción no es firme y valedera, sino que está en el aire, porque ¿quién asegura que no pueda el alma olvidarse del amor a su Creador, cuando no le ama de un modo infinito, sino porque no hay criatura a quien juzgue digna de que el amor en ella se emplee?
To love God in all things, to seek Him in the inmost recesses of the soul wherein He dwells, to purify ourselves from all earthly passions and affections, in order to unite ourselves to Him—these are, in truth, pious aspirations and virtuous inclinations; but the doubt arises in determining whether the source of these aspirations and inclinations be not an exaggerated self-love. “Have they their origin,” the penitent, it seems, asks herself, “in the thought that I, although unworthy and a sinner, presume my soul to be of more value than the souls of my fellow-mortals—that the interior beauty of my mind and of my will would be dimmed by harboring affection for the human beings by whom I am surrounded, and whom I deem unworthy of me? Do I love God above all things, infinitely, or only more than the little things that I know, and that I scorn and despise, that can not satisfy my heart?” If my piety is founded upon this feeling, then there are in it two great defects: the first, that it is not based upon a pure love of God, full of humility and charity, but on pride; and the second, that this piety, because it is thus without foundation, is unstable and inefficacious. For who can be certain that the soul will not forget the love of its Creator, when it does not love Him infinitely, but only because there is no other being whom it deems worthy of endowing with its love?
Sobre este caso de conciencia, harto alambicado y sutil para que así preocupe a una lugareña, ha venido a consultarme el padre Vicario. Yo he querido excusarme de decir nada, fundándome en mi inexperiencia y pocos años; pero el señor Vicario se ha obstinado de tal suerte, que no he podido menos de discurrir sobre el caso. He dicho, y mucho me alegraría de que usted aprobase mi parecer, que lo que importa a esta hija de confesión atribulada es mirar con mayor benevolencia a los hombres que la rodean, y en vez de analizar y desentrañar sus faltas con el escalpelo de la crítica, tratar de cubrirlas con el manto de la caridad, haciendo resaltar todas las buenas cualidades de ellos y ponderándolas mucho, a fin de amarlos y estimarlos; que debe esforzarse por ver en cada ser humano un objeto digno de amor, un verdadero prójimo, un igual suyo, un alma en cuyo fondo hay un tesoro de excelentes prendas y virtudes, un ser hecho, en suma, a imagen y semejanza de Dios. Realzado así cuanto nos rodea, amando y estimando a las criaturas por lo que son y por más de lo que son, procurando no tenerse por superior a ellas en nada, antes bien profundizando con valor en el fondo de nuestra conciencia para descubrir todas nuestras faltas y pecados, y adquiriendo la santa humildad y el menosprecio de uno mismo, el corazón se sentirá lleno de afectos humanos, y no despreciará, sino valuará en mucho el mérito de las cosas y de las personas; de modo que, si sobre este fundamento descuella luego y se levanta el amor divino con invencible pujanza, no hay ya miedo de que pueda nacer este amor de una exagerada estimación propia, del orgullo o de un desdén injusto del prójimo, sino que nacerá de la pura y santa consideración de la hermosura y de la bondad infinitas.
It is concerning this case of conscience, refined and subtle enough thus to exercise the mind of a simple rustic, that the reverend vicar has come to consult me. I would have excused myself from saying anything in the matter, alleging, as a reason for doing so, my youth and inexperience; but the reverend vicar has shown himself so persistent in the matter that I could do no less than discuss the question with him. I said—and it would rejoice me greatly should you concur in my opinion—that what this troubled penitent requires is to regard those who surround her with greater benevolence; to try to throw the cloak of charity over their faults, instead of analysing and dissecting them with the scalpel of criticism, bringing into relief and dwelling upon their good qualities, to the end that she may esteem and love them; to endeavor, in fact, to behold in every human being an object worthy of her love, a true fellow-creature, her equal, a soul wherein there is a treasure of good qualities and virtues—a being made, in short, in the image and likeness of God. Entertaining this exalted view of our surroundings, loving and esteeming others for what they are, and as more than they are, striving not to hold ourselves superior to them in anything, but, on the contrary, searching courageously in the depths of our own consciousness for the purpose of discovering all our faults and sins, and thus acquiring a devout humility and contempt of self—standing upon such a principle as this, the heart will feel itself full of human affection, and, instead of despising, will value highly the worth of things and of persons. Then, if afterward, Divine love should, with irresistible power, erect itself upon and tower above this foundation, there can be no fear but that such a love has its origin, not in an exaggerated self-esteem, in pride, or in an unjust contempt for our neighbor, but in a pure and holy contemplation of Infinite Beauty and Goodness.
Si, como sospecho, es Pepita Jiménez la que ha consultado al señor Vicario sobre estas dudas y tribulaciones, me parece que mi padre no puede lisonjearse todavía de ser muy querido; pero si el Vicario acierta a darla mi consejo, y ella le acepta y pone en práctica, o vendrá a hacerse una María de Ágreda o cosa por el estilo, o lo que es más probable, dejará a un lado misticismos y desvíos, y se conformará y contentará con aceptar la mano y el corazón de mi padre, que en nada es inferior a ella.
If, as I suspect, it be Pepita Jiménez who has consulted the reverend vicar in regard to these doubts and tribulations, I think my father can not yet flatter himself with being very dear to her; but if the vicar should resolve on giving her my advice, and she accepts it and acts upon it, then she will either become a sort of Maria de Agreda, a self-conscious recluse, or, what is more probable, she will cast away mysticism and coldness altogether, and will consent to accept, without further caviling, the hand and heart of my father, who is in no respect her inferior.
4 de abril
April 4th.
La monotonía de mi vida en este lugar empieza a fastidiarme bastante, y no porque la vida mía en otras partes haya sido más activa físicamente; antes al contrario, aquí me paseo mucho a pie y a caballo, voy al campo, y por complacer a mi padre concurro a casinos y reuniones; en fin, vivo como fuera de mi centro y de mi modo de ser; pero mi vida intelectual es nula; no leo un libro ni apenas me dejan un momento para pensar y meditar sosegadamente; y como el encanto de mi vida estribaba en estos pensamientos y meditaciones, me parece monótona la que hago ahora. Gracias a la paciencia que usted me ha recomendado para todas las ocasiones, puedo sufrirla.
MY life in this place begins, from its monotony, to be wearisome; and not because it is, physically, less active here than it was elsewhere; on the contrary, I walk and ride a great deal, and make excursions into the country, and, to please my father, visit the club-house and go to parties; in short, my life and my surroundings are quite uncongenial to me. For my intellectual life is a blank; I read nothing, and there is hardly a moment left me in which to reflect and meditate with tranquillity; and, as reflection and meditation were what constituted the chief charm of my existence, my life without them seems to me monotonous. Thanks to the patience which you have recommended to me for every occasion, I am able to endure it.
Otra causa de que mi espíritu no esté completamente tranquilo es el anhelo, que cada día siento más vivo, de tomar el estado a que resueltamente me inclino desde hace años. Me parece que en estos momentos, cuando se halla tan cercana la realización del constante sueño de mi vida, es como una profanación distraer la mente hacia otros objetos. Tanto me atormenta esta idea y tanto cavilo sobre ella, que mi admiración por la belleza de las cosas creadas por el cielo, tan lleno de estrellas en estas serenas noches de primavera y en esta región de Andalucía, por estos alegres campos, cubiertos ahora de verdes sembrados, y por estas frescas y amenas huertas con tan lindas y sombrías alamedas, con tantos mansos arroyos y acequias, con tanto lugar apartado y esquivo, con tanto pájaro que le da música, y con tantas flores y hierbas olorosas, esta admiración y entusiasmo mío, repito, que en otro tiempo me parecían avenirse por completo con el sentimiento religioso que llenaba mi alma, excitándole y sublimándole en vez de debilitarle, hoy casi me parece pecaminosa distracción e imperdonable olvido de lo eterno por lo temporal, de lo increado y suprasensible por lo sensible y creado. Aunque con poco aprovechamiento en la virtud, aunque nunca libre mi espíritu de los fantasmas de la imaginación, aunque no exento en mí el hombre interior de las impresiones exteriores y del fatigoso método discursivo, aunque incapaz de reconcentrarme por un esfuerzo de amor en el centro mismo de la simple inteligencia, en el ápice de la mente, para ver allí la verdad y la bondad, desnudas de imágenes y de formas, aseguro a usted que tengo miedo del modo de orar imaginario, propio de un hombre corporal y tan poco aprovechado como yo soy. La misma meditación racional me infunde recelo. No quisiera yo hacer discursos para conocer a Dios, ni traer razones de amor para amarle. Quisiera alzarme de un vuelo a la contemplación esencial e íntima. ¿Quién me diese alas, como de paloma, para volar al seno del que ama mi alma? Pero, ¿cuáles son, dónde están mis méritos? ¿Dónde las mortificaciones, la larga oración y el ayuno? ¿Qué he hecho yo, Dios mío, para que Tú me favorezcas?
Another thing that prevents my spirit from being completely at rest is the longing, that becomes every day more ardent within me, to embrace that life to which I have for years been so earnestly inclined. It seems to me that, in those moments when I feel myself so near to the realization of the constant dream of my life, it is something like a profanation to allow my mind to be distracted by other objects. So much does this idea torment me, and to so many doubts does it give rise within me, that my admiration for the beauty of things created; of the heavens, so full of stars in these serene nights of spring, and in this favored region of Andalusia; of these smiling fields, now covered with verdure; of these cool and pleasant gardens, abounding in shady and delightful walks. in gently flowing streams and rivulets, in sequestered nooks, in birds that enliven them with song, and in flowers and odorous herbs—this admiration and enthusiasm, I repeat, which formerly seemed to me in perfect harmony with the religious feeling that filled my soul, animating and exalting it, instead of weakening it, seems to me now almost a sinful distraction, and an unpardonable forgetfulness of the eternal for the temporal, of the uncreated and the spiritual for the material and created. Although I have made but little progress in virtue, although my mind is never free from the phantasms of the imagination; although the interior man is never exempt in me from the influence of external impressions, and from the need of employing in meditation the fatiguing argumentative method; although I can not, by an effort of love, withdraw myself to the very centre of pure intelligence, to the loftiest sphere of thought, in order to behold there goodness and truth divested of images and forms; though this is all true, yet I confess to you that the method of mental prayer, unrestricted by set forms, makes me afraid. Even rational meditation inspires me with distrust. I do not want to employ a process of reasoning in order to know God, nor to adduce arguments for loving, in order to love Him. I desire, by a single effort of the will, to elevate myself to and be absorbed in the Divine contemplation. Oh that I had the wings of a dove, to fly to the bosom of Him whom my soul loveth! But what and where are my merits? Where the mortifications, the extended prayers, and the fasting? What have I done, oh my God, that Thou shouldst favor me?
Harto sé que los impíos del día presente acusan, con falta completa de fundamento, a nuestra santa religión de mover las almas a aborrecer todas las cosas del mundo, a despreciar o a desdeñar la naturaleza, tal vez a temerla casi, como si hubiera en ella algo de diabólico, encerrando todo su amor y todo su afecto en el que llaman monstruoso egoísmo del amor divino, porque creen que el alma se ama a sí propia amando a Dios. Harto sé que no es así, que no es ésta la verdadera doctrina, que el amor divino es la caridad y que amar a Dios es amarlo todo, porque todo está en Dios, y Dios está en todo por inefable y alta manera. Harto sé que no peco amando las cosas por el amor de Dios, lo cual es amarlas por ellas con rectitud; porque, qué son ellas más que la manifestación, la obra del amor de Dios? Y, sin embargo, no sé qué extraño temor, qué singular escrúpulo, qué apenas perceptible e indeterminado remordimiento me atormenta ahora, cuando tengo, como antes, como en otros días de mi juventud, como en la misma niñez, alguna efusión de ternura, algún rapto de entusiasmo, al penetrar en una enramada frondosa, al oír el canto del ruiseñor en el silencio de la noche, al escuchar el pío de las golondrinas, al sentir el arrullo enamorado de la tórtola, al ver las flores o al mirar las estrellas. Se me figura a veces que hay en todo esto algo de delectación sensual, algo que me hace olvidar, por un momento al menos, más altas aspiraciones. No quiero yo que en mí el espíritu peque contra la carne; pero no quiero tampoco que la hermosura de la materia, que sus deleites, aun los más delicados, sutiles y aéreos, aun los que más bien por el espíritu que por el cuerpo se perciben, como el silbo delgado del aire fresco cargado de aromas campesinos, como el canto de las aves, como el majestuoso y reposado silencio de las horas nocturnas, en estos jardines y huertas, me distraigan de la contemplación de la superior hermosura, y entibien ni por un momento, mi amor hacia quien ha creado esta armoniosa fábrica del mundo.
I know that the ungodly of the present day accuse—though without any foundation whatever—our holy religion of inciting souls to abhor the things of this world, to despise or to contemn Nature, perhaps to fear it also, as if there were in it something diabolical, placing all their affections on what these ungodly call the monstrous egotism of Divine love, for they say that the soul loves herself in loving God; I know, too, that this is not the case; that the Divine love is charity, and that to love God is to love all things, for all things are in God, in a supreme and ineffable manner. I know that I commit no sin in loving material things for the love of God, which is to love them for themselves, righteously; for what are material things but the manifestation, the creation, of the love of God? Yet I often feel some undefinable fear, some unwonted scruple, some vague and scarcely perceptible remorse tormenting me even at the moment when I am experiencing an effusion of tenderness, a sort of ecstasy of enthusiasm, on penetrating into a leafy grove; on hearing the song of the nightingale, or the twittering of the swallows, or the tender cooing of the dove; on looking at the flowers; on beholding the stars. I imagine, at times, that there is in all this something of sensual pleasure, a something that makes me forget, for the moment at least, more lofty aspirations. I do not desire that in me the spirit should sin against the flesh; but neither do I desire, on the other hand, that the beauty of the material world—that its delights, even those most delicate, subtle, and ethereal ones that are perceived rather by the spirit than by the senses, such as the soft sigh of the zephyr, laden with rural scents, the song of the birds, the peaceful and majestic silence of the night in these gardens and orchards—that these delights should distract me from the contemplation of higher beauty. or weaken, even for a moment, my love toward Him who has created this harmonious fabric of the world.
No se me oculta que todas estas cosas materiales son como las letras de un libro, son como los signos y caracteres donde el alma, atenta a su lectura, puede penetrar un hondo sentido y leer y descubrir la hermosura de Dios, que, si bien imperfectamente, está en ellas como trasunto o más bien como cifra, porque no la pintan, sino que la representan. En esta distinción me fundo, a veces, para dar fuerza a mis escrúpulos y mortificarme. Porque yo me digo: si amo la hermosura de las cosas terrenales tales como ellas son, y si la amo con exceso, es idolatría; debo amarla como signo, como representación de una hermosura oculta y divina, que vale mil veces más, que es incomparablemente superior en todo.
I know that all these material things are like the letters of a book, the signs and characters in which the soul, eager for knowledge, may find a hidden meaning, and decipher and discover the beauty of God, which is shadowed forth in them, though but dimly, and of which they are the pictures, or rather emblems, because they do not represent, but only symbolize that beauty. On this distinction I dwell at times to fortify my spirit and mortify the flesh. For, I consider, if I love the beauty of earthly things for itself, it is idolatry; I ought to love this beauty as a sign and symbol of a beauty occult and divine and infinitely superior to it.
Hace pocos días cumplí veintidós años. Tal ha sido hasta ahora mi fervor religioso, que no he sentido más amor que el inmaculado amor de Dios mismo y de su santa religión, que quisiera difundir y ver triunfante en todas las regiones de la tierra. Confieso que algún sentimiento profano se ha mezclado con esta pureza de afecto. Usted lo sabe, se lo he dicho mil veces; y usted, mirándome con su acostumbrada indulgencia, me ha contestado que el hombre no es un ángel, y que sólo pretender tanta perfección es orgullo; que debo moderar esos sentimientos y no empeñarme en ahogarlos del todo. El amor a la ciencia, el amor a la propia gloria, adquirida por la ciencia misma, hasta el formar uno de sí propio no desventajoso concepto; todo ello, sentido con moderación, velado y mitigado por la humildad cristiana y encaminado a buen fin, tiene, sin duda, algo de egoísta; pero puede servir de estímulo y apoyo a las más firmes y nobles resoluciones. No es pues, el escrúpulo que me asalta hoy el de mi orgullo, el de tener sobrada confianza en mí mismo, el de ansiar gloria mundana, o el de ser sobrado curioso de ciencia; no es nada de esto; nada que tenga relación con el egoísmo, sino en cierto modo lo contrario. Siento una dejadez, un quebranto, un abandono de la voluntad, una facilidad tan grande para las lágrimas, lloro tan fácilmente de ternura al ver una florecilla bonita o al contemplar el rayo misterioso, tenue y ligerísimo de una remota estrella, que casi tengo miedo.
A few days ago I completed my twenty-second year. Heretofore my religious fervor has been such that I have felt no other love than the immaculate love of God Himself and of His holy religion, which I desire to diffuse and see triumphant in all the regions of the earth. But I must needs confess that something of a profane sentiment has mingled itself with this purity of affection. You are aware of this; I have told it to you many times, and you, regarding me with your accustomed indulgence, have answered me that man is not an angel, and that even to aspire to so great a degree of perfection is pride; that I should endeavor to moderate these sentiments rather than seek to eradicate them entirely. Love of knowledge, a desire for the reputation which is founded on the possession of knowledge, even a not unfavorable opinion of one′s own merits—these, even when kept within just bounds, though guarded and moderated by Christian humility, and directed toward a good end, have in them, doubtless, something of selfishness, but they may serve as a stimulus and a support to the noblest and most constant resolutions. The scruples that trouble my conscience now, therefore, have not their source in pride, in an overweening self-confidence, in a desire for worldly fame, or in a too great love of knowledge. Nothing of this nature it is that troubles me; nothing bearing any relation to self-conceit, but, in a certain sense, something entirely opposed to it. I feel a lassitude, a debility and abandonment of the will so great that it almost makes me afraid: I am too ready to weep for tenderness when I see a little flower, or when I contemplate the ray, mysterious, slender, and swift, of a remote star.
Dígame usted qué piensa de estas cosas; si hay algo de enfermizo en esta disposición de mi ánimo.
Tell me what you think of these things; and if there be not something morbid in this disposition of my mind.
8 de abril
April 8th.
Siguen las diversiones campestres, en que tengo que intervenir muy a pesar mío.
THE AMUSEMENTS of the country, in which, very much against my will, I am compelled to take part, still go on.
He acompañado a mi padre a ver casi todas sus fincas, y mi padre y sus amigos se pasman de que yo no sea completamente ignorante en las cosas del campo. No parece sino que para ellos el estudio de la teología, a que me he dedicado, es contrario del todo al conocimiento de las cosas naturales.
My father has taken me to see almost all his plantations, and he and his friends are astonished to find me not altogether ignorant in matters pertaining to the country. It would seem as if, in their eyes, the study of theology, to which I have dedicated myself, were incompatible with a familiarity with Nature.
¡Cuánto han admirado mi erudición al verme distinguir en las viñas, donde apenas empiezan a brotar los pámpanos, la cepa Pedro-Jiménez de la baladí y de la Don- Bueno ¡Cuánto han admirado también que en los verdes sembrados sepa yo distinguir la cebada del trigo y el anís de las habas; que conozca muchos árboles frutales y de sombra, y que, aun de las hierbas que nacen espontáneamente en el campo, acierte yo con varios nombres y refiera bastantes condiciones y virtudes!
How much have they not wondered at my knowledge, on seeing me discriminate, among the vines that have only just begun to sprout, the common from the choice varieties! How much have they not wondered, too, at my being able to distinguish, among the young plants in the fields, the shoots of the barley from those of the bean; at my being familiar with many fruit and shade trees; at my knowing the names of many plants, even, that grow spontaneously in the woods, as well as something of their properties and virtues!
Pepita Jiménez, que ha sabido por mi padre lo mucho que me gustan las huertas de por aquí, nos ha convidado a ver una que posee a corta distancia del lugar, y a comer las fresas tempranas que en ella se crían. Este antojo de Pepita de obsequiar tanto a mi padre, quien la pretende y a quien desdeña, me parece a menudo que tiene su poco de coquetería, digna de reprobación; pero cuando veo a Pepita después, y la hallo tan natural, tan franca y tan sencilla, se me pasa el mal pensamiento e imagino que todo lo hace candorosamente y que no la lleva otro fin que el de conservar la buena amistad que con mi familia la liga.
Pepita Jiménez, who has heard through my father of the delight I take in the gardens here, has invited me to visit one that she owns at a short distance from the village, and eat the early strawberries that grow there. This caprice of Pepita′s to show so many little attentions to my father, while at the same time she declines his addresses, seems to me at times to partake somewhat of coquetry, and to be worthy of reprobation. But whenever I see her, and find her so natural, so frank, and so simple, this bad opinion is dispelled, and I can not believe her to have any other end in view than to maintain the friendly relations that exist between her and our family.
Sea como sea, anteayer tarde fuimos a la huerta de Pepita. Es hermoso sitio, de lo más ameno y pintoresco que puede imaginarse. El riachuelo que riega casi todas estas huertas, sangrado por mil acequias, pasa al lado de la que visitamos; se forma allí una presa, y cuando se suelta el agua sobrante del riego, cae en un hondo barranco poblado en ambas márgenes de álamos blancos y negros, mimbrones, adelfas floridas y otros árboles frondosos. La cascada, de agua limpia y transparente, se derrama en el fondo, formando espuma, y luego sigue su curso tortuoso por un cauce que la naturaleza misma ha abierto, esmaltando sus orillas e mil hierbas y flores, y cubriéndolas ahora con multitud de violetas. Las laderas que hay a un extremo de la huerta están llenas de nogales, higueras, avellanos y otros árboles de fruta. Y en la parte llana hay cuadros de hortaliza, de fresas, de tomates, patatas, judías y pimientos, y su poco de jardín, con grande abundancia de flores, de las que por aquí más comúnmente se crían. Los rosales, sobre todo, abundan, y los hay de mil diferentes especies. La casilla del hortelano es más bonita y limpia de lo que en esta tierra se suele ver, y al lado de la casilla hay otro pequeño edificio reservado para el dueño de la finca, y donde nos agasajó Pepita con una espléndida merienda, a la cual dio pretexto el comer las fresas, que era el principal objeto que allí nos llevaba. La cantidad de fresas fue asombrosa para lo temprano de la estación, y nos fueron servidas con leche de algunas cabras que Pepita también posee.
Be this as it may, yesterday afternoon we went to Pepita′s garden. It is charmingly situated, and as delightful and picturesque a place as one can imagine. The river, that by means of innumerable drains waters almost all these gardens, falls into a deep ravine, bordered on both sides by white and black poplars, willows, flowering oleanders, and other leafy trees. The waterfall, clear and transparent, precipitates itself into this ravine, sending up a cloud of spray, and then follows its tortuous course by a channel formed for it by Nature herself, enameling its banks with a thousand plants and flowers, and just now covering them with a multitude of violets. The declivity at the end of the garden is full of walnut, hazel, fig, and other fruit trees; and in the level portion are beds planted with strawberries and vegetables, tomatoes, potatoes, beans, and peppers. There is also a little flower-garden, with a great abundance of flowers, of the kinds most commonly cultivated here. Roses especially abound, and of these there are innumerable varieties. The gardener′s house is prettier and cleaner than the houses of its class that one is accustomed to see in this part of the country; and near it there is another, smaller building, dedicated to the use of the mistress of the place, where Pepita regaled us with a sumptuous collation. The pretext for this collation was the strawberries, to eat which was the chief purpose of our visit. The quantity of strawberries, considering the earliness of the season, was astonishing. They were served with the milk of goats, which belonged likewise to Pepita.
Asistimos a esta gira el médico, el escribano, mi tía doña Casilda, mi padre y yo; sin faltar el indispensable señor Vicario, padre espiritual, y más que padre espiritual, admirador y encomiador perpetuo de Pepita.
There were present at this banquet the doctor, the notary, my aunt Casilda, my father, and myself, and of course the indispensable vicar, spiritual father, and, more than spiritual father, admirer and perpetual eulogist of Pepita.
Por un refinamiento algo sibarítico, no fue el hortelano, ni su mujer, ni el chiquillo del hortelano, ni ningún otro campesino quien nos sirvió la merienda sino dos lindas muchachas, criadas y como confidentas de Pepita, vestidas a lo rústico, si bien con suma pulcritud y elegancia. Llevaban trajes de percal de vistosos colores, cortos y ceñidos al cuerpo, pañuelos de seda cubriendo las espaldas, y descubierta la cabeza, donde lucían abundantes y lustrosos cabellos negros, trenzados y atados luego formando un moño en figura de martillo, y por delante rizos sujetos con sendas horquillas, por acá llamados caracoles. Sobre el moño o castaña ostentaban cada una de estas doncellas un ramo de frescas rosas.
By a sort of Sybaritic refinement, it was not by the gardener, nor his wife, nor the son of the gardener, nor by any other rustic, that we were served at this banquet, but by two lovely girls, confidential servants, in a manner, of Pepita′s, dressed like peasants, but with the greatest neatness and even elegance. They wore gowns of gay-colored cotton, short and confined at the waist, and around their shoulders silk handkerchiefs. Their lustrous and abundant black hair, without covering, was braided and arranged in a knot behind; and in front they wore curls confined to the head by large hairpins, here called Caracols. Above the knot, or chignon, they each displayed a bunch of fresh roses.
Salvo la superior riqueza de la tela y su color negro, no era más cortesano el traje de Pepita. Su vestido de merino tenía la misma forma que el de las criadas, y, sin ser muy corto, no arrastraba ni recogía suciamente el polvo del camino. Un modesto pañolito de seda negra cubría también, al uso del lugar, su espalda y su pecho, y en la cabeza no ostentaba tocado ni flor, ni joya, ni más adorno que el de sus propios cabellos rubios. En la única cosa que note por parte de Pepita cierto esmero, en que se apartaba de los usos aldeanos, era en llevar guantes. Se conoce que cuida mucho sus manos y que tal vez pone alguna vanidad en tenerlas muy blancas y bonitas, con unas uñas lustrosas y sonrosadas, pero si tiene esta vanidad, es disculpable en la flaqueza humana, y al fin, si yo no estoy trascordado, creo que Santa Teresa tuvo la misma vanidad cuando era joven, lo cual no le impidió ser una santa tan grande.
Pepita′s attire, except that it was black and of rich material, was equally unpretending. Her merino gown, made in the same style as those of her maids, without being short, was yet not long enough to catch the dust of the ground. A modest handkerchief of black silk covered also, according to the usage of the country, her shoulders and bosom; and on her head she wore no other ornament, either flower or jewel, than that of her own blond tresses. The only particular, with respect to Pepita, in which I observed a certain fastidiousness, and in which she departed from the customs of the country people, was in wearing gloves. It is evident that she takes great care of her hands, and is, perhaps, to a certain extent, vain of their beauty and whiteness, as well as of her rose-colored and polished nails; but if this be so, it is to be pardoned to the weakness of the flesh; and indeed, if I remember aright, I think that St. Theresa, in her youth, had this same species of vanity, which did not prevent her, however, from becoming a great saint.
En efecto, yo me explico, aunque no disculpo, esta pícara vanidad. ¡Es tan distinguido, tan aristocrático, tener una linda mano! Hasta se me figura, a veces, que tiene algo de simbólico.
In truth, I can understand, even though I do not excuse, this little piece of vanity. It is so distinguished, so aristocratic, to possess a beautiful hand! I even think, at times, that there is something symbolic in it.
La mano es el instrumento de nuestras obras, el signo de nuestra nobleza, el medio por donde la inteligencia reviste de forma sus pensamientos artísticos, y da ser a las creaciones de la voluntad, y ejerce el imperio que Dios concedió al hombre sobre todas las criaturas. Una mano ruda, nerviosa, fuerte, tal vez callosa, de un trabajador, de un obrero, demuestra noblemente ese imperio; pero en lo que tiene de más violento y mecánico. En cambio, las manos de esta Pepita, que parecen casi diáfanas como el alabastro, si bien con leves tintas rosadas, donde cree uno ver circular la sangre pura y sutil, que da a sus venas un ligero viso azul; estas manos, digo, de dedos afilados y de sin par corrección de dibujo, parecen el símbolo del imperio mágico, del dominio misterioso que tiene y ejerce el espíritu humano, sin fuerza material, sobre todas las cosas visibles que han sido inmediatamente creadas por Dios y que por medio del hombre Dios completa y mejora. Imposible parece que quien tiene manos como Pepita tenga pensamiento impuro, ni idea grosera, ni proyecto ruin que esté en discordancia con las limpias manos que deben ejecutarle.
The hand is the instrument by which we execute our works, the sign of our nobility, the means by which the intellect gives form and shape to its artistic conceptions, by which it gives reality to the mandates of its will, by which it exercises the dominion that God conceded to man over all other creatures. The rough, strong, sinewy, horny hand—it may be, of a laborer, a workman—testifies nobly to this dominion, but on its rudest and least intellectual side. The hands of Pepita, on the contrary, transparent almost, like alabaster, but rosy-hued, and in which one can almost see the pure and subtle blood circulate that gives to the veins their faint bluish tinge—these hands, I say, with their tapering fingers and unrivaled purity of outline, seem the symbol of the magic power, the mysterious dominion, that the human spirit holds and exercises, without the intervention of material force, over all those visible things that are the creation of God by a direct act of His will, and which man, as the instrument of God, improves and completes. It would be impossible to suppose that any one with hands like Pepita′s should have an impure thought, a gross desire, an unworthy purpose at variance with the purity of her hands that would be called upon to put them into effect.
No hay que decir que mi padre se mostró tan embelesado como siempre de Pepita, y ella tan fina y cariñosa con él, si bien con un cariño más filial de lo que mi padre quisiera. Es lo cierto que mi padre, a pesar de la reputación que tiene de ser por lo común poco respetuoso y bastante profano con las mujeres, trata a ésta con un respeto y unos miramientos tales, que ni Amadís los usó mayores con la señora Oriana en el periodo más humilde de sus pretensiones y galanteos; ni una palabra que disuene, ni un requiebro brusco e inoportuno, ni un chiste algo amoroso de estos que con tanta frecuencia suelen permitirse los andaluces.
It is unnecessary to say that my father appeared as much charmed with Pepita, and she as attentive and affectionate toward him, as always; though her affection seemed, perhaps, of a character more filial than he could have wished. The fact is, that my father, notwithstanding the reputation he has of being in general but little respectful or reverent toward women, treats this one woman with such respect and consideration that not even Amadis, in the most devoted period of his wooing, showed greater toward Oriana. Not a single word that might shock the ear, no indelicate or inopportune compliment, no coarse jest, of the kind the Andalusians permit themselves so frequently to employ, does he ever indulge in.
Apenas si se atreve a decir a Pepita «
buenos ojos tienes »; y en verdad que si lo dijese no mentiría, porque los tiene grandes, verdes como los de Circe, hermosos y rasgados, y lo que más mérito y valor les da es que no parece sino que ella no lo sabe, pues no se descubre en ella la menor intención de agradar a nadie ni de atraer a nadie con lo dulce de sus miradas.
Hardly does he dare say to Pepita, “What beautiful eyes you have!” and, indeed, should he say so, he would only speak the truth, for Pepita′s eyes are large, green as those of Circe, expressive, and well-shaped. And what enhances their beauty is that she seems unaware of all this, for there is not to be detected in her the slightest wish to please or attract any one by the sweetness of her glances.
Se diría que cree que los ojos sirven para ver y nada más que para ver. Lo contrario de lo que yo, según he oído decir, presumo que creen la mayor parte de las mujeres jóvenes y bonitas, que hacen de los ojos un arma de combate y como un aparato eléctrico o fulmíneo para rendir corazones y cautivarlos. No son así, por cierto, los ojos de Pepita, donde hay una serenidad y una paz como del cielo. Ni por eso se puede decir que miren con fría indiferencia. Sus ojos están llenos de caridad y de dulzura. Se posan con afecto en un rayo de luz, en una flor, hasta en cualquier objeto inanimado; pero con más afecto aún, con muestras de sentir más blando, humano y benigno, se posan en el prójimo, sin que el prójimo, por joven, gallardo y presumido que sea, se atreva a suponer nada más que caridad y amor al prójimo, y, cuando más, predilección amistosa, en aquella serena y tranquila mirada.
One would say she thought eyes were only made to see with, and for no other purpose—the contrary of what I suppose to be the opinion, according to what I have heard, of the greater number of young and pretty women, who use their eyes as a weapon of offense, or as a sort of electric battery, by means of which to subdue hearts and captivate them. Not like those, indeed, are Pepita′s eyes, wherein dwell a peace and a serenity as of heaven. And yet it can not be said that there is anything of coldness in their glance. Her eyes are full of charity and sweetness. They rest with tenderness on a ray of light, on a flower, on the commonest object in Nature; but with greater tenderness still, with signs of a softer feeling, more human and benign, do they rest on her fellow man, without his daring to imagine in that tranquil and serene glance, however young or handsome or conceited he may happen to be, anything more than charity and love toward a fellow man, or, at most, a friendly preference.
Yo me paro a pensar si todo esto será estudiado; si esta Pepita será una gran comedianta; pero sería tan perfecto el fingimiento y tan oculta la comedia, que me parece imposible. La misma naturaleza, pues, es la que guía y sirve de norma a esta mirada y a estos ojos. Pepita, sin duda, amó a su madre primero, y luego las circunstancias la llevaron a amar a don Gumersindo por deber, como al compañero de su vida; y luego, sin duda, se extinguió en ella toda pasión que pudiera inspirar ningún objeto terreno, y amó a Dios, y amó las cosas todas por amor de Dios, y se encontró quizás en una situación de espíritu apacible y hasta envidiable, en la cual, si tal vez hubiese algo que censurar, sería un egoísmo del que ella misma no se da cuenta. Es muy cómodo amar de este modo suave, sin atormentarse con el amor; no tener pasión que combatir; hacer del amor y del afecto a los demás un aditamento y como un complemento del amor propio.
I sometimes wonder if all this can be studied, and if Pepita be, in truth, an accomplished actress; but the acting would be so perfect, and so purposeless the play, that it seems to me, after all, impossible that this should be the case. Nature herself it is, then, who serves as teacher and as type for that glance and for those eyes. First, Pepita loved her mother; then circumstances led her to love Don Gumersindo through duty, as the companion of her existence; and then, doubtless, all passion that any earthly object could inspire was extinguished in her breast, and she loved God, and loved material objects for the love of God; and so arrived at last at a peaceful and even enviable condition of spirit, in which, if there be anything to censure, it is perhaps a certain vanity of which she is herself unconscious. It is very convenient to love in this mild fashion, without allowing ourselves to be disturbed by our feelings, to have no passion to combat, to make of our love and affection for others an addition to, and, as it were, the complement of self-love.
A veces me pregunto a mí mismo si al censurar en mi interior esta condición de Pepita, no soy yo quien me censuro. ¿Qué sé yo lo que pasa en el alma de esa mujer, para censurarla? ¿Acaso, al creer que veo su alma, no es la mía la que veo? Yo no he tenido ni tengo pasión alguna que vencer; todas mis inclinaciones bien dirigidas, todos mis instintos buenos y malos, merced a la sabia enseñanza de usted, van sin obstáculos ni tropiezos encaminados al mismo propósito; cumpliéndolo se satisfarían no sólo mis nobles y desinteresados deseos, sino también mis deseos egoístas, mi amor a la gloria, mi afán de saber, mi curiosidad de ver tierras distantes, mi anhelo de ganar nombre y fama. Todo esto se cifra en llegar al término de la carrera que he emprendido. Por este lado se me antoja a veces que soy más censurable que Pepita, aun suponiéndola merecedora de censura.
I ask myself at times if, when I censure this state of mind in Pepita, it be not myself I censure. How do I know what passes in the soul of this woman that I should censure her? Perhaps, in thinking I behold her soul, it is my own soul that I behold. I never had, nor have I now, any passion to conquer. All my virtuous inclinations, all my instincts, good or bad, tend, thanks to your wise teachings, without obstacle or impediment, to the furtherance of the one purpose. In the fulfilment of this purpose, I should satisfy not only my noble and disinterested desires, but my selfish ones also—my love for distinction, my desire for knowledge, my curiosity to see distant lands, my longing for name and fame. All these are centred in the completing of the career upon which I have entered. I fancy at times that, in this respect, I am more worthy of censure than Pepita, supposing her even to deserve censure at all.
Yo he recibido ya las órdenes menores; he desechado de mi alma las vanidades del mundo; estoy tonsurado; me he consagrado al altar, y, sin embargo, un porvenir de ambición se presenta a mis ojos y veo con gusto que puedo alcanzarle y me complazco en dar por ciertas y valederas las condiciones que tengo para ello, por más que a veces llame a la modestia en mi auxilio, a fin de no confiar demasiado.
As regards this career, I have already begun it. I have cast out from my soul the vanities of the world; I have received the tonsure; I have consecrated myself to the service of the altar. I have a future full of ambition before me, and I dwell with pleasure on the thought that this future is within my reach. I please myself in thinking that the conditions I possess for it are real and efficacious, though I call humility to my aid, at times, to save me from an overweening self-confidence.
En cambio esta mujer ¿a qué aspira ni qué quiere? Yo la censuro de que se cuida las manos; de que mira tal vez con complacencia su belleza; casi la censuro de su pulcritud, del esmero que pone en vestirse, de yo no sé qué coquetería que hay en la misma modestia y sencillez con que se viste. ¡Pues qué! ¿La virtud ha de ser desaliñada? ¿Ha de ser sucia la santidad? Un alma pura y limpia, ¿no puede complacerse en que el cuerpo también lo sea? Es extraña esta malevolencia con que miro el primor y el aseo de Pepita. ¿Será tal vez porque va a ser mi madrastra? ¡Pero si no quiere ser mi madrastra! ¡Si no quiere a mi padre! Verdad es que las mujeres son raras; quién sabe si en el fondo de su alma no se siente inclinada ya a querer a mi padre y a casarse con él, si bien, atendiendo a aquello de que lo que mucho vale mucho cuesta, se propone, páseme usted la palabra, molerle antes con sus desdenes, tenerle sujeto a su servidumbre, poner a prueba la constancia de su afecto y acabar por darle el plácido sí. ¡Allá veremos!
To what, on the other hand, does this woman aspire, and what are her hopes? I censure her for the care she takes of her hands, for regarding her beauty, perhaps, with complacency; I almost censure her for her neatness, for the attention she bestows on her dress; for a certain indefinable coquetry there is in the very modesty and simplicity of her attire. But must virtue be slovenly? Must holiness be unclean? Can not a pure and clean soul rejoice in the cleanliness and purity of the body also? Is there not something reprehensible in the displeasure with which I regard the neatness and purity of Pepita? Is this displeasure, perchance, because she is to be my stepmother? But perhaps she does not wish to be my stepmother. Perhaps she does not love my father! It is true, indeed, that women are incomprehensible. It may be that in her secret heart she already feels inclined to return my father′s affection, and marry him, though, in accordance with the saying that “what is worth much costs much,” she chooses first to torment him with her affected coldness, to reduce him to unquestioning submission, to put his constancy to the proof, and then means to end by quietly saying Yes. We shall see.
Ello es que la fiesta en la huerta fue apaciblemente divertida: se habló de flores, de frutos, de injertos, de plantaciones y de otras mil cosas relativas a la labranza, luciendo Pepita sus conocimientos agrónomos en competencia con mi padre, conmigo y con el señor Vicario, que se queda con la boca abierta cada vez que habla Pepita, y jura que en los setenta y pico de años que tiene de edad, y en sus largas peregrinaciones, que le han hecho recorrer casi toda la Andalucía, no ha conocido mujer más discreta ni más atinada en cuanto piensa y dice.
What there is no question about is, that our garden party was decorously merry. We talked of flowers, of fruit, of grafts, of planting, and of innumerable other things relating to husbandry, Pepita displaying her knowledge of agriculture in rivalry with my father, with myself, and with the reverend vicar, who listens with open mouth to every word she utters, and declares that in the seventy odd years of his life, and during his many wanderings, in the course of which he has traversed almost the whole of Andalusia, he has never known a woman more discreet or more judicious in all she thinks and says.
Cuando volvemos a casa de cualquiera de estas expediciones, vuelvo a insistir con mi padre en mi ida con usted a fin de que llegue el suspirado momento de que yo me vea elevado al sacerdocio; pero mi padre está tan contento de tenerme a su lado y se siente tan a gusto en el lugar, cuidando de sus fincas, ejerciendo mero y mixto imperio como cacique, y adorando a Pepita y consultándoselo todo como a su ninfa Egeria, que halla siempre y hallará aún, tal vez durante algunos meses, fundado pretexto para retenerme aquí. Ya tiene que clarificar el vino de yo no sé cuántas pipas de la candiotera; ya tiene que trasegar otro; ya es menester binar los majuelos; ya es preciso arar los olivares y cavar los pies a los olivos; en suma, me retiene aquí contra mi gusto; aunque no debiera yo decir «
contra mi gusto », porque lo tengo muy grande en vivir con un padre que es para mí tan bueno.
On returning home from any of these excursions, I renew my entreaties to my father to allow me to go back to you, in order that the wished-for moment may at last arrive in which I shall see myself elevated to the priesthood. But my father is so pleased to have me with him, he is so happy here in the village, taking care of his plantations, exercising the judicial and executive authority of squire, paying homage to Pepita, and consulting her in everything as his Egeria, that he always finds, and will find perhaps for months to come, some plausible pretext to keep me here. Now he has to clarify the wine of I know not how many casks; now he has to bottle more wine still; now it is necessary to hoe around the vines; now to plow the olive groves and dig around the roots of the olives; in short, he keeps me here against my wishes—though I should not say “against my wishes,” for it gives me great pleasure to be with my father, who is so good to me.
Lo malo es que con esta vida temo materializarme demasiado; me parece sentir alguna sequedad de espíritu durante la oración; mi fervor religioso disminuye; la vida vulgar va penetrando y se va infiltrando en mi naturaleza. Cuando rezo padezco distracciones; no pongo en lo que digo a mis solas, cuando el alma debe elevarse a Dios, aquella atención profunda que antes ponía. En cambio, la ternura de mi corazón, que no se fija en objeto condigno, que no se emplea y consume en lo que debiera, brota y como que rebosa en ocasiones por objetos y circunstancias que tienen mucho de pueriles, que me parecen ridículos, y de los cuales me avergÜenzo. Si me despierto en el silencio de la alta noche y oigo que algún campesino enamorado canta, al son de su guitarra mal rasgueada, una copla de fandango o de rondeñas, ni muy discreta ni muy poética, ni muy delicada, suelo enternecerme como si oyera la más celestial melodía. Una compasión loca, insana, me aqueja a veces. El otro día cogieron los hijos del aperador de mi padre un nido de gorriones, y al ver yo los pajarillos sin plumas aún y violentamente separados de la madre cariñosa, sentí suma angustia, y, lo confieso, se me saltaron las lágrimas. Pocos días antes trajo del campo un rústico una ternerita que se había perniquebrado; iba a llevarla al matadero y venía a decir a mi padre qué quería de ella para su mesa; mi padre pidió unas cuantas libras de carne, la cabeza y las patas; yo me conmoví al ver la ternerita, y estuve a punto, aunque la vergÜenza me lo impidió, de comprársela al hombre, a ver si yo la curaba y conservaba viva. En fin, querido tío, menester es tener la gran confianza que tengo yo con usted para contarle estas muestras de sentimiento extraviado y vago, y hacerle ver con ellas que necesito volver a mi antigua vida, a mis estudios, a mis altas especulaciones, y acabar por ser sacerdote para dar al fuego que devora mi alma el alimento sano y bueno que debe tener.
The evil is that, with this way of life, I fear I shall grow too material. I am conscious in my devotions of a certain aridity of spirit. My religious fervor diminishes; common life begins to penetrate, to infiltrate my nature. When I pray, I suffer distractions; in my solitary meditations, when the soul should raise itself up to God, I can no longer concentrate my thought as formerly. My sensibility of heart, on the other hand, which refuses to occupy itself with any worthy object, or employ and consume itself on its legitimate ends, wells forth, and, as it were, overflows at times for objects and under circumstances which are almost puerile, which seem to me ridiculous, and of which I am ashamed. If I awaken in the silence of the night, and hear by chance some lovelorn rustic singing, to the sound of his badly played guitar, a verse of a song, neither very original nor very poetical, nor very delicate, I am wont to be affected as if I were listening to some celestial melody. A feeling of pity, childish, even absurd, comes over me at times. The other day the children of my father′s overseer stole a nestful of young sparrows, and on seeing the little birds, not yet fledged, torn thus violently from their tender mother, I felt a sudden pang of anguish, and I confess I could not restrain my tears. A few days before this a peasant had brought in from the fields a calf that had broken its leg. He was about to carry it to the slaughter-house, and came to ask my father what part he wished for his table, My father answered, “The head and the feet, and a few pounds of the flesh.” I was touched by compassion on seeing the calf, and but that shame prevented me, would have bought it from the man, in the hope of curing and keeping it alive. In short, my dear uncle, nothing less than the confidence I have in you would make me recount to you these signs of an extravagant and restless emotion, so that you may judge by them how necessary it is that I should return to my former way of life, to my studies, to my lofty speculations, and be at last elevated to the priesthood, in order to provide with its fit and proper aliment the fire that consumes my soul.
14 de abril
[ April 14th.
Sigo haciendo la misma vida de siempre y detenido aquí a ruegos de mi padre.
I CONTINUE to lead the same life as usual, and am detained here still by my father′s entreaties.
El mayor placer de que disfruto, después del de vivir con él, es el trato y conversación del señor Vicario, con quien suelo dar a solas largos paseos. Imposible parece que un hombre de su edad, que debe de tener cerca de los ochenta años, sea tan fuerte, ágil y andador. Antes me canso yo que él, y no queda vericueto ni lugar agreste, ni cima de cerro escarpado en estas cercanías, a donde no lleguemos.
The greatest pleasure I enjoy, after that of being with him, is my intercourse and conversation with the reverend vicar, with whom I am in the habit of taking long walks. It seems incredible that a man of his age—for he must be near eighty—should be so strong and active, and so good a walker. I grow tired sooner than he; and there is no rough road, no wild place, no rugged hilltop in the neighborhood where we have not been.
El señor Vicario me va reconciliando mucho con el clero español, a quien algunas veces he tildado yo, hablando con usted, de poco ilustrado. ¡Cuánto más vale, me digo a menudo, este hombre, lleno de candor y de buen deseo, tan afectuoso e inocente, que cualquiera que haya leído muchos libros y en cuya alma no arda con tal viveza como en la suya el fuego de la caridad unido a la fe más sincera y más pura! No crea usted que es vulgar el entendimiento del señor Vicario; es un espíritu inculto, pero despejado y claro. A veces imagino que pueda provenir la buena opinión que de él tengo, de la atención con que me escucha; pero, si no es así, me parece que todo lo entiende con notable perspicacia y que sabe unir al amor entrañable de nuestra santa religión el aprecio de todas las cosas buenas que la civilización moderna nos ha traído. Me encantan, sobre todo, la sencillez, la sobriedad en hiperbólicas manifestaciones de sentimentalismo, la naturalidad, en suma, con que el señor Vicario ejerce las más penosas obras de caridad. No hay desgracia que no remedie, ni infortunio que no consuele, ni humillación que no procure restaurar, ni pobreza a que no acuda solícito con un socorro.
The reverend vicar is reconciling me in a great degree with the Spanish clergy, whom I have stigmatized at times, in speaking to you, as but little enlightened. How much more to be admired, I often say to myself, is this man, so full of candor and benevolence, so simple and affectionate, than one who may have read many books, but in whose soul the flame of charity, fed by the purest and sincerest faith, burns less brightly than it does in his! Do not suppose from this that the understanding of the reverend vicar is a limited one; his is a spirit uncultured, indeed, but clear and sagacious. At times I fancy that the good opinion I entertain of him may be due to the attention with which he listens to me; but if this be not the case, it seems to me that he reasons on every subject with remarkable perspicacity, and that he knows how to unite an ardent love of our holy religion with an appreciation of all the good things that modern civilization has brought us. I am charmed, above all, by the simplicity, the sobriety, of sentiment, the naturalness, in short, with which the reverend vicar performs the most disagreeable works of charity. There is no misfortune he does not seek to alleviate, no suffering he does not strive to console, no error he does not endeavor to repair, no necessity which he does not hasten solicitously to relieve.
Para todo esto, fuerza es confesarlo, tiene un poderoso auxiliar en Pepita Jiménez, cuya devoción y natural compasivo siempre está él poniendo por las nubes.
In all this, it must be confessed, he has a powerful auxiliary in Pepita, whose piety and compassionate disposition he is always extolling.
El carácter de esta especie de culto que el Vicario rinde a Pepita va sellado, casi se confunde con el ejercicio de mil buenas obras; con las limosnas, el rezo, el culto público y el cuidado de los menesterosos.
This species of homage which the vicar pays to Pepita is founded upon, and goes side by side with, the practise of a thousand good works—the giving of alms, prayer, public worship, and the care of the poor.
Pepita no da sólo para los pobres, sino también para novenas, sermones y otras fiestas de iglesia. Si los altares de la parroquia brillan a veces adornados de bellísimas flores, estas flores se deben a la munificencia de Pepita, que las ha hecho traer de sus huertas. Si en lugar del antiguo manto, viejo y raído que tenía la Virgen de los Dolores, luce hoy un flamante y magnífico manto de terciopelo negro bordado de plata, Pepita es quien lo ha costeado.
Pepita not only gives alms for the poor, but also gives money for special prayers, sermons, and other observances of the Church. If the altars of the parish are gay at times with beautiful flowers, these flowers are due to the bounty of Pepita, who has sent them from her garden. If Our Lady of Sorrows, instead of her old worn cloak, wears to-day a resplendent and magnificent mantle of black velvet embroidered with silver, Pepita it is who has paid for it.
Éstos y otros tales beneficios, el Vicario está siempre decantándolos y ensalzándolos. Así es que, cuando no hablo yo de mis miras, de mi vocación, de mis estudios, lo cual embelesa en extremo al señor Vicario, y le trae suspenso de mis labios; cuando es él quien habla y yo quien escucho, la conversación, después de mil vueltas y rodeos, viene a parar siempre en hablar de Pepita Jiménez. Y al cabo, ¿de quién me ha de hablar el señor Vicario? Su trato con el médico, con el boticario, con los ricos labradores de aquí, apenas da motivo para tres palabras de conversación. Como el señor Vicario posee la rarísima cualidad en un lugareño de no ser amigo de contar vidas ajenas ni lances escandalosos, de nadie tiene que hablar sino de la mencionada mujer, a quien visita con frecuencia, y con quien, según se desprende de lo que dice, tiene los más íntimos coloquios.
These and other similar acts of beneficence the vicar is always extolling and magnifying. Thus it is, when I am not speaking of my own aims, of my vocation, of my studies, to hear about which gives the reverend vicar great delight, and keeps him hanging upon my words, that, after a thousand turns, he always ends by speaking of Pepita Jiménez. And of whom, indeed, should the reverend vicar speak to me? His intercourse with the doctor, with the apothecary, with the rich husbandmen of the place, hardly gives ground for three words of conversation. As the reverend vicar possesses the very rare quality, in one bred in the country, of not being fond of scandal, or of meddling in other people′s affairs, he has no one to speak of but Pepita, whom he visits frequently, and with whom, as may be gathered from what he says, he is in the habit of holding the most familiar colloquies.
No sé qué libros habrá leído Pepita Jiménez, ni que instrucción tendrá; pero de lo que cuenta el señor Vicario se colige que está dotada de un espíritu inquieto e investigador, donde se ofrecen infinitas cuestiones y problemas que anhela dilucidar y resolver, presentándolos para ello al señor Vicario, a quien deja agradablemente confuso. Este hombre, educado a la rústica, clérigo de misa y olla como vulgarmente suele decirse, tiene el entendimiento abierto a toda luz de verdad, aunque carece de iniciativa, y, por lo visto, los problemas y cuestiones que Pepita le presenta le abren nuevos horizontes y nuevos caminos, aunque nebulosos y mal determinados, que él no presumía siquiera, que no acierta a trazar con exactitud, pero cuya vaguedad, novedad y misterio le encantan.
I know not what books Pepita Jiménez has read, nor what education she may have received, but from what the reverend vicar says it may be deduced that she possesses a restless soul and an inquiring spirit, to which a multiplicity of questions and problems present themselves that she longs to elucidate and resolve, bringing them for that purpose before the reverend vicar, whom she thus puts into a state of agreeable perplexity. This man, educated in country fashion, a priest whose breviary is, as one may say, his library, possesses an understanding open to the light of truth, but is wanting in original power, and thus the problems and questions Pepita presents to him open before him new horizons and new paths, nebulous and vague indeed, and which he did not even imagine to exist, which he is not able to follow with exactitude, but whose vagueness, novelty, and mystery enchant him.
No desconoce el padre Vicario que esto tiene mucho de peligroso, y que él y Pepita se exponen a dar, sin saberlo, en alguna herejía; pero se tranquiliza porque, distando mucho de ser un gran teólogo, sabe su catecismo al dedillo, tiene confianza en Dios, que le iluminará, y espera no extraviarse, y da por cierto que Pepita seguirá sus consejos y no se extraviará nunca.
The vicar is not ignorant of the danger of all this, and that he and Pepita expose themselves to falling, without knowing it, into some heresy; but he tranquillizes his conscience with the thought that, although very far from being a great theologian, he has his Catechism at his fingers′ ends, he has confidence in God that He will illuminate his spirit, and he hopes not to be led into error, and takes it for granted that Pepita will follow his counsels, and never deviate from the right path.
Así imaginan ambos mil poesías, aunque informes, bellas, sobre todos los misterios de nuestra religión y artículos de nuestra fe. Inmensa es la devoción que tienen a María Santísima, Señora nuestra, y yo me quedo absorto de ver cómo saben enlazar la idea o el concepto popular de la Virgen con algunos de los más remontados pensamientos teológicos.
Thus do both form to themselves a thousand poetical conceptions, full of charm although vague, of all the mysteries of our religion and the articles of our faith. Great is the devotion they profess to the most Holy Virgin, and I am astonished to see how they are able to blend the popular idea or conception of the Virgin with some of the sublimest theological thoughts.
Por lo que relata el padre Vicario, entreveo que en el alma de Pepita Jiménez, en medio de la serenidad y calma que aparenta, hay clavado un agudo dardo de dolor; hay un amor de pureza contrariado por su vida pasada. Pepita amó a don Gumersindo como a su compañero, como a su bienhechor, como al hombre a quien todo se lo debía; pero la atormenta, la avergÜenza el recuerdo de que don Gumersindo fue su marido.
From what the vicar relates I can perceive that Pepita Jiménez′s soul, in the midst of its apparent calmness and serenity, is transfixed by the sharp arrow of suffering; there is in it a love of purity in contradiction with her past life. Pepita loved Don Gumersindo as her companion, as her benefactor, as the man to whom she owed everything; but she is tortured, she is humiliated, by the recollection that Don Gumersindo was her husband.
En su devoción a la Virgen se descubre un sentimiento de humillación dolorosa, un torcedor, una melancolía que influye en su mente el recuerdo de su matrimonio indigno y estéril.
In her devotion to the Virgin there may be detected a feeling of painful humiliation, of suffering, of sadness, produced by the recollection of her ignoble and childless marriage.
Hasta en su adoración al niño Dios, representado en la preciosa imagen de talla que tiene en su casa, interviene el amor maternal sin objeto, el amor maternal que busca ese objeto en un ser no nacido de pecado y de impureza.
Even in her adoration of the Infant Jesus, in the beautiful carved image she has in her house, there is something of maternal love that lacks an object on which to expend its tenderness, of maternal love that seeks this object in a being not born of sin and impurity.
El padre Vicario dice que Pepita adora al niño Jesús como a su Dios, pero que le ama con las entrañas maternales con que amaría a un hijo, si le tuviese, y si en su concepción no hubiera habido cosa de que tuviera ella que avergonzarse. El padre Vicario nota que Pepita sueña con la madre ideal y con el hijo ideal, inmaculados ambos, al rezar a la Virgen Santísima, y al cuidar a su lindo niño Jesús de talla.
The vicar says that Pepita worships the Infant Jesus as her God, but that she also loves him with the maternal tenderness she would feel for a son, if she had one, and whom she had no cause to regard with any other feeling than affection. The vicar sees that Pepita, in her prayers to the Holy Virgin, and in her care of her beautiful image of the Child Jesus, has in her thoughts the ideal Mother and the ideal Son, both alike immaculate.
Aseguro a usted que no sé qué pensar de todas estas extrañezas. ¡Conozco tan poco lo que son las mujeres! Lo que de Pepita me cuenta el padre Vicario me sorprende; y si bien más a menudo entiendo que Pepita es buena, y no mala, a veces me infunde cierto terror por mi padre. Con los cincuenta y cinco años que tiene, creo que está enamorado, y Pepita, aunque buena por reflexión, puede sin premeditarlo ni calcularlo, ser un instrumento del espíritu del mal; puede tener una coquetería irreflexiva e instintiva, más invencible, eficaz y funesta aún que la que procede de premeditación, cálculo y discurso.
I confess that I know not what to think of all these singularities. I know so little of women! What the vicar tells me of Pepita surprises me; and yet, though on the whole I believe her to be good rather than the contrary, she inspires me at times with a certain fear on my father′s account. Notwithstanding his fifty-five years, I believe that he is in love; and Pepita, although virtuous through conviction, may, without premeditating or intending it, be an instrument of the spirit of evil, may practise a species of coquetry, involuntary and instinctive, more irresistible, efficacious, and fatal than that which proceeds from premeditation, calculation, and reasoning.
¿Quién sabe, me digo yo a veces, si a pesar de las buenas obras de Pepita, de sus rezos, de su vida devota y recogida, de sus limosnas y de sus donativos para las iglesias, en todo lo cual se puede fundar el afecto que el padre Vicario la profesa, no hay también un hechizo mundano, no hay algo de magia diabólica en este prestigio de que se rodea y con el cual emboba a este cándido padre Vicario, y le lleva y le trae y le hace que no piense ni hable sino de ella a todo momento? El mismo imperio que ejerce Pepita sobre un hombre tan descreído como mi padre, sobre una naturaleza tan varonil y poco sentimental, tiene en verdad mucho de raro.
Who knows, I say to myself at times, notwithstanding her prayers, her secluded and devout life, her alms and her gifts to the churches—on all which is based the affection that the vicar entertains for her—if there be not also an earthly spell, if there be not something of diabolical magic in the arts she practises, and with which she deludes and beguiles this simple vicar, so that he thinks and speaks only of her on all occasions? The very influence that Pepita exercises over a man so incredulous as my father, a man whose nature is so vigorous and so little sentimental, has in it, in truth, something extraordinary.
No explican tampoco las buenas obras de Pepita el respeto y afecto que infunde, por lo general, en estos rústicos. Los niños pequeñuelos acuden a verla las pocas veces que sale a la calle y quieren besarla la mano; las mozuelas le sonríen y la saludan con amor, los hombres todos se quitan el sombrero a su paso y se inclinan con la más espontánea reverencia y con la más sencilla y natural simpatía.
Nor do the good works of Pepita suffice to explain the respect and affection with which she inspires these country people in general. On the rare occasions on which she leaves the house the little children run to meet her and kiss her hand; the young girls smile, and salute her with affection; and the men take off their hats as she passes, and incline themselves before her with the most spontaneous reverence and the most natural good feeling.
Pepita Jiménez, a quien muchos han visto nacer; a quien vieron todos en la miseria, viviendo con su madre; a quien han visto después casada con el decrépito y avaro don Gumersindo, hace olvidar todo esto, y aparece como un ser peregrino, venido de alguna tierra lejana, de alguna esfera superior, pura y radiante, y obliga y mueve al acatamiento afectuoso, a algo como admiración amantísima a todos sus compatricios.
Pepita Jiménez, whom many of the villagers have known since she was born, and who, to the knowledge of every one here, lived in poverty with her mother until her marriage to the decrepit and avaricious Don Gumersindo, has caused all this to be forgotten, and is now looked upon as a wondrous being, a visitant, pure and radiant, from some distant land, from some higher sphere, and is regarded by her fellow townspeople with affectionate esteem, and something like loving admiration.
Veo que distraídamente voy cayendo en el mismo defecto que en el padre Vicario censuro, y que no hablo a usted sino de Pepita Jiménez. Pero esto es natural. Aquí no se habla de otra cosa. Se diría que todo el lugar está lleno del espíritu, del pensamiento, de la imagen de esta singular mujer, que yo no acierto aún a determinar si es un ángel o una refinada coqueta llena de astucia instintiva, aunque los términos parezcan contradictorios. Porque lo que es con plena conciencia estoy convencido de que esta mujer no es coqueta ni suena en ganarse voluntades para satisfacer su vanagloria.
I see that I am inadvertently falling into the same fault that I censure in the reverend vicar, and that I speak to you of nothing but Pepita. But this is natural. Here no one speaks of anything else. One would suppose the whole place to be full of the spirit, of the thought, of the image of this singular woman, in regard to whom I have not been able to determine if she be an angel or an accomplished coquette, full of instinctive astuteness, although the words may seem to involve a contradiction. For I am fully convinced in my own mind that this woman does not play the coquette, nor seek to gain the good-will of others, in order to gratify her vanity.
Hay sinceridad y candor en Pepita Jiménez. No hay más que verla para creerlo así. Su andar airoso y reposado, su esbelta estatura, lo terso y despejado de su frente, la suave y pura luz de sus miradas, todo se concierta en un ritmo adecuado, todo se une en perfecta armonía, donde no se descubre nota que disuene.
Pepita′s soul is full of candor and sincerity. One has only to see her to be convinced of this. Her dignified and graceful bearing, her slender figure, the smoothness and clearness of her forehead, the soft and pure light of her eyes, all blend into a fitting harmony, in which there is not a single discordant note.
¡Cuánto me pesa de haber venido por aquí y de permanecer aquí tan largo tiempo! Había pasado la vida en su casa de usted y en el Seminario; no había visto ni tratado más que a mis compañeros y maestros; nada conocía del mundo sino por especulación y teoría; y de pronto, aunque sea en un lugar, me veo lanzado en medio del mundo, y distraído de mis estudios, meditaciones y oraciones, por mil objetos profanos.
How deeply I regret having come to this place, and having remained here so long! I had passed my life in your house, and in the seminary; I had seen and known no one but my companions and my teachers; I knew nothing of the world but through speculation and through theory; and suddenly I find myself thrown into the midst of this world, though it be only that of a village, and distracted from my studies, meditations, and prayers by a thousand profane objects.
20 de abril
April 20th.
Las últimas cartas de usted, queridísimo tío, han sido de grata consolación para mi alma. Benévolo como siempre, me amonesta usted y me ilumina con advertencias útiles y discretas.
YOUR last letters, dearest uncle, have been a welcome consolation to my soul. Benevolent, as always, you admonish and enlighten me with prudent and useful reflections.
Es verdad: mi vehemencia es digna de vituperio. Quiero alcanzar el fin sin poner los medios; quiero llegar al término de la jornada sin andar antes paso a paso el áspero camino.
It is true my impetuosity is worthy of reprobation. I wish to attain my aims without making use of the means requisite to their attainment; I wish to reach the journey′s end without first treading, step by step, the rough and thorny path.
Me quejo de sequedad de espíritu en la oración, de distraído, de disipar mi ternura en objetos pueriles, ansío volar al trato íntimo con Dios, a la contemplación esencial, y desdeño la oración imaginaria y la meditación racional y discursiva. ¿Cómo sin obtener la pureza, cómo sin ver la luz he de lograr el goce del amor?
I complain of an aridity of spirit in prayer, of inability to fix my thoughts, of a proneness to dissipate my tenderness on childish objects; I desire to elevate myself to and be absorbed in God, to attain at once to the contemplation of essential being; and yet I disdain mental prayer and rational and discursive meditation. How, without attaining to its purity, how, without beholding its light, can I hope to enjoy the delights of divine love?
Hay mucha soberbia en mí, y yo he de procurar humillarme a mis propios ojos, a fin de que el espíritu del mal no me humille, permitiéndolo Dios, en castigo de mi presunción y de mi orgullo.
I am by nature arrogant, and I shall therefore endeavor to humiliate myself in my own eyes, in order that God may not suffer the spirit of evil, in punishment of my pride and presumption, to cover me with humiliation.
No creo, a pesar de todo, como usted me advierte, que es tan fácil para mí una fea y no pensada caída. No confío en mí; confío en la misericordia de Dios y en su gracia, y espero que no sea.
I do not believe that it would be easy for me to fall into a lapse from virtue so shameful and unexpected as the one you fear. I do not confide in myself; I confide in the mercy of God and in His grace; and I trust they will not fail me.
Con todo, razón tiene usted que le sobra en aconsejarme que no me ligue mucho en amistad con Pepita Jiménez; pero yo disto bastante de estar ligado con ella.
Nevertheless, you are altogether right in advising me to abstain from forming ties of friendship with Pepita Jiménez; I am far enough from being bound to her by any tie.
No ignoro que los varones religiosos y los santos, que deben servirnos de ejemplo y dechado, cuando tuvieron gran familiaridad y amor con mujeres fue en la ancianidad, o estando ya muy probados y quebrantados por la penitencia, o existiendo una notable desproporción de edad entre ellos y las piadosas amigas que elegían; como se cuenta de san Jerónimo y santa Paulina, y de san Juan de la Cruz y santa Teresa. Y aun así, y aun siendo el amor de todo punto espiritual, sé que puede pecar por demasía. Porque Dios no más debe ocupar nuestra alma, como su dueño y esposo, y cualquiera otro ser que en ella more ha de ser sólo a título de amigo o siervo o hechura del esposo, y en quien el esposo se complace.
I am not ignorant that, when those holy men and saints, who should serve us as models and examples, were bound in close intimacy and affection with women, it was in their old age, or when they were already proved and disciplined by penitence; or when there existed a noticeable disproportion in years between them and the pious women they elected to be their friends, as is related of St. Jerome and St. Paulina, and of St. John of the Cross and St. Theresa. And even thus, even with a purely spiritual affection, I know it is possible to sin through excess; for God only should occupy the soul as Lord and Spouse, and any other being who dwells in it should do so but as the friend, the servant, the creation of the Spouse, and as one in whom the Spouse delights.
No crea usted, pues, que yo me jacte de invencible y desdeñe los peligros y los desafíe y los busque. En ellos perece quien los ama. Y cuando el rey profeta, con ser tan conforme al corazón del Señor y tan su valido, y cuando Salomón, a pesar de su sobrenatural e infusa sabiduría, fueron, conturbados y pecaron, porque Dios quitó su faz de ellos, ¿qué no debo temer yo, mísero pecador, tan joven, tan inexperto de las astucias del demonio, y tan poco firme y adiestrado en las peleas de la virtud?
Do not think, however, that I vaunt myself on being invincible, that I despise danger, and defy and seek it. He who loves danger shall perish therein. And if the prophet-king, though so agreeable in the sight of God, and so favored of Him, and Solomon, notwithstanding his supernatural and God-given wisdom, were troubled and fell into sin because God turned His face away from them, what have not I to fear, miserable sinner that I am, so young, so inexperienced in the wiles of the devil, and so wavering and unpractised in the combats of virtue?
Lleno de un provechoso temor de Dios, y con la debida desconfianza de mi flaqueza, no olvidaré los consejos y prudentes amonestaciones de usted, rezando con fervor mis oraciones y meditando en las cosas divinas para aborrecer las mundanas en lo que tienen de aborrecibles; pero aseguro a usted que hasta ahora, por más que ahondo en mi conciencia y registro con suspicacia sus más escondidos senos, nada descubro que me haga temer lo que usted teme.
Filled with a salutary fear of God, and imbued with a fitting distrust of my own weakness, I shall not be forgetful of your counsels and your prudent admonitions; and I shall pray meantime with fervor, and meditate on holy things, in order to abhor the things of the world, in so far as they deserve abhorrence; but of this I may assure you, that, however deeply I penetrate into the depths of my conscience, however carefully I search its inmost recesses, I have thus far discovered nothing to make me share your fears.
Si de mis cartas anteriores resultan encomios para el alma de Pepita Jiménez, culpa es de mi padre y del señor Vicario, y no mía; porque al principio, lejos de ser favorable a esta mujer, estaba yo prevenido contra ella con prevención injusta.
If my former letters are full of encomiums on the virtue of Pepita, it is the fault of my father and of the reverend vicar, and not mine; for at first, far from being friendly to this woman, I was unjustly prejudiced against her.
En cuanto a la belleza y donaire corporal de Pepita, crea usted que lo he considerado todo con entera limpieza de pensamiento. Y aunque me sea costoso el decirlo, y aunque a usted le duela un poco, le confesaré que si alguna leve mancha ha venido a empañar el sereno y pulido espejo de mi alma, en que Pepita se reflejaba, ha sido la ruda sospecha de usted, que casi me ha llevado por un instante a que yo mismo sospeche.
As for the beauty and physical grace of Pepita, be assured that I have contemplated them with entire purity of thought, and, though it cost me something to say it, and may cost you a little to hear it, I confess that, if any cloud has arisen to dim the clear and serene image of Pepita in the mirror of my soul, it has been owing to your harsh suspicions, which for an instant have almost made me suspect myself.
Pero no. ¿Qué he pensado yo, qué he mirado, qué he celebrado en Pepita, por donde nadie pueda colegir que propendo a sentir por ella algo que no sea amistad y aquella inocente y limpia admiración que inspira una obra de arte, y más si la obra es del Artífice soberano, y nada menos que su templo?
But no; what thought have I ever entertained with regard to Pepita, what have I seen or praised in her that should lead any one to suppose me to have any other feeling for her than friendship, and the admiration, pure and innocent, that a work of art may inspire, the more especially if it be the work of the Supreme Artist, and nothing less than the temple wherein He dwells?
Por otra parte, querido tío, yo tengo que vivir en el mundo, tengo que tratar a las gentes, tengo que verlas, y no he de arrancarme los ojos. Usted me ha dicho mil veces que me quiere en la vida activa, predicando la ley divina, difundiéndola por el mundo, y no entregado a la vida contemplativa en la soledad y el aislamiento. Ahora bien; si esto es así como lo es, ¿de qué suerte me había yo de gobernar para no reparar en Pepita Jiménez? A no ponerme en ridículo cerrando en su presencia los ojos, fuerza es que yo vea y note la hermosura de los suyos; lo blanco, sonrosado y limpio de su tez; la igualdad y el nacarado esmalte de los dientes, que descubre a menudo cuando sonríe; la fresca púrpura de sus labios; la serenidad y tersura de su frente, y otros mil atractivos que Dios ha puesto en ella. Claro está que para el que lleva en su alma el germen de los pensamientos livianos, la levadura del vicio, cada una de las impresiones que Pepita produce, puede ser como el golpe del eslabón que hiere el pedernal y que hace brotar la chispa que todo lo incendia y devora; pero yendo prevenido contra este peligro, y reparándome y cubriéndome bien con el escudo de la prudencia cristiana, no encuentro que tenga yo nada que recelar. Además que, si bien es temerario buscar el peligro, es cobardía no saber arrostrarle y huir de él cuando se presenta.
Besides, dear uncle, I shall have to live in the world, to hold intercourse with my fellow beings, to see them, and I can not, for that reason, pluck out my eyes. You have told me many times that you wish me to devote myself to a life of action, preaching the Divine law, and making it known in the world, rather than to a contemplative life in the midst of solitude and isolation. Well, then, this being so, how would you have me act in order to avoid seeing Pepita Jiménez? Unless I made myself ridiculous by closing my own eyes in her presence, how could I fail to notice the beauty of hers; the clearness, the roseate hue, and the purity of her complexion; the evenness and pearly whiteness of her teeth, which she discloses with frequency when she smiles; the fresh carmine of her lips, the serenity and smoothness of her brow, and a thousand other attractions with which Heaven has endowed her? It is true that for one who bears within his soul the germ of evil thoughts, the leaven of vice, any one of the impressions that Pepita produces might be the shock of the steel against the flint, kindling the spark that would set fire to and consume all around it; but, prepared for this danger, watching against it, and guarded with the shield of Christian prudence, I do not think I have anything to fear. Besides, if it be rash to seek danger, it is cowardly not to be able to face it, and to shun it when it presents itself.
No lo dude usted; yo veo en Pepita Jiménez una hermosa criatura de Dios, y por Dios la amo como a hermana. Si alguna predilección siento por ella, es por las alabanzas que de ella oigo a mi padre, al señor Vicario y a casi todos los de este lugar.
Have no fear; I see in Pepita only a beautiful creation of God, and in God I love her as a sister. If I feel any predilection for her, it is because of the praises I hear spoken of her by my father, by the reverend vicar, and by almost every one here.
Por amor a mi padre desearía yo que Pepita desistiese de sus ideas y planes de vida retirada, y se casase con él; pero, prescindiendo de esto, y si yo viese que mi padre sólo tenía un capricho, y no una verdadera pasión, me alegraría de que Pepita permaneciese firme en su casta viudez, y cuando yo estuviese muy lejos de aquí, allá en la India o en el Japón, o en algunas misiones más peligrosas, tendría un consuelo en escribirle algo sobre mis peregrinaciones y trabajos.
For my father′s sake it would please me were Pepita to relinquish her inclination for a life of seclusion, and her purpose to lead it, and to marry him. But were it not for this—were I to see that my father had only a caprice and not a genuine passion for her—then I should be glad that Pepita would remain resolute in her chaste widowhood; and when I should be far away from here—in India, or Japan, or some other yet more dangerous mission—I might find a consolation in writing to her of my wanderings and labors.
Cuando, ya viejo, volviese yo por este lugar, también gozaría mucho en intimar con ella, que estaría ya vieja, y en tener con ella coloquios espirituales y pláticas por el estilo de las que tiene ahora el padre Vicario. Hoy, sin embargo, como soy mozo, me acerco poco a Pepita; apenas la hablo. Prefiero pasar por encogido, por tonto, por mal criado y arisco, a dar la menor ocasión, no ya a la realidad de sentir por ella lo que no debo, pero ni a la sospecha ni a la maledicencia.
Then, when I returned here in my old age it would be a great pleasure for me to be on friendly terms with her, who would also then be aged, and to hold spiritual colloquies with her, and chats of the same sort as those the father vicar now holds with her. At present, however, as I am but a young man, I see but little of Pepita; I hardly speak to her. I prefer to be thought bashful, shy, ill-bred, and rude, rather than give any one the least occasion for thinking that I feel toward her as I ought not to, or even for suspicion or for gossip.
En cuanto a Pepita, ni remotamente convengo en lo que usted deja entrever como vago recelo. ¿Qué plan ha de formar respecto a un hombre que va a ser clérigo dentro de dos o tres meses? Ella, que ha desairado a tantos, ¿por qué había de prendarse de mí? Harto me conozco y sé que no puedo, por fortuna, inspirar pasiones. Dicen que no soy feo, pero soy desmañado, torpe, corto de genio, poco ameno; tengo trazas de lo que soy: de un estudiante humilde. ¿Qué valgo yo al lado de los gallardos mozos, aunque algo rústicos, que han pretendido a Pepita; ágiles jinetes, discretos y regocijados en la conversación, cazadores como Nembrot, diestros en todos los ejercicios de cuerpo, cantadores finos y celebrados en todas las ferias de Andalucía, y bailarines apuestos, elegantes y primorosos? Si Pepita ha desairado todo esto, ¿cómo ha de fijarse ahora en mí y ha de concebir el diabólico deseo y más diabólico proyecto de turbar la paz de mi alma, de hacerme abandonar mi vocación, tal vez de perderme? No, no es posible. Yo creo buena a Pepita, y a mí, lo digo sin mentida modestia, me creo insignificante. Ya se entiende que me creo insignificante para enamorarla, no para ser su amigo; no para que ella me estime y llegue a tener un día cierta predilección por mí, cuando yo acierte a hacerme digno de esta predilección con una santa y laboriosa vida.
As for Pepita herself, not even in the most remote degree do I share the apprehension which vaguely you express. What projects could she form in respect to a man who, in two or three months more, is to be a priest! She, who has treated so many others with disdain—why should she be attracted by me? I know myself well, and I know that, fortunately, I am not capable of inspiring a passion. They say I am not ill-looking, but I am awkward, dull, shy, wanting in amiability; I bear the stamp of what I am—a humble student. What am I, compared with the gallant if somewhat rustic youths who have paid court to Pepita—agile horsemen, discreet and agreeable in conversation, Nimrods in the chase, skilled in all bodily exercises, singers of renown in all the fairs of Andalusia, and graceful and accomplished in the dance? If Pepita has scorned all these, how should she now think of me, and conceive the diabolical desire, and the more than diabolical project, of troubling the peace of my soul, of making me abandon my vocation, perhaps of plunging me into perdition? No, it is not possible. Pepita I believe to be good, and myself—and I say it in all sincerity—insignificant; insignificant, be it understood, so far as inspiring her with love is concerned, but not too insignificant to be her friend, to merit her esteem, to be the object one day, in a certain sense, of her preference, when I shall have succeeded in making myself worthy of this preference by a holy and laborious life.
Perdóneme usted si me defiendo con sobrado calor de ciertas reticencias de la carta de usted, que suenan a acusaciones y a fatídicos pronósticos.
I ask you to forgive me if I have vindicated myself too warmly from certain half-expressed suspicions in your letter—suspicions that sound like accusations, or like prophetic warnings.
Yo no me quejo de esas reticencias; usted me da avisos prudentes, gran parte de los cuales acepto y pienso seguir. Si va usted más allá de lo justo en el recelar, consiste, sin duda, en el interés que por mí se toma, y que yo de todo corazón le agradezco.
I do not complain of these suspicions: you have given me judicious advice, the greater part of which I accept and intend to follow; if you have gone a little beyond what is just in your suspicions, it is owing, without doubt, to the interest you take in me, and for which I am grateful to you with all my heart.
4 de mayo
May 4th.
Extraño es que en tantos días ya no haya tenido tiempo para escribir a usted; pero tal es la verdad. Mi padre no me deja parar y las visitas me asedian.
IT is strange that in so many days I should not have had time to write to you, but such is the fact. My father does not let me rest a moment, and I am besieged by visitors.
En las grandes ciudades es fácil no recibir, aislarse, crearse una soledad, una Tebaida en medio del bullicio; en un lugar de Andalucía, y sobre todo teniendo la honra de ser hijo del cacique, es menester vivir en público. No ya sólo hasta al cuarto donde escribo, sino hasta mi alcoba penetran, sin que nadie se atreva a oponerse, el señor Vicario, el escribano, mi primo Currito, hijo de doña Casilda, y otros mil, que me despiertan si estoy dormido y me llevan donde quieren.
In large cities it is easy to avoid seeing visitors, to isolate one′s self, to create for one′s self a solitude, a Thebaid in the midst of the tumult; in an Andalusian village, and, above all, when one has the honor of being the son of the squire, it is necessary to live in public. Not only now to my study, but even to my bedroom, do the reverend vicar, the notary, my cousin Currito, the son of Doña Casilda, and a hundred others, penetrate without any one daring to oppose them, waken me if I am asleep, and carry me off with them wherever they wish.
El casino no es aquí mera diversión nocturna, sino de todas las horas del día. Desde las once de la mañana está lleno de gente que charla, que lee por cima algún periódico para saber las noticias, y que juega al tresillo. Personas hay que se pasan diez o doce horas al día jugando a dicho juego. En fin, hay aquí una holganza tan encantadora, que más no puede ser. Las diversiones son muchas, a fin de entretener dicha holganza. Además del tresillo se arma la timbirimba con frecuencia y se juega al monte. Las damas, el ajedrez y el dominó no se descuidan. Y, por último, hay una pasión decidida por las riñas de gallos.
The clubhouse here is not a place of amusement for the evening only, but for all the hours of the day. From eleven o′clock in the morning it is full of people, who chat, glance over a paper to learn the news, and play at ombre, which, I have come to the conclusion, is the Spaniard′s favorite game of cards; there are persons here who spend ten or twelve hours a day at it. In short, there is as much enjoyment here as one could well desire. In order that this enjoyment may be uninterrupted there are a great many amusements. Besides ombre, there are many other games at cards. Draughts, chess, and dominoes are not neglected. And, finally, there is a decided passion for cock-fighting.
Todo esto, con el visiteo, el ir al campo a inspeccionar las labores, el ajustar todas las noches las cuentas con el aperador, el visitar las bodegas y candioteras, y el clarificar, trasegar y perfeccionar los vinos, y el tratar con gitanos y chalanes para compra, venta o cambalache de los caballos, mulas y borricos, o con gente de Jerez que viene a comprar nuestro vino para trocarle en jerezano, ocupa aquí de diario a los hidalgos, señoritos o como quieran llamarse. En ocasiones extraordinarias hay otras faenas y diversiones que dan a todo más animación, como en tiempo de la siega, de la vendimia y de la recolección de la aceituna; o bien cuando hay feria y toros aquí o en otro pueblo cercano, o bien cuando hay romería al santuario de alguna milagrosa imagen de María Santísima, a donde, si acuden no pocos por curiosidad y para divertirse y feriar a sus amigas cupidos y escapularios, más son los que acuden por devoción y en cumplimiento de voto o promesa. Hay santuario de estos que está en la cumbre de una elevadísima sierra, y con todo no faltan aún mujeres delicadas que suben allí con los pies descalzos, hiriéndoselos con abrojos, espinas y piedras, por el pendiente y mal trazado sendero.
All this, together with making calls, going to the fields to inspect the work, settling accounts every night with the overseer, visiting the wine-vaults and cask-stores, superintending the clarifying, rebottling, and perfecting of the wines, treating with gipsies and horsedealers for the purchase, sale, or barter of horses, mules, and donkeys, or with dealers from Xeres who come to buy our wine in order to convert it into sherry, are here the daily occupation of the gentry, squirearchy, or whatever else they may choose to call themselves. On extraordinary occasions there are other tasks and amusements that give a greater appearance of animation to everything: as in harvest-time, at the vintage, and the gathering in of the olives; or when there is a fair or a bull-fight, either here or in a neighboring village; or when there is a pilgrimage to the sanctuary of some miraculous image of the Holy Virgin, where, if it be true that many go through curiosity, or to amuse themselves, and give to their sweethearts a fairing of a Cupid or a rosary, many more go through devotion, or in fulfilment of a vow or promise. One of these sanctuaries is situated at the top of a very high mountain, yet there is no lack of delicate women who, to reach it, will climb, with bare feet wounded by the stones and brambles, the steep and rugged path that leads to it.
La vida de aquí tiene cierto encanto. Para quien no sueña con la gloria, para quien nada ambiciona, comprendo que sea muy descansada y dulce vida. Hasta la soledad puede lograrse aquí haciendo un esfuerzo. Como yo estoy aquí por una temporada, no puedo ni debo hacerlo; pero, si yo estuviese de asiento, no hallaría dificultad, sin ofender a nadie, en encerrarme y retraerme durante muchas horas o durante todo el día, a fin de entregarme a mis estudios y meditaciones.
There is a certain charm in the life here. For one who has no desire for fame, no ambition, I can understand that it might be a very easy and agreeable life. Even solitude may be obtained by an effort. As I am here only for a short time, I can neither make this effort, nor ought I to do so; but if I were settled here, I should find no difficulty in secluding myself—and that, too, without offending any one—for several hours, or for the whole day, if it were necessary, in order to devote myself to my studies and meditations.
Su nueva y más reciente carta de usted me ha afligido un poco. Veo que insiste usted en sus sospechas y no sé qué contestar para justificarme, sino lo que ya he contestado.
Your last letter has troubled me a little. I see that you persist in your suspicions, and I know not what answer to make in order to justify myself but the answer I have already made you.
Dice usted que la gran victoria en cierto género de batallas consiste en la fuga; que huir es vencer. ¿Cómo he de negar yo lo que el Apóstol y tantos santos Padres y Doctores han dicho? Con todo, de sobra sabe usted que el huir no depende de mi voluntad. Mi padre no quiere que me vaya; mi padre me retiene a pesar mío; tengo que obedecerle. Necesito, pues, vencer por otros medios, y no por el de la fuga.
You say that the victory, in a certain kind of warfare, consists in flight; that to fly is to conquer. Why should I seek to deny what the Apostle and so many holy Fathers and Doctors of the Church have said? But you well know that, in this case, flight does not depend upon me. My father is resolved that I shall not go; he keeps me here against my will, and I must obey him. The victory must be gained by other means, then, than by flight.
Para que usted se tranquilice, repetiré que la lucha apenas está empeñada, que usted ve las cosas más adelantadas de lo que están.
To set your mind at rest, I repeat that matters have not gone so far as you think; that you see them in a much more advanced stage than they really are.
No hay el menor indicio de que Pepita Jiménez me quiera. Y aunque me quisiese, sería de otro modo que como querían las mujeres que usted cita para mi ejemplar escarmiento. Una señora bien educada y honesta en nuestros días no es tan inflamable y desaforada como esas matronas de que están llenas las historias antiguas.
There is not the slightest sign that Pepita Jiménez loves me. And even did she love me, it would be in a different way from that in which these women loved whom you cite as a salutary warning to me. A lady of our times, virtuous and well brought up, is neither so susceptible nor so wanting in decorum as those matrons of whose adventures ancient history is full.
El pasaje que aduce usted de san Juan Crisóstomo es digno del mayor respeto, pero no es del todo apropiado a las circunstancias. La gran dama que en Of, Tebas o Dióspolis Magna, se enamoró del hijo predilecto de Jacob, debió de ser hermosísima; sólo así se concibe que asegure el Santo ser mayor prodigio el que Josef no ardiera que el que los tres mancebos que hizo poner Nabucodonosor en el horno candente no se redujesen a cenizas.
The passage you cite from St. John Chrysostom is indeed worthy of consideration; but it is not altogether applicable to the circumstances. The great lady who in On, Thebes, or Diospolis Magna, fell in love with the favorite son of Jacob, was in all probability extremely handsome. By such a supposition only can one comprehend the words of the saint, that it was a greater miracle that Joseph should have passed through this ordeal unscathed, than that the three young men whom Nebuchadnezzar caused to be placed in the fiery furnace were not reduced to ashes!
Confieso con ingenuidad que, lo que es en punto a hermosura, no atino a representarme que supere a Pepita Jiménez la mujer de aquel príncipe egipcio, mayordomo mayor o cosa por el estilo del palacio de los faraones; pero ni yo soy como Josef, agraciado con tantos dones y excelencias, ni Pepita es una mujer sin religión y sin decoro. Y aunque fuera así, aun suponiendo todos estos horrores, no me explico la ponderación de san Juan Crisóstomo sino porque vivía en la capital corrompida, y semi-gentílica aún, del Bajo Imperio; en aquella corte, cuyos vicios tan crudamente censuró, y donde la propia emperatriz Eudoxia daba ejemplo de corrupción y de escándalo. Pero hoy, que la moral evangélica ha penetrado más profundamente en el seno de la sociedad cristiana, me parece exagerado creer más milagroso el casto desdén del hijo de Jacob que la incombustibilidad material de los tres mancebos de Babilonia.
As far as beauty is concerned, I confess frankly that I can not think that the wife of the Egyptian prince, chamberlain of the palace of the Pharaohs, or whatever else may have been his title, was in any degree superior to Pepita Jiménez. But neither am I endowed with as many gifts and excellences as was Joseph, nor is Pepita a woman without religion and without decorum. And even were the circumstances such as he relates, were all those horrors true, I can only account for the exaggerated language of St. John Chrysostom by the fact that he lived in the corrupt capital, half Gentile still, of the Lower Empire, in the midst of that Court whose vices he so harshly censures, and where the Empress Eudoxia herself gave an example of scandal and corruption. But in our day, when the morality taught in the Gospel has penetrated more deeply into the strata of society, it seems to me an exaggeration to think the chaste scorn of the son of Jacob any more miraculous than the material incombustibility of the three young men of Babylon.
Otro punto toca usted en su carta que me anima y lisonjea en extremo. Condena usted como debe el sentimentalismo exagerado y la propensión a enternecerme y a llorar por motivos pueriles, de que le dije padecía a veces; pero esta afeminada pasión de ánimo, ya que existe en mí, importando desecharla, celebra usted que no se mezcle con la oración y la meditación y las contamine. Usted reconoce y aplaude en mí la energía verdaderamente varonil que debe haber en el afecto y en la mente que anhelan elevarse a Dios.
There is one point on which you touch in your letter that encourages and pleases me greatly. You condemn, as is right, the exaggerated sentimentality, and the tendency to be easily moved and to weep from childish motives, from which I told you that I suffered at times; but since this disposition of soul, so necessary to combat, exists in me, you rejoice that it does not affect my prayers and meditations and contaminate them. You recognize and praise in me the virile energy that should animate the passions and the mind that seek to elevate themselves to God.
La inteligencia que pugna por comprenderle ha de ser briosa; la voluntad que se le somete por completo es porque triunfa de sí misma, riñendo bravas batallas con todos los apetitos, y derrotando y poniendo en fuga todas las tentaciones; el mismo afecto acendrado y ardiente, que, aun en criaturas simples y cuitadas, puede encumbrarse hasta Dios por un rapto de amor, logrando conocerle por iluminación sobrenatural, es hijo, a más de la gracia divina, de un carácter firme y entero. Esa languidez, ese quebranto de la voluntad, esa ternura enfermiza, nada tienen que hacer con la caridad, con la devoción y con el amor divino. Aquello es atributo de menos que mujeres; éstas son pasiones, si pasiones pueden llamarse, de más que hombres, de ángeles. Sí, tiene usted razón de confiar en mí, y de esperar que no he de perderme porque una piedad relajada y muelle abra las puertas de mi corazón a los vicios, transigiendo con ellos. Dios me salvará y yo combatiré por salvarme con su auxilio; pero, si me pierdo, los enemigos del alma y los pecados mortales no han de entrar disfrazados ni por capitulación en la fortaleza de mi conciencia, sino con banderas desplegadas, llevándolo todo a sangre y fuego y después de acérrimo combate.
The intelligence that strives to comprehend Him must be a vigorous one; the will that submits itself entirely to Him must first have triumphed, fighting bravely against every appetite, and defeating and putting to flight every temptation over self. The very passion which, purified and ardent, has power, even in weak and miserable mortals, to exalt itself, by an ecstasy of love, to God Himself, attaining by a supernatural illumination to the knowledge of Him, is the offspring of a steadfast and upright character, as well as of the Divine grace. This languor, this debility of the will, this morbid tenderness have nothing in them in common with charity, with piety, or with Divine love. The former are the attributes of a nature less than feminine; the latter are passions, if passions they can be called, of angels rather than of men. God will be my surety, and with His help I will fight for my own salvation. But should I sink into perdition, not in disguise nor by capitulation shall the enemies of the soul and the sins of the flesh enter into the fortress of my conscience, but with banners flying, laying waste everything before them by fire and sword, and after a desperate conflict.
En estos últimos días he tenido ocasión de ejercitar mi paciencia en grande y de mortificar mi amor propio del modo más cruel.
In the past few days I have had occasion to practise patience in an extreme degree, and to mortify my self-love in the most cruel manner.
Mi padre quiso pagar a Pepita el obsequio de la huerta, y la convidó a visitar su quinta del Pozo de la Solana. La expedición fue el 22 de abril. No se me olvidará esta fecha.
My father, wishing to return Pepita′s compliment of the garden-party, invited her to visit his villa at the Pozo de la Solana. The excursion took place on the 22d of April. I shall not soon forget the date.
El Pozo de la Solana dista más de dos leguas de este lugar, y no hay hasta allí sino camino de herradura. Tuvimos todos que ir a caballo. Yo, como jamás he aprendido a montar, he acompañado a mi padre en todas las anteriores excursiones en una mulita de paso, muy mansa, y que, según la expresión de Dientes, el mulero, es más noble que el oro y más serena que un coche. En el viaje al Pozo de la Solana fui en la misma cabalgadura.
The Pozo de la Solana is about two leagues distant from the village, and the only road to it is a bridle-path. We all had to go on horseback. As I never learned to ride, I had on former occasions accompanied my father mounted on a pacing mule, gentle, and, according to the expression of Dientes the muleteer, as good as gold, and of easier motion than a carriage. On the journey to the Pozo de la Solana I went in the same manner.
Mi padre, el escribano, el boticario y mi primo Currito iban en buenos caballos. Mi tía doña Casilda, que pesa más de diez arrobas, en una enorme y poderosa burra con sus jamugas. El señor Vicario en una mula mansa y serena como la mía.
My father, the notary, the apothecary, and my cousin Currito were mounted on good horses. My aunt, Doña Casilda, who weighs more than two hundred and fifty pounds, rode on a large and powerful donkey, seated in a commodious side-saddle. The reverend vicar rode a gentle and easy mule like mine.
En cuanto a Pepita Jiménez, que imaginaba yo que vendría también en burra con jamugas, pues ignoraba que montase, me sorprendió apareciendo en un caballo tordo muy vivo y fogoso, vestida de amazona, y manejando el caballo con destreza y primor notables.
As for Pepita Jiménez, who, I supposed, would go also mounted on a donkey, in the same sort of easy saddle as my aunt—for I was ignorant that she knew how to ride—she surprised me by making her appearance on a black and white horse full of fire and spirit. She wore a riding-habit, and managed her horse with admirable grace and skill.
Me alegré de ver a Pepita tan gallarda a caballo, pero desde luego presentí y empezó a mortificarme el desairado papel que me tocaba hacer al lado de la robusta tía doña Casilda y del padre Vicario, yendo nosotros a retaguardia, pacíficos y serenos como en coche, mientras que la lucida cabalgata caracolearía, correría, trotaría y haría mil evoluciones y escarceos.
I was pleased to see Pepita look so charming on horseback, but I soon began to foresee and to be mortified by the sorry part I would play, jogging on in the rear beside my corpulent aunt Casilda and the vicar, all three as quiet and tranquil as if we were seated in a carriage, while the gay cavalcade in front would caracole, gallop, trot, and make a thousand other displays of their horsemanship.
Al punto se me antojó que Pepita me miraba compasiva, al ver la facha lastimosa que sobre la mula debía yo de tener. Mi primo Currito me miró con sonrisa burlona, y empezó enseguida a embromarme y atormentarme.
I fancied on the instant that there was something of compassion in Pepita′s glance as she noted the pitiable appearance I no doubt presented, seated on my mule. My cousin Currito looked at me with a mocking smile, and immediately began to make fun of me and to tease me.
Aplauda usted mi resignación y mi valerosa paciencia. A todo me sometí de buen talante, y pronto hasta las bromas de Currito acabaron al notar cuán invulnerable yo era. Pero ¡cuánto sufrí por dentro! Ellos corrieron, galoparon, se nos adelantaron a la ida y a la vuelta. El Vicario y yo permanecimos siempre serenos,como las mulas, sin salir del paso y llevando a doña Casilda en medio.
Confess that I deserve credit for my resignation and courage. I submitted to everything with a good grace, and Currito′s jests soon ceased when he saw that I was invulnerable to them. But what did I not suffer in secret! The others, now trotting, now galloping, rode in advance of us, both in going and returning. The vicar and I, with Doña Casilda between us, rode on, tranquil as the mules we were seated upon, without hastening or retarding our pace.
Ni siquiera tuve el consuelo de hablar con el padre Vicario, cuya conversación me es tan grata, ni de encerrarme dentro de mí mismo y fantasear y soñar, ni de admirar a mis solas la belleza del terreno que recorríamos. Doña Casilda es de una locuacidad abominable, y tuvimos que oírla. Nos dijo cuanto hay que saber de chismes del pueblo, y nos habló de todas sus habilidades, y nos explicó el modo de hacer salchichas, morcillas de sesos, hojaldres y otros mil guisos y regalos. Nadie la vence en negocios de cocina y de matanza de cerdos, según ella, sino Antoñona, la nodriza de Pepita Jiménez, y hoy su ama de llaves y directora de su casa. Yo conozco ya a la tal Antoñona, pues va y viene a casa con recados, y, en efecto, es muy lista; tan parlanchina como la tía Casilda, pero cien mil veces más discreta.
I had not even the consolation of chatting with the vicar, in whose conversation I find so much pleasure, nor of wrapping myself up in my own thoughts and giving the rein to my fancy, nor of silently admiring the beauty of the scenery around us. Doña Casilda is gifted with an abominable loquacity, and we were obliged to listen to her. She told us all there is to be told of the gossip of the village; she recounted to us all her accomplishments; she told us how to make sausages, brain-puddings, pastry, and innumerable other dishes and delicacies. There is no one, according to herself, who can rival her in matters pertaining to the kitchen, or to the dressing of hogs, but Antoñona, Pepita′s nurse, and now her housekeeper and general manager. I am already acquainted with this Antoñona, for she goes back and forth between her mistress′s house and ours with messages, and is in truth extremely handy—as loquacious as Aunt Casilda, but a great deal more discreet.
El camino hasta el Pozo de la Solana es delicioso; pero yo iba tan contrariado, que no acerté a gozar de él. Cuando llegamos a la casería y nos apeamos, se me quitó de encima un gran peso, como si fuese yo quien hubiese llevado a la mula y no la mula a mí.
The scenery on the road to the Pozo de la Solana is charming, but my mind was so disturbed during our journey that I could not enjoy it. When we arrived at the villa and dismounted, I was relieved of a great load, as if it had been I who carried the mule, and not the mule who carried me.
Ya a pie, recorrimos la posesión, que es magnífica, variada y extensa. Hay allí más de ciento veinte fanegas de viña vieja y majuelo, todo bajo una linde; otro tanto o más de olivar, y, por último, un bosque de encinas de las más corpulentas que aún quedan en pie en toda Andalucía. El agua del Pozo de la Solana forma un arroyo claro y abundante, donde vienen a beber todos los pajarillos de las cercanías, y donde se cazan a centenares por medio de espartos con liga o con red, en cuyo centro se colocan el cimbel y el reclamo. Allí recordé mis diversiones de la niñez y cuantas veces había ido yo a cazar pajarillos de la manera expresada.
We then proceeded on foot through the estate, which is magnificent, of varied character and extensive. There are vines, old and newly planted, all on the same property, producing more than five hundred bushels of grapes; olive trees that yield to the same amount; and, finally, a grove of the most majestic oaks that are to be found in all Andalusia. The water of the Pozo de la Solana forms a clear and deep brook, at which all the birds of the neighborhood come to drink, and on whose borders they are caught by hundreds, by means of reeds smeared with bird-lime, or of nets, in the centre of which are fastened a cord and a decoy. All this carried my thoughts back to the sports of my childhood, and to the many times that I too had gone to catch birds in the same manner.
Siguiendo el curso del arroyo, y sobre todo en las hondonadas, hay muchos álamos y otros árboles altos, que, con las matas y hierbas, crean un intrincado laberinto y una sombría espesura. Mil plantas silvestres y olorosas crecen allí de un modo espontáneo, y por cierto que es difícil imaginar nada más esquivo, agreste y verdaderamente solitario, apacible y silencioso que aquellos lugares. Se concibe allí en el fervor del mediodía, cuando el sol vierte a torrentes la luz desde un cielo sin nubes, en las calurosas y reposadas siestas, el mismo terror misterioso de las horas nocturnas. Se concibe allí la vida de los antiguos patriarcas y de los primitivos héroes y pastores, y las apariciones y visiones que tenían las ninfas, de deidades y de ángeles, en medio de la claridad meridiana.
Following the course of the brook, and especially in the ravines, are many poplars and other tall trees, which, together with the bushes and the shrubs, form a dark and labyrinthine wood. A thousand fragrant wild flowers grow there spontaneously, and it would, in truth, be difficult to imagine anything more secluded and sylvan, more solitary, peaceful, and silent than this spot. Even in the fervor of noonday, when the sun pours down his light in torrents from a heaven without a cloud, the mind experiences the same mysterious terror as visits it at times in the silent hours of the night. One can understand here the manner of life of the patriarchs of old, and of the primitive shepherds and heroes; and the visions and apparitions that appeared to them of nymphs, of gods, and of angels, in the midst of the noonday brightness.
Andando por aquella espesura, hubo un momento en el cual, no acierto a decir cómo, Pepita y yo nos encontramos solos; yo al lado de ella. Los demás se habían quedado atrás.
As we walked through this thicket, there arrived a moment in which, I know not how, Pepita and I found ourselves alone together. The others had remained behind.
Entonces sentí por todo mi cuerpo un estremecimiento. Era la primera vez que me veía a solas con aquella mujer y en sitio tan apartado, y cuando yo pensaba en las apariciones meridianas, ya siniestras, ya dulces y siempre sobrenaturales, de los hombres de las edades remotas.
I felt a sudden thrill pass through me. For the first time, and in a place so solitary, I found myself alone with this woman; while my thoughts were still dwelling on the noontide apparitions, now sinister, now gracious, but always supernatural, vouchsafed to the men of remote ages.
Pepita había dejado en la casería la larga falda de montar, y caminaba con un vestido corto que no estorbaba la graciosa ligereza de sus movimientos. Sobre la cabeza llevaba un sombrerillo andaluz colocado con gracia. En la mano el látigo, que se me antojó como varita de virtudes, con que pudiera hechizarme aquella maga.
Pepita had left the long skirt of her riding-habit in the house, and now wore a short dress that did not interfere with the graceful ease of her movements. She had on her head a little Andalusian hat, which became her extremely. She carried in her hand her riding-whip, which I fancied to myself to be a magic wand by means of which this enchantress might cast her spells over me.
No temo repetir aquí los elogios de su belleza. En aquellos sitios agrestes se me apareció más hermosa. La cautela que recomiendan los ascetas de pensar en ella, afeada por los años y por las enfermedades; de figurármela muerta, llena de hedor y podredumbre, y cubierta de gusanos, vino, a pesar mío, a mi imaginación; y digo a pesar mío, porque no entiendo que tan terrible cautela fuese indispensable. Ninguna idea mala en lo material, ninguna sugestión del espíritu maligno turbó entonces mi razón ni logró inficionar mi voluntad y mis sentidos.
I am not afraid to transcribe here these eulogies of her beauty. In this sylvan scene she appeared to me more beautiful than ever. The precaution recommended in similar cases by ascetics, to think of her beauty defaced by sickness and old age, to picture her to myself dead, the prey of corruption and of the worm, presented itself, against my will, to my imagination; and I say against my will, for I do not concur in the necessity for such a precaution. No thought of the material, no suggestion of the evil spirit, troubled my reason or infected my will or my senses.
Lo que sí se me ocurrió fue un argumento para invalidar, al menos en mí, la virtud de esa cautela. La hermosura, obra de un arte soberano y divino, puede ser caduca y efímera, desaparecer en el instante; pero su idea es eterna y en la mente del hombre vive vida inmortal una vez percibida. La belleza de esta mujer, tal como hoy se me manifiesta, desaparecerá dentro de breves años; ese cuerpo elegante, esas formas esbeltas, esa noble cabeza, tan gentilmente erguida sobre los hombros, todo será pasto de gusanos inmundos; pero si la materia ha de transformarse, la forma, el pensamiento artístico, la hermosura misma, ¿quién la destruirá? ¿No está en la mente divina? Percibida y conocida por mí, ¿no vivirá en mi alma, vencedora de la vejez y aun de la muerte?
What did occur to me was an argument—at least to my mind—in disproof of the efficacy of this precaution. Beauty, the creation of a Sovereign and Divine Power, may indeed be frail and ephemeral, may vanish in an instant; but the idea of beauty is eternal, and, once perceived by the mind, it lives there an immortal life. The beauty of this woman, such as it manifests itself to-day, will disappear in a few short years; the graceful form, those charming contours, the noble head that raises itself so proudly above her shoulders: all will be food for loathsome worms; but—though the material must of necessity be transformed—its idea, the creative thought—abstract beauty, in a word—what shall destroy this? Does it not exist in the Divine Mind? Once perceived and known by me, must it not continue to live in my soul, triumphing over age and even over death?
Así meditaba yo, cuando Pepita y yo nos acercamos. Así serenaba yo mi espíritu y mitigaba los recelos que usted ha sabido infundirme. Yo deseaba y no deseaba a la vez que llegasen los otros. Me complacía y me afligía al mismo tiempo de estar solo con aquella mujer.
I was meditating thus, striving to tranquilize my spirit and dissipate the doubts which you have succeeded in infusing into my mind, when Pepita and I encountered each other. I was pleased and at the same time troubled to find myself alone with her—hoping and yet fearing that the others would join us.
La voz argentina de Pepita rompió el silencio, y, sacándome de mis meditaciones, dijo:
The silvery voice of Pepita broke the silence, and drew me from my meditations, saying:
-¡Qué callado y qué triste está usted, señor don Luis! Me apesadumbra el pensar que tal vez por culpa mía, en parte al menos, da a usted hoy un mal rato su padre trayéndole a estas soledades, y sacándole de otras más apartadas, donde no tendrá usted nada que le distraiga de sus oraciones y piadosas lecturas.
“How silent you are, Don Luis, and how sad! I am pained to think that it is perhaps through my fault, or partly so at least, that your father has caused you to spend a disagreeable day in these solitudes, taking you away from a solitude more congenial, where there would be nothing to distract your attention from your prayers and pious books.”
Yo no sé lo que contesté a esto. Hube de contestar alguna sandez, porque estaba turbado; y ni quería hacer un cumplimiento a Pepita, diciendo galanterías profanas, ni quería tampoco contestar de un modo grosero.
I know not what answer I made to this. It must have been something nonsensical, for my mind was troubled. I did not wish to flatter Pepita by paying her profane compliments, nor, on the other hand, did I wish to answer her rudely.
Ella prosiguió:
She continued:
-Usted me ha de perdonar si soy maliciosa; pero se me figura que, además del disgusto de verse usted separado hoy de sus ocupaciones favoritas, hay algo más que contribuye poderosamente a su mal humor.
“You must forgive me if I am wrong, but I fancy that, in addition to the annoyance of seeing yourself deprived to-day of your favorite occupation, there is something else that powerfully contributes to your ill-humor.”
-¿Qué es ese algo más? -dije yo-, pues usted lo descubre todo o cree descubrirlo.
“And what is this something else?” I said; “since you have discovered it, or fancy you have done so.”
-Ese algo más -replicó Pepita- no es sentimiento propio de quien va a ser sacerdote tan pronto; pero sí lo es de un joven de veintidós años.
“This something else,” responded Pepita, “is a feeling not altogether becoming in one who is going to be a priest so soon, but very natural in a young man of twenty-two.”
Al oír esto, sentí que la sangre me subía al rostro y que el rostro me ardía. Imaginé mil extravagancias; me creí presa de una obsesión. Me juzgué provocado por Pepita, que iba a darme a entender que conocía que yo gustaba de ella. Entonces mi timidez se trocó en atrevida soberbia, y la miré de hito en hito. Algo de ridículo hubo de haber en mi mirada; pero, o Pepita no lo advirtió, o lo disimuló con benévola prudencia, exclamando del modo más sencillo:
On hearing this I felt the blood mount to my face, and my face burn. I imagined a thousand absurdities; I thought myself beset by evil spirits; I fancied myself tempted by Pepita, who was doubtless about to let me understand that she knew I loved her. Then my timidity gave place to haughtiness, and I looked her steadily in the face. There must have been something laughable in my look, but either Pepita did not observe it, or, if she did, she concealed the fact with amiable discretion; for she exclaimed, in the most natural manner:
-No se ofenda usted porque yo le descubra alguna falta. Esta que he notado me parece leve. Usted está lastimado de las bromas de Currito y de hacer (hablando profanamente) un papel poco airoso, montado en una mula mansa como el señor Vicario, con sus ochenta años, y no en un brioso caballo, como debiera un joven de su edad y circunstancias. La culpa es del señor Deán, que no ha pensado en que usted aprenda a montar. La equitación no se opone a la vida que usted piensa seguir, y yo creo que su padre de usted, ya que está usted aquí, debiera en pocos días enseñarle. Si usted va a Persia o a China, allí no hay ferrocarriles aún y hará usted una triste figura cabalgando mal. Tal vez se desacredite el misionero entre aquellos bárbaros, merced a esta torpeza, y luego sea más difícil de lograr el fruto de las predicaciones.
“Do not be offended because I find you are not without fault. This that I have observed seems to me a slight one. You are hurt by the jests of Currito, and by being compelled to play—speaking profanely—a not very dignified part, mounted, like the reverend vicar with his eighty years, on a placid mule, and not, as a youth of your age and condition should be, on a spirited horse. The fault is the reverend dean′s, to whom it did not occur that you should learn to ride. To know how to manage a horse is not opposed to the career you intend to follow, and I think, now that you are here, that your father might in a few days give you the necessary instruction to enable you to do so. If you should go to Persia or to China, where there are no railroads yet, you will make but a sorry figure in those countries as a bad horseman. It is possible even that, by this oversight, the missionary himself may come to lose prestige in the eyes of those barbarians, which will make it all the more difficult for him to reap the fruits of his labors.”
Estos y otros razonamientos más adujo Pepita para que yo aprendiese a montar a caballo y quedé tan convencido de lo útil que es la equitación para un misionero, que le prometí aprender enseguida, tomando a mi padre por maestro.
This and other arguments Pepita adduced in order to persuade me to learn to ride on horseback; and I was so convinced of the necessity of a missionary′s being a good horseman that I promised her to learn at once, taking my father as a teacher.
-En la primera nueva expedición que hagamos -le dije-, he de ir en el caballo más fogoso de mi padre, y no en la mulita de paso en que voy ahora.
“On the very next expedition we make,” I said, “I shall ride the most spirited horse my father has, instead of the mule I am riding to-day.”
-Mucho me alegraré -replicó Pepita con una sonrisa de indecible suavidad.
“I shall be very glad if you do,” responded Pepita, with a smile of indescribable sweetness.
En esto llegaron todos al sitio en que estábamos, y yo me alegré en mis adentros, no por otra cosa, sino por temor de no acertar a sostener la conversación, y de salir con doscientas mil simplicidades por mi poca o ninguna práctica de hablar con mujeres.
At this moment we were joined by the rest of the party, at which I was secretly rejoiced, though for no other reason than the fear of not being able to sustain the conversation, and of saying a great many foolish things, on account of the little experience I have had in conversing with women.
Después del paseo, sobre la fresca hierba y en el más lindo sitio junto al arroyo, nos sirvieron los criados de mi padre una rústica y abundante merienda. La conversación fue muy animada, y Pepita mostró mucho ingenio y discreción. Mi primo Currito volvió a embromarme sobre mi manera de cabalgar y sobre la mansedumbre de mi mula, me llamó teólogo, y me dijo que sobre aquella mula parecía que iba yo repartiendo bendiciones. Esta vez, ya con el firme propósito de hacerme jinete, contesté a las bromas con desenfado picante. Me callé, con todo, el compromiso contraído de aprender la equitación. Pepita, aunque en nada habíamos convenido, pensó sin duda, como yo, que importaba el sigilo para sorprender luego, cabalgando bien, y nada dijo de nuestra conversación. De aquí provino, natural y sencillamente, que existiera un secreto entre ambos lo cual produjo en mi ánimo extraño efecto.
After our walk my father′s servants spread before us on the fresh grass, in the most charming spot beside the brook, a rural and abundant collation. The conversation was very animated, and Pepita acquitted herself with much discretion and intelligence. My cousin Currito returned to his jests about my manner of riding and the meekness of my mule. He called me a theologian, and said that, seated on muleback, I looked as if I were dispensing blessings. This time, however, being now firmly resolved to learn to ride, I answered his jests with sarcastic indifference. I was silent, nevertheless, with respect to the promise I had just made Pepita. The latter, doubtless thinking as I did—although we had come to no understanding in the matter—that silence for the present was necessary to ensure the complete success of the surprise that I would create afterward by my knowledge of horsemanship, said nothing of our conversation. Thus it happened, naturally and in the simplest manner, that a secret existed between us; and it produced in my mind a singular effect.
Nada más ocurrió aquel día, que merezca contarse.
Nothing else worth telling occurred during the day.
Por la tarde volvimos al lugar como habíamos venido. Yo, sin embargo, en mi mula mansa ya al lado de la tía Casilda, no me aburrí ni entristecí a la vuelta como a la ida. Durante todo el viaje oí a la tía sin cansancio referir sus historias, y por momentos me distraje en vagas imaginaciones.
In the afternoon we returned to the village in the same manner in which we had left it. Yet, seated on my easygoing mule and at the side of my aunt Casilda, I did not experience the same fatigue or sadness as before. During the whole journey I listened without weariness to my aunt′s stories, amusing myself at times in conjuring up idle fancies.
Nada de lo que en mi alma pasa debe ser un misterio para usted. Declaro que la figura de Pepita era como el centro, o mejor dicho, como el núcleo y el foco de estas imaginaciones vagas.
Nothing of what passes in my soul shall be concealed from you. I confess, then, that the figure of Pepita was, as it were, the centre, or rather the nucleus and focus, of these idle fancies.
Su meridiana aparición en lo más intrincado, umbrío y silencioso de la verde enramada me trajo a la memoria todas las apariciones, buenas o malas, de seres portentosos y de condición superior a la nuestra, que había yo leído en los autores sagrados y los clásicos profanos. Pepita, pues, se me mostraba en los ojos y en el teatro interior de mi fantasía, no como iba a caballo delante de nosotros, sino de un modo ideal y etéreo, en el retiro nemoroso, como a Eneas su madre, como a Calímaco Palas, como al pastor bohemio Kroco la sílfide que luego concibió a Libusa, como Diana al hijo de Aristeo, como al Patriarca los ángeles en el valle de Mambré, como a San Antonio el hipocentauro en la soledad del yermo.
The noonday vision in which she had appeared to me, in the shadiest and most sequestered part of the grove, brought to my memory all the visions, holy and unholy, of wondrous beings, of a condition superior to ours, that I had read of in sacred authors and in the profane classics. Pepita appeared to the eyes and on the stage of my fancy in the leafy seclusion of the grove, not as she rode before us on horseback, but in an ideal and ethereal fashion—as Venus to Ćneas, as Minerva to Callimachus, as the sylph who afterward became the mother of Libusa to the Bohemian Kroco, as Diana to the son of Aristæus, as the angels in the valley of Mamre to the Patriarch, as the hippocentaur to St. Anthony in the solitude of the wilderness.
Encuentro tan natural como el de Pepita se trocaba en mi mente en algo de prodigio. Por un momento, al notar la consistencia de esta imaginación, me creí obseso; me figuré, como era evidente, que en los pocos minutos que había estado a solas con Pepita junto al arroyo de la Solana, nada había ocurrido que no fuese natural y vulgar; pero que después, conforme iba yo caminando tranquilo en mi mula, algún demonio se agitaba invisible en torno mío, sugiriéndome mil disparates.
That the vision of Pepita should assume in my mind something of a supernatural character seems to me no more to be wondered at than any of these. For an instant, seeing the consistency of the illusion, I thought myself tempted by evil spirits; but I reflected that in the few moments during which I had been alone with Pepita near the brook of the Solana, nothing had occurred that was not natural and commonplace; that it was afterward as I rode along quietly on my mule, that some demon, hovering invisible around me, had suggested these extravagant fancies.
Aquella noche dije a mi padre mi deseo de aprender a montar. No quise ocultarle que Pepita me había excitado a ello. Mi padre tuvo una alegría extraordinaria. Me abrazó, me besó, me dijo que ya no era usted solo mi maestro, que él también iba a tener el gusto de enseñarme algo. Me aseguró, por último, que en dos o tres semanas haría de mí el mejor caballista de toda Andalucía; capaz de ir a Gibraltar por contrabando y de volver de allí, burlando al resguardo, con una coracha de tabaco y con un buen alijo de algodones; apto, en suma, para pasmar a todos los jinetes que se lucen en las ferias de Sevilla y de Mairena, y para oprimir los lomos de Babieca, de Bucéfalo, y aun de los propios caballos del Sol, si por acaso bajaban a la tierra y podía yo asirlos de la brida.
That night I told my father of my desire to learn to ride. I did not wish to conceal from him that it was Pepita who had suggested this desire. My father was greatly rejoiced; he embraced me, he kissed me, he said that now not you only would be my teacher, but that he also would have the pleasure of teaching me something. He ended by assuring me that in two or three weeks he would make me the best horseman of all Andalusia; able to go to Gibraltar for contraband goods, and come back laden with tobacco and cotton, after eluding the vigilance of the Custom-house officers; fit, in a word to astonish the riders who show off their horsemanship in the fairs of Seville and Mairena, and worthy to press the flanks of Babieca, Bucephalus, or even of the horses of the sun themselves, if they should by chance descend to earth, and I could catch them by the bridle.
Ignoro qué pensará usted de este arte de la equitación que estoy aprendiendo; pero presumo que no lo tendrá por malo.
I don′t know what you will think of this notion of my learning to ride, but I take it for granted you will see nothing wrong in it.
¡Si viera usted qué gozoso está mi padre y cómo se deleita enseñándome! Desde el día siguiente al de la expedición que he referido, doy dos lecciones diarias. Día hay, durante el cual, la lección es perpetua, porque nos le pasamos a caballo. La primera semana fueron las lecciones en el corralón de casa, que está desempedrado y sirvió de picadero.
If you could but see how happy my father is, and how he delights in teaching me! Since the day after the excursion I told you of, I take two lessons daily. There are days on which the lesson is continuous, for we are on horseback from morning till night. During the first week the lessons took place in the courtyard of the house, which is unpaved, and which served us as a riding-school.
Ya salimos al campo, pero procurando que nadie nos vea. Mi padre no quiere que me muestre en público hasta que pasme por lo bien plantado, según él dice. Si su vanidad de padre no le engaña, esto será muy pronto porque tengo una disposición maravillosa para ser buen jinete.
We now ride out into the country, but manage so that no one shall see us. My father does not want me to show myself on horseback in public until I am able to astonish every one by my fine appearance in the saddle, as he says. If the vanity natural to a father does not deceive him, this, it seems, will be very soon, for I have a wonderful aptitude for riding.
-¡Bien se ve que eres mi hijo! -exclama mi padre con júbilo al contemplar mis adelantos.
“It is easy to see that you are my son!” my father exclaims with joy, as he watches my progress.
Es tan bueno mi padre, que espero que usted le perdonará su lenguaje profano y sus chistes irreverentes. Yo me aflijo en lo interior de mi alma, pero lo sufro todo. Con las continuadas y largas lecciones estoy que da lástima de agujetas. Mi padre me recomienda que escriba a usted que me abro las carnes a disciplinazos.
My father is so good that I hope you will pardon him the profane language and irreverent jests in which he indulges at times. I grieve for this at the bottom of my soul, but I endure it with patience. These constant and long-continued lessons have reduced me to a pitiable condition with blisters. My father enjoins me to write to you that they are caused by mortification of the flesh.
Como dentro de poco sostiene que me dará por enseñado, y no desea jubilarse de maestro, me propone otros estudios extravagantes y harto impropios de un futuro sacerdote. Unas veces quiere enseñarme a derribar, para llevarme luego a Sevilla, donde dejaré bizcos a los ternes y gente del bronce, con la garrocha en la mano, en los llanos de Tablada. Otras veces se acuerda de sus mocedades y de cuando fue guardia de Corps y dice que va a buscar sus floretes, guantes y caretas y a enseñarme la esgrima. Y por último, presumiendo también mi padre de manejar como nadie una navaja, ha llegado a ofrecerme que me comunicará esta habilidad.
As he declares that within a few weeks I shall be an accomplished horseman, and he does not desire to be superannuated as a master, he proposes to teach me other accomplishments of a somewhat irregular character, and sufficiently unsuited to a future priest. At times he proposes to train me in bull-fighting, in order that he may take me afterward to Seville, where, with lance in hand, on the plains of Tablada, I shall make the braggarts and the bullies stare. Then he recalls his own youthful days, when he belonged to the bodyguard, and declares that he will look up his foils, gloves, and masks, and teach me to fence. And, finally, as my father flatters himself that he can wield the Sevillian dagger better than any one else, he has offered to teach me even this accomplishment also.
Ya se hará usted cargo de lo que yo contesto a tamañas locuras. Mi padre replica que en los buenos tiempos antiguos, no ya los clérigos, sino hasta los obispos andaban a caballo acuchillando infieles. Yo observo que eso podía suceder en las edades bárbaras, pero que ahora no deben los ministros del Altísimo saber esgrimir más armas que las de la persuasión.
You can already imagine the answer I make to all this nonsense. My father replies that, in the good old times, not only the priests, but even the bishops themselves, rode about the country on horseback, putting infidels to the sword. I rejoin that this might happen in the Dark Ages, but that in our day the ministers of the Most High should know of no other weapons than those of persuasion.
[1-Y cuando la persuasión no basta -añade mi padre-, ¿no viene bien corroborar un poco los argumentos a linternazos? -El misionero completo, según entiende mi padre, debe en ocasiones apelar a estos medios heroicos; y como mi padre ha leído muchos romances e histonas, cita ejemplos en apoyo de su opinión. Cita en primer lugar a Santiago, quien, sin dejar de ser apóstol, más acuchilla a los moros que les predica y persuade en su caballo blanco; cita a un señor de la Vera, que fue con una embajada de los Reyes Católicos para Boabdil, y que en el patio de los Leones se enredó con los moros en disputas teológicas, y, apurado ya de razones, sacó la espada y arremetió contra ellos para acabar de convertirlos, y cita por último, al hidalgo vizcaíno don Íñigo de Loyola, el cual, en una controversia que tuvo con un moro sobre la pureza de María Santísima, harto ya de las impías y horrorosas blasfemias con que el moro le contradecía, se fue sobre él espada en mano, y si el moro no se salva por pies, le infunde el convencimiento en el alma por estilo tremendo. Sobre el lance de san Ignacio contesto yo a mi padre que fue antes de que el santo se hiciera sacerdote, y sobre los otros ejemplos digo que no hay paridad.
“And what if persuasion be not enough?” says my father. “Do you think it would be amiss to reenforce argument with a few good blows of a cudgel?” The complete missionary, according to my father′s opinion, should know how, on occasion, to take recourse to these heroic measures, and as my father has read a great many tales and romances, he quotes various examples in support of his opinion. He cites, in the first place, St. James, who on his white horse, without ceasing to be an apostle, put more Moors to the sword than he preached to or convinced. He cites a certain Señor de la Vera, who, being sent on an embassy to Boabdil by Ferdinand and Isabella, became entangled in a theological discussion with the Moors in the Court of the Lions, and, having exhausted his arguments, drew his sword and fell upon them with fury in order to complete their conversion. And he finally cites the Biscayan nobleman, Ignatius Loyola, who, in a controversy he had with a Moor regarding the purity of the Holy Virgin, growing weary at last of the impious and horrible blasphemies with which the aforesaid Moor contradicted him, fell upon him, sword in hand, and, if he had not taken to his heels, would have forced conviction upon his soul in a terrible fashion. In regard to the incident relating to St. Ignatius, I answer my father that this was before the saint became a priest; and in regard to the other examples, I answer that historians are not agreed.
En suma, yo me defiendo como puedo de las bromas de mi padre y me limito a ser buen jinete sin estudiar esas otras artes, tan impropias de los clérigos, aunque mi padre asegura que no pocos clérigos españoles las saben y las ejercen a menudo en España, aun en el día de hoy, a fin de que la fe triunfe y se conserve o restaure la unidad católica.
In short, I defend myself as best I can against my father′s jests, and I content myself with being a good horseman, without learning other accomplishments unsuited to the clergy, although my father assures me that not a few of the Spanish clergy understand and practise them with frequency in Spain, even in our own day, with a view to contributing to the triumph of the faith, and to the preservation or the restoration of the unity of the Church.
Me pesa en el alma de que mi padre sea así; de que hable con irreverencia y burla de las cosas más serias; pero no incumbe a un hijo respetuoso el ir más allá de lo que voy en reprimir sus desahogos un tanto volterianos. Los llamo un tanto volterianos, porque no acierto a calificarlos bien. En el fondo mi padre es buen católico, y esto me consuela.
I am grieved to the soul by this levity of my father′s, and that he should speak with irreverence and jestingly about the most serious things; but a respectful son is not called upon to go further than I do in repressing his somewhat Voltairean freedom of speech. I say Voltairean, because I am not able to describe it by any other word. At heart my father is a good Catholic, and this thought consoles me.
Ayer fue día de la Cruz y estuvo el lugar muy animado. En cada calle hubo seis o siete cruces de Mayo llenas de flores, si bien ninguna tan bella como la que puso Pepita en la puerta de su casa. Era un mar de flores el que engalanaba la cruz.
Yesterday was the Feast of the Cross, and the village presented a very animated appearance. In each street were six or seven May-crosses covered with flowers, but none of them was so beautiful as that placed by Pepita at the door of her house. It was adorned by a perfect cascade of flowers.
Por la noche tuvimos fiesta en casa de Pepita. La cruz, que había estado en la calle, se colocó en una gran sala baja, donde hay piano, y nos dio Pepita un espectáculo sencillo y poético que yo había visto cuando niño, aunque no lo recordaba.
In the evening we went to an entertainment at the house of Pepita. The cross which had stood at the door was now placed in a large saloon on the ground floor, in which there is a piano, and Pepita presented us with a simple and poetic spectacle—one that I had seen when a child, but had since forgotten.
De la cabeza de la cruz pendían siete listones o cintas anchas, dos blancas, dos verdes y tres encarnadas, que son los colores simbólicos de las virtudes teologales. Ocho niños de cinco o seis años, representando los Siete Sacramentos, asidos de las siete cintas que pendían de la cruz, bailaron a modo de una contradanza muy bien ensayada. El Bautismo era un niño vestido de catecúmeno con su túnica blanca, el Orden otro niño de sacerdote; la Confirmación, un obispito, la Extremaunción, un peregrino con bordón y esclavina llena de conchas; el Matrimonio, un novio y una novia, y un Nazareno con cruz y corona de espinas la Penitencia.
From the upper part of the cross hung down seven bands or broad ribbons, two white, two green, and three red, the symbolic colors of the theological virtues. Small children, five or six years old, representing the seven sacraments, and holding the seven ribbons that hung from the cross, performed with great skill a species of contra-dance. The sacrament of baptism was represented by a child wearing the white robe of a catechumen; ordination, by another child as a priest; confirmation, by a little bishop; extreme unction, by a pilgrim with staff and scrip, the latter filled with shells; marriage, by a bride and bridegroom; and penance, by a Nazarene with cross and crown of thorns.
El baile, más que baile, fue una serie de reverencias, pasos, evoluciones, y genuflexiones al compás de una música no mala, de algo como marcha, que el organista tocó en el piano con bastante destreza.
The dance was a series of reverences, steps, evolutions, and genuflexions, rather than a dance, performed to the sound of very tolerable music, something like a march, which the organist played, not without skill, on the piano.
Los niños, hijos de criados y familiares de la casa de Pepita, después de hacer su papel, se fueron a dormir muy regalados y agasajados.
The little dancers, children of the servants or retainers of Pepita, after playing their parts, went away to bed loaded with gifts and caresses.
La tertulia continuó hasta las doce, y hubo refresco; esto es, tacillas de almíbar, y, por último, chocolate con torta de bizcocho y agua con azucarillos.
The entertainment, in the course of which we were served with refreshments, continued till twelve; the refreshments were syrup served in little cups, and afterward chocolate with sponge-cake, and meringues and sugared water.
El retiro y la soledad de Pepita van olvidándose desde que volvió la primavera, de lo cual mi padre está muy contento. De aquí en adelante Pepita recibirá todas las noches, y mi padre quiere que yo sea de la tertulia
Since the return of spring Pepita′s seclusion and retirement are being gradually abandoned, at which my father is greatly rejoiced. In future Pepita will receive every night, and my father desires that I shall be one of the guests.
Pepita ha dejado el luto, y está ahora más galana y vistosa con trajes ligeros y casi de verano, aunque siempre muy modestos.
Pepita has left off mourning, and now appears, more lovely and attractive than ever, in the lighter fabrics appropriate to the season, which is almost summer. She still dresses, however, with extreme simplicity.
Tengo la esperanza de que lo más que mi padre me retendrá ya por aquí será todo este mes. En junio nos iremos juntos a esa ciudad, y ya usted verá cómo, libre de Pepita, que no piensa en mí ni se acordará de mí para malo ni para bueno, tendré el gusto de abrazar a usted y de lograr la dicha de ser sacerdote.
I cherish the hope that my father will not now detain me here beyond the end of this month at farthest. In June we shall both join you in the city, and you shall then see how, for from Pepita, to whom I am indifferent, and who will remember me neither kindly nor unkindly, I shall have the pleasure of embracing you, and attaining at last to the happiness of being ordained.
7 de mayo
May 7th.
Todas las noches, de nueve a doce, tenemos, como ya indiqué a usted, tertulia en casa de Pepita. Van cuatro o cinco señoras y otras tantas señoritas del lugar, contando con la tía Casilda, y van también seis o siete caballeritos, que suelen jugar a juegos de prendas con las niñas. Como es natural, hay tres o cuatro noviazgos.
PEPITA, as I mentioned to you before, receives every evening, from nine to twelve. Four or five married ladies of the village, and as many more unmarried ones, including Aunt Casilda, are frequent visitors; as well as six or seven young men, who play at forfeits with the girls. Three or four engagements are the natural result.
La gente formal de la tertulia es la de siempre. Se compone, como si dijéramos, de los altos funcionarios; de mi padre, que es el cacique; del boticario, del médico, del escribano y del señor Vicario.
The sedate portion of the company are the same as usual. These are, as one may say, the high functionaries of the village—my father, who is the squire, the apothecary, the doctor, and the vicar.
Pepita juega al tresillo con mi padre, con el señor Vicario y con algún otro.
Pepita plays ombre with my father and the vicar and a fourth player.
Yo no sé de qué lado ponerme. Si me voy con la gente joven, estorbo con mi gravedad en sus juegos y enamoramientos. Si me voy con el estado mayor, tengo que hacer el papel de mirón en una cosa que no entiendo. Yo no sé más juego de naipes que el burro ciego, el burro con vista y un poco de tute o brisca cruzada.
I am at a loss to know in which division to place myself. If I join the young people, my gravity proves a hindrance to their games and flirtations; if I stay with the elders, I must play the part of a looker-on in things I have no knowledge of. The only games of cards I know are simple and old-fashioned, and do not seem to be in vogue here, in polite society.
Lo mejor sería que yo no fuese a la tertulia; pero mi padre se empeña en que vaya. Con no ir, según él, me pondría en ridículo.
The best course for me to pursue would be to absent myself from the house altogether, but my father will not hear of this. By doing so, according to him, I should make myself ridiculous.
Muchos extremos de admiración hace mi padre al notar mi ignorancia de ciertas cosas. Esto de que yo no sepa jugar al tresillo, siquiera al tresillo, le tiene maravillado.
My father shows many signs of wonder when he sees my ignorance in certain things. That I should not know how to play even ombre fills him with astonishment.
-Tu tío te ha criado -me dice debajo de un fanal, haciéndote tragar teología y más teología y dejándote a obscuras de lo demás que hay que saber. Por lo mismo que vas a ser clérigo y que no podrás bailar ni enamorar en las reuniones, necesitas jugar al tresillo. Si no, ¿qué vas a hacer, desdichado?
“Your uncle has brought you up quite out of the world,” he says to me, “cramming you with theology, and leaving you in the dark about everything else you ought to know. For the very reason that you are to be a priest, and can neither dance nor make love in society it is necessary that you should know how to play ombre. Otherwise how are you going to spend your time, unhappy boy?”
A estos y otros discursos por el estilo he tenido que rendirme, y mi padre me está enseñando en casa a jugar al tresillo, para que, no bien lo sepa, lo juegue en la tertulia de Pepita. También, como ya le dije a usted, ha querido enseñarme la esgrima, y después a fumar y a tirar la pistola y a la barra; pero en nada de esto he consentido yo.
To these and other arguments of a like kind I have been obliged to yield, and my father is teaching me at home to play ombre, so that, as soon as I have learned it, I may play it at Pepita′s. He wanted also, as I already told you, to teach me to fence, and afterward to smoke and shoot and throw the bar; but I have consented to nothing of all this.
-¡Qué diferencia -exclama mi padre-, entre tu mocedad y la mía!
“What a difference,” my father exclaims, “between your youth and mine!”
Y luego añade riéndose: -En sustancia, todo es lo mismo. Yo también tenía mis horas canónicas en el cuartel de guardias de Corps; el cigarro era el incensario, la baraja el libro de coro, y nunca me faltaban otras devociones y ejercicios más o menos espirituales.
And then he adds, laughing: “In substance it is the same thing. I, too, had canonical hours in my regimental quarters: a cigar was the censer; a pack of cards, the hymn-book; and there were never wanting other devotions and exercises of a more or less spiritual character.”
Aunque usted me tenía prevenido acerca de estas genialidades de mi padre, y de que por ellas había estado yo con usted doce años, desde los diez a los veintidós, todavía me aturden y desazonan los dichos de mi padre, sobrado libres a veces. Pero ¿qué le hemos de hacer? Aunque no puedo censurárselos, tampoco se los aplaudo ni se los río.
Although you had warned me of my father′s levity of disposition, on account of which I have lived with you for twelve years of my life—from the age of ten to that of twenty-two—yet his sayings, altogether too free at times, perturb and mortify me. But what is to be done? Although I can not reprove him for making use of them, I do not, on the other hand, applaud or laugh at them.
Lo singular y plausible es que mi padre es otro hombre cuando está en casa de Pepita. Ni por casualidad se le escapa una sola frase, un solo chiste de estos que prodiga tanto en otros lugares. En casa de Pepita es mi padre el propio comedimiento. Cada día parece, además, más prendado de ella y con mayores esperanzas del triunfo.
The strangest part of it is, that my father is altogether another person when he is in the house of Pepita. Never, even by chance, does he utter a single phrase, a single jest of the kind he is so prodigal of at other times. At Pepita′s my father is propriety itself. He seems, too, to become every day more attached to her, and to cherish greater hopes of success.
Sigue mi padre contentísimo de mí como discípulo de equitación. Dentro de cuatro o cinco días asegura que podré ya montar en Lucero, caballo negro, hijo de un caballo árabe y de una yegua de la casta de Guadalcázar, saltador, corredor, lleno de fuego y adiestrado en todo linaje de corvetas.
My father continues greatly pleased with me as his pupil in horsemanship. He declares that in four or five days I shall have mastered the art, and that I shall then mount Lucero, a black horse bred from an Arab horse and a mare of the race of Guadalcazar, full of fire and spirit, and trained to all manner of curvetings.
-Quien eche a Lucero los calzones encima -dice mi padre-, ya puede apostarse a montar con los propios centauros; y tú le echarás calzones encima dentro de poco.
“Whoever succeeds in getting on the back of Lucero,” my father says to me, “may venture to compete in horsemanship with the centaurs themselves; and that you shall do very soon.”
Aunque me paso todo el día en el campo a caballo, en el casino y en la tertulia, robo algunas horas al sueño, ya voluntariamente, ya porque me desvelo, y medito en mi posición y hago examen de conciencia. La imagen de Pepita está siempre presente en mi alma. ¿Será esto amor?, me pregunto.
Although I spend the whole day out of doors on horseback, in the clubhouse, or at Pepita′s, I yet steal a few hours from slumber, sometimes voluntarily, sometimes because I can not sleep, to meditate on my situation and to examine my conscience. The image of Pepita is always present to my mind. “Can this be love?” I ask myself.
Mi compromiso moral, mi promesa de consagrarme a los altares, aunque no confirmada, es para mí valedera y perfecta. Si algo que se oponga al cumplimiento de esa promesa ha penetrado en mi alma, es necesario combatirlo.
The moral obligation I am under, the vow I have made to consecrate myself to the service of the altar, although not confirmed, is nevertheless in my eyes full and binding. If anything opposed to the fulfilment of this vow has entered into my soul, it must be combated.
Desde luego noto, y no me acuse usted de soberbia porque le digo lo que noto, que el imperio de mi voluntad, que usted me ha enseñado a ejercer, es omnímodo sobre todos mis sentidos. Mientras Moisés en la cumbre del Sinaí conversaba con Dios, la baja plebe en la llanura adoraba rebelde el becerro. A pesar de mis pocos años, no teme mi espíritu rebeldías semejantes. Bien pudiera conversar con Dios con plena seguridad, si el enemigo no viniese a pelear contra mí en el mismo santuario. La imagen de Pepita se me presenta en el alma. Es un espíritu quien hace guerra a mi espíritu; es la idea de su hermosura en toda su inmaterial pureza la que se me ofrece en el camino que guía al abismo profundo del alma donde Dios asiste, y me impide llegar a él.
I note, too—and you must not accuse me of arrogance because I mention this to you—that the empire of my will, which you have taught me to exercise, is complete over my senses. While Moses on the top of Mount Sinai conversed with God, the rebellious people on the plain below adored the golden calf. Notwithstanding my youth, my spirit has no fears of falling into a like rebelliousness. I might commune with God in full security, if the enemy did not come to attack me in the sanctuary itself. But the image of Pepita presents itself to my soul. It is a spirit that makes war against my spirit. It is the idea of her beauty, in all its spiritual purity, that stands before the sanctuary of the soul, where God resides, and prevents me from reaching Him.
No me obceco, con todo. Veo claro, distingo, no me alucino. Por cima de esta inclinación espiritual que me arrastra hacia Pepita, está el amor de lo infinito y de lo eterno. Aunque yo me represente a Pepita como una idea, como una poesía, no deja de ser la idea, la poesía de algo finito, limitado, concreto, mientras que el amor de Dios y el concepto de Dios todo lo abarcan. Pero por más esfuerzos que hago, no acierto a revestir de una forma imaginaria ese concepto supremo, objeto de un afecto superiorísimo, para que luche con la imagen, con el recuerdo de la verdad caduca y efímera que de continuo me atosiga. Fervorosamente pido al cielo que se despierte en mí la fuerza imaginativa y cree una semejanza, un símbolo de ese concepto que todo lo comprende, a fin de que absorba y ahogue la imagen, el recuerdo de esta mujer. Es vago, es obscuro, es indescriptible, es como tiniebla profunda el más alto concepto, blanco de mi amor; mientras que ella se me representa con determinados contornos, clara, evidente, luminosa, con la luz velada que resisten los ojos del espíritu, no luminosa con la otra luz intensísima que para los ojos del espíritu es como tinieblas.
I do not shut my eyes to the truth, however; I can see clearly; I can reason; I do not deceive myself. Above and beyond this spiritual inclination that draws me to Pepita, is the love of the Infinite and of the Eternal. Although I represent Pepita to myself as an idea, as a poem, it is still the idea, the poetry of something finite, limited, concrete; while the love of God and the conception of God embrace everything. But notwithstanding all my efforts, I am unable to give form in my mind to this supreme conception—this object of the highest love—in order that it may combat the image, the memory of the frail and ephemeral reality that continually besets me. Fervently do I implore Heaven to awaken within me the power of the imagination, that it may create a likeness, a symbol of this conception, that shall be all-embracing, and absorb and efface the image of Pepita. This highest conception, on which I desire to centre my love, is vague, shadowy, indescribable, like the blackness of darkness; while Pepita′s image presents itself to me in clearly defined outlines, bright, palpable, luminous with the subdued light that may be borne by the eyes of the spirit, not bright with the intense light that for the eyes of the spirit is as darkness.
Toda otra consideración, toda otra forma, no destruye la imagen de esta mujer. Entre el Crucifijo y yo se interpone, entre la imagen devotísima de la Virgen y yo se interpone, sobre la página del libro espiritual que leo viene también a interponerse.
Every other consideration, every other object, is of no avail to destroy her image. It rises up between the crucifix and me; between the most sacred image of the Virgin and me; I see it on the page of the religious book I am reading.
No creo, sin embargo, que estoy haciendo de lo que llaman amor en el siglo. Y aunque lo estuviera, yo lucharía y vencería.
Yet I do not believe that my soul is invaded by what in the world is called love. And even if this were so, I would do battle against this love, and conquer in the end.
La vista diaria de esa mujer y el oír cantar sus alabanzas de continuo hasta al padre Vicario, me tienen preocupado; divierten mi espíritu hacia lo profano, y le alejan de su debido recogimiento; pero no, yo no amo a Pepita todavía. Me iré y la olvidaré.
The daily sight of Pepita, the hearing her praises sounded continually, even by the reverend vicar, preoccupy me; they turn my spirit toward profane things, and withdraw it from its proper meditations. But no—I do not yet love Pepita; I will go away from here and forget her.
Mientras aquí permanezca, combatiré con valor. Combatiré con Dios, para vencerle por el amor y el rendimiento. Mis clamores llegarán a Él como inflamadas saetas, y derribarán el escudo con que se defiende y oculta a los ojos de mi alma. Yo pelearé, como Israel, en el silencio de la noche, y Dios me llagará en el muslo y me quebrantará en ese combate, para que yo sea vencedor siendo vencido.
While I remain here I will battle valiantly. I will wrestle with the Lord in order to prevail with Him by love and submission. My cries shall reach Him like burning arrows, and shall break down the buckler wherewith He defends and hides Himself from the eyes of my soul. I will fight like Israel in the silence of the night and the Lord shall wound me in the thigh, and shall humble me in the conflict, in order that, being vanquished, I may become the victor.
12 de mayo
May 12th.
Antes de lo que yo pensaba, querido tío, me decidió mi padre a que montase en Lucero. Ayer, a las seis de la mañana, cabalgué en esta hermosa fiera como le llama mi padre, y me fui con mi padre al campo. Mi padre iba caballero en una jaca alazana.
BEFORE I had any intention of doing so, my dear uncle, my father persuaded me to ride Lucero. Yesterday, at six in the morning, I mounted the beautiful wild beast, as my father calls Lucero, and we set out for the country. My father rode a spirited chestnut.
Lo hice tan bien, fui tan seguro y apuesto en aquel soberbio animal, que mi padre no pudo resistir a la tentación de lucir a su discípulo; y, después de reposarnos en un cortijo que tiene a media legua de aquí, y a eso de las once, me hizo volver al lugar y entrar por lo más concurrido y céntrico, metiendo mucha bulla y desempedrando las calles. No hay que afirmar que pasamos por la de Pepita, quien de algún tiempo a esta parte se va haciendo algo ventanera, y estaba a la reja, en una ventana baja, detrás de la verde celosía.
I rode so well, I kept so firm a seat, and looked to such advantage on the superb animal, that my father could not resist the temptation of showing off his pupil; and about eleven in the morning, after resting at a farm he owns half a league distant from here, he insisted on our returning to the village and entering by the most frequented street, which we did, our horses′ hoofs clattering loudly on the paving stones. It is needless to say that we rode by Pepita′s house, who for some time past is to be seen occasionally at her window, and who was then seated at the grating of a lower window, behind the green shutter.
No bien sintió Pepita el ruido y alzó los ojos y nos vio, se levantó, dejó la costura que traía entre manos y se puso a miramos. Lucero, que, según he sabido después tiene ya la costumbre de hacer piernas cuando pasa por delante de la casa de Pepita, empezó a retozar y a levantarse un poco de manos. Yo quise calmarle; pero como extrañase las mías, y también extrañase al jinete, despreciándole tal vez, se alborotó más y más, empezó a dar resoplidos, a hacer corvetas y aun a dar algunos botes; pero yo me tuve firme y sereno, mostrándole que era su amo, castigándole con la espuela, tocándole con el látigo en el pecho y reteniéndole por la brida. Lucero, que casi se había puesto de pie sobre los cuartos traseros, se humilló entonces hasta doblar mansamente las rodillas haciendo una reverencia.
Hardly had Pepita heard the noise we made than, lifting up her eyes and seeing us, she rose, laid down the sewing she had in her hands, and set herself to observe us. Lucero, who has the habit, as I learned afterward, of prancing and curveting when he passes the house of Pepita, began to show off, and to rear and plunge. I tried to quiet him, but as there was something unfamiliar to him in the ways of his present rider, as well as in the rider himself, whom perhaps he regarded with contempt, he grew more and more unmanageable, and began to neigh and prance, and even to kick. But I remained firm and serene, showing him that I was his master, chastising him with the spur, touching his breast with the whip, and holding him in by the bridle. Lucero, who had almost stood up on his hind legs, now humbled himself so far as to bend his knees gently and make a reverence.
La turba de curiosos, que se había agrupado alrededor, rompió en estrepitosos aplausos. Mi padre dijo:
The crowd of idlers who had gathered around us broke into boisterous applause. My father called out to them:
-¡Bien por los mozos crudos y de arrestos!
“A good lesson that for our braggarts and blusterers!”
Y notando después que Currito, que no tiene otro oficio que el de paseante, se hallaba entre el concurso, se dirigió a él con estas palabras:
And, observing afterward that Currito—who has no other occupation than to amuse himself—was among the crowd, he addressed him in these words:
-Mira, arrastrado; mira al teólogo ahora, y, en vez de burlarte, quédate patitieso de asombro.
“Look at that, you rascal! Look at the theologian now, and see if you don′t stare with wonder, instead of laughing at him!”
En efecto, Currito estaba con la boca abierta; inmóvil, verdaderamente asombrado.
And, in fact, there Currito stood open-mouthed, stockstill with amazement, and unable to utter a word.
Mi triunfo fue grande y solemne, aunque impropio de mi carácter. La inconveniencia de este triunfo me infundió vergÜenza. El rubor coloró mis mejillas. Debí ponerme encendido como la grana, y más aún cuando advertí que Pepita me aplaudía y me saludaba cariñosa, sonriendo y agitando sus lindas manos.
My triumph was great and assured, although unsuited to my character. The unfitness of the triumph covered me with confusion. Shame brought the blood to my cheeks. I must have turned as red as scarlet, or redder, when I saw that Pepita was applauding and saluting me graciously, while she smiled and clapped her beautiful hands.
En fin, he ganado la patente de hombre recio y de jinete de primera calidad.
In short, I have been adjudged a man of nerve and a horseman of the first rank.
Mi padre no puede estar más satisfecho y orondo; asegura que está completando mi educación; que usted le ha enviado en mí un libro muy sabio, pero en borrador y desencuadernado, y que él está poniéndome en limpio y encuadernándome.
My father could not be prouder or happier than he is. He declares that he is completing my education; that in me you have sent him a book full of wisdom, but uncorrected and unbound, and that he is now making a fair copy, and putting it between covers.
El tresillo, si es parte de la encuadernación y de la limpieza, también está ya aprendido. Dos noches he jugado con Pepita.
On two occasions I played ombre with Pepita. Learning ombre, if that be a part of the binding and the correcting, is also done with.
La noche que siguió a mi hazaña ecuestre, Pepita me recibió entusiasmada, e hizo lo que nunca había querido ni se había atrevido a hacer conmigo: me alargó la mano.
The night after my equestrian feat Pepita received me with enthusiasm, and—what she had never done before, nor perhaps desired to do—gave me her hand.
No crea usted que no recordé lo que recomiendan tantos y tantos moralistas y ascetas; pero allá en mi mente pensé que exageraban el peligro. Aquello del Espíritu Santo de que el que echa mano a una mujer se expone como si cogiera un escorpión me pareció dicho en otro sentido. Sin duda que en los libros devotos, con la más sana intención, se interpretan harto duramente ciertas frases y sentencias de la Escritura. ¿Cómo entender, si no, que la hermosura de la mujer, obra tan perfecta de Dios, es causa de perdición siempre? ¿Cómo entender, también en sentido general y constante, que la mujer es más amarga que la muerte? ¿Cómo entender que el que toca a una mujer, en toda ocasión y con cualquier pensamiento que sea, no saldrá sin mancha?
Do not suppose that I did not call to mind what so many moralists and ascetics recommend in like cases, but in my inmost thoughts I believed they exaggerated the danger. Those words of the Holy Spirit, that it is as dangerous to touch a woman as a scorpion, seem to me to have been said in another sense. In pious books, no doubt, many phrases and sentences of the Scriptures are, with the best intentions, interpreted harshly. How are we to understand otherwise the saying that the beauty of woman, this perfect work of God, is always the cause of perdition? Or how are we to understand, in a universal and invariable sense, that woman is more bitter than death? How are we to understand that he who touches a woman, on whatever occasion or with whatsoever thought, shall not escape without stain?
En fin, respondí rápidamente dentro de mi alma a estos y otros avisos, y tomé la mano que Pepita cariñosamente me alargaba, y la estreché en la mía. La suavidad de aquella mano me hizo comprender mejor su delicadeza y primor, que hasta entonces no conocía sino por los ojos.
However, I made answer rapidly within my own mind to these and other similar counsels; I took the hand that Pepita kindly extended to me, and pressed it in mine. Its softness made me comprehend all the better the delicacy and beauty of the hand that until now I had known only by sight.
Según los usos del siglo, dada ya la mano una vez, la debe uno dar siempre, cuando llega y cuando se despide. Espero que en esta ceremonia, en esta prueba de amistad, en esta manifestación de afecto, si se procede con pureza y sin el menor átomo de livianidad, no verá usted nada malo ni peligroso.
According to the usages of the world, the hand, once given, should always be given on entering a room and on taking leave. I hope that in this ceremony, in this evidence of friendship, in this manifestation of kindness, given and accepted in purity of heart, and without any mixture of levity, you will see nothing either evil or dangerous.
Como mi padre tiene que estar muchas noches con el aperador y con otra gente de campo, y hasta las diez y media o las once suele no verse libre, yo le sustituyo en la mesa del tresillo al lado de Pepita. El señor Vicario y el escribano son casi siempre los otros tercios. Jugamos a décimo de real, de modo que un duro o dos es lo más que se atraviesa en la partida.
As my father is often obliged of an evening to see the overseer and others of the country people, and is seldom free until half-past ten or eleven, I take his place with Pepita at the card-table. The reverend vicar and the notary are generally the other partners, and we play for very small stakes, so that not more than a piastre or two changes hands.
Mediando como media tan poco interés en el juego, lo interrumpimos continuamente con agradables conversaciones y hasta con discusiones sobre puntos extraños al mismo juego, en todo lo cual demuestra siempre Pepita una lucidez de entendimiento, una viveza de imaginación y una tan extraordinaria gracia en el decir, que no pueden menos de maravillarme.
As the game thus possesses but little serious interest, we interrupt it constantly with pleasant conversation, and even with discussions on matters foreign to the game itself, in all which Pepita displays such clearness of understanding, such liveliness of imagination, and such extraordinary grace of expression as to astonish me.
No hallo motivo suficiente para variar de opinión respecto a lo que ya he dicho a usted contestando a sus recelos de que Pepita puede sentir cierta inclinación hacia mí. Me trata con el afecto natural que debe tener al hijo de su pretendiente don Pedro de Vargas, y con la timidez y encogimiento que inspira un hombre en mis circunstancias, que no es sacerdote aún, pero que pronto va a serlo.
I find no sufficient motive to change my opinion with respect to what I have already said in answer to your suspicions that Pepita perhaps feels a certain liking for me. She manifests towards me the affection she would naturally entertain for the son of her suitor, Don Pedro de Vargas, and the timidity and shyness that would be inspired by a man in my position, who, though not yet a priest, is soon to become one.
Quiero y debo, no obstante, decir a usted, ya que le escribo siempre como si estuviese de rodillas delante de usted a los pies del confesionario, una rápida impresión que he sentido dos o tres veces; algo que tal vez sea una alucinación o un delirio, pero que he notado.
Nevertheless, as I always speak to you in my letters as if I were kneeling before you in the confessional, I desire, as is my duty, to communicate to you a passing impression I have received on two or three occasions. This impression may be but a hallucination or a delusion, but I have none the less felt it.
Ya he dicho a usted en otras cartas que los ojos de Pepita, verdes como los de Circe, tienen un mirar tranquilo y honestísimo. Se diría que ella ignora el poder de sus ojos, y no sabe que sirven más que para ver. Cuando fija en alguien la vista, es tan clara, franca y pura la dulce luz de su mirada, que en vez de hacer nacer ninguna mala idea, parece que crea pensamientos limpios; que deja en reposo grato a las almas inocentes y castas, y mata y destruye todo incentivo en las almas que no lo son. Nada de pasión ardiente, nada de fuego hay en los ojos de Pepita. Como la tibia luz de la luna es el rayo de su mirada.
I have already told you in my former letters that the eyes of Pepita, green as those of Circe, are frank and tranquil in their gaze; she does not seem to be conscious of their power, or to know that they serve for any other purpose than to see with. When she looks at one, the soft light of her glance is so clear, so candid, and so untroubled that, instead of giving rise to any evil thoughts, it seems to give birth to pure thoughts, and leaves innocent and chaste souls in untroubled repose, while it destroys every incitement to evil in souls that are not chaste. There is no trace of ardent passion, no fire to be discovered in Pepita′s eyes. Their light is like the mild ray of the moon.
Pues bien, a pesar de esto, yo he creído notar dos o tres veces un resplandor instantáneo, un relámpago, una llamada fugaz devoradora en aquellos ojos que se posaban en mí. ¿Será vanidad ridícula sugerida por el mismo demonio?
Well, then, notwithstanding all this, I fancied I detected, on two or three occasions, a sudden brightness, a gleam as of lightning, a swift, devouring flame in her eyes as they rested on me. Can this be the result of a ridiculous vanity, inspired by the arch fiend himself?
Me parece que sí; quiero creer y creo que sí.
I think so. I believe it is, and I wish to believe it.
Lo rápido, lo fugitivo de la impresión, me induce a conjeturar que no ha tenido nunca realidad extrínseca; que ha sido ensueño mío.
The swiftness, the fugitive nature of the impression make me conjecture that it had no external reality, that it was only an illusion.
La calma del cielo, el frío de la indiferencia amorosa, si bien templado por la dulzura de la amistad y de la caridad, es lo que descubro siempre en los ojos de Pepita.
The serenity of heaven, the coldness of indifference, tempered, indeed, with sweetness and charity—this is what I always discern in Pepita′s eyes.
Me atormenta, no obstante, este ensueño, esta alucinación de la mirada extraña y ardiente.
Nevertheless, this illusion, this vision of a strange and ardent glance, torments me.
Mi padre dice que no son los hombres, sino las mujeres las que toman la iniciativa, y que la toman sin responsabilidad, y pudiendo negar y volverse atrás cuando quieren. Según mi padre, la mujer es quien se declara por medio de miradas fugaces, que ella misma niega más tarde a su propia conciencia, si es menester, y de las cuales, más que leer, logra el hombre a quien van dirigidas adivinar el significado. De esta suerte, casi por medio de una conmoción eléctrica, casi por medio de una sutilísima e inexplicable intuición, se percata el que es amado de que es amado y luego, cuando se resuelve a hablar, va ya sobre seguro y con plena confianza de la correspondencia.
My father affirms that in affairs of the heart it is the woman, not the man, who takes the first step; but that she takes it without thereby incurring any responsibility, and with the power to disavow or retract it whenever she desires to do so. According to my father, it is the woman who first declares her passion through the medium of furtive glances, which she afterward disavows to her own conscience if necessary, and of which he to whom they are directed divines, rather than reads, the significance. In this manner, by a species of electric shock, by means of a subtle and inexplicable intuition, he who is loved perceives that he is loved; and when at last he makes up his mind to declare himself, he can do so confidently, and in the full security that his passion is returned.
¿Quién sabe si estas teorías de mi padre, oídas por mí, porque no puedo menos de oírlas, son las que me han calentado la cabeza y me han hecho imaginar lo que no hay?
Perhaps it is these theories of my father, to which I have listened because I could not help it, that have heated my fancy and made me imagine what has no existence in reality.
De todos modos, me digo a veces, ¿sería tan absurdo, tan imposible que lo hubiera? Y si lo hubiera, si yo agradase a Pepita de otro modo que como amigo, si la mujer a quien mi padre pretende se prendase de mí, ¿no sería espantosa mi situación?
Yet, after all, I say to myself at times, Is the thought so absurd, so incredible, that this illusion should have an existence in reality? And if it had, if I were pleasing in Pepita′s eyes otherwise than as a friend, if the woman to whom my father is paying his addresses should fall in love with me, would not my position then be terrible?
Desechemos estos temores fraguados, sin duda, por la vanidad. No hagamos de Pepita una Fedra y de mí un Hipólito.
But let us cast away these fears, the creation, no doubt, of vanity. Let us not make a Phædra of Pepita, or a Hippolytus of me.
Lo que sí empieza a sorprenderme es el descuido y plena seguridad de mi padre. Perdone usted, pídale a Dios que perdone mi orgullo; de vez en cuando me pica y enoja la tal seguridad. Pues qué, me digo, ¿soy tan adefesio para que mi padre no tema que, a pesar de mi supuesta santidad, o por mi misma supuesta santidad, no pueda yo enamorar, sin querer, a Pepita?
What in reality begins to surprise me is my father′s carelessness and complete consciousness of security. Pardon my pride, ask Heaven to pardon it; for at times this consciousness of security piques and offends me. What! I say to myself, is there something so absurd in the thought that it should not even occur to my father that, notwithstanding my supposed sanctity, or perhaps because of my supposed sanctity, I should, without wishing it, inspire Pepita with love?
Hay un curioso raciocinio, que yo me hago, y por donde me explico, sin lastimar mi amor propio, el descuido paterno en este asunto importante. Mi padre, aunque sin fundamentos, se va considerando ya como marido de Pepita, y empieza a participar de aquella ceguedad funesta que Asmodeo u otro demonio más torpe infunde a los maridos. Las historias profanas y eclesiásticas están llenas de esta ceguedad que Dios permite, sin duda, para fines providenciales. El ejemplo más egregio quizás es el del emperador Marco Aurelio, que tuvo mujer tan liviana y viciosa como Faustina, y, siendo varón tan sabio y tan agudo filósofo, nunca advirtió lo que de todas las gentes que formaban el Imperio Romano era sabido; por donde, en las meditaciones o memorias que sobre sí mismo compuso, da infinitas gracias a los dioses inmortales porque le habían concedido mujer tan fiel y tan buena, y provoca la risa de sus contemporáneos y de las futuras generaciones. Desde entonces no se ve otra cosa todos los días, sino magnates y hombres principales que hacen sus secretarios y dan todo su valimiento a los que le tienen con su mujer. De esta suerte me explico que mi padre se descuide, y no recele que, hasta a pesar mío, pudiera tener un rival en mí.
There is an ingenious method of reasoning by which I explain to myself, without wounding my vanity, my father′s carelessness in this important particular. My father, although he has no reason for doing so, regards himself already in the light of Pepita′s husband, and shares that fatal blindness with which Asmodeus, or some other yet more malicious demon, afflicts husbands. Profane and ecclesiastical history is full of instances of this blindness, which God permits, no doubt, for providential purposes. The most remarkable example of it, perhaps, is that of the Emperor Marcus Aurelius, who had for his wife a woman so vile as Faustina, and though so wise a man and so great a philosopher, remained in ignorance to the end of his days of what was known to every one else in the Roman Empire; so that in the meditations, or memoirs, that he composed, he gives infinite thanks to the immortal gods for having bestowed upon him so faithful and so good a wife, thus provoking the smiles of his contemporaries and of future generations. Every day since that time we see examples of great men, and men of exalted rank, who make those who enjoy the favor of their wives their private secretaries, and bestow honors on them.
Sería una falta de respeto, pecaría yo de presumido e insolente si advirtiese a mi padre del peligro que no ve. No hay medio de que yo le diga nada. Además, ¿qué había yo de decirle? Que se me figura que una o dos veces Pepita me ha mirado de otra manera que como suele mirar. ¿No puede ser esto ilusión mía? No; no tengo la menor prueba de que Pepita desee siquiera coquetear conmigo.
Thus do I explain to myself my father′s indifference, and his failure to suspect that, even against my will, I might become his rival. Would it be a want of respect on my part, should I fall into the sin of presumption or insolence, if I were to warn my father of the danger which he himself does not see? But he gives me no opportunity to say anything to him. Besides, what could I say to him? That once or twice I fancy Pepita has looked at me in a way different from that in which she usually does? May not this be an illusion of mine? No; I have not the least proof that Pepita desires to play the coquette with me.
¿Qué es, pues, lo que entonces podría yo decir a mi padre? ¿Había de decirle que yo soy quien está enamorado de Pepita, que yo codicio el tesoro que ya él tiene por suyo? Esto no es verdad; y sobre todo, ¿cómo declarar esto a mi padre, aunque fuera verdad, por mi desgracia y por mi culpa?
What, then, could I tell my father? Shall I say to him that it is I who am in love with Pepita, that I covet the treasure he already regards as his own? This is not the truth; and, above all, how could I tell this to my father, even if, to my misfortune and through my fault, it were the truth?
Lo mejor es callarme; combatir en silencio, si la tentación llega a asaltarme de veras, y tratar de abandonar cuanto antes este pueblo y de volverme con usted.
The best course I can adopt is to say nothing; to combat the temptation in silence, if it should indeed assail me, and to endeavor as soon as possible to leave this place and return to you.
19 de mayo
May 19th.
Gracias a Dios y a usted por las nuevas cartas y nuevos consejos que me envía. Hoy los necesito más que nunca.
I RETURN thanks to Heaven and to you for the letter and the counsels you have lately sent me. To-day I need them more than ever.
Razón tiene la mística doctora santa Teresa cuando pondera los grandes trabajos de las almas tímidas que se dejan turbar por la tentación; pero es mil veces más trabajoso el desengaño para quienes han sido, como yo, confiados y soberbios.
The mystical and learned St. Theresa is right in dwelling upon the suffering of timid souls that allow themselves to be disturbed by temptation; but a thousand times worse than that suffering is the awakening from error of those who, like me, have permitted themselves to indulge in arrogance and self-confidence.
Templos del Espíritu Santo son nuestros cuerpos; mas si se arrima fuego a sus paredes, aunque no ardan, se tiznan.
Our bodies are the temples of the Holy Spirit; but when fire is set to the walls of the temple, though they do not burn, yet they are blackened.
La primera sugestión es la cabeza de la serpiente. Si no la hollamos con planta valerosa y segura, el ponzoñoso reptil sube a esconderse en nuestro seno.
The first evil thought is the head of the serpent; if we do not crush it with firm and courageous foot, then will the venomous reptile climb up and hide himself in our bosom.
El licor de los deleites mundanos, por inocentes que sean, suele ser dulce al paladar, y luego se trueca en hiel de dragones y veneno de áspides.
The nectar of earthly joys, however innocent they be, is sweet indeed to the taste; but afterward it is converted into gall, and into the venom of the serpent.
Es cierto; ya no puedo negárselo a usted. Yo no debí poner los ojos con tanta complacencia en esta mujer peligrosísima.
It is true—I can no longer deny it to you—I ought not to have allowed my eyes to rest with so much complacency on this dangerous woman.
No me juzgo perdido; pero me siento conturbado. Como el corzo sediento desea y busca el manantial de las aguas, así mi alma busca a Dios todavía. A Dios se vuelve para que le dé reposo, y anhela beber en el torrente de sus delicias, cuyo ímpetu alegra el Paraíso, y cuyas ondas claras ponen más blanco que la nieve; pero un abismo llama a otro abismo, y mis pies se han clavado en el cieno que está en el fondo.
I do not deem myself lost; but I feel my soul troubled Even as the thirsty hart desires and seeks the waterbrooks, so does my soul still seek God. To God does it turn that He may give it rest; it longs to drink at the torrent of His delights, whose gushing waters rejoice Paradise, and whose clear waves can wash us whiter than snow; but deep calleth unto deep, and my feet have stuck fast in the mire that is hidden in their abysses.
Sin embargo, aún me quedan voz y aliento para clamar con el Salmista: ¡Levántate, gloria mía! Si te pones de mi lado, ¿quién prevalecerá contra mí?
Yet have I still breath and voice to cry out with the psalmist: “Arise, my joy! If thou art on my side, who shall prevail against me?”
Yo digo a mi alma pecadora, llena de quiméricas imaginaciones y de vagos deseos, que son sus hijos bastardos: ¡Oh, hija miserable de Babilonia, bienaventurado el que te dará tu galardón, bienaventurado el que deshará contra las piedras a tus pequeñuelos!.
I say unto my sinful soul, full of the chimerical imaginings and sinful desires engendered by unlawful thoughts: “Oh, miserable daughter of Babylon! happy shall he be who shall give thee thy reward! Happy shall he be that dasheth thy little ones against the stones!”
Las mortificaciones, el ayuno, la oración, la penitencia serán las armas de que me revista para combatir y vencer con el auxilio divino.
Works of penance, fasting, prayer, and penance, are the weapons wherewith I shall arm myself to the combat, and, with the Divine help, to vanquish.
No era sueño, no era locura: era realidad. Ella me mira a veces con la ardiente mirada de que ya he hablado a usted. Sus ojos están dotados de una atracción magnética inexplicable. Me atrae, me seduce, y se fijan en ella los míos. Mis ojos deben arder entonces, como los suyos, con una llama funesta; como los de Amón cuando se fijaban en Tamar; como los del príncipe de Siquén cuando se fijaban en Dina.
It was not a dream; it was not madness; it was the truth: she lets her eyes rest upon me at times with the ardent glance of which I have told you. There is in her glance an inexplicable magnetic attraction. It draws me on, it seduces me, and I can not withdraw my gaze from her. On such occasions my eyes must burn, like hers, with a fatal flame, as did those of Ammon when he turned them upon Tamar, as did those of the prince of Shechem when they were fixed upon Dinah.
Al mirarnos así, hasta de Dios me olvido. La imagen de ella se levanta en el fondo de mi espíritu, vencedora de todo. Su hermosura resplandece sobre toda hermosura; los deleites del cielo me parecen inferiores a su cariño; una eternidad de penas creo que no paga la bienaventuranza infinita que vierte sobre mí en un momento con una de estas miradas que pasan cual relámpago.
When our glances thus meet, I forget even God. Her image rises up within my soul, the conqueror of everything. Her beauty outshines all other beauty; the joys of heaven seem to me less desirable than her affection. An eternity of suffering would be little in exchange for a moment of the infinite bliss with which one of those glances which pass like lightning inundates my soul.
Cuando vuelvo a casa, cuando me quedo solo en mi cuarto, en el silencio de la noche, reconozco todo el horror de mi situación y formo buenos propósitos, que luego se quebrantan.
When I return home, when I am alone in my room, in the silence of the night, I realize all the horror of my position, and I form good resolutions, only to break them again.
Me prometo a mí mismo fingirme enfermo, buscar cualquier otro pretexto para no ir a la noche siguiente en casa de Pepita, y sin embargo voy.
I resolve to feign sickness, to make use of any pretext so as not to go to Pepita′s on the following night, and yet I go.
Mi padre, confiado hasta lo sumo, sin sospechar lo que pasa en mi alma, me dice cuando llega la hora:
My father, confiding to the last degree, says to me when the hour arrives, without any suspicion of what is passing in my soul:
-Vete a la tertulia. Yo iré más tarde, luego que despache al aperador.
“Go to Pepita′s; I will go later, when I have finished with the overseer.”
Yo no atino con la excusa, no hallo el pretexto, y en vez de contestar: -no puedo ir-, tomo el sombrero y voy a la tertulia.
No excuse occurs to me; I can find no pretext for not going, and instead of answering, “I can not go,” I take my hat and depart.
Al entrar, Pepita y yo nos damos la mano, y al dárnosla me hechiza. Todo mi ser se muda. Penetra hasta mi corazón un fuego devorante, y ya no pienso más que en ella. Tal vez soy yo mismo quien provoca las miradas si tardan en llegar. La miro con insano ahínco, por un estímulo irresistible, y a cada instante creo descubrir en ella nuevas perfecciones. Ya los hoyuelos de sus mejillas cuando sonríe, ya la blancura sonrosada de la tez, ya la forma recta de la nariz, ya la pequeñez de la oreja, ya la suavidad de contornos y admirable modelado de la garganta.
On entering the room I shake hands with Pepita, and as our hands touch she casts a spell over me; my whole being is changed; a devouring fire penetrates my heart, and I think only of her. Moved by an irresistible impulse, I gaze at her with insane ardor, and at every instant I think I discover in her new perfections. Now it is the dimples in her cheeks when she smiles, now the roseate whiteness of her skin, now the straight outline of her nose, now the smallness of her ear, now the softness of contour and the admirable modeling of her throat.
Entro en su casa, a pesar mío, como evocado por un conjuro; y, no bien entro en su casa, caigo bajo el poder de su encanto; veo claramente que estoy dominado por una maga cuya fascinación es ineluctable.
I enter her house against my will, as though summoned there by a conjurer, and no sooner am I there than I fall under the spell of her enchantment. I see clearly that I am in the power of an enchantress whose fascination is irresistible.
No es ella grata a mis ojos solamente, sino que sus palabras suenan en mis oídos como la música de las esferas, revelándome toda la armonía del universo y hasta imagino percibir una sutilísima fragancia que su limpio cuerpo despide, y que supera al olor de los mastranzos que crecen a orillas de los arroyos y al aroma silvestre del tomillo que en los montes se cría.
Not only is she pleasing to my sight, but her words sound in my ears like the music of the spheres, revealing to my soul the harmony of the universe; and I even fancy that a subtle fragrance emanates from her, sweeter than the perfume of the mint that grows by the brookside, or the woodlike odor of the thyme that is found among the hills.
Excitado de esta suerte, no sé cómo juego al tresillo, ni hablo, ni discurro con juicio, porque estoy todo en ella.
I know not how, in this state of exaltation, I am able to play ombre, or to converse rationally, or even to speak, so completely am I absorbed in her.
Cada vez que se encuentran nuestras miradas se lanzan en ellas nuestras almas, y en los rayos que se cruzan se me figura que se unen y compenetran. Allí se descubren mil inefables misterios de amor, allí se comunican sentimientos que por otro medio no llegarían a saberse, y se recitan poesías que no caben en lengua humana, y se cantan canciones que no hay voz que exprese ni acordada cítara que module.
When our eyes meet, our souls rush forth in them and seem to join and interpenetrate each other. In that meeting a thousand feelings are communicated that in no other way could be made known; poems are recited that could be uttered in no human tongue, and songs are sung that no human voice could sing, and no guitar accompany.
Desde el día en que vi a Pe ita en el Pozo de la Solana no he vuelto a verla a solas. Nada le he dicho ni me ha dicho, y, sin embargo, nos lo hemos dicho todo.
Since the day I met Pepita by the Pozo de la Solana I have not seen her alone. Not a word has passed between us, yet we have told each other everything.
Cuando me sustraigo a la fascinación, cuando estoy solo por la noche en mi aposento, quiero mirar con frialdad el estado en que me hallo, y veo abierto a mis pies el precipicio en que voy a sumirme, y siento que me resbalo y que me hundo.
When I withdraw myself from this fascination, when I am again alone at night in my chamber, I set myself to examine coolly the situation in which I am placed; I see the abyss that is about to engulf me yawning before me; I feel my feet slip from under me, and that I am sinking into it.
Me recomienda usted que piense en la muerte; no en la de esta mujer, sino en la mía. Me recomienda usted que piense en lo inestable, en lo inseguro de nuestra existencia y en lo que hay más allá. Pero esta consideración y esta meditación ni me atemorizan ni me arredran. ¿Cómo he de temer la muerte cuando deseo morir? El amor y la muerte son hermanos. Un sentimiento de abnegación se alza de las profundidades de mi ser, y me llama a sí, y me dice que todo mi ser debe darse y perderse por el objeto amado. Ansío confundirme en una de sus miradas; diluir y evaporar toda mi esencia en el rayo de luz que sale de sus ojos; quedarme muerto mirándola, aunque me condene.
You counsel me to reflect upon death—not on the death of this woman, but on my own. You counsel me to reflect on the instability, on the insecurity of our existence, and on what there is beyond it. But these considerations, these reflections neither terrify nor daunt me. Why should I, who desire to die, fear death? Love and death are brothers. A sentiment of self-abnegation springs to life within me, and tells me that my whole being should be consecrated to and annihilated in the beloved object. I long to merge myself in one of her glances; to diffuse and exhale my whole being in the ray of light shot forth from her eyes; to die while gazing on her, even though I should be eternally lost.
Lo que es aún eficaz en mí contra el amor, no es el temor, sino el amor mismo. Sobre este amor determinado, que ya veo con evidencia que Pepita me inspira, se levanta en mi espíritu el amor divino en consurrección poderosa. Entonces todo se cambia en mí, y aun me promete la victoria. El objeto de mi amor superior se ofrece a los ojos de mi mente como el sol que todo lo enciende y alumbra, llenando de luz los espacios; y el objeto de mi amor más bajo, como átomo de polvo que vaga en el ambiente y que el sol dora. Toda su beldad, todo su resplandor, todo su atractivo no es más que el reflejo de ese sol increado, no es más que la chispa brillante, transitoria, inconsistente de aquella infinita y perenne hoguera.
What is still to some extent efficacious with me against this love is not fear, but love itself. Superior to this deep-rooted love with which I now have the evidence that Pepita inspires me, Divine love exalts itself in my spirit in mighty uprising. Then everything is changed within me, and I feel that I may yet obtain the victory. The object of my higher love presents itself to my mental vision, as the sun that kindles and illuminates all things, and fills all space with light; and the object of my inferior love appears but as an atom of dust floating in the sunbeam. All her beauty, all her splendor, all her attractions are nothing but the reflection of this uncreated sun, the brilliant, transitory, fleeting spark that is cast off from that infinite and inexhaustible fire.
Mi alma, abrasada de amor, pugna por criar alas, y tender el vuelo, y subir a esa hoguera, y consumir allí cuanto hay en ella de impuro.
My soul, burning with love, would fain take to itself wings and rise to that flame, in order that all that is impure within it might be consumed therein.
Mi vida, desde hace algunos días, es una lucha constante. No sé cómo el mal que padezco no me sale a la cara. Apenas me alimento; apenas duermo. Si el sueño cierra mis párpados, suelo despertar azorado, como si me hallase peleando en una batalla de ángeles rebeldes y de ángeles buenos. En esta batalla de la luz contra las tinieblas yo combato por la luz, pero tal vez imagino que me paso al enemigo, que soy un desertor infame; y oigo la voz del águila de Patmos que dice: «
Y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz », y entonces me lleno de terror y me juzgo perdido.
My life, for some days past, is a constant struggle. I know not how it is that the malady from which I suffer does not betray itself in my countenance. I scarcely eat, I scarcely sleep; and if by chance sleep closes my eyelids, I awake in terror, as from a dream in which rebel angels are arrayed against good angels, and in which I am one of the combatants. In this conflict of light against darkness I do battle for the right, but I sometimes imagine that I have gone over to the enemy, that I am a vile deserter; and I hear a voice from Patmos saying, “And men loved darkness rather than light”; and then I am filled with terror, and I look upon myself as lost.
No me queda más recurso que huir. Si en lo que falta para terminar el mes mi padre no me da su venia y no viene conmigo, me escapo como un ladrón; me fugo sin decir nada.
No resource is left me but flight. If, before the end of the month, my father does not go with me, or consent to my going alone, I shall steal away like a thief, without a word to any one.
23 de mayo
May 23d.
Soy un vil gusano, y no un hombre; soy el oprobio y la abyección de la humanidad; soy un hipócrita.
I AM a vile worm, not a man; I am the opprobrium and disgrace of humanity. I am a hypocrite.
Me han circundado dolores de muerte, y torrentes de iniquidad me han conturbado.
I have been encompassed by the pangs of death, and the waters of iniquity have passed over me.
VergÜenza tengo de escribir a usted, y no obstante le escribo. Quiero confesárselo todo.
I am ashamed to write to you, and yet I write. I desire to confess everything to you.
No logro enmendarme. Lejos de dejar de ir a casa de Pepita, voy más temprano todas las noches. Se diría que los demonios me agarran de los pies y me llevan allá sin que yo quiera.
I can not turn away from evil. Far from abstaining from going to Pepita′s, I go there each night earlier than the last. It would seem as if devils took me by the feet and carried me there against my will!
Por dicha, no hallo sola nunca a Pepita. No quisiera hallarla sola. Casi siempre se me adelanta el excelente padre Vicario, que atribuye nuestra amistad a la semejanza de gustos piadosos, y la funda en la devoción, como la amistad inocentísima que él le profesa.
Happily, I never find Pepita alone; I do not desire to find her alone. I almost always find the excellent vicar there before me, who attributes our friendship to similarity of feeling in religious matters, and bases it on piety, like the pure and innocent friendship he himself entertains for her.
El progreso de mi mal es rápido. Como piedra que se desprende de lo alto del templo y va aumentando su velocidad en la caída, así va mi espíritu ahora.
The progress of my malady is rapid. Like the stone that is loosened from the mountain-top and gathers force as it falls, so is it with my spirit.
Cuando Pepita y yo nos damos la mano, no es ya como al principio. Ambos hacemos un esfuerzo de voluntad, y nos transmitimos, por nuestras diestras enlazadas, todas las palpitaciones del corazón. Se diría que, por arte diabólico, obramos una transfusión y mezcla de lo más sutil de nuestra sangre. Ella debe de sentir circular mi vida por sus venas, como yo siento en las mías la suya.
When Pepita and I shake hands, it is not now as at first. Each one of us, by an effort of the will, transmits to the other, through the handclasp, every throb of the heart. It is as if, by some diabolical art, we had effected a transfusion and a blending together of the most subtle elements of our blood. She must feel my life circulate through her veins, as I feel hers in mine.
Si estoy cerca de ella, la amo; si estoy lejos, la odio. A su vista, en su presencia, me enamora, me atrae, me rinde con suavidad, me pone un yugo dulcísimo.
When I am near her, I love her; when I am away from her, I hate her. When I am in her presence she inspires me with love; she draws me to her; she subjugates me with gentleness; she lays upon me a very easy yoke.
Su recuerdo me mata. Soñando con ella, sueño que me divide la garganta, como Judit al capitán de los asirios, que me atraviesa las sienes con un clavo, como Jael a Sisara; pero, a su lado, me parece la esposa del Cantar de los Cantares, y la llamo con voz interior, y la bendigo, y la juzgo fuente sellada, huerto cerrado, flor del valle, lirio de los campos, paloma mía y hermana.
But the recollection of her undoes me. When I dream of her, I dream that she is severing my head from my body, as Judith slew the captain of the Assyrians; or that she is driving a nail into my temple, as Jael did to Sisera. But when I am near her, she appears to me the Spouse of the Song of Songs, and a voice within me calls to her and I bless her, and I regard her as a sealed fountain, as an enclosed garden, as the flower of the valley, as the lily of the fields, my dove and my sister.
Quiero libertarme de esta mujer y no puedo. La aborrezco y casi la adoro. Su espíritu se infunde en mí al punto que la veo, y me posee, y me domina, y me humilla.
I desire to free myself from her, and I can not. I abhor, yet I almost worship her. Her spirit enters into me and takes possession of me as soon as I behold her; it subjugates me, it abases me.
Todas las noches salgo de su casa diciendo: «
esta será la última noche que vuelva aquí », y vuelvo a la noche siguiente.
I leave her house each night, saying, “This is the last night I shall return here”; and I return there on the following night!
Cuando habla y estoy a su lado, mi alma queda como colgada de su boca; cuando sonríe se me antoja que un rayo de luz inmaterial se me entra en el corazón y le alegra.
When she speaks, and I am near, my soul hangs, as it were, upon her words. When she smiles, I imagine that a ray of spiritual light enters into my heart and rejoices it.
A veces, jugando al tresillo, se han tocado por acaso nuestras rodillas, y he sentido un indescriptible sacudimiento.
It has happened, when playing ombre, that our knees have touched by chance, and then I have felt a thrill run through me impossible to describe.
Sáqueme usted de aquí. Escriba usted a mi padre que me dé licencia para irme. Si es menester, dígaselo todo. ¡Socórrame usted! ¡Sea usted mi amparo!
Get me away from this place. Write to my father and ask him to let me return to you. If it be necessary, tell him everything. Help me! Be my refuge!
30 de mayo
May 30th.
Dios me ha dado fuerzas ara resistir y he resistido.
GOD has given me strength to resist, and I have resisted.
Hace días que no pongo los pies en casa de Pepita, que no la veo.
It is now many days since I have been in the house of Pepita, many days since I have seen her.
Casi no tengo que pretextar una enfermedad porque realmente estoy enfermo. Estoy pálido y ojeroso; y mi padre, lleno de afectuoso cuidado, me pregunta qué padezco y me muestra el interés más vivo.
It is scarcely necessary that I should feign sickness, for I am in reality sick. I have lost my color, and dark circles begin to show themselves under my eyes; and my father asks me, full of affectionate anxiety, what the cause of my suffering is, and manifests the deepest concern.
El reino de los cielos cede a la violencia, y yo quiero conquistarle. Con violencia llamo a sus puertas para que se me abran.
The kingdom of Heaven is said to yield to violence, and I am resolved to conquer it. With violence I call at its gates that they may open to me.
Con ajenjo me alimenta Dios para probarme, y en balde le pido que aparte de mí ese cáliz de amargura; pero he pasado y paso en vela muchas noches, entregado a la oración, y ha venido a endulzar lo amargo del cáliz una inspiración amorosa del espíritu consolador y soberano.
With wormwood am I fed by the Lord, in order to prove me; and in vain do I supplicate Him to let this cup of bitterness pass away from me. But, as I have passed and still pass many nights in vigil, delivered up to prayer, a loving inspiration from the Supreme Consoler has come to sweeten the bitterness of my cup.
He visto con los ojos del alma la nueva patria, y en lo más íntimo de mi corazón ha resonado el cántico nuevo de la Jerusalén celeste.
I have beheld with the eyes of the soul the new country; and the new song of the heavenly Jerusalem has resounded within the depths of my heart.
Si al cabo logro vencer, será gloriosa la victoria; pero se la deberé a la Reina de los Ángeles, a quien me encomiendo. Ella es mi refugio y mi defensa; torre y alcázar de David, de que penden mil escudos y armaduras de valerosos campeones; cedro del Líbano, que pone en fuga a las serpientes.
If in the end I should conquer, glorious will be the victory; but I shall owe it to the Queen of Angels, under whose protection I place myself. She is my refuge and my defense; the tower of the house of David, on whose walls hang innumerable shields and the armor of many valiant champions; the cedar of Lebanon, which puts the serpent to flight.
En cambio, a la mujer que me enamora de un modo mundanal procuro menospreciarla y abatirla en mi pensamiento, recordando las palabras del Sabio y aplicándoselas.
The woman who inspires me with an earthly love, on the contrary, I endeavor to despise and abase in my thoughts, remembering the words of the sage, and applying them to her.
Eres lazo de cazadores, la digo; tu corazón es red engañosa, y tus manos redes que atan, quien ama a Dios huirá de ti, y el pecador será por ti aprisionado.
“Thou art the snare of the hunter,” I say of her; “they heart is a net of deceit, and thy hands are bands that imprison; he who fears God will flee from thee, and the sinner shall be taken captive by thee.”
Meditando sobre el amor, hallo mil motivos para amar a Dios y no amarla.
In my meditations on love I find a thousand reasons for loving God, and against loving her.
Siento en el fondo de mi corazón una inefable energía que me convence de que yo lo despreciaría todo por el amor de Dios: la fama, la honra, el poder y el imperio. Me hallo capaz de imitar a Cristo; y si el enemigo tentador me llevase a la cumbre de la montaña y me ofreciese todos los reinos de la tierra porque doblase ante él la rodilla, yo no la doblaría; pero cuando me ofrece a esta mujer, vacilo aún y no le rechazo. ¿Vale más esta mujer a mis ojos que todos los reinos de la tierra; más que la fama, la honra, el poder y el imperio?
I feel, in the depths of my heart, an indescribable enthusiasm that convinces me that for the love of God I would sacrifice all things—fame, honor, power, dominion. I feel myself capable of imitating Christ, and if the Tempter should carry me off to the mountain-top, and should there offer me all the kingdoms of the earth if I consented to bow the knee before him, yet would I not bend it. But were he to offer me this woman if I should do so, I feel that I should waver, that I could not reject his offer. Is this woman, then, worth more in my eyes than all the kingdoms of the earth? More than fame, honor, power, and dominion?
¿La virtud del amor, me pregunto a veces, es la misma siempre, aunque aplicada a diversos objetos o bien hay dos linajes y condiciones de amores? Amar a Dios me parece la negación del egoísmo y del exclusivismo. Amándole, puedo y quiero amarlo todo por Él, y no me enojo ni tengo celos de que Él lo ame todo. No estoy celoso ni envidioso de los santos, de los mártires, de los bienaventurados, ni de los mismos serafines. Mientras mayor me represento el amor de Dios a las criaturas y los favores y regalos que les hace, menos celoso estoy y más le amo, y más cercano a mí le juzgo, y más amoroso y fino me parece que está conmigo. Mi hermandad, mi más que hermandad con todos los seres, resalta entonces de un modo dulcísimo. Me parece que soy uno con todo, y que todo está enlazado con lazada de amor por Dios y en Dios.
Is the virtue of love, I ask myself at times, always the same, even when applied to divers objects? Or are there two species and qualities of love? To love God seems to me to be the giving up of self and selfish interest. Loving Him, I desire to love, and I can love, all things through Him, and I am not troubled or jealous because of His love toward all things. I am not jealous of the saints, or of the martyrs, or of the blessed, or even of the seraphim. The greater I picture to myself to be the love of God for His creatures, and the graces and gifts He bestows upon them, the less am I troubled by jealousy; the more I love Him, the nearer to me do I feel Him to be, and the more loving and gracious does He seem toward me. My brotherhood, my more than brotherhood, with all creatures, stands forth then in a most pleasing light. It seems to me that I am one with all things, and that all things are bound together in the bonds of love through God and in God.
Muy al contrario, cuando pienso en esta mujer y en el amor que me inspira. Es un amor de odio que me aparta de todo menos de mí. La quiero para mí, toda para mí y yo todo para ella. Hasta la devoción y el sacrificio por ella son egoístas. Morir por ella sería por desesperación de no lograrla de otra suerte, o por esperanza de no gozar de su amor por completo, sino muriendo y confundiéndome con ella en un eterno abrazo.
Very different is it when my thoughts dwell upon Pepita, and on the love with which she inspires me. This love is a love full of hatred, that separates me from everything but myself. I love her for myself, altogether for myself, and myself altogether for her. Even devotion to her, even sacrifices made for her sake, partake of the nature of selfishness. To die for her would be to die of despair at not being able to possess her in any other manner—from the fear of not enjoying her love completely, except by dying and commingling with her in an eternal embrace.
Con todas estas consideraciones procuro hacer aborrecible el amor de esta mujer; pongo en este amor mucho de infernal y de horriblemente ominoso; pero como si tuviese yo dos almas, dos entendimientos, dos voluntades y dos imaginaciones, pronto surge dentro de mí la idea contraria; pronto me niego lo que acabo de afirmar, y procuro conciliar locamente los dos amores. ¿Por qué no huir de ella y seguir amándola sin dejar de consagrarme fervorosamente al servicio de Dios? Así como el amor de Dios no excluye el amor de la patria, el amor de la humanidad, el amor de la ciencia, el amor de la hermosura en la naturaleza y en el arte, tampoco debe excluir este amor, si es espiritual e inmaculado. Yo haré de ella, me digo, un símbolo, una alegoría, una imagen de todo lo bueno y hermoso. Será para mí como Beatriz para Dante, figura y representación de mi patria, del saber y de la belleza.
By these reflections I endeavor to render the love of Pepita hateful to me. I invest my love in my imagination with something diabolical and fatal; but, as if I possessed a double soul, a double understanding, a double will, and a double imagination, in contradiction to this thought, other feelings rise up within me in its train, and I then deny what I have just affirmed, and insanely endeavor to reconcile the two loves. Would it not be possible, I ask myself, to fly from Pepita, and yet continue to love her, without ceasing therefore to consecrate myself with fervor to the love of God? For, as the love of God does not exclude love of country, love of humanity, love of learning, love of beauty in Nature and in Art, neither should it exclude another love, if it be spiritual and immaculate. I will make of her, I say to myself, a symbol, an allegory, an image of all that is good, of all that is beautiful. She shall be to me, as Beatrice was to Dante, the image and the symbol of country, of knowledge, and of beauty.
Esto me hace caer en una horrible imaginación, en un monstruoso pensamiento. Para hacer de Pepita ese símbolo, esa vaporosa y etérea imagen, esa cifra y resumen de cuanto puedo amar por bajo de Dios, en Dios y subordinándolo a Dios, me la finjo muerta como Beatriz estaba muerta cuando Dante la cantaba.
This intention suggests to me a horrible fancy, a monstrous thought. In order to make of Pepita this symbol, this vaporous and ethereal image, this sign and epitome of all that I can love under God, in God, and subordinate to God, I picture her to myself dead, as Beatrice was dead when Dante made her the subject of his song.
Si la dejo entre los vivos, no acierto a convertirla en idea pura, y para convertirla en idea pura, la asesino en mi mente.
If I picture her to myself among the living, then I am unable to convert her into a pure idea; and if I convert her into a pure idea, I kill her in my thoughts.
Luego la lloro, luego me horrorizo de mi crimen, y me acerco a ella en espíritu, y con el calor de mi corazón le vuelvo la vida, y la veo, no vagarosa, diáfana, casi esfumada entre nubes de color de rosa y flores celestiales, como vio el feroz Gibelino a su amada en la cima del Purgatorio, sino consistente, sólida, bien delineada en el ambiente sereno y claro, como las obras más perfectas del cincel helénico; como Galatea, animada ya por el afecto de Pigmalión, y bajando llena de vida, respirando amor, lozana de juventud y de hermosura, de su pedestal de mármol.
Then I weep; I am filled with horror at my crime, and I draw near to her in spirit, and with the warmth of my heart I bring her back to life again; and I behold her, not errant, diaphanous, floating in shadowy outline among roseate clouds and celestial flowers, as the stern Ghibelline beheld his beloved in the upper sphere of Purgatory; but coherent, solid, clearly defined in the pure and serene air, like the masterpieces of Greek art, like Galatea already animated by the love of Pygmalion, and descending from her pedestal of marble, full of fire, exhaling love, rich in youth and beauty.
Entonces exclamo desde el fondo de mi conturbado corazón: «
Mi virtud desfallece; Dios mío, no me abandones. Apresúrate a venir en mi auxilio. Muéstrame tu cara y seré salvo ».
Then I exclaim in the depths of my perturbed heart: “My virtue faints! My God, do not Thou forsake me! Hasten to my help; show Thy countenance, and I shall be saved!”
Así recobro las fuerzas para resistir a la tentación. Así renace en mí la esperanza de que volveré al antiguo reposo no bien me aparte de estos sitios.
Thus do I recover strength to resist temptation. Thus again does the hope spring to life within me, that I shall regain my former tranquillity when I shall have left this place.
El demonio anhela con furia tragarse las aguas puras del Jordán, que son las personas consagradas a Dios. Contra ellas se conjura el infierno y desencadena todos sus monstruos. San Buenaventura lo ha dicho: «
No debemos admirarnos de que estas personas pecaron, sino de que no pecaron. » Yo, con todo, sabré resistir y no pecar. Dios me protege.
The Devil longs with ardor to swallow up the pure waters of Jordan, by which are symbolized the persons who are consecrated to God. Hell conspires against them, and lets loose all her monsters upon them. St. Bonaventure says: “We should not wonder that these persons have sinned, but rather that they have not sinned.” Notwithstanding, I shall be able to resist and not sin. The Lord will protect me.
6 de junio
June 6th.
La nodriza de Pepita, hoy su ama de llaves, es, como dice mi padre, una buena pieza de arrugadillo; picotera, alegre y hábil como pocas. Se casó con el hijo del maestro Cencias y ha heredado del padre lo que el hijo no heredó: una portentosa facilidad para las artes y los oficios. La diferencia está en que el maestro Cencias componía un husillo de lagar, arreglaba las ruedas de una carreta o hacía un arado y esta nuera suya hace dulces, arropes y otras golosinas. El suegro ejercía las artes de utilidad; la nuera las del deleite, aunque deleite inocente, o lícito al menos.
PEPITA′S nurse—now her housekeeper—is, as my father says, a good bag of wrinkles; she is talkative, gay, and skilful, as few are. She married the son of Master Cencias, and has inherited from the father what the son did not inherit—a wonderful facility for the mechanical arts, with this difference: that while Master Cencias could set the screw of a wine-press, or repair the wheels of a wagon, or make a plow, this daughter-in-law of his knows how to make sweetmeats, conserves of honey, and other dainties. The father-in-law practised the useful arts; the daughter-in-law those that have for their object pleasure, thought only innocent, or at least lawful pleasure.
Antoñona, que así se llama, tiene o se toma la mayor confianza con todo el señorío. En todas las casas entra y sale como en la suya. A todos los señoritos y señoritas de la edad de Pepita, o de cuatro o cinco años más, los tutea, los llama niños y niñas, y los trata como si los hubiera criado a sus pechos.
Antoñona—for such is her name—is permitted, or assumes, the greatest familiarity with all the gentry here. She goes in and out of every house as if it were her own. She uses the familiar “thou” to all young people of Pepita′s age, or four or five years older; she calls them “child,” and treats them as if she had nursed them at her breast.
A mí me habla de mira, como a los otros. Viene a verme, entra en mi cuarto, y ya me ha dicho varias veces que soy un ingrato, y que hago mal en no ir a ver a su señora.
She behaves toward me in this way; she comes to visit me, enters my room unannounced, has asked me several times already why I no longer go to see her mistress, and has told me that I am wrong in not going.
Mi padre, sin advertir nada, me acusa de extravagante; me llama búho, y se empeña también en que vuelva a la tertulia. Anoche no pude ya resistirme a sus repetidas instancias, y fui muy temprano, cuando mi padre iba a hacer las cuentas con el aperador.
My father, who has no suspicion of the truth, accuses me of eccentricity; he calls me an owl, and he, too, is determined that I shall resume my visits to Pepita. Last night I could no longer resist his repeated importunities, and I went to her house very early, as my father was about to settle his accounts with the overseer.
¡Ojalá no hubiera ido!
Would to God I had not gone!
Pepita estaba sola. Al vernos, al saludarnos, nos pusimos los dos colorados. Nos dimos la mano con timidez, sin decimos palabra.
Pepita was alone. When our glances met, when we saluted each other, we both turned red. We shook hands with timidity and in silence.
Yo no estreché la suya; ella no estrechó la mía, pero las conservamos unidas un breve rato.
I did not press her hand, nor did she press mine, but for a moment we held them clasped together.
En la mirada que Pepita me dirigió nada había de amor, sino de amistad, de simpatía, de honda tristeza.
In Pepita′s glance, as she looked at me, there was nothing of love; there was only friendship, sympathy, and a profound sadness.
Había adivinado toda mi lucha interior; presumía que el amor divino había triunfado en mi alma; que mi resolución de no amarla era firme e invencible.
She had divined the whole of my inward struggle; she was persuaded that Divine love had triumphed in my soul—that my resolution not to love her was firm and invincible.
No se atrevía a quejarse de mí; no tenía derecho a quejarse de mí; conocía que la razón estaba de mi parte. Un suspiro, apenas perceptible, que se escapó de sus frescos labios entreabiertos, manifestó cuánto lo deploraba.
She did not venture to complain of me; she had no reason to complain of me; she knew that right was on my side. A sigh, scarcely perceptible, that escaped from her dewy, parted lips, revealed to me the depth of her sorrow.
Nuestras manos seguían unidas aún. Ambos mudos. ¿Cómo decirle que yo no era para ella ni ella para mí; qué importaba separamos para siempre?
Her hand still lay in mine; we were both silent. How was I to tell her that she was not destined for me, nor I for her; that we must part forever?
Sin embargo, aunque no se lo dije con palabras, se lo dije con los ojos. Mi severa mirada confirmó sus temores; la persuadió de la irrevocable sentencia.
But though my lips refused to tell her this in words, I told it to her with my eyes; my severe glance confirmed her fears; it convinced her of the irrevocableness of my decision.
De pronto se nublaron sus ojos; todo su rostro hermoso, pálido ya de una palidez traslúcida, se contrajo con una bellísima expresión de melancolía. Parecía la madre de los dolores. Dos lágrimas brotaron lentamente de sus ojos y empezaron a deslizarse por sus mejillas.
All at once her gaze was troubled; her lovely countenance, pale with a translucent pallor, was full of a touching expression of melancholy. She looked like Our Lady of Sorrows. Two tears rose slowly to her eyes, and began to steal down her cheeks.
No sé lo que pasó en mí. ¿Ni cómo describirlo, aunque lo supiera?
I know not what passed within me, nor how to describe it, even if I knew.
Acerqué mis labios a su cara para enjugar el llanto, y se unieron nuestras bocas en un beso.
I bent toward her to kiss away her tears and our lips met.
Inefable embriaguez, desmayo fecundo en peligros invadió todo mi ser y el ser de ella. Su cuerpo desfallecía y la sostuve entre mis brazos.
Rapture unspeakable, a faintness full of peril, invaded us both. She would have fallen, but that I supported her in my arms.
Quiso el cielo que oyésemos los pasos y la tos del padre Vicario que llegaba, y nos separamos al punto.
Heaven willed that we should at this moment hear the step and cough of the reverend vicar, who was approaching, and we instantly drew apart.
Volviendo en mí, y reconcentrando todas las fuerzas de mi voluntad, pude entonces llenar con estas palabras, que pronuncié en voz baja e intensa, aquella terrible escena silenciosa:
Recovering myself, and summoning all the strength of my will, I brought to an end this terrible scene, that had been enacted in silence, with these words, which I pronounced in low and tense accents:
-¡El primero y el último!
“The first and the last!”
Yo aludía al beso profano; mas, como si hubieran sido mis palabras una evocación, se ofreció en mi mente la visión apocalíptica en toda su terrible majestad. Vi al que es por cierto el primero y el último, y con la espada de dos filos que salía de su boca me hería en el alma, llena de maldades, de vicios y de pecados.
“The first and the last!” I made allusion to our profane kiss; but, as if my words had been an invocation, there rose before me the vision of the Apocalypse in all its terrible majesty. I beheld Him who is indeed the First and the Last, and with the two-edged sword that proceeded from His mouth He pierced my soul, full of evil, of wickedness, and of sin.
Toda aquella noche la pasé en un frenesí, en un delirio interior, que no sé cómo disimulaba.
All that evening I passed in a species of frenzy, an inward delirium, that I know not how I was able to conceal.
Me retiré de casa de Pepita muy temprano.
I withdrew from Pepita′s house very early.
En la soledad fue mayor mi amargura.
The anguish of my soul was yet more poignant in solitude.
Al recordarme de aquel beso y de aquellas palabras de despedida, me comparaba yo con el traidor judas que vendía besando, y con el sanguinario y alevoso asesino Joab cuando, al besar a Amasá, le hundió el hierro agudo en las entrañas.
When I recalled that kiss and those words of farewell, I compared myself with the traitor Judas, who made use of a kiss to betray; and with the sanguinary and treacherous assassin Joab, who plunged the sharp steel into the bowels of Amasa while in the act of kissing him.
Había incurrido en dos traiciones y en dos falsías. Había faltado a Dios y a ella. Soy un ser abominable.
I had committed a double treason; I had been guilty of a double perfidy. I had sinned against God and against her. I am an execrable wretch.
11 de junio
June 11th.
Aún es tiempo de remediarlo todo. Pepita sanará de su amor y olvidará la flaqueza que ambos tuvimos.
EVERYTHING may still be remedied. Pepita will in time forget her love and the weakness of which we were guilty.
Desde aquella noche no he vuelto a su casa.
Since that night I have not returned to her house.
Antoñona no aparece por la mía.
Antoñona has not made her appearance in ours.
A fuerza de súplicas he logrado de mi padre la promesa formal de que partiremos de aquí el 25, pasado el día de San Juan, que aquí se celebra con fiestas lucidas, y en cuya víspera hay una famosa velada.
By dint of entreaties I have obtained a formal promise from my father that we shall leave here on the 25th, the day after St. John′s day, which is here celebrated with splendid feasts, and on the eve of which there is a great vigil.
Lejos de Pepita me voy serenando y creyendo que tal vez ha sido una prueba este comienzo de amores.
Absent from Pepita, I began to recover my serenity and to think that this first beginning of love was a trial of my virtue.
En todas estas noches he rezado, he velado, me he mortificado mucho.
All these nights I have prayed, I have watched, I have performed many acts of penance.
La persistencia de mis plegarias, la honda contrición de mi pecho han hallado gracia delante del Señor, quien ha mostrado su gran misericordia.
The persistence of my prayers, the deep contrition of my soul, have found favor with the Lord, who has manifested to me His great mercy.
El Señor, como dice el Profeta, ha enviado fuego a lo más robusto de mi espíritu, ha alumbrado mi inteligencia, ha encendido lo más alto de mi voluntad y me ha enseñado.
The Lord, in the words of the prophet, has sent fire to the stronghold of my spirit; He has illuminated my understanding, He has kindled my resolution, and He has given me guidance.
La actividad del amor divino, que está en la voluntad suprema, ha podido en ocasiones, sin yo merecerlo, llevarme hasta la oración de quietud afectiva. He desnudado las potencias inferiores de mi alma de toda imagen, hasta de la imagen de esa mujer; y he creído, si el orgullo no me alucina, que he conocido y gozado, en paz con la inteligencia y con el afecto, del bien supremo que está en el centro y abismo del alma.
The working of the Divine love which animates the Supreme Will has had power, at times, without my deserving it, to lead me to that condition of prayerful contemplation in which the soul enjoys repose. I have cast out from the lower faculties of my soul every image—even her image; and I am persuaded, if pride does not deceive me, that, in perfect peace of mind and heart I have known and enjoyed the Supreme Good that dwells within the depths of the soul.
Ante este bien todo es miseria; ante esta hermosura es fealdad todo; ante esta felicidad todo es infortunio; ante esta altura todo es bajeza. ¿Quién no olvidará y despreciará por el amor de Dios todos los demás amores?
Compared with this good all else is worthless—compared with this beauty all else is deformity—compared with these heights all else is vile. Who would not forget and scorn every other love for the love of God?
Sí, la imagen profana de esa mujer saldrá definitivamente y para siempre de mi alma. Yo haré un azote durísimo de mis oraciones y penitencias, y con él la arrojaré de allí, como Cristo arrojó del templo a los condenados mercaderes.
Yes; the profane image of this woman shall depart finally and forever from my soul. I shall make of my prayers and of my penance a sharp scourge, and with it I will expel her therefrom, as Christ expelled the money-lenders from the Temple.
18 de junio
June 18th.
Ésta será la última carta que yo escriba a usted.
THIS is the last letter I shall write to you.
El veinticinco saldré de aquí sin falta. Pronto tendré el gusto de dar a usted un abrazo.
On the 25th I shall leave this place without fail. I shall soon have the happiness of embracing you.
Cerca de usted estaré mejor. Usted me infundirá ánimo y me prestará la energía de que carezco.
Near you I shall be stronger. You will infuse courage into me, and lend me the energy in which I am wanting.
Una tempestad de encontradas afecciones combate ahora mi corazón. El desorden de mis ideas se conocerá en el desorden de lo que estoy escribiendo.
A tempest of conflicting emotions is now raging in my soul. The disorder of my ideas may be known by the disorder of what I write.
Dos veces he vuelto a casa de Pepita. He estado frío, severo, como debía estar; pero ¡cuánto me ha costado!
Twice I returned to the house of Pepita. I was cold and stern. I was as I ought to have been, but how much did it not cost me!
Ayer me dijo mi padre que Pepita está indispuesta y que no recibe.
My father told me yesterday that Pepita was indisposed, and would not receive.
En seguida me asaltó el pensamiento de que su amor mal pagado podría ser la causa de la enfermedad.
The thought at once assailed me that the cause of her indisposition might be her ill-requited love.
¿Por qué la he mirado con las mismas miradas de fuego con que ella me miraba? ¿Por qué la he engañado vilmente? ¿Por qué la he hecho creer que la quería? ¿Por qué mi boca infame buscó la suya y se abrasó y la abrasó con las llamas del infierno?
Why did I return her glances of fire? Why did I basely deceive her? Why did I make her believe I loved her? Why did my vile lips seek hers with ardor, and communicate the ardor of an unholy love to hers?
Pero no; mi pecado no ha de traer como indefectible consecuencia otro pecado. Lo que ya fue no puede dejar de haber sido, pero puede y debe remediarse.
But no; my sin shall not be followed, as its unavoidable consequence, by another sin! What has been, has been, and can not be undone; but a repetition of it may be avoided—shall be avoided in future.
El veinticinco, repito, partiré sin falta.
On the 25th, I repeat, I shall depart from here without fail.
La desenvuelta Antoñona acaba de entrar a verme. Escondí esta carta como si fuera una maldad escribir a usted.
The impudent Antoñona has just come to see me. I hid this letter from her, as if it were a crime to write to you.
…
Antoñona remained here only for a moment.
Yo me levanté de la silla para hablar con ella de pie y que la visita fuera corta.
I arose, and remained standing while I spoke to her, that the visit might be a short one.
En tan corta visita me ha dicho mil locuras que me afligen profundamente.
During this short visit she gave utterance to a thousand mad speeches, which disturbed me greatly.
Por último, ha exclamado al despedirse, en su jerga medio gitana:
Finally, as she was going away, she exclaimed, in her half-gipsy jargon.
¡Anda, fullero de amor, indinote,maldecido seas; malos chuqueles te tagelen el drupo,que has puesto enferma a la niña y con tus retrecherías la estás matando!
“You deceiver! You villain! My curse upon you! You have made the child sick, and now you are killing her by your desertion. May witches fly away with you, body and bones!”
Dicho esto, la endiablada mujer me aplicó, de una manera indecorosa y plebeya, por bajo de las espaldas, seis o siete feroces pellizcos, como si quisiera sacarme a túrdigas el pellejo. Después se largó echando chispas.
Having said this, the fiendish woman gave me, in a coarse vulgar fashion, six or seven ferocious pinches below the shoulders, as if she would like to tear the skin from my back in strips, and then went away, looking daggers at me.
No me quejo; merezco esta broma brutal, dado que sea broma. Merezco que me atenacen los demonios con tenazas hechas ascuas.
I do not complain. I deserve this brutal jest, granting it to be a jest. I deserve that fiends should tear my flesh with red-hot pincers.
¡Dios mío haz que Pepita me olvide; haz, si es menester, que ame a otro y sea con él dichosa!
Grant, my God, that Pepita may forget me! Let her, if it be necessary, love another, and be happy with him!
¿Puedo pedirte más, Dios mío? Mi padre no sabe nada, no sospecha nada. Más vale así.
Can I ask more than this of Thee, oh, my God? My father knows nothing, suspects nothing. It is better thus.
Adiós. Hasta dentro de pocos días, que nos veremos y abrazaremos.
Farewell for a few days, till we see and embrace each other again.
¡Qué mudado va usted a encontrarme! ¡Qué lleno de amargura mi corazón! ¡Cuán perdida la inocencia! ¡Qué herida y qué lastimada mi alma!
How changed will you find me! How full of bitterness my heart! How soiled my purity! How bruised and wounded my soul!
- II – Paralipómenos
Part II. —Paralipomena Prologue
No hay más cartas de D. Luis de Vargas que las que hemos transcrito. Nos quedaríamos, pues, sin averiguar el término que tuvieron estos amores, y esta sencilla y apasionada historia no acabaría, si un sujeto, perfectamente enterado de todo, no hubiese compuesto la relación que sigue.
HERE end the letters of Don Luis de Vargas. We should therefore be left in ignorance of the subsequent fortunes of these lovers, if one familiar with all the circumstances had not communicated the following particulars:
Nadie extrañó en el lugar la indisposición de Pepita, ni menos pensó en buscarle una causa que sólo nosotros, ella, D. Luis, el señor deán y la discreta Antoñona, sabemos hasta lo presente.
No one in the village found anything strange in the fact of Pepita′s being indisposed, or thought, still less, of attributing her indisposition to a cause of which only we, Pepita herself, Don Luis, the reverend dean, and the discreet Antoñona, are thus far cognizant.
Más bien hubieran podido extrañarse la vida alegre, las tertulias diarias y hasta los paseos campestres de Pepita, durante algún tiempo. El que volviese Pepita a su retiro habitual era naturalísimo.
They might rather have wondered at the life of gaiety that Pepita had been leading for some time past, at the daily gatherings at her house, and the excursions into the country in which she had joined. That Pepita should return to her habitual seclusion was quite natural.
Su amor por D. Luis, tan silencioso y tan reconcentrado, se ocultó a las miradas investigadoras de doña Casilda, de Currito y de todos los personajes del lugar que en las cartas de don Luis se nombran. Menos podía saberlo el vulgo. A nadie le cabía en la cabeza, a nadie le pasaba por la imaginación, que el teólogo, el santo, como llamaban a D. Luis, rivalizase con su padre, y hubiera conseguido lo que no había conseguido el terrible y poderoso D. Pedro de Vargas: enamorar a la linda, elegante, esquiva y zahareña viudita.
Her secret and deeply rooted love for Don Luis was hidden from the searching glances of Doña Casilda, of Currito, and of all the other personages of the village of whom mention is made in the letters of Don Luis. Still less could the public know of it. It never entered into the head of any one, no one imagined for a moment, that the theologian, the “saint,” as they called Don Luis, could become the rival of his father, or could have succeeded where the redoubtable and powerful Don Pedro de Vargas had failed—in winning the heart of the graceful, coy, and reserved young widow.
A pesar de la familiaridad que las señoras de lugar tienen con sus criadas, Pepita nada había dejado traslucir a ninguna de las suyas. Sólo Antoñona, que era un lince para todo, y más aún para las cosas de su niña, había penetrado el misterio.
Notwithstanding the familiarity of the ladies of the village with their servants, Pepita had allowed none of hers to suspect anything. Only the lynx-eyed Antoñona, whom nothing could escape, and more especially nothing that concerned her young mistress, had penetrated the mystery.
Antoñona no calló a Pepita su descubrimiento, y Pepita no acertó a negar la verdad a aquella mujer que la había criado, que la idolatraba, y que, si bien se complacía en descubrir y referir cuanto pasa en el pueblo, siendo modelo de maldicientes, era sigilosa y leal como pocas para lo que importaba a su dueño.
Antoñona did not conceal her discovery from Pepita, nor could Pepita deny the truth to the woman who had nursed her, who idolized her, and who, if she delighted in finding out and gossiping about all that took place in the village, being, as she was, a model scandal-monger, was yet, in all that related to her mistress, reticent and loyal as but few are.
De esta suerte se hizo Antoñona la confidenta de Pepita, la cual hallaba gran consuelo en desahogar su corazón con quien, si era vulgar o grosera en la expresión o en el lenguaje, no lo era en los sentimientos y en las ideas que expresaba y formulaba.
In this manner Antoñona made herself the confidante of Pepita; and Pepita found great consolation in unburdening her heart to one who, though she might be coarse in the frankness with which she expressed her sentiments, was not so either in the sentiments or the ideas that she expressed.
Por lo dicho se explican las visitas de Antoñona a D. Luis, sus palabras, y hasta los feroces, poco respetuosos y mal colocados pellizcos, con que maceró sus carnes y atormentó su dignidad la última vez que estuvo a verle.
In this may be found the explanation of Antoñona′s visits to Don Luis, as well as of her words, and even of the ferocious and disrespectful pinches, given in so ill-chosen a spot, with which she bruised his flesh and wounded his dignity on the occasion of her last visit to him.
Pepita, no sólo no había excitado a Antoñona a que fuese a D. Luis con embajadas, pero ni sabía siquiera que hubiese ido. Antoñona había tomado la iniciativa y había hecho papel en este asunto, porque así lo quiso.
Not only had Pepita not desired Antoñona to carry messages to Don Luis, but she did not even know that she had gone to see him. Antoñona had taken the initiative, and had interfered in the matter simply because she herself had wanted to do so.
Como ya se dijo, se había enterado de todo con perspicacia maravillosa.
As has already been said, she had with wonderful perspicacity discovered the state of affairs between her mistress and Don Luis.
Cuando la misma Pepita apenas se había dado cuenta de que amaba a D. Luis, ya Antoñona lo sabía. Apenas empezó Pepita a lanzar sobre él aquellas ardientes, furtivas e involuntarias miradas que tanto destrozo hicieron, miradas que nadie sorprendió de los que estaban presentes, Antoñona, que no lo estaba, habló a Pepita de las miradas. Y no bien las miradas recibieron dulce pago, también lo supo Antoñona.
While Pepita herself was still scarcely conscious of the fact that she loved Don Luis, Antoñona already knew it. Scarcely had Pepita begun to cast on him those furtive glances, ardent and involuntary, which had wrought such havoc—glances which had been intercepted by none of those present when they were given—when Antoñona, who was not present, had already spoken of them to Pepita. And no sooner had those glances been returned, than Antoñona knew that also.
Poco tuvo, pues, la señora que confiar a una criada tan penetrante y tan zahorí de cuanto pasaba en lo más escondido de su pecho.
There was but little left, then, for the mistress to confide to a servant of so much penetration, and so skilled in divining what passed in the inmost recesses of her breast.
A los cinco días de la fecha de la última carta que hemos leído, empieza nuestra narración.
Five days after the date of Don Luis′s last letter our narrative begins:
…
I
Eran las once de la mañana. Pepita estaba en una sala alta al lado de su alcoba y de su tocador, donde nadie, salvo Antoñona, entraba jamás sin que llamase ella.
IT was eleven o′clock in the morning. Pepita was in an apartment on an upper floor, contiguous to her bedroom and dressing-room, where no one ever entered without being summoned, save Antoñona.
Los muebles de aquella sala eran de poco valor, pero cómodos y aseados. Las cortinas y el forro de los sillones, sofás2 y butacas, eran de tela de algodón pintada de flores; sobre una mesita de caoba había recado de escribir y papeles; y en un armario, de caoba también, bastantes libros de devoción y de historia. Las paredes se veían adornadas con cuadros, que eran estampas de asuntos religiosos; pero con el buen gusto, inaudito, raro, casi inverosímil en un lugar de Andalucía, de que dichas estampas no fuesen malas litografías francesas, sino grabados de nuestra Calcografía, como el Pasmo de Sicilia de Rafael, el San Ildefonso y la Virgen, la Concepción, el San Bernardo y los dos medios puntos de Murillo.
The furniture of this apartment was simple, but comfortable and in good taste. The curtains and the covering of the easy-chairs, the sofas, and the armchairs, were of a flowered cotton fabric. On a mahogany table were writing materials and papers, and in a bookcase, also of mahogany, were many books of devotion and history. The walls were adorned with pictures—engravings of religious subjects, but with this peculiarity in their selection—unheard-of, extraordinary, almost incredible in an Andalusian village—that, instead of being bad French lithographs, they were engravings in the best style of Spanish art, as the Spasimo di Sicilia of Raffael; the St. Ildefonso and the Virgin, the Conception, the St. Bernard, and the two Lunettes of Murillo.
Sobre una antigua mesa de roble, sostenida por columnas salomónicas, se veía un contadorcillo o papelera con embutidos de concha, nácar, marfil y bronce, y muchos cajoncitos, donde guardaba Pepita cuentas y otros documentos. Sobre la misma mesa había dos vasos de porcelana con muchas flores. Colgadas en la pared había por último, algunas macetas de loza de la Cartuja sevillana, con geranio-hiedra y otras plantas, y tres jaulas doradas con canarios y jilgueros.
On an antique oak table, supported by fluted columns, was a small writing-desk, or escritoire, inlaid with mother-of-pearl, ivory, and brass, and containing a great many little drawers, in which Pepita kept bills and other papers. On this table were also two porcelain vases filled with flowers; and, finally, hanging against the walls were several flower-pots of Seville Carthusian ware, containing ivy, geraniums, and other plants and three gilded cages, in which were canaries and larks.
Aquella sala era el retiro de Pepita, donde no entraban de día sino el médico y el padre vicario, y donde a prima noche entraba sólo el aperador a dar sus cuentas. Aquella sala era y se llamaba el despacho.
This apartment was the retreat of Pepita, where no one entered during the daytime except the doctor and the reverend vicar; and in the evening only the overseer, to settle accounts. This apartment was called the study, and served the purpose of one.
Pepita estaba sentada, casi recostada en un sofá, delante del cual había un velador pequeño con varios libros.
Pepita was seated, half reclining on a sofa, before which stood a small table with some books upon it.
Se acababa de levantar, y vestía una ligera bata de verano. Su cabello rubio, mal peinado aún, parecía más hermoso en su mismo desorden. Su cara, algo pálida y con ojeras, si bien llena de juventud, lozanía y frescura, parecía más bella con el mal que le robaba colores.
She had just risen, and was attired in a light summer wrapper. Her blond hair, not yet arranged, looked even more beautiful in its disorder. Her countenance, somewhat pale, and showing dark circles under the eyes, still preserved its fresh and youthful aspect, and looked more beautiful than ever under the influence of the trouble which robbed it of color.
Pepita mostraba impaciencia; aguardaba a alguien.
Pepita showed signs of impatience; she was expecting some one.
Al fin llegó y entró sin anunciarse la persona que aguardaba, que era el padre vicario.
At last the person she was awaiting, who proved to be the reverend vicar, arrived, and entered without announcement.
Después de los saludos de costumbre, y arrellanado el padre vicario en una butaca al lado de Pepita, se entabló la conversación.
After the usual salutations the vicar settled himself comfortably in an easy-chair, and the conversation thus began:
-Me alegro, hija mía, de que me hayas llamado; pero sin que te hubieras molestado en llamarme, ya iba yo a venir a verte. ¡Qué pálida estás! ¿Qué padeces? ¿Tienes algo importante que decirme?
“I am very glad, my child, that you sent for me; but, even without your doing so, I was just coming to see you. How pale you are! What is it that ails you? Have you anything of importance to tell me?”
A esta serie de preguntas cariñosas, empezó a contestar Pepita con un hondo suspiro. Después dijo: [
Pepita began her answer to this series of affectionate inquiries with a deep sigh; she then said:
-¿No adivina Vd. mi enfermedad? ¿No descubre Vd. la causa de mi padecimiento?
“Do you not divine my malady? Have you not discovered the cause of my suffering?”
El vicario se encogió de hombros y miró a Pepita con cierto susto, porque nada sabía, y le llamaba la atención la vehemencia con que ella se expresaba. [
The vicar made a gesture of denial, and looked at Pepita with something like terror in his gaze; for he knew nothing of all that had taken place, and was struck by the vehemence with which she spoke.
Pepita prosiguió:
Pepita continued:
-Padre mío, yo no debí llamar a Vd., sino ir a la iglesia y hablar con Vd. en el confesonario, y allí confesar mis pecados. Por desgracia no estoy arrepentida; mi corazón se ha endurecido en la maldad, y no he tenido valor ni me he hallado dispuesta para hablar con el confesor, sino con el amigo.
“I ought not to have sent for you, father. I should have gone to the church myself instead, to speak with you in the confessional, and there confess my sins. But, unhappily, far from repenting of them, my heart has hardened itself in wickedness. I have neither the courage nor the desire to speak to the confessor, but only to the friend.”
-¿Qué dices de pecados, ni de dureza de corazón? ¿Estás loca? ¿Qué pecados han de ser los tuyos, si eres tan buena?
“What are you saying about sins and hardness of heart? Have you taken leave of your senses? What sins can you have committed, you who are so good?”
-No, padre, yo soy mala. He estado engañando a Vd., engañándome a mí misma, queriendo engañar a Dios.
“No, father, I am wicked. I have been deceiving you; I have been deceiving myself; I have tried to deceive God.”
-Vamos, cálmate, serénate; habla con orden y con juicio para no decir disparates.
“Come, come, calm yourself; speak with moderation and common sense, and don′t talk foolishly.”
-¿Y cómo no decirlos, cuando el espíritu del mal me posee?
“And how shall I avoid talking foolishly when the spirit of evil possesses me?”
-¡Ave María Purísima! Muchacha, no desatines. Mira, hija mía: tres son los demonios más temibles que se apoderan de las almas, y ninguno de ellos, estoy seguro, se puede haber atrevido a llegar hasta la tuya. El uno es Leviatán, o el espíritu de la soberbia; el otro Mamón, o el espíritu de la avaricia; el otro Asmodeo, o el espíritu de los amores impuros.
“Holy Virgin! Don′t talk nonsense, child; the demons most to be feared who take possession of the soul are three, and none of them, I am certain, can have dared to enter into yours. One is Leviathan, or the spirit of Pride; the other is Mammon, or the spirit of Avarice; and the other is Asmodeus, or the spirit of Unholy Love.”
-Pues de los tres soy víctima: los tres me dominan.
“Well, I am the victim of all three; all three hold dominion over me.”
-¡Qué horror!... Repito que te calmes. De lo que tú eres víctima es de un delirio.
“This is dreadful! Calm yourself, I repeat. The real trouble with you is that you are delirious.”
-¡Pluguiese a Dios que así fuera! Es por mi culpa lo contrario. Soy avarienta, porque poseo cuantiosos bienes y no hago las obras de caridad que debiera hacer; soy soberbia, porque he despreciado a muchos hombres, no por virtud, no por honestidad, sino porque no los hallaba acreedores a mi cariño. Dios me ha castigado; Dios ha permitido que ese tercer enemigo, de que Vd. habla, se apodere de mí.
“Would to God it were so! The contrary, unhappily for me, is the case. I am avaricious, because I possess riches, and do not perform the works of charity I ought to perform; I am proud, because I scorn the addresses of my many suitors, not through virtue, not through modesty, but because I thought them unworthy of my love. God has punished me; God has permitted the third enemy you have named to take possession of me.”
-¿Cómo es eso, muchacha? ¿Qué diablura se te ocurre? ¿Estás enamorada quizás? Y si lo estás, ¿qué mal hay en ello? ¿No eres libre? Cásate, pues, y déjate de tonterías. Seguro estoy de que mi amigo D. Pedro de Vargas ha hecho el milagro. ¡El demonio es el tal D. Pedro! Te declaro que me asombra. No juzgaba yo el asunto tan mollar y tan maduro como estaba.
“How is this, child? What diabolical notion has entered into your mind! Have you by chance fallen in love? And, if you have, what harm is there in that? Are you not free? Get married, then, and stop talking nonsense. I am certain it is my friend Don Pedro de Vargas who has wrought the miracle. That same Don Pedro is the very Devil! I confess I am surprised. I did not think matters had gone quite so far as that already.”
-Pero si no es D. Pedro de Vargas de quien estoy enamorada.
“But it is not Don Pedro de Vargas that I am in love with.”
-¿Pues de quién entonces?
“And with whom, then?”
Pepita se levantó de su asiento; fue hacia la puerta; la abrió; miró para ver si alguien escuchaba desde fuera; la volvió a cerrar; se acercó luego al padre vicario, y toda acongojada, con voz trémula, con lágrimas en los ojos, dijo casi al oído del buen anciano:
Pepita rose from her seat, went to the door, opened it, looked to see if any one was listening outside, drew near to the reverend vicar, and with signs of the deepest distress, in a trembling voice and with tears in her eyes, said, almost in the ear of the good old man:
-Estoy perdidamente enamorada de su hijo.
“I am hopelessly in love with his son.”
-¿De qué hijo? -interrumpió el padre vicario, que aún no quería creerlo.
“With whose son?” cried the reverend vicar, who could not yet bring himself to believe what he had heard.
-¿De qué hijo ha de ser? Estoy perdida, frenéticamente enamorada de D. Luis.
“With whose son should it be? I am hopelessly, desperately in love with Don Luis.”
La consternación, la sorpresa más dolorosa se pintó en el rostro del cándido y afectuoso sacerdote.
Consternation and dolorous surprise were depicted on the countenance of the kind and simple priest.
Hubo un momento de pausa. Después dijo el vicario:
There was a moment′s pause; the vicar then said:
-Pero ese es un amor sin esperanza: un amor imposible. D. Luis no te querrá.
“But this is love without hope; a love not to be thought of. Don Luis will never love you.”
Por entre las lágrimas que nublaban los hermosos ojos de Pepita, brilló un alegre rayo de luz; su linda y fresca boca, contraída por la tristeza, se abrió con suavidad, dejando ver las perlas de sus dientes y formando una sonrisa.
A joyful light sparkled through the tears that clouded Pepita′s beautiful eyes: her rosy, dewy lips, contracted by sorrow, parted in a smile, disclosing to view her pearly teeth.
-Me quiere -dijo Pepita con un ligero y mal disimulado acento de satisfacción y de triunfo, que se alzaba por cima de su dolor y de sus escrúpulos.
“He loves me,” said Pepita, with a faint and ill-concealed accent of satisfaction and triumph, which rose exultant over her sorrow and her scruples of conscience.
Aquí subieron de punto la consternación y el asombro del padre vicario. Si el santo de su mayor devoción hubiera sido arrojado del altar y hubiera caído a sus pies, y se hubiera hecho cien mil pedazos, no se hubiera el vicario consternado tanto. Todavía miró a Pepita con incredulidad, como dudando de que aquello fuese cierto y no una alucinación de la vanidad mujeril. Tan de firme creía en la santidad de D. Luis y en su misticismo.
The consternation and astonishment of the reverend vicar here reached their highest pitch. If the saint of his most fervent devotions had been suddenly cast down from the altar before him, and had fallen, broken into a thousand fragments, at his feet, the reverend vicar could not have felt greater consternation. He still looked at Pepita with in-credulity, as if doubting whether what she had said were true, or only a delusion of feminine vanity, so firmly did he believe in the holiness and mysticism of Don Luis.
-¡Me quiere! -dijo otra vez Pepita, contestando a aquella incrédula mirada.
“He loves me,” Pepita repeated, in answer to his incredulous glance.
-¡Las mujeres son peores que pateta! -dijo el vicario-. Echáis la zancadilla al mismísimo mengue.
“Women are worse than the very Devil!” said the vicar. “You would set a snare for old Nick himself.”
-¿No se lo decía yo a Vd.? ¡Yo soy muy mala!
“Did I not tell you already that I was very wicked?”
-¡Sea todo por Dios! Vamos, sosiégate. La misericordia de Dios es infinita. Cuéntame lo que ha pasado.
“Come, come! calm yourself. The mercy of God is infinite. Tell me all that has happened.”
-¡Qué ha de haber pasado! Que le quiero, que le amo, que le adoro; que él me quiere también, aunque lucha por sofocar su amor y tal vez lo consiga; y que Vd., sin saberlo, tiene mucha culpa de todo.
“What should have happened? That he is dear to me; that I love him; that I adore him; that he loves me, too, although he strives to conquer his love, and in the end may succeed in doing so; and that you, without knowing it, are very much to blame for it all!”
-¡Pues no faltaba más! ¿Cómo es eso de que tengo yo mucha culpa?
“Well, this is too much! What do you mean by saying I am very much to blame?”
-Con la extremada bondad que le es propia, no ha hecho Vd. más que alabarme a D. Luis, y tengo por cierto que a D. Luis le habrá Vd. hecho de mí mayores elogios aún, si bien harto menos merecidos. ¿Qué había de suceder? ¿Soy yo de bronce? ¿Tengo más de veinte años?
“With the extreme goodness which is characteristic of you, you have done nothing but praise Don Luis to me; and I am sure that you have pronounced still greater eulogies on me to him, although very much less deserved. What is the natural consequence? Am I of bronze? Have I not the passions of youth?”
-Tienes razón que te sobra. Soy un mentecato. He contribuido poderosamente a esta obra de Lucifer.
“You are more than right; I am a dolt. I have contributed, in great part, to this work of Lucifer.”
El padre vicario era tan bueno y tan humilde que, al decir las anteriores frases, estaba confuso y contrito, como si él fuese el reo y Pepita el juez.
The reverend vicar was so truly good, and so full of humility, that, while pronouncing the preceding words, he showed as much confusion and remorse as if he were the culprit and Pepita the judge.
Conoció Pepita el egoísmo rudo con que había hecho cómplice y punto menos que autor principal de su falta al padre vicario, y le habló de esta suerte:
Pepita, conscious of her injustice and want of generosity in thus making the reverend vicar the accomplice, and scarcely less than the chief author of her fault, spoke to him thus:
-No se aflija Vd., padre mío; no se aflija usted, por amor de Dios. ¡Mire Vd. si soy perversa! ¡Cometo pecados gravísimos y quiero hacer responsable de ellos al mejor y más virtuoso de los hombres! No han sido las alabanzas que Vd. me ha hecho de D. Luis sino mis ojos y mi poco recato los que me han perdido. Aunque Vd. no me hubiera hablado jamás de las prendas de D. Luis, de su saber, de su talento y de su entusiasta corazón, yo lo hubiera descubierto todo oyéndole hablar, pues al cabo no soy tan tonta ni tan rústica. Me he fijado además en la gallardía de su persona, en la natural distinción y no aprendida elegancia de sus modales, en sus ojos llenos de fuego y de inteligencia, en todo él, en suma, que me parece amable y deseable. Los elogios de Vd. han venido sólo a lisonjear mi gusto, pero no a despertarle. Me han encantado porque coincidían con mi parecer y eran como el eco adulador, harto amortiguado y debilísimo, de lo que yo pensaba. El más elocuente encomio que me ha hecho Vd. de D. Luis no ha llegado, ni con mucho, al encomio que sin palabras me hacía yo de él a cada minuto, a cada segundo, dentro del alma.
“Don′t torment yourself, father; for God′s sake, don′t torment yourself! You see now how perverse I am. I commit the greatest sins, and I want to throw the responsibility of them on the best and the most virtuous of men. It is not the praises you have recited to me of Don Luis that have been my ruin, but my own eyes, and my want of circumspection. Even though you had never spoken to me of the good qualities of Don Luis, I should still have discovered them all by hearing him speak; for after all, I am not so ignorant, nor so great a fool. And in any case, I myself have seen the grace of his person, the natural and untaught elegance of his manners, his eyes full of fire and intelligence—his whole self, in a word, which seems to me altogether amiable and desirable. Your eulogies of him have indeed pleased my vanity, but they did not awaken my inclinations. Your praises charmed me because they coincided with my own opinion, and were like the flattering echo—deadened, indeed, and faint—of my thoughts. The most eloquent encomium you have pronounced in my hearing on Don Luis was far from being equal to the encomiums that I, at each moment, at each instant, silently pronounced upon him in my own soul.”
-¡No te exaltes, hija mía! -interrumpió el padre vicario.
“Don′t excite yourself, child,” interrupted the reverend vicar.
Pepita continuó con mayor exaltación:
Pepita continued, with still greater exaltation:
-¡Pero qué diferencia entre los encomios de usted y mis pensamientos! Vd. veía y trazaba en don Luis el modelo ejemplar del sacerdote, del misionero, del varón apostólico; ya predicando el Evangelio en apartadas regiones y convirtiendo infieles, ya trabajando en España para realzar la cristiandad, tan perdida hoy por la impiedad de los unos y la carencia de virtud, de caridad y de ciencia de los otros. Yo, en cambio, me le representaba galán, enamorado, olvidando a Dios por mí, consagrándome su vida, dándome su alma, siendo mi apoyo, mi sostén, mi dulce compañero. Yo anhelaba cometer un robo sacrílego. Soñaba con robársele a Dios y a su templo, como el ladrón, enemigo del cielo, que roba la joya más rica de la venerada Custodia. Para cometer este robo he desechado los lutos de la viudez y de la orfandad y me he vestido galas profanas; he abandonado mi retiro y he buscado y llamado a mí a las gentes; he procurado estar hermosa; he cuidado con infernal esmero de todo este cuerpo miserable, que ha de hundirse en la sepultura y ha de convertirse en polvo vil; y he mirado, por último, a D. Luis con miradas provocantes, y al estrechar su mano he querido transmitir de mis venas a las suyas este fuego inextinguible en que me abraso.
“But what a difference between your encomiums and my thoughts! For you, Don Luis was the exemplary model of the priest, the missionary, the apostle; now preaching the Gospel in distant lands, now endeavoring in Spain to elevate Christianity, so degraded in our day through the impiety of some, and the want of virtue, of charity, and of knowledge of others. I, on the contrary, pictured him to myself, handsome, loving, forgetting God for me, consecrating his life to me, giving me his soul, becoming my stay, my support, my sweet companion. I longed to commit a sacrilegious theft: I dreamed of stealing him from God and from His temple, like a thief, the enemy of Heaven, who robs the sacred monstrance of its most precious jewel. To commit such a theft I have put off the mourning garments of the widow and orphan, and have decked myself with profane adornments; I have abandoned my seclusion; I have sought company and gathered it around me; I have tried to make myself look beautiful; I have cared for every part of this miserable body, that must one day be lowered into the grave and be converted into dust, with an unholy devotion; and finally, I have looked at Don Luis with provoking glances, and on shaking hands with him I have sought to transmit from my veins to his the inextinguishable fire that is consuming me.”
-¡Ay, niña, niña! ¡Qué pena me da lo que te oigo! ¡Quién lo hubiera podido imaginar siquiera!
“Alas! my child, what grief it gives me to hear this! Who could have imagined it?” said the vicar.
-Pues hay más todavía -añadió Pepita-. Logré que D. Luis me amase. Me lo declaraba con los ojos. Sí; su amor era tan profundo, tan ardiente como el mío. Su virtud, su aspiración a los bienes eternos, su esfuerzo varonil trataban de vencer esta pasión insana. Yo he procurado impedirlo. Una vez, después de muchos días que faltaba de esta casa, vino a verme y me halló sola. Al darme la mano lloré; sin hablar me inspiró el infierno una maldita elocuencia muda, y le di a entender mi dolor porque me desdeñaba, porque no me quería, porque prefería a mi amor otro amor sin mancilla. Entonces no supo él resistir a la tentación y acerco su boca a mi rostro para secar mis lágrimas. Nuestras bocas se unieron. Si Dios no hubiera dispuesto que llegase Vd. en aquel instante, ¿qué hubiera sido de mí?
“But there is still more,” resumed Pepita. “I succeeded in making Don Luis love me. He declared it to me with his eyes. Yes, his love is as profound, as ardent as mine. His virtues, his aspirations toward heavenly things, his manly energy have all urged him to conquer this insensate passion. I sought to prevent this. Once, at the end of many days during which he had stayed away, he came to see me, and found me alone. When he gave me his hand, I wept; I could not speak; but hell inspired me with an accursed, mute eloquence that told him of my grief that he had scorned me, that he did not return my love, that he preferred another love—a love without a stain—to mine. Then he was unable to resist the temptation. and he approached his lips to my face to kiss away my tears. Our lips met. If God had not willed your approach at that moment, what would have become of me?”
-¡Qué vergÜenza, hija mía! ¡Qué vergÜenza! -dijo el padre vicario.
“How shameful! My child, how shameful!” said the reverend vicar.
Pepita se cubrió el rostro con entrambas manos y empezó a sollozar como una Magdalena. Las manos eran, en efecto, tan bellas, más bellas que lo que D. Luis había dicho en sus cartas. Su blancura, su transparencia nítida, lo afilado de los dedos, lo sonrosado, pulido y brillante de las uñas de nácar, todo era para volver loco a cualquier hombre.
Pepita covered her face with both hands and began to sob like a Magdalen. Her hands were in truth beautiful, more beautiful even than Don Luis had described them to be in his letters: their whiteness, their pure transparency, the tapering form of the fingers, the roseate hue, the polish and the brilliancy of the pearl-like nails, all were such as might turn the head of any man.
El virtuoso vicario comprendió, a pesar de sus ochenta años, la caída o tropiezo de D. Luis.
The virtuous vicar, notwithstanding his eighty years, could understand the fall, or rather, the slip, of Don Luis.
-¡Muchacha -exclamó-, no seas extremosa! ¡No me partas el corazón! Tranquilízate. D. Luis se ha arrepentido, sin duda, de su pecado. Arrepiéntete tú también, y se acabó. Dios os perdonará y os hará unos santos. Cuando D. Luis se va pasado mañana, clara señal es de que la virtud ha triunfado en él, huye de ti, como debe, para hacer penitencia de su pecado, cumplir su promesa y acudir a su vocación.
“Child!” he exclaimed, “don′t cry so! It breaks my heart to see you. Calm yourself; Don Luis has no doubt repented of his sin; do you repent likewise, and nothing more need be said. God will pardon you both, and make a couple of saints of you. Since Don Luis is going away the day after to-morrow, it is a sure sign that virtue has triumphed in him, and that he flees from you, as he should, that he may do penance for his sin, fulfil his vow, and return to his vocation.”
-Bueno está eso -replicó Pepita-; cumplir su promesa... acudir a su vocación... ¡y matarme a mí antes! ¿Por qué me ha querido, por qué me ha engreído, por qué me ha engañado? Su beso fue marca, fue hierro candente con que me señaló y selló como a su esclava. Ahora, que estoy marcada y esclavizada, me abandona, y me vende, y me asesina. ¡Feliz principio quiere dar a sus misiones, predicaciones y triunfos evangélicos! ¡No será! ¡Vive Dios que no será!
“That is all very well,” replied Pepita; “fulfil his vow, return to his vocation, after giving me my death-wound! Why did he love me, why did he encourage me, why did he deceive me? His kiss was a brand; it was as a hot iron with which he marked me and stamped me as his slave. Now that I am marked and enslaved, he abandons and betrays and destroys me. A good beginning to give to his missions, his preachings, and Gospel triumphs! It shall not be! By Heaven, it shall not be!”
[1Este arranque de ira y de amoroso despecho aturdió al padre vicario.
This outbreak of anger and scorned love confounded the reverend vicar.
Pepita se había puesto de pie. Su ademán, su gesto tenían una animación trágica. Fulguraban sus ojos como dos puñales; relucían como dos soles. El vicario callaba y la miraba casi con terror. Ella recorrió la sala a grandes pasos. No parecía ya tímida gacela, sino iracunda leona.
Pepita had risen. Her attitude, her gesture, had something in them of tragic animation. Her eyes gleamed like daggers; they shone like two suns. The vicar was silent, and regarded her almost with terror. She paced the apartment with hasty steps. She did not now seem like a timid gazel, but like an angry lioness.
-Pues qué -dijo encarándose de nuevo con el padre vicario-, ¿no hay más que burlarse de mí, destrozarme el corazón, humillármele, pisoteármele después de habérmelo robado por engaño? ¡Se acordará de mí! ¡Me la pagará! Si es tan santo, si es tan virtuoso, ¿por qué me miro prometiéndomelo todo con su mirada? Si ama tanto a Dios, ¿por qué hace mal a una pobre criatura de Dios? ¿Es esto caridad? ¿Es religión esto? No; es egoísmo sin entrañas.
“What!” she said, once more facing the vicar, “has he nothing to do but laugh at me, tear my heart to pieces, humiliate it, trample it under foot, after having cheated me out of it? He shall remember me! He shall pay me for this! If he is so holy, if he is so virtuous, why did he with his glance promise me everything? If he loves God so much, why does he seek to hurt one of God′s poor creatures? Is this charity? Is this religion? No; it is pitiless selfishness.”
La cólera de Pepita no podía durar mucho. Dichas las últimas palabras, se trocó en desfallecimiento. Pepita se dejó caer en una butaca, llorando más que antes, con una verdadera congoja.
Pepita′s anger could not last long. After she had spoken the last words, it turned to dejection. She sank into a chair, weeping more bitterly than ever, and abandoning herself to real anguish.
El vicario sintió la más tierna compasión; pero recobró su brío al ver que el enemigo se rendía.
The vicar′s heart was touched with pity; but he recovered himself on seeing that the enemy gave signs of yielding.
-Pepita, niña -dijo-, vuelve en ti: no te atormentes de ese modo. Considera que él habrá luchado mucho para vencerse; que no te ha engañado; que te quiere con toda el alma, pero que Dios y su obligación están antes. Esta vida es muy breve y pronto se pasa. En el cielo os reuniréis y os amaréis como se aman los ángeles. Dios aceptará vuestro sacrificio y os premiará y recompensará con usura. Hasta tu amor propio debe estar satisfecho.
“Pepita, child,” he said, “be reasonable; don′t torment yourself in this way. Console yourself with the thought that it was not without a hard struggle he was able to conquer himself; that he has not deceived you; that he loves you with his whole soul, but that God and his duty come first. This life is short, and soon passes. In heaven you will be reunited, and will love each other as the angels love. God will accept your sacrifice; he will reward you, and repay you with interest. Even your self-love ought to be satisfied.
¡Qué no valdrás tú cuando has hecho vacilar y aun pecar a un hombre como D. Luis! ¡Cuán honda herida no habrás logrado hacer en su corazón! Bástete con esto. ¡Sé generosa; sé valiente! Compite con él en firmeza. Déjale partir; lanza de tu pecho el fuego del amor impuro; ámale como a tu prójimo, por el amor de Dios. Guarda su imagen en tu mente, pero como la criatura predilecta, reservando al Creador la más noble parte del alma. No sé lo que te digo, hija mía, porque estoy muy turbado; pero tú tienes mucho talento y mucha discreción, y me comprendes por medias palabras. Hay además motivos mundanos poderosos que se opondrían a estos absurdos amores, aunque la vocación y promesa de D. Luis no se opusieran. Su padre te pretende; aspira a tu mano, por más que tú no le ames. ¿Estará bien visto que salgamos ahora con que el hijo es rival del padre? ¿No se enojará el padre contra el hijo por amor tuyo? Mira cuán horrible es todo esto, y domínate por Jesús Crucificado y por su bendita Madre María Santísima.
How great must be your merit, when you have caused a man like Don Luis to waver in his resolution, and even to sin! How deep must be the wound you have made in his heart! Let this suffice you. Be generous, be courageous! Be his rival in firmness. Let him depart; cast out from your heart the fire of impure love; love him as your neighbour, for the love of God. Guard his image in your memory, but as that of the creature, reserving to the Creator the noblest part of your soul. I know not what I am saying to you, my child, for I am very much troubled; but you have a great deal of intelligence and a great deal of common sense, and you will understand what I mean. Besides, there are powerful worldly reasons against this absurd love, even if the vocation and the vow of Don Luis were not opposed to it. His father is your suitor. He aspires to your hand, even though you do not love him. Does it look well that the son should turn out now to be the rival of his father? Will not the father be displeased with the son for loving you? See how dreadful all this is, and control yourself, for the sake of Jesus and His blessed Mother!”
-¡Qué fácil es dar consejos! -contestó Pepita sosegándose un poco-. ¡Qué difícil me es seguirlos, cuando hay como una fiera y desencadenada tempestad en mi cabeza! ¡Si me da miedo de volverme loca!
“How easy it is to give advice!” returned Pepita, becoming a little calmer. “How hard for me to follow it, when there is a fierce and unchained tempest, as it were, raging in my soul! I am afraid I shall go mad!”
-Los consejos que te doy son por tu bien. Deja que D. Luis se vaya. La ausencia es gran remedio para el mal de amores. Él sanará de su pasión entregándose a sus estudios y consagrándose al altar. Tú, así que esté lejos D. Luis, irás poco a poco serenándote, y conservarás de él un grato y melancólico recuerdo, que no te hará daño. Será como una hermosa poesía que dorará con su luz tu existencia. Si todos tus deseos pudieran cumplirse... ¿quién sabe?... Los amores terrenales son poco consistentes. El deleite que la fantasía entrevé, con gozarlos y apurarlos hasta las heces, nada vale comparado con los amargos dejos. ¡Cuánto mejor es que vuestro amor, apenas contaminado y apenas impurificado, se pierda y se evapore ahora, subiendo al cielo como nube de incienso, que no el que muera, una vez satisfecho, a manos del hastío! Ten valor para apartar la copa de tus labios, cuando apenas has gustado el licor que contiene. Haz con ese licor una libación y una ofrenda al Redentor divino. En cambio, te dará él de aquella bebida que ofreció a la Samaritana; bebida que no cansa, que satisface la sed y que produce vida eterna.
“The advice I give you is for your own good. Let Don Luis depart. Absence is a great remedy for the malady of love. In giving himself up to his studies, and consecrating himself to the service of the altar, he will be cured of his passion. When he is far away you will recover your serenity by degrees, and will preserve in your memory only a grateful and melancholy recollection of him that will do you no harm. It will be like a beautiful poem, whose music will harmonize your existence. Even if all your desires could be fulfilled, earthly love lasts, after all, but a short time. The delight the imagination anticipates in its enjoyment—what is it in comparison with the bitter dregs. How much better is it that your love, hardly yet contaminated, hardly despoiled of its purity, should be dissipated, and exhale itself now, rising up to heaven like a cloud of incense, than that, after it is once satisfied, it should perish through satiety! Have the courage to put away from your lips the cup while you have hardly tasted of its contents. Make a libation of them and an offering to the Divine Redeemer. He will give you, in exchange, the draft He offered to the Samaritan—a draft that does not satiate, that quenches the thirst, and that gives eternal life!”
-¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Qué bueno es usted! Sus santas palabras me prestan valor. Yo me dominaré; yo me venceré. Sería bochornoso, ¿no es verdad que sería bochornoso que D. Luis supiera dominarse y vencerse, y yo fuera liviana y no me venciera? Que se vaya. Se va pasado mañana. Vaya bendito de Dios. Mire Vd. su tarjeta. Ayer estuvo a despedirse con su padre y no le he recibido. Ya no le veré más. No quiero conservar ni el recuerdo poético de que Vd. habla. Estos amores han sido una pesadilla. Yo la arrojaré lejos de mí.
“How good you are, father! Your holy words lend me courage. I will control myself—I will conquer myself. It would be shameful—would it not?—that Don Luis should be able to control and conquer himself, and that I should not be able to do so? Let him depart. He is going away the day after to-morrow. Let him go, with God′s blessing. See his card. He was here, with his father, to take leave of me, and I would not receive him. I will never see him again. I did not even want to preserve the poetical remembrance of him of which you speak. This love has been a nightmare; I will cast it way from me.”
-¡Bien, muy bien! Así te quiero yo, enérgica, valiente.
“Good—very good! It is thus that I want to see you—energetic, courageous.”
-¡Ay, padre mío! Dios ha derribado mi soberbia con este golpe; mi engreimiento era insolentísimo, y han sido indispensables los desdenes de ese hombre para que sea yo todo lo humilde que debo. ¿Puedo estar más postrada ni más resignada? Tiene razón D. Luis: yo no le merezco. ¿Cómo, por más esfuerzos que hiciera, habría yo de elevarme hasta él, y comprenderle, y poner en perfecta comunicación mi espíritu con el suyo? Yo soy zafia aldeana, inculta, necia; él no hay ciencia que no comprenda, ni arcano que ignore, ni esfera encumbrada del mundo intelectual a donde no suba. Allá se remonta en alas de su genio, y a mí, pobre y vulgar mujer, me deja por acá, en este bajo suelo, incapaz de seguirle ni siquiera con una levísima esperanza y con mis desconsolados suspiros.
“Ah, father, God has cast down my pride with this blow! I was insolent in my arrogance, and the scorn of this man was necessary to my self-abasement. Could I be more humbled or resigned than I am now? Don Luis is right—I am not worthy of him. However great the efforts I might make, I could not succeed in elevating myself to him and comprehending him, in putting my spirit into perfect communication with his. I am a rude country girl unlearned, uncultured; and he—there is no science he does not understand, no secret of which he is ignorant, no region of the intellectual world, however exalted, to which he may not soar. Thither on the wings of his genius does he mount; and me he leaves behind in this lower sphere—poor, ignorant woman that I am—incapable of following him, even in my hopes or with my aspirations!”
-Pero Pepita, por los clavos de Cristo, no digas eso ni lo pienses. ¡Si D. Luis no te desdeña por zafia, ni porque es muy sabio y tú no le entiendes, ni por esas majaderías que ahí estás ensartando! Él se va porque tiene que cumplir con Dios; y tú debes alegrarte de que se vaya, porque sanarás del amor, y Dios te dará el premio de tan grande sacrificio.
“But, Pepita, for Heaven′s sake, don′t say such things, or think them! Don Luis does not scorn you because you are ignorant, or because you are incapable of comprehending him, or for any other of those absurd reasons that you are stringing together. He goes away because he must fulfil his obligation toward God; and you should rejoice that he is going away, for you will then get over your love for him, and God will reward you for the sacrifice you make.”
Pepita, que ya no lloraba y que se había enjugado las lágrimas con el pañuelo, contestó tranquila:
Pepita, who had left off crying, and had dried her tears with her handkerchief, answered quietly:
-Está bien, padre; yo me alegraré; casi me alegro ya de que se vaya. Deseando estoy que pase el día de mañana, y que, pasado, venga Antoñona a decirme cuando yo despierte: «
Ya se fue D. Luis». Vd. verá cómo renacen entonces la calma y la serenidad antigua en mi corazón.
“Very well, father. I shall be very glad of it; I am almost glad now that he is going away. I long for to-morrow to pass, and for the time to come when Antoñona shall say to me when I awake, ‘Don Luis is gone.′ You shall see then how peace and serenity will spring up again in my heart.”
-Así sea -dijo el padre vicario, y convencido de que había hecho un prodigio y de que había curado casi el mal de Pepita, se despidió de ella, y se fue a su casa, sin poder resistir ciertos estímulos de vanidad al considerar la influencia que ejercía sobre el noble espíritu de aquella preciosa muchacha.
“God grant it may be so!” said the reverend vicar; and, convinced that he had wrought a miracle, and almost cured Pepita′s malady, he took leave of her and went home, unable to repress a certain feeling of vanity at the thought of the influence he had exercised over the noble spirit of this charming woman.
…
II
Pepita, que se había levantado para despedir al padre vicario, no bien volvió a cerrar la puerta y quedó sola, de pie, en medio de la estancia, permaneció un rato inmóvil, con la mirada fija, aunque sin fijarla en ningún objeto, y con los ojos sin lágrimas. Hubiera recordado a un poeta o a un artista la figura de Ariadna, como la describe Catulo, cuando Teseo la abandonó en la isla de Naxos. De repente, como si lograse desatar un nudo que le apretaba la garganta, como si quebrase un cordel que la ahogaba, rompió Pepita en lastimeros gemidos, vertió un raudal de llanto, y dio con su cuerpo, tan lindo y delicado, sobre las losas frías del pavimento. Allí, cubierta la cara con las manos, desatada ya la trenza de sus cabellos, y en desorden la vestidura, continuó en sus sollozos y en sus gemidos.
PEPITA, who had risen as the reverend vicar was about to take his leave, after she had closed the door, stood for a moment motionless in the middle of the room—her gaze fixed on space, her eyes tearless. A poet or an artist, seeing her thus, would have been reminded of Ariadne, as Catullus describes her, after Theseus has abandoned her on the island of Naxos. All at once, as if she had but just succeeded in untying the knot of a cord that was strangling her, Pepita broke into heartrending sobs, let loose a torrent of tears, and threw herself down on the tiled floor of her apartment. There, her face buried in her hands, her hair loose, her dress disordered, she continued to sigh and moan.
Así hubiera seguido largo tiempo, si no llega Antoñona. Antoñona la oyó gemir, antes de entrar y verla, y se precipitó en la sala. Cuando la vio tendida en el suelo, hizo Antoñona mil extremos de furor.
She might have remained thus for an indefinite time if Antoñona had not come to her. Antoñona had heard her sobs from without, and hurried to her apartment. When she saw her mistress extended on the floor, Antoñona gave way to a thousand extravagant expressions of fury.
-¡Vea Vd. -dijo-, ese zángano, pelgar, vejete, tonto, que maña se da para consolar a sus amigas! Habrá largado alguna barbaridad, algún buen par de coces a esta criaturita de mi alma, y me la ha dejado aquí medio muerta, y él se ha vuelto a la iglesia, a preparar lo conveniente para cantarla el gorigori, y rociarla con el hisopo y enterrármela sin más ni más.
“Here′s a pretty sight!” she cried; “that sneak, that blackguard, that old fool, what a way he has to console his friends! I shouldn′t wonder if he has committed some piece of barbarity—given a couple of kicks to this poor child, perhaps; and now I suppose he has gone back to the church to get everything ready to sing the funeral chant, and sprinkle her with hyssop, and bury her out of sight without more ado.”
Antoñona tendría cuarenta años, y era dura en el trabajo, briosa y más forzuda que muchos cavadores. Con frecuencia levantaba poco menos que a pulso una corambre con tres arrobas y media de aceite o de vino y la plantaba sobre el lomo de un mulo, o bien cargaba con un costal de trigo y lo subía al alto desván, donde estaba el granero. Aunque Pepita no fuese una paja, Antoñona la alzó del suelo en sus brazos, como si lo fuera, y la puso con mucho tiento sobre el sofá, como quien coloca la alhaja más frágil y primorosa para que no se quiebre.
Antoñona was about forty, and a hard worker—energetic, and stronger than many a laborer. She often lifted up, with scarcely more than the strength of her hand, a skin of oil or of wine weighing nearly ninety pounds, and placed it on the back of a mule, or carried a bag of wheat up to the garret where the grain was kept. Although Pepita was not a feather, Antoñona now lifted her up in her arms from the floor as if she had been one, and placed her carefully on the sofa, as though she were some delicate and precious piece of porcelain that she feared to break.
-¿Qué soponcio es éste? -preguntó Antoñona-. Apuesto cualquier cosa a que este zanguango de vicario te ha echado un sermón de acíbar y te ha destrozado el alma a pesadumbres.
“What is the meaning of all this?” asked Antoñona. “I wager anything that drone of a vicar has been preaching you a sermon as bitter as aloes, and has left you now with your heart torn to pieces with grief.”
Pepita seguía llorando y sollozando sin contestar.
Pepita continued to weep and sob without answering.
-¡Ea! Déjate de llanto y dime lo que tienes. ¿Qué te ha dicho el vicario?
“Come, leave off crying, and tell me what is the matter. What has the vicar said to you?”
-Nada ha dicho que pueda ofenderme -contestó al fin Pepita.
“He said nothing that could offend me,” finally answered Pepita.
Viendo luego que Antoñona aguardaba con interés a que ella hablase, y deseando desahogarse con quien simpatizaba mejor con ella y más humanamente la comprendía, Pepita habló de esta manera:
Then, seeing that Antoñona was waiting anxiously to hear her speak, and feeling the need of unburdening herself to some one who could sympathize more fully with her, and with more human feeling, Pepita spoke as follows:
-El padre vicario me amonesta con dulzura para que me arrepienta de mis pecados; para que deje partir en paz a don Luis; para que me alegre de su partida; para que le olvide. Yo he dicho que sí a todo. He prometido alegrarme de que D. Luis se vaya. He querido olvidarle y hasta aborrecerle. Pero mira, Antoñona, no puedo; es un empeño superior a mis fuerzas. Cuando el vicario estaba aquí juzgué que tenía yo bríos para todo, y no bien se fue, como si Dios me dejara de su mano, perdí los bríos, y me caí en el suelo desolada. Yo había soñado una vida venturosa al lado de este hombre que me enamora; yo me veía ya elevada hasta él por obra milagrosa del amor; mi pobre inteligencia en comunión perfectísima con su inteligencia sublime; mi voluntad siendo una con la suya; con el mismo pensamiento ambos; latiendo nuestros corazones acordes. ¡Dios me lo quita y se le lleva, y yo me quedo sola, sin esperanza ni consuelo! ¿No es verdad que es espantoso? Las razones del padre vicario son justas, discretas... Al pronto me convencieron. Pero se fue y todo el valor de aquellas razones me parece nulo; vano juego de palabras, mentiras, enredos y argucias. Yo amo a D. Luis, y esta razón es más poderosa que todas las razones. Y si él me ama, ¿por qué no lo deja todo, y me busca, y se viene a mí, y quebranta promesas y anula compromisos? No sabía yo lo que era amor. Ahora lo sé: no hay nada más fuerte en la tierra y en el cielo. ¿Qué no haría yo por D. Luis? Y él por mí nada hace. Acaso no me ama. No, D. Luis no me ama. Yo me engañé: la vanidad me cegó. Si D. Luis me amase, me sacrificaría sus propósitos, sus votos, su fama, sus aspiraciones a ser un santo y a ser una lumbrera de la Iglesia; todo me lo sacrificaría. Dios me lo perdone... es horrible lo que voy a decir, pero lo siento aquí en el centro del pecho, me arde aquí, en la frente calenturienta; yo por él daría hasta la salvación de mi alma.
“The reverend vicar has admonished me gently to repent of my sins; to allow Don Luis to go away; to rejoice at his departure; to forget him. I have said yes to everything; I have promised him to rejoice at Don Luis′s departure; I have tried to forget him, and even to hate him. But, look you, Antoñona, I can not; it is an undertaking superior to my strength. While the vicar was here I thought I had strength for everything; but no sooner had he gone than, as if God had let go His hold of me, I lost my courage, and fell, crushed with sorrow, on the floor. I had dreamed of a happy life at the side of the man I love; I already saw myself elevated to him by the miraculous power of love—my poor mind in perfect communion with his sublime intellect, my will one with his, both thinking the same thought, our hearts beating in unison. And now God has taken him away from me, and I am left alone, without hope or consolation. Is this not frightful? The arguments of the reverend vicar are just and full of wisdom; for the time, they convinced me. But he has gone away, and all those arguments now seem to me worthless—a tissue of words, lies, entanglements, and sophistries. I love Don Luis, and this argument is more powerful than all other arguments put together. And if he loves me in return, why does he not leave everything and come to me, break the vows he has taken, and renounce the obligations he has contracted? I did not know what love was; now I know—there is nothing stronger on earth or in heaven. What would I not do for Don Luis? And he—he does nothing for me! Perhaps he does not love me. No; Don Luis does not love me. I have deceived myself; I was blinded by vanity. If Don Luis loved me, he would sacrifice his plans, his vows, his fame, his aspirations to be a saint and a light of the Church, he would sacrifice all to me God forgive me, what I am about to say is horrible, but I feel it here in the depths of my heart, it burns here in my fevered brow: for him I would give even the salvation of my soul!”
-¡Jesús, María y José! -interrumpió Antoñona.
“Holy Virgin!” exclaimed Antoñona.
-¡Es cierto; Virgen santa de los Dolores, perdonadme, perdonadme... estoy loca... no sé lo que digo y blasfemo!
“It is true; may our blessed Lady of Sorrows pardon me—I am mad—I know not what I say, I blaspheme!”
-Sí, hija mía: ¡estás algo empecatada! ¡Válgame Dios y cómo te ha trastornado el juicio ese teólogo pisaverde! Pues si yo fuera que tú no lo tomaría contra el cielo, que no tiene la culpa; sino contra el mequetrefe del colegial, y me las pagaría o me borraría el nombre que tengo. Ganas me dan de ir a buscarle y traértele aquí de una oreja y obligarle a que te pida perdón y a que te bese los pies de rodillas.
[2“Yes, child; you are talking indeed a little naughtily. Heaven help us! To think how this coxcomb of a theologian has turned your head! Well, if I were in your place, I would not take Heaven to task, which is in nowise to blame, but the jackanapes of a collegian, and I would have it out with him, or never again call myself Pepita Jiménez. I should like to go hunt him up, and bring him here to you by the ear, and make him beg your pardon and kiss your feet on his knees.”
-No, Antoñona. Veo que mi locura es contagiosa y que tú deliras también. En resolución, no hay más recurso que hacer lo que me aconseja el padre vicario. Lo haré aunque me cueste la vida. Si muero por él, él me amará, él guardará mi imagen en su memoria, mi amor en su corazón; y Dios, que es tan bueno, hará que yo vuelva a verle en el cielo, con los ojos del alma, y que allí nuestros espíritus se amen y se confundan.
“No, Antoñona; I see that my madness is contagious, and that you are raving too. There is, in fact, nothing left for me to do but what the reverend vicar advises. And I will do it, even though it should cost me my life. If I die for him, he will then love me; he will cherish my image in his memory, my love in his heart; and God, who is so good, will permit me to see him again in Heaven with the eyes of the soul, and will let our spirits mingle together and love each other there.”
Antoñona, aunque era recia de veras y nada sentimental, sintió al oír esto que se le saltaban las lágrimas.
Antoñona, although of a rugged nature, and not at all sentimental, on hearing these words felt the tears start to her eyes.
-Caramba, niña -dijo Antoñona-, vas a conseguir que suelte yo el trapo a llorar y que berree como una vaca. Cálmate, y no pienses en morirte, ni de chanza. Veo que tienes muy excitados los nervios. ¿Quieres que traiga una taza de tila?
“Good gracious, child!” she said; “do you want to make me take out my handkerchief and begin to bellow like a calf? Calm yourself, and don′t talk about dying, even in jest. I can see that your nerves are very much excited. Sha′n′t I bring you a cup of fine flower tea?”
-No, gracias. Déjame... ya ves como estoy sosegada.
[2“No, thanks; leave me—you see how calm I am now.”
-Te cerraré las ventanas, a ver si duermes. Si no duermes hace días, ¿cómo has de estar? ¡Mal haya el tal D. Luis y su manía de meterse cura! ¡Buenos supiripandos te cuesta!
“I shall close the window, then, to see if you can sleep. How should you feel well when you have not slept for days? The devil take that same Don Luis, with his fancy for making himself a priest! A nice price you are paying for it!”
Pepita había cerrado los ojos; estaba en calma y en silencio, harta ya de coloquio con Antoñona.
Pepita had closed her eyes; she was calm and silent, weary now of her colloquy with Antoñona.
Esta, creyéndola dormida, o deseando que durmiera, se inclinó hacia Pepita, puso con lentitud y suavidad un beso sobre su blanca frente, le arregló y plegó el vestido sobre el cuerpo, entornó las ventanas para dejar el cuarto a media luz y se salió de puntillas, cerrando la puerta sin hacer el menor ruido.
The latter, either thinking she was asleep, or hoping her to be so, bent over Pepita, imprinted a kiss softly and slowly on her white forehead, smoothed out the folds of her dress, arranged the windows so as to leave the room half dark, and went out on tiptoe, closing the door behind her, without making the slightest noise.
…
III
Mientras que ocurrían estas cosas en casa de Pepita, no estaba más alegre y sosegado en la suya el señor D. Luis de Vargas.
WHILE these things were taking place at the house of Pepita, Don Luis de Vargas was neither happier nor more tranquil in his.
Su padre, que no dejaba casi ningún día de salir al campo a caballo, había querido llevarle en su compañía; pero D. Luis se había excusado con que le dolía la cabeza, y D. Pedro se fue sin él. D. Luis había pasado solo toda la mañana, entregado a sus melancólicos pensamientos y más firme que roca en su resolución de borrar de su alma la imagen de Pepita y de consagrarse a Dios por completo.
His father, who scarcely let a day pass without riding out into the country, had to-day wished to take Don Luis with him; but he had excused himself, on the pretext of a headache, and Don Pedro had gone without him. Don Luis had spent the whole morning alone, delivered up to his melancholy thoughts, and continuing firm as a rock in his resolution of blotting from his soul the image of Pepita, and of consecrating himself wholly to God.
No se crea, con todo, que no amaba a la joven viuda. Ya hemos visto por las cartas la vehemencia de su pasión; pero él seguía enfrenándola con los mismos afectos piadosos y consideraciones elevadas de que en las cartas da larga muestra y que podemos omitir aquí para no pecar de prolijos.
Let it not be supposed, however, that he did not love the young widow. We have already, in his letters, seen the proof of the vehemence of his passion for her, but he continued his efforts to curb it by means of the devout sentiments and elevated reflections of which he has given us in his letters so extended a specimen, and of which we may here omit a repetition, in order not to appear prolix.
Tal vez, si profundizamos con severidad en este negocio, notaremos que contra el amor de Pepita no luchaban sólo en el alma de D. Luis el voto hecho ya en su interior, aunque no confirmado, el amor de Dios, el respeto a su padre de quien no quería ser rival, y la vocación, en suma, que sentía por el sacerdocio. Había otros motivos de menos depurados quilates y de más baja ley.
Perhaps, if we examine into this matter closely, we shall find that the reasons which militated in the breast of Don Luis against his love for Pepita were not only his vow to himself—which, though unconfirmed, was binding in his eyes—or the love of God, or respect for his father, whose rival he did not wish to be; or, finally, the vocation which he felt himself to have for the priesthood. There were other reasons of a more doubtful character than these.
D. Luis era pertinaz, era terco: tenía aquella condición que bien dirigida constituye lo que se llama firmeza de carácter, y nada había que le rebajase más a sus propios ojos que el variar de opinión y de conducta. El propósito de toda su vida, lo que había sostenido y declarado ante cuantas personas le trataban, su figura moral, en una palabra, que era ya la de un aspirante a santo, la de un hombre consagrado a Dios, la de un sujeto imbuido en las más sublimes filosofías religiosas, todo esto no podía caer por tierra sin gran mengua de D. Luis, como caería, si se dejase llevar del amor de Pepita Jiménez. Aunque el precio era sin comparación mucho más subido, a D. Luis se le figuraba, que si cedía iba a remedar a Esaú y a vender su primogenitura, y a deslustrar su gloria.
Don Luis was stubborn; he was obstinate; he had that quality of soul which, well directed, constitutes what is called firmness of character, and there was nothing that lowered him more in his own eyes than to feel himself obliged to change his opinions or his conduct. The purpose of his life—a purpose which he had declared and maintained on all occasions—his moral ideal, in a word, was that of an aspirant to holiness, of a man consecrated to God, of one imbued with the sublimest religious teachings. All this could not fall to earth, as it would fall if he allowed himself to be carried away by his love for Pepita, without great discredit. Although the price, indeed, was in this case incomparably higher, yet Don Luis felt that, should he yield to his passion, he would be following the example of Esau, selling his birthright, and bringing opprobrium on his name.
Por lo general, los hombres solemos ser juguete de las circunstancias; nos dejamos llevar de la corriente y no nos dirigimos sin vacilar a un punto. No elegimos papel, sino tomamos y hacemos el que nos toca; el que la ciega fortuna nos depara. La profesión, el partido político, la vida entera de muchos hombres pende de casos fortuitos, de lo eventual, de lo caprichoso y no esperado de la suerte.
Men, as a rule, allow themselves to be the playthings of circumstances; they let themselves be carried along by the current of events, instead of devoting all their energies to one single aim. We do not choose our part in life, but accept and play the part allotted us, that which blind fortune assigns to us. The profession, the political faith, the entire life of many men, depend on chance circumstances, on what is fortuitous, on the caprice and the unexpected turns of fate.
Contra esto se rebelaba el orgullo de don Luis con titánica pujanza. ¿Qué se diría de él, y sobre todo qué pensaría él de sí mismo, si el ideal de su vida, el hombre nuevo que había creado en su alma, si todos sus planes de virtud, de honra y hasta de santa ambición, se desvaneciesen en un instante, se derritiesen al calor de una mirada, por la llama fugitiva de unos lindos ojos, como la escarcha se derrite con el rayo débil aún del sol matutino?
Against all this the pride of Don Luis vigorously rebelled. What would be thought of him, and, above all, what would he think of himself, if the ideal of his life, the new man that he had created in his soul, if all his plans of virtue, of honor, and even of holy ambition, should vanish in an instant, should melt away in the warmth of a glance, at the fugitive flame of a pair of beautiful eyes, as the hoar-frost melts in the yet mild ray of the morning sun?
Estas y otras razones de un orden egoísta militaban también contra la viuda, a par de las razones legítimas y de sustancia; pero todas las razones se revestían del mismo hábito religioso, de manera que el propio D. Luis no acertaba a reconocerlas y distinguirlas, creyendo amor de Dios, no sólo lo que era amor de Dios, sino asimismo el amor propio. Recordaba, por ejemplo, las vidas de muchos santos, que habían resistido tentaciones mayores que las suyas, y no quería ser menos que ellos. Y recordaba, sobre todo, aquella entereza de san Juan Crisóstomo, que supo desestimar los halagos de una madre amorosa y buena, y su llanto y sus quejas dulcísimas y todas las elocuentes y sentidas palabras que le dijo para que no la abandonase y se hiciese sacerdote, llevándole para ello a su propia alcoba y haciéndole sentar junto a la cama en que le había --163? parido. Y después de fijar en esto la consideración, D. Luis no se sufría a sí propio en no menospreciar las súplicas de una mujer extraña, a quien hacía tan poco tiempo que conocía, y el vacilar aún entre su deber y el atractivo de una joven, tal vez más que enamorada, coqueta.
These and other egotistic reasons militated against the young widow, side by side with others more weighty and legitimate, but every argument clothed itself in the same religious garb, so that Don Luis himself was unable to recognize and distinguish between them, believing to be the love of God not only what was in truth the love of God, but also self-love. He recalled to mind, for instance, the examples of many saints who had resisted greater temptations than his, and he did not wish to be less than they. And he recalled to mind, above all, the notable firmness of St. Chrysostom, who was able to disregard the caresses of a good and tender mother, and her tears and gentle entreaties, and all the eloquent and touching words she spoke to him, in the very room where he was born, to the end that he might not abandon her and become a priest. And after reflecting on this, Don Luis could not tolerate in himself the weakness of being unable to reject the entreaties of a woman who was a stranger to him, whom he had known for so short a time, and of still wavering between his duty and the attractions of one who perhaps, after all, did not really love him, but was only a coquette.
Pensaba luego D. Luis en la alteza soberana de la dignidad del sacerdocio a que estaba llamado, y la veía por cima de todas las instituciones y de las míseras coronas de la tierra: porque no ha sido hombre mortal, ni capricho del voluble y servil populacho, ni irrupción o avenida de gente bárbara; ni violencia de amotinadas huestes movidas de la codicia, ni ángel, ni arcángel, ni potestad criada, sino el mismo Paráclito quien la ha fundado. ¿Cómo por el liviano incentivo de una mozuela, por una lagrimilla quizás mentida, despreciar esa dignidad augusta, esa potestad que Dios no concedió ni a los arcángeles que están más cerca de su trono? ¿Cómo bajar a confundirse entre la obscura plebe, y ser uno del rebaño, cuando ya soñaba ser pastor, atando y desatando en la tierra para que Dios ate y desate en el cielo, y perdonando los pecados, regenerando a las gentes por el agua y por el espíritu, adoctrinándolas en nombre de una autoridad infalible, dictando sentencias que el Señor de las Alturas ratifica luego y confirma, siendo iniciador y agente de tremendos misterios, inasequibles a la razón humana, y haciendo descender del cielo no como Elías, la llama que consume la víctima, sino al Espíritu Santo, al Verbo hecho carne y el torrente de la gracia que purifica los corazones y los deja limpios como el oro?
Don Luis then reflected on the supreme position of the sacerdotal dignity to which he was called, regarding it in his thoughts as superior to all the dignities and unsatisfying honors of the world, since it was founded neither by any mortal man, nor by the caprice of the variable and servile populace, nor by the irruption or invasion of barbarians, nor by the violence of rebellious armies urged on by greed, nor by angel nor archangel, nor by any created power; but by the Paraclete Himself. How for a motive so unworthy, for a mere woman, for a tear or two, feigned perhaps, scorn that august dignity, that authority which was not conceded by God even to the archangels nearest to His throne? How should he descend to be one of the obscure people, become one of the flock—he, who had dreamed of being the shepherd, tying and untying on earth what God should tie and untie in Heaven, pardoning sins, regenerating the people by water and by the spirit, teaching them in the name of an infallible authority, pronouncing judgments that should be ratified and confirmed by the Lord of the heaven—he, the instructor and the minister in tremendous mysteries inscrutable by human reason, calling down from Heaven, not, like Elias, the flame that consumes the victim, but the Holy Spirit, the Word made flesh, the river of grace that purifies hearts and makes them clean like unalloyed gold?
Cuando D. Luis reflexionaba sobre todo esto, se elevaba su espíritu, se encumbraba por cima de las nubes en la región empírea, y la pobre Pepita Jiménez quedaba allá muy lejos, y apenas si él la veía.
When Don Luis let his mind dwell on these thoughts his spirit took wings and soared up above the clouds into the empyrean, and poor Pepita Jiménez remained below, far away, and hardly within sight.
Pero pronto se abatía el vuelo de su imaginación y el alma de D. Luis tocaba a la tierra y volvía a ver a Pepita, tan graciosa, tan joven, tan candorosa y tan enamorada, y Pepita combatía dentro de su corazón contra sus más fuertes y arraigados propósitos, y D. Luis temía que diese al traste con ellos.
But the wings of his imagination soon drooped, and the spirit of Don Luis touched earth again. Again he saw Pepita, so graceful, so young, so ingenuous, and so enamored. Pepita combated in his soul his firmest and most deep-seated resolutions, and Don Luis feared that in the end she would put them all to flight.
Así se atormentaba D. Luis con encontrados pensamientos que se daban guerra, cuando entró Currito en su cuarto, sin decir oxte ni moxte.
In this way was Don Luis allowing himself to be tormented by opposing thoughts, that make war on each other, when Currito, without asking leave or license, entered his room.
Currito, que no estimaba gran cosa a su primo, mientras no fue más que teólogo, le veneraba, le admiraba y formaba de él un concepto sobrehumano desde que le había visto montar tan bien en Lucero.
Currito, who had held his cousin in very slight esteem so long as he was only a student of theology, now regarded him with wonder and veneration, looking upon him, from the moment when he had seen him manage Lucero so skilfully, as something more than human.
Saber teología y no saber montar desacreditaba a D. Luis a los ojos de Currito; pero cuando Currito advirtió que sobre la ciencia y sobre todo aquello que él no entendía, si bien presumía difícil y enmarañado, era D. Luis capaz de sostenerse tan bizarramente en las espaldas de una fiera, ya su veneración y su cariño a D. Luis no tuvieron límites. Currito era un holgazán, un perdido, un verdadero mueble, pero tenía un corazón afectuoso y leal. A D. Luis, que era el ídolo de Currito, le sucedía como a todas las naturalezas superiores con los seres inferiores que se les aficionan. D. Luis se dejaba querer; esto es, era dominado despóticamente por Currito en los negocios de poca importancia. Y como para hombres como D. Luis casi no hay negocios que la tengan en la vida vulgar y diaria, resultaba que Currito llevaba y traía a D. Luis como un zarandillo.
To know theology and not know how to ride, had discredited Don Luis in the eyes of Currito; but when Currito saw that, in addition to his learning, and to all those other matters of which he himself knew nothing, although he supposed them to be difficult and perplexing, Don Luis could also keep his seat so admirably on the back of a fiery horse, his veneration and his affection for his cousin knew no bounds. Currito was an idler, a good-for-nothing, a very block of wood; but he had an affectionate and loyal heart. To Don Luis, who was the idol of Currito, happened what happens with all superior natures when inferior persons take a liking to them. Don Luis permitted himself to be loved—that is to say, he was governed despotically—by Currito in matters of little importance. And as for men like Don Luis there are hardly any matters of importance in common daily life, the result was that Don Luis was led about by Currito like a little dog.
-Vengo a buscarte -le dijo-, para que me acompañes al casino, que está animadísimo hoy y lleno de gente. ¿Qué haces aquí solo, tonteando y hecho un papamoscas?
“I have come for you,” the latter said, “to take you with me to the clubhouse, which is full of people to-day, and unusually gay. What is the use of sitting here alone gazing into vacancy, as if you were waiting to catch flies?”
D. Luis, casi sin replicar, y como si fuera mandato, tomó su sombrero y su bastón, y diciendo «
Vámonos donde quieras» siguió a Currito que se adelantaba, tan satisfecho de aquel dominio que ejercía.
Don Luis, without offering any resistance, took his hat and cane, as though the words were a command, and saying, “Let us go wherever you wish,” followed Currito, who led the way, very well pleased with the influence he exercised over his cousin.
El casino, en efecto, estaba de bote en bote, gracias a la solemnidad del día siguiente, que era el día de San Juan. A más de los señores del lugar, había muchos forasteros, que habían venido de los lugares inmediatos para concurrir a la feria y velada de aquella noche.
The clubhouse was full of people, owing to the festivities of the morrow, which was St. John′s day. Besides the gentry of the village many strangers were there, who had come in from the neighboring villages to be present at the fair and the vigil in the evening.
El centro de la concurrencia era el patio, enlosado de mármol, con fuente y surtidor en medio y muchas macetas de don-pedros, gala-de-Francia, rosas, claveles y albahaca. Un toldo de lona doble cubría el patio, preservándole del sol. Un corredor o galería, sostenida por columnas de mármol, le circundaba; y así en la galería, como en varias salas a que la galería daba paso, había mesas de tresillo, otras con periódicos, otras para tomar café o refrescos; y, por último, sillas, banquillos y algunas butacas. Las paredes estaban blancas como la nieve del frecuente enjalbiego, y no faltaban cuadros que las adornasen. Eran litografías francesas iluminadas, con circunstanciada explicación bilingÜe escrita por bajo. Unas representaban la vida de Napoleón I, --167? desde Toulon a Santa Elena; otras, las aventuras de Matilde y Malec-Adel; otras, los lances de amor y de guerra del Templario, Rebeca, Lady Rowena e Ivanhoe; y otras, los galanteos, travesuras, caídas y arrepentimientos de Luis XIV y la señorita de la Valière.
The principal point of reunion was the courtyard, which was paved with marble. In its centre played a fountain, which was adorned with flower pots containing roses, pinks, sweet basil, and other flowers. Around this courtyard ran a corridor or gallery supported by marble columns, in which, as well as in the various saloons that opened into it, were tables for ombre, others with newspapers lying on them, others where coffee and other refreshments were served, and finally, lounges, benches, and several easy-chairs. The walls were like snow, from frequent whitening; nor were pictures wanting for their adornment. There were French colored lithographs, a minute explanation of the subject of each being written, both in French and in Spanish below. Some of them represented scenes in the life of Napoleon, from Toulon to St. Helena; others, the adventures of Matilda and Malek-Adel; others, incidents in love and war, in the lives of the Templar, Rebecca, Lady Rowena, and Ivanhoe; and others, the gallantries, the intrigues, the lapses and the conversions of Louis XIV. and Mademoiselle de la Valliere.
Currito llevó a D. Luis y D. Luis se dejó llevar a la sala donde estaba la flor y nata de los elegantes, dandies y cocodés del lugar y de toda la comarca. Entre ellos descollaba el conde de Genazahar, de la vecina ciudad de... Era un personaje ilustre y respetado. Había pasado en Madrid y en Sevilla largas temporadas, y se vestía con los mejores sastres, así de majo como de señorito. Había sido diputado dos veces y había hecho una interpelación al gobierno sobre un atropello de un alcalde-corregidor.
Currito took Don Luis, and Don Luis allowed himself to be taken, to the saloon where were gathered the cream of the fashion, the dandies and cocodés of the village and of the surrounding district . Prominent among these was the Count of Genazahar, of the neighboring city of —. The Count was an illustrious and much admired personage. He had made visits of great length to Madrid and Seville, and, whether as a country dandy or as a young nobleman, was always attired by the most fashionable tailors.
Tendría el conde de Genazahar treinta y tantos años; era buen mozo y lo sabía, y se jactaba además de tremendo en paz y en lides, en desafíos y en amores. El conde, no obstante, y a pesar de haber sido uno de los más obstinados pretendientes de Pepita, había recibido las enconfitadas calabazas que ella solía propinar a quienes la requebraban y aspiraban a su mano.
The Count of Genazahar was a little past thirty. He was good-looking, and he knew it; and could boast of his prowess in peace and in war, in duels and in love-making. The Count, however—and this notwithstanding the fact that he had been one of the most persistent suitors of Pepita—had received the sugar-coated pill of refusal that she was accustomed to bestow on those who paid their addresses to her and aspired to her hand.
La herida que aquel duro y amargo confite había abierto en su endiosado corazón, no estaba cicatrizada todavía. El amor se había vuelto odio, y el conde se desahogaba a menudo, poniendo a Pepita como chupa de dómine.
The wound inflicted on his pride by this rejection had never quite healed. Love had turned into hatred, and the Count lost no occasion of giving utterance to his feelings, holding Pepita up on such occasions to ridicule as a prude.
En este ameno ejercicio se hallaba el conde, cuando quiso la mala ventura que D. Luis y Currito llegasen y se metiesen en el corro, que se abrió para recibirlos, de los que oían el extraño sermón de honras. D. Luis, como si el mismo diablo lo hubiera dispuesto, se encontró cara a cara con el conde, que decía de este modo:
The Count was engaged in this agreeable exercise when, by an evil chance, Don Luis and Currito approached and joined the crowd that was listening to the odd species of panegyric, which opened to receive them. Don Luis, as if the Devil himself had had the arrangement of the matter, found himself face to face with the Count, who was speaking as follows:
-No es mala pécora la tal Pepita Jiménez. Con más fantasía y más humos que la infanta Micomicona, quiere hacernos olvidar que nació y vivió en la miseria, hasta que se casó con aquel pelele, con aquel vejestorio, con aquel maldito usurero, y le cogió los ochavos. La única cosa buena que ha hecho en su vida la tal viuda es concertarse con Satanás para enviar pronto al infierno a su galopín de marido y librar la tierra de tanta infección y de tanta peste. Ahora le ha dado a Pepita por la virtud y por la castidad. ¡Bueno estará todo ello! Sabe Dios si estará enredada de ocultis con algún gañán, y burlándose del mundo como si fuese la reina Artemisa.
“She′s a cunning one, this same Pepita Jiménez, with more fancies and whims than the Princess Micomicona. She wants to make us forget that she was born in poverty, and lived in poverty until she married that accursed usurer, Don Gumersindo, and took possession of his dollars. The only good action this same widow has performed in her life was to conspire with Satan to send the rogue quickly to hell, and free the earth from such a contamination and plague. Pepita now has a hobby for virtue and for chastity. All that may be very well; but how do we know that she has not a secret intrigue with some plow-boy, and is not deceiving the world as if she were Queen Artemisia herself?”
A las personas recogidas, que no asisten a reuniones de hombres solos, escandalizará sin duda este lenguaje; les parecerá desbocado y brutal hasta la inverosimilitud; pero los que conocen el mundo confesarán que este lenguaje es muy usado en él, y que las damas más bonitas, las más agradables mujeres, las más honradas matronas, suelen ser blanco de tiros no menos infames y soeces, si tienen un enemigo, y aun sin tenerle, porque a menudo se murmura, o mejor dicho, se injuria y se deshonra a voces para mostrar chiste y desenfado.
People of quiet tastes, who seldom take part in reunions of men only, may perhaps be scandalized by this language. It may appear to them indecent and brutal even to the point of incredibility; but those who know the world will confess that language like this is very generally employed in it, and that the most amiable and agreeable women, the most honorable matrons, if they chance to have an enemy, or even if they have none, are often made the subjects of accusations no less infamous and vile than those made by the Count against Pepita; for scandal, or, to speak more accurately, disrespect and insult are often indulged in for the purpose of showing wit and effrontery.
Don Luis, que desde niño había estado acostumbrado a que nadie se descompusiese en su presencia, ni le dijese cosas que pudieran enojarle, porque durante su niñez le rodeaban criados, familiares y gente de la clientela de su padre que atendían sólo a su gusto, y después en el Seminario, así por sobrino del deán, como por lo mucho que él merecía, jamás había sido contrariado, sino considerado y adulado, sintió un aturdimiento singular, se quedó como herido por un rayo cuando vio al insolente conde arrastrar por el suelo, mancillar y cubrir de inmundo lodo la honra de la mujer que amaba.
Don Luis had from childhood been accustomed to the consideration and respect of those around him, first, of the servants and dependents of his father, who gratified him in all his wishes, and then of every one in the seminary, not only because he was a nephew of the dean, but also on account of his own merits, and when he heard the insolent Count thus drag in the dust the name of the woman he loved, he felt as if a thunderbolt had fallen at his feet.
¿Cómo defenderla, no obstante? No se le ocultaba que, si bien no era marido, ni hermano, ni pariente de Pepita, podía sacar la cara por ella como caballero; pero veía el escándalo que esto causaría, cuando no había allí ningún profano que defendiese a Pepita, antes bien todos reían al conde la gracia. Él, casi ministro ya de un Dios de paz, no podía dar un mentís y exponerse a una riña con aquel desvergonzado.
But how undertake her defense? He knew, indeed, that although he was neither husband, brother, nor other relative of Pepita′s he might yet come forward in her defense as a man of honor; but he saw what scandal this would give rise to, since, far from saying a word in her favor, all the other persons present joined in applauding the wit of the Count. He, already the minister, almost, of a God of peace, could not be the one to give the lie to this ruffian, and thus expose himself to the risk of a quarrel.
Don Luis estuvo por enmudecer e irse; pero no lo consintió su corazón, y pugnando por revestirse de una autoridad que ni sus años juveniles, ni su rostro, donde había más bozo que barbas, ni su presencia en aquel lugar consentían, se puso a hablar con verdadera elocuencia contra los maldicientes y a echar en rostro al conde, con libertad cristiana y con acento severo, la fealdad de su ruin acción.
Don Luis was on the point of departing in silence; but his heart would not consent to this, and striving to clothe himself with an authority which was justified neither by his years nor by his countenance, where the beard had scarcely begun to make its appearance, nor by his presence in that place, he began to speak with earnest eloquence in denunciation of all slanderers, and to reproach the Count, with the freedom of a Christian and in severe accents, with the vileness of his conduct.
Fue predicar en desierto o peor que predicar en desierto. El conde contestó con pullas y burletas a la homilía: la gente, entre la que había no pocos forasteros, se puso de lado del burlón, a pesar de ser D. Luis el hijo del cacique; el propio Currito, que no valía para nada y era un blandengue, aunque no se rió, no defendió a su amigo; y éste tuvo que retirarse, vejado y humillado bajo el peso de la chacota.
This was to preach in the desert, or worse. The Count answered his homily with gibes and jests; the bystanders, among whom were many strangers, took the part of the jester, notwithstanding the fact that Don Luis was the son of the squire. Even Currito, who was of no account whatever, and who was, besides, a coward, although he did not laugh, yet made no effort to take the part of his friend, and the latter was obliged to withdraw, disturbed and humiliated by the ridicule he had drawn on himself.
…
IV
-¡Esta flor le falta al ramo! -murmuró entre dientes el pobre D. Luis cuando llegó a su casa y --171? volvió a meterse en su cuarto, mohíno y maltratado por la rechifla, que él se exageraba y se figuraba insufrible. Se echó de golpe en un sillón, abatido y descorazonado, y mil ideas contrarias asaltaron su mente.
“THIS flower only was wanting to complete the nosegay,” muttered poor Don Luis between his teeth when he had reached his house and shut himself up in his room, vexed and ill at ease because of the jeers of which he had been the butt. He exaggerated them to himself; they seemed unendurable. He threw himself into a chair, depressed and disheartened, and a thousand contradictory ideas assailed his mind.
La sangre de su padre, que hervía en sus venas, le despertaba la cólera y le excitaba a ahorcar los hábitos, como al principio le aconsejaban en el lugar, y dar luego su merecido al señor conde; pero todo el porvenir que se había creado se deshacía al punto, y veía al deán, que renegaba de él; y hasta el Papa, que había enviado ya la dispensa pontificia para que se ordenase antes de la edad, y el prelado diocesano, que había apoyado la solicitud de la dispensa en su probada virtud, ciencia sólida y firmeza de vocación, se le aparecían para reconvenirle.
The blood of his father, which boiled in his veins, incited him to anger; and urged him to throw aside the clerical garb, as he had in the beginning been advised to do in the village, and then give the Count his deserts; but the whole future he had planned for himself would be thus at a blow destroyed. He pictured to himself the dean disowning him; and even the Pope, who had already sent the pontifical dispensation permitting him to be ordained before the required age, and the bishop of the diocese, who had based the petition for the dispensation on his approved virtue and learning and on the firmness of his vocation—all appeared before him now to reproach him.
Pensaba luego en la teoría chistosa de su padre sobre el complemento de la persuasión de que se valían el apóstol Santiago, los obispos de la Edad Media, D. Íñigo de Loyola y otros personajes, y no le parecía tan descabellada la teoría, arrepintiéndose casi de no haberla practicado.
Then those other arguments, cited by his father, of which the apostle St. James, the bishops of the Middle Ages, and St. Ignatius Loyola had made use, occurred to his mind, and now seemed less preposterous than before, and he almost repented of not having put them into practise.
Recordaba entonces la costumbre de un doctor ortodoxo, insigne filósofo persa contemporáneo, mencionada en un libro reciente escrito sobre aquel país; costumbre que consistía en castigar con duras palabras a los discípulos y oyentes cuando se reían de las lecciones o no las entendían; y, si esto no bastaba, descender de la cátedra sable en mano y dar a todos una paliza. Este método era eficaz principalmente en la controversia, si bien dicho filósofo había encontrado una vez a otro contrincante del mismo orden que le había hecho un chirlo descomunal en la cara.
He then recalled the custom of a distinguished philosopher of Persia, of our own day, mentioned in a book recently written on that country—a custom which consisted in punishing with harsh words his hearers and pupils when they laughed at his teachings or could not understand them, and if this did not suffice, in descending from his chair, sabre in hand, and giving them all a beating. This method, as it appears, had proved efficacious, especially in controversy; although it had chanced that the said philosopher, coming across an opponent of the same way of thinking as himself, had received a severe wound in the face from him.
Don Luis, en medio de su mortificación y mal humor, se reía de lo cómico del recuerdo; hallaba que no faltarían en España filósofos que adoptarían de buena gana el método persiano; y si él no le adoptaba también, no era a la verdad por miedo del chirlo, sino por consideraciones de mayor valor y nobleza.
Don Luis, in the midst of his mortification and ill-humor, could not help laughing at the absurdity of this recollection. He thought philosophers were not wanting in Spain who would willingly adopt the Persian method, and if he himself did not put it into practise, it was certainly not through fear of the wounds he might receive, but through considerations of greater weight.
Acudían, por último, mejores pensamientos a su alma y le consolaban un poco.
At last better thoughts returned and somewhat comforted his soul.
-Yo he hecho muy mal -se decía-, en predicar allí; debí haberme callado. Nuestro Señor Jesucristo lo ha dicho: «
No deis a los perros las cosas santas, ni arrojéis vuestras margaritas a los cerdos, porque los cerdos se revolverán contra vosotros y os hollarán con sus asquerosas pezuñas». Pero no; ¿por qué me he de quejar? ¿Por qué he de volver injuria por injuria ¿Por qué me he de dejar vencer de la ira? Muchos santos padres lo han dicho: «
La ira es peor aún que la lascivia en los sacerdotes». La ira de los sacerdotes ha hecho verter muchas lágrimas y ha causado males horribles.
“I did very wrong in preaching there,” he said to himself; “I should have remained silent. Our Lord Jesus Christ has said, ‘Give not that which is holy to dogs, neither cast ye your pearls before swine, lest they trample them under their feet, and turn again and rend you.′” “But, no; why should I complain? Why should I return evil for evil? Why should I allow myself to be vanquished by anger? Many holy fathers have said, ‘Anger in a priest is even worse than lasciviousness.′ The anger of priests has caused many tears to be shed, and has been the cause of terrible evils.”
Esta ira, consejera tremenda, tal vez los ha persuadido de que era menester que los pueblos sudaran sangre bajo la presión divina, y ha traído a sus encarnizados ojos la visión de Isaías; y han visto y han hecho ver a sus secuaces fanáticos al manso Cordero convertido en vengador inexorable, descendiendo de la cumbre de Edón, soberbio con la muchedumbre de su fuerza, pisoteando a las naciones como el pisador pisa las uvas en el lagar, y con la vestimenta levantada, y cubierto de sangre hasta los muslos. ¡Ah no, Dios mío! Voy a ser tu ministro; tú eres un Dios de paz, y mi primera virtud debe ser la mansedumbre. Lo que enseñó tu hijo en el sermón de la Montaña tiene que ser mi norma. No ojo por ojo, ni diente por diente, sino amar a nuestros enemigos. Tú amaneces sobre justos y pecadores, y derramas sobre todos la lluvia fecunda de tus inexhaustas bondades. Tú eres nuestro Padre, que estás en el cielo y debemos ser perfectos como tú, perdonando a quienes nos ofendan, y pidiéndote que los perdones porque no saben lo que se hacen. Yo debo recordar las bienaventuranzas. Bienaventurados cuando os ultrajaren y persiguieren y dijeren todo mal de vosotros. El sacerdote, el que va a ser sacerdote, ha de ser humilde, pacífico, manso de corazón. No como la encina, que se levanta orgullosa hasta que el rayo la hiere, sino como las yerbecillas fragantes de las selvas y las modestas flores de los prados, que dan más suave y grato aroma cuando el villano las pisa.
“It was anger—the terrible counselor—that at times persuaded them that it was necessary for the people to shed blood at the Divine command, and that brought before their sanguinary eyes the vision of Isaiah; they have then seen, and caused their fanatic followers to see, the meek Lamb converted into an inexorable avenger, descending from the summit of Edom, proud in the multitude of his strength, trampling the nations under foot, as the treader tramples the grapes in the wine-press, their garments raised, and covered with blood to the thighs. Ah, no. My God! I am about to become Thy minister. Thou art the God of peace, and my first duty should be meekness. Thou makest the sun to shine on the just and the unjust, and pourest down upon all alike the fertilizing rain of inexhaustible goodness. Thou art our Father, who dwellest in the heavens, and we should be perfect, even as Thou art perfect, pardoning those who have offended us, and asking Thee to pardon them, because they know not what they do. I should recall to mind the beatitudes of the Scripture: Blessed are ye when they revile you and persecute you, and say all manner of evil things against you. The minister of God, or he who is about to become His minister, must be humble, peaceable, lowly of heart; not like the oak that lifts itself up proudly until the thunderbolt strike it, but like the fragrant herbs of the woods and the modest flowers of the fields, that give sweeter and more graceful perfume after the rustic has trodden them under foot.”
En éstas y otras meditaciones por el estilo transcurrieron las horas hasta que dieron las tres, y D. Pedro, que acababa de volver del campo, entró en el cuarto de su hijo para llamarle a comer. La alegre cordialidad del padre, sus chistes, sus muestras de afecto, no pudieron sacar a D. Luis de la melancolía ni abrirle el apetito. Apenas comió, apenas habló en la mesa.
In these and other meditations of a like nature the hours passed until three o′clock, when Don Pedro, who had just returned from the country, entered his son′s room to call him to dinner. The gay joviality of his father, his jests, his affectionate attentions during the meal, were all of no avail to draw Don Luis from his melancholy, or to give him an appetite; he ate little, and scarcely spoke while they were at table.
Si bien disgustadísimo con la silenciosa tristeza de su hijo, cuya salud, aunque robusta, pudiera resentirse, como D. Pedro era hombre que se levantaba al amanecer y bregaba mucho durante el día, luego que acabó de fumar un buen cigarro habano de sobremesa, acompañándole con su taza de café y su copita de aguardiente de anís doble, se sintió fatigado y, según costumbre, se fue a dormir sus dos o tres horas de siesta.
Although much troubled by the silent melancholy of his son, whose health, though indeed robust, might nevertheless suffer from it, Don Pedro—who rose with the dawn and had a busy time of it during the day—when he had finished his after-dinner cigar and taken his cup of coffee and his glass of anisette, felt fatigued, and went, according to his custom, to take a long nap.
Don Luis tuvo buen cuidado de no poner en noticia de su padre la ofensa que le había hecho el conde de Genazahar. Su padre, que no iba a cantar misa y que tenía una índole poco sufrida, se hubiera lanzado al instante a tomar la venganza que él no tomó.
Don Luis had been careful not to draw the attention of his father to the offense done him by the Count of Genazahar; for Don Pedro, who, for his part, was not preparing for the priesthood, and who, besides, was not of a very meek disposition, would otherwise have rushed instantly to wreak the vengeance his son had foregone.
Solo ya D. Luis, dejó el comedor para no ver a nadie, y volvió al retiro de su estancia para abismarse más profundamente en sus ideas.
When his father had retired the young man also left the dining-room, that he might give himself up undisturbed to his thoughts in the seclusion of his own apartment.
…
V
Abismado en ellas estaba hacía largo rato, sentado junto al bufete, los codos sobre él y en la derecha mano apoyada la mejilla, cuando sintió cerca ruido. Alzó los ojos y vio a su lado a la entrometida Antoñona, que había penetrado como una sombra, aunque tan maciza, y que le miraba con atención y con cierta mezcla de piedad y de rabia.
DON LUIS had been sunk in meditation for a long time, seated before his desk, with his elbows resting upon it, when he heard a noise close by. He raised his eyes and saw standing beside him the meddlesome Antoñona, who, although of such massive proportions, had entered like a shadow, and was now watching him attentively, with a mixture of pity and of anger.
Antoñona se había deslizado hasta allí sin que nadie lo advirtiese, aprovechando la hora en que comían los criados y D. Pedro dormía, y había abierto la puerta del cuarto y la había vuelto a cerrar tras sí con tal suavidad, que D. Luis, aunque no hubiera estado tan absorto, no hubiera podido sentirla.
Antoñona, taking advantage of the hour in which the servants dined and Don Pedro slept, had penetrated thus far without being observed, and had opened the door of the room and closed it behind her so gently that Don Luis, even if he had been less absorbed, would not have noticed it.
Antoñona venía resuelta a tener una conferencia muy seria con D. Luis; pero no sabía a punto fijo lo que iba a decirle. Sin embargo había pedido, no se sabe si al cielo o al infierno, que desatase su lengua y que le diese habla, y habla no chabacana y grotesca como la que usaba por lo común, sino culta, elegante e idónea para las nobles reflexiones y bellas cosas que ella imaginaba que le convenía expresar.
She had come resolved to hold a very serious conference with Don Luis, but she did not quite know what she was going to say to him. Nevertheless, she had asked heaven or hell, whichever of the two it may have been, to loosen her tongue and bestow upon her the gift of speech—not such grotesque and vulgar speech as she generally used, but correct, elegant, and adapted to the noble reflections and beautiful things she had in her mind and wanted to express.
Cuando D. Luis vio a Antoñona arrugó el entrecejo, mostró bien en el gesto lo que le contrariaba aquella visita y dijo con tono brusco:
When Don Luis saw Antoñona he frowned, and showed by his manner how much this visit displeased him, at the same time saying roughly:
-¿A qué vienes aquí? Vete.
“What do you want here? Go away!”
-Vengo a pedirte cuenta de mi niña -contestó Antoñona sin turbarse-, y no me he de ir hasta que me la des.
“I have come to call you to account about my young mistress,” returned Antoñona, quietly, “and I shall not go away until you have answered me.”
Enseguida acercó una silla a la mesa y se sentó en frente de D. Luis con aplomo y descaro.
She then drew a chair toward the table and sat down in it, facing Don Luis with coolness and effrontery.
Viendo D. Luis que no había remedio, mitigó el enojo, se armó de paciencia y, ya con acento menos cruel, exclamó:
Don Luis, seeing there was no help for it, restrained his anger, armed himself with patience, and, in accents less harsh than before, exclaimed:
-Di lo que tengas que decir.
“Say what you have to say!”
-Tengo que decir -prosiguió Antoñona-, que lo que estás maquinando contra mi niña es una maldad. Te estás portando como un tuno. La has hechizado; le has dado un bebedizo maligno. Aquel angelito se va a morir. No come, ni duerme, ni sosiega por culpa tuya. Hoy ha tenido dos o tres soponcios sólo de pensar en que te vas. Buena hacienda dejas hecha antes de ser clérigo. Dime, condenado, ¿por qué viniste por aquí y no te quedaste por allá con tu tío? Ella, tan libre, tan señora de su voluntad, avasallando la de todos y no dejándose cautivar de ninguno, ha venido a caer en tus traidoras redes. Esta santidad mentida fue, sin duda, el señuelo de que te valiste. Con tus teologías y tiquis-miquis celestiales, has sido como el pícaro y desalmado cazador que atrae con el silbato a los zorzales bobalicones para que se ahorquen en la percha.
“I have to say,” resumed Antoñona, “that what you are plotting against my mistress is a piece of wickedness. You are behaving like a villain. You have bewitched her; you have given her some malignant potion. The poor angel is going to die; she neither eats nor sleeps, nor has a moment′s peace, on account of you. To-day she has had two or three hysterical attacks at the bare thought of your going away. A good deed you have done before becoming a priest! Tell me, wretch, why did you not stay where you were, with your uncle, instead of coming here? She, who was so free, so completely mistress of her own will, enslaving that of others, and allowing her own to be taken captive by none, has fallen into your treacherous snares. Your hypocritical sanctity was doubtless the lure you employed. With your theologies and your pious humbug you have acted like the wily and cruel sportsman, who whistles to attract the silly thrushes only to catch them in his net.”
-Antoñona -contestó D. Luis-, déjame en paz. Por Dios, no me atormentes. Yo soy un malvado: lo confieso. No debí mirar a tu ama. No debí darle a entender que la amaba; pero yo la amaba y la amo aún con todo mi corazón, y no le he dado bebedizo, ni filtro, sino el mismo amor que la tengo. Es menester, sin embargo, desechar, olvidar este amor. Dios me lo manda. ¿Te imaginas que no es, que no está siendo, que no será inmenso el sacrificio que hago? Pepita debe revestirse de fortaleza y hacer el mismo sacrificio.
“Antoñona,” returned Don Luis, “leave me in peace. For God′s sake, cease torturing me! I am a villain; I confess it. I ought not to have looked at your mistress; I ought not to have allowed her to believe that I loved her; but I loved her, and I love her still, with my whole heart; and I have given her no other potion or philtre than the love I have for her. It is my duty, nevertheless, to cast away, to forget this love. God commands me to do so. Do you imagine that the sacrifice I make will not be—is not already—a tremendous one? Pepita ought to arm herself with fortitude and make a similar sacrifice.”
-Ni siquiera das ese consuelo a la infeliz -replicó Antoñona-. Tú sacrificas voluntariamente en el altar a esa mujer que te ama, que es ya tuya; a tu víctima: pero ella, ¿dónde te tiene a ti para sacrificarte? ¿Qué joya tira por la ventana, qué lindo primor echa en la hoguera, sino un amor mal pagado? ¿Cómo ha de dar a Dios lo que no tiene? ¿Va a engañar a Dios y a decirle: «
Dios mío, puesto que él no me quiere, ahí te lo sacrifico; no le querré yo tampoco?» Dios no se ríe: si Dios se riera, se reiría de tal presente.
“You do not give even that consolation to the unhappy girl,” replied Antoñona. “You sacrifice voluntarily, on the altar, this woman who loves you, who is already yours—your victim. But she—how do you belong to her that she should offer you up as a sacrifice? What is the precious jewel she is going to renounce, what the beautiful ornament she is going to cast into the flames, but an ill-requited love? How is she going to give to God what she does not possess? Is she going to try to cheat God, and say to Him: ‘My God, since he does not love me, here he is; I offer him up to you; I will not love him either.′ God never laughs—if He did, He would laugh at such a present as that!”
Don Luis, aturdido, no sabía qué objetar a estos raciocinios de Antoñona, más atroces que sus pellizcos pasados. Además, le repugnaba entrar en metafísicas de amor con aquella sirvienta.
Don Luis, confounded, did not know what answer to return to these arguments of Antoñona, more painful than her former pinches. Besides, it was repugnant to him to discuss the metaphysics of love with a servant.
-Dejemos a un lado -dijo-, esos vanos discursos. Yo no puedo remediar el mal de tu dueño. ¿Qué he de hacer?
“Let us leave aside,” he said, “these idle discussions. I can not cure the malady of your mistress. What would you have me do?”
-¿Qué has de hacer? -interrumpió Antoñona, ya más blanda y afectuosa y con voz insinuante-. Yo te diré lo que has de hacer. Si no remediares el mal de mi niña, le aliviarás al menos. ¿No eres tan santo? Pues los santos son compasivos y además valerosos. No huyas como un cobardón grosero, sin despedirte. Ven a ver a mi niña, que está enferma. Haz esta obra de misericordia.
“What would I have you do?” replied Antoñona, more gently and with insinuating accents; “I will tell you what I would have you do. If you can not cure the malady of my mistress, you should at least alleviate it a little. Are you not saintly? Well, the saints are compassionate, and courageous besides. Don′t run away like an ill-mannered coward, without saying good-by. Come to see my mistress, who is sick. Do this work of mercy.”
-¿Y qué conseguiré con esa visita? Agravar el mal en vez de sanarle.
“And what would be gained by such a visit? It would aggravate her malady, instead of curing it.”
-No será así: no estás en el busilis. Tú irás allí, y, con esa cháchara que gastas y esa labia que Dios te ha dado, le infundirás en los cascos la resignación, y la dejarás consolada, y, si le dices que la quieres y que por Dios sólo la dejas, al menos su vanidad de mujer no quedará ajada.
“It will not do so; you don′t see the matter in its proper light. You shall go to see her, and, with your honeyed tongue and the gift of the gab that Nature has bestowed upon you, you will put some resignation into her soul, and leave her consoled for your departure; and if you tell her, in addition to this, that you love her, and that it is only for the sake of God you are leaving her, her woman′s vanity, at least, will not be wounded.”
-Lo que me propones es tentar a Dios; es peligroso para mí y para ella.
“What you propose to me is to tempt God; it is dangerous both for her and for me.”
-¿Y por qué ha de ser tentar a Dios? Pues si Dios ve la rectitud y la pureza de tus intenciones, ¿no te dará su favor y su gracia para que no te pierdas en esta ocasión en que te pongo con sobrado motivo? ¿No debes volar a librar a mi niña de la desesperación y traerla al buen camino? Si se muriera de pena por verse así desdeñada, o si rabiosa agarrase un cordel y se colgase de una viga, créeme, tus remordimientos serían peores que las llamas de pez y azufre de las calderas de Lucifer.
“And why should it be to tempt God? Since God can see the rectitude and the purity of your intentions, will He not grant you His favor and His grace that you may not yield to temptation during the visit to her, which it is but justice you should make? Ought you not to fly to her to deliver her from despair, and bring her back to the right path? If she should die of grief at seeing herself scorned; or if, in a frenzy, she should seize a rope and hang herself to a beam, I tell you, your remorse would be harder to bear than the flames of pitch and sulphur that surround the caldrons of Lucifer.”
-¡Qué horror! No quiero que se desespere. Me revestiré de todo mi valor: iré a verla.
“This is horrible! I would not have her grow desperate. I shall arm myself with courage—I will go to see her.”
-¡Bendito seas! Si me lo decía el corazón. ¡Si eres bueno!
“May Heaven bless you! But my heart told me you would go. How good you are!”
-¿Cuándo quieres que vaya?
“When do you wish me to go?”
-Esta noche a las diez en punto. Yo estaré en la puerta de la calle aguardándote y te llevaré donde está.
“To-night, at ten o′clock precisely. I will be at the street-door waiting for you, and will take you to her.”
-¿Sabe ella que has venido a verme?
“Does she know you have come to see me?”
-No lo sabe. Ha sido todo ocurrencia mía; pero yo la prepararé con buen arte, a fin de que tu visita, la sorpresa, el inesperado gozo, no la hagan caer en un desmayo. ¿Me prometes que irás?
“She does not—it was all my own idea; but I will prepare her cautiously, so that the surprise, the unexpected joy of your visit, may not be too much for her. You promise me to come?”
-Iré.
“I will go.”
-Adiós. No faltes. A las diez de la noche en punto. Estaré a la puerta.
“Good-by. Don′t fail to come. At ten o′clock precisely I shall be at the door.”
Y Antoñona echó a correr, bajó la escalera de dos en dos escalones y se plantó en la calle.
And Antoñona hurried away, descended the steps two at a time, and so gained the street.
…
VI
No se puede negar que Antoñona estuvo discretísima en esta ocasión, y hasta su lenguaje fue tan digno y urbano, que no faltaría quien le calificase de apócrifo, si no se supiese con la mayor evidencia todo esto que aquí se refiere, y si no constasen además los prodigios de que es capaz el ingénito despejo de una mujer, cuando le sirve de estímulo un interés o una pasión grande.
IT can not be denied that Antoñona had displayed great prudence, and that her language had been so dignified and proper that some may think it apocryphal, if there were not the very best authority for all that is related here, and if we did not know, besides, the wonders a woman may work by her natural cleverness when she is spurred on by interest or by some strong passion.
Grande era, sin duda, el afecto de Antoñona por su niña, y viéndola tan enamorada y tan desesperada, no pudo menos de buscar remedio a sus males. La cita, a que acababa de comprometer a D. Luis, fue un triunfo inesperado. Así es que Antoñona, a fin de sacar provecho del triunfo, tuvo que disponerlo todo de improviso, con profunda ciencia mundana.
Great, indeed, was the affection Antoñona entertained for her mistress, and, seeing her so much in love and in such desperate case, she could do no less than seek a remedy for her ills. The consent she had succeeded in obtaining from Don Luis was an unexpected triumph; and in order to derive the greatest possible advantage from this triumph, she was obliged to make the most of her time, and to use all her worldly wisdom in preparing for the occasion.
Señaló Antoñona para la cita la hora de las diez de la noche, porque ésta era la hora de la antigua y ya suprimida o suspendida tertulia en que D. Luis y Pepita solían verse. La señaló además para evitar murmuraciones y escándalo, porque ella había oído decir a un predicador que, según el Evangelio, no hay nada tan malo como el escándalo, y que a los escandalosos es menester arrojarlos al mar con una piedra de molino atada al pescuezo.
Antoñona had suggested ten as the hour of Don Luis′s visit, because this was the hour in which Don Luis and Pepita had been accustomed to see each other in the now abolished or suspended gatherings at the house of the latter. She had suggested this hour also in order to avoid giving rise to scandal or slander; for she had once heard a preacher say that, according to the Gospel, there is nothing so wicked as scandal, and that a scandal-monger ought to be flung into the sea with a millstone hung round his neck.
Volvió, pues, Antoñona a casa de su dueño, muy satisfecha de sí misma y muy resuelta a disponer las cosas con tino para que el remedio que había buscado no fuese inútil, o no agravase el mal de Pepita en vez de sanarle.
Antoñona then returned to the house of her mistress, very well satisfied with herself, and with the firm determination so to arrange matters that the remedy she had sought should not prove useless, or aggravate instead of curing Pepita′s malady.
A Pepita no pensó ni determinó prevenirla sino a lo último, diciéndole que D. Luis espontáneamente le había pedido hora para hacerle una visita de despedida y que ella había señalado las diez.
She resolved to say nothing of the matter to Pepita herself until the last moment, when she would tell her that Don Luis had asked her of his own accord at what hour he might make a farewell visit, and that she had said ten.
A fin de que no se originasen habladurías, si en la casa veían entrar a D. Luis, pensó en que no le viesen entrar, y para ello era también muy propicia la hora, y la disposición de la casa. A las diez estaría llena de gente la calle con la velada, y por lo mismo repararían menos en D. Luis cuando pasase por ella. Penetrar en el zaguán sería obra de un segundo; y ella, que estaría allí aguardando, llevaría a D. Luis hasta el despacho, sin que nadie le viese.
In order to avoid giving rise to talk, she determined that Don Luis should not be seen to enter the house, and for this the hour and the internal arrangement of the house itself were alike propitious. At ten the street would be full of people, on account of the vigil, which would make it easier for Don Luis to reach the house without being observed. To enter the hall would be the work of a moment, and Antoñona, who would be waiting for him, could then take him to the library without any one seeing him.
Todas o la mayor parte de las casas de los ricachos lugareños de Andalucía son como dos casas en vez de una, y así era la casa de Pepita. Cada casa tiene su puerta. Por la principal se pasa al patio enlosado y con columnas, a las salas y demás habitaciones señoriles; por la otra, a los corrales, caballeriza y cochera, cocinas, molino, lagar, graneros, trojes donde se conserva la aceituna hasta que se muele; bodegas donde se guarda el aceite, el mosto, el vino de quema, el aguardiente y el vinagre en grandes tinajas; y candioteras o bodegas, donde está en pipas y toneles el vino bueno y ya hecho o rancio. Esta segunda casa o parte de casa, aunque esté en el centro de una población de veinte o veinticinco mil almas, se llama casa de campo. El aperador, los capataces, el mulero, los trabajadores principales y más constantes en el servicio del amo, se juntan allí por la noche, en invierno, en torno de una enorme chimenea de una gran cocina, y en verano al aire libre o en algún cuarto muy ventilado y fresco, y están holgando y de tertulia hasta que los señores se recogen.
All, or at least the greater part, of the handsome country-houses of Andalusia are built as double rather than single houses. Each of these double houses has its own door. The principal door leads to the courtyard, which is paved and surrounded by columns, to the parlors and the other apartments of the family. The other door leads to the inner yards, the stable, and coach-house, the kitchens, the mill, the wine-press, the granaries, the buildings where the oil, the must, the alcohol, the brandy, and the vinegar are kept in large jars, and also to the cask stores, or cellars, where the wine, new and old, is stored in pipes or barrels. This second house, or portion of a house, although it may be situated in the heart of a town of twenty or twenty-five thousand inhabitants, is called the “farmhouse.” The overseer, the foreman, the muleteer, the principal workmen, and the domestics who have been longest in the service of the master are accustomed to gather here in the evenings, during the winter, around the enormous fireplace of a spacious kitchen, and in summer in the open air, or in some cool and well-ventilated apartment, and there chat or take their ease until the master′s family are ready to retire.
Antoñona imaginó que el coloquio y la explicación, que ella deseaba que tuviesen su niña y don Luis, requerían sosiego y que no viniesen a interrumpirlos, y así determinó que aquella noche, por ser la velada de San Juan, las chicas que servían a Pepita vacasen en todos sus quehaceres y oficios, y se fuesen a solazar a la casa de campo, armando con los rústicos trabajadores un jaleo probe de fandango, lindas coplas, repiqueteo de castañuelas, brincos y mudanzas.
Antoñona was of opinion that the colloquy or explanation which she desired should take place between her mistress and Don Luis must be absolutely undisturbed, and interrupted by no one; and she therefore determined that, as it was St. John′s Eve, the maid-servants of Pepita should be to-night released from all their occupations, and should go to amuse themselves at the farmhouse, where, in union with the rustic laborers, they might get up impromptu amusements, to consist of the recitation of pretty verses, playing the castanets, and dancing jigs and fandangoes.
De esta suerte la casa señoril quedaría casi desierta y silenciosa, sin más habitantes que ella y Pepita, y muy a proposito para la solemnidad, transcendencia y no turbado sosiego que eran necesarios en la entrevista que ella tenía preparada, y de la que dependía quizás, o de seguro, el destino de dos personas de tanto valer.
In this manner the dwelling-house—with no other occupants than Pepita and herself—would be silent and almost deserted, and therefore quiet enough for the interview she had planned, and on which perhaps—or rather to a certainty—depended the fate of two persons of such distinguished merit.
…
VII
Mientras Antoñona iba rumiando y concertando en su mente todas estas cosas, D. Luis, no bien se quedó solo, se arrepintió de haber procedido tan de ligero y de haber sido tan débil en conceder la cita que Antoñona le había pedido.
WHILE Antoñona went about turning over and arranging in her mind all these things, Don Luis had no sooner been left alone than he repented of having proceeded with so much haste, and weakly consenting to the interview Antoñona had asked of him.
Don Luis se paró a considerar la condición de Antoñona, y le pareció más aviesa que la de Enone y la de Celestina. Vio delante de sí todo el peligro a que voluntariamente se aventuraba, y no vio ventaja alguna en hacer recatadamente y a hurto de todos una visita a la linda viuda.
As he reflected upon it it seemed to him full of peril. He saw before him all the danger to which he was exposing himself, and he could perceive no advantage whatever in thus making a visit to the beautiful widow in secret and by stealth.
Ir a verla para ceder y caer en sus redes, burlándose de sus votos, dejando mal al obispo, que había recomendado su solicitud de dispensa, y hasta al Sumo Pontífice, que la había concedido, y desistiendo de ser clérigo, le parecía un desdoro muy enorme. Era además una traición contra su padre, que amaba a Pepita y deseaba casarse con ella. Ir a verla para desengañarla más aún, se le antojaba mayor refinamiento de crueldad que partir sin decirle nada.
To go and see her in order to succumb to her attractions and fall into her snares, making a mockery of his vows, and placing not only the bishop, who had endorsed his petition for a dispensation, but even the holy Pontiff, who had conceded it, in a false position, by relinquishing his purpose of becoming a priest, seemed to him very dishonorable. It was, besides, a treason against his father, who loved Pepita and desired to marry her; and to visit her in order to undeceive her in regard to his love for her, seemed to him a greater refinement of cruelty than to depart without saying anything.
Impulsado por tales razones, lo primero que pensó D. Luis fue faltar a la cita sin dar excusa ni aviso, y que Antoñona le aguardase en balde en el zaguán; pero Antoñona anunciaría a su señora la visita, y él faltaría, no sólo a Antoñona, sino a Pepita, dejando de ir, con una grosería incalificable.
Influenced by these considerations, the first thought of Don Luis was to fail, without excuse or warning, to keep his appointment, and leave Antoñona to wait in vain for him in the hall; but then, as Antoñona had, in all probability, already announced his visit to her mistress, he would, by failing to go, unpardonably offend, not only Antoñona, but Pepita herself.
Discurrió entonces escribir a Pepita una carta muy afectuosa y discreta, excusándose de ir, justificando su conducta, consolándola, manifestando sus tiernos sentimientos por ella, si bien haciendo ver que la obligación y el cielo eran antes que todo, y procurando dar ánimo a Pepita para que hiciese el mismo sacrificio que él hacía.
He then resolved on writing Pepita a very affectionate and discreet letter, excusing himself from going to see her, justifying his conduct, consoling her, manifesting his tender sentiments toward her, while letting her see that duty and Heaven were before everything, and endeavoring to inspire her with the courage to make the same sacrifice as he himself was making.
Cuatro o cinco veces se puso a escribir esta carta. Emborronó mucho papel; le rasgó enseguida; y la carta no salía jamás a su gusto. Ya era seca, fría, pedantesca, como un mal sermón o como la plática de un dómine: ya se deducía de su contenido un miedo pueril y ridículo, como si Pepita fuese un monstruo pronto a devorarle; ya tenía el escrito otros defectos y lunares no menos lastimosos. En suma, la carta no se escribió, después de haberse consumido en las tentativas unos cuantos pliegos.
He made four or five different attempts to write this letter. He blotted a great deal of paper which he afterward tore up, and could not, in the end, succeed in getting the letter to his taste. Now it was dry, cold, pedantic, like a poor sermon or a schoolmaster′s discourse; now its contents betrayed a childish apprehension, as if Pepita were a monster lying in wait to devour him; now it had other faults not less serious. In fine, after wasting many sheets of paper in the attempt, the letter remained unwritten.
-No hay más recurso -dijo para sí D. Luis-, la suerte está echada. Valor y vamos allá.
“There is no help for it,” said Don Luis to himself; “the die is cast. I must summon up all my courage and go.”
Don Luis confortó su espíritu con la esperanza de que iba a tener mucha serenidad y de que Dios iba a poner en sus labios un raudal de elocuencia, por donde persuadiría a Pepita, que era tan buena, de que ella misma le impulsase a cumplir con su vocación, sacrificando el amor mundanal y haciéndose semejante a las santas mujeres que ha habido, las cuales, no ya han desistido de unirse con un novio o con un amante, sino hasta de unirse con el esposo, viviendo con él como con un hermano, según se refiere, por ejemplo, en la vida de San Eduardo, rey de Inglaterra. Y después de pensar en esto, se sentía D. Luis más consolado y animado, y ya se figuraba que él iba a ser como otro san Eduardo, y que Pepita era como la reina Edita, su mujer; y bajo la forma y condición de la tal reina, virgen a par de esposa, le parecía Pepita, si cabe, mucho más gentil, elegante y poética.
He comforted his spirit with the hope that his self-control would not forsake him during the coming interview, and that God would endow his lips with eloquence to persuade Pepita, who was so good, that it was she herself who, sacrificing her earthly love, urged him to fulfill his vocation, resembling in this those holy women, of whom there are not wanting examples, who not only renounced the society of a bridegroom or a lover, but even the companionship of a husband, as is narrated, for instance, in the life of St. Edward of England, whose queen lived with him as a sister. Don Luis felt himself consoled and encouraged by this thought, and he already pictured himself as St. Edward, and Pepita as Queen Edith. And under the form and in the character of this virgin queen Pepita appeared to him, if possible, more graceful, charming, and romantic than ever.
No estaba, sin embargo, D. Luis todo lo seguro y tranquilo que debiera estar, después de haberse resuelto a imitar a San Eduardo. Hallaba aún cierto no sé qué de criminal en aquella visita que iba a hacer, sin que su padre lo supiese, y estaba por ir a despertarle de su siesta y descubrírselo todo. Dos o tres veces se levantó de su silla y empezó a andar en busca de su padre; pero luego se detenía y creía aquella revelación indigna, la creía una vergonzosa chiquillada. Él podía revelar sus secretos; pero revelar los de Pepita para ponerse bien con su padre era bastante feo. La fealdad y lo cómico y miserable de la acción se aumentaban notando que el temor de no ser bastante fuerte para resistir era lo que a hacerla le movía. D. Luis se calló, pues, y no reveló nada a su padre.
Don Luis was not, however, altogether so secure of himself, or so tranquil; as he should have been, after forming the resolution of following the example of St. Edward. There seemed to him something almost criminal, which he could not well define, in the visit he was about to make to Pepita without his father′s knowledge. He felt tempted to awaken him from his nap, and to reveal everything to him; two or three times he rose from his chair with this purpose, then he stopped, feeling that such a revelation would be dishonoring and a disgraceful exhibition of childishness. He might betray his own secrets, but to betray those of Pepita, in order to set himself right with his father, seemed to him contemptible enough. The baseness and ridiculous meanness of the action were still further increased in his eyes by the reflection that what prompted him to it was the fear of not being strong enough to resist temptation. Don Luis kept silence, therefore, and revealed nothing to his father.
Es más: ni siquiera se sentía con la desenvoltura y la seguridad convenientes para presentarse a su padre habiendo de por medio aquella cita misteriosa. Estaba asimismo tan alborotado y fuera de sí por culpa de las encontradas pasiones que se disputaban el dominio de su alma, que no cabía en el cuarto, y como si brincase o volase, le andaba y recorría todo en tres o cuatro pasos, aunque era grande, por lo cual temía darse de calabazadas contra las paredes. Por último, si bien tenía abierto el balcón, por ser verano, le parecía que iba a ahogarse allí por falta de aire, y que el techo le pesaba sobre la cabeza, y que para respirar necesitaba de toda la atmósfera y para andar de todo el espacio sin límites, y para alzar la frente y exhalar sus suspiros y encumbrar sus pensamientos, de no tener sobre sí sino la inmensa bóveda del cielo.
More than this, he did not even feel that he had the confidence and composure necessary to present himself before his father, with the consciousness of this secret interview interposing itself as a barrier between them. He was, indeed, so excited and so beside himself, under the influence of the contending emotions that disputed the possession of his soul, that he felt as if the room, though a large one, was too small to contain him. Starting to his feet, he paced with rapid strides up and down the floor, like some wild animal in his cage, impatient of confinement. At last, although—being summer—the window was open, he felt as if he could remain here no longer, lest he should suffocate for want of air; as if the roof pressed down upon his head; as if, to breathe, he needed the whole atmosphere; to walk, he required space without limits; to lift up his brow and exhale his sighs and elevate his thoughts, to have nothing less than the immeasurable vault of heaven above him.
Aguijoneado de esta necesidad, tomó su sombrero y su bastón y se fue a la calle. Ya en la calle, huyendo de toda persona conocida y buscando la soledad, se salió al campo y se internó por lo más frondoso y esquivo de las alamedas, huertas y sendas que rodean la población y hacen un paraíso de sus alrededores en un radio de más de media legua.
Impelled by this necessity, he took his hat and cane and went out into the street. Thence, avoiding every one he knew, he passed on into the country, plunging into the leafiest and most sequestered recesses of the gardens and walks that encompass the village and make for a radius of more than half a league a paradise of its surroundings.
Poco hemos dicho hasta ahora de la figura de D. Luis. Sépase, pues, que era un buen mozo en toda la extensión de la palabra: alto, ligero, bien formado, cabello negro, ojos negros también y llenos de fuego y de dulzura. La color trigueña, la dentadura blanca, los labios finos, aunque relevados, lo cual le daba un aspecto desdeñoso; y algo de atrevido y varonil en todo el ademán, a pesar del recogimiento y de la mansedumbre clericales. Había, por último, en el porte y continente de D. Luis aquel indescriptible sello de distinción y de hidalguía que parece, aunque no lo sea siempre, privativa calidad y exclusivo privilegio de las familias aristocráticas.
We have said but little, thus far, concerning the personal appearance of Don Luis. Be it known, then, that he was in every sense of the word a handsome fellow—tall, well-formed, with black hair, and eyes also black and full of fire and tenderness. His complexion was dark, his teeth were white, his lips delicate and curling slightly, which gave his countenance an appearance of disdain; his bearing was manly and bold, notwithstanding the reserve and meekness proper to the sacred calling of his election. The whole mien of Don Luis bore, in a word, that indescribable stamp of distinction and nobility that seems to be—though this is not always the case—the peculiar quality and exclusive privilege of aristocratic families.
Al ver a D. Luis, era menester confesar que Pepita Jiménez sabía de estética por instinto.
On beholding Don Luis one could not but confess that Pepita Jiménez was esthetic by instinct.
Corría, que no andaba, D. Luis por aquellas sendas, saltando arroyos y fijándose apenas en los objetos, casi como toro picado del tábano. Los rústicos con quienes se encontró, los hortelanos que le vieron pasar, tal vez le tuvieron por loco.
Don Luis hurried on with precipitate steps in the course he had taken, jumping across brooks and hardly glancing at surrounding objects, almost as a bull stung by a hornet might do. The countrymen he met, the market-gardeners who saw him pass, very possibly took him for a madman.
Cansado ya de caminar sin propósito, se sentó al pie de una cruz de piedra, junto a las ruinas de un antiguo convento de San Francisco de Paula, que dista más de tres kilómetros del lugar, y allí se hundió en nuevas meditaciones, pero tan confusas, que ni él mismo se daba cuenta de lo que pensaba.
Tired at last of walking on so aimlessly, he sat down at the foot of a stone cross near the ruins of an ancient convent of St. Francis de Paul, almost two miles from the village, and there plunged anew into meditation, but of so confused a character that he himself was scarcely conscious of what was passing in his mind.
El tañido de las campanas que, atravesando el aire, llegó a aquellas soledades, llamando a la oración a los fieles, y recordándoles la salutación del arcángel a la sacratísima Virgen, hizo que D. Luis volviera de su éxtasis, y se hallase de nuevo en el mundo real.
The sound of the distant bells, calling the faithful to prayer, and reminding them of the salutation of the angel to the Most Holy Virgin, reached him in his solitude through the evening air, and at last drew Don Luis from his meditations, recalling him once more to the world of reality.
El sol acababa de ocultarse detrás de los picos gigantescos de las sierras cercanas, haciendo que las pirámides, agujas y rotos obeliscos de la cumbre se destacasen sobre un fondo de púrpura y topacio, que tal parecía el cielo, dorado por el sol poniente. Las sombras empezaban a extenderse sobre la vega, y en los montes opuestos a los montes por donde el sol se ocultaba, relucían las peñas más erguidas como si fueran de oro o de cristal hecho ascua.
The sun had just sunk behind the gigantic peaks of the neighboring mountains, making their summits—in the shape of pyramids, needles, and broken obelisks—stand out in bold relief against a background of topaz and amethyst—for such was the appearance of the heavens, gilded by the beams of the setting sun. The shadows began to deepen over the plain, and on the mountains opposite to those behind which the sun was sinking the more elevated peaks shone like flaming gold or crystal.
Los vidrios de las ventanas y los blancos muros del remoto santuario de la Virgen; patrona del lugar, que está en lo más alto de un cerro, así como otro pequeño templo o ermita que hay en otro cerro más cercano, que llaman el Calvario, resplandecían aún como dos faros salvadores, heridos por los postreros rayos oblicuos del sol moribundo.
The windows and the white walls of the distant sanctuary of the Virgin, patroness of the village, situated on the summit of a hill, and of another small temple or hermitage situated on a nearer hill called Calvary, still shone like two beacon lights touched by the oblique rays of the setting sun.
Una poesía melancólica inspiraba a la naturaleza, y con la música callada, que sólo el espíritu acierta a oír, se diría que todo entonaba un himno al Creador. El lento son de las campanas, amortiguado y semi-perdido por la distancia, apenas turbaba el reposo de la tierra y convidaba a la oración sin distraer los sentidos con rumores. D. Luis se quitó su sombrero, se hincó de rodillas al pie de la cruz, cuyo pedestal le había servido de asiento, y rezó con profunda devoción el Angelus Domini.
Nature exhaled a poetic melancholy, and all things seemed to intone a hymn to the Creator, with that silent music heard only by the spirit. The slow tolling of the bells. softened and almost lost in the distance, hardly disturbed the repose of the earth, and invited to prayer without distracting the senses by their noise. Don Luis uncovered his head, knelt down at the foot of the cross, the pedestal of which had served him as a seat, and repeated with profound devotion the Angelus Domini.
Las sombras nocturnas fueron pronto ganando terreno; pero la noche, al desplegar su manto y cobijar con él aquellas regiones, se complace en adornarle de más luminosas estrellas y de una luna más clara. La bóveda azul no trocó en negro su color azulado: conservó su azul, aunque le hizo más oscuro. El aire era tan diáfano y tan sutil, que se veían millares y millares de estrellas, fulgurando en el éter sin término. La luna plateaba las copas de los árboles y se reflejaba en la corriente de los arroyos, que parecían de un líquido luminoso y transparente, donde se formaban iris y cambiantes como en el ópalo. Entre la espesura de la arboleda cantaban los ruiseñores. Las yerbas y flores vertían más generoso perfume. Por las orillas de las acequias, entre la yerba menuda y las flores silvestres, relucían como diamantes o carbunclos los gusanillos de luz en multitud innumerable. No hay por allí luciérnagas aladas ni cocuyos, pero estos gusanillos de luz abundan y dan un resplandor bellísimo. Muchos árboles frutales, en flor todavía, muchas acacias y rosales, sin cuento, embalsamaban el ambiente impregnándole de suave fragancia.
The shades of evening were gathering fast, but when Night unfolds her mantle, and spreads it over those favored regions, she delights to adorn it with the most luminous stars and with a still brighter moon. The vault of heaven did not exchange its cerulean hue for the blackness of night; it still retained it, though it had assumed a deeper shade. The atmosphere was so clear and pure that myriads of stars could be descried shining far into the limitless depths of space. The moon silvered the tops of the trees, and touched with its splendor the waters of the brooks that gleamed, luminous and transparent, with colors as changeful and iridescent as the opal. In the leafy groves the nightingales were singing. Herbs and flowers shed a rich perfume. Countless multitudes of glowworms shone like diamonds or carbuncles among the grass and wild flowers along the banks of the brooks. In this region the fire-fly is not found, but the common glowworm abounds, and sheds a most brilliant light. Fruit trees still in blossom, acacias, and roses without number perfumed the air with their rich fragrance.
Don Luis se sintió dominado, seducido, vencido por aquella voluptuosa naturaleza, y dudó de sí. Era menester, no obstante, cumplir la palabra dada y acudir a la cita.
Don Luis felt himself swayed, seduced, vanquished by this voluptuousness of Nature, and began to doubt himself. He felt compelled, however, to fulfil his promise and keep his appointment.
Aunque dando un largo rodeo, aunque recorriendo otras sendas, aunque vacilando a veces en irse a la fuente del río, donde al pie de la sierra brota de una peña viva todo el caudal cristalino que riega las huertas, y es sitio delicioso, D. Luis, a paso lento y pausado, se dirigió hacia la población.
Deviating often from the straight path, hesitating at times whether he should not rather push forward to the source of the river, where, at the foot of a mountain and in the midst of the most enchanting surroundings, the crystal torrent that waters the neighboring gardens and orchards bursts from the living rock, he turned back, with slow and lingering step, in the direction of the village.
Conforme se iba acercando, se aumentaba el terror que le infundía lo que se determinaba a hacer. Penetraba por lo más sombrío de las enramadas, anhelando ver algún prodigio espantable, algún signo, algún aviso que le retrajese. Se acordaba a menudo del estudiante Lisardo, y ansiaba ver su propio entierro. Pero el cielo sonreía con sus mil luces y excitaba a amar; las estrellas se miraban con amor unas a otras; los ruiseñores cantaban enamorados; hasta los grillos agitaban amorosamente sus elictras sonoras, como trovadores el plectro cuando dan una serenata; la tierra toda parecía entregada al amor en aquella tranquila y hermosa noche. Nada de aviso; nada de signo; nada de pompa fúnebre; todo vida, paz y deleite. ¿Dónde estaba el ángel de la Guarda? ¿Había dejado a D. Luis como cosa perdida, o calculando que no corría peligro alguno, no se cuidaba de apartarle de su propósito? ¿Quién sabe? Tal vez de aquel peligro resultaría un triunfo. San Eduardo y la reina Edita se ofrecían de nuevo a la imaginación de D. Luis y corroboraban su voluntad.
In proportion as he approached it, the terror inspired by the thought of what he was about to do increased. He plunged into the thickest of the wood, hoping there to behold some sign, some wonder, some warning, that should draw him back. He thought often of the student Lisardo, and wished that, like him, he might behold his own burial. But heaven smiled with her thousand lights, and invited to love; the stars twinkled at each other with love; the nightingales sang of love; even the crickets chirped their amorous serenade. All the earth, on this tranquil and beautiful night, seemed given up to love. All was life, peace, joy. Where was his guardian angel now? Had he abandoned Don Luis as already lost; or, deeming that he ran no risk, did he make no effort to turn him from his purpose? Who can say? Perhaps from the danger that menaced him would in the end result a triumph? St. Edward and Queen Edith presented themselves again to the imagination of Don Luis, and the vision strengthened his resolution.
Embelesado en estos discursos, retardaba don Luis su vuelta, y aún se hallaba a alguna distancia del pueblo, cuando sonaron las diez, hora de la cita, en el reloj de la parroquia. Las diez campanadas fueron como diez golpes que le hirieron en el corazón. Allí le dolieron materialmente, si bien con un dolor y con un sobresalto mixtos de traidora inquietud y de regalada dulzura.
Engrossed in these meditations, he delayed his return, and was still some distance from the village when ten, the hour appointed for his interview with Pepita, struck from the parish clock. The ten strokes of the bell were ten blows that, falling on his heart, wounded it as with a physical pain—a pain in which dread and treacherous disquiet were blended with a ravishing sweetness.
Don Luis apresuró el paso a fin de no llegar muy tarde, y pronto se encontró en la población.
Don Luis hastened his steps, that he might not be too late, and shortly found himself in the village.
El lugar estaba animadísimo. Las mozas solteras venían a la fuente del ejido a lavarse la cara, para que fuese fiel el novio a la que le tenía, y para que a la que no le tenía le saltase novio. Mujeres y chiquillos, por acá y por allá, volvían de coger verbena, ramos de romero u otras plantas, para hacer sahumerios mágicos. Las guitarras sonaban por varias partes. Los coloquios de amor y las parejas dichosas y apasionadas se oían y se veían a cada momento. La noche y la mañanita de San Juan, aunque fiesta católica, conservan no sé qué resabios del paganismo y naturalismo antiguos. Tal vez sea por la coincidencia aproximada de esta fiesta con el solsticio de verano. Ello es que todo era profano y no religioso. Todo era amor y galanteo. En nuestros viejos romances y leyendas, siempre roba el moro a la linda infantina cristiana, y siempre el caballero cristiano logra su anhelo con la princesa mora, en la noche o en la mañanita de San Juan; y en el pueblo se diría que conservaban la tradición de los viejos romances.
The hamlet presented a most animated scene. Young girls flocked to wash their faces at the spring outside the village; those who had sweethearts, that their sweethearts might remain faithful to them; and those who had not, that t hey might obtain sweethearts. Here and there women and children were returning from the fields, with verbena, branches of rosemary, and other plants, which they had been gathering, to burn as a charm. Guitars tinkled on every side, words of love were to be overheard, and everywhere happy and tender couples were to be seen walking together. The vigil and the early morning of St.John′s Day, although a Christian festival, still retain a certain savor of paganism and primitive naturalism. This may be because of the approximate concurrence of this festival and the summer solstice. In any case, the scene to-night was purely mundane and not religious. All was love and gallantry. In our old romances and legends the Moor always carries off the beautiful Christian princess, and the Christian knight receives the reward of his devotion to the Moorish princess on the eve or in the early morning of St.John′s Day; and the traditionary custom of the old romances had been, to all appearances, preserved in the village.
Las calles estaban llenas de gente. Todo el pueblo estaba en las calles y además los forasteros. Hacían asimismo muy difícil el tránsito la multitud de mesillas de turrón, arropía y tostones, los puestos de fruta, las tiendas de muñecos y juguetes, y las buñolerías, donde gitanas jóvenes y viejas, ya freían la masa, infestando el aire con el olor del aceite, ya pesaban y servían los buñuelos, ya respondían con donaire a los piropos de los galanes que pasaban, ya decían la buena ventura.
The streets were full of people. The whole village was out of doors, in addition to the strangers from the surrounding country. Progress, thus rendered extremely difficult, was still further impeded by the multitude of little tables laden with almond sweetmeats, honey-cakes, and biscuits, with fruit-stalls, with booths for the sale of dolls and toys, and cake-shops, where gipsies, young and old, fried the dough—tainting the air with the odor of oil—weighed and served the cakes, responded with ready wit to the compliments of the gallants who passed by, and told fortunes.
Don Luis procuraba no encontrar a los amigos y, si los veía de lejos echaba por otro lado. Así fue llegando poco a poco, sin que le hablasen ni detuviesen, hasta cerca del zaguán de casa de Pepita. El corazón empezó a latirle con violencia, y se paró un instante para serenarse. Miró el reloj: eran cerca de las diez y media.
Don Luis sought to avoid meeting any of his acquaintances and, when he caught sight by chance of one he knew, turned his steps in another direction. Thus, by degrees, he reached the entrance to Pepita′s house without having been stopped or spoken to by any one. His heart now began to beat with violence, and he paused a moment to recover his serenity. He looked at his watch; it was almost half-past ten.
-¡Válgame Dios! -dijo-, hará cerca de media hora que me estará aguardando.
“Good heavens!” he exclaimed; “she has been waiting for me nearly half an hour.”
Entonces se precipitó y penetró en el zaguán. El farol, que lo alumbraba de diario, daba poquísima luz aquella noche.
He then hurried his pace and entered the hall. The lamp by which it was always lighted was burning dimly on this particular evening.
No bien entró D. Luis en el zaguán, una mano, mejor diremos una garra, le asió por el brazo derecho. Era Antoñona, que dijo en voz baja:
No sooner had Don Luis entered the hall than a hand, or rather a claw, seized him by the right arm. It belonged to Antoñona, who said to him under her breath:
-¡Diantre de colegial, ingrato, desaborido, mostrenco! Ya imaginaba yo que no venías. ¿Dónde has estado, peal? ¡Cómo te atreves a tardar, haciéndote de pencas, cuando toda la sal de la tierra se está derritiendo por ti y el sol de la hermosura te aguarda!
“A pretty fellow you are, for a divinity student! Ingrate! Good-for-nothing! Vagabond! I began to think you were not coming. Where have you been, you idiot? How dare you delay, as if you had no interest in the matter, when the salt of the earth is melting for you, and the sun of beauty awaits you?”
Mientras Antoñona expresaba estas quejas, no estaba parada, sino que iba andando y llevando en pos de sí, asido siempre del brazo, al colegial atortolado y silencioso. Salvaron la cancela, y Antoñona la cerró con tiento y sin ruido; atravesaron el patio, subieron por la escalera, pasaron luego por unos corredores y por dos salas, y llegaron a la puerta del despacho, que estaba cerrada.
While Antoñona was giving utterance to these complaints, she did not stand still, but continued to go forward, dragging after her by the arm the now cowed and silent collegian. They passed the grated door, which Antoñona closed carefully and noiselessly behind them. They crossed the courtyard, ascended the stairs, passed through some corridors and two sitting-rooms, and arrived at last at the door of the library, which was closed.
En toda la casa remaba maravilloso silencio. El despacho estaba en lo interior y no llegaban a él los rumores de la calle. Sólo llegaban, aunque confusos y vagos, el resonar de las castañuelas y el son de la guitarra, y un leve murmullo, causado todo por los criados de Pepita, que tenían su jaleo probe en la casa de campo.
Profound silence reigned throughout the house. The library was situated in its interior, and was thus inaccessible to the noises of the street. The only sounds that reached it, dim and vague, were the clatter of castanets, the thrumming of a guitar, and the murmur of the voices of Pepita′s servants, who were holding their impromptu dance in the farmhouse.
Antoñona abrió la puerta del despacho; empujó a D. Luis para que entrase, y al mismo tiempo le anunció diciendo:
Antoñona opened the door of the library and pushed Don Luis toward it, at the same time announcing him in these words:
-Niña, aquí tienes al señor D. Luis, que viene a despedirse de ti.
“Here is Don Luis, who has come to take leave of you.”
Hecho el anuncio con la formalidad debida, la discreta Antoñona se retiró de la sala, dejando a sus anchas al visitante y a la niña, y volviendo a cerrar la puerta.
This announcement being made with due ceremony, the discreet Antoñona withdrew, leaving the visitor and her mistress at their ease, and closing the door behind her.
…
VIII
Al llegar a este punto no podemos menos de hacer notar el carácter de autenticidad que tiene la presente historia, admirándonos de la escrupulosa exactitud de la persona que la compuso. Porque, si algo de fingido, como en una novela, hubiera en estos Paralipómenos, no cabe duda en que una entrevista tan importante y transcendente como la de Pepita y D. Luis se hubiera dispuesto por medios menos vulgares que los aquí empleados. Tal vez nuestros héroes, yendo a una nueva expedición campestre, hubieran sido sorprendidos por deshecha y pavorosa tempestad, teniendo que refugiarse en las ruinas de algún antiguo castillo o torre moruna, donde por fuerza había de ser fama que aparecían espectros o cosas por el estilo. Tal vez nuestros héroes hubieran caído en poder de alguna partida de bandoleros, de la cual hubieran escapado merced a la serenidad y valentía de D. Luis, albergándose luego durante la noche, sin que se pudiese evitar, y solitos los dos, en una caverna o gruta. Y tal vez, por último, el autor hubiera arreglado el negocio de manera que Pepita y su vacilante admirador hubieran tenido que hacer un viaje por mar, y aunque ahora no hay piratas o corsarios argelinos, no es difícil inventar un buen naufragio, en el cual don Luis hubiera salvado a Pepita, arribando a una isla desierta o a otro lugar poético y apartado. Cualquiera de estos recursos hubiera preparado con más arte el coloquio apasionado de los dos jóvenes y hubiera justificado mejor a D. Luis. Creemos, sin embargo, que en vez de censurar al autor porque no apela a tales enredos, conviene darle gracias por la mucha conciencia que tiene, sacrificando a la fidelidad del relato el portentoso efecto que haría si se atreviese a exornarle y bordarle con lances y episodios sacados de su fantasía.
AT this point in our narrative we can not refrain from calling attention to the character of authenticity that stamps the present history, and paying a tribute of admiration to the scrupulous exactness of the person who composed it. For, were the incidents related in these paralipomena fictitious, as in a novel, there is not the least doubt but that an interview so important and of such transcendent interest as that of Pepita and Don Luis would have been brought about by less vulgar means than those here employed. Perhaps our hero and heroine, in the course of some new excursion into the country, might have been surprised by a sudden and frightful tempest, thus finding themselves obliged to take refuge in the ruins of some ancient castle or Moorish tower, with the reputation, of course, of being haunted by ghosts or other supernatural visitants. Perhaps our hero and heroine might have fallen into the power of a party of bandits, from whom they would have escaped, thanks to the presence of mind and courage of Don Luis; taking shelter afterward for the night—they two alone, and without the possibility of avoiding it—in a cavern or grotto. Or, finally, perhaps the author would have arranged the matter in such a way that Pepita and her vacillating admirer would have been obliged to make a journey by sea, and, although at the present day there are neither pirates nor Algerine corsairs, it is not difficult to invent a good shipwreck, during which Don Luis could have saved Pepita′s life, taking refuge with her afterward on a desert island, or some other equally romantic and solitary place. Any one of these devices would more artfully prepare the way for the tender colloquy of the lovers, and would better serve to exculpate Don Luis. We are of the opinion, nevertheless, that, instead of censuring the author for not having had recourse to such complications as those we have mentioned, we ought rather to thank him for his conscientiousness in sacrificing to the truth of his relation the marvelous effect he might have produced had he ventured to adorn it with incidents and episodes drawn from his own fancy.
Si no hubo más que la oficiosidad y destreza de Antoñona y la debilidad con que D. Luis se comprometió a acudir a la cita, ¿para qué forjar embustes y traer a los dos amantes como arrastrados por la fatalidad a que se vean y hablen a solas con gravísimo peligro de la virtud y entereza de ambos? Nada de eso. Si D. Luis se conduce bien o mal en venir a la cita, y si Pepita Jiménez, a quien Antoñona había ya dicho que D. Luis espontáneamente venía a verla, hace mal o bien en alegrarse de aquella visita algo misteriosa y fuera de tiempo, no echemos la culpa al acaso, sino a los mismos personajes que en esta historia figuran y a las pasiones que sienten.
If the means by which this interview was brought about were, in reality, only the officiousness and the skill of Antoñona, and the weakness with which Don Luis acceded to her request that he should grant it, why forge lies, and cause the two lovers to be impelled, as it were, by Fate, to see and speak with each other alone, to the great danger of the virtue and honor of both? Nothing of the kind! Whether Don Luis did well or ill in keeping his appointment, and whether Pepita Jiménez, whom Antoñona had already told that Don Luis was coming of his own accord to see her, did well or ill in rejoicing over that somewhat mysterious and untimely visit, let us not throw the blame on Fate, but on the personages themselves who figure in this history, and on the passions by which they are actuated.
Mucho queremos nosotros a Pepita; pero la verdad es antes que todo, y la hemos de decir, aunque perjudique a nuestra heroína. A las ocho le dijo Antoñona que D. Luis iba a venir; y Pepita, que hablaba de morirse, que tenía los ojos encendidos y los párpados un poquito inflamados de llorar y que estaba bastante despeinada, no pensó desde entonces sino en componerse y arreglarse para recibir a D. Luis. Se lavó la cara con agua tibia para que el estrago del llanto desapareciese hasta el punto preciso de no afear, mas no para que no quedasen huellas de que había llorado; se compuso el pelo de suerte que no denunciaba estudio cuidadoso, sino que mostraba cierto artístico y gentil descuido, sin rayar en desorden, lo cual hubiera sido poco decoroso; se pulió las uñas; y como no era propio recibir de bata a D. Luis, se vistió un traje sencillo de casa. En suma, miró instintivamente a que todos los pormenores de tocador concurriesen a hacerla parecer más bonita y aseada, sin que se trasluciera el menor indicio del arte, del trabajo y del tiempo gastados en aquellos perfiles, sino que todo ello resplandeciera como obra natural y don gratuito; como algo que persistía en ella, a pesar del olvido de sí misma, causado por la vehemencia de los afectos.
We confess to a great affection for Pepita; but the truth is before everything, and must be declared, even should it be to the prejudice of our heroine. At eight o′clock, then, Antoñona had told her that Don Luis was coming, and Pepita, who had been talking of dying, whose eyes were red, and her eyelids slightly inflamed with weeping, and whose hair was in some disorder, thought of nothing from that moment but of adorning and dressing herself to receive Don Luis. She bathed her face with warm water, so that the ravages her tears had made might be effaced to the exact point of leaving her beauty unimpaired, while still allowing it to be seen that she had wept. She arranged her hair so as to display, rather than a studied care in its arrangement, a certain graceful and artistic carelessness, that fell short of disorder, however, which would have been indecorous; she polished her nails, and, as it was not fit that she should receive Don Luis in a wrapper, she put on a simple house-dress. In fine, she managed instinctively that all the details of her toilet should concur in heightening her beauty and grace, but without allowing any trace to be perceived of the art, the labor, and the time employed in the details. She would have it appear, on the contrary, as if all this beauty and grace were the free gift of Nature, something inherent in her person, no matter how she might, owing to the vehemence of her passions, neglect it on occasion.
Según hemos llegado a averiguar, Pepita empleó más de una hora en estas faenas de tocador, que habían de sentirse sólo por los efectos. Después se dio el postrer retoque y vistazo al espejo con satisfacción mal disimulada. Y por último, a eso de las nueve y media, tomando una palmatoria, bajó a la sala donde estaba el Niño Jesús. Encendió primero las velas del altarito, que estaban apagadas; vio con cierta pena que las flores yacían marchitas; pidió perdón a la devota imagen por haberla tenido desatendida mucho tiempo; y, postrándose de hinojos, y a solas, oró con todo su corazón, y con aquella confianza y franqueza que inspira quien está de huésped en casa desde hace muchos años. A un Jesús Nazareno, con la cruz a cuestas y la corona de espinas; a un Ecce-Homo, ultrajado y azotado, con la caña por irrisorio cetro y la áspera soga por ligadura de las manos, o a un Cristo crucificado, sangriento y moribundo, Pepita no se hubiera atrevido a pedir lo que pidió a Jesús, pequeñuelo todavía, risueño, lindo, sano y con buenos colores. Pepita le pidió que le dejase a D. Luis; que no se le llevase; porque él, tan rico y tan abastado de todo, podía sin gran sacrificio desprenderse de aquel servidor y cedérsele a ella.
Pepita, so far as we have been able to discover, spent more than an hour in these labors of the toilet, which were to be perceived only by their results. She then, with ill-concealed satisfaction, gave herself the final touch before the looking-glass. At last, at about half-past nine, taking a candle in her hand, she descended to the apartment in which was the Infant Jesus. She first lighted the altar candles, which had been extinguished; she saw with something of sorrow that the flowers were drooping; she asked pardon of the sacred Image for neglecting it so long, and, throwing herself on her knees before it, prayed in her solitude with her whole heart, and with that frankness and confidence that a guest inspires who has been so long an inmate of the house. Of a Jesus of Nazareth bearing the cross upon his shoulders, and crowned with thorns; of an Ecco Homo, insulted and scourged, with a reed for derisive sceptre, and his hands bound with a rough cord; of a Christ Crucified, bleeding and in the last throes of death, Pepita would not have dared to ask what she now asked of a Saviour, still a child, smiling, beautiful, untouched by suffering, and pleasing to the eye. Pepita asked him to leave her Don Luis; not to take him away from her, since he, who was so rich and so well provided with everything, might, without any great sacrifices, deny himself this one of his servants, and give him up to her.
Terminados estos preparativos, que nos será lícito clasificar y dividir en cosméticos, indumentarios y religiosos, Pepita se instaló en el despacho, aguardando la venida de don Luis con febril impaciencia.
Having completed these preparations, which we may classify as cosmetic, decorative, and religious, Pepita installed herself in the library, and there awaited the arrival of Don Luis with feverish impatience.
Atinada anduvo Antoñona en no decirle que iba a venir, sino hasta poco antes de la hora. Aun así, gracias a la tardanza del galán, la pobre Pepita estuvo deshaciéndose, llena de ansiedad y de angustia, desde que terminó sus oraciones y súplicas con el niño Jesús hasta que vio dentro del despacho al otro niño.
Antoñona had acted with prudence in not telling her mistress that Don Luis was coming to see her until a short time before the appointed hour. Even as it was, thanks to the delay of her gallant, poor Pepita, from the moment in which she had finished her prayers and supplications to the Infant Jesus, to that in which she beheld Don Luis standing in the library, was a prey to anguish and disquietude.
La visita empezó del modo más grave y ceremonioso. Los saludos de fórmula se pronunciaron maquinalmente de una parte y de otra; y D. Luis, invitado a ello, tomó asiento en una butaca, sin dejar el sombrero ni el bastón, y a no corta distancia de Pepita. Pepita estaba sentada en el sofá. El velador se veía al lado de ella, con libros y con la palmatoria, cuya luz iluminaba su rostro. Una lámpara ardía además sobre el bufete. Ambas luces, con todo, siendo grande el cuarto, como lo era, dejaban la mayor parte de él en la penumbra. Una gran ventana, que daba a un jardincillo interior, estaba abierta por el calor, y si bien sus hierros eran como la trama de un tejido de rosas-enredaderas y jazmines, todavía por entre la verdura y las flores se abrían camino los claros rayos de la luna, penetraban en la estancia y querían luchar con la luz de la lámpara y de la palmatoria. Penetraban además por la ventana-vergel el lejano y confuso rumor del jaleo de la casa de campo, que estaba al otro extremo, el murmullo monótono de una fuente que había en el jardincillo, y el aroma de los jazmines y de las rosas que tapizaban la ventana, mezclado con el de los don-pedros, albahacas y otras plantas, que adornaban los arriates al pie de ella.
The visit began in the most grave and ceremonious manner. The customary salutations were mechanically interchanged, and Don Luis, at the invitation of Pepita, seated himself in an easy-chair, without laying aside his hat or cane, and at a short distance from her. Pepita was seated on the sofa; beside her was a little table on which were some books, and a candle, the light from which illuminated her countenance. On the desk also burned a lamp. Notwithstanding these two lights, however, the apartment, which was large, remained for the greater part in darkness. A large window, which looked out on an inner garden, was open on account of the heat; and although the grating of the window was covered with climbing roses and jasmine, the clear beams of the moon penetrated through the interlaced leaves and flowers, and struggled with the light of the lamp and candle. Through the open window came, too, the distant and confused sounds of the dance at the farmhouse, which was at the other extremity of the garden, the monotonous murmur of the fountain below, and the fragrance of the jasmine and roses that curtained the window, mingled with that of the mignonette, sweet-basil, and other plants that adorned the borders beneath.
Hubo una larga pausa, un silencio tan difícil de sostener como de romper. Ninguno de los dos interlocutores se atrevía a hablar. Era, en verdad, la situación muy embarazosa. Tanto para ellos el expresarse entonces, como para nosotros el reproducir ahora lo que expresaron, es empresa ardua; pero no hay más remedio que acometerla. Dejemos que ellos mismos se expliquen y copiemos al pie de la letra sus palabras.
There was a long pause—a silence as difficult to maintain as it was to break. Neither of the two interlocutors ventured to speak. The situation was, in truth, embarrassing. They found it as difficult to express themselves then as we find it now to reproduce their words; but there is nothing else for it than to make the effort. Let us allow them to speak for themselves, transcribing their words with exactitude.
…
IX
-Al fin se dignó Vd. venir a despedirse de mí antes de su partida -dijo Pepita-. Yo había perdido ya la esperanza.
“SO you have finally condescended to come and take leave of me before your departure,” said Pepita; “I had already given up the hope that you would do so.”
El papel que hacía D. Luis era de mucho empeño y por otra parte, los hombres, no ya novicios, sino hasta experimentados y curtidos en estos diálogos, suelen incurrir en tonterías al empezar. No se condene, pues, a D. Luis porque empezase contestando tonterías.
The part Don Luis had to perform was a serious one; and, besides, in this kind of dialogue, the man, not only if he be a novice, but even when he is old in the business and an expert, is apt to begin with some piece of folly. Let us not too freely condemn Don Luis, therefore, because he began unwisely.
-Su queja de Vd. es injusta -dijo-. He estado aquí a despedirme de Vd. con mi padre, y, como no tuvimos el gusto de que Vd. nos recibiese, dejamos tarjetas. Nos dijeron que estaba Vd. algo delicada de salud, y todos los días hemos enviado recado para saber de Vd. Grande ha sido nuestra satisfacción al saber que estaba Vd. aliviada. ¿Y ahora, se encuentra Vd. mejor?
“Your complaint is unjust,” he said. “I came here with my father to take leave of you, and, as we had not the pleasure of being received by you, we left cards. We were told that you were somewhat indisposed, and we have sent every day since to inquire about you. We were greatly pleased to learn that you were improving. I hope you are now much better.”
-Casi estoy por decir a Vd. que no me encuentro mejor -replicó Pepita-; pero como veo que viene Vd. de embajador de su padre, y no quiero afligir a un amigo tan excelente, justo será que diga a Vd., y que Vd. repita a su padre, que siento bastante alivio. Singular es que haya venido Vd. solo. Mucho tendrá que hacer D. Pedro cuando no le ha acompañado.
“I am almost tempted to say I am no better,” answered Pepita, “but, as I see that you have come as the ambassador of your father, and I do not want to distress so excellent a friend, it is but right that I should tell you, that you may repeat it to him, that I am much better now. But it is strange that you have come alone. Don Pedro must be very much occupied indeed, not to accompany you.”
-Mi padre no me ha acompañado, señora, porque no sabe que he venido a ver a Vd. Yo he venido solo, porque mi despedida ha de ser solemne, grave, para siempre quizás; y la suya es de índole harto diversa. Mi padre volverá por aquí dentro de unas semanas; yo es posible que no vuelva nunca, y si vuelvo, volveré muy otro del que soy ahora.
“My father did not accompany me, because he does not know that I have come to see you. I have preferred to come without him, because my farewell must be a serious, a solemn, perhaps a final one, and his would naturally be of a very different character. My father will return to the village in a few weeks; it is possible that I may never return to it, and, if I do, it will be in a very different condition from my present.”
Pepita no pudo contenerse. El porvenir de felicidad con que había soñado se desvanecía como una sombra. Su resolución inquebrantable de vencer a toda costa a aquel hombre, único que había amado en la vida, único que se sentía capaz de amar, era una resolución inútil. D. Luis se iba. La juventud, la gracia, la belleza, el amor de Pepita no valían para nada. Estaba condenada, con veinte años de edad y tanta hermosura, a la viudez perpetua, a la soledad, a amar a quien no la amaba. Todo otro amor era imposible para ella. El carácter de Pepita, en quien los obstáculos recrudecían y avivaban más los anhelos, en quien una determinación, una vez tomada, lo arrollaba todo hasta verse cumplida, se mostró entonces con notable violencia y rompiendo todo freno. Era menester morir o vencer en la demanda. Los respetos sociales, la inveterada costumbre de disimular y de velar los sentimientos, que se adquieren en el gran mundo y que pone dique a los arrebatos de la pasión, y envuelve en gasas y cendales y disuelve en perífrasis y frases ambiguas la más enérgica explosión de los mal reprimidos afectos, nada podían con Pepita, que tenía poco trato de gentes, y que no conocía término medio; que no había sabido sino obedecer a ciegas a su madre y a su primer marido, y mandar después despóticamente a todos los demás seres humanos. Así es que Pepita habló en aquella ocasión y se mostró tal como era. Su alma, con cuanto había en ella de apasionado, tomó forma sensible en sus palabras, y sus palabras no sirvieron para envolver su pensar y su sentir sino para darle cuerpo. No habló como hubiera hablado una dama de nuestros salones, con ciertas pleguerías y atenuaciones en la expresión, sino con la desnudez idílica con que Cloe hablaba a Dafnis y con la humildad y el abandono completo con que se ofreció a Booz la nuera de Noemi.
Pepita could not restrain herself. The happy future of which she had dreamed vanished into air. Her unalterable resolution to vanquish this man, at whatever cost, the only man she had loved in her life, the only one she felt herself capable of loving, seemed to have been made in vain. She felt herself condemned at twenty years of age, with all her beauty, to perpetual widowhood, to solitude, to an unrequited love—for to love any other man seemed impossible to her. The character of Pepita, in whom obstacles only strengthened and rekindled her desires, with whom a determination, once taken, carried everything before it until it was fulfilled, showed itself now in all its violence and without restraint. She must conquer, or die in the attempt. Social considerations, the fixed habit of guarding and concealing the feelings, acquired in the great world, which serve as a restraint to the paroxysms of passion, and which veil in ambiguous phrases and circumlocution the most violent explosion of undisciplined emotion, had no power with Pepita. She had had but little intercourse with the world, she knew no middle way; her only rule of conduct hitherto had been to obey blindly her mother and her husband while they lived, and afterward to command despotically every other human being Thus it was that on this occasion Pepita spoke her thoughts and showed herself such as she really was. Her soul, with all the passion it contained, took form in her words; and her words, instead of serving to conceal her thoughts and her feelings, gave them substance. She did not speak as a woman of the world would have spoken, with circumlocutions and attenuations of expression, but with that idyllic frankness with which Chloe spoke to Daphnis, and with the humility and the complete self-abandonment with which the daughter-in-law of Naomi offered herself to Boaz.
Pepita dijo: -¿Persiste Vd., pues, en su propósito? ¿Está usted seguro de su vocación? ¿No teme Vd. ser un mal clérigo? Sr. D. Luis, voy a hacer un esfuerzo; voy a olvidar por un instante que soy una ruda muchacha; voy a prescindir de todo sentimiento, y voy a discurrir con frialdad, como si se tratase del asunto que me fuese más extraño. Aquí hay hechos que se pueden comentar de dos modos. Con ambos comentarios queda Vd. mal. Expondré mi pensamiento. Si la mujer que con sus coqueterías, no por cierto muy desenvueltas, casi sin hablar a Vd. palabra, a los pocos días de verle y tratarle, ha conseguido provocar a Vd., moverle a que la mire con miradas que auguraban amor profano, y hasta ha logrado que le dé Vd. una muestra de cariño, que es una falta, un pecado en cualquiera y más en un sacerdote; si esta mujer, es, como lo es en realidad, una lugareña ordinaria, sin instrucción, sin talento y sin elegancia, ¿qué no se debe temer de Vd. cuando trate y vea y visite en las grandes ciudades a otras mujeres mil veces más peligrosas? Usted se volverá loco cuando vea y trate a las grandes damas que habitan palacios, que huellan mullidas alfombras, que deslumbran con diamantes y perlas, que visten sedas y encajes y no percal y muselina, que desnudan la cándida y bien formada garganta y no la cubren con un plebeyo y modesto pañolito, que son más diestras en mirar y herir, que por el mismo boato, séquito y pompa de que se rodean son más deseables por ser en apariencia inasequibles, que disertan de política, de filosofía, de religión y de literatura, que cantan como canarios, y que están como envueltas en nubes de aroma, adoraciones y rendimientos, sobre un pedestal de triunfos y victorias, endiosadas por el prestigio de un nombre ilustre, encumbradas en áureos salones o retiradas en voluptuosos gabinetes, donde entran sólo los felices de la tierra; tituladas acaso, y llamándose únicamente para los íntimos Pepita, Antoñita o Angelita, y para los demás la Excma. Señora Duquesa o la Excma. Señora Marquesa.
“Do you persist in your purpose?” she asked. “Are you sure of your vocation? Are you not afraid of being a bad priest? Don Luis, I am going to make a supreme effort. I am going to forget that I am an uncultured girl; I am going to dispense with all sentiment and to reason as coldly as if it were concerning the matter most indifferent to me. Things have taken place that may be explained in two ways; both explanations do you discredit. I will tell you what I think: “If a woman who, with her coquetries—not very daring ones, in truth—almost without a word, and but a few days after seeing and speaking to you for the first time, has been able to provoke you, to move you to look at her with glances which reveal a profane love, and has even obtained from you such a proof of that love as would be a fault, a sin, in any one, but is so especially in a priest—if this woman be, as she indeed is, a simple country girl, without education, without talent, and without elegance, what may not be feared for you when in great cities you see and converse with other women a thousand times more dangerous? Your head will be turned when you are thrown into the society of the great ladies who dwell in palaces, who tread on soft carpets, who dazzle the eye with their diamonds and pearls, who are clad in silks and laces instead of muslin and cotton, who display their white and well-formed throat instead of covering it with a plebeian and modest handkerchief, who are adepts in all the arts of flirtation, and who, by reason of the very ostentation, luxury, and pomp that surround them, are all the more desirable for being apparently more inaccessible. Yes, these elegant and beautiful women discuss politics, philosophy, religion, and literature; they sing like canaries; they are enveloped, as it were, in clouds of incense, adoration, and homage, set upon a pedestal of triumphs and of victories, glorified by the prestige of an illustrious name, enthroned in gilded drawing-rooms, or secluded in voluptuous boudoirs; and there enter only the blessed ones of the earth, its titled ones, perhaps, who only to their most intimate friends are ‘Pepita,′ ‘Antoñona,′ or ‘Angelita,′ and to the rest of the world, ‘Her Grace the Duchess,′ or ‘The Marchioness.′
Si Vd. ha cedido a una zafia aldeana, hallándose en vísperas de la ordenación, con todo el entusiasmo que debe suponerse, y, si ha cedido impulsado por capricho fugaz, ¿no tengo razón en prever que va Vd. a ser un clérigo detestable, impuro, mundanal y funesto, y que cederá a cada paso? En esta suposición, créame usted, Sr. D. Luis y no se me ofenda, ni siquiera vale Vd. para marido de una mujer honrada. Si usted ha estrechado las manos, con el ahínco y la ternura del más frenético amante, si Vd. ha mirado con miradas que prometían un cielo, una eternidad de amor, y si Vd. ha... besado a una mujer que nada le inspiraba sino algo que para mí no tiene nombre, vaya Vd. con Dios, y no se case Vd. con esa mujer. Si ella es buena, no le querrá a Vd. para marido, ni siquiera para amante; pero, por amor de Dios, no sea Vd. clérigo tampoco. La Iglesia ha menester de otros hombres más serios y más capaces de virtud para ministros del Altísimo.
“If you have yielded to the arts of a mere country girl when you were on the eve of being ordained, and in spite of all the enthusiasm for your calling that you may naturally be supposed to entertain—if you have thus yielded, urged by a passing impulse, am I not right in foreseeing that you will make an abominable priest, impure, worldly, and of evil influence, and that you will yield to temptation at every step? “On such a supposition as this, believe me, Don Luis—and do not be offended with me for saying so—you are not even worthy to be the husband of an honest woman. If, with all the ardor and tenderness of the most passionate lover, you have pressed the hand of a woman, if you have looked at one with glances that foretold a heaven, an eternity of love; if you have even kissed a woman who inspired you with no other feeling than one that for me has no name—then go, in God′s name and do not marry her! If she is virtuous, she will not desire you for a husband, nor even for a lover. But, for God′s sake, do not become a priest either! The Church needs men more serious, more capable of resisting temptation, as ministers of the Most High.
Por el contrario, si Vd. ha sentido una gran pasión por esta mujer de que hablamos, aunque ella sea poco digna, ¿por qué abandonarla y engañarla con tanta crueldad? Por indigna que sea, si es que ha inspirado esa gran pasión, ¿no cree Vd. que la compartirá y que será víctima de ella? Pues qué, cuando el amor es grande, elevado y violento, ¿deja nunca de imponerse? ¿No tiraniza y subyuga al objeto amado de un modo irresistible? Por los grados y quilates de su amor debe usted medir el de su amada. ¿Y cómo no temer por ella si Vd. la abandona? ¿Tiene ella la energía varonil, la constancia que infunde la sabiduría que los libros encierran, el aliciente de la gloria, la multitud de grandiosos proyectos, y todo aquello que hay en su cultivado y sublime espíritu de Vd. para distraerle y apartarle, sin desgarradora violencia, de todo otro terrenal afecto? ¿No comprende Vd. que ella morirá de dolor, y que Vd., destinado a hacer incruentos sacrificios, empezará por sacrificar despiadadamente a quien más le ama?
“If, on the other hand, you have felt a noble passion for the woman of whom we are speaking, although she be of little worth, why abandon and deceive her so cruelly? However unworthy she may be, if she has inspired this great passion, do you not suppose that she must share it, and be the victim of it? For, when a love is great, elevated, and passionate, does it ever fail to make its power felt? Does it not irresistibly vanquish and subjugate the beloved object? By the extent of your love for her you may measure hers for you. How then can you avoid fearing for her, if you abandon her? Has she the masculine energy, the firmness of character produced by the wisdom learned from books, the attraction of fame, the multitude of splendid projects, and all the resources of your cultured and exalted intellect, to distract her mind, and turn her away without destructive violence, from every other earthly affection? Can you not see that she will die of grief, and that you, called by your destiny to offer up bloodless sacrifices, will begin by pitilessly sacrificing her who most loves you?”
-Señora -contestó D. Luis haciendo un esfuerzo para disimular su emoción y para que no se conociese lo turbado que estaba en lo trémulo y balbuciente de la voz-. Señora, yo también tengo que dominarme mucho para contestar a Vd. con la frialdad de quien opone argumentos a argumentos como en una controversia; pero la acusación de Vd. viene tan razonada (y Vd. perdone que se lo diga), es tan hábilmente sofística, que me fuerza a desvanecerla con razones. No pensaba yo tener que disertar aquí y que aguzar mi corto ingenio; pero Vd. me condena a ello, si no quiero pasar por un monstruo. Voy a contestar a los extremos del cruel dilema que ha forjado Vd. en mi daño.
“I too,” returned Don Luis, endeavoring to conquer his emotion, and to speak with firmness—“I too am obliged to make a great effort in order to answer you with the calmness necessary to one who opposes argument to argument, as in a controversy; but your accusation is supported by so many reasons and you have invested those reasons—pardon me for saying so—with so specious an appearance of truth, that I have no choice left me but to disprove them by other reasons. I had no thought of being placed in the necessity of maintaining a discussion here, and of sharpening my poor wits for that purpose; but you compel me to do so, unless I wish to pass for a monster. I am going to reply to the two extremes of the cruel dilemma in which you have placed me.
Aunque me he criado al lado de mi tío y en el Seminario, donde no he visto mujeres, no me crea Vd. tan ignorante ni tan pobre de imaginación que no acertase a representármelas en la mente todo lo bellas, todo lo seductoras que pueden ser. Mi imaginación, por el contrario, sobrepujaba a la realidad en todo eso. Excitada por la lectura de los cantores bíblicos y de los poetas profanos, se fingía mujeres más elegantes, más graciosas, más discretas, que las que por lo común se hallan en el mundo real. Yo conocía, pues, el precio del sacrificio que hacía, y hasta lo exageraba, cuando renuncié al amor de esas mujeres, pensando elevarme a la dignidad del sacerdocio. Harto conocía yo lo que puede y debe añadir de encanto a una mujer hermosa el vestirla de ricas telas y joyas esplendentes, y el circundarla de todos los primores de la más refinada cultura y de todas las riquezas que crean la mano y el ingenio infatigable del hombre. Harto conocía yo también lo que acrecientan el natural despejo, lo que pulen, realzan y abrillantan la inteligencia de una mujer el trato de los hombres más notables por la ciencia, la lectura de buenos libros, el aspecto mismo de las florecientes ciudades con los monumentos y grandezas que contienen. Todo esto me lo figuraba yo con tal viveza y lo veía con tal hermosura, que, no lo dude Vd., si yo llego a ver y a tratar a esas mujeres de que Vd. me habla, lejos de caer en la adoración y en la locura que Vd. predice, tal vez sea un desengaño lo que reciba, al ver cuánta distancia media de lo soñado a lo real y de lo vivo a lo pintado.
“Though it is true that my youth was passed in my uncle′s house and in the seminary, where I saw nothing of women, do not therefore think me so ignorant, or possessed of so little imagination, that I can not picture to myself how lovely, how seductive they may be. My imagination, on the contrary, went far beyond the reality. Excited by the reading of the sacred writers and of profane poets, it pictured woman more charming, more graceful, more intelligent, than they are commonly to be found in real life. I knew then, and I even exaggerated to myself, the cost of the sacrifice I was making, when I renounced the love of those women for the purpose of elevating myself to the dignity of the priesthood. I know well how much the charms of a beautiful woman are enhanced by rich attire, by splendid jewels, by being surrounded with all the arts of refined civilization, all the objects of luxury produced by the indefatigable labor and the skill of man. I knew well, too, how much the natural cleverness of a woman is increased, how much her natural intelligence is sharpened, quickened and brightened by intercourse with learned men, by the reading of good books, even by the familiar spectacle of the wealth and splendor of great cities, and of the monuments of the past that they contain. All this I pictured to myself with so much vividness, my fancy painted it in such glowing colors, that you need have no doubt that, should I be thrown into the society of those women of whom you speak, far from feeling the adoration and the transports you prophesy, I shall rather experience a disenchantment on seeing how great a distance there is between what I dreamed of and the truth, between the living reality and the picture of it that my fancy drew.”
-¡Estos de Vd. sí que son sofismas! -interrumpió Pepita-. ¿Cómo negar a Vd. que lo que usted --210? se pinta en la imaginación es más hermoso que lo que existe realmente; pero cómo negar tampoco que lo real tiene más eficacia seductora que lo imaginado y soñado? Lo vago y aéreo de un fantasma, por bello que sea, no compite con lo que mueve materialmente los sentidos. Contra los ensueños mundanos comprendo que venciesen en su alma de usted las imágenes devotas; pero temo que las imágenes devotas no habían de vencer a las mundanas realidades.
“This is indeed specious reasoning,” exclaimed Pepita. “How can I deny that what you have pictured in your imagination is, in truth, more beautiful than what exists in reality? But who will deny, either, that the real possesses a more seductive charm than that which exists only in the imagination? The vague and ethereal beauty of a phantasm, however ever great, can not compete with what is palpable and visible to the senses. I can understand that holy images might triumph over worldly dreams, but I fear they would scarcely be able to vanquish worldly realities.”
-Pues no lo tema Vd., señora -replicó don Luis-. Mi fantasía es más eficaz en lo que crea que todo el universo, menos Vd., en lo que por los sentidos transmite.
“Have no such fear,” returned Don Luis. “My fancy, by its own creations, has more power over my spirit than the whole universe—only excepting yourself—by what it transmits to it through the senses.”
-Y ¿por qué menos yo? Esto me hace caer en otro recelo. ¿Será quizás la idea que Vd. tiene de mí, la idea que ama, creación de esa fantasía tan eficaz, ilusión en nada conforme conmigo?
“And why except me? Such an exception gives room to another suspicion. The idea you have of me, the idea which you love, may be but the creation of this potent fancy of yours, and an illusion that resembles me in nothing.”
-No: no lo es; tengo fe de que esta idea es en todo conforme con Vd.; pero tal vez es ingénita en mi alma; tal vez está en ella desde que fue creada por Dios; tal vez es parte de su esencia; tal vez es lo más puro y rico de su ser, como el perfume en las flores.
“No, this is not the case. You may be assured that this idea resembles you in everything. It may be that it is innate in my soul, that it has existed in it since it was created by God, that it is a part of its essence, the best and purest part of its being, as the perfume is of the flower.”
-¡Bien me lo temía yo! Vd. lo confiesa ahora. Usted no me ama. Eso que ama Vd. es la esencia, el aroma, lo más puro de su alma, que ha tomado una forma parecida a la mía.
“This is what I had feared, and now you confess it to me You do not love me. What you love is the essence, the fragrance, the purest part of your own soul, that has assumed a form resembling mine.”
-No, Pepita: no se divierta Vd. en atormentarme. Esto que yo amo es Vd., y Vd. tal cual es; pero es tan bello, tan limpio, tan delicado esto que yo amo, que no me explico que pase todo por los sentidos, de un modo grosero, y llegue así hasta mi mente. Supongo, pues, y creo, y tengo por cierto, que estaba antes en mí. Es como la idea de Dios, que estaba en mí, que ha venido a magnificarse y desenvolverse en mí, y que sin embargo tiene su objeto real, superior, infinitamente superior a la idea. Como creo que Dios existe, creo que existe usted y que vale Vd. mil veces más que la idea que de Vd. tengo formada.
“No, Pepita; do not amuse yourself by tormenting me. What I love is you—and you such as you really are; but what I love is also so beautiful, so pure, so delicate that I can not understand how it should have reached my mind, in a material manner, through the senses. I take it for granted. then, and it is my firm belief, that it must have had an innate existence there. It is like the idea of God which is inborn in my soul, which has unfolded and developed itself within me, and which, nevertheless, has its counterpart in reality, superior, infinitely superior to the idea. As I believe that God exists, so do I believe that you exist, and that you are a thousand times superior to the idea that I have formed of you.”
-Aún me queda una duda. ¿No pudiera ser la mujer en general, y no yo singular y exclusivamente, quien ha despertado esa idea?
“Still, I have a doubt left. May it not be woman in general, and not I, solely and exclusively, that has awakened this idea?”
-No, Pepita; la magia, el hechizo de una mujer, bella de alma y de gentil presencia, habían, antes de ver a Vd., penetrado en mi fantasía. No hay duquesa, ni marquesa en Madrid, ni emperatriz en el mundo, ni reina ni princesa en todo el orbe, que valgan lo que valen las ideales y fantásticas criaturas con quienes yo he vivido, porque se aparecían en los alcázares y camarines, estupendos de lujo, buen gusto y exquisito ornato, que yo edificaba en mis espacios imaginarios, desde que llegué a la adolescencia, y que daba luego por morada a mis Lauras, Beatrices, Julietas, Margaritas y Eleonoras, o a mis Cintias, Glíceras y Lesbias. Yo las coronaba en mi mente con diademas y mitras orientales, y las envolvía en mantos de púrpura y de oro, y las rodeaba de pompa regia, como a Ester y a Vasti: yo les prestaba la sencillez bucólica de la edad patriarcal como a Rebeca y a la Sulamita; yo les daba la dulce humildad y la devoción de Ruth; yo las oía discurrir como Aspasia o Hipatia, maestras de elocuencia; yo las encumbraba en estrados riquísimos y ponía en ellas reflejos gloriosos de clara sangre y de ilustre prosapia, como si fuesen las matronas patricias más orgullosas y nobles de la antigua Roma; yo las veía ligeras, coquetas, alegres, llenas de aristocrática desenvoltura, como las damas del tiempo de Luis XV en Versalles; y yo las adornaba, ya con púdicas estolas, que infundían veneración y respeto, ya con túnicas y peplos sutiles, por entre cuyos pliegues airosos se dibujaba toda la perfección plástica de las gallardas formas; ya con la coa transparente de las bellas cortesanas de Atenas y Corinto, para que reluciese, bajo la nebulosa velatura, lo blanco y sonrosado del bien torneado cuerpo.
“No, Pepita; before I saw you, I had felt in imagination what might be the magic power, the fascination, of a woman beautiful of soul and graceful in person. There is no duchess or marchioness in Madrid, no empress in all the world, no queen or princess on the face of the globe, to be compared to the ideals and fantastic creations with whom I have lived. “These were inhabitants of the castles and boudoirs, marvels of luxury and taste, that I pleased myself in boyhood by erecting in my fancy, and that I afterward gave as dwelling-places to my Lauras, Beatrices, Juliets, Marguerites, and Leonoras; to my Cynthias, Glyceras, and Lesbias. I crowned them in my imagination with coronets and Oriental diadems; I clothed them in mantles of purple and gold, and surrounded them with regal pomp like Esther and Vashti. I endowed them, like Rebecca and the Shulamite, with the bucolic simplicity of the patriarchal age; I bestowed on them the sweet humility and the devotion of Ruth; I listened to them discoursing like Aspasia, or Hypatia, mistresses of eloquence. I enthroned them in luxurious drawing-rooms, and cast over them the splendor of noble blood and illustrious lineage, as if they had been the proudest and noblest of patrician maidens of ancient Rome. I beheld them graceful, coquettish, gay, full of aristocratic ease and manner, like the ladies of the time of Louis XIV, in Versailles; and I adorned them, now with the modest stola, inspiring veneration and respect; now with diaphanous tunics and peplums, through whose airy folds were revealed all the plastic perfections of their graceful forms; now with the transparent coa of the beautiful courtezans of Athens and Corinth, showing the white and roseate hues of the finely molded forms that glowed beneath their vaporous covering.
Pero ¿qué valen los deleites del sentido, ni qué valen las glorias todas y las magnificencias del mundo, cuando un alma arde y se consume en el amor divino, como yo entendía, tal vez con sobrada soberbia, que la mía estaba ardiendo y consumiéndose? Ingentes peñascos, montañas enteras, si sirven de obstáculo a que se dilate el fuego que de repente arde en el seno de la tierra, vuelan deshechos por el aire, dando lugar y abriendo paso a la amontonada pólvora de la mina o a las inflamadas materias del volcán en erupción atronadora. Así, o con mayor fuerza, lanzaba de sí mi espíritu todo el peso del universo y de la hermosura creada, que se le ponía encima y le aprisionaba impidiéndole volar a Dios, como a su centro.
“But what are the joys of the senses, what the glory and magnificence of the world, to a soul that burns and consumes itself in Divine love, as I believed mine, perhaps with too much arrogance, to burn and consume itself? As volcanic fires, when they burst into flame, send flying into air, shattered in a thousand fragments, the solid rocks, the mountainside itself, which obstruct their passage, so, or with even greater force, did my spirit cast from itself the whole weight of the universe and of created beauty that lay upon it and imprisoned it, preventing it from soaring up to God, as the centre of its aspirations.
No; no he dejado yo por ignorancia ningún regalo, ninguna dulzura, ninguna gloria: todo lo conocía y lo estimaba en más de lo que vale cuando lo desprecié por otro regalo, por otra gloria, por otras dulzuras mayores. El amor profano de la mujer, no sólo ha venido a mi fantasía con cuantos halagos tiene en sí, sino con aquellos hechizos soberanos y casi irresistibles de la más peligrosa de las tentaciones: de la que llaman los moralistas tentación virgínea, cuando la mente, aún no desengañada por la experiencia y el pecado, se finge en el abrazo amoroso un subidísimo deleite, inmensamente superior, sin duda, a toda realidad y a toda verdad.
“No; I have rejected no delight, no sweetness, no glory, through ignorance. I knew them all, and valued them all at more than their worth, when I rejected them all for a greater delight, a greater sweetness, a greater glory. The profane love of woman presented itself to my fancy, clothed, not only with all its own charms, but with the sovereign and almost irresistible charms of the most dangerous of all temptation—of that which the moralists call virginal temptation—when the mind, not yet undeceived by experience and by sin, pictures to itself in the transports of love a supreme and ineffable delight immeasurable superior to all reality.
Desde que vivo, desde que soy hombre, y ya hace años, pues no es tan grande mi mocedad, he despreciado todas esas sombras y reflejos de deleites y de hermosuras, enamorado de una hermosura arquetipo y ansioso de un deleite supremo. He procurado morir en mí para vivir en el objeto amado; desnudar, no ya sólo los sentidos, sino hasta las potencias de mi alma, de afectos del mundo y de figuras y de imágenes, para poder decir con razón que no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mí. Tal vez, de seguro, he pecado de arrogante y de confiado, y Dios ha querido castigarme. Usted entonces se ha interpuesto en mi camino y me ha sacado de él y me ha extraviado.
“Ever since I reached manhood—that is to say, for many years past, for my youth was short—I have scorned those delights and that beauty that were but the shadow and the reflex of the archetypal beauty of which I was enamored, of the supreme delight for which I longed. I have sought to die to myself, in order to live in the beloved object; to free, not only my senses, but even my soul itself, from every earthly affection, from illusions and imaginings, in order to be able to say with truth that it is not I who live, but Christ who lives in me. Sometimes, no doubt, I sinned through arrogance and self-confidence, and God wished to chastise me; you came across my path, and tempted me and led me astray.
Ahora me zahiere, me burla, me acusa de liviano y de fácil: y al zaherirme y burlarme se ofende a sí propia, suponiendo que mi falta me la hubiera hecho cometer otra mujer cualquiera. No quiero, cuando debo ser humilde, pecar de orgulloso defendiéndome. Si Dios, en castigo de mi soberbia, me ha dejado de su gracia, harto posible es que el más ruin motivo me haya hecho vacilar y caer. Con todo, diré a Vd. que mi mente, quizás alucinada, lo entiende de muy diversa manera. Será efecto de mi no domada soberbia; pero repito que lo entiendo de otra manera. No acierto a persuadirme de que haya ruindad ni bajeza en el motivo de mi caída.
“Now you upbraid me, you deride me, you accuse me of levity and weakness; but in upbraiding me and deriding me you insult yourself, for you thus imply that any other woman might have had equal power over me. I do not wish, when I ought to be humble, to fall into the sin of pride, by trying to justify my fault. If God, in chastisement of my pride, has let me fall from His grace, it is possible that any temptation, however slight, might have made me waver and fall. Yet I confess that I do not think so. It may be that I err in my judgment that this is but the consequence of my undisciplined pride, but, I repeat, I do not think so. I can not succeed in persuading myself that the cause of my fall had in it anything either mean or base.
Sobre todos los ensueños de mi juvenil imaginación ha venido a sobreponerse y entronizarse la realidad que en Vd. he visto: sobre todas mis ninfas, reinas y diosas, Vd. ha descollado; por cima de mis ideales creaciones, derribadas, rotas, deshechas por el amor divino, se levantó en mi alma la imagen fiel, la copia exactísima de la viva hermosura que adorna, que es la esencia de ese cuerpo y de esa alma. Hasta algo de misterioso, de sobrenatural, puede haber intervenido en esto, porque amé a Vd. desde que la vi, casi antes de que la viera. Mucho antes de tener conciencia de que la amaba a Vd., ya la amaba. Se diría que hubo en esto algo de fatídico; que estaba escrito; que era una predestinación.
“Above all the dreams of my youthful imagination, the reality, such as I beheld it in you, enthroned itself. You towered above all the nymphs, queens, and goddesses of my fancy. Above the ruins of my ideal creations, overthrown and shattered by Divine love, there arose in my soul the faithful image, the exact reproduction of the living beauty which adorns and is the essence of that body and of that soul. There may be even something mysterious, something supernatural in this; for I loved you from the moment I first saw you—almost before I saw you. Long before I was conscious of loving you, I loved you. It would seem as if there were some fatality in this—that it was decreed, that it was predestination.”
-Y si es una predestinación, si estaba escrito -interrumpió Pepita-, ¿por qué no someterse, por qué resistirse todavía? Sacrifique Vd. sus propósitos a nuestro amor. ¿Acaso no he sacrificado yo mucho? Ahora mismo, al rogar, al esforzarme por vencer los desdenes de Vd., ¿no sacrifico mi orgullo, mi decoro y mi recato? Yo también creo que amaba a usted antes de verle. Ahora amo a Vd. con todo mi corazón, y sin Vd. no hay felicidad para mí. Cierto es que en mi humilde inteligencia no puede usted hallar rivales tan poderosos como yo tengo en la de usted. Ni con la mente, ni con la voluntad, ni con el afecto, atino a elevarme a Dios inmediatamente. Ni por naturaleza, ni por gracia, subo ni me atrevo a querer subir a tan encumbradas esferas. Llena está mi alma, sin embargo, de piedad religiosa, y conozco y amo y adoro a Dios, pero sólo veo su omnipotencia y admiro su bondad en las obras que han salido de sus manos. Ni con la imaginación acierto tampoco a forjarme esos ensueños que usted me refiere.
“And if it were predestined, if it be decreed,” said Pepita, “why not submit to Fate, why still resist? Sacrifice your purpose to our love. Have not I sacrificed much? Am I not now sacrificing my pride, my modesty, my reserve, in supplicating you thus, in making this effort to overcome your scorn? I too believe that I loved you before I saw you. Now I love you with my whole heart, and without you there is no happiness for me. It is true indeed that in my humble intelligence you can find no rival so powerful as that which I have in yours. Neither with the understanding, nor the will, nor the affections, can I raise myself all at once up to God. Neither by nature nor by grace can I mount, or desire to mount, up to such exalted spheres. My soul, nevertheless, is full of religious devotion, and I know and love and adore God; but I only behold His omnipotence and admire His goodness in the works that have proceeded from His hands. Nor can I, with the imagination, weave those visions that you tell me of.
Con alguien, no obstante, más bello, entendido, poético y amoroso, que los hombres que me han pretendido hasta ahora, con un amante más distinguido y cabal que todos mis adoradores de este lugar y de los lugares vecinos, soñaba yo para que me amara y para que yo le amase y le rindiese mi albedrío. Ese alguien era Vd. Lo presentí cuando me dijeron que Vd. había llegado al lugar: lo reconocí cuando vi a Vd. por vez primera. Pero como mi imaginación es tan estéril, el retrato que yo de Vd. me había trazado no valía, ni con mucho, lo que Vd. vale. Yo también he leído algunas historias y poesías, pero de todos los elementos que de ellas guardaba mi memoria no logré nunca componer una pintura que no fuese muy inferior en mérito a lo que veo en Vd. y comprendo en Vd. desde que le conozco. Así es que estoy rendida y vencida y aniquilada desde el primer día.
“Yet I too dreamed of some one nobler, more intelligent, more poetic, and more enamored than the men who have thus far sought my hand; of a lover more distinguished and accomplished than any of my adorers of this and the neighboring villages, who should love me, and whom I should love and to whose will I should blindly surrender mine. This some one was you. I had a presentiment of it when they told me that you had arrived at the village. When I saw you for the first time, I knew it. But, as my imagination is so sterile, the picture I had formed of you in my mind was not to be compared, even in the most remote degree, to the reality. I too have read something of romances and poetry. But from all that my memory retained of them, I was unable to form a picture that was not far inferior in merit to what I see and divine in you since I have known you. Thus it is that from the moment I saw you I was vanquished and undone.
Si amor es lo que usted dice, si es morir en sí para vivir en el amado, verdadero y legítimo amor es el mío, porque he muerto en mí y sólo vivo en Vd. y para Vd. He deseado desechar de mí este amor, creyéndole mal pagado, y no me ha sido posible. He pedido a Dios, con mucho fervor, que me quite el amor o me mate, y Dios no ha querido oírme. He rezado a María Santísima para que borre del alma la imagen de usted y el rezo ha sido inútil. He hecho promesas al santo de mi nombre para no pensar en Vd. sino como él pensaba en su bendita esposa, y el santo no me ha socorrido. Viendo esto, he tenido la audacia de pedir al cielo que Vd. se deje vencer, que usted deje de querer ser clérigo, que nazca en su corazón de Vd. un amor tan profundo como el que hay en mi corazón.
“If love is, as you say, to die to self, in order to live in the beloved object, then is my love genuine and legitimate, for I have died to myself, and live only in you and for you. I have tried to cast this love away from me, deeming it ill-requited, and I have not been able to succeed in doing so. I have prayed to God with fervor to take away from me this love, or else to kill me, and God has not deigned to hear me. I have prayed to the Virgin Mary to blot your image from my soul, and my prayer has been in vain. I have made vows to my patron, Saint Joseph, to the end that he would enable me to think of you only as he thought of his blessed spouse, and my patron saint has not succored me. “Seeing all this, I have had the audacity to ask of Heaven that you should allow yourself to be vanquished, that you should cease to desire to be a priest, that there might spring up in your soul a love as great as that which is in my heart.
D. Luis, dígamelo Vd. con franqueza, ¿ha sido también sordo el cielo a esta última súplica? ¿O es acaso que para avasallar y rendir un alma pequeña, cuitada y débil como la mía, basta un pequeño amor, y para avasallar la de Vd., cuando tan altos y fuertes pensamientos la velan y custodian, se necesita de amor más poderoso, que yo no soy digna de inspirar, ni capaz de compartir, ni hábil para comprender siquiera?
“Don Luis, tell me frankly, has Heaven been deaf to this last prayer also? Or is it, perchance, that to subjugate a soul as weak, as wretched, and as petty as mine, a petty love is sufficient, while to master yours, protected and guarded as it is by vigorous and lofty thoughts, a more powerful love than mine is necessary, a love that I am neither worthy of inspiring, nor capable of sharing, nor even able to understand?”
-Pepita -contestó D. Luis-, no es que su alma de Vd. sea más pequeña que la mía, sino que está libre de compromisos, y la mía no lo está. El amor que Vd. me ha inspirado es inmenso; pero luchan contra él mi obligación, mis votos, los propósitos de toda mi vida, próximos a realizarse. ¿Por qué no he de decirlo, sin temor de ofender a Vd.? Si usted logra en mí su amor, Vd. no se humilla. Si yo cedo a su amor de Vd., me humillo y me rebajo. Dejo al Creador por la criatura, destruyo la obra de mi constante voluntad, rompo la imagen de Cristo que estaba en mi pecho, y el hombre nuevo, que a tanta costa había yo formado en mí, desaparece para que el hombre antiguo renazca. ¿Por qué, en vez de bajar yo hasta el suelo, hasta el siglo, hasta la impureza del mundo, que antes he menospreciado, no se eleva Vd. hasta mí por virtud de ese mismo amor que me tiene, limpiándole de toda escoria? ¿Por qué no nos amamos entonces sin vergÜenza y sin pecado y sin mancha? Dios, con el fuego purísimo y refulgente de su amor, penetra las almas santas y las llena por tal arte, que así como un metal que sale de la fragua, sin dejar de ser metal reluce y deslumbra, y es todo fuego, así las almas se hinchen de Dios, y en todo son Dios, penetradas por donde quiera de Dios, en gracia del amor divino. Estas almas se aman y se gozan entonces, como si amaran y gozaran a Dios: amándole y gozándole, porque Dios son ellas. Subamos, juntos en espíritu, esta mística y difícil escala: asciendan a la par nuestras almas a esta bienaventuranza, que aun en la vida mortal es posible; mas para ello es fuerza que nuestros cuerpos se separen; que yo vaya a donde me llama mi deber, mi promesa y la voz del Altísimo, que dispone de su siervo y le destina al culto de sus altares.
“Pepita,” returned Don Luis, “it is not that your soul is less than mine, but that it is free from obligations, and mine is not. The love you have inspired me with is profound, but my obligations, my vows, the purpose of my whole life so near to its realization, contend against it. Why should I not say it without fearing to offend you? If you succeed in making me love you, you do not humiliate yourself. If I succumb to your love, I both humiliate and abase myself. I leave the Creator for the creature. I renounce the unwavering purpose of my life, I break the image of Christ that was in my soul; and the new man, which I had created in myself at such cost, disappears, that the old man may come to life again. Instead of my lowering myself to the earth, to the impurity of the world that I have hitherto despised, why do not you rather elevate yourself to me by virtue of that very love you entertain for me, freeing it from every earthly alloy? Why should we not love each other without shame, and without sin, and without dishonor? God penetrates holy souls with the pure and refulgent fire of His love, and so fills them with it that, as metal fresh from the forge, without ceasing to be a metal, shines and glitters and is all fire, these souls are filled with joy, and see God, in all things penetrated by God in every part, through the grace of the Divine love. These souls love and enjoy each other, as if they loved and enjoyed God, loving and enjoying Him in truth because they are God. Let us mount together in spirit this steep and mystical ladder. Let our souls ascend, side by side, to this bliss, which even in this mortal life is possible! But to do this we must separate in the body; it is essential that I should go whither I am called by my duty, my vow, and the voice of the Most High, who disposes of His servant, and has destined him to the service of His altar.”
-¡Ay, Sr. D. Luis! -replicó Pepita toda desolada y compungida-. Ahora conozco cuán vil es el metal del que estoy forjada y cuán indigno de que le penetre y mude el fuego divino. Lo declararé todo, desechando hasta la vergÜenza.
“Ah, Don Luis,” replied Pepita, full of sorrow and contrition, “now indeed I see how vile is the metal I am made of, and how unworthy I am that the Divine fire should penetrate and transform me. I will confess everything, casting away even shame.
Soy una pecadora infernal. Mi espíritu grosero e inculto no alcanza esas sutilezas, esas distinciones, esos refinamientos de amor. Mi voluntad rebelde se niega a lo que Vd. propone. Yo ni siquiera concibo a Vd. sin Vd. Para mí es Vd. su boca, sus ojos, sus negros cabellos, que deseo acariciar con mis manos, su dulce voz y el regalado acento de sus palabras que hieren y encantan materialmente mis oídos, toda su forma corporal, en suma, que me enamora y seduce, y al través de la cual, y sólo al través de la cual se me muestra el espíritu invisible, vago y lleno de misterios. Mi alma, reacia e incapaz de esos raptos misteriosos, no acertará a seguir a Vd. nunca a las regiones donde quiere llevarla. Si Vd. se eleva hasta ellas, yo me quedaré sola, abandonada, sumida en la mayor aflicción. Prefiero morirme. Merezco la muerte: la deseo. Tal vez al morir, desatando o rompiendo mi alma estas infames cadenas que la detienen, se haga hábil para ese amor con que Vd. desea que nos amemos.
“I am a vile sinner; my rude and uncultured understanding can not grasp these subtleties, these distinctions, these refinements of love. My rebellious will refuses what you propose. I can not even conceive of you but as yourself. For me you are your mouth, your eyes, your dark locks that I desire to caress with my hands; your sweet voice, the pleasing sound of your words that fall upon my ears and charm them through the senses; your whole person, in a word, which charms and seduces me, and through which, and only through which, I perceive the invisible spirit, vague and full of mystery. My stubborn soul, incapable of these mystical raptures, will never be able to follow you to those regions whither you would take it. If you soar up to them, I shall remain alone, abandoned, plunged in the deepest affliction. I prefer to die; I deserve death; I desire it. It may be that after death my soul, loosening or breaking the vile bonds which chain it here, will be able to understand the love with which you desire we should be united.
Máteme Vd. antes, para que nos amemos así; máteme Vd. antes, y, ya libre mi espíritu, le seguirá por todas las regiones y peregrinará invisible al lado de usted velando su sueño, contemplándole con arrobo, penetrando sus pensamientos más ocultos, viendo en realidad su alma, sin el intermedio de los sentidos. Pero viva, no puede ser. Yo amo en Vd., no ya sólo el alma, sino el cuerpo, y la sombra del cuerpo, y el reflejo del cuerpo en los espejos y en el agua, y el nombre, y el apellido, y la sangre, y todo aquello que le determina como tal D. Luis de Vargas; el metal de la voz, el gesto, el modo de andar y no sé qué más diga. Repito que es menester matarme. Máteme Vd. sin compasión. No: yo no soy cristiana, sino idólatra materialista.
“Kill me, then, in order that we may thus love each other; kill me, and my spirit, set free, will follow you whithersoever you may go, and will journey invisible by your side, watching over your steps, contemplating you with rapture, penetrating your most secret thoughts, beholding your soul as it is, without the intervention of the senses. “But in this life it can not be. I love in you, not only the soul, but the body, and the shadow cast by the body, and the reflection of the body in the mirror and in the water, and the Christian name, and the surname, and the blood, and all that goes to make you such as you are, Don Luis de Vargas; the sound of your voice, your gesture, your gait, and I know not what else besides. I repeat that you must kill me. Kill me without compassion. No, I am not a Christian; I am a material idolater.”
Aquí hizo Pepita una larga pausa. D. Luis no sabía qué decir y callaba. El llanto bañaba las mejillas de Pepita, la cual prosiguió sollozando:
Here Pepita made a long pause. Don Luis knew not what to say, and was silent. Tears bathed the cheeks of Pepita, who continued, sobbing:
-Lo conozco: Vd. me desprecia y hace bien en despreciarme. Con ese justo desprecio me matará usted mejor que con un puñal, sin que se manche de sangre ni su mano ni su conciencia. Adiós. Voy a libertar a Vd. de mi presencia odiosa. Adiós para siempre.
“I know it; you despise me, and you are right to despise me. By this just contempt you will kill me more surely than with a dagger, and without staining either your hands or your conscience with blood. Farewell! I am about to free you from my odious presence. Farewell forever!”
Dicho esto, Pepita se levantó de su asiento, y sin volver la cara inundada de lágrimas, fuera de sí, con precipitados pasos se lanzó hacia la puerta que daba a las habitaciones interiores. D. Luis sintió una invencible ternura, una piedad funesta. Tuvo miedo de que Pepita muriese. La siguió para detenerla, pero no llegó a tiempo, Pepita pasó la puerta. Su figura se perdió en la oscuridad. Arrastrado D. Luis como por un poder sobrehumano, impulsado como por una mano invisible, penetró en pos de Pepita en la estancia sombría.
Having said this, Pepita rose from her seat, and, without looking at Don Luis, her face bathed with tears, beside herself, rushed toward the door that led to the inner apartment. An unconquerable tenderness, a fatal pity, took possession of Don Luis. He feared Pepita would die. He started forward to detain her, but it was too late. Pepita had crossed the threshold. Her form disappeared in the darkness within. Don Luis, impelled by a superhuman power, drawn as by an invisible hand, followed her into the unlighted chamber.
…
X
El despacho quedó solo.
THE LIBRARY remained deserted.
El baile de los criados debía de haber concluido, pues no se oía el más leve rumor. Sólo sonaba el agua de la fuente del jardincillo.
The servants′ dance must have already terminated, for the only sound to be heard was the murmur of the fountain in the garden below.
Ni un leve soplo de viento interrumpía el sosiego de la noche y la serenidad del ambiente. Penetraban por la ventana el perfume de las flores y el resplandor de la luna.
Not even a breath of wind troubled the stillness of the night and the serenity of the air.
Al cabo de un largo rato, D. Luis apareció de nuevo, saliendo de la oscuridad. En su rostro se veía pintado el terror; algo de la desesperación de Judas.
The perfume of the flowers and the light of the moon entered softly through the open window. After a long interval, Don Luis made his appearance, emerging from the darkness. Terror was depicted on his countenance, mingled with despair—such despair as Judas may have felt after he had betrayed his Master.
Se dejó caer en una silla: puso ambos puños cerrados en su cara y en sus rodillas ambos codos, y así permaneció más de media hora sumido sin duda en un mar de reflexiones amargas.
He dropped into a chair, and burying his face in his hands, with his elbows resting on his knees, he remained for more than half an hour plunged in a sea of bitter reflections.
Cualquiera, si le hubiera visto, hubiera sospechado que acababa de asesinar a Pepita.
To see him thus, one might have supposed that he had just murdered Pepita.
Pepita, sin embargo, apareció después. Con paso lento, con actitud de profunda melancolía, con el rostro y la mirada inclinados al suelo, llegó hasta cerca de donde estaba D. Luis, y dijo de este modo:
Pepita, nevertheless, at last made her appearance. With a slow step, and an air of the deepest melancholy, with bent head, and eyes directed to the floor, she approached Don Luis, and spoke.
-Ahora, aunque tarde, conozco toda la vileza de mi corazón y toda la iniquidad de mi conducta. Nada tengo que decir en mi abono; mas no quiero que me creas más perversa de lo que soy. Mira, no pienses que ha habido en mí artificio, ni cálculo, ni plan para perderte. Sí, ha sido una maldad atroz, pero instintiva; una maldad inspirada quizá por el espíritu del infierno que me posee. No te desesperes ni te aflijas, por amor de Dios. De nada eres responsable. Ha sido un delirio: la enajenación mental se apoderó de tu noble alma. No es en ti el pecado sino muy leve. En mí es grave, horrible, vergonzoso. Ahora te merezco menos que nunca. Vete: yo soy ahora quien te pide que te vayas. Vete: haz penitencia. Dios te perdonará. Vete: que un sacerdote te absuelva. Limpio de nuevo de culpa, cumple tu voluntad y sé ministro del Altísimo. Con tu vida trabajosa y santa, no sólo borrarás hasta las últimas señales de esta caída sino que después de perdonarme el mal que te he hecho, conseguirás del cielo mi perdón. No hay lazo alguno que conmigo te ligue; y si lo hay, yo le desato o le rompo. Eres libre. Básteme el haber hecho caer por sorpresa al lucero de la mañana; no quiero, ni debo, ni puedo retenerle cautivo. Lo adivino, lo infiero de tu ademán, lo veo con evidencia; ahora me desprecias más que antes, y tienes razón en despreciarme. No hay honra, ni virtud, ni vergÜenza en mí.
“Now, indeed,” said she, “though, alas! too late, I know all the vileness of my heart and the iniquity of my conduct. I have nothing to say in my own defense, but I would not have you think me more wicked than I am. You must not think I have used any arts—that I have laid any plans for your destruction. Yes; it is true that I have been guilty of an atrocious crime, but an unpremeditated one; a crime inspired, perhaps, by the spirit of evil that possesses me. Do not abandon yourself to despair, do not torture yourself, for God′s sake! You are responsible for nothing. It was a frenzy, a madness, that took possession of your noble spirit. Your sin is a light one; mine is flagrant, shameful, horrible. Now I am less worthy of you than ever. It is I who now ask you to leave this place. Go; do penance. God will pardon you. Go; a priest will give you absolution. Once cleansed from sin, carry out your purpose, and become a minister of the Most High. Then, through the holiness of your life, through your ceaseless labors, not only will you efface from your soul the last traces of this fall, but you will obtain for me, when you have pardoned me the evil I have done you, the pardon of Heaven also. You are bound to me by no tie, and even if you were I should loosen or break it. You are free. Let it suffice me that I have taken captive by surprise the star of the morning. It is not my desire—I neither can nor ought to seek to keep him in my power. I divine it, I read it in your manner, I am convinced of it—you despise me more than before. And you are right in despising me; there is neither honor, nor virtue, nor shame in me!”
Al decir esto, Pepita hincó en tierra ambas rodillas y se inclinó luego hasta tocar con la frente el suelo del despacho. D. Luis siguió en la misma postura que antes tenía. Así estuvieron los dos algunos minutos en desesperado silencio.
When she had thus spoken, Pepita, throwing herself on her knees, bowed her face till her forehead touched the floor. Don Luis continued in the same attitude as before. Thus, for some moments. they remained both silent with the silence of despair.
Con voz ahogada, sin levantar la faz de la tierra, prosiguió al cabo Pepita:
In a stifled voice, and without raising her face from the floor, Pepita after a time continued:
-Vete ya, D. Luis, y no por una piedad afrentosa permanezcas más tiempo al lado de esta mujer miserable. Yo tendré valor para sufrir tu desvío, tu olvido y hasta tu desprecio, que tengo tan merecido. Seré siempre tu esclava, pero lejos de ti, muy lejos de ti, para no traerte a la memoria la infamia de esta noche.
“Go, now, Don Luis, and do not, through an insulting pity, remain any longer at the side of so despicable a wretch as I. I shall have courage to bear your indifference, your forgetfulness, your contempt, for I have deserved them all. I shall always be your slave—but far from you, very far from you, in order that nothing may recall to your memory the infamy of this night!”
Los gemidos sofocaron la voz de Pepita, al terminar estas palabras.
Pepita′s voice, as she ended, was choked with sobs.
D. Luis no pudo más. Se puso en pie, llegó donde estaba Pepita y la levantó entre sus brazos, estrechándola contra su corazón, apartando blandamente de su cara los rubios rizos que en desorden caían sobre ella, y cubriéndola de apasionados besos.
Don Luis could restrain himself no longer. He arose, approached Pepita, and, raising her in his arms from the floor, pressed her to his heart; then, putting aside from her face the blond tresses that fell in disorder over it, he covered it with passionate kisses.
-Alma mía -dijo por último don Luis-, vida de mi alma, prenda querida de mi corazón, luz de mis ojos, levanta la abatida frente y no te prosternes más delante de mí. El pecador, el flaco de voluntad, el miserable, el sandio y el ridículo soy yo que no tú. Los ángeles y los demonios deben reírse igualmente de mí y no tomarme por lo serio. He sido un santo postizo, que no he sabido resistir y desengañarte desde el principio, como hubiera sido justo; y ahora no acierto tampoco a ser un caballero, un galán, un amante fino, que sabe agradecer en cuanto valen los favores de su dama. No comprendo qué viste en mí para prendarte de ese modo. Jamás hubo en mí virtud sólida, sino hojarasca y pedantería de colegial, que había leído los libros devotos como quien lee novelas, y con ellos se había forjado su novela necia de misiones y contemplaciones. Si hubiera habido virtud sólida en mí, con tiempo te hubiera desengañado y no hubiéramos pecado ni tú ni yo. La verdadera virtud no cae tan fácilmente. A pesar de toda tu hermosura, a pesar de tu talento, a pesar de tu amor hacia mí, no, yo no hubiera caído, si en realidad hubiera sido virtuoso, si hubiera tenido una vocación verdadera. Dios, que todo lo puede, me hubiera dado su gracia. Un milagro, sin duda, algo de sobrenatural se requería para resistir a tu amor; pero Dios hubiera hecho el milagro si yo hubiera sido digno objeto y bastante razón para que le hiciera. Haces mal en aconsejarme que sea sacerdote. Reconozco mi indignidad. No era más que orgullo lo que me movía. Era una ambición mundana como otra cualquiera. ¡Qué digo como otra cualquiera! Era peor: era una ambición hipócrita, sacrílega, simoniaca.
“Soul of my soul,” he said at last, “life of my life, treasure of my heart, light of my eyes, raise your dejected brow, and do not prostrate yourself any longer before me. The sinner, the vile wretch, he who has shown himself weak of purpose, who has made himself the butt of scorn and ridicule, is I, not you. Angels and devils alike must laugh at me and mock me. I have clothed myself with a false sanctity. I was not able to resist temptation, and to undeceive you in the beginning, as would have been right, and now I am equally unable to show myself a gentleman, a man of honor, or a tender lover who knows how to value the favors of his mistress. I can not understand what it was you saw in me to attract you. There never was in me any solid virtue—nothing but vain show and the pedantry of a student who has read pious books as one reads a novel, and on this foundation has based his foolish romance of a future devoted to converting the heathen and to solemn meditations. If there had been any real virtue in me I should have undeceived you in time, and neither you nor I would have sinned. True goodness is not so easily vanquished. Notwithstanding your beauty, notwithstanding your intelligence, notwithstanding your love for me, I should not have fallen if I had been really good. God, to whom all things are possible, would have bestowed His grace upon me. It would have needed nothing less than a miracle, or some other supernatural event, to have enabled me to resist your love, but God would have wrought the miracle, if I had been worthy of it and there was a motive sufficient for its being wrought. You are wrong to counsel me to become a priest. I know my own unworthiness. It was only pride that actuated me. It was a worldly ambition, like any other. What do I say—like any other? It was worse than any other; it was hypocritical, sacrilegious, simoniacal.”
-No te juzgues con tal dureza -replicó Pepita, ya más serena y sonriendo a través de las lágrimas-. No deseo que te juzgues así, ni para que no me halles tan indigna de ser tu compañera; pero quiero que me elijas por amor, libremente, no para reparar una falta, no porque has caído en un lazo que pérfidamente puedes sospechar que te he tendido. Vete, si no me amas, si sospechas de mí, si no me estimas. No exhalarán mis labios una queja, si para siempre me abandonas y no vuelves a acordarte de mí...
“Do not judge yourself so harshly,” said Pepita, now more tranquil, and smiling through her tears. “I do not want you to judge yourself thus, not even for the purpose of making me appear less unworthy to be your companion. No; I would have you choose me through love—freely; not to repair a fault, not because you have fallen into the snare you perhaps think I have perfidiously spread for you. If you do not love me, if you distrust me, if you do not esteem me—then go. My lips shall not breathe a single complaint if you abandon me for ever, and never think of me again.”
La contestación de D. Luis no cabía ya en el estrecho y mezquino tejido del lenguaje humano. Don Luis rompió el hilo del discurso de Pepita, sellando los labios de ella con los suyos y abrazándola de nuevo.
To answer this fittingly, our poor and beggarly human speech was insufficient for Don Luis. He cut short Pepita′s words by pressing his lips to hers, and again clasping her to his heart.
…
XI
Bastante más tarde, con previas toses y resonar de pies, entró Antoñona en el despacho diciendo:
SOME time afterward, with much previous coughing and shuffling of the feet, Antoñona entered the library with the words:
-¡Vaya una plática larga! Este sermón que ha predicado el colegial no ha sido el de las siete palabras, sino que ha estado a punto de ser el de las cuarenta horas. Tiempo es ya de que te vayas, don Luis. Son cerca de las dos de la mañana.
“What a long talk you must have had! The sermon our student has been preaching this time can not have been that of the seven words—it came very near being that of the forty hours. It is time you should go now, Don Luis; it is almost two o′clock in the morning.”
-Bien está -dijo Pepita-, se irá al momento.
“Very well,” answered Pepita; “he will go directly.”
Antoñona volvió a salir del despacho, y aguardó fuera.
Antoñona left the library again, and waited outside.
Pepita estaba transformada. Las alegrías que no había tenido en su niñez, el gozo y el contento de que no había gustado en los primeros años de su juventud, la bulliciosa actividad y travesura que una madre adusta y un marido viejo habían contenido y como represado en ella hasta entonces, se diría que brotaron de repente en su alma, como retoñan las hojas verdes de los árboles, cuando las nieves y los hielos de un invierno rigoroso y dilatado han retardado su germinación.
Pepita was like one transformed. One might suppose that the joys she had missed in her childhood, the happiness and contentment she had failed to taste in her early youth, the gay activity and sprightliness that a harsh mother and an old husband had repressed, and, as it were, crushed within her, had suddenly burst into life in her soul, like the green leaves of the trees, whose germination has been retarded by the snows and frosts of a long and severe winter.
Una señora de ciudad, que conoce lo que llamamos conveniencias sociales, hallará extraño y hasta censurable lo que voy a decir de Pepita; pero Pepita, aunque elegante de suyo, era una criatura muy a lo natural, y en quien no cabían la compostura disimulada y toda la circunspección que en el gran mundo se estilan. Así es que, vencidos los obstáculos que se oponían a su dicha, viendo ya rendido a D. Luis, teniendo su promesa espontánea de que la tomaría por mujer legítima, y creyéndose con razón amada, adorada, de aquél a quien amaba y adoraba tanto, brincaba y reía y daba otras muestras de júbilo, que, en medio de todo, tenían mucho de infantil y de inocente.
A town-bred lady, familiar with what we call social conventionalities, may find something strange, and even worthy of censure, in what I am about to relate of Pepita. But Pepita, although refined by instinct, was a being in whom every feeling was spontaneous, and in whose nature there was no room for the affected sedateness and circumspection that are customary in the great world. Thus it was that, seeing the obstacles removed that had stood in the way of her happiness, and Don Luis conquered, holding his voluntary promise that he would make her his wife, and believing herself, with justice, to be loved—nay, worshiped—by him whom she too loved and worshiped, she danced and laughed, and gave way to other manifestations of joy that had in them, after all, something childlike and innocent.
Era menester que D. Luis partiera. Pepita fue por un peine y le alisó con amor los cabellos, besándoselos después. Pepita le hizo mejor el lazo de la corbata.
But it was necessary that Don Luis should now depart. Pepita took a comb and smoothed his hair lovingly, and kissed him. She then rearranged his necktie.
-Adiós, dueño amado -le dijo-. Adiós, dulce rey de mi alma. Yo se lo diré todo a tu padre, si tú no quieres atreverte. Él es bueno y nos perdonará.
“Farewell, lord of my life,” she said, “dear sovereign of my soul. I will tell your father everything if you fear to do so. He is kind, and he will forgive us.”
Al cabo los dos amantes se separaron.
At last the lovers separated.
Cuando Pepita se vio sola, su bulliciosa alegría se disipó, y su rostro tomó una expresión grave y pensativa.
When Pepita found herself alone, her restless gaiety disappeared, and her countenance assumed a grave and thoughtful expression.
Pepita pensó dos cosas igualmente serias: una de interés mundano, otra de más elevado interés. Lo primero en que pensó fue en que su conducta de aquella noche, pasada la embriaguez del amor, pudiera perjudicarle en el concepto de D. Luis. Pero hizo severo examen de conciencia, y, reconociendo que ella no había puesto ni malicia, ni premeditación en nada, y que cuanto hizo nació de un amor irresistible y de nobles impulsos, consideró que don Luis no podía menospreciarla nunca, y se tranquilizó por este lado. No obstante, aunque su confesión candorosa de que no entendía el mero amor de los espíritus y aunque su fuga a lo interior de la alcoba sombría había sido obra del instinto más inocente, sin prever los resultados, Pepita no se negaba que había pecado después contra Dios, y en este punto no hallaba disculpa. Encomendose, pues, de todo corazón a la Virgen para que la perdonase: hizo promesa a la imagen de la Soledad, que había en el convento de monjas, de comprar siete lindas espadas de oro, de sutil y prolija labor, con que adornar su pecho; y determinó ir a confesarse al día siguiente con el vicario y someterse a la más dura penitencia que le impusiera para merecer la absolución de aquellos pecados, merced a los cuales venció la terquedad de D. Luis, quien de lo contrario hubiera llegado a ser cura, sin remedio.
Two thoughts now presented themselves to her mind, both equally serious; the one possessing a merely mundane interest, the other an interest of a higher nature. The first thought was that her conduct to-night—the delirium of passion once past—might prejudice her in the opinion of Don Luis; but, finding after a severe examination of her conscience, that neither premeditation nor artifice had had any part in her actions, which were the offspring of an irresistible love, and of impulses noble in themselves, she came to the conclusion that Don Luis could not despise her for it, and she therefore made her mind easy on that point. Nevertheless, although her frank confession that she was unable to comprehend a love that was purely spiritual, and her taking refuge afterward in her chamber—without foreseeing consequences—were both the result of an impulse innocent enough in itself, Pepita did not seek to deny in her own mind that she had sinned against God, and on this point she could find for herself no excuse. She commended herself, with all her heart, therefore, to the Virgin, entreating her forgiveness. She vowed to the image of Our Lady of Solitude, in the convent of the nuns, seven beautiful golden swords of the finest and most elaborate workmanship, to adorn her breast, and determined to go to confess herself on the following day to the vicar, and to submit herself to the harshest penance he should choose to impose upon her, in order to merit the absolution of those sins by means of which she had vanquished the obstinacy of Don Luis, who, but for them, would without a doubt have become a priest.
Mientras Pepita discurría así allá en su mente, y resolvía con tanto tino sus negocios del alma, don Luis bajó hasta el zaguán, acompañado por Antoñona.
While Pepita was engaged in these reflections, and while she was arranging with so much discretion the affairs of her soul, Don Luis had descended to the hall below, accompanied by Antoñona.
Antes de despedirse dijo D. Luis sin preparación ni rodeos:
Before taking his leave, Don Luis, without preface or circumlocution, spoke thus:
-Antoñona, tú que lo sabes todo, dime, quién es el conde de Genazahar y qué clase de relaciones ha tenido con tu ama.
“Antoñona, tell me, you who are acquainted with everything, who is the Count of Genazahar, and what has he had to do with your mistress?”
-Temprano empiezas a mostrarte celoso.
“You begin to be jealous very soon.”
-No son celos; es curiosidad solamente.
“It is not jealousy that makes me ask this; it is simply curiosity.”
-Mejor es así. Nada más fastidioso que los celos. Voy a satisfacer tu curiosidad. Ese conde está bastante tronado. Es un perdido, jugador y mala cabeza; pero tiene más vanidad que D. Rodrigo en la horca. Se empeñó en que mi niña le quisiera y se casase con él, y como la niña le ha dado mil veces calabazas, está que trina. Esto no impide que se guarde por allá más de mil duros, que hace años le prestó don Gumersindo, sin más hipoteca que un papelucho, por culpa y a ruegos de Pepita, que es mejor que el pan. El tonto del conde creyó sin duda que Pepita, que fue tan buena de casada que hizo que le diesen dinero, había de ser de viuda tan rebuena para él que le había de tomar por marido. Vino después el desengaño con la furia consiguiente.
“So much the better. There is nothing more tiresome than jealousy. Well, I will try to satisfy your curiosity. This same Count has given room enough for talk. He is a dissipated fellow, a gambler, and a man of no principle whatever, but he has more vanity than Don Roderick on the gallows. He made up his mind that my mistress should fall in love with him and marry him, and as she has refused him a thousand times he is mad with rage. This does not prevent him, however, from keeping in his money chest more than a thousand piastres that Don Gumersindo lent him years ago, without any more security than a bit of paper, through the fault and at the entreaty of Pepita, who is better than bread. The fool of a Count thought, no doubt, that Pepita, who was so good to him when a wife that she persuaded her husband to lend him money, would be so much better to him as a widow that she would consent to marry him. He was soon undeceived, however, and then he became furious.”
-Adiós, Antoñona -dijo D. Luis y se salió a la calle, silenciosa ya y sombría.
“Good-by, Antoñona,” said Don Luis, as he left the house, grave and thoughtful.
Las luces de las tiendas y puestos de la feria se habían apagado y la gente se retiraba a dormir, salvo los amos de las tiendas de juguetes y otros pobres buhoneros, que dormían al sereno al lado de sus mercancías.
The lights of the shops and of the booths in the fair were now extinguished, and every one was going home to bed, with the exception of the owners of the toy-shops and other poor hucksters, who slept beside their wares in the open air.
En algunas rejas, seguían aún varios embozados, pertinaces e incansables, pelando la pava con sus novias. La mayoría había desaparecido ya.
Under some of the grated windows were still to be seen lovers, wrapped in their cloaks, and chatting with their sweethearts. Almost every one else had disappeared.
En la calle, lejos de la vista de Antoñona, don Luis dio rienda suelta a sus pensamientos. Su resolución estaba tomada, y todo acudía a su mente a confirmar su resolución. La sinceridad y el ardor de la pasión que había inspirado a Pepita, su hermosura, la gracia juvenil de su cuerpo y la lozanía primaveral de su alma, se le presentaban en la imaginación y le hacían dichoso.
Don Luis, once out of sight of Antoñona, gave a loose rein to his thoughts. His resolution was taken, and all his reflections tended to confirm this resolution. The sincerity and ardor of the passion with which he had inspired Pepita, her beauty, the youthful grace of her person, and the fresh exuberance of her soul, presented themselves to his imagination and made him happy.
Con cierta mortificación de la vanidad reflexionaba, no obstante, D. Luis en el cambio que en él se había obrado. ¿Qué pensaría el deán? ¿Qué espanto no sería el del obispo? Y sobre todo, ¿qué motivo tan grave de queja no había dado D. Luis a su padre? Su disgusto, su cólera cuando supiese el compromiso que ligaba a Luis con Pepita, se ofrecían al ánimo de D. Luis y le inquietaban sobre manera.
Notwithstanding this, however, he could not but reflect, with mortified vanity, on the change that had been wrought in himself. What would the dean think? How great would be the horror of the bishop! And, above all, how serious were the grounds for complaint he had given his father! The displeasure of the latter, his anger when he should know of the bond which united his son to Pepita, caused him infinite disquietude.
En cuanto a lo que él llamaba su caída antes de caer, fuerza es confesar que le parecía poco honda y poco espantosa después de haber caído. Su misticismo, bien estudiado, con la nueva luz que acababa de adquirir, se le antojó que no había tenido ser ni consistencia; que había sido un producto artificial y vano de sus lecturas, de su petulancia de muchacho y de sus ternuras sin objeto de colegial inocente. Cuando recordaba que a veces había creído recibir favores y regalos sobrenaturales, y había oído susurros místicos y había estado en conversación interior, y casi había empezado a caminar por la vía unitiva, llegando a la oración de quietud, penetrando en el abismo del alma y subiendo al ápice de la mente, D. Luis se sonreía y sospechaba que no había estado por completo en su juicio. Todo había sido presunción suya. Ni él había hecho penitencia, ni él había vivido largos años en contemplación, ni él tenía ni había tenido merecimientos bastantes para que Dios le favoreciese con distinciones tan altas. La mayor prueba que se daba a sí propio de todo esto, la mayor seguridad de que los regalos sobrenaturales de que había gozado eran sofísticos, eran simples recuerdos de los autores que leía, nacía de que nada de eso había deleitado tanto su alma como un te amo de Pepita, como el toque delicadísimo de una mano de Pepita jugando con los negros rizos de su cabeza.
As for what—before he fell—he had called his fall, it must be confessed that, after he had fallen, it did not seem to him either so very serious or so very reprehensible. His spiritual-mindedness, viewed in the light that had just dawned upon him, he fancied to have had neither reality nor consistency; to have been but the vain and artificial product of his reading, of his boyish arrogance, of his aimless softness in the innocent days of his college life. When he remembered that he had at times thought himself the recipient of supernatural gifts and graces, had heard mystic whisperings, had held spiritual communion with superior beings; when he remembered that he had fancied himself almost beginning to tread the path that leads to spiritual union, through contemplation of the Divine, penetrating into the recesses of the soul, and mounting up to the region of pure intelligence, he smiled to himself, and began to suspect that during the period in question he had not been altogether in his right mind. It had all been simply the result of his own arrogance. He had neither done penance, nor passed long years in meditation; he did not possess, nor had he ever possessed, sufficient merits for God to favor him with such privileges as these. The greatest proof he could give himself of the truth of this, the greatest certainty he could possess that the supernatural favors he had enjoyed were spurious, mere recollections of the authors he had read, was that not one of them had ever given him the rapture of Pepita′s “I love you,” or of the soft touch of her hand caressing his dark locks.
Don Luis apelaba a otro género de humildad cristiana para justificar a sus ojos lo que ya no quería llamar caída, sino cambio. Se confesaba indigno de ser sacerdote, y se allanaba a ser lego, casado, vulgar, un buen lugareño cualquiera, cuidando de las viñas y los olivos, criando a sus hijos, pues ya los deseaba, y siendo modelo de maridos al lado de su Pepita.
Don Luis had recourse to another species of Christian humility, to justify in his eyes what he now no longer called his fall, but his change of purpose. He confessed himself unworthy to be a priest. He reconciled himself to becoming a commonplace married man, a good sort of country gentleman, like any other, taking care of his vines and olives, and bringing up his children—for he now desired to have children—and to being a model husband at the side of his Pepita.
…
XII
Aquí vuelvo yo, como responsable que soy de la publicación y divulgación de esta historia, a creerme en la necesidad de interpolar varias reflexiones y aclaraciones de mi cosecha.
HERE again I think myself under the necessity—responsible as I am for the publication and disclosure of this history—of interpolating various reflections and explanations of my own.
Dije al empezar que me inclinaba a creer que esta parte narrativa o Paralipómenos era obra del señor deán, a fin de completar el cuadro y acabar de relatar los sucesos que las cartas no relatan; pero entonces aún no había yo leído con detención el manuscrito. Ahora, al notar la libertad con que se tratan ciertas materias y la manga ancha que tiene el autor para algunos deslices, dudo de que el señor deán, cuya rigidez sé de buena tinta, haya gastado la de su tintero en escribir lo que el lector habrá leído. Sin embargo, no hay bastante razón para negar que sea el señor deán el autor de los Paralipómenos.
I said at the beginning of the story that I was inclined to think that the narrative part, called paralipomena, was composed by the reverend Dean for the purpose of completing the story and supplying incidents not related in the letters; but I had not at that time read the manuscript with attention. Now, on observing the freedom with which certain matters are treated, and the indulgence with which certain frailties are regarded by the author, I am compelled to ask whether the reverend Dean, with the severity of whose morals I am well acquainted, would have spent his time in writing what we have just read.
La duda queda en pie porque, en el fondo, nada hay en ellos que se oponga a la verdad católica ni a la moral cristiana. Por el contrario, si bien se examina, se verá que sale de todo una lección contra los orgullosos y soberbios, con ejemplar escarmiento en la persona de D. Luis. Esta historia pudiera servir sin dificultad de apéndice a los Desengaños místicos del Padre Arbiol.
There are not sufficient grounds, however, for denying positively that the reverend Dean was the author of these paralipomena. The question, therefore, may still be left in doubt, as in substance they contain nothing opposed to Catholic doctrine or to Christian morality. On the contrary, if we examine them carefully, we shall see that they contain a lesson to pride and arrogance in the person of Don Luis. This history might easily serve as an appendix to the “Spiritual Disillusions” of Father Arbiol.
En cuanto a lo que sostienen dos o tres amigos míos discretos, de que el señor deán, a ser el autor, hubiera referido los sucesos de otro modo, diciendo mi sobrino al hablar de D. Luis, y poniendo sus consideraciones morales de vez en cuando, no creo que es argumento de gran valer. El señor deán se propuso contar lo ocurrido y no probar ninguna tesis, y anduvo atinado en no meterse en dibujos y en no sacar moralejas.
As for the opinion entertained by two or three ingenious friends of mine, that the reverend Dean, if he were the author, would have used a different style in his narration, saying “my nephew” in speaking of Don Luis, and interposing, from time to time, moral reflections of his own, I do not think it an argument of any great weight. The reverend Dean proposed to himself to tell what had taken place, without seeking to prove any thesis, and he acted with judgment in narrating things as they were, without analyzing motives or moralizing.
Tampoco hizo mal, en mi sentir, en ocultar su personalidad y en no mentar su yo, lo cual no sólo demuestra su humildad y modestia, sino buen gusto literario, porque los poetas épicos y los historiadores, que deben servir de modelo, no dicen yo, aunque hablen de ellos mismos y ellos mismos sean héroes y actores de los casos que cuentan. Jenofonte Ateniense, pongo por caso, no dice yo en su Anábasis, sino se nombra en tercera persona cuando es menester, como si fuera uno el que escribió y otro el que ejecutó aquellas hazañas. Y aun así, pasan no pocos capítulos de la obra sin que aparezca Jenofonte. Sólo poco antes de darse la famosa batalla en que murió el joven Ciro, revistando este príncipe a los griegos y bárbaros que formaban su ejército, y estando ya cerca el de su hermano Artajerjes, que había sido visto desde muy lejos en la extensa llanura sin árboles, primero como nubecilla blanca, luego como mancha negra, y por último, con claridad y distinción, oyéndose el relinchar de los caballos, el rechinar de los carros de guerra, armados de truculentas hoces, el gruñir de los elefantes y el son de los instrumentos bélicos, y viéndose el resplandor del bronce y del oro de las armas iluminadas por el sol; sólo en aquel instante, digo, y no de antemano, se muestra Jenofonte y habla con Ciro, saliendo de las filas y explicándole el murmullo que corría entre los griegos, el cual no era otro que lo que llamamos santo y seña en el día, y que fue en aquella ocasión Júpiter salvador y Victoria. El señor deán, que era un hombre de gusto y muy versado en los clásicos, no había de incurrir en el error de ingerirse y entreverarse en la historia a título de tío y ayo del héroe, y de moler al lector saliendo a cada paso un tanto difícil y resbaladizo con un párate ahí, con un ¿qué haces? ¡mira no te caigas, desventurado! o con otras advertencias por el estilo. No chistar tampoco, ni oponerse en alguna manera, hallándose presente, al menos en espíritu, sentaba mal en algunos de los lances que van referidos. Por todo lo cual, a no dudarlo, el señor deán, con la mucha discreción que le era propia, pudo escribir estos Paralipómenos, sin dar la cara, como si dijéramos.
He did not do ill either, in my opinion, in concealing his personality, and in avoiding the use of the word I, which is a proof, not only of his humility and modesty, but of his literary taste also; for the epic poets and historians, who should serve us as models, do not say I, even when speaking of themselves or when they are the heroes of the events they relate. The Athenian Xenophon, to cite an instance, does not say I in his “Anabasis,” but speaks of himself, when necessary, in the third person, as if the historian of those exploits were one person and the hero of them another. And there are whole chapters in which no mention at all is made of Xenophon. Only once, a little before the famous battle in which the youthful Cyrus met his death, while this prince was reviewing the Greeks and barbarians who formed his army, and when that of his brother Artaxerxes was already near—having been descried on the broad, treeless plain afar off, first as a little white cloud, then as a dark stain, and, finally, clearly and distinctly, while the neighing of the horses, the creaking of the war-chariots armed with formidable scythes, the snorting of the elephants, and the sound of warlike instruments reach the ears, and the glitter of the brass and gold of the weapons irradiated by the sun strike the eyes of the spectators—only at this moment, I repeat, and not before, does Xenophon appear in his own person. Then he emerges from the ranks to speak with Cyrus, and explains to him the cry that ran from Greek to Greek. It was what in our day would correspond to a watchword, and on that occasion it was ‘Jupiter the savior, and victory.” The reverend Dean, who was a man of taste and very well versed in the classics, would not be likely to fall into the error of introducing himself into the narrative, and mixing himself up with it, under the pretext of being the uncle or tutor of the hero, and of vexing the reader by coming out at every step, slightly difficult or slippery, with a “Stop there!” or, “What are you about to do?” or, “Take care you do not fall, unhappy boy!” or other warnings of a like sort. Not to open his lips, on the other hand, or manifest disapprobation in any way whatever, he being present at least in spirit, would, in the case of some of the incidents related, have been but little becoming. In view of these facts, the reverend Dean, with the discretion which was characteristic of him, may possibly have composed the paralipomena without disclosing his identity to the reader.
Lo que sí hizo fue poner glosas y comentarios de provechosa edificación, cuando tal o cual pasaje lo requería; pero yo los suprimo aquí, porque no están en moda las novelas anotadas o glosadas, y porque sería voluminosa esta obrilla, si se imprimiese con los mencionados requisitos.
This much is certain, however: he added notes and comments of an edifying and profitable character, where such and such a passage seemed to require them. But these I have suppressed, for the reason that notes and comments are now out of fashion, and because this book would become unduly voluminous if it were printed with these additions.
Pondré, no obstante, en este lugar, como única excepción e incluyéndola en el texto, la nota del señor deán, sobre la rápida transformación de D. Luis de místico en no místico. Es curiosa la nota, y derrama mucha luz sobre todo.
I shall insert here, however, in the body of the text, the comment of the reverend Dean on the rapid transformation of Don Luis from spiritual-mindedness to the reverse, as it is curious, and throws much light on the whole matter.
-Esta mudanza de mi sobrino -dice-, no me ha dado chasco. Yo la preveía desde que me escribió las primeras cartas. Luisito me alucinó al principio. Pensé que tenía una verdadera vocación, pero luego caí en la cuenta de que era un vano espíritu poético; el misticismo fue la máquina de sus poemas, hasta que se presentó otra máquina más adecuada.
“This change of purpose of my nephew,” he says, “does not disappoint me. I foresaw it from the time he wrote me his first letters. I was deceived in regard to Luisito in the beginning. I believed him to have a true religious call, but I soon recognized the fact that his was a vain, poetic spirit. Mysticism was the form his poetic imaginings took, only until a more seductive form presented itself.
¡Alabado sea Dios, que ha querido que el desengaño de Luisito llegue a tiempo! ¡Mal clérigo hubiera sido si no acude tan en sazón Pepita Jiménez! Hasta su impaciencia de alcanzar la perfección de un brinco hubiera debido darme mala espina, si el cariño de tío no me hubiera cegado. Pues qué, ¿los favores del cielo se consiguen enseguida? ¿No hay más que llegar y triunfar? Contaba un amigo mío, marino, que cuando estuvo en ciertas ciudades de América, era muy mozo, y pretendía a las damas con sobrada precipitación, y que ellas le decían con un tonillo lánguido americano: -¡Apenas llega y ya quiere!... ¡Haga méritos si puede!-. Si esto pudieron decir aquellas señoras, ¿qué no dirá el cielo a los audaces que pretenden escalarle sin méritos y en un abrir y cerrar de ojos? Mucho hay que afanarse, mucha purificación se necesita, mucha penitencia se requiere, para empezar a estar bien con Dios y a gozar de sus regalos. Hasta en las vanas y falsas filosofías, que tienen algo de místico, no hay don ni favor sobrenatural, sin poderoso esfuerzo y costoso sacrificio. Jámblico no tuvo poder para evocar a los genios del amor y hacerlos salir de la fuente de Edgadara, sin haberse antes quemado las cejas a fuerza de estudio y sin haberse maltratado el cuerpo con privaciones y abstinencias. Apolonio de Tiana se supone que se maceró de lo lindo antes de hacer sus falsos milagros. Y en nuestros días, los krausistas, que ven a Dios, según aseguran, con vista real, tienen que leerse y aprenderse antes muy bien toda la Analítica de Sanz del Río, lo cual es más dificultoso y prueba más paciencia y sufrimiento que abrirse las carnes a azotes y ponérselas como una breva madura. Mi sobrino quiso de bóbilis-bóbilis ser un varón perfecto, y... ¡vean ustedes en lo que ha venido a parar! Lo que importa ahora es que sea un buen casado, y que, ya que no sirve para grandes cosas, sirva para lo pequeño y doméstico, haciendo feliz a esa muchacha que al fin no tiene otra culpa que la de haberse enamorado de él como una loca, con un candor y un ímpetu selváticos.
“Praised be God, who has willed that Luisito should be undeceived in time! He would have made but a bad priest if Pepita Jiménez had not so opportunely presented herself. His very impatience to attain to perfection at a single bound would have caused me to suspect something if I had not been blinded by the affection of an uncle. What! are the favors of Heaven thus obtained all at once? Is it only necessary to present one′s self in order to triumph? A friend of mine, a naval officer, used to relate that, when he was in certain cities of America, being then very young, he sought to gain favor with the ladies with too much precipitation, and that they would say to him in their languid American accent: ‘You have only just presented yourself, and you already want to be loved. Do something to deserve it, if you can.′ If these ladies answered thus, what answer will not Heaven give to those who hope to gain it without merit, and in the twinkling of an eye? “Many efforts must be made, much purification is needed, much penance must be done, in order to begin to stand well in the sight of God and to enjoy His favors. Even in those vain and false philosophies that have in them anything of mysticism, no supernatural gift or grace is received without a powerful effort and a costly sacrifice. Iamblichus was not given power to evoke the genii, and cause them to emerge from the fountain of Gadara, without first spending days and nights in study, and mortifying the body with privations and abstinences. Apollonius of Tyana is thought to have mortified himself severely before performing his false miracles. And in our own day the Krausists, who behold God, as they affirm, with corporeal vision, are forced to read and learn beforehand the whole “Analytics” of Sanz del Rio, which is a much harder task and a greater proof of patience and endurance than to flagellate the body until it looks like a ripe fig. My nephew desired, without effort or merit, to be a perfect man, and—see how it has ended! “The important thing now is that he shall make a good husband, and that, since he is unsuited for great things, he may be fit for smaller ones—for domestic life, and to make Pepita happy, whose own fault, after all, is to have fallen madly in love with him, with all the innocence and violence of an untamed creature.”
Hasta aquí la nota del señor deán, escrita con desenfado íntimo, como para él solo, pues bien ajeno estaba el pobre de que yo había de jugarle la mala pasada de darla al público. Sigamos ahora la narración.
Thus far the comments of the reverend Dean, written with easy familiarity, as if for himself alone; for the good man was far from suspecting that I would play him the trick of giving them to the public.
…
XIII
Don Luis, en medio de la calle, a las dos de la noche, iba discurriendo, como ya hemos dicho, en que su vida, que hasta allí había él soñado con que fuese digna de la Leyenda áurea se convirtiese en un suavísimo y perpetuo idilio. No había sabido resistir las asechanzas del amor terrenal; no había sido como un sinnúmero de santos, y entre ellos San Vicente Ferrer con cierta lasciva señora valenciana; pero tampoco era igual el caso; y si el salir huyendo de aquella daifa endemoniada fue en San Vicente un acto de virtud heroica, en él hubiera sido el salir huyendo del rendimiento, del candor y de la mansedumbre de Pepita, algo de tan monstruoso y sin entrañas, como si cuando Ruth se acostó a los pies de Booz, diciéndole Soy tu esclava; extiende tu capa sobre tu sierva, Booz le hubiera dado un puntapié y la hubiera mandado a paseo. D. Luis, cuando Pepita se le rendía, tuvo pues que imitar a Booz y exclamar: Hija, bendita seas del Señor, que has excedido tu primera bondad con ésta de ahora. Así se disculpaba D. Luis de no haber imitado a San Vicente y a otros santos no menos ariscos. En cuanto al mal éxito que tuvo la proyectada imitación de San Eduardo, también trataba de cohonestarle y disculparle. San Eduardo se casó por razón de Estado, porque los grandes del reino lo exigían, y sin inclinación hacia la reina Edita; pero en él y en Pepita Jiménez no había razón de Estado, ni grandes ni pequeños, sino amor finísimo de ambas partes.
DON LUIS, in the middle of the street, at two o′clock in the morning, was occupied with the thought, as we have said, that his life, which until now, he had dreamed might be worthy of the “Golden Legend,” was about to be converted into a sweet and perpetual idyl. He had not been able to resist the lures of earthly passion. He had failed to imitate the example set by so many saints, among others by St. Vincent Ferrer with regard to a certain dissolute lady of Valencia; though, indeed the cases were dissimilar. For if to flee from the diabolical courtezan in question was an act of heroic virtue in St. Vincent, to flee from the self-abandonment, the ingenuousness, and the humility of Pepita would in him have been something as monstrous and cruel as if, when Ruth lay down at the feet of Boaz, saying to him, “I am thy handmaid: spread therefore thy skirt over thine handmaid,” Boaz had given her a blow and sent her about her business! Don Luis, then, when Pepita surrendered herself to him, was obliged to follow the example of Boaz, and exclaim: “Daughter, blessed be thou of the Lord; thou hast showed more kindness in the latter end than at the beginning.” Thus did Don Luis justify himself in not following the example of St. Vincent, and other saints no less churlish. As for the ill success of the design he had entertained of imitating St. Edward, he tried to justify and excuse that also. St. Edward married for reasons of state, and without entertaining any affection for Queen Edith; but in his case and in that of Pepita Jiménez there were no reasons of state, but only tender love on both sides.
De todos modos no se negaba D. Luis, y esto prestaba a su contento un leve tinte de melancolía, que había destruido su ideal; que había sido vencido. Los que jamás tienen ni tuvieron ideal alguno no se apuran por esto; pero D. Luis se apuraba. D. Luis pensó desde luego en sustituir el antiguo y encumbrado ideal con otro más humilde y fácil. Y si bien recordó a D. Quijote, cuando vencido por el caballero de la Blanca Luna decidió hacerse pastor, maldito el efecto que le hizo la burla, sino que pensó en renovar con Pepita Jiménez, en nuestra edad prosaica y descreída, la edad venturosa y el piadosísimo ejemplo de Filemón y de Baucis, tejiendo un dechado de vida patriarcal en aquellos campos amenos; fundando en el lugar que le vio nacer un hogar doméstico lleno de religión, que fuese a la vez asilo de menesterosos, centro de cultura y de amistosa convivencia, y limpio espejo donde pudieran mirarse las familias; y uniendo por último el amor conyugal con el amor de Dios, para que Dios santificase y visitase la morada de ellos, haciéndola como templo, donde los dos fuesen ministros y sacerdotes, hasta que dispusiese el cielo llevárselos juntos a mejor vida.
Don Luis, however, did not deny to himself—and this imparted to his present happiness a slight tinge of melancholy—that he had proved false to his ideal; that he had been vanquished in the conflict. Those who have no ideal, who have never had an ideal, would not distress themselves on this account. Don Luis did distress himself; but he presently came to the conclusion that he would substitute a more humble and easily attained ideal for his former exalted one. And although the recollection of Don Quixote′s resolution to turn shepherd, on being vanquished by the Knight of the White Moon, here crossed his mind with ludicrous appositeness, he was in no way daunted by it. He thought, in union with Pepita Jiménez, to renew, in our prosaic and unbelieving time, the golden age, and to repeat the pious example of Philemon and Baucis, creating a model of patriarchal life in these pleasant fields, founding in the place where he was born a home presided over by religion, that should be at once the asylum of the needy, the centre of culture and friendly conviviality, and the clear mirror in which the domestic virtues should be reflected; joining in one, finally, conjugal love and the love of God, in order that God might sanctify and be present in their dwelling, making it the temple in which both should be His ministers, until by the will of Heaven they should be called to a better life.
Al logro de todo ello se oponían dos dificultades que era menester allanar antes, y D. Luis se preparaba a allanarlas.
Two obstacles must first be removed, however, before all this could be realized, and Don Luis began to consider with himself how he might best remove them.
Era una el disgusto, quizás el enojo de su padre, a quien había defraudado en sus más caras esperanzas. Era la otra dificultad de muy diversa índole y en cierto modo más grave.
The one was the displeasure, perhaps the anger, of his father, whom he had defrauded of his dearest hopes. The other was of a very different and, in a certain sense, of a much more serious character.
Don Luis, cuando iba a ser clérigo, estuvo en su papel no defendiendo a Pepita de los groseros insultos del conde de Genazahar, sino con discursos morales, y no tomando venganza de la mofa y desprecio con que tales discursos fueron oídos. Pero, ahorcados ya los hábitos, y teniendo que declarar en seguida que Pepita era su novia y que iba a casarse con ella, D. Luis, a pesar de su carácter pacífico, de sus ensueños de humana ternura, y de las creencias religiosas que en su alma quedaban íntegras, y que repugnaban todo medio violento, no acertaba a compaginar con su dignidad el abstenerse de romper la crisma al conde desvergonzado. De sobra sabía que el duelo es usanza bárbara; que Pepita no necesitaba de la sangre del conde para quedar limpia de todas las manchas de la calumnia, y hasta que el mismo conde, por mal criado y por bruto, y no porque lo creyese, ni quizás por un rencor desmedido, había dicho tanto denuesto. Sin embargo, a pesar de todas estas reflexiones, D. Luis conocía que no se sufriría a sí propio durante toda su vida, y que por consiguiente no llegaría a hacer nunca a gusto el papel de Filemón, si no empezaba por hacer el de Fierabrás, dando al conde su merecido, si bien pidiendo a Dios que no le volviese a poner en otra ocasión semejante.
Don Luis, while he entertained the purpose of becoming a priest, was right in defending Pepita from the gross insults of the Count of Genazahar by the weapons of argument only, and in taking no vengeance for the scorn and contempt with which those arguments were listened to. But having now determined to lay aside the cassock, and obliged, as he was, to declare immediately that he was betrothed to Pepita and was going to marry her, Don Luis, notwithstanding his peaceable disposition, his dreams of human brotherhood, and his religious belief, all of which remained intact in his soul, and all of which were alike opposed to violent measures, could not succeed in reconciling it with his dignity to refrain from breaking the head of the insolent Count. He knew well that dueling is a barbarous practise, that Pepita had no need of the blood of the Count to wash from her name the stain of calumny, and even that the Count himself had uttered the insults he had uttered, not because he believed them, nor perhaps through an excess of hatred, but through stupidity and want of breeding. Notwithstanding all these reflections, however, Don Luis was conscious that he would never again be able to respect himself, and, as a consequence, would never be able to perform to his taste the part of Philemon, if he did not begin with that of Fierabras, by giving the Count his deserts, asking God, meantime, never to place him in a similar position again.
Decidido, pues, al lance, resolvió llevarle a cabo enseguida. Y pareciéndole feo y ridículo enviar padrinos, y hacer que trajesen en boca el honor de Pepita, halló lo más razonable buscar camorra con cualquier otro pretexto.
This matter, then, being decided upon, he resolved to bring it to an end as soon as possible. And as it appeared to him that it would be inexpedient, as well as in bad taste, to arrange the affair through seconds, and thus make the honor of Pepita a subject of common talk, he determined to provoke a quarrel with the Count under some other pretext.
Supuso además que el conde, forastero y vicioso jugador, sería muy posible que estuviese aún en el casino hecho un tahúr, a pesar de lo avanzado de la noche, y D. Luis se fue derecho al casino.
Thinking that the Count, being a stranger in the village and a confirmed gambler, might possibly be still engaged at play in the club-house, notwithstanding the lateness of the hour, Don Luis went straight there.
El casino permanecía abierto, pero las luces del patio y de los salones estaban casi todas apagadas. Sólo en un salón había luz. Allí se dirigió don Luis, y desde la puerta vio al conde de Genazahar, que jugaba al monte, haciendo de banquero. Cinco personas nada más apuntaban; dos eran forasteros como el conde; las otras tres eran el capitán de caballería encargado de la remonta, Currito y el médico. No podían disponerse las cosas más al intento de D. Luis. Sin ser visto, por lo afanados que estaban en el juego, D. Luis los vio, y apenas los vio, volvió a salir del casino, y se fue rápidamente a su casa. Abrió un criado la puerta; preguntó D. Luis por su padre, y sabiendo que dormía, para que no le sintiera ni se despertara, subió D. Luis de puntillas a su cuarto con una luz, recogió unos tres mil reales que tenía de su peculio, en oro, y se los guardó en el bolsillo. Dijo después al criado que le volviese a abrir, y se fue al casino otra vez.
The club-house was still open, but both in the courtyard and the parlor the lights were nearly all extinguished. In one apartment only was there still a light. Thither Don Luis directed his steps, and on reaching it, he saw through the open door the Count of Genazahar engaged in playing monte, in which he acted as banker. Only five other persons were playing; two were strangers like the Count; the others were the captain of cavalry in charge of the remount, Currito, and the doctor. Things could not have been better arranged to suit the purpose of Don Luis. So engrossed were the players in their game that they did not observe him, who, as soon as he saw the Count, left the club-house and went rapidly homeward. On reaching his house the door was opened for him by a servant. Don Luis inquired for his father, and finding that he was asleep, procured a light and went up to his own room, taking care to make no noise lest he should disturb him. There he took about a hundred and fifty piastres in gold that he had laid by, and put them in his pocket. He then called the servant to open the door for him again, and returned to the club-house.
Entonces entró D. Luis en el salón donde jugaban, dando taconazos recios, con estruendo y con aire de taco, como suele decirse. Los jugadores se quedaron pasmados al verle.
Arrived there, Don Luis noisily entered the parlor in which the players were, comporting himself with an assumed foppish swagger. The players were struck with amazement at seeing him.
-¡Tú por aquí a estas horas! -dijo Currito.
“You here at this hour!” said Currito.
-¿De dónde sale Vd., curita? -dijo el médico.
“Where do you come from, little priest?” said the doctor.
-¿Viene Vd. a echarme otro sermón? -exclamó el conde.
“Have you come to preach me another sermon?” cried the Count.
-Nada de sermones -contestó D. Luis con mucha calma-. El mal efecto que surtió el último que prediqué me ha probado con evidencia que Dios no me llama por ese camino, y ya he elegido otro. Vd., señor conde, ha hecho mi conversión. He ahorcado los hábitos; quiero divertirme, estoy en la flor de la mocedad y quiero gozar de ella.
“I have done with sermons,” returned Don Luis, calmly. “The bad success of the last one I preached has clearly convinced me that God does not call me to that path in life, and I have chosen another. You, Count, have wrought my conversion. I have thrown aside the cassock. I have come here for amusement; I am in the flower of my youth, and I want to enjoy it.”
-Vamos, me alegro -interrumpió el conde-; pero cuidado, niño, que si la flor es delicada, puede marchitarse y deshojarse temprano.
“Come, I am glad of that,” returned the Count; “but take care, my lad, for if the flower be a delicate one, it may wither and drop its leaves before their time.”
-Ya de eso cuidaré yo -replicó D. Luis-. Veo que se juega. Me siento inspirado. Vd. talla. ¿Sabe Vd., señor conde, que tendría chiste que yo le desbancase?
“I shall take care of that,” returned Don Luis. “I see you are playing, and I too feel like trying my luck Do you know, Count, I think it would be amusing if I could break your bank?”
-Tendría chiste, ¿eh? ¡Vd. ha cenado fuerte!
“You think it would be amusing, eh? You have been dining liberally!”
-He cenado lo que me ha dado la gana.
“I have dined as I pleased.”
-Respondonzuelo se va haciendo el mocito.
“The youngster is learning to answer back.”
-Me hago lo que quiero.
“I learn what it is my pleasure to learn.”
-Voto va... -dijo el conde, y ya se sentía venir la tempestad, cuando el capitán se interpuso y la paz se restableció por completo.
“Damnation!” cried the Count; and the storm was about to burst when the captain, interposing, succeeded in reestablishing the peace.
-Ea -dijo el conde, sosegado y afable-, desembaúle Vd. los dinerillos y pruebe fortuna.
“Come,” said the Count when he had recovered his temper, “out with your cash, and try your luck.”
Don Luis se sentó a la mesa y sacó del bolsillo todo su oro. Su vista acabó de serenar al conde, porque casi excedía aquella suma a la que tenía él de banca, y ya imaginaba que iba a ganársela al novato.
Don Luis seated himself at the table, and took out all his gold. At sight of it the Count regained his serenity completely, for it must have exceeded in amount the sum he had in the bank, and he thought he should at once win it of this novice.
-No hay que calentarse mucho la cabeza en este juego -dijo D. Luis-. Ya me parece que le entiendo. Pongo dinero a una carta, y si sale la carta, gano, y si sale la contraria, gana Vd.
“There is no need to cudgel one′s brains much in this game,” said Don Luis to the Count; “I think I understand it already. I put money on a card, and if the card turns up I win; if not, you win.”
-Así es, amiguito; tiene Vd. un entendimiento macho.
“Just so, my young friend; you have a strong intellect.”
-Pues lo mejor es que no tengo sólo macho el entendimiento, sino también la voluntad; y con todo, en el conjunto, disto bastante de ser un macho, como hay tantos por ahí.
“And the best of it is that I have not only a strong understanding, but a strong will as well. But though I may have the stubbornness of a donkey, I am not such a donkey as many people in this neighborhood.”
-¡Vaya si viene Vd. parlanchín y si saca alicantinas!
“What a witty mood you are in to-night, and how anxious you are to display your wit!”
Don Luis se calló: jugó unas cuantas veces, y tuvo tan buena fortuna, que ganó casi siempre.
Don Luis was silent. He played a few deals, and was lucky enough to win almost every time.
El conde comenzó a cargarse.
The Count began to be annoyed.
-¿Si me desplumará el niño? -dijo-, Dios protege la inocencia.
“What if the youngster should pluck me?” he said to himself. “Fortune favors the innocent.”
Mientras que el conde se amostazaba, D. Luis sintió cansancio y fastidio y quiso acabar de una vez.
While the Count was troubling himself with this reflection, Don Luis, feeling fatigued, and weary now of the part he was playing, determined to end the matter at once.
-El fin de todo esto -dijo- es ver si yo me llevo esos dineros o si Vd. se lleva los míos. ¿No es verdad, señor conde?
“The object of all this,” he said, “is to see if I can win all your gold, or if you can win mine. Is it not so, Count?”
-Es verdad.
“Just so.”
-Pues ¿para qué hemos de estar aquí en vela toda la noche? Ya va siendo tarde, y siguiendo su consejo de Vd. debo recogerme para que la flor de mi mocedad no se marchite.
“Well, then, why should we remain here all night? It is getting late, and according to your advice I ought to retire early, so that the flower of my youth may not wither before its time.”
-¿Qué es eso? ¿Se quiere Vd. largar? ¿Quiere Vd. tomar el olivo?
“How is this? Do you want to go away already? Do you want to back out?”
-Yo no quiero tomar olivo ninguno. Al contrario. Curro, dime tú: aquí, en este montón de dinero, ¿no hay más que en la banca?
“I have no desire to back out. Quite the contrary. Currito, tell me, in this heap of gold here is there not already more than there is in the bank?”
Currito miró, y contestó:
Currito looked at the gold and answered:
-Es indudable.
“Without a doubt.”
-¿Cómo explicaré -preguntó D. Luis-, que juego en un golpe cuanto hay en la banca contra otro tanto?
“How shall I explain,” asked Don Luis, “that I wish to stake on one card all that I have here, against what there is in the bank?”
-Eso se explica -respondió Currito-, diciendo: ¡copo!
“You do that,” responded Currito, “by saying, ‘I play banco!′”
-Pues, copo -dijo D. Luis dirigiéndose al conde-; va el copo y la red en este rey de espadas, cuyo compañero hará de seguro su epifanía antes que su enemigo el tres.
“Well, then I play banco,” said Don Luis, addressing himself to the Count; “I play banco on this king of spades, whose companion will to a certainty turn up before his opponent, the three, does.”
El conde que tenía todo su capital mueble en la banca, se asustó al verle comprometido de aquella suerte; pero no tuvo más que aceptar.
The Count, whose whole cash capital was in the bank, began to be alarmed at the risk he ran; but there was nothing for it but to accept.
Es sentencia del vulgo que los afortunados en amores son desgraciados al juego: pero más cierta parece la contraria afirmación. Cuando acude la buena dicha, acude para todo, y lo mismo cuando la desdicha acude.
It is a common saying that those who are fortunate in love are unfortunate at play, but the reverse of this is often more nearly the truth. He who is fortunate in one thing is apt to be fortunate in everything; it is the same when one is unfortunate.
El conde fue tirando cartas, y no salía ningún tres. Su emoción era grande, por más que lo disimulaba. Por último, descubrió por la pinta el rey de copas, y se detuvo.
The Count continued to draw cards, but no three turned up. His emotion, notwithstanding his efforts to conceal it, was great. Finally, he came to a card which he knew by certain lines at the top to be the king of hearts, and paused.
-Tire Vd. -dijo el capitán.
“Draw,” said the captain.
-No hay para qué. El rey de copas. ¡Maldito sea! El curita me ha desplumado. Recoja Vd. el dinero.
“It is of no use! The king of hearts! Curses on it! The little priest has plucked me. Take up your money.”
El conde echó con rabia la baraja sobre la mesa.
The Count threw the cards angrily on the table.
D. Luis recogió todo el dinero con indiferencia y reposo.
Don Luis took up the money calmly, and with apparent indifference.
Después de un corto silencio, habló el conde:
After a short silence the Count said:
-Curita es menester que me dé Vd. el desquite.
“My little priest, you must give me my revenge.”
-No veo la necesidad.
“I see no such necessity.”
-¡Me parece que entre caballeros!...
“It seems to me that between gentlemen—”
-Por esa regla el juego no tiene término -observó D. Luis-. Por esa regla, lo mejor sería ahorrarse el trabajo de jugar.
“According to that rule the game would have no end,” said Don Luis, “and it would be better to save one′s self the trouble of playing altogether.”
-Déme Vd. el desquite -replicó el conde, sin atender a razones.
“Give me my revenge,” replied the Count, without paying any attention to this argument.
-Sea -dijo D. Luis-. Quiero ser generoso.
“Be it so,” returned Don Luis; “I wish to be fair.”
El conde volvió a tomar la baraja y se dispuso a echar nueva talla.
The Count took up the cards again, and proceeded to deal.
-Alto ahí -dijo D. Luis-; entendámonos antes. ¿Dónde está el dinero de la nueva banca de Vd.?
“Stop a moment,” said Don Luis; “let us understand each other. Where is the money for your new bank?”
El conde se quedó turbado y confuso.
The Count showed signs of confusion and disturbance.
-Aquí no tengo dinero -contestó-, pero me parece que sobra con mi palabra.
“I have no money here,” he returned, “but it seems to me that my word is more than enough.”
D. Luis entonces, con acento grave y reposado, dijo:
Don Luis answered, with grave and measured accent:
-Señor conde, yo no tendría inconveniente en fiarme de la palabra de un caballero y en llegar a ser su acreedor, si no temiese perder su amistad que casi voy ya conquistando; pero, desde que vi esta mañana la crueldad con que trató Vd. a ciertos amigos míos, que son sus acreedores, no quiero hacerme culpado para con Vd. del mismo delito. No faltaba más sino que yo voluntariamente incurriese en el enojo de Vd., prestándole dinero, que no me pagaría, como no ha pagado, sino con injurias, el que debe a Pepita Jiménez.
“Count, I should be quite willing to trust the word of a gentleman, and allow him to remain in my debt, if it were not that in doing so I should fear to lose your friendship, which I am now in a fair way to gain; but as I heard this morning of the cruelty with which you have treated certain friends of mine to whom you are indebted, I do not wish to run the risk of becoming culpable in your eyes by means of the same fault. How ridiculous to suppose that I should voluntarily incur your enmity by lending you money which you would not repay me, as you have not repaid, except with insults, that which you owe Pepita Jiménez!”
Por lo mismo que el hecho era cierto, la ofensa fue mayor. El conde se puso lívido de cólera, y ya de pie, pronto a venir a las manos con el colegial, dijo con voz alterada:
From the fact that this accusation was true, the offense was all the greater. The Count became livid with anger, and, by this time on his feet, ready to come to blows with the collegian.
-¡Mientes, deslenguado! ¡Voy a deshacerte entre mis manos, hijo de la grandísima...!
“You lie, slanderer!” he exclaimed. “I will tear you limb from limb, you—”
Esta última injuria, que recordaba a D. Luis la falta de su nacimiento y caía sobre el honor de la persona cuya memoria le era más querida y respetada, no acabó de formularse, no acabó de llegar a sus oídos.
This last insult, which reflected on his birth and on the honor of her whose memory was most sacred to him, was never finished; its end never reached the ears of him against whom it was directed.
D. Luis, por encima de la mesa, que estaba entre él y el conde, con agilidad asombrosa y con tino y fuerza, tendió el brazo derecho, armado de un junco o bastoncillo flexible y cimbreante, y cruzó la cara de su enemigo, levantándole al punto un verdugón amoratado.
For, with marvelous quickness, dexterity, and force, he reached across the table which was between himself and the Count, and with the light, flexible bamboo cane with which he had armed himself, struck his antagonist on the face, raising on it instantly a livid mark.
No hubo ni grito, ni denuesto, ni alboroto posterior. Cuando empiezan las manos, suelen callar las lenguas. El conde iba a lanzarse sobre D. Luis para destrozarle si podía; pero la opinión había dado una gran vuelta desde aquella mañana, y entonces estaba en favor de D. Luis. El capitán, el médico y hasta Currito, ya con más ánimo, contuvieron al conde, que pugnaba y forcejeaba ferozmente por desasirse.
There was neither retort, outcry, nor uproar. When the hands come into play, the tongue is apt to be silent. The Count was about to throw himself on Don Luis for the purpose of tearing him to pieces, if it were in his power. But opinion had changed greatly since yesterday morning, and was now on the side of Don Luis. The captain, the doctor, and even Currito, who now showed more courage than he had done on that occasion, all held back the Count, who struggled and fought ferociously to release himself.
-Dejadme libre; dejadme que le mate -decía.
“Let me go!” he cried; “let me get at him and kill him!”
-Yo no trato de evitar un duelo -dijo el capitán-. El duelo es inevitable. Trato sólo de que no luchéis aquí como dos ganapanes. Faltaría a mi decoro si presenciase tal lucha.
“I do not seek to prevent a duel,” said the captain; “a duel is inevitable. I only seek to prevent your fighting here like two porters. I should be wanting in self-respect if I consented to be present at such a combat.”
-Que vengan armas -dijo el conde-. No quiero retardar el lance ni un minuto... En el acto... aquí.
“Let weapons be brought!” said the Count; “I do not wish to defer the affair for a single moment. At once—and here!”
-¿Queréis reñir al sable? -dijo el capitán.
“Will you fight with swords?” said the captain.
-Bien está -respondió D. Luis.
“Yes,” responded Don Luis.
-Vengan los sables -dijo el conde.
“Swords be it,” said the Count.
Todos hablaban en voz baja para que no se oyese nada en la calle. Los mismos criados del casino, que dormían en sillas, en la cocina y en el patio, no llegaron a despertarse.
All this was said in a low voice, so that nothing might be heard in the street. Even the servants of the club-house, who slept on chairs in the kitchen and in the yard, were not awakened by the noise.
D. Luis eligió para testigos al capitán y a Currito. El conde, a los dos forasteros. El médico quedó para hacer su oficio, y enarboló la bandera de la Cruz Roja.
Don Luis chose as his seconds the captain and Currito; the Count chose the two strangers. The doctor made ready to practice his art, and showed the emblem of the Red Cross.
Era todavía de noche. Se convino en hacer campo de batalla de aquel salón, cerrando antes la puerta.
It was not yet daylight. It was agreed that the apartment in which they were should be the field of combat, the door being first closed.
El capitán fue a su casa por los sables y los trajo al momento, debajo de la capa que para ocultarlos se puso.
The captain went to his house for the swords, and returned soon afterward carrying them under the cloak which he had put on for the purpose of concealing them.
Ya sabemos que D. Luis no había empuñado en su vida un arma. Por fortuna, el conde no era mucho más diestro en la esgrima, aunque nunca había estudiado teología ni pensado en ser clérigo.
We already know that Don Luis had never wielded a weapon in his life. Fortunately, the Count, although he had never studied theology, or entertained the purpose of becoming a priest, was not much more skilled than he in the art of fence.
Las condiciones del duelo se redujeron a que, una vez el sable en la mano, cada uno de los dos combatientes hiciese lo que Dios le diera a entender.
The only rules laid down for the duel were that, their swords once in hand, each of the combatants should use his weapon as Heaven might best direct him.
Se cerró la puerta de la sala. Las mesas y las sillas se apartaron en un rincón para despejar el terreno. Las luces se colocaron de un modo conveniente. D. Luis y el conde se quitaron levitas y chalecos, quedaron en mangas de camisa y tomaron las armas. Se hicieron a un lado los testigos. A una señal del capitán, empezó el combate.
The door of the apartment was closed. The tables and chairs were placed in a corner, to leave a free field for the combatants, and the lights were suitably disposed. Don Luis and the Count divested themselves of their coats and waistcoats, remaining in their shirt-sleeves, and each selected his weapon. The seconds stood on one side. At a signal from the captain the combat began.
Entre dos personas que no sabían parar ni defenderse la lucha debía ser brevísima, y lo fue.
Between two persons who know neither how to parry a stroke nor how to put themselves on guard, a combat must of necessity be brief; and it was.
La furia del conde, retenida por algunos minutos, estalló y le cegó. Era robusto, tenía unos puños de hierro, y sacudía con el sable una lluvia de tajos sin orden ni concierto. Cuatro veces tocó a D. Luis, por fortuna siempre de plano. Lastimó sus hombros, pero no le hirió. Menester fue de todo el vigor del joven teólogo para no caer derribado a los tremendos golpes y con el dolor de las contusiones. Todavía tocó el conde por quinta vez a D. Luis, y le dio en el brazo izquierdo. Aquí la herida fue de filo, aunque de soslayo. La sangre de D. Luis empezó a correr en abundancia. Lejos de contenerse un poco, el conde arremetió con más ira, para herir de nuevo: casi se metió bajo el sable de D. Luis. Éste, en vez de prepararse a parar, dejó caer el sable con brío y acertó con una cuchillada en la cabeza del conde. La sangre salió con ímpetu y se extendió por la frente y corrió sobre los ojos. Aturdido por el golpe, dio el conde con su cuerpo en el suelo.
The fury of the Count, restrained for some time past, now burst forth and blinded his reason. He was strong, and he had wrists of steel; and with his sword he showered down on Don Luis a storm of strokes without order or sequence. Four times he succeeded in touching Don Luis—each time, fortunately, with the flat of his weapon. He bruised his shoulders, but did not wound him. The young theologian had need of all his strength to keep from falling to the floor, overcome by the force of the blows and the pains of his bruises. A fifth time the Count hit Don Luis, on the left arm, and this time with the edge of his weapon, although aslant. The blood began to flow abundantly. Far from stopping, the Count resumed the attack with renewed fury, in the hope of again wounding his antagonist. He almost placed himself under the weapon of Don Luis. The latter, instead of putting himself in position to parry brought his sword down vigorously on his adversary, and succeeded in wounding the Count in the head. The blood gushed forth, and ran down his forehead and into his eyes. Stunned by the blow, the Count fell heavily to the floor.
Toda la batalla fue negocio de algunos segundos.
The whole combat was a matter of a few seconds.
D. Luis había estado sereno, como un filósofo estoico, a quien la dura ley de la necesidad obliga a ponerse en semejante conflicto, tan contrario a sus costumbres y modo de pensar; pero, no bien miró a su contrario por tierra, bañado en sangre, y como muerto, D. Luis sintió una angustia grandísima y temió que le diese una congoja. Él, que no se creía capaz de matar un gorrión, acaso acababa de matar a un hombre. Él, que aún estaba resuelto a ser sacerdote, a ser misionero, a ser ministro y nuncio del Evangelio, hacía cinco o seis horas, había cometido o se acusaba de haber cometido en nada de tiempo todos los delitos y de haber infringido todos los mandamientos de la ley de Dios. No había quedado pecado mortal de que no se contaminase. Sus propósitos de santidad heroica y perfecta se habían desvanecido primero. Sus propósitos de una santidad más fácil, cómoda y burguesa, se desvanecían después. El diablo desbarataba sus planes. Se le antojaba que ni siquiera podía ya ser un Filemón cristiano, pues no era buen principio para el idilio perpetuo el de rasgar la cabeza al prójimo de un sablazo.
Don Luis had remained tranquil throughout, like a Stoic philosopher who is obliged by the hard law of necessity to take part in a conflict opposed alike to his habits and his ways of thought. But no sooner did he see his antagonist extended on the floor, bathed in blood and looking as though he were dead, than he experienced the most poignant anguish, and feared for a moment that he should faint. He who, until within the last five or six hours, had held unwaveringly to his resolution of being a priest, a missionary, a minister, and a messenger of the Gospel, had committed, or accused himself of having committed, during those few hours, every crime, and of breaking all the commandments of God. There was now no mortal sin by which he was not contaminated. First, his purpose of leading a life of perfect and heroic holiness had been put to flight; then had followed his purpose of leading a life of holiness of a more easy, commonplace sort. The devil seemed to please himself in overthrowing his plans. He reflected that he could now no longer be even a Christian Philemon, for to lay his neighbor′s head open with a stroke of a sabre was not a very good beginning of his idyl.
El estado de D. Luis, después de las agitaciones de todo aquel día, era el de un hombre que tiene fiebre cerebral.
Don Luis, after all the excitement of the day, was now in a condition resembling that of a man who has brain fever.
Currito y el capitán, cada uno de un lado, le agarraron y llevaron a su casa.
Currito and the captain, one at each side, took hold of him and led him home.
…
XIV
D. Pedro de Vargas se levantó sobresaltado cuando le dijeron que venía su hijo herido. Acudió a verle, examinó las contusiones y la herida del brazo, y vio que no eran de cuidado, pero puso el grito en el cielo diciendo que iba a tomar venganza de aquella ofensa, y no se tranquilizó hasta que supo el lance, y que D. Luis había sabido tomar venganza por sí, a pesar de su teología.
DON PEDRO DE VARGAS got out of bed in terror when he was told that his son had come home wounded. He ran to see him, examined his bruises and the wound in his arm, and saw that they were none of them attended with danger; but he broke out into threats of vengeance, and would not be pacified until he was made acquainted with the particulars of the affair, and learned that Don Luis had known how to avenge himself in spite of his theology.
El médico vino poco después a curar a D. Luis, y pronosticó que en tres o cuatro días estaría don Luis para salir a la calle, como si tal cosa. El conde, en cambio, tenía para meses. Su vida, sin embargo, no corría peligro. Había vuelto de su desmayo, y había pedido que le llevasen a su pueblo, que no dista más que una legua del lugar en que pasaron estos sucesos. Habían buscado un carricoche de alquiler y le habían llevado, yendo en su compañía su criado y los dos forasteros que le sirvieron de testigos.
The doctor came soon after to examine the wound, and was of opinion that in three or four days′ time Don Luis would be able to go out again as if nothing had happened. With the Count, on the other hand, it would be a matter of months. His life, however, was in no danger. He had returned to consciousness, and had asked to be taken to his own home, which was distant only a league from the village in which these events took place. A hired coach had been procured, and he had been conveyed thither, accompanied by his servant and also by the two strangers who had acted as his seconds.
A los cuatro días del lance, se cumplieron en efecto los pronósticos del doctor, y D. Luis, aunque magullado de los golpes y con la herida abierta aún, estuvo en estado de salir, y prometiendo un restablecimiento completo en plazo muy breve.
Four days after the affair the doctor′s opinion was justified by the result, and Don Luis, although sore from his bruises and with his wound still unhealed, was in a condition to go out, and promised a complete recovery within a short time.
El primer deber que D. Luis creyó que necesitaba cumplir, no bien le dieron de alta, fue confesar a su padre sus amores con Pepita y declararle su intención de casarse con ella.
The first duty which Don Luis thought himself obliged to fulfil, as soon as he was off the sick list, was to confess to his father his love for Pepita, and his intention of marrying her.
D. Pedro no había ido al campo ni se había empleado sino en cuidar a su hijo durante la enfermedad. Casi siempre estaba a su lado acompañándole y mimándole con singular cariño.
Don Pedro had not gone out to the country, nor had he occupied himself in any other way than in taking care of his son during his sickness. He was constantly at his side, waiting on him and petting him with tender affection.
En la mañana del día 27 de Junio, después de irse el médico, D. Pedro quedó solo con su hijo; y entonces la tan difícil confesión para D. Luis tuvo lugar del modo siguiente.
On the morning of the 27th of June, after the doctor had gone, Don Pedro being alone with his son, the confession, so difficult for Don Luis to make, took place in the following manner:
-Padre mío- dijo D. Luis-, yo no debo seguir engañando a Vd. por más tiempo. Hoy voy a confesar a Vd. mis faltas y a desechar la hipocresía.
“Father,” said Don Luis, “I ought not to deceive you any longer. To-day I am going to confess my faults to you, and cast away hypocrisy.”
-Muchacho, si es confesión lo que vas a hacer, mejor será que llames al padre vicario. Yo tengo muy holgachón el criterio, y te absolveré de todo, sin que mi absolución te valga para nada. Pero si quieres confiarme algún hondo secreto como a tu mejor amigo, empieza, que te escucho.
“If it is a confession you are about to make, my boy, it would be better for you to send for the reverend vicar. My standard of morality is an indulgent one, and I shall give you absolution for everything, without my absolution being of much value to you, however. But if you wish to confide to me some weighty secret, as to your best friend, begin by all means; I am ready to listen to you.”
-Lo que tengo que confiar a Vd. es una gravísima falta mía, y me da vergÜenza...
“What I am about to confess to you is a very serious fault of which I have been guilty; and I am ashamed to—”
-Pues no tengas vergÜenza con tu padre y di sin rebozo.
“You have no need to be ashamed before your father; speak frankly.”
Aquí D. Luis, poniéndose muy colorado, y con visible turbación, dijo:
Here Don Luis growing very red, and with visible confusion, said:
-Mi secreto es que estoy enamorado de... Pepita Jiménez, y que ella...
“My secret is, that I am in love with—Pepita Jiménez—and that she—”
D. Pedro interrumpió a su hijo con una carcajada y continuó la frase:
Don Pedro interrupted his son with a burst of laughter, and finished the sentence for him:
-Y que ella está enamorada de ti, y que la noche de la velada de San Juan estuviste con ella en dulces coloquios hasta las dos de la mañana, y que por ella buscaste un lance con el conde de Genazahar a quien has roto la cabeza. Pues, hijo, bravo secreto me confías. No hay perro ni gato en el lugar que no esté ya al corriente de todo. Lo único que parecía posible ocultar era la duración del coloquio hasta las dos de la mañana, pero unas gitanas buñoleras te vieron salir de la casa y no pararon hasta contárselo a todo bicho viviente. Pepita, además, no disimula cosa mayor; y hace bien, porque sería el disimulo de Antequera... Desde que estás enfermo viene aquí Pepita dos veces al día, y otras dos o tres veces envía a Antoñona a saber de tu salud, y si no han entrado a verte, es porque yo me he opuesto para que no te alborotes.
“And that she is in love with you, and that on the night of St. John′s Eve you had a tender meeting with her until two o′clock in the morning, and that, for her sake, you sought a quarrel with the Count of Genazahar, whose head you have broken. “A pretty secret to confide to me, truly! There isn′t a cat or a dog in the village that is not fully acquainted with every detail of the business. The only thing there seemed a possibility of being able to conceal was, that your interview lasted until just two o′clock in the morning; but some gipsy-cake women chanced to see you leave Pepita′s house, and did not stop until they had told every living creature in the place of it. Pepita, besides, makes no great effort to conceal the truth, and in this she does well, for that would be only the concealment of Antequera. Since you have been wounded, Pepita comes here twice a day, and sends Antoñona two or three times more to inquire after you; and if they have not come in to see you, it is because I would not consent to their doing so, lest it should excite you.”
La turbación y el apuro de D. Luis subieron de punto cuando oyó contar a su padre toda la historia en lacónico compendio.
The confusion and the distress of Don Luis reached their climax when he heard his father thus compendiously tell the whole story.
-¡Qué sorpresa! -dijo-, ¡qué asombro habrá sido el de Vd.!
“How surprised,” he said, “how astounded you must have been!”
-Nada de sorpresa, ni de asombro, muchacho. En el lugar sólo se saben las cosas hace cuatro días, y la verdad sea dicha, ha pasmado tu transformación. ¡Miren el cógelas a tientas y mátalas callando, miren el santurrón y el gatito muerto, exclaman las gentes, con lo que ha venido a descolgarse! El padre vicario, sobre todo, se ha quedado turulato. Todavía está haciéndose cruces, al considerar cuánto trabajaste en la viña del Señor en la noche del 23 al 24, y cuán variados y diversos fueron tus trabajos. Pero a mí no me cogieron las noticias de susto, salvo tu herida. Los viejos sentimos crecer la yerba. No es fácil que los pollos engañen a los recoveros.
“No, my boy, I was neither surprised nor astounded. The matter has been known in the village only for four days, and indeed, to tell the truth, your transformation did create some surprise. ‘Oh, the sly-boots! the wolf in sheep′s clothing! the hypocrite!′ every one exclaimed; ‘how we have been deceived in him!′ The reverend vicar, above all, is quite bewildered. He is still crossing himself at the thought of how you toiled in the vineyard of the Lord on the night of the 23d and the morning of the 24th, and of the strange character of your labors. But there was nothing in these occurrences to surprise me, except your wound. We old people can hear the grass grow. It is not easy for the chickens to deceive the huckster.”
-Es verdad: he querido engañar a Vd. ¡He sido un hipócrita!
“It is true, I sought to deceive you! I have been a hypocrite!”
-No seas tonto: no lo digo por motejarte. Lo digo para darme tono de perspicaz. Pero hablemos con franqueza: mi jactancia es inmotivada. Yo sé punto por punto el progreso de tus amores con Pepita, desde hace más de dos meses; pero lo sé porque tu tío el deán, a quien escribías tus impresiones, me lo ha participado todo. Oye la carta acusadora de tu tío, y oye la contestación que le di, documento importantísimo de que he guardado minuta.
“Don′t be a fool; I do not say this to blame you. I say it in order to give myself an air of perspicacity. But let us speak with frankness. My boasting is, after all, without foundation. I knew, step by step, for more than two months past, the progress of your love affair with Pepita; but I know it because your uncle the dean, to whom you were writing all that passed within your mind, has communicated it to me. Listen to your uncle′s letter of accusation, and to the answer I gave him, a very important document, of which I have kept the copy.”
D. Pedro sacó del bolsillo unos papeles y leyó lo que sigue:
Don Pedro took some papers from his pocket, and read aloud his brother′s letter:
Carta del deán. -«
Mi querido hermano: Siento en el alma tener que darte una mala noticia; pero confío en Dios que habrá de concederte paciencia y sufrimiento bastantes para que no te enoje y acibare demasiado. Luisito me escribe, hace días, extrañas cartas, donde descubro, al través de su exaltación mística, una inclinación harto terrenal y pecaminosa hacia cierta viudita, guapa, traviesa y coquetísima, que hay en ese lugar. Yo me había engañado hasta aquí, creyendo firme la vocación de Luisito, y me lisonjeaba de dar en él a la Iglesia de Dios un sacerdote sabio, virtuoso y ejemplar; pero las cartas referidas han venido a destruir mis ilusiones. Luisito se muestra en ellas más poeta que verdadero varón piadoso, y la viuda, que ha de ser de la piel de Barrabás, le rendirá con poco que haga. Aunque yo escribo a Luisito amonestándole para que huya de la tentación, doy ya por seguro que caerá en ella. No debiera esto pesarme, porque si ha de faltar y ser galanteador y cortejante, mejor es que su mala condición se descubra con tiempo y no llegue a ser clérigo. No vería yo, por lo tanto, grave inconveniente en que Luisito siguiera ahí, y fuese ensayado y analizado en la piedra de toque y crisol de tales amores, a fin de que la viudita fuese el reactivo por medio del cual se descubriera el oro puro de sus virtudes clericales o la baja liga con que el oro está mezclado; pero tropezamos con el escollo de que la dicha viuda, que habíamos de convertir en fiel contraste, es tu pretendida y no sé si tu enamorada. Pasaría, pues, de castaño oscuro el que resultase tu hijo rival tuyo. Esto sería un escándalo monstruoso, y, para evitarle con tiempo, te escribo hoy, a fin de que, pretextando cualquiera cosa, envíes o traigas a Luisito por aquí, cuanto antes mejor».
“MY DEAR BROTHER: “It grieves me to the heart to be obliged to give you a piece of bad news; but I trust that God will grant you patience and endurance to enable you to hear it without feeling too much anger or bitterness. “Luisito has been writing me strange letters for some days past, in which he reveals, in the midst of his mystical exaltation, an inclination, earthly and sinful enough, toward a certain widow, charming, mischievous, and coquettish, who lives in your village. Until now I had deceived myself, believing Luisito′s call to be a true one; and I flattered myself with giving to the Church of God a wise, virtuous, and exemplary priest. But his letters have dispelled my illusions. Luisito shows himself, in them, to have more of poetry than of true piety in his nature; and the widow, who must be a limb of Satan, will be able to vanquish him with but a very slight effort. Although I wrote to Luisito admonishing him to flee from temptation, I am already certain that he will fall into it. This ought not to grieve me; for if he is to be false to his vocation, to indulge in gallantries, and to make love, it is better that this evil disposition should reveal itself in time, and that he should not become a priest. I should not, therefore, see any serious objection to Luisito′s remaining with you, for the purpose of being tested by the touchstone and analyzed in the crucible of such a love, making the little widow the agent by whose means might be discovered how great is the quantity of the pure gold of his clerical virtues, and how much alloy is mixed with that gold, were it not that we are met by the difficulty that the widow whom we would thus convert into a faithful assayer, is the object of your own addresses, and, it may be, your sweetheart. “That your son should turn out to be your rival would be too serious a matter. This would be a monstrous scandal, and to avoid it in time I write to you to-day, to the end that, under whatever pretext, you may send or bring Luisito here—the sooner the better.”
Don Luis escuchaba en silencio y con los ojos bajos. Su padre continuó:
Don Luis listened in silence, and with his eyes cast down.
-A esta carta del deán contesté lo que sigue:
His father then read him his reply to the dean:
Contestación.-«
Hermano querido y venerable padre espiritual: mil gracias te doy por las noticias que me envías y por tus avisos y consejos. Aunque me precio de listo, confieso mi torpeza en esta ocasión. La vanidad me cegaba. Pepita Jiménez, desde que vino mi hijo, se me mostraba tan afable y cariñosa que yo me las prometía felices. Ha sido menester tu carta para hacerme caer en la cuenta. Ahora comprendo que, al haberse humanizado, al hacerme tantas fiestas y al bailarme el agua delante, no miraba en mí la pícara de Pepita sino al papá del teólogo barbilampiño. No te lo negaré: me mortificó y afligió un poco este desengaño en el primer momento; pero después lo reflexioné todo con la madurez debida, y mi mortificación y mi aflicción se convirtieron en gozo.
“DEAR BROTHER AND VENERABLE SPIRITUAL FATHER: “I return you a thousand thanks for the news you sent me, and for your counsel and advice. Although I flatter myself with not being wanting in shrewdness, I confess my stupidity on this occasion; I was blinded by vanity. Pepita Jiménez, from the time that my son arrived here, manifested so much amiability and affection toward me that I began to indulge in pleasing hopes on my own account. Your letter was necessary to undeceive me. I now understand that in making herself so sociable, in showing me so many attentions, and in dancing attendance on me, as she did, this cunning Pepita had in her mind only the father of the smooth-faced theologian. I shall not attempt to conceal from you that, for the moment, this disappointment mortified and distressed me a little; but when I reflected over it with due consideration, my mortification and my distress were converted into joy.
El chico es excelente. Yo le he tomado mucho más afecto desde que está conmigo. Me separé de él y te le entregué para que le educases, porque mi vida no era muy ejemplar, y en este pueblo, por lo dicho y por otras razones, se hubiera criado como un salvaje. Tú fuiste más allá de mis esperanzas y aun de mis deseos, y por poco no sacas de Luisito un Padre de la Iglesia. Tener un hijo santo hubiera lisonjeado mi vanidad; pero hubiera sentido yo quedarme sin un heredero de mi casa y nombre, que me diese lindos nietos, y que después de mi muerte disfrutase de mis bienes, que son mi gloria, porque los he adquirido con ingenio y trabajo, y no haciendo fullerías y chanchullos. Tal vez la persuasión en que estaba yo de que no había remedio, de que Luis iba a catequizar a los chinos, a los indios y a los negritos de Monicongo, me decidió a casarme para dilatar mi sucesión.
“Luis is an excellent boy. Since he has been with me I have learned to regard him with much greater affection than formerly. I parted from him, and gave him up to you to educate, because my own life was not very exemplary, and, for this and other reasons, he would have grown up a savage here. You went beyond my hopes and even my desires, and almost made a father of the Church of Luisito. To have a holy son would have flattered my vanity; but I should have been very sorry to remain without an heir to my house and name, who would give me handsome grandchildren, and who after my death would enjoy my wealth, which is my glory, for I acquired it by skill and industry, and not by cunning and trickery. Perhaps the conviction I had that there was no remedy, and that Luis would inevitably go abroad to convert the Chinese, the Indians, or the blacks of the Congo, made me resolve on marrying, so as to provide myself with an heir.
Naturalmente puse mis ojos en Pepita Jiménez, que no es de la piel de Barrabás como imaginas, sino una criatura remonísima, más bendita que los cielos y más apasionada que coqueta. Tengo tan buena opinión de Pepita que si volviese ella a tener diez y seis años y una madre imperiosa que la violentara, y yo tuviese ochenta años como D. Gumersindo, esto es, si viera ya la muerte en puertas, tomaría a Pepita por mujer para que me sonriese al morir como si fuera el ángel de mi guarda que había revestido cuerpo humano, y para dejarle mi posición, mi caudal y mi nombre. Pero ni Pepita tiene ya diez y seis años, sino veinte, ni está sometida al culebrón de su madre, ni yo tengo ochenta años, sino cincuenta y cinco. Estoy en la peor edad, porque empiezo a sentirme harto averiado, con un poquito de asma, mucha tos, bastantes dolores reumáticos y otros alifafes, y sin embargo, maldita la gana que tengo de morirme. Creo que ni en veinte años me moriré, y como le llevo veinticinco a Pepita, calcula el desastroso porvenir que le aguardaba con este viejo perdurable. Al cabo de los pocos años de casada conmigo hubiera tenido que aborrecerme, a pesar de lo buena que es. Porque es buena y discreta no ha querido, sin duda, aceptarme por marido, a pesar de la insistencia y de la obstinación con que se lo he propuesto.
“Naturally enough, I cast my eyes on Pepita Jiménez, who is not, as you imagine, a limb of Satan, but a lovely creature, as innocent as an angel, and ardent in her nature, rather than coquettish. I have so good an opinion of Pepita that, if she were sixteen again, with a domineering mother who tyrannized over her, and if I were eighty, like Don Gumersindo—that is to say, if death were already knocking at the door—I would marry Pepita, that her smile might cheer me on my deathbed, as if my guardian angel had taken human shape in her, and for the purpose of leaving her my position, my fortune, and my name. But Pepita is not sixteen, but twenty; nor is she now in the power of that serpent, her mother; nor am I eighty, but fifty-five. I am at the very worst age, because I begin to feel myself considerably the worse for wear, with something of asthma, a good deal of cough, rheumatic pains, and other chronic ailments; yet devil a bit do I wish to die, notwithstanding! I believe I shall not die for twenty years to come, and, as I am thirty-five years older than Pepita, you may calculate the miserable future that would await her, tied to an old man who would live forever. At the end of a few years of marriage she would be reduced to hating me, notwithstanding her goodness. Doubtless it is because she is good and wise that she has not chosen to accept me for a husband, notwithstanding the perseverance and the obstinacy with which I have proposed to her.
¡Cuánto se lo agradezco ahora! La misma puntita de vanidad lastimada por sus desdenes se embota ya al considerar que, si no me ama, ama mi sangre; se prenda del hijo mío. Si no quiere esta fresca y lozana yedra enlazarse al viejo tronco, carcomido ya, trepe por él, me digo, para subir al renuevo tierno y al verde y florido pimpollo. Dios los bendiga a ambos y prospere estos amores. Lejos de llevarte al chico otra vez, le retendré aquí, hasta por fuerza, si es necesario. Me decido a conspirar contra su vocación. Sueño ya con verle casado. Me voy a remozar contemplando a la gentil pareja, unida por el amor.
“How much do I not thank her for this now! Even my self-love, wounded by her scorn, is soothed by the reflection that, if she does not love me, at least she loves one of my blood, is captivated by a son of mine. If this fresh and luxuriant ivy, I say to myself, refuses to twine around the old trunk, worm-eaten already, it climbs by it to reach the new sprout it has put forth—a green and flourishing offshoot. May God bless them both, and make their love prosper! “Far from bringing the boy back to you, I shall keep him here—by force, if it be necessary I have determined to oppose his entering the priesthood. I dream already of seeing him married. I shall grow young again contemplating the handsome pair joined together by love.
¿Y cuando me den unos cuantos chiquillos? En vez de ir de misionero y de traerme de Australia o de Madagascar o de la India varios neófitos, con jetas de a palmo, negros como la tizna, o amarillos como el estezado y con ojos de mochuelo, ¿no será mejor que Luisito predique en casa, y me saque en abundancia una serie de catecumenillos rubios, sonrosados, con ojos como los de Pepita, y que parezcan querubines sin alas? Los catecúmenos que me trajese de por allá, sería menester que estuvieran a respetable distancia para que no me inficionasen, y éstos de por acá me olerían a rosas del paraíso, y vendrían a ponerse sobre mis rodillas, y jugarían conmigo, y me besarían, y me llamarían abuelito, y me darían palmaditas en la calva, que ya voy teniendo. ¿Qué quieres?
And how will it be when they shall have given me a family of grand-children? Instead of going as a missionary, and bringing back to me from Australia, or Madagascar, or India, neophytes black as soot, with lips the size of your hand, or yellow as deerskin, and with eyes like owls, will it not be better for Luisito to preach the Gospel in his own house, and to give me a series of little catechumens, fair, rosy, with eyes like those of Pepita, who will resemble cherubim without wings? The catechumens he would bring me from those foreign lands I should have to keep at a respectful distance, in order not to be overpowered by their odor; while those I speak of would seem to me like roses of Paradise, and would come to climb up on my knees, and would call me grandpapa, and with their little hands pat the bald spot I am beginning to acquire.
Cuando estaba yo en todo mi vigor, no pensaba en las delicias domésticas; mas ahora, que estoy tan próximo a la vejez, si ya no estoy en ella, como no me he de hacer cenobita, me complazco en esperar que haré el papel de patriarca. Y no entiendas que voy a limitarme a esperar que cuaje el naciente noviazgo, sino que he de trabajar para que cuaje. Siguiendo tu comparación, pues que transformas a Pepita en crisol, y a Luis en metal, yo buscaré o tengo buscado ya un fuelle o soplete utilísimo, que contribuya a avivar el fuego para que el metal se derrita pronto. Este soplete es Antoñona, nodriza de Pepita, muy lagarta, muy sigilosa y muy afecta a su dueño. Antoñona se entiende ya conmigo, y por ella sé que Pepita está muerta de amores.
“When I was in all my vigor I had no particular longing for domestic joys: but now that I am approaching old age, if I have not already entered on it, as I have no intention of turning monk, I please myself in thinking that I shall play the part of a patriarch And do not imagine, either, that I am going to leave it to time to bring this young engagement to a happy close. No! I shall myself set to work to do this. “Continuing your comparison, since you speak of Pepita as a crucible and Luis as a metal, I shall find, or rather I have found already, a bellows, or blow-pipe, very well adapted to kindle up the fire, so that the metal may melt in it the more quickly. Antoñona has an understanding with me already, and through her I know that Pepita is over head and ears in love.
Hemos convenido en que yo siga haciendo la vista gorda y no dándome por entendido de nada. El padre vicario, que es un alma de Dios, siempre en Babia, me sirve tanto o más que Antoñona, sin advertirlo él: porque todo se le vuelve a hablar de Luis con Pepita, y de Pepita con Luis; de suerte que este excelente señor, con medio siglo en cada pata, se ha convertido ¡oh milagro del amor y de la inocencia! en palomito mensajero, con quien los dos amantes se envían sus requiebros y finezas, ignorándolo también ambos. Tan poderosa combinación de medios naturales y artificiales debe dar un resultado infalible. Ya te le diré al darte parte de la boda, para que vengas a hacerla, o envíes a los novios tu bendición y un buen regalo».
“We have agreed that I shall continue to seem blind to everything, and to know nothing of what passes. The reverend vicar, who is a simple soul, always in the clouds, helps me as much as Antoñona does, or more, and without knowing it, because he repeats to Pepita everything Luis says to him, and everything Pepita says to Luis; so that this excellent man, with the weight of half a century in each foot, has been converted—oh, miracle of love and of innocence!—into a carrier-dove by which the two lovers send each other their flatteries and endearments, while they are as ignorant as he is of the fact. “So powerful a combination of natural and artificial methods ought to give an infallible result. You will be made acquainted with this result when I give you notice of the wedding, so that you may come to perform the ceremony, or else send the lovers your blessing and a handsome present.”
Así acabó D. Pedro de leer su carta, y al volver a mirar a D. Luis, vio que D. Luis había estado escuchando con los ojos llenos de lágrimas.
With these words Don Pedro finished the reading of his letter; and on looking again at Don Luis he saw that he had been listening to him with his eyes full of tears.
El padre y el hijo se dieron un abrazo muy apretado y muy prolongado.
Father and son united in a long and close embrace.
Al mes justo de esta conversación y de esta lectura, se celebraron las bodas de D. Luis de Vargas y de Pepita Jiménez.
Just a month from the date of this interview the wedding of Don Luis de Vargas and Pepita Jiménez took place.
Temeroso el señor deán de que su hermano le embromase demasiado con que el misticismo de Luisito había salido huero, y conociendo además que su papel iba a ser poco airoso en el lugar, donde todos dirían que tenía mala mano para sacar santos, dio por pretexto sus ocupaciones y no quiso venir, aunque envió su bendición y unos magníficos zarcillos, como presente para Pepita.
The reverend Dean—fearing the ridicule of his brother at the spiritual-mindedness of Don Luis having thus come to naught, and recognizing also that he would not play a very dignified part in the village, where every one would say he was a poor hand at turning out saints—declined to be present, excusing himself on the ground of being too busy, although he sent his blessing, and a magnificent pair of earrings as a present for Pepita.
El padre vicario tuvo, pues, el gusto de casarla con D. Luis.
The reverend vicar, therefore, had the pleasure of marrying her to Don Luis.
La novia, muy bien engalanada, pareció hermosísima a todos, y digna de trocarse por el cilicio y las disciplinas.
The bride, elegantly attired, was thought lovely by every one, and was looked upon as a good exchange for the hair shirt and the scourge.
Aquella noche dio D. Pedro un baile estupendo en el patio de su casa y salones contiguos. Criados y señores, hidalgos y jornaleros, las señoras y señoritas y las mozas del lugar, asistieron y se mezclaron en él, como en la soñada primera edad del mundo, que no sé por qué llaman de oro. Cuatro diestros, o si no diestros, infatigables guitarristas, tocaron el fandango. Un gitano y una gitana, famosos cantadores, entonaron las coplas más amorosas y alusivas a las circunstancias. Y el maestro de escuela leyó un epitalamio, en verso heroico.
That night Don Pedro gave a magnificent ball in the courtyard of his house and the contiguous apartments. Servants and gentlemen, nobles and laborers, ladies and country-girls were present, and mingled together as if it were the ideal golden age—though why called golden I know not. Four skilful, or, if not skilful, at least indefatigable, guitar-players played a fandango; two gipsies, a man and a woman, both famous singers, sang verses of a tender character and appropriate to the occasion; and the schoolmaster read an epithalamium in heroic verse.
Hubo hojuelas, pestiños, gajorros, rosquillas, mostachones, bizcotelas y mucho vino para la gente menuda. El señorío se regaló con almíbares, chocolate, miel de azahar y miel de prima, y varios rosolis y mistelas aromáticas y refinadísimas.
There were tarts, fritters, jumbles, gingerbread, sponge-cake, and wine in abundance for the common people. The gentry regaled themselves with refreshments—chocolate, lemonade, honey, and various kinds of aromatic and delicate cordials.
D. Pedro estuvo hecho un cadete: bullicioso, bromista y galante. Parecía que era falso lo que declaraba en su carta al deán, del reúma y demás alifafes. Bailó el fandango con Pepita, con sus más graciosas criadas y con otras seis o siete mozuelas. A cada una, al volverla a su asiento, cansada ya, le dio con efusión el correspondiente y prescrito abrazo, y a las menos serias, algunos pellizcos, aunque esto no forma parte del ceremonial. D. Pedro llevó su galantería hasta el extremo de sacar a bailar a doña Casilda, que no pudo negarse, y que, con sus diez arrobas de humanidad y los calores de Julio, vertía un chorro de sudor por cada poro. Por último, don Pedro atracó de tal suerte a Currito, y le hizo brindar tantas veces por la felicidad de los nuevos esposos, que el mulero Dientes tuvo que llevarle a su casa a dormir la mona, terciado en una borrica como un pellejo de vino.
Don Pedro was like a boy—sprightly, gallant, and full of jests. It did not look as if there were much truth in what he had said in his letter to the Dean in regard to his rheumatism and other ailments. He danced the fandango with Pepita, as also with the most attractive among her maids, and with six or seven of the village girls. He gave each of them, on reconducting her, tired out, to her seat, the prescribed embrace, and to the least demure a couple of pinches, though this latter forms no part of the ceremonial. He carried his gallantry to the extreme of dancing with Doña Casilda, who could not refuse him, and who, with her two hundred and fifty pounds of humanity, and the heat of July, perspired at every pore. Finally, Don Pedro stuffed Currito so full, and made him drink so often to the health of the newly married pair, that the muleteer Dientes was obliged to carry him home to sleep off the effect of his excesses, slung like a wine-skin across the back of an ass!
El baile duró hasta las tres de la madrugada; pero los novios se eclipsaron discretamente antes de las once y se fueron a casa de Pepita. D. Luis volvió a entrar con luz, con pompa y majestad, y como dueño legítimo y señor adorado, en aquella limpia alcoba, donde poco más de un mes antes había entrado a oscuras, lleno de turbación y zozobra.
The ball lasted until three in the morning; but the young couple discreetly disappeared before eleven, and retired to the house of Pepita. …
Aunque en el lugar es uso y costumbre, jamás interrumpida, dar una terrible cencerrada a todo viudo o viuda que contrae segundas nupcias, no dejándolos tranquilos con el resonar de los cencerros en la primera noche del consorcio, Pepita era tan simpática y don Pedro tan venerado y D. Luis tan querido, que no hubo cencerros ni el menor conato de que resonasen aquella noche: caso raro que se registra como tal en los anales del pueblo.
Although it is the unfailing use and custom of the village to treat every widow or widower who marries again to a terrible charivari—that particularly noisy kind of mock serenade—leaving them not a moment′s rest from the cow-bells during the first night of marriage, Pepita was such a favorite, Don Pedro was so much respected, and Don Luis was so beloved, that there were no bells on this occasion, nor was there the least attempt made at ringing them—a singular circumstance, which is recorded as such in the annals of the village.
III -- Epílogo. Cartas de mi hermano
Part III. —Letters of My Brother
La historia de Pepita y Luisito debiera terminar aquí. Este epílogo está de sobra; pero el señor deán le tenía en el legajo, y ya que no le publiquemos por completo, publicaremos parte: daremos una muestra siquiera.
THE HISTORY of Pepita and Luisito should, properly speaking, end here. This epilogue is not necessary to the story, but, as it formed part of the bundle of papers left at his death by the reverend Dean, although we refrain from publishing it entire, we shall at least give samples of it.
A nadie debe quedar la menor duda en que don Luis y Pepita, enlazados por un amor irresistible, casi de la misma edad, hermosa ella, él gallardo y agraciado, y discretos y llenos de bondad los dos, vivieron largos años, gozando de cuanta felicidad y paz caben en la tierra; pero esto, que para la generalidad de las gentes es una consecuencia dialéctica bien deducida, se convierte en certidumbre para quien lee el epílogo.
No one can entertain the least doubt that Don Luis and Pepita, united by an irresistible love, almost of the same age—she beautiful, he brave and handsome, both intelligent and full of goodness—would enjoy, during a long life, as much peace and happiness as falls to the lot of mortals. And this supposition, which for those who have read the preceding narrative is a logically drawn deduction from it, is converted into a certainty for him who reads the epilogue.
El epílogo, además, da algunas noticias sobre los personajes secundarios que en la narración aparecen y cuyo destino puede acaso haber interesado a los lectores.
The epilogue gives, besides, some information respecting the secondary personages of the narrative, in whose fate the reader may possibly be interested.
Se reduce el epílogo a una colección de cartas, dirigidas por D. Pedro de Vargas a su hermano el señor deán, desde el día de la boda de su hijo hasta cuatro años después.
It consists of a collection of letters addressed by Don Pedro de Vargas to his brother the Dean, dating from the day of his son′s marriage to four years later.
Sin poner las fechas, aunque siguiendo el orden cronológico, trasladaremos aquí pocos y breves fragmentos de dichas cartas, y punto concluido.
Without prefixing the dates, although following their chronological order, we shall transcribe here a few short extracts from these letters, and thus bring our task to an end:
Luis muestra la más viva gratitud a Antoñona, sin cuyos servicios no poseería a Pepita; pero esta mujer, cómplice de la única falta que él y Pepita han cometido, y tan íntima en la casa y tan enterada de todo, no podía menos de estorbar. Para librarse de ella, favoreciéndola, Luis ha logrado que vuelva a reunirse con su marido, cuyas borracheras diarias no quería ella sufrir. El hijo del maestro Cencias ha prometido no volver a emborracharse casi nunca; pero no se ha atrevido a dar unnunca absoluto y redondo. Fiada, sin embargo, en esta semi-promesa, Antoñona ha consentido en volver bajo el techo conyugal. Una vez reunidos estos esposos, Luis ha creído eficaz el método homeopático para curar de raíz al hijo del maestro Cencias, pues habiendo oído afirmar que los confiteros aborrecen el dulce, ha inferido que los taberneros deben aborrecer el vino y el aguardiente, y ha enviado a Antoñona y a su marido a la capital de esta provincia, donde les ha puesto de su bolsillo una magnífica taberna. Ambos viven allí contentos, se han proporcionado muchos marchantes, y probablemente se harán ricos. Él se emborracha aún algunas veces; pero Antoñona, que es más forzuda, le suele sacudir para que acabe de corregirse.
Luis manifests the most lively gratitude toward Antoñona, without whose services he would not now possess Pepita. But this woman, the accomplice of the sole fault of which either he or Pepita had been guilty in their lives, living as she did on the most familiar footing in the house, and fully acquainted with all that had taken place, could not but be in the way. To get rid of her, then, and at the same time to do her a service, Luis set to work to bring about a reconciliation between her and her husband, whose daily fits of drunkenness she had refused to put up with. The son of Master Cencias gave his promise that he would get hardly ever drunk; but he would not venture on an absolute and uncompromising never. Confiding in this half-promise, however, Antoñona consented to return to the conjugal roof. Husband and wife being thus reunited, it occurred to Luis that a homeopathic principle of treatment might prove efficacious with the son of Master Cencias in curing him radically of his vice; for having heard it affirmed that confectioners detest sweets, he concluded that, on the same principle, tavern-keepers ought to detest spirits, and he sent Antoñona and her husband to the capital of the province, where at his own cost he set them up in a fine tavern. Both live there together happily; they have succeeded in obtaining many patrons, and will probably become rich. He still gets drunk occasionally; but Antoñona, who is stronger of the two, is accustomed at such times to give him a good trouncing, so help on his cure.
Currito, deseoso de imitar a su primo, a quien cada día admira más, y notando y envidiando la felicidad doméstica de Pepita y de Luis, ha buscado novia a toda prisa, y se ha casado con la hija de un rico labrador de aquí, sana, frescota, colorada como las amapolas, y que promete adquirir en breve un volumen y una densidad superiores a los de su suegra doña Casilda.
Currito, anxious to imitate his cousin, whom he admires more and more every day, and seeing and enjoying the domestic felicity of Pepita and Luis, made haste to find a sweetheart, and married the daughter of a rich farmer of the place, healthy, fresh, red as a poppy, and who promises soon to acquire proportions as ample as those of her mother-in-law Casilda.
El conde de Genahazar; a los cinco meses de cama, está ya curado de su herida, y según dicen, muy enmendado de sus pasadas insolencias. Ha pagado a Pepita, hace poco, más de la mitad de la deuda; y pide espera para pagar lo restante.
The Count of Genazahar, after being confined to his bed for five months, is now cured of his wound, and, it is said, is very much improved in manners. He paid Pepita, a short time ago, more than half of his debt to her, and asks for a respite in the payment of the remainder.
Hemos tenido un disgusto grandísimo, aunque harto le preveíamos. El padre vicario, cediendo al peso de la edad, ha pasado a mejor vida. Pepita ha estado a la cabecera de su cama hasta el último instante, y le ha cerrado los ojos y la entreabierta boca con sus hermosas manos. El padre vicario ha tenido la muerte de un bendito siervo de Dios. Más que muerte parecía tránsito dichoso a más serenas regiones. Pepita, no obstante, y todos nosotros también, le hemos llorado de veras. No ha dejado más que cinco o seis duros y sus muebles, porque todo lo repartía de limosna. Con su muerte habrían quedado aquí huérfanos los pobres, si Pepita no viviese.
We have had a very great grief, although one that we had foreseen for some time past. The father vicar, yielding to the advance of years, has passed to a better life. Pepita remained till the last at his bedside, and closed his eyes with her own beautiful hands. The father vicar died the death of a blessed servant of the Lord. Rather than death, it seemed a happy transit to serener regions. Nevertheless, Pepita and all of us have mourned him sincerely. He has left behind him only a few piastres and his furniture, for he gave all he had in alms. His death would have made orphans of the poor of the village, if it were not that Pepita still lives.
Mucho lamentan todos en el lugar la muerte del padre vicario; y no faltan personas que le dan por santo verdadero y merecedor de estar en los altares, atribuyéndole milagros. Yo no sé de esto; pero sé que era un varón excelente, y debe haber ido derechito a los cielos, donde tendremos en él un intercesor. Con todo, su humildad y su modestia y su temor de Dios eran tales, que hablaba de sus pecados en la hora de la muerte, como si los tuviese, y nos rogaba que pidiésemos su perdón y que rezásemos por él al Señor y a María Santísima.
Every one in the village laments the death of the reverend vicar, and there are many who regard him as a real saint, worthy of religious honors, and who attribute miracles to him. I know not how that may be, but I do know that he was an excellent man, and that he must have gone straight to heaven, where we may hope that he intercedes for us. With all this, his humility, his modesty, and his fear of God, were such that he spoke of his sins in the hour of death as if he had in reality committed many, and he besought our prayers to the Lord and to the Virgin Mary for their forgiveness.
En el ánimo de Luis han hecho honda impresión esta vida y esta muerte ejemplares de un hombre, menester es confesarlo, simple y de cortas luces, pero de una voluntad sana, de una fe profunda y de una caridad fervorosa. Luis se compara con el vicario, y dice que se siente humillado. Esto ha traído cierta amarga melancolía a su corazón; pero Pepita, que sabe mucho, la disipa con sonrisas y cariño.
A strong impression has been produced on the mind of Luis by the exemplary life and death of this man. He was simple, it must be confessed, and of limited intelligence, but of upright will, ardent faith, and fervent charity. When Luis compares himself with the vicar, he feels humiliated. This has infused into his soul a certain bitter melancholy; but Pepita, who has a great deal of tact, dissipates it with smiles and caresses.
Todo prospera en casa. Luis y yo tenemos unas candioteras que no las hay mejores en España, si prescindimos de Jerez. La cosecha de aceite ha sido este año soberbia. Podemos permitirnos todo género de lujos, y yo aconsejo a Luis y a Pepita que den un buen paseo por Alemania, Francia e Italia, no bien salga Pepita de su cuidado y se restablezca. Los chicos pueden, sin imprevisión ni locura, derrochar unos cuantos miles de duros en la expedición y traer muchos primores de libros, muebles y objetos de arte para adornar su vivienda.
Everything prospers with us. Luis and I have some wine-vaults, than which there are no better in Spain, if we except those of Xeres. The olive crop of this year has been superb. We can afford to allow ourselves every luxury; and I advise Luis and Pepita to make the tour of Germany, France, and Italy as soon as Pepita is over her trouble, and once more in her usual health. The dear children can afford to spend a few thousand piastres on the expedition, and will bring back some fine books, pieces of furniture, and objects of art, to adorn their dwelling.
Hemos aguardado dos semanas, para que sea el bautizo el día mismo del primer aniversario de la boda. El niño es un sol de bonito y muy robusto. Yo he sido el padrino, y le hemos dado mi nombre. Yo estoy soñando con que Periquito hable y diga gracias.
We have deferred the baptism for two weeks, in order that it may take place on the first anniversary of the wedding. The child is a marvel of beauty, and is very healthy. I am the godfather, and he has been named after me. I am already dreaming of the time when Periquito shall begin to talk, and amuse us with his prattle.
Para que todo les salga bien a estos enamorados esposos, resulta ahora, según cartas de la Habana, que el hermano de Pepita, cuyas tunanterías recelábamos que afrentasen a la familia, casi o sin casi va a honrarla y a encumbrarla haciéndose personaje. En tanto tiempo como hacía que no sabíamos de él, ha aprovechado bien las coyunturas, y le ha soplado la suerte. Ha tenido nuevo empleo en las aduanas, ha comerciado luego en negros, ha quebrado después, que viene a ser para ciertos hombres de negocios como una buena poda para los árboles, la cual hace que retoñen con más brío, y hoy está tan boyante, que tiene resuelto ingresar en la primera aristocracia, titulando de marqués o de duque. Pepita se asusta y se escandaliza de esta improvisada fortuna, pero yo le digo que no sea tonta: si su hermano es y había de ser de todos modos un pillete, ¿no es mejor que lo sea con buena estrella?
In order that nothing may be wanting to the prosperity of this tender pair, it turns out now, according to letters received from Havana, that the brother of Pepita, whose evil ways we feared might disgrace the family, is almost—and indeed without an almost—about to honor and elevate it by becoming a person of eminence. During all the time in which we heard nothing from him he has been profiting by his opportunities, and fortune has sent him favoring gales. He obtained another employment in the Custom-house; then he trafficked in negroes; then he failed—an occurrence which for certain business men is like a good pruning for trees, making them sprout again with fresh vigor; and now he is so prosperous that he has formed the resolution of entering the highest circles of the aristocracy, under the title of Marquis or Duke. Pepita is frightened and troubled at this unexpected turn of fortune, but I tell her not to be foolish: if her brother is, and must in any case be, a rascal, is it not better that he should at least be a fortunate one?
Así pudiéramos seguir extractando si no temiésemos fatigar a los lectores. Concluiremos, pues, copiando un poco de una de las últimas cartas.
We might thus go on making extracts did we not fear to weary the reader. We shall end, then, by copying one of the latest letters:
Mis hijos han vuelto de su viaje bien de salud y con Periquito muy travieso y precioso.
My children have returned from their travels in good health. Periquito is very mischievous and very charming.
Luis y Pepita vienen resueltos a no volver a salir del lugar, aunque les dure más la vida que a Filemón y a Baucis. Están enamorados como nunca el uno del otro.
Luis and Pepita have come back resolved never again to leave the village, though they should live longer than Philemon and Baucis. They are more in love with each other than ever.
Traen lindos muebles, muchos libros, algunos cuadros y no sé cuántas otras baratijas elegantes, que han comprado por esos mundos, y principalmente en París, Roma, Florencia y Viena.
They have brought back with them articles of furniture, a great many books, some pictures, and all sorts of other elegant trifles, purchased in the various countries through which they have traveled, and principally in Paris, Rome, Florence, and Vienna.
Así como el afecto que se tienen, y la ternura y cordialidad con que se tratan y tratan a todo el mundo, ejercen aquí benéfica influencia en las costumbres, así la elegancia y el buen gusto, con que acabarán ahora de ordenar su casa, servirán de mucho para que la cultura exterior cunda y se extienda.
The affection they entertain for each other, and the tenderness and cordiality with which they treat each other and every one else, have exercised a beneficent influence on manners here; and the elegance and good taste with which they are now completing the furnishing of their house will go far to make superficial culture take root and spread.
La gente de Madrid suele decir que en los lugares somos gansos y soeces, pero se quedan por allá y nunca se toman el trabajo de venir a pulirnos; antes al contrario, no bien hay alguien en los lugares, que sabe o vale, o cree saber y valer, no para hasta que se larga, si puede, y deja los campos y los pueblos de provincias abandonados.
The people in Madrid say that in the country we are stupid and uncouth; but they remain where they are, and never take the trouble to come and reform our manners. On the contrary, no sooner does any one make his appearance in the country who knows or is worth anything, or who thinks he knows or is worth anything, than he makes every possible effort to get away from it, and leaves the field and provincial towns behind him.
Pepita y Luis siguen el opuesto parecer y yo los aplaudo con toda el alma.
Pepita and Luis pursue the opposite course, and I commend them for it with my whole heart.
Todo lo van mejorando y hermoseando para hacer de este retiro su edén.
They are gradually improving and beautifying their surroundings, so as to make of this secluded spot a paradise.
No imagines, sin embargo, que la afición de Luis y Pepita al bienestar material haya entibiado en ellos en lo más mínimo el sentimiento religioso. La piedad de ambos es más profunda cada día, y en cada contento o satisfacción de que gozan o que pueden proporcionar a sus semejantes, ven un nuevo beneficio del cielo, por el cual se reconocen más obligados a demostrar su gratitud. Es más: esa satisfacción y ese contento no lo serían, no tendrían precio, ni valor, ni sustancia para ellos, si la consideración y la firme creencia en las cosas divinas no se lo prestasen.
Do not imagine, however, that the inclination of Pepita and Luis for material well-being has cooled in the slightest degree their religious feelings. The piety of both grows deeper every day; and in each new pleasure or satisfaction which they enjoy, or which they can procure for their fellow beings, they see a new benefaction of Heaven, in which they recognize fresh cause for gratitude. More than this, no pleasure or satisfaction would be such, none would be of any worth, or substance, or value in their eyes, were it not for the thought of higher things, and for the firm belief they have in them.
Luis no olvida nunca, en medio de su dicha presente, el rebajamiento del ideal con que había soñado. Hay ocasiones en que su vida de ahora le parece vulgar, egoísta y prosaica, comparada con la vida de sacrificio, con la existencia espiritual a que se creyó llamado en los primeros años de su juventud; pero Pepita acude solícita a disipar estas melancolías, y entonces comprende y afirma Luis que el hombre puede servir a Dios en todos los estados y condiciones, y concierta la viva fe y el amor de Dios que llenan su alma, con este amor lícito de lo terrenal y caduco. Pero en todo ello pone Luis como un fundamento divino, sin el cual, ni en los astros que pueblan el éter, ni en las flores y frutos que hermosean el campo, ni en los ojos de Pepita, ni en la inocencia y belleza de Periquito, vería nada de amable. El mundo mayor, toda esa fábrica grandiosa del Universo, dice él que sin su Dios providente le parecería sublime, pero sin orden, ni belleza ni propósito. Y en cuanto al mundo menor, como suele llamar al hombre, tampoco le amaría, si por Dios no fuera. Y esto, no porque Dios le mande amarle, sino porque la dignidad del hombre y el merecer ser amado estriban en Dios mismo, quien no sólo hizo el alma humana a su imagen, sino que ennobleció el cuerpo humano, haciéndole templo vivo del Espíritu, comunicando con él por medio del Sacramento, sublimándole hasta el extremo de unir con él su Verbo increado. Por estas razones, y por otras que yo no acierto a explicarte aquí, Luis se consuela y se conforma con no haber sido un varón místico, extático y apostólico, y desecha la especie de envidia generosa que le inspiró el padre vicario el día de su muerte; pero tanto él como Pepita siguen con gran devoción cristiana dando gracias a Dios por el bien de que gozan, y no viendo base, ni razón, ni motivo de este bien sino en el mismo Dios.
Luis, in the midst of his present happiness, never forgets the overthrow of the ideal he had set up for himself. There are times when his present life seems to him vulgar, selfish, and prosaic, compared with the life of sacrifice, with the spiritual existence to which he believed himself called in the first years of his youth. But Pepita solicitously hastens to dispel his melancholy on such occasions; and then Luis sees and acknowledges that it is possible for man to serve God in every state and condition, and succeeds in reconciling the lively faith and the love of God that fills his soul with this legitimate love of the earthly and perishable. But in the earthly and perishable he beholds the divine principle, as it were, without which, neither in the stars that stud the heavens, nor in the flowers and fruits that beautify the fields, nor in the eyes of Pepita, nor in the innocence and beauty of Periquito, would he behold anything lovely. The greater world, all this magnificent fabric of the universe, he declares, would without its all-seeing God seem to him sublime indeed, but without order, or beauty, or purpose. And as for the world′s epitome, as we are accustomed to call man, neither would he love that were it not for God; and this, not because God commands him to love it, but because the dignity of man, and his title to be loved, have their foundation in God Himself, who not only made the soul of man in His own likeness, but ennobled also his body, making it the living temple of the Spirit, holding communion with it by means of the sacrament, and exalting it to the extreme of uniting with it His incarnate Word. In these and other arguments, which I am unable to set forth here, Luis finds consolation. He reconciles himself to having relinquished his purpose of leading a life devoted to pious meditations, ecstatic contemplation, and apostolic works, and ceases to feel the sort of generous envy with which the father vicar inspired him on the day of his death; but both he and Pepita continue to give thanks, with great Christian devoutness, for benefits they enjoy, comprehending that not to their own merit do they owe these benefits, but only to the goodness of God.
En la casa de mis hijos hay, pues, algunas salas que parecen preciosas capillitas católicas o devotos oratorios; pero he de confesar que tienen ambos también su poquito de paganismo, como poesía rústica amoroso-pastoril, la cual ha ido a refugiarse extramuros.
And so my children have in their house a couple of apartments resembling beautiful little Catholic chapels or oratories; but I must confess that these chapels have, too, their trace of paganism—an amorous-pastoral-poetic and Arcadian air which is to be seen only beyond city walls.
La huerta de Pepita ha dejado de ser huerta y es un jardín amenísimo con sus araucarias, con sus higueras de la India, que crecen aquí al aire libre, y con su bien dispuesta, aunque pequeña estufa, llena de plantas raras.
The orchard of Pepita is no longer an orchard, but a most enchanting garden, with its araucarias and Indian figs, which grow here in the open air, and its well-arranged though small hothouse, full of rare plants.
El merendero o cenador, donde comimos las fresas aquella tarde, que fue la segunda vez que Pepita y Luis se vieron y se hablaron, se ha transformado en un airoso templete, con pórtico y columnas de mármol blanco. Dentro hay una espaciosa sala con muy cómodos muebles. Dos bellas pinturas la adornan; una representa a Psiquis, descubriendo y contemplando extasiada, a la luz de su lámpara, al Amor, dormido en su lecho; otra representa a Cloe, cuando la cigarra fugitiva se le mete en el pecho, donde creyéndose segura, y a tan grata sombra, se pone a cantar, mientras que Dafnis procura sacarla de allí.
The room in which we ate the strawberries on the afternoon on which Pepita and Luis saw and spoke with each other for the second time, has been transformed into a graceful temple, with portico and columns of white marble. Within is a spacious apartment, comfortably furnished, and adorned by two beautiful pictures. One represents Psyche discovering by the light of her lamp Cupid asleep on his couch; the other represents Chloe when the fugitive grasshopper has taken refuge in her bosom, where, believing itself secure, it begins to chirp in its pleasant hiding-place, from which Daphnis is trying, meanwhile, to take it forth.
Una copia, hecha con bastante esmero, en mármol de Carrara, de la Venus de Médicis, ocupa el preferente lugar, y como que preside en la sala. En el pedestal tiene grabados, en letras de oro, estos versos de Lucrecio:
A very good copy, in Carrara marble, of the Venus de Medici occupies the most prominent place in the apartment, and, as it were, presides over it. On the pedestal are engraved, in letters of gold, this thought of Lucretius:
Nec sine te quidquam dias in luminis oras Exoritur, neque fit laetum, neque amabile quidquam.
“Without thee, darkness reigns instead of light, And nothing lovely is, and nothing ever bright.”