Gabriel García Márquez: Memoria de mis putas tristes -- [Memories of My Melancholy Whores] Edición bilingüe, español- inglés, de Miguel Garci-Gomez. Dept. Romance Stydies. Duke. U. Translated From The Spanish By Edith Grossman -- --
«No debía hacer nada de mal gusto, advirtió al anciano Eguchi la mujer de la posada. No debía poner el dedo en la boca de la mujer dormida ni intentar nada parecido.» Yasunari Kawabata, La casa de las bellas dormidas
"He was not to do anything in bad taste, the woman of the inn warned old Eguchi. He was not to put his fingerinto the mouth of the sleeping girl, or try anything else of that sort." YASUNARI KAWABATA, House of the Sleeping Beauties
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Chapter 1
El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios. También la moral es un asunto de tiempo, decía, con una sonrisa maligna, ya lo verás. Era algo menor que yo, y no sabía de ella desde hacía tantos años que bien podía haber muerto. Pero al primer timbrazo reconocí la voz en el teléfono, y le disparé sin preámbulos:
THE YEAR I turned ninety, I wanted to give myself the gift of a night of wild love with an adolescent virgin. I thought of Rosa Cabarcas, the owner of an illicit house who would inform her good clients when she had a new girl available. I never succumbed to that or to any of her many other lewd temptations, but she did not believe in the purity of my principles. Morality, too, is a question of time, she would say with a malevolent smile, you′ll see. She was a little younger than I, and I hadn′t heard anything about her for so many years that she very well might have died. But after the first ring I recognized the voice on the phone, and with no preambles I fired at her:
-Hoy sí.
"Today′s the day."
Ella suspiró: Ay, mi sabio triste, te desapareces veinte años y sólo vuelves para pedir imposibles. Recobró enseguida el dominio de su arte y me ofreció una media docena de opciones deleitables, pero eso sí, todas usadas. Le insistí que no, que debía ser doncella y para esa misma noche. Ella preguntó alarmada: ¿Qué es lo que quieres probarte? Nada, le contesté, lastimado donde más me dolía, sé muy bien lo que puedo y lo que no puedo. Ella dijo impasible que los sabios lo saben todo, pero no todo: Los únicos Virgos que van quedando en el mundo son ustedes los de agosto.
She sighed: Ah, my sad scholar, you disappear for twenty years and come back only to ask for the impossible. She regained mastery of her art at once and offered me half a dozen delectable options, but all of them, to be frank, were used. I said no, insisting the girl had to be a virgin and available that very night. She asked in alarm: What are you trying to prove? Nothing, I replied, wounded to the core, I know very well what I can and cannot do. Unmoved, she said that scholars may know it all, but they don′t know everything: The only Virgos left in the world are people like you who were born in August.
¿Por qué no me lo encargaste con más tiempo? La inspiración no avisa, le dije. Pero tal vez espera, dijo ella, siempre más resabida que cualquier hombre, y me pidió aunque fueran dos días para escudriñar a fondo el mercado. Yo le repliqué en serio que en un negocio como aquél, a mi edad, cada hora es un año. Entonces no se puede, dijo ella sin la mínima duda, pero no importa, así es más emocionante, qué carajo, te llamo en una hora.
Why didn′t you give me more time? Inspiration gives no warnings, I said. But perhaps it can wait, she said, always more knowledgeable than any man, and she asked for just two days to make a thorough investigation of the market. I replied in all seriousness that in an affair such as this, at my age, each hour is like a year. Then it can′t be done, she said without the slightest doubt, but it doesn′t matter, it′s more exciting this way, what the hell, I′ll call you in an hour.
No tengo que decirlo, porque se me distingue a leguas: soy feo, tímido y anacrónico.
I don′t have to say so because people can see it from leagues away: I′m ugly, shy, and anachronistic.
Pero a fuerza de no querer serlo he venido a simular todo lo contrario. Hasta el sol de hoy, en que resuelvo contarme como soy por mi propia y libre voluntad, aunque sólo sea para alivio de mi conciencia. He empezado con la llamada insólita a Rosa Cabarcas, porque visto desde hoy, aquél fue el principio de una nueva vida a una edad en que la mayoría de los mortales están muertos.
But by dint of not wanting to be those things I have pretended to be just the opposite. Until today, when I have resolved to tell of my own free will just what I′m like, if only to ease my conscience. I have begun with my unusual call to Rosa Cabarcas because, seen from the vantage point of today, that was the beginning of a new life at an age when most mortals have already died.
Vivo en una casa colonial en la acera de sol del parque de San Nicolás, donde he pasado todos los días de mi vida sin mujer ni fortuna, donde vivieron y murieron mis padres, y donde me he propuesto morir solo, en la misma cama en que nací y en un día que deseo lejano y sin dolor. Mi padre la compró en un remate público a fines del siglo XIX, alquiló la planta baja para tiendas de lujo a un con sorcio de italianos, y se reservó este segundo piso para ser feliz con la hija de uno de ellos, Florina de Dios Cargamantos, intérprete notable de Mozart, políglota y garibaldina, y la mujer más hermosa y de mejor talento que hubo nunca en la ciudad: mi madre.
I live in a colonial house, on the sunny side of San Nicolas Park, where I have spent all the days of my life without wife or fortune, where my parents lived and died, and where I have proposed to die alone, in the same bed in which I was born and on a day that I hope will be distant and painless. My father bought the house at public auction at the end of the nineteenth century, rented the ground floor for luxury shops to a consortium of Italians, and reserved for himself the second floor, where he would live in happiness with one of their daughters, Florina de Dios Cargamantos, a notable interpreter of Mozart, a multilingual Garibaldian, and the most beautiful and talented woman who ever lived in the city: my mother.
El ámbito de la casa es amplio y luminoso, con arcos de estuco y pisos ajedrezados de mosaicos florentinos, y cuatro puertas vidrieras sobre un balcón corrido donde mi madre se sentaba en las noches de marzo a cantar arias de amor con sus primas italianas. Desde allí se ve el parque de San Nicolás con la catedral y la estatua de Cristóbal Colón, y más allá las bodegas del muelle fluvial y el vasto horizonte del río grande de la Magdalena a veinte leguas de su estuario. Lo único ingrato de la casa es que el sol va cambiando de ventanas en el transcurso del día, y hay que cerrarlas todas para tratar de dormir la siesta en la penumbra ardiente. Cuando me quedé solo, a mis treinta y dos años, me mudé a la que fuera la alcoba de mis padres, abrí una puerta de paso hacia la biblioteca y empecé a subastar cuanto me iba sobrando para vivir, que terminó por ser casi todo, salvo los libros y la pianola de rollos.
The house is spacious and bright, with stucco arches and floors tiled in Florentine mosaics, and four glass doors leading to a wraparound balcony where my mother would sit on March nights to sing love arias with other girls, her cousins. From there you can see San Nicolas Park, the cathedral, and the statue of Christopher Columbus, and beyond that the warehouses on the river wharf and the vast horizon of the Great Magdalena River twenty leagues distant from its estuary. The only unpleasant aspect of the house is that the sun keeps changing windows in the course of the day, and all of them have to be closed when you try to take a siesta in the torrid half light. When I was left on my own, at the age of thirty-two, I moved into what had been my parents′ bedroom, opened a doorway between that room and the library, and began to auction off whatever I didn′t need to live, which turned out to be almost everything but the books and the Pianola rolls.
Durante cuarenta años fui el inflador de cables de El Diario de La Paz, que consistía en reconstruir y completar en prosa indígena las noticias del mundo que atrapábamos al vuelo en el espacio sideral por las ondas cortas o el código Morse.
For forty years I was the cable editor at _El Diario de La Paz__, which meant reconstructing and completing in indigenous prose the news of the world that we caught as it flew through sidereal space on shortwaves or in Morse code.
Hoy me sustento mal que bien con mi pensión de aquel oficio extinguido; me sustento menos con la de maestro de gramática castellana y latín, casi nada con la nota dominical que he escrito sin desmayos durante más de medio siglo, y nada en absoluto con las gacetillas de música y teatro que me publican de favor las muchas veces en que vienen intérpretes notables. Nunca hice nada distinto de escribir, pero no tengo vocación ni virtud de narrador, ignoro por completo las leyes de la composición dramática, y si me he embarcado en esta empresa es porque confío en la luz de lo mucho que he leído en la vida. Dicho en romance crudo, soy un cabo de raza sin méritos ni brillo, que no tendría nada que legar a sus sobrevivientes de no haber sido por los hechos que me dispongo a referir como pueda en esta memoria de mi grande amor.
Today I scrape by on my pension from that extinct profession, get by even less on the one I receive for having taught Spanish and Latin grammar, earn almost nothing from the Sunday column I′ve written without flagging for more than half a century, and nothing at all from the music and theater pieces published as a favor to me on the many occasions when notable performers come to town. I have never done anything except write, but I don′t possess the vocation or talents of a narrator, have no knowledge at all of the laws of dramatic composition, and if I have embarked upon this enterprise it is because I trust in the light shed by how much I have read in my life. In plain language, I am the end of a line, without merit or brilliance, who would have nothing to leave his descendants if not for the events I am prepared to recount, to the best of my ability, in these memories of my great love.
El día de mis noventa años había recordado, como siempre, a las cinco de la mañana. Mi único compromiso, por ser viernes, era escribir la nota firmada que se publica los domingos en El Diario de La Paz. Los síntomas del amanecer habían sido perfectos para no ser feliz: me dolían los huesos desde la madrugada, me ardía el culo, y había truenos de tormenta después de tres meses de sequía. Me bañé mientras estaba el café, me tomé un tazón endulzado con miel de abejas y acompañado con dos tortas de cazabe, y me puse el mameluco de lienzo de estar en casa.
On my ninetieth birthday I woke, as always, at five in the morning. Since it was Friday, my only obligation was to write the signed column published on Sundays in _El Diario de La Paz__. My symptoms at dawn were perfect for not feeling happy: my bones had been aching since the small hours, my asshole burned, and thunder threatened a storm after three months of drought. I bathed while the coffee was brewing, drank a large cup sweetened with honey, had two pieces of cassava bread, and put on the linen coverall I wear in the house.
El tema de la nota de aquel día, cómo no, eran mis noventa años. Nunca he pensado en la edad como en una gotera en el techo que le indica a uno la cantidad de vida que le va quedando. De muy niño oí decir que cuando una persona muere los piojos que incuban en la pelambre escapan pavoridos por las almohadas para vergüenza de la familia. Esto me escarmentó de tal suerte, que me dejé tusar a coco para ir a la escuela, y las escasas hebras que me quedan me las lavo todavía con el jabón del perro agradecido. Quiere decir, me digo ahora, que de muy niño tuve mejor formado el sentido del pudor social que el de la muerte.
The subject of that day′s column, of course, was my ninetieth birthday. I never have thought about age as a leak in the roof indicating the quantity of life one has left to live. When I was very young I heard someone say that when people die the lice nesting in their hair escape in terror onto the pillows, to the shame of the family. That was so harsh a warning to me that I let my hair be shorn for school, and the few strands I have left I still wash with the soap you would use on a grateful fleabitten dog. This means, I tell myself now, that ever since I was little my sense of social decency has been more developed than my sense of death.
Desde hacía meses había previsto que mi nota de aniversario no fuera el sólito lamento por los años idos, sino todo lo contrario: una glorificación de la vejez.
For months I had anticipated that my birthday column would not be the usual lament for the years that were gone, but just the opposite: a glorification of old age.
Empecé por preguntarme cuándo tomé conciencia de ser viejo y creo que fue muy poco antes de aquel día. A los cuarenta y dos años había acudido al médico con un dolor de espaldas que me estorbaba para respirar. El no le dio importancia: Es un dolor natural a su edad, me dijo.
I began by wondering when I had become aware of being old, and I believe it was only a short time before that day. At the age of forty-two I had gone to see the doctor about a pain in my back that interfered with my breathing. He attributed no importance to it: That kind of pain is natural at your age, he said.
-En ese caso -le dije yo-, lo que no es natural es mi edad.
"In that case," I said, "what isn′t natural is my age."
El médico me hizo una sonrisa de lástima. Veo que es usted un filósofo, me dijo. Fue la primera vez que pensé en mi edad en términos de vejez, pero no tardé en olvidarlo. Me acostumbré a despertar cada día con un dolor distinto que iba cambiando de lugar y forma a medida que pasaban los años. A veces parecía ser un zarpazo de la muerte y al día siguiente se esfumaba. Por esa época oí decir que el primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre. Debo estar condenado a la juventud eterna, pensé entonces, porque mi perfil equino no se parecerá nunca al caribe crudo que fue mi padre, ni al romano imperial de mi madre.
The doctor gave me a pitying smile. I see that you′re a philosopher, he said. It was the first time I thought about my age in terms of being old, but it didn′t take me long to forget about it. I became accustomed to waking every day with a different pain that kept changing location and form as the years passed. At times it seemed to be the clawing of death, and the next day it would disappear. This was when I heard that the first symptom of old age is when you begin to resemble your father. I must be condemned to eternal youth, I thought, because my equine profile will never look like my father′s raw Caribbean features or my mother′s imperial Roman ones.
La verdad es que los primeros cambios son tan lentos que apenas si se notan, y uno sigue viéndose desde dentro como había sido siempre, pero los otros los advierten desde fuera.
The truth is that the first changes are so slow they pass almost unnoticed, and you go on seeing yourself as you always were, from the inside, but others observe you from the outside.
En la quinta década había empezado a imaginarme lo que era la vejez cuando noté los primeros huecos de la memoria. Sabaneaba la casa buscando los espejuelos hasta que descubría que los llevaba puestos, o me metía con ellos en la regadera, o me ponía los de leer sin quitarme los de larga vista. Un día desayuné dos veces porque olvidé la primera, y aprendí a reconocer la alarma de mis amigos cuando no se atrevían a advertirme que les estaba contando el mismo cuento que les conté la semana anterior. Para entonces tenía en la memoria una lista de rostros conocidos y otra con los nombres de cada uno, pero en el momento de saludar no conseguía que coincidieran las caras con los nombres.
In my fifth decade I had begun to imagine what old age was like when I noticed the first lapses of memory. I would turn the house upside down looking for my glasses until I discovered that I had them on, or I′d wear them into the shower, or I′d put on my reading glasses over the ones I used for distance. One day I had breakfast twice because I forgot about the first time, and I learned to recognize the alarm in my friends when they didn′t have the courage to tell me I was recounting the same story I had told them a week earlier. By then I had a mental list of faces I knew and another list of the names that went with each one, but at the moment of greeting I didn′t always succeed in matching the faces to the names.
Mi edad sexual no me preocupó nunca, porque mis poderes no dependían tanto de mí como de ellas, y ellas saben el cómo y el porqué cuando quieren. Hoy me río de los muchachos de ochenta que consultan al médico asustados por estos sobresaltos, sin saber que en los noventa son peores, pero ya no importan: son riesgos de estar vivo. En cambio, es un triunfo de la vida que la memoria de los viejos se pierda para las cosas que no son esenciales, pero que raras veces falle para las que de verdad nos interesan. Cicerón lo ilustró de una plumada:
My sexual age never worried me because my powers did not depend so much on me as on women, and they know the how and the why when they want to. Today I laugh at the eighty-year-old youngsters who consult the doctor, alarmed by these sudden shocks, not knowing that in your nineties they′re worse but don′t matter anymore: they are the risks of being alive. On the other hand, it is a triumph of life that old people lose their memories of inessential things, though memory does not often fail with regard to things that are of real interest to us. Cicero illustrated this with the stroke of a pen:
No hay un anciano que olvide dónde escondió su tesoro.
_No old man forgets where he has hidden his treasure__.
Con esas reflexiones, y otras varias, había terminado un primer borrador de la nota cuando el sol de agosto estalló entre los almendros del parque y el buque fluvial del correo, retrasado una semana por la sequía, entró bramando en el canal del puerto.
With these reflections, and several others, I had finished a first draft of my column when the August sun exploded among the almond trees in the park, and the riverboat that carried the mail, a week late because of the drought, came bellowing into the port canal.
Pensé: Ahí llegan mis noventa años. Nunca sabré por qué, ni lo pretendo, pero fue al conjuro de aquella evocación arrasadora cuando decidí llamar por teléfono a Rosa Cabarcas para que me ayudara a honorar mi aniversario con una noche libertina.
I thought: My ninetieth birthday is arriving. I′ll never know why, and don′t pretend to, but it was under the magical effect of that devastating evocation that I decided to call Rosa Cabarcas for help in celebrating my birthday with a libertine night.
Llevaba años de santa paz con mi cuerpo, dedicado a la relectura errática de mis clásicos y a mis programas privados de música culta, pero el deseo de aquel día fue tan apremiante que me pareció un recado de Dios. Después de la llamada no pude seguir escribiendo. Colgué la hamaca en un recodo de la biblioteca donde no da el sol por la mañana, y me tumbé con el pecho oprimido por la ansiedad de la espera.
I′d spent years at holy peace with my body, devoting my time to the erratic rereading of my classics and to my private programs of concert music, but my desire that day was so urgent it seemed like a message from God. After the call I couldn′t go on writing. I hung the hammock in a corner of the library where the sun doesn′t shine in the morning, and I lay down in it, my chest heavy with the anxiety of waiting.
Había sido un niño consentido con una mamá de dones múltiples, aniquilada por la tisis a los cincuenta años, y con un papá formalista al que nunca se le conoció un error, y amaneció muerto en su cama de viudo el día en que se firmó el tratado de Neerlandia, que puso término a la guerra de los Mil Días y a las tantas guerras civiles del siglo anterior. La paz cambió la ciudad en un sentido que no se previo ni se quería. Una muchedumbre de mujeres libres enriquecieron hasta el delirio las viejas cantinas de la calle Ancha, que fuera después el camellón Abello y ahora es el paseo Colón, en esta ciudad de mi alma tan apreciada de propios y ajenos por la buena índole de su gente y la pureza de su luz.
I had been a pampered child, with a mother of many talents who died of consumption at the age of fifty and a formalistic father who never acknowledged an error and died in his widower′s bed on the day the Treaty of Neerlandia was signed, putting an end to the War of the Thousand Days and the countless civil wars of the previous century. Peace changed the city in a way that had not been foreseen or desired. A crowd of free women enriched to the point of delirium the old taverns along Calle Anche, which later was known as Camell_n Abello, and now is called Paseo Col_n, in this city of my soul loved so much by both natives and outsiders for the good character of its people and the purity of its light.
Nunca me he acostado con ninguna mujer sin pagarle, y a las pocas que no eran del oficio las convencí por la razón o por la fuerza de que recibieran la plata aunque fuera para botarla en la basura. Por mis veinte años empecé a llevar un registro con el nombre, la edad, el lugar, y un breve recordatorio de las circunstancias y el estilo.
I have never gone to bed with a woman I didn′t pay, and the few who weren′t in the profession I persuaded, by argument or by force, to take money even if they threw it in the trash. When I was twenty I began to keep a record listing name, age, place, and a brief notation on the circumstances and style of lovemaking.
Hasta los cincuenta años eran quinientas catorce mujeres con las cuales había estado por lo menos una vez. Interrumpí la lista cuando ya el cuerpo no me dio para tantas y podía seguir las cuentas sin papel. Tenía mi ética propia. Nunca participé en parrandas de grupo ni en contubernios públicos, ni compartí secretos ni conté una aventura del cuerpo o del alma, pues desde joven me di cuenta de que ninguna es impune.
By the time I was fifty there were 514 women with whom I had been at least once. I stopped making the list when my body no longer allowed me to have so many and I could keep track of them without paper. I had my own ethics. I never took part in orgies or in public encounters, and I did not share secrets or recount an adventure of the body or the soul, because from the time I was young I realized that none goes unpunished.
La única relación extraña fue la que mantuve durante años con la fiel Damiana. Era casi una niña, aindiada, fuerte y montaraz, de palabras breves y terminantes, que se movía descalza para no disturbarme mientras escribía. Recuerdo que yo estaba leyendo La lozana andaluza en la hamaca del corredor, y la vi por casualidad inclinada en el lavadero con una pollera tan corta que dejaba al descubierto sus corvas suculentas. Presa de una fiebre irresistible se la levanté por detrás, le bajé las mutandas hasta las rodillas y la embestí en reversa. Ay, señor, dijo ella, con un quejido lúgubre, eso no se hizo para entrar sino para salir. Un temblor profundo le estremeció el cuerpo, pero se mantuvo firme. Humillado por haberla humillado quise pagarle el doble de lo que costaban las más caras de entonces, pero no aceptó ni un ochavo, y tuve que aumentarle el sueldo con el cálculo de una monta al mes, siempre mientras lavaba la ropa y siempre en sentido contrario.
The only unusual relationship was the one I maintained for years with the faithful Damiana. She was almost a girl, Indianlike, strong, rustic, her words few and brusque, who went barefoot so as not to disturb me while I was writing. I remember I was reading _La lozana andaluza--The Haughty Andalusian Girl__--in the hammock in the hallway, when I happened to see her bending over in the laundry room wearing a skirt so short it bared her succulent curves. Overcome by irresistible excitement, I pulled her skirt up in back, pulled her underwear down to her knees, and charged her from behind. Oh, Se or, she said, with a mournful lament, that wasn′t made for coming in but for going out. A profound tremor shook her body but she stood firm. Humiliated at having humiliated her, I wanted to pay her twice what the most expensive women cost at the time, but she would not take a cent, and I had to raise her salary calculated on the basis of one mounting a month, always while she was doing the laundry, and always from the back.
Alguna vez pensé que aquellas cuentas de camas serían un buen sustento para una relación de las miserias de mi vida extraviada, y el título me cayó el cielo: Memoria de mis putas tristes. Mi vida pública, en cambio, carecía de interés: huérfano de padre y madre, soltero sin porvenir, periodista mediocre cuatro veces finalista en los Juegos Florales de Cartagena de Indias y favorito de los caricaturistas por mi fealdad ejemplar. Es decir: una vida perdida que había empezado mal desde la tarde en que mi madre me llevó de la mano a los diecinueve años para ver si lograba publicar en El Diario de La Paz una crónica de la vida escolar que yo había escrito en la clase de castellano y retórica. Se publicó el domingo con un exordio esperanzado del director. Pasados los años, cuando supe que mi madre había pagado la publicación y las siete siguientes, ya era tarde para avergonzarme, pues mi columna semanal volaba con alas propias, y era además inflador de cables y crítico de música.
At one time I thought these bed- inspired accounts would serve as a good foundation for a narration of the miseries of my misguided life, and the title came to me out of the blue: _Memories of My Melancholy Whores__. My public life, on the other hand, was lacking in interest: both parents dead, a bachelor without a future, a mediocre journalist who had been a finalist four times in the Poetic Competition, the Juegos Florales, of Cartagena de Indias, and a favorite of caricaturists because of my exemplary ugliness. In short, a wasted life off to a bad start beginning on the afternoon my mother led me by the hand when I was nineteen years old to see if _El Diario de La Paz__ would publish a chronicle of school life that I had written in my Spanish and rhetoric class. It was published on Sunday with an encouraging introduction by the editor. Years later, when I learned that my mother had paid for its publication and for the seven that followed, it was too late for me to be embarrassed, because my weekly column was flying on its own wings and I was a cable editor and music critic as well.
Desde que obtuve mi grado de bachiller con diploma de excelencia empecé a dictar clases de castellano y latín en tres colegios públicos al mismo tiempo. Fui un mal maestro, sin formación, sin vocación ni piedad alguna por esos pobres niños que iban a la escuela como el modo más fácil de escapar a la tiranía de sus padres. Lo único que pude hacer por ellos fue mantenerlos bajo el terror de mi regla de madera para que al menos se llevaran de mí el poema favorito:
After I obtained my _bachillerato__ with a diploma ranked excellent, I began teaching classes in Spanish and Latin at three different public secondary schools at the same time. I was a poor teacher, with no training, no vocation, and no pity at all for those poor children who attended school as the easiest way to escape the tyranny of their parents. The only thing I could do for them was to keep them subject to the terror of my wooden ruler so that at least they would take away with them my favorite poem:
>Estos, Fabio, ay dolor, que ves ahora, [br>campos de soledad, mustio collado, [br>fueron un tiempo Itálica famosa.
>O Fabio, O sorrow, what you see now, [br>these fields of desolation, gloomy hills, {br>were once the famous fair Italica.
Sólo de viejo me enteré por casualidad del mal apodo que los alumnos me pusieron a mis espaldas: el Profesor Mustio Collado.
Only as an old man did I happen to learn the nasty name the students called me behind my back: Professor Gloomy Hills.
Esto fue todo cuanto me dio la vida y no he hecho nada por sacarle más. Almorzaba solo entre una clase y otra, y a las seis de la tarde llegaba a la redacción del periódico a cazar las señales del espacio sideral. A las once de la noche, cuando se cerraba la edición, empezaba mi vida real. Dormía en el Barrio Chino dos o tres veces por semana, y con tan variadas compañías, que dos veces fui coronado como el cliente del año. Después de la cena en el cercano café Roma escogía cualquier burdel al azar y entraba a escondidas por la puerta del traspatio.
This was all that life gave me, and I have never done anything to obtain more. I ate lunch alone between classes, and at six in the evening I would go to the editorial offices of the paper to hunt for signals from sidereal space. At eleven, when the edition closed, my real life began. I slept in the red- light district, the Barrio Chino, two or three times a week, and with such a variety of companions that I was twice crowned client of the year. After supper at the nearby Café Roma I would choose a brothel at random and slip in through the back door.
Lo hacía por el gusto, pero terminó por ser parte de mi oficio gracias a la ligereza de lengua de los grandes cacaos de la política, que les daban cuenta de sus secretos de Estado a sus amantes de una noche, sin pensar que eran oídos por la opinión pública a través de los tabiques de cartón. Por esa vía, cómo no, descubrí también que mi celibato inconsolable lo atribuían a una pederastía nocturna que se saciaba con los niños huérfanos de la calle del Crimen. He tenido la fortuna de olvidarlo, entre otras buenas razones porque también conocí lo bueno que se decía de mí, y lo aprecié en lo que valía.
I did this because it amused me to, but in the end it became part of my work thanks to the careless speech of political bigwigs who would tell state secrets to their lovers for the night, never thinking they were overheard by public opinion through the cardboard partitions. By this means, of course, I also learned that they attributed my inconsolable bachelorhood to a nocturnal pederasty satisfied by orphan boys on the Calle del Crimen. I had the good fortune to forget this, among other sound reasons because I also heard the positive things said about me, which I appreciated for their true value.
Nunca tuve grandes amigos, y los pocos que llegaron cerca están en Nueva York.
I never had intimate friends, and the few who came close are in New York.
Es decir: muertos, pues es donde supongo que se van las almas en pena para no digerir la verdad de su vida pasada. Desde mi jubilación tengo poco que hacer, como no sea llevar mis papeles al diario los viernes en la tarde, u otros empeños de cierta monta: conciertos en Bellas Artes, exposiciones de pintura en el Centro Artístico, del cual soy socio fundador, alguna que otra conferencia cívica en la Sociedad de Mejoras Públicas, o un acontecimiento grande como la temporada de la Fábregas en el teatro Apolo. De joven iba a los salones de cine sin techo, donde lo mismo podía sorprendernos un eclipse de luna que una pulmonía doble por un aguacero descarriado. Pero más que las películas me interesaban las pajaritas de la noche que se acostaban por el precio de la entrada, o lo daban de balde o de fiado.
By which I mean they′re dead, because that′s where I suppose condemned souls go in order not to endure the truth of their past lives. Since my retirement I have had little to do except take my pieces to the paper on Friday afternoons or fulfill other obligations that have a certain significance: concerts at Bellas Artes, painting exhibitions at the Centro Artistico, of which I am a founding member, an occasional civic conference at the Society for Public Improvement, or an important event like Fabregas′s engagement at the Teatro Apolo. As a young man I would go to the open-air movie theaters, where we could be surprised by a lunar eclipse or by a case of double pneumonia from a downpour gone astray. But what interested me more than films were the little birds of the night who would go to bed with you for the price of a ticket, or at no cost, or on credit.
Pues el cine no es mi género. El culto obsceno de Shirley Temple fue la gota que desbordó el vaso.
Movies are not my genre. The obscene cult of Shirley Temple was the final straw.
Mis únicos viajes fueron cuatro a los Juegos Florales de Cartagena de Indias, antes de mis treinta años, y una mala noche en lancha de motor, invitado por Sacramento Montiel a la inauguración de un burdel suyo en Santa Marta. En cuanto a mi vida doméstica, soy de poco comer y de gustos fáciles. Cuando Damiana se hizo vieja no se volvió a cocinar en casa, y mi única comida regular desde entonces ha sido la tortilla de papas en el café Roma después del cierre del periódico.
My only travels were four trips to the Juegos Florales in Cartagena de Indias, before I was thirty, and a bad night aboard a motor launch, when I was invited by Sacramento Montiel to the inauguration of one of her brothels in Santa Marta. As for my domestic life, I don′t eat very much and am easy to please. When Damiana grew old she stopped cooking for me, and since then my only regular meal has been a potato omelet at the Café Roma after the paper closes.
Así que la víspera de mis noventa años me que dé sin almorzar y no pude concentrarme en la lectura a la espera de noticias de Rosa Cabarcas. Las chicharras pitaban a reventar en el calor de las dos, y las vueltas del sol por las ventanas abiertas me forzaron a cambiar tres veces el lugar de la hamaca. Siempre me pareció que por los días de mi aniversario estaba el más caliente del año, y había aprendido a soportarlo, pero el humor de aquel día no me dio para tanto. A las cuatro traté de apaciguarme con las seis suites para chelo solo de Juan Sebastián Bach, en la versión definitiva de don Pablo Casáis. Las tengo como lo más sabio de toda la música, pero en vez de apaciguarme como de sólito me dejaron en un estado de la peor postración. Me adormecí con la segunda, que me parece un poco remolona, y en el sueño revolví la quejumbre del chelo con la de un buque triste que se fue. Casi al instante me despertó el teléfono, y la voz oxidada de Rosa Cabarcas me devolvió a la vida. Tienes una suerte de bobo, me dijo. Encontré una pavita mejor de la que querías, pero tiene un percance: anda apenas por los catorce años.
And so, on the eve of my ninetieth birthday, I had no lunch and could not concentrate on reading as I waited to hear from Rosa Cabarcas. The cicadas were chirruping as loud as they could in the twoo′clock heat, and the sun′s journey past the open windows forced me to move the hammock three times. It always seemed to me that my birthday fell at the hottest time of the year, and I had learned to tolerate it, but my mood that day made this difficult. At four o′clock I tried to calm my spirit with Johann Sebastian Bach′s six Suites for Unaccompanied Cello in the definitive performance by Don Pablo Casals. I consider them the most accomplished pieces in all of music, but instead of soothing me as usual they left me in an even worse state of prostration. I fell asleep during the second, which I think lags somewhat, and in my sleep I confused the cello′s lament with that of a melancholy ship that was leaving. At almost the same time the telephone woke me, and the rusted voice of Rosa Cabarcas brought me back to life. You have a fool′s luck, she said. I found a little thing even better than what you wanted, but there′s one drawback: she just turned fourteen.
No me importa cambiar pañales, le dije en chanza sin entender sus motivos. No es por ti, dijo ella, pero ¿quién va a pagar por mí los tres años de cárcel?
I don′t mind changing diapers, I said as a joke, not understanding her motives. I′m not worried about you, she said, but who′s going to pay me for three years in jail?
Nadie iba a pagarlos, pero ella menos que nadie, por supuesto. Recogía su cosecha entre las menores de edad que hacían mercado en su tienda, a las cuales iniciaba y exprimía hasta que pasaban a la vida peor de putas graduadas en el burdel histórico de la Negra Eufemia. Nunca había pagado una multa, porque su patio era la arcadia de la autoridad local, desde el gobernador hasta el último camaján de alcaldía, y no era imaginable que a la dueña le faltaran poderes para delinquir a su antojo. De modo que sus escrúpulos de última hora sólo debían ser para sacar ventajas de sus favores: más caros cuanto más punibles. El diferendo se arregló con el aumento de dos pesos en los servicios, y acordamos que a las diez de la noche yo estuviera en su casa con cinco pesos en efectivo y por adelantado. Ni un minuto antes, pues la niña tenía que darles de comer y dormir a sus hermanos menores, y acostar a su madre baldada por el reumatismo.
Nobody was going to pay for them, she least of all, of course. She harvested her crop among the minors for sale in her shop, girls she broke in and squeezed dry until they moved on to a worse life as graduate whores in the historic brothel of Black Eufemia. She had never paid a fine, because her courtyard was the arcadia of local officialdom, from the governor to the lowest hanger-on in the mayor′s office, and it was inconceivable that the owner would not have the power to break the law to her heart′s content. Which meant her last-minute scruples were intended only to derive profit from her favors: the more punishable they were, the more expensive they would be. The question was settled with a two-peso increase in fees, and we agreed that at ten that night I would be at her house with five pesos in cash, payable in advance. Not a minute earlier, since the girl had to feed her younger brothers and sisters and put them to sleep and help her mother, crippled by rheumatism, into bed.
Faltaban cuatro horas. A medida que discurrían, el corazón se me iba llenando de una espuma acida que me estorbaba para respirar. Hice un esfuerzo estéril por pastorear el tiempo con los trámites de la vestimenta. Nada nuevo por cierto, si hasta Damiana dice que me visto con el ritual de un señor obispo. Me corté con la navaja barbera, tuve que esperar a que se refrescara el agua de la ducha recalentada por el sol en la tubería, y el esfuerzo simple de secarme con la toalla me hizo sudar de nuevo. Me vestí de acuerdo con la ventura de la noche: el traje de lino blanco, la camisa a rayas azules de cuello acartonado con engrudo, la corbata de seda china, los botines remozados con blanco de zinc, y el reloj de oro coronario con la leontina abrochada en el ojal de la solapa. Al final doblé hacia dentro las bocapiernas de los pantalones para que no se notara que he disminuido un jeme.
There were four hours to wait. As they passed, my heart filled with an acidic foam that interfered with my breathing. I made a useless effort to help time along with the procedures of dressing. Not surprising, of course, if even Damiana says I dress with all the rituals of a bishop. I shaved with my barber′s straight razor and had to wait until the water for the shower cooled, because it had been heated in the pipes by the sun, and the simple effort of drying myself with the towel made me sweat all over again. I dressed in accordance with the night′s good fortune: a white linen suit, a blue-striped shirt with a collar stiffened by starch, a tie of Chinese silk, boots rejuvenated with zinc white, and a watch of fine gold, its chain fastened at the buttonhole on my lapel. Then I folded the trouser cuffs under so that no one would notice the inches I′ve shrunk.
Tengo fama de cicatero porque nadie puede imaginarse que sea tan pobre si vivo donde vivo, y la verdad es que una noche como aquélla estaba muy por encima de mis recursos. Del cofre de los ahorros transpuesto debajo de la cama saqué dos pesos para alquiler del cuarto, cuatro para la dueña, tres para la niña y cinco de reserva para mi cena y otros gastos menudos. O sea, los catorce pesos que me paga el periódico por un mes de notas dominicales. Los escondí en un bolsillo secreto de la pretina y me perfumé con el fumigador de Agua de Florida de Lanman & Kemp-Barclay & Co. Entonces sentí el zarpazo del pánico y a la primera campanada de las ocho bajé a tientas las escaleras en tinieblas, sudando de miedo, y salí a la noche radiante de mis vísperas.
I have a reputation as a miser because no one can imagine I′m as poor as I am if I live where I live, but the truth is that a night like this was far beyond my means. From the money box hidden under my bed I took out two pesos to rent the room, four for the owner, three for the girl, and five in reserve for my supper and other minor expenses. In other words, the fourteen pesos the paper pays me for a month of Sunday columns. I hid them in a secret pocket inside my waistband, and I sprayed on the Florida Water of Lanman & Kemp-Barclay & Co. Then I felt the clawing of panic, and at the first stroke of eight I groped my way down the dark stairs, sweating with fear, and went out into the radiant night before my birthday.
Había refrescado. Grupos de hombres solos discutían a gritos sobre fútbol en el paseo Colón, entre los taxis parados en batería al centro de la calzada. Una banda de cobres tocaba un valse lánguido bajo la alameda de matarratones floridos. Una de las putitas pobres que cazan clientes de solemnidad en la calle de los Notarios me pidió el cigarrillo de siempre, y le contesté lo mismo de siempre: Dejé de fumar hace hoy treinta y tres años, dos meses y diecisiete días. Al pasar frente a El Alambre de Oro me miré en las vitrinas iluminadas y no me vi como me sentía, sino más viejo y peor vestido.
The weather had cooled. On the Paseo Col_n groups of men were arguing at the top of their voices about soccer among the array of taxis parked in the middle of the sidewalk. A brass band played a languid waltz under the alameda of blossoming _matarratones_trees. One of the poor little whores who hunt solemn clients on the Calle de los Notarios asked me for the usual cigarette, and I gave my usual answer: Today it′s thirty-three years, two months, and seventeen days since I stopped smoking. When I passed El Alambre de Oro I glanced at myself in the lighted windows, and I didn′t look the way I felt but older, dressed in shabbier clothes.
Poco antes de las diez abordé un taxi y le pedí al chofer que me llevara al Cementerio Universal para que no supiera adonde iba en realidad. Me miró divertido por el espejo, y me dijo: No me dé estos sustos, don sabio, ojalá Dios me mantuviera tan vivo como a usted. Nos bajamos juntos frente al cementerio porque él no tenía moneda suelta y tuvimos que cambiar en La Tumba, una cantina indigente donde lloran a sus muertos los borrachitos de la madrugada. Cuando arreglamos cuentas el chofer me dijo en serio: Tenga cuidado, don, que ya la casa de Rosa Cabarcas no es ni sombra de lo que fue. No pude menos que darle las gracias, convencido como todo el mundo de que no había ningún secreto bajo el cielo para los choferes del paseo Colón.
A little before ten I climbed into a taxi and asked the driver to take me to the Cementerio Universal so he wouldn′t know where I was really going. Amused, he looked at me in the mirror and said: Don′t scare me like that, Don Scholar, I hope God keeps me as alive as you are. We got out together in front of the cemetery because he didn′t have change and we had to get some in La Tumba, a destitute tavern where the poor drunkards of the small hours weep for their dead. When we had settled accounts, the driver said to me in a serious voice: Be careful, Se or, Rosa Cabarcas′s house isn′t even a shadow of what it was. All I could do was thank him, convinced, like everyone else, that there was no secret under the sun for the drivers on Paseo Col_n.
Me adentré en un barrio de pobres que no tenía nada que ver con el que conocí en mis tiempos. Eran las mismas calles amplias de arenas calientes, con casas de puertas abiertas, paredes de tablas sin cepillar, techos de palma amarga y patios de cascajo. Pero su gente había perdido el sosiego. En la mayoría de las casas había parrandas de viernes cuyos bombos y platillos repercutían en las entrañas.
I walked into a poor district that had nothing to do with the one I had known in my day. It had the same wide streets of hot sand, houses with open doors, walls of rough wooden planks, roofs of bitter palm, and gravel courtyards. But its people had lost their tranquility. In most of the houses there were wild Friday parties with drums and cymbals that reverberated in your gut.
Cualquiera podía entrar por cincuenta centavos en la fiesta que le gustara más, pero también podía quedarse bailando de gorra en los sardineles. Yo caminaba ansioso de que me tragara la tierra dentro de mi atuendo de filipichín, pero nadie se fijó en mí, salvo un mulato escuálido que dormitaba sentado en el portón de una casa de vecindad.
For fifty centavos anybody could go into the party he liked best, but he could also stay outside and dance on the sidewalk to the music. I walked, worried the earth would swallow me up in my dandy′s outfit, but nobody paid attention to me except for an emaciated mulatto who sat dozing in the doorway of a tenement house.
-Adiós, doctor -me gritó con todo el corazón-, ¡feliz polvo!
"Go with God, Doctor," he shouted with all his heart, "and happy fucking!"
¿Qué podía hacer sino darle las gracias? Tuve que detenerme por tres veces para recobrar el respiro antes de alcanzar la última cuesta. Desde allí vi la enorme luna de cobre que se alzaba en el horizonte, y una urgencia imprevista del vientre me hizo temer por mi destino, pero pasó de largo. Al final de la calle, donde el barrio se convertía en un bosque de árboles frutales, entré en la tienda de Rosa Cabarcas.
What could I do but thank him? I had to stop at least three times to catch my breath before I reached the top of the last incline. From there I saw the enormous copper moon coming up at the horizon, and an unexpected urgency in the belly made me fearful of the outcome, but that passed soon enough. At the end of the street, where the neighborhood turned into a forest of fruit trees, I went into Rosa Cabarcas′s shop.
No parecía la misma. Había sido la mama santa más discreta y por lo mismo la más conocida. Una mujer de gran tamaño que queríamos coronar como sargenta de bomberos, tanto por la corpulencia como por la eficacia para apagar las candelas de la parroquia. Pero la soledad le había disminuido el cuerpo, le había avellanado la piel y afilado la voz con tanto ingenio que parecía una niña vieja. De antes sólo le quedaban los dientes perfectos, con uno que se había hecho forrar de oro por coquetería. Guardaba un luto cerrado por el marido muerto a los cincuenta años de vida común, y lo aumentó con una especie de bonete negro por la muerte del hijo único que la ayudaba en sus entuertos. Sólo le quedaban vivos los ojos diáfanos y crueles, y por ellos me di cuenta de que no había cambiado de índole.
She didn′t look the same. She had been the most discreet madam and for that same reason the best known, a very large woman whom we had wanted to crown as a sergeant in the fire department, as much for her corpulence as for her efficiency in putting out fires among her clientele. But solitude had shrunk her body, withered her skin, and sharpened her voice with so much skill that she resembled an aged little girl. All that was left to her from the old days were her perfect teeth, along with one she had capped with gold for coquettish reasons. She dressed in strict mourning for the husband who had died after fifty years of a shared life, added to which was a kind of black bonnet for the death of her only child, who used to assist her in her illicit activities.
La tienda tenía un foco macilento en el plafondo y casi nada para vender en los armarios, que ni siquiera cumplían como pantalla de un negocio a voces que todo el mundo conocía pero nadie reconocía. Rosa Cabarcas estaba despachando a un cliente cuando entré en punta de pies. No sé si me desconoció de veras o si lo había fingido por guardar las formas. Me senté en el escaño de espera mientras se desocupaba y traté de reconstruirla en la memoria como había sido. Más de dos veces, cuando ambos estábamos enteros, también ella me había sacado de espantos. Creo que me leyó el pensamiento, porque se volvió hacia mí y me escudriñó con una intensidad alarmante. No te pasa el tiempo, suspiró con tristeza.
Only her clear, cruel eyes were still animated, and because of them I realized her character had not changed. The shop had a dim lightbulb hanging from the ceiling and almost nothing for sale on the shelves, which did not even serve as a screen for a notorious business that everyone knew about but no one acknowledged. Rosa Cabarcas was taking care of a client when I tiptoed in. I don′t know if she really did not recognize me or if she was pretending for the sake of appearances. I sat on a bench to wait while she finished up, and in my memory I tried to reconstruct her as she had been. More than a few times, when both of us were strong and healthy, she had saved me from my own delusions. I think she read my mind because she turned toward me and scrutinized me with alarming intensity. Time doesn′t go by for you, and she heaved a mournful sigh.
Yo quise halagarla: A ti sí, pero para bien. En serio, dijo ella, hasta te ha resucitado un poco la cara de caballo muerto. Será porque cambié de comedero, le dije por picardía. Ella se animó. Hasta donde me acuerdo tenías una tranca de galeote, me dijo. ¿Cómo se porta? Me escapé por la tangente: Lo único distinto desde que no nos vemos es que a veces me arde el culo. Su diagnóstico fue inmediato: Falta de uso. Sólo lo tengo para lo que Dios lo hizo, le dije, pero era cierto que me ardía de tiempo atrás, y siempre en luna llena. Rosa rebuscó en su cajón de sastre y destapó una latita de una pomada verde que olía a linimento de árnica. Le dices a la niña que te la unte con su dedito así, moviendo el índice con una elocuencia procaz. Le repliqué que a Dios gracias todavía era capaz de defenderme sin untos guajiros. Ella se burló: Ay, maestro, perdóname la vida.
I wanted to flatter her: It does for you, but it makes you better. I′m serious, she said, it′s even helped to revive your dead horse′s face a little. It must be because I changed brothels, I said to tease her. She became animated. As I remember, you had the tool of a galley slave, she said. How′s it behaving? I evaded the question: The only thing different since the last time we saw each other is that sometimes my asshole burns. Her diagnosis was immediate: Lack of use. I have it only for the use God intended, I said, but it was true that it had burned for some time, always when the moon was full. Rosa searched through her sewing kit and opened a little tin of green salve that smelled of arnica liniment. You tell the girl to rub it in with her finger, like this, and she moved her index finger with brazen eloquence. I replied that thanks be to God I was still capable of getting along without peasant ointments. She mocked me, saying: Ah, Maestro, excuse me for living.
Y fue a lo suyo.
And turned to business.
La niña estaba en el cuarto desde las diez, me dijo; era bella, limpia y bien criada, pero estaba muerta de miedo, porque una amiga suya que escapó con un estibador de Gayra se había desangrado en dos horas. Pero bueno, admitió Rosa, se entiende porque los de Gayra tienen fama de que hacen cantar a las muías. Y retomó el hilo:
The girl had been in the room since ten, she told me; she was beautiful, clean, and well-mannered, but dying of fear because a friend of hers who ran away with a stevedore from Gayra had bled to death in two hours. But then, Rosa admitted, it′s understandable because the men from Gayra are famous for making she-mules sing. And she returned to her subject:
Pobrecita, además de todo tiene que trabajar el día entero pegando botones en una fábrica. No me pareció que fuera un oficio tan duro. Eso creen los hombres, replicó ella, pero es peor que picar piedras. Además me confesó que le había dado a la niña un bebedizo de bromuro con valeriana y ahora estaba dormida. Temí que la compasión mera otra artimaña para aumentar el precio, pero no, dijo ella, mi palabra es de oro. Con reglas fijas: cada cosa pagada aparte, en plata blanca y por adelantado. Así fue.
Poor thing, besides all that she has to work the whole day attaching buttons in a factory. It didn′t seem to me like such hard work. That′s what men think, she replied, but it′s worse than breaking rocks. She went on to confess that she had given the girl a mixture of bromide and valerian to drink, and now she was asleep. I was afraid her compassion might be another trick to raise the price, but no, she said, my word is as good as gold. With set rules: each thing requiring separate payment, in cash and in advance. And so it was.
La seguí a través del patio, enternecido por la marchitez de su piel, y por lo mal que andaba con las piernas hinchadas dentro de las medias de algodón primario. La luna llena estaba llegando al centro del cielo y el mundo se veía como sumergido en aguas verdes. Cerca de la tienda había una techumbre de palma para las parrandas de la administración pública, con numerosos taburetes de cuero y hamacas colgadas en los horcones. En el, traspatio, donde empezaba el bosque de árboles frutales, había una galería de seis alcobas de adobes sin repellar, con ventanas de anjeo para los zancudos. La única ocupada estaba a media luz, y Toña la Negra cantaba en el radio una canción de malos amores. Rosa Cabarcas tomó aire: El bolero es la vida. Yo estaba de acuerdo, pero hasta hoy no me atreví a escribirlo. Ella empujó la puerta, entró un instante y volvió a salir. Sigue dormidita, dijo. Harías bien en dejarla descansar todo lo que le pida el cuerpo, tu noche es más larga que la suya. Yo estaba ofuscado: ¿Qué crees que debo hacer? Tú sabrás, dijo ella con una placidez fuera de lugar, por algo eres sabio. Dio media vuelta y me dejó solo con el terror.
I followed her across the courtyard, moved by her wrinkled skin and the difficulty she had walking because of her swollen legs, encased in heavy cotton stockings. The full moon was climbing to the middle of the sky and the world looked as if it were submerged in green water. Near the shop was a canopy made of palm for the wild revels held by public administrators, with a good number of leather stools, and hammocks hanging from the wooden columns. In the back courtyard, where the forest of fruit trees began, there was a gallery of six unplastered adobe rooms with burlap windows to keep out mosquitoes. The only one that was occupied had a dim light and To a la Negra singing a song of failed love on the radio. Rosa Cabarcas sighed: The bolero is life. I agreed, but until today I haven′t dared write it. She pushed the door, went in for a moment, and came out again. She′s still asleep, she said. You ought to let her rest for as long as her body needs it, your night is longer than hers. I was bewildered: What do you think I should do? You ought to know, she said with unwarranted placidity, there′s _some__ reason you′re a scholar. She turned and left me alone with my terror.
No había escapatoria. Entré en el cuarto con el corazón desquiciado, y vi a la niña dormida, desnuda y desamparada en la enorme cama de alquiler, como la parió su madre. Yacía de medio lado, de cara a la puerta, alumbrada desde el plafondo por una luz intensa que no perdonaba detalle. Me senté a contemplarla desde el borde de la cama con un hechizo de los cinco sentidos. Era morena y tibia. La habían sometido a un régimen de higiene y embellecimiento que no descuidó ni el vello incipiente del pubis. Le habían rizado el cabello y tenía en las uñas de las manos y los pies un esmalte natural, pero la piel del color de la melaza se veía áspera y maltratada. Los senos recién nacidos parecían todavía de niño varón pero se veían urgidos por una energía secreta a punto de reventar. Lo mejor de su cuerpo eran los pies grandes de pasos sigilosos con dedos largos y sensibles como de otras manos.
There was no escape. I went into the room, my heart in confusion, and saw the girl sleeping in the enormous bed for hire, as naked and helpless as the day she was born. She lay on her side, facing the door, illuminated from the ceiling by an intense light that spared no detail. I sat down to contemplate her from the edge of the bed, my five senses under a spell. She was dark and warm. She had been subjected to a regimen of hygiene and beautification that did not overlook even the incipient down on her pubis. Her hair had been curled, and she wore natural polish on the nails of her fingers and toes, but her molasses-colored skin looked rough and mistreated. Her newborn breasts still seemed like a boy′s, but they appeared full to bursting with a secret energy that was ready to explode. The best part of her body were her large, silent-stepping feet with toes as long and sensitive as fingers.
Estaba ensopada en un sudor fosforescente a pesar del ventilador, y el calor se volvía insoportable a medida que avanzaba la noche. Era imposible imaginar cómo era la cara pintorreteada a brocha gorda, la espesa costra de polvos de arroz con dos parches de colorete en las mejillas, las pestañas postizas, las cejas y los párpados como ahumados con negrohumo, y los labios aumentados con un barniz de chocolate. Pero ni los trapos ni los afeites alcanzaban a disimular su carácter: la nariz altiva, las cejas encontradas, los labios intensos. Pensé: Un tierno toro de lidia.
She was drenched in phosphorescent perspiration despite the fan, and the heat became unbearable as the night progressed. It was impossible to imagine what her face was like under the paint applied with a heavy hand, the thick layer of rice powder with two daubs of rouge on her cheeks, the false lashes, her eyebrows and lids smoky with kohl, her lips augmented by a chocolate glaze. But the adornments and cosmetics could not hide her character: the haughty nose, heavy eyebrows, intense lips. I thought: A tender young fighting bull.
A las once fui a mis trámites de rutina en el baño, donde estaba su ropa de pobre doblada sobre una silla con un esmero de rica: un traje de etamina con mariposas estampadas, un calzón amarillo de malapodán y unas sandalias de fique. Encima de la ropa había una pulsera de baratillo y una cadenita muy fina con la medalla de la Virgen. En la repisa del lavabo, una cartera de ruano con un lápiz de labios, un estuche de colorete, una llave y unas monedas sueltas. Todo tan barato y envilecido por el uso que no pude imaginarme a nadie tan pobre como ella.
At eleven I tended to my routine procedures in the bathroom, where the poor girl′s clothes were folded on a chair with a rich girl′s refinement: an etamine dress with a butterfly print, cheap yellow panties, and fiber sandals. On top of the clothing were an inexpensive bracelet and a very fine chain with a medal of the Virgin. On the edge of the sink, a handbag with a lipstick, a compact of rouge, a key, and some loose coins. Everything so cheap and shabby with use that I couldn′t imagine anyone as poor as she was.
Me desvestí y dispuse las piezas como mejor pude en el perchero para no dañar la seda de la camisa y el planchado del lino. Oriné en el inodoro decadena, sentado y como me enseñó desde niño Florina de Dios para que no mojara los bordes de la bacinilla, y todavía, modestia aparte, con un chorro inmediato y continuo de potro cerrero. Antes de salir me asomé al espejo del lavamanos. El caballo que me miró desde el otro lado no estaba muerto sino lúgubre, y tenía una papada de Papa, los párpados abotagados y desmirriadas las crines que habían sido mi melena de músico.
I undressed and did my best to arrange my clothes on the hanger so as not to muss the silk shirt and pressed linen. I urinated in the chain- flush toilet, sitting down as Florina de Dios had taught me to do from the time I was a boy so I would not wet the rim of the bowl, and still, modesty aside, with the immediate, steady stream of an untamed colt. Before I went out I peered into the mirror over the sink. The horse that looked back at me from the other side was not dead but funereal, and he had a Pope′s dewlaps, puffy eyelids, and thin, lank hair that had once been my musician′s mane.
-Mierda -le dije-, ¿qué puedo hacer si no me quieres?
"Shit," I said to him, "what can I do if you don′t love me?"
Tratando de no despertarla me senté desnudo en la cama con la vista ya acostumbrada a los engaños de la luz roja, y la revisé palmo a palmo. Deslicé la yema del índice a lo largo de su cerviz empapada y toda ella se estremeció por dentro como un acorde de arpa, se volteó hacia mí con un gruñido y me envolvió en el clima de su aliento ácido. Le apreté la nariz con el pulgar y el índice, y ella se sacudió, apartó la cabeza y me dio la espalda sin despertar. Traté de separarle las piernas con mi rodilla por una tentación imprevista. En las dos primeras tentativas se opuso con los muslos tensos. Le canté al oído: La cama de Delgadina de ángeles está rodeada. Se relajó un poco. Una corriente cálida me subió por las venas, y mi lento animal jubilado despertó de su largo sueño.
Trying not to wake her, I sat on the bed, naked, my eyes accustomed by now to the deceptions of the red light, and I scrutinized her inch by inch. I ran the tip of my index finger along the damp nape of her neck, and she shivered inside, along the length of her body, like a chord on the harp, turned toward me with a grumble, and enveloped me in the ambience of her acid breath. I pinched her nose with my thumb and index finger, and she shook herself, moved her head away, and turned her back to me without waking. I succumbed to an unforeseen temptation and tried to separate her legs with my knee. On the first two attempts, she resisted with tensed thighs. I sang into her ear: _Angels surround the bed of Delgadina__. She relaxed a little. A warm current traveled up my veins, and my slow, retired animal woke from its long sleep.
Delgadina, alma mía, le supliqué ansioso. Delgadina. Ella lanzó un gemido lúgubre, escapó de mis muslos, me dio la espalda y se enroscó como un caracol en su concha. La pócima de valeriana debió ser tan eficaz para mí como para ella, porque nada pasó, ni a ella ni a nadie. Pero no me importó. Me pregunté de qué servía despertarla, humillado y triste como me sentía, y frío como un lebranche.
Delgadina, my heart, I pleaded, filled with longing. Delgadina. She gave a sorrowful moan, escaped my thighs, turned her back, and curled up like a snail in its shell. The valerian potion must have been as effective for me as for her, because nothing happened, not to her, not to anybody. But I didn′t care. I asked myself what good it would do to wake her when I was feeling humiliated and sad and as cold as a striped mullet.
Nítidas, ineluctables, sonaron entonces las campanadas de las doce de la noche, y empezó la madrugada del 29 de agosto, día del Martirio de San Juan Bautista.
Then the bells, clear and ineluctable, struck midnight, and the morning of August 29, the day of the Martyrdom of St. John the Baptist, began.
Alguien lloraba a gritos en la calle y nadie le hacía caso. Recé por él, si le hiciera falta, y también por mí, en acción de gracias por los beneficios recibidos:
Someone in the street wept at the top of his lungs and no one paid attention. I prayed for him, in case he needed that, and for me as well, giving thanks for benefits received:
No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vio.
Let no one be deceived, no, thinking that what he awaits will last longer than what he has seen
.
La niña gimió en sueños, y recé también por ella:
The girl moaned in her sleep and I also prayed for her:
Pues que todo ha de pasar por tal manera.
For everything will pass in its turn
Después apagué el radio y la luz para dormir.
Then I turned off the radio and he light and went to sleep.
Desperté de madrugada sin recordar dónde estaba. La niña seguía dormida de espaldas a mí en posición fetal. Tuve la sensación indefinida de que la había sentido levantarse en la oscuridad, y de haber oído el desagüe del baño, pero lo mismo pudo ser un sueño. Fue algo nuevo para mí. Ignoraba las mañas de la seducción, y siempre había escogido al azar las novias de una noche más por el precio que por los encantos, y hacíamos amores sin amor, medio vestidos las más de las veces y siempre en la oscuridad para imaginarnos mejores. Aquella noche descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor.
I woke in the small hours, not remembering where I was. The girl still slept in a fetal position, her back to me. I had a vague feeling that I had sensed her getting up in the dark and had heard water running in the bathroom, but it might have been a dream. This was something new for me. I was ignorant of the arts of seduction and had always chosen my brides for a night at random, more for their price than their charms, and we had made love without love, half-dressed most of the time and always in the dark so we could imagine ourselves as better than we were. That night I discovered the improbable pleasure of contemplating the body of a sleeping woman without the urgencies of desire or the obstacles of modesty.
Me levanté a las cinco, inquieto porque mi nota dominical debía estar en la mesa de redacción antes de las doce. Hice mi deposición puntual todavía con los ardores de la luna llena, y cuando solté la cadena del agua sentí que ñus rencores del pasado se fueron por los albañales. Cuando volví fresco y vestido al dormitorio, la niña dormía bocarriba a la luz conciliadora del amanecer, atravesada de lado a lado en la cama, con los brazos abiertos en cruz y dueña absoluta de su virginidad. Que Dios te la guarde, le dije. Toda la plata que me quedaba, la suya y la mía, se la puse en la almohada, y me despedí por siempre jamás con un beso en la frente. La casa, como todo burdel al amanecer, era lo más cercano al paraíso. Salí por el portón del huerto para no encontrarme con nadie. Bajo el sol abrasante de la calle empecé a sentir el peso de mis noventa años, y a contar minuto a minuto los minutos de las noches que me hacían falta para morir.
I got up at five, uneasy because my Sunday column was supposed to be on the editor′s desk before noon. I moved my punctual bowels, still with the burning of the full moon, and when I pulled the chain I felt that my past rancors had gone down to the sewer. When I returned to the bedroom, refreshed and dressed, the girl was asleep on her back in the conciliatory light of dawn, lying sideways across the bed with her arms opened in a cross, absolute mistress of her virginity. God bless you, I said to her. All the money I still had, both hers and mine, I put on the pillow, and I said goodbye forever with a kiss on her forehead. The house, like all brothels at dawn, was the closest thing to paradise. I left by the orchard gate so I wouldn′t meet anyone. Under the burning sun on the street I began to feel the weight of my ninety years, and to count minute by minute the minutes of the nights I had left before I died.
2
Chapter 2
Escribo esta memoria en lo poco que queda de la biblioteca que fue de mis padres, y cuyos anaqueles están a punto de desplomarse por la paciencia de las polillas. A fin de cuentas, para lo que me falta por hacer en este mundo me bastaría con mis diccionarios de todo género, con las dos primeras series de los Episodios nacionales de don Benito Pérez Galdós, y con La montaña mágica, que me enseñó a entender los humores de mi madre desnaturalizados por la tisis.
I AM WRITING these memories in the little that remains of the library that belonged to my parents, and whose shelves are about to collapse as a result of the patience of bookworms. When all is said and done, for what I still have left to do in this world, I′d be satisfied with my many kinds of dictionaries, the first two series of the _Episodios nacionales__ by Don Benito Pérez Gald_s, and _The Magic Mountain,__which taught me to understand my mother′s moods, distorted by consumption.
A diferencia de los otros muebles, y de mí mismo, el mesón en que escribo parece de mejor salud con el paso del tiempo, porque lo fabricó en maderas nobles mi abuelo paterno, que fue carpintero de buques. Aunque no tenga que escribir, lo aderezo todas las mañanas con el rigor ocioso que me ha hecho perder tantos amores. Al alcance de la mano tengo mis libros cómplices: los dos tomos del PrimerDiccionario Ilustrado de la Real Academia,de 1903; el Tesoro de la LenguaCastellana o Española de don Sebastián de Covarrubias; la gramática de don Andrés Bello, por si hubiera alguna duda semántica, como es de rigor; el novedoso Diccionario ideológico de don Julio Casares, en especial por sus antónimos y sus sinónimos; el Vocabolario della Língua Italiana de Nicola Zingarelli, para favorecerme con el idioma de mi madre, que aprendí desde la cuna, y el diccionario de latín, que por ser éste la madre de las otras dos lo considero mi lengua natal.
Unlike the rest of the furniture, and unlike me, the large table on which I am writing seems to grow healthier with the passage of time, because my paternal grandfather, a ship′s carpenter, fashioned it from noble woods. Even when I don′t have to write, I arrange it every morning with the pointless rigor that has made me lose so many lovers. Within reach I have the books that are my accomplices: the two volumes of the _Primer diccionario ilustrado__ of the Royal Academy, dated 1903; the _Tesoro de la lengua castellana o espa ola__ of Don Sebastian de Covarrubias; Don Andrés Bello′s grammar, essential in the event I have a semantic question; the innovative _Diccionario ideol_gico__ by Don Julio Casares, in particular for its antonyms and synonyms; the _Vocabolario della lingua italiana__, by Nicola Zingarelli, to help me with my mother′s language, which I learned in the cradle; and a Latin dictionary: since it is the mother of the other two, I consider it my native tongue.
A la izquierda del escritorio mantengo siempre las cinco fojas de papel de hilo tamaño oficio para mi nota dominical, y el cuerno con polvo de carta que prefiero a la moderna almohadilla de papel se cante. A la derecha están el calamaio y el palillero de balso liviano con la péndola de oro, pues todavía manuscribo con la letra romántica que me enseñó Florina de Dios para que no me hiciera a la caligrafía oficial de su esposo, que fue notario público y contador juramentado hasta su último aliento. Hace tiempo que se nos impuso en el periódico la orden de escribir a máquina para mejor cálculo del texto en el plomo del linotipo y mayor acierto en la armada, pero nunca me hice a este mal hábito. Seguí escribiendo a mano y transcribiendo en la máquina con un arduo picoteo de gallina, gracias al privilegio ingrato de ser el empleado más antiguo. Hoy, jubilado pero no vencido, gozo del privilegio sacro de escribir en casa, con el teléfono descolgado para que nadie me disturbe, y sin censor que aguaite lo que escribo por encima de mi hombro.
On the left side of the writing table I always keep five sheets of office-size rag paper for my Sunday column, and the horn with sand to dry the ink, which I prefer to the modern pad of blotting paper. On the right are the inkwell and holder of light balsa wood with its gold pen, for I still write in the romantic hand that Florina de Dios taught me so I would not adopt the functionary′s handwriting of her husband, who was a public notary and certified accountant until he drew his final breath. Some time ago the newspaper ordered everyone to type in order to improve estimates of the text in the linotype′s lead and achieve greater accuracy in typesetting, but I never adopted that bad habit. I continued to write by hand and to transcribe on the typewriter with a hen′s arduous pecking, thanks to the unwanted privilege of being the oldest employee. Today, retired but not defeated, I enjoy the sacred privilege of writing at home, with the phone off the hook so that no one can disturb me, and without a censor looking over my shoulder to see what I am writing.
Vivo sin perros ni pájaros ni gente de servicio, salvo la fiel Damiana que me ha sacado de los apuros menos pensados, y sigue viniendo una vez por semana para lo que haya que hacer, aun como está, corta de vista y de cacumen. Mi madre en su lecho de muerte me suplicó que me casara joven con mujer blanca, que tuviéramos por lo menos tres hijos, y entre ellos una niña con su nombre, que había sido el de su madre y su abuela. Estuve pendiente de la súplica, pero tenía una idea tan flexible de la juventud que nunca me pareció demasiado tarde. Hasta un mediodía caluroso en que me equivoqué de puerta en la casa que tenían los Palomares de Castro en Pradomar, y sorprendí desnuda a Ximena Ortiz, la menor de las hijas, que hacía la siesta en la alcoba contigua. Estaba acostada de espaldas a la puerta, y se volvió a mirarme por encima del hombro con un gesto tan rápido que no me dio tiempo de escapar. Ay, perdón, alcancé a decir con el alma en la boca.
I live without dogs or birds or servants, except for the faithful Damiana who has rescued me from the most unexpected difficulties, and who still comes once a week to take care of whatever there is to do, even in the state she is in, losing her sight and her acumen. My mother on her deathbed asked me to marry a fair-skinned woman while I was young and have at least three children, one of them a girl with her name, which had also been her mother′s and grandmother′s. I intended to comply with her request, but my notion of youth was so flexible I never thought it was too late. Until one hot afternoon when I opened the wrong door in the house of the Palomar de Castro family in Pradomar and saw Ximena Ortiz, the youngest of the daughters, naked as she took her siesta in the adjoining bedroom. She was lying with her back to the door, and she turned to look at me over her shoulder with a gesture so rapid it didn′t give me time to escape. Oh, excuse me, I managed to say, my heart in my mouth.
Ella sonrió, se volteó hacia mí con un escorzo de gacela, y seme mostró de cuerpo entero. La estancia toda se sentía saturada de su intimidad. No estaba en vivas carnes, pues tenía en la oreja una flor ponzoñosa de pétalos anaranjados, como la Olimpia de Manet, y también llevaba una esclava de oro en el puño derecho y una gargantilla de perlas menudas. Nunca imaginé que pudiera ver algo más perturbador en lo que me faltaba de vida, y hoy puedo dar fe de que tuve razón.
She smiled, turned toward me with the grace of a gazelle, and showed me her entire body. The whole room felt saturated with her intimacy. Her nakedness was not absolute, for like Manet′s _Olympia__, behind her ear she had a poisonous flower with orange petals, and she also wore a gold bangle on her right wrist and a necklace of tiny pearls. I imagined I would never see anything more exciting for as long as I lived, and today I can confirm that I was right.
Cerré la puerta de un golpe, avergonzado de mi torpeza, y con la determinación de olvidarla. Pero Ximena Ortiz me lo impidió. Me mandaba recados con amigas comunes, esquelas provocadoras, amenazas brutales, mientras se esparcía la voz de que estábamos locos de amor el uno por el otro sin que nos hubiéramos cruzado palabra. Fue imposible resistir. Tenía unos ojos de gata cimarrona, un cuerpo tan provocador con ropa como sin ella, y una cabellera frondosa de oro alborotado cuyo tufo de mujer me hacía llorar de rabia en la almohada. Sabía que nunca llegaría a ser amor, pero la atracción satánica que ejercía sobre mí era tan ardorosa que intentaba aliviarme con cuanta guaricha de ojos verdes me encontraba al paso.
I slammed the door shut, embarrassed by my blundering and determined to forget her. But Ximena Ortiz prevented that. She sent me messages with mutual friends, provocative notes, brutal threats, while she spread the rumor that we were mad with love for each other though we hadn′t exchanged a word. She was impossible to resist. She had the eyes of a wildcat, a body as provocative with clothes as without, and luxuriant hair of uproarious gold whose woman′s smell made me weep with rage into my pillow. I knew it would never turn into love, but the satanic attraction she held for me was so fiery that I attempted to find relief with every green-eyed tart I came across.
Nunca logré sofocar el fuego de su recuerdo en la cama de Pradomar, así que le entregué mis armas, con petición formal de mano, intercambio de anillos y anuncio de boda grande antes de Pentecostés.
I never could put out the flame of her memory in the bed at Pradomar, and so I surrendered my weapons to her with a formal request for her hand, an exchange of rings, and the announcement of a large wedding before Pentecost.
La noticia estalló con más fuerza en el Barrio Chino que en los clubes sociales.
The news exploded with greater impact in the Barrio Chino than in the social clubs.
Primero fue con burlas, pero se transformó en una contrariedad cierta de las académicas que veían el matrimonio como una situación más ridícula que sagrada.
At first it was met with derision, but this changed into absolute vexation on the part of those erudite women who viewed marriage as a condition more ridiculous than sacred.
Mi noviazgo cumplió todos los ritos de la moral cristiana en la terraza de orquídeas amazónicas y helechos colgados de la casa de mi prometida. Llegaba a las siete de la noche, todo de lino blanco, y con cualquier regalo de abalorios artesanales o chocolates suizos, y hablábamos medio en clave y medio en serio hasta las diez, con la custodia de la tía Argénida, que se dormía al primer parpadeo como las chaperonas de las novelas de la época.
My engagement satisfied all the rituals of Christian morality on the terrace, with its Amazonian orchids and hanging ferns, of my fiancée′s house. I would arrive at seven in the evening dressed all in white linen, with a gift of handcrafted beads or Swiss chocolates, and we would talk, half in code and half in seriousness, until ten, watched over by Aunt Argénida, who fell asleep in the blink of an eye, like the chaperones in the novels of the day.
Ximena iba haciéndose más voraz cuanto mejor nos conocíamos, se aligeraba de corpiños y pollerines a medida que apretaban los bochornos de junio, y era fácil imaginarse el poder de demolición que debía tener en la penumbra. A los dos meses de noviazgo no teníamos de qué hablar, y ella planteó el tema de los hijos sin decirlo, tejiendo bolitas en crochet de lana cruda para recién nacidos. Yo, novio gentil, aprendí a tejer con ella, y así se nos fueron las horas inútiles que faltaban para la boda, yo tejiendo las botitas azules para niños y ella tejiendo las rosadas para niñas, a ver quién acertaba, hasta que fueron bastantes para más de medio centenar de hijos. Antes de que dieran las diez me subía a un coche de caballos y me iba al Barrio Chino a vivir mi noche en la paz de Dios.
Ximena became more voracious the better we got to know each other, she would loosen her bodices and petticoats as the sultry heat of June increased, and it was easy to imagine the devastating power she would have in the dark. After two months of being engaged we had nothing left to talk about, and without saying anything she brought up the subject of children by crocheting little boots for newborns from raw wool. I, the agreeable fiancé, learned to crochet with her, and in this way we passed the useless hours until the wedding: I crocheted little blue booties for boys and she crotcheted pink ones for girls, we′d see who guessed right, until there were enough for more than fifty babies. Before the clock struck ten, I would climb into a horse-drawn carriage and go to the Barrio Chino to live my night in the peace of God.
Los tempestuosos adioses de soltero que me hacían en el Barrio Chino iban en contravía de las veladas opresivas del Club Social. Contraste que a mí me sirvió para saber cuál de los dos mundos era en realidad el mío, y me hice la ilusión de que eran ambos pero cada uno a sus horas, pues desde cualquiera de los dos veía alejarse el otro con los suspiros desgarrados con que se separan dos barcos en altamar. El baile de la víspera en El Poder de Dios incluyó una ceremonia final que sólo podía ocurrírsele a un cura gallego encallado en la concupiscencia, que vistió a todo el personal femenino con velos y azahares, para que todas se casaran conmigo en un sacramento universal. Fue una noche de grandes sacrilegios en que veintidós de ellas prometieron amor y obediencia y les correspondí con fidelidad y sustento hasta el más allá de la tumba.
The tempestuous farewells to bachelorhood that they gave me in the Barrio Chino were the opposite of the oppressive evenings at the Social Club. A contrast that helped me find out which of the two worlds in reality was mine, and I hoped that both were, each at its proper time, because from either one I would watch the other moving away with the heartrending sighs of two ships passing at sea. On the night before the wedding, the dance at El Poder de Dios included a final ceremony that could have occurred only to a Galician priest foundering in concupiscence, who dressed the entire female staff in veils and orange blossoms so that all of them would marry me in a universal sacrament. It was a night of great sacrileges in which twenty-two women promised love and obedience and I reciprocated with fidelity and support for as long as we lived.
No pude dormir por el presagio de algo irremediable. Desde la madrugada empecé a contar el paso de las horas en el reloj de la catedral, hasta las siete campanadas temibles con que debía estar en la iglesia. El timbre del teléfono empezó a las ocho; largo, tenaz, impredecible, durante más de una hora. No sólo no contesté: no respiré. Poco antes de las diez llamaron a la puerta, primero con el puño, y luego con gritos de voces conocidas y abominadas. Temía que la derribaran por algún percance grave, pero hacia las once la casa quedó en el silencio erizado que sucede a las grandes catástrofes. Entonces lloré por ella y por mí, y recé de todo corazón para no encontrarme con ella nunca más en mis días. Algún santo me oyó a medias, pues Ximena Ortiz se fue del país esa misma noche y no volvió hasta unos veinte años después, bien casada y con los siete hijos que pudieron ser míos.
I could not sleep because of a presentiment of something irremediable. In the middle of the night I began to count the passage of the hours on the cathedral clock, until the seven dreadful bells when I was supposed to be at the church. The telephone began to ring at eight, long, tenacious, unpredictable rings for more than an hour. Not only did I not answer: I did not breathe. A little before ten someone knocked at the door, first a fist pounding and then the shouting of voices I knew and despised. I was afraid they would push down the door in some serious mishap, but by eleven the house was left in the bristling silence that follows great catastrophes. Then I wept for her and for me, and I prayed with all my heart never to see her again in all my days. Some saint halfheard me, because Ximena Ortiz left the country that same night and did not return until twenty years later, married and with seven children who could have been mine.
Trabajo me costó mantener mi puesto y mi columna en El Diario de La Paz, después de aquella afrenta social. Pero no fue por eso que relegaron mis notas a la página once, sino por el ímpetu ciego con que entró el siglo XX. El progreso se convirtió en el mito de la ciudad. Todo cambió; volaron los aviones y un hombre de empresa tiró un saco de cartas desde un Junker e inventó el correo aéreo.
It was difficult for me to keep my position and my column at _El Diario de La Paz__ after that social affront. It wasn′t because of this, however, that they relegated my columns to page eleven, but because of the blind impetus with which the twentieth century came on the scene. Progress became the myth of the city. Everything changed; planes flew, and a businessman tossed a sack of letters out of a Junker and invented airmail.
Lo único que permaneció igual fueron mis notas en el periódico. Las nuevas generaciones arremetieron contra ellas, como contra una momia del pasado que debía ser demolida, pero yo las mantuve en el mismo tono, sin concesiones, contra los aires de renovación. Fui sordo a todo. Había cumplido cuarenta años, pero los redactores jóvenes la llamaban la Columna de Mudarra el Bastardo. El director de entonces me citó en su oficina para pedirme que me pusiera a tono con las nuevas corrientes. De un modo solemne, como si acabara de inventarlo, me dijo: El mundo avanza. Sí, le dije, avanza, pero dando vueltas alrededor del sol. Mantuvo mi nota dominical porque no habría encontrado otro inflador de cables. Hoy sé que tuve razón, y por qué. Los adolescentes de mi generación avorazados por la vida olvidaron en cuerpo y alma las ilusiones del porvenir, hasta que la realidad les enseñó que el futuro no era como lo soñaban, y descubrieron la nostalgia. Allí estaban ñus notas dominicales, como una reliquia arqueológica entre los escombros del pasado, y se dieron cuenta de que no eran sólo para viejos sino para jóvenes que no tuvieran miedo de envejecer. La nota volvió entonces a la sección editorial, y en ocasiones especiales, a la primera página.
The only things that remained the same were my columns in the newspaper. Younger generations launched an attack against them as if they were assaulting a mummy from the past that had to be destroyed, but I maintained the same tone and made no concessions to the winds of renovation. I remained deaf to everything. I had turned forty, but the young staff writers named it the Column of Mudarra the Bastard. The editor at the time called me into his office to ask me to conform to the latest currents. In a solemn way, as if he had just thought of it, he said: The world is moving ahead. Yes, I said, it′s moving ahead, but it′s revolving around the sun. He kept my Sunday column because he could not have found another cable editor. Today I know I was right, and I know why. The adolescents of my generation, greedy for life, forgot in body and soul about their hopes for the future until reality taught them that tomorrow was not what they had dreamed, and they discovered nostalgia. My Sunday columns were there, like an archeological relic among the ruins of the past, and they realized they were not only for the old but also for the young who were not afraid of aging. Then the column returned to the editorial section and, on special occasions, to the front page.
A quien me lo pregunta le contesto siempre con la verdad: las putas no me dejaron tiempo para ser casado. Sin embargo, debo reconocer que nunca tuve esta explicación hasta el día de mis noventa años, cuando salí de la casa de Rosa Cabarcas con la determinación de nunca más provocar al destino. Me sentía otro. El genio se me trastornó por la gente de tropa que vi apostada en las rejas de hierro que rodeaban el parque. Encontré a Damiana trapeando los pisos, a gatas en la sala, y la juventud de los muslos a su edad me suscitó un temblor de otra época. Ella debió sentirlo porque se cubrió con la falda. No pude reprimir la tentación de preguntarle: Dígame una cosa, Damiana: ¿de qué se acuerda? No estaba acordándome de nada, dijo ella, pero su pregunta me lo recuerda. Sentí una opresión en el pecho. Nunca me he enamorado, le dije. Ella replicó en el acto: Yo sí.
Whenever someone asks I always answer with the truth: whores left me no time to be married. Still, I should acknowledge that I did not come up with this explanation until the day of my ninetieth birthday, when I left Rosa Cabarcas′s house determined never again to provoke fate. I felt like a different man. My mood was upset by the disreputable mob I saw leaning against the metal railings around the park. I found Damiana washing the floor, on all fours in the living room, and the youthfulness of her thighs at her age revived in me a tremor from another time. She must have sensed it because she covered herself with her skirt. I could not resist the temptation to ask: Tell me something, Damiana: what do you recall? I wasn′t recalling anything, she said, but your question makes me remember. I felt a weight in my chest. I′ve never fallen in love, I told her. She replied without hesitation: I have.
Y terminó sin interrumpir su oficio: Lloré veintidós años por usted. El corazón me dio un salto. Buscando una salida digna, le dije: Hubiéramos sido una buena yunta.
And she concluded, not interrupting her work: I cried over you for twenty-two years. My heart skipped a beat. Looking for a dignified way out, I said: We would have made a good team.
Pues hace mal en decírmelo ahora, dijo ella, porque ya no me sirve ni de consuelo.
Well, it′s wrong of you to say so now, she said, because you′re no good to me anymore even as a consolation.
Cuando salía de la casa, me dijo del modo más natural: Usted no me creerá, pero sigo siendo virgen, a Dios gracias.
As she was leaving the house, she said in the most natural way: You won′t believe me but thanks be to God, I′m still a virgin.
Poco después descubrí que había dejado floreros de rosas rojas por toda la casa, y una tarjeta en la almohada: Le deseo que llegue a los sien. Con este mal sabor me senté a continuar la nota que había dejado a medias el día anterior. La terminé con un solo aliento en menos de dos horas y tuve que torcerle el cuello al cisne para sacármela de las tripas sin que se me notara el llanto. Por un golpe de inspiración tardía decidí rematarla con el anuncio de que con ella ponía término feliz a una vida larga y digna sin la mala condición de morirme.
A short while later I discovered that she had left vases filled with red roses all over the house, and a card on my pillow: _I hope you reach a hunnert__. With this bad taste in my mouth I sat down to continue the column I had left half- finished the day before. I completed it without stopping in less than two hours and had to "twist the neck of the swan," as the Mexican poet said, to write from my heart and not have anyone notice my tears. In a belated moment of inspiration, I decided to finish it with the announcement that with this column I was bringing to a happy conclusion a long and worthy life without the sad necessity of having to die.
Mi propósito era dejarla en la portería del periódico y volver a casa. Pero no pude. El personal en pleno me esperaba para celebrarme el cumpleaños. El edificio estaba en obra, con andamies y escombros fríos por todas partes, pero habían parado la obra para la fiesta. En una mesa de carpintero estaban las bebidas para el brindis y las cuelgas envueltas en papel de fantasía. Aturdido por los relámpagos de las cámaras me hice con todas las fotos del recuerdo.
My intention was to leave it with reception at the paper and return home. But I couldn′t. The entire staff was waiting for me in order to celebrate my birthday. The building was being renovated, and scaffolding and rubble were everywhere, but they had stopped work for the party. On a carpenter′s table were drinks for the toast and birthday presents wrapped in gift paper. Dazed by flashing cameras, I was included in every photograph taken as a memento.
Me alegró encontrar allí a periodistas de radio y de los otros diarios de la ciudad: La Prensa, matutino conservador; El Heraldo, matutino liberal, y El Nacional, vespertino sensacionalista que trataba de aliviar las tensiones del orden público con folletones pasionales. No era extraño que estuvieran juntos, pues dentro del espíritu de la ciudad fue siempre de buen recibo que se mantuvieran intactas las amistades de la tropa mientras los mariscales libraban la guerra editorial.
I was glad to see radio newscasters and reporters from other papers in the city: _La Prensa__, the conservative morning paper, _El Heraldo__, the liberal morning paper, and _El Nacional__, the evening sensationalist tabloid that always tried to relieve tensions in the public order with serialized stories of passion. It wasn′t strange that they were together, for in the spirit of the city it was always considered good form to maintain friendships among the troops while the officers waged editorial war.
También estaba allí fuera de horas el censor oficial, don Jerónimo Ortega, a quien llamábamos el Abominable Hombre de las Nueve porque llegaba puntual a esa hora de la noche con su lápiz sangriento de sátrapa godo. Allí permanecía hasta asegurarse de que no hubiera una letra impune en la edición de mañana. Tenía una aversión personal contra mí, por mis ínfulas de gramático, o porque utilizaba palabras italianas sin comillas ni cursivas cuando me parecían más expresivas que en castellano, como debiera ser de uso legítimo entre lenguas siamesas. Después de padecerlo por cuatro años, habíamos terminado por aceptarlo como la mala conciencia de nosotros mismos.
Also present, though not at his regular hours, was the official censor, Don Jerónimo Ortega, whom we called the Abominable No-Man because he would arrive with his reactionary satrap′s blood-red pencil at nine sharp every night and stay until he was certain no letter in the morning edition went unpunished. He had a personal aversion to me, either because of my grammarian′s airs or because I would use Italian words without quotation marks or italics when they seemed more expressive than Spanish, which ought to be legitimate practice between Siamese languages. After enduring him for four years, we had come to accept him in the end as our own bad conscience.
Las secretarias llevaron al salón un pudín con noventa velas encendidas que me enfrentaron por primera vez al número de mis años. Tuve que tragarme las lágrimas cuando cantaron el brindis, y me acordé de la niña sin ningún motivo. No fue un golpe de rencor sino de compasión tardía por una criatura de la que no esperaba volver a acordarme. Cuando acabó de pasar el ángel alguien me había puesto un cuchillo en la mano para que cortara el pudín. Por temor a las burlas nadie se arriesgó a improvisar un discurso. Yo hubiera preferido morirme que contestarlo.
The secretaries brought in a cake with ninety lit candles that confronted me for the first time with the number of my years. I had to swallow tears when they sang the birthday song, and for no reason I thought about the girl. It wasn′t a flash of rancor but of belated compassion for a creature I had not expected to think about again. When the moment passed someone had placed a knife in my hand so that I could cut the cake. For fear of being laughed at, no one risked improvising a speech. I would rather have died than respond to one.
Para terminar la fiesta, el jefe de redacción, por quien no tuve nunca gran simpatía, nos devolvió a la realidad inclemente. Ahora sí, ilustre nonagenario, me dijo:
To conclude the party, the editor in chief, whom I had never liked very much, returned us to harsh reality. And now, illustrious nonagenarian, he said to me:
¿Dónde está su nota?
Where′s your column?
La verdad es que toda la tarde la sentía ardiéndome como una brasa en el bolsillo, pero la emoción me había calado tan hondo que no tuve corazón para aguar la fiesta con mi renuncia. Dije: Por esta vez no hay. El jefe de redacción se disgustó por una falta que había sido inconcebible desde el siglo anterior. Entiéndalo por una vez, le dije, tuve una noche tan difícil que amanecí embrutecido. Pues debió escribir eso, dijo él con su humor de vinagre. A los lectores les gustará saber de primera mano cómo es la vida a los noventa. Una de las secretarias terció. A lo mejor es un secreto delicioso, dijo, y me miró con malicia: ¿O no? Una ráfaga ardiente me abrasó la cara.
The truth is that all afternoon I had felt it burning in my pocket like a live coal, but emotion had pierced me in so profound a way I did not have the heart to spoil the party with my resignation. I said: On this occasion there is none. The editor in chief was annoyed at a lapse that had been inconceivable since the previous century. Understand just this once, I said, I had so difficult a night I woke up in a stupor. Well, you should have written about that, he said with his vinegary humor. Readers would like to know firsthand what life is like at ninety. One of the secretaries intervened. It must be a delicious secret, she said and gave me a mischievous look: Isn′t it? A burning flash flamed across my face.
Maldita sea, pensé, qué desleal es el rubor. Otra, radiante, me señaló con el dedo.
Damn it, I thought, blushing is so disloyal. Another radiant secretary pointed at me with her finger.
¡Qué maravilla! Todavía le queda la elegancia de ruborizarse. Su impertinencia me provocó otro rubor encima del rubor. Debió ser una noche de ataque, dijo la primera secretaria: ¡Qué envidia! Y me dio un beso que me quedó pintado en la cara. Los fotógrafos se encarnizaron. Ofuscado, le entregué la nota al jefe de redacción, y le dije que lo dicho antes era en broma, aquí la tiene, y escapé atolondrado por la última salva de aplausos, para no estar presente cuando descubrieran que era mi carta de renuncia al cabo de medio siglo de galeras.
How wonderful! You still have the elegance to blush. Her impertinence provoked another blush on top of the first. It must have been a phenomenal night, said the first secretary: How I envy you! And she gave me a kiss that left its painted mark on my face. The photographers were merciless. Bewildered, I gave the column to the editor in chief and told him that what I had said before was a joke, here it is, and I escaped, confused by the last round of applause, in order not to be present when they discovered it was my letter of resignation after half a century of galleys.
La ansiedad me duraba todavía aquella noche cuando desenvolvía las cuelgas en mi casa. Los linotipistas desacertaron con una cafetera eléctrica igual a las tres que tenía de cumpleaños anteriores. Los tipógrafos me dieron una autorización para recoger un gato de angora en el criadero municipal. La gerencia me dio una bonificación simbólica. Las secretarias me regalaron tres calzoncillos de seda con huellas de besos estampados, y una tarjeta en la que se ofrecían para quitármelos.
I was still apprehensive that night when I unwrapped the presents at home. The linotypists had miscalculated with an electric coffeepot just like the three I had from previous birthdays. The typographers gave me an authorization to pick up an angora cat at the municipal animal shelter. Management bestowed on me a symbolic bonus. The secretaries presented me with three pairs of silk undershorts printed with kisses, and a card in which they offered to remove them for me.
Se me ocurrió que uno de los encantos de la vejez son las provocaciones que se permiten las amigas jóvenes que nos creen fuera de servicio.
It occurred to me that among the charms of old age are the provocations our young female friends permit themselves because they think we are out of commission.
Nunca supe quién me mandó un disco con los veinticuatro preludios de Chopin por Stefan Askenase. Los redactores en su mayoría me regalaron libros de moda. No había terminado de desenvolver los regalos cuando Rosa Cabarcas me llamó por teléfono con la pregunta que yo no quería oír: ¿Qué te pasó con la niña? Nada, dije sin pensarlo. ¿Te parece nada que ni siquiera la despertaste?, dijo Rosa Cabarcas.
I never found out how I got a record of Chopin′s twenty- four Preludes played by Stefan Askenase. Most of the writers gave me best-selling books. I hadn′t finished unwrapping the gifts when Rosa Cabarcas called with the question I did not want to hear: What happened to you with the girl? Nothing, I said without thinking. You think it′s nothing when you didn′t even wake her up? said Rosa Cabarcas.
Una mujer no perdona jamás que un hombre le desprecie el estreno. Le alegué que la niña no podía estar tan agotada sólo por pegar botones, y tal vez se hiciera la dormida por miedo del mal trance. Lo único grave, dijo Rosa, es que ella cree de verdad que ya no sirves, y no me gustaría que lo fuera pregonando a los cuatro vientos.
A woman never forgives a man who treats her debut with contempt. I contended that the girl could not be so exhausted just from attaching buttons, and perhaps she pretended to be asleep out of fear of the perilous moment. The one thing that′s serious, said Rosa, is that she really believes you can′t anymore, and I wouldn′t like her to advertise it.
No le di el gusto de sorprenderme. Aunque así fuera, le dije, su estado es tan deplorable que no se puede contar con ella ni dormida ni despierta: es carne de hospital. Rosa Cabarcas bajó el tono: La culpa fue de las prisas con que se hizo el trato, pero tiene remedio, ya verás. Prometió poner a la niña en confesión, y si era el caso obligarla a devolver la plata, ¿qué te parece? Déjalo de ese tamaño, le dije, aquí no pasó nada, y en cambio me ha valido como una prueba de que ya no estoy para estos trotes. En ese sentido la niña tiene razón: ya no sirvo. Colgué el teléfono, saturado por un sentimiento de liberación que no había conocido en vida mía, y por fin a salvo de una servidumbre que me mantenía subyugado desde mis trece años.
I didn′t give her the satisfaction of showing surprise. Even if that happened, I said, her condition is so deplorable she can′t be counted on either asleep or awake: she′s a candidate for the hospital. Rosa Cabarcas lowered her voice: The problem was how fast the deal was made, but that can be fixed, you′ll see. She promised to bring the girl to confession, and if appropriate oblige her to return the money, what do you think? Leave it alone, I said, nothing happened, in fact it showed me I′m in no condition for this kind of chasing around. In that sense the girl′s right: I can′t anymore. I hung up the phone, filled with a sense of liberation I hadn′t known before in my life, and free at last of a servitude that had kept me enslaved since the age of thirteen.
A las siete de la noche fui invitado de honor al concierto de Jacques Thibault y Alfred Cortot en la sala de Bellas Artes, con una interpretación gloriosa de la sonata para violín y piano de César Frank, y en el intermedio escuché elogios inverosímiles. El maestro Pedro Biava, nuestro músico enorme, me llevó casi a rastras a los camerinos para presentarme a los intérpretes. Me ofusqué tanto que los felicité por una sonata de Schumann que no habían tocado, y alguien me corrigió en público de mala manera. La impresión de que había confundido las dos sonatas por ignorancia simple quedó sembrada en el ambiente local, y agravada por una explicación aturdida con que traté de remendarla el domingo siguiente en mi reseña crítica del concierto.
At seven that evening I was guest of honor at the concert in Bellas Artes by Jacques Thibault and Alfred Cortot, whose interpretation of the Sonata for Violin and Piano by César Franck was glorious, and during the intermission I listened to improbable praise. Maestro Pedro Biava, our gigantic musician, almost dragged me to the dressing rooms to introduce me to the soloists. I was so dazzled I congratulated them for a sonata by Schumann they hadn′t played, and someone corrected me in public in an unpleasant fashion. The impression that I had confused the two sonatas out of simple ignorance was sown on the local musical scene and made worse by the muddled explanation with which I tried to correct it the following Sunday in my review of the concert.
Por primera vez en mi larga vida me sentí capaz de matar a alguien. Volví a casa atormentado por el diablillo que sopla al oído las respuestas devastadoras que no dimos a tiempo, y ni la lectura ni la música mitigaron mi rabia. Por fortuna Rosa Cabarcasme sacó del desvarío con un grito en el teléfono: Estoy feliz con el periódico, porque no pensaba que cumplías noventa sino cien. Le contesté encrespado: ¿Así de jodido me viste? Al contrario, dijo ella, lo que me sorprendió fue verte tan bien.
For the first time in my long life I felt capable of killing someone. I returned home tormented by the little demon who whispers into our ear the devastating replies we didn′t give at the right time, and neither reading nor music could mitigate my rage. It was fortunate that Rosa Cabarcas pulled me out of my madness by shouting into the telephone: I′m happy with the paper because I thought you were turning a hundred, not ninety. I answered in a fury: Did I look that fucked up to you? Not at all, she said, what surprised me was to see you looking so good.
Qué bueno que no eres de los viejos verdes que se aumentan la edad para que los crean en buen estado.
I′m glad you′re not one of those dirty old men who say they′re older so people will think they′re in good shape.
Y cambió sin transición: Te tengo tu cuelga. Me sorprendió de veras: ¿Qué es? La niña, dijo ella.
And with no transition she changed the subject: I have your present for you. I was, in fact, surprised: What is it? The girl, she said.
No me tomé ni un instante para pensar. Gracias, le dije, pero esa vaina es agua pasada. Ella siguió de largo: Te la mando a tu casa envuelta en papel de China y hervida con palo de sándalo al baño maría, todo gratis. Me mantuve firme, y ella se debatió en una explicación pedregosa que me pareció sincera. Dijo que la niña estaba en tan mal estado aquel viernes por haber cosido doscientos botones con aguja y dedal. Que era verdad su miedo a las violaciones sangrientas, pero ya estaba instruida para el sacrificio. Que en su noche conmigo se había levantado para ir al baño, y que yo estaba tan profundo que le dio lástima despertarme, pero ya me había ido cuando volvió a despertar en la mañana. Me indigné con lo que me pareció una mentira inútil. Bueno, prosiguió Rosa Cabarcas, aun si así fuera, la niña está arrepentida. Pobrecita, la tengo aquí enfrente. ¿Quieres que tela pase? No, por Dios, le dije.
I didn′t need even an instant to think about it. Thanks, I said, but that′s water under the bridge. She continued without pausing: I′ll send her to your house wrapped in India paper and simmered with sandalwood in the double boiler, all free of charge. I remained firm, and she argued with a stony explanation that seemed sincere. She said the girl had been in such bad condition on Friday because she had sewn two hundred buttons with needle and thimble. And it was true she was afraid of bloody violations but had already been instructed regarding the sacrifice. And during her night with me she had gotten up to go to the bathroom, and I was in such a deep sleep she thought it would be a shame to wake me, but I had already left when she woke again in the morning. I became indignant at what seemed a useless lie. Well, Rosa Cabarcas went on, even if that′s so, the girl is sorry. Poor thing, she′s right here in front of me. Do you want to talk to her? No, for God′s sake, I said.
Había empezado a escribir cuando llamó la secretaria del periódico. El mensaje era que el director quería verme al día siguiente a las once de la mañana. Llegué puntual. El estruendo de la restauración de la casa no parecía soportable, el aire estaba enrarecido por los martillazos, el polvo de cemento y el humo de alquitrán, pero la redacción había aprendido a pensar en la rutina del caos. Las oficinas del director, en cambio, heladas y silentes, permanecían en un país ideal que no era el nuestro.
I had begun writing when the secretary from the paper called. The message was that the editor wanted to see me the next day at eleven in the morning. I was punctual. The din of the renovation work did not seem bearable, the air was rarefied by the sound of hammers, the cement dust, and the steam from tar, but in the editorial room they had learned to think in that routine chaos. On the other hand, the editor′s offices, icy and silent, remained in an ideal country that was not ours.
El tercer Marco Tulio, con un aire adolescente, se puso de pie al verme entrar, sin interrumpir una conversación telefónica, me estrechó la mano por encima del escritorio y me indicó que me sentara. Llegué a pensar que no había nadie en el otro extremo de la línea, y que él hacía la farsa para impresionarme, pero pronto descubrí que hablaba con el gobernador, y era en verdad un diálogo difícil entre enemigos cordiales. Además, creo que se esmeraba en parecer enérgico delante de mí, aunque al mismo tiempo se mantenía de pie mientras hablaba con la autoridad.
The third Marco Tulio, with his adolescent air, got to his feet when he saw me come in but did not interrupt his phone conversation, shook my hand across the desk, and indicated that I should sit down. It occurred to me that there was no one on the other end of the line, that he was playing this farce to impress me, but I soon discovered he was talking to the governor and that it was in reality a difficult conversation between cordial enemies. I believe, too, that he took great pains to appear energetic in my presence, though at the same time he remained standing as he spoke to the official.
Se le notaba el vicio de la pulcritud. Acababa de cumplir veintinueve años con cuatro idiomas y tres maestrías internacionales, a diferencia del primer presidente vitalicio, su abuelo paterno, que se hizo periodista empírico después de hacer una fortuna con la trata de blancas. Tenía maneras fáciles, se pasaba de apuesto y sereno, y lo único que ponía en peligro su prestancia era una nota falsa en la voz. Llevaba una chaqueta deportiva con una orquídea viva en la solapa, y cada cosa le sentaba como si fuera de su ser natural, pero nada en él estaba hecho para el clima de la calle sino para la primavera de sus oficinas. Yo, que había gastado casi dos horas para vestirme, sentí el oprobio de la pobreza y me aumentó la rabia.
He had the notable vice of a smart appearance. He had just turned twenty-nine and knew four languages and had three international master′s degrees, unlike the first president- for- life, his paternal grandfather, who became an empirical journalist after making a fortune as a white slaver. He had easy manners, unusual good looks and poise, and the only thing that endangered his distinction was a false note in his voice. He was wearing a sports jacket with a live orchid in the lapel, and each article of clothing suited him as if it were part of his natural being, yet nothing was made for the climate of the street but only for the springtime of his offices. I, who had taken almost two hours to dress, felt the ignominy of poverty, and my rage increased.
Con todo, el veneno mortal estaba en una foto panorámica del personal de planta tomada en el XXV aniversario de la fundación del periódico, en la que señalaban con una crucecita sobre la cabeza a los que iban muriendo. Yo era el tercero de la derecha, con el sombrero canotier, la corbata de nudo grande con una perla en el prendedor, el primer mostacho de coronel civil que tuve hasta los cuarenta años, y los espejuelos metálicos de seminarista présbita que no me hicieron falta después del medio siglo. Había visto esa foto colgada durante años en distintas oficinas, pero sólo entonces fui sensible a su mensaje: de los cuarenta y ocho empleados originales sólo cuatro estábamos vivos, y el menor de nosotros cumplía una condena de veinte años por asesinato múltiple.
Still, the mortal poison lay in a panoramic photograph of the staff taken on the twenty- fifth anniversary of the founding of the paper, on which a little cross had been marked above the heads of those who had died. I was third from the right, wearing a straw boater, a large-knotted tie with a pearl tiepin, my first civilian colonel′s mustache, which I had until I was forty, and the metal-rimmed glasses of a farsighted seminarian that I hadn′t needed after half a century. For years I had seen that photograph hanging in different offices, but it was only then that I became aware of its message: of the forty-eight original employees, only four were still alive, and the youngest of us was serving a twenty-year sentence for multiple homicide.
El director terminó la llamada, me sorprendió mirando la foto, y sonrió. Las crucecitas no las puse yo, dijo. Me parecen de muy mal gusto. Se sentó al escritorio y cambió de tono: Permítame decirle que usted es el hombre más impredecible que he conocido. Y ante mi sorpresa, se adelantó a todo: Lo digo por su renuncia. Apenas acerté a decir: Es toda una vida. El replicó que justo por eso no era una solución pertinente. La nota le parecía magnífica, y todo lo que decía de la vejez era de lo mejor que había leído nunca, y no tenía sentido terminarla con una decisión que parecía más bien una muerte civil. Por fortuna, dijo, el Abominable Hombre de lasNueve la leyó cuando ya estaba armada la página editorial, y le pareció inadmisible.
The editor finished the phone call, caught me looking at the photograph, and smiled. I didn′t put in those little crosses, he said. I think they′re in very bad taste. He sat down behind his desk and changed his tone: Permit me to say that you are the most unpredictable man I have ever known. And seeing my surprise, he anticipated my response: I say this because of your resignation. I managed to say: It′s an entire life. He replied that just for that reason it was not an appropriate solution. He thought the column was magnificent, everything it said about old age was the best he had ever read, and it made no sense to end it with a decision that seemed more like a civil death. It was fortunate, he said, that the editorial page was already put together when the Abominable No- Man read the article and thought it was inadmissible.
Sin consultarlo con nadie la tachó de arriba abajo con su lápiz de Torquemada.
Without consulting anyone he crossed it out from top to bottom with his Torquemada′s pencil.
Cuando lo supe esta mañana ordené mandar una nota de protesta a la Gobernación.
When I found out this morning I had a note of protest sent to the government.
Era mi deber, pero entre nos, puedo decirle que estoy muy agradecido por la arbitrariedad del censor. De modo que no estaba dispuesto a aceptar que suspendiera la nota. Se lo suplico con toda el alma, dijo. No abandone el barco en altamar. Y concluyó con un gran estilo: Todavía nos queda mucho por hablar de música.
Q2It was my duty, but between us, I can say I′m very grateful for the censor′s arbitrariness. Which means I was not prepared to accept the termination of the column. I beg you with all my heart, he said. Don′t abandon ship in mid ocean. And he concluded in grand style: There is still a great deal left for us to say about music.
Lo vi tan decidido, que no me atreví a agravar la discrepancia con un argumento de distracción. El problema, en realidad, era que tampoco entonces encontraba un motivo decente para abandonar la noria, y me aterrorizó la idea de decirle que sí una vez más sólo por ganar tiempo. Tuve que reprimirme para que no se me notara la emoción impúdica que me apremiaba las lágrimas .Y otra vez, como siempre, quedamos en las mismas de siempre después de tantos años.
He seemed so resolute I did not have the heart to make our disagreement worse with a counterargument. In fact, the problem was that even on this occasion I could not find a decent reason for abandoning the treadmill, and the idea of once again telling him yes just to gain time terrified me. I had to control myself so he wouldn′t notice the shameless emotion bringing tears to my eyes. And again, as always, after so many years we were still in the same place we always were.
La semana siguiente, presa de un estado que era más de confusión que de alegría, pasé por el criadero a recoger el gato que me habían regalado los impresores.
The following week, prey to a state closer to confusion than joy, I passed by the animal shelter to pick up the cat the printers had given me.
Tengo muy mala química con los animales, por lo mismo que la tengo con los niños antes de que empiecen a hablar. Me parecen mudos del alma. No los odio, pero no puedo soportarlos porque no aprendí a negociar con ellos. Me parece contra natura que un hombre se entienda mejor con su perro que con su esposa, que lo enseñe a comer y descomer a sus horas, a contestar preguntas y a compartir sus penas. Pero no recoger el gato de los tipógrafos habría sido un desaire. Además, era un precioso ejemplar de angora, de pelambre rosada y tersa y ojos iluminados, cuyos maullidos parecían a punto de ser palabras. Me lo dieron en una canasta de mimbre con un certificado de su estirpe y un manual de uso como el de las bicicletas para armar.
I have very bad chemistry with animals, just as I do with children before they begin to speak. They seem mute in their souls. I don′t hate them, but I can′t tolerate them, because I never learned to deal with them. I think it is against nature for a man to get along better with his dog than he does with his wife, to teach it to eat and defecate on schedule, to answer his questions and share his sorrows. But not picking up the typographers′ cat would have been an insult. Besides, it was a beautiful specimen of an angora, with a rosy, shining coat, bright eyes, and meows that seemed on the verge of being words. They gave him to me in a wicker basket, with a certificate of ancestry and an owner′s manual like the one for assembling bicycles.
Una patrulla militar verificaba la identidad de los transeúntes antes de autorizar el paso por el parque de San Nicolás. Nunca había visto nada igual ni podía imaginarme nada más descorazonador como síntoma de mi vejez. Era una patrulla de cuatro, al mando de un oficial casi adolescente. Los agentes eran hombres de páramos, duros y callados con un olor de establo. El oficial los vigilaba a todos con las mejillas chapeadas de los andinos en la playa. Después de revisar mi cédula de identidad y mi credencial de prensa me preguntó qué llevaba en la cesta. Un gato, le dije. El quiso verlo. Destapé la cesta con toda precaución por temor de que escapara, pero un agente quiso ver si no había algo más en el fondo, y el gato le tiró un zarpazo. El oficial se interpuso. Es una joya de angora, dijo. Lo acarició mientras murmuraba algo, y el gato no lo agredió pero tampoco le hizo caso.
A military patrol was verifying the identity of pedestrians before allowing them to walk through San Nicolas Park. I had never seen anything like it and could not imagine anything more disheartening as a symptom of my old age. It was a four-man patrol, under the command of an officer who was almost an adolescent. The soldiers were from the highland barrens, hard, silent men who smelled of the stable. The officer kept an eye on all of them with their bright-red cheeks of Andeans at the beach. After looking over my identification papers and press card, he asked what I was carrying in the basket. A cat, I told him. He wanted to see it. I uncovered the basket with as much caution as I could for fear it would escape, but a soldier wanted to see if there was anything else on the bottom, and the cat scratched him. The officer intervened. He′s a gem of an angora, he said. He stroked it and murmured something, and the cat didn′t attack him but didn′t pay any attention to him either.
¿Cuántos años tiene?, preguntó. No sé, le dije, acaban de regalármelo. Se lo pregunto porque se ve que es muy viejo, diez años, quizás. Quise preguntarle cómo lo sabía, y muchas cosas más, pero a despecho de sus buenas maneras y su habla florida no me sentía con estómago para hablar con él. Me parece que es un gato abandonado que ha pasado por muchas, dijo. Obsérvelo, no lo acomode a usted sino al contrario, usted a él, y déjelo, hasta que se gane su confianza. Cerró la tapa de la cesta, y me preguntó: ¿En qué trabaja usted? Soy periodista. ¿Desde cuándo? Desde hace un siglo, le dije. No lo dudo, dijo él. Me estrechó la mano y se despidió con un frase que lo mismo podía ser un buen consejo que una amenaza:
How old is he? he asked. I don′t know, I said, it was just given to me. I′m asking because you can see he′s very old, perhaps as old as ten. I wanted to ask how he knew, and many other things as well, but in spite of his good manners and flowery speech I didn′t have the stomach to talk to him. I think he′s an abandoned cat who′s gone through a good deal, he said. Observe him, don′t try to make him adapt to you, you adapt to him instead, and leave him alone until you gain his confidence. He closed the lid of the basket and asked: What kind of work do you do? I′m a journalist. How long have you done that? For a century, I told him. I don′t doubt it, he said. He shook my hand and said goodbye with a sentence that might have been either good advice or a threat:
-Cuídese mucho.
"Take good care of yourself."
Al mediodía desconecté el teléfono para refugiarme en la música con un programa exquisito: la rapsodia para clarinete y orquesta de Wagner, la de saxofón de Debussy y el quinteto para cuerdas de Bruckner, que es un remanso edénico en el cataclismo de su obra. Y de pronto me encontré envuelto en las tinieblas del estudio.
At noon I disconnected the phone in order to take refuge in an exquisite program of music: Wagner′s Rhapsody for Clarinet and Orchestra, Debussy′s Rhapsody for Saxophone, and Bruckner′s String Quintet, which is an edenic oasis in the cataclysm of his work. And all at once I found myself enveloped in the darkness of the study.
Sentí deslizarse debajo de mi mesa algo que no me pareció un cuerpo vivo sino una presencia sobrenatural que me rozó los pies, y salté con un grito. Era el gato con la hermosa cola empenachada, su lentitud misteriosa y su estirpe mítica, y no pude evitar el calofrío de estar solo en la casa con un ser vivo que no fuera humano.
Under the table I felt something slip by that did not seem like a living body but a supernatural presence brushing past my feet, and I jumped up with a shout. It was the cat with its beautiful plumed tail, mysterious languor, and mythic ancestry, and I could not help shuddering at being alone in the house with a living being that was not human.
Cuando dieron las siete en la catedral, había una estrella sola y límpida en el cielo color de rosas, un buque lanzó un adiós desconsolado, y sentí en la garganta el nudo gordiano de todos los amores que pudieron haber sido y no fueron. No soporté más. Descolgué el teléfono con el corazón en la boca, marqué los cuatro números muy despacio para no equivocarme, y al tercer timbrazo reconocí la voz. Bueno, mujer, le dije con un suspiro de alivio: Perdóname el berrinche de esta mañana. Ella, tranquila: No te preocupes, estaba esperando tu llamada. Le advertí: Quiero que la niña me espere como Dios la echó al mundo y sin barnices en la cara. Ella hizo su risa gutural. Lo que tú digas, dijo, pero te pierdes el gusto de encuerar la pieza por pieza, como les encanta a los viejos, no sé por qué. Yo sí sé, le dije: Porque se están volviendo cada vez más viejos. Ella lo dio por hecho.
When the cathedral bells struck seven, there was a single, limpid star in the rose-colored sky, a ship called out a disconsolate farewell, and in my throat I felt the Gordian knot of all the loves that might have been and weren′t. I could not bear any more. I picked up the phone with my heart in my mouth, dialed the four numbers with slow deliberation in order not to make a mistake, and after the third ring I recognized her voice. All right, woman, I said with a sigh of relief: Forgive my outburst this morning. She was serene: Don′t worry about it, I was expecting your call. I told her: I want the girl to wait for me just as God sent her into the world, and with no paint on her face. She laughed her guttural laugh. Whatever you say, she said, but you lose the pleasure of undressing her one piece of clothing at a time, something old men love to do, I don′t know why. I do, I said: Because they keep growing older and older. She considered it settled.
-Está bien -dijo-, entonces esta noche a las diez en punto, antes de que se enfríe la pescada.
"All right," she said, "then tonight at ten sharp, before she has a chance to cool down."
3
Chapter 3
¿Cómo podía llamarse? La dueña no me lo había dicho. Cuando me hablaba de ella sólo decía: la niña. Y yo lo había convertido en un nombre de pila, como la niña de los ojos o la carabela menor. Además, Rosa Cabarcas ponía a sus pupilas un nombre distinto para cada cliente. A mí me divertía adivinarlos por las caras, y desde el principio estuve seguro de que la niña tenía uno largo, como Filomena, Saturnina o Nicolasa. En ésas estaba cuando ella se dio media vuelta en la cama y quedó de espaldas a mí, y me pareció que había dejado un charco de sangre del tamaño y la forma del cuerpo. Fue un sobresalto instantáneo hasta que comprobé que era la humedad del sudor en la sábana.
WHAT COULD HER NAME BE? The owner hadn′t told me. When she talked about her to me she said only: the girl, la ni a. And I had turned that into a given name, like girl of my dreams, or the smallest of the caravels. Besides, Rosa Cabarcas gave her employees a different name for each client. It amused me to guess their names from their faces, and from the beginning I was sure the girl had a long one, like Filomena, Saturnina, or Nicolasa. I was thinking about this when she gave a half- turn in bed and lay with her back to me, and it looked as if she had left a pool of blood the size and shape of her body. My shock was instantaneous until I confirmed that it was the dampness of her perspiration on the sheet.
Rosa Cabarcas me había aconsejado que la tratara con cautela, pues aún le duraba el susto de la primera vez. Es más: creo que la misma solemnidad del rito le había agravado el miedo y habían tenido que aumentarle la dosis de valeriana, pues dormía con tal placidez que habría sido una lástima despertarla sin arrullos. De modo que empecé a se carla con la toalla mientras le cantaba en susurros la canción de Delgadina, la hija menor del rey, requerida de amores por su padre. A medida que la secaba ella iba mostrándome los flancos sudados al compás de mi canto: Delgadina, Delgadina, tú seras mi prenda amada. Fue un placer sin límites pues ella volvía a sudar por un costado cuando acababa de secarla por el otro, para que la canción no terminara nunca. Levántate, Delgadina, ponte tu falda de seda, le cantaba al oído. Al final, cuando los criados del rey la encontraron muerta de sed en su cama, me pareció que mi niña había estado a punto de despertar al escuchar el nombre. Así que era ella: Delgadina.
Rosa Cabarcas had advised me to treat her with caution, since she still felt her terror of the first time. What is more, I believe the solemnity of the ritual heightened her fear and the dose of valerian had to be increased, for she slept with so much placidity that it would have been a shame to wake her without a lullaby. And so I began to dry her with a towel while I sang in a whisper the song about Delgadina, the king′s youngest daughter, wooed by her father. As I dried her she was showing me her sweaty flanks to the rhythm of my song: _Delgadina, Delgadina, you will be my darling love__. It was a limitless pleasure, for she began to perspire again on one side as I finished drying the other, which meant the song might never end. _Arise, arise, Delgadina, and put on your skirt of silk__, I sang into her ear. At the end, when the king′s servants find her dead of thirst in her bed, it seemed to me that my girl had been about to wake when she heard the name. Then that′s who she was: Delgadina.
Volví a la cama con mis calzoncillos de besos estampados y me tendí junto a ella.
I returned to bed wearing my shorts printed with kisses and lay down beside her.
Dormí hasta las cinco al arrullo de su respiración apacible. Me vestí a toda prisa sin lavarme, y sólo entonces vi la sentencia escrita con lápiz labial en el espejo del lavabo: El tigre no come lejos. Sé que no estaba la noche anterior y nadie podía haber entrado en el cuarto, de modo que la entendí como la cuelga del diablo. Un trueno terrorífico me sorprendió en la puerta, y el cuarto se llenó del olor premonitorio de la tierra mojada. No tuve tiempo para escapar ileso. Antes de que encontrara un taxi se precipitó un aguacero grande, de los que suelen desordenar la ciudad entre mayo y octubre, pues las calles de arenas ardientes que bajan hacia el río se convierten en torrenteras que arrastran cuanto encuentran a su paso. Las aguas de aquel septiembre raro, después de tres meses de sequía, podían ser tan providenciales como devastadoras.
I slept until five to the lullaby of her peaceful respiration. I dressed in haste, without washing, and only then did I see the sentence written in lipstick across the mirror over the sink: _The tiger does not eat far away__. I knew it hadn′t been there the night before, and no one could have come into the room, and therefore I understood it as a gift from the devil. A terrifying clap of thunder surprised me at the door, and the room filled with the premonitory smell of wet earth. I did not have time to escape untouched. Before I could find a taxi there was a huge downpour, the kind that throws the city into chaos between May and October, for the streets of burning sand that go down to the river turn into gullies formed by the torrents that carry away everything in their path. During that strange September, after three months of drought, the rains could have been as providential as they were devastating.
Desde que abrí la puerta de casa me salió al encuentro la sensación física de que no estaba solo. Alcancé a ver el celaje del gato que saltó del sofá y se escabulló por el balcón. En su plato quedaban las sobras de una comida que yo no le había servido.
From the moment I opened the door to my house I was met by the physical sensation that I was not alone. I caught a glimpse of the cat as he jumped off the sofa and raced out to the balcony. In his dish were the remains of a meal I hadn′t given him.
La peste de sus orines rancios y su caca caliente habían contaminado todo. Me había dedicado a estudiarlo como estudié el latín. El manual decía que los gatos escarban en la tierra para esconder su estiércol, y que en las casas sin patio, como ésta, lo harían en las macetas de plantas, o en cualquier otro escondrijo. Lo apropiado era prepararles desde el primer día una caja con arena para orientarles el hábito, y así lo hice. También decía que lo primero que hacen en casa nueva es marcar su territorio orinando por todas partes, y aquél pudo ser el caso, pero el manual no decía cómo remediarlo. Seguía sus trazas para familiarizarme con sus hábitos originales, pero no di con sus escondites secretos, sus sitios de reposo, las causas de sus humores volubles. Quise enseñarlo a comer en sus horas, a usar la cajita de arena en la terraza, a no subirse en mi cama mientras yo dormía ni a olisquear los alimentos en la mesa, y no pude hacerle entender que la casa era suya por derecho propio y no como un botín de guerra. De modo que lo dejé a su aire.
The stink of his rancid urine and warm shit contaminated everything. I had devoted myself to studying him in the way I studied Latin. The manual said that cats scratch at the ground to hide their droppings, and in houses without a courtyard, like this one, they would scratch in flower pots or some other hiding place. From the very first day it was advisable to provide them with a box of sand to redirect this habit, which I had done. It also said that the first thing they do in a new house is mark out their territory by urinating everywhere, which might be true, but the manual did not say how to prevent it. I followed his tracks to familiarize myself with his original habits, but I could not find his secret hiding places, his resting places, the causes of his erratic moods. I tried to teach him to eat on schedule, to use the litter box on the terrace, not to climb into my bed while I was sleeping or sniff at food on the table, and I could not make him understand that the house was his by his own right and not as the spoils of war. So I let him do whatever he wanted.
Al atardecer enfrenté el aguacero, cuyos vientos huracanados amenazaban con desquiciar la casa. Sufrí un ataque de estornudos sucesivos, me dolía el cráneo y tenía fiebre, pero me sentía poseído por una fuerza y una determinación que nunca tuve a ninguna edad y por ninguna causa. Puse calderos en el piso para recoger las goteras, y me di cuenta de que habían aparecido otras nuevas desde el invierno anterior. La más grande había empezado a inundar el flanco derecho de la biblioteca. Me apresuré a rescatar a los autores griegos y latinos que vivían por aquel rumbo, pero al quitar los libros encontré un chorro de alta presión que salía de un tubo roto en el fondo del muro. Lo amordacé con trapos hasta donde pude para darme el tiempo de salvar los libros. El estrépito del agua y el aullido del viento arreciaron en el parque. De pronto, un relámpago fantasmal y su trueno simultáneo impregnaron el aire de un fuerte olor de azufre, el viento desbarató las vidrieras del balcón y la tremenda borrasca de mar rompió los cerrojos y se metió dentro de la casa. Sin embargo, antes de diez minutos escampó de un tajo. Un sol espléndido secó las calles llenas de escombros varados, y volvió el calor.
At dusk I faced the rainstorm, whose hurricane- force winds threatened to blow down the house. I suffered an attack of sneezing, my skull hurt, and I had a fever, but I felt possessed by a strength and determination I′d never had at any age or for any reason. I put pots on the floor under the leaks and realized that new ones had appeared since the previous winter. The largest had begun to flood the right side of the library. I hurried to rescue the Greek and Latin authors who lived there, but when I removed the books I discovered a stream spurting at high pressure from a broken pipe along the bottom of the wall. I did what I could to pack it with rags to give me time to save the books. The deafening noise of the rain and the howling of the wind intensified in the park. Then a phantasmal flash of lightning and a simultaneous clap of thunder saturated the air with a strong sulfur odor, the wind destroyed the balcony′s window panes, and the awful sea squall broke the locks and came inside the house. And yet, in less than ten minutes, the sky cleared all at once. A splendid sun dried the streets filled with stranded trash, and the heat returned.
Cuando pasó el aguacero seguía con la sensación de que no estaba solo en la casa.
When the storm had passed I still had the feeling I was not alone in the house.
Mi única explicación es que así como los hechos reales se olvidan, también algunos que nunca fueron pueden estar en los recuerdos como si hubieran sido. Pues si evocaba la emergencia del aguacero no me veía a mí mismo solo en la casa sino siempre acompañado por Delgadina. La había sentido tan cerca en la noche que percibía el rumor de su aliento en el dormitorio, y los latidos de su mejilla en mi almohada. Sólo así entendí que hubiéramos podido hacer tanto en tan poco tiempo.
My only explanation is that just as real events are forgotten, some that never were can be in our memories as if they had happened. For if I evoked the emergency of the rainstorm, I did not see myself alone in the house but always accompanied by Delgadina. I had felt her so close during the night that I detected the sound of her breath in the bedroom and the throbbing of her cheek on my pillow. It was the only way I could understand how we could have done so much in so short a time.
Me recordaba subido en el escabel de la biblioteca y la recordaba a ella despierta con su trajecito de flores recibiendo los libros para ponerlos a salvo. La veía correr de un lado al otro de la casa batallando con la tormenta, empapada de lluvia con el agua a los tobillos. Recordaba cómo preparó al día siguiente un desayuno que nunca fue, y puso la mesa mientras yo secaba los pisos y ponía orden en el naufragio de la casa. Nunca olvidé su mirada sombría mientras desayunábamos:
I remembered standing on the library footstool and I remembered her awake in her little flowered dress taking the books from me to put them in a safe place. I saw her running from one end of the house to the other battling the storm, drenched with rain and in water up to her ankles. I remembered how the next day she prepared a breakfast that never was and set the table while I dried the floors and imposed order on the shipwreck of the house. I never forgot her somber look as we were eating:
¿Por qué me conociste tan viejo? Le contesté la verdad: La edad no es la que uno tiene sino la que uno siente.
Why were you so old when we met? I answered with the truth: Age isn′t how old you are but how old you feel.
Desde entonces la tuve en la memoria con tal nitidez que hacía de ella lo que quería.
From then on I had her in my memory with so much clarity that I could do what I wanted with her.
Le cambiaba el color de los ojos según mi estado de ánimo: color de agua al despertar, color de almíbar cuando reía, color de lumbre cuando la contrariaba. La vestía para la edad y la condición que convenían a mis cambios de humor: novicia enamorada a los veinte años, puta de salón a los cuarenta, reina de Babilonia a los setenta, santa a los cien. Cantábamos duetos de amor de Puccini, boleros de Agustín Lara, tangos de Carlos Gardel, y comprobábamos una vez más que quienes no cantan no pueden imaginar siquiera lo que es la felicidad de cantar. Hoy sé que no fue una alucinación, sino un milagro más del primer amor de mi vida a los noventa años.
I changed the color of her eyes according to my state of mind: the color of water when she woke, the color of syrup when she laughed, the color of light when she was annoyed. I dressed her according to the age and condition that suited my changes of mood: a novice in love at twenty, a parlor whore at forty, the queen of Babylon at seventy, a saint at one hundred. We sang Puccini love duets, Agustin Lara boleros, Carlos Gardel tangos, and we confirmed once again that those who do not sing cannot even imagine the joy of singing. Today I know it was not a hallucination but one more miracle of the first love of my life at the age of ninety.
Cuando la casa estuvo en orden llamé a Rosa Cabarcas. ¡Dios Santo!, exclamó al oír mi voz, creí que te habías ahogado. No podía entender que hubiera vuelto a pasar la noche con la niña sin tocarla. Tienes todo el derecho de que no te guste, pero al menos pórtate como un adulto. Traté de explicarle, pero ella cambió el tema sin transición: De todos modos te tengo vista otra un poco mayor, bella y también virgen. Su papá quiere cambiarla por una casa, pero se puede discutir un descuento.
When the house was in order I called Rosa Cabarcas. Holy God! she exclaimed when she heard my voice, I thought you had drowned. She could not understand how I had spent another night with the girl and not touched her. You have the absolute right not to like her, but at least behave like an adult. I tried to explain, but with no transition she changed the subject: In any case, I have another one in mind for you who′s a little older, beautiful, and also a virgin. Her father wants to trade her for a house, but we can discuss a discount.
Se me heló el corazón. Ni más faltaba, protesté asustado, quiero la misma, y como siempre, sin fracasos, sin peleas, sin malos recuerdos. Hubo un silencio en la línea, y por fin la voz sumisa con que dijo como para sí misma: Bueno, esto debe ser lo que los médicos llaman demencia senil.
My heart froze. That′s the last straw, I protested in horror, I want the same one, the way she always is, without failures, without fights, without bad memories. There was a silence on the line, and then the docile voice in which she said, as if talking to herself: Well, this must be what the doctors call senile dementia.
Fui a las diez de la noche con un chofer conocido por la extraña virtud de no hacer preguntas. Llevé un ventilador portátil y un cuadro de Orlando Rivera, el querido Figurita, y un martillo y un clavo para colgarlo. En el camino hice una parada para comprar cepillos de dientes, pasta dentífrica, jabón de olor. Agua de Florida, tabletas de regaliz. Quise llevar también un buen florero y un ramo de rosas amarillas para conjurar la pava de las flores de papel, pero no encontré nada abierto y tuve que robarme en un jardín privado un ramo de astromelias recién nacidas.
At ten that night I went there with a driver known for the unusual virtue of not asking questions. I took along a portable fan, a painting by Orlando Rivera --the beloved Figurita_--__and a hammer and nail to hang it on the wall. I stopped on the way to buy toothbrushes, toothpaste, scented soap, Florida Water, and licorice lozenges. I also wanted to bring a nice vase and a bouquet of yellow roses to exorcise the inanity of paper flowers, but nothing was open and I had to steal a bouquet of newborn alstroemerias from a private garden.
Por instrucciones de la dueña llegué desde entonces por la calle de atrás, del lado del acueducto, para que nadie me viera entrar por el portón del huerto. El chofer me previno: Cuidado, sabio, en esa casa matan. Le contesté: Si es por amor no importa.
On the instructions of the owner, from then on I arrived by the back street that ran along the aqueduct so no one would see me enter by the orchard gate. The driver warned me: Be careful, scholar, they kill in that house. I replied: If it′s for love it doesn′t matter.
El patio estaba en tinieblas, pero había luces de vida en las ventanas y un revoltijo de músicas en los seis cuartos. En el mío, a volumen más alto, distinguí la voz cálida de don Pedro Vargas, el tenor de América, con un bolero de Miguel Matamoros.
The courtyard was in darkness, but there were lights burning in the windows and a confusion of music playing in the six bedrooms. In mine, at top volume, I heard the warm voice of Don Pedro Vargas, the tenor of America, singing a bolero by Miguel Matamoros.
Sentí que iba a morir. Empujé la puerta con la respiración desbaratada y vi a Delgadina en la cama como en mis recuerdos: desnuda y dormida en santa paz del lado del corazón.
I felt as if I were going to die. I pushed open the door, gasping for breath, and saw Delgadina in bed as she was in my memory: naked and sleeping in holy peace on the side of her heart.
Antes de acostarme arreglé el tocador, puse el ventilador nuevo en lugar del oxidado, y colgué el cuadro donde ella pudiera verlo desde la cama. Me acosté a su lado y la reconocí palmo a palmo. Era la misma que andaba por mi casa: las mismas manos que me reconocían al tacto en la oscuridad, los mismos pies de pasos tenues que se confundían con los del gato, el mismo olor del sudor de mis sábanas, el dedo del dedal. Increíble: viéndola y tocándola en carne y hueso, me parecía menos real que en mis recuerdos.
Before I lay down I arranged the dressing table, replaced the rusty fan with the new one, and hung the picture where she could see it from the bed. I lay down beside her and examined her inch by inch. It was the same girl who had walked through my house: the same hands that recognized me by touch in the darkness, the same feet with their delicate step that became confused with the cat′s, the same odor of sweat on my sheets, the same finger that wore the thimble. Incredible: seeing and touching her in the flesh, she seemed less real to me than in my memory.
Hay un cuadro en la pared de enfrente, le dije. Lo pintó Figurita, un hombre a quien quisimos mucho, el mejor bailarín de burdeles que existió jamás, y de tan buen corazón que le tenía lástima al diablo. Lo pintó con barniz de buques en el lienzo chamuscado de un avión que se estrelló en la Sierra Nevada de Santa Marta y con pinceles fabricados por él con pelos de su perro. La mujer pintada es una monja que secuestró de un convento y se casó con ella. Aquí lo dejo, para que sea lo primero que veas al despertar.
There′s a painting on the opposite wall, I told her. Figurita painted it, a man we loved very much, the best brothel dancer who ever lived, and so good-hearted he felt sorry for the devil. He painted it with ship′s varnish on scorched canvas from a plane that crashed in the Sierra Nevada de Santa Marta, with brushes that he made with hair from his dog. The woman he painted is a nun he abducted from a convent and married. I′ll leave it here so it will be the first thing you see when you wake up.
No había cambiado de posición cuando apagué la luz, a la una de la madrugada, y su respiración era tan tenue que le tomé el pulso para sentirla viva. La sangre circulaba por sus venas con la fluidez de una canción que se ramificaba hasta los ámbitos más recónditos de su cuerpo y volvía al corazón purificada por el amor.
She hadn′t changed position when I turned off the light, at one in the morning, and her respiration was so faint I took her pulse so I could feel she was alive. Blood circulated through her veins with the fluidity of a song that branched off into the most hidden areas of her body and returned to her heart, purified by love.
Antes de irme al amanecer dibujé en un papel las líneas de su mano, y se las di a leer a la Diva Sahibí para conocer su alma. Y fue así: una persona que sólo dice lo que piensa. Es perfecta para trabajos manuales. Tiene contacto con alguien que ya murió, y del cual espera ayuda, pero está equivocada: la ayuda que busca está al alcance de su mano. No ha tenido ninguna unión, pero va a morir mayor y casada.
Before I left at dawn I drew the lines of her hand on a piece of paper and gave it to Diva Sahibi for a reading so I could know her soul. She said: A person who says only what she thinks. Perfect for manual labor. She′s in contact with someone who has died and from whom she expects help, but she′s mistaken: the help she′s looking for is within reach of her hand. She′s had no relationships, but she′ll die an old woman, and married. Now she has a dark man, but he won′t be the man of her life. She could have eight children but will decide for just three.
Ahora tiene un hombre moreno, que no ha de ser el de su vida. Puede tener ocho hijos, pero se va a decidir sólo por tres. A los treinta y cinco años, si hace lo que le indique el corazón y no la mente, va a manejar mucho dinero, y a los cuarenta recibirá una herencia. Va a viajar mucho. Tiene doble vida y doble suerte, y puede influir sobre su propio destino. Le gusta probar todo, por curiosidad, pero va a arrepentirse si no se orienta por el corazón.
At the age of thirty- five, if she does what her heart tells her and not her mind, she′ll manage a lot of money, and at forty she′ll receive an inheritance. She′s going to travel a good deal. She has double life and double luck and can influence her own destiny. She likes to try everything, out of curiosity, but she′ll be sorry if she isn′t guided by her heart.
Atormentado de amor hice reparar los estragos de la borrasca, y aproveché para hacer otros muchos remiendos que venía demorando desde años por insolvencia o por desidia. Reorganicé la biblioteca, en el orden en que había leído los libros. Por último rematé la pianola como reliquia histórica con sus más de cien rollos de clásicos, y compré un tocadiscos usado pero mejor que el mío, con parlantes de alta fidelidad que engrandecieron el ámbito de la casa. Quedé al borde de la ruina pero bien compensado por el milagro de estar vivo a mi edad.
Tormented by love, I had the storm damage fixed and also took care of many other repairs I had put off for years because of insolvency or indolence. I reorganized the library according to the order in which I had read the books. And I discarded the player piano as a historical relic, along with more than a hundred rolls of classical music, and bought a used record player that was better than mine, with high- fidelity speakers that enlarged the area of the house. I was on the verge of ruin but well-compensated by the miracle of still being alive at my age.
La casa renacía de sus cenizas y yo navegaba en el amor de Delgadina con una intensidad y una dicha que nunca conocí en mi vida anterior. Gracias a ella me enfrenté por vez primera con mi ser natural mientras transcurrían mis noventa años.
The house rose from its ashes and I sailed on my love of Delgadina with an intensity and happiness I had never known in my former life. Thanks to her I confronted my inner self for the first time as my ninetieth year went by.
Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuan poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodíaco.
I discovered that my obsession for having each thing in the right place, each subject at the right time, each word in the right style, was not the well-deserved reward of an ordered mind but just the opposite: a complete system of pretense invented by me to hide the disorder of my nature. I discovered that I am not disciplined out of virtue but as a reaction to my negligence, that I appear generous in order to conceal my meanness, that I pass myself off as prudent because I am evil-minded, that I am conciliatory in order not to succumb to my repressed rage, that I am punctual only to hide how little I care about other people′s time. I learned, in short, that love is not a condition of the spirit but a sign of the zodiac.
Me volví otro. Traté de releer los clásicos que me orientaron en la adolescencia, y no pude con ellos. Me sumergí en las letras románticas que repudié cuando mi madre quiso imponérmelas con mano dura, y por ellas tomé conciencia de que la fuerza invencible que ha impulsado al mundo no son los amores felices sino los contrariados. Cuando mis gustos en música hicieron crisis me descubrí atrasado y viejo, y abrí mi corazón a las delicias del azar.
I became another man. I tried to reread the classics that had guided me in adolescence, and I could not bear them. I buried myself in the romantic writings I had repudiated when my mother tried to impose them on me with a heavy hand, and in them I became aware that the invincible power that has moved the world is unrequited, not happy, love. When my tastes in music reached a crisis, I discovered that I was backward and old, and I opened my heart to the delights of chance.
Me pregunto cómo pude sucumbir en este vértigo perpetuo que yo mismo provocaba y temía. Flotaba entre nubes erráticas y hablaba conmigo mismo ante el espejo con la vana ilusión de averiguar quién soy. Era tal mi desvarío, que en una manifestación estudiantil con piedras y botellas, tuve que sacar fuerzas de flaqueza para no ponerme al frente con un letrero que consagrara mi verdad: Estoy loco de amor.
I ask myself how I could give in to this perpetual vertigo that I in fact provoked and feared. I floated among erratic clouds and talked to myself in front of the mirror in the vain hope of confirming who I was. My delirium was so great that during a student demonstration complete with rocks and bottles, I had to make an enormous effort not to lead it as I held up a sign that would sanctify my truth: _I am mad with love.__
Obnubilado por la evocación inclemente de Delgadina dormida, cambié sin la menor malicia el espíritu de mis notas dominicales. Fuera cual fuera el asunto las escribía para ella, las reía y las lloraba para ella, y en cada palabra se me iba la vida. En lugar de la fórmula de gacetilla tradicional que tuvieron desde siempre, las escribí como cartas de amor que cada quien podía hacer suyas. Propuse en el periódico que el texto no se alzara en linotipo sino que fuera publicado con mi caligrafía florentina. Al jefe de redacción, cómo no, le pareció otro acceso de vanidad senil, pero el director general lo convenció con una frase que todavía anda suelta por la redacción:
Disoriented by the merciless evocation of Delgadina asleep, with no malice at all I changed the spirit of my Sunday columns. Whatever the subject, I wrote them for her, laughed and cried over them for her, and my life poured into every word. Rather than the formula of a traditional personal column that they always had followed, I wrote them as love letters that all people could make their own. At the paper I proposed that instead of setting the text in linotype it be published in my Florentine handwriting. The editor in chief, of course, thought it was another attack of senile vanity, but the managing editor persuaded him with a phrase that is still making the rounds:
-No se equivoque: los loquitos mansos se adelantan al porvenir.
"Make no mistake: peaceful madmen are ahead of the future."
La respuesta pública fue inmediata y entusiasta, con numerosas cartas de lectores enamorados. Algunas las leían en los noticieros de radio con urgencias de última hora, y se hicieron copias en mimeógrafos o papel carbón, que vendían como cigarrillos de contrabando en las esquinas de la calle San Blas. Desde el principio fue evidente que obedecían a las ansias de expresarme, pero me hice a la costumbre de tomarlas en cuenta al escribir, y siempre con la voz de un hombre de noventa años que no aprendió a pensar como viejo. La comunidad intelectual, como de sólito, se mostró timorata y dividida, y hasta los grafólogos menos pensados montaron controversias por los análisis erráticos de mi caligrafía. Fueron ellos los que dividieron los ánimos, recalentaron la polémica y pusieron de moda la nostalgia.
The response of the public was immediate and enthusiastic, with numerous letters from readers in love. Some columns were read on radio newscasts along with the latest crises, and mimeographs or carbon copies were made and sold like contraband cigarettes on the corners of Calle San Blas. From the start it was evident that the columns obeyed my longing to express myself, but I developed the habit of taking that into account when I wrote, always in the voice of a ninety-year-old who had not learned to think like an old man. The intellectual community, as usual, showed itself to be timid and divided, and even the most unexpected graphologists engaged in controversies regarding their inconsistent analyses of my handwriting. It was they who divided opinions, overheated the polemic, and made nostalgia popular.
Antes del fin del año me había arreglado con Rosa Cabarcas para dejar en el cuarto el abanico eléctrico, los recursos del tocador y lo que siguiera llevando en el futuro para hacerlo vivible. Llegaba a las diez, siempre con algo nuevo para ella, o para gusto de ambos, y dedicaba unos minutos a sacar la utilería escondida para armar el teatro de nuestras noches. Antes de irme, nunca más tarde de las cinco, volvía a asegurar todo bajo llave. La alcoba quedaba entonces tan escuálida como fue en sus orígenes para los amores tristes de los clientes casuales. Una mañana oí que Marcos Pérez, la voz más escuchada de la radio desde el amanecer, había decidido leer mi nota dominical en su noticiero de los lunes. Cuando pude reprimir la náusea dije sobrecogido: Ya lo sabes, Delgadina, la fama es una señora muy gorda que no duerme con uno, pero cuando uno despierta está siempre mirándonos frente a la cama.
Before the end of the year I had arranged with Rosa Cabarcas to leave in the room the electric fan, the toilet articles, and whatever else I might bring in the future to make it livable. I would arrive at ten, always with something new for her, or for both of us, and spend a few minutes taking out the hidden props to set up the theater of our nights. Before I left, never later than five, I would secure everything again under lock and key. Then the bedroom returned to its original squalor for the sad loves of casual clients. One morning I heard that Marcos Pérez, the most listened-to voice on radio after daybreak, had decided to read my Sunday columns on his Monday newscasts. When I could control my nausea I said in horror: Now you know, Delgadina, that fame is a very fat lady who doesn′t sleep with you, but when you wake she′s always at the foot of the bed, looking at us.
Uno de esos días me quedé a desayunar con Rosa Cabarcas, que empezaba a parecerme menos decrépita a pesar del luto severo y del bonete negro que ya le tapaba las cejas. Sus desayunos tenían fama de espléndidos, con una carga de pimienta que me hacía llorar. Al primer bocado de fuego vivo le dije bañado en lágrimas: Esta noche no me hará falta la luna llena para que me arda el culo. No te quejes, dijo ella. Si te arde es porque todavía lo tienes, a Dios gracias.
One day during this time I stayed to have breakfast with Rosa Cabarcas, who was beginning to seem less decrepit to me in spite of her rigorous mourning and the black bonnet that concealed her eyebrows. Her breakfasts were known to be splendid, and prepared with enough pepper to make me cry. At the first fiery bite I said, bathed in tears: Tonight I won′t need a full moon for my asshole to burn. Don′t complain, she said. If it burns it′s because you still have one, thanks be to God.
Se sorprendió cuando mencioné el nombre de Delgadina. No se llama así, dijo, se llama. No me lo digas, la interrumpí, para mí es Delgadina. Ella se encogió de hombros: Bueno, al fin y al cabo es tuya, pero me parece un nombre de diurético. Le conté lo del letrero del tigre que la niña había escrito en el espejo. No pudo ser ella, dijo Rosa, porque no sabe leer ni escribir. ¿Entonces quién? Ella se encogió de hombros: Puede ser de alguien que se murió en el cuarto.
She was surprised when I mentioned the name Delgadina. That isn′t her name, she said, her name is... Don′t tell me, I interrupted, for me she′s Delgadina. She shrugged: All right, after all, she′s yours, but to me it sounds like a diuretic. I mentioned the message about the tiger that the girl had written on the mirror. It couldn′t have been her, Rosa said, she doesn′t know how to read or write. Then who was it? She shrugged: It could be from somebody who died in the room.
Yo aprovechaba aquellos desayunos para desahogarme con Rosa Cabarcas y le pedía favores mínimos para el bienestar y el buen ver de Delgadina. Me los concedía sin pensarlo con una picardía de colegiala. ¡Qué risa!, me dijo por aquellos días. Me siento como si me estuvieras pidiendo su mano. Y a propósito, se le ocurrió, ¿por qué no te casas con ella? Me quedé de una pieza. En serio, insistió, te sale más barato. Al fin y al cabo, el problema a tu edad es servir o no servir, pero ya me dijiste que lo tienes resuelto. Le salí al paso: El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor.
I took advantage of those breakfasts to unburden myself to Rosa Cabarcas, and I requested small favors for the well-being and good appearance of Delgadina. She granted them without thinking about it, and with the mischievousness of a schoolgirl. How funny! she said at the time. I feel as if you were asking me for her hand. And speaking of that, she said in a casual way, why don′t you marry her? I was dumbfounded. I′m serious, she insisted, it′ll be cheaper. After all, at your age the problem is whether you can or can′t, but you told me you have that problem solved. I cut her off: Sex is the consolation you have when you can′t have love.
Ella soltó la risa: Ay, mi sabio, siempre supe que eres muy hombre, que siempre lo fuiste, y me alegra que lo sigas siendo mientras tus enemigos entregan las armas.
She burst into laughter. Ah, my scholar, I always knew you were a real man, you always were and I′m glad you still are while your enemies are surrendering their weapons.
Con razón se habla tanto de ti. ¿Oíste a Marcos Pérez? Todo el mundo lo oye, le dije, para cortar el tema. Pero ella insistió: También el profesor Camacho y Cano, en La hora de todo un poco, dijo ayer que el mundo ya no es lo que era porque no quedan muchos hombres como tú.
There′s a reason they talk so much about you. Did you hear Marcos Pérez? Everybody hears him, I said, to change the subject. But she insisted: Professor Camacho y Cano, too, on _The Little Bit of Everything Hour__, said yesterday that the world isn′t what it once was because there aren′t many men like you left.
Aquel fin de semana encontré a Delgadina con fiebre y tos. Desperté a Rosa Cabarcas para que me diera algún remedio casero, y me llevó al cuarto un botiquín de primeros auxilios. Dos días después Delgadina seguía postrada, y no había podido volver a su rutina de pegar botones. El médico le había prescrito un tratamiento casero para una gripa común que cedería en una semana, pero se alarmó por su estado general de desnutrición. Dejé de verla, y sentí que me hacía falta, y aproveché para arreglar el cuarto sin ella.
That weekend I found that Delgadina had a fever and cough. I woke Rosa Cabarcas to ask for a household remedy, and she brought a first-aid kit to the room. Two days later Delgadina was still prostrate and had not been able to return to her routine of attaching buttons. The doctor had prescribed a household treatment for a common grippe that would be over in a week, but he was alarmed by her general malnourished state. I stopped seeing her, felt how much I missed her, and used the opportunity to arrange the room without her in it.
Llevé también un dibujo a pluma de Cecilia Porras para Todos estábamos a laespera, el libro de cuentos de Alvaro Cepeda. Llevé los seis tomos de JuanCristóbal, de Romain Rolland, para pastorear mis vigilias.
I also brought in a pen-and- ink drawing by Cecilia Porras for _We Were All Waiting__, alvaro Cepeda′s book of short stories. I brought the six volumes of Romain Rolland′s _Jean Christophe__ to help me through my wakeful nights.
De modo que cuando Delgadina pudo volver a la habitación la encontró digna de una felicidad sedentaria: el aire purificado con un insecticida aromático, paredes color de rosa, lámparas matizadas, flores nuevas en los floreros, mis libros favoritos, los buenos cuadros de mi madre colgados de otro modo, según los gustos de hoy. Había cambiado el viejo radio por uno de onda corta que mantenía sintonizado en un programa de música culta, para que Delgadina aprendiera a dormir con los cuartetos de Mozart, pero una noche lo encontré en una estación especializada en boleros de moda. Era el gusto de ella, sin duda, y lo asumí sin dolor, pues también yo lo había cultivado con el corazón en mis mejores días. Antes de volver a casa al día siguiente escribí en el espejo con el lápiz de labios: Niña mía, estamos solos en el mundo.
And so, when Delgadina was able to return to the room, she found it worthy of a sedentary happiness: the air purified by an aromatic insecticide, rose-colored walls, shaded lamps, fresh flowers in the vases, my favorite books, my mother′s good paintings hung in a different way, according to modern tastes. I had replaced the old radio with a shortwave model that I kept tuned to a classical music program so that Delgadina would learn to sleep to Mozart′s quartets, but one night I found it tuned to a station that specialized in popular boleros. It was her preference, no doubt, and I accepted this without sorrow, for I had cultivated the same preference in my better days. Before returning home the next day, I wrote on the mirror with her lipstick: _Dear girl, we are alone in the world.__
Por esa época tuve la rara impresión de que se estaba volviendo mayor antes de tiempo. Se lo comenté a Rosa Cabarcas, y a ella le pareció natural. Cumple quince años el cinco de diciembre, me dijo. Una Sagitario perfecta. Me inquietó que fuera tan real como para cumplir años. ¿Qué podría regalarle? Una bicicleta, dijo Rosa Cabarcas. Tiene que atravesar la ciudad dos veces al día para ir a pegar botones.
During this period I had the strange impression that she was growing older before her time. I mentioned this to Rosa Cabarcas, who thought it was natural. She turns fifteen on December 5, she said. A perfect Sagittarius. It troubled me that she was real enough to have birthdays. What could I give her? A bicycle, said Rosa Cabarcas.
Me mostró en la trastienda la bicicleta que usaba, y de verdad me pareció un cacharro indigno de una mujer tan bien amada. Sin embargo, me conmovió como la prueba tangible de que Delgadina existía en la vida real.
She has to cross the city twice a day to sew on buttons. In the back room she showed me the bicycle Delgadina used, and the truth was it seemed a piece of junk unworthy of so well- loved a woman. Still, it moved me as a tangible proof that Delgadina existed in real life.
Cuando fui a comprar la mejor bicicleta para ella no pude resistir la tentación de probarla y di algunas vueltas casuales en la rampa del almacén. Al vendedor que me preguntó la edad le contesté con la coquetería de la vejez: Voy a cumplir noventa y uno. El empleado dijo justo lo que yo quería: Pues representa veinte menos. Yo mismo no entendía cómo conservaba la práctica del colegio, y me sentí colmado por un gozo radiante. Empecé a cantar. Primero para mí mismo, en voz baja, y después a todo pecho con ínfulas del gran Caruso, por entre los bazares abigarrados y el tráfico demente del mercado público. La gente me miraba divertida, me gritaban, me incitaban a participar en la Vuelta a Colombia en silla de ruedas. Yo les hacía con la mano un saludo de navegante feliz sin interrumpir la canción. Esa semana, en homenaje a diciembre, escribí otra nota atrevida: Cómo ser feliz en bicicleta a losnoventa años.
When I went to buy her the best bicycle, I couldn′t resist the temptation of trying it, and I rode it a few casual times along the ramp in the store. When the salesman asked me how old I was, I responded with the coquetry of age: I′m almost ninety-one. He said just what I wanted him to: Well, you look twenty years younger. I didn′t understand myself how I had retained that schoolboy′s skill, and I felt myself overflowing with a radiant joy. I began to sing. First to myself, in a quiet voice, and then at full volume, with the airs of the great Caruso, in the midst of the public market′s garish shops and demented traffic. People looked at me in amusement, called to me, urged me to participate in the Vuelta a Colombia bicycle race in a wheelchair. I responded with the salute of a happy mariner, not interrupting my song. That week, in tribute to December, I wrote another bold column: "How to Be Happy on a Bicycle at the Age of Ninety."
La noche de su cumpleaños le canté a Delgadina la canción completa, y la besé por todo el cuerpo hasta quedarme sin aliento: la espina dorsal, vértebra por vértebra, hasta las nalgas lánguidas, el costado del lunar, el de su corazón inagotable. A medida que la besaba aumentaba el calor de su cuerpo y exhalaba una fragancia montuna. Ella me respondió con vibraciones nuevas en cada pulgada de su piel, y en cada una encontré un calor distinto, un sabor propio, un gemido nuevo, y toda ella resonó por dentro con un arpegio y sus pezones se abrieron en flor sin tocarlos.
On the night of her birthday I sang the entire song to Delgadina, and I kissed her all over her body until I was breathless: her spine, vertebra by vertebra, down to her languid buttocks, the side with the mole, the side of her inexhaustible heart. As I kissed her the heat of her body increased, and it exhaled a wild, untamed fragrance. She responded with new vibrations along every inch of her skin, and on each one I found a distinctive heat, a unique taste, a different moan, and her entire body resonated inside with an arpeggio, and her nipples opened and flowered without being touched.
Empezaba a adormecerme en la madrugada cuando sentí como un rumor de muchedumbres en el mar y un pánico de los árboles que me atravesaron el corazón.
I was beginning to fall asleep in the small hours when I heard something like the sound of multitudes in the sea and a panic in the trees that pierced my heart.
Entonces fui al baño y escribí en el espejo: Delgadina de mi vida, llegaron las brisasde Navidad.
I went to the bathroom and wrote on the mirror: _Delgadina, my love, the Christmas breezes have arrived.__
Uno de mis recuerdos más felices fue un trastorno que sentí una mañana como aquélla al salir de la escuela. ¿Qué me pasa? La maestra me dijo alelada: Ay, niño, ¿no ves que son las brisas? Ochenta años después volví a sentirlo cuando me desperté en la cama de Delgadina, y era el mismo diciembre que volvía puntual con sus cielos diáfanos, las tormentas de arena, los torbellinos callejeros que Desentechaban casas y les alzaban las faldas a las colegialas. La ciudad adquiría por entonces una resonancia fantasmal. En noches de brisa podían escucharse los gritos del mercado público hasta en los barrios más altos, como si estuvieran a la vuelta de la esquina. No era raro entonces que las ráfagas de diciembre nos permitieran encontrar por sus voces a los amigos desperdigados en burdeles remotos.
One of my happiest memories was a disturbance I felt on a similar morning as I was leaving school. What′s wrong with me? The dazed teacher said: Ah, my boy, can′t you see it′s the breezes? Eighty years later I felt it again when I woke in Delgadina′s bed, and it was the same punctual December returning with its translucent skies, its sandstorms, its whirl-winds in the streets that blew the roofs off houses and lifted the skirts of schoolgirls. This was when the city acquired a spectral resonance. On breezy nights, even in the neighborhoods in the hills, shouts from the public market could be heard as if they were just around the corner. It was not unusual for the December gusts to allow us to locate friends, scattered among distant brothels, by the sound of their voices.
Sin embargo, también con las brisas me llegó la mala noticia de que Delgadina no podía pasar las navidades conmigo sino con su familia. Si algo detesto en este mundo son las fiestas obligatorias en que la gente llora porque está alegre, los fuegos de artificio, los villancicos lelos, las guirnaldas de papel crespón que nada tienen que ver con un niño que nació hace dos mil quinientos años en una caballeriza indigente. Sin embargo, cuando llegó la noche no pude resistir la nostalgia y me fui al cuarto sin ella. Dormí bien, y desperté junto a un oso de peluche que caminaba en dos patas como si fuer polar, y una tarjeta que decía: Para el papáfeo. Rosa Cabarcas me había dicho que Delgadina estaba aprendiendo a leer con mis clases escritas en el espejo, y su buena letra me pareció admirable. Pero ella misma me defraudó con la noticia peor de que el oso era un regalo suyo, así que la noche de Año Nuevo me quedé en mi casa y en mi cama desde las ocho, y me dormí sin amarguras. Fui feliz, porque al toque de las doce, entre los repiques furiosos de las campanas, las sirenas de fábricas y bomberos, los lamentos de los buques, las descargas de pólvora, los cohetes, sentí que Delgadina entró en punta de pies, se acostó a mi lado, y me dio un beso. Tan real, que me quedó en la boca su olor de regaliz.
The breezes, however, also brought me the bad news that Delgadina could not spend the Christmas holidays with me but would be with her family. If I detest anything in this world it is the obligatory celebrations with people crying because they′re happy, artificial fires, inane carols, crepe-paper wreaths that have nothing to do with the child born two thousand years ago in a poor stable. Still, when night came I could not resist my nostalgia and I went to the room without her. I slept well and woke next to a plush bear that walked on its hind legs like a polar bear, and a card that said: _For the ugly papa__. Rosa Cabarcas had told me that Delgadina was learning to read from the lessons I wrote on the mirror, and I thought her nice handwriting admirable. But the owner punctured my illusions with the awful news that the bear was her gift, and therefore on New Year′s Eve I stayed home and was in bed by eight, and fell asleep without bitterness. I was happy, because at the stroke of twelve, in the midst of the furious pealing of the bells, the factory and fire-engine sirens, the lamentations of ships, the explosion of fireworks and rockets, I sensed that Delgadina tiptoed in, lay down beside me, and gave me a kiss. So real that her licorice scent remained on my mouth.
4
Chapter 4
A principios del nuevo año empezábamos a conocernos como si viviéramos juntos y despiertos, pues yo había encontrado un tono de voz cauteloso que ella oía sin despertar, y me contestaba con un lenguaje natural del cuerpo. Sus estados de ánimo se le notaban en el modo de dormir. De exhausta y montaraz que había sido al principio, fue haciéndose a una paz interior que embellecía su rostro y enriquecía su sueño. Le contaba mi vida, le leía al oído los borradores de mis notas dominicales en las que estaba ella sin decirlo, y sólo ella.
AT THE BEGINNING of the new year we started to know each other as well as if we lived together awake, for I had discovered a cautious tone of voice that she heard without waking, and she would answer me with the natural language of her body. Her states of mind could be seen in the way she slept. Exhausted and unpolished at first, she was approaching an inner peace that beautified her face and enriched her sleep. I told her about my life, I read into her ear the first drafts of my Sunday columns in which, without my saying so, she and she alone was present.
Por esa época le dejé en la almohada unos zarcillos de esmeraldas que fueron de mi madre. Los llevó puestos en la cita siguiente y no le lucían. Le llevé después unos pendientes más adecuados para el color de su piel. Le expliqué: Los primeros que te traje no te quedaban bien por tu tipo y el corte del cabello. Estos te irán mejor. No llevó ninguno en las dos citas siguientes, pero a la tercera se puso los que le había indicado. Así empecé a entender que no obedecía a mis órdenes, pero aguardaba la ocasión para complacerme. Por esos días me sentí tan habituado a aquel género de vida doméstica, que no seguí durmiendo desnudo sino que llevé las piyamas de seda china que había dejado de usar por no tener para quién quitármelas.
During this time I left on her pillow a pair of emerald earrings that had belonged to my mother. She wore them to our next rendezvous but they didn′t look good on her. Then I brought a pair better suited to her skin color. I explained: The first ones I brought weren′t right for your type and your haircut. These will look better. She didn′t wear any earrings at all to our next two meetings, but for the third she put on the ones I had suggested. In this way I began to understand that she did not obey my orders but waited for an opportunity to please me. By now I felt so accustomed to this kind of domestic life that I no longer slept naked but wore the Chinese silk pajamas I had stopped using because I hadn′t had anyone to take them off for.
Empecé a leerle El principito de Saint-Exupéry, un autor francés que el mundo entero admira más que los franceses. Fue el primero que la entretuvo sin despertarla, hasta el punto de que tuve que ir dos días continuos para acabar de leérselo. Seguimos con los Cuentos de Perrault, la Historia sagrada, Las mil y unanoches en una versión desinfectada para niños, y por las diferencias entre uno y otro me di cuenta de que su sueño tenía diversos grados de profundidad según su interés por las lecturas. Cuando sentía que había tocado fondo apagaba la luz y me dormía abrazado a ella hasta que cantaban los gallos.
I began to read her _The Little Prince__ by Saint-Exupéry, a French author whom the entire world admires more than the French do. It was the first book to entertain her without waking her, and in fact I had to go there two days in a row to finish reading it to her. We continued with Perrault′s _Tales, Sacred History__, the _Arabian Nights__ in a version sanitized for children, and because of the differences among them I realized that her sleep had various levels of profundity depending on her interest in the readings. When I sensed she had touched the deepest level I turned out the light and slept with my arms around her until the roosters crowed.
Me sentía tan feliz, que la besaba en los párpados, muy suave, y una noche ocurrió como una luz en el cielo: sonrió por primera vez. Más tarde, sin ningún motivo, se revolvió en la cama, me dio la espalda, y dijo disgustada: Fue Isabel la que hizo llorar a los caracoles. Exaltado por la ilusión de un diálogo, le pregunté en el mismo tono: ¿De quién eran? No contestó. Su voz tenía un rastro plebeyo, como si no fuera suya sino de alguien ajeno que llevaba dentro. Toda sombra de duda desapareció entonces de mi alma: la prefería dormida.
I felt so happy that I would kiss her eyelids with very gentle kisses, and one night it happened like a light in the sky: she smiled for the first time. Later, for no reason at all, she rolled over in bed, turned her back to me, and said in vexation: It was Isabel who made the snails cry. Excited by the hope of a dialogue, I asked in the same tone: Whose were they? She didn′t answer. Her voice had a plebeian touch, as if it belonged not to her but to someone else she carried inside. That was when the last shadow of a doubt disappeared from my soul: I preferred her asleep.
Mi único problema era el gato. Estaba inapetente y huraño y llevaba dos días sin levantar cabeza en su rincón habitual, y me tiró un zarpazo de fiera herida cuando quise ponerlo en su canasto de mimbre para que Damiana lo llevara con el veterinario. Apenas logró someterlo, y se lo llevó pataleando dentro de un saco de fique. Al cabo de un rato me llamó desde el criadero para decirme que no había más remedio que sacrificarlo, y necesitaban mi orden. ¿Por qué? Porque ya está muy viejo, dijo Damiana. Pensé con rabia que a mí también podían asarme vivo en un horno de gatos. Me sentí inerme entre dos fuegos: no había aprendido a querer el gato, pero tampoco tenía corazón para ordenar que lo mataran sólo porque era viejo.
My only problem was the cat. He would not eat and was unsociable and spent two days in his habitual corner without raising his head, and he clawed at me like a wounded beast when I tried to put him in the wicker basket so that Damiana could take him to the veterinarian. It was all she could do to control him, and she carried him there, protesting, in a burlap sack. In a while she called from the shelter to say that he had to be put down and they needed my authorization. Why? Because he′s very old, said Damiana. I thought in a rage that they could also roast me alive in an oven filled with cats. I felt caught between two fires: I had not learned to love the cat, but neither did I have the heart to order him killed just because he was old.
¿Dónde lo decía el manual?
Where did the manual say that?
El incidente me conmocionó tanto, que escribí una nota para el domingo con un título usurpado a Neruda: ¿Es el gato un mínimo tigre de salón? La nota dio origen a una nueva campaña que otra vez dividió a los lectores en favor y en contra de los gatos. En cinco días prevaleció la tesis de que podía ser lícito sacrificar un gato por razones de salud pública, pero no porque estuviera viejo.
The incident disturbed me so much that I wrote the Sunday column with a title usurped from Neruda: "Is the Cat a Minuscule Salon Tiger?" The column gave rise to a new campaign that once again divided readers into those who were for and those who were against cats. After five days the prevailing thesis was that it might be legitimate to put down a cat for reasons of public health but not because it was old.
Después de la muerte de mi madre me desvelaba el terror de que alguien me tocara mientras dormía. Una noche la sentí, pero su voz me devolvió el sosiego: Figlio miópoveretto. Volví a sentirlo una madrugada en el cuarto de Delgadina, y me retorcí de gozo creyendo que ella me había tocado. Pero no: era Rosa Cabarcas en la oscuridad. Vístete y ven conmigo, me dijo, tengo un problema serio.
After the death of my mother, I would be kept awake by my terror that someone might touch me while I was sleeping. One night I felt her touch, but her voice restored my serenity: _Figlio mio poveretto__. I felt the same thing late one night in Delgadina′s room, and I twisted with delight, believing she had touched me. But no: it was Rosa Cabarcas in the dark. Get dressed and come with me, she said, I have a serious problem.
Así era, y más serio de lo que pude imaginar. A uno de los clientes grandes de la casa lo habían asesinado a puñaladas en el primer cuarto del pabellón. El asesino había escapado. El cadáver enorme, desnudo, pero con los zapatos puestos, tenía una palidez de pollo al vapor en la cama empapa da de sangre. Lo reconocí de entrada: era J.M.B., un banquero grande, famoso por su apostura, su simpatía y su buen vestir, y sobre todo por la pulcritud de su hogar. Tenía en el cuello dos heridas moradas como labios y una zanja en el vientre que no había acabado de sangrar.
She did, and it was more serious than I could have imagined. One of the house′s important clients had been stabbed to death in the first room in the pavilion. The killer had escaped. The enormous corpse, naked but with shoes on, had the pallor of steamed chicken in the blood-soaked bed. I recognized him as soon as I walked in: it was J. M. B., an important banker, famous for his elegant bearing, his good nature, his fine clothes, and above all for the smartness of his home. On his neck he had two purple wounds like lips, and a gash on his belly was still bleeding.
Todavía no empezaba el rigor. Más que sus heridas me impresionó que tenía un preservativo puesto y al parecer sin usar en el sexo desmirriado por la muerte.
Rigor had not yet set in. More than his wounds, what struck me was that he wore a condom, to all appearances unused, on his sex that was shrunken by death.
Rosa Cabarcas no sabía con quién iba, porque también él tenía el privilegio de entrar por el portón del huerto. No se descartaba la sospecha de que su pareja fuera otro hombre. Lo único que la dueña quería de mí era que la ayudara a vestir el cadáver. Estaba tan segura, que me inquietó la idea de que la muerte fuera para ella un asunto de cocina. No hay nada más difícil que vestir a un muerto, le dije. Lo he hecho a pasto de Dios, replicó ella. Es fácil si alguien me lo sostiene. Le hice ver:
Rosa Cabarcas did not know whom he had been with because he too had the privilege of coming in by the orchard entrance. The suspicion was not discounted that his companion might have been another man. The only thing the owner wanted from me was help in dressing the body. She was so steady that I was disturbed by the idea that, for her, death was a mere kitchen matter. There′s nothing more difficult than dressing a dead man, I said. I′ve done it more than once, she replied. It′s easy if somebody holds him for me. I pointed out:
¿Te imaginas quién va a creer en un cuerpo tasajeado a cuchilladas dentro de un vestido intacto de caballero inglés?
Who do you imagine is going to believe that a body sliced up by stab wounds is inside the undamaged clothes of an English gentleman?
Temblé por Delgadina. Lo mejor será que te la lleves tú, me dijo Rosa Cabarcas.
I trembled for Delgadina. The best thing would be for you to take her with you, said Rosa Cabarcas.
Primero muerto, le dije con la saliva helada. Ella lo percibió y no pudo ocultar su desdén: ¡Estás temblando! Por ella, dije, aunque sólo era verdad a medias. Avísale que se vaya antes de que llegue nadie. De acuerdo, dijo ella, aunque a ti como periodista no te pasará nada. Ni a ti tampoco, le dije con cierto rencor. Eres el único liberal que manda en este gobierno.
I′d rather die first, I said, my saliva icy. She saw this and could not hide her disdain: You′re trembling! For her, I said, though it was only half true. Tell her to leave before anybody comes. All right, she said, though as a reporter nothing will happen to you. Or to you either, I said with a certain rancor. You′re the only liberal with power in this government.
La ciudad, codiciada por su naturaleza pacífica y su seguridad congénita, arrastraba la desgracia de un asesinato escandaloso y atroz cada año. Aquél no lo fue. La noticia oficial en titulares excesivos y parca en detalles decía que al joven banquero lo habían asaltado y muerto a cuchilladas en la carretera de Pradomar por motivos incomprensibles. No tenía enemigos. El comunicado del gobierno señalaba como presuntos asesinos a refugiados del interior del país, que estaban desatando una oleada de delincuencia común extraña al espíritu cívico de la población. En las primeras horas hubo más de cincuenta detenidos.
The city, so sought-after for its peaceful nature and congenital safety, was degraded by the misfortune of a scandalous, brutal murder every year. This one wasn′t it. The official news report, with headlines that were too big and details that were too scant, said the young banker had been attacked and stabbed to death for unknown reasons on the Pradomar highway. He had no enemies. The government communiqué indicated that the presumed killers were refugees from the interior of the country who were unleashing a crime wave foreign to the civic spirit of the city′s residents. In the first few hours more than fifty arrests were made.
Acudí escandalizado con el redactor judicial, un periodista típico de los años veinte, con visera de celuloide verde y ligas en las mangas, que presumía de anticiparse a los hechos. Sin embargo, sólo conocía unas hilachas sueltas del crimen, y yo se las completé hasta donde me fue prudente. Así escribimos cinco cuartillas a cuatro manos para una noticia de ocho columnas en primera página atribuida al fantasma eterno de las fuentes que nos merecen entero crédito. Pero al Abominable Hombrede las Nueve -el censor- no le tembló el pulso para imponer la versión oficial de que había sido un asalto de bandoleros liberales. Yo me lavé la conciencia con un ceño de pesadumbre en el entierro más cínico y concurrido del siglo.
Scandalized, I turned to the legal reporter, a typical newspaperman from the twenties who wore a green eyeshade and elastic bands on his sleeves and took pride in anticipating the facts. He, however, knew only a few stray threads of the crime, and I filled him in as much as prudence would allow. And so with four hands we wrote five pages of copy for an eight-column article on the front page, attributed to the eternal phantom of reliable sources in whom we had complete confidence. But the Abominable No-Man--the censor--did not hesitate to impose the official version that it had been an attack by liberal outlaws. I purified my conscience with a scowl of mourning at the most cynical and well-attended funeral of the century.
Cuando regresé a casa aquella noche llamé a Rosa Cabarcas para averiguar qué había pasado con Delgadina, pero no contestó el teléfono en cuatro días. Al quinto fui a su casa con los dientes apretados. Las puertas estaban selladas, pero no por la policía sino por la Sanidad. Nadie en el vecindario daba noticias de nada. Sin ningún indicio de Delgadina, me di a una búsqueda encarnizada y a veces ridícula que me dejó acezante. Pasé días enteros observando a las jóvenes ciclistas desde los escaños de un parque polvoriento donde los niños jugaban a encaramarse en la estatua descascarada de Simón Bolívar. Pasaban pedaleando como venadas; bellas, disponibles, listas para ser atrapadas a la gallina ciega. Cuando se me acabó la esperanza me refugié en la paz de los boleros. Fue como un bebedizo emponzoñado: cada palabra era ella. Siempre había necesitado el silencio para escribir porque mi mente atendía más a la música que a la escritura. Entonces fue al revés: sólo pude escribir a la sombra de los boleros. Mi vida se llenó de ella. Las notas que escribí aquellas dos semanas fueron modelos en clave para cartas de amor. El jefe de redacción, contrariado con la avalancha de respuestas, me pidió que moderara el amor mientras pensábamos cómo consolar a tantos lectores enamorados.
When I returned home that night I called Rosa Cabarcas to find out what had happened to Delgadina, but she did not answer the phone for four days. On the fifth I went to her house with clenched teeth. The doors were sealed, not by the police but by the health department. Nobody in the area knew anything about anything. With no sign of Delgadina, I began a furious and at times ridiculous search that left me gasping for breath. I spent entire days observing young female cyclists from the benches in a dusty park where children at play climbed to the top of the peeling statue of Sim_n Bolivar. They pedaled past like doe: beautiful, available, ready to be caught in a game of blindman′s bluff. When I had no more hope I took refuge in the peace of boleros. That was like a lethal potion: every word was Delgadina. I always had needed silence to write because my mind would pay more attention to the music than to my writing. Now it was the reverse: I could write only in the shade of boleros. My life became filled with her. The columns I wrote during those two weeks were models in code for love letters. The managing editor, annoyed by the avalanche of responses, asked me to moderate the love while we thought of a way to console so many lovelorn readers.
La falta de sosiego acabó con el rigor de mis días. Despertaba a las cinco, pero me quedaba en la penumbra del cuarto imaginando a Delgadina en su vida irreal de levantar a sus hermanos, vestirlos para la escuela, darles el desayuno, si lo había, y atravesar la ciudad en bicicleta para cumplir la condena de coser botones. Me pregunté asombrado: ¿Qué piensa una mujer mientras pega un botón? ¿Pensaba en mí? ¿También ella buscaba a Rosa Cabarcas para dar conmigo? Pasé hasta una semana sin quitarme el mameluco de mecánico ni de día ni de noche, sin bañarme, sin afeitarme, sin cepillarme los dientes, porque el amor me enseñó demasiado tarde que uno se arregla para alguien, se viste y se perfuma para alguien, y yo nunca había tenido para quién. Damiana creyó que estaba enfermo cuando me encontró desnudo en la hamaca a las diez de la mañana. La vi con los ojos turbios de la codicia y la invité a revolearnos desnudos. Ella, con un desprecio, me dijo:
The lack of serenity put an end to the precision of my days. I woke at five but stayed in the darkened room imagining Delgadina in her unreal life as she woke her brothers and sisters, dressed them for school, gave them breakfast if there was any food, and bicycled across the city to serve out her sentence of sewing buttons. I asked myself in astonishment: What does a woman think about while she attaches a button? Did she think of me? Was she also looking for Rosa Cabarcas to find out about me? For a week I did not take off my mechanic′s coverall day or night, I did not bathe or shave or brush my teeth, because love taught me too late that you groom yourself for someone, you dress and perfume yourself for someone, and I′d never had anyone to do that for. Damiana thought I was sick when she found me naked in the hammock at ten in the morning. I looked at her with eyes clouded by desire and invited her to a naked roll in the hay. She, with some scorn, said:
-¿Ya pensó lo que va a hacer si le digo que sí?
"Have you thought about what you′ll do if I say yes?"
Así supe hasta qué punto me había corrompido el sufrimiento. No me reconocía a mí mismo en mi dolor de adolescente. No volví a salir de la casa por no descuidar el teléfono. Escribía sin descolgarlo, y al primer timbrazo le saltaba encima pensando que pudiera ser Rosa Cabarcas. Interrumpía a cada rato lo que estuviera haciendo para llamarla, e insistí días enteros hasta comprender que era un teléfono sin corazón.
In this way I learned how much my suffering had corrupted me. I did not recognize myself in my adolescent′s pain. I did not go out, so as not to leave the phone unattended. I wrote without taking it off the hook, and at the first ring I would rush to answer it, thinking it might be Rosa Cabarcas. I kept interrupting whatever I was doing to call her, and I repeated this for days on end until I realized it was a phone without a heart.
Al volver a casa una tarde de lluvia encontré el gato enroscado en la escalinata del portón. Estaba sucio y maltrecho, y con una mansedumbre de lástima. El manual me hizo ver que estaba enfermo y seguí sus normas para alentarlo. De golpe, mientras descabezaba un sueñecito de siesta, me despabiló la idea de que pudiera conducirme a la casa de Delgadina. Lo llevé en una bolsa de mercado hasta la tienda de Rosa Cabarcas, que seguía sellada y sin indicios de vida, pero se revolvió en el talego con tanto ímpetu que logró escapar, saltó la tapia del huerto y desapareció entre los árboles. Toqué al portón con el puño, y una voz militar preguntó sin abrir: ¿Quién vive? Gente de paz, dije yo para no ser menos. Ando en pos de la dueña. No hay dueña, dijo la voz. Por lo menos ábrame para coger el gato, insistí. No hay gato, dijo. Pregunté: ¿Quién es usted?
When I returned home one rainy afternoon I found the cat curled up on the front steps. He was dirty, battered, and so meek it filled me with compassion. The manual informed me he was sick, and I followed its rules for making him feel better. Then, all at once, while I was having a siesta, I was awakened by the idea that he could lead me to Delgadina′s house. I carried him in a shopping bag to Rosa Cabarcas′s shop, still sealed and showing no signs of life, but he twisted around so much in the bag that he managed to escape, jumped over the orchard wall, and disappeared among the trees. I banged on the door with my fist, and a military voice asked without opening it: Who goes there? A friend, I said, not to be outdone. I′m looking for the owner. There is no owner, said the voice. At least open up so I can get my cat, I insisted. There is no cat, it said. I asked: Who are you?
-Nadie -dijo la voz.
"Nobody," said the voice.
Siempre había entendido que morirse de amor no era más que una licencia poética.
I always had understood that dying of love was mere poetic license.
Aquella tarde, de regreso a casa otra vez sin el gato y sin ella, comprobé que no sólo era posible morirse, sino que yo mismo, viejo y sin nadie, estaba muriéndome de amor. Pero también me di cuenta de que era válida la verdad contraria: no habría cambiado por nada del mundo las delicias de mi pesadumbre. Había perdido más de quince años tratando de traducir los cantos de Leopardi, y sólo aquella tarde los sentí a fondo: Ay de mí, si es amor, cuánto atormenta.
That afternoon, back home again without the cat and without her, I proved that it was not only possible but that I myself, an old man without anyone, was dying of love. But I also realized that the contrary was true as well: I would not have traded the delights of my suffering for anything in the world. I had spent more than fifteen years trying to translate the poems of Leopardi, and only on that afternoon did I have a profound sense of them: _Ah, me, if this is love, then how it torments.__
Mi entrada al periódico en mameluco y mal afeitado despertó ciertas dudas sobre mi estado mental. La casa remodelada, con cabinas individuales de vidrio y luces cenitales, parecía una clínica de maternidad. El clima artificial callado y confortable invitaba a hablar en susurros y caminar en puntillas. En el vestíbulo, como virreyes muertos, estaban los retratos al óleo de los tres directores vitalicios y las fotografías de visitantes ilustres. La enorme sala principal estaba presidida por la fotografía gigantesca de la redacción actual tomada la tarde de mi cumpleaños. No pude evitar la comparación mental con la otra de mis treinta años, y una vez más comprobé con horror que se envejece más y peor en los retratos que en la realidad. La secretaria que me había besado la tarde del cumpleaños me preguntó si estaba enfermo. Fui feliz de contestarle la verdad para que no la creyera: Enfermo de amor. Ella dijo:
My going to the paper in a coverall and unshaven awoke certain doubts regarding my mental state. The remodeled offices, with individual glass cubicles and skylights, looked like a maternity hospital. The artificial climate, silent and comfortable, invited speaking in whispers and walking on tiptoe. In the lobby, like dead viceroys, were oil portraits of the three editors- for- life and photographs of illustrious visitors. The enormous main room was presided over by the gigantic photograph of the current editorial staff taken on the afternoon of my birthday. I could not avoid a mental comparison to the one taken when I was thirty, and once again I confirmed with horror that one ages more and with more intensity in pictures than in reality. The secretary who had kissed me on the afternoon of my birthday asked if I was sick. I was happy to respond with the truth so she would not believe it: Sick with love. She said:
¡Lástima que no sea por mí! Yo le correspondí el cumplido: No esté tan segura.
Too bad it′s not for me! I returned the compliment: Don′t be so sure.
El redactor judicial salió de su cabina gritando que había dos cadáveres de muchachas sin identificar en el anfiteatro municipal. Le pregunté asustado: ¿De qué edad? Jóvenes, dijo él. Pueden ser refugiadas del interior perseguidas hasta aquí por matones del régimen. Respiré aliviado. La situación nos invade en silencio como una mancha de sangre, dije. El redactor judicial, ya lejos, gritó:
The legal reporter came out of his cubicle shouting that two bodies of unidentified girls were in the city morgue. Frightened, I asked him: What age? Young, he said. They may be refugees from the interior chased here by the regime′s thugs. I sighed with relief. The situation encroaches on us in silence, like a bloodstain, I said. The legal reporter, at some distance now, shouted:
-De sangre no, maestro, de mierda.
"Not blood, Maestro, shit."
Algo peor me ocurrió días después, cuando una muchacha instantánea con una canasta igual a la del gato pasó como un escalofrío frente a la librería Mundo. La perseguí a codazos por entre la muchedumbre en el fragor de las doce del día. Era muy bella, de trancos largos y con una fluidez para abrirse camino entre el gentío que me costó trabajo alcanzarla. Por fin la rebasé y la miré de frente. Ella me apartó con la mano sin detenerse ni pedir perdón. No era la que creía, pero su altivez me dolió como si lo fuera. Comprendí entonces que no sería capaz de reconocer a Delgadina despierta y vestida, ni ella podía saber quién era yo si nunca me había visto. En un acto de locura tejí durante tres días doce pares de zapatitos azules y rosados para recién nacidos, tratando de darme valor para no escuchar, ni cantar, ni recordar las canciones que me recordaban a ella.
Something worse happened to me a few days later, when a fast-moving girl carrying a basket the same as the cat′s passed like a shudder in front of the Mundo Bookstore. I followed her, elbowing my way through the crowd in the clamor of noon. She was very beautiful, with long strides and a fluidity in finding her way past people that made it difficult for me to catch up to her. At last I passed her and looked into her face. She moved me aside with her hand, not stopping and not begging my pardon. She was not who I had thought, but her haughtiness wounded me as if she were. I understood then that I would not be able to recognize Delgadina awake and dressed, nor could she know me if she had never seen me. In an act of madness, I crocheted twelve pairs of blue and pink infant′s booties in three days, trying to give myself the courage not to hear or sing or think about the songs that reminded me of her.
La verdad era que no podía con mi alma, y empezaba a tomar conciencia de la vejez por mis flaquezas frente al amor. Una prueba todavía más dramática la tuve cuando un autobús de servicio público arrolló una ciclista en el puro centro comercial.
The truth was that I could not manage my soul, and I was becoming aware of old age because of my weakness in the face of love. I had even more dramatic proof of this when a public bus ran down a girl on a bicycle in the middle of the business district.
Acababan de llevársela en una ambulancia y la magnitud de la tragedia se apreciaba por el estado de chatarra en que quedó la bicicleta sobre un charco de sangre viva.
She had just been taken away in an ambulance, and the magnitude of the tragedy could be seen in the scrap metal that the bicycle, lying in a pool of bright blood, had been reduced to.
Pero mi impresión no fue tanta por los destrozos de la bicicleta como por la marca, el modelo y el color. No podía ser otra que la que yo mismo le había regalado a Delgadina.
But I was affected not so much by the ruined bicycle as by the brand, model, and color. It had to be the one I had given Delgadina.
Los testigos coincidieron en que la ciclista herida era muy joven, alta y delgada, y con el cabello corto y rizado. Aturdido, tomé el primer taxi que pasó, y me hice llevar al hospital de Caridad, un viejo edificio de muros ocres que parecía una cárcel encallada en un arenal. Necesité media hora para entrar, y otra más para salir de un patio fragante de árboles frutales donde una mujer atribulada se me atravesó en el camino, me miró a los ojos y exclamó:
The witnesses agreed that the injured cyclist was very young, tall and slim, with short curly hair. Stunned, I hailed the first taxi I saw and took it to the Hospital de Caridad, an old building with ocher walls that looked like a prison bogged down in quick-sand. It took me half an hour to get in and another half hour to get out of a courtyard fragrant with fruit trees where a woman in distress blocked my way, looked into my eyes, and exclaimed:
-Yo soy la que no buscas.
"I′m the one you′re not looking for."
Sólo entonces recordé que era allí donde vivían en libertad los internos mansos del manicomio municipal. Tuve que identificarme como periodista ante la dirección del hospital para que un enfermero me condujera al pabellón de urgencias. En elcuaderno de ingresos estaban los datos: Rosalba Ríos, dieciséis años, sin oficio conocido. Diagnóstico: conmoción cerebral. Pronóstico: reservado. Pregunté al jefe del pabellón si podía verla, con la esperanza íntima de que me dijeran que no, pero me llevaron encantados por si quería escribir sobre el estado de abandono del hospital.
Only then did I remember that this was where non- violent patients from the municipal asylum lived without restraints. I had to identify myself as a reporter to hospital management before a nurse would take me to the emergency ward. The information was in the admissions book: Rosalba Rios, sixteen, no known employment. Diagnosis: cerebral concussion. Prognosis: guarded. I asked the head of the ward if I could see her, hoping in my heart that he would say no, but I was taken to her, for they were delighted by the idea that I might want to write about the neglected state of the hospital.
Atravesamos una sala abigarrada con un fuerte olor de ácido fénico y los enfermos apelotonados en las camas. Al fondo, en un cuarto solo, tendida en una camilla metálica, estaba la que buscábamos. Tenía el cráneo cubierto de vendas, la cara indescifrable, gonfia y amoratada, pero me bastó con verle los pies para saber que no era. Sólo entonces se me ocurrió preguntarme: ¿Qué habría hecho yo si hubiera sido ella?
We crossed a cluttered ward that had a strong smell of carbolic acid, and patients crowded into the beds. At the rear, in a single room, lying on a metal cot, was the girl we were looking for. Her skull was covered with bandages, her face indecipherable, swollen, and black-and-blue, but all I needed to see were her feet to know she wasn′t Delgadina. Only then did it occur to me to wonder: What would I have done if it had been?
Todavía enredado en las telarañas de la noche tuve el valor de ir el día siguiente a la fábrica de camisas donde Rosa Cabarcas había dicho alguna vez que trabajaba la niña, y le pedí al propietario que nos mostrara sus instalaciones como modelo para un proyecto continental de las Naciones Unidas. Era un libanés paquidérmico y taciturno, que nos abrió las puertas de su reino con la ilusión de ser un ejemplo universal.
Still entangled in the night′s cobwebs, the next day I found the courage to go to the shirt factory where Rosa Cabarcas had once told me the girl worked, and I asked the owner to show us his plant as a model for a continent-wide project of the United Nations. He was an elephantine, taciturn Lebanese who opened the doors to his kingdom in the illusory hope of being an example to the world.
Trescientas jóvenes de blusas blancas con la ceniza del miércoles en la frente cosían botones en la vasta nave iluminada. Cuando nos vieron entrar se irguieron como colegialas y nos observaron de reojo mientras el gerente explicaba sus aportes al arte inmemorial de pegar botones. Yo escrutaba las caras de cada una, con el pavor de descubrir a Delgadina vestida y despierta. Pero fue una de ellas la que me descubrió a mí con la mirada temible de la admiración sin clemencia:
Three hundred girls in white blouses with Ash Wednesday crosses on their foreheads were sewing buttons in the vast, illuminated nave. When they saw us come in they sat up straight, like schoolgirls, and watched out of the corners of their eyes as the manager explained his contributions to the immemorial art of attaching buttons. I scrutinized each of their faces, terrified that I would discover Delgadina dressed and awake. But it was one of them who discovered me with a frightening look of pitiless admiration:
-Dígame, señor: ¿no es usted el que escribe las cartas de amor en el periódico?
"Tell me, Señor, aren′t you the man who writes love letters in the paper?"
Nunca me hubiera imaginado que una niña dormida pudiera causar en uno semejantes estragos. Escapé de la fábrica sin despedirme ni pensar siquiera si alguna de aquellas vírgenes de purgatorio era por fin la que buscaba. Cuando salí de ahí, el único sentimiento que me quedaba en la vida eran las ganas de llorar.
I never would have imagined that a sleeping girl could cause so much devastation in me. I escaped the factory without saying goodbye or even wondering if one of those virgins in purgatory was at last the one I was seeking. When I walked out, the only feeling I had left in life was the desire to cry.
Rosa Cabarcas llamó al cabo de un mes con una explicación increíble: se había tomado un merecido descanso en Cartagena de Indias, después del asesinato del banquero. No le creí, desde luego, pero la felicité por su suerte y la dejé explayarse en su mentira antes de hacerle la pregunta que me borboritaba en el corazón:
Rosa Cabarcas called after a month with an incredible explanation: following the banker′s murder, she had taken a well-deserved rest in Cartagena de Indias. I didn′t believe her, of course, but I congratulated her on her good luck and allowed her to expatiate on her lie before asking the question boiling in my heart:
-¿Y ella?
"What about her?"
Rosa Cabarcas hizo un silencio largo. Ahí está, dijo al fin, pero su voz se hizo evasiva: Hay que esperar un tiempo. ¿Cuánto? Ni idea, ya te avisaré. Sentí que se me iba y la paré en seco: Espérate, dame alguna luz. No hay luz, dijo ella, y concluyó: Ten cuidado, puedes perjudicarte tú, y sobre todo, perjudicarla a ella. Yo no estaba para esa clase de remilgos. Le supliqué aunque fuera una oportunidad de acercarme a la verdad. Al fin y al cabo, le dije, somos cómplices. Ella no dio un paso más. Cálmate, me dijo, la niña está bien y esperando que la llame, pero ahora mismo no hay nada que hacer ni voy a decir nada más. Adiós.
Rosa Cabarcas fell silent for a long time. She′s there, she said at last, but her voice became evasive: You have to wait a while. How long? I have no idea, I′ll let you know. I felt she was getting away from me and I stopped her cold: Wait, you have to shed some light on this. There is no light, she said, and concluded: Be careful, you can do yourself harm and, above all, you can do her harm. I was in no mood for that kind of coyness. I pleaded for at least a chance to approach the truth. After all, I said, we′re accomplices. She didn′t take another step. Calm down, she said, the girl′s all right and waiting for me to call her, but right now there′s nothing to do and I′m not saying anything else. Goodbye.
Me quedé con el teléfono en la mano sin saber por dónde seguir, pues también la conocía bastante para pensar que no conseguiría nada de ella si no era por las buenas. Después del mediodía me di una vuelta furtiva por su casa, más confiado en la casualidad que en la razón, y la encontré todavía cerrada y con los sellos de la Sanidad. Pensé que Rosa Cabarcas me había telefoneado de otra parte, tal vez de otra ciudad, y la sola idea me llenó de presagios turbios. No obstante, a las seis de la tarde, cuando menos lo esperaba, me soltó por teléfono mi propio santo y seña:
I was left holding the telephone, not knowing how to proceed, because I also knew her well enough to think I wouldn′t get anything from her unless she chose to give it. Later in the afternoon I made a furtive visit to her house, trusting more to chance than to reason, and I found it still locked, sealed by the health department. I thought Rosa Cabarcas had called from somewhere else, perhaps from another city, and the mere idea filled me with dark presentiments. But at six that evening, when I least expected it, she pronounced my own password on the telephone:
-Bueno, ahora sí.
"All right, today′s the day."
A las diez de la noche, tembloroso y con los labios mordidos para no llorar, fui cargado de cajas de chocolates suizos, turrones y caramelos, y una canasta de rosas ardientes para cubrir la cama. La puerta estaba entreabierta, las luces encendidas y en el radio se diluía a medio volumen la sonata número uno para violín y piano de Brahms. Delgadina en la cama estaba tan radiante y distinta que me costó trabajo reconocerla.
At ten that night, tremulous and biting my lips to keep from crying, I arrived carrying boxes of Swiss chocolates, nougat, and candies, and a basket of fiery roses to cover the bed. The door was half-open, the lights turned on, and Brahms′s First Sonata for Violin and Piano was being diluted at half volume on the radio. In the bed, Delgadina looked so radiant and so different that it was hard for me to recognize her.
Había crecido, pero no se le notaba en la estatura sino en una madurez intensa que la hacía parecer con dos o tres años más, y más desnuda que nunca. Sus pómulos altos, la piel tostada por soles de mar bravo, los labios finos y el cabello corto y rizado le infundían a su rostro el resplandor andrógino del Apolo de Praxíteles. Pero no había equívoco posible, porque sus senos habían crecido hasta el punto de que no me cabían en la mano, sus caderas habían acabado de formarse y sus huesos se habían vuelto más firmes y armónicos. Me encantaron aquellos aciertos de la naturaleza, pero me aturdieron los artificios: las pestañas postizas, las uñas de las manos y los pies esmaltadas de nácar, y un perfume de a dos cuartillos que no tenía nada que ver con el amor. Sin embargo, lo que me sacó de quicio fue la fortuna que llevaba encima: pendientes de oro con gajos de esmeraldas, un collar de perlas naturales, una pulsera de oro con resplandores de diamantes, y anillos con piedras legítimas en todos los dedos. En la silla estaba su traje de nochera con lentejuelas y bordados, y las zapatillas de raso. Un vapor raro me subió de las entrañas.
She had grown, but you could see this not in her stature but in an intense maturity that made her seem two or three years older, and more naked than ever. Her high cheekbones, her skin tanned by the suns of rough seas, her delicate lips, and her short curly hair imbued her face with the androgynous splendor of Praxiteles′ _Apollo__. But no equivocation was possible, because her breasts had grown so much they didn′t fit in my hand, her hips had finished developing, and her bones had become firmer and more harmonious. I was charmed by these achievements of nature but stunned by the artifice: false eyelashes, mother-of-pearl polish on the nails of her fingers and toes, and a cheap perfume that had nothing to do with love. Still, what drove me mad was the fortune she was wearing: gold earrings with clusters of emeralds, a necklace of natural pearls, a gold bracelet gleaming with diamonds, and rings with legitimate stones on every finger. On the chair was her evening dress covered with sequins and embroidery, and satin slippers. A strange vertigo rose from deep inside me.
-¡Puta! -grité.
"Whore!" I shouted.
Pues el diablo me sopló en el oído un pensamiento siniestro. Y fue así: la noche del crimen Rosa Cabarcas no debió tener tiempo ni serenidad para prevenir a la niña, y la policía la encontró en el cuarto, sola, menor de edad y sin coartada. Nadie igual a Rosa Cabarcas para una situación como aquélla: le vendió la virginidad de la niña a alguno de sus grandes cacaos a cambio de que a ella la sacaran limpia del crimen.
For the devil breathed a sinister thought into my ear. And that was: on the night of the crime, Rosa Cabarcas could not have had the time or composure to warn the girl, and the police found her in the room, alone, a minor, with no alibi. Nobody like Rosa Cabarcas in a situation like that: she sold the girl′s virginity to one of her big-shot clients in exchange for being cleared of the crime.
Lo primero, claro, fue desaparecer mientras se aplacaba el escándalo. ¡Qué maravilla! Una luna de miel para tres, ellos dos en la cama, y Rosa Cabarcas en una terraza de lujo disfrutando de su impunidad feliz. Ciego de una furia insensata, fui reventando contra las paredes cada cosa del cuarto: las lámparas, el radio, el ventilador, los espejos, las jarras, los vasos. Lo hice sin prisa, pero sin pausas, con un grande estropicio y una embriaguez metódica que me salvó la vida. La niña dio un salto al primer estallido, pero no me miró sino que se enroscó de espaldas a mí, y así permaneció con espasmos entrecortados hasta que cesó el estropicio. Las gallinas en el patio y los perros de la madrugada aumentaron el escándalo. Con la cegadora lucidez de la cólera tuve la inspiración final de prenderle fuego a la casa, cuando apareció en la puerta la figura impasible de Rosa Cabarcas en camisa de dormir. No dijo nada. Hizo con la vista el inventario del desastre, y comprobó que la niña estaba enroscada sobre sí misma como un caracol y con la cabeza escondida entre los brazos: aterrada pero intacta.
The first thing, of course, was to disappear until the scandal died down. How marvelous! A honeymoon for three, the two of them in bed, and Rosa Cabarcas on a deluxe terrace enjoying her happy impunity. Blind with senseless fury, I began smashing everything in the room against the wall: lamps, radio, fan, mirrors, pitchers, glasses. I did it without haste but also without pause, with great crashes and a methodical intoxication that saved my life. The girl gave a start at the first explosion of noise but did not look at me; instead, she turned her back and remained that way, showing intermittent spasms, until the crashing ended. The chickens in the courtyard and the late-night dogs added to the uproar. With the blinding lucidity of rage I had a final inspiration to set fire to the house when the impassive figure of Rosa Cabarcas, dressed in a nightgown, appeared in the door. She said nothing. She made a visual inventory of the disaster and confirmed that the girl was curled up like a snail, her head hidden between her arms: terrified but intact.
-¡Dios mío! -exclamó Rosa Cabarcas-. ¡Qué no hubiera dado yo por un amor como éste!
"My God!" Rosa Cabarcas exclaimed. "What I wouldn′t have given for a love like this!"
Me midió de cuerpo entero con una mirada de misericordia, y me ordenó: Vamos. La seguí hasta la casa, me sirvió un vaso de agua en silencio, me hizo una seña de que me sentara frente a ella, y me puso en confesión. Bueno, me dijo, ahora pórtate como un adulto, y cuéntame: ¿qué te pasa?
She looked at me from head to toe with a compassionate glance and commanded: Let′s go. I followed her to the house, she poured me a glass of water in silence, gestured for me to sit down across from her, and prepared to hear my confession. All right, she said, now behave like an adult and tell me what′s wrong.
Le conté con lo que tenía como mi verdad revelada. Rosa Cabarcas me escuchó en silencio, sin asombro, y por fin pareció iluminada. Qué maravilla, dijo. Siempre he dicho que los celos saben más que la verdad. Y entonces me contó la realidad sin reservas. En efecto, dijo, en su ofuscación de la noche del crimen, se había olvidado de la niña dormida en el cuarto. Uno de sus clientes, abogado del muerto, además, repartió prebendas y sobornos a cuatro manos, e invitó a Rosa Cabarcas a un hotel de reposo de Cartagena de Indias, mientras se disipaba el escándalo. Créeme, dijo Rosa Cabarcas, que en todo este tiempo no dejé de pensar ni un momento en ti y en la niña. Volví antier y lo primero que hice fue llamarte por teléfono, pero nadie contestó. En cambio la niña vino enseguida, y en tan mal estado que te la bañé, te la vestí y te la mandé al salón de belleza con la orden de que la arreglaran como una reina. Ya viste cómo: perfecta. ¿La ropa de lujo? Son los trajes que les alquilo a mis pupilas más pobres cuando tienen que ir a bailar con sus clientes. ¿Las joyas? Son las mías, dijo: Basta con tocarlas para darse cuenta de que son diamantes de vidrio y estoperoles de hojalata. De modo que no jodas, concluyó: Anda, despiértala, pídele perdón, y hazte cargo de ella de una vez. Nadie merece ser más feliz que ustedes.
I told her what I considered my revealed truth. Rosa Cabarcas listened to me in silence, without surprise, and at last she seemed enlightened. How wonderful, she said. I′ve always said that jealousy knows more than truth does. And then, without reticence, she told me the reality. In effect, she said, in her confusion on the night of the crime she had forgotten about the girl sleeping in the room. One of her clients, who was also the dead man′s lawyer, distributed benefits and bribes with a free hand and invited Rosa Cabarcas to stay at a quiet hotel in Cartagena de Indias until the scandal died down. Believe me, said Rosa Cabarcas, in all this time I never stopped thinking about you and the girl. I came back the day before yesterday and the first thing I did was call you, but there was no answer. On the other hand, the girl came right away, in such bad shape that I bathed her for you, dressed her for you, sent her to the hairdresser for you, and told them to make her as pretty as a queen. You saw how she looked: perfect. Her luxury clothes? One of the dresses I rent to my poorest girls when they have to go dancing with their clients. The jewels? They′re mine, she said: All you have to do is touch them to see that the stones are glass and the precious metals tin. So stop fucking around, she concluded: Go on, wake her, beg her pardon, and take charge of her once and for all. Nobody deserves to be happier than you two.
Hice un esfuerzo sobrenatural para creerle, pero pudo más el amor que la razón.
I made a superhuman effort to believe her, but love was stronger than reason.
¡Putas!, le dije, atormentado por el fuego vivo que me abrasaba las entrañas. ¡Eso es lo que son ustedes!, grité: ¡Putas de mierda! No quiero saber nada más de tí, ni de ninguna otra guaricha en el mundo, y menos de ella. Le hice desde la puerta una señal de adiós para siempre. Rosa Cabarcas no lo dudó.
Whores! I said, tormented by the living flame burning in my belly. That′s what you are! I shouted: Damned whores! I don′t want to know any more about you, or about any other slut in this world, least of all her. From the door I made a gesture: goodbye forever. Rosa Cabarcas did not doubt it.
-Vete con Dios -me dijo con un rictus de tristeza, y volvió a su vida real-. De todos modos te pasaré la cuenta del desmadre que me hiciste en el cuarto.
"Go with God," she said, grimacing with sorrow, and she returned to her real life. "Anyway, I′ll send you a bill for the mess you made in my room."
5
Chapter 5
Leyendo Los idus de marzo encontré una frase siniestra que el autor atribuye a Julio César: Es imposible no terminar siendo como los otros creen que uno es. No pude comprobar su verdadero origen en la propia obra de Julio César ni en las obras de sus biógrafos, desde Suetonio hasta Carcopino, pero valió la pena conocerla. Su fatalismo aplicado al curso de mi vida en los meses siguientes fue lo que me dio la determinación que me hacía falta no sólo para escribir esta memoria, sino para empezarla sin pudores con el amor de Delgadina.
As I WAS READING The Ides of March, I ran across an ominous sentence that the author attributes to Julius Caesar: In the end, it is impossible _not to become what others believe you are__. I could not confirm its real origin in the writing of Julius Caesar himself or in the works of his biographers, from Suetonius to Carcopinus, but it was worth knowing. Its fatalism, applied to the course of my life in the months that followed, gave me the determination I needed not only to write these memories but to begin them without diffidence, with the love of Delgadina.
No tenía un instante de sosiego, apenas si probaba bocado y perdí tanto peso que no se me tenían los pantalones en la cintura. Los dolores erráticos se me quedaron en los huesos, cambiaba de ánimo sin razón, pasaba las noches en un estado de deslumbramiento que no me permitía leer ni escuchar música, y en cambio se me iba el día cabeceando por una somnolencia sonsa que no servía para dormir.
I did not have a moment′s peace, I almost stopped eating, and I lost so much weight my trousers were loose around my waist. I had erratic pains in my bones, my mood would change for no reason, I spent my nights in a dazzled state that did not allow me to read or listen to music, while I wasted the days nodding in a stupefied somnolence that did not lead to sleep.
El alivio me cayó del cielo. En la atestada góndola de Loma Fresca una vecina de asiento que no había visto subir me susurró al oído: ¿Todavía tiras? Era Casilda Armenia, un viejo amor de a tres por cinco que me había soportado como cliente asiduo desde que era una adolescente altiva. Una vez retirada, medio enferma y sin un clavo, se había casado con un hortelano chino que le dio nombre y apoyo, y quizás un poco de amor. A los setenta y tres años tenía el peso de siempre, seguía bella y de carácter fuerte, y conservaba intacto el desparpajo del oficio.
Relief came from out of the blue. On the crowded Loma Fresca bus, a woman sitting next to me, whom I didn′t see get on, whispered in my ear: Are you still fucking? It was Casilda Armenta, an old love- for- hire who had put up with me as an assiduous client from the time she was a haughty adolescent. When she retired, ailing and without a cent, she married a Chinese vegetable farmer who gave her his name and support, and perhaps a little love. At the age of seventy-three she weighed what she always had, was still beautiful, had a strong character, and maintained intact the audacious speech of her trade.
Me llevó a su casa, una huerta de chinos en una colina de la carretera al mar. Nos sentamos en las sillas de playa de la terraza umbría, entre helechos y frondas de astromelias, y jaulas de pájaros colgadas en el alero. En la falda de la colina se veían los hortelanos chinos con sombreros de cono sembrando las hortalizas bajo el sol abrasante, y el piélago gris de las Bocas de Ceniza con los dos tajamares de rocas que canalizan el río varias leguas en el mar. Mientras conversábamos vimos entrar un trasatlántico blanco por la desembocadura y lo seguimos callados hasta oír su bramido de toro lúgubre en el puerto fluvial. Ella suspiró. ¿Te das cuenta? En más de medio siglo es la primera vez que no te recibo la visita en la cama. Ya somos otros, dije. Ella prosiguió sin oírme: Cada vez que dicen cosas de ti en el radio, que te elogian por el cariño que te tiene la gente y te llaman maestro del amor, imagínate, pienso que nadie te conoció tus gracias y tus mañas tan bien como yo.
She took me to her house, on a farm of Chinese laborers on a hill along the highway to the ocean. We sat on beach chairs on the shaded terrace, surrounded by ferns and the foliage of alstroemerias, and birdcages hanging from the eaves. On the side of the hill one could see the Chinese farmers in cone-shaped hats planting vegetables in the blazing sun, and the gray waters of the Bocas de Ceniza with the two dikes made of rocks that channel the river for several leagues into the sea. As we talked we saw a white ocean liner enter the outlet, and we followed it in silence until we heard its doleful bull′s bellow at the river port. She sighed. Do you know something? In more than half a century, this is the first time I haven′t received you in bed. We′re not who we were, I said. She continued without hearing me: Every time they say things about you on the radio, applaud you for the affection people feel for you, call you the maestro of love, just imagine, I think that nobody knew your charms and your manias as well as I did.
En serio, dijo, nadie hubiera podido soportarte mejor.
I′m serious, she said, nobody could have put up with you better.
No resistí más. Ella lo sintió, vio mis ojos húmedos de lágrimas, y sólo entonces debió descubrir que ya no era el que fui y le sostuve la mirada con un valor del que nunca me creí capaz. Es que me estoy volviendo viejo, le dije.Ya lo estamos, suspiró ella. Lo que pasa es que uno no lo siente por dentro, pero desde fuera todo el mundo lo ve.
I could not bear it any more. She sensed it, saw my eyes wet with tears, and only then must have discovered I was no longer the man I had been, and I endured her glance with a courage I never thought I had. The truth is I′m getting old, I said. We already are old, she said with a sigh. What happens is that you don′t feel it on the inside, but from the outside everybody can see it.
Era imposible no abrirle el corazón, así que le conté la historia completa que me ardía en las entrañas, desde mi primera llamada a Rosa Cabarcas la víspera de mis noventa años, hasta la noche trágica en que hice añicos el cuarto y no regresé más.
It was impossible not to open my heart to her, and so I told her the complete story burning deep inside me, from my first call to Rosa Cabarcas on the eve of my ninetieth birthday to the tragic night when I smashed up the room and never went back.
Ella me oyó el desahogo como si estuviera viviéndolo, lo rumió muy despacio, y por fin sonrió.
She listened to me unburden myself as if she were living through it herself, pondered it without haste, and at last she smiled.
-Haz lo que quieras, pero no pierdas a esa criatura -me dijo-. No hay peor desgracia que morir solo.
"Do whatever you want, but don′t lose that child," she said. "There′s no greater misfortune than dying alone."
Fuimos a Puerto Colombia en el trenecito de juguete tan despacioso como un caballo. Almorzamos frente al muelle de maderas carcomidas por donde había entrado el mundo entero al país antes que se dragaran las Bocas de Ceniza. Nos sentamos bajo un cobertizo de palma, donde las grandes matronas negras servían pargos fritos con arroz de coco y tajadas de plátano verde. Dormitamos en el sopor denso de las dos, y seguimos conversando hasta que se hundió en el mar el inmenso sol de candela. La realidad me parecía fantástica. Mira adonde ha venido a dar nuestra luna de miel, se burló ella. Pero prosiguió en serio: Hoy miro para atrás, veo la fila de miles de hombres que pasaron por mis camas, y daría el alma por haberme quedado aunque fuera con el peor. Gracias a Dios, encontré mi chino a tiempo. Es como estar casada con el dedo meñique, pero es sólo mío.
We went to Puerto Colombia in the little toy train as slow as a horse. We had lunch across from the worm-eaten wooden dock where everyone had entered the country before the Bocas de Ceniza was dredged. We sat under a roof of palm where large black matrons served fried red snapper with coconut rice and slices of green plantain. We dozed in the dense torpor of two o′clock and continued talking until the immense fiery sun sank into the ocean. Reality seemed fantastic to me. Look where our honeymoon has ended up, she mocked. But then she was serious: Today I look back, I see the line of thousands of men who passed through my beds, and I′d give my soul to have stayed with even the worst of them. Thank God I found my Chinaman in time. It′s like being married to your little finger, but he′s all mine.
Me miró a los ojos, midió mi reacción a lo que acababa de contarme, y me dijo: Así que vete a buscar ahora mismo a esa pobre criatura aunque sea verdad lo que te dicen los celos, sea como sea, que lo bailado no te lo quita nadie. Pero eso sí, sin romanticismos de abuelo. Despiértala, tíratela hasta por las orejas con esa pinga de burro con que te premió el diablo por tu cobardía y tu mezquindad. En serio, terminó con el alma: no te vayas a morir sin probar la maravilla de tirar con amor.
She looked into my eyes, gauged my reaction to what she had just told me, and said: So you go and find that poor creature right now even if what your jealousy tells you is true, no matter what, nobody can take away the dances you′ve already had. But one thing, no grandfather′s romanticism. Wake her, fuck her brains out with that burro′s cock the devil gave you as a reward for cowardice and stinginess. I′m serious, she concluded, speaking from the heart: Don′t let yourself die without knowing the wonder of fucking with love.
El pulso me temblaba al día siguiente cuando marqué el número del teléfono. Tanto por la tensión del reencuentro con Delgadina, como por la incertidumbre de la forma en que Rosa Cabarcas me respondiera. Habíamos tenido una disputa seria por el abuso con que tasó los destrozos que hice en su cuarto. Tuve que vender uno de los cuadros más amados de mi madre, cuyo valor se calculaba en una fortuna, pero a la hora de la verdad no llegó a un décimo de mis ilusiones.
My hand trembled the next day when I dialed the number, as much because of the tension of my reunion with Delgadina as my uncertainty as to how Rosa Cabarcas would respond. We′d had a serious dispute over her abusive billing for the damage I′d done to her room. I had to sell one of the paintings most loved by my mother, estimated to be worth a fortune but at the moment of truth not amounting to a tenth of what I had hoped for.
Aumenté la suma con el resto de mis ahorros y se la llevé a Rosa Cabarcas con una consigna inapelable: Lo tomas o lo dejas. Fue un acto suicida, porque sólo con vender uno de mis secretos ella habría aniquilado mi buen nombre. Pero no respingó, sino que se quedó con los cuadros que había tomado en prenda la noche del pleito. Fui el perdedor absoluto en una sola jugada: me quedé sin Delgadina, sin Rosa Cabarcas y sin mis últimos ahorros. Sin embargo, oí el timbre del teléfono una vez, dos veces, tres, y por fin ella: ¿A ver? No me salió la voz. Colgué. Me eché en la hamaca, tratando de serenarme con la lírica ascética de Satie, y sudé tanto que el lienzo quedó empapado. Hasta el día siguiente no tuve el valor de llamar.
I increased that amount with the rest of my savings and took the money to Rosa Cabarcas with an unappealable ultimatum: Take it or leave it. It was a suicidal act, because if she had sold just one of my secrets she could have destroyed my good name. She did not dig in her heels, but she kept the paintings she had taken as security on the night of our argument. I was the absolute loser in a single play: I was left without Delgadina, without Rosa Cabarcas, and without the last of my savings. However, I listened to the phone ring once, twice, three times, and at last she said: Yes? My voice failed me. I hung up. I lay down in the hammock, trying to restore my serenity with the ascetic lyricism of Satie, and I perspired so much the canvas was soaked through. I did not have the courage to call again until the next day.
-Bueno, mujer -dije con voz firme-. Hoy sí.
"All right, woman," I said in a firm voice. "Today′s the day."
Rosa Cabarcas, cómo no, estaba más allá de todo. Ay, mi sabio triste, suspiró con su ánimo invencible, te pierdes dos meses y sólo vuelves para pedir ilusiones. Me contó que no había visto a Delgadina desde hacía más de un mes, que parecía tan repuesta del susto de mis estropicios que ni siquiera habló de ellos ni preguntó por mí, y estaba muy contenta en un nuevo empleo, más cómodo y mejor pagado que coser botones. Una oleada de fuego vivo me quemó las entrañas. Sólo puede ser de puta, dije. Rosa me replicó sin pestañear: No seas bruto, si así fuera estaría aquí.
Rosa Cabarcas, of course, was above everything. Ah, my sad scholar, and she sighed with her invincible spirit, you disappear for two months and only come back to ask for illusions. She told me she hadn′t seen Delgadina for more than a month, that the girl seemed to have recovered so well from her fright at my destructiveness that she didn′t even mention it or ask for me, and was very happy in a new job, more comfortable and better-paid than sewing on buttons. A wave of living fire burned me inside. She can only be working as a whore, I said. Rosa replied without batting an eye: Don′t be stupid, if that were true she′d be here.
¿O dónde podría estar mejor? La rapidez de su lógica me agravó la duda: ¿Y cómo sé que no está ahí? En ese caso, replicó ella, lo que más te conviene es no saberlo.
Where would she be better off? The rapidity of her logic made my doubts worse: And how do I know she isn′t there? If she is, she replied, it′s better for you not to know.
¿O no? Una vez más la odié. Ella, a prueba de erosiones, prometió rastrear a la niña. Sin muchas esperanzas, porque el teléfono de la vecina donde la llamaba seguía cortado y no tenía la menor idea de dónde vivía. Pero no era para echarse a morir, qué carajo, dijo, te llamo en una hora.
Isn′t that right? Once again I hated her. She was impervious and promised to track her down. Without much hope, because the neighbor′s telephone where she used to call her had been turned off and she had no idea where the girl lived. But that was no reason to die, what the hell, she said, I′ll call you in an hour.
Fue una hora de tres días, pero encontró a la niña disponible y sana. Volví avergonzado, y la besé palmo a palmo, como penitencia, desde las doce de la noche hasta que cantaron los gallos. Un perdón largo que me prometí seguir repitiendo para siempre y fue como empezar otra vez por el principio. El cuarto había sido desmantelado, y el mal uso había acabado con todo lo que yo había puesto. Ella lo había dejado así, y me dijo que cualquier mejora tenía que hacerla yo por lo que estaba debiéndole. Sin embargo, mi situación económica tocaba fondo. El dinero de las jubilaciones alcanzaba cada vez para menos. Las pocas cosas vendibles que quedaban en la casa -salvo las joyas sagradas de mi madre- carecían de valor comercial y nada era bastante viejo para ser antiguo. En tiempos mejores, el gobernador me había hecho la oferta tentadora de comprarme en bloque los libros de los clásicos griegos, latinos y españoles para la Biblioteca Departamental, pero no tuve corazón para venderlos. Después, con los cambios políticos y el deterioro del mundo, nadie del gobierno pensaba en las artes ni las letras. Cansado de buscar una solución decente, me eché al bolsillo las joyas que Delgadina me había devuelto, y me fui a empeñarlas en un callejón siniestro que conducía al mercado público. Con aires de sabio distraído recorrí varias veces aquel tugurio atiborrado de cantinas de mala muerte, librerías de viejo y casas de empeño, pero la dignidad de Florina de Dios me cerró el paso: no me atreví. Entonces decidí venderlas con la frente en alto a la joyería más antigua y acreditada.
It was an hour that lasted three days, but she found the girl available and healthy. I returned, mortified, and kissed every inch of her, as penitence, from twelve that night until the roosters crowed. A long forgive-me that I promised myself I would continue to repeat forever, and it was like starting again from the beginning. The room had been dismantled, and hard usage had done away with everything I had put in it. Rosa Cabarcas had left it that way and said I would have to take care of any improvements as payment for what I still owed her. My economic situation, however, had touched bottom. The money from my pensions covered less and less. The few salable items left in the house--except for my mother′s sacred jewels--lacked commercial value, and nothing was old enough to be an antique. In better days, the governor had made me a tempting offer to buy en bloc the books of Greek, Latin, and Spanish classics for the Departmental Library, but I didn′t have the heart to sell them. Later, given political changes and the deterioration of the world, nobody in the government thought about either arts or letters. Weary of searching for a decent solution, I put the jewels that Delgadina had returned to me in my pocket and went to pawn them in a sinister alley that led to the public market. With the air of a distracted scholar I walked back and forth along that hellhole crowded with shabby taverns, secondhand bookstores, and pawn-shops, but the dignity of Florina de Dios blocked my way: I did not dare. Then I decided to sell them with head held high at the oldest and most reputable jewelry store.
El dependiente me hizo algunas preguntas mientras examinaba las joyas con su monóculo. Tenía la conducta, el estilo y el pavor de un médico. Le expliqué que eran joyas heredadas de mi madre. El aprobaba con un gruñido cada una de mis explicaciones, y por fin se quitó el monóculo.
The salesman asked me a few questions as he examined the jewels with his loupe. He had the aweinspiring demeanor and style of a physician. I explained that they were jewels inherited from my mother. He acknowledged each of my explanations with a grunt, and at last he removed the loupe.
-Lo siento -dijo-, pero son culos de botellas.
"I′m sorry," he said, "but they′re the bottoms of bottles."
Ante mi sorpresa, me explicó con una suave conmiseración: Menos mal que el oro es oro y el platino es platino. Me toqué el bolsillo para asegurarme de que llevaba las facturas de compra, y dije sin resabios:
Seeing my surprise, he explained with gentle commiseration: Just as well that the gold is gold and the platinum platinum. I touched my pocket to make certain I had brought the purchase receipts, and without querulousness I said:
-Pues fueron compradas en esta noble casa hace más de cien años.
"Well, they were purchased in this noble house more than one hundred years ago."
El no se inmutó. Suele suceder, dijo, que en las joyas hereditarias vayan desapareciendo las piedras más valiosas con el paso del tiempo; sustituidas por díscolos de la familia, o por joyeros bandidos, y sólo cuando alguien trata de venderlas se descubre el fraude. Pero permítame un segundo, dijo, y se llevó las joyas por la puerta del fondo. Al cabo de un momento regresó, y sin explicación alguna me indicó que me sentara en la silla de espera, y siguió trabajando.
His expression did not change. It tends to happen, he said, that in inherited jewels the most valuable stones keep disappearing over time, replaced by wayward members of the family or criminal jewelers, and only when someone tries to sell them is the fraud discovered. But give me a second, he said, and he took the jewels and went through a door in the rear. After a moment he returned, and with no explanation indicated that I should take a seat, and he continued working.
Examiné la tienda. Había ido con mi madre varias veces, y recordaba una frase recurrente: No se lo digas a tu papá. De pronto se me ocurrió una idea que me crispó: ¿no sería que Rosa Cabarcas y Delgadina, de común acuerdo, habían vendido las piedras legítimas y me devolvieron las joyas con las piedras falsas?
I examined the shop. I had gone there several times with my mother, and I remembered a recurring phrase: _Don′t tell your papa__. All at once I had an idea that put me on edge: wasn′t it possible that Rosa Cabarcas and Delgadina, by mutual agreement, had sold the legitimate stones and returned the jewels to me with fake ones?
Estaba ardiendo en dudas cuando una secretaria me invitó a seguirla por la misma puerta del fondo, hasta una oficina pequeña, con una larga estantería de gruesos volúmenes. Un beduino colosal se levantó en el escritorio del fondo y me estrechó la mano tuteándome con una efusión de viejo amigo. Hicimos juntos el bachillerato, me dijo, a modo de saludo. Me fue fácil recordarlo: era el mejor futbolista de la escuela y campeón de nuestros primeros burdeles. Había dejado de verlo en algún momento incierto, y debió verme tan decrépito que me confundió con un condiscípulo de su infancia.
I was burning with doubts when a secretary asked me to follow her through the same door in the rear, into a small office with long bookshelves that held thick volumes. A colossal Bedouin at a desk on the far side of the office stood and shook my hand, calling me _t___ with the effusiveness of an old friend. We were in secondary school together, he said by way of greeting. It was easy to remember him: he was the best soccer player in the school and the champion in our first brothels. I had lost track of him at some point, and I must have looked so decrepit to him that he confused me with a classmate from his childhood.
Sobre el cristal del escritorio tenía abierto uno de los mamotretos del archivo donde estaba la memoria de las joyas de mi madre. Una relación exacta, con fechas y detalles de que ella en persona había hecho cambiar las piedras de dos generaciones de hermosas y dignas Cargamantos, y había vendido las legítimas a la misma tienda. Esto había ocurrido cuando el padre del propietario actual estaba al frente de la joyería, y él y yo en la escuela. Pero él mismo me tranquilizó: aquellas triquiñuelas eran de uso corriente entre las grandes familias en desgracia, para resolver urgencias de plata sin sacrificar el honor. Ante la realidad cruda, preferí conservarlas como recuerdo de otra Florina de Dios que nunca conocí.
Lying open on the glass top of the desk was one of the hefty tomes from the archive that contained the memory of my mother′s jewelry. A precise account, with dates and details of how she in person had changed the stones of two generations of beautiful and worthy Cargamantos, and had sold the legitimate ones to this same store. It had occurred when the father of the current owner was at the front of the jewelry store and he and I were in school. But he reassured me: these little tricks were common practice among great families in difficult times to resolve financial emergencies without sacrificing honor. Faced with crude reality, I preferred to keep them as a memento of another Florina de Dios whom I never had known.
A principios de julio sentí la distancia real de la muerte. Mi corazón perdió el paso y empecé a ver y sentir por todos lados los presagios inequívocos del final. El más nítido fue en el concierto de Bellas Artes. El aire acondicionado había fallado y la flor y nata de las artes y las letras se cocinaban al bañomaría en el salón abarrotado, pero la magia de la música era un clima celestial. Al final, con el Allegretto pocomosso, me estremeció la revelación deslumbrante de que estaba escuchando el último concierto que me deparaba el destino antes de morir. No sentí dolor ni miedo sino la emoción arrasadora de haber alcanzado a vivirlo.
Early in July I felt my true distance from death. My heart skipped beats and I began to see and feel all around me unmistakable presentiments of the end. The clearest occurred at a Bellas Artes concert. The airconditioning had broken down, and the elite of arts and letters was cooking in a bain-marie in the crowded hall, but the magic of the music created a celestial climate. At the end, with the Allegretto poco mosso, I was shaken by the stunning revelation that I was listening to the last concert fate would afford me before I died. I did not feel sorrow or fear but an overwhelming emotion at having lived long enough to experience it.
Cuando por fin logré abrirme camino empapado de sudor a través de los abrazos y las fotos, me encontré de manos a boca con Ximena Ortiz, como una diosa de cien años en la silla de ruedas. Su sola presencia se me imponía como un pecado mortal.
When at last, drenched with perspiration, I managed to make my way past embraces and photographs, to my surprise I ran into Ximena Ortiz, like a hundred-year-old goddess in her wheelchair. Her mere presence imposed its burden on me like a mortal sin.
Tenía una túnica de seda color marfil, tan tersa como su piel, un hilo de perlas legítimas de tres vueltas, el cabello color de nácar cortado a la moda de los veintes con una punta de ala de gaviota en la mejilla, y los grandes ojos amarillos iluminados por la sombra natural de las ojeras. Todo en ella contradecía el rumor de que su mente estaba quedándose en blanco por la erosión irredimible de la memoria.
She had a tunic of ivory-colored silk as smooth as her skin, a threeloop strand of real pearls, hair the color of mother-of-pearl cut in the style of the 1920s, with the tip of a gull′s wing on her cheek, and large yellow eyes illuminated by the natural shadow of dark circles. Everything about her contradicted the rumor that her mind was becoming a blank through an unredeemable erosion of her memory.
Petrificado y sin recursos frente a ella, me sobrepuse al vaho de fuego que me subió a la cara, y la saludé en silencio con una venia versallesca. Ella sonrió como una reina, y me agarró la mano. Entonces me di cuenta de que también aquello era una coartada del destino, y no la perdí, para sacarme una espina que me estorbaba desde siempre. He soñado durante años con este momento, le dije. Ella no pareció entender. ¡No me digas!, dijo. ¿Y tú quién eres? No supe nunca si en verdad lo había olvidado o si fue la venganza final de su vida.
Petrified and in front of her without resources, I overcame the fiery vapor that rose to my face and greeted her in silence with a Versaillesque bow. She smiled like a queen and grasped my hand. Then I realized that this too was one of fate′s vindications, and I did not lose the opportunity to pull out a thorn that had bothered me for so long. I′ve dreamed of this moment for years, I said. She did not seem to understand. You don′t say! she said. And who are you? I never knew if in fact she had forgotten or if it was the final revenge of her life.
La certidumbre de ser mortal, en cambio, me había sorprendido poco antes de los cincuenta años en una ocasión como aquélla, una noche de carnaval en que bailaba un tango apache con una mujer fenomenal a la que nunca le vi la cara, más corpulenta que yo como por cuarenta libras y más alta como de dos palmos, que sin embargo se dejaba llevar como una pluma al viento. Bailábamos tan apretados que sentía circular su sangre por las venas, y me hallaba como adormecido de gusto con su resuello trabajoso, su grajo de amoníaco, sus tetas de astrónoma, cuando me sacudió por la primera vez y casi me derribó por tierra el frémito de la muerte. Fue como un oráculo brutal en el oído: Hagas lo que hagas, en este año o dentro de ciento, estarás muerto hasta jamás. Ella se separó asustada: ¿Qué le pasa? Nada, le dije, tratando de sujetarme el corazón:
The certainty of being mortal, on the other hand, had taken me by surprise a short while before my fiftieth birthday on a similar occasion, a night during carnival when I danced an apache tango with a phenomenal woman whose face I never saw, heavier than me by forty pounds and taller by about a foot, yet who let herself be led like a feather in the wind. We danced so close together I could feel her blood circulating through her veins, and I was lulled by pleasure at her hard breathing, her ammoniac odor, her astronomical breasts, when I was shaken for the first time and almost knocked to the ground by the roar of death. It was like a brutal oracle in my ear: No matter what you do, this year or in the next hundred, you will be dead forever. She pulled away in fright: What′s the matter? Nothing, I said, trying to control my heart:
-Tiemblo por usted.
"I′m trembling because of you."
Desde entonces empecé a medir la vida no por años sino por décadas. La de los cincuenta había sido decisiva porque tomé conciencia de que casi todo el mundo era menor que yo. La de los sesenta fue la más intensa por la sospecha de que ya no me quedaba tiempo para equivocarme. La de los setenta fue temible por una cierta posibilidad de que fuera la última. No obstante, cuando desperté vivo la primera mañana de mis noventa años en la cama feliz de Delgadina, se me atravesó la idea complaciente de que la vida no fuera algo que transcurre como el río revuelto de Heráclito, sino una ocasión única de voltearse en la parrilla y seguir asándose del otro costado por noventa años más.
From then on I began to measure my life not by years but by decades. The decade of my fifties had been decisive because I became aware that almost everybody was younger than I. The decade of my sixties was the most intense because of the suspicion that I no longer had the time to make mistakes. My seventies were frightening because of a certain possibility that the decade might be the last. Still, when I woke alive on the first morning of my nineties in the happy bed of Delgadina, I was transfixed by the agreeable idea that life was not something that passes by like Heraclitus′ ever-changing river but a unique opportunity to turn over on the grill and keep broiling on the other side for another ninety years.
Me volví de lágrima fácil. Cualquier sentimiento que tuviera algo que ver con la ternura me causaba un nudo en la garganta que no siempre lograba dominar, y pensé en renunciar al placer solitario de velar el sueño de Delgadina, no tanto por la incertidumbre de mi muerte como por el dolor de imaginarla sin mí en el resto de su vida. Uno de aquellos días inciertos fui a dar por distracción a la muy noble calle de los Notarios, y me sorprendió no encontrar nada más que los escombros del viejo hotel de lance donde fui iniciado por la fuerza en las artes del amor poco antes de mis doce años. Había sido una mansión de antiguos navieros, espléndida como pocas en la ciudad, con columnas enchapadas de alabastro y frisos de oropeles, alrededor de un patio interior con una cúpula de cristales de siete colores que irradiaba un resplandor de invernadero. En la planta baja, con un portal gótico sobre la calle, estuvieron por más de un siglo las notarías coloniales en las que trabajó, prosperó y se arruinó mi padre en toda una vida de sueños fantásticos. Las familias históricas abandonaron poco a poco los pisos superiores, que terminaron ocupados por una legión de nocheras en desgracia que subían y bajaban hasta el amanecer con los clientes atrapados por un peso y medio en las cantinas del cercano puerto fluvial.
I became a man of easy tears. Any emotion that had anything to do with tenderness brought a lump to my throat that I could not always control, and I thought about renouncing the solitary pleasure of watching over Delgadina′s sleep, less for the uncertainty of my death than for the sorrow of imagining her without me for the rest of her life. On one of those uncertain days, I happened to find myself on the very noble Calle de los Notarios, and I was surprised to discover nothing more than the rubble of the cheap old hotel where I had been initiated by force into the arts of love a short while before my twelfth birthday. It had been the mansion of shipbuilders, splendid like few others in the city, with columns overlaid in alabaster and gilded friezes around an interior courtyard and a glass cupola in seven colors that shone with the brilliance of a conservatory. For more than a century, on the ground floor with its gothic door to the street, the colonial notary′s offices had been located where my father worked, prospered, and was ruined throughout a lifetime of fantastic dreams. Little by little the historic families abandoned the upper floors, which came to be occupied by a legion of ladies of the night in straitened circumstances who went up and down the stairs until dawn with clients caught for a peso and a half in the taverns of the nearby river port.
A mis doce años, todavía con mis pantalones cortos y mis botitas de la escuela primaria, no pude resistir la tentación de conocer los pisos superiores mientras mi padre se debatía en una de sus reuniones interminables, y me encontré con un espectáculo celestial. Las mujeres que malvendían sus cuerpos hasta el amanecer se movían por la casa desde las once de la mañana, cuando ya la canícula del vitral era insoportable, y tenían que hacer su vida doméstica caminando en pelotas por toda la casa mientras comentaban a gritos sus aventuras de la noche. Me quedé aterrorizado. Lo único que se me ocurrió fue escapar por donde había llegado, cuando una de las desnudas de carnes macizas olorosas a jabón de monte me abrazó por la espalda y me llevó en vilo hasta su cubículo de cartón sin que yo pudiera verla en medio de la gritería y los aplausos de las inquilinas en cueros. Me tiró bocarriba en su cama para cuatro, me quitó los pantalones con una maniobra maestra y se acaballó sobre mí, pero el terror helado que me empapaba el cuerpo me impidió recibirla como un hombre. Aquella noche, desvelado en la cama de mi casa por la vergüenza del asalto, no pude dormir más de una hora con las ansias de volver a verla. Pero la mañana siguiente, mientras los trasnochados dormían, subí temblando hasta su cubículo, y la desperté llorando a gritos, con un amor enloquecido que duró hasta que se lo llevó sin misericordia el ventarrón de la vida real. Se llamaba Castorina y era la reina de la casa.
I was almost twelve, still wearing short pants and my elementary-school boots, and I could not resist the temptation of seeing the upper floors while my father debated in one of his interminable meetings, and I encountered a celestial sight. The women who sold their bodies at bargain prices until dawn moved around the house after eleven in the morning, when the heat from the stained glass became unbearable, and they were obliged to live their domestic life walking naked through the house while they shouted observations on the night′s adventures. I was terrified. The only thing I could think of was to escape the way I had come in, when one of the naked women whose solid flesh was fragrant with rustic soap embraced me from behind and carried me to her pasteboard cubicle without my being able to see her, in the midst of shouts and applause from the bareskinned residents. She threw me face-up on her bed for four, removed my trousers in a masterful maneuver, and straddled me, but the icy terror that drenched my body kept me from receiving her like a man. That night, sleepless in my bed at home because of the shame of the assault, my longing to see her again would not allow me to sleep more than an hour. But the next morning, while night owls slept, I climbed trembling to her cubicle and woke her, weeping aloud with a crazed love that lasted until it was carried away without mercy by the violent wind of real life. Her name was Castorina and she was the queen of the house.
Los cubículos del hotel costaban un peso para los amores de paso, pero muy pocos sabíamos que costaban lo mismo hasta por veinticuatro horas. Además, Castorina me introdujo en su mundo de mala muerte, donde invitaban a los clientes pobres a sus desayunos de gala, le prestaban el jabón, les atendían los dolores de muela, y en casos de urgencia mayor les daban un amor de caridad.
The cubicles in the hotel cost a peso for transient loves, but very few of us knew they cost the same for up to twenty- four hours. Castorina also introduced me to her shabby world, where the women invited poor clients to their gala breakfasts, lent them their soap, tended to their toothaches, and in cases of extreme urgency gave them charitable love.
Pero, en las tardes de la última vejez se acordaba de la inmortal Castorina, muerta quien sabía cuando, que había sucedido desde las esquinas miserables del muelle fluvial hasta el trono sagrado de mamasanta mayor, con un parche de pirata en el ojo perdido en el pleito de cantina. Su último machucante de planta, un negro feliz de Camagüey a quien llamaba Jonás el Galeote, había sido un trompetista de los grandes en La Habana hasta que perdió la sonrisa completa en una catástrofe de trenes.
But in the afternoons of my final old age no one remembered the immortal Castorina, dead for who knows how long, who had risen from the miserable corners of the river docks to the sacred throne of elder madam, wearing a pirate′s patch over the eye she lost in a tavern brawl. Her last steady stud, a fortunate black from Camagüey called Jonas the Galley Slave, had been one of the great trumpet players in Havana until he lost his entire smile in a catastrophic train collision.
Al salir de aquella visita amarga sentí una punzada en el corazón que no había logrado aliviar en tres días con toda clase de pócimas caseras. El médico al que acudí de urgencia, miembro de una estirpe de insignes, era nieto del que me vio a mis cuarenta y dos años, y me asustó que pareciera el mismo, pues estaba tan envejecido como su abuelo a los setenta, por una calvicie prematura, unos lentes de miope sin regreso y una tristeza inconsolable. Me hizo un examen minucioso de cuerpo entero con una concentración de orfebre. Me auscultó el pecho y la espalda, y me revisó la presión arterial, los reflejos de la rodilla, el fondo del ojo, el color del párpado inferior. En las pausas, mientras yo cambiaba de posición en la mesa de reconocimiento, me hacía preguntas tan vagas y rápidas que apenas si me daban tiempo de pensar las respuestas. Al cabo de una hora me miró con una sonrisa feliz.
When I left that bitter visit I felt the shooting pain in my heart that I had not been able to relieve for three days using every kind of household concoction. The doctor I went to as an emergency patient was a member of an illustrious family, the grandson of the doctor who had seen me when I was forty-two, and it frightened me that he looked the same, for his premature baldness, glasses of a hopeless myopic, and inconsolable sadness made him as aged as his grandfather had been at seventy. He made a meticulous examination of my entire body with the concentration of a goldsmith. He listened to my chest and back and checked my blood pressure, the reflexes in my knee, the depths of my eyes, the color of my lower lids. During pauses, while I changed position on the examining table, he asked me questions so vague and rapid I almost did not have time to think of the answers. After an hour he looked at me with a happy smile.
Bueno, dijo, creo que no tengo nada que hacer por usted. ¿Qué quiere decir? Que su estado es el mejor posible a su edad. Qué curioso, le dije, lo mismo me dijo su abuelo cuando yo tenía cuarenta y dos años, como si el tiempo no pasara. Siempre encontrará uno que se lo diga, dijo, porque siempre tendrá una edad. Yo, provocándolo para una sentencia aterradora, le dije: La única definitiva es la muerte.
Well, he said, I don′t think there′s anything I can do for you. What do you mean? That your condition is the best it can be at your age. How curious, I said, your grandfather told me the same thing when I was forty-two, and it′s as if no time has passed. You′ll always find someone who′ll tell you this, he said, because you′ll always be some age. Trying to provoke him into a terrifying sentence, I said: The only definitive thing is death.
Sí, dijo él, pero no es fácil llegar a ella en tan buen estado como usted. Siento de veras no poder complacerlo.
Yes, he said, but it isn′t easy to get there when one′s condition is as good as yours. I′m really sorry I can′t oblige you.
Eran recuerdos nobles, pero la víspera del 29 de agosto sentí el peso inmenso del siglo que me esperaba impasible cuando subí con pasos de hierro las escaleras de mi casa. Entonces volví a ver una vez más a Florina de Dios, mi madre, en mi cama que había sido la suya hasta su muerte, y me hizo la misma bendición de la última vez que la vi, dos horas antes de morir. Trastornado por la conmoción lo entendí como el anuncio final, y llamé a Rosa Cabarcas para que me llevara a mi niña aquella misma noche, en previsión de que no se cumpliera mi ilusión de sobrevivir hasta el último aliento de mis noventa años. Volví a llamarla a las ocho, y una vez más repitió que no era posible. Tiene que serlo, a cualquier precio, le grité aterrorizado. Colgó sin despedirse, pero quince minutos después volvió a llamar:
They were noble memories, but on the eve of August 29 I felt the immense weight of the century that lay ahead of me, impassive, as I climbed the stairs to my house with leaden steps. Then I saw my mother, Florina de Dios, in my bed, which had been hers until her death, and she gave me the same blessing she had given the last time I saw her, two hours before she died. In a state of emotional upheaval I understood this as the final warning, and I called Rosa Cabarcas to bring me my girl that very night, in the event that my hopes for surviving until the final breath of my ninetieth year went unfulfilled. I called her again at eight, and once again she repeated that it was not possible. It has to be, at any price, I shouted in terror. She hung up without saying goodbye, but fifteen minutes later she called back:
-Bueno, aquí la tienes.
"All right, she′s here."
Llegué a las diez y veinte de la noche, y le di a Rosa Cabarcas las últimas cartas de mi vida, con mis disposiciones sobre la niña después de mi final terrible. Ella pensó que me había impresionado con el acuchillado y me dijo con aires de burla: Si te vas a morir que no sea aquí, imagínate. Pero yo le dije: Di que me atropello el tren de Puerto Colombia, ese pobre cacharro de lástima incapaz de matar a nadie.
I arrived at twenty past ten and handed Rosa Cabarcas the last letters of my life, with my arrangements for the girl after my terrible end. She thought I had been affected by the stabbing and said with a mocking air: If you′re going to die don′t do it here, just imagine. But I told her: Say I was run down by the Puerto Colombia train, that poor, pitiful piece of junk that couldn′t kill anybody.
Preparado para todo aquella noche, me acosté bocarriba a la espera del dolor final en el primer instante de mis noventa y un años. Oí campanas distantes, sentí la fragancia del alma de Delgadina dormida de costado, oí un grito en el horizonte, sollozos de alguien que quizás había muerto un siglo antes en la alcoba. Entonces apagué la luz con el último aliento, entrelacé mis dedos con los suyos para llevármela de la mano, y conté las doce campanadas de las doce con mis doce lágrimas finales, hasta que empezaron a cantar los gallos, y enseguida las campanas de gloria, los cohetes de fiesta que celebraban el júbilo de haber sobrevivido sano y salvo a mis noventa años.
That night, prepared for everything, I lay down on my back to wait for my final pain in the first instant of my ninety-first birthday. I heard distant bells, I detected the fragrance of Delgadina′s soul as she slept on her side, I heard a shout on the horizon, the sobs of someone who perhaps had died a century earlier in the room. Then I put out the light with my last breath, intertwined my fingers with hers so I could lead her by the hand, and counted the twelve strokes of midnight with my twelve final tears until the roosters began to crow, followed by the bells of glory, the fiesta fireworks that celebrated the jubilation of having survived my ninetieth year safe and sound.
Mis primeras palabras fueron para Rosa Cabarcas: Te compro la casa, toda, con la tienda y el huerto. Ella me dijo: Hagamos una apuesta de viejos: el que se muera primero se queda con todo lo del otro, firmado ante notario. No, porque si yo me muero, todo debería ser para ella. Es igual, dijo Rosa Cabarcas, yo me hago cargo de la niña y después le dejo todo, lo tuyo y lo mío; no tengo a nadie más en este mundo. Mientras tanto, remodelamos tu cuarto con buenos servicios, aire acondicionado, y tus libros y tu música.
My first words were for Rosa Cabarcas: I′ll buy the house, everything, including the shop and the orchard. She said: Let′s make an old people′s bet, signed before a notary: whoever survives keeps everything that belongs to the other one. No, because if I die, everything has to be for her. It amounts to the same thing, said Rosa Cabarcas, I take care of the girl and then I leave her everything, what′s yours and what′s mine; I don′t have anybody else in the world. In the meantime, we′ll remodel your room and put in good plumbing, air-conditioning, and your books and music.
-¿Crees que ella estará de acuerdo?
"Do you think she′ll agree?"
-Ay mi sabio triste, está bien que estés viejo, pero no pendejo -dijo Rosa Cabarcas muerta de risa-. Esa pobre criatura está lela de amor por ti.
"Ah, my sad scholar, it′s all right for you to be old but not an asshole," said Rosa Cabarcas, weak with laughter. "That poor creature′s head over heels in love with you."
Salí a la calle radiante y por primera vez me reconocí a mí mismo en el horizonte remoto de mi primer siglo. Mi casa, callada y en orden a las seis y cuarto, empezaba a gozar los colores de una aurora feliz. Damiana cantaba a toda voz en la cocina, y el gato redivivo enroscó la cola en mis tobillos y siguió caminando conmigo hasta mi mesa de escribir. Estaba ordenando mis papeles marchitos, el tintero, la pluma de ganso, cuando el sol estalló entre los almendros del parque y el buque fluvial del correo, retrasado una semana por la sequía, entró bramando en el canal del puerto.
I went out to the street, radiant, and for the first time I could recognize myself on the remote horizon of my first century. My house, silent and in order at six- fifteen, began to enjoy the colors of a joyous dawn. Damiana was singing at the top of her voice in the kitchen, and the resuscitated cat twined his tail around my ankles and continued walking with me to my writing table. I was arranging my languishing papers, the inkwell, the goose quill, when the sun broke through the almond trees in the park and the river mail packet, a week late because of the drought, bellowed as it entered the canal in the port.
Era por fin la vida real, con mi corazón a salvo, y condenado a morir de buen amor en la agonía feliz de cualquier día después de mis cien años.
It was, at last, real life, with my heart safe and condemned to die of happy love in the joyful agony of any day after my hundredth birthday.