Pedro Calderón de la Barca
El príncipe constante

Personas que hablan en ella:

                    DON FERNANDO.
DON ENRIQUE.
DON JUAN.
REY MORO.
MULEY, {}rey de Fez.
FENIX.
ROSA.
ZARA.
[ESTRELLA.]
TARUDANTE.
DON ALFONSO * .
SOLDADOS.
[CAUTIVOS.]
[MOROS.]



Jornada I

Salen dos Cautivos, cantando lo que quisieren, y ZARA.

           ZARA Cantad aquí, que ha gustado
mientras toma de vestir
Fénix hermosa, de oír                   
las canciones que ha escuchado,
tal vez en los baños, llenas

5

de dolor y sentimiento.
CAUTIVO 1.º Música cuyo instrumento
son los hierros y cadenas
que nos aprisionan, ¿:puede
haberla alegrado?
ZARA                              Sí;

10

ella escucha desde aquí:
cantad.
CAUTIVO 1.º              Esa pena excede,
Zara hermosa, cuantas son,
pues solo un rudo animal
sin discurso racional

15

canta alegre en la prisión.
ZARA ¿:No cantáis vosotros?
CAUTIVO 2.º                                Es
para divertir las penas* *
propias, mas no las ajenas.
ZARA Ella escucha, cantad pues.

20

(Cantan)

[CAUTIVOS] *       Al peso de los años
      lo eminente se rinde,
      que a lo fácil del tiempo
      no hay conquista difícil.

({}Sale ROSA.)

ROSA Despejad cautivos, dad

25

a vuestras canciones fin,
porque sale a este jardín
Fénix, a dar vanidad
al campo con su hermosura,
segunda aurora del prado.

30

({}Salen las moras vistiendo a FENIX.)

FENIX Hermosa te has levantado.
ZARA No blasone el alba pura
que la debe ese jardín
la luz y fragrancia hermosa,
ni la púrpura la rosa * ,

35

ni la blancura el jazmín.
FENIX El espejo.
ESTRELLA                 Es excusado
querer consultar con él
los borrones que el pincel
sobre la tez ha dejado.

40

(Danle un espejo)

FENIX ¿:De qué sirve la hermosura,
cuando lo fuese la mía,
si me falta la alegría,
si me falta la ventura?
ZARA ¿:Qué tienes?
FENIX                   Si yo supiera,

45

¡ay Celima!, lo que siento,
de mi mismo sentimiento
lisonja al dolor hiciera.
Pero de la pena mía
no sé la naturaleza,

50

que entonces fuera tristeza
lo que hoy es melancolía.
Solo sé que sé sentir:
lo que sé sentir no sé,
que ilusión del alma fue.

55

ZARA Pues puédente divertir
tu tristeza estos jardines,
cual la primavera hermosa
labra en estatuas de rosa
sobre templos de jazmines,

60

hace, tal mar, un barco sea
dorado carro del sol.
ROSA Y cuando tanto arrebol
errar por sus ondas vea,
con grande melancolía,

65

el jardín al mar dirá:
«Ya el sol en su centro está;
muy breve ha sido este día».
FENIX Pues no me puedo alegrar,
formando sombras y lejos,

70

la emulación que en reflejos
tienen la tierra y el mar
cuando con grandezas sumas
compiten entre esplendores
las espumas a las flores,

75

las flores a las espumas.
Porque el jardín envidioso
de ver las ondas del mar,
su curso quiere imitar,
y así el céfiro amoroso

80

matices rinde, y olores,
que soplando en él las bebe;
hacen las hojas que mueve
un océano de flores.
Cuando el mar, triste de ver

85

la natural compostura
del jardín, también procura
adornar y componer,
su playa la pompa pierde;
y, a segunda ley sujeto,

90

compite con dulce efeto* *
campo azul y golfo verde,
siendo ya con rizas plumas,
ya con mezclados colores,
el jardín un mar de flores,

95

y el mar un jardín de espumas.
Sin duda mi pena es mucha:
no la pueden lisonjear
campo, cielo, tierra y mar.
ZARA Gran pena contigo lucha.

100

(Sale el REY con un retrato)

REY Si a caso permite el mal,
cuartana de tu belleza,
dar treguas a tu tristeza:
que este bello original,
que no es retrato el que tiene

105

alma y vida, es del infante
de Marruecos, Tarudante.
A rendir a tus pies viene
su corona; embajador
es de su parte; y no dudo

110

que embajador que habla mudo
trae embajadas de amor;
favor en su amparo tengo:
diez mil jinetes alista
que envïar a la conquista

115

de Ceuta, que ya prevengo
de la vergüenza esta vez;
licencia permite amar
a quien se ha de coronar
rey de tu hermosura en Fez.

120

FENIX ¡Válgame Alá!
REY                      ¿:Qué rigor
te suspende de esa suerte?
FENIX [Aparte.] La sentencia de mi muerte.
REY ¿:Qué es lo que dices?
FENIX                             Señor,
si sabes que siempre has sido

125

mi dueño, mi padre y rey,
¿:qué he de decir? (Aparte) * ¡Ay Muley!
¡Grande ocasión has perdido!
El silencio, ay infelice,
hace mi humildad inmensa,

130

miente el alma si lo piensa,
miente la voz si lo dice.
REY Toma el retrato.
FENIX               [Aparte.] Forzada,
la mano le tomará,
pero el alma no podrá.

135

(Disparan una pieza)

ZARA Esta salva es a la entrada
de Muley, que hoy ha surgido
del mar de Fez.
REY                        Justa es.

(Sale MULEY, con bastón de general)

MULEY Dame, gran señor, los pies.
REY Muley, seas bienvenido.

140

MULEY Quien penetra el arrebol
de tan soberana esfera,
y a quien en el puerto espera
tal aurora, hija del sol,
fuerza es que venga con bien:

145

dame, señora, la mano;
que este favor soberano
puede mereceros quien
con amor, lealtad y fe
nuevos triunfos te previene

150

y fue a serviros y viene
tan amante como fue.
[Aparte.] ¡Válgame el cielo! ¿:Qué haré?
FENIX Tú Muley (¡estoy mortal!)
vengas con bien.
MULEY               [Aparte.] No, con mal

155

será si a mis ojos creo.
REY En fin, Muley, ¿:qué hay del mar?
MULEY Hoy tu sufrimiento pruebas:
de pesar te traigo nuevas,
porque ya todo es pesar.

160

REY Pues cuanto supieres di;
que en un ánimo constante
siempre se halla igual semblante
para el bien y el mal. Aquí
te sienta, Fénix.
FENIX                        Sí haré.

165

REY Todos os sentad. Prosigue
y nada a callar te obligue.
MULEY Ni hablar ni callar podré.
Salí, como me mandaste,
con dos galeazas solas,

170

gran señor, a recorrer
de Barbería las costas.
Fue tu intento que llegase
a aquella ciudad famosa
llamada en un tiempo Elisa,

175

aquella que está a la boca
del Preto Eurelio fundada,
y de Ceydo ý nombre toma,
que 'Ceydo', 'Ceuta' en hebreo,
vuelto el árabe idioma

180

quiere decir 'hermosura';
y ella es ciudad tan hermosa...;
aquella, pues, que los cielos
quitaron a tu corona,
quizá por justos enojos

185

del gran profeta Mahoma.
Y en oprobio de las armas
nuestras, habemos agora
que pendones portugueses
en sus torres se enarbolan,

190

tenidos siempre a los ojos
un padrastro que baldona
nuestros aplausos, un freno
que nuestro orgullo reposa,
un Cáucaso que detiene

195

al Nilo de tus vitorias
la corriente y, puesta enmedio,
el paso a España le estorba.
Iba con órdenes, pues,
de mirar y inquirir todas

200

sus fuerzas para decirte
la disposición y forma
que hoy tiene, y cómo podrás
a menos peligro y costa
emprender la guerra, el cielo

205

te conceda la vitoria
con esta restitución,
aunque la dilate agora
mayor desdicha; pues creo
que está su empresa dudosa

210

y con más necesidad
te está apellidando otra;
pues las armas prevenidas
para la gran Ceuta, importa
que sobre Tánger acudan

215

porque amenazada llora
de igual pena, igual desdicha,
igual ruina, igual congoja;
y lo sé porque en el mar
una mañana (a la hora

220

que, medio dormido el sol,
atropellando las sombras
del ocaso, desmaraña
sobre jazmines y rosas
rubios cabellos que enjuga

225

con paños de oro a la aurora
lágrimas de fuego y nieve,
que el sol convirtió en aljófar)
que a largo trecho del agua
venía una gruesa tropa

230

de naves, si bien entonces
no pudo la vista absorta
determinarse a decir
si eran naos o si eran rocas;
porque como en las raíces

235

sutiles pinceles logran
vanos visos, vanos lejos,
que en prespetiva dudosa
parecen montes, tal vez,
y tal ciudades famosas,

240

porque la distancia siempre
monstruos imposibles forma,
así en países azules
hicieron luces y sombras,
confundiendo mar y cielo

245

con las nubes y las ondas:
mil engaños a la vista
pues ella, entonces curiosa,
solo apercibió los bultos
y no distinguió las formas.

250

Primero nos pareció,
viendo que sus puntas tocan
con el cielo, que eran nubes
de las que a la mar se arrojan
a concebir en zafir

255

lluvias que el cristal aborta;
y fue bien pensado, pues
esta inumerable copia
pareció que pretendía
sorberse el mar gota a gota.

260

Luego de marinos monstruos
nos pareció errante copia
que a acompañar a Neptuno
salían de sus alcobas;
pues sacudiendo las velas,

265

que son del viento lisonja,
pensamos que sacudían
las alas sobre las olas.
Ya, parecía más cerca
una inmensa Babilonia

270

de quien los pensiles fueron
flámulas que el viento azotan.
Aquí, ya desengañada
la vista, mejor se informa
de que era armada, pues vio

275

a los surcos de las proas,
cuando batidas espumas
ya se encrespan, ya se entorchan,
rizarse montes de plata,
de cristal cuajarse rocas.

280

Yo que vi tanto enemigo
volví a su rigor la proa;
que también saber hüir
es linaje de vitoria.
Y así, como más experto

285

en estos mares, la boca
tomé de una cala, a donde
al abrigo y a la sombra
de dos montecillos pude
resistir la poderosa

290

furia de tan gran poder
que mar, cielo y tierra asombra.
Pasan sin vernos, y yo
deseoso, quién lo ignora,
de saber dónde seguía

295

esta armada su derrota,
a la campaña del mar
salí otra vez, donde logra
el cielo mis esperanzas,
en esta ocasión, dichosas;

300

pues vi que de aquella armada
se había quedado sola
una nave, y que en el mar,
mal defendida, zozobra;
porque, según después supe,

305

de una tormenta que todas
corrieron, había salido
deshecha, tendida y rota:
y así, llena de agua estaba,
sin que bastasen las bombas

310

a agostalla, y titubeando
ya a aquella parte, ya a estotra,
estaba a cada vaivén
si se ahoga o no se ahoga.
Llegué a ella y, aunque moro,

315

les di alivio en sus congojas;
que el tener en las desdichas
compañía, de tal forma
consuela, que el enemigo
suele servir de lisonja;

320

el deseo de vivir,
tanto a alguno le provoca
que, haciendo animoso escalas
de gúmenas y maromas,
a la prisión se vinieron;

325

si bien otros les baldonan
diciéndoles que el vivir
eterno es vivir con honra,
y aun así se resistieron:
¡portuguesa vanagloria!

330

De los que salieron, uno
muy por extenso me informa:
dice, pues, que aquella armada
ha salido de Lisboa
para Tánger, y que viene

335

a sitiarla con heroica
determinación que veas,
en sus almenas famosas,
las quinas que ves en Ceuta
cada vez que el sol se asoma.

340

Düarte de Portugal,
cuya fama vencedora
ha de volar con las plumas
de las águilas de Roma,
envía a sus dos hermanos,

345

Enrique y Fernando, gloria
deste siglo que los mira
coronados de vitorias.
Maestre de Cristo, Avis
son; los dos pechos adornan

350

cruces de perfiles blancos,
una verde y otra roja.
Catorce mil portugueses
son, gran señor, los que cobran
sus sueldos, sin los que vienen

355

sirviéndolos a su costa.
Mil son los fuertes caballos
que la soberbia española
los vistió para ser tigres,
los calzó para ser onzas.

360

Ya a Tánger habrán llegado,
y esta, señor, es la hora
que si su arena no pisan,
al menos sus mares cortan.
Salgamos a defenderla:

365

tú mismo las armas toma;
baje en tu valiente brazo
el azote de Mahoma,
y del libro de la muerte
desate la mejor hoja;

370

que quizá se cumple hoy
una profecía heroica
de morabitos que dicen
que, en la margen arenosa
de Africa, ha de tener

375

la portuguesa corona
sepulcro infeliz; y vean
que aquesta cuchilla corva
campañas verdes y azules
bebió con su sangre roja.

380

REY Calla, no me digas más,
que, de mortal furia lleno,
cada voz es un veneno
con la muerte que me das.
Mas, sus bríos arrogantes

385

haré que en Africa tengan
sepulcros, aunque armados vengan
sus maestres los Infantes.
Tú, Muley, con los jinetes
de la costa parte luego

390

mientras yo en tu amparo llego;
que si, como me prometes,
en escaramuzas diestro
le ocupas pues que tan presto
no tomen tierra, y en esto

395

la sangre heredada muestras,
yo tan veloz llegaré
como tú con lo restante
del ejército arrogante
que en ese campo se ve

400

porque la sangre concluya
tantos duelos en un día;
porque Ceuta ha de ser mía
y Tánger no ha de ser suya. (Vase)
MULEY Aunque de paso, no quiero

405

dejar, Fénix, de decir,
ya que tengo de morir,
la enfermedad de que muero;
que aunque pierdan mis recelos
el respeto a tu opinión,

410

si celos mis penas son
ninguno es cortés con celos.
¿:Qué retrato, ¡ay enemiga!,
en tu mano blanca vi?
¿:Quién es el dichoso, di?

415

¿:Quién más espera? No diga
tu lengua tales agravios;
basta, sin saber quién sea,
que yo en tu mano le vea
sin que le escuche en tus labios.

420

FENIX Muley, aunque mi deseo *
licencia de amar te dio,
de ofender y injuriar no.
MULEY Es verdad, Fénix; ya veo
que no es estilo ni modo

425

de hablarte, pero los cielos
saben que en habiendo celos
se pierde el respeto a todo.
Con grande recato y miedo
te serví, quise y amé;

430

mas si con amor callé,
con celos, Fénix, no puedo,
no puedo...
FENIX                    No ha merecido
tu culpa satisfación,
pero yo por mi opinión

435

satisfacerme he querido;
que un agravio entre los dos
disculpa tiene; y así
te la doy...
MULEY                    ¿:Pues hayla?
FENIX                                     Sí.
MULEY Buenas nuevas te dé Dios.

440

FENIX Este retrato ha envïado...
MULEY ¿:Quién?
FENIX              Tarudante, el infante.
MULEY ¿:Para qué?
FENIX                    Porque, ignorante
mi padre de mi cuidado...
MULEY Bien.
FENIX            ...pretende que estos dos

445

reinos...
MULEY              No me digas más.
¿:Esa disculpa me das?
Malas nuevas te dé Dios.
FENIX Pues, ¡qué culpa habré tenido
de que mi padre lo trate!

450

MULEY De haber hoy, aunque te mate,
el retrato recebido.
FENIX ¿:Pude excusarlo?
MULEY                           ¿:Pues no?
FENIX ¿:Cómo?
MULEY              Otra cosa fingir.
FENIX Pues, ¿:qué pude hacer?
MULEY                                  Morir;

455

que por ti lo hiciera yo.
FENIX Fue fuerza.
MULEY                    Más fue mudanza.
FENIX Fue violencia.
MULEY                      No hay violencia.
FENIX Pues, ¿:qué pudo ser?
MULEY                             Mi ausencia,
sepulcro de mi esperanza;

460

y para no asegurarme
de que te puedes mudar:
ya yo me vuelvo a ausentar;
vuelve, Fénix, a matarme.
FENIX Forzosa es la ausencia; parte...

465

MULEY Ya lo está el alma primero.
FENIX ...a Tánger, que en Fez te espero
donde acabes de quejarte.
MULEY Sí haré si el mal dilato.
FENIX Adiós, que es fuerza el partir.

470

MULEY ¡Oye!, ¿:al fin me dejas ir
sin entregarme el retrato?
FENIX Por el Rey no lo he deshecho.
MULEY Suelta, que no será en vano
que saque yo de tu mano

475

a quien me saca del pecho.

(Vanse)

(Tocan un clarín y ruido de desembarcar, y van saliendo el infante DON FERNANDO y DON ENRIQUE y DON JUAN COUTIÑO.)

DON FERNANDO Yo he de ser el primero, Africa bella,
que he de pisar tu margen arenosa
porque, oprimida al peso de mi huella,
sientas en tu cerviz la poderosa

480

fuerza que ha de rendirte.
DON ENRIQUE                                     Yo en el suelo
africano la planta generosa
el segundo pondré. (Cae) * ¡Válgame el cielo!
¡Hasta aquí los agüeros me han seguido!
DON FERNANDO Pierde, Enrique, a esas cosas el recelo;

485

porque, el caer agora, antes ha sido
que ya, como señor, la misma tierra
los brazos en albricias te ha pedido.
DON ENRIQUE Desierta esta campaña y esta sierra
los alarbes al vernos han dejado.

490

DON JUAN ¡Tánger las puertas de sus muros cierra!
DON FERNANDO ¡Todos se han retirado a su sagrado!
Don Juan Coutiño, conde de Miralva,
reconoced la tierra con cuidado
antes que el sol, reconociendo el alba,

495

con más furia nos hiera y nos ofenda.
Haced a la ciudad la primer salva;
decid que defenderse no pretenda
porque la he de ganar a sangre y fuego,
que el campo inunde, el edificio encienda.

500

DON JUAN Tú verás que a sus mismas puertas llego,
aunque volcán de llamas y de rayos
deje al sol con pardas nubes ciego. (Vase)

(Sale el gracioso BRITO de soldado)

BRITO Gracias a Dios que abriles piso, y mayos,
y en la tierra me voy por donde quiero,

505

sin sustos, sin vaivenes ni desmayos;
y no en el mar, adonde si primero
no se consulta un monstruo de madera
que es juez de palo, en fin, el más ligero
no se puede escapar de una carrera

510

en el mayor peligro. ¡Ha tierra mía!
No muera en agua yo, como no muera
tampoco en tierra hasta el postrero día.
DON ENRIQUE ¿:Que escuches este loco?
DON FERNANDO                                        ¡Y que tu pena,
sin razón, sin arbitrio y sin consuelo,

515

tanto de ti te priva y te divierte!
DON ENRIQUE El alma traigo de temores llena;
echada juzgo contra mí la suerte
desde que de Lisboa a salir solo
imágines he visto de la muerte;

520

apenas pues al berberisco polo
prevenimos los dos esta jornada
cuando, de un parasismo, el mismo Apolo
amortajando en nubes, la adorada
faz escondió, y el mar ceñudo y fiero

525

deshizo con tormentos nuestra armada:
si miro al mar, mil sombras considero;
si al cielo miro, sangre me parece
su velo azul; si al aire lisonjero, *
aves noturnas son las que me ofrecen;

530

si a la tierra, sepulcros representa
donde mísero yo caigo y tropiece.
DON FERNANDO Pues disfrazarte aquí mi amor intenta
causa de un melancólico accidente:
sorbernos una nave una tormenta

535

es decir que sobra aquella gente
para ganar la empresa a que venimos;
verter púrpura el cielo transparente
es gala, no es horror; que si fingimos
monstruos al agua y pájaros al viento,

540

nosotros hasta aquí nos los trujimos;
pues si ellas aquí están, ¿:no es argumento
que a la tierra que habitan inhumanos,
pronostican el fin fiero y sangriento?
Esos agüeros viles, miedos vanos,

545

para los moros bien en que los crean,
no para que los duden los cristianos;
nosotros dos lo somos: no se emplean
nuestras armas aquí por vanagloria
de que en los libros inmortales lean

550

ojos humanos esta gran vitoria;
la fe de Dios a engrandecer venimos:
suyo será el honor, suya la gloria,
si vivimos dichosos, pues morimos;
el castigo de Dios justo es temerle:

555

este no viene envuelto en medios vanos;
a servirle venimos, no a ofenderle:
cristianos somos, haced como cristianos.
Pero, ¿:qué es esto?

({}Sale DON JUAN.)

DON JUAN                                Señor,
yendo al muro a obedecerte,

560

a la falda de ese monte
vi una tropa de jinetes
que de la parte de Fez
corriendo a esta parte vienen
tan veloces que, a la vista,

565

aves no, brutos parecen;
el viento no los sustenta,
la tierra apenas lo siente,
y así la tierra ni el aire
sabe si corren o vuelan.

570

DON FERNANDO Salgamos a recibillos
haciendo primero frente
los arcabuceros; luego
los que caballos tuvieren
salgan también a su usanza,

575

con sus lanzas y arneses.
¡Ea, Enrique! Buen principio
esta ocasión nos ofrece.
¡Animo!
DON ENRIQUE              Tu hermano soy,
no me espantan accidentes

580

del tiempo ni me espantara
el semblante de la muerte.

(Vanse)

BRITO El cuartel de la salud
me toca a mí guardar siempre.
¡Oh qué brava escaramuza!

585

Ya se embisten; ya acometen
famoso juego de cañas:
ponerme en cobro conviene.

(Vase; y tocan al arma. Salen peleando de dos en dos DON JUAN y DON ENRIQUE.)

DON ENRIQUE ¡A ellos! ¡Que ya los moros,
vencidos, la espalda vuelven!

590

DON JUAN Llenos de despojos quedan
de caballos y de gentes
estos campos.
DON ENRIQUE                      Don Fernando,
¿:dónde está que no parece?
DON JUAN Tanto se ha empeñado en ellos

595

que ya de vista se pierde.
DON ENRIQUE Pues a buscarle, Coutiño.
DON JUAN Siempre a tu lado me tienes.

(Vanse; y salen DON FERNANDO, con la espada de MULEY, y MULEY con adarga)

DON FERNANDO En la desierta campaña
que tumba común parece

600

de cuerpos muertos, si ya
no es teatro de la muerte,
solo tú, moro, has quedado
porque rendida tu gente
se retiró, y tu caballo,

605

que mares de sangre vierte
envuelto en polvo y espuma
que él mismo levanta y pierde,
te dejó para despojo
de mi brazo altivo y fuerte

610

entre los sueltos caballos
de los vencidos jinetes.
Yo, ufano con tal vitoria;
que me ilustra y desvanece
más que el ver esa campaña

615

coronada de claveles,
pues es tanta la perdida
sangre con que se guarnece
que la piedad de los ojos
fue tan grande, tan vehemente,

620

de no ver siempre desdichas
de no mirar ruinas siempre,
que por el campo buscaban,
entre lo rojo, lo verde.
En efeto, mi valor,

625

sujetando tus valientes
bríos, de tantos perdidos
un suelto caballo prende,
tan monstruo que, siendo hijo
del viento, adopción pretende

630

del fuego; y entre los dos
le desdice y lo desmiente
el color, pues siendo blanco
dice el agua: «Parto es este
de mi esfera; sola yo

635

pude cuajarlo de nieve».
En fin, en lo veloz viento;
rayo, en fin, en lo eminente,
era por lo blanco cisne,
por lo sangriento era sierpe,

640

por lo hermoso era soberbio,
por lo atrevido valiente,
por los relinchos lozano
y por las cernejas fuerte.
En la silla y en las ancas,

645

puestos los dos juntamente,
mares de sangre rompimos
por cuyas ondas crüeles
este bajel animado
hecho proa de la frente,

650

rompiendo el globo de nácar
desde el codón al copete,
pareció entre espuma y sangre,
ya que bajel quise hacerle,
de cuatro espuelas herido,

655

que cuatro vientos le mueven.
Rindiose al fin, si hubo peso
que tanto atlante siguiese,
si bien el de las desdichas
hasta los brutos lo sienten,

660

o ya fue que, enternecido,
de su instinto dijese:
«Triste camina el alarbe,
y el español parte alegre,
luego yo contra mi patria

665

soy traidor y soy aleve».
No quiero pasar de aquí:
conviene pues triste vienes;
tanto que, aun el corazón
disimula cuanto puede,

670

por la boca y por los ojos,
volcanes que el pecho enciende,
ardientes suspiros lanza
y tiernas lágrimas vierte.
Admirado mi valor

675

de ver, cada vez que vuelve,
que un golpe de la fortuna
tanto le postre y sujete
tu valor, pienso que es otra
la causa que te entristece;

680

porque por la libertad
no era justo ni decente
que tan tiernamente llore
quien tan duramente hiere.
Y así, si el comunicar

685

los males alivio ofrecen
al sentimiento, entretanto
que llegamos a mi gente:
mi deseo a tu cuidado,
si tanto favor merece,

690

con razones le pregunta
comedidas y corteses:
¿:qué sientes, pues ya yo creo
que el venir preso no sientes?
Comunicado, el dolor

695

se aplaca si no se vence;
y yo que soy el que tuvo
más parte en este accidente
de la fortuna, también
quiero serlo el que consuele

700

de tus suspiros la causa,
si la causa lo consiente.
MULEY Valiente eres español
y cortés como valiente:
también vences con la lengua

705

como con la espada vences.
Tuya fue la vida cuando
con la espada entre mi gente
me venciste; pero agora
que con la lengua me prendes,

710

es tuya el alma; porque
alma y vida se confiesen
tuyas, de ambas eres dueño,
pues ya crüel, ya clemente,
por el trato y por las armas

715

me has cautivado dos veces.
Movido de la piedad
de oírme, español, y verme,
preguntado me has la causa
de mis suspiros ardientes;

720

y aunque confieso que el mal
repetido y dicho suele
templarse, también confieso
que quien le repite quiere
aliviarse; y es mi mal

725

tan dueño de mis placeres
que, por no hacerles disgusto
y que aliviado me deje,
no quisiera repetirse;
mas ya es fuerza obedecerte,

730

y quiero te la decir
por quien soy y por quien eres.
Sobrino del rey de Fez
soy, mi nombre es Muley, jeque,
familia que ilustran tantos

735

bajaes y belerbeyes.
Tan hijo fui de desdichas
desde mi primer oriente
que, en el umbral de la vida,
nací en manos de la muerte;

740

una desierta campaña,
que fue sepulcro eminente
de españoles, fue mi cuna,
pues para que lo confieses:
en los Gelves nací el año

745

que os perdisteis en los Gelves.
A servir al Rey, mi tío,
vine infante; pero empiecen
las penas y las desdichas,
cesen las venturas, cesen:

750

vine a Fez y, una hermosura
a quien he adorado siempre,
junto a mi casa vivía
porque yo cerca muriese
desde mis primeros años,

755

porque más constante fuese
este amor, más imposible
de acabarse y de romperse.
Ambos nos crïamos juntos,
y Amor en nuestras niñeces

760

no fue rayo, pues hirió
en lo humilde, tierno y débil
con más fuerza que pudiera
en lo augusto, altivo y fuerte;
tanto que para mostrar

765

sus fuerzas y sus poderes,
rindió nuestros corazones
con arpones diferentes.
Pero como la porfía
con iguales piedras suele

770

hacer señal, por la fuerza
no sino cayendo siempre,
así las lágrimas mías,
porfïando eternamente,
la piedra del corazón,

775

más que los diamantes fuerte,
labraron; y no con fuerza
de méritos excelentes
pero con mi mucho amor
vino al fin a enternecerse.

780

En este estado viví
algún tiempo aunque fue breve,
gozando en auras süaves
mil amorosos deleites.
Ausenteme por mi mal:

785

harto he dicho en 'ausenteme';
pues en ausencia otro amante
ha venido a darme muerte;
él dichoso, yo infelice;
él asistiendo, yo ausente,

790

yo cautivo y libre él,
me contrastara mi suerte
cuando tú me cautivaste;
mira si es bien me lamente.
DON FERNANDO Valiente moro y galán,

795

si adoras como refieres,
si idolatras como dices,
si amas como encareces,
si celas como suspiras,
si como recelas temes

800

y si como sientes amas:
dichosamente padeces.
No quiero por tu rescate
más precio de que le acetes:
vuélvete y dile a tu dama

805

que por su esclavo te ofrece
un portugués caballero;
y si obligada pretende
pagarme el precio por ti:
yo te doy lo que me debes;

810

cobra la deuda en amor
y logra tus intereses.
Y el caballo que rendido
cayó en el suelo, parece
con el ocio y el descanso

815

que restitüido vuelve;
y porque sé qué es amor
y qué es tardanza en ausentes,
no te quiero detener:
sube en tu caballo y vete.

820

MULEY Nada mi voz te responde;
que a quien liberal ofreces,
solo acetar es lisonja.
Dime, portugués, ¿:quién eres?
DON FERNANDO Un hombre noble y no más.

825

MULEY Bien lo muestras, seas quien eres;
para el bien y para el mal
soy tu esclavo eternamente.
DON FERNANDO Toma el caballo, que es tarde.
MULEY Pues si a ti te lo parece,

830

¿:qué hará a quien vino cautivo,
y libre a su dama vuelve? (Vase)
DON FERNANDO Generosa acción es dar;
y más, la vida.

({}Dentro MULEY.)

MULEY                           ¡Valiente
portugués! *
DON FERNANDO                    Desde el caballo

835

habla: ¿:qué es lo que me quieres?
MULEY Espero que he de pagarte
algún día tantos bienes...
DON FERNANDO Gózalos tú.
MULEY                      ...porque al fin
hacer bien nunca se pierde.

840

¡Alá te guarde, español!
DON FERNANDO Si Alá es Dios, con bien te lleve.

(Suena dentro ruido de trompetas y cajas)

Mas, ¿:qué trompeta es aquesta
que el aire turba y la región molesta?
Y por esta otra parte

845

cajas se escuchan: música de Marte
son las dos.

({}Sale DON ENRIQUE.)

DON ENRIQUE                      ¡Oh, Fernando!,
tu persona veloz vengo buscando.
DON FERNANDO Enrique, ¿:qué hay de nuevo?
DON ENRIQUE ;                                Aquellos ecos,
ejércitos de Fez y de Marruecos

850

son, porque Tarudante
al rey de Fez socorre y, arrogante,
el Rey con gente viene.
En medio cada ejército nos tiene,
de modo que, cercados,

855

somos los sitiadores y sitiados;
si la espalda volvemos
al uno, mal del otro nos podemos
defender; por una y otra parte
nos deslumbran relámpagos de Marte,

860

¿:qué haremos, pues, de confusiones llenos?
DON FERNANDO ¿:Qué? Morir como buenos,
con ánimos constantes.
¿:No somos dos maestres, dos infantes,
cuando bastara ser dos portugueses

865

particulares para no haber visto
el miedo de la cara? Pues, «¡Avis y Cristo!»
a voces repitamos
y por la Fe muramos,
pues a morir venimos.

870

({}Sale DON JUAN.)

DON JUAN Mala salida a tierra dispusimos.
DON FERNANDO Ya no es tiempo de medios:
a los brazos apelen los remedios,
que uno y otro ejército nos cierra
en medio. ¡Avis y Cristo!

875

DON JUAN ¡Guerra, guerra!
BRITO                        Ya nos cogen en medio
un ejército y otro sin remedio.
¡Qué beliaca palabra!
La llave eterna de los cielos abra
un resquicio si quiera

880

que de aqueste peligro salga a fuera.
¿:Quién aquí se ha venido,
sin qué ni para qué? Pero, fingido
muerto estaré un instante;
y muerto lo tendré para adelante.

885

(Cáese en el suelo, y sale un MORO acuchillando a ENRIQUE.)

MORO ¿:Quién tanto se defiende,
siendo mi brazo rayo que desciende
desde la cuarta esfera?
DON ENRIQUE Pues aunque yo tropiece, caiga y muera
en cuerpos de cristianos:

890

no desmaya la fuerza de las manos;
que ella de quién yo soy mejor avisa.
BRITO Cuerpo de Dios con él, ¡y qué bien pisa!

(Písanle y éntranse; y salen MULEY y DON JUAN COUTIÑO, riñendo)

MULEY Ver, portugués valiente,
en ti fuerza tan grande, no lo siente

895

mi valor; pues quisiera
daros hoy la vitoria.
DON JUAN                                ¡Pena fiera!
Sin tiento y sin aviso
son cuerpos de cristianos cuantos piso.
BRITO Yo se lo perdonara,

900

a trueco, mi señor, que no pisara.

(Vanse los dos, y salen por la otra puerta DON ENRIQUE y DON JUAN, retirándose de los moros, y luego el REY y DON FERNANDO.)

REY Rinde la espada, altivo
portugués; que si logro el verte vivo
en mi poder prometo
ser tu amigo. ¿:Quién eres?

905

DON FERNANDO Un caballero soy; saber no esperes
más de mí: dame la muerte.

(Sale DON JUAN y pónese a su lado)

DON JUAN Primero, gran señor, mi pecho fuerte
que es muro de diamante,
tu vida guardará, puesto delante.

910

¡Ea, Fernando mío!
Muéstrese agora el heredado brío.
REY Si esto escucho, ¿:qué espero?
Suspéndanse las armas, que no quiero
hoy más felice gloria:

915

que este preso me basta por vitoria.
Si tu prisión o muerte
con tal sentencia decretó la suerte:
dé la espada Fernando
al rey de Fez.
MULEY                   ¿:Qué es lo que estoy mirando?

920

DON FERNANDO Solo a un rey la rindiera,
que desesperación negarla fuera.

({}Sale DON ENRIQUE.)

DON ENRIQUE ¡Preso mi hermano!
DON FERNANDO                             Enrique,
tu voz más sentimiento no publique;
que, en la suerte importuna,

925

estos son los sucesos de fortuna.
REY Enrique, don Fernando
está hoy en mi poder; y aunque mostrando
la ventaja que tengo
pudiera daros muerte, yo no vengo

930

hoy más que a defenderme;
que vuestra sangre me viniera a hacerme
honras tan conocidas
como podrán hacerme en vuestras vidas;
y para que el rescate

935

con más puntualidad al Rey se trate,
vuelve tú, que Fernando
en mi poder se quedará aguardando
que vengas a libralle;
pero dile a Düarte que en llevalle

940

será su intento vano,
si a Ceuta no me entrega por su mano.
Y agora Vuestra Alteza,
a quien debo esta honra, esta grandeza,
a Fez venga conmigo.

945

DON FERNANDO Iré a la esfera cuyo rayo sigo.
MULEY [Aparte.] Porque yo tenga, ¡cielos!,
más que sentir entre amistad y celos.
DON FERNANDO Enrique, preso quedo:
ni al mal ni a la fortuna tengo miedo.

950

Dirasle a nuestro hermano
que haga aquí como príncipe cristiano
en la desdicha mía.
DON ENRIQUE Pues, ¿:quién de sus grandezas desconfía?
DON FERNANDO Esto te encargo y digo:

955

que haga como cristiano.
DON ENRIQUE                                     Yo me obligo
a volver como tal.
DON FERNANDO                              ¡Dame esos brazos!
DON ENRIQUE Tú eres el preso, ¿:y pónesme a mí lazos?
DON FERNANDO Don Juan, adiós.
DON JUAN                        Yo he de quedar contigo:
de mí no te despidas.
DON FERNANDO                             ¡Leal amigo!

960

DON ENRIQUE ¡Oh, infelice jornada!
DON FERNANDO Dile al Rey... Mas no le digas nada,
si con gran silencio el miedo vano
estas lágrimas lleva al Rey, mi hermano.

(Vanse; y salen dos moros, y ven a BRITO como muerto)

MORO 1.º Cristiano muerto es este.

965

MORO 2.º Porque no causen peste,
echad al mar los muertos.
BRITO ¡En dejándoos los cascos bien abiertos
a tajos y a reveses!
Que, {}ainda mortos, somos portugueses.

970

Jornada II

Sale FENIX.

           FENIX              Zara, Rosa, Estrella, ¿:no

hay quien me responda?

                  

Sale MULEY.)

MULEY                                     Sí,

que tú eres sol para mí

y para ti sombra yo,

y la sombra al sol siguió;

5

el eco dulce escuché

de tu voz, y apresuré

por esta montaña el paso:

¿:qué sientes?

FENIX                   Oye, si a caso

puedo decir lo que fue:

10

lisonjera, libre, ingrata,

dulce, suave, una fuente

hizo apacible corriente

de cristal y undosa plata;

lisonjera se desata

15

porque hablaba y no sentía;

süave porque fingía,

dulce porque murmuraba,

ingrata porque corría.

Aquí cansada llegué

20

después de seguir ligera

en ese monte una fiera;

en cuya frescura hallé

ocio y descanso, porque

de un montecillo a la espalda,

25

de quien corona y guirnalda

fueron clavel y jazmín,

sobre un catre de carmín

hice un foso de esmeralda.

Apenas en él rendí

30

el alma al susurro blando

de las soledades, cuando

ruido en las hojas sentí;

atenta me puse y vi

una caduca africana,

35

espíritu en forma humana,

ceño arrugado y esquivo,

que era un esqueleto vivo

de lo que fue sombra vana,

cuya rústica fiereza,

40

cuyo aspecto esquivo y bronco

fue escultura hecha de un tronco

sin pulirse la corteza.

Con melancolía y tristeza,

pasiones siempre infelices

45

para que te atemorices,

una mano me tomó;

y entonces ser tronco yo

afirmé por las raíces.

Hielo introdujo en mis venas

50

el contracto; horror las voces

que, discurriendo veloces

de mortal veneno llenas,

articuladas apenas,

esto les pude entender:

55

«¡Ay infelice mujer!

¡Ay forzosa desventura!

Que, en efeto, esta hermosura

precio de un muerto ha de ser».

Dijo; y yo tan triste vivo

60

que diré mejor que muero:

pues por instantes espero

de aquel tronco fugitivo

cumplimiento tan esquivo,

de aquel oráculo yerto

65

el presagio y fin tan cierto

que mi vida ha de tener.

¡Ay de mí! ¡Que hoy he de ser

precio vil de un hombre muerto! (Vase.))

MULEY Fácil es de descifrar

70

ese sueño, esa ilusión,

pues las imágines son

de mi pena singular.

A Tarudante has de dar

la mano de esposa, pero

75

yo, que en pensarlo me muero,

estorbaré mi rigor;

que él no ha de gozar tu amor

si no me mata primero.

Perderte yo, podrá ser,

80

mas no perderte y vivir;

luego si es fuerza el morir

antes que lo llegue a ver:

precio mi vida ha de ser

con que he de comprarte, ¡ay cielos!,

85

y tú en tantos desconsuelos

precio de un muerto serás,

pues que morir me verás

de amor, de envidia y de celos.

Salen tres cautivos y el infante DON FERNANDO.)

CAUTIVO 1.º Desde aquel jardín te vimos

90

andar a caza, Fernando,

y todos juntos venimos

a arrojarnos a tus pies.

CAUTIVO 2.º Solamente este consuelo

aquí nos ofrece el cielo.

95

CAUTIVO 3.º Piedad como suya es.

DON FERNANDO Amigos, dadme los brazos;

y sabe Dios si con ellos,

quisiera de vuestros cuellos

romper los ñudos y lazos

100

que os aprisionan; que a fe

que os darían libertad

antes que a mí. Mas pensad

que favor del cielo fue

esta piadosa sentencia:

105

él mejorará la suerte,

que a la desdicha más fuerte

sabe vencer la prudencia.

Sufrid con ella el rigor

del tiempo y de la fortuna,

110

deidad bárbara importuna;

hoy cadáver y ayer flor;

no permanece jamás,

y así os mudará de estado,

¡ay Dios!, que al necesitado

115

darle consejo no más

no es prudencia y, en verdad,

que aunque quiera regalaros

no tengo esta vez qué daros:

mis amigos, perdonad.

120

Ya de Portugal espero

socorro; presto vendrá:

vuestra mi hacienda será;

para vosotros la quiero.

Si me vienen a sacar

125

del cautiverio, ya digo

que todos iréis conmigo.

Id con Dios a trabajar;

no disgustéis vuestros dueños.

CAUTIVO 1.º Tu vista

130

hace nuestra esclavitud

dichosa.

CAUTIVO 2.º              Siglos pequeños

son los del fénix, señor,

para que vivas.

(Vanse.

DON FERNANDO                        El alma

queda en lastimosa calma

135

viendo que os vais sin favor

de mis manos.

MULEY                      Aquí estoy

viendo la llaneza y amor

con que la desdicha fiera

de esos cautivos tratáis.

140

DON FERNANDO Duélome de su fortuna,

en su desdicha importuna,

que a esos esclavos miráis:

aprendo a ser infelice

y algún día podrá ser

145

que los haya menester.

MULEY ¿:Eso Vuestra Alteza dice?

DON FERNANDO Naciendo infante, he llegado

a ser esclavo; y así,

temo venir desde aquí

150

a más miserable estado;

que si ya en aqueste vivo,

mucha más distancia tray

de infante a cautivo que hay

de cautivo a más cautivo.

155

Un día llama a otro día,

y así llama y encadena,

llanto a llanto, pena a pena.

MULEY No fuera mayor la mía;

que Vuestra Alteza mañana,

160

aunque hoy cautivo está,

a su patria volverá.

Pero mi esperanza es vana,

pues no puede alguna vez

mejorarse mi fortuna,

165

mudable más que la luna.

DON FERNANDO Cortesano soy de Fez,

y nunca de los amores

que me contaste te oí

novedad.

MULEY                 Fueron en mí

170

recatados los favores;

el dueño juré encubrir

pero, a la amistad atento,

sin quebrar el juramento

te lo tengo de decir.

175

Tan solo mi mal ha sido,

como solo mi dolor,

porque el fénix y mi amor

sin semejante han nacido.

En ver, oír y callar,

180

Fénix es mi pensamiento;

Fénix es mi sufrimiento

en temer, sentir y amar;

Fénix mi desconfïanza

en llorar y en padecer;

185

en merecerla y temer

aun es Fénix mi esperanza.

Fénix mi amor y cuidado;

y pues que Fénix te digo,

como amante y como amigo,

190

ya lo he dicho y lo he callado. (Vase.)

DON FERNANDO Cuerdamente declaró

el dueño amante y cortés:

si Fénix su pena es,

no he de competirla yo;

195

que la mía es común pena;

no me doy por entendido,

que muchos la han padecido

y vive de enojos llena.

Sale el REY.)

REY Por la falda deste monte

200

vengo siguiendo a Tu Alteza

porque, antes que el sol se esconda

entre corales y perlas,

te diviertas en la lucha

de un tigre que agora cercan

205

mis cazadores.

DON FERNANDO                      Señor,

gustos por puntos me inventas

para agradarme. Si así

a tus esclavos festejas,

no echarán menos la patria.

210

REY Cautivos de tales prendas

que honran al dueño, es razón

servirlos desta manera.

Sale DON JUAN.)

DON JUAN Sal, gran señor, a la orilla

del mar y verás en ella

215

el más hermoso animal

que añadió naturaleza

al artificio; porque

una cristiana galera

llega al puerto, tan hermosa,

220

aunque toda obscura y negra,

que al verla se duda cómo

es alegre su tristeza;

las armas de Portugal

vienen por remate della

225

que, como tienen cautivo

a su infante, tristes señas

visten por su esclavitud;

y a darte libertad llegan,

diciendo su sentimiento.

230

DON FERNANDO Don Juan, amigo, no es esa

de su luto la razón,

que si a librarme vinieran,

en fe de su libertad

fueran alegres las muestras.

235

(Sale DON ENRIQUE, de luto, con un pliego.

DON ENRIQUE Dame, gran señor, los brazos.

REY Con bien venga Vuestra Alteza.

DON FERNANDO ¡Ay, don Juan, cierta es mi muerte!

REY ¡Ay, Muley, mi dicha es cierta!

DON ENRIQUE Ya que de vuestra salud

240

me informa vuestra presencia:

para abrazar a mi hermano

me dad, gran señor, licencia:

¡ay, Fernando!

DON FERNANDO                      Enrique mío,

¿:qué traje es ese? Mas cesa:

245

harto me han dicho tus ojos,

nada me diga tu lengua.

No llores, que si es decirme

que es mi esclavitud eterna,

eso es lo que más deseo:

250

albricias pedir pudieras

y, en vez de dolor y luto,

vestir galas y hacer fiestas.

¿:Cómo está el Rey, mi señor?

Porque como él salud tenga,

255

nada siento. ¿:Aún no respondes?

DON ENRIQUE Si repetidas las penas

se sienten dos veces, quiero

que sola una vez las sientas:

tú escuchame, gran señor,

260

que aunque una montaña sea

rústico palacio, aquí

te pido me des audiencia,

a un preso la libertad

y a todos juntos las nuevas.

265

Rota y deshecha la armada,

que fue con vana soberbia

pesadumbre de las ondas,

dejando en Africa presa

la persona del Infante,

270

a Lisboa di la vuelta.

Desde el punto que Düarte

oyó tan trágicas nuevas,

de una tristeza cubrió

el corazón de manera

275

que, pasando a ser letargo

la melancolía primera,

desmintió, muriendo, a cuantos

dicen que no matan penas:

murió el Rey, que esté en el cielo.

280

DON FERNANDO ¡Ay de mí! ¿:Tanto le cuesta

mi prisión?

REY                      De su desdicha

sabe Dios lo que me pesa.

Prosigue.

DON ENRIQUE                 En su testamento

el Rey, mi señor, ordena

285

que luego por la persona

del Infante se dé a Ceuta;

y así yo con los poderes

de Alfonso, que es quien le hereda,

porque solo este lucero

290

supliera del sol la ausencia,

vengo a entregar la ciudad,

y así...

DON FERNANDO         No prosigas, cesa,

cesa, Enrique, porque son

palabras indignas esas,

295

no de un portugués infante,

de un maestre que profesa

de Cristo la religión.

Pero aun de un hombre lo fueran

vil, de un bárbaro sin luz

300

de la fe de Cristo eterna.

Mi hermano, que está en el cielo,

si en su testamento deja

esa cláusula, no es

para que se cumpla y lea,

305

sino para mostrar solo

que mi libertad desea

y esa se busque por otros

medios y otras conveniencias

o apacibles o crüeles;

310

porque decir «dese a Ceuta»

es decir «hasta esto haced

prodigiosas diligencias».

Que a un rey católico y justo,

¿:cómo fuera, cómo fuera

315

posible entregar a un moro

una ciudad que le cuesta

su sangre, pues fue el primero

que con sola una rodela

y una espada enarboló

320

las quinas de sus almenas?

Y esto es lo que importa menos:

una ciudad que confiesa

católicamente a Dios,

la que ha merecido iglesias

325

consagradas a sus cultos

con amor y reverencia,

¿:fuera católica acción,

fuera religión expresa,

fuera cristiana piedad,

330

fuera hazaña portuguesa

que los templos soberanos,

atlantes de las esferas,

en vez de doradas luces

a donde el sol reverbera,

335

vieran otomanas luces,

y que sus lunas opuestas

en la Iglesia estos eclipses

ejecutasen tragedias?

¿:Fuera bien que sus capillas

340

a ser establos vinieran,

sus altares a pesebres

y, cuando aqueso no fuera,

volvieran a ser mezquitas?

Aquí enmudece la lengua,

345

aquí me falta el aliento,

aquí me ahoga la pena;

porque en pensarlo no más

el corazón se me quiebra,

el cabello se me eriza

350

y todo el cuerpo me tiembla.

Porque establos y pesebres

no fuera la vez primera

que hayan hospedado a Dios;

pero en ser mezquitas, fueran

355

un epitafio, un padrón

de nuestra inmortal afrenta

diciendo: «Aquí tuvo Dios

posada y hoy se la niegan

los cristianos para dalla

360

al demonio». Aún no se cuenta,

acá moralmente hablando,

que nadie en casa se atreva

de otro a ofenderle: ¿:era justo

que entrara en su casa misma,

365

a ofender a Dios, el vicio

y que acompañado fuera

de nosotros, y nosotros

le guardáramos la puerta

y, para dejarle dentro,

370

a Dios echásemos fuera?

Los católicos que habitan

con sus familias y haciendas,

hoy quizá prevaricaran

en la Fe por no perderlas:

375

¿:fuera bien ocasionar

nosotros la contingencia

deste pecado? Los niños

que tiernos se crían en ella,

¿:fuera bueno que los moros

380

los cristianos inducieran

a sus costumbres y ritos

para vivir en su seta

en mísero cautiverio?

¿:Fuera bueno que murieran

385

hoy tantas vidas por una

que no importa que se pierda?

¿:Quién soy yo? ¿:Soy más que un hombre?

Si es número que acrecienta

el ser infante, ya soy

390

un cautivo; de nobleza

no es capaz el que es esclavo:

yo lo soy, luego ya yerra

el que 'infante' me llamare;

si no lo soy, ¿:quién ordena

395

que la vida de un esclavo

en tanto precio se venda?

Morir es perder el ser:

yo le perdí en una guerra;

perdí el ser, luego morí;

400

morí, luego ya no es cuerda

hazaña que por un muerto

hoy tantos vivos perezcan;

y así, estos vanos poderes

hoy divididos en piezas

405

serán átomos del sol,

serán del fuego centellas...

Mas no, yo los comeré,

porque aun no quede una letra

que informe al mundo que tuvo

410

la lusitana nobleza

este intento. Rey, yo soy

tu esclavo: dispón, ordena

de mi libertad; no quiero

ni es posible que la tenga.

415

Enrique, vuelve a tu patria:

di que en Africa me dejas

enterrado, que mi vida

yo haré que muerte parezca.

Cristianos, Fernando es muerto;

420

moros, un esclavo os queda;

cautivos, un compañero

hoy se añade a vuestras penas.

Cielos, un hombre restauran

vuestras divinas iglesias;

425

mar, un mísero con llanto

vuestras ondas acrecienta;

montes, un triste os habita

igual ya de vuestras fieras;

viento, un pobre con sus voces

430

os duplica las esferas;

tierra, un cadáver os labra

en las entrañas su huesa.

Porque Rey, hermano, moros,

cristianos, sol, luna, estrellas,

435

cielo, tierra, mar y viento,

montes, fieras, todos sepan

que hoy un príncipe constante

entre desdichas y penas

la fe católica ensalza,

440

la ley de Dios reverencia.

Pues cuando no hubiera otra

razón más que tener Ceuta

una iglesia consagrada

a la Concepción Eterna

445

de la que es reina y señora

de los cielos y la tierra,

perdiera, vive ella misma,

mil vidas en su defensa.

REY Desagradecido, ingrato

450

a las glorias y grandezas

de mi reino, ¿:cómo así

hoy me quitas, hoy me niegas,

lo que más he deseado?

Mas si en mi reino gobiernas

455

mas que en el tuyo, ¿:qué mucho

que la esclavitud no sientas?

Pero ya que esclavo mío

te nombras y te confiesas,

como a esclavo he de tratarte:

460

tu hermano, los tuyos vean

que como esclavo vil

los pies agora me besas.

DON ENRIQUE ¡Qué desdicha!

MULEY                      ¡Qué dolor!

[DON ENRIQUE ¡Qué desventura!]

DON JUAN                              ¡Qué pena!

465

REY Mi esclavo eres.

DON FERNANDO                        Es verdad;

y poco en eso te vengas;

que si para una jornada

salió el hombre de la tierra,

al fin de varios caminos

470

es para volver a ella.

Más tengo que agradecerte

que culparte, pues me enseñas

atajos para llegar

a la posada más cerca.

475

REY Siendo esclavo, tú no puedes

tener títulos ni rentas;

hoy Ceuta está en tu poder:

si cautivo te confiesas,

si me confiesas por dueño,

480

¿:por qué no me das a Ceuta?

DON FERNANDO Porque es de Dios y no es mía.

REY ¿:No es precepto de obediencia

obedecer al señor?

Pues yo te mando con ella

485

que la entregues.

DON FERNANDO                           En lo justo

dice el cielo que obedezca

el esclavo a su señor:

porque si el señor dijera

a su esclavo que pecara,

490

obligación no tuviera

de obedecerle; porque

quien peca, mandando peca.

REY Harete muerte.

DON FERNANDO                        Esa es vida.

REY Pues para que no lo sea,

495

vive muriendo, que yo

rigor tengo.

DON FERNANDO                      Y yo paciencia.

REY Pues no tendrás libertad.

DON FERNANDO Pues no será tuya Ceuta.

REY ¡Hola!

Sale CELIN .)

CELIN            Señor.

REY                      Luego al punto

500

aquese cautivo sea

igual a todos: al cuello

y a los pies le echad cadenas;

a mis caballos acuda

en baño y jardín, y sea

505

abatido como todos;

no vista ropas de seda

sino sarga humilde y pobre;

coma negro pan y beba

agua salobre; en mazmorras

510

húmedas y obscuras duerma,

y a crïados y a vasallos

se extienda aquesta sentencia.

¡Llevalde todos!

DON ENRIQUE                        ¡Qué llanto!

MULEY ¡Qué desdicha!

DON JUAN                      ¡Qué tristeza!

515

REY Veré, bárbaro, veré

si llega a más tu paciencia

que mi rigor.

DON FERNANDO                   Sí verás,

porque esta en mí será eterna.

(Llévanle.

REY Enrique, por el seguro

520

de mi palabra, que vuelvas

a Lisboa te permito;

el mar africano deja.

Di en tu patria que el Infante,

que su maestre de Avis, queda

525

curándome los caballos;

que a darle libertad venga...

DON ENRIQUE Sí harán, que si yo le dejo

en su infelice miseria,

y me sufre el corazón

530

el no acompañarle en ella,

es porque pienso volver

con más poder y más fuerza

para darle libertad.

REY Muy bien harás como puedas.

535

MULEY (Aparte.Ya ha llegado la ocasión

de que mi lealtad se vea:

la vida debo a Fernando;

yo le pagaré la deuda.

(Vanse.

(Salen CELIN y el INFANTE, con cadena y vestido de cautivo.

CELIN El Rey manda que asistas

540

en aqueste jardín y no resistas

su ley a tu obediencia.

DON FERNANDO Mayor que su rigor es mi paciencia.

(Salen los cautivos, y uno canta mientras los otros cavan en un jardín.

CAUTIVO 1.º       A la conquista de Tánger,

      contra el bárbaro Muley,

545

      al infante don Fernando

      envió su hermano, el Rey.

DON FERNANDO ¿:Que un instante mi historia

no deje de cansar a la memoria?

Triste estoy y turbado.

550

CAUTIVO 2.º Cautivo, ¿:cómo estáis tan descuidado?

No lloréis, consolaos; que ya el Maestre

dijo que volveremos

presto a la patria y libertad tendremos.

Ninguno ha de quedar en este suelo.

555

DON FERNANDO ¡Qué presto perderéis ese consuelo!

CAUTIVO 2.º Consolad los rigores

y ayudadme a regar aquestas flores:

tomad los cubos y agua me id trayendo

de aquel estanque.

DON FERNANDO                              Obedecer pretendo.

560

Buen cargo me habéis dado

pues agua me pedís que mi cuidado,

sembrando penas, cultivando enojos,

llenará en la corriente de mis ojos. (Vase.)

CAUTIVO 1.º Al baño han echado, y con cuidado,

565

más cautivos.

(Sale DON JUAN y otro, de cautivos.

DON JUAN                      ¿:No sabremos

si estos jardines fueron?

Porque en su compañía

menos el llanto y el dolor sería:

dígasme amigo, que te guarde el cielo,

570

si viste cultivando

este jardín al maestre don Fernando.

CAUTIVO 2.º No le hemos visto.

DON JUAN Mal el dolor y lágrimas resisto.

CAUTIVO 3.º Digo que el baño abrieron

575

y que nuevos cautivos a él vinieron.

(Sale DON FERNANDO con los cubos de agua.

DON FERNANDO Mortales, no os espante

ver un maestre de Avis, ver un infante,

en tan mísera afrenta,

que el tiempo estas miserias representa.

580

DON JUAN Pues señor, ¿:Vuestra Alteza

en tan mísero estado de tristeza?

Rompa el dolor el pecho.

DON FERNANDO Válgate Dios, que gran pesar me has hecho,

don Juan, en descubrirme;

585

que quisiera ocultarme y encubrirme

entre mi misma gente,

sirviendo pobre y miserablemente.

CAUTIVO 1.º Señor, que perdonéis os ruego

de haber andado yo tan loco y ciego.

590

CAUTIVO 2.º Dadnos señor, tus pies.

DON FERNANDO                                  Alzad, amigo;

ved que yo humilde vivo

y soy entre vosotros un cautivo.

DON JUAN Vuestra Alteza...

DON FERNANDO                           ¿:Qué alteza

ha de tener quien vive en tal bajeza?

595

Ninguno así me trate

sino como a su igual.

DON JUAN                             ¡Que no desate

un rayo el cielo para darme muerte!

DON FERNANDO Don Juan, no ha de quejarse desa suerte

un noble. ¿:Quién del cielo desconfía?

600

La prudencia, el valor, la bizarría

se ha de mostrar agora.

Sale ZARA.)

ZARA Al jardín sale Fénix, mi señora,

y manda que matices y colores

borden este azafate de sus flores.

605

DON FERNANDO Yo llevársele espero;

que en cuanto sea servir seré el primero.

CAUTIVO 1.º Ea, vamos a cogellas.

ZARA Aquí os aguardo mientras vais por ellas.

DON FERNANDO No me hagáis cortesías:

610

iguales vuestras penas y las mías

son. Pues nüestra suerte,

si no hoy, mañana ha de igualar la muerte,

no será acción liviana

no dejar hoy qué hacer para mañana.

615

Vanse todos haciendo cortesías al INFANTE y sale FENIX y ROSA.)

FENIX ¿:Mandaste que me trujesen

las flores?

ZARA                    Ya lo mandé.

FENIX Sus colores deseé

para que me divirtiesen.

ROSA ¿:Qué tales, señora, fueron

620

tus graves melancolías?

ZARA ¿:Qué te obligó a estar así?

FENIX No fue sueño lo que vi

que fueron desdichas mías.

Cuando sueña un desdichado

625

que es dueño de algún tesoro,

ni dudo, Zara, ni ignoro

que entonces es bien soñado;

mas si a soñar ha llegado

que desdicha le concierta,

630

y aquello sus ojos ven,

pues soñando el mal y el bien

halla el mal cuando despierta,

piedad no espero, ¡ay de mí!,

porque mi mal será cierto.

635

ZARA ¿:Y qué dejas para el muerto

si tú lo sientes así?

FENIX Ya mis desdichas creí

precio de un muerto. ¡Quién vio

tal pena! No hay gusto, no,

640

a una infelice mujer.

¿:Qué, al fin, de un muerto he de ser?

¿:Quién será este muerto?

(Sale DON FERNANDO con las flores.

DON FERNANDO                                        Yo.

FENIX ¡Ay cielos! ¿:Qué veo?

DON FERNANDO ¿:Qué te admira?

FENIX                        De una suerte

645

me admira el oírte y verte.

DON FERNANDO No lo jures, bien lo creo.

Yo pues, Fénix, que deseo

servirte, humilde traía

flores de la huerta mía:

650

jeroglíficos, señora,

pues nacieron con la aurora

y murieron con el día.

FENIX A la maravilla dio

ese nombre al descubrilla.

655

DON FERNANDO ¿:Qué flor no es maravilla

cuando te la sirva yo?

FENIX Es verdad. Di, ¿:quién causó

esta novedad?

DON FERNANDO                   Mi suerte.

FENIX ¿:Tan rigurosa es?

DON FERNANDO                           Tan fuerte.

660

FENIX Pena das.

DON FERNANDO                 Pues no te asombre.

FENIX ¿:Por qué?

DON FERNANDO                 Porque nace el hombre

sujeto a fortuna y muerte.

FENIX ¿:No eres Fernando?

DON FERNANDO                             Sí soy.

FENIX ¿:Quién te puso así?

DON FERNANDO                                La ley

665

de esclavo.

FENIX                      ¿:Quién la hizo?

DON FERNANDO                                       El Rey.

FENIX ¿:Por qué?

DON FERNANDO                 Porque suyo soy.

FENIX Pues, ¿:no te ha estimado hoy?

DON FERNANDO Y también me ha aborrecido.

FENIX ¿:Un día posible ha sido

670

a desunir dos estrellas?

DON FERNANDO Para presumir por ellas

las flores habrán venido.

Estas, que fueron pompas y alegría

despertando el albor de la mañana,

675

a la tarde serán lástima vana

durmiendo en brazos de la noche fría.

Este matiz que al cielo desafía,

iris listado de oro, nieve y grana,

será escarmiento de la vida humana,

680

tanto se emprende en término de un día.

A florecer las rosas madrugaron

y para envejecerse florecieron:

cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:

685

en un día nacieron y espiraron,

que pasados los siglos horas fueron.

FENIX Horror y miedo me has dado:

ni oírte ni verte quiero;

sé el desdichado primero

690

de quien huye un desdichado.

DON FERNANDO ¿:Y las flores?

FENIX                   Si has hallado

jeroglíficos en ellas,

deshacellas y rompellas

solo sabrán mis rigores.

695

DON FERNANDO ¿:Qué culpa tienen las flores?

FENIX Parecerse a las estrellas.

DON FERNANDO ¿:Quejas?

FENIX                 Ninguna

estimo en su rosicler.

DON FERNANDO ¿:Cómo?

FENIX              Nace la mujer

700

sujeta a muerte y fortuna,

y en esa estrella importuna

tasada mi vida vi.

DON FERNANDO ¿:Flores con estrellas?

FENIX                                Sí.

DON FERNANDO Aunque sus rigores lloro,

705

esa propiedad ignoro.

FENIX Escucha, sabraslo.

DON FERNANDO                              Di.

FENIX Esos rasgos de luz, esas centellas

que cobran, con amagos superiores,

alimentos del sol en resplandores,

710

aquello viven que se duelen dellas.

Flores nocturnas son; aunque tan bellas,

efímeras padecen sus ardores:

pues si un día es el siglo de las flores,

una noche es la edad de las estrellas.

715

De esa, pues, primavera fugitiva

ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere:

registro es nuestro, o muera el sol o viva.

¿:Qué duración habrá que el hombre espere,

o qué mudanza habrá que no reciba,

720

de astro que cada noche nace y muere?

(Vase y sale MULEY.)

MULEY A que se ausentase Fénix

en esta parte esperé,

que el águila más amante

huye de la luz tal vez.

725

¿:Estamos solos?

DON FERNANDO                           Sí.

MULEY                                   Escucha.

DON FERNANDO ¿:Qué quieres, noble Muley?

MULEY Que sepas que hay en el pecho

de un moro lealtad y fe.

No sé por dónde empezar

730

a declararme, no sé

si diga cuánto he sentido

este inconstante desdén

del tiempo, este estrago injusto

de la suerte, este crüel

735

ejemplo del mundo y este

de la fortuna vaivén.

Mas a riesgo estoy si aquí

hablar contigo me ven;

que tratarte sin respeto

740

es ya decreto del Rey;

y así mi dolor dejando

la voz, que él podrá más bien

explicarse como esclavo,

vengo a arrojarme a esos pies:

745

yo lo soy tuyo; y así

no vengo, infante, a ofrecer

mi favor, sino pagar

deuda que un tiempo cobré.

La vida que tú me diste

750

vengo a darte, que hacer bien

es tesoro que se guarda

para cuando es menester.

Y porque el temor me tiene

con grillos de miedo al pie,

755

y está mi pecho y mi cuello

entre el cuchillo y cordel,

quiero, acortando discursos,

declararme de una vez;

y así digo que esta noche

760

tendré en la mar un bajel

prevenido; en las troneras

de las mazmorras pondré

instrumentos que desarmen

las prisiones que tenéis;

765

luego, por parte de afuera,

los candados romperé.

Tú, con todos los cautivos

que Fez encierra y en él,

vuelve a tu patria seguro

770

de que yo lo quedo en Fez;

pues es fácil el decir

que ellos pudieron romper

la prisión y así los dos

habremos librado bien,

775

yo el honor y tú la vida;

pues es cierto que, a saber

el Rey mi intento, me diera

por traidor con justa ley;

que no sintiera el morir.

780

Y porque son menester

para granjear voluntades

dineros, aquí se ve

destas joyas reducido

inumerable interés:

785

este es, Fernando, el rescate

de mi prisión; esta es

la obligación que te tengo;

que un esclavo noble y fiel

tan inmenso bien habrá

790

de pagar alguna vez.

DON FERNANDO Agradecerte quisiera

la libertad pero el Rey

sale al jardín.

MULEY                      ¿:Ha te visto

conmigo?

DON FERNANDO                 No.

MULEY                        Pues no des

795

que sospechar.

DON FERNANDO                      Destos ramos

haré rústico cancel

que me encubra mientras pasa.

(Vase y sale el REY.)

REY [Aparte.] Con tal secreto Muley

y Fernando...; y irse el uno

800

en el punto que me ve

y disimular el otro...:

algo hay aquí que temer;

sea cierto o no sea cierto,

mi temor procuraré

805

asegurar.) Mucho estimo...

MULEY Gran señor, dame tus pies.

REY ...hallarte aquí.

MULEY                   ¿:Qué me mandas?

REY He sentido

mucho no llegarme a ver

810

señor de Ceuta.

MULEY                        Conquista,

coronado de laurel,

sus muros; que a tu valor

mal se podrá defender.

REY Con más doméstica guerra

815

se ha de rendir.

MULEY                        ¿:De qué suerte?

REY Con abatir y poner

a Fernando en tal estado

que él mismo a Ceuta me dé.

Sabrás pues, Muley amigo,

820

que yo he llegado a temer

que la persona del Maestre

no está muy segura en Fez;

los cautivos que en estado

tan abatido le ven

825

se lastiman, y recelo

que se amotinan por él.

Fuera desto, siempre ha sido

poderoso el interés;

que las guardas con el oro

830

son fáciles de romper.

MULEY Aparte. Yo quiero apoyar agora

que todo esto puede ser,

porque de mí no se tenga

sospecha.) Tú temes bien:

835

fuerza es que quieran libralle.

REY Pues solo un remedio hallé

porque ninguno se atreva

a atropellar mi poder.

MULEY ¿:Y es, señor?

REY                   Muley, que tú

840

le guardes y a cargo esté

tuyo: a ti no ha de torcerte

ni el temor ni el interés.

Alcaide eres del Infante:

procura el guardarle bien;

845

porque en cualquiera ocasión

tú me has de dar cuenta dél. (Vase.)

MULEY Sin duda alguna que oyó

nuestros conciertos el Rey:

¡válgame Alá!

Sale FERNANDO.)

DON FERNANDO                      ¿:Qué te aflige?

850

MULEY ¿:Has escuchado?

DON FERNANDO                           Muy bien.

MULEY Pues, ¿:para qué me preguntas

qué me aflige si me ves

en tan ciega confusión

y, entre mi amigo y el Rey,

855

el amistad y el honor

hoy en batalla se ven?

Si soy contigo leal,

he de ser traidor al Rey;

ingrato seré contigo

860

si con él me juzgo fiel.

¿:Qué he de hacer? ¡Valedme cielos!,

pues al mismo que llegué

a rendir la libertad

me entrega para que esté

865

seguro en mi confïanza.

¿:Qué he de hacer si ha echado el Rey

llave maestra al secreto?

Mas, para acetarlo bien,

te pido que me aconsejes:

870

dime tú qué debo hacer.

DON FERNANDO Muley, amor y amistad

en grado inferior se ven

con la lealtad y el honor.

Nadie iguala con el Rey;

875

él solo es igual contigo;

y así, mi consejo es

que a él le sirvas y me faltes:

tu amigo soy; y porque

esté seguro tu honor,

880

yo me guardaré también;

que aunque otro llegue a ofrecerme

libertad, no acetaré

la vida, porque tu honor

conmigo seguro esté.

885

MULEY Fernando, no me aconsejas

tan leal como cortés.

Sé que te debo la vida

y que pagártela es bien.

Y así, lo que está tratado

890

esta noche dispondré:

líbrate tú, que mi vida

se quedará a padecer

tu muerte; líbrate tú,

que nada temo después.

895

DON FERNANDO ¿:Y será justo que yo

sea tirano y crüel

con quien conmigo es piadoso,

y mate al honor crüel

que a mí me está dando vida?

900

No; y así, te quiero hacer

juez de mi causa y mi vida:

aconséjame también.

¿:Tomaré la libertad

de quien queda a padecer

905

por mí? ¿:Dejaré que sea

vano por su honor crüel

por ser liberal conmigo?

¿:Qué me aconsejas?

MULEY                             No sé;

que no me atrevo a decir

910

'sí' ni 'no': el 'no', porque

me pesará que lo diga,

y el 'sí', porque echo de ver

si digo al decir que sí

que no te aconsejo bien.

915

DON FERNANDO Sí aconsejas; porque yo,

por mi Dios y por mi ley,

seré un príncipe constante

en la esclavitud de Fez.

Jornada III

Salen MULEY y el REY.

                  
           MULEY ([Aparte.] Ya que socorrer no espero
por tantas guardas del Rey
a don Fernando, hacer quiero
sus ausencias, que esta es ley
de un amigo verdadero.)

5

Señor, pues yo te serví
en tierra y mar como sabes;
si en tu gracia merecí
lugar en penas tan graves:
atento me escucha.
REY                                Di.

10

MULEY Fernando...
REY                    No digas más.
MULEY ¿:Posible es que no me oirás?
REY No, que en diciendo 'Fernando'
ya me ofendes.
MULEY                      ¿:Cómo o cuándo?
REY Como ocasión no me des

15

de hacer lo que me pidieres
cuando me ruegues por él.
MULEY Si soy su guarda, ¿:no quieres,
señor, que dé cuenta dél?
REY Di, pero piedad no esperes.

20

MULEY Fernando, cuya importuna
suerte, sin piedad alguna,
vive a pesar de la fama,
tanto que el mundo le llama
«el monstruo de la fortuna»,

25

examinado el rigor,
mejor dijera el 'poder'
de tu corona, señor,
hoy a tan mísero ser
le ha traído su valor;

30

que en un lugar arrojado,
tan humilde y desdichado
que es indigno de tu oído;
enfermo, pobre y tullido,
piedad pide al que ha pasado;

35

porque como le mandaste
que en las mazmorras durmiese,
que en los baños trabajase,
que tus caballos curase
y nadie a comer le diese,

40

a tal extremo llegó,
como era su natural
tan flaco, que se tulló;
y así, la fuerza del mal
brío y majestad rindió;

45

pasando la noche fría
en una mazmorra dura;
constante en su fe porfía,
y al salir la lumbre pura
del sol, que es padre del día,

50

los cautivos, ¡pena fiera!,
en una mísera estera
le ponen en tal lugar...
¿:Qué es? ¿:Direlo? Un muladar,
porque es su olor de manera

55

que nadie puede sufrille
junto a su casa; y así,
todos dan en despedirle,
y ha venido a estar allí
sin hablarle y sin oírle,

60

ni compadecerse dél;
solo un crïado y un fiel
caballero en pena extraña
le consuela y acompaña;
estos dos parten con él

65

su porción, tan sin provecho,
que para uno solo es poca
pues cuando los labios toca
se suele pasar al pecho
sin que lo sepa la boca;

70

y aun estos dos los castiga
tu gente por la piedad
que al dueño a servir obliga;
mas no hay rigor ni crueldad,
por más que ya le persiga,

75

que dél los pueda apartar:
mientras uno va a buscar
de comer, el otro queda
con quien consolarse pueda
de su desdicha y pesar.

80

Acaba ya rigor tanto:
ten del Príncipe, señor,
ya que no piedad, horror;
asombro, ya que no llanto.
REY Bien está Muley.

(Sale FENIX.)

FENIX                              Señor,

85

si ha merecido en tu amor
gracia alguna mi humildad,
hoy a Vuestra Majestad
vengo a pedir un favor.
REY ¿:Qué puedo negarte a ti?

90

FENIX Fernando el Maestre...
REY                                Está bien;
ya no hay que pasar de ahí.
FENIX Horror da a cuantos le ven
en tal estado. De ti
solo merecer quisiera...

95

REY Detente, Fénix, espera.
¿:Quién a Fernando le obliga
para que su muerte siga,
para que infelice muera?
Si por ser crüel, y fiel

100

a su fe, sufre castigo
tan dilatado y crüel,
él es el crüel conmigo,
que yo no lo soy con él.
¿:No está en su mano salir

105

de su miseria y vivir?
Pues eso en su mano está:
entregue a Ceuta y saldrá
de padecer y sentir
tantas penas y rigores.

110

(Sale CELIN.)

CELIN Licencia aguardan que des,
señor, dos embajadores:
de Tarudante uno es,
y el otro del portugués
Alfonso.
FENIX [Aparte.] ¡Ay penas mayores!

115

Sin duda que por mí envía
Tarudante.
MULEY    [Aparte.] Hoy perdí, cielos,
la esperanza que tenía:
mátenme amistad y celos;
todo lo perdí en un día.

120

REY Entren pues: en este estrado
conmigo te asienta, Fénix.

(Siéntanse)

(Salen ALFONSO y TARUDANTE, cada uno por su puerta)

TARUDANTE Generoso rey de Fez...
DON ALFONSO Rey de Fez, altivo y fuerte...
TARUDANTE ...cuya fama...
DON ALFONSO                      ...cuya vida...

125

TARUDANTE ...nunca muera...
DON ALFONSO                        ...viva siempre...
TARUDANTE [A FENIX.]Y tú, de aquel sol aurora...
DON ALFONSO Tú, de aquel ocaso oriente...
TARUDANTE ..a pesar de siglos dures...
DON ALFONSO ...a pesar de tiempos reines...

130

TARUDANTE ...porque tengas...
DON ALFONSO                           ...porque goces...
TARUDANTE ...felicidades...
DON ALFONSO                      ...laureles...
TARUDANTE ...altas dichas...
DON ALFONSO                        ...triunfos grandes...
TARUDANTE ...pocos males...
DON ALFONSO                        ...muchos bienes...
TARUDANTE [A DON ALFONSO]*
¿:Cómo, mientras hablo yo,

135

tú cristiano hablar te atreves?
DON ALFONSO Porque nadie habla primero
que yo donde yo estuviere.
TARUDANTE A mí, por ser de nación
alarbe, el lugar me deben

140

primero; que los extraños,
donde hay propios, no prefieren.
DON ALFONSO Donde saben cortesía
sí hacen; pues vemos siempre
que dan en cualquiera parte

145

el mejor lugar al huésped.
TARUDANTE Cuando esa razón lo fuera,
aun no pudiera vencerme,
porque el primero lugar
solo se le debe al huésped.

150

REY Ya basta; y los dos agora
en mis estrados se sienten:
hable el portugués que, en fin,
por de otra ley se le debe
más honor.
TARUDANTE    [Aparte.] Corrido estoy.

155

DON ALFONSO Agora yo seré breve.
Alfonso de Portugal,
rey famoso, a quien celebre
la fama en lenguas de bronce
a pesar de envidia y muerte,

160

salud te envía; y te ruega
que, pues libertad no quiere
Fernando, como su vida
la ciudad de Ceuta cueste,
que remitas su valor

165

hoy a cuantos intereses
el más avaro codicie,
el más liberal desprecie .
Y que dará en plata y oro
tanto precio como pueden

170

valer dos ciudades: esto
te pide amigablemente.
Pero si no se le entregas,
que ha de librarle promete
por armas, a cuyo efeto

175

ya sobre la espalda leve
del mar, ciudades fabrica
de mil armados bajeles:
y jura que a sangre y fuego
ha de librarle y vencerte,

180

dejando aquesta campaña
llena de sangre; de suerte
que cuando el sol se levante,
halle los matices verdes
esmeraldas, y los pierda

185

rubíes cuando se acueste.
TARUDANTE Aunque como embajador
no me toca responderte,
en cuanto toca a mi rey
puedo, cristiano, atreverme,

190

porque ya es suyo este agravio,
como hijo que obedece
al Rey, mi señor; y así
decir de su parte puedes
a don Alfonso que venga

195

porque en término más breve
que hay de la noche a la aurora
vea en púrpura caliente
agonizar estos campos;
tanto, que los cielos piensen

200

que se olvidaron de hacer
otras flores que claveles.
DON ALFONSO Si fueras, moro, mi igual,
pudiera ser que se viese
reducida esa vitoria

205

a dos jóvenes valientes;
mas dile a tu rey que salga
si ganar fama pretende;
que yo haré que salga el mío.
TARUDANTE Casi has dicho que lo eres;

210

y siendo así, Tarudante
sabrá también responderte.
DON ALFONSO Pues en campaña te espero.
TARUDANTE Yo haré que poco me esperes,
porque soy rayo.
DON ALFONSO                           Yo viento.

215

TARUDANTE Volcán soy que llamas vierte.
DON ALFONSO Hidra soy que fuego arroja.
TARUDANTE Yo soy furia.
DON ALFONSO                   Yo soy muerte.
TARUDANTE ¿:Que no te espantes de oírme?
DON ALFONSO ¡Que no te mueres de verme!

220

REY Señores, Vuestras Altezas,
ya que los enojos pueden
correr al sol las cortinas
que le embozan y escurecen,
adviertan que, en tierra mía,

225

campo aplazarse no puede
sin mí; y así, yo le niego
para que tiempo me quede
de serviros.
DON ALFONSO                      No recibo
yo hospedajes y mercedes

230

de quien recibo pesares.
Por Fernando vengo; el verle
me obligó a llegar a Fez
disfrazado desta suerte.
Antes de entrar en tu corte

235

supe que a esta quinta alegre
asistías, y así vine
a hablarte porque fin diese
la esperanza que me trujo;
y pues tan mal me sucede,

240

advierte, señor, que solo
la respuesta me detiene.
REY La respuesta, rey Alfonso,
será compendiosa y breve:
que si no me das a Ceuta

245

no hayas miedo que le lleves.
DON ALFONSO Pues ya he venido por él
y he de llevarle. Prevente
para la guerra que aplazo.
Embajador, o quien eres:

250

veámonos en campaña.
¡Hoy toda el Africa tiemble! (Vase)
TARUDANTE Ya que no pude lograr
la fineza, hermosa Fénix,
de serviros como esclavo,

255

logre al menos la de verme
a vuestros pies: dad la mano
a quien un alma os ofrece.
FENIX Vuestra Alteza, gran señor,
finezas y honras no aumente

260

a quien le estima, pues sabe
lo que a sí mismo se debe.
MULEY [Aparte.] ¿:Qué espera quien esto llega
a ver y no se da muerte?
REY Ya que Vuestra Alteza vino

265

a Fez impensadamente,
perdone del hospedaje
la cortedad.
TARUDANTE                      No consiente
mi ausencia más dilación
que la de un plazo muy breve;

270

y supuesto que venía
mi embajador con poderes
para llevar a mi esposa
como tú dispuesto tienes,
no por haberlo yo sido

275

mi fineza desmerece
la brevedad de la dicha.
REY En todo, señor, me vences;
y así por pagar la deuda
como porque se previenen

280

tantas guerras, es razón
que desocupado quede
destos cuidados; y así
volverse luego conviene
antes que ocupen el paso

285

las amenazadas huestes
de Portugal.
TARUDANTE                      No importara,
porque yo vengo con gente
y ejércitos numerosos,
tal que esos campos parecen

290

ciudades más que desiertos;
y volveré brevemente
con ella a ser tu soldado.
REY Pues luego es bien que se apreste
la jornada; pero en Fez

295

será bien, Fénix , que entres
a alegrar esa ciudad.
¡Muley!
MULEY              Gran señor.
REY                                Prevente;
que con la gente de guerra
has de ir sirviendo a Fénix

300

hasta que quede segura
y con su esposo la dejes. (Vase)
MULEY [Aparte.] Esto solo me faltaba
para que, estando yo ausente,
aun le falte mi socorro

305

a Fernando y no le quede
esta pequeña esperanza.

(Vanse; y sacan en brazos al infante DON FERNANDO, DON JUAN y cautivos, y sacan una estera en que sentarle)

DON FERNANDO Ponedme en aquesta parte
para que goce mejor
la luz que el cielo reparte.

310

¡Oh inmenso, oh dulce Señor,
qué de gracias debo darte!
Cuando como yo se vía
Job, el día maldecía ;
mas era por el pecado

315

en que había sido engendrado;
pero yo bendigo el día
por la gracia que nos da
Dios en él, pues claro está
que cada hermoso arrebol

320

y cada rayo del sol
lengua de fuego será
con que le alabo y bendigo.
BRITO ¿:Estás bien así, señor?
DON FERNANDO Mejor que merezco, amigo.

325

¡Qué de piedades aquí,
oh Señor, usáis conmigo!
Cuando acaban de sacarme
de un calabozo, me dais
un sol para calentarme:

330

liberal, Señor, estáis.
CAUTIVO 1.º Sabe el cielo si quedarme
y acompañaros quisiera,
mas ya veis que nos espera
el trabajo.
DON FERNANDO                 Hijos, adiós.
CAUTIVO 2.º                                  ¡Qué pesar!

335

(Vanse)

DON JUAN Yo también te he de dejar.
DON FERNANDO ¿:Qué haré yo sin tu favor?
DON JUAN Presto volveré, señor;
que solo voy a buscar
algo que comas; porque

340

después que Muley se fue
de Fez, nos falta en el suelo
todo el humano consuelo;
pero con todo eso, iré
a procurarle; si bien

345

imposibles solicito
porque ya cuantos me ven,
por no ir contra el edito
que manda que no te den
ni agua tampoco, ni a mí

350

me venden nada. Señor,
gente viene.
DON FERNANDO                      ¡Oh si pudiera
mover a alguno a piedad
mi voz para que si quiera
un instante más viviera

355

padeciendo!

(El REY, TARUDANTE, FENIX y CELIN.)

CELIN                   Gran señor,
por una calle has venido
que es fuerza que hayas de ver
al infante don Fernando.
REY [A TARUDANTE.]*
Acompañarte he querido

360

porque mi grandeza veas.
TARUDANTE Siempre mis honras deseas.
DON FERNANDO Dalde de limosna hoy
a este pobre algún sustento:
mirad que hombre humano soy

365

y que, afligido y hambriento,
muriendo de hambre estoy.
Hombres, doleos de mí;
que una fiera de otra fiera
se compadece.
BRITO                      Ya aquí

370

no hay pedir de esa manera.
DON FERNANDO ¿:Cómo he de decir?
BRITO                             Así:
«Moros, tened compasión,
y algo que este pobre coma
le dad en esta ocasión,

375

por el santo zancarrón
del gran profeta Mahoma».
REY Que tenga fe, en este estado,
más me ofende y más me infama.
¡Infante, Maestre!
BRITO                              El Rey llama.

380

DON FERNANDO ¿:A mí, Brito? Haste engañado:
ni infante ni maestre soy;
el cadáver suyo sí;
y pues ya en la tierra estoy,
aunque infante y maestre fui,

385

no es ese mi nombre hoy.
REY Pues no eres maestre ni infante:
respóndeme a mí, Fernando.
DON FERNANDO Agora, aunque me levante
de la tierra, iré arrastrando

390

a besar tu pie.
REY                      Constante
te muestras a mi pesar:
¿:es humildad o valor
esta obediencia?
DON FERNANDO                           Es mostrar
cuánto debe respetar

395

el esclavo a su señor;
y pues que tu esclavo soy
y estoy en presencia tuya,
esta vez tengo de hablarte,
mi rey y señor, escucha:

400

'rey' te llamé, y aunque seas
de otra ley, es tan augusta
de los reyes la deidad,
tan fuerte y tan absoluta,
que engendra ánimo piadoso;

405

y así, es forzoso que acudas
a la sangre generosa
con piedad y con cordura;
que aun entre brutos y fieras
este nombre es de tan suma

410

autoridad, que la ley
de naturaleza ajusta
obediencias; y así leemos,
en repúblicas incultas,
al león, rey de las fieras

415

que, cuando la frente arruga,
de guedejas se corona:
sé piadoso, pues que nunca
hizo presa en él. Rendido
en las saladas espumas

420

del mar, el delfín, que es rey
de los peces, le dibujan
escamas de plata y oro,
sobre la espalda cerúlea
coronas, y ya se vio

425

de una tormenta importuna
sacar los hombres a tierra
porque el mar no los consuma.
El águila caudalosa,
a quien copete de plumas

430

riza el viento en sus esferas,
de cuantas aves saludan
al sol es emperatriz;
y con piedad noble y justa,
porque brindando no beba

435

el hombre entre plata pura
su muerte, entre los cristales
mordió la ponzoña dura
del áspid; con pico y alas,
borra, deshace y enturbia.

440

Aun entre plantas y piedras
se dilata y se dibuja
este imperio: la granada,
a quien coronan las puntas
de una corteza en señal

445

de que es reina de las frutas,
envenenada marchita
los rubíes que le ilustran
y los convierte en topacios,
color desmayada y mustia;

450

el diamante, a cuya vida
ni aun el imán ejecuta
su propiedad, que por rey
esta obediencia le jura,
tan noble que la traición

455

del dueño no disimula,
y la agudeza imposible
de que buriles le pulan
se deshace entre sí mismo,
vuelto en cenizas menudas.

460

Pues si entre fieras y peces,
plantas, piedras y aves usa
esta majestad de rey
de piedad, no será injusta
entre los hombres, señor,

465

porque el ser no te disculpa
de otra ley; que la crueldad
en cualquiera ley es una.
No quiero compadecerte
con mis lástimas y angustias

410

para que me des la vida,
que mi voz no la procura;
que bien sé que he de morir
desta enfermedad que turba
mis sentidos, que mis miembros

415

discurre, helada y caduca;
bien sé que herido de muerte
estoy, porque no pronuncia
voz la lengua cuyo aliento
no sea una espada aguda;

420

bien sé, al fin, que soy mortal
y que no hay hora segura,
y por eso dio una forma,
con una materia, en una
semejanza, la razón

425

al ataúd y a la cuna;
acción nuestra es natural,
cuando recibir procura
algún hombre, alzar las manos
en esta materia juntas,

430

mas cuando quiere arrojarlo,
de aquella misma acción usa,
pues las vuelve boca abajo
porque así las desocupa:
el mundo, cuando nacimos,

435

en señal de que nos busca
en la cuna nos recibe
y en ella nos asegura
boca arriba, pero cuando,
o con desdén o con furia

440

quiere arrojarnos de sí,
vuelve las manos que junta
y aquel instrumento mismo
forma mi materia muda,
pues fue cuna boca arriba

445

lo que boca abajo es tumba.
Tan cerca vivimos, pues,
de nuestra muerte; tan juntas
tenemos cuando nacimos
el lecho como la cuna:

450

¿:qué aguarda quien esto oye?,
quien esto sabe, ¿:qué busca?
Claro está que no será
la vida, no admite duda;
la muerte sí: esta te pido

455

porque los cielos me cumplan
un deseo de morir
por la Fe; que aunque presumas
que esto es desesperación
porque el vivir me disgusta,

460

no es sino afecto de dar
la vida en defensa justa
de la Fe, y sacrificar
a él la vida y alma juntas;
y así, aunque pida la muerte,

465

el afecto me disculpa,
y si la piedad no puede
vencerte, el rigor presuma
obligarte. ¿:Eres león?
Pues ya será bien que rujas

470

y despadeces a quien
te ofende, agravia y injuria.
¿:Eres águila? Pues hiere
con el pico y con las uñas
a quien su nido deshace.

475

¿:Eres delfín? Pues anuncia
tormentas al marinero
que el mar deste mundo ocupa.
¿:Eres árbol real? Pues muestra
todas las ramas desnudas

480

a la violencia del tiempo
que iras de Dios ejecuta.
¿:Eres diamante hecho polvos?
Pues sé venenosa furia
y cánsate, porque yo,

485

aunque más tormentas sufra,
aunque más rigores vea,
aunque llore más angustias,
aunque más miserias pase,
aunque halle más desventuras,

490

aunque más hambre padezca,
aunque mis carnes no cubran
estas ropas y aunque sea
mi esfera esta estancia sucia,
firme he de estar en mi fe,

495

porque es el sol que me alumbra,
porque es la luz que me guía,
es el laurel que me ilustra.
No has de triunfar de la Iglesia;
de mí, si quisieres, triunfa.

500

Dios defenderá mi causa
pues yo defiendo la suya.
REY ¿:Posible es que en tales penas
blasones y te consueles?
Siendo propias, ¿:que condenes?

505

No me duela siendo ajenas;
que, pues tu muerte causó
tu misma mano y yo no,
no esperes piedad de mí:
ten tú lástima de ti,

510

Fernando, y tendrela yo. (Vase)
DON FERNANDO Señor, Vuestra Majestad
me valga.
TARUDANTE                 ¡Que desventura! (Vase)
DON FERNANDO Si es alma de la hermosura
esa divina deidad,

515

vós, señora, me amparad
con el Rey.
FENIX                    ¡Qué gran dolor!
DON FERNANDO ¿:Aún no me miráis?
FENIX                                ¡Qué horror!
DON FERNANDO Hacéis bien, que vuestros ojos
no son para ver enojos.

520

FENIX ¡Qué lastima! ¡Qué dolor!
DON FERNANDO Pues aunque no me miréis,
señora, es bien que sepáis
que aunque tan bella os juzgáis,
que más que yo no valéis

525

y yo quizá valgo más.
FENIX Horror con tu voz me das
y con tu aliento me hieres;
déjame, hombre, ¿:qué me quieres
que no puedo sentir más? (Vase)

530

(Sale DON JUAN con un pan)

DON JUAN Por alcanzar este pan
que traerte, me han seguido
los moros y me han herido
con los palos que me dan.
DON FERNANDO Esa es la herencia de Adán.

535

DON JUAN Toma.
DON FERNANDO            Ya, amigo leal,
tarde llegas; que mi mal
es mortal.
DON JUAN                    Deme el cielo
en tantas penas consuelo.
DON FERNANDO Pero, ¿:qué mal no es mortal

540

si mortal el hombre es?
Y, en este confuso abismo,
la enfermedad de sí mismo
le viene a matar después.
Hombre, mira que no estés

545

descuidado, la verdad
sigue; que hay eternidad,
y otra enfermedad no esperes
que te avise pues tú eres
tu mayor enfermedad.

550

Pisando la tierra dura
de continuo el hombre está,
y cada paso que da
es sobre su sepultura;
triste ley, sentencia dura

555

es saber en cualquier caso
cada paso, ¡gran fracaso!,
es para andar adelante,
y Dios no es a hacer bastante
que no haya dado aquel paso:

560

amigos mi fin llegó;
llevadme de aquí en los brazos.
DON JUAN Serán los últimos lazos
de mi vida.
DON FERNANDO                      Lo que os ruego,
noble don Juan, es que luego

565

que espire me desnudéis;
en la mazmorra hallaréis
de mi religión el manto
que le truje tiempo tanto;
con este me enterraréis

570

descubierto si el rey fiero
ablanda la saña dura
dándome la sepoltura;
esta señalad, que espero
que, aunque hoy cautivo muero,

575

rescatado he de gozar
el sufragio del Altar;
que pues yo os he dado a Vós
tantas iglesias, mi Dios,
alguna me habéis de dar.

580

(Llévanle)

(El infante DON ALFONSO y soldados con arcabuces)

DON ALFONSO Dejad a la inconstante
playa azul esa máquina arrogante
de naves que, causando al cielo asombros,
el mar sustenta en sus nevados hombros;
y en estos horizontes

585

aborten gente los preñados montes
del mar, siendo, con máquinas de fuego,
cada bajel un edificio griego.

(Sale ENRIQUE.)

DON ENRIQUE Señor, tú no quisiste que saliera
nuestra gente de Fez en la ribera

590

y este puesto escogiste
para desembarcar: infeliz fuiste
porque, por una parte,
marchando viene el numeroso marte,
cuyo ejército al viento desvanece

595

y los collados de los montes crece;
Tarudante conduce gente tanta,
llevando a su mujer, felice infanta,
de Fez hacia Marruecos;
mas respondan las lenguas de los ecos.

600

DON ALFONSO Enrique, a eso he venido
a esperalle a este paso, que no ha sido
esa elección acaso; prevenida
estaba, y la razón está entendida:
si yo a desembarcar a Fez llegara,

605

esa gente y la suya en ella hallara;
y estando divididos,
hoy con menos poder están vencidos;
y antes que se prevengan
toca al arma.
DON ENRIQUE                      Señor, advierte y mira

610

que es sin tiempo esta guerra.
DON ALFONSO                                          Ya mi ira
ningún consejo alcanza;
no se dilate un punto esta venganza:
entre en mi brazo fuerte
por Africa el azote de la muerte.

615

DON ENRIQUE Mira que ya la noche,
envuelta en sombras, el luciente coche
del sol esconde entre las sombras puras.
DON ALFONSO Pelearemos a escuras;
que a la Fe que me anima,

620

ni el tiempo ni el poder la desanima.
Fernando, si el martirio que padeces,
pues es suya la causa, a Dios le ofreces,
cierta es la vitoria;
mío será el honor, mía la gloria.

625

DON ENRIQUE Tu orgullo altivo yerra.
DON FERNANDO (Dentro) Embiste, gran Alfonso. ¡Guerra! ¡Guerra!
DON ALFONSO ¿:Oyes confusas voces
romper los vientos tristes y veloces?
DON ENRIQUE Sí, y en ellos se oyeron

630

trompetas que a embestir señal hicieron.
DON ALFONSO Pues a embestir, Enrique; que no hay duda
que el cielo nos ayuda.

(Sale FERNANDO.)

DON FERNANDO                                  Sí ayuda.
Porque obligando al cielo,
que vio tu fe, tu religión, tu celo,

635

hoy tu causa defiende:
librarme a mí de esclavitud pretende;
porque por raro ejemplo
por tantos templos, Dios me ofrece un templo;
y con esta luciente

640

antorcha desasida del oriente,
tu ejército arrogante
alumbrando he de ir siempre delante
para que hoy en trofeos
iguales, grande Alfonso, en tus deseos,

645

llegues a Fez, no a coronarte agora,
sino a librar mi ocaso en el aurora. (Vase)
DON ENRIQUE Dudando estoy, Alfonso, lo que veo.
DON ALFONSO Yo no: todo lo creo;
y si es de Dios la gloria,

650

no digas 'guerra' ya sino 'vitoria'.

(Vanse)

(El REY, CELIN y en lo alto del tablado DON JUAN y un cautivo y el INFANTE en un ataúd -que se vea la caja no más-.)

DON JUAN Bárbaro, gózate aquí
de que, tirano, quitaste
la mejor vida.
REY                   ¿:Quién eres?
DON JUAN Un hombre que, aunque me maten,

655

no he de dejar a Fernando,
y aunque de congoja rabie,
he de ser perro leal
que en muerte he de acompañarle.
REY Cristianos: ese padrón,

660

que a las futuras edades
informe de mi justicia;
que rigor no ha de llamarse
venganza de agravios hechos
contra personas reales.

665

Venga Alfonso agora; venga
con arrogancia a sacarle
de esclavitud; que aunque yo
perdí esperanzas tan grandes
de que Ceuta fuese mía,

670

porque las pierda arrogante
de su libertad, me huelgo
de verle en estrecha cárcel.
Aun muerto no ha de estar libre
de mis rigores notables,

675

y así puesto a la vergüenza
quiero que esté a cuantos pasen.
DON JUAN Presto verás tu castigo,
que por campañas y mares
ya descubro desde aquí

680

mis cristianos estandartes.
REY Subamos a la muralla
a saber sus novedades.

(Vanse)

DON JUAN Arrastrando las banderas
y destemplados los parches,

685

muertas las cuerdas y luces,
todas son tristes señales.

(Tocan cajas destempladas; sale el infante DON FERNANDO con una hacha alumbrando al infante DON ALFONSO y ENRIQUE, que traen cautivos a TARUDANTE, FENIX y MULEY y todos los soldados)

DON FERNANDO En el horror de la noche,
por sendas que nadie sabe,
te guíe: ya con el sol

690

pardas nubes se deshacen.
Vitorioso, gran Alfonso,
a Fez conmigo llegaste:
este es el muro de Fez;
trata en él de mi rescate. (Vase)

695

DON ALFONSO ¡Ha de los muros! ¡Decid
al Rey que salga a escucharme!

(El REY y CELIN al muro)

REY ¿:Qué quieres, valiente joven?
DON ALFONSO Que me entregues al Infante,
al maestre don Fernando,

700

y te daré por rescate
a Tarudante y a Fénix
que presos están delante.
Escoge lo que quisieres:
morir Fénix o entregalle.

705

REY ¿:Qué he de hacer, Celín, amigo,
en confusiones tan grandes?
Fernando es muerto y mi hija
está en su poder: mudable
condición de la fortuna

710

que a tal estado me trae.
FENIX ¿:Qué es esto, señor? Pues viendo
mi persona en este trance,
mi vida en este peligro,
mi honor en este combate,

715

¿:dudas qué has de responder?
¿:Un minuto, ni un instante,
de dilación te permite
el deseo de librarme?
En tu mano está mi vida,

720

¿:y consientes, ¡pena grave!,
¡dolor fiero!, que la mía
injustas prisiones aten?
A tu voz está pendiente
mi vida, ¡rigor notable!,

725

¿:y permites que la mía
turbe la esfera del aire?
A tus ojos ves mi pecho
rendido a un desnudo alfanje,
¿:y consientes que los míos

730

tiernas lágrimas derramen?
Siendo rey, ¿:has sido fiera?
Siendo padre, ¿:fuiste áspid?
Siendo juez, ¿:eres verdugo?
Ni eres rey, jüez ni padre.

735

REY Fénix, no es la dilación
de la respuesta negarte
la vida, cuando los cielos
quieren que contigo acabe.
Y puesto que ya es forzoso

740

que una ni otra se dilate,
sabe, Alfonso, que a la hora
que Fénix le vio ayer tarde,
con el sol llegó al ocaso
sepultándose en dos mares,

745

de la muerte y de la espuma,
juntos el sol y el Infante;
esa caja humilde y breve
es de su cuerpo el engaste:
da la muerte a Fénix bella;

750

venga tu sangre en mi sangre.
FENIX ¡Ay de mí! ¡Ya mi esperanza
de todo punto se acabe!
REY Ya no me queda remedio
para vivir un instante.

755

DON ENRIQUE ¡Válgame el cielo! ¡Qué escucho!
¡Qué tarde, cielos, qué tarde
le llegó la libertad!
DON ALFONSO No digas tal; que si antes
Fernando en sombras nos dijo

760

que de esclavitud le saque:
por su cadáver lo dijo;
porque goce su cadáver
por muchos templos un templo,
y a él se ha de hacer el rescate.

765

Rey de Fez, porque no pienses
que muerto Fernando vale
menos que aquesta hermosura,
por él cuando muerto yace
te la trueco; envía pues

770

la nieve por los cristales,
el enero por los mayos,
las rosas por los diamantes,
y al fin un muerto infelice
por una divina imagen.

775

REY ¿:Qué dices, invicto Alfonso?
DON ALFONSO Que esos cautivos le bajen.
FENIX Precio soy de un hombre muerto:
cumplió el cielo su homenaje.
REY Por el muro descolgad

780

el ataúd y entregalde;
que para hacer las entregas
a sus pies voy a arrojarme.

(Vase; y bajen el ataúd con cuerdas por el muro)

DON ALFONSO En mis brazos os recibo
divino príncipe mártir.

785

DON ENRIQUE Yo, hermano, aquí te respeto.
DON JUAN Dame, invicto Alfonso, dame
la mano.
DON ALFONSO                 Don Juan, amigo,
buena cuenta del Infante
me habéis dado.
DON JUAN                           Hasta su muerte

790

le acompañé; hasta mirarle
libre, vivo y muerto estuve
con él: mirad dónde yace.
DON ALFONSO Dadme tío vuestra mano;
que aunque necio y ignorante

795

a sacaros de peligro
vine, gran señor, tan tarde,
en la muerte, que es mayor,
se muestran las amistades.
En un templo soberano

800

haré depósitos graves
de vuestro sagrado cuerpo.
A Fénix y a Tarudante
te entrego, Rey, y te pido
que aquí con Muley la cases

805

por el amistad que sé
que tuvo con el Infante.
Agora llegad, cautivos:
ved vuestro santo y llevalde
en hombros hasta la armada.

810

REY Todos es bien te acompañen.
DON ALFONSO Al son de dulces trompetas
y templadas cajas, marchen
el ejército con orden
de entierro; para que acabe

815

pidiendo perdón aquí,
de yerros que son tan grandes,
el católico Fernando,
príncipe, en la Fe, constante.

FIN