Tirso de Molina
Las quinas de Portugal



Personas que hablan en ella:
  • Don ALFONSO Enríquez, conde de Portugal
  • BRITO, pastor gracioso
  • Don EGAS Muñiz
  • Don GONZALO
  • Una DAMA
  • Algunos PORTUGUESES
  • Don PEDRO
  • GIRALDO, viejo
  • ISMAEL, rey moro
  • LEONOR, dama
  • ZULEMA, moro
  • Algunos MOROS
  • Un ALFAQUI
  • Un niño que hace a CRISTO


JORNADA PRIMERA

Toda la fachada del teatro ha de estar de arriba abajo llena de riscos, peñas y espesuras, de matas, lo más verosímil y áspero que se pueda, imitando una sierra muy difícil, con las circunstancias que se dirán después. Por lo más alto de estas breñas saldrá BRITO, rústico, con un bastón largo, disparando la honda, y por en medio de las diehas peñas sale el conde don ALFONSO Enríquez en hábito de caza, en cuerpo muy bizarro

BRITO:      ¡ Hao, que espantáis el cabrío !
   ¡ Verá por dó se metió !
   ¡ Valga el diabro al que os parió !
   ¡ Echad por acá, jodío !
   ¡ Teneos el embigotado ! 5
ALFONSO:      Enriscado me perdí,
   pastor, acércate aquí.
BRITO:      ¿ Acercáosle ? ¡ Qué espetado !
   Pues yo os juro a non de San
   que si avisaros no bonda 10
   y escopitina la honda
   seis libras de mazapán
   (mejor diré mazapiedra)
   ¡ Hao, que se mos descarría
   ell hato !
ALFONSO:                    Escucha.
BRITO:                              ¡ Aún sería 15
   el diablo ! ¡ Verá la medra
   con que mos vino ! ¡ Arre allá,
   hombre del diabro ! ¿ Estás loco ?
   Ve abajando poco a poco,
   no por ahí, hancia acá, 20
   ¡ Voto a San, si te deslizas !
ALFONSO:      Acerca, dame la mano.

Acércanse

BRITO:      Que has de llegar a lo llano
   bueno para longanizas.

Dale el cabo del bastón y tiénenle am- bos

   Agarraos a ese garrote. 25
   ¿ Quién diabros por aquí os trujo ?

Bajando

   Teneos bien, que si os rempujo
   no doy por vueso cogote un pito.
ALFONSO:      ¿ Qué sierra es ésta ?

Bajando BRITO hacia ALFONSO, asidos los dos al palo

BRITO:      La de Braga, hacia Galicia. 30
ALFONSO:      ¡ Notables riscos !
BRITO:                          Se envicia
   hasta el cielo.
ALFONSO:                        ¡ Extraña cuesta !
BRITO:      Llámase Espantaruínes.
ALFONSO:      No sé yo que haya en España
   más escabrosa montaña. 35
BRITO:      Mala es para con chapines.
   Dad acá la mano.
ALFONSO:                              Toma.

Júntanse las manos y repara BRITO en el guante

BRITO:      ¿ Hay mano con tal blandura ?
   O sois vagamundo o cura.
   Echad por aquesta loma 40
   con tiento.    ¡ Hao ! Que caeréis.

Van bajando poco a poco de las manos

ALFONSO:      ¿ Hay peñas más enriscadas ?
BRITO:      ¡ Manos de lana y peinadas !
   ¡ Qué guedejas, hao !    Me oléis
   a poleo. ¡ Pregue a Dios 45
   que no encarezcáis la lleña !
ALFONSO:      No malicies.
BRITO:                      Pues ¿ hay dueña
   que las traiga como vos ?
ALFONSO:      ¿ Nunca viste guantes ?
BRITO:                                  ¿ Qué ?
ALFONSO:      Estos. (Simple es el villano.)      Aparte 50

Descálzase uno

BRITO:      ¡ Aho, que os desolláis la mano !
   ¿ Estáis borracho ? A la hé
   que debéis ser fechicero.
   El pellejo se ha quitado
   y la mano le ha quedado 55
   sana apartada del cuero.
   Las mías ell azadón
   las ha enforrado de callos.
   Pues que sabéis desollallos,
   hacedme una encantación; 60
   o endilgadme vos el cómo
   se quitan, que Mari Pabros
   se suele dar a los diabros
   cuando la barba la tomo.

Bajando

ALFONSO:      ¡ Sazonada rustiqueza ! 65
BRITO:      Por aquí, que poco falta
   de la sierra.
ALFONSO:                        Ella es bien alta
   y escabrosa su aspereza.
BRITO:      Y decid, por vuesa vida,
   ¿ qué se puede desollar 70
   la mano sin desangrar
   quedando entera y garrida ?
ALFONSO:      Anda, necio.    La que ves
   es una piel de cabrito
   o cordobán.
BRITO:                    ¡ Pues bonito 75
   soy yo !
ALFONSO:                  Adóbanla después
   y ajustándola a la mano
   del polvo y sol la defiende.
BRITO:      ¿ Sí ? ¡ Bueno ! O sois brujo o duende.
   Vos pensáis por lo serrano 80
   burlarme. ¿ No está apegada
   con la carne a esotra ?
ALFONSO:                                No.
BRITO:      No os la vi desollar yo ?
ALFONSO:      Estaba en ella encerrada
   como tu pie en esa abarca. 85
BRITO:      Ataréislas por traviesas,
   que ya yo vi manos presas
   por retocar lo dell arca;
   Mari Pabros mé pedía
   la mía de matrimeño 90
   y yo, como amor lo enseño,
   dándole a esotra vacía
   burlada se quedaría

Ya están abajo

   si por Olalla la dejo,
   que hay mano que da el pellejo, 95
   pero no la voluntía,
   y porque ya estáis abajo
   adiós, que all hato me vó.
ALFONSO:      Quiero desempeñar yo
   las deudas de tu trabajo. 100
   Toma este anillo.
BRITO:                              ¿ Este qué ?
ALFONSO:      Sortija.    Es de oro.
BRITO:                                Verá;
   mijores las hay acá
   de prata. Se le daré
   a Mari Pabros. Señor, 105
   ¿ qué es esto que relumbrina ?
ALFONSO:      Un diamante, piedra fina.
BRITO:      Lo que llaman esprendor
   el cura y el boticario.
ALFONSO:      ¿ Quién ?
BRITO:                Un par de entendimientos 110
   que, a falta de pensamientos,
   mos habran extraordinario;
   y hay en nueso puebro quien
   mos avisa esto que oís,
   echan al centeno anís 115
   para que mos sepa bien;
   habran los dos tan prefundo
   que los doy a Barrabás
   y porque no es para más,
   adiós, hasta el otro mundo. 120

Vase

ALFONSO:      Dudo que puedan hallarme
   en tan distante espesura
   mis monteros. ¡ Oh hermosura !
   Tú has venido a enajenarme
   de mi gente y de mí mismo. 125
   Es doña Elvira Gualtar
   objeto digno de amar,
   pero en el hermoso abismo
   que mi memoria atropella,
   anegadas mis pasiones 130
   falto a mis obligaciones.
   Dos ángeles tengo en ella,
   dos niñas, que de mis ojos
   niñas han venido a ser
   para no dejarme ver 135
   más que sus bellos despojos.
   Soy conde de Portugal,
   y por la madre y las hijas
   ocupaciones prolijas
   de un gobierno casi real 140
   olvido. Pero ¿ qué es esto ?

Suena música.    Abrese toda la montaña desde la mitad abajo, quedañdo descubierta una cueva capaz, toda entapizada de hiedra, flores y romeros, techos, paredes y suelo. En medio de una mesa de hierbas, y asentado en un peñasco, la cara a la gente, GIRALDO, viejo venerabilísimo, vestido de estera de palma, con algunos libros como que los estudia; a un lado de la puerta de la cueva una palma, colgando de ella las armas que aquí se dicen.    Las peñas por donde bajó el ALFONSO, levantadas agora, servirán a la cueva de chapitel y toldo

ALFONSO:      Los peñascos, obeliscos
   de esta sierra, entre sus riscos,
   dividiéndose, han compuesto
   entre su nevado espacio 145
   un modo de solio regio
   ..................... -egio]
   que de la aurora es palacio;
   las peñas sus capiteles,
   con majestad elevados, 150
   techumbres suplen dorados.
   Hierbas sirven de doseles
   que, entretejidas de flores,
   trepan sus ramas inquietas
   por jazmines y mosquetas 155
   con brazos escaladores.
   Desde el verde pavimento
   hasta el florido artesón
   da causa a la admiración
   que le juzga encantamento. 160
   Una senectud se eleva
   prodigiosa y venerable
   que, con respeto agradable,
   el centro ocupa a la cueva.
   Trofeos son de esta palma 165
   la espada, yelmo y arnés.
   Algún héroe portugués
   por la milicia del alma
   los materiales olvida.
   Libros, estudioso, hojea. 170
   ¡ Qué bien sus ocios émplea !
   ¡ Qué bien retirada vida !
   Amagos muestra divinos.
   Toda el alma me ha robado.

Quiere retirarse asombrado y levántase GIRALDO y sale    deteniéndole

GIRALDO:      Detén, huésped deseado, 175
   el paso a tus descaminos.
   Por dicha, ¿ eres portugués ?
ALFONSO:      Por dicha y mucha lo soy,
   pues las dichas que medro hoy
   en verte son interés 180
   el más nuevo que jamás
   de mi discurso el exceso,
   apeteció.
GIRALDO:                    Según eso
   al conde conocerás
   Alfonso Enríquez.
ALFONSO:                              Criéme 185
   en su casa y compañía,
   y tanto de mí se fía,
   que, para que más se extreme
   la privanza afectuosa
   con que siempre me estimó, 190
   podré decir que él y yo
   somos una misma cosa.
GIRALDO:      Con eso ha calificado
   dignamente la elección
   de su mucha discreción; 195
   pero ¿ quién lo ha derrocado
   por aquestos precipicios ?
ALFONSO:      Cazando, al conde perdí
   no muy distante de aquí.
GIRALDO:      Son honestos ejercicios 200
   los que imitan la milicia,
   ensayando entre las fieras
   burlas que enseñan las veras
   cuando es menos la codicia
   de esa noble ocupación 205
   y goza de paz su estado.
   Yo sé que te habrá causado
   justamente admiración
   el verme, cuando penetras
   soledades enriscadas, 210
   colgar armas jubiladas
   y dar el ocio a las letras.
ALFONSO:      Dices, padre, la verdad.
GIRALDO:      Pues para que se la cuentes
   al conde, y los accidentes 215
   de la Fortuna en mi edad
   última con más consejós
   le hagan volver sobre sí,
   siéntate, joven, aquí,
   que los líquidos espejos 220
   de esta fuente y lo habitable
   de esta sombra, los acentos
   de las aguas y los vientos
   harán mi historia agradable.

Siéntanse sobre dos peñas

GIRALDO:      En la ciudad de Oporto, donde el Duero, 225
   para que nazca mar, expira río,
   flor en botón, nací del cano enero
   de un tronco generoso, padre mío.
   No sé, al nacer, lo que lloré primero,
   o su muerte o mi vida que rocío 230
   consume el sol que llora la criatura
   el breve tiempo que su aliento dura.
   Huérfano, en fin, en mi inocente infancia,
   con poco amparo y menor herencia,
   la industria supo hacer a la ignorancia 235
   en mis primeros años resistencia.
   Entorpece ociosa la abundancia,
   y la penuria es toda diligencia.
   Esta, pues, que el valor no desperdicia,
   me llevó, ya mancebo, a la milicia. 240
   Vino a Castilla el conde don Enrique,
   hijo cuarto del duque de Borgoña,
   ramo del francés lirio a quien dedique
   triunfos la flor que en Portugal retoña,
   porque eterno en Alfonso se fabrique 245
   el regio asilo contra la ponzoña
   del Alcorán, y con mejor fortuna
   pise el sol de su cruz su media luna.
   Sirvióse Alfonso el sexto de su espada,
   siempre fiel y a su lado vencedora; 250
   ya en su fortuna adversa, aunque amparada
   del toledano alarbe, si hay fe mora,
   ya en la propicia con la destinada
   muerte del rey, su hermano, que en Zamora
   infancias dio a Bellidos y escarmientos 255
   a monarcas que quiebran juramentos.
   A la sombra, pues, yo de la milicia
   del héroe Enrique, borgoñón famoso,
   medré con su privanza, la noticia
   del marcial ejercicio siempre honroso 260
   rey en León, Castilla y en Galicia,
   Alfonso el sexto, y para mas honroso
   blasón que siempre el africano tema
   imperial en sus sienes la diadema.
   A nuestro Enrique con su gente envía 265
   por capitán de la conquista santa
   que oprrme la otomana tiranía,
   llora la iglesia y la blasfemia canta.
   Partí con él, y mereció en Suría
   por muestra del valor que le adelanta 270
   del papa Urbano, que quién es conoce,
   que uno le elija entre sus pares doce,
   presuma numerar los que desata
   átomos, esa antorcha de los cielos,
   oro en la arena, en las estrellas plata, 275
   al viento soplos y a las aves vuelos.
   ¿ Quién a lo que hizo Enrique en Damiata
   y en Antioquía atreva paralelos ?
   Que no hay bastante, cuando afecte suma,
   bronces a estatuas ni a vitorias pluma. 280
   Entró Godofredo, en fin, triunfante
   en la ciudad gloriosa en que la vida
   el Dios de Amor perdió de puro amante,
   ingrata, y de su púrpura teñida
   de aquélla que creyéndola diamante 285
   Melquisedec fundó, y ennoblecida
   sobre cuantas el sol dora y conoce,
   metrópoli amparó en los tribus doce.
   Allí, después que nuestro Enrique alcanza
   fama inmortal, que encarecer no puedo, 290
   único premio suyo, su alabanza,
   le enriqueció el glorioso Godofredo
   con el divino hierro de la lanza
   --bañado en gozo al referirlo quedo--
   hierro que abrió de amor todo el abismo, 295
   sangre a la redención, agua al bautismo.
   Dióle más, una parte sacrosanta
   de la diadema regia, la corona
   que con tanta crueldad y espina tanta
   a Dios castiga, porque Dios perdona, 300
   de aquel árbol un trozo, aquella planta
   que la granada augusta nos sazona,
   pechiabierta, purpúrea, coronada,
   que en el altar es pan, si allí granada.
   Añadióle con esto una sandalia, 305
   depósito preciso del aliño
   que produjo más flores que Thesalia,
   que vistió más purezas que el armiño,
   que el ámbar, que el almizcle, que la algalia
   que el amor, que el deleite, que el cariño, 310
   de Pafos de Pancaya en flores bebe,
   de María sandalia urna de nieve.
   De Magdalena, como blanca espuma
   una toca de aquella enamorada
   pirausta de su Dios, sin que consuma 315
   incendio tanto, tanta fe abrasada
   el brazo de San Lucas que en la pluma
   y en el pincel nos feria trasladada
   al oído la fe, copia a la vista,
   su médico, pintor y evangelista. 320
   Victorioso volvió con tanta empresa
   a los brazos del rey, que le recibe
   en Toledo, triunfante, y le confiesa
   que en el Asia por él su fama vive.
   Premióle yerno suyo, con Teresa, 325
   carísima hija suya, y le apercibe
   a que por juro de heredad posea
   a Portugal y conde suyo sea.
   Dióle en mi patria a la ciudad de Oporto,
   a Coimbra, a Viseo y las amenas 330
   regiones que en espacio y sitio corto
   bañan de Duero y Miño las arenas,
   la Beira y Tras os Montes; y le exhorto
   que debele las lunas sarracenas,
   a cuyos africanos desleales 335
   diez y siete batallas dio campales.
   En Guimaraes su corte constituye,
   desde ella gana la ciudad de Ulises,
   la gran Lisboa, en quien el Asia incluye
   profética opresión de sus países. 340
   ¡ Oh Menfis española !    El tiempo que huye
   con plumas de sus años, a que pises
   te destina los indios Dulimanes,
   de zamorines, chinos e hildocanes.
   Con católicas mitras las cabezas 345
   ciñó de Braga, hispana primacía,
   de Oporto y de Coimbra. ¿ Qué grandeza
   no adquiriría a quien Dios su culto fía ?
   En Viseo, en Lamego, entre asperezas
   otras dos catedrales también cría. 350
   Salomón en la paz, cuyos ejemplos
   pontífices colocan, labran templos.
   Siempre a su lado yo, siempre valido,
   aliento su valor, sigo su fama;
   pero una vez, por verle divertido 355
   en los amores ciegos de una dama,
   de mis fieles consejos ofendido,
   mariposa a la luz de inquieta llama,
   de su corte y condado me destierra;
   trueco su indignación por esta sierra. 360
   Vivido la he su huésped cuarenta años,
   colgando de esa palma, entre trofeos,
   escarmientos que medran desengaños,
   ambiciones que mueren en deseos.
   Las encinas robustas, los castaños, 365
   han suplido al sustento los recreos
   de la gula, que a tanto vivo incita,
   dichoso quien lo menos necesita.
   Supe--no me preguntes de qué suerte--
   que cumplió el magno Enrique con la paga 370
   fatal, ejecutora al fin la muerte,
   y que con la condesa yace en Braga;
   que Alfonso Enríquez, cuyo brazo fuerte
   del valor heredero que propaga,
   no sólo en sus estados le sucede, 375
   sino que aventajarle en triunfos puede.
   Que nació lastimando compasiones,
   pegadas con las piernas las rodillas,
   que don Egas Muñiz con oraciones
   mereció en su salud ver maravillas; 380
   que, joven, se sujeta a sus pasiones,
   y en vez de valeroso reprimillas,
   a una mujer las postra, por que iguale,
   haciendo que hile, a Alcides con su Onfale.

Levántanse

   ¡ Oh joven esclarecido ! Tú eres éste, 385
   tu rama de Borgoña y de las lises
   del sexto Alfonso nieto manifieste
   en ti su sangre, porque alarbes pises;
   huye esa Circe, contagiosa peste;
   pues heredas a Ulises, sigue a Ulises, 390
   y no te canses en hacer buscarme,
   que hasta el mayor aprieto no has de hallarme.

Entrase GIRALDO en la cueva y clérrase como primero

ALFONSO:      Volvió a cerrarse la roca
   del prodigio pedernal,
   y aun no ha dejado señal 395
   de adónde tuvo la boca.
   Alma es que a su centro toca
   la senectud venerable
   de su huésped; cuanto afable,
   digno tanto de respeto, 400
   ocultómele, en efecto,
   su depósito admirable.
   ¡ Válgame Dios ! ¡ Que de suerte
   me haya el veneno adormido
   de una beldad ! ¡ Que haya sido 405
   forzoso que me despierte
   un retrato de la muerte !
   ¡ Que sea tal el frenesí
   que sin seso apetecí,
   que ocasione de este modo 410
   a que se abra un monte todo
   para que yo vuelva en mí !
   Predicóme un casi muerto
   que este sepulcro escondía,
   y aunque en desierto, alma mía, 415
   no es predicar en desierto;
   túmulo es el que se ha abierto
   en este monte excesivo,
   y ya por él me apercibo
   a que, tirando la rienda, 420
   ni un mármol me reprehenda
   ni un muerto predique a un vivo.

Salen don EGAS, don GONZALO, don PEDRO, BRITO y otros

BRITO:      Digo que según las señas
   que a sus mercedes oí,
   es el mismo que por mí 425
   no dio desde aquesas peñas
   al valle cogote abajo.
   El ha de ser un garzón
   entre lampiño y barbón,
   .................. -ajo]; 430
   que tieso lo pisa y huella,
   y al revés de los cristianos,
   tiene dos pares de manos
   y sin sangre las desuella;
   en lo demás muy buen hijo, 435
   pues cuando del puesto abaja,
   por quitarme allá esta paja
   no da menos que un sortijo.

Muéstrasele

GONZALO:      Este es suyo.
EGAS:                          Y éste el conde.
ALFONSO:      Pues, amigos.
GONZALO:                        Gran señor, 440
   el pozo tras el temor
   mas alegre corresponde
   a la esperanza y deseos;
   los pies pido que nos des.
BRITO:      ¿ Para qué querrán los pies ? 445
ALFONSO:      Perdíme entre los rodeos
   de este bosque y selva espesa.
EGAS:      Vuestra alteza, conde, ha dado
   un susto a nuestro cuidado.
BRITO:      ¿ Que se llama Cosme Artesa ? 450
   Sabrélo de aquí en delante.
GONZALO:      Bueno Portugal quedara,
   conde infante, si os llorara
   perdido.
BRITO:                    ¿ Cosme Elefante
   es también y Cosme Artesa ? 455
   Tendrán por allá los hombres
   como las manos los nombres
   a pares. Señor, me pesa
   de no herle mercé enfenito;
   un pastor es ignorante, 460
   pues si él es Cosme Elefante
   y Artesa, siendo yo Brito,
   es siempre la gente nuesa;
   pero su perdón me dé
   que desde hoy le llamaré 465
   Cosme, Elefante y Artesa.
ALFONSO:      Cese, don Egas Muñiz,
   la caza que Marte ensaya;
   Gonzalo Méndez de Amaya,
   Pedro Páez, Duarte Ruiz, 470
   logremos las esperanzas
   que el valor busca en las veras;
   si hay moros, ¿ para qué fieras ?
   ¿ Para qué bosques, si hay lanzas ?
   No cubra el orín arneses 475
   que la ociosidad infama
   cuando el asombro nos llama
   invencibles portugueses.

Sale don GONZALO con un escudo que tenga en campo de plata una cruz azul atravesada, como está

ALFONSO:      Dadme, Gonzalo, ese escudo;
   en él mi progenitor, 480
   por alentar mi valor,
   las azules bandas pudo
   esmaltar que el blasón franco
   a su ascendencia donó;
   pero mi padre estimó 485
   en más, dejándolo en blanco,
   que con victoriosas pruebas
   sus hazañas laureadas,
   en vez de las heredadas,
   le adquiriesen armas nuevas; 490
   y después que éstas a luz
   sacaron de esas proezas
   las no imitadas grandezas,
   puso la celeste cruz
   en campo de limpia plata, 495
   en fe que Jerusalén
   las suyas quiere que den
   premio a quien en Damiata
   triunfó del egipcio espanto;
   cruz azul, señal del celo 500
   con que restituyó al cielo
   de Dios el sepulcro santo.
   En esta cruz, pues, divina
   jurad todos, yo el primero,
   no desnudar el acero 505

Chirimias

   mientras la alarbe ruina
   a mi Portugal posea,
   mientras la secta lasciva
   en nuestras comarcas viva.
   Esto, vasallos, desea 510
   vuestro conde, vuestro infante,
   sucesor de Enrique y nieto
   de Alfonso rey.

De rodillas, cada uno la mano sobre la cruz del escudo

EGAS:                        Yo prometo,
   mientras adorne el turbante
   morisco la media luna, 515
   no desnudar el arnés.
GONZALO:      Valor tengo portugués;
   yo seguire tu fortuna.
PEDRO:      Lo mismo juro.
ALFONSO:                            Pues alto,
   lusitanos belicosos, 520
   despejad bosques ociosos,
   que si los muros asalto
   de Santarén, y allí dejo
   enarbolada la cruz,
   yo haré que el moro andaluz 525
   nos desocupe a Alentejo.
BRITO:      ¿ Y seré yo si le sigo;
   también valiente, señor ?
EGAS:      ¿ No eres portugués, pastor ?
BRITO:      ¡ Y cuómo !
EGAS:                    Vente conmigo, 530
   que el serlo sólo te basta.
BRITO:      Mari Pabros, adiós, pues,
   que va Brito portugués
   a her en Mahoma casta.
PEDRO:      ¡ Viva nuestro conde infante, 535
   sol de la luz portuguesa !
BRITO:      ¡ Viva nuestro Cosme Artesa,
   Cosme Artesa y Elefante !

Vanse.    Salen retirándose de ISMAEL,un moro, doña LEONOR y una DAMA suya

DAMA:      Retírate, que se acerca.
LEONOR:      ¡ Que se atreviese hasta aquí 540
   este bárbaro !

Sale ISMAEL

ISMAEL:                        Perdí
   el lance.    Entróse en la cerca.
LEONOR:      Subamos al homenaje;
   veremos lo que este perro
   pretende.
ISMAEL:                    Amor, de este encierro 545
   sacad mi sol, que es ultraje
   que, rayo de pluma vos,
   cuando se subiera al cielo,
   no alcanzárades su vuelo.
   ¿ Para qué os blasonáis, dios, 550
   si ni con flechas ni llamas
   habéis podido vencer
   el curso de una mujer ?
   ¡ Ah de mi gente !

Arriba doña LEONOR

LEONOR:                          ¿ A quién llamas ?
   Alarbe loco, ¿ qué intentas ? 555
   Este castillo, ¿ no sabes
   que fía su guardia y llaves
   a un portugués que en sangrientas
   lides partió más turbantes
   que seca Agosto amapolas, 560
   que el Tejo se viste de olas,
   que al cielo bordan diamantes ?
   ¿ Sabes que es Vasco Cautiño
   su alcaide y que mi padre es ?
ISMAEL:      Sé que es el sol portugués 565
   desde que el hermoso aliño
   con que dora sus cabellos
   A los vuestros trasladó,
   para que, abrasado yo,
   fénix me consuma en ellos. 570
   Sé que, aunque pena no os da
   mi esperanza por vos seca,
   sois mi Mahoma, mi Meca,
   mi sol, mi cielo, mi Alá.
   Sé, en fin, siempre que os diviso, 575
   que a unirnos el ciego dios
   os preciara más a vos
   que a todo su paraíso.
LEONOR:      Pues ¿ tus moros qué dirán
   contra tu Alcorán blasfemo ? 580
ISMAEL:      ¿ Qué moros, si a Alá no temo ?
   Vos sola sois mi Alcorán.
LEONOR:      ¿ Cómo a pasar te atreviste
   de esotra parte del Tejo ?
ISMAEL:      Por ver si todo su espejo 585
   llamas de mi amor resiste;
   mas son mis incendios tales
   que, después que le pasé,
   mi contagio le pegué,
   y en vez de correr cristales 590
   corre llamas, todo ardores;
   llamas sus vecinas ramas,
   sus peces son todos llamas,
   llamas sus riscos y flores.

Cáesele a LEONOR un guante

LEONOR:      ¡ Ay cielo ! Cayóseme 595
   un guante. Déjale, moro.

Cógele ISMAEL

ISMAEL:      ¿ Que le deje cuando adoro
   marfil de quien funda fue ?
   Cifraré en él mis venturas,
   y ya que la mano no, 600
   el telllz que la cubrió,
   urna de cinco hermosuras,
   plantel de tanta mosqueta,
   ocaso de tanto sol,
   nube de tanto arrebol, 605
   aljaba a tanta saeta,
   mi esperanza de él vestida
   será mi mayor tesoro.
LEONOR:      Déjale, bárbaro moro,
   que te ha de costar la vida. 610
   ¡ Ah del castillo, ah soldados !
ISMAEL:      Dile a tu Vasco Cautiño
   que, mientras que con él ciño
   un alma toda cuidados,
   por ser del alba española, 615
   le procure restaurar,
   que mi lanza ha de adornar
   por divisa y banderola;
   que junto al Tejo, Ismael,
   rey de toda Extremadura 620
   le aguarda, que su ventura
   pruebe y que venga por él.
LEONOR:      No es digna suya esa empresa;
   yo te quitaré arrogante,
   con la torpe vida, el guante, 625

Tocan alarma

   que soy Leonor portuguesa.

Vase.    Sale ZULEMA, moro

ZULEMA:      Defiende, rey invicto,
   exaltación de lunas sarracenas,
   tu corona y districto,
   si mientras que conquistas las ajenas, 630
   esparciendo tus copias,
   no quieres esta vez perder las propias.
   Alfonso Enríquez, conde lusitano,
   infante de Castilla,
   nieto de Alfonso sexto soberano, 635
   hijo de Enrique, a quien postrada humilla
   la cerviz arrogante
   del otomano el célebre turbante,
   el Tejo armado pasa
   y con un escuadrón, si en suma breve, 640
   inmenso en el valor, incendio abrasa
   tus tierras, rayos ellos, ellas nieve;
   y por que tu diadema le corone,
   a Santarén se acerca y sitio pone.
ISMAEL:      ¡ Cobarde !    ¿ De eso muestras 645
   el miedo infame que en tú pecho mides ?
   ¿ Anuncias dichas nuestras
   y albricias no me pides,
   cuando si el Tejo por su daño pasa
   la dicha de tal bien se me entra en casa ? 650
   ¿ Nó reino en Badajoz ? Extremadura,
   ¿ no es noble herencia mía ?
   ¿ No tengo en lo mejor de Andalucía
   cuanto entre valles, riscos y espesura
   ciñe Sierra Morena 655
   con más vasallos que su falda arena ?
   Cinco reyes con parias me tributan,
   a camellos, el ámbar, oro y plata,
   las bengalas, el nácar y escarlata
   con que al gusano tejedor disfrutan 660
   y entre aromas arabios
   estiman en mis pies poner sus labios.
   Cada cual de éstos tiene
   cincuenta mil armígeros alarbes,
   que si ese Alfonso viene, 665
   los fosos, las murallas, los adarbes
   cubrirán como a Ceres los manojos
   de cimitarras y bonetes rojos.
   Llegue ese mozo ciego;
   la presunción se acerque lusitana, 670
   que presto las orillas del Mondego,
   reconociendo a las de Guadiana,
   con el acero que monarca ciño,
   al Tejo, juntarán el Duero y Miño.

Vase.    Toquen marcha, y sale el conde ALFONSO Enríquez, don EGAS, don GONZALO, don PEDRO y SOLDADOS

ALFONSO:      Lusitanos invencibles, 675
   luz del blasón portugués,
   asombro un tiempo de Roma
   y rayos de su laurel,
   siempre la primera hazaña,
   si llega a lograrse bien, 680
   alienta con más valor
   las que se siguen después.
   Pasado habemos el Tejo;
   al margen hermoso de él,
   sobre una peña tajada 685
   se blasona Santarén
   inexpugnable al asalto.
   Deleitoso, capitel
   sirve a ese risco, diademas
   donde el sol asiente el pie. 690
   Su fundación, que compite
   con los tiempos, corto fue
   de Avidis, que agricultor
   heredó a Gargoris rey
   la corona y las hazañas. 695
   Gargoris heroico, aquel
   construidor de los enjambres
   repúblicas de la miel,
   aquí alimentando a Avidis
   con su néctar, merecer 700
   pudo a Santarén el nombre
   de Escalabis, esto es
   lo que en latín esca abidis,
   manjar de Abidis, si bien
   le mudó la virgen mártir 705
   Santa Inés, en Santarén.
   Desde el infelice godo
   hasta ahora lo posee
   la blasfemia desbocada,
   y en nombre suyo Ismael. 710
   Descuidados tiene el ocio
   sus bárbaros, y ya veis
   que la presteza asegura
   más victorias que el poder.
   Escalémosla de noche, 715
   por que cuando el sol nos dé
   entre celajes del alba
   perfiles de rosicler,
   tremolando en sus almenas
   la cruz que a Jerusalén 720
   restauró mi padre Enrique,
   sus lunas postre a los pies.
   Pocos somos, si al asalto
   cuenta del número hacéis,
   si del valor infinitos, 725
   porque cada portugués
   es un ejército, un campo,
   un escuadrón, un tropel
   que eminentemente cifra
   más héroes que Apolo ve. 730
   Pase del sueño a la muerte
   tanto Holofernes cruel;
   Judit es nuestra justicia,
   su alfanje en mis manos veis.
   Dadme esta villa, soldados, 735
   y con César cantaré
   desde hoy, veni, vidi, vici,
   vine; vi y llegué a vencer.
EGAS:      No necesitas, gran conde,
   de alientos para encender 740
   pechos que ya son volcanes,
   valor que ya es Mongibel.
GONZALO:      Morir o vencer juramos,
   o morir hoy o vencer.
PEDRO:      Del pavés sobre sus muros, 745
   o muertos sobre el pavés.
ALFONSO:      Estas son sus torres altas;
   el escalador cordel
   nos facilita el silencio.
EGAS:      ¿ Qué es escala o para qué ? 750
   Arrimándome a una pica,
   talares llevo en los pies
   para volar por sus muros,
   no, huyendo para correr.
ALFONSO:      ¡ Oh, portugués Viriato ! 755
   ¡ Oh, escuadrón invicto y fiel !
   Viva la cruz !

Tocan alarma

TODOS:                      ¡ Viva Alfonso !
ALFONSO:      ¡ Viva, decid, nuestra ley !

Desnudan las espadas y éntranse, y dicen dentro, tocando a guerra

MORO 1:      ¡ Aquí de la villa, Alarbes,
   las murallas socorred, 760
   que el cristiano nos la usurpa !
MORO 2:      ¡ Que nos entra a Santarén !

Entrando y saliendo, pelean MOROS y CRISTIANOS

EGAS:      ¡ Ah, perros ! En vuestra sangre
   pienso hoy apagar la sed
   que ha tanto que me provoca. 765
MORO 1:      Huye, Hamete.

Tocan alarma

MORO 2:                        Huye, Muley.

Salen dos MOROS dando de cuchilladas a BRITO, que sale de soldado gracioso

BRITO:      Estése quedo, le digo.
   ¿ No hay son pegar y correr ?
   ¡ Verá la tema en que han dado !
   Yo, ¿ qué le he hecho ?
MORO 1:                              Vengaré, 770
   cristiano vil, en tu vida
   tantas muertes.

Dale en el broquel

BRITO:                          ¿ Otra vez ?
   ¿ Han vido y cómo sacude ?
MORO 2:      No ha de quedar portugués
   que no destroce este brazo. 775

Dale

BRITO:      Médico debe de ser;
   compre mina y traiga guantes,
   matará de cien en cien
   con los botes de botica,
   balas de pugín y hamet, 780
   flechas de un récipe escrito,
   pólvora en polvos de sen,
   espátulas por espadas,
   julepes de Locifer,
   que yo, señor, no me purgo; 785
   mas si purgo, acérquese,
   que si el doctor cursos cuenta,
   ya pasan en mí de diez.
MORO 1:      Muere, perro, y no hables tanto.

Dale

BRITO:      ¿ Perro yo ? Debe querer, 790
   si me mata, dar conmigo
   perro muerto a la mujer.
   Quedo, ¿ no ves que soy moro ?
MORO 1:      ¿ Moro tú ?
BRITO:                    Pues ¿ no lo ves ?
MORO 2:      ¿ De Santarén ?
BRITO:                        Sí, señores, 795
   moro soy de santi-amén.
MORO I:      Pues ¿ por qué en cristiano traje ?.
BRITO:      Estuve al cabo una vez,
   y prometíle a San Roque
   o a su perro de traer 800
   esta ropa un mes entero.
MORO 2:      ¡ Oh, blasfemo !

Dale

BRITO:                        Pues un mes
   el hábito no hace al monje.

Salen don EGAS y don ALFONSO

EGAS:      Gracias al cielo se den,
   que ya es Santarén cristiana; 805
   ya Sión, si fue Babel.
ALFONSO:      Ea, don Egas Muñiz,

Vase el un MORO

   ¡ viva nuestra santa fe !

Vase don ALFONSO

BRITO:      Señor don Agraz Muñoz,
   socórrame su mercé, 810
   que este moro da en pegarme
   sin por qué ni para qué.
EGAS:      Pues ¿ por qué tú no le matas ?
BRITO:      Nunca en el quinto pequé
   ni he aprendido a matar galgos, 815
   porque no son de comer.
EGAS:      ¡ Ah, cobarde !
BRITO:                        ¿ Qué quería ?
EGAS:      ¿ Eso dice un portugés ?
BRITO:      Péguelos en caperuza,
   quizaves me avezaré. 820
EGAS:      Pues mira, así has de matarlos.

Dale al MORO

MORO 1:      ¡ Válgame Mahoma !

Cae muerto dentro

BRITO:                                         Amén.
EGAS:      De este modo se pelea.
BRITO:      ¿ Y este murió ?

Tocan alarma

EGAS:                        ¿ No lo ves ?
BRITO:      Muerte ha sido sopitaña, 825
   no hiciera más a traer
   el alma el moro a la posta;
   pero, aguarde, y le daré
   al primero que topare,
   como a esotro, pan y nuez. 830

Tocan alarma.    Salen otros MOROS todos peleando

MORO 2:      ¡ Yo venderé bien mi vida !
BRITO:      Pues yo vos la compraré.

Dale BRITO, y cae el MORO dentro

MORO 2:      ¡ Ay, Alá !
BRITO:                    Lo que hay allá,
   perrengue, es resina y pez.

Riéndose

   Pardiez, que caen como moscas; 835
   si sale otro volveré
   a asegundar coscorrones.
MORO 3:      La vida llevo a los pies.
BRITO:      Si vos libráis de mis manos.

Dale y cae dentro

MORO 3:      ¡ Muerto soy !
BRITO:                      ¡ Zape !    ¡ Pardiez 840
   que tras esta matación
   las manos me he de comer !
   ¿ Que aquesto era matar moros ?
   De aprendice puedo ser
   protomédico de galgos; 845
   pués yo os juro, a non de diez,
   que yo desemperre a España.
TODOS:      ¡ Victoria !
GONZALO:                      Ciña el laurel
   tus sienes, Alfonso invicto.

Entranse.    Salen tres MOROS contra BRITO

MORO 2:      Rayo es este portugués. 850
   Huir, moros, de su furia.

Huyen

BRITO:      De mis manos no podréis,
   porque estó engolosinado.
MORO 1:      Uno es solo y somos tres;
   pues la fuga nos impide, 855
   ¡ a él, amigos !

Tocan alarma

TODOS:                        ¡ A éll
BRITO:      ¿ A mí, alcurcuces, a mí ?
   Pues agora lo veréis.

Mételos a cuchilladas y tocan al arma


JORNADA SEGUNDA

Salen don EGAS Muñiz y don GONZALO

GONZALO:      Nuestro conde infante es santo,
   porque no es inconveniente 860
   ser religioso y valiente.
EGAS:      Séalo, pero no tanto
   que le lleven a su coro
   los canónigos seglares
   y las armas militares, 865
   que son espanto del moro,
   cubra la sobrepelliz
   cada noche en los maitines.
GONZALO:      Ansí consigue sus fines
   dichosos, Egas Muñiz. 870
   La espada y la disciplina
   hacen una consonancia
   de milagrosa importancia.
   David era en Palestina
   el más bélico monarca, 875
   y entre sus triunfos diversos
   cantaba salmos y versos
   danzando delante el arca.
   La Efod que se vestía
   era lo mismo que ahora 880
   la sobrepelliz.    No ignora,
   quien sabe su valentía
   que él mismo, hablando con Dios,
   dice que se levantaba
   a media noche, y cantaba 885
   sus loores.    Juzgad vos
   si es bien, cuando este interés
   nos postra rendido al moro,
   que Alfonso en el campo y coro
   sea David portugués. 890
EGAS:      Basta haberle edificado
   al cielo tanto convento
   para obligarle que atento
   su vida ampare y estado.
   El célebre monasterio 895
   de Santa Cruz de Coimbra,
   cuando conquistó a Cecimbra,
   y del africano imperio
   sacó a Elvas, al Francoso
   Serpa, Corbele, Alanquer 900
   y otros mil que en su poder
   hacen su nombre famoso,
   fundó rico con las rentas
   que a sus canónigos dio
   cuando a Santarén cercó; 905
   haciendo con su Dios cuentas,
   ofreció por su conquista
   al santo de Claraval
   para un monasterio real,
   cuanto alcanzare la vista 910
   desde una cuesta eminente,
   los campos y posesiones,
   siendo sus ojos mojones
   de esta fábrica excelente.
   Mil monjes ahora encierra 915
   este edificio gallardo.
   Obligado San Bernardo
   a patrocinar su guerra
   y a alcanzarle sus victorias,
   desde Francia, donde vive, 920
   le comunica y escribe:
   materia dé a las historias
   nuestro Alfonso con la espada,
   y los monjes del Cistel
   recen y canten por él; 925
   allá María elevada,
   y Marta acá solicite
   con las manos el acero.

Sale don ALFONSO Enríquez y trae puesto sobre las armas un roquete, y don PEDRO

ALFONSO:      Egas Muñiz, lo primero,
   porque amparo os facilite, 930
   es Dios, que lición nos da
   de que su reino busquemos
   y por él conseguiremos
   lo demás, porque será
   desdoro de un rey, que esfuerza 935
   con oraciones su celo,
   conquistar primero el cielo
   si el cielo parece fuerza.
   No se proporcionan mal
   ni el tiempo se desperdicia 940
   con la terrestre milicia
   la milicia celestial,
   ni del valor portugués
   será acción menos feliz
   con Dios la sobrepelliz 945
   que con el moro el arnés.
   Lo uno y otro al cielo agrada
   alentando el corazón,
   con Moisés en la oración.
   y Josué con la espada, 950
   porque ésta sola promete
   .........................    -oto]
   poca dicha.    Este es mi voto
   y quitarme este roquete,
   que desde el coro dirige 955
   el cielo mejor mi estado.
EGAS:      Yo hablé, en fin, como soldado,
   sin saber lo que me dije.
   Pelead--¡ cuerpo de Dios !--
   y rezad también, Alfonso, 960
   con la espada y un responso
   huirá el morisco de vos.
   Comunicad serafines
   entre monjes en el coro,
   y acobardaráse el moro 965
   mientras vos cantáis maitines,
   que yo desde ahora os juro
   seguir siempre vuestro lado
   engerto en fraile y soldado.
ALFONSO:      Y yo el premio os aseguro. 970
   Pero ¿ qué es esto ?

Tocan un clarín y sale poco a poco ISMAEL sobre un alazán, con adarga y lanza, y en el extremo de ella, en lugar de banderola, el guante de doña LEONOR

PEDRO:                                La vega
   mide un moro airoso y fiero
   sobre un alazán ligero.
EGAS:      Hacia nuestros muros llega.
ALFONSO:      ¡ Bizarro alarde !
EGAS:                              ¡ Infelice ! 975
   a lo menos, si me aguarda.
ALFONSO:      ¡ Presencia ostenta gallarda !
   Veamos lo que nos dice.
ISMAEL:      Conde Alfonso lusitano,
   que del árbol borgoñón 980
   blasonas ser rama ilustre;
   pimpollo de aquella flor
   que pone Francia en sus armas,
   nieto de Alfonso, león
   que, conquistando a Toledo, 985
   se intitula emperador;
   a Santarén me ganaste,
   no de valor a valor,
   precediendo desafíos
   y partiendo el campo el sol, 990
   sino hurtando a las tinieblas
   la enlutada confusión
   de noche, más que soldado,
   codicioso escalador.
   Préciate de la conquista 995
   que su descuido te dio,
   pues huye siempre las luces
   el pirata y salteador;
   que yo, no con los engaños
   del silencio obscuro, no 1000
   cohechando al sueño perezas,
   tapando al bronce la voz,
   sino en la mitad del día,
   solo, si es que solo estoy
   cuando cuantos héroes viven 1005
   me llanian su comprehensión,
   a vista de esos cobardes,
   tímido y breve escuadrón
   que de Ulises descendiente
   sus ardides le heredó, 1010
   digo que asaltar murallas
   de noche, sin prevención,
   es infamia, es cobardía.
   ¡ No es hazaña, no es valor !
   Ismael, me tiembla el orbe; 1015
   rey me llama Badajoz,
   su príncipe Extremadura;
   la Vandalia su señor.
   Sólo domina en mi pecho
   hermosa constelación, 1020
   una beldad portuguesa,
   feliz, pues su esclavo soy;
   doña Leonor es, Cautiño,
   porque sola tal Leonor
   por lo que de leona tiene, 1025
   amansara tal león.
   Conde, suyo es este guante,
   del muro se le cayó,
   en mi fe de más estima
   que de Asia la posesión. 1030
   El castillo de Palmela,
   con las llamas de mi amor
   conquisté, dando a su alcaide
   honras por matarle yo.
   Llevéme a Leonor conmigo 1035
   imperiosa su prisión,
   pues, cautiva, la obedezco
   pues me vence vencedor.
   Yo he jurado a su hermosura,
   si en vosotros hay valor, 1040
   por cada dedo del guante
   un portugués, el mejor.
   De esta prenda y de su dueño
   será la restauración
   el que a vencerme se obligue, 1045
   uno a uno o dos a dos.
   Al extremo de esta lanza
   sirve de airoso pendón.
   Rescatadle, portugneses
   que salvoconduto os doy 1050
   para los campos de Obrique,
   donde Marte convocó
   cinco ejércitos alarbes
   de quien rey unico soy.
   Doscientos mil africanos 1055
   enjambres inmensos son
   que al Tejo el cristal agotan,
   al valle y monte la flor.
   Cobardes, alli os espera
   Ismael, Marte español. 1060
   Parca que os hiela las vidas,
   rayo que Arabia forjó,
   segundo A1á, otro Mahoma
   de Alcides competidor,
   pestilencia del bautismo, 1065
   de su iglesia contagión,
   cuchillo de portugueses,
   Atila, azote de Dios
   y Ismael, que vale más
   que el cielo, que Alá, que el sol. 1070

Vuelve a tocar el clarín.    Vase ISMAEL

EGAS:      Frenético, espera, arguarda.
ALFONSO:      Dejad que al cielo Nebrot
   quimerice Babilonias,
   llorará su confusión.
   Las manos y no las lenguas, 1075
   amigos, en la ocasión
   precisa consiguen triunfos
   y dan asiento al valor;
   de lengua es forma la espada,
   vocinglero el vil temor; 1080
   espere en su muchedumbre
   que yo solo espero en Dios.
   Trece mil soldados tengo,
   cada cual un Cipión,
   un portugués Viriato 1085
   un Hércules vengador;
   doscientos mil los infieles
   --¡ numerosa ostentación !--
   ceros que por sí con nada,
   mosquitos de Faraón. 1090
   Lusitanos, ¡ alto, a Obrique !
   Que cuanto fuese mayor
   la suma de los contrarios
   tanta más ganancia os doy
   de su despojo y riquezas. 1095
   La cruz es nuestro blasón,
   armas que dio a Portugal
   mi excelso progenitor;
   con su señal Constantlno
   los tiranos debeló; 1100
   su mesmo celo me guía,
   yo conde, él emperador;
   la victoria tenéis cierta.
GONZALO:      ¡ Oh, gloria de tu nación !
   Al arma, gue la fortuna 1105
   de César llevamos hoy.

Tocan alarma.    Vanse, si no es don EGAS

EGAS:      ¿ Cautiva mi Leonor ?    ¡ Cielos !
   ¿ Presa la beldad que adoro,
   usurpador suyo un moro,
   y ya africanos mis celos ? 1110
   Eso no, mientras yo viva,
   que es oprobio portugués.
   Yo haré que postre a los pies
   de mi adorada cautiva
   la alarbe y torpe cerviz 1115
   el sacrílego arrogante.
   Yo haré finezas de amante
   y hazañas de Egas Muñiz.
   Salvoconducto me da,
   mas quien torpe desatina 1120
   sin guardar la ley divina
   mal la humana guardará;
   juntemos la industria, pues,
   al valor para librarla;
   hoy tengo de restaurarla, 1125
   o no seré portugués.
   El artificlo me ofrece
   un discreto estratagema.

Sale BRITO

BRITO:      Estése el perro en su tema;
   que yo me estaré en mis trece. 1130
   Yo le juro a non de tal
   que si el guante le quitó
   el galguicuzcuz, que yo
   desagravie a Portugal.
EGAS:      ¿ Qué es eso, Brito ?
BRITO:                                Sentir 1135
   que un morillo desafíe
   a nueso conde, y que críe
   humos, que le han de salir
   en el alma, si yo puedo.
EGAS:      ¿ Viste al bárbaro Ismael ? 1140
BRITO:      Vi que en su lanza la piel
   o el guante, por cada dedo
   a su fembra ha prometido
   una cholla portuguesa,
   y ¡ voto al sol que me pesa 1145
   que se nos haya escorrido !
   ¿ Cinco cabezas barbadas ?
   Pues, con ellas, ¿ qué ha de her
   la Leonor ? Debe querer
   madurarla a cabezadas. 1150
   Yo quedé tan golosmero
   después que a lidiar aprendí
   por vos, que no estaré en mí
   hasta her un matadero,
   do por arseldes se pese 1155
   carne mora.
EGAS:                      ¡ Desatino !
BRITO:      Mas huyendo del tocino
   Barrabás que la comiese.
EGAS:      ¡ Atreveráste tú a hacer
   conmigo una honrosa empresa ? 1160
BRITO:      Si es la Leonor portuguesa
   y bondara ser mujer;
   ¿ qué aguardamos vos y yo
   que no la descautivamos ?
EGAS:      ¡ Oh, Brito animoso ! Vamos. 1165
BRITO:      Desque el conde se quitó,
   al encontrarle en la sierra
   sin cochillo, ni ganzúa,
   lo que llamáis guante o lúa,
   piel en paz, malla en la guerra, 1170
   cuidando yo que la mano
   entonces se desollaba,
   mal con los guantes estaba;
   mas agora que este alano
   Ismarrel tanto le estima 1175
   que mos desafía por él,
   desollándole la piel
   que trae el mastín encima,
   la he de convertir en guantes.
EGAS:      Arábigo sé escribir 1180
   y en hábito hemos de ir
   de moros.
BRITO:                    Haya turbantes,
   almalafas, alquiceles,
   y déjame a mí con él.
EGAS:      ¿ Te atreverás a Ismael ? 1185
BRITO:      Y a una recua de Ismarreles.
EGAS:      Pues sígueme, que si engañas
   su atención, en mis venturas
   probarás que sin locuras
   nunca el amor logró hazañas. 1190
   De moro te vestiré.
BRITO:      Con tal que haya sopa en vino,
   porque sin él y tocino
   desde aquí desmórome.

Vanse los dos. Sale doña LEONOR llorando, e ISMAEL saca el guante de doña LEONOR

ISMAEL:      Tu conde me vio en su vega 1195
   hacer de esta prenda alarde,
   y a su ejército cobarde,
   no sólo el combate niega,
   mas, multiplicando miedos,
   las caras descoloridas 1200
   tiemblan de ver que sus vidas.
   tu guante les mida a dedos.
   Si estas finezas merecen
   en tu cielo algún agrado,
   serenándose el nublado 1205
   que sus rayos entristecen,
   alcance yo sin enojos,
   sin desdenes, sin agravios,
   una razón de tus labios,
   un resplandor de tus ojos. 1210
   Y advierte, Leonora mía,
   que si con rigor pretendes
   helar mi fuego, le enciendes
   con más rebelde porfía.
   Finge de burlas favores, 1215
   podrá ser que de esta suerte
   más tibio llegue a quererte
   que duplicando rigores,
   porque en la amorosa escuela,
   la que por sus cursos pasa, 1220
   con hielos dicen que abrasa,
   con llamas dicen que hiela.
LEONOR:      ¿ Posible es, torpe homicida,
   que tu ciego frenesí
   ose a amar a quien por ti 1225
   llora a su padre sin vida ?
   Dame sepulcro con él;
   rasga, tirano, este pecho
   y habrás a mis ruegos hecho
   una finesa crüel, 1230
   una piedad rigurosa,
   y si mis súplicas sigues,
   una acción con que me obligues
   en la otra vida.
ISMAEL:                        ¡ Qué hermosa !
   La aurora de tu semblante 1235
   vierte perlas.    Si enloqueces
   cuando llorando amaneces
   cada aljófar un diamante,
   ¿ qué hicieras perdido el ceño
   con que eclipsas su arrebol 1240
   amaneciéndome el sol
   en dos orientes risueños ?
   Tu padre murió a mis manos,
   mas sírvate de consuelo
   que he de conquistar el cielo 1245
   vencidos los lusitanos.
   Mi valor a cargo toma,
   si su pavimento piso,
   que goce a Alá en su paraíso
   a la diestra de Mahoma; 1250
   yo haré que con él dispense
   el haber cristiano sido.

Salen de moros don EGAS, y BRITO a lo gracioso

BRITO:      Héteme aquí convertido
   en morabito de Orense,
   engerto un gallego en moro. 1255
EGAS:      Ya sabes lo que has de hacer;
   no te turbes.
BRITO:                        La mujer
   que buscas es como un oro;
   con el mastín perrenquea.
EGAS:      A buena ocasión llegamos; 1260
   si mis ardides logramos.
BRITO:      Ojalá orégano sea.
ISMAEL:      ¿ Quién, sin avisar primero,
   se atreve a entrar donde estoy ?
BRITO:      Señor, estafeta soy 1265
   morisca, mas no arriero,
   ni en toda mi casta le hubo,
   ni quiera Dios, cuando venga
   con cartas, que oflcio tenga
   que el señor don Mahoma tuvo. 1270
ISMAEL:      ¿ Cartas traes ? Dime de quién.
EGAS:      (Este necio lo ha de echar          Aparte
   a perder; quiero llegar.)

LLégase a él

   El rey de Murcia y Jaén
   y el de Córdoba te escriben. 1275
BRITO:      Sí, señor; juntos están
   con el rey de Cordobán
   murciélagos, porque viven
   de comer uvas jaenes,
   y son tres reyes de bien 1280
   el murciélago, el Jaén
   y el cordobán.
ISMAEL:                        ¡ Loco vienes !
EGAS:      Hase, gran señor, turbado
   y gasta siempre este humor.
BRITO:      Humor gasto; sí, señor; 1285
   de una huente que han mandado
   que en aqueste brazo me abra;
   gracias a santa Locía,
   que casi casi no veía
   por un hartazgo de cabra 1290
   que éste y yo nos dimos solos,
   y aun es dicha si lo alcanzo,
   métome, en vez de garbanzo
   toda una bola de bolos,
   y en lugar de hoja de hiedra 1295
   traigo una resma de estraza,
   con que, aunque algo me embaraza,
   puedo tirar una piedra,
   y her que la salud asista
   en los ojos, aunque creyo 1300
   que cuando a su merced veyo,
   tengo muy bellaca vista.

Aparte a BRITO

EGAS:      Necio, mira lo que dices.
ISMAEL:      ¡ Salada es vuestra razón !
BRITO:      Tengo la sal de un jamón, 1305
   y cómolos con perdices.
ISMAEL:      ¿ Las cartas ?
BRITO:                          Helas aquí.

Dáselas

ISMAEL:      ¡ Donoso talle mostráis !
BRITO:      Sí, señor
ISMAEL:                    ¿ Cómo os llamáis ?
BRITO:      El moro Zaquizamí. 1310
ISMAEL:      ¿ Tan alto ?
BRITO:                        En caramanchones
   empleo todo mi trato,
   y vuelto de perro en gato
   ando a caza de ratones.
   Lea vuestra morería 1315
   para que me vuelva luego.
ISMAEL:      ¿ No esperaréis que a este pliego.
   responda ?
BRITO:                    Sí, morería.
ISMAEL:      ¿ Es Córdoba gran ciudad ?
BRITO:      Sí morería.
ISMAEL:                      Y su rey, 1320
   ¿ no se llama Alí Muley ?
BRITO:      Sí, morería.
ISMAEL:                        Esperad.

Leyendo para sí

   ¿ Qué tiene, que está en la cama
   conforme me avisa aquí ?
BRITO:      Sí, morería.
ISMAEL:                        Decí, 1325
   ¿ qué mal tiene ?
BRITO:                          Se derrama
   todo en mantas y en colchones.
EGAS:      (¿ Hay disparate como éste ?)        Aparte
BRITO:      Y diz que es ramo de peste
   la sarna con sabañones, 1330
   y el reye se rasca mucho.
ISMAEL:      (Este debe de ser loco.)                Aparte

Aparte a BRITO

EGAS:      Necio, vete poco a poco.
   en hablar.
BRITO:                    Yo no estoy ducho
   en esto de enfermedades; 1335
   su morería perdone.
EGAS:      (Como Brito me ocasione              Aparte
   mientras teje necedades
   a que hable a mi Leonor,
   que aún no me ha echado de ver, 1340
   comenzaré a disponer
   los ardides de mi amor.

Aparte a BRITO

   Entreténmele, y advierte
   que en el ínterin hablamos
   mi Leonor y yo.
BRITO:                        A eso vamos. 1345

Abre el moro ISMAEL otra carta

ISMAEL:      Dice Muley de esta suerte,

Lee

   "El compañero del que ésta lleva es
   el moro más sabio en las      ciencias de
   astrología, magia y futuros contingentes
   que conoce Egipto; envíosele a vuestra 1350
   alteza para que, sirviéndose de sus
   habilidades, venza con ellas lo que dudo
   de sus armas, porque el conde de Portugal
   tiene de su parte el valor de sus
   antecesores y la fortuna de los hados. 1355
   Guarde Alá a vuestra alteza, etc.
                     Muley, Rey de Córdoba."
   ¡ Válgame Mahoma !
BRITO:                              Y lleve
   por siempre jamás amén.

Mirando el, moro ISMAEL muy atento a don EGAS

ISMAEL:      Ven acá.
BRITO:                    Obedezco al ven.
ISMAEL:      Habla veras.
BRITO:                        Pues sea breve, 1360
   porque en hablando en joicio,
   luego me da torozón.

Hablan en secreto LEONOR y don EGAS

ISMAEL:      ¿ Quién es éste ?
BRITO:                          Es un varón
   milagro del reino egipcio:
   No sabe tanto el diMúño; 1365
   cuantos diabros el infierno
   ahucha en su huego eterno
   todos los tiene en el puño.
ISMAEL:      ¿ Qué dices ?
BRITO:                        Que si le pruebas,
   tien tales encantaciones 1370
   que hará llover naterones,
   albaricoques y brevas.
ISMAEL:      Si él me supiera ablandar
   el rigor de una mujer
   que me obliga a enloquecer, 1375
   yo le llegara a adorar.
BRITO:      Si de sus artes se fía,
   déla por blanda. ¿ Es aquélla ?
ISMAEL:      La mlsma.
BRITO:                    Ya habla con ella,
   porque sus cuitas sabía; 1380
   verá cuál se la madura.

Hablan don EGAS y doña LEONOR aparte

LEONOR:      ¡ Ay, mi don Egas Muñiz !
   moriré más infeliz
   si inventas esa locura;
   no arriesgues vida, que estimo 1385
   lo que mi temor recela.
BRITO:      ¿ No ve cómo se le enmiela ?
EGAS:      Leonor, en balde reprimo
   la paciencia ni el acero.
   Yo he de sacarte de aquí. 1390
ISMAEL:      ¡ Vive Alá !    ¡ Que conseguí
   toda la dicha que espero !
   Tan domesticada está
   con él como si los dos
   fueran hermanos.
BRITO:                          ¡ Par Dios ! 1395
   por no decir por Alá,
   que obrigue a una peña fría
   a que eche llamas, señor.
ISMAEL:      ¿ Que hará que me tenga amor
   Leonor ?
BRITO:                    Sí, morería. 1400
ISMAEL:      Toma este anillo y cadena.

Dáselos

BRITO:      Sí, morería, sí tomo.
   ¿ Es el engaste de promo,
   que pesa más que ell arena ?
EGAS:      Esto tenemos trazado 1405
LEONOR:      ¡ Qué buena suerte la mía !
ISMAEL:      ¿ Riyóse ?
BRITO:                    Sí, morería;
   los colmillos ha mostrado.
EGAS:      Disimula con el moro
   hasta que te libre de él. 1410

Esto lo dice recio

LEONOR:      Merece mucho Ismael.
ISMAEL:      ¿ Qué dijo ?
BRITO:                    Que es como un oro
   su merced en la gallardía.
ISMAEL:      Que mucho Ismael merece
   le escuché.
BRITO:                      Ansí me parece. 1415
ISMAEL:      ¡ Gran suerte !
BRITO:                        Sí, morería.
ISMAEL:      ¡ Qué apacible y que en sazón
   habla, pregunta y propone !
BRITO:      El verá que se la pone
   más tierna que un requesón. 1420
EGAS:      ¿ Oyes lo que al moro pasa
   con aquel loco ?
LEONOR:                          Donoso
   e igualmente provechoso.
EGAS:      De placer es esta casa,
   en lo despoblado está. 1425
   Para que te saque de ella
   fíngele amor, Leonor bella.

Llégase LEONOR al rey ISAMEL muy afable

LEONOR:      ¡ Mi rey !
ISMAEL:                    ¡ Soberano Alá,
   que a oír tal he merecido
   al sol que el alma ofrecí ! 1430
BRITO:      ¿ Mi "re" dijo ? Hétele el "mí."
   soberano Alá te he oído.
   Hétele también el "la."
   "Sol" la llamaste después.
   Hétele a amor portugués 1435
   con su "re, mi, fa, sol, la."
EGAS:      Señor, yo que por mis ciencias
   de tu amorosa fatiga,
   supe el incendio que obliga
   a apacibles impaciencias, 1440
   vine a servirte de modo
   que ya es tuya Leonor bella;
   pero si a solas con ella
   nos dejas, para que en todo
   se te rinda este diamante, 1445
   tu esperanza lograrás,
   en especial si me das
   por sola una hora su guante,
   que impide por él el hado
   lo que el arte facilita, 1450
   porque sus efectos quita
   cualquier favor violentado.
ISMAEL:      Toma el guante, el alma toma.

Dásele

BRITO:      (Tened, el perm, por cierto          Aparte
   que vos damos perro muerto.) 1455
ISMAEL:      Tú serías mi Mahoma,
   mi Alá, si me consintiese
   que una mano la besase.
EGAS:      Hasta que el término pase,
   no es posible.
BRITO:                        En seco bese, 1460
   chero decir, desde ahí,
   que según unum modernum,
   non besabis in aerternum.
ISMAEL:      No lo entiendo.
BRITO:                        Hablan ansí
   nigromantes motilones. 1465
ISMAEL:      Luego ¿ tú nigromancía
   estudias ?
BRITO:                    Sí, morería.
   Mire, do hay pares hay nones,
   chero decir, que preñada
   una mujer, o se muere 1470
   o habrá pares; si pariere,
   y habrá nones que es nonada
   para vuesa morería,
   como no tempre pesáres
   aguardándose dos pares 1475
   de horas, hasta el mediodía,
   que es cuando cesan los nones,
   y toca a nona el donado;
   mas habiendo los dos dado,
   que en todos los ésquilones 1480
   cuando dan dos dan un par,
   cesan entonces azares,
   porque, en fin, los dos pares,
   si no llegan a parar,
   ¿ cómo tienen de parir 1485
   el efecto del planeta,
   ni comprirse la receta
   de su amor ?    ¿ Chérelo oír ?
   Pues venga a her.    Esta mujer,
   ¿ no es nones ?    Sí, porque es una, 1490
   y con pares no hay ninguna
   hasta que llega a parir;
   él, aqueste moro y yo
   somos tres, no somos nones;
   en esto no hay opiniones, 1495
   pues si el nones engendró
   la nonada, oiga estos puntos,
   hasta que lleguen a estar
   hombre y mujer hendo un par,
   y no todos cuatro juntos, 1500
   si no le ama sí se queje;
   pero vuélvase después
   que nones quedamos tres,
   y como a los tres mos deje,
   después de la nona dada, 1505
   si vuelve a sus aficiones
   ya se habrán ido los nones
   y parará el par en nada.
   Esto enseña la escretura,
   que entre sus negros Macías 1510
   mordió el gigante Golías,
   Galeno y Nuño Rasura.
ISMAEL:      Los principios de una ciencia
   son obscuros de saber;
   no te he podido entender. 1515
EGAS:      Pues, señor, es evidencia
   todo cuanto te ha explicado,
   mas como son rudimentos,
   de nuestros encantamentos,
   está su estilo intrincado. 1520
   Vuelve aquí dentro un hora,
   lograréis gustos los dos.
LEONOR:      Querido Ismael, adiós.
ISMAEL:      Adiós. ¿ Volveráste mora ?
BRITO:      Conforme huere el moral. 1525
ISMAEL:      Adiós, luz de mi esperanza.

Vase ISMAEL

BRITO:      Si mora dice tardanza,
   vendrá a ser mora, y qué tal.
EGAS:      A caballo.
BRITO:                        No hay si dos...
EGAS:      Vendrá en mi gropa; 1530
   yo Jove, Leonor mi Europa.
BRITO:      Pues galguimorisco, adiós.

Vanse.    Suben desde el tablado a caballo los tres, ella a las ancas del de don EGAS y salen a las voces del moro ISMAEL y otros, y puédalos seguir a caballo y escaramuzar. Habla BRITO adentro

BRITO:      Aprisa, que mos espía
   un perro, y temo que lluevan
   virotazos.
ISMAEL:                    ¡ Que nos llevan 1535
   a Leonor !
BRITO:                    Sí, morería.
ISMAEL:      Seguidlos, vasallos míos;
   volad, cual vuelan mis celos.
   ¿ Sufriréis, ingratos cielos,
   tal burla ?
BRITO:                      Sí, moreríos. 1540
ISMAEL:      Corred, que queda abrasada
   el alma entre mis pasiones.
BRITO:      Acá corremos los nones,
   y allá vos cupo nonada.
ISMAEL:      ¡ Tocad al arma, africanos ! 1545

Tocan al arma

   ¡ Mis ejércitos juntad !
   ¡ Por Alá eterna deidad
   que he de hacer en los cristianos
   tal destrozo, que no quede
   memoria de su bautismo. 1550
   De incendios soy un abismo,
   sufrirme el mundo no puede;
   abrase la llama mía
   cuanto el sol con rayos doma.
BRITO:      Perrazos, ¡ cola Mahoma ! 1555
ISMAEL:      ¿ Hay más mal ?
BRITO:                        ¡ Sí, morería !


JORNADA TERCERA

Salen marchando don ALFONSO Enríquez, don EGAS, don GONZALO, don PEDRO y los más cristíanos que pudiesen

ALFONSO:      No marchen más, hagan alto.
TODOS:      Hagan alto.
ALFONSO:                      Aquéstos son
   los campos que mi nación
   llama de Obrique. En el alto 1560
   cerro que mi gente agora
   ciñe, y el sol siempre adula,
   cuya cumbre se intitula
   "Cabezas del Rey," mejora
   de sitio nuestro pequeño 1565
   ejército.    Trece mil
   somos no más contra el vil
   ismaelita. Ya mi empeño,
   portugueses valerosos,
   de suerte adelante está, 1570
   que el retirarnos será
   descrédito. En tan forzosos
   lances, contra tanta suma
   de infieles como nos cerca,
   tal vez el ánimo merca 1575
   dichas que jamás consuma
   el tiempo.    Vuestro consejo,
   con todo eso necesito,
   vuestro valor solicito;
   cada cual es un espejo 1580
   de la fe que defendemos,
   de la fama que intentamos.
   Los capitanes estamos
   juntos aquí; consultemos
   lo que en tan preciso caso 1585
   cada uno siente y desea;
   pero con tal que no sea
   dar atrás un solo paso.
GONZALO:      Gran señor, temeridades
   que traen consigo imposibles 1590
   causan desastres terribles
   y anuncian adversidades.
   Cinco ejércitos están
   a nuestra vista de infieles;
   contra tantos, ¿ qué laureles 1595
   trece mil conseguirán ?
   De doscientos y cincuenta
   mil moros consta el blasfemo
   campo, que de extremo a extremo
   sumas que agotan su cuenta, 1600
   cubren valles y collados,
   como nosotros nacidos
   en nuestra España, escogidos
   y en guerra experimentados,
   veinte mil moros le toca 1605
   a cada cual portugués,
   que aunque de manos y pies
   se la ataran, a la poca
   gente que la cruz ampara
   de tus leales vasallos, 1610
   sólo para degollallos
   tiempo y manos nos faltara.
   Extiende, señor; los ojos
   por los campos, verás olas
   moriscas más que amapolas 1615
   llenos de bonetes rojos;
   tentar a Dios no es cordura;
   acometer, perdición;
   morir, desesperación;
   buscar milagros, locura. 1620
   Todo tu ejército pierde
   el ánimo, y no me espanto,
   porque entre bárbaro tanto,
   que agosta su sitio verde,
   cuando cada moro arroje 1625
   sólo una flecha no más,
   ¿ cómo resistir podrás
   doscientas mil ? No te enojes,
   pues pides mi parecer,
   que mi lealtad te aconseje 1630
   que aquesta empresa se deje,
   pues a veces suele ser
   más valor el retirarse
   que alcanzar mucha victoria.
ALFONSO:      Diga Muñiz.
EGAS:                      Si es notoria 1635
   la pérdida, el despeñarse,
   gran señor, no es valentía;
   aguardemos que se ausente
   el sol, y entonces tu gente,
   sin manifestarla él día, 1640
   podrá entrarse en Santarén,
   que si el moro la cercare,
   lo que su sitio durare,
   como avisados estén
   el de Castilla y León 1645
   con el navarro, no hay duda
   que vengan en nuestra ayuda
   sin que falte el de Aragón;
   y entonces a la campaña
   podrás seguro salir, 1650
   y victorioso lucir
   la restauración de España.
   Demos al tiempo lugar,
   si admites mi parecer,
   que el dilatar no es temer, 1655
   prudencia, sí, el conservar.
PEDRO:      Esto tu ejército pide,
   esto tu gente responde.
UNOS:      Retirar, excelso conde.
OTROS:      Retirar.
ALFONSO:                    Cuando se mide 1660
   con recelos aparentes
   lo que el temor dificulta,
   rara vez de la consulta
   salen acciones valientes.
   Algo habemos de dejar 1665
   a la Fortuna, soldados;
   mas ya estáis determinados
   al huir o al retirar,
   déjenme solo en mi tienda,
   que otra consulta me falta 1670
   más útil, cuanto más alta.
   Cuando sus horrores tienda
   la nocturna obscuridad
   a juntaros volveré,
   y entonces abrazaré 1675
   lo que vuestra voluntad
   resolviere.
EGAS:                        Gran señor,
   Santarén es una villa
   inexpugnable.
ALFONSO:                        Esa silla
   me acercad.
PEDRO:                      Tiempo mejor 1680
   el cielo te ofrecerá.

Asiéntase ALFONSO

ALFONSO:      Dadme esa Biblia y dejadme
   A solas. Egas, cerradme
   la tienda.
EGAS:                    Cerrada está.

Vanse, dejando solo al conde ALFONSO, asentado con la Biblia en las manos

ALFONSO:      A aconsejarse con vos 1685
   mi fe, libro santo, viene,
   pues cuanto en vos se contiene
   te escribió el dedo de Dios.
   Consultémonos los dos,
   que por la parte que abriere, 1690
   lo que primero leyere
   eso tengo de seguir,
   que vos no sabéis mentir
   ni errará quien os creyese,

Abrela y lee

   "Hi in curribus et hi in equis: 1695
   autem in nomine Domini Dei nostri
   invocabimus."
   ¡ Qué pronóstico, aunque breve,
   tan propicio a mi valor.
   Aliéntame el rey cantor 1700
   en el salmo diez y nueve;
   dice que el alarbe aleve
   y los que nos desafían,
   en las máquinas se fían
   de sus carros y caballos, 1705
   y en multitud de vasallos
   que contra el bautismo envían;
   mas porque ningún siniestro
   riesgo nuestra dicha asombre
   invocaremos el nombre 1710
   del grande Señor, Dios'nuestro.
   ¡ Oh profeta, rey, maestro
   de la milicia mayor,
   vos nos quitáis el temor,
   nuestras medras confiamos, 1715
   en el nombre que invocamos
   de nuestro Dios y Señor.

Lee

   "Ipsi obligati sunt et ceciderunt:
   nos autem surreximus et erecti sumus."
   Prosigue el profeta santo: 1720
   "Ellos nos acometieron,
   pero postrados cayeron
   entre el horror y el espanto;
   nosotros, que a nombre tanto
   como el de Dios aplaudimos, 1725
   restaurándonos vencimos,
   sus escuadrones postramos,
   triunfantes nos levantamos,
   y blasfemos oprimimos."

Lee

   "Domine salvum fae regem: exaudi 1730
   nos in die, qua invocaverimus te."
   Remata el salmo pidiendo
   que libre al rey que le invoca,
   que el corazón en la boca
   el alma le está ofreciendo. 1735
   Yo de esta suerte lo entiendo,
   que le dé audiencia en el día
   que invocándole se fía,
   no en las armas, que es en vano,
   en el nombre soberano 1740
   de Jesús y de María;
   que al rey conserve seguro
   pide el huésped de Sión.
   No soy rey yo, ni blasón
   tan arrogante procuro, 1745
   conde sí, defensa y muro
   de Portugal, Dios su dueño,
   que de tan preciso empeño
   tiene de sacarme airoso.
   ¡ Oh, cansancio fastidioso, 1750
   venció mi sentido el sueño !

Duérmese.    Tocan al arma y dicen dentro los versos siguientes y sale después GERALDO con el traje que en la cueva, y se levanta don ALFONSO medio despierto sacando la espada, y detiénele GIRALDO

UNO:      ¡ Al arma, invencible Alfonso !
   Que el ejército morisco
   asalta nuestras trincheras.
TODOS:      ¡ Al arma !
ALFONSO:                    Nombre benigno, 1755
   nombre de Jesús glorioso,
   aceite en tierra vertido
   por la ingratitud hebrea,
   siendo la cruz vuestro olivo,
   favoreced nuestro celo. 1760
GIRALDO:      Detente, joven invicto,
   sosiega el pecho y repara
   si acaso otra vez me has visto.
ALFONSO:      ¡ Oh, senectud milagrosa !
   ¿ No eres tú el que entre los riscos 1765
   andando yo derrotado,
   tesoro te hallé escondido;
   el que, con sabios consejos,
   con celestiales avisos,
   mis pasiones refrenaste 1770
   despertando mis sentidos;
   el que, cual perla en la concha,
   en el peñascoso hospicio,
   alma de su obscuro centro,
   cerrándote en sus retiros 1775
   me advertiste ser en vano
   buscarte hasta que el peligro
   mayor ocasión te diese
   de volver a verme ?
GIRALDO:                              El mismo,
   el propio soy, claro Alfonso. 1780
   Giraldo fue mi apellido,
   en la milicia estimado
   y en los yermos reducido.
   No temas la multitud
   de bárbaros, si, infinitos, 1785
   tú Alcides, ellos pigmeos,
   te asaltaren fementidos.
   A Senaquerib mató
   el celestial paraninfo
   ciento ochenta y cinco mil 1790
   blasfemos, como él asirios.
   Trecientos solos hebreos
   con Gedeón su caudillo,
   destrozaron de Madián
   los innumerables hijos; 1795
   la mandíbula, en la mano
   del nazareno prodigio,
   dio muerte a mil filisteos.
   Dios, Alfonso, te es propicio;
   cuando oigas dentro tu tienda 1800
   el favorable sonido
   de una campanilla sacra,
   sal al espacioso sitio
   de ese campo, alza los ojos,
   que cuando los tengas fijos 1805
   en esos globos de estrellas
   que, engastadas en zafiros,
   rosas del jardín celeste
   le sirven al sol de anillos,
   verás lo que a la experiencia 1810
   y a tus venturas remito.
   No se atreve mi silencio
   a más que esto, que no es digno
   lenguaje mortal y humano
   a explicar lo que es divino. 1815
   Alienta--¡ oh gran portugués !--
   el pecho, pues te ha escogido
   la Omnipotencia monarca
   para que, en futuros siglos,
   por casi cien lustros tengan 1820
   sus sucesores invictos
   el portugués solio regio,
   ellos ramas, tú el principio.
   Ya tiemblan de sus espadas
   la Etiopía, junto al Nilo; 1825
   en Arabia el mar Bermejo;
   en Asia, el Ganges y el Indo.
   Reinará tu descendencia
   hasta parar en Filipo,
   segundo en los castellanos 1830
   y en el portugués dominio
   primero, el sabio, el prudente,
   y tras él, el santo, el pío,
   tercero en los de este nombre,
   heredando su apellido, 1835
   con dos mundos a sus plantas,
   el cuarto, el grande, el temido.
   Esto te promete el cielo,
   esto en su nombre te digo;
   ¿ quién se atreverá a tus armas, 1840
   si Dios es tu patrocinio ?

Vase

ALFONSO:      Profético viejo, espera;
   alienten tus vaticinios
   pechos que, aunque belicosos,
   temen tan arduo conflicto. 1845
   ¡ Oh nombre siempre inefable !
   ¡ Oh grano eterno de trigo
   que en Belén, casa de pan,
   de la espiga virgen quiso
   nacer, para que muriendo 1850
   en heredad del bautismo,
   produjese mieses tantas
   como la fe ampara hijos !
   Pan que maná en el desierto
   tierno, sabroso y melifluo, 1855
   fortaleció cuarenta años
   el pueblo fiel contra Egipto.
   Pan que contra Jezabeles,
   viático en el camino
   de Oreb, alienta al profeta 1860
   celador y palestino,
   Pan panal, que, león primero,
   cordero ya puro y limpio
   de la boca formidable
   para Sansón almena hizo; 1865
   pan que asegura victorias,
   a Abraham contra los cinco
   reyes infieles, que a Lot
   osaron llevar cautivo,
   en vos solamente espero, 1870
   en vuestro nombre confío,
   en virtud vuestra me aliento,
   yo en vos y vos conmigo.

Tocan dentro chirimías y una campa- nilla

   ¡ Ay. cielo !    Esta es la señal
   que el venerable me dijo. 1875
   Salgo temblánddme el alma
   al campo, aplazado sitio.
   ¡ Qué densas obscuridades
   al cielo entristecen viudos
   del sol, su esposo, que a medias 1880
   parte con él luz y giros !
   Pero, válgame su amparo;
   un rayo cuanto benigno
   luciente, sirve de Apolo
   a sus cóncavos recintos, 1885
   cabellos de Ofir y Arabia
   peine en el aire dormido
   y entre el ocioso silencio
   regocijan sus bullicios.

Suena música y sobre un trono muy curioso baje un niño, que haga a CRISTO crucificado, con la decencia que está advertida

ALFONSO:      Ya se añaden esplendores 1890
   que en su oriente cristalino
   perfilan nubes, espejos
   cada cual un sol de vidrio
   sobre un querúbico trono
   escabel de sus vestigios, 1895
   ángeles son pedestales
   de un piadoso crucifijo.

La capilla cante "Christus regnat," y ténganse de rodillas

   Postraos, alma; postraos, cuerpo;
   ojos de este objeto indignos,
   reverenciadle humillados, 1900
   que yo con la fe le miro.
CRISTO:      Alfonso Enríquez, no temas
   pelea, yo estóy contigo.
   Si a los infieles asaltas,
   vencerás en nombre mío. 1905
ALFONSO:      ¡ Oh, serpiente misteriosa
   de aquel metal peregrino,
   humano; por mis pecados
   si por vuestro ser divino,
   que en el desierto de un monte 1910
   os colocan los heridos
   del áspid que venenoso
   irritaron vuestros vicios !
   ¡ Oh Juez, ya todo clemencia,
   que para perpetuo olvido 1915
   de las locuras humanas,
   aunque al mundo habéis venido
   a residenciar culpados,
   sois de suerte compasivo
   que os echáis a las espaldas 1920
   la vara de los castigos !
   ¡ Oh pan que levanta el bieldo
   de la cruz en fe que limpio
   dice la vil sinagoga
   mitamus in panem lignum. 1925
   ¡ Oh fruto de promisión !
   Pues en vos goza el racimo
   de la vid de ese madero,
   la iglesia, Moisés su tipo,
   exprímaos la cruz lagar, 1930
   amáseos la cruz, mi Cristo,
   porque en la mesa os gocemos
   juntamente pan y vino.

Los ojos en tierra

   Mas no, mi Dios; no, mi amante;
   no, mi bien, no necesito 1935
   veros con ojos corpóreos
   mientras en la tierra vivo;
   dejad que mi fe os merezca
   deseándoos mis suspiros,
   creyéndoos con mis afectos, 1940
   no viéndóos mis ojos tibios;
   a vuestro glorioso trono
   estas venturas remito,
   aquí, mi Dios, se merezca
   que allá os gozaré infinito. 1945
CRISTO:      Alfonso, alabo tu celo,
   agradezco tus servicios,
   tus afectos me enamoran,
   finezas tuyas estimo;
   no disminuyo tu fe, 1950
   que el haberte aparecido
   en la cruz corporalmente
   es por que, habiéndome visto,
   te fervorice mi amor
   ................    -i-o] 1955
   tú y tu gente, y animosa
   postréis a mis enemigos.
   Buscáronte tus vasallos,
   si con temor al principio,
   ya por mi de esfuerzo llenos, 1960
   porque en sus pechos asisto;
   su rey han de coronarte
   de Portugal; mis auxilios
   son impulsos de esta acción,
   no procures resistirlos. 1965
   Las armas que a Lusitania
   otorga mi amor propicio,
   en cinco escudos celestes
   han de ser mis llagas cinco;
   en forma de cruz se pongan, 1970
   y con ellas, en distinto
   campo, los treinta dineros
   con que el pueblo fementido
   me compró al avaro ingrato,
   que después, en otro siglo, 1975
   tu escudo con el Algarbe
   se orlará con sus castillos.

Desclava la mano diestra y dale la bandera con las armas que ha de traer uno de los ángeles

   Yo te las doy de mi mano,
   yo con mi sangre te animo,
   yo tu estandarte enarbolo, 1980
   yo victorioso te afirmo.
   ¡ Alfonso, al arma !    Debela
   a un tiempo alarbes y vicios.
   Reinarás en Lusitania,
   y eterno después conmigo. 1985

Música, y desaparece

ALFONSO:      Mi Dios, ¿ esperanzas tales ?
   Tal favor, tales cariños,
   ¿ qué no engendrarán de alientos,
   qué valor no, qué no bríos ?
   ¿ Quién por otro gusto os deja ? 1990
   ¿ Quién al amoroso silbo
   de tal pastor, tal amante
   no pone al mundo en olvido ?

De dentro

TODOS:      ¡ Arma !
ALFONSO:                Ya apellidan mis soldados
   el combate.
EGAS:                      ¡ Alfonso invicto, 1995
   al arma, al acometer !
GONZALO:      ¡ Muera el bárbaro morisco !

Salen don GONZALO, don PEDRO, don EGAS, y todos los portugueses que pudiesen

PEDRO:      Gran señor, toda tu gente
   pide la batalla a gritos.
   Cada cual es un león, 2000
   si hasta aquí cordero ha sido;
   no los dejes entibiar.
ALFONSO:      Hoy del Apóstol divino,
   heroico patrón de España,
   de nuestro Redentor primo, 2005
   es el día venturoso;
   su nacimiento, festivo
   celebra la fe y la Iglesia
   lo mesmo es que su martirio.
   Tantas dichas y favores 2010
   en un día a un tiempo mismo,
   ¿ qué victorias no prometen ?
   Aqueste estandarte, amigos,
   estas armas consagradas,
   que de los granates ricos 2015
   de la redención del hombre
   púrpura eterna ha teñido,
   bajá a honrar nuestra corona
   desde el, alcázar impíreo;
   seis ángeles las pintaron, 2020
   mi Dios su artífice ha sido.
   Venérenlas por más noble,
   de hoy más los franceses lirios,
   las barras aragonesas,
   los leones y castillos. 2025
   Eternizarlas promete
   por años, lustros y siglos,
   la omnipotencia del cielo;
   quien nos las dio fué Dios mismo.
EGAS:      Pues si Dios a Portugal 2030
   con armas ha enriquecido,
   rey se sigue que tengamos,
   rey en su nombre pedimos.

Trompetas

UNOS:      ¡ Viva Alfonso, rey primero !
OTROS:      ¡ Viva Alfonso, rey invicto ! 2035

Música y    sube don GONZALO en un pavés, y levántanle en alto

GONZALO:      Portugueses, levantadle
   sobre ese pavés conmigo.
TODOS:      ¡ Portugal por don Alfonso !
ALFONSO:      Ni repugno, ni resisto
   porque sé que Dios lo ordena, 2040
   puesto que yo no sea digno.
   Portugueses valerosos,
   alentaos, apercibíos
   para cuando nazca el sol
   en brazos del alba niño 2045
   a envidiar vuestras hazañas.
TODOS:      ¡ Viva Alfonso esclarecido !
ALFONSO:      Mi Dios, mi crucificado,
   ¿ qué más vivir que serviros ?

Vanse.    Sale BRITO de moro gracioso

BRITO:      Hambriento de carne mora, 2050
   el día que no la mato
   o de engañarla no trato,
   ando mustio.    A la Leonora
   desemperramos ayer
   y con su Muñiz está. 2055
   Cercado el moro nos ha
   celoso por la mujer;
   pues antes que el sol los riscos
   aforre de su oropel,
   a pesar del Ismarrel 2060
   me he de almorzar dos moriscos.
   Aún me vengo enmahometado
   en mi alquicel y bonete,
   y con el nombre de Hamete
   a su ejército he llegado. 2065
   Dios me la depare buena;
   que si a dos o tres engaño,
   haremos, año, buen año
   para el almuerzo y la cena;
   mas, hételos a los dos 2070
   que al cielo mi hambre pedía.

Salen un ALFAQUI y otro MORO

ALFAQUI:      No escapará de este día
   el cristiano.
MORO:                      Siendo vos
   morabito y alfaquí,
   habráoslo ya revelado 2075
   Mahoma.
ALFAQUI:                    De él he alcanzado
   su destrozo.
BRITO:                      (Perro, ansí,          Aparte
   pues, estaos en ese tema,
   que ambos me lo pagarés.)
   ¡ Ah de los moros !
ALFAQUI:                              Quién es ? 2080
BRITO:      Buzterona Alá y Salema.

Hace una reverencia muy grande

   ¿ Quién es vuesa morería
   que anda a estas horas en vela ?
ALFAQUI:      ¿ Quién sois vos ?
BRITO:                          Só centinela
   y hasta ahora he sido espía. 2085
ALFAQUI:      Yo tengo por Alfaquí
   licencia.
BRITO:                    No se debate,
   moro alfaquíes a alfayate,
   de ese preito más aquí,
   que ya mi enojo se apraca 2090
   y es josticia que os respete.
ALFAQUI:      ¿ Llamáisos ?
BRITO:                    El moro Hamete.
MORO:      ¿ Hamete ?
BRITO:                    Hamete y Hasaca,
   porque he sido pirinola.
ALFAQUI:      Púes bien, ¿ qué nos queréis ? 2095
BRITO:      Que penitencia me deis
   de una culpa que, aunque es sola,
   es la tal culpa mayor
   que dos puños.
ALFAQUI:                          ¿ Contra Alá ?
BRITO:      Contra allá y contra acullá, 2100
   que soy grande pecador.
ALFAQUI:      Pues yo que soy alfaquí
   y el Alcorán he estudiado,
   si me decís el pecado
   sabré el remedio.
BRITO:                            Comí 2105
   cuatro libras de jamón.
ALFAQUI:      ¿ Y qué es jamón ?
BRITO:                          ¿ Qué ? Tocino.
ALFAQUI:      Quitaos de allí.

Escupen con asco

BRITO:                          Y más que vino
   con chorizo, salchichón
   y una morcilla por cabo 2110
   de escuadra, pero no fraca,
   porque dije, si se saca
   un cravo con otro cravo,
   ya que hice tal desatino,
   porque Mahoma se apraque, 2115
   no es mucho que también saque
   un tocino a otro tocino,
   y más que hubo vino y pan.

Van andando los tres

ALFAQUI:      Tal bebida y tal vocablo
   el Alcorán lo ha vedado. 2120
BRITO:      Si le vedó el Alcorán,
   por eso vos pido yo
   el perdón por mi dinero;
   pero decidme primero:
   Mahoma, cuando mandó 2125
   al moro que nunca coma
   tocino, ¿ por qué se ofende ?
   ¿ De qué manera se entiende
   el tocino de Mahoma ?
   Porque hay mucha distinción; 2130
   según lo que yo imagino,
   entre el jamón y el tocino
   y no mos quita el jamón
   el que al tocino mos quita.
MORO:      Pues ¿ no es una carne propia ? 2135
BRITO:      Esa es muy gentil gazopia.
   Vamos andando.    Limita
   nueso profeta arriero
   todo manjar embarazo,
   el jamón es un pedazo 2140
   y el tocino es todo entero,
   si no, escochar la razón.
   Quien dice, "compre un tocino,"
   entero a llamarle vino.
   Quien dice, "Compre un jamón," 2145
   dice un pedazo, esto es vero,
   y así la ley de Mahoma
   manda que nadie se coma
   un tocino todo entero.
ALFAQUI:      Pues ¿ quién le había de comer 2150
   entero ?
MORO:                  (Bien lo adjetiva.)        Aparte
BRITO:      Mahoma nunca nos priva
   de lo que es fácil de hacer;
   mas de lo imposible si,
   que es su ley muy apacible, 2155
   y como es tan imposible
   que un tocino quepa en mí
   todo entero, hay privación
   del tocino y no ha lugar
   en no poderse almorzar 2160
   lo menos, que es el jamón.
   Pero dejando esto a un lado...
ALFAQUI:      Vos blasfemáis o estáis loco.

Andando poco a poco hacia el vestuario

BRITO:      Vamos andando otro poco;
   el vino me da coidado, 2165
   que es argumento distinto,
   porque Mahoma en su estanco
   no dijo tinto ni branco.
ALFAQUI:      Privónos del blanco y tinto.
BRITO:      Sí; mas para remediarlo 2170
   y comprir su mandamiento,
   siempre que a beber me asiento
   hago voto de mezclarlo,
   conque no le ofendo en nada
   ni hay en qué culparme pueda, 2175
   que si el branco y tinto veda
   no veda la calabriada.
MORO:      ¿ Adónde nos alejáis
   del ejército ? ¿ Qué hacéis ?

Echa mano

BRITO:      Adonde, aunque más gritéis, 2180
   ningún socorro tengáis.
   Coma tocino o no coma,
   alfaquín dell anticristo,
   o adorar en Jesucristo
   y errenegar de Mahoma, 2185
   o aparejar el garguero.
ALFAQUI:      Luego, ¿ no eres moro ?
BRITO:                              ¿ Cómo,
   si almorzándome un solomo
   me bautizó un tabernero.
   Acabar, que estó de prisa, 2190
   y alargarme los gaznates.
ALFAQUI:      Cristiano soy, no me mates.
BRITO:      Pues quedárseme en camisa
   que ese ropaje es morisco
   y quien cristiano ha de ser 2195
   cristianas tien de traer
   las ropas.
MORO:                    ¿ Y éstas ?
GRITO:                                       Al cisco.
   Acabemos.
ALFAQUI:                        ¡ Que al fin pudo
   burlarnos un portugués !
BRITO:      ¡ Ropa afuera !    ¡ Acabar, pues ! 2200
ALFAQUI:      Ya acabo.
MORO:                    Ya me desnudo.

Desnudándolos saca al uno una servilleta y en ella un pedazo de jamón, y al otro una botella llena

BRITO:      Hasta quedar en pelota.
   ¿ Qué hay en este borujón ?
   Un pedazo es de jamón.
   Sigan. ¿ Y estotro ? Una bota. 2205
   Pues, hipócritas, picaños,
   alcahuetes de la gula,
   ¿ jamón y vino sin bula ?
   ¿ sois vosotros ermitaños ?

Tráiganlo al cuello debajo de la ropa

   Buenas reliquias al cuello 2210
   contra los rayos colgáis;
   por Dios, si no os bautizáis,
   que os he de pringar con ello.
   Entrense en esa bodega
   donde moros deposito 2215
   a quien ropa y vidas quito;
   que si cada cual me ruega
   que le deje cristianado,
   un tabernero vecino
   lo hará, pues, bota y tocino 2220
   es tenerlo más andado.
   Entrar, señor alfaquín,
   mientras con llave los cierro.

Dales

ALFAQUI:      ¡ Mahoma !
BRITO:                    ¿ Qué dice el perro ?
MORO:      ¡ Alá ! 2225
BRITO:      ¿ Qué gime el mastín ?
   Galgos, entrar y chitón,

Entranse

   mientras hacer determino
   gorgoritos con el vino,
   pinitos con el jamón. 2230

Come, bebe y vase.    Salen don ALFONSO, don EGAS, don PEDRO, y don GONZALO

ALFONSO:      Cumplir las obligaciones
   del alma en primer lugar,
   animosos portugueses,
   y alcanzaréis lo demás.
EGAS:      Ya todos, rey generoso, 2235
   confesados, llorado han,
   sus culpas y en el convite
   incruento del altar
   han recreado las almas.
ALFONSO:      Pues en fe del sacro Pan, 2240
   Sol que entre nubes se absconde,
   Ambrosía celestial,
   Cordero cuando Pastor,
   Amor que acechando está
   por viriles y canceles 2245
   de ese cándido cristal,
   la victoria os aseguro.
   Dioses sois si a Dios lleváis.

Sale ISMAEL con alfanje y adarga

ISMAEL:      Alfonso desvanecido,
   rey de un instante no más, 2250
   que te coronaste anoche
   por que llegues a juntar
   el laurel a tus cipreses,
   los gozos con el pesar,
   ¿ qué esperas que no te rindes ? 2255
   Cercado, mísero, estás
   de trescientos mil infantes,
   tigre hambriento cada cual;
   no necesitan de flechas,
   no de alfanjes que esmaltar 2260
   en sangre que el temor hiela,
   que a soplos os matarán.
   Yo mismo vengo en persona,
   compasivo de tu edad,
   a que uses de mi clemencia, 2265
   acción que no hice jamás.
   Dame a Leonora por dueño,
   desocupa a Portugal,
   niega la ley del bautismo,
   sigue la de mi Alcorán, 2270
   casaréte con Celima,
   deuda mía, y poseerás
   a Jerez de Extremadura
   en dichosa y quieta paz.
ALFONSO:      ¡ Oh, bárbaro descreído, 2275
   que, descendiente de Agar,
   su esclavitud, es tu herencia,
   pues ella lo fue de Abrahán !
   ¿ Tú persuadirme a que siga
   la secta torpe y bestial 2280
   de tus bárbaros errores,
   de tu profeta infernal ?
   Saca el frenético acero,
   que presto en éste verás
   cuán poco te favorece 2285
   tu blásfema impunidad.
ISMAEL:      Aguarda, desvanecido.

Pelean los dos

   Mis alarbes, ¿ qué esperáis ?
   Segura tenéis la presa;
   sino es que saben volar, 2290
   no se os irá de las manos.

Tocan al arma

ALFONSO:      Ea, héroes de Portugal,
   ¡ cierra España, Santiago !
   ¡ Que en su fiesta peleáis !

Peleando entran; y salen ALFONSO peleando, EGAS contra los Moros y peleando se entra, luego sale doña LEONOR peleando, lo mismo los demás

MORO:      ¡ Viva Ismael invencible, 2295
   nuevo sol, segundo Alá,
   competidor de Mahoma !
OTRO:      Aquí de nuestro Alcorán;
   que este prodigio del cielo,
   este español Anibal, 2300
   este Hércules portugués
   es de bronce.
LEONOR:                      Hoy vengarán
   mis enojos a mi padre.
   Canalla torpe, esperad
   a una mujer portuguesa, 2305
   porque a sus pies advirtáis
   que hay Semíramis cristianas,
   que amazonas castas hay,
   que hay en Portugal Minervas,
   prodigios de nuestra edad. 2310

Entrase tras los MOROS, y sale GIRALDO peleando con el mismo traje

GIRALDO:      En defensa de la cruz,
   justo es, canas, que volváis
   al ya jubilado acero,
   pues Dios aliento nos da.

Vase peleando.    Sale don ALFONSO con la bandera de sus armas siempre, y don EGAS contra los MOROS, y éntrese don ALFONSO peleando y también los demás Portugueses

ALFONSO:      Ea, valiente Muñiz; 2315
   ea, valeroso Páez;
   fuerte Amaya, Fría, Coutiño,
   Viegas noble, destrozad,
   romped, seguid los infieles.
   Hierba es inútil que está 2320
   esterilizando torpe
   la católica heredad.
   Segadores de la iglesia
   sois, su cizaña arrancad,
   que Dios, padre de familias, 2325
   os apercibe el jornal.
   De sus llagas soy alférez,
   Cristo es nuestro capitán,
   ¡ vivan con tanto caudillo
   las quinas de Portugal ! 2330

Entranse peleando.    Sale BRITO tras los MOROS

BRITO:      Pollos con agraz por julio
   diz que es sabroso manjar;
   pues en el temor sois pollos
   yo he de poner el agraz.
   Vaya agora aqueste grumo. 2335

Dales y caen

UNO:      ¡ Ay, Mahoma !
BRITO:                      ¡ Y como que hay !
   Hendo buñuelos de azufre
   en el entresuelo está.
OTRO:      Huye de este fiero lobo.
BRITO:      No por ahí, por acá: 2340

Acuchilladas los mete en la cueva

   métanse en la ratonera
   donde los chero embolsar
   para her de ellos baratillo.
   Aquéste se llama ¡ zas !

Dales

OTRO:      ¡ Alá,,favor !
BRITO:                      Allá busca, 2345
   pues por aquí van allá.

Entranse peleando.    Salen todos de marcha

ALFONSO:      Murió el blasfemo Ismael.
TODOS:      ¡ Victoria por Portugal !
ALFONSO:      ¡ Victoria por. nuestras quinas !
GONZALO:      Huyendo los moros van. 2350
PEDRO:      Innumerables han muerto.

Ponen la bandera de las quinas en un trofeo eminente, y al colocar la cruz toquen chirimías y todos se hincarán de rodillas cuando lo diga don ALFONSO

ALFONSO:      Esas armas colocad,
   católicos portugueses,
   sobre nuestro trono real.
   Postrar todos las rodillas. 2355
   ®Cruz santa que al Leviatán
   mortífero nos rendistes,
   árbol del segundo Adán,
   que la fruta del primero
   venenosa, remediáis 2360
   con ese engerto pendiente,
   Dios eterno, hombre mortal;
   llagas por mi bien abiertas,
   aunque las abrió mi mal,
   que hasta vuestro corazón 2365
   la entrada nos franqueáis,
   vuestra ha sido esta victoria;
   triunfad, mis llagas, triunfad,
   y eternice en vuestras quinas
   sus blasones Portugal." 2370

Levántanse y música

   Premiemos ahora, amigos,
   hazañas que el lauro os dan.
   Yo he prometido a la cruz
   una orden militar.
   Las aves que el vuelo alzaron 2375
   cuando nos dieron señal
   de esta vitoria celeste
   también a esta Orden darán
   nombre que no eclipse el tiempo;
   que, aunque de Alcántara es ya, 2380
   las aves del vaticinio
   de Avis la han de intitular.
   Sed vos su primer maestre
   su caudillo y capitán,
   valiente Gonzalo Viegas. 2385
GONZALO:      Feliz si tus pies me das.
ALFONSO:      A vos, que en vejez dichosa,
   Giraldo, pronosticáis
   laureles hoy conseguidos,
   os tengo de presentar 2390
   para arzobispo y pastor
   Bracarense.
GIRALDO:                      Ya mi edad...
ALFONSO:      Basta; haráme esta merced
   la romana santidad.
   Gonzalo Méndez de Amaya 2395
   adelantado será
   mayor, pues lo es en sus hechos,
   del reino de Portugal.
GONZALO:      Siglos en vez de años cuentes.
ALFONSO:      A vos también, Pedro Páez, 2400
   mi arferez mayor os nombro.
PEDRO:      Premio es de tu mano real.
ALFONSO:      Déle a don Egas Muñiz
   por amante y por leal,
   Leonor la mano de esposa; 2405
   pues es de mi casa ya
   caballerizo mayor.
EGAS:                          Llegó mi felicidad
   a lo sumo del deseo.
ALFONSO:      Y a doña Elvira Gualtar,
   un tiempo amoroso hechizo 2410
   de mis años, mejorar
   supo afectos religiosa,
   Teresa y Urraca están
   á mi cargo y son mis hijas;
   la primera casará 2415
   con don Fernando Martínez,
   Marte en guerra, Numa en paz,
   siendo señor de Braganza,
   y la segunda tendrá
   al noble don Pedro Alfonso 2420
   de Viegas, nuevo Anibal,
   por consorte esposo y dueño.
   Ya surca Matilde el mar,
   bella infanta de Saboya,
   para que pueda reinar, 2425
   como mi esposa en mi pecho,
   como sol en Portugal.

Sale BRITO

BRITO:      Vengan a la almoneda.
ALFONSO:      ¡ Brito !
BRITO:                  ¿ Chérenme comprar
   para agujetas de perro, 2430
   porque si no rabiarán,
   una hacina de moriscos ?
ALFONSO:      ¿ Haslos muerto tú ?
BRITO:                              Verá
   si soy médico perruno,
   ¿ quién los había de matar ? 2435
ALFONSO:      Doyte por cada cabeza
   cien cruzados.
BRITO:                        Pues cruzán
   y vayan grande con chico,
   hételos adónde están,

Descubre un montón de moros muertos unos sobre otros en diferentes posturas

ALFONSO:      Cobarde valiente fuiste, 2440
   mayores premios tendrás.
   De tu aldea eres señor.
BRITO:      Pues no me pienso casar.
ALFONSO:      Vamos al templo celeste,
   a la mesa del Maná, 2445
   a las aras del Cordero,
   al convite del altar,
   donde entre puros viriles
   la fe nos muestra al Isaac
   de su padre sacrificio, 2450
   del mundo felicidad.
   Cantarále esta victoria
   himnos dulces en la paz,
   pues han triunfado en la guerra
   Las quinas de Portugal. 2455


FIN DE LA COMEDIA