Tirso de Molina
La Santa Juana I



Personas que hablan en ella:
  • La SANTA Juana
  • JUAN Vázquez, su padre
  • DON JUAN
  • MARCO ANTONIO
  • LUDOVICO
  • LILLO, lacayo
  • FRANCISCO Loarte
  • Juan MATEO, viejo
  • Doña LEONOR
  • SAN FRANCISCO
  • SANTO DOMINGO
  • La ABADESA
  • El ANGEL de la guarda
  • Sor MARIA Evangelista
  • MAESTRA de novicias
  • CARLOS V, rey
  • Don ALONSO de Fonseca, arzobispo de Toledo
  • El gran CAPITAN
  • DECIO
  • Un CRIADO
  • Una NIÑA
  • ELVIRA
  • GIL
  • CRESPO
  • TORIBIO
  • LLORENTE
  • MELCHOR
  • JULIO
  • FABIO
  • Ocho LABRADORES
  • CECILIA, criada
  • MUSICOS


ACTO PRIMERO

Salen ELVIRA y GIL de las manos, la SANTA al lado de ELVIRA, como su madrina; JUAN Vázquez, su padre, padrino; CRESPO, TORIBIO y LLORENTE, los MUSICOS, cantando todos, de PASTORES, con mucha grita

MUSICOS:      "Novios son Elvira y Gil,
   él es mayo y ella abril;
   para en uno son los dos,
   ella es luna y él es sol."
TORIBIO:      "Elvira es tan bella." 5
TODOS:      "Como un serafín."
TORIBIO:      "Labios de amapola."
TODOS:      "Pechos de jazmín."
TORIBIO:      "Carrillos de rosa."
TODOS:      "Hebras de alelís." 10
TORIBIO:      "Dientes de piñones."
TODOS:      "Y aliento de anís."
TORIBIO:      "Gil es más dispuesto..."
TODOS:      "...que álamo gentil."
TORIBIO:      "Tieso como un ajo." 15
TODOS:      "Fuerte como un Cid."
TORIBIO:      "Ella es hierbabuena."
TODOS:      "Y él es peregil."
TORIBIO:      "Ella la altemisa."
TODOS:      "Y él el torongil. 20
   Novios son Elvira y Gil,
   él es mayo y ella abril;
   para en uno, son los dos,
   ella es luna y él es sol."
LLORENTE:      ¡ Par Dios que habéis cantado 25
   bravamente !
TORIBIO:                      ¿ Ha estado bueno ?
LLORENTE:      ¡ No lo entonara Galeno
   tan bien !
GIL:                    Habéisnos honrado.
JUAN:      Aquí los novios se asienten
   mientras se pasa la siesta. 30
GIL:      Apacible sombra es ésta.
CRESPO:      A docenas, Gil, se cuenten
   los hijos que os diere Dios,
   y para cada cual de ellos
   más ducados que cabellos 35
   tengáis. Gocéisos los dos
   más que Sara y Abrahán,
   y calme Dios con ventajas
   de vino vuestras tenajas
   y vuestras trojes de pan. 40
   Y por decir cuanto puedo,
   por junto, hágaos el Señor
   el más rico labrador
   de la Sagra de Toledo.
   Todo el mundo os quiera bien, 45
   honrándoos por varios modos;
   y pues he habrado por todos,
   respondan todos, Amén.
TODOS:                                Amén.
GIL:      Todo ese bien y ventura
   que nos habéis deseado, 50
   os vuelva el cielo doblado
   con la bendición del cura;
   que ya mi Elvira imagina
   que, con favores sin tasa,
   Dios bendice nuesa casa 55
   por virtud de la madrina.
   Pues si en tales regocijos,
   porque más dicha nos cuadre,
   la madrina es casi madre
   y los novios son los hijos, 60
   el bien que el cielo la ofrece
   es bien que a los novios caya,
   porque nos digan, "Bien haya
   quien a los suyos parece."
   Juana es la vertú de España 65
   tan buena como el buen pan.
   Juan Vázquez, su padre, es Juan,
   que basta, y aquí en Hazaña,
   nueso puebro, es tan amado
   del poderoso y del chico, 70
   que con ser hombre tan rico
   de ninguno es envidiado.
   Quien los conoce, los llama
   de toda esta Sagra espejos;
   él es dechado de viejos 75
   y ella de doncellas fama.
   Y así padrinos los nombra
   por participar su estima;
   que al que buen árbol se arrima
   le cobija buena sombra. 80
JUAN:      Basta, Gil, no digáis más;
   págueos la alabanza Dios,
   que es propio al bueno, cual vos,
   decir bien de los demás.
   Yo y mi Juana, a vos y a Elvira 85
   os quedamos obligados,
   que sois ya nuesos ahijados;
   y, pues mi afición os mira
   cual hijos, ved lo que os cuadre
   en mi casa, que desde hoy 90
   hijos sois y padre soy.
LOS DOS:      ¡ Viváis mil años, compadre !
JUAN:      Hablad, Juana, a vuestra ahijada.
SANTA:      Vos, padre, habláis por los dos.
   Hágaos sierva suya Dios, 95
   Elvira, y muy bien casada.
LLORENTE:      Propia bendición de santa;
   breve, en fin, y compendiosa.
TORIBIO:      Siesta hace rigurosa,
   vuestro sosiego me espanta. 100
   Hagamos algo.
GIL:                          Mi bien,
   no sale el.sol tan bizarro
   cuando en su lucido carro
   alumbra el mundo.
CRESPO:                            ¡ Qué bien !
   Reírme del dicho quiero. 105
   Muy bien sabéis requebrar,
   mas quiérote preguntar,
   Gil, si el sol es carretero.
   Que si en carro le rotulas,
   cuando muestra su arrebol, 110
   podrá ser que quiera el sol
   comprarme mi par de mulas.
GIL:      Crespo, déjanos aquí.
CRESPO:      ¡ Quién oyera al sol ligero
   decir siendo carretero, 115
   ¡ arre, mula, pesia á mí;
   y de Madrid a Toledo,
   cuando llueve o hace barro,
   junto a Cabañas el carro
   atascado, tieso y quedo, 120
   echar votos !
TORIBIO:                          Majadero,
   ¿ el sol había de votar ?
CRESPO:      Sí, par Dios, y aun renegar,
   si es que el sol es carretero.
   ¡ La necedad en que ha dado 125
   nuestro lenguaje español !
   No hay estrellas, luna o sol,
   plata, oro o cristal helado,
   que luego no dé con ello
   en la cara de su dama. 130
   El hombre que quiere y ama,
   la hace de oro el cabello,
   porque tiene algunos rojos;
   perlas los dientes; cristal
   la frente; el labio coral, 135
   y soles después los ojos.
   ¡ Válgate el diablo ! Repara,
   amante, que una mujer
   es imposible traer
   tanto en un palmo de cara. 140
LLORENTE:      Calla, necio, antes trae más.
CRESPO:      ¿ Más ?
TORIBIO:                Sí.
LLORENTE:                    Pues ¿ no es cosa llana ?
   Mira tú una cortesana
   con atención y verás
   en la más honesta y casta 145
   sueltas todas esas dudas.
   Cara hay que ha gastado en mudas
   de huevos una banasta,
   cien cantarillas de miel,
   veinte cofines de pasas; 150
   pues ¿ qué si al solimán pasas,
   turco del rostro crÜel,
   que la destruye y jalbega ?
   No gasta en un año entero
   tanta cal un pastelero 155
   cuando la Pascua se llega,
   como una cara pringada,
   pues la de más bizarría
   no es más que pastelería
   por la Pascua jalbegada. 160
   La color, pues, que codicia
   encubrir la opilación,
   no gasta más bermellón
   una casa a la malicia.
   Pues el sebo que hace hermosas 165
   las manos, ya es tanto y tal,
   que sin ser de Portugal
   las pueden llamar sebosas.
   Eso es lo que yo más llevo
   de su engañoso arrebol; 170
   ¿ por qué ha de ser luna y sol
   lo que es solimán y sebo ?
   ¿ No fuera menos trabajo,
   sin andar de Ceca en Meca,
   llamar la cara manteca 175
   y a los dientes, dientes de ajo,
   que son blancos y son dientes;
   a los cabellos esparto,
   que es rubio a veces y hay harto,
   y no rayos transparentes, 180
   el sol y la luna clara
   con que amantes y poetas
   dicen que andan los planetas
   saltando de cara en cara ?
LLORENTE:      Al menos las de la Sagra 185
   no se afeitan.
TORIBIO:                        ¿ No ? Verá.
   Todas son de corte ya,
   cualquier per signum se almagra.
GIL:      Dejemos eso y tratemos
   algo que nos entretenga. 190
ELVIRA:      Bien dices.    Un juego, venga.
LLORENTE:      Di,¿    queréis jugar ? Juguemos
   a los propósitos.
ELVIRA:                                Son
   melancólicos.
TORIBIO:                        No hay juego
   de más gusto y más sosiego 195
   que buena conversación.
   Proponed alguna enigma,
   y la novia dé un favor
   al que la acierte mejor.
JUAN:      Si mi parecer se estima, 200
   cada cual, por varios modos,
   pinte aquí las propiedades,
   efetos y calidades
   del amor; y el que entre todos
   mejor al rapaz pintare, 205
   Elvira le dé un listón.
GIL:      Nuesamo tiene razón.
LLORENTE:      Cada cual piense y repare.
SANTA:      Padre: dejémonos de eso
   que es ocioso disparate. 210
JUAN:      ¿ De qué quieres que se trate ?
SANTA:      De algún ejemplo o suceso
   en que dos buenos casados
   y santos nos entretengan,
   y de ellos a aprender 215
   vengan su virtud los desposados.
   Este es lindo pasatiempo.
   Cuentos sé yo, no sé cuántos,
   de algunos casados santos.
JUAN:      Quien da lo que es suyo al tiempo 220
   es discreto, y el que ves
   es más de entretenimientos,
   hija, que de tales cuentos;
   guárdalos para después.
   Que si al tiempo te acomodas, 225
   has de hablar, según mi ejemplo,
   en el templo, como en templo,
   y en las bodas como en bodas.
   En boda estás; esta vez
   goza su conversación. 230
SANTA:      Obedecerte es razón.
JUAN:      Vaya, que yo seré el juez.
CRESPO:      Yo os sacaré a la vergÜenza,
   Amor, si os llego a pintar.
   Llorente, tú has de empezar. 235
LLORENTE:      ¿ Yo ?
GIL:      Tú.
LLORENTE:                  Comienza.
TORIBIO:                          Comienza.
LLORENTE:      Paréceme a mí que Amor
   será un pequeñuelo infante
   de alegre y bello semblante, 240
   trapacista, enredador,
   desnudo por el calor
   de su irreparable fuego,
   con dos alas, medio ciego
   y amigo de hallarse en todo, 245
   con el indio, con el godo,
   con el español y el griego.
   Serán sus propios efetos
   sujetar con dulces daños
   floridos y verdes años 250
   y engañar libres sujetos;
   volver los necios discretos
   y Demóstenes los mudos,
   romper de Gordio los ñudos
   y oprimir con leyes graves, 255
   desde las vestidas aves
   hasta los peces desnudos.
   Son los efectos de amor
   mezclar penas con consuelos,
   satisfaciones con celos 260
   y esperanzas con temor;
   el favor y el disfavor,
   lo amargo con lo sabroso,
   lo cierto con lo dudoso,
   como yo he experimentado, 265
   pues que vivo enamorado,
   triste, confuso y celoso.
   Ya yo he dicho, Elvira hermosa.
ELVIRA:      Y harto bien.
LLORENTE:                        Ese favor
   quiero agradecerle a Amor. 270
JUAN:      Diga Toribio.
TORIBIO:                      ¿ Yo en prosa ?
   Harto mejor os prometo
   que en poesía lo dijera.
ELVIRA:      Vaya en verso.
CRESPO:                        ¡ Copla fuera !
TORIBIO:      Tomad allá este soneto: 275
   Amor, deidad que lo imposible alcanza,
   es propensión violenta en quien se inclina,
   celeste influjo, en cuanto predomina,
   pues si éste cesa, entibia la mudanza;
   Amor es relación de semejanza 280
   que al objeto su movil se encamina;
   sangre nos dice que es la medicina
   y un mixto del temor y la esperanza.
   La dama en interés funda su empleo;
   el torpe afirma ser sólo apetito, 285
   pero unidad el lícito deseo.
   El del alma es virtud, pero delito
   el material, mudable, torpe y feo,
   que Amor es dios, y aspira a lo infinito.
CRESPO:      Como en Alcalá estodiabas 290
   tienes pergeño sotil.
JUAN:      Ea, diga agora Gil.
GIL:      Digo, pues.
LLORENTE:                    ¿ Y en qué ?
GIL:                              En octavas.
   Amor, conforme yo le he imaginado,
   será como quien es, hijo de herrero, 295
   un muchacho mal hecho, corcovado,
   asido de los fuelles, negro y fiero;
   su madre enredadora le habrá dado
   algunas licioncillas de hechicero,
   con que las brasas sopla y fuego atiza 300
   del descuidado amante a quien hechiza.
   Su propiedad y efeto no consiste
   sino en quitar el seso y sufrimiento
   al pobre amante en cuya esfera asiste,
   obligando a locuras su tormento; 305
   y así ya está el amante alegre y triste,
   celoso, confiado, descontento;
   ya teme, ya es valiente, ya travieso.
   ¡ Mal haya, amén, amor que quita el seso !
LLORENTE:      ¿ Cómo, Gil, recién casado. 310
   y amor tan aborrecido ?
   O tu estás arrepentido
   o sin duda que has hablado
   por boca de ganso.
CRESPO:                                ¿ Hay tal ?
GIL:      Por mi honra volver quiero; 315
   yo, el amor que vitupero
   no es el amor conyugal,
   que aquése es tan atinado
   que idolatro en sus favores.
LLORENTE:      Pues ¿ cuál ?
GIL:                      Hay dos amores, 320
   soltero uno, otro casado.
   El soltero es el dimonio
   y sus faltas saco a luz.
CRESPO:      ¿ Y esotro ?
GIL:                    No, porque es cruz.
CRESPO:      Si cruz es el matrimonio, 325
   yo he de decir maravillas,
   porque he de entrar en más hondo.
GIL:      ¿ Y en qué ?
CRESPO:                    Mi ingenio es redondo,
   y así diré en redondillas:
   Considero yo al Amor 330
   que será por su desastre,
   como un aprendiz de sastre
   o mozo de tundidor.
   De una personilla chica
   que con interés se encarna, 335
   todo cubierto de sarna,
   que por eso come y pica.
   La vista llorosa y ciega,
   una nube en cada niña
   y la cabeza con tiña, 340
   que amor cual tiña se pega.
   Trampista que compra y vende
   y engaña a quien por él pasa,
   ladrón ratero de casa
   que se esconde como duende. 345
   O será, un animalejo
   al modo de un arador,
   pues cual él se mete Amor
   entre la carne y el hueso.
   Mona que todo lo imita, 350
   y, en fin, a mi parecr,
   pues está en hombre y mujer,
   Amor es hermafrodita.
LLORENTE:      Gil: tápale aquesa boca.
ELVIRA:      Esto escucha quien consiente 355
   hablar un necio entre gente.
CRESPO:      Yo soy necio y vos sois loca.

Gritan dentro LILLO, lacayo, FRANCISCO Loarte, su amo, y don JUAN

LILLO:      ¡ To, to, capitán ! ¡ marquesa !
FRANCISCO:      ¡ Cita, zagala, zagala !
LILLO:      Al viento la liebre iguala. 360
FRANCISCO:      Dificultosa es la presa.
LILLO:      Traspúsose por el cerro.
FRANCISCO:      Perdióse.
LILLO:                    ¡ Buena demanda !

Salen LILLO, FRANCISCO Loarte, y DON JUAN

LILLO:      ¡ Oh lleve el diablo quien anda
   hecho loco tras un perro ! 365
   ¡ Que ha de andar un hombre
   a caza para cansarme y cansarse
   por lo que puede comprarse
   por dos reales en la plaza !
   ¡ Qué de esto gusto reciba 370
   y no le aten a un pesebre !
FRANCISCO:      No hay galgo que alcance liebre
   cogiendo una cuesta arriba.
DON JUAN:      Si el camino le atajamos
   no se nos escapa.
FRANCISCO:                            No. 375
LILLO:      Galgos, los mozos llamó
   un discreto, de sus amos,
   y dijo verdad expresa,
   pues el que sirve a un hidalgo,
   no comiendo como galgo 380
   más que huesos de su mesa,
   con él alcanza la liebre
   de la otra, que a mensajes
   de los galgos o sus pajes,
   la fuerza a que rompa o quiebre 385
   su cazador o galán
   con su inclinación honesta,
   y aunque corra por la cuesta
   del soy y del quedirán.
   La diligencia del galgo 390
   o el criado--lo propio es--
   la trae rendida a sus pies.
   Pues ¿ decir que le dan algo
   después que todo esto pasa ?
   Si ladra por su salario 395
   una coz es lo ordinario
   con que le arrojan de casa.

Levántanse todos

JUAN:      Señor Loarte: ¿ por aquí
   con tan gran calor ?
FRANCISCO:                              ¡ Oh, amigo !
   Mi inclinación, cual veis, sigo. 400
   ¿ Qué es esto ? ¿ Qué hacéis así ?
JUAN:      Cásase Gil, mi criado,
   con Elvira de Añover,
   y sálense a entretener
   el calor, cual veis, al prado. 405
FRANCISCO:      Por muchos años y buenos.
GIL:      Siéntese aquí su mercé.
FRANCISCO:      ¿ Sois vos el novio ? Sí haré;
   ninguno dirá a lo menos
   que vuestra esposa no es bella. 410
GIL:      Como quiera que seamos,
   señor Loarte, aquí estamos,
   para servirle, yo y ella.
DON JUAN:      La madrina es tan hermosa
   que más parece divina 415
   que humana.
FRANCISCO:                      ¡ Ay Dios ! ¡ Qué madrina
   tan bella !
CRESPO:                    Sí, no es mocosa.
DON JUAN:      Esta doncella, ¿ quién es ?
JUAN:      Mi hija Juana, señor.
FRANCISCO:      Venturoso labrador 420
   que tan precioso interés
   tiene en casa, y quien emplea
   en ella hacienda y ventura.
   No he visto tal hermosura.
JUAN:      Así, así, como de aldea. 425
   Al menos mi senectud
   se llama en verla dichosa.
FRANCISCO:      Notablemente es hermosa.
JUAN:      Más notable es su virtud.
FRANCISCO:      Don Juan, decid: ¿ qué os parece ? 430
DON JUAN:      Hermosa.
FRANCISCO:                    ¡ Ay, deseos extraños !
   ¿ Qué edad tiene ?
JUAN:                          Trece años.

Hablan aparte FRANCISCO y DON JUAN

FRANCISCO:      (Si mi amor se está en sus trece
   no sé, don Juan, qué he de hacer;
   perdido estoy.)
DON JUAN:                        (¿ Cómo es eso ?) 435
FRANCISCO:      (No sé; sé que pierdo el seso.)
LILLO:      Los galgos voy a traer,
   no se pierdan.
DON JUAN:                            Desenfrena
   después, Lilio, los caballos
   y a pacer puedes echallos 440
   en el prado.
LILLO:                      O en la arena.

Vase LILLO

JUAN:      ¿ A qué bueno desde Illescas
   a Hazaña, señor, salís ?
   Porque si a cazar venís
   estas mañanas, que frescas 445
   me han convidado a que vea
   media legua de aquí un haza,
   he hallado famosa caza
   para quien correr desea.
   En las viñas del concejo 450
   deben de tener sus camas
   dos liebres como unas gamas,
   que a cogerme menos viejo
   ya las hubiera colgado
   de la pretina.
FRANCISCO:                        (¡ Ay de mi,            Aparte 455
   que vine a cazar aquí
   y pienso que estoy cazado !)
   Si donde decís están,
   mañana en amaneciendo,
   ir a correrlas pretendo; 460
   porque esta noche don Juan
   y yo tenemos de ser
   vuestros huéspedes.
JUAN:                              Mi casa
   quedará honrada.
DON JUAN:                          ¿ No pasa
   el regocijo y placer 465
   adelante ?
FRANCISCO:                        ¡ Por mi vida,
   que se baile un poco !
TORIBIO:                                Oíd,
   lo que nos manda, advertid.
CRESPO:      Bailemos, pues nos convida
   este viento lisonjero, 470
   y ya la tarde declina.
FRANCISCO:      Al lado de la madrina,
   si gustáis, sentarme quiero,
   que después acá que sé,
   ser hija vuestra, la estimo. 475

Siéntanse todos

CRESPO:      (No ha escogido mal arrimo.)        Aparte
JUAN:      Y hacéisla mucha merced.
FRANCISCO:      Perdonad, madrina hermosa,
   que sin licencia he tomado
   el más agradable lado 480
   que halló mi suerte dichosa.
   Que á fe, aunque la novia es bella,
   que es la madrina mejor.
SANTA:      Como sois noble, señor,
   honráisnos a mí y a ella. 485
JUAN:      Gil, a la novia sacad.
FRANCISCO:      (Tu fuego, Amor, se reprima,        Aparte
   que aunque su beldad me anima
   me enfrena su honestidad.)

Cantan y bailan tres o cuatro

MUSICOS:      "A la boda y velación 490
   que hace Elvira de Añover
   con Gil, de quien es mujer,
   cantó el pueblo esta canción:
   'La zagala y el garzón
   para en uno son.' 495
   Y después de haber cantado,
   viendo a la madrina al lado,
   que es para alabar a Dios,
   bailaron de dos en dos
   los zagales de la villa, 500
   que si linda era la madrina
   por mi fe que la novia es linda.
   Y por el viento sutil
   los pájaros a quien llama
   el canto de mil en mil 505
   saltando y volando de rama en rama
   pican las flores de la retama
   y las hojas del torongil.
   Prendó amor a Gil Pascual,
   que es alguacil del que mira, 510
   de la hermosura de Elvira,
   y a ella de él otro que tal,
   y al desposarse el zagal
   levantan esta canción:
   'La zagala y el garzón 515
   para en uno son.'"
FRANCISCO:      Por extremó lo habéis hecho.
JUAN:      Volvámonos al lugar,
   que es hora ya de cenar.
FRANCISCO:      (Veneno llevo en el pecho.)          Aparte 520
JUAN:      No seréis tan regalados
   ni dormiréis tan a gusto
   esta noche como es justo
   a huéspedes tan honrados;
   pero a este riesgo se pone 525
   el que se aposenta en casa
   estrecha, pobre y escasa.
   La cortedad se perdone
   y recíbase el deseo.
DON JUAN:      Todo sobra donde vos 530
   estáis, Juan Vázquez.
FRANCISCO:                              (¡ Ay, Dios !      Aparte
   ¿ Qué hechizo es éste que veo ?)

Vanse todos.    Salen MARCO ANTONIO y LUDOVICO de camino

MARCO ANTONIO:      Perdí recién casado
   mi patrimonio y mi florida hacienda;
   y el crédito quebrado,
   que tuvo en pie mis gustos y mi tienda, 535
   me enseñó, Ludovico,
   cuán presto es pobre el mercader más rico.
   Dejé mi amada esposa
   en confianza de su fe y mi miedo,
   y el alma temerosa 540
   de Toledo salió, y quedó en Toledo;
   que cuando Amor no calma,
   suele animar dos cuerpos sola un alma.
   Rompí la blanca espuma
   del proceloso y húmedo elemento 545
   y al Perú llegué, en suma,
   después que vi la muerte entre agua y viento,
   y me dio el mar noticia
   del peligro a que pone la codicia.
   Hallé parientes ricos 550
   con cuya ayuda reparé los daños
   que ya juzgo por chicos,
   y en el discurso breve de dos años,
   con hacienda sin tasa,
   vengo a gozar mi esposa, patria y casa. 555
   Estas son sus paredes,
   depósito que guarda su hermosura;
   besar sus piedras puedes
   como reliquias, si la noche obscura
   te estorba que divises 560
   la casa de Penélope y Ulises.
   Aquí, hecha España Grecia,
   me labra mi Artemisia un Mauseolo;
   aquí vive Lucrecia,
   en lealtad y belleza Fénix solo. 565
   Llama, que ésta es la puerta
   cerrada al vicio, a la virtud abierta.
LUDOVICO:      Con gusto te he escuchado
   las amorosas salvas que alegre haces
   a tu esposa, y notado 570
   que como tras la guerra, quietas paces,
   tras la ausencia prolija,
   presente Amor sus gustos regocija
   ................. -ero]
   de mi señora.
MARCO ANTONIO:                          Ludovico, llama. 575

Desde arriba MELCHOR y JULIO

JULIO:     
   Libréme por ligero.
MELCHOR:     
   Vendióme algún soplón.
JULIO:                                Sopló la dama.
   No está esta pared alta. 580
MELCHOR:      Mamóla el alguacil.
JULIO:                              ¿ Qué esperas ? Salta.

Saltan al tablado

MELCHOR:      Ya estamos en la calle.
   Por Dios, que es bella moza y que el marido
   dejó a riesgo un buen talle.
JULIO:      Dichosos esta noche habemos sido. 585
   ¿ Adónde bueno agora ?
MELCHOR:      A dormir, que es la una.
JULIO:                                  Sí, ya es hora.

Vanse

LUDOVICO:      Dos hombres han saltado,
   pienso que de tu casa, y ya se han ido.
   Suspenso te has quedado. 590
MARCO ANTONIO:      "Por Dios, que es bella moza y que el marido
   dejó a riesgo un buen talle."
   ¡ Honor !    ¿ Así os arrojan en la calle ?
   Mira, mira si duermo.
LUDOVICO:      Despierto estás.
MARCO ANTONIO:                          Luego ¿ mi daño es cierto ?
   ¿ Si acaso como enfermo 595
   que frenético ve sombras despierto,
   no he visto mis enojos ?
   Pero mi casa es ésta, estos mis ojos.
   No ha sido Leonor casta,
   no, que escaló mi fama un enemigo; 600
   tú eres testigo, y basta
   en cosas del honor sólo un testigo.
   ¡ Malhaya quien confía
   de la mujer la honra un solo día !
   ¿ Quieres que éntre y acabe 605
   pasando su lascivo y flaco pecho ?
LUDOVICO:      Un delito tan grave
   si queda con vengarse satisfecho,
   ¿ quieres que vuelva en brasa
   las adúlteras piedras de esta casa ? 610
   ¡ Cielos, castigo tanto !
   ¿ Lloras, señor ?
MARCO ANTONIO:                        Murió, Claudio, mi fama.
   Si en muerte es justo el llanto,
   bien puedo yo llorar, aunque en quien ama
   y ver lo que a ver llego, 615
   no son agua las lágrimas, son fuego.
   CrÜel, ¿ ásí has pagado
   mi firmeza, violando los altares
   del tálamo manchado ?
   Oro en los montes, perlas en los mares 620
   busqué; cuya riqueza
   pudiese competir con tu belleza.
   Dejéte a la partida
   sembrada en tu lealtad mi confianza
   amor, lágrimas, vida, 625
   y en vez de dulce fruto hallo mudanza,
   deshonras, desconsuelos;
   pero quien siembra amor, que coja celos.
   Pena, matarme quiero...
LUDOVICO:      Sosiégate, señor; ¿ tú eres el sabio ? 630
   Infórmate primero
   si es cierta la sospecha de tu agravio,
   que despeña la ira
   si la prudencia su favor retira.
MARCO ANTONIO:      Informaréme luego
   del adulterio infame que me afrenta, 635
   si de mi agravio el fuego
   primero que lo sepa no ensangrienta
   la ya violada cama
   que ausente el dueño ajenos brazos llama.
   En Toledo escondido, 640
   cuando del sol se ausente el claro coche,
   sin saber que he venido,
   rondaré estas paredes cada noche,
   hasta que mi esperanza
   los coja dentro y triunfe mi venganza. 645
   Presto el tálamo falso
   será de una tragedia vil teatro,
   o triste cadahalso,
   que, pues Córdoba tuvo un veinticuatro
   valeroso, si puedo, 650
   como a él me estimará desde hoy Toledo.

Vanse.    Salen MELCHOR y FABIO, de noche

MELCHOR:      Fuese a la guerra el marido,
   quedó sola la mujer,
   dila, Fabio, en pretender,
   y la que Porcia había sido, 655
   forzada de la pobreza,
   porcelana quebrada es;
   que al golpe de un interés
   se quiebra cualquier belleza.
   Dos meses de pretensión 660
   me cuesta, y al cabo de ellos,
   esta noche los cabellos
   cogí a la calva Ocasión.
   Y al tiempo que la codicia
   de mi amor templó la llama, 665
   llega de repente y llama
   a la puerta la justicia.
   Subimos a la azotea,
   viónos un corchete vil,
   avisólo a su alguacil, 670
   y él, que prendernos desea,
   siguiónos; pero burlado
   le dejamos, cuando vio
   que saltamos Julio y yo
   de la azotea a un tejado 675
   de la casa donde vive
   doña Leonor, bella esposa,
   de Marco Antonio y virtuosa,
   que está en Indias, y recibe
   nombre de Lucrecia casta, 680
   por quien ya comparar puedo
   a Roma nuestra Toledo,
   pues es honra suya.
FABIO:                              Basta.
MELCHOR:      Estaba el tejado bajo
   y fuénos fácil saltar 685
   a la calle, sin mirar
   si había gente. Al fin, trabajo
   nos costó, mas todo es poco,
   que es un ángel la mujer.
   ¿ Qué hora es ?
FABIO:                        Deben de ser 690
   las dos. Entra, que andas loco.
MELCHOR:      Mi padre ¿ no me habrá echado
   menos ?
FABIO:                ¿ Cómo te ha de echar,
   si cuando se va a acostar
   te deja siempre acostado ? 695
MELCHOR:      ¡ Cómo estos engaños sabe
   la traviesa mocedad !

Sale Juan MATEO, con un candil

MATEO:      Mi sospecha fue verdad;
   él debe de tener llave
   de casa, hechiza. Confieso 700
   que intenta enfrenar
   el mar el que pretende enfrenar
   un hijo mozo y travieso.
FABIO:      ¡ Buen lance habemos echado !
   Tu padre es éste, señor. 705
MATEO:      ¿ Que haces aquí, Melchor ?
   ¿ No te dejé yo acostado ?
   Levantaráste a estudiar,
   ya que a tal hora te veo,
   para cumplirme el deseo 710
   que te da tanto pesar,
   de que de la iglesia seas;
   sin duda es lo que imagino,
   que el vestido de camino
   en este ejercicio empleas. 715
   ¿ Tú de noche ? Considero
   que debes de pretender,
   siendo hijo de mercader,
   levantarte a caballero.
   Que es propio de los señores 720
   rondar de noche las damas,
   aunque peligren sus famas.
   Mi sangre es de labradores,
   no de caballeros vengo.
   Un labrador fue tu abuelo. 725
   Mi madre, que esté en el cielo,
   lo fue; un hermano tengo,
   labrador es en Hazaña,
   honrado y cristiano viejo.
   No porque el arado dejo, 730
   si esta presunción te engaña,
   te despeñe así el deseo,
   porque, para que te asombre,
   no es Pimentel mi renombre,
   ni Mendoza; Juan Mateo 735
   es el apellido mío;
   de este me precio, Melchor.
   Juan Vázquez, un labrador,
   es mi hermano y es tu tío.
   No has de estar más en Toledo 740
   un hora; el vestido vino
   muy bien, que estás de camino.
MELCHOR:      Señor, escucha
MATEO:                        No puedo.
   A Alcalá te he de llevar
   porque dejes la ocasión 745
   que dicen hace al ladrón.
   Allí puedes estudiar.
   Hoy te has de ir, y antes que a Illescas
   llegues, quiero que conozcas
   casas pajizas y toscas, 750
   porque no te ensoberbezcas,
   que es el solar conocido
   de tu linaje en Hazaña.
MELCHOR:      Mira, señor, que te engaña
   tu sospecha; este vestido 755
   me probaba
MATEO:                        Ya colijo
   que me quieres engañar.
   Ven, que así ha de remediar
   el padre cuerdo al loco hijo.

Vanse.    Salen JUAN Vázquez y FRANCISCO Loarte

FRANCISCO:      No me habéis de decir de no, si es cierto 760
   que mi vida estimáis, pues no consiste
   sino en el sí de vuestra honrada boca.
   La causa de quedarme aquí esta noche
   en vuestra casa, fue para pediros
   que remediéis mis males. Vuestra hija, 765
   su honestidad hermosa, sus virtudes,
   la fama que en la Sagra la hace Fénix,
   me obliga a que me maten sus deseos.
   Ya sabéis, en Illescas, mi prosapia,
   la hacienda y el valor de los Loartes; 770
   yo sé que si me dais a vuestra Juana
   por esposa, que al oro de nobleza
   el esmalte a mi sangre no le falta,
   pues la virtud de Juana será esmalte.
JUAN:      Dudoso estoy; no sé lo que os responda. 775
   Por una parte los afectos miro
   con que os obliga amor, y sé su fuerza;
   por otro la notable diferencia
   de vuestro estado y mío; vos hidalgo
   premiado y estimado justamente 780
   del césar Carlos quinto, que Dios guarde;
   leal a su corona, como muestran
   el valor y la fe de vuestros hechos
   en las Comunidades de Castilla;
   piedra de toque donde el oro fino 785
   mostraron de su fe los más leales,
   y su dorada alquimia los traidores.
   Sois Francisco Loarte, al fin, que basta
   para decir que sois honra de Illescas.
   Yo, aunque cristiano viejo, en sangre limpio, 790
   soy labrador; mi casa y sus paredes,
   en vez de los tapices que en las vuestras
   adornan, se contentan con vestirse
   de cedazos, arneros y de trillos,
   y los doseles que mis techos cubren, 795
   horcas de ajos, pimientos y cebollas.
   No sé si llevarán bien mis parientes
   que, pudiendo casar con uno de ellos
   a mi Juana, la saque de sus quicios,
   que ya sabéis que el labrador sin raza, 800
   estima en más la tosca caperuza
   que el sombrero con plumas y medallas.
   Fuera de que mi Juana aún es muy niña
   y no la siento ahora con deseos
   de cautivar su libertad; dejadla 805
   crecer, y tratarélo con mis deudos,
   que entretanto podrá ser que se aplaquen
   esos primeros ímpetus, y libre,
   mirándolo mejor, queráis esposa
   con que se pueda honrar vuestro linaje, 810
   criada en noble y cortesano traje.
FRANCISCO:      Juan Vázquez, aunque a Amor le pintan ciego,
   con ojos me ha dejado el que me abrasa,
   y aunque no sois hidalgo, poco menos
   es un honrado labrador. Leído 815
   he yo de mil señores que en las cepas
   de sus noblezas, sin perder su lustre,
   han enjerto sarmientos labradores.
   ¿ Qué puedo yo perder, y qué no gano
   si sois el más honrado de la Sagra, 820
   rico y de sangre limpia ? Yo sé cierto
   que si el sí me negáis, cortará en cierne
   la muerte el verde fruto de mi vida,
   y os llamará La Sagra mi homicida.
JUAN:      Ahora bien, id con Dios, que yo os prometo 825
   que no quede por mí, señor Francisco,
   el daros ese gusto. Estos negocios
   de casamientos, es razón primero
   comunicarlos; yo tengo un hermano,
   mercader en Toledo, advertiréle 830
   lo bien que nos está; si me aconseja
   que ennoblezca mi casa, vuestra esposa
   será mi Juana.
FRANCISCO:                        ¿ Dentro de qué tiempo
   tendréis resolución ?
JUAN:                              Yo iré a Toledo
   de semana sin falta; que esta noche 835
   voy, porque así mi Juana lo ha pedido,
   al monasterio de la Cruz en vela,
   porque su madre, viéndola muy mala,
   ofreció de llevarla allá y murióse
   sin cumplir la promesa, y Juana quiere 840
   que se cumplan los votos de su madre
   dados a Dios. Iremos como digo
   esta noche, por ser cuando se juntan
   de toda esta comarca mil devotos
   y van allá a velar con varias fiestas, 845
   y pediréle a Dios que, si nos cumple
   aqueste casamiento, le encamine,
   y si no que le aparte.
FRANCISCO:                                  Aquese tiempo,
   aunque se me ha de hacer eternos siglos,
   esperará el deseo entre balanzas 850
   de tímidos recelos y esperanzas.

Sale LILLO

LILLO:      ¿ Hémonos de ir, señor ? Ya está ensillado
   y a caballo don Juan.
FRANCISCO:                                Vamos; el cielo
   me cumpla este deseo por que pueda
   llamaros padre.
JUAN:                        Ya alegre colijo 855
   que honrará nuestras casa tan noble hijo.

Vanse FRANCISCO Y LILLO

JUAN:      Quiere hacer un tapiz la industria humana
   en donde el arte a la materia exceda,
   y con su adorno componer se pueda
   la pared de la cuadra más profana. 860
   Matiza en el telar la mano ufana
   y mezcla hilos con que hermoso queda;
   pero entre el oro ilustre y noble seda
   entreteje también la humilde lana.
   Lo propio hace el amor, que mezcla y teje 865
   con la lana la seda, aunque más valga,
   igualando al villano con el noble.
   Noble yerno me da, no es bien le deje,
   que con mi lana y con su seda hidalga
   saldrá el tapiz de Amor curioso al doble. 870

Salen Juan MATEO y la SANTA

SANTA:      Aquí un huésped despedía;
   en extremo se holgará
   de veros.
MATEO:                    Grande estáis ya,
   hermosa sobrina mía.
   Mucho crecéis.
SANTA:                            Siempre crece 875
   la mala hierba.
MATEO:                        Otra fama
   de vos la Sagra derrama.
   ¿ Cuántos años tenéis ?
SANTA:                              Trece.
MATEO:      Ya sois gran mujer.
JUAN:                                Hermano,
   ¿ vos aquí ? ¡ Gran novedad ! 880
MATEO:      Aquesos brazos me dad.
JUAN:      Después que sois ciudadano
   no nos queréis ver.
MATEO:                                  Razón
   tenéis de reprehenderme.
   Llevóme a Toledo a hacerme 885
   mercader mi inclinación;
   mas no por eso me olvido
   del respeto y el amor
   que, como hermano mayor,
   os debo.
JUAN:                  ¡ A fe que habéis sido 890
   de cuidado ! Yo y mi Juana
   formábamos quejas ya
   y, a no venir vos acá,
   pensaba yo esta semana
   iros a ver a Toledo; 895
   pero ya que habéis venido,
   yo apostaré que no ha sido
   sólo a verme, si bien puedo
   decirlo.
MATEO:                      Tráeme el cuidado
   de veros, poner en orden, 900
   en los vicios y desorden
   de un hijo desbaratado.
   A Melchor llevo a Alcalá
   porque me pierde el respeto
   y anda, hermano, muy inquieto. 905
JUAN:      Pues ¿ enmendaráse allá ?
MATEO:      Sí, que ausente de su tierra,
   y faltando la ocasión,
   pondrá su vida en razón.
JUAN:      Yo pienso, hermano, que yerra 910
   el que teniendo presente
   un hijo sin que se enmiende
   viéndole su padre, entiende
   que se ha de enmendar ausente.
   La presencia, hermano, honrada 915
   de un padre viejo es indicio
   que, si corre tras el vicio,
   le tendrá la sofrenada
   de su respeto y temor;
   mas ausentarle no es bueno, 920
   porque eso es quitarle el freno
   para que corra mejor.
MATEO:      Hay en Toledo ocasiones
   notables.
JUAN:                    ¿ Y faltarán
   en Alcalá, donde están 925
   dando los vicios ficciones ?
   Mal sabéis el privilegio;
   que de una universidad
   el vicio y la libertad
   también tiene su colegio. 930
   Hermano, no os lo aconsejo.
MATEO:      Por vuestro gusto me rijo.
JUAN:      El tener al ojo su hijo
   es lo mejor, pues sois viejo;
   escoged mi sabio medio. 935
MATEO:      Ese será más barato.
JUAN:      Sabed, hermano, que trato
   de dar a Juana remedio.
   Después sabréis lo que pasa,
   y lo que me esté mejor 940
   me aconsejaréis. Melchor,
   ¿ dónde está ?
MATEO:                      Aguardando en casa,
JUAN:      Pues venid, yo os daré luz
   de lo que os quiero decir.
SANTA:      Tío ¿ quiérese venir 945
   con nosotros a la Cruz,
   a una vela ?
MATEO:                        Sí, sobrina;
   que soy yo muy su devoto.
SANTA:      Vamos a cumplir un voto.
JUAN:      Es su inclinación divina. 950

Vanse.    Salen cuatro LABRADORES a la vela, cantando con grita y fiesta.    Cantan

TODOS:      "Que la Sagra de Toledo mil fiestas hace
   a la Virgen de la Cruz, que es Virgen madre."
LABRADOR 1:      "Que la Sagra de Toledo contenta envía
   vuestros hijos y devotos, Virgen María,
   y con fiestas y alegría van los lugares." 955
TODOS:      "A la Virgen de la Cruz, que es Virgen madre."

Siéntanse

LABRADOR 1:      Este sitio me contenta.
LABRADOR 2:      A mí esta hierba me agrada.
LABRADOR 3:      ¡ Famosa noche !
LABRADOR 4:                        ¡ Extremada !
LABRADOR 1:      ¿ No veis cómo representa 960
   la noche morena y zarca
   su estrellada autoridad ?
LABRADOR 2:      Fanfarrona majestad
   muestra cuando, abriendo el arca
   las estrellas saca afuera 965
   que adornan su aparador.
LABRADOR 3:      Hízola el divino Autor
   del cielo la repostera.

Gritan dentro

LABRADOR 4:      ¡ Brava grita a fe !
LABRADOR 1:                              ¡ Oh, bien haya
   la Sagra !
LABRADOR 4:                    ¿ Estos quien son ? 970
LABRADOR 2:      ¿ Serán los de Torrejón ?
   Vengan, darémosles vaya.

Salen dos LABRADORES más con grita y música

TODOS:      "Norabuena vengais, abril;
   si os fuéredes luego volveos por aquí."
LABRADOR 1:      "Abril carialegre" 975
LABRADOR 2:      "Muy galán venís."
LABRADOR 1:      "El sayo de verde."
TODOS:      "Muy galán venís."
LABRADOR 1:      "La capa y sombrero."
TODOS:      "Muy galán venís." 980
LABRADOR 1:      "De flor de romero."
TODOS:      "Muy galán venís."
LABRADOR 1:      "Blancos los zapatos"
TODOS:      "Muy galán venís."
LABRADOR 1:      "Morados los lazos." 985
TODOS:      "Muy galán venís."
LABRADOR 1:      "Pues que sois tan bello, risueño y gentil..."
TODOS:      "Nora buena vengáis, abril.
   Si os fuésedes luego, volvéos por aquí."

Siéntanse

LABRADOR 1:      Métete, Torrejón, con tus torrejas 990
   y mira que rebuznas cuando cantas.
LABRADOR 5:      Ugena: guarda la cigÜeña y calla,
   que tienes bien por qué, no me provoques
   a que te diga lo del campanario.
LABRADOR 1:      Calla tú, Torrejón, aunque sin torres 995
   que diré lo del Drago.
TODOS:                                ¡ Hú, que te corres !

Salen otros dos LABRADORES con tamboril, flauta y grita

LABRADOR 6:      Casa Rubillos viene y su concejo.
LABRADOR 5:      Si el tamboril es suyo.
LABRADOR 6:                                No le toques
   que del pellejo de tu madre se hizo.
LABRADOR 5:      De tu mujer dirás, que es desollada. 1000
LABRADOR 4:      Daca el mercado donde todo un día
   vendiste solamente dos cebollas.
LABRADOR 6:      Daca tú la cigÜeña de tu torre,
   a quien saliste a recibir un día
   con danzas, procesión y monacillos, 1005
   y enviaste al alcalde a convidarla
   con la casa del cura, pensando era
   alguna viuda honrada y forastera.
LABRADOR 2:      Mientes tú y el mercado que socorres.
TODOS:      ¡ Hú, que te corres !    ¡ Hú hú, que te corres ! 1010
LABRADOR 8:      ¿ No sabremos por qué razón se llaman
   señores Torrejones los del Drago ?
LABRADOR 3:      Eso yo os lo diré. Vieron un día
   parado un coche orillas de un arroyo
   y juzgando por pies las cuatro ruedas, 1015
   alas las puertas y la lanza cola,
   como jamás hubiesen visto coches
   y el encerado fuese todo verde,
   creyeron ser dragón que se comía
   las mulas que tiraban, y tocando 1020
   aprisa la campana del concejo
   fueron con chuzos a matar el drago,
   y viéndole después que le llevaban
   las mulas, y sabiendo que era coche
   todos al fin cayeron de sus burras. 1025
   ¿ No es verdad esto, hermanos de las Torres ?
LABRADOR 6:      Todo es falso y mentira.
TODOS:                                  ¡ Hú, que te corres !

Salen JUAN Vázquez, Juan MATEO, MELCHOR y la SANTA

JUAN:      No vi en mi vida más alegre noche.
SANTA:      Como es la fiesta de quien presta rayos
   al planeta mayor y hermosa luna, 1030
   que cuando el sol se ausenta es su virreina,
   no es mucho que sea clara y apacible.
MELCHOR:      Sentémonos aquí, que hay lugar harto.

Siéntanse

MATEO:      Digo que el casamiento me parece
   honroso para todos, y entretanto 1035
   que se conciertan, porque en una aldea
   no está segura de un violento gusto
   la honra frágil de una mujer moza,
   y un poderoso puede aprovecharse
   de la ocasión, la llevaré conmigo, 1040
   pues en mi casa vivirá segura
   de esos peligros.
JUAN:                          Su virtud es tanta
   que adondequiera lo estará; mas sea
   lo que queráis, no viva en el aldea.
LABRADOR 4:      Los de Hazaña han venido; dad tras ellos, 1045
   que bien hay que decir.
LABRADOR 3:                                Eso no es justo.
   que viene allí la hija de Juan Vázquez,
   espejo de la Sagra de Toledo,
   y es tan honesta y agradable a todos
   que nos ha de obligar a callar.
LABRADOR 1:                                          Bueno, 1050
   pues ¿ cómo habemos de pasar la noche ?
LABRADOR 3:      Ella referirá cuentos sabrosos
   que nos entretendrán; vamos a hablarla.
LABRADOR 4:      Mantenga Dios la buena gente.
JUAN:                                        ¡ Y cómo
   que nos mantiene !
LABRADOR 6:                            Acá venimos todos 1055
   a que nos cuente Juana una conseja,
   y par Dios que gustara de mi voto
   que mos dijera qué principio tuvo
   la fiesta de la Cruz a que venimos,
   y cada año celebra aquí la Sagra. 1060
SANTA:      Que me place por cierto. Sentaos todos
   alrededor de mí, que yo he sabido
   lo que me preguntáis con certidumbre,
   y os lo diré con gusto.
JUAN:                                ¡ Oh ! En siendo cosa
   de santos y de iglesias, en su centro 1065
   estará su alegría.
SANTA:                            Oíd, que ésta
   es la historia y principio de esta fiesta.
   El vellocino de Aries
   pintaba sus guedejas
   con los pinceles de oro 1070
   que el sol al mundo muestra,
   cuando en la humilde villa
   de Cubas, que aquí cerca
   sus términos dichosos
   alcanzan fama eterna, 1075
   nació una santa niña
   de pobre y simple cepa;
   que suele hacer hazañas
   notables la pobreza.
   Inés era su nombre, 1080
   su edad trece años era.
   ¡ Notad todos qué moza
   y en la virtud cuán vieja !
   Un lunes venturoso
   en la apacible hierba 1085
   con que los prados viste
   la hermosa primavera,
   Inés apacentaba junto
   a una fuente fresca
   los animales toscos 1090
   que llaman de la cerda.
   Y mientras que pacían,
   postrada por la tierra
   apacentaba el alma
   con el precioso néctar 1095
   de la oración sabrosa,
   haciendo por las cuentas
   devotas de un rosario
   con Dios y su alma cuentas.
   La Virgen sacrosanta, 1100
   enamorada de ella,
   que siempre la humildad
   fue su mayor presea,
   cubierta del brocado
   y soberana tela 1105
   con que la gloria, adorna
   a los de su librea,
   cegándola los ojos
   la luz de su presencia,
   porque aquí los mortales 1110
   a tales soles ciegan,
   la preguntó, "¿ Qué haces
   aquí, carilla tierna ?"
   Y alegre, aunque turbada,
   responde, "Hermosa hembra, 1115
   guardo estos animales."
   "¿ Por qué ayunas mis fiestas
   en viernes ?" la pregunta.
   "Porque es bien que obedezca
   mis padres que lo mandan," 1120
   responde. "Eres muy cuerda;
   mas desde agora gusto
   que el día en que la fiesta
   de mi Anunciación santa
   cayese, el mismo sea 1125
   tu ayuno todo el año."
   "Mi voluntad lo aceta,"
   la pastorcilla dijo.
   Y la gloriosa reina
   que nuestro bien procura, 1130
   prosigue, "Ve a tu aldea,
   dirás a sus vecinos
   que hagan penitencia,
   porque mi Hijo, airado,
   abrasará la tierra 1135
   antes de muchos días
   con grande pestilencia;
   y en fe de su justicia
   caerán del cielo piedras
   envueltas en la sangre 1140
   que verterán sus venas.
   Desapareció entonces,
   dejando con su ausencia
   triste la hermosa niña,
   y no poco suspensa. 1145
   Volviéndose a sus padres,
   esta visión les cuenta,
   mas tiénenlo por burla
   y a la niña aconsejan
   que no lo diga a nadie. 1150
   Cumpliólo y, dando vuelta
   al prado al día siguiente,
   volvió la Virgen mesma
   como el pasado día
   diciendo, "¿ Por qué dejas 1155
   de hacer lo que te mando ?"
   "¡ Temo que no me crean !"
   responde la pastora.
   "Pues yo te daré señas
   con que de tus palabras 1160
   ninguno duda tenga,"
   dijo la virgen pura;
   y con su mano bella
   la diestra de la niña
   de tal manera aprieta, 1165
   que la hizo dar un grito,
   con que pegados deja
   los cinco dedos todos
   la cruz, sobre ellos hecha.
   Oblígala a que vaya 1170
   de aquel modo a la aldea
   y al cura y sus vecinos
   les diga la sentencia
   que Dios contra ellos daba.
   Desaparece, y queda 1175
   la humilde pastorcilla
   gozosa, aunque suspensa.
   Vuelve a la villa luego,
   cuenta a gentes diversas
   las maravillas grandes 1180
   que Dios hizo por ella.
   Mostrábales la mano,
   y aunque las fuerzas
   prueban para desapegarla,
   no basta humana fuerza 1185
   contra virtud divina.
   Al fin van a la iglesia
   devotos y descalzos,
   y dentro de ella ordenan
   salir en procesión 1190
   hasta la parte mesma
   donde nuestra patrona
   bajó la vez primera;
   llevaban una cruz,
   entre otras, de madera 1195
   por ser para aplacar
   a Dios la mejor prenda,
   y al tiempo que llegaban
   a las cercanas eras
   Inés oyó una voz 1200
   que dijo, "Aquí te acerca."
   Mandó parar a todos,
   la cruz toma, y con ella
   la voz divina sigue
   y del lugar se aleja. 1205
   Volvióse a aparecer
   la madre de clemencia
   en el lugar que antes,
   y con la mano diestra
   tomó la cruz preciosa 1210
   metiéndola ella mesma,
   hincadas las rodillas
   palmo y medio en la tierra.
   "Aquí, carilla," dice,
   "me labren una iglesia 1215
   que sea de mi nombre,
   y tú irás luego en vela
   a mi querida casa
   de Guadalupe, y lleva
   para sanar la mano 1220
   cuatro libras de cera."
   Dijo, y volvióse al cielo,
   dejando en el arena
   las plantas estampadas
   que el pueblo adora y besa. 1225
   Sanaron los enfermos
   con los granos que llevan,
   fue Inés a Guadalupe,
   volvió la mano buena;
   labróse dentro un año 1230
   la soberana iglesia,
   dejando la cruz santa
   del modo que antes puesta.
   Setenta y seis milagros
   la virgen hizo en ella, 1235
   y entre ellos once muertos
   cobraron vida nueva.
   Hicieron una casa
   ciertas devotas dueñas,
   pegada con la ermita, 1240
   donde después se encierran,
   y de Francisco santo
   el instituto y regla
   siguieron que su orden
   quiso llamar Tercera. 1245
   Aquí la pastorcilla
   vino a ser abadesa,
   que la virtud preciosa
   al que es humilde premia;
   pero cómo es tan grande 1250
   nuestra humana flaqueza,
   perdióse la virtud,
   cayó Inés la primera,
   apostataron todas
   y el monasterio dejan; 1255
   que el más perfecto es flaco,
   y a Cristo Pedro niega.
   Mas como siempre el justo
   levanta si tropieza,
   que Dios la mano ofrece 1260
   al flaco que da en tierra,
   Inés, arrepentida,
   dio tan notable vuelta,
   que admiran los rigores
   de su gran penitencia. 1265
   Murió tan santamente,
   que las campanas mesmas,
   tañéndose, señalan,
   que Inés con Cristo reina.
   Desde entonces, los pueblos 1270
   de esta comarca y tierra
   las nueve apariciones
   a Inés en Cubas hechas
   por la amorosa Virgen,
   celebran y festejan 1275
   con ofrendas devotas
   y piadosas novenas.
   Este es todo el suceso
   y historia verdadera
   que me solía contar 1280
   mi madre, que Dios tenga.
MATEO:      ¿ Vio el mundo mayor gracia ?
   Bendita sea tu lengua;
   la leche que mamaste
   también bendita sea. 1285
JUAN:      A la misa del alba
   nos llaman de la iglesia.
LABRADOR 1:      Pues vamos a la misa
   cantando todos.
LABRADOR 2:                          ¡ Ea !

Vanse cantando como al principio

TODOS:      "Que la Sagra de Toledo mil fiestas hace 1290
   a la Virgen de la Cruz, que es Virgen madre."
LABRADOR 1:      "Que la Sagra de Toledo contenta envía
   vuestros hijos y devotos, Virgen María,
   y con fiestas y alegría van los lugares."
TODOS:      "A la Virgen de la Cruz, que es Virgen madre." 1295


ACTO SEGUNDO

Salen JUAN Váazquez, Juan MATEO y la SANTA, llorando

JUAN:      De tu humildad y obediencia
   jamás, hija, imaginara
   mi gusto tal resistencia,
   a no mirar en tu cara
   de este engaño la experiencia. 1300
   Siempre, aunque en vano, creí
   que, como en la cera, en ti
   mi voluntad se imprimiera,
   y que tu sí o tu "no" fuera
   solamente mi "no" o "sí." 1305
   Mas mi desengaño llega
   a ver hoy cuán poco puede
   un padre que a su hija ruega,
   lo que callando concede
   y con ese llanto niega. 1310
   ¿ Tú llorar, cuando ese susto
   convertirle en gozo es justo
   porque el mío consideras ?
   ¿ Tú la hierba del sol eras
   siempre siguiendo mi gusto ? 1315
   No te espantes si me espanto
   en ver esta novedad,
   cuando te entristece tanto
   opuesta a mi voluntad
   con el "no" de un mudo llanto 1320
   que es justo mi sentimiento.
MATEO:      Sobrina, este casamiento
   que os procuramos, los dos
   es de la mano de Dios,
   y como mi hermano siento 1325
   las muestras de ese pesar.
   Francisco Loarte es hombre
   con quien nos podéis honrar;
   mozo, rico, gentilhombre,
   y de su casa y solar 1330
   ha ennoblecido el valor
   el césar nuestro señor;
   y pues con su sangre hidalga
   quiere Dios que luzga y valga
   vuestro estado labrador, 1335
   no me parecen discretos
   esos extremos.
JUAN:                          Verás
   si te casas mil efetos
   de gusto, y más si me das
   hidalgos y nobles nietos. 1340
   Yo he dado ya la palabra
   a quien en el alma labra
   casa en que la tuya viva;
   ella también le reciba
   y alegre sus puertas abra, 1345
   que si más lágrimas gasta
   el sentimiento presente
   y mis intentos contrasta,
   llamaréte inobediente;
   yo lo quiero y esto basta. 1350
   Alza el rostro.
SANTA:                            ¿ Cómo puedo
   si la carga con que quedo
   de la palabra que has dado,
   sobre los hombros me ha echado
   los peñascos de Toledo ? 1355
   Darme, padre, la sentencia
   de mi muerte, y tus enojos
   tienen por inobediencia
   que llorando hablen los ojos
   cuando calla la paciencia. 1360
   Dios la muerte que mandó
   darle su padre lloró,
   pero no fue inobediente;
   pues si Dios la llora y siente,
   ¿ he de ser más fuerte yo ? 1365
JUAN:      ¿ Casarte es matarte ?
SANTA:                                  Sí,
   que si es la libertad vida
   y ésa la pierdo por ti,
   muerta soy, tú el homicida.
   ¿ Quieres ver si esto es así ? 1370
   Pues del matrimonio advierte
   el nombre, substancia y suerte,
   hallarás por testimonio
   que si es cruz el matrimonio
   el casarse será muerte. 1375
   Luego mi muerte publicas
   con el estado que a luz
   sacas, pues cuando le aplicas,
   siendo el matrimonio cruz,
   me casas y crucificas. 1380
   Fuera de que no es igual
   nuestro labrador sayal
   con su terciopelo noble,
   y la palma con el roble
   juntaránse tarde y mal. 1385
   Es ligero el elemento
   del agua en su propia esfera,
   como la pluma o el viento,
   pero si le sacan fuera
   pesa, porque está violento. 1390
   En mi centro estoy, no quiera
   quien en él me considera
   que mi peso le derribe,
   que el pece en el agua vive
   y muere sacado fuera. 1395
   Yugo llaman los que miran
   la vida de los casados
   y en sus coyundas suspiran
   justamente, pues atados
   del tálamo el carro tiran. 1400
   Mas, porque no sean mortales
   las cargas que tantos males
   causan al siglo presente,
   para tirar dulcemente
   han de ser los dos iguales. 1405
   Luego no te escandalices
   si me vieres resistir
   el yugo fiero que dices
   cuando pretendes unir
   tan desiguales cervices. 1410
   Dame otro mejor estado
   que te alivie del cuidado
   que suele quitar el seso
   de un yerno mozo y travieso,
   jugador y mal casado; 1415
   que todo esto lo aseguras
   con más noble cautiverio
   que es el que darme procuras.
   Méteme en un monasterio,
   donde entre vírgenes puras 1420
   se alegrará mi esperanza
   si a Dios por su esposo alcanza
   y adquirirás nombre eterno.
   Padre, éste sí que es buen yerno
   sin pobreza, sin mudanza. 1425
   En Santo Domingo el Real
   tengo una tía; la fama
   de este monasterio es tal,
   que toda España le llama
   paraíso terrenal. 1430
   Conmigo ha comunicado
   mi tía el dichoso estado
   de las monjas que allí viven,
   sin dote en él me reciben.
   Dulce padre, padre amado, 1435
   tío prudente, hoy los dos,
   me habéis de dar este nombre,
   que no queréis, padre, vos
   darme por esposo un hombre
   cuando lo quiere ser Dios. 1440
MATEO:      Casi enternecido estoy;
   mil gracias al cielo doy
   que tan notable virtud
   en tan tierna juventud
   ha puesto.
JUAN:                    Tu padre soy; 1445
   tu remedio he procurado,
   no tengo hijos, como ves,
   sino a ti; sola has quedado,
   nietos quiero que me des,
   ya mi palabra he empeñado. 1450
   Nunca acostumbro quebrarlas
   las veces que llego a darlas,
   ni las hijas han de hacer,
   Juana, sino obedecer
   en llegando a remediarlas. 1455

Sale LILLO con galas de desposada en un azafate

LILLO:      Desde Madrid a Toledo
   con tal presteza he venido,
   que pienso que me ha traído
   otro artificio o enredo
   como el de Juanelo.
JUAN:                                ¡ Lillo ! 1460
LILLO:      Señor.
JUAN:                  ¿ Y Francisco Loarte ?
LILLO:      Mañana de Illescas parte
   más ligero que un novillo
   cuando le sueltan del coso.
MATEO:      Prestarále amor sus alas. 1465
LILLO:      Yo vengo con estas galas
   que envía el futuro esposo
   a mi sa Juana; un baúl
   queda abajo en el patín
   donde viene un faldellín 1470
   de oro y damasco azul,
   que se le puede poner
   la mujer de un monseñor;
   ropas de todo color,
   cuyas colas pueden ser 1475
   cola canóniga, o cola
   de una cátedra perdida
   de primavera florida;
   otra entera a la española.
   Probómela el sastre a mí, 1480
   y aunque con barbas, me estaba
   tan pintada, que pensaba
   que con la suya nací.
   Tanto, que un gato aruñable,
   viendo mi tallazo y brío, 1485
   dijo enamorado, "mío,"
   que fue un requiebro notable.
   En fin, tantas galas vienen,
   que cual novia se engreía
   la mula que las traía. 1490
   Parte de ellas se contienen
   en este tal canastillo
   o azafate; vuesarcé
   rompa muchas, porque dé
   estrenas al señor Lillo. 1495
JUAN:      Yo, Lillo, os las quiero dar
   en nombre de Juana, mi hija;
   recebid esta sortija.
LILLO:      Déjete el cielo gozar
   y ver choznos que a la puerta 1500
   te saquen, y a los reflejos
   del sol dejes nietos viejos.
JUAN:      Hija, porque se divierta
   tu pena, las galas mira
   que tu esposo te ha feriado; 1505
   que no hay tan grande cuidado
   en la que llora o suspira,
   ni con el gozo se iguala
   de ver una gala nueva,
   porque no hay tristeza a prueba 1510
   del mosquete de una gala.
MATEO:      Mucho a Francisco Loarte
   debes, sobrina querida;
   el ser desagradecida
   es crueldad.
JUAN:                        Quiero dejarte 1515
   sola, que así mirarás
   en la razón, que es tu espejo,
   cuán bien te está mi consejo
   y alegre le cumplirás.
SANTA:      ¡ Ay de mí !
JUAN:                        ¿ No vienes, Lillo ? 1520
LILLO:      Cuando el sí nos hayan dado,
   vendrá ya más recatado
   que capa en el baratillo.

Vanse, dejando las galas.    Queda la SANTA sola

SANTA:      Bien acompañados quedan
   los males en que me fundo 1525
   entre las galas del mundo
   ..................... -edan];
   mas no hará, por más que puedan,
   mella en el bien que acaudalo,
   pues por malas os señalo, 1530
   y alas que nos dais veneno,
   decid lo que tenéis bueno,
   diré lo que tenéis malo.

A los chapines

   Vengamos al fundamento
   sobre que el mundo fabrica 1535
   la máquina que edifica
   entre sus torres de viento.
   ¡ Miren sobre qué cimiento
   labra la hermosura humana
   su presunción loca y vana ! 1540
   ¿ Esto a la mujer no avisa
   que, si sobre corchos pisa,
   por fuerza ha de ser liviana ?
   Con corcho el mundo os engaña,
   hermosuras españolas; 1545
   ved cuál os traerán sus olas
   en corchos si sois de caña.
   Loca soberbia de España
   que el mundo has vuelto al revés,
   ¿ con plata, que es tu interés, 1550
   coronas chapines vanos ?
   ¿ Lo que afanaron tus manos
   es bien que pisen los pies ?
   Líbreme el cielo de estado
   donde, como el indio necio, 1555
   he de dar el oro a precio
   de corcho y papel pintado.
   Lástima tengo al casado,
   que si es su honor la mujer
   y en corchos la ha de traer, 1560
   peligrosos son sus fines,
   porque honor sobre chapines
   a pique está de caer.

A las cadenas

   Cadenas, si causa penas
   vuestro aparente tesoro, 1565
   hierro sois, que no sois oro,
   pues yerra quien no os condena.
   Si hay prisión donde hay cadena
   y la prisión siempre es mala,
   ¿ quién por buenas os señala ? 1570
   Vestidos que en el delito
   de Adán fuisteis sambenito,
   ¿ del sambenito hacéis gala ?
   ¡ Ay Dios, que en tal cautiverio
   mi padre afligirme trate ! 1575
   El mundo es mar que combate
   con alas de vituperio.
   Nave será un monasterio
   si el cielo el paso me allana.
   Galas viles, no soy vana 1580
   de vuestras galas, mi Dios,
   me adornad y vestid vos.

Caen las galas abajo saliendo en su lugar un hábito de monja de San Francisco.    Habla dentro

VOZ:      Estas son mis galas, Juana.
SANTA:      ¡ Ay cielos ! ¿ Qué es lo que he visto ?
   Una voz divina oí 1585
   y un saco pobre está aquí.
   ¿ Cómo el contento resisto ?
   Estas son galas de Cristo
   y de Francisco librea,
   santo en quien Dios hermosea 1590
   las llagas con el carmín,
   que el alado serafín
   en vuestras carnes emplea.
   Con tan soberana gala,
   ¿ qué hermosura no tendrá 1595
   el alma que os sigue ya
   y por vuestra se señala ?
   Este cordón será escala
   con que desde el alboroto
   del mundo el cielo, aunque ignoto 1600
   y su gloria meta a saco,
   que aunque está roto este saco
   no le echaré en saco roto.
   El monasterio sagrado
   de la Cruz, Francisco mío, 1605
   es vuestro y en él confío
   escapar del mundo a nado;
   ya el cómo y cuándo he pensado,
   aseguradme el camino,
   Seráfico peregrino, 1610
   que dándome vos favor
   hoy tiene de hacer Amor
   un disfraz a lo divino.

Vase y lleva el hábito.    Salen MARCO ANTONIO y LUDOVICO

LUDOVICO:      Infórmate tú mejor,
   que hoy lo he venido a saber. 1615
MARCO ANTONIO:      ¿ El hijo del mercader ?
   ¿ El estudiante Melchor ?
LUDOVICO:      Ese fue el mismo que viste
   saltar la noche pasada
   de tu casa ya escalada
   la pared.
MARCO ANTONIO:                    ¿ A quién lo oíste ? 1620
LUDOVICO:      A quien ha visto rondalle,
   hechos de tu agravio jueces
   los vecinos muchas veces,
   estas puertas y esta calle.
   Pues no sabe que has venido 1625
   nadie a Toledo, tu agravio
   puedes vengar como sabio
   antes de ser conocido.
   Aguárdale hasta que salga
   a rondar como acostumbra, 1630
   cuando al Indio el sol alumbra,
   y entonces, sin que le valga
   fuerza ni industria, podrás
   dándole muerte vengarte
   y luego a Madrid tornarte, 1635
   desde donde volverás
   dentro de un mes a Toledo,
   fingiendo que entonces llegas
   de Sevilla.
MARCO ANTONIO:                      ¡ Ay, honras ciegas,
   que siempre os combate el miedo ! 1640
   Dime: ¿ no será mejor
   darlos muerte juntos ?
LUDOVICO:                                Eso
   será pregonar su exceso.
   En cosas de honra, señor,
   por menos inconveniente 1645
   se tiene el disimularlas
   que, por vengarse, sacarlas
   al qué dirán de la gente.
MARCO ANTONIO:      Eres, en fin, más discreto
   que yo; buena es tu cautela.
   Muera el que mi afrenta vela 1650
   y esté mi agravio secreto.
   Ven, y templarán mi furia
   tu presencia y mi esperanza,
   que no hay bastante venganza
   cuando es pública la injuria. 1655

Vanse.    Salen MELCHOR, JULIO y FABIO

MELCHOR:      ¿ Hay tormento como un viejo,
   Julio, para un hijo mozo ?
   Si esta noche no la gozo
   la mejor ocasión dejo
   que el amor me puede dar. 1660
JULIO:      ¿ Vívese Marcela allí
   adonde fue Troya ?
MELCHOR:                              Sí.
JULIO:      Pues bien, ¿ y hemos de tornar
   a saltar tapias huyendo
   de la justicia ?
MELCHOR:                          Eso fue 1665
   una vez.
JULIO:                    De allí quedé
   escarmentado. No entiendo
   que nos conviene, Melchor.
   Busca en Toledo otra dama,
   que peligra así la fama 1670
   y honra de doña Leonor,
   que vive junto a su casa,
   y piensa la vecindad
   que rondas más su beldad
   que a Marcela.
MELCHOR:                        Ponme tasa. 1675
JULIO:      Si sucediese saltar
   otra vez por sus paredes,
   y te vieren, ¿ cómo puedes
   después, Melchor, restaurar
   el nombre y reputación 1680
   que en dos años ha adquirido
   ausente de aquí el marido ?
MELCHOR:      Comiénzame a hacer sermón.
   Yo cumpliré el gusto mío;
   tema, Julio, el que es cobarde. 1685
   Mi padre se acuesta tarde
   después que está aquí mi tío,
   y a mi prima intenta dar
   nuevo estado y nuevo dueño.
   Vestiréme al primer sueño, 1690
   que aunque me obliga a acostar
   dentro su mismo aposento
   desde que mi inquietud sabe,
   de la puerta tengo llave.
   Fabio, por darme contento, 1695
   en la sala más afuera
   podrá dejarme el vestido
   de color.
JULIO:                    Tú estás perdido.
MELCHOR:      Podré, en fin, de esta manera,
   sin que mi padre lo sienta, 1700
   salir en tu compañía,
   si gustas.
JULIO:                      Yo gustaría
   que comieses sin pimienta
   esta trucha salmonada.
MELCHOR:      Julio, eso ya es flaqueza. 1705
JULIO:      Quiébrate tú la cabeza,
   que debes tener guardada
   otra en el arca.
MELCHOR:                              Yo iré
   con aviso.
JULIO:                      Y yo contigo.
MELCHOR:      Fabio, el vestido que digo 1710
   esta noche.
FABIO:                      Así lo haré.

Vanse.    Salen doña LEONOR y CELIA, criada

LEONOR:      ¿ Mi esposo en Toledo ?
CELIA:                                    Así
   me lo han dicho.
LEONOR:                          Loca quedo.
   ¿ Marco Antonio está en Toledo ?
   ¿ Mi esposo, sin verme a mí ? 1715
   ¡ Ay, cielos, qué puede ser !
   No, Celia; mentira ha sido.
CELIA:      Yo así lo hubiera creído
   si no hubieran visto ayer
   a Ludovico, señora. 1720
   ¿ No ha un mes que desembarcó
   en Sevilla y te escribió
   que vendría por ahora ?
   Pues quien le vio en la ciudad
   bien le conoce.
LEONOR:                          ¡ Ay de mí, 1725
   Celia, si eso fuese así !
   Alguna gran novedad
   sin duda debe de haber.
   ¡ Ay sospechas !    Vuestro miedo
   comienza. ¡ Que esté en Toledo 1730
   y no vea a su mujer !
   ¿ No era doña Leonor
   de su honesto amor la fragua ?
   Mas ha pasado mucha agua
   y habráse anegado Amor. 1735
   Celia, ¿ qué puede ser esto ?
CELIA:      Según lo que ha sospechado
   quien el recato ha notado
   con que anda, es manifiesto
   que alguna mujer le hechiza 1740
   en Toledo.
LEONOR:                    ¡ Ay, amor ciego !
   Apagó el mar vuestro fuego,
   llevóse el viento en ceniza
   el rescoldo que su fe
   prometió conservar vivo. 1745
   ¡ Pobre de mí, que recibo
   celos de lo que aún no sé !
   Celia, a mí me importa hablar
   aquese hombre.
CELIA:                        ¿ Para qué ?
LEONOR:      De él dónde acude sabré 1750
   mi esposo, y en qué lugar
   vive esta Leucote nueva
   de quien soy, Celia, celosa.
CELIA:      No será difícil cosa
   hablarle.
LEONOR:                    Ven y haré prueba 1755
   del fiero mal que me abrasa,
   que si vivió con sosiego
   mi fe, los celos son fuego
   que echan al dueño de casa.

Vanse.    Sale la SANTA vestida de hombre

SANTA:      La esposa que en los Cantares 1760
   herida de vuestro amor,
   divino esposo y señor,
   por tan diversos lugares
   os busca, me hace atrever
   a que, disfrazada en hombre, 1765
   ni el ser de noche me asombre,
   ni el temor que en la mujer
   es natural, la ley guarde
   del miedo que ya he roenpido,
   porque amor hace atrevido 1770
   el animal más cobarde.
   Casarme quieren, mi Dios,
   siendo cosa reprobada
   el ser dos veces casada
   y siendo mi esposo vos. 1775
   Ya conozco vuestros celos,
   no os los quiero, mi Dios,
   dar; mi padre quiero dejar,
   que con humanos desvelos
   me impide el bien que publico, 1780
   y por un mortal esposo
   un divino y poderoso
   me quita inmortal y rico.
   Sólo vuestro amor me cuadre,
   que si a mi padre dejé, 1785
   en vos, mi Cristo, hallaré
   Rey, Señor, Esposo y Padre.
   El vestido de mi primo
   en hombre me ha disfrazado;
   la diligencia y cuidado 1790
   importa, ya que camino,
   y del sol la clara luz
   a la noche ha dado treguas.
   No hay más de cinco o seis
   leguas desde Toledo a la Cruz, 1795
   donde el instituto santo
   del Seráfico pastor
   tiene de abrazar mi amor.
   Vamos, pues; mas, ¡ ay, qué espanto !
   Grillos me pone a los pies. 1800
   ¿ Qué dirá el mundo de mi ?
   Si me sigue y halla así
   mi padre, ¿ creerá después
   que servir a Dios ordeno,
   o que con tan nuevo traje 1805
   voy a afrentar mi linaje
   roto a la vergÜenza el freno ?
   ¿ Qué dirán los que en tal talle
   tuvieren de mí noticia ?
   ¿ Y qué dirá la justicia 1810
   si así me topa en la calle ?
   Honra, ¿ qué dirán de vos ?
   Mas ¿ por qué mi temor fundo
   en el qué dirán del mundo
   si el mundo dejo por Dios ? 1815
   No seré yo la primera
   que con varonil vestido
   busque a Dios; otras ha habido
   que abrieron esta carrera.
   Una Eugenia en traje de hombre 1820
   su casa y padres dejó,
   y con los monjes vivió,
   mudando en Eugenio el nombre;
   de modo, que de su vida
   es la mía imitadora. 1825
   ¿ No fué una santa Teodora
   por hombre también tenida,
   hasta que después de muerta
   el mundo la conoció ?
   ¿ Por qué he de ser menos yo ? 1830
   Cerraré al temor la puerta,
   que el amor haga esta hazaña.
   En Hazaña me dio el ser
   Dios.    Hazañas he de hacer;
   mas--¡ ay cielos !--¿ si me engaña 1835
   mi loca imaginación ?
   Una mujer que es espejo
   de su honor, sin más consejo,
   sin más consideración,
   ¿ tiene de dejar así 1840
   su fama ? ¿ No puedo yo
   ponerla a riesgo ? Sí... no...
   pues... volveréme... no... si...
   Y si mi padre me casa,
   ¿ heme de ir de noche obscura ? 1845
   Esta es gran desenvoltura;
   Juana, volvamos a casa.
   Poco importa que te ensayes,
   amor, pues no te resuelves.

Quiere entrarse y detiénela el ANGEL de la Guarda

ANGEL:      Tente, Juana. ¿ Dónde vuelves ? 1850
   Esfuérzate, no desmayes.

Vase

SANTA:      ¡ Jesús ! ¡ Qué notable fuerza
   sin ver a nadie he sentido
   que la vuelta me ha impedido !
   La voz sonora me esfuerza; 1855
   ánimo cobro ya nuevo.
   Eterno esposo, ya os sigo,
   que, pues os llevo conmigo,
   suficiente guarda llevo.

Vase.    Salen MARCO Antonio y LUOVICO de noche

MARCO ANTONIO:      Si saliese de noche, Ludovico,
   el adúltero infame que me afrenta, 1860
   verás de mis agravios la venganza
   satisfecha en mi honra mi esperanza.
LUDOVICO:      No creyera jamás lo que la noche
   que vimos dar asalto a tu honra y casa
   sucedió.
MARCO ANTONIO:                    Amigo, allí mi honor se abrasa. 1865
LUDOVICO:      Tóledo al menos a tu esposa llame
   Penélope española en esta ausencia.
MARCO ANTONIO:      No han hecho como yo ellos la experiencia.
LUDOVICO:      Bien puede ser que mi señora ignore
   sus injurias, y dé alguna criada
   al que te agravia así en tu casa entrada, 1870
   que a ser doña Leonor mujer liviana,
   saliera tu enemigo por la puerta,
   pues sin saltar pared la hallara abierta.
MARCO ANTONIO:      ¿ Cómo puede eso ser, si al saltar dijo,
   "Por Dios, que es bella moza, y que el marido
   dejó a riesgo un buen talle ?" Estoy perdido. 1875
   Aquí, amigo, cualquier discurso cesa.
   No hay disculpa bastante. Melchor muera,
   que sola esta disculpa mi honra espera.

Salen doña LEONOR, de hombre, y DECIO como de noche

LEONOR:      Desde el mesón donde encubierto posa
   le sigo recelosa de mis daños, 1880
   que amor todo es engaños. Decio amigo,
   a la paga me obligo del cuidado
   y aviso que me has dado.
DECIO:                                  En esta casa
   vive por quien se abrasa, que esta tarde
   hizo su amor alarde, preguntando 1885
   quién la honraba habitando estas paredes.

Señala a MARCO ANTONIO

   Tu Marco Antonio es, puedes por tus ojos
   ver claros tus enojos y recelos.
LEONOR:      ¿ Que este es mi esposo ?    !Cielos ! ¿ De esta suerte
   mi amor se paga ? ¿ Es muerte al fin la ausencia ? 1890
   Ya miro la experiencia de mis daños.
   Firmeza de dos años combatida
   de la ocasión, ¿ se olvida de este modo ?
   Decio, piérdase todo.

Da voces

DECIO:                                  No des voces.
LEONOR:      Si mi rabia conoces, ¿ qué te asombras ? 1895
   Noche, que en viles sombras favoreces
   traidores, bien pareces que te abscondes
   del sol, pues correspondes a quien busca
   la obscuridad que ofusca obligaciones.
   Estrellas, que a ladrones dais amparo; 1900
   cielo con el sol claro que está ausente;
   luna, un tiempo creciente, ya menguante,
   a su amor semejante en la mudanza;
   paredes, que en venganza de la fama,
   con que el mundo me llama roca firme, 1905
   ¿ queréis por afligirme que os adore,
   mi esposo, porque os llore quien os mira ?
   ¿ Calles en quien ya tira mi locura
   piedras, que piedra dura no enternece
   el mal que me enloquece ? Gran Toledo, 1910
   en cuyos libros quedo eternizada
   por noble, por honrada, por coluna
   del honor; cielos, luna, sol, estrellas,
   paredes, rejas bellas, calles, puertas,
   mis sospechas son ciertas, mis recelos, 1915
   mis tormentos, mis celos no hay sanarlos.
   ¡ Cosa es el aumentarlos ya forzosa !
DECIO:      ¡ Señora !
LEONOR:                    Ved si es cosa que se calle,
   cuando ronda la calle donde habita
   quien mi tormento incita.    Ved si el hombre 1920
   es bien que tenga de mudable el nombre.
MARCO ANTONIO:      ¿ Qué voces serán éstas ? ¿ No es Leonora
   la que se queja, llora y grita, cielos ?
   ¿ Si llora infames celos del que ha sido
   mi deshonra ? Perdido estoy, ya es cierta
   mi sospecha. ¿ A su puerta y a tal hora 1925
   dando voces Leonora ? Amigo, muera
   quien me ha ofendido.
LUDOVICO:                                Espera.
MARCO ANTONIO:                                        El cadahalso
   será esta calle.
LEONOR:                          ¡ Ah falso ! ¿ Esto has traído
   de las Indias que han sido tu Leteo ?
   Con sus bárbaros veo que recibes 1930
   sus ritos. ¿ Qué caribes han trocado
   aquel amor pasado, que envidiaban
   cuantos la paz miraban, en que unidos,
   ejemplo de maridos Marco Antonio
   eras y testimonio ? Pero miente 1935
   quien tal afirma, y siento que aquél era
   acero. Tú eres cera y frágil caña.
   ¿ Tú en España, en España ? ¿ Tú en Toledo
   sin ver tu casa, y puedo persuadirme
   que eres amante firme ?
MARCO ANTONIO:                                ¡ Ah, vil mudable ! 1940
   Nombre de variable me das, cuando
   por verte, atropellando inconvenientes
   tantas provincias, gentes, tantos mares
   pasaron mis pesares; cuando, ingrata,
   al Potosí su plata, al mar sus perlas 1945
   hurté, para ofrecerlas a tu gasto,
   viniendo al tiempo justo de dos años,
   que son de estos engaños larga tasa,
   y llegando a mi casa vi...
LEONOR:                                    ¿ Qué viste ?
MARCO ANTONIO:      Que con tu fama diste y casto nombre
   en tierra. Vi que un hombre con un salto 1950
   de una pared, dio asalto a mi sosiego;
   vi que se alabó luego haber triunfado
   de ti y de mi cuidado. A tus paredes
   preguntar quién es puedes, quien procura
   entrar de noche obscura; mas si agora 1955
   a sus puertas, traidora, te he cogido,
   ¿ por qué a mi enojo impido la venganza ?
LEONOR:      ¿ Disculpas tu mudanza de esa suerte ?
   Esposo ingrato, advierte que en defensa
   de mi fama no piensa mi respeto 1960
   mostrársete sujeto, aunque te llame
   mi marido. El infame que dijere,
   séase quien se fuere, que mi casa
   los límites traspasa que el honesto
   amor en ella ha puesto, y que por obra 1965
   o pensamiento cobra detrimento
   mi fama, miente.
MARCO ANTONIO:                          ¿ Miento yo que he visto
   tu liviandad ?
LEONOR:                        Si asisto en este traje
   no es por hacer ultraje a lo que debo.
   Decio diga si es nuevo en mí este exceso, 1970
   que por tal le confieso. Yo he sabido
   que a Toledo has venido, aunque encubierto,
   por los amores muerto de una Circe,
   que así puede decirse quien te abrasa,
   y viendo que tu casa así olvidabas 1975
   y a mí me despreciabas, te he seguido
   con Decio, que ha sabido tus quimeras.
   Si disculparme esperas con culparme,
   armas tengo; vengarme en ti confío,
   que por el honor mío, al propio esposo 1980
   mataré.
MARCO ANTONIO:                  ¡ Ay, engañoso cocodrilo !
   Las riberas del Tajo has vuelto en Nilo.

Salen JULIO y FABIO, hablan aparte

FABIO:      Dejéle como digo en el retrete
   de la sala de afuera aderezado
   el vestido que saca cada noche; 1985
   levantóse, y buscándole, no pudo
   hallarle, ni yo sé quién le ha tomado;
   en fin, que se volvió a la cama haciendo
   extremos y locuras de un furioso.
JULIO:      No vi en mi vida cuento más donoso. 1990
MARCO ANTONIO:      Leonor, aquí no bastan las disculpas;
   Ludovico lo vio, no hay engañarse
   tantos ojos. Melchor, el estudiante
   hijo del mercader, por tus paredes
   entra de noche y sale; esto es sin duda.
JULIO:      ¿ Quién nombra aquí a Melchor ? Escucha, Fabio.
MARCO ANTONIO:      Hoy moriréis los dos.
JULIO:                                En el engaño 1995
   he caído. Melchor fue venturoso
   en que le hurtasen el vestido, y éste
   es de doña Leonor esposo caro,
   que ya ha venido de Indias, y la noche
   que en casa de Marcela la justicia 2000
   le obligó a que saltara sus paredes,
   nos vio sin duda; miren si saliera
   Melchor, ¡ cuán venturoso hubiera sido !
FABIO:      Dióle la vida quien le hurtó el vestido.
JULIO:      Desengañarle, Fabio, es lo que importa. 2005

A ellos

   ¡ Ah caballero ! ¿ Hay pasó seguro ?
MARCO ANTONIO:      Si dice antes el nombre.
JULIO:                                  Que me place.
   Julio me llamo y es un grande amigo
   del señor Marco Antonio.
MARCO ANTONIO:                                  No hay ninguno
   aquí con ese nombre.
JULIO:                                Yo lo creo,
   pues por sí o por no, desengañaros 2010
   quiero de una sospecha que os aflige.
   Melchor, de quien tenéis esos recelos,
   no os ha ofendido, ni hay en toda España
   quien se atreva a rendir la fortaleza
   que vuestra esposa bella ha conservado 2015
   el tiempo que en Toledo os lloró ausente.
   Lo que ha pasado es esto: Melchor trata
   con una dama que pared en medio
   de vuestra casa vive, cuyo nombre
   es Marcela. Una noche tuvo aviso 2020
   la justicia que estaban los dos juntos;
   entró a buscarlos y Melchor subióse
   á una azotea, desde donde viendo
   que le seguía un alguacil, fue fuerza
   saltar un tejadillo vuestro, y luego 2025
   de él a la calle. Examinad si es cierto
   del alguacil Ayuso, y dad mil gracias
   a Dios y a vuestra esposa que merece
   otro nombre mejor del que os parece.
MARCO ANTONIO:      Amigo Julio: ¿ es cierto lo que dices ?
JULIO:      Yo acompañé a Melchor aquella noche. 2030
MARCO ANTONIO:      Quitó a mi amor tu aviso las tinieblas
   de celos que eclipsaban mi sosiego.
   Como el que duerme y tiene pesadilla,
   desde que entré en Toledo, Julio, he estado;
   despertásteme; en fin, ya he sosegado.
   Dame esos brazos, cara y dulce esposa, 2035
   y echemos a los celos esta culpa,
   que no en balde los pintan con un ojo,
   y el otro ciego, porque vean a medias
   y engañan como a mi me han engañado.
LEONOR:      Ya todo lo daré por bien empleado. 2040

Sale un CRIADO

CRIADO:      ¡ Gran desgracia !
MARCO ANTONIO:                        ¿ Qué es esto ?
CRIADO:                                      Fabio.
FABIO:                                            Amigo.
CRIADO:      Juana, sobrina del señor, la hija
   de Juan Vázquez, aquella que en Hazaña
   tantas señales dio de virtÜosa...
   ésa falta de casa.
FABIO:                          ¿ Cómo ?
CRIADO:                                  Viendo 2045
   que la forzaba el padre a que tan niña
   se casase, esta noche se ha ausentado,
   y a lo que dicen disfrazada de hombre;
   porque el vestido que Melchor tenía
   de color, no parece.
JULIO:                                Eso es sin duda, 2050
   y hale valido el dar al primo vida,
   que a dejarle, ya estuviera muerto.
CRIADO:      Su padre está sin seso, su tío loco,
   y todos imaginan que se ha ido
   al monasterio de la Cruz, dos leguas 2055
   de Illescas, a ser monja, que así dijo
   lo había prometido.
FABIO:                              Pues ¿ qué intentan ?
CRIADO:      Todos van en su busca.
FABIO:                                Y yo ¿ qué aguardo ?
JULIO:      Extraordinarias cosas hemos visto
   en breves horas.
MARCO ANTONIO:                          Vamos, Julio, amigo, 2060
   a mi casa, que quiero regalaros
   y que sepáis por experiencia el gusto
   que causa amor después de largos celos.
JULIO:      Como el sol tras las nubes en los cielos.

Vanse.    Salen FRANCISCO Loarte y LILLO de camino

LILLO:      La alegre conversación 2065
   facilita la molestia
   del camino; hablemos, pues,
   que aunque no hay más de seis leguas
   de aquí a Toledo, me cansa
   el verte que en todas ellas 2070
   por contemplar a tu esposa
   no has despegado la lengua.
FRANCISCO:      ¡ Ay ! Que estas seis leguas, Lillo,
   me han parecido seiscientas,
   según el Amor da prisa 2075
   al alma que nunca llega.
   Mas ya que en conversación
   quieres que las entretenga,
   vuelve otra vez a contarme
   de mi esposa la belleza, 2080
   cuando las joyas la diste
   y la sabrosa respuesta
   que te dio su viejo padre,
   ya que la casta vergÜenza
   de mi Juana enmudeció. 2085
LILLO:      De todo te he dado cuenta
   dos veces.
FRANCISCO:                      No seas pesado.
LILLO:      Contarételo quinientas.
   Llegó la señora mula
   con su badulaque a cuestas 2090
   y el señor Lillo a las ancas
   hasta la espaciosa vega.
   Apeóse allí mi merced,
   y cuando llegué a la puerta
   de Visagra, alcé los ojos 2095
   y vi el aguilucho en ella
   con sus dos cabezas pardas,
   y haciendo una reverencia
   dije, "Salve, pajarote,
   de toda rapiña reina." 2100
   Entré por la calle arriba
   y a poca distancia, cerca
   de un barbero, vi una casa
   que, aunque algo baja y pequeña,
   el olor que despedía 2105
   me confortó de manera
   que me obligó a preguntar
   si algún santo estaba en ella.
   Respondióme uno, "Aquí vive
   San Martín."    Hinqué en la tierra 2110
   las rodillas y creí
   sin duda que era su iglesia.
   Todo un Domingo de Ramos
   vi encima de una carpeta
   a la entrada, y dije, "Aquí 2115
   fiestas hay, pues ramos cuelgan."
   Entré muy devoto dentro,
   vi mil danzantes en ella
   de capa parda bailando,
   ya de pies, ya de cabeza. 2120
   Estaba sobre un tablero
   una gran vasija llena
   de agua con muchas tazas;
   lleguéme allá, pensé que era
   pila del agua bendita, 2125
   metí la mano derecha
   mojando el dedo meñique
   y salpiquéme las cejas.
   Estaba allí una mujer
   más gorda que una abadesa, 2130
   cura de aquella parroquia
   una sobrepelliz puesta
   o devantal remangado,
   y recogiendo la ofrenda
   dada al San Martín divino 2135
   que estaba sobre una mesa,
   y debía de haber dado
   a otro pobre la otra media
   capa, porque estaba en cueros,
   dijo la mujer, "¿ No llega, 2140
   hermano ?"    "Ya voy," la dije.
   Saqué de la faldriquera
   medio real--que no doy menos
   en limosnas como aquéllas--
   y tomando una medida 2145
   me dio de sus propias venas
   San Martín la blanca sangre
   que hace hablar en tantas lenguas.
   Proseguí con mi camino.
FRANCISCO:      Saldrías de la taberna 2150
   como sueles.
LILLO:                      ¿ Cómo suelo ?
   Calzadas con cinco suelas
   las tripas, en fin, llegué
   en cas de tu suegro.
FRANCISCO:                              Espera.
LILLO:      ¿ Qué hay de nuevo ?
FRANCISCO:                            A pie y corriendo 2155
   me parece que se acerca
   un muchacho hacia nosotros.
LILLO:      Pues bien, ¿ será cosa nueva
   ver correr a un caminante ?
FRANCISCO:      No, mas la sangre me altera 2160
   su vista.
LILLO:                    Pues ¿ qué imaginas ?
FRANCISCO:      Nada; sepamos qué priesa
   le obliga a que así camine.
LILLO:      Sepamos en hora buena.

Sale LA SANTA vestida de hombre

SANTA:      Mi Dios: alas me habéis dado 2165
   con que como el alma vuela,
   el cuerpo que de los lazos
   del mundo se desenreda.
   No siento cansancio alguno;
   pero quien el yugo lleva 2170
   de vuestra ley, Cristo mío,
   no se cansa, que no pesa.
FRANCISCO:      ¡ Válgame el cielo !    ¿ Qué veo ?
   Lillo, ¿ mi Juana no es ésta ?
   Sí, que el retrato del alma 2175
   su imagen me representa.
LILLO:      Yo ser tu esposa jurara,
   a no tener por quimera
   que mujer tan recogida
   a tal locura se atreva. 2180
FRANCISCO:      Mi querida esposa es, Lillo,
   prenda de mis ojos bella.

A ella

   ¿ Adónde vais de ese modo ?
SANTA:      (¡ Ay Dios ! ¿ Qué desdicha es ésta ?)    Aparte
   Perdida estoy, dulce esposo. 2185
   Si corre por vuestra cuenta
   el volver por vuestro honor
   y yo soy esposa vuestra,
   libradme de este peligro,
   que ha visto el lobo la oveja, 2190
   y si no me guardáis vos
   os ha de quitar la presa.
FRANCISCO:      Dadme, mi esposa, esos brazos,
   seré venturosa hiedra
   de tu cuello.

Va a abrazarla, hace que no la ve, ni LILLO tampoco

LILLO:                        ¿ Hay tal suceso ? 2195
FRANCISCO:      ¡ Juana mía !    Mas ¿ qué es de ella ?
   Lillo, ¿ qué se hizo mi bien ?
LILLO:      No sé pardiós.    O lo sueñas,
   o estoy cual suelo borracho,
   o hay brujas en esta tierra. 2200
   Ella se ha vuelto invisible.
FRANCISCO:      Cara esposa, ¿ así me dejas ?
SANTA:      (Mi Dios, bien sabéis burlaros      Aparte
   de quien ofenderos piensa.
   Aquí estoy y no me ven; 2205
   voyme, pues los ojos ciega
   mi esposo de estos perdidos.
   A fe, divina clemencia,
   que hacéis muy buen guardadamas.

Vase la SANTA

FRANCISCO:      Mi bien, mi querida prenda, 2210
   ¿ qué es esto ? ¿ adónde te has do ?
   Dame esos brazos, no seas
   crÜel conmigo.

Va a abrazar a LILLO

LILLO:                        ¡ Arre allá !
   ¿ Adónde diablos te pegas ?
   ¿ A mí los brazos ? ¿ No ves 2215
   que soy hembro y no soy hembra ?
FRANCISCO:      ¡ Válgame el cielo !    ¿ Qué es sto ?
LILLO:      Señor, ¿ si acaso las setas
   que comimos nos han vuelto
   boca abajo las molleras ? 2220
   ¿ Qué Urganda nos ha encantado
   para enseñarnos quimeras
   semejantes ? Si has leído
   a Urganda, ¿ no se te acuerda
   del anillo de Brunelo 2225
   con que Angélica la bella
   se hacia invisible ? Par Dios
   que si tú Orlando ser piensas
   que tela ha dado a mamar.

Salen JUAN Vázquez y Juan MATEO

JUAN:      Primero que monja sea 2230
   bañaré estas canas blancas
   en la sangre de sus venas.
MATEO:      Todo esto merece, hermano,
   quien quiere casar por fuerza
   sus hijas.
JUAN:                      O ha de hacer 2235
   lo que yo la mando, o muera,
   pues no obedece a su padre.
MATEO:      Si por Dios los hombres deja,
   quién la podrá persuadir
   casarse ?
JUAN:                    La obediencia. 2240
FRANCISCO:      ¿ No es éste Juan Vázquez, Lillo ?
LILLO:      Juan Vázquez parece; llega
   y agárrale, no se vaya,
   que el diablo se regodea
   con nosotros y se burla. 2245
JUAN:      ¡ Hijo !
FRANCISCO:      Señor.
JUAN:                      Si deseas
   cobrar tu esposa, mis pasos
   sigue.
FRANCISCO:      ¡ Ay Dios !    Pues ¿ quién la lleva ? 2250
JUAN:      El deseo de ser monja
   le dio atrevimiento y fuerzas
   para disfrazarse de hombre.
   En la Cruz tomar intenta
   el sayal de San Francisco; 2255
   mas no hará lo que desea
   mientras mis miembros cansados
   tengan vida. Ven, ¿ qué esperas ?
FRANCISCO:      No ha un instante que la vimos
   Lillo y yo de esa manera. 2260
JUAN:      ¿ Cómo no la detuvistes ?
LILLO:      Jugó a la gallina ciega
   con nosotros, y acogióse
   invisible.
MATEO:                    En su defensa
   lleva a Dios, ¿ qué mucho ?
JUAN:                                  Vamos. 2265
FRANCISCO:      ¡ Ay, Lillo, mi muerte es cierta !

Vanse.    Sale la SANTA de hombre

SANTA:      Esta es la casa divina
   de la Cruz, en testimonio
   que la cruz del matrimonio
   que darme el mundo imagina 2270
   menosprecio por la luz
   que la cruz de Dios me da,
   y así mi nombre será
   de hoy más Juana de la Cruz.
   Vuestras paredes sagradas 2275
   beso, casa santa y rica,
   pues dentro de vos fabrica
   las piedras vivas labradas
   Dios, a poder de las llamas
   que el mundo en mi pecho ha visto, 2280
   porque aquí tiene mi Cristo
   el cuarto real de sus damas.
   Quiero entrar, Francisco santo,
   donde con vuestra librea
   compuesta el alma se vea, 2285
   y aunque no merezco tanto
   hacéis vos mi dicha cierta,
   pues os tengo por patrón;
   quiero ir a hacer oración,
   pues está la iglesia abierta. 2290

Al tiempo que quiere entrar cantan dentro

MUSICOS:      "Norabuena venga
   Juana a mi casa,
   que la tierra se alegra
   y el cielo canta."
SANTA:      Músicos divinos, 2295
   si mercedes tantas
   hace vuestro dueño
   a sus desposadas,
   dichosa mil veces
   y rica otras tantas 2300
   la que sus deseos
   le ofrece y consagra.
MUSICOS:      "Entra a desposarte
   con Dios, que te aguardan
   de Francisco santo 2305
   las humildes galas."
SANTA:      Temo justamente
   conforme a la traza
   y traje en que vengo
   que mis esperanzas 2310
   no sean admitidas.
   Virgen soberana,
   pues por madre os tengo,
   allanad la entrada.
MUSICOS:      "Paloma escogida, 2315
   tu esposo te llama
   para aposentarte
   dentro de su alma."

Salen la ABADESA y la MAESTRA de novicias

ABADESA:      ¿ Qué música celestial
   con maravilla tan nueva 2320
   nuestros sentidos se lleva
   tras sí ?
SANTA:                  (¡ Dichoso sayal,              Aparte
   cuyas entretelas son
   la seda y brocados finos
   de favores tan divinos ! 2325
   Ensánchese el corazón
   con tan venturoso estado.)
MAESTRA:      ¡ Oh música soberana !
   ¿ Quién puede ser esta Juana
   a quien el cielo ha cantado 2330
   motetes de su venida ?
SANTA:      (Esta la prelada es                Aparte
   de este convento.) Esos pies
   en quien consiste mi vida
   bese mi boca.
ABADESA:                          Señor, 2335
   alzad. ¿ Eso habéis de hacer ?
SANTA:      Una mísera mujer
   os pide gracia y favor.
MAESTRA:      ¿ Vos mujer ?
SANTA:                        Este disfraz
   de mi casa me destierra, 2340
   donde el mundo me hizo guerra,
   y vengo a buscar la paz.
   A Dios, vuestro esposo, madre,
   di de mi dueño el renombre;
   quiso después, con un hombre, 2345
   que me casase, mi padre;
   y por último remedio,
   con el vestido que veis,
   vengo a que ayuda me deis.
   Atrevido ha sido el medio; 2350
   mas Dios, que todo lo allana,
   los estorbos allanó
   que el demonio me ofreció.
ABADESA:      ¿ Cómo es vuestro nombre ?
SANTA:                                  Juana.
MAESTRA:      (Este es el mismo que el cielo        Aparte 2355
   con regocijos festeja.)
ABADESA:      Aunque confusa me deja
   y con notable recelo
   el veros, hija, llegar
   de ese modo, la intención 2360
   puesta ya en ejecución,
   es digna de ponderar.
   El alma me pronostica
   las virtudes que encubrís
   con que a enriquecer venís 2365
   esta casa, que estáis rica
   de los bienes celestiales
   que en ella son menester.
   Hoy os hemos de poner
   las estimadas señales 2370
   que Francisco nos dejó
   a las esposas de Cristo.
SANTA:      ¿ Cómo el contento resisto ?
   ¿ Cómo el gozo no salió
   a agradecer tanto bien 2375
   por la boca y por los ojos ?
   Ya cesaron mis enojos;
   cesó mi temor también.

Salen JUAN Vázquez, Juan MATEO y FRANCISCO Loarte

JUAN:      Aquí sin duda ha de estar;
   porque en este monasterio 2380
   intentó desde la cuna
   ser monja. Permita el cielo
   que mi presencia la obligue
   a que, mudando deseos,
   no me dé triste vejez. 2385
FRANCISCO:      Contadme los dos por muerto
   si no quiere ser mi esposa.
MATEO:      Aquí está en el traje mesmo
   que sospechamos en casa
   cuando salió de Toledo. 2390
JUAN:      ¿ Qué es esto, hija de mis ojos ?
FRANCISCO:      Dulce esposa, ¿ cómo es esto ?
MATEO:      Sobrina, ¿ así nos dejáis ?
JUAN:      ¿ Las canas de un triste viejo
   que te dio el ser y la vida 2395
   desprecias ? El corto tiempo
   que he de vivir, hija Juana,
   ¿ es bien que viva muriendo ?
   No me dio más hijos Dios;
   contigo vivía contento; 2400
   en ti a tu madre miraba
   por ser tu rostro su espejo.
   Tú eras, si estaba triste,
   mi regalo, mi deseo,
   mocedad de mi vejez, 2405
   de mi enfermedad remedio.
   ¿ A quién dejaré mi hacienda
   si me dejas y te dejo ?
   Mi muerte es cierta sin ti,
   pues vivo porque te veo. 2410
   Hija, compañera, madre,
   que esto y más contigo tengo,
   ¿ tu padre quieres matar ?
   ¿ Este pago será bueno ?
MATEO:      Sobrina: mirad que Dios 2415
   quiere se haga el mandamiento
   de los padres, y que os manda
   que le obedezcáis al vuestro.
   Casada podéis servirle,
   que en el dulce casamiento 2420
   del matrimonio mil santos
   os pueden servir de ejemplo.
FRANCISCO:      Esposa del alma mía,
   reina de mis pensamientos,
   mira que yo te di el alma; 2425
   por el alma o por ti vengo.
   Si mis quejas no te obligan,
   si no te ablandan mis ruegos,
   en tu presencia he de darme
   la muerte, que estoy sin seso. 2430
   Mi hacienda, mis padres nobles
   están, los brazos abiertos,
   aguardándote en Illescas;
   ¿ por qué con tal menosprecio
   quieres que mi muerte lloren ? 2435
SANTA:      Padre, a Dios por padre tengo.
   Tío, Dios solo es mi tío;
   Dios es mi esposo y mi dueño.
   Francisco Loarte, aquí
   determino morir; esto 2440
   os tengo de responder.
   Dios lo quiere y yo lo quiero.
JUAN:      Eso no; no quiere Dios
   que a tu mismo padre viejo
   mates, siendo tú el verdugo. 2445
   Madres, perdonad si os llevo
   lo que es mi hacienda por fuerza.

Quiere llevarla por fuerza y la SANTA se abraza a las monjas

ABADESA:      Señor: resistir al cielo
   es pecado.
JUAN:                    Has de venir,
   o haré locuras y excesos. 2450
SANTA:      Madres: ¿ así me dejáis ?
   Mi Dios, mi esposo, si es cierto
   que son de los malhechores
   sagrado asilo los templos,
   ¿ por qué a mí no han de valerme ? 2455
   En sagrado estoy, ¿ qué es esto ?
   Mi Dios, Iglesia me llamo.
   ¡ Aquí del rey y del cielo,
   que de la Iglesia me sacan !
   Francisco, el hábito vuestro 2460
   ha de librarme esta vez.
   Cordón, sed vos mi remedio.
   ¿ No sois vos embajador,
   Francisco, de Cristo mesmo,
   y el rey de armas de su casa, 2465
   pues en vos las suyas vemos ?
   De casa de embajadores
   no sacan a ningún preso;
   pues defendedme, Francisco,
   que os quiebran los privilegios. 2470
MAESTRA:      ¿ Hay más virtud en el mundo ?
ABADESA:      No quiera el piadoso cielo
   que de nuestra casa salga
   el tesoro que tenemos.
MATEO:      Hermano: volved en vos, 2475
   dejad injustos extremos.
   Dios por suya a Juana escoge;
   Dios quiere ser vuestro yerno.
   ¿ Queréis vos ir contra Dios ?
JUAN:      No sé quién me ablanda el pecho 2480
   y su dureza derrite;
   pero el Amor todo es fuego.
   No quiero a Dios ofender;
   suyo es todo cuanto tengo;
   sírvase con todo Dios, 2485
   pues ya lo mejor le entrego.
   Mi bendición y la suya,
   hija, os alcance.
SANTA:                            Ya beso
   esos pies, agradecida.
FRANCISCO:      ¡ Ay, Dios, cuán vanas salieron 2490
   mis marchitas esperanzas !
MAESTRA:      Sosegad, señor.
FRANCISCO:                          No puedo
   ni podré mientras que viva.
ABADESA:      Vamos, hija, y os daremos
   el hábito venturoso 2495
   de Francisco.
SANTA:                        Mi contento
   se cumplió de todo punto.
ABADESA:      Para que se cumpla el vuestro
   esperad todos un rato,
   y veréis a Juana presto 2500
   adornada con las galas
   de su desposado eterno.

Vanse las tres

JUAN:      Señor Francisco Loarte,
   aquí el más sano consejo
   es ver que, si Juana os deja, 2505
   no es por otro hombre del suelo,
   sino por Dios; ya lo veis
   las ventajas que os ha hecho
   Dios, vuestro competidor.
FRANCISCO:      Dejadme, que no hay consuelo 2510
   que mis tormentos aplaque.
MATEO:      ¿ Cómo un hombre tan discreto
   así se deja llevar
   del tropel de sus deseos ?
FRANCISCO:      No puedo más, que estoy loco. 2515
   Pues mi esposa hermosa pierdo,
   piérdase con ella todo:
   fuera vida, fuera seso:
   huyan los hombres de mí.
JUAN:      Sosegaos.
FRANCISCO:                    Soy el infierno, 2520
   ¿ cómo queréis que sosiegue ?
   HÜid de mí. ¡ Fuego, fuego !

Vase FRANCISCO de Loarte

MATEO:      ¡ Qué lástima !
JUAN:                        Sabe Dios
   lo que su desdicha siento;
   mas El lo remediará, 2525
   pues por su causa se ha hecho.

Salen la ABADESA, la MAESTRA de novicias y la SANTA, de monja

SANTA:      ¡ Qué alegre y compuesta salgo !
   Pedid, padre, a mi contento
   albricias.    Este es brocado,
   no es, padre, sayal grosero. 2530
   Cristo es ya mi Esposo, tío,
   dentro del alma le tengo.
   Reina soy, porque El es rey;
   vos, padre, veréis sus reinos.
JUAN:      Las lágrimas a los ojos 2535
   salen, mi Juana, al encuentro
   para darte el parabién
   del nuevo estado.
SANTA:                          ¡ Y qué nuevo !
   El alma me ha renovado.
MATEO:      De manera me enternezco 2540
   que no puedo hablar de gozo;
   mas darte los brazos puedo.
SANTA:      Padre y señor, esto baste,
   que estamos perdiendo
   el tiempo y reñiráme mi Esposo, 2545
   porque es celoso en extremo.
   Ya no soy mía.    Adiós, padre.
ABADESA:      La grande virtud contemplo
   que encierra este serafín.
MAESTRA:      Grandes cosas de ella espero. 2550
SANTA:      Dadme los brazos y adiós.
JUAN:      ¡ Hija mía: que te dejo !

Vanse los dos

SANTA:      Bien guardada me dejáis,
   en el cielo nos veremos.
   Madre Abadesa, si gusta 2555
   vuestra caridad, pretendo
   dar sólo gracias a Dios
   por la merced que me ha hecho.
ABADESA:      Su maestra de novicias
   se la dará.
MAESTRA:                      Vuelva luego 2560
   al noviciado.
SANTA:                        Sí haré.
MAESTRA:      ¿ Hay tal ángel ?
ABADESA:                        Es un cielo.

Vanse las dos

SANTA:      Mi Dios, de casa soy ya;
   ya los huéspedes se fueron,
   aquí siempre ha de durar 2565
   el pan de la boda eterno.
   ¡ Qué de ello os he de servir !
   ¡ Qué palabras, qué requiebros
   os piensa decir el alma !
   Mas--¡ válgame Dios !--¿ qué es esto ? 2570

MUSICA arriba y aparécense entre unas nubes S. DOMINGO y S. FRANCISCO con sus llagas

S. FRANCISCO:      ¿ Conócesme, hija mía ?
SANTA:      ¿ Si estoy en mí ? ¿ Si no duermo ?
   Vos sois mi Francisco santo,
   a quien por padre obedezco.
S. DOMINGO:      ¿ Y yo ?
SANTA:                    Sois Santo Domingo, 2575
   cuyos pies sagrados beso,
   por honra de nuestra España
   que dio tal Guzmán al suelo.
S. DOMINGO:      El gran padre San Francisco,
   a quien por hermano tengo, 2580
   y yo, Juana, competimos
   con amorosos extremos
   sobre cúya hija has de ser;
   yo, en mi favor alego
   que ser mía pretendiste 2585
   en mi amado Monasterio
   El Real, que ilustra mi nombre
   y tanto estima Toledo,
   y a quien tan devota fuiste.
   ¿ Esto, mi Juana, no es cierto ? 2590
SANTA:      Sí, mi padre.
S. DOMINGO:                      Pues ¿ qué esperas ?
   Ven.
S. FRANCISCO:      Eso no, padre nuestro;
   ella se vino a mi casa,
   la posesión suya tengo. 2595
   Ya se vistió mi pobreza,
   mía es; mas con todo eso
   escoja. En su voluntad
   su elección al gusto dejo.
S. DOMINGO:      Niña, mi hábito recibe. 2600
   Ya ves los santos que dieron
   hoy al mundo de mi orden.
   Ya sabes lo que te quiero.
   Este escapulario blanco
   es de la pureza ejemplo 2605
   que a Dios su virginidad
   consagra.    El hábito negro
   es el luto por el mundo,
   pues que para ti ya es muerto.
   La devoción del rosario 2610
   que ves adornar mi cuello,
   de mi Orden es. ¿ Qué aguardas ?
   Paga el amor que te muestro
   con tomar mi hábito santo.
S. FRANCISCO:      Juana: aunque el mío es grosero, 2615
   tú escogiste su humildad;
   mira cuál te agrada de éstos,
   que yo gusto de tu gusto,
   porque conozco tu pecho.
SANTA:      Divino Predicador, 2620
   perdonad si veis que dejo
   vuestra sagrada blancura
   por estos pobres remiendos;
   que, como las cinco llagas,
   aunque pobre, guarnecieron 2625
   con sus rubíes el sayal
   de Francisco, es ya sin precio.
   Dios es mi esposo, Domingo;
   si a Dios en Francisco veo,
   para estar siempre con Dios 2630
   estar con Francisco tengo.

A S. FRANCISCO

   Vos sois mi santo, mi padre,
   mi refugio, mi remedio,
   mi regalo, mi descanso,
   y así vuestro sayal quiero. 2635
S. FRANCISCO:      Mía ha sido la victoria.
S. DOMINGO:      Yo estos brazos os ofrezco,
   mi carísimo Francisco,
   en señal del vencimiento.

Abrázanse los dos SANTOS y encúbrense

SANTA:      ¡ Oh, soberana visión ! 2640
   Mi llagado, alegre quedo.
   Juana, holgaos; alegraos, Juana.

Sale la MAESTRA

MAESTRA:      ¿ Hermana ?
SANTA:                    ¿ Madre ?
MAESTRA:                            ¿ Qué es esto ?
   ¿ Cómo da voces así ?
   Guardará un año silencio, 2645
   sin que a más que al confesor
   pueda hablar.
SANTA:                        Yo la obedezco.
MAESTRA:      Del oro de su obediencia
   probar los quilates quiero.


ACTO TERCERO

Salen la MAESTRA de novicias y sor María EVANGELISTA

MAESTRA:      Confieso de esta mujer 2650
   la virtud más excelente
   que puede en un alma haber,
   y confieso juntamente
   que mi verdugo ha de ser.
   ¿ Ves lo que toda la casa 2655
   la quiere ? ¿ Ves lo que pasa
   en su fe, en su mansedumbre ?
   Todo me da pesadumbre,
   todo me inquieta y abrasa.
   Su humildad conmigo lidia; 2660
   cuanto tú más la celebras
   más me cansa y me fastidia,
   porque todas las culebras
   me atormentan de la envidia.
   Dos años ha que tomó 2665
   el hábito, siendo yo,
   por mi desdicha, maestra
   de las virtudes que muestra,
   y en ellas se adelantó
   de modo que, por mi daño, 2670
   mi pesar cubro y engaño
   y en ella a Dios reverencio.
   Guardar la mandé silencio,
   y ya sabes que en un año
   no habló palabra.
EVANGELISTA:                              Si vieses 2675
   lo que Dios por ella ha hecho,
   yo te digo que no hicieses
   esos extremos. Al pecho
   de su madre, de dos meses,
   la mostró en mil ocasiones 2680
   el cielo revelaciones
   que te hubieran admirado
   a habérselas escuchado
   como yo en sus recreaciones.
   Desde que nació, los viernes 2685
   ayunó; y a quien Dios da
   los favores que disciernes,
   ¿ qué daño hacerle podrá
   tu pesar ?
MAESTRA:                    No me gobiernes,
   que es la envidia pestilencia 2690
   del seso y de la paciencia
   y temo...
EVANGELISTA:                    ¿ Qué hay que temer ?
MAESTRA:      Que esta Juana me ha de hacer
   con su virtud competencia.
   Deseo ser abadesa, 2695
   como sabes, de esta casa.
EVANGELISTA:      Pues ¿ de una recién profesa
   que en la cocina ahora pasa
   su vida, temes ?
MAESTRA:                        Sí, que ésa
   mis intentos desvanece, 2700
   porque al paso que ella crece,
   mi esperanza, amiga, mengua;
   no sé qué tiene en la lengua
   que cuando habla me parece
   que, a mi pesar, se levanta 2705
   con el monasterio todo
   por ser su sencillez tanta
   y amarla todas de modo
   que ya la tienen por santa
   y no estiman mis lisonjas. 2710
EVANGELISTA:      Las virtudes son esponjas
   que las voluntades beben.
MAESTRA:      Las suyas temo que aprueben
   de tal manera las monjas
   que, aunque me pese, la elijan 2715
   por abadesa después;
   mira si es bien que me rijan
   mis pesares.
EVANGELISTA:                        No les des
   ese nombre, ni te aflijan,
   que es muy moza para eso. 2720
MAESTRA:      Donde hay santidad y seso
   hay vejez.
EVANGELISTA:                    Dices verdad.
MAESTRA:      Luego no le falta edad,
   aunque es moza.
EVANGELISTA:                        Lo confieso;
   mas mira que viene aquí. 2725
MAESTRA:      Mis malas entrañas culpo.
EVANGELISTA:      Que era la envidia leí
   de la condición del pulpo,
   que se está royendo a sí.

Sale la SANTA con un barreñón de barro

SANTA:      Ya ha dos años, mi Dios, que entré contenta 2730
   en vuestro real palacio por criada;
   libros tenéis de cuenta en que la entrada
   del que os viene a servir, Señor, se asienta.
   Camino es esta vida, el mundo venta;
   en ella es bien que quede averiguada 2735
   la nuestra, porque al fin de la jornada
   sepáis que soy mujer de buena cuenta.
   Después que vuestro pan, mi Cristo, como,
   os sirvo en la cocina, y no me ciega
   la bajeza y desprecio de este trato, 2740
   Porque dice Francisco, el mayordomo,
   que quien en vuestra casa platos friega
   con Vos se asienta y come en vuestro plato.
MAESTRA:      ¡ Ay, soror EVANGELISTA !
   Todo aquello es santo y bueno, 2745
   pero para mí es veneno
   que entra al alma por la vista.
EVANGELISTA:      Para mí es gloria.

Cae la SANTA y quiebra el barreñón

SANTA:                              ¡ Ay mi Dios !
   Caí, y háseme quebrado,
   el barreñón... ¡ Ah tiznado... ! 2750
   ¿ Mas que andáis por aquí vos ?
EVANGELISTA:      La orza quebró.
MAESTRA:                              Quisiera
   que el corazón se quebrara,
   porque quieta me dejara.
EVANGELISTA:      Madre, no diga eso.
MAESTRA:                              Espera, 2755
   verás lo que hace.
SANTA:                                Pues bien,
   ¿ ha de alabarse el tiñoso
   que ha salido victorioso
   de Juana ? Eso no, mi bien.
   ¿ Queréis que el convento entienda 2760
   lo para poco que soy,
   y digan que en él estoy
   para quebrarles su hacienda ?

Junta los pedazos e híncase de rodillas

   No, mi Dios, que es el convento
   muy pobre. Esposo querido, 2765
   aunque lo que agora os pido
   declare mi atrevimiento;
   a fe que me habéis de dar
   mi rota vasija entera.
   Aquí vuestra esposa espera. 2770
   No me veréis levantar
   de la oración que os consagro
   hasta que os venza su instancia;
   que, aunque es de poca importancia,
   y es bien que cualquier milagro 2775
   por grande ocasión se haga,
   en cosas pocas, Señor,
   se muestra más el amor,
   porque de todo se paga.
   San Benito, ¿ no pidió 2780
   a vuestro amor excesivo
   le sanásedes un cribo
   que a su amo romper vio ?
   Yo, pues, también hago alarde
   de vuestra piedad divina; 2785
   acabad, que la cocina
   me aguarda, mi Dios, y es tarde.

Sale un barreño nuepo en lugar del quebrado

EVANGELISTA:      ¿ Has visto tal maravilla ?
   Di, madre, ¿ qué te parece ?
   Así el cielo favorece 2790
   a quien le sirve y se humilla.
MAESTRA:      Espántame lo que he visto.
EVANGELISTA:      Juana de la Cruz es santa.
   .................... -anta.]
SANTA:      ¡ Lindo amante hacéis mi Cristo ! 2795
   Una cosa os he de dar
   por merced tan soberana
   que yo me sé.
MAESTRA:                        Soror Juana,
   ¿ dónde va ?
SANTA:                      Madre, a fregar.
MAESTRA:      ¿ No quebró ese barreñón ? 2800
   Pues ¿ cómo está entero y sano ?
SANTA:      Lo que echó a perder mi mano
   sanó Dios en la oración,
   que hace milagros por ella
   al paso de la esperanza. 2805
MAESTRA:      Pues ¿ qué tanto, hermana, alcanza
   con Dios ?    Diga ¿ quién es ella
   para que a su intercesión
   se haga cosa importante ?
   Vanagloriosa, arrogante, 2810
   ya sé que estas cosas son
   hechicerías; ya sé
   quién es; álcese; ¿ qué llora ?

Híncase la SANTA en tierra llorando

SANTA:      Soy la herencia pecadora;
   no se espante si pequé. 2815
   Deme los pies y perdone.
MAESTRA:      ¿ Los pies la había yo de dar ?
SANTA:      Besaré, pues, el lugar
   y tierra donde los pone.

Besa la tierra

EVANGELISTA:      ¡ Qué humildad tan soberana ! 2820
MAESTRA:      ¡ Ay, soror EVANGELISTA !
   No hay quien mi envidia resista.
   Vamos.

Vanse.    Quédase la SANTA postrada en tierra

SANTA:                  ¿ Qué es aquesto, Juana ?
   ¿ Qué arrogancia es ésta vuestra ?
   ¿ Qué altivez y frenesí ? 2825
   Mas diréis que no es ansí.
   Pues lo dice la Maestra,
   verdad es; yo os sacaré
   la soberbia e hinchazón,
   cuerpo vil y fanfarrón, 2830
   a azotes.    Así os tendré
   postrado en este lugar
   hasta que la Madre os vea
   y que sois humilde crea
   dándoos los pies a besar; 2835
   que no es en vos ahora nuevo
   esto de la gloria vana.
   Mas yo os castigaré.

Levantándola el ANGEL de la guarda

ANGEL:                                Juana.
SANTA:      ¡ Ay Dios, qué hermoso mancebo
ANGEL:      El Angel soy de tu guarda 2840
   que he venido a consolarte.
   Yo propio he de levantarte.
SANTA:      El temor que me acobarda
   viendo tan grande beldad,
   Angel, no me deja hablaros, 2845
   porque vuestros rayos claros,
   esa hermosa majestad
   me ciegan; que de los pajes
   sois vos del Rey, mi señor,
   que con tanto resplandor 2850
   viste a quien tira sus gajes.
   Dichoso el que asiste allá
   libre de esta confusión;
   si tales los pajes son,
   ¿ qué tal el Señor será ? 2855
   ¿ Hay más extraña belleza ?
   Pues la humana cortesía
   llama al señor señoría,
   y al príncipe y rey alteza.
   Desde hoy mi lengua procura, 2860
   ayo mío venturoso
   pues sois tan bello y hermoso,
   llamaros Vuestra Hermosura.
   Este título he de daros,
   mas no os habéis de partir, 2865
   que ya no podré vivir,
   Angel mío, sin miraros.
ANGEL:      Dios quiere que hables conmigo
   siempre que hablarme quisieres
   dondequiera que estuvieres, 2870
   y como a hermano y amigo
   me veas y comuniques.
SANTA:      ¡ Gran favor ! Ya mi paciencia
   llevará mejor la ausencia
   de mi Dios, cuando me expliques 2875
   su celestial señorío,
   porque mis penas reporte
   la grandeza de su corte
   y su amor, custodio mío.
   ¡ Qué gloria que he de tener ! 2880
   ¡ Qué contenta que he de estar !
   ¡ Qué de ello os he de tratar !
   Porque no hay gloria y placer
   para un alma que se abrasa
   en la ausencia de su amante, 2885
   como hablar de él cada instante
   con la gente de su casa.
ANGEL:      Esta en que estás te encomienda
   nuestra reina soberana;
   tú la has de gobernar, Juana, 2890
   tu protección la defienda;
   que después que la pastora
   Inés se dejó vencer
   del mundo, como mujer,
   la reina, nuestra señora, 2895
   a su hijo soberano
   pidió que al mundo enviase
   quien su casa gobernase;
   y su poderosa mano
   te crió para este fin, 2900
   conforme a su madre dijo
   Cristo tu esposo y su hijo.
   Aquí has de hacer un jardín
   de plantas, cuya hermosura
   la del cielo ha de adornar; 2905
   aquí tienes de plantar
   el voto de la clausura,
   que por no guardarle Inés
   ni sus monjas se perdieron,
   aunque penitencia hicieron 2910
   y se salvaron después.
   Hoy te harán, Juana, tornera.
SANTA:      Angel santo: no hay en mí
   bastantes fuerzas.
ANGEL:                                Así
   lo quiere Dios.    De El espera 2915
   ayuda y fuerza segura.
SANTA:      A servirle me provoco,
   que todo se me hace poco
   yendo con Vuestra Hermosura.

Vanse.    Salen GIL llorando y LLORENTE

LLORENTE:      ¿ Un hombre tien de llorar 2920
   aunque le den más enojos ?
GIL:      ¿ No tienen los hombres ojos ?
LLORENTE:      Sí, sólo para mirar;
   no para que al llanto acudan,
   porque no es hombre el que llora. 2925
GIL:      No lloran los míos agora,
   Llorente.
LLORENTE:                    Pues ¿ qué hacen ?
GIL:                                      Sudan.
   Cuando mi Elvira murió,
   que Dios haya, no lloré,
   aunque, como veis, la amé, 2930
   porque con ella expiró
   el recelo que hace guerra
   al que una mujer percura
   guardar; que no está segura
   si no es debajo la tierra. 2935
   Pero en tan triste ocasión,
   no os espante que me aflija
   de ver cuál está mi hija.
LLORENTE:      ¿ Por un mal de corazón
   habéis de llorar así ? 2940
GIL:      Mal de corazón ¿ es barro ?
   Si fuera tos o catarro
   no hubiera tristeza en mí;
   pero mal de corazón,
   ¿ á quién no lastimará ? 2945
LLORENTE:      Si habla siempre que la da
   más latines que un sermón,
   no es el dolor muy roín.
GIL:      Llorente, aqueso me espanta.
LLORENTE:      Es vuesa hija estodianta 2950
   y habla vascuence y latín,
   ¿ y lloráis ? Yo, por ventura
   y no pequeña, tuviera
   que mi hija latín supiera
   y la viera después cura. 2955
GIL:      Afirma el beneficiado
   que tien espíritos.
LLORENTE:                              ¿ Cómo ?
GIL:      Yo por eso pesar tomo.
LLORENTE:      Pues ¿ por dónde habrán entrado ?
   ¿ Por la boca o por la zaga ? 2960
GIL:      ¿ No tien hartos agujeros
   una mujer ?
LLORENTE:                    ¡ Oh, fulleros !
   ¡ Oste puto !    ¡ Zorriaga
   en ellos !
GIL:                        ¿ No habrá un remedio ?
LLORENTE:      Echadla una melecina 2965
   de miel y de trementina
   hirviendo de medio a medio,
   y por no verse quemados
   por la boca se saldrán.
GIL:      Si en el infierno los dan 2970
   huego con los condenados,
   y comen como avestruces
   brasas, ¿ cómo han de temer
   ell agua ?
LLORENTE:                    Hacedla comer
   media docena de cruces 2975
   con su calvario, y veréis
   cómo se salen huyendo
   de la cruz.
GIL:                      Sanarla entiendo
   presto. Ya os acordaréis
   de Juana, nuesa madrina. 2980
LLORENTE:      ¿ La que es monja ?
GIL:                            La que espanta.
LLORENTE:      Todos la llaman la santa.
GIL:      Es una mujer divina.
   Desque su padre murió,
   que habrá un año, no la vi; 2985
   yo sé que en viéndome ansí,
   pues por su causa me dio
   Dios la hija que ya lloro,
   que ella me la vuelva sana.
LLORENTE:      Queríala mucho Juana, 2990
   y es la niña como un oro.
   No ha sido el remedio malo.
   Gil, yo os quiero acompañar.
GIL:      Venid, que la he de llevar
   de miel y leche un regalo. 2995
LLORENTE:      ¿ Que así el diablo se zampuza
   en un cuerpo ? Desde hoy quiero
   taparle el lugar zaguero
   con el sayo y caperuza.

Vanse.    Sale la SANTA con las llaves de portera

SANTA:      Aunque del coro me aparta 3000
   el torno y la portería,
   bien puede hallarse María
   entre los brazos de Marta.
   El alma contemple y parta
   al cielo, pues con Dios priva, 3005
   y el cuerpo, que es Marta activa,
   trabaje, que no hay lugar
   donde a Dios no pueda hallar
   la vida contemplativa.
   Yo me acuerdo, Jesús mío, 3010
   que, a falta de otro lugar,
   mi iglesia era un palomar
   cuando estaba con mi tío.
   Lo demás es desvarío
   de perezosos ingratos, 3015
   que los más sabrosos ratos
   donde el sentido se arroba
   es entre la humilde escoba,
   las rodillas y los platos.
   No hay lugar que me reporte 3020
   a no buscaros, Señor,
   porque es piedra imán amor
   y siempre mira a su norte.
   ¿ No dicen que está la corte
   donde está el rey ? De ese modo 3025
   a buscaros me acomodo
   en cualquier parte, mi Dios,
   que todo es corte con vos
   pues sois rey y estáis en todo.

Ha de haber un torno

   Tornera soy; ahora bien; 3030
   entreteneos, alma mia,
   pensad que esta portería
   es el portal de Belén.
   Aquí pastores estén,
   aquí el buey, aquí el jumento. 3035
   ¡ Oh qué lindo nacimiento !
   Razón es que se celebre.
   El torno será el pesebre,
   las mantillas mi contento.
   Aquí la virgen está. 3040
   ¡ Ay soberana señora !
   Mirad que mi Niño llora.
   Por mis pecados será;
   mas José le acallará,
   que como le está sujeto 3045
   Cristo, le tendrá respeto;
   mas Juana, acállale tú.

Canta y mece el torno

   "¡ A la mú, Niño, a la mú !
   ¡ Qué bello que es y perfeto ! "
   No lloréis, yo os haré fiesta, 3050
   Niño de infinito nombre.
   ¿ Quién os hizo mal ?    El hombre.
   ¡ Oh bellaco ! ¡ Para ésta !
   ¡ Qué cara, mi Cristo, os cuesta
   su golosina liviana ! 3055
   Dalde al Niño la manzana
   que tan mal provecho os hizo,
   que para Dios fue de hechizo,
   aunque la comistes sana.
   Ea, no haya más, Manuel, 3060
   mi Pontífice, mi luz,
   juradle al hombre la cruz,
   que en cruz moriréis por él.
   Mi azucena, mi clavel,
   en vos contempla el sentido 3065
   a vuestro amor reducido.
   Más grande mi dicha fuera
   si en el torno ahora os viera
   de veras recién nacido.

Vuélvese el torno, y estará en él un Niño Jesús desnudo entre heno y copos de nieve

   Pero mi buena fortuna 3070
   lo que deseaba ha visto.
   Mi Niño, mi Dios, mi Cristo,
   Sol de la virgen, que es Luna,
   ¿ del torno habéis hecho cuna ?
   Daros mil abrazos quiero, 3075
   Pastor, Rey, León, Cordero.
   Buena ha estado la invención;
   mas finezas de amor son,
   que siempre fue invencionero.

Desaparécese

   ¡ Qué contenta me dejáis ! 3080
   ¡ Qué de favores me hacéis !
   ¡ Qué de ello que me queréis !
   ¡ Qué de ello que lo mostráis !
   Acá os tengo, aunque os me vais;
   mas ¿ qué es esto ? La campana 3085

Tocan una campana

   toca a alzar.    Pues, ¿ cómo, Juana,
   es bien que el ver vuestra vida
   en el altar os lo impida
   esta pared inhumana ?
   ¡ Ay quién pudiera partilla 3090
   por ver alzar ! ¡ Ah, mi Dios !
   Todo es fácil para vos.

Rásgase la pared, y detrás está un cáliz con un Niño Jesús

   ¡ Ay Jesús, qué maravilla !
   Ensalzáis a quien se humilla.
   ¡ Dichosa la enamorada, 3095
   mi Dios, que os sirve y agrada !
   Ya se juntó la pared,
   y en fe de tanta merced
   quedará siempre quebrada
   una piedra. Esposo casto, 3100
   mucho con vos medro y privo;
   mas--¡ ay !--que es mucho el recibo,
   y poco o ninguno el gasto.
   Mucho me dais, y no basto
   a pagar aun las migajas 3105
   de tan divinas ventajas;
   pero, perdonad, Señor,
   si, como el mal pagador
   después os pagase en pajas.

Vase.    Salen la ABADESA y la MAESTRA

ABADESA:      Esto al servicio del Señor conviene. 3110
   El padre provincial ha ya venido;
   noticia de la hermana Juana tiene.
   Por Prelada el convento la ha pedido.
   Yo acabo ya mi oficio, pues que viene
   nuestro Padre a visita, y persuadido 3115
   está de la virtud que en ella mora;
   sin duda que la hará mi sucesora.
MAESTRA:      ¿ A una mujer que no tiene experiencia,
   canas, ni autoridad ? No trate de eso
   que se me acaba, Madre, la paciencia. 3120
ABADESA:      ¿ Qué importan canas donde sobra el seso ?
   La edad que más importa es la prudencia.
   Ellaa tiene, autoridad y peso.
MAESTRA:      Yo lo pretendo, y se me hace agravio.
ABADESA:      El padre provincial es cuerdo y sabio. 3125
   El mirará la que es más conveniente
   para regirnos.
MAESTRA:                        ¡ Qué una hipocresía
   se me anteponga así ! ¿ Qué esto consiente
   el cielo ?    ¡ Oh rabiosa envidia mía !

Sale LA SANTA

SANTA:      Madre, al torno ha llamado alguna gente 3130
   y entrar a hablarla dice que querría;
   que, como no hay clausura en el convento,
   siempre quieren entrar.
MAESTRA:                                ¿ Hay tal tormento ?
   (Presente está quien mientras tenga vida    Aparte
   será mi muerte.)
ABADESA:                        (Su humildad me espanta.)    Aparte 3135
   Entren, hermana.
SANTA:                            Voy.

Vase

MAESTRA:                                (¡ Que ésta me impida Aparte
   ser Abadesa ! ¿ Hay desventura tanta ?)
   Madre, ¿ no echa de ver cómo es fingida
   toda aquella virtud ?
ABADESA:                              Juana es gran santa.
   Si lo contrario ven sus ciegos ojos, 3140
   es porque son de envidia los antojos.

Salen la SANTA, GIL, LLORENTE y otros LABRADORES

GIL:      Señora Juana, Gil soy. ¿ No se acuerda
   de Gil y Elvira, de quien fue madrina ?
MAESTRA:      Voyme de aquí que temo no me pierda
   la envidia que me abrasa y desatina. 3145
SANTA:      Nuestra prelada es ésta, sabia y cuerda;
   sin su licencia no soy de hablar digna.
GIL:      Pues ¿ cuál es la emperrada ?
LLORENTE:                                      Aquella vieja.
SANTA:      La abadesa es aquésta.
GIL:                                ¿ La abadeja ?
   Señora, aquí venimos a rogarla 3150
   que mos haga merced de dar licencia
   a Juana para verla y para hablarla.
ABADESA:      ¿ Hablarla ? Como sea en mi presencia.
LLORENTE:      Pues craro está; que no hemos de llevarla
   a Francia.
GIL:                    ¿ Como está su rabanencia ? 3155
SANTA:      Mejor que yo merezco, Gil amigo.
GIL:      Muy fraca está, por Dios, también lo digo.
SANTA:      ¡ Jesús ! No jure, hermano.
GIL:                                      Este es mal uso.
   ¿ Cómo no me pregunta por Marica,
   mi hija ?
SANTA:                  ¿ Cómo está ?
GIL:                              Vengo confuso. 3160
   La más salada estaba y más bonica
   de toda Hazaña; pero ya rehuso
   el verla nadie, porque tien la chica
   espiritos, según dice nueso cura
   que la da con la estola y la conjura. 3165
   Así la guarde Dios que mos los quite
   pues que sus oraciones oye, Juana.
SANTA:      ¿ Yo, hermano ? ¿ aqueso dice ?
GIL:                                      Si permite
   mi Marica vuelva a casa sana
   os diabros se van al alcrebite 3170
   donde Pero Botero los batana
   en su caldero, quedaré contento.
   Aquí la tengo fuera del convento.
SANTA:      ¿ Quién soy yo para hacer cosa tan grande ?
LLORENTE:      Ella puede sacarlos, no hay excusa. 3175
SANTA:      Soy una grande pecadora.
GIL:                                  Ande;
   que pues llegar aquí Marica rehusa,
   los espiritos la temen.
LLORENTE:                                  Madre, mande
   que mos haga este bien.
SANTA:                                  Estoy confusa.
ABADESA:      En virtud se lo mando de obediencia. 3180
SANTA:      Traigan luego la niña a mi presencia.

Sacan dos o tres a una NIÑA, como por fuerza

NIÑA:      No me lleven allá que pondré fuego
   a todas las esquinas de esta casa.
   Juanilla de la Cruz, estando ausente,
   las ánimas me saca de las uñas 3185
   y me atormenta más que mil infiernos;
   pues ¿ qué haré en su presencia ?
LABRADOR 1:                                        ¡ Verá el diabro,
   que de ello que forceja y refunfuña !
   ¡ Que no os ha de valer, sucio avechucho !
NIÑA:      Dejadme, gente vil, que el tiempo pierde 3190
   quien me intenta mover.
LABRADOR 2:                              ¡ Ay, que me muerde !
LABRADOR 1:      Medio brazo me lleva de un bocado.
   ¿ Qué también come el diabro carne, Crespo ?
LABRADOR 2:      Come huevos y leche y no tien bula,
   ¿ y de eso os espantáis ?
LABRADOR 1:                                ¡ Huego en su gula ! 3195
NIÑA:      ¿ A qué te allegas tú, di, amancebado
   con la mujer del herrador ? Anoche
   bien sé yo dónde estabas escondido
   cuando vino de Illescas el marido.
LABRADOR 2:      ¿ Quién diabros se lo dijo ?
LLORENTE:                                  Si es el diabro, 3200
   ¿ quién se lo ha de decir ?
LABRADOR 2:                                  Yo os juro a cribas
   que yo os mire si estáis bajo la cama
   acechando otra vez. ¡ Oh marrullero !
   ¿ Así me echáis las faltas en la calle ?
LABRADOR 1:      ¿ Adónde os apartáis ? Llega y tiralle. 3205
NIÑA:      ¿ Qué ha de llegar, bodegonero triste;
   que en lllescas a un fraile diste un día
   grajos salpimentados y cocidos
   a real y medio el par, diciendo que eran
   palominos ?
LABRADOR 1:                    ¿ Las trampas del bodego 3210
   comenzáis a decir ? Pues no me llego.
SANTA:      Dejadla, que yo haré con el ayuda
   de mi Esposo Jesús que no os deshonre.
   ¡ Ah tiñoso ! ¿ Aquí estáis ?
NIÑA:                                      Déjame, déjame.

Echale la SANTA al cuello el cordón

SANTA:      La cuerda de mi padre San Francisco 3215
   os hará sosegar.
NIÑA:                              ¡ Ay, que me quema !
   Juanilla de la Cruz, quítale presto.
GIL:      Agora no hablaréis, diabro molesto.
SANTA:      ¡ Sal, maldito, de aquí !
NIÑA:                                    Ni tú ni el cielo
   no me podrán echar, que ésta es mi casa. 3220
SANTA:      Podrálo mi Jesús.
NIÑA:                              Eso me abrasa.
SANTA:      ¡ Sal presto !
NIÑA:                          Noto exire, vil Juanilla,
   in domo mea maneo; haec est mea domus
   sine me.
GIL:                  ¡ Aho, Llorente ! ¿ Los dimoños
   van cuando son mochachos al estudio ? 3225
LLORENTE:      Sí, que también hay diablos estodiantes.
SANTA:      Sal, padre de mentiras.
NIÑA:                                  ¿ Potestatem
   habes ut me ejieias ? Accipe higam.

Dale una higa

   ¡ Idiota ! ¿ no me entiendes ?
SANTA:                                    Don de lenguas
   me ha dado a mí el señor.
NIÑA:                                      Mi poder menguas. 3230
SANTA:      ¡ Vete al infierno luego !
NIÑA:                                    Non che vollo.
GIL:      De noche bollos dice que la demos
   y saldrá.
LLORENTE:                    Buen espacio nos tenemos.
GIL:      Bollos y tortas le daré.
NIÑA:                                    Patrona,
   sentite una parola, per mea vita, 3235
   mi che volo parlar Chichiliano.
GIL:      No debe ser cristiano este demonio.
LLORENTE:      ¡ Cristiano había de ser !    ¿ Hay diabro alguno    cristiano ?
GIL:                    Pues ¿ no hay diablos bautizados ?
LLORENTE:      Así los llaman.
NIÑA:                            Mi seño lo diabolo
   de Palermo.
SANTA:                    Yo soy Juana, que ruega 3240
   a su Esposo divino que permita
   librar el cuerpo de esta sierva suya.
   El cordón de Francisco ha de acabarlo.
   ¡ Sal fuera !
NIÑA:                        ¡ Ay, que me abrasas, que me quemas !
   Yo saldré, mas ¡ pára ésta, vil Juanilla, 3245
   que te acuerdes de mí !
ABADESA:                                ¡ Gran maravilla !

Cae la NIÑA en tierra desmayada

SANTA:      Llevalda, que ya el ángel condenado
   dejó a la niña libre. Gil, llevadla
   donde descanse y del desmayo vuelva.
   Haced después que sea gran cristiana. 3250

Llévanla

GIL:      Dios se lo pague, amén, hermana Juana.

Sale sor María EVANGELISTA

EVANGELISTA:      El padre provincial, Madre, ha venido.
ABADESA:      Hermana Juana, vamos. Espantada
   voy de tanta virtud. Yo haré de suerte
   que nuestra casa y religiosas rija. 3255
EVANGELISTA:      ¡ Oh, quiera Dios que el provincial la elija !

Vanse.    Salen el emperador CARLOS Quinto, don Alonso de FONSECA, arzobispo de Toledo, y FRANCISCO Loarte

CARLOS:      Paso a Sevilla a la posta
   y ser vuestro huésped quise.
FRANCISCO:      De que los umbrales pise
   hoy de esta su casa angosta, 3260
   vuestra majestad, se precia
   de suerte, que la comparo
   a los palacios que Paro
   labró a Constantino en Grecia.
   En ella otra Menfis pinto, 3265
   pues ensalzan sus paredes
   las imperiales mercedes
   que hoy la hace Carlos Quinto.
CARLOS:      Basta, Francisco Loarte,
   que ya he visto vuestro amor. 3270
FRANCISCO:      Si es propio de ti, señor,
   ennoblecer cualquier parte,
   no es mucho que hoy me ennoblezcas,
   pues tan adelante pasa
   mi ventura.
CARLOS:                    Es vuestra casa 3275
   de las mejores de Illescas,
   y vos un vasallo leal;
   memoria tengo de vos.
FRANCISCO:      Prospere tu vida Dios.
CARLOS:      Flaco estáis.
FRANCISCO:                        No lo fue el mal 3280
   que me ha tenido a la muerte.
CARLOS:      Pues ¿ de qué fue ?
FRANCISCO:                            De desvelos;
   si de Dios puede haber celos,
   de él los tuve.
CARLOS:                        ¿ De qué suerte ?
FRANCISCO:      El día que pretendí 3285
   desposarme, se metió
   monja mi esposa, y dejó
   burlado mi amor. Sentí,
   señor, de modo el perdella,
   que ha ya cerca de tres años 3290
   que lloro estos desengaños.
CARLOS:      ¿ Era hermosa ?
FRANCISCO:                        Era muy bella;
   pero a su belleza gana
   su virtud, porque es de modo,
   señor, que este reino todo 3295
   la llama la santa Juana.
FONSECA:      ¿ Esa es Juana de la Cruz;
   su patria, Hazaña ?
FRANCISCO:                              La propia.
FONSECA:      Son sus milagros sin copia.
   Ya me han dado de ella luz. 3300
   Dos leguas está de aquí.
   ¿ Quiere vuestra majestad
   ver en una tierna edad
   celestiales cosas ?
CARLOS:                              Sí.
   Noticia tengo, aunque poca, 3305
   de ella.
FONSECA:                    Lo que es más notable
   es que el espíritu hable
   de Dios por su misma boca.
   Tiene don de profecía
   y de lenguas; cuentan cosas, 3310
   aunque ciertas, prodigiosas.
   Habla griego, algarabía,
   y latín, de la manera
   que si se hubiera criado
   en cada tierra.
CARLOS:                        Espantado 3315
   estoy.    Ya verla quisiera.
   Partamos luego.
FONSECA:                            Ya están
   prevenidas postas.
CARLOS:                              Ea,
   venid.
FONSECA:                Poco se rodea.
CARLOS:      Llamen al gran capitán. 3320

Vanse.    Salen la MAESTRA y sor EVANGELISTA

MAESTRA:      La envidia el alma me abrasa.
EVANGELISTA:      Ya es sobra de pasión esa.
MAESTRA:      ¿ Juana, de casa abadesa ?
   ¿ Juana, prelada de casa,
   y mis partes, mi gobierno, 3325
   mi pretensión despreciada ?
   ¿ Juana, de la Cruz prelada ?
   ¡ Ay, cielos ! En un infierno
   estoy de envidia.
EVANGELISTA:                              No tome,
   madre, tan grande pasión. 3330
MAESTRA:      Las telas del corazón
   alguna sierpe me come.
   Esta es hechicera; en ella
   hay, sin duda, algún encanto.
   ¿ Por qué el Espíritu Santo 3335
   había de hablar por ella ?
   ¡ Cómo finge !    Es disparate;
   yo sé que está endemoniada
   cuando se queda arrobada
   cada punto.
EVANGELISTA:                      ¡ Que la trate 3340
   ansí ! ¡ Que eso diga !
MAESTRA:                                  Pues,
   ¿ no es el demonio quien habla
   tantas lenguas con que entabla
   sus pretensiones ? ¿ No ves
   el bastante testimonio 3345
   que a todas os causa espanto ?
   No es el Espíritu Santo
   quien habla sino el demonio.
EVANGELISTA:      Disparate es escucharla.

Vase

MAESTRA:      ¿ Qué aguardo que no me vengo ? 3350
   Por el hábito que tengo
   que un lazo tengo de armarla
   con que, al paso que ha subido,
   caiga, siendo menosprecio
   del mundo. ¡ Ay, intento necio 3355
   para el mal siempre atrevido !
   ¿ Quién a despeñarme viene ?
   La envidia, ¿ qué bien causó ?
   Mas como me vengue yo
   no importa que me condene. 3360

Vase.    Salen la SANTA y el ANGEL de la guarda

SANTA:      Angel santo, ¿ yo prelada ?
   ¿ Yo de la Cruz abadesa ?
   ¿ Cómo ha de poder llevar
   tan gran carga mi flaqueza ?
   Suplico a Vuestra Hermosura, 3365
   pues asiste en la presencia
   de Dios, que alcance me quite
   la Cruz, que me oprime a cuestas.
   ¿ Yo cuenta de tantas almas
   no pudiendo tener cuentas 3370
   con la mía ?

Llora

ANGEL:                        ¿ Por qué lloras ?
   Juana, ¿ es ésa tu obediencia ?
   ¿ Es bien que la voluntad
   de Dios resistas, que ordena
   que gobiernes esta casa ? 3375
   ¿ No te crió para ella ?
   ¿ No puedo ayudarte yo ?
   ¿ Conmigo ese temor muestras ?
   ¿ Es eso lo que me estimas ?
SANTA:      No haya más, Angel, no sea 3380
   lo que quiero; su Hermosura
   me anima, conforta, alegra
   y me quita mis pesares.
   Bien es que a Dios obedezca.
   Su esposa soy, este anillo 3385
   me dió con su mano mesma,
   y los desposados suelen
   llevar el trabajo a medias.
   Pero, decid, Angel mío,
   ¿ cómo nunca me dais cuenta 3390
   de vuestro nombre admirable ?
   Razón será que le sepa,
   pues que somos tan amigos.
   Decidlo, que en la perfeta
   amistad, nunca ha de haber 3395
   cosa oculta ni encubierta.
ANGEL:      San Laurel Aureo es mi nombre.
   Hízome la mano eterna
   de Dios de sus más privados.
   Dióme gracias tan inmensas, 3400
   que el Angel del Privilegio
   me llaman, y en verme tiemblan
   las infernales moradas
   que a mi nombre están sujetas.
   Yo fui el ángel de la guarda 3405
   de David, rey y profeta,
   de San Jorge y San Gregorio,
   coluna de nuestra Iglesia.
   Mira lo que a Dios le debes,
   pues tu guarda me encomienda 3410
   y a tales santos te iguala.
   Y en tu misma boca y lengua
   habla el Espíritu Santo,
   y hablará lenguas diversas
   por trece años, predicando 3415
   su ley divina y excelsa.
   Su predicadora te hace.
SANTA:      ¡ Ay de mí !    ¿ Qué he de dar cuenta
   de tantas prerrogativas ?
   Quiera el cielo no me pierda 3420
   siendo ingrata a tanto amor.
ANGEL:      No harás, porque la clemencia
   de tu Esposo y nuestro Rey
   te amó antes que nacieras.
   Tus súbditas vienen, Juana. 3425
SANTA:      Pues ¿ cómo sola me deja
   Vuestra Hermosura ?
ANGEL:                                No son
   dignas que cual tú me vean.
   Siempre estoy, Juana, a tu lado.

Vase.    Sale la que era ABADESA, sor EVANGELISTA y otras dos MONJAS

ABADESA:      Carísima madre nuestra, 3430
   ¡ qué alegre está vuestra casa
   con prelada tan perfeta !
SANTA:      ¡ Ay madre ! en las entrañas
   os tengo a todas impresas.
   Gloria a Dios que la clausura 3435
   ya nuestra casa profesa.
   Ya no hay salir del convento
   que, aunque es tal nuestra pobreza,
   Dios nos la remediará.
   Dejadlo a su providencia. 3440
EVANGELISTA:      Madre, una cosa venimos
   a suplicarla, no sea
   en vano nuestra esperanza
   por ser la cosa primera
   que sus hijas caras piden. 3445
SANTA:      Daros el alma quisiera
   donde os tengo a todas juntas.
   Pedid, pedid, norabuena.
ABADESA:      Las almas del purgatorio,
   después, madre, que por ella 3450
   somos tan devotas suyas,
   nos causan pena sus penas.
   Pues nada la niega el cielo
   de cuanto le pide y ruega,
   pida a Cristo nos bendiga 3455
   nuestros rosarios y cuentas,
   y que con su mano propia
   las toque y después conceda
   por su amor e intercesión
   perdones y indulgencias. 3460
TODAS:      Madre, no diga que no.
SANTA:      La intención, hijas, es buena;
   yo lo comunicaré
   con mi Angel.
EVANGELISTA:                      Ya se alegran
   nuestros corazones todos. 3465
SANTA:      ¿ Adónde está la maestra ?
ABADESA:      En el coro estaba agora.
SANTA:      Dios, madre, las dé paciencia.
   Yo quiero dar bien por mal;
   vicaria quiero que sea 3470
   del convento.
EVANGELISTA:                      (¡ Qué virtud !)        Aparte
ABADESA:      ¿ A quien su muerte desea
   da el gobierno de su casa ?
SANTA:      Váyanse, pues, y no pierdan
   el tiempo; váyanse al coro. 3475
ABADESA:      (Quien el dulce rato emplea          Aparte
   en la conversación santa
   y doctrina de su lengua
   no le pierde.)
SANTA:                        Miren que hoy
   he comulgado, y me inquietan. 3480
EVANGELISTA:      (Este ratico no más                      Aparte
   habemos de estar con ella.)
SANTA:      ¿ Qué he de hacer Esposo santo ?
   Veros quiero y no me dejan.

Dentro

VOZ:      Pues yo te llevaré adonde 3485
   no te inquieten, cara prenda.

Volando desaparece la SANTA

EVANGELISTA:      ¡ Que se nos fue nuestra madre !
ABADESA:      Juana santa, madre nuestra,
   ¿ por qué nos dejáis así ?
   Vamos las dos a la iglesia 3490
   y pidamos a su Esposo
   que a nuestra madre nos vuelva.
EVANGELISTA:      ¡ Soberana maravilla !
ABADESA:      ¡ Gran milagro !
EVANGELISTA:                        ¡ Cosa nueva !
ABADESA:      ¡ Dichoso el convento y casa 3495
   que tiene tal abadesa !

Salen la SANTA y el ANGEL de la guarda con un legajo de papeles, y váselos dando

ANGEL:      Las almas del purgatorio
   te dan esas peticiones,
   porque con tus oraciones
   su refrigerio es notorio. 3500
   Sus penas tu Esposo aplaca
   por ti, y a tal favor llegas,
   que a los por quien tú le ruegas,
   de entre sus llamas las saca.
   Esta es de una que ha veinte años 3505
   que está en su fuego mortal
   por un pecado venial,
   que uno solo hace estos daños.
   Esta es de un grande de España
   que pide alivio y consuelo 3510
   porque eres grande del cielo.
   Esta es de un hombre de Hazaña
   y alega que es tu pariente.
   En fin, todas han ya visto
   que si es rey tu esposo Cristo, 3515
   eres tú su presidente.
SANTA:      Pues dice Vuestra Hermosura
   que por ruegos de su sierva
   de las penas les preserva
   que el oro de su fe apura, 3520
   a mi Esposo rogaré
   por ellas.
ANGEL:                      Cúmplelo así.
SANTA:      Ningún mérito hay en mí;
   pero de mi Cristo sé
   que es amigo que le rueguen 3525
   por modos extraordinarios,
   Angel. Y de los rosarios,
   ¿ qué me respondéis ?
ANGEL:                              Que lleguen
   cuantos tus monjas hallasen,
   que hoy los tengo de llevar 3530
   al cielo, donde ha de dar
   perdones con que se amparen
   Cristo, Juana, los mortales,
   e inmensas prerrogativas,
   que es de suerte lo que privas, 3535
   y tus virtudes son tales,
   que tu Esposo soberano
   cuanto pidas quiere hacer;
   El los tiene de tener
   y bendecir con su mano. 3540
SANTA:      ¡ Oh, qué alegres han de estar
   mis monjas con tal ventura !
   ¿ Dónde va Vuestra Hermosura ?
ANGEL:      Ya te vienen a buscar,
   y no quiero que me vean 3545
   del modo que tú me ves.

Vase.    Sale la que era ABADESA y sor EVANGELISTA

ABADESA:      Aquí está. Dadme los pies,
   que ver mis ojos desean.
EVANGELISTA:      ¿ Así os vais y nos dejáis,
   madre ? 3550
SANTA:      Día de comunión,
   no ha de haber conversación.
   Hijas, lo que deseáis
   el cielo nos lo ha cumplido.
   Mi Esposo bendecir quiere 3555
   cuantos rosarios le diere,
   mi Angel ha intervénido.
   Buscad muchos y vení
   entretanto que yo ruego
   a su Hermosura que luego 3560
   los lleve.
EVANGELISTA:                    ¿ Esta tarde ?
SANTA:                                  Sí.
ABADESA:      ¿ Hay tal ventura ? No quede
   en todo Cubas rosario
   que no venga.
SANTA:                      Extraordinario
   favor mi Cristo os concede. 3565
   ¡ Venturoso el desposorio
   donde me ha llegado a dar
   Dios tanto !    Voy a rogar
   por las que en el Purgatorio,
   siendo mejores que yo, 3570
   de mi intercesión se valen.

Vase

ABADESA:      ¿ Qué mercedes hay que igualen
   a las que el cielo nos dió ?

Sale la MAESTRA

MAESTRA:      Madre, el emperador
   y arzobispo de Toledo 3575
   están en casa.    (No puedo          Aparte
   hablar de envidia y dolor.)
   A ver la abadesa vienen.
ABADESA:      ¡ Válgame Dios ! ¿ Aquí están ?
MAESTRA:      También el gran capitán. 3580
EVANGELISTA:      Si el tiempo nos entretienen
   y la ocasión se nos pasa
   del bien que nos hace el cielo
   con los rosarios, recelo
   no se pierda.
ABADESA:                      Si está en casa 3585
   el césar, haga traer
   los rosarios del lugar,
   que yo iré luego a juntar
   las monjas para irle a ver
   y recibir entretanto 3590
   al emperador.
EVANGELISTA:                        Bien dice.

Vase

MAESTRA:      (¡ Que hasta el césar autorice      Aparte
   a Juana ! ¿ Esto no es encanto ?)
ABADESA:      Avisen a la tornera
   que abra la portería. 3595
MAESTRA:      Miente quien niega y porfía
   que Juana no es hechicera.

Vanse.    Salen el EMPERADOR, don Alonso de FONSECA, el arzobispo, y el Gran CAPITAN

FONSECA:      Este es, señor, el convento
   donde está la santa.
CARLOS:                              Aquí
   hoy, don Alonso, adquirí 3600
   gustos que en el alma siento.
   Gonzalo Fernández, vos
   veréis de Dios el poder
   en una humilde mujer.
CAPITAN:      Todo lo puede hacer Dios. 3605
CARLOS:      Arzobispo, ¿ han avisado
   que venimos ?
FONSECA:                        Sí, señor.

Salen la ABADESA, la MAESTRA, EVANGELISTA y otras

EVANGELISTA:      Aquí está el Emperador.

Vase

ABADESA:      Mil veces sea bien llegado
   vuestra majestad a honrar 3610
   esta casa, que ennoblece
   con su vista.

Todas de rodillas

CARLOS:                        Bien parece,
   hasta en el modo de hablar,
   la virtud que aquí se encierra
   y que es de Dios este celo. 3615
   Levantaos, Madres, del suelo.
ABADESA:      Señor.
CARLOS:                Alzaos de la tierra.
ABADESA:      Dénos, pues, la santa mano,
   primado grande de España,
   por quien más alegre baña 3620
   Tajo el muro toledano,
   de quien sois prelado y padre.
FONSECA:      A la posta el césar viene
   por el deseo que tiene
   de ver hoy a vuestra madre. 3625
   Haced cómo pueda vella
   y avisadla.
ABADESA:                      Ya lo está;
   mas, ¿ cómo, señor, saldrá,
   si está el espíritu en ella
   de Dios, que su lengua toca, 3630
   dejándola transportada,
   sin sentido y elevada ?
CARLOS:      Su devoción me provoca,
   y de esa suerte deseo
   verla. 3635
ABADESA:      Bien, señor, podéis.

Descubren una cortina, y a la SANTA, de rodillas, arrobada

FONSECA:      ¡ Qué de mercedes que hacéis,
   Señor, al humilde !
CARLOS:                            Hoy veo
   la vanidad en que fundo
   de mis reinos las grandezas. 3640
   ¿ Qué importan honras, riquezas,
   la corona, el cetro, el mundo
   ni la púrpura imperial
   que cause soberbia tanta,
   si con Dios se nos levanta 3645
   un remendado sayal ?
   Hincad todos en la tierra
   las rodillas.
CAPITAN:                          No han podido
   todos cuantos han querido
   vencerme, haciéndome guerra, 3650
   ni sus bélicos despojos
   ablandarme el corazón,
   y saca en esta ocasión
   una mujer de mis ojos
   el agua, que nunca han visto. 3655
CARLOS:      Estas sí, gran capitán,
   son hazañas.
CAPITAN:                        ¿ Qué no harán,
   señor, soldados de Cristo ?
SANTA:      Hijo Carlos, por quien crece
   en el mundo la ley santa 3660
   de mi iglesia, pues la aumentan
   tus nunca vencidas armas,
   oye atento lo que dice
   el mismo Dios, que es quien habla
   y rige agora la lengua 3665
   de Juana, mi esposa cara,
   "Yo soy la tercer persona
   de la Trinidad beata,
   que en tres supuestos distintos
   es un Dios y una substancia. 3670
   En pago del santo celo
   con que nuestro nombre ensalzas,
   hasta las Indias remotas,
   que en cielo convierte a España,
   te prometo de ayudarte 3675
   tanto, que jamás tu fama
   borre el tiempo ni el olvido.
   Vencerás en Alemania
   los escuadrones soberbios
   del sajón que te amenaza, 3680
   pervertido con la seta
   de Lutero, cual él falsa.
   Pondrán tus leyes su yugo
   en la cerviz indomada
   de Flandes, que te hace guerra 3685
   sin advertir que es tu patria;
   tendrá a tu buena fortuna,
   y no imitadas hazañas,
   tal miedo el turco feroz
   que, volviendo las espaldas 3690
   la otomana multitud,
   pisarán después tus plantas
   las lunas que enarboló
   la potencia solimana.
   Roma te abrirá sus puertas; 3695
   Milán, Nápoles y Francia
   conocerán tus vitorias,
   y las cercas africanas
   de Túnez te llamarán,
   a su pesar, su monarca, 3700
   dándole el rey que quisieres
   y él a ti tributo y parias.
   Y para que eches el sello
   con la más heroica hazaña,
   por la milicia divina, 3705
   dejando la que es mundana,
   renunciarás en Filipo,
   hijo de mi iglesia amada,
   los reinos, púrpura y globo,
   y en Yuste verá tu España 3710
   que las honras que ganaste
   las pisas, porque son vanas,
   pues si es mucho el adquirirlas
   mucho más el despreciarlas.
   A ti, Gonzalo Fernández, 3715
   gran capitán, que en Italia
   dejaste en bronce esculpidos
   los blasones de tus armas,
   por tu católico celo
   el nombre que a tu prosapia 3720
   dejas de Córdoba, haré
   famoso, honrando tu casa.
   El espíritu de Dios,
   que por la boca de Juana
   os habla, agora os bendice." 3725

Echales la bendición y corren la cor- tina

CARLOS:      ¿ Quién no se admira y espanta ?
   ¡ Dichosa casa mil veces,
   y yo dichoso otras tantas,
   que tal maravilla he visto !
CAPITAN:      Derretida llevo el alma. 3730
CARLOS:      Avisadme, tesorero,
   para que limosna haga
   a esta casa.
FONSECA:                        Yo la doy,
   por ser su pobreza tanta,
   el beneficio de Cubas. 3735
ABADESA:      Tu largueza nos ampara.
CAPITAN:      Yo la doy quinientos mil
   maravedís.
ABADESA:                    Esos bastan
   para que un cuarto labremos.
CARLOS:      Vamos.    ¡ Ay, divina Juana ! 3740
   Si a España las armas honran,
   hónrelo también tal Santa.

Vanse.    Quédanse las monjas y sale sor EVANGELISTA

EVANGELISTA:      ¡ Madres, albricias ! Ya ha vuelto
   nuestra dichosa prelada
   del éxtasis, y la he dado 3745
   cuentas, rosarios y sartas
   en gran copia.    Aquí las tiene
   encerradas en esta arca,

Saca una arquilla

   y dejándome la llave
   está en su celda postrada 3750
   pidiendo a Dios las bendiga.
ABADESA:      Todo cuanto quiere alcanza
   de su Esposo.
EVANGELISTA:                      Esta es la hora
   que ya el Angel de su guarda
   al cielo las ha subido. 3755
ABADESA:      Abramos agora el arca;
   veamos si están aquí
   las cuentas.

Abren

EVANGELISTA:                      Aquí no hay nada;
   pues nadie la arquilla ha abierto.
ABADESA:      Penetróla quien las saca, 3760
   que todo lo puede Dios
   y por él su esposa santa.
   Vamos a ver nuestra madre;
   hermana.    Vuelva a cerrarla.
MAESTRA:      (¡ Qué no me dejes, envidia !)            Aparte 3765
ABADESA:      ¿ No viene, madre Vicaria ?

Vanse.    Sale la SANTA

SANTA:      Esposo de inmenso nombre,
   ¡ qué importuna soy ! ¿ No os cansa
   lo que os pido ? Pero no,
   que tenéis las manos largas. 3770
   El ver benditas sus cuentas
   todas mis monjas aguardan.
   Hacedlas esta merced.

Salen las MONJAS

ABADESA:      Aquí está.    Lleguen hermanas,
   y hablémosla. Mas ¿ qué es esto ? 3775

Todas de rodillas, suena música, ábrese una apariencia de la gloria. CRISTO, sentado en un trono, el ANGEL de rodillas dándole los rosarios y muchos ángeles alrededor

ANGEL:      Autor eterno de gracia,
   estos rosarios suplica
   vuestra esposa y tierna Juana
   [bendigáis con vuestra mano.]

Echalos CRISTO la bendición

ABADESA:      ¿ No le ha visto echar, hermana, 3780
   a Cristo la bendición ?
EVANGELISTA:      Miro maravillas tantas
   que no sé si estoy dispierta.

Encúbrese la gloria y baja el ANGEL

ABADESA:      ¿ No ve cómo el Angel baja
   y los rosarios la ofrece ? 3785
SANTA:      ¡ Oh, cuánto debe mi alma,
   Angel, a Vuestra Hermosura !
ANGEL:      A estos rosarios, Juana,
   ha concedido tu esposo
   los privilegios y gracias 3790
   que tienen los Agnus Dei.
   Quien rezare en ellos saca
   de penas de purgatorio
   cada día muchas almas,
   y gana tantos perdones 3795
   como hay hojas, flores, plantas
   media legua alrededor
   de este monasterio y casa,
   y las indulgencias propias
   de Asís, famosa en Italia. 3800
   Saldrán los demonios luego
   de los cuerpos con tocarlas.
   Librarán de enfermedades
   torbellinos y borrascas.
   La misma virtud tendrán 3805
   las cuentas a estas tocadas.
   Todo lo concede Cristo,
   con tal que las que da el Papa
   se estimen como es razón.
   Ven, esposa soberana, 3810
   adonde tu esposo veas.

Vuélvese un torno y desaparecen

EVANGELISTA:      ¡ Llevósela transportada !
ABADESA:      ¡ Oh, milagrosa mujer !
   Son tus maravillas tantas,
   que no hay lengua que las cuente; 3815
   para alabarte éstas bastan.

Sale UNO que acaba la comedia

UNO:      En la segunda comedia,
   el autor, senado, os guarda
   lo que falta de esta historia.
   Suplid agora sus faltas. 3820


FIN DE LA COMEDIA