El ahogado más hermoso del mundo (1968)
[The Handsomest Drowned Man In The World ] Edición bilingüe, español- inglés, de Miguel Garci-Gomez. Dept. Romance Stydies. Duke. U. --
QQ1 Los primeros niños que vieron el promontorio oscuro y sigiloso que se acercaba por el mar, se hicieron la ilusión que era un barco enemigo. Después vieron que no llevaba banderas ni arboladura, y pensaron que fuera una ballena. Pero cuando quedó varado en la playa le quitaron los matorrales de sargazos, los filamentos de medusas y los restos de cardúmenes y naufragios que llevaba encima, y sólo entonces descubrieron que era un ahogado.
QQ2 THE FIRST CHILDREN who saw the dark and slinky bulge approaching through the sea let themselves think it was an enemy ship. Then they saw it had no flags or masts and they thought it was a whale. But when it washed up on the beach, they removed the clumps of seaweed, the jellyfish tentacles, and the remains of fish and flotsam, and only then did they see that it was a drowned man.
QQ1 Habían jugado con él toda la tarde, enterrándolo y desenterrándolo en la arena, cuando alguien los vio por casualidad y dio la voz de alarma en el pueblo. Los hom-bres que lo cargaron hasta la casa más próxima notaron que pesaba más que todos los muertos conocidos, casi tanto como un caballo, y se dijeron que tal vez había estado demasiado tiempo a la deriva y el agua se le había metido dentro de los huesos. Cuando lo tendieron en el suelo vieron que había sido mucho más grande que todos los hombres, pues apenas si cabía en la casa, pero pensaron que tal vez la facultad de seguir creciendo después de la muerte estaba en la naturaleza de ciertos ahogados. Tenía el olor del mar, y sólo la forma permitía suponer que era el cadáver de un ser humano, porque su piel estaba revestida de una coraza de rémora y de lodo.
QQ2 They had been playing with him all afternoon, burying him in the sand and digging him up again, when someone chanced to see them and spread the alarm in the village. The men who carried him to the nearest house noticed that he weighed more than any dead man they had ever known, almost as much as a horse, and they said to each other that maybe he′d been floating too long and the water had got into his bones. When they laid him on the floor they said he′d been taller than all other men because there was barely enough room for him in the house, but they thought that maybe the ability to keep on growing after death was part of the nature of certain drowned men. He had the smell of the sea about him and only his shape gave one to suppose that it was the corpse of a human being, because the skin was covered with a crust of mud and scales.
QQ1 No tuvieron que limpiarle la cara para saber que era un muerto ajeno. El pueblo tenía apenas unas veinte casas de tablas, con patios de piedras sin flores, desperdigadas en el extremo de un cabo desértico. La tierra era tan escasa, que las madres andaban siempre con el temor a que el viento se llevara a los niños, y a los pocos muertos que les iban causando los años tenían que arrojarlos en los acantilados. Pero el mar era manso y pródigo, y todos los hombres cabían en siete botes. Así que cuando encontraron el ahogado les bastó con mirarse los unos a los otros para darse cuenta que estaban completos.
QQ2 They did not even have to clean off his face to know that the dead man was a stranger. The village was made up of only twenty-odd wooden houses that had stone courtyards with no flowers and which were spread about on the end of a desert-like cape. There was so little land that mothers always went about with the fear that the wind would carry off their children and the few dead that the years had caused among them had to be thrown off the cliffs. But the sea was calm and bountiful and all the men fitted into seven boats. So when they found the drowned man they simply had to look at one another to see that they were all there.
QQ1 Aquella noche no salieron a trabajar en el mar. Mientras los hombres averiguaban si no faltaba alguien en los pueblos vecinos, las mujeres se quedaron cuidando al ahogado. Le quitaron el lodo con tapones de esparto, le desenredaron del cabello los abrojos submarinos y le rasparon la rémora con hierros de desescamar pescados. A medida que lo hacían, notaron que su vegetación era de océanos remotos y de aguas profundas, y que sus ropas estaban en piltrafas, como si hubiera navegado por entre laberintos de corales. Notaron también que sobre-llevaba la muerte con altivez, pues no tenía el semblante solitario de los otros ahogados del mar, ni tampoco la catadura sórdida y menesterosa de los ahogados fluviales. Pero solamente cuando acabaron de limpiarlo tuvieron conciencia de la clase de hombre que era, y entonces se quedaron sin aliento. No sólo era el más alto, el más fuerte, el más viril y el mejor armado que habían visto jamás, sino que todavía cuando lo estaban viendo no les cabía en la imaginación.
QQ2 That night they did not go out to work at sea. While the men went to find out if anyone was missing in neighboring villages, the women stayed behind to care for the drowned man. They took the mud off with grass swabs, they removed the underwater stones entangled in his hair, and they scraped the crust off with tools used for scaling fish. As they were doing that they noticed that the vegetation on him came from faraway oceans and deep water and that his clothes were in tatters, as if he had sailed through labyrinths of coral. They noticed too that he bore his death with pride, for he did not have the lonely look of other drowned men who came out of the sea or that haggard, needy look of men who drowned in rivers. But only when they finished cleaning him off did they become aware of the kind of man he was and it left them breathless. Not only was he the tallest, strongest, most virile, and best built man they had ever seen, but even though they were looking at him there was no room for him in their imagination.
QQ1 No encontraron en el pueblo una cama bastante grande para tenderlo ni una mesa bastante sólida para velarlo. No le vinieron los pantalones de fiesta de los hombres más altos, ni las camisas dominicales de los más corpulentos, ni los zapatos del mejor plantado. Fascinadas por su desproporción y su hermosura, las mujeres decidieron entonces hacerle unos pantalones con un buen pedazo de vela cangreja, y una camisa de bramante de novia, para que pudiera continuar su muerte con dignidad. Mientras cosían sentadas en círculo, contemplando el cadáver entre puntada y puntada, les parecía que el viento no había sido nunca tan tenaz ni el Caribe había estado nunca tan ansioso como aquella noche, y suponían que esos cambios tenían algo que ver con el muerto. Pensaban que si aquel hombre magnífico hubiera vivido en el pueblo, su casa habría tenido las puertas más anchas, el techo más alto y el piso más firme, y el bastidor de su cama habría sido de cuadernas maestras con pernos de hierro, y su mujer habría sido la más feliz. Pensaban que habría tenido tanta autoridad que hubiera sacado los peces del mar con sólo llamarlos por sus nombres, y habría puesto tanto empeño en el trabajo que hubiera hecho brotar manantiales de entre las piedras más áridas y hubiera podido sembrar flores en los acantilados. Lo compararon en secreto con sus propios hombres, pensando que no serían capaces de hacer en toda una vida lo que aquél era capaz de hacer en una noche, y terminaron por repudiarlos en el fondo de sus corazones como los seres más escuálidos y mezquinos de la Tierra. Andaban extraviadas por esos dédalos de fantasía, cuando la más vieja de las mujeres, que por ser la más vieja había contemplado al ahogado con menos pasión que compasión, suspiró:
QQ2 They could not find a bed in the village large enough to lay him on nor was there a table solid enough to use for his wake. The tallest men′s holiday pants would not fit him, nor the fattest ones′ Sunday shirts, nor the shoes of the one with the biggest feet. Fascinated by his huge size and his beauty, the women then decided to make him some pants from a large piece of sail and a shirt from some bridal brabant linen so that he could continue through his death with dignity. As they sewed, sitting in a circle and gazing at the corpse between stitches, it seemed to them that the wind had never been so steady nor the sea so restless as on that night and they supposed that the change had something to do with the dead man. They thought that if that magnificent man had lived in the village, his house would have had the widest doors, the highest ceiling, and the strongest floor, his bedstead would have been made from a midship frame held together by iron bolts, and his wife would have been the happiest woman. They thought that he would have had so much authority that he could have drawn fish out of the sea simply by calling their names and that he would have put so much work into his land that springs would have burst forth from among the rocks so that he would have been able to plant flowers on the cliffs. They secretly compared him to their own men, thinking that for all their lives theirs were incapable of doing what he could do in one night, and they ended up dismissing them deep in their hearts as the weakest, meanest and most useless creatures on earth. They were wandering through that maze of fantasy when the oldest woman, who as the oldest had looked upon the drowned man with more compassion than passion, sighed:
QQ1 -Tiene cara de llamarse Esteban.
QQ2 ′He has the face of someone called Esteban.′
QQ1 Era verdad. A la mayoría le bastó con mirarlo otra vez para comprender que no podía tener otro nombre. Las más porfiadas, que eran las más jóvenes, se mantu-vieron con la ilusión de que al ponerle la ropa, tendido entre flores y con unos zapatos de charol, pudiera llamarse Lautaro. Pero fue una ilusión vana. El lienzo resultó escaso, los pantalones mal cortados y peor cosidos le quedaron estrechos, y las fuerzas ocultas de su corazón hacían saltar los botones de la camisa. Después de la media noche se adelgazaron los silbidos del viento y el mar cayó en el sopor del miércoles. El silencio acabó con las últimas dudas: era Esteban. Las mujeres que lo habían vestido, las que lo habían peinado, las que le habían cortado las uñas y raspado la barba no pudieron reprimir un estremecimiento de compasión, cuando tuvieron que resignarse a dejarlo tirado por los suelos. Fue entonces cuando comprendieron cuánto debió haber sido de infeliz con aquel cuerpo descomunal, si hasta después de muerto le estorbaba. Lo vieron condenado en vida a pasar de medio lado por las puertas, a descalabrarse con los travesaños, a permanecer de pie en las visitas sin saber qué hacer con sus tiernas y rosadas manos de buey de mar, mientras la dueña de casa buscaba la silla más resistente y le suplicaba muerta de miedo siéntese aquí Esteban, hágame el favor, y él recostado contra las paredes, sonriendo, no se preocupe señora, así estoy bien, con los talones en carne viva y las espaldas escaldadas de tanto repetir lo mismo en todas las visitas, no se preocupe señora, así estoy bien, sólo para no pasar por la vergÜenza de desbaratar la silla, y acaso sin haber sabido nunca que quienes le decían no te vayas Esteban, espérate siquiera hasta que hierva el café, eran los mismos que después susurraban ya se fue el bobo grande, qué bueno, ya se fue el tonto hermoso. Esto pensaban las mujeres frente al cadáver un poco antes del amanecer. Más tarde, cuando le taparon la cara con un pañuelo para que no le molestara la luz, lo vieron tan muerto para siempre, tan indefenso, tan parecido a sus hombres, que se les abrieron las primeras grietas de lágrimas en el corazón. Fue una de las más jóvenes la que empezó a sollozar. Las otras, alentándose entre sí, pasaron de los suspiros a los lamentos, y mientras más sollozaban más deseos sentían de llorar, porque el ahogado se les iba volviendo cada vez más Esteban, hasta que lo lloraron tanto que fue el hombre más desvalido de la Tierra, el más manso y el más servicial, el pobre Esteban. Así que cuando los hombres volvieron con la noticia que el ahogado no era tampoco de los pueblos vecinos, ellas sintieron un vacío de júbilo entre las lágrimas.
QQ2 It was true. Most of them had only to take another look at him to see that he could not have any other name. The more stubborn among them, who were the youngest, still lived for a few hours with the illusion that when they put his clothes on and he lay among the flowers in patent leather shoes his name might be Lautaro. But it was a vain illusion. There had not been enough canvas, the poorly cut and worse sewn pants were too tight, and the hidden strength of his heart popped the buttons on his shirt. After midnight the whistling of the wind died down and the sea fell into its Wednesday drowsiness. The silence put an end to any last doubts: he was Esteban. The women who had dressed him, who had combed his hair, had cut his nails and shaved him were unable to hold back a shudder of pity when they had to resign themselves to his being dragged along the ground. It was then that they understood how unhappy he must have been with that huge body since it bothered him even after death. They could see him in life, condemned to going through doors sideways, cracking his head on crossbeams, remaining on his feet during visits, not knowing what to do with his soft, pink, sea lion hands while the lady of the house looked for her most resistant chair and begged him, frightened to death, sit here, Esteban, please, and he, leaning against the wall, smiling, don′t bother, ma′am, I′m fine where I am, his heels raw and his back roasted from having done the same thing so many times whenever he paid a visit, don′t bother, ma′am, I′m fine where I am, just to avoid the embarrassment of breaking up the chair, and never knowing perhaps that the ones who said don′t go, Esteban, at least wait till the coffee′s ready, were the ones who later on would whisper the big boob finally left, how nice, the handsome fool has gone. That was what the women were thinking beside the body a little before dawn. Later, when they covered his face with a handkerchief so that the light would not bother him, he looked so forever dead, so defenseless, so much like their men that the first furrows of tears opened in their hearts. It was one of the younger ones who began the weeping. The others, coming to, went from sighs to wails, and the more they sobbed the more they felt like weeping, because the drowned man was becoming all the more Esteban for them, and so they wept so much, for he was the more destitute, most peaceful, and most obliging man on earth, poor Esteban. So when the men returned with the news that the drowned man was not from the neighboring villages either, the women felt an opening of jubilation in the midst of their tears.
QQ1 -¡Bendito sea Dios -suspiraron-: es nuestro!
QQ2 ′Praise the Lord,′ they sighed, ′he′s ours!′
QQ1 Los hombres creyeron que aquellos aspavientos no eran más que frivolidades de mujer. Cansados de las tortuosas averiguaciones de la noche, lo único que querían era quitarse de una vez el estorbo del intruso antes que prendiera el sol bravo de aquel día árido y sin viento. Improvisaron unas angarillas con restos de trinquetes y botavaras, y las amarraron con carlingas de altura, para que resistieran el peso del cuerpo hasta los acantilados. Quisieron encadenarle a los tobillos un ancla de buque mercante para que fondeara sin tropiezos en los mares más profundos donde los peces son ciegos y los buzos se mueren de nostalgia, de manera que las malas corrientes no fueran a devolverlo a la orilla, como había sucedido con otros cuerpos. Pero mientras más se apresuraban, más cosas se les ocurrían a las mujeres para perder el tiempo. Andaban como gallinas asustadas picoteando amuletos de mar en los arcones, unas estorbando aquí porque querían ponerle al ahogado los escapularios del buen viento, otras estorbando allá para abrocharle una pulsera de orientación, y al cabo de tanto quítate de ahí mujer, ponte donde no estorbes, mira que casi me haces caer sobre el difunto, a los hombres se les subieron al hígado las suspicacias, y empezaron a rezongar que con qué objeto tanta ferretería de altar mayor para un forastero, si por muchos estoperoles y calderetas que llevara encima se lo iban a masticar los tiburones, pero ellas seguían tripotando sus reliquias de pacotilla, llevando y trayendo, tropezando, mientras se les iba en suspiros lo que no se les iba en lágrimas, así que los hombres terminaron por despotricar que de cuándo acá semejante alboroto por un muerto al garete, un ahogado de nadie, un fiambre de mierda. Una de las mujeres, mortificada por tanta indolencia, le quitó entonces al cadáver el pañuelo de la cara, y también los hombres se quedaron sin aliento.
QQ2 The men thought the fuss was only womanish frivolity. Fatigued because of the difficult nighttime inquiries, all they wanted was to get rid of the bother of the newcomer once and for all before the sun grew strong on that arid, windless day. They improvised a litter with the remains of foremasts and gaffs, tying it together with rigging so that it would bear the weight of the body until they reached the cliffs. They wanted to tie the anchor from a cargo ship to him so that he would sink easily into the deepest waves, where fish are blind and divers die of nostalgia, and bad currents would not bring him back to shore, as had happened with other bodies. But the more they hurried, the more the women thought of ways to waste time. They walked about like startled hens, pecking with the sea charms on their breasts, some interfering on one side to put a scapular of the good wind on the drowned man, some on the other side to put a wrist compass on him , and after a great deal of get away from there, woman, stay out of the way, look, you almost made me fall on top of the dead man, the men began to feel mistrust in their livers and started grumbling about why so many main-altar decorations for a stranger, because no matter how many nails and holy-water jars he had on him, the sharks would chew him all the same, but the women kept piling on their junk relics, running back and forth, stumbling, while they released in sighs what they did not in tears, so that the men finally exploded with since when has there ever been such a fuss over a drifting corpse, a drowned nobody, a piece of cold Wednesday meat. One of the women, mortified by so much lack of care, then removed the handkerchief from the dead man′s face and the men were left breathless too.
QQ1 Era Esteban. No hubo que repetirlo para que lo reconocieran. Si les hubieran dicho Sir Walter Raleigh, quizás, hasta ellos se habrían impresionado con su acento de gringo, con su guacamaya en el hombro, con su arcabuz de matar caníbales, pero Esteban solamente podía ser uno en el mundo, y allí estaba tirado como un sábalo, sin botines, con unos pantalones de sietemesino y esas uñas rocallosas que sólo podían cortarse a cuchillo. Bastó con que le quitaran el pañuelo de la cara para darse cuenta que estaba avergonzado, que no tenía la culpa de ser tan grande, ni tan pesado ni tan hermoso, y si hubiera sabido que aquello iba a suceder habría buscado un lugar más discreto para ahogarse, en serio, me hubiera amarrado yo mismo un áncora, de galeón en el cuello y hubiera trastabillado como quien no quiere la cosa en los acantilados, para no andar ahora estorbando con este muerto de miércoles, como ustedes dicen, para no molestar a nadie con esta porquería de fiambre que no tiene nada que ver conmigo. Había tanta verdad en su modo de estar, que hasta los hombres más suspicaces, los que sentían amargas las minuciosas noches del mar temiendo que sus mujeres se cansaran de soñar con ellos para soñar con los ahogados, hasta ésos, y otros más duros, se estremecieron en los tuétanos con la sinceridad de Esteban.
QQ2 He was Esteban. It was not necessary to repeat it for them to recognize him. If they had been told Sir Walter Raleigh, even they might have been impressed with his gringo accent, the macaw on his shoulder, his cannibal-killing blunderbuss, but there could be only one Esteban in the world and there he was, stretched out like a sperm whale, shoeless, wearing the pants of an undersized child, and with those stony nails that had to be cut with a knife. They only had to take the handkerchief off his face to see that he was ashamed, that it was not his fault that he was so big or so heavy or so handsome, and if he had known that this was going to happen, he would have looked for a more discreet place to drown in, seriously, I even would have tied the anchor off a galleon around my nick and staggered off a cliff like someone who doesn′t like things in order not to be upsetting people now with this Wednesday dead body, as you people say, in order not to be bothering anyone with this filthy piece of cold meat that doesn′t have anything to do with me. There was so much truth in his manner that even the most mistrustful men, the ones who felt the bitterness of endless nights at sea fearing that their women would tire of dreaming about them and begin to dream of drowned men, even they and others who were harder still shuddered in the marrow of their bones at Esteban′s sincerity.
QQ1 Fue así como le hicieron los funerales más espléndidos que podían concebirse para un ahogado expósito. Algunas mujeres que habían ido a buscar flores en los pueblos vecinos regresaron con otras que no creían lo que les contaban, y éstas se fueron por más flores cuando vieron al muerto, y llevaron más y más, hasta que hubo tantas flores y tanta gente que apenas si se podía caminar. A última hora les dolió devolverlo huérfano a las aguas, y le eligieron un padre y una madre entre los mejores, y otros se le hicieron hermanos, tíos y primos, así que a través de él todos los habitantes del pueblo terminaron por ser parientes entre sí. Algunos marineros que oyeron el llanto a la distancia perdieron la certeza del rumbo, y se supo de uno que se hizo amarrar al palo mayor, recordando antiguas fábulas de sirenas. Mientras se disputaban el privilegio de llevarlo en hombros por la pendiente escarpada de los acantilados, hombres y mujeres tuvieron conciencia por primera vez de la desolación de sus calles, la aridez de sus patios, la estrechez de sus sueños, frente al esplendor y la hermosura de su ahogado. Lo soltaron sin ancla, para que volviera si quería, y cuando lo quisiera, y todos retuvieron el aliento durante la fracción de siglos que demoró la caída del cuerpo hasta el abismo. No tuvieron necesidad de mirarse los unos a los otros para darse cuenta que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás. Pero también sabían que todo sería diferente desde entonces, que sus casas iban a tener las puertas más anchas, los techos más altos, los pisos más firmes, para que el recuerdo de Esteban pudiera andar por todas partes sin tropezar con los travesaños, y que nadie se atreviera a susurrar en el futuro ya murió el bobo grande, qué lástima, ya murió el tonto hermoso, porque ellos iban a pintar las fachadas de colores alegres para eternizar la memoria de Esteban, y se iban a romper el espinazo excavando manantiales en las piedras y sembrando flores en los acantilados, para que en los amaneceres de los años venturos los pasajeros de los grandes barcos despertaran sofocados por un olor de jardines en alta mar, y el capitán tuviera que bajar de su alcázar con su uniforme de gala, con su astrolabio, su estrella polar y su ristra de medallas de guerra, y señalando el promontorio de rosas en el horizonte del Caribe dijera en catorce idiomas, miren allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas, allá, donde el sol brilla tanto que no saben hacia dónde girar los girasoles, sí, allá, es el pueblo de Esteban.
QQ2 That was how they came to hold the most splendid funeral they could ever conceive of for an abandoned drowned man. Some women who had gone to get flowers in the neighboring villages returned with other women who could not believe what they had been told, and those women went back for more flowers when they saw the dead man, and they brought more and more until there were so many flowers and so many people that it was hard to walk about. At the final moment it pained them to return him to the waters as an orphan and they chose a father and mother from among the best people, and aunts and uncles and cousins, so that through him all the inhabitants of the village became kinsmen. Some sailors who heard the weeping from a distance went off course and people heard of one who had himself tied to the mainmast, remembering ancient fables about sirens. While they fought for the privilege of carrying him on their shoulders along the steep escarpment by the cliffs, men and women became aware for the first time of the desolation of their streets, the dryness of their courtyards, the narrowness of their dreams as they faced the splendor and beauty of their drowned man. They let him go without an anchor so that he could come back if he wished and whenever he wished, and they all held their breath for the fraction of centuries the body took to fall into the abyss. They did not need to look at one another to realize that they were no longer all present, that they would never be. But they also knew that everything would be different from then on, that their houses would have wider doors, higher ceilings, and stronger floors so that Esteban′s memory could go everywhere without bumping into beams and so that no one in the future would dare whisper the big boob finally died, too bad, the handsome fool has finally died, because they were going to paint their house fronts gay colors to make Esteban′s memory eternal and they were going to break their backs digging for springs among the stones and planting flowers on the cliffs so that in future years at dawn the passengers on great liners would awaken, suffocated by the smell of gardens on the high seas, and the captain would have to come down from the bridge in his dress uniform, with his astrolabe, his pole star, and his row of war medals and, pointing to the promontory of roses on the horizon, he would say in fourteen languages, look there, where the wind is so peaceful now that it′s gone to sleep beneath the beds, over there, where the sun′s so bright that the sunflowers don′t know which way to turn, yes, over there, that′s Esteban′s village.