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Washington Irving

Tales of the Alhambra



The Legend of the Arabian Astrologer



Leyenda del astrólogo árabe

IN OLD times, many hundred years ago, there was a Moorish king named Aben Habuz, who reigned over the kingdom of Granada. He was a retired conqueror, that is to say, one who having in his more youthful days led a life of constant foray and depredation, now that he was grown feeble and superannuated, “languished for repose, ” and desired nothing more than to live at peace with all the world, to husband his laurels, and to enjoy in quiet the possessions he had wrested from his neighbors.  EN tiempos antiguos, hace ya muchos siglos, había un rey moro llamado Aben Habuz que gobernaba el reino de Granada. Era un conquistador retirado, es decir, que habiendo llevado en su juventud una vida entregada por completo al saqueo y al pillaje, ahora que se encontraba débil y achacoso no anhelaba sino la tranquilidad y vivir en paz con todo el mundo, administrando sus laureles y gozando apaciblemente de los dominios arrebatados a sus vecinos.
It so happened, however, that this most reasonable and pacific old monarch had young rivals to deal with; princes full of his early passion for fame and fighting, and who were disposed to call him to account for the scores he had run up with their fathers. Certain distant districts of his own territories, also, which during the days of his vigor he had treated with a high hand, were prone, now that he languished for repose, to rise in rebellion and threaten to invest him in his capital. Thus he had foes on every side; and as Granada is surrounded by wild and craggy mountains, which hide the approach of an enemy, the unfortunate Aben Habuz was kept in a constant state of vigilance and alarm, not knowing in what quarter hostilities might break out.  Sucedió, sin embargo, que este razonable, pacífico y anciano monarca tuvo que enfrentarse con unos rivales, príncipes jóvenes ansiosos de gloria, llenos de belicoso espíritu y dispuestos a pedirle cuentas de los triunfos que él consiguiera a costa de sus padres. Incluso algunos lejanos distritos de su propio territorio, que también habían sido tratados por este rey con mano dura en los días de su apogeo, se sintieron con ánimos suficientes para sublevarse, ahora que le veían viejo y achacoso, amenazándole con sitiarle en su propia capital. Tenía, pues, enemigos por todas partes, y como Granada se halla rodeada de agrestes y escarpadas montañas que ocultan la proximidad de un enemigo, el infortunado Aben Habuz vivía en un continuo estado de alarma y vigilancia, sin saber por qué sitio se romperían las hostilidades.
It was in vain that he built watchtowers on the mountains, and stationed guards at every pass with orders to make fires by night and smoke by day, on the approach of an enemy. His alert foes, baffling every precaution, would break out of some unthought-of defile, ravage his lands beneath his very nose, and then make off with prisoners and booty to the mountains. Was ever peaceable and retired conqueror in a more uncomfortable predicament?  En vano levantó atalayas en los montes y apostó vigías en todos los pasos, con orden de encender hogueras durante el día si se aproximaba el enemigo; pues éstos, cautelosos, burlando todas las precauciones, solían aparecer por algún olvidado desfi- E ladero, asolaban sus tierras en sus propias barbas y se retiraban a los montes con el rico botín y los prisioneros. ¿Hubo acaso un pacífico y retirado conquistador que se viese reducido como él a una tan desgraciada situación?
While Aben Habuz was harassed by these perplexities and molestations, an ancient Arabian physician arrived at his court. His gray beard descended to his girdle, and he had every mark of extreme age, yet he had travelled almost the whole way from Egypt on foot, with no other aid than a staff, marked with hieroglyphics. His fame had preceded him. His name was Ibrahim Ebn Abu Ayub, he was said to have lived ever since the days of Mahomet, and to be son of Abu Ayub, the last of the companions of the Prophet. He had, when a child, followed the conquering army of Amru into Egypt, where he had remained many years studying the dark sciences, and particularly magic, among the Egyptian priests.  Cuando Aben Habuz se encontraba amargado por estas dudas y molestias, llegó a su Corte un anciano médico árabe. Tenía nevadas barbas que le alcanzaban a la cintura, y todo su aspecto denotaba una avanzada edad; no obstante, había hecho casi todo el camino a pie, desde Egipto, sin otra ayuda que la de su báculo cubierto de jeroglíficos. Venía precedido de gran fama; su nombre era Ibrahim Ibn Abu Ayub. Se decía de él que fue contemporáneo de Mahoma y que era hijo de Abu Ayub, el último compañero del profeta. De niño había seguido al ejército conquistador de Amru hasta Egipto, donde permaneció muchos años estudiando las ciencias ocultas y en particular la magia, entre los sacerdotes egipcios.
It was, moreover, said that he had found out the secret of prolonging life, by means of which he had arrived to the great age of upwards of two centuries, though, as he did not discover the secret until well stricken in years, he could only perpetuate his gray hairs and wrinkles.  También se decía que había descubierto el secreto de prolongar la vida y que por esto había llegado a alcanzar la avanzada edad de más de dos siglos, pero que como no lo había averiguado hasta bien entrado en años, sólo consiguió perpetuar sus canas y arrugas.
This wonderful old man was honorably entertained by the king, who, like most superannuated monarchs, began to take physicians into great favor. He would have assigned him an apartment in his palace, but the astrologer preferred a cave in the side of the hill which rises above the city of Granada, being the same on which the Alhambra has since been built. He caused the cave to be enlarged so as to form a spacious and lofty hall, with a circular hole at the top, through which, as through a well, he could see the heavens and behold the stars even at mid-day. The walls of this hall were covered with Egyptian hieroglyphics, with cabalistic symbols, and with the figures of the stars in their signs. This hall he furnished with many implements, fabricated under his directions by cunning artificers of Granada, but the occult properties of which were known only to himself.  Este sorprendente anciano encontró muy buena acogida por parte del rey, que como la mayoría de los monarcas cargados de años, comenzaba a conceder todo su favor a los médicos. Quiso designarle un departamento en su palacio, pero el astrólogo prefirió una cueva en la ladera de la colina que se alza por encima de la ciudad de Granada, la misma sobre la que más tarde se construyó la Alhambra. Ordenó que ensanchasen la cueva hasta formar un espacioso y elevado salón, con un agujero circular en el techo, por el cual, como por un pozo, pudiese ver el firmamento y contemplar las estrellas, aun en medio día. Cubrió las paredes de este salón con jeroglíficos egipcios y símbolos cabalísticos y con las figuras de las estrellas en sus constelaciones. Amuebló dicha estancia con muchos utensilios fabricados bajo su dirección por hábiles artífices granadinos, pero cuyas ocultas propiedades él solo conocía.
In a little while the sage Ibrahim became the bosom counsellor of the king, who applied to him for advice in every emergency. Aben Habuz was once inveighing against the injustice of his neighbors, and bewailing the restless vigilance he had to observe to guard himself against their invasions; when he had finished, the astrologer remained silent for a moment, and then replied, “Know, O King, that when I was in Egypt I beheld a great marvel devised by a pagan priestess of old. On a mountain, above the city of Borsa, and overlooking the great valley of the Nile, was a figure of a ram, and above it a figure of a cock, both of molten brass, and turning upon a pivot. Whenever the country was threatened with invasion, the ram would turn in the direction of the enemy, and the cock would crow; upon this the inhabitants of the city knew of the danger, and of the quarter from which it was approaching, and could take timely means to guard against it. ”  En muy poco tiempo llegó a ser el sabio Ibrahim el íntimo consejero del rey, que acudía a él para consultarle en cualquier tribulación. Un día comenzó Aben Habuz a quejarse amargamente de la injusticia de sus vecinos y a lamentarse de la continua vigilancia a que se veía obligado para guardarse de los invasores. Cuando terminó de hablar, el astrólogo guardó un momento de silencio y después le dijo: —Sabe, ¡oh rey!, que cuando yo estaba en Egipto, contemplé una gran maravilla inventada por una sacerdotisa pagana de la antigüedad. En una montaña que existe encima de la ciudad de Borsa, dominando el gran valle del Nilo, había la figura de un carnero y más arriba la de un gallo, ambas de bronce fundido, que giraban sobre su eje. Cada vez que el país estaba amenazado de alguna invasión, el carnero se volvía en dirección al enemigo y el gallo cantaba. De este modo, los habitantes de la ciudad presentían el peligro y el lugar de donde procedía, pudiendo así procurarse los medios oportunos para defenderse contra él.
“God is great! ” exclaimed the pacific Aben Habuz, “what a treasure would be such a ram to keep an eye upon these mountains around me; and then such a cock, to crow in time of danger! Allah Akbar! how securely I might sleep in my palace with such sentinels on the top! ”  —¡Gran Dios! —exclamó el pacifico Aben Habuz—. ¡Qué tesoro sería para mi la posesión de un carnero semejante que vigilase las montañas, y de un gallo que, como aquél, cantase en los momentos de peligro! ¡Allah Akbar! ¡Con qué tranquilidad dormiría en mi palacio si tuviese tales centinelas en lo alto de la torre!
The astrologer waited until the ecstasies of the king had subsided, and then proceeded:  El astrólogo esperó a que se calmasen los arrebatos y transportes del rey, y prosiguió: —
“After the victorious Amru (may he rest in peace!) had finished his conquest of Egypt, I remained among the priests of the land, studying the rites and ceremonies of their idolatrous faith, and seeking to make myself master of the hidden knowledge for which they are renowned. I was one day seated on the banks of the Nile, conversing with an ancient priest, when he pointed to the mighty pyramids which rose like mountains out of the neighboring desert. ‘All that we can teach thee,’ said he, ‘is nothing to the knowledge locked up in those mighty piles. In the centre of the central pyramid is a sepulchral chamber, in which is inclosed the mummy of the high-priest, who aided in rearing that stupendous pile; and with him is buried a wondrous book of knowledge containing all the secrets of magic and art. This book was given to Adam after his fall, and was handed down from generation to generation to King Solomon the wise, and by its aid he built the temple of Jerusalem. How it came into the possession of the builder of the pyramids, is known to him alone who knows all things.’  Después que el victorioso Amru (¡descanse en paz!) hubo terminado la conquista de Egipto, permanecí entre los sacerdotes de aquel país estudiando los ritos y ceremonias de su idolátrica religión, procurando instruirme en las ciencias ocultas que tanta fama les han dado. Hallábame un día sentado a orillas del Nilo conversando con un anciano sacerdote y él me señaló las enormes pirámides que se levantan como montañas en el vecino desierto y me dijo: «Todo lo que te podemos enseñar no es nada en comparación con la ciencia encerrada en estos portentosos edificios. En el centro de la pirámide que ves en medio hay una cámara sepulcral donde se conserva la momia del gran sacerdote que contribuyó a erigir esa formidable mole; con ella está enterrado el maravilloso Libro de la Sabiduría, que contiene todos los secretos de la magia y del arte. Este libro le fue entregado a Adán después de su caída, y se transmitió de generación en generación hasta el rey Salomón el Sabio, quien, con su ayuda, construyó el templo de Jerusalén. Cómo llegó a manos del arquitecto de las pirámides sólo lo sabe Aquel que conoce todas las cosas.»
“When I heard these words of the Egyptian priest, my heart burned to get possession of that book. I could command the services of many of the soldiers of our conquering army, and of a number of the native Egyptians: with these I set to work, and pierced the solid mass of the pyramid, until, after great toil, I came upon one of its interior and hidden passages. Following this up, and threading a fearful labyrinth, I penetrated into the very heart of the pyramid, even to the sepulchral chamber, where the mummy of the high-priest had lain for ages. I broke through the outer cases of the mummy, unfolded its many wrappers and bandages, and at length found the precious volume on its bosom. I seized it with a trembling hand, and groped my way out of the pyramid, leaving the mummy in its dark and silent sepulchre, there to await the final day of resurrection and judgment. ”  Cuando oí estas palabras del sacerdote egipcio, mi corazón ardía por poseer aquel libro. Utilicé los servicios de muchos de los soldados de nuestro ejército conquistador y los de cierto número de indígenas egipcios, y puse manos a la obra; abrí un orificio en la sólida masa de la pirámide, hasta que, tras ímprobos trabajos, tropecé con uno de los interiores y ocultos pasadizos. Siguiendo por él y recorriendo un confuso e intrincado laberinto, penetré en el corazón de la pirámide, hasta la cámara mortuoria donde yacía desde siglos atrás, la momia del gran sacerdote. Rompí la tapa exterior del féretro, deslié sus numerosas envolturas y vendas y, al fin, encontré el precioso libro recostado sobre su pecho. Me apoderé de él con mano temblorosa y salí presuroso de la pirámide, dejando a la momia en su oscuro y silencioso sepulcro, aguardando allí el día de la resurrección y del Juicio final.
“Son of Abu Ayub, ” exclaimed Aben Habuz, “thou hast been a great traveller, and seen marvellous things; but of what avail to me is the secret of the pyramid, and the volume of knowledge of the wise Solomon? ”  —Hijo de Abu Ayub —exclamó Aben Habuz—, eres un gran viajero y has visto cosas maravillosas, pero ¿de qué puede servirme el secreto de la pirámide y el Libro de la Sabiduría del sabio Salomón?
“This it is, O king! By the study of that book I am instructed in all magic arts, and can command the assistance of genii to accomplish my plans. The mystery of the Talisman of Borsa is therefore familiar to me, and such a talisman can I make; nay, one of greater virtues. ”  —Para esto, ¡oh rey! Con el estudio que hice de aquel libro me he instruido en todas las artes mágicas y puedo invocar la ayuda de los genios para llevar a cabo mis planes. El misterio del Talismán de Borsa me es muy conocido y puedo construir uno igual y hasta con mayores virtudes.
“O wise son of Abu Ayub, ” cried Aben Habuz, “better were such a talisman, than all the watchtowers on the hills, and sentinels upon the borders. Give me a safeguard, and the riches of my treasury are at thy command. ”  —¡Oh sabio hijo de Abu Ayub! —exclamó Aben Habuz—. Más me valdría ese talismán que todas las atalayas de las colinas y los centinelas de la frontera. Dame tal salvaguardia y dispón de todas las riquezas de mi tesorería.
The astrologer immediately set to work to gratify the wishes of the monarch. He caused a great tower to be erected upon the top of the royal palace, which stood on the brow of the hill of the Albaycin. The tower was built of stones brought from Egypt, and taken, it is said, from one of the pyramids. In the upper part of the tower was a circular hall, with windows looking towards every point of the compass, and before each window was a table, on which was arranged, as on a chess-board, a mimic army of horse and foot, with the effigy of the potentate that ruled in that direction, all carved of wood. To each of these tables there was a small lance, no bigger than a bodkin, on which were engraved certain Chaldaic characters. This hall was kept constantly closed, by a gate of brass, with a great lock of steel, the key of which was in possession of the king.  El astrólogo se puso inmediatamente a trabajar para satis facer los deseos del monarca. Ordenó que se levantase una gran torre sobre la parte más elevada del palacio real, que se alzaba sobre la cumbre de la colina del Albaicín. La torre se construyó con piedras traídas de Egipto y sacadas, según se decía, de una de las pirámides. En la parte superior de la misma había una sala circular, con ventanas que miraban a los cuatro puntos del cuadrante, y delante de cada una de ellas una mesa, sobre la que dispuso, a manera de un tablero de ajedrez, un minúsculo ejército de a caballo y de a pie, tallado en madera, con la efigie del soberano reinante, en aquella dirección. En cada una de las mesas había una pequeña lanza, no mayor que un punzón, con ciertos caracteres caldeos grabados. Esta sala permanecía continuamente cerrada por una puerta de bronce que tenía una gran cerradura de acero, cuya llave quedaba en poder del rey.
On the top of the tower was a bronze figure of a Moorish horseman, fixed on a pivot, with a shield on one arm, and his lance elevated perpendicularly. The face of this horseman was towards the city, as if keeping guard over it; but if any foe were at hand, the figure would turn in that direction, and would level the lance as if for action.  En lo alto de la torre estaba la figura de bronce de un jinete moro, fija sobre su eje, con escudo al brazo y su lanza elevada perpendicularmente. La cara de este jinete miraba hacia la ciudad, como si la estuviese custodiando; pero si algún enemigo se aproximaba, giraba la figura en su dirección, blandiendo la lanza como si fuera a entrar en batalla.
When this talisman was finished, Aben Habuz was all impatient to try its virtues; and longed as ardently for an invasion as he had ever sighed after repose. His desire was soon gratified. Tidings were brought, early one morning, by the sentinel appointed to watch the tower, that the face of the bronze horseman was turned towards the mountains of Elvira, and that his lance pointed directly against the Pass of Lope.  Cuando el talismán estuvo concluido, Aben Habuz sintió impaciencia por comprobar sus virtudes; y tanto ansiaba una invasión enemiga como antes suspiraba por su tranquilidad. Bien pronto se vieron satisfechos sus deseos. Una mañana temprano, el centinela que guardaba la torre trajo la noticia de que la cara del jinete de bronce señalaba hacia Sierra Elvira, y que su lanza apuntaba en dirección al Paso de Lope.
“Let the drums and trumpets sound to arms, and all Granada be put on the alert, ” said Aben Habuz.  —¡Qué los tambores y trompetas llamen a las armas y que toda Granada esté alerta!— ordenó Aben Habuz.
“O king, ” said the astrologer, “Let not your city be disquieted, nor your warriors called to arms; we need no aid of force to deliver you from your enemies. Dismiss your attendants, and let us proceed alone to the secret hall of the tower. ”  —¡Oh rey! —dijo el astrólogo—; no alarmes a tu ciudad, ni pongas a tus guerreros sobre las armas, pues no necesitamos de la fuerza para librarte de tus enemigos. Manda que tus criados se retiren y subamos solos a la sala secreta de la torre.
The ancient Aben Habuz mounted the staircase of the tower, leaning on the arm of the still more ancient Ibrahim Ebn Abu Ayub. They unlocked the brazen door and entered. The window that looked towards the Pass of Lope was open. “In this direction, ” said the astrologer, “lies the danger; approach, O king, and behold the mystery of the table. ”  El anciano Aben Habuz subió las escaleras de la torre apoyado en el brazo de las dos veces centenario Ibrahim Ibn Abu Ayub. Abrieron la puerta de bronce y entraron. La ventana que miraba hacia el Paso de Lope estaba abierta. —En esta dirección —señaló el astrólogo— está el peligro; acércate, ¡oh rey!, y observa el misterio de la mesa.
King Aben Habuz approached the seeming chess-board, on which were arranged the small wooden effigies, when, to his surprise, he perceived that they were all in motion. The horses pranced and curveted, the warriors brandished their weapons, and there was a faint sound of drums and trumpets, and the clang of arms, and neighing of steeds; but all no louder, nor more distinct, than the hum of the bee, or the summer-fly, in the drowsy ear of him who lies at noontide in the shade.  El rey Aben Habuz se aproximó a lo que parecía un tablero de ajedrez, sobre el que estaban colocadas las figurillas de madera y vio con sorpresa que todas se hallaban en movimiento. Los caballos hacían cabriolas y se encabritaban, los guerreros blandían sus armas y se escuchaba un débil sonido de tambores y trompetas, el choque de las armas y el relincho de los corceles, pero todo apenas perceptible como el zumbido de las abejas o los mosquitos en los soñolientos oídos del que esta tendido a la sombra en el calor del mediodía.
“Behold, O king, ” said the astrologer, “a proof that thy enemies are even now in the field. They must be advancing through yonder mountains, by the Pass of Lope. Would you produce a panic and confusion amongst them, and cause them to retreat without loss of life, strike these effigies with the but-end of this magic lance; would you cause bloody feud and carnage, strike with the point. ”  —Contempla, ¡oh rey! —dijo el astrólogo—, la prueba de que tus enemigos están todavía en el campo. Deben estar atravesando aquellas montañas por el Paso de Lope. Si quieres sembrar el pánico y la confusión entre ellos y hacer que se retiren sin pérdidas de vidas humanas, golpea estas figuras con el asta de esta lanza mágica; pero si deseas que haya sangre y carnicería, tócalas con la punta.
A livid streak passed across the countenance of Aben Habuz; he seized the lance with trembling eagerness; his gray beard wagged with exultation as he tottered toward the table: “Son of Abu Ayub, ” exclaimed he, in chuckling tone, “I think we will have a little blood! ”  Un lívido fulgor cubrió el rostro de Aben Habuz, quien cogió la lanza con mano temblorosa, y moviendo por la excitación su canosa barba, se acercó vacilante a la mesa. —¡Hijo de Abu Ayub —exclamó entre dientes—, creo que vamos a tener un poco de sangre!
So saying, he thrust the magic lance into some of the pigmy effigies, and belabored others with the but-end, upon which the former fell as dead upon the board, and the rest turning upon each other began, pell-mell, a chance-medley fight.  Así diciendo, hirió con la mágica lanza varias de las diminutas figuras y tocó a otras el asta, con lo cual unas cayeron como muertas sobre el tablero, mientras que las demás, enfrentándose las unas contra las otras, trabaron un confuso combate de dudoso resultado.
It was with difficulty the astrologer could stay the hand of the most pacific of monarchs, and prevent him from absolutely exterminating his foes; at length he prevailed upon him to leave the tower, and to send out scouts to the mountains by the Pass of Lope.  Difícil le resultó al astrólogo detener la mano de aquel monarca tan pacífico e impedirle que exterminara por completo a sus enemigos; por fin logró convencerle de que se retirase de la torre y de que enviase exploradores a la montaña, al Paso de Lope.
They returned with the intelligence, that a Christian army had advanced through the heart of the Sierra, almost within sight of Granada, where a dissension had broken out among them; they had turned their weapons against each other, and after much slaughter had retreated over the border.  Volvieron éstos con la noticia de que un ejército cristiano se había internado por el corazón de la Sierra y casi había llegado a dar vista a Granada, cuando surgió una discordia entre ellos, luchando los unos contra los otros, hasta que después de gran carnicería se retiraron al otro lado de las fronteras.
Aben Habuz was transported with joy on thus proving the efficacy of the talisman. “At length, ” said he, “I shall lead a life of tranquillity, and have all my enemies in my power. O wise son of Abu Ayub, what can I bestow on thee in reward for such a blessing? ”  Aben Habuz sintióse transportado de júbilo al comprobar entonces la eficacia de aquel talismán. —¡Al fin —dijo— podré vivir tranquilo y tener a todos mis enemigos bajo mi poder! ¡Oh sabio hijo de Abu Ayub! ¿Cómo te podré recompensar por semejante beneficio?
“The wants of an old man and a philosopher, O king, are few and simple; grant me but the means of fitting up my cave as a suitable hermitage, and I am content. ”  —Las necesidades de un anciano y de un filósofo, ¡oh rey!, son escasas y sencillas: proporcióname los medios de amueblar mi vivienda para que sea un cómodo retiro, y con eso me contento.
“How noble is the moderation of the truly wise! ” exclaimed Aben Habuz, secretly pleased at the cheapness of the recompense. He summoned his treasurer, and bade him dispense whatever sums might be required by Ibrahim to complete and furnish his hermitage.  —¡Cuán noble es la moderación del verdadero sabio! —exclamó Aben Habuz, satisfecho en su interior por lo exiguo de la recompensa. Mandó llamar a su tesorero y le ordenó que entregara todas las cantidades que Ibrahim pidiera para concluir el acomodamiento de su cueva.
The astrologer now gave orders to have various chambers hewn out of the solid rock, so as to form ranges of apartments connected with his astrological hall; these he caused to be furnished with luxurious ottomans and divans, and the walls to be hung with the richest silks of Damascus. “I am an old man, ” said he, “and can no longer rest my bones on stone couches, and these damp walls require covering. ”  El astrólogo dio entonces órdenes para que se abrieran varias estancias en la roca viva, de modo que formasen una serie de aposentos en comunicación con su sala de astrología; hizo que amueblaran éstos con lujosas otomanas y divanes y cubrió sus paredes con las más ricas sedas de Damasco. —Soy un viejo - decía— y no puedo permitir que mis huesos descansen en un lecho de piedra, y estas húmedas paredes necesitan cubrirse.
He had baths too constructed, and provided with all kinds of perfumes and aromatic oils: “For a bath, ” said he, “is necessary to counteract the rigidity of age, and to restore freshness and suppleness to the frame withered by study. ”  También se hizo construir baños, provistos de toda clase de perfumes y aceites aromáticos. —Por el baño —decía— se consigue contrarrestar la rigidez de los años y devolver frescura y flexibilidad al cuerpo que se marchita con el estudio.
He caused the apartments to be hung with innumerable silver and crystal lamps, which he filled with a fragrant oil, prepared according to a receipt discovered by him in the tombs of Egypt. This oil was perpetual in its nature, and diffused a soft radiance like the tempered light of day. “The light of the sun, ” said he, “is too garish and violent for the eyes of an old man, and the light of the lamp is more congenial to the studies of a philosopher. ”  Mandó que fueran colgadas en la habitación innumerables lámparas de plata y cristal, llenas de perfumado aceite preparado con una receta que descubrió en las tumbas de Egipto. Ese aceite era de materia perpetua y esparcía un resplandor tan suave como la temprana luz diurna. —La luz solar —añadía— es demasiado resplandeciente y violenta para los ojos de un anciano, y la de lámpara es más a propósito para los estudios de un filósofo.
The treasurer of King Aben Habuz groaned at the sums daily demanded to fit up this hermitage, and he carried his complaints to the king. The royal word, however, had been given; Aben Habuz shrugged his shoulders: “We must have patience, ” said he, “this old man has taken his idea of a philosophic retreat from the interior of the pyramids, and of the vast ruins of Egypt; but all things have an end, and so will the furnishing of his cavern. ”  El tesorero del rey Aben Habuz se quejaba de las grandes sumas que se le pedían diariamente para acondicionar aquella vivienda y elevó sus quejas al rey; pero la palabra real estaba empeñada; Aben Habuz se encogió de hombros. —Tengamos paciencia —dijo——; a este viejo le vino el capricho de su filosófico retiro cuando contempló el interior de las pirámides y las vastas ruinas de Egipto; pero todo tiene su fin y también lo tendrá el arreglo de sus habitaciones
The king was in the right; the hermitage was at length complete, and formed a sumptuous subterranean palace. The astrologer expressed himself perfectly content, and, shutting himself up, remained for three whole days buried in study. At the end of that time he appeared again before the treasurer. “One thing more is necessary, ” said he, “one trifling solace for the intervals of mental labor. ”  El rey tenía razón; la vivienda quedó al fin terminada, formando un suntuoso palacio subterráneo. El astrólogo manifestó que estaba satisfecho del todo, y encerrándose, permaneció tres días completos entregado al estudio, al cabo de los cuales se presentó de nuevo al tesorero. —Todavía quiero algo más —le dijo—; una insignificante distracción para los intermedios del trabajo mental.
“O wise Ibrahim, I am bound to furnish every thing necessary for thy solitude; what more dost thou require? ”  —¡Oh sabio Ibrahim! Estoy obligado a darte todo lo que necesites en tu soledad. ¿Qué más quieres?
“I would fain have a few dancing women. ”  —Me gustaría tener unas cuantas bailarinas.
“Dancing women! ” echoed the treasurer, with surprise.  —¿Bailarinas? —repitió sorprendido el tesorero.
“Dancing women, ” replied the sage, gravely; “and let them be young and fair to look upon; for the sight of youth and beauty is refreshing. A few will suffice, for I am a philosopher of simple habits and easily satisfied. ”  —Sí, bailarinas —replicó el sabio gravemente—; y que sean jóvenes y hermosas, porque siempre es un consuelo la contemplación de la juventud y la belleza. Me contento con unas pocas, pues soy un filósofo de costumbres sencillas y con casi nada quedo satisfecho.
While the philosophic Ibrahim Ebn Abu Ayub passed his time thus sagely in his hermitage, the pacific Aben Habuz carried on furious campaigns in effigy in his tower. It was a glorious thing for an old man, like himself, of quiet habits, to have war made easy, and to be enabled to amuse himself in his chamber by brushing away whole armies like so many swarms of flies.  Mientras el filósofo Ibrahim Ibn Ayub pasaba en su retiro las horas, entregado al estudio, el pacífico Aben Habuz libraba en su torre feroces campañas simuladas. Era cómoda ocupación para un anciano como él, de apacibles costumbres, hacer así la guerra y gozar el raro privilegio de divertirse en su aposento, aniquilando toda clase de ejércitos como si fuesen enjambres de moscas.
For a time he rioted in the indulgence of his humors, and even taunted and insulted his neighbors, to induce them to make incursions; but by degrees they grew wary from repeated disasters, until no one ventured to invade his territories. For many months the bronze horseman remained on the peace establishment with his lance elevated in the air, and the worthy old monarch began to repine at the want of his accustomed sport, and to grow peevish at his monotonous tranquillity.  Durante cierto tiempo dio rienda suelta a su capricho, e incluso escarneció e insultó a sus vecinos para obligarles a realizar incursiones de ataque; pero éstos fueron poco a poco más prudentes, en vista de los continuos descalabros, hasta que al fin ninguno se aventuró a invadir sus territorios. Por espacio de muchos meses permaneció el jinete de bronce en su pacífica posición, con su lanza levantada en el aire, tanto, que el anciano monarca comenzó a notar la falta de su distracción acostumbrada y a sentirse malhumorado con su monótona tranquilidad.
At length, one day, the talismanic horseman veered suddenly round, and lowering his lance, made a dead point towards the mountains of Guadix. Aben Habuz hastened to his tower, but the magic table in that direction remained quiet; not a single warrior was in motion. Perplexed at the circumstance, he sent forth a troop of horse to scour the mountains and reconnoitre. They returned after three days’ absence.  Al fin, cierto día, el mágico jinete giró de repente, y bajando su lanza, señaló hacia las montañas de Guadix. Aben Habuz subió precipitadamente a su torre, pero la mesa mágica orientada en aquella dirección estaba inanimada; ni un solo guerrero se movía. Sorprendido ante esa circunstancia, envió un destacamento de caballería para que explorase y reconociese las montañas, el cual volvió a los tres días de su partida.
“We have searched every mountain pass, ” said they, “but not a helm nor spear was stirring. All that we have found in the course of our foray, was a Christian damsel of surpassing beauty, sleeping at noontide beside a fountain, whom we have brought away captive. ”  —Hemos registrado todos los pasos de la montaña —dijeron—, pero no hemos visto ni cascos ni lanzas. Todo lo que hemos encontrado en nuestra exploración ha sido una joven cristiana de extraordinaria hermosura, que dormía a la caída de la tarde junto a una fuente, y a quien hemos traído cautiva.
“A damsel of surpassing beauty! ” exclaimed Aben Habuz, his eyes gleaming with animation; “let her be conducted into my presence. ”  —¡Una joven de extraordinaria hermosura! — exclamó Aben Habuz con los ojos brillantes de júbilo—. Conducidla a mi presencia.
The beautiful damsel was accordingly conducted into his presence. She was arrayed with all the luxury of ornament that had prevailed among the Gothic Spaniards at the time of the Arabian conquest. Pearls of dazzling whiteness were entwined with her raven tresses; and jewels sparkled on her forehead, rivalling the lustre of her eyes. Around her neck was a golden chain, to which was suspended a silver lyre, which hung by her side.  La hermosa joven fue llevada ante él. Iba vestida con todo el lujo y galas usadas por los hispanogóticos en tiempos de la conquista árabe. Sus negras trenzas se entretejían con perlas de deslumbrante blancura, y su frente lucía joyas que rivalizaban con el brillo de sus ojos. En torno al cuello llevaba una cadena de oro, de la que pendía una lira de plata colgando por la cadera.
The flashes of her dark refulgent eye were like sparks of fire on the withered, yet combustible, heart of Aben Habuz; the swimming voluptuousness of her gait made his senses reel. “Fairest of women, ” cried he, with rapture, “who and what art thou? ”  La luz de sus negros y refulgentes ojos fue como chispas de fuego para el corazón, todavía inflamable, del viejo Aben Habuz, y la gracia y atractivo de sus ademanes hizo estremecer sus sentidos.
“The daughter of one of the Gothic princes, who but lately ruled over this land. The armies of my father have been destroyed, as if by magic, among these mountains; he has been driven into exile, and his daughter is a captive. ”  —¡Oh mujer hechicera! —gritó en un arrebato de entusiasmo—, ¿quién eres? ¿Cómo te llamas? —Soy la hija de un príncipe cristiano que hasta hace poco fue dueño y señor de este territorio. Los ejércitos de mi padre han quedado destruidos, como por arte de magia, entre las montañas; él ha sido desterrado y su hija es hoy una cautiva.
“Beware, O king! ” whispered Ibrahim Ebn Abu Ayub, “this may be one of these northern sorceresses of whom we have heard, who assume the most seductive forms to beguile the unwary. Methinks I read witchcraft in her eye, and sorcery in every movement. Doubtless this is the enemy pointed out by the talisman. ”  —Cuidado, ¡oh rey! —le susurró al oído Ibrahim Ibn Abu Ayub—. Esta puede ser una de esas hechiceras del Norte, de que tenemos noticias, que toman las más seductoras formas para engañar a los incautos. Me parece que leo un sortilegio en sus ojos y un hechizo en todos sus gestos. Este es, sin duda, el enemigo que señalaba el talismán.
“Son of Abu Ayub, ” replied the king, “thou art a wise man, I grant, a conjuror for aught I know; but thou art little versed in the ways of woman. In that knowledge will I yield to no man; no, not to the wise Solomon himself, notwithstanding the number of his wives and concubines. As to this damsel, I see no harm in her; she is fair to look upon, and finds favor in my eyes. ”  —Hijo de Abu Ayub —respondió el rey—, tú serás un sabio, no lo niego, y hasta un mago, por lo que he visto; pero no eres muy experto en cuestión de mujeres. En esa ciencia no cedo a nadie, ni siquiera al mismo sabio Salomón con todas sus mujeres y concubinas. Respecto a esta joven, nada malo veo en ella; es, en verdad, hermosa, y mis ojos se complacen en contemplarla.
“Hearken, O king! ” replied the astrologer. “I have given thee many victories by means of my talisman, but have never shared any of the spoil. Give me then this stray captive, to solace me in my solitude with her silver lyre. If she be indeed a sorceress, I have counter spells that set her charms at defiance. ”  —Oyeme, ¡oh rey! —replicó el astrólogo—; te he proporcionado muchas victorias por medio de mi talismán, pero jamás he participado del botín. Dame, pues, esta errante cautiva para que distraiga mi soledad con su lira de plata. Si es realmente una hechicera, a mí no me faltarán conjuros contra sus maleficios.
“What! more women! ” cried Aben Habuz. “Hast thou not already dancing women enough to solace thee? ”  —¡Cómo!... ¿Más mujeres? —gritó Aben Habuz—. ¿No tienes ya bastantes bailarinas para divertirte?
“Dancing women have I, it is true, but no singing women. I would fain have a little minstrelsy to refresh my mind when weary with the toils of study. ”  —Bailarinas, es cierto, sí; pero no tengo ninguna cantora. Me agradaría un poco de música para aliviar mi imaginación cuando esté fatigada de los afanes del estudio.
“A truce with thy hermit cravings, ” said the king, impatiently. “This damsel have I marked for my own. I see much comfort in her; even such comfort as David, the father of Solomon the wise, found in the society of Abishag the Shunammite. ”  —Calma un poco tus deseos —respondió el rey con impaciencia—. Esta joven la tengo destinada para mí. En ella encuentro tanto consuelo como el que encontraba David, padre de Salomón el Sabio, en la compañía de Abizag la sulamita.
Further solicitations and remonstrances of the astrologer only provoked a more peremptory reply from the monarch, and they parted in high displeasure. The sage shut himself up in his hermitage to brood over his disappointment; ere he departed, however, he gave the king one more warning to beware of his dangerous captive. But where is the old man in love that will listen to council? Aben Habuz resigned himself to the full sway of his passion. His only study was how to render himself amiable in the eyes of the Gothic beauty. He had not youth to recommend him, it is true, but then he had riches; and when a lover is old, he is generally generous. The Zacatin of Granada was ransacked for the most precious merchandise of the East; silks, jewels, precious gems, exquisite perfumes, all that Asia and Africa yielded of rich and rare, were lavished upon the princess. All kinds of spectacles and festivities were devised for her entertainment; minstrelsy, dancing, tournaments, bull-fights —Granada for a time was a scene of perpetual pageant.  Los insistentes ruegos y protestas del astrólogo sólo provocaron una respuesta más rotunda del monarca, y ambos se separaron muy disgustados. El sabio se encerró en su retiro rumiando su contrariedad, aun cuando al separarse del rey le aconsejara que tuviese cuidado con su peligrosa cautiva; pero ¿quién es el anciano enamorado al que le guste oír consejos? Aben Habuz se abandonó enteramente al imperio de su pasión. Todo su afán consistía en hacerse agradable a los ojos de la hermosa cristiana; y aunque no era joven, es verdad, poseía, sin embargo, riquezas, y ya se sabe que los viejos enamorados suelen ser generosos. Revolvió el Zacatín de Granada en busca de los más preciados productos orientales: sedas, joyas, piedras preciosas y exquisitos perfumes; todo lo que Asia y África producen de rico y extraordinario, eso regaló pródigamente a la princesa. Inventó para su agasajo toda clase de fiestas y espectáculos: música, bailes, torneos, corridas de toros; Granada fue por algún tiempo un lugar de continua diversión.
The Gothic princess regarded all this splendor with the air of one accustomed to magnificence. She received every thing as a homage due to her rank, or rather to her beauty; for beauty is more lofty in its exactions even than rank. Nay, she seemed to take a secret pleasure in exciting the monarch to expenses that made his treasury shrink; and then treating his extravagant generosity as a mere matter of course. With all his assiduity and munificence, also, the venerable lover could not flatter himself that he had made any impression on her heart. She never frowned on him, it is true, but then she never smiled. Whenever he began to plead his passion, she struck her silver lyre. There was a mystic charm in the sound. In an instant the monarch began to nod; a drowsiness stole over him, and he gradually sank into a sleep, from which he awoke wonderfully refreshed, but perfectly cooled for the time of his passion. This was very baffling to his suit; but then these slumbers were accompanied by agreeable dreams, which completely inthralled the senses of the drowsy lover, so he continued to dream on, while all Granada scoffed at his infatuation, and groaned at the treasures lavished for a song.  La princesa cristiana miraba este esplendor como quién esta acostumbrada a tal magnificencia, y todo lo recibía como un homenaje debido a su rango, o más bien, a su belleza, pues ésta es más altiva en sus exigencias que el linaje de la sangre. Todavía más: parecía sentir una íntima complacencia en incitar al monarca a que hiciese ciertos gastos que mermasen su hacienda, para juzgar luego su desmedida generosidad como la cosa más natural del mundo. A pesar de su asidua esplendidez, el venerable amante nunca pudo vanagloriarse de haber causado la más mínima impresión en el corazón de la joven; y si bien ésta no le puso nunca mal semblante, tampoco llegó a sonreírle. Cuando el rey comenzaba a declararle su pasión, ella pulsaba su lira de plata, que poseía, sin duda, ciertos efectos mágicos, pues al momento, comenzaba el monarca a le invadía un extraordinario sopor y, gradualmente, se sumía en un sueño profundo del que despertaba muy ágil, pero completamente curada, por el momento, su pasión amorosa. Aquello era desconcertante para sus galanteos, aunque su letargo iba acompañado de gratos ensueños que se adueñaban por completo de los sentidos del soñoliento enamorado, el cual continuó soñando, mientras granada entera se reía de su apasionamiento y se lamentaba amargamente de los tesoros prodigados por el capricho de su rey.
At length a danger burst on the head of Aben Habuz, against which his talisman yielded him no warning. An insurrection broke out in his very capital: his palace was surrounded by an armed rabble, who menaced his life and the life of his Christian paramour. A spark of his ancient warlike spirit was awakened in the breast of the monarch. At the head of a handful of his guards he sallied forth, put the rebels to flight, and crushed the insurrection in the bud.  Un grave peligro se cernía sobre la cabeza de Aben Habuz, y contra él resultó ineficaz el mágico talismán. Y ello fue que estalló una insurrección en la misma capital; el palacio fue rodeado de una muchedumbre armada que amenazaba su vida y la de su favorita cristiana. El antiguo espíritu guerrero se despertó nuevamente en el pecho del monarca, que a la cabeza de un puñado de sus guardias hizo una salida, puso en fuga a los amotinados y sofocó la insurrección en germen.
When quiet was again restored, he sought the astrologer, who still remained shut up in his hermitage, chewing the bitter cud of resentment.  Cuando se restableció la calma, fue el rey en busca del astrólogo, que todavía vivía encerrado en su cueva, entregado a la amarga rumia de su resentimiento..
Aben Habuz approached him with a conciliatory tone. “O wise son of Abu Ayub, ” said he, “well didst thou predict dangers to me from this captive beauty: tell me then, thou who art so quick at foreseeing peril, what I should do to avert it. ”  Aben Habuz se dirigió a él en tono conciliador. —¡Oh sabio hijo de Abu Ayub! —le dijo—. Bien me vaticinaste los peligros que me acarrearía la hermosa cautiva. Dime ahora, tú que eres hábil en prever los peligros, qué debo hacer para conjurarlos.
“Put from thee the infidel damsel who is the cause. ”  —Aleja de ti a la joven infiel, que es la causa de todo.
“Sooner would I part with my kingdom, ” cried Aben Habuz.  —¡Antes sería capaz de perder mi reino! —exclamó Aben Habuz.
“Thou art in danger of losing both, ” replied the astrologer.  —Corres el riesgo de perder las dos cosas —replicó el astrólogo.
“Be not harsh and angry, O most profound of philosophers; consider the double distress of a monarch and a lover, and devise some means of protecting me from the evils by which I am menaced. I care not for grandeur, I care not for power, I languish only for repose; would that I had some quiet retreat where I might take refuge from the world, and all its cares, and pomps, and troubles, and devote the remainder of my days to tranquillity and love. ”  —No seas cruel ni te enfades conmigo, ¡oh el más profundo de los filósofos!; considera la doble angustia de un monarca y de un amante, e inventa algún remedio que me proteja contra los peligros que me amenazan. Nada me importa la grandeza ni el poder, pues sólo anhelo ya el descanso. Quisiera encontrar algún pacifico retiro donde poder huir del mundo, de todos sus cuidados, pompas y pesadumbres, y donde dedicar el resto de mi vida a la tranquilidad y al amor.
The astrologer regarded him for a moment, from under his bushy eyebrows.  El astrólogo le miró un momento, frunciendo sus espesas cejas.
“And what wouldst thou give, if I could provide thee such a retreat? ”  —¿Qué me darías si te proporcionase un retiro así?
“Thou shouldst name thy own reward, and whatever it might be, if within the scope of my power, as my soul liveth, it should be thine. ”  —Tú mismo señalarás la recompensa, y cualquiera que sea, si está en mis manos, la tendrás bajo mi palabra.
“Thou hast heard, O king, of the garden of Irem, one of the prodigies of Arabia the happy. ”  —¿Has oído hablar, ¡oh rey!, del jardín del Irán, uno de los prodigios de la Arabia feliz?
“I have heard of that garden; it is recorded in the Koran, even in the chapter entitled ‘The Dawn of Day.’ I have, moreover, heard marvellous things related of it by pilgrims who had been to Mecca; but I considered them wild fables, such as travellers are wont to tell who have visited remote countries. ”  —Sí, he oído hablar de ese jardín que se cita en el Korán en el capítulo titulado «La aurora del día». He oído, además, cosas maravillosas de él, referidas por los peregrinos que han estado en la Meca; pero siempre las tuve por fabulosas, como muchas de las que suelen contar los viajeros que han recorrido lejanos países.
“Discredit not, O king, the tales of travellers, ” rejoined the astrologer, gravely, “for they contain precious rarities of knowledge brought from the ends of the earth. As to the palace and garden of Irem, what is generally told of them is true; I have seen them with mine own eyes—listen to my adventure; for it has a bearing upon the object of your request.  —No desacredites, ¡oh rey!, los relatos de los viajeros —repuso el astrólogo gravemente—, porque encierran raros y preciosos conocimientos traídos de los últimos confines de la tierra. En cuanto al palacio y jardín del Irán, todo lo que generalmente se cuenta de él es cierto y yo mismo lo he comprobado con mis propios ojos. Escucha mi aventura, pues tiene relación con lo que tú deseas.
“In my younger days, when a mere Arab of the desert, I tended my father’s camels. In traversing the desert of Aden, one of them strayed from the rest, and was lost. I searched after it for several days, but in vain, until, wearied and faint, I laid myself down at noontide, and slept under a palm-tree by the side of a scanty well. When I awoke, I found myself at the gate of a city. I entered, and beheld noble streets, and squares, and market-places; but all were silent and without an inhabitant. I wandered on until I came to a sumptuous palace with a garden adorned with fountains and fishponds, and groves and flowers, and orchards laden with delicious fruit; but still no one was to be seen. Upon which, appalled at this loneliness, I hastened to depart; and, after issuing forth at the gate of the city, I turned to look upon the place, but it was no longer to be seen; nothing but the silent desert extended before my eyes.  «En mi juventud, cuando yo no era sino un árabe nómada, cuidaba de los camellos de mi padre. Un día, al atravesar el desierto de Aden, uno de ellos se separó de los demás y se perdió. Lo busqué durante varios días, pero en vano, hasta que, cansado y desvanecido, me tendí una tarde bajo una palmera, junto a un pozo casi seco. Cuando desperté me encontré a las puertas de una ciudad; entré en ella y contemplé magnificas calles, y plazas y mercados, pero todo en silencio y como deshabitado. Anduve errante hasta que llegué a un suntuoso palacio, con un jardín que estaba adornado con fuentes y estanques, árboles y flores, y huertos repletos de frutos deliciosos; pero no se veía a nadie. Inquieto por esta soledad, me apresuré a salir, y, cuando trasponía la puerta de la ciudad, volví la vista hacia el lugar, pero ya no se veía nada allí; sólo el silencioso desierto se extendía ante mis ojos.
“In the neighborhood I met with an aged dervise, learned in the traditions and secrets of the land, and related to him what had befallen me. ‘This,’ said he, ‘is the far-famed garden of Irem, one of the wonders of the desert. It only appears at times to some wanderer like thyself, gladdening him with the sight of towers and palaces and garden walls overhung with richly-laden fruit-trees, and then vanishes, leaving nothing but a lonely desert. And this is the story of it. In old times, when this country was inhabited by the Addites, King Sheddad, the son of Ad, the great grandson of Noah, founded here a splendid city. When it was finished, and he saw its grandeur, his heart was puffed up with pride and arrogance, and he determined to build a royal palace, with gardens which should rival all related in the Koran of the celestial paradise. But the curse of heaven fell upon him for his presumption. He and his subjects were swept from the earth, and his splendid city, and palace, and gardens, were laid under a perpetual spell, which hides them from human sight, excepting that they are seen at intervals, by way of keeping his sin in perpetual remembrance.’  »Por aquellos alrededores me encontré con un anciano derviche, muy versado en las tradiciones y secretos de aquel país, al que conté todo lo que me había sucedido. »—Este —me dijo— es el famoso jardín del Irán, una de las maravillas del desierto. Sólo se aparece algunas veces a algún viajero errante como tú, fascinándole con el panorama de sus torres, palacios y muros de jardines poblados de árboles de ricas frutas, que después se desvanecen, quedando únicamente un yermo solitario. Y he aquí su historia. En tiempos pasados, cuando esta comarca estuvo habitada por los additas, el rey Sheddad, hijo de Ad y bisnieto de Noé, fundó aquí una espléndida ciudad. Cuando estuvo concluida y vio su magnificencia, llenóse de orgullo y arrogancia su corazón y decidió construir un palacio real, con jardines que rivalizasen con todos los que describe el Korán en el paraíso celestial; pero cayó sobre él la maldición del Cielo por su presunción. El y sus súbditos quedaron barridos de la tierra, y su fastuosa ciudad, junto con los palacios y jardines, cayeron para siempre bajo un conjuro que los oculta a las miradas del hombre, si se exceptúa alguna que otra vez en que suelen verse, para perpetuo recuerdo de su pecado.»
“This story, O king, and the wonders I had seen, ever dwelt in my mind; and in after years, when I had been in Egypt, and was possessed of the book of knowledge of Solomon the wise, I determined to return and revisit the garden of Irem. I did so, and found it revealed to my instructed sight. I took possession of the palace of Sheddad, and passed several days in his mock paradise. The genii who watch over the place, were obedient to my magic power, and revealed to me the spells by which the whole garden had been, as it were, conjured into existence, and by which it was rendered invisible. Such a palace and garden, O king, can I make for thee, even here, on the mountain above thy city. Do I not know all the secret spells? and am I not in possession of the book of knowledge of Solomon the wise? ”  —Esta historia, ¡oh rey!, y las maravillas que admiré quedaron tan grabadas en mi imaginación que, años después, cuando estuve en Egipto y fui dueño del Libro de la Sabiduría de Salomón el Sabio, determiné volver a visitar el jardín del Irán. Así lo hice, en efecto, y comprobé que se hacía visible con la ayuda de mi ciencia. Tomé posesión del palacio de Sheddad y pasé varios días en aquella especie de paraíso. Los genios que guardaban aquellos lugares, obedientes a mi mágico poder, me revelaron los hechizos con cuya ayuda se había dado mágica existencia a aquel jardín y la razón de que se tornara invisible. Un palacio y un jardín semejantes puedo yo, ¡oh rey!, construir para ti, aquí mismo, en la montaña que domina la ciudad. ¿Acaso no conozco todos los secretos de la magia? ¿No soy dueño del Libro de la Sabiduría del sabio Salomón?
“O wise son of Abu Ayub! ” exclaimed Aben Habuz, trembling with eagerness, “thou art a traveller indeed, and hast seen and learned marvellous things! Contrive me such a paradise, and ask any reward, even to the half of my kingdom. ”  —¡Oh sabio hijo de Abu Ayub! —exclamó Aben Habuz temblando de ansiedad—¡Eres en verdad un viajero que has visto y aprendido cosas maravillosas! Hazme un paraíso semejante y pídeme lo que quieras, aunque sea la mitad de mi reino.
“Alas! ” replied the other, “thou knowest I am an old man, and a philosopher, and easily satisfied; all the reward I ask is the first beast of burden, with its load, which shall enter the magic portal of the palace. ”  —¡Ay! —respondió el astrólogo—. Sabes que soy un viejo filósofo que me contento con poco; lo único que te pido es que me concedas la primera bestia, con su carga, que entre por el mágico pórtico del palacio.
The monarch gladly agreed to so moderate a stipulation, and the astrologer began his work. On the summit of the hill, immediately above his subterranean hermitage, he caused a great gateway or barbican to be erected, opening through the centre of a strong tower.  El monarca aceptó con júbilo tan moderada condición y el astrólogo comenzó su obra. En la cúspide de la colina, precisamente encima de su retiro subterráneo, hizo construir una gran puerta o barbacana abierta en el centro de una torre inexpugnable.
There was an outer vestibule or porch, with a lofty arch, and within it a portal secured by massive gates. On the key-stone of the portal the astrologer, with his own hand, wrought the figure of a huge key; and on the key-stone of the outer arch of the vestibule, which was loftier than that of the portal, he carved a gigantic hand. These were potent talismans, over which he repeated many sentences in an unknown tongue.  Tenía un vestíbulo o pórtico exterior con un elevado arco, y dentro, el atrio, guardado con macizas puertas. Sobre la clave del portal esculpió el astrólogo, con su propia mano, una llave, y en la otra clave del arco exterior del vestíbulo, que era más alto que el del portal, grabó una mano gigantesca. Estos signos eran poderosos talismanes, ante los cuales pronunció ciertas palabras en una lengua desconocida.
When this gateway was finished he shut himself up for two days in his astrological hall, engaged in secret incantations; on the third he ascended the hill, and passed the whole day on its summit. At a late hour of the night he came down, and presented himself before Aben Habuz.  Cuando esta puerta de entrada estuvo concluida, se encerró durante dos días en su salón de astrología, ocupándose en secretos encantamientos; al tercer día subió a la colina lo pasó en ella. A últimas horas de la noche, descendió y se presentó ante Aben Habuz.
“At length, O king, ” said he, “my labor is accomplished. On the summit of the hill stands one of the most delectable palaces that ever the head of man devised, or the heart of man desired. It contains sumptuous halls and galleries, delicious gardens, cool fountains, and fragrant baths; in a word, the whole mountain is converted into a paradise. Like the garden of Irem, it is protected by a mighty charm, which hides it from the view and search of mortals, excepting such as possess the secret of its talismans. ”  —Al fin, ¡oh rey! —le dijo—, he realizado mi obra. Sobre la cumbre de la colina encontrarás el palacio más delicioso que jamás concibiera la mente humana ni deseara el corazón del hombre. Contiene suntuosos salones y galerías, deliciosos jardines, frescas fuentes y perfumados baños; en una palabra, toda la montaña se ha convertido en un paraíso. Está protegido, como el jardín del Irán, por un poderoso encantamiento que lo oculta a la mirada y pesquisas de los mortales, excepto a las de aquellos que poseen el secreto de sus talismanes.
“Enough! ” cried Aben Habuz, joyfully, “to-morrow morning with the first light we will ascend and take possession. ”  —¡Basta! —exclamó alborozado Aben Habuz—. Mañana al amanecer subiremos a tomar posesión.
The happy monarch slept but little that night. Scarcely had the rays of the sun begun to play about the snowy summit of the Sierra Nevada, when he mounted his steed, and, accompanied only by a few chosen attendants, ascended a steep and narrow road leading up the hill. Beside him, on a white palfrey, rode the Gothic princess, her whole dress sparkling with jewels, while round her neck was suspended her silver lyre. The astrologer walked on the other side of the king, assisting his steps with his hieroglyphic staff, for he never mounted steed of any kind.  Poco durmió aquella noche el feliz monarca. Apenas comenzaron los rayos del sol a iluminar las blancas crestas de Sierra Nevada, cuando montó a caballo, y, acompañado de algunos fieles servidores, subió por el pendiente y estrecho camino que llevaba a lo alto de la colina. A su lado, en un blanco palafrén, cabalgaba la princesa cristiana, con su vestido resplandeciente de joyas y colgada a su cuello la lira de plata. El astrólogo iba a pie al otro lado del rey, apoyado en su báculo de jeroglíficos, pues nunca montaba ninguna clase de cabalgadura.
Aben Habuz looked to see the towers of the palace brightening above him, and the imbowered terraces of its gardens stretching along the heights; but as yet nothing of the kind was to be descried. “That is the mystery and safeguard of the place, ” said the astrologer, “nothing can be discerned until you have passed the spell-bound gateway, and been put in possession of the place. ”  Aben Habuz quiso ver las torres del palacio brillando allí arriba y las floridas terrazas de los jardines extendiéndose por las alturas; pero nada de ello se divisaba todavía —Este es el misterio y la salvaguardia de este lugar —le dijo el astrólogo—; nada puede descubrirse hasta que se ha pasado la puerta encantada y se ha penetrado dentro
As they approached the gateway, the astrologer paused, and pointed out to the king the mystic hand and key carved upon the portal of the arch. “These, ” said he, “are the talismans which guard the entrance to this paradise. Until yonder hand shall reach down and seize that key, neither mortal power nor magic artifice can prevail against the lord of this mountain. ”  . Al acercarse a la entrada, el astrólogo se detuvo y señaló al rey las mágicas mano y llave grabadas sobre el arco del pórtico. —Estos son —dijo—— los talismanes que guardan la entrada de este paraíso. Hasta que aquella mano no baje y coja la llave, no habrá poder humano ni mágico artificio que pueda vencer el dueño de esta montaña.
While Aben Habuz was gazing, with open mouth and silent wonder, at these mystic talismans, the palfrey of the princess proceeded, and bore her in at the portal, to the very centre of the barbican.  Mientras Aben Habuz contemplaba estos místicos talismanes, con la boca abierta y absorto de admiración, el palafrén de la princesa avanzó y penetró en el vestíbulo hasta el centro mismo de la barbacana.
“Behold, ” cried the astrologer, “my promised reward; the first animal with its burden which should enter the magic gateway. ”  —He aquí —gritó el astrólogo— la recompensa que me prometiste: el primer animal con su carga que penetrase por la puerta mágica.
Aben Habuz smiled at what he considered a pleasantry of the ancient man; but when he found him to be in earnest, his gray beard trembled with indignation.  Aben Habuz se sonrió ante lo que creía una broma del viejo; pero cuando vio que era en serio, su blanca barba tembló de indignación.
“Son of Abu Ayub, ” said he, sternly, “what equivocation is this? Thou knowest the meaning of my promise: the first beast of burden, with its load, that should enter this portal. Take the strongest mule in my stables, load it with the most precious things of my treasury, and it is thine; but dare not raise thy thoughts to her who is the delight of my heart. ”  —Hijo de Abu Ayub —le dijo airado—, ¿qué engaño es éste? Bien sabes el significado de mi promesa: la primera bestia con su carga que entrase por este portal. Elige la muía más resistente de mis caballerizas, cárgala con los objetos más preciosos de mi tesoro y tuya es; pero no pongas tu pensamiento en quien es la delicia de mi corazón.
“What need I of wealth, ” cried the astrologer, scornfully; “have I not the book of knowledge of Solomon the wise, and through it the command of the secret treasures of the earth? The princess is mine by right; thy royal word is pledged: I claim her as my own. ”  —¿Para qué quiero los riquezas? —replicó desdeñoso el astrólogo—. ¿No poseo el Libro de la Sabiduría del sabio Salomón y, con él, el dominio de todos los escondidos tesoros de la tierra? La princesa me pertenece por derecho; la palabra real está empeñada, y la reclamo como cosa mía.
The princess looked down haughtily from her palfrey, and a light smile of scorn curled her rosy lip at this dispute between two gray-beards, for the possession of youth and beauty. The wrath of the monarch got the better of his discretion. “Base son of the desert, ” cried he, “thou may’st be master of many arts, but know me for thy master, and presume not to juggle with thy king. ”  La princesa les observaba desdeñosamente desde su palafrén, y una leve sonrisa de burla frunció sus rosados labios ante la disputa de aquellos dos viejos por la posesión de su belleza y juventud. La cólera del monarca pudo más que su prudencia. —¡Miserable hijo del desierto! —gritó——. Tú serás maestro en muchas artes, pero reconóceme como tu dueño y señor y no pretendas jugar con tu rey.
“My master! my king! ” echoed the astrologer. “The monarch of a molehill to claim sway over him who possesses the talismans of Solomon! Farewell, Aben Habuz; reign over thy petty kingdom, and revel in thy paradise of fools; for me, I will laugh at thee in my philosophic retirement. ”  —¡Mi señor! ¡Mi rey! —repitió el astrólogo—. ¡El monarca de una madriguera pretende dominar al que posee los talismanes de Salomón! Adiós Aben Habuz; gobierna tu reinecillo y goza en tu paraíso de locos; que yo me reiré de ti en mi filosófico retiro.
So saying he seized the bridle of the palfrey, smote the earth with his staff, and sank with the Gothic princess through the centre of the barbican. The earth closed over them, and no trace remained of the opening by which they had descended.  Esto diciendo, asió la brida del palafrén y, golpeando la tierra con su báculo, se hundió con la joven princesa por el centro de la barbacana. Cerróse la tierra tras ellos, sin que quedase rastro del agujero por donde habían bajado.
Aben Habuz was struck dumb for a time with astonishment. Recovering himself, he ordered a thousand workmen to dig, with pickaxe and spade, into the ground where the astrologer had disappeared. They digged and digged, but in vain; the flinty bosom of the hill resisted their implements; or if they did penetrate a little way, the earth filled in again as fast as they threw it out. Aben Habuz sought the mouth of the cavern at the foot of the hill, leading to the subterranean palace of the astrologer; but it was nowhere to be found. Where once had been an entrance, was now a solid surface of primeval rock. With the disappearance of Ibrahim Ebn Abu Ayub ceased the benefit of his talismans. The bronze horseman remained fixed, with his face turned toward the hill, and his spear pointed to the spot where the astrologer had descended, as if there still lurked the deadliest foe of Aben Habuz.  Aben Habuz quedó mudo de asombro durante un largo rato. Cuando se rehizo ordenó que mil obreros cavasen con picos y azadones en el sitio por donde había desaparecido el astrólogo. Cavaron y cavaron, pero todo fue inútil; el pétreo seno de la colina resistía todas las herramientas y, por añadidura, cuando profundizaban un poco, la tierra caía de nuevo tan pronto como era extraída. Aben Habuz buscó entonces la entrada de la cueva al pie de la colina, que conducía al palacio subterráneo del astrólogo, pero no la encontró en ninguna parte. Lo que antes había sido una puerta, era ahora la sólida superficie de una roca. Con la desaparición de Ibrahim Ibn Abu Ayub cesó la virtud de sus talismanes. El jinete de bronce quedó fijo con su cara vuelta hacia la colina y señalando con su lanza el sitio por donde se hundiera el astrólogo como si allí se ocultase el más mortal enemigo de Aben Habuz.
From time to time the sound of music, and the tones of a female voice, could be faintly heard from the bosom of the hill; and a peasant one day brought word to the king, that in the preceding night he had found a fissure in the rock, by which he had crept in, until he looked down into a subterranean hall, in which sat the astrologer, on a magnificent divan, slumbering and nodding to the silver lyre of the princess, which seemed to hold a magic sway over his senses.  De cuando en cuando se oía un débil rumor de música y los acentos de una voz de mujer en el interior de la colina. Cierto día un campesino trajo al rey la noticia de que en la noche anterior había encontrado una hendidura en la roca, por la cual penetró hasta llegar a un salón subterráneo, en donde vio al astrólogo sentado en un magnífico diván dormitando al son de la lira de plata de la princesa, que parecía ejercer mágico influjo sobre sus sentidos.
Aben Habuz sought the fissure in the rock, but it was again closed. He renewed the attempt to unearth his rival, but all in vain. The spell of the hand and key was too potent to be counteracted by human power. As to the summit of the mountain, the site of the promised palace and garden, it remained a naked waste; either the boasted elysium was hidden from sight by enchantment, or was a mere fable of the astrologer. The world charitably supposed the latter, and some used to call the place “The King’s Folly, ” while others named it “The Fool’s Paradise. ”  Aben Habuz buscó el agujero en la roca, pero ya se había cerrado. Renovó sus esfuerzos para desenterrar a su enemigo, pero todo fue inútil, pues el hechizo de la mano y de la llave era demasiado poderoso para que pudiese anularlo el poder de los hombres. En cuanto a la cumbre de la montaña, lugar del prometido palacio y jardín, permaneció como un desnudo erial; o el supuesto paraíso quedaba oculto a la mirada de los hombres o sólo fue una pura fábula del astrólogo. La gente supuso crédulamente esto último; unos llamaron a aquel lugar La locura del Rey, y otros, El Paraíso del Loco.
To add to the chagrin of Aben Habuz, the neighbors whom he had defied and taunted, and cut up at his leisure while master of the talismanic horseman, finding him no longer protected by magic spell, made inroads into his territories from all sides, and the remainder of the life of the most pacific of monarchs was a tissue of turmoils.  Para colmar las desdichas de Aben Habuz, los vecinos rivales a quienes había provocado, escarnecido y deshecho a su placer, mientras fue dueño del talismánico jinete, al saber que ya no estaba protegido por ‘hingún mágico encantamiento, invadieron su territorio por todas partes, y el más pacífico de los monarcas pasó el resto de su vida entre continuos disturbios.
At length Aben Habuz died, and was buried. Ages have since rolled away. The Alhambra has been built on the eventful mountain, and in some measure realizes the fabled delights of the garden of Irem. The spell-bound gateway still exists entire, protected no doubt by the mystic hand and key, and now forms the Gate of Justice, the grand entrance to the fortress. Under that gateway, it is said, the old astrologer remains in his subterranean hall, nodding on his divan, lulled by the silver lyre of the princess.  Al fin murió Aben Habuz y fue enterrado hace ya siglos. La Alhambra se construyó después sobre esta célebre montaña, y se realizaron en cierto modo las fabulosas delicias del jardín del Irán. Todavía se conserva la puerta encantada, protegida sin duda por la mano mágica y por la llave, y en la actualidad es la puerta de la Justicia, entrada principal a la fortaleza. Bajo esta puerta —según dicen— continúa el viejo astrólogo en su salón subterráneo, arrullado en su diván por la lira de plata de la princesa.
The old invalid sentinels who mount guard at the gate hear the strains occasionally in the summer nights; and, yielding to their soporific power, doze quietly at their posts. Nay, so drowsy an influence pervades the place, that even those who watch by day may generally be seen nodding on the stone benches of the barbican, or sleeping under the neighboring trees, so that in fact it is the drowsiest military post in all Christendom. All this, say the ancient legends, will endure from age to age. The princess will remain captive to the astrologer; and the astrologer, bound up in magic slumber by the princess, until the last day, unless the mystic hand shall grasp the fated key, and dispel the whole charm of this enchanted mountain. a  Los viejos centinelas inválidos que hacen guardia en la puerta, suelen oír en las noches de verano sus acordes musicales; influidos por su soporífera virtud, se duermen tranquilamente en sus aposentos. Es más; se hace tan irresistible en este sitio la influencia del sueño, que incluso los que vigilan de día, cabecean sobre los bancos de piedra de la barbacana o se duermen bajo los árboles contiguos, siendo en verdad aquel lugar el puesto militar de la Cristiandad donde más se dormita. Todo lo cual —dicen las viejas leyendas— perdurará de siglo en siglo. La princesa continuará cautiva del astrólogo, y éste, preso en el mágico sueño de la princesa, hasta el día del Juicio; a menos que la mano empuñe la llave fatal y se deshaga todo -el hechizo de esta encantada montaña