La siesta del martes
[Tuesday Siesta, 1962] Edición bilingüe, español- inglés, de Miguel Garci-Gomez. Dept. Romance Stydies. Duke. U. --
EL TREN SALIÓ del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano, simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvio a sentir la brissa del mar. Una humareda sofocante entró por la ventanilla del vagón. En el estrecho camino paralelo a la vía férrea había carretas de bueyes cargadas de racimos verdes. Al otro lado del camino, en intempestivos espacios sin sembrar, habia oficinas con ventiladores eléctricos, campamentos de ladrillos rojos y residencias con sillas y mesitas blancas en las terrazas entre palmeras y rosales polvorientos. Eran las once de la mañana y todavia no había empezado el calor.
The train emerged from the quivering tunnel of sandy rocks, began to cross the symmetrical, interminable banana plantations, and the air became humid and they couldn′t feel the sea breeze any more. A stifling blast of smoke came in the car window. On the narrow road parallel to the railway there were oxcarts loaded with green bunches of bananas. Beyond the road, in uncultivated spaces set at odd intervals there were offices with electric fans, red-brick buildings, and residences with chairs and little white tables on the terraces among dusty palm trees and rosebushes. It was eleven in the morning, and the heat had not yet begun.
—Es mejor que subas el vidrio —dijo la mujer—. El pelo se te va a llenar de carbón.
“You′d better close the window, the woman said. “Your hair will get full of soot.
La niña trató de hacerlo pero la ventana estaba bloqueada por el óxido.
The girl tried to, but the shade wouldn′t move because of the rust.
Eran los únicos pasajeros en el escueto vagon de tercera clase. Como el humo de la locomotora siguió entrando por la ventanilla, la niña abandonó el puesto y puso en su lugar los únicos objetos que llevaban: una bolsa de material plástico con cosas de comer y un ramo de flores envuelto en papel de periódicos. Se sentó en el asiento opuesto, alejada de la ventanilla, de frente a su madre. Ambas guardaban un luto riuroso y pobre.
They were the only passengers in the lone third-class car. Since the smoke of the locomotive kept coming through the window, the girl left her seat and put down the only things they had with them: a plastic sack with some things to eat and a bouquet of flowers wrapped in newspaper. She sat on the opposite seat, away from the window, facing her mother. They were both in severe and poor mourning clothes.
La niña tenia doce años y era la primera vez que viajaba. La mujer parecía demasiado vieja para ser su madre, a causa de las venas azules en los páropados y del cuerpo pequeño, blando y sin formas, en un traje cortado como una sotana. Viajaba con lla colimna vertebral firmemente apoyada ontra el espaldar del asiento, sosteniendo en el regazo con ambas manos una cartera de charol desconchado. Tenia la serenidad escruplosa de la gente acostumbrada a la pobreza.
The girl was twelve years old, and it was the first time she′d ever been on a train. The woman seemed too old to be her mother, because of the blue veins on her eyelids and her small, soft, and shapeless body, in a dress cut like a cassock. She was riding with her spinal column braced firmly against the back of the seat, and held a peeling patent-leather handbag in her lap with both hands. She bore the conscientious serenity of someone accustomed to poverty.
A las doce había empezado el calor. El tren se detuvo diez minutos en una estación sin pueblo para abastecerse de agua. Afuera, en el misteriosos silencio de las plantaciones, la sombra tenía un aspecto limpio. Pero el aire estancado dentro del vagón olía a cuero sin curtir. El tren no volvió a acelerar. Se detuvo en dos pueblos iguales, con casas de madera pintadas de colores vivos. La mujer inclinó la cabeza y se hundió en el sopor. La niña se quitó los zapatos. Despues fue a los servicios sanitarios a poner en agua el ramo de flores muertas.
By twelve the heat had begun. The train stopped for ten minutes to take on water at a station where there was no town. Outside, in the mysterious silence of the plantations, the shadows seemed clean. But the still air inside the car smelled like untanned leather. The train did not pick up speed. It stopped at two identical towns with wooden houses painted bright colors. The woman′s head nodded and she sank into sleep. The girl took off her shoes. Then she went to the washroom to put the bouquet of flowers in some water.
Cuando volvió al asiento la madre le esperaba para comer. Le dió un pedazo de queso, medio bollo de maíz y una galleta dulce, y sacó para ella de la bolsa de material plástico una racion igual. Mientras comían, el tren atravesó muy despacio un puente de hierro y pasó de largo por un pueblo igual a los anteriores, sólo que en éste había una multitud en la plaza. Una banda de músicos tocaba una pieza alegre bajo el sol aplastante. Al otro lado del pueblo en una llanura coarteada por la aridez, terminaban las plantaciones.
When she came back to her seat, her mother was waiting to eat. She gave her a piece of cheese, half a cornmeal pancake, and a cookie, and took an equal portion out of the plastic sack for herself. While they ate, the train crossed an iron bridge very slowly and passed a town just like the ones before, except that in this one there was a crowd in the plaza. A band was playing a lively tune under the oppressive sun. At the other side of town the plantations ended in a plain which was cracked from the drought.
La mujer dejó de comer.
The woman stopped eating.
—Ponte los zapatos—dijo.
“Put on your shoes, she said.
La niña miró hacia el exterior. No vió nada más que la llanura desierta por donde el tren empezaba a correr de nuevo, pero metió en la bolsa el último pedazo de galleta y se puso rápidamente los zapatos. La mujer le dió la peineta.
The girl looked outside. She saw nothing but the deserted plain, where the train began to pick up speed again, but she put the last piece of cookie into the sack and quickly put on her shoes. The woman gave her a comb.
—Péinate —dijo.
“Comb your hair, she said.
El tren empezó a pitar mientras la niña se peinaba. La mujer se secó el sudor del cuello y se limpió la grasa de la cara con los dedos. Cuando la niña acabaó de peinarse el tren pasó frente a las primeras casas de un pueblo más grande pero más triste que los anteriores.
The train whistle began to blow while the girl was combing her hair. The woman dried the sweat from her neck and wiped the oil from her face with her fingers. When the girl stopped combing, the train was passing the outlying houses of a town larger but sadder than the earlier ones.
—Si tienes ganas de hacer algo, hazlo ahora —dijo la mujer—. Después, aunque te estés muriendo de sed no tomes agua en ninguna parte. Sobre todo, no vayas a llorar.
“If you feel like doing anything, do it now, said the woman. “Later, don′t take a drink anywhere even if you′re dying of thirst. Above all, no crying.
La niña aprobó con la cabeza. Por la ventanilla entraba un viento ardiente y seco, mezclado con el pito de la locomotora y el estrépito de los viejos vagones. La mujer enrolló la bolsa con el resto de los alimentos y la metió en la cartera. Por un instante, la imagen total del pueblo, en el luminoso martes de agosto, resplandeció en la ventanilla. La niña envolvió las flores en los periódicos empapados, se apartó un poco más de la ventanilla y miró fijamente a su madre. Ella le devolvió una expresión apacible. El tren acabó de pitar y disminuyó la marcha. Un momento después se detuvo.
The girl nodded her head. A dry, burning wind came in the window, together with the locomotive′s whistle and the clatter of the old cars. The woman folded the plastic bag with the rest of the food and put it in the handbag. For a moment a complete picture of the town, on that bright August Tuesday, shone in the window. The girl wrapped the flowers in the soaking-wet newspapers, moved a little farther away from the window, and stared at her mother. She received a pleasant expression in return. The train began to whistle and slowed down. A moment later it stopped.
No había nadie en la estación. Del otro lado de la calle, en la acera sombreada por los almendros, sólo estaba abierto el salón de billar. El pueblo flotaba en calor. La mujer e y la niña descendieron del tren, atravesaron la estación abandonada cuyas baldosas empezaban a cuartearse por la presión de la hierba, y cruzaron la calle hasta la acera de sombra.
There was no one at the station. On the other side of the street, on the sidewalk shaded by the almond trees, only the pool hall was open. The town was floating in the heat. The woman and the girl got off the train and crossed the abandoned station—the tiles split apart by the grass growing up between—and over to the shady side of the street.
Eran casi las dos. A esa hora, agobiado por el sopor, el pueblo hacía la siesta. Los almacenes, las oficinas públicas, la escuela municipal, se cerraban desde las once y no volvían a abrirse hasta un poco antes de las cuatro, cuando pasaba el tren de regreso. Sólo permanecían abiertos el hotel frente a la estación, su cantina y su salón de billar, y la oficina del telégrafo al lado de la plaza. Las casas, en su mayoría construídas sobre el modelo de la compañía bananera, tenían las puertas cerradas por dentro y las persianas bajas. En algunas hacía tanto calor que sus habitantes almorzaban en el patio. Otros recostaban un asiento a la sombra de los almendros y hacían la siesta sentados en plena calle.
It was almost two. At that hour, weighted down by drowsiness, the town was taking a siesta. The stores, the town offices, the public school were closed at eleven, and didn′t reopen until a little before four, when the train went back. Only the hotel across from the station, with its bar and pool hall, and the telegraph office at one side of the plaza stayed open. The houses, most of them built on the banana company′s model, had their doors locked from inside and their blinds drawn. In some of them it was so hot that the residents ate lunch in the patio. Others leaned a chair against the wall, in the shade of the almond trees, and took their siesta right out in the street.
Buscando siempre la protección de los almendros, la mujer y la niña penetraron en el pueblo sin perturbar la siesta. Fueron directamente a la casa cural. La mujer raspó con la uña la red metálica de la puerta, esperó un instante y volvió a llamar. La mujer raspó con la uña la red metálica de la puerta, esperó un instante y volvió a llamar. En el interior zumbaba un ventilador eléctrico. No se oyeron los pasos. Se oyó apenas el leve crujido de una puerta, y en seguida una voz cautelosa muy cerca de la red metálica: ¿Quién es? La mujer trató de ver a través de la red metálica.
Keeping to the protective shade of the almond trees, the woman and the girl entered the town without disturbing the siesta. They went directly to the parish house. The woman scratched the metal grating on the door with her fingernail, waited a moment, and scratched again. An electric fan was humming inside. They did not hear the steps. They hardly heard the slight creaking of a door, and immediately a cautious voice, right next to the metal grating: “Who is it? The woman tried to see through the grating.
Necesito al padre dijo.
“I need the priest, she said.
Ahora está durmiendo.
“He′s sleeping now.
Es urgente insistió la mujer. Su voz tenía una tenacidad reposada.
“It′s an emergency, the woman insisted. Her voice showed a calm determination.
La puerta se entreabrió sin ruido y apareció una mujer madura y regordeta, de cutis muy pálido y cabellos de color de hierro. Los ojos parecían demasiado pequeños detrás de los gruesos cristales de los anteojos.
The door was opened a little way, noiselessly, and a plump, older woman appeared, with very pale skin and hair the color of iron. Her eyes seemed too small behind her thick eyeglasses.
Sigan dijo, y acabó de abrir la puerta.
“Come in, she said, and opened the door all the way.
Entraron a una sala impregnada de un viejo olor de flores. La mujer de la casa las condujo hasta un escaño de madera y les hizo señas de que se sentaran. La niña lo hizo, pero su madre permaneció de pies, absorta, con la cartera apretada en las dos manos. No se advertía ningún ruido detrás del ventilador eléctrico.
They entered a room permeated with an old smell of flowers. The woman of the house led them to a wooden bench and signaled them to sit down. The girl did so, but her mother remained standing, absentmindedly, with both hands clutching the handbag. No noise could be heard above the electric fan.
La mujer de la casa reapareció en la puerta del fondo. Dice que vuelvan después de las tres dijo en voz muy baja. Se acostó hace cinco minutos.
The woman of the house reappeared at the door at the far end of the room. “He says you should come back after three, she said in a very low voice. “He just lay down five minutes ago.
El tren se va a las tres y media dijo la mujer.
“The train leaves at three thirty, said the woman.
Fue una réplica breve y segura, pero la voz seguía siendo apacible, con muchos matices. La mujer de la casa sonrío por primera vez.
It was a brief and self-assured reply, but her voice remained pleasant, full of undertones. The woman of the house smiled for the first time.
Bueno dijo.
“All right, she said.
Cuando la puerta del fondo volvió a cerrarse, la mujer se sentó junto a su hija. La angosta sala de espera era pobre, ordenada y limpia. Al otro lado de una baranda de madera que dividía la habitación, había una mesa de trabajo, sencilla, con un tapete de hule, y encima de la mesa una máquina de escribir primitiva junto a un vaso con flores. Se notaba que era un despacho arreglado por una mujer soltera.
When the far door closed again, the woman sat down next to her daughter. The narrow waiting room was poor, neat, and clean. On the other side of the wooden railing which divided the room, there was a worktable, a plain one with an oilcloth cover, and on top of the table a primitive typewriter next to a vase of flowers. The parish records were beyond. You could see that it was an office kept in order by a spinster.
La puerta del fondo se abrió y esta vez apareció el sacerdote, limpiando los lentes con un pañuelo. Sólo cuando se los puso pareció evidente que era hermano de la mujer que había abierto la puerta.
The far door opened and this time the priest appeared, cleaning his glasses with a handkerchief. Only when he put them on was it evident that he was the brother of the woman who had opened the door.
¿Qué se les ofrece? preguntó.
“How can I help you? he asked.
Las llaves del cementerio, dijo la mujer.
“The keys to the cemetery, said the woman.
La niña estaba sentada con las flores en el rezago y los pies cruzados bajo el escaño. El sacerdote la miró, después miró a la mujer y después, a través de la red metálica de la ventana, el cielo brillante y sin nubes.
The girl was seated with the flowers in her lap and her feet crossed under the bench. The priest looked at her, then looked at the woman, and then through the wire mesh of the window at the bright, cloudless sky.
¿Con este calor? dijo. Han podido esperar a que bajara el sol.
“In this heat, he said. “You could have waited until the sun went down.
La mujer movió la cabeza en silencio. El sacerdote pasó al otro lado de la baranda, extrajo del armario un cuaderno forrado en hule, un plumero de palo y un tintero, y se sentó a la mesa. El pelo que le faltaba en la cabeza le sobraba en las manos.
The woman moved her head silently. The priest crossed to the other side of the railing, took out of the cabinet a notebook covered in oilcloth, a wooden penholder, and an inkwell, and sat down at the table. There was more than enough hair on his hands to account for what was missing on his head.
¿Qué tumba van a visitar?
“Which grave are you going to visit? he asked.
La de Carlos Centeno, dijo la mujer.
“Carlos Centeno′s, said the woman.
El sacerdote la examinó con una expresión de incertidumbre.
¿Quién?
“Carlos Centeno, the woman repeated.
¿Carlos Centeno, repitió la mujer.
“Who?
El padre siguió sin entender.
The priest still did not understand.
Es el ladrón que mataron en este pueblo la semana pasada dijo la mujer en el mismo tono. Yo soy su madre.+
“He′s the thief who was killed here last week, said the woman in the same tone of voice. “I am his mother.
El sacerdote la escrutó. Ella lo miró fijamente, con un dominio reposado, y el padre se ruborizó. Bajó la cabeza para escribir. A medida que llenaba la hoja, pedía a la mujer los datos de su identidad, y ella le respondía sin vacilación, con detalles precisos, como si estuviera leyendo. El padre empezó a sudar. La niña desabotonó la trabilla del zapato izquierdo, se descalzó el talón y lo apoyó en el contrafuerte. Hizo lo mismo con el derecho. Después volvió a cruzar los pies bajo el escaño.
The priest scrutinized her. She stared at him with quiet self-control, and the Father blushed. He lowered his head and began to write. As he filled the page, he asked the woman to identify herself, and she replied unhesitatingly, with pre cise details, as if she were reading them. The Father began to sweat. The girl unhooked the buckle of her left shoe, slipped her heel out of it, and rested it on the bench rail. She did the same with the right one.
Todo había empezado el lunes de la semana anterior, a las tres de la madrugada y a pocas cuadras de allí. La señora Rebeca, una viuda solitaria, que vivía en una casa atiborrada de cachivaches, sintió a través del rumor de la llovizna que alguien trataba de forzar desde afuera la puerta de la calle. Se levantó, buscó a tientas en el ropero un revólver arcaico que nadie había disparado desde los tiempos del coronel Aureliano Buendía, y fue a la sala sin encender las luces. Orientándose no tanto por el ruido en la cerradura como por un terror desarrollado en ella por 28 años de soledad, localizó en la imaginación no sólo el sitio donde estaba la puerta sino la altura exacta de la cerradura. Agarró el arma con las dos manos, cerró los ojos y apretó el gatillo. Era la primera vez en su vida que disparaba un revólver. Inmediatamente después de la detonación no sintió nada más que el murmullo de la llovizna en el techo de zinc. Después oyó un golpecito metálico en el andén de cemento y una voz muy baja, apacible pero terriblemente fatigada: “¡Ay, mi madre! El hombre que amaneció muerto frente a la casa, con la nariz des pedazada, vestía una franela a rayas de colores, un pantalón ordinario con una soga en el cinturón, y estaba descalzo. Nadie lo conocía en el pueblo.
It had all started the Monday of the previous week, at three in the morning, a few blocks from there. Rebecca, a lonely widow who lived in a house full of odds and ends, heard above the sound of the drizzling rain someone trying to force the front door from outside. She got up, rummaged around in her closet for an ancient revolver that no one had fired since the days of Colonel Aureliano Buendia, and went into the living room without turning on the lights. Orienting herself not so much by the noise at the lock as by a terror developed in her by twenty eight years of loneliness, she fixed in her imagination not only the spot where the door was but also the exact height of the lock. She clutched the weapon with both hands, closed her eyes, and squeezed the trigger. It was the first time in her life that she had fired a gun. Immediately after the explosion, she could hear nothing except the murmur of the drizzle on the galvanized roof. Then she heard a little metallic bump on the cement porch, and a very low voice, pleasant but terribly exhausted: “Ah, Mother. The man they found dead in front of the house in the morning, his nose blown to bits, wore a flannel shirt with colored stripes, everyday pants with a rope for a belt, and was barefoot. No one in town knew him.
De manera que se llamaba Carlos Centeno murmuró el padre cuando acabó de escribir.
“So his name was Carlos Centeno, murmured the Father when he finished writing.
Centeno Ayala dijo la mujer. Y agregó: Era el único varón.
“Centeno Ayala, said the woman. “He was my only boy.
El sacerdote volvió al armario. Colgadas de un clavo en el interior de la puerta había dos llaves grandes y oxidadas, como la niña y como imaginaba la madre cuando era niña y como debió imaginar su propio sacerdote alguna vez que eran las llaves de San Pedro. Las descolgó, las puso en el cuaderno abierto sobre la baranda y mostró con el índice un lugar en la página escrita, mirando a la mujer.
The priest went back to the cabinet. Two big rusty keys hung on the inside of the door; the girl imagined, as her mother had when she was a girl and as the priest himself must have imagined at some time, that they were Saint Peter′s keys. He took them down, put them on the open notebook on the railing, and pointed with his forefinger to a place on the page he had just written, looking at the woman.
Firme aquí.
“Sign here.
La mujer garabateó su nombre en el lugar indicado, sosteniendo la cartera bajo la axila. La niña recogió las flores, se dirigió a la baranda arrastrando los zapatos y observó con detenimiento a su madre.
The woman scribbled her name, holding the handbag under her arm. The girl picked up the flowers, came to the railing shuffling her feet, and watched her mother attentively.
El sacerdote suspiró.
The priest sighed.
¿Nunca trató de hacerlo entrar por el buen camino?
“Didn′t you ever try to get him on the right track?
La mujer contestó cuando acabó de firmar.
The woman answered when she finished signing.
Era un hombre muy bueno dijo.
“He was a very good man.
El sacerdote miró alternativamente a la mujer y a la niña y comprobó con una especie de piadoso estupor que no estaban a punto de llorar. La mujer continuó, inalterable:
The priest looked first at the woman and then at the girl, and realized with a kind of pious amazement that they were not about to cry. The woman continued in the same tone:
Yo le decía que nunca robara nada que le hiciera falta a alguien para comer, y él me hacía caso. En cambio, antes cuando boxeaba, pasaba hasta tres días en la cama postrado por los golpes.
“I told him never to steal anything that anyone needed to eat, and he minded me. On the other hand, before, when he used to box, he used to spend three days in bed, exhausted from being punched.
Se tuvo que sacar todos los dientes intervino la niña.
“All his teeth had to be pulled out, interrupted the girl.
-Así es confirmó la mujer. Cada bocado que me comía en ese tiempo me sabía a los porrazos que le daban a mi hijo los sábados por la noche.
“That′s right, the woman agreed. “Every mouthful I ate those days tasted of the beatings my son got on Saturday nights.
—La voluntad de Dios es inescrutable —dijo el padre.
“God′s will is inscrutable, said the Father.
Pero lo dijo sin mucha convicción, en parte porque la experiencia lo había vuelto un poco escéptico, y en parte por el calor. Les recomendó que se protegieran la cabeza para evitar una insolación. Les indicó, bostezando y ya casi completamente dormido, cómo debían hacer para encontrar la tumba de Carlos Centeno: Al regreso no tenían que tocar. Debían meter la llave por debajo de la puerta, y poner allí mismo, si tenían, una limosna para la Iglesia. La mujer escuchó las explicaciones con mucha atención, pero dio las gracias sin sonreir.
But he said it without much conviction, partly because experience had made him a little skeptical and partly because of the heat. He suggested that they cover their heads to guard against sunstroke. Yawning, and now almost completely asleep, he gave them instructions about how to find Carlos Centeno′s grave. When they came back, they didn′t have to knock. They should put the key under the door; and in the same place, if they could, they should put an offering for the Church. The woman listened to his directions with great attention, but thanked him without smiling.
Desde antes de abrir la puerta de la calle, el padre se dio cuenta de que alguien miraba hacia adentro, las narices aplastadas contra la red metálica. Era un grupo de niños. Cuando la puerta se abrió por completo los niños se dispersaron. A esa hora, de ordinario, no había nadie en la calle. Pero ese día no sólo estaban los niños. Había grupos de hombres y mujeres bajo los almendros. El padre se asomó a la puerta, examinó la calle distorsionada por la reverberación, y entonces comprendió. Suavemente YO!\′ió a cerrar la puerta.
The Father had noticed that there was someone looking inside, his nose pressed against the metal grating, even before he opened the door to the street. Outside was a group of children. When the door was opened wide, the children scattered. Ordinarily, at that hour there was no one in the street. Now there were not only children. There were groups of people under the almond trees. The Father scanned the street swimming in the heat and then he understood. Softly, he closed the door again.
—Esperen un minuto —dijo, sin mirar a la mujer.
“Wait a moment, he said without looking at the woman.
Su hermana apareció en la puerta del fondo, con una chaqueta negra sobre la camisa de dormir y el cabello suelto en los hombros. Miró al padre en silencio.
His sister appeared at the far door with a black jacket over her nightshirt and her hair down over her shoulders. She looked silently at the Father.
—Qué fue? —preguntó el.
“What was it? he asked.
—La gente se ha dado cuenta —murmuró su hermana.
“The people have noticed, murmured his sister.
—Es mejor que salgan por la puerta del patio —dijo el padre.
“You′d better go out by the door to the patio, said the Father.
—Es lo mismo —dijo su hermana—. Todo el mundo está en las ventanas.
“It′s the same there, said his sister. “Everybody is at the windows.
La mujer parecía no haber comprendido hasta entonces. Trató de ver la calle a través de la red metálica. Luego le quitó el ramo de flores a la niña y empezó a moverse hacia la puerta. La niña siguió.
The woman seemed not to have understood until then. She tried to look into the street through the metal grating. Then she took the bouquet of flowers from the girl and began to move toward the door. The girl followed her.
—Esperen a que baje el sol —dijo el padre.
“Wait until the sun goes down, said the Father.
—Se van a derretir —dijo su hermana, inmóvil en el fondo de la sala—. Espérense y les presto una sombrilla.
“You′ll melt, said his sister, motionless at the back of the room. “Wait and I′ll lend you a parasol.
—Gracias —replicó la mujer—. Así vamos bien.
“Thank you, replied the woman. “We′re all right this way.
Tomó a la niña de la mano y salió a la calle.
She took the girl by the hand and went into the street.