WHILE Governor Manco, or “the one-armed, ” kept up a show of military state in the Alhambra, he became nettled at the reproaches continually cast upon his fortress, of being a nestling place of rogues and contrabandistas. On a sudden, the old potentate determined on reform, and setting vigorously to work, ejected whole nests of vagabonds out of the fortress and the gipsy caves with which the surrounding hills are honeycombed. He sent out soldiers, also, to patrol the avenues and footpaths, with orders to take up all suspicious persons.
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AUNQUE el Gobernador Manco hacía ostentación de gran aparato militar en la Alhambra, se exasperaba con las continuas quejas dirigidas contra su ciudadela, por haberse convertido en refugio de ladrones y contrabandistas. Inesperadamente determinó el viejo potentado hacer un expurgo, y poniendo manos a la obra con toda energía, arrojó de la fortaleza nidos enteros de vagabundos y enjambres de gitanos que poblaban las cuevas situadas en torno a la colina. Ordenó, asimismo, que los soldados patrullasen por todas las alamedas y senderos, con órdenes de detener a todas las personas sospechosas.
One bright summer morning, a patrol, consisting of the testy old corporal who had distinguished himself in the affair of the notary, a trumpeter and two privates, was seated under the garden wall of the Generalife, beside the road which leads down from the mountain of the sun, when they heard the tramp of a horse, and a male voice singing in rough, though not unmusical tones, an old Castilian campaigning song.
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Una clara mañana de verano, una patrulla compuesta del viejo enojadizo cabo que se distinguiera en el asunto del escribano, un trompeta y dos soldados, reposaban junto a las tapias del jardín del Generalife, cerca del camino que desciende del cerro del Sol, cuando oyeron las pisadas de un caballo y una voz varonil que cantaba con rudo estilo, aunque bien entonada, una antigua canción guerrera castellana.
Presently they beheld a sturdy, sunburnt fellow, clad in the ragged garb of a foot-soldier, leading a powerful Arabian horse, caparisoned in the ancient Morisco fashion.
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Al momento vieron a un hombre vigoroso, de tez curtida por el sol, vestido con un mugriento uniforme de soldado de infantería, que llevaba de las manos un poderoso corcel árabe, enjaezado a la antigua usanza morisca.
Astonished at the sight of a strange soldier descending, steed in hand, from that solitary mountain, the corporal stepped forth and challenged him.
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Asombrados al contemplar al extraño soldado que bajaba llevando de la mano una caballería por esta solitaria montaña, salió a su encuentro el cabo y le dio el alto.
“Who goes there? ”
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—¿Quién vive?
“A friend. ”
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—Un amigo.
“Who and what are you? ”
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—¿Quién sois?
“A poor soldier just from the wars, with a cracked crown and empty purse for a reward. ”
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—Un pobre soldado que vuelve de la guerra con la cabeza rota y vacía la bolsa como recompensa.
By this time they were enabled to view him more narrowly. He had a black patch across his forehead, which, with a grizzled beard, added to a certain dare-devil cast of countenance, while a slight squint threw into the whole an occasional gleam of roguish good humor.
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Al llegar aquí ya podían mirarlo más de cerca. Llevaba un parche negro en la frente, que, unido a su barba gris, le daba cierto atrevido aspecto, junto con un movimiento furtivo de ojos; ofreciendo todo el conjunto de su persona cierto aire de pícaro y hombre de buen humor.
Having answered the questions of the patrol, the soldier seemed to consider himself entitled to make others in return. “May I ask, ” said he, “what city is that which I see at the foot of the hill? ”
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Después que hubo contestado a las preguntas de la patrulla, creyóse el soldado con derecho a dirigir otras a su vez. —¿Puede saberse —dijo—— qué ciudad es esa que veo al pie de la colina?
“What city! ” cried the trumpeter; “come, that’s too bad. Here’s a fellow lurking about the mountain of the sun, and demands the name of the great city of Granada! ”
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—¿Qué ciudad es ésa? —exclamó el trompeta—. ¡Vamos! ¡Donosa pregunta! ¡Hete aquí un individuo que viene del cerro del Sol y pregunta cómo se llama la gran ciudad de Granada!
“Granada! Madre de Dios! can it be possible? ”
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—¡Granada! ¡Madre de Dios! ¿Es posible?
“Perhaps not! ” rejoined the trumpeter; “and perhaps you have no idea that yonder are the towers of the Alhambra. ”
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—¡Tal vez no! —replicó el trompeta—. ¿Ignoras por ventura que aquéllas son las torres de la Alhambra?
“Son of a trumpet, ” replied the stranger, “do not trifle with me; if this be indeed the Alhambra, I have some strange matters to reveal to the governor. ”
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—¡Vamos, trompeta! —replicó el desconocido—. No te burles de mí. Si es cierto que ésa es la Alhambra, tengo cosas extrañas que revelar al Gobernador.
“You will have an opportunity, ” said the corporal, “for we mean to take you before him. ” By this time the trumpeter had seized the bridle of the steed, the two privates had each secured an arm of the soldier, the corporal put himself in front, gave the word, “Forward—march! ” and away they marched for the Alhambra.
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—Vas a tener esa oportunidad —dijo el cabo—, porque pensamos llevarte a su presencia. Cogió el trompeta las bridas del caballo y los dos soldados cada brazo del desconocido, y poniéndose el cabo delante, dio la voz: «¡De frente! ¡Marchen!», y se encaminaron a la Alhambra.
The sight of a ragged foot-soldier and a fine Arabian horse, brought in captive by the patrol, attracted the attention of all the idlers of the fortress, and of those gossip groups that generally assemble about wells and fountains at early dawn. The wheel of the cistern paused in its rotations, and the slipshod servant-maid stood gaping, with pitcher in hand, as the corporal passed by with his prize. A motley train gradually gathered in the rear of the escort.
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El espectáculo de un desharrapado soldado de infantería y un hermoso corcel árabe cautivos de la patrulla, llamó la atención de todos los ociosos de la fortaleza y de los charlatanes que se retinen a diario en torno a las fuentes y aljibes a primeras horas de la mañana. Las garruchas de los pozos cesaron en sus vueltas, y las criadas, en chanclas y con el cántaro en la mano, se quedaron boquiabiertas al ver pasar al cabo con su presa; y poco a poco un numeroso acompañamiento de curiosos se reunió detrás de la escolta.
Knowing nods and winks and conjectures passed from one to another. “It is a deserter, ” said one. “A contrabandista, ” said another. “A bandalero, ” said a third—until it was affirmed that a captain of a desperate band of robbers had been captured by the prowess of the corporal and his patrol. “Well, well, ” said the old crones, one to another, “captain or not, let him get out of the grasp of old Governor Manco if he can, though he is but one-handed. ”
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Guiñábanse unos a otros y hacían conjeturas y señas. «Es un desertor», decía uno. «Un contrabandista», indicaba otro. «Un bandolero», afirmaba un tercero. Hasta corrió la voz de que el cabo y su patrulla, en una valerosa hazaña, habían capturado al capitán de una terrible cuadrilla de forajidos. « ¡Bueno, bueno! —decíanse las viejas comadres unas a otras—. Capitán o no, que se libre ahora, si puede, de la garras del Gobernador Manco, aunque sólo tenga una.»
Governor Manco was seated in one of the inner halls of the Alhambra, taking his morning’s cup of chocolate in company with his confessor, a fat Franciscan friar, from the neighboring convent. A demure, dark-eyed damsel of Malaga, the daughter of his housekeeper, was attending upon him. The world hinted that the damsel, who, with all her demureness, was a sly buxom baggage, had found out a soft spot in the iron heart of the old governor, and held complete control over him. But let that pass—the domestic affairs of these mighty potentates of the earth should not be too narrowly scrutinized.
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Hallábase sentado el Gobernador Manco en uno de los salones interiores de la Alhambra, tomando su taza de chocolate de la mañana, en compañía de su confesor, un rollizo fraile franciscano del convento vecino. Servíasela una recatada joven malagueña de ojos negros, hija de su ama de llaves. Murmuraba la gente que la moza, a pesar de todo su aparente recato y seriedad, era una taimada y alegre tunanta, que había descubierto el punto flaco del férreo corazón del viejo Gobernador, y lo manejaba a su antojo. Pero dejemos esto: no se deben escudriñar demasiado los asuntos domésticos de estos poderosos potentados de la tierra.
When word was brought that a suspicious stranger had been taken lurking about the fortress, and was actually in the outer court, in durance of the corporal, waiting the pleasure of his excellency, the pride and stateliness of office swelled the bosom of the governor. Giving back his chocolate cup into the hands of the demure damsel, he called for his basket-hilted sword, girded it to his side, twirled up his mustaches, took his seat in a large high-backed chair, assumed a bitter and forbidding aspect, and ordered the prisoner into his presence. The soldier was brought in, still closely pinioned by his captors, and guarded by the corporal. He maintained, however, a resolute self-confident air, and returned the sharp, scrutinizing look of the governor with an easy squint, which by no means pleased the punctilious old potentate.
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Cuando le comunicaron que un forastero sospechoso había sido detenido merodeando por los alrededores de la fortaleza, y que se encontraba en aquel momento en el patio exterior, en poder del cabo, esperando las órdenes de Su Excelencia, el orgullo y la dignidad de su cargo hinchieron el pecho del Gobernador. Poniendo la taza de chocolate en manos de la recatada joven, requirió su espada y ciñósela al lado, retorcióse los mostachos, tomó asiento en un sillón de ancho respaldo, adoptó un aspecto severo y desagradable, y ordenó que condujesen al prisionero a su presencia. Fue introducido éste, fuertemente maniatado por sus aprehensores y custodiado por el cabo. Conservaba, sin embargo, un aire resuelto y tranquilo, y correspondió a la penetrante e inquisitiva mirada del Gobernador con un gesto burlón que no agradó mucho a la puntillosa autoridad.
“Well, culprit, ” said the governor, after he had regarded him for a moment in silence, “what have you to say for yourself—who are you? ”
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—Bueno, acusado —le dijo el Gobernador, tras fijar en él su vista por un momento—.
“A Soldier, just from the wars, who has brought away nothing but scars and bruises. ”
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¿Qué tienes que alegar en tu defensa? ¿Quién eres? —Un soldado que vuelve de la guerra ‘i no trae sino cicatrices y magulladuras.
“A soldier—humph—a foot-soldier by your garb. I understand you have a fine Arabian horse. I presume you brought him too from the wars, besides your scars and bruises. ”
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—¡Un soldado!... ¡Hum!... Y a juzgar por tu uniforme, un soldado de infantería. Pero me han dicho que posees un soberbio caballo árabe. Supongo que lo trajiste también de la guerra, además de las cicatrices y magulladuras.
“May it please your excellency, I have something strange to tell about that horse. Indeed I have one of the most wonderful things to relate. Something too that concerns the security of this fortress, indeed of all Granada. But it is a matter to be imparted only to your private ear, or in presence of such only as are in your confidence. ”
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—Si su Excelencia me lo permite, tengo algo muy extraño que contarle acerca de este caballo; algo singular y maravilloso, que afecta también a la seguridad de esta fortaleza, y hasta de toda Granada; pero es negocio para que lo oigáis a solas, o a lo más ante aquellos que sean de vuestra confianza.
The governor considered for a moment, and then directed the corporal and his men to withdraw, but to post themselves outside of the door, and be ready at a call. “This holy friar, ” said he, “is my confessor, you may say any thing in his presence—and this damsel, ” nodding toward the handmaid, who had loitered with an air of great curiosity, “this damsel is of great secrecy and discretion, and to be trusted with any thing. ”
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Meditó brevemente el Gobernador, y ordenó que se retirasen el cabo y sus soldados; pero que quedaran apostados detrás de la puerta, prestos para acudir a cualquier llamada. —Este reverendo fraile —dijo Su Excelencia— es mi confesor, y puedes hablar en su presencia; y esta joven —señalando a la criada, que se hacía la distraída, aunque realmente observaba todo con muestras de gran curiosidad—, esta joven es muy prudente y discreta, y se le puede confiar cualquier cosa.
The soldier gave a glance between a squint and a leer at the demure handmaid. “I am perfectly willing, ” said he, “that the damsel should remain. ”
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Dirigió el soldado una burlona mirada de soslayo a la modosa doncella, y dijo: —En ese caso no hay inconveniente en que se quede la señorita.
When all the rest had withdrawn, the soldier commenced his story. He was a fluent, smooth-tongued varlet, and had a command of language above his apparent rank.
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Luego que todos los demás se retiraron, comenzó el soldado su historia. Era un individuo simpático, fácil de palabras y que charlaba hasta por los codos, con un dominio del lenguaje que no estaba de acuerdo con su aparente condición.
“May it please your excellency, ” said he, “I am, as I before observed, a soldier, and have seen some hard service, but my term of enlistment being expired, I was discharged, not long since, from the army at Valladolid, and set out on foot for my native village in Andalusia. Yesterday evening the sun went down as I was traversing a great dry plain of Old Castile. ”
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—Con permiso de Su Excelencia —dijo—, soy, como antes indiqué, un soldado que ha prestado muchos y difíciles servicios; pero habiendo cumplido el plazo de mi alistamiento, me licenciaron no hace mucho del ejército de Valladolid, y emprendí el camino a pie a mi pueblo natal, que está en An dalucía. Ayer tarde, al ponerse el sol, cuando atravesaba una vasta y árida llanura de Castilla la Vieja...
“Hold, ” cried the governor, “what is this you say? Old Castile is some two or three hundred miles from this. ”
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—¡Alto! —gritó el Gobernador—. ¿Qué estás diciendo? Castilla la Vieja se halla a unas cien leguas de aquí .
“Even so, ” replied the soldier, coolly; “I told your excellency I had strange things to relate; but not more strange than true; as your excellency will find, if you will deign me a patient hearing. ”
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—No importa —respondió el soldado con frialdad—. Ya dije a Su Excelencia que tenía que relatarle cosas muy extrañas, pero tan peregrinas como verdaderas, según verá Su Excelencia, si se digna escucharme pacientemente.
“Proceed, culprit, ” said the governor, twirling up his mustaches.
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—Continúa, acusado —dijo el Gobernador retorciéndose el mostacho.
“As the sun went down, ” continued the soldier, “I cast my eyes about in search of quarters for the night, but as far as my sight could reach, there were no signs of habitation. I saw that I should have to make my bed on the naked plain, with my knapsack for a pillow; but your excellency is an old soldier, and knows that to one who has been in the wars, such a night’s lodging is no great hardship. ”
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—Pues bien: al ponerse el sol —siguió el soldado— miré a mi alrededor en busca de un albergue para pasar la noche, pero no encontré señales de habitación en todo lo que mi vista pudo alcanzar. Vi que tendría que extender mi lecho en la desierta llanura, con mi mochila por almohada; pues Su Excelencia es veterano y sabe que para el que ha hecho la guerra, semejante posada nocturna no es un gran trabajo.
The governor nodded assent, as he drew his pocket handkerchief out of the basket-hilt, to drive away a fly that buzzed about his nose.
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El Gobernador hizo una señal de asentimiento, al tiempo que sacaba su pañuelo de la guarnición de la espada, para espantar una mosca que le zumbaba en la nariz.
“Well, to make a long story short, ” continued the soldier, “I trudged forward for several miles until I came to a bridge over a deep ravine, through which ran a little thread of water, almost dried up by the summer heat. At one end of the bridge was a Moorish tower, the upper end all in ruins, but a vault in the foundation quite entire. Here, thinks I, is a good place to make a halt; so I went down to the stream, took a hearty drink, for the water was pure and sweet, and I was parched with thirst; then, opening my wallet, I took out an onion and a few crusts, which were all my provisions, and seating myself on a stone on the margin of the stream, began to make my supper, intending afterwards to quarter myself for the night in the vault of the tower; and capital quarters they would have been for a campaigner just from the wars, as your excellency, who is an old soldier, may suppose. ”
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—Pues bien: para abreviar esta larga historia —continuó el soldado—, anduve algunas leguas hasta llegar a un puente tendido sobre un profundo barranco, cauce de un riachuelo casi seco por el calor del estío. En un extremo del puente había una torre morisca muy ruinosa en su parte superior, pero con una bóveda en los cimientos completamente intacta. «He aquí —me dije— un buen sitio para alojarme.» Bajé, pues, hasta el arroyuelo, y bebí un buen trago, ya que el agua era dulce y pura, y me encontraba muerto de sed; luego, abriendo mi mochila, saqué una cebolla y unos mendrugos de pan que constituían todas mis provisiones, y sentado en una piedra en la margen del arroyo, comencé a cenar y me dispuse después a pasar la noche en la bóveda de la torre. ¡Valiente alojamiento para uno que vuelve de la guerra!; como Su Excelencia, que es un veterano, puede suponer.
“I have put up gladly with worse in my time, ” said the governor, returning his pocket handkerchief into the hilt of his sword.
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—Peores los aguanté yo con gusto en mis tiempos -dijo el Gobernador, poniendo otra vez su pañuelo en la cazoleta de la espada.
“While I was quietly crunching my crust, ” pursued the soldier, “I heard something stir within the vault; I listened—it was the tramp of a horse. By and by a man came forth from a door in the foundation of the tower, close by the water’s edge, leading a powerful horse by the bridle. I could not well make out what he was by the starlight. It had a suspicious look to be lurking among the ruins of a tower, in that wild solitary place. He might be a mere wayfarer, like myself; he might be a contrabandista; he might be a bandalero! what of that? thank heaven and my poverty, I had nothing to lose; so I sat still and crunched my crust.
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—Mientras estaba royendo tranquilamente mi mendrugo—prosiguió el otro— oí que algo se movía dentro de la bóveda; escuché con atención y comprendí que eran las pisadas de un caballo. Al poco rato salió un hombre por una puerta practicada en los cimientos de la torre, junto al arroyo, conduciendo de la brida a un fogoso corcel. A la luz de las estrellas, no pude distinguir quién era. Parecióme sospechoso que alguien estuviese escondido entre las ruinas de una torre y en aquellos agrestes y solitarios parajes. Era posible que fuese un caminante como yo; tal vez un contrabandista o un bandolero. Después de todo, ¿a mí qué? Gracias a Dios y a mi pobreza, nada tenía que perder; por lo cual, seguí royendo tranquilamente mi mendrugo.
“He led his horse to the water, close by where I was sitting, so that I had a fair opportunity of reconnoitering him. To my surprise he was dressed in a Moorish garb, with a cuirass of steel, and a polished skull-cap that I distinguished by the reflection of the stars upon it. His horse, too, was harnessed in the Morisco fashion, with great shovel stirrups. He led him, as I said, to the side of the stream, into which the animal plunged his head almost to the eyes, and drank until I thought he would have burst.
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Llevó a su caballo para darle de beber, cerca del sitio donde yo estaba sentado, de manera que tuve ocasión de examinarlo. Observé con gran sorpresa que iba vestido de moro, con coraza de acero y brillante casco que distinguí al reflejarse en él la luz de las estrellas. También iba su caballo enjaezado a la usanza árabe, con grandes estribos. Pues como iba diciendo, lo guió a la orilla del arroyo, donde el animal metió su cabeza hasta los ojos, y tanto bebió que creí reventaría.
“’Comrade,’ said I, ‘your steed drinks well; it’s a good sign when a horse plunges his muzzle bravely into the water.’
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—Camarada —le dije—: bien bebe tu caballo. Cuando mete el hocico tan decidido en el agua, buena señal.
“’He may well drink,’ said the stranger, speaking with a Moorish accent; ‘it is a good year since he had his last draught.’
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—Ya puede beber —dijo el desconocido, con marcado acento árabe—, pues hace más de un año que bebió por última vez.
“’By Santiago,’ said I, ‘that beats even the camels I have seen in Africa. But come, you seem to be something of a soldier, will you sit down and take part of a soldier’s fare?’ In fact, I felt the want of a companion in this lonely place, and was willing to put up with an infidel. Besides, as your excellency well knows, a soldier is never very particular about the faith of his company, and soldiers of all countries are comrades on peaceable ground. ”
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—¡Por Santiago! —exclamé—. En eso aventaja incluso a los camellos que he visto en África. Pero acércate, que al parecer tienes algo de soldado. ¿No quieres sentarte y participar de la pobre comida de un compañero? Realmente, sentía la necesidad de compañía en aquel lugar solitario, y nada me importaba que aquel individuo fuese un infiel. Además, como su Excelencia sabe muy bien, poco interesan a un militar las creencias que profesan sus compañeros, pues los soldados de todos los países son amigos en tiempos de paz.
The governor again nodded assent.
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El Gobernador asintió de nuevo, moviendo la cabeza.
“Well, as I was saying, I invited him to share my supper, such as it was, for I could not do less in common hospitality. ‘I have no time to pause for meat or drink,’ said he, ‘I have a long journey to make before morning.’
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—Pues bien: como iba diciendo le invité a participar de mi cena, según costumbre, pues es lo menos que podía hacer en prueba de hospitalidad. —No tengo tiempo para detenerme a comer o beber —me contestó—. Necesito hacer un largo viaje antes que amanezca.
“’In which direction?’ said I.
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—¿En qué dirección? —le pregunté.
“’Andalusia,’ said he.
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—Hacia Andalucía —me respondió.
“’Exactly my route,’ said I, ‘so, as you won’t stop and eat with me, perhaps you will let me mount and ride with you. I see your horse is of a powerful frame, I’ll warrant he’ll carry double.’
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—Precisamente ésa es mi ruta —dije—; y puesto que no quieres detenerte a comer conmigo, permíteme que monte contigo en el caballo. Veo que es un animal vigoroso, y estoy seguro de que podrá llevar doble carga.
“’Agreed,’ said the trooper; and it would not have been civil and soldier-like to refuse, especially as I had offered to share my supper with him. So up he mounted, and up I mounted behind him.
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—De acuerdo —dijo el jinete—. Y no hubiera sido cortés ni propio de un buen soldado el negarse, sobre todo porque le había invitado antes a cenar conmigo. Por tanto, montó a caballo, y yo me acomodé en la grupa.
“’Hold fast,’ said he, ‘my steed goes like the wind.’
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—Tente firme —me advirtió—, pues mi caballo corre como el viento.
“’Never fear me,’ said I, and so off we set.
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—No te preocupes por mí —le respondí—. Y nos pusimos en marcha.
“From a walk the horse soon passed to a trot, from a trot to a gallop, and from a gallop to a harum-scarum scamper. It seemed as if rocks, trees, houses, every thing, flew hurry-scurry behind us.
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El caballo, que iba a buen paso, marchó luego al trote, del trote pasó al galope, y del galope a una desenfrenada carrera. Rocas, árboles, casas, todo, en fin, parecía volar detrás de nosotros.
“’What town is this?’ said I.
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—¿Qué ciudad es aquélla? —le pregunté.
“’Segovia,’ said he; and before the word was out of his mouth, the towers of Segovia were out of sight. We swept up the Guadarama mountains, and down by the Escurial; and we skirted the walls of Madrid, and we scoured away across the plains of La Mancha. In this way we went up hill and down dale, by towers and cities, all buried in deep sleep, and across mountains, and plains, and rivers, just glimmering in the starlight.
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—Segovia —contestó; y antes que salieran estas palabras de su boca, las torres de Segovia se habían perdido de vista. Subimos la Sierra de Guadarrama y pasamos por El Escorial, rodeamos las murallas de Madrid y cruzamos las llanuras de la Mancha. De este modo, escalando cerros y bajando valles, pasamos junto a torres y ciudades envueltas en profundo sueño, dejando atrás sierras, llanuras y ríos, que brillaban a la luz de las estrellas.
“To make a long story short, and not to fatigue your excellency, the trooper suddenly pulled up on the side of a mountain. ‘Here we are,’ said he, ‘at the end of our journey.’ I looked about, but could see no signs of habitation; nothing but the mouth of a cavern. While I looked I saw multitudes of people in Moorish dresses, some on horseback, some on foot, arriving as if borne by the wind from all points of the compass, and hurrying into the mouth of the cavern like bees into a hive. Before I could ask a question the trooper struck his long Moorish spurs into the horse’s flanks, and dashed in with the throng. We passed along a steep winding way, that descended into the very bowels of the mountain. As we pushed on, a light began to glimmer up, by little and little, like the first glimmerings of day, but what caused it I could not discern. It grew stronger and stronger, and enabled me to see every thing around. I now noticed, as we passed along, great caverns, opening to the right and left, like halls in an arsenal. In some there were shields, and helmets, and cuirasses, and lances, and cimeters, hanging against the walls; in others there were great heaps of warlike munitions, and camp equipage lying upon the ground.
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—Para abreviar esta larga historia y no cansar a Su Excelencia, diré que el jinete refrenó bruscamente su caballo en la ladera de una montaña. —Ya hemos llegado —dijo— al término de nuestro viaje. Miré en torno mío y no vi señales de que aquello estuviese poblado; tan sólo se percibía la boca de una caverna. Mientras miraba, descubrí una multitud de gente vestida con trajes moros, unos a caballo y otros a pie, que llegaban como traídos por el viento de todos los puntos cardinales, y se precipitaban por la sima de la caverna como las abejas de una colmena. Antes que pudiera hacer pregunta alguna, hincó el jinete sus largas espuelas moriscas en los ijares de su caballo y se metió entre el tropel. Pasamos por una senda inclinada y tortuosa que descendía hasta las mismas entrañas del monte. A medida que avanzábamos empezó a vislumbrarse gradualmente una luz semejante a los primeros resplandores del día; pero no pude averiguar cuál fuera su causa. Se hizo después cada vez más intensa, y me permitió observar todo lo que me rodeaba. Noté entonces, a nuestro paso, grandes cavernas abiertas a derecha e izquierda, que parecían las cámaras de un arsenal. En unas había escudos, yelmos, corazas, lanzas y cimitarras, pendientes de las paredes; en otras, grandes montones de municiones de guerra y equipos de campaña tirados por el suelo.
“It would have done your excellency’s heart good, being an old soldier, to have seen such grand provision for war. Then, in other caverns, there were long rows of horsemen armed to the teeth, with lances raised and banners unfurled, all ready for the field; but they all sat motionless in their saddles like so many statues. In other halls were warriors sleeping on the ground beside their horses, and foot-soldiers in groups ready to fall into the ranks. All were in old-fashioned Moorish dresses and armor.
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¡Cómo se hubiera alegrado Su Excelencia, siendo como es un veterano, al ver tantos pertrechos bélicos! Había además en otras cavernas largas filas de jinetes armados hasta los dientes, lanza en ristre y con las banderas desplegadas, dis puestos todos a salir al campo de batalla; pero inmóviles en sus monturas, como estatuas. En otros salones había guerreros durmiendo en el suelo junto a sus caballos, y soldados de infantería en grupos, dispuestos a formar en filas. Todos estaban vestidos y armados a la manera morisca.
“Well, your excellency, to cut a long story short, we at length entered an immense cavern, or I may say palace, of grotto work, the walls of which seemed to be veined with gold and silver, and to sparkle with diamonds and sapphires and all kinds of precious stones. At the upper end sat a Moorish king on a golden throne, with his nobles on each side, and a guard of African blacks with drawn cimeters. All the crowd that continued to flock in, and amounted to thousands and thousands, passed one by one before his throne, each paying homage as he passed. Some of the multitude were dressed in magnificent robes, without stain or blemish and sparkling with jewels; others in burnished and enamelled armor; while others were in mouldered and mildewed garments, and in armor all battered and dented and covered with rust.
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En fin, Excelencia, para abreviar esta larga historia: entramos por último en una inmensa caverna o, mejor dicho, un palacio en forma de gruta, cuyas paredes parecían veteadas de oro y plata, y refulgían de diamantes, zafiros y toda clase de piedras preciosas. En la parte del fondo se hallaba sentado un rey moro en un trono de oro, con sus nobles a cada lado y una guardia de negros africanos con las cimitarras en alto. Todos los que seguían entrando en tropel, que ascendían a miles y miles, pasaban uno a uno ante su trono y le rendían pleitesía. Unos de entre aquella muchedumbre vestían magníficos trajes sin mancha ni rotura alguna y deslumbrantes de joyas; otros, armaduras bruñidas y esmaltadas; en tanto que otros, por el contrario, llevaban mugrientas y harapientas prendas y armaduras abolladas, destrozadas y cubiertas de orín.
“I had hitherto held my tongue, for your excellency well knows it is not for a soldier to ask many questions when on duty, but I could keep silent no longer.
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Hasta este momento yo no había despegado los labios, pues no ignora Su Excelencia que un soldado no debe hacer muchas preguntas cuando está de servicio; pero ya no pude guardar silencio por más tiempo.
“’Prithee, comrade,’ said I, ‘what is the meaning of all this?’
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—Por favor, compañero —le pregunté—, ¿qué significa todo esto?
“’This,’ said the trooper, ‘is a great and fearful mystery. Know, O Christian, that you see before you the court and army of Boabdil the last king of Granada.’
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—Esto —dijo el soldado— es un grande y terrible misterio. Sabe, ¡oh cristiano!, que tienes ante tu vista la Corte y ejército de Boabdil, último rey de Granada.
“’What is this you tell me?’ cried I. ‘Boabdil and his court were exiled from the land hundreds of years agone, and all died in Africa.’
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—¿Qué estás diciendo? —exclamé—. Boabdil y su Corte fueron desterrados de este país hace cientos de años, y todos murieron en Africa.
“’So it is recorded in your lying chronicles,’ replied the Moor; ‘but know that Boabdil and the warriors who made the last struggle for Granada were all shut up in the mountain by powerful enchantment. As for the king and army that marched forth from Granada at the time of the surrender, they were a mere phantom train of spirits and demons, permitted to assume those shapes to deceive the Christian sovereigns. And furthermore let me tell you, friend, that all Spain is a country under the power of enchantment. There is not a mountain cave, not a lonely watchtower in the plains, nor ruined castle on the hills, but has some spell-bound warriors sleeping from age to age within its vaults, until the sins are expiated for which Allah permitted the dominion to pass for a time out of the hands of the faithful. Once every year, on the eve of St. John, they are released from enchantment, from sunset to sunrise, and permitted to repair here to pay homage to their sovereign! and the crowds which you beheld swarming into the cavern are Moslem warriors from their haunts in all parts of Spain. For my own part, you saw the ruined tower of the bridge in Old Castile, where I have now wintered and summered for many hundred years, and where I must be back again by daybreak. As to the battalions of horse and foot which you beheld drawn up in array in the neighboring caverns, they are the spell-bound warriors of Granada. It is written in the book of fate, that when the enchantment is broken, Boabdil will descend from the mountain at the head of this army, resume his throne in the Alhambra and his sway of Granada, and gathering together the enchanted warriors, from all parts of Spain, will reconquer the Peninsula and restore it to Moslem rule.’
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—Así se cuenta en vuestras mentirosas crónicas —contestó el moro—; pero has de saber que Boabdil y los guerreros que tomaron parte en la postrera batalla por la defensa de Granada, quedaron todos encerrados en esta montaña en virtud de un poderoso encantamiento. En cuanto al rey y al ejército que salieron de Granada al tiempo de la rendición, era una simple comitiva fantasmal de espíritus y demonios a quienes se les permitió tomar aquellas formas para engañar a los reyes cristianos. Más te diré, amigo: toda España es un reino que se encuentra bajo un poder mágico. No hay cueva en el monte, solitaria atalaya en el llano, ni castillo ruinoso en las colinas, que no oculte algún guerrero encantado durmiendo siglos y siglos bajo sus bóvedas, hasta que expíen los pecados por los cuales Alá permitió que sus dominios pasaran por algún tiempo a manos cristianas. Una vez al año, en la víspera de San Juan, quedan libres del hechizo, desde la puesta del sol basta el amanecer, y se les permite venir aquí para rendir homenaje a su soberano; así que la muchedumbre que ves bullir en la caverna son guerreros musulmanes que acuden desde sus antros repartidos por todos los lugares de España. Por lo que a mí se refiere, ya contemplaste en Castilla la Vieja la ruinosa torre del puente, donde he pasado centenares de inviernos y veranos y adonde he de volver antes de la aurora. En cuanto a los batallones de caballería e infantería que has visto formados en las cavernas vecinas, son los embrujados guerreros de Granada. Escrito está en el libro del Destino que cuando se rompa el encanto, bajará Boabdil de la montaña a la cabeza de este ejército, recobrará su trono de la Alhambra y su imperio granadino, y reuniendo a todos los hechizados guerreros de toda España, reconquistará la Península y la someterá al dominio musulmán.
“’And when shall this happen?’ said I.
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—Y ¿cuándo sucederá esto? —inquirí.
“’Allah alone knows: we had hoped the day of deliverance was at hand; but there reigns at present a vigilant governor in the Alhambra, a stanch old soldier, well known as Governor Manco. While such a warrior holds command of the very outpost, and stands ready to check the first irruption from the mountain, I fear Boabdil and his soldiery must be content to rest upon their arms.’
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—Sólo Alá lo sabe. Todos creíamos cercano el día de nuestra liberación; pero reina actualmente en la Alhambra un celoso gobernador, fiel y viejo soldado, conocido por el Gobernador Manco. Mientras este guerrero mande aquella avanzada y esté dispuesto a rechazar la primera irrupción de la montaña, mucho me temo que Boabdil y sus tropas tengan que contentarse con descansar sobre las armas.
Here the governor raised himself somewhat perpendicularly, adjusted his sword, and twirled up his mustaches.
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Al llegar aquí se irguió el Gobernador, se ajustó la espada y retorció de nuevo los mostachos.
“To make a long story short, and not to fatigue your excellency, the trooper, having given me this account, dismounted from his steed.
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—Para abreviar esta larga historia y no cansar más a Su Excelencia: el soldado moro, luego de contarme esto, se apeó de su corcel y me dijo:
“’Tarry here,’ said he, ‘and guard my steed while I go and bow the knee to Boabdil.’ So saying, he strode away among the throng that pressed forward to the throne.
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—Quédate aquí al cuidado de mi caballería mientras voy a doblar la rodilla ante Boabdil. Y dicho esto, se confundió entre la multitud que rodeaba el trono.
“’What’s to be done?’ thought I, when thus left to myself; ‘shall I wait here until this infidel returns to whisk me off on his goblin steed, the Lord knows where; or shall I make the most of my time and beat a retreat from this hobgoblin community? A soldier’s mind is soon made up, as your excellency well knows. As to the horse, he belonged to an avowed enemy of the faith and the realm, and was a fair prize according to the rules of war. So hoisting myself from the crupper into the saddle, I turned the reins, struck the Moorish stirrups into the sides of the steed, and put him to make the best of his way out of the passage by which he had entered. As we scoured by the halls where the Moslem horsemen sat in motionless battalions, I thought I heard the clang of armor and a hollow murmur of voices. I gave the steed another taste of the stirrups and doubled my speed. There was now a sound behind me like a rushing blast; I heard the clatter of a thousand hoofs; a countless throng overtook me. I was borne along in the press, and hurled forth from the mouth of the cavern, while thousands of shadowy forms were swept off in every direction by the four winds of heaven.
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« ¿Qué haré? —pensé al quedarme solo—. ¿Debo esperar a que vuelva este infiel y me lleve en su mágico caballo Dios sabe dónde, o aprovecho el tiempo y huyo de esta comunidad de espectros?» Un soldado se decide pronto, como sabe Su Excelencia; y en cuanto al caballo, pertenecía a un declarado enemigo de la fe y de la patria, por lo que lo consideré botín legal según las leyes de la guerra. Así, pues, pasando de la grupa a la silla, volví riendas, piqué espuelas con los estribos moriscos en los ijares del animal y me abrí paso por el mismo pasadizo por el que había entrado. Al atravesar los salones en que estaban formados los jinetes musulmanes en inmóviles batallones me pareció oír resonar las armaduras y un sordo murmullo de voces. Aguijoneé al caballo de nuevo y redoblé la carrera. Sentí entonces a mi espalda un ruido como de ráfaga impetuosa; escuché el choque de mil herraduras, y me vi alcanzado por un incalculable número de gente, arrastrado por las turbas y lanzado por la boca de la caverna, mientras millares de figuras sombrías se esparcían en todas direcciones por los cuatro puntos cardinales.
“In the whirl and confusion of the scene I was thrown senseless to the earth. When I came to myself I was lying on the brow of a hill, with the Arabian steed standing beside me; for in falling, my arm had slipped within the bridle, which, I presume, prevented his whisking off to Old Castile.
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En el tumulto y confusión de aquella escena, caí al suelo sin sentido. Al volver en mí, me encontré tendido en la cumbre de una colina, con el caballo árabe de pie a mi lado, pues al caer quedó enredado mi brazo en las riendas, lo que creo le impidió que escapara hacia Castilla La Vieja.
“Your excellency may easily judge of my surprise, on looking round, to behold hedges of aloes and Indian figs and other proofs of a southern climate, and to see a great city below me, with towers, and palaces, and a grand cathedral.
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Fácilmente comprenderá Su Excelencia mi sorpresa al mirar a mi alrededor y no ver sino setos de pitas y chumberas, productos del clima meridional, y más abajo, una gran ciudad con torres, palacios y una gran catedral.
“I descended the hill cautiously, leading my steed, for I was afraid to mount him again, lest he should play me some slippery trick. As I descended I met with your patrol, who let me into the secret that it was Granada that lay before me; and that I was actually under the walls of the Alhambra, the fortress of the redoubted Governor Manco, the terror of all enchanted Moslems. When I heard this, I determined at once to seek your excellency, to inform you of all that I had seen, and to warn you of the perils that surround and undermine you, that you may take measures in time to guard your fortress, and the kingdom itself, from this intestine army that lurks in the very bowels of the land. ”
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Descendía cautelosamente del cerro llevando a mi cabalgadura de las riendas, pues temía montar de nuevo, no me fuera a jugar alguna mala pasada. Cuando bajaba me encontré con vuestra patrulla, la cual me informó era Granada la que tenía ante mi vista, y que me encontraba en aquel momento bajo las murallas de la Alhambra, fortaleza del temido Gobernador Manco, terror de todos los encantados musulmanes. Al oír esto determiné inmediatamente buscar a Su Excelencia para informarle de cuanto había visto, y estuvieseis prevenidos de los peligros que os rodean y amenazan, y pueda Su Excelencia tomar a tiempo sus medidas para proteger la fortaleza, y aun el reino, del ejército clandestino que se oculta en las mismas entrañas de la tierra.
“And prithee, friend, you who are a veteran campaigner, and have seen so much service, ” said the governor, “how would you advise me to proceed, in order to prevent this evil? ”
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—Y dime, amigo, tú que eres un veterano y has llevado a cabo tan importantes servicios —le dijo el Gobernador—. ¿Qué me aconsejas que haga para precaver esos peligros?
“It is not for a humble private of the ranks, ” said the soldier, modestly, “to pretend to instruct a commander of your excellency’s sagacity, but it appears to me that your excellency might cause all the caves and entrances into the mountains to be walled up with solid mason work, so that Boabdil and his army might be completely corked up in their subterranean habitation. If the good father, too, ” added the soldier, reverently bowing to the friar, and devoutly crossing himself, “would consecrate the barricadoes with his blessing, and put up a few crosses and relics and images of saints, I think they might withstand all the power of infidel enchantments. ”
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—No está bien en un humilde soldado raso —contestó el otro modestamente— pretender dar instrucciones a un jefe de la sagacidad de Su Excelencia; pero me parece que deberíais mandar tapiar todas las cuevas y entradas de las montañas, de modo que Boadbil y su ejército quedasen taponados para siempre en su morada subterránea. Además, si este buen padre—añadió el soldado, haciendo una reverencia al fraile y santiguándose devotamente— tuviera a bien consagrar las barricadas con su bendición, y poner unas cuantas cruces, reliquias e imágenes de santos, creo que sería suficiente para resistir todo el poder de los encantamientos infieles.
“They doubtless would be of great avail, ” said the friar.
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—Eso sería sin duda de un gran efecto —dijo el fraile.
The governor now placed his arm akimbo, with his hand resting on the hilt of his Toledo, fixed his eye upon the soldier, and gently wagging his head from one side to the other.
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El Gobernador puso entonces en jarras su único brazo, con la mano apoyada en el puño de su espada toledana, fijó su mirada en el soldado y, moviendo la cabeza, le dijo:
“So, friend, ” said he, “then you really suppose I am to be gulled with this cock-and-bull story about enchanted mountains and enchanted Moors? Hark ye, culprit!—not another word. An old soldier you may be, but you’ll find you have an older soldier to deal with, and one not easily outgeneralled. Ho! guards there! put this fellow in irons. ”
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—¿De modo, amigo, que supones positivamente que ¡o voy a dejarme engañar con esa absurda historia de montes y moros hechizados? ¡Óyeme, acusado: ni una palabra más! Tú serás un soldado viejo, pero tienes que habértelas con otro más viejo que tú, que no se deja seducir tan fácilmente. ¡Hola! ¡Aquí, guardias! ¡Cargad de cadenas a este sujeto!
The demure handmaid would have put in a word in favor of the prisoner, but the governor silenced her with a look.
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La modosa sirvienta hubiera intercedido con gusto en favor del prisionero; pero el Gobernador le impuso silencio con la mirada.
As they were pinioning the soldier, one of the guards felt something of bulk in his pocket, and drawing it forth, found a long leathern purse that appeared to be well filled. Holding it by one corner, he turned out the contents upon the table before the governor, and never did freebooter’s bag make more gorgeous delivery. Out tumbled rings, and jewels, and rosaries of pearls, and sparkling diamond crosses, and a profusion of ancient golden coin, some of which fell jingling to the floor, and rolled away to the uttermost parts of the chamber.
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Mientras maniataban al soldado, uno de los guardias tentó un bulto en su bolsillo y, sacándolo fuera, vio que era una gran bolsa de cuero, al parecer bien repleta. Cogiéndola por un extremo, yació su contenido sobre la mesa, ante la presencia del Gobernador, y nunca bolsa de saqueador ofreció objetos de tanta valía. Cayeron sortijas, joyas, rosarios de perlas y resplandecientes cruces de diamantes, junto con una profusión de monedas de oro antiguas, algunas de las cuales rodaron tintineando al suelo, y fueron resbalando hasta los más apartados rincones de la estancia.
For a time the functions of justice were suspended; there was a universal scramble after the glittering fugitives. The governor alone, who was imbued with true Spanish pride, maintained his stately decorum, though his eye betrayed a little anxiety until the last coin and jewel was restored to the sack.
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Por un momento se suspendieron las funciones de la Justicia, pues todos se dedicaron a la busca de las brillantes fugitivas. Tan sólo el Gobernador, revestido de una auténtica gravedad española, conservó su majestuoso decoro, aunque sus ojos revelaban cierta ansiedad, hasta que la última moneda y la última alhaja fueron restituidas a la bolsa.
The friar was not so calm; his whole face glowed like a furnace, and his eyes twinkled and flashed at sight of the rosaries and crosses.
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El fraile no parecía tan tranquilo; su rostro estaba encendido como un horno y sus ojos centelleaban y echaban fuego al mirar los rosarios y cruces.
“Sacrilegious wretch that thou art! ” exclaimed he; “what church or sanctuary hast thou been plundering of these sacred relics? ”
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—¡Miserable sacrílego! —exclamó—. ¿A qué iglesia o santuario has despojado de estas sagradas reliquias
“Neither one nor the other, holy father. If they be sacrilegious spoils, they must have been taken, in times long past, by the infidel trooper I have mentioned. I was just going to tell his excellency when he interrupted me, that on taking possession of the trooper’s horse, I unhooked a leathern sack which hung at the saddle-bow, and which I presume contained the plunder of his campaignings in days of old, when the Moors overran the country. ”
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? —Ni lo uno ni lo otro, reverendo padre. Si son despojos sacrílegos, debieron de ser robados en tiempos pasados por el soldado infiel que mencioné. Precisamente iba a decir a Su Excelencia, cuando me interrumpió, que al posesionarme del caballo moro, desaté una bolsa de cuero que pendía del arzón de la silla, y que supongo contenía el botín de sus antiguos días de campaña, cuando los moros invadieron el país.
“Mighty well; at present you will make up your mind to take up your quarters in a chamber of the Vermilion Tower, which, though not under a magic spell, will hold you as safe as any cave of your enchanted Moors. ”
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—Muy bien; ahora debes hacerte a la idea de que te alojarás en un calabozo de Torres Bermejas, que aunque no están bajo ningún mágico sortilegio, te tendrán tan bien guardado como cualquier cueva de tus encantados moros.
“Your excellency will do as you think proper, ” said the prisoner, coolly. “I shall be thankful to your excellency for any accommodation in the fortress. A soldier who has been in the wars, as your excellency well knows, is not particular about his lodgings: provided I have a snug dungeon and regular rations, I shall manage to make myself comfortable. I would only entreat that while your excellency is so careful about me, you would have an eye to your fortress, and think on the hint I dropped about stopping up the entrances to the mountain. ”
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—Su Excelencia hará lo que crea más conveniente —contestó con frialdad el prisionero—. Os agradeceré mi hospedaje en la fortaleza. Un soldado que ha estado en la guerra, como muy bien sabe Su Excelencia, no es nada exigente en sus alojamientos. Con tal de tener un cómodo calabozo y un normal racionamiento, yo me las arreglaré para pasarlo a gusto. Sólo quisiera suplicar a Su Excelencia, puesto que se cuida tanto de mí, que vigile también su ciudadela y medite en las advertencias que le he hecho de tapiar las entradas de la montaña.
Here ended the scene. The prisoner was conducted to a strong dungeon in the Vermilion Tower, the Arabian steed was led to his excellency’s stable, and the trooper’s sack was deposited in his excellency’s strong box. To the latter, it is true, the friar made some demur, questioning whether the sacred relics, which were evidently sacrilegious spoils, should not be placed in custody of the church; but as the governor was peremptory on the subject, and was absolute lord in the Alhambra, the friar discreetly dropped the discussion, but determined to convey intelligence of the fact to the church dignitaries in Granada.
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Y aquí terminó aquella escena. El prisionero fue llevado a un seguro calabozo de Torres Bermejas, el corcel árabe conducido a las caballerizas de Su Excelencia, y la bolsa del soldado depositada en la fuerte caja del Gobernador. Bien es verdad que a esto ultimo puso el fraile algunas objeciones, manifestando que aquellas sagradas reliquias, evidentemente sacrílegos despojos, deberían ponerse bajo la custodia de la Iglesia; pero como el Gobernador s1e mostrase terminante en aquel asunto, siendo como era señor absoluto de la Alhambra, el fraile esquivó prudentemente la cuestión, aunque decidido en su interior a informar del caso a las autoridades eclesiásticas de Granada.
To explain these prompt and rigid measures on the part of old Governor Manco, it is proper to observe, that about this time the Alpuxarra mountains in the neighborhood of Granada were terribly infested by a gang of robbers, under the command of a daring chief named Manuel Borasco, who were accustomed to prowl about the country, and even to enter the city in various disguises, to gain intelligence of the departure of convoys of merchandise, or travellers with well-lined purses, whom they took care to waylay in distant and solitary passes of the road. These repeated and daring outrages had awakened the attention of government, and the commanders of the various posts had received instructions to be on the alert, and to take up all suspicious stragglers. Governor Manco was particularly zealous in consequence of the various stigmas that had been cast upon his fortress, and he now doubted not he had entrapped some formidable desperado of this gang.
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Para explicarnos estas rápidas y rígidas medidas por parte del viejo Gobernador Manco, conviene observar que por este tiempo los montes de la Alpujarra, no lejos de Granada, estaban infestados por una partida de ladrones capitaneados por un temible jefe llamado Manuel Borasco, el cual solía merodear por el campo y se atrevía incluso a penetrar en la ciudad, con diferentes disfraces, para procurarse noticias de los convoyes de mercancías próximos a salir, o de los viajeros con las bolsas bien repletas, los cuales cuidaban de atacar en los apartados y solitarios pasos del camino. Estos repetidos y peligrosos atropellos habían llamado la atención del Gobernador, y los comandantes de varios puestos habían recibido instrucciones para que estuviesen alerta y detuvieran a todos los vagabundos sospechosos. El Gobernador Manco mostró un celo especial, a consecuencia de los varios estigmas que habían caído sobre la fortaleza, y no dudaba que en esta ocasión había atrapado a algún terrible malhechor de aquella partida.
In the mean time the story took wind, and became the talk, not merely of the fortress, but of the whole city of Granada. It was said that the noted robber Manuel Borasco, the terror of the Alpuxarras, had fallen into the clutches of old Governor Manco, and been cooped up by him in a dungeon of the Vermilion Tower; and every one who had been robbed by him flocked to recognize the marauder. The Vermilion Tower, as is well known, stands apart from the Alhambra on a sister hill, separated from the main fortress by the ravine down which passes the main avenue. There were no outer walls, but a sentinel patrolled before the tower. The window of the chamber in which the soldier was confined was strongly grated, and looked upon a small esplanade. Here the good folks of Granada repaired to gaze at him, as they would at a laughing hyena, grinning through the cage of a menagerie. Nobody, however, recognized him for Manuel Borasco, for that terrible robber was noted for a ferocious physiognomy, and had by no means the good-humored squint of the prisoner. Visitors came not merely from the city, but from all parts of the country; but nobody knew him, and there began to be doubts in the minds of the common people whether there might not be some truth in his story. That Boabdil and his army were shut up in the mountain, was an old tradition which many of the ancient inhabitants had heard from their fathers. Numbers went up to the mountain of the sun, or rather of St. Elena, in search of the cave mentioned by the soldier; and saw and peeped into the deep dark pit, descending, no one knows how far, into the mountain, and which remains there to this day—the fabled entrance to the subterranean abode of Boabdil.
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