Tirso de Molina
La lealtad contra la envidia

Personas que hablan en ella:
  • OBREGON
  • CAÑIZARES
  • Don Alonso de MERCADO
  • Don Alonso QUINTANILLA
  • CASTILLO
  • PADILLA
  • Don FERNANDO Pizarro
  • Don Gonzalo VIVERO
  • Doña ISABEL
  • Doña FRANCISCA
  • CHACON
  • Don GONZALO Pizarro
  • Don JUAN Pizarro
  • ROBLES, soldado
  • PEÑAFIEL, soldado
  • PIURISA, india
  • El INCA Rey
  • Dos JUDIOS
  • GUAYCA, india
  • GRANERO
  • Juan RADA
  • Don ALFONSO de Alvarado
  • Don PEDRO
  • Don RODRIGO


JORNADA PRIMERA

Tocan dentro chirimías y trompetas como en la plaza cuando hay toros, silvos y grita, y salen OBREGON y CAÑIZARES

OBREGON:      Acogerse, que el toril
   está abierto, y las trompetas
   hacen señal.
CAÑIZARES:                        A recetas
   tan viudas, lo civil
   de la fuga es más seuro 5
   que una muerte criminal.
OBREGON:      Otra vez hacen señal.
CAÑIZARES:      Aquel andamio es mi muro.
OBREGON:      ¿ Hay bota ?
CAÑIZARES:                          Con munición
   de Alaejos.
OBREGON:                    Esa afrenta 10
   tome Medina a su cuenta,
   pues solos sus vinos son
   los monarcas de Castilla.
CAÑIZARES:      Y a fe que en fe de su vino
   dicen que Baco es vecino 15
   de esta populosa villa;
   más todo lo forastero
   suele ser más estimado.
OBREGON:      ¿ Qué hay más ?
CAÑIZARES:                          Conejo empanado
   y una pierna de carnero, 20
   tan tachonada de clavos,
   y para que en mas se precie,
   ojalada con la especie
   villana por todos cabos
   que se juntan las Molucas 25
   en ella con Alcalá
   di Henares.
OBREGON:                    Cógense allá
   robustos    ajos.
CAÑIZARES:                          Caducas
   suspensiones de la taza
   que tiemblan de puro añejas, 30
   con un jamón, que en guedejas
   se deshile, harán la plaza
   que se te ande alrededor.

Grita como que sueltan al toro

UNO:      Bravo toro.                          Dentro
OTROS:                    Guárdate, hombre.            Dentro
OBREGON:      Pedidle a la oreja el nombre 35
   si os preciáis de toreador;
   dos rayos lleva en los huesos
   y cuatro alas en los pies.
CAÑIZARES:      Barrendero valiente es.
   ¡ Por Dios, que los más traviesos 40
   le van despejando el coso !
OBREGON:      A todos tiembla la barba.
CAÑIZARES:      ¡ Fuego de Dios, cómo escarba
   y cómo bufa el barroso !
UNO:      ¡ Jesús, Jesús, que le mata !    Dentro 45
OBREGON:      ¿ Cogióle ?
UNO:                    ¡ Válgate Dios !                Dentro
CAÑIZARES:      ¿ Otra vez ? De dos en dos
   cita, ejecuta y remata
   a pares las cabezadas.
   ¡ Oh Minotauro español ! 50
OBREGON:      ¿ Hirióle ?
CAÑIZARES:                    No; pero el sol
   le alumbra las dos lunadas.
OBREGON:      Descortesmente se paga
   toro que hace tal castigo.
CAÑIZARES:      Debe de ser enemigo 55
   del Arzobispo de Braga.
OBREGON:      No experimento sus tretas.
CAÑIZARES:      Alto al tablado, Obregón,
   que éste, sin ser postillón,
   condena en las agujetas. 60
UNO:      ¡ Corre, corre, que te alcanza !    Dentro
OBREGON:      ¡ Qué bien la capa le echó
   el que se le atravesó !
CAÑIZARES:      En ella toma venganza;
   ¡ Oh !    Cómo ojala y pespunta. 65
   ¡ Dalle, dalle ! ¿ Hay tal porfía ?
OBREGON:      ¡ Fiadle una ropería !
CAÑIZARES:      No tiene de punta a punta
   palmo y medio su armazón.
OBREGON:      Más de algún culto dijera 70
   que se pone bigotera.
CAÑIZARES:      Aguardemos, que hay rejón.

Dentro suenan pasos de caballo con pretal

OBREGON:      Alentado, caballero,
   ¡ qué buen aire, qué bizarro¡   
CAÑIZARES:      Este es Fernando Pizarro. 75
OBREGON:      ¿ Quién ?
CAÑIZARES:                    El Marte perulero.
   El que ha dado a Carlos Quinto
   un nuevo orbe, que dilata,
   y de mil leguas de plata
   le trae al César su quinto. 80
   El más airoso soldado
   que Italia y que Flandes vió.
OBREGON:      ¿ Este es a quien hospedó
   don Alonso de Mercado ?
   ¿ El que en la justa y torneo 85
   hizo tan festivo estrago ?
CAÑIZARES:      El lagarto de Santiago,
   en fe de tan noble empleo
   tiene en su pecho el lugar
   que es su centro y propia esfera. 90
OBREGON:      Extremadura te espera
   en estatuas venerar.
   Este dicen que prendió
   al monarca Atabaliba,
   y de una suma excesiva 95
   de indios triunfante salió.
CAÑIZARES:      Cuatro hermanos son, que igualo
   a los nueve héroes que dan
   renombre a la fama; Juan,
   Francisco, Hernando y Gonzalo; 100
   pero el que ves sobre todos.
OBREGON:      Su presencia, lo asegura,
   venturosa Extremadura.

Suena el pretal como que se pasea

CAÑIZARES:      Es sangre, en fin, de los godos,
OBREGON:      Ya ha dado a la plaza vuelta 105
   y hacia el toro se encamina.
CAÑIZARES:      ¡ Qué bien al bruto examina !
   ¡ Qué airoso que el brazo suelta
   caído con el rejón !
OBREGON:      El caballo es extremado. 110
CAÑIZARES:      ¡ Hermoso rucio rodado !
OBREGON:      Su piel en oposición
   mezcla la nieve y la tinta;
   bellas manchas la hermosean.
CAÑIZARES:      Más las colores campean 115
   si la enemistad las pinta,
   en éste solo se enseña
   si quieres examinallo
   la perfección de un caballo:
   cabeza airosa y pequeña, 120
   viva, alegre y descarnada,
   los ojos grandes, abiertas
   las narices, por ser puertas
   del aliento; bien poblada
   la crin que el talle hace bello, 125
   de plata, espesa y prolija,
   que se escarcha y ensortija;
   ancho el pecho, corto el cuello,
   las dos caderas partidas,
   al pisar firmes y llanos 130
   los pies, echando las manos
   afuera, y tan presumidas,
   que a los estribos se atreven,
   tan sujeto al freno y fiel,
   que parece que con él 135
   le habla el dueño.
OBREGON:                            Lición lleven
   los más diestros de lo airoso
   con que el gallardo extremeño
   quiere salir de este empeño.
CAÑIZARES:      ¡ Qué atento le mira el coso ! 140
OBREGON:      Aguardernos esta acción,
   que no es bien mientras subamos
   al tablado que perdamos
   tan vistosa ostentación.

Suena el pretal como que se pasea

CAÑIZARES:      Repara con el aseo 145
   que paso a paso se va
   al toro.
OBREGON:                    ¡ Qué atenta está
   la plaza !
CAÑIZARES:                    El común deseo
   le favorece.
OBREGON:                        Ya el bruto
   le encara, escarbando el suelo, 150
   y hacia atrás tomado el vuelo,
   airado, diestro y astuto
   reviene la ejecución
   del golpe.
CAÑIZARES:                      Y el don Fernando
   la nuca le va buscando 155
   con el hierro del rejón.

Ruido del caballo y pretil, como que acomete

OBREGON:      ¡ Oh, quiera Dios que le acierte !
CAÑIZARES:      Ya le embiste.
OBREGON:                        Con él cierra.
UNO:      ¡ Válgate Dios !                          Dentro
CAÑIZARES:                          Cayó en tierra
   el toro.
UNO:                    ¡ Extremada suerte !          Dentro 160

Chirimías

OBREGON:      Tan dichosa como cuerda.
CAÑIZARES:      Pienso que al caballo hirió.
OBREGON:      No pudo, que le sacó
   veloz por la mano izquierda
   y la presa hizo en vacío 165
   la bestia.
CAÑIZARES:                        Patas arriba
   aplaude a quien le derriba.
OBREGON:      Todos celebran su brío.
CAÑIZARES:      Dejóle dentro una braza
   desde la nuca hasta el cuello. 170
OBREGON:      ¡ Lance airoso, golpe bello !
CAÑIZARES:      Vítores le da la plaza.
OBREGON:      Y con razón, que su gala
   mayor aplauso merece.
CAÑIZARES:      ¿ En qué el toro se parece 175
   a la comedia que es mala ?
OBREGON:      Buen enigma; alto al tablado.
CAÑIZARES:      ¿ En qué se parecen, digo,
   el toro y comedia ?
OBREGON:                              Amigom
   parecense en lo silbado. 180

Vanse OBREGON y CAÑIZARES.    Salen don Alonso de QUINTANILLA y don FERNANDO, como que se apea de dar el rejón, y con hábito de Santiago, y CASTILLO, su criado

QUINTANILLA:      Don Fernando, estos abrazos
   os doy por dos parabienes,
   y entrambos son tan solemnes,
   que a transformarse sus lazos
   en laureles, consiguieran 185
   la dicha de coronaros;
   dedícooslos por hallaros
   en España.    No pudieran
   darme nuevas de igual gusto.
   Los míos también os doy 190
   por la acción con que honráis hoy
   estas fiestas, pues fue justo,
   cuando Medina del Campo,
   católica, las ordena
   a la Cruz, que fue de Elena 195
   tesoro que halló en el campo,
   como el Evangelio dice,
   oculto y del orbe luz
   que honrando vos con la cruz
   el pecho noble y felice, 200
   hallase en vos igual pago,
   pues una y otra divina
   festeja a la de Medina
   hoy en vos la de Santiago.
   Bizarra demostración, 205
   tan dichosa como diestra,
   acaba de darnos muestra
   de que vuestros hechos son
   dignos de infinitas famas.
   Con razón podrán teneros, 210
   sí, envidia los caballeros,
   en su protección las damas.
   ¡ Sazonada y feliz suerte !
FERNANDO:      La de hallaros lo será,
   dejad de encarecer ya 215
   el dar a un bruto la muerte,
   que los de toros y dados
   consisten en la ventura.
QUINTANILLA:      Juzgábala yo segura
   mientras que fuimos soldados 220
   y camaradas los dos
   en Italia.
FERNANDO:                    ¡ Oh, capitán,
   qué vida aquella !
QUINTANILLA:                            Ya están,
   desde que faltasteis vos
   las cosas tan diferentes 225
   que no las conoceréis.
FERNANDO:      Múdanse, como sabéis,
   los sucesos con las gentes,
   pero el César--Dios le guarde--
   en Nápoles y en Milán 230
   reina; huyóle Solimán,
   sólo con Carlos cobarde.
   Túnez le paga tributo,
   a pesar de Barbarroja,
   al ciego sajón despoja, 235
   cubrió el Lansgrave de luto
   presunciones que Lutero
   llenó de torpe arrogancia;
   preso en Madrid, lloró Francia
   a su Francisco primero. 240
   Roma le dió la obediencia,
   bien que a costa de Borbón;
   Duques los Médicis son
   con su favor en Florencia.
   Capitanes y soldados 245
   tiene de inmensos valores.
   ¿ Qué le falta ?
QUINTANILLA:                        El ser mejores
   siempre los tiempos pasados.
   ¿ Acordaisos de aquel día,
   que nos hallamos los dos, 250
   alférez entonces vos,
   Fernando, en la de Pavía;
   cuando el marqués de Pescara
   al rey Francisco prendió,
   que porque la honra nego 255
   al marqués, de acción tan rara,
   un capitán italiano,
   le desafiasteis ?
FERNANDO:                            Fué
   en las hazañas y fe
   prodigio algo más que humano 260
   el marqués. ¿ Qué maravilla,
   si se llamó don Fernando
   de Avalos, ilustrando
   sangre que le dio Castilla,
   que un don Fernando volviese 265
   por otro ?    El lo mereció;,
   mas también me acuerdo yo,
   porque el crédito, os confiese
   en que el César siempre os tuvo,
   que cuando su majestad, 270
   después que dió libertad
   al dicho rey, y él no estuvo
   firme en la correspondencia
   a tanta piedad debida,
   su ingratitud conocida, 275
   e irritada su paciencia,
   que de persona a persona
   le envió a desafiar,
   y a vos os hizo avisar,
   que partiendo a Barcelona, 280
   le hiciésedes compañía,
   por si fuese dos a dos
   el combate, que de vos
   valor tanto el César fía.
QUINTANILLA:      Excusóse el Francés de eso 285
   y quedóse mi alabanza
   no más, que en esa esperanza,
   pesóme, yo os lo confieso.
   Dichoso vos, don Fernando,
   que no cabiendo en el mundo, 290
   buscasteis otro segundo
   nuevos polos conquistando,
   que el Non plus ultra dilata,
   y al César su globo humilla.
FERNANDO:      Don Alonso Quintanilla, 295
   fama pretendo, no plata.
QUINTANILLA:      Con una y otra se adquieren
   blasones y estados grandes;
   ricos de fama hay en Flandes,
   que pobres de plata mueren. 300
   Yo vengo ahora de allá
   tan cargado de papeles,
   como el honor de laureles,
   pero juzgaréme ya
   por dichoso y bien premiado, 305
   pues veros he merecido.
FERNANDO:      Todo lo que he adquirido
   es vuestro.
QUINTANILLA:                    No interesado,
   amigo sí, me estimad,
   que son más firmes tesoros. 310
   Gocemos ahora los toros,
   y aquella ventana honrad,
   oíreis aplausos desde ella,
   que la plaza os apercibe.

Gritos y ruído, dentro, de fuego

FERNANDO:      Quien de adulaciones vive 315
   poco le debe a su estrella.
   Pero escuchad, ¿ qué rÜido
   es éste ?
UNO:                    ¡ Agua, que esta casa        Dentro
   se quema !
OTRO:                    ¡ Agua, que se abrasa        Dentro
   esta acera !
OTRO:                    Ya ha cogido 320
   las puertas el fuego.
OTRO:                                  Ayuda,
   que me abraso.
OTRO:                        ¡ Que me quemo !
OTRO:      ¡ Que me ahogan !
QUINTANILLA:                        ¡ Triste extremo !
FERNANDO:      ¡ Qué brevemente se muda
   el regocijo en cuidados ! 325
QUINTANILLA:      Confusa con la congoja
   toda la gente se arroja
   sin sentido a los tablados
   desde los balcones.
FERNANDO:                                ¡ Llamas
   terribles; incendio extraño ! 330
QUINTANILLA:      El sobresalto hace el daño
   mayor. ¡ Qué de hermosas damas
   sin reparar en recatos
   se arrojan y precipitan !
FERNANDO:      ¡ Y qué poco solicitan 335
   su remedio los ingratos
   pretendientes de su amor !
QUINTANILLA:      ¿ Pues qué ayuda pueden darlas,
   si aunque intenten ampararlas
   contra el fuego no hay valor ? 340
FERNANDO:      No desamparar su lado
   en peligro tan urgente.

Gritos de dentro y ruido como que se ha hundido un tablado

QUINTANILLA:      La multitud de la gente
   con todos hundió el tablado.
UNOS:      ¡ Jesús, Jesús !                    Dentro
OTRO:                          ¡ Que me matan !      Dentro 345
OTRO:      ¡ Que me ahogan, confesión !
FFRNANDO:      ¿ Hay más triste confusión ?
OTRO:      ¡ Agua !                                Dentro
OTRO:      ¡ Favor !                        Dentro
FERNANDO:                        Se retratan
   sus congojas en mi pecho. 350
   ¡ Ah, cielos, que no haya traza
   de socorrerlos !
QUINTANILLA:                          La plaza
   va toda allá sin provecho,
   porque antes la multitud
   estorba que favorece. 355
FERNANDO:      Voraz el incendio, crece
   el espanto y la inquietud.
QUINTANILLA:      En una silla han sacado
   del riesgo una dama bella.
FERNANDO:      ¡ Válgame Dios ! ¿ No es aquélla 360
   doña Isabel de Mercado ?
   ¿ Qué espero aquí, si la adoro ?
UNO:      HÜir, que el toril se ha abierto.    Dentro
UNOS:      ¡ Agua !                                Dentro
OTROS:      ¡ Favor !
OTRO:                      ¡ Qué me han muerto ! 365
OTROS:      ¡ Confesión !
QUINTANILLA:                      ¡ Soltóse un toro !
FERNANDO:      Y hacia el tablado caído
   se encara contra la gente.
QUINTANILLA:      ¡ Extraña ocasión !
FERNANDO:                            Presente
   mi dama, desaire ha sido, 370
   cuando tanto la he querido,
   el no irla yo asegurar.
   ¿ Yo tengo fe ? ¿ Yo sé amar ?
QUINTANILLA:      A la silla ha acometido
   el bruto fiero, y los mozos 375
   huyen, dejándola en ella.

Embraza la capa y saca la espada

FERNANDO:      Aquí valor, aquí estrella !
   No ha de malograr mis gozos
   la Fortuna, no la suerte;
   amor, ésta e mi ocasión. 380

Vase don FERNANDO

QUINTANILLA:      ¡ Gallarda resolución !
   Téngale envidia la muerte;
   contra el bruto cara a cara
   se arroja, y puesto delante
   de la silla, acción de amante, 385
   airoso a su prenda ampara.
   ¡ Qué valientes cuchilladas;
   qué diestro que sale y entra,
   que animoso que le encuentra
   qué atentas y qué aseadas 390
   acciones ! Ni descompuesto,
   ni con el riesgo turbado.
UNO:      ¡ Bravo golpe !                        Dentro
QUINTANILLA:                        Cercenado
   le ha la cabeza. Echó el resto
   su valor; aprenda de él 395
   el ánimo y la destreza.
   Dejádole ha la cabeza
   al cuello, como joyel,
   y dividido en pedazos
   el cuerpo, la arena tiñe, 400
   el acero heroico ciñe
   y a su dama saca en brazos.

Saca don FERNANDO desmayada en brazos a doña ISABEL

FERNANDO:      ¡ Tal desgracia y en tal día !
   Su mejor flor secó el mayo;
   dos almas cortó un desmayo, 405
   la de Isabel y la mia.

Sale CASTILLO

   Esta casa es principal.
   Castillo, a esas puertas llama,
   prevén en ella una cama.

Vase CASTILLO

   Si fuese, amigo, mortal 410
   este trágico accidente,
   las suertes se malograron,
   que envidiosos ahogaron
   los aplausos de la gente.
QUINTANILLA:      No hay que temer este extremo, 415
   que un desmayo ocasionado
   de riesgo tan apretado,
   es común.
FERNANDO:                    Su muerte temo.
QUINTANILLA:      Las delicadas bellezas
   son flores que se marchitan, 420
   pero luego resucitan;
   porque sustos y tristezas
   desmayan, mas nunca matan.

Salen CASTILLO y CHACON

CASTILLO:      Sube, señor, que ya abrieron.
FERNANDO:      Nueva esperanza me dieron 425
   las perlas que se desatan
   bordando cada mejilla.
QUINTANILLA:      Pues que llora, viva está.
FERNANDO:      ¡ Oh, amanezca este sol ya !
   Don Alonso Quintanilla, 430
   esperadme aquí; Chacón,
   a don Alonso Mercado
   corre a avisar del estado
   en que tanta confusión
   nos ha puesto; di que asisto 435
   a su hermana mientras viene.

Entrase don FERNANDO con la dama y también CHACON

QUINTANILLA:      ¿ Pues de fiesta tan solemne
   ha faltado ?
CASTILLO:                      No la ha visto.
   Poco a estas cosas se inclina,
   después que alcaide le ha hecho 440
   el César, de él satisfecho,
   de la Mota de Medina.
QUINTANILLA:      Es notable fortaleza,
   y en Castilla de importancia.
CASTILLO:      Los hijos del rey de Francia 445
   humillaron su grandeza
   teniéndola por prisión.
QUINTANILLA:      ¿ Y es don Alonso casado ?
CASTILLO:      Hasta poner en estado
   dos hermanas, perfección 450
   de la hermosura y nobleza,
   la desmayada Isabel
   y Francisca, pienso de él,
   que juzga a poca fineza
   darlas cuñada, que son 455
   casi suegras.
QUINTANILLA:                        Vuestro dueño
   de la mitad deste empeño
   le sacara.
CASTILLO:                    Inclinación
   muestra don Fernando extraña
   a doña Isabel.
QUINTANILLA:                        Merece 460
   todo el amor que la ofrece
   su beldad.
CASTILLO:                    Puede en España
   ser espejo de doncellas
   en virtud, honestidad,
   recato, afabilidad 465
   y discreción.
QUINTANILLA:                        Partes bellas
   para hacer que don Fernando
   olvide al Perú.
CASTILLO:                            Sería
   a lo menos feliz día
   para aquel orbe, si entrando 470
   en él con tan bella esposa
   don Fernando, mi señor,
   diese a las Indias valor
   su prosapia generosa.
   Huésped suyo agasajado 475
   ocho días ha en la Mota,
   amor, que esperanzas brota,
   bien puede de este Mercado
   feriar dulce compañía.
QUINTANILLA:      ¿ Correspóndele la dama ? 480
CASTILLO:      No sé que pase su llama
   extremos de cortesía;
   pues para que en más se estime
   el valor, que en ella adora,
   si afable y bella enamora, 485
   grave y honesta reprime.

Salen don ALONSO de Mercado, don FERNANDO Y CHACON

MERCADO:      Ya mi Isabel, recobrada,
   volvió en sí, gracias a Dios,
   porque os debamos a vos
   fineza tan sazonada. 490
   Pagáis, en fin, la posada,
   que en mi casa honrado habéis
   de suerte, que igual hacéis
   mientras que de ella os sirváis
   al placer, que la asistáis, 495
   al pesar, que os ausentéis:
   Medina os queda deudora;
   porque sin vos, ¿ que valieran
   fiestas, qué tragedias fueran
   si sólo el temor las llora ? 500
   Con vos en gozos mejora
   pesares, que amenazaron
   desgracias; pero no osaron
   competiros cuando os vieron,
   pues dado que acometieron 505
   cobardes, no ejecutaron.
   El fuego os tuvo temor,
   pues vengando nuestra injuria,
   sólo hizo alarde su furia
   de vuestro invicto valor. 510
   Para que fuese mayor
   creció peligros la llama
   y cuando más se derrama,
   más la suerte os engrandece,
   que al paso que el riesgo crece, 515
   crece en el noble la fama.
   Esta, en una y otra acción,
   parece que duplicada
   tuvo envidia vuestra espada
   a vuestro airoso rejón. 520
   Un toro a su ejecución
   rindió la rebelde vida,
   logrando en otra lucida
   vuestra espada su destreza,
   que a dejarle la cabeza 525
   pudiera quedar corrida.
   Muerto, en fin, a vuestros pies
   confesó, añadiéndoos famas,
   que aun un bruto con las damas
   es razón que sea cortés. 530
   Débeos mi hermana después
   nueva vida y ser segundo,
   y así en vuestro valor fundo
   que sólo, ensalzando a España,
   pudiera hacer tanta hazaña 535
   un hombre del otro mundo.
FERNANDO:      Soy yo, don Alonso, amigo,
   todo vuestro, y no es razón,
   que prendas que vuestras son
   alabéis, parte y testigo. 540
   Mas si con ello os obligo,
   creedme, a fe de soldado,
   que del Perú conquistado
   no estimo en tanto el laurel
   como ver vuestra Isabel 545
   libre del riesgo pasado.
   La desgracia repentina
   estas fiestas lastimara,
   si la beldad malograra
   que vale más que Medina. 550
   Cesó su fatal rÜina,
   pasó el rigor como el rayo,
   que ocasionando al desmayo
   sobresaltos y temores,
   si congojó nuestras flores, 555
   volvio a alentarlas el mayo.
   Doña Isabel, mi señora,
   vuelve a casa, y asegura,
   cómo tras la noche oscura,
   con más belleza el aurora. 560
   Venid y démosla agora
   parabienes, pues no debe
   sufrirse que el premio lleve
   de una suerte bien lograda,
   el brazo solo y la espada, 565
   sino el alma que los mueve.
MERCADO:      Airosa es la bizarría
   que sabe para obligar,
   del modo que en vos, juntar
   al valor, la cortesía. 570
   Si fuera la hermana mía
   alma que el brazo os rigiera,
   dichas mi casa tuviera,
   que en vos estoy envidiando,
   vamos.

Vase don Alonso MERCADO.    Sale don Gonzalo de VIVERO

VIVERO:                    Señor don Fernando, 575
   aparte hablaros quisiera.
FERNANDO:      Don Alonso, al punto os sigo;
   Quintanilla valeroso,
   vernos después es forzoso.
QUINTANILLA:      Adiós, don Fernando, amigo. 580

Vanse don Gonzalo de VIVERO y QUINTANILLA

CASTILLO:      ¿ He de quedarme contigo ?
FERNANDO:      No, Castillo; con Chacón
   en casa espera.
CASTILLO:                        A cuestión
   me huele tanto recato.
CHACON:      Horma topó su zapato 585
   que le apretará el talón.

Vanse CASTILLO y CHACON

FERNANDO:      Ved en qué serviros puedo,
   pues solos nos han dejado.
VIVERO:      De vuestro cortés agrado
   con nuevas envidias quedo, 590
   pero no habéis de enojaros
   si apasionado y celoso
   me advirtiéredes curioso
   en lo que he de preguntaros.
FERNANDO:      Excusad esa advertencia; 595
   por que yo ya ha muchos años,
   que entre peligros y daños
   aprendí a tener paciencia;
   mas, celoso, sentiría
   haberos yo ocasionado 600
   a mal tan desesperado.
VIVERO:      Vos causáis la pena mía.
   ¿ A cuál de las dos hermanas
   que os hospedan, queréis bien ?
FERNANDO:      A entrambas, porque no estén 605
   quejosas, que en cortesanas
   obligaciones no hay tasa
   que reprima al liberal,
   ni fuera bien querer mal
   a quien me admite en su casa. 610
VIVERO:      No os déis por desentendido
   si sabéis la diferencia,
   que hace la benevolencia
   al amor correspondido.
   ¿ De cuál de estas sois amante ? 615
   ¿ Quien vuestro cuidado obliga ?
FERNANDO:      No sé, por Dios, lo que os diga
   a pregunta semejante.
   Pero podréos afirmar,
   que cuando hiciera el deseo 620
   en una o en otra empleo,
   oso tan poco fiar
   a ninguno mis afectos,
   que aunque dentro el alma moran
   mis pensamientos, ignoran 625
   unos de otros los secretos.
   Ved si será desvarío,
   no siendo amigos los dos
   que os fíe el secreto a vos,
   que al pensamiento no fío. 630
VIVERO:      Comunicando cuidados
   Amor su alivio procura.
FERNANDO:      Si más los de Extremadura
   somos en todo extremados,
   y en semejantes desvelos 635
   hay quien afirma, y no mal,
   que Amor nació en Portugal,
   y en nuestra patria los celos.
   Estos, huyendo ocasiones,
   que con sospechas maltratan, 640
   son tales que se recatan
   de sus imaginaciones.
VIVERO:      Los que traigo ejecutivos,
   puesto que no tan avaros,
   me obligan a provocaros, 645
   entre otros, por dos motivos.
   La envidia de vuestra fama
   es el uno, porque temo
   que siendo con tanto extremo,
   me olvide por vos mi dama; 650
   el otro, la enemistad
   que causa la competencia.
   Hablan de vuestra experiencia,
   esfuerzo y capacidad,
   con tanta ponderación, 655
   cuentan de vuestras hazañas
   tan inauditas y extrañas
   cosas, que fábulas son.
   Dicen que en el occidente
   vuestro ánimo varonil 660
   mataba de mil en mil
   los indios, y que su gente,
   temblando el nombre español,
   por deidad os adoraban,
   y que en fe de esto os llamaban 665
   primogénito del sol;
   que un ejército vencisteis
   vos solo, sería de estopa,
   pero sin armas, ni aun ropa,
   a poco riesgo os pusisteis; 670
   que en la hazañosa prisión
   del bastardo Atabaliba,
   sobre las andas en que iba
   hallasteis de oro un tablón
   que pesaba dos quintales, 675
   y que el rey por redimir
   su prisión, hizo venir
   cargados de los metales,
   que han hecho tantos delitos,
   sumas de indios, que llenaron 680
   el salón, que señalaron,
   de tesoros infinitos,
   y puesto que sin provecho,
   obligaros pretendió,
   desde el suelo se atrevió 685
   el oro y plata hasta el techo.
   Que en el Cuzco despojasteis
   un templo al sol, cuyo muro
   de tablones de oro puro
   guarnecido, aún no apagasteis 690
   la sed, que avarienta hechiza,
   y que en otro de la luna
   os concedió la Fortuna
   vigas de plata maciza,
   tan grande, que las menores 695
   de cuarenta pies pasaban,
   que unos huertos le adornaban,
   cuyas plantas, yerbas, flores,
   con propiedad prodigiosa,
   troncos, ramos, hojas, frutos, 700
   peces, pájaros y brutos,
   imitando en cada cosa
   la misma naturaleza
   era todo de oro y plata.
   Sume el que en números trata 705
   si puede, tanta riqueza,
   o vos, que fuisteis testigo,
   con los demás castellanos,
   que hasta las trojes y granos
   del maíz, que es vuestro trigo, 710
   de ciento en ciento arrimadas,
   oro afirma, quien las sueña,
   hacinas había de leña
   al natural imitadas;
   que siendo de este metal, 715
   sólo para ostentación
   de su vana religión,
   agotaron el caudal
   al sol que produce el oro,
   esmeraldas se quebraron, 720
   que doce libras pesaron;
   atrévense a tal tesoro
   las novelas de estos días,
   con que la verdad se infama.
   ¿ Leyó la crédula dama 725
   libros de caballerías,
   que osasen contar quimeras
   tan indignas de creer ?
   Pues como cada mujer
   juzga estas burlas por veras, 730
   y agrada todo lo nuevo
   y a cada dama en Medina,
   que tiene en vos imagina
   un caballero del Febo,
   un Artús, un Amadís, 735
   y que si os llega a obligar,
   en dote le habéis de dar
   tres o cuatro Potosís;
   aumentáis este deseo
   con las suertes que lograsteis 740
   en los toros que matasteis,
   y en lo airado del torneo.
   La dama que socorristeis
   os confiesa obligación,
   su hermana os muestra afición; 745
   de toda la plaza oísteis
   aplausos, que hasta los cielos
   vuestra alabanza subliman,
   y sólo a mí me lastiman
   penas, envidias y celos. 750
   Yo adoro a una de las dos,
   que me obligó a preguntaros
   cuál de ellas bastó a prendaros;
   y pues no alcanzo de vos
   noticias, que me encubrís, 755
   tampoco quiero deciros
   su nombre, que intento heriros
   por los filos que me herís;
   mas aseguraros puedo
   que, puesto que no admitido, 760
   no me quejo aborrecido.
   Entre Medina y Olmedo,
   mi patria, la vecindad
   y frecuencia de sus nobles
   suele hacer con lazos dobles 765
   parentesco la amistad.
   Esta, y amor que me abrasa,
   me ha obligado a que recele
   el riesgo que causar suele
   un competidor, y en casa, 770
   a esperanzas que de fuera;
   marchitándolas en flor,
   como es frecuencia el amor
   distante se desespera.
   Sólo un reparo procura 775
   mi resolución honrada,
   que es por medio de la espada,
   probar con vos mi ventura;
   pues muriendo a vuestras manos
   gano en lugar de perder, 780
   con quien supo merecer
   tantos laueles indianos;
   y si os doy, por dicha, muerte,
   que estos lances son acaso,
   toda vuestra fama paso 785
   a mi venturosa suerte;
   pues dando nuevo valor
   al esfuerzo, siempre han sido
   las hazañas del vencido
   despojos del vencedor. 790
FERNANDO:      Desacertados desvelos
   mi cólera han provocado.
   puesto que quedo vengado
   con haberos dado celos;
   mas porque advirtáis cuán lejos 795
   me tenéis de castigaros,
   quiero en lugar de enojaros,
   serviros con dos consejos.
   El uno es, que en ocasiones
   semejantes, procuréis ser, 800
   antes que os empeñéis,
   señor de vuestras acciones,
   pues si contra el ofendido
   os arrojáis destemplado,
   el reñir desbaratado 805
   es lo mismo que vencido.
   El segundo, que primero
   que toméis resolución,
   averigÜéis la ocasión
   con que sacáis el acero; 810
   porque arriesgar vida y fama
   sin certeza del agravio,
   ni es acción de pecho sabio
   ni medrará vuestra dama,
   sino es la publicidad 815
   que con desdoro indiscreto
   en ofensa del secreto
   eclipse su honestidad.
   Respetos de la hermosura
   piden atento el cuidado, 820
   que honor y vidrio quebrado
   nunca admiten soldadura,
   y las de quien huesped fui,
   que de hoy más no lo seré,
   conservan el suyo en pie 825
   de suerte, que es frenesí
   imaginar, que conmigo
   den átomos de ocasión
   a vuestra imaginación;
   porque es el cielo testigo, 830
   que puesto que he examinado
   por lo exterior los afectos,
   que dentro el alma secretos
   no siempre encierra el cuidado,
   jamás en la que es mi dueño 835
   pudo un descuido o mudanza
   dar alas a mi esperanza;
   porque el agrado risueño
   que una mujer principal
   muestra al huésped de valor, 840
   si es el regalo mayor,
   no por eso da señal
   con que, pasando de raya,
   su amor intimarle pueda;
   que quien sin agrado hospeda 845
   dice al huésped que se vaya.
   Ya os constará, según esto,
   cuán poco seguro estoy
   de que preferido soy
   a vuestro amor; mas supuesto, 850
   que con empeños mayores
   se agravian vuestros recelos,
   que el cuerdo no pide celos
   si antes no adquirió favores,
   porque yo éstos no os impida, 855
   os doy mi fe de buscar
   color con que despejar
   la casa, si agradecida
   no profanada por mí,
   o ausentándome mañana 860
   a vuestra sospecha vana
   satisfacer. Mas si así
   aun no basto a aseguraros,
   ya veis que el puesto y la hora,
   de vuestra dama desdora 865
   la opinión que ha de obligaros.
   Volved cuando enmudeciendo
   la noche lenguas al día,
   honeste vuestra porfía
   con valor y sin estruendo, 870
   que a las doce, sin dar nota
   la gente que nos ve,
   en el terrero estaré
   del Castillo de la Mota.

Vase don FERNANDO

VIVERO:      Este hombre juntó al valor 875
   la prudencia y el respeto;
   obligando en lo discreto
   da en lo valiente temor;
   mas yo con celos y amor,
   ¿ cómo podré en su alabanza 880
   desbaratar mi venganza
   mientras no supiere de él
   que no es mi doña Isabel
   el blanco de su esperanza ?
   Colijo por conjeturas, 885
   que quiere bien donde vive,
   pero ignoro a quien recibe
   por dueño de sus venturas,
   si de las dos hermosuras
   me encubre la qué me toca, 890
   lo que me niega su boca,
   mi industria averiguará,
   que con celos mal podrá
   ser muda la deidad loca.
   Esta noche ha de aguardarme 895
   como ofrece en el terrero;
   buscar un amigo quiero,
   que en esto pueda ayudarme.
   ¿ Qué mucho, que atormentarme
   llegue el dudar y el temer ? 900
   mi opuesto rico, mujer
   la causa de mi cuidado,
   él todo oro, ella Mercado,
   y Amor comprar y vender.

Vase VIVERO.    Salen doña ISABEL y doña FRANCISCA

ISABEL:      Aquí entre la amenidad 905
   de estos álamos, que son
   del castillo guarnición,
   que vivimos, si es verdad
   que Amor gobierna tu seso,
   y yo merezco saber 910
   quien te llega a merecer,
   me vuelve a referir eso;
   que estuve poco advertida
   en casa a tu relación,
   en fe de la turbación 915
   que puso a riesgo mi vida.
   Parece que el huésped nuestro
   te ha dado en que desvelar;
   vuélveme, hermana, a contar
   estas novedades.
FRANCISCA:                          Muestro 920
   en declararte, Isabel,
   mi pecho, el último afeto
   que te tengo.
ISABEL:                      Amor secreto,
   aunque seguro, es crÜel.
FRANCISCA:      Digo, pues, que desde el día, 925
   que este hechicero Pizarro
   me deleitó en lo bizarro
   y obligó en la cortesía,
   di lugar a pensamientos
   que hasta entonces sosegados 930
   ya quieren amotinados
   ser causa de mis tormentos.
   Consideré su valor,
   y que, Alejandro segundo,
   conquistando un nuevo mundo 935
   se le dió a su emperador.
   Bastaba esto para hacerle
   señor de mi voluntad.
   ¿ Qué hará pues mi libertad
   si esta tarde llego a verle 940
   aplaudido de las damas,
   envidiado de los nobles,
   añadir con suertes dobles
   dicha a dichas, fama a famas ?
   De todo el pueblo querido, 945
   de la Fortuna amparado,
   de la plaza celebrado,
   de los cobardes temido,
   y, en fin, de tu vida dueño,
   pues sola amparada de él, 950
   nos hizo, doña Isabel,
   deudoras de tanto empeño.
   ¿ Qué más quieres que te diga ?
   Saca tú por consecuencias,
   si discurres, evidencias, 955
   que no quiere que prosiga
   la lengua, corta en hablar,
   si larga el alma en querer.
ISABEL:      Mucho te llego a deber,
   pues quieres por mí pagar 960
   deudas que yo sola debo;
   pues si bien nuestros cuidados,
   si obligan mancomunados,
   yo que el mayor logro llevo
   de esta usura, era razón, 965
   que este empeño asegurase,
   y liberal te sacase
   de tan nueva obligación.
FRANCISCA:      ¿ Pues amas a don Fernando ?
ISABEL:      No; pero si es acreedor, 970
   y tú le tienes amor
   por eso, ya estoy culpando
   mi remiso natural,
   y que en deudas semejantes
   a la paga te adelantes 975
   siendo yo la principal,
FRANCISCA:      ¡ Ay !, hermana, esos desvelos
   si no envidia, celos son.
ISABEL:      Primero entra la afición
   y ésta abre puerta a los celos. 980
   Don Fernando ocupa agora,
   más que en nuestros galanteos,
   en la guerra sus deseos,
   que Marte no se enamora
   mientras que no se desnuda 985
   el arnés todo rigor;
   mándale el emperador
   que otra vez al Perú acuda,
   y si se ha de partir luego
   y aquí de prestado está, 990
   ¿ quién duda que apagará
   tanto mar tan poco fuego ?
FRANCISCA:      No sé que el mar le consuma;
   que si en Chipre se crió
   Amor, su madre nació, 995
   perla en nácar, de su espuma.
   Pero, ¿ qué te importa a ti
   que yo me exponga a su olvido ?
ISABEL:      Ver, Francisca, que has querido
   pagar finezas por mí; 1000
   y desearte empleada
   en seguras profesiones,
   sin que llores dilaciones,
   antes viuda, que casada.
   Que gozos que no aseguran 1005
   no se deben pretender
   y hay rosas que al parecer,
   deleitan pero no duran;
   luz de relámpago breve, 10091010
   sol y flores por febrero,
   amistad de pasajero,
   bebida en julio, de nieve,
   y presunción de belleza
   que al espejo se ha mirado, 1015
   son como amor de soldado
   que se acaba cuando empieza.
FRANCISCA:      Nunca tan moral te vi;
   mas celos, Isabel mía,
   son todos filosofía 1020
   y leen cátedra por ti.
   Pero mi hermano y el dueño
   de nuestra conversación,
   están aquí.

Salen don Alonso MERCADO y don FERNANDO

FERNANDO:                      La ocasión
   insta, y el plazo es pequeño; 1025
   mándame el César que al punto
   me parta, amigo, a embarcar,
   mañana pienso marchar.
MERCADO:      Daisnos don Fernando junto
   el gozo y los sentimientos; 1030
   menos mal hubiera sido
   el no haberos merecido
   nuestro huésped.
FERNANDO:                          Son violentos
   los preceptos de la corte.
MERCADO:      ¿ Pues por qué dan tantas prisas ? 1035
FERNANDO:      Reinan agora las brisas
   en los piélagos del norte;
   y, si esperamos las calmas
   de julio, es flema penosa.
MERCADO:      Con prisa tan rigurosa 1040
   nos lleváis tras vos las almas.
   Góceos, Medina, siquiera
   esta semana.
FERNANDO:                      Han llegado
   camaradas, que he obligado
   a este viaje, y quisiera 1045
   que con cuatro compañías
   que llevo a esta embarcación
   no hiciese la dilación,
   como suele, demasías.
   Ya sabéis cuán fácilmente 1050
   la gente se desbarata,
   y cuán mal los pueblos trata
   en que se alojan.
MERCADO:                            Urgente
   causa dais.    ¿ Qué hemos de hacer ?
   Hablad a mis dos hermanas. 1055
FERNANDO:      Las perfecciones humanas
   que en ellas merecí ver,
   han de hacerme mal pasaje
   con su memoria.
MERCADO:                        Ojalá
   la prisa que el César da, 1060
   amigo, a vuestro viaje,
   fuera menos que mi intento
   imaginaba obligaros,
   si alguna pudo inclinaros,
   a que fuésedes de asiento 1065
   dueño, y no huésped de casa.
FERNANDO:      ¿ Qué más dicha, a haber en mí
   méritos que no adquirí
   y la fortuna me tasa ?
   Empleos más generosos, 1070
   don Alonso, las buscad,
   que merece su beldad
   dos Césares por esposos.
FRANCISCA:      ¿ No nos daréis permisión,
   hermano, para llegar 1075
   a agradecer y pagar
   tan precisa obligación
   como al señor don Fernando
   Isabel y yo tenemos ?
ISABEL:      Avaro de suerte os vemos 1080
   en esta parte, ocupando
   el tiempo todo con él,
   que estoy por pediros celos.
MERCADO:      Pedídselos a los cielos,
   que envidiosos, mi Isabel, 1085
   nos le ausentan.
ISABEL:                            ¿ Cómo ? ¿ Cuándo ?
MERCADO:      Mañana si a resistillo
   no bastáis.
ISABEL:                    Este castillo,
   si fue, señor don Fernando,
   limitada habitación 1090
   que os regaló cortamente,
   ya, desde hoy, por delincuente,
   os servirá de prisión;
   porque obligar dando vida
   y sin que se satisfaga 1095
   rehusar admitir la paga,
   si no igual agradecida,
   ni dar término al aprecio
   que pide tanta importancia,
   o es género de arrogancia, 1100
   o especie de menosprecio.
FRANCISCA:      No es posible que queráis
   deslucir tan razonado
   favor, como ha interesado
   mi hermana, si os ausentáis. 1105
FERNANDO:      Antes, señoras, pretendo
   no añadir obligaciones
   que os confieso en ocasiones
   que os estoy tantas debiendo;
   porque el servicio pequeño 1110
   que esta tarde os satisfaga
   favor fue, que se me haga,
   y yo el deudor de su empeño,
   que, a no animarme el temeros
   en el peligro en que os vi, 1115
   ¿ qué dicha o suerte hubo en mí
   que no confiese deberos ?
   Vos guiasteis el acierto
   de mi espada agradecida,
   porque a quedar vos sin vida 1120
   el perderla yo era cierto;
   y pues con aquel favor
   mi dicha aplausos mejora
   y siendo vos mi acreedora
   me empeñéis vuestro deudor, 1125
   no me culpéis si adelanto
   mi ausencia por no aumentar
   deudas, sin poder pagar.
ISABEL:      Quedándoos por el tanto
   nos contentará la prenda. 1130
FRANCISCA:      Preso estáis y ejecutado.
FERNANDO:      Soltádme, pues, en fiado,
   que donde falta la hacienda
   es bien que se le permita
   irla a buscar al deudor. 1135
ISABEL:      Conforme fuere el fiador
   que nos deis.
FERNANDO:                      Si se acredita
   mi palabra, yo os la empeño
   de volver de aquí a dos años.
ISABEL:      Largo plazo, pero extraños 1140
   los intereses del dueño.
MERCADO:      La paciencia hará por él
   lo que en Jacob por su dama.
ISABEL:      Por que no ilustra la fama
   lo que padeció Raquel. 1145
   ¿ Por ventura era menor
   el tormento que sufría ?
   Jacob engañó con Lía
   dilaciones de su amor;
   Raquel sola con más fieles 1150
   finezas dilató engaños.
MERCADO:      No son catorce dos años,
   puesto que sí dos Raqueles
   mis hermanas, que fiadas
   en vuestra palabra y fe, 1155
   os aguardarán.
FERNANDO:                        Tendré
   hasta entonces represadas
   esperanzas, que después
   cumpláis, don Alonso, vos.
MERCADO:      Sí, ¿ más en cuál de las dos 1160
   fundáis las vuestras ?
FERNANDO:                                Cortés,
   la modestia siempre cuerda,
   teme mi feliz fortuna
   que por señalar la una
   la gracia de la otra pierda; 1165
   y así, guardando el decoro
   que debo, afectos mitigo
   pues--¡ oh don Alonso amigo !--
   que al paso que la una adoro
   tengo a la otra respeto. 1170
   Mis camaradas están
   aguardándome y tendrán
   quejas justas, que, en efecto
   dejan su patria por mí,
   si a visitarlos no voy, 1175
   permitidme que por hoy
   los acompañe, que así
   cumplir finezas podré
   con que el noble amigos gana.
   Volveré por la mañana, 1180
   y en prendas os dejaré,
   de la palabra que he dado,
   un alma que en compañía
   del favor y cortesía
   que en vos he experimentado 1185
   estará en su natural,
   pues dando, señoras, muestra,
   que empeñada es prenda vuestra
   no habréis de tratarla mal.

Vase don FERNANDO

ISABEL:      ¡ Qué apacible !
FRANCISCA:                          ¡ Qué discreto ! 1190
MERCADO:      Soledad nos ha de hacer;
   pero, en fin, si ha de volver,
   dichoso dueño os prometo
   a la una de las dos.

Vase MERCADO

ISABEL:      Tráigale el cielo con bien. 1195
FRANCISCA:      Si los efectos se ven
   del alma, y Amor que es Dios
   penetra los corazones,
   perdido se va por mí.
ISABEL:      Nunca yo crédito di, 1200
   Francisca, a equivocaciones;
   y si bien no me ha debido
   finezas de bien querer,
   no por eso he de perder
   la parte que me ha cabido 1205
   en el amor que confiesa;
   que de ingrata me notara
   si su amor menospreciara.
FRANCISCA:      Será por lo que te pesa
   de ver que de mí se agrada. 1210
ISABEL:      Antes quedo persuadida.
   que al paso que presumida
   has de correrte burlada.

Vanse las dos. Salen don Gonzalo de VIVERO y PADILLA

VIVERO:      ¿ Ya vienes enterado
   en lo que has de decirle ?
PADILLA:                                  Ya he estudiado 1215
   tu pensamiento todo.
   Yo he de llegar a hablarle, mas de modo,
   que crea que imagino,
   que te hablo a ti.
VIVERO:                            Sacarle determino,
   Padilla, de esta suerte, 1220
   si a mi Isabel adora, o con su muerte
   asegurar desvelos.
PADILLA:      Valiente es, pero más lo son los celos;
   daréle de tu dama
   el fingido recado, pues si la ama 1225
   fuerza es que sentimientos
   manifiesten ocultos pensamientos,
   que gatos y celosos desatinos
   despiertan con sus quejas los vecinos.

Sale don FERNANDO

VIVERO:      Este es sin duda.
PADILLA:                            Sea. 1230
VIVERO:      Aquí me aparto, porque no me vea.
   Padilla, sé discreto
   y averigua, ingenioso, este secreto;
   que si sirve a la dama de mi prenda,
   señor puedes llamarte de mi hacienda. 1235

Retírase VIVERO

FERNANDO:      Las once el reloj ha dado;
   ya vendrá mi opositor;
   qué poco duerme el Amor
   con sospechas desvelado.

Llégase PADILLA embozado y habla a don FERNANDO

PADILLA:      Don Gonzalo de Vivero, 1240
   doña Isabel, mi señora,
   como los celos no ignora
   que os ha dado el forastero,
   me previno a que saliese
   a este sitio a aseguraros. 1245
   ¡ Harto se holgára de hablaros !
   Mas si su huésped viniese,
   que aguardan para cenar,
   ocasionará malicias;
   mándame que os pida albricias, 1250
   y bien me las podéis dar,
   porque se parte mañana
   el estorbo que teméis.
   Si de su boca queréis
   informaros, la ventana 1255
   frecuentada os dará audiencia,
   volviendo antes que se ría
   la Aurora, madre del día.
   Añadid a la paciencia
   que hasta agora habéis tenido 1260
   la que os pide hasta este plazo,
   que harto siente el embarado
   que estas noches ha impedido
   el hablaros, pues sin vos
   no hay cosa que la consuele. 1265
   Ya sabéis por donde suele
   hablaros; volved y adiós.

Vase PADILLA

FERNANDO:      De inadvertido tercero
   se fió esta vez el Amor;
   basta, que mi opositor 1270
   es don Gonzalo Vivero.
   ¡ Ah, cielos ! No tan severo
   quisiera yo el desengaño;
   pues aunque cure este engaño
   mi perdida libertad, 1275
   tal vez en la enfermedad
   hace el remedio más daño.
   ¡ Amor ! ¿ Celos al partirme ?
   ¿ Desengaños por la posta ?
   ¡ Qué mala ayuda de costa 1280
   para poder divertirme !
   ¡ Qué bien hice en resistirme !
   ¡ Qué mejor en recelarme !
   ¡ Qué cuerdo en no declararme !
   ¡ Qué sin prudencia en perderme ! 1285
   ¡ Qué ignorante en detenerme !
   ¡ Qué infeliz en ausentarme !
   Privilegiada creía
   de Amor la honesta beldad
   que amé, pero en esta edad 1290
   con ellas nace y se cría.
   Creer que hay plaza vacía
   en bellezas con sazón,
   es ignorante opinión.
   Pretendan amantes tiernos 1295
   en damas, como en gobiernos,
   la futura sucesión.
   Yo dejaré malograda
   mi memoria inadvertida
   como prenda que se olvida 1300
   al salir de la posada.
   Doña Isabel obligada
   a don Gonzalo, ha deshecho
   maquinas que, sin provecho
   ni locura edificó, 1305
   que amándola antes que yo,
   no he de usurparle el derecho.

Sale VIVERO

VIVERO:      Con mis intentos salí,
   mis dudas certifiqué,
   sus querellas escuché, 1310
   su discreción advertí.
   Sntenciado ha contra sí
   la razón me favorezca
   sola esta vez.

Llégase a don FERNANDO

                   No os parezca
   que descuidado o cobarde 1315
   os vengo a buscar tan tarde.
FERNANDO:      No lo es mentras no amanezca,
   si bien primero que vos
   cierto desengaño vino,
   que siendo nuestro padrino 1320
   en paz nos puso a los dos.
   Don Gonzalo de Vivero,
   de cierto aviso he sabido
   que quereis y sois querido;
   y en esta parte prefiero 1325
   la justa acción que tenéis,
   porque yo, puesto que amante
   de vuestra dama, ignorante
   del favor que poseéis,
   aunque os fui competidor 1330
   hasta este punto, no he dado
   indicios de mi cuidado,
   ni he merecido favor
   de que poderme alabar
   que me haya a vos antepuesto. 1335
   Pero tengo, fuera de esto,
   algunas quejas que os dar;
   que el noble favorecido
   de su prenda, tan sin tasa,
   que a las rejas de su casa 1340
   cada noche es admitido,
   con damas de jerarquía
   como la que vos servís,
   mientras que ni veis ni oís
   desdoros, no es cortesía 1345
   ni fineza de discreto
   arrojaros a creer
   de ella lo que pudo ser,
   ni aún lo que es, si está secreto;
   pues mientras tuvisteis de ella 1350
   imaginación tan vana
   la sospechasteis liviana
   que sobró para ofendella;
   y la mujer principal
   que recatada y honesta 1355
   su voluntad manifiesta
   a quien se la muestra igual,
   es, la vez que se declara,
   tan a fuerza de rigores,
   como afirman los colores 1360
   que amanecen en su cara.
   Esta ofensa es suya y mía
   porque contra la elección
   que hizo en ella mi afición,
   sospechasteis que podía 1365
   inconsiderado amar,
   llevado de su hermosura,
   dama tan poco segura
   que se pudiese mudar.
   Ofenderla y ofenderme 1370
   son dos delitos en uno,
   pero no es tiempo oportuno
   este de satisfacerme;
   que quiere ya amanecer
   y os espera vuestra dama 1375
   donde otras veces mi llama,
   que no llegó a merecer
   lo mucho que envidio en vos,
   quiere servirla hasta en esto,
   habladla, que en este puesto, 1380
   en vez de reñir los dos,
   he de alcanzar con su hermano,
   puesto que hoy he de partirme,
   que vuestras dichas con irme
   y os dé de esposa la mano. 1385
VIVERO:      Puesto que en todo bizarro,
   don Fernando generoso,
   intentéis salir airoso,
   celos del valor, Pizarro,
   mas que de doña Isabel 1390
   mudaron los de mi amor,
   ya yo os soy competidor,
   no en la dama sino en él.
   Ni doña Isabel me espera,
   ni el recado, que en mi nombre 1395
   os dieron suyo, os asombre;
   que todo esto fue quimera
   de mi sospecha inventada
   para averiguar la prenda
   que adoráis, ni esto os ofenda, 1400
   ni la victoriosa espada
   enmiende temeridades
   ya reformadas en mí,
   los hidalgos brazos sí
   que eternicen amistades. 1405
   Restauraos a la esperanza
   que mi envidia os malogró;
   que no he de competir yo
   con quien en todo me alcanza;
   vos siipisteis merecerla, 1410
   en las fiestas obligarla,
   en los peligros librarla,
   en la opinión defenderla;
   vos reprimís mis pasiones,
   yo me doy por convencido, 1415
   que más fama han adquirido
   que las armas, las razones.
   Al Perú he de acompañaros,
   ésto habéis de concederme.
FERNANDO:      Si cortés queréis vencerme, 1420
   amigo, intento imitaros.
   ¡ Hoy habéis de ser esposo
   de doña Isabel, por Dios !
VIVERO:      ¡ Vive el cielo, que si en vos,
   con los demás generoso, 1425
   falta esta virtud conmigo;
   que aquí me habéis de quitar
   la vida.    Ya no sé amar;
   ya en vuestra milicia sigo
   las armas; que el ocio infama. 1430
   ¡ O darme muerte o seguiros !
FERNANDO:      Con la vida he de serviros,
   y...
VIVERO:      No digáis con la dama,
   que esa os toca de derecho. 1435
FERNANDO:      Ya mi camarada os nombro.
VIVERO:      Con tal blasón seré asombro
   del nuevo mundo.    Esto es hecho.
   Amaneció con el día
   la dicha que apetecí. 1440
   ¿ Qué es esto ?

Tocan a marchar

FERNANDO:                        Vendrán por mí
   marchando la compañía,
   que, con otras, por mandado
   del César, mandé alistar.
VIVERO:      ¿ Luego, hoy habéis de marchar ? 1445
FERNANDO:      Tengo el tiempo tan tsado,
   que es fuerza que de esta villa
   salga al punto. Preveniros
   podéis despacio, y partiros
   a la posta, que en Sevilla 1450
   os aguardaré, si acaso
   no mudáis de parecer.
VIVERO:      Ni a Olmedo tengo de ver,
   ni apartarme un solo paso
   de vos.    Joyas y dineros 1455
   traigo, que es la prevención
   de más provecho y sazón.
FERNANDO:      Siendo los dos compañeros,
   todo cuanto yo poseo
   por dueño propio os tendrá. 1460

Tocan, y sale CASTILLO

CASTILLO:      Deseosa la gente está
   de marchar.
FERNANDO:                    Pues su deseo
   cumplamos; mas despedirme
   de don Alonso, es precisa
   obligación.

Sale don Alonso de MERCADO

MERCADO:                    ¿ Tan de prisa, 1465
   don Fernando, sin decirme
   el cuándo ? Este disfavor
   las leyes de agravio excede.
FERNANDO:      Deudor que pagar no puede,
   la cara huye al acreedor. 1470
   Ansí, excuso sentimientos
   de partirme y de dejaros.

Salen a una ventana doña ISABEL y doña FRANCISCA

MERCADO:      Mis hermanas han de daros
   quejas justas, y escarmientos
   al amor que os han tenido. 1475
   A la ventana os están
   culpando.

Don FERNANDO les hace cortesías

FERNANDO:                    Disminuirán
   querellas, si han advertido
   que volviéndolas a ver,
   la jornada han de estorbarme; 1480
   porque hablarlas y ausentarme
   ¿ cómo, amigo, podrá ser ?
MERCADO:      Para todo halláis salida;
   no sé qué regalo os hacen,
   si los cortos satisfacen, 1485
   de ropa blanca, en partida
   tan breve, nunca se labra
   lo que la obligación pide,
   pero como no se olvide
   su amor y vuestra palabra, 1490
   desvelaránse las dos
   por gozar vuestra venida.
FERNANDO:      Quien bien quiere tarde olvida;
   adiós, caro amigo.
MERCADO:                              Adiós.


JORNADA SEGUNDA

Tocan a guerra cajas y clarines, batalla dentro y fuera entre indios y españoles. Sale don FERNANDO con rodela y espada desnuda

FERNANDO:      ¡ Ea, valor de España; 1495
   asombro de la envidia,
   ésta es, sin ejemplar, única hazaña,
   más gloria ha de ganar quien con más lidia !
   Trescientos mil y más son los contrarios,
   menos somos nosotros de trescientos, 1500
   ya están, en ordinarios
   asaltos semejantes, los alientos
   de vuestro esfuerzo heroico acostumbrados
   a ejércitos vencer desbaratados.

Sale don GONZALO Pizarro del mismo modo

GONZALO:      Aunque la tierra brote más que yerbas 1505
   bárbaros atrevidos;
   aunque las nubes lluevan multitudes,
   sus cervices protervas,
   sus arcos presumidos,
   trofeo han de ilustrar nuestras virtudes. 1510
   Pizarro soy, ¿ qué importa
   que infinidades vengan,
   que en el Cuzco imperial sitiados tengan
   trescientos mil a menos de trescientos ?
   Mil nos caben por uno; 1515
   ojalá que añadiera
   la fama, por crecernos nuevas famas,
   más bárbaros que arenas a Neptuno
   en su cerúlea esfera
   su piélago, que espumas y que escamas 1520
   faltara de esta suerte
   papel a las historias,
   plumas a las victorias
   y vidas que quitar después la muerte.

Sale don JUAN herido en la cabeza

JUAN:      La sangre de esta herida 1525
   de modo me acrecienta
   el valor, el esfuerzo, los deseos
   que a gota cada vida
   de idólatras vencer mi fama intenta.
   Cuidadoso interés de mis empleos 1530
   --¡ oh, invicto don Fernando !
   ¡ oh, Gonzalo, blasón de Extremadura !--
   mi espada, vuestros hechos envidiando,
   os intenta imitar; más ¡ qué locura
   pretenderme igualar a los bizarros 1535
   alientos que hoy he visto en vuestro acero,
   si de cuatro Pizarros
   soy el menor hermano !
FERNANDO:                                Y el primero,
   en el valor, de todos,
   laurel de España, triunfo de los godos. 1540
GONZALO:      Don Juan ¿ estáis herido ?
JUAN:      Un dardo arrojadizo en la cabeza
   probar ha pretendido
   si soy mortal; no es nada.
FERNANDO:                                    Fortaleza,
   don Juan, que no acompaña la cordura 1545
   no es fortaleza, llámase locura.
   Retiraos porque os cure el cirujano.
JUAN:      ¿ Qué es retirar agora ?
GONZALO:      Mirad que os desangráis.
JUAN:      Soy vuestro hermano, 1550
   sangre en mis venas suficiente mora;
   apretadme este lienzo,

Apriétansele

   que harta me sobra si con ella venzo.
FERNANDO:      Haced, Juan, lo que os digo.
JUAN:      ¿ Qué cura pueden darme 1555
   cuando con tanta suma el enemigo
   nos intenta oprimir ? ¿ Qué han de aplicarme,
   si aquí la plaza de armas es botica,
   la cama el arrimarse al muro o pica,
   y ungÜentos contra flechas y lanzadas 1560
   enjundias de los muertos que quemadas
   y en hilas embebidas
   antes crecen que curan las heridas ?
FERNANDO:      Don Juan, vuestra persona
   importa al César más que mil soldados, 1565
   añadid este imperio a su corona;
   los ímpetus con tiento sazonados,
   pintan a las hazañas la obediencia,
   que no hay victorias donde no hay prudencia.
   Retiráos a curar.

Sale don Gonzalo VIVERO

VIVERO:                              Pizarros fuertes, 1570
   guardad para ocasión más acertada
   las vidas que amenazan vuestras muertes,
   si hoy no hacéis una bella retirada.
   El Inca rebelado, de la sierra
   que en los Andes el paso al viento cierra, 1575
   marcha con tres ejércitos, y en ellos
   cuando contar su multitud intenta
   se pierde la aritmética en la cuenta.
   La fortaleza que del Cuzco asilo
   de todo el orbe asombro, 1580
   avergonzó pirámides al Nilo,
   y como Atlante al cielo arrima el hombro,
   ganó el bárbaro fiero.
   Doscientos mil la guardan y presidian;
   trescientos sois, no más, y aunque os envidian 1585
   los nueve de la Fama, vuestro acero
   intentará imposibles contra tantos
   ocasionando la piedad a llantos.
FERNANDO:      Vivero valeroso,
   ¿ ése es consejo digno de la fama 1590
   que vuestro pecho alienta generoso ?
   ¿ Que huyamos, nos decís, cuando nos llama
   sangre española, varonil denuedo ?
   ¿ Vos de Castilla sois ? ¿ Vos sois de Olmedo ?
   ¿ Qué recelo el valor os descamina ? 1595
   Acordaos que en Medina
   tuvisteis las victorias, que ganaron
   los que este imperio al César conquistaron,
   por deslucida hazaña,
   y el blasonar España, 1600
   vencer gentes desnudas y sin ropa,
   cuando lo sospechábades, de estopa.
   ¿ Cómo, pues, en tal lance--¡ oh gran Vivero !--
   si son de estopa los teméis de acero ?
VIVERO:      Yo, don Fernando ilustre, 1605
   no temo, no recelo, no rehuso,
   dar a mi patria lustre,
   desde que el cielo y la amistad me puso
   a vuestro invicto lado,
   y en la milicia soy vuestro soldado. 1610
   Un año ha, que el gobierno
   del Cuzco moderáis. ¡ Ojalá eterno
   en vos se perpetuara !
   Un año también ha, que el indio ciego
   ni en pérdida repara 1615
   ni sabe descansar, pues Troya al fuego
   de sus flechas, de noche, arrojadizas
   ya la que fue ciudad, yace cenizas.
   Cuántas veces la luna,
   recién nacida en plateada cuna, 1620
   nos la muestra el mes nueva,
   rebelde el Inca su fortuna prueba
   y granizando de esas formidables
   sierras, que el cielo intiman obeliscos,
   llueven diluvios, bárbaros sus riscos, 1625
   de gentes, si en la suma innumerables,
   en su tesón constaiites, de tal suerte,
   que lo menos que temen es la muerte.
   Diga la Fama la atención, la envidia
   si mientras vuestro brazo vence y lidia, 1630
   yo inseparable a vuestro airoso lado
   me podré blasonar vuestro soldado.
   Luego no es temor éste, es experiencia
   que me supo enseñar vuestra prudencia.
FERNANDO:      Valeroso Vivero, 1635
   sabio argÜis y peleáis guerrero.
   Mas cuando se aventura
   la fama, el retirarse no es cordura.
   El marqués don Francisco, que está en Lima,
   me fió esta ciudad y está a mi cargo; 1640
   si después del peligro y sitio largo
   que un año hemos sufrido,
   el Inca ve, que de temor infame,
   a Lima hemos hÜido,
   ¿ qué maravilla que después derrame 1645
   arrogancias, y haciéndose insolentes
   los indios, se prevengan,
   y el ánimo español en poco tengan,
   con que añadiendo al daño inconvenientes
   y haciéndose la empresa más terrible 1650
   restaurarla después nos sea imposible ?
   ¡ No hermanos, no Vivero !
   ¡ Morir por la honra y por la fe primero !
JUAN:      Eso es lo que yo digo.
   ¡ Al asalto, famoso don Fernando, 1655
   crezca en la multitud nuestro enemigo,
   no en la fortuna que te está adulando !
   ¡ Volvamos a ganar la fortaleza !
TODOS:      ¡ Al asalto, al asalto !
FERNANDO:      ésa es fineza de Extremadura sola. 1660
   ¡ Al asalto, señores,
   que si hasta aquí triunfantes vencedores,
   la Fortuna esta vez es española !
   Don Juan, en la cabeza una celada
   ampare vuestra vida. 1665
JUAN:      Dolerá con su estorbo más la herida,
   ¡ Al arma, al arma amigos !
   ¡ Hazañas de unos y otros sean testigos
   del esfuerzo invencible castellano !
FERNANDO:      Hállenos el marqués, aunque es mi hermano, 1670
   de suerte victoriosos
   que tenga envidia.
GONZALO:                              Amigos valerosos,
   inmortalíceos hoy la justa guerra.
UNOS:      ¡ Santiago !
OTROS:                    ¡ Al asalto !
TODOS:                                ¡ España cierra !

Peléanse otra vez y vanse todos.    Sale el INCA y algunos indios con arcos y flechas

INCA:      Si mi inmenso padre el sol, 1675
   si a soberana Luna
   mi madre, si la Fortuna
   parcial al nombre español
   dejasen hoy de ayudarme,
   hoy que tal ocasión tengo, 1680
   hoy que en el Cuzco prevengo
   victorioso coronarme,
   dudaré de su deidad,
   creeré que estos españoles
   son, contra el sol, muchos soles 1685
   que eclipsan su claridad.
   La fortaleza, prodigio
   del mundo en cuyos cuidados
   todos mis antepasados,
   desde el primero vestigio 1690
   levantaron hasta el cielo,
   pues su cabeza imperial
   de la luna pedestal
   osa a su globo su vuelo)
   es ya mía; conquistóla 1695
   mi fogosa juventud,
   la lealtad, la multitud,
   contra la fama española.
   Acabe yo de arrancar
   estas reliquias pequeñas, 1700
   estas Pizarras, o peñas,
   hijos abortos del mar;
   ponga yo por timbre y orla
   las armas que en ellos busco,
   vuelva a coronarme el Cuzco, 1705
   ciña mis sienes su borla.
   Tres ejércitos combaten
   por tres partes, la pequeña
   cantidad de hombres, que enseña
   en cada cual muchos Martes; 1710
   ciento de ellos, en cada una
   contra cien mil, mis vasallos
   a soplos pueden matallos.
   ¡ Inclito Sol, madre Luna,
   no les deis vigor, ni aliento ! 1715
   ¿ Trescientos mil ? Aunque fueran
   hormigas los consumieran;
   mas aristas lleva el viento,
   más flores a la guadaña
   rinden de un golpe los cuellos. 1720
   ¡ Mis indios, al arma, a ellos !
UNO:      ¡ Santiago, cierra España !          Dentro
INCA:      ¡ Emprended fuego en las casas
   con armas arrojadizas !
   En el Cuzco son pajizas; 1725
   resuélvanse, pues, en brasas.
   No haga el incendio distinto
   el sexo, que el rigor priva.
UNO:      ¡ Viva el Inca !                        Dentro
MUCHOS:                        ¡ Venza y viva !        Dentro
OTROS:      ¡ Viva el César Carlos quinto !            Dentro 1730
INCA:      Al cielo las llamas llegan;
   diluvios de fuego son;
   los gritos, la confusión
   y el humo turban y ciegan;
   hasta las esferas sumas 1735
   lamen llamas las estrellas.
   ¡ Oh, si muriesen en ellas
   los hijos de las espumas !
   Los Viracochas expulsos
   por no sufrirlos el mar. 1740
   ¿ Hasta cuándo han de triunfar
   formidables sus impulsos ?
   ¡ Ea, mis indios leales,
   aquí el valor, aquí el celo !
   Un Viracocha del cielo 1745
   con milagrosas señales
   llega atropellando nubes
   sobre un bruto que, de nieve,
   es rayo en lo airoso y leve.

Baja de una nube sobre un caballo blanco SANTIAGO armado como le pintan, y húyenle los indios

   ¡ Oh, tú que bajas y subes 1750
   y vestido de metal
   que cual plata resplandece
   y España en minas ofrece
   para nuestro fin fatal !
   ¿ quién eres que, todo luz, 1755
   tan pasmoso estrago has hecho ?
   ¿ Quién eres tú cuyo pecho
   rubí y grana honra la cruz ?
   ¿ Quien eres tú, que estoy ciego
   y absorto de ver tu estrago ? 1760

Desaparécese el Apóstol

TODOS:      El Apóstol Santiago
   nos da favor.
INCA:                        Todo el fuego
   que el Cuzco empezó a encender,
   ya ineficaces sus brasas,
   volando sobre las casas 1765
   va apagando una mujer.

NUESTRA SEÑORA, con una limeta de agua, se aparece rociando las llamas y volando por encima de los muros

   Su resplandor, su belleza
   deidad soberana arguye,
   a su hermosa presencia huye
   el fuego, a su fortaleza; 1770
   reconocido el sol mismo
   tiembla de ver su arrebol.
   No es sol ya con ella el sol,
   que ésta es de luces abismo;
   ésta que Aurora le ensalza, 1775
   que en las armas es Belona
   que de estrellas se corona,
   que sol viste y luna calza;
   enfrena los elementos,
   postra ejércitos armados, 1780
   afemina mis soldados,
   llamas hiela y pisa vientos.
   HÜir, mis indios, hÜir,
   que no hay multitud que asombre
   a un hombre solo, si es hombre 1785
   quien aires sabe medir,
   a una mujer que, sin alas,
   paloma cándida vuela,
   águila imperial asela,
   sacre pone al cielo escalas. 1790
   ¡ Ah, Sol crÜel ! ¿ Este pago
   es bien que tu hijo reciba ?

Vanse el INCA ylos indios

UNOS:      ¡ La Virgen Aurora viva !              Dentro
OTROS:      ¡ Viva el Apóstol Santiago !          Dentro

Desaparécese NUESTRA SEÑORA.    Sale don FERNANDO y don GONZALO Pizarro

FERNANDO:      Con socorro tan feliz 1795
   ¿ qué teme España leal
   si al Cuzco, corte imperial,
   socorre una Emperatriz ?
   Rinda la torpe cerviz
   el idólatra, pues tantas 1800
   maravillas vemos, santas,
   Virgen en tu protección,
   que no es nuevo que el dragón
   sirva escabel a tus plantas.
   Huya el voraz elemento 1805
   su presencia consagrada,
   como el bárbaro la espada
   que Marte vibra en el viento,
   salió el rayo y fue instrumento
   del triunfo, que Dios predijo, 1810
   pues Diego del trueno es hijo
   que el celo de España aprueba,
   y hoy en milagro renueva
   las victorias de Clavijo.
GONZALO:      Dedíquese a tu alabanza 1815
   este Orbe--¡ oh gran protector--
   pues capitán pescador
   truecas la caña en la lanza;
   anime nuestra esperanza
   la Aurora del sol suprema; 1820
   que, a pesar de la blasfema
   canalla, Diego y María,
   ésta, nieve, el fuego enfría,
   rayo aquél, bárbaros quema.
   ¡ Gran milagro !
FERNANDO:                          No habrá duda 1825
   desde hoy, contra envidia tanta,
   de que esta conquista es santa,
   pues Dios nuestra empresa ayuda;
   que para que quede muda
   la lengua del que se atreve 1830
   a decir, torpe y aleve,
   que injustamente poseemos
   este imperio, ya tenemos
   fe que lo contrario pruebe.
   No ayuda a la tiranía 1835
   Dios, que a la inocencia ampara;
   luego nuestra acción es clara,
   pues su Madre nos la envía.
   Si agrguyere la herejía
   del holandés rebelado 1840
   contra esto, del cielo armado,
   Diego, asombrando sus ejes,
   con llamas castiga herejes,
   que es inquisidor soldado.

Sale don Gonzalo de VIVERO

VIVERO:      No sabe venir el gozo 1845
   sin pensiones de pesares;
   templó el cielo con azares
   el nuestro--¡ triste destrozo !--
   murió el más gallardo mozo
   de la primavera humana 1850
   murió Juan Pizarro--¡ oh, vana
   esperanza de los hombres !
FERNANDO:      Ni te entristezcas ni asombres
   de quien lo que pierde gana.
   Juan, todo valor y celo, 1855
   en el mundo no cabía.
   Esta victoria le envía
   por su embajador al cielo.
   Guíe el católico vuelo,
   sin que envidie a Elías el carro, 1860
   y en sus esferas, bizarro,
   muestre con lauros segundos
   que como acá nuevos mundos
   conquista cielos Pizarro.
VIVERO:      Asaltó lá fortaleza 1865
   sin admitir la celada,
   y partióle, desarmada,
   medio risco la cabeza.
GONZALO:      Si quien a la fe endereza
   sus acciones, y dedica 1870
   la sangre que califica
   a la ley que le ennoblece,
   nombre de mártir merece.
   Juan sus triunfos sacrifica.
   No con tristezas estorbos, 1875
   Vivero amigo, sus medras;
   Esteban fúé, entre las piedras,
   protomártir de los orbes.
   Muerte, aunque las vidas sorbes,
   no la fama, no el valor; 1880
   Juan, en conquista mayor
   y en fe de lograr su suerte,
   piedras en rubíes convierte
   coronado vencedor.
FERNANDO:      Vamos, y al cadáver demos 1885
   festivas aclamaciones,
   no arrastrándole pendones,
   no las cajas destemplemos;
   con aplauso le enterremos,
   que es el más debido pago 1890
   con que su fe satisfago,
   pues con más noble trofeo
   para su milicia, creo
   que le escogió Santiago.

Vanse todos.    Salen GUAICA, india, y CASTILLO

GUAICA:      Pídeme lo que quisieres 1895
   y déjale con la vida.
CASTILLO:      No te canses.
GUAICA:                        Si ofendida
   me dejas, si con mujeres
   no eres cortés, ¿ qué blasona
   tu generosa nación ? 1900
CASTILLO:      Juzgarásme requesón
   por lo blando de corona.
   No hermana; de las almenas
   echó un risco, no sé quién,
   sobre Juan Pizarro... 1905

Llora ella

   ¿ Que me enternezcan tus penas ?
   Muerto el joven más valiente
   que de España vió el Perú,
   llorona de Belcebú,
   ¿ cómo podré ser clemente ? 1910
   En la cabeza le hirieron;
   murió en él la gentileza;
   no ha de quedarme cabeza
   de cuantas se le atrevieron,
   que esta tarde no herodice. 1915
   Fuera toda petición,
   toda gesticulación,
   todo llanto doratice,
   pues no me cupo del saco
   sino las vidas que quito; 1920
   éste es general delito,
   hermosa, fondo en tabaco,
   no me arrumaques, que el perro
   de tu cacique galán
   ha de morir.
GUAICA:                      ¿ No podrán, 1925
   alma de bronce, de hierro
   de diamante, alma de risco,
   contigo llantos ? ¿ No ruegos ?

Llora

CASTILLO:      ¡ Oh, tengas los ojos ciegos
   pedigÜeño basilisco ! 1930
   Pon a tus congojas calma;
   cese, limitando enojos,
   el aguavá de tus ojos
   que me salpican el alma.
   Ya soy piadoso, ya humano, 1935
   no llores más--¡ pesia a tal !--
   que en cada ojete u ojal
   pasa mi amor un pantano;
   no lloviznes, no des gritos,
   que a ver Madrid tus enojos 1940
   celebrara en tus dos ojos
   dos fuentes de Leganitos.
   El indio que patrocinas
   ¿ es tu marido ?
GUAICA:                        Serálo.
CASTILLO:      ¿ Bodas de futuro ? ¡ Malo ! 1945
   Con celos me desatinas.
   ¿ Estás intacta ?
GUAICA:                            No entiendo.
CASTILLO:      ¿ Si estás ilesa, incorrupta,
   o el consonante de fruta
   te meretriza ?
GUAICA:                        Pudiendo 1950
   hablarme claro, ¿ por qué
   vocablos oscuros usas ?
CASTILLO:      Han dado en esto las musas
   castellanas.
GUAICA:                        Ya yo sé
   tu lengua, porque serví 1955
   a un español más de un año.
CASTILLO:      ¿ Uno y doncella ? Es engaño.
GUAICA:      Mi honestidad defendí,
   bien que mi dueño intentó,
   con regalos y ternezas, 1960
   obligarme a sus finezas.
CASTILLO:      Si un año te finezó,
   serás racimo en la parra,
   que aunque a la apariencia sano,
   llega el tordo y pica un grano; 1965
   llega el paje y otro agarra;
   y el matrimonio espantajo,
   por más que en su guarda vele,
   de puro picado, suele
   hallar sólo el escobajo; 1970
   que entre melindres ariscos
   dicen que dispensan miedos
   mordiscones de los dedos
   que llama el vulgo pellizcos.
   Consiénteme, si a tu amante 1975
   redimes la vejación,
   que siendo yo el postillón
   corra la posta delante;
   que en negando a pies juntillas
   degollación ha de haber. 1980
GUAICA:      No querrás de una mujer,
   --¡ oh, español !--que de rodillas
   su honestidad te encomienda,
   ser lascivo violador.
   ¿ Rescatarle no es mejor ? 1985
   Cien barras vale mi hacienda,
   tu incendio, ilícito, aplaca
   que yo, te haré dueño de ella.
CASTILLO:      ¿ Cien barras ? ¡ Oh, la más bella
   Inca, Cacica, Curaca, 1990
   Mametoya, Palca, Chica !
   ¡ 0h, serafin noguerado
   que, parienta del Tostado,
   al sol te tostó mi dicha !
   ¿ Son las barras de oro ?
GUAICA:                                    Y puro; 1995
   mil pesos vale cada una.
CASTILLO:      Tú eres el Sol, tú la Luna:
   ¿ Cien mil pesos ? Compro un juro,
   un mayorazgo opulento
   que me ensanche el coranvobis 2000
   o para el pobilis vobis,
   vita bona, un regimiento.
   A cargas el chocolate;
   y dos coches echaré
   que es el venite post me 2005
   de toda dama tomate.
   ¿ Dónde está lo barretudo ?
GUAICA:      Guardado está en ese pozo,
   que viendo nuestro destrozo
   la prisa y miedo no pudo 2010
   en otra parte esconderlo.
CASTILLO:      ¿ Y está el pozo en seco ?
GUAICA:                                  Sí.
CASTILLO:      ¿ Podré atisbarlo de aquí ?
GUAICA:      Si te asomas podrás verlo.
CASTILLO:      Pues si te amaba, primero, 2015
   haz cuenta, ya a lo seguro,
   que mi amor fue vino puro
   y dio con el tabernero;
   aguó mi incendio ese pozo;
   tu amante te doy por él. 2020
   Eres honesta, eres fiel.
   ¡ No me cabe dentro el gozo !
   Deja que a verle me asome,
   que luego tu indio vendrá
   y a sacarlo bajará. 2025
   El barreamiento me come
   más que usagre, y se me agarra
   del alma. ¿ Cien barras ? ¿ Ciento ?
   Entraré en mi ayuntamiento
   hinchado de barra a barra. 2030

Asómase y cógele por los pies y échale dentro

   Mientras no soy su mirón...
   ¡ Me muero ! ¡ No puedo más !
   ¡ Ay, que me ahogo !
GUAICA:                              Allá irás
   con toda la maldición.
   Busque el oro tu codicia 2035
   que no has de hallar, pues te infama.
   Apague el agua la llama
   de tu insaciable avaricia;
   y libre al amante mío
   la industria de mi poder, 2040
   que el ingenio en la mujer
   suple las armas y el brío.

Vase GUAICA.    Salen PEÑAFIEL, CHACON, que saca una soga, GRANERO, y SOLDADOS

PEÑAFIEL:      Ahora, Chacón, que están
   capitanes y soldados
   en el entierro ocupados 2045
   del malogrado don Juan,
   y que los indios huyeron,
   nunca acá vuelvan, amén,
   que partamos, será bien,
   las barras que nos cupieron, 2050
   y las piezas de oro y plata
   en el saco de esta fuerza.
CHACON:      Como la codicia esfuerza
   y en las Indias nadie trata
   de pelear y vencer 2055
   sino por volver a España,
   a costa de tanta hazaña,
   rico, y vivir a placer;
   porque lo que hemos pillado
   se escapase del montón, 2060
   que en común repartición
   al cobarde y esforzado
   no hace el premio distintos,
   ni don Fernando ordenase
   cual suele que se sacase 2065
   lo que al rey le toca en quintos,
   mientras todos peleaban
   de ese pozo lo fié.
GRANERO:      ¿ Qué decís ?
CHACON:                        Industria fué
   que mis arbitrios alaban. 2070
   Una petaca está llena
   de piezas que dos arrobas
   pesarán. ¿ Dos dije ? ¡ Y bobas !
   Deposítelo en su arena
   que es poca el aaua que tiene. 2075
   Fácil será de sacar.
GRANERO:      ¿ Quién por ello ha de entrar ?
CHACON:      Yo que lo escondí; aquí viene
   soga, que entrambos me atéis.

Ponen la soga en el carrillo del pozo

PEÑAFIEL:      Aplicadla a la garrucha. 2080
CHACON:      No es menester fuerza mucha
   para que de mí tiréis,
   y de la petaca luego
   que también tiene un cordel.
PEÑAFIEL:      Bien dicho.    Ataos.

Atanle la soga a la cinta

CHACON:                        Peñafiel, 2085
   tirar con tiento y sosiego,
   que es hondo, y en peña viva,
   no peligre la cabeza,
PEÑAFIEL:      Yo os aseguro esa pieza;
   entrad, que en volviendo arriba 2090
   se hará la partija igual.
CHACON:      Santíguome, lo primero.
GRANERO:      Buen ánimo.
CHACON:                      Andrés Granero,
   vuélvame Dios al brocal.
GRANERO:      ¿ Pues, tembláis ?

Vanle metiendo

CHACON:                        Miedos me ofenden 2095
   de morir en años mozos,
   porque hay diablos monda pozos
   que no sueltan, aunque prenden.
PEÑAFIEL:      Hacerles la cruz.
CHACON:                              Quedito.          Dentro
PEÑAFIEL:      Asíos a los agujeros 2100
   de alrededor.
CHACON:                        Compañeros,                Dentro
   en oyendo el primer grito
   tirar aprisa, que puede
   darme un pasmo la humedad.
GRANERO:      Perded cuidado y bajad. 2105
CHACON:      ¡ Fuego de Dios, cómo hiede !          Dentro

Da un grito

   ¡ Ay !
PEÑAFIEL:                    ¿ Qué es eso ?
CHACON:                              ¡ Ay¡   
GRANERO:                                  ¿ Qué sentís ?
CHACON:      Tres diablos que de los pies        Dentro
   me tiran.
GRANERO:                  ¿ Burláisos ?
CHACON:                                ¿ Tres ?          Dentro
   Trescientos. ¡ Ay ! ¿ Hola ? ¿ Oís ? 2110
   Aprisa, tirar, tirar.
PEÑAFIEL:      ¿ Y la petaca ?
CHACON:                              Conmigo                Dentro
   va también; tirar os digo,
   si no me queréis dejar
   desde la cintura abajo 2115
   conventual de este pozo.

Van tirando

GRANERO:      Mucho pesa.
PEÑAFIEL:                      Será el gozo
   mayor, si es oro.
CHACON:                            De cuajo
   me arrancan las pantorrillas,
   treinta diablos de los pies 2120
   me cuelgan, acabad, pues,
   que o son lagartos, o anguillas,
   o duendes de estas cavernas.

Llega arriba el medio cuerpo

PEÑAFIEL:      Libre estás, deja fatigas.
CHACON:      Tirad, mas veréis las ligas 2125
   que me autorizan las piernas.
GRANERO:      ¡ Jesús !
PEÑAFIEL:                    El diablo es.
GRANERO:                                ¡ Qué feo !
   Fuego arroja.
PEÑAFIEL:                        Huye, Chacón.

Tiran hasta sacarle todo el cuerpo hasta la garrucha y sale asido de sus pies CASTILLO y sale todo embarrado cara y manos, y atada una petaca a la cintura

CHACON:      ¿ Y el oro ?
PEÑAFIEL:                          Será carbón
   y duende suyo el que veo. 2130

Vanse huyendo los tres

CASTILLO:      Todo mal viene por bien;
   la codicia me empozó
   y ella misma me sacó
   por siempre jamás amén.
   ¡ Oh Mamacoya bellaca ! 2135
   ¿ Así rescatas, maridos ?
   ¡ Creed en llantos fingidos... !
   El cordel de la petaca
   que el que huyó quiso sacar
   y yo desde abajo así 2140
   al cuerpo me revolví,
   su peso les dió pesar,
   que estaba llena de plata
   y de oro los escuché;
   no en balde al pozo bajé 2145
   ni mintió la Coya ingrata,
   puesto que pensó burlarme;
   guardémoslo, que es mi vida.
   ¡ Oh venturosa caída
   que así supo levantarme ! 2150
   ¡ Oh mondapozos buscón,
   que aunque no eres santo, sacas
   del purgatorio petacas
   como cuenta de perdón !
   Pues ya tus sufragios gozo, 2155
   el pozo a escribir me obliga
   una comedia que diga,
   diga, "Mi gozo en el pozo."

Vase CASTILLO.    Salen don FERNANDO y GONZALO Pizarro

FERNANDO:      Ya en Indias más seguras,
   don Juan, si malogrado 2160
   al mundo, al cielo flor que se traspone,
   conquista luces puras
   que no altere el cuidado,
   la envidia eclipse, ni el pesar baldone.
   Ya goza en quieta paz feliz tesoro, 2165
   ni en plata minas, ni en arenas oro.
   Cenizas su sepulcro,
   reliquias de las llamas
   de su valor, no olvidos deposita.
   Al elemento pulcro; 2170
   cuantas cenizas deja, tantas famas
   vuelan, donde el temor no las limita,
   que el polvo humano a las regiones sumas,
   si es generoso llega, aunque sin plumas.
   Allí privilegiado 2175
   de envidias y parciales,
   ni competencias ni mentiras teme;
   no idolatra al privado,
   no adula tribunales,
   donde la ingrata dilación blasfeme; 2180
   que porque el gozo sin pensión le asista
   lo mismo le corona que conquista.
   ¡ Qué triunfos inmortales
   no le ofrecen diademas,
   que adquirió por sus hechos, por su fama, 2185
   cívicas y murales !
   Las sienes le guarnecen ya supremas
   de encina y oro de laurel y grama.
   ¡ Mil veces venturosa valentía
   que a Dios el premio, no a los hombres, fía ! 2190
GONZALO:      Mi hermano, aunque difunto,
   vivirá eternamente
   en el buril, pincel y en la memoria;
   heroico siempre asunto
   de historiador valiente, 2195
   pos deja en testamento esta victoria,
   que supo, en, fin, su no imitado acierto
   dar vivo imperios y victorias muerto.
   Pero ya que él descanza
   y nosotros al daño, 2200
   al peligro, Fernando, siempre expuestos,
   sin que la quietud mansa
   permita en todo un año
   dar en paz al arnés ocios honestos.
   ¿ qué es lo que aquí esperamos ? ¿ Qué adquirimos 2205
   si poco a poco, en fin, nos consumimos ?
   A la corte española,
   navegando dos mares,
   te llevó la lealtad, no la codicia;
   allí la augusta bola 2210
   doraste con millares
   de barras que logró nuestra milicia.
   ¿ Qué premios adquiriste ?
   ¿ Qué medras o qué cargos nos trajiste ?
   Un pedazo de grana 2215
   te satisfizo el pecho
   cuando la sangre es tanta, que has vertido,
   ya herética, ya indiana,
   que pudiera teñir a su despecho
   cuantas Grecia a monarcas ha teñido. 2220
   Por cierto, ¡ ilustre pago
   la cruz, sin encomienda, de Santiago !
   ¿ Necesitaba de ella,
   quien de la estirpe goda
   puede al sol dar limpíeza en la que crías ? 2225
   Tu antigÜedad, sin ella,
   es tan inmemorial a España toda,
   que en ti son siglos lo que en otros días.
   ¿ Qué calidad el César te acrecienta
   si el hábito te ha dado y tú a él la renta ? 2230
   Trujístele un dictado
   a tu hermano.    ¡ Gran cosa !
   Darle por ser marqués, este hemisferio.
   ¿ Mide el globo romano
   tierra tan espaciosa 2235
   como el Perú, o iguálala su imperio ?
   ¡ Marqués sin renta, bien podré decillo,
   es fantástico honor, marqués de anillo !
   Almagro sí que medra,
   su agente tú en España, 2240
   dichas que compres caras algún día;
   ese hijo de la piedra,
   que más que ayuda engaña,
   de Chile adelantado y señoría.
   él, ¿ qué arriesgó ? Seguro despensero, 2245
   si las vidas nosotros, su dinero.
   Su interés premie Carlos;
   por ti solicitadas
   ejecutorias, honras y favores,
   que tú, sin negociarlos, 2250
   cuando nos persÜadas
   a empresas de más riesgos y más sudores,
   podrás decirnos, para engrandecerlas,
   que el más honroso premio es merecerlas.
FERNANDO:      Gonzalo, ¿ cómo es posible 2255
   que el ánimo os satisfaga
   si, por el premio o la paga,
   hacéis el valor vendible ?
   Hasta este punto invencible,
   ya os habéis afeminado, 2260
   que quien hace interesado
   cuando de su esfuerzo fía
   las hazañas, granjería,
   mercader es, no soldado.
   Hágase al plebeyo igual, 2265
   pierda de noble la ley,
   quien a su patria a su rey
   le sirve por el jornal;
   que el generoso, el leal,
   el premio que ha de adquirir 2270
   es la fama hasta morir,
   y ésta estriba en pretender
   merecer, por merecer,
   servir solo por servir.
   Fui a España y a Carlos quinto 2275
   le presenté este occidente,
   y ya veis si del presente,
   lo que se vende es distinto.
   Cuanto esta zona, este cinto
   ciñe, y abraza este mar 2280
   le di, no había de tornar
   coria paga, a no ser necio,
   que lo que no tiene precio
   mejor se está sin premiar.
   En Almagro el César doble 2285
   gobiernos, que ha de menester;
   cobre él, como mercader,
   sírvale yo, como noble.
   De estéril laurel y roble
   coronó la antigÜedad 2290
   al valor y a la lealtad,
   y de infructífera grama,
   en prueba de que la fama
   sólo busca eternidad.

Sale don Gonzalo VIVERO

VIVERO:      Porfía hasta que nos venza 2295
   la Fortuna siempre brava;
   a penas un riesgo acaba
   cuando otro mayor comienza,
   Almagro y quinientos hombres,
   por que tu fama aniquile 2300
   deja el gobierno de Chile,
   y añadiendo aleves nombres
   a su bajo nacimiento,
   porque nos cree destrozados
   en los peligros pasados, 2305
   toma con el Inca asiento
   y se conciertan los dos
   de echarnos de esta ciudad.
FERNANDO:      No creas de su lealtad
   que, contra su rey y dios, 2310
   ejecute acción tan loca.
VIVERO:      Porque en la fe no consista
   certifíquete la vista.
   Dice que el Cuzco fe toca,
   porque en la demarcación 2315
   de su gobierno se encierra;
   apercíbete a la guerra,
   o teme tu perdición,
   porque con las cajas mudas
   nos asalta descuidados. 2320
FERNANDO:      Animo, pues, mis soldados,
   satisfagamos sus dudas,
   primero, con las razones,
   y si éstas no le vencieren
   las armas son las que adquieren 2325
   victorias contra traiciones.
   Yo sé que si llego a hablarle
   le tengo de convencer.
GONZALO:      ¿ Para qué ? Déte poder
   y vuelve a España a premiarle; 2330
   que todo esto merecemos
   pues dimos honra a un ingrato.
FERNANDO:      Gonzalo, no es ese trato
   de vuestro valor; marchemos.

Vanse.    Salen INDIOS, el INCA y Juan de RADA, soldado español

INCA:      Vuelve a leerme, español, 2335
   eso que escribe tu Almagro,
   que no es el menor milagro
   que debo a mi padre, el sol;
   pues si él, y los que le siguen
   al Cuzco me restituyen, 2340
   y eternas paces concluyen
   que mis desgracias mitiguen
   mi esperanza conseguí.
RADA:      Por tu ocasión ha dejado
   a Chile el adelantado. 2345
INCA:      Débole infinito.    Di.

Lee RADA la carta

RADA:      "Don Diego de Almagro, mariscal adelantado
   del Perú, a Manco Inca, príncipe del Cuzco,
   salud, etc.
   La amistad antigua que los dos hemos 2350
   profesado, los desafueros que con vuestra
   alteza los Pizarros han hecho, el gobierno,
   que me pertenece, de esta provincia y el
   deseo de que vuestros indios os vean coronado,
   me saca de Chile, me guía al Cuzco, y me 2355
   asegura la victoria contra nuestros enemigos.
   Aperciba vuestra alteza sus ejércitos, que
   yo avisaré a su tiempo, para que los dos en
   recíproca amistad poseamos este imperio,
   muertos los que nos le estorban. El mensajero 2360
   merece entero crédito y él informará por
   extenso lo que no fío de la pluma. Guarde
   Dios a vuestra alteza, etcétera. De mi campo
   a 10 de mayo, año 1534. El Adelantado.
INCA:      Si cumple esas promesas 2365
   el español Almagro, sus empresas
   serán restauración de mi corona,
   y él el señor de nuestra indiana zona.
   Descansa en nuestro Tambo
   mientras los indios, junto de la sierra; 2370
   y tú, primo Yucambo,
   entretanto que alisto a nueva guerra
   ejércitos sin suma
   tan numerosa, que al salir armado,
   flor a flor, yerba a yerba, cuente al prado, 2375
   arena a arena el mar, y espuma a espuma,
   asiste a su regalo.
RADA:      El cielo te restaure al nuevo imperio.
INCA:      Hágalo Almagro.
RADA:                          Harálo,
   librándote del casi cautiverio, 2380
   en que desposeído
   entre ásperas montañas te ha escondido.

Vase RADA

INCA:      ¡ Oh, amigos, oh, parientes !
   ¡ Qué feliz ocasión, qué coyuntura
   nos ofrecen los hados ya dementes ! 2385
   A los Pizarros desterrar procuran
   Almagro y sus soldados.
   Ya véis, si los Pizarros son osados
   saldrán en su defensa,
   pelearán unos y otros, 2390
   y, mientras cada cual victorias piensa,
   con engañosa prevención, nosotros,
   después que se hayan entre sí asolado,
   las reliquias, que el miedo haya dejado,
   por nosotros desechas, fácilmente 2395
   podrá la borla autorizar mi frente.
   No del marqués, que en Lima
   ha un año que no sabe de su hermano,
   el asombro os oprima;
   socorrerále, si lo intenta, en vano, 2400
   pues tomados los pasos y los puertos
   imitarán sus compañeros muertos.
   Seiscientos españoles perecieron
   que en diferentes tropas enviaba;
   porque el riesgo del Cuzco adivinaba, 2405
   a vuestras manos bélicas murieron;
   que, aunque valientes, locos,
   ¿ qué han de poder contra infinitos, pocos ?
   El marqués, en efecto, desarmado,
   pues los soldados suyos ha perdido, 2410
   y uno y otro español desbaratado,
   Almagros y Pizarros, redimido
   juzgo mi imperio ya, que entre estos cerros
   hasta ahora lloró nuestros destierros.

Sale PIURISA, bizarra, con una lanza, que calada los detiene

PIURISA:      ¿ A dónde volvéis cobardes 2415
   que de la humana nación
   sois oprobio, sois injuria,
   sois afrenta, infamia sois ?
   ¿ A dónde volvéis vencidos
   no del riesgo, del temor, 2420
   que os pinta moscas gigantes,
   que el ciervo os vende león ?
   Cuatrocientos mil salisteis,
   trescientos, no más, os dio
   la fortuna por contrarios, 2425
   por vencidos la ocasión.
   ¿ Uno para mil, y os vencen ?
   ¿ Y os precias hijos del Sol ?
   ¿ Y os atrevéis llamar hombres ?
   ¿ Y os blasonáis al valor ? 2430
   Mentís mil veces, infames,
   ni aun átomos os dignó
   el viento, que, a merecerlo,
   superfluos átomos son
   trescientos mil, si se juntan, 2435
   para un pequeño escuadrón
   de humanos cuerpos, que mueren,
   que la tierra alimentó.
   Fingid rayos, que del aire
   bajaron, poniendo horror 2440
   a los ojos con su vista,
   con su efecto al corazón.
   Decid que un hombre de acero
   sobre un bruto más veloz
   que del arco la saeta, 2445
   que de la cuerda el harpón,
   nieve el uno, fuego el otro,
   desde la esfera bajó
   de esos páramos de luces,
   de ese lucido artesón; 2450
   atribuidle prodigios
   a la espada, que segó
   cervices de ciento en ciento,
   ellas espigas, ella hoz;
   que mientras el miedo os miente 2455
   fábulas de torpe error,
   y despiertos las soñasteis,
   diré, con más verdad, yo
   que una frágil mujer pudo,
   para eterna confusión 2460
   de vuestra naturaleza,
   causaros tanto temblor,
   que os asombró, desarmada,
   que su presencia bastó
   a    que huyéndola, cobardes, 2465
   os infame este baldón,
   pues, afeminados viles,
   si una mujer os causó
   tanto asombro, miedo tanto,
   tanto pasmo, mujer soy 2470
   que estas montañas defiendo;
   las que las viven, y yo,
   bastamos con vuestra afrenta
   a todo un mundo español.
   Volveos, cobardes, servidlos 2475
   como esclavos, pues no sois
   como hombres para vencerlos;
   llevad a cuestas desde hoy
   yanaconas de sus damas,
   las andas en que su amor 2480
   os transforme en simples brutos,
   incapaces de razón.
   Cultivadles vuestros campos,
   coman de vuestro sudor
   regalos, que, a vuestros padres 2485
   en herencia el cielo dio.
   Registrad en los abismos
   metales, que, con temor
   de la española avaricia
   huyeron de su ambición. 2490
   Dad;os a cerros la plata,
   y de montón en montón
   el oro midan a fanegas,
   pues le idolatran por Dios;
   Conceded a su apetito 2495
   vuestras hijas, que algodón
   para sus ropas les tejan,
   e infamias para su honor.
   ¿ Vosotros sois descendientes
   de aquel celestial varón 2500
   que a los planetas monarcas
   por padres reconoció ?
   ¿ Vosotros al sol eterno
   llamaréis progenitor,
   y a la luna vuestra madre, 2505
   del cielo antorchas las dos ?
   No es posible, no sois incas,
   no sus hijos, hombres no,
   estatuas sí en forma humana;
   aparente imitación 2510
   de lo que representáis,
   cuerpos sin alma y con voz;
   cobardes, aun no mujeres,
   que éstas estiman su honor.
   No imaginéis que estas tierras 2515
   admitan la contagión
   de vuestra vil compañía,
   que aquí, el ánimo, el valor,
   la venganza, la fiereza,
   generosa patria halló. 2520
   Aquí frecuentan sus riscos
   la real águila, el león,
   el tigre, el áspid, la sierpe,
   y cada cual vencedor
   si os comunican recelo 2525
   que degenere el blasón
   que los dio naturaleza,
   y en vosotros se infamó.
   No atreváis los pies un paso,
   retiráos o--¡ vive el Sol !-- 2530
   que os ensarte, como a peces
   en la lanza, mi rigor.
INCA:      ¡ Oh, belicoso prodigio
   de este imperio, emulación
   del esfuerzo y la belleza, 2535
   miedo en uno, en otra amor !
   Despertónos asombrados
   el acento de tu voz,
   canoro bronce del cielo,
   de los mortales terror. 2540
   Tanto la vergÜenza puede,
   tanto espíritu infundió
   en nosotros la elocuencia
   de tu justa reprensión,
   que a no templar esperanzas 2545
   de coyuntura mejor,
   hoy nos previnieras triunfos
   o fúnebres llantos hoy.
   Almagro es de nuestra parte
   y ofreciéndonos favor, 2550
   marcha contra los Pizarros,
   de estos orbes confusión.
   Déjale que asalte al Cuzco,
   salga su competidor
   vengativo, en su defensa 2555
   desbarátense los dos,
   destrúyase el uno al otro,
   pues quedará el vencedor
   tan flaco, que sin peligro
   nos aplauda la ocasión. 2560
   Y dame agora esos brazos.
PIURISA:      No los espere tu amor,
   mientras no me los bañares
   en sangre del español.

Sale un INDIO

INDIO:      Albricias pido a estos pies, 2565
   generoso emperador
   de estos orbes, que oprimidos
   los cielos restauran hoy,
   por las más felices nuevas
   que en la desesperación 2570
   de un príncipe despojado
   jamás la piedad ferió.
   Almagro, que a la ciudad
   de tus padres fundación
   marchó en fe que a su gobierno 2575
   blasona tener acción,
   fue recibido de paz
   de aquel Pizarro, que atroz
   parca ha sido de tus indios,
   de la envidia admiración. 2580
   Tocaban a acometerse,
   pero un fraile, que al candor
   de la nieve hurtó ropajes
   y al cielo veneración,
   su apellido Bobadilla, 2585
   su ejercicio Redentor,
   la Madre Mejor, su madre,
   la Merced su religión,
   entrándose de por medio
   treguas puso entre los dos 2590
   de tres días, que juraron,
   para que en su disensión
   fiasen el compromiso
   al padre, porque ganó
   nombre de docto en la esfera 2595
   y astrólogo superior.
   Aposentado en el Cuzco
   el Almagro, y sin temor
   el Pizarro de que hubiese
   en lo propuesto traición, 2600
   a su confianza y sueño
   los ojos encomendó,
   esta vez sólo, desnudo,
   que en todo un año, otra no;
   la seguridad dormía, 2605
   mas velaba la ambición
   del Almagro, a su palabra
   y juramento agresor.
   Acometióle de noche,
   pero intrépido salió 2610
   con un estoque y rodela
   el estremeño león;
   y aunque desnudo, de suerte
   a sus contrarios pasmó
   que se valieron del fuego, 2615
   siempre es cobarde el traidor.
   Viéndose abrasar Pizarro
   cuerdo las armas rindió
   con su hermano y sus amigos
   de dos daños el menor. 2620
   Huyó Gonzalo y Fernando;
   dicen que de la prisión
   saldrá a un teatro funesto
   sentenciado--¡ vil rigor !.
   Almagro, pues, determina, 2625
   siendo del Cuzco señor,
   trazar que muera el marqués
   y, tenga justicia o no,
   partir los reinos contigo
   dándote jurisdicción 2630
   en los indios, que heredaste
   y él, contra su emperador,
   gobernar sus españoles,
   porque tiene presunción
   de hacerse rey de estas Indias, 2635
   sin admitir superior.
   Para esto intenta casarse
   con tu hermana, y que los dos
   una sangre, se eternice
   la paz en su sucesión, 2640
   sobrinos tuyos sus hijos.
   Según esto, ya cesó
   el peligro de tus gentes,
   porque enlazándoos amor
   con tálamos apacibles, 2645
   el indio será español
   y el español indio nuestro.
   Si las nuevas que te doy
   merecen premios y gracias
   feliz muchas veces yo. 2650
INCA:      Toca al arma, vuelta al Cuzco,
   que si Fernando murió
   no temo a Almagro y su gente.
   Mi victoria es su traición;
   ya le juzgo destrozado. 2655
PIURISA:      Bien puedes; el corazón
   alienta que, contra España,
   yo sola bastante soy.

Vanse todos.    Salen CASTILLO y CHACON

CASTILLO:      ¿ Cómo quieres que se llame
   esta acción con que ha manchado 2660
   su fama el adelantado ?
   ¿ Es mucho decir que infame ?
   ¿ Es de nobles este trato ?
CHACON:      Ya sabes que por reinar
   cualquier ley se ha de quebrar. 2665
CASTILLO:      Ese es blasón del ingrato.
CHACON:      Si a esta ciudad tiene acción,
   ¿ por qué su culpa encareces ?
CASTILLO:      Por remitirla a sus jueces
   y usar después tal traición. 2670
CHACON:      La guerra es de más acierto
   si el derecho se la dá.
CASTILLO:      ¿ Qué derecho alegará
   quien, menos un ojo, es tuerto ?
CHACON:      Sacósele esta conquista. 2675
CASTILLO:      Mal adquirirá valor
   quien por no mirar su honor
   tiene sólo media vista.
CHACON:      En efecto, ¿ hoy deterinina
   darle garrote ?
CASTILLO:                          El marqués, 2680
   su hermano, sabrá después
   vengarle, que ya camina
   en su socorro.
CHACON:                              ¿ Y qué hace
   don Fernando en tanto aprieto ?
CASTILLO:      No desbarata al discreto, 2685
   que, como él, ilustre nace,
   el peligro, tan en sí
   está el valiente extremeño,
   como si esto fuera sueño.
CHACON:      ¡ Notable valor !
CASTILLO:                          No vi 2690
   tan generosa templanza.
CHACON:      Blasfemará del rigor
   de Almagro.
CASTILLO:                      Nunca el valor
   dió a los labios la venganza.
   ¿ Quieres ver a dónde llega 2695
   su prudencia sosegada ?
   Pues oye.    Con Juan de Rada
   agora a los dados juega.
CHACON:                      ¿ Qué dices ?
CASTILLO:                        Esto es verdad,
   puesto que éste la sentencia
   le intimó.
CHACON:                      ¿ Y eso es prudencia 2700
   o loca temeridad ?
CASTILLO:      Prudencia, que quien seguro
   da la vida por su rey,
   por su crédito, su ley,
   contra un bárbaro perjuro, 2705
   no es justo que se alboroíe.
CHACON:      ¿ Jugar un hombre prudente,
   sabiendo cuán brevemente
   tienen de darle garrote ?
   No, Castillo; no imagines 2710
   de su cordura tal flema.
   Esa será estratagema
   de más misteriosos fines.
   Hombre tan atento y sabio,
   de tan grande cristiandad, 2715
   con esa seguridad,
   sin dar muestras de su agravio,
   ¿ jugando ?
CASTILLO:                        Y no como quiera;
   cien mil pesos ha perdido.
CHACON:      ¿ Con Juan de Rada ?
CASTILLO:                              Ofendido 2720
   está de él; mas quien espera
   morir, injurias perdona
   y no se acuerda de excesos.
CHACON:      ¿ A la muerte, y cien mil pesos
   al juego, y con tal persona ? 2725
   No, Castillo; algo ha trazado
   que te asombre.
CASTILLO:                          Ello dirá.
   Mas los dos salen aca
   con Alonso de Alvarado.

Salen don FERNANDO, Juan de RADA y don Alonso de ALVARADO

FERNANDO:      Cincuenta mil pesos de oro 2730
   me habéis ganado.    Ya veis
   que si hoy muero no podréis
   cobrarlos. Aunque no ignoro
   donde están, que nunca juego
   sin tener con qué pagar. 2735
   Déme la vida lugar
   que os satisfaga.
RADA:                            (Si llego          Aparte
   a Almagro, que hace más caso
   de mí que de otros amigos,
   y templando estos castigos 2740
   estorbo a la muerte el paso,
   que a don Fernando amenaza,
   le obligo a eterna amistad,
   y cobro la cantidad
   que pierdo sin esta traza 2745
   ¡ Cincuenta mil pesos de oro !
   ¡ Cuerpo de Dios ! ¿ es partida
   para no darle la vida ?
   Si me perdiese el decoro
   el adelantado en esto, 2750
   me obligará a algún desgarro,
   porque, en muriendo Pizarro
   muere mi hacienda. ¡ Eche el resto
   mi favor; alto cuidados;
   mejoremos de opinion, 2755
   que más quiero un patacón
   que a dos mil adelantados !)

Vase RADA

ALVARADO:      No sé yo, Fernando amigo,
   que sea el juego diligencia
   buena para la conciencia, 2760
   perdonadme si esto os digo,
   de quien siendo tan cristiano
   está al umbral de la muerte;
   no la teme el varón fuerte,
   pero el cuerdo da la mano 2765
   a todo lo que, se opone
   al alma y su salvación.
FERNANDO:      Dadmé esta vez permisión,
   puesto que amigo os perdone,
   para quejarme de vos, 2770
   pues sin duda habéis juzgado
   o que estoy desesperado,
   o que me olvido de Dios.
   ¿ Visteis en mi acción alguna
   que me pueda desdorar ? 2775
ALVARADO:      Nunca hallé en vos que culpar,
   fuera de esta, sino es una.
FERNANDO:      Y ésa,    ¿ cuál fué ?
ALVARADO:                                El confiaros
   de Almagro, enemigo vuestro,
   siendo vos tan sabio y diestro, 2780
   de suerte que pudo hallaros
   sin prevención y desnudo,
   durmiendo con el sosiego
   que en Trujillo.
FERNANDO:                          No os lo niego,
   ni conociéndolo, dudo 2785
   de que en eso anduve mal;
   pero, si los juramentos
   y treguas son escarmientos
   y no ley tan natural,
   que los bárbaros la guardan, 2790
   ¿ cómo se ha de conseguir
   la paz ?
ALVARADO:                  Suélenla admitir
   respetos, que no acobardan
   cuando el noble los celebra;
   más quien padres no conoce, 2795
   como coyunturas goce,
   palabras y leyes quiebra.
   Pero, ¿ qué diiculpa'daís
   a ese juego que os desdora ?

Ríese don FERNANDO

   ¿ Os reís ?
FERNANDO:                    Sabraislo agora, 2800
   si un poco, cuerdo, esperáis.

Sale Juan de RADA

RADA:      Del juego habemos salido
   vos y yo tan gananciosos,
   que vos ganáis vuestra vida
   y yo, Fernando, vuestro oro. 2805
   Por mí Almagro os la concede;
   pero ha de ser de modo
   que, amigos como primero,
   la hermandad, olvide enojos.
   El mismo viene a ceñiros 2810
   los brazos, que en vuestros hombros
   nobles y alegres, pretenden
   reciprocarse con otros.
   Salid festivo al encuentro.
FERNANDO:      Esto, amigo don Alonso, 2815
   satisfaga vuestras dudas,
   mientras que, en suma, os respondo
   que, a no jugar no viviera.
   Juan de Rada, reconozco
   empeños y beneficios. 2820
   Pagarélos juntos todos.

Cajas dentro y sale don Gonzalo VIVERO

VIVERO:      Amigo, a vista del Cuzco
   asoma en vuestro socorro
   el marqués, hermano vuestro;
   escuchad los parches roncos. 2825
   Vecinos y ciudadanos,
   como diversos en votos
   diferentes en afectos,
   mezclan pesares y gozos.
   Pacífico le apercibe 2830
   Almagro, hospicio amoroso,
   ya temor, ya amistad sea
   que fe puede darse a todo,
   sus diferencias remite,
   al maestro religioso 2835
   fray Francisco Bobadilla,
   árbitro juez de unos y otros.
   Todo esto concede Almagro,
   si bien algunos curiosos
   dicen que enganaros quiere 2840
   y que en cesando el estorbo
   del marqués, cuando se vuelva,
   resucitará alborotos
   que ya por bien, y por mal,
   le den el gobierno a él solo. 2845
ALVARADO:      Salid, pues, a recibirlos,
   y escarmentad en vos propio
   para los lances futuros.
FERNANDO:      Ya su condición conozco,
   vamos, que cuando intentare 2850
   nuevos engaños, si enojos
   templo y admito amistades,
   tarde olvido, aunque perdono.
   Guárdese Almagro, no quiebre
   las paces, que nunca rompo, 2855
   porque, en cayendo en mis manos
   ha de pagarme uno y otro.


JORNADA TERCERA

Salen don Gonzalo de VIVERO y doña ISABEL

ISABEL:      ¡ Que pueda tanto el exceso
   de la envidia y sus engaños !
   ¡ A cabo de tantos años 2860
   en este castillo preso
   quién díó a España, al rey y a Dios,
   un mundo !
VIVERO:                    Isabel hermosa;
   fuera su prisión penosa
   a no ser su alcaide vos. 2865
   Don Fernando volvió a España
   a desmentir enemigos
   que, huyendo de sus castigos
   en vano, de tanta hazaña
   eclipsan el resplandor. 2870
   Hánle puesto muchos cargos;
   que siempre en servicios largos
   se alarga, ingrato, el rigor,
   los que en el Perú siguieron
   a Almagro, a aquel desleal 2875
   contra la corona real
   y los que le ennoblecieron.
   Ayudó Dios la justicia,
   prevaleció la prudencia,
   conoció la inobediencia 2880
   de quien, con ciega codicia
   al Cuzco tiranizaba;
   y, viéndole éstos perdido,
   preso, confuso y vencido,
   cuando esperanzas les daba 2885
   de poner infame yugo
   a aquel orbe conquistado
   y que murió sentenciado
   a manos de un vil verdugo,
   persiguen a don Fernando, 2890
   que, como gobernador
   del Cuzco fue ejecutor
   de su muerte, y adulando
   al César--¡ ciegos engaños !--
   le puso en la Mota preso 2895
   y formándole proceso
   crece el rigor con los anos.
   Renunció Carlos invicto
   a España en su sucesor,
   que a estar el emperador 2900
   vivo, de tanto delito
   como a Fernando levantan,
   averiguara verdades
   castgando falsedades
   que, lisonjeras, encantan. 2905
ISABEL:      Quísole el César muy bien.
VIVERO:      Debióselo a sus servicios,
   como pueden dar indicios
   los que sin pasión lo ven,
   y saben cuantas riquezas 2910
   en el Perú recogió
   con que al César acudió,
   sufriendo las asperezas
   de los que le murmuraban,
   cuando para él les pedía 2915
   y a su augusta monarquía
   tantas guerras apretaban.
   Reina en su lugar, agora,
   el gran Filipo segundo,
   que del uno y otro mundo 2920
   es monarca; y como ignora
   quién es don Fernando y quién
   el que enemigo le acusa,
   rigores severos usa
   hasta que se informe bien. 2925
   Yo espero en Dios que, postrados
   sus émulos, saldrá el sol
   de tan leal español
   libre, a pesar de nublados,
   y que vos, señora mía, 2930
   alegréis, siendo su esposa,
   esta noche tenebrosa,
   como el alba alegra al día.
ISABEL:      Cuando yo la esperara,
   más dé para que os pudiese 2935
   pagar, lo que es bien confiese
   a amistad tan firme y rara.
   Sumamente lo deseo,
   pues podéis atribÜiros
   los Orestes, los Zopiros, 2940
   que con más lucido empleo
   en vos honran nuestra edad,
   cuando todos le han dejado,
   inseparable a su lado
   y asombro de la amistad. 2945
VIVERO:      No tengo yo otro blasón
   que se iguale al que consigo,
   de merecer tal amigo.
   Pero, decidme, ¿ quién son
   estos que bajan agora 2950
   de visitar nuestro preso ?
ISABEL:      Dos cortesanos; que en eso
   la mentira aduladora
   satisface obligaciones
   y afectando sentimientos 2955
   disfraza con cumplimientos,
   estoy por decir traiciones,
   pasaron por aquí acaso
   y entráronle a visitar.
   Creeréis que esto es maliciar; 2960
   mas yo que al discurso paso
   tal vez los ojos y oídos
   no sé que los escuché
   a solas, que causa fué
   de que imaginé fingidos 2965
   sus ponderados extremos;
   y porque advirtáis cuan vana
   es la amistad cortesana,
   desde aquí los escuchemos,
   que, sin vernos nos darán 2970
   de sus intentos noticia.
VIVERO:      Si ansí doran su malicia
   cualquiera vileza harán.

Retíranse los dos y salen de camino, don PEDRO y don RODRIGO

PEDRO:      Compadecíme en los ojos
   y holguéme en el corazón. 2975
RODRIGO:      Más rigurosa prisión
   merecían los enojos
   que estos Pizarros han dado
   a nuestros deudos y amigos
   en el Perú.
PEDRO:                    Los castigos 2980
   que en el pobre adelantado
   hizo este hombre, no se pagan
   con sólo tenerle preso.
RODRIGO:      Sustanciárase el proceso,
   que porque se satisfagan 2985
   los muchos que allá ofendió
   sabrá Filipo el prudente
   vengar a Almagro inocente.
PEDRO:      Bueno es, que quien despojó
   aquel reino de riquezas, 2990
   y le llenó de crueldades,
   alegre ahora lealtades
   y afirme, fueron finezas
   dignas de premio y favor
   haber dado aleve muerte 2995
   al varón mis claro y fuerte
   que tuvo el emperador.
RODRIGO:      Con las alas de su hermano,
   ¿ a qué no se atreverá ?
PEDRO:      Murió Carlos quinto ya, 3000
   con los Pizarros humano.
   Rey tenemos que, severo,
   volverá por la inocencia.
VIVERO:      ¿ Esto sufre mi paciencia ?
ISABEL:      Don Gonzalo de Vivero 3005
   reportaos ¿ a dónde váis ?
VIVERO:      A poner, si puedo, seso
   a estos locos.
ISABEL:                        Ved que de eso
   se seguirá...
VIVERO:                        No temáis.

Llégase a ellos

   Grandes amigos serán 3010
   vuesas mercedes, sin duda,
   del preso, pues no les muda
   su peligro, cuando están
   algunos más obligados
   a compadecerse de él, 3015
   que en el olvido crÜel
   y ingratitud sepultados
   huyendo las tempestades
   las bonanzas lisonjean.
PEDRO:      Los bien nacidos desean 3020
   desempeñar amistades
   en los peligros lucidas
   si en los gustos granjeadas.
RODRIGO:      Correspondencias pasadas,
   y, agora reconocidas, 3025
   nos traen a Madrid a ver
   a don Fernando.
VIVERO:                        Es fineza
   digna de tanta nobleza;
   y a mí me llega a caber
   parte de la obligación 3030
   en que a don Fernando ha puesto
   su proceder, y en fe de esto,
   si se ofreciere ocasión
   en que se sirvan de mí,
   no será favor pequeño 3035
   acudir al desempeño
   de un amigo que adquirí
   a costa de mi lealtad
   sin perder jamás su lado.
   Dos años fui su soldado 3040
   pasando la inmensidad
   del mar del sur y del norte
   y en el Perú fui testigo
   de hazañas que, si las digo,
   a envidiosos de la corte, 3045
   podrán causar confusión
   y desbaratar procesos.
   Mas ya sabrán sus sucesos
   vuestras mercedes.
PEDRO:                            No son
   para ignorarse estas cosas. 3050
VIVERO:      ¿ Saben que el marqués, su hermano,
   aquel Hércules indiano,
   en las conquistas gloriosas
   que han rendido al occidente
   fue de los hombres milagro; 3055
   y que don Diego de Almagro
   puso en ellas solamente
   la industria y la granjería
   de una parte del dinero
   que, como su compañero 3060
   entre otros dos le cabía;
   y que mientras arriesgaba
   don Francisco fama y vida,
   en tantos trances perdida,
   en Panamá descansaba 3065
   don Diego ? ¿ Y que es bien se entienda,
   por quien fe a sus hechos da
   la diferencia que va
   de las vidas a la hacienda ?
   Pues sume el que fuere fiel 3070
   si, cuando ajuste partidas,
   sacó el marqués más heridas
   que maravedises él.
   Y si cuando Almagro entró
   en el Perú, ya sin guerra, 3075
   preso el Inca, en paz la tierra,
   del tesoro se llevó
   la mitad, y en tal empresa
   como absoluto señor,
   con el ajeno sudor 3080
   se halló el manjar en la mesa.
RODRIGO:      Todo eso es indubitable.
VIVERO:      Cuando don Fernando vino
   a España de su camino,
   ¿ qué premio considerable 3085
   medró, sino el adquirirle
   título de adelantado
   de Chile, con que elevado
   quiso, después, destruirle ?
   Don Fernando, ¿ no tenía 3090
   en el Cuzco justa acción
   a aquella gobernación ?
   Don Francisco, ¿ no le había
   nombrado en ella ? ¿ No saben
   que con su valor y acero 3095
   la defendió un año entero,
   para que envidias le alaben,
   de cuatrocientos mil hombres ?
   ¿ No saben que, codicioso,
   desleal, ciego, ambicioso, 3100
   y digno de infames nombres,
   se concertó con el Inca
   contra su patria, su ley,
   su amistad, nación y rey,
   para que no se distinga 3105
   de un conde don Julián,
   de un Bellido, un Galalón
   y que, prendiendo a traición,
   mientras que treguas se dan,
   a don Fernando, le quiso 3110
   dar garrote, y que, después
   que vió en el Cuzco al marqués
   puso el pleito en compromiso
   de jueces doctos y santos;
   pasando por la sentencia, 3115
   y que si él, en la apariencia,
   después de debates tantos,
   confesó que no tenía
   al Cuzco acción ni derecho,
   y quedando satisfecho, 3120
   partiendo la hostia un día,
   que el marqués y él comulgaron,
   juró Almagro, "Este Señor
   por perjuro, por traidor,
   como los que le negaron, 3125
   me condene, si intentare
   contravenir al sosiego
   de estas paces ?"    Si don Diego,
   aunque la pasión le ampare,
   contra tanto juramento 3130
   convocó campo después,
   y, vuelto a Lima el marqués,
   en bárbaro atrevimiento,
   quebró las leyes divinas,
   y a don Fernando siguió 3135
   y la batalla perdió
   que llaman de las Salinas,
   quedando confuso y preso.
   ¿ No merecio su malicia
   que, sin pasión, la justicia 3140
   le fulminase proceso
   y como traidor muriese ?
PEDRO:      ¿ Pues quién dice lo contrario ?
VIVERO:      El ingrato, el temerario,
   el desleal.
PEDRO:                    ¿ Quién es ése ? 3145
VIVERO:      El que agora fiscaliza
   en la corte sus acciones
   y por dorar sus pasiones
   testimonios autoriza,
   con que su muerte procura; 3150
   el que para consolarle
   a la Mota a visitarle
   viene, y después le murmura;
   pero, si ignoran quien es,
   el que así su opinión mengua, 3155
   esta espada será lengua,
   si no se me van por pies,
   que con honrosos alardes
   para poder convencellos,
   les mostrará que son ellos 3160
   los ingratos, los cobardes,
   los viles, los para poco...

Echa mano

   Saquen el intacto acero...
ISABEL:      ¡ Oh, valeroso Vivero !

Entrase doña ISABEL y mete VIVERO a los otros a cuchilladas

RODRIGO:      ¡ Huye, don Pedro, este loco ! 3165

Salen don FERNANDO, preso, y doña FRANCISCA

FRANCISCA:      Dicen, Fernando, que amor,
   en fe de ser tan guerrero,
   usó las flechaS primero
   que otro ningun vencedor.
   Estaba yo en este error 3170
   y viéndoos tan gran soldado
   animaba mi cuidado,
   porque juzgaba imprudente
   que al paso que sois valiente
   érades enamorado. 3175
   Crédula, pues mi esperanza,
   dos años merecí ser,
   vos ausente y yo mujer,
   de la firmeza alabanza.
   Fundóse mi confianza 3180
   en una equivocación,
   que os escuchó mi afición,
   estando ya de partida,
   necia, por mal entendida,
   que Amor todo es presunción. 3185
   Volvistes con más laureles
   que al mar burlastes espumas
   que a escribir se atreven plumas,
   que en lienzos osan pinceles;
   persecuciones crÜeles, 3190
   de envidiosos conjurados,
   cobardes y apasionados,
   preso os tienen; querrá Dios
   que la verdad triunfe en vos
   contra mal intencionados. 3195
   Pero si entre las prisiones
   suele Amor causar alivio,
   ¿ cómo, Fernando, tan tibio
   dilatáis obligaciones ?
   Decir que persecuciones 3200
   hielan vuestro incendio amante
   será disculpa ignorante,
   pues sois vos tan dueño de ellas
   que aún no alcanza a conocellas
   la vista en vuestro semblante; 3205
   más, porque me satisfaga
   diréis, que en moneda igual
   quien cobra sus deudas mal
   peor las que debe paga.
   ¿ Querréis que una cuenta se haga 3210
   en vos y en mí, y que perdidos
   estemos, no agradecidos,
   a costa de disfavores,
   si os paga el rey en rigores
   me paguéis vos en olvidos ? 3215
FERNANDO:      Nunca en tan viles libranzas
   satisfizo la nobleza,
   ni es bien que de tal bajeza
   me arguyan desconfianzas;
   pero empeñ:os de esperanzas, 3220
   ¿ cuando hacen ejecucion
   en el gusto y la afición
   si falta, Francisca, el gusto ?
   Aunque pagarlas sea justo
   libranzas fallidas son. 3225
   Preso yo, y en contingencia
   mi fama por tribunales
   donde envidias son fiscales
   y la pasión quien sentencia;
   ¿ qué mucho que no dé audiencia, 3230
   entre pleitos y cuidados
   a efectos enamorados,
   si Amor en tales empleos
   pide ociosos los deseos
   y huye los embarazados ? 3235
   Querrá el cielo que comience
   mi inocencia a hacer alarde
   de mi lealtad, que aunque tarde
   la verdad mentiras vence;
   esperad que se avergÜence 3240
   el engaño, en mi favor,
   que para entonces Amor
   con seguro desempeño,
   os hará de un alma dueño
   digna de vuestro valor. 3245
   Yo sé, si el cielo me libra,
   que no tendréis de mí queja.

Vase doña FRANCISCA.    Sale don Alonso MERCADO

MERCADO:      Cobardes son las desgracias.
   No es posible que se atrevan
   a acometer una a una; 3250
   juntas como alarbes llegan,
   y eslabonando infortunios,
   tarde acaban cuando empiezan.
   Colegid en mi semblante,
   Fernando amigo, las nuevas 3255
   que es forzoso que os intime,
   aunque se excuse la lengua.
   ¡ Ojalá nunca esta casa
   vuestro valor conociera !
   Casa que esta medra tuvo, 3260
   nunca de vuestra promesa
   se hubiera cumplido el plazo,
   pues cuando os juzgaba en ella
   hermano, deudo y señor,
   me obligó la suerte adversa 3265
   el rey, mi corta fortuna,
   a que vuestro alcaide fuera,
   y al cabo de tantos años
   preso en esta fortaleza
   quiere ahora...--¡ Ah, suerte ingrata ! 3270
FERNANDO:      ¿ Qué es lo que quiere ? ¿ Qué ordena ?
   ¿ Mándaos, don Alonso amigo,
   que me corten la cabeza ?
   ¿ Salió la envidia triunfante ?
   ¿ Logró ya la pasión ciega, 3275
   con mentiras disfrazadas
   maliciosas diligencias ?
   No os congojéis, declaráos;
   que cuando ese premio tengan
   mis lealtades y servicios 3280
   las historias están llenas
   de ejemplos, que pueden darme,
   si no consuelos, paciencias.
   Escipiones tuvo Roma,
   Belisarios lloró Grecia, 3285
   y un gran capitán España
   con quien compararme pueda.
   Todos murieron a manos
   del disfavor y aspereza,
   y el ser único en desgracias 3290
   es la más civil miseria.
MERCADO:      Propias de vuestro valor
   son prevenciones tan cuerdas;
   porque el vencerse a sí mismo
   es divina fortaleza. 3295
   En fe, pues, de lo que alabo
   en vos, sabed que ya trueca
   caducas felicidades
   por posesiones eternas.
   El gran marqués don Francisco 3300
   la ambición y la soberbia
   de un mestizo, de un bastardo,
   que a su padre Almagro hereda
   las locuras y la envidia
   de otros traidores cabeza 3305
   le ha dado, sobre seguro,
   en Lima, muerte violenta;
   y como en los desatinos,
   los insultos se encadenan,
   contra su rey y lealtad, 3310
   amotinando la tierra
   tiranizaba aquel orbe,
   hasta que los parches templa
   el héroe Vaca de Castro,
   para que en él resplandezcan, 3315
   a un tiempo Marte y Apolo;
   en las armas y en las letras,
   pues, venciéndole con unas,
   con las otras le sentencia,
   sobre un funesto cadalso 3320
   a muerte que así escarmienta
   el cielo temeridades
   que la juventud despeñan.
FERNANDO:      Llore tal pérdida España;
   que mi hermano no cumpliera 3325
   con su valor a morir
   de otra suerte.    Su tragedia
   eternizará su nombre.
   Amaneció en él apenas
   el uso de la razon, 3330
   cuando siguió las banderas
   del católico Fernando;
   y en Nápoles, dando muestras
   de la luz de sus hazañas,
   fama añadió a su nobleza. 3335
   Contra el rebelde alemán
   sirvió al siempre invicto César,
   oprimiendo victorioso
   desatinos y blasfemias;
   pasó después a las Indias 3340
   donde sacó verdaderas
   las fábulas que de Alcides
   hipérboles griegas cuentan;
   pues si a los doce trabajos,
   que ensalzan tantos poetas, 3345
   Hércules quedó divino,
   para que los obscurezca
   mi hermano, en aquellos orbes
   no doce, infinitos prueba,
   que crédito harán dudoso 3350
   cuando historias los refieran.
   Con solo trece soldados,
   imitación verdadera
   de Cristo y sus doce alumnos,
   rindió a su rey, a la iglesia 3355
   la infinidad de gentiles,
   que por naciones diversas
   oprimidos del engano
   habitan más de mil leguas.
   Rebeldes venció en Italia; 3360
   rindió luteranos belgas;
   idólatras en las Indias
   por él nuestra ley confiesan.
   Faltaba oponerse agora
   a la traidora insolencia 3365
   del padre y del hijo Almagros,
   matáronle en la defensa
   de su rey, sus asechanzas,
   porque faltando en la tierra
   nuevos mundos que conquiste 3370
   juzgó su vida superflua
   el cielo, entre los mortales,
   por esa ocasión le lleva
   a los triunfos que le aguardan
   pisando glorioso estrellas. 3375
   Su muerte la fama envidie,
   porque es de algún modo afrenta
   que quien vivió entre las armas,
   viejo ya, en la cama muera.
MERCADO:      Decís bien; si a su lealtad 3380
   agora no se opusieran,
   para eclipsar sus blasones,
   descaminadas tinieblas.
   Gonzalo Pizarro dicen
   que aquellos reinos altera, 3385
   y que saliendo en campaña
   mató a Blasco Núñez Vela,
   primer virrey del Perú.
   Duda el rey inteligencias
   que tendréis como su hermano; 3390
   y aunque de la lealtad vuestra
   consta a todos y despacha
   a aquellas parte su alteza
   al de la Gasca, varón
   .................    3395-e-a]
   de admirable industria.
FERNANDO:      Ya con esas cosas cesa,
   que me lastiman el alma,
   que el corazón me atraviesan; 3400
   me despedazan la vida,
   los rigores de tu lengua
   ¿ Contra su rey, don Gonzalo ?
   ¿ Mi sangre, aleve en sus venas ?
   ¡ No es posible que sea mía ! 3405
   ¡ Mintió la Naturaleza !
   ¿ Pizarro y traidor ? Alcaide,
   mas fácil será que crea
   que el sol retrocede líneas,
   que el cielo desclava estrellas, 3410
   que el mar permite pisarse,
   que su inmensidad se seca,
   que sus profundos se habitan,
   que son flores sus arenas.
MERCADO:      Esto publica la fama; 3415
   si bien hay quien por él vuelva
   y al virrey eche la culpa,
   cuya condición severa
   en las Indias ha imitado
   no sé qué ordenanzas nuevas, 3420
   que en general perjÜicio
   mandó ejecutar el César.
   Nombróle el reino del Cuzco
   procurador, en defensa
   de cuantos conquistadores 3425
   temen quedar sin la hacienda
   que adquirieron sus hazañas,
   si estas leyes, de que apelan,
   en su agravio se ejecutan
   y su valor no se premia; 3430
   suplicábale en su nombre
   don Gonzalo, que a su alteza
   representase los daños
   que teme se sigan de ellas,
   y que hasta la sobrecarta 3435
   suspendiese con prudencia,
   protector, amparo y padre,
   resolución tan molesta.
   Alteróse Blasco NÜñez,
   y añadiendo fuerza a fuerza 3440
   contra don Gonzalo se arma
   y por traidor le condena;
   él entonces, en virtud
   de una cédula que alega,
   de Carlos Quinto en que le hace 3445
   merced que al marqués suceda
   en todo el gobierno indiano,
   al virrey se la presenta
   intimándole, que en tanto
   que en la corte se resuelva 3450
   cuál gobierna de los dos,
   si jurisdicción suspenda
   y deje el dominio libre
   a aquel imperio, a la audiencia.
   Quiso prender los oidores 3455
   Blasco Núñez, y ellos templan
   los ánimos alterados
   de la plebe y la nobleza,
   y, viendo que es imposible,
   si al virrey gobernar dejan, 3460
   que el rigor de sus pasiones
   aquellos orbes no pierda,
   a una nave le retiran,
   porque en España dé cuenta
   al consejo, de los cargos 3465
   que ofendidos le procesan.
   A don Gonzalo tras esto,
   la audiencia el gobierno entrega
   hasta que, lo que el rey mande
   sobre este punto, se sepa. 3470
   Pero el virrey, obligando
   a los que preso le llevan,
   en Trujillo desembarca,
   forma ejército y presenta
   la batalla a don Gonzalo 3475
   que, junto a Quito, en defensa
   de su gobierno y su vida
   al virrey despojó de ella.
   Si esto es ansí no es tan grave
   su delito.
FERNANDO:                    La nobleza, 3480
   amigo Alonso, a la sombra
   de su príncipe venera,
   a sus ministros se humilla,
   al nombre de su rey tiembla,
   a sus órdenes adora. 3485
   Tenga disculpa o no tenga
   mi hermano el marqués, que en todo
   mereció alabanza eterna,
   siempre que en las fundiciones
   del oro, la real hacienda 3490
   de sus quintos acendraba,
   si por descuido, en la tierra
   algún grano se caía,
   con los labios, con la lengua
   del suelo le levantaba 3495
   diciendo, "De esta manera
   se han de venerar migajas
   qué pertenecen al César."
   ¿ Contra el virrey, don Gonzalo ?
   ¿ Contra las reales banderas ? 3500
   ¿ Contra su nombre y milicia ?
   ¡ Ah, cielo ! ¡ Ah, Fortuna ! ¡ Ah, estrellas !
   Permítame el rey venganzas,
   déme a castigos licencia;
   haréle pleito homenaje 3505
   de dar a esta cárcel vuelta
   dentro un año, que yo solo
   ocasionaré materias
   al espanto, a las crueldades,
   a la fama, a la experiencia, 3510
   de que si un Pizarro ha habido,
   uno solo, entre la inmensa
   propagación de mi sangre,
   que a su príncipe se atreva,
   hay otro que, derramando 3515
   la que envilece sus venas,
   miembros bastardos castiga,
   manchas limpia, infamias venga.
   ¿ Agora yo detenido ?
   ¿ Preso yo agora ? ¡ Quién viera 3520
   a aquel bárbaro !
MERCADO:                          Fernando,
   ¿ que es de la cordura vuestra ?
FERNANDO:      ¿ Sin honra, buscáis cordura ?
   ¿ Sin fama, queréis prudencia ?
   ¿ Sin crédito, áurea templanza ? 3525
   ¿ Sin opinión, hay paciencia ?
   Acrecentará desdichas
   la Fortuna, siempre adversa;
   añadiera el rey prisiones,
   quitárame la cabeza, 3530
   y no el honor, don Gonzalo,
   que la verdad e inocencia
   en el leal, no da fruto
   si primero no se entierra.
   Mas ya, Alonso, ¿ con qué alivio 3535
   morirá quien tal bajeza
   de su sangre participa ?
   No, cielos, ninguno crea
   que de ese desatinado
   los espíritus alienta. 3540
   Pizarra sangre es la mía,
   engaño la continencia
   de quien le parió a mi padre
   pues da causa a la sospecha,
   la que con unos liviana 3545
   que con otros no es honesta.
MERCADO:      Agora, amigo, aprovecháos
   de vuestra templanza cuerda
   en la presente desdicha
   y advertid, que el rey me ordena 3550
   que apriete vuestras prisiones,
   y que a ninguno consienta
   que os escriba, ni os visite;
   como la fe se atraviesa
   que debe al rey mi confianza, 3555
   ya juzgaréis si me pesa
   el haber de hacer alarde
   la lealtad de mi obediencia.
   Prevenid vuestro valor,
   porque según lo que aprietan 3560
   émulos, temo que está
   vuestra vida en contingencia.

Vase MERCADO

FERNANDO:      Estuviéralo la vida
   y no la reputación.
   ¡ Ah, cielos ! ¡ Qué de pensión 3565
   paga la fama oprimida !
   Felicidad conocida
   gozara el hombre, si fuera
   como el ángel, y pudiera
   de los otros distinguirse 3570
   en especie, y atribuirse
   a sí solo el mal que hiciera.
   En aquel segundo instante
   que el ángel de su albedrío
   usó, cuando el desvarío 3575
   derribó al querub gigante;
   su castigo el arrogante
   y su premio el obediente
   se granjeó solamente
   sin tocar en otro alguno, 3580
   porque, en fin, era cada uno
   de los otros diferente.
   ¿ Pues por qué el rigor humano
   querrá, con desdoro igual,
   que participe el leal 3585
   los insultos de su hermano ?
   ¿ Gonzalo--¡ cielos !--tirano;
   y que eclipse su vileza
   tanto servicio y nobleza,
   tanta lealtad española ? 3590
   Mas sí, que una mancha sola
   destruye toda una pieza.

Sale doña ISABEL

ISABEL:      A despedirme de vos
   me traen forzosos extremos;
   pues dicen que nos veremos 3595
   esta sola vez los dos.
   No quiere, Fernando, Dios,
   dar a mi amor más reparos,
   ni me vende menos caros
   los gozos del mereceros, 3600
   pues, instantes de poseeros
   compro a siglos de lloraros.
   No sin ocasión temía,
   al cabo de tantos años,
   la ejecución de estos daños, 3605
   Fernando, la suerte mía;
   lo mismo que apetecía
   os rehusaba tantas veces,
   no desprecios, ni altiveces,
   sino el cuerdo recelar, 3610
   que en mí se habían de juntar
   el tálamo y las viudeces.
   Un año ha que os admití
   al nombre de esposo y dueño,
   pero muchos que el empeño 3615
   de estas desgracias temí;
   adivinaba--¡ ay de mí !--
   la cortedad de mi suerte,
   el daño que agora advierte,
   y que era lance forzoso 3620
   el llamaros vos mi esposo
   y el llorar yo vuestra muerte.
   No anunciaban mejor fruto,
   a advertirlo mi razón,
   desposorios en prisión 3625
   que solemnidad de luto;
   un año ha que os da tributo
   la fe que medré en quereros,
   porque en mis hados severos
   los infortunios y males 3630
   son los bienes gananciales
   que en dote pude ofreceros.
FERNANDO:      Dos muertes me dió el rigor
   con solo un golpe crÜel,
   vos en el alma, Isabel, 3635
   y mi hermano en el honor.
   Vos mi esposa, él agresor
   contra la fe que he heredado.
   Sin la fama, el desdichado
   que afrentas cual yo recibe, 3640
   de balde en el mundo vive,
   mejor parece enterrado.
   Un año guardó el secreto
   gozos, que sin merecer
   mi amor, llegó a poseer 3645
   y a ocultar vuestro respeto;
   si consiguieran su efeto
   dichas, que ya adversidades
   aumentan riguridades,
   esperábamos los dos 3650
   libre yo y mi esposa vos
   festejar solemnidades.
   Uno y otro nos ha negado
   mi estrella, en todo fatal,
   que a ser yo menos leal 3655
   no fuera tan desdichado.
   Todo el aprieto pasado,
   con vos, dulce esposa mía,
   tan gozoso me tenía,
   que en mi prisión el juzgar 3660
   que se había de acabar,
   me daba melancolía.
   Desleal el mundo llama
   a mi sangre, y fuera error
   tener vos, mi bien, amor 3665
   a quien ya no tiene fama;
   pega su vicio la rama
   a cuanto se le avecina,
   sola una piedra arrÜina
   el templo más soberano; 3670
   ¿ qué mucho, pues, si mi hermano
   mi crédito ciescamina ?
   Máteme el rey, que un consuelo
   llevaré en rigor tan grave,
   y, es el ver que sólo sabe 3675
   nuestros amores, el cielo.
   Viviréis vos sin recelo
   de perder vuestra opinión,
   y yo daré a la pasión
   piedades, porque la muerte 3680
   dicen que tal vez convierte
   la venganza en compasión.
ISABEL:      Yo sé de mi pena fiera
   que antes que llegue esa hora
   os prevendré precursora 3685
   el sepulcro que os espera.
   Seré en morir la primera
   y en vuestra patria querida
   a donde estoy de partida,
   nos enlazará una suerte 3690
   los cuerpos, allí la muerte;
   las almas, allá la vida.
   Reliquias de vuestro amor
   aposentan mis entrañas,
   traslado de las hazañas 3695
   que en vos malogra el rigor.
   Ojalá suerte mejor
   que a vos el ciclo la ofrezca,
   y en él vuestra fama crezca,
   porque a pesar de desdichas, 3700
   en el valor, no en las dichas
   a su padre se parezca.
   Pero, ¿ por qué aumenta enojos
   mi pena en vuestros agravios ?
   Enmudezca el dolor labios 3705
   y hablen mis ansias los ojos;
   los brazos, para despojos
   últimos, llegad a darme.
FERNANDO:      ¡ Ay, mi Isabel ! Si al dejarme
   solo, en tan triste partida 3710
   con vos os lleváis mi vida;
   no tiene el Rey qué quitarme.
   Pero, ¿ acabará consigo
   que os ausentéis vuestro hermano ?
ISABEL:      Ya a mis ruegos está llano 3715
   en fe de ser vuestro amigo;
   una novena le digo
   que a Guadalupe ofrecí
   por vos, y estando de allí
   Trujillo cerca, un convento 3720
   podrá honestar el tormento
   que es fuerza acabarme aquí;
   si, en tan rigurosa empresa,
   preso, el rey manda mataros,
   ¿ qué más dicha que imitaros 3725
   muriendo, como vos, presa ?
FERNANDO:      ¿ Tanto rigor, tanta priesa
   al dividirnos los dos ?
ISABEL:      El alma queda con vos,
   partir sin ella es forzoso. 3730
FERNANDO:      ¡ Ay, luz mía !
ISABEL:                      ¡ Ay, caro esposo !
FERNANDO:      ¡ Adiós, mi bien !
ISABEL:                          ¡ Dueño, adiós !

Vanse los dos.    Salen doña FRANCISCA y CASTILLO

FRANCISCA:      En fin, ¿ va a Guadalupe
   doña Isabel, mi hermana ?
CASTILLO:                                  Ahora
   supe que en devotas novenas 3735
   de don Fernando intenta aliviar penas.
FRANCISCA:      Piadoso es su camino
   y el medio soberano;
   mas mientras el favor busco, divino,
   pretendo yo, Castillo, que el humano 3740
   de la industria se valga
   porque tu dueño de este trance salga.
CASTILLO:      Las llaves que en la cera
   imprimiste, coecharon
   de suerte la codicia cerrajera 3745
   que, cuando se ensayaron,
   adúlteras hicieron
   las cerraduras que lugar les dieron.
   Pero es tal la entereza
   del preso, que tu amor, todo fineza 3750
   ver libre solicita,
   que dudo que permita
   lograr esta agudeza,
   porque dirá, que si huye verifica
   lo que la envidia falsa de él publica. 3755
   Yo a lo menos, señora, no me atrevo
   a aconsejarle que su muerte excuse;
   pues si las llaves que me des le llevo,
   y sabe que a este engaño te dispuse,
   mientras que a tus consejos le apercibo, 3760
   dudo que de sus manos salga vivo.
FRANCISCA:      No creas que la vida,
   del hombre sobre todo, apetecida,
   cuando en tal riesgo está, tenga en tan poco,
   que Fernando esta vez sola sea loco. 3765
   No es deslealtad huir persecuciones
   de mentiras, enganos y traiciones;
   pues vivo tu señor y estando ausente
   podrá desengañar al rey, que agora
   como empieza a reinar, aunque prudente, 3770
   lo mucho que a Fernando debe, ignora,
   que el tiempo contra engaños y malicias
   es padre de verdades y noticias,
   y si la vida cara agora pierde
   de los muertos, después, no hay quien se acuerde. 3775
   Mas ven, que ya procura
   mi amor, Castillo, traza más segura,
   con que escusarte quiero
   del ímpetu primero
   de su enojo.
CASTILLO:                      Celebre en tu hermosura, 3780
   igual a tu cordura,
   España tu valor, para que imites,
   del orbe maravillas
   cuando a tu amante las prisiones quites
   a la que al primer conde de Castilla 3785
   sacó libre de riesgo semejante,
   fiel a su esposo, como tú a tu amante.

Vanse los dos.    Sale don FERNANDO

FERNANDO:      Tarde, cielos, a ver llego
   que ha fundado la virtud
   en las honras, la inquietud, 3790
   en el trabajo, el sosiego.
   Ya con vista, si antes ciego,
   puesto que el tiempo perdí,
   conoceré desde aquí
   que quien vanidades deja 3795
   cuanto más de ellás se aleja
   más se va acercando a sí.
   Nunca el alma tan cautiva
   como cuando, toda sueño,
   de otros se imagina dueño 3800
   pues de sí propia se priva;
   nunca menos discursiva
   que cuando en más dignidad,
   porque la prosperidad
   es madre de la torpeza, 3805
   como de la sutileza
   la ingeniosa adversidad.
   Esta prisión es mi escuela;
   aquí enseña el escarmiento
   materias al sufrimiento 3810
   que el necio estudiar recela;
   aquí el peligro consuela,
   la injuria enfrena sus labios,
   vence la paciencia agravios
   y atropella,sin razones, 3815
   que solas persecuciones
   sacan discípulos sabios.
   ¡ Venturoso aquel que sabe
   convertir lo malo en bueno
   y transformar el veneno 3820
   en antidoto sÜave !

Arrójale doña FRANCISCCO desde arriba un papel y una llave de loba

FRANCISCA:      En ese papel y llave,
   Fernando, hallarás salida,
   tu reputación y vida;
   si es que estimas estas dos, 3825
   sé cuerdo.
FERNANDO:                    ¡ Válgame Dios !
   ¿ Honra hasta aquí combatida ?
   ¿ Llave y papel ?

Cógelo

                           Dos asaltos
   son del honor más crÜeles.
   ¿ Cuándo no dieron papeles 3830
   a la opinión sobresaltos ?
   ¿ qué importan los muros altos
   si un poco de hierro sabe
   abrir la cerca más grave
   la traición falseó ? 3835
   Ni, ¿ qué puedo esperar yo
   de un papel y de una llave ?
   Doña Francisca pretende,
   en fe de lo mucho que ama,
   que huyendo eclipse su fama, 3840
   pues su amor lealtades vende.
   Ignorante el que la enciende
   de que es mi esposa Isabel,
   la llave me ofrece infiel
   que a mi fuga dé lugar; 3845
   mas ni ella me la ha de dar
   ni aconsejarme el papel.

Rásgale y arrójale

   Lea en pedazos el viento
   sospechosas persuasiones,
   que quien escucha razones 3850
   ya las da consentimiento.
   No parezca el instrumento
   de esta traición, pues le arrojo.

Arroja la llave al vestuario

   Satisfaga el rey su enojo
   y sepa que, por no dar 3855
   a las malicias lugar,
   morir inocente escojo.
   ¿ Qué más la envidia quisiera,
   sino que huyendo rigores
   acreditara a traidores 3860
   y verdad su engaño hiciera ?
   Muriendo, mi fama espera
   lo que vivo dificulta;
   si mi inocencia está oculta,
   resucite mi lealtad 3865
   que, aunque entierren la verdad,
   la virtud no se sepulta.

Tocan dentro chirimías y tiran cohetes

MERCADO:      No quede en la fortaleza          Dentro
   almena que no se vista
   de luces; que, innumerables, 3870
   con las del cielo compitan,
   artiflciales cometas
   que, inquietando, regocijan,
   tinieblas obscuras borden
   de impresiones peregrinas; 3875
   músicas al vulgo alegren
   que puesto que tanta dicha
   agÜen pesares caseros
   lo más a lo menos priva.
FERNANDO:      ¡ Válgame el cielo ! ¿ Qué nuevas 3880
   son las que al alcaide obligan
   a tales demostraciones ?
   ¿ De qué será esta alegría ?
   Siente, como amigo caro,
   que envidiosos me persigan, 3885
   teme que el rey me dé muerte,
   mi inocencia patrocina;
   ¿ y, en medio de estos desaires,
   ostentaciones festivas
   truecan recelos en gozos 3890
   y contentos solemniza ?
   No sin causa los celebra.
MERCADO:      Los contentos de esta, vida          Dentro
   para que no den la muerte
   con el pesar se limitan. 3895
   Celebraremos mañana
   las obsequias compasivas
   de la malograda prenda
   que la Fortuna nos quita.
   Córtense lutos groseros 3900
   que muestren en mi familia,
   con demostración llorosa
   mi justa melancolía;
   vayan por mí a convidar
   la nobleza de Medina, 3905
   porque mañana en las honras
   deudos y amigos asistan;
   prevénganse, para entonces,
   órdenes y cofradías;
   cubran el templo bayetas; 3910
   cera y pobres se aperciban;
   el túmulo se levante;
   no quede en toda la villa
   campana que no se doble.
FERNANDO:      ¡ Válgame Dios ! ¡ Qué distintas 3915
   diligencias entretejen
   acciones que aterriorizan
   ¿ fiestas a un tiempo y clamores ?
   ¿ Luto y galas ? ¿ Llanto y risa ?
   ¿ Si acaso ha dado la reina 3920
   algún infante a Castilla,
   de Carlos, príncipe, hermano,
   que asegure con su vista
   la sucesión de estos reinos ?
   ¿ Si las flamencas provincias, 3925
   a Filipo rebeladas
   le reconocen vencidas ?
   ¡ Oh, quiera Dios que algo de esto
   suceda, aunque pronostican
   las tristezas que previene 3930
   trágico fin a mi vida !
   Lutos, obsequias, campanas,
   una prenda que lastima
   a mi amigo don Alonso
   con muestras tan compasivas, 3935
   ¿ quién duda de que se ordenan
   por mí, y que el rey determina
   que esta noche me den muerte
   y se vengue la malicia ?
   "Celebraremos mañana 3940
   las obsequias merecidas,
   dijo mi amigo el alcaide,
   al bien que el cielo nos quita."
   De su amistad me prometo
   las finezas, que le obligan 3945
   a lo que en estas razones,
   su pesar me significa.
   Si es ansí esta noche muero,
   quien con el papel me avisa
   y con la llave me alienta, 3950
   ¡ bien mis riesgos adivina !
   Pude y no quise librarme;
   permanezca mi honra limpia
   que al morir, tarde o temprano,
   es en todos común dita. 3955
   ¡ Ojalá salgamos ya
   de las manos de la envidia
   y libre de aduladores
   vuelva a nacer mi justicia.
   Ella ampare mi inocencia 3960
   que siempre, de las cenizas
   de leales mal premiados,
   las verdades resucitan !

Salen de luto don Alonso MERCADO, Doña FRANCISCA, don Gonzalo VIVERO y CASTILLO

MERCADO:      Amigo, dispuso el cielo
   con providencia divina, 3965
   como las fábulas cuentan;
   que, en efecto moralizan
   los sucesos de los hombres,
   que imitase nuestra vida
   a una tela, que las parcas 3970
   de varios colores hilan.
   Si todo fuera dichoso,
   como siempre desatinan
   al hombre felicidades
   y al soberbio precipitan, 3975
   ¿ qúién con él se averiguara ?
   Si todas fueran desdichas,
   más valiera nacer bruto,
   peñasco, o planta sin vida.
   Tejió de lanas opuestas 3980
   nuestra duración fallida
   el influjo de los cielos
   que en lo mortal predominan;
   ya los males, ya los bienes
   mezclan diferentes listas 3985
   mas, como aquellos son tantos
   poco estotros se divisan.
   Fernando, empezar intento
   a contar vuestras desdichas,
   guardándoos para la postre 3990
   nuevas que os den alegría.
   Murió Gonzalo Pizarro,
   con lástima de las Indias,
   a las manos del rigor
   que ciego, tal vez castiga, 3995
   lo que amigos le engolfaron
   en acciones, que peligran
   cuando a los jueces se oponen
   que el nombre real apellidan,
   dejándole al mejor tiempo 4000
   imitaron las hormigas
   que huyendo las tempestades
   la prosperidad esquilman.
   Degollóle la entereza
   que, atada a la ley, no mira 4005
   que el sumo celo en los cargos
   sella la suma injusticia.
   No pocos son en su abono
   que, disculpándole afirman
   la lealtad con que a sus plantas 4010
   el cetro ofrecido pisa.
   Gobernador de aquel reino
   era por cédula y firma
   del César, y de la audiencia
   que vino entonces a Lima. 4015
   Si es ansí, ¿ qué deslealtades
   los envidiosos le intiman,
   cuando, en nombre de su rey,
   defiende lo que conquista ?
   En efecto, en opiniones 4020
   la suya está dividida,
   si sus émulos le cargan
   los benévolos le libran.
   No ha dejado descendencia
   y así esta mancha no eclipsa 4025
   la sangre que de él nos toca.
   ¡ Fenezca en él su mancilla !
   Murió--¡ ay cielos !--Isabel
   de congojas oprimida
   que vuestros riesgos causaron, 4030
   porque el amor homicida
   cuando aquilata finezas
   a Roma las Porcias quita,
   para que celebre España
   como Caria otra Artemisa; 4035
   encerróse en un convento
   de Trujillo, en que cautiva
   por su propia voluntad
   dio renombre a sus cenizas;
   esposa vuestra se nombra, 4040
   yo os la ofrecí, aunque creía
   que para tiempos mas claros
   el valor que os acredita
   los tálamos reservar;
   mas, como amor todo es prisa, 4045
   no me espanto que en prisiones
   congojas su fuego alivia.
   La herencia que me ha dejado
   es un ángel, en una hija,
   perla del nácar honesto 4050
   que mi casa ha de hacer rica;
   criaréla como vuestra,
   pues la carta en que me avisa
   que en secreto, os desposó
   su calidad legítima. 4055
   Yo espero en Dios que por ella
   con estrella más propicia
   goce España descendencias
   que ilustren muchas familias.
   Todo esto hasta aquí, Fernando, 4060
   es pesar, son compasivas
   nuevas, que el alma os congojen,
   penas que el pecho os aflijan.
   Pero, ya en las tempestades
   que os persiguieron prolijas 4065
   en San Telmo se aparece
   que bonanzas certifica.
   Filipo, prudente, santo,
   a pesar de las malicias
   de vuestros perseguidores, 4070
   cuando más os fiscalizan,
   conoce vuestras lealtades,
   lo que os debe en las conquistas
   prodigiosas, que a sus plantas
   le postra coronas Incas; 4075
   la fidelidad, prudencia
   y valor que os eterniza
   tanto, que contra los tiempos,
   aras la fama os fabrica,
   libertad noble os concede, 4080
   la hacienda, que detenida
   por su fisco y sus embargos
   creyó el engaño oprimirla,
   que os restituyan ordena,
   y la Fortuna corrida, 4085
   confiesa que a vuestras plantas
   es bien que su rueda os rinda.
   A esta causa son las fiestas
   que estas comarcas convidan,
   si bien, funestos malogros 4090
   que de mi hermana nos privan,
   mezclan los gozos con llantos,
   demostraciones festivas
   con lutos que, lastimosos,
   compasiones solicitan. 4095
   Débeos alardes alegres
   mi amistad, ya convertida
   en nobles afinidades;
   debo a mi Isabel querida
   el sentimiento presente. 4100
   Llorad pérdida tan digna
   de lástimas amorosas,
   y alégreos la conseguida
   libertad; saldrán a un tiempo
   lágrimas, Fernando, ambiguas, 4105
   que, afirmando lo que niegan,
   derramen pesar y risa.
FERNANDO:      Tan costosa libertad
   Alfonso, no es conseguirla,
   es perderla. ¡ Ojalá el cielo 4110
   trocara suertes y viva
   mi cara esposa acabaran
   con mi muerte apetecida !
   Desgracias que agora empiezan
   mas fieras y ejecutivas 4115
   sin mi Isabel, sin mi esposa.
   ¿ De qué valor, de qué estima
   será el vivir ?
MERCADO:                        Don Fernando,
   ya Isabel en las delicias,
   estrellas pisando, entre ellas 4120
   riesgos caducos olvida;
   su virtud nos lo promete,
   y vuestro amor os obliga
   a celebrar las mejoras
   que goza en más quietas Indias. 4125
   El de la Gasca ha enviado
   a España a vuestra sobrina,
   del marqués, hermano vuestro,
   única heredera e hija;
   su retrato hasta en el nombre 4130
   pues llamándose Francisca,
   mezcla, para nuevas famas,
   los Pizarros con los Incas.
   El rey casarla pretende
   con un grande de Castilla, 4135
   y para hacerlo, en su corte
   la aguarda desde Sevilla.
   Licencia trae para veros,
   y hoy he tenido noticia
   que, en fe de lo que desea, 4140
   mañana entrará en Medina.
   Amígo, pues que los hados
   quieren en una hora misma
   lloréis bodas y viudeces
   de vuestra Isabel querida, 4145
   juntad segunda vez sangre,
   añudad quebradas líneas,
   dad a vuestro hermano nietos
   porque eterno en ellos viva.
   Dispensaciones remedian 4150
   estorbos, cuando encaminan
   los cielos felicidades
   que a tanto blasón aspiran.
   Consolará su belleza
   los pesares que os lastiman 4155
   con pérdidas restauradas
   en vuestra hermosa sobrina.
FERNANDO:      Tal fineza de amistades
   sólo es de un Mercado digna,
   que, por mis dichas y medras, 4160
   las suyas propias olvida.
   Consultaréme a mí mismo;
   pero, entre tanto que elija
   lo que mejor pueda estarme,
   sabed que a doña Francisca, 4165
   vuestra hermana y mi señora,
   está la palabra mía
   empeñada, y que he de darla
   prenda ilustre que la sirva.
   Ya sabéis vos lo que debo 4170
   a la fe y amistad limpia
   de don Gonzalo Vivero,
   y que desde el primer día
   que los dos la profesamos,
   las almas juntas y unidas 4175
   a pesar de adversidades,
   puesto que éstas examinan
   los amigos, le han mudado;
   su nobleza es conocida,
   su valor sin semejante. 4180
   Vivero, porque yo viva
   contento, su esposo sea,
   que como esto se consiga,
   imposible de pagaros
   obligaciones antiguas, 4185
   añadís otras mayores.
MERCADO:      Esta será nueva dicha
   para mi honor y mi casa.

A ella

VIVERO:      Vuestra mano me permita
   honrar mis labios en ella. 4190
FRANCISCA:      Mi voluntad reducida
   al imperio de mi hermano,
   por dueño es bien que os reciba.
MERCADO:      Vamos, pues, y celebremos
   las obsequias en Medina, 4195
   de aquel ángel malogrado
   que eternas luces habita;
   y aprenda el prudente, cuando
   envidiosos le persigan,
   en don Fernando, pues vence 4200
   la lealtad siempre a la envidia.


FIN DE LA COMEDIA