I USED frequently to amuse myself towards the close of the day, when the heat had subsided, with taking long rambles about the neighboring hills and the deep umbrageous valleys, accompanied by my historiographic squire, Mateo, to whose passion for gossiping I on such occasions gave the most unbounded license; and there was scarce a rock, or ruin, or broken fountain, or lonely glen, about which he had not some marvellous story; or, above all, some golden legend; for never was poor devil so munificent in dispensing hidden treasures.
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A la caída de la tarde, cuando el calor es menos intenso, solía distraerme con frecuencia dando largos paseos por los cerros vecinos y por los profundos y sombríos valles, acompañado de mi cronista- escudero Mateo, a cuya pasión por la charla daba yo el más amplio permiso en tales ocasiones; y apenas había roca, ruina, fuente rota o valle solitario de los que no me refierese alguna maravillosa historia o, sobre todo, alguna peregrina leyenda, pues nunca hubo un pobre diablo más espléndido en prodigar sus tesoros escondidos.
In the course of one of these strolls Mateo was more than usually communicative. It was toward sunset that we sallied forth from the great Gate of Justice, and ascended an alley of trees until we came to a clump of figs and pomegranates at the foot of the Tower of the Seven Floors (de los Siete Suelos), the identical tower whence Boabdil is said to have issued, when he surrendered his capital. Here, pointing to a low archway in the foundation, Mateo informed me of a monstrous sprite or hobgoblin, said to infest this tower, ever since the time of the Moors, and to guard the treasures of a Moslem king. Sometimes it issues forth in the dead of the night, and scours the avenues of the Alhambra, and the streets of Granada, in the shape of a headless horse, pursued by six dogs with terrible yells and howlings.
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En el curso de uno de estos paseos manifestóse Mateo más comunicativo que de ordinario. Al ponerse el sol, salimos por la puerta de la Justicia y subimos por una alameda, hasta llegar a un grupo de higueras y granados, al pie de la Torre de los Siete Suelos, la misma de donde se dice que salió Boabdil cuando hizo la entrega de su capital. En este sitio, señalándome una bóveda subterránea en los cimientos, me informó Mateo que allí se ocultaba un monstruoso espíritu o fantasma que, según se decía, habitaba en esta torre desde el tiempo de los árabes, guardando los tesoros de un rey musulmán. Algunas veces sale este duende en el profundo silencio de la noche y recorre los bosques de la Alhambra y las calles granadinas, bajo la forma de un caballo sin cabeza, perseguido por seis perros que lanzan terribles ladridos y aullidos.
“But have you ever met with it yourself, Mateo, in any of your rambles? ” demanded I.
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—¿Te lo has encontrado alguna vez en tus paseos? —le pregunté.
“No, senor, God be thanked! but my grandfather, the tailor, knew several persons that had seen it, for it went about much oftener in his time than at present; sometimes in one shape, sometimes in another. Every body in Granada has heard of the Belludo, for the old women and the nurses frighten the children with it when they cry. Some say it is the spirit of a cruel Moorish king, who killed his six sons and buried them in these vaults, and that they hunt him at nights in revenge. ”
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—No, señor, ¡gracias a Dios! Pero mi abuelo el sastre cono- A ció varias personas que lo vieron, pues antes salía con más frecuencia que ahora, ya de una forma, ya de otra. Todos, en Granada, han oído hablar del Velludo, y las viejas y las nodrizas asustan a los chiquillos llamándolo cuando lloran. Se dice que es el espíritu de un cruel rey moro que mató a sus seis hijos y los enterró debajo de esas bóvedas, y ellos, en venganza, lo persiguen por las noches.
I forbear to dwell upon the marvellous details given by the simple-minded Mateo about this redoubtable phantom, which has, in fact, been time out of mind a favorite theme of nursery tales and popular tradition in Granada, and of which honorable mention is made by an ancient and learned historian and topographer of the place.
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Me abstengo de relataros más acerca de los maravillosos detalles que me dio el crédulo Mateo sobre este terrible fantasma, que fue en tiempos pasados tema favorito de los cuentos infantiles y de las tradiciones populares de Granada, y del que hace honrosa mención un antiguo y erudito historiador, topógrafo de estos lugares*.
Leaving this eventful pile, we continued our course, skirting the fruitful orchards of the Generalife, in which two or three nightingales were pouring forth a rich strain of melody. Behind these orchards we passed a number of Moorish tanks, with a door cut into the rocky bosom of the hill, but closed up. These tanks, Mateo informed me, were favorite bathing-places of himself and his comrades in boyhood, until frightened away by a story of a hideous Moor, who used to issue forth from the door in the rock to entrap unwary bathers.
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Abandonando este famoso edificio, seguimos nuestro paseo, rodeando los frondosos jardines del Generalife, en los que dos o tres ruiseñores lanzaban al aire la melodía de sus trinos. Pasamos, por detrás de estos huertos, frente a cierto número de aljibes moriscos con una puerta abierta en el rocoso seno de la colina, pero tapiada. Estos aljibes —según me informó Mateo— fueron los baños favoritos tanto de él como de los camaradas de su niñez, hasta que los asustaron con la historia de un horrible moro que salía por la puerta de la roca para atrapar a los incautos bañistas.
Leaving these haunted tanks behind us, we pursued our ramble up a solitary mule-path winding among the hills, and soon found ourselves amidst wild and melancholy mountains, destitute of trees, and here and there tinted with scanty verdure. Every thing within sight was severe and sterile, and it was scarcely possible to realize the idea that but a short distance behind us was the Generalife, with its blooming orchards and terraced gardens, and that we were in the vicinity of delicious Granada, that city of groves and fountains. But such is the nature of Spain; wild and stern the moment it escapes from cultivation; the desert and the garden are ever side by side.
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Dejando atrás estos encantados aljibes, continuamos por un solitario camino de herradura que serpentea por los cerros, y al poco tiempo nos encontramos en unas agrestes y melancólicas montañas, desprovistas de árboles y salpicadas apenas de escaso verdor. Todo lo que se ofrecía a nuestra vista era triste y estéril, y se hacía muy difícil creer que a poca distancia detrás de nosotros se hallase el Generalife con sus floridos huertos y bellos jardines; ni que estuviésemos en las cercanías de la deliciosa Granada, la ciudad de las fuentes y de la vegetación. Pero tal es la naturaleza de España; agreste y dura desde el momento en que carece de cultivo; donde el desierto y el jardín se encuentran siempre el uno al lado del otro.
The narrow defile up which we were passing is called, according to Mateo, el Barranco de la tinaja, or the ravine of the jar, because a jar full of Moorish gold was found here in old times. The brain of poor Mateo was continually running upon these golden legends.
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El estrecho barranco por el que pasábamos, se llamaba —según Mateo— el Barranco de la Tinaja, porque allí fue encontrada una en tiempos pasados, repleta de oro morisco. La imaginación del pobre Mateo andaba siempre llena de estas áureas leyendas.
“But what is the meaning of the cross I see yonder upon a heap of stones, in that narrow part of the ravine? ”
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—¿Qué significa la cruz que veo allí, sobre un montón de piedras, en aquella parte estrecha del barranco?
“Oh, that’s nothing—a muleteer was murdered there some years since. ”
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—¡Ah! Eso no es nada. Un arriero que asesinaron allí hace unos años. —
“So then, Mateo, you have robbers and murderers even at the gates of the Alhambra? ”
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Según eso, Mateo, ¿hay ladrones y asesinos casi en las puertas de la Alhambra?
“Not at present, senor; that was formerly, when there used to be many loose fellows about the fortress; but they’ve all been weeded out. Not but that the gipsies who live in caves in the hillsides, just out of the fortress, are many of them fit for any thing; but we have had no murder about here for a long time past. The man who murdered the muleteer was hanged in the fortress. ”
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—Ahora no, señor, eso era antes, cuando había muchos vagos por los alrededores de la fortaleza; pero hoy está limpio el terreno. No es que los gitanos que viven en las cuevas de las laderas de la colina, en las afueras de la fortaleza, no sean capaces alguna vez de cualquier cosa; pero no hemos tenido ningún crimen por aquí desde hace mucho tiempo. Al asesino del arriero lo ahorcaron en la fortaleza.
Our path continued up the barranco, with a bold, rugged height to our left, called the “Silla del Moro, ” or Chair of the Moor, from the tradition already alluded to, that the unfortunate Boabdil fled thither during a popular insurrection, and remained all day seated on the rocky summit, looking mournfully down on his factious city.
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Continuamos barranco arriba, dejando a la izquierda una escarpada y pedregosa loma, llamada la Silla del Moro por la va citada tradición de haber huido Boabdil allí durante una insurrección popular, permaneciendo todo el día sentado en la rocosa meseta, contemplando tristemente su amotinada ciudad.
We at length arrived on the highest part of the promontory above Granada, called the mountain of the sun. The evening was approaching; the setting sun just gilded the loftiest heights. Here and there a solitary shepherd might be descried driving his flock down the declivities, to be folded for the night; or a muleteer and his lagging animals, threading some mountain path, to arrive at the city gates before nightfall.
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Llegamos, por último, a la parte más alta de la colina que domina Granada, llamada el cerro del Sol. La noche se aproximaba; el sol poniente doraba apenas los picos más altos. Acá y allá veíase algún solitario pastor que conducía su rebaño por las pendientes para encerrarlo durante la noche; o algún arriero con su cansinas bestias atravesando alguna senda de la montaña para llegar a las puertas de la población antes del anochecer.
Presently the deep tones of the cathedral bell came swelling up the defiles, proclaiming the hour of “oration ” or prayer. The note was responded to from the belfry of every church, and from the sweet bells of the convents among the mountains. The shepherd paused on the fold of the hill, the muleteer in the midst of the road, each took off his hat and remained motionless for a time, murmuring his evening prayer. There is always something pleasingly solemn in this custom, by which, at a melodious signal, every human being throughout the land unites at the same moment in a tribute of thanks to God for the mercies of the day. It spreads a transient sanctity over the land, and the sight of the sun sinking in all his glory, adds not a little to the solemnity of the scene.
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De pronto, el grave sonido de la campana de la catedral vino ondulando por los desfiladeros a anunciar la hora de la oración. El toque fue respondido por los campanarios de todas las iglesias y los dulces esquilones de los conventos, que se oían a través de la montaña. El pastor se detuvo en la falda de la colina, el arriero en medio del camino, y quitándose los sombreros permanecieron inmóviles un momento, murmurando la plegaria de la tarde. Hay siempre algo tierno y solemne en esta costumbre, según la cual, a una melodiosa señal, todos los seres humanos que habitan un lugar del país se unen en el mismo instante para tributar gracias a Dios por las mercedes del día. Parece que se esparce cierta fugaz santidad sobre la tierra, contribuyendo a realzar la escena el espectáculo del sol que, esplendoroso, se hunde en el horizonte.
In the present instance the effect was heightened by the wild and lonely nature of the place. We were on the naked and broken summit of the haunted mountain of the sun, where ruined tanks and cisterns, and the mouldering foundations of extensive buildings, spoke of former populousness, but where all was now silent and desolate.
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En el caso presente, el efecto era más admirable por la naturaleza agreste y solitaria del lugar. Estábamos en una desnuda y escabrosa meseta del famoso cerro del Sol, donde los ruinosos aljibes y cisternas y los desmoronados cimientos de amplios edificios hablaban de una antigua población, ahora en silencio y soledad.
As we were wandering about among these traces of old times, we came to a circular pit, penetrating deep into the bosom of the mountain; which Mateo pointed out as one of the wonders and mysteries of the place. I supposed it to be a well dug by the indefatigable Moors, to obtain their favorite element in its greatest purity. Mateo, however, had a different story, and one much more to his humor. According to a tradition, in which his father and grandfather firmly believed, this was an entrance to the subterranean caverns of the mountain, in which Boabdil and his court lay bound in magic spell; and whence they sallied forth at night, at allotted times, to revisit their ancient abodes.
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Mientras vagábamos por entre aquellos restos del pasado, llegamos a un agujero circular que parecía penetrar en el corazón de la montaña y que Mateo me señaló como una de las maravillas y misterios de este sitio. Supuse que sería un pozo abierto por los infatigables moros para obtener su elemento favorito en su mayor pureza. Mateo, sin embargo, conocía otra historia diferente y más de acuerdo con su carácter. Según una tradición, en la que creían firmemente su padre y su abuelo, se trataba de una entrada a las cavernas subterráneas de la montaña en la que Boabdil y su corte se ocultaban bajo un mágico hechizo, y desde donde salían durante la noche, a determinadas horas, para visitar de nuevo sus antiguas residencias.
“Ah, senor, this mountain is full of wonders of the kind. In another place there was a hole somewhat like this, and just within it hung an iron pot by a chain; nobody knew what was in that pot, for it was always covered up; but every body supposed it full of Moorish gold. Many tried to draw it forth, for it seemed just within reach; but the moment it was touched it would sink far, far down, and not come up again for some time. At last one who thought it must be enchanted touched it with the cross, by way of breaking the charm; and faith he did break it, for the pot sank out of sight and never was seen any more.
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—¡Ah, señor! Esta montaña está llena de esta clase de prodigios. En otro lugar había un hoyo como éste, y dentro de él una vasija de hierro colgada de una cadena. Nadie sabía lo que contenía, porque siempre estaba tapada, pero todo el mundo la suponía llena de oro moruno. Muchos trataron de sacarla, porque parecía estar al alcance de la mano; pero en el momento en que se la tocaba, se hundía honda, honda, y no surgía de nuevo en algún tiempo. Por fin, uno que la creía encantada, la tocó con una cruz para romper el embrujo, y a fe que lo rompió, porque la olla bajó hasta perderse de vista y nunca más ha aparecido.
“All this is fact, senor; for my grandfather was an eye-witness. ”
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Todo esto es verdad, señor, pues mi abuelo fue testigo presencial
“What! Mateo; did he see the pot? ”
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—¿Cómo es eso, amigo mío? ¿Llegó a ver la olla?
“No, senor, but he saw the hole where the pot had hung. ”
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—No, señor; pero vio el agujero donde estaba colgada.
“It’s the same thing, Mateo. ”
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—Es lo mismo, Mateo.
The deepening twilight, which, in this climate, is of short duration, admonished us to leave this haunted ground. As we descended the mountain defile, there was no longer herdsman nor muleteer to be seen, nor any thing to be heard but our own footsteps and the lonely chirping of the cricket. The shadows of the valley grew deeper and deeper, until all was dark around us. The lofty summit of the Sierra Nevada alone retained a lingering gleam of daylight; its snowy peaks glaring against the dark blue firmament, and seeming close to us, from the extreme purity of the atmosphere.
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El intenso crepúsculo, que en este clima es de corta duración, nos advertía que debíamos abandonar aquella tierra encantada. Cuando descendimos por la vertiente de la colina no se veía ni arriero ni pastor, ni se oía otra cosa sino nuestros pasos o el solitario chirrido de los grillos. Las sombras del valle se hacían cada vez más densas, hasta que todo se oscureció en torno nuestro. Sólo la elevada cumbre de Sierra Nevada conservaba un vago resplandor de la luz del día; sus elevados picos brillaban sobre el oscuro azul de los cielos y parecían estar junto a nosotros, por la extremada pureza de la atmósfera.
“How near the Sierra looks this evening! ” said Mateo; “it seems as if you could touch it with your hand; and yet it is many long leagues off. ” While he was speaking, a star appeared over the snowy summit of the mountain, the only one yet visible in the heavens, and so pure, so large, so bright and beautiful, as to call forth ejaculations of delight from honest Mateo.
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—¡Qué cerca se ve la Sierra esta tarde! —dijo Mateo—. Parece que se puede tocar con la mano y, sin embargo, está a muchas leguas de aquí. Mientras decía esto, apareció una estrella sobre la blanca cúspide de la montaña, la única visible ya en el cielo; tan pura y grande, tan brillante y hermosa, que hizo lanzar estas exclamaciones de alegría al buen Mateo:
“Que estrella hermosa! que clara y limpia es!—No pueda ser estrella mas brillante! ” ( ” What a beautiful star! how clear and lucid—a star could not be more brilliant! ” )
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—¡Qué estrella más hermosa! ¡Qué clara y limpia es! ¡No puede haber estrella más brillante!
I have often remarked this sensibility of the common people of Spain to the charms of natural objects. The lustre of a star, the beauty or fragrance of a flower, the crystal purity of a fountain, will inspire them with a kind of poetical delight; and then, what euphonious words their magnificent language affords, with which to give utterance to their transports!
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He observado con frecuencia esta sensibilidad de la gente del pueblo en España ante los encantos de las cosas naturales. El brillo de una estrella, la belleza o fragancia de una flor, la cristalina pureza de una fuente, todo esto les inspira una especie de poética alegría, y entonces ¡qué frases más eufónicas dicen en su magnífico lenguaje para dar expresión a sus transportes de entusiasmo!
“But what lights are those, Mateo, which I see twinkling along the Sierra Nevada, just below the snowy region, and which might be taken for stars, only that they are ruddy, and against the dark side of the mountain? ”
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—Pero, Mateo, ¿qué luces son aquellas que veo brillar por Sierra Nevada, debajo de las nieves, y que podrían tomarse por estrellas si no fueran rojas y no brillaran sobre la oscura ladera de la montaña?
“Those, senor, are fires, made by the men who gather snow and ice for the supply of Granada. They go up every afternoon with mules and asses, and take turns, some to rest and warm themselves by the fires, while others fill the panniers with ice. They then set off down the mountains, so as to reach the gates of Granada before sunrise. That Sierra Nevada, senor, is a lump of ice in the middle of Andalusia, to keep it all cool in summer. ”
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—Aquéllas, señora son hogueras que encienden los hombres que recogen nieve y hielo para abastecer a Granada. Todas las tardes suben a la Sierra con mulos y pollinos y se turnan para descansar y calentarse, unos junto a las hogueras, mientras que otros llenan de hielo los serones. Bajan después para llegar a las puertas de Granada antes de la salida del sol. Esa Sierra Nevada, señor, es una masa de hielo en medio de Andalucía para tenerla fresca durante todo el verano.
It was now completely dark; we were passing through the barranco, where stood the cross of the murdered muleteer; when I beheld a number of lights moving at a distance, and apparently advancing up the ravine. On nearer approach, they proved to be torches borne by a train of uncouth figures arrayed in black: it would have been a procession dreary enough at any time, but was peculiarly so in this wild and solitary place.
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Ya era completamente de noche. Nos encontrábamos en el barranco en el que estaba la cruz del arriero asesinado, cuando divisé cierto número de luces que se movían a distancia y parecían subir por la cañada. Al aproximarse, resultaron ser las antorchas de una comitiva de extrañas figuras vestidas de negro. A cualquier hora hubiera parecido una lúgubre procesión, pero lo era aún más en aquel lugar agreste y solitario.
Mateo drew near, and told me, in a low voice, that it was a funeral train bearing a corpse to the burying-ground among the hills.
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Mateo se me acercó y me dijo en voz baja que se trataba de un cortejo fúnebre que conducía un cadáver al cementerio situado en aquella colina.
As the procession passed by, the lugubrious light of the torches, falling on the rugged features and funeral-weeds of the attendants, had the most fantastic effect, but was perfectly ghastly, as it revealed the countenance of the corpse, which, according to the Spanish custom, was borne uncovered on an open bier. I remained for some time gazing after the dreary train as it wound up the dark defile of the mountain. It put me in mind of the old story of a procession of demons bearing the body of a sinner up the crater of Stromboli.
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Al pasar la procesión junto a nosotros, los tristes reflejos de las antorchas iluminando las sombrías facciones y negras ropas de los acompañantes, producían un efecto fantástico, más horrible todavía al ver el rostro del difunto, que, según es costumbre española, iba sin cubrir sobre un féretro abierto. Permanecí un buen rato siguiendo con la vista el tétrico cortejo que serpenteaba por las oscuras veredas de la montaña. A mi imaginación acudió la vieja historia de una procesión de demonios que transportaba el cadáver de un pecador al cráter del Estrómboli.
“Ah! senor, ” cried Mateo, “I could tell you a story of a procession once seen among these mountains, but then you’d laugh at me, and say it was one of the legacies of my grandfather the tailor. ”
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—¡Ah, señor! —exclamó Mateo—. Le podría contar la historia de una procesión que se vio una vez por estos montes; pero se reina usted de mí y me diría que era uno de los cuentos heredados de mi abuelo al sastre.
“By no means, Mateo. There is nothing I relish more than a marvellous tale. ”
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—De ningún modo, Mateo. No hay nada que me guste más que una historia maravillosa.
“Well, senor, it is about one of those very men we have been talking of, who gather snow on the Sierra Nevada.
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—Pues bien, señor: sé trata de uno de esos hombres de que hablábamos hace poco, que recogen nieve en la Sierra Nevada.
“You must know, that a great many years since, in my grandfather’s time, there was an old fellow, Tio Nicolo (Uncle Nicholas) by name, who had filled the panniers of his mule with snow and ice, and was returning down the mountain. Being very drowsy, he mounted upon the mule, and soon falling asleep, went with his head nodding and bobbing about from side to side, while his surefooted old mule stepped along the edge of precipices, and down steep and broken barrancos, just as safe and steady as if it had been on plain ground. At length, Tio Nicolo awoke, and gazed about him, and rubbed his eyes—and, in good truth, he had reason. The moon shone almost as bright as day, and he saw the city below him, as plain as your hand, and shining with its white buildings, like a silver platter in the moonshine; but, Lord! senor, it was nothing like the city he had left a few hours before! Instead of the cathedral, with its great dome and turrets, and the churches with their spires, and the convents with their pinnacles, all surmounted with the blessed cross, he saw nothing but Moorish mosques, and minarets, and cupolas, all topped off with glittering crescents, such as you see on the Barbary flags.
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Ha de saber usted que hace muchos años, en tiempos de mi abuelo, vivía un viejo llamado el tío Nicolás, quien una vez llenos de nieve y hielo los serones de su mulo, regresaba de la Sierra. Como tenía mucho sueño, se montó en la bestia y pronto se quedó dormido. El hombre iba dando cabezadas y bamboleándose de un lado a otro, mientras su vieja y segura acémila marchaba por el borde de los precipicios o bajaba por los pendientes y escarpados barrancos, tan firme y segura como si anduviera por el llano. Despertó al fin el tío Nicolás y miró a su alrededor frotándose los ojos, pues en verdad había motivos para ello. A la brillante luz de la luna, tan clara como la del día, vio a la ciudad tan perfectamente como usted se ve las manos, resplandeciendo con sus blancos edificios como una fuente de plata a la luz de la luna. ¡Pero, señor, en nada se parecía a la ciudad que él había dejado unas pocas horas antes! En vez de la catedral, con su gran cúpula y sus torrecillas, las iglesias con sus campanarios y los conventos con sus pináculos, coronados todos con la Santa Cruz, no vio sino mezquitas árabes, minaretes y cupulillas orientales, todos terminados en relucientes medias lunas, como las que adornan las banderas de Berbería.
“Well, senor, as you may suppose, Tio Nicolo was mightily puzzled at all this, but while he was gazing down upon the city, a great army came marching up the mountains, winding along the ravines, sometimes in the moonshine sometimes in the shade. As it drew nigh, he saw that there were horse and foot all in Moorish armor. Tio Nicolo tried to scramble out of their way, but his old mule stood stock still, and refused to budge, trembling, at the same time, like a leaf—for dumb beasts, senor, are just as much frightened at such things as human beings. Well, senor, the hobgoblin army came marching by; there were men that seemed to blow trumpets, and others to beat drums and strike cymbals, yet never a sound did they make; they all moved on without the least noise, just as I have seen painted armies move across the stage in the theatre of Granada, and all looked as pale as death. At last, in the rear of the army, between two black Moorish horsemen, rode the Grand Inquisitor of Granada, on a mule as white as snow. Tio Nicolo wondered to see him in such company, for the Inquisitor was famous for his hatred of Moors, and indeed, of all kinds of Infidels, Jews, and Heretics, and used to hunt them out with fire and scourge.
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Ahora bien, señor: como puede usted imaginarse, el tío Nicolás quedó aturdido al ver todo aquello; pero cuando estaba mirando a la población, un gran ejército subía por la montaña, rodeando los barrancos, unas veces a la claridad de la luna y otras en la oscuridad. Cuando se acercaba, comprobó que eran jinetes e infantes armados a la manera morisca. El tío Nicolás trató de apartarse de su camino, pero el viejo mulo mantúvose firme, y se resistía a dar un paso, temblando al mismo tiempo como la hoja del árbol, pues las sufridas bestias, señor, se asustan de estas cosas más que los seres humanos. Pues bien, señor: el fantástico ejército pasó junto a él. Eran hombres que en apariencia tocaban trompetas, mientras otros golpeaban cím balos y tambores, y, sin embargo, no se escuchaba ningún sonido. Avanzaban todos en silencio, del mismo modo que los ejércitos pintados que yo he visto desfilar por los escenarios del teatro de Granada, y todos iban pálidos como la muerte. A la retaguardia del ejército, entre dos negros jinetes moros, cabalgaba el Gran Inquisidor de Granada en una muía blanca como la nieve. El tío Nicolás se maravilló de verle en semejante compañía, pues el Inquisidor era famoso por su odio a los moros y a toda clase de infieles, judíos y herejes, a los que acostumbraba perseguir a sangre y fuego.
“However, Tio Nicolo felt himself safe, now that there was a priest of such sanctity at hand. So making the sign of the cross, he called out for his benediction, when hombre! he received a blow that sent him and his old mule over the edge of a steep bank, down which they rolled, head over heels, to the bottom! Tio Nicolo did not come to his senses until long after sunrise, when he found himself at the bottom of a deep ravine, his mule grazing beside him, and his panniers of snow completely melted. He crawled back to Granada sorely bruised and battered, but was glad to find the city looking as usual, with Christian churches and crosses.
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Con todo, el ti o Nicolás sintióse seguro teniendo a mano un sacerdote de tanta santidad. Así, pues, haciendo la señal de la cruz, le pidió a gritos su bendición, cuando..., ¡hombre!, recibió un golpe que lo envió, junto con su viejo mulo, al borde de un barranco, por el que rodó de pies y cabeza hasta el fondo. El pobre hombre no recobró el conocimiento hasta mucho después de salir el sol, y se encontró entonces en lo hondo de aquella profunda sima, con el mulo paciendo a su lado y la nieve de los serones completamente derretida. Regresó a duras penas a Granada, con el cuerpo magullado y molido; pero grande fue su alegría al encontrar la ciudad como siempre, con iglesias cristianas y cruces.
“When he told the story of his night’s adventure, every one laughed at him; some said he had dreamed it all, as he dozed on his mule; others thought it all a fabrication of his own—but what was strange, senor, and made people afterwards think more seriously of the matter, was, that the Grand Inquisitor died within the year. I have often heard my grandfather, the tailor, say that there was more meant by that hobgoblin army bearing off the resemblance of the priest, than folks dared to surmise. ”
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Cuando relató la historia de su aventura nocturna todo el mundo se rió de él; unos decían que todo lo había soñado mientras dormitaba sobre su mulo; otros pensaron que era pura invención de su mente; pero lo más extraño y lo que más dio que pensar a todos seriamente en el asunto fue que el Gran In quisidor murió aquel año. He oído decir con frecuencia a mi abuelo el sastre que aquello de llevarse el ejército fantástico el «doble» del sacerdote, tenía un significado mucho mayor de lo que la gente suponía.
“Then you would insinuate, friend Mateo, that there is a kind of Moorish limbo, or purgatory, in the bowels of these mountains, to which the padre Inquisitor was borne off. ”
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—Entonces, ¿quieres decir, amigo Mateo, que hay una especie de limbo o purgatorio moro en el interior de estas montañas, al cual fue conducido el padre Inquisidor?
“God forbid, senor! I know nothing of the matter. I only relate what I heard from my grandfather. ”
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—¡No lo quiera Dios, señor! Yo no sé nada de eso. Yo sólo cuento lo que oí a mi abuelo.
By the time Mateo had finished the tale which I have more succinctly related, and which was interlarded with many comments, and spun out with minute details, we reached the gate of the Alhambra.
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Al mismo tiempo que Mateo terminaba su relato, que yo he referido sucintamente y que él había salpicado de muchos comentarios y minuciosos detalles, estábamos de regreso en las puertas de la Alhambra.
The marvellous stories hinted at by Mateo, in the early part of our ramble about the Tower of the Seven Floors, set me as usual upon my goblin researches. I found that the redoubtable phantom, the Belludo, had been time out of mind a favorite theme of nursery tales and popular traditions in Granada, and that honorable mention had even been made of it by an ancient historian and topographer of the place. The scattered members of one of these popular traditions I have gathered together, collated them with infinite pains, and digested them into the following legend; which only wants a number of learned notes and references at bottom to take its rank among those concrete productions gravely passed upon the world for Historical Facts.
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Las historias maravillosas sugeridas por Mateo en la primera parte de nuestro paseo en torno a la torre de Siete Suelos me indujeron, como de costumbre, a investigar sobre trasgos y duendes. Supe que aquel terrible fantasma, el Velludo, había sido desde mucho tiempo antes el tema predilecto de los cuentos de niñeras y de las tradiciones populares granadinas, de que hace honrosa mención un antiguo historiador, topógrafo de estos lugares. He reunido con gran trabajo los dispersos fragmentos de una de estas leyendas populares y los he recopilado en la siguiente, que sólo necesita cierto número de notas y referencias eruditas al pie para adquirir categoría entre esas verosímiles producciones que con toda seriedad pasan en el mundo por hechos históricos.
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