Tirso de Molina
El melancólico

Personas que hablan en ella:
  • LEONISA, pastora
  • FIRELA, pastora
  • CARLIN, pastor
  • ROGERIO, duque
  • El DUQUE de Bretaña
  • FILIPO, caballero
  • ENRIQUE, conde
  • CLEMENCIA, duquesa
  • PINARDO, viejo, padre de ROGERIO
  • Un PAJE
  • RICARDO
  • MUSICOS


ACTO PRIMERO

Salen LEONISA y FIRELA, pastoras, con líos de ropa en las cabezas, y CARLIN, pastor

FIRELA:        Carlín, déjanos aquí;
    no seas siempre pelmazo.
CARLIN:        Pues ¿ qué importaba un abrazo,
    si ves cuál ando tras ti ?
FIRELA:        ¿ Cuál andas ?
CARLIN:                                       Cual te dé Dios 5
    la salud.     Ando cual ves.
FIRELA:        ¿ Cuál andas ?
CARLIN:                                    Ando en dos pies,
    porque andas tú en otros dos.
FIRELA:        En cuatro fuera mejor,
    que eres un asno
CARLIN:                                       Si tratas 10
    de que ande, Firela, a gatas
    a gatas anda el Amor,
    que es niño, aunque canas tién.
LEONISA:        Déjanos ir a lavar,
    que es tarde.
CARLIN:                                 Pues no han de hablar. 15
LEONISA:           Déjale, Firela, y ven.
CARLIN:                           ¡ Válgame Dios ! ¿ También lla
    rezonga ? Pues venga acá.
    ¿ Qué cuenta al cura dará
    después, mi pastora bella,
    si por no amarme me mata ? 20
FIRELA:        ¡ Oh, qué pesado que estás !
CARLIN:        El quinto, no matarás.
    No matéis, Firela ingrata,
    con desdén a las criaturas,
    que tenéis, aunque gallarda, 25
    mucho, Firela, de albarda
    en esto de her mataduras.
FIRELA:        Mira que estamos cargadas
    con los líos de la ropa.
CARLIN:        Si no más de en eso topa, 30
    ¿ hay son soltarlo, y sentadas
    escuchar la arenga larga
    de mi amor ? Soltaldos--¡ ea !--
    que lo que el amor desea
    es echarse con la carga. 35
    Lejos está el lavadero
    escuchad mis desvaríos,
    y yo os llevaré los líos.
LEONISA:        Oye aqueste majadero,
    porque la ropa nos lleve 40
    y acabe ya de cansarte,
    que tengo a solas que hablarte.
FIRELA:        Vaya.
CARLIN:                        Vaya.
FIRELA:                              En breve.
CARLIN:                                                En breve.
    Mi burro y, yo...; no va bien,
    que el burro no ha de ir delante. 45
    Yo y mi burro...; ¡ qué ignorante !
    Cuantos a un borrico ven
    cargado ¿ no es cosa clara
    que lleva al dueño tras sí
    dándole de palos ?
FIRELA:                                       Sí. 50
CARLIN:        Pues llevando yo la vara
    con que darle, cuesta arriba
    y cuesta abajo, a compás,
    llevándome a mí detrás,
    el burro delante iba. 55
LEONISA:        ¿ Y eso importa para el cuento ?
CARLIN:        ¡ Válgame Dios ! De aquí arguyo
    que es bien darle lo que es suyo
    también al pobre jumento.
FIRELA:        Pasa adelante.
CARLIN:                                          ¿ Quién ? ¡ Yo ! 60
    Si adelante he de pasar,
    no querrá el borrico andar
    porque si detrás no vo
    se me aleva al primer paso,
    que es bestia de mucho tiento. 65
FIRELA:        Que pase adelante el cuento,
    te digo.
CARLIN:                              Vamos al caso.
    La borrica del barbero,
    que venía del molino,
    luego que a mi pollino, 70
    --no sé yo quien vio primero
    a quién--mi burro bajaba,
    y, la borrica sobía;
    la vista el burro ponía
    en cada paso que daba. 75
    La burra, al sobir la cuesta,
    no le debió de mirar,
    porque nunca suele alzar
    los ojos, que es muy honesta.
LEONISA:        Acaba ya.
CARLIN:                                 No se aburra; 80
    mas diga, cuando se ven,
    ¿ quién mira primero a quién,
    amándose, el burro o burra ?
FIRELA:        Ambos a dos, si en tal caso
    es igual la voluntad. 85
CARLIN:        ¡ Por Dios que decís verdad !
    Así hué. vamos al caso.
    El burro, como se pica
    de cortesano, al pasar,
    a la burra hizo lugar; 90
    mas díjole la borrica,
    "No pasaré, ciertamente;
    pase vuesa borriquencia."
    Dijo él, "No haré en mi conciencia."
    Yo, que estaba ya impaciente, 95
    alzando la vara y voz,
    le di un palo entre las cejas;
    y ella alzando las orejas,
    le dio al borrico una coz
    tal, que ha menester braguero, 100
    porque está el pobre quebrado.
    El alcalde ha sentenciado
    que la burra del barbero,
    si mi burro lo consiente,
    con él tién de desposarse, 105
    porque el dar coz es casarse
    por palabras de presente.
    Mas yo por eso no paso.
FIRELA:        Pues eso ¿ qué tién que ver,
    bestia, con darme a entender 110
    el tu amor ?
CARLIN:                                 Vamos al caso.
    El dar coces, ¿ no es, Firela,
    querer desposarse dos ?
    Dadme, pues, una coz vos,
    con botín o con chinela; 115
    cuésteme una quebradura,
    aunque os estará a vos mal,
    que con esto no habrá tal
    como ahorrar de baile y cura;
    pues si por plieto se saca, 120
    venirnos los dos a ser
    tan marido y, tan mujer
    como Adán y doña Urraca.
    Y porque no es para más
    y voy a buscar amigos, 125
    de este concierto testigos,
    porque no os volváis atrás,
    los líos que os prometí
    llevo a la huente veloz;
    mas mirad dó dais la coz, 130
    no os quejéis después de mí.

Vase CARLIN con los líos

LEONISA:        Es un tonto; déjale;
    no hagas caso de él, Firela,
    que cosas de más caudal
    te quieren decir mis quejas. 135
    Ese Rogerio, aquese hombre
    que tiene el alma de piedra
    en cuerpo de hueso y carne,
    descuidado me desvela.
    Ese, que todo lo sabe, 140
    y haciendo del campo escuelas,
    le llaman Fénix los sabios
    en las armas y en las letras,
    desdeñoso, presumido,
    con saber todas las ciencias, 145
    ignora las del amor,
    que son las que el alma precia.
    Bien sabes tú, mi pastor,
    que me da nombre esta sierra
    verdadero, de crÜel, 150
    si mentiroso, de bella.
    Aunque entre frisa y sayal
    nací, serrana grosera,
    en cuerpo humilde y villano
    aposento un alma reina. 155
    Caudalosos ganaderos
    juran--podrá ser que mientan--
    que el alma les tiranizo
    cautiva de sus potencias.
    ¿ Qué abril de la juventud 160
    no me ofrece, si no pecha
    entre esquilmos de intereses
    tributos de gentilezas ?
    ¿ Qué tálamos de deseos
    no son túmulos que enseñan 165
    de desdenes homicidas
    esperanzas ya funestas ?
    ¿ Qué tronco no es ya letrado
    a puras cifras y empresas,
    libros de la voluntad, 170
    del sencillo amor imprentas ?
    ¿ Hay fuente que no murmure
    mi rigurosa aspereza ?
    ¿ Prado que no me retrate ?
    ¿ Eco que no me dé quejas ? 175
    Pues a todos soy ingrata.
    Sólo agradecida, necia
    a un hombre sabio, ignorante,
    que enamorando atormenta.
FIRELA:        Rogerio, Leonisa mía, 180
    que en tantas cosas diversas
    se ocupa, no da al Amor,
    ociosa deidad, licencia.
    Es padre suyo Pinardo,
    y sucede en la herencia 185
    de estas fértiles montañas,
    que rústicos pueblos cercan.
    Tenémosle por señor,
    y como tal le respetan
    los frutos de aquestos valles, 190
    que siempre le pagan renta.
    No querrá humillar el alma
    a pastoriles bellezas,
    que entre sayales vasallos
    se ensoberbece la seda. 195
    Hale enseñado su padre
    todas sus armas y ciencias
    porque le herede su ingenio
    como el estado le hereda.
    Las letras, según el cura, 200
    causan al sabio soberbia.
    Sabio es Rogerio; ¿ qué mucho,
    si lo es, que se ensoberbezca ?
    Tú, si bien la más hermosa,
    eres hija de una aldea, 205
    pajiza choza tu casa
    y tu dote cien ovejas.
    A la sombra de las canas
    que obediente reverencias,
    mil aldeanas te envidian, 210
    mil zagales te desean.
    ¿ Qué abril hay que en flor y en rama
    no te entapice la puerta ?
    ¿ Qué Mayo en gigantes mayos
    que a tu puerta no amanezca ? 215
    Quiere a quien te quiere bien,
    e imposibles locos deja,
    que del brocado y sayal
    nunca se hizo buena mezcla.
LEONISA:        Eso díselo tú al alma; 220
    verás, amiga Firela,
    qué de cosas te responde
    en mi abono y su defensa.
    ¿ El amor no es fuego ?
FIRELA:                                             Sí.
LEONISA:        ¿ Y éste, por naturaleza, 225
    no sube lo más arriba
    que es posible hasta su esfera ?
FIRELA:        Así será , pues que tu
    lo afirmas que eres discreta.
LEONISA:        ¿ Pues qué importa que esté el fuego 230
    cebado en la tosca leña
    o en la despreciada paja ?
    ¿ Por eso es razón que pierda
    su inclinación generosa
    y que el subir no apetezca ? 235
    Pues ¿ qué importa que mi amor
    cebado en alma grosera,
    humilde sujeto abrace,
    si experimento en mí mesma
    que a pesar de mi ser tosco, 240
    subir al valor intenta
    de Rogerio, noble y rico,
    que es centro donde sosiega ?
    Todas las almas, amiga,
    son iguales.     La materia 245
    de los cuerpos solamente
    hacen esa diferencia.
    Alma noble me dio el cielo.
    No te espantes si con ella
    el amor, fuego con alas, 250
    intenta subir y vuela.
    A Rogerio he de adorar.
FIRELA:        Basta, que estás bachillera,
    después que en Rogerio sabio
    tus esperanzas alientas. 255
    Vamos a lavar agora,
    por ver si en la fuente templas
    ardores tan desiguales.
LEONISA:        No hayas tú miedo que pueda,
    que es poca el agua del mar. 260
FIRELA:        Los serranos que desdeñas,
    ¿ qué han de hacer, si no los amas ?
LEONISA:        Que pues padezco, padezcan.

Vanse.     Salen ROGERIO, galán, y PINARDO

PINARDO:        Ya no tengo qué enseñarte.
    En la esgrima tu destreza, 265
    junto con tu fortaleza,
    retratan en ti otro Marte;
    la pintura verá su arte
    eternizada por ti;
    las liciones que te di 270
    en la música, maestro
    te han de llamar del más diestro,
    cifrándole Apolo en ti.
    Sútil dialéctico estás;
    docto en la filosofía; 275
    sabes de la astrología
    lo que es lícito y no más.
    Metafísica podrás
    enseñar a quien la enseña;
    y aunque una parte pequeña 280
    sabes de la arquitectura,
    por ti Vitrubio asegura
    el renombre que en ti empeña.
    Versos haces extremados,
    los que para un cuerdo bastan; 285
    que los que a resmas los gastan
    no están ya bien opinados.
    Los términos no excusados
    de la corte, en que publiques,
    cuando al palacio te apliques, 290
    lisonjas, estudiado has.
    No falta, Rogerio, más
    de que cuerdo los platiques.
ROGERIO:        Si al padre se debe el ser,
    y al maestro el ser de hombre, 295
    y en ti de uno y otro el nombre,
    señor, te llego a deber,
    ¿ cómo podré agradecer
    el doble ser que te debo ?
    Por padre, a darte me atrevo 300
    gracias de eternos loores,
    mas por maestro, mayores,
    pues que me engendras de nuevo.
    Dichoso yo, que traslado
    vengo a ser de original 305
    como el sol universal
    de tanta ciencia adornado.
    Mil cosas me has enseñado,
    que, como dices, quisiera
    que alarde de ellas hiciera 310
    mi estudio, y tu nombre claro;
    que encierra el oro el avaro,
    y el noble le ostenta fuera.
    ¿ Qué aguardas, padre, en llevarme
    a la corte ?
PINARDO:                              Aun falta más; 315
    que puesto que docto estás
    en todo, y puedes honrarme,
    temo desacreditarme
    por otra parte.
ROGERIO:                                 ¿ En qué modo,
    si a tu gusto me acomodo ? 320
PINARDO:        Aunque tan sabio te siento,
    voluntad y entendimiento
    componen un hombre todo.
    Y puesto que sea verdad
    que al entendimiento debes 325
    las letras con que te atreves
    a cualquiera facultad,
    no sé que la voluntad
    en hombre te constituya,
    pues es tan seca la tuya, 330
    que muestras por experiencia
    que te falta esta potencia
    porque tu ser te destruya
    tu juventud tan florida.
    Cuando estímulos de amor, 335
    desde el rey hasta el pastor,
    dan a sus incendios vida,
    tú, que imagen esculpida
    de bronce debes de ser,
    ¿ has podido defender 340
    de apacibles tiranías
    el alma, si en piedras frías
    se puede amor encender ?
    ¡ No te viera yo siquiera
    --no digo amar--mas gustar 345
    de ser visto y de mirar
    alguna cara hechicera !
    ¡ Alguna vez no te viera
    hurtar del estudio ratos,
    y en los hermosos retratos, 350
    del cielo de amor despojos,
    tal vez descuidar los ojos,
    que ya blasonan de ingratos !
    ¿ Cómo podré yo atreverme
    que vaya a la corte un hombre 355
    --si es que merece este nombre--
    quien entre las llamas duerme ?
    Voluntad que allá no enferme,
    no es cortés, esto es verdad;
    ni es bien que en tu sequedad 360
    lleves, por hacerme agravio,
    un entendimiento sabio
    y una idiota voluntad.
ROGERIO:        Aquí, señor, no hay sujeto
    en que lograr esperanzas, 365
    ni entre groseras labranzas
    mi amor halla igual objeto.
    Si me tienes por discreto,
    y amor es similitud
    ¿ por qué culpas la quietud 370
    que en mi libertad desprecias ?
    ¿ Es bien que serranas necias
    malogren mi juventud ?
    Viva el alma libre y franca,
    pues en su estudio me alegra. 375
PINARDO:        Ensayar la espada negra
    suele hacer diestra a la blanca.
    Nunca tras el toro arranca
    quien no ensayó su valor
    en el novillo menor; 380
    y un discreto, si lo ignoras,
    llamaba a las labradoras,
    espadas negras de amor.
    Si el filósofo admirable
    llamó animal racional 385
    al hombre, Platón, su igual,
    le llama animal sociable.
    El que no es comunicable
    no es hombre, según Platón,
    y siguiendo su opinión, 390
    te hará tanta sequedad
    bruto por la voluntad,
    aunque hombre por la razón.
    Si ver la corte pretendes,
    como aprendiste a saber, 395
    también aprende a querer,
    que en verte un mármol me ofendes.
    Ama del modo que entiendes
    más apacible y humano,
    porque en el palacio, es llano 400
    que gradúa el menosprecio
    al más docto por más necio,
    si es sabio y y es cortesano.

Vase PINARDO

ROGERIO:        Entre el amor y el desdén,
    mal la ciencia se conserva, 405
    porque Venus y Minerva
    jamás se llevaron bien.
    Ojos que hermosuras ven
    contra pasiones confusas,
    no hallan a su daño excusas, 410
    pues su ocupación distinta,
    deshonesta a Venus pinta
    y vírgenes a las Musas

Sale CARLIN, que aparece mojado y lleno de jabonaduras

CARLIN:        ¡ Ay, cuál vengo !     Amor, no más.
    ¡ Huego de Dios en tal dios ! 415
    Yo me acordaré de vos.
ROGERIO:        Pues Carlín ¿ a dónde vas ?
CARLIN:        ¡ Ay, nuesamo el mozo ! A echarme
    catorce bizmas.
ROGERIO:                                 ¿ Caíste ?
CARLIN:        En la cuenta o en el chiste. 420
    ¿ De Amor, podréis escucharme
    cuatro gruesas de razones ?
ROGERIO:        ¡ Qué tales ellas serán !
CARLIN:        Y dichas. Pues fama os dan
    que sabéis por seis salmones, 425
    ¿ una traza no podréis
    darme, con que de Firela,
    que es tramposa y me desvela
    si no me ama, me venguéis ?
ROGERIO:        ¿ Yo ?
CARLIN:                                    Porque no me reproche. 430
ROGERIO:        De Amor no sé jugar treta.
CARLIN:        Pues yo conozco poeta
    que compra trazas de noche.
ROGERIO:        ¿ Qué te ha sucedido ?
CARLIN:                                                   Estaba
    en la huente, gorda y lucia 435
    lavando, que lo que ensucia
    mi amor, Firela lo lava.
    Parlaban las compañeras,
    --que todas nuestras serranas,
    por lo que tienen de ranas, 440
    en el agua son parleras--
    y dábanle con los mazos
    en la ropa, que el regalo
    que dan es jabón de palo,
    arremangados los brazos. 445
    Yo, que topé la ocasión,
    lleguéme a Firela y dije,
    "Mi amor, que es niño y me afrige,
    debe de ser pañalón,
    porque tal vez huele mal 450
    cuando triste a casa vuelvo,
    y el alma donde le envuelvo
    hace oficio de pañal.
    Cerapez tién, ¿ qué os espanta ?
    lavádmela si os molesta, 455
    que quien con niños se acuesta,
    ya vos veis cual se levanta."
    "Que mos prace," respondieron
    todas, asiendo los mazos...
    ¡ Pardiós ! que a puros porrazos 460
    las costillas me molieron.
    Pegaban con tanta acucia,
    que de miedo el alma helada
    creyendo salir lavada,
    o suda, o vuelve más sucia. 465
    y a no llegar cortesanos
    con el duque en compañía,
    llenas de volatería
    como los cascos, las manos,
    cazando, daban los mazos 470
    en la huesa con Carlín;
    que ropa de mazo, en fin,
    muere moza hecha pedazos.
    Dadme algún remedio vos
ROGERIO:        ¿ El Duque ha salido a caza ? 475
CARLIN:        A volar una picaza.
ROGERIO:        ¿ Aquí cerca ?
CARLIN:                                 Sí, por Dios;
    y si no se me trabuca
    el meollo, una mujer
    machorra, que debe ser, 480
    pues va a caballo, la duca.
ROGERIO:        No hay tal entretenimiento
    cual la caza para mí.
    Voile a ver.
CARLIN:                                 Y yo, que ahí
    batanada el alma siento, 485
    echarme cien bizmas trazo.
    Para el enfermo de amor,
    Firela es lindo doctor,
    que le cura con un mazo.

Vanse los dos.     Salen el Conde ENRIQUE y CLEMENCIA, ambos bizarros, de caza

ENRIQUE:        Mientras el duque caza, 490
    y en ejercicios nobles se embaraza,
    oye, Clemencia mía,
    desvelos de mi ciega fantasía.
    Darás, árbitro juez, en ellos traza
    de mi vida o mi muerte. 495
    Veniste de Borgoña
    a darle a él la mano, a mí ponzoña,
    y siendo su sobrina,
    hacerte esposa suya determina;
    mas la llama por tierna, en mí bisoña, 500
    hechizo de mis ojos,
    si en él engendra gustos, en mí enojos.
    Sobrino y heredero
    soy suyo, y de sus deudos el primero.
    Su vida es imposible 505
    que dilate más tiempo el infalible
    censo fatal, que en vasallaje fiero,
    a la tirana ingrata
    tributa el mozo en oro, el viejo en plata.
CLEMENCIA:        ¿ Qué sacas de todo eso ? 510

Sale el DUQUE, oculto

DUQUE:        (Es vieja la sospecha, Amor sin seso,           Aparte
    y Enrique con Clemencia,
    creciendo celos, menguan mi paciencia.
    Yo soy viejo, ella moza, y él travieso;
    tras ellos mi sospecha 515
    me trae, que amor con celos, siempre acecha.)
ENRIQUE:        Si al duque al fin heredo,
    y en verde mocedad, Clemencia, puedo
    en tálamos iguales
    amarte esposo y remediar mis males, 520
    ¿ cuánto mejor te está gozar sin miedo
    de caducos engaños,
    florida juventud que helados años ?
    No ofendas tal tesoro,
    ni con fallida plata mezcles oro 525
    de preciosos quilates,
    pues cuando al ciego Amor coyundas ates,
    si bien te quiere el duque, yo te adoro,
    ni tan hermoso espejo
    niegue objetos a un mozo por un viejo. 530
DUQUE:        (¡ Oh, amante lisonjero !,                 Aparte
    no serás, si yo puedo, mi heredero;
    que no es bien me suceda
    deudo que en vida lo mejor me hereda.
    Hijo tengo, retrato verdadero, 535
    que a quien es corresponde.
    Pero veamos lo que dice al conde.)
CLEMENCIA:        Enrique, en la tutela
    del duque, que en amarme se desvela,
    quedé desde la cuna, 540
    muertos mis padres; y en igual fortuna,
    el tiempo de mi edad, que joven vuela,
    conoce satisfecho
    la poca falta que con él me han hecho.
    Duquesa me obedece 545
    Orliens estado real; si me apetece
    mi tío, el de Bretaña;
    y el fuego de mi amor la nieve engaña,
    que este hechicero amor rejuvenece,
    no sé que el gusto mío 550
    admita ver esposo a quien ve tío.
    Ataja tú esos daños
    y persÜade sus nestóreos años;
    que yo que le obedezco,
    no amante, padre sí, la mano ofrezco, 555
    a quien, cuando consulte desengaños,
    el Duque me dedique.
ENRIQUE:        Espera.
CLEMENCIA:                        Harto os he dicho, conde Enrique.

Vase CLEMENCIA

ENRIQUE:        Harto, y tanto, que dudo
    si estoy despierto o sueño. Dios desnudo, 560
    pues que rapaz te llamas,
    destierren canas tus sabrosas llamas,
    que tu reino jamás sufrirlas pudo.
    Al Duque desengaña.
    Dame a Clemencia, Amor, dame a Bretaña. 565

Vase ENRIQUE

DUQUE:        Ni a Bretaña, ni a Clemencia,
    que tengo ya sucesor.
    ¡ Menos impulsos, mi amor;
    y mis canas, más prudencia !
    La Duquesa ha dicho bien; 570
    no dice mi senectud
    con la verde juventud
    que en su edad mis ojos ven.
    Sucesores deseaba
    que legítimos en ella 575
    me heredasen, mas la estrella
    que en Rogerio Francia alaba,
    me inclina a que de Bretaña
    el ducado ilustre herede,
    y el conde Enrique se quede 580
    con la opinión que le engaña.
    Hijo es mío natural
    mi Rogerio, y la prudencia
    que hace a mi amor resistencia
    le dará mujer igual. 585

Vase el DUQUE.     Salen PINARDO y ROGERIO

ROGERIO:        Ya he vuelto por la opinión
    que perdió mi voluntad
    por seca y sin afición;
    ya, señor, la autoridad
    y sentencia de Platón 590
    puede definirme en hombre;
    pues si es animal sociable,
    porque en ti el amor te asombre,
    una belleza agradable
    me ha honrado con este nombre. 595
    Ya estoy tan enamorado
    que no sé si vivo en mí.
PINARDO:        ¿ Tan presto ?
ROGERIO:                              Es precipitado
    amor. Vine, vi y perdí
    la libertad, no el cuidado. 600
    Ya juzgaré por mejor
    potencia la voluntad
    que el entendimiento. Amor,
    de su noble facultad,
    hoy me ha hecho profesor. 605
    Desde hoy cursaré su escuela.
PINARDO:        Rogerio, perdido estás.
ROGERIO:        Amor, como es ave y vuela,
    llegó presto. Oye, y sabrás
    la causa que me desvela. 610
    La caza, ocupación que al noble muestra
    del trato militar cifras y sumas,
    al duque trajo a la comarca nuestra,
    que yo solía gozar, porque presumas
    que el ver servir al viento de palestra 615
    a escaramuzas de enemigas sumas,
    mi natural inclina venturoso,
    en ser símil del tuyo generoso.
    Emboscóse, perdíle, y a la fuente
    del arrayán, guiando amor mi paso, 620
    la humildad contemplaba de su oriente,
    la soberbia, ya río, de su ocaso,
    cuando vagando Amor por su corriente,
    corrida su deidad del poco caso
    que hacía de sus llamas mi sosiego, 625
    rayos de agua forjó, si antes de fuego.
    Una serrana, entre otras lavanderas,
    cristales con cristales afrentaba
    lavando linos y aumentando esferas
    en círculos de plata, que acendraba. 630
    Espejos eran todos, donde vieras,
    que el sol con sus reflejos retrataba,
    no ciego, lince sí, bellos despojos,
    dando ojos a la ropa y a Amor ojos.
    Esta es vasalla nuestra, ésta es Leonísa 635
    de libres presunciones vengadora,
    que flores crece cuando flores pisa,
    perlas produce cuando perlas llora.
    Pagaba el agua en sucesiva risa
    contactos suyos, más murmuradora 640
    que otras veces, que en ver que no podía
    cursos parar, corriendo se corría.
    Presas madejas, no de las que a Febo
    peina el Aurora, que ésas son de oro,
    e ébano sí, que estima el uso nuevo, 645
    cabellos negros, no rubio tesoro,
    en un jardín de red, cárcel que apruebo,
    si es bien tener en la prisión que adoro
    grillos de voluntades, que traviesos,
    más almas prenden, cuando están más presos. 650
    Blanca gorguera, abierta lechuguilla,
    guarnecida de puntas, mejor flechas
    que entre limpia camisa, maravilla
    será si ves sus pechos, y no pechas.
    Ribeteado sayuelo de palmilla 655
    verde en color, azul en mis sospechas,
    mangas presas al hombro, cuyo lino
    humano fue esta vez con lo divino.
    Gozaba el agua lo demás que callo,
    puesto que bien pudiera por viriles, 660
    cuando no distinguirlo, penetrallo.
    Los ojos del amor, Argos sutiles
    de mi vasalla, en fin, siendo vasallo,
    criminales deseos, en civiles
    ejercicios, de estudios ocupados, 665
    a nuevo amor dan ya nuevos cuidados.
    No sé lo que le dije, divertido;
    mas sé que respondiéndome agradable,
    mudó palabras al mayor sentido,
    si Amor ciego, por ojos es bien que hable. 670
    Tus consejos, señor, he ya cumplido;
    hombre soy con Platón comunicable.
    No dirás, si intratable daba nota,
    que ya me agravia voluntad idiota.
PINARDO:        Ni tanto, hijo, ni tan poco; 675
    ni en amar tan descuidado,
    ni de suerte enamorado,
    que de libre des en loco.
    De dos extremos contrarios
    un medio se perficiona; 680
    la sequedad te ocasiona
    a efectos extraordinarios,
    y el amor que ahora adquieres
    en cosa tan desigual,
    de tu noble natural 685
    te ha de hacer que degeneres,
    a todo pondrás remedio
    si ves, que para querer,
    el cuerdo no ha de escoger
    por fin lo que sólo es medio. 690
    Quita tú de aquese amor
    lo supérfluo, y quedará
    en buen punto.
ROGERIO:                                 No será
    posible eso ya, señor.
    La memoria, que por tarda, 695
    con dificultad aprehende,
    lo que difícil entiende,
    sin olvidarlo lo guarda.
    Yo, que en la memoria tengo
    esta vez la voluntad, 700
    si puse dificultad
    en amar, y ya prevengo,
    prenda, en que mi gusto viva,
    al ángel he de imitar
    en no saber olvidar, 705
    porque eterno en ella viva.
PINARDO:        ¿ Hay mudanza semejante ?

Sale CARLIN

CARLIN:        Nuesamo, los dos duquesos,
    con pájaros y sabuesos,
    están en casa.
PINARDO:                                 ¡ Ignorante ! 710
CARLIN:        ¿ qué dices ? Que en casa están
    los dos ducos, hembra y macho.
    ¿ Pensará que esto borracho ?
    Pues ya llegan al zaguán.
PINARDO:        ¡ Válgame el cielo ! salgamos 715
    a recebirlos.
CARLIN:                                    ¡ Verá !
    De rondón se entran acá.
    Boda hay hoy.     Cena esperamos.

Salen por una puerta el DUQUE, CLEMENCIA y ENRIQUE. Por otra, LEONISA y FIRELA, con líos llenos de flores y MUSICOS, con vestimenta de labradores

MUSICOS:                        Que el clavel y la rosa
    ¿ cuál era más hermosa ?
UNO:        El clavel, lindo en color, 720
    y la rosa toda amor;
    el jazmín de honesto, olor,
    la azucena religiosa.
MUSICOS:        ¿ Cuál es la más hermosa ?
UNO:        La violeta enamorada, 725
    la retama encaramada,
    la madreselva mezclada,
    la flor de lino celosa.
MUSICOS:        ¿ Cuál es más hermosa ?
    Que el clavel y la rosa, 730
    ¿ cuál era más hermosa ?
PINARDO:        Mucho debe, gran señor,
    a vuestra casa esta quinta,
    pues por ella aquesta vez
    para honrarnos, la visita. 735
DUQUE:        ¡ Oh, Pinardo ! Ya que a vos
    de nuestra corte os retira,
    la quietud de aquestos campos,
    envidiando vuestra vida,
    pues no me veis, vengo a veros. 740
LEONISA:        Rogerio, Firela mía,
    a pesar de resistencias,
    a mi amor añade dichas.
    Como te digo, es mi amante.
    ¿ No ves el alma en su vista 745
    con más ojos que pestañas,
    porque sus penas me digan ?
FIRELA:        ¡ Qué no podrán los hechizos
    de tu gracia, Leonisa !
    Pues las llamas de tu amor 750
    has cebado en agua fría.
DUQUE:        Si tenéis tales serranas,
    Pinardo, no es maravilla
    que olvidéis telas de corte
    por aldeanas palmilias. 755
    ¡ Qué curiosas lavanderas !
LEONISA:        A lo menos, señor, limpias,
    libres de los badulaques
    que allá a las damas empringan.
ROGERIO:        (¡ Ay, serrana de mis ojos !                 Aparte 760
    ¡ Qué bien dices ! ¡ Qué bien pintas
    la diferencia que al arte
    hacen bellezas sencillas !)
CARLIN:        Lavan la ropa de casa,
    señor, Firela y Leonisa, 765
    y hay pastor que les da a vueltas
    el alma de las camisas.
    Pero hay mazo lavandero
    que desmenuza costillas
    y batana enamorados 770
    mis espaldas se lo digan.
DUQUE:        ¿ Qué os parece, mi Clemencia,
    las lavanderas ?
CLEMENCIA:                                    Que obligan
    a su alabanza los ojos
    y las almas a su envidia. 775
CARLIN:        ¡ Oh ! pues si lavar las viera
    un menudo con sus tripas
    y henchir de sangre y cebolla
    un obispillo sin mitra,
    yo sé, por más que es duqueso, 780
    que, sin buscar gollorías,
    a la comida y la cena
    no pidiera sin morcillas.
PINARDO:        Rústico, apártate allá.
DUQUE:        Dejalde, por vida mía, 785
    que tiene donaire extraño.
CARLIN:        Principalmente esta niña,
    que ahorra de suerte el agua,
    que hizo un vientre el otro día
    sin gastar más de un caldero. 790
    ¡ Mirad si es barata y limpia !
DUQUE:        ¿ Este mancebo quién es ?
PINARDO:        Mi hijo, y en quien se cifra,
    gran señor mi sangre y casa.
CARLIN:        Perdiósele el otro día, 795
    señor, la escofieta al cura;
    que hay quien dice que tién tiña,
    y con Firela cenando,
    la halló dentro una morcilla.
ROGERIO:        Deme los pies, vuestra alteza. 800
DUQUE:        (¡ Cielos ! ¿ No fuera injusticia           Aparte
    a tal presencia negarle
    mi sucesión, siendo digna
    de la corona de Francia ?
    Mi hijo es, y imagen misma 805
    de la prenda milagrosa
    que en el cielo estrellas pisa.
    Alzad. ¿ Cómo es vuestro nombre ?
ROGERIO:        Gran señor, Rogerio.
DUQUE:                                          (Admita              Aparte
    Bretaña por su señor 810
    tan heroica gallardía,
    que Enrique no lo ha de ser.)
ROGERIO:        (Suspenso el Duque me mira.)           Aparte
DUQUE:        (Pues no ha de heredarme en muerte Aparte
    quien piensa heredarme en vida.) 815
    Pinardo, ya que las canas
    lícitamente os jubilan
    de la asistencia en mi corte,
    Rogerio es bien que la siga.
    Conmigo quiero llevarle. 820
ROGERIO:        ¡ Ay, cielos !
LEONISA:                              ¿ Qué es esto, amiga ?
    ¿ Hoy amada y hoy ausente ?
FIRELA:        Quien bien ama tarde olvida.
PINARDO:        Ha cumplido vuestra alteza
    en esa acción con distintas 825
    esperanzas y deseos.
    Lo primero con las mías,
    viendo que en Rogerio puede
    daros mi vejez prolija
    traslado de original, 830
    que mi fe y lealtad imita.
    Y con las suyas, señor,
    porque de suerte se inclina
    a serviros en la corte,
    que importuno cada día 835
    mi tibieza reprehende.
ROGERIO:        (¡ Ay, serrana de mi vida !                 Aparte
    ¡ Ojalá que estas verdades
    no fueran por ti mentiras !
    Pretendí ser cortesano 840
    antes de verte.     Ya vista,
    la corte será desierto
    que ausente de mí me aflija.)
DUQUE:        Hoy, Rogerio, según esto,
    vuestra esperanza es cumplida. 845
    Trocáis por la corte, campos,
    y por palacios las quintas.
ROGERIO:        Honrándome vuestra alteza
    por tan clara mejoría,
    ¿ qué interés es despreciar 850
    lo que en sí no tiene estima ?

El DUQUE y PINARDO a una parte; CLEMENCIA y ENRIQUE a otra; LEONISA con ROGERIO también en otra parte, y un poco apartados de estos grupos CARLIN y FIRELA

DUQUE:        Escuchad, Pinardo, aparte,
ENRIQUE:        Creed de mí, hermosa prima
    que si no le persuado,
    y el duque viejo porfia 855
    he de perder a Bretaña.
CLEMENCIA:        Téngole amor de sobrina,
    y aunque le desdeño amante,
    no será bien que permita
    desacatos licenciosos. 860
ROGERIO:        No merecen mis desdichas,
    dulce hechizo de mi alma,
    duración en su alegría.
    Hoy os amé y hoy me parto.
    ¡ Amor y ausencia en un día ! 865
    ¡ Pena y gloria en un instante !
    Si no acaban con la vida,
    no son efectos de Amor.
LEONISA:        Sin vos, Rogerio, la mía,
    que ha tanto que sustentaba 870
    su esperanza en vuestra vista,
    peor lo habré de pasar;
    que vos, en fin, cuya herida,
    por nueva no es penetrante,
    presto hallaréis medicina. 875
    ¿ A qué desierto os partís
    sino a la corte, en que habitan
    entre hermosuras y engaños,
    amorosas tiranías ?
    ¡ Pobre de quien sola queda ! 880
ROGERIO:        ¿ Borran años, prenda mía,
    señales que en un instante
    el rayo en bronce eterniza ?
    ¿ Pueden injurias del tiempo,
    memorias de las rÜinas 885
    que a Troya han dado tragedias,
    aniquilar, ni aun cenizas ?
    ¿ Pues por qué rayos de amor
    no quieres que eternos vivan
    en una voluntad bronce, 890
    que victoriosa conquistas ?
    Inmóvil soy a mudanzas.
LEONISA:        Que se cumpla y no se diga
    es, Rogerio, lo que importa.
ROGERIO:        ¿ Qué temes ?
LEONISA:                           Circes que hechizan. 895
ROGERIO:        Ulises soy.
LEONISA:                           Todo engaños.
ROGERIO:        Tú me agravias.
LEONISA:                                 Tú me olvidas.
ROGERIO:        ¡ Yo ! ¿ Cómo ?
LEONISA:                           Como te ausentas.
ROGERIO:        En tí me quedo.
LEONISA:                                 ¿ En mí misma ?
ROGERIO:        Sí, mi bien.
LEONISA:                           ¡ Ay, que eres hombre ! 900
ROGERIO:        Hombre y firme.
LEONISA:                                 ¿ Quién lo afirma ?
ROGERIO:        Quien te adora.
LEONISA:                                 Jura.
ROGERIO:                                          Juro.
CARLIN:        ¡ Arre allá ! que el duco os mira.
DUQUE:        ¿ Que es tan sabio ? ¿ Que es tan diestro ?
PINARDO:        Es, gran señor, copia y cifra 905
    de tus hazañas y letras.
ENRIQUE:        No querrá el Amor que viva
    para dilatar mi gloria,
    y dar a tu edad florida
    el enero de sus años, 910
    que la tuya esterilizan.
CLEMENCIA:        Dele DioS, Enrique, al duque
    salud con tan larga vida,
    como en mí crecen deseos.
    de que en su amor no prosiga. 915
LEONISA:        En fin, Rogerio, ¿ os partís ?
ROGERIO:        Luego que yo vi, Leonisa
    mi primero amor en agua,
    pronostiqué su rÜina.
    ¡ Qué fácilmente se enturbian 920
    sus esferas cristalinas !
    ¡ Qué fácil desaparecen,
    dando a sus corrientes prisa !
LEONISA:        No dista mucho la corte
    de estas soledades.
ROGERIO:                                          Dista 925
    lo que basta para estorbo
    de verte yo cada día.
LEONISA:        Cazas hay que Amor inventa,
    garzas nuestros montes crían;
    Amor es todo ocasión 930
    si la ausencia no la entibia.
    Si vos la buscáis, Rogerio,
    yo haré también de las mías
    para iros a ver allá.
ROGERIO:        Cumple tú eso, Leonisa; 935
    volverás el alma a un muerto
    y veras que resucitan,
    las veces que a verme fueres,
    mis esperanzas marchitas.
LEONISA:        Ya querréis otra.
ROGERIO:                                    ¿ Yo, a quién ? 940
LEONISA:        Hay allá damas que pisan
    plata en corcho coronados.
ROGERIO:        De su mudanza me avisan.
LEONISA:        Arrastran telas.
ROGERIO:                                 ¿ Qué importa ?
LEONISA:        ¿ Pues qué estimáis vos ?
ROGERIO:                                                Tu frisa. 945
LEONISA:        ¿ Más que el brocado ?
ROGERIO:                                          ¿ Pues no ?
LEONISA:        ¿ Por qué, si es tosca ?
ROGERIO:                                                Es sencilla.
LEONISA:        Traen cadenas.
ROGERIO:                                 Son prisiones.
LEONISA:        Traen firmezas.
ROGERIO:                                 Son postizas.
LEONISA:        Traen diamantes.
ROGERIO:                                    Son engaños. 950
CARLIN:        ¡ Arre allá ! Que el duco os mira.
DUQUE:        Casaréle con Clemencia
    si el Papa le legitima,
    y sucederá en mi estado.
PINARDO:        Sola su hermosura es digna 955
    del esposo que la ofreces.
ROGERIO:        ¿ Permitirás que te escriba ?
LEONISA:        Si las cartas son la sal
    que conserva Amor, ¿ quién quita
    que no escribáis por instantes ? 960
ROGERIO:        ¿ Sabes leer ?
LEONISA:                              La cartilla
    de tu amor, donde comienzo
    el ABC de mis dichas;
ROGERIO:        ¿ Y escribir sabrás ?
LEONISA:                                          También;
    pues siendo de Amor pupila, 965
    plumas serán pensamientos
    y lágrimas darán tinta.
ROGERIO:        ¿ De quién podremos fiarnos ?
LEONISA:        De Carlín, cuyas malicias
    son en toda aquesta sierra 970
    sin perjÜicio y de risa.
ROGERIO:        En fin, ¿ no me olvidarás ?
LEONISA:        Amor labrador no olvida.
ROGERIO:        ¿ Serás firme ?
LEONISA:                                 Seré bronce.
CARLIN:        ¡ Arre allá !     Que el duco os mira. 975
DUQUE:        Ya me parece que es hora
    que nos partamos, sobrina.
    Traigan, conde, los caballos.
CARLIN:        Boca abajo el zaguán pisan.
DUQUE:        Venga conmigo Rogerio. 980
PINARDO:        Gracias a Dios que cumplidas,
    hijo, ves tus esperanzas.
    Letras, armas, cortesía
    te he enseñado. Si con ellas,
    entre enredos y mentiras, 985
    te conservas, bien logradas
    serán las liciones mías.
    Hágate dichoso el cielo.
ROGERIO:        Adiós, señor. Mi Leonisa,
    esto es partir.
CARLIN:                                    Con dolores, 990
    porque es parto una partida.
ROGERIO:        No me olvides.
LEONISA:                                 ¿ Cómo puedo ?
ROGERIO:        ¿ Irásme a ver ?
LEONISA:                                 Cada día.
ROGERIO:        Adiós.
LEONISA:        Adiós.
ROGERIO:                              ¡ Ay, mi bien ! 995
CARLIN:        ¡ Arre allá !     Que el duco os mira.


ACTO SEGUNDO

   

Salen el DUQUE, ROGERIO, CLEMENCIA y otros

DUQUE:        Ya estás legitimado,
    y por sucesor mío declarado
    en Bretaña, que estima
    las partes con que el cielo te sublima. 1000
    Ya yo, cansado y viejo,
    seguro de tus, letras y consejo,
    en tus hombros alivio
    el peso del gobierno que no envidio,
    sino ociosos descansos 1005
    de cazas leves y de libros mansos,
    porque en viejez lograda
    me manda el tiempo jubilar la espada.
    Clemencia es mi sobrina,
    en hermosura y discreción divina, 1010
    del de Borgoña hermana,
    de Orliens duquesa, que apacible y llana,
    mientras Roma dispensa,
    sólo en amarte, como a dueño piensa,
    juzgando a gloria inmensa el bien que gana. 1015
    Rogerio, ¿ pues qué es esto ?
    ¿ Tú, triste agora, cuando manifiesto
    secretos que ha tenido
    el tiempo en las entrañas del olvido ?
    Cuando sólo creías 1020
    heredar las groseras alquerías
    que viste el sayal pardo,
    hijo de un duque ya, no de Pinardo,
    en posesión segura
    del estado bretón, donde te jura 1025
    por señor la nobleza,
    ¿ melancólico tú ? ¿ Tú con tristeza ?
    Pudiera hacerte agravio,
    a no llamarte tus estudios sabio,
    creyendo que echas menos 1030
    montes de riscos y de encinas llenos,
    rústico por costumbre,
    y que te da la corte pesadumbre,
    el palacio tristeza,
    y bárbaro disgusto esta belleza; 1035
    que aunque ilustre has nacido,
    podrás, como entre montes has vivido,
    de la costumbre hacer naturaleza.
ROGERIO:        Las razones que alegas
    contra el tropel de mis pasiones ciegas, 1040
    a mi tristeza añaden
    grados, señor, que más me persÜaden
    a la melancolía
    que ocupa mi confusa fantasía.
    Estaba yo contento 1045
    con un mediano estado, fundamento
    de la alegre esperanza
    que intenta malograr esta mudanza;
    ni pobre jornalero,
    ni privado en la corte lisonjero, 1050
    mas con la medianía
    que Salomón, prudente, a Dios pedía;
    porque ni la pobreza
    deja volar ingenios, ni la alteza
    que estriba en la abundancia, 1055
    se escapa de soberbia e ignorancia;
    pues sólo hallan remedio
    estos extremos en el justo medio
    que forman la bajeza y la arrogancia.
    Era mi pasatiempo 1060
    los libros y las armas, contra el tiempo
    que el ocio necio pierde.
    Ya el agua, el viento, y ya el campo verde,
    midiendo auroras frescas
    con envidiosas cazas y con pescas; 1065
    y mientras estudiaba,
    agradecido al cielo, me preciaba,
    que a pesar de la herencia
    en que en el mundo estriba la potencia
    de necios opulentos, 1070
    que llamo sabios yo por testamentos;
    yo con la industria mía,
    lo que no a la Fortuna, le debía
    a la Naturaleza,
    ambicioso de fama y de grandeza 1075
    no heredada, adquirida
    con noble ingenio y estudiosa vida,
    que ilustra más la personal nobleza.
    Agora, pues, que veo
    frustrados mis estudios y deseo, 1080
    y que en fe de esta herencia
    no hay entre mí y el necio diferencia,
    pues Fortuna inconstante
    con riquezas me iguala al ignorante,
    ¿ no te parece justo 1085
    que cuando adquiero estado, pierda el gusto,
    viendo, como soldado
    en la paz el ingenio reformado ?
    A pocos poderosos
    he oído celebrar por ingeniosos, 1090
    que en ellos, de honras llenos,
    es el ingenio lo que vale menos.
    Y así siento, ofendido,
    tener en menos lo que más ha sido,
    pues creerá quien me jura 1095
    que no es sabio quien tiene tal ventura;
    y si es así ¿ en qué precio
    tendré este estado, en opinión de necio,
    contra el ingenio que volar procura ?
DUQUE:        Toda melancolía 1100
    ingeniosa, es un ramo de manía,
    y no hay sabio que un poco,
    si a Platón damos fe, no toque en loco.
    En ti lo verificas,
    sintiéndolo del modo que lo explicas. 1105
    Felíz Platón llamaba
    el reino donde el rey filosofaba.
    ¡ Mira tú cuán opuesta
    es la opinión que triste te molesta !
    Probarás cuán sÜave 1110
    es el gobierno para aquél que sabe,
    y en medio la experiencia,
    la divina hermosura de Clemencia
    será como instrumento
    que divierta tu triste pensamiento. 1115
    Sus discursos reprime,
    que suele hacer más mal el más sublime,
    pues tal vez daña el mucho pensamiento.

Vase el DUQUE

CLEMENCIA:        Si como yo os tengo amor,
    ventura también tuviera 1120
    para alegraros, señor
    contento Bretaña os viera
    y a mi con gusto mayor.
    Mas si para divertiros
    os pueden ser de provecho 1125
    propósitos de serviros,
    deseos de un firme pecho,
    y de un alma fiel, suspiros,
    toda yo en vos empleada
    os me ofrezco, dedicada 1130
    al templo de vuestra fe.
    Vos sois mi sol, yo seré
    nube por vos ayudada.
    Si estáis triste, en la tristeza
    se entretendrá el alma mía, 1135
    que ya a imitaros empieza;
    si alegre, hará mi alegría
    alarde de esa belleza.
    Seré, en fin, espejo fiel
    que en todas las ocasiones, 1140
    sin colores ni pincel,
    retrate hasta las acciones
    vuestras, mirándoos en él.
ROGERIO:        Perdóneme vuestra alteza,
    que merece su belleza 1145
    un gusto más sazonado
    que el mío, agora asaltado
    de esta enfadosa tristeza.
    Para mejor ocasión
    guardo el agradecimiento 1150
    que debo a tanta afición,
    cuándo el amor y el contento
    pongan el gusto en sazón.
    Y entretanto dé lugar
    a que sin más compañía 1155
    que mi descortés pesar
    ceda a la melancolía
    el derecho del amar.
CLEMENCIA:        No tengo más gusto yo
    que el vuestro. (Ahí mi amor llegó     Aparte 1160
    de la esfera de mi cielo
    la llama, que envuelta en yelo,
    abrasándome me heló.
    Esta sequedad adoro,
    este entendimiento estimo, 1165
    de este mármol me enamoro,
    y amando me desatino,
    porque si sospecho, ignoro.
    Discreto que tanto sabe,
    triste sin más ocasión 1170
    de la que alega, no cabe
    en buen discurso y razón.
    Celos, falsead la llave
    de su escondido secreto,
    y aunque perdáis el respeto 1175
    al recato y al temor,
    sabed si es la causa amor,
    porque llore yo el efecto.
    Mi sospecha temerosa
    sacara a sus desvelos, 1180
    pues son, pasión amorosa,
    inquisidores los celos
    que no se les pierde cosa.)

Vase CLEMENCIA

ROGERIO:        Todo esto es, Leonisa mía,
    con sofísticas razones, 1185
    buscar necias ocasiones
    para mi melancolía.
    Si yo no te viera el día
    que perdí mi libertad,
    fuera esta prosperidad 1190
    el colmo de mi contento.
    Ya sin ti, será tormento
    la más regia voluntad.
    Perdíte; ya no es posible,
    en desiguales estados, 1195
    dar alivio a mis cuidados,
    ni ver tu rostro apacible;
    pues amar un imposible
    será eterno padecer.
    No amarte, no puede ser; 1200
    pues, amarte, y no esperar,
    padecer, y no olvidar,
    es morir y no poder.
    Si yo de Pinardo fuera
    hijo, cual pensé, y te amara, 1205
    cuando a mi ser te igualara,
    poco tu suerte subiera.
    Soy duque.     ¡ Ay, Fortuna fiera !
    Tormentos con honras das.
    Ya yo sé que igualado has 1210
    midiendo amorosas leyes,
    los pastores a los reyes;
    mas yo soy sabio, que es mas.
    En cuanto rey, no era mucho
    llevarme de mi pasión; 1215
    en cuanto sabio, es acción
    en que mi deshonra escucho.
    ¡ Con qué de contrarios lucho !
    Amando, he de aborrecer;
    príncipe, tengo poder; 1220
    sabio, ocasiono mi agravio,
    y amante, príncipe y sabio,
    queriendo, he de no querer.
    Pues dar alivio a mi amor
    por medio menos que honesto, 1225
    ni aun pensarlo; porque he puesto
    todo mi honor en tu honor.
    Morir, Leonisa, es mejor.
    Batalle en mi fantasía
    esta contraria porfía, 1230
    mientras la vida haga pausa,
    como se ignore la causa
    de tanta melancolía.

Sale ENRIQUE

ENRIQUE:        Que el duque me haya quitado
    por vos, bastardo y espurio, 1235
    a Bretaña, no me injurio,
    que mi nobleza me ha dado
    la sucesión suficiente
    que mi sangre ha merecido;
    legitime a un mal nacido 1240
    el Papa, estando yo ausente,
    que de su elección aguardo
    el suceso que merece
    la provincia que obedece
    por duque suyo a un bastardo. 1245
    Pero que con esta herencia
    el duque a Clemencia os dé,
    eso no, que os sacaré
    el alma yo con Clemencia.
    Si fuérades sabio vos, 1250
    y por consiguiente, cuerdo,
    entrárades en acuerdo,
    y comparándoos los dos,
    vos y Clemencia, mi prima,
    temiérades su nobleza, 1255
    porque en la naturaleza
    el Papa no legitima;
    ni por más que os habilite
    para el estado que os da,
    posible al Papa será 1260
    que mancha de sangre os quite.
    Al aguja más limpia y clara,
    como a otro cualquier licor,
    se le pega el mal sabor
    del vaso vil donde para; 1265
    y aunque de reyes franceses
    sangre el duque os haya dado,
    el vaso en que habéis estado
    por lo menos nueve meses,
    que os habrá pegado, 1270
    es llano, el bajo ser que tenéis,
    pues sois duque, y no perdéis
    los resabios de villano;
    que no es más que villanía
    el soberbio pretender 1275
    a Clemencia por mujer
    legítima, y sangre mía.
    ¿ Conmigo competís vos,
    sin honra, ser, ni consejo.
ROGERIO:        Conde, miráos a un espejo, 1280
    y vengaréisme de vos.

Vase ROGERIO

ENRIQUE:        ¿ Que yo a un espejo me mire,
    y de mí le vengaré ?
    Extraña respuesta fue.
    Causa me da que me admire. 1285
    ¡ Cuando le injurio y espero
    que usando de su poder,
    o ha de mandarme prender,
    o vengar en mí su acero,
    sin airarse contra mí, 1290
    sin hacer de injurias caso,
    sin descomponer el paso
    se parte y me deja así.
    Suceso es digno--¡ por Dios !--
    de admiración y consejo. 1295
    "Conde, miráos a un espejo,
    y vengaréisme de vos."
    ¿ Si quiso decir por esto
    lo que Séneca, adivino
    que la cólera y el vino 1300
    en un mismo grado ha puesto,
    cuya furia y frenesí,
    si la razón no la aplaca,
    al hombre más cuerdo saca,
    para afrentarle, de sí ? 1305
    "Si el airado se mirase."
    dijo Séneca, "a un cristal,
    yo sé que viéndose tal,
    de si mismo se afrentase."
    Ya mi cólera se mira 1310
    a vuestro espejo, razón
    y ya mi loca pasión
    afrentada se retira.
    Justamente os llaman sabio,
    pues por tal es bien se estime 1315
    quien sus pasiones reprime
    y disimula su agravio.
    No haya más entre los dos,
    que me diréis, si me quejo,
    "Conde, miráos a un espejo, 1320
    y vengaréisme de vos."

Vase ENRIQUE. Salen CLEMENCIA y CARLIN

CLEMENCIA:        Yo gusto de esto.     Dejalde.
CARLIN:        ¿ Pues por qué no habían de entrar ?
CLEMENCIA:        Cuando yo salí a cazar
    te conocí.
CARLIN:                              Ni ell alcalde, 1325
    ni el cura, me quita a mí
    que no entre, si se me antoja,
    en la igreja.
CLEMENCIA:                              ¿ Quién te enoja ?
CARLIN:        Un vicio, porque entro aquí.
CLEMENCIA:        Es aquése el guardadamas. 1330
CARLIN:        ¡ Válganos Dios ! ¡ que hay quien deba
    guardar damas, y se atreva
    a que no quemen las llamas !
    Pues aun no puede un marido
    guardar sólo a su mujer, 1335
    ¿ y habrá quien pueda tener
    tanto pájaro en un nido ?
    El tiene gentil tempero.
CLEMENCIA:        ¿ A qué has venido a palacio ?
CARLIN:        En el campo hay más espacio 1340
    que acá. Mas diga, ¿ es de vero
    que Rogerio es duco ?
CLEMENCIA:                                                Sí.
    ¿ Vendrásle a pedir mercedes ?
CARLIN:        Si viniere o no...
CLEMENCIA:                                       Bien puedes,
    que yo rogaré por ti. 1345
CARLIN:        Y qué, ¿ el duco viejo es ya
    su padre ?
CLEMENCIA:                           El le ha dado el ser.
CARLIN:        ¿ Y ella diz que es su mujer ?
CLEMENCIA:        Mi esposo ha de ser.
CARLIN:                                          ¡ Verá !
    Hombre hué siempre de chapa; 1350
    desde mochacho lo tuvo.
    Cura en nuso lugar hubo
    que adivinó el verle papa.
CLEMENCIA:        ¿ Cómo ?
CARLIN:                              Desde el primer día
    que empezó de gorgear, 1355
    a todos los del lugar
    taita y papa les decía;
    y como no se le escapa
    nada al cura al punto dijo,
    "¿ Papa sabéis decir, hijo ? 1360
    pues yo espero veros papa."
CLEMENCIA:        ¡ Graciosa rusticidad !
    Pues le vais, serrano, a ver,
    procuradle entretener,
    y su tristeza aliviad, 1365
    que después que es duque, vive
    melancólico en extremo,
    y al paso que le amo, temo
    su salud.
CARLIN:                        ¡ Oh ! si recibe
    cierto envoltorio que aquí 1370
    le traigo, yo le aseguro
    que ella vea cual le curo.
CLEMENCIA:        ¿ Es regalo ?
CARLIN:                           Creo que sí.
CLEMENCIA:        Mostralde acá.
CARLIN:                                    Viene oculto.
CLEMENCIA:        ¿ Es de Pinardo ?
CARLIN:                                          No es de él. 1375
CLEMENCIA:        ¿ Pues cuyo ?
CARLIN:                           Es cierto papel.
CLEMENCIA:        Regalo que no hace bulto,
    ¿ qué será ?
CARLIN:                                 ¿ No lo penetra ?
CLEMENCIA:        Son unos polvos. ¿ De qué ?
CARLIN:        De carta, que si los ve, 1380
    también podrá ver la letra.
CLEMENCIA:        ¿ Es billete ?
CARLIN:                                 Sí por Dios.
CLEMENCIA:        ¿ Quién le escribe ?
CARLIN:                                    No hay decirlo.
CLEMENCIA:        ¿ Por qué ?
CARLIN:                        Mándanme encubrirlo,
    principalmente de vos. 1385
CLEMENCIA:        ¡ Ay, cielos ! ¿ Y es quien le avisa
    en él alguna serrana ?
CLARIN:        Más fresca que la mañana.
CLEMENCIA:        Bueno; ¿ y llámase ?
CARLIN:                                             Leonisa.
CLEMENCIA:        Según eso, no me espanto, 1390
    si es su amante, y no la ve,
    que triste Rogerio esté.
    ¿ Quiérense mucho ?
CARLIN:                                          Tanto cuanto.
CLEMENCIA:        ¿ Y cuál de aquellas dos era,
    que cuando a caza salí 1395
    con Regerio hablando vi ?
CARLIN:        Picando os va la celera.
    La que me ha dado esta carta,
    cuyo porte pagáis vos,
    es, señora, de las dos, 1400
    barbinegra y cariharta.
CLEMENCIA:        ¿ Esa es Leonisa ?
CARLIN:                                       ¿ No bonda
    decir que sí ? En muesa villa
    la llaman "la albondiguilla"
    por ser tan carirredonda. 1405
CLEMENCIA:        ¿ Y a ésa quiere ?
CARLIN:                                       Es bella moza
CLEMENCIA:        Mostrad el papel acá.
CARLIN:        Mas no nada.
CLEMENCIA:                                 Acabad ya,
    villano.
CARLIN:                        ¡ Ay, que me retoza !
CLEMENCIA:        ¿ Vos sabéis aquestas tretas, 1410
    rústico, zafio, villano ?
CARLIN:        ¡ Aquí del rey, que la mano
    quiere meterme en las tetas !

Sale ROGERIO

ROGERIO:        ¿ Qué es aquesto ?
CLEMENCIA:                                          La ocasión
    de vuestra melancolía, 1415
    si de la desdicha mía
    presagios ciertos no son,
    Triste estáis; tenéis razón,
    que el mudar naturaleza,
    ¿ a quién no causa tristeza ? 1420
    Y mas a vos, que trocado
    habéis un ilustre estado
    por esta vil rustiqueza.
    Será para vos destierro
    la corte que os recibe, 1425
    porque donde el gusto vive,
    que vive la corte es cierto.
    Cambio os da el Amor, abierto
    en letras que os ha librado,
    cobrad, quedaréis pagado, 1430
    si aceptáis de mejor gana
    una morada villana
    que un generoso ducado.
    Y alegraos, que ya os avisa
    de que en vuestra triste ausencia 1435
    no ha de malograr Clemencia
    esperanzas de Leonisa.
    Guardad para ella la risa,
    y para mí los enojos
    que si villanos despojos 1440
    el alma os tiranizaron,
    yo, porque a vos os miraron,
    sabré castigar mis ojos.

Vase CLEMENCIA

ROGERIO:        ¡ Bárbaro !     ¿ que has hecho ?
CARLIN:                                                      ¿ Yo ?
    no me sé.     ¿ Qué quiere que haga ? 1445
    Aquésta será la paga
    del parabién que le dó.
ROGERIO:        ¿ Envióte acá Leonisa ?
CARLIN:        ¿ Pues quién me había de enviar ?
ROGERIO:        ¿ Y escribe ?
CARLIN:                           Todo un plenar, 1450
    por más que la daba prisa.
ROGERIO:        Y le habrás dicho a Clemencia
    todo cuanto en mi amor pasa.
CARLIN:        Pues si con ella se casa,
    ¿ no era encubrirlo conciencia. 1455
ROGERIO:        ¿ Hay disparate mayor ?
CARLIN:        El marido y la mujer,
    ¿ una carne no han de ser
    y un alma ? El sermonador
    mos lo dijo el otro día. 1460
ROGERIO:        ¿ Qué querrás decir por eso ?
CARLIN:        Pues si es su carne y su hueso,
    el papel que a él le traía,
    y yo le negué importuno,
    cuando a su mujer le diera, 1465
    ¿ qué importa que le leyera ?
ROGERIO:        ¡ Hay tal necio !
CARLIN:                                       ¿ No es todo uno ?
ROGERIO:        ¿ Dístesele al fin ?
CARLIN:                                                   ¡ Mal año !
ROGERIO:        ¿ Qué es dél ?
CARLIN:                                    Aquí está metido.
ROGERIO:        Discreto tercero has sido. 1470
CARLIN:        No hay ya discretos hogaño.
ROGERIO:        Muestra acá.
CARLIN:                                 ¡ Qué mala cuca
    la duca debe de ser !
ROGERIO:        ¡ Ay, mi bien !
CARLIN:                                 Un Lucifer
    es si enoja la duca. 1475

Lee ROGERIO la carta

    "Del pláceme que os envío
    volvedme el pésame a mí,
    pues lo que siempre temí
    llora ya mi desvarío.
    Duque sois, y no sois mío. 1480
    Gocéis en gusto mayor
    mejoras de vuestro amor,
    que si en esta triste ausencia
    fuere allá todo clemencia
    todo acá sera rigor. 1485
    Entre celosas mudanzas
    mis deseos faetones,
    envidiando posesiones
    sepulturán esperanzas.
    Dad, sin injuriar, venganzas 1490
    a quien me ha de suceder;
    que yo que os supe querer,
    y nunca sabré olvidar,
    siempre, duque, os sabré amar
    si no os supe merecer." 1495
ROGERIO:        ¡ Ay, imposible querido !
    Tus parabienes son tales,
    que mas serán para males
    del bien que sin ti he perdido.
    Quejas, Leonisa, me das, 1500
    cuando en tus valles amenos
    quisiera yo valer menos
    que aquí, por gozarte más.
    Sin ti ¿ que vale la corte,
    si lo es por ti el monte ? En fin 1505
    perdonándote, Carlin,
    te vengo a pagar el porte
    de este papel. Ven acá;
    ¿ llora por mi mi Leonisa ?
CARLIN:        Todo es llanto, si era risa, 1510
    suspiros de a legua da.
ROGERIO:        ¿ Tanto llora ?
CARLIN:                                    Ojos y cholla
    tién, que es verla compasión,
    y más si hace salpicón
    y es picante la cebolla, 1515
    no embargante que haya quien
    ocupando el lugar vueso,
    ande por ella sin seso
    y la quillotre también.
ROGERIO:        Será algún pastor
CARLIN:                                       ¡ Mal año ! 1520
    Es caballero, que hereda
    dos castillos, cruje seda,
    y guarnece de oro el paño.
ROGERIO:        ¿ Quién es ?
CARLIN:                                 Filipo, el señor
    de Castel y Fuen-Molino. 1525
ROGERIO:        ¿ Filipo, nuestro vecino ?
CARLIN:        Ese la tién tal amor,
    que a dó quiera que la ve
    la pestilencia le toma.
    No hay desde París a Roma 1530
    quien tales musquinas dé.
    Anoche cantó a su puerta
    con otros dos una trova,
    y por Dios que no era boba;
    pero no estaba despierta 1535
    la moza, y quedóse en seco.
ROGERIO:        ¿ Y qué dice a eso Leonisa ?
CARLIN:        Aunque hace de su amor risa
    --perdóneme Dios si peco--
    que ella es hembra, y él es tal, 1540
    que temo ha de derriballa
    a la postre.
ROGERIO:                              Torpe, calla.
CARLIN:        Hurtáronmos del corral
    el gallo el lunes pasado
    no sé cual de las vecinas, 1545
    y viÜdas las gallinas
    no atravesaban bocado.
    Llevélas otro mejor,
    y él todo plumas y gala,
    ya quillotrando él una ala 1550
    hasta el suelo alrededor,
    ya escarbando, apenas toca
    el muladar con la mano,
    cuando por darlas el grano
    se le quita de la boca. 1555
    Ellas con los gustos nuevos,
    menospreciando el ausente,
    que dó no hay gallo presente
    diz que no se ponen gÜevos,
    darán a Leonisa olvido, 1560
    y hará en la memoria callos,
    que de galanes y gallos,
    uno ido, otro venido.
    Mas no sé quien entra acá.
ROGERIO:        Espérame afuera un rato, 1565
    mientras que responder trato
    a Leonisa.
CARLIN:                        ¿ Escribirá ?
ROGERIO:        ¿ Pues no ?
CARLIN:                              Acabe, que es tarde.
    Al puebro, par Dios, me acojo,
    que me miró de mal ojo 1570
    la duca, y el diabro aguarde.

Vase CARLIN.     Sale ENRIQUE

ENRIQUE:        Primo sabio, en el espejo
    me he visto de la razón,
    donde para confusión
    de mí mismo, faltas dejo. 1575
    Vuestro prudente consejo
    a pedir perdón me obliga,
    y a que respetándoos diga,
    que no hay más cuerda venganza
    que aquella que con templanza 1580
    aconsejando castiga.
    Pues sois sabio, perdonad
    mi necia descompostura.
ROGERIO:        Conde, amor todo es locura,
    ciega es toda voluntad. 1585
    Yo estimo vuestra amistad
    sin haceros competencia.
    Remitildo a la paciencia,
    y tendréis presto noticia
    que hay para todos justicia, 1590
    pero para vos clemencia.

Vase ROGERIO

ENRIQUE:        ¿ Para mí Clemencia ? Enigma
    es, que mi ventura entabla.
    Rogerio es sabio y no habla
    sino sentencias de estima. 1595
    Esta esperanza me anima.
    Haced mi duda, obediencia,
    amor, y tened paciencia,
    pues Rogerio os da noticia
    que hay para todos justicia, 1600
    pero para mí clemencia.

Vase ENRIQUE.     Salen PINARDO y FILIPO, caballero; los dos en traje de campo

PINARDO:        Es Leonisa una hermosa labradora,
    Filipo, que si bien se considera,
    es en belleza y discreción señora,
    aunque la humilla calidad grosera. 1605
    Su padre, mozo entonces, viejo ahora,
    en los principios de su edad primera,
    extranjero la trujo a esta montaña
    para ilustrar sayales, de Bretaña.
    Rentero ha sido mío muchos años, 1610
    y aunque pobre, os afirmo que parece
    que desmintiendo su prudencia engaños,
    algún valor oculto le ennoblece.
    Vaivenes causa la Fortuna extraños;
    mas sea humilde o noble, ella merece 1615
    ser excepción entre esta rustiqueza
    de tosca sangre y de común belleza.
    No porque vos la améis, pierde conmigo
    la elección que habéis hecho en su hermosura
FILIPO:        Si tal abono en mi favor consigo, 1620
    ¿ por qué recela estorbos mi ventura ?
    Estoy sin padres, y, aunque noble, sigo
    la inclinación, Pinardo, que procura
    de mi oro noble y de su lana escasa
    telas tejer con que adornar mi casa. 1625
    Desdéñame Leonisa; no me espanto,
    que no creerá promesas generosas
    en donde amor promete tanto
    y paga al cabo en ditas mentirosas.
    Si vos la persuadís que al yugo santo 1630
    conmigo ate coyundas amorosas,
    pues siempre os tuvo obedencial respeto,
    la vida os deberé.
PINARDO:                                          Yo os lo prometo.

Sale FIRELA con unos corales en la mano

FIRELA:        Cuando los corales pierde
    Leonisa, perdida está; 1635
    pero quien perdido ha
    su esperanza, un tiempo verde,
    y ya marchita, ¿ qué mucho
    que de cuentas no haga cuenta ?
    Amor, suspensión violenta, 1640
    ¡ qué de males de ti escucho !
PINARDO:        ¿ Qué hay, Firela, por acá ?
FIRELA:        Perdió en la fuente Leonisa,
    lágrimas dando a su risa,
    estos corales. Si está 1645
    en casa, mande, señor,
    que los salga a recibir.
FILIPO:        ¿ Suyos son ?
FIRELA:                              Y ha de sentir.
    pena el perderlos.
FILIPO:                                       Mejor
    será, dándoos el hallazgo, 1650
    que me los deis a mí.
FIRELA:                                          ¿ A fe ?
FILIPO:        Y en cabeza los pondré
    de mi noble mayorazgo.
FIRELA:        ¿ Para qué quiere él corales ?
FILIPO:        Para aliviar mi pasión, 1655
    que en el mal de corazón
    me afirman que son cordiales.
FIRELA:        Desear bienes ajenos
    es pecado.
FILIPO:                           Restituye
    en ellos quien me destruye 1660
    cuando no lo más, lo menos.
    Tomad vos esta sortija.
FIRELA:        ¿ Puedo yo ser liberal
    de hacienda agena ?
FILIPO:                                       Mi mal
    me manda que los elija. 1665
FIRELA:        Si lo sabe, ¿ qué dirá ?
FILIPO:        Dadle vos esta cadena
    por ellos.
FIRELA:                           Enhorabuena;
    mas no la recibirá,
    ni habrá quien dársela ose. 1670

Dale FIRELA los corales a FILIPO y toma de él la cadena y sortija

PINARDO:        Soy yo su casamentero,
    y darla a Filipo quiero.
FIRELA:        Como ella acepte, acabóse.
PINARDO:        Vos habéis de interceder;
    que, en fin, más podremos dos. 1675
FIRELA:        Como se lo mandéis vos,
    ¿ qué hay que dudar ni temer ?
PINARDO:        Decís bien, que es mi vasalla.
    (Bien Rogerio la ha querido;           Aparte
    si es Filipo su marido, 1680
    y él sabio, vendrá a olvidalla.)
    Vamos.
FILIPO:                           Convertíos en risa,
    lágrimas de amor leales
    den esperanza a mis males
    y corales de Leonisa. 1685

Vanse FILIPO y PINARDO.     Sale LEONISA

LEONISA:        Anticipóse el invierno,
    valles, si hasta aquí floridos,
    ya secos, mi bien ausente,
    ageno sí, que no mío,
    ya no esperéis coronar 1690
    de verbenas y de lirios
    las márgenes de sus fuentes,
    los límites de estos ríos.
    Sin Rogerio todo es falta.
FIRELA:        Leonisa, de los suspiros 1695
    que das, si no son de amor,
    lo que buscas adivino.
    Si lloras por tus corales,
    halládolos ha un perdido,
    que tu has ganado en perderlos. 1700
LEONISA:        Todo lo que causa olvido
    lo pierdo yo, mi Firela.
    Más ¿ quién los tiene ?
FIRELA:                                          Filipo.
LEONISA:        ¿ Quién se los dio ?
FIRELA:                                       Su ventura.
LEONISA:        ¡ Qué mal dueño han escogido ! 1705
    Cóbramelos mi serrana,
    así poblando tus hijos
    todos estos despoblados,
    cortes vuelvan sus cortijos.
FIRELA:        Levántasete con ellos 1710
    y alega en tu perjÜicio
    que le tienes acá el alma,
    y así, que le es permitido
    cobrar de donde pudiere;
    fuera de que, como es rico, 1715
    lo que te usurpa en corales,
    en oro pagarte quiso.
    Esta cadena me dió
    para ti.
LEONISA:                     ¿ Qué desvaríos,
    Firela, te descomponen 1720
    o la lealtad, o el juicio ?
    ¿ Tú eres mi amiga ?
FIRELA:                                       Por serlo
    esposo te solicito
    igual, ya que no a tu estado,
    a tu pensamiento altivo. 1725
LEONISA:        ¿ Pues en quién puede emplearse
    si subir ha merecido
    hasta adorar a Rogerio,
    que ya no caiga abatido ?
FIRELA:        Rogerio es duque.
LEONISA:                                    ¿ Qué importa ? 1730
FIRELA:        Cásanle.
LEONISA:                           Puesto que envidio
    venturas de mi contraria,
    no por eso desconfío.
    Mi amor es sólo potencia
    del alma, que no apetito; 1735
    y el amor por sólo amar,
    es perfección, si es martirio.
    Que se case o no Rogerio,
    ni con Clemencia compito,
    ni se amortiguan las llamas 1740
    de mi amor perfecto y limpio.
    Tú eres apasionada;
    cohechos has recibido;
    para amiga no eres buena;
    ni sé si hasta aquí lo has sido. 1745
    Quédate a Dios con tu oro,
    cómplice de tus delitos,
    que según hace traiciones,
    no es mucho que ande amarillo
FIRELA:        Oye, espera, vuelve acá; 1750
    que es Rogerio, y no es Filipo,
    quien con prisiones doradas
    encadena tus sentidos.
LEONISA:        ¿ Qué dices ?
FIRELA:                           Que en tu amistad
    la poca firmeza he visto, 1755
    con que a la prueba primera,
    en vez de bronce, eres vidrio.
    ¿ Así obligaciones rompes ?
LEONISA:        Nunca el verdadero amigo,
    en riesgo de su lealtad, 1760
    usa de ardides fingidos.
    Mas ¿ vienes tú de la corte ?
    ¿ has hallado al dueño mío ?
    ¿ dióte para mí esa prenda ?
    ¿ qué ha pasado ? ¿ qué te ha dicho ? 1765
FIRELA:        ¿ Tan andariega me hallaste ?
    Si con Carlín le has escrito,
    y ha vuelto con la respuesta,
    ¿ qué preguntas ?
LEONISA:                                 ¿ Carlín vino ?

Sale CARLIN

CARLIN:        ¿ Quién hurta a Carl1n el nombre ? 1770
LEONISA:        ¡ Oh, leal y fiel ministro
    de mi amor ! dame esos brazos.
CARLIN:                     Estése queda. ¡ Oh, qué lindo !
    Por Dios, que piense Firela
    que se los pongo. ¡ Bonito
    soy yo para dar celera ! 1775
LEONISA:        En fin, ¿ Rogerio no ha sido
    hombre en mudarse ?     En fin, ¿ es
    de la firmeza prodigio ?
    En fin, ¿ no sabe olvidar ?
CARLIN:        ¿ Pues quién diabros se lo dijo ? 1780
    ¿ Ha habido berros y artesa ?
LEONISA:        En esta cadena estimo,
    no el oro, que es lo de menos,
    el dueño sí, que ha tenido.
    Al dártela para mi, 1785
    despidióte enternecido ?
    ¿ Encargóte mi constancia ?
    ¿ Comparó a su metal fino
    los quilates de mi fe ?
    ¿ Qué dices ?
CARLIN:                        ¿ Habla conmigo ? 1790
LEONISA:        Dirás que te pague el porte.
    Escoje el mejor cabrito
    de mi manada.
CARLIN:                                 ¿ Por qué ?
FIRELA:        Carlín, todo lo que finjo
    aquí me importa que otorgues, 1795
    o de mi amor te despido.
CARLIN:        ¿ Hay son callar y otorgar ?
LEONISA:        ¿ Qué dices ?
CARLIN:                           Lo que yo digo
    es, que en cuanto a la cadena,
    a Firela me remito. 1800
LEONISA:        ¿ Cómo es ello ?
CARLIN:                                       ¿ Qué sé yo ?
FIRELA:        Este es un asno. Hame dicho
    cuanto con él ha pasado.
    Como viene de camino
    cansado, y yo lo sé ¿ quieres 1805
    que te lo cuente ?
CARLIN:                                       Eso pido.
LEONISA:        ¿ No me responde el papel ?
CARLIN:        Así leyó el vueso y vino
    la duca, que es una suegra,
    y el duco, de quien es hijo, 1810
    tuvo celera la duca;
    hubo llanto y suspirito;
    temí alguna empalizada;
    mandóme el duque novicio
    que aguardase el responsorio, 1815
    y yo entonces, adivino
    de cualque paloteado,
    acogíme de improviso,
    y véngome sin la carta.
    Ya la debe haber escrito. 1820
LEONISA:        Pues cuándo te pudo dar
    la cadena que recibo,
    si hubo luego tanto estorbo ?
CARLIN:        A Firela me remito.
FIRELA:        ¿ Hay bárbaro semejante ? 1825
    Mentecato, ¿ no me has dicho
    que en viendo el duque el papel,
    amante y tierno te dijo
    que en fe del constante amor,
    con que a pesar del olvido, 1830
    ausente a Leonisa tiene,
    este oro hacía testigo
    de su invencible firmeza,
    y que, como su cautivo,
    lo que enviarle podía 1835
    eran prisiones ?
CARLIN:                                 Sí, dijo.
LEONISA:        ¿ Entrarían todos luego,
    y con ellos divertido
    te mandó que le esperases ?
CARLIN:        A Firela me remito. 1840
LEONISA:        En fin, ¿ se acuerda de mí ?
CARLIN:        Como la olla del tocino;
    como el rocín de la yegua,
    y como la sed del vino.
    Mas yo vengo tan cansado 1845
    de la corte y del camino,
    que si hay más que pescudar,
    a Firela me remito.

Vase CARLIN

LEONISA:        ¿ Ves ahora cuán constante
    es Rogerio, y que el olvido 1850
    no tiene jurisdicción
    en él ?
FIRELA:        Tu ventura he visto
    de que te doy parabienes.
LEONISA:        ¡ Qué contenta los recibo ! 1855
FIRELA:        Déte amor fines tan buenos
    como gozas los principios.

Vase FIRELA y LEONISA se echa al cuello la cadena

LEONISA:        ¡ Ay, bienvenida cadena !
    Mal te pago, pues te envidio
    al cuello donde has estado, 1860
    de amorosos brazos digno.
    Tú adornarás desde agora
    el pecho que te dedico.
    Mi gala eterna ha de ser
    las fiestas y los domingos. 1865

Sale FILIPO, con los corales al cuello, revueltos en una banda

FILIPO:        (¡ Que busque yo intercesores        Aparte
    para que mi esposa sea
    una pastora, y se vea
    mi esperanza entre temores;
    mas--¡ ay, cielos !--aquí está, 1870
    y con mi cadena al cuello.
    Alma, si podréis creello;
    viento en popa amor os da.
    ¡ Oh, solícita Firela !)
LEONISA:        (Si vuestros quilates toca              Aparte 1875
    mi fe, que os bese mi boca,
    cuando el alma se desvela
    por el dueño que os envía,
    no hago a mi honor agravios.)
FILIPO:        (¿ En mi cadena los labios ?                 Aparte 1880
    ¿ Qué esperáis ventura mía ?
    Seguro puedo llegar,
    pues de mi parte está Amor.)
    Si ausente hacéis tal favor
    a quien le viene a adorar, 1885
    y ya le tenéis presente,
    no ocasionéis mis desvelos,
    que tengo de ese oro celos,
    pues en mi agravio consiente
    labios de inmenso tesoro, 1890
    dignos que amor los asalte,
    pues vale más ese esmalte
    que los quilates de ese oro;
    que aunque ya son celestiales,
    pues tal ciclo los tocó, 1895
    más justo es que bese yo
    por vuestros estos corales,
LEONISA:        ¡ Ay, mis corales perdidos !
    Agora sí que lo estáis.
FILIPO:        Hallélos yo, y vos halláis 1900
    más perdidos mis sentidos.
    Al Amor, Leonisa mía
    le rogaba yo me diese
    retrato vuestro, que fuese
    apoyo de mi alegría. 1905
    Mas como excedéis al arte,
    favorecióme de modo,
    que no atreviéndose en todo
    vino a copiaros en parte;
    y dando alivio a mis males, 1910
    me dijo, "Suspende agravios,
    pues el coral de sus labios
    retratan esos corales."
    Hallélos en ocasión,
    y en fe de lo que intereso, 1915
    lo que significan beso,

Bésalos

    no, Leonisa, lo que son.
    Mas si vos besáis también,
    por ser mía, esta cadena,
    ¿ qué más dicha ?
LEONISA:                                 ¿ Qué más pena 1920
    que la que mis ojos ven ?
    ¿ Esta cadena era vuestra ?
FILIPO:        Y vuestros estos corales.
LEONISA:        (Firela, con desleales                    Aparte
    industrias su pecho muestra.) 1925
    ¡ Fiad de amistad dorada !
    Filipo, engañada he sido;
    que destroquemos os pido
    prendas que han de hacer culpada
    la opinión de mi decoro, 1930
    pues dan sospechas iguales
    caballeros con corales
    y labradores con oro.
    Lo que es vuestro os restituyo.
    Haced otro tanto vos. 1935

Quítase la cadena y ase los corales.     Sale ROGERIO

ROGERIO:        Amor, en fe de que es Dios,
    en mí muestra el poder suyo.
    Con color que salgo a caza
    mi Leonisa vengo a ver.
LEONISA:        Los favores han de ser 1940
    voluntarios, no de traza;
    que causen pena a su dueño.
    Soltad.
FILIPO:                     ¡ Leonisa !
ROGERIO:                                    ¡ Ay de mí !
    ¿ Filipo y Leonisa aquí ?
    Bien se quieren, o yo sueño. 1945
LEONISA:        ¡ Rogerio !
FILIPO:                              ¡ Señor !
ROGERIO:                                             Extrañas
    suertes halla un cazador.
LEONISA:        (¿ Qué habéis hecho, ciego Amor ?)              Aparte
ROGERIO:        (¡ Ocasionadas montañas !)                       Aparte
    Bien os están los corales, 1950
    y el oro os está a vos bien.
    ¡ Qué de cosas nuevas ven
    cada día los mortales !
FILIPO:        ¿ Qué diré, que estoy confuso ?
ROGERIO:        ¿ Queréis que se use el coral 1955
    entre gente principal ?
    No me parece mal uso,
    que habiendo hombres con gorgueras,
    guedejas, faldas, anillos,
    y ojalá no con zarcillos, 1960
    si ya no son orejeras,
    para que queden iguales
    con la dama más curiosa,
    no faltaba ya otra cosa
    que chapines y corales. 1965
    Quitáoslos, que no debéis
    dar gusto a quien os los puso.
FILIPO:        Gran señor...
ROGERIO:                                 Vestíos al uso,
    pero no los inventéis.

Sale CARLIN

CARLIN:        Estos ducos no mos dejan. 1970
    ¿ Acá también estáis vos ?
ROGERIO:        ¿ Qué dices ?
CARLIN:                           Que esotros dos
    nuesos ganados aquejan.
    El viejo y la duca nuera
    helos aquí donde están. 1975
ROGERIO:        A aumentar mi mal vendrán.
LEONISA:        Perdida soy.
CARLIN:                                    Plaza, afuera.

Salen el DUQUE, PINARDO, CLEMENCIA y FIRELA

PINARDO:        No aguardaba yo, señores,
    tan impensada ventura.
DUQUE:        La ociosidad apresura, 1980
    Pinardo, a los cazadores.
    Rogerio, ¿ sin darnos cuenta,
    os salís a caza así ?
ROGERIO:        Criéme, señor, aquí,
    y así mi tristeza intenta 1985
    buscar en mi natural
    alivios que allá no tengo.
    ¡ Gran señora !
CLEMENCIA:                                 Por vos vengo
    a cazar también.
ROGERIO:                                    Mi mal
    me obliga a divertimientos 1990
    del campo.
CLEMENCIA:                           Tenéis razón,
    y más en esta prisión,
    cifra de vuestros contentos.
ROGERIO:        Pinardo, también os cabe
    parte a vos de mi venida. 1995
PINARDO:        Los pies os beso.
ROGERIO:                                       ¡ Qué vida
    pasé aquí, quieta y sÜave !
PINARDO:        Diviértase y no imagine
    vuestra alteza, gran señor,
    en eso.
ROGERIO:                        Aun estoy peor 2000
    después, Pinardo, que vine.
PINARDO:        ¿ De qué procede este mal
    tan lastimero ?
ROGERIO:                                    Yo creo
    que es, conforme a lo que veo,
    ramo de gota coral. 2005

Habla LEONISA aparte a FIRELA y CARLIN

LEONISA:        Por mis corales lo dice.              Aparte
    ¡ Ay, Firela ! ¡ qué de daños
    han causado tus engaños !
FIRELA:        Pues yo por tu bien lo hice.
LEONISA:        Tú también, villano, fuiste. 2010
    ....................... -ena.]
CARLIN:        ¿ Pues yo, por qué ?
LEONISA:                                          La cadena
    que ser del duque fingiste
    hace cierto tu delito.
    Si es Filipo, su señor, 2015
    ¿ porqué burlaste mi amor ?
CARLIN:        A Firela me remito.
CLEMENCIA:        Envidia tengo, serrana,
    al donaire que tenéis.
    Tras vos la corte os traéis, 2020
    dícenme que en viéndoos sana
    cualquier tristeza que os mira.
LEONISA:        Pues vos triste me miráis,
    y viéndome, no sanáis;
    creed, señora, que es mentira. 2025
ROGERIO:        Yo imaginé divertirme
    por estos montes agora,
    pero mi mal empeora,
    todo ha dado en afligirme.
    Volvámonos, si es servido 2030
    vuestra alteza, gran señor,
    que como está en lo interior,
    mi mal disparate ha sido.
    .................. era.]
CLEMENCIA:        No los halléis vos aquí, 2035
    duque, y hallaréis en mí
    medicina y enfermera.
    Démosle, gran señor, gusto,
    aunque la caza perdamos.
DUQUE:        Pues que vos le tenéis, vamos. 2040
ROGERIO:        Filipo, no fuera justo,
    habiendo sido los dos
    amigos y comarcanos,
    dejaros entre villanos
    sin acordarme de vos. 2045
    Sed mi secretario.
FILIPO:                                             Beso
    a vuestra alteza los pies.
ROGERIO:        Seguidme, Filipo, pues.
FILIPO:        (¿ Hay más infeliz suceso ?)              Aparte
ROGERIO:        Que miro muchos respetos 2050
    en vos de satisfacción,
    secretario, y más si son
    parientes nuestros secretos.
CARLIN:        ¿ Tengo de ir por el cabrito
    que en albricias me mandó ? 2055
LEONISA:        Traidor, tú me has muerto.
CARLIN:                                                ¿ Yo ?
    A Firela me remito.


ACTO TERCERO

Sale ROGERIO

ROGERIO:        Estaba melancólico yo, cielos,
    por ver que un imposible apetecía,
    ¿ qué haréis agora, pues, desdicha mía, 2060
    si sobre un imposible os cargan celos ?
    Corales dan al corazón consuelos,
    y en mí corales son melancolía.
    Vuélvase a un desdichado en noche el día;
    lo que a otros da quietud, a mí desvelos. 2065
    Sabio dicen que soy, mas si lo fuera,
    tuviera en mis pasiones sufrimiento;
    pero ¿ quién le tendrá con tanto agravio ?
    Siempre el entendimiento fue su esfera,
    y contra injurias del entendimiento 2070
    jamás supo tener prudencia el sabio.

Sale FILIPO

FILIPO:        En cumplimiento, señor,
    del secreto que me encarga
    en estas informaciones
    vuestra alteza, esta mañana 2075
    hice esta breve minuta.
ROGERIO:        Pretendo saber las faltas
    que tienen los pretendientes
    de mi corte y de mi casa;
    que aunque es bien premiar servicios, 2080
    no será razón se haga
    menos que con suficiencia
    de las partes.
FILIPO:                                 La ignorancia,
    señor, y poca noticia
    de algunos príncipes causa 2085
    que sin méritos se den
    injustamente las plazas.
    Yo me he informado de todas
    con el secreto que basta
    para que nadie las sepa. 2090
ROGERIO:        Decid. (¡ Ay, celosas ansias !)           Aparte
FILIPO:        Federico, hijo de Alberto,
    que a los duques de Bretaña
    sirvió en la paz y en la guerra
    con consejos y con armas, 2095
    quedó rico, mas gastando
    su hacienda en juegos y en damas,
    dicen que es en la pobreza
    del pródigo semejanza.
    Mas no enmendado con esto, 2100
    fuerzas de flaqueza saca.
    Sirve y ronda.
ROGERIO:                                 ¿ Es gentilhombre ?
FILIPO:        Tiene las piernas delgadas.
ROGERIO:        Si lo están como su hacienda,
    lástima es.
FILIPO:                              Suple esta falta 2105
    con la industria.
ROGERIO:                                       ¿ Cómo así ?
FILIPO:        Trae pantorrillas de plata.
ROGERIO:        ¿ Pues qué mucho que haga piernas ?
    No era bueno para estatua
    de Nabucodonosor 2110
    si en tan ricas piernas anda.
    Proseguid.
FILIPO:                           Vino Conrado,
    cubierto anteayer de canas,
    a darme este memorial,
    y hoy por ver si se despacha, 2115
    como un mozo de veinte años,
    teñida cabeza y barba.
ROGERIO:        ¿ Y que pide ?
FILIPO:                              La tenencia
    de un castillo.
ROGERIO:                                 Quien no guarda
    lealtad a sus años mismos, 2120
    mal la guardará a su patria.
    Decid más.

Sale RICARDO

RICARDO:                           Licencia piden
    muchos, gran señor, que aguardan
    remedio de vuestra alteza,
    que como vuela la fama 2125
    de su mansedumbre y letras,
    y da a todos puerta franca
    para que le comuniquen
    pasiones del cuerpo y alma,
    no hay quien no venga a gozar 2130
    tal dicha.
ROGERIO:                           Dadlos entrada.
    Divertiréme con ellos,
    y aliviaré sus desgracias.

Vase RICARDO.     Salen varios PRETENDIENTES con memoriales

PRET. 1:        A vuestra alteza suplico
    mire mi necesidad, 2135
    servicios y calidad.
ROGERIO:        ¿ Estáis pobre, Federico ?
PRET. 1:        Si es vuestra alteza mi dueño,
    los ricos me envidiarán.
ROGERIO:        Pobre estáis, pero galán; 2140
    galán, pero pedigÜeño.
PRET. 1:        Si no tengo que comer,
    no haga de esto maravillas.
ROGERIO:        Coméos hoy las pantorrillas,
    y después volvedme a ver. 2145
PRET. 1:        (¡ Vive el cielo que ha sabido        Aparte
    que me las pongo de plata !
    Sabio que de todo trata,
    temerle.     Yo voy corrido.)

Vase el PRETENDIENTE primero

ROGERIO:        ¿ Qué pedís vos ?
PRET. 2:                                       Consultado 2150
    estoy en una alcaidía.
    La nobleza y sangre mía
    me tienen acreditado.
    Mis hazañas ya son llanas.
ROGERIO:        Conrado, mozo venís; 2155
    no os daré lo que pedís
    hasta que peinéis más canas.
PRET. 2:        (¿ Si sabe que me las tiño ?        Aparte
    Voime, que no es buen consejo
    pretender cargos de viejo 2160
    quien quiere parecer niño.

Vase el PRETENDIENTE segundo

ROGERIO:        ¿ Qué pedís vos ?
PRET. 3:                                          A firmar,
    señor, vengo este decreto.
ROGERIO:        ¿ De qué ?
PRET. 3:                     El consejo discreto
    los coches manda quitar. 2165
ROGERIO:        ¿ Por qué ?
PRET. 3:                                 No se vio jamás
    tal desorden días ni noches.
    Menos casas hay que coches.
ROGERIO:        No los quiten, que habrá más.

Vase el PRETENDIENTE tercero

PRET. 4:        Aconsejarme, señor, 2170
    con vuestra alteza querría
    por ser su sabiduría
    al paso de su valor.
    Yo tengo una mujer moza
    y tan señora de si, 2175
    que no hace caso de mí;
    toda mi hacienda destroza.
    Mas lo peor que hay en esto
    es que de celos me abrasa;
    no quepo con ella en casa, 2180
    y en tal extremo me ha puesto,
    que el amor que había en los dos
    es ya un infierno abreviado.
ROGERIO:        Lastímame vuestro estado;
    mas ¿ pedísla celos vos ? 2185
PRET. 4:        No puedo disimularlos.
ROGERIO:        Pues mudo habéis de advertirlos,
    porque lo mismo es pedirlos,
    que dar licencia de darlos.
PRET. 4:        Celos son que me atormentan. 2190
ROGERIO:        Hay dos, y entrambos tan fieros,
    que afligen si son solteros,
    y si casados afrentan.
PRET. 4:        No hay gala que no quisiera.
ROGERIO:        Pues dádsela si podéis, 2195
    y con esto excusaréis
    el admitir las de fuera.

Vase el el PRETENDIENTE cuarto

PRET. 5:        Señor, yo me vuelvo loco
    adorando una doncella
    para casarme con ella, 2200
    mas correspóndeme poco.
ROGERIO:        ¿ Regaláisla ?
PRET. 5:                                 Doyla versos
    infinitos en quintillas,
    décimas y redondillas
    y otros géneros diversos 2205
    que no digo, por ser tantos.
    Seis cantos de octava rima
    la di ayer.
ROGERIO:                              Pondránla grima,
    que descalaban los cantos.
    ¿ Son vuestros ?
PRET. 5:                                       No, gran señor, 2210
    que tengo un poeta amigo.
ROGERIO:        Y será justo castigo
    que ése usurpe vuestro amor.
    Cualquier género de penas
    es razón hacer pasar 2215
    a quien piensa enamorar
    mujer con gracias ajenas.
    ¿ Queréisla mucho ?
PRET. 5:                                          La adoro.
ROGERIO:        Pues dejad los madrigales,
    y dadle canciones reales 2220
    y redondillas en oro.

Váse el PRETENDIENTE quinto

PRET. 6:        Un amigo pierde el seso
    por casar con cierta dama,
    que ella excusa, por la fama
    que le han dado de confeso. 2225
ROGERIO:        ¿ Gasta ?
PRET. 6:                           Hale dado en sacar
    el alma.
ROGERIO:                        Pues bien se emplea,
    que él del tribu de Dan sea,
    cuando ella es del de Isacar.
PRET. 6:        Hale quitado infinito, 2230
    y déjale porque está
    ya tan rica.
ROGERIO:                              Sí estará,
    si es suyo el reino de Quito.

Vase el PRETENDIENTE sexto. Salen FILIPO y el DUQUE

FILIPO:        A ver entra a vuestra alteza
    el gran duque.
ROGERIO:                                 Dejad, pues, 2235
    consultas para después
DUQUE:        Hijo, de vuestra tristeza
    participa vuestra prima;
    enferma por vos está;
    visitadla, y sanará, 2240
    pues veis en lo que os estima.
ROGERIO:        ¿ Clemencia está enferma
DUQUE:                                                   Y siente
    vuestro amor tibio y remiso.
    Desde el punto que os vio, os quiso;
    si sois sabio y obediente, 2245
    agradeced como sabio;
    como obediente dejad
    la vuestra en mi voluntad,
    que os hacéis a vos agravio.
    La dispensación espero 2250
    de hoy a mañana.
ROGERIO:                                    (¡ Ay, Amor !              Aparte
    Dispensad vos, que es mayor
    vuestro dominío.)
DUQUE:                                       Yo espero
    que restaure su alegría
    y salud vuestra presencia. 2255
    Sangrarse quiere Clemencia.
    Enviadla la sangría.

Vase el DUQUE

ROGERIO:        Filipo, la juventud
    también es enfermedad.
    Disposiciones curad, 2260
    sangraréisos en salud.
    Corales que adornan cuellos,
    no generosos, villanos,
    afrentan los cortesanos.
    Sangre muestran, sangráos de ellos. 2265
FILIPO:        Señor, la que los perdió
    gusta.
ROGERIO:                     Yo soy vuestro amigo;
    que os sangréis de ellos os digo;
    no aguardéis que os sangre yo.
FILIPO:        (Mucho encierra este misterio.) Aparte 2270
ROGERIO:        Escribir quiero a Clemencia;
    traedme con qué.
FILIPO:                                    (La ciencia           Aparte
    astróloga de Rogerio
    todo lo alcanza. ¿ Si sabe
    que quiero a Leonisa bien ? 2275
    ¿ si la tiene amor también ?)
ROGERIO:        ¿ No vais ?
FILIPO:                        (¿ Si del cargo grave              Aparte
    que ejercito, desiguales
    juzga serranos amores ?)
ROGERIO:        Acabad.
FILIPO:                        (¿ Quién vio, temores,                 Aparte 2280
    sangrar de mal de corales ?

Va FILIPO por recado de escribir

ROGERIO:        Por mas que callar procuro,
    habla mi desasosiego;
    que en fin, donde amor es fuego,
    brotan celos, que son humo. 2285

Sale FILIPO con el recado de escribir

FILIPO:        Aquí está la escribanía.
ROGERIO:        Escribiré este papel,
    y llevaréisle con él
    a mi prima la sangría.

Pónese a escribir

FILIPO:        (¡ Que de este hombre tiemble yo !        Aparte 2290
    Pero es duque y es discreto;
    sangrarme manda, en efeto,
    porque los corales vio,
    Yo estoy por Leonisa ciego,
    y si me sangra, verá 2295
    que en vez de sangre, saldrá
    de todas mis venas fuego.)
ROGERIO:        Echad polvos.

FILIPO echa el tintero por polvos

FILIPO:                              ¿ Qué hice, cielos ?
    Turbéme; la tinta eché
    por los polvos.
ROGERIO:                                 Eso fue 2300
    como echar sobre amor celos.
    Dadme el papel blanco acá.

Vuelve a escribir otra carta

FILIPO:        (Otra vez vuelve a escribir.           Aparte
    Tal prudencia, tal sufrir,
    ¿ qué mármol no obligará ? 2305
    ¡ Que echase la tinta yo
    por los polvos ! Pero, ¿ a quién
    no turba un sabio ? ¡ Ay, mi bien,
    tu memoria lo causó !
    Mi turbación manifiesta, 2310
    Leonisa, lo que te quiero.)
ROGERIO:        Filipo, éste es el tintero
    y la salvadera es ésta.

Vase ROGERIO con la carta escrita

FILIPO:        ¡ Compendiosa reprensión
    y discreto advertimiento ! 2315
    Tan sutil entendimiento
    bien merece admiración;
    pero mayor me la ha dado
    lo que por cifras me avisa.
    ¿ Qué le importa que en Leonisa 2320
    ocupe amor mi cuidado,
    que con tan claras señales
    muestra el pesar que le doy ?
    ¿ Qué le va si suyo soy,
    en que traiga sus corales ? 2325
    Bien la debe de querer;
    juntos vivieron los dos;
    si él es duque, Amor es Dios;
    ¿ quién tendrá mayor poder ?
    Pues sea su amante o no, 2330
    que si disgusto le dan
    los corales en que están
    cifras que Amor declaró,
    yo que no oso cara a cara
    mis deseos descubrirle, 2335
    por escrito he de decirle
    el favor que los ampara.

Escribe y habla

    Lo que por sabio penetra,
    en este papel resuma.
    Sirva de lengua la pluma 2340
    y de palabra la letra.
    Firméla; bien está así.

Cierra el papel y sobrescríbele

    "Al duque nuestro señor."
    Declaradle vos mi amor,
    papel, cuando vuelva aquí. 2345

Deja el papel sobre la mesa y vase.     Sale ROGERIO

ROGERIO:        Prometió venir a verme
    Leonisa, y fue en prometer,
    como en el amar, mujer.
    La ausencia es sueño; ella duerme;
    mas ya que a favorecerme 2350
    no venga, sea a atormentarme,
    que si por Filipo a darme
    viene penas que sufrir,
    más vale verla y morir,
    que no verla y abrasarme. 2355
    Aquí está un papel cerrado,

Tómale y ábrele

    sobrescrito para mi.
    ¿ Quién le dejaría aquí ?
    De Filipo está firmado.
    Hele reñido, no ha osado 2360
    de vergÜenza y de temor
    darme cuenta de su amor,
    y darámele en papel,
    que en fe de que hay poca en él,
    no tiene el papel color. 2365

Lee

    "Leonisa, señor, perdió
    los corales que os dan pena.
    Hallélos, y una cadena
    le envié, que recibió;
    que la besaba vi yo, 2370
    con que satisfecho quedo,
    si de vuestro gusto excedo
    por intentarme casar,
    vos lo podéis remediar,
    que yo la adoro, y no puedo." 2375
    Aquí si que es menester
    estudiar, ciego rigor.
    Comenzó amor por amor;
    viniéronle a suceder
    celos; mas ya, ¿ qué he de hacer 2380
    si para fin de mis años
    se van aumentando daños,
    pues quieren mis penas, cielos,
    que a mi amor sucedan celos,
    y a mis celos desengaños ? 2385
    ¡ Que Leonisa me olvidó
    tan presto ! Escribí en arena.

Lee

    "Hallélos, y una cadena
    le envié, que recibió."
    ¿ Por oro Filipo entró ? 2390
    Pero el oro--¡ que no acaba !
    ¡ Ay, cielos !

Lee

                          "Que la besaba
    vi yo." Basta, que si agora
    Amor ya sus flechas dora,
    no habrá menester aljaba. 2395
    Confiesa el suyo sin miedo,
    y no le puedo culpar.

Lee

    "Vos lo podéis remediar,
    que yo la adoro, y no puedo."
    ConclÜido, por Dios, quedo. 2400
    ¿ Qué hay que replicar aquí ?

Rompe el papel

    Ganó lo que yo perdí.
    Pierde el que a jugar se asienta,
    y paga aunque más lo sienta.
    Lo mismo será de mí. 2405
    Casarlos mañana intento,
    y mostrar cuán sabio soy,
    pues venciéndome a mí, doy
    corona a mi sufrimiento.
    Esto dice el pensamiento, 2410
    mas no el amor en que excedo
    a la ley que admito y vedo.
    Si hacéis, ausencia, olvidar,
    "vos lo podéis remediar,
    que yo la adoro, y no puedo." 2415

Sale ENRIQUE

ENRIQUE:        Ya la dispensación, duque, ha venido,
    ya le dan parabienes a Clemencia,
    y ya yo, castigado, presumido,
    de mis desdichas lloro la experiencia.
    Interpreté, de vos favorecido, 2420
    en mi favor la equívoca sentencia
    que pronunciaste, misterioso, un día,
    juzgando que Clemencia fuera mía.
    Engañéme de puro confiado.
    Gozadla, primo, vos, que si algún gusto 2425
    admite mi dolor desesperado,
    es ver lograrse en vos amor tan justo.
    Yo, duque, moriré menospreciado,
    abriles agostando este disgusto
    de una florida edad, de un firme amante, 2430
    de un desdichado, en fin.
ROGERIO:                                                Dadme ese guante.

Vase ROGERIO

ENRIQUE:        ¿ Sin responderme se va
    y de la mano me lleva
    el guante ? Confusión nueva,
    ¿ quién declararos podrá ? 2435
    ¡ Válgate el cielo por sabio !
    ¿ Guante mío para qué ?
    ¿ Si de desafío fue
    contra su primer agravio ?
    Mas no, que en el desafío 2440
    quien los hace y solicita,
    guantes da, que no los quita,
    y el duque se lleva el mío.
    ¿ Yo dándole parabienes,
    y él mis penas escuchando ? 2445
    ¿ Yo muriendo, y él callando
    sus dichas y mis desdenes;
    y cuando esperando está
    respuesta mi amor constante,
    sale con "dadme ese guante," 2450
    y sin hablarme se va ?
    ¡ Oh enigmático Rogerio !
    Hablad y daos a entender,
    que Enrique no puede ser
    Edipo de este misterio. 2455

Vase ENRIQUE.     Sale CLEMENCIA, con banda, y dos CRIADOS

CLEMENCIA:        Cuanta hacienda tengo es poca
    para albricias de este bien.
    El seso he dado también,
    que estoy de contento loca.
    Ya se ha acabado mi mal. 2460
    ¡ Oh, alegre dispensación
CRIADO 1:        Cerca de la posesión,
    todo amor es liberal.
CLEMENCIA:        ¿ Rogerio, qué dice a esto ?
CRIADO 2:        Celebrara su alegría, 2465
    si de su melancolía
    no fuera el mal tan molesto.
CLEMENCIA:        La causa de su pesar
    me atreviera a decir yo,
    pero mi amor me enseñó 2470
    a sentirlo y a callar.
    El es sabio y obediente.
    No sabrá salir del gusto
    de su padre.
CRIADO 1:                              Y eso es justo.
CLEMENCIA:        Yo sé de mi amor ardiente 2475
    si una vez su esposa soy,
    que sabré hacerle olvidar
    memorias de su pesar.

Sale ENRIQUE

ENRIQUE:        Mil parabienes os doy,
    aunque a mi costa, señora, 2480
    del tálamo que esperáis,
    puesto que ingrata pagáis
    un alma fiel que os adora.
    Gozad de amor fértil fruto
    con que a Francia reyes deis, 2485
    que si vos galas traéis,
    las de Enrique serán luto.
    ¡ Pobre de quien con perderos
    tiene de perder la vida !
CLEMENCIA:        No agriéis con vuestra venida, 2490
    Enrique, el gusto de veros.
    Ya os dije la voluntad
    que de obedecer mi tío
    ha tenido el gusto mío.
    Mi contento acompañad; 2495
    que si me queréis, es justo
    que mis dichas os le den.
ENRIQUE:        Mézclase el mal con el bien,
    y el placer con el disgusto.
    De mezcla el alma se viste, 2500
    porque estáis vos, prima mía,
    alegre, tengo alegría,
    y porque os pierdo, estoy triste.

Sale FILIPO con una caja curiosa cerrada, con un papel

FILIPO:        El duque, nuestro señor,
    dilata, señora, el veros, 2505
    porque teme entristeceros
    su melancólico humor,
    y este presente os envía.
CLEMENCIA:        Su mal agua mi placer.
ENRIQUE:        Regalos deben de ser 2510
    y joyas de la sangría.
CRIADO 1:        ¡ Qué de perla y de diamante
    el nuevo esposo enviará !
CRIADO 2:        Es sabio y largo.     Sí hará.
CLEMENCIA:        Aquí solo viene un guante. 2515
CRIADO 1:        ¿ Guante ? Debe de pedir
    limosna.
CRIADO 2:                     ¿ Hay mejor sangría ?
    ¡ Costosas joyas envía !
CLEMENCIA:        ¿ Qué es lo que querrá decir
    mi esposo en este presente ? 2520
CRIADO 1:        ¿ Guante ? ¡ Donoso regalo !
    Para parches no era malo,
    si tuviera llaga o fuente.
    su esposa.
CLEMENCIA:                                 No sin misterio
    viene.
CRIADO 1:                     ¿ Si es desafío ? 2525
ENRIQUE:        Señora, ese guante es mío.
CLEMENCIA:        ¿ Vuestro guante a mí, Rogerio ?
ENRIQUE:        El compañero está aquí.
    Averiguadlo por él.
CLEMENCIA:        Quiero mirar el papel. 2530
ENRIQUE:        Siempre este sabio habla así.
CLEMENCIA:        Desaciertos suyos son
    sentencias dignas de estima.
ENRIQUE:        Veamos el papel, prima.
CLEMENCIA:        Sólo contiene un renglón. 2535
CRIADO 2:        Hasta en las letras también
    es avariento.
CLEMENCIA:                                 ¡ Ay, de mí !
ENRIQUE:        Leed.
CLEMENCIA:        Dice el duque aquí,
    "esto sólo os viene bien." 2540
    ¡ Que este guante solamente
    me viene a mi bien ! ¿ Por qué ?
    Si no es que sin seso esté.
    ¿ qué es lo que por esto siente ?
    ¿ No habéis dicho que era vuestro ? 2545
ENRIQUE:        El mismo me le quitó.
CLEMENCIA:        Que os quiero bien sospechó;
    pues siendo tan sabio y diestro,
    ¿ quién duda que habrá alcanzado
    lo que me habéis pretendido, 2550
    y de celos combatido
    este guante me ha enviado
    para que se signifique
    la mano en él de su dueño ?
ENRIQUE:        No fuera ese bien pequeño 2555
    si lo consiguiera Enrique.
CLEMENCIA:        Sospechas todo lo ven,
    y de vos celoso en vano,
    dice que en vez de la mano,
    me viene este guante bien. 2560
    Bien puede de vos formar
    quejas su melancolía.
ENRIQUE:        Claro estaba, prima mía,
    que yo lo había de pagar.

Sale un CRIADO

CRIADO 3:        Un accidente le ha dado 2565
    a vuestro esposo, señora,
    mortal.
CLEMENCIA:                     Negad, conde, agora
    que vos se lo habéis causado.
ENRIQUE:        Decís bien; culpadme a mí.
CLEMENCIA:        Conde, mi sospecha es clara, 2570
    que el duque no me dejara
    por otra, a no ser así.
    Quitáosme, Enrique, delante.

Vase CLEMENCIA

ENRIQUE:        ¿ Qué es esto, cielo crÜel ?
CRIADO 2:        Sacaos la sangre por él, 2575
    regalaraos con un guante.

Vanse todos.     Sale ROGERIO

ROGERIO:        No estoy bien acompañado.
    Dejadme.     Cerrá esa puerta;
    pues mi esperanza es ya muerta,
    viva eterno mi cuidado. 2580
    ¡ Que por la posta han llegado
    las penas de mis sentidos !
    No basta, gustos perdidos,
    el grado en que Roma piensa
    dispensar, pues no dispensa 2585
    Amor en casos prohibidos.
    Diga el médico verdad,
    pues siendo sangre, es amor,
    será su grado mayor
    por la consaguinidad. 2590
    Leonisa en mi voluntad
    como más propincua vive;
    es pastora, y no recibe
    mi estado.     Su suerte corta
    dispense Amor; mas ¿ qué importa, 2595
    si la razón lo prohibe ?
    ¿ Los celos también no son
    en amor prohibidos grados ?
    Pues si están averiguados,
    ¿ qué importa dispensación ? 2600
    ¿ No es mayor jurisdicción
    la de Amor y más precisa
    que esotras ? Sí.     Pues, ¿ qué prisa
    Roma ha dado a mi paciencia ?
    Mi amor no quiere a Clemencia, 2605
    ni mi nobleza a Leonisa.

Salen LEONISA, pugnando por entrar, CARLIN, y un GUARDA

LEONISA:        He de entrar, aunque les pese.
GUARDA:        ¡ Tente, villana !
ROGERIO:                                    ¿ Qué es esto ?
LEONISA:        Quien vive con tantas guardas,
    o es cobarde, o anda preso. 2610
ROGERIO:        ¡ Leonisa es ! Dejadla entrar.
    ¡ Vos aquí ! ¿ A qué bueno ?
LEONISA:        A procurar que lo estéis,
    que allá ya os juzgan por muerto.
ROGERIO:        ¿ Muerto ?
LEONISA:                           Sí.
ROGERIO:                                 En vuestra memoria 2615
    lo estaré.
LEONISA:                           ¡ Pluguiera al cielo,
    y no usurpara mi llanto,
    duque, los ojos al sueño !
ROGERIO:        Vendrás a ver a Filipo.
LEONISA:        Eso, sí, buscad, Rogerio, 2620
    excusas a vuestras bodas,
    y grados a mis tormentos.

Siéntase ROGERIO

ROGERIO:        Diréis que le aborrecéis.
    Corales vi yo por trueco
    de eslabones, que, dorados, 2625
    yugo son de vuestro cuello.
LEONISA:        También yo vi que os llamaba
    Bretaña sabio y discreto,
    sin merecer este nombre,
    quien preciándose de serlo, 2630
    es tan fácil en creer.
ROGERIO:        ¿ Los ojos cuándo mintieron ?
LEONISA:        Cuando no los rige el alma,
    ni alumbra el entendimiento.
ROGERIO:        ¿ Pues engañáronse ?
LEONISA:                                       Sí. 2635
ROGERIO:        ¡ Pluguiera a Dios ! pero tengo
    testigos, yo en vuestro daño,
    fidedignos, fuera de ellos.

Sale el DUQUE

DUQUE:        Hijo ¿ qué nuevo accidente
    es éste, que en tanto extremo 2640
    os tiene, que solo estáis ?
    Más ¿ qué villanos son éstos ?
LEONISA:        Yo, gran señor, soy Leonisa,
    hija de Lauso, el rentero
    de Pinardo, que me manda 2645
    que venga a ver a Rogerio.
CARLIN:        Y yo soy saludador,
    que cuando rabian los perros,
    a dos soplos....
DUQUE:                                 ¿ Qué ?
CARLIN:                                          A dos soplos
    mato un candil y lo enciendo. 2650
DUQUE:        Si de estas simplicidades
    gustáis, hijo, entreteneos
    y aliviad melancolías.
ROGERIO:        Criéme, señor, con ellos.
LEONISA:        No hemos venido de balde. 2655
DUQUE:        ¿ Cómo ?
LEONISA:                     Curo en nueso pueblo
    de mal de hechizos y de ojo,
    y a la fe, que si no miento,
    que está Rogerio hechizado.
DUQUE:        ¿ Qué dices ?
LEONISA:                              Allá sabemos 2660
    mucho de esto las mujeres.
CARLIN:        Y los hombres mucho menos.
LEONISA:        Hechizos son, no hay que hablar.
DUQUE:        Bien puede ser.
LEONISA:                              ¡ Y qué cierto !
    ¿ Ello va a decir verdades ? 2665
DUQUE:        Sí.
LEONISA:        Pues guarde secreto.
    Quiso allá Rogerio mucho,
    siendo sólo caballero,
    a una serrana algo bruja. 2670
CARLIN:        Que chupa niños y viejos.
LEONISA:        Como ahora le ve duque,
    y ha mudado con el tiempo
    la voluntad, pues se casa,
    hechizóle.
DUQUE:                           Yo lo creo; 2675
    que tristeza semejante
    no es natural, ni yo puedo
    creer que quien sabe tanto,
    si hechizos no me le han puesto
    como está, viéndose duque, 2680
    se entristezca; ¿ es verdad esto ?
ROGERIO:        Verdad es que a una serrana
    quise, más ya no la quiero.
LEONISA:        ¿ Velo si doy en el punto ?
    (¡ Ah, mudable !)                                Aparte
                                Pues yo vengo 2685
    a curarle.
CARLIN:                              Y yo también.
LEONISA:        Calla, bestia.
CARLIN:                                 Dime bestio,
    que soy macho y hembra no.
DUQUE:        ¿ Sabréis vos ?...
LEONISA:                                 Comisión tengo
    de la bruja para todo. 2690
    Déjeme hablarle en secreto.
DUQUE:        (Hay en todas las montañas              Aparte
    de estos extendidos reinos
    mil gentes de estas perdidas,
    tributarias del infierno. 2695
    Pues lo afirma esta mujer,
    su hechizo debe ser cierto,
    y no es mucho colegir
    de tal causa tal efecto.)
ROGERIO:        Yo lo vi, no hay que excusarte. 2700
LEONISA:        Firela hizo aquese enredo
    por casarme con Filipo,
    y Carlín fué el instrumento.
ROGERIO:        Filipo mismo te culpa.
LEONISA:        ¿ Pues qué amante, si no es necio, 2705
    siendo parte apasionada,
    no mentirá en su provecho ?
ROGERIO:        ¿ Su cadena recibiste ?
LEONISA:        Por tuya, que este grosero
    en tu nombre me la dió. 2710
ROGERIO:        ¿ Carlín ? ¿ Pues qué le iba en eso ?
LEONISA:        Engañarme.
ROGERIO:                           No, Leonisa;
    tus liviandades me han muerto.
LEONISA:        Yo he sido en firmeza bronce;
    por testigo pongo al cielo. 2715
ROGERIO:        Con Filipo has de casarte.
LEONISA:        Daréme muerte primero.
ROGERIO:        Tú le adoras.
LEONISA:                                 Mentís, duque.
CARLIN:        ¡ Quedo, cuerpo de Dios, quedo !
DUQUE:        Apartaos, pastor, acá. 2720
CARLIN:        ¿ Que me aparte ?     ¡ Por Dios bueno !
    Traeme por saludador
    Leonisa y por sopladero.
DUQUE:        ¿ Saludador ?
CARLIN:                           ¿ No lo ve ?
    de soplón vivo; aunque creo 2725
    que hay muchos ya de este oficio
    que acá llaman lisonjeros.
ROGERIO:        Yo te he querido, Leonisa,
    con el amor más perfecto
    de cuantos su deidad honran. 2730
    Vi tu mudable sujeto;
    déjame, y ama a Filipo.
LEONISA:        Nómbrale y dame tormento.
ROGERIO:        Clemencia es ya esposa mía.
LEONISA:        Si no la abrasan mis celos. 2735
    La palabra has de cumplirme.
ROGERIO:        Soy ya duque.
LEONISA:                                 Y aun por eso.
ROGERIO:        Llámanme sabio.
LEONISA:                                    No lo es
    quien se muda a todos vientos.
    ¿ Amas a Clemencia ?
ROGERIO:                                          No. 2740
LEONISA:        ¿ Y quien se casa, es discreto,
    con quien aborrece ?
ROGERIO:                                          Es fuerza
LEONISA:        ¿ Por qué ?
ROGERIO:                           Mi padre obedezco.
LEONISA:        ¿ Dios no es más que el padre ?
ROGERIO:                                                         Sí.
LEONISA:        ¿ Amor no es dios ?
ROGERIO:                                       Es dios ciego. 2745
LEONISA:        ¿ Tiénesme amor ?
ROGERIO:                                 ¡ Ay, ingrata !
LEONISA:        Di verdad.
ROGERIO:                           Mucho te quiero.
LEONISA:        ¿ Y no me obedeces ?
ROGERIO:                                          No.
LEONISA:        ¿ Por qué ?
ROGERIO:                           Mil estorbos veo.
LEONISA:        ¿ Y son ?
ROGERIO:                        La dispensación. 2750
LEONISA:        No la aceptes.
ROGERIO:                                 ¿ Cómo puedo ?
LEONISA:        Dame a mí la mano.
ROGERIO:                                          ¿ Cómo ?
LEONISA:        Siendo mi esposo.
ROGERIO:                                       Eso temo.
LEONISA:        No teme Amor.
ROGERIO:                                 Antes sí.
LEONISA:        ¿ Cuándo ?
ROGERIO:                           Cuando tiene celos. 2755
LEONISA:        No los creas.
ROGERIO:                              Vilos yo.
LEONISA:        ¿ A eso vuelves ?
ROGERIO:                                 A eso vuelvo
    que eres fácil.
LEONISA:                                 Mentís, duque.
CARLIN:        ¡ Quedo, cuerpo de Dios, quedo !
DUQUE:        ¿ Qué es lo que habéis colegido, 2760
    serrana, de nuestro enfermo ?
LEONISA:        Que está hechizado, señor.
CARLIN:        El alma a soplos le he vuelto.

Sale FILIPO

DUQUE:        ¿ Qué os parece, secretario ?
    Hechizado está Rogerio. 2765
FILIPO:        ¡ Válgame Dios, qué desgracia !
    (¿ No es esta Leonisa, cielos ?)           Aparte
LEONISA:        Señor, todo nuestro hechizo
    consiste--verá si acierto--
    en ponerle unos corales 2770
    que Filipo trae al cuello.
DUQUE:        ¿ En corales de Filipo ?
LEONISA:        Sí, porque vienen en ellos,
    según nos dijo la bruja,
    estos hechizos envueltos. 2775
DUQUE:        ¿ Tenéislos vos ?
FILIPO:                                    Sí, señor.
DUQUE:        ¿ Quién os lo ha dado ?
FILIPO:                                          Hallélos.
LEONISA:        Y consintió todo el mal
    del duque sólo en perderlos.
DUQUE:        Dadlos acá.
FILIPO:                           ¡ Ay, prenda mía ! 2780
    perdiéndoos, perderé el seso.
LEONISA:        Si yo le amara, crÜel,
    no tuviera atrevimiento
    para pedirle mi sarta.
ROGERIO:        Por engañarme lo has hecho. 2785
LEONISA:        Póntelos.
ROGERIO:                           ¿ Yo ? ¡ Cómo ! Aparta,
    que estos corales me han muerto.

Al DUQUE

LEONISA:        ¿ No ve como se resiste ?
    Mire su merced si es vero
    lo que dice. Téngale. 2790
DUQUE:        Por mi bien te trujo el cielo.
    Hijo, en esto está tu vida.
ROGERIO:        ¡ Que os engañan !
DUQUE:                                    Ten sosiego.
ROGERIO:        ¿ Corales que has dado, ingrata,
    a otro, me pones ?
LEONISA:                                          Fueron 2795
    hallados, que dados no.
    Mi bien, mi esposo, mi dueño,
    crédito, o muerte me da.
ROGERIO:        En fin, ¿ mis ojos mintieron
LEONISA:        Los ojos, mi duque, no. 2800
ROGERIO:        ¿ Pues quién ?
LEONISA:                              El entendimiento.
ROGERIO:        ¿ Qué no me ofendiste ?
LEONISA:                                             Nunca.
ROGERIO:        ¿ Que me quieres ?
LEONISA:                                    Sin ti muero.
ROGERIO:        ¿ Y a Filipo ?
LEONISA:                              Si le nombras...
ROGERIO:        ¿ Qué harás ?
LEONISA:                           Rasgaréme el pecho. 2805
ROGERIO:        Tu esposo soy.
LEONISA:                                 Yo tu esclava.
DUQUE:        ¿ Cómo estáis ?
ROGERIO:                                 Mejor me siento.

Sale CLEMENCIA

CLEMENCIA:        (¿ Es posible que hechizado                 Aparte
    esté el duque ? Mas--¡ ay cielos !
    ¿ No es ésta la labradora, 2810
    nublado de mis contentos ?)
    Prendan a estos dos villanos.
DUQUE:        Sobrina, ¿ qué hacéis ?
CLEMENCIA:                                          Prendedlos.
DUQUE:        ¿ Por qué, si a curarle vienen ?
CLEMENCIA:        La hechicera que me ha muerto 2815
    y a mi esposo tiene así,
    es ésta. Préndela presto
FILIPO:        Amor, ayudad mi causa,
    y victoriosos saldremos,
    Gran señor, esto es verdad. 2820
    Yo sé que quiso a Rogerio
    esta pastora infinito,
    e intenta ahora de nuevo
    hechizarle.
DUQUE:                           ¿ Qué decís ?
FILIPO:        Este pastor, si a tormento 2825
    le ponen, dirá lo que es.
CARLIN:        ¡ Helo aquí todo en el suelo !
DUQUE:        Di lo que sabes.
CARLIN:                                    Señor,
    la verdad es que yo vengo
    por saludador de anillo, 2830
    que ni tal oficio tengo,
    ni en viernes santo nací.
DUQUE:        ¿ Y quién es ésta ?
CARLIN:                                    Yo pienso
    que es bruja que a chupar viene
    ducos desde nuestro pueblo. 2835
CLEMENCIA:        ¿ Qué os parece, gran señor ?
DUQUE:        ¡ Hay tal cosa ! Quitad luego
    a Rogerio esos corales,
    que el hechizo vendrá en ellos,
    y prendan aquestos dos. 2840
ROGERIO:        ¡ Traidores ! ¿ estáis sin seso ?
    ¿ A mi Leonisa ? ¿ A mi esposa ?
    Eso no.
CLEMENCIA:                           Gran señor, ¿ veislo ?
CARLIN:        Luego que soplón me vi,
    adiviné el paradero. 2845
    ¿ Mas que me queman por brujo ?
    ¡ Ay, Dios !     A chamusco huelo.

Echan mano a LEONISA y CARLIN

ROGERIO:        ¡ Viven los cielos ! villanos,
    que si, la esposa que quiero
    más que a mí, no dejáis libre 2850
    que pierda al duque el respeto.
    Dadme una espada.
DUQUE:                                    ¿ Hay tal cosa ?
    Dejalde, que está sin seso.
    Curarále la villana,
    o mataréla a tormentos. 2855

Vanse todos menos ROGERIO.     Sale ENRIQUE

ENRIQUE:        Señor, ¿ qué alboroto es éste ?
ROGERIO:        ¡ Ay, Enrique, que me han preso
    el alma, el gusto, la vida !
ENRIQUE:        No hagáis, primo, esos extremos.
ROGERIO:        No haré, si vos me ayudáis. 2860
ENRIQUE:        Yo moriré al lado vuestro.
ROGERIO:        Pues venid, diréos el cómo,
    que no interesáis vos menos.

Vanse los dos.     Salen el DUQUE y PINARDO

DUQUE:        Sí, Pinardo, hale hechizado
    una pastora a quien quiso. 2865
PINARDO:        Quien os ha dado ese aviso,
    os ha, señor, engañado;
    porque esa pastora es
    ocasión de mi venida,
    y tan noble y bien nacida 2870
    como Clemencia. Después
    que no os veo, se murió
    el pastor a quien tenía
    por padre y obedecía
    Leonisa, el cual me dejó 2875
    aqueste papel cerrado,
    mandando que se me diese
    el día mismo que muriese.
    Leíle, y de él he sacado
    que era un noble caballero, 2880
    que del gran duque ofendido
    de Borgoña, y persuadido
    de vengarse, el medio fiero
    que tomó, fue de dar muerte
    a Leonisa en una quinta, 2885
    recién nacida, en quien pinta
    el cielo su ilustre suerte.
    Hallóla sola y tan bella,
    que juzgando por crueldad
    el marchitar su beldad, 2890
    huyó a estos montes con ella;
    que por vivir desterrado
    de Borgoña y sin hacienda,
    le pareció con tal prenda
    quedar más rico y honrado. 2895
    Vino en traje de pastor,
    nombréle por mi rentero,
    hasta que al trance postrero
    esto me escribió, señor.
    Ved como será hechicera 2900
    quien de Clemencia es hermana.
DUQUE:        Novela fuera esa vana,
    Pinardo, si no supiera
    la pérdida de una hija
    que el duque mi hermano tuvo, 2905
    por cuya ocasión estuvo
    para morir. Regocija
    mi tristeza aquesa nueva.
    A sacaría de prisión
    vamos, que si el afición 2910
    que melancólica prueba
    de Rogerio la firmeza,
    siendo su esposo este día,
    tendrá su melancolía
    fin, y premio su belleza. 2915
PINARDO:        Los pies, gran señor, os beso.
DUQUE:        Clemencia perdonará,
    que más Pinardo, me va
    el ver al duque con seso.

Sale ROGERIO

ROGERIO:        Ya yo, señor, estoy bueno, 2920
    y mi tristeza pasada,
    en contento convertida,
    le debe a aquella serrana
    esta cura milagrosa.
    Que la suelten, señor, manda, 2925
    si no es que pagues servicios
    con prisiones y amenazas.
DUQUE:        (¡ Extraña fuerza de amor                       Aparte
    tiene la voluntad ! Tanta,
    que disimula contento, 2930
    solamente por librarla).
    Hijo, de veros ya bueno
    doy a los cielos mil gracias,
    y haré mercedes también
    a la pastora que os ama; 2935
    mas habéis de ser esposo
    de Clemencia.
ROGERIO:                              Como el alma
    de la enfermedad del cuerpo
    defectos participaba
    no conocía la dicha 2940
    que con la duquesa gana;
    pero ya que la conoce,
    en su hermosura idolatra.

A PINARDO

DUQUE:        Todo esto, Pinardo, finge
    porque la pastora salga 2945
    libre y segura. (¡ Oh, Amor !              Aparte
    Asombros son tus hazañas.)
    Llevad aquesta sortija
    a la prisión, y sacadla;
    pero haced que venga aquí. 2950
PINARDO:        Cosas he visto hoy extrañas.

Vase PINARDO.     Salen ENRIQUE y FILIPO

ENRIQUE:        La duquesa de Clarencia,
    que de Ingalaterra pasa
    a París, está en la corte.
DUQUE:        ¿ Qué decís ?
ENRIQUE:                              Esta mañana 2955
    en el puerto más cercano
    tomó tierra; que es Bretaña,
    la provincia más propincua
    a Ingalaterra, de Francia.
    Viene huyendo de su rey, 2960
    en el favor confiada
    del nuestro, que es su pariente,
    y aunque poco acompañada,
    no quiere pasar sin veros.
DUQUE:        Avisen luego a madama 2965
    Clemencia, y a recibirla
    vamos todos.
ENRIQUE:                              Ya está en casa.

Sale LEONISA, a lo inglés, bizarra, y CARLIN, a lo gracioso, también inglés

LEONISA:        No nos eches a perder.
CARLIN:        Bona guis toixton. Palabras
    inglesas hablaré solas, 2970
    y en lo demás chite y calla.
LEONISA:        Deme los pies vuestra Alteza.
DUQUE:        Gran duquesa, no esperaba
    nuestra corte tanta dicha.
    (¡ Cielos !     ¿ Esta no es la cara        Aparte 2975
    de Leonisa, la pastora ?
    Mas no; que en brevedad tanta,
    ¿ cómo engañarme pudiera ?
    Su rostro y talle retrata.)
FILIPO:        (¿ No es mi Leonisa ésta, cielos ?           Aparte 2980
    Mas--¡ ay, ojos !--que os engañan
    mentirosas apariencias.)
ROGERIO:        Primero que a París parta
    vuestra excelencia honre esta corte,
    que ya siente que se vaya. 2985
LEONISA:        Por serviros, gran señor,
    dilataré mi jornada.

A CARLIN

FILIPO:        Diga, señor caballero,
    ¿ cómo se llama madama
    la duquesa ?
CARLIN:                           Bona guis 2990
    toixton.
FILIPO:        No entiendo palabra.
    ¿ Tiene su asistencia en Londres ?
    ¿ Es doncella o es casada ?
CARLIN:        Bona guis toixton.
FILIPO:                                    ¿ Qué es esto ? 2995
    ¿ Hay figura de más gracia ?
    ¿ Es caballero ?
CARLIN:                                 Monsiuro.
FILIPO:        Gracias a Dios que ya habla
    palabras inteligibles.

Sale CLEMENCIA

CLEMENCIA:        Si el duque está sano y paga 3000
    mi voluntad en albricias,
    excede mis esperanzas,
    señor.
DUQUE:                     Advertid, sobrina,
    que tenéis en vuestra casa
    la duquesa de Clarencia, 3005
    para honrar nuestra Bretaña.
CLEMENCIA:        Vueselencia. (¡ Ay, Dios ! ¿ qué miro ?     Aparte
    ¿ no es iquesta la serrana
    hechicera de mi esposo ?)
CARLIN:        ¿ Mas que aquí mos desacatan ?                 Aparte 3010

Sale PINARDO

PINARDO:        No está en la prisión Leonisa.
DUQUE:        ¿ Cómo es eso ?
PINARDO:                                 También falta
    el rústico que traía.
CARLIN:        (Temblando están mis lunadas.)        Aparte
CLEMENCIA:        Esta es, Leonisa, señor, 3015
    y éste el villano, que engañan
    tu corte, si no la hechizan.
DUQUE:        ¡ Bárbaro ! ¿ Quién eres ? Habla.
CARLIN:        Bona guis toixton.
CLEMENCIA:                                          ¡ Matadle !
DUQUE:        Sosegad, Clemencia; basta. 3020
CLEMENCIA:        ¡ Matadle !
CARLIN:                        Bercebú lleve
    el bona guis y las bragas.
    Yo soy Carlín, señor duco,
    y ésta Leonisa, empanada
    inglesa, que sacó el conde, 3025
    porque Rogerio lo manda.
DUQUE:        Conde Enrique ¿ cómo es esto ?
ENRIQUE:        Rogerio ha sido la causa
    de que estén estos dos libres.
CLEMENCIA:        Esta es Leonisa; matadla. 3030
ROGERIO:        Clemencia, sedlo en las obras.
DUQUE:        No será vuestra ira tanta,
    que gustéis de dar la muerte
    aquí a quien es vuestra hermana.
CLEMENCIA:        ¿ Quién es mi hermana ?
DUQUE:                                          Leonisa, 3035
    la que ha sido tan llorada
    de vuestros padres, perdióse,
    y hoy el cielo os la restaura.
CLEMENCIA:        ¡ Ay, hermana de mis ojos !
    No hay para qué hacer probanzas. 3040
    La sangre sin fuego hierve;
    reconocido te ha el alma.
    Dame esos brazos.
LEONISA:                                    ¿ Qué es esto ?
PINARDO:        No eres, Leonisa, villana;
    hija, sí, del de Borgoña. 3045
ROGERIO:        ¡ Ay, gloria de mi esperanza !
LEONISA:        ¿ Yo soy duquesa, señores ?
DUQUE:        De Borgoña sois infanta.
LEONISA:        ¿ Y esposa del duque, quién ?
DUQUE:        Clemencia.
LEONISA:                           Pues no soy nada. 3050
ROGERIO:        Melancólico estaré
    toda mi vida, si pasan
    adelante los efectos
    por no remediar la causa.
    Leonisa ha de ser mi dueño. 3055
CLEMENCIA:        Siendo Leonisa mi hermana,
    en albricias de su hallazgo,
    mi amor en ella traspasa
    su acción.
LEONISA:                           Las manos te beso.
ROGERIO:        Sed, pues, hoy en todo franca. 3060
    Dad la vuestra al conde Enrique.
CLEMENCIA:        Cuando dispensare el Papa.
DUQUE:        También será menester
    para los dos.
CARLIN:                                 ¡ Alto ! vayan
    por otra para Carlín, 3065
    que esta comedia se acaba
    sin bodas. Tirso la ha escrito;
    a quien la juzgase mala,
    malos años le dé Dios,
    y a quien buena, buenas pascuas.


FIN DE LA COMEDIA