Gabriel García Márquez: Crónica de una muerte anunciada [Chronicle of a Death Foretold] Edición bilingüe, español- inglés, de Miguel Garci-Gomez. Dept. Romance Stydies. Duke. U. -- --
CHAPTER 1
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.
ON THE DAY THEY WERE GOING TO KILL him, Santiago Nasar got up at five-thirty in the morning to wait for the boat the bishop was coming on. He′d dreamed he was going through a grove of timber trees where a gentle drizzle was falling, and for an instant he was happy in his dream, but when he awoke he felt completely spattered with bird shit. "He was always dreaming about trees," Placida Linero, his mother, told me twenty-seven years later, recalling the details of that distressing Monday. "The week before, he′d dreamed that he was alone in a tinfoil airplane and flying through the almond trees without bumping into anything," she said to me. She had a well-earned reputation as an accurate interpreter of other people′s dreams, provided they were told her before eating, but she hadn′t noticed any ominous augury in those two dreams of her son′s, or in the other dreams of trees he′d described to her on the mornings preceding his death.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta después de la media noche. Más aún: las muchas personas que encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un cerdo una hora después, lo recordaban un poco soñoliento pero de buen humor, y a todos les comentó de un modo casual que era un día muy hermoso. Nadie estaba seguro de si se refería al estado del tiempo. Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna menuda como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño. Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.
Nor did Santiago Nasar recognise the omen. He had slept little and poorly, without getting undressed, and he woke up with a headache and a sediment of copper stirrup on his palate, and he interpreted them as the natural havoc of the wedding revels that had gone on until after midnight. Furthermore: all the many people he ran into after leaving his house at five minutes past six and until he was carved up like a pig an hour later remembered him as being a little sleepy but in a good mood, and he remarked to all of them in a casual way that it was a very beautiful day. No one was certain if he was referring to the state of the weather. Many people coincided in recalling that it was a radiant morning with a sea breeze coming in through the banana groves, as was to be expected in a fine February of that period. But most agreed that the weather was funereal, with a cloudy, low sky and the thick smell of still waters, and that at the moment of the misfortune a thin drizzle was falling like the one Santiago Nasar had seen in his dream grove. I was recovering from the wedding revels in the apostolic lap of Maria Alejandrina Cervantes, and I only awakened with the clamour of the alarm bells, thinking they had turned them loose in honour of the bishop.
Santiago Nasar se puso un pantalón y una camisa de lino blanco, ambas piezas sin almidón, iguales a las que se había puesto el día anterior para la boda. Era un atuendo de ocasión. De no haber sido por la llegada del obispo se habría puesto el vestido de caqui y las botas de montar con que se iba los lunes a El Divino Rostro, la hacienda de ganado que heredó de su padre, y que él administraba con muy buen juicio aunque sin mucha fortuna. En el monte llevaba al cinto una 357 Magnum, cuyas balas blindadas, según él decía, podían partir un caballo por la cintura. En época de perdices llevaba también sus aperos de cetrería. En el armario tenía además un rifle 30.06 Mannlicher-Schönauer, un rifle 300 Holland Magnum, un 22 Hornet con mira telescópica de dos poderes, y una Winchester de repetición. Siempre dormía como durmió su padre, con el arma escondida dentro de la funda de la almohada, pero antes de abandonar la casa aquel día le sacó los proyectiles y la puso en la gaveta de la mesa de noche.
Santiago Nasar put on a shirt and pants of white linen, both items unstarched, just like the ones he′d put on the day before for the wedding. It was his attire for special occasions. If it hadn′t been for the bishop′s arrival, he would have dressed in his khaki outfit and the riding boots he wore on Mondays to go to The Divine Face, the cattle ranch he′d inherited from his father and which he administered with very goodjudgment but without much luck. In the country he wore a .357 Magnum on his belt, and its armoured bullets, according to what he said, could cut a horse in two through the middle. During the partridge season he would also carry his falconry equipment. In the closet he kept a Mannlicher Schoenauer .30-06 rifle, a .300 Holland & Holland Magnum rifle, a .22 Hornet with a double-powered telescopic sight, and a Winchester repeater. He always slept the way his father had slept, with the weapon hidden in the pillowcase, but before leaving the house that day he took out the bullets and put them in the drawer of the night table.
«Nunca la dejaba cargada», me dijo su madre. Yo lo sabía, y sabía además que guardaba las armas en un lugar y -escondía la munición en otro lugar muy apartado, de modo que nadie cediera ni por casualidad a la tentación de cargarlas dentro de la casa.
"He never left it loaded," his mother told me. I knew that, and I also knew that he kept the guns in one place and hid the ammunition in another far removed so that nobody, not even casually, would yield to the temptation of loading them inside the house.
Era una costumbre sabia impuesta por su padre desde una mañana en que una sirvienta sacudió la almohada para quitarle la funda, y la pistola se disparó al chocar contra el suelo, y la bala desbarató el armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, * pasó con un estruendo de guerra por el comedor de la casa vecina y convirtió en polvo de yeso a un santo de tamaño natural en el altar mayor de la iglesia, al otro extremo de la plaza.
It was a wise custom established by his father ever since one morning when a servant girl had shaken the case to get the pillow out and the pistol went off as it hit the floor and the bullet wrecked the cupboard in the room, went through the living room wall, passed through the dining room of the house next door with the thunder of war, and turned a life-size saint on the main altar of the church on the opposite side of the square to plaster dust.
Santiago Nasar, que entonces era muy niño, no olvidó nunca la lección de aquel percance.
Santiago Nasar, who was a young child at the time, never forgot the lesson of that accident.
La última imagen que su madre tenía de él era la de su paso fugaz por el dormitorio.
The last image his mother had of him was of his fleeting passage through the bedroom.
La había despertado cuando trataba de encontrar a tientas una aspirina en el botiquín del baño, y ella encendió la luz y lo vio aparecer en la puerta con el vaso de agua en la mano, como había de recordarlo para siempre. Santiago Nasar le contó entonces el sueño, pero ella no les puso atención a los árboles.
He′d wakened her while he was feeling around trying to find an aspirin in the bathroom medicine chest, and she turned on the light and saw him appear in the doorway with a glass of water in his hand. So she would remember him forever. Santiago Nasar told her then about the dream, but she didn′t pay any great attention to the trees.
-Todos los sueños con pájaros son de buena salud -dijo.
"Any dream about birds means good health," she said.
Lo vio desde la misma hamaca y en la misma posición en que la encontré postrada por las últimas luces de la vejez, cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el espejo roto de la memoria. Apenas si distinguía las formas a plena luz, y tenía hojas medicinales en las sienes para el dolor de cabeza eterno que le dejó su hijo la última vez que pasó por el dormitorio. Estaba de costado, agarrada a las pitas del cabezal de la hamaca para tratar de incorporarse, y había en la penumbra el olor de bautisterio que me había sorprendido la mañana del crimen.
She had watched mm from the same hammock and in the same position in which I found her prostrated by the last lights of old age when I returned to this forgotten village, trying to put the broken mirror of memory back together from so many scattered shards. She could barely make out shapes in full light and had some medicinal leaves on her temples for the eternal headache that her son had left her the last time he went through the bedroom. She was on her side, clutching the cords at the head of the hammock as she tried to get up, and there in the half shadows was the baptistry smell that had startled me on the morning of the crime.
Apenas aparecí en el vano. de la puerta me confundió con el recuerdo de Santiago Nasar. «Ahí estaba», me dijo. «Tenía el vestido de lino blanco lavado con agua sola, porque era de piel tan delicada que no soportaba el ruido del almidón.» Estuvo un largo rato sentada en la hamaca, masticando pepas de cardamina, hasta que se le pasó la ilusión de que el hijo había vuelto. Entonces suspiró: «Fue el hombre de mi vida».
No sooner had I appeared on the threshold than she confused me with the memory of Santiago Nasar. "There he was," she told me. "He was dressed in white linen that had been washed in plain water because his skin was so delicate that it couldn′t stand the noise of starch." She sat in the hammock for a long time, chewing pepper cress seeds, until the illusion that her son had returned left her. Then she sighed: "He was the man in my life.
Yo lo vi en su memoria. Había cumplido 21 años la última semana de enero, y era esbelto y pálido, y tenía los párpados árabes y los cabellos rizados de su padre. Era el hijo único de un matrimonio de conveniencia que no tuvo un solo instante de felicidad, pero él parecía feliz con su padre hasta que éste murió de repente, tres años antes, y siguió pareciéndolo con la madre solitaria hasta el lunes de su muerte. De ella heredó el instinto. De su padre aprendió desde muy niño el dominio de las armas de fuego, el amor por los caballos y la maestranza de las aves de presas altas, pero de él aprendió también las buenas artes del valor y la prudencia. Hablaban en árabe entre ellos, pero no delante de Plácida Linero para que no se sintiera excluida. Nunca se les vio armados en el pueblo, y la única vez que trajeron sus halcones amaestrados fue para hacer una demostración de altanería en un bazar de caridad. La muerte de su padre lo había forzado a abandonar los estudios al término de la escuela secundaria, para hacerse cargo de la hacienda familiar. Por sus méritos propios, Santiago Nasar era alegre y pacífico, y de corazón fácil.
I saw him in her memory. He had turned twenty-one the last week in January, and he was slim and pale and had his father′s Arab eyelids and curly hair. He was the only child of a marriage of convenience without a single moment of happiness, but he seemed happy with his father until the latter died suddenly, three years before, and he continued seeming to be so with his solitary mother until the Monday of his death. From her he had inherited a sixth sense. From his father he learned at a very early age the manipulation of firearms, his love for horses, and the mastery of high-flying birds of prey, but from him he also learned the good arts of valour and prudence. They spoke Arabic between themselves, but not in front of Placida Linero, so that she wouldn′t feel excluded. They were never seen armed in town, and the only time they brought in their trained birds was for a demonstration of falconry at a charity bazaar. The death of his father had forced him to abandon his studies at the end of secondary school in order to take charge of the family ranch. By his nature, Santiago Nasar was merry and peaceful, and openhearted.
El día en que lo iban a matar, su madre creyó que él se había equivocado de fecha cuando lo vio vestido de blanco. «Le recordé que era lunes», me dijo. Pero él le explicó que se había vestido de pontifical por si tenía ocasión de besarle el anillo al obispo. Ella no dio ninguna muestra de interés.
On the day they were going to kill him, his mother thought he′d got his days mixed up when she saw him dressed in white. "I reminded him that it was Monday," she told me.
-Ni siquiera se bajará del buque -le dijo-. Echará una bendición de compromiso, como siempre, y se irá por donde vino. Odia a este pueblo.
But he explained to her that he′d got dressed up pontifical style in case he had a chance to kiss the bishop′s ring. She showed no sign of interest. "He won′t even get off the boat," she told him. "He′ll give an obligatory blessing, as always, and go back the way he came. He hates this town.
Santiago Nasar sabía que era cierto, pero los fastos de la iglesia le causaban una fascinación irresistible. «Es como el cinc», me había dicho alguna vez. A su madre, en cambio, lo único que le interesaba de la llegada del obispo era que el hijo no se fuera a mojar en la lluvia, pues lo había oído estornudar mientras dormía. Le aconsejó que llevara un paraguas, pero él le hizo un signo de adiós con la mano y salió del cuarto. Fue la última vez que lo vio.
Santiago Nasar knew it was true, but church pomp had an irresistible fascination for him. "It′s like the movies," he′d told me once. The only thing that interested his mother about the bishop′s arrival, on the other hand, was for her son not to get soaked in the rain, since she′d heard him sneeze while he was sleeping. She advised him to take along an umbrella, but he waved good-bye and left the room. It was the last time she saw him.
Victoria Guzmán, la cocinera, estaba segura de que no había llovido aquel día, ni en todo el mes de febrero. «Al contrario», me dijo cuando vine a verla, poco antes de su muerte. «El sol calentó más temprano que en agosto.» Estaba descuartizando tres conejos para el almuerzo, rodeada de perros acezantes, cuando Santiago Nasar entró en la cocina. «Siempre se levantaba con cara de mala noche», recordaba sin amor Victoria Guzmán. Divina Flor, su hija, que apenas empezaba a florecer, le sirvió a Santiago Nasar un tazón de café cerrero con un chorro de alcohol de caña, como todos los lunes, para ayudarlo a sobrellevar la carga de la noche anterior. La cocina enorme, con el cuchicheo de la lumbre y las gallinas dormidas en las perchas, tenía una respiración sigilosa.
Victoria Guzman, the cook, was sure that it hadn′t rained that day, or during the whole month of February. "On the contrary," she told me when I came to see her, a short time before her death. "The sun warms things up earlier than in August." She had been quartering three rabbits for lunch, surrounded by panting dogs, when Santiago Nasar entered the kitchen. "He always got up with the face of a bad night," Victoria Guzman recalled without affection. Divina Flor, her daughter, who was just coming into bloom, served Santiago Nasar a mug of mountain coffee with a shot of cane liquor, as on every Monday, to help him bear the burden of the night before. The enormous kitchen, with the whispers from the fire and the hens sleeping on their perches, was breathing stealthily.
Santiago Nasar masticó otra aspirina y se sentó a beber a sorbos lentos el tazón de café, pensando despacio, sin apartar la vista de las dos mujeres que destripaban los conejos en la hornilla. A pesar de la edad, Victoria Guzmán se conservaba entera. La niña, todavía un poco montaraz, parecía sofocada por el ímpetu de sus glándulas. Santiago Nasar la agarró por la muñeca cuando ella iba a recibirle el tazón vacío.
Santiago Nasar swallowed another aspirin and sat down to drink the mug of coffee in slow sips, thinking just as slowly, without taking his eyes off the two women who were disembowelling the rabbits on the stove. In spite of her age, Victoria Guzman was still in good shape. The girl, as yet a bit untamed, seemed overwhelmed by the drive of her glands. Santiago Nasar grabbed her by the wrist when she came to take the empty mug from him.
-Ya estás en tiempo de desbravar -le dijo.
"The time has come for you to be tamed," he told her.
Victoria Guzmán le mostró el cuchillo ensangrentado.
Victoria Guzman showed him the bloody knife.
-Suéltala, blanco -le ordenó en serio-. De esa agua no beberás mientras yo esté viva.
"Let go of her, white man," she ordered him seriously. "You won′t have a drink of that water as long as I′m alive."
Había sido seducida por Ibrahim Nasar en la plenitud de la adolescencia. La había amado en secreto varios años en los establos de la hacienda, y la llevó a servir en su casa cuando se le acabó el afecto. Divina Flor, que era hija de un marido más reciente, se sabía destinada a la cama furtiva de Santiago Nasar, y esa idea le causaba una ansiedad prematura. «No ha vuelto a nacer otro hombre como ése», me dijo, gorda y mustia, y rodeada por los hijos de otros amores. «Era idéntico a su padre -le replicó Victoria Guzmán-. Un mierda.» Pero no pudo eludir una rápida ráfaga de espanto al recordar el horror de Santiago Nasar cuando ella arrancó de cuajo las entrañas de un conejo y les tiró a los perros el tripajo humeante.
She′d been seduced by Ibrahim Nasar in the fullness of her adolescence. She′d made love to him in secret for several years in the stables of the ranch, and he brought her to be a house servant when the affection was over. Divina Flor, who was the daughter of a more recent mate, knew that she was destined for Santiago Nasar′s furtive bed, and that idea brought out a premature anxiety in her. "Another man like that hasn′t ever been born again, she told me, fat and faded and surrounded by the children of other loves. "He was just like his father," Victoria Guzman answered her. "A shit." But she couldn′t avoid a wave of fright as she remembered Santiago Nasar′s horror when she pulled out the insides of a rabbit by the roots and threw the steaming guts to the dogs.
-No seas bárbara -le dijo él-. Imagínate que fuera un ser humano.
"Don′t be a savage," he told her. "Make believe it was a human being.
Victoria Guzmán necesitó casi 20 años para entender que un hombre acostumbrado a matar animales inermes expresara de pronto semejante horror. «Dios Santo -exclamó asustada-, de modo que todo aquello fue una revelación!» Sin embargo, tenía tantas rabias atrasadas la mañana del crimen, que siguió cebando a los perros con las vísceras de los otros conejos, sólo por amargarle el desayuno a Santiago Nasar. En ésas estaban cuando el pueblo entero despertó con el bramido estremecedor del buque de vapor en que llegaba el obispo.
Victoria Guzman needed almost twenty years to understand that a man accustomed to killing defenceless animals could suddenly express such horror. "Good heavens," she explained with surprise. "All that was such a revelation." Nevertheless, she had so much repressed rage the morning of the crime that she went on feeding the dogs with the insides of the other rabbits, just to embitter Santiago Nasar′s breakfast. That′s what they were up to when the whole town awoke with the earthshaking bellow of the bishop′s steamboat.
La casa era un antiguo depósito de dos pisos, con paredes de tablones bastos y un techo de cinc de dos aguas, sobre el cual velaban los gallinazos por los desperdicios del puerto. Había sido construido en los tiempos en que el río era tan servicial que muchas barcazas de mar, e inclusive algunos barcos de altura, se aventuraban hasta aquí a través de las ciénagas del estuario. Cuando vino Ibrahim Nasar con los últimos árabes, al término de las guerras civiles, ya no llegaban los barcos de mar debido a las mudanzas del río, y el depósito estaba en desuso. Ibrahim Nasar lo compró a cualquier precio para poner una tienda de importación que nunca puso, y sólo cuando se iba a casar lo convirtió en una casa para vivir. En la planta baja abrió un salón que servía para todo, y construyó en el fondo una caballeriza para cuatro animales, los cuartos de servicio, y tina cocina de hacienda con ventanas hacia el puerto por donde entraba a toda hora la pestilencia de las aguas. Lo único que dejó intacto en el salón fue la escalera en espiral rescatada de algún naufragio. En la planta alta, donde antes estuvieron las oficinas de aduana, hizo dos dormitorios amplios y cinco camarotes para los muchos hijos que pensaba tener, y construyó un balcón de madera sobre los almendros de la plaza, donde Plácida Linero se sentaba en las tardes de marzo a consolarse de su soledad. En la fachada conservó la puerta principal y le hizo dos ventanas de cuerpo entero con bolillos torneados. Conservó también la puerta posterior, sólo que un poco más alzada para pasar a caballo, y mantuvo en servicio una parte del antiguo muelle. Ésa fue siempre la puerta de más uso, no sólo porque era el acceso natural a las pesebreras y la cocina, sino porque daba a la calle del puerto nuevo sin pasar por la plaza. La puerta del frente, salvo en ocasiones festivas, permanecía cerrada y con tranca. Sin embargo, fue por allí, y no por la puerta posterior, por donde esperaban a Santiago Nasar los hombres que lo iban a matar, y fue por allí por donde él salió a recibir al obispo, a pesar de que debía darle una vuelta completa a la casa para llegar al puerto.
The house was a former warehouse, with two stories, walls of rough planks, and a peaked tin roof where the buzzards kept watch over the garbage on the docks. It had been built in the days when the river was so usable that many seagoing barges and even a few tall ships made their way up there through the marshes of the estuary. By the time Ibrahim Nasar arrived with the last Arabs at the end of the civil wars, seagoing ships no longer came there because of shifts in the river, and the warehouse was in disuse. Ibrahim Nasar bought it at a cheap price in order to set up an import store that he never did establish, and only when he was going to be married did he convert it into a house to live in. On the ground floor he opened up a parlour that served for everything, and in back he built a stable for four animals, the servants′ quarters, and a country kitchen with windows opening onto the dock, through which the stench of the water came in at all hours. The only thing he left intact in the parlour was the spiral staircase rescued from some shipwreck. On the upper floor, where the customs offices had been before, he built two large bedrooms and five cubbyholes for the many children he intended having, and he constructed a wooden balcony that overlooked the almond trees on the square, where Placida Linero would sit on March afternoons to console herself for her solitude. In the front he kept the main door and built two full-length windows with lathe-turned bars. He also kept the rear door, except a bit taller so that a horse could enter through it, and he kept a part of the old pier in use. That was always the door most used, not only because it was the natural entry to the mangers and the kitchen, but because it opened onto the street that led to the new docks without going through the square. The front door, except for festive occasions, remained closed and barred. Nevertheless, it was there, and not at the rear door, that the men who were going to kill him waited for Santiago Nasar, and it was through there that he went out to receive the bishop, despite the fact that he would have to walk completely around the house in order to reach the docks.
Nadie podía entender tantas coincidencias funestas. El juez instructor que vino de Riohacha debió sentirlas sin atreverse a admitirlas, pues su interés de darles una explicación racional era evidente en el sumario. La puerta de la plaza estaba citada varias veces con un nombre de folletín: La puerta fatal. En realidad, la única explicación válida parecía ser la de Plácida Linero, que contestó a la pregunta con su razón de madre: «Mi hijo no salía nunca por la puerta de atrás cuando estaba bien vestido».
No one could understand such fatal coincidences. The investigating judge who came from Riohacha must have sensed them without daring to admit it, for his impulse to give them a rational explanation was obvious in his report. The door to the square was cited several times with a dime-novel title: "The Fatal Door." In reality, the only valid explanation seemed to be that of Placida Linero, who answered the question with her mother wisdom: "My son never went out the back door when he was dressed up.
Parecía una verdad tan fácil, que el instructor la registró en una nota marginal, pero no la sentó en el sumario.
It seemed to be such an easy truth that the investigator wrote it down as a marginal note, but he didn′t include it in the report.
Victoria Guzmán, por su parte, fue terminante en la respuesta de que ni ella ni su hija sabían que a Santiago Nasar lo estaban esperando para matarlo. Pero en el curso de sus años admitió que ambas lo sabían cuando él entró en la cocina a tomar el café. Se lo había dicho una mujer que pasó después de las cinco a pedir un poco de leche por caridad, y les reveló además los motivos y el lugar donde lo estaban esperando. «No la previne porque pensé que eran habladas de borracho», me dijo. No obstante, Divina Flor me confesó en una visita posterior, cuando ya su madre había muerto, que ésta no le había dicho nada a Santiago Nasar porque en el fondo de su alma quería que lo mataran. En cambio ella no lo previno porque entonces no era más que una niña asustada, incapaz de una decisión propia, y se había asustado mucho más cuando él la agarró por la muñeca con una mano que sintió helada y pétrea, como una mano de muerto.
Victoria Guzman, for her part, had been categorical with her answer that neither she nor her daughter knew that the men were waiting for Santiago Nasar to kill him. But in the course of her years she admitted that both knew it when he came into the kitchen to have his coffee. They had been told it by a woman who had passed by after five o′clock to beg a bit of milk, and who in addition had revealed the motives and the place where they were waiting. "I didn′t warn him because I thought it was drunkards′ talk," she told me. Nevertheless, Divina Flor confessed to me on a later visit, after her mother had died, that the latter hadn′t said anything to Santiago Nasar because in the depths of her heart she wanted them to kill him. She, on the other hand, didn′t warn him because she was nothing but a frightened child at the time, incapable of a decision of her own, and she′d been all the more frightened when he grabbed her by the wrist with a hand that felt frozen and stony, like the hand of a dead man.
Santiago Nasar atravesó a pasos largos la casa en penumbra, perseguido por los bramidos de júbilo del buque del obispo. Divina Flor se le adelantó para abrirle la puerta, tratando de no dejarse alcanzar por entre las jaulas de pájaros dormidos del comedor, por entre los muebles de mimbre y las macetas de helechos colgados de la sala, pero cuando quitó la tranca de la puerta no pudo evitar otra vez la mano de gavilán carnicero.
Santiago Nasar went through the shadowy house with long strides, pursued by roars of jubilation from the bishop′s boat. Divina Flor went ahead of him to open the door, trying not to have him get ahead of her among the cages of sleeping birds in the dining room, among the wicker furniture and the pots of ferns hanging down in the living room, but when she took the bar down, she couldn′t avoid the butcher hawk hand again.
«Me agarró toda la panocha -me dijo Divina Flor-. Era lo que hacía siempre cuando me encontraba sola por los rincones de la casa, pero aquel día no sentí el susto de siempre sino unas ganas horribles de llorar.» Se apartó para dejarlo salir, y a través de la puerta entreabierta vio los almendros de la plaza, nevados por el resplandor del amanecer, pero no tuvo valor para ver nada más. «Entonces se acabó el pito del buque y empezaron a cantar los gallos -me dijo-. Era un alboroto tan grande, que no podía creerse que hubiera tantos gallos en el pueblo, y pensé que venían en el buque del obispo.» Lo único que ella pudo hacer por el hombre que nunca había de ser suyo, fue dejar la puerta sin tranca, contra las órdenes de Plácida Linero, para que él pudiera entrar otra vez en caso de urgencia. Alguien que nunca fue identificado había metido por debajo de la puerta un papel dentro de un sobre, en el cual le avisaban a Santiago Nasar que lo estaban esperando para matarlo, y le revelaban además el lugar y los motivos, y otros detalles muy precisos de la confabulación. El mensaje estaba en el suelo cuando Santiago Nasar salió de su casa, pero él no lo vio, ni lo vio Divina Flor ni lo vio nadie hasta mucho después de que el crimen fue consumado.
"He grabbed my whole pussy," Divina Flor told me. "It was what he always did when he caught me alone in some corner of the house, but that day I didn′t feel the usual surprise but an awful urge to cry." She drew away to let him go out, and through the half-open door she saw the almond trees on the square, snowy in the light of dawn, but she didn′t have the courage to look at anything else. "Then the boat stopped tooting and the cocks began to crow," she told me. "It was such a great uproar that I couldn′t believe there were so many roosters in town, and I thought they were coming on the bishop′s boat." The only thing she could do for the man who had never been hers was leave the door unbarred, against Placida Linero′s orders, so that he could get back in, in case of emergency. Someone who was never identified had shoved an envelope under the door with a piece of paper warning Santiago Nasar that they were waiting for him to kill him, and, in addition, the note revealed the place, the motive, and other quite precise details of the plot. The message was on the floor when Santiago Nasar left home, but he didn′t see it, nor did Divina Flor or anyone else until long after the crime had been consummated.
Habían dado las seis y aún seguían encendidas las luces públicas. En las ramas de los almendros, y en algunos balcones, estaban todavía las guirnaldas de colores de la boda, y hubiera podido pensarse que acababan de colgarlas en honor del obispo. Pero la plaza cubierta de baldosas hasta el atrio de la iglesia, donde estaba el tablado de los músicos, parecía un muladar de botellas vacías y toda clase de desperdicios de la parranda pública. Cuando Santiago Nasar salió de su casa, varias personas corrían hacia el puerto, apremiadas por los bramidos del buque.
It had struck six and the street lights were still on. In the branches of the almond trees and on some balconies the coloured wedding decorations were still hanging and one might have thought they′d just been hung in honour of the bishop. But the square, covered with paving stones up to the front steps of the church, where the bandstand was, looked like a trash heap, with empty bottles and all manner of debris from the public festivities. When Santiago Nasar left his house, several people were running toward the docks, hastened along by the bellowing of the boat.
El único lugar abierto en la plaza era una tienda de leche a un costado de la iglesia, donde estaban los dos hombres que esperaban a Santiago Nasar para matarlo. Clotilde Armenta, la dueña del negocio, fue la primera que lo vio en el resplandor del alba, y tuvo la impresión de que estaba vestido de aluminio. «Ya parecía un fantasma», me dijo.
The only place open on the square was a milk shop on one side of the church, where the two men were who were waiting for Santiago Nasar in order to kill him. Clotilde Armenta, the proprietress of the establishment, was the first to see him in the glow of dawn, and she had the impression that he was dressed in aluminium. "He already looked like a ghost," she told me.
Los hombres que lo iban a matar se habían dormido en los asientos, apretando en el regazo los cuchillos envueltos en periódicos, y Clotilde Armenta reprimió el aliento para no despertarlos.
The men who were going to kill him had slept on the benches, clutching the knives wrapped in newspapers to their chests, and Clotilde Armenta held her breath so as not to awaken them.
Eran gemelos: Pedro y Pablo Vicario. Tenían 24 años, y se parecían tanto que costaba trabajo distinguirlos. «Eran de catadura espesa pero de buena índole», decía el sumario.
They were twins: Pedro and Pablo Vicario. They were twenty-four years old, and they looked so much alike that it was difficult to tell them apart.
Yo, que los conocía desde la escuela primaria, hubiera escrito lo mismo. Esa mañana llevaban todavía los vestidos de paño oscuro de la boda, demasiado gruesos y formales para el Caribe, y tenían el aspecto devastado por tantas horas de mala vida, pero habían cumplido con el deber de afeitarse. Aunque no habían dejado de beber desde la víspera de la parranda, ya no estaban borrachos al cabo de tres días, sino que parecían sonámbulos desvelados. Se habían dormido con las primeras auras del amanecer, después de casi tres horas de espera en la tienda de Clotilde Armenta, y aquél era su primer sueño desde el viernes. Apenas si habían despertado con el primer bramido del buque, pero el instinto los despertó por completo cuando Santiago Nasar salió de su casa. Ambos agarraron entonces el rollo de periódicos, y Pedro Vicario empezó a levantarse.
"They were hard-looking, but of a good sort," the report said. I, who had known them since grammar school, would have written the same thing. That morning they were still wearing their dark wedding suits, too heavy and formal for the Caribbean, and they looked devastated by so many hours of bad living, but they′d done their duty and shaved. Although they hadn′t stopped drinking since the eve of the wedding, they weren′t drunk at the end of three days, but they looked, rather, like insomniac sleepwalkers. They′d fallen asleep with the first breezes of dawn, after almost three hours of waiting in Clotilde Armenta′s store, and it was the first sleep they had had since Friday. They had barely awakened with the first bellow of the boat, but instinct awoke them completely when Santiago Nasar came out of his house. Then they both grabbed the rolled-up newspapers and Pedro Vicario started to get up.
-Por el amor de Dios -murmuró Clotilde Armenta-. Déjenlo para después, aunque sea por respeto al señor obispo.
"For the love of God," murmured Clotilde Armenta. "Leave him for later, if only out of respect for his grace the bishop.
«Fue un soplo del Espíritu Santo», repetía ella a menudo. En efecto, había sido una ocurrencia providencial, pero de una virtud momentánea. Al oírla, los gemelos Vicario reflexionaron, y el que se había levantado volvió a sentarse. Ambos siguieron con la mirada a Santiago Nasar cuando empezó a cruzar la plaza. «Lo miraban más bien con lástima», decía Clotilde Armenta. Las niñas de la escuela de monjas atravesaron la plaza en ese momento trotando en desorden con sus uniformes de huérfanas.
"It was a breath of the Holy Spirit," she often repeated. Indeed, it had been a providential happening, but of momentary value only. When they heard her, the Vicario twins reflected, and the one who had stood up sat down again. Both followed Santiago Nasar with their eyes as he began to cross the square. "They looked at him more with pity “, Clotilde Armenta said. At that moment the girls from the nuns′ school crossed the square, trotting in disorder inside their orphans′ uniforms.
Plácida Linero tuvo razón: el obispo no se bajó del buque. Había mucha gente en el puerto además de las autoridades y los niños de las escuelas, y por todas partes se veían los huacales de gallos bien cebados que le llevaban de regalo al obispo, porque la sopa de crestas era su plato predilecto. En el muelle de carga había tanta leña arrumada, que el buque habría necesitado por lo menos dos horas para cargarla. Pero no se detuvo. Apareció en la vuelta del río, rezongando como un dragón, y entonces la banda de músicos empezó a tocar el himno del obispo, y los gallos se pusieron a cantar en los huacales y alborotaron a los otros gallos del pueblo. Por aquella época, los legendarios buques de rueda alimentados con leña estaban a punto de acabarse, y los pocos que quedaban en servicio ya no tenían pianola ni camarotes para la luna de miel, y apenas si lograban navegar contra la corriente. Pero éste era nuevo, y tenía dos chimeneas en vez de una con la bandera pintada como un brazal, y la rueda de tablones de la popa le daba un ímpetu de barco de mar. En la baranda superior, junto al camarote del capitán, iba el obispo de sotana blanca con su séquito de españoles. «Estaba haciendo un tiempo de Navidad», ha dicho mi hermana Margot. Lo que pasó, según ella, fue que el silbato del buque soltó un chorro de vapor a presión al pasar frente al puerto, y dejó ensopados a` los que estaban más cerca de la orilla. Fue una ilusión fugaz: el obispo empezó a hacer la señal de la cruz en el aire frente a la muchedumbre del muelle, y después siguió haciéndola de memoria, sin malicia ni inspiración, hasta que el buque se perdió de vista y sólo quedó el alboroto de los gallos.
Plácida Linero was right: the bishop didn′t get off his boat. There were a lot of people at the dock in addition to the authorities and the schoolchildren, and everywhere one could see the crates of well-fattened roosters they were bearing as a gift for the bishop, because cockscomb soup was his favourite dish. At the pier there was so much firewood piled up that it would have taken at least two hours to load. But the boat didn′t stop. It appeared at the bend in the river, snorting like a dragon, and then the band of musicians started to play the bishop′s anthem, and the cocks began to crow in their baskets and aroused all the other roosters in town. In those days the legendary paddle-wheelers that burned wood were on the point of disappearing, and the few that remained in service no longer had player pianos or bridal staterooms and were barely able to navigate against the current. But this one was new, and it had two smokestacks instead of one, with the flag painted on them like armbands, and the wheel made of planks at the stern gave it the drive of a seagoing ship. On the upper deck, beside the captain′s cabin, was the bishop in his white cassock and with his retinue of Spaniards. "It was Christmas weather," my sister Margot said. What happened, according to her, was that the boat whistle let off a shower of compressed steam as it passed by the docks, and it soaked those who were closest to the edge. It was a fleeting illusion: the bishop began to make the sign of the cross in the air opposite the crowd on the pier, and he kept on doing it mechanically afterwards, without malice or inspiration, until the boat was lost from view and all that remained was the uproar of the roosters.
Santiago Nasar tenía motivos para sentirse defraudado. Había contribuido con varias cargas de leña alas solicitudes públicas del padre Carmen Amador, y además había escogido él mismo los gallos de crestas más apetitosas. Pero fue una contrariedad momentánea. Mi hermana Margot, que estaba con él en el muelle, lo encontró de muy buen humor y con ánimos de seguir la fiesta, a pesar de que las aspirinas no le habían causado ningún alivio. «No parecía resfriado, y sólo estaba pensando en lo que había costado la boda», me dijo. Cristo Bedoya, que estaba con ellos, reveló cifras que aumentaron el asombro. Había estado de parranda con Santiago Nasar y conmigo hasta un poco antes de las cuatro, pero no había ido a dormir donde sus padres, sino que se quedó conversando en casa de sus abuelos. Allí obtuvo muchos datos que le faltaban para calcular los costos de la parranda. Contó que se habían sacrificado cuarenta pavos y once cerdos para los invitados, y cuatro terneras que el novio puso a asar para el pueblo en la plaza pública. Contó que se consumieron 205 cajas de alcoholes de contrabando y casi 2.000 botellas de ron de caña que fueron repartidas entre la muchedumbre. No hubo una sola persona, ni pobre ni rica, que no hubiera participado de algún modo en la parranda de mayor escándalo que se había visto jamás en el pueblo. Santiago Nasar soñó en voz alta.
Santiago Nasar had reason to feel cheated. He had contributed several loads of wood to the public solicitudes of Father Carmen Amador, and in addition, he himself had chosen the capons with the most appetising combs. But it was a passing annoyance. My sister Margot, who was with him on the pier, found him in a good mood and with an urge to go on with the festivities in spite of the fact that the aspirins had given him no relief. "He didn′t seem to be chilly and was only thinking about what the wedding must have cost," she told me. Cristo Bedoya, who was with them, revealed figures that added to his surprise. He′d been carousing with Santiago Nasar and me until a little before four; he hadn′t gone to sleep at his parents′, but stayed chatting at his grandparents′ house. There he obtained the bunch of figures that he needed to calculate what the party had cost. He recounted that they had sacrificed forty turkeys and eleven hogs for the guests, and four calves which the bridegroom had set up to be roasted for the people on the public square. He recounted that 205 cases of contraband alcohol had been consumed and almost two thousand bottles of cane liquor, which had been distributed among the crowd. There wasn′t a single person, rich or poor, who hadn′t participated in some way in the wildest party the town had ever seen. Santiago Nasar was dreaming aloud.
-Así será mi matrimonio -dijo-. No les alcanzará la vida para contarlo.
"That′s what my wedding′s going to be like," he said. "Life will be too short for people to tell about it.
Mi hermana sintió pasar el ángel. Pensó una vez más en la buena suerte de Flora Miguel, que tenía tantas cosas en la vida, y que iba a tener además a Santiago Nasar en la Navidad de ese año. «Me di cuenta de pronto de que no podía haber un partido mejor que él», me dijo. «Imagínate: bello, formal, y con una fortuna propia a los veintiún años.» Ella solía invitarlo a desayunar en nuestra casa cuando había caribañolas de yuca, y mi madre las estaba haciendo aquella mañana. Santiago Nasar aceptó entusiasmado.
My sister felt the angel pass by. She thought once more about the good fortune of Flora Miguel, who had so many things in life and was going to have Santiago Nasar as well on Christmas of that year. "I suddenly realised that there couldn′t have been a better catch than him," she told me. "Just imagine: handsome, a man of his word, and with a fortune of his own at the age of twenty-one." She used to invite him to have breakfast at our house when there were manioc fritters, and my mother was making some that morning. Santiago Nasar accepted with enthusiasm.
-Me cambio de ropa y te alcanzo -dijo, y cayó en la cuenta de que había olvidado el reloj en la mesa de noche-. ¿Qué hora es?
"I′ll change my clothes and catch up with you," he said, and he realised that he′d left his watch behind on the night table. "What time is it?.
Eran las 6.25. Santiago Nasar tomó del brazo a Cristo Bedoya y se lo llevó hacia la plaza.
It was six twenty-five. Santiago Nasar took Cristo Bedoya by the arm and led him toward the square.
-Dentro de un cuarto de hora estoy en tu casa -le dijo a mi hermana.
"I′ll be at your house inside of fifteen minutes," he told my sister.
Ella insistió en que se fueran juntos de inmediato porque el desayuno estaba servido.
She insisted that they go together right away because breakfast was already made.
«Era una insistencia rara -me dijo Cristo Bedoya-. Tanto, que a veces he pensado que Margot ya sabía que lo iban a matar y quería esconderlo en tu casa.» Sin embargo, Santiago Nasar la convenció de que se adelantara mientras él se ponía la ropa de montar, pues tenía que estar temprano en El Divino Rostro para castrar terneros. Se despidió de ella con la misma señal de la mano con que se había despedido de su madre, y se alejó hacia la plaza llevando del brazo a Cristo Bedoya. Fue la última vez que lo vio.
"It was a strange insistence," Cristo Bedoya told me. "So much so that sometimes I′ve thought that Margot already knew that they were going to kill him and wanted to hide him in your house." Santiago Nasar persuaded her to go on ahead while he put on his riding clothes, because he had to be at The Divine Face early in order to geld some calves. He took leave of her with the same wave with which he′d said good-bye to his mother and went off toward the square on the arm of Cristo Bedoya. It was the last time she saw him.
Muchos de los que estaban en el puerto sabían que a Santiago Nasar lo iban a matar.
Many of those who were on the docks knew that they were going to kill Santiago Nasar.
Don Lázaro Aponte, coronel de academia en uso de buen retiro y alcalde municipal desde hacía once años, le hizo un saludo con los dedos. «Yo tenía mis razones muy reales para creer que ya no corría ningún peligro», me dijo. El padre Carmen Amador tampoco se preocupó. «Cuando lo vi sano y salvo pensé que todo había sido un infundio», me dijo. Don Lazaro Aponte, a colonel from the academy making use of his good retirement, and town mayor for eleven years, waved to him with his fingers. "I had my own very real reasons for believing he wasn′t in any danger anymore," he told me. Father Carmen Amador wasn′t worried either. "When I saw him safe and sound I thought it had all been a fib," he told me.
Nadie se preguntó siquiera si Santiago Nasar estaba prevenido, porque a todos les pareció imposible que no lo estuviera.
No one even wondered whether Santiago Nasar had been warned, because it seemed impossible to all that he hadn′t.
En realidad, mi hermana Margot era una de las pocas personas que todavía ignoraban que lo iban a matar. «De haberlo sabido, me lo hubiera llevado para la casa aunque fuera amarrado», declaró al instructor. Era extraño que no lo supiera, pero lo era mucho más que tampoco lo supiera mi madre, pues se enteraba de todo antes que nadie en la casa, a pesar de que hacía años que no salía a la calle, ni siquiera para ir a misa. Yo apreciaba esa virtud suya desde que empecé a levantarme temprano para ir a la escuela. La encontraba como era en aquellos tiempos, lívida y sigilosa, barriendo el patio con una escoba de ramas en el resplandor ceniciento del amanecer, y entre cada sorbo de café me iba contando lo que había ocurrido en el mundo mientras nosotros dormíamos. Parecía tener hilos de comunicación secreta con la otra gente del pueblo, sobre todo con la de su edad, y a veces nos sorprendía con noticias anticipadas que no hubiera podido conocer sino por artes de adivinación. Aquella mañana, sin embargo, no sintió el pálpito de la tragedia que se estaba gestando desde las tres de la madrugada.
In reality, my sister Margot was one of the few people who still didn′t know that they were going to kill him. "If I′d known, I would have taken him home with me even if I had to hog-tie him," she declared to the investigator. It was strange that she hadn′t known, but it was even stranger that my mother didn′t know either, because she knew about everything before anyone else in the house, in spite of the fact that she hadn′t gone out into the street in years, not even to attend mass. I had become aware of that quality of hers ever since I began to get up early for school. I would find her the way she was in those days, pale and stealthy, sweeping the courtyard with a homemade broom in the ashen glow of dawn, and between sips of coffee she would proceed to tell me what had happened in the world while we′d been asleep. She seemed to have secret threads of communication with the other people in town, especially those her age, and sometimes she would surprise us with news so ahead of its time that she could only have known it through powers of divination. That morning, however, she didn′t feel the throb of the tragedy that had been gestating since three o′clock.
Había terminado de barrer el patio, y cuando mi hermana Margot salía a recibir al obispo la encontró moliendo la yuca para las caribañolas. «Se oían gallos», suele decir mi madre recordando aquel día. Pero nunca relacionó el alboroto distante con la llegada del obispo, sino con los últimos rezagos de la boda.
She′d finished sweeping the courtyard, and when my sister Margot went out to meet the bishop she found her grinding manioc for the fritters. "Cocks could be heard," my mother is accustomed to saying, remembering that day. She never associated the distant uproar with the arrival of the bishop, however, but with the last leftovers from the wedding.
Nuestra casa estaba lejos de la plaza grande, en un bosque de mangos frente al río.
Our house was a good distance from the main square, in a mango grove on the river.
Mi hermana Margot había ido hasta el puerto caminando por la orilla, y la gente estaba demasiado excitada con la visita del obispo para ocuparse de otras novedades. Habían puesto a los enfermos acostados en los portales para que recibieran la medicina de Dios, y las mujeres salían corriendo de los patios con pavos y lechones y toda clase de cosas de comer, y desde la orilla opuesta llegaban canoas adornadas de flores. Pero después de que el obispo pasó sin dejar su huella en la tierra, la otra noticia reprimida alcanzó su tamaño de escándalo. Entonces fue cuando mi hermana Margot la conoció completa y de un modo brutal: Ángela Vicario, la hermosa muchacha que se había casado el día anterior, había sido devuelta a la casa de sus padres, porque el esposo encontró que no era virgen. «Sentí que era yo la que me iba a morir», dijo mi hermana. «Pero por más que volteaban el cuento al derecho y al revés, nadie podía explicarme cómo fue que el pobre Santiago Nasar terminó comprometido en semejante enredo.» Lo único que sabían con seguridad era que los hermanos de Ángela Vicario lo estaban esperando para matarlo.
My sister Margot had gone to the docks by walking along the shore, and the people were too excited with the bishop′s visit to worry about any other news. They′d placed the sick people in the archways to receive God′s medicine, and women came running out of their yards with turkeys and suckling pigs and all manner of things to eat, and from the opposite shore came canoes bedecked with flowers. But after the bishop passed without setting foot on land, the other repressed news assumed its scandalous dimensions. Then it was that my sister Margot learned about it in a thorough and brutal way: Angela Vicario, the beautiful girl who′d gotten married the day before, had been returned to the house of her parents, because her husband had discovered that she wasn′t a virgin. "I felt that I was the one who was going to die," my sister said. "But no matter how much they tossed the story back and forth, no one could explain to me how poor Santiago Nasar ended up being involved in such a mix-up." The only thing they knew for sure was that Angela Vicario′s brothers were waiting for him to kill him.
Mi hermana volvió a casa mordiéndose por dentro para no llorar. Encontró a mi madre en el comedor, con un traje dominical de flores azules que se había puesto por si el obispo pasaba a saludarnos, y estaba cantando el fado del amor invisible mientras arreglaba la mesa. Mi hermana notó que había un puesto más que de costumbre.
My sister returned home gnawing at herself inside to keep from crying. She found my mother in the dining room, wearing a Sunday dress with blue flowers that she had put on in case the bishop came by to pay us a call, and she was singing the fado about invisible love as she set the table. My sister noted that there was one more place than usual.
-Es para Santiago Nasar -le dijo mi madre-. Me dijeron que lo habías invitado a desayunar.
"It′s for Santiago Nasar," my mother said. "They told me you′d invited him for breakfast.
-Quítalo -dijo mi hermana. Entonces le contó. «Pero fue como si ya lo supiera -me dijo-. Fue lo mismo de siempre, que uno empieza a contarle algo, y antes de que el cuento llegue a la mitad ya ella sabe cómo termina.» Aquella mala noticia era un nudo cifrado para mi madre. A Santiago Nasar le habían puesto ese nombre por el nombre de ella, y era además su madrina de bautismo, pero también tenía un parentesco de sangre con Pura Vicario, la madre de la novia devuelta. Sin embargo, no había acabado de escuchar la noticia cuando ya se había puesto los zapatos de tacones y la mantilla de iglesia que sólo usaba entonces para las visitas de pésame. Mi padre, que había oído todo desde la cama, apareció en piyama en el comedor y le preguntó alarmado para dónde iba.
"Take it away," my sister said. Then she told her. "But it was as if she already knew," she said to me. "It was the same as always: you begin telling her something and before the story is half over she already knows how it came out." That bad news represented a knotty problem for my mother. Santiago Nasar had been named for her and she was his godmother when he was christened, but she was also a blood relative of Pura Vicario, the mother of the returned bride. Nevertheless, no sooner had she heard the news than she put on her high-heeled shoes and the church shawl she only wore for visits of condolence. My father, who had heard everything from his bed, appeared in the dining room in his pyjamas and asked in alarm where she was going.
-A prevenir a mi comadre Plácida -contestó ella-. No es justo que todo el mundo sepa que le van a matar el hijo, y que ella sea la única que no lo sabe.
"To warn my dear friend Placida," she answered. "It isn′t right that everybody should know that they′re going to kill her son and she the only one who doesn′t.
-Tenernos tantos vínculos con ella como con los Vicario -dijo mi padre.
"We′ve got the same ties to the Vicarios that we do with her," my father said.
-Hay que estar siempre de parte del muerto -dijo ella.
"You always have to take the side of the dead," she said.
Mis hermanos menores empezaron a salir de los otros cuartos. Los más pequeños, tocados por el soplo de la tragedia, rompieron a llorar. Mi madre no les hizo caso, por una vez en la vida, ni le prestó atención a su esposo.
My younger brothers began to come out of the other bedrooms. The smallest, touched by the breath of tragedy, began to weep. My mother paid no attention to them; for once in her life she didn′t even pay any attention to her husband.
-Espérate y me visto -le dijo él.
"Wait a minute and I′ll get dressed," he told her.
Ella estaba ya en la calle. Mi hermano Jaime, que entonces no tenía más de siete años, era el único que estaba vestido para la escuela.
She was already in the street. My brother Jaime, who wasn′t more than seven at the time, was the only one who was dressed for school.
-Acompáñala tú -ordenó mi padre.
"You go with her," my father ordered.
Jaime corrió detrás de ella sin saber qué pasaba ni para dónde iban, y se agarró de su mano. «Iba hablando sola -me dijo Jaime-. Hombres de mala ley, decía en voz muy baja, animales de mierda que no son capaces de hacer nada que no sean desgracias.» No se daba cuenta ni siquiera de que llevaba al niño de la mano. «Debieron pensar que me había vuelto loca -me dijo-. Lo único que recuerdo es que se oía a lo lejos un ruido de mucha gente, como si hubiera vuelto a empezar la fiesta de la boda, y que todo el mundo corría en dirección de la plaza.» Apresuró el paso, con la determinación de que era capaz cuando estaba una vida de por medio, hasta que alguien que corría en sentido contrario se compadeció de su desvarío.
Jaime ran after her without knowing what was happening or where they were going, and grabbed her hand. "She was going along talking to herself," Jaime told me. "Lowlifes," she was saying under her breath, "shitty animals that can′t do anything that isn′t something awful." She didn′t even realise that she was holding the child by the hand. "They must have thought I′d gone crazy," she told me. "The only thing I can remember is that in the distance you could hear the noise of a lot of people, as if the wedding party had started up again, and everybody was running toward the square." She quickened her step, with the determination she was capable of when there was a life at stake, until somebody who was running in the opposite direction took pity on her madness.
-No se moleste, Luisa Santiaga -le gritó al pasar-. Ya lo mataron.
"Don′t bother yourself, Luisa Santiaga," he shouted as he went by. "They′ve already killed him."
CHAPTER 2
Bayardo San Román, el hombre que devolvió a la esposa, había venido por primera vez en agosto del año anterior: seis meses antes de la boda. Llegó en el buque semanal con unas alforjas guarnecidas de plata que hacían juego con las hebillas de la correa y las argollas de los botines. Andaba por los treinta años, pero muy bien escondidos, pues tenía una cintura angosta de novillero, los ojos dorados, y la piel cocinada a fuego lento por el salitre. Llegó con una chaqueta corta y un pantalón muy estrecho, ambos de becerro natural, y unos guantes de cabritilla del mismo color. Magdalena Oliver había venido con él en el buque y no pudo quitarle la vista de encima durante el viaje.
BAYARDO SAN ROMAN, THE MAN WHO had given back his bride, had turned up for the first time in August of the year before: six months before the wedding. He arrived on the weekly boat with some saddlebags decorated with silver that matched the buckle of his belt and the rings on his boots. He was around thirty years old, but they were wellconcealed, because he had the waist of P a novice bullfighter, golden eyes, and a skin slowly roasted by saltpetre. He arrived wearing a short jacket and very tight trousers, both of natural calfskin, and kid gloves of the same colour. Magdalena Oliver had been with him on the boat and couldn′t take her eyes off him during the whole trip.
«Parecía marica -me dijo-. Y era una lástima, porque estaba como para embadurnarlo de mantequilla y comérselo vivo.» No fue la única que lo pensó, ni tampoco la última en darse cuenta de que Bayardo San Román no era un hombre de conocer a primera vista.
"He looked like a fairy," she told me. "And it was a pity, because I could have buttered him and eaten him alive." She wasn′t the only one who thought so, nor was she the last to realise that Bayardo San Roman was not a man to be known at first sight.
Mi madre me escribió al colegio a fines de agosto y me decía en una nota casual: «Ha venido un hombre muy raro». En la carta siguiente me decía: «El hombre raro se llama Bayardo San Román, y todo el inundo dice que es encantador, pero yo no lo he visto».
My mother wrote to me at school toward the end of August and said in a casual postscript: "A very strange man has come." In the following letter she told me: "The strange man is called Bayardo San Roman, and everybody says he′s enchanting, but I haven′t seen him."
Nadie supo nunca a qué vino. A alguien que no resistió la tentación de preguntárselo, un poco antes de la boda, le contestó: «Andaba de pueblo en pueblo buscando con quien casarme». Podía haber sido verdad, pero lo mismo hubiera contestado cualquier otra cosa, pues tenía una manera de hablar que más bien le servía para ocultar que para decir.
Nobody knew what he′d come for. Someone who couldn′t resist the temptation of asking him, a little before the wedding, received the answer: "I′ve been going from town to town looking for someone to marry." It might have been true, but he would have answered anything else in the same way, because he had a way of speaking that served to conceal rather than to reveal.
La noche en que llegó dio a entender en el cine que era ingeniero de trenes, y habló de la urgencia de construir un ferrocarril hasta el interior para anticiparnos a las veleidades del río. Al día siguiente tuvo que mandar un telegrama, y él mismo lo transmitió con el manipulador, y además le enseñó al telegrafista una fórmula suya para seguir usando las pilas agotadas. Con la misma propiedad había hablado de enfermedades fronterizas con un médico militar que pasó por aquellos meses haciendo la leva. Le gustaban las fiestas ruidosas y largas, pero era de buen beber, separador de pleitos y enemigo de juegos de manos. Un domingo después de misa desafió a los nadadores más diestros, que eran muchos, y dejó rezagados a los mejores con veinte brazadas de ida y vuelta a través del río. Mi madre me lo contó en una carta, y al final me hizo un comentario muy suyo: «Parece que también está nadando en oro». Esto respondía a la leyenda prematura de que Bayardo San Román no sólo era capaz de hacer todo, y de hacerlo muy bien, sino que además disponía de recursos interminables.
The night he arrived he gave them to understand at the movies that he was a track engineer, and spoke of the urgency for building a railroad into the interior so that we could keep ahead of the river′s fickle ways. On the following day he had to send a telegram and he transmitted it on the key himself, and in addition, he taught the telegrapher a formula of his so that he could keep on using the worn-out batteries. With the same assurance he talked about frontier illnesses with a military doctor who had come through during those months of conscription. He liked noisy and long-lasting festivities, but he was a good drinker, a mediator of fights, and an enemy of cardsharps. One Sunday after mass he challenged the most skillful swimmers, who were many, and left the best behind by twenty strokes in crossing the river and back. My mother told me about it in a letter, and at the end she made a comment that was very much like her: "It also seems that he′s swimming in gold." That was in reply to the premature legend that Bayardo San Roman not only was capable of doing everything, and doing it quite well, but also had access to endless resources.
Mi madre le dio la bendición final en una carta de octubre. «La gente lo quiere mucho -me decía-, porque es honrado y de buen corazón, y el domingo pasado comulgó de rodillas y ayudó a la misa en latín.» En ese tiempo no estaba permitido comulgar de pie y sólo se oficiaba en latín, pero mi madre suele hacer esa clase de precisiones superfluas cuando quiere llegar al fondo de las cosas. Sin embargo, después de ese veredicto consagratorio me escribió dos cartas más en las que nada me decía sobre Bayardo San Román, ni siquiera cuando fue demasiado sabido que quería casarse con Ángela Vicario.
My mother gave him the final blessing in a letter in October: "People like him a lot," she told me, "because he′s honest and has a good heart, and last Sunday he received communion on his knees and helped with the mass in Latin." In those days it wasn′t permitted to receive communion standing and everything was in Latin, but my mother is accustomed to noting that kind of superfluous detail when she wants to get to the heart of the matter. Nevertheless, after that consecrated verdict she wrote me two letters in which she didn′t say anything about Bayardo San Roman, not even when it was known very well that he wanted to marry Angela Vicario.
Sólo mucho después de la boda desgraciada me confesó que lo había conocido cuando ya era muy tarde para corregir la carta de octubre, y que sus ojos de oro le habían causado un estremecimiento de espanto.
Only a long time after the unfortunate wedding did she confess to me that she actually knew him when it was already too late to correct the October letter, and that his golden eyes had caused the shudder of a fear in her.
-Se me pareció al diablo -me dijo-, pero tú mismo me habías dicho que esas cosas no se deben decir por escrito. Lo conocí poco después que ella, cuando vine a las vacaciones de Navidad, y no lo encontré tan raro como decían. Me pareció atractivo, en efecto, pero muy lejos de la visión idílica de Magdalena Oliver. Me pareció más serio de lo que hacían creer sus travesuras, y de una tensión recóndita apenas disimulada por sus gracias excesivas.
"He reminded me of the devil," she told me, "but you yourself had told me that things like that shouldn′t be put into writing. I met him a short while after she did, when I came home for Christmas vacation, and I found him just as strange as they had said. He seemed attractive, certainly, but far from Magdalena Oliver′s idyllic vision. He seemed more serious to me than his antics would have led one to believe, and with a hidden tension that was barely concealed by his excessive good manners.
Pero sobre todo, me pareció un hombre muy triste. Ya para entonces había formalizado su compromiso de amores con Ángela Vicario.
But above all, he seemed to me like a very sad man. At that time he had already formalised his contract of love with Angela Vicario.
Nunca se estableció muy bien cómo se conocieron. La propietaria de la pensión de hombres solos donde vivía Bayardo San Román, contaba que éste estaba haciendo la siesta en un mecedor de la sala, a fines de setiembre, cuando Ángela Vicario y su madre, atravesaron la plaza con dos canastas de flores artificiales. Bayardo San Román despertó a medias, vio las dos mujeres vestidas de negro inclemente que parecían los únicos seres vivos en el marasmo de las dos de la tarde, y preguntó quién era la joven.
It had never been too well established how they had met. The landlady of the bachelors′ boardinghouse where Bayardo San Roman lived told of how he′d been napping in a rocking chair in the parlour toward the end of September, when Angela Vicario and her mother crossed the square carrying two baskets of artificial flowers. Bayardo San Roman half-awoke, saw the two women dressed in the unforgiving black worn by the only living creatures in the morass of two o′clock in the afternoon, and asked who the young one was.
La propietaria le contestó que era la hija menor de la mujer que la acompañaba, y que se llamaba Ángela Vicario. Bayardo San Román las siguió con la mirada hasta el otro extremo de la plaza.
The landlady answered him that she was the youngest daughter of the woman with her and that her name was Angela Vicario. Bayardo San Roman followed them with his look to the other side of the square.
-Tiene el nombre bien puesto -dijo.
"She′s well-named," he said.
Luego recostó la cabeza en el espaldar del mecedor, y volvió a cerrar los ojos.
Then he rested his head on the back of the rocker and closed his eyes again.
-Cuando despierte -dijo-, recuérdame que me voy a casar con ella.
"When I wake up," he said, "remind me that I′m going to marry her.
Ángela Vicario me contó que la propietaria de la pensión le había hablado de este episodio desde antes de que Bayardo San Román la requiriera en amores. «Me asusté mucho», me dijo. Tres personas que estaban en la pensión confirmaron que el episodio había ocurrido, pero otras cuatro no lo creyeron cierto. En cambio, todas las versiones coincidían en que Ángela Vicario y Bayardo San Román se habían visto por primera vez en las fiestas patrias de octubre, durante una verbena de caridad en la que ella estuvo encargada de cantar las rifas. Bayardo San Román llegó a la verbena y fue derecho al mostrador atendido por la rifera lánguida cerrada de luto hasta la empuñadura, y le preguntó cuánto costaba la ortofónica con incrustaciones de nácar que había de ser el atractivo mayor de la feria. Ella le contestó que no estaba para la venta sino para rifar.
Angela Vicario told me that the landlady of the boardinghouse had spoken to her about that occurrence before Bayardo San Roman began courting her. "I was quite startled, she told me. Three people who had been in the boarding-house confirmed that it had taken place, but four others weren′t sure. On the other hand, all the versions agreed that Angela Vicario and Bayardo San Roman had seen each other for the first time on the national holiday in October during a charity bazaar at which she was in charge of singing out the raffle numbers. Bayardo San Roman came to the bazaar and went straight to the booth run by the languid raffler, who was in mourning, and he asked her the price of the music box inlaid with mother-of-pearl that must have been the major attraction of the fair. She answered him that it was not for sale but was to be raffled off.
-Mejor -dijo él-, así será más fácil, y además, más barata.
"So much the better," he said. "That makes it easier and cheaper besides.
Ella me confesó que había logrado impresionarla, pero por razones contrarias del amor. «Yo detestaba a los hombres altaneros, y nunca había visto uno con tantas ínfulas -me dijo, evocando aquel día-. Además, pensé que era un polaco.» Su contrariedad fue mayor cuando cantó la rifa de la ortofónica, en medio de la ansiedad de todos, y en efecto se la ganó Bayardo San Román. No podía imaginarse que él, sólo por impresionarla, había comprado todo los números de la rifa.
She confessed to me that he′d managed to impress her, but for reasons opposite those of love. "I detested conceited men, and I′d never seen one so stuck-up," she told me, recalling that day. "Besides, I thought he was a Jew." Her annoyance was greater when she sang out the raffle number for the music box, to the anxiety of all, and indeed, it had been won by Bayardo San Roman. She couldn′t imagine that he, just to impress her, had bought all the tickets in the raffle.
Esa noche, cuando volvió a su casa, Ángela Vicario encontró allí la ortofónica envuelta en papel de regalo y adornada con un lazo de organza. «Nunca pude saber cómo supo que era mi cumpleaños», me dijo. Le costó trabajo convencer a sus padres de que no le había dado ningún motivo a Bayardo San Román para que le mandara semejante regalo, y menos de una manera tan visible que no pasó inadvertido para nadie. De modo que sus hermanos mayores, Pedro y Pablo, llevaron la ortofónica al hotel para devolvérsela a su dueño, y lo hicieron con tanto revuelo que no hubo nadie que la viera venir y no la viera regresar. Con lo único que no contó la familia fue con los encantos irresistibles de Bayardo San Román. Los gemelos no reaparecieron hasta el amanecer del día siguiente, turbios de la borrachera, llevando otra vez la ortofónica y llevando además a Bayardo San Román para seguir la parranda en la casa.
That night, when she returned home, Angela Vicario found the music box there, gift-wrapped and tied with an organdy bow. "I never did find out how he knew that it was my birthday," she told me. It was hard for her to convince her parents that she hadn′t given Bayardo San Roman any reason to send her a gift like that, and even worse, in such a visible way that it hadn′t gone unnoticed by anyone. So her older brothers, Pedro and Pablo, took the music box to the hotel to give back to its owner, and they did it with such a rush that there was no one to witness them come and then not leave. Since the only thing the family hadn′t counted upon was Bayardo San Roman′s irresistible charm, the twins didn′t reappear until dawn of the next day, foggy with drink, bearing once more the music box, and bringing along, besides, Bayardo San Roman to continue the revels at home.
Ángela Vicario era la hija menor de una familia de recursos escasos. Su padre, Poncio Vicario, era orfebre de pobres, y la vista se le acabó de tanto hacer primores de oro para mantener el honor de la casa. Purísima del Carmen, su madre, había sido maestra de escuela hasta que se casó para siempre. Su aspecto manso y un tanto afligido disimulaba muy bien el rigor de su carácter. «Parecía una monja», recuerda Mercedes.
Angela Vicario was the youngest daughter of a family of scant resources. Her father, Poncio Vicario, was a poor man′s goldsmith, and he′d lost his sight from doing so much fine work in gold in order to maintain the honour of the house. Pure sima del Carmen, her mother, had been a schoolteacher until she married for ever. Her meek and somewhat afflicted look hid the strength of her character quite well. "She looked like a nun," my wife Mercedes recalls.
Se consagró con tal espíritu de sacrificio a la atención del esposo y a la crianza de los hijos, que a uno se le olvidaba a veces que seguía existiendo. Las dos hijas mayores se habían .casado muy tarde. Además de los gemelos, tuvieron una hija intermedia que había muerto de fiebres crepusculares, y dos años después seguían guardándole un luto aliviado dentro de la casa, pero riguroso en la calle. Los hermanos fueron criados para ser hombres. Ellas habían sido educadas para casarse. Sabían bordar con bastidor, coser a máquina, tejer encaje de bolillo, lavar y planchar, hacer flores artificiales y dulces de fantasía, y redactar esquelas de compromiso. A diferencia de las muchachas de la época, que habían descuidado el culto de la muerte, las cuatro eran maestras en la ciencia antigua de velar a los enfermos, confortar a los moribundos y amortajar a los muertos.
She devoted herself with such spirit of sacrifice to the care of her husband and the rearing of her children that at times one forgot she still existed. The two oldest daughters had married very late. In addition to the twins, there was a middle daughter who had died of nighttime fevers, and two years later they were still observing a mourning that was relaxed inside the house but rigorous on the street. The brothers were brought up to be men. The girls had been reared to get married. They knew how to do screen embroidery, sew by machine, weave bone lace, wash and iron, make artificial flowers and fancy candy, and write engagement announcements. Unlike other girls of the time, who had neglected the cult of death, the four were past mistresses in the ancient science of sitting up with the ill, comforting the dying, and enshrouding the dead.
Lo único que mi madre les reprochaba era la costumbre de peinarse antes de dormir.
The only thing that my mother reproached them for was the custom of combing their hair before sleeping.
«Muchachas -les decía-: no se peinen de noche que se retrasan los navegantes.» Salvo por eso, pensaba que no había hijas mejor educadas. «Son perfectas -le oía decir con frecuencia-. Cualquier hombre será feliz con ellas, porque han sido criadas para sufrir.» Sin embargo, a los que se casaron con las dos mayores les fue difícil romper el cerco, porque siempre iban juntas a todas partes, y organizaban bailes de mujeres solas y estaban predispuestas a encontrar segundas intenciones en los designios de los hombres.
"Girls," she would tell them, "don′t comb your hair at night; you′ll slow down seafarers." Except for that, she thought there were no better-reared daughters. "They′re perfect," she was frequently heard to say. "Any man will be happy with them because they′ve been raised to suffer." Yet it was difficult for the men who married the two eldest to break the circle, because they always went together everywhere, and they organised dances for women only and were predisposed to find hidden intentions in the designs of men.
Ángela Vicario era la más bella de las cuatro, y mi madre decía que había nacido como las grandes reinas de la historia con el cordón umbilical enrollado en el cuello. Pero tenía un aire desamparado y una pobreza de espíritu que le auguraban un porvenir incierto.
Angela Vicario was the prettiest of the four, and my mother said that she had been born like the great queens of history, with the umbilical cord wrapped around her neck. But she had a helpless air and a poverty of spirit that augured an uncertain future for her.
Yo volvía a verla año tras año, durante mis vacaciones de Navidad, y cada vez parecía más desvalida en la ventana de su casa, donde se sentaba por la tarde a hacer flores de trapo y a cantar valses de solteras con sus vecinas. «Ya está de colgar en un alambre -me decía Santiago Nasar-: tu prima la boba.» De pronto, poco antes del luto de la hermana, la encontré en la calle por primera vez, vestida de mujer y con el cabello rizado, y apenas si pude creer que fuera la misma. Pero fue una visión momentánea: su penuria de espíritu se agravaba con los años. Tanto, que cuando se supo que Bayardo San Román quería casarse con ella, muchos pensaron que era una perfidia de forastero.
I would see her again year after year during my Christmas vacations, and every time she seemed more destitute in the window of her house, where she would sit in the afternoon making cloth flowers and singing songs about single women with her neighbours. "She′s all set to be hooked," Santiago Nasar would tell me, "your cousin the ninny is." Suddenly, a little before the mourning for her sister, I passed her on the street for the first time dressed as a grown •woman and with her hair curled, and I could scarcely believe it was the same person. But it was a momentary vision: her penury of spirit had been aggravated with the years. So much so that when it was discovered that Bayardo San Roman wanted to marry her, many people thought it was an outsider′s scheming.
La familia no sólo lo tomó en serió, sino con un grande alborozo. Salvo Pura Vicario, quien puso como condición que Bayardo San Román acreditara su identidad. Hasta entonces nadie sabía quién era. Su pasado no iba más allá de la tarde en que desembarcó con su atuendo de artista, y era tan reservado sobre su origen que hasta el engendro más demente podía ser cierto. Se llegó a decir que había arrasado pueblos y sembrado el terror en Casanare como comandante de tropa, que era prófugo de Cayena, que lo habían visto en Pernambuco tratando de medrar con una pareja de osos amaestrados, y que había rescatado los restos de un galeón español cargado de oro en el canal de los Vientos. Bayardo San Román le puso término a tantas conjeturas con un recurso simple: trajo a su familia en pleno.
The family took it not only seriously but with great excitement. Except Pura Vicario, who laid down the condition that Bayardo San Roman should identify himself properly. Up till then nobody knew who he was. His past didn′t go beyond that afternoon when he disembarked in his actor′s getup, and he was so reserved about his origins that even the most demented invention could have been true. It came to be said that he had wiped out villages and sown terror in Casanare as troop commander, that he had escaped from Devil′s Island, that he′d been seen in Pernambuco trying to make a living with a pair of trained bears, and that he′d salvaged the remains of a Spanish galleon loaded with gold in the Windward Passage. Bayardo San Roman put an end to all those conjectures by a simple recourse: he produced his entire family.
Eran cuatro: el padre, la madre y dos hermanas perturbadoras. Llegaron en un Ford T con placas oficiales cuya bocina de pato alborotó las calles a las once de la mañana. La madre, Alberta Simonds, una mulata grande de Curazao que hablaba el castellano todavía atravesado de papiamento, había sido proclamada en su juventud como la más bella entre las 200 más bellas de las Antillas. Las hermanas, acabadas de florecer, parecían dos potrancas sin sosiego. Pero la carta grande era el padre: el general Petronio San Román, héroe de las guerras civiles del siglo anterior, y una de las glorias mayores del .régimen conservador por haber puesto en fuga al coronel Aureliano Buendía en el desastre de Tucurinca. Mi madre fue la única que no fue a saludarlo cuando supo quién era. «Me parecía muy bien que se casaran -me dijo-. Pero una cosa era eso, y otra muy distinta era darle la mano a un hombre que ordenó dispararle por ,la espalda a Gerineldo Márquez.» Desde que asomó por la ventana del automóvil saludando con el sombrero blanco, todos lo reconocieron por la fama de sus retratos.
There were four of them: the father, the mother, and two provocative sisters. They arrived in a Model T Ford with official plates, whose duck-quack horn aroused the streets at eleven o′clock in the morning. His mother, Alberta Simonds, a big mulatto woman from Curacao, who spoke Spanish with a mixture of Papiamento, in her youth had been proclaimed the most beautiful of the two hundred most beautiful women in the Antilles. The sisters, newly come into bloom, were like two restless fillies. But the main attraction was the father: General Petronio San Roman, hero of the civil wars of the past century, and one of the major glories of the Conservative regime for having put Colonel Aureliano Buenda to flight in the disaster of Tucurinca. My mother was the only one who wouldn′t go to greet him when she found out who he was. "It seems all right to me that they should get married," she told me. "But that′s one thing and it′s something altogether different to shake hands with the man who gave the orders for Gerineldo Marquez to be shot in the back." As soon as he appeared in the window of the automobile waving his white hat, everybody recognised him because of the fame of his pictures.
Llevaba un traje de lienzo color de trigo, botines de cordobán con los cordones cruzados, y unos espejuelos de oro prendidos con pinzas en la cruz de la nariz y sostenidos con una leontina en el ojal del chaleco. Llevaba la medalla del valor en la solapa y un bastón con el escudo nacional esculpido en el pomo. Fue el primero que se bajó del automóvil, cubierto por completo por el polvo ardiente de nuestros malos caminos, y no tuvo más que aparecer en el pescante para que todo el mundo se diera cuenta de que Bayardo San Román se iba a casar con quien quisiera.
He was wearing a wheat-coloured linen suit, high-laced cordovan shoes, and gold-rimmed glasses held by a clasp on the bridge of his nose and connected by a chain to a buttonhole in his vest. He wore the Medal of Valour on his lapel and carried a cane with the national shield carved on the pommel. He was the first to get out of the automobile, completely covered with the burning dust of our bad roads, and all he had to do was appear on the running board for everyone to realise that Bayardo San Roman was going to marry whomever he chose.
Era Ángela Vicario quien no quería casarse con él. «Me parecía demasiado hombre para mí», me dijo. Además, Bayardo San Román no había intentado siquiera seducirla a ella, sino que hechizó a la familia con sus encantos. Ángela Vicario no olvidó nunca el horror de la noche en que sus padres y sus hermanas mayores con sus maridos, reunidos en la sala de la casa, le impusieron la obligación de casarse con un hombre que apenas había visto. Los gemelos se mantuvieron al margen. «Nos pareció que eran vainas de mujeres», me dijo Pablo Vicario. El argumento decisivo de los padres fue que una familia dignifica da por la modestia no tenía derecho a despreciar aquel premio del destino. Angela Vicario se atrevió apenas a insinuar el inconveniente de la falta de amor, pero su madre lo demolió con una sola frase: -También el amor se aprende.
It was Angela Vicario who didn′t want to marry him. "He seemed too much of a man for me," she told me. Besides, Bayardo San Roman hadn′t even tried to court her, but had bewitched the family with his charm. Angela Vicario never forgot the horror of the night on which her parents and her older sisters with their husbands, gathered together in the parlour, imposed on her the obligation to marry a man whom she had barely seen. The twins stayed out of it. "It looked to us like woman problems," Pablo Vicario told me. The parents′ decisive argument was that a family dignified by modest means had no right to disdain that prize of destiny. Angela Vicario only dared hint at the inconvenience of a lack of love, but her mother demolished it with a single phrase: "Love can be learned too.
A diferencia de los noviazgos de la época, que eran largos y vigilados, el de ellos fue de sólo cuatro meses por las urgencias de Bayardo San Román. No fue más corto porque Pura Vicario exigió esperar a que terminara el luto de la familia. Pero el tiempo alcanzó sin angustias por la manera irresistible con que Bayardo San Román arreglaba las cosas.
Unlike engagements of the time, which were long and supervised, theirs lasted only four months due to Bayardo San Roman′s urgings. It wasn′t any shorter because Pura Vicario demanded that they wait until the family mourning was over. But the time passed without anxiety because of the irresistible way in which Bayardo San Roman arranged things.
«Una noche me preguntó cuál era la casa que más me gustaba -me contó Ángela Vicario-. Y yo le contesté, sin saber para qué era, que la más bonita del pueblo era la quinta del viudo de Xius.» Yo hubiera dicho lo mismo. Estaba en una colina barrida por los vientos, y desde la terraza se veía el paraíso sin limite de las ciénagas cubiertas de anémonas moradas, y en los días claros del verano se alcanzaba a ver el horizonte nítido del Caribe, y los trasatlánticos de turistas de Cartagena de Indias. Bayardo San Román fue esa misma noche al Club Social y se sentó a la mesa del viudo de Xius a jugar una partida de dominó.
"One night he asked me what house I liked best," Angela Vicario told me. "And I answered, without knowing why, that the prettiest house in town was the farmhouse belonging to the widower Xius." I would have said the same. It was on a windswept hill, and from the terrace you could see the limitless paradise of the marshes covered with purple anemones, and on clear summer days you could make out the neat horizon of the Caribbean and the tourist ships from Cartagena de Indias. That very night Bayardo San Roman went to the social club and sat down at the widower Xius′s table to play a game of dominoes.
-Viudo -le dijo-: le compro su casa.
"Widower," he told him, "I′ll buy your house.
-No está a la venta -dijo el viudo.
"It′s not for sale," the widower said.
-Se la compro con todo lo que tiene dentro.
"I′ll buy it along with everything inside.
El viudo de Xius le explicó con una buena educación a la antigua que los objetos de la casa habían sido comprados por la esposa en toda una vida de sacrificios, y que para él seguían siendo como parte de ella. «Hablaba con el alma en la mano -me dijo el doctor Dionisio Iguarán, que estaba jugando con ellos-. Yo estaba seguro que prefería morirse antes que vender una casa donde había sido feliz durante más de treinta años.» También Bayardo San Román comprendió sus razones.
The widower Xius explained to him with the good breeding of olden days that the objects in the house had been bought by his wife over a whole lifetime of sacrifice and that for him they were still a part of her. "He was speaking with his heart in his hand," I was told by Dr. Dionisio Iguaran, who was playing with them. "I was sure he would have died before he′d sell a house where he′d been happy for over thirty years." Bayardo San Roman also understood his reasons.
-De acuerdo -dijo-. Entonces véndame la casa vacía.
"Agreed," he said. "So sell me the house empty.
Pero el viudo se defendió hasta el final de la partida. Al cabo de tres noches, ya mejor preparado, Bayardo San Román ,Volvió a la mesa de dominó. -Viudo -empezó de nuevo-: ¿Cuánto cuesta la casa?
But the widower defended himself until the end of the game. Three nights later, better prepared, Bayardo San Roman returned to the domino table. "Widower," he began again, "what′s the price of the house?.
-No tiene precio.
"It hasn′t got a price.
-Diga uno cualquiera.
"Name any one you want.
-Lo siento, Bayardo -dijo el viudo-, pero ustedes los jóvenes no entienden los motivos del corazón.
"I′m sorry, Bayardo," the widower said, "but you young people don′t understand the motives of the heart.
Bayardo San Román no hizo una pausa para pensar.
Bayardo San Roman didn′t pause to think.
-Digamos cinco mil pesos -dijo.
"Let′s say five thousand pesos," he said.
Juega limpio -le replicó el viudo con la dignidad alerta-. Esa casa no vale tanto.
"You don′t beat around the bush," the widower answered him, his dignity aroused. "The house isn′t worth all that."
-Diez mil -dijo Bayardo San Román-. Ahora mismo, y con un billete encima del otro.
"Ten thousand," said Bayardo San Roman. "Right now and with one bill on top of another.
El viudo lo miró con los ojos llenos de lágrimas. «Lloraba de rabia -me dijo el doctor Dionisio Iguarán, que además de médico era hombre de letras-. Imagínate: semejante cantidad al alcance de la mano, y tener que decir que no por una simple flaqueza del espíritu.» Al viudo de Xius no le salió la voz, pero negó sin vacilación con la cabeza.
The widower looked at him, his eyes full of tears. "He was weeping with rage," I was told by Dr. Dionisio Iguaran, who, in addition to being a physician, was a man of letters. "Just imagine: an amount like that within reach and having to say no from a simple weakness of the spirit." The widower Xius′s voice didn′t come out, but without hesitation he said no with his head.
-Entonces hágame un último favor -dijo Bayardo San Román-. Espéreme aquí cinco minutos.
"Then do me one last favour," said Baynardo San Roman. Wait for me here for five minutes.
Cinco minutos después, en efecto, volvió al Club Social con las alforjas enchapadas de plata, y puso sobre la mesa diez gavillas de billetes de a mil todavía con las bandas impresas del Banco del Estado. El viudo de Xius murió dos años después. «Se murió de eso -decía el doctor Dionisio Iguarán-. Estaba más sano que nosotros, pero cuando uno lo auscultaba se le sentían borboritar las lágrimas dentro del corazón.» Pues no sólo había vendido la casa con todo lo que tenía dentro, sino que le pidió a Bayardo San Román que le fuera pagando poco a poco porque no le quedaba ni un baúl de consolación para guardar tanto dinero.
Five minutes later, indeed, he returned to the social club with his silver-trimmed saddlebags, and on the table he laid ten bundles of thousand-peso notes with the printed bands of the State Bank still on them. The widower Xius died two months later. "He died because of that," Dr. Dionisio Iguaran said. "He was healthier than the rest of us, but when you listened with the stethoscope you could hear the tears bubbling inside his heart." But not only had he sold the house with everything in it; he asked Bayard San Roman to pay him little by little because he didn′t even have an old trunk where he could keep so much consolation money.
Nadie hubiera pensado, ni lo dijo nadie, que Ángela Vicario no fuera virgen. No se le había conocido ningún novio anterior y había crecido junto con sus hermanas bajo el rigor de una madre de hierro. Aun cuando le faltaban menos de dos meses para casarse, Pura Vicario no permitió que fuera sola con Bayardo San Román a conocer la casa en que iban a vivir, sino que ella y el padre ciego la acompañaron para custodiarle la honra.
No one would have thought, nor did anyone say, that Angela Vicario wasn′t a virgin. She hadn′t known any previous fiance and she′d grown up along with her sisters under the rigour of a mother of iron. Even when it was less than two months before she would be married, Pura Vicario wouldn′t let her go out alone with Bayardo San Roman to see the house where they were going to live, but she and the blind father accompanied her to watch over her honour.
« Lo único que le rogaba a Dios es que me diera valor para matarme -me dijo Ángela Vicario-. Pero no me lo dio.» Tan aturdida estaba que había resuelto contarle la verdad a su madre para librarse de aquel martirio, cuando sus dos únicas confidentes, que la ayudaban a hacer flores de trapo junto a la ventana, la disuadieron de su buena intención. «Les obedecí a ciegas -me dijo- porque me habían hecho creer que eran expertas en chanchullos de hombres.» Le aseguraron que casi todas las mujeres perdían la virginidad en accidentes de la infancia. Le insistieron en que aun los maridos más difíciles se resignaban a cualquier cosa siempre que nadie lo supiera. La convencieron, en fin, de que la mayoría de los hombres llegaban tan asustados a la noche de bodas, que eran incapaces de hacer nada sin la ayuda de la mujer, y a la hora de la verdad no podían responder de sus propios actos. «Lo único que creen es lo que vean en la sábana», le dijeron. De modo que le enseñaron artimañas de comadronas para fingir sus prendas perdidas, y para que pudiera exhibir en su primera mañana de recién casada, abierta al sol en el patio de su casa, la sábana de hilo con la mancha del honor.
"The only thing I prayed to God for was to give me the courage to kill myself," Angela Vicario told me. "But he didn′t give it to me." She was so distressed that she had resolved to tell her mother the truth so as to free herself from that martyrdom, when her only two confidantes, who worked with her making cloth flowers, dissuaded her from her good intentions. "I obeyed them blindly," she told me, "because they made me believe that they were experts in men′s tricks." They assured her that almost all women lost their virginity in childhood accidents. They insisted that even the most difficult of husbands resigned themselves to anything as long as nobody knew about it. They convinced her, finally, that most men came to their wedding night so frightened that they were incapable of doing anything without the woman′s help, and at the moment of truth they couldn′t answer for their own acts. "The only thing they believe is what they see on the sheet," they told her. And they taught her old wives′ tricks to feign her lost possession, so that on her first morning as a newlywed she could display open under the sun in the courtyard of her house the linen sheet with the stain of honour.
Se casó con esa ilusión. Bayardo San Román, por su parte, debió casarse con la ilusión de comprar la felicidad con el peso descomunal de su poder y su fortuna, pues cuanto más aumentaban los planes de la fiesta, más ideas de delirio se le ocurrían para hacerla más grande. Trató de retrasar la boda por un día cuando se anunció la visita del obispo, para que éste los casara, pero Ángela Vicario se opuso. «La verdad -me dijo- es que yo no quería ser bendecida por un hombre que sólo cortaba las crestas para la sopa y botaba en la basura el resto del gallo.» Sin embargo, aun sin la bendición del obispo, la fiesta adquirió una fuerza propia tan difícil de amaestrar, que al mismo Bayardo San Román se le salió de las manos y terminó por ser un acontecimiento público.
She got married with that illusion. Bayardo San Roman, for his part, must have got married with the illusion of buying happiness with the huge weight of his power and fortune, for the more the plans for the festival grew, the more delirious ideas occurred to him to make it even larger. He tried to hold off the wedding for a day when the bishop′s visit was announced so that he could marry them, but Angela Vicario was against it. "Actually," she told me, "the fact is I didn′t want to be blessed by a man who cut off only the combs for soup and threw the rest of the rooster into the garbage." Yet, even without the bishop′s blessing, the festival took on a force of its own so difficult to control that it got out of the hands of Bayardo San Roman and ended up being a public event.
El general Petronio San Román y su familia vinieron esta vez en el buque de ceremonias del Congreso Nacional, que permaneció atracado en el muelle hasta el término de la fiesta, y con ellos vinieron muchas gentes ilustres que sin embargo pasaron inadvertidas en el tumulto de caras nuevas. Trajeron tantos regalos, que fue preciso restaurar el local olvidado de la primera planta eléctrica para exhibir los más admirables, y el resto los llevaron de una vez a la antigua casa del viudo de Mus que ya estaba dispuesta para recibir a los recién casados. Al novio le regalaron un automóvil convertible con su nombre grabado en letras góticas bajo el escudo de la fábrica. A la novia le regalaron un estuche de cubiertos de oro puro para veinticuatro invitados.
General Petronio San Roman and his family arrived that time on the National Congress′s ceremonial boat, which remained moored to the dock until the end of the festivities, and with them came many illustrious people who, even so, passed unnoticed in the tumult of new faces. So many gifts were brought that it was necessary to restore the forgotten site of the first electrical power plant in order to display the most valuable among them, and the rest were immediately taken to the former home of the widower Xius, which had already been prepared to receive the newly weds. The groom received a convertible with his name engraved in Gothic letters under the manufacturer′s seal. The bride was given a chest with table settings in pure gold for twenty-four guests.
Trajeron además un espectáculo de bailarines, y dos orquestas de valses que desentonaron con las bandas locales, y con las muchas papayeras y grupos de acordeones que venían alborotados por la bulla de la parranda.
They also brought in a ballet company and two waltz orchestras that played out of tune with the local bands and all the groups of brass and accordion players who came, animated by the uproar of the revelry.
La familia Vicario vivía en una casa modesta, con paredes de ladrillos y un, techo de palma rematado por dos buhardas donde se metían a empollar las golondrinas en enero.
The Vicario family lived in a modest house with brick walls and a palm roof, topped by two attics where in January swallows got in to breed.
Tenía en el frente una terraza ocupada casi por completo con macetas de flores, y un patio grande con gallinas sueltas y árboles frutales. En el fondo del patio, los gemelos tenían un criadero de cerdos, con su piedra de sacrificios y su mesa de destazar, que fue una buena fuente de recursos domésticos desde que a Poncio Vicario se le acabó la vista. El negocio lo había empezado Pedro Vicario, pero cuando éste se fue al servicio militar, su hermano gemelo aprendió también el oficio de matarife.
In front it had a terrace almost completely covered with flowerpots, and a large yard with hens running loose and with fruit trees. In the rear of the yard the twins had a pigsty, with its sacrificial stone and its disembowelling table, which had been a good source of domestic income ever since Poncio Vicario had lost his sight. Pedro Vicario had started the business, but when he went into military service, his twin brother also learned the slaughterer′s trade.
El interior de la casa alcanzaba apenas para vivir. Por eso las hermanas mayores trataron de pedir una casa prestada cuando se dieron cuenta del tamaño de la fiesta.
The inside of the house barely had enough room in -which to live, and so the older sisters tried to borrow a house when they realised the size of the festival.
«Imagínate -me dijo Ángela Vicario-: habían pensado en la casa de Plácida Linero, pero por fortuna mis padres se emperraron con el tema de siempre de que nuestras hijas se casan en nuestro chiquero, o no se casan.» Así que pintaron la casa de su color amarillo original, enderezaron las puertas y compusieron los pisos, y la dejaron tan digna como fue posible para una boda de tanto estruendo. Los gemelos se llevaron los cerdos para otra parte y sanearon la porqueriza con cal viva, pero aun así se vio que iba a faltar espacio. Al final, por diligencias de Bayardo San. Román, tumbaron las cercas del patio, pidieron prestadas para bailar las casas contiguas, y pusieron mesones de carpinteros para sentarse a comer bajo la fronda de los tamarindos.
"Just imagine, Angela Vicario told me, "they′d thought about Placida Linero′s house, but luckily my parents stubbornly held to the old song that our daughters would be married in our pigpen or they wouldn′t be married at all." So they painted the house its original yellow colour, fixed up the doors, repaired the floors, and left it as worthy as was possible for such a clamorous wedding. The twins took the pigs off elsewhere and sanitised the pigsty with quicklime, but even so it was obvious that there wasn′t enough room. Finally, through the efforts of Bayardo San Roman, they knocked down the fences in the yard, borrowed the neighbouring house for dancing, and set up carpenters′ benches to sit and eat on under the leaves of the tamarind trees.
El único sobresalto imprevisto lo causó el novio en la mañana de la boda, pues llegó a buscar a Ángela Vicario con dos horas de retraso, y ella se había negado a vestirse de novia mientras no lo viera en la casa. «Imagínate -me dijo-: hasta me hubiera alegrado de que no llegara, pero nunca que me dejara vestida.» Su cautela pareció natural, porque no había un percance público más vergonzoso para una mujer que quedarse plantada con el vestido de novia. En cambio, el hecho de que Ángela Vicario se atreviera a ponerse el velo y los azahares sin ser virgen, había de ser interpretado después como una profanación de los símbolos de la pureza. Mi madre fue la única que apreció como un acto de valor el que hubiera jugado sus cartas marcadas hasta las últimas consecuencias. «En aquel tiempo -me explicó-, Dios entendía esas cosas.»
The only unforeseen surprise was caused by the groom on the morning of the wedding, for he was two hours late in coming for Angela Vicario and she had refused to get dressed as a bride until she saw him in the house. "Just imagine," she told me. "I would have been happy even if he hadn′t come, but never if he abandoned me dressed up." Her caution seemed natural, because there was no public misfortune more shameful than for a woman to be jilted in her bridal gown. On the other hand, the fact that Angela Vicario dared put on the veil and the orange blossoms without being a virgin would be interpreted afterwards as a profanation of the symbols of purity. My mother was the only one who appreciated as an act of courage the fact that she had played out her marked cards to the final consequences. "In those days," she explained to me, "God understood such things."
Por el contrario, nadie ha sabido todavía con qué cartas jugó Bayardo San Román. Desde que apareció por fin de levita y chistera, hasta que se fugó del baile con la criatura de sus tormentos, fue la imagen perfecta del novio feliz.
But no one yet knew what cards Bayardo San Roman was playing. From the moment he finally appeared in frock coat and top hat until he fled the dance with the creature of his torment, he was the perfect image of a happy bridegroom.
Tampoco se supo nunca con qué cartas jugó Santiago Nasar. Yo estuve con él todo el tiempo, en la iglesia y en la fiesta, junto con Cristo Bedoya y mi hermano Luis Enrique, y ninguno de nosotros vislumbró el menor cambio en su modo de ser. He tenido que repetir esto muchas veces, pues los cuatro habíamos crecido juntos en la escuela y luego en la misma pandilla de vacaciones, y nadie podía creer que tuviéramos un secreto sin compartir, y menos un secreto tan grande.
Nor was it known what cards Santiago Nasar was playing. I was with him all the time, in the church and at the festival, along with Cristo Bedoya and my brother Luis Enrique, and none of us caught a glimpse of any change in his manner. I′ve had to repeat this many times, because the four of us had grown up together in school and later on in the same gang at vacation time, and nobody could have believed that one of us could have a secret without its being shared, particularly such a big secret.
Santiago Nasar era un hombre de fiestas, y su gozo mayor lo tuvo la víspera de su muerte, calculando los costos de la boda. En la iglesia estimó que habían puesto adornos florales por un valor igual al de catorce entierros de primera clase. Esa precisión había de perseguirme durante muchos años, pues Santiago Nasar me había dicho a menudo que el olor de las flores encerradas tenía para él una relación inmediata con la muerte, y aquel día me lo repitió al entrar en el templo. «No quiero flores en mi entierro», me dijo, sin pensar que yo había de ocuparme al día siguiente de que no las hubiera. En el trayecto de la iglesia a la casa de los Vicario sacó la cuenta de las guirnaldas de colores con que adornaron las calles, calculó el precio de la música y los cohetes, y hasta de la granizada de arroz crudo con que nos recibieron en la fiesta. En el sopor del medio día los recién casados hicieron la ronda del patio. Bayardo San Román se había hecho muy amigo nuestro, amigo de tragos, como se decía entonces, y parecía muy a gusto en nuestra mesa. Ángela Vicario, sin el velo y la corona y con el vestido de raso ensopado de sudor, había asumido de pronto su cara de mujer casada. Santiago Nasar calculaba, y se lo dijo a Bayardo San Román, que la boda iba costando hasta ese momento unos nueve mil pesos. Fue evidente que ella lo entendió como una impertinencia. « Mi madre me había enseñado que nunca se debe hablar de plata delante de la otra gente», me dijo. Bayardo San Román, en cambio, lo recibió de muy buen talante y hasta con una cierta jactancia.
Santiago Nasar was a man for parties, and he had his best time on the eve of his death calculating the expense of the wedding. He estimated that they′d set up floral decorations in the church equal in cost to those for fourteen first-class funerals. That precision would haunt me for many years, because Santiago Nasar had often told me that the smell of closed-in flowers had an immediate relation to death for him, and that day he repeated it to me as we went into the church. "I don′t want any flowers at my funeral," he told me, hardly thinking that I would see to it that there weren′t any the next day. En route from the church to the Vicarios′ house he drew up the figures for the coloured wreaths that decorated the streets, calculated the cost of the music and the rockets, and even the hail of raw rice with which they received us at the party. In the drowsiness of noon, the newly weds made their rounds in the yard. Bayardo San Roman had become our very good friend, a friend of a few drinks, as they said in those days, and he seemed very much at ease at our table. Angela Vicario, without her veil and bridal bouquet and in her sweat-stained satin dress, had suddenly taken on the face of a married woman. Santiago Nasar calculated, and told Bayardo San Roman, that up to then the wedding was costing some nine thousand pesos. It was obvious that Angela took this as an impertinence. "My mother taught me never to talk about money in front of other people, " she told me. Bayardo San Roman, on the other hand, took it very graciously and even with a certain pride.
-Casi -dijo-, pero apenas estamos empezando. Al final será más o menos el doble.
"Almost," he said, "but we′re only beginning. When it′s all over it will be twice that, more or less.
Santiago Nasar se propuso comprobarlo hasta el último céntimo, y la vida le alcanzó justo. En efecto, con los datos finales que Cristo Bedoya le dio al día siguiente en el puerto, 45 minutos antes de morir, comprobó que el pronóstico de Bayardo San Román había sido exacto.
Santiago Nasar proposed proving it down to the last penny, and his life lasted just long enough. In fact, with the final figures that Cristo Bedoya gave him the next day on the docks, forty-five minutes before he died, he ascertained that Bayardo San Roman′s prediction had been exact.
Yo conservaba un recuerdo muy confuso de la fiesta antes de que hubiera decidido rescatarla a pedazos de la memoria ajena. Durante años se siguió hablando en mi casa de que mi padre había vuelto a tocar el violín de su juventud en honor de los recién casados, que mi hermana la monja bailó un merengue con su hábito de tornera, y que el doctor Dionisio Iguarán, que era primo hermano de mi madre, consiguió que se lo llevaran en el buque oficial para no estar aquí al día siguiente cuando viniera el obispo.
I had a very confused memory of the festival before I decided to rescue it piece by piece from the memory of others. For years they went on talking in my house about the fact that my father had gone back to playing his boyhood violin in honour of the newly weds, that my sister the nun had danced a merengue in her doorkeeper′s habit, and that Dr. Dionisio Iguaran, who was my mother′s cousin, had arranged for them to take him off on the official boat so he wouldn′t be here the next day when the bishop arrived.
En el curso de las indagaciones para esta crónica recobré numerosas vivencias marginales, y entre ellas el recuerdo de gracia de las hermanas de Bayardo San Román, cuyos vestidos de terciopelo con grandes alas de mariposas, prendidas con pinzas de oro en la espalda, llamaron más la atención que el penacho de plumas y la coraza de medallas de guerra de su padre. Muchos sabían que en la inconsciencia de la parranda le propuse a Mercedes Barcha que se casara conmigo, cuando apenas había terminado la escuela primaria, tal como ella misma me lo recordó cuando nos casamos catorce años después. La imagen más intensa que siempre conservé de aquel domingo indeseable fue la del viejo Poncio Vicario sentado solo en un taburete en el centro del patio. Lo habían puesto ahí pensando quizás que era el sitio de honor, y los invitados tropezaban con él, lo confundían con otro, lo cambiaban de lugar para que no estorbara, y él movía la cabeza nevada hacia todos lados con una expresión errática de ciego demasiado reciente, contestando preguntas que no eran para él y respondiendo saludos fugaces que nadie le hacía, feliz en su cerco de olvido, con la camisa acartonada de engrudo y el bastón de guayacán que le habían comprado para la fiesta.
In the course of the investigations for this chronicle I recovered numerous marginal experiences, among them the free recollections of Bayardo San Roman′s sisters, whose velvet dresses with great butterfly wings pinned to their backs with gold brooches drew more attention than the plumed hat and row of war medals worn by their father. Many knew that in the confusion of the bash I had proposed marriage to Mercedes Barcha as soon as she finished primary school, just as she herself would remind me fourteen years later when we got married. Really, the most intense image that I have always held of that unwelcome Sunday was that of old Poncio Vicario sitting alone on a stool in the centre of the yard. They had placed him there thinking perhaps that it was the seat of honour, and the guests stumbled over him, confused him with someone else, moved him so he wouldn′t be in the way, and he nodded his snow-white head in all directions with the erratic expression of someone too recently blind, answering questions that weren′t directed at him and responding to fleeting waves of the hand that no one was making to him, happy in his circle of oblivion, his shirt cardboardstiff with starch and holding the lignum vitae cane they had bought him for the party.
El acto formal terminó a las seis de la tarde cuando se despidieron los invitados de honor. El buque se fue con las luces encendidas y dejando un reguero de valses de pianola, y por un instante quedamos a la deriva sobre un abismo de incertidumbre, hasta que volvimos a reconocernos unos a otros y nos hundimos en el manglar de la parranda. Los recién casados aparecieron poco después en el automóvil descubierto, abriéndose paso a duras penas en el tumulto. Bayardo San Román reventó cohetes, tomó aguardiente de las botellas que le tendía la muchedumbre, y se bajó del coche con Ángela Vicario para meterse en la rueda de la cumbiamba. Por último ordenó que siguiéramos bailando por cuenta suya hasta donde nos alcanzara la vida, y se llevó a la esposa aterrorizada para la casa de sus sueños donde el viudo de Xius había sido feliz.
The formal activities ended at six in the afternoon, when the guests of honour took their leave. The boat departed with all its lights burning, and with a wake of waltzes from the player piano, and for an instant we were cast adrift over an abyss of uncertainty, until we recognised each other again and plunged into the confusion of the bash. The newlyweds appeared a short time later in the open car, making their way with difficulty through the tumult. Bayardo San Roman shot off rockets, drank cane liquor from the bottles the crowd held out to him, and got out of the car with Angela Vicario to join the whirl of the cumbiamba dance. Finally, he ordered us to keep on dancing at his expense for as long as our lives would reach, and he carried his terrified wife off to his dream house, where the widower Xius had been happy.
La parranda pública se dispersó en fragmentos hacia la media noche, y sólo quedó abierto el negocio de Clotilde Armenta a un costado de la plaza. Santiago Nasar y yo, con mi hermano Luis Enrique y Cristo Bedoya, nos fuimos para la casa de misericordias de María Alejandrina Cervantes. Por allí pasaron entre muchos otros los hermanos Vicario, y estuvieron bebiendo con nosotros y cantando con Santiago Nasar cinco horas antes de matarlo. Debían quedar aún algunos rescoldos desperdigados de la fiesta original, pues de todos lados nos llegaban ráfagas de música. y pleitos remotos, y nos siguieron llegando, cada vez más tristes, hasta muy poco antes de que bramara el buque del obispo.
The public spree broke up into fragments at around midnight, and all that remained was Clotilde Armenta′s establishment on one side of the square. Santiago Nasar and I, with my brother Luis Enrique and Cristo Bedoya, went to Maria Alejandrina Cervantes′s house of mercies. Among so many others, the Vicario brothers were there and they were drinking with us and singing with Santiago Nasar five hours before killing him. A few scattered embers from the original party must still have remained, because from all sides waves of music and distant fights reached us, sadder and sadder, until a short while before the bishop′s boat bellowed.
Pura Vicario le contó a mi madre que se había acostado a las once de la noche después de que las hijas mayores la ayudaron a poner un poco de orden en los estragos de la boda. Como a las diez, cuando todavía quedaban algunos borrachos cantando en el patio, Ángela Vicario había mandado a pedir una maletita de cosas personales que estaba en el ropero de su dormitorio, y ella quiso mandarle también una maleta con ropa de diario, pero el recadero estaba de prisa. Se había dormido a fondo cuando tocaron a la puerta. «Fueron tres toques muy despacio -le contó a mi madre-, pero tenían esa cosa rara de las malas noticias.» Le contó que había abierto la puerta sin encender la luz para no despertar a nadie, y vio a Bayardo San Román en el resplandor del farol público, con la camisa de seda sin abotonar y los pantalones de fantasía sostenidos con tirantes elásticos. «Tenía ese color verde de los sueños», le dijo Pura Vicario a mi madre. Ángela Vicario estaba en la sombra, de modo que sólo la vio cuando Bayardo San Román la agarró por el brazo y la puso en la luz. Llevaba el traje de raso en piltrafas y estaba envuelta con una toalla hasta la cintura. Pura Vicario creyó que se habían desbarrancado con el automóvil y estaban muertos en el fondo del precipicio.
Pura Vicario told my mother that she had gone to bed at eleven o′clock at night after her older daughters had helped her clean up a bit from the devastation of the wedding. Around ten o′clock, when there were still a few drunkards singing in the square, Angela Vicario had sent for a little suitcase of personal things that were in the dresser in her bedroom, and she asked them also to send a suitcase with everyday clothes; the messenger was in a hurry. Pura Vicario had fallen into a deep sleep, when there was knocking on the door. "They were three very slow knocks," she told my mother, "but they had that strange touch of bad news about them." She told her that she′d opened the door without turning on the light so as not to awaken anybody and saw Bayardo San Roman in the glow of the street light, his silk shirt unbuttoned and his fancy pants held up by elastic suspenders. "He had that green colour of dreams," Pura Vicario told my mother. Angela Vicario was in the shadows, so she saw only her when Bayardo San Roman grabbed her by the arm and brought her into the light. Her satin dress was in shreds and she was wrapped in a towel up to the waist. Pura Vicario thought they′d gone off the road in the car and were lying dead at the bottom of the ravine.
Ave María Purísima -dijo aterrada-. Contesten si todavía son de este mundo.
"Holy Mother of God," she said in terror. "Answer me if you′re still of this world.
Bayardo San Román no entró, sino que empujó con suavidad a su esposa hacia el interior de la casa, sin decir una palabra. Después besó a Pura Vicario en la mejilla y le habló con una voz de muy hondo desaliento pero con mucha ternura.
Bayardo San Roman didn′t enter, but softly pushed his wife into the house without speaking a word. Then he kissed Pura Vicario on the cheek and spoke to her in a very deep, dejected voice, but with great tenderness.
-Gracias por todo, madre -le dijo-. Usted es una santa.
"Thank you for everything, Mother," he told her. "You′re a saint.
Sólo Pura Vicario supo lo que hizo en las dos horas siguientes, y se fue a la muerte con su secreto. «Lo único que recuerdo es que me sostenía por el pelo con una mano y me golpeaba con la otra con tanta rabia que pensé que me iba a matar», me contó Ángela Vicario. Pero hasta eso lo hizo con tanto sigilo, que su marido y sus hijas mayores, dormidos en los otros cuartos, no se enteraron de nada hasta el amanecer cuando ya estaba consumado el desastre. Los gemelos volvieron a la casa un poco antes de las tres, llamados de urgencia por su madre. Encontraron á Ángela Vicario tumbada bocabajo en un sofá del comedor y con la cara macerada a golpes, pero había terminado de llorar. «Ya no estaba asustada -me dijo-. Al contrario: sentía como si por fin me hubiera quitado de encima la conduerma de la muerte, y lo único que quería era que todo terminara rápido para tirarme a dormir.» Pedro Vicario, el más resuelto de los hermanos, la levantó en vilo por la cintura y la sentó en la mesa del comedor.
Only Pura Vicario knew what she did during the next two hours, and she went to her grave with her secret. "The only thing I can remember is that she was holding me by the hair with one hand and beating me with the other with such rage that I thought she was going to kill me," Angela Vicario told me. But even that she did with such stealth that her husband and her older daughters, asleep in the other rooms, didn′t find out about anything until dawn, when the disaster had already been consummated. The twins returned home a short time before three, urgently summoned by their mother. They found Angela Vicario lying face down on the dining room couch, her face all bruised, but she′d stopped crying. "I was no longer frightened," she told me. "On the contrary: I felt as if the drowsiness of death had finally been lifted from me, and the only thing I wanted was for it all to be over quickly so I could flop down and go to sleep." Pedro Vicario, the more forceful of the brothers, picked her up by the waist and sat her on the dining room table.
-Anda, niña -le dijo temblando de rabia-: dinos quién fue.
"All right, girl," he said to her, trembling with rage, "tell us who it was.
Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre.
She only took the time necessary to say the name. She looked for it in the shadows, she found it at first sight among the many, many easily confused names from this world and the other, and she nailed it to the wall with her well-aimed dart, like a butterfly with no will whose sentence has always been written.
-Santiago Nasar -dijo.
"Santiago Nasar," she said.
CHAPTER 3
El abogado sustentó la tesis del homicidio en legítima defensa del honor, que fue admitida por el tribunal de conciencia, y los gemelos declararon al final del juicio que hubieran vuelto a hacerlo mil veces por los mismos motivos. Fueron ellos quienes vislumbraron el recurso de la defensa desde que se rindieron ante su iglesia pocos minutos después del crimen. Irrumpieron jadeando en la Casa Cural, perseguidos de cerca por un grupo de árabes enardecidos, y pusieron los cuchillos con el acero limpio en la mesa del padre Amador. Ambos estaban exhaustos por el trabajo bárbaro de la muerte, y tenían la ropa y los brazos empapados y la cara embadurnada de sudor y de sangre todavía viva, pero él párroco recordaba la rendición como un acto de una gran dignidad.
THE LAWYER STOOD BY THE THESIS OF homicide in legitimate defence of honour, which was upheld by the court in good faith, and the twins declared at the end of the trial that they would have done it again a thousand times over for the same reason. It was they who gave a hint of the direction the defence would take as soon as they surrendered to their church a few minutes after the crime. They burst panting into the parish house, closely pursued by a group of roused-up Arabs, and they laid the knives, with clean blades, on Father Amador′s desk. Both were exhausted from the barbarous work of death, and their clothes and arms were soaked and their faces smeared with sweat and still living blood, but the priest recalled the surrender as an act of great dignity.
-Lo matamos a conciencia -dijo Pedro Vicario-, pero somos inocentes.
"We killed him openly," Pedro Vicario said, "but we′re innocent.
-Tal vez ante Dios -dijo el padre Amador.
"Perhaps before God," said Father Amador.
-Ante Dios y ante los hombres -dijo Pablo Vicario-. Fue un asunto de honor.
"Before God and before men," Pablo Vicario said. "It was a matter of honour.
Más aún: en la reconstrucción de los hechos fingieron un encarnizamiento mucho más inclemente que el de la realidad, hasta el extremo de que fue necesario reparar con fondos públicos la puerta principal de la casa de Plácida Linero, que quedó desportillada a punta de cuchillo. En el panóptico de Riohacha, donde estuvieron tres años en espera del juicio porque no tenían con que pagar la fianza para la libertad condicional, los reclusos más antiguos los recordaban por su buen carácter y su espíritu social, pero nunca advirtieron en ellos ningún indicio de arrepentimiento. Sin embargo, la realidad parecía ser que los hermanos Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago Nasar de inmediato y sin espectáculo público, sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo, y no lo consiguieron.
Furthermore, with the reconstruction of the facts, they had feigned a much more unforgiving bloodthirstiness than really was true, to such an extreme that it was necessary to use public funds to repair the main door of Placida Linero′s house, which was all chipped with knife thrusts. In the panopticon of Riohacha, where they spent three years awaiting trial because they couldn′t afford bail, the older prisoners remembered them for their good character and sociability, but they never noticed any indication of remorse in them. Still, in reality it seemed that the Vicario brothers had done nothing right with a view to killing Santiago Nasar immediately and without any public spectacle, but had done much more than could be imagined to have someone to stop them from killing him, and they had failed.
Según me dijeron años después, habían empezado por buscarlo en la casa de María Alejandrina Cervantes, donde estuvieron con él hasta las dos. Este dato, como muchos otros, no fue registrado en el sumario. En realidad, Santiago Nasar ya no estaba ahí a la hora en que los gemelos dicen que fueron a buscarlo, pues habíamos salido a hacer una ronda de serenatas, pero en todo caso no era cierto que hubieran ido. «Jamás habrían vuelto a salir de aquí», me dijo María Alejandrina Cervantes, y conociéndola tan bien, nunca lo puse en duda. En cambio, lo fueron a esperar en la casa de Clotilde Armenta, por donde sabían que iba a pasar medio mundo menos Santiago Nasar. «Era el único lugar abierto», declararon al instructor. «Tarde o temprano tenía que salir por ahí», me dijeron a mí, después de que fueron absueltos. Sin embargo, cualquiera sabía que la puerta principal de la casa de Plácida Linero permanecía trancada por dentro, inclusive durante el día, y que Santiago Nasar llevaba siempre consigo las llaves de la entrada posterior. Por allí entró de regreso a su casa, en efecto, cuando hacía más de una hora que los gemelos Vicario lo esperaban por el otro lado, y si después salió por la puerta de la plaza cuando iba a recibir al obispo fue por una. razón tan imprevista que el mismo instructor del sumario no acabó de entenderla.
According to what they told me years later, they had begun by looking for him at Maria Alejandrina Cervantes′s place, where they had been with him until two o′clock. That fact, like many others, was not reported in the brief. Actually, Santiago Nasar was no longer there at the time the twins said they went looking for him, because we′d left on a round of serenades, but in any case, it wasn′t certain that they′d gone. "They never would have left here," Maria Alejandrina Cervantes told me, and knowing her so well, I never doubted it. On the other hand, they did go to wait for him at Clotilde Armenta′s place, where they knew that almost everybody would turn up except Santiago Nasar. "It was the only place open, they declared to the investigator. "Sooner or later he would have to come out," they told me, after they had been absolved. Still, everybody knew that the main door of Placida Linero′s house was always barred on the inside, even during the daytime, and that Santiago Nasar always carried the keys to the back door with him. That was where he went in when he got home, in fact, while the Vicario twins had been waiting for him for more than an hour on the other side, and if he later left by the door on the square when he went to receive the bishop, it was for such an unforeseen reason that the investigator who drew up the brief never did understand it.
Nunca hubo una muerte más anunciada. Después de que la hermana les reveló el nombre, los gemelos Vicario pasaron por el depósito de la pocilga, donde guardaban los útiles de sacrificio, y escogieron los dos cuchillos mejores: uno de descuartizar, de diez pulgadas de largo por dos y media de ancho, y otro de limpiar, de siete pulgadas de largo por una y media de ancho. Los envolvieron en un trapo, y se fueron a afilarlos en el mercado de carnes, donde apenas empezaban a abrir algunos expendios. Los primeros clientes eran escasos, pero veintidós personas declararon haber oído cuanto dijeron, y todas coincidían en la impresión de que lo habían dicho con el único propósito de que los oyeran. Faustino Santos, un carnicero amigo, los vio entrar a las 3.20 cuando acababa de abrir su mesa de vísceras, y no entendió por qué llegaban el lunes y tan temprano, y todavía con los vestidos de paño oscuro de la boda. Estaba acostumbrado a verlos los viernes, pero un poco más tarde, y con los delantales de cuero que se ponían para la matanza. «Pensé que estaban tan borrachos -me dijo Faustino Santos-, que no sólo se habían equivocado de hora sino también de fecha.» Les recordó que era lunes.
There had never been a death more foretold. After their sister revealed the name to them, the Vicario twins went to the bin in the pigsty where they kept their sacrificial tools and picked out the two best knives: one for quartering, ten inches long by two and a half inches wide, and the other for trimming, seven inches long by one and a half inches wide. They wrapped them in a rag and went to sharpen them at the meat market, where only a few stalls had begun to open. There weren′t very many customers that early, but twenty-two people declared they had heard everything said, and they all coincided in the impression that the only reason the brothers had said it was so that someone would come over to hear them. Faustino Santos, a butcher friend, saw them enter at three-twenty, when he had just opened up his innards table, and he couldn′t understand why they were coming on a Monday and so early, and still in their dark wedding suits. He was accustomed to seeing them on Fridays, but a little later, and wearing the leather aprons they put on for slaughtering. "I thought they were so drunk," Faustino Santos told me, "that not only had they forgotten what time it was, but what day it was too." He reminded them that it was Monday.
-Quién no lo sabe, pendejo -le contestó de buen modo Pablo Vicario-. Sólo venimos a afilar los cuchillos.
"Everybody knows that, you dope," Pablo Vicario answered him good-naturedly. "We just came to sharpen our knives."
Los afilaron en la piedra giratoria, y como lo hacían siempre: Pedro sosteniendo los dos cuchillos y alternándolos en la piedra, y Pablo dándole vuelta a la manivela. Al mismo tiempo hablaban del esplendor de la boda con los otros carniceros. Algunos se quejaron de no haber recibido su ración de pastel, a pesar de ser compañeros de oficio, y ellos les prometieron que las harían mandar más tarde. Al final, hicieron cantar los cuchillos en la piedra, y Pablo puso el suyo junto a la lámpara para que destellara el acero: -Vamos a matar a Santiago Nasar -dijo.
They sharpened them on the grindstone, and the way they always did: Pedro holding the knives and turning them over on the stone, and Pablo working the crank. At the same time, they talked with the other butchers about the splendour of the wedding. Some of them complained about not having gotten their share of cake, in spite of their being working companions, and they promised them to have some sent over later. Finally, they made the knives sing on the stone, and Pablo laid his beside the lamp so that the steel sparkled.
Tenían tan bien fundada su reputación de gente buena, que nadie les hizo caso.
"We′re going to kill Santiago Nasar," he said.
«Pensamos que eran vainas de borrachos», declararon varios carniceros, lo mismo que Victoria Guzmán y tantos otros que los vieron después. Yo había de preguntarles alguna vez a los carniceros si el oficio de matarife no revelaba un alma predispuesta para matar un ser humano. Protestaron: «Cuando uno sacrifica una res no se atreve a mirarle los ojos». Uno de ellos me dijo que no podía comer la carne del animal que degollaba. Otro me dijo que no sería capaz de sacrificar una vaca que hubiera conocido antes, y menos si había tomado su leche. Les recordé que los hermanos Vicario sacrificaban los mismos cerdos que criaban, y les eran tan familiares que los distinguían por sus nombres. «Es cierto -me replicó uno-, pero fíjese que no les ponían nombres de gente sino de flores.» Faustino Santos fue el único que percibió una lumbre de verdad en la amenaza de Pablo Vicario, y le preguntó en broma por qué tenían que matar a Santiago Nasar habiendo tantos ricos que merecían morir primero.
Their reputation as good people was so well-founded that no one paid any attention to them. "We thought it was drunkards′ baloney," several butchers declared, just as Victoria Guzman and so many others did who saw them later. I was to ask the butchers sometime later whether or not the trade of slaughterer didn′t reveal a soul predisposed to killing a human being. They protested: "When you sacrifice a steer you don′t dare look into its eyes." One of them told me that he couldn′t eat the flesh of an animal he had butchered. Another said that he wouldn′t be capable of sacrificing a cow if he′d known it before, much less if he′d drunk its milk. I reminded them that the Vicario brothers sacrificed the same hogs they raised, which were so familiar to them that they called them by their names. "That′s true," one of them replied, "but remember that they didn′t give them people′s names but the names of flowers." Faustino Santos was the only one who perceived a glimmer of truth in Pablo Vicario′s threat, and he asked him jokingly why they had to kill Santiago Nasar since there were so many other rich people who deserved dying first.
-Santiago Nasar sabe por qué -le contestó Pedro Vicario.
"Santiago Nasar knows why," Pedro Vicario answered him.
Faustino Santos me contó que se había quedado con la duda, y se la comunicó a un agente de la policía que pasó poco más tarde a comprar una libra de hígado para el desayuno del alcalde. El agente, de acuerdo con el sumario, se llamaba Leandro Pornoy, y murió el año siguiente por una cornada de toro en la yugular durante las fiestas patronales. De modo que nunca pude hablar con él, pero Clotilde Armenta me confirmó que fue la primera persona que estuvo en su tienda cuando ya los gemelos Vicario se habían sentado a esperar.
Faustino Santos told me that he′d still been doubtful, and that he reported it to a policeman who came by a little later to buy a pound of liver for the mayor′s breakfast. The policeman, according to the brief, was named Leandro Pornoy, and he died the following year, gored in the jugular vein by a bull during the national holidays, so I was never able to talk to him. But Clotilde Armenta confirmed for me that he was the first person in her store when the Vicario twins were sitting and waiting there.
Clotilde Armenta acababa de reemplazar a su marido en el mostrador. Era el sistema habitual. La tienda vendía leche al amanecer y víveres durante el día, y se transformaba en cantina desde las seis de la tarde. Clotilde Armenta la abría a las 3.30 de la madrugada. Su marido, el buen don Rogelio de la Flor, se hacía cargo de la cantina hasta la hora de cerrar. Pero aquella noche hubo tantos clientes descarriados de la boda, que se acostó pasadas las tres sin haber cerrado, y ya Clotilde Armenta estaba levantada más temprano que de costumbre, porque quería terminar antes de que llegara el obispo. Los hermanos Vicario entraron a las 4.10. A esa hora sólo se vendían cosas de comer, pero Clotilde Armenta les vendió una botella de aguardiente de caña, no sólo por el aprecio que les tenía, sino también porque estaba muy agradecida por la porción de pastel de boda que le habían mandado. Se bebieron la botella entera con dos largas tragantadas, pero siguieron impávidos. «Estaban pasmados -me dijo Clotilde Armenta-, y ya no podían levantar presión ni con petróleo de lámpara.» Luego se quitaron las chaquetas de paño, las colgaron con mucho cuidado en el espaldar de las sillas, y pidieron otra botella. Tenían la camisa sucia de sudor seco y una barba del día anterior que les daba un aspecto montuno. La segunda botella se la tomaron más despacio, sentados, mirando con insistencia hacia la casa de Plácida Linero, en la acera de enfrente, cuyas ventanas estaban apagadas. La más grande del balcón era la del dormitorio de Santiago Nasar. Pedro Vicario le preguntó a Clotilde Armenta si había visto luz en esa ventana, y ella le contestó que no, pero le pareció un interés extraño.
Clotilde Armenta had just replaced her husband behind the counter. It was their usual system. The shop sold milk at dawn and provisions during the day and became a bar after six o′clock in the evening. Clotilde Armenta would open at three-thirty in the morning. Her husband, the good Don Rogelio de la Flor, would take charge of the bar until closing time. But that night there had been so many stray customers from the wedding that he went to bed after three o′clock without closing, and Clotilde Armenta was already up earlier than usual because she wanted to finish before the bishop arrived. The Vicario brothers came in at four-ten. At that time only things to eat were sold, but Clotilde Armenta sold them a bottle of cane liquor, not only because of the high regard she had for them but also because she was very grateful for the piece of wedding cake they had sent her. They drank down the whole bottle in two long swigs, but they remained stolid. "They were stunned," Clotilde Armenta told me, "and they couldn′t have got their blood pressure up even with lamp oil." Then they took off their cloth jackets, hung them carefully on the chair backs, and asked her for another bottle. Their shirts were dirty with dried sweat and a one-day beard gave them a backwoods look. They drank the second bottle more slowly, sitting down, looking insistently toward Placida Linero′s house on the sidewalk across the way, where the windows were dark. The largest one, on the balcony, belonged to Santiago Nasar′s bedroom. Pedro Vicario asked Clotilde Armenta if she had seen any light in that window, and she answered him no, but it seemed like a strange thing to be interested in.
-¿Le pasó algo? -preguntó.
"Did something happen to him?" she asked.
-Nada -le contestó Pedro Vicario-. No más que lo andamos buscando para matarlo.
"No," Pedro Vicario replied. "Just that we′re looking for him to kill him.
Fue una respuesta tan espontánea que ella no pudo creer que fuera cierta. Pero se fijó en que los gemelos llevaban dos cuchillos de matarife envueltos en trapos de cocina.
It was such a spontaneous answer that she couldn′t believe she′d heard right. But she noticed that the twins were carrying two butcher knives wrapped in kitchen rags.
-¿Y se puede saber por qué quieren matarlo tan temprano? -preguntó.
"And might a person know why you want to kill him so early in the morning? she asked.
-Él sabe por qué -contestó Pedro Vicario.
"He knows why," Pedro Vicario answered.
Clotilde Armenta los examinó en serio. Los conocía tan bien que podía distinguirlos, sobre todo después de que Pedro Vicario regresó del cuartel. «Parecían dos niños», me dijo. Y esa reflexión la asustó, pues siempre había pensado que sólo los niños son capaces de todo. Así que acabó de preparar los trastos de la leche, y se fue a despertar a su marido para contarle lo que estaba pasando en la tienda. Don Rogelio de la Flor la escuchó medio dormido.
Clotilde Armenta examined them seriously: she knew them so well that she could tell them apart, especially ever since Pedro Vicario had come back from the army. "They looked like two children," she told me. And that thought frightened her, because she′d always felt that only children are capable of everything. So she finished getting the jug of milk ready and went to wake her husband to tell him what was going on in the shop. Don Rogelio de la Flor listened to her half-awake.
-No seas pendeja -le dijo-, ésos no matan a nadie, y menos a un rico.
"Don′t be silly," he said to her. "Those two aren′t about to kill anybody, much less someone rich.
Cuando Clotilde Armenta volvió a la tienda los gemelos estaban conversando con el agente Leandro Pornoy, que iba por la leche del alcalde. No oyó lo que hablaron, pero supuso que algo le habían dicho de sus propósitos, por la forma en que observó los cuchillos al salir.
When Clotilde Armenta returned to the store, the twins were chatting with Officer Leandro Pornoy, who was coming for the mayor′s milk. She didn′t hear what they were talking about, but she supposed that they had told him something about their plans from the way he looked at the knives when he left.
El coronel Lázaro Aponte se había levantado un poco antes de las cuatro. Acababa de afeitarse cuando el agente Leandro Pornoy le reveló las intenciones de los hermanos Vicario. Había resuelto tantos pleitos de amigos la noche anterior, que no se dio ninguna prisa por uno más. Se vistió con calma, se hizo varias veces hasta que le quedó perfecto el corbatín de mariposa, y se colgó en el cuello el escapulario de la Congregación de María para recibir al obispo. Mientras desayunaba con un guiso de hígado cubierto de anillos de cebolla, su esposa le′contó muy excitada que Bayardo San Román había devuelto a Ángela Vicario, pero él no lo tomó con igual dramatismo.
Colonel Lazaro Aponte had just got up a little before four. He′d finished shaving when Officer Leandro Pornoy revealed the Vicario brothers′ intentions to him. He′d settled so many fights between friends the night before that he was in no hurry for another one. He got dressed calmly, tied his bow tie several times until he had it perfect, and around his neck he hung the scapular of the Congregation of Mary, to receive the bishop. While he breakfasted on fried liver smothered with onion rings, his wife told him with great excitement that Bayardo San Roman had brought Angela Vicario back home, but he didn′t take it dramatically.
-¡Dios mío! -se burló-, ¿qué va a pensar el obispo?
"Good Lord!" he mocked. "What will the bishop think!.
Sin embargo, antes de terminar el desayuno recordó lo que acababa de decirle el ordenanza, juntó las dos noticias y descubrió de inmediato que casaban exactas como dos piezas de un acertijo. Entonces fue a la plaza por la calle del puerto nuevo, cuyas casas empezaban a revivir por la llegada del obispo. «Recuerdo con seguridad que eran casi las cinco y empezaba a llover», me dijo el coronel Lázaro Aponte. En el trayecto, tres personas lo detuvieron para contarle en secreto que los hermanos Vicario estaban esperando a Santiago Nasar para matarlo, pero sólo uno supo decirle dónde. Los encontró en la tienda de Clotilde Armenta. «Cuando los vi pensé que eran puras bravuconadas -me dijo con su lógica personal-, porque no estaban tan borrachos como yo creía.» Ni siquiera los interrogó sobre sus intenciones, sino que les quitó los cuchillos y los mandó a dormir. Los trataba con la misma complacencia de sí mismo con que había sorteado la alarma de la esposa.
Nevertheless, before finishing breakfast he remembered what the orderly had just told him, put the two bits of news together, and discovered immediately that they fit like pieces of a puzzle. Then he went to the square, going along the street to the new dock, where the houses were beginning to liven up for the bishop′s arrival. "I can remember with certainty that it was almost five o′clock and it was beginning to rain," Colonel Lazaro Aponte told me. Along the way three people stopped him to inform him in secret that the Vicario brothers were waiting for Santiago Nasar to kill him, but only one person could tell him where. He found them in Clotilde Armenta s store. "When I saw them I thought they were nothing but a pair of big bluffers," he told me with his personal logic, "because they weren′t as drunk as I thought." Nor did he interrogate them concerning their intentions, but took away their knives and sent them off to sleep. He treated them with the same self-assurance with which he had passed off his wife′s alarm.
-¡Imagínense -les dijo-: qué va a decir el obispo si los encuentra en ese estado!
"Just imagine!" he told them. "What will the bishop say if he finds you in that state!.
Ellos se fueron. Clotilde Armenta sufrió una desilusión más con la ligereza del alcalde, pues pensaba que debía arrestar a los gemelos hasta esclarecer la verdad. El coronel Aponte le mostró los cuchillos como un argumento final.
They left. Clotilde Armenta suffered another disappointment with the mayor′s casual attitude, because she thought he should have detained the twins until the truth came out. Colonel Aponte showed her the knives as a final argument.
-Ya no tienen con qué matar a nadie -dijo.
"Now they haven′t got anything to kill anybody with," he said.
-No es por eso -dijo Clotilde Armenta-. Es para librar a esos pobres muchachos del horrible compromiso que les ha caído encima.
"That′s not why," said Clotilde Armenta. "It′s to spare those poor boys from the horrible duty that′s fallen on them.
Pues ella lo había intuido. Tenía la certidumbre de que los hermanos Vicario no estaban tan ansiosos por cumplir la sentencia como por encontrar a alguien que les hiciera el favor de impedírselo. Pero el coronel Aponte estaba en paz con su alma.
Because she′d sensed it. She was certain that the Vicario brothers were not as eager to carry out the sentence as to find someone who would do them the favour of stopping them. But Colonel Aponte was at peace with his soul.
-No se detiene a nadie por sospechas -dijo-. Ahora es cuestión de prevenir a Santiago Nasar, y feliz año nuevo.
"No one is arrested just on suspicion," he said. "Now it′s a matter of warning Santiago Nasar, and happy new year.
Clotilde Armenta recordaría siempre que el talante rechoncho del coronel Aponte le causaba una cierta desdicha, y en cambio yo lo evocaba como un hombre feliz; aunque un poco trastornado por la práctica solitaria del espiritismo aprendido por correo. Su comportamiento de aquel lunes fue la prueba terminante de su frivolidad. La verdad es que no volvió a acordarse de Santiago Nasar hasta que lo vio en el puerto, y entonces se felicitó por haber tomado la decisión justa.
Clotilde Armenta would always remember that Colonel Aponte′s chubby appearance evoked a certain pity in her, but on the other hand I remembered him as a happy man, although a little bit off due to the solitary spiritualist practises he had learned through the mails. His behaviour that Monday was the final proof of his silliness. The truth is that he didn′t think of Santiago Nasar again until he saw him on the docks, and then he congratulated himself for having made the right decision.
Los hermanos Vicario les habían contado sus propósitos a más de doce personas que fueron a comprar leche, y éstas los habían divulgado por todas partes antes de las seis.
The Vicario brothers had told their plans to more than a dozen people who had gone to buy milk, and these had spread the news everywhere before six o′clock.
A Clotilde Arrnenta le parecía imposible que no se supiera en la casa de enfrente.
It seemed impossible to Clotilde Armenta that they didn′t know in the house across the way.
Pensaba que Santiago Nasar no estaba allí, pues no había visto encenderse la luz del dormitorio, y a todo el que pudo le pidió prevenirlo donde lo vieran. Se lo mandó a decir, inclusive, al padre Amador, con la novicia de servicio que fue a comprar la leche para las monjas. Después de las cuatro, cuando vio luces en la cocina de la casa de Plácida Linero, le mandó el último recado urgente a Victoria Guzmán con la pordiosera que iba todos los días a pedir un poco de leche por caridad. Cuando bramó el buque del obispo casi todo el mundo estaba despierto para recibirlo, y éramos muy pocos quienes no sabíamos que los gemelos Vicario estaban esperando a Santiago Nasar para matarlo, y se conocía además el motivo con sus pormenores completos.
She didn′t think that Santiago Nasar was there, since she hadn′t seen the bedroom light go on, and she asked all the people she could to warn him when they saw him. She even sent word to Father Amador through the novice on duty, who came to buy milk for the nuns. After four o′clock, when she saw the lights in the kitchen of Placida Linero′s house, she sent the last urgent message to Victoria Guzman by the beggar woman who came every day to ask for a little milk in the name of charity. When the bishop′s boat bellowed, almost everybody was up to receive him and there were very few of us who didn′t know that the Vicario twins were waiting for Santiago Nasar to kill him, and, in addition, the reasons were understood down to the smallest detail.
Clotilde Armenta no había acabado de vender la leche cuando volvieron los hermanos Vicario con otros dos cuchillos envueltos en periódicos. Uno era de descuartizar, con una hoja oxidada y dura de doce pulgadas de largo por tres de ancho, que había sido fabricado por Pedro Vicario con el metal de una segueta, en una época en que no venían cuchillos alemanes por causa de la guerra. El otro era más corto, pero ancho y curvo. El juez instructor lo dibujó en el sumario, tal vez porque no lo pudo describir, y se arriesgó apenas a indicar que parecía un alfanje en miniatura. Fue con estos cuchillos que se cometió el crimen, y ambos eran rudimentarios y muy usados.
Clotilde Armenta hadn′t finished dispensing her milk when the Vicario brothers returned with two other knives wrapped up in newspapers. One was for quartering, with a strong, rusty blade twelve inches long and three inches wide, which had been put together by Pedro Vicario with the metal from a marquetry saw at a time when German knives were no longer available because of the war. The other one was shorter, but broad and curved. The investigator had made sketches of them in the brief, perhaps because he had trouble describing them, and all he ventured to say was that this one looked like a miniature scimitar. It was with these knives that the crime was committed, and both were rudimentary and had seen a lot of use.
Faustino Santos no pudo entender lo que había pasado. «Vinieron a afilar otra vez los cuchillos -me dijo- y volvieron a gritar para que los oyeran que iban a sacarle las tripas a Santiago Nasar, así que yo creí que estaban mamando gallo, sobre todo porque no me fijé en los cuchillos, y pensé que eran los mismos.» Esta vez, sin embargo, Clotilde Armenta notó desde que los vio entrar que no llevaban la misma determinación de antes.
Faustino Santos couldn′t understand what had happened. "They came to sharpen their knives a second time," he told me, "and once more they shouted for people to hear that they were going to cut Santiago Nasar′s guts out, so I believed they were kidding around, especially since I didn′t pay any attention to the knives and thought they were the same ones." This time, however, Clotilde Armenta noticed from the moment she saw them enter that they didn′t have the same determination as before.
En realidad, habían tenido la primera discrepancia. No sólo eran mucho más distintos por dentro de lo que parecían por fuera, sino que en emergencias difíciles tenían caracteres contrarios. Sus amigos lo habíamos advertido desde la escuela primaria.
Actually, they′d had their first disagreement. Not only were they much more different inside than they looked on the outside, but in difficult emergencies they showed opposite characters. We, their friends, had spotted it ever since grammar school.
Pablo Vicario era seis minutos mayor que el hermano, y fue más imaginativo y resuelto hasta la adolescencia. Pedro Vicario me pareció siempre más sentimental, y por lo mismo más autoritario. Se presentaron juntos para el servicio militar a los 20 años, y Pablo Vicario fue eximido para que se quedara al frente de la familia. Pedro Vicario cumplió el servicio durante once meses en patrullas de orden público. El régimen de tropa, agravado por el miedo de la muerte, le maduró la vocación de mandar y la costumbre de decidir por su hermano. Regresó con una blenorragia de sargento que resistió a los métodos más brutales de la medicina militar, y a las inyecciones de arsénico y las purgaciones de permanganato del doctor Dionisio Iguarán. Sólo en la cárcel lograron sanarlo. Sus amigos estábamos de acuerdo en que Pablo Vicario desarrolló de pronto una dependencia rara de hermano menor cuando Pedro Vicario regresó con un alma cuartelaria y con la novedad de levantarse la camisa para mostrarle a quien quisiera verla una cicatriz de bala de sedal en el costado izquierdo. Llegó a sentir, inclusive, una especie de fervor ante la blenorragia de hombre grande que su hermano exhibía como una condecoración de guerra.
Pablo Vicario was six minutes older than his brother, and he was the more imaginative and resolute until adolescence. Pedro Vicario always seemed more sentimental to me, and by the same token more authoritarian. They presented themselves together for military service at the age of twenty, and Pablo Vicario was excused in order to stay home and take care of the family. Pedro Vicario served for eleven months on police patrol. The army routine, aggravated by the fear of death, had matured his tendency to command and the habit of deciding for his brother. He also came back with a case of sergeant′s blennorrhea that resisted the most brutal methods of military medicine as well as the arsenic injections and permanganate purges of Dr. Dionisio Iguaran. Only in jail did they manage to cure it. We, his friends, agreed that Pablo Vicario had suddenly developed the strange dependence of a younger brother when Pedro Vicario returned with a barrack-room soul and with the novel trick of lifting his shirt for anyone who wanted to see a bullet wound with seton on his left side. He even began to develop a kind of fervour over the great man′s blennorrhea that his brother wore like a war medal.
Pedro Vicario, según declaración propia, fue el que tomó la decisión de matar a Santiago Nasar, y al principio su hermano no hizo más que seguirlo. Pero también fue él quien pareció dar por cumplido el compromiso cuando los desarmó el alcalde, y entonces fue Pablo Vicario quien asumió el mando. Ninguno de los dos mencionó este desacuerdo en sus declaraciones separadas ante el instructor. Pero Pablo Vicario me confirmó varias veces que no le fue fácil convencer al hermano de la resolución final. Tal vez no fuera en realidad sino una ráfaga de pánico, pero el hecho es que Pablo Vicario entró solo en la pocilga a buscar los otros dos cuchillos, mientras el hermano agonizaba gota a gota tratando de orinar bajo los tamarindos. «Mi hermano no supo nunca lo que es eso -me dijo Pedro Vicario en nuestra única entrevista-. Era como orinar vidrio molido.» Pablo Vicario lo encontró todavía abrazado del árbol cuando volvió con los cuchillos. «Estaba sudando frío del dolor -me dijo- y trató de decir que me fuera yo solo porque él no estaba en condiciones de matar a nadie.» Se sentó en uno de los mesones de carpintero que habían puesto bajo los árboles para el almuerzo de la boda, y se bajó los pantalones hasta las rodillas. «Estuvo como media hora cambiándose la gasa con que llevaba envuelta la pinga», me dijo Pablo Vicario. En realidad no se demoró más de diez minutos, pero fue algo tan difícil, y tan enigmático para Pablo Vicario, que lo interpretó como una nueva artimaña del hermano para perder el tiempo hasta el amanecer. De modo que le puso el cuchillo en la mano y se lo llevó casi por la fuerza a buscar la honra perdida de la hermana.
Pedro Vicario, according to his own declaration, was the one who made the decision to kill Santiago Nasar, and at first his brother only followed along. But he was also the one who considered his duty fulfilled when the mayor disarmed them, and then it was Pablo Vicario who assumed command. Neither of the two mentioned that disagreement in their separate statements to the investigator, but Pablo Vicario confirmed several times to me that it hadn′t been easy for him to convince his brother of their final resolve. Maybe it was really nothing but a wave of panic, but the fact is that Pablo Vicario went into the pigsty alone to get the other two knives, while his brother agonised, drop by drop, trying to urinate under the tamarind trees. "My brother never knew what it was like," Pedro Vicario told me in our only interview. "It was like pissing ground glass." Pablo Vicario found him hugging the tree when he came back with the knives. "He was in a cold sweat from the pain," he said to me, "and he tried to tell me to go on by myself because he was in no condition to kill anybody." He sat down on one of the carpenters′ benches they′d set up under the trees for the wedding lunch, and he dropped his pants down to his knees. "He spent about half an hour changing the gauze he had his prick wrapped in," Pablo Vicario told me. Actually, he hadn′t delayed more than ten minutes, but this was something so difficult and so puzzling for Pablo Vicario that he interpreted it as some new trick on his brother′s part to waste time until dawn. So he put the knife in his hand and dragged him off almost by force in search of their sister′s lost honour.
-Esto no tiene remedio -le dijo-: es como si ya nos hubiera sucedido.
"There′s no way out of this," he told him. "It′s as if it had already happened."
Salieron por el portón de la porqueriza con los cuchillos sin envolver, perseguidos por el alboroto de los perros en los patios. Empezaba a aclarar. «No estaba lloviendo», recordaba Pablo Vicario. «Al contrario -recordaba Pedro-: había viento de mar y todavía las estrellas se podían contar con el dedo.» La noticia estaba entonces tan bien repartida, que Hortensia Baute abrió la puerta justo cuando ellos pasaban frente a su casa, y fue la, primera que lloró por Santiago Nasar. «Pensé que ya lo habían matado -me dijo-, porque vi los cuchillos con la luz del poste y me pareció que iban chorreando sangre.» Una de las pocas casas que estaban abiertas en esa calle extraviada era la de Prudencia Cotes, la novia de Pablo Vicario. Siempre que los gemelos pasaban por ahí a esa hora, y en especial los viernes cuando iban para el mercado, entraban a tomar el primer café. Empujaron la puerta del patio, acosados por los perros que los reconocieron en la penumbra del alba, y saludaron a la madre de Prudencia Cotes en la cocina. Aún no estaba el café.
They left by way of the pigpen gate with the knives unwrapped, trailed by the uproar of the dogs in the yards. It was beginning to get light. "It wasn′t raining," Pablo Vicario remembered. "Just the opposite," Pedro recalled. "There was a sea wind and you could still count the stars with your finger." The news had been so well spread by then that Hortensia Baute opened her door precisely as they were passing her house, and she was the first to weep for Santiago Nasar. "I thought they′d already killed him," she told me, "because I saw the knives in the light from the street lamp and it looked to me like they were dripping blood." One of the few houses open on that misbegotten street was that of Prudencia Cotes, Pablo Vicario′s fiancee. Whenever the twins passed by there at that time, and especially on Fridays when they were going to the market, they would drop in to have their first cup of coffee. They pushed open the door to the courtyard, surrounded by the dogs, who recognised them in the half light of dawn, and they greeted Prudencia Cotes′s mother in the kitchen. Coffee wasn′t ready yet.
-Lo dejamos para después -dijo Pablo Vicario-, ahora vamos de prisa.
"We′ll leave it for later," Pablo Vicario said. "We′re in a hurry now.
-Me lo imagino, hijos -dijo ella-: el honor no espera.
"I can imagine, my sons," she said. "Honour doesn′t wait.
Pero de todos modos esperaron, y entonces fue Pedro Vicario quien pensó que el hermano estaba perdiendo el tiempo a propósito. Mientras tomaban el café, Prudencia Cotes salió a la cocina en plena adolescencia con un rollo de periódicos viejos para animar la lumbre de la hornilla. «Yo sabía en qué andaban -me dijo- y no sólo estaba de acuerdo, sino que nunca me hubiera casado con él si no cumplía como hombre.» Antes de abandonar la cocina, Pablo Vicario le quitó dos secciones de periódicos y le dio una al hermano para envolver los cuchillos. Prudencia Cotes se quedó esperando en la cocina hasta que los vio salir por la puerta del patio, y siguió esperando durante tres años sin un instante de desaliento, hasta que Pablo Vicario salió de la cárcel y fue su esposo de toda la vida.
But in any case, they waited, and this time it was Pedro Vicario who thought his brother was wasting time on purpose. While they were drinking their coffee, Prudencia Cotes came into the kitchen in all her adolescent bloom, carrying a roll of old newspapers to revive the fire in the stove. "I knew what they were up to," she told me, "and I didn′t only agree, I never would have married him if he hadn′t done what a man should do." Before leaving the kitchen, Pablo Vicario took two sections of newspaper from her and gave them to his brother to wrap the knives in. Prudencia Cotes stood waiting in the kitchen until she saw them leave by the courtyard door, and she went on waiting for three years without a moment of discouragement until Pablo Vicario got out of jail and became her husband for life.
-Cuídense mucho -les dijo.
"Take good care of yourselves," she told them.
De modo que a Clotilde Armenta no le faltaba razón cuando le pareció que los gemelos no estaban tan resueltos como antes, y les sirvió una botella de gordolobo de vaporino con la esperanza de rematarlos. «¡Ese día me di cuenta -me dijo- de lo solas que estamos las mujeres en el mundo!» Pedro Vicario le pidió prestado los utensilios de afeitar de su marido, y ella le llevó la brocha, el jabón, el espejo de colgar y la máquina con la cuchilla nueva, pero él se afeitó con el cuchillo de destazar. Clotilde Armenta pensaba que eso fue el colmo del machismo. «Parecía un matón de cine», me dijo. Sin embargo, él me explicó después, y era cierto, que en el cuartel había aprendido a afeitarse con navaja barbera, y nunca más lo pudo hacer de otro modo. Su hermano, por su parte, se afeitó del modo más humilde con la máquina prestada de don Rogelio de la Flor. Por último se bebieron la botella en silencio, muy despacio, contemplando con el aire lelo de los amanecidos la ventana apagada en la casa de enfrente, mientras pasaban clientes fingidos comprando leche sin necesidad y preguntando por cosas de comer que no existían, con la intención de ver si era cierto que estaban esperando a Santiago Nasar para matarlo.
So Clotilde Armenta had good reason when it seemed to her that the twins weren′t as resolute as before, and she served them a bottle of rotgut rum with the hope of getting them dead drunk. "That day," she told me, "I realised just how alone we women are in the world!. Pedro Vicario asked to borrow her husband′s shaving implements, and she brought him the brush, the soap, the hanging mirror, and the safety razor with a new blade, but he shaved with his butcher knife. Clotilde Armenia thought that was the height of machismo. "He looked like a killer in the movies," she told me. But as he explained to me later, and it was true, in the army he′d learned to shave with a straight razor and couldn′t do it any other way ever since. His brother, for his part, shaved in a more humble way, with Don Rogelio de la Flor′s borrowed safety razor. Finally, they drank the bottle in silence, very slowly, gazing with the boobish look of early risers at the dark window in the house across the way, while fake customers buying milk they didn′t need and asking for food items that didn′t exist went in and out with the purpose of seeing whether it was true that they were waiting for Santiago Nasar to kill him.
Los hermanos Vicario no verían encenderse esa ventana. Santiago Nasar entró en su casa a las 4.20, pero no tuvo que encender ninguna luz para llegar al dormitorio porque el foco de la escalera permanecía encendido durante la noche. Se tiró sobre la cama en la oscuridad y con la ropa puesta, pues sólo le quedaba una hora para dormir, y así lo encontró Victoria Guzmán cuando subió a despertarlo para que recibiera al obispo.
The Vicario brothers would not see that window light up. Santiago Nasar went into the house at four-twenty, but he didn′t have to turn on any light to reach his bedroom because the bulb on the stairway stayed lit through the night. He threw himself onto his bed in the darkness and with his clothes on, since he had only an hour in which to sleep, and that was how Victoria Guzman found him when she came up to wake him so he could receive the bishop.
Habíamos estado juntos en la casa de María Alejandrina Cervantes hasta pasadas las tres, cuando ella misma despachó a los músicos y apagó las luces del patio de baile para que sus mulatas de placer se acostaran solas a descansar. Hacía tres días con sus noches que trabajaban sin reposo, primero atendiendo en secreto a los invitados de honor, y después destrampadas a puertas abiertas con los que nos quedamos incompletos con la parranda de la boda. María Alejandrina Cervantes, de quien decíamos que sólo había de dormir una vez para morir, fue la mujer más elegante y la más tierna que conocí jamás, y la más servicial en la cama, pero también la más severa. Había nacido y crecido aquí, y aquí vivía, en una casa de puertas abiertas con varios cuartos de alquiler y un enorme patio de baile con calabazos de luz comprados en los bazares chinos de Paramaribo. Fue ella quien arrasó con la virginidad de mi generación. Nos enseñó mucho más de lo que debíamos aprender, pero nos enseñó sobre todo que ningún lugar de la vida es más triste que una canea vacía. Santiago Nasar perdió el sentido desde que la vio por primera vez. Yo lo previne: Halcón que se atreve con garzaguerrera, peligros espera. María Alejandrina Cervantes. Ella fue su pasión desquiciada, su maestra de lágrimas a los 15 años, hasta que Ibrahim Nasar se lo quitó de la cama a correazos y lo encerró más de un año en El Divino Rostro. serio, pero sin el desorden del amor, y ella le tenía tanto respeto que no volvió a acostarse con nadie si él estaba presente. En aquellas últimas vacaciones nos despachaba temprano con el pretexto inverosímil de que estaba cansada, pero dejaba la puerta sin tranca y una luz encendida en el corredor para que yo volviera a entrar en secreto.
We′d been together at Maria Alejandrina Cervantes′s until after three, when she herself sent the musicians away and turned out the lights in the dancing courtyard so that her pleasurable mulatto girls could go to bed by themselves and get some rest. They′d been working without cease for three days, first taking care of the guests of honour in secret, and then turned loose, the doors wide open for those of us still unsated by the wedding bash. Maria Alejandrina Cervantes, about whom we used to say that she would go to sleep only once and that would be to die, was the most elegant and the most tender woman I have ever known, and the most serviceable in bed, but she was also the strictest. She′d been born and reared here, and here she lived, in a house with open doors, with several rooms for rent and an enormous courtyard for dancing lit by lantern gourds bought in the Chinese bazaars of Paramaribo. It was she who did away with my generation′s virginity. She taught us much more than we should have learned, but she taught us above all that there′s no place in life sadder than an empty bed. Santiago Nasar lost his senses the first time he saw her. I warned him: "′A falcon who chases a warlike crane can only hope for a life of pain. But he didn′t listen to me, dazzled by Maria Alejandrina Cervantes′s illusory calls. She was his mad passion, his mistress of tears at the age of fifteen, until Ibrahim Nasar drove him out of the bed with a whip and shut him up for more than a year on The Divine Face. Ever since then they were still linked by a serious affection, but without the disorder of love, and she had so much respect for him that she never again went to bed with anyone if he was present. During those last vacations she would send us off early with the pretext that she was tired, but she left the door unbarred and with a lamp lighted in the hall so that I could come in secretly.
Santiago Nasar tenía un talento casi mágico para los disfraces, y su diversión predilecta era trastocar la identidad de las mulatas. Saqueaba los roperos de unas para disfrazar a las otras, de modo que todas terminaban por sentirse distintas de sí mismas e iguales a las que no eran. En cierta ocasión, una de ellas se vio repetida en otra con tal acierto, que sufrió una crisis de llanto. «Sentí que me había salido del espejo», dijo. Pero aquella noche, María Alejandrina Cervantes no permitió que Santiago Nasar se complaciera por última vez en sus artificios de transformista, y lo hizo con pretextos tan frívolos que el mal sabor de ese recuerdo le cambió la vida. Así que nos llevamos a los músicos a una ronda de serenatas, y seguirnos la fiesta por nuestra cuenta, mientras los gemelos Vicario esperaban a Santiago Nasar para matarlo. Fue a él a quien se le ocurrió, casi a las cuatro, que subiéramos a la colina del viudo de Xius para cantarles a los recién casados.
Santiago Nasar had an almost magical talent for disguises, and his favourite sport was to confuse the identities of the mulatto girls. He would rifle the wardrobe of some to disguise the others, so that they all ended up feeling different from themselves and like the ones they weren′t. On a certain occasion, one of them found herself repeated in another with such exactness that she had an attack of tears. "I felt like I′d stepped out of the mirror," she said. But that night Maria Alejandrina Cervantes wouldn′t let Santiago Nasar indulge himself for the last time in his tricks as a transformer, and she prevented it with such flimsy pretexts that the bad taste left by that memory changed his life. So we took the musicians with us for a round of serenades, and we continued the party on our own, while the Vicario twins were waiting for Santiago Nasar to kill him. It was he who got the idea, at almost four o′clock, to go up the widower Xius′s hill and sing for the newly weds.
No sólo les cantamos por las ventanas, sino que tiramos cohetes y reventamos petardos en los jardines, pero no percibimos ni una señal de vida dentro de la quinta. No se nos ocurrió que no hubiera nadie, sobre todo porque el automóvil nuevo estaba en la puerta, todavía con la capota plegada y con las cintas de raso y los macizos de azahares de parafina que les habían colgado en la fiesta. Mi hermano Luis Enrique, que entonces tocaba la guitarra como un profesional, improvisó en honor de los recién casados una canción de equívocos matrimoniales. Hasta entonces no había llovido. Al contrario, la luna estaba en el centro del cielo, y el aire era diáfano, y en el fondo del precipicio se veía el reguero de luz de los fuegos fatuos en el cementerio. Del otro lado se divisaban los sembrados de plátanos azules bajo la luna, las ciénagas tristes y la línea fosforescente del Caribe en el horizonte. Santiago Nasar señaló una lumbre intermitente en el mar, y nos dijo que era el ánima en pena de un barco negrero que se había hundido con un cargamento de esclavos del Senegal frente a la boca grande de Cartagena de Indias. No era posible pensar que tuviera algún malestar de la conciencia, aunque entonces no sabía que la efímera vida matrimonial de Ángela Vicario había terminado dos horas antes. Bayardo San Román la había llevado a pie a casa de sus padres para que el ruido del motor no delatara su desgracia antes de tiempo, y estaba otra vez solo y con las luces apagadas en la quinta feliz del viudo de Xius.
Not only did we sing under the windows, but we set off rockets and fireworks in the gardens, yet we didn′t perceive any sign of life inside the farmhouse. It didn′t occur to us that there was no one there, especially because the new car was by the door with its top still folded down and with the satin ribbons and bouquets of wax orange blossoms they had hung on it during the festivities. My brother Luis Enrique, who played the guitar like a professional at that time, improvised a song with matrimonial double meanings in honour of the newlyweds. Until then it hadn′t rained; on the contrary, the moon was high in the sky and the air was clear, and at the bottom of the precipice you could see the trickle of light from the Saint Elmo′s fire in the cemetery. On the other side you could make out the groves of blue banana trees in the moonlight, the sad swamps, and the phosphorescent line of the Caribbean on the horizon. Santiago Nasar pointed to an intermittent light at sea and told us that it was the soul in torment of a slave ship that had sunk with a cargo of blacks from Senegal across from the main harbour mouth at Cartagena de Indias. It wasn′t possible to think that his conscience was bothering him, although at that time he didn′t know that the ephemeral married life of Angela Vicario had come to an end two hours before. Bayardo San Roman had taken her to her parents′ house on foot so that the noise of the motor wouldn′t betray his misfortune in advance, and he was back there alone and with the lights out in the widower Xius′s happy farmhouse.
Cuando bajamos la colina, mi hermano nos invitó a desayunar con pescado frito en las fondas del mercado, pero Santiago Nasar se opuso porque quería dormir una hora hasta que llegara el obispo. Se fue con Cristo Bedoya por la orilla del río bordeando los tambos de pobres que empezaban a encenderse en el puerto antiguo, y antes de doblar la esquina nos hizo una señal de adiós con la mano. Fue la última vez que lo vimos. Cristo Bedoya, con quien estaba de acuerdo para encontrarse más tarde en el puerto, lo despidió en la entrada posterior de su casa. Los perros le ladraban por costumbre cuando lo sentían entrar, pero él los apaciguaba en la penumbra con el campanilleo de las llaves. Victoria Guzmán estaba vigilando la cafetera en el fogón cuando él pasó por la cocina hacia el interior de la casa.
When we went down the hill my brother invited us to have some breakfast of fried fish at one of the lunch stands in the market, but Santiago Nasar was against it because he wanted to get an hour′s sleep before the bishop arrived. He went along the riverbank with Cristo Bedoya, passing the poor people′s eating places that were beginning to light up by the old harbour, and before turning the corner he waved good-bye. It was the last time we saw him. Cristo Bedoya, whom he had agreed to meet later on at the docks, took leave of him at the back door of his house. The dogs barked at him as usual when they heard him come in, but he calmed them down in the half light with the tinkling of his keys. Victoria Guzman was keeping watch over the coffeepot on the stove when he passed by the kitchen on his way into the house.
-Blanco -lo llamó-: ya va a estar el café.
"White man," she called to him, "coffee will be ready soon.
Santiago Nasar le dijo que lo tomaría más tarde, y le pidió decirle a Divina Flor que lo despertara a las cinco y media, y que le llevara una muda de ropa limpia igual a la que llevaba puesta. Un instante después de que él subió a acostarse, Victoria Guzmán recibió el recado de Clotilde Armenta con la pordiosera de la leche. A las 5.30 cumplió la orden de despertarlo, pero no mandó a Divina Flor sino que subió ella misma al dormitorio con el vestido de lino, pues no perdía ninguna ocasión de preservar a la hija contra las garras del boyardo.
Santiago Nasar told her that he′d have some later, and he asked her to tell Divina Flor to wake him up at five-thirty and bring him a clean change of clothes, just like the ones he had on. An instant after he′d gone to bed, Victoria Guzman got the message from Clotilde Armenta sent via the milk beggar. At five-thirty she followed his orders to wake him, but she didn′t send Divina Flor and went up to the bedroom herself with the suit of pure linen, because she never missed a chance to keep her daughter away from the claws of the seigneur.
María Alejandrina Cervantes había dejado sin tranca la puerta de la casa. Me despedí de mi hermano, atravesé el corredor donde dormían los gatos de las mulatas amontonados entre los tulipanes, y empujé sin tocar la puerta del dormitorio. Las luces estaban apagadas, pero tan pronto como entré percibí el olor de mujer tibia y vi los ojos de leoparda insomne en la oscuridad, y después no volví a saber de mí mismo hasta que empezaron a sonar las campanas.
Maria Alejandrina Cervantes had left the door of her house unbarred. I took leave of my brother, crossed the veranda where the mulatto girls′ cats were sleeping curled up among the tulips, and opened the bedroom door without knocking. The lights were out, but as soon as I went in I caught the smell of a warm woman and I saw the eyes of an insomniac leopard in the darkness, and then I didn′t know anything else about myself until the bells began to ring.
De paso para nuestra casa, mi hermano entró a comprar cigarrillos en la tienda de Clotilde Armenta. Había bebido tanto, que sus recuerdos de aquel encuentro fueron siempre muy confusos, pero no olvidó nunca el trago mortal que le ofreció Pedro Vicario.
On his way to our house, my brother went in to buy some cigarettes at Clotilde Armenia′s store. He′d drunk so much that his memories of that encounter were always quite confused, but he never forgot the fatal drink that Pedro Vicario offered him.
«Era candela pura», me dijo. Pablo Vicario, que había empezado a dormirse, despertó sobresaltado cuando lo sintió entrar, y le mostró el cuchillo.
"It was liquid fire," he told me. Pablo Vicario, who had fallen asleep, awoke with a start when he heard him come in, and he showed him the knife.
-Vamos a matar a Santiago Nasar -le dijo.
"We′re going to kill Santiago Nasar," he told him.
Mi hermano no lo recordaba. «Pero aunque lo recordara no lo hubiera creído -me ha dicho muchas veces-. ¡A quién carajo se le podía ocurrir que los gemelos iban a matar a nadie, y menos con un cuchillo de puercos!» Luego le preguntaron dónde estaba Santiago Nasar, pues los habían visto juntos a las dos, y mi hermano no recordó tampoco su propia respuesta. Pero Clotilde Armenta y los hermanos Vicario se sorprendieron tanto al oírla, que la dejaron establecida en el sumario con declaraciones separadas. Según ellos, mi hermano dijo: «Santiago Nasar está muerto». Después impartió una bendición episcopal, tropezó en el pretil de la puerta y salió dando tumbos.
My brother doesn′t remember it. "But even if I did remember, I wouldn′t have believed it," he told me many times. "Who the fuck would ever think that the twins would kill anyone, much less with a pig knife!" Then they asked him where Santiago Nasar was, because they′d seen the two of them together, and my brother didn′t remember his own answer either. But Clotilde Armenta and the Vicario brothers were so startled when they heard it that it was left established in the brief in separate declarations. According to them, my brother said: "Santiago Nasar is dead." Then he delivered an episcopal blessing, stumbled over the threshold, and staggered out.
En medio de la plaza se cruzó con el padre Amador. Iba para el puerto con sus ropas de oficiar, seguido por un acólito que tocaba la campanilla y varios ayudantes con el altar para la misa campal del obispo. Al verlos pasar, los hermanos Vicario se santiguaron.
In the middle of the square he crossed paths with Father Amador, who was going to the dock in his vestments, followed by an acolyte ringing the bell and several helpers carrying the altar for the bishop′s field mass. The Vicario brothers crossed themselves when they saw them pass.
Clotilde Armenta me contó que habían perdido las últimas esperanzas cuando el párroco pasó de largo frente a su casa. «Pensé que no había recibido mi recado», dijo.
Clotilde Armenta told me that they′d lost their last hopes when the priest passed by her place. "I thought he hadn′t got my message," she said.
Sin embargo, el padre Amador me confesó muchos años después, retirado del mundo en la tenebrosa Casa de Salud de Calafell, que en efecto había recibido el mensaje de Clotilde Armenta, y otros más perentorios, mientras se preparaba para ir al puerto. «La verdad es que no supe qué hacer -me dijo-. Lo primero que pensé fue que no era un asunto mío sino de la autoridad civil, pero después resolví decirle algo de pasada a Plácida Linero.» Sin embargo, cuando atravesó la plaza lo había olvidado por completo.
Nonetheless, Father Amador confessed to me many years later, retired from the world in the gloomy Calafell Rest Home, that he had in fact received Clotilde Armenta′s message and others more peremptory while he was getting ready to go the docks. "The truth is I didn′t know what to do," he told me. "My first thought was that it wasn′t any business of mine but something for the civil authorities, but then I made up my mind to say something in passing to Placida Linero.
«Usted tiene que entenderlo -me dijo-: aquel día desgraciado llegaba el obispo.» En el momento del crimen se sintió tan desesperado, y tan indigno de sí mismo, que no se le ocurrió nada más que ordenar que tocaran a fuego. Mi hermano Luis Enrique entró en la casa por la puerta de la cocina, que mi madre dejaba sin cerrojo para que mi padre no nos sintiera entrar. Fue al baño antes de acostarse, pero se durmió sentado en el retrete, y cuando mi hermano Jaime se levantó para ir a la escuela, lo encontró tirado boca abajo en las baldosas, y cantando dormido.
Yet when he crossed the square, he′d forgotten completely. "You have to understand," he told me, "that the bishop was coming on that unfortunate day." At the moment of the crime he felt such despair and was so disgusted with himself that the only thing he could think of was to ring the fire alarm. My brother Luis Enrique entered the house through the kitchen door, which my mother left unlocked so my father wouldn′t hear us come in. He went to the bathroom before going to bed, but he fell asleep sitting on the toilet, and when my brother Jaime got up to go to school he found him stretched out face down on the tile floor and singing in his sleep.
Mi hermana la monja, que no iría a esperar al obispo porque tenía una cruda de cuarenta grados, no consiguió despertarlo. «Estaban dando las cinco cuando fui al baño», me dijo.
My sister the nun, who wasn′t going to wait for the bishop because she had an eightyproof hangover, couldn′t get him to wake up. "It was striking five when I went to the bathroom," she told me.
Más tarde, cuando mi hermana Margot entró a bañarse para ir al puerto, logró llevarlo a duras penas al dormitorio. Desde el otro lado del sueño, oyó sin despertar los primeros bramidos del buque del obispo. Después se durmió a fondo, rendido por la parranda, hasta que mi hermana la monja entró en el dormitorio tratando de ponerse el hábito a la carrera, y lo despertó con su grito de loca: -¡Mataron a Santiago Nasar!
Later, when my sister Margot went in to bathe before going to the docks, she managed with great effort to drag him to his bedroom. From the other side of sleep he heard the first bellows of the bishop′s boat without awakening. Then he fell into a deep sleep, worn out by his carousing, until my sister the nun rushed into the bedroom, trying to put her habit on as she ran, and woke him up with her mad cry: "They′ve killed Santiago Nasar!"
CHAPTER 4
Los estragos de los cuchillos fueron apenas un principio de la autopsia inclemente que el padre Carmen Amador se vio obligado a hacer por ausencia del doctor Dionisio Iguarán. «Fue como si hubiéramos vuelto a matarlo después de muerto -me dijo el antiguo párroco en su retiro de Calafell-. Pero era una orden del alcalde, y las órdenes de aquel bárbaro, por estúpidas que fueran, había que cumplirlas.» No era del todo justo. En la confusión de aquel lunes absurdo, el coronel Aponte había sostenido una conversación telegráfica urgente con el gobernador de la provincia, y éste lo autorizó para que hiciera las diligencias preliminares mientras mandaban un juez instructor. El alcalde había sido antes oficial de tropa sin ninguna experiencia en asuntos de justicia, y era demasiado fatuo para preguntarle a alguien que lo supiera por dónde tenía que empezar. Lo primero que lo inquietó fue la autopsia. Cristo Bedoya, que era estudiante de medicina, logró la dispensa por su amistad íntima con Santiago Nasar. El alcalde pensó que el cuerpo podía mantenerse refrigerado hasta que regresara el doctor Dionisio Iguarán, pero no encontró nevera de tamaño humano, y la única apropiada en el mercado estaba fuera de servicio. El cuerpo había sido expuesto a la contemplación pública. en el centro de la sala, tendido sobre un angosto catre de hierro mientras le fabricaban un ataúd de rico. Habían llevado los ventiladores de los dormitorios, y algunos de las casas vecinas, pero había tanta gente ansiosa de verlo. que fue preciso apartar los muebles y descolgar las jaulas y las macetas de helechos, y aun así era insoportable el calor. Además, los perros alborotados por el olor de la muerte aumentaban la zozobra. No habían dejado de aullar desde que yo entré en la casa, cuando Santiago Nasar agonizaba todavía en la cocina, y encontré a Divina Flor llorando a gritos y manteniéndolos a raya con una tranca.
THE DAMAGE FROM THE KNIVES WAS only a beginning for the unforgiving autopsy that Father Carmen Amador found himself obliged to perform in Dr. Dionisio Iguaran′s absence. "It was as if we killed him all over again after he was dead," the aged priest told me in his retirement at Calafell. "But it was an order from the mayor, and orders from the barbarian, stupid as they might have been, had to be obeyed." It wasn′t entirely proper. In the confusion of that absurd Monday, Colonel Aponte had had an urgent telegraphic conversation with the governor of the province, and the latter authorised him to take the preliminary steps while he sent an investigating magistrate. The mayor was a former troop commander with no experience in matters of law, and he was too conceited to ask anyone who knew where he should begin. The first thing that bothered him was the autopsy. Cristo Bedoya, who was a medical student, managed to get out of it because of his intimate friendship with Santiago Nasar. The mayor thought that the body could be kept under refrigeration until Dr. Dionisio Iguaran came back, but he couldn′t find a human-sized freezer, and the only one in the market that would serve the purpose was out of order. The body had been exposed to public view in the centre of the living room, lying on a narrow iron cot while they were building a rich man′s coffin for it. They′d brought in fans from the bedrooms and some neighbouring houses, but there were so many people anxious to see it that they had to push back the furniture and take down the bird cages and pots of ferns, and even then the heat was unbearable. In addition, the dogs, aroused by the smell of death, increased the uneasiness. They hadn′t stopped howling since I went into the house, when Santiago Nasar was still in his death throes in the kitchen and I found Divina Flor weeping in great howls and holding them off with a stick.
-Ayúdame -me gritó-, que lo que quieren es comerse las tripas.
"Help me," she shouted to me. "What they want is to eat his guts.
Los encerramos con candado en las pesebreras. Plácida Linero ordenó más tarde que los llevaran a algún lugar apartado hasta después del entierro. Pero hacia el medio día, nadie supo cómo, se escaparon de donde estaban e irrumpieron enloquecidos en la casa.
We locked them up in the stable. Placida Linero later ordered them taken to some place far off until after the funeral. But toward noon, no one knew how, they escaped from where they were and burst madly into the house.
Plácida Linero, por una vez, perdió los estribos.
Placida Linero, just once, lost her grip.
-¡Estos perros de mierda! -gritó-. ¡Que los maten!
"Those shitty dogs!" she shouted. "Kill them!"
La orden se cumplió de inmediato, y la casa volvió a quedar en silencio. Hasta entonces no había temor alguno por el estado del cuerpo. La cara había quedado intacta, con la misma expresión que tenía cuando cantaba, y Cristo Bedoya le había vuelto a colocar las vísceras en su lugar y lo había fajado con una banda de lienzo. Sin embargo, en la tarde empezaron a manar de las heridas unas aguas color de almíbar que atrajeron a las moscas, y una mancha morada le como la sombra de una nube en el agua hasta la raíz del cabello. La cara que siempre fue indulgente adquirió una expresión de enemigo, y su madre se la cubrió con un pañuelo. El coronel Aponte comprendió entonces que ya no era posible esperar, y le ordenó al padre Amador que practicara la autopsia. «Habría sido peor desenterrarlo después de una semana», dijo. El párroco había hecho la carrera de medicina y cirugía en Salamanca, pero ingresó en el seminario sin graduarse, y hasta el alcalde sabía que su autopsia carecía de valor legal. Sin embargo, hizo cumplir la orden.
The order was carried out immediately and the house was silent again. Until then there hadn′t been any concern at all for the state of the body. The face had remained intact, with the same expression it wore when he was singing, and Cristo Bedoya had put the intestines back in place and wrapped the body in linen strips. Nevertheless, in the afternoon a syrup-coloured liquid began to flow from the wounds, drawing flies, and a purple blotch appeared on the upper lip and spread out very slowly, like the shadow of a cloud on water, up to the hairline. His face, which had always been easy-going, took on a hostile expression, and his mother covered it with a handkerchief. Colonel Aponte understood then that they couldn′t wait any longer and he ordered Father Amador to perform the autopsy. "It would be worse digging him up a week later," he said. The priest had studied medicine and surgery at Salamanca, but had entered the seminary before he was graduated, and even the mayor knew that his autopsy would have no legal standing. Nevertheless, he made him carry out the order.
Fue una masacre, consumada en el local de la escuela pública con la ayuda del boticario que tomó las notas, y un estudiante de primer año de medicina que estaba aquí de vacaciones. Sólo dispusieron de algunos instrumentos de cirugía menor, y el resto fueron hierros de artesanos. Pero al margen de los destrozos en el cuerpo, el informe del padre Amador parecía correcto, y el instructor lo incorporó al sumario como una pieza útil.
It was a massacre, performed at the public school with the help of the druggist, who took notes, and a first-year medical student who was here on vacation. They had only a few instruments for minor surgery available and the rest were craftsmen′s tools. But despite the havoc wrought on the body, Father Amador′s report seemed in order and the investigator incorporated it in the brief as a useful piece of evidence.
Siete de las numerosas heridas eran mortales. El hígado estaba casi seccionado por dos perforaciones profundas en la cara anterior. Tenía cuatro incisiones en el estómago, y una de ellas tan profunda que lo atravesó por completo y le destruyó el páncreas.
Seven of the many wounds were fatal. The liver was almost sliced in pieces by two deep cuts on the anterior side. He had four incisions in the stomach, one of them so deep that it went completely through, and destroyed, the pancreas.
Tenía otras seis perforaciones menores en el colon trasverso, y múltiples heridas en el intestino delgado. La única que tenía en el dorso, a la altura de la tercera vértebra lumbar, le había perforado el riñón derecho. La cavidad abdominal estaba ocupada por grandes témpanos de sangre, y entre el lodazal de contenido gástrico apareció una medalla de oro de la Virgen del Carmen que Santiago Nasar se había tragado a la edad de cuatro años. La cavidad torácica mostraba dos perforaciones: una en el segundo espacio intercostal derecho que le alcanzó a interesar el pulmón, y otra muy cerca de la axila izquierda. Tenía además seis heridas menores en los brazos y las manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los músculos del abdomen. Unía una punzada profunda en la palma de la mano derecha. El informe dice:
He had six other, lesser perforations in the transverse colon and multiple wounds in the small intestine. The only one he had in the back, at the level of the third lumbar vertebra, had perforated the right kidney. The abdominal cavity was filled with large clots of blood, and in the midst of the morass of gastric contents appeared a medal of gold that Santiago Nasar had swallowed at the age of four. The thoracic cavity showed two perforations: one in the second right rib space that affected the lung, and another quite close to the left armpit. He also had six minor wounds on his arms and hands, and two horizontal cuts: one on the right thigh and the other in the abdominal muscles. He had a deep stab in the right hand. The report says:
«Parecía un estigma del Crucificado». La masa encefálica pesaba sesenta gramos más que a de un inglés normal, y el padre Amador consignó en el informe que Santiago Nasar tenía una inteligencia superior y un porvenir brillante. Sin embargo, en la nota final señalaba una hipertrofia del hígado que atribuyó a una hepatitis mal curada. «Es decir -me dijo-, que de todos modos le quedaban muy pocos años de vida.» El doctor Dionisio Iguarán, que en efecto le había tratado una hepatitis a Santiago Nasar a los doce años, recordaba indignado aquella autopsia. «Tenía que ser cura para ser tan bruto -me dijo-. No hubo manera de hacerle entender nunca que la gente del trópico tenemos el hígado más grande que los gallegos.» El informe concluía que la causa de la muerte fue una hemorragia masiva ocasionada por cualquiera de las siete heridas mayores.
"It looked like a stigma of the crucified Christ." The encephalic mass weighed sixty grams more than that of a normal Englishman, and Father Amador noted in the report that Santiago Nasar had a superior intelligence and a brilliant future. Nevertheless, in the final note he pointed out a hypertrophy of the liver that he attributed to a poorly cured case of hepatitis. "That is to say," he told me, "he had only a few years of life left to him in any case." Dr. Dionisio Iguaran, who in fact had treated Santiago Nasar for hepatitis at the age of twelve, recalled that autopsy with indignation. "Only a priest could be so dumb," he told me. "There was never any way to make him understand that we tropical people have larger livers than greenhorn Galician Spaniards." The report concluded that the cause of death had been a massive haemorrhage brought on by any one of the seven major wounds.
Nos devolvieron un cuerpo distinto. La mitad del cráneo había sido destrozado con la trepanación, y el rostro de galán que la muerte había preservado acabó de perder su identidad. Además, el párroco había arrancado de cuajo las vísceras destazadas, pero al final no supo qué hacer con ellas, y les impartió una bendición de rabia y las tiró en el balde de la basura. A los últimos curiosos asomados a las ventanas de la escuela pública se les acabó la curiosidad, el ayudante se desvaneció, y el coronel Lázaro Aponte, que había visto y causado tantas masacres de represión, terminó por ser vegetariano además de espiritista. El cascarón vacío, embutido de trapos y cal viva, y cosido a la machota con bramante basto y agujas de enfardelar, estaba a punto de desbaratarse cuando lo pusimos en el ataúd nuevo de seda capitonada. «Pensé que así se conservaría por más tiempo», me dijo el padre Amador. Sucedió lo contrario: tuvimos que enterrarlo de prisa al amanecer, porque estaba en tan mal estado que ya no era soportable dentro de la casa.
They gave us back a completely different body. Half of the cranium had been destroyed by the trepanation, and the lady-killer face that death had preserved ended up having lost its identity. Furthermore, the priest had pulled out the sliced-up intestines by the roots, but in the end he didn′t know what to do with them, and he gave them an angry blessing and threw them into the garbage pail. The last onlookers ranged about the schoolhouse windows lost their curiosity, the helper fainted, and Colonel Lazaro Aponte, who had seen and caused so many repressive massacres, became a vegetarian as well as a spiritualist. The empty shell, stuffed with rags and quicklime and sewed up crudely with coarse twine and baling needles, was on the point of falling apart when we put it into the new coffin with its silk quilt lining. "I thought it would last longer that way," Father Amador told me. Just the opposite happened, and we had to bury him hurriedly at dawn because he was in such bad shape that it was already unbearable in the house.
Despuntaba un martes turbio. No tuve valor para dormir solo al término de la jornada opresiva, y empujé la puerta de la casa de María Alejandrina Cervantes por si no había pasado el cerrojo. Los calabazos de luz estaban encendidos en los árboles, y en el patio de baile había varios fogones de leña con enormes ollas humeantes, donde las mulatas estaban tiñendo de luto sus ropas de parranda. Encontré a María Alejandrina Cervantes despierta como siempre al amanecer, y desnuda por completo como siempre que no había extraños en la casa. Estaba sentada a la turca sobre la cama de reina frente a un platón babilónico de cosas de comer: costillas de ternera, una gallina hervida, lomo de cerdo, y una guarnición de plátanos y legumbres que hubieran alcanzado para cinco.
A cloudy Tuesday was breaking through. I didn′t have the courage to sleep at the end of that oppressive time, and I pushed on the door of Maria Alejandrina Cervantes′s house in case she hadn′t put up the bar. The gourd lamps were burning where they hung from the trees, and in the courtyard for dancing there were several wood fires with huge steaming pots where the mulatto girls were putting mourning dye onto their party clothes. I found Maria Alejandrina Cervantes awake as always at dawn, and completely naked as always when there weren′t any strangers in the house. She was squatting like a Turkish houri on her queenly bed across from a Babylonic platter of things to eat: veal cutlets, a boiled chicken, a pork loin, and a garnishing of plantains and vegetables that would have served five people.
Comer sin medida fue siempre su único modo de llorar, y nunca la había visto hacerlo con semejante pesadumbre. Me acosté a su lado, vestido, sin hablar apenas, y llorando yo también a mi modo. Pensaba en la ferocidad del destino de Santiago Nasar, que le había cobrado 20 años de dicha no sólo con la muerte, sino además con el descuartizamiento del cuerpo, y con su dispersión y exterminio. Soñé que una mujer entraba en el cuarto con una niña en brazos, y que ésta ronzaba sin tomar aliento y los granos de maíz a medio mascar le caían en el corpiño. La mujer me dijo: «Ella mastica a la topa tolondra, un poco al desgaire, un poco al desgarriate». De pronto sentí los dedos ansiosos que me soltaban los botones de la camisa, y sentí el olor peligroso de la bestia de amor acostada a mis espaldas, y sentí que me hundía en las delicias de las arenas movedizas de su ternura. Pero se detuvo de golpe, tosió desde muy lejos y se escurrió de mi vida.
Disproportionate eating was always the only way she could ever mourn and I′d never seen her do it with such grief. I lay down by her side with my clothes on, barely speaking, and mourning too in my way. I was thinking about the ferocity of Santiago Nasar′s fate, which had collected twenty years of happiness from him not only with his death but also with the dismemberment of his body and its dispersion and extermination. I dreamed that a woman was coming into the room with a little girl in her arms, and that the child was chewing without stopping to take a breath, and that half-chewed kernels of corn were falling into the woman′s brassiere. The woman said to me: "She crunches like a nutty nuthatch, kind of sloppy, kind of slurpy." Suddenly I felt the anxious fingers that were undoing the buttons of my shirt, and I caught the dangerous smell of the beast of love lying by my back, and I felt myself sinking into the delights of the quicksand of her tenderness. But suddenly she stopped, coughed from far off, and slipped out of my life.
-No puedo -dijo-: hueles a él.
"I can′t," she said.
No sólo yo. Todo siguió oliendo a Santiago Nasar aquel día. Los hermanos Vicario lo sintieron en el calabozo donde los encerró el alcalde mientras se le ocurría qué hacer con ellos. «Por más que me restregaba con jabón y estropajo no podía quitarme el olor», me dijo Pedro Vicario. Llevaban tres noches sin dormir, pero no podían descansar, porque tan pronto como empezaban a dormirse volvían a cometer el crimen. Ya casi viejo, tratando de explicarme su estado de aquel día interminable, Pablo Vicario me dijo sin ningún esfuerzo: «Era como estar despierto dos veces». Esa frase me hizo pensar que lo más insoportable para ellos en el calabozo debió haber sido la lucidez.
"You smell of him." Not just I. Everything continued smelling of Santiago Nasar that day. The Vicario brothers could smell him in the jail cell where the mayor had locked them up until he could think of something to do with them. "No matter how much I scrubbed with soap and rags, I couldn′t get rid of the smell," Pedro Vicario told me. They′d gone three nights without sleep, but they couldn′t rest because as soon as they began to fall asleep they would commit the crime all over again. Now, almost an old man, trying to explain to me his condition on that endless day, Pablo Vicario told me without any effort: "It was like being awake twice over." That phrase made me think that what must have been most unbearable for them in jail was their lucidity.
El cuarto tenía tres metros de lado, una claraboya muy alta con barras de hierro, una letrina portátil, un aguamanil con su palangana y su jarra, y dos camas de mampostería con colchones de estera. El coronel Aponte, bajo cuyo mandato se había construido, decía que no hubo nunca un hotel más humano. Mi hermano Luis Enrique estaba de acuerdo, pues una noche lo encarcelaron por una reyerta de músicos, y el alcalde permitió por caridad que una de las mulatas lo acompañara. Tal vez los hermanos Vicario hubieran pensado lo mismo a las ocho de la mañana, cuando se sintieron a salvo de los árabes. En ese momento los reconfortaba el prestigio de haber cumplido con su ley, y su única inquietud era la persistencia del olor. Pidieron agua abundante, jabón de monte y estropajo, y se lavaron la sangre de los brazos y la cara, y lavaron además las camisas, pero no lograron descansar. Pedro Vicario pidió también sus purgaciones y diuréticos, y un rollo de gasa estéril para cambiarse la venda, y pudo orinar dos veces durante la mañana. Sin embargo, la vida se le fue haciendo tan difícil a medida que avanzaba el día, que el olor pasó a segundo lugar. A las dos de la tarde, cuando hubiera podido fundirlos la modorra del calor, Pedro Vicario estaba tan cansado que no podía permanecer tendido en la cama, pero el mismo cansancio le impedía mantenerse de pie.
The room was ten feet square, and had a very high skylight with iron bars, a portable latrine, a washstand with its pitcher and basin, and two makeshift beds with straw mats. Colonel Aponte, under whose orders it had been built, said that no hotel existed that was more humane. My brother Luis Enrique agreed, because one night they′d locked him up after a fight among musicians, and the mayor allowed him the charity of having one of the mulatto girls stay with him. Perhaps the Vicario brothers could have thought the same thing at eight o′clock in the morning, when they felt themselves safe from the Arabs. At that moment they were comforted by the honour of having done their duty, and the only thing that worried them was the persistence of the smell. They asked for lots of water, laundry soap, and rags, and they washed the blood from their arms and faces, and they also washed their shirts, but they couldn′t get any rest. Pedro Vicario asked for his laxatives and diuretics and a roll of sterile gauze so he could change his bandage, and he succeeded in having two urinations during the morning. Nevertheless, life was becoming so difficult for him as the day advanced that the smell took second place. At two in the afternoon, when the heaviness of the heat should have melted them, Pedro Vicario couldn′t stay there lying on the bed, but the same weariness prevented him from standing.
El dolor de las ingles le llegaba hasta el cuello, se le cerró la orina, y padeció la certidumbre espantosa de que no volvería a dormir en el resto de su vida. «Estuve despierto once meses», me dijo, y yo lo conocía bastante bien para saber que era cierto.
The pain in his groin had reached his throat, his urine was shut off, and he suffered the frightful certainty that he wouldn′t sleep ever again for the rest of his life. "I was awake for eleven months," he told me, and I knew him well enough to know that it was true.
No pudo almorzar. Pablo Vicario, por su parte, comió un poco de cada cosa que le llevaron, y un cuarto de hora después se desató en una colerina pestilente. A las seis de la tarde, mientra le hacían la autopsia al cadáver de Santiago Nasar, el alcalde fue llamado de urgencia porque Pedro Vicario estaba convencido de que habían envenenado a su hermano. «Me estaba yendo en aguas -me dijo Pablo Vicario-, y no podíamos quitarnos la idea de que eran vainas de los turcos.» Hasta entonces había desbordado dos veces la letrina portátil, y el guardián de vista lo había llevado otras seis al retrete de la alcaldía. Allí lo encontró el coronel Aponte, encañonado por la guardia en el excusado sin puertas, y desaguándose con tanta fluidez que no era absurdo pensar en el veneno. Pero lo descartaron de inmediato, cuando se estableció que sólo había bebido el agua y comido el almuerzo que les mandó Pura Vicario. No obstante, el alcalde quedó tan impresionado, que se llevó a los presos para su casa con una custodia especial, hasta que vino el juez de instrucción y los trasladó al panóptico de Riohacha.
He couldn′t eat any lunch. Pablo Vicario, for his part, ate a little bit of everything they brought him, and fifteen minutes later unloosed a pestilential diarrhoea. At six in the afternoon, while they were performing the autopsy on Santiago Nasar′s corpse, the mayor was summoned urgently because Pedro Vicario was convinced that his brother had been poisoned. "He was turning into water right in front of me," Pedro Vicario told me, "and we couldn′t get rid of the idea that it was some trick of the Turks." Up till then he′d overflowed the portable latrine twice and the guard on watch had taken him to the town hall washroom another six times. There Colonel Aponte found him, in the doorless toilet boxed in by the guard, and pouring out water so fluently that it wasn′t too absurd to think about poison. But they put the idea aside immediately when it was established that he had only drunk the water and eaten the food sent by Pura Vicario. Nonetheless, the mayor was so impressed that he had the prisoners taken to his house under a special guard until the investigating judge came and transferred them to the panoptic prison in Riohacha.
El temor de los gemelos respondía al estado de ánimo de la calle. No se descartaba una represalia de los árabes, pero nadie, salvo los hermanos Vicario, habla pensado en el veneno. Se suponía más bien que aguardaran la noche para echar gasolina por la claraboya e incendiar a los prisioneros dentro del calabozo. Pero aun ésa era una suposición demasiado fácil. Los árabes constituían una comunidad de inmigrantes pacíficos que se establecieron a principios del siglo en los pueblos del Caribe, aun en los más remotos y pobres, y allí se quedaron vendiendo trapos de colores y baratijas de feria. Eran unidos, laboriosos y católicos. Se casaban entre ellos, importaban su trigo, criaban corderos en los patios y cultivaban el orégano y la berenjena, y su única pasión tormentosa eran los juegos de barajas. Los mayores siguieron hablando el árabe rural que trajeron de su tierra, y lo conservaron intacto en familia hasta la segunda generación, pero los de la tercera, con la excepción de Santiago Nasar, les oían a sus padres en árabe y les contestaban en castellano. De modo que no era concebible que fueran a alterar de pronto su espíritu pastoral para vengar una muerte cuyos culpables podíamos ser todos. En cambio nadie pensó en una represalia de la familia de Plácida Linero, que fueron gentes de poder y de guerra hasta que se les acabó la fortuna, y que habían engendrado más de dos matones de cantina preservados por la sal de su nombre.
The twins′ fear was in response to the mood in the streets. Revenge by the Arabs wasn′t dismissed, but no one, except the Vicario brothers, had thought of poison. It was supposed, rather, that they would wait for nightfall in order to pour gasoline through the skylight and burn up the prisoners in their cell. But even that was too easy a supposition. The Arabs comprised a community of peaceful immigrants who had settled at the beginning of the century in Caribbean towns, even in the poorest and most remote, and there they remained, selling coloured cloth and bazaar trinkets. They were clannish, hardworking, and Catholic. They married among themselves, imported their wheat, raised lambs in their yards, and grew oregano and eggplants, and playing cards was their only driving passion. The older ones continued speaking the rustic Arabic they had brought from their homeland, and they maintained it intact in the family down to the second generation, but those of the third, with the exception of Santiago Nasar, listened to their parents in Arabic and answered them in Spanish. So it was inconceivable that they would suddenly abandon their pastoral spirit to avenge a death for which we all could have been to blame. On the other hand, no one thought about reprisals from Placida Linero′s family, who had been powerful and fighting people until their fortune ran out, and had bred more than two barroom killers who had been preserved by the salt of their name.
El coronel Aponte, preocupado por los rumores, visitó a los árabes familia por familia, y al menos por esa vez sacó una conclusión correcta. Los encontró perplejos y tristes, con insignias de duelo en sus altares, y algunos lloraban a gritos sentados en el suelo, pero ninguno abrigaba propósitos de venganza. Las reacciones de la mañana habían surgido al calor del crimen, y sus propios protagonistas admitieron que en ningún caso habrían pasado de los golpes. Más aún: fue Suseme Abdala, la matriarca centenaria, quien recomendó la infusión prodigiosa de flores de pasionaria y ajenjo mayor que segó la colerina de Pablo Vicario y desató a la vez el manantial florido de su gemelo. Pedro Vicario cayó entonces en un sopor insomne, y el hermano restablecido concilió su primer sueño sin remordimientos. Así los encontró Purísima Vicario a las tres de la madrugada del martes, cuando el alcalde la llevó a despedirse de ellos.
Colonel Aponte, worried by the rumours, visited the Arabs family by family and that time, at least, drew a correct conclusion. He found them perplexed and sad, with signs of mourning on their altars, and some of them sitting on the ground and wailing, but none harboured ideas of vengeance. The reaction that morning had grown out of the heat of the crime, and even the very leaders admitted that in no case would it have gone beyond a beating. Furthermore, it was Susana Abdala, the centenarian matriarch, who recommended the prodigious infusion of passion flowers and absinthe that dried up Pablo Vicario′s diarrhoea and unleashed at the same time his brother′s florid flow. Pedro Vicario then fell into an insomniac drowsiness and his recovered brother earned his first sleep without remorse. That was how Pure sima Vicario found them at three o′clock in the morning on Tuesday when the mayor brought her to say good-bye to them.
Se fue la familia completa, hasta las hijas mayores con sus maridos, por iniciativa del coronel Aponte. Se fueron sin que nadie se diera cuenta, al amparo del agotamiento público, mientras los únicos sobrevivientes despiertos de aquel día irreparable estábamos enterrando a Santiago Nasar. Se fueron mientras se calmaban los ánimos, según la decisión del alcalde, pero no regresaron jamás. Pura Vicario le envolvió la cara con un trapo a la hija devuelta para que nadie le viera los golpes, y la vistió de rojo encendido para que no se imaginaran que le iba guardando luto al amante secreto.
The whole family left, even the older sisters with their husbands, on Colonel Aponte′s initiative. They left without anyone′s noticing, sheltered by public exhaustion, while the only survivors of that irreparable day among us who were awake were burying Santiago Nasar. They were leaving until spirits cooled off, according to the mayor′s decision, but they never came back. Pura Vicario wrapped the face of the rejected daughter in a cloth so that no one would see the bruises, and she dressed her in bright red so nobody might think she was mourning her secret lover.
Antes de irse le pidió al padre Amador que confesara a los hijos en la cárcel, pero Pedro Vicario se negó, y convenció al hermano de que no tenían nada de que arrepentirse. Se quedaron solos, y el día del traslado a Riohacha estaban ten repuestos y convencidos de su razón, que no quisieron ser sacados de noche, como hicieron con la familia, sino a pleno sol y con su propia cara. Poncio Vicario, el padre, murió poco después. «Se lo llevó la pena moral», me dijo Ángela Vicario. Cuando los gemelos fueron absueltos se quedaron en Riohacha, a sólo un día de viaje de Manaure, donde vivía la familia. Allá fue Prudencia Cotes a casarse con Pablo Vicario, que aprendió el oficio del oro en el taller de su padre y llegó a ser un orfebre depurado. Pedro Vicario, sin amor ni empleo, se reintegró tres años después a las Fuerzas Armadas, mereció las insignias de sargento primero, y una mañana espléndida su patrulla se internó en territorio de guerrillas cantando canciones de putas, y nunca más se supo de ellos.
Before leaving she asked Father Amador to confess her sons in jail, but Pedro Vicario refused, and convinced his brother that they had nothing to repent. They remained alone, and on the day of their transfer to Riohacha they had so far recovered and were so convinced that they were right that they didn′t want to be taken out by night, as had happened with the family, but in broad daylight and with their faces showing. Poncio Vicario, the father, died a short time later. "His moral pain carried him off," Angela Vicario told me. When the twins were absolved, they remained in Riohacha, only a day′s trip from Manaure, where the family was living. Prudencia Cotes went there to marry Pablo Vicario, who learned to work with precious metals in his father′s shop and came to be an elegant goldsmith. Pedro Vicario, without love or a job, re-enlisted in the armed forces three years later, earned his first sergeant′s stripes, and one fine morning his patrol went into guerrilla territory singing whorehouse songs and was never heard of again.
Para la inmensa mayoría sólo hubo una víctima: Bayardo San Román. Suponían que los otros protagonistas de la tragedia habían cumplido con dignidad, y hasta con cierta grandeza, la parte de favor que la vida les tenía señalada. Santiago Nasa, había expiado la injuria, los hermanos Vicario habían probado su condición de hombres, y la hermana burlada estaba otra vez en posesión de su honor. El único que lo había perdido todo era Bayardo San Román. «El pobre Bayardo», como se le recordó durante años. Sin embargo, nadie se había acordado de él hasta después del eclipse de luna, el sábado siguiente, cuando el viudo de Mus le contó al alcalde que había visto un pájaro fosforescente aleteando sobre su antigua casa, y pensaba que era el ánima de su esposa que andaba reclamando lo suyo. El alcalde se dio en la frente una palmada que no tenía nada que ver con la visión del viudo.
For the immense majority of people there was only one victim: Bayardo San Roman. They took it for granted that the other actors in the tragedy had been fulfilling with dignity, and even with a certain grandeur, their part of the destiny that life had assigned them. Santiago Nasar had expiated the insult, the brothers Vicario had proved their status as men, and the seduced sister was in possession of her honour once more. The only one who had lost everything was Bayardo San Roman: "poor Bayardo," as he was remembered over the years. Still, no one had thought of him until after the eclipse of the moon the following Saturday, when the widower Xius told the mayor that he′d seen a phosphorescent bird fluttering over his former home, and he thought it was the soul of his wife, who was going about demanding what was hers. The mayor slapped his brow, but it had nothing to do with the widower′s vision.
-¡Carajo! -gritó-. ¡Se me había olvidado ese pobre hombre!
"Shit!" he shouted. "I′d completely forgotten about that poor man!.
Subió a la colina con una patrulla, y encontró el automóvil descubierto frente a la quinta, y vio una luz solitaria en el dormitorio, pero nadie respondió a sus llamados. Así que forzaron una puerta lateral y recorrieron los cuartos iluminados por los rescoldos del eclipse. «Las cosas parecían debajo del agua», me contó el alcalde. Bayardo San Román estaba inconsciente en la cama, todavía como lo había visto Pura Vicario en la madrugada del lunes con el pantalón de fantasía y la camisa de seda, pero sin los zapatos. Había botellas vacías por el suelo, y muchas más sin abrir junto a la cama, pero ni un rastro de comida. «Estaba en el último grado de intoxicación etílica», me dijo el doctor Dionisio Iguarán, que lo había atendido de emergencia. Pero se recuperó en pocas horas, y tan pronto como recobró la razón los echó a todos de la casa con los mejores modos de que fue capaz.
He went up the hill with a patrol and found the car with its top down in front of the farmhouse, and he saw a solitary light in the bedroom, but no one answered his knocks. So they broke down a side door and searched the rooms, which were lighted by the traces of the eclipse. "Things looked like they were under water," the mayor told me. Bayardo San Roman was unconscious on the bed, still the way Pura Vicario had seen him early Tuesday morning, wearing his dress pants and silk shirt, but with his shoes off. There were empty bottles on the floor and many more unopened beside the bed, but not a trace of food. "He was in the last stages of ethylic intoxication," I was told by Dr. Dionisio Iguaran, who had given him emergency treatment. But he recovered in a few hours, and as soon as his mind had cleared, he threw them out of the house with the best manners he was capable of.
-Que nadie me joda -dijo-. Ni mi papá con sus pelotas de veterano.
"Nobody fucks with me," he said. "Not even my father with his war veteran′s balls.
El alcalde informó del episodio al general Petronio San Román, hasta la última frase literal, con un telegrama alarmante.
The mayor informed General Petronio San Roman of the episode, down to the last literal phrase, in an alarming telegram.
El general San Román debió tomar al pie de la letra la voluntad del hijo, porque no vino a buscarlo, sino que mandó a la esposa con las hijas, y a otras dos mujeres mayores que parecían ser sus hermanas. Vinieron en un buque de carga, cerradas de luto hasta el cuello por la desgracia de Bayardo San Román, y con los cabellos sueltos de dolor. Antes de pisar tierra firme se quitaron los zapatos y atravesaron las calles hasta la colina caminando descalzas en el polvo ardiente del medio día, arrancándose mechones de raíz y llorando con gritos tan desgarradores que parecían de júbilo. Yo las vi pasar desde el balcón de Magdalena Oliver, y recuerdo haber pensado que un desconsuelo como ése sólo podía fingirse para ocultar otras vergüenzas mayores.
General San Roman must have followed his son′s wishes to the letter, because he didn′t come for him, but sent his wife with their daughters and two other older women who seemed to be her sisters. They came on a cargo boat, locked in mourning up to their necks because of Bayardo San Roman′s misfortunes, and with their hair hanging loose in grief. Before stepping onto land, they took off their shoes and went barefoot through the streets up to the hilltop in the burning dust of noon, pulling out strands of hair by the roots and wailing loudly with such high-pitched shrieks that they seemed to be shouts of joy. I watched them pass from Magdalena Oliver′s balcony, and I remember thinking that distress like theirs could only be put on in order to hide other, greater shames.
El coronel Lázaro Aponte las acompañó a la casa de la colina, y luego subió el doctor Dionisio Iguarán en su mula de urgencias. Cuando se alivió el sol, dos hombres del municipio bajaron a Bayardo San Román en una hamaca colgada de un palo, tapado hasta la cabeza con una manta y con el séquito de plañideras. Magdalena Oliver creyó que estaba muerto.
Colonel Lazaro Aponte accompanied them to the house on the hill, and then Dr. Dionisio Iguaran went up on the mule he kept for emergencies. When the sun let up, two men from the town government brought Bayardo San Roman down in a hammock hanging from a pole, wrapped up to his neck in a blanket and with a retinue of wailing women. Magdalena Oliver thought he was dead.
-¡Collons de déu
"Collons de déu!" she exclaimed. "What a waste!.
Estaba otra vez postrado por el alcohol, pero costaba creer que lo llevaran vivo, porque el brazo derecho le iba arrastrando por el suelo, y tan pronto como la madre se lo ponía dentro de la hamaca se le volvía a descolgar, de modo que dejó un rastro en la tierra desde la cornisa del precipicio hasta la plataforma del buque. Eso fue lo último que nos quedó de él: un recuerdo de víctima. Dejaron la quinta intacta. Mis hermanos y yo subíamos a explorarla en noches de parranda cuando volvíamos de vacaciones, y cada vez encontrábamos menos cosas de valor en los aposentos abandonados. Una vez rescatamos la maletita de mano que Ángela Vicario le había pedido a su madre la noche de bodas, pero no le dimos ninguna importancia. Lo que encontramos dentro parecían ser los afeites naturales para la higiene y la belleza de una mujer, y sólo conocí su verdadera utilidad cuando Ángela Vicario me contó muchos años más tarde cuáles fueron los artificios de comadrona que le habían enseñado para engañar al esposo. Fue el único rastro que dejó en el que fuera su hogar de casada por cinco horas.
He was laid out by alcohol again, but it was hard to believe they were carrying a living person, because his right arm was dragging on the ground, and as soon as his mother put it back inside the hammock it would fall out again, so that he left a trail on the ground from the edge of the precipice to the deck of the boat. That was all that we had left of him: the memory of a victim. They left the farmhouse the way it was. My brothers and I would go up to explore it on carousing nights when we were home on vacation, and each time we found fewer things of value in the abandoned rooms. Once we rescued the small valise that Angela Vicario had asked her mother for on her wedding night, but we didn′t pay any great attention to it. What we discovered inside seemed to be a woman′s natural items for hygiene and beauty, and I only learned their real use when Angela Vicario told me many years later which things were the old wives′ artifices she had been instructed in so as to deceive her husband. It was the only trace she′d left in what had been her home as a married woman for five hours.
Años después, cuando volví a buscar los últimos testimonios para esta crónica, no quedaban tampoco ni los rescoldos de la dicha de Yolanda de Xius. Las cosas habían ido desapareciendo poco a poco a pesar de la vigilancia empecinada del coronel Lázaro Aponte, inclusive el escaparate de seis lunas de cuerpo entero que los maestros cantores de Mompox habían tenido que armar dentro de la casa, pues no cabía por las puertas. Al principio, el viudo de Xius estaba encantado pensando que eran recursos póstumos de la esposa para llevarse lo que era suyo. El coronel Lázaro Aponte se burlaba de él. Pero una noche se le ocurrió oficiar una misa de espiritismo para esclarecer el misterio, y el alma de Yolanda de Mus le confirmó de su puño y letra que en efecto era ella quien estaba recuperando para su casa de la muerte los cachivaches de la felicidad. La quinta empezó a desmigajarse. El coche de bodas se fue desbaratando en la puerta, y al final no quedó sino la carcacha podrida por la intemperie. Durante muchos años no se volvió a saber nada de su dueño. Hay una declaración suya en el sumario, pero es tan breve y convencional, que parece remendada a última hora para cumplir con una fórmula ineludible. La única vez que traté de hablar con él, 23 años más tarde, me recibió con una cierta agresividad, y se negó a aportar el dato más ínfimo que permitiera clarificar un poco su participación en el drama. En todo caso, ni siquiera sus padres sabían de él mucho más que nosotros, ni tenían la menor idea de qué vino a hacer en un pueblo extraviado sin otro propósito aparente que el de casarse con una mujer que no había visto nunca.
Years later when I came back to search out the last pieces of testimony for this chronicle, not even the embers of Yolanda Xius′s happiness remained. Things had been disappearing little by little, despite Colonel Lazaro Aponte′s determined vigilance, even the full-length closet with six mirrors that the master craftsmen of Mom-pox had had to assemble inside the house because it wouldn′t fit through the door. At first the widower Xius was overjoyed, thinking that all those were the posthumous recourses of his wife in carrying off what was hers. Colonel Lazaro Aponte made fun of him. But one night it occurred to him to hold a spiritualist seance in order to clear up the mystery, and the soul of Yolanda Xius confirmed in her own handwriting that it was in fact she who was recovering the knick-knacks of her happiness for her house of death. The house began to crumble. The wedding car was falling apart by the door, and finally nothing remained except its weatherrotted carcass. For many years nothing was heard again of its owner. There is a declaration by him in the brief, but it is so short and conventional that it seems to have been put together at the last minute in order to comply with an unavoidable requirement. The only time I tried to talk to him, twenty-three years later, he received me with a certain aggressiveness and refused to supply even the most insignificant fact that might clarify a little his participation in the drama. In any case, not even his family knew much more about him than we did, nor did they have the slightest idea of what he had come to do in a mislaid town, with no other apparent aim than to marry a woman he had never seen.
De Ángela Vicario, en cambio, tuve siempre noticias de ráfagas que me inspiraron una imagen idealizada. Mi hermana la monja anduvo algún tiempo por la alta Guajira tratando de convertir a los últimos idólatras, y solía detenerse a conversar con ella en la aldea abrasada por la sal del Caribe donde su madre había tratado de enterrarla en vida.
Of Angela Vicario, on the other hand, I was always receiving periodic news that inspired an idealised image in me. My sister the nun had been going about the upper Guajira for some time trying to convert the last idolaters, and she was in the habit of stopping and chatting with Angela in the village baked by Caribbean salt where her mother had tried to bury her alive.
«Saludos de tu prima», me decía siempre. Mi hermana Margot, que también la visitaba en los primeros años, me contó que habían comprado una casa de material con un patio muy grande de vientos cruzados, cuyo único problema eran las noches de mareas altas, porque los retretes se desbordaban y los pescados amanecían dando saltos en los dormitorios. Todos los que la vieron en esa época coincidían en que era absorta y diestra en la máquina de bordar, y que a través de su industria había logrado el olvido.
"Regards from your cousin," she would always tell me. My sister Margot, who also visited her during the first years, told me she had bought a solid house with a large courtyard with cross ventilation, the only problem being that on nights of high tide the toilets would back up and fish would appear flopping about in the bedrooms at dawn. Everyone who saw her during that time agreed that she was absorbed and skilled at her embroidery machine, and that by her industry she had managed to forget.
Mucho después, en una época incierta en que trataba de entender algo de mí mismo vendiendo enciclopedias y libros de medicina por los pueblos de la Guajira, me llegué por casualidad hasta aquel moridero de indios. En la ventana de una casa frente al mar, bordando a máquina en la hora de más calor, había una mujer de medio luto con antiparras de alambre y canas amarillas, y sobre su cabeza estaba colgada una jaula con un canario que no paraba de cantar. Al verla así, dentro del marco idílico de la ventana, no quise creer que aquella mujer fuera la que yo creía, porque me resistía a admitir que la vida terminara por parecerse tanto a la mala literatura. Pero era ella: Ángela Vicario 23 años después del drama. Me trató igual que siempre, como un primo remoto, y contestó a mis preguntas con muy buen juicio y con sentido del humor. Era tan madura e ingeniosa, que costaba trabajo creer que fuera la misma. Lo que más me sorprendió fue la forma en que había terminado por entender su propia vida. Al cabo de pocos minutos ya no me pareció tan envejecida como a primera vista, sino casi tan joven como en el recuerdo, y no tenía nada en común con la que habían obligado a casarse sin amor a los 20 años. Su madre, de una vejez mal entendida, me recibió como a un fantasma difícil.
Much later, during an uncertain period when I was trying to understand something of myself by selling encyclopaedias and medical books in the towns of Guajira, by chance I got as far as that Indian death village. At the window of a house that faced the sea, embroidering by machine during the hottest hour of the day, was a woman half in mourning, with steel-rimmed glasses and yellowish grey hair, and hanging above her head was a cage with a canary that didn′t stop singing. When I saw her like that in the idyllic frame of the window, I refused to believe that the woman there was who I thought it was, because I couldn′t bring myself to admit that life might end up resembling bad literature so much. But it was she: Angela Vicario, twenty-three years after the drama. She treated me the same as always, like a distant cousin, and answered my questions with very good judgment and a sense of humour. She was so mature and witty that it was difficult to believe that she was the same person. What surprised me most was the way in which she′d ended up understanding her own life. After a few minutes she no longer seemed as aged to me as at first sight, but almost as young as in my memory, and she had nothing in common with the person who′d been obliged to marry without love at the age of twenty. Her mother, in her grouchy old age, received me like a difficult ghost.
Se negó a hablar del pasado, y tuve que conformarme para esta crónica con algunas frases sueltas de sus conversaciones con mi madre, y otras pocas rescatadas de mis recuerdos. Había hecho más que lo posible para que Ángela Vicario se muriera en vida, pero la misma hija le malogró los propósitos, porque nunca hizo ningún misterio de su desventura. Al contrario: a todo el que quiso oírla se la contaba con sus pormenores, salvo el que nunca se había de aclarar: quién fue, y cómo y cuándo, el verdadero causante de su perjuicio, porque nadie creyó que en realidad hubiera sido Santiago Nasar. Pertenecían a dos mundos divergentes. Nadie los vio nunca juntos, y mucho menos solos. Santiago Nasar era demasiado altivo para fijarse en ella. «Tu prima la boba», me decía, cuando tenía que mencionarla.
She refused to talk about the past, and for this chronicle I had to be satisfied with a few disconnected phrases from her conversations with my mother, and a few others rescued from my memories. She had gone beyond what was possible to make Angela Vicario die in life, but the daughter herself had brought her plans to naught because she never made any mystery out of her misfortune. On the contrary, she would recount it in all its details to anyone who wanted to hear it, except for one item that would never be cleared up: who was the real cause of her damage, and how and why, because no one believed that it had really been Santiago Nasar. They belonged to two completely different worlds. No one had ever seen them together, much less alone together. Santiago Nasar was too haughty to have noticed her: "Your cousin the booby," he would say to me when he had to mention her.
Además, como decíamos entonces, él era un gavilán pollero. Andaba solo, igual que su padre, cortándole el cogollo a cuanta doncella sin rumbo empezaba a despuntar por esos montes, pero nunca se le conoció dentro del pueblo otra relación distinta de la convencional que mantenía con Flora Miguel, y de la tormentosa que lo enloqueció durante catorce meses con María Alejandrina Cervantes. La versión más corriente, tal vez por ser la más perversa, era que Ángela Vicario estaba protegiendo a alguien a quien de veras amaba, y había escogido el nombre de Santiago Nasar porque nunca pensó que sus hermanos se atreverían contra él. Yo mismo traté de arrancarle esta verdad cuando la visité por segunda vez con todos mis argumentos en orden, pero ella apenas si levantó la vista del bordado para rebatirlos.
Besides, as we said at that time, he was a sparrow hawk. He went about alone, just like his father, nipping the bud of any wayward virgin who began showing up in those woods, but in town no other relationship ever came to be known except for the conventional one he maintained with Flora Miguel, and the stormy one with Maria Alejandrina Cervantes, which drove him crazy for fourteen months. The most current version, perhaps because it was the most perverse, was that Angela Vicario was protecting someone who really loved her and she had chosen Santiago Nasar′s name because she thought her brothers would never dare go up against him. I tried to get that truth out of her myself when I visited her the second time, with all my arguments in order, but she barely lifted her eyes from the embroidery to knock them down.
-Ya no le des más vueltas, primo -me dijo-. Fue él.
"Don′t beat it to death, cousin," she told me. "He was the one.
Todo lo demás lo contó sin reticencias, hasta el desastre de la noche de bodas. Contó que sus amigas la habían adiestrado para que emborrachara al esposo en la cama hasta que perdiera el sentido, que aparentara más vergüenza de la que sintiera para que él apagara la luz, que se hiciera un lavado drástico de aguas de alumbre para fingir la virginidad, y que manchara la sábana con mercurio cromo para que pudiera exhibirla al día siguiente en su patio de recién casada. Sólo dos cosas no tuvieron en cuenta sus coberteras: la excepcional resistencia de bebedor de Bayardo San Román, y la decencia pura que Ángela Vicario llevaba escondida dentro de la estolidez impuesta por su madre.
Everything else she told without reticence, even the disaster of her wedding night. She recounted how her friends had instructed her to get her husband drunk in bed until he passed out, to feign more embarrassment than she really felt so he′d turn out the light, to give herself a drastic douche of alum water to fake virginity, and to stain the sheet with Mercurochrome so she could display it the following day in her bridal courtyard. Her bawds hadn′t counted on two things: Bayardo San Roman′s exceptional resistance as a drinker, and the pure decency that Angela Vicario carried hidden inside the stolidity her mother had imposed.
«No hice nada de lo que me dijeron -me dijo-, porque mientras más lo pensaba más me daba cuenta de que todo aquello era una porquería que no se le podía hacer a nadie, y menos al pobre hombre que había tenido la mala suerte de casarse conmigo.» De modo que se dejó desnudar sin reservas en el dormitorio iluminado, a salvo ya de todos los miedos aprendidos que le habían malogrado la vida. «Fue muy fácil -me dijo-, porque estaba resuelta a morir.» La verdad es que hablaba de su desventura sin ningún pudor para disimular la otra desventura, la verdadera, que le abrasaba las entrañas. Nadie hubiera sospechado siquiera, hasta que ella se decidió a contármelo, que Bayardo San Román estaba en su vida para siempre desde que la llevó de regreso a su casa. Fue un golpe de gracia. «De pronto, cuando mamá empezó a pegarme, empecé a acordarme de él», me dijo. Los puñetazos le dolían menos porque sabía que eran por él. Siguió pensando en él con un cierto asombro de sí misma cuando sollozaba tumbada en el sofá del comedor. «No lloraba por los golpes ni por nada de lo que había pasado -me dijo-: lloraba por él.» Seguía pensando en él mientra su madre le ponía compresas de árnica en la cara, y más aún cuando oyó la gritería en la calle y las campanas de incendio en la torre, y su madre entró a decirle que ahora podía dormir, pues lo peor había pasado.
"I didn′t do any of what they told me," she said, "because the more I thought about it, the more I realised that it was all something dirty that shouldn′t be done to anybody, much less to the poor man who had the bad luck to marry me." So she let herself get undressed openly in the lighted bedroom, safe now from all the acquired fears that had ruined her life. "It was very easy," she told me, "because I′d made up my mind to die. The truth is that she spoke about her misfortune without any shame in order to cover up the other misfortune, the real one, that was burning in her insides. No one would even have suspected until she decided to tell me that Bayardo San Roman had been in her life forever from the moment he′d brought her back home. It was a coup de grace. "Suddenly, when Mama began to hit me, I began to remember him," she told me. The blows hurt less because she knew they were for him. She went on thinking about him with a certain surprise at herself while she was lying on the dining room couch sobbing. "I wasn′t crying because of the blows or anything that had happened," she told me. "I was crying because of him." She kept on thinking about him while her mother put arnica compresses on her face, and even more when she heard the shouting in the street and the fire alarm bells in the belfry, and her mother came in to tell her she could sleep now because the worst was over.
Llevaba mucho tiempo pensando en él sin ninguna ilusión cuando tuvo que acompañar a su madre a un examen de la vista en el hospital de Riohacha. Entraron de pasada en el Hotel del Puerto, a cuyo dueño conocían, y Pura Vicario pidió un vaso de agua en la cantina. Se lo estaba tomando, de espaldas a la hija, cuando ésta vio su propio pensamiento reflejado en los espejos repetidos de la sala. Ángela Vicario volvió la cabeza con el último aliento, y lo vio pasar a su lado sin verla, y lo vio salir del hotel. Luego miró otra vez a su madre con el corazón hecho trizas. Pura Vicario había acabado de beber, se secó los labios con la manga y le sonrió desde el mostrador con los lentes nuevos. En esa sonrisa, por primera vez desde su nacimiento, Ángela Vicario la vio tal como era: una pobre mujer, consagrada al culto de sus defectos. «Mierda», se dijo.
She′d been thinking about him for a long time, without any illusions, when she had to go with her mother to get her eyes examined in the hospital at Riohacha. They stopped off on the way at the Hotel del Puerto, whose owner they knew, and Pura Vicario asked for a glass of water at the bar. She was drinking it with her back to her daughter when the latter saw her own thoughts reflected in the mirrors repeated around the room. Angela Vicario turned her head with a last breath and watched him pass by without seeing her and saw him go out of the hotel. Then she looked at her mother with her heart in shreds. Pura Vicario had finished drinking, dried her lips on her sleeve, and smiled at her from the bar with her new glasses. In that smile, for the first time since her birth, Angela Vicario saw her as she was: a poor woman devoted to the cult of her defects. "Shit," she said to herself.
Estaba tan trastornada, que hizo todo el viaje de regreso cantando en voz alta, y se tiró en la cama a llorar durante tres días.
She was so upset that she spent the whole trip back home singing aloud, and she threw herself on her bed to weep for three days.
Nació de nuevo. «Me volví loca por él -me dijo-, loca de remate.» Le bastaba cerrar los ojos para verlo, lo oía respirar en el mar, la despertaba a media noche el fogaje de su cuerpo en la cama. A fines de esa semana, sin haber conseguido un minuto de sosiego, le escribió la primera carta. Fue una esquela convencional, en la cual le contaba que lo había visto salir del hotel, y que le habría gustado que él la hubiera visto. Esperó en vano una respuesta. Al cabo de dos meses, cansada de esperar, le mandó otra carta en el mismo estilo sesgado de la anterior, cuyo único propósito parecía ser reprocharle su falta de cortesía. Seis meses después había escrito seis cartas sin respuestas, pero se conformó con la comprobación de que él las estaba recibiendo.
She was reborn. "I went crazy over him," she told me, "out of my mind." She only had to close her eyes to see him, she heard him breathing in the sea, the blaze of his body in bed would awaken her at midnight. Toward the end of that week, unable to get a moment′s rest, she wrote him the first letter. It was a conventional missive, in which she told him that she′d seen him come out of the hotel, and that she would have liked it if he had seen her. She waited in vain for a reply. At the end of two months, tired of waiting, she sent him another letter in the same oblique style as the previous one, whose only aim seemed to be to reproach him for his lack of courtesy. Six months later she had written six letters with no reply, but she comforted herself with the certainty that he was getting them.
Dueña por primera vez de su destino, Ángela Vicario descubrió entonces que el odio y el amor son pasiones recíprocas. Cuantas más cartas mandaba, más encendía las brasas de su fiebre, pero más calentaba también el rencor feliz que sentía contra su madre. «Se me revolvían las tripas de sólo verla -me dijo-, pero no podía verla sin acordarme de él.» Su vida de casada devuelta seguía siendo tan simple corno la de soltera, siempre bordando a máquina con sus amigas como antes hizo tulipanes de trapo y pájaros de papel, pero cuando su madre se acostaba permanecía en el cuarto escribiendo cartas sin porvenir hasta la madrugada. Se volvió lúcida, imperiosa, maestra de su albedrío, y volvió a ser virgen sólo para él, y no reconoció otra autoridad que la suya ni más servidumbre que la de su obsesión.
Mistress of her fate for the first time, Angela Vicario then discovered that hate and love are reciprocal passions. The more letters she sent the more the coals of her fever burned, but the happy rancour she felt for her mother also heated up. "Just seeing her would turn my stomach," she told me, "but I couldn′t see her without remembering him." Her life as a rejected wife continued on, simple as that of an old maid, still doing machine embroidery with her friends just as before she had made cloth tulips and paper birds, but when her mother went to bed she would stay in the room until dawn writing letters with no future. She became lucid, overbearing, mistress of her own free will, and she became a virgin again just for him, and she recognised no other authority than her own nor any other service than that of her obsession.
Escribió una carta semanal durante media vida. «A veces no se me ocurría qué decir -me dijo muerta de risa-, pero me bastaba con saber que él las estaba recibiendo.» Al principio fueron esquelas de compromiso, después fueron papelitos de amante furtiva, billetes perfumados de novia fugaz, memoriales de negocios, documentos de amor, y por último fueron las cartas indignas de una esposa abandonada que se inventaba enfermedades crueles para obligarlo a volver. Una noche de buen humor se le derramó el tintero sobre la carta terminada, y en vez de romperla le agregó una posdata: «En prueba de mi amor te envío mis lágrimas». En ocasiones, cansada de llorar, se burlaba de su propia locura. Seis veces cambiaron la empleada del correo, y seis veces consiguió su complicidad. Lo único que no se le ocurrió fue renunciar. Sin embargo, él parecía insensible a su delirio: era como escribirle a nadie.
She wrote a weekly letter for over half a lifetime. "Sometimes I couldn′t think of what to say," she told me, dying with laughter, "but it was enough for me to know that he was getting them." At first they were a fiancee′s notes, then they were little messages from a secret lover, perfumed cards from a furtive sweetheart, business papers, love documents, and lastly they were the indignant letters of an abandoned wife who invented cruel illnesses to make him return. One night, in a good mood, she spilled the inkwell over the finished letter and instead of tearing it up she added a postscript: "As proof of my love I send you my tears." On occasion, tired of weeping, she would make fun of her own madness. Six times the post-mistresses were changed and six times she wore their complicity. The only thing that didn′t occur to her was to give up. Nevertheless, he seemed insensible to her delirium; it was like writing to nobody.
Una madrugada de vientos, por el año décimo, la despertó la certidumbre de que él estaba desnudo en su cama. Le escribió entonces una carta febril de veinte pliegos en la que soltó sin pudor las verdades amargas que llevaba podridas en el corazón desde su noche funesta. Le habló de las lacras eternas que él había dejado en su cuerpo, de la sal de su lengua, de la trilla de fuego de su verga africana. Se la entregó a la empleada del correo, que iba los viernes en la tarde a bordar con ella para llevarse las cartas, y se quedó convencida de que aquel desahogo terminal seria el último de su agonía. Pero no hubo respuesta. A partir de entonces ya no era consciente de lo que escribía, ni a quién le escribía a ciencia cierta, pero siguió escribiendo sin cuartel durante diecisiete años.
Early one windy morning in the tenth year, she was awakened by the certainty that he was naked in her bed. Then she wrote him a feverish letter, twenty pages long, in which without shame she let out the bitter truths that she had carried rotting in her heart ever since that ill-fated night. She spoke to him of the eternal scars he had left on her body, the salt of his tongue, the fiery furrow of his African tool. On Friday she gave it to the postmistress who came Friday afternoons to embroider with her and pick up the letters, and she was convinced that that final alleviation would be the end of her agony. But there was no reply. From then on she was no longer conscious of what she wrote nor to whom she was really writing, but she kept on without quarter for seventeen years.
Un medio día de agosto, mientras bordaba con sus amigas, sintió que alguien llegaba a la puerta. No tuvo que mirar para saber quién era. «Estaba gordo y se le empezaba a caer el pelo, y ya necesitaba espejuelos para ver de cerca -me dijo-. ¡Pero era él, carajo, era él!» Se asustó, porque sabía que él la estaba viendo tan disminuida como ella lo estaba viendo a él, y no creía que tuviera dentro tanto amor como ella para soportarlo.
Halfway through one August day, while she was embroidering with her friends, she heard someone coming to the door. She didn′t have to look to see who it was. "He was fat and was beginning to lose his hair, and he already needed glasses to see things close by she told me. "But it was him, God damn it, it was him!" She was frightened because she knew he was seeing her just as diminished as she saw him, and she didn′t think he had as much love inside as she to bear up under it.
Tenía la camisa empapada de sudor, como lo había visto la primera vez en la feria, y llevaba la misma correa y las mismas alforjas de cuero descosido con adornos de plata.
His shirt was soaked in sweat, as she had seen him the first time at the fair, and he was wearing the same belt, and carrying the same unstitched leather saddlebags with silver decorations.
Bayardo San Román dio un paso adelante, sin ocuparse de las otras bordadoras atónitas, y puso las alforjas en la máquina de coser.
Bayardo San Roman took a step forward, unconcerned about the other astonished embroiderers, and laid his saddlebags on the sewing machine.
-Bueno -dijo-, aquí estoy.
"Well," he said, "here I am.
Llevaba la maleta de la ropa para quedarse, y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito. Estaban ordenadas por sus fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores, y todas sin abrir.
He was carrying a suitcase with clothing in order to stay and another just like it with almost two thousand letters that she had written him. They were arranged by date in bundles tied with coloured ribbons, and they were all unopened.
CHAPTER 5
Durante años no pudimos hablar de otra cosa. Nuestra conducta diaria, dominada hasta entonces por tantos hábitos lineales, había empezado a girar de golpe en torno de una misma ansiedad común. Nos sorprendían los gallos del amanecer tratando de ordenar las numerosas casualidades encadenadas que habían hecho posible el absurdo, y era evidente que no lo hacíamos por un anhelo de esclarecer misterios, sino porque ninguno de nosotros podía seguir viviendo sin saber con exactitud cuál era el sitio y la misión que le había asignado la fatalidad.
FOR YEARS WE COULDN′T TALK ABOUT anything else. Our daily conduct, dominated then by so many linear habits, had suddenly begun to spin around a single common anxiety. The cocks of dawn would catch us trying to give order to the chain of many chance events that had made absurdity possible, and it was obvious that we weren′t doing it from an urge to clear up mysteries but because none of us could go on living without an exact knowledge of the place and the mission assigned to us by fate.
Muchos se quedaron sin saberlo. Cristo Bedoya, que llegó a ser un cirujano notable, no pudo explicarse nunca por qué cedió al impulso de esperar dos horas donde sus abuelos hasta que llegara el obispo, en vez de irse a descansar en la casa de sus padres, que lo estuvieron esperando hasta el amanecer para alertarlo. Pero la mayoría de quienes pudieron hacer algo por impedir el crimen y sin embargo no lo hicieron, se consolaron con el pretexto de que los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales sólo tienen acceso los dueños del drama. «La honra es el amor», le oía decir a mi madre. Hortensia Baute, cuya única participación fue haber visto ensangrentados dos cuchillos que todavía no lo estaban, se sintió tan afectada por la alucinación que cayó en una crisis de penitencia, y un día no pudo soportarla más y se echó desnuda a las calles.
Many never got to know. Cristo Bedoya, who went on to become a surgeon of renown, never managed to explain to himself why he gave in to the impulse to spend two hours at his grandparents′ house until the bishop came instead of going to rest at his parents′, who had been waiting for him since dawn to warn him. But most of those who could have done something to prevent the crime and did not consoled themselves with the pretext that affairs of honour are sacred monopolies, giving access only to those who are part of the drama. "Honour is love," I heard my mother say. Hortensia Baute, whose only participation was having seen two bloody knives that weren′t bloody yet, felt so affected by the hallucination that she fell into a penitential crisis, and one day, unable to stand it any longer, she ran out naked into the street.
Flora Miguel, la novia de Santiago Nasar, se fugó por despecho con un teniente de fronteras que la prostituyó entre los caucheros de Vichada. Aura Villeros, la comadrona que había ayudado a nacer a tres generaciones, sufrió un espasmo de la vejiga cuando conoció la noticia, y hasta el día de su muerte necesitó una sonda para orinar. Don Rogelio de la Flor, el buen marido de Clotilde Armenta, que era un prodigio de vitalidad a los 86 años, se levantó por última vez para ver cómo desguazaban a Santiago Nasar contra la puerta cerrada de su propia casa, y no sobrevivió a la conmoción. Plácida Linero había cerrado esa puerta en el último instante, pero se liberó a tiempo de la culpa. «La cerré porque Divina Flor me juró que había visto entrar a mi hijo -me contó-, y no era cierto.» Por el contrario, nunca se perdonó el haber confundido el augurio magnífico de los árboles con el infausto de los pájaros, y sucumbió a la perniciosa costumbre de su tiempo de masticar semillas de cardamina.
Flora Miguel, Santiago Nasar′s fiancee, ran away out of spite with a lieutenant of the border patrol, who prostituted her among the rubber workers on the Vichada. Aura Villeros, the midwife who had helped bring three generations into the world, suffered a spasm of the bladder when she heard the news and to the day of her death had to use a catheter in order to urinate. Don Rogelio de la Flor, Clotilde Armenta′s good husband, who was a marvel of vitality at the age of eightysix, got up for the last time to see how they had hewn Santiago Nasar to bits against the locked door of his own house, and he didn′t survive the shock. Placida Linero had locked that door at the last moment, but with the passage of time she freed herself from blame. "I locked it because Divina Flor had sworn to me that she′d seen my son come in," she told me, "and it wasn′t true." On the other hand, she never forgave herself for having mixed up the magnificent augury of trees with the unlucky one of birds, and she succumbed to the pernicious habit of her time of chewing pepper cress seeds.
Doce días después del crimen, el instructor del sumario se encontró con un pueblo en carne viva. En la sórdida oficina de tablas del Palacio Municipal, bebiendo café de olla con ron de caña contra los espejismos del calor, tuvo que pedir tropas de refuerzo para encauzar a la muchedumbre que se precipitaba a declarar sin ser llamada, ansiosa de exhibir su propia importancia en el drama. Acababa de graduarse, y llevaba todavía el vestido de paño negro de la Escuela de Leyes, y el anillo de oro con el emblema de su promoción, y las ínfulas y el lirismo del primíparo feliz. Pero nunca supe su nombre.
Twelve days after the crime, the investigating magistrate came upon a town that was an open wound. In the squalid wooden office in the town hall, drinking pot coffee laced with cane liquor against the mirages of the heat, he had to ask for troop reinforcements to control the crowd that was pouring in to testify without having been summoned, everyone eager to show off his own important role in the drama. The magistrate was newly graduated and still wore his black linen law school suit and the gold ring with the emblem of his degree, and he had the airs and the lyricism of a happy new parent. But I never discovered his name.
Todo lo que sabemos de su carácter es aprendido en el sumario, que numerosas personas me ayudaron a buscar veinte años después del crimen en el Palacio de justicia de Riohacha. No existía clasificación alguna en los archivos, y más de un siglo de expedientes estaban amontonados en el suelo del decrépito edificio colonial que fuera por dos días el cuartel general de Francis Drake. La planta baja se inundaba con el mar de leva, y los volúmenes descosidos flotaban en las oficinas desiertas. Yo mismo exploré muchas veces con las aguas hasta los tobillos aquel estanque de causas perdidas, y sólo una casualidad me permitió rescatar al cabo de cinco años de búsqueda unos 322 pliegos salteados de los más de 500 que debió de tener el sumario.
Everything we know about his character has been learned from the brief, which several people helped me look for twenty years later in the Palace of Justice in Riohacha. There was no classification of files whatever, and more than a century of cases were piled up on the floor of the decrepit colonial building that had been Sir Francis Drake′s headquarters for two days. The ground floor would be flooded by high tides and the unbound volumes floated about the deserted offices. I searched many times with the water up to my ankles in that lagoon of lost causes, and after five years rummaging around only chance let me rescue some 322 pages filched from the more than 500 that the brief must have contained.
El nombre del juez no apareció en ninguno, pero es evidente que era un hombre abrasado por la fiebre de la literatura. Sin duda había leído a los clásicos españoles, y algunos latinos, y conocía muy bien a Nietzsche, que era el autor de moda entre los magistrados de su tiempo. Las notas marginales, y no sólo por el color de la tinta, parecían escritas con sangre. Estaba tan perplejo con el enigma que le había tocado en suerte, que muchas veces incurrió en distracciones líricas contrarias al rigor de su ciencia. Sobre todo, nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura, para que se cumpliera sin tropiezos una muerte tan anunciada.
The judge′s name didn′t appear on any of them, but it was obvious that he was a man burning with the fever of literature. He had doubtless read the Spanish classics and a few Latin ones, and he was quite familiar with Nietzsche, who was the fashionable author among magistrates of his time. The marginal notes, and not just because of the colour of the ink, seemed to be written in blood. He was so perplexed by the enigma that fate had touched him with, that he kept falling into lyrical distractions that ran contrary to the rigour of his profession. Most of all, he never thought it legitimate that life should make use of so many coincidences forbidden literature, so that there should be the untrammelled fulfilment of a death so clearly foretold.
Sin embargo, lo que más le había alarmado al final de su diligencia excesiva fue no haber encontrado un solo indicio, ni siquiera el menos verosímil, de que Santiago Nasar hubiera sido en realidad el causante del agravio. Las amigas de Ángela Vicario que habían sido sus cómplices en el engaño siguieron contando durante mucho tiempo que ella las había hecho partícipes de su secreto desde antes de la boda, pero no les había revelado ningún nombre. En el sumario declararon: «Nos dijo el milagro pero no el santo». Ángela Vicario, por su parte, se mantuvo en su sitio. Cuando el juez instructor le preguntó con su estilo lateral si sabía quién era el difunto Santiago Nasar, ella le contestó impasible: -Fue mi autor.
Nevertheless, what had alarmed him most at the conclusion of his excessive diligence was not having found a single clue, not even the most improbable, that Santiago Nasar had been the cause of the wrong. The friends of Angela Vicario who had been her accomplices in the deception went on saying for a long time that she had shared her secret with them before the wedding, but that she hadn′t revealed any name. In the brief, they declared: "She told us about the miracle but not the saint." Angela Vicario, for her part, wouldn′t budge. When the investigating magistrate asked her with his oblique style if she knew who the decedent Santiago Nasar was, she answered him impassively: "He was my perpetrator.
Así consta en el sumario, pero sin ninguna otra precisión de modo ni de lugar.
That′s the way she swears in the brief, but with no further precision of either how or where.
Durante el juicio, que sólo duró tres días, el representante de la parte civil puso su mayor empeño en la debilidad de ese cargo. Era tal la perplejidad del juez instructor ante la falta de pruebas contra Santiago Nasar, que su buena labor parece por momentos desvirtuada por la desilusión. En el folio 416, de su puño y letra y con la tinta roja del boticario, escribió una nota marginal: Dadme un prejuicio y moveré el mundo. Debajo de esa paráfrasis de desaliento, con un trazo feliz de la misma tinta de sangre, dibujó un corazón atravesado por una flecha. Para él, como para los amigos más cercanos de Santiago Nasar, el propio comportamiento de éste en las últimas horas fue una prueba terminante de su inocencia.
During the trial, which lasted only three days, the representative of the people put his greatest effort into the weakness of that charge. Such was the perplexity of the investigating magistrate over the lack of proof against Santiago Nasar that his good work at times seemed ruined by disillusionment. On folio 416, in his own handwriting and with the druggist′s red ink, he wrote a marginal note: Give me a prejudice and I will move the world. Under that paraphrase of discouragement, in a merry sketch with the same blood ink, he drew a heart pierced by an arrow. For him, just as for Santiago Nasar′s closest friends, the victim′s very behaviour during his last hours was overwhelming proof of his innocence.
La mañana de su muerte, en efecto, Santiago Nasar no había tenido un instante de duda, a pesar de que sabía muy bien cuál hubiera sido el precio de la injuria que le imputaban. Conocía la índole mojigata de su mundo, y debía saber que la naturaleza simple de los gemelos no era capaz de resistir al escarnio. Nadie conocía muy bien a Bayardo San Román, pero Santiago Nasar lo conocía bastante para saber que debajo de sus ínfulas mundanas estaba tan subordinado como cualquier otro a sus prejuicios de origen. De manera que su despreocupación consciente hubiera sido suicida. Además, cuando supo por fin en el último instante que los hermanos Vicario lo estaban esperando para matarlo, su reacción no fue de pánico, como tanto se ha dicho, sino que fue más bien el desconcierto de la inocencia.
On the morning of his death, in fact, Santiago Nasar hadn′t had a moment of doubt, in spite of the fact that he knew very well what the price of the insult imputed to him was. He was aware of the prudish disposition of his world, and he must have understood that the twins′ simple nature was incapable of resisting an insult. No one knew Bayardo San Roman very well, but Santiago Nasar knew him well enough to know that underneath his worldly airs he was as subject as anyone else to his native prejudices. So the murdered man′s refusal to worry could have been suicide. Besides, when he finally learned at the last moment that the Vicario brothers were waiting for him to kill him, his reaction was not one of panic, as has so often been said, but rather the bewilderment of innocence.
Mi impresión personal es que murió sin entender su muerte. Después de que le prometió a mi hermana Margot que iría a desayunar a nuestra casa, Cristo Bedoya se lo llevó del brazo por el muelle, y ambos parecían tan desprevenidos que suscitaron ilusiones falsas. «Iban tan contentos -me dijo Meme Loaiza-, que le di gracias a Dios, porque pensé que el asunto se había arreglado.» No todos querían tanto a Santiago Nasar, por supuesto. Polo Carrillo, el dueño de la planta eléctrica, pensaba que su serenidad no era inocencia sino cinismo. «Creía que su plata lo hacía intocable», me dijo. Fausta López, su mujer, comentó: «Como todos los turcos». Indalecio Pardo acababa de pasar por la tienda de Clotilde Armenta, y los gemelos le habían dicho que tan pronto como se fuera el obispo matarían a Santiago Nasar. Pensó, como tantos otros, que eran fantasías de amanecidos, pero Clotilde Armenta le hizo ver que era cierto, y le pidió que alcanzara a Santiago Nasar para prevenirlo.
My personal impression is that he died without understanding his death. After he′d promised my sister Margot that he would come and have breakfast at our house, Cristo Bedoya took him by the arm as they strolled along the dock and both seemed so unconcerned that they gave rise to false impressions. "They were both going along so contentedly," Merne Loiza told me, "that I gave thanks to God, because I thought the matter had been cleared up." Not everybody loved Santiago Nasar so much, of course. Polo Carrillo, the owner of the electric plant, thought that his serenity wasn′t innocence but cynicism. "He thought that his money made him untouchable," he told me. Fausta Lopez, his wife, commented: "Just like all Turks." Indalecio Pardo had just passed by Clotilde Armenta′s store and the twins had told him that as soon as the bishop left, they were going to kill Santiago Nasar. Like so many others, he thought these were the usual fantasies of very early risers, but Clotilde Armenta made him see that it was true, and she asked him to get to Santiago Nasar and warn him.
-Ni te moleste -le dijo Pedro Vicario-: de todos modos es como si ya estuviera muerto.
"Don′t bother," Pedro Vicario told him. "No matter what, he′s as good as dead already.
Era un desafío demasiado evidente. Los gemelos conocían los vínculos de Indalecio Pardo y Santiago Nasar, y debieron pensar que era la persona adecuada para impedir el crimen sin que ellos quedaran en vergüenza. Pero Indalecio Pardo encontró a Santiago Nasar llevado del brazo por Cristo Bedoya entre los grupos que abandonaban el puerto, y no se atrevió a prevenirlo. «Se me aflojó la pasta», me dijo. Le dio una palmada en el hombro a cada uno, y los dejó seguir. Ellos apenas lo advirtieron, pues continuaban abismados en las cuentas de la boda.
It was too obvious a challenge: the twins knew the bonds between Indalecio Pardo and Santiago Nasar, and they must have thought that he was just the right person to stop the crime without bringing any shame on them. But Indalecio found Santiago Nasar being led by the arm by Cristo Bedoya among the groups that were leaving the docks, and he didn′t dare warn him. "I lost my nerve," he told me. He gave each one a pat on the back and let them go their way. They scarcely noticed, because they were still taken up with the costs of the wedding.
La gente se dispersaba hacia la plaza en el mismo sentido que ellos. Era una multitud apretada, pero Escolástica Cisneros creyó observar que los dos amigos caminaban en el centro sin dificultad, dentro de un círculo vacío, porque la gente sabía que Santiago Nasar iba a morir, y no se atrevían a tocarlo. También Cristo Bedoya recordaba una actitud distinta hacia ellos. «Nos miraban como si lleváramos la cara pintada», me dijo.
The people were breaking up and heading toward the square the same way they were. It was a thick crowd, but Scoldastica Cisneros thought she noticed that the two friends were walking in the centre of it without any difficulty, inside an empty circle, because everyone knew that Santiago Nasar was about to die and they didn′t dare touch him. Cristo Bedoya also remembered a strange attitude toward them. "They were looking at us as if we had our faces painted," he told me.
Más aún: Sara Noriega abrió su tienda de zapatos en el momento en que ellos pasaban, y se espantó con la palidez de Santiago Nasar. Pero él la tranquilizó.
Also, Sara Noriega was opening her shoe store at the moment they passed and she was frightened at Santiago Nasar′s paleness. But he calmed her down.
-¡Imagínese, niña Sara -le dijo sin detenerse-, con este guayabo!
"You can imagine, Missy Sara," he told her without stopping, "with this hangover!.
Celeste Dangond estaba sentado en piyama en la puerta de su casa, burlándose de los que se quedaron vestidos para saludar al obispo, e invitó a Santiago Nasar a tomar café.
Celeste Dangond was sitting in his pyjamas by the door of his house, mocking those who had gone to greet the bishop, and he invited Santiago Nasar to have some coffee.
«Fue para ganar tiempo mientras pensaba», me dijo. Pero Santiago Nasar le contestó que iba de prisa a cambiarse de ropa para desayunar con mi hermana. «Me hice bolas -me explicó Celeste Dangond- pues de pronto me pareció que no podían matarlo si estaba tan seguro de lo que iba a hacer.» Yamil Shaium fue el único que hizo lo que se había propuesto. Tan pronto como conoció el rumor salió a la puerta de su tienda de géneros y esperó a Santiago Nasar para prevenirlo. Era uno de los últimos árabes que llegaron con Ibrahim Nasar, fue su socio de barajas hasta la muerte, y seguía siendo el consejero hereditario de la familia. Nadie tenía tanta autoridad como él para hablar con Santiago Nasar. Sin embargo, pensaba que si el rumor era infundado le iba a causar una alarma inútil, y prefirió consultarlo primero con Cristo Bedoya por si éste estaba mejor informado. Lo llamó al pasar. Cristo Bedoya le dio una palmadita en la espalda a Santiago Nasar, ya en la esquina de la plaza, y acudió al llamado de Yamil Shaium.
"It was in order to gain some time to think," he told me. But Santiago Nasar answered that he was in a hurry to change clothes to have breakfast with my sister. "I got all mixed up, Celeste Dangond told me, "because it suddenly seemed to me that they couldn′t be killing him if he was so sure of what he was going to do." Yamil Shaium was the only one who did what he had proposed doing. As soon as he heard the rumour, he went out to the door of his dry goods store and waited for Santiago Nasar so he could warn him. He was one of the last Arabs who had come with Ibrahim Nasar, had been his partner in cards until his death, and was still the hereditary counsellor of the family. No one had as much authority as he to talk to Santiago Nasar. Nevertheless, he thought that if the rumour was baseless it would alarm him unnecessarily, and he preferred to consult first with Cristo Bedoya in case the latter was better informed. He called to him as he went by. Cristo Bedoya gave a pat on the back to Santiago Nasar, who was already at the corner of the square, and answered Yamil Shaium′s call.
-Hasta el sábado -le dijo.
"See you Saturday," he told him.
Santiago Nasar no le contestó, sino que se dirigió en árabe a Yamil Shaium y éste le replicó también en árabe, torciéndose de risa. «Era un juego de palabras con que nos divertíamos siempre», me dijo Yamil Shaium. Sin detenerse, Santiago Nasar les hizo a ambos su señal de adiós con la mano y dobló la esquina de la plaza. Fue la última vez que lo vieron.
Santiago Nasar didn′t reply, but said something in Arabic to Yamil Shaium, and the latter answered him, also in Arabic, twisting with laughter. "It was a play on words we always had fun with," Yamil Shaium told me. Without stopping, Santiago Nasar waved good-bye to both of them and turned the corner of the square. It was the last time they saw him.
Cristo Bedoya tuvo tiempo apenas de escuchar la información de Yamil Shaium cuando salió corriendo de la tienda para alcanzar a Santiago Nasar. Lo había visto doblar la esquina, pero no lo encontró entre los grupos que empezaban a dispersarse en la plaza. Varias personas a quienes les preguntó por él le dieron la misma respuesta: -Acabo de verlo contigo.
Cristo Bedoya only took the time to grasp Yamil Shaium′s information before he ran out of the store to catch Santiago Nasar. He′d seen him turn the corner, but he couldn′t find him - among the groups that were beginning to break up on the square. Several people he asked gave him the same answer. "I just saw him with you.
Le pareció imposible que hubiera llegado a su casa en tan poco tiempo, pero de todos modos entró a preguntar por él, pues encontró sin tranca y entreabierta la puerta del frente. Entró sin ver el papel en el suelo, y atravesó la sala en penumbra tratando de no hacer ruido, porque aún era demasiado temprano para visitas, pero los perros se alborotaron en el fondo de la casa y salieron a su encuentro. Los calmó con las llaves, como lo había aprendido del dueño, y siguió acosado por ellos hasta la cocina. En el corredor se cruzó con Divina Flor que llevaba un cubo de agua y un trapero para pulir los pisos de la sala. Ella le aseguró que Santiago Nasar no había vuelto. Victoria Guzmán acababa de poner en el fogón el guiso de conejos cuando él entró en la cocina. Ella comprendió de inmediato.
It seemed impossible that he could have reached home in such a short time, but just in case, he went in to ask about him since he found the front door unbarred and ajar. He went in without seeing the paper on the floor. He passed through the shadowy living room, trying not to make any noise, because it was still too early for visitors, but the dogs became aroused at the back of the house and came out to meet him. He calmed them down with his keys as he′d learned from their master, and went on toward the kitchen, with them following. On the veranda he came upon Divina Flor, who was carrying a pail of water and a rag to clean the floor in the living room. She assured him that Santiago Nasar hadn′t returned. Victoria Guzman had just put the rabbit stew on the stove when he entered the kitchen. She understood immediately.
«El corazón se le estaba saliendo por la boca», me dijo. Cristo Bedoya le preguntó si Santiago Nasar estaba en casa, y ella le contestó con un candor fingido que aún no había llegado a dormir.
"His heart was in his mouth," she told me. Cristo Bedoya asked her if Santiago Nasar was home, and she answered him with feigned innocence that he still hadn′t come in to go to sleep.
-Es en serio -le dijo Cristo Bedoya-, lo están buscando para matarlo.
"It′s serious," Cristo Bedoya told her. "They′re looking for him to kill him.
A Victoria Guzmán se le olvidó el candor.
Victoria Guzman forgot her innocence.
-Esos pobres muchachos no matan a nadie -dijo.
"Those poor boys won′t kill anybody," she said.
-Están bebiendo desde el sábado -dijo Cristo Bedoya.
"They′ve been drinking since Saturday," Cristo Bedoya said.
-Por lo mismo -replicó ella-: no hay borracho que se coma su propia caca.
"That′s just it," she replied. "There′s no drunk in the world who′ll eat his own crap.
Cristo Bedoya volvió a la sala, donde Divina Flor acababa de abrir las ventanas. «Por supuesto que no estaba lloviendo -me dijo Cristo Bedoya-. Apenas iban a ser las siete, y ya entraba un sol dorado por las ventanas.» Le volvió a preguntar a Divina Flor si estaba segura de que Santiago Nasar no había entrado por la puerta de la sala. Ella no estuvo entonces tan segura como la primera vez. Le preguntó por Plácida Linero, y ella le contestó que hacía un momento le había puesto el café en la mesa de noche, pero no la había despertado. Así era siempre: despertaría a las siete, se tomaría el café, y bajaría a dar las instrucciones para el almuerzo. Cristo Bedoya miró el reloj: eran las 6.56.
Cristo Bedoya went back to the living room, where Divina Flor had just opened the windows. "Of course it wasn′t raining," Cristo Bedoya told me. "It was just going on seven and a golden sun was already coming through the windows." He asked Divina Flor again if she was sure that Santiago Nasar hadn′t come in through the living room door. She wasn′t as sure then as the first time. He asked her about Placida Linero, and she answered that just a moment before she′d put her coffee on the night table, but she hadn′t awakened her. That′s the way it always was: Placida Linero would wake up at seven, have her coffee, and come down to give instructions for lunch. Cristo Bedoya looked at the clock: it was six fifty-six.
Entonces subió al segundo piso para convencerse de que Santiago Nasar no había entrado.
Then he climbed up to the second floor to make sure that Santiago Nasar hadn′t come in.
La puerta del dormitorio estaba cerrada por dentro, porque Santiago Nasar había salido a través del dormitorio de su madre. Cristo Bedoya no sólo conocía la casa tan bien como la suya, sino que tenía tanta confianza con la familia que empujó la puerta del dormitorio de Plácida Linero para pasar desde allí al dormitorio contiguo. Un haz de sol polvoriento entraba por la claraboya, y la hermosa mujer dormida en la hamaca, de costado, con la mano de novia en la mejilla, tenía un aspecto irreal. «Fue como una aparición», me dijo Cristo Bedoya. La contempló un instante, fascinado por su belleza, y luego atravesó el dormitorio en silencio, pasó de largo frente al baño, y entró en el dormitorio de Santiago Nasar. La cama seguía intacta, y en el sillón estaba el sombrero de jinete, y en el suelo estaban las botas junto a las espuelas. En la mesa de noche el reloj de pulsera de Santiago Nasar marcaba las 6.58. «De pronto pensé que había vuelto a salir armado», me dijo Cristo Bedoya. Pero encontró la magnum en la gaveta de la mesa de noche. «Nunca había disparado un arma -me dijo Cristo Bedoya-, pero resolví coger el revólver para llevárselo a Santiago Nasar.» Se lo ajustó en el cinturón, por dentro de la camisa, y sólo después del crimen se dio cuenta de que estaba descargado.
The bedroom was locked from the inside, because Santiago Nasar had gone out through his mother′s bedroom. Cristo Bedoya not only knew the house as well as his own, but was so much at home with the family that he pushed open the door to Placida Linero′s bedroom and went from there into the adjoining one. A beam of dusty light was coming in through the skylight, and the beautiful woman asleep on her side in the hammock, her bride′s hand on her cheek, had an unreal look. "It was like an apparition," Cristo Bedoya told me. He looked at her for an instant, fascinated by her beauty, and then he crossed the room in silence, passed by the bathroom, and proceeded into Santiago Nasar′s bedroom. The bed was still made, and on the chair, well-pressed, were his riding clothes, and on top of the clothes his horseman′s hat, and on the floor his boots beside their spurs. On the night table, Santiago Nasar′s wristwatch said six fifty-eight. "Suddenly I thought that he′d come back so that he could go out armed," Cristo Bedoya told me. But he found the Magnum in the drawer of the night table. "I′d never shot a gun," Cristo Bedoya told me, "but I decided to take the revolver and bring it to Santiago Nasar." He stuck it in his belt, under his shirt, and only after the crime did he realise that it was unloaded.
Plácida Linero apareció en la puerta con el pocillo de café en el momento en que él cerraba la gaveta.
Placida Linero appeared in the doorway with her mug of coffee just as he was closing the drawer.
-¡Santo Dios -exclamó ella-, qué susto me has dado!
"Good heavens!" she exclaimed. "You gave me a start!.
Cristo Bedoya también se asustó. La vio a plena luz, con una bata de alondras doradas y el cabello revuelto, y el encanto se había desvanecido. Explicó un poco confuso que había entrado a buscar a Santiago Nasar.
Cristo Bedoya was also startled. He saw her in the full light, wearing a dressing gown with golden larks, her hair loose, and the charm had vanished. He explained, somewhat confused, that he was looking for Santiago Nasar.
-Se fue a recibir al obispo -dijo Plácida Linero. -Pasó de largo -dijo él.
"He went to receive the bishop," Placida Linero said. "The bishop went right through," he said.
-Lo suponía -dijo ella-. Es el hijo de la peor madre.
"I thought so," she said. "He′s the son of the worst kind of mother.
No siguió, porque en ese momento se dio cuenta de que Cristo Bedoya no sabía dónde poner el cuerpo. «Espero que Dios me haya perdonado -me dijo Plácida Linero-, pero lo vi tan confundido que de pronto se me ocurrió que había entrado a robar.» Le preguntó qué le pasaba. Cristo Bedoya era consciente de estar en una situación sospechosa, pero no tuvo valor para revelarle la verdad.
She didn′t go on because at that moment she realised that Cristo Bedoya didn′t know what to do with his body. "I hope that God has forgiven me," Placida Linero told me, "but he seemed so confused that it suddenly occurred to me that he′d come to rob us." She asked him what was wrong. Cristo Bedoya was aware that he was in a suspicious situation, but he didn′t have the courage to reveal the truth.
-Es que no he dormido ni un minuto -le dijo.
"It′s just that I haven′t had a minute′s sleep," he told her.
Se fue sin más explicaciones. «De todos modos -me dijo- ella siempre se imaginaba que le estaban robando.» En la plaza se encontró con el padre Amador que regresaba a la iglesia con los ornamentos de la misa frustrada, pero no le pareció que pudiera hacer por Santiago Nasar nada distinto de salvarle el alma. Iba otra vez hacia el puerto cuando sintió que lo llamaban desde la tienda de Clotilde Armenta. Pedro Vicario estaba en la puerta, lívido y desgreñado, con la camisa abierta y las mangas enrolladas hasta los codos, y con el cuchillo basto que él mismo había fabricado con una hoja de segueta. Su actitud era demasiado insolente para ser casual, y sin embargo no fue la única ni la más visible que intentó en los últimos minutos para que le impidieran cometer el crimen.
He left without any further explanations. "In any case," he told me, "she was always imagining that she was being robbed." In the square he ran into Father Amador, who was returning to the church with the vestments for the frustrated mass, but he didn′t think he could do anything for Santiago Nasar except save his soul. He was heading toward the docks again when he heard them calling him from the door of Clotilde Armenta′s store. Pedro Vicario was in the doorway, pale and haggard, his shirt open and his sleeves rolled up to the elbows, and with the naked knife in his hand. His manner was too insolent to be natural, and yet it wasn′t the only final or the most visible pose that he′d assumed in the last moments so they would stop him from committing the crime.
-Cristóbal -gritó-: dile a Santiago Nasar que aquí lo estamos esperando para matarlo.
"Cristobal," he shouted, "tell Santiago Nasar that we′re waiting for him here to kill him.
Cristo Bedoya le habría hecho el favor de impedírselo. «Si yo hubiera sabido disparar un revólver, Santiago Nasar estaría vivo», me dijo. Pero la sola idea lo impresionó, después de todo lo que había oído decir sobre la potencia devastadora de una bala blindada.
Cristo Bedoya could have done him the favour of stopping him. "If I′d known how to shoot a revolver, Santiago Nasar would be alive today," he told me. But the idea did impress him, after all he′d heard about the devastating power of an armour plated bullet.
-Te advierto que está armado con una magnum capaz de atravesar un motor -gritó.
"I warn you. He′s armed with a Magnum that can go through an engine block," he shouted.
Pedro Vicario sabía que no era cierto. «Nunca estaba armado si no llevaba ropa de montar», me dijo. Pero de todos modos había previsto que lo estuviera cuando tomó la decisión de lavar la honra de la hermana.
Pedro Vicario knew it wasn′t true. "He never went armed except when he wore riding clothes," he told me. But in any case, he′d foreseen the possibility that he might be armed when he made the decision to wipe his sister′s honour clean.
-Los muertos no disparan -gritó.
"Dead men can′t shoot," he shouted.
Pablo Vicario apareció entonces en la puerta. Estaba tan pálido como el hermano, y tenía puesta la chaqueta de la boda y el cuchillo envuelto en el periódico. «Si no hubiera sido por eso -me dijo Cristo Bedoya-, nunca hubiera sabido cuál de los dos era cuál.» Clotilde Armenta apareció detrás de Pablo Vicario, y le gritó a Cristo Bedoya que se diera prisa, porque en este pueblo de maricas sólo un hombre como él podía impedir la tragedia.
Then Pablo Vicario appeared in the doorway. He was as pale as his brother and he was wearing his wedding jacket and carrying his knife wrapped in the newspaper. "If it hadn′t been for that," Cristo Bedoya told me, "I never would have known which of the two was which." Clotilde Armenta then appeared behind Pablo Vicario and shouted to Cristo Bedoya to hurry up, because in that faggot town only a man like him could prevent the tragedy.
Todo lo que ocurrió a partir de entonces fue del dominio público. La gente que regresaba del puerto, alertada por los gritos, empezó a tomar posiciones en la plaza para presenciar el crimen. Cristo Bedoya les preguntó a varios conocidos por Santiago Nasar, pero nadie lo había visto. En la puerta del Club Social se encontró con el coronel Lázaro Aponte y le contó lo que acababa de ocurrir frente a la tienda de Clotilde Armenta.
Everything that happened after that is in the public domain. The people who were coming back from the docks, alerted by the shouts, began to take up positions around the square to witness the crime. Cristo Bedoya asked several people he knew if they′d seen Santiago Nasar, but no one had. At the door of the social club he ran into Colonel Lazaro Aponte and he told him what had just happened in front of Clotilde Armenta′s store.
-No puede ser -dijo el coronel Aponte-, porque yo los mandé a dormir.
"It can′t be," Colonel Aponte said, "because I told them to go home to bed.
Acabo de verlos con un cuchillo de matar puercos -dijo Cristo Bedoya.
"I just saw them with pig-killing knives," Cristo Bedoya said.
-No puede ser, porque yo se los quité antes de mandarlos a dormir -dijo el alcalde-.
"It can′t be, because I took them away from them before sending them home to bed," said the mayor.
Debe ser que los viste antes de eso.
"It must be that you saw them before that.
-Los vi hace dos minutos y cada uno tenía un cuchillo de matar puercos -dijo Cristo Bedoya.
"I saw them two minutes ago and they both had pig-killing knives," Cristo Bedoya said.
-¡Ah carajo -dijo el alcalde-, entonces debió ser que volvieron con otros! Prometió ocuparse de eso al instante, pero entró en el Club Social a confirmar una cita de dominó para esa noche, y cuando volvió a salir ya estaba consumado el crimen.
"Oh, shit," the mayor said. "Then they must have come back with two new ones." He promised to take care of it at once, but he went into the social club to check on a date for dominoes that night, and when he came out again the crime had already been committed.
Cristo Bedoya cometió entonces su único error mortal: pensó que Santiago Nasar había resuelto a última hora desayunar en nuestra casa antes de cambiarse de ropa, y allá se fue a buscarlo. Se apresuró por la orilla del río, preguntándole a todo el que encontraba si lo habían visto pasar, pero nadie le dio razón. No se alarmó, porque había otros caminos para nuestra casa. Próspera Arango, la cachaca, le suplicó que hiciera algo por su padre que estaba agonizando en el sardinel de su casa, inmune a la bendición fugaz del obispo. «Yo lo había visto al pasar -me dijo mi hermana Margot-, y ya tenía cara de muerto.» Cristo Bedoya demoró cuatro minutos en establecer el estado del enfermo, y prometió volver más tarde para un recurso de urgencia, pero perdió tres minutos más ayudando a Próspera Arango a llevarlo hasta el dormitorio. Cuando volvió a salir sintió gritos remotos y le pareció que estaban reventando cohetes por el rumbo de la plaza.
Cristo Bedoya then made his only mortal mistake: he thought that Santiago Nasar had decided at the last moment to have breakfast at our house before changing his clothes, and he went to look for him there. He hurried along the riverbank, asking everyone he passed if they′d seen him go by, but no one said he had. He wasn′t alarmed, because there were other ways to get to our house. Pr_spera Arango, the uplander, begged him to do something for her father, who was in his death throes on the stoop of his house, immune to the bishop′s fleeting blessing. "I′d seen him when I passed," my sister Margot told me, "and he already had the face of a dead man." Cristo Bedoya delayed four minutes to ascertain the sick man′s condition, and promised to come back later for some emergency treatment, but he lost three minutes more helping Pr_spera Arango carry him into the bedroom. When he came out again he heard distant shouts and it seemed to him that rockets were being fired in the direction of the square.
Trató de correr, pero se lo impidió el revólver mal ajustado en la cintura. Al doblar la última esquina reconoció de espaldas a mi madre que llevaba casi a rastras al hijo menor.
He tried to run but was hindered by the revolver, which was clumsily stuck in his belt. As he turned the last corner he recognised my mother from the rear as she was practically dragging her youngest son along.
-Luisa Santiaga -le gritó-: dónde está su ahijado.
"Luisa Santiaga," he shouted to her, "where′s your godson?.
Mi madre se volvió apenas con la cara bañada en lágrimas.
My mother barely turned, her face bathed in tears.
-¡Ay, hijo -contestó-, dicen que lo mataron!
"Oh, my son," she answered, "they say he′s been killed!.
Así era. Mientras Cristo Bedoya lo buscaba, Santiago Nasar había entrado en la casa de Flora Miguel, su novia, justo a la vuelta de la esquina donde él lo vio por última vez.
That′s how it was. While Cristo Bedoya had been looking for him, Santiago Nasar had gone into the house of Flora Miguel, his fiancee, just around the corner from where he′d seen him for the last time.
«No se me ocurrió que estuviera ahí -me dijo- porque esa gente no se levantaba nunca antes de medio día.» Era una versión corriente que la familia entera dormía hasta las doce por orden de Nahir Miguel, el varón sabio de la comunidad. «Por eso Flora Miguel, que ya no se cocinaba en dos aguas, se mantenía como una rosa», dice Mercedes. La verdad es que dejaban la casa cerrada hasta muy tarde, como tantas otras, pero eran gentes tempraneras y laboriosas. Los padres de Santiago Nasar y Flora Miguel se habían puesto de acuerdo para casarlos. Santiago Nasar aceptó el compromiso en plena adolescencia, y estaba resuelto a cumplirlo, tal vez porque tenía del matrimonio la misma concepción utilitaria que su padre. Flora Miguel, por su parte, gozaba de una cierta condición floral, pero carecía de gracia y de juicio y había servido de madrina de bodas a toda su generación, de modo que el convenio fue para ella una solución providencial. Tenían un noviazgo fácil, sin visitas formales ni inquietudes del corazón. La boda varias veces diferida estaba fijada por fin para la próxima Navidad.
"It didn′t occur to me that he could be there," he told me, "because those people never got up before noon." The version that went around was that the whole family slept until twelve o′clock on orders from Nahir Miguel, the wise man of the community. "That′s why Flora Miguel, who wasn′t that young anymore, was preserved like a rose," Mercedes says. The truth is that they kept the house locked up until very late, like so many others, but they were early-rising and hard-working people. The parents of Santiago Nasar and Flora Miguel had agreed that they should get married. Santiago Nasar accepted the engagement in the bloom of his adolescence, and he was determined to fulfill it, perhaps because he had the same utilitarian concept of matrimony as his father. Flora Miguel, for her part, enjoyed a certain floral quality, but she lacked wit and judgment and had served as bridesmaid for her whole generation, so the agreement was a providential solution for her. They had an easy engagement, without formal visits or restless hearts. The wedding, postponed several times, was finally set for the following Christmas.
Flora Miguel despertó aquel lunes con los primeros bramidos del buque del obispo, y muy poco después se enteró de que los gemelos Vicario estaban esperando a Santiago Nasar para matarlo. A mi hermana la monja, la única que habló con ella después de la desgracia, le dijo que no recordaba siquiera quién se lo había dicho. «Sólo sé que a las seis de la mañana todo el mundo lo sabía», le dijo. Sin embargo, le pareció inconcebible que a Santiago Nasar lo fueran a matar, y en cambio se le ocurrió que lo iban a casar a la fuerza con Ángela Vicario para que le devolviera la honra. Sufrió una crisis de humillación. Mientras medio pueblo esperaba al obispo, ella estaba en su dormitorio llorando de rabia, y poniendo en orden el cofre de las cartas que Santiago Nasar le había mandado desde el colegio.
Flora Miguel awoke that Monday with the first bellows of the bishop′s boat, and shortly thereafter she found out that the Vicario twins were waiting for Santiago Nasar to kill him. She informed my sister the nun, the only one she spoke to after the misfortune, that she didn′t even remember who′d told her. "I only know that at six o′clock in the morning everybody knew it," she told her. Nevertheless, it seemed inconceivable to her that they were going to kill Santiago Nasar, but on the other hand, it occurred to her that they would force him to marry Angela Vicario in order to give her back her honour. She went through a crisis of humiliation. While half the town was waiting for the bishop, she was in her bedroom weeping with rage, and putting in order the chestful of letters that Santiago Nasar had sent her from school.
Siempre que pasaba por la casa de Flora Miguel, aunque no hubiera nadie, Santiago Nasar raspaba con las llaves la tela metálica de las ventanas. Aquel lunes, ella lo estaba esperando con el cofre de cartas en el regazo. Santiago Nasar no podía verla desde la calle, pero en cambio ella lo vio acercarse a través de la red metálica desde antes de que la raspara con las llaves.
Whenever he passed by Flora Miguel′s house, even if nobody was home, Santiago Nasar would scratch his keys across the window screens. That Monday she was waiting with the chest of letters in her lap. Santiago Nasar couldn′t see her from the street, but she, however, saw him approaching through the screen before he scratched it with his keys.
-Entra -le dijo.
"Come in," she told him.
Nadie, ni siquiera un médico, había entrado en esa casa a las 6.45 de la mañana.
No one, not even a doctor, had entered that house at six forty-five in the morning.
Santiago Nasar acababa de dejar a Cristo Bedoya en la tienda de Yamil Shaium, y había tanta gente pendiente de él en la plaza, que no era comprensible que nadie lo viera entrar en casa de su novia. El juez instructor buscó siquiera una persona que lo hubiera visto, y lo hizo con tanta persistencia como yo, pero no fue posible encontrarla. En el folio 382 del sumario escribió otra sentencia marginal con tinta roja: La fatalidad noshace invisibles. El hecho es que Santiago Nasar entró por la puerta principal, a la vista de todos, y sin hacer nada por no ser visto. Flora Miguel lo esperaba en la sala, verde de cólera, con uno de los vestidos de arandelas infortunadas que solía llevar en las ocasiones memorables, y le puso el cofre en las manos.
Santiago Nasar had just left Cristo Bedoya at Yamil Shaium′s store, and there were so many people hanging on his movements in the square that it was difficult to believe that no one saw him go into his fiancee′s house. The investigating magistrate looked for a single person who′d seen him, and he did so with as much persistence as I, but it was impossible to find one. In folio 382 of the brief, he wrote another marginal pronouncement in red ink: Fatality makes us invisible. The fact is that Santiago Nasar went in through the main door, in full view of everyone, and without doing anything not to be seen. Flora Miguel was waiting for him in the parlour, green with rage, wearing one of the dresses with unfortunate ruffles that she was in the habit of putting on for memorable occasions, and she placed the chest in his hands.
Aquí tienes -le dijo-. ¡Y ojalá te maten!
"Here you are," she told him. "And I hope they kill you!.
Santiago Nasar quedó tan perplejo, que el cofre se le cayó de las manos, y sus cartas sin amor se regaron por el suelo. Trató de alcanzar a Flora Miguel en el dormitorio, pero ella cerró la puerta y puso la aldaba. Tocó varias veces, y la llamó con una voz demasiado apremiante para la hora, así que toda la familia acudió alaranada. Entre consanguíneos y políticos, mayores y menores de edad, eran más de catorce. El último que salió fue Nahir Miguel, el padre, con la barba colorada y la chilaba de beduino que trajo de su tierra, y que siempre usó dentro de la casa. Yo lo vi muchas veces, y era inmenso y parsimonioso, pero lo que más me impresionaba era el fulgor de su autoridad.
Santiago Nasar was so perplexed that he dropped the chest and his loveless letters poured out onto the floor. He tried to catch Flora Miguel in the bedroom, but she closed the door and threw the bolt. He knocked several times, and called her in too pressing a voice for the time of day, so the whole family came in, all alarmed. Counting relatives by blood and by marriage, adults and minors, there were more than fourteen of them. The last to come was Nahir Miguel, the father, with his red beard and the Bedouin caftan he had brought from his homeland and which he always wore at home. I saw him many times and he was immense and spare, but what most impressed me was the glow of his authority.
-Flora -llamó en su lengua-. Abre la puerta.
"Flora," he called in his language. "Open the door.
Entró en el dormitorio de la hija, mientras la familia contemplaba absorta a Santiago Nasar. Estaba arrodillado en la sala, recogiendo las cartas del suelo y poniéndolas en el cofre. «Parecía una penitencia», me dijeron. Nahir Miguel salió del dormitorio al cabo de unos minutos, hizo una señal con la mano y la familia entera desapareció.
He went into his daughter′s bedroom while the family stared at Santiago Nasar. He was kneeling in the parlour, picking up the letters and putting them into the chest. "It looked like a penance, " they told me. Nahir Miguel came out of the bedroom after a few minutes, made a signal with his hand, and the whole family disappeared.
Siguió hablando en árabe a Santiago Nasar. «Desde el primer momento comprendí que no tenía la menor idea de lo que le estaba diciendo», me dijo. Entonces le preguntó en concreto si sabía que los hermanos Vicario lo buscaban para matarlo. «Se puso pálido, y perdió de tal modo el dominio, que no era posible creer que estaba fingiendo», me dijo. Coincidió en que su actitud no era tanto de miedo como de turbación.
He continued talking in Arabic to Santiago Nasar. "From the first moment I understood that he didn′t have the slightest idea of what I was saying," he told me. Then he asked him outright if he knew that the Vicario brothers were looking for him to kill him. "He turned pale and lost control in such a way that it was impossible to think that he was pretending," he told me. He agreed that his manner reflected not so much fear as confusion.
-Tú sabrás si ellos tienen razón, o no -le dijo-. Pero en todo caso, ahora no te quedan sino dos caminos: o te escondes aquí, que es tu casa, o sales con mi rifle.
"Only you can know if they′re right or not," he told him. "But in any case, you′ve only got two paths to follow now: either you hide here, in this house which is yours, or you go out with my rifle.
-No entiendo un carajo -dijo Santiago Nasar.
"I don′t understand a God-damned thing," Santiago Nasar said.
Fue lo único que alcanzó a decir, y lo dijo en castellano. «Parecía un pajarito mojado», me dijo Nahir Miguel. Tuvo que quitarle el cofre de las manos porque él no sabía dónde dejarlo para abrir la puerta.
It was the only thing he managed to say, and he said it in Spanish. "He looked like a little wet bird," Nahir Miguel told me. He had to take the chest from his hands because he didn′t know where to put it in order to open the door.
-Serán dos contra uno -le dijo.
"It′ll be two against one," he told him.
Santiago Nasar se fue. La gente se había situado en la plaza como en los días de desfiles. Todos lo vieron salir, y todos comprendieron que ya sabía que lo iban a matar, y estaba tan azorado que no encontraba el camino de su casa. Dicen que alguien gritó desde un balcón: «Por ahí no, turco, por el puerto viejo». Santiago Nasar buscó la voz.
Santiago Nasar left. The people had stationed themselves on the square the way they did on parade days. They all saw him come out, and they all understood that now he knew they were going to kill him, and that he was so confused he couldn′t find his way home. They say that someone shouted from a balcony: "Not that way, Turk; by the old dock." Santiago Nasar sought out the voice.
Yamil Shaium le gritó que se metiera en su tienda, y entró a buscar su escopeta de caza, pero no recordó dónde había escondido los cartuchos. De todos lados empezaron a gritarle, y Santiago Nasar dio varias vueltas al revés y al derecho, deslumbrado por tantas voces a la vez. Era evidente que se dirigía a su casa por la puerta de la cocina, pero de pronto debió darse cuenta de que estaba abierta la puerta principal.
Yamil Shaium shouted for him to get into his store and went to get his hunting gun, but he couldn′t remember where he′d put the cartridges. They began to shout at him from every side, and Santiago Nasar went backward and forward several times, baffled by hearing so many voices at the same time. It was obvious that he was heading toward his house as if to enter through the kitchen door, but suddenly he must have realised that the main door was open.
Ahí viene -dijo Pedro Vicario.
"There he comes," said Pedro Vicario.
Ambos lo habían visto al mismo tiempo. Pablo Vicario se quitó el saco, lo puso en el taburete, y desenvolvió el cuchillo en forma de alfanje. Antes de abandonar la tienda, sin ponerse de acuerdo, ambos se santiguaron. Entonces Clotilde Armenta agarró a Pedro Vicario por la camisa y le gritó a Santiago Nasar que corriera porque lo iban a matar.
They′d both seen him at the same time. Pablo Vicario took off his jacket, put it on the bench, and unwrapped his knife, holding it like a scimitar. Before leaving the store, without any agreement, they both crossed themselves. Then Clotilde Armenta grabbed Pedro Vicario by the shirt and shouted to Santiago Nasar to run because they were going to kill him.
Fue un grito tan apremiante que apagó a los otros. «Al principio se asustó -me dijo Clotilde Armenta-, porque no sabía quién le estaba gritando, ni de dónde.» Pero cuando la vio a ella vio también a Pedro Vicario, que la tiró por tierra con un empellón, y alcanzó al hermano. Santiago Nasar estaba a menos de 50 metros de su casa, y corrió hacia la puerta principal.
It was such an urgent shout that it drowned out all the others. "At first he was startled," Clotilde Armenta told me, "because he didn′t know who was shouting at him or from where." But when he saw her, he also saw Pedro Vicario, who threw her to the ground and caught up with his brother. Santiago Nasar was less than fifty yards from his house and he ran to the main door.
Cinco minutos antes, en la cocina, Victoria Guzmán le había contado a Plácida Linero lo que ya todo el mundo sabía. Plácida Linero era una mujer de nervios firmes, así que no dejó traslucir ningún signo de alarma. Le preguntó a Victoria Guzmán si le había dicho algo a su hijo, y ella le mintió a conciencia, pues contestó que todavía no sabía nada cuando él bajó a tomar el café. En la sala, donde seguía trapeando los pisos, Divina Flor vio al mismo tiempo que Santiago Nasar entró por la puerta de la plaza y subió por las escaleras de buque de los dormitorios. «Fue una visión nítida», me contó Divina Flor.
Five minutes before, in the kitchen, Victoria Guzman had told Placida Linero what everybody already knew. Placida Linero was a woman of steady nerves, so she didn′t let any sign of alarm show through. She asked Victoria Guzman if she′d said anything to her son, and she lied honestly, since she answered that she still hadn′t known anything when he came down for coffee. In the living room, where she was still scrubbing the floor, Divina Flor at the same time saw Santiago Nasar come in through the door on the square and go up the open stairs to the bedrooms. "It was a very clear vision," Divina Flor told me.
«Llevaba el vestido blanco, y algo en la mano que no pude ver bien, pero me pareció un ramo de rosas.» De modo que cuando Plácida Linero le preguntó por él, Divina Flor la tranquilizó.
"He was wearing his white suit and carrying something that I couldn′t make out well in his hand, but it looked like a bouquet of roses." So when Placida Linero asked about him, Divina Flor calmed her down.
-Subió al cuarto hace un minuto -le dijo.
"He went up to his room a minute ago," she told her.
Plácida Linero vio entonces el papel en el suelo, pero no pensó en recogerlo, y sólo se enteró de lo que decía cuando alguien se lo mostró más tarde en la confusión de la tragedia. A través de la puerta vio a los hermanos Vicario que venían corriendo hacia la casa con los cuchillos desnudos. Desde el lugar en que ella se encontraba podía verlos a ellos, pero no alcanzaba a ver a su hijo que corría desde otro ángulo hacia la puerta.
Placida Linero then saw the paper on the floor, but she didn′t think to pick it up, and she only found out what it said when someone showed it to her later on during the confusion of the tragedy. Through the door she saw the Vicario brothers running toward the house with their knives out. From the place where she was standing she could see them but she couldn′t see her son, who was running toward the door from a different angle.
«Pensé que querían meterse para matarlo dentro de la casa», me dijo. Entonces corrió hacia la puerta y la cerró de un golpe. Estaba pasando la tranca cuando oyó los gritos de Santiago Nasar, y oyó los puñetazos de terror en la puerta, pero creyó que él estaba arriba, insultando a los hermanos Vicario desde el balcón de su dormitorio. Subió a ayudarlo.
"I thought they wanted to get in to kill him inside the house," she told me. Then she ran to the door and slammed it shut. She was putting up the bar when she heard Santiago Nasar′s shouts, and she heard the terrified pounding on the door, but she thought he was upstairs, insulting the Vicario brothers from the balcony in his room. She went up to help him.
Santiago Nasar necesitaba apenas unos segundos para entrar cuando se cerró la puerta. Alcanzó a golpear varias veces con los puños, y en seguida se volvió para enfrentarse a manos limpias con sus enemigos. «Me asusté cuando lo vi de frente ---me dijo Pablo Vicario-, porque me pareció como dos veces más grande de lo que era.» Santiago Nasar levantó la mano para parar el primer golpe de Pedro Vicario, que lo atacó por el flanco derecho con el cuchillo recto.
Santiago Nasar only needed a few seconds to get in when the door closed. He managed to pound with his fists several times, and he turned at once to face his enemies with his bare hands. "I was scared when I saw him face on," Pablo Vicario told me, "because he looked twice as big as he was." Santiago Nasar raised his hand to stop the first strike from Pedro Vicario, who attacked him on the right side with his knife pointed straight in.
-¡Hijos de puta! -gritó.
"Sons of bitches!" he shouted.
El cuchillo le atravesó la palma de la mano derecha, y luego se le hundió hasta el fondo en el costado. Todos oyeron su grito de dolor.
The knife went through the palm of his right hand and then sank into his side up to the hilt. Everybody heard his cry of pain.
-¡Ay mi madre!
"Oh, mother of mine!.
Pedro Vicario volvió a retirar el cuchillo con su pulso fiero de matarife, y le asestó un segundo golpe casi en el mismo lugar. «Lo raro es que el cuchillo volvía a salir limpio -declaró Pedro Vicario al instructor-. Le había dado por lo menos tres veces y no había una gota de sangre.» Santiago Nasar se torció con los brazos cruzados sobre el vientre después de la tercera cuchillada, soltó un quejido de becerro, y trató de darles la espalda. Pablo Vicario, que estaba a su izquierda con el cuchillo curvo, le asestó entonces la única cuchillada en el lomo, y un chorro de sangre a alta presión le empapó la camisa. «Olía como él», me dijo. Tres veces herido de muerte, Santiago Nasar les dio otra vez el frente, y se apoyó de espaldas contra la puerta de su madre, sin la menor resistencia, como si sólo quisiera ayudar a que acabaran de matarlo por partes iguales.
Pedro Vicario pulled out his knife with his slaughterer′s iron wrist and dealt him a second thrust almost in the same place. "The strange thing is that the knife kept coming out clean," Pedro Vicario declared to the investigator. "I′d given it to him at least three times and there wasn′t a drop of blood." Santiago Nasar twisted after the third stab, his arms crossed over his stomach, let out the moan of a calf, and tried to turn his back to them. Pablo Vicario, who was on his left, then gave him the only stab in the back and a spurt of blood under high pressure soaked his shirt. "It smelled like him," he told me. Mortally wounded three times, Santiago Nasar turned frontward again and leaned his back against his mother′s door, without the slightest resistance, as if he only wanted to help them finish killing him by his own contribution.
«No volvió a gritar --dijo Pedro Vicario al instructor-. Al contrario: me pareció que se estaba riendo.» Entonces ambos siguieron acuchillándolo contra la puerta, con golpes alternos y fáciles, flotando en el remanso deslumbrante que encontraron del otro lado del miedo. No oyeron los gritos del pueblo entero espantado de su propio crimen. «Me sentía como cuando uno va corriendo en un caballo», declaró Pablo Vicario. Pero ambos despertaron de pronto a la realidad, porque estaban exhaustos, y sin embargo les parecía que Santiago Nasar no se iba a derrumbar nunca. «¡Mierda, primo -me dijo Pablo Vicario-, no te imaginas lo difícil que es matar a un hombre!» Tratando de acabar para siempre, Pedro Vicario le buscó el corazón, pero se lo buscó casi en la axila, donde lo tienen los cerdos. En realidad Santiago Nasar no caía porque ellos mismos lo estaban sosteniendo a cuchilladas contra la puerta. Desesperado, Pablo Vicario le dio un tajo horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron con una explosión. Pedro Vicario iba a hacer lo mismo, pero el pulso se le torció de horror, y le dio un tajo extraviado en el muslo. Santiago Nasar permaneció todavía un instante apoyado contra la puerta, hasta que vio sus propias vísceras al sol, limpias y azules, y cayó de rodillas.
"He didn′t cry out again," Pedro Vicario told the investigator. "Just the opposite: it looked to me as if he was laughing." Then they both kept on knifing him against the door with alternate and easy stabs, floating in the dazzling backwater they had found on the other side of fear. They didn′t hear the shouts of the whole town, frightened by its own crime. "I felt the way you do when you′re galloping on horseback," Pablo Vicario declared. But they both suddenly woke up to reality, because they were exhausted, and yet they thought that Santiago Nasar would never fall. "Shit, cousin," Pablo Vicario told me, "you can′t imagine how hard it is to kill a man!" Trying to finish it once and for all, Pedro Vicario sought his heart, but he looked for it almost in the armpit, where pigs have it. Actually, Santiago Nasar wasn′t falling because they themselves were holding him up with stabs against the door. Desperate, Pablo Vicario gave him a horizontal slash on the stomach, and all his intestines exploded out. Pedro Vicario was about to do the same, but his wrist twisted with horror and he gave him a wild cut on the thigh. Santiago Nasar was still for an instant, leaning against the door, until he saw his own viscera in the sunlight, clean and blue, and he fell on his knees.
Después de buscarlo a gritos por los dormitorios, oyendo sin saber dónde otros gritos que no eran los suyos, Plácida Linero se asomó a la ventana de la plaza y vio a los gemelos Vicario que corrían hacia la iglesia. Iban perseguidos de cerca por Yamil Shaium, con su escopeta de matar tigres, y por otros árabes desarmados y Plácida Linero pensó que había pasado el peligro. Luego salió al balcón del dormitorio, y vio a Santiago Nasar frente a la puerta, bocabajo en el polvo, tratando de levantarse de su propia sangre. Se incorporó de medio lado, y se echó a andar en un estado de alucinación, sosteniendo con las manos las vísceras colgantes.
After looking and shouting for him in the bedroom, hearing other shouts that weren′t hers and not knowing where they were coming from, Placida Linero went to the window facing the square and saw the Vicario twins running toward the church. Hot in pursuit was Yamil Shaium with his jaguar gun and some other unarmed Arabs, and Placida Linero thought the danger had passed. Then she went out onto the bedroom balcony and saw Santiago Nasar in front of the door, face down in the dust, trying to rise up out of his own blood. He stood up, leaning to one side, and started to walk in a state of hallucination, holding his hanging intestines in his hands.
Caminó más de cien metros para darle la vuelta completa a la casa y entrar por la puerta de la cocina. Tuvo todavía bastante lucidez para no ir por la calle, que era el trayecto más largo, sino que entró por la casa contigua. Poncho Lanao, su esposa y sus cinco hijos no se habían enterado de lo que acababa de ocurrir a 20 pasos de su puerta.
He walked more than a hundred yards, completely around the house, and went in through the kitchen door. He still had enough lucidity not to go along the street, it was the longest way, but by way of the house next door. Poncho Lanao, his wife, and their five children hadn′t known what had just happened twenty paces from their door.
«Oímos la gritería -me dijo la esposa-, pero pensamos que era la fiesta del obispo.» Empezaban a desayunar cuando vieron entrar a Santiago Nasar empapado de sangre llevando en las manos el racimo de sus entrañas. Poncho Lanao me dijo: «Lo que nunca pude olvidar fue el terrible olor a mierda». Pero Argénida Lanao, la hija mayor, contó que Santiago Nasar caminaba con la prestancia de siempre, midiendo bien los pasos, y que su rostro de sarraceno con los rizos alborotados estaba más bello que nunca. Al pasar frente a la mesa les sonrió, y siguió a través de los dormitorios hasta la salida posterior de la casa. «Nos quedamos paralizados de susto», me dijo Argénida Lanao. Mi tía Wenefrida Márquez estaba desescamando un sábalo en el patio de su casa al otro lado del río, y lo vio descender las escalinatas del muelle antiguo buscando con paso firme el rumbo de su casa.
"We heard the shouting," the wife told me, "but we thought it was part of the bishop′s festival." They were sitting down to breakfast when they saw Santiago Nasar enter, soaked in blood and carrying the roots of his entrails in his hands. Poncho Lanao told me: "What I′ll never forget was the terrible smell of shit." But Argénida Lanao, the oldest daughter, said that Santiago Nasar walked with his usual good bearing, measuring his steps well, and that his Saracen face with its dashing ringlets was handsomer than ever. As he passed by the table he smiled at them and continued through the bedrooms to the rear door of the house. "We were paralysed with fright," Argénida Lanao told me. My aunt, Wenefrida M_rquez, was scaling a shad in her yard on the other side of the river when she saw him go down the steps of the old dock, looking for his way home with a firm step.
-¡Santiago, hijo --le gritó-, qué te pasa!
"Santiago, my son," she shouted to him, "what has happened to you?.
Santiago Nasar la reconoció.
…
-Que me mataron, niña Wene -dijo.
"They′ve killed me, Wene child," he said.
Tropezó en el último escalón, pero se incorporó de inmediato. «Hasta tuvo el cuidado de sacudir con la mano la tierra que le quedó en las tripas», me dijo mi tía Wene. Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la cocina.
He stumbled on the last step, but he got up at once. "He even took care to brush off the dirt that was stuck to his guts," my Aunt Wene told me. Then he went into his house through the back door that had been open since six and fell on his face in the kitchen.