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David Hume
A Treatise of Human Nature -- Tratado de la naturaleza humana
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ADVERTISEMENT. | Advertencia |
My design in the present work is sufficiently explained in the Introduction. The reader must only observe, that all the subjects I have there planned out to myself, are not treated of in these two volumes. The subjects of the Understanding and Passions make a compleat chain of reasoning by themselves; and I was willing to take advantage of this natural division, in order to try the taste of the public. If I have the good fortune to meet with success, I shall proceed to the examination of Morals, Politics, and Criticism; which will compleat this Treatise of Human Nature. The approbation of the public I consider as the greatest reward of my labours; but am determined to regard its judgment, whatever it be, as my best instruction. | El designio que me guía en la presente obra se explica de un modo suficiente en la Introducción. El lector debe solamente observar que los problemas que me he propuesto no se hallan tratados en estos volúmenes. Los problemas del entendi miento y las pasiones constituyen por sí mismos una cadena completa de razonamientos y he aprovechado gustoso la ventaja de esta división natural para ensayar el gusto del público. Si tengo la buena suerte de encontrar éxito pasaré a examinar la moral, la política y la estética, lo que completará este TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA. Considero la aprobación del público como la mayor recompensa para mis trabajos, pero me hallo decidido a considerar su juicio, sea el que sea, como la mejor lección que pueda recibir. |
INTRODUCTION. | Introducción |
Nothing is more usual and more natural for those, who pretend to discover anything new to the world in philosophy and the sciences, than to insinuate the praises of their own systems, by decrying all those, which have been advanced before them. And indeed were they content with lamenting that ignorance, which we still lie under in the most important questions, that can come before the tribunal of human reason, there are few, who have an acquaintance with the sciences, that would not readily agree with them. It is easy for one of judgment and learning, to perceive the weak foundation even of those systems, which have obtained the greatest credit, and have carried their pretensions highest to accurate and profound reasoning. Principles taken upon trust, consequences lamely deduced from them, want of coherence in the parts, and of evidence in the whole, these are every where to be met with in the systems of the most eminent philosophers, and seem to have drawn disgrace upon philosophy itself. | Nada es tan frecuente ni tan natural en los que pretenden revelar al mundo una novedad cualquiera en la filosofía y las ciencias que insinuar las alabanzas de su propio sistema censurando todos aquellos que han sido producidos antes. En ver dad, si se contentasen con deplorar la ignorancia en la que aún estamos hundidos, en lo que se refiere a las cuestiones más importantes que pueden presentarse ante el tribunal de la razón humana, pocos de los que están familiarizados con las ciencias no serían gustosos del mismo parecer. Es fácil a un hombre dotado de juicio conocer y ver el superficial fundamento de aquéllos aun entre los sistemas que han obtenido el mayor crédito y llevado más alto las pretensiones o razonamientos precisos y profundos. Principios admitidos a la ligera, consecuencias mal deducidas de estos principios, falta de coherencia en las partes y evidencia en el todo; he aquí lo que se encuentra por todas partes en los sistemas de los más eminentes filósofos y lo que parece haber sido causa de disfavor hacia la misma filosofía. |
Nor is there required such profound knowledge to discover the present imperfect condition of the sciences, but even the rabble without doors may, judge from the noise and clamour, which they hear, that all goes not well within. There is nothing which is not the subject of debate, and in which men of learning are not of contrary opinions. The most trivial question escapes not our controversy, and in the most momentous we are not able to give any certain decision. Disputes are multiplied, as if every thing was uncertain; and these disputes are managed with the greatest warmth, as if every thing was certain. Amidst all this bustle it is not reason, which carries the prize, but eloquence; and no man needs ever despair of gaining proselytes to the most extravagant hypothesis, who has art enough to represent it in any favourable colours. The victory is not gained by the men at arms, who manage the pike and the sword; but by the trumpeters, drummers, and musicians of the army. | No son precisos conocimientos profundos para descubrir la condición imperfecta en que están hoy las ciencias: hasta la muchedumbre, desde fuera, puede juzgar, por el ruido y clamor que oye, que no todo va bien dentro. No hay nada que no esté sujeto a discusión ni sobre lo que las gentes instruidas no sean de opiniones contrarias. La más insignificante cuestión no se escapa a nuestra controversia, y, con respecto a las más importantes, no somos capaces de dar ninguna solución cierta. Las discusiones se multiplican como si todo fuera dudoso, y estas discusiones son llevadas con el mayor calor, como si todo fuera cierto. En medio de toda esta confusión, no es la razón la que se lleva el premio, sino la elocuencia, y nadie debe desesperar jamás de ganar prosélitos para la más extravagante hipótesis si posee bastante arte para presentarla con colores favorables. La victoria no ha sido obtenida por las gentes de armas que manejan la pica y la espada, sino por las trompetas, los tambores y los músicos del regimiento. |
From hence in my opinion arises that common prejudice against metaphysical reasonings of all kinds, even amongst those, who profess themselves scholars, and have a just value for every other part of literature. By metaphysical reasonings, they do not understand those on any particular branch of science, but every kind of argument, which is any way abstruse, and requires some attention to be comprehended. We have so often lost our labour in such researches, that we commonly reject them without hesitation, and resolve, if we must for ever be a prey to errors and delusions, that they shall at least be natural and entertaining. And indeed nothing but the most determined scepticism, along with a great degree of indolence, can justify this aversion to metaphysics. For if truth be at all within the reach of human capacity, it is certain it must lie very deep and abstruse: and to hope we shall arrive at it without pains, while the greatest geniuses have failed with the utmost pains, must certainly be esteemed sufficiently vain and presumptuous. I pretend to no such advantage in the philosophy I am going to unfold, and would esteem it a strong presumption against it, were it so very easy and obvious. | De ahí proviene, creo yo, ese prejuicio común contra los razonamientos metafisicos de todas clases, prejuicios que se encuentran aun en aquellos que hacen profesión de estudiosos y que estiman en su justo valor todo otro asunto de la literatura. Por razonamiento metafísico no entienden aquello que lleva a una rama particular de la ciencia, sino toda suerte de argumentos que ofrecen, con cualquier título, un carácter abstruso y que necesita alguna atención para ser comprendido. Con frecuencia hemos perdido tanto el tiempo en tales descubrimientos, que de ordinario los abandonamos sin vacilación y decidimos, si hemos de estar siempre en guardia contra los errores y las ilusiones, que éstas sean, por lo menos, naturales y divertidas. Y en verdad, de más que el más decidido escepticismo, juntamente con un alto grado de indolencia, puede justificar esta aversión a la metafísica; porque por poco que la verdad está al alcance de la capacidad humana, es cierto que ella debe estar muy profunda y muy secretamente oculta y esperar conseguirlo sin gran trabajo, después que los más grandes genios han fracasado; a pesar de los más extremos trabajos, debe tenerse ciertamente por muy vano y presuntuoso. No pretendo una ventaja tal en la filosofía que voy a desarrollar, y tendría por una gran presunción, con respecto a ella, que fuese demasiado fácil y rápida de entender. |
It is evident, that all the sciences have a relation, greater or less, to human nature: and that however wide any of them may seem to run from it, they still return back by one passage or another. Even. Mathematics, Natural Philosophy, and Natural Religion, are in some measure dependent on the science of MAN; since the lie under the cognizance of men, and are judged of by their powers and faculties. It is impossible to tell what changes and improvements we might make in these sciences were we thoroughly acquainted with the extent and force of human understanding, and could explain the nature of the ideas we employ, and of the operations we perform in our reasonings. And these improvements are the more to be hoped for in natural religion, as it is not content with instructing us in the nature of superior powers, but carries its views farther, to their disposition towards us, and our duties towards them; and consequently we ourselves are not only the beings, that reason, but also one of the objects, concerning which we reason. | Es evidente que todas las ciencias mantienen una relación más o menos estrecha con la naturaleza humana y que, por muy lejos que algunas de ellas parezcan separarse, vuelven siempre a ella por uno u otro camino. Hasta las matemáticas, la filosofía natural y la religión natural dependen en parte de la ciencia del hombre, pues se hallan bajo el conocimiento de los hombres y son juzgadas por sus poderes y facultades. Es imposible decir qué cambios y progresos podríamos hacer en estas ciencias si conociéramos totalmente la extensión y la fuerza del entendimiento humano y si pudiéramos explicar la naturaleza de las ideas que empleamos y de las operaciones que realizamos al razonar. Estos progresos son de esperar, especialmente en la religión natural, ya que no se contenta con instruirnos acerca de la naturaleza de las fuerzas superiores, sino que lleva su examen más lejos, a su disposición con respecto a nosotros y a nuestros deberes con respecto a ellas; en consecuencia, no somos sólo los seres que razonamos, sino también uno de los objetos acerca de los que razonamos. |
If therefore the sciences of Mathematics, Natural Philosophy, and Natural Religion, have such a dependence on the knowledge of man, what may be expected in the other sciences, whose connexion with human nature is more close and intimate? The sole end of logic is to explain the principles and operations of our reasoning faculty, and the nature of our ideas: morals and criticism regard our tastes and sentiments: and politics consider men as united in society, and dependent on each other. In these four sciences of Logic, Morals, Criticism, and Politics, is comprehended almost everything, which it can any way import us to be acquainted with, or which can tend either to the improvement or ornament of the human mind. | Así, pues, si las ciencias matemáticas, la filosofía natural y la religión natural dependen de tal modo del conocimiento del hombre, ¿qué no puede esperarse en otras ciencias cuya conexión con la naturaleza humana es más estrecha e íntima? El único fin de la lógica es explicar los principios y operaciones de nuestra facultad de razonamiento, y la naturaleza de nuestras ideas. La moral y la estética consideran nuestros gustos y sentimientos, y la política estudia a los hombres unidos en sociedad y dependientes los unos de los otros. En estas cuatro ciencias de la lógica, moral, estética y política se comprende casi todo lo que nos puede importar de algún modo conocer o que puede tender al progreso o adorno del espíritu humano. |
Here then is the only expedient, from which we can hope for success in our philosophical researches, to leave the tedious lingering method, which we have hitherto followed, and instead of taking now and then a castle or village on the frontier, to march up directly to the capital or center of these sciences, to human nature itself; which being once masters of, we may every where else hope for an easy victory. From this station we may extend our conquests over all those sciences, which more intimately concern human life, and may afterwards proceed at leisure to discover more fully those, which are the objects of pore curiosity. There is no question of importance, whose decision is not comprised in the science of man; and there is none, which can be decided with any certainty, before we become acquainted with that science. In pretending, therefore, to explain the principles of human nature, we in effect propose a compleat system of the sciences, built on a foundation almost entirely new, and the only one upon which they can stand with any security. | Aquí, pues, el único expediente en cuyo éxito podemos confiar en nuestras investigaciones filosóficas es abandonar el aburrido y lánguido método que hemos seguido hasta ahora, y en lugar de tomar de vez en cuando un castillo o una aldea en la frontera, marchar directamente hacia la capital o centro de estas ciencias, hacia la naturaleza humana misma; una vez dueños de ella, podemos esperar en todas partes una fácil victoria. Desde esta base podemos extender nuestras conquistas sobre todas las ciencias que se refieren más íntimamente a la vida humana y podemos después proceder con más tiempo a descubrir más plenamente las que son objeto de la pura curiosidad. No hay cuestión de importancia cuya decisión no se halle comprendida en la ciencia del hombre y no hay ninguna que pueda ser decidida con alguna certidumbre antes de que hayamos llegado a conocer esta ciencia. Por consiguiente, al pretender explicar los principios de la naturaleza humana, proponemos en efecto, un sistema completo de las ciencias construido sobre un fundamento casi enteramente nuevo y el único sobre el que éstas pueden descansar con alguna seguridad. |
And as the science of man is the-only solid foundation for the other sciences, so the only solid foundation we can give to this science itself must be laid on experience and observation. It is no astonishing reflection to consider, that the application of experimental philosophy to moral subjects should come after that to natural at the distance of above a whole century; since we find in fact, that there was about the same interval betwixt the origins of these sciences; and that reckoning from THALES to SOCRATES, the space of time is nearly equal to that betwixt, my Lord Bacon and some late philosophers [Mr. Locke, my Lord Shaftesbury, Dr. Mandeville, Mr. Hutchinson, Dr. Butler, etc.] in England, who have begun to put the science of man on a new footing, and have engaged the attention, and excited the curiosity of the public. So true it is, that however other nations may rival us in poetry, and excel us in some other agreeable arts, the improvements in reason and philosophy can only be owing to a land of toleration and of liberty. | Del mismo modo que la ciencia del hombre es el único fundamento sólido para la fundamentación de las otras ciencias, la única fundamentación sólida que podemos dar a esta ciencia misma debe basarse en la experiencia y en la observación. No es una reflexión asombrosa el considerar que la aplicación de la filosofía experimental a las cuestiones de moral vendrá después de su aplicación a las de la naturaleza y a la distancia de una centuria entera, ya que hallamos de hecho que existió casi el mismo intervalo entre los orígenes de estas ciencias, y que, contando de Tales a Sócrates, el período de tiempo es próximamente igual al que existe entre lord Bacon y algunos filósofos(1) recientes de Inglaterra, que han comenzado a llevar la ciencia del hombre por un nuevo camino y han interesado la atención y excitado la curiosidad del público. Tan verdad es esto, que, aunque otras naciones puedan rivalizar con nosotros en poesía y aun superarnos en algunas otras artes bellas, los progresos en la razón y la filosofía pueden ser solamente debidos a la tierra de la tolerancia y libertad. |
Nor ought we to think, that this latter improvement in the science of man will do less honour to our native country than the former in natural philosophy, but ought rather to esteem it a greater glory, upon account of the greater importance of that science, as well as the necessity it lay under of such a reformation. For to me it seems evident, that the essence of the mind being equally unknown to us with that of external bodies, it must be equally impossible to form any notion of its powers and qualities otherwise than from careful and exact experiments, and the observation of those particular effects, which result from its different circumstances and situations. And though we must endeavour to render all our principles as universal as possible, by tracing up our experiments to the utmost, and explaining all effects from the simplest and fewest causes, it is still certain we cannot go beyond experience; and any hypothesis, that pretends to discover the ultimate original qualities of human nature, ought at first to be rejected as presumptuous and chimerical. | No hemos de pensar que este último progreso en la ciencia del hombre hará menos honor a nuestra comarca natal que el anterior de filosofía natural, sino que debemos más bien estimarlo como una gloria mayor, por razón de la más grande importancia de esta ciencia del mismo modo que por la necesidad que tiene de una reforma tal; pues me parece evidente que la esencia del espíritu, siendo tan desconocida para nosotros como la de los cuerpos externos, debe ser igualmente imposible formarnos una noción de sus fuerzas y cualidades, más que por experimentos cuidadosos y exactos y por la observación de los efectos particulares que resultan de sus diferentes circunstancias y situaciones. Y aunque debemos intentar hacer nuestros principios tan universales como sea posible, llevando nuestros experimentos lo más lejos posible y explicando todos los efectos por las causas más reducidas y simples, es aún cierto que no podemos ir más allá de la experiencia, y toda hipótesis que pretenda descubrir el origen y cualidades últimas de la naturaleza humana debe desde el primer momento ser rechazada como presuntuosa y quimérica. |
I do not think a philosopher, who would apply himself so earnestly to the explaining the ultimate principles of the soul, would show himself a great master in that very science of human nature, which he pretends to explain, or very knowing in what is naturally satisfactory to the mind of man. For nothing is more certain, than that despair has almost the same effect upon us with enjoyment, and that we are no sooner acquainted with the impossibility of satisfying any desire, than the desire itself vanishes. When we see, that we have arrived at the utmost extent of human reason, we sit down contented, though we be perfectly satisfied in the main of our ignorance, and perceive that we can give no reason for our most general and most refined principles, beside our experience of their reality; which is the reason of the mere vulgar, and what it required no study at first to have discovered for the most particular and most extraordinary phaenomenon. And as this impossibility of making any farther progress is enough to satisfy the reader, so the writer may derive a more delicate satisfaction from the free confession of his ignorance, and from his prudence in avoiding that error, into which so many have fallen, of imposing their conjectures and hypotheses on the world for the most certain principles. When this mutual contentment and satisfaction can be obtained betwixt the master and scholar, I know not what more we can require of our philosophy. | No creo que un filósofo que se aplicase tan seriamente a la explicación de los últimos principios del alma se mostraría un gran maestro en esta ciencia de la naturaleza humana, que él pretende explicar, o muy instruido en lo que es naturalmente satisfactorio para el espíritu del hombre. Pues nada es más cierto que la desesperación produce casi el mismo efecto sobre nosotros que la alegría, y que tan pronto como conocemos la imposibilidad de conocer un deseo, éste se desvanece. Cuando vemos que hemos llegado a la extrema extensión de la razón humana nos detenemos contentos, aunque nos hallemos convencidos en lo capital de nuestra ignorancia y percibamos que no podemos dar una razón para nuestros principios más generales y refinados fuera de nuestra experiencia de su realidad, que es la razón del mero vulgo y que no se requiere estudio para descubrir los fenómenos más extraordinarios y particulares. Y como esta imposibilidad de hacer un progreso ulterior es suficiente para convencer al lector, el escritor puede obtener un convencimiento más delicado con su libre confesión de su ignorancia y de su prudencia, evitando el error en que tantos han caído, imponiendo sus conjeturas e hipótesis a todo el mundo como los principios más ciertos. Cuando este contentamiento y convicción mutuos puedan ser obtenidos entre el maestro y el discípulo, no sé qué más pedir a nuestra filosofía. |
But if this impossibility of explaining ultimate principles should be esteemed a defect in the science of man, I will venture to affirm, that it is a defect common to it with all the sciences, and all the arts, in which we can employ ourselves, whether they be such as are cultivated in the schools of the philosophers, or practised in the shops of the meanest artizans. None of them can go beyond experience, or establish any principles which are not founded on that authority. Moral philosophy has, indeed, this peculiar disadvantage, which is not found in natural, that in collecting its experiments, it cannot make them purposely, with premeditation, and after such a manner as to satisfy itself concerning every particular difficulty which may be. When I am at a loss to know the effects of one body upon another in any situation, I need only put them in that situation, and observe what results from it. But should I endeavour to clear up after the same manner any doubt in moral philosophy, by placing myself in the same case with that which I consider, it is evident this reflection and premeditation would so disturb the operation of my natural principles, as must render it impossible to form any just conclusion from the phenomenon. We must therefore glean up our experiments in this science from a cautious observation of human life, and take them as they appear in the common course of the world, by men′s behaviour in company, in affairs, and in their pleasures. Where experiments of this kind are judiciously collected and compared, we may hope to establish on them a science which will not be inferior in certainty, and will be much superior in utility to any other of human comprehension. | Mas si esta imposibilidad de explicar los últimos principios debe ser estimada como un defecto de la ciencia del hombre, me atreveré a afirmar que es un defecto común a todas las ciencias y a todas las artes a las que podamos dedicamos, ya sean las cultivadas en las escuelas de los filósofos, ya las que se practican en las oficinas de los más humildes artesanos. Ninguno de ellos puede ir más allá de la experiencia o establecer principios que no se basen sobre esta autoridad. La filosofía moral tiene de hecho esta desventaja particular que no se halla en la natural, a saber: que reuniendo sus experimentos no puede hacerlos con un propósito, una premeditación y según un método que satisfagan en lo concerniente a toda dificultad particular que pueda surgir. Cuando yo no sé cómo conocer los efectos de un cuerpo sobre otro en alguna situación, necesito tan sólo colocarlos en esta situación y observar qué resulta de ellos; pero si intentase de la misma manera aclarar alguna duda en filosofía moral, colocándome en el mismo caso que yo considero, es evidente que esta reflexión y premeditación perturbaría tanto la actuación de los principios naturales que haría imposible sacar una conclusión exacta de este fenómeno; por consiguiente, debemos recoger nuestros experimentos en esta ciencia de una cuidadosa observación de la vida humana y tomarlos tal como se presentan en el curso corriente de la vida por la conducta de los hombres en la sociedad, en los asuntos y en sus placeres. Cuando se reúnan y comparen juiciosamente experimentos de este género podemos esperar establecer sobre ellos una ciencia que no sea inferior en certidumbre y que sea muy superior en utilidad a toda otra que se base en la comprensión humana.
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BOOK I. OF THE UNDERSTANDING | Libro Primero Del entendimiento |
PART I. OF IDEAS, THEIR ORIGIN, COMPOSITION, CONNEXION, ABSTRACTION, ETC. | Parte Primera De las ideas: su origen, composición y abstracción |
SECT. I. OF THE ORIGIN OF OUR IDEAS. | Sección Primera Del origen de nuestras ideas. |
All the perceptions of the human mind resolve themselves into two distinct kinds, which I shall call IMPRESSIONS and IDEAS. The difference betwixt these consists in the degrees of force and liveliness, with which they strike upon the mind, and make their way into our thought or consciousness. Those perceptions, which enter with most force and violence, we may name impressions: and under this name I comprehend all our sensations, passions and emotions, as they make their first appearance in the soul. By ideas I mean the faint images of these in thinking and reasoning; such as, for instance, are all the perceptions excited by the present discourse, excepting only those which arise from the sight and touch, and excepting the immediate pleasure or uneasiness it may occasion. I believe it will not be very necessary to employ many words in explaining this distinction. Every one of himself will readily perceive the difference betwixt feeling and thinking. The common degrees of these are easily distinguished; though it is not impossible but in particular instances they may very nearly approach to each other. Thus in sleep, in a fever, in madness, or in any very violent emotions of soul, our ideas may approach to our impressions, As on the other hand it sometimes happens, that our impressions are so faint and low, that we cannot distinguish them from our ideas. But notwithstanding this near resemblance in a few instances, they are in general so very different, that no-one can make a scruple to rank them under distinct heads, and assign to each a peculiar name to mark the difference [FN 1. I here make use of these terms, impression and idea, in a sense different from what is usual, and I hope this liberty will be allowed me. Perhaps I rather restore the word, idea, to its original sense, from which Mr LOCKE had perverted it, in making it stand for all our perceptions. By the terms of impression I would not be understood to express the manner, in which our lively perceptions are produced in the soul, but merely the perceptions themselves; for which there is no particular name either in the English or any other language, that I know of.] | Todas las percepciones de la mente humana se reducen a dos géneros distintos que yo llamo impresiones e ideas. La diferencia entre ellos consiste en los grados de fuerza y vivacidad con que se presentan a nuestro espíritu y se abren camino en nuestro pensamiento y conciencia. A las percepciones que penetran con más fuerza y violencia llamamos impresiones, y comprendemos bajo este nombre todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones tal como hacen su primera aparición en el alma. Por ideas entiendo las imágenes débiles de éstas en el pensamiento y razonamiento, como, por ejemplo, lo son todas las percepciones despertadas por el presente discurso, exceptuando solamente las que surgen de la vista y tacto y exceptuando el placer o dolor inmediato que pueden ocasionar. Creo que no será preciso emplear muchas palabras para explicar esta distinción. Cada uno por si mismo podrá percibir fácilmente la diferencia entre sentir y pensar. Los grados comunes de éstos son fácilmente distinguidos, aunque no es imposible en casos particulares que puedan aproximarse el uno al otro. Así, en el sueño, en una fiebre, la locura o en algunas emociones violentas del alma nuestras ideas pueden aproximarse a nuestras impresiones del mismo modo que, por otra parte, sucede a veces que nuestras impresiones son tan débiles y tan ligeras que no podemos distinguirlas de nuestras ideas. Pero a pesar de esta próxima semejanza en pocos casos, son en general tan diferentes que nadie puede sentir escrúpulo alguno al disponerlas en dos grupos distintos y asignar a cada uno un nombre peculiar para marcar esta diferencia(2). |
There is another division of our perceptions, which it will be convenient to observe, and which extends itself both to our impressions and ideas. This division is into SIMPLE and COMPLEX. Simple perceptions or impressions and ideas are such as admit of no distinction nor separation. The complex are the contrary to these, and may be distinguished into parts. Though a particular colour, taste, and smell, are qualities all united together in this apple, it is easy to perceive they are not the same, but are at least distinguishable from each other. | Existe otra división de nuestras percepciones que será conveniente observar y que se extiende a la vez sobre impresiones e ideas. Esta división es en simples y complejas. Percepciones o impresiones e ideas simples son las que no admiten dis tinción ni separación. Las complejas son lo contrario que éstas y pueden ser divididas en partes. Aunque un color, sabor y olor particular son cualidades unidas todas en una manzana, es fácil percibir que no son lo mismo, sino que son al menos distinguibles las unas de las otras. |
Having by these divisions given an order and arrangement to our objects, we may now apply ourselves to consider with the more accuracy their qualities and relations. The first circumstance, that strikes my eye, is the great resemblance betwixt our impressions and ideas in every other particular, except their degree of force and vivacity. The one seem to be in a manner the reflexion of the other; so that all the perceptions of the mind are double, and appear both as impressions and ideas. When I shut my eyes and think of my chamber, the ideas I form are exact representations of the impressions I felt; nor is there any circumstance of the one, which is not to be found in the other. In running over my other perceptions, I find still the same resemblance and representation. Ideas and impressions appear always to correspond to each other. This circumstance seems to me remarkable, and engages my attention for a moment. | Habiendo dado por estas divisiones orden y buena disposición a nuestros objetos, podemos aplicamos a considerar ahora con más precisión sus cualidades y relaciones. La primera circunstancia que atrae mi atención es la gran semejanza entre nuestras impresiones e ideas en todo otro respecto que no sea su grado de fuerza y vivacidad. Las unas parecen ser en cierto modo el reflejo de las otras, así que todas las percepciones del espíritu humano son dobles y aparecen a la vez como impresiones e ideas. Cuando cierro mis ojos y pienso en mi cuarto las ideas que yo formo son representaciones exactas de impresiones que yo he sentido, y no existe ninguna circunstancia en las unas que no se halle en las otras. Recorriendo mis otras percepciones hallo aún la misma semejanza y representación. Las ideas y las impresiones parecen siempre corresponderse las unas a las otras. Esta circunstancia me parece notable y atrae mi atención por un momento. |
Upon a more accurate survey I find I have been carried away too far by the first appearance, and that I must make use of the distinction of perceptions into simple and complex, to limit this general decision, that all our ideas and impressions are resembling. I observe, that many of our complex ideas never had impressions, that corresponded to them, and that many of our complex impressions never are exactly copied in ideas. I can imagine to myself such a city as the New Jerusalem, whose pavement is gold and walls are rubies, though I never saw any such. I have seen Paris; but shall I affirm I can form such an idea of that city, as will perfectly represent all its streets and houses in their real and just proportions? | Después de una consideración más exacta hallo que he sido llevado demasiado lejos por la primera apariencia y que debo hacer uso de la distinción de percepciones en simples y complejas para limitar la decisión general de que todas nuestras ideas o impresiones son semejantes. Observo que muchas de nuestras ideas complejas no tienen nunca impresiones que les correspondan y que muchas de nuestras impresiones complejas no son exactamente copiadas por ideas. Puedo imaginarme una ciudad como la nueva Jerusalén, cuyo pavimento sea de oro y sus muros de rubíes, aunque jamás he visto una ciudad semejante. Yo he visto París, pero ¿afirmaré que puedo formarme una idea tal de esta ciudad que reproduzca perfectamente todas sus calles y casas en sus proporciones justas y reales? |
I perceive, therefore, that though there is in general a great, resemblance betwixt our complex impressions and ideas, yet the rule is not universally true, that they are exact copies of each other. We may next consider how the case stands with our simple, perceptions. After the most accurate examination, of which I am capable, I venture to affirm, that the rule here holds without any exception, and that every simple idea has a simple impression, which resembles it, and every simple impression a correspondent idea. That idea of red, which we form in the dark, and that impression which strikes our eyes in sun-shine, differ only in degree, not in nature. That the case is the same with all our simple impressions and ideas, it is impossible to prove by a particular enumeration of them. Every one may satisfy himself in this point by running over as many as he pleases. But if any one should deny this universal resemblance, I know no way of convincing him, but by desiring him to shew a simple impression, that has not a correspondent idea, or a simple idea, that has not a correspondent impression. If he does not answer this challenge, as it is certain he cannot, we may from his silence and our own observation establish our conclusion. | Por consiguiente, veo que, aunque existe en general una gran semejanza entre nuestras impresiones e ideas complejas, no es universalmente cierta la regla de que son copias exactas las unas de las otras. Debemos considerar ahora qué sucede con nuestras percepciones simples. Después del examen más exacto de que soy capaz me aventuro a afirmar que la regla es válida aquí sin excepción alguna y que toda idea simple posee una impresión simple que se le asemeja, y toda impresión simple, una idea correspondiente. La idea de rojo que formamos en la obscuridad y la impresión de éste que hiere nuestros ojos a la luz del Sol difieren tan sólo en grado, no en naturaleza. Es imposible probar por una enumeración particular que sucede lo mismo con todas nuestras impresiones simples e ideas. Cada uno puede convencerse, con respecto a este punto, recorriendo tantas como le plazca; pero si alguno negase esta semejanza universal, no veo otro modo de convencerle más que pidiéndole que muestre una simple impresión que no tenga una idea correspondiente, o una idea simple que no tenga una impresión correspondiente. Si no respondiese a este desafio, como ciertamente no lo hará, podremos, dado su silencio y nuestra propia observación, establecer nuestra conclusión. |
Thus we find, that all simple ideas and impressions resemble each other; and as the complex are formed from them, we may affirm in general, that these two species of perception are exactly correspondent. Having discovered this relation, which requires no farther examination, I am curious to find some other of their qualities. Let us consider how they stand with regard to their existence, and which of the impressions and ideas are causes, and which effects. | Así, hallamos que todas las ideas o impresiones simples se asemejan las unas a las otras, y como las complejas se forman de ellas, podemos afirmar en general que estas dos especies de percepciones son exactamente correspondientes. Habiendo descubierto esta relación, que no requiere un examen ulterior, siento curiosidad por encontrar algunas otras de sus cualidades. Consideremos qué sucede con respecto de su existencia, y con respecto a estas impresiones e ideas también cuáles de ellas son causas y cuáles efectos. |
The full examination of this question is the subject of the present treatise; and therefore we shall here content ourselves with establishing one general proposition, THAT ALL OUR SIMPLE IDEAS IN THEIR FIRST APPEARANCE ARE DERIVED FROM SIMPLE IMPRESSIONS, WHICH ARE CORRESPONDENT TO THEM, AND WHICH THEY EXACTLY REPRESENT. | La detallada indagación de esta cuestión es el asunto del presente TRATADO, y, por consiguiente, nos contentaremos aquí con establecer la proposición general de que todas nuestras ideas simples en su primera apariencia se derivan de impresiones simples que son correspondientes a ellas y que ellas representan exactamente. |
In seeking for phenomena to prove this proposition, I find only those of two kinds; but in each kind the phenomena are obvious, numerous, and conclusive. I first make myself certain, by a new, review, of what I have already asserted, that every simple impression is attended with a correspondent idea, and every simple idea with a correspondent impression. From this constant conjunction of resembling perceptions I immediately conclude, that there is a great connexion betwixt our correspondent impressions and ideas, and that the existence of the one has a considerable influence upon that of the other. Such a constant conjunction, in such an infinite number of instances, can never arise from chance; but clearly proves a dependence of the impressions on the ideas, or of the ideas on the impressions. That I may know on which side this dependence lies, I consider the order of their first appearance; and find by constant experience, that the simple impressions always take the precedence of their correspondent ideas, but never appear in the contrary order. To give a child an idea of scarlet or orange, of sweet or bitter, I present the objects, or in other words, convey to him these impressions; but proceed not so absurdly, as to endeavour to produce the impressions by exciting the ideas. Our ideas upon their appearance produce not their correspondent impressions, nor do we perceive any colour, or feel any sensation merely upon thinking of them. On the other hand we find, that any impression either of the mind or body is constantly followed by an idea, which resembles it, and is only different in the degrees of force and liveliness, The constant conjunction of our resembling perceptions, is a convincing proof, that the one are the causes of the other; and this priority of the impressions is an equal proof, that our impressions are the causes of our ideas, not our ideas of our impressions. | Al buscar fenómenos que prueben esta proposición los hallo solamente de dos géneros, pero en cada género los fenómenos son patentes, numerosos y concluyentes. Primeramente me aseguro por una nueva revisión de lo que ya he afirmado, a saber: que toda impresión simple va acompañada de una idea correspondiente, y toda idea simple, de una impresión correspondiente. De esta unión constante de percepciones semejantes concluyo inmediatamente que existe una gran conexión entre nuestras impresiones e ideas correspondientes y que la existencia de las unas tiene una considerable influencia sobre la de las otras. Una unión constante tal en un tal número infinito de casos no puede jamás surgir del azar, sino que prueba claramente la dependencia por parte de las impresiones de las ideas o de las ideas de las impresiones. Para que yo pueda saber de qué lado esta dependencia se halla considero el orden de la primera aparición y hallo, por la experiencia constante, que las impresiones simples preceden siempre a sus ideas correspondientes y que jamás aparecen en un orden contrario. Para dar a un niño la idea de escarlata o naranja o de dulce o amargo, presento los objetos, o, en otras palabras, le produzco estas impresiones, pero no procedo tan absurdamente que intente producir las impresiones despertando las ideas. Nuestras ideas, en su aparición, no producen sus impresiones correspondientes y no podemos percibir un color o sentir una sensación tan sólo por pensar en ella. Por otra parte, hallamos que una impresión, ya del alma, ya del cuerpo, va seguida constantemente de una idea que se le asemeja y es solamente diferente en los grados de fuerza y vivacidad. La unión constante de nuestras percepciones semejantes es una prueba convincente de que las unas son causas de las otras, y la prioridad de las impresiones es una prueba igual de que nuestras impresiones son las causas de nuestras ideas y no nuestras ideas de nuestras impresiones. |
To confirm this I consider Another plain and convincing phaenomenon; which is, that, where-ever by any accident the faculties, which give rise to any impressions, are obstructed in their operations, as when one is born blind or deaf; not only the impressions are lost, but also their correspondent ideas; so that there never appear in the mind the least traces of either of them. Nor is this only true, where the organs of sensation are entirely destroyed, but likewise where they have never been put in action to produce a particular impression. We cannot form to ourselves a just idea of the taste of a pine apple, without having actually tasted it. | Para confirmar esto consideraré otro fenómeno manifiesto y convincente, que consiste en que siempre que por un accidente las facultades que producen algunas impresiones se hallan fuera de función, como cuando una persona es ciega o sorda de nacimiento, no sólo se pierden las impresiones, sino también las ideas correspondientes, de modo que no aparece jamás en la mente el más pequeño rastro de unas y otras. No sólo esto es cierto cuando los órganos de la sensación se hallan totalmente destruidos, sino también cuando no han sido jamás puestos en acción para producir una impresión particular. No podemos formarnos una idea precisa del sabor de un plátano sin haberlo probado realmente. |
There is however one contradictory phaenomenon, which may prove, that it is not absolutely impossible for ideas to go before their correspondent impressions. I believe it will readily be allowed that the several distinct ideas of colours, which enter by the eyes, or those of sounds, which are conveyed by the hearing, are really different from each other, though at the same time resembling. Now if this be true of different colours, it must be no less so of the different shades of the same colour, that each of them produces a distinct idea, independent of the rest. For if this should be denied, it is possible, by the continual gradation of shades, to run a colour insensibly into what is most remote from it; and if you will not allow any of the means to be different, you cannot without absurdity deny the extremes to be the same. Suppose therefore a person to have enjoyed his sight for thirty years, and to have become perfectly well acquainted with colours of all kinds, excepting one particular shade of blue, for instance, which it never has been his fortune to meet with. Let all the different shades of that colour, except that single one, be placed before him, descending gradually from the deepest to the lightest; it is plain, that he will perceive a blank, where that shade is wanting, said will be sensible, that there is a greater distance in that place betwixt the contiguous colours, than in any other. Now I ask, whether it is possible for him, from his own imagination, to supply this deficiency, and raise up to himself the idea of that particular shade, though it had never been conveyed to him by his senses? I believe there are few but will be of opinion that he can; and this may serve as a proof, that the simple ideas are not always derived from the correspondent impressions; though the instance is so particular and singular, that it is scarce worth our observing, and does not merit that for it alone we should alter our general maxim. | Sin embargo, existe un fenómeno contradictorio que puede probar que no es absolutamente imposible para las ideas preceder a las impresiones correspondientes. Creo que se concederá fácilmente que las varias ideas distintas de colores que percibimos con los ojos o de los sonidos que nos proporciona el oído son realmente diferentes las unas de las otras, aunque al mismo tiempo semejantes. Ahora bien; si esto es verdad de los diferentes colores, debe no ser menos cierto que los diferentes matices del mismo color producen cada uno una idea distinta independiente de las demás; pues si esto se niega, es posible, por la graduación continua de los matices, pasar de un color insensiblemente al que le es más remoto, y si no se concede que todos los términos medios son diferentes, no se puede, sin cometer un absurdo, negar que los extremos sean los mismos. Supongamos, por consiguiente, que una persona haya gozado de la vista durante treinta años y haya llegado a conocer los colores de todas clases, excepto un matiz de azul particular, por ejemplo, que no ha tenido la suerte de encontrar. Colóquense todos los diferentes matices de este color, excepto este único, ante él, descendiendo gradualmente del más obscuro al más claro; en este caso, es manifiesto que percibirá un hueco donde falta este matiz y se dará cuenta de que existe en este lugar una distancia mayor entre los colores contiguos que en algún otro. Me pregunto ahora si es posible para él suplir por su propia imaginación esta falta y producir la idea de este particular matiz, aunque no le haya sido nunca proporcionada por los sentidos. Creo que pocos no serán de la opinión de que puede, y esto podrá servir como prueba de que las ideas simples no se derivan siempre de las impresiones correspondientes, aunque el caso es tan particular y singular que apenas merece nuestra observación y que no merece que por él solo alteremos nuestras máximas generales. |
But besides this exception, it may not be amiss to remark on this head, that the principle of the priority of impressions to ideas must be understood with another limitation, viz., that as our ideas are images of our impressions, so we can form secondary ideas, which are images of the primary; as appears from this very reasoning concerning them. This is not, properly speaking, an exception to the rule so much as an explanation of it. Ideas produce the images of themselves in new ideas; but as the first ideas are supposed to be derived from impressions, it still remains true, that all our simple ideas proceed either mediately or immediately, from their correspondent impressions. | Aparte de esta excepción, no estará de más notar en este caso que el principio de prioridad de las impresiones con respecto a las ideas debe ser entendido con otra limitación, a saber: que, como nuestras ideas son imágenes de nuestras impresiones, podemos formar ideas secundarias que son imágenes de las primarias, como se ve por el razonamiento que hacemos acerca de ellas. Esto no es, propiamente hablando, tanto una excepción de la regla como una explicación de ella. Las ideas producen imágenes de sí mismas en nuevas ideas; pero como se supone que las primeras ideas se derivan de impresiones, sigue siendo cierto que todas nuestras ideas simples proceden mediata o inmediatamente de sus impresiones correspondientes. |
This then is the first principle I establish in the science of human nature; nor ought we to despise it because of the simplicity of its appearance. For it is remarkable, that the present question concerning the precedency of our impressions or ideas, is the same with what has made so much noise in other terms, when it has been disputed whether there be any INNATE IDEAS, or whether all ideas be derived from sensation and reflexion. We may observe, that in order to prove the ideas of extension and colour not to be innate, philosophers do nothing but shew that they are conveyed by our senses. To prove the ideas of passion and desire not to be innate, they observe that we have a preceding experience of these emotions in ourselves. Now if we carefully examine these arguments, we shall find that they prove nothing but that ideas are preceded by other more lively perceptions, from which the are derived, and which they represent. I hope this clear stating of the question will remove all disputes concerning it, and win render this principle of more use in our reasonings, than it seems hitherto to have been. | Este es, pues, el primer principio que establezco en la ciencia de la naturaleza humana y no debe despreciársele a causa de la simplicidad de su apariencia, pues es notable que la presente cuestión referente a la precedencia de nuestras impresiones e ideas es idéntica con la que ha hecho mucho ruido en otros términos, cuando se discutía si existían ideas innatas o si todas las ideas se derivaban de la sensación y reflexión. Podemos hacer observar que, para probar que las ideas de extensión y color no son innatas, los filósofos no hacen mas que mostrar que nos son proporcionadas por los sentidos. Para probar que las ideas de pasión y deseo no son innatas observan que tenemos una experiencia precedente de estas emociones en nosotros mismos. Ahora bien; si examinamos cuidadosamente estos argumentos hallaremos que no prueban más que las ideas son precedidas de otras percepciones más vivaces de las que se derivan y que representan. Espero que esta clara posición de la cuestión acabará con todas las discusiones concernientes a ellas y hará de más uso este principio en nuestros razonamientos de lo que parecía haberlo sido hasta ahora.
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SECT. II. DIVISION OF THE SUBJECT. | Sección II División del asunto. |
Since it appears, that our simple impressions are prior to their correspondent ideas, and that the exceptions are very rare, method seems to require we should examine our impressions, before we consider our ideas. Impressions way be divided into two kinds, those Of SENSATION and those of REFLEXION. The first kind arises in the soul originally, from unknown causes. The second is derived in a great measure from our ideas, and that in the following order. An impression first strikes upon the senses, and makes us perceive heat or cold, thirst or hunger, pleasure or pain of some kind or other. Of this impression there is a copy taken by the mind, which remains after the impression ceases; and this we call an idea. This idea of pleasure or pain, when it returns upon the soul, produces the new impressions of desire and aversion, hope and fear, which may properly be called impressions of reflexion, because derived from it. These again are copied by the memory and imagination, and become ideas; which perhaps in their turn give rise to other impressions and ideas. So that the impressions of reflexion are only antecedent to their correspondent ideas; but posterior to those of sensation, and derived from them. The examination of our sensations belongs more to anatomists and natural philosophers than to moral; and therefore shall not at present be entered upon. And as the impressions of reflexion, viz. passions, desires, and emotions, which principally deserve our attention, arise mostly from ideas, it will be necessary to reverse that method, which at first sight seems most natural; and in order to explain the nature and principles of the human mind, give a particular account of ideas, before we proceed to impressions. For this reason I have here chosen to begin with ideas. | Puesto que resulta que nuestras impresiones simples son anteriores a sus ideas correspondientes y que las excepciones de esto son muy raras, el método parece requerir que examinemos nuestras impresiones antes de considerar nuestras ideas. Las impresiones pueden ser divididas en dos géneros: las de la sensación y las de la reflexión. El primer género surge en el alma, originariamente por causas desconocidas. El segundo se deriva, en gran medida, de nuestras ideas y en el siguiente orden. Una impresión nos excita a través de los sentidos y nos hace percibir calor o frío, sed o hambre, placer o dolor de uno u otro género. De esta impresión existe una copia tomada por el espíritu y que permanece después que la impresión cesa, y a esto llamamos una idea. La idea de placer o perla produce, cuando vuelve a presentarse en el alma, las nuevas impresiones de deseo y aversión, esperanza y temor que pueden ser llamadas propiamente impresiones de reflexión porque derivan de ella. Estas son a su vez copiadas por la memoria e imaginación y se convierten en ideas que quizá a su vez dan lugar a otras impresiones e ideas; de modo que las impresiones de reflexión no son sólo antecedentes a sus ideas correspondientes sino también posteriores a las de sensación y derivadas de ella. El examen de nuestras sensaciones corresponde más a los anatónomos y filósofos de la naturaleza que a la moral y, por consiguiente, no debemos ahora entrar en él. Como las impresiones de reflexión, a saber: pasiones, deseos y emociones, que principalmente exigen nuestra atención, surgen las más veces de ideas, debemos invertir el método que a primera vista parecía más natural, y para explicar la naturaleza y principios del espíritu humano, dar una noticia particular de las ideas antes de que pasemos a las impresiones. Por esta razón prefiero comenzar con las ideas.
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SECT. III. OF THE IDEAS OF THE MEMORY AND IMAGINATION. | Sección III De las ideas de la memoria y la imaginación. |
We find by experience, that when any impression has been present with the mind, it again makes its appearance there as an idea; and this it may do after two different ways: either when in its new appearance it retains a considerable degree of its first vivacity, and is somewhat intermediate betwixt an impression and an idea: or when it entirely loses that vivacity, and is a perfect idea. The faculty, by which we repeat our impressions in the first manner, is called the MEMORY, and the other the IMAGINATION. It is evident at first sight, that the ideas of the memory are much more lively and strong than those of the imagination, and that the former faculty paints its objects in more distinct colours, than any which are employed by the latter. When we remember any past event, the idea of it flows in upon the mind in a forcible manner; whereas in the imagination the perception is faint and languid, and cannot without difficulty be preserved by the mind steddy and uniform for any considerable time. Here then is a sensible difference betwixt one species of ideas and another. But of this more fully hereafter.[Part II, Sect. 5.] | Hallamos por experiencia que cuando una impresión ha estado una vez presente al espíritu, hace de nuevo su aparición en él como una idea, y que esto puede suceder de dos modos diferentes: cuando en su nueva aparición conserva un grado considerable de su primera vivacidad y es así algo intermedio entre una impresión y una idea y cuando pierde enteramente esta vivacidad y es una idea por completo. La facultad por la que reproducimos nuestras impresiones del primer modo es llamada memoria, y aquella que las reproduce del segundo, imaginación. Es evidente, a primera vista, que las ideas de la memoria son mucho más vivaces y consistentes que las de la imaginación y que la primera facultad nos presenta sus objetos más exactamente que lo hace la última. Cuando recordamos un suceso pasado su idea surge en el espíritu con energía, mientras que en la imaginación la percepción es débil y lánguida y no puede ser mantenida por el espíritu, sin dificultad invariable y uniforme, durante algún tiempo considerable. Existe aquí, pues, una diferencia importante entre una y otra especie de ideas; pero de esto trataremos más extensamente después. |
There is another difference betwixt these two kinds of ideas, which is no less evident, namely that though neither the ideas, of the memory nor imagination, neither the lively nor faint ideas can make their appearance in the mind, unless their correspondent impressions have gone before to prepare the way for them, yet the imagination is not restrained to the same order and form with the original impressions; while the memory is in a manner tied down in that respect, without any power of variation. | Hay aún otra diferencia entre estos dos géneros de ideas y que no es menos evidente, a saber: que aunque ni las ideas de la memoria ni las de la imaginación, ni las ideas vivaces ni las débiles pueden hacer su aparición en el espíritu a no ser que sus impresiones correspondientes hayan tenido lugar antes para prepararles el camino, la imaginación no se halla obligada a seguir el mismo orden y forma de las impresiones originales, mientras que la memoria se halla en cierto modo limitada en este respecto y no posee el poder de variarlas. |
It is evident, that the memory preserves the original form, in which its objects were presented, and that where-ever we depart from it in recollecting any thing, it proceeds from some defect or imperfection in that faculty. An historian may, perhaps, for the more convenient Carrying on of his narration, relate an event before another, to which it was in fact posterior; but then he takes notice of this disorder, if he be exact; and by that means replaces the idea in its due position. It is the same case in our recollection of those places and persons, with which we were formerly acquainted. The chief exercise of the memory is not to preserve the simple ideas, but their order and position. In short, this principle is supported by such a number of common and vulgar phaenomena, that we may spare ourselves the trouble of insisting on it any farther. | Es evidente que la memoria conserva la forma original en la que sus objetos fueron presentados y que siempre que nos apartamos de aquélla al recordar algo procede esto de algún defecto o imperfección en dicha facultad. Un historiador pue de, quizá, por la marcha más conveniente de su narración, relatar un suceso antes que otro al que fue realmente posterior; pero se da cuenta de esta alteración del orden, si es verídico, y por este medio vuelve a colocar la idea en su debida posición. Sucede lo mismo en nuestro recuerdo de lugares y personas que hemos conocido antes. La función capital de la memoria no es conservar las ideas simples, sino su orden y posición. En resumen: este principio se halla basado en un número tal de fenómenos corrientes y vulgares, que podemos economizarnos la molestia de insistir más sobre él. |
The same evidence follows us in our second principle, OF THE LIBERTY OF THE IMAGINATION TO TRANSPOSE AND CHANGE ITS IDEAS. The fables we meet with in poems and romances put this entirely out of the question. Nature there is totally confounded, and nothing mentioned but winged horses, fiery dragons, and monstrous giants. Nor will this liberty of the fancy appear strange, when we consider, that all our ideas are copyed from our impressions, and that there are not any two impressions which are perfectly inseparable. Not to mention, that this is an evident consequence of the division of ideas into simple and complex. Where-ever the imagination perceives a difference among ideas, it can easily produce a separation. | Hallamos la misma evidencia en nuestro segundo principio relativo a la libertad de la imaginación para alterar el orden y transformar sus ideas. Las fábulas que encontramos en los poemas y novelas ponen esto enteramente fuera de cuestión. La naturaleza se halla totalmente alterada y no se mencionan más que caballos alados, dragones feroces y gigantes monstruosos. No debe parecer extraña esta libertad de la fantasía si consideramos que todas nuestras ideas son copias de nuestras impresiones y que no hay dos impresiones que sean totalmente inseparables. No es preciso mencionar que es esto una consecuencia evidente de la división de las ideas en simples y complejas. Siempre que la imaginación percibe una diferencia entre ideas puede producir fácilmente una separación.
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SECT. IV. OF THE CONNEXION OR ASSOCIATION OF IDEAS. | Sección IV De la conexión o asociación de ideas. |
As all simple ideas may be separated by the imagination, and may be united again in what form it pleases, nothing would be more unaccountable than the operations of that faculty, were it not guided by some universal principles, which render it, in some measure, uniform with itself in all times and places. Were ideas entirely loose and unconnected, chance alone would join them; and it is impossible the same simple ideas should fall regularly into complex ones (as they Commonly do) without some bond of union among them, some associating quality, by which one idea naturally introduces another. This uniting principle among ideas is not to be considered as an inseparable connexion; for that has been already excluded from the imagination: Nor yet are we to conclude, that without it the mind cannot join two ideas; for nothing is more free than that faculty: but we are only to regard it as a gentle force, which commonly prevails, and is the cause why, among other things, languages so nearly correspond to each other; nature in a manner pointing out to every one those simple ideas, which are most proper to be united in a complex one. The qualities, from which this association arises, and by which the mind is after this manner conveyed from one idea to another, are three, viz. RESEMBLANCE, CONTIGUITY in time or place, and CAUSE and EFFECT. | Como todas las ideas simples pueden ser separadas por la imaginación y pueden ser unidas de nuevo en la forma que a ésta agrade, nada sería más inexplicable que las operaciones de esta facultad si no estuviese guiada por algunos principios universales que la hacen en alguna medida uniforme en todos los tiempos y lugares. Si las ideas existiesen enteramente desligadas e inconexas sólo el azar las uniría, y será, imposible que las mismas ideas se unan regularmente en ideas complejas (como lo hacen corrientemente) sin que exista algún lazo de unión entre ellas, alguna cualidad que las asocie y por la que naturalmente una idea despierte a la otra. Este principio de unión entre las ideas no ha de ser considerado como una conexión inseparable, pues esto ha sido ya excluido por la imaginación, y además no podemos concluir que sin ésta el espíritu pueda unir dos ideas, pues nada es más libre que dicha facultad, sino que hemos de considerarlo como una fuerza dócil que prevalece comúnmente y es la causa de por qué, entre otras cosas, los lenguajes se corresponden tan exactamente los unos a los otros; la naturaleza, en cierto modo, ha indicado a cada una de las ideas simples cuáles son más propias para ser unidas en un complejo. Las cualidades de que surge esta asociación y por las cuales de este modo es llevado el espíritu de una idea a otra son tres, a saber: semejanza, contigÜidad en tiempo y espacio y causa y efecto. |
I believe it will not be very necessary to prove, that these qualities produce an association among ideas, and upon the appearance of one idea naturally introduce another. It is plain, that in the course of our thinking, and in the constant revolution of our ideas, our imagination runs easily from one idea to any other that resembles it, and that this quality alone is to the fancy a sufficient bond and association. It is likewise evident that as the senses, in changing their objects, are necessitated to change them regularly, and take them as they lie CONTIGUOUS to each other, the imagination must by long custom acquire the same method of thinking, and run along the parts of space and time in conceiving its objects. As to the connexion, that is made by the relation of cause and effect, we shall have occasion afterwards to examine it to the bottom, and therefore shall not at present insist upon it. It is sufficient to observe, that there is no relation, which produces a stronger connexion in the fancy, and makes one idea more readily recall another, than the relation of cause and effect betwixt their objects. | Creo que no será muy necesario probar que estas cualidades producen una asociación entre ideas y que cuando aparece una idea despierta naturalmente otra. Es claro que, en el curso de nuestro pensamiento y en la constante revolución de nues tras ideas, nuestra imaginación pasa fácilmente de una idea a otra que se le asemeja y que esta cualidad por sí sola es para la fantasía un lazo suficiente de asociación. Es igualmente evidente que como los sentidos al cambiar sus objetos están obligados a cambiarlos regularmente y a tomarlos tal como se hallan contiguos unos a otros, la imaginación debe, en virtud de una larga costumbre, adquirir el mismo método de pensar y recorrer las partes del espacio y el tiempo al concebir sus objetos. En cuanto a la conexión, que está constituida por la relación de causa y efecto, tendremos ocasión más tarde de examinarla en su totalidad y, por consiguiente, no insistiré aquí sobre ella: Es suficiente observar que no hay relación que produzca una conexión más fuerte en la fantasía y haga que una idea despierte más fácilmente a otra que la relación de causa y efecto entre sus objetos. |
That we may understand the full extent of these relations, we must consider, that two objects are connected together in the imagination, not only when the one is immediately resembling, contiguous to, or the cause of the other, but also when there is interposed betwixt them a third object, which bears to both of them any of these relations. This may be carried on to a great length; though at the same time we may observe, that each remove considerably weakens the relation. Cousins in the fourth degree are connected by causation, if I may be allowed to use that term; but not so closely as brothers, much less as child and parent. In general we may observe, that all the relations of blood depend upon cause and effect, and are esteemed near or remote, according to the number of connecting causes interposed betwixt the persons. | Para darnos cuenta de toda la extensión de estas relaciones debemos considerar que dos objetos están enlazados entre sí en la imaginación, no sólo cuando el uno es inmediatamente semejante, contiguo o causa del otro, sino también cuando se inter pone entre ellos un tercer objeto que tiene con los dos alguna de estas relaciones. Esto puede ser prolongado en una gran extensión, aunque observamos al mismo tiempo que cada aumento de términos disminuye considerablemente la relación. Los primos en cuarto grado se hallan enlazados por la relación de causalidad, si se me permite usar este término, pero no tan íntimamente como los hermanos y mucho menos que los hijos y el padre. En general, podemos observar que todas las relaciones de sangre dependen de las de causa y efecto y se estiman próximas o remotas, según el número de causas intermedias interpuestas entre las personas. |
Of the three relations above-mentioned this of causation is the most extensive. Two objects may be considered as placed in this relation, as well when one is the cause of any of the actions or motions of the other, as when the former is the cause of the existence of the latter. For as that action or motion is nothing but the object itself, considered in a certain light, and as the object continues the same in all its different situations, it is easy to imagine how such an influence of objects upon one another may connect them in the imagination. | De las tres relaciones arriba mencionadas, la más extensa es la de causalidad. Dos objetos pueden ser considerados como puestos en esta relación tanto cuando el uno es causa de alguna de las acciones o movimientos del otro como cuando el primero es la causa de la existencia del último, pues como la acción o movimiento no es más que el objeto mismo considerado en un cierto respecto y como el objeto continúa el mismo en todas sus diferentes situaciones, es fácil imaginar cómo esta influencia de unos objetos sobre otros puede enlazarlos en la imaginación. |
We may carry this farther, and remark, not only that two objects are connected by the relation of cause and effect, when the one produces a motion or any action in the other, but also when it has a power of producing it. And this we may observe to be the source of all the relation, of interest and duty, by which men influence each other in society, and are placed in the ties of government and subordination. A master is such-a-one as by his situation, arising either from force or agreement, has a power of directing in certain particulars the actions of another, whom we call servant. A judge is one, who in all disputed cases can fix by his opinion the possession or property of any thing betwixt any members of the society. When a person is possessed of any power, there is no more required to convert it into action, but the exertion of the will; and that in every case is considered as possible, and in many as probable; especially in the case of authority, where the obedience of the subject is a pleasure and advantage to the superior. | Podemos llevar esto más lejos y hacer notar que no sólo dos objetos están enlazados por la relación de causa y efecto cuando el uno produce un movimiento o una acción del otro, sino también cuando tiene el poder de producirlas. Podemos observar que esto es la fuente de todas las relaciones de interés y deber por los que los hombres se influyen los unos a los otros en la sociedad y se hallan sometidos a los lazos del gobierno y la subordinación. Un señor es una persona que por su situación, que surge de la fuerza o del pacto, tiene el poder de dirigir en ciertos respectos las acciones de otra persona que llamamos criado. Un juez es un individuo que en todos los casos en litigio puede fijar por su opinión la posesión o propiedad de algo entre miembros de la sociedad. Cuando una persona posee algún poder no se requiere para ponerlo en acción más que el ejercicio de la voluntad, y esto se considera, en cada caso, como posible, y, en muchos, como probable, especialmente en el caso de la autoridad, donde la obediencia del súbdito es un placer y una ventaja para el superior. |
These are therefore the principles of union or cohesion among our simple ideas, and in the imagination supply the place of that inseparable connexion, by which they are united in our memory. Here is a kind of ATTRACTION, which in the mental world will be found to have as extraordinary effects as in the natural, and to shew itself in as many and as various forms. Its effects are every where conspicuous; but as to its causes, they are mostly unknown, and must be resolved into original qualities of human nature, which I pretend not to explain. Nothing is more requisite for a true philosopher, than to restrain the intemperate desire of searching into causes, and having established any doctrine upon a sufficient number of experiments, rest contented with that, when he sees a farther examination would lead him into obscure and uncertain speculations. In that case his enquiry would be much better employed in examining the effects than the causes of his principle. | Estos son, por consiguiente, los principios de unión o cohesión de nuestras ideas simples y ocupan en la imaginación el lugar de la conexión inseparable por las que se hallan unidas en nuestra memoria. Existe aquí un género de atracción que, como se verá, posee en el mundo mental efectos tan extraordinarios como en el natural y que se revela en formas tan numerosas como varias. Sus efectos son en todas partes notables; pero en cuanto a sus causas, son las más de las veces desconocidas y deben reducirse a las cualidades originales de la naturaleza humana, que yo no pretendo explicar. Nada es más preciso para un legítimo filósofo que refrenar el inmoderado deseo de investigar las causas, y habiendo establecido una doctrina sobre un número suficiente de experimentos, debe contentarse con esto cuando ve que un examen ulterior le llevará a especulaciones obscuras e inciertas. En este caso, su investigación estará mucho mejor empleada examinando los efectos que indagando las causas de sus principios. |
Amongst the effects of this union or association of ideas, there are none more remarkable, than those complex ideas, which are the common subjects of our thoughts and reasoning, and generally arise from some principle of union among our simple ideas. These complex ideas may be divided into Relations, Modes, and Substances. We shall briefly examine each of these in order, and shall subjoin some considerations concerning our general and particular ideas, before we leave the present subject, which may be considered as the elements of this philosophy. | Entre los efectos de esta unión o asociación de ideas no existe ninguno tan notable como las ideas complejas, que son los objetos comunes de nuestros pensamientos y razonamientos y que surgen generalmente de algún principio de unión entre nuestras ideas simples. Estas ideas complejas pueden dividirse en relaciones, modos y substancias. Examinaremos brevemente cada una de éstas en orden y uniremos algunas consideraciones referentes a nuestras ideas generales y particulares antes que dejemos el presente asunto, que puede ser considerado como los elementos de esta filosofía.
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SECT. V. OF RELATIONS. | Sección V De las relaciones. |
The word RELATION is commonly used in two senses considerably different from each other. Either for that quality, by which two ideas are connected together in the imagination, and the one naturally introduces the other, after the manner above-explained: or for that particular circumstance, in which, even upon the arbitrary union of two ideas in the fancy, we may think proper to compare them. In common language the former is always the sense, in which we use the word, relation; and it is only in philosophy, that we extend it to mean any particular subject of comparison, without a connecting principle. Thus distance will be allowed by philosophers to be a true relation, because we acquire an idea of it by the comparing of objects: But in a common way we say, THAT NOTHING CAN BE MORE DISTANT THAN SUCH OR SUCH THINGS FROM EACH OTHER, NOTHING CAN HAVE LESS RELATION: as if distance and relation were incompatible. | La palabra relación se usa en dos sentidos muy diferentes el uno del otro. Designa a veces la cualidad por la cual dos ideas se hallan enlazadas entre sí en la imaginación y por la que una de ellas despierta naturalmente la otra, según se ha explica do, y otras la circunstancia particular según la que, aun en la unión arbitraria de dos ideas en la fantasía, consideramos apropiado compararlas. En lenguaje corriente es el primer sentido en el que usamos la palabra relación, y solamente en filosofia la ampliamos y la hacemos significar algún asunto particular de comparación, sin un principio de enlace. Así se concede por los filósofos que la distancia es una verdadera relación, porque adquirimos una idea de ella comparando objetos; pero hablando corrientemente decimos que nada puede estar más distante entre sí que tales o tales cosas y que nada puede tener menos relación, como si distancia y relación fuesen incompatibles. |
It may perhaps be esteemed an endless task to enumerate all those qualities, which make objects admit of comparison, and by which the ideas of philosophical relation are produced. But if we diligently consider them, we shall find that without difficulty they may be comprised under seven general heads, which may be considered as the sources of all philosophical relation. | Puede quizá ser estimado como una tarea infinita enumerar las cualidades que hacen que los objetos admitan una comparación y por las que se producen las ideas de la relación filosófica; pero si consideramos diligentemente esto, hallaremos que sin ninguna dificultad pueden ser comprendidas bajo siete títulos generales, que pueden ser considerados como los orígenes de toda relación filosófica: 1. La primera es la semejanza, y ésta es una relación sin la que no puede existir relación filosófica alguna, pues ningún objeto admitirá una comparación más que cuando tenga con otros algún grado de semejanza. Pero aunque la semejanza sea necesaria para toda relación filosófica, no se sigue que siempre produzca una conexión o asociación de ideas. |
(1) The first is RESEMBLANCE: And this is a relation, without which no philosophical relation can exist; since no objects will admit of comparison, but what have some degree of resemblance. But though resemblance be necessary to all philosophical relation, it does not follow, that it always produces a connexion or association of ideas. When a quality becomes very general, and is common to a great many individuals, it leads not the mind directly to any one of them; but by presenting at once too great a choice, does thereby prevent the imagination from fixing on any single object. | Cuando una cualidad llega a ser muy general y es común a muchos individuos no lleva al espíritu directamente a alguno de ellos, sino que, presentando a una vez un gran número de ellos, impide, por consiguiente, que la imaginación se fije en un único objeto. |
(2) IDENTITY may be esteemed a second species of relation. This relation I here consider as applied in its strictest sense to constant and unchangeable objects; without examining the nature and foundation of personal identity, which shall find its place afterwards. Of all relations the most universal is that of identity, being common to every being whose existence has any duration. | 2. La identidad puede ser estimada una segunda especie de relación. Esta relación la considero aquí como aplicada en su sentir estricto a los objetos constantes e inmutables, sin examinar la naturaleza y fundamentación de la identidad personal, lo que tendrá lugar más tarde. De todas estas relaciones, la más universal es la de identidad, por ser común a todo ser cuya existencia tiene alguna duración. |
(3) After identity the most universal and comprehensive relations are those of SPACE and TIME, which are the sources of an infinite number of comparisons, such as distant, contiguous, above, below, before, after, etc. | 3. Después de la identidad, las relaciones más universales y comprensivas son las del espacio y tiempo, que son el origen de un número infinito de comparaciones, como distante, contiguo, arriba, abajo, delante, detrás, etc. |
(4) All those objects, which admit of QUANTITY, or NUMBER, may be compared in that particular; which is another very fertile source of relation. | 4. Todos los objetos que admiten cantidad o número pueden ser comparados en este respecto, que es otro origen muy fecundo de relaciones. |
(5) When any two objects possess the same QUALITY in common, the DEGREES, in which they possess it, form a fifth species of relation. Thus of two objects, which are both heavy, the one may be either of greater, or less weight than the other. Two colours, that are of the same kind, may yet be of different shades, and in that respect admit of comparison. | 5. Cuando dos objetos cualquiera poseen la misma cualidad en común, los grados en que la poseen forman una quinta especie de relación. Así, de dos objetos que son pesados, el uno puede ser más o menos pesado que el otro. Dos colores que son del mismo género pueden ser de diferentes matices, y en este respecto admiten comparación. |
(6) The relation of CONTRARIETY may at first sight be regarded as an exception to the rule, THAT NO RELATION OF ANY KIND CAN SUBSIST WITHOUT SOME DEGREE OF RESEMBLANCE. But let us consider, that no two ideas are in themselves contrary, except those of existence and non-existence, which are plainly resembling, as implying both of them an idea of the object; though the latter excludes the object from all times and places, in which it is supposed not to exist. | 6. La relación de oposición puede a primera vista ser considerada como una excepción de la regla de que ninguna relación de cualquier género puede substituir sin algún grado de semejanza. Sin embargo, consideremos que dos ideas no son nunca en sí mismas contrarias, si se exceptúa las de existencia y no existencia, y que aun éstas son claramente semejantes, por implicar ambas la idea de un objeto, aunque la última excluye el objeto de todo tiempo y lugar en el que se supone que no existe. |
(7) All other objects, such as fire and water, heat and cold, are only found to be contrary from experience, and from the contrariety of their causes or effects; which relation of cause and effect is a seventh philosophical relation, as well as a natural one. The resemblance implied in this relation, shall be explained afterwards. | 7. Todos los restantes objetos, como el fuego y el agua, el calor y el frío, son sólo considerados contrarios por experiencia y por la oposición de sus causas o efectos, cuya relación de causa y efecto es tanto una séptima relación filosófica como una relación natural. La semejanza implicada en esta relación se explicará más adelante. |
It might naturally be expected, that I should join DIFFERENCE to the other relations. But that I consider rather as a negation of relation, than as anything real or positive. Difference is of two kinds as opposed either to identity or resemblance. The first is called a difference of number; the other of KIND. | Naturalmente, se esperaría que uniese la diferencia a las otras relaciones; pero yo considero a ésta más como una negación de relación que como algo real o positivo. La diferencia es de dos géneros, como opuesta a la identidad o a la semejanza. La primera se llama una diferencia de número; la segunda, de género.
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SECT. VI. OF MODES AND SUBSTANCES | Sección VI De los modos y substancias. |
I would fain ask those philosophers, who found so much of their reasonings on the distinction of substance and accident, and imagine we have clear ideas of each, whether the idea of substance be derived from the impressions of sensation or of reflection? If it be conveyed to us by our senses, I ask, which of them; and after what manner? If it be perceived by the eyes, it must be a colour; if by the ears, a sound; if by the palate, a taste; and so of the other senses. But I believe none will assert, that substance is either a colour, or sound, or a taste. The idea, of substance must therefore be derived from an impression of reflection, if it really exist. But the impressions of reflection resolve themselves into our passions and emotions: none of which can possibly represent a substance. We have therefore no idea of substance, distinct from that of a collection of particular qualities, nor have we any other meaning when we either talk or reason concerning it. | Preguntaría gustoso a los filósofos que fundan muchos de sus razonamientos sobre la distinción de substancia y accidente e imaginan que tenemos ideas claras de ello, si la idea de substancia se deriva de las impresiones de sensación o reflexión. Si nos es procurada por nuestros sentidos, pregunto por cuál de ellos y de qué manera. Si es percibida por la vista, debe ser un color; si por el oído, un sonido; si por el paladar, un sabor, y así sucesivamente sucederá con los otros sentidos. Creo, sin embargo, que nadie afirmará que la substancia es un color, un sonido o un sabor. La idea de substancia debe, por consecuencia, derivarse de una impresión de reflexión si realmente existe. Pero nuestras impresiones de reflexión se reducen a nuestras pasiones y emociones, ninguna de las cuales es posible que represente una substancia. No tenemos, por consiguiente, una idea de la substancia distinta de una colección de cualidades particulares, y no nos referimos a otra cosa cuando hablamos o razonamos acerca de ella. |
The idea of a substance as well as that of a mode, is nothing but a collection of Simple ideas, that are united by the imagination, and have a particular name assigned them, by which we are able to recall, either to ourselves or others, that collection. But the difference betwixt these ideas consists in this, that the particular qualities, which form a substance, are commonly referred to an unknown something, in which they are supposed to inhere; or granting this fiction should not take place, are at least supposed to be closely and inseparably connected by the relations of contiguity and causation. The effect of this is, that whatever new simple quality we discover to have the same connexion with the rest, we immediately comprehend it among them, even though it did not enter into the first conception of the substance. Thus our idea of gold may at first be a yellow colour, weight, malleableness, fusibility; but upon the discovery of its dissolubility in aqua regia, we join that to the other qualities, and suppose it to belong to the substance as much as if its idea had from the beginning made a part of the compound one. The principal of union being regarded as the chief part of the complex idea, gives entrance to whatever quality afterwards occurs, and is equally comprehended by it, as are the others, which first presented themselves. | La idea de una substancia, lo mismo que la de un modo, no es más que una colección de ideas simples que están unidas por la imaginación y poseen un nombre particular asignado a ellas, por el que somos capaces de recordar para nosotros mis mos o los otros esta colección; pero la diferencia entre estas ideas consiste en que las cualidades particulares que forman una substancia se refieren corrientemente a un algo desconocido, al que se supone son inherentes, o, concediendo que esta ficción no tiene lugar, se supone al menos que se hallan enlazadas estrecha e inseparablemente por las relaciones de contigÜidad y causalidad. El efecto de esto es que siempre que descubrimos que una nueva cualidad simple tiene la misma conexión con las restantes, la comprendemos inmediatamente entre ellas, aunque no esté dentro de la primera concepción de substancia. Así, nuestra idea de oro puede, al principio, ser un color amarillo, peso, maleabilidad, fusibilidad; pero después de descubrir su solubilidad en el agua regia podemos unir esta cualidad a las otras y suponer que pertenece tanto a la substancia como si su idea desde un comienzo hubiera sido una parte o componente de ella. El principio de unión, siendo considerado como parte capital de la idea compleja, da entrada a cualquier cualidad que se presente después y es igualmente comprendida por él como las otras que se presentaron primeramente. |
That this cannot take place in modes, is evident from considering their mature. The simple ideas of which modes are formed, either represent qualities, which are not united by contiguity and causation, but are dispersed in different subjects; or if they be all united together, the uniting principle is not regarded as the foundation of the complex idea. The idea of a dance is an instance of the first kind of modes; that of beauty of the second. The reason is obvious, why such complex ideas cannot receive any new idea, without changing the name, which distinguishes the mode. | Que esto no puede tener lugar en los modos es evidente al considerar su naturaleza. Las ideas simples, de las cuales los modos están formados, o representan cualidades que no están unidas por continuidad y causalidad, sino que están dispersas en diferentes sujetos, o, si se hallan unidas, su principio de unión no se considera como el fundamento de una idea compleja. La idea de la danza es un ejemplo del primer género, de modos; la de la belleza, del segundo. La razón es clara, porque ideas complejas semejantes no pueden admitir una nueva idea sin cambiar el nombre que distingue el modo.
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SECT. VII. OF ABSTRACT IDEAS. | Sección VII De las ideas abstractas. |
A very material question has been started concerning ABSTRACT or GENERAL ideas, WHETHER THEY BE GENERAL OR PARTICULAR IN THE MIND′S CONCEPTION OF THEM. A great philosopher [Dr. Berkeley.] has disputed the received opinion in this particular, and has asserted, that all general ideas are nothing but particular ones, annexed to a certain term, which gives them a more extensive signification, and makes them recall upon occasion other individuals, which are similar to them. As I look upon this to be one of the greatest and most valuable discoveries that has been made of late years in the republic of letters, I shall here endeavour to confirm it by some arguments, which I hope will put it beyond all doubt and controversy. | Una cuestión muy importante ha sido suscitada con respecto a las ideas abstractas o generales, es decir, si son generales o particulares en la concepción que el espíritu tiene de ellas. Un gran filósofo(3) ha combatido la opinión tradicional en este particular y ha afirmado que todas las ideas generales no son más que ideas particulares unidas a un cierto término que les concede una significación más extensa y las hace despertar, en ocasiones, otras ideas individuales que son semejantes a ellas. Como yo considero éste uno de los descubrimientos más grandes y más valiosos que han sido hechos en los últimos años en la república de las letras, intentaré confirmarlo por algunos argumentos que espero lo pongan más allá de toda duda y controversia. |
It is evident, that in forming most of our general ideas, if not all of them, we abstract from every particular degree of quantity and quality, and that an object ceases not to be of any particular species on account of every small alteration in its extension, duration and other properties. It may therefore be thought, that here is a plain dilemma, that decides concerning the nature of those abstract ideas, which have afforded so much speculation to philosophers. The abstract idea of a man represents men of all sizes and all qualities; which it is concluded it cannot do, but either by representing at once all possible sizes and all possible qualities, or by, representing no particular one at all. Now it having been esteemed absurd to defend the former proposition, as implying an infinite capacity in the mind, it has been commonly inferred in favour of the latter: and our abstract ideas have been supposed to represent no particular degree either of quantity or quality. But that this inference is erroneous, I shall endeavour to make appear, first, by proving, that it is utterly impossible to conceive any quantity or quality, without forming a precise notion of its degrees: And secondly by showing, that though the capacity of the mind be not infinite, yet we can at once form a notion of all possible degrees of quantity and quality, in such a manner at least, as, however imperfect, may serve all the purposes of reflection and conversation. | Es evidente que al formar las más de nuestras ideas generales, si no todas, hacemos abstracción de los grados particulares de cantidad y cualidad, y que un objeto no deja de pertenecer a una especie dada por razón de una pequeña alteración en su extensión, duración y otras propiedades. Por consiguiente, puede pensarse que existe aquí un claro dilema que decide acerca de la naturaleza de las ideas abstractas, ideas que han proporcionado tantos asuntos de especulación a los filósofos. La idea abstracta del hombre representa a los hombres de todos los tamaños y de todas las cualidades; de lo que se concluye no puede hacerlo más que o representando a la vez todos los tamaños y cualidades posibles o no representando ninguno. Ahora bien; estimándose como absurdo defender la primera posición, por implicar una capacidad infinita del espíritu, se ha decidido comúnmente en favor de la última y se ha supuesto que nuestras ideas abstractas no representan ningún grado particular de cantidad o cualidad. Sin embargo, haré ver que esta decisión es errónea, primeramente probando que es totalmente imposible concebir una cantidad o cualidad sin formarse una noción precisa de sus grados, y segundo, mostrando que, aunque la capacidad del espíritu no es infinita, podemos formarnos a la vez una noción de todos los grados posibles de cantidad y cualidad de una manera que, aunque imperfecta, puede servir al menos para todos los propósitos de la reflexión y conversación. |
To begin with the first proposition, THAT THE MIND CANNOT FORM ANY NOTION OF QUANTITY OR QUALITY WITHOUT FORMING A PRECISE NOTION OF DEGREES OF EACH; we may prove this by the three following arguments. First, We have observed, that whatever objects are different are distinguishable, and that whatever objects are distinguishable are separable by the thought and imagination. And we may here add, that these propositions are equally true in the inverse, and that whatever objects are separable are also distinguishable, and that whatever objects are distinguishable, are also different. For how is it possible we can separate what is not distinguishable, or distinguish what is not different? In order therefore to know, whether abstraction implies a separation, we need only consider it in this view, and examine, whether all the circumstances, which we abstract from in our general ideas, be such as are distinguishable and different from those, which we retain as essential parts of them. But it is evident at first sight, that the precise length of a line is not different nor distinguishable from the line itself nor the precise degree of any quality from the quality. These ideas, therefore, admit no more of separation than they do of distinction and difference. They are consequently conjoined with each other in the conception; and the general idea of a line, notwithstanding all our abstractions and refinements, has in its appearance in the mind a precise degree of quantity and quality; however it may be made to represent others, which have different degrees of both. | Comenzando con la primera proposición de que el espíritu no puede formarse una noción de cantidad y cualidad sin formarse una noción precisa de los grados de cada una, la probaremos por los tres argumentos siguientes: Primeramente, hemos observado que todos los objetos diferentes son distinguibles y que todos los objetos distinguibles son separables por el pensamiento y la imaginación. Podemos añadir aquí que estas proposiciones son igualmente ciertas en su recíproca y que todos los objetos separables son, pues, distinguibles, y que todos los objetos distinguibles son, por consiguiente, diferentes. Pues ¿cómo es posible que podamos separar lo que no es distinguible o distinguir lo que no es diferente? Por consiguiente, para saber si la abstracción implica una separación necesitamos tan sólo considerar y examinar, desde este punto de vista, si todas las circunstancias de que abstraemos en nuestras ideas generales son distinguibles y diferentes de las que retenemos como partes esenciales de las mismas. Es evidente, a primera vista, que la determinada longitud de una línea no es diferente ni distinguible de la línea misma, ni, en general, el grado preciso de una cualidad. Por consiguiente, estas ideas son tan poco susceptibles de separación como de distinción o diferencia. Se hallan, pues, unidas unas con otras en la concepción, y la idea general de una línea, a pesar de todas nuestras abstracciones y refinamientos, tiene, cuando aparece en el espíritu, un grado preciso de cantidad y cualidad, aunque se puede hacer que represente otras líneas que poseen diferentes grados de ambas. |
Secondly, it is contest, that no object can appear to the senses; or in other words, that no impression can become present to the mind, without being determined in its degrees both of quantity and quality. The confusion, in which impressions are sometimes involved, proceeds only from their faintness and unsteadiness, not from any capacity in the mind to receive any impression, which in its real existence has no particular degree nor proportion. That is a contradiction in terms; and even implies the flattest of all contradictions, viz. that it is possible for the same thing both to be and not to be. | Segundo: se confiesa que ningún objeto puede aparecer a los sentidos o, con otras palabras, que ninguna impresión puede llegar a estar presente al espíritu sin hallarse determinada en sus grados de cantidad y cualidad. La confusión en que se hallan envueltas a veces las impresiones procede tan sólo de su debilidad e instabilidad y no de alguna capacidad del espíritu para recibir una impresión que en su existencia real no posea un grado o relación determinada. Es esto una contradicción en los términos y aun implica la más crasa de las contradicciones, a saber: que es posible que la misma cosa sea y no sea al mismo tiempo. |
Now since all ideas are derived from impressions, and are nothing but copies and representations of them, whatever is true of the one must be acknowledged concerning the other. Impressions and ideas differ only in their strength and vivacity. The foregoing conclusion is not founded on any particular degree of vivacity. It cannot therefore be affected by any variation in that particular. An idea is a weaker impression; and as a strong impression must necessarily have a determinate quantity and quality, the case must be the same with its copy or representative. | Ahora bien; puesto que todas las ideas se derivan de impresiones y no son más que copias y representaciones de ellas, todo lo que es verdadero de las unas debe reconocerse como perteneciente a las otras. Las impresiones y las ideas difieren tan sólo por su vigor y vivacidad. La conclusión precedente no se funda en un grado particular de vivacidad. No puede, pues, ser afectada por una variación en este respecto. Una idea es una impresión más débil, y como una impresión fuerte debe tener necesariamente una cualidad y cantidad determinadas, debe suceder lo mismo con su copia o representante. |
Thirdly, it is a principle generally received in philosophy that everything in nature is individual, and that it is utterly absurd to suppose a triangle really existent, which has no precise proportion of sides and angles. If this therefore be absurd in fact and reality, it must also be absurd in idea; since nothing of which we can form a clear and distinct idea is absurd and impossible. But to form the idea of an object, and to form an idea simply, is the same thing; the reference of the idea to an object being an extraneous denomination, of which in itself it bears no mark or character. Now as it is impossible to form an idea of an object, that is possest of quantity and quality, and yet is possest of no precise degree of either; it follows that there is an equal impossibility of forming an idea, that is not limited and confined in both these particulars. Abstract ideas are therefore in themselves individual, however they may become general in their representation. The image in the mind is only that of a particular object, though the application of it in our reasoning be the same, as if it were universal. | Tercero: es un principio generalmente admitido en filosofia que todo en la naturaleza es individual y que es totalmente absurdo suponer un triángulo realmente existente que no posea una relación precisa de lados y ángulos. Si esto, por consi guiente, es absurdo en el hecho y la realidad, debe serlo también en la idea, pues nada de lo que podemos formarnos una idea clara y distinta es absurdo o imposible. Formarnos la idea de un objeto y formarnos una idea simplemente es la misma cosa: la referencia de la idea al objeto, siendo una denominación extraña, de la que en sí misma no tiene ni indicación ni carácter. Ahora bien; como es imposible formarnos una idea de un objeto que posee cantidad y cualidad y, sin embargo, no la posee en un grado determinado de ambas, se sigue que existe una imposibilidad igual para formarnos una idea que no se halla limitada y confinada en estos dos respectos. Las ideas abstractas son, pues, en sí mismas individuales, aunque puedan llegar a ser generales en su representación. La imagen en la mente es solamente la de un objeto particular, aunque su aplicación, en nuestro razonamiento, sea la misma que si fuese universal. |
This application of ideas beyond their nature proceeds from our collecting all their possible degrees of quantity and quality in such an imperfect manner as may serve the purposes of life, which is the second proposition I proposed to explain. When we have found a resemblance [FN 2.] among several objects, that often occur to us, we apply the same name to all of them, whatever differences we may observe in the degrees of their quantity and quality, and whatever other differences may appear among them. After we have acquired a custom of this kind, the hearing of that name revives the idea of one of these objects, and makes the imagination conceive it with all its particular circumstances and proportions. But as the same word is supposed to have been frequently applied to other individuals, that are different in many respects from that idea, which is immediately present to the mind; the word not being able to revive the idea of all these individuals, but only touches the soul, if I may be allowed so to speak, and revives that custom, which we have acquired by surveying them. They are not really and in fact present to the mind, but only in power; nor do we draw them all out distinctly in the imagination, but keep ourselves in a readiness to survey any of them, as we may be prompted by a present design or necessity. The word raises up an individual idea, along with a certain custom; and that custom produces any other individual one, for which we may have occasion. But as the production of all the ideas, to which the name may be applied, is in most eases impossible, we abridge that work by a more partial consideration, and find but few inconveniences to arise in our reasoning from that abridgment. [FN 2. It is evident, that even different simple ideas may have a similarity or resemblance to each other; nor is it necessary, that the point or circumstance of resemblance shoud be distinct or separable from that in which they differ. BLUE and GREEN are different simple ideas, but are more resembling than BLUE and SCARLET; tho their perfect simplicity excludes all possibility of separation or distinction. It is the same case with particular sounds, and tastes and smells. These admit of infinite resemblances upon the general appearance and comparison, without having any common circumstance the same. And of this we may be certain, even from the very abstract terms SIMPLE IDEA. They comprehend all simple ideas under them. These resemble each other in their simplicity. And yet from their very nature, which excludes all composition, this circumstance, In which they resemble, Is not distinguishable nor separable from the rest. It is the same case with all the degrees In any quality. They are all resembling and yet the quality, In any individual, Is not distinct from the degree.] | Esta aplicación de las ideas más allá de su naturaleza procede de la reunión de todos sus grados de cantidad y cualidad de una manera imperfecta, pero que puede servir para los propósitos de la vida, lo que constituye la segunda proposición que yo me propongo explicar. Cuando hemos hallado una semejanza(4) entre varios objetos y que frecuentemente se nos presenta, aplicamos el mismo nombre a todos ellos, cualesquiera que sean las diferencias que podamos observar en los grados de su cantidad y cualidad y todas las demás diferencias que puedan aparecer entre ellos. Después que hemos adquirido un hábito de este género, la audición de este nombre despierta la idea de uno de estos objetos y hace que la imaginación lo conciba con todas sus circunstancias y proporciones determinadas. Pero como la misma palabra se supone que ha sido aplicada frecuentemente a otras representaciones particulares, que son diferentes en muchos respectos de la idea que se halla inmediatamente presente al espíritu, y no siendo la palabra capaz de despertar la idea de otras representaciones particulares, toca tan sólo al alma, si se nos permite hablar de este modo, y despierta el hábito que hemos adquirido considerándolas. No están éstas realmente de hecho presentes al espíritu, pero sí solamente en potencia; no podemos representárnoslas claramente en la imaginación, pero somos capaces de considerar fácilmente alguna de ellas cuando lo exija un designio o necesidad presente. La palabra despierta una idea individual y al mismo tiempo un cierto hábito, y este hábito produce cualquier otra idea individual que podemos tener ocasión de emplear. Sin embargo, como la producción de todas las ideas a las que el nombre puede ser aplicado es, en los más de los casos, imposible, abreviamos este trabajo por una consideración más parcial y hallamos que no surgen más que pocos inconvenientes, de esta simplificación, en nuestro razonamiento. |
For this is one of the most extraordinary circumstances in the present affair, that after the mind has produced an individual idea, upon which we reason, the attendant custom, revived by the general or abstract term, readily suggests any other individual, if by chance we form any reasoning, that agrees not with it. Thus should we mention the word triangle, and form the idea of a particular equilateral one to correspond to it, and should we afterwards assert, that the three angles of a triangle are equal to each other, the other individuals of a scalenum and isosceles, which we overlooked at first, immediately crowd in upon us, and make us perceive the falshood of this proposition, though it be true with relation to that idea, which we had formed. If the mind suggests not always these ideas upon occasion, it proceeds from some imperfection in its faculties; and such a one as is often the source of false reasoning and sophistry. But this is principally the case with those ideas which are abstruse and compounded. On other occasions the custom is more entire, and it is seldom we run into such errors. | Una de las circunstancias más extraordinarias del presente asunto es que, después que el espíritu ha producido una idea individual sobre la que razonamos, el hábito que la acompaña y es despertado por el término general o abstracto sugiere rápidamente otra idea individual si por casualidad hacemos un razonamiento que no concuerda con aquélla. Así, si mencionáramos la palabra triángulo y formásemos la idea de un equilátero determinado para corresponder a aquélla y afirmásemos después que los tres ángulos de un triángulo son iguales entre sí, las otras ideas individuales de un escaleno y un isósceles, que hemos omitido al principio, se nos presentan inmediatamente y nos hacen percibir la falsedad de esta proposición, aunque sea verdadera con relación a la idea que hemos formado. Que la mente no sugiere siempre estas ideas cuando es preciso procede de alguna imperfección en sus facultades, y una imperfección semejante es frecuentemente el origen del falso razonamiento y sofistica. Esto es, principalmente, lo que sucede con las ideas que son abstrusas y complejas. En otras ocasiones, el hábito es más perfecto y caemos rara vez en tales errores. |
Nay so entire is the custom, that the very same idea may be annext to several different words, and may be employed in different reasonings, without any danger of mistake. Thus the idea of an equilateral triangle of an inch perpendicular may serve us in talking of a figure, of a rectilinear figure, of a regular figure, of a triangle, and of an equilateral triangle. All these terms, therefore, are in this case attended with the same idea; but as they are wont to be applied in a greater or lesser compass, they excite their particular habits, and thereby keep the mind in a readiness to observe, that no conclusion be formed contrary to any ideas, which are usually comprized under them. | Es más; el hábito es en ocasiones tan perfecto que la misma idea puede unirse a varias palabras diferentes y puede ser empleada en diferentes razonamientos sin peligro alguno de error. Así, la idea de un triángulo equilátero de una pulgada de altura puede servirnos para hablar de una figura, de una figura rectilínea, de una figura regular, de un triángulo y de un triángulo equilátero. Por consiguiente, todos estos términos van en este caso unidos con la misma idea; pero como acostumbran a ser aplicados en una mayor o menor extensión, despiertan sus hábitos, y por esto llevan al espíritu rápidamente a observar que no se ha realizado ninguna conclusión contraria a la idea que usualmente se comprende bajo ellos. |
Before those habits have become entirely perfect, perhaps the mind may not be content with forming the idea of only one individual, but may run over several, in order to make itself comprehend its own meaning, and the compass of that collection, which it intends to express by the general term. That we may fix the meaning of the word, figure, we may revolve in our mind the ideas of circles, squares, parallelograms, triangles of different sizes and proportions, and may not rest on one image or idea. However this may be, it is certain that we form the idea of individuals, whenever we use any general term; that we seldom or never can exhaust these individuals; and that those, which remain, are only represented by means of that habit, by which we recall them, whenever any present occasion requires it. This then is the nature of our abstract ideas and general terms; and it is after this manner we account for the foregoing paradox, THAT SOME IDEAS ARE PARTICULAR IN THEIR NATURE, BUT GENERAL IN THEIR REPRESENTATION. A particular idea becomes general by being annexed to a general term; that is, to a term, which from a customary conjunction has a relation to many other particular ideas, and readily recalls them in the imagination. | Antes de que estos hábitos hayan llegado a ser totalmente perfectos, quizá el espíritu no se contente con formarse la idea de una sola realidad individual, sino que puede recorrer varias distintas, para entender lo que quiere decir y la extensión del complejo que quiere expresar por el término general. Para que podamos determinar el sentido de la palabra figura debemos recorrer en nuestro espíritu las ideas de círculo, cuadrado, paralelogramo, triángulo de diferentes lados y proporciones, y no podemos permanecer en una imagen o idea. Como quiera que esto sea, es cierto que nos formamos la idea de realidades individuales siempre que usamos un término general, que rara vez o nunca agotamos estas realidades individuales y que las que permanecen por representar son representadas solamente por medio del hábito por el que las reproducimos cuando alguna ocasión presente las exige. Esta es, pues, la naturaleza de nuestras ideas abstractas y términos generales, y de esta manera es como explicamos la precedente paradoja de que algunas ideas son particulares en su naturaleza y generales en su representación. Una idea particular se hace general uniéndose con un término general, esto es, con un término que por una unión habitual está en relación con otras muchas ideas particulares y las reproduce en la imaginación fácilmente. |
The only difficulty, that can remain on this subject, must be with regard to that custom, which so readily recalls every particular idea, for which we may have occasion, and is excited by any word or sound, to which we commonly annex it. The most proper method, in my opinion, of giving a satisfactory explication of this act of the mind, is by producing other instances, which are analogous to it, and other principles, which facilitate its operation. To explain the ultimate causes of our mental actions is impossible. It is sufficient, if we can give any satisfactory account of them from experience and analogy. | La única dificultad que queda en este asunto debe referirse al hábito que reproduce tan fácilmente toda idea particular que podamos necesitar y es despertado por una palabra o sonido con el que lo unimos frecuentemente. El modo más apropiado, según mi opinión, de dar una explicación satisfactoria de esta actividad del espíritu es producir otros casos que son análogos a ella y otros principios que facilitan su actuación. El explicar las causas últimas de nuestras acciones mentales es imposible. Es suficiente que podamos dar una explicación satisfactoria de ellas por la experiencia y analogía. |
First then I observe, that when we mention any great number, such as a thousand, the mind has generally no adequate idea of it, but only a power of producing such an idea, by its adequate idea of the decimals, under which the number is comprehended. This imperfection, however, in our ideas, is never felt in our reasonings; which seems to be an instance parallel to the present one of universal ideas. | Primeramente, pues, observo que cuando mencionamos algún número grande, por ejemplo, un millar, el espíritu no tiene en general una idea suya adecuada, sino tan sólo la capacidad de producir una idea tal por la idea adecuada de las decenas, bajo las cuales el número se halla comprendido. Esta imperfección, sin embargo, de nuestras ideas no se experimenta nunca en nuestros razonamientos, que parecen ser un caso paralelo al presente de las ideas universales. |
Secondly, we have several instances of habits, which may be revived by one single word; as when a person, who has by rote any periods of a discourse, or any number of verses, will be put in remembrance of the whole, which he is at a loss to recollect, by that single word or expression, with which they begin. | Segundo: tenemos varios casos de hábitos que pueden ser despertados por una sola palabra, como, por ejemplo, cuando una persona que sabe de memoria un fragmento de un discurso o una serie de versos puede recordar el todo, que es incapaz de reproducir, tan sólo mediante la primera palabra o expresión con que comienza. |
Thirdly, I believe every one, who examines the situation of his mind in reasoning will agree with me, that we do not annex distinct and compleat ideas to every term we make use of, and that in talking of government, church, negotiation, conquest, we seldom spread out in our minds all the simple ideas, of which these complex ones are composed. It is however observable, that notwithstanding this imperfection we may avoid talking nonsense on these subjects, and may perceive any repugnance among the ideas, as well as if we had a fall comprehension of them. Thus if instead of saying, that in war the weaker have always recourse to negotiation, we should say, that they have always recourse to conquest, the custom, which we have acquired of attributing certain relations to ideas, still follows the words, and makes us immediately perceive the absurdity of that proposition; in the same manner as one particular idea may serve us in reasoning concerning other ideas, however different from it in several circumstances. | Tercero: creo que todo el que examine la situación de su espíritu al razonar estará de acuerdo conmigo en que no unimos ideas distintas y completas a cada término que usamos, y que cuando hablamos de gobierno, iglesia, negociación, conquista, rara vez exhibimos en nuestras mentes todas las ideas simples de las que se componen estas ideas complejas. Sin embargo, se puede observar que, a pesar de esta imperfección, podemos evitar decir absurdos acerca de estos asuntos y podemos percibir una repugnancia entre las ideas tanto como si tuviésemos una plena comprensión de ellas. Así, si en lugar de decir que en la guerra el más débil recurre siempre a las negociaciones dijésemos que recurre siempre a la conquista, el hábito que hemos adquirido de atribuir ciertas relaciones a las ideas sigue aun a las palabras y nos hace percibir inmediatamente lo absurdo de esta proposición, del mismo modo que una idea particular puede servimos para razonar con respecto a otras ideas, aunque sean éstas diferentes en varias circunstancias. |
Fourthly, As the individuals are collected together, said placed under a general term with a view to that resemblance, which they bear to each other, this relation must facilitate their entrance in the imagination, and make them be suggested more readily upon occasion. And indeed if we consider the common progress of the thought, either in reflection or conversation, we shall find great reason to be satisfyed in this particular. Nothing is more admirable, than the readiness, with which the imagination suggests its ideas, and presents them at the very instant, in which they become necessary or useful. The fancy runs from one end of the universe to the other in collecting those ideas, which belong to any subject. One would think the whole intellectual world of ideas was at once subjected to our view, and that we did nothing but pick out such as were most proper for our purpose. There may not, however, be any present, beside those very ideas, that are thus collected by a kind of magical faculty in the soul, which, though it be always most perfect in the greatest geniuses, and is properly what we call a genius, is however inexplicable by the utmost efforts of human understanding. | Cuarto: dado que las realidades individuales se agrupan y se colocan bajo un término general, teniendo en cuenta la semejanza que entre sí muestran, esta relación debe facilitar su entrada en la imaginación y hacer que sean sugeridas en la ocasión precisa más rápidamente. De hecho, si consideramos el progreso común del pensamiento, ya en la reflexión, ya en la conversación, hallaremos una razón poderosa para convencernos de este particular. Nada es más admirable que la presteza con que la imaginación despierta sus ideas y las presenta en el instante preciso en que son necesarias o útiles. La fantasía pasa de un extremo a otro del universo, reuniendo las ideas que pertenecen a un asunto. Podría pensarse que el mundo intelectual de las ideas se hallaba presente a nosotros y que no hacíamos más que coger las que eran más apropiadas a nuestro propósito. Sin embargo, no es preciso que esté presente ninguna, más que las ideas que se hallan reunidas por una especie de facultad mágica en el alma, que aunque sea siempre más 22 perfecta en los grandes genios, y es propiamente lo que llamamos genio, resulta inexplicable para los más grandes esfuerzos del entendimiento humano. |
Perhaps these four reflections may help to remove an difficulties to the hypothesis I have proposed concerning abstract ideas, so contrary to that, which has hitherto prevailed in philosophy, But, to tell the truth I place my chief confidence in what I have already proved concerning the impossibility of general ideas, according to the common method of explaining them. We must certainly seek some new system on this head, and there plainly is none beside what I have proposed. If ideas be particular in their nature, and at the same time finite in their number, it is only by custom they can become general in their representation, and contain an infinite number of other ideas under them. | Quizá estas cuatro reflexiones pueden ayudar a alejar todas las dificultades de la hipótesis referente a las ideas abstractas que yo he propuesto y que es tan contraria a lo que hasta ahora ha prevalecido en filosofía. Pero, a decir verdad, pongo mi mayor confianza en lo que he probado ya con referencia a la imposibilidad de las ideas generales, según el método corriente de explicarlas. Debemos buscar, ciertamente, algún sistema nuevo en este asunto, y no existe claramente ninguno más que el que yo he propuesto. Si las ideas son particulares en su naturaleza y al mismo tiempo finitas en su número, sólo por el hábito pueden hacerse generales en su representación y contener un número infinito de otras ideas bajo sí. |
Before I leave this subject I shall employ the same principles to explain that distinction of reason, which is so much talked of, and is so little understood, in the schools. Of this kind is the distinction betwixt figure and the body figured; motion and the body moved. The difficulty of explaining this distinction arises from the principle above explained, that all ideas, which are different, are separable. For it follows from thence, that if the figure be different from the body, their ideas must be separable as well as distinguishable: if they be not different, their ideas can neither be separable nor distinguishable. What then is meant by a distinction of reason, since it implies neither a difference nor separation. | Antes de que deje este problema emplearé los mismos principios para explicar la distinción de razón, de la que se habla tanto y se extiende tan poco en las escuelas. De este género es la distinción entre figura y cuerpo figurado, movimiento y cuerpo movido. La dificultad de explicar esta distinción surge del principio antes expuesto: que todas las ideas que son diferentes son separables; pues se sigue de aquí que, si la figura es diferente del cuerpo, sus ideas deben ser tan separables como distinguibles, y si no es diferente, sus ideas no pueden ser ni separables ni distinguibles. ¿Qué se entiende por una distinción de razón, puesto que no implica diferencia ni separación? |
To remove this difficulty we must have recourse to the foregoing explication of abstract ideas. It is certain that the mind would never have dreamed of distinguishing a figure from the body figured, as being in reality neither distinguishable, nor different, nor separable; did it not observe, that even in this simplicity there might be contained many different resemblances and relations. Thus when a globe of white marble is presented, we receive only the impression of a white colour disposed in a certain form, nor are we able to separate and distinguish the colour from the form. But observing afterwards a globe of black marble and a cube of white, and comparing them with our former object, we find two separate resemblances, in what formerly seemed, and really is, perfectly inseparable. After a little more practice of this kind, we begin to distinguish the figure from the colour by a distinction of reason; that is, we consider the figure and colour together, since they are in effect the same and undistinguishable; but still view them in different aspects, according to the resemblances, of which they are susceptible. When we would consider only the figure of the globe of white marble, we form in reality an idea both of the figure and colour, but tacitly carry our eye to its resemblance with the globe of black marble: And in the same manner, when we would consider its colour only, we turn our view to its resemblance with the cube of white marble. By this means we accompany our ideas with a kind of reflection, of which custom renders us, in a great measure, insensible. A person, who desires us to consider the figure of a globe of white marble without thinking on its colour, desires an impossibility but his meaning is, that we should consider the figure and colour together, but still keep in our eye the resemblance to the globe of black marble, or that to any other globe of whatever colour or substance. | Para evitar esta dificultad debemos recurrir a la explicación precedente de las ideas abstractas. Es cierto que la mente jamás hubiera soñado en distinguir ura figura de un cuerpo figurado no siendo en la realidad ni distinguibles, ni diferentes, ni separables, si no hubiera observado que aun en esta simplicidad pueden contenerse muchas semejanzas y relaciones diferentes. Así, cuando una esfera de mármol blanco se nos presenta, tenemos sólo la impresión de un color blanco dispuesto en una cierta forma y no somos capaces de separar y distinguir el color de la forma; pero habiendo observado después una esfera de mármol negra y un cubo de mármol blanco y comparándolos con nuestros primeros objetos, hallamos dos semejanzas separadas en lo que parecía primeramente, y realmente es totalmente inseparable. Después de un poco más de práctica en este género, comenzamos a distinguir la figura del color por una distinción de razón; esto es, consideramos juntamente la figura y el color, pues son, en efecto, la misma cosa e indistinguibles, pero vistas bajo aspectos diferentes, según las semejanzas de que son susceptibles. Cuando consideramos solamente la figura de la esfera de mármol blanco, nos formamos, en realidad, una idea de la figura y el color, pero tácitamente dirigimos nuestra vista a su semejanza con la esfera de mármol negro, y del mismo modo, cuando queremos considerar solamente su color, dirigimos nuestra vista a su semejanza con el cubo de mármol blanco. Por este medio acompañamos nuestras ideas de una especie de reflexión, de la que el hábito nos hace, en gran parte, insensibles. Una persona que desea considerar la figura de un globo de mármol blanco sin pensar en su color desea una cosa imposible; pero lo que quiere decir es que debemos considerar el color y la figura juntos, pero tener presente la semejanza con la esfera de mármol negro o con alguna otra esfera de cualquier otro color o substancia.
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PART II. OF THE IDEAS OF SPACE AND TIME. | Parte Segunda De las ideas del espacio y el tiempo |
SECT. I. OF THE INFINITE DIVISIBILITY OF OUR IDEAS OF SPACE AND TIME. | Sección Primera De la infinita divisibilidad de nuestras ideas del espacio y el tiempo. |
Whatever has the air of a paradox, and is contrary to the first and most unprejudiced notions of mankind, is often greedily embraced by philosophers, as shewing the superiority of their science, which coued discover opinions so remote from vulgar conception. On the other hand, anything proposed to us, which causes surprize and admiration, gives such a satisfaction to the mind, that it indulges itself in those agreeable emotions, and will never be persuaded that its pleasure is entirely without foundation. From these dispositions in philosophers and their disciples arises that mutual complaisance betwixt them; while the former furnish such plenty of strange and unaccountable opinions, and the latter so readily believe them. Of this mutual complaisance I cannot give a more evident instance than in the doctrine of infinite divisibility, with the examination of which I shall begin this subject of the ideas of space and time. | Todo lo que tiene un aspecto de paradoja y es contrario a las nociones primeras y sin prejuicios de la humanidad es abrazado frecuentemente con gusto por los filósofos, como pareciendo mostrar la superioridad de su ciencia, que puede descubrir opiniones tan remotas de las concepciones vulgares. Por otra parte, algo que no nos es propuesto y causa sorpresa y admiración produce una satisfacción tal al espíritu, que nos entregamos a estas emociones agradables y no nos persuadiremos jamás de que este placer carece de todo fundamento. De estas disposiciones en los filósofos y sus discípulos surge la complacencia mutua existente entre, ellos, ya que mientras los primeros proporcionan una cantidad tal de opiniones extrañas e inexplicables, los últimos las creen muy fácilmente. De esta complacencia mutua no puedo dar un ejemplo más evidente que el de la doctrina de la divisibilidad infinita, con cuyo examen comenzaré el estudio de las ideas de espacio y tiempo. |
It is universally allowed, that the capacity of the mind is limited, and can never attain a full and adequate conception of infinity: And though it were not allowed, it would be sufficiently evident from the plainest observation and experience. It is also obvious, that whatever is capable of being divided in infinitum, must consist of an infinite number of parts, and that it is impossible to set any bounds to the number of parts, without setting bounds at the same time to the division. It requires scarce any, induction to conclude from hence, that the idea, which we form of any finite quality, is not infinitely divisible, but that by proper distinctions and separations we may run up this idea to inferior ones, which will be perfectly simple and indivisible. In rejecting the infinite capacity of the mind, we suppose it may arrive at an end in the division of its ideas; nor are there any possible means of evading the evidence of this conclusion. | Se concede universalmente que la capacidad del espíritu es limitada y que no puede jamás alcanzar una concepción plena y adecuada del infinito, y, aunque no se concediese, esto sería bastante evidente por la más corriente observación y expe riencia. Es, pues, claro que todo lo que es capaz de ser dividido al infinito debe constar de un número infinito de partes y que es imposible poner algún límite al número de partes sin poner límite al mismo tiempo a la división. Apenas se requiere una inducción para concluir de aquí que la idea que nos formamos de una cualidad finita no es divisible indefinidamente, sino que podemos, por distinciones y separaciones apropiadas, reducir esta idea a las inferiores, que son totalmente simples e indivisibles. Al rechazar la capacidad infinita del espíritu suponemos que puede llegar a un fin en la división de sus ideas y no hay modo posible de evadir la evidencia de esta conclusión. |
It is therefore certain, that the imagination reaches a minimum, and may raise up to itself an idea, of which it cannot conceive any sub-division, and which cannot be diminished without a total annihilation. When you tell me of the thousandth and ten thousandth part of a grain of sand, I have a distinct idea of these numbers and of their different proportions; but the images, which I form in my mind to represent the things themselves, are nothing different from each other, nor inferior to that image, by which I represent the grain of sand itself, which is supposed so vastly to exceed them. What consists of parts is distinguishable into them, and what is distinguishable is separable. But whatever we may imagine of the thing, the idea of a grain of sand is not distinguishable, nor separable into twenty, much less into a thousand, ten thousand, or an infinite number of different ideas. | Por consiguiente, es cierto que la imaginación alcanza un minimum y puede producir una idea de la cual no puede concebir una subdivisión y que no puede ser disminuida sin una destrucción total. Si se me habla de la milésima y diezmilésima parte de un grano de arena, tengo una idea de estos números y de sus diferentes relaciones; pero las imágenes que yo formo en mi espíritu para representar las cosas mismas no son diferentes entre sí ni inferiores a la de la imagen por la que represento el grano de arena mismo, que se supone que es mucho mayor que ellas. Lo que está formado de partes es divisible en ellas, y lo que es divisible o distinguible es separable. Pero sea lo que fuere lo que podemos imaginar de la cosa, la idea de un grano de arena no es divisible ni separable en veinte ideas diferentes, ni mucho menos en mil, diez mil o un número infinito. |
It is the same case with the impressions of the senses as with the ideas of the imagination. Put a spot of ink upon paper, fix your eye upon that spot, and retire to such a distance, that, at last you lose sight of it; it is plain, that the moment before it vanished the image or impression was perfectly indivisible. It is not for want of rays of light striking on our eyes, that the minute parts of distant bodies convey not any sensible impression; but because they are removed beyond that distance, at which their impressions were reduced to a minimum, and were incapable of any farther diminution. A microscope or telescope, which renders them visible, produces not any new rays of light, but only spreads those, which always flowed from them; and by that means both gives parts to impressions, which to the naked eye appear simple and uncompounded, and advances to a minimum, what was formerly imperceptible. | Sucede lo mismo con las impresiones de los sentidos que con las ideas de la imaginación. Poned un punto de tinta sobre un papel, fijad vuestra vista sobre este punto y retiraos a una distancia tal que al fin lo perdáis de vista; es claro que un momento antes de haberse desvanecido la imagen o impresión era totalmente indivisible. No es por falta de rayos de luz que impresionen nuestra vista por lo que las partes pequeñas de los cuerpos distantes no producen una impresión sensible, sino porque se hallan más allá de una distancia en la que sus impresiones puedan reducirse a un mínimum y son incapaces de una disminución interior. Un microscopio o telescopio que las hace visibles no produce nuevos rayos de luz, sino que extiende tan sólo los que partían de ellas, y por este medio concede partes a las impresiones que a la vista por sí sola aparecen simples y sin partes y las lleva a un mínimum que era antes imperceptible. |
We may hence discover the error of the common opinion, that the capacity of the mind is limited on both sides, and that it is impossible for the imagination to form an adequate idea, of what goes beyond a certain degree of minuteness as well as of greatness. Nothing can be more minute, than some ideas, which we form in the fancy; and images, which appear to the senses; since there are ideas and images perfectly simple and indivisible. The only defect of our senses is, that they give us disproportioned images of things, and represent as minute and uncompounded what is really great and composed of a vast number of parts. This mistake we are not sensible of: but taking the impressions of those minute objects, which appear to the senses, to be equal or nearly equal to the objects, and finding by reason, that there are other objects vastly more minute, we too hastily conclude, that these are inferior to any idea of our imagination or impression of our senses. This however is certain, that we can form ideas, which shall be no greater than the smallest atom of the animal spirits of an insect a thousand times less than a mite: And we ought rather to conclude, that the difficulty lies in enlarging our conceptions so much as to form a just notion of a mite, or even of an insect a thousand times less than a mite. For in order to form a just notion of these animals, we must have a distinct idea representing every part of them, which, according to the system of infinite divisibility, is utterly impossible, and, recording to that of indivisible parts or atoms, is extremely difficult, by reason of the vast number and multiplicity of these parts. | De aquí podemos deducir el error de la opinión corriente de que la capacidad del espíritu se halla limitada por ambos lados y que es imposible para la imaginación formar una idea adecuada de lo que va más allá de un cierto grado, tanto de pequeñez como de grandeza. Nada puede ser más pequeño que algunas ideas que nos formamos en la fantasía e imágenes que aparecen a los sentidos, pues son ideas e imágenes perfectamente simples e indivisibles. El único defecto de nuestros sentidos está en que nos dan imágenes desproporcionadas de las cosas y nos representan como pequeño y simple lo que es realmente grande y compuesto de un número elevado de partes. No somos sensibles a este error, sino que, considerando las impresiones de los objetos pequeños, que parecen a los sentidos ser iguales o casi iguales a los otros objetos, y hallando por la razón que existen otros objetos mucho más diminutos, concluimos demasiado de prisa que son inferiores a alguna idea de nuestra imaginación o impresión de nuestros sentidos. Sin embargo, es cierto que podemos formarnos ideas que no serán más grandes que el más pequeño átomo de los espíritus animales de un insecto en una milésima de un ardite y podemos concluir más bien que esta dificultad reside en ampliar nuestras concepciones tanto como es necesario para formarnos una justa noción de un ardite o aun de un insecto mil veces más pequeño que un ardite; pues para formar una noción exacta, de estos animales debemos tener una idea distinta que represente cada parte de ellos, lo que, de acuerdo con el sistema de la divisibilidad infinita, es totalmente imposible, y según el de las partes indivisibles de los átomos, extremamente dificultoso por razón del vasto número y multiplicidad de estas partes.
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SECT. II. OF THE INFINITE DIVISIBILITY OF SPACE AND TIME. | Sección II De la infinita divisibilidad del espacio y el tiempo. |
Wherever ideas are adequate representations of objects, the relations, contradictions and agreements of the ideas are all applicable to the objects; and this we may in general observe to be the foundation of all human knowledge. But our ideas are adequate representations of the most minute parts of extension; and through whatever divisions and subdivisions we may suppose these parts to be arrived at, they can never become inferior to some ideas, which we form. The plain consequence is, that whatever appears impossible and contradictory upon the comparison of these ideas, must be really impossible and contradictory, without any farther excuse or evasion. | Siempre que las ideas son representaciones adecuadas de los objetos, las relaciones, contradicciones y concordancias de las ideas son totalmente aplicables a los objetos y podemos observar que esto es el fundamento del conocimiento humano. Nuestras ideas son representaciones adecuadas de las partes más diminutas de la extensión, y sean las que quieran las divisiones o subdivisiones que suponemos para lograr estas partes éstas no pueden jamás ser inferiores a algunas ideas que nos formamos. La clara consecuencia de ello es que todo lo que parece imposible y contradictorio por la comparación de estas ideas debe ser realmente imposible y contradictorio sin una excusa o evasiva ulterior. |
Every thing capable of being infinitely divided contains an infinite number of parts; otherwise the division would be stopt short by the indivisible parts, which we should immediately arrive at. If therefore any finite extension be infinitely divisible, it can be no contradiction to suppose, that a finite extension contains an infinite number of parts: And vice versa, if it be a contradiction to suppose, that a finite extension contains an infinite number of parts, no finite extension can be infinitely divisible. But that this latter supposition is absurd, I easily convince myself by the consideration of my clear ideas. I first take the least idea I can form of a part of extension, and being certain that there is nothing more minute than this idea, I conclude, that whatever I discover by its means must be a real quality of extension. I then repeat this idea once, twice, thrice, &c., and find the compound idea of extension, arising from its repetition, always to augment, and become double, triple, quadruple, &c., till at last it swells up to a considerable bulk, greater or smaller, in proportion as I repeat more or less the same idea. When I stop in the addition of parts, the idea of extension ceases to augment; and were I to carry on the addition in infinitum, I clearly perceive, that the idea of extension must also become infinite. Upon the whole, I conclude, that the idea of all infinite number of parts is individually the same idea with that of an infinite extension; that no finite extension is capable of containing an infinite number of parts; and consequently that no finite extension is infinitely divisible [FN 3. It has been objected to me, that infinite divisibility supposes only an infinite number of PROPORTIONAL not of ALIQIOT parts, and that an infinite number of proportional parts does not form an infinite extension. But this distinction is entirely frivolous. Whether these parts be calld ALIQUOT or PROPORTIONAL, they cannot be inferior to those minute parts we conceive; and therefore cannot form a less extension by their conjunction.] | Toda cosa capaz de ser dividida infinitamente contiene un número infinito de partes; de otro modo, la división se detendría en las partes indivisibles, a las que inmediatamente llegaríamos. Si, en consecuencia, una extensión finita es divisible infinitamente, no podrá ser contradictorio suponer que una extensión finita comprende un número infinito de partes, y, por el contrario, si es una contradicción suponer que una extensión finita contiene un número infinito de partes, ninguna extensión finita puede ser infinitamente divisible. Pero de que este último supuesto es absurdo me convenzo a mí mismo por la consideración de mis ideas claras. Primeramente considero la más pequeña idea que puedo formarme de una parte de la extensión, y estando seguro de que no existe nada más pequeño que esta idea, concluyo que todo lo que descubro por este medio debe ser una cualidad real de la extensión. Después repito esta idea una, dos, tres veces, etc., y hallo la idea compleja de extensión que surge de esta repetición: aumentar siempre y hacerse doble, triple y cuádruple, etc., hasta que, por último, se convierte en una magnitud considerable más grande o más pequeña, según se repita más o menos la misma idea. Cuando yo me detengo en la adición de las partes, la idea de la extensión cesa de aumentar, y cuando prosigo esta adición al infinito percibo claramente que la extensión debe hacerse también infinita. En total, concluyo que la idea de un número infinito de partes es individualmente la misma idea que la de una extensión infinita y que ninguna extensión finita es capaz de contener un número infinito de partes, y, por consecuencia, que ninguna extensión finita es divisible infinitamente(5). |
I may subjoin another argument proposed by a noted author [Mons. MALEZIEU], which seems to me very strong and beautiful. It is evident, that existence in itself belongs only to unity, and is never applicable to number, but on account of the unites, of which the number is composed. Twenty men may be said to exist; but it is only because one, two, three, four, &c. are existent, and if you deny the existence of the latter, that of the former falls of course. It is therefore utterly absurd to suppose any number to exist, and yet deny the existence of unites; and as extension is always a number, according to the common sentiment of metaphysicians, and never resolves itself into any unite or indivisible quantity, it follows, that extension can never at all exist. It is in vain to reply, that any determinate quantity of extension is an unite; but such-a-one as admits of an infinite number of fractions, and is inexhaustible in its sub-divisions. For by the same rule these twenty men may be considered as a unit. The whole globe of the earth, nay the whole universe, may be considered as a unit. That term of unity is merely a fictitious denomination, which the mind may apply to any quantity of objects it collects together; nor can such an unity any more exist alone than number can, as being in reality a true number. But the unity, which can exist alone, and whose existence is necessary to that of all number, is of another kind, and must be perfectly indivisible, and incapable of being resolved into any lesser unity. | Puedo añadir otro argumento propuesto por un autor(6) conocido y que me parece muy poderoso y elegante. Es evidente que la existencia en sí misma corresponde tan sólo a la unidad y no es jamás aplicable al número más que en razón de las unidades de que el número está compuesto. Veinte hombres pueden considerarse como existentes, pero esto tan sólo porque uno, dos, tres, cuatro, etc., existen, y si se niega la existencia de los últimos, la de los primeros deja de tener lugar en consecuencia. Por lo tanto, es totalmente absurdo suponer que un número existe y negar la existencia de las unidades, y como la existencia es siempre un número, según la opinión corriente de los metafísicos, y jamás se reduce a una unidad o cantidad indivisible, se sigue que la existencia no puede existir jamás. Es en vano replicar que una cantidad determinada de extensión es una unidad, pero una unidad tal que admite un número infinito de fracciones y es inagotable en sus subdivisiones, pues por la misma regla estos veinte hombres pueden ser considerados como una unidad. La esfera entera de la tierra y, es más, el universo entero, pueden ser considerados como una unidad. El término de unidad es meramente una denominación ficticia que el espíritu puede aplicar a cualquier cantidad de objetos que ella agrupa, y no puede una unidad tal existir más por sí sola que lo puede el número, por ser en realidad un verdadero número. La unidad que puede existir por sí sola y cuya existencia es necesaria para la de todo número es de otro género y debe ser perfectamente indivisible e incapaz de reducirse a otra unidad menor. |
All this reasoning takes place with regard to time; along with an additional argument, which it may be proper to take notice of. It is a property inseparable from time, and which in a manner constitutes its essence, that each of its parts succeeds another, and that none of them, however contiguous, can ever be co-existent. For the same reason, that the year 1737 cannot concur with the present year 1738 every moment must be distinct from, and posterior or antecedent to another. It is certain then, that time, as it exists, must be composed of indivisible moments. For if in time we could never arrive at an end of division, and if each moment, as it succeeds another, were not perfectly single and indivisible, there would be an infinite number of co-existent moments, or parts of time; which I believe will be allowed to be an arrant contradiction. | Todo este razonamiento tiene lugar también con respecto al tiempo, juntamente con un argumento adicional del que será conveniente tomar nota. Es una propiedad inseparable del tiempo, que en cierto modo constituye su esencia, que a cada una de sus partes sucede otra y que ninguna de ellas, aun contiguas, pueden ser coexistentes. Por la misma razón que el año 1737 no puede coincidir con el año presente, 1738, cada momento, debe ser distinto y posterior o antecedente a otro. Es cierto, pues, que el tiempo, tal como existe, debe hallarse compuesto de momentos indivisibles, pues si en el tiempo no podemos llegar jamás al fin de la división y si cada momento que sucede a otro no fuera perfectamente único e indivisible, existirían un número infinito de momentos coexistentes o partes del tiempo, lo que creo se concederá que es una contradicción notoria. |
The infinite divisibility of space implies that of time, as is evident from the nature of motion. If the latter, therefore, be impossible, the former must be equally so. | La divisibilidad infinita del espacio implica la del tiempo, como es evidente por la naturaleza del movimiento. Si la última, por consiguiente, es imposible, la primera debe serlo igualmente. |
I doubt not but, it will readily be allowed by the most obstinate defender of the doctrine of infinite divisibility, that these arguments are difficulties, and that it is impossible to give any answer to them which will be perfectly clear and satisfactory. But here we may observe, that nothing can be more absurd, than this custom of calling a difficulty what pretends to be a demonstration, and endeavouring by that means to elude its force and evidence. It is not in demonstrations as in probabilities, that difficulties can take place, and one argument counter-ballance another, and diminish its authority. A demonstration, if just, admits of no opposite difficulty; and if not just, it is a mere sophism, and consequently can never be a difficulty. It is either irresistible, or has no manner of force. To talk therefore of objections and replies, and ballancing of arguments in such a question as this, is to confess, either that human reason is nothing but a play of words, or that the person himself, who talks so, has not a Capacity equal to such subjects. Demonstrations may be difficult to be comprehended, because of abstractedness of the subject; but can never have such difficulties as will weaken their authority, when once they are comprehended. | No dudo que será concedido fácilmente por el más obstinado defensor de la doctrina de la divisibilidad infinita que estos argumentos son difíciles y que es imposible dar una respuesta a ellos que sea perfectamente clara y satisfactoria. Aquí podemos observar que nada puede ser más absurdo que la costumbre de llamar una dificultad a lo que pretende ser una demostración y tratar por este medio de eludir su fuerza y evidencia. No sucede en las demostraciones como en las probabilidades, en las que las dificultades pueden tener lugar y un argumento puede contrarrestar a otro y disminuir su autoridad. Una demostración, si es exacta, no admite ninguna dificultad que se le oponga, y si no es exacta, es un mero sofisma y, por consiguiente, no puede ser una dificultad: o es irresistible o no tiene fuerza alguna. Hablar, pues, de objeciones y réplicas y pesar los argumentos en una cuestión como ésta es confesar o que la razón humana no es mas que un juego de palabras o que la persona misma que habla así no tiene capacidad suficiente para estos asuntos. Las demostraciones pueden ser dificiles de ser comprendidas a causa de lo abstracto del asunto, pero no pueden poseer jamás dificultades tales que debiliten su autoridad una vez que han sido comprendidas. |
It is true, mathematicians are wont to say, that there are here equally strong arguments on the other side of the question, and that the doctrine of indivisible points is also liable to unanswerable objections. Before I examine these arguments and objections in detail, I will here take them in a body, and endeavour by a short and decisive reason to prove at once, that it is utterly impossible they can have any just foundation. | Es verdad que los matemáticos acostumbran a decir que existen aquí argumentos igualmente poderosos en favor de cada lado de la cuestión y que la doctrina de los puntos indivisibles se halla también unida a objeciones irrefutables. Antes de que examine estos argumentos y objeciones en detalle los consideraré en un cuerpo y trataré de probar de una vez, por una razón breve y decisiva, que es totalmente imposible que puedan tener un fundamento exacto. |
It is an established maxim in metaphysics, That whatever the mind clearly conceives, includes the idea of possible existence, or in other words, that nothing we imagine is absolutely impossible. We can form the idea of a golden mountain, and from thence conclude that such a mountain may actually exist. We can form no idea of a mountain without a valley, and therefore regard it as impossible. | Es una máxima establecida en metafisica que todo lo que el espíritu concibe claramente incluye la idea de una existencia posible o, en otras palabras, que nada de lo que imaginamos es absolutamente imposible. Podemos formarnos la idea de una montaña de oro y de aquí concluir que esta montaña puede existir actualmente. No podemos formarnos la idea de una montaña sin valle y, por consiguiente, la consideramos como imposible. |
Now it is certain we have an idea of extension; for otherwise why do we talk and reason concerning it? It is likewise certain that this idea, as conceived by the imagination, though divisible into parts or inferior ideas, is not infinitely divisible, nor consists of an infinite number of parts: For that exceeds the comprehension of our limited capacities. Here then is an idea of extension, which consists of parts or inferior ideas, that are perfectly, indivisible: consequently this idea implies no contradiction: consequently it is possible for extension really to exist conformable to it: and consequently all the arguments employed against the possibility of mathematical points are mere scholastick quibbles, and unworthy of our attention. | Ahora bien; es cierto que poseemos una idea de extensión, pues de otro modo, ¿por qué hablaríamos y razonaríamos acerca de ella? Es igualmente cierto que esta idea, concebida por la imaginación, aunque divisible en partes o ideas inferiores, no es divisible infinitamente ni consta de un número infinito de partes, pues esto excede a la comprensión de nuestras limitadas facultades. Aquí, pues, existe una idea de extensión que consta de partes o ideas inferiores que son perfectamente indivisibles; así, pues, esta idea no implica contradicción; por consiguiente, es posible que exista realmente la extensión en conformidad con ella y, por tanto, todos los argumentos empleados contra la posibilidad de los puntos matemáticos son meras sutilidades escolásticas inmerecedoras de nuestra atención. |
These consequences we may carry one step farther, and conclude that all the pretended demonstrations for the infinite divisibility of extension are equally sophistical; since it is certain these demonstrations cannot be just without proving the impossibility of mathematical points; which it is an evident absurdity to pretend to. | Podemos llevar estas consecuencias más lejos y concluir que todas las pretendidas demostraciones en favor de la divisibilidad infinita de la extensión son igualmente sofisticas, pues es cierto que estas demostraciones no pueden ser exactas sin probar la imposibilidad de los puntos matemáticos, y pretenderlo es un evidente absurdo.
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SECT. III. OF THE OTHER QUALITIES OF OUR IDEA OF SPACE AND TIME. | Sección III De otras cualidades de nuestras ideas de espacio y tiempo. |
No discovery coued have been made more happily for deciding all controversies concerning ideas, than that abovementioned, that impressions always take the precedency of them, and that every idea, with which the imagination is furnished, first makes its appearance in a correspondent impression. These latter perceptions are all so clear and evident, that they admit of no controversy; though many of our ideas are so obscure, that it is almost impossible even for the mind, which forms them, to tell exactly their nature and composition. Let us apply this principle, in order to discover farther the nature of our ideas of space and time. | Ningún descubrimiento más feliz pudo ser hecho para decidir de todas las controversias concernientes a las ideas que el antes mencionado de que las impresiones las preceden siempre y que toda idea que la imaginación posee hace su primera aparición en una impresión correspondiente. Estas últimas percepciones son tan claras y evidentes que no admiten controversia ninguna, aunque muchas de nuestras ideas sean tan obscuras que es casi imposible, aun para el espíritu que las forma, decir exactamente cuál es su naturaleza y composición. Apliquemos este principio para descubrir aún más la naturaleza de nuestras ideas de espacio y tiempo. |
Upon opening my eyes, and turning them to the surrounding objects, I perceive many visible bodies; and upon shutting them again, and considering the distance betwixt these bodies, I acquire the idea of extension. As every idea is derived from some impression, which is exactly similar to it, the impressions similar to this idea of extension, must either be some sensations derived from the sight, or some internal impressions arising from these sensations. | Al abrir mis ojos y dirigirlos a los objetos que me rodean percibo muchos cuerpos visibles, y al cerrarlos de nuevo y considerar la distancia entre estos cuerpos adquiero la idea de extensión. Como toda idea se deriva de alguna impresión que le es exactamente similar, las impresiones similares a esta idea de extensión deben ser o sensaciones derivadas de la vista o algunas impresiones internas que se derivan de estas impresiones. |
Our internal impressions are our passions, emotions, desires and aversions; none of which, I believe, will ever be asserted to be the model, from which the idea of space is derived. There remains therefore nothing but the senses, which can convey to us this original impression. Now what impression do our senses here convey to us? This is the principal question, and decides without appeal concerning the nature of the idea. | Nuestras impresiones internas son nuestras pasiones, emociones, deseos y adversiones, ninguna de las cuales, según creo, se afirmará que sea el modelo del que se deriva la idea del espacio. No queda más, por consiguiente, que los sentidos para producirnos la impresión original; … |
The table before me is alone sufficient by its view to give me the idea of extension. This idea, then, is borrowed from, and represents some impression, which this moment appears to the senses. But my senses convey to me only the impressions of coloured points, disposed in a certain manner. If the eye is sensible of any thing farther, I desire it may be pointed out to me. But if it be impossible to shew any thing farther, we may conclude with certainty, that the idea of extension is nothing but a copy of these coloured points, and of the manner of their appearance. | … pero mis sentidos me proporcionan solamente impresiones de puntos coloreados dispuestos de un cierto modo. Si se dice que la vista es sensible a algo más, tan sólo deseo que se me indique esto; pero si es imposible mostrar algo más, podemos concluir con certidumbre que la idea de extensión no es sino una copia de estos puntos coloreados y de la forma de su aparición. |
Suppose that in the extended object, or composition of coloured points, from which we first received the idea of extension, the points were of a purple colour; it follows, that in every repetition of that idea we would not only place the points in the same order with respect to each other, but also bestow on them that precise colour, with which alone we are acquainted. But afterwards having experience of the other colours of violet, green, red, white, black, and of all the different compositions of these, and finding a resemblance in the disposition of coloured points, of which they are composed, we omit the peculiarities of colour, as far as possible, and found an abstract idea merely on that disposition of points, or manner of appearance, in which they agree. Nay even when the resemblance is carryed beyond the objects of one sense, and the impressions of touch are found to be Similar to those of sight in the disposition of their parts; this does not hinder the abstract idea from representing both, upon account of their resemblance. All abstract ideas are really nothing but particular ones, considered in a certain light; but being annexed to general terms, they are able to represent a vast variety, and to comprehend objects, which, as they are alike in some particulars, are in others vastly wide of each other. | Si se supone que en el objeto extenso o composición de puntos coloreados, del cual hemos obtenido primeramente la idea de extensión, los puntos son de color púrpura, se seguirá que en cada repetición de esta idea no sólo colocaremos los puntos en el mismo orden los unos con respecto a los otros, sino que les atribuiremos también el mismo color que únicamente conocemos. Sin embargo, más tarde, habiendo experimentado otros colores, violeta, verde, rojo, blanco, negro y todas las diferentes mezclas de éstos y habiendo hallado una semejanza en la disposición de los puntos coloreados de los que están compuestos, omitimos las particularidades de color tanto como es posible y hallamos una idea abstracta basándonos en la disposición de los puntos o forma de aparición en que concuerdan. Es más: aun cuando la semejanza se transporta más allá de los objetos de un sentido y se halla que las impresiones del tacto son similares a las de la vista con respecto a la disposición de sus partes, no impide esto que surja la idea abstracta que representa a ambos por razón de su semejanza. Todas las ideas abstractas no son más que ideas particulares consideradas en ciertos respectos; pero hallándose unidas a términos generales, son capaces de representar una vasta variedad y de comprender objetos que, si bien son semejantes en algunos respectos, son en otros muy diferentes entre sí. |
The idea of time, being derived from the succession of our perceptions of every kind, ideas as well as impressions, and impressions of reflection as well as of sensations will afford us an instance of an abstract idea, which comprehends a still greater variety than that of space, and yet is represented in the fancy by some particular individual idea of a determinate quantity and quality. | La idea de tiempo, derivándose de la sucesión de nuestras percepciones de cualquier género, tanto ideas como impresiones y tanto impresiones de reflexión como de sensación, nos aporta un ejemplo de una idea abstracta que comprende aún una más grande variedad que el espacio y que se halla representada en la fantasía por cualquier idea particular de una determinada cualidad y cantidad. |
As it is from the disposition of visible and tangible objects we receive the idea of space, so from the succession of ideas and impressions we form the idea of time, nor is it possible for time alone ever to make its appearance, or be taken notice of by the mind. A man in a sound sleep, or strongly occupyed with one thought, is insensible of time; and according as his perceptions succeed each other with greater or less rapidity, the same duration appears longer or shorter to his imagination. It has been remarked by a great philosopher, that our perceptions have certain bounds in this particular, which are fixed by the original nature and constitution of the mind, and beyond which no influence of external objects on the senses is ever able to hasten or retard our thought. If you wheel about a burning coal with rapidity, it will present to the senses an image of a circle of fire; nor will there seem to be any interval of time betwixt its revolutions; meerly because it is impossible for our perceptions to succeed each other with the same rapidity, that motion may be communicated to external objects. Wherever we have no successive perceptions, we have no notion of time, even though there be a real succession in the objects. From these phenomena, as well as from many others, we may conclude, that time cannot make its appearance to the mind, either alone, or attended with a steady unchangeable object, but is always discovered some PERCEIVABLE succession of changeable objects. | Del mismo modo que de la disposición de los objetos visibles y tangibles obtenemos la idea del espacio, obtenemos la del tiempo de la sucesión de las ideas e impresiones y no es posible que el tiempo por sí solo aparezca o sea conocido por el espíritu. Un hombre sumido en el sueño profundo o muy ocupado con un pensamiento es insensible al tiempo, y según que sus percepciones se suceden con una rapidez más o menos grande, la misma duración aparece más larga o más breve para su imaginación. Ha sido notado por un gran filósofo(7) que nuestras percepciones tienen ciertos límites en este particular, que son fijados por la naturaleza y constitución original del espíritu, y más allá de los cuales ninguna influencia de los objetos externos sobre los sentidos es capaz de acelerar o retardar nuestro pensamiento. Si se hace girar con rapidez un carbón encendido presentará a los sentidos la imagen de un círculo de fuego y no parecerá que exista ningún intervalo de tiempo entre sus revoluciones, por la mera razón de que es imposible, para nuestras percepciones, sucederse con la misma rapidez con que se comunica el movimiento a los cuerpos extremos. Siempre que no tenemos percepciones sucesivas, no poseemos la noción del tiempo, aunque exista una sucesión real en los objetos. De este fenómeno, lo mismo que de muchos otros, podemos concluir que el tiempo no puede hacer su aparición en el espíritu solo o acompañado de un objeto fijo e inmutable, sino que se descubre siempre por alguna sucesión perceptible de objetos mudables. |
To confirm this we may add the following argument, which to me seems perfectly decisive and convincing. It is evident, that time or duration consists of different parts: For otherwise we coued not conceive a longer or shorter duration. It is also evident, that these parts are not co-existent: For that quality of the co-existence of parts belongs to extension, and is what distinguishes it from duration. Now as time is composed of parts, that are not coexistent: an unchangeable object, since it produces none but coexistent impressions, produces none that can give us the idea of time; and consequently that idea must be derived from a succession of changeable objects, and time in its first appearance can never be severed from such a succession. | Para confirmar esto, podemos añadir el siguiente argumento, que me parece perfectamente decisivo y convincente. Es evidente que el tiempo o duración consiste en partes diferentes, pues de otro modo no podríamos concebir una duración más larga o más breve. Es, pues, evidente que estas partes no son coexistentes, pues la propiedad de la coexistencia de las partes corresponde a la extensión y es lo que las distingue de la duración. Ahora bien; como el tiempo se compone de partes que no son coexistentes, un objeto inmutable, ya que no produce más que impresiones coexistentes, no produce nada que pueda darnos la idea del tiempo, y por consecuencia esta idea debe derivarse de una sucesión de objetos mudables, y el tiempo, en su primera aparición, no puede hallarse separado de una sucesión tal. |
Having therefore found, that time in its first appearance to the mind is always conjoined with a succession of changeable objects, and that otherwise it can never fall under our notice, we must now examine whether it can be conceived without our conceiving any succession of objects, and whether it can alone form a distinct idea in the imagination. | Por consiguiente, habiendo hallado que el tiempo, en su primera aparición en el espíritu, va siempre unido con una sucesión de objetos mudables y que de otro modo no podríamos nunca conocerlos, debemos examinar ahora si puede ser concebido, sin nuestra concepción, de una sucesión de objetos y si puede formar por sí solo una idea diferente en la imaginación. |
In order to know whether any objects, which are joined in impression, be inseparable in idea, we need only consider, if they be different from each other; in which case, it is plain they may be conceived apart. Every thing, that is different is distinguishable: and everything, that is distinguishable, may be separated, according to the maxims above-explained. If on the contrary they be not different, they are not distinguishable: and if they be not distinguishable, they cannot be separated. But this is precisely the case with respect to time, compared with our successive perceptions. The idea of time is not derived from a particular impression mixed up with others, and plainly distinguishable from them; but arises altogether from the manner, in which impressions appear to the mind, without making one of the number. Five notes played on a flute give us the impression and idea of time; though time be not a sixth impression, which presents itself to the hearing or any other of the senses. Nor is it a sixth impression, which the mind by reflection finds in itself. These five sounds making their appearance in this particular manner, excite no emotion in the mind, nor produce an affection of any kind, which being observed by it can give rise to a new idea. For that is necessary to produce a new idea of reflection, nor can the mind, by revolving over a thousand times all its ideas of sensation, ever extract from them any new original idea, unless nature has so framed its faculties, that it feels some new original impression arise from such a contemplation. But here it only takes notice of the manner, in which the different sounds make their appearance; and that it may afterwards consider without considering these particular sounds, but may conjoin it with any other objects. The ideas of some objects it certainly must have, nor is it possible for it without these ideas ever to arrive at any conception of time; which since it, appears not as any primary distinct impression, can plainly be nothing but different ideas, or impressions, or objects disposed in a certain manner, that is, succeeding each other. | Para saber si los objetos que van unidos en una impresión son separables en la idea necesitamos tan sólo considerar si son diferentes entre sí, en cuyo caso es claro que deben ser concebidos aparte. Todo lo que es diferente es distinguible, y todo lo que es distinguible puede ser separado de acuerdo con las máximas antes expuestas. Si, por el contrario, no son diferentes, no serán distinguibles y no podrán separarse. Esto es precisamente lo que sucede con respecto del tiempo comparado con nuestras percepciones sucesivas. La idea del tiempo no se deriva de una impresión particular mezclada con otra y fácilmente distinguible de ella, sino que surge enteramente de la manera según la que aparecen las impresiones al espíritu sin constituir una de ellas. Cinco notas tocadas en una flauta nos dan la impresión e idea del tiempo, aunque el tiempo no sea una sexta impresión que se presente al oído o a algún otro sentido. No existe, además, una sexta impresión que el espíritu halle por reflexión en sí mismo. Estos cinco sonidos, al hacer su aparición de este modo particular, no excitan ninguna emoción en el espíritu ni producen ningún género de afección que siendo observada pueda dar lugar a una nueva idea, pues esto es necesario para producir una nueva idea de reflexión y no puede el espíritu, recorriendo mil veces sus ideas de sensación, extraer de ellas una nueva idea original a menos que la naturaleza haya forjado sus facultades de tal modo que experimente que una nueva impresión original surja de una contemplación de este género. Pero aquí tan sólo se da cuenta de la manera según la que los diferentes sonidos hacen su aparición y que puede después considerar sin tener en cuenta estos sonidos particulares y puede unir con otros objetos cualesquiera. Debe tener presente, ciertamente, las ideas de algunos objetos y no es posible, sin estas ideas, llegar a la concepción del tiempo, que, puesto que no aparece como una impresión primaria y distinta, no debe ser manifiestamente más que diferentes ideas o impresiones u objetos dispuestos de una cierta manera, esto es, sucediéndose los unos a los otros. |
I know there are some who pretend, that the idea of duration is applicable in a proper sense to objects, which are perfectly unchangeable; and this I take to be the common opinion of philosophers as well as of the vulgar. But to be convinced of its falsehood we need but reflect on the foregoing conclusion, that the idea of duration is always derived from a succession of changeable objects, and can never be conveyed to the mind by any thing stedfast and unchangeable. For it inevitably follows from thence, that since the idea of duration cannot be derived from such an object, it can never-in any propriety or exactness be applied to it, nor can any thing unchangeable be ever said to have duration. Ideas always represent the Objects or impressions, from which they are derived, and can never without a fiction represent or be applied to any other. By what fiction we apply the idea of time, even to what is unchangeable, and suppose, as is common, that duration is a measure of rest as well as of motion, we shall consider [Sect 5.] afterwards. | Ya sé que hay algunos que pretenden que la idea de duración es aplicable, en un sentido propio, a los objetos que son totalmente inmutables, y considero que es ésta la opinión corriente tanto entre los filósofos como entre el vulgo. Para convencerse de su falsedad no necesitamos más que reflexionar sobre la conclusión precedente de que la idea de duración se deriva siempre de una sucesión de objetos mudables y no puede jamás ser procurada a la mente por nada fijo e inmutable; pues inevitablemente se sigue de aquí que, ya que la idea de duración no puede derivarse de un objeto tal, no puede ser aplicada a él con alguna propiedad o exactitud y no se puede decir que algo inmutable tiene duración. Las ideas representan siempre los objetos o las impresiones de las que se derivan y no pueden jamás, sin una ficción, representar otros o ser aplicados a otras. Consideraremos más tarde la ficción por la que aplicamos la idea de tiempo aun a lo que es inmutable, y suponemos comúnmente que la duración es una medida tanto del reposo como del movimiento. |
There is another very decisive argument, which establishes the present doctrine concerning our ideas of space and time, and is founded only on that simple principle, that our ideas of them are compounded of parts, which are indivisible. This argument may be worth the examining. | Existe otro argumento decisivo que establece la doctrina presente, referente a nuestras ideas de espacio y de tiempo, y que se funda solamente en el simple principio de que nuestras ideas de ellos se componen de partes que son indivisibles. Este argumento merece la pena de que se le examine. |
Every idea, that is distinguishable, being also separable, let us take one of those simple indivisible ideas, of which the compound one of extension is formed, and separating it from all others, and considering it apart, let us form a judgment of its nature and qualities. | Siendo toda idea distinguible también separable, consideremos una de estas ideas simples e indivisibles de las que está formada la extensión, y separándola de las otras y considerándola aparte, pronunciemos un juicio sobre su naturaleza y cualidades. |
It is plain it is not the idea of extension. For the idea of extension consists of parts; and this idea, according to t-he supposition, is perfectly simple and indivisible. Is it therefore nothing? That is absolutely impossible. For as the compound idea of extension, which is real, is composed of such ideas; were these so many non-entities, there would be a real existence composed of non-entities; which is absurd. Here therefore I must ask, What is our idea of a simple and indivisible point? No wonder if my answer appear somewhat new, since the question itself has scarce ever yet been thought of. We are wont to dispute concerning the nature of mathematical points, but seldom concerning the nature of their ideas. | Es claro que no es la idea de la extensión, pues la idea de la extensión consta de partes, y esta idea, según lo supuesto, es totalmente simple e indivisible. No es nada, por consiguiente. Esto es absolutamente imposible, pues como la idea compuesta de extensión, que es real, está compuesta de ideas tales, si éstas fuesen algo no existente, una existencia real se compondría de no existencias, lo que es un absurdo. Por lo tanto, debo preguntar: ¿Qué es nuestra idea de un punto simple e indivisible? No es de maravillar que mi respuesta aparezca como algo nuevo, pues la cuestión misma casi no ha sido atacada. Estamos acostumbrados a discutir, con respecto a la naturaleza, de los puntos matemáticos, pero rara vez con respecto a sus ideas. |
The idea of space is conveyed to the mind by two senses, the sight and touch; nor does anything ever appear extended, that is not either visible or tangible. That compound impression, which represents extension, consists of several lesser impressions, that are indivisible to the eye or feeling, and may be called impressions of atoms or corpuscles endowed with colour and solidity. But this is not all. It is not only requisite, that these atoms should be coloured or tangible, in order to discover themselves to our senses; it is also necessary we should preserve the idea of their colour or tangibility in order to comprehend them by our imagination. There is nothing but the idea of their colour or tangibility, which can render them conceivable by the mind. Upon the removal of the ideas of these sensible qualities, they are utterly annihilated to the thought or imagination. | La idea del espacio es procurada al espíritu por dos sentidos: la vista y el tacto, y nada aparece extenso más que lo que es visible o tangible. La impresión compuesta que representa la extensión consta de varias impresiones menores que son indivisibles para la vista o el tacto y que pueden ser llamadas impresiones de átomos o corpusculos dotados con color y solidez. Pero esto no es todo. No sólo se requiere que estos átomos sean coloreados y tangibles para que se presenten a nuestros sentidos: es necesario también que conservemos la idea de su color o tangibilidad para comprenderlos mediante nuestra imaginación. Tan sólo la idea de su color o tangibilidad puede hacerlos concebibles para la imaginación. Una vez suprimidas las ideas de estas cualidades sensibles, son totalmente aniquilados para nuestro pensamiento o imaginación. |
Now such as the parts are, such is the whole. If a point be not considered as coloured or tangible, it can convey to us no idea; and consequently the idea of extension, which is composed of the ideas of these points, can never possibly exist. But if the idea of extension really can exist, as we are conscious it does, its parts must also exist; and in order to that, must be considered as coloured or tangible. We have therefore no idea of space or extension, but when we regard it as an object either of our sight or feeling. | Ahora bien; lo mismo que son las partes es el todo. Si un punto no se considera como coloreado o tangible, no nos puede procurar ninguna idea y, por consiguiente, la idea de la extensión, que se compone de las ideas de estos puntos, no podrá existir jamás; pero si la idea de la extensión puede existir realmente, como sabemos que existe, sus partes deben existir también, y para esto deben considerarse coloreadas y tangibles. Por consiguiente, no poseemos una idea de espacio o extensión más que cuando la consideramos como un objeto de nuestra vista o tacto. |
The same reasoning will prove, that the indivisible moments of time must be filled with some real object or existence, whose succession forms the duration, and makes it be conceivable by the mind. | El mismo razonamiento probará que los momentos indivisibles del tiempo deben llenarse con algún objeto real o existencia, cuya sucesión forma la duración y la hace ser concebible por la mente.
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SECT. IV. OBJECTIONS ANSWERED. | Sección IV Respuesta a las objeciones. |
Our system concerning space and time consists of two parts, which are intimately connected together. The first depends on this chain of reasoning. The capacity of the mind is not infinite; consequently no idea of extension or duration consists of an infinite number of parts or inferior ideas, but of a finite number, and these simple and indivisible: It is therefore possible for space and time to exist conformable to this idea: And if it be possible, it is certain they actually do exist conformable to it; since their infinite divisibility is utterly impossible and contradictory. | Nuestro sistema, concerniente al espacio y el tiempo, consta de dos partes que se hallan íntimamente enlazadas entre sí. La primera depende de la cadena de este razonamiento: La capacidad de la mente no es infinita; por consecuencia, la idea de la extensión o duración consta de un número de partes o ideas inferiores, pero en número finito, y éstas son simples e indivisibles; es, pues, posible para el espacio y el tiempo existir de acuerdo con esta idea, y si es posible, es cierto que deben existir actualmente de acuerdo con ella, pues su divisibilidad infinita es totalmente imposible y contradictoria. |
The other part of our system is a consequence of this. The parts, into which the ideas of space and time resolve themselves, become at last indivisible; and these indivisible parts, being nothing in themselves, are inconceivable when not filled with something real and existent. The ideas of space and time are therefore no separate or distinct ideas, but merely those of the manner or order, in which objects exist: Or in other words, it is impossible to conceive either a vacuum and extension without matter, or a time, when there was no succession or change in any real existence. The intimate connexion betwixt these parts of our system is the reason why we shall examine together the objections, which have been urged against both of them, beginning with those against the finite divisibility of extension. | La otra parte de nuestro sistema es una consecuencia de ésta. Las partes en que las ideas del espacio y el tiempo se dividen son, por último, indivisibles, y estas partes indivisibles, no siendo nada en sí mismas, son inconcebibles cuando no se hallan llenas de algo real y existente. Las ideas del espacio y el tiempo no son, por consiguiente, ideas separadas o diferentes, sino tan sólo el modo o el orden en que los objetos existen, o, en otras palabras, es imposible concebir un vacío y extensión sin materia o un tiempo en el que no haya sucesión o cambio en una existencia real. La conexión íntima entre las partes de nuestro sistema es la razón por que examinaremos juntas las objeciones que han sido presentadas contra ambas, comenzando con las contrarias a la divisibilidad finita de la extensión. |
I. The first of these objections, which I shall take notice of, is more proper to prove this connexion and dependence of the one part upon the other, than to destroy either of them. It has often been maintained in the schools, that extension must be divisible, in infinitum, because the system of mathematical points is absurd; and that system is absurd, because a mathematical point is a non-entity, and consequently can never by its conjunction with others form a real existence. This would be perfectly decisive, were there no medium betwixt the infinite divisibility of matter, and the non-entity of mathematical points. But there is evidently a medium, viz. the bestowing a colour or solidity on these points; and the absurdity of both the extremes is a demonstration of the truth and reality of this medium. The system of physical points, which is another medium, is too absurd to need a refutation. A real extension, such as a physical point is supposed to be, can never exist without parts, different from each other; and wherever objects are different, they are distinguishable and separable by the imagination. | 1. La primera de estas, objeciones, de que me ocuparé, es más apropiada para probar la conexión y dependencia de una parte de otra que para destruir alguna de ellas. Ha sido sostenido frecuentemente en las escuelas que la extensión debe ser divisible al infinito, porque el sistema de los puntos matemáticos es absurdo, y que este sistema es absurdo porque el punto matemático es algo sin existencia, y, por consiguiente, no puede formar una existencia real por su unión con otros. Esto sería totalmente decisivo si no existiese un término medio entre la infinita divisibilidad de la materia y la no existencia de los puntos matemáticos; pero existe evidentemente un término medio, a saber: el conceder color o solidez a estos puntos, y el absurdo de ambos extremos se ve en la demostración de la verdad y realidad de este término medio. El sistema de los puntos físicos, que es otro término medio, es demasiado absurdo para necesitar de una refutación. Una extensión real, del género que se supone ser un punto físico, no puede jamás existir sin partes diferentes entre sí, y siempre que los objetos son diferentes son distinguibles y separables por la imaginación. |
II. The second objection is derived from the necessity there would be of PENETRATION, if extension consisted of mathematical points. A simple and indivisible atom, that touches another, must necessarily penetrate it; for it is impossible it can touch it by its external parts, from the very supposition of its perfect simplicity, which excludes all parts. It must therefore touch it intimately, and in its whole essence, SECUNDUM SE, TOTA, ET TOTALITER; which is the very definition of penetration. But penetration is impossible: Mathematical points are of consequence equally impossible. | 2. La segunda objeción se deriva de la necesidad de la penetración si la extensión consistiese en puntos matemáticos. Un átomo simple e indivisible que toca a otro debe necesariamente penetrarlo, pues es imposible que pueda tocarle en sus partes externas, dado el supuesto de su simplicidad perfecta que excluye toda parte. Por consiguiente, debe tocarle íntimamente y en su esencia total secundum se, tota, et totaliter, que es la verdadera definición de la penetración. Pero la penetración es imposible; por consecuencia, los puntos matemáticos son igualmente imposibles. |
I answer this objection by substituting a juster idea of penetration. Suppose two bodies containing no void within their circumference, to approach each other, and to unite in such a manner that the body, which results from their union, is no more extended than either of them; it is this we must mean when we talk of penetration. But it is evident this penetration is nothing but the annihilation of one of these bodies, and the preservation of the other, without our being able to distinguish particularly which is preserved and which annihilated. Before the approach we have the idea of two bodies. After it we have the idea only of one. It is impossible for the mind to preserve any notion of difference betwixt two bodies of the same nature existing in the same place at the same time. | Respondo a esta objeción substituyendo una idea exacta de la penetración. Supóngase que dos cuerpos no teniendo un espacio vacío dentro de su circunferencia se aproximan el uno al otro y se unen de manera tal que el cuerpo resultante de su unión no es más extenso que uno de ellos; esto es lo que debemos entender cuando hablamos de penetración; pero es evidente que esta penetración no es más que el aniquilamiento de uno de los cuerpos y la conservación del otro sin hallarse en situación de poder distinguir en particular cuál es el conservado y cuál es el aniquilado. Antes de su contacto tenemos la idea de dos cuerpos; después tenemos tan sólo la idea de uno. Es imposible para la mente mantener una noción de diferencia entre dos cuerpos de la misma naturaleza existiendo en el mismo lugar y tiempo. |
Taking then penetration in this sense, for the annihilation of one body upon its approach to another, I ask any one, if he sees a necessity, that a coloured or tangible point should be annihilated upon the approach of another coloured or tangible point? On the contrary, does he not evidently perceive, that from the union of these points there results an object, which is compounded and divisible, and may be distinguished into two parts, of which each preserves its existence distinct and separate, notwithstanding its contiguity to the other? Let him aid his fancy by conceiving these points to be of different colours, the better to prevent their coalition and confusion. A blue and a red point may surely lie contiguous without any penetration or annihilation. For if they cannot, what possibly can become of them? Whether shall the red or the blue be annihilated? Or if these colours unite into one, what new colour will they produce by their union? | Tomando, pues, la penetración en este sentido, a saber: en el del aniquilamiento de un cuerpo por su contacto con otro, pregunto si alguien ve la necesidad que un punto coloreado o tangible sea aniquilado por la aproximación de otro coloreado o tangible. ¿No se percibirá, evidentemente, por el contrario, que de la unión de estos puntos resulta un objeto que es compuesto y divisible y que puede ser dividido en partes, cada una de las cuales conserva su existencia, diferente y separada, no obstante su contigÜidad con otras? Ayudemos a la fantasía imaginando que estos puntos son de diferentes colores y de los más apropiados para evitar su unión y confusión. Un punto azul y un punto verde pueden, seguramente, hallarse contiguos sin ninguna penetración o aniquilación; pues si no pudiese ser así, ¿qué sucedería con ellos? ¿Cuál sería aniquilado, el rojo o el azul? O si estos colores se fundiesen en uno, ¿qué nuevo color producirían por su unión? |
What chiefly gives rise to these objections, and at the same time renders it so difficult to give a satisfactory answer to them, is the natural infirmity and unsteadiness both of our imagination and senses, when employed on such minute objects. Put a spot of ink upon paper, and retire to such a distance, that the spot becomes altogether invisible; you will find, that upon your return and nearer approach the spot first becomes visible by short intervals; and afterwards becomes always visible; and afterwards acquires only a new force in its colouring without augmenting its bulk; and afterwards, when it has encreased to such a degree as to be really extended, it is still difficult for the imagination to break it into its component parts, because of the uneasiness it finds in the conception of such a minute object as a single point. This infirmity affects most of our reasonings on the present subject, and makes it almost impossible to answer in an intelligible manner, and in proper expressions, many questions which may arise concerning it. | Lo que da capitalmente origen a estas objeciones y al mismo tiempo hace tan difícil darles una respuesta satisfactoria es la debilidad e inestabilidad natural de nuestra imaginación y nuestros sentidos cuando se dirigen a tales objetos diminutos. Póngase una mancha de tinta sobre un pedazo de papel y retírese a una distancia tal que la mancha llegue a ser totalmente invisible; se hallará que, al volver a aproximarlo, la mancha se hace visible sólo en pequeños intervalos primeramente, que después se hace visible siempre, que después aun adquiere mayor intensidad en su coloración sin aumentar de tamaño, y que cuando ha aumentado hasta un grado en que se halla realmente extensa es difícil para la imaginación deshacerla en sus partes componentes a causa del desagrado que halla en la concepción de un objeto tan diminuto como es un punto único. Esta debilidad influye, en los más de nuestros razonamientos, acerca del presente asunto y hace casi imposible responder de una manera inteligible y en expresiones adecuadas muchas cuestiones que pueden surgir referentes a ellos. |
III. There have been many objections drawn from the mathematics against the indivisibility of the parts of extension: though at first sight that science seems rather favourable to the present doctrine; and if it be contrary in its DEMONSTRATIONS, it is perfectly conformable in its definitions. My present business then must be to defend the definitions, and refute the demonstrations. | 32 3. Existen muchas objeciones sacadas de las matemáticas contra la indivisibilidad de las partes de la extensión, aunque a primera vista estas ciencias parecen más bien favorables a esta doctrina, y si es contraria a sus demostraciones es perfecta mente compatible con sus definiciones. Mi presente tarea debe ser defender las definiciones y refutar las demostraciones. |
A surface is DEFINed to be length and breadth without depth: A line to be length without breadth or depth: A point to be what has neither length, breadth nor depth. It is evident that all this is perfectly unintelligible upon any other supposition than that of the composition of extension by indivisible points or atoms. How else could any thing exist without length, without breadth, or without depth? | Una superficie se define como siendo larga y ancha sin poseer profundidad; una línea, como larga sin ancho y profundidad; un punto, como lo que no tiene ni longitud, ni ancho ni profundidad. Es evidente que esto es perfectamente ininteligible, partiendo de otro supuesto que no sea la composición de la extensión por puntos o átomos subdivisibles. ¿Cómo de otra manera podría existir algo sin longitud, latitud, profundidad? |
Two different answers, I find, have been made to this argument; neither of which is in my opinion satisfactory. The first is, that the objects of geometry, those surfaces, lines and points, whose proportions and positions it examines, are mere ideas in the mind; I and not only never did, but never can exist in nature. They never did exist; for no one will pretend to draw a line or make a surface entirely conformable to the definition: They never can exist; for we may produce demonstrations from these very ideas to prove, that they are impossible. | Dos diferentes respuestas encuentro que se han dado a este argumento, pero ninguna de ellas es, a mi ver, satisfactoria. La primera es que los objetos de la geometría, cuyas superficies, líneas y puntos, cuyas proporciones y posiciones se examinan, son meras ideas del espíritu, y no sólo no existen, sino que no pueden existir jamás en la naturaleza. No existen porque ninguno puede pretender trazar una línea o hacer una superficie que concuerde enteramente, con la definición, y no pueden existir porque podemos presentar demostraciones, partiendo de estas ideas, para probar que son imposibles. |
But can anything be imagined more absurd and contradictory than this reasoning? Whatever can be conceived by a clear and distinct idea necessarily implies the possibility of existence; and he who pretends to prove the impossibility of its existence by any argument derived from the clear idea, in reality asserts, that we have no clear idea of it, because we have a clear idea. It is in vain to search for a contradiction in any thing that is distinctly conceived by the mind. Did it imply any contradiction, it is impossible it coued ever be conceived. | Sin embargo, ¿puede imaginarse algo más absurdo y contradictorio que este razonamiento? Todo lo que puede ser concebido por una idea clara y distinta implica necesariamente la posibilidad de existencia, y quien pretenda probar la imposibilidad de su existencia por un argumento derivado de la idea clara afirma en realidad que no tenemos una idea clara de ello porque tenemos una idea clara. Es en vano buscar una contradicción en algo que se concibe distintamente por el espíritu. Si implicase una contradicción, sería imposible que pudiese ser jamás concebido. |
There is therefore no medium betwixt allowing at least the possibility of indivisible points, and denying their idea; and it is on this latter principle, that the second answer to the foregoing argument is founded. It has been pretended [L′Art de penser.], that though it be impossible to conceive a length without any breadth, yet by an abstraction without a separation, we can consider the one without regarding the other; in the same manner as we may think of the length of the way betwixt two towns, and overlook its breadth. The length is inseparable from the breadth both in nature and in our minds; but this excludes not a partial consideration, and a distinction of reason, after the manner above explained. | No existe, pues, término medio entre la concesión, por lo menos, de la posibilidad de los puntos indivisibles y la negación de sus ideas, y sobre este último principio se basa la respuesta al precedente argumento. Se ha pretendido(8) que, aunque es imposible concebir la longitud sin alguna latitud, sin embargo, por una abstracción, sin separación, podemos considerar la una sin tener en cuenta la otra, del mismo modo que pensamos la longitud del camino entre dos ciudades omitiendo su ancho. La longitud es inseparable de la latitud, tanto en la naturaleza como en nuestros espíritus; pero no excluye una consideración parcial y una distinción de razón, del modo que antes hemos explicado. |
In refuting this answer I shall not insist on the argument, which I have already sufficiently explained, that if it be impossible for the mind to arrive at a minimum in its ideas, its capacity must be infinite, in order to comprehend the infinite number of parts, of which its idea of any extension would be composed. I shall here endeavour to find some new absurdities in this reasoning. | Al refutar esta respuesta no insistiré sobre el argumento que ya he explicado de un modo suficiente, a saber: que si fuese imposible para el espíritu llegar a un mínimum para sus ideas, su capacidad debería ser infinita, para comprender el infinito número de partes de las que se compondría su idea de extensión. Trataré de hallar nuevos absurdos en este razonamiento. |
A surface terminates a solid; a line terminates a surface; a point terminates a line; but I assert, that if the ideas of a point, line or surface were not indivisible, it is impossible we should ever conceive these terminations: For let these ideas be supposed infinitely divisible; and then let the fancy endeavour to fix itself on the idea of the last surface, line or point; it immediately finds this idea to break into parts; and upon its seizing the last of these parts, it loses its hold by a new division, and so on in infinitum, without any possibility of its arriving at a concluding idea. The number of fractions bring it no nearer the last division, than the first idea it formed. Every particle eludes the grasp by a new fraction; like quicksilver, when we endeavour to seize it. But as in fact there must be something, which terminates the idea of every finite quantity; and as this terminating idea cannot itself consist of parts or inferior ideas; otherwise it would be the last of its parts, which finished the idea, and so on; this is a clear proof, that the ideas of surfaces, lines and points admit not of any division; those of surfaces in depth; of lines in breadth and depth; and of points in any dimension. | Una superficie limita un sólido, una línea limita una superficie, un punto limita una línea; yo afirmo que si las ideas de punto, línea o superficie no fueran indivisibles sería imposible que concibiésemos estas limitaciones, pues si supusiésemos que eran infinitamente divisibles y que la fantasía trataba de fijarlas en la idea de la superficie, línea o punto, inmediatamente hallaría ésta que la idea se deshacía en partes, y apoderándose de estas últimas partes perdería su dominio por una nueva división, y así en infinito, sin posibilidad alguna de llegar a una última idea. El número de fracciones no la llevaría más cerca de la última división que la primera idea que se ha formado. Toda partícula escapa de nuevo por una nueva división, del mismo modo que el mercurio cuando intentamos cogerlo con la mano. Pero como de hecho debe existir algo que termine la idea de toda cantidad finita, y como esta idea terminal no puede constar de partes o ideas inferiores -de otro modo sería la última de sus partes la que terminaba la idea, y así sucesivamente- es esto una prueba clara de que las ideas de superficies, líneas y puntos no admiten ninguna división, a saber: las de las superficies en profundidad, las de las líneas en latitud y profundidad y las de los puntos en una división cualquiera. |
The school were so sensible of the force of this argument, that some of them maintained, that nature has mixed among those particles of matter, which are divisible in infinitum, a number of mathematical points, in order to give a termination to bodies; and others eluded the force of this reasoning by a heap of unintelligible cavils and distinctions. Both these adversaries equally yield the victory. A man who hides himself, confesses as evidently the superiority of his enemy, as another, who fairly delivers his arms. | Los escolásticos fueron tan sensibles a la fuerza de este argumento que algunos de ellos mantuvieron que la naturaleza había mezclado entre las partículas de la materia, que son divisibles al infinito, un cierto número de puntos matemáticos para dar una terminación a los cuerpos, y otros evitaban la fuerza de este razonamiento por un cúmulo de cavilaciones y distinciones ininteligibles. Ambos adversarios concedían igualmente la victoria. El que se oculta a sí mismo confiesa la superioridad evidente de su enemigo tanto como el que entrega honradamente sus armas. |
Thus it appears, that the definitions of mathematics destroy the pretended demonstrations; and that if we have the idea of indivisible points, lines and surfaces conformable to the definition, their existence is certainly possible: but if we have no such idea, it is impossible we can ever conceive the termination of any figure; without which conception there can be no geometrical demonstration. | Así, aparece que las definiciones de los matemáticos destruyen las pretendidas demostraciones y que si tenemos ]a idea de puntos, líneas y, superficies indivisibles, según la definición, su existencia es ciertamente posible; pero que si no tenemos una idea semejante es imposible que podamos concebir la limitación de alguna figura, concepción sin la que no es posible una demostración geométrica. |
But I go farther, and maintain, that none of these demonstrations can have sufficient weight to establish such a principle, as this of infinite divisibility; and that because with regard to such minute objects, they are not properly demonstrations, being built on ideas, which are not exact, and maxims, which are not precisely true. When geometry decides anything concerning the proportions of quantity, we ought not to look for the utmost precision and exactness. None of its proofs extend so far. It takes the dimensions and proportions of figures justly; but roughly, and with some liberty. Its errors are never considerable; nor would it err at all, did it not aspire to such an absolute perfection. | Voy más lejos y afirmo que ninguna de estas demostraciones puede tener suficiente peso para establecer un principio tal como el de la infinita divisibilidad, y esto porque con respecto a semejantes objetos diminutos no existen propiamente demos traciones, hallándose construidos sobre ideas que no son exactas y máximas que no son precisamente verdaderas. Cuando la geometría decida algo concerniente a las proporciones de cantidad no debemos exigir la máxima precisión y exactitud. Ninguna de sus pruebas se extiende tan lejos; toma sus dimensiones y proporciones de las figuras con precisión, pero toscamente y con alguna libertad. Sus errores jamás son considerables y no se equivocaría de ningún modo si no aspirase a una perfección absoluta tal. |
I first ask mathematicians, what they mean when they say one line or surface is EQUAL to, or GREATER or LESS than another? Let any of them give an answer, to whatever sect he belongs, and whether he maintains the composition of extension by indivisible points, or by quantities divisible in infinitum. This question will embarrass both of them. | Yo pregunto a los matemáticos qué entienden al decir que una línea o superficie es igual a otra o mayor o menor que otra. Haced que alguno de ellos responda, sea cualquiera la secta a que pertenezca, y mantenga la composición de la extensión por puntos indivisibles o por cantidades divisibles al infinito; la respuesta lo embarazará en ambos casos. |
There are few or no mathematicians, who defend the hypothesis of indivisible points; and yet these have the readiest and justest answer to the present question. They need only reply, that lines or surfaces are equal, when the numbers of points in each are equal; and that as the proportion of the numbers varies, the proportion of the lines and surfaces is also varyed. But though this answer be just, as well as obvious; yet I may affirm, that this standard of equality is entirely useless, and that it never is from such a comparison we determine objects to be equal or unequal with respect to each other. For as the points, which enter into the composition of any line or surface, whether perceived by the sight or touch, are so minute and so confounded with each other, that it is utterly impossible for the mind to compute their number, such a computation will Never afford us a standard by which we may judge of proportions. No one will ever be able to determine by an exact numeration, that an inch has fewer points than a foot, or a foot fewer than an ell or any greater measure: for which reason we seldom or never consider this as the standard of equality or inequality. | Hay pocos matemáticos que defiendan la hipótesis de los puntos indivisibles, y éstos tienen la respuesta más fácil y exacta para la presente cuestión. Necesitan tan sólo replicar que las líneas o superficies son iguales cuando el número de puntos de cada una es igual al de la otra, y que como la proporción de los números varía, varía también la proporción de las líneas y las superficies. Pero aunque esta respuesta es tan precisa como manifiesta, puedo afirmar que su criterio de igualdad es completamente inútil y que jamás determinamos por una comparación tal que los objetos sean iguales o desiguales con respecto los unos de los otros, pues como los puntos que entran en la composición de una línea o superficie, ya se perciban por la vista o el tacto, son tan diminutos y se confunden tanto los unos con los otros que es totalmente imposible para el espíritu contar su número, 34 una numeración tal jamás nos aportará un criterio para que podamos juzgar de las proporciones. Nadie será capaz de determinar, por una exacta enumeración, que una pulgada tiene cinco puntos más que un pie o un pie cinco menos que un codo, o una medida mayor, por cuya razón rara vez o nunca consideramos esto como el criterio de igualdad o desigualdad. |
As to those, who imagine, that extension is divisible in infinitum, it is impossible they can make use of this answer, or fix the equality of any line or surface by a numeration of its component parts. For since, according to their hypothesis, the least as well as greatest figures contain an infinite number of parts; and since infinite numbers, properly speaking, can neither be equal nor unequal with respect to each other; the equality or inequality of any portions of space can never depend on any proportion in the number of their parts. It is true, it may be said, that the inequality of an ell and a yard consists in the different numbers of the feet, of which they are composed; and that of a foot and a yard in the number of the inches. But as that quantity we call an inch in the one is supposed equal to what we call an inch in the other, and as it is impossible for the mind to find this equality by proceeding in infinitum with these references to inferior quantities: it is evident, that at last we must fix some standard of equality different from an enumeration of the parts. | Igualmente es imposible a los que imaginan que la extensión es divisible al infinito hacer uso de esta respuesta o fijar la igualdad de una línea o superficie por la enumeración de sus partes componentes, pues dado que, según su hipótesis, tanto la más pequeña como la más grande figura contiene un número infinito de partes, y dado que los números infinitos, propiamente hablando, no pueden ser iguales o mayores los unos con respecto de los otros, la igualdad o desigualdad de una porción del espacio no puede jamás depender de una relación del número de sus partes. Es cierto, puede decirse, que la desigualdad de un codo y de una yarda consiste en los diferentes números de pies de los cuales están compuestos, y la de un pie y una yarda, en el número de pulgadas; pero como la cantidad que llamamos una pulgada en la una se supone igual a la que llamamos una pulgada en la otra y es imposible para el espíritu hallar esta igualdad, procediendo en el infinito con esta referencia a cantidades inferiores, es evidente que, por último, debemos fijar algún criterio de igualdad diferente de la enumeración de las partes. |
There are some [See Dr. Barrow′s mathematical lectures.], who pretend, that equality is best defined by congruity, and that any two figures are equal, when upon the placing of one upon the other, all their parts correspond to and touch each other. In order to judge of this definition let us consider, that since equality is a relation, it is not, strictly speaking, a property in the figures themselves, but arises merely from the comparison, which the mind makes betwixt them. If it consists, therefore, in this imaginary application and mutual contact of parts, we must at least have a distinct notion of these parts, and must conceive their contact. Now it is plain, that in this conception we would run up these parts to the greatest minuteness, which can possibly be conceived; since the contact of large parts would never render the figures equal. But the minutest parts we can conceive are mathematical points; and consequently this standard of equality is the same with that derived from the equality of the number of points; which we have already determined to be a just but an useless standard. We must therefore look to some other quarter for a solution of the present difficulty. | Hay algunos que pretenden (9) que la igualdad se define mejor por la congruencia y que dos figuras son iguales cuando colocando la una sobre la otra todas sus partes se corresponden y tocan entre sí. Para juzgar de esta definición consideremos que, puesto que la igualdad es una relación, no es, propiamente hablando, una propiedad de las figuras mismas, sino que surge meramente por la comparación que el espíritu hace entre ellas. Si consiste, por consiguiente, en esta aplicación y contacto mutuo de las partes, imaginario, debemos al menos tener una distinta noción de estas partes y debemos concebir su contacto. Ahora bien; es claro que, según esta concepción, deberíamos recorrer estas partes hasta las más pequeñas que puedan ser concebidas, puesto que el contacto de partes grandes jamás haría iguales a las figuras; pero las partes más diminutas que podemos concebir son los puntos matemáticos y, por consecuencia, el criterio de igualdad es el mismo que hemos derivado de la igualdad del número de puntos que ya determinamos, que era exacto, pero inútil. Por consiguiente, debemos buscar en alguna otra parte, la solución de las dificultades presentes. |
There are many philosophers, who refuse to assign any standard of equality, but assert, that it is sufficient to present two objects, that are equal, in order to give us a just notion of this proportion. All definitions, say they, are fruitless, without the perception of such objects; and where we perceive such objects, we no longer stand in need of any definition. To this reasoning, I entirely agree; and assert, that the only useful notion of equality, or inequality, is derived from the whole united appearance and the comparison of particular objects. | Existen muchos filósofos que rehúsan indicar un criterio de igualdad, pero afirman que es suficiente presentar dos objetos que son iguales para darnos una idea precisa de su relación. Todas las definiciones, dicen, son infecundas sin la percepción de objetos tales, y cuando percibimos objetos tales no necesitamos ninguna definición. Estoy enteramente de acuerdo con este razonamiento y afirmo que la única noción útil de igualdad o desigualdad se deriva de la apariencia total y de la comparación de los objetos particulares. |
It is evident, that the eye, or rather the mind is often able at one view to determine the proportions of bodies, and pronounce them equal to, or greater or less than each other, without examining or comparing the number of their minute parts. Such judgments are not only common, but in many cases certain and infallible. When the measure of a yard and that of a foot are presented, the mind can no more question, that the first is longer than the second, than it can doubt of those principles, which are the most clear and self-evident. | Es evidente que la vista, o más bien el espíritu, es capaz frecuentemente de determinar de un golpe las proporciones de los cuerpos y declararlos iguales, o más grandes o pequeños los unos con respecto de los otros, sin examinar o comparar el número de sus partes diminutas. Juicios tales no sólo son corrientes, sino también en muchos casos infalibles y ciertos. Cuando se presentan la medida de una yarda y la de un pie, el espíritu no pone ya en cuestión más que la primera es más larga que la segunda que puede dudar de los principios que son más claros y evidentes. |
There are therefore three proportions, which the mind distinguishes in the general appearance of its objects, and calls by the names of greater, less and equal. But though its decisions concerning these proportions be sometimes infallible, they are not always so; nor are our judgments of this kind more exempt from doubt and error than those on any other subject. We frequently correct our first opinion by a review and reflection; and pronounce those objects to be equal, which at first we esteemed unequal; and regard an object as less, though before it appeared greater than another. Nor is this the only correction, which these judgments of our senses undergo; but we often discover our error by a juxtaposition of the objects; or where that is impracticable, by the use of some common and invariable measure, which being successively applied to each, informs us of their different proportions. And even this correction is susceptible of a new correction, and of different degrees of exactness, according to the nature of the instrument, by which we measure the bodies, and the care which we employ in the comparison. | Existen, pues, tres relaciones que el espíritu distingue en la aparición general de los objetos y que designa por los nombres de más grande, más pequeño e igual. Sin embargo, aunque sus decisiones con respecto a estas relaciones sean a veces infalibles, no lo son siempre y no se hallan nuestros juicios de este género más exentos de duda y error que los referentes a otro asunto. Corregimos frecuentemente nuestra opinión por la revisión y reflexión y declaramos que son iguales objetos que a primera vista habían sido estimados desiguales, y estimamos un objeto menor aunque antes nos había parecido mayor que otro. No es ésta la única corrección a que se hallan sometidos estos juicios de nuestros sentidos, sino que frecuentemente descubrimos nuestro error por una yuxtaposición de los objetos o cuando es impracticable por el uso de alguna medida común e invariable que, aplicándose sucesivamente a cada uno, nos informa de sus diferentes relaciones. Aun esta corrección es susceptible de una nueva corrección y de diferentes grados de exactitud, según la naturaleza del instrumento por el que medimos los cuerpos y el cuidado que ponemos en la comparación. |
When therefore the mind is accustomed to these judgments and their corrections, and finds that the same proportion which makes two figures have in the eye that appearance, which we call equality, makes them also correspond to each other, and to any common measure, with which they are compared, we form a mixed notion of equality derived both from the looser and stricter methods of comparison. But we are not content with this. For as sound reason convinces us that there are bodies vastly more minute than those, which appear to the senses; and as a false reason would perswade us, that there are bodies infinitely more minute; we clearly perceive, that we are not possessed of any instrument or art of measuring, which can secure us from ill error and uncertainty. We are sensible, that the addition or removal of one of these minute parts, is not discernible either in the appearance or measuring; and as we imagine, that two figures, which were equal before, cannot be equal after this removal or addition, we therefore suppose some imaginary standard of equality, by which the appearances and measuring are exactly corrected, and the figures reduced entirely to that proportion. This standard is plainly imaginary. For as the very idea of equality is that of such a particular appearance corrected by juxtaposition or a common measure. The notion of any correction beyond what we have instruments and art to make, is a mere fiction of the mind, and useless as well as incomprehensible. But though this standard be only imaginary, the fiction however is very natural; nor is anything more usual, than for the mind to proceed after this manner with any action, even after the reason has ceased, which first determined it to begin. This appears very conspicuously with regard to time; where though it is evident we have no exact method of determining the proportions of parts, not even so exact as in extension, yet the various corrections of our measures, and their different degrees of exactness, have given as an obscure and implicit notion of a perfect and entire equality. The case is the same in many other subjects. A musician finding his ear becoming every day more delicate, and correcting himself by reflection and attention, proceeds with the same act of the mind, even when the subject fails him, and entertains a notion of a compleat TIERCE or OCTAVE, without being able to tell whence he derives his standard. A painter forms the same fiction with regard to colours. A mechanic with regard to motion. To the one light and shade; to the other swift and slow are imagined to be capable of an exact comparison and equality beyond the judgments of the senses. | Cuando el espíritu, pues, está acostumbrado a estos juicios y a sus correcciones y halla que la misma relación que hace que dos figuras tengan para la vista la apariencia que llamamos igualdad hace que se correspondan la una a la otra y a una medida común con la que son comparadas, nos formamos una noción mixta de la igualdad derivada a la vez de los métodos interminados y estrictos de comparación. Pero no nos contentamos con esto, pues una sólida razón nos convence de que existen cuerpos que son mucho más diminutos que los que aparecen a nuestros sentidos, y como una falsa razón nos persuadiría de que existen cuerpos infinitamente más diminutos, percibimos claramente que no poseemos ningún instrumento o arte para medir que nos pueda asegurar contra nuestro error e incertidumbre. Nos damos cuenta de que la adición o substracción de una de estas partes diminutas no es discernible ni en la apariencia ni en la medida, y como imaginamos que dos figuras que eran iguales antes no pueden ser iguales después de esta substracción o adición, suponemos imaginariamente algún criterio de igualdad por el que las apariencias y medidas son corregidas exactamente y las figuras reducidas enteramente a esta relación. El criterio es claramente imaginario, pues como la verdadera idea de igualdad es la de una apariencia tal corregida por yuxtaposición o medida común, la noción de una corrección ulterior a la que podemos hacer por tener instrumentos y arte para ello es una mera ficción del espíritu y tan inútil como incomprensible. Pero aunque este criterio sea solamente imaginario, la ficción, sin embargo, es muy natural y no hay nada más natural para el espíritu que proceder de este modo en una acción aun después que la razón que la determinó a comenzarla ha cesado. Esto aparece de un modo muy notable con respecto al tiempo en el que, aunque es evidente que no tenemos un método exacto para determinar las relaciones de las partes ni aun tan exacto como en la extensión, sin embargo, las varias correcciones de nuestras medidas y sus diferentes grados de exactitud nos han dado una noción obscura e implícita de una igualdad perfecta y total. Sucede lo mismo con otros muchos asuntos. Un músico, hallando que su oído se hace cada día más delicado y corrigiéndose a sí mismo con la reflexión y atención, procede con el mismo acto del espíritu, aun cuando el asunto no lo permite, y abriga la idea de una tercera y una octava perfecta sin ser capaz de decir de dónde deriva este criterio. Un pintor se forma la misma ficción con respecto a los colores; un mecánico, con respecto al movimiento. Para el uno, luz y sombra; para el otro, rapidez y lentitud parecen ser capaces de una comparación exacta e igualdad rigurosa más allá de los juicios de los sentidos. |
We may apply the same reasoning to CURVE and RIGHT lines. Nothing is more apparent to the senses, than the distinction betwixt a curve and a right line; nor are there any ideas we more easily form than the ideas of these objects. But however easily we may form these ideas, it is impossible to produce any definition of them, which will fix the precise boundaries betwixt them. When we draw lines upon paper, or any continued surface, there is a certain order, by which the lines run along from one point to another, that they may produce the entire impression of a curve or right line; but this order is perfectly unknown, and nothing is observed but the united appearance. Thus even upon the system of indivisible points, we can only form a distant notion of some unknown standard to these objects. Upon that of infinite divisibility we cannot go even this length; but are reduced meerly to the general appearance, as the rule by which we determine lines to be either curve or right ones. But though we can give no perfect definition of these lines, nor produce any very exact method of distinguishing the one from the other; yet this hinders us not from correcting the first appearance by a more accurate consideration, and by a comparison with some rule, of whose rectitude from repeated trials we have a greater assurance. And it is from these corrections, and by carrying on the same action of the mind, even when its reason fails us, that we form the loose idea of a perfect standard to these figures, without being able to explain or comprehend it. | Podemos aplicar el mismo razonamiento a las líneas curvas y rectas. Nada es más manifiesto para los sentidos que la distinción entre línea recta y curva, y no existen ideas que podamos formarnos más fácilmente que las de estos objetos. Sin embargo, a pesar de que podamos formarnos tan fácilmente estas ideas, es imposible dar una definición de ellas que fije sus límites precisos. Cuando, trazamos líneas sobre un papel o una superficie continua existe un cierto orden, según el cual las líneas pasan de un punto a otro de modo que pueden producir la impresión total de una línea curva, o recta; pero este orden es totalmente desconocido y no es observado más que la apariencia unitaria. Así, aun basándonos en el sistema de los puntos indivisibles, podemos tan sólo formarnos una noción remota de algún criterio desconocido para estos objetos. Basándonos en la noción de la infinita divisibilidad no podemos ir tan lejos, sino que nos hallamos reducidos meramente a la apariencia general como regla por la que determinamos que las líneas son curvas o rectas. Aunque no podemos dar una definición perfecta de estas líneas ni producir un método exacto para distinguir las unas de las otras, esto no nos impide, sin embargo, corregir la primera apariencia por una consideración más exacta y por la comparación con alguna regla de cuya exactitud tenemos una mayor seguridad mediante repetidos ensayos. Partiendo de estas correcciones y progresando con la misma acción del espíritu, aun cuando su razón no existe, nos formamos la idea independiente de un criterio perfecto de estas figuras, sin ser capaces de explicarlo o comprenderlo. |
It is true, mathematicians pretend they give an exact definition of a right line, when they say, it is the shortest way betwixt two points. But in the first place I observe, that this is more properly the discovery of one of the properties of a right line, than a just deflation of it. For I ask any one, if upon mention of a right line he thinks not immediately on such a particular appearance, and if it is not by accident only that he considers this property? A right line can be comprehended alone; but this definition is unintelligible without a comparison with other lines, which we conceive to be more extended. In common life it is established as a maxim, that the straightest way is always the shortest; which would be as absurd as to say, the shortest way is always the shortest, if our idea of a right line was not different from that of the shortest way betwixt two points. | Es cierto que los matemáticos pretenden dar una definición exacta de la línea recta cuando dicen que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos; pero, en primer lugar, observo que esto es más propiamente el descubrimiento de una de las propiedades de la línea recta que una definición de la línea recta. Pues pregunto que si al mencionar la línea recta no se piensa inmediatamente en una tal aparición particular y sí sólo por accidente, ¿no se considera esta propiedad? Una línea recta puede comprenderse por sí sola; pero esta definición es ininteligible sin una comparación con otras líneas que concebimos ser más extensas. En la vida corriente está establecido como una máxima que el camino más derecho es el más corto, lo que sería tan absurdo como decir que el camino más corto es el más corto si nuestra idea de línea recta no fuera diferente del camino más corto entre dos puntos. |
Secondly, I repeat what I have already established, that we have no precise idea of equality and inequality, shorter and longer, more than of a right line or a curve; and consequently that the one can never afford us a perfect standard for the other. An exact idea can never be built on such as are loose and undetermined. | Segundo: repito lo que ya he establecido, a saber: que no tenemos una idea precisa de la igualdad o desigualdad de más corto o más largo que de la línea recta o curva, y, por consecuencia, que lo uno jamás puede proporcionarnos un criterio perfecto para lo otro. Una idea exacta jamás puede construirse sobre otras tan inconexas e indeterminadas. |
The idea of a plain surface is as little susceptible of a precise standard as that of a right line; nor have we any other means of distinguishing such a surface, than its general appearance. It is in vain, that mathematicians represent a plain surface as produced by the flowing of a right line. It will immediately be objected, that our idea of a surface is as independent of this method of forming a surface, as our idea of an ellipse is of that of a cone; that the idea of a right line is no more precise than that of a plain surface; that a right line may flow irregularly, and by that means form a figure quite different from a plane; and that therefore we must suppose it to flow along two right lines, parallel to each other, and on the same plane; which is a description, that explains a thing by itself, and returns in a circle. | La idea de una superficie plana es tan poco susceptible de un criterio preciso como la de línea recta, y no tenemos más medios para distinguir una superficie de este género que su apariencia general. En vano los matemáticos representan una superficie plana como producida por el movimiento de una línea recta. Se objetará en seguida que nuestra idea de superficie es tan independiente de este modo de formar una superficie como nuestra idea de la elipse lo es de la de un cono; que la idea de una línea recta no es más precisa que la de una superficie plana; que una línea recta puede moverse irregularmente y por este medio formar una figura muy diferente de un plano, y que, por consiguiente, debemos suponer que se; mueve a lo largo de dos líneas paralelas entre sí y en el mismo plano, lo que es una descripción que explica una cosa por sí misma y se mueve en un círculo. |
It appears, then, that the ideas which are most essential to geometry, viz. those of equality and inequality, of a right line and a plain surface, are far from being exact and determinate, according to our common method of conceiving them. Not only we are incapable of telling, if the case be in any degree doubtful, when such particular figures are equal; when such a line is a right one, and such a surface a plain one; but we can form no idea of that proportion, or of these figures, which is firm and invariable. Our appeal is still to the weak and fallible judgment, which we make from the appearance of the objects, and correct by a compass or common measure; and if we join the supposition of any farther correction, it is of such-a-one as is either useless or imaginary. In vain should we have recourse to the common topic, and employ the supposition of a deity, whose omnipotence may enable him to form a perfect geometrical figure, and describe a right line without any curve or inflexion. As the ultimate standard of these figures is derived from nothing but the senses and imagination, it is absurd to talk of any perfection beyond what these faculties can judge of; since the true perfection of any thing consists in its conformity to its standard. | Resulta, pues, que las ideas que son más esenciales a la geometría, a saber: las de igualdad y desigualdad de línea recta y superficie plana, se hallan muy lejos de ser exactas y determinadas según nuestro modo común de concebirlas. No solamente somos incapaces de decir, si el caso es dudoso, cuándo figuras particulares son iguales, cuándo una línea es recta y cuándo una superficie es plana, sino que no podemos formarnos una idea de la relación o de estas figuras que sea firme o invariable. Apelamos al juicio débil y falible que pronunciamos acerca de la apariencia de los objetos y lo corregimos por un compás o una medida corriente, y si unimos el supuesto de una corrección ulterior, ésta es de un género tal que resulta inútil o imaginaria. En vano recurriremos al tópico común y emplearemos el supuesto de una divinidad cuya omnipotencia pueda capacitarla para formar una figura geométrica perfecta y trazar una línea recta sin ninguna curva o inflexión. Como el último criterio de estas figuras no se deriva más que de los sentidos y la imaginación, es absurdo hablar de una perfección más allá de lo que estas facultades pueden juzgar, pues la verdadera perfección de algo consiste en su conformidad con su criterio. |
Now since these ideas are so loose and uncertain, I would fain ask any mathematician what infallible assurance he has, not only of the more intricate, and obscure propositions of his science, but of the most vulgar and obvious principles? How can he prove to me, for instance, that two right lines cannot have one common segment? Or that it is impossible to draw more than one right line betwixt any two points? should he tell me, that these opinions are obviously absurd, and repugnant to our clear ideas; I would answer, that I do not deny, where two right lines incline upon each other with a sensible angle, but it is absurd to imagine them to have a common segment. But supposing these two lines to approach at the rate of an inch in twenty leagues, I perceive no absurdity in asserting, that upon their contact they become one. For, I beseech you, by what rule or standard do you judge, when you assert, that the line, in which I have supposed them to concur, cannot make the same right line with those two, that form so small an angle betwixt them? You must surely have some idea of a right line, to which this line does not agree. Do you therefore mean that it takes not the points in the same order and by the same rule, as is peculiar and essential to a right line? If so, I must inform you, that besides that in judging after this manner you allow, that extension is composed of indivisible points (which, perhaps, is more than you intend) besides this, I say, I must inform you, that neither is this the standard from which we form the idea of a right line; nor, if it were, is there any such firmness in our senses or imagination, as to determine when such an order is violated or preserved. The original standard of a right line is in reality nothing but a certain general appearance; and it is evident right lines may be made to concur with each other, and yet correspond to this standard, though corrected by all the means either practicable or imaginable. | Ahora bien; ya que estas ideas son tan inconexas e inciertas, preguntaría gustoso a los matemáticos qué seguridad infalible tienen, no sólo de las más complicadas y obscuras de su ciencia, sino también de los principios más vulgares y corrientes. Por ejemplo: ¿Cómo pueden probarme que dos líneas rectas no tienen un segmento común, o que es imposible trazar más de una línea recta entre dos puntos? Si me dijesen que estas opiniones son manifiestamente absurdas y que repugnan a nuestras ideas claras, respondería que no negaré que cuando dos líneas se inclinan la una sobre la otra formando un ángulo perceptible, es absurdo imaginar que tienen un segmento común; pero si suponemos que estas dos líneas se aproximan a razón de una pulgada cada veinte leguas, no encuentro absurdo alguno en afirmar que después de su contacto se conviertan en una; pues yo ruego se me diga por qué regla o criterio se juzga cuando se afirma que la línea en que he supuesto que se funden no puede formar una línea recta con las dos que forman un ángulo tan pequeño entre ellas. Se debe poseer, seguramente, una idea de la línea recta con la que esta línea no concuerda. Se entiende, por consiguiente, que no toma sus puntos en el mismo orden y según la misma regla que es peculiar y esencial a la línea recta. Si así es, diré que, aparte de que al juzgar de este modo se concede que la extensión está compuesta de puntos indivisibles (lo que es quizá más de lo que se pretende), no es éste el criterio según el que se forma la idea de una línea recta, y que, si lo fuese, no existe una firmeza tal en nuestros sentidos e imaginación que pueda determinar cuándo este orden se halla mantenido o violado. El modelo original de una línea recta no es en realidad mas que una cierta apariencia general, y es evidente que las líneas rectas deben ser obligadas a coincidir unas con otras y a corresponder con su modelo, aunque sean corregidas por todos los medios practicables o imaginables. |
To whatever side mathematicians turn, this dilemma still meets them. If they judge of equality, or any other proportion, by the accurate and exact standard, viz. the enumeration of the minute indivisible parts, they both employ a standard, which is useless in practice, and actually establish the indivisibility of extension, which they endeavour to explode. Or if they employ, as is usual, the inaccurate standard, derived from a comparison of objects, upon their general appearance, corrected by measuring and juxtaposition; their first principles, though certain and infallible, are too coarse to afford any such subtile inferences as they commonly draw from them. The first principles are founded on the imagination and senses: The conclusion, therefore, can never go beyond, much less contradict these faculties. | Sea el que quiera el lado hacia donde los matemáticos dirijan sus miradas, encuentran siempre este dilema. Si juzgan de la igualdad o de alguna otra relación mediante el criterio exacto y preciso, a saber: la enumeración de las partes diminutas e indivisibles, emplean un criterio que es inútil en la práctica y que establece la indivisibilidad de la extensión que tratan de rechazar. Si emplean, como es corriente, el criterio inexacto derivado de la comparación de objetos partiendo de su apariencia general, corregida por la medida y yuxtaposición, sus primeros principios, aunque ciertos e infalibles, son demasiado rudimentarios para proporcionar una inferencia tan sutil como la que comúnmente obtienen de ellos. Los primeros principios se basan en la imaginación y los sentidos; la conclusión, por lo tanto, no puede ir jamás más allá de estas facultades y mucho menos en contra. |
This may open our eyes a little, and let us see, that no geometrical demonstration for the infinite divisibility of extension can have so much force as what we naturally attribute to every argument, which is supported by such magnificent pretensions. At the same time we may learn the reason, why geometry falls of evidence in this single point, while all its other reasonings command our fullest assent and approbation. And indeed it seems more requisite to give the reason of this exception, than to shew, that we really must make such an exception, and regard all the mathematical arguments for infinite divisibility as utterly sophistical. For it is evident, that as no idea of quantity is infinitely divisible, there cannot be imagined a more glaring absurdity, than to endeavour to prove, that quantity itself admits of such a division; and to prove this by means of ideas, which are directly opposite in that particular. And as this absurdity is very glaring in itself, so there is no argument founded on it which is not attended with a new absurdity, and involves not an evident contradiction. | Esto nos debe abrir un poco los ojos y permitirnos ver que ninguna demostración geométrica en favor de la infinita divisibilidad de la extensión puede tener tanta fuerza como naturalmente atribuimos a todo argumento que se basa en pretensiones tan magníficas. Al mismo tiempo podemos enterarnos de la razón de por qué la geometría fracasa en su evidencia con respecto a este punto particular, mientras que todos sus demás razonamientos adquieren nuestro pleno asentimiento y aprobación. De hecho parece más importante dar la razón de esta excepción que mostrar que debemos realmente hacer esta excepción y considerar todos los argumentos en favor de la infinita divisibilidad como totalmente sofisticos; pues es evidente que, como ninguna idea de cantidad es infinitamente divisible, no puede imaginarse mayor absurdo que intentar probar que la cantidad misma admite una división tal y demostrar esto por medio de las ideas que son totalmente opuestas en este particular. Y como este absurdo es patente en sí mismo, no existe ningún argumento que no está fundado sobre él que no vaya acompañado de un nuevo absurdo y que no envuelva una contradicción evidente. |
I might give as instances those arguments for infinite divisibility, which are derived from the point of contact. I know there is no mathematician, who will not refuse to be judged by the diagrams he describes upon paper, these being loose draughts, as he will tell us, and serving only to convey with greater facility certain ideas, which are the true foundation of all our reasoning. This I am satisfyed with, and am willing to rest the controversy merely upon these ideas. I desire therefore our mathematician to form, as accurately as possible, the ideas of a circle and a right line; and I then ask, if upon the conception of their contact he can conceive them as touching in a mathematical point, or if he must necessarily imagine them to concur for some space. Whichever side he chuses, he runs himself into equal difficulties. If he affirms, that in tracing these figures in his imagination, he can imagine them to touch only in a point, he allows the possibility of that idea, and consequently of the thing. If he says, that in his conception of the contact of those lines he must make them concur, he thereby acknowledges the fallacy of geometrical demonstrations, when carryed beyond a certain degree of minuteness; since it is certain he has such demonstrations against the concurrence of a circle and a right line; that is, in other words, he can prove an idea, viz. that of concurrence, to be INCOMPATIBLE with two other ideas, those of a circle and right line; though at the same time he acknowledges these ideas to be inseparable. | Puedo dar como ejemplo de estos argumentos en favor de la divisibilidad infinita los que se derivan del punto de contacto. Sé que no existe matemático alguno que no rechace que se le juzgue por las figuras que traza sobre el papel, siendo éstas, como nos dice, esquemas sueltos y sirviendo sólo para sugerir con mayor facilidad ciertas ideas que son la verdadera fundamentación de nuestro razonamiento. Me satisfago con esto y quiero basarme, en la controversia, meramente sobre estas ideas. Pido, por consiguiente, a nuestro matemático que se forme tan exactamente como le sea posible las ideas de un círculo y de una línea recta, y después le preguntaré si al concebir su contacto puede imaginarlo como tocándose en un punto matemático, o si es necesario pensar que coinciden en algún espacio. Cualquiera que sea la respuesta que elija va a dar a iguales dificultades. Si afirma que trazando estas figuras en su imaginación puede imaginar que se tocan en un punto único, concede la posibilidad de esta idea y, por consecuencia, de la cosa. Si dice que en su concepción del contacto de estas líneas debe hacerlas coincidir, reconoce por esto la falacia de las demostraciones geométricas cuando se llevan más allá de un cierto grado de pequeñez, pues es cierto que él posee una demostración contra la coincidencia del círculo y la línea recta o, en otras palabras, que puede probar una idea, a saber, la de coincidencia, por la incompatibilidad con otras dos ideas, a saber, las del círculo y la línea recta, aunque al mismo tiempo reconoce que estas ideas son inseparables.
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SECT. V. THE SAME SUBJECT CONTINUED. | Sección V Continuación del mismo asunto. |
If the second part of my system be true, that the idea of space or extension is nothing but the idea of visible or tangible points distributed in a certain order; it follows, that we can form no idea of a vacuum, or space, where there is nothing visible or tangible. This gives rise to three objections, which I shall examine together, because the answer I shall give to one is a consequence of that which I shall make use of for the others. | Si la segunda parte de mi sistema es verdadera, a saber: que la idea del espacio o extensión no es más que la idea de los puntos visibles y tangibles, distribuidos en un cierto orden, se sigue que no podemos formarnos idea de un vacío o espacio en que no hay nada visible o tangible. Esto da lugar a tres objeciones que debo examinar juntamente, porque la respuesta que daré a una de ellas es una consecuencia de que haré uso para las otras. |
First, It may be said, that men have disputed for many ages concerning a vacuum and a plenum, without being able to bring the affair to a final decision; and philosophers, even at this day, think themselves at liberty to take part on either side, as their fancy leads them. But whatever foundation there may be for a controversy concerning the things themselves, it may be pretended, that the very dispute is decisive concerning the idea, and that it is impossible men coued so long reason about a vacuum, and either refute or defend it, without having a notion of what they refuted or defended. | Primeramente, puede ser dicho que los hombres han discutido durante varias épocas con respecto a un vacío y a un pleno, sin ser capaces de lograr para este problema una solución final, y que los filósofos aun hoy día piensan tener la libertad de inclinarse de un lado o de otro, según los guía su fantasía. Pero cualquiera que sea el fundamento que pueda existir para la discusión referente a las cosas mismas, puede pretenderse que la misma discusión es decisiva con respecto a la idea y que es imposible que los hombres puedan razonar durante tanto tiempo acerca de un vacío y refutarlo o defenderlo sin tener una noción de lo que refutan o defienden. |
Secondly, If this argument should be contested, the reality or at least the possibility of the idea of a vacuum may be proved by the following reasoning. Every idea is possible, which is a necessary and infallible consequence of such as are possible. Now though we allow the world to be at present a plenum, we may easily conceive it to be deprived of motion; and this idea will certainly be allowed possible. It must also be allowed possible, to conceive the annihilation of any part of matter by the omnipotence of the deity, while the other parts remain at rest. For as every idea, that is distinguishable, is separable by the imagination; and as every idea, that is separable by the imagination, may be conceived to be separately existent; it is evident, that the existence of one particle of matter, no more implies the existence of another, than a square figure in one body implies a square figure in every one. | Segundo: si este argumento no es admitido, la realidad, o al menos la posibilidad de la idea de un vacío puede ser probada por el siguiente razonamiento: Toda idea que es posible es una consecuencia necesaria e infalible de otras que son posibles. Ahora bien; aunque concedemos que el mundo es en el presente un pleno, podemos imaginarlo privado de movimiento, y esta idea se concederá que es ciertamente posible. También debe ser concedido como posible concebir la aniquilación de alguna parte de la materia por la omnipotencia de la divinidad, mientras que otra parte sigue existiendo, pues como toda idea que es distinguible es separable por la imaginación, y como toda idea que es separable por la imaginación puede ser concebida como existiendo separadamente, es evidente que la existencia de una partícula de materia no implica la existencia de otra más que una figura cuadrada en un cuerpo implica una figura cuadrada en otro cualquiera. |
This being granted, I now demand what results from the concurrence of these two possible ideas of rest and annihilation, and what must we conceive to follow upon the annihilation of all the air and subtile matter in the chamber, supposing the walls to remain the same, without any motion or alteration? There are some metaphysicians, who answer, that since matter and extension are the same, the annihilation of one necessarily implies that of the other; and there being now no distance betwixt the walls of the chamber, they touch each other; in the same manner as my hand touches the paper, which is immediately before me. But though this answer be very common, I defy these metaphysicians to conceive the matter according to their hypothesis, or imagine the floor and roof, with all the opposite sides of the chamber, to touch each other, while they continue in rest, and preserve the same position. For how can the two walls, that run from south to north, touch each other, while they touch the opposite ends of two walls, that run from east to west? And how can the floor and roof ever meet, while they are separated by the four walls, that lie in a contrary position? If you change their position, you suppose a motion. If you conceive any thing betwixt them, you suppose a new creation. But keeping strictly to the two ideas of rest and annihilation, it is evident, that the idea, which results from them, is not that of a contact of parts, but something else; which is concluded to be the idea of a vacuum. | Confirmado esto, me pregunto qué resulta para la concurrencia de estas dos ideas posibles de reposo y aniquilación y qué debemos concebir que sigue a la aniquilación de todo el aire y materia sutil en una habitación, suponiendo que las paredes permanecen las mismas sin un movimiento o alteración. Hay algunos metafísicos que responden que, puesto que la materia y la extensión son lo mismo, la aniquilación de la una implica necesariamente la de la otra, y que no existiendo distancia entre los muros del cuarto, se tocaran los unos con los otros de la misma manera que mis manos tocan el papel que se halla inmediatamente delante de mí. Pero aunque esta respuesta rea muy corriente, yo desafío a los metafisicos a que conciban la materia según su hipótesis o imaginen el suelo y el techo con todos los lados opuestos del cuarto tocándose los unos con los otros mientras que continúan en reposo y mantienen la misma posición; pues ¿cómo pueden las dos paredes que van de Sur a Norte tocarse entre sí, mientras que tocan los lados opuestos de las paredes que van de Este a Oeste? Y ¿cómo pueden encontrarse el suelo y el techo mientras que están separados por los cuatro muros que están en posición contraria? Si se cambia su posición, se supone su movimiento. Si se concibe algo entre ellos, se supone una nueva creación. Sin embargo, considerando estrictamente las dos ideas de reposo y aniquilamiento, es evidente que la idea que resulta de ellas no es la del contacto de partes, sino algo distinto, que se deduce que es la idea del vacío. |
The third objection carries the matter still farther, and not only asserts, that the idea of a vacuum is real and possible, but also necessary and unavoidable. This assertion is founded on the motion we observe in bodies, which, it is maintained, would be impossible and inconceivable without a vacuum, into which one body must move in order to make way for another.. I shall not enlarge upon this objection, because it principally belongs to natural philosophy, which lies without our present sphere. | La tercera objeción va aún más lejos, y no sólo afirma que la idea de un vacío es real y posible, sino también necesaria e inevitable. Esta afirmación se funda en el movimiento que observamos en los cuerpos y que se dice sería imposible e inconcebible sin el vacío en el que los cuerpos deben moverse para hacerse camino los unos a los otros. No debo extenderme sobre esta objeción, porque principalmente corresponde a la filosofia natural que se halla fuera de nuestra esfera presente. |
In order to answer these objections, we must take the matter pretty deep, and consider the nature and origin of several ideas, lest we dispute without understanding perfectly the subject of the controversy. It is evident the idea of darkness is no positive idea, but merely the negation of light, or more properly speaking, of coloured and visible objects. A man, who enjoys his sight, receives no other perception from turning his eyes on every side, when entirely deprived of light, than what is common to him with one born blind; and it is certain such-a-one has no idea either of light or darkness. The consequence of this is, that it is not from the mere removal of visible objects we receive the impression of extension without matter; and that the idea of utter darkness can never be the same with that of vacuum. | Para responder a estas objeciones debemos penetrar muy profundamente en el asunto y considerar la naturaleza y origen de varias ideas, a fin de que no discutamos sin darnos cuenta perfectamente del tema de la controversia. Es evidente que la idea de la obscuridad no es una idea positiva, sino meramente una negación de la luz o, más propiamente hablando, de los objetos coloreados y visibles. Un hombre que disfrute de su vista no obtiene ninguna otra percepción, al dirigir sus ojos en todos sentidos cuando la luz falta enteramente, que la que le es común con un ciego de nacimiento, y es cierto que un ciego tal no tiene ni la idea de la luz ni la de la obscuridad. Consecuencia de esto es que no obtenemos la impresión de la extensión sin materia por la mera supresión de objetos sensibles y que la ideala obscuridad total no puede ser idéntica a la del vacío. |
Suppose again a man to be supported in the air, and to be softly conveyed along by some invisible power; it is evident he is sensible of nothing, and never receives the idea of extension, nor indeed any idea, from this invariable motion. Even supposing he moves his limbs to and fro, this cannot convey to him that idea. He feels in that case a certain sensation or impression, the parts of which are successive to each other, and may give him the idea of time: But certainly are not disposed in such a manner, as is necessary to convey the idea of space or the idea of space or extension. | Supóngase de nuevo que un hombre se halla mantenido en el aire y llevado a través de él suavemente por alguna fuerza invisible; es evidente que no es sensible a ninguna cosa y jamás percibirá la idea de la extensión, ni de hecho ninguna idea, por su movimiento invariable. Aun suponiendo que mueve sus miembros de acá y allá, no puede esto sugerirle dicha idea. Siente en este caso una cierta sensación o impresión, cuyas partes son sucesivas, y puede darle la idea del tiempo, pero no puede ser dispuesta, ciertamente, de una manera tal que despierte necesariamente la idea del espacio o extensión. |
Since then it appears, that darkness and motion, with the utter removal of every thing visible and tangible, can never give us the idea of extension without matter, or of a vacuum; the next question is, whether they can convey this idea, when mixed with something visible and tangible? | Así, pues, si resulta que la obscuridad y movimiento, con la supresión total de todo lo visible y tangible, no puede darnos jamás la idea de la extensión sin materia o de un vacío, se presenta la cuestión inmediata si puede sugerir esta idea cuando se combina con algo visible o tangible. |
It is commonly allowed by philosophers, that all bodies, which discover themselves to the eye, appear as if painted on a plain surface, and that their different degrees of remoteness from ourselves are discovered more by reason than by the senses. When I hold up my hand before me, and spread my fingers, they are separated as perfectly by the blue colour of the firmament, as they coued be by any visible object, which I coued place betwixt them. In order, therefore, to know whether the sight can convey the impression and idea of a vacuum, we must suppose, that amidst an entire darkness, there are luminous bodies presented to us, whose light discovers only these bodies themselves, without giving us any impression of the surrounding objects. | Se concede corrientemente por los filósofos que todos los cuerpos que aparecen a la vista aparecen como pintados sobre una superficie plana y que sus diferentes grados de lejanía, con respecto a nosotros, se descubren más por la razón que por nuestros sentidos. Cuando tengo mi mano ante mi y separe mis dedos, éstos se hallan perfectamente separados por el color azul del firmamento como podrían serlo por un objeto visible que colocase entre ellos. Por consiguiente, para saber si la vista puede despertar la impresión e idea de un vacío, debemos suponer que en la total obscuridad existirán cuerpos luminosos cuya luz, al estarnos presente, descubre tan sólo estos cuerpos sin darnos la impresión de objetos que los rodean. |
We must form a parallel supposition concerning the objects of our feeling. It is not proper to suppose a perfect removal of all tangible objects: we must allow something to be perceived by the feeling; and after an interval and motion of the hand or other organ of sensation, another object of the touch to be met with; and upon leaving that, another; and so on, as often as we please. The question is, whether these intervals do not afford us the idea of extension without body? | Debemos formar un supuesto paralelo referente a los objetos de nuestro tacto. No es apropiado suponer una supresión total de todos los objetos tangibles; debemos conceder que algo se percibe por el tacto, y después de un intervalo o movimiento de la mano o de otro órgano de la sensación, otro objeto del tacto viene a encontrarse, y al abandonar éste, otro, y así sucesivamente del modo que nos plazca. La cuestión es si estos intervalos nos proporcionan la idea de la extensión sin cuerpos. |
To begin with the first case; it is evident, that when only two luminous bodies appear to the eye, we can perceive, whether they be conjoined or separate: whether they be separated by a great or small distance; and if this distance varies, we can perceive its increase or diminution, with the motion of the bodies. But as the distance is not in this case any thing coloured or visible, it may be thought that there is here a vacuum or pure extension, not only intelligible to the mind, but obvious to the very senses. | Comenzando con el primer caso, es evidente que sólo cuando dos cuerpos luminosos aparecen a la vista podemos percibir si se hallan unidos o separados, si están separados por una distancia mayor o menor, y si esta distancia varía, podemos percibir su aumento y disminución que acompaña al movimiento de los cuerpos. Sin embargo, como la distancia no es en este caso algo coloreado o visible, puede pensarse que existe aquí un vacío o extensión pura, no sólo inteligible para el espíritu, sino manifiesta para los sentidos. |
This is our natural and most familiar way of thinking; but which we shall learn to correct by a little reflection. We may observe, that when two bodies present themselves, where there was formerly an entire darkness, the only change, that is discoverable, is in the appearance of these two objects, and that all the rest continues to be as before, a perfect negation of light, and of every coloured or visible object. This is not only true of what may be said to be remote from these bodies, but also of the very distance; which is interposed betwixt them; that being nothing but darkness, or the negation of light; without parts, without composition, invariable and indivisible. Now since this distance causes no perception different from what a blind man receives from his eyes, or what is conveyed to us in the darkest night, it must partake of the same properties: And as blindness and darkness afford us no ideas of extension, it is impossible that the dark and undistinguishable distance betwixt two bodies can ever produce that idea. | Este es nuestro modo natural y más corriente de pensar, pero que aprenderemos a corregir por una pequeña reflexión. Podemos observar que, cuando dos cuerpos se presentan donde existía primeramente una obscuridad completa, el único cambio que puede descubrirse es la apariencia de estos dos objetos y que todo lo demás continúa como antes: una negación total de la luz y de todos los objetos coloreados o visibles. No es esto sólo cierto de lo que puede decirse que se halla remoto a estos cuerpos, sino también de la distancia misma que se halla interpuesta entre ellos, que no es más que obscuridad o negación de la luz sin partes, sin composición, invariable e indivisible. Ahora bien; ya que esta distancia no produce una percepción diferente de la que un ciego puede obtener de sus ojos o de la que poseemos en la noche más obscura, debe participar de las mismas propiedades, y como la ceguera y la obscuridad no nos proporcionan ideas de la extensión, es imposible que la distancia obscura e indistinguible entre dos cuerpos pueda producir esta idea. |
The sole difference betwixt an absolute darkness and the appearance of two or more visible luminous objects consists, as I said, in the objects themselves, and in the manner they affect our senses. The angles, which the rays of light flowing from them, form with each other; the motion that is required in the eye, in its passage from one to the other; and the different parts of the organs, which are affected by them; these produce the only perceptions, from which we can judge of the distance. But as these perceptions are each of them simple and indivisible, they can never give us the idea of extension. | La única diferencia entre la obscuridad absoluta y la apariencia de dos objetos luminosos, más o menos visibles, consiste, como he dicho, en los objetos mismos y en la manera como afectan a nuestros sentidos. Los ángulos que los rayos de luz provenientes de ellos forman entre sí, el movimiento que es requerido en los ojos para pasar del uno al otro y las diferentes partes del órgano que son afectadas por ellos producen tan sólo las percepciones por las que podemos juzgar de la distancia. Como estas percepciones son simples e indivisibles, no pueden darnos jamás la idea de la extensión. |
We may illustrate this by considering the sense of feeling, and the imaginary distance or interval interposed betwixt tangible or solid objects. I suppose two cases, viz. that of a man supported in the air, and moving his limbs to and fro, without meeting any thing tangible; and that of a man, who feeling something tangible, leaves it, and after a motion, of which he is sensible, perceives another tangible object; and I then ask, wherein consists the difference betwixt these two cases? No one will make any scruple to affirm, that it consists meerly in the perceiving those objects, and that the sensation, which arises from the motion, is in both cases the same: And as that sensation is not capable of conveying to us an idea of extension, when unaccompanyed with some other perception, it can no more give us that idea, when mixed with the impressions of tangible objects; since that mixture produces no alteration upon it. | Podemos ilustrar esto considerando el sentido del tacto y la distancia o intervalo imaginario interpuesto entre objetos tangibles o sólidos. Supongo dos casos, a saber: el de un hombre suspendido en el aire y moviendo sus miembros de aquí allá sin tropezar con nada tangible y el de un hombre que, tocando algo tangible, lo deja y después de un movimiento que él experimenta percibe otro objeto tangible. Yo me pregunto en qué consiste la diferencia entre estos dos casos. Nadie sentirá un escrúpulo en afirmar que consiste meramente en la percepción de estos objetos y que la sensación que surge del movimiento es, en los dos casos, la misma, y como esta sensación no es capaz de sugerirnos una idea de extensión cuando no va acompasada de alguna otra percepción, no puede procurarnos tampoco esta idea cuando va combinada con las impresiones de los objetos tangibles, ya que la mezcla no produce alteración en ella. |
But though motion and darkness, either alone, or attended with tangible and visible objects, convey no idea of a vacuum or extension without matter, yet they are the causes why we falsly imagine we can form such an idea. For there is a close relation betwixt that motion and darkness, and a real extension, or composition of visible and tangible objects. | Aunque el movimiento y la obscuridad ni por sí ni acompañados de objetos visibles y tangibles producen la idea de un vacío o extensión sin materia, son, sin embargo, las causas de por qué imaginamos falsamente podernos formar una idea semejante, pues existe una estrecha relación entre este movimiento y obscuridad y una extensión real o composición de objetos visibles o tangibles. |
First, We may observe, that two visible objects appearing in the midst of utter darkness, affect the senses in the same manner, and form the same angle by the rays, which flow from them, and meet in the eye, as if the distance betwixt them were find with visible objects, that give us a true idea of extension. The sensation of motion is likewise the same, when there is nothing tangible interposed betwixt two bodies, as when we feel a compounded body, whose different parts are placed beyond each other. | Primeramente, podemos observar que dos objetos visibles que aparecen en medio de la obscuridad total afectan a los sentidos; de la misma manera forman el mismo ángulo por los rayos que provienen de aquéllos e impresionan la vista del mismo modo que si la distancia entre ellos se hallase llena de objetos visibles que nos diesen una verdadera idea de la extensión. La sensación de movimiento es igualmente la misma cuando no existe 42 nada tangible interpuesto entre los dos cuerpos que cuando tocamos un cuerpo compuesto, cuyas diferentes partes se hallan situadas las unas detrás de las otras. |
Secondly, We find by experience, that two bodies, which are so placed as to affect the senses in the same manner with two others, that have a certain extent of visible objects interposed betwixt them, are capable of receiving the same extent, without any sensible impulse or penetration, and without any change on that angle, under which they appear to the senses. In like manner, where there is one object, which we cannot feel after another without an interval, and the perceiving of that sensation we call motion in our hand or organ of sensation; experience shews us, that it is possible the same object may be felt with the same sensation of motion, along with the interposed impression of solid and tangible objects, attending the sensation. That is, in other words, an invisible and intangible distance may be converted into a visible and tangible one, without any change on the distant objects. | Segundo: hallamos por experiencia que dos cuerpos que se hallan colocados de manera que impresionan los sentidos del mismo modo que otros dos que tienen una extensión de objetos visibles interpuestos entre ellos son capaces de admitir la mis ma extensión sin un impulso sensible o penetración y sin cambio alguno del ángulo bajo el cual aparecen a nuestros sentidos. De igual modo, cuando existe un objeto que no podemos tocar después de otro sin un intervalo y la percepción de la sensación que llamamos movimiento en nuestra mano u órgano de la sensación, la experiencia nos muestra que es posible que el mismo objeto pueda ser sentido con la misma sensación de movimiento, acompañado de una impresión interpuesta de un objeto sólido y tangible que acompaña a la sensación. Esto es, en otras palabras: una distancia invisible e intangible puede convertirse en una visible y tangible sin ningún cambio en los objetos distantes. |
Thirdly, We may observe, as another relation betwixt these two kinds of distance, that they have nearly the same effects on every natural phaenomenon. For as all qualities, such as heat, cold, light, attraction, &c. diminish in proportion to the distance; there is but little difference observed, whether this distance be marled out by compounded and sensible objects, or be known only by the manner, in which the distant objects affect the senses. | Tercero: podemos observar, como otra relación entre estos dos géneros de distancia, que tienen casi los mismos efectos sobre todo fenómeno natural. Pues como todas las cualidades, como calor, frío, luz, atracción, etc., disminuyen en proporción de la distancia, se observa una diferencia muy pequeña entre que la distancia sea conocida por objetos compuestos y sensibles y sea conocida por el modo en que dos objetos distantes afectan a los sentidos. |
Here then are three relations betwixt that distance, which conveys the idea of extension, and that other, which is not filled with any coloured or solid object. The distant objects affect the senses in the same manner, whether separated by the one distance or the other; the second species of distance is found capable of receiving the first; and they both equally diminish the force of every quality. | Aquí, pues, hay tres relaciones entre esta distancia que sugiere la idea de la extensión y la que no se halla llena con objetos coloreados o sólidos. Los objetos distantes afectan a los sentidos del mismo modo, ya estén separados por una distan cia u otra; la segunda especie de distancia se halla que es capaz de admitir la primera, y ambas disminuyen igualmente la fuerza de toda cualidad. |
These relations betwixt the two kinds of distance will afford us an easy reason, why the one has so often been taken for the other, and why we imagine we have an idea of extension without the idea of any object either of the sight or feeling. For we may establish it as a general maxim in this science of human nature, that wherever there is a close relation betwixt two ideas, the mind is very apt to mistake them, and in all its discourses and reasonings to use the one for the other. This phaenomenon occurs on so many occasions, and is of such consequence, that I cannot forbear stopping a moment to examine its causes. I shall only premise, that we must distinguish exactly betwixt the phaenomenon itself, and the causes, which I shall assign for it; and must not imagine from any uncertainty in the latter, that the former is also uncertain. The phaenomenon may be real, though my explication be chimerical. The falshood of the one is no consequence of that of the other; though at the same time we may observe, that it is very natural for us to draw such a consequence; which is an evident instance of that very principle, which I endeavour to explain. | Estas relaciones entre los dos géneros de distancia nos proporcionarán una razón fácil de por qué se las ha tomado tan frecuentemente la una por la otra y de por qué imaginamos que tenemos una idea de extensión sin la idea de un objeto, ya sea de la vista o del tacto. Pues podemos establecer como una máxima general en esta ciencia de la naturaleza humana que siempre que existe una íntima relación entre dos ideas el espíritu es muy propenso a equivocarse y a tomar en todos sus discursos y razonamientos la una por la otra. Este fenómeno ocurre en tantas ocasiones y es de una consecuencia tal, que no puedo por menos de detenerme un momento para examinar sus causas. Estableceré de antemano tan sólo que debemos distinguir exactamente entre el fenómeno mismo y las causas que le asignaremos, y no debemos imaginar por la incertidumbre de las últimas que el primero es también incierto. El fenómeno puede ser real aunque mi explicación sea quimérica. La falsedad de la una no es la consecuencia de la de la otra, aunque al mismo tiempo podemos observar que es muy natural para nosotros sacar una consecuencia tal; lo que es un ejemplo evidente del mismo principio que intento explicar. |
When I received the relations of resemblance, contiguity and causation, as principles of union among ideas, without examining into their causes, it was more in prosecution of my first maxim, that we must in the end rest contented with experience, than for want of something specious and plausible, which I might have displayed on that subject. It would have been easy to have made an imaginary dissection of the brain, and have shewn, why upon our conception of any idea, the animal spirits run into all the contiguous traces, and rouze up the other ideas, that are related to it. But though I have neglected any advantage, which I might have drawn from this topic in explaining the relations of ideas, I am afraid I must here have recourse to it, in order to account for the mistakes that arise from these relations. I shall therefore observe, that as the mind is endowed with a power of exciting any idea it pleases; whenever it dispatches the spirits into that region of the brain, in which the idea is placed; these spirits always excite the idea, when they run precisely into the proper traces, and rummage that cell, which belongs to the idea. But as their motion is seldom direct, and naturally turns a little to the one side or the other; for this reason the animal spirits, falling into the contiguous traces, present other related ideas in lieu of that, which the mind desired at first to survey. This change we are not always sensible of; but continuing still the same train of thought, make use of the related idea, which is presented to us, and employ it in our reasoning, as if it were the same with what we demanded. This is the cause of many mistakes and sophisms in philosophy; as will naturally be imagined, and as it would be easy to show, if there was occasion. | Cuando he admitido las relaciones de semejanza, contigÜidad y causalidad como principios de unión de las ideas, sin examinar sus causas hice esto, más siguiendo mi primera máxima de que en último término debemos contentarnos con la experiencia que por falta de alguna causa especiosa y plausible que pudiera haber aplicado a este asunto. Hubiera sido fácil hacer una disección imaginaria del cerebro y mostrar por qué en nuestra concepción de una idea los espíritus animales recorren todas las huellas contiguas y hacen surgir las otras ideas relacionadas con ellas. Pero aunque haya descuidado la ventaja que pudiese haber sacado de este tópico para explicar las relaciones de las ideas, temo tener que recurrir a él aquí para explicar los errores que surgen de esta relación. Por consiguiente, observaré que, como la mente se halla dotada de la facultad de despertar la idea que le place, siempre que remite los espíritus a la región del cerebro en la que esta idea está colocada, los espíritus despiertan siempre esta idea cuando corren precisamente por las propias huellas y agitan la célula que corresponde a la idea. Mas como su movimiento es rara vez directo y se inclina, naturalmente, a un lado u otro, los espíritus animales van a dar por esta razón a las huellas contiguas y presentan otras ideas relacionadas en lugar de la que el espíritu deseaba considerar en un principio. No somos siempre sensibles a este cambio, sino que, continuando en la misma dirección del pensar, hacemos uso de la idea relacionada que se nos presenta y la empleamos en nuestro razonamiento como si fuese la misma que exigíamos primero. Esta es la causa de muchos errores y sofismas en filosofía, como se imaginará naturalmente y como sería fácil mostrar si fuese ocasión aquí. |
Of the three relations above-mentioned that of resemblance is the most fertile source of error; and indeed there are few mistakes in reasoning, which do not borrow largely from that origin. Resembling ideas are not only related together, but the actions of the mind, which we employ in considering them, are so little different, that we are not able to distinguish them. This last circumstance is of great consequence, and we may in general observe, that wherever the actions of the mind in forming any two ideas are the same or resembling, we are very apt to confound these ideas, and take the one for the other. Of this we shall see many instances in the progress of this treatise. But though resemblance be the relation, which most readily produces a mistake in ideas, yet the others of causation and contiguity may also concur in the same influence. We might produce the figures of poets and orators, as sufficient proofs of this, were it as usual, as it is reasonable, in metaphysical subjects to draw our arguments from that quarter. But lest metaphysicians should esteem this below their dignity, I shall borrow a proof from an observation, which may be made on most of their own discourses, viz. that it is usual for men to use words for ideas, and to talk instead of thinking in their reasonings. We use words for ideas, because they are commonly so closely connected that the mind easily mistakes them. And this likewise is the reason, why we substitute the idea of a distance, which is not considered either as visible or tangible, in the room of extension, which is nothing but a composition of visible or tangible points disposed in a certain order. In causing this mistake there concur both the relations of causation and resemblance. As the first species of distance is found to be convertible into the second, it is in this respect a kind of cause; and the similarity of their manner of affecting the senses, and diminishing every quality, forms the relation of resemblance. | De las tres relaciones arriba mencionadas, la de semejanza es la fuente más abundante de error, y de hecho existen pocas equivocaciones en nuestro razonamiento que no tomen su origen de ella. Las ideas semejantes no sólo se hallan relacionadas entre sí, sino que las acciones del espíritu que empleamos en su consideración son tan poco diferentes que no somos capaces de distinguirlas. Esta última circunstancia es de gran importancia, y podemos observar en general que siempre que las acciones del espíritu para formar dos ideas sor las mismas o parecidas nos hallamos inclinados a confundir estas ideas y a tomar las unas por las otras. De esto veremos muchos casos en el curso de este tratado. Sin embargo, aunque la semejanza sea la relación que produce más fácilmente equivocaciones en las ideas, las otras, de causalidad y contigÜidad, pueden concurrir a producir el mismo influjo. Podemos presentar las figuras de los poetas y oradores como pruebas suficientes de esto si en los asuntos de metafísica fuera tan usual como lo es razonable tomar argumentos de esta esfera; pero temiendo que los metafísicos no estimen esto digno de su categoria, sacaré una prueba de una observación que puede ser hecha en los más de sus propios discursos, a saber: que es usual entre los hombres usar palabras en lugar de ideas y hablar en lugar de pensar en su razonamiento. Usamos palabras en lugar de ideas, porque se hallan comúnmente tan estrechamente enlazadas que el espíritu con facilidad toma las unas por las otras. Y esto es igualmente la razón de por qué ponemos la idea de una distancia que no se considera visible o tangible en lugar de la extensión, que no es más que una composición de puntos visibles o tangibles dispuestos en un cierto orden. A producir esta equivocación concurren las dos relaciones de causalidad y semejanza. El hallar que la primera especie de distancia puede convertirse en la segunda es en este respecto un género de causalidad, y la semejanza en su manera de afectar a los sentidos y disminuir toda cualidad forma la relación de semejanza. |
After this chain of reasoning and explication of my principles, I am now prepared to answer all the objections that have been offered, whether derived from metaphysics or mechanics. The frequent disputes concerning a vacuum, or extension without matter prove not the reality of the idea, upon which the dispute turns; there being nothing more common, than to see men deceive themselves in this particular; especially when by means of any close relation, there is another idea presented, which may be the occasion of their mistake. | Después de este razonamiento y explicación de mis principios me hallo preparado para responder a todas las objeciones que han sido hechas, ya derivadas de la metafísica, ya de la mecánica. Las disputas frecuentes concernientes al vacío o ex tensión sin materia no prueban la realidad de la idea en torno de la cual gira la discusión, no habiendo cosa más corriente que ver a los hombres engañarse en este respecto, especialmente cuando por medio de una estrecha relación se presenta otra idea que puede dar lugar a su error. |
We may make almost the same answer to the second objection, derived from the conjunction of the ideas of rest and annihilation. When every thing is annihilated in the chamber, and the walls continue immoveable, the chamber must be conceived much in the same manner as at present, when the air that fills it, is not an object of the senses. This annihilation leaves to the eye, that fictitious distance, which is discovered by the different parts of the organ, that are affected, and by the degrees of light and shade;—and to the feeling, that which consists in a sensation of motion in the hand, or other member of the body. In vain should we. search any farther. On whichever side we turn this subject, we shall find that these are the only impressions such an object can produce after the supposed annihilation; and it has already been remarked, that impressions can give rise to no ideas, but to such as resemble them. | 44 Podemos dar casi la misma respuesta a la segunda objeción derivada de la unión de las ideas de reposo y aniquilamiento. Cuando todo ha sido aniquilado en la habitación y las paredes continúan inmóviles, la habitación debe ser concebida de la misma manera que cuando el aire que la llena no es un objeto de los sentidos. Este aniquilamiento proporciona a la vista la distancia ficticia que se descubre por las diferentes partes del órgano que son afectadas y por los grados de luz y sombra, y al tacto, aquello que consiste en una sensación de movimiento en la mano o en otro miembro del cuerpo. En vano buscaremos algo más. De cualquier lado que consideremos este asunto, hallaremos que éstas son las únicas impresiones que un objeto puede producir después de su supuesto aniquilamiento, y ya se ha hecho notar que las impresiones no pueden dar origen más que a ideas que se les asemejan. |
Since a body interposed betwixt two others may be supposed to be annihilated, without producing any change upon such as lie on each hand of it, it is easily conceived, how it may be created anew, and yet produce as little alteration. Now the motion of a body has much the same effect as its creation. The distant bodies are no more affected in the one case, than in the other. This suffices to satisfy the imagination, and proves there is no repugnance in such a motion. Afterwards experience comes in play to persuade us that two bodies, situated in the manner above-described, have really such a capacity of receiving body betwixt them, and that there is no obstacle to the conversion of the invisible and intangible distance into one that is visible and tangible. However natural that conversion may seem, we cannot be sure it is practicable, before we have had experience of it. | Puesto que un cuerpo interpuesto entre otros dos puede suponerse que es aniquilado sin producir un cambio en los que se hallan a cada lado de él, se concibe fácilmente que puede ser creado de nuevo y producir una alteración igualmente insignificante. Ahora bien; el movimiento de un cuerpo tiene el mismo efecto que su creación. Los cuerpos distantes no son más afectados en un caso que en otro. Esto basta para convencer nuestra imaginación y probar que no existe repugnancia a este movimiento. Después, la experiencia interviene para persuadirnos de que dos cuerpos situados de la manera antes descrita tienen realmente la capacidad de recibir cuerpos entre ellos y de que no existe obstáculo para la conversión de la distancia invisible e intangible en la distancia visible y tangible. Tan natural como esta conversión pueda parecer, no podemos estar seguros de que es practicable antes de que tengamos experiencia de ella. |
Thus I seem to have answered the three objections above-mentioned; though at the same time I am sensible, that few will be satisfyed with these answers, but will immediately propose new objections and difficulties. It will probably be said, that my reasoning makes nothing to the matter in hands and that I explain only the manner in which objects affect the senses, without endeavouring to account for their real nature and operations. Though there be nothing visible or tangible interposed betwixt two bodies, yet we find BY EXPERIENCE, that the bodies may be placed in the same manner, with regard to the eye, and require the same motion of the hand in passing from one to the other, as if divided by something visible and tangible. This invisible and intangible distance is also found by experience to contain a capacity of receiving body, or of becoming visible and tangible. Here is the whole of my system; and in no part of it have I endeavoured to explain the cause, which separates bodies after this manner, and gives them a capacity of receiving others betwixt them, without any impulse or penetration. | Así, me parece que he respondido a las tres objeciones antes mencionadas, aunque al mismo tiempo me doy cuenta de que pocos se satisfarán con estas respuestas, sino que propondrán inmediatamente nuevas objeciones y dificultades. Se me dirá, probablemente, que mi razonamiento no se ocupa de la materia real y que explico solamente el modo como los objetos afectan a los sentidos, sin tratar de dar razón de su naturaleza y operaciones reales. Aunque no haya nada visible o tangible interpuesto entre dos cuerpos, hallamos por experiencia que los cuerpos pueden ser colocados del mismo modo con respecto a nuestra vista y que se requiere el mismo movimiento de la mano para pasar del uno al otro que si se hallasen separados por algo visible y tangible. Esta distancia invisible e intangible se halla también por experiencia que posee la capacidad de admitir cuerpos o de hacerse visible y tangible. He aquí la totalidad de mi sistema, y en ninguna parte de él he tratado de explicar las causas que separan los cuerpos de esta- manera y les conceden la capacidad de admitir otros entre ellos sin un impulso o penetración. |
I answer this objection, by pleading guilty, and by confessing that my intention never was to penetrate into the nature of bodies, or explain the secret causes of their operations. For besides that this belongs not to my present purpose, I am afraid, that such an enterprise is beyond the reach of human understanding, and that we can never pretend to know body otherwise than by those external properties, which discover themselves to the senses. As to those who attempt any thing farther, I cannot approve of their ambition, till I see, in some one instance at least, that they have met with success. But at present I content myself with knowing perfectly the manner in which objects affect my senses, and their connections with each other, as far as experience informs me of them. This suffices for the conduct of life; and this also suffices for my philosophy, which pretends only to explain the nature and causes of our perceptions, or impressions and ideas [FN 4. As long as we confine our speculations to the appearances of objects to our senses, without entering into disquisitions concerning their real nature and operations, we are safe from all difficulties, and can never be embarrassed by any question. Thus, if it be asked, if the invisible and intangible distance, interposed betwixt two objects, be something or nothing: It is easy to answer, that it is SOMETHING, VIZ. a property of the objects, which affect the SENSES after such a particular manner. If it be asked whether two objects, having such a distance betwixt them, touch or not: it may be answered, that this depends upon the definition of the word, TOUCH. If objects be said to touch, when there is nothing SENSIBLE interposed betwixt them, these objects touch: it objects be said to touch, when their IMAGES strike contiguous parts of the eye, and when the hand FEELS both objects successively, without any interposed motion, these objects do not touch. The appearances of objects to our senses are all consistent; and no difficulties can ever arise, but from the obscurity of the terms we make use of. If we carry our enquiry beyond the appearances of objects to the senses, I am afraid, that most of our conclusions will be full of scepticism and uncertainty. Thus if it be asked, whether or not the invisible and intangible distance be always full of body, or of something that by an improvement of our organs might become visible or tangible, I must acknowledge, that I find no very decisive arguments on either side; though I am inclined to the contrary opinion, as being more suitable to vulgar and popular notions. If THE NEWTONIAN philosophy be rightly understood, it will be found to mean no more. A vacuum is asserted: That is, bodies are said to be placed after such a manner, is to receive bodies betwixt them, without impulsion or penetration. The real nature of this position of bodies is unknown. We are only acquainted with its effects on the senses, and its power of receiving body. Nothing is more suitable to that philosophy, than a modest scepticism to a certain degree, and a fair confession of ignorance in subjects, that exceed all human capacity.] | Respondo a esta objeción declarándome culpable y confesando que mi intención no fue jamás penetrar en la naturaleza de los cuerpos o explicar las causas secretas de sus actividades; pues, además de que esto no pertenece a mi propósito presente, temo mucho que sea una empresa que vaya más allá del alcance del entendimiento humano y que nosotros no podamos jamás pretender conocer otra cosa más que las propiedades externas de éstas que se presentan a los sentidos. En cuanto a los que intentan algo más, diré que no puedo aprobar su ambición mientras no vea, en algún caso por lo menos, que han logrado un éxito. En el presente me contento con conocer perfectamente la manera según la que los objetos afectan mis sentidos y sus conexiones recíprocas, en tanto que la experiencia me informa acerca de ello. Esto es suficiente para la conducta de la vida, y esto también basta para mi filosofía, que pretende tan sólo, explicar la naturaleza y causas de nuestras percepciones o impresiones e ideas (10). |
I shall conclude this subject of extension with a paradox, which will easily be explained from the foregoing reasoning. This paradox is, that if you are pleased to give to the in-visible and intangible distance, or in other words, to the capacity of becoming a visible and tangible distance, the name of a vacuum, extension and matter are the same, and yet there is a vacuum. If you will not give it that name, motion is possible in a plenum, without any impulse in infinitum, without returning in a circle, and without penetration. But however we may express ourselves, we must always confess, that we have no idea of any real extension without filling it with sensible objects, and conceiving its parts as visible or tangible. | Concluiré este asunto relativo a la extensión con una paradoja que se explicará fácilmente por el razonamiento que precede. Esta paradoja es que si se quiere conceder a la distancia invisible e intangible, o, en otras palabras, a la capacidad de llegar a ser una distancia visible y tangible, el nombre de vacío la extensión y la materia son lo mismo y sin embargo existe un vacío. Si no se quiere concederle este nombre, el movimiento es posible en un espacio pleno sin un impulso, en infinito, sin volver en un círculo y sin penetración. De cualquier modo que podamos expresarnos, debemos siempre confesar que no poseemos una idea de la extensión real sin llenarla de objetos sensibles y concebir sus partes como visibles o tangibles. |
As to the doctrine, that time is nothing but the manner, in which some real objects exist; we may observe, that it is liable to the same objections as the similar doctrine with regard to extension. If it be a sufficient proof, that we have the idea of a vacuum, because we dispute and reason concerning it; we must for the same reason have the idea of time without any changeable existence; since there is no subject of dispute more frequent and common. But that we really have no such idea, is certain. For whence should it be derived? Does it arise from an impression of sensation or of reflection? Point it out distinctly to us, that we may know its nature and qualities. But if you cannot point out any such impression, you may be certain you are mistaken, when you imagine you have any such idea. | En cuanto a la doctrina de que el tiempo no es sino el modo según el que existen los objetos reales, podemos observar que se halla sometida a las mismas objeciones que la doctrina similar referente a la extensión. Si es una prueba suficiente de que tengamos la idea de un vacío el que discutimos y razonamos acerca de ella, debemos por la misma razón tener la idea de tiempo sin una existencia mudable, pues no hay asunto de discusión más frecuente y común. Pero que no tenemos realmente esta idea es cierto. ¿Pues de dónde puede derivarse? ¿Surge de una impresión de sensación o reflexión? Pongámosla claramente ante nosotros para que podamos conocer su naturaleza y cualidades; pero si no se puede poner claramente una impresión tal, es que se ha cometido un error cuando se imagina que se posee esta idea. |
But though it be impossible to shew the impression, from which the idea of time without a changeable existence is derived; yet we can easily point out those appearances, which make us fancy we have that idea. For we may observe, that there is a continual succession of perceptions in our mind; so that the idea of time being for ever present with us; when we consider a stedfast object at five-a-clock, and regard the same at six; we are apt to apply to it that idea in the same manner as if every moment were distinguished by a different position, or an alteration of the object. The first and second appearances of the object, being compared with the succession of our perceptions, seem equally removed as if the object had really changed. To which we may add, what experience shews us, that the object was susceptible of such a number of changes betwixt these appearances; as also that the unchangeable or rather fictitious duration has the same effect upon every quality, by encreasing or diminishing it, as that succession, which is obvious to the senses. From these three relations we are apt to confound our ideas, and imagine we can form the idea of a time and duration, without any change or succession. | Sin embargo, aunque sea imposible mostrar la impresión de la que se deriva la idea del tiempo sin una existencia mudable, podemos fácilmente poner de relieve las apariencias que hacen imaginarnos que tenemos esta idea. Podemos observar que existe una continua sucesión de percepciones en nuestro espíritu; así que la idea del tiempo hallándosenos siempre presente cuando consideramos un objeto fijo a las cinco y consideramos el mismo objeto a las seis, nos inclinamos a aplicar esta idea del mismo modo que si cada momento fuese distinguido por una posición diferente o una alteración del objeto. La primera y segunda apariciones del objeto, por ser comparadas con la sucesión de nuestras percepciones, parecen igualmente cambiadas que si el objeto hubiese cambiado realmente. A esto puede añadirse que la experiencia nos muestra que el objeto era susceptible de un número tal de transformaciones entre estas dos apariciones, del mismo modo que también la duración inmutable, o más bien ficticia, tiene el mismo efecto sobre toda cualidad, por aumentarla o disminuirla, que la sucesión, que es manifiesta para los sentidos. Por estas tres relaciones nos inclinamos a confundir nuestras ideas y a imaginar que podemos formar la idea de un tiempo y duración sin cambio alguno o sucesión.
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SECT. VI. OF THE IDEA OF EXISTENCE, AND OF EXTERNAL EXISTENCE. | Sección VI De las ideas de existencia y de existencia externa. |
It may not be amiss, before we leave this subject, to explain the ideas of existence and of external existence; which have their difficulties, as well as the ideas of space and time. By this means we shall be the better prepared for the examination of knowledge and probability, when we understand perfectly all those particular ideas, which may enter into our reasoning. | No estará fuera de lugar, antes de dejar este asunto, explicar las ideas de existencia y de existencia externa, que, lo mismo que las ideas del espacio y el tiempo, tienen sus dificultades. Por este medio estaremos mejor preparados para el examen del conocimiento y probabilidad si entendemos perfectamente todas las ideas particulares que entran en nuestro razonamiento. |
There is no impression nor idea of any kind, of which we have any consciousness or memory, that is not conceived as existent; and it is evident, that from this consciousness the most perfect idea and assurance of being is derived. From hence we may form a dilemma, the most clear and conclusive that can be imagined, viz. that since we never remember any idea or impression without attributing existence to it, the idea of existence must either be derived from a distinct impression, conjoined with every perception or object of our thought, or must be the very same with the idea of the perception or object. | No hay impresión ni idea de cualquier género de la que tengamos conciencia o memoria que no se conciba como existente, y es evidente que de esta conciencia se deriva la más perfecta idea y seguridad del ser. Partiendo de aquí, podemos presen tar un dilema, el más claro y concluyente que puede imaginarse, a saber: que ya que jamás recordamos una idea o impresión sin atribuirle existencia, la idea de existencia o debe ser derivada de una impresión distinta unida con cada percepción u objeto de nuestro pensamiento, o debe ser la misma idea que la idea de la percepción u objeto. |
As this dilemma is an evident consequence of the principle, that every idea arises from a similar impression, so our decision betwixt the propositions of the dilemma is no more doubtful. So far from there being any distinct impression, attending every impression and every idea, that I do not think there are any two distinct impressions, which are inseparably conjoined. Though certain sensations may at one time be united, we quickly find they admit of a separation, and may be presented apart. And thus, though every impression and idea we remember be considered as existent, the idea of existence is not derived from any particular impression. | Del mismo, modo que este dilema es una consecuencia evidente del principio de que toda idea surge de una impresión similar, no es dudosa la decisión entre las proposiciones del dilema. Tan lejos se halla de existir una impresión distinta que acompañe a cada impresión y a cada idea, que yo no podría pensar que existen dos impresiones distintas que están unidas inseparablemente. Aunque ciertas sensaciones puedan estar a veces unidas hallamos rápidamente que admiten una separación y pueden presentarse separadas. Así, aunque cada impresión o idea que recordamos sea considerada como existente, la idea de la existencia no se deriva de una impresión particular. |
The idea of existence, then, is the very same with the idea of what we conceive to be existent. To reflect on any thing simply, and to reflect on it as existent, are nothing different from each other. That idea, when conjoined with the idea of any object, makes no addition to it. Whatever we conceive, we conceive to be existent. Any idea we please to form is the idea of a being; and the idea of a being is any idea we please to form. | La idea de la existencia, pues, es lo mismo que la idea que concebimos siendo existente. El reflexionar sobre algo simplemente y el reflexionar sobre algo como existente no son cosas diferentes. Esta idea, cuando va unida con la idea de un objeto, no constituye una adición para él. Todo lo que concebimos lo concebimos como existente. Toda idea que nos plazca formarnos es la idea de un ser, y la idea de un ser es toda idea que nos plazca formarnos. |
Whoever opposes this, must necessarily point out that distinct impression, from which the idea of entity is derived, and must prove, that this impression is inseparable from every perception we believe to be existent. This we may without hesitation conclude to be impossible. | Quien se oponga a esto debe necesariamente indicar la impresión diferente de la que la idea o entidad se deriva y debe probar que esta impresión es inseparable de cada percepción que creemos existente. Sin vacilar, podemos concluir que esto es imposible. |
Our foregoing reasoning [Part I. Sect. 7.] concerning the distinction of ideas without any real difference will not here serve us in any stead. That kind of distinction is founded on the different resemblances, which the same simple idea may have to several different ideas. But no object can be presented resembling some object with respect to its existence, and different from others in the same particular; since every object, that is presented, must necessarily be existent. | Nuestro razonamiento precedente (11), referente a la distinción de las ideas sin una diferencia real, no nos servirá aquí de ayuda alguna. Este género de distinción se funda en las diferentes semejanzas que una misma idea simple puede tener con varias ideas diferentes; pero ningún objeto puede presentarse que se asemeje con algún otro objeto con respecto de su existencia y diferente de los otros en el mismo particular, pues todo objeto que se presenta debe necesariamente ser existente. |
A like reasoning will account for the idea of external existence. We may observe, that it is universally allowed by philosophers, and is besides pretty obvious of itself, that nothing is ever really present with the mind but its perceptions or impressions and ideas, and that external objects become known to us only by those perceptions they occasion. To hate, to love, to think, to feel, to see; all this is nothing but to perceive. | Un razonamiento análogo explicará la idea de la existencia externa. Podemos observar que se concede universalmente por los filósofos y es, además, manifiesto por sí mismo, que nada se halla siempre realmente presente al espíritu más que sus percepciones o impresiones e ideas, y que los objetos externos nos son conocidos tan sólo por las percepciones que ellos ocasionan. Odiar, amar, pensar, tocar, ver, no son, en conjunto, más que percibir. |
Now since nothing is ever present to the mind but perceptions, and since all ideas are derived from something antecedently present to the mind; it follows, that it is impossible for us so much as to conceive or form an idea of any thing specifically different from ideas and impressions. Let us fix our attention out of ourselves as much as possible: Let us chase our imagination to the heavens, or to the utmost limits of the universe; we never really advance a step beyond ourselves, nor can conceive any kind of existence, but those perceptions, which have appeared in that narrow compass. This is the universe of the imagination, nor have we any idea but what is there produced. | Ahora bien; ya que nada se halla siempre presente al espíritu más que las percepciones, y ya que todas las ideas se derivan de algo que se ha hallado antes presente a él, se sigue que es imposible para nosotros concebir o formarnos una idea de algo específicamente diferente de las ideas e impresiones. Fijemos nuestra atención sobre nosotros mismos tanto como nos sea posible; dejemos caminar nuestra imaginación hasta los cielos o hasta los últimos límites del universo: jamás daremos un paso más allá de nosotros mismos ni jamás concebiremos un género de existencia más que estas percepciones que han aparecido en esta estrecha esfera. Este es el universo de la imaginación y no poseemos más ideas que las que allí se han producido. |
The farthest we can go towards a conception of external objects, when supposed SPECIFICALLY different from our perceptions, is to form a relative idea of them, without pretending to comprehend the related objects. Generally speaking we do not suppose them specifically different; but only attribute to them different relations, connections and durations. But of this more fully hereafter.[Part IV, Sect. 2.] | Lo más lejos que podemos ir hacia la concepción de los objetos externos, cuando se los supone específicamente diferentes de nuestras percepciones, es formarnos una idea relativa de ellos sin pretender comprender los objetos con que se relacionan. Generalmente hablando, no debemos suponerlos específicamente diferentes, sino solamente atribuirles diferentes relaciones, conexiones y duraciones. Pero de esto hablaremos con más detalle más adelante (12).
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PART III. OF KNOWLEDGE AND PROBABILITY. | Parte Tercera Del conocimiento y la probabilidad |
SECT. I. OF KNOWLEDGE. | Sección Primera Del conocimiento. |
There are seven [Part I. Sect. 5.] different kinds of philosophical relation, viz. RESEMBLANCE, IDENTITY, RELATIONS OF TIME AND PLACE, PROPORTION IN QUANTITY OR NUMBER, DEGREES IN ANY QUALITY, CONTRARIETY and CAUSATION. These relations may be divided into two classes; into such as depend entirely on the ideas, which we compare together, and such as may be changed without any change in the ideas. It is from the idea of a triangle, that we discover the relation of equality, which its three angles bear to two right ones; and this relation is invariable, as long as our idea remains the same. On the contrary, the relations of contiguity and distance betwixt two objects may be changed merely by an alteration of their place, without any change on the objects themselves or on their ideas; and the place depends on a hundred different accidents, which cannot be foreseen by the mind. It is the same case with identity and causation. Two objects, though perfectly resembling each other, and even appearing in the same place at different times, may be numerically different: And as the power, by which one object produces another, is never discoverable merely from their idea, it is evident cause and effect are relations, of which we receive information from experience, and not from any abstract reasoning or reflection. There is no single phaenomenon, even the most simple, which can be accounted for from the qualities of the objects, as they appear to us; or which we coued foresee without the help of our memory and experience. | Existen siete géneros diferentes de relaciones filosóficas (13), a saber: semejanza, identidad, relaciones de tiempo y lugar, relación de cantidad o número, grados en alguna cualidad, oposición y causalidad. Estas relaciones pueden dividirse en dos clases: las que dependen enteramente de las ideas que comparamos entre sí y las que pueden cambiar sin cambio alguno en las ideas. Por la idea de un triángulo descubrimos la relación de igualdad que sus tres ángulos tienen con dos rectos, y esta relación es invariable, mientras que nuestra idea permanece la misma. Por el contrario, las relaciones de contigÜidad y distancia entre dos objetos pueden cambiarse meramente por una alteración de su lugar sin cambio alguno de los objetos mismos o de sus ideas, y el lugar depende de muchos accidentes diferentes que no pueden ser previstos por el espíritu. Lo mismo sucede con la identidad y la causalidad. Dos objetos, aunque semejantes en absoluto y aun apareciendo en el mismo lugar en tiempos diferentes, pueden ser diferentes numéricamente, y como la fuerza por la que un objeto produce otro no puede jamás descubrirse meramente por su idea, es evidente que causa y efecto son relaciones de las que nos informamos por la experiencia y no por el razonamiento o reflexión abstracta. No existe ningún fenómeno particular, aun el más simple, que pueda ser explicado por las cualidades de los objetos tal como se nos aparecen o que pueda ser previsto sin la ayuda de nuestra memoria y experiencia. |
It appears, therefore, that of these seven philosophical relations, there remain only four, which depending solely upon ideas, can be the objects of knowledge and certainty. These four are RESEMBLANCE, CONTRARIETY, DEGREES IN QUALITY, and PROPORTIONS IN QUANTITY OR NUMBER. Three of these relations are discoverable at first sight, and fall more properly under the province of intuition than demonstration. When any objects resemble each other, the resemblance will at first strike the eye, or rather the mind; and seldom requires a second examination. The case is the same with contrariety, and with the degrees of any quality. No one can once doubt but existence and non-existence destroy each other, and are perfectly incompatible and contrary. And though it be impossible to judge exactly of the degrees of any quality, such as colour, taste, heat, cold, when the difference betwixt them is very small: yet it is easy to decide, that any of them is superior or inferior to another, when their difference is considerable. And this decision we always pronounce at first sight, without any enquiry or reasoning. | Resulta, por consiguiente, que de estas siete relaciones filosóficas quedan sólo cuatro que, dependiendo únicamente de las ideas, pueden ser objetos del conocimiento y certidumbre. Estas cuatro son: semejanza, oposición, grados en la cualidad y relaciones de la cantidad o número. Tres de estas relaciones pueden descubrirse a primera vista y corresponden más propiamente al dominio de la intuición que al de la demostración. Cuando un objeto se asemeja a otro la semejanza se revelará ya en un principio a la vista o más bien a nuestro espíritu y rara vez requerirá un segundo examen. El caso es el mismo en la oposición y en los grados de cualidad. Nadie puede dudar de que la existencia y no existencia se destruyen entre sí y que son completamente incompatibles y contrarias, y aunque sea imposible juzgar exactamente de los grados de una cualidad, como color, sabor, calor, frío, cuando la diferencia entre ellos es muy pequeña, es, sin embargo, fácil decidir que una de ellas es superior o inferior a la otra cuando su diferencia es considerable. Apreciamos siempre esta diferencia a primera vista, sin necesidad de ninguna investigación o razonamiento. |
We might proceed, after the same manner, in fixing the proportions of quantity or number, and might at one view observe a superiority or inferiority betwixt any numbers, or figures; especially where the difference is very great and remarkable. As to equality or any exact proportion, we can only guess at it from a single consideration; except in very short numbers, or very limited portions of extension; which are comprehended in an instant, and where we perceive an impossibility of falling into any considerable error. In all other cases we must settle the proportions with some liberty, or proceed in a more artificial manner. | Podemos proceder de la misma manera al determinar las relaciones de cantidad o número y podemos de una ojeada observar la superioridad o inferioridad entre números y figuras, especialmente cuando la diferencia es muy grande y notable. En cuanto a la igualdad o proporción exacta, podemos tan sólo conjeturarla partiendo de una consideración particular, excepto en muy pocos números o en porciones de extensión muy limitadas que se comprenden en un instante y en las que percibimos la imposibilidad de caer en un error considerable. En los demás casos debemos establecer las relaciones con alguna libertad o proceder de una manera más artificiosa. |
I have already observed, that geometry, or the art, by which we fix the proportions of figures; though it much excels both in universality and exactness, the loose judgments of the senses and imagination; yet never attains a perfect precision and exactness. It′s first principles are still drawn from the general appearance of the objects; and that appearance can never afford us any security, when we examine, the prodigious minuteness of which nature is susceptible. Our ideas seem to give a perfect assurance, that no two right lines can have a common segment; but if we consider these ideas, we shall find, that they always suppose a sensible inclination of the two lines, and that where the angle they form is extremely small, we have no standard of a I @ right line so precise as to assure us of the truth of this proposition. It is the same case with most of the primary decisions of the mathematics. | He hecho observar ya que la geometría o el arte por el que fijamos las relaciones de las figuras, aunque supera con mucho en universalidad y exactitud a los juicios imprecisos de los sentidos y la imaginación, no logra jamás, sin embargo, una per fecta precisión y exactitud. Sus primeros principios se obtienen también de la apariencia general de los objetos, y esta apariencia no puede aportarnos seguridad alguna si observamos la prodigiosa pequeñez de que la naturaleza es susceptible. Nuestras ideas parecen dar una perfecta seguridad de que dos líneas rectas no pueden tener un segmento común; pero si consideramos estas ideas hallaremos que suponen siempre una inclinación sensible de dos líneas y que cuando el ángulo que forman es extremamente pequeño no poseemos un criterio tan preciso de línea recta que nos asegure de la verdad de esta proposición. Sucede lo mismo con las más de las decisiones primarias de las matemáticas. |
There remain, therefore, algebra and arithmetic as the only sciences, in which we can carry on a chain of reasoning to any degree of intricacy, and yet preserve a perfect exactness and certainty. We are possest of a precise standard, by which we can judge of the equality and proportion of numbers; and according as they correspond or not to that standard, we determine their relations, without any possibility of error. When two numbers are so combined, as that the one has always an unite answering to every unite of the other, we pronounce them equal; and it is for want of such a standard of equality in extension, that geometry can scarce be esteemed a perfect and infallible science. | Por consiguiente, sólo quedan el álgebra y la aritmética como las únicas ciencias en las que podemos elevar el encadenamiento del razonamiento a un elevado grado de complicación y mantener, sin embargo, una perfecta exactitud y certidumbre. Poseemos un criterio preciso por el cual juzgamos de la igualdad y relación de los números, y según corresponden o no a este criterio determinamos sus relaciones sin posibilidad de error. Cuando dos números se combinan de modo que el uno tiene siempre una unidad que corresponde a cada unidad del otro, decimos que son iguales, y precisamente por la falta de este criterio de igualdad en la extensión la geometría puede dificilmente ser estimada como una ciencia perfecta e infalible. |
But here it may not be amiss to obviate a difficulty, which may arise from my asserting, that though geometry falls short of that perfect precision and certainty, which are peculiar to arithmetic and algebra, yet it excels the imperfect judgments of our senses and imagination. The reason why I impute any defect to geometry, is, because its original and fundamental principles are derived merely from appearances; and it may perhaps be imagined, that this defect must always attend it, and keep it from ever reaching a greater exactness in the comparison of objects or ideas, than what our eye or imagination alone is able to attain. I own that this defect so far attends it, as to keep it from ever aspiring to a full certainty: But since these fundamental principles depend on the easiest and least deceitful appearances, they bestow on their consequences a degree of exactness, of which these consequences are singly incapable. It is impossible for the eye to determine the angles of a chiliagon to be equal to 1996 right angles, or make any conjecture, that approaches this proportion; but when it determines, that right lines cannot concur; that we cannot draw more than one right line between two given points; it′s mistakes can never be of any consequence. And this is the nature and use of geometry, to run us up to such appearances, as, by reason of their simplicity, cannot lead us into any considerable error. | No estará fuera de lugar aquí el obviar una dificultad que puede surgir de mi afirmación de que, aunque la geometría no llega a la precisión y certidumbre perfecta que son peculiares de la aritmética y el álgebra, sin embargo, supera a los juicios imperfectos de nuestros sentidos e imaginación. La razón de por qué atribuyo algún defecto a la geometría es que sus principios originales y fundamentales se derivan meramente de las apariencias y puede quizá imaginarse que este defecto debe siempre acompañarla e impedirle alcanzar una mayor exactitud en la comparación de los objetos e ideas que la que nuestra vista o imaginación por sí sola es capaz de alcanzar. Yo concedo que este defecto la acompaña en tanto que la aparta de la aspiración a una plena certidumbre; pero ya que estos principios fundamentales dependen de las apariencias más fáciles y menos engañosas, conceden a sus consecuencias un grado de exactitud del que estas consecuencias, consideradas aisladamente, son incapaces. Es imposible para la vista determinar que los ángulos de un quiliágono son iguales a 1.996 ángulos rectos o hacer alguna conjetura que se aproxime a esta relación; pero cuando determina que las líneas rectas no pueden coincidir, que no podemos trazar más que una recta entre dos puntos dados, su error no puede ser de importancia alguna. Y esta es la naturaleza y uso de la geometría, a saber: llevarnos a apariencias tales que por su simplicidad no pueden hacernos caer en un error considerable. |
I shall here take occasion to propose a second observation concerning our demonstrative reasonings, which is suggested by the same subject of the mathematics. It is usual with mathematicians, to pretend, that those ideas, which are their objects, are of so refined and spiritual a nature, that they fall not under the conception of the fancy, but must be comprehended by a pure and intellectual view, of which the superior faculties of the soul are alone capable. The same notion runs through most parts of philosophy, and is principally made use of to explain oar abstract ideas, and to shew how we can form an idea of a triangle, for instance, which shall neither be an isoceles nor scalenum, nor be confined to any particular length and proportion of sides. It is easy to see, why philosophers are so fond of this notion of some spiritual and refined perceptions; since by that means they cover many of their absurdities, and may refuse to submit to the decisions of clear ideas, by appealing to such as are obscure and uncertain. But to destroy this artifice, we need but reflect on that principle so oft insisted on, that all our ideas are copyed from our impressions. For from thence we may immediately conclude, that since all impressions are clear and precise, the ideas, which are copyed from them, must be of the same nature, and can never, but from our fault, contain any thing so dark and intricate. An idea is by its very nature weaker and fainter than an impression; but being in every other respect the same, cannot imply any very great mystery. If its weakness render it obscure, it is our business to remedy that defect, as much as possible, by keeping the idea steady and precise; and till we have done so, it is in vain to pretend to reasoning and philosophy. | Debo aprovechar la ocasión para proponer una segunda observación referente a nuestros razonamientos demostrativos, que es sugerida por el objeto mismo de las matemáticas. Es usual entre los matemáticos pretender que las ideas que constitu yen el objeto de su investigación son de una naturaleza tan refinada y espiritual que no caen bajo la concepción de la fantasía, sino que deben ser comprendidas por una visión pura e intelectual, de la que tan sólo las facultades superiores del alma son capaces. La misma concepción aparece en muchas de las partes de la filosofia y se emplea principalmente para explicar nuestras ideas abstractas y para mostrar cómo podemos formarnos la idea de un triángulo, por ejemplo, que no sea ni isósceles, ni escaleno, ni limitada una longitud y proporción particular de los lados. Es fácil ver por qué los filósofos están tan entusiasmados con esta noción de las percepciones espirituales y refinadas, ya que por su medio ocultan muchos de sus absurdos y rehúsan someterse a las decisiones de las ideas claras, apelando a las que son obscuras e inciertas. Pero para destruir este artificio no necesitamos más que reflexionar acerca del principio sobre el que hemos insistido de que todas nuestras ideas son copia de nuestras impresiones. De aquí podemos concluir inmediatamente que, ya que todas las impresiones son claras y precisas, las ideas que son copias de ellas deben ser de la misma naturaleza y no pueden nunca, más que por nuestra culpa, contener algo tan obscuro e intrincado. Una idea es por su naturaleza más débil y tenue que una impresión; pero siendo en los restantes respectos la misma, no puede implicar un misterio muy grande. Si su debilidad la hace obscura, nuestra tarea es remediar este defecto tanto como sea posible, haciendo a la idea estable y precisa, y hasta conseguir esto es en vano pretender razonar y filosofar.
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SECT. II. OF PROBABILITY, AND OF THE IDEA OF CAUSE AND EFFECT. | Sección II De la probabilidad y de la idea de causa y efecto. |
This is all I think necessary to observe concerning those four relations, which are the foundation of science; but as to the other three, which depend not upon the idea, and may be absent or present even while that remains the same, it will be proper to explain them more particularly. These three relations are identity, the situations in time and place, and causation. | Esto es todo lo que estimo necesario observar referente a las cuatro relaciones que son el fundamento de la ciencia. En cuanto a las otras tres, que no dependen de la idea y pueden estar ausentes o presentes mientras la idea permanece la misma, será conveniente explicarlas más en particular. Estas tres relaciones son: identidad, situaciones en tiempo y lugar y causalidad. |
All kinds of reasoning consist in nothing but a comparison, and a discovery of those relations, either constant or inconstant, which two or more objects bear to each other. This comparison we may make, either when both the objects are present to the senses, or when neither of them is present, or when only one. When both the objects are present to the senses along with the relation, we call this perception rather than reasoning; nor is there in this case any exercise of the thought, or any action, properly speaking, but a mere passive admission of the impressions through the organs of sensation. According to this way of thinking, we ought not to receive as reasoning any of the observations we may make concerning identity, and the relations of time and place; since in none of them the mind can go beyond what is immediately present to the senses, either to discover the real existence or the relations of objects. It is only causation, which produces such a connexion, as to give us assurance from the existence or action of one object, that it was followed or preceded by any other existence or action; nor can the other two relations be ever made use of in reasoning, except so far as they either affect or are affected by it. There is nothing in any objects to perswade us, that they are either always remote or always contiguous; and when from experience and observation we discover, that their relation in this particular is invariable, we, always conclude there is some secret cause, which separates or unites them. The same reasoning extends to identity. We readily suppose an object may continue individually the same, though several times absent from and present to the senses; and ascribe to it an identity, notwithstanding the interruption of the perception, whenever we conclude, that if we had kept our eye or hand constantly upon it, it would have conveyed an invariable and uninterrupted perception. But this conclusion beyond the impressions of our senses can be founded only on the connexion of cause and effect; nor can we otherwise have any security, that the object is not changed upon us, however much the new object may resemble that which was formerly present to the senses. Whenever we discover such a perfect resemblance, we consider, whether it be common in that species of objects; whether possibly or probably any cause coued operate in producing the change and resemblance; and according as we determine concerning these causes and effects, we form our judgment concerning the identity of the object. | Todo razonamiento no consiste más que en la comparación y en el descubrimiento de las relaciones constantes o inconstantes que dos o más objetos mantienen entre sí. Podemos hacer esta comparación cuando estos dos objetos se hallan presentes a los sentidos, o cuando ninguno de ellos está presente, o cuando lo está uno solo. Cuando los dos objetos están presentes a los sentidos, juntamente con la relación, llamamos a esto más bien percepción de razonamiento, y no existe en este caso una actividad del pensamiento o una acción propiamente hablando, sino una mera admisión pasiva de las impresiones a través de los órganos de la sensación. Según este modo de pensar, no podemos admitir como razonamiento las observaciones que podemos hacer referentes a la identidad y a las relaciones de tiempo y lugar, pues en ninguna de ellas el espíritu puede ir más allá de lo que está inmediatamente presente a los sentidos o descubrir la existencia real o las relaciones de los objetos. Tan sólo la causalidad produce una conexión que nos da la seguridad de la existencia o acción de un objeto que fue seguido o precedido por la existencia o acción de otro, y no pueden las otras dos relaciones usarse en el razonamiento excepto en tanto que le afectan o son afectadas por él. No existe nada en los objetos que nos persuada de que están siempre remotos o siempre contiguos, y cuando descubrimos por la experiencia y la observación que su relación en este particular es invariable, concluimos que existe alguna causa secreta que los separa o los une. El mismo razonamiento se aplica a la identidad. Suponemos fácilmente que un objeto puede continuar individualmente el mismo aunque muchas veces desaparezca y se presente de nuevo a los sentidos, y le atribuimos una identidad, a pesar de la interrupción de la percepción, siempre que concluimos que si hubiéramos mantenido nuestra vista constantemente dirigida a él nos hubiera producido una percepción invariable o ininterrumpida. Esta conclusión, que va más allá de las impresiones de nuestros sentidos, puede fundarse solamente en la conexión de causa y efecto, y de otro modo no podríamos tener seguridad alguna de que el objeto no ha cambiado, aunque el nuevo objeto pueda parecerse mucho al que estuvo primeramente presente a nuestros sentidos. Siempre que descubrimos una semejanza perfecta tal consideramos si es común en esta especie de objetos o si es posible o probable que una causa pueda operar para producir el cambio y semejanza, y según lo que determinemos referente a estas causas y efectos pronunciamos nuestro juicio concerniente a la identidad del objeto. |
Here then it appears, that of those three relations, which depend not upon the mere ideas, the only one, that can be traced beyond our senses and informs us of existences and objects, which we do not see or feel, is causation. This relation, therefore, we shall endeavour to explain fully before we leave the subject of the understanding. | Resulta, pues, aquí que, de las tres relaciones que no dependen de las meras ideas, la única que puede ser llevada más allá de los sentidos e informarnos de existencias y objetos que no podemos ver o tocar es la causalidad. Debemos, por consiguiente, tratar de explicar plenamente esta relación antes de que dejemos esta cuestión del entendimiento. |
To begin regularly, we must consider the idea of causation, and see from what origin it is derived. It is impossible to reason justly, without understanding perfectly the idea concerning which we reason; and it is impossible perfectly to understand any idea, without tracing it up to its origin, and examining that primary impression, from which it arises. The examination of the impression bestows a clearness on the idea; and the examination of the idea bestows a like clearness on all our reasoning. | Para comenzar debidamente debemos considerar la idea de la causalidad y ver de qué origen se deriva. Es imposible razonar con exactitud y entender perfectamente la idea acerca de la que razonamos, y es imposible entender perfectamente una idea sin seguirla hasta su origen y examinar la impresión primaria de la que surge. El examen di la impresión concede claridad a la idea y el examen de la idea concede una claridad igual a todos nuestros razonamientos. |
Let us therefore cast our eye on any two objects, which we call cause and effect, and turn them on all sides, in order to find that impression, which produces an idea, of such prodigious consequence. At first sight I perceive, that I must not search for it in any of the particular qualities of the objects; since which-ever of these qualities I pitch on, I find some object, that is not possessed of it, and yet falls under the denomination of cause or effect. And indeed there is nothing existent, either externally or internally, which is not to be considered either as a cause or an effect; though it is plain there is no one quality, which universally belongs to all beings, and gives them a title to that denomination. | Dirijamos, por consiguiente, nuestra vista a dos objetos cualesquiera de los que llamamos causa y efecto e indaguemos en todos sentidos para hallar la impresión que produce esta idea de una importancia tan prodigiosa. A primera vista percibo que no debo buscar una cualidad particular de los objetos, ya que cualquiera que sea la cualidad que elija hallo siempre algún objeto que no la posee y que, sin embargo, cae bajo la denominación de causa y efecto. De hecho no hay nada existente ni externa ni internamente que no pueda ser considerado como causa o efecto, aunque es manifiesto que no hay ninguna cualidad que corresponda universalmente a todos los seres y les conceda el derecho a esta denominación. |
The idea, then, of causation must be derived from some relation among objects; and that relation we must now endeavour to discover. I find in the first place, that whatever objects are considered as causes or effects, are contiguous; and that nothing can operate in a time or place, which is ever so little removed from those of its existence. Though distant objects may sometimes seem productive of each other, they are commonly found upon examination to be linked by a chain of causes, which are contiguous among themselves, and to the distant objects; and when in any particular instance we cannot discover this connexion, we still presume it to exist. We may therefore consider the relation of CONTIGUITY as essential to that of causation; at least may suppose it such, according to the general opinion, till we can find a more [Part IV. Sect. 5.] proper occasion to clear up this matter, by examining what objects are or are not susceptible of juxtaposition and conjunction. | La idea de la causalidad debe derivarse de alguna relación entre los objetos y debemos ahora intentar descubrir esta relación. Hallo, en primer lugar, que todos los objetos que se consideran como causa y efecto son contiguos y que nada puede operar en un tiempo o lugar que se halle algo separado del de su propia existencia. Aunque los objetos distantes puedan a veces parecer producirse los unos a los otros, se halla después de más detenido examen que están enlazados por una cadena de causas contiguas entre ellas y con los objetos distantes, y cuando en un caso particular no podemos descubrir esta conexión presumimos que existe. Podemos considerar, pues, la relación de contigÜidad como esencial a la de causalidad; al menos podemos suponer que lo es, según la opinión general, hasta que hallemos una ocasión más apropiada para esclarecer esta cuestión, examinando qué objetos son o no son susceptibles de yuxtaposición y enlace. |
The second relation I shall observe as essential to causes and effects, is not so universally acknowledged, but is liable to some controversy. It is that of PRIORITY Of time in the cause before the effect. Some pretend that it is not absolutely necessary a cause should precede its effect; but that any object or action, in the very first moment of its existence, may exert its productive quality, and give rise to another object or action, perfectly co-temporary with itself. But beside that experience in most instances seems to contradict this opinion, we may establish the relation of priority by a kind of inference or reasoning. It is an established maxim both in natural and moral philosophy, that an object, which exists for any time in its full perfection without producing another, is not its sole cause; but is assisted by some other principle, which pushes it from its state of inactivity, and makes it exert that energy, of which it was secretly possest. Now if any cause may be perfectly co-temporary with its effect, it is certain, according to this maxim, that they must all of them be so; since any one of them, which retards its operation for a single moment, exerts not itself at that very individual time, in which it might have operated; and therefore is no proper cause. The consequence of this would be no less than the destruction of that succession of causes, which we observe in the world; and indeed, the utter annihilation of time. For if one cause were co-temporary with its effect, and this effect with its effect, and so on, it is plain there would be no such thing as succession, and all objects must be co-existent. | La segunda relación que haré observar como esencial para las causas y efectos no es tan universalmente reconocida, sino que se halla sometida a alguna controversia. Es esta la de la prioridad en el tiempo de la causa con respecto del efecto. Algu nos pretenden que no es absolutamente necesario que una causa preceda a su efecto, sino que un objeto o acción en el primer momento de su existencia puede ejercer su cualidad productiva y dar lugar a otro objeto o acción perfectamente contemporáneo con él mismo. Pero además de que la experiencia en muchos casos parece contradecir esta opinión, podemos establecer la relación de prioridad por una inferencia o razonamiento. Es una máxima establecida en la filosofia natural y moral que un objeto que existe en algún tiempo en su plena perfección sin producir otro no es su única causa, sino que es auxiliado por algún otro principio que le saca de su estado de inactividad y le hace ejercer la energía que poseía secretamente. Ahora bien; si una causa puede ser totalmente contemporánea de su efecto, es cierto, según esta máxima, que todas las causas deben serlo, ya que si alguna de ellas retrasa su actuación un momento no se ejercita en el tiempo individual debido, en el que podía haber operado, y, por consiguiente, no es una causa propiamente dicha. La consecuencia de esto no sería nada menos que la destrucción de la sucesión de causas que observamos en el mundo y de hecho la total aniquilación del tiempo, pues si una causa fuese contemporánea de su efecto y este efecto de sus efectos, y así sucesivamente, es claro que no existiría nada semejante a la sucesión y que todos los objetos deberían ser coexistentes. |
If this argument appear satisfactory, it is well. If not, I beg the reader to allow me the same liberty, which I have used in the preceding case, of supposing it such. For he shall find, that the affair is of no great importance. | Si este argumento aparece satisfactorio, bien: si no, ruego al lector me conceda la misma libertad que yo me he tomado en el caso precedente suponiendo que lo es, pues hallará que la cosa no tiene gran importancia. |
Having thus discovered or supposed the two relations of contiguity and succession to be essential to causes and effects, I find I am stopt short, and can proceed no farther in considering any single instance of cause and effect. Motion in one body is regarded upon impulse as the cause of motion in another. When we consider these objects with utmost attention, we find only that the one body approaches the other; and that the motion of it precedes that of the other, but without any, sensible interval. It is in vain to rack ourselves with farther thought and reflection upon this subject. We can go no farther in considering this particular instance. | Habiendo así descubierto o su puesto que las dos relaciones de contigÜidad y sucesión son esenciales a las causas y efectos, hallo que me encuentro detenido y no puedo proseguir adelante, considerando un caso particular de causa y efecto. El movimiento en un cuerpo se considera, mediante el choque, como causa del movimiento en otro. Cuando consideramos estos objetos con la mayor atención, hallamos que un cuerpo se aproxima al otro y que el movimiento de uno precede al del otro, pero sin un intervalo sensible. Es en vano torturarnos con una reflexión y pensamiento ulterior sobre este asunto. No podemos ir más lejos considerando este caso particular. |
Should any one leave this instance, and pretend to define a cause, by saying it is something productive of another, it is evident he would say nothing. For what does he mean by production? Can he give any definition of it, that will not be the same with that of causation? If he can; I desire it may be produced. If he cannot; he here runs in a circle, and gives a synonimous term instead of a definition. | Si alguno quisiese dejar este caso y pretender definir una causa diciendo que es algo productivo de otra cosa, es evidente que no dirá nada. Pues ¿qué entiende por producción? ¿Puede dar una definición de ella que no sea lo mismo que la de causalidad? Si lo puede, deseo que me la presente; si no puede, se mueve en un círculo y da términos sinónimos en lugar de una definición. |
Shall we then rest contented with these two relations of contiguity and succession, as affording a complete idea of causation? By, no means. An object may be contiguous and prior to another, without being considered as its cause. There is a NECESSARY CONNEXION to be taken into consideration; and that relation is of much greater importance, than any of the other two above-mentioned. | ¿Debemos contentamos con estas dos relaciones de contigÜidad y sucesión como aportándonos una idea completa de la causalidad? De ningún modo. Un objeto puede ser contiguo y anterior a otro sin ser considerado como su causa. Existe una conexión necesaria que debe ser tenida en consideración, y esta relación es de mucha mayor importancia que ninguna de las dos antes mencionadas. |
Here again I turn the object on all sides, in order to discover the nature of this necessary connexion, and find the impression, or impressions, from which its idea may be derived. When I cast my eye on the known Qualities of objects, I immediately discover that the relation of cause and effect depends not in the least on them. When I consider their relations, I can find none but those of contiguity and succession; which I have already regarded as imperfect and unsatisfactory. Shall the despair of success make me assert, that I am here possest of an idea, which is not preceded by any similar impression? This would be too strong a proof of levity and inconstancy; since the contrary principle has been already so firmly established, as to admit of no farther doubt; at least, till we have more fully examined the present difficulty. | 52 Aquí de nuevo investigo el objeto en todos sentidos para descubrir la naturaleza de esta conexión necesaria y hallar la impresión o impresiones de las que esta idea puede ser derivada. Cuando dirijo mi vista a las cualidades conocidas de los objetos descubro inmediatamente que la relación de causa y efecto no depende en lo más mínimo de ellas. Cuando considero sus relaciones no puedo hallar ninguna más que las de contigÜidad y sucesión, que ya he considerado como imperfectas y no satisfactorias. ¿Debe hacerme afirmar la falta de esperanza en el éxito que yo poseo aquí una idea que no va precedida de una impresión similar? Esto sería una prueba demasiado fuerte de ligereza e inconstancia, ya que el principio contrario ha sido establecido tan firmemente que no admite duda alguna, al menos hasta que hayamos examinado más plenamente la dificultad presente. |
We must, therefore, proceed like those, who being in search of any thing, that lies concealed from them, and not finding it in the place they expected, beat about all the neighbouring fields, without any certain view or design, in hopes their good fortune will at last guide them to what they search for. It is necessary for us to leave the direct survey of this question concerning the nature of that necessary connexion, which enters into our idea of cause and effect; and endeavour to find some other questions, the examination of which will perhaps afford a hint, that may serve to clear up the present difficulty. Of these questions there occur two, which I shall proceed to examine, viz. | Debemos, por consiguiente, proceder del mismo modo que aquellos que, buscando algo que les está oculto y no hallándolo en el lugar que esperan, van a dar a los campos vecinos sin una idea clara de su designio, esperando que su buena fortuna los guíe por último hacia lo que buscan. Es necesario para nosotros abandonar la consideración directa de la cuestión referente a la naturaleza de la conexión necesaria que entra en nuestra idea de causa y efecto y tratar de hallar algunas otras cuestiones cuyo examen nos aporte quizá una indicación que pueda servirnos para aclarar la dificultad presente. De estas cuestiones se presentan dos que debo proceder a examinar y que son las que siguen: |
First, For what reason we pronounce it necessary, that every thing whose existence has a beginning, should also have a cause. | Primera. ¿Por qué razón declaramos necesario que algo cuya existencia ha comenzado debe tener también una causa? |
Secondly, Why we conclude, that such particular causes must necessarily have such particular effects; and what is the nature of that inference we draw from the one to the other, and of the belief we repose in it? | Segunda. ¿Por qué concluimos que tales causas particulares deben tener necesariamente tales efectos particulares, y cuál es la naturaleza de esta inferencia que hacemos de las unas a los otros y de la creencia en que nos basamos? |
I shall only observe before I proceed any farther, that though the ideas of cause and effect be derived from the impressions of reflection as well as from those of sensation, yet for brevity′s sake, I commonly mention only the latter as the origin of these ideas; though I desire that whatever I say of them may also extend to the former. Passions are connected with their objects and with one another; no less than external bodies are connected together. The same relation, then, of cause and effect, which belongs to one, must be common to all of them. | Haré observar antes de que vaya más lejos que aunque las ideas de causa y efecto se derivan tanto de las impresiones de reflexión como de las de sensación, sin embargo, a causa de la brevedad, menciono corrientemente sólo las últimas, como el origen de estas ideas, aunque deseo que todo lo dicho de ellas pueda hacerse extensivo a las primeras Las pasiones se hallan enlazadas con sus objetos y con otras pasiones lo mismo que los cuerpos externos se hallan enlazados entre sí. La misma relación, pues, de causa y efecto que corresponde a los unos debe ser común a todos ellos.
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SECT. III. WHY A CAUSE IS ALWAYS NECESSARY. | Sección III Por qué una causa es siempre necesaria. |
To begin with the first question concerning the necessity of a cause: It is a general maxim in philosophy, that whatever begins to exist, must have a cause of existence. This is commonly taken for granted in all reasonings, without any proof given or demanded. It is supposed to be founded on intuition, and to be one of those maxims, which though they may be denyed with the lips, it is impossible for men in their hearts really to doubt of. But if we examine this maxim by the idea of knowledge above-explained, we shall discover in it no mark of any such intuitive certainty; but on the contrary shall find, that it is of a nature quite foreign to that species of conviction. | Para comenzar con la primera cuestión, referente a la necesidad de la causa, es una máxima general en filosofia que todo lo que comienza a existir debe tener una causa de su existencia. Esto se admite como cierto en todos los razonamientos sin que se dé o se pida una prueba. Se supone que se funda en la intuición y que es una de las máximas que, aunque pueden ser negadas de palabra, es imposible que los hombres duden en el fondo de ellas. Sin embargo, si examinamos esta máxima mediante la idea o conocimiento antes explicado, no descubriremos en ella señal alguna de una certidumbre intuitiva de este género, sino que, por el contrario, hallaremos que su naturaleza es extraña a esta especie de convicción. |
All certainty arises from the comparison of ideas, and from the discovery of such relations as are unalterable, so long as the ideas continue the same. These relations are RESEMBLANCE, PROPORTIONS IN QUANTITY AND NUMBER, DEGREES OF ANY QUALITY, and CONTRARIETY; none of which are implyed in this proposition, Whatever has a beginning has also a cause of existence. That proposition therefore is not intuitively certain. At least any one, who would assert it to be intuitively certain, must deny these to be the only infallible relations, and must find some other relation of that kind to be implyed in it; which it will then be time enough to examine. | 53 Toda certidumbre surge de la comparación de las ideas y del descubrimiento de las relaciones que son inalterables, en tanto que las ideas continúan las mismas. Estas relaciones son: semejanza, relaciones de cantidad y número, grados de una cualidad y oposición, ninguna de las cuales se halla implicada en la proposición de que todo lo que tiene un comienzo tiene también una causa de existencia. Esta proposición, por consiguiente, no es intuitivamente cierta. Al menos el que afirme que es intuitivamente cierta debe negar que estas son las únicas relaciones infalibles y debe hallar alguna otra relación de este género implicada en ella; para examinar esto habrá tiempo suficiente. |
But here is an argument, which proves at once, that the foregoing proposition is neither intuitively nor demonstrably certain. We can never demonstrate the necessity of a cause to every new existence, or new modification of existence, without shewing at the same time the impossibility there is, that any thing can ever begin to exist without some productive principle; and where the latter proposition cannot be proved, we must despair of ever being able to prove the former. Now that the latter proposition is utterly incapable of a demonstrative proof, we may satisfy ourselves by considering that as all distinct ideas are separable from each other, and as the ideas of cause and effect are evidently distinct, it will be easy for us to conceive any object to be non-existent this moment, and existent the next, without conjoining to it the distinct idea of a cause or productive principle. The separation, therefore, of the idea of a cause from that of a beginning of existence, is plainly possible for the imagination; and consequently the actual separation of these objects is so far possible, that it implies no contradiction nor absurdity; and is therefore incapable of being refuted by any reasoning from mere ideas; without which it is impossible to demonstrate the necessity of a cause. | Aquí, sin embargo, existe un argumento que prueba al mismo tiempo que la proposición precedente no es ni intuitiva ni demostrativamente cierta. Jamás podemos demostrar la necesidad de la causa de cada nueva existencia o nueva modifica ción de existencia sin mostrar a la vez la imposibilidad que existe de que algo pueda comenzar a ser sin algún principio productivo, y si la última proposición no puede ser probada debemos desesperar de llegar a ser capaces de probar la primera. Ahora bien; podemos convencernos de que la última proposición es totalmente incapaz de una prueba demostrativa considerando que todas las ideas diferentes pueden separarse las unas de las otras, y que, como las ideas de causa y efecto son evidentemente diferentes, nos será fácil concebir que un objeto no exista en un momento y exista en el próximo momento sin unir con él la idea diferente de una causa o principio productivo. Por consiguiente, la separación de la idea de una causa de la de una existencia que comienza es claramente posible para la imaginación y, por consecuencia, la separación actual de estos objetos es posible en tanto que no implica contradicción ni absurdo, y es, pues, incapaz de ser refutada por algún razonamiento que parta de meras ideas, sin el que es imposible demostrar la necesidad de una causa. |
Accordingly we shall find upon examination, that every demonstration, which has been produced for the necessity of a cause, is fallacious and sophistical. All the points of time and place, say some philosophers [Mr. Hobbes.], in which we can suppose any object to begin to exist, are in themselves equal; and unless there be some cause, which is peculiar to one time and to one place, and which by that means determines and fixes the existence, it must remain in eternal suspence; and the object can never begin to be, for want of something to fix its beginning. But I ask; Is there any more difficulty in supposing the time and place to be fixed without a cause, than to suppose the existence to be determined in that manner? The first question that occurs on this subject is always, whether the object shall exist or not: The next, when and where it shall begin to exist. If the removal of a cause be intuitively absurd in the one case, it must be so in the other: And if that absurdity be not clear without a proof in the one case, it will equally require one in the other. The absurdity, then, of the one supposition can never be a proof of that of the other; since they are both upon the same footing, and must stand or fall by the same reasoning. | Según esto, hallaremos después del debido examen que toda demostración que ha sido presentada en favor de la necesidad de la causa es falaz y sofistica. Todos los puntos del espacio y del tiempo, dicen algunos filósofos (14), en los que podemos suponer que comienza a existir algún objeto son en sí mismos iguales, y a menos que no exista una causa que sea peculiar a un tiempo y a un lugar y que por este medio determine y fije la existencia, debe quedar eternamente ésta en suspenso y el objeto jamás podrá comenzar a ser por algo que fije su principio. Sin embargo, yo me pregunto si es algo más difícil suponer que el tiempo y el lugar son fijados sin causa alguna que suponer que la existencia se halla determinada de esta manera. La primera cuestión que se nos presenta en este asunto es siempre si el objeto existirá a no; la segunda, cuándo y dónde debe comenzar a existir. Si la supresión de una causa fuera intuitivamente absurda en un caso, debe serlo también en el otro, y si este absurdo no se explicase sin una prueba en un caso, la requeriría también en el otro. El absurdo, pues, de un supuesto no puede constituir jamás una prueba del otro, ya que ambos se hallan en el mismo plano y deben ser o no admitidos por el mismo razonamiento. |
The second argument [Dr. Clarke and others.], which I find used on this head, labours under an equal difficulty. Every thing, it is said, must have a cause; for if any thing wanted a cause, it would produce ITSELF; that is, exist before it existed; which is impossible. But this reasoning is plainly unconclusive; because it supposes, that in our denial of a cause we still grant what we expressly deny, viz. that there must be a cause; which therefore is taken to be the object itself; and that, no doubt, is an evident contradiction. But to say that any thing is produced, or to express myself more properly, comes into existence, without a cause, is not to affirm, that it is itself its own cause; but on the contrary in excluding all external causes, excludes a fortiori the thing itself, which is created. An object, that exists absolutely without any cause, certainly is not its own cause; and when you assert, that the one follows from the other, you suppose the very point in questions and take it for granted, that it is utterly impossible any thing can ever begin to exist without a cause, but that, upon the exclusion of one productive principle, we must still have recourse to another. | El segundo argumento (15) que yo encuentro que se usa en este problema tropieza con la misma dificultad. Se dice que todo debe tener una causa, pues si algo careciese de causa se produciría por sí mismo, es decir, existiría antes de haber existido, lo que es imposible. Pero este razonamiento es claramente erróneo, porque supone que en nuestra negación de una causa afirmamos lo que negamos expresamente, a saber: que debe existir una causa que por consiguiente se considera que es el objeto mismo, y esto sin duda 54 alguna es una contradicción evidente. El decir que algo es producido o, para expresarnos más propiamente, comienza a existir sin una causa, no es afirmar que es causa de sí mismo, sino que, por el contrario, al excluir todas las causas externas se excluye a fortiori la cosa misma que es creada. Un objeto que existe absolutamente sin causa no es ciertamente su propia causa, y cuando se afirma que el uno sigue a la otra se supone el punto en cuestión y se toma como cierto que es totalmente imposible que algo pueda comenzar a existir sin causa, y que por la exclusión de un principio productivo debemos recurrir a otro. |
It is exactly the same case with the third argument [Mr. Locke.], which has been employed to demonstrate the necessity of a cause. Whatever is produced without any cause, is produced by nothing; or in other words, has nothing for its cause. But nothing can never be a cause, no more than it can be something, or equal to two right angles. By the same intuition, that we perceive nothing not to be equal to two right angles, or not to be something, we perceive, that it can never be a cause; and consequently must perceive, that every object has a real cause of its existence. | Sucede lo mismo con el tercer argumento (16) que ha sido empleado para demostrar la necesidad de una causa. Todo lo que se produce sin causa es producido por nada, o, en otras palabras, no tiene nada por causa; pero nada puede jamás ser una causa como tampoco puede ser algo o igual a dos ángulos rectos. Por la misma intuición que percibimos que nada no es igual a dos ángulos rectos o no es algo, percibimos que no puede ser jamás una causa y, por consiguiente, percibimos que todo objeto tiene una causa real de su existencia. |
I believe it will not be necessary to employ many words in shewing the weakness of this argument, after what I have said of the foregoing. They are all of them founded on the same fallacy, and are derived from the same turn of thought. It is sufficient only to observe, that when we exclude all causes we really do exclude them, and neither suppose nothing nor the object itself to be the causes of the existence; and consequently can draw no argument from the absurdity of these suppositions to prove the absurdity of that exclusion. If every thing must have a cause, it follows, that upon the exclusion of other causes we must accept of the object itself or of nothing as causes. But it is the very point in question, whether every thing must have a cause or not; and therefore, according to all just reasoning, it ought never to be taken for granted. | Creo que no será necesario emplear muchas palabras para mostrar la debilidad de este argumento después de lo que he dicho del precedente. Los dos se hallan fundados en la misma falacia y se derivan del mismo giro de pensamiento. Basta observar solamente que cuando excluimos todas las causas debemos excluirlas realmente y ni suponer aun nada o el objeto mismo como causa de existencia, y, por consecuencia, no podemos obtener argumento alguno partiendo del absurdo de estos supuestos para probar el absurdo de la conclusión. Si todo debe tener una causa, se sigue que por la exclusión de otras causas debemos aceptar el objeto mismo o nada como causa; pero el punto central de la cuestión es si todo debe o no tener causa, lo que, por consiguiente, según un razonamiento preciso, no puede jamás tomarse como cierto. |
They are still more frivolous, who say, that every effect must have a cause, because it is implyed in the very idea of effect. Every effect necessarily pre-supposes a cause; effect being a relative term, of which cause is the correlative. But this does not prove, that every being must be preceded by a cause; no more than it follows, because every husband must have a wife, that therefore every man must be marryed. The true state of the question is, whether every object, which begins to exist, must owe its existence to a cause: and this I assert neither to be intuitively nor demonstratively certain, and hope to have proved it sufficiently by the foregoing arguments. | Existen gentes más superficiales que dicen que todo efecto debe tener una causa, porque esto va implicado en la idea del efecto. Todo efecto supone necesariamente una causa, siendo efecto un término relativo del que causa es el correlativo. Sin embargo, esto no prueba más que todo ser deba ser precedido por una causa que se sigue de que todo marido debe tener una mujer, que todo hombre debe estar casado. El verdadero estado de la cuestión consiste en saber si todo objeto que comienza a existir debe su existencia a una causa, y esto es lo que yo afirmo que no es cierto ni intuitiva ni demostrativamente, y espero haberlo probado bastante por el razonamiento que precede. |
Since it is not from knowledge or any scientific reasoning, that we derive the opinion of the necessity of a cause to every new production, that opinion must necessarily arise from observation and experience. The next question, then, should naturally be, how experience gives rise to such a principle? But as I find it will be more convenient to sink this question in the following, Why we conclude, that such particular causes must necessarily have such particular erects, and why we form an inference from one to another? we shall make that the subject of our future enquiry. It will, perhaps, be found in the end, that the same answer will serve for both questions. | Ya que no es por el conocimiento o por un razonamiento científico por lo que derivamos la opinión de la necesidad de una causa para cada nueva producción, dicha opinión debe necesariamente surgir de la observación y experiencia. La próxi ma cuestión, pues, debe ser naturalmente saber cómo la experiencia da lugar a un principio tal. Sin embargo, como encuentro que será más conveniente reducir esta cuestión a la que sigue, a saber: por qué concluimos que tales causas particulares tengan tales efectos particulares y por qué hacemos una inferencia de los unos a los otros, debemos hacer de ésta el asunto de nuestra investigación futura. Quizá se hallará, en último término, que la misma respuesta sirva para ambas cuestiones.
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SECT. IV. OF THE COMPONENT PARTS OF OUR REASONINGS CONCERNING CAUSE AND EFFECT. | Sección IV De los elementos componentes de nuestros razonamientos relativos a la causa y efecto. |
Though the mind in its reasonings from causes or effects carries its view beyond those objects, which it sees or remembers, it must never lose sight of them entirely, nor reason merely upon its own ideas, without some mixture of impressions, or at least of ideas of the memory, which are equivalent to impressions. When we infer effects from causes, we must establish the existence of these causes; which we have only two ways of doing, either by an immediate perception of our memory or senses, or by an inference from other causes; which causes again we must ascertain in the same manner, either by a present impression, or by an inference from their causes, and so on, till we arrive at some object, which we see or remember. It is impossible for us to carry on our inferences IN INFINITUM; and the only thing, that can stop them, is an impression of the memory or senses, beyond which there is no room for doubt or enquiry. | Aunque el espíritu, en sus razonamientos de causa y efecto, dirige su vista más allá de los objetos que vemos o recordamos, no puede perderlos de vista enteramente ni razonar tan sólo sobre sus propias ideas sin alguna mezcla de impresiones, o al menos de las ideas de la memoria que son equivalentes a las impresiones. Cuando inferimos efectos partiendo de causas debemos establecer la existencia de estas causas, para hacer lo cual sólo tenemos dos caminos: la percepción inmediata de nuestra memoria o sentido o la inferencia partiendo de otras causas, causas que debemos explicar de la misma manera por una impresión presente o por una inferencia partiendo de sus causas, y así sucesivamente hasta que lleguemos a un objeto que vemos o recordamos. Es imposible para nosotros proseguir en nuestras inferencias al infinito, y lo único que puede detenerlas es una impresión de la memoria o los sentidos más allá de la cual no existe espacio para la duda o indagación. |
To give an instance of this, we may chuse any point of history, and consider for what reason we either believe or reject it. Thus we believe that Caesar was killed in the senate-house on the ides of March; and that because this fact is established on the unanimous testimony of historians, who agree to assign this precise time and place to that event. Here are certain characters and letters present either to our memory or senses; which characters we likewise remember to have been used as the signs of certain ideas; and these ideas were either in the minds of such as were immediately present at that action, and received the ideas directly from its existence; or they were derived from the testimony of others, and that again from another testimony, by a visible gradation, it will we arrive at those who were eyewitnesses and spectators of the event. It is obvious all this chain of argument or connexion of causes and effects, is at first founded on those characters or letters, which are seen or remembered, and that without the authority either of the memory or senses our whole reasoning would be chimerical and without foundation. Every link of the chain would in that case hang upon another; but there would not be any thing fixed to one end of it, capable of sustaining the whole; and consequently there would be no belief nor evidence. And this actually is the case with all hypothetical arguments, or reasonings upon a supposition; there being in them, neither any present impression, nor belief of a real existence. | Para dar un ejemplo de esto debemos elegir un asunto de historia y considerar por qué razón lo creemos o rechazamos. Así, creemos que César fue asesinado en el Senado en los idus de Marzo, y esto porque el hecho está establecido basándose en el testimonio unánime de los historiadores, que concuerdan en asignar a este suceso este tiempo y lugar precisos. Aquí ciertos caracteres y letras se hallan presentes a nuestra memoria o sentidos, caracteres que recordamos igualmente que han sido usados como signos de ciertas ideas; estas ideas estuvieron en los espíritus de los que se hallaron inmediatamente presentes a esta acción y que obtuvieron las ideas directamente de su existencia o fueron derivadas del testimonio de otros y éstas a su vez de otro testimonio por una graduación visible hasta llegar a los que fueron testigos oculares y espectadores del suceso. Es manifiesto que toda esta cadena de argumentos o conexión de causas y efectos se halla fundada en un principio en los caracteres o letras que son vistos o recordados y que sin la autoridad de la memoria o los sentidos nuestro razonamiento entero sería quimérico o carecería de fundamento. Cada eslabón de la cadena estaría enlazado en este caso con otro, pero no existiría nada fijo en los dos extremos de ella capaz de sostenerla en su totalidad, y, por consecuencia, no existiría ni creencia ni evidencia. Esto es realmente lo que sucede con todos los argumentos hipotéticos o razonamientos partiendo de un supuesto, por no existir en ellos ni una impresión presente ni una creencia en una existencia real. |
I need not observe, that it is no just objection to the present doctrine, that we can reason upon our past conclusions or principles, without having recourse to those impressions, from which they first arose. For even supposing these impressions should be entirely effaced from the memory, the conviction they produced may still remain; and it is equally true, that all reasonings concerning causes and effects are originally derived from some impression; in the same manner, as the assurance of a demonstration proceeds always from a comparison of ideas, though it may continue after the comparison is forgot. | No necesito observar que no existe una objeción precisa a la presente doctrina de que no podemos razonar sobre nuestras conclusiones o principios pasados sin recurrir a las impresiones de las que primeramente surgieron; pues aun suponiendo que estas impresiones estén enteramente borradas de la memoria, la convicción que produjeron subsiste aún y es igualmente cierto que todo razonamiento, relativo a las causas y efectos se deriva originalmente de alguna impresión, de la misma manera que la seguridad de una demostración procede siempre de una comparación de ideas, aunque continúe después que la comparación se ha olvidado.
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SECT. V. OF THE IMPRESSIONS OF THE SENSES AND MEMORY. | Sección V De las impresiones de los sentidos y la memoria. |
In this kind of reasoning, then, from causation, we employ materials, which are of a mixed and heterogeneous nature, and which, however connected, are yet essentially different from each other. All our arguments concerning causes and effects consist both of an impression of the memory or, senses, and of the idea of that existence, which produces the object of the impression, or is produced by it. Here therefore we have three things to explain, viz. First, The original impression. Secondly, The transition to the idea of the connected cause or effect. Thirdly, The nature and qualities of that idea. | En este razonamiento de la causalidad empleamos materiales que son de una naturaleza mixta y heterogénea y que, a pesar de estar enlazados, son esencialmente diferentes los unos de los otros. Todos nuestros argumentos relativos a las causas y efectos consisten en una impresión de la memoria o los sentidos y la idea de la existencia que produce el objeto, de la impresión o que es producida por ella. Por consiguiente, tenemos aquí tres cosas que explicar, a saber: primero, la impresión originaria; segundo, la transición a la idea de la causa o efecto relacionado; tercero, la naturaleza y cualidades de esta idea. |
As to those impressions, which arise from the senses, their ultimate cause is, in my opinion, perfectly inexplicable by human reason, and it will always be impossible to decide with certainty, whether they arise immediately from the object, or are produced by the creative power of the mind, or are derived from the author of our being. Nor is such a question any way material to our present purpose. We may draw inferences from the coherence of our perceptions, whether they be true or false; whether they represent nature justly, or be mere illusions of the senses. | En cuanto a las impresiones que surgen de los sentidos, su causa última es, en mi opinión, perfectamente inexplicable por la razón humana y será siempre imposible decidir con certidumbre si surgen inmediatamente del objeto o son producidas por el poder creador del espíritu o se derivan del autor de nuestro ser. No es tampoco esta cuestión de importancia alguna para nuestro propósito presente. Podemos realizar inferencias partiendo de la coherencia de nuestras percepciones, ya sean éstas verdaderas o falsas, ya representen a la naturaleza exactamente o sean meras ilusiones de los sentidos. |
When we search for the characteristic, which distinguishes the memory from the imagination, we must immediately perceive, that it cannot lie in the simple ideas it presents to us; since both these faculties borrow their simple ideas from the impressions, and can never go beyond these original perceptions. These faculties are as little distinguished from each other by the arrangement of their complex ideas. For though it be a peculiar property of the memory to preserve the original order and position of its ideas, while the imagination transposes and changes them, as it pleases; yet this difference is not sufficient to distinguish them in their operation, or make us know the one from the other; it being impossible to recal the past impressions, in order to compare them with our present ideas, and see whether their arrangement be exactly similar. Since therefore the memory, is known, neither by the order of its complex ideas, nor the nature of its simple ones; it follows, that the difference betwixt it and the imagination lies in its superior force and vivacity. A man may indulge his fancy in feigning any past scene of adventures; nor would there be any possibility of distinguishing this from a remembrance of a like kind, were not the ideas of the imagination fainter and more obscure. | Cuando buscamos la característica que distingue la memoria de la imaginación debemos percibir inmediatamente que no puede hallarse en las ideas simples que se nos presentan, ya que estas dos facultades toman sus ideas simples de las impresiones y no pueden ir nunca más allá de estas percepciones originales. Estas facultades tampoco se distinguen entre sí por la disposición de sus ideas complejas, pues aunque es una propiedad peculiar de la memoria el conservar el orden y posición original de sus ideas, mientras que la imaginación las altera y cambia como le place, esta diferencia, sin embargo, no es suficiente para distinguirlas por su actuación o hacérnoslas conocer la una por la otra, siendo imposible recordar las impresiones pasadas para compararlas con nuestras ideas presentes y ver si su disposición es exactamente similar. Por consiguiente, ya que la memoria no se caracteriza por el orden de sus ideas complejas ni por la naturaleza de sus ideas simples, se sigue que la diferencia entre ella y la imaginación está en su fuerza y vivacidad superior. Cuando un hombre se entrega a su fantasía para fingir alguna escena pasada de aventuras, no existiría posibilidad alguna de distinguir esto de un recuerdo de un género igual si las ideas de la imaginación no fuesen más débiles y más obscuras. |
It frequently happens, that when two men have been engaged in any scene of action, the one shall remember it much better than the other, and shall have all the difficulty in the world to make his companion recollect it. He runs over several circumstances in vain; mentions the time, the place, the company, what was said, what was done on all sides; till at last he hits on some lucky circumstance, that revives the whole, and gives his friend a perfect memory of every thing. Here the person that forgets receives at first all the ideas from the discourse of the other, with the same circumstances of time and place; though he considers them as mere fictions of the imagination. But as soon as the circumstance is mentioned, that touches the memory, the very same ideas now appear in a new light, and have, in a manner, a different feeling from what they had before. Without any other alteration, beside that of the feeling, they become immediately ideas of the memory, and are assented to. | Sucede frecuentemente que, cuando dos hombres han tomado parte en una acción o un suceso, uno de ellos la recuerda mucho mejor que otro, y puede experimentar la mayor dificultad del mundo para hacer que su compañero la recuerde. Recorre en vano varias circunstancias; menciona el tiempo, el lugar, la compañía, lo que se dijo, lo que se hizo, hasta que, por último, tropieza con alguna circunstancia afortunada que despierta el todo y procura a su amigo una memoria perfecta de cada cosa. Aquí la persona que olvida concibe desde un principio todas las ideas del discurso de la otra con las mismas circunstancias de tiempo y lugar, aunque las considera como meras ficciones de la imaginación. Pero tan pronto como la circunstancia mencionada suscita su memoria, las mismas ideas aparecen con un nuevo aspecto y poseen, en cierto modo, una cualidad afectiva diferente de la que tenían antes. Sin más alteración que la de la cualidad afectiva se convierten inmediatamente en ideas de la memoria y se les presta asentimiento. |
Since, therefore, the imagination can represent all the same objects that the memory can offer to us, and since those faculties are only distinguished by the different feeling of the ideas they present, it may be proper to consider what is the nature of that feeling. And here I believe every one will readily agree with me, that the ideas of the memory are more strong and lively than those of the fancy. | Por consiguiente, ya que la imaginación puede representarse los mismos objetos que la memoria puede ofrecemos y ya que estas facultades se distinguen solamente por la diferente cualidad afectiva de las ideas que nos presentan, será conveniente examinar cuál es la naturaleza de esta cualidad afectiva. Aquí creo que todo el mundo estará de acuerdo conmigo en que las ideas de la memoria son más fuertes y vivaces que las de la fantasía. |
A painter, who intended to represent a passion or emotion of any kind, would endeavour to get a sight of a person actuated by a like emotion, in order to enliven his ideas, and give them a force and vivacity superior to what is found in those, which are mere fictions of the imagination. The more recent this memory is, the clearer is the idea; and when after a long interval he would return to the contemplation of his object, he always finds its idea to be much decayed, if not wholly obliterated. We are frequently in doubt concerning the ideas of the memory, as they become very weak and feeble; and are at a loss to determine whether any image proceeds from the fancy or the memory, when it is not drawn in such lively colours as distinguish that latter faculty. I think, I remember such an event, says one; but am not sure. A long tract of time has almost worn it out of my memory, and leaves me uncertain whether or not it be the pure offspring of my fancy. | Un pintor que quiera representar una pasión o emoción de cualquier género tratará de tomar el gesto de una persona dominada por una emoción análoga, para vivificar nuestras ideas y darles una fuerza y vivacidad superior a la que se halla en las que son meras ficciones de la imaginación. Cuanto más reciente es la memoria, tanto más clara es la idea, y cuando después de un largo intervalo se vuelve a considerar el objeto de ella, se halla siempre que la idea se ha borrado mucho si no se ha olvidado del todo. Dudamos frecuentemente acerca de las ideas de la memoria cuando se hacen muy débiles y tenues, y somos incapaces de determinar si una imagen procede de la fantasía o la memoria cuando no se presenta tan vivamente que pueda distinguir esta última facultad. Se dice: me parece que recuerdo un suceso, pero no estoy seguro. Un largo período de tiempo casi lo ha borrado de nuestra memoria y nos deja inciertos acerca de si es o no pura creación de la fantasía. |
And as an idea of the memory, by losing its force and vivacity, may degenerate to such a degree, as to be taken for an idea of the imagination; so on the other hand an idea of the imagination may acquire such a force and vivacity, as to pass for an idea of the memory, and counterfeit its effects on the belief and judgment. This is noted in the case of liars; who by the frequent repetition of their lies, come at last to believe and remember them, as realities; custom and habit having in this case, as in many others, the same influence on the mind as nature, and infixing the idea with equal force and vigour. | Del mismo modo que una idea de la memoria, al perder su fuerza y vivacidad, puede degenerar en un grado tal que pueda ser tomada por una idea de la imaginación, una idea de la imaginación, a su vez, puede adquirir una fuerza tal que pase a ser una idea de la memoria y a producir sus efectos sobre la creencia y el juicio. Esto se nota en los casos de los mentirosos, que por la frecuente repetición de sus mentiras llegan a creer que las recuerdan como realidades, la costumbre y el hábito poseyendo en este caso, como en muchos otros, la misma influencia en el espíritu que la naturaleza y fijando la idea con igual fuerza y vigor. |
Thus it appears, that the belief or assent, which always attends the memory and senses, is nothing but the vivacity of those perceptions they present; and that this alone distinguishes them from the imagination. To believe is in this case to feel an immediate impression of the senses, or a repetition of that impression in the memory. It is merely the force and liveliness of the perception, which constitutes the first act of the judgment, and lays the foundation of that reasoning, which we build upon it, when we trace the relation of cause and effect. | Así, resulta que la creencia o asentimiento que acompaña siempre a la memoria y los sentidos no es sino la vivacidad de las percepciones que están presentes y que esto sólo los distingue de la imaginación. La creencia consiste en este caso en sentir una impresión inmediata de los sentidos o una repetición de esta impresión en la memoria. La fuerza y la vivacidad de la percepción son tan sólo las que constituyen el primer acto del juicio y proporcionan el fundamento del razonamiento que construimos sobre él cuando establecemos la relación de causa y efecto.
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SECT. VI. OF THE INFERENCE FROM THE IMPRESSION TO THE IDEA. | Sección VI De la inferencia de la impresión a la idea. |
It is easy to observe, that in tracing this relation, the inference we draw from cause to effect, is not derived merely from a survey of these particular objects, and from such a penetration into their essences as may discover the dependance of the one upon the other. There is no object, which implies the existence of any other if we consider these objects in themselves, and never look beyond the ideas which we form of them. Such an inference would amount to knowledge, and would imply the absolute contradiction and impossibility of conceiving any thing different. But as all distinct ideas are separable, it is evident there can be no impossibility of that kind. When we pass from a present impression to the idea of any object, we might possibly have separated the idea from the impression, and have substituted any other idea in its room. | Es fácil observar que al establecer esta relación la inferencia que realizamos de la causa al efecto no se deriva meramente de una consideración de estos objetos particulares y de una penetración de sus esencias capaz de descubrir la dependencia del uno con respecto del otro. No existe objeto alguno que implique la existencia de otro si consideramos estos objetos en sí mismos, y jamás vamos más allá de las ideas que nos formamos de ellos. Una inferencia tal aumentaría el conocimiento e implicaría la absoluta contradicción e imposibilidad de concebir algo diferente; pero como todas las ideas diferentes son separables, es evidente que no puede existir una imposibilidad de este género. Cuando pasamos de una impresión presente a la idea de un objeto es posible que hayamos separado la idea de impresión y hayamos puesto en su lugar otra idea. |
It is therefore by EXPERIENCE only, that we can infer the existence of one object from that of another. The nature of experience is this. We remember to have had frequent instances of the existence of one species of objects; and also remember, that the individuals of another species of objects have always attended them, and have existed in a regular order of contiguity and succession with regard to them. Thus we remember, to have seen that species of object we call flame, and to have felt that species of sensation we call heat. We likewise call to mind their constant conjunction in all past instances. Without any farther ceremony, we call the one cause and the other effect, and infer the existence of the one from that of the other. In all those instances, from which we learn the conjunction of particular causes and effects, both the causes and effects have been perceived by the senses, and are remembered But in all cases, wherein we reason concerning them, there is only one perceived or remembered, and the other is supplyed in conformity to our past experience. | Por consiguiente, sólo por experiencia podemos inferir la existencia de un objeto partiendo de la del otro. La naturaleza de la experiencia es ésta. Recordamos haber tenido frecuentemente casos de la existencia de una especie de objetos y también recordamos que los individuos de otra especie de objetos han acompañado siempre a aquéllos y han existido en un orden regular de contigÜidad y sucesión con respecto a ellos. Así, recordamos haber visto la especie de objetos que llamamos llama y haber sentido la especie de sensación que llamamos calor. Igualmente recordamos su unión constante en todos los casos pasados. Sin más requisitos, llamamos a los unos causas y a los otros efectos e inferimos la existencia de los unos partiendo de la de los otros. En todos estos casos, de los que obtenemos el enlace de causas y efectos particulares, tanto las causas como los efectos han sido percibidos por los sentidos y son recordados; pero en la totalidad de los casos en que razonamos acerca de ellos existe tan sólo un miembro percibido o recordado y el otro se suple de acuerdo con nuestra experiencia pasada. |
Thus in advancing we have insensibly discovered a new relation betwixt cause and effect, when we least expected it, and were entirely employed upon another subject. This relation is their CONSTANT CONJUNCTION. Contiguity and succession are not sufficient to make us pronounce any two objects to be cause and effect, unless we perceive, that these two relations are preserved in several instances. We may now see the advantage of quitting the direct survey of this relation, in order to discover the nature of that necessary connexion, which makes so essential a part of it. There are hopes, that by this means we may at last arrive at our proposed end; though to tell the truth, this new-discovered relation of a constant conjunction seems to advance us but very little in our way. For it implies no more than this, that like objects have always been placed in like relations of contiguity and succession; and it seems evident, at least at first sight, that by this means we can never discover any new idea, and can only multiply, but not enlarge the objects of our mind. It may be thought, that what we learn not from one object, we can never learn from a hundred, which are all of the same kind, and are perfectly resembling in every circumstance. As our senses shew us in one instance two bodies, or motions, or qualities in certain relations of success and contiguity; so our memory presents us only with a multitude of instances, wherein we always find like bodies, motions, or qualities in like relations. From the mere repetition of any past impression, even to infinity, there never will arise any new original idea, such as that of a necessary connexion; and the number of impressions has in this case no more effect than if we confined ourselves to one only. But though this reasoning seems just and obvious; yet as it would be folly to despair too soon, we shall continue the thread of our discourse; and having found, that after the discovery of the constant conjunction of any objects, we always draw an inference from one object to another, we shall now examine the nature of that inference, and of the transition from the impression to the idea. Perhaps it will appear in the end, that the necessary connexion depends on the inference, instead of the inference′s depending on the necessary connexion. | Así, al avanzar hemos descubierto insensiblemente una nueva relación entre la causa y el efecto cuando menos lo esperábamos y nos ocupábamos totalmente de otro asunto. Esta relación es su enlace constante. La contigÜidad y la sucesión no son suficientes para permitirnos declarar ante dos objetos que el uno es la causa y el otro el efecto, a menos que percibamos que estas dos relaciones se mantienen firmes en varios casos. Podemos ver ahora la ventaja de abandonar la consideración directa de esta relación para descubrir la naturaleza de la conexión necesaria que constituye una parte tan esencial de ella. Podemos esperar que por este medio lleguemos por último a nuestro fin propuesto, aunque, a decir verdad, esta relación que acabamos de descubrir del enlace constante parece hacernos progresar muy poco en nuestro camino, pues no implica mas que análogos objetos han sido enlazados por análogas relaciones de contigÜidad y sucesión, y parece evidente, al menos a primera vista, que por este medio no podemos jamás descubrir una nueva idea y que tan sólo podemos multiplicar, pero no ampliar los objetos de nuestra mente. Puede pensarse que lo que no sacamos de un objeto no podemos sacarlo de ciento que sean del mismo género y se asemejen en absoluto en todas sus circunstancias. Como nuestros sentidos nos muestran en un caso dos cuerpos o cualidades, en ciertas relaciones de sucesión y continuidad nuestra memoria nos presenta solamente una multitud de casos en que hallamos siempre cuerpos, movimientos o propiedades análogas en análogas relaciones. De la repetición de una impresión pasada, aunque sea al infinito, no surgirá una nueva idea original como lo es la del enlace necesario, y el número de impresiones no tiene en este caso más efecto que el limitarnos a una sola. Pero aunque este razonamiento parece exacto y manifiesto, como sería locura desesperar tan pronto, debemos continuar la marcha de nuestro discurso, y habiendo hallado que después del descubrimiento del enlace constante con los objetos hacemos siempre una inferencia de un objeto al otro, debemos examinar la naturaleza de esta inferencia y de la transición de la impresión a la idea. Quizá resultará, en último término, que el enlace necesario depende de la inferencia en lugar de depender la inferencia del enlace necesario. |
Since it appears, that the transition from an impression present to the memory or senses to the idea of an object, which we call cause or effect, is founded on past experience, and on our remembrance of their constant conjunction, the next question is, Whether experience produces the idea by means of the understanding or imagination; whether we are determined by reason to make the transition, or by a certain association and relation of perceptions. If reason determined us, it would proceed upon that principle, that instances, of which we have had no experience, must resemble those, of which we have had experience, and that the course of nature continues always uniformly the same. In order therefore to clear up this matter, let us consider all the arguments, upon which such a proposition may be supposed to be founded; and as these must be derived either from knowledge or probability, let us cast our eye on each of these degrees of evidence, and see whether they afford any just conclusion of this nature. | Ya que resulta que la transición de una impresión presente en la memoria o los sentidos a una idea o a un objeto, que llamamos causa o efecto, se funda en la experiencia pasada y en nuestro recuerdo de su enlace constante, se nos pone ahora la cuestión de si la experiencia produce la idea por medio del entendimiento o la imaginación, de si somos determinados a hacer esta transición por la razón o por una cierta asociación o relación de percepciones. Si la razón nos determinase, procedería basándose en el principio de que casos de los que no tenemos experiencia deben asemejarse a aquellos de que tenemos experiencia y que el curso de la naturaleza continúa siendo siempre el mismo de un modo uniforme. Por consiguiente, para esclarecer este asunto consideremos todos los argumentos sobre los que se supone fundada esta proposición, y como éstos deben derivarse de nuestro conocimiento o probabilidad, dirijamos nuestra vista a cada uno de estos grados de evidencia y veamos si proporcionan una conclusión exacta de esta naturaleza. |
Our foregoing method of reasoning will easily convince us, that there can be no demonstrative arguments to prove, that those instances, of which we have, had no experience, resemble those, of which we have had experience. We can at least conceive a change in the course of nature; which sufficiently proves, that such a change is not absolutely impossible. To form a clear idea of any thing, is an undeniable argument for its possibility, and is alone a refutation of any pretended demonstration against it. | Nuestro método precedente de razonar nos convencerá fácilmente de que no existen argumentos demostrativos para probar que los casos de que no tenemos experiencia se asemejan a aquellos de que tenemos experiencia. Podemos al menos concebir un cambio en el curso de la naturaleza, lo que prueba de un modo suficiente que este cambio no es absolutamente imposible. El formarnos una idea clara de algo constituye un argumento innegable para su posibilidad y es por sí solo una refutación de cualquier demostración pretendida en contra de él. |
Probability, as it discovers not the relations of ideas, considered as such, but only those of objects, must in some respects be founded on the impressions of our memory and senses, and in some respects on our ideas. Were there no mixture of any impression in our probable reasonings, the conclusion would be entirely chimerical: And were there no mixture of ideas, the action of the mind, in observing the relation, would, properly speaking, be sensation, not reasoning. It is therefore necessary, that in all probable reasonings there be something present to the mind, either seen or remembered; and that from this we infer something connected with it, which is not seen nor remembered. | La probabilidad, en tanto que no descubre las relaciones de las ideas consideradas como tales, sino solamente las de los objetos, debe en cierto respecto basarse en las impresiones de nuestra memoria y sentido y en ciertos respectos también en nuestras ideas. Si no existiese una mezcla de alguna impresión en nuestros razonamientos probables, la conclusión sería totalmente quimérica, y si no existiese una mezcla de ideas, la acción del espíritu al observar la relación no seria propiamente hablando razonamiento, sino sensación. Por consiguiente, es necesario que en todo razonamiento probable exista algo presente al espíritu visto o recordado, y que partiendo de esto inferamos la existencia de algo enlazado con ello que no sea ni visto recordado. |
The only connexion or relation of objects, which can lead us beyond the immediate impressions of our memory and senses, is that of cause and effect; and that because it is the only one, on which we can found a just inference from one object to another. The idea of cause and effect is derived from experience, which informs us, that such particular objects, in all past instances, have been constantly conjoined with each other: And as an object similar to one of these is supposed to be immediately present in its impression, we thence presume on the existence of one similar to its usual attendant. According to this account of things, which is, I think, in every point unquestionable, probability is founded on the presumption of a resemblance betwixt those objects, of which we have had experience, and those, of which we have had none; and therefore it is impossible this presumption can arise from probability. The same principle cannot be both the cause and effect of another; and this is, perhaps, the only proposition concerning that relation, which is either intuitively or demonstratively certain. | La única conexión o relación de ideas que puede llevarnos más allá de las impresiones inmediatas de nuestra memoria y sentidos es la de causa y efecto, y esto porque es la única sobre la que puede fundarse una inferencia exacta de un objeto a otro. La idea de causa y efecto se deriva de la experiencia, que nos informa de qué objetos particulares en todos los casos pasados han ido constantemente unidos con otros del mismo género, y cuando un objeto similar a uno de éstos se presume hallarse inmediatamente presente en su impresión suponemos la existencia de otro similar a su acompañante usual. Según esta explicación de las cosas, que es, a mi parecer, de todo punto indiscutible, la probabilidad se funda en la presunción de una semejanza entre los objetos de los que tenemos experiencia y aquellos de que no tenemos ninguna y, por consiguiente, es imposible que esta presunción surja de la probabilidad. El mismo principio no puede ser a la vez la causa y el efecto de otro, y esto es quizá la única proposición concerniente a esta relación que es cierta intuitiva o demostrativamente. |
Should any one think to elude this argument; and without determining whether our reasoning on this subject be derived from demonstration or probability, pretend that all conclusions from causes and effects are built on solid reasoning: I can only desire, that this reasoning may be produced, in order to be exposed to our examination. It may, perhaps, be said, that after experience of the constant conjunction of certain objects, we reason in the following manner. Such an object is always found to produce another. It is impossible it coued have this effect, if it was not endowed with a power of production. The power necessarily implies the effect; and therefore there is a just foundation for drawing a conclusion from the existence of one object to that of its usual attendant. The past production implies a power: The power implies a new production: And the new production is what we infer from the power and the past production. | Si alguien intenta eludir este argumento, y, sin determinar si nuestro razonamiento acerca de este asunto se deriva de la demostración o de la probabilidad, pretende que todas las conclusiones de causa y efecto se basan sobre un razona miento sólido, desearé tan sólo que este razonamiento se me indique para que sea sometido a nuestro examen. Se dirá quizá que después de la experiencia del enlace constante de ciertos objetos razonamos de la siguiente manera: Un objeto cualquiera se encuentra que siempre produce otro. Es imposible que tuviese este efecto si no se hallase dotado de un poder de producción. El poder implica necesariamente el efecto y, por consiguiente, existe un fundamento exacto para hacer una conclusión partiendo de la existencia de un objeto para llegar a la de su acompañante usual. La producción pasada implica un poder; el poder implica una nueva producción, y la nueva producción es lo que inferimos partiendo del poder y de la producción pasada. |
It were easy for me to shew the weakness of this reasoning, were I willing to make use of those observations, I have already made, that the idea of production is the same with that of causation, and that no existence certainly and demonstratively implies a power in any other object; or were it proper to anticipate what I shall have occasion to remark afterwards concerning the idea we form of power and efficacy. But as such a method of proceeding may seem either to weaken my system, by resting one part of it on another, or to breed a confusion in my reasoning, I shall endeavour to maintain my present assertion without any such assistance. | Me sería fácil mostrar la fragilidad de este razonamiento si quisiese hacer uso de las observaciones que ya he presentado de que la idea de la producción es la misma que la de causalidad y que la existencia no implica ni cierta ni demostrativamente un poder en algún otro objeto, o si fuese conveniente anticipar lo que ya tendré ocasión de indicar más adelante con referencia a la idea que nos formamos de poder y eficacia. Pero como un modo tal de proceder me parece o que debilita mi sistema, por hacer reposar una parte de él sobre otra, o que introduce una confusión en mi razonamiento, debo tratar de mantener mi afirmación presente sin una ayuda semejante. |
It shall therefore be allowed for a moment, that the production of one object by another in any one instance implies a power; and that this power is connected with its effect. But it having been already proved, that the power lies not in the sensible qualities of the cause; and there being nothing but the sensible qualities present to us; I ask, why in other instances you presume that the same power still exists, merely upon the appearance of these qualities? Your appeal to past experience decides nothing in the present case; and at the utmost can only prove, that that very object, which produced any other, was at that very instant endowed with such a power; but can never prove, that the same power must continue in the same object or collection of sensible qualities; much less, that a like power is always conjoined with like sensible qualities, should it be said, that we have experience, that the same power continues united with the same object, and that like objects are endowed with like powers, I would renew my question, why from this experience we form any conclusion beyond those past instances, of which we have had experience. If you answer this question in, the same manner as the preceding, your answer gives still occasion to a new question of the same kind, even in infinitum; which clearly proves, that the foregoing reasoning had no just foundation. | Por consiguiente, se concederá por un momento que la producción de un objeto por otro implica un poder y que es te poder se halla enlazado con su efecto. Pero habiendo probado ya que el poder no consiste en las propiedades sensibles de la causa, y no existiendo presente a nosotros más que las cualidades sensibles, yo pregunto por qué se presume en otros casos que el mismo poder existe dada meramente la apariencia de estas cualidades. El recurrir a la experiencia pasada no decide nada en el caso presente, y lo más que puede probar es solamente que el objeto que produce otro se hallaba en este instante preciso dotado de un poder tal; pero no puede probar jamás que el mismo poder debe continuar en el mismo objeto o colección de cualidades sensibles, y mucho menos que un poder semejante va siempre unido con iguales cualidades sensibles. Si se dice que tenemos experiencia de que el mismo poder continúa unido con el mismo objeto y que objetos análogos están dotados de poderes análogos, vuelvo a hacer mi pregunta de por qué sacamos de esta experiencia una conclusión que va más allá de los casos pasados de los que tenemos experiencia. Si se responde a esta cuestión del mismo modo que a la precedente, la respuesta da aún ocasión a una nueva cuestión del mismo género, y así al infinito, lo que prueba claramente que el razonamiento precedente no tiene un fundamento exacto. |
Thus not only our reason fails us in the discovery of the ultimate connexion of causes and effects, but even after experience has informed us of their constant conjunction, it is impossible for us to satisfy ourselves by our reason, why we should extend that experience beyond those particular instances, which have fallen under our observation. We suppose, but are never able to prove, that there must be a resemblance betwixt those objects, of which we have had experience, and those which lie beyond the reach of our discovery. | Así, no sólo nuestra razón fracasa en el descubrimiento del último enlace de causa y efecto, sino que aun después que la experiencia nos ha informado acerca de su enlace constante es imposible para nosotros convencernos por la razón de por qué debemos extender esta experiencia más allá de los casos particulares que han caído bajo nuestra observación. Suponemos, pero no somos jamás capaces de probarlo, que debe existir una semejanza entre los objetos de los cuales hemos tenido experiencia y los que se hallan más allá del alcance de nuestro descubrimiento. |
We have already taken notice of certain relations, which make us pass from one object to another, even though there be no reason to determine us to that transition; and this we may establish for a general rule, that wherever the mind constantly and uniformly makes a transition without any reason, it is influenced by these relations. Now this is exactly the present case. Reason can never shew us the connexion of one object with another, though aided by experience, and the observation of their constant conjunction in all past instances. When the mind, therefore, passes from the idea or impression of one object to the idea or belief of another, it is not determined by reason, but by certain principles, which associate together the ideas of these objects, and unite them in the imagination. Had ideas no more union in the fancy than objects seem to have to the understanding, we coued never draw any inference from causes to effects, nor repose belief in any matter of fact. The inference, therefore, depends solely on the union of ideas. | Hemos encontrado ya ciertas relaciones que nos hacen pasar de un objeto a otro, aun cuando no existe una razón que nos determine a este tránsito, y podemos establecer como regla general que siempre que el espíritu, de un modo constante y uniforme, hace una transición sin razón alguna, se halla influido por estas relaciones. Ahora bien; esto es lo que ocurre precisamente en el caso presente. La razón jamás puede mostrarnos el enlace de un objeto con otro, aunque esté auxiliada por la experiencia y la observación de su enlace constante en todos los casos pasados. Así, pues, cuando el espíritu pasa de una idea o impresión de un objeto a la idea o creencia de otro no está determinado por la razón, sino por ciertos principios que asocian entre sí las ideas de estos objetos y las unen en la imaginación. Si las ideas no tuviesen mayor unión en la fantasía que los objetos parecen tenerla para el entendimiento, no podríamos hacer jamás una inferencia de causa a efecto ni podría reposar la creencia sobre hechos. La inferencia, pues, depende tan sólo de la unión de las ideas. |
The principles of union among ideas, I have reduced to three general ones, and have asserted, that the idea or impression of any object naturally introduces the idea of any other object, that is resembling, contiguous to, or connected with it. These principles I allow to be neither the infallible nor the sole causes of an union among ideas. They are not the infallible causes. For one may fix his attention during Sometime on any one object without looking farther. They are not the sole causes. For the thought has evidently a very irregular motion in running along its objects, and may leap from the heavens to the earth, from one end of the creation to the other, without any certain method or order. But though I allow this weakness in these three relations, and this irregularity in the imagination; yet I assert that the only general principles, which associate ideas, are resemblance, contiguity and causation. | Los principios de unión entre las ideas los he reducido a tres tipos generales, y he afirmado que la idea o impresión de un objeto despierta naturalmente la idea de otro objeto semejante, contiguo o enlazado con ella. Concedo que estos principios no son ni infalibles ni la única causa de unión entre las ideas. No son causas infalibles, pues se puede fijar la atención durante algún tiempo en un objeto y no ir más allá de él. No son las únicas causas, pues el pensamiento tiene un movimiento muy irregular al recorrer sus objetos y puede pasar de los cielos a la tierra, de un extremo a otro de la creación, sin método u orden alguno. Sin embargo, aunque reconozco esta debilidad en estas tres relaciones y la irregularidad de la imaginación, afirmo que los únicos principios generales que asocian las ideas son semejanza, contigÜidad y causalidad. |
There is indeed a principle of union among ideas, which at first sight may be esteemed different from any of these, but will be found at the bottom to depend on the same origin. When every individual of any species of objects is found by experience to be constantly united with an individual of another species, the appearance of any new individual of either species naturally conveys the thought to its usual attendant. Thus because such a particular idea is commonly annexed to such a particular word, nothing is required but the hearing of that word to produce the correspondent idea; and it will scarce be possible for the mind, by its utmost efforts, to prevent that transition. In this case it is not absolutely necessary, that upon hearing such a particular sound we should reflect on any past experience, and consider what idea has been usually connected with the sound. The imagination of itself supplies the place of this reflection, and is so accustomed to pass from the word to the idea, that it interposes not a moment′s delay betwixt the hearing of the one, and the conception of the other. | Existe de hecho un principio de unión entre las ideas que a primera vista parece ser diferente de alguno de éstos, pero que en el fondo se hallará que depende del mismo origen. Cuando un ejemplar de una especie de objetos se halla por experiencia que va constantemente unido con un ejemplar de otra especie, la apariencia de un nuevo individuo de una de las especies sugiere naturalmente el pensamiento de su acompañante acostumbrado. Así, ya que una idea particular va unida corrientemente a una palabra particular, no se requiere más que la audición de esta palabra para producir la idea correspondiente, y es casi imposible para el espíritu, aun por sus mayores esfuerzos, evitar esta transición. En este caso no es en absoluto necesario que después de la audición de un sonido determinado reflexionemos sobre una experiencia pasada y consideremos que la idea ha estado enlazada usualmente con el sonido. La imaginación, por sí misma, suple a la reflexión y se halla tan habituada a pasar de la palabra a la idea, que no se interpone ni un momento entre la audición de la una y la concepción de la otra. |
But though I acknowledge this to be a true principle of association among ideas, I assert it to be the very same with that betwixt the ideas of cause and effects and to be an essential part in all our reasonings from that relation. We have no other notion of cause and effect, but that of certain objects, which have been always conjoined together, and which in all past instances have been found inseparable. We cannot penetrate into the reason of the conjunction. We only observe the thing itself, and always find that from the constant conjunction the objects acquire an union in the imagination. When the impression of one becomes present to us, we immediately form an idea of its usual attendant; and consequently we may establish this as one part of the definition of an opinion or belief, that it is an idea related to or associated with a present impression. | Aunque yo reconozco que esto es un principio verdadero de asociación entre las ideas, afirmo que es el mismo que el que existe entre las ideas de causa y efecto y que constituye una parte esencial de nuestros razonamientos basados en esta rela ción. No tenemos otra noción de causa y efecto más que la de ciertos objetos que han sido enlazados siempre juntos y que en todos los casos pasados se ha hallado que son inseparables. No podemos penetrar en la razón del enlace. Solamente observamos la cosa misma y hallamos siempre que, partiendo del enlace constante, los objetos requieren su unión en la imaginación. Cuando la impresión del uno llega a estarnos presente nos formamos inmediatamente una idea de su acompañante acostumbrado y, por consecuencia, podemos establecer como una parte de la definición de una opinión o creencia que es una idea relacionada o asociada con una impresión presente. |
Thus though causation be a philosophical relation, as implying contiguity, succession, and constant conjunction, yet it is only so far as it is a natural relation, and produces an union among our ideas, that we are able to reason upon it, or draw any inference from it. | Así, aunque la causa sea una relación filosófica implicando contigÜidad, sucesión y enlace constante, sin embargo, solamente en tanto que es una relación natural y produce una unión entre nuestras ideas somos capaces de razonar sobre ella o de hacer una inferencia partiendo de ella.
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SECT. VII. OF THE NATURE OF THE IDEA OR BELIEF. | Sección VII De la naturaleza de la idea o creencia. |
The idea of an object is an essential part of the belief of it, but not the whole. We conceive many things, which we do not believe. In order then to discover more fully the nature of belief, or the qualities of those ideas we assent to, let us weigh the following considerations. | 62 La idea de un objeto es una parte esencial de la creencia acerca de él, pero no toda ella. Concebimos muchas cosas que no creemos. Para descubrir, pues, más plenamente la naturaleza de la creencia, o de las cualidades de las ideas a que asentimos, debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones: |
It is evident, that all reasonings from causes or effects terminate in conclusions, concerning matter of fact; that is, concerning the existence of objects or of their qualities. It is also evident, that the idea, of existence is nothing different from the idea of any object, and that when after the simple conception of any thing we would conceive it as existent, we in reality make no addition to or alteration on our first idea. Thus when we affirm, that God is existent, we simply form the idea of such a being, as he is represented to us; nor is the existence, which we attribute to him, conceived by a particular idea, which we join to the idea of his other qualities, and can again separate and distinguish from them. But I go farther; and not content with asserting, that the conception of the existence of any object is no addition to the simple conception of it, I likewise maintain, that the belief of the existence joins no new ideas to those which compose the idea of the object. When I think of God, when I think of him as existent, and when I believe him to be existent, my idea of him neither encreases nor diminishes. But as it is certain there is a great difference betwixt the simple conception of the existence of an object, and the belief of it, and as this difference lies not in the parts or composition of the idea, which we conceive; it follows, that it must lie in the manner, in which we conceive it. | Es evidente que todos los razonamientos de causas o efectos terminan en conclusiones que se refieren a hechos, esto es, que se refieren a la existencia de objetos o de sus cualidades. Es también evidente que la idea de existencia no es nada diferente de la idea de un objeto, y que cuando después de la simple concepción de algo queremos concebirlo como existente, en realidad no añadimos nada a nuestra primera idea o la alteramos. Así, cuando afirmamos que Dios existe nos formamos simplemente la idea de un ser tal como nos es presentado, y la existencia que le atribuimos no es concebida por una idea particular que unamos a la idea de sus otras cualidades y que pueda nuevamente ser separada y distinguida de ellas. Voy aún más lejos, y no contento con afirmar que la concepción de la existencia de un objeto no es una adición a su simple concepción, mantengo igualmente que la creencia en la existencia no aporta una nueva idea para unirla con las que componen la idea del objeto. Cuando yo pienso en Dios, cuando yo lo pienso como existente y cuando creo que existe, mi idea de él ni aumenta ni disminuye. |
Suppose a person present with me, who advances propositions, to which I do not assent, that Caesar dyed in his bed, that silver is more fusible, than lead, or mercury heavier than gold; it is evident, that notwithstanding my incredulity, I clearly understand his meaning, and form all the same ideas, which he forms. My imagination is endowed with the same powers as his; nor is it possible for him to conceive any idea, which I cannot conceive; nor conjoin any, which I cannot conjoin. I therefore ask, Wherein consists the difference betwixt believing and disbelieving any proposition? The answer is easy with regard to propositions, that are proved by intuition or demonstration. In that case, the person, who assents, not only conceives the ideas according to the proposition, but is necessarily determined to conceive them in that particular manner, either immediately or by the interposition of other ideas. Whatever is absurd is unintelligible; nor is it possible for the imagination to conceive any thing contrary to a demonstration. But as in reasonings from causation, and concerning matters of fact, this absolute necessity cannot take place, and the imagination is free to conceive both sides of the question, I still ask, Wherein consists the deference betwixt incredulity and belief? since in both cases the conception of the idea is equally possible and requisite. | Pero como es cierto que existe una gran diferencia entre la simple concepción de la existencia de un objeto y la creencia en él, y como esta diferencia no está en los elementos o composición de la idea que concebimos, se sigue que debe estar en la manera de concebirlo. Supóngase que una persona presente ante mí establece proposiciones a las cuales no puedo asentir: que César murió en su cama, que la plata es más fusible que el plomo o el mercurio más pesado que el oro; es evidente que, a pesar de mi incredulidad, entiendo claramente lo que quiere decir y me formo las mismas ideas que él se forma. Mi imaginación está dotada con las mismas facultades que la suya y no le es posible concebir una idea que yo no pueda concebir o enlazar ideas que yo no pueda enlazar. Por consiguiente, pregunto en qué consiste la diferencia entre creencia y no creencia con respecto de una proposición. La respuesta es fácil con respecto a las proposiciones que son probadas por intuición o demostración. En este caso, la persona que asiente no sólo concibe las ideas de acuerdo con la proposición, sino que es llevado necesariamente a concebirlas de una manera particular o inmediatamente o por la interposición de otras ideas. Todo lo que es absurdo es ininteligible y no es posible para la imaginación concebir algo contrario a la demostración. Sin embargo, como en los razonamientos de la causalidad y referentes a los hechos esta necesidad absoluta no puede tener lugar y la imaginación se halla libre de concebir ambos lados de la cuestión, yo me pregunto aún en qué consiste la diferencia entre incredulidad y creencia, ya que en ambos casos la concepción de la idea es igualmente posible y requerida. |
It will not be a satisfactory answer to say, that a person, who does not assent to a proposition you advance; after having conceived the object in the same manner with you; immediately conceives it in a different manner, and has different ideas of it. This answer is unsatisfactory; not because it contains any falshood, but because it discovers not all the truth. It is contest, that in all cases, wherein we dissent from any person, we conceive both sides of the question; but as we can believe only one, it evidently follows, that the belief must make some difference betwixt that conception to which we assent, and that from which we dissent. We may mingle, and unite, and separate, and confound, and vary our ideas in a hundred different ways; but until there appears some principle, which fixes one of these different situations, we have in reality no opinion: And this principle, as it plainly makes no addition to our precedent ideas, can only change the manner of our conceiving them. | No es una respuesta satisfactoria decir que una persona que no asiente a la proposición que presentamos, cuando ha concebido el objeto de la misma manera que nosotros, lo concibe inmediatamente de un modo diferente y tiene ideas diferentes de él. Esta respuesta no es satisfactoria, no porque contenga alguna falsedad, sino porque no descubre toda la verdad. Se confiesa que en todos los casos en que disentimos de una persona concebimos ambos lados de la cuestión; pero como podemos creer tan sólo en uno, se sigue evidentemente que la creencia debe hacer alguna diferencia entre la concepción a la que asentimos y aquella de que disentimos. Podemos combinar, unir, separar, confundir y variar nuestras ideas de mil modos diferentes; pero hasta que aparece algún principio que fija una de estas situaciones diferentes no tenemos en realidad una opinión, y este principio no añadiendo nada a las ideas precedentes, puede cambiar tan sólo la manera de concebirlas. |
All the perceptions of the mind are of two kinds, viz. impressions and ideas, which differ from each other only in their different degrees of force and vivacity. Our ideas are copyed from our impressions, and represent them in all their parts. When you would any way vary the idea of a particular object, you can only encrease or diminish its force and vivacity. If you make any other change on it, it represents a different object or impression. The case is the same as in colours. A particular shade of any colour may acquire a new degree of liveliness or brightness without any other variation. But when you produce any other variation, it is no longer the same shade or colour. So that as belief does nothing but vary the manner, in which we conceive any object, it can only bestow on our ideas an additional force and vivacity. An opinion, therefore, or belief may be most accurately defined, a lively idea related to or associated with a present impression. | Todas las percepciones del espíritu son de dos géneros, a saber: impresiones e ideas que difieren entre sí tan sólo por sus diferentes grados de fuerza y vivacidad. Nuestras ideas son copia de nuestras impresiones y las representan en todas sus partes. Cuando se quiere cambiar la idea de un objeto particular no se puede hacer más que aumentar o disminuir su fuerza y vivacidad. Si se hace otro cambio en ella representará un objeto diferente o impresión. Sucede lo mismo con los colores. Un determinado matiz de un color puede adquirir un nuevo grado de viveza o claridad sin otra variación; pero si se produce alguna otra variación deja de ser el mismo matiz o color; así, que como la creencia no hace más que variar la manera de que concebimos algún objeto, puede solamente conceder a nuestras ideas una fuerza y vivacidad adicionales. Por consiguiente, una opinión o creencia puede ser más exactamente definida como una idea vivaz relacionada o asociada con una impresión presente (17). |
We may here take occasion to observe a very remarkable error, which being frequently inculcated in the schools, has become a kind of establishd maxim, and is universally received by all logicians. This error consists in the vulgar division of the acts of the understanding, into CONCEPTION, JUDGMENT and REASONING, and in the definitions we give of them. Conception is defind to be the simple survey of one or more ideas: Judgment to be the separating or uniting of different ideas: Reasoning to be the separating or uniting of different ideas by the interposition of others, which show the relation they bear to each other. But these distinctions and definitions are faulty in very considerable articles. For FIRST, it is far from being true, that in every judgment, which we form, we unite two different ideas; since in that proposition, GOD IS, or indeed any other, which regards existence, the idea of existence is no distinct idea, which we unite with that of the object, and which is capable of forming a compound idea by the union. SECONDLY, As we can thus form a proposition, which contains only one idea, so we may exert our reason without employing more than two ideas, and without having recourse to a third to serve as a medium betwixt them. We infer a cause immediately from its effect; and this inference is not only a true species of reasoning, but the strongest of all others, and more convincing than when we interpose another idea to connect the two extremes. What we may in general affirm concerning these three acts of the understanding is, that taking them in a proper light, they all resolve themselves into the first, and are nothing but particular ways of conceiving our objects. Whether we consider a single object, or several; whether we dwell on these objects, or run from them to others; and in whatever form or order we survey them, the act of the mind exceeds not a simple conception; and the only remarkable difference, which occurs on this occasion, is, when we join belief to the conception, and are persuaded of the truth of what we conceive. This act of the mind has never yet been explaind by any philosopher; and therefore I am at liberty to propose my hypothesis concerning it; which is, that it is only a strong and steady conception of any idea, and such as approaches in some measure to an immediate impression. | … |
Here are the heads of those arguments, which lead us to this conclusion. When we infer the existence of an object from that of others, some object must always be present either to the memory or senses, in order to be the foundation of our reasoning; since the mind cannot run up with its inferences IN INFINITUM. Reason can never satisfy us that the existence of any one object does ever imply that of another; so that when we pass from the impression of one to the idea or belief of another, we are not determined by reason, but by custom or a principle of association. But belief is somewhat more than a simple idea. It is a particular manner of forming an idea: And as the same idea can only be varyed by a variation of its degrees of force and vivacity; it follows upon the whole, that belief is a lively idea produced by a relation to a present impression, according to the foregoing definition.] | He aquí los momentos capitales de los argumentos que nos conducen a esta conclusión: Cuando inferimos la existencia de un objeto partiendo de la de otro, algún objeto debe hallarse presente a la memoria o los sentidos para ser el fundamento de nuestro razonamiento, ya que el espíritu no puede realizar sus inferencias al infinito. La razón no puede jamás convencernos de que la existencia de un objeto implica la de otro; así, que cuando pasamos de la impresión del uno a la idea o creencia del otro no nos hallamos determinados por la razón, sino por el hábito o un principio de asociación. Sin embargo, la creencia es algo más que una simple idea. Es una manera peculiar de formarnos una idea, y como la misma idea puede solamente variar por la variación de sus grados de fuerza y vivacidad, se sigue de todo lo anterior que la creencia es una idea vivaz producida por una relación con la impresión presente según la definición que precede. |
This operation of the mind, which forms the belief of any matter of fact, seems hitherto to have been one of the greatest mysteries of philosophy; though no one has so much as suspected, that there was any difficulty in explaining it. For my part I must own, that I find a considerable difficulty in the case; and that even when I think I understand the subject perfectly, I am at a loss for terms to express my meaning. I conclude, by an induction which seems to me very evident, that an opinion or belief is nothing but an idea, that is different from a fiction, not in the nature or the order of its parts, but in the manner of its being conceived. But when I would explain this manner, I scarce find any word that fully answers the case, but am obliged to have recourse to every one′s feeling, in order to give him a perfect notion of this operation of the mind. An idea assented to FEELS different from a fictitious idea, that the fancy alone presents to us: And this different feeling I endeavour to explain by calling it a superior force, or vivacity, or solidity, or FIRMNESS, or steadiness. This variety of terms, which may seem so unphilosophical, is intended only to express that act of the mind, which renders realities more present to us than fictions, causes them to weigh more in the thought, and gives them a superior influence on the passions and imagination. Provided we agree about the thing, it is needless to dispute about the terms. The imagination has the command over all its ideas, and can join, and mix, and vary them in all the ways possible. It may conceive objects with all the circumstances of place and time. It may set them, in a manner, before our eyes in their true colours, just as they might have existed. But as it is impossible, that that faculty can ever, of itself, reach belief, it is evident, that belief consists not in the nature and order of our ideas, but in the manner of their conception, and in their feeling to the mind. T confess, that it is impossible to explain perfectly this feeling or manner of conception. We may make use of words, that express something near it. But its true and proper name is belief, which is a term that every one sufficiently understands in common life. And in philosophy we can go no farther, than assert, that it is something felt by the mind, which distinguishes the ideas of the judgment from the fictions of the imagination. It gives them more force and influence; makes them appear of greater importance; infixes them in the mind; and renders them the governing principles of all our actions. | La actividad del espíritu, que constituye la creencia en algún hecho, parece hasta ahora haber sido uno de los más grandes misterios de la filosofia, aunque nadie ha sospechado que existía alguna dificultad para explicarlo. Por mi parte, debo confesar que encuentro una dificultad considerable en este caso, y que, aun cuando me parece que entiendo el asunto perfectamente, no hallo palabras para expresar lo que quiero decir. Concluyo por una inducción que me parece muy evidente: que una opinión o creencia no es más que una idea que es diferente de una ficción, no en la naturaleza o en el orden de sus partes, sino en la manera de ser concebida. Pero cuando quiero explicar esta manera, apenas encuentro alguna palabra que responda plenamente a mi representación, sino que me veo obligado a recurrir al sentimiento de cada uno para dar una noción perfecta de esta actividad del espíritu. Una idea a la que se asiente es sentida de un modo diferente que una idea ficticia que la fantasía nos presenta, y este sentimiento diferente intento explicarlo llamándole una fuerza, viveza, solidez, firmeza, fijeza superior. Esta variedad de términos, que parece ser tan poco filosófica, tiende tan sólo a expresar el acto del espíritu que hace más presentes para nosotros las realidades que las ficciones y que las hace tener más importancia en el pensamiento y les concede una influencia superior sobre las pasiones y la imaginación. Con tal de que estemos de acuerdo con respecto a la cosa es innecesario discutir con respecto a las palabras. La imaginación domina todas sus ideas y puede unirlas, mezclarlas y variarlas de todos los modos posibles. Puede concebir 64 objetos con todas las circunstancias de lugar y tiempo. Puede presentárnoslos, en cierto modo, tan vivamente como si hubiesen existido. Pero como es imposible que esta facultad pueda por sí misma lograr nunca la creencia, es evidente que la creencia no consiste ni en la naturaleza ni en el orden de nuestras ideas, sino en la forma de su concepción y en su afección con respecto al espíritu. Confieso que es imposible explicar perfectamente este sentimiento o forma de concepción. Hacemos uso de palabras que expresan algo próximo. Su verdadero y propio nombre es creencia, que es un término que todo el mundo entiende de un modo suficiente en la vida diaria. En filosofía no podemos hacer más que afirmar que hay algo sentido por el espíritu que distingue las ideas del juicio de las ficciones de la imaginación, les da más fuerza e influencia, las hace aparecer de mayor importancia, las fija en el espíritu y las convierte en los principios directores de nuestras acciones. |
This definition will also be found to be entirely conformable to every one′s feeling and experience. Nothing is more evident, than that those ideas, to which we assent, are more strong, firm and vivid, than the loose reveries of a castle-builder. If one person sits down to read a BOOK as a romance, and another as a true history, they plainly receive the same ideas, and in the same order; nor does the incredulity of the one, and the belief of the other hinder them from putting the very same sense upon their author. His words produce the same ideas in both; though his testimony has not the same influence on them. The latter has a more lively conception of all the incidents. He enters deeper into the concerns of the persons: represents to himself their actions, and characters, and friendships, and enmities: He even goes so far as to form a notion of their features, and air, and person. While the former, who gives no credit to the testimony of the author, has a more faint and languid conception of all these particulars; and except on account of the style and ingenuity of the composition, can receive little entertainment from it. | Se verá que esta definición está de acuerdo con el sentimiento y la experiencia de cada uno. Nada es más evidente que estas ideas a las que asentimos son más fuertes, firmes y vivaces que las imaginaciones inconexas del que hace castillos en el aire. Si una persona se pone a leer un libro tal como una novela y otra una historia verdadera, conciben claramente las mismas ideas y en el mismo orden, y la incredulidad del uno y la creencia del otro no impiden a ambos poner en el autor el sentido del libro. Sus palabras producen las mismas ideas en ambos, aunque su testimonio no tiene la misma influencia sobre ellos. El último tiene una concepción más vivaz de todos los incidentes, entra más profundamente en las preocupaciones de las personas, se representa sus acciones, caracteres, amistades y enemistades, y llega hasta formarse una noción de su figura, porte y personalidad. El primero, en cambio, que no da crédito al testimonio del autor, tiene una concepción más débil y lánguida de todas estas particularidades, y fuera del estilo y naturalidad de la composición, puede sacar muy poco placer de ella.
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SECT. VIII. OF THE CAUSES OF BELIEF. | Sección VIII De las causas de la creencia. |
Having thus explained the nature of belief, and shewn that it consists in a lively idea related to a present impression; let us now proceed to examine from what principles it is derived, and what bestows the vivacity on the idea. | Habiendo así explicado la naturaleza de la creencia y mostrado que consiste en una idea vivaz relacionada con la impresión presente, procedamos ahora a examinar de qué principio se deriva y qué concede vivacidad a la idea. |
I would willingly establish it as a general maxim in the science of human nature, that when any impression becomes present to us, it not only transports the mind to such ideas as are related to it, but likewise communicates to them a share of its force and vivacity. All the operations of the mind depend in a great measure on its disposition, when it performs them; and according as the spirits are more or less elevated, and the attention more or less fixed, the action will always have more or less vigour and vivacity. When therefore any object is presented, which elevates and enlivens the thought, every action, to which the mind applies itself, will be more strong and vivid, as Tong as that disposition continues, Now it is evident the continuance of the disposition depends entirely on the objects, about which the mind is employed; and that any new object naturally gives a new direction to the spirits, and changes the disposition; as on the contrary, when the mind fixes constantly on the same object, or passes easily and insensibly along related objects, the disposition has a much longer duration. Hence it happens, that when the mind is once inlivened by a present impression, it proceeds to form a more lively idea of the related objects, by a natural transition of the disposition from the one to the other. The change of the objects is so easy, that the mind is scarce sensible of it, but applies itself to the conception of the related idea with all the force and vivacity it acquired from the present impression. | Establecería gustoso, como una máxima general de la ciencia de la naturaleza humana, que cuando una impresión llega a estarnos presente, no sólo conduce al espíritu a ideas que están relacionadas con ella, sino que también comunica a éstas una cantidad de su fuerza y vivacidad. Todas las actividades del espíritu dependen en gran medida de su disposición cuando las realiza; y según que los espíritus estén más o menos excitados y la atención más o menos fija, la acción tendrá siempre más o menos vigor y vivacidad. Por consiguiente, cuando un objeto que excita y vivifica el pensamiento se presenta, toda actividad a la que el espíritu se aplique será más intensa y vivaz tan largo tiempo como esta disposición continúe. Ahora bien; es evidente que la continuación de la disposición depende enteramente de los objetos sobre los que el espíritu actúa, y que un nuevo objeto da de un modo natural una nueva dirección a los espíritus animales y cambia la disposición del mismo modo que, por el contrario, cuando el espíritu se fija de una manera constante en el mismo objeto o pasa fácil e insensiblemente a lo largo de objetos relacionados, la disposición tiene una duración mucho más larga. Por esto sucede que cuando el espíritu se halla vivificado por una impresión presente, se forma una idea más vivaz de los objetos relacionados por una transición natural de la dis posición del uno a los otros. El cambio de un objeto es tan fácil que el espíritu no es casi sensible a él, sino que se aplica a la concepción de la idea relacionada con toda la fuerza y vivacidad que adquiere de la impresión presente. |
If in considering the nature of relation, and that facility of transition, which is essential to it, we can satisfy ourselves concerning the reality of this phaenomenon, it is well: But I must confess I place my chief confidence in experience to prove so material a principle. We may, therefore, observe, as the first experiment to our present purpose, that upon the appearance of the picture of an absent friend, our idea of him is evidently inlivened by the resemblance, and that every passion, which that idea occasions, whether of joy or sorrow, acquires new force and vigour. In producing this effect there concur both a relation and a present impression. Where the picture bears him no resemblance, or at least was not intended for him, it never so much as conveys our thought to him: And where it is absent, as well as the person; though the mind may pass from the thought of the one to that of the other; it feels its idea to be rather weekend than inlivened by that transition. We take a pleasure in viewing the picture of a friend, when it is set before us; but when it is removed, rather choose to consider him directly, than by reflexion in an image, which is equally distinct and obscure. | Si al considerar la naturaleza de la relación y la facilidad de la transición que le es esencial podemos convencernos de la realidad de este fenómeno, bien; si no, debo confesar que baso mi confianza capital en la experiencia para probar un principio tan importante. Por consiguiente, podemos presentar, como el primer experimento para nuestro presente propósito, que ante la apariencia de un retrato de un amigo ausente nuestra idea de él se vivifica evidentemente por la semejanza y que toda pasión que esta idea ocasiona, sea de alegría o pena, adquiere nueva fuerza y vigor. A producir este efecto concurren una relación y una impresión presente. Cuando el retrato no posee semejanza con él o al menos no es tomado por suyo no lleva nuestro pensamiento hacia él, y cuando se halla ausente, lo mismo que la persona, aunque el pensamiento pueda pasar del uno al otro se experimenta que su idea por esta transición es más bien debilitada que vivificada. Nos agrada ver el retrato de un amigo cuando está ante nosotros; pero cuando está ausente preferimos considerarlo directamente, más bien que por su reproducción en una imagen que se halla igualmente distante y es igualmente obscura. |
The ceremonies of the Roman Catholic religion may be considered as experiments of the same nature. The devotees of that strange superstition usually plead in excuse of the mummeries, with which they are upbraided, that they feel the good effect of those external motions, and postures, and actions, in enlivening their devotion, and quickening their fervour, which otherwise would decay away, if directed entirely to distant and immaterial objects. We shadow out the objects of our faith, say they, in sensible types and images, and render them more present to us by the immediate presence of these types, than it is possible for us to do, merely by an intellectual view and contemplation. Sensible objects have always a greater influence on the fancy than any other; and this influence they readily convey to those ideas, to which they are related, and which they Resemble. I shall only infer from these practices, and this reasoning, that the effect of resemblance in inlivening the idea is very common; and as in every case a resemblance and a present impression must concur, we are abundantly supplyed with experiments to prove the reality of the foregoing principle. | Las ceremonias de la religión católica romana pueden ser consideradas como experimentos de la misma naturaleza. Los devotos de esta extraña superstición dicen, en defensa de las mascaradas que se les echan en cara, que experimentan el buen efecto de estos movimientos externos, posturas y acciones en la vivificación de su devoción y aumento de su fervor, que de otro modo decaería si se dirigiese enteramente a objetos distantes e inmateriales. Representamos los objetos de nuestra fe, dicen, con objetos e imágenes sensibles y los hacemos más presentes a nosotros por la presencia inmediata de estos tipos de lo que es posible hacerlos meramente por una visión y contemplación intelectual. Los objetos sensibles tienen siempre una mayor influencia sobre la fantasía que los otros, y conceden esta influencia fácilmente a las ideas con que están relacionados y a las que se les asemejan. Solamente inferiré de estas prácticas y este razonamiento que el efecto de la semejanza, consistente en vivificar la idea, es muy corriente, y como en todo caso deben concurrir una semejanza y una impresión presente, poseemos experimentos abundantes para probar la realidad de los principios precedentes. |
We may add force to these experiments by others of a different kind, in considering the effects of contiguity, as well as of resemblance. It is certain, that distance diminishes the force of every idea, and that upon our approach to any object; though it does not discover itself to our senses; it operates upon the mind with an influence that imitates an immediate impression. The thinking on any object readily transports the mind to what is contiguous; but it is only the actual presence of an object, that transports it with a superior vivacity. When I am a few miles from home, whatever relates to it touches me more nearly than when I am two hundred leagues distant; though even at that distance the reflecting on any thing in the neighbourhood of my friends and family naturally produces an idea of them. But as in this latter case, both the objects of the mind are ideas; notwithstanding there is an easy transition betwixt them; that transition alone is not able to give a superior vivacity to any of the ideas, for want of some immediate impression. [FN 6. NATURANE NOBIS, IN QUIT, DATUM DICAM, AN ERRORE QUODAM, UT, CUM EA LOCA VIDEAMUS, IN QUIBUS MEMORIA DIGNOS VIROS ACCEPERIMUS MULTURN ESSE VERSATOS, MAGIS MOVEAMUR, QUAM SIQUANDO EORUM IPSORUM AUT JACTA AUDIAMUS, AUT SCRIPTUM ALIQUOD LEGAMUS? VELUT EGO NUNC MOVEOR. VENIT ENIM MIHI PLATONIS IN MENTEM: QUEM ACCIPIMUS PRIMURN HIC DISPUTARE SOLITUM: CUJUS ETIAM ILLI HORTULI PROPINQUI NON MEMORIAM SOLUM MIHI AFFERUNT, SED IPSUM VIDENTUR IN CONSPECTU MEO HIC PONERE. HIC SPEUSIPPUS, HIC XENOCRATES, HIC EJUS AUDITOR POLEMO; CUJUS IPSA ILLA SESSIO FUIT, QUAM VIDEAMUS. EQUIDEM ETIAM CURIAM NOSTRAM, HOSTILIAM DICO, NON HANC NOVAM, QUAE MIHI MINOR ESSE VIDETUR POST QUAM EST MAJOR, SOLE BARN INTUENS SCIPIONEM, CATONEM, LACLIUM, NOSTRUM VERO IN PRIMIS AVUM COGITARE. TANTA VIS ADMONITIONIS INEST IN LOCIS; UT NON SINE CAUSA EX HIS MEMORIAE DUCTA SIT DISCIPLINA. Cicero de Finibus, lib. 5. {"Should I, he said, "attribute to instinct or to some kind of illusion the fact that when we see those places in which we are told notable men spent much of their time, we are more powerfully affected than when we hear of the exploits of the men themselves or read something written? This is just what is happening to me now; for I am reminded of Plato who, we are told, was the first to make a practice of holding discussions here. Those gardens of his near by do not merely put me in mind of him; they seem to set the man himself before my very eyes. Speusippus was here; so was Xenocrates; so was his pupil, Polemo, and that very seat which we may view was his. "Then again, when I looked at our Senate-house (I mean the old building of Hostilius, not this new one; when it was enlarged, it diminished in my estimation), I used to think of Scipio, Cato, Laelius and in particular of my own grandfather. "Such is the power of places to evoke associations; so it is with good reason that they are used as a basis for memory training."}] | Podemos dar más fuerza a estos experimentos mediante otro de diferente género, considerando los efectos de la contigÜidad del mismo modo que los de la semejanza. Es cierto que la distancia disminuye la fuerza de toda idea y que cuando nos aproximamos a un objeto, aunque no se descubra a nuestros sentidos, actúa sobre el espíritu con una influencia que imita a la impresión inmediata. El pensamiento de un objeto lleva rápidamente al espíritu al que le es contiguo, pero sólo la presencia actual de un objeto la transporta con una vivacidad superior. Cuando me hallo a pocas millas de mi casa todo lo relativo a ella me impresiona más directamente que cuando me encuentro distante doscientas leguas, aunque a esta distancia aun la reflexión acerca de algo en la vecindad de mis amigos y familia produce una idea de ellos. Sin embargo, como en este último caso ambos objetos del espíritu son ideas, a pesar de existir una fácil transición entre ellas, esta transición por sí sola no es capaz de conceder una vivacidad superior a alguna de las ideas por faltar una impresión inmediata (18). |
No one can doubt but causation has the same influence as the other two relations; of resemblance and contiguity. Superstitious people are fond of the relicks of saints and holy men, for the same reason that they seek after types and images, in order to enliven their devotion, and give them a more intimate and strong conception of those exemplary lives, which they desire to imitate. Now it is evident, one of the best relicks a devotee coued procure, would be the handywork of a saint; and if his cloaths and furniture are ever to be considered in this light, it is because they were once at his disposal, and were moved and affected by him; in which respect they are to be considered as imperfect effects, and as connected with him by a shorter chain of consequences than any of those, from which we learn the reality of his existence. This phaenomenon clearly proves, that a present impression with a relation of causation may, inliven any idea, and consequently produce belief or assent, according to the precedent definition of it. | Nadie puede dudar de que la causalidad tiene la misma influencia que las otras dos relaciones de semejanza y contigÜidad. Las gentes supersticiosas se apasionan por las reliquias de los santos y hombres piadosos por la misma razón que buscan tipos e imágenes para vivificar su devoción, y aquéllas les proporcionan una más íntima y vigorosa concepción de estas vidas ejemplares que desean imitar. Ahora bien; es evidente que unas de las mejores reliquias que el devoto puede procurarse son las cosas que han servido al santo, y si sus vestidos e instrumentos se consideran siempre así es porque dispuso en un tiempo de ellos y fueron manejados y usados por él, por cuyo respecto han de ser considerados como efectos imperfectos y como enlazados con él por una más breve cadena de consecuencias que aquellos por los cuales conocemos la realidad de su existencia. Este fenómeno prueba claramente que una impresión presente mediante la relación de causalidad, puede vivificar una idea y, por consecuencia, producir la creencia o asentimiento según la anterior definición de ésta. |
But why need we seek for other arguments to prove, that a present impression with a relation or transition of the fancy may inliven any idea, when this very instance of our reasonings from cause and effect will alone suffice to that purpose? It is certain we must have an idea of every matter of fact, which we believe. It is certain, that this idea arises only from a relation to a present impression. It is certain, that the belief super-adds nothing to the idea, but only changes our manner of conceiving it, and renders it more strong and lively. The present conclusion concerning the influence of relation is the immediate consequence of all these steps; and every step appears to me sure end infallible. There enters nothing into this operation of the mind but a present impression, a lively idea, and a relation or association in the fancy betwixt the impression and idea; so that there can be no suspicion of mistake. | Pero ¿por qué necesitamos buscar otros argumentos para probar que una impresión presente, juntamente con una relación o transición de la fantasía, puede vivificar una idea cuando el mismo caso de nuestro razonamiento bastará sólo para este propósito? Es cierto que debemos tener una idea de todo hecho que creemos. Es cierto que esta idea surge solamente de una relación con una impresión presente. Es cierto que la creencia no añade nada a la idea, sino que tan sólo cambia nuestra manera de concebirla y la hace más fuerte y vivaz. La conclusión presente, relativa a la influencia de la relación, es la consecuencia inmediata de todas estas afirmaciones, y cada afirmación aparece como segura e infalible. Nada entra en esta actividad del espíritu más que una impresión presente, una idea vivaz y una relación o asociación en la fantasía entre la impresión y la idea, así que no puede existir sospecha de error. |
In order to put this whole affair in a fuller light, let us consider it as a question in natural philosophy, which we must determine by experience and observation. I suppose there is an object presented, from which I draw a certain conclusion, and form to myself ideas, which I am said to believe or assent to. Here it is evident, that however that object, which is present to my senses, and that other, whose existence I infer by reasoning, may be thought to influence each other by their particular powers or qualities; yet as the phenomenon of belief, which we at present examine, is merely internal, these powers and qualities, being entirely unknown, can have no hand in producing it. It is the present impression, which is to be considered as the true and real cause of the idea, and of the belief which attends it. We must therefore endeavour to discover by experiments the particular qualities, by which it is enabled to produce so extraordinary an effect. | Para esclarecer aún más este asunto, considerémoslo como se hace con una cuestión en la filosofía natural que haya que determinar por experiencia y observación. Supongo que existe un objeto que se me presenta, partiendo del cual obtengo cierta conclusión y me formo ideas, de las cuales digo que las creo o que las presto mi asentimiento. Es evidente aquí que, aunque pueda pensarse que el objeto que está presente a mis sentidos y aquel cuya existencia infiero por el razonamiento se influyan recíprocamente por sus fuerzas o cualidades particulares, como el fenómeno de creencia que en el presente examino es meramente interno, siendo dichas fuerzas y cualidades enteramente desconocidas, no pueden éstas tener parte en su producción. La impresión presente es la que debe ser considerada como la causa verdadera y real de la idea y de la creencia que la acompaña. |
First then I observe, that the present impression has not this effect by its own proper power and efficacy, and when considered alone, as a single perception, limited to the present moment. I find, that an impression, from which, on its first appearance, I can draw no conclusion, may afterwards become the foundation of belief, when I have had experience of its usual consequences. We must in every case have observed the same impression in past instances, and have found it to be constantly conjoined with some other impression. This is confirmed by such a multitude of experiments, that it admits not of the smallest doubt. | Debemos, por consiguiente, tratar de descubrir, mediante experimentos, las cualidades particulares que la capacitan para producir un efecto tan extraordinario. Primeramente, pues, hago observar que la impresión presente no tiene este efecto por su propia fuerza y eficacia en tanto que se la considera por sí misma como una percepción única, limitada al momento presente. Hallo que una impresión partiendo de la cual, una vez presentada, no puedo lograr ninguna conclusión, puede más tarde llegar a ser el fundamento de la creencia cuando poseo la experiencia de sus consecuencias usuales. Debemos en cada caso haber observado la misma impresión en ejemplos pasados y haber hallado que iba constantemente unida con alguna otra impresión. Esto está confirmado por una multitud tal de experimentos que no admite la más pequeña duda. |
From a second observation I conclude, that the belief, which attends the present impression, and is produced by a number of past impressions and conjunctions; that this belief, I say, arises immediately, without any new operation of the reason or imagination. Of this I can be certain, because I never am conscious of any such operation, and find nothing in the subject, on which it can be founded. Now as we call every thing CUSTOM, which proceeds from a past repetition, without any new reasoning or conclusion, we-may establish it as a certain truth, that all the belief, which follows upon any present impression, is derived solely from that origin. When we are accustomed to see two impressions conjoined together, the appearance or idea of the one immediately carries us to the idea of the other. | De una segunda observación concluyo que la creencia que acompaña a la impresión presente y es producida por un cierto número de impresiones y enlaces pasados surge inmediatamente sin una nueva actividad de la razón o imaginación. De esto puedo estar cierto, porque jamás me doy cuenta de una actividad tal y no hallo en el sujeto nada en que pueda fundarse. Ahora bien; como llamamos costumbre a todo lo que procede de una repetición pasada, sin un nuevo razonamiento o conclusión, podemos establecer como una verdad cierta que toda la creencia que sigue a una impresión presente se deriva tan sólo de aquel origen. Cuando nos hallamos acostumbrados a ver dos impresiones enlazadas entre sí, la aparición de la idea de la una despierta inmediatamente en nosotros la idea de la otra. |
Being fully satisfyed on this head, I make a third set of experiments, in order to know, whether any thing be requisite, beside the customary transition, towards the production of this phaenomenon of belief. I therefore change the first impression into an idea; and observe, that though the customary transition to the correlative idea still remains, yet there is in reality no belief nor perswasion. A present impression, then, is absolutely requisite to this whole operation; and when after this I compare an impression with an idea, and find that their only difference consists in their different degrees of force and vivacity, I conclude upon the whole, that belief is a more vivid and intense conception of an idea, proceeding from its relation to a present impression. | Habiéndonos convencido plenamente acerca de este punto, hago una tercera serie de experimentos para conocer si se requiere algo más que la transición habitual para la producción de este fenómeno de la creencia. Cambio, pues, la primera impresión en una idea y observo que, aunque la transición habitual a la idea correlativa continúa aún, no existe, en realidad, ni creencia ni persuasión. Una impresión presente es, pues, absolutamente necesaria para este proceso, y cuando después de esto comparo una impresión con una idea y hallo que su única diferencia consiste en sus diferentes grados de fuerza y vivacidad, concluyo de todo ello que la creencia es una concepción más vivida e intensa de una idea que procede de su relación con una impresión presente. |
Thus all probable reasoning is nothing but a species of sensation. It is not solely in poetry and music, we must follow our taste and sentiment, but likewise in philosophy. When I am convinced of any principle, it is only an idea, which strikes more strongly upon me. When I give the preference to one set of arguments above another, I do nothing but decide from my feeling concerning the superiority of their influence. Objects have no discoverable connexion together; nor is it from any other principle but custom operating upon the imagination, that we can draw any inference from the appearance of one to the existence of another. | Así, todo razonamiento probable no es más que una especie de sensación. No sólo en poesía y música debemos seguir nuestro gusto y sentimientos, sino también en filosofía. Cuando yo estoy convencido de un principio sucede tan sólo que una idea me impresiona más fuertemente. Cuando yo doy la preferencia a una serie de argumentos sobre otra no hago más que decidir de mi sentimiento relativo a la superioridad de su influencia. Los objetos no poseen una conexión entre sí que pueda descubrirse, y por ningún otro principio más que por la costumbre, que actúa sobre la imaginación, podemos hacer una inferencia partiendo de la apariencia del uno para llegar a la existencia del otro. |
It will here be worth our observation, that the past experience, on which all our judgments concerning cause and effect depend, may operate on our mind in such an insensible manner as never to be taken notice of, and may even in some measure be unknown to us. A person, who stops short in his journey upon meeting a river in his way, foresees the consequences of his proceeding forward; and his knowledge of these consequences is conveyed to him by past experience, which informs him of such certain conjunctions of causes and effects. But can we think, that on this occasion he reflects on any past experience, and calls to remembrance instances, that he has seen or heard of, in order to discover the effects of water on animal bodies? No surely; this is not the method, in which he proceeds in his reasoning. The idea of sinking is so closely connected with that of water, and the idea of suffocating with that of sinking, that the mind makes the transition without the assistance of the memory. The custom operates before we have time for reflection. The objects seem so inseparable, that we interpose not a moment′s delay in passing from the one to the other. But as this transition proceeds from experience, and not from any primary connexion betwixt the ideas, we must necessarily acknowledge, that experience may produce a belief and a judgment of causes and effects by a secret operation, and without being once thought of. This removes all pretext, if there yet remains any, for asserting that the mind is convinced by reasoning of that principle, that instances of which we have no experience, must necessarily resemble those, of which we have. For we here find, that the understanding or imagination can draw inferences from past experience, without reflecting on it; much more without forming any principle concerning it, or reasoning upon that principle. | Es digno de ser observado que la experiencia pasada, de la que dependen todos nuestros juicios relativos a la causa y al efecto, puede actuar sobre nuestro espíritu de una manera tan insensible que no nos demos jamás cuenta de ello, y hasta en cierto modo puede sernos desconocido esto. Una persona que se detiene en su camino por encontrar un río que lo atraviesa prevé las consecuencias de su avance, y el conocimiento de las consecuencias le es sugerido por la experiencia pasada, que le informa de ciertos enlaces de causas y efectos. ¿Podemos, sin embargo, pensar que en esta ocasión reflexiona sobre alguna experiencia pasada y recuerda casos que ha visto u oído, para descubrir los efectos del agua sobre los cuerpos animales? Seguramente que no; no es éste el modo como procede en su razonamiento. La idea de hundirse va tan íntimamente unida con la del agua y la idea de ahogarse tan inmediatamente unida con la de hundirse, que el espíritu realiza la transición sin el auxilio de la memoria. El hábito actúa antes de que tengamos tiempo para la reflexión. Los objetos parecen tan inseparables que no nos detenemos ni un momento al pasar del uno al otro. Pero como esta transición procede de la experiencia y no de una conexión primaria entre las ideas, debemos reconocer necesariamente que la experiencia puede producir una creencia y un juicio relativo a causas y efectos por una actividad separada y sin pensar en ello. Esto hace desaparecer todo pretexto, si es que queda alguno, para afirmar que el espíritu se convence razonando sobre el principio de que casos de que no tenemos experiencia deben parecerse necesariamente a aquellos de que la tenemos; pues aquí hallamos que el entendimiento o imaginación puede hacer inferencias partiendo de la experiencia pasada sin reflexionar sobre ello, y mucho menos sin formarse un principio concerniente a ello o razonar sobre este principio. |
In general we may observe, that in all the most established and uniform conjunctions of causes and effects, such as those of gravity, impulse, solidity, &c. the mind never carries its view expressly to consider any past experience: Though in other associations of objects, which are more rare and unusual, it may assist the custom and transition of ideas by this reflection. Nay we find in some cases, that the reflection produces the belief without the custom; or more properly speaking, that the reflection produces the custom in an oblique and artificial manner. I explain myself. It is certain, that not only in philosophy, but even in common life, we may attain the knowledge of a particular cause merely by one experiment, provided it be made with judgment, and after a careful removal of all foreign and superfluous circumstances. Now as after one experiment of this kind, the mind, upon the appearance either of the cause or the effect, can draw an inference concerning the existence of its correlative; and as a habit can never be acquired merely by one instance; it may be thought, that belief cannot in this case be esteemed the effect of custom. But this difficulty will vanish, if we consider, that though we are here supposed to have had only one experiment of a particular effect, yet we have many millions to convince us of this principle; that like objects placed in like circumstances, will always produce like effects; and as this principle has established itself by a sufficient custom, it bestows an evidence and firmness on any opinion, to which it can be applied. The connexion of the ideas is not habitual after one experiment: but this connexion is comprehended under another principle, that is habitual; which brings us back to our hypothesis. In all cases we transfer our experience to instances, of which we have no experience, either expressly or tacitly, either directly or indirectly. | En general podemos observar que en todos los enlaces más firmes y uniformes de causas y efectos, como lo son la gravedad, el choque, la solidez, etcétera, el espíritu jamás dirige su vista expresamente a la consideración de la experiencia pasada, aunque en otras asociaciones y objetos más raros e inhabituales puede ayudarse la costumbre y transición de ideas por esta reflexión. Es más; hallamos en algunos casos que la reflexión produce la creencia sin la costumbre, o, más propiamente hablando, que la reflexión produce la costumbre de una manera oblicua y artificial. Me explicaré. Es cierto que no solamente en filosofía, sino aun en la vida corriente, podemos lograr el conocimiento de una causa particular por un experimento único con tal de que sea hecho con juicio y después de suprimir cuidadosamente todas las circunstancias extrañas y superfluas. Ahora bien; como después de un experimento de este género el espíritu, basándose en la apariencia de una causa o de un efecto, puede realizar una inferencia relativa a la existencia de su correlativo, y como un hábito jamás puede adquirirse por un único caso, podría pensarse que la creencia no puede estimarse en este caso efecto del hábito. Sin embargo, esta dificultad se desvanecerá si consideramos que, si bien aquí suponemos tener un único experimento de un efecto particular, poseemos, sin embargo, millones de ellos para convencernos del principio de que objetos iguales, colocados en iguales circunstancias, producirán siempre iguales efectos, y como este principio ha sido establecido por un hábito suficiente, concede evidencia y firmeza a toda opinión a que se aplique. La conexión de las ideas no es habitual después de un experimento único; pero esta conexión se comprende bajo otro principio que es habitual, lo que nos lleva de nuevo a nuestra hipótesis. En todos los casos transferimos nuestra experiencia a los casos de que no tenemos experiencia, ya sea expresa o tácitamente, o directa o indirectamente. |
I must not conclude this subject without observing, that it is very difficult to talk of the operations of the mind with perfect propriety and exactness; because common language has seldom made any very nice distinctions among them, but has generally called by the same term all such as nearly resemble each other. And as this is a source almost inevitable of obscurity and confusion in the author; so it may frequently give rise to doubts and objections in the reader, which otherwise he would never have dreamed of. Thus my general position, that an opinion or belief is nothing but a strong and lively idea derived from a present impression related to it, maybe liable to the following objection, by reason of a little ambiguity in those words strong and lively. It may be said, that not only an impression may give rise to reasoning, but that an idea may also have the same influence; especially upon my principle, that all our ideas are derived from correspondent impressions. For suppose I form at present an idea, of which I have forgot the correspondent impression, I am able to conclude from this idea, that such an impression did once exist; and as this conclusion is attended with belief, it may be asked, from whence are the qualities of force and vivacity derived, which constitute this belief? And to this I answer very readily, from the present idea. For as this idea is not here considered, as the representation of any absent object, but as a real perception in the mind, of which we are intimately conscious, it must be able to bestow on whatever is related to it the same quality, call it firmness, or solidity, or force, or vivacity, with which the mind reflects upon it, and is assured of its present existence. The idea here supplies the place of an impression, and is entirely the same, so far as regards our present purpose. | No debo concluir este asunto sin observar que es muy difícil hablar de las operaciones del espíritu con absoluta propiedad y exactitud, porque el lenguaje corriente ha hecho rara vez una distinción penetrante entre ellas, sino que ha designado generalmente con el mismo término todas las que se parecen mucho entre sí. Esto es una fuente de obscuridad y confusión casi inevitable en el autor, de tal modo que puede dar lugar frecuentemente a dudas y objeciones del lector, en las cuales, si fuese de otro modo, no habría ni pensado. Así, mi posición general de que una opinión o creencia no es más que una idea fuerte y vivaz, derivada de una impresión presente relacionada con ella, puede encontrar la siguiente objeción por razón de una pequeña ambigÜedad en las palabras fuerte y vivaz. Puede decirse que no sólo una impresión puede dar lugar al razonamiento, sino que una idea puede también tener la misma influencia, dado mi principio de que todas nuestras ideas se derivan de las impresiones correspondientes; pues suponiendo que me forme una idea presente, de la que he olvidado la correspondiente impresión, soy capaz de concluir, partiendo de esta idea, que esta impresión ha existido una vez, y como esta conclusión va acompañada de la creencia, puede preguntarse de dónde vienen las cualidades de fuerza y vivacidad derivadas que constituyen esta creencia. A esto contesto rápidamente: de la idea presente, pues como la idea no se considera aquí como la representación de un objeto ausente, sino como una percepción real en el espíritu, de la que somos íntimamente conscientes, debe ser capaz de conceder a todo lo que está relacionado con ella la misma cualidad, llámese ésta firmeza, solidez, fuerza o vivacidad con que el espíritu reflexiona sobre ella y está asegurado de su existencia presente. La idea suple aquí a la impresión y es totalmente lo mismo en lo que respecta a nuestro propósito presente. |
Upon the same principles we need not be surprized to hear of the remembrance of an idea: that is, of the idea of an idea, and of its force and vivacity superior to the loose conceptions of the imagination. In thinking of our past thoughts we not only delineate out the objects, of which we were thinking, but also conceive the action of the mind in the meditation, that certain JE-NE-SCAI-QUOI, of which it is impossible to give any definition or description, but which every one sufficiently understands. When the memory offers an idea of this, and represents it as past, it is easily conceived how that idea may have more vigour and firmness, than when we think of a past thought, of which we have no remembrance. | Basándonos en los mismos principios no tenemos por qué sorprendernos de oír hablar del recuerdo de una idea, esto es: de la idea de una idea y de su fuerza y vivacidad superior a las concepciones inconexas de la imaginación. Reflexionando sobre nuestros pensamientos pasados, no sólo bosquejamos los objetos en los que hemos pensado, sino que también concebimos la acción del espíritu en la meditación, este cierto no se qué del cual es imposible dar una definición o descripción, pero que cada uno entiende suficientemente. Cuando la memoria ofrece una idea de esto y se lo representa como pasado, es fácil concebir que la idea puede tener más vigor y firmeza que cuando pensamos en un pensamiento pasado del que no tenemos recuerdo. |
After this any one will understand how we may form the idea of an impression and of an idea, and how we way believe the existence of an impression and of an idea. | Después de esto, todo el mundo entenderá cómo podemos formamos la idea de una impresión o de una idea y cómo podemos creer en la existencia de una impresión y de una idea.
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SECT. IX. OF THE EFFECTS OF OTHER RELATIONS AND OTHER HABITS. | Sección IX De los efectos de otras relaciones y otros hábitos. |
However convincing the foregoing arguments may appear, we must not rest contented with them, but must turn the subject on every side, in order to find some new points of view, from which we may illustrate and confirm such extraordinary, and such fundamental principles. A scrupulous hesitation to receive any new hypothesis is so laudable a disposition in philosophers, and so necessary to the examination of truth, that it deserves to be complyed with, and requires that every argument be produced, which may tend to their satisfaction, and every objection removed, which may stop them in their reasoning. | Tan convincentes como puedan parecer los precedentes argumentos, no debemos, sin embargo, contentarnos con ellos, sino que debemos considerar el asunto en todos sus aspectos para hallar algunos nuevos puntos de vista desde los cuales poda mos ilustrar y confirmar principios tan fundamentales y extraordinarios. Una vacilación cuidadosa, antes de admitir una nueva hipótesis, es una disposición tan digna de alabanza en los filósofos y tan necesaria para el examen de la verdad, que merece se la tenga en cuenta y requiere que se presente todo argumento que pueda tender a su satisfacción y se refute toda objeción que pueda ser un obstáculo para su razonamiento. |
I have often observed, that, beside cause and effect, the two relations of resemblance and contiguity, are to be considered as associating principles of thought, and as capable of conveying the imagination from one idea to another. I have also observed, that when of two objects connected to-ether by any of these relations, one is immediately present to the memory or senses, not only the mind is conveyed to its co-relative by means of the associating principle; but likewise conceives it with an additional force and vigour, by the united operation of that principle, and of the present impression. All this I have observed, in order to confirm by analogy, my explication of our judgments concerning cause and effect. But this very argument may, perhaps, be turned against me, and instead of a confirmation of my hypothesis, may become an objection to it. For it may be said, that if all the parts of that hypothesis be true, viz. that these three species of relation are derived from the same principles; that their effects in informing and enlivening our ideas are the same; and that belief is nothing but a more forcible and vivid conception of an idea; it should follow, that that action of the mind may not only be derived from the relation of cause and effect, but also from those of contiguity and resemblance. But as we find by experience, that belief arises only from causation, and that we can draw no inference from one object to another, except they be connected by this relation, we may conclude, that there is some error in that reasoning, which leads us into such difficulties. | He observado frecuentemente que, además de la causa y el efecto, las dos relaciones de semejanza y contigÜidad deben ser consideradas como principios asociadores del pensamiento y como capaces de llevar la imaginación de una idea a otra. He hecho observar también que, cuando dos objetos están enlazados entre sí por alguna de estas relaciones, si uno de ellos se halla inmediatamente presente a la memoria o los sentidos, no solamente el espíritu es llevado a su correlativo por medio del principio de asociación, sino también que lo concibe con una fuerza y vigor adicional por la actuación de este principio y de la impresión presente. Todo esto lo he hecho observar para confirmar, por analogía, mi explicación de nuestros juicios referentes a la causa y el efecto. Sin embargo, este mismo argumento puede quizá volverse contra mí y, en lugar de ser una confirmación de mi hipótesis, convertirse en una objeción a ella; pues puede decirse que, si todas las partes de la hipótesis fueran ciertas, a saber: que estas tres especies de relación se derivasen del mismo principio; que sus efectos, consistentes en reforzar y vivificar nuestras ideas, fuesen los mismos, y que la creencia fuese más que una concepción intensa y vivida de una idea, se seguiría que la acción del espíritu no sólo puede derivarse de la relación de causa y efecto, sino también de la de contigÜidad y semejanza. Pero como hallamos por experiencia que la creencia surge solamente de la causa y que no podemos hacer una inferencia de un objeto a otro, excepto cuando se hallan enlazados por esta relación, podemos concluir que existe algún error en el razonamiento que nos lleva a tales dificultades. |
This is the objection; let us now consider its solution. It is evident, that whatever is present to the memory, striking upon the mind with a vivacity, which resembles an immediate impression, must become of considerable moment in all the operations of the mind, and must easily distinguish itself above the mere fictions of the imagination. Of these impressions or ideas of the memory we form a kind of system, comprehending whatever we remember to have been present, either to our internal perception or senses; and every particular of that system, joined to the present impressions, we are pleased to call a reality. But the mind stops not here. For finding, that with this system of perceptions, there is another connected by custom, or if you will, by the relation of cause or effect, it proceeds to the consideration of their ideas; and as it feels that it is in a manner necessarily determined to view these particular ideas, and that the custom or relation, by which it is determined, admits not of the least change, it forms them into a new system, which it likewise dignifies with the title of realities. The first of these systems is the object of the memory and senses; the second of the judgment. | Esta es la objeción; consideremos ahora su solución. Es evidente que todo lo que se halla presente a la memoria e impresiona el espíritu con una vivacidad que se asemeja a la de una impresión inmediata debe ser un factor considerable en todas las actividades del espíritu y debe distinguirse con facilidad de las meras ficciones de la imaginación. De estas impresiones o ideas de la memoria formamos una especie de sistema que comprende todo lo que recordamos haber estado presente, ya sea la percepción interna o a los sentidos, y cada término de este sistema unido a la impresión presente es lo que llamamos realidad. Sin embargo, el espíritu no se detiene aquí, pues hallando que, además de este sistema de percepciones, existe otro enlazado por el hábito, o, si se quiere, por la relación de causa y efecto, procede a la consideración de sus ideas, y como experimenta que en cierto modo es determinado a considerar estas ideas particulares y que la costumbre o relación por la cual está determinado no admite el cambio más mínimo, las construye en un nuevo sistema que igualmente designa con el título de realidad. El primero de estos sistemas es objeto de la memoria y los sentidos; el segundo, del juicio. |
It is this latter principle, which peoples the world, and brings us acquainted with such existences, as by their removal in time and place, lie beyond the reach of the senses and memory. By means of it I paint the universe in my imagination, and fix my attention on any part of it I please. I form an idea of ROME, which I neither see nor remember; but which is connected with such impressions as I remember to have received from the conversation and books of travellers and historians. This idea of Rome I place in a certain situation on the idea of an object, which I call the globe. I join to it the conception of a particular government, and religion, and manners. I look backward and consider its first foundation; its several revolutions, successes, and misfortunes. All this, and everything else, which I believe, are nothing but ideas; though by their force and settled order, arising from custom and the relation of cause and effect, they distinguish themselves from the other ideas, which are merely the offspring of the imagination. | Es el último principio el que puebla el mundo y nos permite conocer existencias que por su distancia en tiempo y lugar se hallan más allá del alcance de los sentidos y la memoria. Mediante él finjo el universo en mi imaginación y fijo mi atención en la parte que me agrada. Me formo una idea de Roma, a la que jamás vi ni recuerdo, pero que se halla enlazada con impresiones que yo recuerdo haber recibido en la conversación y en los libros de los viajeros e historiadores. Esta idea de Roma la coloco en una cierta situación en la idea de un objeto que llamo la tierra. Uno a ella la concepción de un gobierno particular, religión y vida. Considero el tiempo pasado e imagino su fundación, sus varias revoluciones, triunfos y desgracias. Todo esto, y lo demás que yo creo, no son más que ideas, aunque por su fuerza y orden fijo que surge del hábito y la relación de causa y efecto se distinguen de las otras ideas que son tan sólo producto de la imaginación. |
As to the influence of contiguity and resemblance, we may observe, that if the contiguous and resembling object be comprehended in this system of realities, there is no doubt but these two relations will assist that of cause and effect, and infix the related idea with more force in the imagination. This I shall enlarge upon presently. Mean while I shall carry my observation a step farther, and assert, that even where the related object is but feigned, the relation will serve to enliven the idea, and encrease its influence. A poet, no doubt, will be the better able to form a strong description of the Elysian fields, that he prompts his imagination by the view of a beautiful meadow or garden; as at another time he may by his fancy place himself in the midst of these fabulous regions, that by the feigned contiguity he may enliven his imagination. | En cuanto a la influencia de la contigÜidad y semejanza, podemos observar que, si el objeto contiguo o semejante es comprendido en este sistema de realidades, no hay duda alguna de que estas dos relaciones ayudarán a la de causa y efecto y fijarán la idea relacionada con más fuerza en la imaginación. Debo ampliar esto ahora. Mientras tanto, llevo mi observación un poco más lejos y afirmo que, aun cuando el objeto relacionado no sea más que fingido, la relación servirá para vivificar la idea y aumentar su influencia. Sin duda alguna, un poeta será el más capaz de hacer la descripción más intensa de los Campos Elíseos al ser impulsada su imaginación por la vista de una bella pradera o jardín, del mismo modo que puede por su fantasía colocarse en medio de estas regiones fabulosas y, por la contigÜidad fingida, vivificar su imaginación. |
But though I cannot altogether exclude the relations of resemblance and contiguity from operating on the fancy in this manner, it is observable that, when single, their influence is very feeble and uncertain. As the relation of cause and effect is requisite to persuade us of any real existence, so is this persuasion requisite to give force to these other relations. For where upon the appearance of an impression we not only feign another object, but likewise arbitrarily, and of our mere good-will and pleasure give it a particular relation to the impression, this can have but a small effect upon the mind; nor is there any reason, why, upon the return of the same impression, we should be determined to place the same object in the same relation to it. There is no manner of necessity for the mind to feign any resembling and contiguous objects; and if it feigns such, there is as little necessity for it always to confine itself to the same, without any difference or variation. And indeed such a fiction is founded on so little reason, that nothing but pure caprice can determine the mind to form it; and that principle being fluctuating and uncertain, it is impossible it can ever operate with any considerable degree of force and constancy. The mind forsees and anticipates the change; and even from the very first instant feels the looseness of its actions, and the weak hold it has of its objects. And as this imperfection is very sensible in every single instance, it still encreases by experience and observation, when we compare the several instances we may remember, and form a general rule against the reposing any assurance in those momentary glimpses of light, which arise in the imagination from a feigned resemblance and contiguity. | Sin embargo, aunque no puedo excluir totalmente las relaciones de semejanza y contigÜidad de la actividad de la fantasía, se puede observar que cuando se presentan solas su influencia es muy débil o incierta. Del mismo modo que la relación de causa y efecto se requiere para persuadirnos de alguna existencia real, se requiere esta persuasión para dar fuerza a estas otras relaciones, pues cuando ante la apariencia de una impresión no sólo fingimos otro objeto, sino que igualmente, de un modo arbitrario y por nuestro mero capricho y placer, concedemos una relación particular a la impresión, puede esto tener tan sólo una pequeña influencia sobre el espíritu y no existe razón alguna para que al volver sobre la misma impresión nos hallemos determinados a colocar el mismo objeto en la misma relación con ella. No existe ninguna necesidad para que el espíritu finja algún objeto semejante y contiguo, y si lo finge, existe una necesidad muy pequeña para que se limite al mismo sin una diferencia o variación; y de hecho, una ficción tal se funda tan poco en la razón, que nada más que el puro capricho puede determinar el espíritu a formársela, y siendo este principio fluctuante e incierto, es imposible que pueda jamás actuar con un grado considerable de fuerza y constancia. El espíritu prevé y anticipa el cambio, y aun desde el primer momento experimenta lo inconexo de sus actividades y el débil dominio que tiene de sus objetos. Y como esta imperfección es muy sensible en cada caso particular, aumenta por la experiencia y la observación cuando comparamos los varios casos que recordamos y forma una regla general contraria a que repose alguna seguridad en estos momentáneos chispazos de luz que surgen en la imaginación partiendo de una fingida semejanza o contigÜidad. |
The relation of cause and effect has all the opposite advantages. The objects it presents are fixt and unalterable. The impressions of the memory never change in any considerable degree; and each impression draws along with it a precise idea, which takes its place in the imagination as something solid and real, certain and invariable. The thought is always determined to pass from the impression to the idea, and from that particular impression to that particular idea, without any choice or hesitation. | La relación de causa y efecto tiene todas las ventajas opuestas. Los objetos que presenta son fijos e inalterables. Las impresiones de la memoria jamás cambian en un grado considerable y cada impresión surge acompañada de una idea precisa que ocupa su lugar en la imaginación como algo sólido, real, cierto e invariable. El pensamiento se halla siempre determinado a pasar de la impresión a la idea y de la impresión particular a la idea particular sin ninguna elección o vacilación. |
But not content with removing this objection, I shall endeavour to extract from it a proof of the present doctrine. Contiguity and resemblance have an effect much inferior to causation; but still have some effect, and augment the conviction of any opinion, and the vivacity of any conception. If this can be proved in several new instances, beside what we have already observed, it will be allowed no inconsiderable argument, that belief is nothing but a lively idea related to a present impression. | No contento con refutar esta objeción, debo tratar de sacar de ella una prueba de la doctrina presente. La contigÜidad y la semejanza tienen un efecto muy inferior al de la causalidad, pero tienen algún efecto y aumentan la convicción de una opinión y la vivacidad de una concepción. Si esto puede probarse en varios casos nuevos, además de los que ya hemos observado, será un argumento de no poca consideración en favor de que la creencia no es mas que una idea vivaz relacionada con una impresión presente. |
To begin with contiguity; it has been remarked among the Mahometans as well as Christians, that those pilgrims, who have seen MECCA or the HOLY LAND, are ever after more faithful and zealous believers, than those who have not had that advantage. A man, whose memory presents him with a lively image of the Red-Sea, and the Desert, and Jerusalem, and Galilee, can never doubt of any miraculous events, which are related either by Moses or the Evangelists. The lively idea of the places passes by an easy transition to the facts, which are supposed to have been related to them by contiguity, and encreases the belief by encreasing the vivacity of the conception. The remembrance of these fields and rivers has the same influence on the vulgar as a new argument; and from the same causes. | Para comenzar con la contigÜidad ha sido notado, tanto entre los mahometanos como entre los cristianos, que los peregrinos que han visto La Meca o Tierra Santa son creyentes mucho más fieles y celosos que los que no han tenido esta ventaja. Un hombre cuya memoria le presenta una imagen vivaz del Mar Rojo, del Desierto, Jerusalén y Galilea no puede dudar jamás de los hechos milagrosos que son narrados por Moisés o los evangelistas. La idea vivaz de los lugares pasa por una fácil transición a los hechos que se suponen están relacionados con ellos por contigÜidad y aumentan la creencia por el aumento de la vivacidad de la concepción. El recuerdo de estos campos y ríos tiene la misma influencia sobre el vulgo que un nuevo argumento y la tiene por las mismas causas. |
We may form a like observation concerning resemblance. We have remarked, that the conclusion, which we draw from a present object to its absent cause or effect, is never founded on any qualities, which we observe in that object, considered in itself, or, in other words, that it is impossible to determine, otherwise than by experience, what will result from any phenomenon, or what has preceded it. But though this be so evident in itself, that it seemed not to require any, proof; yet some philosophers have imagined that there is an apparent cause for the communication of motion, and that a reasonable man might immediately infer the motion of one body from the impulse of another, without having recourse to any past observation. That this opinion is false will admit of an easy proof. For if such an inference may be drawn merely from the ideas of body, of motion, and of impulse, it must amount to a demonstration, and must imply the absolute impossibility of any contrary supposition. Every effect, then, beside the communication of motion, implies a formal contradiction; and it is impossible not only that it can exist, but also that it can be conceived. But we may soon satisfy ourselves of the contrary, by forming a clear and consistent idea of one body′s moving upon another, and of its rest immediately upon the contact, or of its returning back in the same line in which it came; or of its annihilation; or circular or elliptical motion: and in short, of an infinite number of other changes, which we may suppose it to undergo. These suppositions are all consistent and natural; and the reason, Why we imagine the communication of motion to be more consistent and natural not only than those suppositions, but also than any other natural effect, is founded on the relation of resemblance betwixt the cause and effect, which is here united to experience, and binds the objects in the closest and most intimate manner to each other, so as to make us imagine them to be absolutely inseparable. Resemblance, then, has the same or a parallel influence with experience; and as the only immediate effect of experience is to associate our ideas together, it follows, that all belief arises from the association of ideas, according to my hypothesis. | Podemos hacer una observación igual relativa a la semejanza. Hemos notado que la conclusión que hacemos partiendo de un objeto presente, para llegar a su causa o efecto ausente, no se funda jamás en las cualidades que observamos en este objeto considerado en sí mismo o, en otras palabras, que es imposible determinar de otro modo más que por experiencia lo que resultará de un fenómeno o lo que le ha precedido. Pero aunque esto sea tan evidente en sí mismo que no parece necesitar de prueba, sin embargo, los 72 filósofos han imaginado que existe una causa aparente por la comunicación del movimiento y que un hombre razonable puede inmediatamente inferir el movimiento de un cuerpo partiendo del impulso que otro imprime sin recurrir a ninguna observación pasada. Que es falsa esta opinión lo mostrará una prueba fácil, pues si una inferencia tal puede ser hecha meramente partiendo de las ideas de cuerpo, movimiento e impulso, debe remontar a una demostración y debe implicar la absoluta imposibilidad de un supuesto contrario. Todo efecto, pues, además de la comunicación del movimiento, implica una contradicción formal, y no sólo es imposible que pueda existir, sino también que pueda concebirse. Sin embargo, pronto podemos convencernos de lo contrario formándonos una idea clara y consistente de un cuerpo moviendo a otro, de su reposo inmediatamente después del contacto o de su regreso en la misma línea en que vino, o de su destrucción o de su movimiento circular o elíptico y en breve de un número infinito de otros cambios a los que puede suponerse se halla sometido. Estos supuestos son todos consistentes y naturales, y la razón de por qué imaginamos que la comunicación del movimiento es más consistente y natural, no sólo que estos supuestos, sino también que algún otro efecto natural, se funda en la relación de semejanza entre la causa y el efecto, que va unida aquí a la experiencia y enlaza los objetos entre sí de la manera más estrecha e íntima, de modo que nos hace imaginarlos como absolutamente inseparables. La semejanza, pues, tiene la misma influencia que la experiencia o una influencia paralela a ésta, y como el único efecto inmediato de la experiencia es asociar nuestras ideas entre sí, se sigue que toda creencia surge de la asociación de ideas, según mi hipótesis. |
It is universally allowed by the writers on optics, that the eye at all times sees an equal number of physical points, and that a man on the top of a mountain has no larger an image presented to his senses, than when he is cooped up in the narrowest court or chamber. It is only by experience that he infers the greatness of the object from some peculiar qualities of the image; and this inference of the judgment he confounds with sensation, as is common on other occasions. Now it is evident, that the inference of the judgment is here much more lively than what is usual in our common reasonings, and that a man has a more vivid conception of the vast extent of the ocean from the image he receives by the eye, when he stands on the top of the high promontory, than merely from hearing the roaring of the waters. He feels a more sensible pleasure from its magnificence; which is a proof of a more lively idea: And he confounds his judgment with sensation, which is another proof of it. But as the inference is equally certain and immediate in both cases, this superior vivacity of our conception in one case can proceed from nothing but this, that in drawing an inference from the sight, beside the customary conjunction, there is also a resemblance betwixt the image and the object we infer; which strengthens the relation, and conveys the vivacity of the impression to the related idea with an easier and more natural movement. | Se concede universalmente por los escritores de óptica que el ojo ve siempre el mismo número de puntos físicos, y que un hombre en la cumbre de una montaña no tiene presente a sus sentidos una imagen más grande que la que posee cuando está encerrado en el más estrecho recinto o habitación. Tan sólo por experiencia inferimos el tamaño del objeto partiendo de algunas cualidades peculiares de la imagen, y esta inferencia del juicio se confunde con la sensación, como es común en otras ocasiones. Ahora bien; es evidente que la inferencia del juicio es aquí mucho más vivaz que lo que acostumbra a ser en nuestros razonamientos corrientes y que un hombre tiene una concepción más vivaz de la vasta extensión del Océano mediante la imagen que percibe por su vista cuando se halla en la cumbre de un alto promontorio que cuando oye solamente el rugir de las aguas. Experimenta un placer más sensible ante su magnificencia, lo que es una prueba de su idea más vivaz, y confunde su juicio con la sensación, lo que es otra prueba de ello. Como la inferencia es igual en los dos casos, la vivacidad superior de la concepción, en un caso, no puede proceder más que de que, al hacer la inferencia partiendo de la vista, además del enlace por el hábito, existe también una semejanza entre la imagen y el objeto, acerca del cual inferimos que fortalece la relación y hace pasar la vivacidad de la impresión a la idea relacionada con un movimiento más fácil y más natural. |
No weakness of human nature is more universal and conspicuous than what we commonly call CREDULITY, or a too easy faith in the testimony of others; and this weakness is also very naturally accounted for from the influence of resemblance. When we receive any matter of fact upon human testimony, our faith arises from the very same origin as our inferences from causes to effects, and from effects to causes; nor is there anything but our experience of the governing principles of human nature, which can give us any assurance of the veracity of men. But though experience be the true standard of this, as well as of all other judgments, we seldom regulate ourselves entirely by it; but have a remarkable propensity to believe whatever is reported, even concerning apparitions, enchantments, and prodigies, however contrary to daily experience and observation. The words or discourses of others have an intimate connexion with certain ideas in their mind; and these ideas have also a connexion with the facts or objects, which they represent. This latter connexion is generally much over-rated, and commands our assent beyond what experience will justify; which can proceed from nothing beside the resemblance betwixt the ideas and the facts. Other effects only point out their causes in an oblique manner; but the testimony of men does it directly, and is to be considered as an image as well as an effect. No wonder, therefore, we are so rash in drawing our inferences from it, and are less guided by experience in our judgments concerning it, than in those upon any other subject. | Ninguna debilidad de la naturaleza humana es más universal y notable que lo que llamamos comúnmente credulidad, o sea el prestar fácilmente fe al testimonio de los otros, y esta debilidad se explica también, naturalmente, partiendo de la in fluencia de la semejanza. Cuando admitimos un hecho basándonos en el testimonio humano, nuestra fe surge del mismo origen que nuestras inferencias de causas a efectos y de efectos a causas, y no existe nada más que nuestra experiencia de los principios que rigen la naturaleza humana para darnos alguna seguridad de la veracidad de los hombres. Sin embargo, aunque la experiencia sea el verdadero criterio de este lo mismo que de los otros juicios, rara vez nos guiamos enteramente por ella, sino que experimentamos una inclinación notable a creer todo lo que nos es dicho, aun lo relativo a las apariciones, encantos y prodigios tan contrarios como sean éstos a la experiencia y observación cotidianas. Las palabras o discursos de los otros hombres tienen una íntima conexión con ciertas ideas en su espíritu, y estas ideas tienen también una conexión con los hechos u objetos que representan. Esta última conexión se exagera mucho y se atrae nuestro asentimiento más allá de lo que la experiencia puede justificarla, lo que no puede proceder más que de la semejanza entre las ideas y los hechos. Otros efectos solamente ponen de relieve sus causas de una manera indirecta; pero el testimonio de los hombres lo hace directamente y debe ser considerado tanto una imagen como un efecto. No debemos maravillarnos, por consiguiente, de que seamos tan precipitados en nuestras inferencias que parten de él y seamos guiados menos por nuestra experiencia en nuestros juicios relativos a él que en los que hacemos sobre otros asuntos. |
As resemblance, when conjoined with causation, fortifies our reasonings; so the want of it in any very great degree is able almost entirely to destroy them. Of this there is a remarkable instance in the universal carelessness and stupidity of men with regard to a future state, where they show as obstinate an incredulity, as they do a blind credulity on other occasions. There is not indeed a more ample matter of wonder to the studious, and of regret to the pious man, than to observe the negligence of the bulk of mankind concerning their approaching condition; and it is with reason, that many eminent theologians have not scrupled to affirm, that though the vulgar have no formal principles of infidelity, yet they are really infidels in their hearts, and have nothing like what we can call a belief of the eternal duration of their souls. For let us consider on the one hand what divines have displayed with such eloquence concerning the importance of eternity; and at the same time reflect, that though in matters of rhetoric we ought to lay our account with some exaggeration, we must in this case allow, that the strongest figures are infinitely inferior to the subject: And after this let us view on the other hand, the prodigious security of men in this particular: I ask, if these people really believe what is inculcated on them, and what they pretend to affirm; and the answer is obviously in the negative. As belief is an act of the mind arising from custom, it is not strange the want of resemblance should overthrow what custom has established, and diminish the force of the idea, as much as that latter principle encreases it. A future state is so far removed from our comprehension, and we have so obscure an idea of the manner, in which we shall exist after the dissolution of the body, that all the reasons we can invent, however strong in themselves, and however much assisted by education, are never able with slow imaginations to surmount this difficulty, or bestow a sufficient authority and force on the idea. I rather choose to ascribe this incredulity to the faint idea we form of our future condition, derived from its want of resemblance to the present life, than to that derived from its remoteness. For I observe, that men are everywhere concerned about what may happen after their death, provided it regard this world; and that there are few to whom their name, their family, their friends, and their country are in any period of time entirely indifferent. | Del mismo modo que cuando la semejanza va unida con la causalidad fortifica nuestros razonamientos, la falta de ella en un grado elevado es capaz de destruirlos casi por entero. De esto existe un notable caso en la despreocupación y estupidez universal de los hombres con respecto a su estado futuro, por el que muestran una incredulidad obstinada, mientras que prestan una ciega credulidad en otras ocasiones. De hecho no existe un asunto más amplio para el asombro del estudioso y de tristeza para el hombre piadoso que el observar la negligencia de la totalidad del género humano en lo que respecta a su condición futura, y con razón muchos teólogos eminentes no experimentan escrúpulo alguno en afirmar que, aunque el vulgo no posee los principios formales de la infidelidad, sin embargo es en su corazón realmente infiel y no posee nada análogo a lo que podemos llamar una creencia en la duración eterna de las almas; pues consideremos, por una parte, que los teólogos han hablado con tanta elocuencia con respecto a la importancia de la inmortalidad, y al mismo tiempo reflexionemos que, aunque en los asuntos de la retórica podemos presentar nuestra explicación con alguna exageración, debemos conceder en este caso que las figuras más poderosas son infinitamente inferiores al asunto; después de esto, dirijamos nuestra vista a la prodigiosa seguridad de los hombres en este particular. Me pregunto si las gentes creen realmente lo que les ha sido inculcado y lo que pretenden afirmar; la respuesta es manifiestamente negativa. Como la creencia es un acto del espíritu y que surge de la costumbre, no es extraño que la falta de semejanza pueda deshacer lo que el hábito ha establecido y disminuir la fuerza de la idea del mismo modo que el último principio la aumenta. Un estado futuro se halla tan alejado de nuestra comprensión y tenemos una idea tan obscura del modo como existiremos después de la disolución del cuerpo, que todas las razones que podamos aducir, por muy poderosas que sean en sí mismas y por muy reforzadas que se hallen por la educación, no son capaces, con imágenes tan torpes, de dominar esta dificultad o conceder una autoridad suficiente o fuerza a la idea. Prefiero más bien atribuir esta incredulidad a la idea débil que nos formamos de nuestra condición futura derivada de la falta de semejanza con nuestra vida presente que derivarla de su lejanía, pues observo que los hombres se preocupan siempre de lo que pueden esperar después de su muerte, con tal de que tenga que ver con este mundo, y pocos son indiferentes a su nombre, su familia, amigos y patria en un cierto período de tiempo. |
And indeed the want of resemblance in this case so entirely destroys belief, that except those few, who upon cool reflection on the importance of the subject, have taken care by repeated meditation to imprint in their minds the arguments for a future state, there scarce are any, who believe the immortality of the soul with a true and established judgment; such as is derived from the testimony of travellers and historians. This appears very conspicuously wherever men have occasion to compare the pleasures and pains, the rewards and punishments of this life with those of a future; even though the case does not concern themselves, and there is no violent passion to disturb their judgment. The Roman Clatholicks are certainly the most zealous of any sect in the Christian world; and yet you′ll find few among the more sensible people of that communion who do not blame the Gunpowder-treason, and the massacre of St. Bartholomew, as cruel and barbarous, though projected or executed against those very people, whom without any scruple they condemn to eternal and infinite punishments. All we can say in excuse for this inconsistency is, that they really do not believe what they affirm concerning a future state; nor is there any better proof of it than the very inconsistency. | De hecho, la falta de semejanza en este caso destruye tan enteramente la creencia, que excepto aquellos pocos que por la fría reflexión sobre la importancia del asunto han cuidado, por meditación repetida, de fijar en sus espíritus los argumentos en 74 favor de una vida futura, hay muy pocos que crean en la inmortalidad del alma, según un juicio fiel y firme análogo al que se deriva del testimonio de los viajeros e historiadores. Esto se ve muy notablemente siempre que los hombres tienen ocasión de comparar los placeres y dolores, las recompensas y castigos de esta vida con los de la futura, aun cuando el caso no sea el suyo mismo y no exista pasión violenta que perturbe su juicio. Los católicos romanos son ciertamente la más celosa de las sectas del mundo cristiano, y, sin embargo, pocos se encontrarán entre los miembros más refinados de esta confesión que no censuren la traición de las pólvoras y la matanza de San Bartolomé como crueles y bárbaras, aunque proyectadas y ejecutadas contra el mismo pueblo, al que, sin escrúpulo ninguno, condenan a los castigos eternos e infinitos. Todo lo que podemos decir para excusar su contradicción es que no creen realmente lo que afirman concerniente a la vida futura, y no existe una prueba mejor de ello que su misma contradicción. |
We may add to this a remark; that in matters of religion men take a pleasure in being terrifyed, and that no preachers are so popular, as those who excite the most dismal and gloomy passions. In the common affairs of life, where we feel and are penetrated with the solidity of the subject, nothing can be more disagreeable than fear and terror; and it is only in dramatic performances and in religious discourses, that they ever give pleasure. In these latter cases the imagination reposes itself indolently on the idea; and the passion, being softened by the want of belief in the subject, has no more than the agreeable effect of enlivening the mind, and fixing the attention. | Podemos añadir a esta indicación que en asuntos de religión los hombres encuentran placer en ser aterrorizados y que no hay predicadores más populares que los que excitan la mayor tristeza y las pasiones más tétricas. En los asuntos corrientes de la vida, en los que sentimos y nos hallamos penetrados de la solidez del asunto, nada puede ser más desagradable que el miedo y el terror, y sólo en las representaciones dramáticas y en los sermones religiosos nos producen siempre placer. En el último caso, la imaginación reposa indolente niente sobre una idea, y habiendo sido suavizada la pasión por la falta de la creencia en el asunto, no posee más que el efecto agradable de vivificar el espíritu y fijar la atención. |
The present hypothesis will receive additional confirmation, if we examine the effects of other kinds of custom, as well as of other relations. To understand this we must consider, that custom, to which I attribute all belief and reasoning, may operate upon the mind in invigorating an idea after two several ways. For supposing that in all past experience we have found two objects to have been always conjoined together, it is evident, that upon the appearance of one of these objects in an impression, we must from custom make an easy transition to the idea of that object, which usually attends it; and by means of the present impression and easy transition must conceive that idea in a stronger and more lively manner, than we do any loose floating image of the fancy. But let us next suppose, that a mere idea alone, without any of this curious and almost artificial preparation, should frequently make its appearance in the mind, this idea must by degrees acquire a facility and force; and both by its firm hold and easy introduction distinguish itself from any new and unusual idea. This is the only particular, in which these two kinds of custom agree; and if it appear, that their effects on the judgment, are similar and proportionable, we may certainly conclude, that the foregoing explication of that faculty is satisfactory. But can we doubt of this agreement in their influence on the judgment, when we consider the nature and effects Of EDUCATION? | La hipótesis presente obtendrá una confirmación adicional si examinamos los efectos de otros géneros de hábito, así como de otras relaciones. Para entender esto debemos considerar que el hábito, al cual atribuyo toda creencia y razonamiento, puede actuar sobre el espíritu vigorizando una idea de dos modos distintos, pues suponiendo que en toda la existencia pasada hemos hallado que dos objetos han aparecido unidos siempre entre sí, es evidente que, en cuanto aparezca uno de estos objetos en una impresión debemos, por la costumbre, realizar una fácil transición a la idea del objeto que le acompaña usualmente, y por medio de la impresión presente y de la fácil transición debemos concebir esta idea de una manera más fuerte y más vivaz que lo hacemos con una imagen más inconexa y fluctuante de la fantasía. Pero supongamos ahora que una idea por sí sola, sin alguna de esta preparación curiosa y casi artificial, haga frecuentemente su aparición en el espíritu; esta idea debe por grados adquirir facilidad y fuerza y se debe distinguir por su firme dominio y fácil introducción de toda idea nueva y no usual. Esta es la única característica en que coinciden los dos géneros antedichos de hábito, y si resulta que sus efectos sobre el juicio son similares y proporcionados, podemos concluir ciertamente que la explicación precedente de esta facultad es satisfactoria. Pero ¿podemos dudar de esta concordancia y de su influencia sobre el juicio cuando consideramos la naturaleza y los efectos de la educación? |
All those opinions and notions of things, to which we have been accustomed from our infancy, take such deep root, that it is impossible for us, by all the powers of reason and experience, to eradicate them; and this habit not only approaches in its influence, but even on many occasions prevails over that which a-rises from the constant and inseparable union of causes and effects. Here we most not be contented with saying, that the vividness of the idea produces the belief: We must maintain that they are individually the same. The frequent repetition of any idea infixes it in the imagination; but coued never possibly of itself produce belief, if that act of the mind was, by the original constitution of our natures, annexed only to a reasoning and comparison of ideas. Custom may lead us into some false comparison of ideas. This is the utmost effect we can conceive of it. But it is certain it coued never supply the place of that comparison, nor produce any act of the mind, which naturally belonged to that principle. | Todas las opiniones y nociones de las cosas a las que hemos sido habituados desde nuestra infancia arraigan tan profundamente que es imposible para nosotros, mediante todo el poder de la razón y experiencia, desarraigarlas, y este hábito no sólo se acerca en su influencia, sino que a veces supera al que surge de la constante unión inseparable de las causas y efectos. No nos debemos contentar aquí con decir que la vivacidad de la idea produce la creencia: debemos mantener que es individualmente la misma: la repetición frecuente de una idea fija a ésta en la imaginación; pero no puede jamás por sí misma producir la creencia si el acto del espíritu, por la constitución original de nuestra naturaleza, estaba tan sólo unido al razonamiento y comparación de ideas. El hábito nos lleva a una falsa comparación de ideas; este es el efecto más grande que podemos concebir con respecto de él; pero es cierto que jamás puede substituir a la comparación ni producir un acto del espíritu que corresponda naturalmente a este principio. |
A person, that has lost a leg or an arm by amputation, endeavours for a long time afterwards to serve himself with them. After the death of any one, it is a common remark of the whole family, but especially of the servants, that they can scarce believe him to be dead, but still imagine him to be in his chamber or in any other place, where they were accustomed to find him. I have often heard in conversation, after talking of a person, that is any way celebrated, that one, who has no acquaintance with him, will say, I have never seen such-a-one, but almost fancy I have; so often have I heard talk of him. All these are parallel instances. | Una persona que ha perdido una pierna o un brazo por amputación trata durante largo tiempo de servirse de él. Después de la muerte de una persona se observa corrientemente por toda su familia, especialmente por los criados, que apenas pueden creer que ha muerto, sino que se imaginan que se halla en su cuarto o en algún otro lugar donde acostumbraban a encontrarle. Yo he oído frecuentemente en conversación, después de hablar de una persona a quien se pondera por algo, decir a alguien que no lo conocía: «No le he visto, pero casi me imagino haberlo visto cuando oigo hablar de él.» Todos estos son casos paralelos. |
If we consider this argument from EDUCATION in a proper light, it will appear very convincing; and the more so, that it is founded on one of the most common phaenomena, that is any where to be met with. I am persuaded, that upon examination we shall find more than one half of those opinions, that prevail among mankind, to be owing to education, and that the principles, which are thus implicitely embraced, overballance those, which are owing either to abstract reasoning or experience. As liars, by the frequent repetition of their lies, come at last to remember them; so the judgment, or rather the imagination, by the like means, may have ideas so strongly imprinted on it, and conceive them in so full a light, that they may operate upon the mind in the same manner with those, which the senses, memory or reason present to us. But as education is an artificial and not a natural cause, and as its maxims are frequently contrary to reason, and even to themselves in different times and places, it is never upon that account recognized by philosophers; though in reality it be built almost on the same foundation of custom and repetition as our reasonings from causes and effects. [FN 7. In general we may observe, that as our assent to all probable reasonings is founded on the vivacity of ideas, It resembles many of those whimsies and prejudices, which are rejected under the opprobrious character of being the offspring of the imagination. By this expression it appears that the word, imagination, is commonly usd in two different senses; and tho nothing be more contrary to true philosophy, than this inaccuracy, yet in the following reasonings I have often been obligd to fall into it. When I oppose the Imagination to the memory, I mean the faculty, by which we form our fainter ideas. When I oppose it to reason, I mean the same faculty, excluding only our demonstrative and probable reasonings. When I oppose it to neither, it is indifferent whether it be taken in the larger or more limited sense, or at least the context will sufficiently explain the meaning.] | Si consideramos como es debido este argumento de la educación, resultará muy convincente, y tanto más cuanto que se halla fundado en uno de los fenómenos más comunes que podemos encontrar en todas partes. Estoy persuadido de que después del examen hallaremos que una mitad de las opiniones reinantes entre el género humano se debe a la educación, y que los principios que se admiten así implícitamente contrarrestan a los que se deben al razonamiento abstracto o la experiencia. Del mismo modo que los mentirosos, por la repetición frecuente de sus mentiras, llegan a recordarlas, el juicio, o más bien la imaginación, por medios análogos pueden poseer ideas tan fuertemente impresas en ellos y concebirlas tan claramente, que pueden operar sobre el espíritu de la misma manera que los sentidos, la memoria o la razón presente a nosotros. Sin embargo, como la educación es una causa artificial y no natural y como sus máximas son frecuentemente contrarias a la razón y aun entre sí mismas, en los diferentes tiempos y lugares, no es jamás, por este motivo, admitida por los filósofos, aunque en realidad se basa casi sobre el mismo fundamento de la costumbre y la repetición que nuestro razonamiento relativo a las causas y efectos(19).
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SECT. X. OF THE INFLUENCE OF BELIEF. | Sección X De la influencia de la creencia. |
But though education be disclaimed by philosophy, as a fallacious ground of assent to any opinion, it prevails nevertheless in the world, and is the cause why all systems are apt to be rejected at first as new and unusual. This perhaps will be the fate of what I have here advanced concerning belief, and though the proofs I have produced appear to me perfectly conclusive, I expect not to make many proselytes to my opinion. Men will scarce ever be persuaded, that effects of such consequence can flow from principles, which are seemingly so inconsiderable, and that the far greatest part of our reasonings with all our actions and passions, can be derived from nothing but custom and habit. To obviate this objection, I shall here anticipate a little what would more properly fall under our consideration afterwards, when we come to treat of the passions and the sense of beauty. | Aunque la educación sea rechazada por la filosofía como un fundamento falaz de asentimiento a cualquier opinión, prevalece, sin embargo, en el mundo y es el motivo de por qué todos los sistemas están dispuestos a ser repudiados en un principio como nuevos y no usuales. Esto quizá será el destino de lo que ya he expuesto referente a la creencia, pues aunque las pruebas que he presentado me parecen perfectamente decisivas, no espero hacer muchos prosélitos para mi opinión. Los hombres se persuadirán difícilmente de que efectos de tanta importancia puedan nacer de principios que parecen tan insignificantes y de que la mayor parte de nuestros razonamientos, con todas nuestras acciones y pasiones, pueda derivarse tan sólo de la costumbre y el hábito. Para evitar esta objeción debo anticipar algo aquí que será considerado más apropiadamente después, cuando hablemos de las pasiones y del sentido de la belleza. |
There is implanted in the human mind a perception of pain and pleasure, as the chief spring and moving principle of all its actions. But pain and pleasure have two ways of making their appearance in the mind; of which the one has effects very different from the other. They may either appear in impression to the actual feeling, or only in idea, as at present when I mention them. It is evident the influence of these upon our actions is far from being equal. Impressions always actuate the soul, and that in the highest degree; but it is not every idea which has the same effect. Nature has proceeded with caution in this came, and seems to have carefully avoided the inconveniences of two extremes. Did impressions alone influence the will, we should every moment of our lives be subject to the greatest calamities; because, though we foresaw their approach, we should not be provided by nature with any principle of action, which might impel us to avoid them. On the other hand, did every idea influence our actions, our condition would not be much mended. For such is the unsteadiness and activity of thought, that the images of every thing, especially of goods and evils, are always wandering in the mind; and were it moved by every idle conception of this kind, it would never enjoy a moment′s peace and tranquillity. | En el espíritu humano se halla establecida una percepción del dolor y el placer como resorte capital y principio motor de todas sus acciones; pero el dolor y el placer tienen dos modos de hacer su aparición en el espíritu, y uno de ellos tiene efectos muy diferentes de los del otro. Pueden aparecer como una impresión para el sentimiento actual o solamente como una idea, como sucede ahora cuando los menciono. Es evidente que la influencia de éstos sobre nuestras acciones está muy lejos de ser igual. Las impresiones actúan sobre el alma siempre y en el grado más alto, pero no toda idea tiene el mismo efecto. La naturaleza ha procedido con precaución en este caso y parece haber evitado cuidadosamente los inconvenientes de los dos extremos. Si sólo las impresiones influyeran en la voluntad deberíamos en cada momento de nuestra vida hallarnos sometidos a las más grandes calamidades, porque aunque prevemos su aproximación no nos hallaríamos dotados por la naturaleza de un principio de acción que pudiese impedirnos a evitarlas. Por otra parte, si toda idea influyese en nuestras acciones, nuestra condición no se hallaría muy mejorada, pues es tal la instabilidad y actividad del pensamiento, que las imágenes de todas las cosas, especialmente de los bienes y males, se hallan siempre cruzando el espíritu, y si se hallasen guiadas por cualquier concepción de este género de los males no gozaríamos ni un momento de paz y tranquilidad. |
Nature has, therefore, chosen a medium, and has neither bestowed on every idea of good and evil the power of actuating the will, nor yet has entirely excluded them from this influence. Though an idle fiction has no efficacy, yet we find by experience, that the ideas of those objects, which we believe either are or will be existent, produce in a lesser degree the same effect with those impressions, which are immediately present to the senses and perception. The effect, then, of belief is to raise up a simple idea to an equality with our impressions, and bestow on it a like influence on the passions. This effect it can only have by making an idea approach an impression in force and vivacity. For as the different degrees of force make all the original difference betwixt an impression and an idea, they must of consequence be the source of all the differences in the effects of these perceptions, and their removal, in whole or in part, the cause of every new resemblance they acquire. Wherever we can make an idea approach the impressions in force and vivacity, it will likewise imitate them in its influence on the mind; and vice versa, where it imitates them in that influence, as in the present case, this must proceed from its approaching them in force and vivacity. Belief, therefore, since it causes an idea to imitate the effects of the impressions, must make it resemble them in these qualities, and is nothing but A MORE VIVID AND INTENSE CONCEPTION OF ANY IDEA. This, then, may both serve as an additional argument for the present system, and may give us a notion after what manner our reasonings from causation are able to operate on the will and passions. | La naturaleza ha elegido, por consiguiente, un término medio, y ni ha concedido a toda idea de un bien o un mal el poder de actuar sobre la voluntad, ni la ha privado enteramente de su influencia. Aunque una ficción de un mal no tiene eficacia, hallamos por experiencia que las ideas de los objetos que creemos que son o serán existentes producen en menor grado el mismo efecto que las impresiones que se hallan inmediatamente presentes a los sentidos y la percepción. El efecto, pues, de la creencia consiste en conceder a una simple idea la igualdad con las impresiones y concederle una análoga influencia sobre las pasiones. Este efecto sólo puede tenerlo haciendo que una idea se aproxime a una impresión en fuerza y vivacidad, pues como los diferentes grados de fuerza constituyen la diferencia original entre una impresión y una idea, deben ser, por consecuencia, la fuente de todas las diferencias en los efectos de estas percepciones, y su supresión total o parcial, la causa de toda nueva semejanza que adquieran. Dondequiera que podamos hacer que una idea se aproxime a las impresiones en fuerza y vivacidad se asemejará a ella igualmente en su influencia sobre el espíritu, y, por el contrario, cuando se asemeja a la impresión en esta influencia, como sucede en el caso presente, debe proceder esto de su aproximación en fuerza y vivacidad. La creencia, pues, ya que hace que una idea tenga los mismos efectos que las impresiones, debe hacer que se les asemeje en estas cualidades y no es más que una concepción más vivaz e intensa de una idea. Esto puede servir como un argumento adicional para el presente sistema y puede darnos una noción de la manera como nuestros razonamientos partiendo de la causalidad son capaces de actuar sobre la voluntad y las pasiones. |
As belief is almost absolutely requisite to the exciting our passions, so the passions in their turn are very favourable to belief; and not only such facts as convey agreeable emotions, but very often such as give pain, do upon that account become more readily the objects of faith and opinion. A coward, whose fears are easily awakened, readily assents to every account of danger he meets with; as a person of a sorrowful and melancholy disposition is very credulous of every thing, that nourishes his prevailing passion. When any affecting object is presented, it gives the alarm, and excites immediately a degree of its proper passion; especially in persons who are naturally inclined to that passion. This emotion passes by an easy transition to the imagination; and diffusing itself over our idea of the affecting object, makes us form that idea with greater force and vivacity, and consequently assent to it, according to the precedent system. Admiration and surprize have the same effect as the other passions; and accordingly we may observe, that among the vulgar, quacks and projectors meet with a more easy faith upon account of their magnificent pretensions, than if they kept themselves within the bounds of moderation. The first astonishment, which naturally attends their miraculous relations, spreads itself over the whole soul, and so vivifies and enlivens the idea, that it resembles the inferences we draw from experience. This is a mystery, with which we may be already a little acquainted, and which we shall have farther occasion to be let into in the progress of this treatise. | Del mismo modo que la creencia es casi absolutamente necesaria para excitar nuestras pasiones, las pasiones, a su vez, son muy favorables a la creencia, y no sólo los hechos que producen emociones agradables, sino también y muy frecuentemente los que nos causan dolor, llegan a ser por esta razón más prestamente objetos de opinión y fe. Un cobarde, cuyo miedo se despierta fácilmente, asiente con facilidad a toda noticia del peligro que le den, lo mismo que una persona de disposición triste y melancólica es muy crédula para todo lo que alimenta su pasión dominante. Cuando un objeto capaz de afectarnos se presenta da la alarma y excita inmediatamente un grado de su pasión correspondiente, especialmente en las personas que son naturalmente propensas a esta pasión. Esta emoción pasa por una fácil transición a la imaginación y difundiéndose sobre la idea del objeto que afecta, nos hace formarnos su idea con mayor fuerza y vivacidad y nos hace asentir a ella según el sistema que precede. La admiración y la sorpresa tienen el mismo efecto que las otras pasiones, y de acuerdo con esto podemos observar que entre el vulgo los curanderos y proyectistas encuentran una fe más fácil por la razón de sus pretensiones magníficas que si se mantuviesen dentro de los límites de la moderación. El primer asombro que naturalmente acompaña a sus relaciones maravillosas se extiende sobre toda el alma, y de este modo vivifica y fortalece la idea, de manera que se asemeja a las inferencias que sacamos de la experiencia. Esto es un misterio que ya conocemos un poco y que tendremos ocasión de conocer mejor en el curso de este tratado. |
After this account of the influence of belief on the passions, we shall find less difficulty in explaining its effects on the imagination, however extraordinary they may appear. It is certain we cannot take pleasure in any discourse, where our judgment gives no assent to those images which are presented to our fancy. The conversation of those who have acquired a habit of lying, though in affairs of no moment, never gives any satisfaction; and that because those ideas they present to us, not being attended with belief, make no impression upon the mind. Poets themselves, though liars by profession, always endeavour to give an air of truth to their fictions; and where that is totally neglected, their performances, however ingenious, will never be able to afford much pleasure. In short, we may observe, that even when ideas have no manner of influence on the will and passions, truth and reality are still requisite, in order to make them entertaining to the imagination. | Después de esta explicación de la influencia de la creencia sobre las pasiones hallaremos menos dificultad en explicar sus efectos sobre la imaginación tan extraordinarios como puedan parecer. Es cierto que no obtenemos placer de un discurso cuando nuestro juicio no asiente a las imágenes que son presentadas a nuestra fantasía. La conversación de los que han adquirido el hábito de mentir, aunque no sea en asuntos de importancia, jamás nos produce satisfacción, y esto porque las ideas que nos presentan no yendo acompañadas de la creencia no impresionan el espíritu. Los poetas mismos, aunque mentirosos por profesión, tratan siempre de dar un aire de verdad a sus ficciones, y cuando olvidan esto totalmente, sus obras, aunque ingeniosas, no serán capaces de producir mucho placer. En resumen, podemos observar que, aunque las ideas no tengan influencia ninguna sobre la voluntad y las pasiones, la verdad y la realidad son necesarias aún para hacerlas gratas a la imaginación. |
But if we compare together all the phenomena that occur on this head, we shall find, that truth, however necessary it may seem in all works of genius, has no other effect than to procure an easy reception for the ideas, and to make the mind acquiesce in them with satisfaction, or at least without reluctance. But as this is an effect, which may easily be supposed to flow from that solidity and force, which, according to my system, attend those ideas that are established by reasonings from causation; it follows, that all the influence of belief upon the fancy may be explained from that system. Accordingly we may observe, that wherever that influence arises from any other principles beside truth or reality, they supply its place, and give an equal entertainment to the imagination. Poets have formed what they call a poetical system of things, which though it be believed neither by themselves nor readers, is commonly esteemed a sufficient foundation for any fiction. We have been so much accustomed to the names of MARS, JUPITER, VENUS, that in the same manner as education infixes any opinion, the constant repetition of these ideas makes them enter into the mind with facility, and prevail upon the fancy, without influencing the judgment. In like manner tragedians always borrow their fable, or at least the names of their principal actors, from some known passage in history; and that not in order to deceive the spectators; for they will frankly confess, that truth is not in any circumstance inviolably observed: but in order to procure a more easy reception into the imagination for those extraordinary events, which they represent. But this is a precaution, which is not required of comic poets, whose personages and incidents, being of a more familiar kind, enter easily into the conception, and are received without any such formality, even though at first night they be known to be fictitious, and the pure offspring of the fancy. | Si comparamos entre sí todos los fenómenos que se presentan con relación a este asunto hallaremos que la verdad, tan necesaria como pueda parecer en todas las obras del genio, no tiene más efecto que procurar una fácil aceptación de las ideas y hacer que el espíritu se repose en ellas con satisfacción o al menos sin repugnancia. Pero como esto es un efecto que puede suponerse fácilmente que nace de la solidez y fuerza que, según mi sistema, acompaña a las ideas que son establecidas por el razonamiento de causalidad, se sigue que toda la influencia de la creencia sobre la fantasía puede explicarse partiendo de este sistema. De acuerdo con ello podemos observar que siempre que la influencia surge de otro principio que no sea la verdad o realidad, éste la suple y proporciona un agrado igual a la imaginación. Los poetas han creado lo que ellos llaman un sistema poético de las cosas que, aunque no es creído ni por ellos ni por los lectores, se estima como un fundamento suficiente para cualquier ficción. Hemos sido tan habituados a los nombres de Marte, Júpiter, Venus, que, de la misma manera que la educación fija una opinión, la constante repetición de estas ideas las hace entrar en el espíritu con facilidad y las mantiene en la fantasía sin influir el juicio. Del mismo modo los trágicos toman siempre su argumento, o por lo menos los nombres de sus personajes principales, de algún hecho conocido de la historia, y esto no para engañar a los espectadores, pues confiesan francamente que la verdad no se observa rigurosamente en todas las circunstancias, sino para procurar una aceptación más fácil, por parte de la imaginación, de los sucesos extraordinarios que representan. Es ésta una precaución que no se requiere de los poetas cómicos, cuyos personajes e incidentes, siendo de un género más familiar, son más accesibles a la concepción y son admitidos sin una formalidad tal aun cuando a primera vista pueda conocerse que son ficticios y mero producto de la fantasía. |
This mixture of truth and falshood in the fables of tragic poets not only serves our present purpose, by shewing, that the imagination can be satisfyed without any absolute belief or assurance; but may in another view be regarded as a very strong confirmation of this system. It is evident, that poets make use of this artifice of borrowing the names of their persons, and the chief events of their poems, from history, in order to procure a more easy reception for the whole, and cause it to make a deeper impression on the fancy and affections. The several incidents of the piece acquire a kind of relation by being united into one poem or representation; and if any of these incidents be an object of belief, it bestows a force and vivacity on the others, which are related to it. The vividness of the first conception diffuses itself along the relations, and is conveyed, as by so many pipes or canals, to every idea that has any communication with the primary one. This, indeed, can never amount to a perfect assurance; and that because the union among the ideas is, in a manner, accidental: But still it approaches so near, in its influence, as may convince us, that they are derived from the same origin. Belief must please the imagination by means of the force and vivacity which attends it; since every idea, which has force and vivacity, is found to be agreeable to that faculty. | La mezcla de verdad y falsedad de los argumentos de los poetas trágicos no sólo sirve para nuestro propósito presente, mostrando que la imaginación puede satisfacerse sin una creencia o seguridad absoluta, sino que puede en otro respecto ser considerada como una poderosa confirmación de este sistema. Es evidente que los poetas hacen uso de su artificio, consistente en tomar los nombres de sus personajes y los sucesos capitales de la historia, para procurar una más fácil aceptación del conjunto y producir una impresión más profunda sobre la fantasía y las afecciones. Los varios incidentes de la obra adquieren una especie de relación por hallarse unidos en un poema o representación, y si uno de estos incidentes puede ser un objeto de creencia, concede fuerza y vivacidad a los que se hallan relacionados con él. La viveza de la primera concepción se difunde a través de las relaciones y pasa como por muchos tubos o canales a toda idea que esté en comunicación con la primaria. Esto de hecho no puede llegar jamás a una seguridad perfecta, porque la unión entre las ideas es, en cierto modo, accidental; pero se aproxima tanto a su influencia, que puede convencernos de que se derivan del misino origen. La creencia debe agradar a la imaginación por medio de la fuerza y vivacidad que la acompaña, ya que toda idea que posee fuerza y vivacidad encontramos que es agradable a esta facultad. |
To confirm this we may observe, that the assistance is mutual betwixt the judgment and fancy, as well as betwixt the judgment and passion; and that belief not only gives vigour to the imagination, but that a vigorous and strong imagination is of all talents the most proper to procure belief and authority. It is difficult for us to withhold our assent from what is painted out to us in all the colours of eloquence; and the vivacity produced by the fancy is in many cases greater than that which arises from custom and experience. We are hurried away by the lively imagination of our author or companion; and even he himself is often a victim to his own fire and genius. | Para confirmar esto podemos observar que existe una ayuda recíproca entre el juicio y la fantasía, lo mismo que entre el juicio y la pasión, y que la creencia no sólo concede vigor a la imaginación, sino que una imaginación vigorosa y fuerte es de todos los talentos el más apropiado para proporcionar la creencia y autoridad. Es difícil para nosotros negar nuestro sentimiento a lo que nos es descrito con los vivos colores de la elocuencia, y la vivacidad producida por la fantasía es, en muchos casos, más grande que la que surge de la costumbre y la experiencia. Somos arrastrados por la viva imaginación de un autor o un amigo y hasta él mismo frecuentemente es víctima de su propia fogosidad y genio. |
Nor will it be amiss to remark, that as a lively imagination very often degenerates into madness or folly, and bears it a great resemblance in its operations; so they influence the judgment after the same manner, and produce belief from the very same principles. When the imagination, from any extraordinary ferment of the blood and spirits, acquires such a vivacity as disorders all its powers and faculties, there is no means of distinguishing betwixt truth and falshood; but every loose fiction or idea, having the same influence as the impressions of the memory, or the conclusions of the judgment, is received on the same footing, and operates with equal force on the passions. A present impression and a customary transition are now no longer necessary to enliven our ideas. Every chimera of the brain is as vivid and intense as any of those inferences, which we formerly dignifyed with the name of conclusions concerning matters of fact, and sometimes as the present impressions of the senses. | No estará fuera de lugar notar aquí que, del mismo modo que una imaginación viva degenera muchas veces en locura o demencia y tiene con ellas una gran semejanza en su actividad, influyen éstas a su vez en el juicio del mismo modo y producen la creencia por los mismos principios. Cuando la imaginación adquiere, por un fermento extraordinario de la sangre y los espíritus, una vivacidad tal que desordena todas sus fuerzas y facultades, no hay posibilidad de distinguir entre verdad y falsedad, sino que cada ficción o idea inconexa teniendo la misma influencia que las impresiones de la memoria o las conclusiones del juicio, es admitida con el mismo valor y actúa con igual fuerza sobre las pasiones. Una impresión presente y una transición habitual no son ya necesarias para vivificar nuestras ideas. Toda quimera del cerebro es tan vivaz e intensa como cualquiera de las inferencias que designamos primeramente con el nombre de conclusiones relativas a los hechos y a veces tanto como las impresiones presentes de los sentidos. |
We may observe the same effect of poetry in a lesser degree; and this is common both to poetry and madness, that the vivacity they bestow on the ideas is not derived from the particular situations or connexions of the objects of these ideas, but from the present temper and disposition of the person. But how great soever the pitch may be, to which this vivacity rises, it is evident, that in poetry it never has the same feeling with that which arises in the mind, when we reason, though even upon the lowest species of probability. The mind can easily distinguish betwixt the one and the other; and whatever emotion the poetical enthusiasm may give to the spirits, it is still the mere phantom of belief or persuasion. The case is the same with the idea, as with the passion it occasions. There is no passion of the human mind but what may arise from poetry; though at the same time the feelings of the passions are very different when excited by poetical fictions, from what they are when they are from belief and reality. A passion, which is disagreeable in real life, may afford the highest entertainment in a tragedy, or epic poem. In the latter case, it lies not with that weight upon us: It feels less firm and solid: And has no other than the agreeable effect of exciting the spirits, and rouzing the attention. The difference in the passions is a clear proof of a like difference in those ideas, from which the passions are derived. Where the vivacity arises from a customary conjunction with a present impression; though the imagination may not, in appearance, be so much moved; yet there is always something more forcible and real in its actions, than in the fervors of poetry and eloquence. The force of our mental actions in this case, no more than in any other, is not to be measured by the apparent agitation of the mind. A poetical description may have a more sensible effect on the fancy, than an historical narration. It may collect more of those circumstances, that form a compleat image or picture. It may seem to set the object before us in more lively colours. But still the ideas it presents are different to the feeling from those, which arise from the memory and the judgment. There is something weak and imperfect amidst all that seeming vehemence of thought and sentiment, which attends the fictions of poetry. | Podemos observar el mismo efecto en la poesía, aunque en un grado menor, y es común a la poesía y la locura que la vivacidad que conceden a las ideas no se deriva de las situaciones o conexiones particulares de los objetos de estas ideas, sino del temperamento y disposición presente de la persona. Pero tan grande como sea el grado que esta vivacidad alcance, es evidente que en la poesía jamás tiene la misma cualidad afectiva que la que surge en el espíritu cuando razonamos aún basándonos en la especie más inferior de probabilidad. El espíritu puede fácilmente distinguir entre la una y la otra, y cualquiera que sea la emoción que el entusiasmo poético pueda producir a los espíritus, no es más que el mero fantasma de la creencia o la persuasión. Sucede lo mismo con la idea que con la pasión que ocasiona. No existe ninguna pasión del espíritu humano que no pueda surgir mediante la poesía, aunque al mismo tiempo las cualidades afectivas de las pasiones son muy diferentes cuando se despiertan por ficciones poéticas que cuando surgen de la creencia y la realidad. Una pasión que es desagradable en la vida real puede producir el mayor agrado en una tragedia o en un poema épico. En el último caso no nos oprime tanto: es sentida menos firme y sólidamente y no tiene otro efecto más que el agradable de excitar a los espíritus animales y despertar la atención. La diferencia de las pasiones es una prueba clara de una diferencia análoga en las ideas de las cuales las pasiones se derivan. Cuando la vivacidad surge de un enlace habitual con una impresión presente, aunque la imaginación no pueda en apariencia ser muy agitada, existe siempre algo más fuerte y real en sus actividades que en los fervores de la poesía y la elocuencia. La fuerza de nuestras actividades mentales, en este caso, lo mismo que en otro cualquiera, no ha de ser medida por la agitación aparente del espíritu. Una descripción poética puede tener un efecto más sensible sobre la fantasía que una narración histórica; puede recoger un mayor número de las circunstancias que componen una imagen o descripción completa; puede parecer que coloca el objeto ante nosotros con más vivos colores. Sin embargo, las ideas que presenta son diferentes, en cuanto a la cualidad afectiva, de las que surgen de la memoria y del juicio. Hay algo débil e imperfecto en medio de esta aparente vehemencia del pensamiento y sentimiento que acompaña a las ficciones de la poesía. |
We shall afterwards have occasion to remark both the resemblance and differences betwixt a poetical enthusiasm, and a serious conviction. In the mean time I cannot forbear observing, that the great difference in their feeling proceeds in some measure from reflection and GENERAL RULES. We observe, that the vigour of conception, which fictions receive from poetry and eloquence, is a circumstance merely accidental, of which every idea is equally susceptible; and that such fictions are connected with nothing that is real. This observation makes us only lend ourselves, so to speak, to the fiction: But causes the idea to feel very different from the eternal established persuasions founded on memory and custom. They are somewhat of the same kind: But the one is much inferior to the other, both in its causes and effects. | Tendremos después ocasión de hacer notar las semejanzas y diferencias entre un entusiasmo poético y una convicción seria. Mientras tanto, no puedo menos de observar que la gran diferencia en su cualidad afectiva procede, en alguna medida, de la reflexión y las reglas generales. Observamos que el vigor de la concepción que las ficciones toman de la poesía y elocuencia es una circunstancia meramente accidental, de la que toda idea es igualmente susceptible, y que estas ficciones no se hallan enlazadas con nada que sea real. Esta observación nos hace prestar algo, por nuestra parte, a la ficción, por decirlo así; pero produce que la idea sea sentida muy diferentemente de las persuasiones establecidas de un modo duradero y basadas en la memoria y el hábito. Son ambas del mismo género, pero la primera es muy inferior a las otras tanto en sus causas como en sus efectos. |
A like reflection on general rules keeps us from augmenting our belief upon every encrease of the force and vivacity of our ideas. Where an opinion admits of no doubt, or opposite probability, we attribute to it a full conviction: though the want of resemblance, or contiguity, may render its force inferior to that of other opinions. It is thus the understanding corrects the appearances of the senses, and makes us imagine, that an object at twenty foot distance seems even to the eye as large as one of the same dimensions at ten. | Una reflexión sobre las reglas generales nos aparta de aumentar nuestra creencia con cada aumento de fuerza y vivacidad de nuestras ideas. Cuando una opinión no admite duda o probabilidad opuesta le atribuimos una plena verdad, aunque la falta de semejanza o contigÜidad pueda hacer su fuerza inferior a la de otras opiniones. Así, el entendimiento corrige las apariencias de los sentidos y nos hace imaginar que un objeto a veinte pies de distancia parece a la vista tan grande como uno de la misma dimensión a diez pies de distancia. |
We may observe the same effect of poetry in a lesser degree; only with this difference, that the least reflection dissipates the illusions of poetry, and Places the objects in their proper light. It is however certain, that in the warmth of a poetical enthusiasm, a poet has a counterfeit belief, and even a kind of vision of his objects: And if there be any shadow of argument to support this belief, nothing contributes more to his full conviction than a blaze of poetical figures and images, which have their effect upon the poet himself, as well as upon his readers. | Podemos observar el mismo efecto de la poesía en un grado menor con esta sola diferencia de que la más mínima reflexión disipa las ilusiones de la poesía y coloca los objetos en su verdadera naturaleza. Sin embargo, es cierto que en el calor de un entusiasmo poético el poeta tiene una creencia artificiosa y aun una especie de visión de sus objetos, y si existe algún resto de argumento que sostenga esta creencia nada contribuye más a su plena convicción que el ardor de las figuras e imágenes poéticas que tienen tanta fuerza sobre el poeta mismo como sobre sus lectores.
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SECT. XI. OF THE PROBABILITY OF CHANCES. | Sección XI De la probabilidad del azar |
But in order to bestow on this system its full force and evidence, we must carry our eye from it a moment to consider its consequences, and explain from the same principles some other species of reasoning, which are derived from the same origin. | Para conceder a este sistema su plena fuerza y evidencia debemos apartar nuestra vista de él por un momento y dirigirla a considerar sus consecuencias y a explicar por los mismos principios alguna otra especie de razonamiento que se deriva del mismo origen. |
Those philosophers, who have divided human reason into knowledge and probability, and have defined the first to be that evidence, which arises from the comparison of ideas, are obliged to comprehend all our arguments from causes or effects under the general term of probability. But though every one be free to use his terms in what sense he pleases; and accordingly in the precedent part of this discourse, I have followed this method of expression; it is however certain, that in common discourse we readily affirm, that many arguments from causation exceed probability, and may be received as a superior kind of evidence. One would appear ridiculous, who would say, that it is only probable the sun will rise to-morrow, or that all men must dye; though it is plain we have no further assurance of these facts, than what experience affords us. For this reason, it would perhaps be more convenient, in order at once to preserve the common signification of words, and mark the several degrees of evidence, to distinguish human reason into three kinds, viz. THAT FROM KNOWLEDGE, FROM PROOFS, AND FROM PROBABILITIES. By knowledge, I mean the assurance arising from the comparison of ideas. By proofs, those arguments, which are derived from the relation of cause and effect, and which are entirely free from doubt and uncertainty. By probability, that evidence, which is still attended with uncertainty. It is this last species of reasoning, I proceed to examine. | Los filósofos que han dividido la razón humana en conocimiento y probabilidad y han definido el primero como la evidencia que surge de la comparación de ideas están obligados a comprender todos nuestros argumentos relativos a las causas y efectos bajo el término general de probabilidad. Sin embargo, aunque cada uno es libre de usar este término en el sentido que le plazca, y según esto, en la parte precedente del presente discurso he seguido este método de expresión, es no obstante cierto que en el lenguaje corriente afirmamos que muchos argumentos que parten de la causalidad exceden a la probabilidad y pueden ser admitidos como un género superior de evidencia. Haría el ridículo quien dijese que es sólo probable que el Sol salga mañana o que todos los hombres mueran, aunque es claro que no tenemos más seguridad de estos hechos que la que la experiencia nos proporciona. Por esta razón quizá será más conveniente, para conservar el sentido corriente de las palabras y al mismo tiempo indicar los varios grados de evidencia, distinguir en la razón tres grados, a saber: el del conocimiento, el de las pruebas y el de la probabilidad. Por conocimiento entiendo la seguridad que surge de la comparación de ideas; por pruebas, los argumentos que se derivan de la relación de causa y efecto y que están totalmente libres de duda e incertidumbre; por probabilidad, la evidencia que va acompañada con alguna incertidumbre. Procedo a examinar ahora esta última especie del razonamiento. |
Probability or reasoning from conjecture may be divided into two kinds, viz. that which is founded on chance, and that which arises from causes. We shall consider each of these in order. | La probabilidad o razonamiento por conjetura puede dividirse en dos géneros, a saber: el que se funda en el azar y el que surge de las causas. Debemos considerar cada uno de ellos en este orden. |
The idea of cause and effect is derived from experience, which presenting us with certain objects constantly conjoined with each other, produces such a habit of surveying them in that relation, that we cannot without a sensible violence survey them iii any other. On the other hand, as chance is nothing real in itself, and, properly speaking, is merely the negation of a cause, its influence on the mind is contrary to that of causation; and it is essential to it, to leave the imagination perfectly indifferent, either to consider the existence or non-existence of that object, which is regarded as contingent. A cause traces the way to our thought, and in a manner forces us to survey such certain objects, in such certain relations. Chance can only destroy this determination of the thought, and leave the mind in its native situation of indifference; in which, upon the absence of a cause, it is instantly re-instated. | La idea de causa y efecto se deriva de la experiencia que, presentándonos ciertos objetos constantemente enlazados entre sí, produce el hábito de considerarlos en esta relación, de modo que no podemos, sin una violencia sensible, considerarlos en ninguna otra. Por otra parte, como el azar no es nada real en sí mismo y, propiamente hablando, es meramente la negación de una causa, su influencia en el espíritu es contraria a la de la causalidad y le es esencial el dejar a la imaginación en plena libertad de considerar la existencia o no existencia del objeto que se considera como contingente. Una causa indica el camino a nuestro pensamiento y en cierto modo le obliga a considerar determinados objetos en determinadas relaciones. Sólo el azar puede destruir esta determinación del pensamiento y dejar al espíritu en su situación originaria de indiferencia, en la que una vez cesen las causas que se oponen a ello es instantáneamente reintegrado. |
Since therefore an entire indifference is essential to chance, no one chance can possibly be superior to another, otherwise than as it is composed of a superior number of equal chances. For if we affirm that one chance can, after any other manner, be superior to another, we must at the same time affirm, that there is something, which gives it the superiority, and determines the event rather to that side than the other: That is, in other words, we must allow of a cause, and destroy the supposition of chance; which we had before established. A perfect and total indifference is essential to chance, and one total indifference can never in itself be either superior or inferior to another. This truth is not peculiar to my system, but is acknowledged by every one, that forms calculations concerning chances. | Por consiguiente, ya que una indiferencia total es esencial al azar, ningún azar puede ser superior a otro más que por estar compuesto de un número superior de casos iguales; pues si afirmamos que el azar puede de otro modo ser superior a otro, debemos al mismo tiempo afirmar que existe algo que le concede esta superioridad y determina el suceso más en este sentido que en otro, o sea, con otras palabras, debemos conceder una causa y destruir el supuesto del azar que ya hemos establecido antes. Una indiferencia perfecta y total es esencial al azar, y una indiferencia total no puede jamás en sí misma ser superior o inferior a otra. Esta verdad no es peculiar a mi sistema, sino que está reconocida por todo aquel que hace cálculos referentes al azar. |
And here it is remarkable, that though chance and causation be directly contrary, yet it is impossible for us to conceive this combination of chances, which is requisite to render one hazard superior to another, without supposing a mixture of causes among the chances, and a conjunction of necessity in some particulars, with a total indifference in others. Where nothing limits the chances, every notion, that the most extravagant fancy can form, is upon a footing of equality; nor can there be any circumstance to give one the advantage above another. Thus unless we allow, that there are some causes to make the dice fall, and preserve their form in their fall, and lie upon some one of their sides, we can form no calculation concerning the laws of hazard. But supposing these causes to operate, and supposing likewise all the rest to be indifferent and to be determined by chance, it is easy to arrive at a notion of a superior combination of chances. A dye that has four sides marked with a certain number of spots, and only two with another, affords us an obvious and easy instance of this superiority. The mind is here limited by the causes to such a precise number and quality of the events; and at the same time is undetermined in its choice of any particular event. | Es aquí notable que, aunque el azar y la causalidad sean totalmente contrarios, es imposible para nosotros concebir esta combinación de azares que se requiere para hacer un azar superior a otro, sin suponer una mezcla de las causas entre los azares y un enlace necesario en algunos respectos con una total indiferencia en otros. Cuando nada limita el azar, toda noción que la fantasía más extravagante pueda formarse es de la misma categoría y no puede existir una circunstancia que conceda a una de ellas ventaja sobre las otras. Así, a menos que concedamos que existen algunas causas para hacer que los dados caigan y mantengan su forma en la caída y queden sobre una u otra de sus caras, no podemos hacer ningún cálculo relativo a las leyes del azar; pero suponiendo que estas causas actúen, y suponiendo igualmente que todo lo demás es indiferente y determinado por el azar, es fácil llegar a una noción de una combinación superior de azares. Un dado que tiene cuatro lados marcados con un cierto número de puntos y sólo dos con otro nos proporciona un caso manifiesto y fácil de esta superioridad. El espíritu está aquí limitado por las causas a un número preciso y cualidad de sucesos, y al mismo tiempo no se halla determinado para elegir un suceso particular. |
Proceeding then in that reasoning, wherein we have advanced three steps; that chance is merely the negation of a cause, and produces a total indifference in the mind; that one negation of a cause and one total indifference can never be superior or inferior to another; and that there must always be a mixture of causes among the chances, in order to be the foundation of any reasoning: We are next to consider what effect a superior combination of chances can have upon the mind, and after what manner it influences our judgment and opinion. Here we may repeat all the same arguments we employed in examining that belief, which arises from causes; and may prove, after the same manner, that a superior number of chances produces our assent neither by demonstration nor probability. It is indeed evident that we can never by the comparison of mere ideas make any discovery, which can be of consequence in this affairs and that it is impossible to prove with certainty, that any event must fall on that side where there is a superior number of chances. To, suppose in this case any certainty, were to overthrow what we have established concerning the opposition of chances, and their perfect equality and indifference. | Prosiguiendo, pues, con este razonamiento, en el que hemos dado ya tres pasos: que el azar es la mera negación de la causa y produce una indiferencia total en el espíritu; que la negación de una causa y una indiferencia total no puede jamás ser superior o inferior a otra; que debe existir siempre una combinación de causas entre las probabilidades para fundamentar algún razonamiento, debemos considerar en seguida qué efecto puede tener una combinación superior de probabilidades sobre el espíritu y de qué manera influye en nuestro juicio y opinión. Podemos repetir aquí los mismos argumentos que hemos empleado al examinar la creencia que surge de las causas y podemos probar de la misma manera que un número superior de probabilidades no produce nuestro asentimiento ni por demostración ni por probabilidad. Es de hecho evidente que no podemos jamás, por la comparación de las meras ideas, hacer un descubrimiento que tenga importancia en este asunto y que es imposible probar con certidumbre que un suceso debe tener lugar en un sentido en que el número de probabilidades es superior. El suponer en este caso alguna certidumbre sería destruir lo que hemos establecido relativo a la oposición de probabilidades y su perfecta igualdad e indiferencia. |
Should it be said, that though in an opposition of chances it is impossible to determine with certainty, on which side the event will fall, yet we can pronounce with certainty, that it is more likely and probable, it will be on that side where there is a superior number of chances, than where there is an inferior: should this be said, I would ask, what is here meant by likelihood and probability? The likelihood and probability of chances is a superior number of equal chances; and consequently when we say it is likely the event win fall on the side, which is superior, rather than on the inferior, we do no more than affirm, that where there is a superior number of chances there is actually a superior, and where there is an inferior there is an inferior; which are identical propositions, and of no consequence. The question is, by what means a superior number of equal chances operates upon the mind, and produces belief or assent; since it appears, that it is neither by arguments derived from demonstration, nor from probability. | Si se dice que aunque en una oposición de probabilidades es imposible determinar con certidumbre de qué lado debe tener lugar el suceso, podemos, sin embargo, afirmar con certidumbre que es más verosímil y probable que sea en un sentido dado, para el que existe un mayor número de casos, que en el sentido que es en este respecto inferior, preguntaré qué se entiende aquí por verosimilitud y probabilidad. La verosimilitud y probabilidad de azares es un número superior de casos iguales, y, por consecuencia, cuando decimos que es verosímil que el suceso tenga lugar en un sentido que es superior más bien que en uno que es inferior no hacemos más que afirmar que donde existe un número superior de casos existe actualmente una probabilidad superior, y donde existe uno inferior es ésta inferior, proposiciones que son idénticas y no tienen importancia. La cuestión es por qué medios un número igual o superior de probabilidades actúa sobre el 82 espíritu y produce creencia o asentimiento, ya que resulta que esto no sucede ni por argumentos derivados de la demostración ni de la probabilidad. |
In order to clear up this difficulty, we shall suppose a person to take a dye, formed after such a manner as that four of its sides are marked with one figure, or one number of spots, and two with another; and to put this dye into the box with an intention of throwing it: It is plain, he must conclude the one figure to be more probable than the other, and give the preference to that which is inscribed on the greatest number of sides. He in a manner believes, that this will lie uppermost; though still with hesitation and doubt, in proportion to the number of chances, which are contrary: And according as these contrary chances diminish, and the superiority encreases on the other side, his belief acquires new degrees of stability and assurance. This belief arises from an operation of the mind upon the simple and limited object before us; and therefore its nature will be the more easily discovered and explained. We have nothing but one single dye to contemplate, in order to comprehend one of the most curious operations of the understanding. | Para resolver esta dificultad supondré que una persona toma un dado hecho de manera tal que cuatro de sus lados están marcados con una figura o un número de puntos y los otros dos lados con otro, y lo pone en un cubilete con intención de arrojarlo después; es evidente que debe concluir que una figura será más probable que la otra y dará la preferencia a la que está grabada en mayor número de caras. En cierto modo cree que ésta será la predominante, aunque aun dudando en proporción del número de casos contrario y según que estos casos contrarios disminuyan y aumente la superioridad de los otros casos, su creencia adquirirá nuevos grados de estabilidad y seguridad. Esta creencia surge de una acción del espíritu sobre los objetos simples y limitados que están ante nosotros y, por consiguiente, será más fácilmente descubierta y explicada. No tenemos necesidad de considerar más que un único dado para comprender una de las más curiosas actividades del entendimiento. |
This dye, formed as above, contains three circumstances worthy of our attention. First, Certain causes, such as gravity, solidity, a cubical figure, &c. which determine it to fall, to preserve its form in its fall, and to turn up one of its sides. Secondly, A certain number of sides, which are supposed indifferent. Thirdly, A certain figure inscribed on each side. These three particulars form the whole nature of the dye, so far as relates to our present purpose; and consequently are the only circumstances regarded by the mind in its forming a judgment concerning the result of such a throw. Let us, therefore, consider gradually and carefully what must be the influence of these circumstances on the thought and imagination. | Este dado, construido como antes se dijo, contiene tres circunstancias dignas de nuestra atención. Primeramente, ciertas causas, como la gravedad, solidez, figura cúbica, etc., que le determina a caer, a conservar su forma en la caída y a volverse sobre uno de sus lados; segundo, cierto número de lados que se suponen indiferentes; tercero, cierta figura grabada en cada lado. Estas tres particularidades constituyen la plena naturaleza del dado, en tanto que se relaciona con nuestro propósito presente, y, por consecuencia, son las únicas circunstancias consideradas por el espíritu al pronunciar su juicio acerca del resultado de la acción de arrojarlo del cubilete. Consideremos gradualmente y con cuidado cuál será la influencia de estas circunstancias sobre el pensamiento y la imaginación. |
First, We have already observed, that the mind is determined by custom to pass from any cause to its effect, and that upon the appearance of the one, it is almost impossible for it not to form an idea of the other. Their constant conjunction in past instances has produced such a habit in the mind, that it always conjoins them in its thought, and infers the existence of the one from that of its usual attendant. When it considers the dye as no longer supported by the box, it can not without violence regard it as suspended in the air; but naturally places it on the table, and views it as turning up one of its sides. This is the effect of the intermingled causes, which are requisite to our forming any calculation concerning chances. | Primeramente, hemos observado ya que el espíritu se halla determinado por la costumbre a pasar de una causa a su efecto y que cuando uno de estos términos se presenta es casi imposible no formarse la idea del otro. Su unión constante en casos pasados ha producido un hábito tal en el espíritu, que los une siempre en su pensamiento e infiere la existencia del uno de la de su acompañante usual. Cuando considero el dado no sostenido ya por el cubilete no puedo considerarlo sin violencia como suspendido en el aire, sino que lo coloco naturalmente sobre la mesa y lo veo volviéndose sobre uno de sus lados. Es éste el efecto de una de las causas mixtas que se requieren para realizar un cálculo relativo al azar. |
Secondly, It is supposed, that though the dye be necessarily determined to fall, and turn up one of its sides, yet there is nothing to fix the particular side, but that this is determined entirely by chance. The very nature and essence of chance is a negation of causes, and the leaving the mind in a perfect indifference among those events, which are supposed contingent. When therefore the thought is determined by the causes to consider the dye as falling and turning up one of its sides, the chances present all these sides as equal, and make us consider every one of them, one after another, as alike probable and possible. The imagination passes from the cause, viz. the throwing of the dye, to the effect, viz. the turning up one of the six sides; and feels a kind of impossibility both of stopping short in the way, and of forming any other idea. But as all these six sides are incompatible, and the dye cannot turn up above one at once, this principle directs us not to consider all of them at once as lying uppermost; which we look upon as impossible: Neither does it direct us with its entire force to any particular side; for in that case this side would be considered as certain and inevitable; but it directs us to the whole six sides after such a manner as to divide its force equally among them. We conclude in general, that some one of them must result from the throw: We run all of them over in our minds: The determination of the thought is common to all; but no more of its force falls to the share of any one, than what is suitable to its proportion with the rest. It is after this manner the original impulse, and consequently the vivacity of thought, arising from the causes, is divided and split in pieces by the intermingled chances. | Segundo: se supone que, aunque el dado está necesariamente determinado a caer y a volverse sobre uno de sus lados, no existe, sin embargo, nada que fije cuál lado particular será éste, sino que está enteramente determinado por el azar. La verdadera naturaleza y esencia del azar es una negación de las causas y el dejar al espíritu en una indiferencia perfecta para elegir entre los sucesos que se supone son contingentes. Por consiguiente, cuando el pensamiento se halla determinado por las causas para considerar que el dado cae y se vuelve sobre uno de sus lados, el azar presenta todos estos lados como iguales y nos hace considerar cada uno de ellos, uno después de otro, como igualmente probables y posibles. La imaginación pasa de la causa, a saber: el arrojar los dados, al efecto, a saber: el volverse sobre uno de los seis lados, y experimenta una especie de imposibilidad tanto de detenerse en su camino como de formarse otra idea; pero como estos seis lados son incompatibles y el dado no puede volverse sobre ellos al mismo tiempo, este principio no nos lleva a considerarlos a la vez como estando hacia arriba, lo que vemos que es imposible, ni nos lleva a considerar con su fuerza total un lado particular, pues en este caso este lado se consideraría como cierto e inevitable, sino que nos hace dirigirnos a los seis lados de tal manera que divide su fuerza igualmente entre ellos. Concluimos en general que alguno de ellos debe presentarse después de la caída; recorremos todos con nuestro espíritu; la determinación del pensamiento es común a todos, pero no corresponde más fuerza a la parte de cada uno que la que es compatible con el resto. De esta manera el impulso original y por consecuencia la vivacidad del pensamiento que surge de las causas se divide y separa por las causas combinadas. |
We have already seen the influence of the two first qualities of the dye, viz. the causes, and the number and indifference of the sides, and have learned how they give an impulse to the thought, and divide that impulse into as many parts as there are unites in the number of sides. We must now consider the effects of the third particular, viz. the figures inscribed on each side. It is evident that where several sides have the same figure inscribe on them, they must concur in their influence on the mind, and must unite upon one image or idea of a figure all those divided impulses, that were dispersed over the several sides, upon which that figure is inscribed. Were the question only what side will be turned up, these are all perfectly equal, and no one coued ever have any advantage above another. But as the question is concerning the figure, and as the same figure is presented by more than one side: it is evident, that the impulses belonging to all these sides must re-unite in that one figure, and become stronger and more forcible by the union. Four sides are supposed in the present case to have the same figure inscribed on them, and two to have another figure. The impulses of the former are, therefore, superior to those of the latter. But as the events are contrary, and it is impossible both these figures can be turned up; the impulses likewise become contrary, and the inferior destroys the superior, as far as its strength goes. The vivacity of the idea is always proportionable to the degrees of the impulse or tendency to the transition; and belief is the same with the vivacity of the idea, according to the precedent doctrine. | Hemos visto ya la influencia de las dos primeras cualidades del dado, a saber: las causas, el número y diferencia de los lados, y hemos aprendido cómo conceden un impulso al pensamiento y dividen este impulso en tantas partes como unidades exis ten en el número de partes. Debemos considerar ahora los efectos de la tercera particularidad, a saber: las figuras inscritas en cada lado. Es evidente que cuando varios lados tienen la misma figura inscrita en ellos deben coincidir en su influencia sobre el espíritu y deben concentrar en una imagen o idea de una figura todos los impulsos divididos que se hallaban dispersos en los varios lados en que esta figura está grabada. Si la cuestión fuese tan sólo qué lado quedaría hacia arriba, resultaría que todos eran perfectamente iguales y que ninguno podría tener ventaja sobre otro; pero como la cuestión se refiere a la figura y como la misma figura se presenta por más de un lado, es evidente que los impulsos referentes a todos estos lados deben reunirse en esta figura y hacerse más fuertes y potentes mediante esta unión. En el presente caso se supone que cuatro lados tienen inscrita la misma figura y dos una figura diferente. Los impulsos de los primeros son, pues, superiores a los de los últimos. Sin embargo, como los sucesos son contrarios y es imposible que estas figuras a la vez puedan quedar hacia arriba, los impulsos se hacen igualmente contrarios y el inferior destruye al superior hasta donde llega su fuerza. La vivacidad de la idea es siempre proporcional a los grados del impulso o tendencia hacia la transición, y la creencia es lo mismo que la vivacidad de la idea, según la doctrina precedente.
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SECT. XII. OF THE PROBABILITY OF CAUSES. | Sección XII De la probabilidad de las causas. |
What I have said concerning the probability of chances can serve to no other purpose, than to assist us in explaining the probability of causes; since it is commonly allowed by philosophers, that what the vulgar call chance is nothing but a secret and concealed cause. That species of probability, therefore, is what we must chiefly examine. | Lo que he dicho referente a la probabilidad del azar no puede servir para otro propósito más que para ayudarnos a explicar la probabilidad de las causas, ya que se concede corrientemente por los filósofos que lo que el vulgo llama azar no es más que una causa secreta y oculta. Así, pues, debemos examinar capitalmente esta especie de probabilidad. |
The probabilities of causes are of several kinds; but are all derived from the same origin, viz. THE ASSOCIATION OF IDEAS TO A PRESENT IMPRESSION. As the habit, which produces the association, arises from the frequent conjunction of objects, it must arrive at its perfection by degrees, and must acquire new force from each instance, that falls under our observation. The first instance has little or no force: The second makes some addition to it: The third becomes still more sensible; and it is by these slow steps, that our judgment arrives at a full assurance. But before it attains this pitch of perfection, it passes through several inferior degrees, and in all of them is only to be esteemed a presumption or probability. The gradation, therefore, from probabilities to proofs is in many cases insensible; and the difference betwixt these kinds of evidence is more easily perceived in the remote degrees, than in the near and contiguous. | La probabilidad de las causas es de varios géneros, pero todas se derivan del mismo origen, a saber: lo, asociación de ideas con la impresión presente. Como el hábito que produce la asociación surge del enlace frecuente de objetos, debe llegar a su perfección por grados y debe adquirir nueva fuerza por cada caso que cae bajo nuestra observación. El primer caso no tiene fuerza o tiene poca fuerza; el segundo aporta algún aumento de ella; el tercero se hace más sensible, y por estos pequeños avances nuestro juicio llega a la seguridad plena. Sin embargo, antes de que alcance este grado de perfección pasa a través de varios grados inferiores, y en todos ellos debe sólo estimarse una presunción o probabilidad. La gradación, pues, desde las probabilidades hasta las pruebas, es en 84 muchos casos insensible, y la diferencia entre estos géneros de evidencia se percibe más fácilmente en los grados alejados que en los próximos y contiguos. |
It is worthy of remark on this occasion, that though the species of probability here explained be the first in order, and naturally takes place before any entire proof can exist, yet no one, who is arrived at the age of maturity, can any longer be acquainted with it. It is true, nothing is more common than for people of the most advanced knowledge to have attained only an imperfect experience of many particular events; which naturally produces only an imperfect habit and transition: But then we must consider, that the mind, having formed another observation concerning the connexion of causes and effects, gives new force to its reasoning from that observation; and by means of it can build an argument on one single experiment, when duly prepared and examined. What we have found once to follow from any object, we conclude will for ever follow from it; and if this maxim be not always built upon as certain, it is not for want of a sufficient number of experiments, but because we frequently meet with instances to the contrary; which leads us to the second species of probability, where there is a contrariety in our experience and observation. | Merece ser notado en esta ocasión que, aunque la especie de probabilidad que aquí se explica sea la primera en el orden y tenga lugar naturalmente antes de que pueda existir una prueba total, sin embargo, ninguno que haya llegado a la edad de la madurez puede conocer otra más amplia. Es verdad que nada es más común para las gentes de conocimientos más perfectos que el haber alcanzado tan sólo una experiencia imperfecta de muchos sucesos particulares, lo que produce naturalmente tan sólo un hábito y transición imperfecta; pero debemos considerar que el espíritu habiendo realizado otra observación referente a la conexión de causas y efectos, concede nueva fuerza a su razonamiento que parte de su observación, y mediante ella puede construir un argumento sobre un experimento único cuando se halla debidamente preparado y examinado. Lo que hemos hallado una vez que resulta de un objeto concluimos que siempre resultará de él, y si esta máxima no se establece siempre como cierta no es por falta de un número suficiente de experimentos, sino porque encontramos frecuentemente casos contrarios, lo que nos lleva a la segunda especie de probabilidad cuando existe una oposición en nuestra experiencia y observación. |
It would be very happy for men in the conduct of their lives and actions, were the same objects always conjoined together, and, we had nothing to fear but the mistakes of our own judgment, without having any reason to apprehend the uncertainty of nature. But as it is frequently found, that one observation is contrary to another, and that causes and effects follow not in the same order, of which we have I had experience, we are obliged to vary our reasoning on, account of this uncertainty, and take into consideration the contrariety of events. The first question, that occurs on this head, is concerning the nature and causes of the contrariety. | Sería una gran cosa para los hombres con respecto a la conducta en su vida y acciones que los mismos objetos fuesen siempre unidos entre sí y que no tuviéramos nada que temer de los errores de nuestro juicio, ni tener razón alguna para recelar la incertidumbre de la naturaleza. Pero como se sucede frecuentemente que una observación es contraria a otra y que las causas y efectos no se siguen en el mismo orden del que hemos tenido experiencia, estamos obligados a variar nuestro razonamiento por esta incertidumbre y a considerar los sucesos contrarios. La primera cuestión que se presenta en este asunto es la referente a la naturaleza y causas de la oposición. |
The vulgar, who take things according to their first appearance, attribute the uncertainty of events to such an uncertainty in the causes, as makes them often fail of their usual influence, though they meet with no obstacle nor impediment in their operation. But philosophers observing, that almost in every part of nature there is contained a vast variety of springs and principles, which are hid, by reason of their minuteness or remoteness, find that it is at least possible the contrariety of events may not proceed from any contingency in the cause, but from the secret operation of contrary causes. This possibility is converted into certainty by farther observation, when they remark, that upon an exact scrutiny, a contrariety of effects always betrays a contrariety of causes, and proceeds from their mutual hindrance and opposition. A peasant can give no better reason for the stopping of any clock or watch than to say, that commonly it does not go right: But an artizan easily perceives, that the same force in the spring or pendulum has always the same influence on the wheels; but fails of its usual effect, perhaps by reason of a grain of dust, which puts a stop to the whole movement. From the observation of several parallel instances, philosophers form a maxim, that the connexion betwixt all causes and effects is equally necessary, and that its seeming uncertainty in some instances proceeds from the secret opposition of contrary causes. | El vulgo, que juzga de las cosas por su primera apariencia, atribuye la incertidumbre de los sucesos a una incertidumbre análoga en las causas, que las hace no ejercer su influencia usual, aunque no hallan obstáculo ni impedimento en su actuación. Sin embargo, los filósofos, observando que en casi todas las partes de la naturaleza existe una vasta variedad de orígenes y principios que están ocultos por razón de su pequeñez o distancia, piensan que por lo menos es posible que la oposición de los sucesos no proceda de la contingencia de las causas, sino de la operación secreta de las causas contrarias. Esta posibilidad se convierte en certidumbre por una observación ulterior cuando notan que por una exacta investigación una oposición en los efectos lleva consigo una oposición en las causas que procede de su recíproca contraposición y de ser obstáculo las unas para las otras. Un aldeano no puede dar mejor razón para el hecho de pararse un reloj que decir que no marcha bien; pero un relojero fácilmente percibe que la misma fuerza en el resorte o péndulo tiene la misma, influencia sobre las ruedas, mas no produce su efecto acostumbrado quizá por razón de un poco de polvo que detiene el movimiento total. Partiendo de la observación de varios casos paralelos, los filósofos establecen la máxima de que el enlace entre todas las causas y efectos es igualmente necesario y que su aparente incertidumbre en algunos casos procede de la oposición secreta de sus causas. |
But however philosophers and the vulgar may differ in their explication of the contrariety of events, their inferences from it are always of the same kind, and founded on the same principles. A contrariety of events in the past may give us a kind of hesitating belief for the future after two several ways. First, By producing an imperfect habit and transition from the present impression to the related idea. When the conjunction of any two objects is frequent, without being entirely constant, the mind is determined to pass from one object to the other; but not with so entire a habit, as when the union is uninterrupted, and all the instances we have ever met with are uniform and of a piece-.. We find from common experience, in our actions as well as reasonings, that a constant perseverance in any course of life produces a strong inclination and tendency to continue for the future; though there are habits of inferior degrees of force, proportioned to the inferior degrees of steadiness and uniformity in our conduct. | Aunque los filósofos y el vulgo puedan diferir en su explicación de la oposición de los sucesos, sus inferencias partiendo de ella son siempre del mismo género y se fundan en los mismos principios. Una oposición de sucesos en el pasado puede producirnos una especie de creencia dudosa para el futuro de dos modos diferentes: primeramente, produciendo un hábito imperfecto y transición imperfecta de la impresión presente a la idea relacionada. Cuando el enlace de dos objetos es frecuente, sin ser enteramente constante el espíritu, se halla inclinado a pasar de un objeto a otro, pero no con un hábito tan completo como cuando esta unión es ininterrumpida y todos los casos que encontramos son uniformes y de un mismo tipo. Hallamos por la experiencia corriente, tanto en nuestras acciones como en nuestros razonamientos, que una constante repetición de una dirección de la vida produce una fuerte inclinación y tendencia a continuarla en el futuro, aunque existen hábitos de inferior grado de fuerza proporcionados a los grados inferiores de fijeza e inferioridad de nuestra conducta. |
There is no doubt but this principle sometimes takes place, and produces those inferences we draw from contrary phaenomena: though I am perswaded, that upon examination we shall not find it to be the principle, that most commonly influences the mind in this species of reasoning. When we follow only the habitual determination of the mind, we make the transition without any reflection, and interpose not a moment′s delay betwixt the view of one object and the belief of that, which is often found to attend it. As the custom depends not upon any deliberation, it operates immediately, without allowing any time for reflection. But this method of proceeding we have but few instances of in our probable reasonings; and even fewer than in those, which are derived from the uninterrupted conjunction of objects. In the former species of reasoning we commonly take knowingly into consideration the contrariety of past events; we compare the different sides of the contrariety, and carefully weigh the experiments, which we have on each side: Whence we may conclude, that our reasonings of this kind arise not directly from the habit, but in an oblique manner; which we must now endeavour to explain. | No hay duda alguna de que este principio tiene lugar algunas veces y produce las inferencias que hacemos partiendo de los fenómenos contrarios, aunque estoy persuadido de que, mediante un examen, no hallaremos que es el principio que más comúnmente influye en el espíritu en esta especie de razonamiento. Cuando seguimos tan sólo la determinación habitual del espíritu hacemos la transición sin reflexión alguna y sin interponer un momento de dilación entre la consideración de un objeto y la creencia del que hallamos frecuentemente que le acompaña. Como el hábito no depende de la deliberación, actúa inmediatamente sin conceder tiempo alguno a la reflexión. Sin embargo, tenemos pocos casos de este modo de proceder en nuestros razonamientos probables y aun menos en los que se derivan del enlace no interrumpido de los objetos. En la primera especie de razonamiento tomamos en consideración, a sabiendas, los casos contrarios del pasado; comparamos los diferentes términos de la oposición, pesamos cuidadosamente los experimentos que hemos hecho acerca de cada término; de aquí podemos concluir que nuestro razonamiento de este género no surge directamente del hábito, sino de un modo indirecto que debemos ahora trata, de explicar. |
It is evident, that when an object is attended with contrary effects, we judge of them only by our past experience, and always consider those as possible, which we have observed to follow from it. And as past experience regulates our judgment concerning the possibility of these effects, so it does that concerning their probability; and that effect, which has been the most common, we always esteem the most likely. Here then are two things to be considered, viz. the reasons which determine us to make the past a standard for the future, and the manner how we extract a single judgment from a contrariety of past events. | Es evidente que cuando un objeto va acompañado de efectos contrarios juzgamos de él tan sólo por nuestra experiencia pasada y consideramos siempre como posibles los que hemos observado que se siguen de él, y como la experiencia pasada regula nuestro juicio referente a la posibilidad de estos efectos, hace también esto con respecto a su probabilidad, y el efecto que ha sido el más común lo estimamos el más probable. Existen aquí, pues, dos cosas que han de ser consideradas, a saber: las razones que nos determinan a hacer del pasado un criterio para el futuro y la manera como hacemos un juicio único partiendo de la oposición de los sucesos pasados. |
First we may observe, that the supposition, that the future resembles the past, is not founded on arguments of any kind, but is derived entirely from habit, by which we are determined to expect for the future the same train of objects, to which we have been accustomed. This habit or determination to transfer the past to the future is full and perfect; and consequently the first impulse of the imagination in this species of reasoning is endowed with the same qualities. | Primeramente, podemos observar que el supuesto de que el futuro se asemeja al pasado no se funda en argumentos, de cualquier clase que éstos sean, sino que se deriva enteramente del hábito por el que nos hallamos determinados a esperar para el futuro la misma serie de los objetos a la que hemos sido acostumbrados. Este hábito o determinación de transferir el pasado al futuro es pleno y perfecto y, por tanto, el primer impulso de la imaginación en esta especie de razonamiento está dotado por las mismas cualidades. |
But, secondly, when in considering past experiments we find them of a contrary nature, this determination, though full and perfect in itself, presents us with no steady object, but offers us a number of disagreeing images in a certain order and proportion. The first impulse, therefore, is here broke into pieces, and diffuses itself over all those images, of which each partakes an equal share of that force and vivacity, that is derived from the impulse. Any of these past events may again happen; and we judge, that when they do happen, they will be mixed in the same proportion as in the past. | Segundo: cuando al considerar los experimentos pasados los hallamos de una naturaleza contraria, esta determinación, aunque plena y perfecta en sí misma, no se presenta con ningún objeto estable, sino que ofrece un cierto número de imágenes discordantes en un cierto orden y proporción. El primer impulso, pues, aquí es deshacerse en partes y difundirse sobre todas estas imágenes, cada una de las cuales participa de una cantidad igual de fuerza y vivacidad que se deriva del impulso. Algunos de estos sucesos pasados pueden suceder de nuevo, y juzgamos que cuando ellos sucedan deben hallarse combinados en la misma proporción que en el pasado. |
If our intention, therefore, be to consider the proportions of contrary events in a great number of instances, the images presented by our past experience must remain in their FIRST FORM, and preserve their first proportions. Suppose, for instance, I have found by long observation, that of twenty ships, which go to sea, only nineteen return. Suppose I see at present twenty ships that leave the port: I transfer my past experience to the future, and represent to myself nineteen of these ships as returning in safety, and one as perishing. Concerning this there can be no difficulty. But as we frequently run over those several ideas of past events, in order to form a judgment concerning one single event, which appears uncertain; this consideration must change the FIRST FORM of our ideas, and draw together the divided images presented by experience; since it is to it we refer the determination of that particular event, upon which we reason. Many of these images are supposed to concur, and a superior number to concur on one side. These agreeing images unite together, and render the idea more strong and lively, not only than a mere fiction of the imagination, but also than any idea, which is supported by a lesser number of experiments. Each new experiment is as a new stroke of the pencil, which bestows an additional vivacity on the colours without either multiplying or enlarging the figure. This operation of the mind has been so fully explained in treating of the probability of chance, that I need not here endeavour to render it more intelligible. Every past experiment may be considered as a kind of chance; I it being uncertain to us, whether the object will exist conformable to one experiment or another. And for this reason every thing that has been said on the one subject is applicable to both. | Si es, pues, nuestra intención considerar las relaciones de los sucesos contrarios en un gran número de casos, las imágenes presentadas por nuestra experiencia pasada deben permanecer en su primera forma y conservar sus primitivas relaciones. Supongamos, por ejemplo, que he hallado, por una continuada observación, que de veinte barcos que salen al mar sólo vuelven diez y nueve. Supongamos que ahora veo veinte barcos que abandonan el puerto. Aplico mi pasada experiencia al futuro y me represento diez y nueve barcos de éstos volviendo con seguridad y uno pereciendo. Con respecto a esto no puede existir dificultad. Sin embargo, como recorremos estas varias ideas de los sucesos pasados para pronunciar un juicio referente a un caso único que aparece incierto, esta consideración debe cambiar la primera forma de nuestras ideas y reunir las imágenes separadas que nos presenta la experiencia, ya que es aquel a quien referimos la determinación del suceso particular sobre el que razonamos. Muchas de estas imágenes se supone que coinciden y un número mayor en ellas que coinciden en un sentido. Estas imágenes concordantes se unen entre sí y hacen a la idea más fuerte y vivaz no sólo que una mera ficción de la imaginación, sino también que una idea que se basa en menor número de experimentos. Cada nuevo experimento es un nuevo toque de pincel que concede una vivacidad adicional a los colores, sin multiplicar o aumentar la figura. Esta actividad del espíritu ha sido tan detalladamente explicada al tratar de la probabilidad del azar, que no necesito intentar aquí hacerla más inteligible. Todo experimento pasado puede ser considerado como una especie de azar, siendo incierto para nosotros si el objeto existirá de un modo acorde con un experimento u otro, y por esta razón si todo lo que se ha dicho de un asunto se aplica a ambos. |
Thus upon the whole, contrary experiments produce an imperfect belief, either by weakening the habit, or by dividing and afterwards joining in different parts, that perfect habit, which makes us conclude in general, that instances, of which we have no experience, must necessarily resemble those of which we have. | Así, en resumen, los experimentos opuestos producen una creencia imperfecta, ya porque debilitan el hábito o porque dividen y después juntan en diferentes partes el hábito perfecto que nos hace concluir en general que casos de los que no tenemos experiencia deben necesariamente asemejarse a aquellos de los que la tenemos. |
To justify still farther this account of the second species of probability, where we reason with knowledge and reflection from a contrariety of past experiments, I shall propose the following considerations, without fearing to give offence by that air of subtilty, which attends them. Just reasoning ought still, perhaps, to retain its force, however subtile; in the same manner as matter preserves its solidity in the air, and fire, and animal spirits, as well as in the grosser and more sensible forms. | Para justificar aun más esta explicación de la segunda especie de la probabilidad, cuando razonamos con conocimiento y reflexión, partiendo de la consideración de experimentos contrarios pasados, debo proponer las siguientes consideraciones sin temor de molestar por el aire de sutilidad que las acompaña. El razonamiento exacto puede quizá conservar su fuerza, aunque sea sutil, de igual modo que la materia conserva su solidez en el aire, fuego y espíritus animales, lo mismo que en las formas más grandes y más perceptibles. |
First, We may observe, that there is no probability so great as not to allow of a contrary possibility; because otherwise it would cease to be a probability, and would become a certainty. That probability of causes, which is most extensive, and which we at present examine, depends on a contrariety of experiments: and it is evident An experiment in the past proves at least a possibility for the future. | Primeramente, podemos observar que no existe una probabilidad tan grande que no permita la posibilidad de lo contrario, porque de otro modo cesaría de ser una probabilidad y se convertiría en certidumbre. Esta probabilidad de las causas, que es más extensa y que al presente examinamos, depende de una oposición de los experimentos, y es evidente que un experimento en el pasado prueba por lo menos una posibilidad para el futuro. |
Secondly, The component parts of this possibility and probability are of the same nature, and differ in number only, but not in kind. It has been observed, that all single chances are entirely equal, and that the only circumstance, which can give any event, that is contingent, a superiority over another is a superior number of chances. In like manner, as the uncertainty of causes is discovery by experience, which presents us with a view of contrary events, it is plain, that when we transfer the past to the future, the known to the unknown, every past experiment has the same weight, and that it is only a superior number of them, which can throw the ballance on any side. The possibility, therefore, which enters into every reasoning of this kind, is composed of parts, which are of the same nature both among themselves, and with those, that compose the opposite probability. | Segundo: las partes componentes de esta posibilidad y probabilidad son de la misma naturaleza y difieren en número solamente, pero no en género. Se ha observado que todos los azares únicos son enteramente iguales y que la sola circunstancia que puede conceder a un suceso que es contingente una superioridad sobre otro es un número superior de posibilidades. De igual manera, como la incertidumbre de las causas se descubre por la experiencia que nos presenta una visión de los sucesos contrarios, es claro que cuando aplicamos el pasado al futuro, lo conocido a lo desconocido, cada experimento pasado tiene el mismo peso y que sólo un número superior de ellos puede inclinar la balanza en un sentido. La posibilidad, pues, que entra en todo razonamiento de este género se compone de partes que son de la misma naturaleza las unas que las otras y con las que se constituye la probabilidad opuesta. |
Thirdly, We may establish it as a certain maxim, that in all moral as well as natural phaenomena, wherever any cause consists of a number of parts, and the effect encreases or diminishes, according to the variation of that number, the effects properly speaking, is a compounded one, and arises from the union of the several effects, that proceed from each part of the cause. Thus, because the gravity of a body encreases or diminishes by the encrease or diminution of its parts, we conclude that each part contains this quality and contributes to the gravity of the whole. The absence or presence of a part of the cause is attended with that of a proportionable part of the effect. This connexion or constant conjunction sufficiently proves the one part to be the cause of the other. As the belief which we have of any event, encreases or diminishes according to the number of chances or past experiments, it is to be considered as a compounded effect, of which each part arises from a proportionable number of chances or experiments. | Tercero: podemos establecer como una máxima cierta que en todo fenómeno moral y natural, siempre que una causa consiste en un número de partes y el efecto aumenta o disminuye según la variación de este número, el efecto, propiamente hablando, es un compuesto y surge de la unión de varios efectos que surgen de cada parte de la causa. Así, por aumentar o disminuir la gravedad de un cuerpo con el aumento o disminución de sus partes, concluimos que cada parte contiene esta cualidad y contribuye a la gravedad del todo. La ausencia o presencia de una parte de la causa va acompañada por la de una parte proporcional del efecto. Esta conexión o enlace constante prueba de un modo suficiente que una parte es la causa de la otra. Como la creencia que tenemos de algún suceso aumenta o disminuye según el número de azares o experimentos pasados, debe ser considerada como un efecto compuesto en el que cada parte surge de un número proporcional de casos o experimentos. |
Let us now join these three observations, and see what conclusion we can draw from them. To every probability there is an opposite possibility. This possibility is composed of parts, that are entirely of the same nature with those of the probability; and consequently have the same influence on the mind and understanding. The belief, which attends the probability, is a compounded effect, and is formed by the concurrence of the several effects, which proceed from each part of the probability. Since therefore each part of the probability contributes to the production of the belief, each part of the possibility must have the same influence on the opposite side; the nature of these parts being entirely the same. The contrary belief, attending the possibility, implies a view of a certain object, as well as the probability does an opposite view. In this particular both these degrees of belief are alike. The only manner then, in which the superior number of similar component parts in the one can exert its influence, and prevail above the inferior in the other, is by producing a stronger and more lively view of its object. Each part presents a particular view; and all these views uniting together produce one general view, which is fuller and more distinct by the greater number of causes or principles, from which it is derived. | Unamos estas tres observaciones y veamos qué conclusión podemos sacar de ellas. Para cada probabilidad existe una posibilidad opuesta. Esta posibilidad está compuesta de partes que son totalmente de la misma naturaleza que las de la probabilidad y, por consiguiente, tienen la misma influencia sobre la mente y entendimiento. La creencia que acompaña a la probabilidad es un efecto compuesto que está formado por la coincidencia de varios efectos que proceden de cada parte de la probabilidad. Ya que, por consiguiente, cada parte de la probabilidad contribuye a la producción de la creencia, cada parte de la posibilidad debe tener la misma influencia en el sentido opuesto siendo la naturaleza de estas partes enteramente la misma. La creencia contraria que acompaña a la posibilidad implica la consideración de un cierto objeto lo mismo que lo hace la probabilidad en una consideración opuesta. En este respecto estos dos grados de creencias son análogos. La única manera, pues, en la que el número superior de partes componentes análogas en la una puede ejercer su influencia y dominar sobre el inferior en la otra es produciendo una consideración más fuerte y más vivaz de su objeto. Cada parte presenta una consideración particular, y todas estas consideraciones, uniéndose entre sí, producen una consideración general que es más plena y más clara por el mayor número de causas o principios de que se deriva. |
The component parts of the probability and possibility, being alike in their nature, must produce like effects; and the likeness of their effects consists in this, that each of them presents a view of a particular object. But though these parts be alike in their nature, they are very different in their quantity and number; and this difference must appear in the effect as well as the similarity. Now as the view they present is in both cases full and entire, and comprehends the object in all its parts, it is impossible that in this particular there can be any difference; nor is there any thing but a superior vivacity in the probability, arising from the concurrence of a superior number of views, which can distinguish these effects. | Las partes componentes de la probabilidad y la posibilidad siendo análogas en su naturaleza deben producir efectos análogos, y la semejanza de sus efectos consiste en que cada uno de ellos presenta la consideración de un objeto particular. Sin embargo, aunque estas partes sean análogas en su naturaleza son muy diferentes en su calidad y número, y esta diferencia debe aparecer en el efecto lo mismo que la semejanza. Ahora bien; como la consideración que presenta es en ambos casos plena y entera y comprende el objeto en todas sus partes, es imposible que en este particular pueda existir alguna diferencia, y sólo una vivacidad superior en la probabilidad, que surge de la coincidencia de un número superior de consideraciones, puede distinguir estos efectos. |
Here is almost the same argument in a different light. All our reasonings concerning the probability of causes are founded on the transferring of past to future. The transferring of any past experiment to the future is sufficient to give us a view of the object; whether that experiment be single or combined with others of the same kind; whether it be entire, or opposed by others of a contrary kind. Suppose, then, it acquires both these qualities of combination and opposition, it loses not upon that account its former power of presenting a view of the object, but only concurs with and opposes other experiments, that have a like influence. A question, therefore, may arise concerning the manner both of the concurrence and opposition. As to the concurrence, there is only the choice left betwixt these two hypotheses. First, That the view of the object, occasioned by the transference of each past experiment, preserves itself entire, and only multiplies the number of views. Or, SECONDLY, That it runs into the other similar and correspondent views, and gives them a superior degree of force and vivacity. But that the first hypothesis is erroneous, is evident from experience, which informs us, that the belief, attending any reasoning, consists in one conclusion, not in a multitude of similar ones, which would only distract the mind, and in many cases would be too numerous to be comprehended distinctly by any finite capacity. It remains, therefore, as the only reasonable opinion, that these similar views run into each other, and unite their forces; so as to produce a stronger and clearer view, than what arises from any one alone. This is the manner, in which past experiments concur, when they are transfered to any future event. As to the manner of their opposition, it is evident, that as the contrary views are incompatible with each other, and it is impossible the object can at once exist conformable to both of them, their influence becomes mutually destructive, and the mind is determined to the superior only with that force, which remains, after subtracting the inferior. | He aquí casi el mismo argumento en un diferente aspecto. Todos nuestros razonamientos referentes a la probabilidad de causas se fundan en la aplicación del pasado al futuro. La aplicación de un experimento pasado al futuro es suficiente para darnos una visión del objeto, ya esté combinado este experimento con otros del mismo género, ya esté completo u opuesto a otros de género contrario. Supongamos, pues, que adquiere estas dos cualidades de oposición y combinación; no pierde por esto, razón su primera facultad de presentar una visión del objeto, sino que solamente coincide con otros experimentos y se opone a otros que tienen análoga influencia. Por consiguiente, puede surgir una cuestión relativa al modo de presentarse la coincidencia y oposición. En cuanto a la coincidencia, la elección puede hacerse tan sólo entre estas dos hipótesis: Primero, la consideración del objeto, ocasionada por la transferencia de cada experimento pasado, se mantiene en sí misma completa y sólo aumenta el número de consideraciones. Segundo, se funde con las consideraciones similares y correspondientes y les concede un grado superior de fuerza y vivacidad. Que la primera hipótesis es errónea es evidente por la experiencia que nos informa de que la creencia que acompaña a algún razonamiento consiste en una conclusión, no en una multitud de conclusiones similares, que tan sólo distraerían el espíritu y en muchos casos serían demasiado numerosas para ser comprendidas claramente por una capacidad finita. Queda, pues, como la única opinión razonable que estas consideraciones similares se funden y unen sus fuerzas de modo que producen una consideración más fuerte y clara que la que surge de una sola. De esta manera los experimentos pasados coinciden cuando son transferidos a un suceso futuro. En cuanto a la forma de su oposición, es evidente que, como las consideraciones contrarias son incompatibles y es imposible que el objeto pueda existir a la vez de acuerdo con dos de ellas, su influencia recíproca se hace destructiva y el espíritu se siente inclinado a la superior tan sólo con la fuerza que queda después de restar la inferior. |
I am sensible how abstruse all this reasoning must appear to the generality of readers, who not being accustomed to such profound reflections on the intellectual faculties of the mind, will be apt to reject as chimerical whatever strikes not in with the common received notions, and with the easiest and most obvious principles of philosophy. And no doubt there are some pains required to enter into these arguments; though perhaps very little are necessary to perceive the imperfection of every vulgar hypothesis on this subject, and the little light, which philosophy can yet afford us in such sublime and such curious speculations. Let men be once fully perswaded of these two principles, THAT THERE, IS NOTHING IN ANY OBJECT, CONSIDERed IN ITSELF, WHICH CAN AFFORD US A REASON FOR DRAWING A CONCLUSION BEYOND it; and, THAT EVEN AFTER THE OBSERVATION OF THE FREQUENT OR CONSTANT CONJUNCTION OF OBJECTS, WE HAVE NO REASON TO DRAW ANY INFERENCE CONCERNING ANY OBJECT BEYOND THOSE OF WHICH WE HAVE HAD EXPERIENCE; I say, let men be once fully convinced of these two principles, and this will throw them so loose from all common systems, that they will make no difficulty of receiving any, which may appear the most extraordinary. These principles we have found to be sufficiently convincing, even with regard to our most certain reasonings from causation: But I shall venture to affirm, that with regard to these conjectural or probable reasonings they still acquire a new degree of evidence. | Me doy cuenta de lo confuso que debe parecer este razonamiento a la generalidad de los lectores que, no hallándose acostumbrados a reflexiones tan profundas acerca de las facultades intelectuales del espíritu, se inclinarán a rechazar como quimérico todo lo que no coincide con las nociones corrientes y admitidas y con los principios más fáciles y manifiestos de la filosofia. No hay duda de que es necesario algún trabajo para penetrar en estos argumentos, aunque quizá es muy pequeño el necesario para descubrir la imperfección de toda hipótesis vulgar sobre este asunto y la poca luz que la filosofía puede aportamos en estas especulaciones sublimes y curiosas. Haced que los hombres se persuadan una vez de estos dos principios: que no existe nada en un objeto considerado en sí mismo que pueda proporcionarnos una razón para sacar una conclusión que vaya más allá de él, y que, aun después de la observación de la unión frecuente o constante de los objetos, no tenemos razón alguna para hacer una inferencia relativa a algún objeto remoto a éstos, del que no hemos tenido experiencia; después de ello, esto los llevará tan lejos de todos los sistemas corrientes que no hallarán dificultad en admitir uno que pueda aparecer como el más extraordinario. Hemos hallado que estos principios son suficientemente convincentes aun con respecto a nuestros razonamientos más ciertos acerca de la causalidad si no es que me aventuro a afirmar que con respecto a estos razonamientos conjeturales o probables adquieren un nuevo grado de evidencia. |
First, It is obvious, that in reasonings of this kind, it is not the object presented to us, which, considered in itself, affords us any reason to draw a conclusion concerning any other object or event. For as this latter object is supposed uncertain, and as the uncertainty is derived from a concealed contrariety of causes in the former, were any of the causes placed in the known qualities of that object, they would no longer be concealed, nor would our conclusion be uncertain. | Primero: es manifiesto que en los razonamientos de este género no es el objeto que está presente el que, considerado en si mismo, nos aporta alguna razón para hacer una conclusión relativa a otro objeto o suceso, pues como este último objeto se supone incierto, y como la incertidumbre se deriva de una oposición oculta de las causas en el primero, si alguna de las causas residiese en las cualidades conocidas de este objeto no estaría ya oculta ni nuestra conclusión sería incierta. |
But, secondly, it is equally obvious in this species of reasoning, that if the transference of the past to the future were founded merely on a conclusion of the understanding, it coued never occasion any belief or assurance. When we transfer contrary experiments to the future, we can only repeat these contrary experiments with their particular proportions; which coued not produce assurance in any single event, upon which we reason, unless the fancy melted together all those images that concur, and extracted from them one single idea or image, which is intense and lively in proportion to the number of experiments from which it is derived, and their superiority above their antagonists. Our past experience presents no determinate object; and as our belief, however faint, fixes itself on a determinate object, it is evident that the belief arises not merely from the transference of past to future, but from some operation of the fancy conjoined with it. This may lead us to conceive the manner, in which that faculty enters into all our reasonings. | Segundo: es igualmente claro en esta especie de razonamiento que, si la transferencia del pasado al futuro se fundase meramente en una conclusión del entendimiento, no produciría nunca una creencia o seguridad. Cuando transferimos experimentos opuestos al futuro podemos solamente repetir estos experimentos contrarios con sus relaciones particulares, lo que no podría producir seguridad en ningún suceso único sobre el que razonamos, a menos que la fantasía fundiese todas las imágenes que coinciden y extrajese de ello una única idea o imagen que es intensa y vivaz en proporción del número de experimentos del que se deriva y de su superioridad sobre sus antagonistas. Nuestra experiencia pasada no presenta un objeto determinado, y como nuestra creencia, aunque débil, se fija sobre un objeto determinado, es evidente que la creencia no surge tan sólo de la transferencia del pasado al futuro, sino de alguna operación de la fantasía que va unida con ello. Esto puede llevarnos a concebir de qué manera esta facultad entra en todos nuestros razonamientos. |
I shall conclude this subject with two reflections, which may deserve our attention. The FIRST may be explained after this manner. When the mind forms a reasoning concerning any matter of fact, which is only probable, it casts its eye backward upon past experience, and transferring it to the future, is presented with so many contrary views of its object, of which those that are of the same kind uniting together, and running into one act of the mind, serve to fortify and inliven it. But suppose that this multitude of views or glimpses of an object proceeds not from experience, but from a voluntary act of the imagination; this effect does not follow, or at least, follows not in the same degree. For though custom and education produce belief by such a repetition, as is not derived from experience, yet this requires a long tract of time, along with a very frequent and undesigned repetition. In general we may pronounce, that a person who would voluntarily repeat any idea in his mind, though supported by one past experience, would be no more inclined to believe the existence of its object, than if he had contented himself with one survey of it. Beside the effect of design; each act of the mind, being separate and independent, has a separate influence, and joins not its force with that of its fellows. Not being united by any common object, producing them, they have no relation to each other; and consequently make no transition or union of forces. This phaenomenon we shall understand better afterwards. | Concluiré este asunto con dos reflexiones que pueden merecer nuestra atención. La primera puede ser explicada de esta manera: Cuando el espíritu hace un razonamiento referente a un hecho que es sólo probable dirige su vista hacia la experiencia pasada, y transfiriéndola al futuro se le presentan varias concepciones contrarias de su objeto, de las cuales las que son del mismo género se unen entre sí y, formando un acto del espíritu, sirven para fortificarlo y vivificarlo. Supóngase que esta multitud de concepciones o visiones de un objeto no procede de la experiencia, sino de un acto voluntario de la imaginación; este efecto no se seguirá o al menos no se seguirá en el mismo grado, pues aunque la costumbre y la educación producen la creencia por una repetición tal que no se deriva de la experiencia, se requiere para esto, sin embargo, un largo período de tiempo y una repetición muy frecuente e involuntaria. En general, podemos declarar que una persona que quisiese repetir voluntariamente una idea en su espíritu, aunque apoyada por una experiencia pasada, no se sentiría más inclinada a creer en la existencia de su objeto que si se hubiese contentado con una sola consideración de él. Aparte del efecto del designio, cada acto del espíritu siendo separado e independiente tiene una influencia separada y no une sus fuerzas con las de los otros que le acompañan. Por no estar unidos por un objeto común que los produce no poseen una relación entre sí y, por consecuencia, ni transmiten ni unen sus fuerzas. Conoceremos mejor este fenómeno más adelante. |
My second reflection is founded on those large probabilities, which the mind can judge of, and the minute differences it can observe betwixt them. When the chances or experiments on one side amount to ten thousand, and on the other to ten thousand and one, the judgment gives the preference to the latter, upon account of that superiority; though it is plainly impossible for the mind to run over every particular view, and distinguish the superior vivacity of the image arising from the superior number, where the difference is so inconsiderable. We have a parallel instance in the affections. It is evident, according to the principles above-mentioned, that when an object produces any passion in us, which varies according to the different quantity of the object; I say, it is evident, that the passion, properly speaking, is not a simple emotion, but a compounded one, of a great number of weaker passions, derived from a view of each part of the object. For otherwise it were impossible the passion should encrease by the encrease of these parts. Thus a man, who desires a thousand pound, has in reality a thousand or more desires which uniting together, seem to make only one passion; though the composition evidently betrays itself upon every alteration of the object, by the preference he gives to the larger number, if superior only by an unite. Yet nothing can be more certain, than that so small a difference would not be discernible in the passions, nor coued render them distinguishable from each other. The difference, therefore, of our conduct in preferring the greater number depends not upon our passions, but upon custom, and general rules. We have found in a multitude of instances, that the augmenting the numbers of any sum augments the passion, where the numbers are precise and the difference sensible. The mind can perceive from its immediate feeling, that three guineas produce a greater passion than two; and this it transfers to larger numbers, because of the resemblance; and by a general rule assigns to a thousand guineas, a stronger passion than to nine hundred and ninety nine. These general rules we shall explain presently. | Mi segunda reflexión se funda en las extensas probabilidades de que el espíritu puede juzgar y en las pequeñas diferencias que puede observar entre ellas. Cuando los azares o experimentos de un lado llegan a diez mil y del otro a diez mil uno el juicio da la preferencia al último en razón de esta superioridad, aunque es totalmente imposible para el espíritu recorrer cada consideración particular y distinguir la vivacidad superior de la imagen que surge del número superior cuando la diferencia es tan pequeña. Tenemos un caso paralelo en las afecciones. Es evidente, según los principios antes mencionados, que cuando un objeto produce una impresión en nosotros que varía del mismo modo que la cantidad diferente del objeto, la pasión propiamente hablando no es una emoción simple, sino compuesta de un gran número de pasiones más débiles que se derivan de la consideración de cada una de las partes del objeto, pues sería imposible de otro modo que la pasión aumentase por el aumento de aquellas partes. Así, un hombre que desea mil libras experimenta en realidad mil o más deseos que uniéndose entre sí parecen constituir tan sólo una pasión, aunque la composición se revela en cada alteración del objeto por la preferencia que concede al número más grande si es superior solamente en una unidad. Sin embargo, nada puede ser más cierto que esta pequeña diferencia no es discernible en las pasiones ni puede distinguirlas entre sí. La diferencia, pues, de nuestra conducta al preferir el mayor número no depende de nuestras pasiones, sino del hábito y las reglas generales. Hemos hallado en muchos casos que aumentando el número de una suma aumenta la pasión cuando los números son exactos y la diferencia sensible. El espíritu puede percibir, partiendo de su sentimiento inmediato, que tres guineas producen una pasión más grande que dos, y aplica esto a números más grandes a causa de la semejanza, y en virtud de una regla general asigna a doscientas guineas una pasión más fuerte que a novecientas noventa y nueve. Explicaremos dentro de poco estas reglas generales. |
But beside these two species of probability, which a-re derived from an imperfect experience and from contrary causes, there is a third arising from ANALOGY, which differs from them in some material circumstances. According to the hypothesis above explained all kinds of reasoning from causes or effects are founded on two particulars, viz., the constant conjunction of any two objects in all past experience, and the resemblance of a present object to any one of them. The effect of these two particulars is, that the present object invigorates and inlivens the imagination; and the resemblance, along with the constant union, conveys this force and vivacity to the related idea; which we are therefore said to believe, or assent to. If you weaken either the union or resemblance, you weaken the principle of transition, and of consequence that belief, which arises from it. The vivacity of the first impression cannot be fully conveyed to the related idea, either where the conjunction of their objects is not constant, or where the present impression does not perfectly resemble any of those, whose union we are accustomed to observe. In those probabilities of chance and causes above-explained, it is the constancy of the union, which is diminished; and in the probability derived from analogy, it is the resemblance only, which is affected. Without some degree of resemblance, as well as union, it is impossible there can be any reasoning: but as this resemblance admits of many different degrees, the reasoning becomes proportionably more or less firm and certain. An experiment loses of its force, when transferred to instances, which are not exactly resembling; though it is evident it may still retain as much as may be the foundation of probability, as long as there is any resemblance remaining. | Aparte de estas dos especies de probabilidad, que se derivan de una experiencia imperfecta y de causas contrarias, existe una tercera que surge de la analogía y que difiere de ellas en algunas circunstancias importantes. Según la hipótesis antes explicada, todos los géneros de razonamiento relativos a causas y efectos se fundan en dos particularidades, a saber: la unión constante de dos objetos en toda experiencia pasada y la semejanza de un objeto presente con uno de ellos. El efecto de estas dos particularidades es que el objeto presente vigoriza y vivifica la imaginación, y la semejanza, juntamente con la unión constante, lleva esta fuerza y vivacidad a la idea relacionada, y, por consiguiente, decimos que prestamos a ésta nuestro asentimiento o que creemos en ella. Si se debilita la unión o la semejanza, se debilita el principio de transición, y, por lo tanto, la creencia que surge de él. La vivacidad de la primera impresión no puede ser plenamente transmitida a la idea relacionada, ya sea cuando el enlace de sus objetos no es constante o cuando la impresión presente no se asemeja de un modo perfecto a alguna de aquéllas cuya unión nos hallamos acostumbrados a observar. En estas probabilidades del azar y de las causas antes explicadas la constancia de la unión es la que está disminuida; en la probabilidad derivada de la analogía tan sólo la semejanza se halla afectada. Sin algún grado de semejanza, lo mismo que de unión, es imposible que exista un razonamiento; pero como la semejanza admite muchos grados diferentes, el razonamiento se hace en relación con esto más o menos firme y cierto. Un experimento pierde de su fuerza cuando se transfiere a casos que no son exactamente semejantes, aunque es evidente que puede retener aún tanta que le permita ser el fundamento de la probabilidad mientras queda aún alguna semejanza.
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SECT. XIII. OF UNPHILOSOPHICAL PROBABILITY. | Sección XIII De la probabilidad no filosófica. |
All these kinds of probability are received by philosophers, and allowed to be reasonable foundations of belief and opinion. But there are others, that are derived from the same principles, though they have not had the good fortune to obtain the same sanction. The first probability of this kind may be accounted for thus. The diminution of the union, and of the resemblance, as above explained, diminishes the facility of the transition, and by that means weakens the evidence; and we may farther observe, that the same diminution of the evidence will follow from a diminution of the impression, and from the shading of those colours, under which it appears to the memory or senses. The argument, which we found on any matter of fact we remember, is more or less convincing according as the fact is recent or remote; and though the difference in these degrees of evidence be not received by philosophy as solid and legitimate; because in that case an argument must have a different force to day, from what it shall have a month hence; yet notwithstanding the opposition of philosophy, it is certain, this circumstance has a considerable influence on the understanding, and secretly changes the authority of the same argument, according to the different times, in which it is proposed to us. A greater force and vivacity in the impression naturally conveys a greater to the related idea; and it is on the degrees of force and vivacity, that the belief depends, according to the foregoing system. | Todos estos géneros de probabilidad son admitidos por los filósofos, y éstos conceden que son fundamentos razonables de la creencia y la opinión. Sin embargo, hay otros que se derivan de los mismos principios, aunque no tienen la buena fortuna de obtener la misma sanción. La primera probabilidad de este género puede ser explicada como sigue: La disminución de la unión y la semejanza, como antes se expuso, disminuye la facilidad de la transición y mediante esto debilita la evidencia, pudiendo, además, observarse que la misma disminución de la evidencia se seguirá de una disminución de la impresión y de la pérdida de intensidad de los colores con los que aparece a la memoria o a los sentidos. El argumento que hallamos basándonos en un hecho recordamos que es más o menos convincente según que el hecho sea reciente o remoto, y aunque la diferencia en estos grados de evidencia no sea admitida por la filosofía como sólida y legítima, porque en este caso un argumento debería tener una fuerza diferente hoy de la que tendría de aquí a un mes, sin embargo, a pesar de la oposición de la filosofía, es cierto que esta circunstancia tiene una influencia considerable sobre el entendimiento y cambia secretamente la autoridad del mismo argumento según la diferente época en que se nos presenta. Una fuerza y vivacidad mayor en la impresión transmite naturalmente una fuerza mayor a la idea relacionada, y la creencia depende de los grados de fuerza y vivacidad según el precedente sistema. |
There is a second difference, which we may frequently observe in our degrees of belief and assurance, and which never fails to take place, though disclaimed by philosophers. An experiment, that is recent and fresh in the memory, affects us more than one that is in some measure obliterated; and has a superior influence on the judgment, as well as on the passions. A lively impression produces more assurance than a faint one; because it has more original force to communicate to the related idea, which thereby acquires a greater force and vivacity. A recent observation has a like effect; because the custom and transition is there more entire, and preserves better the original force in the communication. Thus a drunkard, who has seen his companion die of a debauch, is struck with that instance for some time, and dreads a like accident for himself: But as the memory of it decays away by degrees, his former security returns, and the danger seems less certain and real. | Existe una segunda diferencia que podemos observar frecuentemente en nuestros grados de creencia y seguridad y que nunca deja de tener lugar, aunque es repudiada por los filósofos. Un experimento que está fresco y reciente en la memoria nos afecta más que uno que en cierta medida se halla olvidado, y aquél tiene una influencia más grande tanto sobre el juicio como sobre las pasiones. Una impresión vivaz produce más seguridad que una débil, porque posee más fuerza original que comunicar a la idea relacionada, que por lo mismo adquiere una mayor fuerza y vivacidad. Una observación reciente tiene un efecto análogo, porque la costumbre y transición son más completas y conservan mejor la fuerza original en la comunicación. Así, el borracho que ha visto a su compañero muerto a consecuencias de un exceso se halla impresionado por este ejemplo durante algún tiempo y teme que le ocurra un accidente análogo; pero como el recuerdo de este hecho decrece por grados, vuelve a recobrar su primitiva seguridad y el peligro le parece menos cierto y real. |
I add, as a third instance of this kind, that though our reasonings from proofs and from probabilities be considerably different from each other, yet the former species of reasoning often degenerates insensibly into the latter, by nothing but the multitude of connected arguments. It is certain, that when an inference is drawn immediately from an object, without any intermediate cause or effect, the conviction is much stronger, and the persuasion more lively, than when the imagination is carryed through a long chain of connected arguments, however infallible the connexion of each link may be esteemed. It is from the original impression, that the vivacity of all the ideas is derived, by means of the customary transition of the imagination; and it is evident this vivacity must gradually decay in proportion to the distance, and must lose somewhat in each transition. Sometimes this distance has a greater influence than even contrary experiments would have; and a man may receive a more lively conviction from a probable reasoning, which is close and immediate, than from a long chain of consequences, though just and conclusive in each part. Nay it is seldom such reasonings produce any conviction; and one must have a very strong and firm imagination to preserve the evidence to the end, where it passes through so many, stages. | Añado como un tercer caso de este género que aunque nuestros razonamientos, que parten de pruebas y probabilidades, sean muy diferentes los unos de los otros, sin embargo, la primera especie de razonamiento degenera muchas veces insensiblemente en la última tan sólo por la multitud de los argumentos enlazados. Es cierto que cuando una inferencia se obtiene inmediatamente de un objeto sin una causa o efecto intermedio la convicción es mucho más fuerte y la persuasión más vivaz que cuando la imaginación es llevada a través de una larga cadena de argumentos enlazados, tan infalible como sea la conexión de cada miembro. De la impresión original se deriva la vivacidad de todas las ideas por medio de la transición habitual de la imaginación, y es evidente que esta vivacidad debe decaer gradualmente en proporción de la distancia y debe perder algo en cada transición. A veces esta distancia tiene una influencia más grande que la que pueden tener hasta los experimentos contrarios, y un hombre puede obtener una convicción más vivaz por un razonamiento probable, que es firme e inmediato, que por una larga cadena de consecuencias, aunque exactas y concluyentes en cada momento de ella. Es más: es raro que tales razonamientos produzcan una convicción y se debe tener una imaginación muy fuerte y firme para mantener la evidencia hasta el fin cuando se pasa a través de tantos términos. |
But here it may not be amiss to remark a very curious phaenomenon, which the present subject suggests to us. It is evident there is no point of ancient history, of which we can have any assurance, but by passing through many millions of causes and effects, and through a chain of arguments of almost an immeasurable length. Before the knowledge of the fact coued come to the first historian, it must be conveyed through many mouths; and after it is committed to writing, each new copy is a new object, of which the connexion with the foregoing is known only by experience and observation. Perhaps, therefore, it may be concluded from the precedent reasoning, that the evidence of all ancient history must now be lost; or at least, will be lost in time, as the chain of causes encreases, and runs on to a greater length. But as it seems contrary to common sense to think, that if the republic of letters, and the art of printing continue on the same footing as at present, our posterity, even after a thousand ages, can ever doubt if there has been such a man as JULIUS CAESAR; this may be considered as an objection to the present system. If belief consisted only in a certain vivacity, conveyed from an original impression, it would decay by the length of the transition, and must at last be utterly extinguished: And vice versa, if belief on some occasions be not capable of such an extinction; it must be something different from that vivacity. | No estará aquí fuera de lugar tener en cuenta un fenómeno muy curioso que el asunto presente nos sugiere. Es evidente que no existe punto alguno de la historia antigua del 92 que podamos tener alguna seguridad, sino pasando a través de muchos millones de causas y efectos y a través de una larga cadena de argumentos de una longitud casi inconmensurable. Antes que el conocimiento del hecho pudiese ser obtenido por el primer historiador, debió de pasar por muchas bocas, y después de ser escrito cada copia es un nuevo objeto cuya conexión con el precedente es conocida tan sólo por experiencia y observación. Quizá, pues, puede concluirse del precedente razonamiento que la evidencia de toda la historia antigua debe considerarse perdida, o al menos considerarse que se pierde en el tiempo, cuando la cadena de las causas aumenta y alcanza una mayor longitud. Sin embargo, como parece contrario al sentido común el pensar que si la república de las letras y el arte de imprimir continúan en el futuro como en el presente, nuestra posteridad, después de mil generaciones, pueda dudar si ha existido Julio César, debe considerarse esto como una objeción al presente sistema. Si la creencia consistiese tan sólo en una cierta vivacidad que parte de una impresión originaria, disminuiría por la longitud de la transición y sería por último totalmente extinguida. Por el contrario, si la creencia en algunas ocasiones no es capaz de una extinción tal, debe ser diferente de esta vivacidad. |
Before I answer this objection I shall observe, that from this topic there has been borrowed a very celebrated argument against the Christian Religion; but with this difference, that the connexion betwixt each link of the chain in human testimony has been there supposed not to go beyond probability, and to be liable to a degree of doubt and uncertainty. And indeed it must be confest, that in this manner of considering the subject, (which however is not a true one) there is no history or tradition, but what must in the end lose all its force and evidence. Every new probability diminishes the original conviction; and however great that conviction may be supposed, it is impossible it can subsist under such re-iterated diminutions. This is true in general; though we shall find [Part IV. Sect. 1.] afterwards, that there is one very memorable exception, which is of vast consequence in the present subject of the understanding. | Antes de que responda a esta objeción debo observar que de este tópico está tomado un argumento muy célebre contra la religión cristiana, pero con la diferencia de que la conexión entre cada eslabón de la cadena en el testimonio humano se ha supuesto aquí que no va más allá de la probabilidad y que está sometido a un cierto grado de duda e incertidumbre. De hecho debe confesarse que en esta manera de considerar el asunto (que, sin embargo, no es cierta) no existe historia o tradición que no deba perder al fin su fuerza y evidencia. Toda nueva probabilidad disminuye la convicción original, y tan grande como se suponga esta convicción es imposible que pueda subsistir bajo disminuciones tan reiteradas. Esto es verdad en general, aunque veremos despué(20) que existe tan sólo una excepción muy notable que es de una gran importancia para el presente problema del entendimiento. |
Mean while to give a solution of the preceding objection upon the supposition, that historical evidence amounts at first to an entire proof; let us consider, that though the links are innumerable, that connect any original fact with the present impression, which is the foundation of belief; yet they are all of the same kind, and depend on the fidelity of Printers and Copyists. One edition passes into another, and that into a third, and so on, till we come to that volume we peruse at present. There is no variation in the steps. After we know one we know all of them; and after we have made one, we can have no scruple as to the rest. This circumstance alone preserves the evidence of history, and will perpetuate the memory of the present age to the latest posterity. If all the long chain of causes and effects, which connect any past event with any volume of history, were composed of parts different from each other, and which it were necessary for the mind distinctly to conceive, it is impossible we should preserve to the end any belief or evidence. But as most of these proofs are perfectly resembling, the mind runs easily along them, jumps from one part to another with facility, and forms but a confused and general notion of each link. By this means a long chain of argument, has as little effect in diminishing the original vivacity, as a much shorter would have, if composed of parts, which were different from each other, and of which each required a distinct consideration. | Mientras tanto, para dar una solución a la objeción precedente, basada en el supuesto de que la evidencia histórica asciende en el primer momento a una prueba total, consideremos que, aunque los eslabones que enlazan un hecho original con la impresión presente, que es el fundamento de la creencia, son innumerables, son del mismo género y dependen de la fidelidad del impresor y copistas. Una edición sirve de base a otra, y ésta a una tercera y así sucesivamente hasta que llegamos al volumen que recorremos en el presente. No existe variación en este avance. Cuando conocemos una de ellas conocemos todas, y cuando hemos hecho una de ellas no podemos tener escrúpulo alguno para las demás. Esta circunstancia sola conserva la evidencia de la historia y conservará la memoria de la edad presente a la más remota posteridad. Si toda la larga cadena de causas y efectos que enlaza un suceso pasado con un volumen de historia se compusiese de partes diferentes entre sí y que fuese necesario para el espíritu concebirlas de un modo claro, sería imposible que pudiésemos conservar hasta el fin alguna creencia o evidencia. Pero como las más de estas pruebas se asemejan perfectamente al espíritu, las recorre con facilidad, pasa de una parte a otra fácilmente y se forma tan sólo una noción confusa y general de cada eslabón. Por este medio una larga cadena de argumentos tiene un efecto tan pequeño para disminuir la vivacidad originaria como lo tendría una mucho más corta si estuviese compuesta de partes que fuesen diferentes entre sí y cada una de las cuales requiriese una consideración distinta. |
A fourth unphilosophical species of probability is that derived from general rules, which we rashly form to ourselves, and which are the source of what we properly call PREJUDICE. An IRISHMAN cannot have wit, and a Frenchman cannot have solidity; for which reason, though the conversation of the former in any instance be visibly very agreeable, and of the latter very judicious, we have entertained such a prejudice against them, that they must be dunces or fops in spite of sense and reason. Human nature is very subject to errors of this kind; and perhaps this nation as much as any other. | Una cuarta especie de probabilidad no filosófica es la que se deriva de las reglas generales que precipitadamente nos formamos y que son el origen de lo que llamamos propiamente prejuicios. Un irlandés jamás puede tener ingenio ni un francés jamás puede tener solidez, por cuya razón, aunque la conversación del primero en un caso sea aparentemente muy agradable y la del segundo muy juiciosa, como padecemos un prejuicio tal en contra de ellos, deben ser tontos o mentecatos en despecho del buen sentido y la razón. La naturaleza humana se halla sometida a errores de este género y quizá esta nación mucho más que otra alguna. |
Should it be demanded why men form general rules, and allow them to influence their judgment, even contrary to present observation and experience, I should reply, that in my opinion it proceeds from those very principles, on which all judgments concerning causes and effects depend. Our judgments concerning cause and effect are derived from habit and experience; and when we have been accustomed to see one object united to another, our imagination passes from the first to the second, by a natural transition, which precedes reflection, and which cannot be prevented by it. Now it is the nature of custom not only to operate with its full force, when objects are presented, that are exactly the same with those to which we have been accustomed; but also to operate in an inferior degree, when we discover such as are similar; and though the habit loses somewhat of its force by every difference, yet it is seldom entirely destroyed, where any considerable circumstances remain the same. A man, who has contracted a custom of eating fruit by the use of pears or peaches, will satisfy himself with melons, where he cannot find his favourite fruit; as one, who has become a drunkard by the use of red wines, will be carried almost with the same violence to white, if presented to him. From this principle I have accounted for that species of probability, derived from analogy, where we transfer our experience in past instances to objects which are resembling, but are not exactly the same with those concerning which we have had experience. In proportion as the resemblance decays, the probability diminishes; but still has some force as long as there remain any traces of the resemblance. | Si se pregunta por qué los hombres se forman reglas generales y les conceden la influencia en su juicio aun en contra de la observación presente y experiencia, replicaré que, en mi opinión, procede esto de los principios de que dependen todos los juicios relativos a las causas y efectos. Nuestros juicios referentes a la causa y efecto se derivan del hábito y experiencia, y cuando nos hemos acostumbrado a ver un objeto unido a otro, nuestra imaginación pasa del primero al segundo por una transición natural que precede a la reflexión y no puede ser evitada por ella. Ahora bien; está en la naturaleza del hábito, no sólo actuar con su plena fuerza cuando los objetos que se presentan son exactamente los mismos que aquellos a los que hemos sido acostumbrados, sino también actuar en un grado inferior cuando descubrimos que son similares, y aunque el hábito pierde algo de su fuerza por cada diferencia, sin embargo es rara vez totalmente destruido cuando una circunstancia importante permanece la misma. Un hombre que ha contraído el hábito de comer fruta comiendo peras o pavías, se satisfará también con melones cuando no pueda encontrar su fruta favorita, del mismo modo que el que se ha hecho borracho bebiendo vino tinto se sentirá llevado casi con la misma violencia hacia el blanco si se le presenta. Partiendo de este principio he explicado la especie de probabilidad derivada de la analogía en la que transferimos nuestra experiencia de los casos pasados a objetos que le son semejantes; pero que no son exactamente los mismos que aquellos de los que tenemos experiencia. La probabilidad disminuye en la misma proporción que la semejanza desaparece, pero tiene aún alguna fuerza mientras queden algunos rastros de semejanza. |
This observation we may carry farther; and may remark, that though custom be the foundation of all our judgments, yet sometimes it has an effect on the imagination in opposition to the judgment, and produces a contrariety in our sentiments concerning the same object. I explain myself. In almost all kinds of causes there is a complication of circumstances, of which some are essential, and others superfluous; some are absolutely requisite to the production of the effect, and others are only conjoined by accident. Now we may observe, that when these superfluous circumstances are numerous, and remarkable, and frequently conjoined with the essential, they have such an influence on the imagination, that even in the absence of the latter they carry us on to t-he conception of the usual effect, and give to that conception a force and vivacity, which make it superior to the mere fictions of the fancy. We may correct this propensity by a reflection on the nature of those circumstances: but it is still certain, that custom takes the start, and gives a biass to the imagination. | Esta observación podemos llevarla más lejos y podemos notar que, aunque la costumbre sea el fundamento de todos nuestros juicios, tiene a veces un efecto sobre la imaginación en contra del juicio y produce una oposición en nuestro sentimiento referente al mismo objeto. Me explicaré. En casi todos los géneros de causa existe una complicación de las circunstancias, de las cuales alguna es la esencial y las otras superfluas; alguna absolutamente necesaria para la producción del efecto y las otras tan sólo unidas por accidente. Ahora bien; podemos observar que cuando estas circunstancias superfluas son numerosas y notables y van frecuentemente unidas con la esencial tienen una influencia sobre la imaginación tal, que aun en la ausencia de la última nos llevan a la concepción del efecto usual y conceden a esta concepción una fuerza y vivacidad que la hace superior a las meras ficciones de la fantasía. Podemos corregir esta inclinación por la reflexión sobre la naturaleza de estas circunstancias, pero es aun cierto que la costumbre da un impulso y una dirección a la imaginación. |
To illustrate this by a familiar instance, let us consider the case of a man, who, being hung out from a high tower in a cage of iron cannot forbear trembling, when he surveys the precipice below him, though he knows himself to be perfectly secure from falling, by his experience of the solidity of the iron, which supports him; and though the ideas of fall and descent, and harm and death, be derived solely from custom and experience. The same custom goes beyond the instances, from which it is derived, and to which it perfectly corresponds; and influences his ideas of such objects as are in some respect resembling, but fall not precisely under the same rule. The circumstances of depth and descent strike so strongly upon him, that their influence can-not be destroyed by the contrary circumstances of support and solidity, which ought to give him a perfect security. His imagination runs away with its object, and excites a passion proportioned to it. That passion returns back upon the imagination and inlivens the idea; which lively idea has a new influence on the passion, and in its turn augments its force and violence; and both his fancy and affections, thus mutually supporting each other, cause the whole to have a very great influence upon him. | Para ilustrar esto por un ejemplo corriente, consideremos el caso de un hombre que, habiendo sido colgado de una alta torre en una jaula de hierro, no puede evitar el temblar cuando considera el abismo que existe bajo él, aunque sabe que se halla absolutamente seguro de no caerse por su experiencia de la solidez del hierro que lo sostiene y aunque 94 las ideas de caída, descenso, daño y muerte puedan ser derivadas tan sólo de la costumbre y la experiencia. La misma costumbre va más allá de los casos de los cuales se deriva y a los cuales corresponde exactamente e influye en sus ideas de los objetos que son en algún respecto semejantes, pero que no están sometidos precisamente a la misma regla. Las circunstancias de profundidad y descenso le impresionan tan poderosamente que su influencia no puede ser destruida por las circunstancias contrarias de sostén y solidez que deben proporcionarle una seguridad total. Su imaginación se dirige a su objeto y excita la pasión que le corresponde. Esta pasión vuelve sobre la imaginación y vivifica la idea; esta idea vivaz tiene una nueva influencia sobre la pasión y a su vez aumenta su fuerza y violencia de modo que la fantasía y los afectos, apoyándose así recíprocamente, hacen que el resultado tenga una influencia muy grande sobre ella. |
But why need we seek for other instances, while the present subject of philosophical probabilities offers us so obvious an one, in the opposition betwixt the judgment and imagination arising from these effects of custom? According to my system, all reasonings are nothing but the effects of custom; and custom has no influence, but by inlivening the imagination, and giving us a strong conception of any object. It may, therefore, be concluded, that our judgment and imagination can never be contrary, and that custom cannot operate on the latter faculty after such a manner, as to render it opposite to the former. This difficulty we can remove after no other manner, than by supposing the influence of general rules. We shall afterwards take [Sect. 15.] notice of some general rules, by which we ought to regulate our judgment concerning causes and effects; and these rules are formed on the nature of our understanding, and on our experience of its operations in the judgments we form concerning objects. By them we learn to distinguish the accidental circumstances from the efficacious causes; and when we find that an effect can be produced without the concurrence of any particular circumstance, we conclude that that circumstance makes not a part of the efficacious cause, however frequently conjoined with it. But as this frequent conjunction necessity makes it have some effect on the imagination, in spite of the opposite conclusion from general rules, the opposition of these two principles produces a contrariety in our thoughts, and causes us to ascribe the one inference to our judgment, and the other to our imagination. The general rule is attributed to our judgment; as being more extensive and constant. The exception to the imagination, as being more capricious and uncertain. | ¿Por qué necesitamos buscar otros ejemplos cuando el asunto presente nos ofrece uno, para la probabilidad filosófica, tan manifiesto en la oposición entre el juicio y la imaginación que surge de estos efectos de la costumbre? Según mi sistema, todos los razonamientos no son más que efectos de la costumbre, y la costumbre no tiene influencia más que vivificando nuestra imaginación y dándonos una concepción intensa de un objeto. Por consiguiente, puede concluirse que nuestro juicio e imaginación no pueden jamás ser contrarios y que el hábito no puede actuar sobre la última facultad de manera que la haga opuesta a la primera. Esta dificultad no podemos evitarla más que suponiendo la influencia de las reglas generales. Estudiaremos más adelante (21) algunas de estas reglas generales por las cuales podemos regular nuestros juicios relativos a las causas y efectos, y estas reglas se forman basándose en la naturaleza de nuestro entendimiento y en nuestra experiencia de sus operaciones en el juicio que pronunciamos con respecto a los objetos. Por esto aprendemos a distinguir las circunstancias accidentales de las causas eficaces, y cuando hallamos que un efecto puede ser producido sin la concurrencia de una circunstancia particular concluimos que esta circunstancia no constituye una parte de la causa eficaz, aunque frecuentemente vaya unida con ella. Pero como este enlace frecuente produce necesariamente algún efecto sobre la imaginación a pesar de la conclusión opuesta partiendo de reglas generales, la oposición de estos dos principios produce una oposición en nuestros pensamientos y nos lleva a atribuir una inferencia a nuestro juicio y la otra a nuestra imaginación. La regla general se atribuye a nuestro juicio como siendo más extensiva y constante, la excepción a la imaginación como siendo más caprichosa e incierta. |
Thus our general rules are in a manner set in opposition to each other. When an object appears, that resembles any cause in very considerable circumstances, the imagination naturally carries us to a lively conception of the usual effect, Though the object be different in the most material and most efficacious circumstances from that cause. Here is the first influence of general rules. But when we take a review of this act of the mind, and compare it with the more general and authentic operations of the understanding, we find it to be of an irregular nature, and destructive of all the most established principles of reasonings; which is the cause of our rejecting it. This is a second influence of general rules, and implies the condemnation of the former. Sometimes the one, sometimes the other prevails, according to the disposition and character of the person. The vulgar are commonly guided by the first, and wise men by the second. Mean while the sceptics may here have the pleasure of observing a new and signal contradiction in our reason, and of seeing all philosophy ready to be subverted by a principle of human nature, and again saved by a new direction of the very same principle. The following of general rules is a very unphilosophical species of probability; and yet it is only by following them that we can correct this, and all other unphilosophical probabilities. | Así, nuestras reglas generales se ponen en cierto modo en oposición entre si. Cuando aparece un objeto que se asemeja a una causa en circunstancias muy considerables, la imaginación nos lleva naturalmente a una concepción vivaz de su efecto usual, aunque el objeto es diferente en las más importantes y eficaces circunstancias de la causa. Esta es la primera influencia de las reglas generales. Sin embargo, cuando me dirijo de nuevo a este acto del espíritu y lo comparo con las operaciones más generales y auténticas del entendimiento, encuentro que es de una naturaleza irregular y destructora de los principios más firmes del razonamiento, lo que constituye la causa de que lo rechacemos. Esta es la segunda influencia de las reglas generales e implica la condenación de la primera. A veces predomina la una y a veces la otra, según la disposición y carácter de la persona. El vulgo es guiado comúnmente por la primera, y la gente culta, por la segunda. Mientras tanto, los escépticos pueden tener aquí el placer de observar una nueva contradicción notable de nuestra razón y de ver que toda nuestra filosofía se trastorna por un principio de la naturaleza humana y se salva por una nueva dirección del mismo principio. El seguir las reglas generales es una especie de probabilidad muy poco filosófica, y, sin embargo, tan sólo siguiéndolas podemos corregir esta y todas las demás probabilidades no filosóficas. |
Since we have instances, where general rules operate on the imagination even contrary to the judgment, we need not be surprized to see their effects encrease, when conjoined with that latter faculty, and to observe that they bestow on the ideas they present to us a force superior to what attends any other. Every one knows, there is an indirect manner of insinuating praise or blame, which is much less shocking than the open flattery or censure of any person. However he may communicate his sentiments by such secret insinuations, and make them known with equal certainty as by the open discovery of them, it is certain that their influence is not equally strong and powerful. One who lashes me with concealed strokes of satire, moves not my indignation to such a degree, as if he flatly told me I was a fool and coxcomb; though I equally understand his meaning, as if he did. This difference is to be attributed to the influence of general rules. | Ya que tenemos casos en que las reglas generales actúan sobre la imaginación, aun en contra del juicio, no necesitamos sorprendernos al ver aumentar sus efectos cuando van unidos con la última facultad y observar que conceden a las ideas que nos presentan una fuerza superior que la que acompaña a las otras. Todo el mundo sabe que existe una manera indirecta de insinuar la alabanza o censura que es mucho menos molesta que la adulación o censura franca de una persona. Aunque pueda comunicar sus sentimientos por tales insinuaciones secretas y hacerlos conocer con igual certidumbre que por su franca exposición, es cierto que su influencia no es igualmente fuerte y poderosa. Una persona que me ataca con una sátira oculta no provoca mi indignación en un grado tan alto como si me dijese llanamente que soy un tonto y un mequetrefe, aunque me doy cuenta de su intención como si lo hiciese. Esta diferencia debe atribuirse a las reglas generales. |
Whether a person openly, abuses me, or slyly intimates his contempt, in neither case do I immediately perceive his sentiment or opinion; and it is only by signs, that is, by its effects, I become sensible of it. The only difference, then, betwixt these two cases consists in this, that in the open discovery of his sentiments he makes use of signs, which are general and universal; and in the secret intimation employs such as are more singular and uncommon. The effect of this circumstance is, that the imagination, in running from the present impression to the absent idea, makes the transition with greater facility, and consequently conceives the object with greater force, where the connexion is common and universal, than where it is more rare and particular. Accordingly we may observe, that the open declaration of our sentiments is called the taking off the mask, as the secret intimation of our opinions is said to be the veiling of them. The difference betwixt an idea produced by a general connexion, and that arising from a particular one is here compared to the difference betwixt an impression and an idea. This difference in the imagination has a suitable effect on the passions; and this effect is augmented by another circumstance. A secret intimation of anger or contempt shews that we still have some consideration for the person, and avoid the directly abusing him. This makes a concealed satire less disagreeable; but still this depends on the same principle. For if an idea were not more feeble, when only intimated, it would never be esteemed a mark of greater respect to proceed in this method than in the other. | Si una persona se burla abiertamente de mí o insinúa su desprecio de un modo disimulado, no puedo percibir inmediatamente su sentimiento u opinión, y tan sólo por los signos, es decir, por sus efectos, me doy cuenta de ello. La única diferencia, pues, entre estos dos casos consiste en que en la expresión abierta de sus sentimientos hace uso de signos que son generales y universales, y en la insinuación disimulada emplea signos que son más particulares y menos corrientes. El efecto de esta circunstancia es que la imaginación, al pasar de la impresión presente a la idea ausente, hace la transición con mayor tranquilidad y, por consecuencia, concibe el objeto con mayor fuerza cuando el enlace es común y universal que cuando es menos corriente y más particular. De acuerdo con esto podemos observar que la declaración abierta de nuestros sentimientos es llamada «quitarse la careta», del mismo modo que la insinuación disimulada de nuestras opiniones se denomina «velar» a éstas. La diferencia entre una idea producida por un enlace general y la que surge de un enlace particular se compara aquí con la diferencia existente entre una impresión y una idea. Esta diferencia en la imaginación tiene un efecto consiguiente sobre las pasiones, y este efecto es aumentado por otra circunstancia. Una insinuación oculta de cólera o desprecio muestra que tenemos aún alguna consideración para la persona y evita el burlarse directamente de ella. Esto hace menos desagradable una sátira disimulada y aun esto depende del mismo principio, pues si una idea no fuese más débil cuando es sólo insinuada no sería estimada como una señal de más grande respeto el proceder de este modo y no de otro. |
Sometimes scurrility is less displeasing than delicate satire, because it revenges us in a manner for the injury at the very time it is committed, by affording us a just reason to blame and contemn the person, who injures us. But this phaenomenon likewise depends upon the same principle. For why do we blame all gross and injurious language, unless it be, because we esteem it contrary to good breeding and humanity? And why is it contrary, unless it be more shocking than any delicate satire? The rules of good breeding condemn whatever is openly disobliging, and gives a sensible pain and confusion to those, with whom we converse. After this is once established, abusive language is universally blamed, and gives less pain upon account of its coarseness and incivility, which render the person despicable, that employs it. It becomes less disagreeable, merely because originally it is more so; and it is more disagreeable, because it affords an inference by general and common rules, that are palpable and undeniable. | A veces la insolencia es menos desagradable que la sátira delicada porque nos venga en cierta manera de la injuria al mismo tiempo que es cometida, proporcionándonos una razón justa para censurar y despreciar a la persona que nos injuria. Pero este fenómeno depende igualmente del mismo principio. Pues ¿por qué censuramos todo lenguaje grosero o injurioso sino porque lo estimamos contrario a la buena crianza y humanidad? ¿Y por qué es contrario más que por ser más agresivo que una sátira delicada? Las reglas de la buena crianza condenan lo que es desagradable y da un dolor y confusión apreciable a aquellas personas con quien se conversa. Una vez esto establecido, el lenguaje injurioso se condena universalmente y produce menos molestia por razón de su grosería e incultura, que hace a la persona que lo emplea despreciable. Llega a ser menos desagradable tan sólo porque primitivamente lo era más, y era más desagradable porque proporcionaba una inferencia según reglas generales y comunes que son evidentes e innegables. |
To this explication of the different influence of open and concealed flattery or satire, I shall add the consideration of another phenomenon, which is analogous to it. There are many particulars in the point of honour both of men and women, whose violations, when open and avowed, the world never excuses, but which it is more apt to overlook, when the appearances are saved, and the transgression is secret and concealed. Even those, who know with equal certainty, that the fault is committed, pardon it more easily, when the proofs seem in some measure oblique and equivocal, than when they are direct and undeniable. The same idea is presented in both cases, and, properly speaking, is equally assented to by the judgment; and yet its influence is different, because of the different manner, in which it is presented. | A esta explicación de la diferente influencia de la adulación o sátira franca y oculta añadiré la consideración de otro fenómeno que es análogo. Existen muchas particularidades en el punto de honor, tanto en los hombres como en las mujeres, cuya violación, cuando es franca y declarada, no la excusa jamás el mundo; pero éste se inclina a no tenerla en cuenta cuando las apariencias se salvan y la transgresión es secreta y oculta. Aun aquellos que conocen con igual certidumbre que la falta se ha cometido, la perdonan más fácilmente cuando las pruebas parecen en alguna medida oblicuas y equívocas que cuando son directas e innegables. La misma idea se presenta en los dos casos, y, propiamente hablando, el juicio asiente igualmente a ella, y, sin embargo, su influencia es diferente a causa del diferente modo en que se presenta. |
Now if we compare these two cases, of the open and concealed violations of the laws of honour, we shall find, that the difference betwixt them consists in this, that in the first ease the sign, from which we infer the blameable action, is single, and suffices alone to be the foundation of our reasoning and judgment; whereas in the latter the signs are numerous, and decide little or nothing when alone and unaccompanyed with many minute circumstances, which are almost imperceptible. But it is certainly true, that any reasoning is always the more convincing, the more single and united it is to the eye, and the less exercise it gives to the imagination to collect all its parts, and run from them to the correlative idea, which forms the conclusion. The labour of the thought disturbs the regular progress of the sentiments, as we shall observe presently.[Part IV. Sect. 1.] The idea strikes not on us with ouch vivacity; and consequently has no such influence on the passion and imagination. | Ahora bien; si comparamos estos dos casos, el de la violación manifiesta y el de la oculta de las leyes del honor, hallaremos que la diferencia entre ellos consiste en que en el primer caso el signo del que inferimos la acción censurable es único y basta por sí solo para ser el fundamento de nuestro razonamiento y juicio, mientras que en el último los signos son numerosos y dicen muy poco o nada cuando van solos y no están acompañados de muchas pequeñas circunstancias que son casi imperceptibles. Es evidentemente cierto que el razonamiento es tanto más convincente cuanto más único y unitario se presenta y cuanto menos trabajo da a la imaginación para reunir todas sus partes y pasar de él a la idea correspondiente que forma la conclusión. La labor del pensamiento perturba el progreso de los sentimientos, como lo observaremos de aquí a poco(22). La idea no nos impresiona con una vivacidad tal y, por consecuencia, no tiene una influencia tal sobre la pasión y la imaginación. |
From the same principles we may account for those observations of the CARDINAL DE RETZ, that there are many things, in which the world wishes to be deceived; and that it more easily excuses a person in acting than in talking contrary to the decorum of his profession and character. A fault in words is commonly more open and distinct than one in actions, which admit of many palliating excuses, and decide not so clearly concerning the intention and views of the actor. | Partiendo de los mismos principios, podemos explicar la observación del cardenal De Retz de que existen muchas cosas en las que puede engañarnos la sabiduría profana y que es más fácil excusar a una persona de sus acciones que de sus discursos en contra del decoro de su profesión y carácter. Una falta en el discurso es frecuentemente más patente y clara que en las acciones que admiten muchas excusas atenuadoras y no revela tan claramente la intención y opiniones del autor. |
Thus it appears upon the whole, that every kind of opinion or judgment, which amounts not to knowledge, is derived entirely from the force and vivacity of the perception, and that these qualities constitute in the mind, what we call the BELIEF Of the existence of any object. This force and this vivacity are most conspicuous in the memory; and therefore our confidence in the veracity of that faculty is the greatest imaginable, and equals in many respects the assurance of a demonstration. The next degree of these qualities is that derived from the relation of cause and effect; and this too is very great, especially when the conjunction is found by experience to be perfectly constant, and when the object, which is present to us, exactly resembles those, of which we have had experience. But below this degree of evidence there are many others, which have an influence on the passions and imagination, proportioned to that degree of force and vivacity, which they communicate to the ideas. It is by habit we make the transition from cause to effect; and it is from some present impression we borrow that vivacity, which we diffuse over the correlative idea. But when we have not observed a sufficient number of instances, to produce a strong habit; or when these instances are contrary to each other; or when the resemblance is not exact; or the present impression is faint and obscure; or the experience in some measure obliterated from the memory; or the connexion dependent on a long chain of objects; or the inference derived from general rules, and yet not conformable to them: In all these cases the evidence diminishes by the diminution of the force and intenseness of the idea. This therefore is the nature of the judgment and probability. | Así, resulta, en resumen, que todo género de opinión o juicio que no llega a ser conocimiento se deriva enteramente de la fuerza y vivacidad de la percepción, y que estas cualidades constituyen en el espíritu lo que llamamos creencia en la existencia del objeto. Esta fuerza y vivacidad son más notables en la memoria, y, por consiguiente, nuestra confianza en la veracidad de esta facultad es la mayor imaginable e iguala en muchos respectos a la seguridad de la demostración. El grado próximo de estas cualidades es el que se deriva de la relación de la causa y efecto, y aquí es también muy grande, especialmente cuando el enlace se sabe por experiencia que es absolutamente constante y cuando el objeto que se nos presenta se asemeja exactamente a aquellos de que tenemos experiencia. Sin embargo, por bajo este grado de evidencia existen muchos otros que tienen una influencia sobre las pasiones e imaginación proporcionada al grado de fuerza y vivacidad que comunican a las ideas. Por el hábito hacemos la transición de causa a efecto, y de una impresión presente tomamos la vivacidad que difundimos sobra la idea relacionada; pero cuando no hemos observado un número suficiente de casos para producir un hábito fuerte, o cuando estos casos son contrarios los unos a los otros, o cuando la semejanza no es exacta, o la impresión presente es débil y obscura, o la experiencia se ha olvidado en alguna medida por la memoria, o la conexión depende de una larga cadena de objetos, o la inferencia se deriva de reglas generales, no siendo, sin embargo, concordante con ellas, la evidencia disminuye por la disminución de la fuerza e intensidad de la idea. Por consiguiente, esta es la naturaleza del juicio y la probabilidad. |
What principally gives authority to this system is, beside the undoubted arguments, upon which each part is founded, the agreement of these parts, and the necessity of one to explain another. The belief, which attends our memory, is of the same nature with that, which is derived from our judgments: Nor is there any difference betwixt that judgment, which is derived from a constant and uniform connexion of causes and effects, and that which depends upon an interrupted and uncertain. It is indeed evident, that in all determinations, where the mind decides from contrary experiments, it is first divided within itself, and has an inclination to either side in proportion to the number of experiments we have seen and remember. This contest is at last determined to the advantage of that side, where we observe a superior number of these experiments; but still with a diminution of force in the evidence correspondent to the number of the opposite experiments. Each possibility, of which the probability is composed, operates separately upon the imagination; and it is the larger collection of possibilities, which at last prevails, and that with a force proportionable to its superiority. All these phenomena lead directly to the precedent system; nor will it ever be possible upon any other principles to give a satisfactory and consistent explication of them. Without considering these judgments as the effects of custom on the imagination, we shall lose ourselves in perpetual contradiction and absurdity. | Lo que da autoridad a este sistema, aparte de los argumentos indudables sobre los que cada afirmación se funda, es la concordancia de estas afirmaciones y la necesidad de unas para explicar las otras. La creencia que acompaña a nuestra me moria es de la misma naturaleza que la que se deriva de nuestros juicios y no hay diferencia entre el juicio que se deriva de un enlace constante y uniforme de causa y efecto y el que depende del enlace interrumpido e incierto. Es de hecho evidente que en todas las determinaciones en las que el espíritu decide, partiendo de experimentos contrarios, se halla primeramente en conflicto consigo mismo y tiene una inclinación hacia cada lado en proporción con el número de experimentos que hemos visto y recordado. Esta contienda se termina, por último, en favor del lado en que observamos un número superior de estos experimentos, pero aun con una disminución de fuerza en la evidencia correspondiente al número de experimentos opuestos. Cada posibilidad de que se compone la probabilidad actúa separadamente sobre la imaginación, y la colección más amplia de posibilidades es la que prevalece al final, y esto con una fuerza proporcionada a su superioridad. Todos estos fenómenos llevan directamente al sistema precedente, y no será posible, basándose en otros principios, dar una explicación de ellos satisfactoria y consistente. Sin considerar estos juicios como efectos de la costumbre sobre la imaginación, nos perderíamos en una contradicción perpetua y absurda.
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SECT. XIV. OF THE IDEA OF NECESSARY CONNEXION. | Sección XIV De la idea de la conexión necesaria. |
Having thus explained the manner, in which we reason beyond our immediate impressions, and conclude that such particular causes must have such particular effects; we must now return upon our footsteps to examine that question, which [Sect. 2.] first occured to us, and which we dropt in our way, viz. What is our idea of necessity, when we say that two objects are necessarily connected together. Upon this head I repeat what I have often had occasion to observe, that as we have no idea, that is not derived from an impression, we must find some impression, that gives rise to this idea of necessity, if we assert we have really such an idea. In order to this I consider, in what objects necessity is commonly supposed to lie; and finding that it is always ascribed to causes and effects, I turn my eye to two objects supposed to be placed in that relation; and examine them in all the situations, of which they are susceptible. I immediately perceive, that they are contiguous in time and place, and that the object we call cause precedes the other we call effect. In no one instance can I go any farther, nor is it possible for me to discover any third relation betwixt these objects. I therefore enlarge my view to comprehend several instances; where I find like objects always existing in like relations of contiguity and succession. At first sight this seems to serve but little to my purpose. The reflection on several instances only repeats the same objects; and therefore can never give rise to a new idea. But upon farther enquiry I find, that the repetition is not in every particular the same, but produces a new impression, and by that means the idea, which I at present examine. For after a frequent repetition, I find, that upon the appearance of one of the objects, the mind is determined by custom to consider its usual attendant, and to consider it in a stronger light upon account of its relation to the first object. It is this impression, then, or determination, which affords me the idea of necessity. | Habiendo explicado la manera según la que razonamos más allá de nuestras impresiones inmediatas y concluimos que determinadas causas deben tener determinados efectos, debemos volver ahora atrás para examinar la cuestió(23) que se nos presentó primeramente y que dejamos a un lado en nuestro camino, a saber: cuál es nuestra idea de la necesidad cuando decimos que dos objetos están necesariamente enlazados entre ellos. Sobre este asunto repito que he tenido frecuentemente ocasión de observar que, como no tenemos ninguna idea que no se derive de impresiones, debemos hallar alguna impresión que dé lugar a la idea de la necesidad si afirmamos que tenemos realmente tal idea. Para esto considero en qué objeto se supone comúnmente que reside la necesidad, y hallando que se atribuye siempre a las causas y efectos, dirijo mi vista a dos objetos que se supone están enlazados por esta relación y los examino en todas las situaciones de que son susceptibles. Inmediatamente percibo que son contiguos en tiempo y lugar y que el objeto que llamamos causa precede al que llamamos efecto. En ningún caso puedo ir más lejos ni es posible para mí descubrir una tercera relación entre estos objetos, y, por consiguiente, amplío mi consideración hasta que comprenda varios casos en los que hallo iguales objetos existiendo en iguales relaciones de contigÜidad y sucesión. A primera vista esto parece ser poco útil para mi propósito. La reflexión sobre varios casos tan sólo repite los mismos objetos, y, por consiguiente, no puede dar lugar a una nueva idea. Sin embargo, basándonos en una investigación ulterior, hallo que la repetición no es en cada caso particular la misma, sino que produce una nueva impresión, y por este medio, la idea que examino al presente; pues después de una repetición frecuente hallo que ante la aparición de uno de los objetos el espíritu se halla determinado por la costumbre a considerar su acompañante usual y a considerarlo de un modo más enérgico por su relación con el primer objeto. Es la impresión, pues, o la determinación la que me proporciona la idea de la necesidad. |
I doubt not but these consequences will at first sight be received without difficulty, as being evident deductions from principles, which we have already established, and which we have often employed in our reasonings. This evidence both in the first principles, and in the deductions, may seduce us unwarily into the conclusion, and make us imagine it contains nothing extraordinary, nor worthy of our curiosity. But though such an inadvertence may facilitate the reception of this reasoning, it will make it be the more easily forgot; for which reason I think it proper to give warning, that I have just now examined one of the most sublime questions in philosophy, viz. that concerning the power and efficacy of causes; where all the sciences seem so much interested. Such a warning will naturally rouze up the attention of the reader, and make him desire a more full account of my doctrine, as well as of the arguments, on which it is founded. This request is so reasonable, that I cannot refuse complying with it; especially as I am hopeful that these principles, the more they are examined, will acquire the more force and evidence. | No dudo que estas consecuencias a primera vista serán admitidas sin dificultad por ser deducciones evidentes de los principios que ya he establecido y que hemos empleado frecuentemente en nuestros razonamientos. Esta evidencia de los primeros principios, a la vez que de las deducciones, puede llevarnos irreflexivamente a la conclusión y hacernos imaginar, que no contiene nada extraordinario ni merecedor de nuestra curiosidad. Sin embargo, aunque una inadvertencia tal pueda facilitar la aceptación de este razonamiento, hará que también se le olvide más fácilmente, por cuya razón creo apropiado indicar que acabo de examinar una de las cuestiones más altas de la filosofia, a saber: la concerniente al poder y eficacia de las causas, en la que todas las ciencias parecen tan interesadas. Una indicación tal despertará, naturalmente, la atención del lector y le hará desear una explicación más amplia de mi doctrina, así como de los argumentos en que se funda. Esta petición es tan razonable, que yo no puedo rehusarme a ella, especialmente porque espero que cuanto más sean examinados estos principios más fuerza y evidencia adquirirán. |
There is no question, which on account of its importance, as well as difficulty, has caused more disputes both among antient and modern philosophers, than this concerning the efficacy of causes, or that quality which makes them be followed by their effects. But before they entered upon these disputes, methinks it would not have been improper to have examined what idea we have of that efficacy, which is the subject of the controversy. This is what I find principally wanting in their reasonings, and what I shall here endeavour to supply. | No existe cuestión alguna que, tanto por su importancia como por su dificultad, haya ocasionado más disputas entre los filósofos antiguos y modernos que la que se refiere a la eficacia de las causas o a la cualidad que las hace ir seguidas de sus efectos. Sin embargo, antes de haber llegado a estas discusiones pienso que no hubiera sido impropio el haber examinado qué idea tenemos de la eficacia que constituye el asunto de la controversia. |
I begin with observing that the terms of EFFICACY, AGENCY, POWER, FORCE, ENERGY, NECESSITY, CONNEXION, and PRODUCTIVE QUALITY, are all nearly synonymous; and therefore it is an absurdity to employ any of them in defining the rest. By this observation we reject at once all the vulgar definitions, which philosophers have given of power and efficacy; and instead of searching for the idea in these definitions, must look for it in the impressions, from which it is originally derived. If it be a compound idea, it must arise from compound impressions. If simple, from simple impressions. | Esto es lo que principalmente hallo que falta en su razonamiento y lo que intentaré suplir aquí. Comienzo observando que los términos de eficacia, influencia, poder, fuerza, necesidad, conexión y cualidad productiva son casi sinónimos y, por consiguiente, que es un absurdo emplear alguno de ellos para definir los restantes. Por esta observación rechazamos a la vez todas las definiciones vulgares que los filósofos han dado del poder y eficacia, y en lugar de buscar las ideas en estas definiciones, debemos buscarlas en las impresiones de las que se derivan originalmente. Si se trata de una idea compuesta, ésta debe surgir de impresiones compuestas; si simple, de impresiones simples. |
I believe the most general and most popular explication of this matter, is to say [See Mr. Locke, chapter of power.], that finding from experience, that there are several new productions in matter, such as the motions and variations of body, and concluding that there must somewhere be a power capable of producing them, we arrive at last by this reasoning at the idea of power and efficacy. But to be convinced that this explication is more popular than philosophical, we need but reflect on two very obvious principles. First, That reason alone can never give rise to any original idea, and secondly, that reason, as distinguished from experience, can never make us conclude, that a cause or productive quality is absolutely requisite to every beginning of existence. Both these considerations have been sufficiently explained: and therefore shall not at present be any farther insisted on. | Creo que la explicación más general y más popular de esta materia, es decir (24), que hallando por experiencia que existen varias producciones nuevas en la materia, como las de los movimientos y variaciones de los cuerpos, y concluyendo que debe existir en alguna parte un poder capaz de producirlas, llegamos por último, mediante este razonamiento, a la idea del poder y eficacia. Sin embargo, para convencerse de que esta explicación es más popular que filosófica no necesitamos más que reflexionar sobre dos principios muy claros: primero, que la razón por sí sola jamás puede dar lugar a una idea original, y segundo, que la razón como distinta de la experiencia jamás puede hacernos concluir que una causa o cualidad productiva se requiere absolutamente para todo comienzo de existencia. Estas dos consideraciones han sido suficientemente explicadas y, por consiguiente, no debo insistir ahora más sobre ellas. |
I shall only infer from them, that since reason can never give rise to the idea of efficacy, that idea must be derived from experience, and from some particular instances of this efficacy, which make their passage into the mind by the common channels of sensation or reflection. Ideas always represent their objects or impressions; and vice versa, there are some objects necessary to give rise to every idea. If we pretend, therefore, to have any just idea of this efficacy, we must produce some instance, wherein the efficacy is plainly discoverable to the mind, and its operations obvious to our consciousness or sensation. By the refusal of this, we acknowledge, that the idea is impossible and imaginary, since the principle of innate ideas, which alone can save us from this dilemma, has been already refuted, and is now almost universally rejected in the learned world. Our present business, then, must be to find some natural production, where the operation and efficacy of a cause can be clearly conceived and comprehended by the mind, without any danger of obscurity or mistake. | Debo inferir tan sólo de ellas que ya que la razón jamás puede dar lugar a la idea de eficacia, esta idea debe derivarse de la experiencia y de algunos casos particulares de esta eficacia que constituyen sus pasos hacia el espíritu por los canales comunes de la sensación o reflexión. Las ideas representan siempre sus objetos o impresiones y, por el contrario, son necesarios algunos objetos para dar lugar a la idea. Si pretendemos, por consiguiente, que tenemos una idea precisa de esta eficacia, debemos presentar algún caso en que la eficacia sea claramente cognoscible para el espíritu y su actuación manifiesta para nuestra conciencia o sensación. Si no podemos hacer esto, reconocemos que la idea es imposible e imaginaria, ya que el principio de las ideas innatas, el único que puede sacarnos de este dilema, ha sido ya refutado y es ahora rechazado casi universalmente en el mundo de las gentes cultas. Nuestro asunto presente, pues, debe ser hallar alguna producción natural en la que la actuación y eficacia de una causa pueda ser concebida y comprendida claramente por el espíritu sin peligro alguno de obscuridad o error. |
In this research we meet with very little encouragement from that prodigious diversity, which is found in the opinions of those philosophers, who have pretended to explain the secret force and energy of causes. [See Father Malbranche, Book vi. Part 2, chap. 3. And the illustrations upon it.] There are some, who maintain, that bodies operate by their substantial form; others, by their accidents or qualities; several, by their matter and form; some, by their form and accidents; others, by certain virtues and faculties distinct from all this. All these sentiments again are mixed and varyed in a thousand different ways; and form a strong presumption, that none of them have any solidity or evidence, and that the supposition of an efficacy in any of the known qualities of matter is entirely without foundation. This presumption must encrease upon us, when we consider, that these principles of substantial forms, and accidents, and faculties, are not in reality any of the known properties of bodies, but are perfectly unintelligible and inexplicable. For it is evident philosophers would never have had recourse to such obscure and uncertain principles, had they met with any satisfaction in such as are clear and intelligible; especially in such an affair as this, which must be an object of the simplest understanding, if not of the senses. Upon the whole, we may conclude, that it is impossible in any one instance to shew the principle, in which the force and agency of a cause is placed; and that the most refined and most vulgar understandings are equally at a loss in this particular. If any one think proper to refute this assertion, he need not put himself to the trouble of inventing any long reasonings: but may at once shew us an instance of a cause, where we discover the power or operating principle. This defiance we are obliged frequently to make use of, as being almost the only means of proving a negative in philosophy. | En esta investigación nos sentimos muy poco animados, dada la prodigiosa diversidad que se halla en las opiniones de los filósofos que han pretendido explicar la fuerza y energía secreta de las causas (25). Hay algunos que mantienen que los cuerpos actúan por su forma substancial; otros, que por sus accidentes o cualidades; muchos, que por su materia y forma; algunos, que por su forma y accidentes, y otros, que por ciertas virtudes y facultades diferentes de todo ello. Todas estas opiniones, a su vez, se hallan mezcladas y variadas de mil modos diferentes y constituyen una decidida sospecha de que ninguna de ellas tiene solidez o evidencia y que el supuesto de una eficacia en alguna de las cualidades conocidas de la materia carece en absoluto de fundamento. Esta sospecha debe aumentar cuando consideremos que estos principios o formas substanciales, accidentes y facultades no son en realidad ninguna de las propiedades conocidas de los cuerpos, sino que son totalmente ininteligibles e inexplicables; pues es evidente que los filósofos jamás recurrirían a principios tan obscuros e inciertos si hubieran hallado la solución en los que son claros e inteligibles, especialmente en una cuestión como ésta, que debe ser objeto del más simple entendimiento si no lo es de los sentidos. En resumen, podemos concluir que es imposible mostrar en ningún caso el principio en que reside la fuerza e influencia de una causa y que tanto los entendimientos más refinados como los más vulgares se hallan igualmente perplejos en este particular. Si alguno piensa ser capaz de refutar esta afirmación no necesita someterse a la perturbación de encontrar algún largo razonamiento, sino que puede mostramos de una vez un caso de una causa en que descubramos el poder o principio actuante. Nos veremos obligados a hacer uso frecuentemente de este reto por ser casi el único medio de probar una negación en la filosofía. |
The small success, which has been met with in all the attempts to fix this power, has at last obliged philosophers to conclude, that the ultimate force and efficacy of nature is perfectly unknown to us, and that it is in vain we search for it in all the known qualities of matter. In this opinion they are almost unanimous; and it is only in the inference they draw from it, that they discover any difference in their sentiments. For some of them, as the CARTESIANS in particular, having established it as a principle, that we are perfectly acquainted with the essence of matter, have very naturally inferred, that it is endowed with no efficacy, and that it is impossible for it of itself to communicate motion, or produce any of those effects, which we ascribe to it. As the essence of matter consists in extension, and as extension implies not actual motion, but only mobility; they conclude, that the energy, which produces the motion, cannot lie in the extension. | El escaso éxito obtenido en todos los intentos de determinar este poder ha obligado, por último, a los filósofos a concluir que la fuerza y eficacia última de la naturaleza nos es totalmente desconocida y que es en vano buscarla en todas las cualidades conocidas de la materia. En esta opinión concuerdan casi todos, y sólo en la inferencia que realizan partiendo de ella se expresa alguna diferencia de sus pareceres, pues algunos de ellos, como en particular los cartesianos, habiendo establecido como un principio que conocemos perfectamente la esencia de la materia, han inferido muy naturalmente que no se halla dotada de eficacia alguna y que es imposible que comunique por sí misma el movimiento o produzca los efectos que le atribuimos. Como la esencia de la materia consiste en la extensión y como la extensión no implica ningún movimiento actual, sino sólo la movilidad, concluyen que la energía que produce el movimiento no puede residir en la extensión. |
This conclusion leads them into another, which they regard as perfectly unavoidable. Matter, say they, is in itself entirely unactive, and deprived of any power, by which it may produce, or continue, or communicate motion: But since these effects are evident to our senses, and since the power, that produces them, must be placed somewhere, it must lie in the DEITY, or that divine being, who contains in his nature all excellency and perfection. It is the deity, therefore, who is the prime mover of the universe, and who not only first created matter, and gave it it′s original impulse, but likewise by a continued exertion of omnipotence, supports its existence, and successively bestows on it all those motions, and configurations, and qualities, with which it is endowed. | Esta conclusión los lleva a otra que consideran como totalmente inevitable. La materia, dicen, es en sí misma enteramente inactiva y carece de algún poder por el cual pueda producir, continuar o comunicar el movimiento; pero como estos efectos son evidentes para nuestros sentidos y como el poder que los produce debe residir en alguna parte, debe hallarse en la divinidad o el ser divino que contiene en su naturaleza toda excelencia y perfección. Es, por consiguiente, la divinidad el primer motor del universo y no sólo el primer creador de la materia y quien la concedió su primer impulso, sino también que por un ejercicio continuo de su omnipotencia mantiene su existencia y sucesivamente le concede todos los movimientos, configuraciones y cualidades de que está dotada. |
This opinion is certainly very curious, and well worth our attention; but it will appear superfluous to examine it in this place, if we reflect a moment on our present purpose in taking notice of it. We have established it as a principle, that as all ideas are derived from impressions, or some precedent perceptions, it is impossible we can have any idea of power and efficacy, unless some instances can be produced, wherein this power is perceived to exert itself. Now, as these instances can never be discovered in body, the Cartesians, proceeding upon their principle of innate ideas, have had recourse to a supreme spirit or deity, whom they consider as the only active being in the universe, and as the immediate cause of every alteration in matter. But the principle of innate ideas being allowed to be false, it follows, that the supposition of a deity can serve us in no stead, in accounting for that idea of agency, which we search for in vain in all the objects, which are presented to our senses, or which we are internally conscious of in our own minds. For if every idea be derived from an impression, the idea of a deity proceeds from the same origin; and if no impression, either of sensation or reflection, implies any force or efficacy, it is equally impossible to discover or even imagine any such active principle in the deity. Since these philosophers, therefore, have concluded, that matter cannot be endowed with any efficacious principle, because it is impossible to discover in it such a principle; the same course of reasoning should determine them to exclude it from the supreme being. Or if they esteem that opinion absurd and impious, as it really is, I shall tell them how they may avoid it; and that is, by concluding from the very first, that they have no adequate idea of power or efficacy in any object; since neither in body nor spirit, neither in superior nor inferior natures, are they able to discover one single instance of it. | Esta opinión es ciertamente muy curiosa y merecedora de nuestra atención; pero resultará superfluo examinarla en este lugar si reflexionamos un momento sobre nuestro propósito presente al tenerla en cuenta. Hemos establecido como principio que como todas las ideas se derivan de las impresiones o de algunas percepciones precedentes, es imposible que podamos tener una idea de poder y eficacia más que si algunos casos pueden presentarse en que este poder se perciba ejerciéndose. Ahora bien; como estos casos no pueden ser descubiertos en el cuerpo, los cartesianos, basándose sobre su principio de las ideas innatas, han recurrido al espíritu supremo o divinidad, a quien consideran como el único ser activo en el universo y como la causa inmediata de toda alteración en la materia. Sin embargo, considerándose falso el principio de las ideas innatas, se sigue que el supuesto de una divinidad no puede servirnos de ayuda al explicar la idea de la influencia que buscamos en vano en todos los objetos que se representan a nuestros sentidos o de que somos conscientes internamente en nuestros espíritus; pues si toda idea se deriva de la impresión, la idea de la divinidad procede del mismo origen, y si ninguna impresión, ya sea de sensación o reflexión, implica una fuerza o eficacia, es igualmente imposible descubrir o imaginar un principio activo tal en la divinidad. Ya que estos filósofos, pues, han concluido que la materia no puede hallarse dotada de un principio eficaz, porque es imposible descubrir en ella un principio tal, la misma marcha del razonamiento debe determinarlos a excluirlos del ser supremo, o si estiman que esta opinión es absurda e impía, como realmente lo es, les diré cómo deben evitarla y que esto se hará concluyendo desde un principio que no tienen una idea adecuada del poder o eficacia de un objeto, ya que ni en el cuerpo, ni en el espíritu, ni en las naturalezas superiores ni inferiores son capaces de descubrir un solo caso de él. |
The same conclusion is unavoidable upon the hypothesis of those, who maintain the efficacy of second causes, and attribute a derivative, but a real power and energy to matter. For as they confess, that this energy lies not in any of the known qualities of matter, the difficulty still remains concerning the origin of its idea. If we have really an idea of power, we may attribute power to an unknown quality: But as it is impossible, that that idea can be derived from such a quality, and as there is nothing in known qualities, which can produce it; it follows that we deceive ourselves, when we imagine we are possest of any idea of this kind, after the manner we commonly understand it. All ideas are derived from, and represent impressions. We never have any impression, that contains any power or efficacy. We never therefore have any idea of power. | La misma conclusión es inevitable partiendo de la hipótesis de los que mantienen la eficacia de las causas segundas y atribuyen un poder y energía derivados, pero reales, a la materia; pues como confiesan que esta energía no reside en alguna de las cualidades conocidas de la materia, continúa la dificultad referente al origen de su idea. Si realmente tenemos una idea del poder, podemos atribuir el poder a una cualidad desconocida; pero como es imposible que la idea pueda derivarse de una cualidad tal y como no existe nada en las cualidades conocidas que pueda producirlo, se sigue que nos engañamos a nosotros mismos cuando imaginamos que poseemos una idea de este género en la forma en que comúnmente se entiende. Todas las ideas se derivan de las impresiones, y las representan. |
Some have asserted, that we feel an energy, or power, in our own mind; and that having in this manner acquired the idea of power, we transfer that quality to matter, where we are not able immediately to discover it. The motions of our body, and the thoughts and sentiments of our mind, (say they) obey the will; nor do we seek any farther to acquire a just notion of force or power. But to convince us how fallacious this reasoning is, we need only consider, that the will being here considered as a cause, has no more a discoverable connexion with its effects, than any material cause has with its proper effect. So far from perceiving the connexion betwixt an act of volition, and a motion of the body; it is allowed that no effect is more inexplicable from the powers and essence of thought and matter. Nor is the empire of the will over our mind more intelligible. The effect is there distinguishable and separable from the cause, and coued not be foreseen without the experience of their constant conjunction. We have command over our mind to a certain degree, but beyond that, lose all empire over it: And it is evidently impossible to fix any precise bounds to our authority, where we consult not experience. In short, the actions of the mind are, in this respect, the same with those of matter. We perceive only their constant conjunction; nor can we ever reason beyond it. No internal impression has an apparent energy, more than external objects have. Since, therefore, matter is confessed by philosophers to operate by an unknown force, we should in vain hope to attain an idea of force by consulting our own minds. [FN 8. The same imperfection attends our ideas of the Deity; but this can have no effect either on religion or morals. The order of the universe proves an omnipotent mind; that is, a mind whose wili is CONSTANTLY ATTENDED with the obedience of every creature and being. Nothing more is requisite to give a foundation to all the articles of religion, nor is It necessary we shoud form a distinct idea of the force and energy of the supreme Being.] | No tenemos jamás una impresión que contenga un poder de eficacia; por consiguiente, no tenemos jamás una idea del poder. Algunos han afirmado que sentimos una energía o poder en nuestro propio espíritu y que por haber adquirido de esta manera la idea de poder transferimos esta cualidad a la materia en la que no somos capaces de descubrirlo inmediatamente. Los movimientos de nuestro cuerpo y los pensamientos y sentimientos de nuestro espíritu, dicen ellos, obedecen a la voluntad y no necesitamos buscar algo más para adquirir una idea precisa de fuerza o poder. Pero para convencernos de qué falaz es este razonamiento, necesitamos tan sólo considerar que estimándose aquí la voluntad como una causa, no posee un enlace más manifiesto con su efecto que una causa material lo tiene con su propio efecto. Tan lejos nos hallamos de percibir la conexión entre un acto de volición y un movimiento del cuerpo, que se concede que ningún efecto es más inexplicable que éste, partiendo de los poderes y esencia del pensamiento y la materia. Tan poco es el dominio de la voluntad sobre nuestro espíritu más inteligible. El efecto es allí distinguible y separable de la causa y puede ser provisto sin la experiencia de su enlace constante. Tenemos un dominio sobre nuestro espíritu hasta un cierto grado; pero más allá de éste perdemos la autoridad sobre él, y es evidentemente imposible determinar límites precisos de su autoridad cuando no consultamos a la experiencia. Brevemente, las acciones del espíritu son en este respecto lo mismo que las de la materia. Percibimos tan sólo su enlace constante, pero no podemos razonar más allá de él. Las impresiones internas no tienen una energía más aparente que los objetos externos. Por consiguiente, ya que los filósofos confiesan que la materia actúa por una fuerza desconocida, podemos esperar en vano lograr una idea de fuerza consultando a nuestros espíritus(26). |
It has been established as a certain principle, that general or abstract ideas are nothing but individual ones taken in a certain light, and that, in reflecting on any object, it is as impossible to exclude from our thought all particular degrees of quantity and quality as from the real nature of things. If we be possest, therefore, of any idea of power in general, we must also be able to conceive some particular species of it; and as power cannot subsist alone, but is always regarded as an attribute of some being or existence, we must be able to place this power in some particular being, and conceive that being as endowed with a real force and energy, by which such a particular effect necessarily results from its operation. We must distinctly and particularly conceive the connexion betwixt the cause and effect, and be able to pronounce, from a simple view of the one, that it must be followed or preceded by the other. This is the true manner of conceiving a particular power in a particular body: and a general idea being impossible without an individual; where the latter is impossible, it is certain the former can never exist. Now nothing is more evident, than that the human mind cannot form such an idea of two objects, as to conceive any connexion betwixt them, or comprehend distinctly that power or efficacy, by which they are united. Such a connexion would amount to a demonstration, and would imply the absolute impossibility for the one object not to follow, or to be conceived not to follow upon the other: Which kind of connexion has already been rejected in all cases. If any one is of a contrary opinion, and thinks he has attained a notion of power in any particular object, I desire he may point out to me that object. But till I meet with such-a-one, which I despair of, I cannot forbear concluding, that since we can never distinctly conceive how any particular power can possibly reside in any particular object, we deceive ourselves in imagining we can form any such general idea. | Ha sido establecido como un principio cierto que las ideas generales o abstractas no son más que ideas individuales consideradas de un cierto modo y que al reflexionar sobre un objeto es tan imposible excluir de nuestro pensamiento todos los grados particulares de cualidad y cantidad como de la naturaleza real de las cosas. Si poseemos, pues, una idea de poder, en general debemos ser capaces de concebir alguna especie particular de él, y como el poder no puede subsistir por sí solo, sino que es siempre considerado como un atributo de algún ser o existencia, debemos ser capaces de colocar este poder en algún ser particular y de considerar este ser como dotado de una fuerza y energía real, mediante la que resulta de su actuación necesariamente un efecto determinado. Debemos clara y particularmente concebir el enlace entre la causa y el efecto y ser capaces de declarar ante la simple consideración de uno de ellos que debe ser seguido o precedido de otro. Esta es la verdadera manera de concebir un poder particular en un cuerpo determinado, y siendo imposible una idea general sin una representación individual, cuando la última es imposible no puede existir jamás la primera. Ahora bien; nada es más evidente que el espíritu humano no puede formarse una idea tal de dos objetos de modo que conciba un enlace entre ellos o comprenda claramente el poder o eficacia por el que están unidos. Una conexión de este género remontaría a una demostración e implicaría la absoluta imposibilidad para un objeto de no seguir o de ser concebido que no sigue a otro género de conexión que ha sido ya rechazado en todos los casos. Si alguno mantiene la opinión contraria y piensa que ha alcanzado una noción de poder en algún objeto particular, le ruego que me indique cuál es este objeto. Sin embargo, hasta que encuentre un objeto tal, lo que no espero, no puedo menos de concluir que ya que nosotros no podemos concebir jamás de un modo claro cómo un poder particular puede residir de una manera posible en un objeto particular, nos engañamos al imaginar que nos podemos formar una idea semejante. |
Thus upon the whole we may infer, that when we talk of any being, whether of a superior or inferior nature, as endowed with a power or force, proportioned to any effect; when we speak of a necessary connexion betwixt objects, and suppose, that this connexion depends upon an efficacy or energy, with which any of these objects are endowed; in all these expressions, so applied, we have really no distinct meaning, and make use only of common words, without any clear and determinate ideas. But as it is more probable, that these expressions do here lose their true meaning by being wrong applied, than that they never have any meaning; it will be proper to bestow another consideration on this subject, to see if possibly we can discover the nature and origin of those ideas, we annex to them. | Así, en resumen, podemos inferir que cuando hablamos de algún ser, ya sea de una naturaleza superior o inferior, como dotado con un poder o fuerza, propio para un efecto; cuando hablamos de una conexión necesaria entre objetos y suponemos que esta conexión depende de una influencia o energia de que están dotados algunos de estos objetos, no tenemos realmente en todas estas expresiones tan adecuadas ningún sentido claro y hacemos uso tan sólo de palabras corrientes sin ideas claras y determinadas; pero como es más probable que estas expresiones pierdan su sentido por ser inadecuadas que por carecer siempre de él, será apropiado someter a otra consideración este asunto y ver si es posible que podamos descubrir la naturaleza y origen de estas ideas que unimos con él. |
Suppose two objects to be presented to us, of which the one is the cause and the other the effect; it is plain, that from the simple consideration of one, or both these objects we never shall perceive the tie by which they are united, or be able certainly to pronounce, that there is a connexion betwixt them. It is not, therefore, from any one instance, that we arrive at the idea of cause and effect, of a necessary connexion of power, of force, of energy, and of efficacy. Did we never see any but particular conjunctions of objects, entirely different from each other, we should never be able to form any such ideas. | Supongamos que dos objetos se hallan presentes a nosotros, de los cuales uno es la causa y otro el efecto; es claro que por la simple consideración de uno de estos dos objetos jamás percibiremos el lazo por que están unidos o seremos capaces de declarar que existe una conexión entre ellos. No es, pues, partiendo de un caso como llegamos a la idea de causa y efecto, de una conexión necesaria de poder, de fuerza, de energía y de influencia. Si no viésemos jamás más que enlaces particulares de objetos diferentes de un modo total los unos de los otros, no seríamos nunca capaces de formarnos ideas tales. |
But again; suppose we observe several instances, in which the same objects are always conjoined together, we immediately conceive a connexion betwixt them, and begin to draw an inference from one to another. This multiplicity of resembling instances, therefore, constitutes the very essence of power or connexion, and is the source from which the idea of it arises. In order, then, to understand the idea of power, we must consider that multiplicity; nor do I ask more to give a solution of that difficulty, which has so long perplexed us. For thus I reason. The repetition of perfectly similar instances can never alone give rise to an original idea, different from what is to be found in any particular instance, as has been observed, and as evidently follows from our fundamental principle, that all ideas are copyed from impressions. Since therefore the idea of power is a new original idea, not to be found in any one instance, and which yet arises from the repetition of several instances, it follows, that the repetition alone has not that effect, but must either discover or produce something new, which is the source of that idea. Did the repetition neither discover nor produce anything new, our ideas might be multiplyed by it, but would not be enlarged above what they are upon the observation of one single instance. Every enlargement, therefore, (such as the idea of power or connexion) which arises from the multiplicity of similar instances, is copyed from some effects of the multiplicity, and will be perfectly understood by understanding these effects. Wherever we find anything new to be discovered or produced by the repetition, there we must place the power, and must never look for it in any other object. | Supongamos de nuevo que observamos varios casos en los que los mismos objetos van unidos siempre entre sí; inmediatamente concebimos una conexión entre ellos y comenzamos a realizar una inferencia de un objeto a otro. Esta multiplicidad de casos semejantes, pues, constituye la verdadera esencia del poder o conexión y es la fuente de la que la idea surge. Para entender, pues, la idea de poder debemos considerar esta multiplicidad, y no es preciso otra investigación para darnos la solución de la dificultad que nos ha perturbado tanto tiempo, pues razono de esta manera: La repetición de casos enteramente semejantes no puede dar jamás lugar a una idea original diferente de la que se halla en un caso particular, como ya ha sido observado y como se sigue de nuestro principio fundamental de que todas las ideas son copias de impresiones. Ya que, por consiguiente, la idea de poder es una idea nueva y original que no ha de hallarse en un solo caso y que surge de la repetición de varios casos, se sigue que la repetición por sí sola no tiene este efecto, sino que debe descubrir o producir algo nuevo, que es la fuente de la idea. Si la repetición no descubre ni produce nada nuevo, nuestras ideas podrán multiplicarse por ella, pero no serán ampliadas más allá de lo que abarcaban con la observación de un solo caso. Toda ampliación, pues (como la idea de poder o conexión), que surge de la multiplicidad de casos semejantes está copiada de algún efecto de la multiplicidad y se entenderá perfectamente al entender estos efectos. Siempre que hallemos algo nuevo que haya de ser descubierto o producido por la repetición debemos colocar en ello el poder y no debemos buscar para él ningún otro objeto. |
But it is evident, in the first place, that the repetition of like objects in like relations of succession and contiguity discovers nothing new in any one of them: since we can draw no inference from it, nor make it a subject either of our demonstrative or probable reasonings;[Sect. 6.] as has been already proved. Nay suppose we coued draw an inference, it would be of no consequence in the present case; since no kind of reasoning can give rise to a new idea, such as this of power is; but wherever we reason, we must antecedently be possest of clear ideas, which may be the objects of our reasoning. The conception always precedes the understanding; and where the one is obscure, the other is uncertain; where the one fails, the other must fail also. | Sin embargo, es evidente, en primer lugar, que la repetición de objetos análogos en relaciones análogas de sucesión y contigÜidad no descubre nada nuevo en ninguno de ellos, ya que no podemos realizar una inferencia partiendo de ella ni hacerla asunto de nuestro razonamiento demostrativo probable, como ya ha sido probado (27). Es más; aun suponiendo que podamos realizar una inferencia, no tendrá importancia alguna en el presente caso, ya que ningún género de razonamiento puede dar lugar a una nueva idea como es la del poder, sino que siempre que razonamos debemos poseer de antemano ideas claras, que son el objeto de nuestro razonamiento. La concepción precede siempre al entendimiento, y cuando la una es obscura el otro es incierto; cuando la una falla, debe fallar el otro. |
Secondly, It is certain that this repetition of similar objects in similar situations produces nothing new either in these objects, or in any external body. For it will readily be allowed, that the several instances we have of the conjunction of resembling causes and effects are in themselves entirely independent, and that the communication of motion, which I see result at present from the shock of two billiard-balls, is totally distinct from that which I saw result from such an impulse a twelve-month ago. These impulses have no influence on each other. They are entirely divided by time and place; and the one might have existed and communicated motion, though the other never had been in being. | Segundo: es cierto que esta repetición de objetos similares en situaciones semejantes no produce nada nuevo en estos objetos o en un cuerpo externo; pues se concederá fácilmente que los varios casos que tenemos del enlace de causas y efectos semejantes son en sí mismos totalmente independientes y que la comunicación del movimiento que veo que resulta en el presente del choque de dos bolas de billar es totalmente diferente de la que yo vi que resultaba de un choque hace doce meses. Estos choques no tienen influencia los unos sobre los otros. Se hallan enteramente separados por el tiempo y lugar, y el uno puede haber existido y comunicado el movimiento, aunque el otro no haya tenido realidad jamás. |
There is, then, nothing new either discovered or produced in any objects by their constant conjunction, and by the uninterrupted resemblance of their relations of succession and contiguity. But it is from this resemblance, that the ideas of necessity, of power, and of efficacy, are derived. These ideas, therefore, represent not anything, that does or can belong to the objects, which are constantly conjoined. This is an argument, which, in every view we can examine it, will be found perfectly unanswerable. Similar instances are still the first source of our idea of power or necessity; at the same time that they have no influence by their similarity either on each other, or on any external object. We must, therefore, turn ourselves to some other quarter to seek the origin of that idea. | No existe, pues, nada nuevo descubierto o producido en los objetos por su enlace constante y por la semejanza ininterrumpida de sus relaciones de sucesión y contigÜidad. Sin embargo, de esta semejanza se derivan las ideas de necesidad, poder e influencia. Estas ideas, pues, no representan nada que pueda corresponder a los objetos que se hallan constantemente unidos. Esto es un argumento que en cualquier aspecto que lo examinemos resultará totalmente irrefutable. Casos semejantes son el primer origen de nuestra idea de poder o necesidad, al mismo tiempo que no tienen influjo por su semejanza los unos sobre los otros o sobre un objeto externo. Debemos, por consiguiente, dirigirnos hacia otra parte para buscar el origen de esta idea. |
Though the several resembling instances, which give rise to the idea of power, have no influence on each other, and can never produce any new quality in the object, which can be the model of that idea, yet the observation of this resemblance produces a new impression in the mind, which is its real model. For after we have observed the resemblance in a sufficient number of instances, we immediately feel a determination of the mind to pass from one object to its usual attendant, and to conceive it in a stronger light upon account of that relation. This determination is the only effect of the resemblance; and therefore must be the same with power or efficacy, whose idea is derived from the resemblance. The several instances of resembling conjunctions lead us into the notion of power and necessity. These instances are in themselves totally distinct from each other, and have no union but in the mind, which observes them, and collects their ideas. Necessity, then, is the effect of this observation, and is nothing but an internal impression of the mind, or a determination to carry our thoughts from one object to another. Without considering it in this view, we can never arrive at the most distant notion of it, or be able to attribute it either to external or internal objects, to spirit or body, to causes or effects. | Aunque los varios casos semejantes que dan lugar a la idea de poder no tengan influencia los unos sobre los otros y no puedan producir una nueva cualidad en el objeto que puede ser el modelo de esta idea, sin embargo, la observación de esta semejanza produce una nueva impresión en el espíritu, que es su modelo real, pues después que hemos observado la semejanza en un número suficiente de casos, inmediatamente sentimos una determinación del espíritu a pasar de un objeto a su acompañante usual y a concebirlo de un modo más enérgico debido a esta relación. Esta determinación es el único efecto de la semejanza y, por consiguiente, debe ser lo mismo que el poder o influencia, cuya idea se deriva de la semejanza. Los varios casos de enlaces semejantes nos llevan a la noción de poder y necesidad. Estos casos son en sí mismos totalmente distintos los unos de los otros y no tienen más unión que la concedida por el espíritu que los observa y reúne sus ideas. La necesidad, pues, es el efecto de esta observación y no es más que una impresión interna del espíritu o una determinación para llevar nuestros pensamientos de un objeto a otro. Sin considerarla de este modo no podemos lograr jamás la más remota noción de ella o ser capaces de atribuirla a los objetos externos o internos, al espíritu o al cuerpo, a las causas o a los efectos. |
The necessary connexion betwixt causes and effects is the foundation of our inference from one to the other. The foundation of our inference is the transition arising from the accustomed union. These are, therefore, the same. | La conexión necesaria entre causas y efectos es el fundamento de nuestra inferencia de los unos a los otros. La fundamentación de nuestra inferencia es la transición que surge de la unión habitual. Ambas son, por consiguiente, lo mismo. |
The idea of necessity arises from some impression. There is no impression conveyed by our senses, which can give rise to that idea. It must, therefore, be derived from some internal impression, or impression of reflection. There is no internal impression, which has any relation to the present business, but that propensity, which custom produces, to pass from an object to the idea of its usual attendant. This therefore is the essence of necessity. Upon the whole, necessity is something, that exists in the mind, not in objects; nor is it possible for us ever to form the most distant idea of it, considered as a quality in bodies. Either we have no idea of necessity, or necessity is nothing but that determination of the thought to pass from causes to effects, and from effects to causes, according to their experienced union. | La idea de la necesidad surge de alguna impresión. No existe impresión alguna proporcionada por nuestros sentidos que pueda dar lugar a esta idea. Debe, pues, derivarse de alguna impresión interna o impresión de reflexión. No existe ninguna impresión interna que tenga alguna relación con el presente problema más que la 104 inclinación que la costumbre produce a pasar de un objeto a la idea de su acompañante usual. Esto, por consiguiente, es la esencia de la necesidad. En resumen, la necesidad es algo que existe en el espíritu, no en los objetos, y no es posible para nosotros formarnos la idea más remota de ella si la consideramos como una cualidad de los cuerpos. O no tenemos idea alguna de la necesidad o la necesidad no es más que la determinación del pensamiento a pasar de las causas a los efectos y de los efectos a las causas, según su unión, que conocemos por experiencia. |
Thus as the necessity, which makes two times two equal to four, or three angles of a triangle equal to two right ones, lies only in the act of the understanding, by which we consider and compare these ideas; in like manner the necessity or power, which unites causes and effects, lies in the determination of the mind to pass from the one to the other. The efficacy or energy of causes is neither placed in the causes themselves, nor in the deity, nor in the concurrence of these two principles; but belongs entirely to the soul, which considers the union of two or more objects in all past instances. It is here that the real power of causes is placed along with their connexion and necessity. | Así como la necesidad que hace «dos veces dos» igual a cuatro o los tres ángulos de un triángulo igual a dos rectos reside tan sólo en el acto del entendimiento por el que consideramos y comparamos estas ideas, la necesidad del poder que une las causas y efectos radica en la determinación del espíritu a pasar de los unos a los otros. La eficacia o energía de las causas no se halla ni en las causas mismas ni en la divinidad, ni en la concurrencia de estos dos principios, sino que corresponde tan sólo al alma que considera la unión de dos o más objetos en todos los casos pasados. Aquí se halla el poder real de las causas juntamente con su conexión y necesidad. |
I am sensible, that of all the paradoxes, which I, have had, or shall hereafter have occasion to advance in the course of this treatise, the present one is the most violent, and that it is merely by dint of solid proof and reasoning I can ever hope it will have admission, and overcome the inveterate prejudices of mankind. Before we are reconciled to this doctrine, how often must we repeat to ourselves, that the simple view of any two objects or actions, however related, can never give us any idea, of power, or of a connexion betwixt them: that this idea arises from the repetition of their union: that the repetition neither discovers nor causes any thing in the objects, but has an influence only on the mind, by that customary transition it produces: that this customary transition is, therefore, the same with the power and necessity; which are consequently qualities of perceptions, not of objects, and are internally felt by the soul, and not perceivd externally in bodies? There is commonly an astonishment attending every thing extraordinary; and this astonishment changes immediately into the highest degree of esteem or contempt, according as we approve or disapprove of the subject. I am much afraid, that though the foregoing reasoning appears to me the shortest and most decisive imaginable; yet with the generality of readers the biass of the mind will prevail, and give them a prejudice against the present doctrine. | Me doy cuenta de que, de todas las paradojas que he expuesto o que tendré ocasión de exponer en el curso de este tratado, la presente es la más violenta, y que solamente a fuerza de una prueba sólida y del razonamiento puedo esperar que sea admitida y venza los prejuicios inveterados del género humano. Antes de que nos reconciliemos con esta doctrina cuántas veces debemos repetirnos a nosotros mismos que la simple consideración de dos objetos o acciones, aunque relacionados, no puede darnos una idea de poder o de conexión entre ellos; que esta idea surge de la repetición de su unión; que la repetición no descubre nada en los objetos, sino que tiene tan sólo influencia sobre el espíritu por la transición habitual que produce; que esta transición habitual es, por consiguiente, idéntica al poder y necesidad, que son, por consecuencia, cualidades de percepciones, no de objetos, y son sentidas internamente por el alma y no percibidas externamente en los cuerpos. Es corriente que el asombro acompañe a todo lo extraordinario, y este asombro se convierte inmediatamente en la más grande estima o desprecio, según que aprobemos o desaprobemos el asunto. Me temo mucho que, aunque el precedente razonamiento me aparezca el más breve y más decisivo que pueda imaginarse, sin embargo en la generalidad de los lectores el prejuicio perdure y les prevenga contra la doctrina presente. |
This contrary biass is easily accounted for. It is a common observation, that the mind has a great propensity to spread itself on external objects, and to conjoin with them any internal impressions, which they occasion, and which always make their appearance at the same time that these objects discover themselves to the senses. Thus as certain sounds and smells are always found to attend certain visible objects, we naturally imagine a conjunction, even in place, betwixt the objects and qualities, though the qualities be of such a nature as to admit of no such conjunction, and really exist no where. But of this more fully hereafter [Part IV, Sect. 5.]. Mean while it is sufficient to observe, that the same propensity is the reason, why we suppose necessity and power to lie in the objects we consider, not in our mind that considers them; notwithstanding it is not possible for us to form the most distant idea of that quality, when it is not taken for the determination of the mind, to pass from the idea of an object to that of its usual attendant. | Esta prevención en contra se explica fácilmente. Es una observación común que el espíritu siente una gran inclinación a extenderse sobre los objetos externos y a unir con ellos las impresiones internas que ocasionan y que hacen siempre su aparición al mismo tiempo que estos objetos se presentan a los sentidos. Así, como ciertos sonidos y olores se hallan siempre acompañando a ciertos objetos visibles, imaginamos naturalmente un enlace, aun con referencia al lugar, entre los objetos y las cualidades, aunque las cualidades sean de una naturaleza tal que no admitan un enlace semejante y no existan realmente en ninguna parte. De esto hablaremos con más extensión más adelante (28). Mientras tanto será suficiente hacer observar que la misma inclinación es la razón de por qué suponemos que la necesidad y el poder residan en los objetos que consideramos y no en nuestros espíritus que los consideran, aunque no es posible que nos formemos ni la idea más remota de esta cualidad cuando no la consideramos como la determinación del espíritu a pasar de la idea de un objeto a la de su acompañante usual. |
But though this be the only reasonable account we can give of necessity, the contrary notion if; so riveted in the mind from the principles above-mentioned, that I doubt not but my sentiments will be treated by many as extravagant and ridiculous. What! the efficacy of causes lie in the determination of the mind! As if causes did not operate entirely independent of the mind, and would not continue their operation, even though there was no mind existent to contemplate them, or reason concerning them. Thought may well depend on causes for its operation, but not causes on thought. This is to reverse the order of nature, and make that secondary, which is really primary, To every operation there is a power proportioned; and this power must be placed on the body, that operates. If we remove the power from one cause, we must ascribe it to another: But to remove it from all causes, and bestow it on a being, that is no ways related to the cause or effect, but by perceiving them, is a gross absurdity, and contrary to the most certain principles of human reason. | Sin embargo, aunque esto sea la única explicación razonable que podamos dar de la necesidad, la noción contraria está tan arraigada en el espíritu por los principios antes mencionados, que no dudo que mis opiniones serán tratadas por muchos como extravagantes y ridículas. ¿Que la influencia de las causas está en la determinación del espíritu? ¡Como si las causas no actuasen independientemente del espíritu y no continuasen su actuación aunque no existiese espíritu alguno que las contemplase o que razonase acerca de ellas! El pensamiento puede depender de las causas en su actuación, pero no las causas del pensamiento. Esto es invertir el orden de la naturaleza y hacer secundario lo que es realmente primario. Para cada actuación existe un poder adecuado, y este poder debe situarse en los cuerpos que actúan. Si quitamos el poder a una causa debemos atribuírselo a otra; pero suprimir el poder en todas las causas y concedérselo a un ser que no se halla relacionado de ninguna otra manera con la causa más que por percibirla, es un gran absurdo y contrario a los principios más ciertos de la razón humana. |
I can only reply to all these arguments, that the case is here much the same, as if a blind man should pretend to find a great many absurdities in the supposition, that the colour of scarlet is not the same with the sound of a trumpet, nor light the same with solidity. If we have really no idea of a power or efficacy in any object, or of any real connexion betwixt causes and effects, it will be to little purpose to prove, that an efficacy is necessary in all operations. We do not understand our own meaning in talking so, but ignorantly confound ideas, which are entirely distinct from each other. I am, indeed, ready to allow, that there may be several qualities both in material and immaterial objects, with which we are utterly unacquainted; and if we please to call these POWER or EFFICACY, it will be of little consequence to the world. But when, instead of meaning these unknown qualities, we make the terms of power and efficacy signify something, of which we have a clear idea, and which is incompatible with those objects, to which we apply it, obscurity and error begin then to take place, and we are led astray by a false philosophy. This is the case, when we transfer the determination of the thought to external objects, and suppose any real intelligible connexion betwixt them; that being a quality, which can only belong to the mind that considers them. | Sólo puedo replicar a estos argumentos que el caso es muy análogo al de un hombre ciego que pretendiese hallar un gran absurdo en el supuesto de que el color de escarlata no es lo mismo que el sonido de una trompeta ni la luz lo mismo que la solidez. Si nosotros no tenemos realmente una idea del poder o eficacia en un objeto o de una conexión real entre causa y efecto, tendrá poca importancia probar que una influencia es necesaria en todas las actuaciones. No entenderemos lo que queremos decir al hablar de este modo, sino que confundiremos, sin saberlo, ideas que son enteramente distintas entre sí. Me hallo de hecho pronto a conceder que existen varias cualidades, tanto en los objetos materiales como inmateriales, que no conocemos de ningún modo, y si nos agrada llamar a éstas poder o influencia tendrá este hecho muy poca importancia para el mundo; pero cuando en lugar de referirnos a estas cualidades desconocidas intentamos que los términos de poder e influencia signifiquen algo de lo que tenemos una idea clara y que es incompatible con los objetos a que los aplicamos, la obscuridad y el error comienzan a tener lugar y nos descarriamos por una falsa filosofia. Esto es lo que sucede cuando transferimos la determinación del pensamiento a los objetos externos y suponemos un enlace real e inteligible entre ellos, enlace que es una cualidad que sólo puede pertenecer al espíritu que los considera. |
As to what may be said, that the operations of nature are independent of our thought and reasoning, I allow it; and accordingly have observed, that objects bear to each other the relations of contiguity and succession: that like objects may be observed in several instances to have like relations; and that all this is independent of, and antecedent to the operations of the understanding. But if we go any farther, and ascribe a power or necessary connexion to these objects; this is what we can never observe in them, but must draw the idea of it from what we feel internally in contemplating them. And this I carry so far, that I am ready to convert my present reasoning into an instance of it, by a subtility, which it will not be difficult to comprehend. | En cuanto a que pueda decirse que las actividades de la naturaleza son independientes de nuestro pensamiento y razonamiento, lo concedo, y, de acuerdo con esto, he observado que los objetos mantienen entre sí las relaciones de contigÜidad y sucesión; que objetos análogos, según puede observarse, tienen análogas relaciones en varios casos, y que todo esto es independiente y antecedente a las actividades del entendimiento. Pero si vamos más lejos y atribuimos un poder o conexión necesaria a estos objetos no podemos observarlo en ellos mismos, sino que debemos sacar su idea de lo que sentimos internamente al contemplarlos. Y llevo esto tan lejos que me hallo presto a convertir mi razonamiento presente en un caso particular mediante una sutileza, de modo que no será difícil comprenderlo. |
When any object is presented to us, it immediately conveys to the mind a lively idea of that object, which is usually found to attend it; and this determination of the mind forms the necessary connexion of these objects. But when we change the point of view, from the objects to the perceptions; in that case the impression is to be considered as the cause, and the lively idea as the effect; and their necessary connexion is that new determination, which we feel to pass from the idea of the one to that of the other. The uniting principle among our internal perceptions is as unintelligible as that among external objects, and is not known to us any other way than by experience. Now the nature and effects of experience have been already sufficiently examined and explained. It never gives us any insight into the internal structure or operating principle of objects, but only accustoms the mind to pass from one to another. | Cuando un objeto se nos presenta inmediatamente, sugiere al espíritu una idea vivaz del objeto que sabemos que lo acompaña usualmente, y esta determinación del espíritu constituye la conexión necesaria de estos objetos, Sin embargo, cuando cambiamos el punto de vista, pasando de los objetos a las percepciones, la impresión debe considerarse como causa y la idea vivaz como efecto, y su conexión necesaria es la nueva determinación que sentimos al pasar de la idea del uno a la del otro. El principio de unión de nuestras percepciones internas es tan ininteligible como el de los objetos externos y no lo conocemos de otro modo más que por experiencia. Ahora bien; la naturaleza y efectos de la experiencia han sido ya suficientemente examinados y explicados. Jamás nos da una visión de la estructura interna o de los principios activos de los objetos, sino que habitúa tan sólo al espíritu a pasar de unos a otros. |
It is now time to collect all the different parts of this reasoning, and by joining them together form an exact definition of the relation of cause and effect, which makes the subject of the present enquiry. This order would not have been excusable, of first examining our inference from the relation before we had explained the relation itself, had it been possible to proceed in a different method. But as the nature of the relation depends so much on that of the inference, we have been obliged to advance in this seemingly preposterous manner, and make use of terms before we were able exactly to define them, or fix their meaning. We shall now correct this fault by giving a precise definition of cause and effect. | Es ahora el momento de reunir todos los diferentes elementos de este razonamiento y, agrupándolos, dar una definición exacta de la relación de causa y efecto que constituye el asunto de la presente investigación. Si este orden hubiera sido excusable, a saber: examinar primero nuestra inferencia de la relación antes de haber explicado la relación misma, hubiera sido posible proceder de un modo diferente. Ahora bien; como la naturaleza de la relación depende tanto de la inferencia, nos hemos visto obligados a avanzar de este modo aparentemente contradictorio y a hacer uso de términos antes de ser capaces de definirlos exactamente o de fijar su sentido. Debemos ahora corregir esta falta dando una definición precisa de causa y efecto. |
There may two definitions be given of this relation, which are only different, by their presenting a different view of the same object, and making us consider it either as a philosophical or as a natural relation; either as a comparison of two ideas, or as an association betwixt them. We may define a CAUSE to be An object precedent and contiguous to another, and where all the objects resembling the former are placed in like relations of precedency and contiguity to those objects that resemble the latter. I If this definition be esteemed defective, because drawn from objects foreign to the cause, we may substitute this other definition in its place, viz. A CAUSE is an object precedent and contiguous to another, and so united with it, that the idea, of the one determines the mind to form the idea of the other, and the impression of the one to form a more lively idea of the other. 2 should this definition also be rejected for the same reason, I know no other remedy, than that the persons, who express this delicacy, should substitute a juster definition in its place. But for my part I must own my incapacity for such an undertaking. When I examine with the utmost accuracy those objects, which are commonly denominated causes and effects, I find, in considering a single instance, that the one object is precedent and contiguous to the other; and in inlarging my view to consider several instances, I find only, that like objects are constantly placed in like relations of succession and contiguity. Again, when I consider the influence of this constant conjunction, I perceive, that such a relation can never be an object of reasoning, and can never operate upon the mind, but by means of custom, which determines the imagination to make a transition from the idea of one object to that of its usual attendant, and from the impression of one to a more lively idea of the other. However extraordinary these sentiments may appear, I think it fruitless to trouble myself with any farther enquiry or reasoning upon the subject, but shall repose myself on them as on established maxims. | Pueden darse dos definiciones de esta relación que son solamente diferentes por presentar un punto de vista diferente del mismo objeto y hacérnoslo considerar como una relación filosófica o una relación natural, como una comparación de dos ideas o como una asociación entre ellas. Podemos definir una causa como un objeto precedente y contiguo a otro y como aquello según lo que en todos los objetos semejantes al primero son puestos en iguales relaciones de precedencia y contigÜidad con los objetos que se parecen al último. Si esta definición se estima defectuosa porque se saca de objetos extraños a la causa, podemos substituirla por esta otra definición, a saber: una causa es un objeto precedente a otro y tan unido a él que la idea del uno determina al espíritu a formarse la idea del otro y la impresión del uno a formarse una idea más vivaz del otro. Si esta definición es rechazada, por razón idéntica no veo otro remedio sino que las personas que se manifiesten tan delicadas pongan en su lugar una definición más precisa. Sin embargo, por mi parte debo confesar mi incapacidad para una empresa tal. Cuando examino con la mayor exactitud los objetos que se denominan comúnmente causas y efectos hallo, al considerar un caso único, que un objeto precede al otro y le es contiguo, y extendiendo mi consideración a varios casos, encuentro solamente que objetos análogos se hallan situados constantemente en análogas relaciones de sucesión y, contigÜidad. Además, cuando considero la influencia de este enlace constante percibo que una relación tal jamás puede ser objeto de razonamiento y jamás puede actuar sobre el espíritu más que por medio de la costumbre que determina la imaginación a hacer la transición de la idea de un objeto a la de su acompañante usual y de la impresión de uno a la idea más vivaz del otro. Tan extraordinarias como estas opiniones puedan parecer, estimo inútil preocuparme de una investigación ulterior o razonamiento sobre el asunto, sino que debo basarme en él como sobre una máxima establecida. |
It will only be proper, before we leave this subject, to draw some corrollaries from it, by which we may remove several prejudices and popular errors, that have very much prevailed in philosophy. First, We may learn from the foregoing, doctrine, that all causes are of the same kind, and that in particular there is no foundation for that distinction, which we sometimes make betwixt efficient causes and causes sine qua non; or betwixt efficient causes, and formal, and material, and exemplary, and final causes. For as our idea of efficiency is derived from the constant conjunction of two objects, wherever this is observed, the cause is efficient; and where it is not, there can never be a cause of any kind. For the same reason we must reject the distinction betwixt cause and occasion, when supposed to signify any thing essentially different from each other. If constant conjunction be implyed in what we call occasion, it is a real cause. If not, it is no relation at all, and cannot give rise to any argument or reasoning. | Tan sólo será apropiado, antes de dejar este asunto, sacar algunos corolarios de él por los que podremos disipar varios prejuicios y errores populares que han predominado en la filosofía. Primeramente, podemos saber por la precedente doctrina que todas las causas son del mismo género y que en particular no existe fundamento para la distinción que hacemos algunas veces entre causas eficientes y causas sine qua non o entre causas y eficientes, formales, materiales, ejemplares y finales, pues como nuestra idea de influencia, se deriva del enlace constante de dos objetos, siempre que se observa es la causa eficiente, y cuando no, no puede existir causa de ningún género. Por la misma razón debemos rechazar la distinción entre causa y ocasión si suponemos que significan algo esencialmente diferente la una de la otra. Si el enlace constante va implicado en lo que llamamos ocasión, es una causa real; si no, no hay relación ninguna y no puede dar lugar a ningún razonamiento o argumento. |
Secondly, The same course of reasoning will make us conclude, that there is but one kind of necessity, as there is but one kind of cause, and that the common distinction betwixt moral and physical necessity is without any foundation in nature. This clearly appears from the precedent explication of necessity. It is the constant conjunction of objects, along with the determination of the mind, which constitutes a physical necessity: And the removal of these is the same thing with chance. As objects must either be conjoined or not, and as the mind must either be determined or not to pass from one object to another, it is impossible to admit of any medium betwixt chance and an absolute necessity. In weakening this conjunction and determination you do not change the nature of the necessity; since even in the operation of bodies, these have different degrees of constancy and force, without producing a different species of that relation. | Segundo: el curso mismo del razonamiento nos hará concluir que no hay más que un género de necesidad, lo mismo que no existe más que uno de causa, y que la distinción común entre la necesidad moral y física carece de fundamento en la naturaleza. Esto aparece claramente según la explicación precedente de la necesidad. El enlace constante de objetos, juntamente con la determinación del espíritu, constituye la necesidad física, y la supresión de esto es lo mismo que el azar. Como los objetos deben o no hallarse enlazados, y como el espíritu debe o no hallarse determinado a pasar de un objeto a otro, es imposible admitir un término medio entre el azar y la necesidad absoluta. Debilitando este enlace y determinación no se cambia la naturaleza de la necesidad, ya que aun en la actuación de los cuerpos éstos tienen diferentes grados de constancia y fuerza sin producir especies diferentes de esta relación. |
The distinction, which we often make betwixt POWER and the EXERCISE of it, is equally without foundation. | La distinción entre poder y su ejercicio carece igualmente de fundamento. |
Thirdly, We may now be able fully to overcome all that repugnance, which it is so natural for us to entertain against the foregoing reasoning, by which we endeavoured to prove, that the necessity of a cause to every beginning of existence is not founded on any arguments either demonstrative or intuitive. Such an opinion will not appear strange after the foregoing definitions. If we define a cause to be an object precedent and contiguous to another, and where all the objects resembling the farmer are placed in a like relation of priority and contiguity to those objects, that resemble the latter; we may easily conceive, that there is no absolute nor metaphysical necessity, that every beginning of existence should be attended with such an object. If we define a cause to be, AN OBJECT PRECEDENT AND CONTIGUOUS TO ANOTHER, AND SO UNITED WITH IT IN THE IMAGINATION, THAT THE IDEA OF THE ONE DETERMINES THE MIND TO FORM THE IDEA OF THE OTHER, AND THE IMPRESSION OF THE ONE TO FORM A MORE LIVELY IDEA OF THE OTHER; we shall make still less difficulty of assenting to this opinion. Such an influence on the mind is in itself perfectly extraordinary and incomprehensible; nor can we be certain of its reality, but from experience and observation. | Tercero: podemos ahora ser capaces de vencer toda la repugnancia, que es tan natural en nosotros, contra el razonamiento precedente por el que intentamos probar que la necesidad de una causa para toda existencia que comienza no se funda en un argumento ni demostrativo ni intuitivo. Una opinión tal no aparecerá extraña después de las definiciones precedentes. Si definimos una causa como un objeto precedente y contiguo a otro y aquello en que todos los objetos semejantes al primero se sitúen en análoga relación de prioridad y contigÜidad con los que se asemejan al último, podemos fácilmente concebir que no existe una necesidad absoluta ni metafísica de que todo comienzo de existencia debe ir acompañado de un objeto tal. Si definimos la causa como un objeto precedente y contiguo a otro y unido de tal modo con él en la imaginación que la idea del uno determine al espíritu a formarse la idea del otro y la impresión del uno a formarse una idea más vivaz del otro, experimentaremos aún menos dificultad para asentir a esta opinión. Una influencia tal sobre el espíritu es perfectamente extraordinaria e incomprensible y no podemos cerciorarnos de su realidad más que mediante la experiencia y la observación. |
I shall add as a fourth corrollary that we can never have reason to believe that any object exists, of which we cannot form an idea. For as all our reasonings concerning existence are derived from causation, and as all our reasonings concerning causation are derived from the experienced conjunction of objects, not from any reasoning or reflection, the same experience must give us a notion of these objects, and must remove all mystery from our conclusions. This is so evident, that it would scarce have merited our attention, were it not to obviate certain objections of this kind, which might arise against the following reasonings concerning matter and substance. I need not observe, that a full knowledge of the object is not requisite, but only of those qualities of it, which we believe to exist. | Debo añadir como un cuarto corolario que no podemos jamás tener una razón para creer que existe un objeto del que no podemos formamos una idea; pues como todos nuestros razonamientos relativos a la existencia se derivan de la causalidad, y como todos nuestros razonamientos relativos a la causalidad se derivan de la unión de los objetos experimentados, no de algún razonamiento o reflexión, la misma experiencia debe darnos una noción de estos objetos y debe disipar todo misterio de nuestras conclusiones. Esto es tan evidente que apenas merecería nuestra atención si no fuera para evitar ciertas objeciones de este género que pueden surgir en contra de los siguientes razonamientos relativos a la materia y la substancia. No necesito observar que no se requiere un pleno conocimiento del objeto, sino tan sólo de sus cualidades que creemos existen.
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SECT. XV. RULES BY WHICH TO JUDGE OF CAUSES AND EFFECTS. | Sección XV Reglas para juzgar de las causas y efectos. |
According to the precedent doctrine, there are no objects which by the mere survey, without consulting experience, we can determine to be the causes of any other; and no objects, which we can certainly determine in the same manner not to be the causes. Any thing may produce any thing. Creation, annihilation, motion, reason, volition; all these may arise from one another, or from any other object we can imagine. Nor will this appear strange, if we compare two principles explained above, THAT THE CONSTANT CONJUNCTION OF OBJECTS DETERMINES THEIR CAUSATION, AND [Part I. Sect. 5.] THAT, PROPERTY SPEAKING, NO OBJECTS ARE CONTRARY TO EACH OTHER BUT EXISTENCE AND NON-EXISTENCE. Where objects are not contrary, nothing hinders them from having that constant conjunction, on which the relation of cause and effect totally depends. | Según la doctrina precedente, no existen objetos mediante cuya consideración y sin consultar la experiencia podamos determinar que son las causas de otros, ni tampoco objetos que podamos determinar del mismo modo que no son las causas. Algo puede producir a algo. Creación, aniquilamiento, movimiento, razón, volición pueden surgir las unas de las otras o de otro objeto cualquiera que podamos imaginar. No parecerá extraño esto si comparamos los dos principios antes expuestos de que el enlace constante de objetos determina su causalidad (29) y de que, propiamente hablando, no hay más objetos contrarios entre sí que la existencia y no la no existencia. Cuando los objetos no son contrarios, nada les impide poseer un enlace constante del que depende totalmente la relación de causa y efecto. |
Since therefore it is possible for all objects to become causes or effects to each other, it may be proper to fix some general rules, by which we may know when they really are so. | Por consiguiente, ya que es posible para todos los objetos llegar a ser causas o efectos con respecto de otros, será conveniente fijar algunas reglas por las cuales podemos conocer cuándo lo son realmente: |
(1) The cause and effect must be contiguous in space and time. | l.a La causa y el efecto deben ser contiguos en el espacio y el tiempo. |
(2) The cause must be prior to the effect. | 2.a La causa debe ser anterior al efecto. |
(3) There must be a constant union betwixt the cause and effect. It is chiefly this quality, that constitutes the relation. | 3.a Debe existir una unión constante entre la causa y el efecto. Es capitalmente esta cualidad la que constituye esta relación. |
(4) The same cause always produces the same effect, and the same effect never arises but from the same cause. This principle we derive from experience, and is the source of most of our philosophical reasonings. For when by any clear experiment we have discovered the causes or effects of any phaenomenon, we immediately extend our observation to every phenomenon of the same kind, without waiting for that constant repetition, from which the first idea of this relation is derived. | 4.a La misma causa produce siempre el mismo efecto, y el mismo efecto no surge nunca más que de la misma causa. Este principio lo derivamos de la experiencia y es la fuente de los más de nuestros razonamientos filosóficos, pues cuando por un experimento claro descubrimos las causas o efectos de un fenómeno extendemos inmediatamente nuestra observación a todo fenómeno del mismo género sin esperar que se presente la repetición constante de la que se deriva la primera idea de esta relación. |
(5) There is another principle, which hangs upon this, viz. that where several different objects produce the same effect, it must be by means of some quality, which we discover to be common amongst them. For as like effects imply like causes, we must always ascribe the causation to the circumstance, wherein we discover the resemblance. | 5.a Existe otro principio que depende de éste, a saber: que cuando diferentes objetos producen el mismo efecto debe ser mediante alguna cualidad que descubrimos que es común a todos ellos; pues como iguales efectos implican causas iguales, debemos siempre atribuir la causación a la circunstancia en que descubrimos que se asemejan. |
(6) The following principle is founded on the same reason. The difference in the effects of two resembling objects must proceed from that particular, in which they differ. For as like causes always produce like effects, when in any instance we find our expectation to be disappointed, we must conclude that this irregularity proceeds from some difference in the causes. | 6.a El siguiente principio se funda en la misma razón. La diferencia en los efectos de dos objetos semejantes debe proceder de aquello en lo que difieren; pues como causas iguales producen efectos iguales, cuando en un caso hallamos que no sucede lo esperado debemos concluir que esa irregularidad procede de alguna diferencia en las causas. |
(7) When any object encreases or diminishes with the encrease or diminution of its cause, it is to be regarded as a compounded effect, derived from the union of the several different effects, which arise from the several different parts of the cause. The absence or presence of one part of the cause is here supposed to be always attended with the absence or presence of a proportionable part of the effect. This constant conjunction sufficiently proves, that the one part is the cause of the other. We must, however, beware not to draw such a conclusion from a few experiments. A certain degree of heat gives pleasure; if you diminish that heat, the pleasure diminishes; but it does not follow, that if you augment it beyond a certain degree, the pleasure will likewise augment; for we find that it degenerates into pain. | 7.a Cuando un objeto aumenta o disminuye con el aumento o disminución de su causa debe ser considerado como un efecto compuesto derivado de la unión de los varios efectos diferentes que surgen, de las varias partes diferentes de la causa. La ausencia o presencia de una parte de la causa se supone aquí que va siempre acompañada de la ausencia o presencia de una parte correspondiente del efecto. Este enlace constante prueba suficientemente que una parte es la causa de la otra. Sin embargo, debemos guardamos de sacar una conclusión tal de pocos experimentos. Un cierto grado de calor produce placer; si se disminuye el calor, el placer disminuye; pero no se sigue que si se aumenta más allá de un cierto grado el placer aumentará igualmente, pues hallamos que se convierte en dolor. |
(8) The eighth and last rule I shall take notice of is, that an object, which exists for any time in its full perfection without any effect, is not the sole cause of that effect, but requires to be assisted by some other principle, which may forward its influence and operation. For as like effects necessarily follow from like causes, and in a contiguous time and place, their separation for a moment shews, that these causes are not compleat ones. | 8.a La octava y última regla que tendré en cuenta es que un objeto que existe durante algún tiempo en su plena perfección sin un efecto no es la única causa de este efecto, sino que debe ser auxiliado por otro principio que puede promover su influencia y actuación; pues como efectos iguales necesariamente siguen a causas iguales y en un tiempo y lugar contiguos, su separación por un momento muestra que estas causas no son completas. |
Here is all the LOGIC I think proper to employ in my reasoning; and perhaps even this was not very necessary, but might have been supplyd by the natural principles of our understanding. Our scholastic head-pieces and logicians shew no such superiority above the mere vulgar in their reason and ability, as to give us any inclination to imitate them in delivering a long system of rules and precepts to direct our judgment, in philosophy. All the rules of this nature are very easy in their invention, but extremely difficult in their application; and even experimental philosophy, which seems the most natural and simple of any, requires the utmost stretch of human judgment. There is no phaenomenon in nature, but what is compounded and modifyd by so many different circumstances, that in order to arrive at the decisive point, we must carefully separate whatever is superfluous, and enquire by new experiments, if every particular circumstance of the first experiment was essential to it. These new experiments are liable to a discussion of the same kind; so that the utmost constancy is requird to make us persevere in our enquiry, and the utmost sagacity to choose the right way among so many that present themselves. If this be the case even in natural philosophy, how much more in moral, where there is a much greater complication of circumstances, and where those views and sentiments, which are essential to any action of the mind, are so implicit and obscure, that they often escape our strictest attention, and are not only unaccountable in their causes, but even unknown in their existence? I am much afraid lest the small success I meet with in my enquiries will make this observation bear the air of an apology rather than of boasting. | Esta es toda la lógica que me parece apropiada para emplearla en mi razonamiento, y quizá aun no fuese necesaria y me hubieran bastado los principios naturales de nuestro entendimiento. Nuestras cabezas escolásticas y lógicas no muestran una superioridad tal sobre el mero vulgo en su razón y habilidad que nos inciten a imitarlos exponiendo un largo sistema de reglas y preceptos para dirigir nuestro juicio en filosofia. Todas las reglas de esta naturaleza son muy fáciles de encontrar, pero muy difíciles de aplicar, y aun la filosofía experimental, que parece la más natural y simple de todas, requiere el más grande esfuerzo del juicio humano. En la naturaleza hay tan sólo fenómenos complejos y modificados por tantas circunstancias que para llegar al punto decisivo debemos separar cuidadosamente lo que es superfluo e inquirir por nuevos experimentos si cada circunstancia particular del primer experimento le era esencial. Estos nuevos experimentos se hallan sometidos a una discusión del mismo género, así que se requiere la mayor constancia para hacernos perseverar en nuestra investigación y la mayor sagacidad para escoger el verdadero camino entre tantos como se presentan. Si esto sucede en la filosofia natural misma, cuánto más no acaecerá en la filosofía moral, donde existe una complicación mucho más grande de circunstancias y donde las consideraciones y sentimientos que son esenciales a la acción del espíritu se hallan tan ocultos y obscuros que escapan a veces a nuestra atención más rigurosa, y no sólo no pueden explicarse por sus causas, sino que hasta nos quedan desconocidos en su existencia. Me temo mucho que el poco éxito que encuentro en mi investigación haga que esta observación tenga más el aire de una apología que el de una jactancia. |
If any thing can give me security in this particular, it will be the enlarging of the sphere of my experiments as much as possible; for which reason it may be proper in this place to examine the reasoning faculty of brutes, as well as that of human creatures. | Si algo puede concederme la seguridad en este particular será ampliar la esfera de mis experimentos tanto como me sea posible, razón por la que será adecuado en este lugar examinar la facultad razonadora de los animales del mismo modo que lo hicimos con la de los seres humanos.
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SECT. XVI OF THE REASON OF ANIMALS | Sección XVI De la razón de los animales. |
Next to the ridicule of denying an evident truth, is that of taking much pains to defend it; and no truth appears to me more evident, than that beasts are endowd with thought and reason as well as men. The arguments are in this case so obvious, that they never escape the most stupid and ignorant. | Muy próximo al ridículo de negar una verdad evidente se halla el tomarse los más grandes trabajos para defenderla, y ninguna verdad me parece más evidente que la de que los animales se hallan dotados de pensamiento y razón lo mismo que los hombres. Los argumentos son en este caso tan manifiestos, que no escapan nunca a la atención del más estúpido e ignorante. |
We are conscious, that we ourselves, in adapting means to ends, are guided by reason and design, and that it is not ignorantly nor casually we perform those actions, which tend to self-preservation, to the obtaining pleasure, and avoiding pain. When therefore we see other creatures, in millions of instances, perform like actions, and direct them to the ends, all our principles of reason and probability carry us with an invincible force to believe the existence of a like cause. It is needless in my opinion to illustrate this argument by the enumeration of particulars. The smallest attention will supply us with more than are requisite. The resemblance betwixt the actions of animals and those of men is so entire in this respect, that the very first action of the first animal we shall please to pitch on, will afford us an incontestable argument for the present doctrine. | Somos conscientes de que al adaptar los medios a un fin nos guiamos por razón y por designio y que no realizamos de un modo irreflexivo y casual las acciones que tienden a nuestra conservación a obtener el placer y a evitar el dolor. Cuando, por consiguiente, vemos otros seres en miles de casos realizar acciones análogas y dirigirlas a fines análogos, todos los principios de razón y probabilidad nos llevan con una fuerza invencible a creer en la existencia de una causa análoga. Es innecesario, en mi opinión, ilustrar este argumento por la enumeración de casos particulares. La más pequeña atención nos proporcionará más de los que son requeridos. La semejanza entre las acciones de los animales y las de los hombres es tan completa en este respecto que la primera acción del primer animal que nos agrade considerar nos proporcionará un argumento incontestable para la doctrina presente. |
This doctrine is as useful as it is obvious, and furnishes us with a kind of touchstone, by which we may try every system in this species of philosophy. It is from the resemblance of the external actions of animals to those we ourselves perform, that we judge their internal likewise to resemble ours; and the same principle of reasoning, carryd one step farther, will make us conclude that since our internal actions resemble each other, the causes, from which they are derivd, must also be resembling. When any hypothesis, therefore, is advancd to explain a mental operation, which is common to men and beasts, we must apply the same hypothesis to both; and as every true hypothesis will abide this trial, so I may venture to affirm, that no false one will ever be able to endure it. The common defect of those systems, which philosophers have employd to account for the actions of the mind, is, that they suppose such a subtility and refinement of thought, as not only exceeds the capacity of mere animals, but even of children and the common people in our own species; who are notwithstanding susceptible of the same emotions and affections as persons of the most accomplishd genius and understanding. Such a subtility is a dear proof of the falshood, as the contrary simplicity of the truth, of any system. | Esta doctrina es tan útil como clara y nos proporciona una especie de piedra de toque mediante la que podemos examinar cada sistema en esta especie de filosofia. Por la semejanza de las acciones externas de los animales con las que nosotros realizamos juzgamos que sus acciones internas se asemejan a las nuestras, y el mismo principio de razonamiento llevado un poco más adelante nos hará concluir que, dado que nuestras acciones internas se asemejan entre sí, las causas de las que se derivan deben ser también semejantes. Cuando una hipótesis, pues, se presenta para explicar una actividad mental que es común a los hombres y a los animales, debemos aplicar la misma hipótesis a ambos, y como toda hipótesis verdadera soportará esta prueba, me atrevo a afirmar que ninguna falsa será capaz de sufrirla. El defecto común de los sistemas que los filósofos han empleado para explicar las acciones del espíritu es suponer una sutilidad y refinamiento tales del pensamiento, que no sólo exceden la capacidad de los animales, sino también la de los niños y la de las gentes sencillas en nuestra propia especie, que son, sin embargo, susceptibles de las mismas afecciones y emociones que las personas del más grande talento y entendimiento. Una sutilidad tal es una prueba clara de la falsedad de cualquier sistema, lo mismo que la simplicidad lo es de su verdad. |
Let us therefore put our present system concerning the nature of the understanding to this decisive trial, and see whether it will equally account for the reasonings of beasts as for these of the human species. | Por consiguiente, sometamos nuestro sistema presente, relativo a la naturaleza del entendimiento, a esta prueba decisiva y veamos si explica igualmente los razonamientos de los animales que los de los seres humanos. |
Here we must make a distinction betwixt those actions of animals, which are of a vulgar nature, and seem to be on a level with their common capacities, and those more extraordinary instances of sagacity, which they sometimes discover for their own preservation, and the propagation of their species. A dog, that avoids fire and precipices, that shuns strangers, and caresses his master, affords us an instance of the first kind. A bird, that chooses with such care and nicety the place and materials of her nest, and sits upon her eggs for a due time, and in suitable season, with all the precaution that a chymist is capable of in the most delicate projection, furnishes us with a lively instance of the second. | Debemos hacer aquí una distinción entre las acciones de los animales que son corrientes y parecen hallarse en el nivel de sus capacidades medias y los casos más extraordinarios de sagacidad que revelan a veces en su propia conservación y propagación de su especie. Un perro que evita el fuego y los precipicios, que huye de los extraños y acaricia a su dueño nos proporciona un ejemplo del primer caso. Un pájaro que escoge con mucho cuidado y finura el lugar y los materiales de su nido y pone sus huevos en el tiempo debido y en la estación conveniente, con todas las precauciones de que un químico es capaz en sus planes más delicados, nos proporciona un ejemplo notable del segundo. |
As to the former actions, I assert they proceed from a reasoning, that is not in itself different, nor founded on different principles, from that which appears in human nature. It is necessary in the first place, that there be some impression immediately present to their memory or senses, in order to be the foundation of their judgment. From the tone of voice the dog infers his masters anger, and foresees his own punishment. From a certain sensation affecting his smell, he judges his game not to be far distant from him. | En cuanto a las primeras acciones, afirmo que proceden de un razonamiento que no es diferente en sí mismo ni fundamentado en principios diferentes que el que aparece en la naturaleza humana. Es necesario, en primer lugar, que exista una impresión inmediatamente presente a su memoria o sentidos para constituir el fundamento de su juicio. Por el tono de la voz el perro infiere la cólera de su dueño y prevé su castigo. Por una cierta sensación, que afecta a su olfato, juzga que la caza no está lejos de él. |
Secondly, The inference he draws from the present impression is built on experience, and on his observation of the conjunction of objects in past instances. As you vary this experience, he varies his reasoning. Make a beating follow upon one sign or motion for some time, and afterwards upon another; and he will successively draw different conclusions, according to his most recent experience. | Segundo: la inferencia que hace partiendo de la impresión presente se basa en la experiencia y en su observación del enlace de los objetos en casos pasados. Del mismo modo que se varía esta experiencia se varía este razonamiento. Haced que un golpe siga unas veces a una señal y otras veces a otra, y sacará sucesivamente diferentes conclusiones según su experiencia más reciente. |
Now let any philosopher make a trial, and endeavour to explain that act of the mind, which we call BELIEF, and give an account of the principles, from which it is derivd, independent of the influence of custom on the imagination, and let his hypothesis be equally applicable to beasts as to the human species; and after he has done this, I promise to embrace his opinion. But at the same time I demand as an equitable condition, that if my system be the only one, which can answer to all these terms, it may be receivd as entirely satisfactory and convincing. And that it is the only one, is evident almost without any reasoning. Beasts certainly never perceive any real connexion among objects. It is therefore by experience they infer one from another. They can never by any arguments form a general conclusion, that those objects, of which they have had no experience, resemble those of which they have. It is therefore by means of custom alone, that experience operates upon them. All this was sufficiently evident with respect to man. But with respect to beasts there cannot be the least suspicion of mistake; which must be ownd to be a strong confirmation, or rather an invincible proof of my system. | Ahora bien; que un filósofo haga un ensayo y trate de explicar este acto del espíritu que llamamos creencia y dé de él una explicación, partiendo de los principios de que se deriva, independientemente de la influencia, de la costumbre y de la imaginación, y que su hipótesis sea aplicable igualmente a los animales que a los hombres; cuando haya hecho esto prometo admitir su opinión; pero al mismo tiempo exijo como condición equitativa que si mi sistema es el único que puede responder a todas estas cuestiones sea admitido como totalmente satisfactorio y convincente. Que es el único, es evidente casi sin razonamiento alguno. Los animales jamás perciben ciertamente una relación real entre los objetos; por consiguiente, infieren el uno del otro por experiencia. No pueden jamás hacer una conclusión general mediante argumentos, para probar que los objetos de los que no tienen experiencia se asemejan a aquellos de los que la tienen. Por lo tanto, tan sólo mediante la costumbre actúa sobre ellos la experiencia. Todo esto era suficientemente evidente con respecto al hombre. Con respecto a los animales no puede existir ni la más mínima sospecha de error, lo que debe estimarse como una rigurosa confirmación, o mejor como una prueba invencible de mi sistema. |
Nothing shews more the force of habit in reconciling us to any phaenomenoun, than this, that men are not astonished at the operations of their own reason, at the same time, that they admire the instinct of animals, and find a difficulty in explaining it, merely because it cannot be reducd tothe very same principles. To consider the matter aright, reason is nothing but a wonderful and unintelligible instinct in our souls, which carries us along a certain train of ideas, and endows them with particular qualities, according to their particular situations and relations. This instinct, it is true, arises from past observation and experience; but can any one give the ultimate reason, why past experience and observation produces such an effect, any more than why nature alone shoud produce it? Nature may certainly produce whatever can arise from habit: Nay, habit is nothing but one of the principles of nature, and derives all its force from that origin. | Nada prueba mejor la fuerza del hábito, para reconciliarnos con un fenómeno, que el hecho de que los hombres no se asombran de las actividades de su propia razón, mientras que admiran el instinto de los animales, y encuentran difícil su explicación por el mero motivo de que no puede reducirse a los mismos principios. Si consideramos la cuestión como es debido, la razón no es más que un instinto maravilloso e ininteligible de nuestras almas que nos lleva a lo largo de cierta serie de ideas y las dota de ciertas cualidades particulares según sus situaciones y relaciones especiales. Este instinto, es cierto, surge de la observación pasada y experiencia; pero ¿puede alguno dar la última razón de por qué la experiencia y observación pasadas producen un efecto tal y aun más de por qué la naturaleza sólo lo produce? La naturaleza puede ciertamente producir todo lo que surge del hábito, es más aún: el hábito no es más que uno de los principios de la naturaleza y deriva toda su fuerza de su origen.
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PART IV. OF THE SCEPTICAL AND OTHER SYSTEMS OF PHILOSOPHY. | Parte Cuarta Del sistema escéptico y de otros sistemas de filosofia |
SECT. I. OF SCEPTICISM WITH REGARD TO REASON. | Sección Primera Del escepticismo con respecto de la razón. |
In all demonstrative sciences the rules are certain and infallible; but when we apply them, our fallible said uncertain faculties are very apt to depart from them, and fall into error. We must, therefore, in every reasoning form a new judgment, as a check or controul on our first judgment or belief; and must enlarge our view to comprehend a kind of history of all the instances, wherein our understanding has deceived us, compared with those, wherein its testimony was just and true. Our reason must be considered as a kind of cause, of which truth is the natural effect; but such-a-one as by the irruption of other causes, and by the inconstancy of our mental powers, may frequently be prevented. By this means all knowledge degenerates into probability; and this probability is greater or less, according to our experience of the veracity or deceitfulness of our understanding, and according to the simplicity or intricacy of the question. | En todas las ciencias demostrativas las reglas son ciertas e infalibles; pero cuando las aplicamos nuestras facultades falibles e inciertas se hallan muy propensas a apartarse de ellas y a caer en el error. Debemos, pues, en todo razonamiento hacer un nuevo juicio como un freno o verificación de nuestro primer juicio o creencia y debemos ampliar nuestra consideración hasta que comprenda una especie de historia de todos los casos en que nuestro entendimiento nos ha engañado comparados con aquellos en que su testimonio era exacto y verdadero. Nuestra razón debe considerarse como una especie de causa de la que es el efecto natural la verdad; pero una causa tal que por la irrupción de otras causas y por la inconstancia de nuestras facultades mentales puede quedar frecuentemente fuera de acción. Por esto, todo conocimiento degenera en probabilidad, y 112 esta probabilidad es mayor o menor según la veracidad o error de nuestro entendimiento y según la simplicidad o complicación de la cuestión. |
There is no Algebraist nor Mathematician so expert in his science, as to place entire confidence in any truth immediately upon his discovery of it, or regard it as any thing, but a were probability. Every time he runs over his proofs, his confidence encreases; but still more by the approbation of his friends; and is raised to its utmost perfection by the universal assent and applauses of the learned world. Now it is evident, that this gradual encrease of assurance is nothing but the addition of new probabilities, and is derived from the constant union of causes and effects, according to past experience and observation. | No existe ningún algebrista o matemático tan experto en su ciencia que tenga una confianza absoluta en una verdad que acaba de descubrir y no la considere como una mera probabilidad. Cada vez que recorre sus pruebas aumenta su confianza, pero aun más mediante la aprobación de sus amigos, y logra su más alto grado por el aplauso y asentimiento de las gentes cultas. Ahora bien; es evidente que este aumento gradual de la seguridad no es más que la adición de nuevas probabilidades y se deriva de la unión constante de causas y efectos según la experiencia pasada y la observación. |
In accompts of any length or importance, Merchants seldom trust to the infallible certainty of numbers for their security; but by the artificial structure of the accompts, produce a probability beyond what is derived from the skill and experience of the accomptant. For that is plainly of itself some degree of probability; though uncertain and variable, according to the degrees of his experience and length of the accompt. Now as none will maintain, that our assurance in a long numeration exceeds probability, I may safely affirm, that there scarce is any proposition concerning numbers, of which we can have a fuller security. For it is easily possible, by gradually diminishing the numbers, to reduce the longest series of addition to the most simple question, which can be formed, to an addition of two single numbers; and upon this supposition we shall find it impracticable to shew the precise limits of knowledge and of probability, or discover that particular number, at which the one ends and the other begins. But knowledge and probability are of such contrary and disagreeing natures, that they cannot well run insensibly into each other, and that because they will not divide, but must be either entirely present, or entirely absent. Besides, if any single addition were certain, every one would be so, and consequently the whole or total sum; unless the whole can be different from all its parts. I had almost said, that this was certain; but I reflect that it must reduce itself, as well as every other reasoning, and from knowledge degenerate into probability. | En cálculos de alguna longitud o importancia los comerciantes rara vez confían en la certeza infalible de los números para su seguridad, sino que por la estructura artificiosa de los cálculos producen una probabilidad que va más allá de la que se deriva de la habilidad y experiencia del calculador, pues esto es claramente por sí mismo un cierto grado de probabilidad, aunque incierto y variable según los grados de su experiencia y la longitud del cálculo. Ahora bien; como nadie mantendrá que nuestra seguridad en un largo cálculo excede a la probabilidad, afirmaré sin peligro que apenas hay una proposición relativa a los números de la que podamos tener una seguridad más plena; pues es muy posible reducir, por la disminución gradual de los números, las series más largas de una adición al problema más sencillo que podamos ponernos, a la adición de dos números, y partiendo de este supuesto encontraremos que es impracticable mostrar los límites precisos del conocimiento y la probabilidad o descubrir el número particular en el que el uno termina y la otra comienza. Sin embargo, el conocimiento y la probabilidad son de una naturaleza tan contraria y discordante, que no pueden pasar insensiblemente el uno a la otra, porque no pueden dividirse, sino que deben hallarse totalmente presentes o enteramente ausentes. Además, si una única adición fuese cierta, cada una lo sería, y en consecuencia lo sería también la suma total, a menos de que el todo fuese diferente de sus partes. Yo he dicho casi que esto era cierto; pero reflexiono y veo que puede reducirse por sí mismo al igual que todo otro razonamiento y de conocimiento pasar a ser probabilidad. |
Since therefore all knowledge resolves itself into probability, and becomes at last of the same nature with that evidence, which we employ in common life, we must now examine this latter species of reasoning, and see on what foundation it stands. | Por consiguiente, ya que todo conocimiento se resuelve en probabilidad y llega, en último término, a tener la misma naturaleza que la evidencia que empleamos en la vida común, debemos examinar ahora esta última especie de razonamiento y ver sobre qué fundamento se apoya. |
In every judgment, which we can form concerning probability, as well as concerning knowledge, we ought always to correct the first judgment, derived from the nature of the object, by another judgment, derived from the nature of the understanding. It is certain a man of solid sense and long experience ought to have, and usually has, a greater assurance in his opinions, than one that is foolish and ignorant, and that our sentiments have different degrees of authority, even with ourselves, in proportion to the degrees of our reason and experience. In the man of the best sense and longest experience, this authority is never entire; since even such-a-one must be conscious of many errors in the past, and must still dread the like for the future. Here then arises a new species of probability to correct and regulate the first, and fix its just standard and proportion. As demonstration is subject to the controul of probability, so is probability liable to a new correction by a reflex act of the mind, wherein the nature of our understanding, and our reasoning from the first probability become our objects. | En todo juicio que podamos hacer acerca de la probabilidad, lo mismo que acerca del conocimiento, podemos corregir nuestro primer juicio derivado de la naturaleza del objeto por otro juicio derivado de la naturaleza del entendimiento. Es cierto que un hombre de buen sentido y larga experiencia puede tener, y usualmente la tiene, una mayor seguridad en sus opiniones que otro que sea tonto e ignorante, y que nuestros sentimientos tienen diferentes grados de autoridad aun para nosotros mismos en relación con los grados de nuestro razonamiento y experiencia. En el hombre del mejor sentido y más larga experiencia esta autoridad no es jamás total, pues aun una persona tal debe ser consciente de muchos errores en el pasado y debe temerlos para el futuro. Aquí surge una nueva especie de probabilidad para corregir y regular la primera y fijar su criterio exacto y proporción. Del mismo modo que la demostración se halla sometida a la verificación de la probabilidad se halla sometida la probabilidad a una nueva corrección mediante un 1 acto reflejo del espíritu, en el que la naturaleza de nuestro entendimiento y nuestro razonamiento, que parte de la primera probabilidad, llegan a ser nuestros objetos de examen. |
Having thus found in every probability, beside the original uncertainty inherent in the subject, a new uncertainty derived from the weakness of that faculty, which judges, and having adjusted these two together, we are obliged by our reason to add a new doubt derived from the possibility of error in the estimation we make of the truth and fidelity of our faculties. This is a doubt, which immediately occurs to us, and of which, if we would closely pursue our reason, we cannot avoid giving a decision. But this decision, though it should be favourable to our preceding judgment, being founded only on probability, must weaken still further our first evidence, and must itself be weakened by a fourth doubt of the same kind, and so on in infinitum: till at last there remain nothing of the original probability, however great we may suppose it to have been, and however small the diminution by every new uncertainty. No finite object can subsist under a decrease repeated IN INFINITUM; and even the vastest quantity, which can enter into human imagination, must in this manner be reduced to nothing. Let our first belief be never so strong, it must infallibly perish by passing through so many new examinations, of which each diminishes somewhat of its force and vigour. When I reflect on the natural fallibility of my judgment, I have less confidence in my opinions, than when I only consider the objects concerning which I reason; and when I proceed still farther, to turn the scrutiny against every successive estimation I make of my faculties, all the rules of logic require a continual diminution, and at last a total extinction of belief and evidence. | Habiendo descubierto así en cada probabilidad, además de la incertidumbre original inherente al asunto, una nueva incertidumbre derivada de la debilidad de la facultad que juzga, y habiendo acoplado estas dos entre sí, nos vemos obligados por nuestra razón a añadir una nueva duda derivada de la posibilidad de error en nuestra estimación de la fidelidad y verdad de nuestras facultades. Esta es una duda que inmediatamente se nos presenta y la que si seguimos estrictamente nuestra razón no podemos evitar más que mediante una decisión; pero esta decisión, aunque pueda ser favorable a nuestro juicio precedente, como se halla fundada tan sólo sobre la probabilidad, debe debilitar aun más nuestra primera evidencia y debe ser a su vez debilitada por una cuarta duda del mismo género, y así al infinito hasta que, por último, no quede nada de la probabilidad original, tan grande como supongamos que ésta haya sido y tan pequeña como la disminución producida por cada nueva incertidumbre sea. Ningún objeto finito puede subsistir con una disminución repetida al infinito, y aun la más grande cantidad que pueda concebir la imaginación humana debe de este modo quedar reducida a nada. Si nuestra primera creencia no es, tan fuerte, debe perecer infaliblemente pasando a través de tantos nuevos exámenes, cada uno de los cuales disminuye en algo su fuerza y vigor. Cuando yo reflexiono sobre la falibilidad de mi juicio tengo menos confianza en mis opiniones que cuando considero los objetos acerca de los que yo razono, y cuando voy aun más lejos, dirigiendo mi indagación hacia cada estimación sucesiva de mis facultades, todas las reglas de la lógica requieren una disminución continua y, como consecuencia última, la total extinción de la creencia y la evidencia. |
Should it here be asked me, whether I sincerely assent to this argument, which I seem to take such pains to inculcate, and whether I be really one of those sceptics, who hold that all is uncertain, and that our judgment is not in any thing possest of any measures of truth and falshood; I should reply, that this question is entirely superfluous, and that neither I, nor any other person was ever sincerely and constantly of that opinion. Nature, by an absolute and uncontroulable necessity has determined us to judge as well as to breathe and feel; nor can we any more forbear viewing certain objects in a stronger and fuller light, upon account of their customary connexion with a present impression, than we can hinder ourselves from thinking as long, as we are awake, or seeing the surrounding bodies, when we turn our eyes towards them in broad sunshine. Whoever has taken the pains to refute the cavils of this total scepticism, has really disputed without an antagonist, and endeavoured by arguments to establish a faculty, which nature has antecedently implanted in the mind, and rendered unavoidable. | Si se me preguntase aquí si asiento sinceramente a este argumento, que parece me tomo tanto trabajo para inculcar en los otros, y si yo soy realmente uno de los escépticos que tienen todo por incierto y que nuestro juicio no posee ninguna medida de verdad o falsedad en ninguna cuestión, replicaré que este problema es enteramente superfluo y que ni yo ni ninguna otra persona mantuvo sincera y constantemente esta opinión. La naturaleza, por una necesidad absoluta e inverificable, nos ha llevado a juzgar lo mismo que a respirar y a sentir, y no podemos evitar el considerar a ciertos objetos con mayor o menor seguridad por razón de su enlace habitual con una impresión presente que el ver los cuerpos que nos rodean cuando dirigimos los ojos hacia ellos en pleno sol. Todo aquel que se ha tomado el trabajo de refutar las cavilaciones de este escepticismo total ha luchado sin tener un enemigo y ha tratado de establecer por argumentos una facultad que ha sido ya antes implantada en el espíritu y hecha inevitable. |
My intention then in displaying so carefully the arguments of that fantastic sect, is only to make the reader sensible of the truth of my hypothesis, that all our reasonings concerning causes and effects are derived from nothing but custom; and that belief is more properly an act of the sensitive, than of the cogitative part of our natures. I have here proved, that the very same principles, which make us form a decision upon any subject, and correct that decision by the consideration of our genius and capacity, and of the situation of our mind, when we examined that subject; I say, I have proved, that these same principles, when carryed farther, and applied to every new reflex judgment, must, by continually diminishing the original evidence, at last reduce it to nothing, and utterly subvert all belief and opinion. If belief, therefore, were a simple act of the thought, without any peculiar manner of conception, or the addition of a force and vivacity, it must infallibly destroy itself, and in every case terminate in a total suspense of judgment. But as experience will sufficiently convince any one, who thinks it worth while to try, that though he can find no error in the foregoing arguments, yet he still continues to believe, and think, and reason as usual, he may safely conclude, that his reasoning and belief is some sensation or peculiar manner of conception, which it is impossible for mere ideas and reflections to destroy. | Mi intención, pues, al exponer tan cuidadosamente los argumentos de esta secta fantástica, es tan sólo hacer al lector más sensible a la verdad de mi hipótesis de que todos nuestros razonamientos relativos a las causas y efectos no se derivan más que del hábito y que la creencia es más exactamente un acto de la parte sensitiva que de la cogitativa de nuestra naturaleza. He probado aquí que los mismos principios que nos hacen tomar una decisión sobre un asunto y corregir esta decisión por la consideración de nuestro talento y capacidad y por la situación de nuestro espíritu cuando examinamos el asunto, cuando son llevados más lejos y se aplican a todo nuevo juicio reflejo deben, disminuyendo continuamente la evidencia original, reducirla a nada y destruir totalmente 114 toda creencia y opinión. Si la creencia, pues, fuese un simple acto del pensamiento sin una modalidad peculiar de concepción y la adición de fuerza y vivacidad, se destruiría infaliblemente a sí misma y terminaría, en todo caso, en la suspensión total de todo juicio; pero como la experiencia convencerá suficientemente a todo el mundo que piense que merece la pena de hacer la prueba, que aunque no puede hallar error en los precedentes argumentos continúa creyendo, pensando y razonando del modo acostumbrado, se puede concluir con seguridad que este razonamiento y creencia es la misma sensación o manera peculiar de concepción que es imposible destruir por meras ideas o reflexiones. |
But here, perhaps, it may be demanded, how it happens, even upon my hypothesis, that these arguments above-explained produce not a total suspense of judgment, and after what manner the mind ever retains a degree of assurance in any subject? For as these new probabilities, which by their repetition perpetually diminish the original evidence, are founded on the very same principles, whether of thought or sensation, as the primary judgment, it may seem unavoidable, that in either case they must equally subvert it, and by the opposition, either of contrary thoughts or sensations, reduce the mind to a total uncertainty. I suppose, there is some question proposed to me, and that after revolving over the impressions of my memory and senses, and carrying my thoughts from them to such objects, as are commonly conjoined with them, I feel a stronger and more forcible conception on the one side, than on the other. This strong conception forms my first decision. I suppose, that afterwards I examine my judgment itself, and observing from experience, that it is sometimes just and sometimes erroneous, I consider it as regulated by contrary principles or causes, of which some lead to truth, and some to error; and in ballancing these contrary causes, I diminish by a new probability the assurance of my first decision. This new probability is liable to the same diminution as the foregoing, and so on, IN INFINITUM. It is therefore demanded, how it happens, that even after all we retain a degree of belief, which is sufficient for our purpose, either in philosophy or common life. | Aquí quizá puede preguntarse cómo sucede que, aun basándose en mi hipótesis, los argumentos antes explicados no producen una suspensión total del juicio, y de qué manera el espíritu conserva un cierto grado de seguridad en algún asunto, pues como estas nuevas probabilidades, que, por su repetición, disminuyen continuamente la evidencia original, se fundan en los mismos principios (del pensamiento o la sensación) que el juicio primario, parece inevitable que en ambos casos lo destruyan y que por la oposición de pensamientos contrarios o sensaciones lleven al espíritu a una incertidumbre total. Supongo que se me propone una cuestión y que después de resolverla basándome en las impresiones de mi memoria y sentidos y llevando mi pensamiento de ellas a los objetos que se hallan más corrientemente enlazados con las mismas experimento una concepción de más fuerza en un sentido que en otro. Esta concepción fuerte constituye mi primera decisión. Supongo que después examino mi propio juicio, y observando por experiencia que es a veces exacto y a veces erróneo, lo considero como regulado por principios contrarios o causas, de las cuales unas llevan a la verdad y otras al error, y pesando estas causas contrarias disminuyo por una nueva probabilidad la seguridad de mi primera decisión. Esta nueva probabilidad se halla sometida a la misma disminución que la precedente, y así al infinito. Se pregunta, pues, ¿cómo sucede que aun después de todo esto nos queda un cierto grado de creencia que es suficiente para nuestros propósitos, tanto en la filosofia como en la vida común? |
I answer, that after the first and second decision; as the action of the mind becomes forced and unnatural, and the ideas faint and obscure; though the principles of judgment, and the ballancing of opposite causes be the same as at the very beginning; yet their influence on the imagination, and the vigour they add to, or diminish from the thought, is by no means equal. Where the mind reaches not its objects with easiness and facility, the same principles have not the same effect as in a more natural conception of the ideas; nor does the imagination feel a sensation, which holds any proportion with that which arises from its common judgments and opinions. The attention is on the stretch: The posture of the mind is uneasy; and the spirits being diverted from their natural course, are not governed in their movements by the same laws, at least not to the same degree, as when they flow in their usual channel. | Respondo a esto que después de la primera y segunda decisión, como la acción del espíritu se hace forzada y no natural y las ideas débiles y obscuras, aunque el principio del juicio y la estimación de las causas opuestas sean los mismos que en un comienzo, su influencia en la imaginación y el vigor que aportan o quitan al pensamiento no son de ningún modo los mismos. Cuando el espíritu no alcanza sus objetos con comodidad y facilidad, los mismos principios no tienen los mismos efectos que en una concepción más natural de las ideas ni experimentará la imaginación una sensación que esté en proporción con la que surge de sus juicios y opiniones corrientes. La atención está forzada, la postura del espíritu es incómoda, y los espíritus animales, hallándose apartados de su curso natural, no se rigen en sus movimientos por las mismas leyes o al menos no en el mismo grado que cuando fluyen por su camino usual. |
If we desire similar instances, it will not be very difficult to find them. The present subject of metaphysics will supply us abundantly. The same argument, which would have been esteemed convincing in a reasoning concerning history or politics, has little or no influence in these abstruser subjects, even though it be perfectly comprehended; and that because there is required a study and an effort of thought, in order to its being comprehended: And this effort of thought disturbs the operation of our sentiments, on which the belief depends. The case is the same in other subjects. The straining of the imagination always hinders the regular flowing of the passions and sentiments. A tragic poet, that would represent his heroes as very ingenious and witty in their misfortunes, would never touch the passions. As the emotions of the soul prevent any subtile reasoning and reflection, so these latter actions of the mind are equally prejudicial to the former. The mind, as well as the body, seems to be endowed with a certain precise degree of force and activity, which it never employs in one action, but at the expense of all the rest. This is more evidently true, where the actions are of quite different natures; since in that case the force of the mind is not only diverted, but even the disposition changed, so as to render us incapable of a sudden transition from one action to the other, and still more of performing both at once. No wonder, then, the conviction, which arises from a subtile reasoning, diminishes in proportion to the efforts, which the imagination makes to enter into the reasoning, and to conceive it in all its parts. Belief, being a lively conception, can never be entire, where it is not founded on something natural and easy. | Si queremos casos semejantes no será muy difícil hallarlos. El presente asunto de metafisica nos los proporcionará abundantemente. El mismo argumento que se estima convincente en un razonamiento relativo a la historia o la política tiene una pequeña influencia o ninguna en estos asuntos más obscuros, aunque sea perfectamente comprendido, y esto porque se requiere en ellos un estudio y un esfuerzo del pensamiento para su comprensión, y este esfuerzo del pensamiento perturba la actuación de nuestros sentimientos, de los que depende la creencia. Sucede lo mismo en otros asuntos. El esfuerzo de la imaginación impide siempre el curso natural de las pasiones y sentimientos. El poeta trágico que quiere presentar sus héroes como ingeniosos y graciosos en sus desgracias no debe jamás tocar a las pasiones. Del mismo modo que las emociones del alma impiden un razonamiento o reflexión sutil, estas últimas actividades del espíritu son de un modo igual perjudiciales a las primeras. El espíritu, lo mismo que el cuerpo, parece hallarse dotado de un cierto grado determinado de fuerza y actividad que jamás emplea en una acción más que a expensas de todas las restantes. Esta es una verdad más evidente cuando las acciones son de naturaleza muy diferente, ya que en este caso la fuerza del espíritu no sólo se halla diseminada, sino que la disposición cambia de manera que nos hace incapaces de un tránsito repentino de una acción a otra y aun más de realizar dos al mismo tiempo. No es de maravillar, pues, que la convicción que surge de un razonamiento sutil disminuya en proporción de los esfuerzos que la imaginación hace para penetrar en el razonamiento y para concebirlo en todas sus partes. La creencia siendo una concepción vivaz, no puede ser jamás total cuando no se funda en algo natural y cómodo. |
This I take to be the true state of the question, and cannot approve of that expeditious way, which some take with the sceptics, to reject at once all their arguments without enquiry or examination. If the sceptical reasonings be strong, say they, it is a proof, that reason may have some force and authority: if weak, they can never be sufficient to invalidate all the conclusions of our understanding. This argument is not just; because the sceptical reasonings, were it possible for them to exist, and were they not destroyed by their subtility, would be successively both strong and weak, according to the successive dispositions of the mind. Reason first appears in possession of the throne, prescribing laws, and imposing maxims, with an absolute sway and authority. Her enemy, therefore, is obliged to take shelter under her protection, and by making use of rational arguments to prove the fallaciousness and imbecility of reason, produces, in a manner, a patent under her band and seal. This patent has at first an authority, proportioned to the present and immediate authority of reason, from which it is derived. But as it is supposed to be contradictory to reason, it gradually diminishes the force of that governing power and its own at the same time; till at last they both vanish away into nothing, by a regulax and just diminution. The sceptical and dogmatical reasons are of the same kind, though contrary in their operation and tendency; so that where the latter is strong, it has an enemy of equal force in the former to encounter; and as their forces were at first equal, they still continue so, as long as either of them subsists; nor does one of them lose any force in the contest, without taking as much from its antagonist. It is happy, therefore, that nature breaks the force of all sceptical arguments in time, and keeps them from having any considerable influence on the understanding. Were we to trust entirely to their self-destruction, that can never take place, until they have first subverted all conviction, and have totally destroyed human reason. | Considero esto como el verdadero planteamiento de la cuestión y no puedo aprobar el procedimiento expeditivo que algunos adoptan ante los escépticos, rechazando de una vez sus argumentos sin investigarlos ni examinarlos. Si el razonamiento escéptico es poderoso, dicen, es una prueba de que la razón puede tener alguna fuerza y autoridad; si es débil, no puede nunca ser suficiente para quitar validez a todas las conclusiones de nuestro entendimiento. Este argumento no es exacto, porque si el razonamiento escéptico pudiese existir y no fuese destruido por su sutilidad sería sucesivamente fuerte y débil según las disposiciones sucesivas del espíritu. La razón aparece primeramente en posesión del trono dando leyes e imponiendo máximas con un dominio y autoridad absolutos. Su enemigo, pues, se ve obligado a buscar refugio bajo su protección, y haciendo uso de argumentos racionales para probar la incapacidad y debilidad de la razón produce en cierto modo una patente de su mano y sello. Esta patente tiene al principio una autoridad proporcionada a la autoridad presente e inmediata de la razón, de la que se deriva; pero como se supone que es contradictoria con la razón, disminuye gradualmente la fuerza del poder gobernante y la suya al mismo tiempo, hasta que, por último, ambos se desvanecen en la nada mediante una disminución regular y exacta. Los razonamientos escépticos y dogmáticos son del mismo género, aunque contrarios en su actuación y tendencia; de modo que cuando el último es fuerte tiene un enemigo con que encontrarse de igual fuerza en el primero, y como sus fuerzas eran en un principio iguales, lo continúan siendo aún mientras alguno de ellos subsiste. No puede uno de ellos perder fuerza alguna en la contienda sin tomar otra tanta de su antagonista. Felizmente, pues, la naturaleza destruye a tiempo la fuerza de todo argumento escéptico y le impide tener una influencia considerable sobre el entendimiento. Si confiásemos enteramente en la destrucción de estos argumentos por sí mismos, ésta no podría tener lugar hasta que primeramente se hubiera destruido toda convicción y se hubiera aniquilado totalmente la razón humana.
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SECT. II. OF SCEPTICISM WITH REGARD TO THE SENSES. | Sección II Del escepticismo con respecto a los sentidos. |
Thus the sceptic still continues to reason and believe, even though be asserts, that he cannot defend his reason by reason; and by the same rule he must assent to the principle concerning the existence of body, though he cannot pretend by any arguments of philosophy to maintain its veracity. Nature has not left this to his choice, and has doubtless, esteemed it an affair of too great importance to be trusted to our uncertain reasonings and speculations. We may well ask, What causes induce us to believe in the existence of body? but it is in vain to ask, Whether there be body or not? That is a point, which we must take for granted in all our reasonings. | 1 Así, el escéptico continúa razonando y creyendo, aun cuando afirma que no puede defender su razón por la razón, y por la misma regla debe asentir al principio relativo a la existencia de los cuerpos, aunque no pueda pretender, mediante argumentos filosóficos, mantener su veracidad. La naturaleza no ha dejado esto a su elección y ha estimado sin duda alguna que era un asunto de demasiada importancia para confiarlo a nuestros razonamientos y especulaciones inciertas. Podemos preguntarnos: ¿Qué causas nos inducen a creer en la existencia de los cuerpos? Pero es en vano preguntarse: ¿Existen o no cuerpos? Esto es un punto que debemos aceptar como seguro en todos nuestros razonamientos. |
The subject, then, of our present enquiry is concerning the causes which induce us to believe in the existence of body: And my reasonings on this head I shall begin with a distinction, which at first sight may seem superfluous, but which will contribute very much to the perfect understanding of what follows. We ought to examine apart those two questions, which are commonly confounded together, viz. Why we attribute a continued existence to objects, even when they are not present to the senses; and why we suppose them to have an existence DISTINCT from the mind and perception. Under this last head I comprehend their situation as well as relations, their external position as well as the independence of their existence and operation. These two questions concerning the continued and distinct existence of body are intimately connected together. For if the objects of our senses continue to exist, even when they are not perceived, their existence is of course independent of and distinct from the perception: and vice versa, if their existence be independent of the perception and distinct from it, they must continue to exist, even though they be not perceived. But though the decision of the one question decides the other; yet that we may the more easily discover the principles of human nature, from whence the decision arises, we shall carry along with us this distinction, and shall consider, whether it be the senses, reason, or the imagination, that produces the opinion of a continued or of a distinct existence. These are the only questions, that are intelligible on the present subject. For as to the notion of external existence, when taken for something specially different from our perceptions [Part. II. Sect. 6.], we have already shewn its absurdity. | El asunto de nuestra investigación presente son, pues, las causas que nos inducen a creer en la existencia de los cuerpos, y mis razonamientos acerca de ello comenzarán con una distinción que a primera vista puede parecer superflua, pero que contribuirá mucho a la clara inteligencia de lo que sigue. Debemos examinar aparte dos cuestiones que corrientemente se confunden, a saber: por qué atribuimos una existencia continua a los objetos, aun cuando no se hallan presentes a los sentidos, y por qué suponemos que tienen una existencia distinta de la del espíritu y la percepción. Bajo el último epígrafe comprendo tanto su situación como sus relaciones, tanto su posición externa como la independencia de su existencia y actuación. Estas dos cuestiones, relativas a la existencia continua y distinta de los cuerpos, se hallan íntimamente enlazadas entre sí, pues si los objetos de nuestros sentidos continúan existiendo aun cuando no son percibidos, su existencia es, por consiguiente, independiente y diferente de la percepción, y, por el contrario, si su existencia es independiente de la percepción y diferente de ella, deben continuar existiendo aun cuando no sean percibidos. Sin embargo, aunque la decisión de una cuestión trae consigo la de la otra, para que podamos descubrir más fácilmente los principios de la naturaleza humana, de los cuales surge la decisión, debemos tener presente esta distinción y consideraremos si son los sentidos, la razón o la imaginación los que producen la opinión de una existencia continuada o diferente. Estas son las únicas cuestiones que son inteligibles en el presente asunto; pues en cuanto a la noción de la existencia externa, cuando se la toma como algo específicamente diferente de nuestras percepciones, hemos mostrado ya que es un absurdo (30). |
To begin with the SENSES, it is evident these faculties are incapable of giving rise to the notion of the continued existence of their objects, after they no longer appear to the senses. For that is a contradiction in terms, and suppose that the senses continue to operate, even after they have ceased all manner of operation. These faculties, therefore, if they have any influence in the present case, must produce the opinion of a distinct, not of a continued existence; and in order to that, must present their impressions either as images and representations, or as these very distinct and external existences. | Comenzando con los sentidos, es evidente que estas facultades son incapaces de dar lugar a la noción de la existencia continuada de los objetos después que dejan de presentarse a ellos, pues es una contradicción en los términos y supone que los sentidos continúan actuando aun después de haber cesado absolutamente en su actividad. Estas facultades, pues, si tienen alguna influencia, en el caso presente deben producir la opinión de una existencia distinta, pero no continua, y para esto deben presentar sus impresiones como imágenes y representaciones o como existencias externas y distintas. |
That our senses offer not their impressions as the images of something distinct, or independent, and external, is evident; because they convey to us nothing but a single perception, and never give us the least intimation of any thing beyond. A single perception can never produce the idea of a double existence, but by some inference either of the reason or imagination. When the mind looks farther than what immediately appears to it, its conclusions can never be put to the account of the senses; and it certainly looks farther, when from a single perception it infers a double existence, and supposes the relations of resemblance and causation betwixt them. | Que nuestros sentidos no nos ofrecen estas impresiones como imágenes de algo distinto independiente y externo es evidente, porque no nos proporcionan más que una percepción única y no nos dan jamás la más mínima indicación de algo más allá de ella. Una percepción única jamás puede producir la idea de una doble existencia más que mediante alguna inferencia de la razón o la imaginación. Cuando el espíritu se dirige más allá de lo que inmediatamente se le aparece no se puede dar razón de sus conclusiones por los sentidos y se dirige más allá, ciertamente, cuando partiendo de una única percepción 1 infiere una doble existencia y supone relaciones de semejanza y causalidad entre sus dos términos. |
If our senses, therefore, suggest any idea of distinct existences, they must convey the impressions as those very existences, by a kind of fallacy and illusion. Upon this bead we may observe, that all sensations are felt by the mind, such as they really are, and that when we doubt, whether they present themselves as distinct objects, or as mere impressions, the difficulty is not concerning their nature, but concerning their relations and situation. Now if the senses presented our impressions as external to, and independent of ourselves, both the objects and ourselves must be obvious to our senses, otherwise they coued not be compared by these faculties. The difficulty, then, is how fax we are ourselves the objects of our senses. | Si nuestros sentidos, pues, sugieren alguna idea de existencias distintas deben presentarnos las impresiones como estas existencias por una especie de engaño o ilusión. Acerca de esto podemos observar que todas las sensaciones son sentidas por el espíritu tal como realmente son, y que cuando dudamos de si se presentan como objetos distintos o como meras impresiones la dificultad no se refiere a su naturaleza, sino a sus relaciones y situación. Ahora bien; si los sentidos nos presentasen nuestras impresiones como externas o independientes de nosotros, tanto nosotros como los objetos debiéramos ser manifiestos para nuestros sentidos, pues de otro modo no podríamos ser comparados por estas facultades. La dificultad, pues, consiste en saber hasta qué punto somos nosotros mismos los objetos de nuestros sentidos. |
It is certain there is no question in philosophy more abstruse than that concerning identity, and the nature of the uniting principle, which constitutes a person. So far from being able by our senses merely to determine this question, we must have recourse to the most profound metaphysics to give a satisfactory answer to it; and in common life it is evident these ideas of self and person are never very fixed nor determinate. It is absurd, therefore, to imagine the senses can ever distinguish betwixt ourselves and external objects. | Es cierto que no existe cuestión alguna en la filosofía más abstrusa que la relativa a la identidad y naturaleza del principio unificador que constituye una persona. Hallándonos muy lejos de poder resolver esta cuestión meramente por nuestros sentidos, debemos recurrir a la metafisica más profunda para darle una respuesta satisfactoria, y en la vida común es evidente que las ideas de yo y persona no se encuentran jamás ni fijadas ni determinadas. Es absurdo, pues, imaginar que los sentidos puedan distinguir entre nosotros y los objetos externos. |
Add to this, that every impression, external and internal, passions, affections, sensations, pains and pleasures, are originally on the same footing; and that whatever other differences we may observe among them, they appear, all of them, in their true colours, as impressions or perceptions. And indeed, if we consider the matter aright, it is scarce possible it should be otherwise, nor is it conceivable that our senses should be more capable of deceiving us in the situation and relations, than in the nature of our impressions. For since all actions and sensations of the mind are known to us by consciousness, they must necessarily appear in every particular what they are, and be what they appear. Every thing that enters the mind, being in reality a perception, it is impossible any thing should to feeling appear different. This were to suppose, that even where we are most intimately conscious, we might be mistaken. | Añádase a esto que toda impresión, externa e interna, pasiones, afecciones, sensaciones, dolores y placeres se hallan originariamente en el mismo plano y que cualesquiera que sean las diferencias que podamos observar entre ellos, aparecen en su verdadero aspecto como impresiones o percepciones. De hecho, si consideramos el asunto como es debido, apenas es posible que pueda suceder de otro modo, y no es concebible que nuestros sentidos sean más capaces de engañarnos en la situación y relaciones que en la naturaleza de nuestras impresiones, pues ya que todas las acciones y sensaciones del espíritu nos son conocidas por la conciencia deben aparecer necesariamente en toda particularidad lo que son y ser como aparecen. Todo lo que penetra en el espíritu, siendo en realidad una percepción, es imposible que aparezca diferente al sentimiento. Esto sería suponer que aun cuando somos más íntimamente conscientes podemos equivocarnos. |
But not to lose time in examining, whether it is possible for our senses to deceive us, and represent our perceptions as distinct from ourselves, that is as external to and independent of us; let us consider whether they really do so, and whether this error proceeds from an immediate sensation, or from some other causes. | Sin embargo, para no perder tiempo examinando si es posible que nuestros sentidos nos engañen y nos presenten nuestras percepciones como distintas de nosotros mismos, es decir, como externas e independientes, consideremos que lo hacen así y si este error procede de una sensación inmediata o de otras causas. |
To begin with the question concerning EXTERNAL existence, it may perhaps be said, that setting aside the metaphysical question of the identity of a thinking substance, our own body evidently belongs to us; and as several impressions appear exterior to the body, we suppose them also exterior to ourselves. The paper, on which I write at present, is beyond my hand. The table is beyond the paper. The walls of the chamber beyond the table. And in casting my eye towards the window, I perceive a great extent of fields and buildings beyond my chamber. From all this it may be infered, that no other faculty is required, beside the senses, to convince us of the external existence of body. But to prevent this inference, we need only weigh the three following considerations. First, That, properly speaking, it is not our body we perceive, when we regard our limbs and members, but certain impressions, which enter by the senses; so that the ascribing a real and corporeal existence to these impressions, or to their objects, is an act of the mind as difficult to explain, as that which we examine at present. Secondly, Sounds, and tastes, and smelts, though commonly regarded by the mind as continued independent qualities, appear not to have any existence in extension, and consequently cannot appear to the senses as situated externally to the body. The reason, why we ascribe a place to them, shall be: considered afterwards. Thirdly, Even our sight informs us not of distance or outness (so to speak) immediately and without a certain reasoning and experience, as is acknowledged by the most rational philosophers. | Comenzando con la cuestión relativa a la existencia externa, puede decirse quizá, dejando a un lado la cuestión metafisica de la identidad de una substancia pensante, que nuestro propio cuerpo nos pertenece evidentemente, y como muchas impresiones aparecen exteriores a este cuerpo, suponemos que son exteriores a nosotros mismos. El papel sobre el que escribo en este momento se halla más allá de mi mano; la mesa está detrás del papel; las paredes del cuarto, más allá de la mesa, y dirigiendo mis ojos hacia la ventana percibo una gran extensión de campo y edificios más allá de mi cuarto. De todo esto puede inferirse que no se requiere otra facultad más que los sentidos para convencernos de la existencia externa de los cuerpos. Sin embargo, para hacer imposible esta inferencia necesitamos tan sólo tener en cuenta las tres siguientes consideraciones: 1 Primera. Propiamente hablando, no percibimos nuestro cuerpo cuando miramos nuestros miembros y partes, sino ciertas impresiones que nos dan nuestros sentidos; de modo que atribuir una existencia real y corporal a estas impresiones o a sus objetos es un acto del espíritu tan difícil de explicar como el que examinamos ahora. Segunda. Los sonidos, sabores y olores, aunque considerados por el espíritu como cualidades independientes continuas, no parecen tener una existencia en la extensión, y, por consiguiente, no pueden aparecerse a los sentidos como situadas externamente al cuerpo. La razón de por qué les atribuimos un lugar será considerada después(31). Tercera. Aun nuestra vista no nos informa de la distancia o externidad, por decirlo así, inmediatamente y sin un cierto razonamiento y experiencia, como es reconocido por los filósofos más sensatos. |
As to the independency of our perceptions on ourselves, this can never be an object of the senses; but any opinion we form concerning it, must be derived from experience and observation: And we shall see afterwards, that our conclusions from experience are far from being favourable to the doctrine of the independency of our perceptions. Mean while we may observe that when we talk of real distinct existences, we have commonly more in our eye their independency than external situation in place, and think an object has a sufficient reality, when its Being is uninterrupted, and independent of the incessant revolutions, which we are conscious of in ourselves. | En cuanto a la independencia de nuestras percepciones con respecto de nosotros mismos, esto no puede ser jamás objeto de los sentidos; pero cualquier opinión que nos formemos relativa a ello debe derivarse de la experiencia y la observación, y veremos después que nuestras conclusiones de la experiencia se hallan muy lejos de ser favorables a la doctrina de la independencia de nuestras percepciones. Por ahora podemos observar que cuando hablamos de existencias reales distintas tenemos presente a menudo más su independencia que la situación de lugar externa y pensamos que un objeto tiene una realidad suficiente cuando su ser no es interrumpido y es independiente de los cambios incesantes de que somos conscientes en nosotros mismos. |
Thus to resume what I have said concerning the senses; they give us no notion of continued existence, because they cannot operate beyond the extent, in which they really operate. They as little produce the opinion of a distinct existence, because they neither can offer it to the mind as represented, nor as original. To offer it as represented, they must present both an object and an image. To make it appear as original, they must convey a falshood; and this falshood must lie in the relations and situation: In order to which they must be able to compare the object with ourselves; and even in that case they do not, nor is it possible they should, deceive us. We may, therefore, conclude with certainty, that the opinion of a continued and of a distinct existence never arises from the senses. | Así, para resumir lo que he dicho con relación a los sentidos: no nos dan una noción de la existencia continua, porque no pueden actuar más allá de la esfera en que realmente actúan. Tampoco producen la concepción de una existencia distinta, porque no pueden ofrecérsela al espíritu ni como representada ni como original. Para ofrecerla como representada debían presentar un objeto y una imagen. Para hacerla aparecer como original debían sugerir una falsedad, y esta falsedad debía estar en las relaciones y situación, para lo que debían ser capaces de comparar el objeto con nosotros mismos, y aun en este caso no podrían engañarnos ni es posible que nos engañen. Podemos, por consiguiente, concluir con certeza que la opinión de una existencia continua y distinta no surge jamás de los sentidos. |
To confirm this we may observe, that there are three different kinds of impressions conveyed by the senses. The first are those of the figure, bulk, motion and solidity of bodies. The second those of colours, tastes, smells, sounds, heat and cold. The third are the pains and pleasures, that arise from the application of objects to our bodies, as by the cutting of our flesh with steel, and such like. Both philosophers and the vulgar suppose the first of these to have a distinct continued existence. The vulgar only regard the second as on the same footing. Both philosophers and the vulgar, again, esteem the third to be merely perceptions and consequently interrupted and dependent beings. | Para confirmar esto podemos observar que existen tres géneros diferentes en las impresiones de nuestros sentidos. El primero de éstos es el de la figura, volumen, movimiento y solidez de los cuerpos. El segundo, el de los colores, sabores, olores, sonidos, calor y frío. El tercero está constituido por los dolores y placeres que surgen de la aplicación de objetos a nuestro cuerpo, como el cortar nuestra carne con un arma blanca y cosas análogas. Tanto los filósofos como el vulgo suponen que el primer género tiene una existencia distinta y continua. El vulgo tan sólo supone que el segundo se halla en el mismo plano. Tanto los filósofos como el vulgo estiman también que el tercero se constituye tan sólo por percepciones y, por lo tanto, por seres discontinuos y dependientes. |
Now it is evident, that, whatever may be our philosophical opinion, colours, Sounds, heat and cold, as far as appears to the senses, exist after the same manner with motion and solidity, and that the difference we make betwixt them in this respect, arises not from the mere perception. So strong the prejudice for the distinct continued existence Of the former qualities, that when the contrary opinion is advanced by modern philosophers, people imagine they can almost refute it from their feeling and experience, and that their very senses contradict this philosophy. It is also evident, that colours, sounds, &c. are originally on the same footing with the pain that arises from steel, and pleasure that proceeds from a fire; and that the difference betwixt them is founded neither on perception nor reason, but on the imagination. For as they are confest to be, both of them, nothing but perceptions arising from the particular configurations and motions of the parts of body, wherein possibly can their difference consist? Upon the whole, then, we may conclude, that as far as the senses are judges, all perceptions are the same in the manner of their existence. | Ahora bien; es evidente que, cualquiera que pueda ser nuestra opinión filosófica, los colores, sonidos, calor y frío, en tanto que aparecen a los sentidos, existen de la misma manera que el movimiento y la solidez, y que la diferencia que hacemos entre ellos en este respecto no surge de la mera percepción. Tan fuerte es el prejuicio relativo a la existencia distinta y continua de las primeras cualidades, que cuando la opinión contraria se expone por los filósofos modernos las gentes se imaginan que casi pueden refutarla 1 partiendo de su sentimiento y experiencia y que sus mismos sentidos contradicen a esta filosofia. Es también evidente que los colores, sonidos, etc., se hallan originalmente en el mismo plano que el dolor que surge del arma blanca y el placer que procede de calentarse al fuego, y que la diferencia entre ellos no se funda ni en la percepción ni en la razón, sino en la imaginación, pues como se confiesa que son ambos tan sólo percepciones que surgen de las configuraciones y movimientos particulares de las partes de los cuerpos, ¿en qué puede más que en esto consistir su diferencia? En resumen, pues, podemos concluir que, en tanto que los sentidos son los jueces, todas las percepciones son lo mismo en cuanto a su modo de existencia. |
We may also observe in this instance of sounds and colours, that we can attribute a distinct continued existence to objects without ever consulting REASON, or weighing our opinions by any philosophical principles. And indeed, whatever convincing arguments philosophers may fancy they can produce to establish the belief of objects independent of the mind, it is obvious these arguments are known but to very few, and that it is not by them, that children, peasants, and the greatest part of mankind are induced to attribute objects to some impressions, and deny them to others. Accordingly we find, that all the conclusions, which the vulgar form on this head, are directly contrary to those, which are confirmed by philosophy. For philosophy informs us, that every thing, which appears to the mind, is nothing but a perception, and is interrupted, and dependent on the mind: whereas the vulgar confound perceptions and objects, and attribute a distinct continued existence to the very things they feel or see. This sentiment, then, as it is entirely unreasonable, must proceed from some other faculty than the understanding. To which we may add, that as long as we take our perceptions and objects to be the same, we can never infer the existence of the one from that of the other, nor form any argument from the relation of cause and effect; which is the only one that earl assure us of matter of fact. Even after we distinguish our perceptions from our objects, it will appear presently, that we are still incapable of reasoning from the existence of one to that of the other: So that upon the whole our reason neither does, nor is it possible it ever should, upon any supposition, give us an assurance of the continued and distinct existence of body. That opinion must be entirely owing to the IMAGINATION: which must now be the subject of our enquiry. | Se puede observar también, en el caso de los sonidos y colores, que podemos atribuir una existencia distinta y continua a los objetos sin consultar nuestra razón o pesar nuestras opiniones mediante principios filosóficos. De hecho, cualesquiera que sean los argumentos convincentes que los filósofos puedan imaginar para establecer la creencia en los objetos como independientes del espíritu, es manifiesto que estos argumentos son conocidos por muy poca gente y que no es precisamente por ellos por los que los niños, los aldeanos y la mayor parte del género humano es llevada a atribuir objetos a algunas impresiones y a negárselos a otras. De acuerdo con esto, hallamos que todas las conclusiones que el vulgo hace sobre este asunto son absolutamente contrarias a las que están confirmadas por la filosofía, pues la filosofía nos informa de que todo lo que aparece al espíritu no es más que una percepción y es discontinuo y dependiente del espíritu, mientras que el vulgo confunde percepciones y objetos y atribuye una existencia distinta y continua a las cosas que siente o ve. Este sentimiento, pues, como es totalmente irracional, debe proceder de una facultad diferente del entendimiento, a lo que podemos añadir que, mientras tomamos nuestras percepciones y objetos por lo mismo, no podemos jamás inferir la existencia de las unas partiendo de los otros ni establecer un argumento partiendo de la relación de causa y efecto, que es lo único que nos puede asegurar de un hecho. Aun después de distinguir nuestras percepciones de sus objetos resultará que somos todavía incapaces de razonar partiendo de la existencia de las unas para llegar a la de los otros; así que, en resumen, nuestra razón no nos da ni es posible que nos dé, sobre cualquier supuesto que se base, la seguridad de la existencia continua y distinta de los cuerpos. Esta opinión se debe totalmente a la imaginación, que será ahora el asunto de nuestra investigación. |
Since all impressions are internal and perishing existences, and appear as such, the notion of their distinct and continued existence must arise from a concurrence of some of their qualities with the qualities of the imagination, and since this notion does not extend to all of them, it must arise from certain qualities peculiar to some impressions. It will therefore be easy for us to discover these qualities by a comparison of the impressions, to which we attribute a distinct and continued existence, with those, which we regard as internal and perishing. | Ya que todas las impresiones son existencias internas y perecederas y aparecen como tales, la noción de su existencia distinta y continua debe surgir de la concurrencia de alguna de sus cualidades con las cualidades de la imaginación, y ya que esta noción no se extiende a todas ellas, debe surgir de ciertas cualidades peculiares a ciertas impresiones. Será fácil, por consiguiente, para nosotros descubrir estas cualidades por una comparación de las impresiones a que atribuimos una existencia distinta y continua con aquellas que consideramos como internas y perecederas. |
We may observe, then, that it is neither upon account of the involuntariness of certain impressions, as is commonly supposed, nor of their superior force and violence, that we attribute to them a reality, and continued existence, which we refuse to others, that are voluntary or feeble. For it is evident our pains and pleasures, our passions and affections, which we never suppose to have any existence beyond our perception, operate with greater violence, and are equally involuntary, as the impressions of figure and extension, colour and sound, which we suppose to be permanent beings. The heat of a fire, when moderate, is supposed to exist in the fire; but the pain, which it causes upon a near approach, is not taken to have any being, except in the perception. | Podemos observar, pues, que no es por razón del carácter involuntario de ciertas impresiones, como se supone corrientemente, ni de su fuerza y violencia superiores, por lo que les atribuimos la realidad y existencia continua que rehusamos a otras que son voluntarias o débiles, pues es evidente que nuestros dolores y placeres, nuestras pasiones y afecciones, que jamás suponemos que tienen una existencia más allá de nuestra percepción, actúan con mayor violencia y son tan involuntarias como las impresiones de figura y extensión, color y sonido, que suponemos son seres permanentes. El calor de un fuego, aunque sea moderado, se supone que existe en el fuego; pero el dolor que produce al aproximarse demasiado a él no se considera que tiene una existencia fuera de la percepción. |
These vulgar opinions, then, being rejected, we must search for some other hypothesis, by which we may discover those peculiar qualities in our impressions, which makes us attribute to them a distinct and continued existence. | Estas opiniones vulgares, pues, habiendo sido rechazadas, debemos buscar alguna otra hipótesis mediante la cual podamos descubrir las cualidades peculiares de nuestras impresiones que nos hacen atribuirlos una existencia distinta y continua. |
After a little examination, we shall find, that all those objects, to which we attribute a continued existence, have a peculiar constancy, which distinguishes them from the impressions, whose existence depends upon our perception. Those mountains, and houses, and trees, which lie at present under my eye, have always appeared to me in the same order; and when I lose sight of them by shutting my eyes or turning my head, I soon after find them return upon me without the least alteration. My bed and table, my books and papers, present themselves in the same uniform manner, and change not upon account of any interruption in my seeing or perceivilng them. This is the case with all the impressions, whose objects are supposed to have an external existence; and is the case with no other impressions, whether gentle or violent, voluntary or involuntary. | Después de un pequeño examen hallaremos que todos los objetos a los que atribuimos una existencia continua tienen una constancia peculiar que los distingue de las impresiones cuya existencia depende de nuestra percepción. Las montañas, ca sas y árboles que se hallan ahora ante mi vista me han aparecido siempre en el mismo orden, y cuando dejo de verlos cerrando los ojos o volviendo la cabeza, pronto los encuentro de nuevo presentándoseme sin la más mínima alteración. Mi cama y mesa, mis libros y papeles se presentan de la misma manera uniforme y no cambian por razón de una interrupción de mi visión o percepción de ellos. Esto sucede con todas las impresiones cuyos objetos se supone que tienen una existencia externa y no sucede con otras impresiones, ya sean débiles o violentas, voluntarias o involuntarias. |
This constancy, however, is not so perfect as not to admit of very considerable exceptions. Bodies often change their position and qualities, and after a little absence or interruption may become hardly knowable. But here it is observable, that even in these changes they preserve a coherence, and have a regular dependence on each other; which is the foundation of a kind of reasoning from causation, and produces the opinion of their continued existence. When I return to my chamber after an hour′s absence, I find not my fire in the same situation, in which I left it: But then I am accustomed in other instances to see a like alteration produced in a like time, whether I am present or absent, near or remote. This coherence, therefore, in their changes is one of the characteristics of external objects, as well as their constancy. | Esta constancia, sin embargo, no es tan perfecta que no admita excepciones muy considerables. Los cuerpos cambian frecuentemente su posición y cualidades, y después de una pequeña ausencia o interrupción pueden llegar a ser difícilmente recognoscibles. Sin embargo, se puede observar aquí que aun en estos cambios conservan su coherencia y dependen de un modo regular los unos de los otros, lo que constituye el fundamento de un género de razonamiento por causalidad y produce la opinión de su existencia continua. Cuando yo vuelvo a mi cuarto, después de una hora de ausencia, no encuentro el fuego de la chimenea en la misma situación que lo dejé; pero estoy acostumbrado a ver en otros casos una alteración igual producida en un tiempo igual a éste, ya me halle presente o ausente, cercano o remoto. Esta coherencia, pues, en el cambio es una de las características de los objetos externos como lo es su constancia. |
Having found that the opinion of the continued existence of body depends on the COHERENCE, and CONSTANCY of certain impressions, I now proceed to examine after what manner these qualities give rise to so extraordinary an opinion. To begin with the coherence; we may observe, that though those internal impressions, which we regard as fleeting and perishing, have also a certain coherence or regularity in their appearances, yet it is of somewhat a different nature, from that which we discover in bodies. Our passions are found by experience to have a mutual connexion with and dependence on each other; but on no occasion is it necessary to suppose, that they have existed and operated, when they were not perceived, in order to preserve the same dependence and connexion, of which we have had experience. The case is not the same with relation to external objects. Those require a continued existence, or otherwise lose, in a great measure, the regularity of their operation. I am here seated in my chamber with my face to the fire; and all the objects, that strike my senses, are contained in a few yards around me. My memory, indeed, informs me of the existence of many objects; but then this information extends not beyond their past existence, nor do either my senses or memory give any testimony to the continuance of their being. When therefore I am thus seated, and revolve over these thoughts, I hear on a sudden a noise as of a door turning upon its hinges; and a little after see a porter, who advances towards me. This gives occasion to many new reflections and reasonings. First, I never have observed, that this noise coued proceed from any thing but the motion of a door; and therefore conclude, that the present phaenomenon is a contradiction to all past experience, unless the door, which I remember on the other side the chamber, be still in being. Again, I have always found, that a human body was possest of a quality, which I call gravity, and which hinders it from mounting in the air, as this porter must have done to arrive at my chamber, unless the stairs I remember be not annihilated by my absence. But this is not all. I receive a letter, which upon, opening it I perceive by the hand-writing and subscription to have come from a friend, who says he is two hundred leagues distant. It is evident I can never account for this phenomenon, conformable to my experience in other instances, without spreading out in my mind the whole sea and continent between us, and supposing the effects and continued existence of posts and ferries, according to my Memory and observation. To consider these phaenomena of the porter and letter in a certain light, they are contradictions to common experience, and may be regarded as objections to those maxims, which we form concerning the connexions of causes and effects. I am accustomed to hear such a sound, and see such an object in motion at the same time. I have not received in this particular instance both these perceptions. These observations are contrary, unless I suppose that the door still remains, and that it was opened without my perceiving it: And this supposition, which was at first entirely arbitrary and hypothetical, acquires a force and evidence by its being the only one, upon which I can reconcile these contradictions. There is scarce a moment of my life, wherein there is not a similar instance presented to me, and I have not occasion to suppose the continued existence of objects, in order to connect their past and present appearances, and give them such an union with each other, as I have found by experience to be suitable to their particular natures and circumstances. Here then I am naturally led to regard the world, as something real and durable, and as preserving its existence, even when it is no longer present to my perception. | Habiendo hallado que la concepción de la existencia continua de los cuerpos depende de la coherencia y constancia de ciertas impresiones, procedo ahora a examinar de qué manera estas cualidades dan lugar a una concepción tan extraordinaria. Para comenzar con la coherencia podemos observar que, aunque las impresiones internas que consideramos como fluctuantes y perecederas tienen también una cierta coherencia y regularidad en su apariencia, sin embargo son éstas de una naturaleza diferente de las que descubrimos en los cuerpos. Se halla por experiencia que nuestras pasiones presentan una conexión y dependencia mutua, pero en ninguna ocasión es necesario suponer que han existido y actuado cuando no han sido percibidas para conservar la misma dependencia y conexión de que hemos tenido experiencia. No sucede lo mismo con relación a los objetos externos: éstos requieren una existencia continua o pierden de otro modo en gran medida la regularidad de su actuación. Me hallo sentado en mi cuarto con la cara vuelta hacia el fuego y todos los objetos que impresionan mis sentidos se hallan a pocas yardas en torno mío. Mi memoria de hecho me informa de la existencia de muchos objetos, pero esta información no se extiende más allá de su existencia pasada y ni mis sentidos ni mi memoria me dan un testimonio para la continuación de su ser. Cuando me hallo, pues, así sentado y me preocupo de estos pensamientos oigo un ruido repentino, tal como el de una puerta girando sobre sus goznes, y un poco después veo al portador de una carta que avanza hacia mí. Esto me da ocasión para muchas reflexiones y razonamientos nuevos. Primero, yo no he observado jamás que este ruido proceda más que del movimiento de una puerta, y, por consiguiente, concluyo que el fenómeno presente constituirá una contradicción con toda la experiencia pasada, a menos que la puerta que recuerdo, situada en el otro lado del cuarto, no exista todavía. Además he hallado siempre que un cuerpo humano posee la cualidad que yo llamo gravedad y que le impide elevarse en el aire, como el portador de la carta hubiera tenido que hacerlo para llegar a mi cuarto, a menos que las escaleras que yo recuerdo no hayan sido destruidas por mi ausencia. Esto no es todo. Recibo una carta que, al abrirla, conozco por la letra y firma que viene de un amigo que dice hallarse a doscientas leguas de distancia. Es evidente que no puedo explicarme este fenómeno, de acuerdo con mi experiencia en otros casos, sin hacer surgir en mi mente el mar y el continente entero que se halla entre nosotros y sin suponer los efectos y existencia continuada de las postas y barcas según mi memoria y observación. Si consideramos estos fenómenos del portador y la carta en un cierto respecto, constituyen contradicciones con la experiencia común y pueden ser considerados como objeciones a las máximas que nos formamos con respecto a los enlaces de causas y efectos. Estoy habituado a oír un determinado sonido y ver al mismo tiempo un objeto en movimiento. No he tenido en este caso particular estas dos percepciones. Las observaciones son contradictorias, a menos que no suponga que la puerta continúa existiendo y que fue abierta sin percibir su ruido, y este supuesto, que en un principio era totalmente arbitrario e hipotético, adquiere fuerza y evidencia por ser el único mediante el cual puedo reconciliar estas contradicciones. Difícilmente existirá un momento de mí vida en que algún caso semejante no se me presente y no tenga ocasión para suponer la existencia continua de los objetos, a fin de enlazar sus apariencias pasadas y presentes y relacionarlas entre sí del modo que he hallado por experiencia convenir a sus naturalezas y circunstancias particulares. Aquí, pues, soy llevado naturalmente a considerar el mundo como algo real y duradero y como algo que posee una existencia continuada, aun cuando no se halla ya presente a mi percepción. |
But though this conclusion from the coherence of appearances may seem to be of the same nature with our reasonings concerning causes and effects; as being derived from custom, and regulated by past experience; we shall find upon examination, that they are at the bottom considerably different from each other, and that this inference arises from the understanding, and from custom in an indirect and oblique manner. For it will readily be allowed, that since nothing is ever really present to the mind, besides its own perceptions, it is not only impossible, that any habit should ever be acquired otherwise than by the regular succession of these perceptions, but also that any habit should ever exceed that degree of regularity. Any degree, therefore, of regularity in our perceptions, can never be a foundation for us to infer a greater degree of regularity in some objects, which are not perceived; since this supposes a contradiction, viz. a habit acquired by what was never present to the mind. But it is evident, that whenever we infer the continued existence of the objects of sense from their coherence, and the frequency of their union, it is in order to bestow on the objects a greater regularity than what is observed in our mere perceptions. We remark a connexion betwixt two kinds of objects in their past appearance to the senses, but are not able to observe this connexion to be perfectly constant, since the turning about of our head or the shutting of our eyes is able to break it. What then do we suppose in this case, but that these objects still continue their usual connexion, notwithstanding their apparent interruption, and that the irregular appearances are joined by something, of which we are insensible? But as all reasoning concerning matters of fact arises only from custom, and custom can only be the effect of repeated perceptions, the extending of custom and reasoning beyond the perceptions can never be the direct and natural effect of the constant repetition and connexion, but must arise from the co-operation of some other principles. | Sin embargo, aunque esta conclusión, que parte de la coherencia de las apariencias, pueda parecer que es de la misma naturaleza que nuestro razonamiento relativo a las causas y efectos, por derivarse del hábito y regularse por la experiencia pasada, hallaremos después de examinarlo que existe una diferencia muy grande entre ambos y que esta inferencia surge del entendimiento y del hábito de una manera indirecta y oblicua; pues se concederá fácilmente que, no estando nada más presente en todo momento al espíritu que sus propias percepciones, no es sólo imposible que un hábito se adquiera de otro modo que no sea el enlace regular de estas percepciones, sino también que un hábito exceda a este grado de regularidad. Por consiguiente, un cierto grado de regularidad en nuestras percepciones no puede ser jamás un fundamento para que inferamos un grado más grande de regularidad en algunos objetos que no son percibidos, ya que esto supone una contradicción, a saber: un hábito adquirido por lo que no fue jamás presente al espíritu. Sin embargo, es evidente que, siempre que inferimos la existencia continua de los objetos de los sentidos partiendo de la coherencia y la frecuencia de su unión, lo hacemos para conceder a los objetos una mayor regularidad que la que se observa en nuestras meras percepciones. Notamos una conexión entre dos géneros de objetos en su apariencia pasada a los sentidos, pero no somos capaces de 122 observar que esta conexión es absolutamente constante, ya que puede interrumpirla el volver la cabeza o el cerrar los ojos. ¿Qué es, pues, lo que suponemos nosotros en este caso mas que estos objetos continúan aun manteniendo su enlace usual a pesar de su interrupción aparente y que las apariencias irregulares van unidas por algo que nosotros no percibimos? Ahora bien; como todo razonamiento relativo a los hechos surge tan sólo del hábito y el hábito puede ser únicamente el efecto de percepciones repetidas, la extensión del hábito y del razonamiento más allá de las percepciones no puede ser jamás el efecto natural y directo de la repetición y conexión constante, sino que debe surgir de la cooperación de otros principios. |
I have already observed [Part II, Sect. 4.], in examining the foundation of mathematics, that the imagination, when set into any train of thinking, is apt to continue, even when its object fails it, and like a galley put in motion by the oars, carries on its course without any new impulse. This I have assigned for the reason, why, after considering several loose standards of equality, and correcting them by each other, we proceed to imagine so correct and exact a standard of that relation, as is not liable to the least error or variation. The same principle makes us easily entertain this opinion of the continued existence of body. Objects have a certain coherence even as they appear to our senses; but this coherence is much greater and more uniform, if we suppose the object.% to have a continued existence; and as the mind is once in the train of observing an uniformity among objects, it naturally continues, till it renders the uniformity as compleat as possible. The simple supposition of their continued existence suffices for this purpose, and gives us a notion of a much greater regularity among objects, than what they have when we look no farther than our senses. | He observado ya(32), al examinar el fundamento de las matemáticas, que la imaginación, cuando ha tomado una cierta dirección en el pensar, se halla propensa a continuarla aun cuando sus objetos faltan, y del mismo modo que una barca puesta en movimiento por los remeros, sigue su camino sin un nuevo impulso. Expuse esto por la razón de que después de considerar varios criterios sueltos de igualdad y de corregir los unos por los otros, procedemos a imaginamos un criterio tan correcto y exacto de la relación que no se halla sometido al más mínimo error o variación. El mismo principio nos hace fácilmente aceptar la concepción de la existencia continuada de los cuerpos. Los objetos poseen una cierta coherencia aun tal como ellos aparecen a nuestros sentidos; pero esta coherencia es mucho más grande y más uniforme si suponemos que los objetos tienen una existencia continuada, y como el espíritu se halla siempre inclinado a observar una uniformidad entre los objetos, sigue este camino hasta hacer la uniformidad tan completa como sea posible. El simple supuesto de su existencia continua es suficiente para este propósito y nos da una noción de una regularidad mucho más grande en los objetos que la que poseen cuando no nos dirigimos más allá de nuestros sentidos. |
But whatever force we may ascribe to this principle, I am afraid it is too weak to support alone so vast an edifice, as is that of the continued existence of all external bodies; and that we must join the constancy of their appearance to the coherence, in order to give a satisfactory account of that opinion. As the explication of this will lead me into a considerable compass of very profound reasoning; I think it proper, in order to avoid confusion, to give a short sketch or abridgment of my system, and afterwards draw out all its parts in their full compass. This inference from the constancy of our perceptions, like the precedent from their coherence, gives rise to the opinion of the continued existence of body, which is prior to that of its distinct existence, and produces that latter principle. | Sea la que quiera la fuerza que podamos atribuir a este principio, me temo que es demasiado débil para soportar por sí solo un edificio tan vasto como lo es la existencia continua de los objetos externos y que debemos unir la constancia de su apariencia a la coherencia para dar una explicación satisfactoria de esta opinión. Como la explicación de esto me llevará a una considerable serie de profundos razonamientos, creo adecuado, para evitar toda confusión, dar un pequeño bosquejo o resumen de mi sistema y después exponer todas sus partes extensamente. La inferencia que parte de la constancia de nuestras percepciones, lo mismo que la que procede de su coherencia, da lugar a la concepción de la existencia continuada de los cuerpos, que es anterior a la de su existencia distinta y produce este último principio. |
When we have been accustomed to observe a constancy in certain impressions, and have found, that the perception of the sun or ocean, for instance, returns upon us after an absence or annihilation with like parts and in a like order, as at its first appearance, we are not apt to regard these interrupted perceptions as different, (which they really are) but on the contrary consider them as individually the same, upon account of their resemblance. But as this interruption of their existence is contrary to their perfect identity, and makes us regard the first impression as annihilated, and the second as newly created, we find ourselves somewhat at a loss, and are involved in a kind of contradiction. In order to free ourselves from this difficulty, we disguise, as much as possible, the interruption, or rather remove it entirely, by supposing that these interrupted perceptions are connected by a real existence, of which we are insensible. This supposition, or idea of continued existence, acquires a force and vivacity from the memory of these broken impressions, and from that propensity, which they give us, to suppose them the same; and according to the precedent reasoning, the very essence of belief consists in the force and vivacity of the conception. | Cuando hemos sido habituados a considerar una constancia en ciertas impresiones y hemos hallado que la percepción del Sol o el Océano, por ejemplo, vuelve a presentarse después de una ausencia o desaparición con iguales partes y en igual orden que en su primera apariencia, no nos hallamos propensos a considerar estas percepciones interrumpidas como diferentes, y realmente lo son, sino que, por el contrario, las consideramos individualmente como las mismas por razón de su semejanza. Pero como esta interrupción de su existencia es contraria a su perfecta identidad y nos hace considerar la primera impresión como desaparecida y la segunda como creada de nuevo, nos hallamos perplejos y envueltos en una especie de contradicción. Para salir de esta dificultad desfiguramos tanto como nos es posible la interrupción, o más bien la suprimimos totalmente, suponiendo que estas percepciones interrumpidas se hallan enlazadas por una existencia real que no percibimos. Este supuesto o idea de una existencia continua adquiere fuerza y vivacidad por la memoria de estas impresiones interrumpidas y por la inclinación que provocan a que las supongamos las mismas; según el razonamiento precedente, la verdadera esencia de la creencia consiste en la fuerza y vivacidad de la concepción. |
In order to justify this system, there are four things requisite. First, To explain the PRINCIPIUM INDIVIDUATIONIS, or principle of identity. Secondly, Give a reason, why the resemblance of our broken and interrupted perceptions induces us to attribute an identity to them. Thirdly, Account for that propensity, which this illusion gives, to unite these broken appearances by a continued existence. Fourthly and lastly, Explain that force and vivacity of conception, which arises from the propensity. | Para justificar este sistema se requieren cuatro cosas: Primero. Explicar el Principium individuationis o principio de identidad. Segundo. Dar una razón de por qué la semejanza de las percepciones discretas e interrumpidas nos induce a atri buirles una identidad. Tercero. Dar una explicación de la inclinación que esta ilusión produce a unir estas apariencias discontinuas por una existencia continua. Cuarto y último. Explicar la fuerza y vivacidad de concepción que surge de la inclinación dicha. |
First, As to the principle of individuation; we may observe, that the view of any one object is not sufficient to convey the idea of identity. For in that proposition, an object is the same with itself, if the idea expressed by the word, object, were no ways distinguished from that meant by itself; we really should mean nothing, nor would the proposition contain a predicate and a subject, which however are implyed in this affirmation. One single object conveys the idea of unity, not that of identity. | Primero, en cuanto al principio de individualidad, podemos observar que la consideración de un objeto no es suficiente para producir la idea de identidad, pues en la proposición el objeto es idéntico a sí mismo; si la idea expresada por la palabra objeto no fuera de ningún modo distinta de la significada por mismo, realmente no querríamos decir nada ni la proposición contendría un predicado y un sujeto que se hallan implicados en esta afirmación. Un objeto único proporciona la idea de unidad, pero no la de identidad. |
On the other hand, a multiplicity of objects can never convey this idea, however resembling they may be supposed. The mind always pronounces the one not to be the other, and considers them as forming two, three, or any determinate number of objects, whose existences are entirely distinct and independent. | Por otra parte, una multiplicidad de objetos jamás es capaz de sugerir esta idea, tan semejantes como puedan suponerse aquéllos. El espíritu no declara que el uno es el otro, y los considera como formando dos, tres o un número determinado de objetos, cuyas existencias son enteramente distintas e independientes. |
Since then both number and unity are incompatible with the relation of identity, it must lie in something that is neither of them. But to tell the truth, at first sight this seems utterly impossible. Betwixt unity and number there can be no medium; no more than betwixt existence and nonexistence. After one object is supposed to exist, we must either suppose another also to exist; in which case we have the idea of number: Or we must suppose it not to exist; in which case the first object remains at unity. | Ya que tanto el número como la unidad son incompatibles con la relación de identidad, debe radicar ésta en algo que no es ni lo uno ni lo otro; pero, a decir verdad, a primera vista parece esto totalmente imposible. Entre unidad y número no puede existir término medio, lo mismo que entre existencia y no existencia. Después que un objeto se supone que existe, debemos suponer o que otro existe también, en cuyo caso tenemos la idea de número, o debemos suponer que no existe, en cuyo caso el primer objeto permanece como unidad. |
To remove this difficulty, let us have recourse to the idea of time or duration. I have already observd [Part II, Sect. 5.], that time, in a strict sense, implies succession, and that when we apply its idea to any unchangeable object, it is only by a fiction of the imagination, by which the unchangeable object is supposd to participate of the changes of the co-existent objects, and in particular of that of our perceptions. This fiction of the imagination almost universally takes place; and it is by means of it, that a single object, placd before us, and surveyd for any time without our discovering in it any interruption or variation, is able to give us a notion of identity. For when we consider any two points of this time, we may place them in different lights: We may either survey them at the very same instant; in which case they give us the idea of number, both by themselves and by the object; which must be multiplyd, in order to be conceivd at once, as existent in these two different points of time: Or on the other hand, we may trace the succession of time by a like succession of ideas, and conceiving first one moment, along with the object then existent, imagine afterwards a change in the time without any VARIATION or INTERRUPTION in the object; in which case it gives us the idea of unity. Here then is an idea, which is a medium betwixt unity and number; or more properly speaking, is either of them, according to the view, in which we take it: And this idea we call that of identity. We cannot, in any propriety of speech, say, that an object is the same with itself, unless we mean, that the object existent at one time is the same with itself existent at another. By this means we make a difference, betwixt the idea meant by the word, OBJECT, and that meant by ITSELF, without going the length of number, and at the same time without restraining ourselves to a strict and absolute unity. | Para evitar esta dificultad recurramos a la idea de tiempo o duración. He notado ya(33) que el tiempo, en un sentido estricto, implica la sucesión, y que cuando aplicamos su idea a un objeto inmutable lo hacemos tan sólo mediante una ficción de la imaginación por la que el objeto inmutable se supone que participa de los cambios de los objetos coexistentes y en particular del de nuestras percepciones. Esta ficción de la imaginación tiene lugar casi universalmente, y por medio de ella un solo objeto colocado ante nosotros y considerado durante algún tiempo sin descubrir en él interrupción o variación alguna es capaz de darnos la noción de identidad, pues cuando consideramos dos puntos de este tiempo podemos colocarlos en diferentes respectos; podemos considerarlos en el mismo instante en cuyo caso nos dan la idea del número por sí mismos y por el objeto que debe ser multiplicado para concebirlo a la vez como existente en estos dos puntos diferentes del tiempo, o, por otra parte, podemos seguir la sucesión del tiempo mediante una sucesión análoga de ideas y concebir primero un momento juntamente con el objeto entonces existente e imaginar después un cambio en el tiempo sin ninguna variación o interrupción del objeto que en cuyo caso nos da la idea de la unidad. Aquí, pues, existe 124 una idea que constituye un término medio entre unidad y número, o, más propiamente hablando, es ambas cosas a la vez según la consideración bajo la que la traemos, y a esta idea la llamamos idea de identidad. No podemos decir, hablando con alguna propiedad, que un objeto es idéntico consigo mismo a menos que el objeto existente en un cierto tiempo sea el mismo existente en otro. Por este medio hacemos una diferencia entre la idea expresada por la palabra objeto y el sentido de la palabra mismo, sin llegar hasta el número y al mismo tiempo sin limitarnos a la unidad absoluta y estricta. |
Thus the principle of individuation is nothing but the INVARIABLENESS and UNINTERRUPTEDNESS of any object, thro a supposd variation of time, by which the mind can trace it in the different periods of its existence, without any break of the view, and without being obligd to form the idea of multiplicity or number. | Así, el principio de individuación no es más que la invariabilidad y continuidad de un objeto a través de una supuesta variación en el tiempo, por la que el espíritu puede seguirlo en los diferentes períodos de su existencia sin una interrupción de su consideración y sin verse obligado a formar la idea de multiplicidad y número. |
I now proceed to explain the SECOND part of my system, and shew why the constancy of our perceptions makes us ascribe to them a perfect numerical identity, tho there be very long intervals betwixt their appearance, and they have only one of the essential qualities of identity, VIZ, INVARIABLENESS. That I may avoid all ambiguity and confusion on this head, I shall observe, that I here account for the opinions and belief of the vulgar with regard to the existence of body; and therefore must entirely conform myself to their manner of thinking and of expressing themselves. Now we have already observd, that however philosophers may distinguish betwixt the objects and perceptions of the senses; which they suppose co-existent and resembling; yet this is a distinction, which is not comprehended by the generality of mankind, who as they perceive only one being, can never assent to the opinion of a double existence and representation. Those very sensations, which enter by the eye or ear, are with them the true objects, nor can they readily conceive that this pen or paper, which is immediately perceivd, represents another, which is different from, but resembling it. In order, therefore, to accommodate myself to their notions, I shall at first suppose; that there is only a single existence, which I shall call indifferently OBJECT or PERCEPTION, according as it shall seem best to suit my purpose, understanding by both of them what any common man means by a hat, or shoe, or stone, or any other impression, conveyd to him by his senses. I shall be sure to give warning, when I return to a more philosophical way of speaking and thinking. | Paso ahora a explicar la segunda parte de mi sistema y a mostrar por qué la constancia de nuestras percepciones nos hace atribuirles una identidad numéricamente perfecta, aunque existen intervalos muy largos entre sus apariencias y no poseen más que una de las cualidades esenciales de la identidad, a saber: la invariabilidad. Para poder evitar toda ambigÜedad y confusión en este asunto, observaré que trato de explicar aquí las opiniones y creencias del vulgo con respecto a la existencia de los cuerpos y, por consiguiente, debo conformarme a la manera de pensar y expresarse aquél. Ahora bien; hemos observado ya que, aunque los filósofos puedan distinguir entre los objetos y las percepciones de los sentidos que suponen coexistentes y semejantes, esta distinción no es comprendida por la generalidad de los hombres que, como perciben sólo un ser, no pueden asentir a la opinión de la doble existencia y representación. Las sensaciones que percibimos por los ojos u oídos son para ellos los verdaderos objetos y no pueden concebir que esta pluma o papel que percibo inmediatamente represente algo diferente, sino tan sólo algo semejante. Por consiguiente, para acomodarme a sus nociones, supondré en un principio que hay sólo una existencia única, que llamaré indiferentemente objeto o percepción, según convenga mejor a mi propósito, entendiendo por ambas lo que entiende un hombre corriente por un sombrero, un zapato, una piedra u otra impresión que le es proporcionada por los sentidos. No dejaré de indicar cuando vuelvo a una manera más filosófica de hablar y pensar. |
To enter, therefore, upon the question concerning the source of the error and deception with regard to identity, when we attribute it to our resembling perceptions, notwithstanding their interruption; I must here recal an observation, which I have already provd and explaind [Part II. Sect. 5.]. Nothing is more apt to make us mistake one idea for another, than any relation betwixt them, which associates them together in the imagination, and makes it pass with facility from one to the other. Of all relations, that of resemblance is in this respect the most efficacious; and that because it not only causes an association of ideas, but also of dispositions, and makes us conceive the one idea by an act or operation of the mind, similar to that by which we conceive the other. This circumstance I have observd to be of great moment; and we may establish it for a general rule, that whatever ideas place the mind in the same disposition or in similar ones, are very apt to be confounded. The mind readily passes from one to the other, and perceives not the change without a strict attention, of which, generally speaking, it is wholly incapable. | Para entrar, pues, en la cuestión relativa a la fuente de error y engaño con respecto a la identidad, cuando la atribuimos a nuestras percepciones semejantes, a pesar de su interrupción, debemos recordar aquí lo que ya he probado y explicado (34). Nada es más capaz de hacer que tomemos una idea por otra que una relación entre ellas que las asocie en la imaginación y haga que esta facultad pase fácilmente de la una a la otra. De todas las relaciones, la de semejanza es la más eficaz en este respecto, y esto porque no produce tan sólo una asociación de ideas, sino también de disposiciones, y nos hace concebir una idea por un acto u operación del espíritu semejante a aquel por el que concebimos la otra. He observado que esta circunstancia es de una importancia grande y podemos establecer como una regla general que siempre que las ideas coloquen al espíritu en la misma disposición o en disposiciones semejantes se hallan muy expuestas a ser confundidas. El espíritu pasa fácilmente de la una a la otra y no percibe el cambio sin una atención cuidadosa, de la que, hablando en general, es incapaz en absoluto. |
In order to apply this general maxim, we must first examine the disposition of the mind in viewing any object which preserves a perfect identity, and then find some other object, that is confounded with it, by causing a similar disposition. When we fix our thought on any object, and suppose it to continue the same for some time; it is evident we suppose the change to lie only in the time, and never exert ourselves to produce any new image or idea of the object. The faculties of the mind repose themselves in a manner, and take no more exercise, than what is necessary to continue that idea, of which we were formerly possest, and which subsists without variation or interruption. The passage from one moment to another is scarce felt, and distinguishes not itself by a different perception or idea, which may require a different direction of the spirits, in order to its conception. | Para aplicar esta regla general debemos examinar primeramente la disposición del espíritu al considerar un objeto que mantiene una identidad perfecta y después hallar algún otro objeto que se confunda con ésta por producir una disposición similar. Cuando fijamos nuestro pensamiento sobre un objeto y suponemos que continúa el mismo durante algún tiempo, es evidente que suponemos que el cambio se halla tan sólo en el tiempo y no nos preocupamos de producir una nueva imagen o idea del objeto. Las facultades del espíritu reposan en cierto modo y no entran en actividad más que lo que es necesario para continuar la idea que poseíamos primeramente y que subsiste sin variación o interrupción. Apenas se nota el paso de un momento a otro y no se distingue éste por una percepción o idea diferente que pueda requerir una dirección diferente de los espíritus animales para su concepción. |
Now what other objects, beside identical ones, are capable of placing the mind in the same disposition, when it considers them, and of causing the same uninterrupted passage of the imagination from one idea to another? This question is of the last importance. For if we can find any such objects, we may certainly conclude, from the foregoing principle, that they are very naturally confounded with identical ones, and are taken for them in most of our reasonings. But though this question be very important, it is not very difficult nor doubtful. For I immediately reply, that a succession of related objects places the mind in this disposition, and is considered with the same smooth and uninterrupted progress of the imagination, as attends the view of the same invariable object. The very nature and essence of relation is to connect our ideas with each other, and upon the appearance of one, to facilitate the transition to its correlative. The passage betwixt related ideas is, therefore, so smooth and easy, that it produces little alteration on the mind, and seems like the continuation of the same action; and as the continuation of the same action is an effect of the continued view of the same object, it is for this reason we attribute sameness to every succession of related objects. The thought slides along the succession with equal facility, as if it considered only one object; and therefore confounds the succession with the identity. | Ahora bien; ¿qué otros objetos, además de los idénticos, son capaces de colocar al espíritu en la misma disposición cuando los considera y de producir el mismo tránsito continuo de la imaginación desde una idea a otra? Esta cuestión es de la más grande importancia; pues si puedo hallar objetos tales podemos concluir con certidumbre el principio precedente: que se confunden de un modo muy natural con los idénticos y se les toma por éstos en los más de nuestros razonamientos. Sin embargo, aunque esta cuestión es muy importante, no es muy difícil ni dudosa, pues replico inmediatamente: que la sucesión de objetos relacionados coloca al espíritu en esta posición y se considera con la misma facilidad y progreso continuo de la imaginación que acompaña a la consideración del mismo objeto invariable. La verdadera naturaleza y esencia de la relación es enlazar ideas entre sí y facilitar, ante la apariencia de una, la transición a su idea correlativa. El paso entre las ideas relacionadas es, pues, tan suave y fácil que produce una alteración muy pequeña en el espíritu y parece la continuación de la misma acción, y como la continuación de la misma acción es un efecto de la consideración continuada de un mismo objeto, he aquí la razón de por qué atribuimos la identidad a toda sucesión de objetos relacionados. El pensamiento se desliza a través de la sucesión con igual facilidad que si considerase tan sólo un objeto, y, por consiguiente, confunde la sucesión con la identidad. |
We shall afterwards see many instances of this tendency of relation to make us ascribe an identity to different objects; but shall here confine ourselves to the present subject. We find by experience, that there is such a constancy in almost all the impressions of the senses, that their interruption produces no alteration on them, and hinders them not from returning the same in appearance and in situation as at their first existence. I survey the furniture of my chamber; I shut my eyes, and afterwards open them; and find the new perceptions to resemble perfectly those, which formerly struck my senses. This resemblance is observed in a thousand instances, and naturally connects together our ideas of these interrupted perceptions by the strongest relation, and conveys the mind with an easy transition from one to another. An easy transition or passage of the imagination, along the ideas of these different and interrupted perceptions, is almost the same disposition of mind with that in which we consider one constant and uninterrupted perception. It is therefore very natural for us to mistake the one for the other. [FN 9 This reasoning, it must be confest, is somewhat abstruse, and difficult to be comprehended; but it is remarkable, that this very difficulty may be converted into a proof of the reasoning. We may observe, that there are two relations, and both of them resemblances, which contribute to our mistaking the succession of our interrupted perceptions for an identical object. The first is, the resemblance of the perceptions: The second is the resemblance, which the act of the mind in surveying a succession of resembling objects bears to that in surveying an identical object. Now these resemblances we are apt to confound with each other; and it is natural we shoud, according to this very reasoning. But let us keep them distinct, and we shall find no difficulty in conceiving the precedent argument.] | Veremos más tarde varios casos de esta tendencia de la relación a hacernos atribuir la identidad a objetos diferentes; aquí debemos limitarnos al asunto presente. Hallamos por experiencia que existe una constancia tal en casi todas las impresiones de los sentidos, que su interrupción no produce alteración en ellas y no impide que vuelvan a presentarse como las mismas y en la misma situación que en su primera existencia. Considero el moblaje de mi cuarto, cierro los ojos y los abro después, y hallo de nuevo que las percepciones se asemejan totalmente a las que antes impresionaron mis sentidos. Esta semejanza se observa en miles de casos y enlaza naturalmente entre sí nuestras ideas de estas percepciones discontinuas con la más fuerte relación, haciendo pasar al espíritu con fácil transición de las unas a las otras. Una transición o paso fácil de la imaginación a lo largo de las ideas de estas percepciones diferentes y discontinuas es casi la misma disposición de espíritu que la que poseemos cuando consideramos una percepción constante y continua. Es, pues, muy natural para nosotros tomar la una por la otra (35). |
The persons, who entertain this opinion concerning the identity of our resembling perceptions, are in general an the unthinking and unphilosophical part of mankind, (that is, all of us, at one time or other) and consequently such as suppose their perceptions to be their only objects, and never think of a double existence internal and external, representing and represented. The very image, which is present to the senses, is with us the real body; and it is to these interrupted images we ascribe a perfect identity. But as the interruption of the appearance seems contrary to the identity, and naturally leads us to regard these resembling perceptions as different from each other, we here find ourselves at a loss how to reconcile such opposite opinions. The smooth passage of the imagination along the ideas of the resembling perceptions makes us ascribe to them a perfect identity. The interrupted manner of their appearance makes us consider them as so many resembling, but still distinct beings, which appear after certain intervals. The perplexity arising from this contradiction produces a propension to unite these broken appearances by the fiction of a continued existence, which is the third part of that hypothesis I proposed to explain. | Las personas que mantienen esta opinión relativa a la identidad de nuestras percepciones semejantes pertenecen en general todas a la parte del género humano que no piensa ni filosofa (esto es, todos nosotros en uno u otro momento), y, por consecuencia, aquellas que suponen que sus percepciones son sus únicos objetos y que no piensan jamás en una doble existencia interna y externa, representante y representada. La verdadera imagen que se halla presente a los sentidos es para nosotros el cuerpo real, y a estas imágenes discontinuas atribuimos una identidad perfecta. Pero como la interrupción de la apariencia parece contraria a la identidad y nos lleva de un modo natural a considerar estas percepciones semejantes como diferentes entre sí, nos hallamos aquí perplejos para reconciliar tales opiniones opuestas. El fácil paso de la imaginación a lo largo de las ideas o percepciones semejantes nos hace atribuirles una identidad perfecta. La forma discontinua de su aparición nos hace considerarlas como seres semejantes, pero aun distintos, que nos aparecen en ciertos intervalos. La perplejidad que surge de esta contradicción produce una inclinación a unir estas apariencias discontinuas mediante la ficción de una existencia continua que es la tercera parte de la hipótesis que me propuse explicar. |
Nothing is more certain from experience, than that any contradiction either to the sentiments or passions gives a sensible uneasiness, whether it proceeds from without or from within; from the opposition of external objects, or from the combat of internal principles. On the contrary, whatever strikes in with the natural propensities, and either externally forwards their satisfaction, or internally concurs with their movements, is sure to give a sensible pleasure. Now there being here an opposition betwixt the notion of the identity of resembling perceptions, and the interruption of their appearance, the mind must be uneasy in that situation, and will naturally seek relief from the uneasiness. Since the uneasiness arises from the opposition of two contrary principles, it must look for relief by sacrificing the one to the other. But as the smooth passage of our thought along our resembling perceptions makes us ascribe to them an identity, we can never without reluctance yield up that opinion. We must, therefore, turn to the other side, and suppose that our perceptions are no longer interrupted, but preserve a continued as well as an invariable existence, and are by that means entirely the same. But here the interruptions in the appearance of these perceptions are so long and frequent, that it is impossible to overlook them; and as the appearance of a perception in the mind and its existence seem at first sight entirely the same, it may be doubted, whether we can ever assent to so palpable a contradiction, and suppose a perception to exist without being present to the mind. In order to clear up this matter, and learn how the interruption in the appearance of a perception implies not necessarily an interruption in its existence, it will be proper to touch upon some principles, which we shall have occasion to explain more fully afterwards. [Sect. 6.] | Sabemos por experiencia que nada es más cierto que una contradicción de sentimientos o pasiones produce un malestar sensible, ya proceda de fuera o de dentro, ya de la oposición de objetos externos o de la lucha de principios internos. Por el contrario, todo lo que se conforma con las inclinaciones naturales y favorece externamente su satisfacción o coincide internamente con sus movimientos produce seguramente un placer perceptible. Ahora bien; existiendo aquí una oposición entre la noción de identidad de percepciones semejantes y la interrupción de su apariencia, el espíritu debe hallarse en una situación incómoda y debe buscar alivio para esta incomodidad. Puesto que la incomodidad nace de la oposición de dos principios contrarios, debe buscar alivio sacrificando uno u otro; pero como el paso fácil de nuestro pensamiento a lo largo de nuestras percepciones semejantes nos hace atribuirles la identidad, no podemos desechar sin repugnancia esta opinión. Debemos, pues, dirigirnos hacia el otro lado y suponer que nuestras percepciones no son discontinuas, sino que poseen una existencia invariable y continua y por esto son siempre las mismas. Sin embargo, las interrupciones en la apariencia de estas percepciones son tan largas y frecuentes que es imposible prescindir de ellas, y como la apariencia de una percepción en el espíritu y su existencia parecen a primera vista ser absolutamente lo mismo, puede dudarse si podemos asentir a contradicción tan palpable y suponer que una percepción exista sin hallarse presente al espíritu. Para aclarar este asunto y ver además cómo la interrupción en la apariencia de una percepción no implica necesariamente una interrupción en su existencia, será apropiado considerar algunos principios que tendré ocasión de explicar más extensamente en adelante(36). |
We may begin with observing, that the difficulty in the present case is not concerning the matter of fact, or whether the mind forms such a conclusion concerning the continued existence of its perceptions, but only concerning the manner in which the conclusion is formed, and principles from which it is derived. It is certain, that almost all mankind, and even philosophers themselves, for the greatest part of their lives, take their perceptions to be their only objects, and suppose, that the very being, which is intimately present to the mind, is the real body or material existence. It is also certain, that this very perception or object is supposed to have a continued uninterrupted being, and neither to be annihilated by our absence, nor to be brought into existence by our presence. When we are absent from it, we say it still exists, but that we do not feel, we do not see it. When we are present, we say we feel, or see it. Here then may arise two questions; First, How we can satisfy ourselves in supposing a perception to be absent from the mind without being annihilated. Secondly, After what manner we conceive an object to become present to the mind, without some new creation of a perception or image; and what we mean by this seeing, and feeling, and perceiving. | Podemos comenzar observando que la dificultad en el caso presente no se refiere a un hecho o a si el espíritu realiza una conclusión tal con respecto a la existencia continua de sus percepciones, sino tan sólo a la manera como la conclusión se realiza y a los principios de que se deriva. Es cierto que casi todo el género humano, hasta los filósofos mismos, en la mayor parte de su vida, consideran las percepciones como sus únicos objetos y suponen que el verdadero ser que se halla íntimamente presente al espíritu son los cuerpos reales o la existencia material. Es, pues, cierto que esta percepción u objeto se supone que posee una existencia continua y no interrumpida y que no es destruida por nuestra ausencia ni traída a existencia por nuestra presencia. Cuando nos hallamos ausentes de ella decimos que existe aún, pero que no la sentimos, que no la vemos. Aquí, pues, existen dos cuestiones: Primero, cómo podemos satisfacemos suponiendo que una percepción está ausente del espíritu sin desaparecer. Segundo, de qué manera concebimos que un objeto llega a presentarse al espíritu sin una nueva creación de una percepción o imagen y qué entendemos por esta -visión, afección y percepción. |
As to the first question; we may observe, that what we call a mind, is nothing but a heap or collection of different perceptions, united together by certain relations, and supposed, though falsely, to be endowed with a perfect simplicity and identity. Now as every perception is distinguishable from another, and may be considered as separately existent; it evidently follows, that there is no absurdity in separating any particular perception from the mind; that is, in breaking off all its relations, with that connected mass of perceptions, which constitute a thinking being. | En cuanto a la primera cuestión, podemos observar que lo que llamamos espíritu no es más que una multitud o colección de diferentes percepciones, unidas entre sí por ciertas relaciones y que se supone, aunque falsamente, hallarse dotada de una simplicidad e identidad perfecta. Ahora bien; como toda percepción puede distinguirse de otra y puede considerarse como existente de un modo separado, se sigue evidentemente que no hay absurdo alguno en separar una percepción particular del espíritu, esto es, en romper todas las relaciones que enlazan la multitud de percepciones que constituyen un ser pensante. |
The same reasoning affords us an answer to the second question. If the name of perception renders not this separation from a mind absurd and contradictory, the name of object, standing for the very same thing, can never render their conjunction impossible. External objects are seen, and felt, and become present to the mind; that is, they acquire such a relation to a connected heap of perceptions, as to influence them very considerably in augmenting their number by present reflections and passions, and in storing the memory with ideas. The same continued and uninterrupted Being may, therefore, be sometimes present to the mind, and sometimes absent from it, without any real or essential change in the Being itself. An interrupted appearance to the senses implies not necessarily an interruption in the existence. The supposition of the continued existence of sensible objects or perceptions involves no contradiction. We may easily indulge our inclination to that supposition. When the exact resemblance of our perceptions makes us ascribe to them an identity, we may remove the seeming interruption by feigning a continued being, which may fill those intervals, and preserve a perfect and entire identity to our perceptions. | El mismo razonamiento nos aporta una respuesta para la segunda cuestión. Si el nombre de percepción no hace absurda y contradictoria esta separación del espíritu, el nombre de objeto, que se refiere a la misma cosa, no puede hacer jamás imposible su enlace. Los objetos externos son vistos y sentidos y se presentan al espíritu; esto es, adquieren una relación de tal género con una multitud de percepciones que las influyen muy considerablemente aumentando su número por las reflexiones y pasiones presentes y abasteciendo la memoria de ideas. El mismo ser continuo y no interrumpido puede, por consiguiente, hallarse a veces presente al espíritu y a veces ausente de él sin un cambio esencial o real en su mismo ser. Una apariencia interrumpida para los sentidos no implica necesariamente una interrupción en la existencia. El supuesto de la existencia continua de los objetos sensibles o percepciones no envuelve contradicción. Podemos fácilmente satisfacer nuestra inclinación hacia este supuesto. Cuando la semejanza exacta de nuestras percepciones nos hace atribuirles la identidad, eliminamos la aparente interrupción fingiendo un ser continuo que llena los intervalos y concede una identidad perfecta y total a nuestras percepciones. |
But as we here not only feign but believe this continued existence, the question is, from whence arises such a belief; and this question leads us to the fourth member of this system. It has been proved already, that belief in general consists in nothing, but the vivacity of an idea; and that an idea may acquire this vivacity by its relation to some present impression. Impressions are naturally the most vivid perceptions of the mind; and this quality is in part conveyed by the relation to every connected idea. The relation causes a smooth passage from the impression to the idea, and even gives a propensity to that passage. The mind falls so easily from the one perception to the other, that it scarce perceives the change, but retains in the second a considerable share of the vivacity of the first. It is excited by the lively impression; and this vivacity is conveyed to the related idea, without any great diminution in the passage, by reason of the smooth transition and the propensity of the imagination. | Sin embargo, como aquí no sólo fingimos, sino que creemos en esta existencia continua, el problema es: ¿De dónde surge una creencia semejante? Y esta cuestión nos lleva al cuarto miembro de este sistema. Ha sido ya probado que la creencia en general no consiste más que en la vivacidad de una idea y que una idea puede adquirir esta vivacidad por su relación con alguna impresión presente. Las impresiones son naturalmente las percepciones más vivaces del espíritu, y esta cualidad está parcialmente producida por la relación con cada idea enlazada. La relación produce un paso fácil de la impresión a la idea y aun concede una inclinación hacia este paso. El espíritu oscila tan fácilmente de una percepción a la otra, que apenas percibe el cambio y retiene en la segunda una parte considerable de la vivacidad de la primera. Se halla excitado por la impresión vivaz, y esta vivacidad pasa a la idea relacionada sin ninguna disminución grande en el tránsito, por razón de la insensible transición y de la inclinación de la imaginación. |
But suppose, that this propensity arises from some other principle, besides that of relation; it is evident it must still have the same effect, and convey the vivacity from the impression to the idea. Now this is exactly the present case. Our memory presents us with a vast number of instances of perceptions perfectly resembling each other, that return at different distances of time, and after considerable interruptions. This resemblance gives us a propension to consider these interrupted perceptions as the same; and also a propension to connect them by a continued existence, in order to justify this identity, and avoid the contradiction, in which the interrupted appearance of these perceptions seems necessarily to involve us. Here then we have a propensity to feign the continued existence of all sensible objects; and as this propensity arises from some lively impressions of the memory, it bestows a vivacity on that fiction: or in other words, makes us believe the continued existence of body. If sometimes we ascribe a continued existence to objects, which are perfectly new to us, and of whose constancy and coherence we have no experience, it is because the manner, in which they present themselves to our senses, resembles that of constant and coherent objects; and this resemblance is a source of reasoning and analogy, and leads us to attribute the same qualities to similar objects. | Supóngase que esta inclinación surge de algún otro principio además de esta relación; es evidente que tendrá en este caso el mismo efecto y hará pasar la vivacidad de la impresión a la idea. Ahora bien; esto es exactamente lo que sucede en el presente caso. Nuestra memoria nos presenta un vasto número de ejemplos de percepciones que se asemejan totalmente entre sí y que vuelven a presentarse en diferentes distancias en el tiempo después de interrupciones considerables. Esta semejanza nos concede una inclinación a considerar estas percepciones interrumpidas como las mismas y también una propensión a enlazarlas mediante una existencia continua para justificar la identidad y evitar la contradicción a que parece llevarnos la apariencia interrumpida de estas percepciones. Aquí, pues tenemos una inclinación a fingir la existencia continua de todos los objetos sensibles, y como esta inclinación surge de alguna impresión vivaz de la memoria, concede vivacidad a la ficción o, con otras palabras, nos hace creer en la existencia continua de los cuerpos. Si a veces atribuimos una existencia continua a los objetos que son completamente nuevos para nosotros y de cuya constancia y coherencia no tenemos experiencia alguna, es porque el modo de presentarse a nuestros sentidos se asemeja al de los objetos constantes y coherentes, y esta semejanza es una fuente del razonamiento y analogía y nos lleva a atribuir las mismas cualidades a objetos semejantes. |
I believe an intelligent reader will find less difficulty to assent to this system, than to comprehend it fully and distinctly, and will allow, after a little reflection, that every part carries its own proof along with it. It is indeed evident, that as the vulgar suppose their perceptions to be their only objects, and at the same time believe the continued existence of matter, we must account for the origin of the belief upon that supposition. Now upon that supposition, it is a false opinion that any of our objects, or perceptions, are identically the same after an interruption; and consequently the opinion of their identity can never arise from reason, but must arise from the imagination. The imagination is seduced into such an opinion only by means of the resemblance of certain perceptions; since we find they are only our resembling perceptions, which we have a propension to suppose the same. This propension to bestow an identity on our resembling perceptions, produces the fiction of a continued existence; since that fiction, as well as the identity, is really false, as is acknowledged by all philosophers, and has no other effect than to remedy the interruption of our perceptions, which is the only circumstance that is contrary to their identity. In the last place this propension causes belief by means of the present impressions of the memory; since without the remembrance of former sensations, it is plain we never should have any belief of the continued existence of body. Thus in examining all these parts, we find that each of them is supported by the strongest proofs: and that all of them together form a consistent system, which is perfectly convincing. A strong propensity or inclination alone, without any present impression, will sometimes cause a belief or opinion. How much more when aided by that circumstance? | Creo que un lector inteligente hallará menos dificultad para asentir a este sistema que para comprenderlo plena y claramente, y concederá, después de una pequeña reflexión, que cada parte lleva consigo su propia prueba. Es de hecho evidente que, como supone el vulgo que las percepciones son los únicos objetos y al mismo tiempo cree en la existencia continua de la materia, debemos explorar el origen de la creencia sobre este supuesto. Ahora bien; sobre este supuesto es una opinión falsa que nuestros objetos o percepciones sean idénticamente los mismos después de una interrupción, y, por consiguiente, la opinión de su identidad jamás puede surgir de la razón, sino que debe surgir de la imaginación. La imaginación es llevada a una creencia tal tan sólo por medio de la semejanza de ciertas percepciones, ya que hallamos que son únicamente nuestras percepciones semejantes las que poseen una inclinación a ser supuestas las mismas. Esta inclinación a conceder la identidad a nuestras percepciones semejantes produce la ficción de una existencia continua, ya que esta ficción, lo mismo que la identidad, es realmente falsa, como se reconoce por los filósofos, y no tiene más efecto que remediar la interrupción de nuestras percepciones, que es la única circunstancia contraria a su identidad. Por último, esta inclinación produce la creencia mediante las impresiones presentes de la memoria, ya que sin la semejanza de las primeras sensaciones es claro que jamás tendríamos una creencia en la existencia continua de los cuerpos. Así, examinando todas estas partes, hallamos que cada una de ellas está fundamentada por la más rigurosa prueba y que todas ellas juntas forman un sistema consistente que es convincente en absoluto. Una inclinación poderosa por sí sola, sin una impresión presente, producirá a veces la creencia u opinión. ¡Cuánto más nos sucederá esto cuando se halla auxiliada por esta circunstancia! |
But though we are led after this manner, by the natural propensity of the imagination, to ascribe a continued existence to those sensible objects or perceptions, which we find to resemble each other in their interrupted appearance; yet a very little reflection and philosophy is sufficient to make us perceive the fallacy of that opinion. I have already observed, that there is an intimate connexion betwixt those two principles, of a continued and of a distinct or independent existence, and that we no sooner establish the one than the other follows, as a necessary consequence. It is the opinion of a continued existence, which first takes place, and without much study or reflection draws the other along with it, wherever the mind follows its first and most natural tendency. But when we compare experiments, and reason a little upon them, we quickly perceive, that the doctrine of the independent existence of our sensible perceptions is contrary to the plainest experience. This leads us backward upon our footsteps to perceive our error in attributing a continued existence to our perceptions, and is the origin of many very curious opinions, which we shall here endeavour to account for. | Pero aunque somos llevados de esta manera, por la inclinación natural de la imaginación, a atribuir una existencia continua a los objetos sensibles o percepciones que se asemejan entre sí en sus apariencias interrumpidas, sin embargo una pequeña reflexión y un poco de filosofía bastarán para hacernos percibir lo falaz de esta opinión. He observado ya que existe una conexión íntima entre los dos principios de una existencia continua y de una existencia distinta o independiente, y que tan pronto como establecemos la una, la otra se sigue como una consecuencia necesaria. La opinión de una existencia continua es la que tiene lugar primero, y sin mucho estudio o reflexión trae con ella a la otra, siempre que el espíritu sigue su tendencia primera y más natural. Pero cuando comparamos experimentos y razonamos un poco sobre ellos, percibimos pronto que la doctrina de la existencia independiente de nuestras percepciones sensibles es contraria a la experiencia más vulgar. Esto nos lleva hacia atrás a percibir nuestro error de atribuir una existencia continua a nuestras percepciones y es el origen de muchas opiniones curiosas que trataré de explicar aquí. |
It will first be proper to observe a few of those experiments, which convince us, that our perceptions are not possest of any independent existence. When we press one eye with a finger, we immediately perceive all the objects to become double, and one half of them to be removed from their common and natural position. But as we do not attribute to continued existence to both these perceptions, and as they are both of the same nature, we clearly perceive, that all our perceptions are dependent on our organs, and the disposition of our nerves and animal spirits. This opinion is confirmed by the seeming encrease and diminution of objects, according to their distance; by the apparent alterations in their figure; by the changes in their colour and other qualities from our sickness and distempers: and by an infinite number of other experiments of the same kind; from all which we learn, that our sensible perceptions are not possest of any distinct or independent existence. | Será apropiado observar alguno de los experimentos que nos convencen de que nuestras percepciones no poseen una existencia independiente. Cuando nos oprimimos un ojo con el dedo percibimos inmediatamente que todos los objetos se hacen dobles y una mitad de ellos se aparta de su posición corriente y natural; pero como no podemos atribuir una existencia continua a estas dos percepciones y como ambas son de la misma naturaleza, notamos claramente que todas nuestras percepciones son dependientes de nuestros órganos y de la disposición de nuestros nervios y espíritus animales. Esta opinión se confirma por el aparente aumento y disminución de los objetos según su distancia, por su aparente alteración de la figura, por los cambios de su color y otras cualidades debidas a nuestras enfermedades y perturbaciones y por un número infinito de otros experimentos del mismo género, por todos los que aprendemos que nuestras percepciones sensibles no poseen una existencia distinta e independiente. |
The natural consequence of this reasoning should be, that our perceptions have no more a continued than an independent existence; and indeed philosophers have so far run into this opinion, that they change their system, and distinguish, (as we shall do for the future) betwixt perceptions and objects, of which the former are supposed to be interrupted, and perishing, and different at every different return; the latter to be uninterrupted, and to preserve a continued existence and identity. But however philosophical this new system may be esteemed, I assert that it is only a palliative remedy, and that it contains all the difficulties of the vulgar system, with some others, that are peculiar to itself. There are no principles either of the understanding or fancy, which lead us directly to embrace this opinion of the double existence of perceptions and objects, nor can we arrive at it but by passing through the common hypothesis of the identity and continuance of our interrupted perceptions. Were we not first perswaded, that our perceptions are our only objects, and continue to exist even when they no longer make their appearance to the senses, we should never be led to think, that our perceptions and objects are different, and that our objects alone preserve a continued existence. The latter hypothesis has no primary recommendation either to reason or the imagination, but acquires all its influence on the imagination from the former. This proposition contains two parts, which we shall endeavour to prove as distinctly and clearly, as such abstruse subjects will permit. | La consecuencia natural de este razonamiento será que nuestras percepciones no tienen una existencia ni continua ni independiente, y de hecho los filósofos han caído en esta opinión, ya que cambian su sistema y distinguen (como lo haremos en el futuro) entre percepciones y objetos, de los cuales las primeras son discontinuas y perecederas y diferentes en cada surgir, mientras que los últimos son continuos y poseen existencia continua e identidad. Mas por muy filosófico que se estime este nuevo sistema, afirmo que es sólo un remedio paliativo y que contiene todas las dificultades del sistema vulgar con algunas otras que le son peculiares. No existen principios, ni del entendimiento ni de la fantasía, que nos lleven directamente a aceptar esta opinión de la doble existencia de percepciones y objetos, y no podemos llegar a ella más que a través de la hipótesis común de la identidad y continuidad de nuestras percepciones interrumpidas. Si no nos hallásemos primeramente persuadidos de que nuestras percepciones son solamente nuestros objetos y continúan existiendo aun cuando no aparecen ya a nuestros sentidos, jamás seríamos llevados a pensar que nuestras percepciones y los objetos son diferentes y que sólo nuestros objetos poseen una existencia continua. La última hipótesis no se impone primariamente ni por la razón ni por la imaginación, sino que adquiere su influencia sobre la imaginación partiendo de la primera. Esta proposición contiene dos partes, que trataré de probar tan clara y distintamente como un asunto tan abstruso me lo permita. |
As to the first part of the proposition, that this philosophical hypothesis has no primary recommendation, either to reason, or the imagination, we may soon satisfy ourselves with regard to reason by the following reflections. The only existences, of which we are certain, are perceptions, which being immediately present to us by consciousness, command our strongest assent, and are the first foundation of all our conclusions. The only conclusion we can draw from the existence of one thing to that of another, is by means of the relation of cause and effect, which shews, that there is a connexion betwixt them, and that the existence of one is dependent on that of the other. The idea of this relation is derived from past experience, by which we find, that two beings are constantly conjoined together, and are always present at once to the mind. But as no beings are ever present to the mind but perceptions; it follows that we may observe a conjunction or a relation of cause and effect between different perceptions, but can never observe it between perceptions and objects. It is impossible, therefore, that from the existence or any of the qualities of the former, we can ever form any conclusion concerning the existence of the latter, or ever satisfy our reason in this particular. | En cuanto a la primera parte de la proposición de que su hipótesis filosófica no se impone primariamente ni por la razón ni por la imaginación, pronto nos convenceremos de ello, con respecto a la razón, por las reflexiones que siguen. La única existencia de la que nos hallamos ciertos es la de las percepciones, que, estando inmediatamente presentes a nosotros por la conciencia, exigen nuestro más riguroso asentimiento y son el primer fundamento de todas las conclusiones. La única conclusión que podemos hacer partiendo de la existencia de una cosa para llegar a la de otra, es la de causa y efecto que muestra que existe un enlace entre ellas y que la existencia de la una depende de la de la otra. La idea de esta relación se deriva de la experiencia pasada, por la que hallamos que dos seres se hallan unidos constantemente y se presentan siempre a la vez al espíritu. Sin embargo, como ningún ser se halla siempre presente al espíritu más que las percepciones, se sigue que podemos observar una conexión o una relación de causa y efecto entre diferentes percepciones; pero jamás podemos observarla entre las percepciones y los objetos. Es imposible, pues, que de la existencia de algunas de las cualidades de las primeras podamos realizar una conclusión referente a la existencia de los últimos o satisfacer a nuestra razón en este particular. |
It is no less certain, that this philosophical system has no primary recommendation to the imagination, and that that faculty would never, of itself, and by its original tendency, have fallen upon such a principle. I confess it will be somewhat difficult to prove this to the fall satisfaction of the reader; because it implies a negative, which in many cases will not admit of any positive proof. If any one would take the pains to examine this question, and would invent a system, to account for the direct origin of this opinion from the imagination, we should be able, by the examination of that system, to pronounce a certain judgment in the present subject. Let it be taken for granted, that our perceptions are broken, and interrupted, and however like, are still different from each other; and let any one upon this supposition shew why the fancy, directly and immediately, proceeds to the belief of another existence, resembling these perceptions in their nature, but yet continued, and uninterrupted, and identical; and after he has done this to my satisfaction, I promise to renounce my present opinion. Mean while I cannot forbear concluding, from the very abstractedness and difficulty of the first supposition, that it is an improper subject for the fancy to work upon. Whoever would explain the origin of the common opinion concerning the continued and distinct existence of body, must take the mind in its common situation, and must proceed upon the supposition, that our perceptions are our only objects, and continue to exist even when they are not perceived. Though this opinion be false, it is the most natural of any, and has alone any primary recommendation to the fancy. | No es menos cierto que este sistema filosófico se impone primariamente a la imaginación y que esta facultad jamás iría a dar a este principio por su tendencia original. Confieso que será algo difícil probar esto con plena satisfacción del lector, porque implica una negativa que en muchos casos no admitirá una prueba positiva. Si alguno quiere tomarse el trabajo de examinar esta cuestión y quiere inventar un sistema para explicar el origen directo en la imaginación de esta opinión, seremos capaces, mediante el examen de este sistema, de pronunciar un fallo cierto acerca del asunto presente. Consideremos como garantizado que nuestras percepciones son discretas o interrumpidas y, aunque semejantes, son aún diferentes entre sí y permitamos al que lo desee que, partiendo de este supuesto, muestre que la fantasía directa o inmediatamente pasa a la creencia de otra existencia semejante a estas percepciones en su naturaleza, pero, sin embargo, continua, ininterrumpida e idéntica; después que haya hecho esto de un modo que me convenza, prometo renunciar a mi opinión presente. Mientras tanto no puedo menos de concluir de lo abstracto y difícil de la primera proposición que es asunto impropio para ser elaborado por la fantasía. Quien quiera explicar el origen de la opinión corriente relativa a la existencia continua y distinta de los cuerpos debe considerar el espíritu en esta situación corriente y debe partir del supuesto de que nuestras percepciones son nuestros únicos objetos y de que continúan existiendo aun cuando no son percibidas. Aunque esta opinión sea falsa, es la más natural de todas y se impone primariamente a la fantasía. |
As to the second part of the proposition, that the philosophical system acquires all its influence on the imagination from the vulgar one; we may observe, that this is a natural and unavoidable consequence of the foregoing conclusion, that it has no primary recommendation to reason or the imagination. For as the philosophical system is found by experience to take hold of many minds, and in particular of all those, who reflect ever so little on this subject, it must derive all its authority from the vulgar system; since it has no original authority of its own. The manner, in which these two systems, though directly contrary, are connected together, may be explains, as follows. | En cuanto a la segunda parte de la proposición, que el sistema filosófico adquiere toda su influencia en la imaginación partiendo del vulgar, podemos hacer observar que esto es una consecuencia natural e inevitable de la conclusión precedente de que no se impone primariamente a la razón o la imaginación, pues como el sistema filosófico, según sabemos por experiencia, se afirma en muchos espíritus y en particular en todos aquellos que reflexionan un poco sobre este asunto, debe derivar toda su autoridad del sistema vulgar, ya que no tiene autoridad por sí mismo. La manera como estos dos sistemas se unen entre sí a pesar de ser contrarios se explicará como sigue. |
The imagination naturally runs on in this train of thinking. Our perceptions are our only objects: Resembling perceptions are the same, however broken or uninterrupted in their appearance: This appealing interruption is contrary to the identity: The interruption consequently extends not beyond the appearance, and the perception or object really continues to exist, even when absent from us: Our sensible perception s have, therefore, a continued and uninterrupted existence. But as a little reflection destroys this conclusion, that our perceptions have a continued existence, by shewing that they have a dependent one, it would naturally be expected, that we must altogether reject the opinion, that there is such a thing in nature as a continued existence, which is preserved even when it no longer appears to the senses. The case, however, is otherwise. Philosophers are so far from rejecting the opinion of a continued existence upon rejecting that of the independence and continuance of our sensible perceptions, that though all sects agree in the latter sentiment, the former, which is, in a manner, its necessary consequence, has been peculiar to a few extravagant sceptics; who after all maintained that opinion in words only, and were never able to bring themselves sincerely to believe it. | La imaginación sigue naturalmente este modo de pensar. Nuestras percepciones son nuestros únicos objetos; las percepciones semejantes son las mismas, aunque aparezcan discretas o interrumpidas; la interrupción aparente es contraria a la identidad; la interrupción, por consiguiente, se extiende más allá de la apariencia, y la percepción u objeto real continúa existiendo aun cuando se halla ausente de nosotros; nuestras percepciones sensibles poseen, pues, una existencia continua e ininterrumpida. Sin embargo, como una pequeña reflexión destruye la conclusión de que nuestras percepciones poseen una existencia continua, mostrando que tan sólo tienen una existencia dependiente, se podía esperar naturalmente que rechazásemos esta opinión de que existe algo en la naturaleza análogo a una existencia continua que sigue siendo aun cuando no aparece a los sentidos. Esto no obstante, sucede otra cosa. Los filósofos se hallan tan lejos de rechazar la opinión de una existencia continua al rechazar la independencia y continuidad de nuestras percepciones sensibles, que, aunque todas sus direcciones están de acuerdo en esto último, lo primero, que es en cierto modo su consecuencia necesaria, ha sido sólo peculiar a algunos escépticos extravagantes, que, después de todo, mantenían esta opinión tan sólo de palabra y jamás pudieron llegar a creer sinceramente en ella. |
There is a great difference betwixt such opinions as we form after a calm and profound reflection, and such as we embrace by a kind of instinct or natural impulse, on account of their suitableness and conformity to the mind. If these opinions become contrary, it is not difficult to foresee which of them will have the advantage. As long as our attention is bent upon the subject, the philosophical and studyed principle may prevail; but the moment we relax our thoughts, nature will display herself, and draw us back to our former opinion. Nay she has sometimes such an influence, that she can stop our progress, even in the midst of our most profound reflections, and keep us from running on with all the consequences of any philosophical opinion. Thus though we clearly perceive the dependence and interruption of our perceptions, we stop short in our career, and never upon that account reject the notion of an independent and continued existence. That opinion has taken such deep root in the imagination, that it is impossible ever to eradicate it, nor will any strained metaphysical conviction of the dependence of our perceptions be sufficient for that purpose. | Existe una gran diferencia entre las opiniones que elaboramos después de una reflexión tranquila y profunda y las que abrazamos por una especie de instinto o impulso natural por razón de su acuerdo y conformidad con el espíritu. Si estas opiniones llegan a ser contrarias, no es difícil prever cuál de ellas dos triunfará. Mientras la atención se halla concentrada sobre el asunto, el principio filosófico y estudiado prevalece; pero en el momento en que dejamos en libertad a nuestro pensamiento, la naturaleza seguirá su camino y nos llevará a nuestra primera opinión. Es más; tiene a veces tal influencia, que puede detener nuestro avance aun en medio de nuestras reflexiones más profundas y apartarnos de seguir, con todas sus consecuencias, una opinión filosófica. Así, aunque percibimos claramente la dependencia e interrupción de nuestras percepciones, nos detenemos en nuestro camino y no rechazamos por esta razón jamás la noción de una existencia continua e independiente. Esta opinión ha arraigado tan profundamente en la imaginación, que es imposible desarraigarla, y ni una convicción metafísica poderosa de la dependencia de nuestras percepciones será suficiente para este propósito. |
But though our natural and obvious principles here prevail above our studied reflections, it is certain there must be sonic struggle and opposition in the case: at least so long as these rejections retain any force or vivacity. In order to set ourselves at ease in this particular, we contrive a new hypothesis, which seems to comprehend both these principles of reason and imagination. This hypothesis is the philosophical, one of the double existence of perceptions and objects; which pleases our reason, in allowing, that our dependent perceptions are interrupted and different; and at the same time is agreeable to the imagination, in attributing a continued existence to something else, which we call objects. This philosophical system, therefore, is the monstrous offspring of two principles, which are contrary to each other, which are both at once embraced by the mind, and which are unable mutually to destroy each other. The imagination tells us, that our resembling perceptions have a continued and uninterrupted existence, and are not annihilated by their absence. Reflection tells us, that even our resembling perceptions are interrupted in their existence, and different from each other. The contradiction betwixt these opinions we elude by a new fiction, which is conformable to the hypotheses both of reflection and fancy, by ascribing these contrary qualities to different existences; the interruption to perceptions, and the continuance to objects. Nature is obstinate, and will not quit the field, however strongly attacked by reason; and at the same time reason is so clear in the point, that there is no possibility of disguising her. Not being able to reconcile these two enemies, we endeavour to set ourselves at ease as much as possible, by successively granting to each whatever it demands, and by feigning a double existence, where each may find something, that has all the conditions it desires. Were we fully convinced, that our resembling perceptions are continued, and identical, and independent, we should never run into this opinion of a double existence, since we should find satisfaction in our first supposition, and would not look beyond. Again, were we fully convinced, that our perceptions are dependent, and interrupted, and different, we should be as little inclined to embrace the opinion of a double existence; since in that case we should clearly perceive the error of our first supposition of a continued existence, and would never regard it any farther. It is therefore from the intermediate situation of the mind, that this opinion arises, and from such an adherence to these two contrary principles, as makes us seek some pretext to justify our receiving both; which happily at last is found in the system of a double existence. | Sin embargo, aunque nuestros principios naturales y manifiestos prevalezcan sobre nuestras reflexiones, producto de estudio, es cierto que debe existir alguna lucha y oposición en este caso, por lo menos en tanto que estas reflexiones conservan alguna fuerza y vivacidad. Para satisfacernos en este respecto imaginamos una nueva hipótesis que parece comprender los dos principios: el de la razón y el de la imaginación. Esta hipótesis es la filosófica de la doble existencia de las percepciones y de los objetos que agrada a nuestra razón, concediendo que las percepciones son interrumpidas y diferentes, y al mismo tiempo es grata a la imaginación, por atribuir una existencia continua a un algo que llamamos objetos. Este sistema filosófico, pues, es la descendencia monstruosa de dos principios que son contrarios entre sí, que son admitidos por el espíritu a la vez y que son incapaces de destruirse mutuamente. La imaginación nos dice que nuestras percepciones semejantes tienen una existencia continua y no interrumpida y que no se destruyen por su ausencia. La reflexión nos dice que aun las percepciones semejantes se hallan interrumpidas en su existencia y son diferentes entre sí. La contradicción entre estas opiniones la eludimos mediante una nueva ficción que concuerda con las hipótesis de la reflexión y la fantasía, atribuyendo estas cualidades contrarias a existencias diferentes: la interrupción a las percepciones y la continuidad a los objetos. La naturaleza es obstinada y no quiere abandonar el campo aunque haya sido atacada fuertemente por la razón; al mismo tiempo, la razón ve tan claro en este punto, que no hay posibilidad de desfigurarlo para ella. No siendo capaces de reconciliar estos dos enemigos, tratamos de colocarnos en la posición más cómoda posible garantizándola sucesivamente a cada parte que lo exija y fingiendo una doble existencia en la que pueda hallar cada parte algo que posea las condiciones deseadas. Si nos hallásemos plenamente convencidos de que nuestras percepciones semejantes son continuas, idénticas e independientes, no iríamos jamás a dar a la opinión de la dobla existencia, ya que nos satisfaríamos con nuestro primer supuesto y no indagaríamos más allá de él. Además, si nos hallásemos plenamente convencidos de que nuestras percepciones son dependientes, interrumpidas y diferentes, tampoco nos sentiríamos inclinados a abrazar la opinión de la doble existencia, ya que en este caso percibiríamos claramente el error de nuestro primer supuesto de una existencia continua y no tendríamos nunca por qué preocuparnos de otra cosa. Por consiguiente, esta 132 opinión surge de la situación intermedia del espíritu y de la admisión de estos dos principios contrarios que nos hace buscar algún pretexto para justificar la admisión de ambos, lo que felizmente, por último, se halla en el sistema de la doble existencia. |
Another advantage of this philosophical system is its similarity to the vulgar one; by which means we can humour our reason for a moment, when it becomes troublesome and sollicitous; and yet upon its least negligence or inattention, can easily return to our vulgar and natural notions. Accordingly we find, that philosophers neglect not this advantage; but immediately upon leaving their closets, mingle with the rest of mankind in those exploded opinions, that our perceptions are our only objects, and continue identically and uninterruptedly the same in all their interrupted appearances. | Otra ventaja de este sistema filosófico es su semejanza con el vulgar, por medio de la cual podemos complacer a nuestra razón por un momento cuando se hace perturbadora y solícita y, sin embargo, su más pequeña negligencia o falta de atención nos puede llevar fácilmente a las nociones vulgares o naturales. De acuerdo con ello, hallamos que los filósofos no descuidan esta ventaja, sino que en seguida que dejan su soledad comparten con el resto del género humano las opiniones por ellos refutadas de que nuestras percepciones son nuestros únicos objetos y continúan los mismos, idénticos y no interrumpidos, en todas sus apariencias discontinuas. |
There are other particulars of this system, wherein we may remark its dependence on the fancy, in a very conspicuous manner. Of these, I shall observe the two following. First, We suppose external objects to resemble internal perceptions. I have already shewn, that the relation of cause and effect can never afford us any just conclusion from the existence or qualities of our perceptions to the existence of external continued objects: And I shall farther add, that even though they coued afford such a conclusion, we should never have any reason to infer, that our objects resemble our perceptions. That opinion, therefore, is derived from nothing but the quality of the fancy above-explained, (that it borrows all its ideas from some precedent perception). We never can conceive any thing but perceptions, and therefore must make every thing resemble them. | Existen otras particularidades de este sistema en que notamos su dependencia de la fantasía de una manera muy clara. De éstas observo las dos siguientes: Primero. Suponemos que los objetos externos se asemejan a las percepciones internas. Ya he mostrado que la relación de causa y efecto no puede aportarnos una conclusión exacta que partiendo de la existencia o cualidades de nuestras percepciones llegue a la existencia de objetos externos y continuos, y añadiré, además, que aun cuando pueda aportar una solución tal no tendremos jamás razón alguna para inferir que nuestros objetos se asemejan a nuestras percepciones. Esta opinión, pues, se deriva tan sólo de la cualidad de la fantasía antes explicada, a saber: que toma todas sus ideas de alguna percepción precedente. Jamás podemos percibir nada más que percepciones, y, por consiguiente, debemos hacer que todo se asemeje a ellas. |
Secondly, As we suppose our objects in general to resemble our perceptions, so we take it for granted, that every particular object resembles that perception, which it causes. The relation of cause and effect determines us to join the other of resemblance; and the ideas of these existences being already united together in the fancy by the former relation, we naturally add the latter to compleat the union. We have a strong propensity to compleat every union by joining new relations to those which we have before observed betwixt any ideas, as we shall have occasion to observe presently. [Sect. 5.] | Segundo. Como suponemos que nuestros objetos en general se asemejan a nuestras percepciones, consideramos garantizado que cada objeto particular se asemeja a la percepción que lo causa. La relación de causa y efecto nos lleva a unir con ella la de semejanza, y las ideas de estas existencias estando ya unidas entre sí en la fantasía por la primera relación, unimos con ella naturalmente la última para completar la unión Tendemos marcadamente a completar toda unión agregando nuevas relaciones a aquellas que ya hemos observado antes entre las ideas y que tendremos ocasión de observar en adelante(37). |
Having thus given an account of all the systems both popular and philosophical, with regard to external existences, I cannot forbear giving vent to a certain sentiment, which arises upon reviewing those systems. I begun this subject with premising, that we ought to have an implicit faith in our senses, and that this would be the conclusion, I should draw from the whole of my reasoning. But to be ingenuous, I feel myself at present of a quite contrary sentiment, and am more inclined to repose no faith at all in my senses, or rather imagination, than to place in it such an implicit confidence. I cannot conceive how such trivial qualities of the fancy, conducted by such false suppositions, can ever lead to any solid and rational system. They are the coherence and constancy of our perceptions, which produce the opinion of their continued existence; though these qualities of perceptions have no perceivable connexion with such an existence. The constancy of our perceptions has the most considerable effect, and yet is attended with the greatest difficulties. It is a gross illusion to suppose, that our resembling perceptions are numerically the same; and it is this illusion, which leads us into the opinion, that these perceptions are uninterrupted, and are still existent, even when they are not present to the senses. This is the case with our popular system. And as to our philosophical one, it is liable to the same difficulties; and is over-and-above loaded with this absurdity, that it at once denies and establishes the vulgar supposition. Philosophers deny our resembling perceptions to be identically the same, and uninterrupted; and yet have so great a propensity to believe them such, that they arbitrarily invent a new set of perceptions, to which they attribute these qualities. I say, a new set of perceptions: For we may well suppose in general, but it is impossible for us distinctly to conceive, objects to be in their nature any thing but exactly the same with perceptions. What then can we look for from this confusion of groundless and extraordinary opinions but error and falshood? And how can we justify to ourselves any belief we repose in them? | Habiendo dado así una explicación de todos los sistemas, tanto del popular como del filosófico, con respecto a las existencias externas, no puedo menos de expresar un cierto modo de ver que surge ante la revisión de estos sistemas. Comencé este asunto anticipando que podríamos tener una fe implícita en nuestros sentidos y que ésta sería la conclusión que sacaría de todo mi razonamiento. Sin embargo, para ser sincero, opino ahora de un modo completamente contrario y me inclino más a no conceder fe a todos mis sentidos, o mejor a mi imaginación, que a concederles una confianza implícita tal. No puedo concebir cómo cualidades tan poco importantes de la fantasía, conducidas por tales supuestos falsos, pueden llevar a un sistema sólido y racional. La coherencia y constancia de nuestras percepciones son las que producen la opinión de su existencia continua, aunque estas cualidades de las percepciones no posean ninguna conexión perceptible con una existencia tal. La constancia de nuestras percepciones tiene la influencia más considerable y va acompañada de las más grandes dificultades. Es una gran ilusión suponer que nuestras percepciones semejantes son numéricamente las mismas, y esta ilusión es la que nos lleva a la opinión de que estas percepciones son continuas y existen aun cuando no se hallan presentes a los sentidos. Esto es lo que sucede en nuestro sistema popular. En cuanto al filosófico, se halla sometido a las mismas dificultades y además se halla ligado al absurdo de que niega y establece al mismo tiempo el supuesto vulgar. Los filósofos niegan que nuestras percepciones semejantes sean idénticamente las mismas e ininterrumpidas, y, sin embargo, se hallan muy inclinados a creer tanto que lo son, que han inventado arbitrariamente una serie nueva de percepciones a las que atribuyen estas cualidades. Digo una nueva serie de percepciones, pues podemos suponer en general que es imposible para nosotros concebir que los objetos son algo, en cuanto a su naturaleza, más que percepciones. ¿Qué podemos, pues, esperar de esta confusión de opiniones infundadas y extraordinarias más que error y falsedad? ¿Y cómo podemos justificar para nosotros mismos una creencia que hagamos descansar sobre ellas? |
This sceptical doubt, both with respect to reason and the senses, is a malady, which can never be radically cured, but must return upon us every moment, however we may chace it away, and sometimes may seem entirely free from it. It is impossible upon any system to defend either our understanding or senses; and we but expose them farther when we endeavour to justify them in that manner. As the sceptical doubt arises naturally from a profound and intense reflection on those subjects, it always encreases, the farther we carry our reflections, whether in opposition or conformity to it. Carelessness and in-attention alone can afford us any remedy. For this reason I rely entirely upon them; and take it for granted, whatever may be the reader′s opinion at this present moment, that an hour hence he will be persuaded there is both an external and internal world; and going upon that supposition, I intend to examine some general systems both ancient and modern, which have been proposed of both, before I proceed to a more particular enquiry concerning our impressions. This will not, perhaps, in the end be found foreign to our present purpose. | La duda escéptica, tanto con respecto a la razón como a los sentidos, es una enfermedad que no podremos curar nunca, sino que debe volver a surgir en nosotros en cada momento, aunque podamos expulsarla y a veces parecernos que nos hallamos enteramente libres de ella. Es imposible, basándose en sistema alguno, defender el entendimiento o los sentidos, y los exponemos aun más cuando tratamos de justificarlos de esta manera. Como la duda escéptica surge naturalmente de una reflexión profunda e intensa sobre estos asuntos, aumenta siempre cuando llevamos más lejos nuestras reflexiones, ya sea en contra o en pro de ella. La falta de cuidado y de atención tan sólo puede proporcionarnos un remedio. Por esta razón confío enteramente sobre ellos y considero garantizado, cualquiera que sea la opinión del lector en el momento presente, que de aquí a una hora estará persuadido de que existe un mundo interno y externo, y, partiendo de este supuesto, intentaré examinar algunos sistemas generales antiguos y modernos que han sido propuestos acerca de ambos antes de que proceda a una investigación más particular relativa a nuestras impresiones. No se encontrará quizá en el fondo que es esto extraño a nuestro propósito presente.
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SECT. III. OF THE ANTIENT PHILOSOPHY. | Sección III De la filosofía antigua. |
Several moralists have recommended it as an excellent method of becoming acquainted with our own hearts, and knowing our progress in virtue, to recollect our dreams in a morning, and examine them with the same rigour, that we would our most serious and most deliberate actions. Our character is the same throughout, say they, and appears best where artifice, fear, and policy have no place, and men can neither be hypocrites with themselves nor others. The generosity, or baseness of our temper, our meekness or cruelty, our courage or pusilanimity, influence the fictions of the imagination with the most unbounded liberty, and discover themselves in the most glaring colours. In like manner, I am persuaded, there might be several useful discoveries made from a criticism of the fictions of the antient philosophy, concerning substances, and substantial form, and accidents, and occult qualities; which, however unreasonable and capricious, have a very intimate connexion with the principles of human nature. | Varios moralistas han recomendado como un método excelente de llegar a conocer nuestros propios corazones y nuestro progreso en la virtud el recordar nuestros sueños por la mañana y examinarlos con el mismo rigor que lo haríamos con nues tras acciones más serias y deliberadas. Nuestro carácter es totalmente el mismo, dicen, y aparece mejor cuando no tiene lugar el artificio, el miedo y las formas, y los hombres no pueden ser hipócritas ni consigo mismo ni con los otros. La generosidad o bajeza de nuestro carácter, nuestra mansedumbre o crueldad, nuestro valor o cobardía, influyen en las ficciones de la imaginación y se presentan con más vivos colores. Del mismo modo estoy persuadido de que podrán hacerse numerosos descubrimientos útiles partiendo de la crítica de las ficciones de la filosofia antigua que se refieren a la substancia, formas substanciales, accidentes y cualidades ocultas que, aunque irracionales y caprichosas, poseen una relación muy íntima con los principios de la naturaleza humana. |
It is confest by the most judicious philosophers, that our ideas of bodies are nothing but collections formed by the mind of the ideas of the several distinct sensible qualities, of which objects are composed, and which we find to have a constant union with each other. But however these qualities may in themselves be entirely distinct, it is certain we commonly regard the compound, which they form, as ONE thing, and as continuing the SAME under very considerable alterations. The acknowledged composition is evidently contrary to this supposed simplicity, and the variation to the identity. It may, therefore, be worth while to consider the causes, which make us almost universally fall into such evident contradictions, as well as the means by which we endeavour to conceal them. | Se confiesa por los filósofos más sólidos que nuestras ideas de los cuerpos no son más que reuniones creadas por el espíritu de ideas de varias cualidades distintas de las que se 134 componen los objetos y que sabemos se hallan unidas constantemente entre sí. Sin embargo, aunque estas cualidades puedan ser en sí mismas completamente diferentes, es cierto que comúnmente consideramos el compuesto que ellas forman como una cosa que continúa la misma a pesar de alteraciones muy considerables. La composición reconocida es evidentemente contraria a la supuesta simplicidad, y la variación, a la identidad. Por consiguiente, podrá merecer nuestra atención el detenernos a considerar las causas que nos hacen caer casi universalmente en tales contradicciones evidentes y también los medios por los cuales tratamos de ocultarlas. |
It is evident, that as the ideas of the several distinct, successive qualities of objects are united together by a very close relation, the mind, in looking along the succession, must be carryed from one part of it to another by an easy transition, and will no more perceive the change, than if it contemplated the same unchangeable object. This easy transition is the effect, or rather essence of relation; I and as the imagination readily takes one idea for another, where their influence on the mind is similar; hence it proceeds, that any such succession of related qualities is readily considered as one continued object, existing without any variation. The smooth and uninterrupted progress of the thought, being alike in both cases, readily deceives the mind, and makes us ascribe an identity to the changeable succession of connected qualities. | Es evidente que, como las ideas de cualidades diferentes y sucesivas de los objetos se hallan unidas por una relación muy estrecha, el espíritu, al considerar la sucesión, debe ser llevado de una parte a otra por una transición fácil y no percibirá más el cambio que si considerase un mismo objeto inmutable. Esta fácil transición es el efecto o más bien la esencia de la relación, y como la imaginación toma fácilmente una idea por otra cuando su influencia sobre el espíritu es similar, resulta que una sucesión tal de cualidades relacionadas se considera fácilmente por un objeto continuo existiendo sin variación. El progreso del pensamiento suave y continuo siendo análogo en ambos casos, engaña fácilmente al espíritu y nos hace atribuir una identidad a la sucesión mutable de cualidades enlazadas. |
But when we alter our method of considering the succession, and instead of traceing it gradually through the successive points of time, survey at once Any two distinct periods of its duration, and compare the different conditions of the successive qualities; in that case the variations, which were insensible when they arose gradually, do now appear of consequence, and seem entirely to destroy the identity. By this means there arises a kind of contrariety in our method of thinking, from the different points of view, in which we survey the object, and from the nearness or remoteness of those instants of time, which we compare together. When we gradually follow an object in its successive changes, the smooth progress of the thought makes us ascribe an identity to the succession; because it is by a similar act of the mind we consider an unchangeable object. When we compare its situation after a considerable change the progress of the thought is broke; and consequently we are presented with the idea of diversity: In order to reconcile which contradictions the imagination is apt to feign something unknown and invisible, which it supposes to continue the same under all these variations; and this unintelligible something it calls a substance, or original and first matter. | Sin embargo, cuando cambiamos nuestro modo de considerar la sucesión y, en lugar de seguirla gradualmente a través de los puntos sucesivos del tiempo, consideramos a la vez dos períodos distintos de su duración y comparamos las diferentes condiciones de las cualidades sucesivas, las variaciones, en este caso, que serían insensibles cuando surgiesen gradualmente, aparecen como importantes y parecen destruir la identidad. Por este medio surge una especie de oposición en nuestro modo de pensar que parte de los diferentes puntos de vista desde los que consideramos los objetos y que parte también de la proximidad o lejanía de los momentos del tiempo que comparamos entre sí. Cuando gradualmente seguimos un objeto en sus cambios sucesivos, el suave progreso del pensamiento nos hace atribuirle identidad en la sucesión, porque por un acto similar del espíritu consideramos los objetos inmutables. Cuando comparamos su situación después de un cambio considerable, el progreso del pensamiento se interrumpe, y, por consecuencia, se nos presenta la idea de la diversidad; la imaginación, para reconciliar estas contradicciones, propende a fingir algo desconocido o invisible que supone continúa siendo lo mismo en todas estas variaciones, y este algo ininteligible, se llama substancia o materia original y primera. |
We entertain a like notion with regard to the simplicity of substances, and from like causes. Suppose an object perfectly simple and indivisible to be presented, along with another object, whose co-existent parts are connected together by a strong relation, it is evident the actions of the mind, in considering these two objects, are not very different. The imagination conceives the simple object at once, with facility, by a single effort of thought, without change or variation. The connexion of parts in the compound object has almost the same effect, and so unites the object within itself, that the fancy feels not the transition in passing from one part to another. Hence the colour, taste, figure, solidity, and other qualities, combined in a peach or melon, are conceived to form one thing; and that on account of their close relation, which makes them affect the thought in the same manner, as if perfectly uncompounded. But the mind rests not here. Whenever it views the object in another light, it finds that all these qualities are different, and distinguishable, and separable from each other; which view of things being destructive of its primary and more natural notions, obliges the imagination to feign an unknown something, or original substance and matter, as a principle of union or cohesion among these qualities, and as what may give the compound object a title to be called one thing, notwithstanding its diversity and composition. | Tenemos una noción análoga con respecto de la simplicidad de la substancia, y ésta nace de causas semejantes. Supongamos un objeto perfectamente simple e indivisible que se nos presenta junto con otro objeto cuyas partes coexistentes se hallan enlazadas entre sí por una fuerte relación; es evidente que las acciones del espíritu al considerar estos objetos no son muy diferentes. La imaginación concibe el objeto simple a la vez con facilidad, por un esfuerzo único del pensar, sin cambio o variación. La conexión de las partes en el objeto compuesto tiene casi el mismo efecto y une el objeto consigo mismo de tal modo que la fantasía no siente la transición al pasar de una parte a otra. Por esto el color, sabor, figura, solidez y otras cualidades combinadas en una pavía o melón se conciben formando una cosa, y esto por razón de su estrecha relación, que les hace afectar al pensamiento de la misma manera que si fuese completamente simple. El espíritu no se detiene aquí. Siempre que considera el objeto en otro respecto halla que todas estas cualidades son diferentes, distinguibles y separables entre sí, consideración que, siendo destructora de las nociones primarias y más naturales, obliga a la imaginación a fingir un algo desconocido o una substancia y materia original como un principio de unión o cohesión entre estas cualidades y como lo que puede conceder al objeto compuesto el derecho de llamarse una cosa a pesar de su diversidad y composición. |
The peripatetic philosophy asserts the original matter to be perfectly homogeneous in all bodies, and considers fire, water, earth, and air, as of the very same substance; on account of their gradual revolutions and changes into each other. At the same time it assigns to each of these species of objects a distinct substantial form, which it supposes to be the source of all those different qualities they possess, and to be a new foundation of simplicity and identity to each particular species. All depends on our manner of viewing the objects. When we look along the insensible changes of bodies, we suppose all of them to be of the same substance or essence. When we consider their sensible differences, we attribute to each of them a substantial and essential difference. And in order to indulge ourselves in both these ways of considering our objects, we suppose all bodies to have at once a substance and a substantial form. | La filosofía peripatética afirma que la materia original es perfectamente homogénea en todos los cuerpos, y considera el fuego, el agua, la tierra y el aire como formados de la misma substancia por razón de sus cambios graduales y revoluciones que la hace pasar de los unos a los otros. Al mismo tiempo asigna a cada una de estas especies de objetos una forma substancial distinta, que supone es la fuente de todas las diferentes cualidades que posee y es un nuevo fundamento de la simplicidad e identidad de cada especie particular. Todo depende de nuestra manera de considerar los objetos. Cuando consideramos los cambios inservibles de los cuerpos suponemos que todos son de la misma substancia o esencia. Cuando consideramos sus diferencias sensibles atribuimos a cada uno de ellos una diferencia substancial y esencial. Y para satisfacernos en ambos modos de considerar los objetos suponemos que todos los cuerpos tienen a la vez una substancia y una forma substancial. |
The notion of accidents is an unavoidable consequence of this method of thinking with regard to substances and substantial forms; nor can we forbear looking upon colours, sounds, tastes, figures, and other properties of bodies, as existences, which cannot subsist apart, but require a subject of inhesion to sustain and support them. For having never discovered any of these sensible qualities, where, for the reasons above-mentioned, we did not likewise fancy a substance to exist; the same habit, which makes us infer a connexion betwixt cause and effect, makes us here infer a dependence of every quality on the unknown substance. The custom of imagining a dependence has the same effect as the custom of observing it would have. This conceit, however, is no more reasonable than any of the foregoing. Every quality being a distinct thing from another, may be conceived to exist apart, and may exist apart, not only from every other quality, but from that unintelligible chimera of a substance. | La noción de accidente es una consecuencia inevitable de este modo de pensar con respecto a las substancias y formas substanciales, y no podemos menos de considerar los colores, sonidos, sabores, figuras y otras propiedades de los cuerpos existencias que no pueden subsistir separadas, sino que requieren un sujeto de ingerencia para sostenerlas y servirles de base. Pues no habiendo descubierto nunca alguna de estas cualidades sensibles, donde, por las razones antes mencionadas, no hayamos imaginado igualmente que existe una substancia, el mismo hábito que nos hace inferir una conexión entre causa y efecto nos hace inferir aquí una dependencia de toda cualidad por parte de una substancia desconocida. El hábito de imaginar una dependencia tiene el mismo efecto que el hábito de observarla lo tendría. Esta concepción, sin embargo, no es más razonable que alguna de las precedentes. Toda cualidad siendo una cosa distinta de otra puede ser concebida existiendo aparte, y no puede solamente existir aparte de toda otra cualidad, sino también de la quimera ininteligible de una substancia. |
But these philosophers carry their fictions still farther in their sentiments concerning occult qualities, and both suppose a substance supporting, which they do not understand, and an accident supported, of which they have as imperfect an idea. The whole system, therefore, is entirely incomprehensible, and yet is derived from principles as natural as any of these above-explained. | Sin embargo, estos filósofos llevan sus ficciones aun más lejos en sus opiniones relativas a las cualidades ocultas y suponen a la vez una substancia como base que no entienden y un accidente que se basa en ella, del que tiene una idea igualmente imperfecta. El sistema entero, pues, es totalmente incomprensible, y, sin embargo, se deriva de principios tan naturales como los antes explicados. |
In considering this subject we may observe a gradation of three opinions, that rise above each other, according as the persons, who form them, acquire new degrees of reason and knowledge. These opinions are that of the vulgar, that of a false philosophy, and that of the true; where we shall find upon enquiry, that the true philosophy approaches nearer to the sentiments of the vulgar, than to those of a mistaken knowledge. It is natural for men, in their common and care, less way of thinking, to imagine they perceive a connexion betwixt such objects as they have constantly found united together; and because custom has rendered it difficult to separate the ideas, they are apt to fancy such a separation to be in itself impossible and absurd. But philosophers, who abstract from the effects of custom, and compare the ideas of objects, immediately perceive the falshood of these vulgar sentiments, and discover that there is no known connexion among objects. Every different object appears to them entirely distinct and separate; and they perceive, that it is not from a view of the nature and qualities of objects we infer one from another, but only when in several instances we observe them to have been constantly conjoined. But these philosophers, instead of drawing a just inference from this observation, and concluding, that we have no idea of power or agency, separate from the mind, and belonging to causes; I say, instead of drawing this conclusion, they frequently search for the qualities, in which this agency consists, and are displeased with every system, which their reason suggests to them, in order to explain it. They have sufficient force of genius to free them from the vulgar error, that there is a natural and perceivable connexion betwixt the several sensible qualities and actions of matter; but not sufficient to keep them from ever seeking for this connexion in matter, or causes. Had they fallen upon the just conclusion, they would have returned back to the situation of the vulgar, and would have regarded all these disquisitions with indolence and indifference. At present they seem to be in a very lamentable condition, and such as the poets have given us but a faint notion of in their descriptions of the punishment of Sisyphus and Tantalus. For what can be imagined more tormenting, than to seek with eagerness, what for ever flies us; and seek for it in a place, where it is impossible it can ever exist? | Considerando este asunto, podemos observar una gradación de tres opiniones que surgen las unas de las otras, según que las personas adquieran nuevos grados de razón y conocimiento. Estas opiniones son las del vulgo, la de la falsa filosofía y la de la filosofía verdadera, que se aproxima más a la opinión del vulgo que a la de un conocimiento equivocado. Es natural para los hombres, en su modo corriente y descuidado de pensar, el imaginar que perciben una conexión entre objetos que han hallado constantemente unidos entre sí, y por el hecho de haber creado el hábito la dificultad de separar las ideas, propenden a imaginar que una separación tal es en sí imposible y absurda. Sin embargo, los filósofos que se apartan de los efectos del hábito y comparan las ideas de los objetos perciben inmediatamente la falsedad de estas opiniones vulgares y descubren que no existen conexiones conocidas entre los objetos. Todo objeto diferente aparece para ellos enteramente distinto y separado y perciben que no inferimos, partiendo de una visión de la naturaleza y de las cualidades de los objetos, un objeto de otro, sino solamente cuando en muchas circunstancias observamos que se han hallado constantemente unidos. Sin embargo, estos filósofos, en lugar de sacar una conclusión exacta de su observación y decidir que no poseemos ninguna idea de poder o influencia separada del espíritu y concerniente a las causas, buscan frecuentemente las cualidades en que esta influencia consiste y se hallan descontentos de todo sistema que su razón les sugiere para explicarlas. Tienen el talento suficiente para libertarse del error vulgar de que existe una conexión natural y perceptible entre las diversas cualidades sensibles y acciones de la materia, pero no el suficiente para librarse de buscar esta conexión en la materia o las causas. Si hubieran dado con la conclusión exacta no hubieran vuelto al estado del vulgo y no hubieran considerado todas estas disquisiciones con indolencia e indiferencia. En el presente parecen hallarse en una situación muy lamentable, semejante a la que los poetas nos pintan con una débil noción en sus descripciones de los castigos de Sísifo y Tántalo. ¿Pues qué puede imaginarse más atormentador que buscar con anhelo lo que nos escapa siempre y buscarlo en un lugar donde es imposible que exista? |
But as nature seems to have observed a kind of justice and compensation in every thing, she has not neglected philosophers more than the rest of the creation; but has reserved them a consolation amid all their disappointments and afflictions. This consolation principally consists in their invention of the words: faculty and occult quality. For it being usual, after the frequent use of terms, which are really significant and intelligible, to omit the idea, which we would express by them, and to preserve only the custom, by which we recal the idea at pleasure; so it naturally happens, that after the frequent use of terms, which are wholly insignificant and unintelligible, we fancy them to be on the same footing with the precedent, and to have a secret meaning, which we might discover by reflection. The resemblance of their appearance deceives the mind, as is usual, and makes us imagine a thorough resemblance and conformity. By this means these philosophers set themselves at ease, and arrive at last, by an illusion, at the same indifference, which the people attain by their stupidity, and true philosophers by their moderate scepticism. They need only say, that any phenomenon, which puzzles them, arises from a faculty or an occult quality, and there is an end of all dispute and enquiry upon the matter. | Como la naturaleza ha observado una cierta justicia y comprensión en todo, no ha olvidado más a los filósofos que a todo el resto de la creación, sino que les ha reservado un consuelo en medio de sus desengaños y aflicciones. Este consuelo consiste principalmente en su invención de las palabras facultad y cualidad oculta, pues siendo usual, después del empleo frecuente de los términos que realmente significan algo y son inteligibles, el omitir la idea que expresamos por ellos y conservar solamente el hábito por el que despertamos la idea cuando nos agrada, sucede, naturalmente, que después del uso frecuente de los términos que carecen totalmente de sentido y son ininteligibles imaginamos que se hallan en el mismo plano que los precedentes y que tienen un sentido secreto que podemos descubrir por reflexión. La semejanza de su apariencia engaña al espíritu como de costumbre y nos hace imaginarnos una semejanza y conformidad total. Por este medio los filósofos se colocan en una posición cómoda y llegan por último, mediante una ilusión, a la misma indiferencia que el pueblo alcanza por su estupidez y los verdaderos filósofos por su escepticismo moderado. Necesitan tan sólo decir que un fenómeno que los confunde surge de una facultad o cualidad oculta, lo que constituye el fin de toda disputa e investigación acerca del asunto. |
But among all the instances, wherein the Peripatetics have shewn they were guided by every trivial propensity of the imagination, no one is more-remarkable than their sympathies, antipathies, and horrors of a vacuum. There is a very remarkable inclination in human nature, to bestow on external objects the same emotions, which it observes in itself; and to find every where those ideas, which are most present to it. This inclination, it is true, is suppressed by a little reflection, and only takes place in children, poets, and the antient philosophers. It appears in children, by their desire of beating the stones, which hurt them: In poets, by their readiness to personify every thing: And in the antient philosophers, by these fictions of sympathy and antipathy. We must pardon children, because of their age; poets, because they profess to follow implicitly the suggestions of their fancy: But what excuse shall we find to justify our philosophers in so signal a weakness? | Sin embargo, entre todos los casos en que los peripatéticos han mostrado hallarse guiados por toda tendencia trivial de la imaginación, ninguno es más notable que el de sus simpatías, antipatías y horror del vacío. Existe una inclinación muy notable en la naturaleza humana a conceder a los objetos externos las mismas emociones que observamos en nosotros mismos y a hallar en todas partes las ideas que nos están más presentes. Esta inclinación, es cierto, se evita por una pequeña reflexión y tiene tan sólo lugar en los niños, los poetas y los filósofos antiguos. En los niños aparece en su deseo de pegar a las piedras con que han tropezado; en los poetas, por su presteza de personificar todas las cosas, y en los filósofos antiguos, por estas ficciones de la simpatía y antipatía. Debemos perdonar a los niños por su edad; a los poetas, porque su profesión es seguir implícitamente las sugestiones de su fantasía. Pero ¿qué excusa hallaremos para justificar a los filósofos de una tan gran debilidad?
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SECT. IV. OF THE MODERN PHILOSOPHY. | Sección IV De la filosofia moderna. |
But here it may be objected, that the imagination, according to my own confession, being the ultimate judge of all systems of philosophy, I am unjust in blaming the antient philosophers for making use of that faculty, and allowing themselves to be entirely guided by it in their reasonings. In order to justify myself, I must distinguish in the imagination betwixt the principles which are permanent, irresistible, and universal; such as the customary transition from causes to effects, and from effects to causes: And the principles, which are changeable, weak, and irregular; such as those I have just now taken notice of. The former are the foundation of all our thoughts and actions, so that upon their removal human nature must immediately perish and go to ruin. The latter are neither unavoidable to mankind, nor necessary, or so much as useful in the conduct of life; but on the contrary are observed only to take place in weak minds, and being opposite to the other principles of custom and reasoning, may easily be subverted by a due contrast and opposition. For this reason the former are received by philosophy, and the latter rejected. One who concludes somebody to be near him, when he hears an articulate voice in the dark, reasons justly and naturally; though that conclusion be derived from nothing but custom, which infixes and inlivens the idea of a human creature, on account of his usual conjunction with the present impression. But one, who is tormented he knows not why, with the apprehension of spectres in the dark, may, perhaps, be said to reason, and to reason naturally too: But then it must be in the same sense, that a malady is said to be natural; as arising from natural causes, though it be contrary to health, the most agreeable and most natural situation of man. | Puede objetarse aquí que siendo la imaginación, según mi confesión propia, el último juez de todos los sistemas de la filosofía, soy injusto censurando a los filósofos antiguos por hacer uso de esta facultad y por guiarse enteramente por ella en sus razonamientos. Para justificarme debo distinguir en la imaginación entre los principios que son permanentes, irresistibles y universales, como la transición habitual de las causas a los efectos y de los efectos a las causas, y los principios que son mudables, débiles e irregulares, como los que acabo de poner de relieve. Los primeros son el fundamento de todos nuestros pensamientos y de todas nuestras acciones; de modo que con su supresión la naturaleza humana debe perecer inmediatamente y destruirse. Los últimos no son ni inevitables para el género humano ni necesarios o útiles en la conducta de la vida, sino que, por el contrario, se observa tan sólo que tienen lugar en los espíritus débiles, y oponiéndose a los principios del hábito y del razonamiento pueden fácilmente ser destruidos por un contraste y oposición debidos. Por esta razón los primeros son aceptados por la filosofia y los últimos, rechazados. El que concluye que algo debe de estar cerca de él cuando oye una voz articulada en la obscuridad razona de una manera exacta y natural, aunque esta conclusión no se derive más que del hábito que fija y vivifica la idea de una criatura humana por razón de su enlace usual con la impresión presente; pero el que se atormenta sin saber por qué con el temor de los espectros en la obscuridad, se puede decir quizá que razona y que razona naturalmente, pero debe suceder esto del mismo modo que se dice que es natural una enfermedad, por surgir de causas naturales, aunque es contraria a la salud, el más agradable y el más natural de los estados del hombre. |
The opinions of the antient philosophers, their fictions of substance and accident, and their reasonings concerning substantial forms and occult qualities, are like the spectres in the dark, and are derived from principles, which, however common, are neither universal nor unavoidable in human nature. The modern philosophy pretends to be entirely free from this defect, and to arise only from the solid, permanent, and consistent principles of the imagination. Upon what grounds this pretension is founded must now be the subject of our enquiry. | Las opiniones de los antiguos filósofos, sus ficciones de substancia y accidente y sus razonamientos relativos a las formas substanciales y a las cualidades ocultas son semejantes a los espectros de la obscuridad y se derivan de principios que, aunque comunes, no son ni universales ni inevitables en la naturaleza humana. La filosofía moderna pretende libertarse totalmente de este defecto y apoyarse tan sólo en los principios sólidos, permanentes y consistentes de la imaginación. En qué fundamentos esta pretensión se basa debe ser ahora el asunto de nuestra investigación. |
The fundamental principle of that philosophy is the opinion concerning colours, sounds, tastes, smells, heat and cold; which it asserts to be nothing but impressions in the mind, derived from the operation of external objects, and without any resemblance to the qualities of the objects. Upon examination, I find only one of the reasons commonly produced for this opinion to be satisfactory, viz. that derived from the variations of those impressions, even while the external object, to all appearance, continues the same. These variations depend upon several circumstances. Upon the different situations of our health: A man in a malady feels a disagreeable taste in meats, which before pleased him the most. Upon the different complexions and constitutions of men That seems bitter to one, which is sweet to another. Upon the difference of their external situation and position: Colours reflected from the clouds change according to the distance of the clouds, and according to the angle they make with the eye and luminous body. Fire also communicates the sensation of pleasure at one distance, and that of pain at another. Instances of this kind are very numerous and frequent. | El principio fundamental de esta filosofía es la opinión relativa a los colores, sonidos, sabores, olores, calor y frío, de los que afirma no son más que impresiones del espíritu derivadas de la actuación de los objetos externos y sin semejanza alguna con las cualidades de los objetos. Después de un examen hallo que sólo una de las razones comúnmente propuestas en favor de esta opinión es satisfactoria, a saber: la que se deriva de las variaciones de estas impresiones mientras que el objeto externo, según toda apariencia, continúa el mismo. Estas variaciones dependen de varias circunstancias. De los diferentes estados de salud: un hombre en la enfermedad nota un sabor desagradable en los manjares que antes le agradaban más. De las diferentes estructuras y constituciones del hombre: a uno le parece amargo lo que es para otro dulce. De la diferencia de la situación y posición externa: los colores reflejados por las nubes cambian según la distancia de éstas y según el ángulo que forman con los ojos y el cuerpo luminoso. El fuego comunica también la sensación de placer a una distancia y la de dolor a otra. Los ejemplos de este género son muy numerosos y frecuentes. |
The conclusion drawn from them, is likewise as satisfactory as can possibly be imagined. It is certain, that when different impressions of the same sense arise from any object, every one of these impressions has not a resembling quality existent in the object. For as the same object cannot, at the same time, be endowed with different qualities of the same sense, and as the same quality cannot resemble impressions entirely different; it evidently follows, that many of our impressions have no external model or archetype. Now from like effects we presume like causes. Many of the impressions of colour, sound, &c. are confest to be nothing but internal existences, and to arise from causes, which no ways resemble them. These impressions are in appearance nothing different from the other impressions of colour, sound, &c. We conclude, therefore, that they are, all of them, derived from a like origin. | La conclusión que se saca de ello es tan satisfactoria como es posible imaginarlo. Es cierto que cuando diferentes impresiones del mismo sentido surgen de un objeto, cada una de estas impresiones no posee una cualidad semejante existente en el objeto, pues el mismo objeto no puede al mismo tiempo hallarse dotado de cualidades diferentes del mismo sentido, y como la misma cualidad no puede asemejarse a impresiones totalmente diferentes, se sigue evidentemente de aquí que muchas de nuestras impresiones no tienen un modelo o arquetipo externo. Ahora bien; de iguales efectos presumimos causas iguales. Se declara que muchas de las impresiones de color, sonido, etc., no son más que existencias internas y que surgen de causas que en nada se les parecen. Estas impresiones no son en apariencia en nada diferentes de las otras impresiones de color, sonido, etc. Concluimos, pues, que todas ellas se derivan de un origen igual. |
This principle being once admitted, all the other doctrines of that philosophy seem to follow by an easy consequence. For upon the removal of sounds, colours, beat, cold, and other sensible qualities, from the rank of continued independent existences, we are reduced merely to what are called primary qualities, as the only real ones, of which we have any adequate notion. These primary qualities are extension and solidity, with their different mixtures and modifications; figure, motion, gravity, and cohesion. The generation, encrease, decay, and corruption of animals and vegetables, are nothing but changes of figure and motion; as also the operations of all bodies on each other; of fire, of light, water, air, earth, and of all the elements and powers of nature. One figure and motion produces another figure and motion; nor does there remain in the material universe any other principle, either active or passive, of which we can form the most distant idea. | Una vez admitido este principio, todas las demás doctrinas de esta filosofía parecen seguirse fácil y consecuentemente, pues al suprimir los sonidos, colores, calor, frío y demás cualidades sensibles en el rango de las existencias continuas e independientes nos vemos reducidos tan sólo a las que se llaman cualidades primarias, como lo único real de lo que tenemos una noción adecuada. Estas cualidades primarias son la extensión y la solidez con sus diferentes mezclas y modificaciones: figura, movimiento, gravedad y cohesión. La generación, crecimiento, decadencia y corrupción de los animales y vegetales no es más que un cambio de figura y movimiento, lo mismo que todas las acciones de unos cuerpos sobre otros: del fuego, de la luz, del agua, del aire, de la tierra y de todos los elementos y fuerzas de la naturaleza. Una figura y movimiento produce otra figura y movimiento, y no queda en el universo material ningún otro principio ni activo ni pasivo del que podamos formarnos la más remota idea. |
I believe many objections might be made to this system But at present I shall confine myself to one, which is in my opinion very decisive. I assert, that instead of explaining the operations of external objects by its means, we utterly annihilate all these objects, and reduce ourselves to the opinions of the most extravagant scepticism concerning them. If colours, sounds, tastes, and smells be merely perceptions, nothing we can conceive is possest of a real, continued, and independent existence; not even motion, extension and solidity, which are the primary qualities chiefly insisted on. | Creo que muchas objeciones pueden hacerse a este sistema; pero ahora me limitaré a una que es, en mi opinión, muy decisiva. Afirmo que, en lugar de explicar las actividades de los objetos externos por medio de este supuesto, destruimos total mente todos los objetos y nos reducimos a la opinión del escepticismo más extravagante con respecto de ellos. Si los colores, sonidos, sabores y olores son meramente percepciones, nada de lo que podamos concebir posee una existencia real, continua e independiente, ni aun el movimiento, extensión y solidez, que son las cualidades primarias sobre las que capitalmente se insiste. |
To begin with the examination of motion; it is evident this is a quality altogether inconceivable alone, and without a reference to some other object. The idea of motion necessarily supposes that of a body moving. Now what is our idea of the moving body, without which motion is incomprehensible? It must resolve itself into the idea of extension or of solidity; and consequently the reality of motion depends upon that of these other qualities. | Para comenzar con el examen del movimiento, es evidente que éste es una cualidad totalmente inconcebible por sí sola y sin referencia a algún otro objeto. La idea de movimiento supone necesariamente la del cuerpo que se mueve. Ahora bien: ¿qué es nuestra idea del cuerpo que se mueve sin el que el movimiento es incomprensible? Debe reducirse a la idea de extensión o solidez y, por consiguiente, la realidad del movimiento depende de estas dos cualidades. |
This opinion, which is universally acknowledged concerning motion, I have proved to be true with regard to extension; and have shewn that it is impossible to conceive extension, but as composed of parts, endowed with colour or solidity. The idea of extension is a compound idea; but as it is not compounded of an infinite number of parts or inferior ideas, it must at last resolve itself into such as are perfectly simple and indivisible. These simple and indivisible parts, not being ideas of extension, must be non entities, unless conceived as coloured or solid. Colour is excluded from any real existence. The reality, therefore, of our idea of extension depends upon the reality of that of solidity, nor can the former be just while the latter is chimerical. Let us, then, lend our attention to the examination of the idea of solidity. | He probado que esta opinión, que es universalmente reconocida con respecto al movimiento, es verdadera con respecto a la extensión, y he mostrado que es imposible concebir la extensión como compuesta de partes dotadas de color y solidez. La idea de extensión es una idea compuesta; pero como no está compuesta de un número infinito de partes o ideas inferiores, debe, por último, reducirse a partes que son totalmente simples e indivisibles. Estas partes simples e indivisibles no siendo ideas de extensión, deben ser existencias inconcebibles, a menos que no se conciban como coloreadas y sólidas. El color se excluye de una existencia real. La realidad, pues, de nuestra idea de extensión depende de la realidad de la solidez y no puede la primera ser exacta mientras que la última es quimérica. Dirijamos nuestra atención al examen de la idea de solidez. |
The idea of solidity is that of two objects, which being impelled by the utmost force, cannot penetrate each other; but still maintain a separate and distinct existence. Solidity, therefore, is perfectly incomprehensible alone, and without the conception of some bodies, which are solid, and maintain this separate and distinct existence. Now what idea have we of these bodies? The ideas of colours, sounds, and other secondary qualities are excluded. The idea of motion depends on that of extension, and the idea of extension on that of solidity. It is impossible, therefore, that the idea of solidity can depend on either of them. For that would be to run in a circle, and make one idea depend on another, while at the same time the latter depends on the former. Our modern philosophy, therefore, leaves us no just nor satisfactory idea of solidity; nor consequently of matter. | La idea de solidez es la de dos objetos que siendo impelidos por la mayor de las fuerzas no pueden penetrarse el uno al otro, sino que conservan aún una existencia distinta y separada. La solidez, pues, es totalmente incomprensible sin la concepción de cuerpos que son sólidos y mantienen esta existencia separada y distinta. Ahora bien: ¿qué idea tenemos de estos cuerpos? Las ideas de los colores, sonidos y otras cualidades secundarias son excluidas. La idea de movimiento depende de la de extensión, y la idea de la extensión, de la de solidez. Es imposible, pues, que la idea de solidez pueda depender de una de ellas, pues esto sería girar en un círculo y hacer que una idea dependiese de otra mientras que al mismo tiempo la última dependía de la primera. Nuestra filosofía moderna, pues, no nos da una idea exacta ni satisfactoria de la solidez ni, por consecuencia, de la materia. |
This argument will appear entirely conclusive to every one that comprehends it; but because it may seem abstruse and intricate to the generality of readers, I hope to be excused, if I endeavour to render it more obvious by some variation of the expression. In order to form an idea of solidity, we must conceive two bodies pressing on each other without any penetration; and it is impossible to arrive at this idea, when we confine ourselves to one object, much more without conceiving any. Two non-entities cannot exclude each other from their places; because they never possess any place, nor can be endowed with any quality. Now I ask, what idea do we form of these bodies or objects, to which we suppose solidity to belong? To say, that we conceive them merely as solid, is to run on in infinitum. To affirm, that we paint them out to ourselves as extended, either resolves all into a false idea, or returns in a circle. Extension must necessarily be considered either as coloured, which is a false idea; I or as solid, which brings us back to the first question. We may make the same observation concerning mobility and figure; and upon the whole must conclude, that after the exclusion of colours, sounds, heat and cold from the rank of external existences, there remains nothing, which can afford us a just and constituent idea of body. | Este argumento parecerá enteramente concluyente para todo el que lo comprenda; pero ya que puede parecer abstruso e intrincado para la generalidad de los lectores, espero que se me disculpará si intento hacerlo más manifiesto por alguna variación en la expresión. Para formarnos una idea de la solidez debemos concebir dos cuerpos oprimiéndose sin penetración, y será imposible llegar a esta idea cuando nos limitamos a un objeto, y mucho más si no concebimos ninguno. Dos cosas que no existen no pueden excluirse de sus lugares porque no han poseído nunca lugar ni están dotadas con una cualidad. Ahora bien; pregunto: ¿qué idea podemos formarnos de estos cuerpos u objetos a los cuales suponemos que pertenece la solidez? Pues decir que los concebimos meramente como sólidos es caminar hacia el infinito. Afirmar que nos los representamos como extensos, o reduce todo a una idea falsa o se mueve en un círculo. La extensión debe necesariamente considerarse como coloreada, lo que es una idea falsa, o como sólida, lo que nos lleva a la primera cuestión. Podemos hacer la misma observación con respecto a la movilidad y la figura, y, en resumen, debemos concluir que después de la exclusión de colores, sonidos, calor y frío del rango de existencias externas no queda nada que pueda proporcionarnos la idea precisa y consistente de un cuerpo. |
Add to this, that, properly speaking, solidity or impenetrability is nothing, but an impossibility of annihilation, as [Part II. Sect. 4.] has been already observed: For which reason it is the more necessary for us to form some distinct idea of that object, whose annihilation we suppose impossible. An impossibility of being annihilated cannot exist, and can never be conceived to exist, by itself: but necessarily requires some object or real existence, to which it may belong. Now the difficulty still remains, how to form an idea of this object or existence, without having recourse to the secondary and sensible qualities. | Añádase a esto que, propiamente hablando, la solidez o impenetrabilidad no es más que la imposibilidad de destrucción, como ya se ha observado (38), por cuya razón es más necesario para nosotros formarnos una idea distinta del objeto cuya destrucción suponemos imposible. La imposibilidad de ser destruido no puede existir y no puede jamás ser concebida como existente por si misma, sino que requiere necesariamente algún objeto o existencia real a la que pueda pertenecer. Ahora bien; continúa todavía la dificultad de formarnos una idea de este objeto o existencia sin recurrir a las cualidades secundarias y sensibles. |
Nor must we omit on this occasion our accustomed method of examining ideas by considering those impressions, from which they are derived. The impressions, which enter by the sight and hearing, the smell and taste, are affirmed by modern philosophy to be without any resembling objects; and consequently the idea of solidity, which is supposed to be real, can never be derived from any of these senses. There remains, therefore, the feeling as the only sense, that can convey the impression, which is original to the idea of solidity; and indeed we naturally imagine, that we feel the solidity of bodies, and need but touch any object in order to perceive this quality. But this method of thinking is more popular than philosophical; as will appear from the following reflections. | No debemos omitir en esta ocasión nuestro método acostumbrado de examinar las ideas considerando las impresiones de que se derivan. Las impresiones que obtenemos por la visión y la audición, el olfato y el paladar, según afirma la filosofia moderna, no tienen semejanza alguna con los objetos, y, por consecuencia, la idea de solidez, que se supone real, no puede derivarse jamás de ninguno de estos sentidos. Queda, pues, sólo el tacto como el sentido que pueda proporcionar la impresión que sea el original de la idea de solidez, y de hecho imaginamos naturalmente que tocamos la solidez de los cuerpos y que no necesitamos más que tocar a un objeto para percibir esta cualidad. Sin embargo, este método de pensamiento es más popular que filosófico, como resultará de las siguientes reflexiones: |
First, It is easy to observe, that though bodies are felt by means of their solidity, yet the feeling is a quite different thing from the solidity; and that they have not the least resemblance to each other. A man, who has the palsey in one hand, has as perfect an idea of impenetrability, when he observes that hand to be supported by the table, as when he feels the same table with the other hand. An object, that presses upon any of our members, meets with resistance; and that resistance, by the motion it gives to the nerves and animal spirits, conveys a certain sensation to the mind; but it does not follow, that the sensation, motion, and resistance are any ways resembling. | Primeramente, es fácil observar que, aunque los cuerpos son tocados mediante su solidez, sin embargo, el tacto es algo muy diferente de la solidez y que no tiene la menor semejanza con ella. Un hombre que tiene una mano paralítica posee una idea tan perfecta de la impenetrabilidad cuando observa que esta mano se halla sostenida por una mesa como cuando toca la misma mesa con la otra mano. Un objeto que oprime uno de nuestros miembros encuentra resistencia, y esta resistencia, por el movimiento que concede a los nervios y a los espíritus animales, despierta una cierta sensación en el espíritu; pero no se sigue de aquí que la sensación, el movimiento y la resistencia sean de ningún modo lo mismo. |
Secondly, The impressions of touch are simple impressions, except when considered with regard to their extension; which makes nothing to the present purpose: And from this simplicity I infer, that they neither represent solidity, nor any real object. For let us put two cases, viz. that of a man, who presses a stone, or any solid body, with his hand, and that of two stones, which press each other; it will readily be allowed, that these two cases are not in every respect alike, but that in the former there is conjoined with the solidity, a feeling or sensation, of which there is no appearance in the latter. In order, therefore, to make these two cases alike, it is necessary to remove some part of the impression, which the man feels by his hand, or organ of sensation; and that being impossible in a simple impression, obliges us to remove the whole, and proves that this whole impression has no archetype or model in external objects. To which we may add, that solidity necessarily supposes two bodies, along with contiguity and impulse; which being a compound object, can never be represented by a simple impression. Not to mention, that though solidity continues always invariably the same, the impressions of touch change every moment upon us; which is a clear proof that the latter are not representations of the former. | Segundo. Las impresiones del tacto son impresiones simples, excepto cuando se las considera con relación a su extensión, lo que en nada importa a nuestro propósito presente, y de esta simplicidad infiero que no representan ni la solidez ni ningún objeto real. Pues supongamos dos casos, a saber: el de un hombre que oprime una piedra o un cuerpo sólido con su mano y el de dos piedras que se oprimen recíprocamente. Se concederá fácilmente que estos casos no son semejantes en ningún respecto, sino que en el primero va unido con la solidez un contacto o sensación del cual no hay ni rastro en el segundo. Para hacer, pues, a estos casos semejantes es necesario suprimir alguna parte de la impresión que se experimenta por la mano u órgano de sensación, y como esto es imposible en una impresión simple, nos vemos obligados a suprimirla toda ella, lo que prueba que esta impresión total no tiene un arquetipo o modelo en los objetos externos, a lo que podemos añadir que la solidez supone necesariamente dos cuerpos juntamente con la contigÜidad y el choque, y esto siendo un objeto compuesto, no puede ser representado nunca por una impresión simple. No es preciso mencionar que, aunque la solidez continúa siempre invariablemente la misma, las impresiones del tacto cambian a cada momento en nosotros, lo que es una prueba clara de que las últimas no son representaciones de la primera. |
Thus there is a direct and total opposition betwixt our reason and our senses; or more properly speaking, betwixt those conclusions we form from cause and effect, and those that persuade us of the continued and independent existence of body. When we reason from cause and effect, we conclude, that neither colour, sound, taste, nor smell have a continued and independent existence. When we exclude these sensible qualities there remains nothing in the universe, which has such an existence. | Así, existe una oposición directa y total entre nuestra razón y nuestros sentidos, o, hablando más propiamente, entre las conclusiones de causa a efecto y aquellas que nos persuaden de la existencia continua e independiente de los cuerpos. Cuando razonamos de causa a efecto concluimos que el color, el sonido, el sabor, el olor no tienen una existencia continua e independiente. Cuando excluimos estas cualidades sensibles no queda en el universo nada que tenga una existencia tal.
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SECT. V. OF THE IMMATERIALITY OF THE SOUL. | Sección V De la inmaterialidad del alma. |
Having found such contradictions and difficulties in every system concerning external objects, and in the idea of matter, which we fancy so clear and determinate, We shall naturally expect still greater difficulties and contradictions in every hypothesis concerning our internal perceptions, and the nature of the mind, which we are apt to imagine so much more obscure, and uncertain. But in this we should deceive ourselves. The intellectual world, though involved in infinite obscurities, is not perplexed with any such contradictions, as those we have discovered in the natural. What is known concerning it, agrees with itself; and what is unknown, we must be contented to leave so. | Habiendo hallado tales contradicciones y dificultades en todos los sistemas relativos a los objetos externos y en la idea de la materia que nos imaginamos tan clara y determinada, debemos naturalmente esperar tropezar aún con mayores dificulta des y contradicciones en todas las hipótesis referentes a nuestras percepciones internas y a la naturaleza del espíritu que propendemos a imaginarnos mucho más obscura e incierta. Sin embargo, en esto nos engañamos. El mundo intelectual, aunque envuelto en infinitas obscuridades, no se halla lleno de contradicciones como las que hemos descubierto en el mundo natural. Lo que es conocido relativo a él concuerda con él mismo, y lo que es desconocido debemos contentarnos con dejarlo así. |
It is true, would we hearken to certain philosophers, they promise to diminish our ignorance; but I am afraid it is at the hazard of running us into contradictions, from which the subject is of itself exempted. These philosophers are the curious reasoners concerning the material or immaterial substances, in which they suppose our perceptions to inhere. In order to put a stop to these endless cavils on both sides, I know no better method, than to ask these philosophers in a few words, What they mean by substance and inhesion? And after they have answered this question, it will then be reasonable, and not till then, to enter seriously into the dispute. | Es cierto que, si prestamos fe a ciertos filósofos, éstos nos prometen disminuir nuestra ignorancia; pero me temo que sea a costa de llevarnos a contradicciones de las que el asunto por sí mismo está exento. Estos filósofos son los curiosos investigadores de las substancias materiales o inmateriales en las que suponen que nuestras percepciones residen. Para detener las infinitas cavilaciones en ambos bandos, no veo mejor método que preguntar a estos filósofos en pocas palabras: ¿Qué sé entiende por substancia e inherencia? Después de que hayan respondido a esta cuestión, y sólo entonces, será razonable entrar seriamente en la controversia. |
This question we have found impossible to be answered with regard to matter and body: But besides that in the case of the mind, it labours under all the same difficulties, it is burthened with some additional ones, which are peculiar to that subject. As every idea is derived from a precedent impression, had we any idea of the substance of our minds, we must also have an impression of it; which is very difficult, if not impossible, to be conceived. For how can an impression represent a substance, otherwise than by resembling it? And how can an impression resemble a substance, since, according to this philosophy, it is not a substance, and has none of the peculiar qualities or characteristics of a substance? | Hemos hallado que era imposible responder a la antedicha cuestión con respecto a la materia y los cuerpos; aparte de que en el caso del espíritu tropieza con las mismas dificultades, encuentra en él además algunas adicionales que son peculiares a este asunto. Como toda idea se deriva de una impresión precedente, si tuviésemos una idea de la substancia de nuestro espíritu debíamos tener también una impresión de ella, lo que es muy difícil, si no imposible, de concebir. Pues ¿cómo puede una impresión representar a una substancia más que asemejándose a ella? ¿Y cómo puede una impresión asemejarse a una substancia, ya que, según esta filosofia, no es una substancia y no tiene ninguna de las cualidades peculiares o características de una substancia? |
But leaving the question of what may or may not be, for that other what actually is, I desire those philosophers, who pretend that we have an idea of the substance of our minds, to point out the impression that produces it, and tell distinctly after what manner that impression operates, and from what object it is derived. Is it an impression of sensation or of reflection? Is it pleasant, or painful, or indifferent? I Does it attend us at all times, or does it only return at intervals? If at intervals, at what times principally does it return, and by what causes is it produced? | Dejando a un lado la cuestión de que puede o no ser por la de que realmente es, ruego a los filósofos que pretender que tenemos una idea de la substancia de nuestros espíritus que me indiquen la impresión que la produce y que me digan clara mente de qué manera esta impresión actúa y de qué objeto se deriva. ¿Es una impresión de sensación o reflexión? ¿Es agradable, penosa o indiferente? ¿Nos acompaña siempre o se presenta de nuevo en determinados intervalos? Si tiene intervalos, ¿cuándo se presenta de nuevo principalmente y por qué causas se produce esto? |
If instead of answering these questions, any one should evade the difficulty, by saying, that the definition of a substance is something which may exist by itself; and that this definition ought to satisfy us: should this be said, I should observe, that this definition agrees to every thing, that can possibly be conceived; and never will serve to distinguish substance from accident, or the soul from its perceptions. For thus I reason. Whatever is clearly conceived may exist; and whatever is clearly conceived, after any manner, may exist after the same manner. This is one principle, which has been already acknowledged. Again, every thing, which is different, is distinguishable, and every thing which is distinguishable, is separable by the imagination. This is another principle. My conclusion from both is, that since all our perceptions are different from each other, and from every thing else in the universe, they are also distinct and separable, and may be considered as separately existent, and may exist separately, and have no need of any thing else to support their existence. They are, therefore, substances, as far as this definition explains a substance. | Si en lugar de responder a estas cuestiones se quiere evadir la dificultad diciendo que la definición de una substancia es algo que existe por sí mismo y que esta definición debe satisfacernos por sí misma, observaré que esta definición concuerda con todo lo que es posible concebir y no servirá jamás para distinguir la substancia del accidente o el alma de sus percepciones. Pues razono así: Todo lo que se concibe claramente puede existir, y todo lo que es claramente concebido de alguna manera debe existir de la misma manera. Este principio ha sido ya reconocido. Además, todo lo que es diferente es distinguible, y todo lo que es distinguible es separable por la imaginación. Este es otro principio. Mi conclusión de ambos es que, puesto que todas nuestras percepciones son diferentes entre sí y de todo lo restante del universo, son también distintas y separables y pueden ser consideradas como existiendo separadamente y pueden existir separadamente y no tener necesidad de ninguna otra cosa para mantener su existencia. Son, por consiguiente, substancias de la manera según la cual la antedicha definición explica una substancia. |
Thus neither by considering the first origin of ideas, nor by means of a definition are we able to arrive at any satisfactory notion of substance; which seems to me a sufficient reason for abandoning utterly that dispute concerning the materiality and immateriality of the soul, and makes me absolutely condemn even the question itself. We have no perfect idea of any thing but of a perception. A substance is entirely different from a perception. We have, therefore, no idea of a substance. Inhesion in something is supposed to be requisite to support the existence of our perceptions. Nothing appears requisite to support the existence of a perception. We have, therefore, no idea of inhesion. What possibility then of answering that question, Whether perceptions inhere in a material or immaterial substance, when we do not so much as understand the meaning of the question? | Así, ni considerando el primer origen de las ideas ni por medio de una definición somos capaces de llegar a una noción satisfactoria de substancia, lo que me parece una razón 142 suficiente para abandonar del todo la disputa relativa a la materialidad e inmaterialidad del alma y me hace condenar absolutamente aun la cuestión misma. No tenemos una idea perfecta de nada más que de una percepción. Una substancia es enteramente diferente de una percepción. Por consiguiente, no tenemos una idea de substancia. La inherencia en algo se supone requerida para fundamentar la existencia de una percepción. No tenemos, pues, idea de inherencia. ¿Qué posibilidad, pues, hay de responder a la cuestión de si las percepciones son inherentes a una substancia material o inmaterial, cuando aun no entendemos el sentido de la cuestión? |
There is one argument commonly employed for the immateriality of the soul, which seems to me remarkable. Whatever is extended consists of parts; and whatever consists of parts is divisible, if not in reality, at least in the imagination. But it is impossible anything divisible can be conjoined to a thought or perception, which is a being altogether inseparable and indivisible. For supposing such a conjunction, would the indivisible thought exist on the left or on the right hand of this extended divisible body? On the surface or in the middle? On the back or fore side of it? If it be conjoined with the extension, it must exist somewhere within its dimensions. If it exist within its dimensions, it must either exist in one particular part; and then that particular part is indivisible, and the perception is conjoined only with it, not with the extension: Or if the thought exists in every part, it must also be extended, and separable, and divisible, as well as the body; which is utterly absurd and contradictory. For can any one conceive a passion of a yard in length, a foot in breadth, and an inch in thickness? Thought, therefore, and extension are qualities wholly incompatible, and never can incorporate together into one subject. | Existe un argumento empleado comúnmente en favor de la inmaterialidad del alma, que me parece digno de notarse. Todo lo que es extenso consiste en partes, y todo lo que tiene partes es divisible, si no en realidad, al menos en la imaginación. Sin embargo, es imposible que algo divisible pueda ser unido a un pensamiento o percepción, que es un ser totalmente inseparable e indivisible. Pues suponiendo un enlace tal, ¿el pensamiento indivisible existiría a la izquierda o la derecha de este cuerpo extenso y divisible? ¿Sobre la superficie o en el medio? ¿Sobre el lado superior o inferior? Si existe unido a la extensión, debe existir en alguna parte y en sus dimensiones. Si existe en sus dimensiones, debe o existir en una parte particular, y entonces esta parte particular es indivisible y la percepción se halla unida solamente con ella y no con la extensión, o, si el pensamiento existe en todas partes, debe ser también extenso, separable y divisible como el cuerpo, lo que es totalmente absurdo y contradictorio. Pues ¿se puede concebir una pasión de una yarda de longitud, un pie de latitud y una pulgada de profundidad? Pensamiento y extensión son, pues, cualidades totalmente incompatibles, que jamás pueden unirse en un sujeto. |
This argument affects not the question concerning the substance of the soul, but only that concerning its local conjunction with matter; and therefore it may not be improper to consider in general what objects are, or are not susceptible of a local conjunction. This is a curious question, and may lead us to some discoveries of considerable moment. | Este argumento no afecta a la cuestión relativa a la substancia del alma, sino solamente a la relativa a su enlace en un lugar con la materia, y, por consiguiente, no será inadecuado considerar en general qué objetos son o no susceptibles de enlazar se en un lugar. Esta es una cuestión curiosa y puede llevarnos a algunos descubrimientos de considerable importancia. |
The first notion of space and extension is derived solely from the senses of sight and feeling; nor is there any thing, but what is coloured or tangible, that has parts disposed after such a manner, as to convey that idea. When we diminish or encrease a relish, it is not after the same manner that we diminish or encrease any visible object; and when several sounds strike our hearing at once, custom and reflection alone make us form an idea of the degrees of the distance and contiguity of those bodies, from which they are derived. Whatever marks the place of its existence either must be extended, or must be a mathematical point, without parts or composition. What is extended must have a particular figure, as square, round, triangular; none of which will agree to a desire, or indeed to any impression or idea, except to these two senses above-mentioned. Neither ought a desire, though indivisible, to be considered as a mathematical point. For in that case it would be possible, by the addition of others, to make two, three, four desires, and these disposed and situated in such a manner, as to have a determinate length, breadth and thickness; which is evidently absurd. | La primera noción de espacio y extensión se deriva únicamente de los sentidos de la vista y del tacto, y sólo lo que es coloreado o tangible tiene partes dispuestas de una manera tal que sugieren esta idea. Cuando disminuimos o aumentamos un sabor sucede algo distinto que cuando aumentamos o disminuimos un objeto visible, y cuando varios sonidos impresionan nuestro oído a la vez, sólo el hábito y la reflexión nos hacen formarnos una idea de los grados de distancia y contigÜidad de los objetos de los cuales aquellos provienen. Todo lo que tiene un lugar en que existe, o debe ser como extenso o debe ser un punto matemático sin partes o composición. Lo que es extenso debe tener una figura particular, como, por ejemplo, cuadrada, redonda, triangular; ninguna de las cuales concordará con un deseo o de hecho con una impresión o idea, exceptuadas las de aquellos dos sentidos que antes mencionamos. No será posible considerar un deseo, aunque indivisible, como un punto matemático, pues en este caso sería posible, por la adición de otros, hacer dos, tres, cuatro deseos y disponer y situar a éstos de manera que obtuviésemos una longitud, latitud y profundidad determinada, lo que es evidentemente absurdo. |
It will not be surprising after this, if I deliver a maxim, which is condemned by several metaphysicians, and is esteemed contrary to the most certain principles of hum reason. This maxim is that an object may exist, and yet be no where: and I assert, that this is not only possible, but that the greatest part of beings do and must exist after this manner. An object may be said to be no where, when its parts are not so situated with respect to each other, as to form any figure or quantity; nor the whole with respect to other bodies so as to answer to our notions of contiguity or distance. Now this is evidently the case with all our perceptions and objects, except those of the sight and feeling. A moral reflection cannot be placed on the right or on the left hand of a passion, nor can a smell or sound be either of a circular or a square figure. These objects and perceptions, so far from requiring any particular place, are absolutely incompatible with it, and even the imagination cannot attribute it to them. And as to the absurdity of supposing them to be no where, we may consider, that if the passions and sentiments appear to the perception to have any particular place, the idea of extension might be derived from them, as well as from the sight and touch; contrary to what we have already established. If they APPEAR not to have any particular place, they may possibly exist in the same manner; since whatever we conceive is possible. | No será sorprendente, después de esto, que yo exponga una máxima que es condenada por muchos metafisicos y que se estima contraria a los principios más ciertos de la razón humana. Esta máxima es que un objeto puede existir y no hallarse en ninguna parte, y afirmo que esto no sólo es posible, sino que la mayor parte de los seres existen y deben existir de esta manera. Un objeto puede decirse que no se halla en ninguna parte cuando sus partes no se hallan situadas las unas con respecto de las otras de modo que formen una figura o cantidad, ni el todo con respecto a los otros cuerpos, de modo que responda a nuestras nociones de contigÜidad o distancia. Ahora bien; es evidente que esto sucede con todas nuestras percepciones y objetos, excepto los de la vista y tacto. Una reflexión moral no puede ser colocada a la derecha o a la izquierda de una pasión, ni un olor o sonido puede tener una figura cuadrada o circular. Estos objetos o percepciones se hallan tan lejos de exigir un lugar particular, que son incompatibles con él de un modo absoluto y aun la imaginación no puede atribuírselo. En cuanto al absurdo de suponer que existen en ninguna parte, podemos considerar que si las pasiones y los sentimientos se presentasen a la percepción como teniendo un lugar particular, la idea de la extensión podría derivarse de ellos lo mismo que la vista y el tacto, lo que es contrario a lo que ya hemos establecido. Si no aparecen como teniendo un lugar determinado, pueden existir de esta misma manera, ya que todo lo que concebimos es posible. |
It will not now be necessary to prove, that those perceptions, which are simple, and exist no where, are incapable of any conjunction in place with matter or body, which is extended and divisible; since it is impossible to found a relation but on some common quality. It may be better worth our while to remark, that this question of the local conjunction of objects does not only occur in metaphysical disputes concerning the nature of the soul, but that even in common life we have every moment occasion to examine it. Thus supposing we consider a fig at one end of the table, and an olive at the other, it is evident, that in forming the complex ideas of these substances, one of the most obvious is that of their different relishes; and it is as evident, that we incorporate and conjoin these qualities with such as are coloured and tangible. The bitter taste of the one, and sweet of the other are supposed to lie in the very visible body, and to be separated from each other by the whole length of the table. This is so notable and so natural an illusion, that it may be proper to consider the principles, from which it is derived. | No será ahora necesario probar que las percepciones que son simples y no existen en ningún lugar son incapaces de enlazarse en un lugar con la materia de los cuerpos, que es extensa y divisible, ya que es imposible hallar una relación más que sobre la base de una cualidad común(39). Vale más emplear nuestro tiempo en considerar que esta cuestión del enlace de los objetos en un lugar no se presenta sólo en las disputas metafisicas relativas a la naturaleza del alma, sino que aun en la vida corriente tenemos ocasión de examinarla en cada momento. Así, suponiendo que consideramos un higo en un extremo de la mesa y una aceituna en otro, es evidente que, al formarnos la idea de estas substancias complejas, una de las ideas más manifiestas es la de sus diferentes sabores, y es evidente que incorporamos y unimos estas cualidades con otras que son coloreadas y tangibles. El sabor amargo de la una y el dulce del otro se supone que se hallan en el cuerpo visible y que están separados entre sí por la longitud entera de la mesa. Esta es una ilusión tan notable y natural que será adecuado considerar los principios de que se deriva. |
Though an extended object be incapable of a conjunction in place with another, that exists without any place or extension, yet are they susceptible of many other relations. Thus the taste and smell of any fruit are inseparable from its other qualities of colour and tangibility; and whichever of them be the cause or effect, it is certain they are always co-existent. Nor are they only co-existent in general, but also co-temporary in their appearance in the mind; and it is upon the application of the extended body to our senses we perceive its particular taste and smell. These relations, then, of causation, and contiguity in the time of their appearance, betwixt the extended object and the quality, which exists without any particular place, must have such an effect on the mind, that upon the appearance of one it will immediately turn its thought to the conception of the other. Nor is this all. We not only turn our thought from one to the other upon account of their relation, but likewise endeavour to give them a new relation, viz. that of a CONJUNCTION IN PLACE, that we may render the transition more easy and natural. For it is a quality, which I shall often have occasion to remark in human nature, and shall explain more fully in its proper place, that when objects are united by any relation, we have a strong propensity to add some new relation to them, in order to compleat the union. In our arrangement of bodies we never fail to place such as are resembling, in contiguity to each other, or at least in correspondent points of view: Why? but because we feel a satisfaction in joining the relation of contiguity to that of resemblance, or the resemblance of situation to that of qualities. The effects this propensity have been [Sect. 2, towards the end.] already observed in that resemblance, which we so readily suppose betwixt particular impressions and their external causes. But we shall not find a more evident effect of it, than in the present instance, where from the relations of causation and contiguity in time betwixt two objects, we feign likewise that of a conjunction in place, in order to strengthen the connexion. | Aunque un objeto extenso es incapaz de unirse en un lugar con otro que existe sin lugar alguno o extensión, son ambos, sin embargo, susceptibles de muchas otras relaciones. Así, el sabor y olor de un fruto son inseparables de sus restantes cualidades de color y tangibilidad, y cualquiera de ellas que sea la causa o el efecto, es cierto que son siempre coexistentes. No son sólo coexistentes en general, sino también contemporáneas en cuanto a su aparición al espíritu, y por la aplicación del cuerpo extenso de nuestros sentidos percibimos su sabor y olor particular. Las relaciones, pues, de causalidad y contigÜidad en el tiempo de su apariencia, entre el objeto extenso y la cualidad que existe sin un lugar determinado, deben ejercer un efecto tal sobre el espíritu que cuando uno de ellos aparece dirigirá éste inmediatamente su pensamiento a la concepción del otro. No es esto todo. No sólo dirigimos nuestros pensamientos del uno al otro por razón de su relación, sino que intentamos igualmente concederles una nueva relación, a saber: la del enlace en un lugar que puede hacer la transición más fácil y natural. Pues existe una propiedad, que he tenido ocasión de hacer notar, en la naturaleza humana y que explicaré 144 más plenamente en su debido lugar, a saber: que cuando los objetos están unidos por una relación, propendemos decididamente a añadirles alguna nueva relación para hacer la unión más completa. En nuestra disposición ordenada de los cuerpos jamás dejamos de colocar en relación de contigÜidad los que son semejantes entre sí, o al menos de situarlos en puntos de vista correspondientes. ¿Por qué? Porque experimentamos una satisfacción añadiendo la relación de contigÜidad a la de semejanza o la de semejanza de situación a la de las cualidades. Los efectos de esta tendencia han sido observados ya(40) en la semejanza que suponemos con tanta presteza entre las impresiones particulares y sus causas externas. Sin embargo, no hallaremos un efecto más evidente de esto que el caso presente, en el que, partiendo de las relaciones de causalidad y contigÜidad en el tiempo entre dos objetos, fingimos la de unión en un lugar para fortalecer la conexión. |
But whatever confused notions we may form of an union in place betwixt an extended body, as a fig, and its particular taste, it is certain that upon reflection we must observe this union something altogether unintelligible and contradictory. For should we ask ourselves one obvious question, viz. if the taste, which we conceive to be contained in the circumference of the body, is in every part of it or in one only, we must quickly find ourselves at a loss, and perceive the impossibility of ever giving a satisfactory answer. We cannot rely, that it is only in one part: For experience convinces us, that every part has the same relish. We can as little reply, that it exists in every part: For then we must suppose it figured and extended; which is absurd and incomprehensible. Here then we are influenced by two principles directly contrary to each other, viz. that inclination of our fancy by which we are determined to incorporate the taste with the extended object, and our reason, which shows us the impossibility of such an union. Being divided betwixt these opposite principles, we renounce neither one nor the other, but involve the subject in such confusion and obscurity, that we no longer perceive the opposition. We suppose, that the taste exists within the circumference of the body, but in such a manner, that it fills the whole without extension, and exists entire in every part without separation. In short, we use in our most familiar way of thinking, that scholastic principle, which, when crudely proposed, appears so shocking, of TOTUM IN TOTO & TOLUM IN QUALIBET PARTE: Which is much the same, as if we should say, that a thing is in a certain place, and yet is not there. | Sean las que sean las nociones confusas que podamos formarnos de la unión en un lugar de un cuerpo extenso, como un higo, y su sabor particular, es cierto que, después de reflexionar acerca de ello, debemos observar en esta unión algo total mente ininteligible y contradictorio. Pues si nos ponemos a nosotros mismos la cuestión clara de si el sabor que concebimos contenido en la circunferencia del cuerpo se halla en todo éste o sólo en una parte, nos quedaremos perplejos y veremos la imposibilidad de dar una respuesta satisfactoria. No podemos replicar que se halla sólo en una parte, pues la experiencia nos convence de que todas las partes tienen el mismo sabor. Tampoco podemos responder que existe en todas las partes, pues de ser así tendríamos que suponer que posee una figura y que es extenso, lo que es absurdo e incomprensible. Aquí, pues, nos hallamos bajo la influencia de dos principios que son directamente contrarios entre sí, a saber: la inclinación de nuestra fantasía, por la que somos llevados a incorporar el sabor al objeto extenso, y de nuestra razón, que nos muestra la imposibilidad de tal incorporación. Hallándonos divididos entre estos dos principios opuestos, no renunciamos a ninguno de los dos, sino que envolvemos el asunto en una obscuridad tal que no percibimos ya la oposición. Suponemos que el sabor existe dentro de la circunferencia del cuerpo, pero de una manera que llena el todo sin poseer extensión y existe en cada parte sin separación. En pocas palabras, usamos en nuestro modo más familiar de pensar el principio escolástico, que aparece tan sorprendente, de totum in toto et totum in qualibet parte, que es lo mismo que si dijésemos que una cosa se halla en determinado lugar y que sin embargo no está allí. |
All this absurdity proceeds from our endeavouring to bestow a place on what is utterly incapable of it; and that endeavour again arises from our inclination to compleat an union, which is founded on causation, and a contiguity of time, by attributing to the objects a conjunction in place. But if ever reason be of sufficient force to overcome prejudice, it is certain, that in the present case it must prevail. For we have only this choice left, either to suppose that some beings exist without any place; or that they are figured and extended; or that when they are incorporated with extended objects, the whole is in the whole, and the whole in every part. The absurdity of the two last suppositions proves sufficiently the veracity of the first. Nor is there any fourth opinion. For as to the supposition of their existence in the manner of mathematical points, it resolves itself into the second opinion, and supposes, that several passions may be placed in a circular figure, and that a certain number of smells, conjoined with a certain number of sounds, may make a body of twelve cubic inches; which appears ridiculous upon the bare mentioning of it. | Todo este absurdo procede de nuestro intento de conceder un lugar a lo que es totalmente incapaz de él, y este intento, a su vez, surge de nuestra inclinación a completar la unión que se funda sobre la causalidad y la continÜidad del tiempo, atribuyendo a los objetos un enlace en un lugar. Sin embargo, si alguna vez la razón tuviera la suficiente fuerza para vencer un prejuicio, debería triunfar en el presente caso. Pues nos queda tan sólo la elección entre el supuesto de que algunos seres existen sin lugar alguno, el de que son extensos y poseen figura, o que cuando se hallan unidos a objetos extensos el todo se halla en el todo y el todo en cada una de las partes. El absurdo de los dos últimos supuestos prueba de un modo suficiente la veracidad del primero. No puede existir aquí una cuarta opinión, pues el supuesto de su existencia, a la manera de los puntos matemáticos, hace pasar el problema al segundo punto de vista, y supone que las varias pasiones pueden colocarse en una figura circular, y que un cierto número de olores, unidos con un cierto número de sonidos, pueden constituir un cuerpo de doce pulgadas cúbicas, lo que aparece ridículo apenas es mencionado. |
But though in this view of things we cannot refuse to condemn the materialists, who conjoin all thought with extension; yet a little reflection will show us equal reason for blaming their antagonists, who conjoin all thought with a simple and indivisible substance. The most vulgar philosophy informs us, that no external object can make itself known to the mind immediately, and without the interposition of an image or perception. That table, which just now appears to me, is only a perception, and all its qualities are qualities of a perception. Now the most obvious of all its qualities is extension. The perception consists of parts. These parts are so situated, as to afford us the notion of distance and contiguity; of length, breadth, and thickness. The termination of these three dimensions is what we call figure. This figure is moveable, separable, and divisible. Mobility, and separability are the distinguishing properties of extended objects. And to cut short all disputes, the very idea of extension is copyed from nothing but an impression, and consequently must perfectly agree to it. To say the idea of extension agrees to any thing, is to say it is extended. | Aunque desde este punto de vista no podemos menos de censurar a los materialistas que enlazan todo pensamiento con la extensión, un poco de reflexión nos concederá igual razón para criticar a sus antagonistas que enlazan todo pensamiento con una substancia simple e indivisible. La filosofía más vulgar nos informa de que ningún cuerpo externo puede hacerse conocido al espíritu de un modo inmediato y sin la interposición de una percepción o imagen. La mesa que me aparece ahora es sólo una percepción, y todas sus cualidades son cualidades de una percepción. Ahora bien: la más manifiesta de todas sus cualidades es la extensión. La percepción está formada de partes. Estas partes se hallan situadas de tal modo que nos proporcionan la noción de distancia y continuidad, de longitud, latitud y profundidad. La determinación de estas tres dimensiones es lo que llamamos figura. La figura es movible, separada y divisible. Movilidad y separabilidad son las propiedades que distinguen a los objetos extensos. Para acabar con todas las disputas, la verdadera idea de la extensión no se halla tomada más que de una impresión y, por consecuencia, debe coincidir de un modo perfecto con ella. Decir que la idea de la extensión concuerda con algo es decir que es extensa. |
The free-thinker may now triumph in his turn; and having found there are impressions and ideas really extended, may ask his antagonists, how they can incorporate a simple and indivisible subject with an extended perception? All the arguments of Theologians may here be retorted upon them. Is the indivisible subject, or immaterial substance, if you will, on the left or on the right hand of the perception? Is it in this particular part, or in that other? Is it in every part without being extended? Or is it entire in any one part without deserting the rest? It is impossible to give any answer to these questions, but what will both be absurd in itself, and will account for the union of our indivisible perceptions with an extended substance. | Los librepensadores pueden a su vez triunfar, y habiendo hallado que existen impresiones e ideas realmente extensas, pueden preguntar a sus antagonistas cómo pueden incorporar un objeto simple e indivisible a una percepción extensa. Todos los argumentos de los teólogos pueden ser dirigidos en contra suya. ¿Se halla el objeto indivisible, o la substancia inmaterial si se quiere, a la derecha o a la izquierda de la percepción? ¿Se halla en esta o en esta otra parte? ¿Se halla en todas partes sin ser extensa? ¿O se halla totalmente en una parte sin dejar de hallarse en el resto? Es imposible dar otra respuesta a estas cuestiones más que una que sea absurda en sí misma y que explicará la unión de nuestras percepciones indivisibles con una substancia extensa. |
This gives me an occasion to take a-new into consideration the question concerning the substance of the soul; and though I have condemned that question as utterly unintelligible, yet I cannot forbear proposing some farther reflections concerning it. I assert, that the doctrine of the immateriality, simplicity, and indivisibility of a thinking substance is a true atheism, and will serve to justify all those sentiments, for which Spinoza is so universally infamous. From this topic, I hope at least to reap one advantage, that my adversaries will not have any pretext to render the present doctrine odious by their declamations, when they see that they can be so easily retorted on them. | Esto me proporciona la ocasión de considerar de nuevo la cuestión relativa a la substancia del alma, y aunque yo he censurado totalmente esta cuestión como ininteligible, no puedo menos de proponerme algunas reflexiones referentes a ella. Afirmo que la doctrina de la inmaterialidad, simplicidad e indivisibilidad de una substancia pensante es un verdadero ateísmo y servirá para justificar todas las opiniones por las que Spinoza es universalmente tan difamado. Partiendo de esta afirmación, espero al menos lograr una ventaja, a saber: que mis adversarios no tengan un pretexto para hacer odiosa la presente doctrina con sus declamaciones cuando vean que puede volverse tan fácilmente contra ellos. |
The fundamental principle of the atheism of Spinoza is the doctrine of the simplicity of the universe, and the unity of that substance, in which he supposes both thought and matter to inhere. There is only one substance, says he, in the world; and that substance is perfectly simple and indivisible, and exists every where, without any local presence. Whatever we discover externally by sensation; whatever we feel internally by reflection; all these are nothing but modifications of that one, simple, and necessarily existent being, and are not possest of any separate or distinct existence. Every passion of the soul; every configuration of matter, however different and various, inhere in the same substance, and preserve in themselves their characters of distinction, without communicating them to that subject, in which they inhere. The same substratum, if I may so speak, supports the most different modifications, without any difference in itself; and varies them, without any variation. Neither time, nor place, nor all the diversity of nature are able to produce any composition or change in its perfect simplicity and identity. | El principio fundamental del ateísmo en Spinoza es la doctrina de la simplicidad del universo y la unidad de la substancia, en la que supone que son inherentes el pensamiento y la materia. Existe una sola substancia en el mundo, dice, y esta substancia es totalmente simple e indivisible y existe en todas partes sin presentarse en algún lugar determinado. Todo lo que descubrimos por la sensación externa, todo lo que sentimos por la reflexión interna, no es más que modificaciones de este ser simple y que existe necesariamente y no posee una existencia distinta y separada. Toda pasión del alma, toda configuración de la materia, aunque diferentes y varias, son inherentes a la misma substancia y mantienen en sí mismas sus características de distinción sin comunicarlas al sujeto en que son inherentes. El mismo substrato, si así se puede hablar, sostiene las modificaciones más diferentes sin diferencia alguna en sí mismo y las hace variar sin ninguna variación propia. Ni el tiempo, ni el lugar, ni toda la diversidad de la naturaleza son capaces de producir alguna composición o cambio en su perfecta simplicidad e identidad. |
I believe this brief exposition of the principles of that famous atheist will be sufficient for the present purpose, and that without entering farther into these gloomy and obscure regions, I shall be able to shew, that this hideous hypothesis is almost the same with that of the immateriality of the soul, which has become so popular. To make this evident, let us [Part II, Sect. 6.] remember, that as every idea is derived from a preceding perception, it is impossible our idea of a perception, and that of an object or external existence can ever represent what are specifically different from each other. Whatever difference we may suppose betwixt them, it is still incomprehensible to us; and we are obliged either to conceive an external object merely as a relation without a relative, or to make it the very same with a perception or impression. | Creo que esta breve exposición de los principios de este famoso ateo será suficiente para el presente propósito, y que sin entrar en estas lóbregas y obscuras regiones seré capaz de mostrar que esta diforme hipótesis es casi igual a la de la inmaterialidad del alma, que ha llegado a ser tan popular. Para hacer esto evidente, recordemos 41) que toda idea se deriva de una percepción precedente y que es imposible que la idea de una percepción y la de un objeto o existencia externa puedan representar algo diferente de un modo específico. Cualquier diferencia que podamos suponer entre ellas nos es incomprensible y nos hallamos obligados o a concebir un objeto externo meramente como una relación sin un término relativo o hacer de él una percepción o impresión. |
The consequence I shall draw from this may, at first sight, appear a mere sophism; but upon the least examination will be found solid and satisfactory. I say then, that since we may suppose, but never can conceive a specific deference betwixt an object and impression; any conclusion we form concerning the connexion and repugnance of impressions, will not be known certainly to be applicable to objects; but that on the other hand, whatever conclusions of this kind we form concerning objects, will most certainly be applicable to impressions. The reason is not difficult. As an object is supposed to be different from an impression, we cannot be sure, that the circumstance, upon which we found our reasoning, is common to both, supposing we form the reasoning upon the impression. It is still possible, that the object may differ from it in that particular. But when we first form our reasoning concerning the object, it is beyond doubt, that the same reasoning must extend to the impression: And that because the quality of the object, upon which the argument is founded, must at least be conceived by the mind; and coued not be conceived, unless it were common to an impression; since we have no idea but what is derived from that origin. Thus we may establish it as a certain maxim, that we can never, by any principle, but by an irregular kind [Such as that of Sect. 2, form the coherence of our perceptions.] of reasoning from experience, discover a connexion or repugnance betwixt objects, which extends not to impressions; though the inverse proposition may not be equally true, that all the discoverable relations of impressions are common to objects. | La conclusión que puedo sacar de esto parece a primera vista un sofisma; pero apenas la examinemos hallaremos que es sólida y satisfactoria. Digo, pues, que, ya que podemos suponer, pero no concebir nunca, una diferencia específica entre un objeto y una impresión, cualquier conclusión que hagamos, relativa al enlace o discordancia de las impresiones, no se reconocerá ciertamente aplicable a los objetos; pero, por el contrario, toda conclusión de este género que realicemos con respecto de los objetos será ciertamente aplicable a las impresiones. La razón no es difícil. Como se supone que un objeto es diferente de una impresión, no podemos estar seguros de que la circunstancia sobre que fundamentamos nuestro razonamiento sea común a ambos, suponiendo que fundamentamos nuestro razonamiento sobre la impresión. Es aun posible que el objeto pueda diferir de ella en esta particularidad. En cambio, cuando realizamos primeramente nuestro razonamiento referente al objeto, se halla libre de toda duda que el mismo razonamiento debe extenderse a la impresión, y esto porque la cualidad del objeto en que el argumento se funda debe, por lo menos, ser concebida por el espíritu, y no podrá ser concebida a menos que sea común a una impresión, ya que no tenemos más ideas que las que se derivan de este origen. Así, podemos establecer como una máxima cierta que no podemos jamás, mediante un principio, sino por una especie irregular de razonamientos de experiencia(42), descubrir un enlace o discordancia entre objetos que no se extiendan a las impresiones, aunque la proposición inversa puede no ser igualmente verdadera, a saber: que todas las relaciones descubribles en las impresiones son comunes a los objetos. |
To apply this to the present case; there are two different systems of being presented, to which I suppose myself under necessity of assigning some substance, or ground of inhesion. I observe first the universe of objects or of body: The sun, moon and stars; the earth, seas, plants, animals, men, ships, houses, and other productions either of art or nature. Here Spinoza appears, and tells me, that these are only modifications; and that the subject, in which they inhere, is simple, incompounded, and indivisible. After this I consider the other system of beings, viz. the universe of thought, or my impressions and ideas. There I observe another sun, moon and stars; an earth, and seas, covered and inhabited by plants and animals; towns, houses, mountains, rivers; and in short every thing I can discover or conceive in the first system. Upon my enquiring concerning these, Theologians present themselves, and tell me, that these also are modifications, and modifications of one simple, uncompounded, and indivisible substance. Immediately upon which I am deafened with the noise of a hundred voices, that treat the first hypothesis with detestation and scorn, and the second with applause and veneration. I turn my attention to these hypotheses to see what may be the reason of so great a partiality; and find that they have the same fault of being unintelligible, and that as far as we can understand them, they are so much alike, that it is impossible to discover any absurdity in one, which is not common to both of them. We have no idea of any quality in an object, which does not agree to, and may not represent a quality in an impression; and that because all our ideas are derived from our impressions. We can never, therefore, find any repugnance betwixt an extended object as a modification, and a simple uncompounded essence, as its substance, unless that repugnance takes place equally betwixt the perception or impression of that extended object, and the same uncompounded essence. Every idea of a quality in an object passes through an impression; and therefore every perceivable relation, whether of connexion or repugnance, must be common both to objects and impressions. | Para aplicar esto al caso presente hay dos sistemas diferentes de seres que se nos presentan, y yo supongo que me hallo sometido a la necesidad de asignarles alguna substancia o fundamento de inherencia. Observo primeramente la totalidad de los objetos o de los cuerpos: el sol, la luna y las estrellas, la tierra, los mares, las plantas, los animales, los hombres, los barcos, las casas y otras producciones del Arte o la Naturaleza. Aquí aparece Spinoza, y me dice que todo esto son sólo modificaciones, y que el sujeto a que son inherentes es simple, no tiene partes y es indivisible. Después de esto considero el otro sistema de seres, a saber: el mundo del pensamiento o mis impresiones e ideas. En éste observo otro sol, luna y estrellas; otras tierras y mares, cubiertos y habitados por plantas y animales; ciudades, casas, montes, ríos, y en breve, todo lo que puedo descubrir o concebir en el primer sistema. Durante mi investigación acerca de éste, los teólogos se presentan y me dicen que también son modificaciones y modificaciones de una substancia simple, sin partes e indivisible. Inmediatamente me ensordece el ruido de miles de voces que tratan la primera hipótesis de odiosa y despreciable y consideran la segunda con aplauso y veneración. Dirijo mi atención a las hipótesis para ver cuál puede ser la razón de una parcialidad tan grande, y hallo que tienen el mismo defecto de ser ininteligibles y que, en tanto que podemos entenderlas, son tan semejantes que es imposible descubrir un absurdo en una de ellas que no sea común a las dos. No poseemos idea alguna de una cualidad de un objeto que no concuerde con una cualidad de una impresión o no la represente, y esto porque todas nuestras ideas se derivan de las impresiones. Por consiguiente, no podemos hallar jamás una discordancia entre un objeto extenso, como una modificación, y una esencia simple y sin partes, como su substancia, a menos que la discordancia no tenga lugar igualmente entre la percepción o impresión del objeto extenso y la misma esencia sin partes. Toda idea de la cualidad de un objeto pasa a través de una impresión y, por consiguiente, toda relación perceptible, ya de conveniencia o de discordancia, debe ser común a la vez a los objetos y las impresiones. |
But though this argument, considered in general, seems evident beyond all doubt and contradiction, yet to make it more clear and sensible, let us survey it in detail; and see whether all the absurdities, which have been found in the system of Spinoza, may not likewise be discovered in that of Theologians. [See Bayle′s dictionary, article of Spinoza.] | Sin embargo, aunque este argumento considerado en general parece evidente y libre de toda duda y contradicción, para hacerlo más claro y sensible considerémoslo en detalle y veamos si todos los absurdos que han sido hallados en el sistema de Spinoza no pueden igualmente descubrirse en el de los teólogos (43). |
First, It has been said against Spinoza, according to the scholastic way of talking, rather than thinking, that a mode, not being any distinct or separate existence, must be the very same with its substance, and consequently the extension of the universe, must be in a manner identifyed with that, simple, uncompounded essence, in which the universe is supposed to inhere. But this, it may be pretended, is utterly impossible and inconceivable unless the indivisible substance expand itself, so as to correspond to the extension, or the extension contract itself, so as to answer to the indivisible substance. This argument seems just, as far as we can understand it; and it is plain nothing is required, but a change in the terms, to apply the same argument to our extended perceptions, and the simple essence of the soul; the ideas of objects and perceptions being in every respect the same, only attended with the supposition of a difference, that is unknown and incomprehensible. | Primeramente se ha dicho contra Spinoza, más de acuerdo con la manera de hablar que de pensar escolástica, que un modo no siendo una existencia distinta o separada, debe ser lo mismo que su substancia y, por consiguiente, que la extensión del universo debe, en cierto modo, unificarse con la esencia simple y sin partes, en la cual se supone que el universo es inherente. Ahora bien; puede pretenderse que esto es totalmente imposible e inconcebible, a menos que la substancia indivisible se extienda a sí misma de modo que corresponda con la extensión, o la extensión se contraiga a sí misma de manera que se identifique con la substancia indivisible. Este argumento parece exacto en tanto que podemos entenderlo, y es claro que no se necesita más que cambiar sus términos para aplicar el mismo argumento a nuestras percepciones extensas y la esencia simple del alma; las ideas de los objetos y percepciones siendo en todos los respectos lo mismo, solamente que acompañadas del supuesto de una diferencia que es desconocida e incomprensible. |
Secondly, It has been said, that we have no idea of substance, which is not applicable to matter; nor any idea of a distinct substance, which is not applicable to every distinct portion of matter. Matter, therefore, is not a mode but a substance, and each part of matter is not a distinct mode, but a distinct substance. I have already proved, that we have no perfect idea of substance; but that taking it for something, that can exist by itself, it is evident every perception is a substance, and every distinct part of a perception a distinct substance: And consequently the one hypothesis labours under the same difficulties in this respect with the other. | Segundo. Se ha dicho que no poseemos ninguna idea de substancia que no sea aplicable a la materia ni ninguna idea de una substancia distinta que no sea aplicable a toda porción distinta de materia. La materia, pues, no es un modo, sino una substancia, y cada parte de la materia no es un modo distinto, sino una substancia distinta. He probado ya que no tenemos una idea perfecta de substancia; pero, tomándola por algo que existe por sí mismo, es evidente que toda percepción es una substancia y que toda parte distinta de una percepción es una substancia distinta. Por consecuencia, una de las hipótesis tropieza con las mismas dificultades en este respecto que la otra. |
Thirdly, It has been objected to the system of one simple substance in the universe, that this substance being the support or substratum of every thing, must at the very same instant be modifyed into forms, which are contrary and incompatible. The round and square figures are incompatible in the same substance at the same time. How then is it possible, that the same substance can at once be modifyed into that square table, and into this round one? I ask the same question concerning the impressions of these tables; and find that the answer is no more satisfactory in one case than in the other. | Tercero. Se ha objetado al sistema de una substancia simple del universo, que esta substancia siendo el soporte o substrato de toda cosa, debe en el mismo instante hallarse modificada en formas que son contrarias e incompatibles. Las figuras redondas y cuadradas son incompatibles en la misma substancia y al mismo tiempo. ¿Cómo es posible que la misma substancia pueda a la vez hallarse modificada en una mesa cuadrada y en una mesa redonda? Yo me pongo la misma cuestión con respecto a las impresiones de estas mesas y hallo que la respuesta no es más satisfactoria en este caso que en el otro. |
It appears, then, that to whatever side we turn, the same difficulties follow us, and that we cannot advance one step towards the establishing the simplicity and immateriality o the soul, without preparing the way for a dangerous and irrecoverable atheism. It is the same case, if instead o calling thought a modification of the soul, we should give it the more antient, and yet more modish name of an action. By an action we mean much the same thing, as what is commonly called an abstract mode; that is, something, which, properly speaking, is neither distinguishable, nor separable from its substance, and is only conceived by a distinction of reason, or an abstraction. But nothing is gained by this change of the term of modification, for that of action; nor do we free ourselves from one single difficulty by its means; as will appear from the two following reflexions. | Resulta, pues, que, desde cualquier punto de vista que se considere, aparecen las mismas dificultades y que no podemos dar un paso adelante al establecer la simplicidad e inmaterialidad del alma sin preparar el camino para un ateísmo peligroso e irreparable. Sucede lo mismo si en lugar de llamar pensamiento a una modificación del alma le damos el nombre más antiguo, y ahora más de moda, de acción. Por acción entendemos lo mismo que lo que se llama abstractamente modo, esto es, algo que, propiamente hablando, no es ni distinguible ni separable de una substancia, ni que se concibe solamente mediante una distinción de razón o una abstracción. Sin embargo, nada se gana con este cambio del término de modificación por el de acción, ni nos libertamos de una sola dificultad por este medio, como resultará de las siguientes reflexiones: |
First, I observe, that the word, action, according to this explication of it, can never justly be applied to any perception, as derived from a mind or thinking substance. Our perceptions are all really different, and separable, and distinguishable from each other, and from everything else, which we can imagine: and therefore it is impossible to conceive, how they can be the action or abstract mode of any substance. The instance of motion, which is commonly made use of to shew after what manner perception depends, as an action, upon its substance, rather confounds than instructs us. Motion to all appearance induces no real nor essential change on the body, but only varies its relation to other objects. But betwixt a person in the morning walking a garden with company, agreeable to him; and a person in the afternoon inclosed in a dungeon, and full of terror, despair, and resentment, there seems to be a radical difference, and of quite another kind, than what is produced on a body by the change of its situation. As we conclude from the distinction and separability of their ideas, that external objects have a separate existence from each other; so when we make these ideas themselves our objects, we must draw the same conclusion concerning them, according to the precedent reasoning. At least it must be confest, that having idea of the substance of the soul, it is impossible for us to tell how it can admit of such differences, and even contrarieties of perception without any fundamental change; and consequently can never tell in what sense perceptions are actions of that substance. The use, therefore, of the word, action, unaccompanyed with any meaning, instead of that of modification, makes no addition to our knowledge, nor is of any advantage to the doctrine of the immateriality of the soul. | Primero. Observo que la palabra acción, según la explicación de ella, no puede ser aplicada exactamente a una percepción como derivada del espíritu, como substancia pensante. Nuestras percepciones son realmente diferentes y separables y distinguibles entre sí y de todo lo demás que podamos imaginarnos, y, por consiguiente, es imposible concebir cómo pueden ser la acción o modo abstracto de una substancia. El ejemplo del movimiento, del que se hace uso comúnmente para mostrar de qué manera la percepción depende, como una acción, de su substancia, confunde más que instruye. El movimiento, según toda apariencia, no trae consigo un cambio real o esencial en los cuerpos, sino que altera tan sólo su relación con otros objetos. Sin embargo, entre una persona paseándose por la mañana en un jardín en compañía de una persona que le es agradable, y una persona por la tarde encerrada en un calabozo y llena de terror y resentimiento, parece existir una diferencia radical y de un género muy diferente del que es producido en un cuerpo por el cambio de su situación. Del mismo modo que concluimos de la distinción y separabilidad de sus ideas que los objetos externos poseen una existencia separada los unos de los otros, cuando convertimos estas ideas en nuestros objetos debemos hacer la misma conclusión con respecto a ellos, según el razonamiento precedente. Por lo menos debe confesarse que, no teniendo ninguna idea de la substancia del alma, es imposible para nosotros decir cómo puede ésta admitir tales diferencias y hasta oposiciones de percepción sin ningún cambio fundamental, y, por consecuencia, no podemos decir jamás en qué sentido las percepciones son acciones de esta substancia. El uso de la palabra acción, pues, no acompañado de un sentido, en lugar del de la palabra modificación, no añade nada a nuestro conocimiento ni representa ventaja alguna para la doctrina de la inmaterialidad del alma. |
I add in the second place, that if it brings any advantage to that cause, it must bring an equal to the cause of atheism. For do our Theologians pretend to make a monopoly of the word, action, and may not the atheists likewise take possession of it, and affirm that plants, animals, men, &c. are nothing but particular actions of one simple universal substance, which exerts itself from a blind and absolute necessity? This you′ll say is utterly absurd. I own it is unintelligible; but at the same time assert, according to the principles above-explained, that it is impossible to discover any absurdity in the supposition, that all the various objects in nature are actions of one simple substance, which absurdity will not be applicable to a like supposition concerning impressions and ideas. | Añado en segundo lugar que, si trae alguna ventaja para la causa, debe traer una ventaja igual para la causa del ateísmo. Pues ¿nuestros teólogos pretenderán hacer un monopolio de la palabra acción y hacer que los ateos no puedan poseerla igualmente y afirmar que las plantas, animales, hombres, etc., no son más que acciones de una substancia universal simple que se desarrolla por sí misma según una absoluta necesidad? Se dirá que esto es totalmente absurdo. Yo concedo que es ininteligible; pero al mismo tiempo afirmo, según los principios antes explicados, que es imposible descubrir ningún absurdo en el supuesto de que los diversos objetos de la naturaleza son acciones de una substancia simple que no sea aplicable al supuesto análogo relativo a las impresiones e ideas. |
From these hypotheses concerning the substance and local conjunction of our perceptions, we may pass to another, which is more intelligible than the former, and more important than the latter, viz. concerning the cause of our perceptions. Matter and motion, it is commonly said in the schools, however varyed, are still matter and motion, and produce only a difference in the position and situation of objects. Divide a body as often as you please, it is still body. Place it in any figure, nothing ever results but figure, or the relation of parts. Move it in any manner, you still find motion or a change of relation. It is absurd to imagine, that motion in a circle, for instance, should be nothing but merely motion in a circle; while motion in another direction, as in an ellipse, should also be a passion or moral reflection: That the shocking of two globular particles should become a sensation of pain, and that the meeting of two triangular ones should afford a pleasure. Now as these different shocks, and variations, and mixtures are the only changes, of which matter is susceptible, and as these never afford us any idea of thought or perception, it is concluded to be impossible, that thought can ever be caused by matter. | De estas hipótesis relativas a la substancia y al enlace en un lugar de nuestras percepciones pasamos a otra más inteligible que la primera y más importante que la última, a saber: la que se refiere a las causas de nuestras percepciones. La materia y el movimiento, se dice comúnmente en las escuelas, aunque varios, son siempre materia y movimiento y producen solamente una diferencia en la posición o situación de los objetos. Divídase un cuerpo tantas veces como plazca: será siempre cuerpo: colóquese en una figura: nada resultará más que una figura o relación de partes. Muévasele de una manera cualquiera: no se hallará mas que movimiento o cambio de relación. Es absurdo imaginar que el movimiento de un círculo, por ejemplo, no debe ser más que movimiento en un círculo, mientras que movimiento en otra dirección, como en una elipse, debe ser una pasión o reflexión moral; que el choque de dos partículas globulares se convierta en una sensación de dolor y el encuentro de dos partículas triangulares proporcione placer. |
Few have been able to withstand the seeming evidence of this argument; and yet nothing in the world is more easy than to refute it. We need only reflect on what has been proved at large, that we are never sensible of any connexion betwixt causes and effects, and that it is only by our experience of their constant conjunction, we can arrive at any knowledge of this relation. Now as all objects, which are not contrary, are susceptible of a constant conjunction, and as no real objects are contrary [Part III. Sect. 15.]; I have inferred from these principles, that to consider the matter A PRIORI, any thing may produce any thing, and that we shall never discover a reason, why any object may or may not be the cause of any other, however great, or however little the resemblance may be betwixt them. This evidently destroys the precedent reasoning concerning the cause of thought or perception. For though there appear no manner of connexion betwixt motion or thought, the case is the same with all other causes and effects. Place one body of a pound weight on one end of a lever, and another body of the same weight on another end; you will never find in these bodies any principle of motion dependent on their distances from the center, more than of thought and perception. If you pretend, therefore, to prove a priori, that such a position of bodies can never cause thought; because turn it which way you will, it is nothing but a position of bodies; you must by the same course of reasoning conclude, that it can never produce motion; since there is no more apparent connexion in the one case than in the other. But as this latter conclusion is contrary to evident experience, and as it is possible we may have a like experience in the operations of the mind, and may perceive a constant conjunction of thought and motion; you reason too hastily, when from the mere consideration of the ideas, you conclude that it is impossible motion can ever produce thought, or a different position of parts give rise to a different passion or reflection. Nay it is not only possible we may have such an experience, but it is certain we have it; since every one may perceive, that the different dispositions of his body change his thoughts and sentiments. And should it be said, that this depends on the union of soul and body; I would answer, that we must separate the question concerning the substance of the mind from that concerning the cause of its thought; and that confining ourselves to the latter question we find by the comparing their ideas, that thought and motion are different from each other, and by experience, that they are constantly united; which being all the circumstances, that enter into the idea of cause and effect, when applied to the operations of matter, we may certainly conclude, that motion may be, and actually is, the cause of thought and perception. | Ahora bien; como estos diferentes choques, variaciones y mezclas son los solos cambios de que la materia es susceptible y ninguno de ellos nos aporta una idea del pensamiento o percepción, se concluye que el pensamiento no puede ser producido nunca por la materia. Pocos pueden ser capaces de resistir a la aparente evidencia de este argumento, y, sin embargo, no hay nada en el mundo más fácil de refutar que él. Necesitamos tan sólo reflexionar sobre lo que ya ha sido probado con amplitud, a saber: que jamás percibimos una conexión entre causas y efectos y que sólo por la experiencia de su unión constante llegamos al conocimiento de su relación. Ahora bien; como todos los objetos que no son contrarios son susceptibles de una unión constante y como los objetos reales no son contrarios, he inferido ya de estos principios que, considerando el asunto a priori algo puede producir algo, y que jamás descubriremos una razón de por qué un objeto puede o no ser causa de otro tan grande o tan pequeño como pueda ser la semejanza existente entre ellos. Esto destruye evidentemente el razonamiento precedente relativo a la causa del pensamiento o percepción; pues aunque no se presenta ninguna relación entre el movimiento y el pensamiento, sucede lo mismo con todas las causas y efectos restantes. Colóquese un cuerpo del peso de una libra en un extremo de una palanca y otro peso igual en el otro; en este caso no se hallará más en estos cuerpos un principio de movimiento que de pensamiento o percepción. Si se pretende, pues, probar a priori que una posición tal de los cuerpos no puede jamás producir pensamiento, porque mírese como se quiera no es más que una posición de cuerpos, se debe por el mismo razonamiento concluir que no puede jamás producir movimiento, ya que no existe una conexión más aparente en este caso que en el otro. Sin embargo, como la última conclusión es contraria a la experiencia evidente y como es posible que podamos tener una experiencia análoga de las actividades del espíritu y podamos percibir una conexión de pensamiento y movimiento, se razona demasiado precipitadamente cuando partiendo de una mera consideración de las ideas se concluye que es imposible que el movimiento jamás pueda producir pensamiento o una diferente disposición de las partes dar lugar a una diferente pasión o reflexión. Es más; no es sólo posible que podamos tener una experiencia tal, sino que es cierto que la poseemos, ya que cada uno puede percibir que las disposiciones de su cuerpo hacen cambiar sus pensamientos y sentimientos. Si se dice que esto depende de la unión del alma y el cuerpo, responderé que debemos separar la cuestión relativa a la substancia del espíritu de la concerniente a la causa de su pensamiento, y que, limitándonos a la última cuestión, hallamos, comparando sus ideas, que pensamiento y movimiento son diferentes entre sí, y por experiencia, que se hallan constantemente unidos, lo que constituyendo todas las circunstancias que entran en la idea de causa y efecto cuando se aplica a las actividades de la materia, debemos concluir de un modo cierto que el movimiento es y debe ser realmente la causa del pensamiento y la percepción. |
There seems only this dilemma left us in the present case; either to assert, that nothing can be the cause of another, but where the mind can perceive the connexion in its idea of the objects: Or to maintain, that all objects, which we find constantly conjoined, are upon that account to be regarded as causes and effects. If we choose the first part of the dilemma, these are the consequences. First, We in reality affirm, that there is no such thing in the universe as a cause or productive principle, not even the deity himself; since our idea of that supreme Being is derived from particular impressions, none of which contain any efficacy, nor seem to have any connexion with any other existence. As to what may be said, that the connexion betwixt the idea of an infinitely powerful being, and that of any effect, which he wills, is necessary and unavoidable; I answer, that we have no idea of a being endowed with any power, much less of one endowed with infinite power. But if we will change expressions, we can only define power by connexion; and then in saying, that the idea, of an infinitely powerful being is connected with that of every effect, which he wills, we really do no more than assert, that a being, whose volition is connected with every effect, is connected with every effect: which is an identical proposition, and gives us no insight into the nature of this power or connexion. But, secondly, supposing, that the deity were the great and efficacious principle, which supplies the deficiency of all causes, this leads us into the grossest impieties and absurdities. For upon the same account, that we have recourse to him in natural operations, and assert that matter cannot of itself communicate motion, or produce thought, viz. because there is no apparent connexion betwixt these objects; I say, upon the very same account, we must acknowledge that the deity is the author of all our volitions and perceptions; since they have no more apparent connexion either with one another, or with the supposed but unknown substance of the soul. This agency of the supreme Being we know to have been asserted by [As father Malebranche and other Cartesians.] several philosophers with relation to all the actions of the mind, except volition, or rather an inconsiderable part of volition; though it is easy to perceive, that this exception is a mere pretext, to avoid the dangerous consequences of that doctrine. If nothing be active but what has an apparent power, thought is in no case any more active than matter; and if this inactivity must make us have recourse to a deity, the supreme being is the real cause of all our actions, bad as well as good, vicious as well as virtuous. | Parece restar tan sólo en este caso el dilema de o afirmar que nada puede ser causa de otra cosa sino cuando el espíritu puede percibir la conexión en sus ideas de los objetos, o mantener que todos los objetos que hallamos constantemente unidos deben ser considerados por esta razón como causas y efectos. Si nos decidimos por la primera parte del dilema, las consecuencias son las que siguen: Primero. Afirmamos en realidad que no existe en el universo algo semejante aun principio productivo, ni aun la divinidad misma, ya que nuestra idea del Ser Supremo se deriva de impresiones particulares, ninguna de las cuales tiene eficacia alguna ni parece tener conexión de ninguna especie con cualquier otra existencia. En cuanto a que se pueda decir que la conexión de un ser infinitamente poderoso y la de un efecto que él quiere es necesaria e inevitable, respondo que no tenemos idea de un ser dotado con algún poder y mucho menos de uno dotado con un poder infinito. Pero si se quiere cambiar las expresiones, sólo podemos definir el poder por conexión, y después, al decir que la idea de un ser infinitamente poderoso se halla enlazada con la de todo efecto que él quiere, no hacemos más que afirmar que un ser cuya volición se halla enlazada con todo efecto está enlazada con cada efecto, lo que es una proposición idéntica y no nos concede un conocimiento de la naturaleza de este poder o conexión. Segundo. Sin embargo, suponiendo que la divinidad fuese el principio grande y eficaz que suple la deficiencia de todas las causas, iriamos a dar a la más grande de las impiedades y al más grande de los absurdos. Pues por la misma razón que recurrimos a él en las actividades naturales y afirmamos que la materia no puede por sí misma comunicar el movimiento o producir pensamiento, porque no existe una conexión aparente entre estos objetos, debemos reconocer que la divinidad es el autor de todas nuestras voliciones y percepciones, ya que no poseen una conexión más aparente entre ellas o con la substancia supuesta pero desconocida del alma. Esta influencia del Ser Supremo, sabemos que ha sido afirmada por varios filósofos(44) con relación a todas las acciones del espíritu, excepto la volición, o más bien una parte no considerable de la volición, aunque es fácil percibir que esta excepción es un mero pretexto para evitar las consecuencias peligrosas de esta doctrina. Si nada es activo y todo no tiene más que un poder aparente, el pensamiento no es de ningún modo más activo que la materia, y si esta inactividad debe hacernos recurrir a la divinidad, el Ser Supremo es la causa real de nuestras acciones, tanto de las buenas como de las malas, de las viciosas como de las virtuosas. |
Thus we are necessarily reduced to the other side of the dilemma, viz.. that all objects, which are found to be constantly conjoined, are upon that account only to be regarded as causes and effects. Now as all objects, which are not contrary, are susceptible of a constant conjunction, and as no real objects are contrary: it follows, that for ought we can determine by the mere ideas, any thing may be the cause or effect of any thing; which evidently gives the advantage to the materialists above their antagonists. | Así nos vemos necesariamente reducidos al otro término del dilema, a saber: que todos los objetos que se hallan constantemente unidos han de ser considerados solamente por esta razón como causas y efectos. Ahora bien; como todos los objetos que no son contrarios son susceptibles de un enlace constante y como los objetos reales no son contrarios, se sigue que podemos determinar por meras ideas que algo debe ser la causa de algo, lo que evidentemente concede la ventaja a los materialistas sobre sus antagonistas. |
To pronounce, then, the final decision upon the whole; the question concerning the substance of the soul is absolutely unintelligible: All our perceptions are not susceptible of a local union, either with what is extended or unextended: there being some of them of the one kind, and some of the other: And as the constant conjunction of objects constitutes the very essence of cause and effect, matter and motion may often be regarded as the causes of thought, as far as we have any notion of that relation. | Para expresar, pues, la decisión final basándonos en todo esto, diremos que la cuestión relativa a la substancia del alma es absolutamente ininteligible; todas nuestras percepciones no son susceptibles de una unión local tanto con lo que es extenso como con lo inextenso, siendo las unas de un género y las otras de otro, y como el enlace constante de los objetos constituye la verdadera esencia de la causa y el efecto, la materia y el movimiento pueden ser considerados frecuentemente como causas del pensar en cuanto tenemos alguna noción de esta relación. |
It is certainly a kind of indignity to philosophy, whose sovereign authority ought every where to be acknowledged, to oblige her on every occasion to make apologies for her conclusions, and justify herself to every particular art and science, which may be offended at her. This puts one in mind of a king arrainged for high-treason against his subjects. There is only one occasion, when philosophy will think it necessary and even honourable to justify herself, and that is, when religion may seem to be in the least offended; whose rights are as dear to her as her own, and are indeed the same. If any one, therefore, should imagine that the foregoing arguments are any ways dangerous to religion, I hope the following apology will remove his apprehensions. | Es ciertamente algo indigno para la filosofía, cuya autoridad soberana debe ser reconocida en todas partes, el obligarla en cada ocasión a hacer una apología de sus conclusiones y a justificarse ante cada arte y ciencia particular que pueda sentirse ofendida. Esto recuerda el caso de un rey que fuese procesado por alta traición contra sus súbditos. Solamente existe una ocasión en que la filosofia pensará necesario y aun honroso justificarse, y ésta se presenta cuando la religión parece hallarse ofendida en lo más mínimo, cuyos derechos le son tan queridos como los suyos propios, y realmente son los mismos. Si alguno, pues, imaginase que los precedentes argumentos son de algún modo peligrosos para la religión, espero que la siguiente apología disipará sus aprensiones. |
There is no foundation for any conclusion a priori, either concerning the operations or duration of any object, of which it is possible for the human mind to form a conception. Any object may be imagined to become entirely inactive, or to be annihilated in a moment; and it is an evident principle, that whatever we can imagine, is possible. Now this is no more true of matter, than of spirit; of an extended compounded substance, than of a simple and unextended. In both cases the metaphysical arguments for the immortality of the soul are equally inconclusive: and in both cases the moral arguments and those derived from the analogy of nature are equally strong and convincing. If my philosophy, therefore, makes no addition to the arguments for religion, I have at least the satisfaction to think it takes nothing from them, but that every thing remains precisely as before. | No existe ningún fundamento para una conclusión a priori, relativa a las actividades o duración de un objeto del que es posible al espíritu humano formarse un concepto. Un objeto puede ser imaginado como totalmente inactivo o como destruido en un momento, y es un principio evidente que todo lo que podemos imaginar es posible. Ahora bien; esto no es menos cierto de la materia que del espíritu, de una substancia compuesta y extensa que de una simple e inextensa. En ambos casos los argumentos metafísicos en favor de la inmortalidad del alma no llegan a ninguna conclusión, y en ambos casos los argumentos morales y los que se derivan de la analogía de la naturaleza son igualmente fuertes y convincentes. Si mi filosofia, pues, no aporta nada a los argumentos en favor de la religión, tengo al menos la satisfacción de pensar que no destruye a ninguno de ellos, sino que todo permanece como estaba antes.
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SECT. VI. OF PERSONAL IDENTITY | Sección VI De la identidad personal. |
There are some philosophers who imagine we are every moment intimately conscious of what we call our SELF; that we feel its existence and its continuance in existence; and are certain, beyond the evidence of a demonstration, both o its perfect identity and simplicity. The strongest sensation, the most violent passion, say they, instead of distracting us from this view, only fix it the more intensely, and make us consider their influence on self either by their pain or pleasure. To attempt a farther proof of this were to weaken its evidence; since no proof can be derived from any fact, of which we are so intimately conscious; nor is there any thing, of which we can be certain, if we doubt of this. | Hay algunos filósofos que imaginan que somos conscientes íntimamente en todo momento de lo que llamamos nuestro Yo, que sentimos su existencia y su continuación en la existencia, y se hallan persuadidos, aun más que por la evidencia de una demostración, de su identidad y simplicidad perfecta. La sensación más intensa, la pasión más violenta, dicen, en lugar de distraernos de esta consideración la fijan más intensamente y nos hacen apreciar su influencia sobre el Yo por el dolor o el placer. Intentar una prueba ulterior de ello sería debilitar su evidencia, ya que ninguna prueba puede derivarse de un hecho del cual somos tan íntimamente conscientes, y no existe nada de que podamos estar ciertos si dudamos de esto. |
Unluckily all these positive assertions are contrary to that very experience, which is pleaded for them, nor have we any idea of self, after the manner it is here explained. For from what impression coued this idea be derived? This question it is impossible to answer without a manifest contradiction and absurdity; and yet it is a question, which must necessarily be answered, if we would have the idea of self pass for clear and intelligible, It must be some one impression, that gives rise to every real idea. But self or person is not any one impression, but that to which our several impressions and ideas are supposed to have a reference. If any impression gives rise to the idea of self, that impression must continue invariably the same, through the whole course of our lives; since self is supposed to exist after that manner. But there is no impression constant and invariable. Pain and pleasure, grief and joy, passions and sensations succeed each other, and never all exist at the same time. It cannot, therefore, be from any of these impressions, or from any other, that the idea of self is derived; and consequently there is no such idea. | Desgraciadamente, todas estas afirmaciones positivas son contrarias a la experiencia que se presume en favor de ellas y no tenemos una idea del Yo de la manera que se ha explicado aquí. ¿Pues de qué impresión puede derivarse esta idea? Esta cuestión es imposible de responder sin una contradicción manifiesta y un absurdo manifiesto, y es, sin embargo, una cuestión que debe ser respondida si queremos tener una idea del Yo clara e inteligible. Debe ser alguna impresión la que da lugar a toda idea real. Ahora bien; el Yo o persona no es una impresión, sino lo que suponemos que tiene referencia a varias 152 impresiones o ideas. Si una impresión da lugar a la idea del Yo, la impresión debe continuar siendo invariablemente la misma a través de todo el curso de nuestras vidas, ya que se supone que existe de esta manera. Pero no existe ninguna impresión constante e invariable. El dolor y el placer, la pena y la alegría, las pasiones y sensaciones se suceden las unas a las otras y no pueden existir jamás a un mismo tiempo. No podemos, pues, derivar la idea del Yo de una de estas impresiones, y, por consecuencia, no existe tal idea. |
But farther, what must become of all our particular perceptions upon this hypothesis? All these are different, and distinguishable, and separable from each other, and may be separately considered, and may exist separately, and have no Deed of tiny thing to support their existence. After what manner, therefore, do they belong to self; and how are they connected with it? For my part, when I enter most intimately into what I call myself, I always stumble on some particular perception or other, of heat or cold, light or shade, love or hatred, pain or pleasure. I never can catch myself at any time without a perception, and never can observe any thing but the perception. When my perceptions are removed for any time, as by sound sleep; so long am I insensible of myself, and may truly be said not to exist. And were all my perceptions removed by death, and coued I neither think, nor feel, nor see, nor love, nor hate after the dissolution of my body, I should be entirely annihilated, nor do I conceive what is farther requisite to make me a perfect non-entity. If any one, upon serious and unprejudiced reflection thinks he has a different notion of himself, I must confess I call reason no longer with him. All I can allow him is, that he may be in the right as well as I, and that we are essentially different in this particular. He may, perhaps, perceive something simple and continued, which he calls himself; though I am certain there is no such principle in me. | Pero ¿qué sucederá con todas nuestras percepciones particulares, partiendo de esta hipótesis? Todas son diferentes, distinguibles y separables entre sí y pueden ser consideradas separadamente, pueden existir separadamente y no necesitan de nada para fundamentar su existencia. ¿De qué manera, pues, pertenecerán al Yo y cómo se enlazarán con él? Por mi parte, cuando penetro más íntimamente en lo que llamo mi propia persona, tropiezo siempre con alguna percepción particular de calor o frío, luz o sombra, amor u odio, pena o placer. No puedo jamás sorprenderme a mí mismo en algún momento sin percepción alguna, y jamás puedo observar más que percepciones. Cuando mis percepciones se suprimen por algún tiempo, como en el sueño profundo, no me doy cuenta de mí mismo y puede decirse verdaderamente que no existo. Y si mis percepciones fueran suprimidas por la muerte y no pudiese ni pensar, ni sentir, ni ver, ni amar, ni odiar, después de la disolución de mi cuerpo, me hallaría totalmente aniquilado y no puedo concebir qué más se requiere para hacer de mí un no ser perfecto. Si alguno, basándose en una reflexión seria y sin prejuicio, piensa que tiene una noción diferente de su Yo, debo confesar que no puedo discutir más largo tiempo con él. Todo lo que puedo concederle es que tiene tanto derecho como yo y que somos esencialmente diferentes en este respecto. Puede, quizá, percibir algo simple y continuo que llame su Yo, aunque yo estoy cierto de que no existe un principio semejante en mí. |
But setting aside some metaphysicians of this kind, I may venture to affirm of the rest of mankind, that they are nothing but a bundle or collection of different perceptions, which succeed each other with an inconceivable rapidity, and are in a perpetual flux and movement. Our eyes cannot turn in their sockets without varying our perceptions. Our thought is still more variable than our sight; and all our other senses and faculties contribute to this change; nor is there any single power of the soul, which remains unalterably the same, perhaps for one moment. The mind is a kind of theatre, where several perceptions successively make their appearance; pass, re-pass, glide away, and mingle in an infinite variety of postures and situations. There is properly no simplicity in it at one time, nor identity in different; whatever natural propension we may have to imagine that simplicity and identity. The comparison of the theatre must not mislead us. They are the successive perceptions only, that constitute the mind; nor have we the most distant notion of the place, where these scenes are represented, or of the materials, of which it is composed. | Dejando a un lado algunos metafísicos de este género, me atrevo a afirmar del resto de los hombres que no son más que un enlace o colección de diferentes percepciones que se suceden las unas a las otras con una rapidez inconcebible y que se hallan en un flujo y movimiento perpetuo. Nuestros ojos no pueden girar en sus órbitas sin variar nuestras percepciones. Nuestro pensamiento es aun más variable que nuestra vista, y todos nuestros demás sentidos y facultades contribuyen a este cambio y no existe ningún poder del alma que permanezca siempre el mismo ni aun en un solo momento. El espíritu es una especie de teatro donde varias percepciones aparecen sucesivamente, pasan, vuelven a pasar, se deslizan y se mezclan en una infinita variedad de posturas y situaciones. Propiamente hablando, no existe simplicidad en ellas en un momento ni identidad en diferentes, aunque podamos sentir la tendencia natural a imaginarnos esta simplicidad e identidad. La comparación del teatro no debe engañarnos. Sólo las percepciones sucesivas constituyen el espíritu y no poseemos la noción más remota del lugar donde estas escenas se representan o de los materiales de que están compuestas. |
What then gives us so great a propension to ascribe an identity to these successive perceptions, and to suppose ourselves possest of an invariable and uninterrupted existence through the whole course of our lives? In order to answer this question, we must distinguish betwixt personal identity, as it regards our thought or imagination, and as it regards our passions or the concern we take in ourselves. The first is our present subject; and to explain it perfectly we must take the matter pretty deep, and account for that identity, which we attribute to plants and animals; there being a great analogy betwixt it, and the identity of a self or person. | ¿Qué nos produce, pues, una inclinación tan grande a atribuir una identidad a estas percepciones sucesivas y a suponer que nosotros poseemos una existencia invariable e ininterrumpida a través de todo el curso de nuestras vidas? Para responder a esta cuestión debemos distinguir entre identidad personal en cuanto se refiere a nuestro pensamiento o imaginación y en cuanto se refiere a nuestras pasiones o al interés que tenemos por nosotros mismos. Lo primero constituye nuestro asunto presente, y para explicarlo de un modo perfecto debemos entrar profundamente en la materia y dar razón de la identidad que atribuimos a las plantas y animales, existiendo una gran analogía entre ella y la identidad de nuestro Yo o persona. |
We have a distinct idea of an object, that remains invariable and uninterrupted through a supposed variation of time; and this idea we call that of identity or sameness. We have also a distinct idea of several different objects existing in succession, and connected together by a close relation; and this to an accurate view affords as perfect a notion of diversity, as if there was no manner of relation among the objects. But though these two ideas of identity, and a succession of related objects be in themselves perfectly distinct, and even contrary, yet it is certain, that in our common way of thinking they are generally confounded with each other. That action of the imagination, by which we consider the uninterrupted and invariable object, and that by which we reflect on the succession of related objects, are almost the same to the feeling, nor is there much more effort of thought required in the latter case than in the former. The relation facilitates the transition of the mind from one object to another, and renders its passage as smooth as if it contemplated one continued object. This resemblance is the cause of the confusion and mistake, and makes us substitute the notion of identity, instead of that of related objects. However at one instant we may consider the related succession as variable or interrupted, we are sure the next to ascribe to it a perfect identity, and regard it as enviable and uninterrupted. Our propensity to this mistake is so great from the resemblance above-mentioned, that we fall into it before we are aware; and though we incessantly correct ourselves by reflection, and return to a more accurate method of thinking, yet we cannot long sustain our philosophy, or take off this biass from the imagination. Our last resource is to yield to it, and boldly assert that these different related objects are in effect the same, however interrupted and variable. In order to justify to ourselves this absurdity, we often feign some new and unintelligible principle, that connects the objects together, and prevents their interruption or variation. Thus we feign the continued existence of the perceptions of our senses, to remove the interruption: and run into the notion of a soul, and self, and substance, to disguise the variation. But we may farther observe, that where we do not give rise to such a fiction, our propension to confound identity with relation is so great, that we are apt to imagine [FN 10] something unknown and mysterious, connecting the parts, beside their relation; and this I take to be the case with regard to the identity we ascribe to plants and vegetables. And even when this does not take place, we still feel a propensity to confound these ideas, though we a-re not able fully to satisfy ourselves in that particular, nor find any thing invariable and uninterrupted to justify our notion of identity. [FN 10] If the reader is desirous to see how a great genius may be influencd by these seemingly trivial principles of the imagination, as well as the mere vulgar, let him read my Lord SHAFTSBURYS reasonings concerning the uniting principle of the universe, and the identity of plants and animals. See his MORALISTS: or, PHILOSOPHICAL RHAPSODY.] | Tenemos una idea distinta de un objeto que permanece invariable e ininterrumpido a través de las supuestas variaciones del tiempo, y a esta idea la llamamos la de identidad. Tenemos también una idea distinta de varios objetos diferentes existiendo en sucesión y enlazados entre sí por una íntima relación, y esto para una consideración exacta proporciona una noción de diversidad tan perfecta como si no existiese ninguna clase de relación entre los objetos. Sin embargo, aunque estas dos ideas de identidad y de una sucesión de objetos relacionados sean en sí mismas perfectamente distintas y hasta contrarias, es cierto que en nuestra manera de pensar corriente se confunden generalmente entre sí. La actividad de la imaginación por la que consideramos el objeto ininterrumpido e invariable y aquella por la que reflexionamos sobre la sucesión de objetos relacionados son casi las mismas para el sentimiento y no se requiere mucho más esfuerzo de pensamiento en el último caso que en el primero. La relación facilita la transición del espíritu de un objeto al otro y hace su paso tan suave como si contemplase un objeto continuo. Esta semejanza es la causa de la confusión y error que nos hace substituir la noción de identidad a la de objetos relacionados. Aunque en un instante dado podamos considerar la sucesión relacionada como variable o interrumpida, nos hallamos seguros en un momento próximo de atribuirle una identidad perfecta y de estimarla como invariable e ininterrumpida. Nuestra propensión hacia este error es tan grande, debido a la semejanza antes mencionada, que caemos en él antes de darnos cuenta, y aunque lo corregimos incesantemente por la reflexión y volvemos a una manera más exacta de pensar, no podemos mantener firme largo tiempo nuestra filosofía o apartar esta predisposición de la imaginación. Nuestro último recurso es ceder ante ella y afirmar atrevidamente que estos objetos diferentes y relacionados son en efecto lo mismo, aunque interrumpidos y variables. Para justificarnos de este absurdo, fingimos frecuentemente algún nuevo principio ininteligible que enlaza estos objetos entre sí y evita su interrupción y variación. Así, fingimos la existencia continua de las percepciones de nuestros sentidos para evitar la interrupción y recurrimos a la noción de un alma, yo y substancia, para desfigurar la variación. Sin embargo, podemos observar aún que, cuando no hacemos surgir esta ficción, nuestra propensión a confundir la identidad con la relación es tan grande que tendemos a imaginar algo desconocido y misterioso(45), que enlaza las partes, además de la relación, y creo que esto es lo que sucede con respecto de la identidad que atribuimos a las plantas y los vegetales. Aun cuando esto no tiene lugar, sentimos aún una propensión a confundir estas ideas, aunque no somos capaces de satisfacernos plenamente en este particular ni hallemos algo invariable e ininterrumpido que justifica nuestra noción de identidad. |
Thus the controversy concerning identity is not merely a dispute of words. For when we attribute identity, in an improper sense, to variable or interrupted objects, our mistake is not confined to the expression, but is commonly attended with a fiction, either of something invariable and uninterrupted, or of something mysterious and inexplicable, or at least with a propensity to such fictions. What will suffice to prove this hypothesis to the satisfaction of every fair enquirer, is to shew from daily experience and observation, that the objects, which are variable or interrupted, and yet are supposed to continue the same, are such only as consist of a succession of parts, connected together by resemblance, contiguity, or causation. For as such a succession answers evidently to our notion of diversity, it can only be by mistake we ascribe to it an identity; and as the relation of parts, which leads us into this mistake, is really nothing but a quality, which produces an association of ideas, and an easy transition of the imagination from one to another, it can only be from the resemblance, which this act of the mind bears to that, by which we contemplate one continued object, that the error arises. Our chief business, then, must be to prove, that all objects, to which we ascribe identity, without observing their invariableness and uninterruptedness, are such as consist of a succession of related objects. | Así, la controversia referente a la identidad no es meramente una disputa de palabras. Pues cuando atribuimos identidad, en un sentido impropio, a los objetos variables o interrumpidos, nuestro error no se limita a la expresión, sino que va comúnmente acompañado con algo invariable e ininterrumpido o de algo misterioso e inexplicable, o al menos de una tendencia a tales ficciones. Lo que bastará para probar estas hipótesis de modo que satisfaga a todo amable investigador será mostrar, partiendo de la experiencia diaria y observación, que los objetos que son variables o interrumpidos, y sin embargo se suponen uno mismo continuo, son tan sólo aquellos que poseen una sucesión de partes enlazadas entre sí por semejanza, contigÜidad o causalidad. Pues como una sucesión tal 154 responde evidentemente a nuestra noción de diversidad, sólo por error podemos atribuirle una identidad, y como la relación de las partes que nos lleva a este error no es más que una propiedad que produce una asociación de ideas y una fácil transición de la imaginación de una a la otra, puede tan sólo surgir este error por la semejanza que este acto del espíritu posee con aquel por el que contemplamos un objeto continuo. Nuestro asunto capital, pues, debe ser probar que todos los objetos a los que atribuimos identidad, sin que éstos sean invariables e ininterrumpidos, son aquellos que están formados de una sucesión de objetos relacionados. |
In order to this, suppose any mass of matter, of which the parts are contiguous and connected, to be placed before us; it is plain we must attribute a perfect identity to this mass, provided all the parts continue uninterruptedly and invariably the same, whatever motion or change of place we may observe either in the whole or in any of the parts. But supposing some very small or inconsiderable part to be added to the mass, or subtracted from it; though this absolutely destroys the identity of the whole, strictly speaking; yet as we seldom think so accurately, we scruple not to pronounce a mass of matter the same, where we find so trivial an alteration. The passage of the thought from the object before the change to the object after it, is so smooth and easy, that we scarce perceive the transition, and are apt to imagine, that it is nothing but a continued survey of the same object. | Para esto supongo una masa de materia cuyas partes son contiguas y están enlazadas y que se halla situada ante nosotros; es claro que debemos atribuir a esta masa una identidad perfecta coa tal de que sus partes continúen ininterrumpidas e invariablemente las mismas cualquiera que sea el movimiento o cambio de lugar que podamos observar en algunas de sus partes. Pero suponiendo que alguna parte pequeña o insignificante se añade o se resta de la masa, aunque esto destruye en absoluto la identidad del todo, rigurosamente hablando, rara vez pensamos de un modo tan exacto y no experimentamos escrúpulo alguno para declarar que la masa de la materia es la misma cuando hallamos una alteración tan pequeña. El paso del pensamiento de un objeto antes del cambio al objeto después de él es tan suave y fácil que apenas percibimos la transición y nos inclinamos a imaginar que no es más que una consideración continua del mismo objeto. |
There is a very remarkable circumstance, that attends this experiment; which is, that though the change of any considerable part in a mass of matter destroys the identity of the whole, let we must measure the greatness of the part, not absolutely, but by its proportion to the whole. The addition or diminution of a mountain would not be sufficient to produce a diversity in a planet: though the change of a very few inches would be able to destroy the identity of some bodies. It will be impossible to account for this, but by reflecting that objects operate upon the mind, and break or interrupt the continuity of its actions not according to their real greatness, but according to their proportion to each other: And therefore, since this interruption makes an object cease to appear the same, it must be the uninterrupted progress o the thought, which constitutes the imperfect identity. | Existe una circunstancia muy notable que acompaña a este experimento, a saber: que aunque el cambio de una parte considerable de una masa de materia destruye la identidad del todo, sin embargo, debemos medir el tamaño de la parte no absoluta mente, sino en su relación con el todo. La adición o disminución de una montaña no bastará para producir una diversidad en un planeta, aunque el cambio de algunas pulgadas sea capaz de destruir la identidad de algunos cuerpos. Será imposible explicar esto más que reflexionando acerca de que los objetos actúan en el espíritu y rompen o interrumpen la continuidad de sus acciones, no según su tamaño real, sino según su relación con cada uno de los otros, y, por consiguiente, ya que esta interrupción hace que un objeto cese de aparecer el mismo, debe ser el progreso ininterrumpido del pensamiento el que constituye la identidad imperfecta. |
This may be confirmed by another phenomenon. A change in any considerable part of a body destroys its identity; but it is remarkable, that where the change is produced gradually and insensibly we are less apt to ascribe to it the same effect. The reason can plainly be no other, than that the mind, in following the successive changes of the body, feels an easy passage from the surveying its condition in one moment to the viewing of it in another, and at no particular time perceives any interruption in its actions. From which continued perception, it ascribes a continued existence and identity to the object. | Esto puede confirmarse por otro fenómeno. Un cambio en una parte considerable de un cuerpo destruye su identidad; pero es notable que cuando el cambio se produce gradual e insensiblemente somos menos capaces de atribuirle el mismo efecto. La razón no puede ser claramente otra sino que el espíritu, al seguir los cambios sucesivos del cuerpo, experimenta fácil el paso de la consideración de su condición en un momento a la consideración de ella en otro y no percibe en ningún tiempo particular una interrupción en sus acciones. Partiendo de esta percepción continua atribuye una existencia continua e identidad al objeto. |
But whatever precaution we may use in introducing the changes gradually, and making them proportionable to the whole, it is certain, that where the changes are at last observed to become considerable, we make a scruple of ascribing identity to such different objects. There is, however, another artifice, by which we may induce the imagination to advance a step farther; and that is, by producing a reference of the parts to each other, and a combination to some common end or purpose. A ship, of which a considerable part has been changed by frequent reparations, is still considered as the same; nor does the difference of the materials hinder us from ascribing an identity to it. The common end, in which the parts conspire, is the same under all their variations, and affords an easy transition of the imagination from one situation of the body to another. | Cualquiera que sea la precaución de que podamos hacer uso al introducir los cambios gradualmente y al hacerlos proporcionados al todo, es cierto que, cuando, por último, observamos que los cambios han llegado a ser muy considerables, experimentamos escrúpulos para atribuir una identidad a tales objetos diferentes. Existe, sin embargo, otro artificio por el que podemos inducir a la imaginación a dar un paso más lejos, y es el producir una referencia de las partes entre sí y una combinación para un fin o propósito común. Un barco del que se han cambiado partes importantes por frecuentes reparaciones se considera como el mismo, y la diferencia de los materiales no nos impide atribuirle una identidad. El fin común para que todas las partes sirven es el mismo en todas sus variaciones y nos proporciona una fácil transición de la imaginación de una situación del cuerpo a otra. |
But this is still more remarkable, when we add a sympathy of parts to their common end, and suppose that they bear to each other, the reciprocal relation of cause and effect in all their actions and operations. This is the case with all animals and vegetables; where not only the several parts have a reference to some general purpose, but also a mutual dependence on, and connexion with each other. The effect of so strong a relation is, that though every one must allow, that in a very few years both vegetables and animals endure a total change, yet we still attribute identity to them, while their form, size, and substance are entirely altered. An oak, that grows from a small plant to a large tree, is still the same oak; though there be not one particle of matter, or figure of its parts the same. An infant becomes a man-, and is sometimes fat, sometimes lean, without any change in his identity. | Sin embargo, aun es más notable esto cuando añadimos una simpatía de las partes a su fin común y suponemos que mantienen entre sí la relación recíproca de causa y efecto en todas sus acciones y operaciones. Este es el caso de todos los animales y vegetales, en los que no sólo las varias partes se refieren a algún propósito general, sino que dependen también mutuamente entre sí y se hallan en conexión entre ellas. Es el efecto de una tan fuerte relación que, aunque cada uno debe conceder que en pocos años los vegetales y los animales han sufrido un cambio total, les atribuimos identidad, aunque su forma, tamaño y substancia se hallan totalmente alterados. Una encina que crece desde una planta pequeña a un árbol grande es la misma encina, aunque no existe ni una partícula de materia o ninguna figura de sus partes que sean las mismas. Un niño llega a ser un hombre y es a veces grueso y a veces delgado, sin ningún cambio en su identidad. |
We may also consider the two following phaenomena, which are remarkable in their kind. The first is, that though we commonly be able to distinguish pretty exactly betwixt numerical and specific identity, yet it sometimes happens, that we confound them, and in our thinking and reasoning employ the one for the other. Thus a man, who bears a noise, that is frequently interrupted and renewed, says, it is still the same noise; though it is evident the sounds have only a specific identity or resemblance, and there is nothing numerically the same, but the cause, which produced them. In like manner it may be said without breach of the propriety of language, that such a church, which was formerly of brick, fell to ruin, and that the parish rebuilt the same church of free-stone, and according to modern architecture. Here neither the form nor materials are the same, nor is there any thing common to the two objects, but their relation to the inhabitants of the parish; and yet this alone is sufficient to make us denominate them the same. But we must observe, that in these cases the first object is in a manner annihilated before the second comes into existence; by which means, we are never presented in any one point of time with the idea of difference and multiplicity: and for that reason are less scrupulous in calling them the same. | Podemos también considerar los dos fenómenos siguientes, que son notables en su género: El primero es que, aunque somos capaces comúnmente de distinguir de un modo exacto entre identidad numérica e identidad específica, sin embargo, sucede a veces que las confundimos y que empleamos la una por la otra en nuestro pensamiento y razonamiento. Así, un hombre que oye un ruido frecuentemente interrumpido y renovado dice que es el mismo ruido, aunque es evidente que los sonidos poseen tan sólo una identidad o semejanza específica y que no existe nada numéricamente idéntico más que la causa que los produce. De igual modo puede decirse, sin herir la propiedad del lenguaje, que una iglesia, que en un principio era de ladrillo, cayó en ruinas y que la parroquia reconstruyó la misma iglesia con piedra y según la arquitectura moderna. Aquí ni la forma ni los materiales son los mismos, ni hay nada común entre los dos objetos más que su relación con los habitantes de la parroquia, y, sin embargo, esto sólo basta para hacer que la llamemos la misma. Debemos observar que en estos casos el primer objeto se halla en cierto modo aniquilado antes de que el segundo exista, por lo que jamás se presentan en un mismo momento del tiempo con la idea de diferencia y multiplicidad, y por esta razón somos menos cuidadosos llamándolos lo mismo. |
Secondly, We may remark, that though in a succession of related objects, it be in a manner requisite, that the change of parts be not sudden nor entire, in order to preserve the identity, yet where the objects are in their nature changeable and inconstant, we admit of a more sudden transition, than would otherwise be consistent with that relation. Thus as the nature of a river consists in the motion and change of parts; though in less than four and twenty hours these be totally altered; this hinders not the river from continuing the same during several ages. What is natural and essential to any thing is, in a manner, expected; and what is expected makes less impression, and appears of less moment, than what is unusual and extraordinary. A considerable change of the former kind seems really less to the imagination, than the most trivial alteration of the latter; and by breaking less the continuity of the thought, has less influence in destroying the identity. | Segundo. Podemos notar que, aunque en una sucesión de objetos relacionados se requiere que el cambio de las partes no sea repentino ni total para mantener la identidad, sin embargo, cuando los objetos son en su naturaleza mudables e inconstantes admitimos una transición más repentina que la que sería compatible otras veces con esta relación. Así, como la naturaleza de un río consiste en el movimiento y cambio de partes, aunque en menos de veinticuatro horas se hallan éstas alteradas, no deja por ello aquél de continuar siendo el mismo durante muchas generaciones. Lo que es natural y esencial a algo es en cierto modo esperado, y lo esperado hace menos impresión y parece de menos importancia que lo que es inaudito y extraordinario. Un cambio considerable del primer género parece ser menor a la imaginación que un alteración insignificante del último, y como interrumpe menos la continuidad del pensar, tiene menor influencia para destruir la identidad. |
We now proceed to explain the nature of personal identity, which has become so great a question ill philosophy, especially of late years in England, where all the abstruser sciences are studyed with a peculiar ardour and application. And here it is evident, the same method of reasoning must be continued which has so successfully explained the identity of plants, and animals, and ships, and houses, and of all the compounded and changeable productions either of art or nature. The identity, which we ascribe to the mind of man, is only a fictitious one, and of a like kind with that which we ascribe to vegetables and animal bodies. It cannot, therefore, have a different origin, but must proceed from a like operation of the imagination upon like objects. | Pasamos ahora a explicar la naturaleza de la identidad personal, que ha llegado a ser una cuestión tan importante en filosofía, especialmente en los últimos años, en Inglaterra, en donde todas las ciencias dificiles son estudiadas con un ardor y aplicación peculiares. Es evidente que aquí puede seguirse empleando el mismo método de razonamiento que ha tenido tan buenos resultados para explicar la identidad de las plantas, animales, barcos, casas y todos los productos compuestos y mudables de la naturaleza o el arte. La identidad que atribuimos al espíritu humano es tan sólo ficticia y del mismo género que la que adscribimos a los cuerpos vegetales o animales. No puede, pues, tener un origen diferente, sino que debe proceder de una actividad análoga de la imaginación dirigida a objetos análogos. |
But lest this argument should not convince the reader; though in my opinion perfectly decisive; let him weigh the following reasoning, which is still closer and more immediate. It is evident, that the identity, which we attribute to the human mind, however perfect we may imagine it to be, is not able to run the several different perceptions into one, and make them lose their characters of distinction and difference, which are essential to them. It is still true, that every distinct perception, which enters into the composition of the mind, is a distinct existence, and is different, and distinguishable, and separable from every other perception, either contemporary or successive. But, as, notwithstanding this distinction and separability, we suppose the whole train of perceptions to be united by identity, a question naturally arises concerning this relation of identity; whether it be something that really binds our several perceptions together, or only associates their ideas in the imagination. That is, in other words, whether in pronouncing concerning the identity of a person, we observe some real bond among his perceptions, or only feel one among the ideas we form of them. This question we might easily decide, if we would recollect what has been already proud at large, that the understanding never observes any real connexion among objects, and that even the union of cause and effect, when strictly examined, resolves itself into a customary association of ideas. For from thence it evidently follows, that identity is nothing really belonging to these different perceptions, and uniting them together; but is merely a quality, which we attribute to them, because of the union of their ideas in the imagination, when we reflect upon them. Now the only qualities, which can give ideas an union in the imagination, are these three relations above-mentioned. There are the uniting principles in the ideal world, and without them every distinct object is separable by the mind, and may be separately considered, and appears not to have any more connexion with any other object, than if disjoined by the greatest difference and remoteness. It is, therefore, on some of these three relations of resemblance, contiguity and causation, that identity depends; and as the very essence of these relations consists in their producing an easy transition of ideas; it follows, that our notions of personal identity, proceed entirely from the smooth and uninterrupted progress of the thought along a train of connected ideas, according to the principles above-explained. | Como temo que este argumento no convenza al lector, aunque a mi parecer es totalmente decisivo, debe tener en cuenta el razonamiento que seguirá, que es aun más firme y más inmediato. Es evidente que la identidad que atribuimos al espíritu humano, por muy perfecta que la imaginemos, no es capaz de convertir en una las múltiples percepciones y hacerles perder sus características de distinción y diferencia que les son esenciales. Es cierto aún que cada percepción que entra en la composición del espíritu es una existencia distinta y diferente, distinguible y separable de cada una de las otras percepciones, ya sean simultáneas, ya sucesivas. Pero como, a pesar de esta distinción y separabilidad, suponemos que la serie total de las percepciones se halla unida por la identidad, surge la cuestión de si esta relación de identidad es algo que realmente enlaza entre sí nuestras varias percepciones o algo que solamente asocia sus ideas er la imaginación, esto es, con otras palabras, si al referirnos a la identidad de una persona observamos algún lazo entre sus percepciones o sólo experimentamos un enlace entre las ideas que nos formamos de ellas. Podemos decidir fácilmente esta cuestión si recordamos lo que ha sido probado extensamente, a saber: que el entendimiento jamás aprecia una conexión real entre los objetos, y que aun el enlace de causa y efecto, si se examina con rigor, se resuelve en una asociación habitual de ideas. De aquí se sigue evidentemente que la identidad no es nada que realmente pertenezca a estas percepciones diferentes y las una entre sí, sino tan sólo meramente una cualidad que les atribuimos a causa de la unión de sus ideas en la imaginación cuando reflexionamos sobre ellas. Ahora bien; las únicas cualidades que pueden dar a las ideas una unión en la imaginación son las tres relaciones antes mencionadas. Estas son los principios unificadores del mundo ideal, y sin ellas cada objeto distinto es separable por el espíritu y puede considerarse separadamente y no parece tener más relación con otro objeto que si se hallase separado de él por la más grande diferencia y lejanía. Por consiguiente, de algunas de estas tres relaciones, de semejanza, continuidad y causalidad, depende la identidad, y como la verdadera esencia de estas relaciones consiste en producir una fácil transición de ideas, se sigue que nuestra noción de la identidad personal procede totalmente del progreso suave y no interrumpido del pensamiento a lo largo de la serie de las ideas enlazadas, según los principios antes expuestos. |
The only question, therefore, which remains, is, by what relations this uninterrupted progress of our thought is produced, when we consider the successive existence of a mind or thinking person. And here it is evident we must confine ourselves to resemblance and causation, and must drop contiguity, which has little or no influence in the present case. | La única cuestión, pues, que nos queda es por qué relaciones se produce el progreso continuo de nuestro pensamiento cuando consideramos la existencia sucesiva de un espíritu o persona pensante. Es evidente que aquí debemos limitamos a la semejanza y causalidad y debemos dejar a un lado la continuidad, que sólo tiene una influencia pequeña o no tiene ninguna en el caso presente. |
To begin with resemblance; suppose we coued see clearly into the breast of another, and observe that succession of perceptions, which constitutes his mind or thinking principle, and suppose that he always preserves the memory of a considerable part of past perceptions; it is evident that nothing coued more contribute to the bestowing a relation on this succession amidst all its variations. For what is the memory but a faculty, by which we raise up the images of past perceptions? And as an image necessarily resembles its object, must not. The frequent placing of these resembling perceptions in the chain of thought, convey the imagination more easily from one link to another, and make the whole seem like the continuance of one object? In this particular, then, the memory not only discovers the identity, but also contributes to its production, by producing the relation of resemblance among the perceptions. The case is the same whether we consider ourselves or others. | Comenzando con la semejanza, supongamos que podemos ver tan claramente el espíritu de otro y observar la sucesión de percepciones que constituye su alma o principio pensante, y supongamos que esta otra persona conserva siempre la memoria de una parte considerable de sus percepciones pasadas; es evidente que nada puede contribuir más a conceder una relación a esta sucesión a pesar de todas sus variaciones. Pues ¿qué es la memoria más que la facultad por la cual hacemos surgir las imágenes de las percepciones pasadas? Y como una imagen necesariamente se asemeja a su objeto, ¿no debe la colocación frecuente de estas percepciones semejantes en la serie del pensar hacer pasar la imaginación más fácilmente de un término a otro y hacer que el todo parezca la continuidad de un mismo objeto? En este respecto, pues, la memoria no sólo descubre la identidad, sino que contribuye a su producción, creando la relación de semejanza entre las percepciones. El caso es análogo cuando nos consideramos a nosotros mismos que cuando lo hacemos con los otros. |
As to causation; we may observe, that the true idea of the human mind, is to consider it as a system of different perceptions or different existences, which are linked together by the relation of cause and effect, and mutually produce, destroy, influence, and modify each other. Our impressions give rise to their correspondent ideas; said these ideas in their turn produce other impressions. One thought chaces another, and draws after it a third, by which it is expelled in its turn. In this respect, I cannot compare the soul more properly to any thing than to a republic or commonwealth, in which the several members are united by the reciprocal ties of government and subordination, and give rise to other persons, who propagate the same republic in the incessant changes of its parts. And as the same individual republic may not only change its members, but also its laws and constitutions; in like manner the same person may vary his character and disposition, as well as his impressions and ideas, without losing his identity. Whatever changes he endures, his several parts are still connected by the relation of causation. And in this view our identity with regard to the passions serves to corroborate that with regard to the imagination, by the making our distant perceptions influence each other, and by giving us a present concern for our past or future pains or pleasures. | En cuanto a la causalidad, podemos observar que la verdadera idea del espíritu humano es considerarlo como un sistema de diferentes percepciones o diferentes existencias que se hallan enlazadas entre sí por la relación de causa y efecto y se producen, destruyen, influyen y modifican mutuamente. Nuestras impresiones dan lugar a las ideas correspondientes, y estas ideas, a su vez, producen otras impresiones. Un pensamiento persigue a otro y trae tras de sí un tercero, por el cual es expulsado a su vez. En este respecto, a nada puedo comparar el alma mejor que a una República o Estado en que los diferentes miembros se hallen unidos por los lazos recíprocos del gobierno y subordinación y den la vida a otras personas que propagan la misma República, a pesar de los cambios incesantes de sus partes, y como la misma República no sólo puede cambiar sus miembros, sino también sus leyes y constituciones, la misma persona puede del mismo modo variar su carácter y disposición, lo mismo que sus impresiones e ideas, sin perder su identidad. Cualesquiera que sean los cambios que sufre, sus partes diversas siguen enlazadas aun por la relación de causalidad. Desde este punto de vista, nuestra identidad con respecto a las pasiones viene a corroborar la identidad con respecto a la imaginación, haciendo que nuestras percepciones distantes se influyan entre sí y dándonos un interés actual por nuestros dolores y placeres pasados o futuros. |
As a memory alone acquaints us with the continuance and extent of this succession of perceptions, it is to be considered, upon that account chiefly, as the source of personal identity. Had we no memory, we never should have any notion of causation, nor consequently of that chain of causes and effects, which constitute our self or person. But having once acquired this notion of causation from the memory, we can extend the same chain of causes, and consequently the identity of car persons beyond our memory, and can comprehend times, and circumstances, and actions, which we have entirely forgot, but suppose in general to have existed. For how few of our past actions are there, of which we have any memory? Who can tell me, for instance, what were his thoughts and actions on the 1st of January 1715, the 11th of March 1719, and the 3rd of August 1733? Or will he affirm, because he has entirely forgot the incidents of these days, that the present self is not the same person with the self of that time; and by that means overturn all the most established notions of personal identity? In this view, therefore, memory does not so much produce as discover personal identity, by shewing us the relation of cause and effect among our different perceptions. It will be incumbent on those, who affirm that memory produces entirely our personal identity, to give a reason why we cm thus extend our identity beyond our memory. | Como la memoria por sí sola nos hace conocer la continuidad y extensión de esta sucesión de percepciones, debe ser considerada, por esta razón capitalmente, como la fuente de la identidad personal. Si no tuviésemos memoria, jamás podríamos te ner una noción de la causalidad, ni, por consecuencia, de la cadena de causas y efectos que constituyen nuestro yo o persona. Sin embargo, habiendo adquirido esta noción de causalidad por la memoria, podemos extender la misma cadena de causas y, por consiguiente, la identidad de nuestras personas más allá de nuestra memoria, y podemos comprender tiempos, circunstancias y acciones que hemos olvidado enteramente, pero que suponemos en general que han existido. Pues ¡de qué pocas de nuestras acciones tenemos memoria! ¿Quién puede decirme, por ejemplo, cuáles fueron sus pensamientos y acciones el primero de enero de 1715, el 11 de marzo de 1719 y el 13 de agosto de 1733? ¿O se afirmará que, porque se han olvidado totalmente los incidentes de estos días, el Yo actual no es la misma persona que el Yo de aquel tiempo y por medio de esto se echarán abajo las nociones más firmes de la identidad personal? Desde este punto de vista, pues, la memoria no tanto produce como descubre la identidad personal, mostrándonos la relación de causas y efectos entre nuestras diferentes percepciones. Incumbirá a los que afirman que la memoria produce enteramente nuestra identidad personal dar una razón de por qué nuestra identidad personal se extiende más allá de nuestra memoria. |
The whole of this doctrine leads us to a conclusion, which is of great importance in the present affair, viz. that all the nice and subtile questions concerning personal identity can never possibly be decided, and are to be regarded rather as gramatical than as philosophical difficulties. Identity depends on the relations of ideas; and these relations produce identity, by means of that easy transition they occasion. But as the relations, and the easiness of the transition may diminish by insensible degrees, we have no just standard, by which we can decide any dispute concerning the time, when they acquire or lose a title to the name of identity. All the disputes concerning the identity of connected objects are merely verbal, except so fax as the relation of parts gives rise to some fiction or imaginary principle of union, as we have already observed. | Esta doctrina, en su conjunto, nos lleva a una conclusión que es de gran importancia en el asunto presente, a saber: que no es posible que todas las cuestiones refinadas y sutiles relativas a la identidad personal sean jamás resueltas y deben considerarse más bien como dificultades gramaticales que como dificultades filosóficas. La identidad depende de las relaciones de las ideas, y estas relaciones producen la identidad por medio de una transición fácil que ocasionan. Sin embargo, como las relaciones y la facilidad de la transición pueden disminuir por grados insensibles, no tenemos un criterio exacto que nos sirva para decidir cualquier discusión referente al momento en que se adquiere o pierde el derecho al nombre de identidad. Todas las discusiones referentes a la identidad de objetos relacionados son meramente verbales, excepto en tanto que las relaciones de las partes dan lugar a alguna ficción o principio de unión imaginario, como ya hemos observado. |
What I have said concerning the first origin and uncertainty of our notion of identity, as applied to the human mind, may be extended with little or no variation to that of simplicity. An object, whose different co-existent parts are bound together by a close relation, operates upon the imagination after much the same manner as one perfectly simple and indivisible and requires not a much greater stretch of thought in order to its conception. From this similarity of operation we attribute a simplicity to it, and feign a principle of union as the support of this simplicity, and the center of all the different parts and qualities of the object. | Lo que he dicho con respecto al primer origen e incertidumbre de nuestra noción de identidad, en tanto que se aplica al espíritu humano, puede extenderse con una pequeña variación, o con ninguna, a la simplicidad. Un objeto cuyas diferentes par tes coexistentes se hallan enlazadas entre sí por una relación íntima actúa sobre la imaginación del mismo modo que un objeto totalmente simple e indivisible y no requiere un esfuerzo más grande de pensamiento para su concepción. De la semejanza de la actividad proviene el atribuirle una simplicidad y el fingir un principio de unión como él sostén de esta simplicidad y el centro de todas las diferentes partes y cualidades del objeto. |
Thus we have finished our examination of the several systems of philosophy, both of the intellectual and natural world; and in our miscellaneous way of reasoning have been led into several topics; which will either illustrate and confirm some preceding part of this discourse, or prepare the way for our following opinions. It is now time to return to a more close examination of our subject, and to proceed in the accurate anatomy of human nature, having fully explained the nature of our judgment and understandings. | Así, hemos terminado nuestro examen de los diferentes sistemas de la filosofía, tanto del mundo intelectual como del moral, y en nuestro método mixto de razonamiento hemos sido llevados a varios tópicos que ilustrarán y confirmarán algunas partes del precedente discurso o prepararán nuestro camino para nuestras siguientes opiniones. Es ahora el momento de volver a examinar más estrictamente nuestro asunto y a proceder a una anatomía exacta de la naturaleza humana, habiendo explicado la naturaleza de nuestro juicio y entendimiento.
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SECT. VII. CONCLUSION OF THIS BOOK. | Sección VII Conclusión de este libro. |
But before I launch out into those immense depths of philosophy, which lie before me, I find myself inclined to stop a moment in my present station, and to ponder that voyage, which I have undertaken, and which undoubtedly requires the utmost art and industry to be brought to a happy conclusion. Methinks I am like a man, who having struck on many shoals, and having narrowly escaped shipwreck in passing a small frith, has yet the temerity to put out to sea in the same leaky weather-beaten vessel, and even carries his ambition so far as to think of compassing the globe under these disadvantageous circumstances. My memory of past errors and perplexities, makes me diffident for the future. The wretched condition, weakness, and disorder of the faculties, I must employ in my enquiries, encrease my apprehensions. And the impossibility of amending or correcting these faculties, reduces me almost to despair, and makes me resolve to perish on the barren rock, on which I am at present, rather than venture myself upon that boundless ocean, which runs out into immensity. This sudden view of my danger strikes me with melancholy; and as it is usual for that passion, above all others, to indulge itself; I cannot forbear feeding my despair, with all those desponding reflections, which the present subject furnishes me with in such abundance. | Antes de que penetre en las inmensas profundidades de la filosofía que se hallan ante mí, me encuentro inclinado a detenerme un momento en mi situación presente y a calcular el viaje que he emprendido, viaje que indudablemente requiere la más grande arte e industria para ser llevado a un feliz término. Me parece asemejarme a un hombre que, habiendo embarrancado en muchos bajos y escapado difícilmente a un naufragio al pasar por pequeño estrecho, tiene ahora la temeridad de volverse a embarcar en el mismo navío resquebrajado y golpeado por las aguas y lleva su ambición tan lejos que piensa recorrer el Globo bajo estas circunstancias desventajosas. Mi memoria de los errores y perplejidades pasadas me hace desconfiado para el futuro. La desventurada condición, debilidad y desorden de mis facultades, que debo emplear en mis investigaciones, aumenta mis dudas, y la imposibilidad de enmendar o corregir estas facultades me hace casi desesperar y resolverme a perecer en la infecunda roca sobre la que me hallo en el presente, mejor que aventurarme en un Océano sin límites que lleva a la inmensidad. Esta repentina visión de mi peligro me llena de melancolía, y como es usual a esta pasión entre las demás halagarse a sí misma, no puedo menos de alimentar mi desesperación con todas las reflexiones abatidoras que el asunto presente me ofrece con tal abundancia. |
I am first affrighted and confounded with that forelorn solitude, in which I am placed in my philosophy, and fancy myself some strange uncouth monster, who not being able to mingle and unite in society, has been expelled all human commerce, and left utterly abandoned and disconsolate. Fain would I run into the crowd for shelter and warmth; but cannot prevail with myself to mix with such deformity. I call upon others to join me, in order to make a company apart; but no one will hearken to me. Every one keeps at a distance, and dreads that storm, which beats upon me from every side. I have exposed myself to the enmity of all metaphysicians, logicians, mathematicians, and even theologians; and can I wonder at the insults I must suffer? I have declared my disapprobation of their systems; and can I be surprized, if they should express a hatred of mine and of my person? When I look abroad, I foresee on every side, dispute, contradiction, anger, calumny and detraction. When I turn my eye inward, I find nothing but doubt and ignorance. All the world conspires to oppose and contradict me; though such is my weakness, that I feel all my opinions loosen and fall of themselves, when unsupported by the approbation of others. Every step I take is with hesitation, and every new reflection makes me dread an error and absurdity in my reasoning. | Me hallo asustado y confundido por la desamparada situación en que me encuentro en mi filosofia, y me imagino a mí mismo como un monstruo extraño y grosero, que, no siendo capaz de mezclarse y unirse en sociedad, ha sido expulsado del comercio humano, abandonado totalmente y dejado inconsolable. De buena gana me mezclaría con la muchedumbre en busca de protección y cordialidad, pero no puedo osar mezclarme con una fealdad tal. Llamo a los otros para que se unan conmigo con el fin de hacer una sociedad aparte, pero ninguno me atiende. Todos se ponen a distancia y temen la tormenta que me golpea de todas partes. Me he expuesto a la enemistad de todos los metafísicos, lógicos, matemáticos y aun teólogos; ¿puedo maravillarme de los insultos que debo sufrir? He declarado mi desaprobación de su sistema; ¿puedo sorprenderme de que expresen ellos su odio del mío y de mi persona? Cuando miro en torno mío veo en todas partes disputas, contradicciones, calumnia y detractación. Cuando dirijo la atención a mi interior no hallo más que duda e ignorancia. Todo el mundo se me opone y me contradice, aunque es tal la debilidad que experimento, que todas mis opiniones se deshacen y caen por sí mismas cuando no se hallan sostenidas por la aprobación de los otros. Cada paso que doy lo hago con vacilación, y cada nueva reflexión me hace temer un error o un absurdo en mi razonamiento. |
For with what confidence can I venture upon such bold enterprises, when beside those numberless infirmities peculiar to myself, I find so many which are common to human nature? Can I be sure, that in leaving all established opinions I am following truth; and by what criterion shall I distinguish her, even if fortune should at last guide me on her foot-steps? After the most accurate and exact of my reasonings, I can give no reason why I should assent to it; and feel nothing but a strong propensity to consider objects strongly in that view, under which they appear to me. Experience is a principle, which instructs me in the several conjunctions of objects for the past. Habit is another principle, which determines me to expect the same for the future; and both of them conspiring to operate upon the imagination, make me form certain ideas in a more intense and lively manner, than others, which are not attended with the same advantages. Without this quality, by which the mind enlivens some ideas beyond others (which seemingly is so trivial, and so little founded on reason) we coued never assent to any argument, nor carry our view beyond those few objects, which are present to our senses. Nay, even to these objects we coued never attribute any existence, but what was dependent on the senses; and must comprehend them entirely in that succession of perceptions, which constitutes our self or person. Nay farther, even with relation to that succession, we coued only admit of those perceptions, which are immediately present to our consciousness, nor coued those lively images, with which the memory presents us, be ever received as true pictures of past perceptions. The memory, senses, and understanding are, therefore, all of them founded on the imagination, or the vivacity of our ideas. | Pues ¿con qué confianza puedo aventurarme a una empresa tan audaz cuando, además de las infinitas debilidades que me son peculiares, hallo tantas que son comunes a la naturaleza humana? ¿Puedo estar seguro de que al abandonar todas las opiniones establecidas voy en pos de la verdad? ¿Y por qué criterio debo distinguirla si la fortuna guía por fin mis pasos? Después del más preciso y exacto de mis razonamientos no puedo dar una razón de por qué deba asentir a él y no experimento más que una fuerte inclinación a considerar los objetos fuertemente desde este punto de vista desde el cual se me presentan. La experiencia es un principio que me instruye de varios enlaces de objetos en el pasado. El hábito es otro principio que me determina a esperar lo mismo para el futuro, y ambos, uniéndose para actuar sobre la imaginación, me hacen formarme ciertas ideas de una manera más intensa y vivaz que otras que no van acompañadas de las mismas ventajas. Sin esta propiedad por la que el espíritu vivifica algunas ideas más que otras (y que aparentemente es tan insignificante y se funda tan poco en la razón), no podríamos jamás asentir a ningún argumento ni investigar más allá de los pocos objetos que se hallan presentes a nuestros sentidos. Es más: no podríamos atribuir a estos objetos ninguna existencia más que la que dependiese de los sentidos, y debíamos comprenderlos totalmente en la sucesión de percepciones que constituye nuestro Yo o persona. Es más aún: hasta con respecto a esta sucesión podríamos admitir tan sólo las percepciones que nos están inmediatamente presentes en la conciencia, y las imágenes vivaces que la memoria nos presenta no podrían ser admitidas como fieles reproducciones de nuestras percepciones pasadas. La memoria, los sentidos y el entendimiento se hallan, pues, fundados en la imaginación o en la vivacidad de nuestras ideas. |
No wonder a principle so inconstant and fallacious should lead us into errors, when implicitly followed (as it must be) in all its variations. It is this principle, which makes us reason from causes and effects; and it is the same principle, which convinces us of the continued existence of external objects, when absent from the senses. But though these two operations be equally natural and necessary in the human mind, yet in some circumstances they are [Sect. 4.] directly contrary, nor is it possible for us to reason justly and regularly from causes and effects, and at the same time believe the continued existence of matter. How then shall we adjust those principles together? Which of them shall we prefer? Or in case we prefer neither of them, but successively assent to both, as is usual among philosophers, with what confidence can we afterwards usurp that glorious title, when we thus knowingly embrace a manifest contradiction? | No es de extrañar que un principio tan inconstante y engañoso nos lleve a errores cuando es seguido implícitamente (como debe serlo) en todas sus variaciones. Este principio es el que nos hace razonar de causa a efecto, y es el mismo principio el que nos convence de la existencia continua de los objetos externos cuando se hallan ausentes de nuestros sentidos. Sin embargo, aunque estas dos actividades son igualmente naturales y necesarias en el espíritu humano, en algunas circunstancias son totalmente contrarias(46), y no es posible para nosotros razonar de un modo exacto y preciso acerca de causas y efectos y al mismo tiempo creer en la existencia continua de la materia. ¿Cómo debemos armonizar estos principios entre sí? ¿Cuál de los dos debemos preferir? O en el caso de no preferir ninguno de ellos y de asentir sucesivamente a los dos, como es común entre los filósofos, ¿con qué confianza podemos usurpar después este nombre glorioso cuando admitimos a sabiendas una contradicción manifiesta? |
This contradiction [Part III. Sect. 14.] would be more excusable, were it compensated by any degree of solidity and satisfaction in the other parts of our reasoning. But the case is quite contrary. When we trace up the human understanding to its first principles, we find it to lead us into such sentiments, as seem to turn into ridicule all our past pains and industry, and to discourage us from future enquiries. Nothing is more curiously enquired after by the mind of man, than the causes of every phenomenon; nor are we content with knowing the immediate causes, but push on our enquiries, till we arrive at the original and ultimate principle. We would not willingly stop before we are acquainted with that energy in the cause, by which it operates on its effect; that tie, which connects them together; and that efficacious quality, on which the tie depends. This is our aim in all our studies and reflections: And how must we be disappointed, when we learn, that this connexion, tie, or energy lies merely in ourselves, and is nothing but that determination of the mind, which is acquired by custom, and causes us to make a transition from an object to its usual attendant, and from the impression of one to the lively idea of the other? Such a discovery not only cuts off all hope of ever attaining satisfaction, but even prevents our very wishes; since it appears, that when we say we desire to know the ultimate and operating principle, as something, which resides in the external object, we either contradict ourselves, or talk without a meaning. | Esta contradicción (47) sería más excusable si se hallase compensada por algún grado de solidez y satisfacción en las restantes partes del razonamiento. Sin embargo, sucede todo lo contrario. Cuando seguimos al entendimiento humano hasta sus primeros principios, nos hallamos llevados a tales opiniones que parecen poner en ridículo nuestros trabajos e industria y desanimarnos para las investigaciones futuras. Nada es investigado más curiosamente por el espíritu que las causas de los fenómenos, y no nos contentamos con conocer las causas inmediatas, sino que no cejamos en nuestra investigación hasta que llegamos al principio último y original. No nos detenemos voluntariamente antes de haber conocido la energía en la causa por la que actúa sobre su efecto, el lazo que los enlaza entre sí y la cualidad eficaz de que depende dicho enlace. Es esto nuestro objetivo en todos nuestros estudios y reflexiones. ¡Cómo debemos sentirnos desengañados cuando veamos que esta conexión, lazo o energía, se halla tan sólo en nosotros y no es más que la determinación del espíritu que se adquiere por la costumbre y nos hace realizar una transición de un objeto a su acompañante usual y de la impresión del uno a la idea vivaz del otro! Un descubrimiento tal no sólo desvanece toda esperanza de lograr satisfacernos, sino que hasta nos impide aspirar a ello, ya que resulta que cuando deseamos conocer el principio último y activo de algo que reside en el objeto externo o nos contradecimos o hablamos sin dar un sentido a nuestras palabras. |
This deficiency in our ideas is not, indeed, perceived in common life, nor are we sensible, that in the most usual conjunctions of cause and effect we are as ignorant of the ultimate principle, which binds them together, as in the most unusual and extraordinary. But this proceeds merely from an illusion of the imagination; and the question is, how far we ought to yield to these illusions. This question is very difficult, and reduces us to a very dangerous dilemma, whichever way we answer it. For if we assent to every trivial suggestion of the fancy; beside that these suggestions are often contrary to each other; they lead us into such errors, absurdities, and obscurities, that we must at last become ashamed of our credulity. Nothing is more dangerous to reason than the flights of the imagination, and nothing has been the occasion of more mistakes among philosophers. Men of bright fancies may in this respect be compared to those angels, whom the scripture represents as covering their eyes with their wings. This has already appeared in so many instances, that we may spare ourselves the trouble of enlarging upon it any farther. | Esta deficiencia de nuestras ideas no se percibe de hecho en la vida corriente ni nos damos cuenta de que en las relaciones más comunes de causa y efecto ignoramos tanto el principio último de enlace como en las menos usuales y extraordinarias. Esto procede meramente de una ilusión de la imaginación, y la cuestión es hasta qué punto podemos ceder a estas ilusiones. Esta cuestión es muy difícil y nos pone ante un peligroso dilema de cualquier modo que la resolvamos. Pues si asentimos a toda sugestión insignificante de la fantasía, además de que estas sugestiones son frecuentemente contrarias entre sí, nos llevan a tales errores, absurdos y obscuridades, que al final debemos sentirnos avergonzados de nuestra credulidad. Nada es más peligroso para la razón que los altos vuelos de la imaginación y nada ha sido más veces motivo de errores entre los filósofos. Los hombres de una fantasía poderosa son comparables en este respecto a los ángeles que nos presenta la Escritura cubriéndose sus ojos con sus alas. Esto ha aparecido ya en tantos casos que podemos economizarnos la molestia de extendernos acerca de ello. |
But on the other hand, if the consideration of these instances makes us take a resolution to reject all the trivial suggestions of the fancy, and adhere to the understanding, that is, to the general and more established properties of the imagination; even this resolution, if steadily executed, would be dangerous, and attended with the most fatal consequences. For I have already shewn [Sect. 1.], that the understanding, when it acts alone, and according to its most general principles, entirely subverts itself, and leaves not the lowest degree of evidence in any proposition, either in philosophy or common life. We save ourselves from this total scepticism only by means of that singular and seemingly trivial property of the fancy, by which we enter with difficulty into remote views of things, and are not able to accompany them with so sensible an impression, as we do those, which are more easy and natural. Shall we, then, establish it for a general maxim, that no refined or elaborate reasoning is ever to be received? Consider well the consequences of such a principle. By this means you cut off entirely all science and philosophy: You proceed upon one singular quality of the imagination, and by a parity of reason must embrace all of them: And you expressly contradict yourself; since this maxim must be built on the preceding reasoning, which will be allowed to be sufficiently refined and metaphysical. What party, then, shall we choose among these difficulties? If we embrace this principle, and condemn all refined reasoning, we run into the most manifest absurdities. If we reject it in favour of these reasonings, we subvert entirely the human understanding. We have, therefore, no choice left but betwixt a false reason and none at all. For my part, know not what ought to be done in the present case. I can only observe what is commonly done; which is, that this difficulty is seldom or never thought of; and even where it has once been present to the mind, is quickly forgot, and leaves but a small impression behind it. Very refined reflections have little or no influence upon us; and yet we do not, and cannot establish it for a rule, that they ought not to have any influence; which implies a manifest contradiction. | Por otra parte, si la consideración de estos casos nos hacen aceptar la resolución de rechazar todas las sugestiones insignificantes de la fantasía y de atenernos al entendimiento, esto es, a las propiedades generales y más establecidas de la imaginación, esta resolución misma, si se lleva a cabo con firmeza, será peligrosa o irá acompañada de las consecuencias más fatales. Pues he mostrado ya(48) que el entendimiento, cuando actúa por sí solo y según sus principios más generales, se destruye a sí mismo y no deja ni el más leve grado de evidencia en una proposición, ya sea en la filosofia o en la vida común. Nos salvamos de este escepticismo total tan sólo por medio de la propiedad singular y en apariencia trivial de la fantasía por la cual penetramos con dificultad en las consideraciones remotas de las cosas y no somos capaces de acompañarlas de una impresión tan sensible como lo hacemos con aquellas que son más fáciles y naturales. ¿Estableceremos, pues, como una máxima general que se admitan los razonamientos sin refinar o elaborar? Consideremos las consecuencias de un principio tal. Por este medio podemos acabar totalmente con toda ciencia y filosofia; se procede partiendo de una cualidad singular de la imaginación, y por una razón semejante deben aceptarse todas ellas, contradiciéndose así con nosotros mismos, ya que esta máxima se construiría sobre el razonamiento precedente, que se concederá lo suficientemente refinado y metafisico. ¿Qué partido debemos elegir, pues, en estas dificultades? Si aceptamos este principio y condenamos todo razonamiento refinado, vamos a dar a los absurdos más manifiestos. Si lo rechazamos en favor de estos razonamientos, destruimos totalmente el entendimiento humano. Por consiguiente, no podemos hacer más que elegir entre una razón falsa y la ausencia de razón. Por mi parte, no sé lo que debe hacerse en el caso presente. Solamente hago observar lo que se hace en general, a saber: que no se piensa o se piensa rara vez en esta dificultad, y aun cuando se ha presentado al espíritu, se la olvida pronto, dejando tan sólo una leve impresión detrás de ella. Las reflexiones muy refinadas no tienen o tienen muy poca influencia sobre nosotros, y, sin embargo, no podemos establecer como una regla que no deben tener ninguna influencia, lo que implicaría una contradicción manifiesta. |
But what have I here said, that reflections very refined and metaphysical have little or no influence upon us? This opinion I can scarce forbear retracting, and condemning from my present feeling and experience. The intense view of these manifold contradictions and imperfections in human reason has so wrought upon me, and heated my brain, that I am ready to reject all belief and reasoning, and can look upon no opinion even as more probable or likely than another. Where am I, or what? From what causes do I derive my existence, and to what condition shall I return? Whose favour shall I court, and whose anger must I dread? What beings surround me? and on whom have, I any influence, or who have any influence on me? I am confounded with all these questions, and begin to fancy myself in the most deplorable condition imaginable, invironed with the deepest darkness, and utterly deprived of the use of every member and faculty. | Sin embargo, ¿qué he dicho aquí, que las reflexiones muy refinadas y metafísicas tienen muy poca o ninguna influencia sobre nosotros? Apenas puedo resistirme a retractarme de esta opinión y a condenarla partiendo de mi sentimiento y experiencia presente. La consideración intensa de las varias contradicciones e imperfecciones de la razón humana han causado tanta impresión sobre mí y agitado de tal modo mi cerebro, que me hallo dispuesto a rechazar toda creencia y razonamiento y no puedo considerar ninguna opinión como más probable que otra. ¿Dónde estoy o qué soy? ¿De qué causas deriva mi existencia y a qué condición debo volver? ¿Qué favores debo buscar y qué cóleras debo temer? ¿Qué seres me rodean? ¿Sobre qué tengo yo influencia y qué tiene influencia sobre mí? Todas estas cuestiones me confunden y comienzo a imaginarme en la condición más deplorable que pueda pensarse, rodeado de la más profunda obscuridad y totalmente privado del uso de todo miembro y facultad. |
Most fortunately it happens, that since reason is incapable of dispelling these clouds, nature herself suffices to that purpose, and cures me of this philosophical melancholy and delirium, either by relaxing this bent of mind, or by some avocation, and lively impression of my senses, which obliterate all these chimeras. I dine, I play a game of backgammon, I converse, and am merry with my friends; and when after three or four hours′ amusement, I would return to these speculations, they appear so cold, and strained, and ridiculous, that I cannot find in my heart to enter into them any farther. | Mas, afortunadamente, sucede que, ya que la razón es incapaz de disipar estas nubes, la naturaleza por sí misma se basta para este propósito y me cura de esta melancolía y delirio filosófico, ya relajando esta tendencia del espíritu o ya por alguna llamada o impresión vivaz de mis sentidos, que hace olvidar estas quimeras. Como, echo una partida de ajedrez, converso, me divierto con mis amigos, y cuando después de tres o cuatro horas de diversión vuelvo a estas especulaciones, me parecen tan frías, violentas y ridículas, que no me siento con ánimo de penetrar más adelante en ellas. |
Here then I find myself absolutely and necessarily determined to live, and talk, and act like other people in the common affairs of life. But notwithstanding that my natural propensity, and the course of my animal spirits and passions reduce me to this indolent belief in the general maxims of the world, I still feel such remains of my former disposition, that I am ready to throw all my books and papers into the fire, and resolve never more to renounce the pleasures of life for the sake of reasoning and philosophy. For those are my sentiments in that splenetic humour, which governs me at present. I may, nay I must yield to the current of nature, in submitting to my senses and understanding; and in this blind submission I shew most perfectly my sceptical disposition and principles. But does it follow, that I must strive against the current of nature, which leads me to indolence and pleasure; that I must seclude myself, in some measure, from the commerce and society of men, which is so agreeable; and that I must torture my brains with subtilities and sophistries, at the very time that I cannot satisfy myself concerning the reasonableness of so painful an application, nor have any tolerable prospect of arriving by its means at truth and certainty. Under what obligation do I lie of making such an abuse of time? And to what end can it serve either for the service of mankind, or for my own private interest? No: If I must be a fool, as all those who reason or believe any thing certainly are, my follies shall at least be natural and agreeable. Where I strive against my inclination, I shall have a good reason for my resistance; and will no more be led a wandering into such dreary solitudes, and rough passages, as I have hitherto met with. | Aquí, pues, me hallo absoluta y necesariamente determinado a vivir, hablar y actuar como las restantes gentes en los asuntos diarios de la vida. A pesar de que mi inclinación natural y el curso de mis espíritus animales y pasiones me traen de nuevo a esta creencia indolente en las máximas generales del mundo, experimento aún tales restos de mi primera disposición, que me hallo dispuesto a arrojar todos mis libros y papeles al fuego y a decidirme a no renunciar jamás a los placeres de la vida en favor del razonamiento y la filosofia; pues estos son mis sentimientos en el humor melancólico que me domina en 162 el presente. Puedo y, es más, debo ceder a la corriente de la naturaleza sometiéndome a mis sentidos y entendimientos, y en esta sumisión ciega muestro más perfectamente mi disposición y principios escépticos. Sin embargo, ¿se sigue que yo debo luchar contra la corriente de la naturaleza, que me conduce a la indolencia y el placer; que debo apartarme en cierta medida del comercio y la sociedad de los hombres, que es tan agradable, y que debo torturar mi cerebro con sutilidades y sofismas al mismo tiempo que no puedo satisfacerme con respecto a la racionalidad de una aplicación tan penosa ni tengo una esperanza tolerable de llegar por estos medios a la certidumbre y la verdad? ¿Bajo qué obligación me hallo de hacer un abuso tal del tiempo? ¿Y para qué fin puede servir esto, ya sea para el servicio de la humanidad o para mis intereses privados? No; si debo ser un loco, como lo son ciertamente todos los que razonan o creen en algo, mis locuras deben ser por lo menos naturales y agradables. Cuando lucho contra mi inclinación, debo tener una buena razón para mi resistencia, y no seré llevado ya más a un viaje por tan lúgubres soledades y ásperos pasos como hasta aquí he encontrado. |
These are the sentiments of my spleen and indolence; and indeed I must confess, that philosophy has nothing to oppose to them, and expects a victory more from the returns of a serious good-humoured disposition, than from the force of reason and conviction. In all the incidents of life we ought still to preserve our scepticism. If we believe, that fire warms, or water refreshes, it is only because it costs us too much pains to think otherwise. Nay if we are philosophers, it ought only to be upon sceptical principles, and from an inclination, which we feel to the employing ourselves after that manner. Where reason is lively, and mixes itself with some propensity, it ought to be assented to. Where it does not, it never can have any title to operate upon us. | Estas son las opiniones de mi melancolía e indolencia, y de hecho debo confesar que la filosofia no tiene nada que oponerles y espera una victoria más de la vuelta de una disposición seria y de buen humor que de la fuerza de la razón y convicción. En todos los incidentes de la vida debemos conservar nuestro escepticismo. Si creemos que el fuego calienta y el agua refresca es tan sólo porque nos cuesta mucho trabajo pensar de otro modo. Es más; si somos filósofos, debemos serlo tan sólo sobre principios escépticos y partiendo de una inclinación que experimentamos de conducirnos de esta manera. Cuando la razón es activa y se combina con alguna inclinación puede asentirse a ella. Cuando no lo hace, no puede tener derecho alguno a actuar sobre nosotros. |
At the time, therefore, that I am tired with amusement and company, and have indulged a reverie in my chamber, or in a solitary walk by a river-side, I feel my mind all collected within itself, and am naturally inclined to carry my view into all those subjects, about which I have met with so many disputes in the course of my reading and conversation. I cannot forbear having a curiosity to be acquainted with the principles of moral good and evil, the nature and foundation of government, and the cause of those several passions and inclinations, which actuate and govern me. I am uneasy to think I approve of one object, and disapprove of another; call one thing beautiful, and another deformed; decide concerning truth and falshood, reason and folly, without knowing upon what principles I proceed. I am concerned for the condition of the learned world, which lies under such t deplorable ignorance in all these particulars. I feel an ambition to arise in me of contributing to the instruction of mankind, and of acquiring a name by my inventions and discoveries. These sentiments spring up naturally in my present disposition; and should I endeavour to banish them, by attaching myself to any other business or diversion, I feel I should be a loser in point of pleasure; and this is the origin of my philosophy. | En el momento, pues, que me hallo fatigado de la diversión y la sociedad y he cedido a la meditación en mi cuarto o en un paseo solitario a la orilla de un río, experimento que mi espíritu se concentra en sí mismo y se inclina naturalmente a considerar todos aquellos asuntos en torno de los cuales he encontrado tantas discusiones en el curso de mi lectura y conversación. No puedo menos de sentir la curiosidad de conocer los principios del bien y el mal moral, la naturaleza y fundamento del gobierno y la causa de las varias pasiones e inclinaciones que actúan sobre mí y me dirigen. Me hallo incómodo al pensar que apruebo un objeto y censuro otro, llamo a una cosa bella y a otra fea, decido con respecto a la verdad y falsedad, razón y locura, sin conocer sobre qué principios procedo. Me intereso por la condición de las gentes cultas que se hallan poseídas de una ignorancia deplorable con respecto a todas estas particularidades. Experimento una ambición que surge en mí de contribuir a la instrucción del género humano y adquirir un nombre por mis invenciones y descubrimientos. Estos sentimientos surgen naturalmente en mi disposición presente, y si trato de desterrarlos interesándome por otros asuntos o diversiones, experimento que perderé un placer, y éste es el origen de mi filosofía. |
But even suppose this curiosity and ambition should not transport me into speculations without the sphere of common life, it would necessarily happen, that from my very weakness I must be led into such enquiries. It is certain, that superstition is much more bold in its systems and hypotheses than philosophy; and while the latter contents itself with assigning new causes and principles to the phaenomena, which appear in the visible world, the former opens a world of its own, and presents us with scenes, and beings, and objects, which are altogether new. Since therefore it is almost impossible for the mind of man to rest, like those of beasts, in that narrow circle of objects, which are the subject of daily conversation and action, we ought only to deliberate concerning the choice of our guide, and ought to prefer that which is safest and most agreeable. And in this respect I make bold to recommend philosophy, and shall not scruple to give it the preference to superstition of every kind or denomination. For as superstition arises naturally and easily from the popular opinions of mankind, it seizes more strongly on the mind, and is often able to disturb us in the conduct of our lives and actions. Philosophy on the contrary, if just, can present us only with mild and moderate sentiments; and if false and extravagant, its opinions are merely the objects of a cold and general speculation, and seldom go so far as to interrupt the course of our natural propensities. The CYNICS are an extraordinary instance of philosophers, who from reasonings purely philosophical ran into as great extravagancies of conduct as any Monk or Dervise that ever was in the world. Generally speaking, the errors in religion are dangerous; those in philosophy only ridiculous. | Aun suponiendo que esta curiosidad y ambición no me transporte a especulaciones fuera de la esfera de la vida corriente, sucederá naturalmente que por mi debilidad debo ser llevado a investigaciones tales. Es cierto que la superstición es mucho más audaz en sus sistemas e hipótesis que la filosofia, y mientras que la última se contenta asignando nuevas causas y principios a los fenómenos que aparecen en el mundo visible, la segunda nos revela un mundo propio y nos presenta escenas, seres y objetos que son totalmente nuevos. Ya que es casi imposible para el espíritu humano permanecer, como el de los animales, dentro del estrecho círculo de objetos que son el asunto de la conversación y acción diaria, podemos solamente deliberar con respecto a la elección de nuestra guía y debemos preferir la más segura y más agradable. En este respecto me atrevo a recomendar la filosofía, y no experimento escrúpulo alguno en darle la preferencia sobre la superstición, de cualquier género o denominación que sea. Pues como la superstición surge natural y fácilmente de las opiniones populares del género humano, arraiga más poderosamente en el espíritu y frecuentemente es capaz de perturbarnos en la conducta de nuestras vidas y acciones. La filosofía, por el contrario, si es exacta puede presentamos solamente opiniones indulgentes y moderadas, y si es falsa y extravagante, sus opiniones son meramente los objetos de una especulación fría y general, y rara vez consiguen interrumpir el curso de nuestras tendencias naturales. Los cínicos son un ejemplo extraordinario de filósofos que partiendo de razonamientos puramente filosóficos cayeron en extravagancias tan grandes de conducta como cualquier monje o derviche que haya existido en el mundo. Hablando en general, los errores en religión son peligrosos; los errores en filosofia, solamente ridículos. |
I am sensible, that these two cases of the strength and weakness of the mind will not comprehend all mankind, and that there are in England, in particular, many honest gentlemen, who being always employed in their domestic affairs, or amusing themselves in common recreations, have carried their thoughts very little beyond those objects, which are every day exposed to their senses. And indeed, of such as these I pretend not to make philosophers, nor do I expect them either to be associates in these researches or auditors of these discoveries. They do well to keep themselves in their present situation; and instead of refining them into philosophers, I wish we coued communicate to our founders of systems, a share of this gross earthy mixture, as an ingredient, which they commonly stand much in need of, and which would serve to temper those fiery particles, of which they are composed. While a warm imagination is allowed to enter into philosophy, and hypotheses embraced merely for being specious and agreeable, we can never have any steady principles, nor any sentiments, which will suit with common practice and experience. But were these hypotheses once removed, we might hope to establish a system or set of opinions, which if not true (for that, perhaps, is too much to be hoped for) might at least be satisfactory to the human mind, and might stand the test of the most critical examination. Nor should we despair of attaining this end, because of the many chimerical systems, which have successively arisen and decayed away among men, would we consider the shortness of that period, wherein these questions have been the subjects of enquiry and reasoning. Two thousand years with such long interruptions, and under such mighty discouragements are a small space of time to give any tolerable perfection to the sciences; and perhaps we are still in too early an age of the world to discover any principles, which will bear the examination of the latest posterity. For my part, my only hope is, that I may contribute a little to the advancement of knowledge, by giving in some particulars a different turn to the speculations of philosophers, and pointing out to them more distinctly those subjects, where alone they can expect assurance and conviction. Human Nature is the only science of man; and yet has been hitherto the most neglected. It will be sufficient for me, if I can bring it a little more into fashion; and the hope of this serves to compose my temper from that spleen, and invigorate it from that indolence, which sometimes prevail upon me. If the reader finds himself in the same easy disposition, let him follow me in my future speculations. If not, let him follow his inclination, and wait the returns of application and good humour. The conduct of a man, who studies philosophy in this careless manner, is more truly sceptical than that of one, who feeling in himself an inclination to it, is yet so overwhelmed with doubts and scruples, as totally to reject it. A true sceptic will be diffident of his philosophical doubts, as well as of his philosophical conviction; and will never refuse any innocent satisfaction, which offers itself, upon account of either of them. | Me doy cuenta de que estos dos casos de fuerza y debilidad del espíritu no comprenderán todo el género humano y que existen, en Inglaterra en particular, hombres muy honrados que, habiéndose dedicado a sus asuntos domésticos o habiéndose divertido con entretenimientos corrientes, no han ido en su pensamiento mucho más allá de estos objetos que todos los días se nos aparecen a los sentidos. De hecho no pretendo hacer de ellos filósofos ni espero asociarlos a estas investigaciones o hacerlos oyentes de estos descubrimientos. Hacen bien en seguir en su estado presente, y en lugar de refinarse para convertirse en filósofos, deseo que comuniquen a nuestros fundadores de sistemas un poco de su mixtura terrena como un ingrediente que les es muy necesario y que servirá para templar las partículas ígneas de que se hallan compuestos. Mientras que se permita entrar en la filosofía a una imaginación ardiente y se acepten las hipótesis meramente porque son plausibles y agradables, no podremos tener principios firmes ni opiniones que se armonicen con las prácticas comunes y experiencias. Si se suprimiesen estas hipótesis, podríamos esperar establecer un sistema o serie de opiniones que, sin ser verdaderas (quizá es mucho esperar esto), puedan por lo menos ser satisfactorias para el espíritu humano y puedan resistir la prueba del examen más crítico. No debemos desesperar de alcanzar este fin por los varios sistemas quiméricos que han surgido y decaído sucesivamente entre los hombres, si consideramos la brevedad del período en que estas cuestiones han sido asunto de investigación y razonamiento. Dos mil años, con tan largas interrupciones y bajo tan poderosos descorazonamientos, son un período de tiempo pequeño para conceder una perfección tolerable a las ciencias, y quizá nos hallamos en una edad demasiado temprana del mundo para descubrir los principios que examinará una posteridad tardía. Por mi parte, mi única esperanza es que pueda contribuir un poco al avance del conocimiento, dándole en algunos respectos una dirección diferente a las especulaciones de los filósofos y poniendo de relieve más claramente aquellos asuntos que sólo pueden esperar seguridad y convicción. La naturaleza humana es la única ciencia del hombre y ha sido hasta ahora la más descuidada. Será suficiente para mí el poder haberla encarrilado y que la esperanza de esto sirva para curar a mi temperamento de la melancolia y a vigorizarle de la indolencia que a veces me domina. Si el lector se halla en la misma disposición favorable, le ruego que me siga en mis especulaciones futuras. Si no, que ceda a su inclinación y espere que vuelva la aplicación y el buen 164 humor. La conducta de un hombre que estudia filosofia de esta manera libre de preocupación es más verdaderamente escéptica que la de uno que, experimentando en sí mismo una inclinación hacia ella, se halle tan oprimido por dudas y escrúpulos que la rechace totalmente. Un verdadero escéptico desconfiará de sus dudas filosóficas lo mismo que de sus convicciones filosóficas y no rehusará jamás una satisfacción inocente que se presente por razón de alguna de ellas. |
Nor is it only proper we should in general indulge our inclination in the most elaborate philosophical researches, notwithstanding our sceptical principles, but also that we should yield to that propensity, which inclines us to be positive and certain in particular points, according to the light, in which we survey them in any particular instant. It is easier to forbear all examination and enquiry, than to check ourselves in so natural a propensity, and guard against that assurance, which always arises from an exact and full survey of an object. On such an occasion we are apt not only to forget our scepticism, but even our modesty too; and make use of such terms as these, it is evident, it is certain, it is undeniable; which a due deference to the public ought, perhaps, to prevent. I may have fallen into this fault after the example of others; but I here enter a caveat against any Objections, which may be offered on that head; and declare that such expressions were extorted from me by the present view of the object, and imply no dogmatical spirit, nor conceited idea of my own judgment, which are sentiments that I am sensible can become no body, and a sceptic still less than any other. | No es tampoco conveniente que cedamos en general a nuestra inclinación en las investigaciones filosóficas más elaboradas, a pesar de nuestros principios escépticos, sino que debemos ceder también a la tendencia que nos inclina a ser positivos y ciertos en puntos particulares, según el aspecto bajo el que los consideramos en un instante particular. Es más fácil evitar todo examen e investigación que refrenar una tendencia tan natural y ponernos en guardia contra la seguridad que surge siempre de la consideración exacta y plena de un objeto. En una ocasión tal no sólo propendemos a olvidar nuestro escepticismo, sino también nuestra modestia, y hacemos uso de términos, como es evidente, es cierto, es innegable, que debía evitar quizá una deferencia debida al público. Puedo haber caído en esta falta por el ejemplo de otro; pero me excuso aquí frente a las objeciones que se me puedan hacer en este respecto, y declaro que expresiones tales me fueron sugeridas por la consideración presente del objeto y no implican ningún espíritu dogmático ni idea vanidosa de mi propio juicio, que son opiniones que, según creo, no puede profesar ninguno, y un escéptico menos que los otros.
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BOOK II OF THE PASSIONS | Libro Segundo De las pasiones |
PART I OF PRIDE AND HUMILITY | Parte Primera Del orgullo y la humildad |
SECT. I DIVISION OF THE SUBJECT | Sección Primera División del asunto. |
As all the perceptions of the mind may be divided into impressions and ideas, so the impressions admit of another division into original and secondary. This division of the impressions is the same with that which I formerly made use of [Book I. Part I. Sect. 2.] when I distinguished them into impressions of sensation and reflection. Original impressions or impressions of sensation are such as without any antecedent perception arise in the soul, from the constitution of the body, from the animal spirits, or from the application of objects to the external organs. Secondary, or reflective impressions are such as proceed from some of these original ones, either immediately or by the interposition of its idea. Of the first kind are all the impressions of the senses, and all bodily pains and pleasures: Of the second are the passions, and other emotions resembling them. | Del mismo modo que las percepciones de la mente pueden dividirse en impresiones e ideas, las impresiones admiten otra división en originales y secundarias. Esta división de las impresiones es la misma que la que yo empleé (49) por primera vez cuando distinguí entre impresiones de sensación y reflexión. Impresiones originales o impresiones de sensación son las que, sin ninguna percepción antecedente, emergen en el espíritu, originadas por la constitución del cuerpo, por los espíritus animales o por la impresión de los objetos sobre los órganos externos. Impresiones secundarias o reflexivas son aquellas que proceden de alguna de estas originales o inmediatamente o por la interposición de su idea. Del primer género son todas las impresiones de los sentidos y todos los dolores y placeres corporales. Del segundo son las pasiones y otras emociones semejantes. |
It is certain, that the mind, in its perceptions, must begin somewhere; and that since the impressions precede their correspondent ideas, there must be some impressions, which without any introduction make their appearance in the soul. As these depend upon natural and physical causes, the examination of them would lead me too far from my present subject, into the sciences of anatomy and natural philosophy. For this reason I shall here confine myself to those other impressions, which I have called secondary and reflective, as arising either from the original impressions, or from their ideas. Bodily pains and pleasures are the source of many passions, both when felt and considered by the mind; but arise originally in the soul, or in the body, whichever you please to call it, without any preceding thought or perception. A fit of the gout produces a long train of passions, as grief, hope, fear; but is not derived immediately from any affection or idea. The reflective impressions may be divided into two kinds, viz. the calm and the VIOLENT. Of the first kind is the sense of beauty and deformity in action, composition, and external objects. Of the second are the passions of love and hatred, grief and joy, pride and humility. This division is far from being exact. The raptures of poetry and music frequently rise to the greatest height; while those other impressions, properly called PASSIONS, may decay into so soft an emotion, as to become, in a manner, imperceptible. But as in general the passions are more violent than the emotions arising from beauty and deformity, these impressions have been commonly distinguished from each other. The subject of the human mind being so copious and various, I shall here take advantage of this vulgar and spacious division, that I may proceed with the greater order; and having said ali I thought necessary concerning our ideas, shall now explain those violent emotions or passions, their nature, origin, causes, and effects. | Es cierto que el espíritu, en sus percepciones, debe comenzar en alguna parte, y puesto que las impresiones preceden a sus correspondientes ideas, deben existir impresiones que sin precedente alguno hagan su aparición en el alma. Como éstas dependen de causas naturales y físicas, el examen de ellas me llevaría demasiado lejos de mi presente asunto a materias de las ciencias, de la anatomía y filosofia natural. Por esta razón debo aquí limitarme a estas otras impresiones que yo he llamado secundarias o reflexivas, por surgir o de las impresiones originales o de sus ideas. El placer y dolor corporales son el origen de varias pasiones cuando son sentidas y consideradas por el espíritu, pero surgen originalmente en el alma o en el cuerpo -sea lo que sea- sin ningún pensamiento o percepción que los preceda. Un acceso de gota produce una larga serie de pasiones, como pena, esperanza, temor; pero no se deriva inmediatamente de una afección o, idea. Las impresiones reflexivas pueden dividirse en dos géneros: el tranquilo y el violento. Del primer género es el sentimiento de la belleza y fealdad en la acción, composición y objetos externos. Del segundo son las pasiones de amor y odio, pena y alegría, orgullo y humildad. Esta división se halla lejos de ser exacta. Los arrebatos de la poesía y la música alcanzan frecuentemente la más grande intensidad, mientras que las impresiones propiamente llamadas pasiones pueden reducirse a una emoción tan tenue que llegan a ser en cierto modo imperceptibles. Pero como en general las pasiones son más violentas que las emociones que surgen de la belleza o fealdad, se han distinguido comúnmente estas impresiones de las otras. Siendo el problema del espíritu humano tan abundante y vario, debo aprovechar aquí la división corriente y aceptable de modo que pueda proceder con el mayor orden, y habiendo dicho todo lo que considero necesario concerniente a nuestras ideas, debo ahora explicar estas emociones violentas o pasiones, su naturaleza, origen, causas y efectos. |
When we take a survey of the passions, there occurs a division of them into DIRECT and INDIRECT. By direct passions I understand such as arise immediately from good or evil, from pain or pleasure. By indirect such as proceed from the same principles, but by the conjunction of other qualities. This distinction I cannot at present justify or explain any farther. I can only observe in general, that under the indirect passions I comprehend pride, humility, ambition, vanity, love, hatred, envy, pity, malice, generosity, with their dependants. And under the direct passions, desire, aversion, grief, joy, hope, fear, despair and security. I shall begin with the former. | Si echamos una ojeada de conjunto a las pasiones, se presenta por sí misma la división en directas e indirectas. Entiendo por pasiones directas las que nacen inmediatamente del bien o el mal, del placer o el dolor; por indirectas, las que proceden de estos mismos principios, pero mediante la combinación con otras cualidades. Yo no puedo ahora justificar o explicar con más detalle esta distinción; sólo puedo hacer observar en general que entre las pasiones indirectas comprendo el orgullo, humildad, ambición, vanidad, amor, odio, envidia, piedad, malicia y generosidad, con las que dependen de ellas; y entre las pasiones directas, el deseo de aversión, pena, alegría, esperanza, miedo, menosprecio y seguridad. Debo comenzar con las primeras.
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SECT. II OF PRIDE AND HUMILITY, THEIR OBJECTS AND CAUSES | Sección II Del orgullo y la humildad, sus objetos y causas. |
The passions of PRIDE and HUMILITY being simple and uniform impressions, it is impossible we can ever, by a multitude of words, give a just definition of them, or indeed of any of the passions. The utmost we can pretend to is a description of them, by an enumeration of such circumstances, as attend them: But as these words, PRIDE and humility, are of general use, and the impressions they represent the most common of any, every one, of himself, will be able to form a just idea of them, without any danger of mistake. For which reason, not to lose time upon preliminaries, I shall immediately enter upon the examination of these passions. | Siendo las pasiones del orgullo y la humildad impresiones simples y uniformes, es imposible que podamos mediante una serie de palabras dar de ellas una definición precisa, lo que tampoco es factible de cualquier otra pasión. Lo más que podemos pretender es una descripción suya enumerando las circunstancias que se refieren a ellas. Sin embargo, como las palabras orgullo y humildad son de uso corriente y las impresiones que representan lo más conocido para cualquiera, cada uno, partiendo de su propia vida, será capaz de formarse una idea precisa de ellas sin correr el riesgo de equivocarse, razón por la cual, y por no perder tiempo en los preliminares, debo entrar inmediatamente en el examen de estas pasiones. |
It is evident, that pride and humility, though directly contrary, have yet the same OBJECT. This object is self, or that succession of related ideas and impressions, of which we have an intimate memory and consciousness. Here the view always fixes when we are actuated by either of these passions. According as our idea of ourself is more or less advantageous, we feel either of those opposite affections, and are elated by pride, or dejected with humility. Whatever other objects may be comprehended by the mind, they are always considered with a view to ourselves; otherwise they would never be able either to excite these passions, or produce the smallest encrease or diminution of them. When self enters not into the consideration, there is no room either for pride or humility. | Es evidente que el orgullo y la humildad, aunque de un modo absolutamente opuesto, tienen idéntico objeto. Este objeto somos nosotros mismos o la serie de las ideas e impresiones relacionadas de las cuales nosotros tenemos memoria y conciencia íntima. En esto se concentra siempre la vista cuando somos dominados por una de estas dos pasiones. Según que la idea de nosotros mismos es más o menos ventajosa, experimentamos una de estas afecciones opuestas y somos exaltados por el orgullo o deprimidos por la humildad. Sean los que quieran los objetos conocidos por el espíritu, éstos se consideran siempre en relación con nosotros mismos: de otro modo no serían capaces jamás de excitar estas pasiones o producir el más pequeño aumento o disminución de ellas. Cuando la propia persona no entra en consideración no hay lugar para el orgullo y la humildad. |
But though that connected succession of perceptions, which we call SELF, be always the object of these two passions, it is impossible it can be their CAUSE, or be sufficient alone to excite them. For as these passions are directly contrary, and have the same object in common; were their object also their cause; it coued never produce any degree of the one passion, but at the same time it must excite an equal degree of the other; which opposition and contrariety must destroy both. It is impossible a man can at the same time be both proud and humble; and where he has different reasons for these passions, as frequently happens, the passions either take place alternately; or if they encounter, the one annihilates the other, as far as its strength goes, and the remainder only of that, which is superior, continues to operate upon the mind. But in the present case neither of the passions coued ever become superior; because supposing it to be the view only of ourself, which excited them, that being perfectly indifferent to either, must produce both in the very same proportion; or in other words, can produce neither. To excite any passion, and at the same time raise an equal share of its antagonist, is immediately to undo what was done, and must leave the mind at last perfectly calm and indifferent. | Pero aunque esta sucesión enlazada de percepciones que llamamos yo sea siempre el objeto de estas dos pasiones, es imposible que sea su causa o que sea suficiente por sí sola para despertarlas. Puesto que estas pasiones son absolutamente contra rias y tienen el mismo objeto, si fuese este objeto su causa no se podría producir ningún grado de una pasión sin que al mismo tiempo se despertase un grado igual de la otra; mediante la oposición y contrariedad de dichas pasiones deben destruirse ambas. Es imposible que un hombre sea al mismo tiempo orgulloso y humilde, y cuando hay diferentes razones para estas pasiones, como acontece frecuentemente, o surgen las pasiones alternativamente, o si se encuentran, la una destruye a la otra tanto como lo permite su intensidad, y la que persiste, la que es más intensa, continúa actuando sobre el espíritu. Pero en el presente caso ninguna de las pasiones puede llegar a ser la más fuerte, porque suponiendo que surgen tan sólo por la consideración de nosotros mismos, y siendo ésta indiferente para las dos, éstas deben producirse en la misma proporción, o, con otras palabras, no puede producirse ni una ni otra. Si se excita una pasión y al mismo tiempo surge una intensidad análoga de su antagonista, se destruye inmediatamente lo producido y debe quedar el espíritu perfectamente tranquilo e indiferente. |
We must therefore, make a distinction betwixt the cause and the object of these passions; betwixt that idea, which excites them, and that to which they direct their view, when excited. Pride and humility, being once raised, immediately turn our attention to ourself, and regard that as their ultimate and final object; but there is something farther requisite in order to raise them: Something, which is peculiar to one of the passions, and produces not both in the very same degree. The first idea, that is presented to the mind, is that of the cause or productive principle. This excites the passion, connected with it; and that passion, when excited, turns our view to another idea, which is that of self. Here then is a passion placed betwixt two ideas, of which the one produces it, and the other is produced by it. The first idea, therefore, represents the cause, the second the object of the passion. | Debemos, por consiguiente, hacer una distinción entre la causa y el objeto de estas pasiones, entre la idea que las despierta y aquella a que se refieren después de excitadas. El orgullo y la humildad, habiendo sido despertados, dirigen inmediata mente nuestra atención hacia nosotros mismos y consideran esto como su objeto final y último; pero existe algún otro requisito para hacer que surjan, algo que es peculiar a cada una de las pasiones y no produce a ambas en un grado exactamente igual. La primera idea que se presenta al espíritu es la de causa o principio productivo. Esta excita la pasión enlazada con ella, y la pasión, cuando ha surgido, dirige nuestra atención a otra idea, que es la idea de nosotros mismos. Aquí se halla, pues, una pasión situada entre dos ideas, de las cuales una la produce y otra es producida por ella. La primera idea, por consiguiente, representa la causa; la segunda, el objeto de la pasión. |
To begin with the causes of pride and humility; we may observe, that their most obvious and remarkable property is the vast variety of subjects, on which they may be placed. Every valuable quality of the mind, whether of the imagination, judgment, memory or disposition; wit, good-sense, learning, courage, justice, integrity; all these are the cause of pride; and their opposites of humility. Nor are these passions confined to the mind but extend their view to the body likewise. A man may be proud of his beauty, strength, agility, good mein, address in dancing, riding, and of his dexterity in any manual business or manufacture. But this is not all. The passions looking farther, comprehend whatever objects are in the least allyed or related to us. Our country, family, children, relations, riches, houses, gardens, horses, dogs, cloaths; any of these may become a cause either of pride or of humility. | Para comenzar con las causas de orgullo y humildad debemos observar que su más obvia y notable propiedad es la variedad de cosas a que pueden referirse. Cada cualidad valuable de la mente, sea de la imaginación, juicio, memoria, o sea el carácter, sabiduría, buen sentido, ilustración, valor, justicia, integridad, son causas de orgullo, y sus opuestas, de la humildad. Tampoco se hallan estas pasiones limitadas al espíritu, sino que se refieren igualmente al cuerpo. Un hombre puede estar orgulloso de su hermosura, fuerza, agilidad, buen semblante, habilidad en el baile, conversación, esgrima y su destreza en cualquier asunto o industria manual; pero esto no es todo. La pasión, yendo más lejos, comprende toda clase de objetos que se refieren a nosotros. Nuestra tierra, familia, hijos, relaciones, casas suntuosas, jardines, caballos, perros, trajes, pueden llegar a ser causa de orgullo o humildad. |
From the consideration of these causes, it appears necessary we shoud make a new distinction in the causes of the passion, betwixt that QUALITY, which operates, and the subject, on which it is placed. A man, for instance, is vain of a beautiful house, which belongs to him, or which he has himself built and contrived. Here the object of the passion is himself, and the cause is the beautiful house: Which cause again is sub-divided into two parts, viz. the quality, which operates upon the passion, and the subject in which the quality inheres. The quality is the beauty, and the subject is the house, considered as his property or contrivance. Both these parts are essential, nor is the distinction vain and chimerical. Beauty, considered merely as such, unless placed upon something related to us, never produces any pride or vanity; and the strongest relation alone, without beauty, or something else in its place, has as little influence on that passion. Since, therefore, these two particulars are easily separated and there is a necessity for their conjunction, in order to produce the passion, we ought to consider them as component parts of the cause; and infix in our minds an exact idea of this distinction. | Partiendo de la consideración de estas causas, se hace necesario que hagamos una nueva distinción, en las causas de la pasión, entre la cualidad que actúa y la cosa a la que corresponde. Un hombre, por ejemplo, está vanidoso de una hermosa casa que le pertenece o que ha construido e ideado. Aquí el objeto de la pasión es él mismo, y la causa es la casa hermosa, causa que se subdivide en dos partes, a saber: la cualidad que opera sobre la pasión y la cosa a la que es inherente. La cualidad es la belleza y la cosa es la casa, considerada como su propiedad o creación. Ambas partes son esenciales y su distinción no es quimérica o vana. La belleza, considerada meramente como tal, sin ser propiedad de algo relacionado con nosotros, no produce jamás orgullo o vanidad, y la más pequeña relación por sí sola, sin belleza, o alguna otra cosa en su lugar, tiene una pequeña influencia sobre esta pasión. Puesto que estos dos factores son separados fácilmente y existe la necesidad de su unión para producir la pasión, debemos considerarlos como partes de la causa y fijar en nuestra mente una idea exacta de esta distinción.
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SECT. III WHENCE THESE OBJECTS AND CAUSES ARE DERIVED | Sección III De qué se derivan estos objetos y causas. |
Being so far advanced as to observe a difference betwixt the object of the passions and their cause, and to distinguish in the cause the quality, which operates on the passions, from the subject, in which it inheres; we now proceed to examine what determines each of them to be what it is, and assigns such a particular object, and quality, and subject to these affections. By this means we shall fully understand the origin of pride and humility. | Habiendo llegado ya a poder observar la diferencia entre el objeto de las pasiones y su causa y a distinguir en la causa la cualidad que actúa sobre la pasión de la cosa a que es inherente, procedemos ahora a examinar lo que determina a cada una de ellas a ser lo que es y asigna un objeto y cualidad determinados y una cosa a estas afecciones. Por este medio entenderemos totalmente el origen del orgullo y la humildad. |
It is evident in the first place, that these passions are derermined to have self for their object, not only by a natural but also by an original property. No one can doubt but this property is natural from the constancy and steadiness of its operations. It is always self, which is the object of pride and humility; and whenever the passions look beyond, it is still with a view to ourselves, nor can any person or object otherwise have any influence upon us. | En primer lugar, es evidente que estas pasiones son determinadas a tener el yo (persona), por su objeto, por una propiedad no sólo natural, sino también original. Nadie puede dudar que esta propiedad es natural, dada la constancia y estabilidad de sus operaciones. Es siempre el yo el que es el objeto del orgullo y la humildad, y siempre que las pasiones tienen una relación ulterior sucede esto aun con una referencia a nosotros mismos. No puede una persona u objeto tener de otro modo influencia sobre nosotros. |
That this proceeds from an original quality or primary impulse, will likewise appear evident, if we consider that it is the distinguishing characteristic of these passions Unless nature had given some original qualities to the mind, it coued never have any secondary ones; because in that case it would have no foundation for action, nor coued ever begin to exert itself. Now these qualities, which we must consider as original, are such as are most inseparable from the soul, and can be resolved into no other: And such is the quality, which determines the object of pride and humility. We may, perhaps, make it a greater question, whether the causes, that produce the passion, be as natural as the object, to which it is directed, and whether all that vast variety proceeds from caprice or from the constitution of the mind. This doubt we shall soon remove, if we cast our eye upon human nature, and consider that in all nations and ages, the same objects still give rise to pride and humility; and that upon the view even of a stranger, we can know pretty nearly, what will either encrease or diminish his passions of this kind. If there be any variation in this particular, it proceeds from nothing but a difference in the tempers and complexions of men; and is besides very inconsiderable. Can we imagine it possible, that while human nature remains the same, men will ever become entirely indifferent to their power, riches, beauty or personal merit, and that their pride and vanity will not be affected by these advantages? | Que esto procede de, una cualidad original o impulso primario aparecerá igualmente evidente si consideramos lo que constituye la característica distintiva de estas pasiones. Sin que la naturaleza haya dado algunas cualidades originales al espíritu no puede existir ninguna cualidad secundaria, porque en este caso no habría fundamento para la acción ni podría comenzar para producir ella misma. Ahora, bien: estas cualidades que consideramos como originales son aquellas más inseparables del alma y que no pueden ser reducidas a otras, y de este género es la cualidad que determina el objeto del orgullo y la humildad. Quizá podemos considerar un grave problema, si las causas que producen la pasión son naturales, como el objeto a que son dirigidas, o si toda una gran variedad procede del capricho o de la constitución del espíritu. Esta duda debe desaparecer pronto si dirigimos nuestra vista a la naturaleza humana y consideramos que en todas las naciones y edades los mismos objetos producen el orgullo, y la humildad, y que aun ante un extranjero podemos conocer aproximadamente lo que aumentarán o disminuirán las pasiones de este género. Si existe alguna variación en este particular, no procede más que de la diferencia en el temperamento y complexión de los hombres, y es, sea dicho de paso, muy poco considerable. ¿Podemos imaginar que sea posible que mientras que la naturaleza humana permanece la misma los hombres sean indiferentes a su poder, riqueza, belleza o mente personal y que su orgullo y vanidad no sean afectados por estas propiedades ventajosas? |
But though the causes of pride and humility be plainly natural, we shall find upon examination, that they are not original, and that it is utterly impossible they should each of them be adapted to these passions by a particular provision, and primary constitution of nature, Beside their prodigious number, many of them are the effects of art, and arise partly from the industry, partly from the caprice, and partly from the good fortune of men, Industry produces houses, furniture, cloaths. Caprice determines their particular kinds and qualities. And good fortune frequently contributes to all this, by discovering the effects that result from the different mixtures and combinations of bodies. It is absurd, therefore, to imagine, that each of these was foreseen and provided for by nature, and that every new production of art, which causes pride or humility; instead of adapting itself to the passion by partaking of some general quality, that naturally operates on the mind; is itself the object of an original principle, which till then lay concealed in the soul, and is only by accident at last brought to light. Thus the first mechanic, that invented a fine scritoire, produced pride in him, who became possest of it, by principles different from those, which made him proud of handsome chairs and tables. As this appears evidently ridiculous, we must conclude, that each cause of pride and humility is not adapted to the passions by a distinct original quality; but that there are some one or more circumstances common to all of them, on which their efficacy depends. | Pero aunque las causas del orgullo y la humildad son completamente naturales, hallaremos después del examen que no son originales y que es imposible de todo punto que cada una de ellas se halle adaptada a estas pasiones por una disposición particular y constitución primaria de la naturaleza. Haciendo abstracción de su número prodigioso, muchas de ellas son efectos del arte, y surgen en parte de la industria, en parte del capricho, en parte de la buena fortuna del hombre. La industria produce las cosas, los muebles, los vestidos. El capricho determina sus géneros y cualidades particulares. La buena suerte contribuye frecuentemente a ello descubriendo los efectos que resultan de las diferentes mezclas y combinaciones de los cuerpos. Es absurdo, por consiguiente, pensar que cada una de estas cosas fue prevista y procurada por la naturaleza y que cada nueva producción del arte que causa el orgullo o la humildad, en vez de adaptarse a la pasión participando de alguna cualidad general que naturalmente actúa sobre el espíritu, es el objeto de un principio original que hasta entonces yacía oculto en el alma y que se ha revelado tan sólo por accidente. Así, el primer mecánico que inventó un elegante escritorio produjo el orgullo en el que lo poseyó, por principios diferentes de los que lo hacían sentirse orgulloso de sillas y mesas hermosas. Como esto es evidentemente ridículo, debemos concluir que cada causa del orgullo y la humildad no se halla adaptada a estas pasiones por una cualidad propia y original, sino que existen una o más circunstancias comunes a todas ellas, de las que depende su eficacia. |
Besides, we find in the course of nature, that though the effects be many, the principles, from which they arise, are commonly but few and simple, and that it is the sign of an unskilful naturalist to have recourse to a different quality, in order to explain every different operation. How much more must this be true with regard to the human mind, which being so confined a subject may justly be thought incapable of containing such a monstrous heap of principles, as would be necessary to excite the passions of pride and humility, were each distinct cause adapted to the passion by a distinct set of principles? | Además hallamos que en el curso de la naturaleza, aunque los efectos son muy diversos, los principios de que surgen son comúnmente pocos y simples y que es de mal naturalista recurrir a una cualidad especial para explicar cada operación diferente. Tanto más debe ser cierto esto con respecto del espíritu, que siendo una realidad tan limitada hemos de pensarla incapaz de contener un cúmulo semejante de principios como serían necesarios para despertar las pasiones de orgullo y humildad si cada causa diferente fuese adaptada a la pasión por una diferente cualidad de principios. |
Here, therefore, moral philosophy is in the same condition as natural, with regard to astronomy before the time of COPERNICUS. The antients, though sensible of that maxim, THAT NATURE DOES NOTHING IN VAIN, contrived such intricate systems of the heavens, as seemed inconsistent with true philosophy, and gave place at last to something more simple and natural. To invent without scruple a new principle to every new phaenomenon, instead of adapting it to the old; to overload our hypotheses with a variety of this kind; are certain proofs, that none of these principles is the just one, and that we only desire, by a number of falsehoods, to cover our ignorance of the truth. | Aquí, por consiguiente, se halla la filosofía moral en las mismas condiciones que la natural con respecto a la astronomía anterior a Copémico. Los antiguos, aunque sensibles a la máxima la naturaleza no hace nada vano, imaginaban sistemas tan complicados del cielo que parecían incompatibles con la verdadera filosofía, y que por último cedían su lugar a otros más simples y naturales. Inventar sin escrúpulos un nuevo principio para cada nuevo fenómeno en lugar de adaptar a éste el antiguo, sobrecargar nuestra hipótesis con una variedad de este género, son pruebas ciertas de que ninguno de estos principios es el verdadero y que sólo deseamos ocultar nuestra ignorancia de la verdad mediante una serie de errores.
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SECT. IV OF THE RELATIONS OF IMPRESSIONS AND IDEAS | Sección IV De la relación de impresiones e ideas. |
Thus we have established two truths without any obstacle or difficulty, that IT IS FROM NATURAL PRINCIPLES THIS VARIETY OF CAUSES EXCITES PRIDE AND HUMILITY, and that IT IS NOT BY A DIFFERENT PRINCIPLE EACH DIFFERENT CAUSE IS ADAPTED TO ITS PASSION. We shall now proceed to enquire how we may reduce these principles to a lesser number, and find among the causes something common, on which their influence depends. | Así, hemos establecido dos verdades sin ningún obstáculo o dificultad, a saber: que depende de principios naturales esta variedad de causas que producen el orgullo y la humildad, y que no se halle adaptada cada causa diferente a la pasión que produce por un principio diferente. Debemos ahora proceder a investigar cómo podemos reducir estos principios a un número menor y hallar en las causas algo común de lo que depende su influencia. |
In order to this we must reflect on certain properties of human nature, which though they have a mighty influence on every operation both of the understanding and passions, are not commonly much insisted on by philosophers. The first of these is the association of ideas, which I have so often observed and explained. It is impossible for the mind to fix itself steadily upon one idea for any considerable time; nor can it by its utmost efforts ever arrive at such a constancy. But however changeable our thoughts may be, they are not entirely without rule and method in their changes. The rule, by which they proceed, is to pass from one object to what is resembling, contiguous to, or produced by it. When one idea is present to the imagination, any other, united by these relations, naturally follows it, and enters with more facility by means of that introduction. | Para esto debemos reflexionar acerca de ciertas propiedades de la naturaleza humana, que aunque tienen una poderosa influencia sobre cada operación, tanto sobre el entendimiento como sobre la pasión, no son puestas comúnmente de relieve por los filósofos. La primera de éstas es la asociación de ideas, que yo he observado y explicado tan frecuentemente. Es imposible para el espíritu concentrarse continuamente en una idea durante un tiempo considerable, ni puede, aun con los mayores esfuerzos, llegar a semejante constancia. Pero aunque nuestro pensamiento es inestable, no carece enteramente de ley y método en sus cambios. La ley según la cual procede es pasar de un objeto a lo que le es semejante, contiguo o producido por él. Cuando una idea está presente en la imaginación, otra, unida a aquélla por las relaciones dichas, la sigue y surge con más facilidad mediante esta instrucción. |
The second property I shall observe in the human mind is a like association of impressions. All resembling impressions are connected together, and no sooner one arises than the rest immediately follow. Grief and disappointment give rise to anger, anger to envy, envy to malice, and malice to grief again, till the whole circle be compleated. In like manner our temper, when elevated with joy, naturally throws itself into love, generosity, pity, courage, pride, and the other resembling affections. It is difficult for the mind, when actuated by any passion, to confine itself to that passion alone, without any change or variation. Human nature is too inconstant to admit of any such regularity. Changeableness is essential to it. And to what can it so naturally change as to affections or emotions, which are suitable to the temper, and agree with that set of passions, which then prevail? It is evident, then, there is an attraction or association among impressions, as well as among ideas; though with this remarkable difference, that ideas are associated by resemblance, contiguity, and causation; and impressions only by resemblance. | La segunda propiedad que yo notaré en el espíritu humano es una asociación del mismo género de impresiones. Todas las impresiones semejantes se enlazan entre sí, y tan pronto una de ellas surge es seguida por la otra. Pena y desilusión dan lugar a la ira, la ira a la envidia, la envidia a la malicia y la malicia de nuevo a la pena hasta que se completa el círculo. De igual manera, nuestro ánimo, cuando se exalta con la alegría se siente inclinado al amor, generosidad, piedad, valor, orgullo y otras afecciones semejantes. Es difícil para el espíritu, cuando está afectado por una pasión, limitarse a esta pasión sola, sin cambio o relación alguna. La naturaleza humana es demasiado inconstante para admitir una regularidad semejante. La mutabilidad le es esencial, y ¿en qué puede cambiar más naturalmente que en las afecciones o emociones, que son consecuencia del ánimo y están de acuerdo con la clase de pasiones que entonces prevalece? Es, pues, evidente que existe una atracción o asociación entre impresiones como entre ideas, aunque con esta diferencia notable: que las ideas se asocian por semejanza, contigÜidad y causalidad, mientras que las impresiones sólo se asocian por semejanza. |
In the THIRD place, it is observable of these two kinds of association, that they very much assist and forward each other, and that the transition is more easily made where they both concur in the same object. Thus a man, who, by any injury from another, is very much discomposed and ruffled in his temper, is apt to find a hundred subjects of discontent, impatience, fear, and other uneasy passions; especially if he can discover these subjects in or near the person, who was the cause of his first passion. Those principles, which forward the transition of ideas, here concur with those, which operate on the passions; and both uniting in one action, bestow on the mind a double impulse. The new passion, therefore, must arise with so much greater violence, and the transition to it must be rendered so much more easy and natural. | En tercer lugar, se puede observar que estos dos géneros de asociación se apoyan y favorecen entre sí y que la transición es realizada más fácilmente cuando ambas concurren en el mismo objeto. Así, un hombre que a causa de haber sido agraviado por otro se halla muy descompuesto e irritado en su ánimo, está en disposición de encontrar mil motivos de descontento, impaciencia, miedo y otras pasiones desagradables, especialmente si puede descubrir estos motivos en o cerca de la persona que fue la causa de la primera pasión. Los principios que favorecen la sucesión de las ideas concurren aquí con los que actúan sobre las pasiones, y ambos, uniéndose en la acción, imprimen al espíritu un doble impulso. La nueva pasión, por consiguiente, debe surgir con una violencia mucho más grande y la transición a ella debe hacerse mucho más fácil y natural. |
Upon this occasion I may cite the authority of an elegant writer, who expresses himself in the following manner. | En esta ocasión puedo citar la autoridad de un elegante escritor, que se expresa de la siguiente manera: |
"As the fancy delights in every thing that is great, strange, or beautiful, and is still more pleased the more it finds of these perfections in the same object, so it is capable of receiving a new satisfaction by the assistance of another sense. Thus any continued sound, as the music of birds, or a fall of waters, awakens every moment the mind of the beholder, and makes him more attentive to the several beauties of the place, that lie before him. Thus if there arises a fragrancy of smells or perfumes, they heighten the pleasure of the imagination, and make even the colours and verdure of the landschape appear more agreeable; for the ideas of both senses recommend each other, and are pleasanter together than when they enter the mind separately: As the different colours of a picture, when they are well disposed, set off one another, and receive an additional beauty from the advantage of the situation." [Addison, SPECTATOR 412, final paragraph.] | «Como la fantasía se deleita en todo lo que es grande, extraño o bello y se siente tanto más satisfecha cuanto más halla estas perfecciones en el mismo objeto, es capaz de recibir nueva satisfacción por el auxilio de un nuevo sentido. Así, un son continuado, como la música de los pájaros o la caída de las aguas, despierta en cada momento el espíritu del espectador y le hace más atento a las varias bellezas del lugar que se halla ante él. Así, si surge una fragancia de olores o perfumes, éstos aumentan el placer de la imaginación y hacen aparecer aún más agradables los colores y verdura del paisaje; pues las ideas de ambos sentidos se apoyan y son más agradables juntas que si entrasen en el espíritu separadamente, del mismo modo que los diferentes colores de una pintura, cuando se hallan bien dispuestos, ponen de relieve a los otros y reciben una belleza adicional por la ventaja de su situación. |
In this phaenomenon we may remark the association both of impressions and ideas, as well as the mutual assistance they lend each other. | En este fenómeno podemos notar la asociación de impresiones por una parte y de ideas por otra, y también la asistencia mutua que entre sí se prestan.»
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SECT. V OF THE INFLUENCE OF THESE RELATIONS ON PRIDE AND HUMILITY. | Sección V De la influencia de estas relaciones sobre el orgullo y la humildad. |
These principles being established on unquestionable experience, I begin to consider how we shall apply them, by revolving over all the causes of pride and humility, whether these causes be regarded, as the qualities, that operate, or as the subjects, on which the qualities are placed. In examining these qualities I immediately find many of them to concur in producing the sensation of pain and pleasure, independent of those affections, which I here endeavour to explain. Thus the beauty of our person, of itself, and by its very appearance, gives pleasure, as well as pride; and its deformity, pain as well as humility. A magnificent feast delights us, and a sordid one displeases. What I discover to be true in some instances, I suppose to be so in all; and take it for granted at present, without any farther proof, that every cause of pride, by its peculiar qualities, produces a separate pleasure, and of humility a separate uneasiness. | Habiendo sido establecidos estos principios sobre una sólida experiencia, comienzo a considerar que debemos aplicarlos en la indagación de todas las causas del orgullo y la amistad, ya sea que se estimen estas causas como cualidades que actúan o como sujetos a los que se atribuyen estas cualidades, Examinando estas cualidades hallo inmediatamente que concurren varias de ellas en la producción del dolor y el placer, independientemente de las afecciones que yo intento explicar. Así, la belleza de nuestra persona por ella misma y por su verdadera apariencia produce placer del mismo modo que orgullo, y su fealdad, dolor del mismo modo que humildad. Una fiesta magnífica nos agrada, una comida sórdida nos desplace. Lo que descubro que es verdadero en algún caso supongo que lo es en todos, y asi, considero como garantizado ahora que toda causa de orgullo, en virtud de sus cualidades peculiares, produce un placer separado, y toda causa de humildad, un malestar separado. |
Again, in considering the subjects, to which these qualities adhere, I make a new supposition, which also appears probable from many obvious instances, viz, that these subjects are either parts of ourselves, or something nearly related to us. Thus the good and bad qualities of our actions and manners constitute virtue and vice, and determine our personal character, than which nothing operates more strongly on these passions. In like manner, it is the beauty or deformity of our person, houses, equipage, or furniture, by which we are rendered either vain or humble. The same qualities, when transfered to subjects, which bear us no relation, influence not in the smallest degree either of these affections. | De nuevo, considerando los sujetos a los que estas cualidades pertenecen, hago un nuevo supuesto, que también aparece como probable, según lo muestran varios casos palmarios, a saber: que estos sujetos son o partes de nosotros mismos o algo que se refiere íntimamente a nosotros. Así, las cualidades buenas y malas de nuestras acciones y porte constituyen la virtud y el vicio y determinan nuestro carácter personal, y nada actúa más fuertemente sobre nuestras pasiones que ésta. De igual modo, la belleza o fealdad de nuestra persona, casa, carruajes, muebles, es lo que hace que nos sintamos vanos o humildes. Las mismas cualidades referidas a sujetos que no tienen relación con nosotros no influyen en lo más mínimo en alguna de estas dos afecciones. |
Having thus in a manner supposed two properties of the causes of these affections, viz, that the qualities produce a separate pain or pleasure, and that the subjects, on which the qualities are placed, are related to self; I proceed to examine the passions themselves, in order to find something in them, correspondent to the supposed properties of their causes. First, I find, that the peculiar object of pride and humility is determined by an original and natural instinct, and that it is absolutely impossible, from the primary constitution of the mind, that these passions should ever look beyond self, or that individual person. of whose actions and sentiments each of us is intimately conscious. Here at last the view always rests, when we are actuated by either of these passions; nor can we, in that situation of mind, ever lose sight of this object. For this I pretend not to give any reason; but consider such a peculiar direction of the thought as an original quality. | Habiendo así, en cierto modo, supuesto dos propiedades de las causas de estas afecciones, a saber: que las cualidades producen un placer o dolor separados y que los sujetos en los cuales se hallan estas cualidades se refieren a la propia persona, procedo a examinar las pasiones mismas, para hallar algo en ellas correspondiente a las propiedades supuestas en sus causas. Primeramente hallo que el objeto peculiar del orgullo y la humildad está, determinado por un instinto original y natural, y que es absolutamente imposible, dada la constitución originaria del espíritu, que estas pasiones puedan referirse a algo remoto, al yo o la persona individual de cuyas acciones y sentimientos somos íntimamente consocios cada uno de nosotros. Aquí, en último término, se dirige la atención cuando somos dominados por una de estas dos pasiones, y no podemos en esta situación del espíritu ni perder de vista este objeto. No pretendo dar una razón para esto, sino que considero una dirección semejante del pensamiento como una cualidad original. |
The SECOND quality, which I discover in these passions, and which I likewise consider an an original quality, is their sensations, or the peculiar emotions they excite in the soul, and which constitute their very being and essence. Thus pride is a pleasant sensation, and humility a painful; and upon the removal of the pleasure and pain, there is in reality no pride nor humility. Of this our very feeling convinces us; and beyond our feeling, it is here in vain to reason or dispute. | La segunda cualidad que yo descubro en estas pasiones, y que considero igualmente como una cualidad original, son sus sensaciones o las peculiares emociones que producen en el alma, y que constituyen su verdadero ser y esencia. Así, el orgullo es una sensación placentera y la humildad una sensación dolorosa, y suprimiendo el placer y el dolor no existirían en realidad el orgullo y la humildad. Nuestro sentimiento real nos convence de esto, y más allá de nuestro sentimiento es en vano razonar o disputar aquí. |
If I compare, therefore, these two established properties of the passions, viz, their object, which is self, and their sensation, which is either pleasant or painful, to the two supposed properties of the causes, viz, their relation to self, and their tendency to produce a pain or pleasure, independent of the passion; I immediately find, that taking these suppositions to be just, the true system breaks in upon me with an irresistible evidence. That cause, which excites the passion, is related to the object, which nature has attributed to the passion; the sensation, which the cause separately produces, is related to the sensation of the passion: From this double relation of ideas and impressions, the passion is derived. The one idea is easily converted into its correlative; and the one impression into that, which resembles and corresponds to it: With how much greater facility must this transition be made, where these movements mutually assist each other, and the mind receives a double impulse from the relations both of its impressions and ideas? | Si yo comparo, por consiguiente, estas dos propiedades de las pasiones que se acaban de establecer, a saber: su objeto, que es el yo, y su sensación, que es el placer o dolor, con las dos propiedades propuestas de las causas, a saber: su relación con el yo y su tendencia a producir placer o dolor independientemente de la pasión, hallo inmediatamente, suponiendo que estos supuestos son exactos, que el verdadero sistema se me presenta con una evidencia irresistible. La causa que despierta la pasión se refiere al objeto que la naturaleza ha atribuido a la pasión; la sensación que produce la causa separadamente se refiere a la sensación de la pasión; de esta doble relación de ideas e impresiones se deriva la pasión. Una de las ideas se convierte fácilmente en su correlativa, y una de las impresiones, en la que se le asemeja y le corresponde. ¡Con cuánta mayor facilidad no debe ser hecha esta transición cuando estos procesos se asisten recíprocamente y la mente recibe un doble impulso de las relaciones de impresiones e ideas a la vez! |
That we may comprehend this the better, we must suppose, that nature has given to the organs of the human mind, a certain disposition fitted to produce a peculiar impression or emotion, which we call pride: To this emotion she has assigned a certain idea, viz, that of self, which it never fails to produce. This contrivance of nature is easily conceived. We have many instances of such a situation of affairs. The nerves of the nose and palate are so disposed, as in certain circumstances to convey such peculiar sensations to the mind: The sensations of lust and hunger always produce in us the idea of those peculiar objects, which are suitable to each appetite. These two circumstances are united in pride. The organs are so disposed as to produce the passion; and the passion, after its production, naturally produces a certain idea. All this needs no proof. It is evident we never should be possest of that passion, were there not a disposition of mind proper for it; and it is as evident, that the passion always turns our view to ourselves, and makes us think of our own qualities and circumstances. | Para comprender esto mejor debemos suponer que la naturaleza ha dado a los órganos del espíritu humano una cierta disposición, adecuada para producir una peculiar impresión o conmoción que nosotros llamamos orgullo; a esta emoción ha asignado una cierta idea, a saber: la del yo, que jamás deja de producir. Esta disposición de la naturaleza se concibe fácilmente. Tenemos muchos ejemplos de un mecanismo semejante. Los nervios de la nariz y del paladar se hallan dispuestos de manera que en ciertas circunstancias llevan sensaciones semejantes al espíritu; las sensaciones de apetito y hambre producen en nosotros siempre la idea de los objetos particulares que son adecuados, a cada deseo. Estas dos circunstancias se hallan unidas en el orgullo. Los órganos se hallan dispuestos para producir la pasión, y la pasión, después de producida, despierta naturalmente una cierta idea. Todo esto no necesita pruebas. Es evidente que no podemos ser poseídos por esta pasión cuando no existe en el espíritu una disposición apropiada para ello, y es evidente también que la pasión dirige siempre su mirada hacia nosotros mismos y nos hace pensar sobre nuestras cualidades y circunstancias. |
This being fully comprehended, it may now be asked, WHETHER NATURE PRODUCES THE PASSION IMMEDIATELY, OF HERSELF; OR WHETHER SHE MUST BE ASSISTED BY THE CO-OPERATION OF OTHER CAUSES? For it is observable, that in this particular her conduct is different in the different passions and sensations. The palate must be excited by an external object, in order to produce any relish: But hunger arises internally, without the concurrence of any external object. But however the case may stand with other passions and impressions, it is certain, that pride requires the assistance of some foreign object, and that the organs, which produce it, exert not themselves like the heart and arteries, by an original internal movement. For first, daily experience convinces us, that pride requires certain causes to excite it, and languishes when unsupported by some excellency in the character, in bodily accomplishments, in cloaths, equipage or fortune. SECONDLY, it is evident pride would be perpetual, if it arose immediately from nature; since the object is always the same, and there is no disposition of body peculiar to pride, as there is to thirst and hunger. Thirdly, Humility is in the very same situation with pride; and therefore, either must, upon this supposition, be perpetual likewise, or must destroy the contrary passion from, the very first moment; so that none of them coued ever make its appearance. Upon the whole, we may rest satisfyed with the foregoing conclusion, that pride must have a cause, as well as an object, and that the one has no influence without the other. | Habiendo sido bien entendido esto se puede preguntar ahora si la naturaleza produce la pasión inmediatamente por ella misma o si debe ser auxiliada por la cooperación de otras causas, pues se observa que en este respecto su conducta es distinta en las diferentes pasiones y sensaciones. El paladar debe ser excitado por un objeto externo para producir algún sabor agradable; pero el hambre surge internamente sin que concurra un objeto externo. Sucede lo que ocurre con otras pasiones e impresiones, es cierto: que el orgullo requiere de algún objeto externo y que los órganos que lo producen no se hallan impulsados, como el corazón y las arterias, por un movimiento original e interno. Pues primeramente la experiencia de todos los días nos convence de que el orgullo requiere ciertas causas para ser producido y languidece cuando no es mantenido por alguna cualidad excelente en el carácter, alguna ventaja corporal en el traje, coches o fortuna. Segundo: es evidente que el orgullo sería perpetuo si surgiese inmediatamente, por naturaleza, pues el objeto es siempre el mismo y no existe disposición del cuerpo peculiar del orgullo, como de la sed o del hambre. Tercero: la humildad se halla exactamente en la misma situación que el orgullo, y, por consiguiente, dado lo antes supuesto, debe ser igualmente perpetua o debe destruir la pasión contraria desde el primer momento, de modo que ninguna de ellas puede hacer su aparición. En general, debemos sentirnos satisfechos con la conclusión precedente de que el orgullo debe tener una causa, así como un objeto, y que la una no ejerce influencia sin el otro. |
The difficulty, then, is only to discover this cause, and find what it is that gives the first motion to pride, and sets those organs in action, which are naturally fitted to produce that emotion. Upon my consulting experience, in order to resolve this difficulty, I immediately find a hundred different causes, that produce pride; and upon examining these causes, I suppose, what at first I perceive to be probable, that all of them concur in two circumstances; which are, that of themselves they produce an impression, allyed to the passion, and are placed on a subject, allyed to the object of the passion. When I consider after this the nature of relation, and its effects both on the passions and ideas, I can no longer doubt, upon these suppositions, that it is the very principle, which gives rise to pride, and bestows motion on those organs, which being naturally disposed to produce that affection, require only a first impulse or beginning to their action. Any thing, that gives a pleasant sensation, and is related to self, excites the passion of pride, which is also agreeable, and has self for its object. | La dificultad, pues, estriba tan sólo en descubrir esta causa y hallar qué es lo que da el primer impulso y pone en acción aquellos órganos que son naturalmente adecuados para producir la emoción. Al consultar mi propia experiencia para resolver esta dificultad hallo inmediatamente un sinnúmero de diferentes causas que producen el orgullo, y examinando estas causas supongo, lo que a primera vista percibo como probable, que en todas ellas concurren dos circunstancias, que son: que por sí mismas producen una impresión relacionada con la pasión y que están situadas en un sujeto relacionado con el objeto de la pasión. Si considero después de esto la naturaleza de la relación y sus efectos sobre las pasiones y las ideas, no puedo ya dudar de estos supuestos, a saber: que expresan el verdadero principio que produce el orgullo e imprime el movimiento a los órganos de éste, que, hallándose dispuestos naturalmente para producir la afección, requieren solamente un primer impulso o comienzo para su acción. Todo lo que produce una sensación agradable y se relaciona con el yo produce la pasión del orgullo, que es también agradable y tiene como objeto el yo. |
What I have said of pride is equally true of humility. The sensation of humility is uneasy, as that of pride is agreeable; for which reason the separate sensation, arising from the causes, must be reversed, while the relation to self continues the same. Though pride and humility are directly contrary in their effects, and in their sensations, they have notwithstanding the same object; so that it is requisite only to change the relation of impressions, without making any change upon that of ideas. Accordingly we find, that a beautiful house, belonging to ourselves, produces pride; and that the same house, still belonging to ourselves, produces humility, when by any accident its beauty is changed into deformity, and thereby the sensation of pleasure, which corresponded to pride, is transformed into pain, which is related to humility. The double relation between the ideas and impressions subsists in both cases, and produces an easy transition from the one emotion to the other. | Lo que he dicho del orgullo es igualmente cierto de la humildad. La sensación de humildad es desagradable como el orgullo es agradable, razón por la cual debe cambiar de cualidad la sensación producida por las causas, mientras que la relación con el yo continúa siendo la misma. Aunque orgullo y humildad son completamente contrarios en sus efectos y sensaciones, tienen, sin embargo, el mismo objeto, de modo que se requiere tan sólo cambiar la relación de las impresiones, sin hacer ningún cambio en las ideas. De acuerdo con lo anterior, hallamos que una hermosa casa que nos pertenece produce orgullo, y que la misma casa, aun perteneciéndonos, produce humildad si por un accidente su belleza se ha cambiado en fealdad, y por esto la sensación de placer que correspondía al orgullo se ha transformado en dolor, que es la correspondiente a la humildad. La doble relación entre las ideas y las impresiones subsiste en ambos casos y produce una fácil transición de una emoción a la otra. |
In a word, nature has bestowed a kind of attraction on certain impressions and ideas, by which one of them, upon its appearance, naturally introduces its correlative. If these two attractions or associations of impressions and ideas concur on the same object, they mutually assist each other, and the transition of the affections and of the imagination is made with the greatest ease and facility. When an idea produces an impression, related to an impression, which is connected with an idea, related to the first idea, these two impressions must be in a manner inseparable, nor will the one in any case be unattended with the other. It is after this manner, that the particular causes of pride and humility are determined. The quality, which operates on the passion, produces separately an impression resembling it; the subject, to which the quality adheres, is related to self, the object of the passion: No wonder the whole cause, consisting of a quality and of a subject, does so unavoidably give rise to the pass on. | En una palabra: la naturaleza ha concedido una especie de atracción a ciertas impresiones e ideas, por la cual, al surgir naturalmente, traen tras sí a sus correlativas. Si estas dos atracciones o asociaciones de impresiones e ideas concurren en el mismo objeto se apoyan recíprocamente y la transición de las afecciones y de la imaginación se hace con la más grande naturalidad y facilidad. Cuando una idea produce una impresión relacionada con una impresión que se halla enlazada con una idea, relaciona con la primera idea estas dos impresiones y no dejará de presentarse la una con la otra en cualquier caso. La cualidad que actúa sobre la pasión produce separadamente una impresión que se le asemeja; el sujeto al cual pertenece la cualidad se pone en relación con el yo, el objeto de la pasión; por esto no debe maravillar que la causa total, consistente en una cualidad y en un sujeto, haga surgir de un modo instable la pasión. |
To illustrate this hypothesis we may compare it to that, by which I have already explained the belief attending the judgments, which we form from causation. I have observed, that in all judgments of this kind, there is always a present impression and a related idea; and that the present impression gives a vivacity to the fancy, and the relation conveys this vivacity, by an easy transition, to the related idea. Without the present impression, the attention is not fixed, nor the spirits excited. Without the relation, this attention rests on its first object, and has no farther consequence. There is evidently a great analogy betwixt that hypothesis and our present one of an impression and idea, that transfuse themselves into another impression and idea by means of their double relation: Which analogy must be allowed to be no despicable proof of both hypotheses. | Para ilustrar esta hipótesis podemos comparar el presente caso con el que empleé en otro lugar para explicar la creencia perteneciente a los juicios que formulamos acerca de la causalidad. Yo he observado que en todos los juicios de este género hay siempre una impresión actual y una idea relacionada con ella, y que la impresión presente concede vivacidad a la fantasía, mientras que la relación transfiere esta vivacidad, por una transmisión fácil, a la idea relacionada. Sin la impresión presente, la atención no se halla fijada ni los espíritus excitados. Sin la relación, esta atención permanece dirigida a su primer objeto y no tiene ulteriores consecuencias. Existe, evidentemente, una gran analogía entre esta hipótesis y la que ahora hemos propuesto con respecto a una impresión y una idea que se transforman en otra impresión e idea por medio de su doble relación, analogía que debe ser considerada como una prueba no despreciable de ambas hipótesis.
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SECT. VI LIMITATIONS OF THIS SYSTEM | Sección VI Limitaciones de este sistema. |
But before we proceed farther in this subject, and examine particularly all the causes of pride and humility, it will be proper to make some limitations to the general system, THAT ALL AGREEABLE OBJECTS, RELATED TO OURSELVES, BY AN ASSOCIATION OF IDEAS AND OF IMPRESSIONS, PRODUCE PRIDE, AND DISAGREEABLE ONES, HUMILITY: And these limitations are derived from the very nature of the subject. | Antes de ir más lejos en este asunto y examinar en particular todas las causas de orgullo y humildad será conveniente hacer alguna restricción en el sistema general de que todos los objetos agradables relacionados con nosotros por una asociación de ideas e impresiones producen orgullo, y todos los desagradables, humildad. Estas limitaciones se derivan de la naturaleza real del asunto. |
I. Suppose an agreeable object to acquire a relation to self, the first passion, that appears on this occasion, is joy; and this passion discovers itself upon a slighter relation than pride and vain-glory. We may feel joy upon being present at a feast, where our senses are regard with delicacies of every kind: But it is only the master of the feast, who, beside the same joy, has the additional passion of self-applause and vanity. It is true, men sometimes boast of a great entertainment, at which they have only been present; and by so small a relation convert their pleasure into pride: But however, this must in general be owned, that joy arises from a more inconsiderable relation than vanity, and that many things, which are too foreign to produce pride, are yet able to give us a delight and pleasure, The reason of the difference may be explained thus. A relation is requisite to joy, in order to approach the object to us, and make it give us any satisfaction. But beside this, which is common to both passions, it is requisite to pride, in order to produce a transition from one passion to another, and convert the falsification into vanity. As it has a double task to perform, it must be endowed with double force and energy. To which we may add, that where agreeable objects bear not a very close relation to ourselves, they commonly do to some other person; and this latter relation not only excels, but even diminishes, and sometimes destroys the former, as we shall see afterwards. [Part II. Sec. 4.] | I. Si suponemos que un objeto agradable adquiere una relación con el yo, la primera pasión que aparece es alegría, y esta pasión presenta una relación más simple que orgullo o vanagloria. Podemos experimentar alegría estando presentes a una fiesta en que nuestros sentidos son regalados con delicias de todo género; pero sólo el que da la fiesta, además de la alegría experimenta la pasión adicional de satisfacción de sí mismo y vanidad. Es cierto que hay hombres que se vanaglorian a veces de una diversión en la que tan sólo han estado presentes, y mediante una relación tan débil convierten su placer en orgullo; sin embargo, debe en general ser concedido que la alegría surge de una relación menos importante que la vanidad y que muchas cosas que nos son demasiado extrañas para producir orgullo son capaces de proporcionarnos deleite y placer. La razón de la diferencia puede ser explicada así. Una relación es requisito para la alegría, a fin de que se aproxime el objeto a nosotros y nos produzca alguna satisfacción. Pero, aparte de lo que es común a ambas pasiones, se requiere esto para el orgullo, a fin de producir la transición de una pasión a otra y convertir la satisfacción en vanidad. Como tiene una doble tarea que realizar, debe ser dotado con doble fuerza y energía. A lo que podemos añadir que cuando los objetos agradables no poseen una relación íntima con nosotros la poseen con respecto a otra persona, y que esta última relación no solamente supera a la primera, sino que la destruye, como veremos más adelante. |
Here then is the first limitation, we must make to our general position, that every thing related to us, which produces pleasure or pain, produces likewise pride or humility. There is not only a relation required, but a close one, and a closer than is required to joy. | Aquí, pues, radica la primera limitación que debemos hacer en nuestra posición general, a saber: que todo lo que se halla relacionado con nosotros y produce placer o dolor produce igualmente orgullo o humildad. No se requiere sólo una relación, sino una relación íntima, y más íntima que la necesaria para la alegría. |
II. The second limitation is, that the agreeable or disagreeable object be not only closely related, but also peculiar to ourselves, or at least common to us with a few persons. It is a quality observable in human nature, and which we shall endeavour to explain afterwards, that every thing, which is often presented and to which we have been long accustomed, loses its value in our eyes, and is in a little time despised and neglected. We likewise judge of objects more from comparison than from their real and intrinsic merit; and where we cannot by some contrast enhance their value, we are apt to overlook even what is essentially good in them. These qualities of the mind have an effect upon joy as well as pride; and it is remarkable, that goods which are common to all mankind, and have become familiar to us by custom, give us little satisfaction; though perhaps of a more excellent kind, than those on which, for their singularity, we set a much higher value. But though this circumstance operates on both these passions, it has a much greater influence on vanity. We are rejoiced for many goods, which, on account of their frequency, give us no pride. Health, when it returns after a long absence, affords us a very sensible satisfaction; but is seldom regarded as a subject of vanity, because it is shared with such vast numbers. | 174 II. La segunda limitación es que el objeto agradable no debe ser sólo relacionado íntimamente, sino también ser perteneciente a nosotros mismos, o por lo menos común a nosotros y a unas cuantas personas. Es una cualidad observable en la naturaleza humana, que nosotros intentaremos explicar más tarde, que todo lo que se presenta frecuentemente y a lo que estamos desde largo tiempo habituados pierde su valor para nosotros y pronto es despreciado y descuidado. Además, nosotros juzgamos los objetos más por comparación que por su mérito real e intrínseco, y donde no podemos aumentar su valor mediante el contraste nos inclinamos a no estimar sino lo que es esencialmente bueno en ellos. Estas propiedades del espíritu ejercen su efecto sobre la alegría y sobre el orgullo, y es notable que bienes que son comunes al género humano y mediante el hábito nos han llegado a ser familiares nos producen tan sólo una pequeña satisfacción, aunque quizá de una especie más excelente que aquellos a los que por su rareza atribuimos un valor mucho más alto. Aunque estas circunstancias influyen en las dos pasiones que nos ocupan, tienen mucho mayor influjo sobre la vanidad. Nos alegramos por muchos bienes que a causa de su frecuencia no nos producen orgullo. La salud, cuando vuelve después de una larga ausencia nos produce una satisfacción realmente sensible; pero es rara vez considerada como un motivo de vanidad porque se disfruta con muchos otros. |
The reason, why pride is so much more delicate in this particular than joy, I take to be, as follows. In order to excite pride, there are always two objects we must contemplate, viz. the cause or that object which produces pleasure; and self, which is the real object of the passion. But joy has only one object necessary to its production, viz. that which gives pleasure; and though it be requisite, that this bear some relation to self, yet that is only requisite in order to render it agreeable; nor is self, properly speaking, the object of this passion. Since, therefore, pride has in a manner two objects, to which it directs our view; it follows, that where neither of them have any singularity, the passion must be more weakened upon that account, than a passion, which has only one object. Upon comparing ourselves with others, as we are every moment apt to do, we find we are not in the least distinguished; and upon comparing the object we possess, we discover still the same unlucky circumstance. By two comparisons so disadvantageous the passion must be entirely destroyed. | La razón por que el orgullo es mucho más delicado en este respecto que la alegría creo que es la siguiente: Para que se produzca el orgullo debemos considerar siempre dos objetos, a saber: la causa o el objeto que produce placer, y el yo, que es objeto real de la pasión. Para la alegría es sólo necesario un objeto para que se produzca, a saber: el que cause placer, y aunque es requisito indispensable que posea alguna relación con el yo, lo es tan sólo para hacerlo agradable, y no es el yo, propiamente hablando, el objeto de esta pasión. Puesto que, por consiguiente, el orgullo tiene, en cierto respecto, dos objetos hacia los cuales dirige nuestra vista, se sigue que cuando ni uno ni otro tienen alguna singularidad la pasión debe ser más debilitada por ello que una pasión que tiene sólo un objeto Comparándonos con los otros, como podemos hacerlo en cada momento, hallamos que no nos distinguimos de ellos en lo más mínimo, y comparando el objeto que poseemos descubrimos aún la misma lamentable circunstancia. Por estas dos comparaciones tan desventajosas la pasión debe ser enteramente destruida. |
III The third limitation is, that the pleasant or painful object be very discernible and obvious, and that not only to ourselves, but to others also. This circumstance, like the two foregoing, has an effect upon joy, as well as pride. We fancy Ourselves more happy, as well as more virtuous or beautiful, when we appear so to others; but are still more ostentatious of our virtues than of our pleasures. This proceeds from causes, which I shall endeavour to explain afterwards. | III. La tercera restricción es que el objeto placentero o doloroso tiene que ser muy claro y manifiesto, y no sólo para nosotros mismos, sino también para los otros. Esta circunstancia, como las dos precedentes, ejerce un efecto sobre la alegría y sobre el orgullo. Nos imaginamos más felices y también más virtuosos o hermosos cuando aparecemos como tales a los otros, pero hacemos aún más ostentación de nuestras virtudes que de nuestros placeres. Esto procede de causas que yo trataré de explicar después. |
IV. The fourth limitation is derived from the inconstancy of the cause of these passions, and from the short duration of its connexion with ourselves. What is casual and inconstant gives but little joy, and less pride. We are not much satisfyed with the thing itself; and are still less apt to feel any new degrees of self-satisfaction upon its account. We foresee and anticipate its change by the imagination; which makes us little satisfyed with the thing: We compare it to ourselves, whose existence is more durable; by which means its inconstancy appears still greater. It seems ridiculous to infer an excellency in ourselves from an object, which is of so much shorter duration, and attends us during so small a part of our existence. It will be easy to comprehend the reason, why this cause operates not with the same force in joy as in pride; since the idea of self is not so essential to the former passion as to the latter. | IV La cuarta restricción se deriva de la inconstancia de la causa de estas pasiones y de la breve duración de su enlace con nosotros mismos. Lo que es casual e inconstante produce una alegría pequeña y un orgullo aún menor. No nos satisfacemos mucho con la cosa misma, y somos aún menos aptos para sentir algún nuevo grado de satisfacción de nosotros mismos con respecto a ella. Prevemos y anticipamos su cambio por la imaginación, que nos hace sentirnos poco satisfechos con la cosa: la comparamos con nosotros mismos, que poseemos una existencia más durable, por lo que su inconstancia aparece aún más grande. Parece ridículo atribuirnos una excelencia que proviene de un objeto que es de mucha más corta duración y nos concierne sólo en una época tan breve de nuestra existencia. Será fácil comprender por qué razón esta causa no actúa con la misma fuerza en la alegría que en el orgullo, puesto que la idea del yo nos es tan esencial a la primera pasión como a la última. |
V. I may add as a fifth limitation, or rather enlargement of this system, that general rules have a great influence upon pride and humility, as well as on all the other passions. Hence we form a notion of different ranks of men, suitable to the power of riches they are possest of; and this notion we change not upon account of any peculiarities of the health or temper of the persons, which may deprive them of all enjoyment in their possessions. This may be accounted for from the same principles, that explained the influence of general rules on the understanding. Custom readily carries us beyond the just bounds in our passions, as well as in our reasonings. | V Puedo añadir como una quinta limitación, o más bien extensión, de mi sistema que las reglas generales tienen una gran influencia sobre el orgullo y la humildad, como sobre todas las otras pasiones. Por esto nos formamos una noción de las diferentes clases de los hombres según el poder o riquezas de que son poseedores, y esta noción no la cambiamos teniendo en cuenta la salud o temperamento de las personas, que pueden privarlos de todo goce en su posesión. Esto puede explicarse por los mismos principios que dan razón de la influencia de las leyes generales sobre el entendimiento. El hábito nos lleva más allá de los justos límites de nuestras pasiones como de nuestros razonamientos. |
It may not be amiss to observe on this occasion, that the influence of general rules and maxims on the passions very much contributes to facilitate the effects of all the principles, which we shall explain in the progress of this treatise. For it is evident, that if a person full-grown, and of the same nature with ourselves, were on a sudden-transported into our world, he would be very much embarrased with every object, and would not readily find what degree of love or hatred, pride or humility, or any other passion he ought to attribute to it. The passions are often varyed by very inconsiderable principles; and these do not always play with a perfect regularity, especially on the first trial. But as custom and practice have brought to light all these principles, and have settled the just value of every thing; this must certainly contribute to the easy production of the passions, and guide us, by means of general established maxims, in the proportions we ought to observe in preferring one object to another. This remark may, perhaps, serve to obviate difficulties, that mayarise concerning some causes, which I shall hereafter ascribe to particular passions, and which may be esteemed too refined to operate so universally and certainly, as they are found to do. | No será importuno observar en esta ocasión que la influencia de las leyes generales y máximas sobre las pasiones contribuye a facilitar mucho los efectos de todos los principios que explicaremos en el curso de este TRATADO. Pues es evidente que si una persona madura y de la misma naturaleza que nosotros fuese transportada súbitamente de nuestro mundo se hallaría muy embarazada ante cada objeto y no sabría determinar en el acto qué grado de amor u odio, orgullo o amistad, u otras pasiones, debía atribuirle. Las pasiones varían frecuentemente por principios muy insignificantes, y éstos no se presentan con una regularidad perfecta, especialmente en las primeras veces. Pero como la costumbre y la práctica han descubierto estos principios y han establecido el justo valor de cada cosa, debe esto ciertamente contribuir a una fácil producción de las pasiones y guiarnos, por medio de máximas generales establecidas, en la medida que debemos observar al preferir un objeto a otro. Esta indicación puede servir quizá para evitar las dificultades que pueden surgir en lo que concierne a algunas causas que debo más adelante adscribir a ciertas pasiones y que pueden ser estimadas demasiado tenues para operar tan universal y ciertamente como se halla que lo hacen. |
I shall close this subject with a reflection derived from these five limitations. This reflection is, that the persons, who are proudest, and who in the eye of the world have most reason for their pride, are not always the happiest; nor the most humble always the most miserable, as may at first sight be imagined from this system. An evil may be real. though its cause has no relation to us: It may be real, without being peculiar: It may be real, without shewing itself to others: It may be real, without being constant: And it may be real, without falling under the general rules. Such evils as these will not fail to render us miserable, though they have little tendency to diminish pride: And perhaps the most real and the most solid evils of life will be found of this nature. | Terminaré este asunto con una reflexión derivada de estas cinco limitaciones. Esta reflexión es que las personas que son más vanidosas y que a los ojos del mundo tienen más razón de sentirse orgullosas no son las más felices, ni las más humildes las más miserables, como a primera vista podría imaginarse partiendo del anterior sistema. Un mal puede ser real aunque su causa no tenga relación con nosotros, puede ser real sin ser propio de cada uno, puede ser real sin mostrarse a los otros, puede ser real sin ser constante, y puede ser real sin hallarse sometido a leyes generales. Tales males no dejarán de hacernos miserables aunque posean sólo una pequeña tendencia a disminuir el orgullo, y quizá el más real y el más sólido mal de la vida se hallará que es de esta clase.
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SECT. VII OF VICE AND VIRTUE | Sección VII Del vicio y la virtud. |
Taking these limitations along with us, let us proceed to examine the causes of pride and humility; and see, whether in every case we can discover the double relations, by which they operate on the passions. If we find that all these causes are related to self, and produce a pleasure or uneasiness separate from the passion, there will remain no farther scruple with regard to the present system. We shall principally endeavour to prove the latter point; the former being in a manner self-evident. | Teniendo en cuenta estas limitaciones, procedamos a examinar las causas del orgullo y la humildad y ver si en cada caso podemos descubrir la doble relación por la que actúan sobre las pasiones. Si hallamos que todas estas causas se relacionan con el yo y producen un placer o dolor separado de la pasión, no quedará ningún escrúpulo con respecto al presente sistema. Debemos intentar principalmente probar el último punto, siendo en cierto modo evidente el primero. |
To begin, with vice and virtue; which are the most obvious causes of these passions; it would be entirely foreign to my present purpose to enter upon the controversy, which of late years has so much excited the curiosity of the publick. WHETHER THESE MORAL DISTINCTIONS BE FOUNDED ON NATURAL AND ORIGINAL PRINCIPLES, OR ARISE FROM INTEREST AND EDUCATION. The examination of this I reserve for the following book; and in the mean time I shall endeavour to show, that my system maintains its ground upon either of these hypotheses; which will be a strong proof of its solidity. | Al comenzar con el vicio y la virtud, que son las causas más palmarias de estas pasiones, es completamente ajeno a mi propósito entrar en la controversia, que en los últimos años ha excitado mucho la curiosidad del público, de si estas distinciones morales se fundan en principios naturales y originales o surgen del interés y la educación. Reservo el examen de esto para el siguiente libro, y ahora intentaré mostrar que mi sistema se mantiene firme en ambas hipótesis, lo que será una prueba rigurosa de su solidez. |
For granting that morality had no foundation in nature, it must still be allowed, that vice and virtue, either from self-interest or the prejudices of education, produce in us a real pain and pleasure; and this we may observe to be strenuously asserted by the defenders of that hypothesis. Every passion, habit, or turn of character (say they) which has a tendency to our advantage or prejudice, gives a delight or uneasiness; and it is from thence the approbation or disapprobation arises. We easily gain from the liberality of others, but are always in danger of losing by their avarice: Courage defends us, but cowardice lays us open to every attack: Justice is the support of society, but injustice, unless checked would quickly prove its ruin: Humility exalts; but pride mortifies us. For these reasons the former qualities are esteemed virtues, and the latter regarded as vices. Now since it is granted there is a delight or uneasiness still attending merit or demerit of every kind, this is all that is requisite for my purpose. | Pues concediendo que la moralidad se funda en la naturaleza, debe ser admitido que el vicio y la virtud, por el interés propio o por los prejuicios de la educación, produce en nosotros un dolor o placer real, y podemos observar que esto es rigurosa mente defendido por los partidarios de esta hipótesis, Toda pasión, hábito o propiedad de carácter -dicenque tiende a nuestra ventaja o prejuicio nos proporciona un placer o un dolor, y después es de donde surge la aprobación o no aprobación. Naturalmente, nos es provechosa la liberalidad de los otros; pero nos hallamos siempre en peligro de ser dañados por su avaricia; el valor nos defiende, pero la cobardía nos expone a todo ataque; la justicia es el soporte de la sociedad, pero la injusticia, a menos que sea reprimida, causará rápidamente su ruina; la humildad nos eleva, pero el orgullo nos mortifica. Por estas razones, las primeras cualidades se estiman como virtudes y las últimas se consideran vicios. Ahora bien: puesto que es cierto que existe un placer o dolor también relativo al mérito o demérito, de cualquier clase que sea, he logrado lo que era preciso para mi propósito. |
But I go farther, and observe, that this moral hypothesis and my present system not only agree together, but also that, allowing the former to be just, it is an absolute and invincible proof of the latter. For if all morality be founded on the pain or pleasure, which arises from the prospect of any loss or advantage, that may result from our own characters, or from those of others, all the effects of morality must-be derived from the same pain or pleasure, and among the rest, the passions of pride and humility. The very essence of virtue, according to this hypothesis, is to produce pleasure and that of vice to give pain. The virtue and vice must be part of our character in order to excite pride or humility. What farther proof can we desire for the double relation of impressions and ideas? | Pero voy más lejos, y observo que esta hipótesis moral y presente sistema no sólo concuerdan, sino que admitiendo que la primera es exacta tenemos la prueba irrefutable y absoluta del último. Pues si toda la moralidad se funda en el dolor o la pena que nace de la esperanza de una pérdida o ventaja que puede resultar de nuestro propio carácter o del de los demás, todos los efectos de la moralidad deben derivarse del mismo dolor o placer y también debe suceder lo mismo con la pasión del orgullo y la humildad. La verdadera esencia de la virtud, de acuerdo con esta hipótesis, es producir placer y la del vicio producir dolor. La virtud y el vicio deben formar parte de nuestro carácter para excitar orgullo y humildad. ¿Qué más prueba podemos desear para la doble relación de impresiones e ideas? |
The same unquestionable argument may be derived from the opinion of those, who maintain that morality is something real, essential, and founded on nature. The most probable hypothesis, which has been advanced to explain the distinction betwixt vice and virtue, and the origin of moral rights and obligations, is, that from a primary constitution of nature certain characters and passions, by the very view and contemplation, produce a pain, and others in like manner excite a pleasure. The uneasiness and satisfaction are not only inseparable from vice and virtue, but constitute their very nature and essence. To approve of a character is to feel an original delight upon its appearance. To disapprove of it is to be sensible of an uneasiness. The pain and pleasure, therefore, being the primary causes of vice and virtue, must also be the causes of all their effects, and consequently of pride and humility, which are the unavoidable attendants of that distinction. | El mismo argumento irrefutable puede ser derivado de la opinión que mantiene que la moralidad es algo real fundamentado en la naturaleza. La hipótesis más probable que se ha ideado para explicar la distinción entre vicio y virtud y el origen de los derechos morales y obligaciones es que, por una constitución primaria de la naturaleza, ciertos caracteres y pasiones, por la verdadera consideración y contemplación, producen dolor, mientras que otros, de igual modo, causan placer. El malestar y satisfacción no sólo no son separables del vicio y la virtud, sino que constituyen su verdadera naturaleza y esencia. Aprobar un carácter es sentir un placer originario ante su presentación. El desaprobarlo es experimentar un malestar. Siendo, por consiguiente, el placer y el dolor las causas primarias del vicio y la virtud, deben ser también las causas de todos sus efectos y, por consecuencia, del orgullo y la humildad, que son los inevitables acompañantes de esta distinción. |
But supposing this hypothesis of moral philosophy should be allowed to be false, it is still evident, that pain and pleasure, if not the causes of vice and virtue, are at least inseparable from them. A generous and noble character affords a satisfaction even in the survey; and when presented to us, though only in a poem or fable, never fails to charm and delight us. On the other hand cruelty and treachery displease from their very nature; nor is it possible ever to reconcile us to these qualities, either in ourselves or others. Thus one hypothesis of morality is an undeniable proof of the foregoing system, and the other at worst agrees with it. But pride and humility arise not from these qualities alone of the mind, which, according to the vulgar systems of ethicks, have been comprehended as parts of moral duty, but from any other that has a connexion with pleasure and uneasiness. Nothing flatters our vanity more than the talent of pleasing by our wit, good humour, or any other accomplishment; and nothing gives us a more sensible mortification than a disappointment in any attempt of that nature. No one has ever been able to tell what wit is, and to-shew why such a system of thought must be received under that denomination, and such another rejected. It is only by taste we can decide concerning it, nor are we possest of any other standard, upon which we can form a judgment of this kind. Now what is this taste, from which true and false wit in a manner receive their being, and without which no thought can have a title to either of these denominations? It is plainly nothing but a sensation of pleasure from true wit, and of uneasiness from false, without oar being able to tell the reasons of that pleasure or uneasiness. The power of bestowing these opposite sensations is. therefore, the very essence of true and false wit; and consequently the cause of that pride or humility, which arises from them. | Aun suponiendo que estas hipótesis de filosofía moral deban ser consideradas como falsas, es evidente que el placer y el dolor, si no las causas del vicio y la virtud, son, en último término, inseparables de ellos. Un carácter generoso y noble proporciona una satisfacción ya en su examen, y cuando se nos presenta, y aunque sea tan sólo en un poema o fábula, no deja jamás de encantarnos y deleitarnos. Por el contrario, la crueldad y falsedad desagradan por su propia naturaleza, y no es posible reconciliarnos con estas cualidades ni en nosotros ni en los otros. Así, una de las hipótesis sobre la moralidad es una prueba innegable del sistema, y la otra, por lo menos, concuerda con él. Sin embargo, el orgullo y la humildad no surgen sólo de estas propiedades del espíritu que, según los sistemas corrientes de Ética, han ido comprendidas como elementos del deber moral, sino también de cualquier otra cosa, que tenga relación con el placer o el dolor. Nada halaga tanto nuestra vanidad como el talento de agradar por nuestro ingenio, buen humor u otras prendas, y nada nos mortifica más sensiblemente que un fracaso en algún intento de este género. Nadie ha sido capaz de decir qué es el ingenio y mostrar por qué un determinado sistema de pensamiento debe ser comprendido bajo esta denominación mientras que otro no puede serlo. Sólo por el gusto podemos decidir en lo que le concierne, y no poseemos un criterio que nos sirva para formular un juicio de este género. Ahora bien: ¿qué es el gusto, mediante el cual recibe su ser el verdadero y falso ingenio en cierto modo, y sin el que el pensamiento no puede tener un título para una de las dos denominaciones? No es más que una sensación de placer producida por el verdadero ingenio o de dolor producida por el falso, sin que podamos dar las razones de este placer o dolor. La facultad de causar estas sensaciones opuestas es, por consiguiente, la esencia del verdadero y falso ingenio y, en consecuencia, la causa del orgullo y la humildad que surgen de él. |
There may, perhaps, be some, who being accustomed to the style of the schools and pulpit, and having never considered human nature in any other light, than that in which they place it, may here be surprized to hear me talk of virtue as exciting pride, which they look upon as a vice; and of vice as producing humility, which they have been taught to consider as a virtue. But not to dispute about words, I observe, that by pride I understand that agreeable impression, which arises in the mind, when the view either of our virtue, beauty, riches or power makes us satisfyed with ourselves: and that by humility I mean the opposite impression. It is evident the former impression is not always vicious, nor the latter virtuous. The most rigid morality allows us to receive a pleasure from reflecting on a generous action; and it is by none esteemed a virtue to feel any fruitless remorses upon the thoughts of past villainy and baseness. Let us, therefore, examine these impressions, considered in themselves; and enquire into their causes, whether placed on the mind or body, without troubling ourselves at present with that merit or blame, which may attend them. | Puede haber quizá algunos que, habituados al estilo de las escuelas y del púlpito, y no habiendo jamás considerado la naturaleza bajo otro aspecto que el escolástico y religioso, se sientan sorprendidos al oírme decir que la virtud excita el orgullo, pasión que aquéllos miran como un vicio, y que el vicio produce humildad, la cual ellos consideran como una virtud. Pero, para no disputar acerca de palabras, hago observar que por orgullo yo entiendo la impresión agradable que surge en el espíritu cuando el espectáculo de nuestra virtud, riqueza o poder nos permite estar satisfechos de nosotros mismos, y que entiendo por humildad la impresión opuesta. Es evidente que la primera impresión no es siempre viciosa ni la última virtuosa. La más rígida moralidad nos permite tener un placer al reflexionar sobre una acción generosa, y por nadie se estima una virtud el sentir remordimientos estériles sobre pensamientos de pasadas villanías y bajezas. Por consiguiente, examinemos estas impresiones, consideradas en si mismas, e inquiramos sus causas, si se hallan en el espíritu o en el cuerpo, sin preocuparnos ahora qué mérito o censura les corresponde.
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SECT. VIII OF BEAUTY AND DEFORMITY | Sección VIII De la belleza y fealdad. |
Whether we consider the body as a part of ourselves, or assent to those philosophers, who regard it as something external, it must still be allowed to be near enough connected with us to form one of these double relations, which I have asserted to be necessary to the causes of pride and humility. Wherever, therefore, we can find the other relation of impressions to join to this of ideas, we may expect with assurance either of these passions, according as the impression is pleasant or uneasy. But beauty of all kinds gives us a peculiar delight and satisfaction; as deformity produces pain, upon whatever subject it may be placed, and whether surveyed in an animate or inanimate object. If the beauty or deformity, therefore, be placed upon our own bodies, this pleasure or uneasiness must be converted into pride or humility, as having in this case all the circumstances requisite to produce a perfect transition of impressions and ideas. These opposite sensations are related to the opposite passions. The beauty or deformity is closely related to self, the object of both these passions. No wonder, then our own beauty becomes an object of pride, and deformity of humility. | Ya consideremos el cuerpo como una parte de nosotros mismos o asintamos a la opinión de aquellos filósofos que lo miran como algo externo, debe siempre admitirse que se halla suficientemente enlazado con nosotros para formar una de estas dobles relaciones que yo he mostrado ser necesarias a las causas de orgullo y humildad. Por consiguiente, siempre que podamos hallar que a esta relación de ideas se une la relación de impresiones podemos esperar con seguridad que se presenten una de estas dos pasiones, según que la impresión sea agradable o desagradable. Pero la belleza, del género que sea, nos proporciona un propio deleite o satisfacción, y la fealdad produce dolor, sea el que sea el sujeto a que corresponde y sea apreciada en objetos animados o inanimados. Si la belleza o fealdad pertenecen a nuestro propio cuerpo, este placer o dolor se convertirá en orgullo o humildad, existiendo en este caso todas las circunstancias requeridas para producir una transición perfecta de impresiones e ideas. Estas sensaciones opuestas se relacionan con las pasiones opuestas. La belleza o fealdad se relaciona íntimamente con el yo, objeto de ambas pasiones. No es, pues, maravilla alguna que la propia belleza llegue a ser objeto de orgullo, y la fealdad, de humildad. |
But this effect of personal and bodily qualities is not only a proof of. the present system, by shewing that the passions arise not in this case without all the circumstances I have required, but may be employed as a stronger and more convincing argument. If we consider all the hypotheses, which have been formed either by philosophy or common reason, to explain the difference betwixt beauty and deformity, we shall find that all of them resolve into this, that beauty is such an order and construction of parts, as either by the primary constitution of our nature, by custom, or by caprice, is fitted to give a pleasure and satisfaction to the soul. This is the distinguishing character of beauty, and forms all the difference betwixt it and deformity, whose natural tendency is to produce uneasiness. Pleasure and pain, therefore, are not only necessary attendants of beauty and deformity, but constitute their very essence. And indeed, if we consider, that a great part of the beauty, which we admire either in animals or in other objects, is derived from the idea of convenience and utility, we shall make no scruple to assent to this opinion. That shape, which produces strength, is beautiful in one animal; and that which is a sign of agility in another. The order and convenience of a palace are no less essential to its beauty, than its mere figure and appearance. In like manner the rules of architecture require, that the top of a pillar should be more slender than its base, and that because such a figure conveys to us the idea of security, which is pleasant; whereas the contrary form gives us the apprehension of danger, which is uneasy. From innumerable instances of this kind, as well as from considering that beauty like wit, cannot be defined, but is discerned only by a taste or sensation, we may conclude, that beauty is nothing but a form, which produces pleasure, as deformity is a structure of parts, which conveys pain; and since the power of producing pain and pleasure make in this manner the essence of beauty and deformity, all the effects of these qualities must be derived from the sensation; and among the rest pride and humility, which of all their effects are the most common and remarkable. | Pero este efecto de las cualidades personales y corporales no es sólo prueba del presente sistema, mostrando que las pasiones no surgen en este caso sin todas las circunstancias que yo he requerido, sino que también puede ser empleado como un argumento más enérgico y más convincente. Si consideramos todas las hipótesis que se han hecho o por la filosofía o por el conocimiento vulgar para explicar la diferencia entre belleza y fealdad, hallamos que todas pueden reducirse a esto, a saber: que la belleza es un orden de construcción de partes que, o por una constitución originaria de nuestra naturaleza o por hábito o capricho, es capaz de producir un placer o satisfacción en el alma. Este es el carácter distintivo de la belleza, y constituye su diferencia con la fealdad, cuya tendencia natural es producir dolor. Placer y dolor, por consiguiente, no son sólo acompañantes necesarios de la belleza y de la fealdad, sino que constituyen su verdadera esencia. Y de hecho, si consideramos que una gran parte de la belleza que admiramos en los animales o en otros objetos se deriva de la idea de la conveniencia o utilidad, no debemos sentir escrúpulo alguno al asentir a esta opinión. La forma que produce fuerza es hermosa en un animal como la forma que es signo de agilidad en otro. El orden y conveniencia de un palacio no son menos esenciales a su belleza que su mera figura y apariencia. De igual modo, las reglas de la arquitectura requieren que la parte superior de un pilar sea más delgada que su base y que por esto su figura nos sugiera la idea de seguridad, que es agradable, mientras que la forma contraria nos dé la impresión del peligro, que es desagradable. De innumerables ejemplos de este género, así como de considerar que la belleza, al igual del ingenio, no puede ser definida, sino que es apreciada sólo por el gusto o la sensación, es dado concluir que la belleza no es más que la forma que produce placer, y fealdad, la estructura de las partes que sugiere dolor; y puesto que la facultad de producir dolor y placer constituye de esta manera la esencia de la belleza y de la fealdad, todos los afectos de estas cualidades deben derivarse de la sensación, y en consecuencia, el orgullo y la humildad, que de todos sus efectos son los más comunes y notables. |
This argument I esteem just and decisive; but in order to give greater authority to the present reasoning, let us suppose it false for a moment, and see what will follow. It is certain, then, that if the power of producing pleasure and pain forms not the essence of beauty and deformity, the sensations are at least inseparable from the qualities, and it is even difficult to consider them apart. Now there is nothing common to natural and moral beauty, (both of which are the causes of pride) but this power of producing pleasure; and as a common effect supposes always a common cause, it is plain the pleasure must in both cases be the real and influencing cause of the passion. Again; there is nothing originally different betwixt the beauty of our bodies and the beauty of external and foreign objects, but that the one has a near relation to ourselves, which is wanting in the other. This original difference, therefore, must be the cause of all their other differences, and among the rest, of their different influence upon the passion of pride, which is excited by the beauty of our person, but is not affected in the lcast by that of foreign and external objects. Placing, then, these two conclusions together, we find they compose the preceding system betwixt them, viz, that pleasure, as a related or resembling impression, when placed on a related object by a natural transition, produces pride; and its contrary, humility. This system, then, seems already sufficiently confirmed by experience; that we have not yet exhausted all our arguments. | Estimo este argumento preciso y decisivo; pero para dar una más alta autoridad al razonamiento presente supongámoslo falso por un momento y veamos lo que se sigue. Es cierto, pues, que si la facultad de producir placer o pena no constituye la esencia de la belleza y la fealdad, las sensaciones no son, en último término, separables de las cualidades y es aun difícil considerarlas aparte. Ahora bien: nada es común a la belleza natural y moral (ambas son las causas del orgullo) más que esta facultad de producir placer, y como un efecto común supone siempre una causa común, es claro que este placer debe ser en ambos casos una causa real y efectiva de las pasiones. De nuevo nada es originalmente diferente entre la belleza de nuestro cuerpo y la belleza de los objetos externos y extraños a nosotros más que el tener aquélla una relación más próxima con nosotros mismos, que falta en la otra. Esta diferencia original, por consiguiente, debe ser la causa de todas las otras diferencias y, por lo tanto, de su diferente influencia sobre la pasión del orgullo, que es despertada por la belleza de nuestra persona, pero no es afectada en lo más mínimo por la de los objetos extraños y externos. Reuniendo estas dos conclusiones hallamos que componen entre las dos el precedente sistema, a saber: que el placer, como una impresión relacionada o semejante, cuando se refiere a un objeto relacionado, por una transición natural, produce orgullo, y su contrario, humildad. Este sistema, pues, parece ya suficientemente confirmado por la experiencia, aunque nosotros no hemos aún agotado todos nuestros argumentos. |
It is not the beauty of the body alone that produces pride, but also its strength and force. Strength is a kind of power; and therefore the desire to excel in strength is to be considered as an inferior species of ambition. For this reason the present phaenomenon will be sufficiently accounted for, in explaining that passion. | No es sólo la belleza del cuerpo lo que produce orgullo, sino también su vigor y fuerza. El vigor es una especie de poder y, por consiguiente, el deseo de ser superior en vigor debe ser considerado como una especie inferior de ambición. Por esta razón el fenómeno presente será suficientemente explicado al exponer esta pasión. |
Concerning all other bodily accomplishments we may observe in general, that whatever in ourselves is either useful, beautiful, or surprising, is an object of pride; and it′s contrary, of humility. Now it is obvious, that every thing useful, beautiful or surprising, agrees in producing a separate pleasure and agrees in nothing else. The pleasure, therefore, with the relation to self must be the cause of the passion. | En lo que concierne a las demás cualidades ventajosas corporales haremos observar, en general, que lo que en nosotros mismos es útil, bello o sorprendente constituye objeto de orgullo, y su contrario, de humildad. Ahora bien: es claro que todo lo útil, hermoso o sorprendente concuerda en producir un placer separado y sólo en esto. El placer en relación con el yo, por consiguiente, debe ser la causa de la pasión. |
Though it should be questioned, whether beauty be not something real, and different from the power of producing pleasure, it can never be disputed, that as surprize is nothing but a pleasure arising from novelty, it is not, properly speaking, a quality in any object, but merely a passion or impression in the soul. It must, therefore, be from that impression, that pride by a natural transition arises. And it arises so naturally, that there is nothing in us or belonging to us, which produces surprize, that does not at the same time excite that other passion. Thus we are vain of the surprising adventures we have met with, the escapes we have made, and dangers we have been exposed to. Hence the origin of vulgar lying; where men without any interest, and merely out of vanity, heap up a number of extraordinary events, which are either the fictions of their brain, or if true, have at least no connexion with themselves. Their fruitful invention supplies them with a variety of adventures; and where that talent is wanting, they appropriate such as belong to others, in order to satisfy their vanity. | Aunque no se discutirá si la belleza es algo real y diferente de la facultad de producir placer, no puede ser puesto en duda que la sorpresa, no siendo más que un placer surgiendo de la novedad, no constituye, exactamente hablando, la cualidad de un objeto, sino solamente una pasión o impresión en el alma. Por consiguiente, de esta pasión debe surgir el orgullo, por una transición natural; y surge tan naturalmente que no hay nada en nosotros o concerniente a nosotros que produzca sorpresa que al mismo tiempo no excite esta otra pasión. Así, nos sentimos orgullosos de las sorprendentes aventuras que hemos corrido, las escapadas que hemos hecho y los peligros a que hemos estado expuestos. De aquí el origen del mentir, corriente en el hombre, el cual, sin ningún interés y meramente por vanidad, amontona un número extraordinario de sucesos que o son ficciones de su cerebro o si verdaderos no tienen la más mínima relación con ellos mismos. Su fecunda imaginación los provee con numerosas aventuras, y si este talento falta, se apropian las pertenecientes a otros para satisfacer su vanidad. |
In this phaenomenon are contained two curious experiments, which if we compare them together, according to the known rules, by which we judge of cause and effect in anatomy, natural philosophy, and other sciences, will be an undeniable argument for that influence of the double relations above-mentioned. By one of these experiments we find, that an object produces pride merely by the interposition of pleasure; and that because the quality, by which it produces pride, is in reality nothing but the power of producing pleasure. By the other experiment we find, that the pleasure produces the pride by a transition along related ideas; because when we cut off that relation the passion is immediately destroyed.. A surprising adventure, in which we have been ourselves engaged, is related to us, and by that means produces pride: But the adventures of others, though they may cause pleasure, yet for want of this relation of ideas, never excite that passion. What farther proof can be desired for the present system? | En este fenómeno se contienen dos experiencias que si las comparo entre sí, según las reglas conocidas por las cuales juzgamos acerca de la causa y el efecto en anatomía, filosofía natural y otras ciencias, obtendremos un irrefutable argumento en favor de la influencia de la doble relación arriba mencionada. Por una de estas experiencias hallamos que un objeto produce orgullo solamente por la interposición del placer, y esto porque la cualidad por la que produce orgullo no es en realidad más que la facultad de producir placer. Por la otra experiencia hallamos que el placer produce el orgullo por una transición que acompaña a las ideas relacionadas, por lo que cuando suprimimos la relación se destruye la pasión inmediatamente. Una aventura sorprendente que nosotros mismos hayamos corrido se relaciona con nosotros, y por este medio produce orgullo; pero la aventura de otros, aunque pueda causar placer, faltándole esta relación de ideas no excita jamás esta pasión. ¿Qué más prueba se puede desear para el presente sistema? Hay sólo una objeción a este sistema con relación a nuestro cuerpo, que es que aunque no hay nada más agradable que la salud ni nada más penoso que la enfermedad, los hombres no se sienten comúnmente ni vanidosos de la una ni mortificados por la otra. |
There is only one objection to this system with regard to our body: which is, that though nothing be more agreeable than health, and more painful than sickness, yet commonly men are neither proud of the one, nor mortifyed with the other. This will easily be accounted for, if we consider the second and fourth limitations, proposed to our general system. It was observed, that no object ever produces pride or humility, if it has not something peculiar to ourself; as also, that every cause of that passion must be in some measure constant, and hold some proportion to the duration of our self, which, is its object. Now as health and sickness vary incessantly to all men, and there is none, who is solely or certainly fixed in either, these accidental blessings and calamities are in a manner separated from us, and are never considered as connected with our being and existence. And that this account is just appears hence, that wherever a malady of any kind is so rooted in our constitution, that we no longer entertain any hopes of recovery, from that moment it becomes an object of humility; as is evident in old men, whom nothing mortifies more than the consideration of their age and infirmities. They endeavour, as long as possible, to conceal their blindness and deafness, their rheums and gouts; nor do they ever confess them without reluctance and uneasiness. And though young men are not ashamed of every head-ach or cold they fall into, yet no topic is so proper to mortify human pride, and make us entertain a mean opinion of our nature, than this, that we are every moment of our lives subject to such infirmities. This sufficiently proves that bodily pain and sickness are in themselves proper causes of humility; though the custom of estimating every thing by comparison more than by its intrinsic worth and value, makes us overlook these calamities, which we find to be incident to every one, and causes us to form an idea of our merit and character independent of them. | Esto se explicará fácilmente si tenemos en cuenta la segunda y cuarta limitación propuestas para nuestro sistema general. Se hizo observar que ningún objeto produce orgullo o humildad si no posee algo peculiar a nosotros mismos, así como también que toda causa de esta pasión debe ser en algún modo constante y posee una cierta proporción con respecto a nuestra duración, que es su objeto. Ahora bien: como la salud y la enfermedad varían incesantemente en todos los hombres y no hay ninguno que se halle sometido fija y ciertamente a una u otra, estas ventajas y calamidades son en cierto modo independientes de nosotros y no se las considera enlazadas con nuestro ser o existencia. Que esta explicación es verdadera aparece claro si se considera que siempre que una enfermedad, de cualquier género, se halla tan arraigada en nuestra constitución que no tenemos ninguna esperanza de curar se convierte en un objeto de humildad, lo que es evidente en los viejos, a quien nada mortifica más que la consideración de su edad y enfermedades. Estos intentan ocultar tan largo tiempo como pueden hacerlo su ceguera y sordera, su reuma y gota, y no los confiesan más que con repugnancia y desagrado. Y aunque los hombres jóvenes no se sientan avergonzados por cada dolor de cabeza o resfriado que padecen, no hay tópico tan apropiado para mortificar el orgullo humano y fomentar una humilde opinión de nuestra naturaleza como el saber que nos hallamos sometidos en cada momento de nuestra vida a semejantes molestias. Esto prueba de un modo suficiente que el dolor físico y la enfermedad son por sí mismos causas propias de humildad, aunque el hábito de estimar las cosas por comparación más que por su valor intrínseco nos hace no ver estas calamidades, que hallamos pueden acaecer a todo el mundo, y nos lleva a formarnos una idea de nuestra mente y carácter independiente de ellas. |
We are ashamed of such maladies as affect others, and are either dangerous or disagreeable to them. Of the epilepsy; because it gives a horror to every one present: Of the itch; because it is infectious: Of the king′s-evil; because it commonly goes to posterity. Men always consider the sentiments of others in their judgment of themselves. This has evidently appeared in some of the foregoing reasonings; and will appear still more evidently, and be more fully explained afterwards. | Nos avergonzamos de las enfermedades que afectan a los otros y son o peligrosas o desagradables para ellos: de la epilepsia, porque causa horror a todo el que está presente; de la sarna, porque es infecciosa; del mal real, porque pasa comúnmente a la posteridad. Los hombres consideran los sentimientos de los otros en un juicio de sí mismos. Esto ha aparecido evidente en alguno de los razonamientos precedentes, y lo parecerá aún más y será más explicado más tarde.
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SECT. IX OF EXTERNAL ADVANTAGES AND DISADVANTAGES | Sección IX De las ventajas y desventajas externas. |
But though pride and humility have the qualities of our mind and body that is self, for their natural and more immediate causes, we find by experience, that there are many other objects, which produce these affections, and that the primary one is, in some measure, obscured and lost by the multiplicity of foreign and extrinsic. We found a vanity upon houses, gardens, equipages, as well as upon personal merit and accomplishments; and though these external advantages be in themselves widely distant from thought or a person, yet they considerably influence even a passion, which is directed to that as its ultimate object, This, happens when external objects acquire any particular relation to ourselves, and are associated or connected with us. A beautiful fish in the ocean, an animal in a desart, and indeed any thing that neither belongs, nor is related to us, has no manner of influence on our vanity, whatever extraordinary qualities it may be endowed with, and whatever degree of surprize and admiration it may naturally occasion. It must be some way associated with us in order to touch our pride. Its idea must hang in a manner, upon that of ourselves and the transition from the one to the other must be easy and natural. | Aunque el orgullo y la humildad tienen por su causa natural y más inmediata las cualidades de nuestro espíritu y cuerpo, que constituyen el yo, hallamos por experiencia que existen muchos otros objetos que producen estas afecciones y que la causa primera es, en cierta medida, obscurecida y perdida por la multiplicidad de las externas y extrínsecas. Nos sentimos vanidosos de casas, jardines, carruajes, del mismo modo que de méritos y excelencias personales, y estas ventajas externas, aunque se hallan muy distantes en sí mismas de nuestra persona, influyen considerablemente sobre una pasión que se halla dirigida a ellas como a su último objeto. Esto acontece cuando los objetos externos adquieren una relación particular con nosotros y están asociados y enlazados con nosotros. Un hermoso pez en el océano, un animal en el desierto, y de hecho todo lo que no concierne ni está relacionado con nosotros, no puede tener influencia en nuestra vanidad, sean las que sean las extraordinarias cualidades de que está dotado y sea el que sea el grado de sorpresa o admiración que puede producir ocasionalmente. Debe estar de algún modo asociada con nosotros para excitar nuestro orgullo. Su idea debe depender, en cierto modo, de nosotros mismos, y la transición de la una a la otra debe ser fácil y natural. |
But here it is remarkable, that though the relation of resemblance operates upon the mind in the same manner as contiguity and causation, in conveying us from one idea to another, yet it is seldom a foundation either of pride or of humility. If we resemble a person in any of the valuable parts of his character, we must, in some degree, possess the quality, in which we resemble him; and this quality we always chuse to survey directly in ourselves rather than by reflexion in another person, when we would found upon it any degree of vanity. So that though a likeness may occasionally produce that passion by suggesting a more advantageous idea of ourselves, it is there the view fixes at last, and the passion finds its ultimate and final cause. | Pero es aquí notable que, aunque la relación de semejanza opera sobre el espíritu de la misma manera que la de la causa y contigÜidad, llevándonos de una idea a otra, constituye esto rara vez una fundamentación del orgullo o la humildad. Si nos parecemos a una persona en alguno de los elementos valuables de su carácter, debemos poseer en algún grado la cualidad en que nos parecemos a ella, y escogemos siempre esta cualidad en nosotros, para considerarla, más bien que en la reflexión sobre otra persona, cuando sentimos algún grado de vanidad por ella. Así que, aunque una semejanza puede ocasionalmente producir una idea más ventajosa de nosotros mismos, es en esta última en la que la atención se fija y en la que la pasión halla su última y final causa. |
There are instances, indeed, wherein men shew a vanity in resembling a great man in his countenance, shape, air, or other minute circumstances, that contribute not in any degree to his reputation; but it must be confessed that this extends not very far, nor is of any considerable moment in these affections. For this I assign the following reason. We can never have a vanity of resembling in trifles any person, unless he be possessed of very shining qualities, which give us a respect and veneration for him. These qualities, then, are, properly speaking, the causes of our vanity, by means of their relation to ourselves. Now after what manner are they related to ourselves? They are parts of the person we value, and consequently connected with these trifles; which are also supposed to be parts of him. These trifles are connected with the resembling qualities in us; and these qualities in us, being parts, are connected with the whole; and by that means form a chain of several links of the person we resemble. But besides that this multitude of relations must weaken the connexion; it is evident the mind, in passing from the shining qualities to the trivial ones, must by that contrast the better perceive the minuteness of the latter, and be in some measure ashamed of the comparison and resemblance. | Hay casos, de hecho, en que los hombres se muestran vanidosos de parecerse a un gran hombre en su presencia, figura, aire u otras pequeñas circunstancias que no contribuyen en algún grado a su reputación; pero debe reconocerse que esto no va muy lejos ni es un factor considerable en estas afecciones. Para esto doy la siguiente razón. No podemos sentir vanidad jamás por asemejarnos en aspectos insignificantes a una persona, a menos que aquélla posea cualidades verdaderamente brillantes que nos causen respeto y veneración por ella. Estas cualidades, pues, son, hablando propiamente, las causas de nuestra vanidad mediante su relación con nosotros. Ahora bien: ¿de qué modo se relacionan con vosotros mismos? Son aspectos de la persona que valoramos, y por consecuencia enlazados con sus aspectos insignificantes, que se supone también son aspectos de ella. Estas cualidades insignificantes se hallan enlazadas con las que se le asemejan en nosotros, y estas cualidades nuestras, siendo aspectos, son enlazadas con el todo. De este modo se forma una cadena de varios eslabones entre nosotros y las cualidades brillantes de la persona a que nos parecemos. Pero aparte de que esta multitud de relaciones debe debilitar el enlace, es evidente que el espíritu, pasando de las cualidades brillantes a las triviales, debe, por contraste, percibir mejor la insignificancia de las últimas y sentirse, en alguna medida, avergonzado por la comparación y semejanza. |
The relation, therefore, of contiguity, or that of causation, betwixt the cause and object of pride and humility, is alone requisite to give rise to these passions; and these relations are nothing else but qualities, by which the imagination is conveyed from one idea to another. Now let us consider what effect these can possibly have upon the mind, and by what means they become so requisite to the production of the passions. It is evident, that the association of ideas operates in so silent and imperceptible a manner, that we are scarce sensible of it, and discover it more by its effects than by any immediate feeling or perception. It produces no emotion, and gives rise to no new impression of any kind, but only modifies those ideas, of which the mind was formerly possessed, and which it coued recal upon occasion. From this reasoning, as well as from undoubted experience, we may conclude, that an association of ideas, however necessary, is not alone sufficient to give rise to any passion. | Por consiguiente, la relación de contigÜidad o de causalidad entre la cansa y el objeto de orgullo y humildad es sólo requisito para hacer surgir estas pasiones, y estas relaciones no son más que cualidades por las que la imaginación es llevada de una idea a otra. Consideremos ahora qué efecto pueden tener éstas sobre el espíritu y por qué medios se hacen tan necesarias para la producción de las pasiones. Es evidente que la asociación de ideas opera de una manera tan callada e imperceptible que nos damos muy poca cuenta de ella y la descubrimos más por sus efectos que por su sentimiento o percepción. No produce emoción, no da lugar a una nueva impresión de cualquier género, sino que sólo modifica las ideas que el espíritu posee primeramente, y que éste puede reproducir en cualquier ocasión. De este razonamiento, así como de una experiencia indubitable, podemos concluir que una asociación de ideas, aunque necesaria, no es, sola, suficiente para que surja una pasión. |
It is evident, then, that when the mind feels the passion either of pride or humility upon the appearance of related object, there is, beside the relation or transition of thought, an emotion or original impression produced by some other principle. The question is, whether the emotion first produced be the passion itself, or some other impression related to it. This question we cannot be long in deciding, For besides all the other arguments, with which this subject abounds, it must evidently appear, that the relation of ideas, which experience shews to be so requisite a circumstance to the production of the passion, would be entirely superfluous, were it not to second a relation of affections, and facilitate the transition from one impression to another. If nature produced immediately the passion of pride or humility, it would be compleated in itself, and would require no farther addition or encrease from any other affection. But supposing the first emotion to be only related to pride or humility, it is easily conceived to what purpose the relation of objects may serve, and how the two different associations, of impressions and ideas, by uniting their forces, may assist each other′s operation. This is not only easily conceived, but I will venture to affirm it is the only manner, in which we can conceive this subject. An easy transition of ideas, which, of itself, causes no emotion, can never be necessary, or even useful to the passions, but by forwarding the transition betwixt some related impressions. Not to mention, that the same object causes a greater or smaller degree of pride, not only in proportion to the encrease or decrease of its qualities, but also to the distance or nearness of the relation; which is a clear argument for the transition of affections along the relation of ideas; since every change in the relation produces a proportionable change in the passion. Thus one part of the preceding system, concerning the relations of ideas is a sufficient proof of the other, concerning that of impressions; and is itself so evidently founded on experience, that it would be lost time to endeavour farther to prove it. | Es evidente, pues, que cuando el espíritu siente una pasión o de orgullo o de humildad ante la presencia de un objeto relacionado existe además de la relación o transición del 182 pensamiento una emoción o impresión original producida por algún otro principio. La cuestión es si la emoción primeramente producida es la pasión misma o alguna otra impresión relacionada con ella. Esta cuestión no podemos tardar en decidirla, pues, aparte de todos los argumentos que abundan en favor de esto, debe aparecer evidente que la relación de las ideas, que la experiencia muestra ser una circunstancia tan indispensable para la producción de la pasión, resultaría enteramente superflua si no secundase una relación de afecciones y facilitase la transición de una impresión a otra. Si la naturaleza produjera inmediatamente la pasión del orgullo o la humildad se hallaría completa en sí misma, no requeriría una ulterior adición o aumento de alguna otra afección. Suponiendo que la primera emoción es solamente relacionada con el orgullo y la humildad, es fácil de concebir para qué propósito puede servir la relación de los objetos y cómo las dos asociaciones diferentes de impresiones e ideas pueden, midiendo sus fuerzas, ayudarse recíprocamente. No solamente se concibe fácilmente esto, sino que yo me atrevo a afirmar que es la única manera en que podemos concebir este proceso. Una fácil sucesión de ideas que por sí misma no produce una emoción no es ni necesaria ni aun útil para la pasión más que favoreciendo la transición entre algunas impresiones relacionadas. No es preciso relacionar que el mismo objeto causa un grado mayor o menor de orgullo, no sólo en proporción del aumento o disminución de sus cualidades, sino también en relación de la distancia o proximidad de la relación, lo que es un claro argumento de la transición de las afecciones que acompaña a la relación de las ideas, pues todo cambio en la relación produce un cambio proporcional en la pasión. Así, una parte del sistema precedente, concerniente a la relación de las ideas, es una prueba suficiente de la otra, que se refiere a las impresiones, y se halla tan evidentemente fundado en la experiencia que sería perder el tiempo intentar demostrarlo. |
This will appear still more evidently in particular instances. Men are vain of the beauty of their country, of their county, of their parish. Here the idea of beauty plainly produces a pleasure. This pleasure is related to pride. The object or cause of this pleasure is, by the supposition, related to self, or the object of pride. By this double relation of impressions and ideas, a transition is made from the one impression to the other. | Esto parecerá más evidente en casos particulares. Los hombres se sienten vanidosos de la belleza de su tierra, de su condado, de su parroquia. Aquí la idea de la belleza produce, sin más, un placer. Este placer se relaciona con el orgullo. El objeto o causa de este placer es, por hipótesis, referido al yo o al objeto del orgullo. Por esta doble relación de impresiones e ideas se verifica una transición de una impresión a otra. |
Men are also vain of the temperature of the climate, in which they were born; of the fertility of their native soil; of the goodness of the wines, fruits or victuals, produced by it; of the softness or force of their language; with other particulars of that kind. These objects have plainly a reference to the pleasures of the senses, and are originally considered as agreeable to the feeling, taste or hearing. How is it possible they coued ever become objects of pride, except by means of that transition above-explained? | Los hombres se sienten vanidosos de la temperatura, del clima en que han nacido y de la fertilidad de su tierra natal, de la bondad de los vinos, frutos o vituallas producidos por ella, de la suavidad o fuerza de su idioma y de otras particularidades de este género. Estos objetos contienen en sí una referencia al placer de los sentidos y son originalmente considerados como agradables para el tacto, gusto u oído. ¿Cómo es posible que lleguen a ser objetos de orgullo más que mediante la transición antes explicada? |
There are some, that discover a vanity of an opposite kind, and affect to depreciate their own country, in comparison of those, to which they have travelled. These persons find, when they are at home, and surrounded with their countrymen, that the strong relation betwixt them and their own nation is shared with so many, that it is in a manner lost to them; whereas their distant relation to a foreign country, which is formed by their having seen it and lived in it, is augmented by their considering how few there are who have done the same. For this reason they always admire the beauty, utility and rarity of what is abroad, above what is at home. | Hay algunos que experimentan una vanidad pasional de un género opuesto y afectan despreciar su propia tierra en comparación con aquellas por las que han viajado. Estas personas notan, cuando se hallan en su hogar y rodeadas de sus compatriotas, que la relación íntima entre ellos y su propia nación es común a tantos, que en cierto modo se pierde para ellos, mientras que su relación distante con una comarca extraña, relación que se ha formado por haber visto aquélla y vivido en ella, es aumentada por la consideración de que hay muy pocos que hayan hecho lo mismo. Por esta razón admiran siempre más la belleza, utilidad y la rareza de lo extranjero que lo que hay en su propia casa. |
Since we can be vain of a country, climate or any inanimate object, which bears a relation to us, it is no wonder we are vain of the qualities of those, who are connected with us by blood or friendship. Accordingly we find, that the very same qualities, which in ourselves produce pride, produce also in a lesser degree the same affection, when discovered in persons related to us. The beauty, address, merit, credit and honours of their kindred are carefully displayed by the proud, as some of their most considerable sources of their vanity. | Ya que podemos sentirnos vanidosos de nuestra tierra o de un objeto inanimado que posea alguna relación con nosotros, no es ninguna maravilla que nos sintamos vanidosos de las cualidades de aquellos que se hallan enlazados con nosotros por la sangre o la amistad. De acuerdo con esto, hallamos que las mismas cualidades que en nosotros producen orgullo producen, en grado menor, la misma afección cuando las descubrimos en personas relacionadas con nosotros. La belleza, habilidad, mérito, crédito y honores de su estirpe son exhibidas calurosamente por el vanidoso y constituyen el manantial más considerable de su vanidad. |
As we are proud of riches in ourselves, so to satisfy our vanity we desire that every one, who has any connexion with us, should likewise be possest of them, and are ashamed of any one, that is mean or poor, among our friends and relations. For this reason we remove the poor as far from us as possible; and as we cannot prevent poverty in some distant collaterals, and our forefathers are taken to be our nearest relations; upon this account every one affects to be of a good family, and to be descended from a long succession of rich and honourable ancestors. | Si nosotros mismos somos vanidosos de nuestras riquezas para satisfacer nuestra vanidad, deseamos que todo el que tenga alguna relación con nosotros deba igualmente poseer riquezas y nos sentimos avergonzados del que es humilde o pobre entre nuestros amigos y relaciones. Por esta razón apartamos al pobre tan lejos de nosotros como es posible, y cuando no podemos evitar la pobreza en alguna distante rama colateral y sabemos que nuestros antepasados eran parientes cercanos sentimos, sin embargo, que somos de una buena familia y descendemos de una larga sucesión de antecesores ricos y honorables. |
I have frequently observed, that those, who boast of the antiquity of their families, are glad when they can join this circumstance, that their ancestors for many generations have been uninterrupted proprietors of the same portion of land, and that their family has never changed its possessions, or been transplanted into any other county or province. I have also observed, that it is an additional subject of vanity, when they can boast, that these possessions have been transmitted through a descent composed entirely of males, and that the honour, and fortune have never past through any female. Let us endeavour to explain these phaenomena by the foregoing system. | He observado frecuentemente que los que se vanaglorian de la antigÜedad de sus familias se alegran cuando pueden añadir la circunstancia de que sus antepasados, por muchas generaciones, han sido sin interrupción propietarios de la misma porción de tierra y que su familia jamás ha cambiado sus posesiones o ha sido trasplantada a otra comarca o provincia. He observado también que es un motivo adicional de vanidad el poderse vanagloriar de que estas posesiones hayan sido transmitidas a través de una descendencia compuesta enteramente de varones y de que los honores y fortuna no hayan jamás pasado a través de alguna hembra. Expliquemos este fenómeno por el siguiente sistema. |
It is evident, that when any one boasts of the antiquity of his family, the subjects of his vanity are not merely the extent of time and number of ancestors, but also their riches and credit, which are supposed to reflect a lustre on himself on account of his relation to them. He first considers these objects; is affected by them in an agreeable manner; and then returning back to himself, through the relation of parent and child, is elevated with the passion of pride, by means of the double relation, of impressions and ideas. Since therefore the passion depends on these relations, whatever strengthens any of the relations must also encrease the passion, and whatever weakens the relations must diminish the passion. Now it is certain the identity of the possesion strengthens the relation of ideas arising from blood and kindred, and conveys the fancy with greater facility from one generation to another, from the remote ancestors to their posterity, who are both their heirs and their descendants. By this facility the impression is transmitted more entire, and excites a greater degree of pride and vanity. | Es evidente que cuando alguno se vanagloria de la antigÜedad de su familia el motivo de su vanidad no es sólo el curso del tiempo o el número de antepasados, sino sus riquezas y crédito, que se supone les conceden un honor a causa de su relación con ellos. Primeramente, si se consideran estos objetos y se es afectado por ellos de un modo agradable, y después se vuelve sobre sí mismo y a través de la relación de padre a hijo, se siente uno elevado con la pasión del orgullo mediante la doble relación de impresiones e ideas. Puesto que, por consiguiente, la pasión depende de estas relaciones, el vigor de alguna de estas relaciones debe aumentar la pasión y la debilidad de las relaciones disminuirla. Ahora bien: es cierto que la identidad de la posesión fortalece la relación de las ideas que surgen de la sangre y la raza y lleva a la fantasía con mayor facilidad de una generación a otra, de los más remotos antecesores a su posteridad, que se forma al mismo tiempo de sus herederos y sus descendientes. Por esta facilidad la impresión se transmite más entera y excita un grado más alto de orgullo o vanidad. |
The case is the same with the transmission of the honours and fortune through a succession of males without their passing through any female. It is a quality of human nature, which we shall consider [Part II. Sect, 2.] afterwards, that the imagination naturally turns to whatever is important and considerable; and where two objects are presented to it, a small and a great one, usually leaves the former, and dwells entirely upon the latter. As in the society of marriage, the male sex has the advantage above the female, the husband first engages our attention; and whether we consider him directly, or reach him by passing through related objects, the thought both rests upon him with greater satisfaction, and arrives at him with greater facility than his consort. It is easy to see, that this property must strengthen the child′s relation to the father, and weaken that to the mother. For as all relations are nothing hut a propensity to pass from one idea ma another, whatever strengthens the propensity strengthens the relation; and as we have a stronger propensity to pass from the idea of the children to that of the father, than from the same idea to that of the mother, we ought to regard the former relation as the closer and more considerable. This is the reason why children commonly bear their father′s name, and are esteemed to be of nobler or baser birth, according to his family. And though the mother should be possest of a superior spirit and genius to the father, as often happens, the general rule prevails, notwithstanding the exceprion, according to the doctrine above-explained. Nay even when a superiority of any kind is so great, or when any other reasons have such an effect, as to make the children rather represent: the mother′s family than the father′s, the general rule still retains such an efficacy that it weakens the relation, and makes a kind of break in the line of ancestors. The imagination runs not along them with facility, nor is able to transfer the honour and credit of the ancestors to their posterity of the same name and family so readily, as when the transition is conformable to the general rules, and passes from father to son, or from brother to brother. | El caso es el mismo en la transmisión de honores y fortuna a través de una sucesión de varones sin pasar a través de alguna hembra. Es una propiedad de la naturaleza humana, propiedad que debemos considerar después que la imaginación naturalmente se dirige a lo que es importante y considerable, y cuando dos objetos se presentan a ella, el uno pequeño y el otro grande, abandona usualmente el primero y se concentra enteramente en el último. Como en la sociedad del matrimonio, el sexo masculino tiene ventajas sobre el femenino; el marido es el primero que atrae nuestra atención, y ya lo consideremos directamente o lleguemos a él a través de objetos relacionados, el pensamiento se detiene en él con mayor satisfacción, llega a él con mayor facilidad, que a la consorte. Es fácil ver que esta propiedad debe fortalecer la relación de los hijos con el padre y debilitar su 184 relación con la madre; pues como todas las relaciones no son sino la inclinación a pasar de una idea a otra, siempre que se refuerza la inclinación se refuerza la relación, y como tenemos una inclinación más marcada a pasar de la idea de los hijos a la del padre que de la misma idea a la de la madre, debemos considerar la primera relación como la más estrecha y más considerable. Esta es la razón de por qué los hijos exhiben comúnmente el nombre de los padres y se consideran ser de un nacimiento noble o bajo de acuerdo con su familia, y aunque la madre posea un espíritu y genio superior al del padre, como a menudo sucede, prevalece la regla general, a pesar de la excepción, de acuerdo con la doctrina antes explicada. Es más: cuando la superioridad, en cualquier género, es tan grande, o cuando otras razones tienen tal efecto que hacen que los hijos se representen más bien la familia de la madre que la del padre, la regla general obtiene de aquí tal eficacia, que se debilita la relación y se produce una ruptura en la línea de los antecesores. La imaginación no corre a través de ella con facilidad ni es capaz de transferir el honor y el crédito de los antecesores a su descendencia del mismo nombre y familia tan rápidamente como cuando la transición se conforma a la regla general y pasa de padres a hijos o de hermano a hermano.
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SECT. X OF PROPERTY AND RICHES | Sección X De la propiedad y riquezas. |
But the relation, which is esteemed the closest, and which of all others produces most commonly the passion of pride, is that of property. This relation it will be impossible for me fully to explain before I come to treat of justice and the other moral virtues. It is sufficient to observe on this occasion, that property may be defined, such a relation betwixt a person and an object as permits him, but forbids any other, the free use and possession of it, without violating the laws of justice and moral equity. If justice, therefore, be a virtue, which has a natural and original influence on the human mind, property may be looked upon as a particular species of causation; whether we consider the liberty it gives the proprietor to operate as he please upon the object or the advantages, which he reaps from it. It is the same case, if justice, according to the system of certain philosophers, should be esteemed an artificial and not a natural virtue. For then honour, and custom, and civil laws supply the place of natural conscience, and produce, in some degree, the same effects. This in the mean time is certain, that the mention of the property naturally carries our thought to the proprietor, and of the proprietor to the property; which being a proof of a perfect relation of ideas is all that is requisite to our present purpose. A relation of ideas, joined to that of impressions, always produces a transition of affections; and therefore, whenever any pleasure or pain arises from an object, connected with us by property. we may be certain, that either pride or humility must arise from this conjunction of relations; if the foregoing system be solid and satisfactory. And whether it be so or not, we may soon satisfy ourselves by the most cursory view of human life. | Pero la relación que se estima más estrecha y que entre todos produce más comúnmente la pasión del orgullo es la de propiedad. Me será imposible explicar plenamente esta relación hasta que llegue a tratar de la justicia y otras virtudes morales. Es suficiente hacer observar en esta ocasión que la propiedad puede ser definida como una relación entre una persona y un objeto de modo que permite a aquélla y prohíbe a otras la libre posesión y uso de algo sin violar las leyes de justicia y equidad moral. Si la justicia, por consiguiente, es una virtud que tiene una influencia original y natural sobre el espíritu humano, la propiedad puede ser considerada como una especie particular de causacion, ya consideremos la libertad que al propietario concede de operar como le place sobre el objeto o las ventajas que obtiene de él. Sucede lo mismo si la justicia, de acuerdo con el sistema de ciertos filósofos, se estima, una virtud artificial y no natural, pues el honor, costumbres y leyes civiles desempeñan el papel de la conciencia natural y producen en algún grado los mismos efectos. Es cierto, sea dicho de paso, que la mención de la propiedad lleva nuestro pensamiento al propietario y la del propietario a la propiedad, lo que, siendo una prueba de una perfecta relación de ideas, es todo lo que se requiere para nuestro presente propósito. Una relación de ideas, unida a la de las impresiones, produce siempre una transición de las afecciones, y, por consiguiente, siempre que un placer o pena surge de un objeto enlazado por nosotros por propiedad podemos estar ciertos que debe surgir de esta unión de relaciones u orgullo o humildad si el sistema precedente es sólido y satisfactorio. Y si es así o no podemos saberlo pronto por la más rápida ojeada de la vida humana. |
Every thing belonging to a vain man is the best that is any where to be found. His houses, equipage, furniture, doaths, horses, hounds, excel all others in his conceit; and it is easy to observe, that from the least advantage in any of these, he draws a new subject of pride and vanity. His wine, if you′ll believe him, has a finer flavour than any other; his cookery is more exquisite; his table more orderly; his servants more expert; the air, in which he lives, more healthful; the soil he cultivates more fertile; his fruits ripen earlier and to greater perfection: Such a thing is remarkable for its novelty; such another for its antiquity: This is the workmanship of a famous artist; that belonged once to such a prince or great man: All objects, in a word, that are useful, beautiful or surprising, or are related to such, may, by means of property, give rise to this passion. These agree in giving pleasure, and agree in nothing else. This alone is common to them; and therefore must be the quality that produces the passion, which is their common effect. As every new instance is a new argument, and as the instances are here without number, I may venture to affirm, that scarce any system was ever so fully proved by experience, as that which I have here advanced. | Cualquier cosa que pertenece a un hombre vanidoso es lo mejor que puede existir. Su casa, sus coches, sus muebles, vestidos, caballos, perros, son superiores en todos conceptos a los de los otros, y es fácil de observar que de la menor superiori dad en alguna de estas cosas obtiene un nuevo motivo de orgullo o vanidad. Su vino, si se le da crédito, tiene un sabor más fino que ningún otro; su cocina es más exquisita; su mesa, más ordenada; su servidumbre, más experta; el aire en que vive, más saludable; el suelo que cultiva, más fértil; sus frutos maduran más pronto y mejor; un objeto que posee es notable por su novedad, otro por su antigÜedad; éste es la obra de un famoso artista que corresponde a un príncipe o gran hombre semejante; en una palabra: todos los objetos que son útiles, bellos o sorprendentes o relacionados con tales, pueden, mediante la propiedad, dar lugar a estas pasiones. Estos objetos convienen en producir placer y no convienen más que en esto. Esto sólo es común a ello, y, por consiguiente, debe ser la cualidad que produce la pasión, que es su efecto común. Como todo nuevo ejemplo es un nuevo argumento y como los ejemplos son innumerables, puedo aventurarme a afirmar que ningún sistema fue jamás tan plenamente demostrado por la experiencia como el que yo he presentado aquí. |
If the property of any thing, that gives pleasure either by its utility, beauty or novelty, produces also pride by a double relation of impressions and ideas; we need not be surprized, that the power of acquiring this property, should have the same effect. Now riches are to be considered as the power of acquiring the property of what pleases; and it is only in this view they have any influence on the passions. Paper will, on many occasions, be considered as riches, and that because it may convey the power of acquiring money: And money is not riches, as it is a metal endowed with certain qualities of solidity, weight and fusibility; but only as it has a relation to the pleasures and conveniences of life. Taking then this for granted, which is in itself so evident, we may draw from it one of the strongest arguments I have yet employed to prove the influence of the double relations on pride and humility. | Si la propiedad de alguna cosa que produce placer por su utilidad, belleza o novedad produce también orgullo por una doble relación de impresiones e ideas, no debemos admirarnos de que la facultad de adquirir esta propiedad tenga el mismo efecto. Ahora bien: las riquezas deben ser consideradas como la facultad de adquirir lo que place, y sólo en este respecto influyen en estas pasiones. El papel podrá en muchas ocasiones ser considerado como riqueza, y esto sucede porque puede concedernos la facultad de adquirir moneda, y la moneda tampoco es riqueza, sino un metal dotado de ciertas cualidades, como solidez, peso y solubilidad; pero sólo él tiene relación con los placeres y ventajas de la vida. Considerando esto como verdadero, que es tan evidente en sí mismo, podemos sacar de ello uno de los más poderosos argumentos que yo he empleado para probar la influencia de la doble relación sobre el orgullo y la humildad. |
It has been observed in treating of the understanding, that the distinction, which we sometimes make betwixt a power and the exercise of it, is entirely frivolous, and that neither man nor any other being ought ever to be thought possest of any ability, unless it be exerted and put in action. But though this be strictly true in a just and philosophical way of thinking, it is certain it is not the philosophy of our passions; but that many things operate upon them by means of the idea and supposition of power, independent of its actual exercise. We are pleased when we acquire an ability of procuring pleasure, and are displeased when another acquires a power of giving pain. This is evident from experience; but in order to give a just explication of the matter, and account for this satisfaction and uneasiness, we must weigh the following reflections. | Se ha hecho observar, al tratar del entendimiento, que la distinción que a veces hacemos ante una facultad y su ejercicio es completamente fútil y que ni un hombre ni ningún otro ser puede ser pensado como poseyendo una capacidad, a menos que ésta no sea ejercitada y puesta en acción. Pero aunque esto sea estrictamente verdadero y justo en una manera filosófica de pensar, es cierto que no es la filosofía de nuestras pasiones, que suponen que muchas cosas operan sobre ellas mediante la idea y supuesto de una facultad independiente de su ejercicio actual. Nos sentimos agradados cuando descubrimos alguna capacidad de procurarnos placer, y nos desagrada que otros adquieran alguna capacidad que produzca dolor. Esto es, por experiencia, evidente; pero para dar una explicación precisa de la materia y explicar esta satisfacción y desagrado debemos considerar las siguientes reflexiones: |
It is evident the error of distinguishing power from its exercise proceeds not entirely from the scholastic doctrine of free-will, which, indeed, enters very little into common life, and has but small influence on our vulgar and popular ways of thinking. According to that doctrine, motives deprive us not of free-will, nor take away our power of performing or forbearing any action. But according to common notions a man has no power, where very considerable motives lie betwixt him and the satisfaction of his desires, and determine him to forbear what he wishes to perform. I do not think I have fallen into my enemy′s power, when I see him pass me in the streets with a sword by his side, while I am unprovided of any weapon. I know that the fear of the civil magistrate is as strong a restraint as any of iron, and that I am in as perfect safety as if he were chained or imprisoned. But when a person acquires such an authority over me, that not only there is no external obstacle to his actions; but also that he may punish or reward me as he pleases, without any dread of punishment in his turn, I then attribute a full power to him, and consider myself as his subject or vassal. | Es evidente que el error de distinguir la facultad de su ejercicio no procede enteramente de la doctrina escolástica de la voluntad libre, que de hecho representa un papel insignificante en la vida corriente y tiene escaso influjo sobre nuestra manera popular y vulgar de pensar. Según esta doctrina, los motivos no nos privan de la voluntad libre ni nos despojan de nuestra facultad de realizar o no realizar una acción. Pero, según las ideas vulgares, el hombre no tiene este poder cuando existen motivos verdaderamente considerables entre él y la satisfacción de sus deseos y le determinan a no realizarlo que él desea hacer. Yo no pienso que he caído bajo el poder de mi enemigo cuando le veo pasar junto a mí en la calle con una espada al lado, mientras que yo me hallo desprovisto de arma alguna. Sé que el temor a los magistrados civiles es una defensa tan fuerte como un arma de acero y que yo me hallo tan seguro como si él estuviera encadenado o encarcelado. Pero cuando una persona adquiere tal autoridad sobre mí que no sólo no existe obstáculo externo para sus acciones, sino que también puede castigarme o premiarme como le plazca sin el menor miedo de castigo por su parte, yo le atribuyo un pleno poder y me considero yo mismo como súbdito o vasallo. |
Now if we compare these two cases, that of a person, who has very strong motives of interest or safety to forbear any action, and that of another, who lies under no such obligation, we shall find, according to the philosophy explained in the foregoing book, that the only known difference betwixt them lies in this, that in the former case we conclude from past experience, that the person never will perform that action, and in the latter, that he possibly or probably will perform it. Nothing is more fluctuating and inconstant on many occasions, than the will of man; nor is there any thing but strong motives, which can give us an absolute certainty in pronouncing concerning any of his future actions. When we see a person free from these motives, we suppose a possibility either of his acting or forbearing; and though in general we may conclude him to be determined by motives and causes, yet this removes not the uncertainty of our judgment concerning these causes, nor the influence of that uncertainty on the passions. Since therefore we ascribe a power of performing an action to every one, who has no very powerful motive to forbear it, and refuse it to such as have; it may justly be concluded, that power has always a reference to its exercise, either actual or probable, and that we consider a person as endowed with any ability when we find from past experience, that it is probable, or at least possible he may exert it. And indeed, as our passions always regard the real existence of objects, and we always judge of this reality from past instances; nothing can be more likely of itself, without any farther reasoning, than that power consists in the possibility or probability of any action, as discovered by experience and the practice of the world. | Ahora bien: si comparamos estos dos casos, el de una persona que tiene motivos verdaderamente poderosos de interés o seguridad para evitar una acción y el de una que no se halla bajo tal presión, hallaremos, de acuerdo con la filosofía explicada en el libro anterior, que la sola diferencia entre ellos está en que en el primer caso concluimos de la experiencia pasada que la persona no realiza la acción, y en el último, que es posible o probable que la realice. Nada es más inconstante y fluctuante en muchas ocasiones que la voluntad del hombre, y nada hay más que los motivos poderosos que puedan ofrecernos una certeza absoluta al pronunciarnos en lo concerniente a las acciones futuras. Cuando vemos una persona libre dominada por estos motivos, suponemos la posibilidad de su acción o inhibición de su acción, y aunque, en general, podemos concluir que se halla determinada por motivos y causas, sin embargo, esto no quita la incertidumbre de nuestro juicio en lo que concierne a estas causas ni la influencia de esta incertidumbre sobre las pasiones. Puesto que, por consiguiente, adscribimos la facultad de realizar una acción a todo el que no tiene motivos poderosos para reprimirla y se la negamos al que los tiene, se puede concluir justamente que la facultad incluye siempre una referencia a su ejercicio actual o probable y que consideramos a una persona como dotada con una capacidad cuando hallamos, por la experiencia pasada, que es probable, o por lo menos posible, que pueda ejercerla, y de hecho, como nuestras pasiones siempre se refieren a la existencia real de objetos y juzgamos siempre de esta realidad por las cosas pasadas, nada puede ser más fácil por sí mismo, sin ningún razonamiento ulterior, que la facultad consista en la posibilidad o probabilidad de una acción descubierta por la experiencia y práctica del mundo. |
Now it is evident, that wherever a person is in such a situadon with regard to me, that there is no very powerful motive to deter him from injuring me, and consequently it is uncertain whether he will injure me or not, I must be uneasy in such a situation, and cannot consider the possibility or probability of that injury without a sensible concern. The passions are not only affected by such events as are certain and infallible, but also in an inferior degree by such as are possible and contingent. And though perhaps I never really feel any harm, and discover by the event, that, philosophically speaking, the person never had any power of harming me; since he did not exert any; this prevents not my uneasiness from the preceding uncertainty. The agreeable passions may here operate as well as the uneasy, and convey a pleasure when I perceive a good to become either possible or probable by the possibility or probability of another′s bestowing it on me, upon the removal of any strong motives, which might formerly have hindered him. | Ahora, es evidente que siempre que una persona se halla en tal situación con respecto a mí o que no hay un motivo poderoso para determinarla a que me dañe y, por consiguiente, es incierto que me dañe o no, yo me encontraré mal en tal situación, y no puedo considerar la posibilidad o probabilidad de este daño sin una sensible inquietud. Las pasiones no son sólo afectadas por sucesos que son ciertos e infalibles, sino también, en un grado inferior, por los posibles y contingentes. Y aunque quizá yo no experimente nunca realmente ningún daño y descubra por las consecuencias que, filosóficamente hablando, la persona no posee ningún poder de dañarme, puesto que ella no ha ejercido ninguno, esto no evita mi malestar, que procede de mi anterior incertidumbre. Una pasión agradable puede operar aquí lo mismo que una desagradable y sugerir un placer cuando yo percibo ser posible o probable un bien por la posibilidad o probabilidad de que otro me lo conceda por la supresión de motivos poderosos que pueden haberlo impedido antes. |
But we may farther observe, that this satisfaction encreases, when any good approaches in such a manner that it it in one′s own power to take or leave it, and there neither is any physical impediment, nor any very strong motive to hinder our enjoyment. As all men desire pleasure, nothing can be more probable, than its existence when there is no external obstacle to the producing it, and men perceive no danger in following their inclinations. In that case their imagination easily anticipates the satisfaction, and conveys the same joy, as if they were persuaded of its real and actual existence. | Pero podemos además observar que esta satisfacción aumenta cuando se aproxima algún bien de tal manera que se halla en el poder de uno tomarlo o dejarlo y no existe ningún obstáculo físico ni ningún motivo verdaderamente poderoso para impedir nuestro goce. Como todos los hombres desean el placer, nada puede ser más probable que su existencia cuando no hay un obstáculo externo para producirlo y los hombres no ven peligro ninguno en seguir sus inclinaciones. En este caso, su imaginación anticipa fácilmente la satisfacción y sugiere la misma alegría que si se hallasen persuadidos de su real y actual existencia. |
But this accounts not sufficiently for the satisfaction, which attends riches. A miser receives delight from his money; that is, from the power it affords him of procuring all the pleasures and conveniences of life, though he knows he has enjoyed his riches for forty years without ever employing them; and consequently cannot conclude by any species of reasoning, that the real existence of these pleasures is nearer, than if he were entirely deprived of all his possessions. But though he cannot form any such conclusion in a way of reasoning concerning she nearer approach of the pleasure, it is certain he imagines it to approach nearer, whenever all external obstacles are removed, along with the more powerful motives of interest and danger, which oppose it. For farther satisfaction on this head I must refer to my account of the will, where I shall [Part III. Sect. 2.] explain that false sensation of liberty, which make, us imagine we can perform any thing, that is not very dangerous or destructive. Whenever any other person is under no strong obligations of interest to forbear any pleasure, we judge from experience, that the pleasure will exist, and that he will probably obtain it. But when ourselves are in that situation, we judge from an illusion of the fancy, that the pleasure is still closer and more immediate. The will seems to move easily every way, and casts a shadow or image of itself, even to that side, on which it did not settle. By means of this image the enjoyment seems to approach nearer to us, and gives us the same lively satisfaction, as if it were perfectly certain and unavoidable. | Pero esto no da suficientemente razón de la satisfacción que acompaña a las riquezas. El avaro obtiene un placer de su dinero, esto es, del poder que le concede de procurarse todos los placeres y ventajas de la vida, aunque sabe que ha gozado de sus riquezas durante cuarenta años sin gozar de ellas, y, por consecuencia, no se puede concluir, por ninguna especie de razonamiento, que la existencia real de estos placeres está más cercana que si él se hallase enteramente privado de todo lo que posee. Pero aunque no puede llegar a una conclusión semejante mediante el razonamiento referente a la mayor proximidad del placer, es cierto que él imagina estar más cerca de aquél siempre que se apartan todos los objetos externos y también los más poderosos motivos de interés y peligro que se oponen a ello. Para mayor información sobre este asunto debo remitirme a mi explicación de la voluntad, donde yo explicaré la falsa sensación de libertad que nos hace imaginarnos que podemos realizar algo que no es ni muy poderoso ni muy destructivo. Siempre que otra persona no se halle obligada por algún interés a abstenerse de un placer, juzgamos por experiencia que el placer existirá y que ella lo obtendrá probablemente. Pero cuando somos nosotros mismos los que nos hallamos en esta situación, juzgamos, mediante una ilusión de la fantasía, que el placer es aún más próximo e inmediato. La voluntad parece moverse fácilmente en todas direcciones y lograr una imagen de sí misma aun en aquel aspecto en que no produce nada. Mediante esta imagen, el placer parece aproximarse más cerca de nosotros y nos da la misma satisfacción que si fuese perfectamente cierto y seguro. |
It will now be easy to draw this whole reasoning to a paint, and to prove, that when riches produce any pride or vanity in their possessors, as they never fail so do, it is only by means of a double relation of impressions and ideas. The very essence of riches consists in the power of procuring the pleasures and conveniences of life. The very essence of this consists in the probability of its exercise, and in its causing us to anticipate, by a true or false reasoning, the real existence of the pleasure. This anticipation of pleasure is, in itself, a very considerable pleasure; and as its cause is some possession or property, which we enjoy, and which is thereby related to us, we here dearly see all the parts of the foregoing system most exactly and distinctly drawn out before us. For the same reason, that riches cause pleasure and pride, and poverty excites uneasiness and humility, power must produce the former emotions, and slavery the latter. Power or an authority over others makes us capable of satisfying all our desires; as slavery, by subjecting us to the will of others, exposes us to a thousand wants, and mortifications. | Será fácil ahora llevar este razonamiento a su término y probar que cuando las riquezas producen orgullo o vanidad en sus poseedores, como nunca dejan de hacerlo, es sólo mediante la doble relación de las impresiones e ideas. La verdadera esen cia de las riquezas consiste en la facultad de procurar los placeres y conveniencias de la vida. La verdadera esencia de esta facultad consiste en la probabilidad de su ejercicio e impeliéndonos a anticipar por un razonamiento verdadero o falso la existencia real del placer. Esta anticipación del placer es en sí misma un placer muy considerable, y su causa es alguna posesión o propiedad de que gozamos y que está por esto relacionada con nosotros; vemos aquí claramente todas las partes del precedente sistema presentarse más exacta y distintamente ante nosotros. Por la misma razón que las riquezas causan placer y orgullo y que la pobreza da lugar al desagrado y humildad, debe el poder producir la primera de estas emociones y la esclavitud la segunda. El poder o la autoridad sobre los otros nos hace capaces de satisfacer todos nuestros deseos; la esclavitud, por someternos a la voluntad de los otros, nos expone a mil necesidades y mortificaciones. |
It is here worth observing, that the vanity of power, or shame of slavery, are much augmented by the consideration of the persons, over whom we exercise our authority, or who exercise it over us. For supposing it possible to frame statues of such an admirable mechanism, that they coued move and act in obedience to the will; it is evident the possession of them would give pleasure and pride, but not to such a degree, as the same authority, when exerted over sensible and rational creatures, whose condition, being compared to our own, makes it seem more agreeable and honourable. Comparison is in every case a sure method of augmenting our esteem of any thing. A rich man feels the felicity of his condition better by opposing it to that of a beggar. But there is a peculiar advantage in power, by the contrast, which is, in a manner, presented to us, betwixt ourselves and the person we command. The comparison is obvious and natural: The imagination finds it in the very subject: The passage of the thought to its conception is smooth and easy. And that this circumstance has a considerable effect in augmenting its influence, will appear afterwards in examining the nature of malice and envy. | Vale aquí la pena de observar que la vanidad del poder o la vergÜenza de la esclavitud se aumenta considerablemente por la consideración de las personas sobre quien ejercemos nuestra autoridad o que la ejercen sobre nosotros; pues suponiendo ser posible que fabricásemos estatuas con un mecanismo tan admirable que pudieran moverse y obrar obedeciendo a la voluntad, es evidente que su posesión produciría placer y orgullo, pero no en grado tan grande como la misma autoridad cuando se ejerce sobre criaturas sensibles y racionales, pues su condición, al ser comparada con la nuestra, hace que ésta parezca más agradable y honorable. La comparación es, en todo caso, un método seguro de aumentar nuestra estima con respecto a alguna cosa. Un hombre rico siente mejor la felicidad de su condición oponiéndola a la de un mendigo. Pero existe una ventaja particular en el poder, por el contraste que se nos presenta en cierto modo entre, nosotros y la persona sobre quien mandamos. La comparación es obvia y natural: la imaginación lo halla en el verdadero sujeto: el paso del pensamiento a su concepción, es suave y fácil. Y que esta circunstancia tiene un efecto considerable aumentando su influencia aparece más adelante, al examinar la naturaleza de la malicia y de la envidia.
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SECT. XI OF THE LOVE OF FAME | Sección XI Del amor de la gloria. |
But beside these original causes of pride and humility, there is a secondary one in the opinions of others, which has an equal influence on the affections. Our reputation, our character, our name are considerations of vast weight and importance; and even the other causes of pride; virtue, beauty and riches; have little influence, when not seconded by the opinions and sentiments of others. In order to account for this phaenomenon it will be necessary to take some compass, and first explain the nature of sympathy. | Pero además de estas causas originarias del orgullo y la humildad existe una causa secundaria que tiene su raíz en la opinión de los otros y que posee una igual influencia sobre las afecciones. Nuestra reputación, carácter y nombre son conside raciones de gran peso e importancia, y hasta las demás causas del orgullo y la humildad, virtud, belleza y riquezas, tienen una pequeña influencia si no están secundadas por las opiniones y los sentimientos de los otros. Para dar razón de este fenómeno será necesario detenernos un poco y explicar primero la naturaleza de la simpatía. |
No quality of human nature is more remarkable, both in itself and in its consequences, than that propensity we have to sympathize with others, and to receive by communication their inclinations and sentiments, however different from, or even contrary to our own. This is not only conspicuous in children, who implicitly embrace every opinion proposed to them; but also in men of the greatest judgment and understanding, who find it very difficult to follow their own reason or inclination, in opposition to that of their friends and daily companions. To this principle we ought to ascribe the great uniformity we may observe in the humours and turn of thinking of those of the same nation; and it is much more probable, that this resemblance arises from sympathy, than from any influence of the soil and climate, which, though they continue invariably the same, are not able to preserve the character of a nation the same for a century together. A good-natured man finds himself in an instant of the same humour with his company; and even the proudest and most surly take a tincture from their countrymen and acquaintance. A chearful countenance infuses a sensible complacency and serenity into my mind; as an angry or sorrowful one throws a sudden dump upon me. Hatred, resentment, esteem, love, courage, mirth and melancholy; all these passions I feel more from communication than from my own natural temper and disposition. So remarkable a phaenomenon merits our attention, and must be traced up to its first principles. | Ninguna cualidad de la naturaleza humana es más notable, ni en sí misma ni en sus consecuencias, que la inclinación que poseemos a simpatizar con los otros y a recibir por comunicación sus inclinaciones y sentimientos aunque sean diferentes o contrarios a los nuestros. Esto no se revela sólo en los niños, que tácitamente abrazan toda opinión que les es propuesta, sino también en hombres de la mayor capacidad de juicio e inteligencia que hallan muy difícil seguir su propia razón o inclinaciones en oposición con la de sus amigos o compañeros acostumbrados. A este principio es posible atribuir la gran uniformidad que podemos observar en los caracteres y los modos de pensar de los individuos de una misma nación, y es mucho más probable que esta semejanza surja de la simpatía que de alguna influencia del suelo o clima, la cual, aunque continúa siempre la misma, no es capaz de conservar el carácter de una nación idéntico durante una centuria. Un hombre de buen natural se encuentra en un instante dado del mismo humor que su compañía, y hasta el más orgulloso y arisco torna en su vida un tinte de sus compatriotas y conocidos. Un aspecto jovial produce una sensible complacencia y serenidad en mi espíritu; del mismo modo, un aspecto irritado o triste me llena de un repentino desaliento. Odio, resentimiento, estima, amor, valor, júbilo y melancolía son pasiones que experimento más por comunicación que por mi temperamento o disposición natural. Un fenómeno tan notable merece nuestra atención y debe ser investigado hasta llegar a sus primeros principios. |
When any affection is infused by sympathy, it is at first known only by its effects, and by those external signs in the countenance and conversation, which convey an idea of it. This idea is presently converted into an impression, and acquires such a degree of force and vivacity, as to become the very passion itself, and produce an equal emotion, as any original affection. However instantaneous this change of the idea into an impression may be, it proceeds from certain views and reflections, which will not escape the strict scrutiny of a. philosopher, though they may the person himself, who makes them. | Cuando una afección es producida por simpatía, es sólo primeramente conocida por los efectos y por las manifestaciones externas, en el porte y la conversación, que sugieren sil idea. La idea se convierte en aquel momento en una impresión y adquie re un grado tal de fuerza y vivacidad que llega a convertirse en la verdadera pasión y a producir una emoción igual a la de una afección original. Tan instantáneo como sea este cambio de la idea en impresión, procede, sin embargo, de ciertas consideraciones y reflexiones que no escapan a la indagación rigurosa del filósofo, aunque sea él la persona en que tiene lugar. |
It is evident, that the idea, or rather impression of ourselves is always intimately present with us, and that our consciousness gives us so lively a conception of our own person, that it is not possible to imagine, that any thing can in this particular go beyond it. Whatever object, therefore, is related to ourselves must be conceived with a little vivacity of conception, according to the foregoing principles; and though this relation should not be so strong as that of causation, it must still have a considerable influence. Resemblance and contiguity are relations not to be neglected; especially when by an inference from cause and effect, and by the observation of external signs, we are informed of the real existence of the object, which is resembling or contiguous. | Es evidente que la idea, o más bien la impresión, de nosotros mismos nos está siempre íntimamente presente y que nuestra conciencia nos da una concepción tan vivaz de nuestra persona que no es posible imaginar que algo pueda en este respecto superarla. Cualquiera, pues, que sea el objeto relacionado con nosotros mismos, debe ser concebido con una vivacidad de concepción semejante, de acuerdo con los anteriores principios, y aunque esta relación no será tan fuerte como la de causalidad, debe tener aún una influencia considerable. Semejanza y contigÜidad son relaciones que no deben ser olvidadas, especialmente cuando, por una inferencia de causa y efecto y por la observación de signos externos, nos hallamos informados de la existencia real del objeto que es semejante o contiguo. |
Now it is obvious, that nature has preserved a great resemblance among all human creatures, and that we never remark any passion or principle in others, of which, in some degree or other, we may not find a parallel in ourselves. The case is the same with the fabric of the mind, as with that of the body. However the parts may differ in shape or size, their structure and composition are in general the same. There is a very remarkable resemblance, which preserves itself amidst all their variety; and this resemblance must very much contribute to make us enter into the sentiments of others; and embrace them with facility and pleasure. Accordingly we find, that where, beside the general resemblance of our natures, there is any peculiar similarity in our manners, or character, or country, or language, it facilitates the sympathy. The stronger the relation is betwixt ourselves and any object, the more easily does the imagination make the transition, and convey to the related idea the vivacity of conception, with which we always form the idea of our own person. | Ahora bien: es claro que la naturaleza ha establecido una gran semejanza entre las criaturas humanas y que jamás notamos una pasión o principio en otros sujetos de la que, en algún grado, no podamos hallar en nosotros un análogo. Sucede lo mismo con la estructura del espíritu que con la del cuerpo. Aunque las partes puedan diferir en su figura y tamaño, su estructura y composición son en general las mismas. Existe una notable semejanza que se conserva a pesar de toda la variedad, y esta semejanza debe contribuir mucho a hacernos experimentar los sentimientos de los otros y concebirlos con facilidad y placer. De acuerdo con esto hallamos que cuando, además de la semejanza general de nuestras naturalezas, existe una similaridad peculiar de nuestros modales, carácter, comarca o lenguaje, se facilita la simpatía. Cuanto más fuerte es la relación entre nosotros y un objeto tanto más fácilmente realiza la imaginación la transición y concede a la idea relacionada la vivacidad de concepción que posea la idea que nos formamos de nuestra propia persona. |
Nor is resemblance the only relation, which has this effect, but receives new force from other relations, that may accompany it. The sentiments of others have little influence, when far removed from us, and require the relation of contiguity, to make them communicate themselves entirely. The relations of blood, being a species of causation, may sometimes contribute to the same effect; as also acquaintance, which operates in the same manner with education and custom; as we shall see more fully [Part II. Sect. 4.] afterwards. All these relations, when united together, convey the impression or consciousness of our own person to the idea of the sentiments or passions of others, and makes us conceive them in the strongest and most lively manner. | Tampoco es la semejanza la única relación que ejerce este efecto, sino que ésta recibe nueva fuerza de otras relaciones que pueden acompañarla. Los sentimientos de los otros sujetos tienen poca influencia si están lejos de nosotros: requieren de la relación de contigÜidad para comunicarse enteramente. Las relaciones de sangre, siendo una especie de causación, pueden a veces contribuir al mismo efecto, e igualmente la vecindad, que opera del mismo modo que la educación y costumbre, como veremos más adelante y más detenidamente (50). Todas estas relaciones, cuando van juntas, llevan la impresión o conciencia de nuestra propia persona hacia la idea de los sentimientos o pasiones de los otros y nos hacen concebirlos de la manera más intensa y vivaz. |
It has been remarked in the beginning of this treatise, that all ideas are borrowed from impressions, and that these two kinds of perceptions differ only in the degrees of force and vivacity, with which they strike upon the soul. The component part of ideas and impressions are precisely alike. The manner and order of their appearance may be the same. The different degrees of their force and vivacity are, therefore, the only particulars, that distinguish them: And as this difference may be removed, in some measure, by a relation betwixt the impressions and ideas, it is no wonder an idea of a sentiment or passion, may by this means be inlivened as to become the very sentiment or passion. The lively idea of any object always approaches is impression; and it is certain we may feel sickness and pain from the mere force of imagination, and make a malady real by often thinking of it. But this is most remarkable in the opinions and affections; and it is there principally that a lively idea is converted into an impression. Our affections depend more upon ourselves, and the internal operations of the mind, than any other impressions; for which reason they arise more naturally from the imagination, and from every lively idea we form of them. This is the nature and cause of sympathy; and it is after this manner we enter so deep into the opinions and affections of others, whenever we discover them. | Ya se ha hecho notar al comienzo de este TRATADO que todas las ideas provienen de impresiones y que estos dos géneros de percepciones difieren solamente en el grado de fuerza y vivacidad con que se presentan en el alma. Los elementos componentes de las ideas y de las impresiones son los mismos. La manera y el orden de su presentación pueden ser los mismos. Los diferentes grados de su fuerza y vivacidad son, por consiguiente, las únicas particularidades que los distinguen, y ya que esta diferencia puede ser suprimida en cierto modo por una relación entre impresiones e ideas, no es de extrañar que una idea de un sentimiento o pasión pueda por este medio ser vivificada de tal modo que se convierta en el verdadero sentimiento o pasión. La idea vívida de un objeto se aproxima siempre a su impresión, y es cierto que podemos sentir malestar o dolor por la mera fuerza de la imaginación y hacer que sea real una enfermedad sólo por pensar frecuentemente en ella. Esto es más notable en las opiniones y afecciones, y aquí es principalmente donde una idea vivaz se convierte en una impresión. Nuestras afecciones dependen más de nosotros mismos y de las operaciones internas del espíritu que ninguna otra clase de impresiones, razón por la que surgen más naturalmente de la imaginación y de las ideas vivaces que nos formamos de ellas. Esta es la naturaleza y causa de la simpatía, y de este modo experimentamos tan profundamente las opiniones y afecciones de los otros siempre que las descubrimos. |
What is principally remarkable in this whole affair is the strong confirmation these phaenomena give to the foregoing system concerning the understanding, and consequently to the present one concerning the passions; since these are analogous to each other. It is indeed evident, that when we sympathize with the passions and sentiments of others, these movements appear at first in our mind as mere ideas, and are conceived to belong to another person, as we conceive any other matter of fact. It is also evident, that the ideas of the affections of others are converted into the very impressions they represent, and that the passions arise in conformity to the images we form of them. All this is an object of the plainest experience, and depends not on any hypothesis of philosophy. That science can only be admitted to explain the phaenomena; though at the same time it must be confest, they are so clear of themselves, that there is but little occasion to employ it. For besides the relation of cause and effect, by which we are convinced of the reality of the passion, with which we sympathize; besides this, I say, we must be assisted by the relations of resemblance and contiguity, in order to feel the sympathy in its full perfection. And since these relations can entirely convert an idea into an impression, and convey the vivacity of the latter into the former, so perfectly as to lose nothing of it in the transition, we may easily conceive how the relation of cause and effect alone, may serve to strengthen and inliven an idea. In sympathy there is an evident conversion of an idea into an impression. This conversion arises from the relation of objects to ourself. Ourself is always intimately present to us. Let us compare all these circumstances, and we shall find, that sympathy is exactly correspondent to the operations of our understanding; and even contains something more surprizing and extraordinary. | Lo que es más notable en este asunto es la decisiva confirmación que estos fenómenos nos proporcionan para el precedente sistema referente al entendimiento y, por consiguiente, para el presente, concerniente a las pasiones, puesto que ambos son análogos. De hecho, es evidente que cuando simpatizamos con las pasiones y sentimientos de los otros estos movimientos de ánimo aparecen primeramente en nuestro espíritu como meras ideas y se consideran como perteneciendo a otra persona de un modo idéntico al que tenemos de concebir cualquiera otra realidad. Es también evidente que las ideas de las afecciones de los otros se convierten en las impresiones que ellas representan, y que la pasión surge en conformidad con la imagen que nos formamos de ella. Todo esto es asunto de la más corriente experiencia y no depende de ninguna hipótesis filosófica. La ciencia puede ser sólo admitida a explicar este fenómeno, aunque al mismo tiempo se debe confesar que es tan claro por sí mismo que hay poca ocasión de emplearla; pues aparte de la relación de causa y efecto, por la cual nos convencemos de la realidad de la pasión con la que simpatizamos, aparte de esto, digo, debemos ser auxiliados por las relaciones de semejanza y contigÜidad para sentir la simpatía en su plena perfección. Y puesto que estas relaciones pueden convertir enteramente una idea en una impresión y hacer pasar la vivacidad de la última a la primera tan perfectamente que nada se pierda en la transición, podemos concebir fácilmente hasta qué punto la relación de causa y efecto, por sí sola, sirve para fortalecer y vivificar una idea. En la simpatía existe una conversión evidente de una idea en una impresión. Esta conversión surge de la relación del objeto con nosotros mismos. Nuestro propio yo nos es siempre íntimamente presente. Si comparamos todas estas circunstancias hallaremos que la simpatía corresponde exactamente a las operaciones de nuestro entendimiento y que aun contiene algo más sorprendente y extraordinario. |
It is now time to turn our view from the general consideration of sympathy, to its influence on pride and humility, when these passions arise from praise and blame, from reputation and infamy. We may observe, that no person is ever praised by another for any quality, which would not, if real, produce, of itself, a pride in the person possest of it. The elogiums either turn upon his power, or riches, or family, or virtue; all of which are subjects of vanity, that we have already explained and accounted for. It is certain, then, that if a person considered himself in the same light, in which he appears to his admirer, he would first receive a separate pleasure, and afterwards a pride or self-satisfaction, according to the hypothesis above explained. Now nothing is more natural than for us to embrace the opinions of others in this particular; both from sympathy, which renders all their sentiments intimately present to us; and from reasoning, which makes us regard their judgment, as a kind of argument for what they affirm. These two principles of authority and sympathy influence almost all our opinions; but must have a peculiar influence, when we judge of our own worth and character. Such judgments are always attended with passion [Book I, Part III. Sect. 10.]; and nothing tends more to disturb our understanding, and precipitate us into any opinions, however unreasonable, than their connexion with passion; which diffuses itself over the imagination, and gives an additional force to every related idea. To which we may add, that being conscious of great partiality in our own favour, we are peculiarly pleased with any thing, that confirms the good opinion we have of ourselves, and are easily shocked with whatever opposes it. | Ha llegado ya el momento de que volvamos nuestra vista de la consideración general de la simpatía a su influencia sobre el orgullo y la humildad, cuando estas pasiones surgen de la alabanza o censura, reputación o ignominia. Podemos observar que ninguna persona es alabada por otra con motivo de una cualidad que si fuese real no produjese sobre la persona que la posee orgullo. Los elogios se refieren al poder, riquezas, familia o virtud de aquélla, motivos todos de vanidad que ya hemos expuesto y explicado antes. Así, es cierto que si una persona se considera a sí misma bajo el mismo aspecto en que aparece a su admirador, recibirá de ello un placer separado y después experimentará orgullo o satisfacción de sí propia, de acuerdo con la hipótesis antes expuesta. Ahora bien: nada es más natural para nosotros que abrazar las opiniones de los demás en este particular, mediante la simpatía, que hace que sus sentimientos nos sean íntimamente presentes, y mediante el razonamiento, que nos hace considerar su juicio como una especie de argumento para lo que ellos afirman. Estos dos principios de autoridad y simpatía influyen en casi todas nuestras opiniones, pero tienen una peculiar influencia cuando juzgamos acerca de nuestro propio valor y carácter. Tales juicios van siempre acompañados de pasión (51) y nada tiende más a perturbar nuestro entendimiento y a arrastrarnos a opiniones, aun irracionales, que su conexión con la pasión, la que, extendiéndose sobre la imaginación, concede una fuerza adicional a toda idea relacionada. A lo que podemos añadir que, siendo conscientes de la gran parcialidad en nuestro propio favor, nos sentimos particularmente halagados por todo lo que confirma la buena opinión que tenemos de nosotros mismos y molestados por todo lo que se opone a ella. |
All this appears very probable in theory; but in order to bestow a full certainty on this reasoning, we must examine the phaenonena of the passions, and see if they agree with it. | Todo esto parece muy probable en teoría; pero para lograr plena certidumbre en este razonamiento debemos examinar el fenómeno de las pasiones y ver si está de acuerdo con él. |
Among these phaenomena we may esteem it a very favourable one to our present purposes that though fame in general be agreeable, yet we receive a much greater satisfaction from the approbation of those, whom we ourselves esteem and approve of, than of those, whom we hate and despise. In like measure we are principally mortifyed with the contempt of persons, upon whose judgment we set some value, and are, in a peat measure, indifferent about the opinions of the rest of mankind. But if the mind received from any original instinct a desire of fame and aversion to infamy, fame and infamy would influence us without distinction; and every opinion, according as it were favourabk or unfavourable, would equally excite that desire or aversion. The judgment of a fool is the judgment of another person, as well as that of a wise man, and is only inferior in its influence on our own judgment. | Entre estos fenómenos podemos considerar como muy favorable para nuestro propósito el de que aunque la gloria en general es agradable, obtenemos una mayor satisfacción de la aprobación de aquellos que estimamos y aprobamos que la de aquellos que odiamos o despreciamos. Del mismo modo nos sentimos principalmente mortificados con el desprecio de las personas cuyo razonamiento consideramos de algún valor, y somos indiferentes en gran medida frente a las opiniones del resto del género humano. Si el espíritu, por un instinto original, obtuviera un deseo de gloria y una aversión de la infamia, la fama y la ignominia nos influirán sin distinción alguna, y toda opinión, según fuera favorable o desfavorable, excitaría igualmente este deseo o aversión. El juicio de un tonto es el juicio de otra persona lo mismo que el de un hombre sabio, y es tan sólo inferior en su influencia sobre nuestro propio juicio. |
We are not only better pleased with the approbation of a wise man than with that of a fool, but receive an additional satisfaction from the former, when it is obtained after a long and intimate acquaintance. This is accounted for after the same manner. | No sólo nos sentimos más halagados con la aprobación de un hombre sabio que con la de un tonto, sino que recibimos una satisfacción adicional de la primera cuando es obtenida después de un íntimo y largo trato. Esto se explica del mismo modo. |
The praises of others never give us much pleasure, unless they concur with our own opinion, and extol us for those qualities, in which we chiefly excel. A mere soldier little values the character of eloquence: A gownman of courage: A bishop of humour: Or a merchant of learning. Whatever esteem a man may have for any quality, abstractedly considered; when he is conscious he is not possest of it; the opinions of the whole world will give him little pleasure in that particular, and that because they never will be able to draw his own opinion after them. | Las alabanzas de los otros jamás nos procuran mucho placer, a no ser cuando coinciden con nuestra propia opinión y nos ensalzan con motivo de aquellas cualidades en las cuales nos distinguimos principalmente. Un mero soldado estima en poco el carácter de elocuencia; un hombre civil, poco el valor; un obispo, el humor, y un comerciante, el saber. Sea la que quiera la estima que un hombre pueda tener por una cualidad considerada abstractamente, cuando es consciente de que no la posee, le causará un placer escaso la opinión del mundo entero en este respecto, y esto porque no será capaz jamás de estar de acuerdo con la opinión de los otros. |
Nothing is more usual than for men of good families, but narrow circumstances, to leave their friends and country, and rather seek their livelihood by mean and mechanical employments among strangers, than among those, who are acquainted with their birth and education. We shall be unknown, say they, where we go. No body will suspect from what family we are sprung. We shall be removed from all our friends and acquaintance, and our poverty and meanness will by that means sit more easy upon us. In examining these sentiments, I find they afford many very convincing arguments for my present purpose. | Nada es más usual en hombres de buena familia pero de poca fortuna que abandonar sus amigos y patria y buscar su vida por medio de trabajos manuales entre extranjeros y no entre los que conocen su nacimiento y educación. Seremos desconocidos, dicen, en donde estemos. Nadie sospechará de qué familia procedemos. Nos apartaremos de todos nuestros amigos y conocidos y llevaremos así más fácilmente nuestra pobreza y falta de recursos. Al examinar estos argumentos encuentro que aportan pruebas muy convincentes para mi propósito presente. |
First, We may infer from them, that the uneasiness of being contemned depends on sympathy, and that sympathy depends on the relation of objects to ourselves; since we are most uneasy under the contempt of persons, who are both related to us by blood, and contiguous in place. Hence we-seek to diminish this sympathy and uneasiness by separating these relations, and placing ourselves in a contiguity to strangers, and at a distance from relations. | Primeramente, podemos inferir de esto que el sufrimiento de ser despreciado depende de la simpatía y que la simpatía depende a su vez de la relación de los objetos con nosotros mismos, puesto que nos sentimos más heridos por el desprecio de personas que se hallan relacionadas con nosotros por la sangre y por la contigÜidad en el espacio. Por esto tratamos de disminuir esta simpatía y sufrimiento separándonos de estas relaciones y colocándonos en una contigÜidad con extranjeros y a distancia de nuestros conocidos. |
Secondly, We may conclude, that relations are requisite to sympathy, not absolutely considered as relations, but by their influence in converting our ideas of the sentiments of others into the very sentiments, by means of the association betwixt the idea of their persons, and that of our own. For here the relations of kindred and contiguity both subsist; but not being united in the same persons, they contribute in a less degree to the sympathy. | Segundo: podemos concluir que las relaciones son necesarias, para la simpatía, no consideradas en absoluto como relaciones, sino por su influencia en la conversión de 192 nuestras ideas de los sentimientos de los otros, en los sentimientos reales, mediante la asociación existente entre la idea de las personas que los experimentan y nuestro propio yo. Pues aquí cuando las relaciones de familia y contigÜidad subsisten, pero no están unidas en las mismas personas, contribuyen en un grado menor a la simpatía. |
Thirdly, This very circumstance of the diminution of sympathy by the separation of relations is worthy of our attention. Suppose I am placed in a poor condition among strangers, and consequently am but lightly treated; I yet find myself easier in that situation, than when I was every day exposed to the contempt of my kindred and countrymen. Here I feel a double contempt; from my relations, but they are absent; from those about me, but they are strangers. This double contempt is likewise strengthened by the two relations of kindred and contiguity. But as the persons are not the same, who are connected with me by those two relations, this difference of ideas separates the impressions arising from the contempt, and keeps them from running into each other. The contempt of my neighbours has a certain influence; as has also that of my kindred: But these influences are distinct, and never unite; as when the contempt proceeds from persons who are at once both my neighbours and kindred. This phaenomenon is analogous to the system of pride and humility above-explained, which may seem so extraordinary to vulgar apprehensions. | Tercero: esta circunstancia de la disminución de la simpatía por la separación de las relaciones es digna de nuestra atención. Supóngase que me hallo colocado en una mala situación económica entre extranjeros y que, en consecuencia, se me considera bajamente: yo me hallaré en esta situación mejor que si estuviese todos los días expuesto al desprecio de mi familia y mis compatriotas. En aquel caso sufro un doble despecho: por parte de mis relaciones, pero están ausentes; por otra, de los que viven en torno mío, pero éstos son extranjeros. Este doble despecho es igualmente fortalecido por las dos relaciones de familia y contigÜidad. Pero como no son las mismas personas las que están enlazadas conmigo por estas dos relaciones, esta diferencia de ideas separa las impresiones que surgen del despecho y evita que se reúnan. El despecho de mis vecinos tiene una cierta influencia, como la tiene el de mi familia; pero estas influencias son diferentes y no van jamás unidas, lo que acaece cuando el despecho procede de personas que son a la vez mis vecinos y mi familia. Este fenómeno es análogo al sistema del orgullo y la humildad antes explicado, que puede parecer tan extraordinario para la opinión vulgar. |
Fourthly, A person in these circumstances naturally conceals his birth from those among whom he lives, and is very uneasy, if any one suspects him to be of a family, much superior to his present fortune and way of living. Every thing in this world is judged of by comparison. What is an immense fortune for a private gentleman is beggary for a prince. A peasant would think himself happy in what cannot afford necessaries for a gentleman. When a man has either been acustomed to a more splendid way of living, or thinks himself intitled to it by his birth and quality, every thing below is disagreeable and even shameful; and it is with she greatest industry he conceals his pretensions to a better fortune. Here he himself knows his misfortunes; but as those, with whom he lives. are ignorant of them, he has the disagreeable reflection and comparison suggested only by his own thoughts, and never receives it by a sympathy with others; which must contribute very much so his ease and satisfaction. | Cuarto: una persona, en estas circunstancias, oculta naturalmente su origen a aquellos entre los que vive y se halla muy molesto si alguno de ellos sospecha que pertenece a una familia muy superior a su presente fortuna y modo de vivir. Todo en este mundo se juzga por comparación. Lo que es una inmensa fortuna para un hombre privado es pobreza para un príncipe. Un aldeano se considerará feliz con lo que no aportará ni lo necesario para un caballero. Cuando un hombre se ha habituado a un modo espléndido de vida o se cree digno de él por su nacimiento o cualidad, cualquier cosa más inferior le parece desagradable y aun vergonzosa, y con la mayor habilidad oculta sus pretensiones a una fortuna mejor. Aquí él mismo conoce su poca fortuna; pero como aquellos con quien vive la ignoran, experimenta tan sólo la desagradable reflexión y comparación que le sugiere su pensamiento; pero no la experimenta jamás mediante la simpatía con otros, lo que contribuye mucho a su tranquilidad y satisfacción. |
If there be any objections to this hypothesis, THAT THE PLEASURE, WHICH WE RECEIVE FROM PRAISE, ARISES FROM A COMMUNICATION OF SENTIMENTS, we shall find, uponexamination, that these objections, when taken in a properlight, will serve to confirm it. Popular fame may be agreeable even to a man, who despises the vulgar; but it is because their multitude gives them additional weight and authority. Plagiaries are delighted with praises, which they are conscious they do not deserve; but this is a kind of castle-building, where the imagination amuses itself with its own fictions, and strives to render them firm and stable by a sympathy with the sentiments of others. Proud men are most shocked with contempt, should they do not most readily assent to it; but it is because of the opposition betwixt the passion, which is natural so them, and that received by sympathy. A violent lover in like manner is very much disp pleased when you blame and condemn his love; though it is evident your opposition can have no influence, but by the hold it takes of himself, and by his sympathy with you. If he despises you, or perceives you are in jest, whatever you say has no effect upon him. | Si hay algunas objeciones a esta hipótesis, a saber: que el placer que obtenemos de la alabanza surge de la comunicación de los sentimientos, hallaremos al examinarlas que, si se consideran en su verdadera luz, sólo servirán para confirmarla. La gloria popular puede ser agradable aun al hombre que desprecia al vulgo; pero esto es porque su multitud le da un peso y autoridad adicional. Los plagiarios se deleitan con las alabanzas cuando son conscientes de que no las merecen; pero esto es una especie de construcción de castillos en el aire, en la que la imaginación se divierte con sus propias ficciones e intenta fortalecerlas mediante la simpatía con los sentimientos de los otros. Los hombres orgullosos son las más veces heridos por el desprecio aunque no presten a él su asentimiento; pero esto es por la oposición entre la pasión que les es natural y la que reciben por simpatía. Aun amante apasionado, del mismo modo, le desagrada en extremo que se censure y condene su amor, aunque es evidente que la oposición que se le hace no puede tener influencia más que por la actitud que toma ante sí mismo y por su simpatía con el que le censura. Si desprecia a éste o nota que bromea, sea lo que sea lo que se le diga no tendrá efecto alguno sobre él.
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SECT. XII OF THE PRIDE AND HUMILITY OF ANIMALS | Sección XII Del orgullo y la humildad en los animales. |
Thus in whatever light we consider this subject, we may still observe, that die causes of pride and humility correspond exactly to our hypothesis, and that nothing can excite either of these passions, unless it be both related to ourselves, and produces a pleasure or pain independent of the passion. We have not only proved, that a tendency to produce pleasure or pain is common to all the causes of pride or humility, but also that it is the only thing, which is common; and consequently is the quality, by which they operate. We have farther proved, that the most considerable causes of these passions are really nothing but the power of producing either agreeable or uneasy sensations; and therefore that all their effects, and amongst the rest, pride and humility, are derived solely from that origin. Such simple and natural principles, founded on such solid proofs, cannot fail to be received by philosophers, unless opposed by some objections, that have escaped me. | Así, en cualquier respecto que consideremos este problema, podemos observar que las causas del orgullo y la humildad corresponden exactamente a nuestra hipótesis y que nada puede excitar una de estas dos pasiones sin hallarse relacionado con nosotros y producir un placer o dolor independiente de la pasión. Hemos probado no solamente que una tendencia a producir un placer o dolor es común a todas las causas del orgullo o la humildad, sino también que esto es lo único que les es común y que, por consecuencia, es la cualidad en virtud de la cual actúan. Hemos probado además que las causas más considerables de estas pasiones no son realmente otra cosa sino la facultad de producir sensaciones agradables o desagradables, y que, por consiguiente, que todos sus efectos, y entre ellos el orgullo y la humildad, se derivan solamente de este origen. Estos simples principios naturales, fundados en tales sólidas pruebas, deben ser admitidos por los filósofos, a menos que no se les puedan oponer objeciones que se me hayan ocultado. |
It is usual with anatomists to join their observations and experiments on human bodies to those on beasts, and from the agreement of these experiments to derive an additional argument for any particular hypothesis. It is indeed certain, that where the structure of parts in brutes is the same as in men, and the operation of these parts also the same, the causes of that operation cannot be different, and that whatever we discover to be true of the one species, may be concluded without hesitation to be certain of the other. Thus though the mixture of humours and the composition of minute parts may justly be presumed so be somewhat different in men from what it is in mere animals; and therefore any experiment we make upon the one concerning the effects of medicines will not always apply to the other; yet as the structure of the veins and muscles, the fabric and situation of the heart, of the lungs, the stomach, the liver and other parts, are the same or nearly the same in all animals, the very same hypothesis, which in one species explains muscular motion, the progress of the chyle, the circulation of the blood, must be applicable to every one; and according as it agrees or disagrees with the experiments we may make in any species of creatures, we may draw a proof of its truth or falshood on the whole. Let us, therefore, apply this method of enquiry, which is found so just and useful in reasonings concerning the body, to our present anatomy of the mind, and see what discoveries we can make by it. | Es usual entre los anatomistas unir a sus observaciones y experimentos sobre el cuerpo humano otros verificados sobre animales, y de la coincidencia de estos experimentos derivar una prueba, adicional para alguna hipótesis particular. Es indudablemente cierto que cuando la estructura de las partes en los animales es la misma que en el hombre, y la función de estas partes, por consiguiente, también la misma, las causas de la función no pueden ser diferentes, y lo que descubrimos como verdadero de una especie debe concluirse sin vacilación como verdadero de la otra. Así, aunque la mezcla de los humores y la composición de las partes diminutas se puede con razón presumir ser algo diferente en los hombres y en los animales, y que, por consiguiente, algún experimento que hagamos sobre los unos concerniente a los efectos de las medicinas no se aplicará a los otros, sin embargo, como la estructura de las venas y músculos, la fábrica y situación del corazón, de los pulmones, del estómago, del hígado y otras partes son las mismas o casi las mismas en todos los animales, la misma hipótesis que explica en una especie el movimiento muscular, la circulación del quilo, la circulación de la sangre, debe poderse aplicar a todas, y según su coincidencia o no coincidencia con los experimentos que hagamos en alguna especie de seres podemos obtener una prueba de su verdad o falsedad con respecto a todas. Apliquemos, por consiguiente, este método de investigación, que se ha mostrado tan justo y útil en los razonamientos concernientes al cuerpo, a nuestra presente anatomía del espíritu y veamos qué descubrimientos podemos hacer mediante él. |
In order to this we must first shew the correspondence of passions in men and animals, and afterwards compare the causes, which produce these passions. | Para esto debemos mostrar primero la correspondencia de las pasiones en el espíritu de los animales y los hombres y después comparar las causas que producen estas pasiones. |
It is plain, that almost in every species of creatures, but especially of the nobler kind, there are many evident marks of pride and humility. The very port and gait of a swan, or turkey, or peacock show the high idea he has entertained of himself, and his contempt of all others. This is the more remarkable, that in the two last species of animals, the pride always attends the beauty, and is discovered in the male only. The vanity and emulation of nightingales in singing have been commonly remarked; as likewise that of horses in swiftness, of hounds in sagacity and smell, of the bull and cock in strength, and of every other animal in his particular excellency. Add to this, that every species of creatures, which approach so often to man, as to familiarize themselves with him, show an evident pride in his approbation, and are pleased with his praises and caresses, independent of every other consideration. Nor are they the caresses of every one without distinction, which give them this vanity, but those principally of the persons they know and love; in the same manner as that passion is excited in mankind. All these are evident proofs, that pride and humility are not merely human passions, but extend themselves over the whole animal creation. | Es claro que en casi todas las especies de animales, particularmente en las de género noble, hay evidentes signos de orgullo y humildad. El porte y marcha del cisne, del pavo o del pavo real muestran la alta idea que se forman de si mismos y su desprecio de todos los demás. Lo más notable es que en las dos últimas especies de animales el orgullo se refiere siempre a la belleza y se presenta sólo en el macho. La vanidad y emulación de los ruiseñores en su canto ha sido comúnmente notada, lo mismo que la de los caballos en la velocidad de la carrera, de los perros en la finura del olfato, del toro y del gallo en la 194 fortaleza, y de cualquier otro animal en su excelencia propia. Añádase a esto que todas las especies de animales que viven tan próximos del hombre que pueden familiarizarse con él muestran un evidente orgullo al obtener la aprobación de éste y se sienten halagados con sus alabanzas y caricias independientemente de toda otra consideración. No son las caricias de cualquiera, sin distinción, las que les producen vanidad, sino principalmente las de las personas que conocen y quieren; del mismo modo que la pasión es excitada en los hombres. Todo esto es prueba evidente de que el orgullo y la humildad no son meramente pasiones humanas, sino que se extienden a todo el género animal. |
The CAUSES of these passions are likewise much the same in beasts as in us, making a just allowance for our superior knowledge and understanding. Thus animals have little or no sense of virtue or vice; they quickly lose sight of the relations of blood; and are incapable of that of right and property: For which reason the causes of their pride and humility must lie solely in the body, and can never be placed either in the mind or external objects. But so far as regards the body, the same qualities cause pride in the animal as in the human kind; and it is on beauty, strength, swiftness or some other useful or agreeable quality that this passion is always founded. | Las causas de estas pasiones son también las mismas en los animales que en nosotros, haciendo una justa concesión a nuestro conocimiento e inteligencia superiores. Así, los animales no poseen o poseen sólo un escaso sentido del vicio y la virtud, rápidamente olvidan las relaciones de sangre y son incapaces de las de derecho y propiedad. Por esta razón las causas de su orgullo y humildad deben estar sólo en el cuerpo y no pueden ser referidas ni al espíritu ni a los objetos externos. Pero en lo que se refiere al cuerpo, las mismas cualidades causan orgullo en los animales y en los hombres, y es en la belleza, fortaleza, rapidez o alguna otra cualidad útil o agradable en lo que este hecho se halla siempre fundado. |
The next question is, whether, since those passions are the same, and arise from the same causes through the whole creation, the manner, in which the causes operate, be also the same. According to all rules of analogy, this is justly to be expected; and if we find upon trial, that the explication of these phaenomena, which we make use of in one species, will not apply to the rest, we may presume that that explication, however specious, is in reality without foundation. | La próxima cuestión es, puesto que estas pasiones son las mismas y surgen de las mismas causas en todos los seres, si la manera de operar estas causas es la misma. Según todas las reglas de la analogía, esto es lo que precisamente debe ser esperado, y si nosotros hallamos en el examen que la explicación del fenómeno de la que hicimos uso en una especie no se aplica a las restantes, debemos presumir que esta explicación, aunque plausible, carece en realidad de fundamento. |
In order to decide this question, let us consider, that there is evidently the same relation of ideas, and derived from the same causes, in the minds of animals as in those of men. A dog, that has hid a bone, often forgets the place; but when brought to it, his thought passes easily to what he formerly concealed, by means of the contiguity, which produces a relation among his ideas. In like manner, when he has been heartily beat in any place, he will tremble on his approach to it, even though he discover no signs of any present danger. The effects of resemblance are not so remarkable; but as that relation makes a considerable ingredient in causation, of which all animals shew so evident a judgment, we may conclude that the three relations of resemblance, contiguity and causation operate in the same manner upon beasts as upon human creatures. | Para decidir esta cuestión consideremos que evidentemente es la misma relación de ideas la que aquí hallamos y que se deriva de las mismas causas en el espíritu de los hombres que en el de los animales. Un perro que ha ocultado un hueso, frecuentemente olvida el sitio en donde está; pero cuando llega a él su pensamiento pasa fácilmente a lo que ocultó por medio de la contigÜidad que produce una relación entre sus ideas. Del mismo modo, cuando ha sido golpeado duramente en algún lugar, tiembla al aproximarse a él aunque no distinga signos de un peligro presente. Los efectos de la semejanza no son tan notables; pero como esta relación constituye un elemento considerable de la causalidad, de la cual todos los animales muestran tan evidentemente un juicio, podemos concluir que las tres relaciones de semejanza, contigÜidad y causalidad actúan de la misma manera en los animales que en los seres humanos. |
There are also instances of the relation of impressions, sufficient to convince us, that there is an union of certain affections with each other in the inferior species of creatures as well as in the superior, and that their minds are frequently conveyed through a series of connected emotions. A dog, when elevated with joy, runs naturally into love and kindness, whether of his master or of the sex. In like manner, when full of pain and sorrow, he becomes quarrelsome and illnatured; and that passion; which at first was grief, is by the smallest occasion converted into anger. | Hay casos suficientes de relación de impresiones para convencernos que existe una unión de ciertas afecciones con otras, en las especies inferiores de los seres del mismo modo que en las superiores, y que sus espíritus son llevados frecuentemente a través de una serie de emociones enlazadas. Un perro, cuando se halla exaltado por la alegría es llevado naturalmente a sentir amor y ternura o por su dueño o por un individuo del otro sexo. Del mismo modo, cuando se halla lleno de dolor o tristeza se hace pendenciero y de mal natural, y esta pasión, que en un comienzo era tristeza, con la más mínima ocasión se convierte en cólera. |
Thus all the internal principles, that are necessary in us to produce either pride or humility, are commcm to all creaturn; and since the causes, which excite these passions, are likewise the same, we may justly conclude, that these causes operate after the same manner through the whole animal creation. My hypothesis Is so simple, and supposes so little reflection and judgment, that it is applicable to every sensible creature; which must not only be allowed to be a convincing proof of its veracity, but, I am confident, will be found an objection to every other system. | Así, los principios internos que son necesarios en nosotros para producir orgullo o humildad son comunes a todos los seres, y puesto que las causas que excitan estas pasiones son las mismas, debemos concluir que estas causas actúan de la misma manera en todos los animales. Mi hipótesis es tan simple y supone una tan pequeña reflexión y juicio, que es aplicable a todo ser sensible, lo que no sólo debe ser admitido como una prueba convincente de su veracidad, sino que también, yo lo espero, constituirá una objeción a todo otro sistema.
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PART II OF LOVE AND HATRED | Parte Segunda Del amor y el odio |
SECT. I OF THE OBJECT AND CAUSES OF LOVE AND HATRED | Sección Primera Del objeto y causas del amor y el odio. |
It is altogether impossible to give any definition of the passions of love and hatred; and that because they produce merely a simple impression, without any mixture or composition. Twould be as unnecessary to attempt any description of them, drawn from their nature, origin, causes and objects; and that both because these are the subjects of our present enquiry, and because these passions of themselves are sufficiently known from our common feeling and experience. This we have already observed concerning pride and humility, and here repeat it concerning love and hatred; and indeed there is so great a resemblance betwixt these two sets of passions, that we shall be obliged to begin with a kind of abridgment of our reasonings concerning the former, in order to explain the latter. | Es imposible por completo dar una definición de las pasiones del amor y el odio, y esto porque producen meramente una impresión simple sin mezcla o composición. Sería innecesario intentar una descripción de ellas partiendo de su naturaleza, origen, causas y objetos, porque serán los asuntos de la presente investigación y porque estas pasiones son lo suficientemente conocidas por sí mismas mediante nuestro sentir corriente y experiencia. Esto lo hemos hecho observar siempre con respecto al orgullo y la humildad y lo repetimos aquí con respecto al amor y al odio, y de hecho existe una semejanza tan grande entre estos dos pares de pasiones que nos hallamos obligados a comenzar resumiendo nuestros razonamientos concernientes a las primeras para poder explicar las últimas. |
As the immediate object of pride and humility is self or that identical person, of whose thoughts, actions, and sensations we are intimately conscious; so the object of love and hatred is some other person, of whose thoughts, actions, and sensations we are not conscious. This is sufficiently evident from experience. Our love and hatred are always directed to some sensible being external to us; and when we talk of self-love, it is not in a proper sense, nor has the sensation it produces any thing in common with that tender emotion which is excited by a friend or mistress. It is the same case with hatred. We may be mortified by our own faults and follies; but never feel any anger or hatred except from the injuries of others. | Así como el objeto inmediato del orgullo y la humildad es el yo o la persona idéntica de cuyos pensamientos, acciones y sensaciones somos íntimamente conscientes, el objeto del amor y el odio se halla en alguna otra persona de cuyos pensamientos, acciones y sensaciones no somos conscientes. Esto es, por experiencia, suficientemente evidente. Nuestro amor u odio se hallan siempre dirigidos a algún ser sensible externo a nosotros, y cuando hablamos de amor a nosotros mismos no lo hacemos en sentido directo y no tiene la sensación que éste produce nada de común con la tierna sensación que es producida por un amigo o por una amante. Lo mismo sucede con el odio. Podemos sentirnos martirizados por nuestras propias faltas y locuras, pero jamás sentimos cólera u odio más que por las injurias de los otros. |
But though the object of love and hatred be always some other person, it is plain that the object is not, properly speaking, the cause of these passions, or alone sufficient to excite them. For since love and hatred are directly contrary in their sensation, and have the same object in common, if that object were also their cause, it would produce these opposite passions in an equal degree; and as they must, from the very first moment, destroy each other, none of them would ever be able to make its appearance. There must, therefore, be some cause different from the object. | Sin embargo, aunque el objeto del amor y el odio sea siempre alguna otra persona, es claro que el objeto no constituye, hablando propiamente, la causa de esta pasión ni es suficiente por sí solo para excitarla. Ya que el amor y el odio son completamente contrarios en su sensación y tienen el mismo objeto, si este objeto fuese la causa de ellos produciría las dos pasiones opuestas en igual grado, y puesto que desde el primer momento se destruirían la una a la otra, no sería capaz ninguna de ellas de presentarse. Debe, por consiguiente, existir alguna causa independiente de su objeto. |
If we consider the causes of love and hatred, we shall find they are very much diversifyed, and have not many things in common. The virtue, knowledge, wit, good sense, good humour of any person, produce love and esteem; as the opposite qualities, hatred and contempt. The same passions arise from bodily accomplishments, such as beauty, force, swiftness, dexterity; and from their contraries; as likewise from the external advantages and disadvantages of family, possession, cloaths, nation and climate. There is not one of these objects, but what by its different qualities may produce love and esteem, or hatred and contempt. | Si consideramos las causas del amor y el odio, hallaremos que son muy diversas y que no tienen muchos elementos comunes. La virtud, el conocimiento, el ingenio, el buen sentido, el buen humor de una persona producen amor o estima, del mismo modo que sus cualidades opuestas odio o desprecio. Las mismas pasiones surgen de perfecciones corporales como la hermosura, fuerza, ligereza, destreza, y de sus contrarios, y también de las ventajas y desventajas externas de familia, posesiones, vestidos, nación y clima. Todos estos objetos son los que, por sus diferentes cualidades, pueden producir amor y estima u odio y desprecio. |
From the view of these causes we may derive a new distinction betwixt the quality that operates, and the subject on which it is placed. A prince, that is possessed of a stately palace, commands the esteem of the people upon that account; and that first, by the beauty of the palace, and secondly, by the relation of property, which connects it with him. The removal of either of these destroys the passion; which evidently proves that the cause Is a compounded one. | Partiendo de la consideración de estas causas podemos derivar una nueva distinción entre la cualidad que opera y el sujeto en la que está colocada. Un príncipe que posee un soberbio palacio obtiene la estima del pueblo por este hecho: primeramente, por la belleza del palacio, y segundo, por la relación de propiedad que le enlaza con aquél. La supresión de uno de estos dos factores destruye la pasión, lo que prueba evidentemente que su causa es compuesta. |
Twould be tedious to trace the passions of love and hatred, through all the observations which we have formed concerning pride and humility, and which are equally applicable to both sets of passions. Twill be sufficient to remark in general, that the object of love and hatred is evidently some thinking person; and that the sensation of the former passion is always agreeable, and of the latter uneasy. We may also suppose with some shew of probability, THAT THE CAUSE OF BOTH THESE PASSIONS IS ALWAYS RELATED TO A THINKING BEING, AND THAT THE CAUSE OF THE FORMER PRODUCE A SEPARATE PLEASURE, AND OF THE LATTER A SEPARATE UNEASINESS. | Sería aburrido seguir las pasiones del amor y el odio a través de todas las observaciones que hemos hecho con motivo del orgullo y la humildad, y que son también aplicables a este segundo par de pasiones. Es suficiente hacer notar, en general, que el objeto del amor y el odio es evidentemente alguna persona pensante y que la sensación de la primera pasión es siempre agradable y la de la segunda desagradable. Podemos, por consiguiente, suponer con alguna apariencia de probabilidad que la causa de estas dos pasiones es siempre referida a un ser pensante y que la causa de la primera produce un placer separado y la de la segunda un dolor separado. |
One of these suppositions, viz, that the cause of love and hatred must be related to a person or thinking being, in order to produce these passions, is not only probable, but too evident to be contested. Virtue and vice, when considered in the abstract; beauty and deformity, when placed on inanimate objects; poverty and riches when belonging to a third person, excite no degree of love or hatred, esteem or contempt towards those, who have no relation to them. A person looking out at a window, sees me in the street, and beyond me a beautiful palace, with which I have no concern: I believe none will pretend, that this person will pay me the same respect, as if I were owner of the palace. | Uno de estos supuestos, a saber: que la causa del amor y el odio debe ser referida a una persona o a un ser pensante, para producir estas pasiones, es no sólo probable, sino demasiado evidente, para ser contestada. La virtud y el vicio, cuando son considerados en abstracto; la belleza y la deformidad, cuando se hallan en objetos inanimados; la pobreza y la riqueza, cuando conciernen a una tercera persona, no producen grado alguno de amor u odio, estima o desprecio con respecto de aquellos que no tienen relación con todo ello. Una persona que mira por la ventana y me ve a mí en la calle y detrás de mí un hermoso palacio que ninguna relación tiene conmigo, no creo que se pretenda que me otorgue el mismo respeto que si yo fuese el propietario del palacio. |
It is not so evident at first sight, that a relation of impressions is requisite to these passions, and that because in the transition the one impression is so much confounded with the other, that they become in a manner undistinguishable. But as in pride and humility, we have easily been able to make the separation, and to prove, that every cause of these passions, produces a separate pain or pleasure, I might here observe the same method with the same success, in examining particularly the several causes of love and hatred. But as I hasten a full and decisive proof of these systems, I delay this examination for a moment: And in the mean time shall endeavour to convert to my present purpose all my reaaonings concerning pride and humility, by an argument that is founded on unquestionable examination. | No es evidente a primera vista que una relación de impresiones se requiera para estas pasiones por la razón que en la transición se confunden tanto una impresión con la otra que en cierto modo no se pueden distinguir. Pero del mismo modo que en el orgullo y la humildad fuimos capaces de hacer la separación y de probar que cada causa de estas pasiones produce un dolor o placer separado, nos es dado observar aquí el mismo método con éxito, y en consecuencia examinar las varias causas del amor y el odio. Sin embargo, como yo tengo prisa por llegar a una plena y decisiva prueba de este sistema, dejo este examen por el momento, y mientras tanto intentaré relacionar con mi presente estudio todos mis razonamientos concernientes al orgullo y la humildad, por un argumento, fundado en una indiscutible experiencia. |
There are few persons, that are satisfyed with their own character, or genius, or fortune, who are nor desirous of shewing themselves to the world, and of acquiring the love and approbation of mankind. Now it is evident, that the very same qualities and circumstances, which are the causes of pride or self-esteem, are also the causes of vanity or the desire of reputation; and that we always put to view those particulars with which in ourselves we are best satisfyed. But if love and esteem were not produced by the same qualities as pride, according as these qualities are related to ourselves or others, this method of proceeding would be very absurd, nor coued men expect a correspondence in the sentiments of every other person, with those themselves have entertained. It is true, few can form exact systems of the passions, or make reflections on their general nature and resemblances. But without such a progress in philosophy, we are not subject to many mistakes in this particular, but are sufficiently guided by common experience, as well as by a kind of presentation; which tells us what will operate on others, by what we feel immediately in ourselves. Since then the same qualities that produce pride or humility, cause love or hatred; all the arguments that have been employed to prove, that the causes of the former passions excite a pain or pleasure independent of the passion, will be applicable with equal evidence to the causes of the latter. | Hay pocas personas que estando satisfechas con su propio carácter, talento o fortuna no deseen mostrarse a las gentes y adquirir el amor o aprobación del género humano. Ahora bien: es evidente que las mismas cualidades y circunstancias, que son las causas de orgullo o estima de sí mismo, son también las causas de vanidad o de deseo de reputación y que nosotros exhibimos siempre las particularidades de las que nos hallamos más satisfechos. Si el amor y la estima no fuesen producidos por las mismas cualidades que el orgullo, teniendo en cuenta cómo estas cualidades son atribuidas a nosotros mismos y los otros, este modo de proceder sería absurdo y no podría esperar nadie una correspondencia de sus sentimientos con los de cualquiera otra persona con la que éstos son compartidos. Es cierto que pocos pueden formarse sistemas exactos de pasiones o hacer reflexiones sobre su naturaleza general y semejanzas. Pero aun sin un progreso semejante, en filosofía no nos hallamos sometidos a muchos errores en este particular, pues somos guiados de un modo suficiente por la experiencia común y por el género de presentación, que nos indica qué voluntad actúa en los otros, por lo que la experimentamos inmediatamente en nosotros mismos. Puesto que la misma cualidad que produce orgullo o humildad causa el amor o el odio, todos los argumentos que han sido empleados para probar que las causas de las primeras pasiones producen un dolor o placer separado son aplicables con igual evidencia a las causas de las últimas.
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SECT. II EXPERIMENTS TO CONFIRM THIS SYSTEM | Sección II Experimentos para confirmar este sistema. |
Upon duly weighing these arguments, no one will make any scruple to assent to that condusion I draw from them, concerning the transition along related impressions and ideas, especially as it is a principle, in itself, so easy and natural. But that we may place this system beyond doubt both with regard to love and hatred, pride and humility, it will be proper to make some new experiments upon all these passions, as well as to recal a few of these observations, which I have formerly touched upon. | Considerando debidamente estos argumentos no hallará nadie escrúpulos para asentir a la conclusión que yo saco de ellos, y que concierne a la transición de impresiones y de ideas relacionadas especialmente, dado que es éste un principio por sí mismo fácil y natural. Pero para que podamos poner este sistema fuera de duda, tanto con referencia al amor y al odio como al orgullo y humildad, será apropiado hacer algunos nuevos experimentos acerca de estas pasiones y también recordar algunas de las observaciones que hemos antes ya realizado. |
In order to make these experiments, let us suppose I am in company with a person, whom I formerly regarded without any sentiments either of friendship or enmity. Here I have the natural and ultimate object of all these four passions placed before me. Myself am the proper object of pride or humility; the other person of love or hatred. | Para hacer estos experimentos supongamos que estoy en compañía de una persona por la que primeramente no experimentaba ningún sentimiento, ni de amistad ni de enemistad. Aquí tengo el objeto natural y último de estas cuatro pasiones situado ante mí. Yo mismo soy el objeto propio del orgullo o la humildad; la otra persona es el objeto del amor o el odio. |
Regard now with attention the nature of these passions, and their situation with respect to each other. It is evident here are four affections, placed, as it were, in a square or regular connexion with, and distance from each other. The passions of pride and humility, as well as those of love and hatred, are connected together by the identity of their object, which to the first set of passions is self, to the second some other person. These two lines of communication or connexion form two opposite sides of the square. Again, pride and love are agreeable passions; hatred and humility uneasy. This similitude of sensation betwixt pride and love, and that betwixt humility and hatred form a new connexion, and may be considered as the other two sides of the square. Upon the whole, pride is connected with humility, love with hatred, by their objects or ideas: Pride with love, humility with hatred, by their sensations or impressions. | Consideremos ahora con atención la naturaleza de estas pasiones y su situación con respecto de cada una de las otras. Es evidente que aquí hay cuatro afecciones colocadas como en un cuadrado, o en un enlace regular y en determinada distancia. Las pasiones del orgullo y la humildad, lo mismo que las del amor y el odio, se hallan enlazadas por la identidad de su objeto, que para el primer par de pasiones es el yo y para el segundo alguna otra persona. Estas dos líneas de comunicación o conexión forman los dos lados opuestos de un cuadrado. Además, orgullo y amor son pasiones agradables; odio y humildad, desagradables. Esta semejanza de sensación entre orgullo y amor y entre humildad y odio forma una nueva conexión y puede ser considerada como constituyendo los dos otros lados del cuadrado. En total: el orgullo se relaciona con la humildad, el amor con el odio, por sus ideas; el orgullo con el amor, la humildad con el odio, por sus sensaciones o impresiones. |
I say then, that nothing can produce any of these passions without bearing it a double relation, viz, of ideas to the object of the passion, and of sensation to the passion itself. This we must prove by our experiments. First Experiment. To proceed with the greater order in these experiments, let us first suppose, that being placed in the situation above-mentioned, viz, in company with some other person, there is an object presented, that has no relation either of impressions or ideas to any of these passions. Thus suppose we regard together an ordinary stone, or other common object, belonging to neither of us, and causing of itself no emotion, or independent pain and pleasure: It is evident such an object will produce none of these four passions. Let us try it upon each of them successively. Let us apply it to love, to hatred, to humility, to pride; none of them ever arises in the smallest degree imaginable. Let us change the object, as oft as we please; provided still we choose one, that has neither of these two relations. Let us repeat the experiment in all the dispositions, of which the mind is susceptible. No object, in the vast variety of nature, will, in any disposition, produce any passion without these relations. | Digo, pues, que nada puede producir alguna de estas pasiones sin encerrar una doble relación, a saber: la de las ideas con el objeto de la pasión y la de la sensación con la pasión misma. Esto es lo que debemos probar por nuestros experimentos. Primer experimento. -Para proceder con el mayor orden en este experimento, supongamos que estando colocado en la situación antes mencionada, a saber, en compañía con alguna otra persona, se presenta un objeto que no tiene relación ni en las impresiones ni en las ideas con alguna de estas pasiones. Así, supongamos que miramos una piedra vulgar u otro objeto común que no se refiere a ninguno de los dos y no causa por sí mismo ninguna emoción o placer o pena independiente; es evidente que un objeto tal no producirá en nosotros ninguna de las cuatro pasiones. Ensayemos con cada una sucesivamente. Apliquemos el caso al amor, al odio, a la humildad y al orgullo; ninguna de estas pasiones surge ni en su grado más mínimo imaginable. Cambiemos el objeto tan frecuentemente como nos plazca, con la única condición de que escojamos uno que no contiene ninguna de las dos antedichas relaciones. Repitamos el experimento en todas las disposiciones de las que es susceptible el espíritu. Ningún objeto, en la vasta variedad de la naturaleza ni en disposición alguna, produce una pasión sin estas relaciones. |
Second Experiment. Since an object, that wants both these relations can never produce any passion, let us bestow on it only one of these relations; and see what will follow. Thus suppose, I regard a stone or any common object, that belongs either to me or my companion, and by that means acquires a relation of ideas to the object of the passions: It is plain, that to consider the matter a priori, no emotion of any kind can reasonably be expected. For besides, that a relation of ideas operates secretly and calmly on the mind, it bestows an equal impulse towards the opposite passions of pride and humility, love and hatred, according as the object belongs to ourselves or others; which opposition of the passions must destroy both, and leave the mind perfectly free from any affection or emotion. This reasoning a priori is confirmed by experience. No trivial or vulgar object, that causes not a pain or pleasure, independent of the passion, will ever, by its property or other relations either to ourselves or others, be able to produce the affections of pride or humility, love or hatred. | Segundo experimento. -Puesto que un objeto que carece de estas dos relaciones no puede jamás producir una pasión, concedámosle solamente una de estas relaciones y veamos qué se sigue. Así, supongamos que miro a una piedra o un objeto común que se refiere a mí o a mi compañero, y por este medio adquiere una relación de ideas con el objeto de la pasión; es claro que, considerando el asunto a priori, ninguna emoción, de cualquier género que sea, puede ser esperada razonablemente; pues aparte de que una relación de ideas actúa secreta y tranquilamente en el espíritu, concede un impulso igual hacia las pasiones opuestas de orgullo y humildad, amor y odio, teniendo en cuenta que el objeto concierne a nosotros o los otros; esta oposición de las pasiones debe destruir a ambas y dejar al espíritu perfectamente libre de alguna afección o emoción. Este razonamiento a priori se confirma por la experiencia. Ningún objeto trivial o vulgar que no cause un dolor o placer independiente de la pasión será capaz, por su propiedad o relaciones con nosotros o los otros, de producir las afecciones de orgullo o de humildad, amor u odio. |
Third Experiment. It is evident, therefore, that a relation of ideas is not able alone to give rise to these affections. Let us now remove this relation, and in its stead place a relation of impressions, by presenting an object, which is agreeable or disagreeable, but has no relation either to ourself or companion; and let us observe the consequences. To consider the matter first a priori, as in the preceding experiment; we may conclude, that the object will have a small, but an uncertain connexion with these passions. For besides, that this relation is not a cold and imperceptible one, it has not the inconvenience of the relation of ideas, nor directs us with equal force to two contrary passions, which by their opposition destroy each other. But if we consider, on the other hand, that this transition from the sensation to the affection is not forwarded by any principle, that produces a transition of ideas; but, on the contrary, that though the one impression be easily transfused into the other, yet the change of objects is supposed contrary to all the principles, that cause a transition of that kind; we may from thence infer, that nothing will ever be a steady or durable cause of any passion, that is connected with the passion merely by a relation of impressions. What our reason would conclude from analogy, after balancing these arguments, would be, that an object, which produces pleasure or uneasiness, but has no manner of connexion either with ourselves or others, may give such a turn to the disposition, as that may naturally fall into pride or love, humility or hatred, and search for other objects, upon which by a double relation, it can found these affections; but that an object, which has only one of these relations, though the most advantageous one, can never give rise to any constant and established passion. | Tercer experimento. -Es evidente, por consiguiente, que una relación de ideas no es capaz por sí sola de hacer surgir estas afecciones. Apartemos esta relación y en su lugar coloquemos una relación de impresiones, presentando un objeto que es agra dable o desagradable, pero que no tiene relación con nosotros o nuestro compañero, y observemos las consecuencias. Al considerar el asunto primeramente a priori, como en el precedente experimento, podemos concluir que el objeto tendrá una escasa e incierta conexión con estas pasiones; pues, aparte de que esta relación no es una relación indiferente, no tiene el inconveniente de la relación de ideas ni nos dirige con igual fuerza a dos pasiones contrarias, que por su oposición se destruyen entre sí. Si consideramos, por otra parte, que esta transición de la sensación a la afección no está producida por un principio que produce una transición de ideas, sino que, al contrario, aunque una impresión pase fácilmente a otra, se supone el cambio de objetos contrario a todos los principios que causan una transición de este género podemos concluir de esto que nada será una causa durable o firme de una pasión si está enlazada con la pasión tan sólo por una relación de impresiones. Lo que nuestra razón concluirá por analogía, después de considerar estos argumentos, será que un objeto que produce placer o dolor, pero no tiene ninguna suerte de conexión ni con nosotros ni con los otros, puede dar una tendencia al espíritu para que éste naturalmente experimente orgullo o amor, humildad u odio y busque otros objetos en los que, mediante una doble relación, pueda hallar estas afecciones; pero un objeto que posee tan sólo una de estas relaciones, aunque una de las más ventajosas, no puede originar jamás una pasión constante y estable. |
Most fortunately all this reasoning is found to be exactly conformable to experience, and the phaenomena of the passions. Suppose I were travelling with a companion through a country, to which we are both utter strangers; it is evident, that if the prospects be beautiful, the roads agreeable, and the inns commodious, this may put me into good humour both with myself and fellow-traveller. But as we suppose, that this country has no relation either to myself or friend it can never be the immediate cause of pride or love; and therefore if I found not the passion on some other object, that bears either of us a closer relation, my emotions are rather to be considerd as the overflowings of an elevate or humane disposition, than as an established passion. The case is the same where the object produces uneasiness. | Afortunadamente, hallamos que todo este razonamiento está de acuerdo con la experiencia y el fenómeno de las pasiones. Supongamos que yo voy viajando con un compañero a través de una comarca en la cual los dos somos completamente extranjeros; es evidente que si el paisaje es hermoso, los caminos son agradables y las posadas cómodas, esto me pondrá de buen humor, tanto con respecto a mí como con respecto a mi compañero de viaje; pero si yo supongo que la comarca no tiene relación ni conmigo mismo ni con mi amigo, no puede ser aquélla la causa inmediata del orgullo o el amor, y, por consiguiente, si yo no hallo que la pasión se refiere a un otro objeto que muestre con uno de nosotros dos una relación más estrecha, mis emociones han de ser más bien consideradas como una fluctuación de una disposición elevada o humana que como una pasión estable. El caso es el mismo cuando el objeto produce dolor. |
Fourth Experiment. Having found, that neither an object without any relation of ideas or impressions, nor an object, that has only one relation, can ever cause pride or humility, love or hatred; reason alone may convince us, without any farther experiment, that whatever has a double relation must necessarily excite these passions; since it is evident they must have some cause. But to leave as little room for doubt as possible, let us renew our experiments, and see whether the event in this case answers our expectation. I choose an object, such as virtue, that causes a separate satisfaction: On this object I bestow a relation to self; and find, that from this disposition of affairs, there immediately arises a passion. But what passion? That very one of pride, to which this object bears a double relation. Its idea is related to that of self, the object of the passion: The sensation it causes resembles the sensation of the passion. That I may be sure I am not mistaken in this experiment, I remove first one relation; then another; and find, that each removal destroys the passion, and leaves the object perfectly indifferent. But I am not content with this. I make a still farther trial; and instead of removing the relation, I only change it for one of a different kind. I suppose the virtue to belong to my companion, not to myself; and observe what follows from this alteration. I immediately perceive the affections wheel to about, and leaving pride, where there is only one relation, viz, of impressions, fall to the side of love, where they are attracted by a double relation of impressions and ideas. By repeating the same experiment, in changing anew the relation of ideas, I bring the affections back to pride; and by a new repetition I again place them at love or kindness. Being fully convinced of the influence of this relation, I try the effects of the other; and by changing virtue for vice, convert the pleasant impression, which arises from the former, into the disagreeable one, which proceeds from the latter. The effect still answers expectation. Vice, when placed on another, excites, by means of its double relations, the passion of hatred, instead of love, which for the same reason arises from virtue. To continue the experiment, I change anew the relation of ideas, and suppose the vice to belong to myself. What follows? What is usual. A subsequent change of the passion from hatred to humility. This humility I convert into pride by a new change of the impression; and find after all that I have compleated the round, and have by these changes brought back the passion to that very situation, in which I first found it. | Cuarto experimento. -Habiendo hallado que ni un objeto sin una relación de ideas o impresiones ni un objeto que tiene sólo una relación pueden cansar nunca orgullo o humildad, la razón sola nos convencerá, sin un cuarto experimento, de que todo lo que posee una doble relación debe necesariamente excitar estas pasiones, pues es evidente que debe contener alguna causa. Pero para dejar a la duda el menor espacio posible renovemos nuestros experimentos y veamos si el suceso, en este caso, corresponde a nuestras esperanzas. Escojo un objeto, por ejemplo, una virtud que causa una satisfacción separada; a este objeto concedo una relación con el yo, y hallo que de estas circunstancias surge inmediatamente una pasión. Pero ¿qué pasión? Precisamente la del orgullo, para la que este objeto posee una doble relación. Su idea es relacionada con la del yo, objeto de la pasión; la sensación que produce asemeja a la sensación de la pasión. Para estar seguro de que no me engaño en este experimento suprimo la primera relación, después la otra, y hallo que cada supresión destruye la pasión y produce un objeto completamente indiferente. Pero no estoy contento con esto. Hago todavía un ulterior ensayo, y en lugar de suprimir la relación la cambio por otra de otro género. Supongo que la virtud es de mi compañero, no de mí mismo, y observo lo que se sigue de esta alteración. Inmediatamente percibo que la afección se transforma, y dejando de ser orgullo, en el que existe sólo una relación, a saber: de impresiones, se convierte en amor, que está determinado por una doble relación de impresiones e ideas. Repitiendo el mismo experimento, cambiando de nuevo la relación de las ideas, reduzco la impresión al orgullo, y por una nueva repetición la convierto otra vez en amor y benevolencia. Estando convencido de la influencia de esta relación ensayo el efecto de la otra, y cambiando la virtud por el vicio convierto la impresión agradable que surge de la primera en la desagradable que procede de la última. El efecto también aquí responde a lo esperado. El vicio, cuando pertenece a otro, excita, por medio de la doble relación, la pasión del odio en lugar del amor, que por la misma razón surge de la virtud. Para continuar el experimento cambio de nuevo la relación de ideas y supongo que el vicio se refiere a mí. ¿Qué se sigue? Lo que es usual. Un subsiguiente cambio de la pasión de odio en humildad. Esta humildad la transformo en orgullo por un nuevo cambio de impresión, y hallo después de todo esto que he terminado la serie y por estos cambios he conseguido levar la pasión a la situación en que la hallé primeramente. |
But to make the matter still more certain, I alter the object; and instead of vice and virtue, make the trial upon beauty and deformity, riches and poverty, power and servitude. Each of these objects runs the circle of the passions in the same manner, by a change of their relations: And in whatever order we proceed, whether through pride, love, hatred, humility, or through humility, hatred, love, pride, the experiment is not in the least diversifyed. Esteem and contempt, indeed, arise on some occasions instead of love and hatred; but these are at the bottom the same passions, only diversifyed by some causes, which we shall explain afterwards. | Pero para hacer el asunto aún más cierto altero el objeto, y en lugar de vicio y virtud ensayo con la belleza o fealdad, riqueza o pobreza, poder y servidumbre. Estos objetos presentan una serie del mismo tipo que la anterior por el cambio de sus relaciones, y en cualquier orden que proceda, ya sea a través de orgullo, amor, odio, humildad, ya sea a través de humildad, odio, amor y orgullo, el experimento no presenta diversidad alguna. Estima y desprecio, de hecho, surgen en algunas ocasiones, en lugar de amor y odio; pero aquéllas son en el fondo las mismas pasiones, tan sólo diversificadas por algunas causas que explicaremos más adelante. |
Fifth Experiment. To give greater authority to these experiments, let us change the situation of affairs as much as possible, and place the passions and objects in all the different positions, of which they are susceptible. Let us suppose, beside the relations above-mentioned, that the person, along with whom I make all these experiments, is closely connected with me either by blood or friendship. He is, we shall suppose, my son or brother, or is united to me by a long and familiar acquaintance. Let us next suppose, that the cause of the passion acquires a double relation of impressions and ideas to this person; and let us see what the effects are of all these complicated attractions and relations. | Quinto experimento. -Para dar más grande autoridad a estos experimentos, cambiemos la situación de las circunstancias tanto como sea posible y coloquemos las pasiones y objetos en todas las diversas posiciones de que son susceptibles. Supongamos, aparte de las relaciones mencionadas, que la persona con la que hacemos todos estos experimentos se halla íntimamente enlazada con nosotros por la sangre o por la amistad. Es, así lo supondré, mi hijo o mi hermano o se halla relacionada conmigo por un largo comercio familiar. Supongamos primeramente que la causa de la pasión adquiere una doble relación de impresiones e ideas con esta persona y dejemos ver qué efectos resultan de todas estas complicadas atracciones y relaciones. |
Before we consider what they are in fact, let us determine what they ought to be, conformable to my hypothesis. It is plain, that, according as the impression is either pleasant or uneasy, the passion of love or hatred must arise towards the person, who is thus connected to the cause of the impression by these double relations, which I have all along required. The virtue of a brother must make me love him; as his vice or infamy must excite the contrary passion. But to judge only from the situation of affairs, I should not expect, that the affections would rest there, and never transfuse themselves into any other impression. As there is here a person, who by means of a double relation is the object of my passion, the very same reasoning leads me to think the passion will be carryed farther. The person has a relation of ideas to myself, according to the supposition; the passion, of which he is the object, by being either agreeable or uneasy, has a relation of impressions to pride or humility. It is evident, then, that one of these passions must arise from the love or hatred. | Antes que considere lo que de hecho ellas son, determinemos lo que ellas pueden ser, de acuerdo con mi hipótesis. Es claro que, según sea la impresión agradable o desagradable, la pasión del amor o del odio debe surgir con respecto a la persona que se halla enlazada con la causa de la impresión, por esta doble relación que en todo lo dicho he requerido. La virtud de un hermano me hace amarle, y su vicio o infamia debe excitar la pasión contraria. Pero para juzgar solamente de la situación de las cosas no debo esperar que las afecciones permanezcan aquí y que no se transformen en otra impresión. Como aquí hay una persona que, por medio de una doble relación, es el objeto de mi pasión, un razonamiento análogo me lleva a pensar que la pasión se transformará ulteriormente. La persona tiene una relación de ideas conmigo mismo, según lo supuesto; la pasión de la que ella es el objeto, por ser agradable o desagradable, tiene una relación con el orgullo y la humildad. Es evidente, pues, que una de estas pasiones debe surgir del amor o el odio. |
This is the reasoning I form in conformity to my hypothesis; and am pleased to find upon trial that every thing answers exactly to my expectation. The virtue or vice of a son or brother not only excites love or hatred, but by a new transition, from similar causes, gives rise to pride or humility. Nothing causes greater vanity than any shining quality in our relations; as nothing mortifies us more than their vice or infamy. This exact conformity of experience to our reasoning is a convincing proof of the solidity of that hypothesis, upon which we reason. | Este es el razonamiento que yo hago de acuerdo con mi hipótesis, y me place hallar al experimentarlo que todo responde exactamente a mi explicación. La virtud o el vicio de un hijo o hermano no sólo excitan amor u odio, sino que, por una nueva transición producida por causas similares, dan lugar a orgullo o humildad. Nada causa una mayor vanidad que una cualidad notable en nuestra familia y nada mortifica más que su vicio o infamia. Esta exacta conformidad de la experiencia con el razonamiento es una prueba convincente de la solidez de la hipótesis acerca de la cual ahora razonamos. |
Sixth Experiment. This evidence will be still augmented, if we reverse the experiment, and preserving still the same relations, begin only with a different passion. Suppose, that instead of the virtue or vice of a son or brother, which causes first love or hatred, and afterwards pride or humility, we place these good or bad qualities on ourselves, without any immediate connexion with the person, who is related to us: Experience shews us, that by this change of situation the whole chain is broke, and that the mind is not conveyed from one passion to another, as in the preceding instance. We never love or hate a son or brother for the virtue or vice we discern in ourselves; though it is evident the same qualities in him give us a very sensible pride or humility. The transition from pride or humility to love or hatred is not so natural as from love or hatred to pride or humility. This may at first sight be esteemed contrary to my hypothesis; since the relations of impressions and ideas are in both cases precisely the same. Pride and humility are impressions related to love and hatred. Myself am related to the person. It should, therefore, be expected, that like causes must produce like effects, and a perfect transition arise from the double relation, as in all other cases. This difficulty we may easily solve by the following reflections. | Sexto experimento. -Esta evidencia aumentará aún si hacemos el experimento a la inversa y manteniendo las mismas relaciones comenzamos solamente con otra pasión. Supongamos que en lugar del vicio o la virtud de un hijo o un hermano, que causa primero amor u odio, colocamos estas cualidades buenas o malas en nosotros mismos, sin una inmediata conexión con la persona que está relacionada con nosotros: la experiencia nos muestra que por este cambio de la situación se rompen los eslabones de la cadena y que el espíritu no pasa de una pasión a otra, como en el ejemplo precedente. Jamás amamos u odiamos a un hijo o a un hermano por la virtud o el vicio que discernimos en nosotros mismos, aunque es evidente que las mismas cualidades en aquéllos nos producirían un sensible orgullo o humildad. Esto puede a primera vista estimarse contrario a mi hipótesis, puesto que las relaciones de las impresiones e ideas son en ambos casos las mismas. Orgullo y humildad son impresiones relacionadas con el amor y el odio. Yo mismo me hallo relacionado con la persona. Deberá, por lo tanto, ser esperado que iguales causas produzcan iguales efectos y que una transición perfecta surja de la doble relación, como en los otros casos. Esta dificultad puede fácilmente resolverse por las siguientes reflexiones: |
It is evident, that as we are at all times intimately conscious of ourselves, our sentiments and passions, their ideas must strike upon us with greater vivacity than the ideas of the sentiments and passions of any other person. But every thing, that strikes upon us with vivacity, and appears in a full and strong light, forces itself, in a manner, into our consideration, and becomes present to the mind on the smallest hint and most trivial relation. For the same reason, when it is once present, it engages the attention, and keeps it from wandering to other objects, however strong may be their relation to our first object. The imagination passes easily from obscure to lively ideas, but with difficulty from lively to obscure. In the one case the relation is aided by another principle: In the other case, it is opposed by it. | Es evidente que, puesto que somos siempre íntimamente conscientes de nosotros mismos y de nuestros sentimientos y pasiones, sus ideas deben afectarnos con una mayor vivacidad que las ideas de los sentimientos y pasiones de alguna otra persona. Ahora bien: todo lo que nos afecta con vivacidad y aparece bajo una luz plena e intensa nos fuerza, en cierto modo, a considerarlo y se presenta al espíritu a la más pequeña indicación o trivial relación. Por la misma razón, cuando está presente atrae hacia sí nuestra atención y la impide vagar por otros objetos, aunque sea fuerte la relación que éstos tengan con nuestro primer objeto. La imaginación pasa fácilmente de las ideas obscuras a las vivaces y difícilmente de las vivaces a las obscuras. En el primer caso la relación es ayudada por otro principio; en el segundo caso está dificultada por él. |
Now I have observed, that those two faculties of the mind, the imagination and passions, assist each other in their operations when their propensities are similar, and when they act upon the same object. The mind has always a propensity to pass from a passion to any other related to it; and this propensity is forwarded when the object of the one passion is related to that of the other. The two impulses concur with each other, and render the whole transition more smooth and easy. But if it should happen, that while the relation of ideas, strictly speaking, continues the same, its influence, in causing a transition of the imagination, should no longer take place, it is evident its influence on the passions must also cease, as being dependent entirely on that transition. This is the reason why pride or humility is not transfused into love or hatred with the same ease, that the latter passions are changed into the former. If a person be my brother I am his likewise: but though the relations be reciprocal they have very different effects on the imagination. The passage is smooth and open from the consideration of any person related to us to that of ourself, of whom we are every moment conscious. But when the affections are once directed to ourself, the fancy passes not with the same facility from that object to any other person, how closely so ever connected with us. This easy or difficult transition of the imagination operates upon the passions, and facilitates or retards their transition, which is a clear proof, that these two faculties of the passions and imagination are connected together, and that the relations of ideas have an influence upon the affections. Besides innumerable experiments that prove this, we here find, that even when the relation remains; if by any particular circumstance its usual effect upon the fancy in producing an association or transition of ideas, is prevented; its usual effect upon the passions, in conveying us from one to another, is in like manner prevented. | Ahora bien: yo he observado que estas dos facultades del espíritu, la imaginación y las pasiones, se asisten mutuamente en sus actividades cuando sus tendencias son similares y cuando actúan sobre un mismo objeto. El espíritu experimenta siempre una propensión a pasar de una pasión a otra relacionada con ella, y esta propensión es facilitada cuando el objeto de una pasión está relacionado con el de la otra. Los dos impulsos coinciden y hacen el tránsito total más suave y fácil. Pero si sucede que aunque la relación de ideas, estrictamente hablando, continúa la misma su influencia en cuanto a la transición no tiene lugar, es evidente que su influencia sobre las pasiones debe cesar como siendo dependientes de esta transición. Esta es la razón de por qué el orgullo o la humildad no se transforman en amor u odio con la misma facilidad con que las últimas pasiones se cambian en éstas. Si una persona es mi hermano, yo lo soy suyo igualmente; pero aunque las relaciones sean recíprocas tienen efectos muy diferentes sobre la imaginación. El paso es suave y patente, partiendo de la consideración de alguna persona relacionada con nosotros mismos, de quien somos siempre conscientes. Pero cuando las afecciones se dirigen a nosotros mismos la fantasía no pasa con la misma facilidad de este objeto a otra persona, se halle tan enlazada como se quiera con nosotros. Esta transición fácil o difícil de la imaginación actúa sobre las pasiones y facilita o retarda su transición; lo que es una clara prueba de que ambas facultades, pasiones e imaginación, se encuentran enlazadas y que, las relaciones de las ideas tienen una influencia sobre las afecciones. Aparte de innumerables experimentos que prueban esto, hallamos aquí que, aun cuando la relación permanece, si por una particular circunstancia su efecto usual sobre la fantasía, que produce una asociación o transición de ideas, se suprime, desaparece su efecto acostumbrado sobre las pasiones, consistente en hacernos pasar de una a otra. |
Some may, perhaps, find a contradiction betwixt this phaenomenon and that of sympathy, where the mind passes easily from the idea of ourselves to that of any other object related to us. But this difficulty will vanish, if we consider that in sympathy our own person is not the object of any passion, nor is there any thing, that fixes our attention on ourselves; as in the present case, where we are supposed to be actuated with pride or humility. Ourself, independent of the perception of every other object, is in reality nothing: For which reason we must turn our view to external objects; and it is natural for us to consider with most attention such as lie contiguous to us, or resemble us. But when self is the object of a passion, it is not natural to quit the consideration of it, till the passion be exhausted: in which case the double relations of impressions and ideas can no longer operate. | Alguien quizá hallará una contradicción entre este fenómeno y el de la simpatía, en la que el espíritu pasa fácilmente de la idea de nosotros mismos a la de otro objeto relacionado con nosotros. Pero esta dificultad se desvanecerá si consideramos que en la simpatía nuestra propia persona no es el objeto de una pasión ni hay nada que haga que se fije nuestra atención sobre nosotros mismos, como en el caso presente, donde suponemos nos hallamos afectados por humildad u orgullo. Nosotros mismos, independientemente de la percepción de todo otro objeto, no somos en realidad nada; razón por la que debemos dirigir la vista a los objetos externos, y es natural para nosotros considerar con más atención lo que está cerca de nosotros o se nos asemeja. Pero cuando el yo es el objeto de la pasión no es natural abandonar la consideración de él hasta que la pasión desaparezca, en cuyo caso la doble relación de impresiones e ideas no puede operar más tiempo. |
Seventh Experiment. To put this whole reasoning to a farther trial, let us make a new experiment; and as we have already seen the effects of related passions and ideas, let us here suppose an identity of passions along with a relation of ideas; and let us consider the effects of this new situation. It is evident a transition of the passions from the one object to the other is here in all reason to be expected; since the relation of ideas is supposed still to continue, and identity of impressions must produce a stronger connexion, than the most perfect resemblance, that can be imagined. If a double relation, therefore, of impressions and ideas is able to produce a transition from one to the other, much more an identity of impressions with a relation of ideas. Accordingly we find, that when we either love or hate any person, the passions seldom continue within their first bounds; but extend themselves towards all the contiguous objects, and comprehend the friends and relations of him we love or hate. Nothing is more natural than to bear a kindness to one brother on account of our friendship for another, without any farther examination of his character. A quarrel with one person gives us a hatred for the whole family, though entirely innocent of that, which displeases us. Instances of this kind are every where to be met with. | 202 Séptimo experimento. -Para someter este razonamiento en su totalidad a un ulterior examen hagamos un nuevo experimento, y del mismo modo que hemos visto antes los efectos de las pasiones e ideas relacionadas, supongamos ahora una identidad de pasiones que acompaña a una relación de ideas y consideremos los efectos de esta nueva situación. Es evidente que una transición de pasiones de un objeto al otro debe aquí con toda razón ser esperada, puesto que la relación de ideas se supone que continúa aún y una identidad de impresiones debe producir una más fuerte conexión que la más perfecta semejanza que puede ser imaginada. Si, por consiguiente, una doble relación de impresiones e ideas es capaz de producir una transición de la una a la otra, mucho más lo será una identidad de impresiones con una relación de ideas. De acuerdo con esto, hallamos que cuando odiamos o amamos una persona, la pasión raramente continúa con sus límites iniciales, sino que se extiende a todos los objetos contiguos y comprende los amigos y relaciones de aquella persona a quien amamos u odiamos. Nada es más natural que experimentar cariño por el hermano de un amigo nuestro con motivo de esta amistad, sin necesidad de ningún examen detallado de su carácter. Una querella con una persona nos produce odio por toda su familia, aunque sea ésta enteramente inocente con respecto a lo que nos desagrada. Ejemplos de este género se encuentran por todas partes. |
There is only one difficulty in this experiment, which it will be necessary to account for, before we proceed any farther. It is evident, that though all passions pass easily from one object to another related to it, yet this transition is made with greater facility, where the more considerable object is first presented, and the lesser follows it, than where this order is reversed, and the lesser takes the precedence. Thus it is more natural for us to love the son upon account of the father, than the father upon account of the son; the servant for the master, than the master for the servant; the subject for the prince, than the prince for the subject. In like manner we more readily contract a hatred against a whole family, where our first quarrel is with the head of it, than where we are displeased with a son, or servant, or some inferior member. In short, our passions, like other objects, descend with greater facility than they ascend. | Hay sólo una dificultad en este experimento, y que es necesario tener en cuenta antes de seguir más adelante. Es evidente que aunque toda pasión pasa fácilmente de un objeto a otro relacionado con él, esta transición se hace con mayor facilidad cuando el objeto más importante se presenta primero y le sigue el de menos importancia que cuando el orden se invierte y el de menos importancia aparece antes. Así, es más natural para nosotros amar al hijo por su padre que al padre por el hijo, al criado por el amo que al amo por el criado, al súbdito por el príncipe que al príncipe por el súbdito. De igual modo concebimos más fácilmente un odio por toda una familia cuando nuestra primitiva querella ha sido con el jefe de la misma que cuando nos hemos disgustado con un hijo, con un criado o con algún otro miembro inferior. En breve, nuestras pasiones, del mismo modo que los otros objetos, descienden con mayor facilidad que ascienden. |
That we may comprehend, wherein consists the difficulty of explaining this phaenomenon, we must consider, that the very same reason, which determines the imagination to pass from remote to contiguous objects, with more facility than from contiguous to remote, causes it likewise to change with more ease, the less for the greater, than the greater for the less. Whatever has the greatest influence is most taken notice of; and whatever is most taken notice of, presents itself most readily to the imagination. We are more apt to over-look in any subject, what is trivial, than what appears of considerable moment; but especially if the latter takes the precedence, and first engages our attention. Thus if any accident makes us consider the Satellites of JUPITER, our fancy is naturally determined to form the idea of that planet; but if we first reflect on the principal planet, it is more natural for us to overlook its attendants. The mention of the provinces of any empire conveys our thought to the seat of the empire; but the fancy returns not with the same facility to the consideration of the provinces. The idea of the servant makes us think of the master; that of the subject carries our view to the prince. But the same relation has not an equal influence in conveying us back again. And on this is founded that reproach of Cornelia to her sons, that they ought to be ashamed she should be more known by the title of the daughter of Scipio than by that of the mother of the Gracchi. This was, in other words, exhorting them to render themselves as illustrious and famous as their grandfather, otherwise the imagination of the people, passing from her who was intermediate, and placed in an equal relation to both, would always leave them, and denominate her by what was more considerable and of greater moment. On the same principle is founded that common custom of making wives bear the name of their husbands, rather than husbands that of their wives; as also the ceremony of giving the precedency to those, whom we honour and respect. We might find many other instances to confirm this principle, were it not already sufficiently evident. | Para que comprendamos en qué consiste la dificultad de la explicación de este fenómeno debemos considerar que la misma razón que determina la imaginación a pasar de los objetos remotos a los próximos produce igualmente un cambio, más fácil, de lo menos a lo más que de lo más a lo menos. Todo lo que tiene mayor influencia es lo más notado, y lo más notado se presenta más rápidamente a la imaginación. Somos más aptos para omitir en un objeto lo que hay de trivial que lo que aparece como un elemento considerable; especialmente si el último se presenta el primero en el tiempo y llama primeramente nuestra atención. Asi, si una casualidad nos hace considerar los satélites de Júpiter, nuestra fantasía se halla naturalmente determinada para producir la idea de este planeta; pero si primeramente reflexionamos sobre el planeta, es más natural para nosotros el omitir sus satélites. La mención de las provincias de un imperio lleva nuestro pensamiento a considerar el imperio, pero la fantasía no vuelve con la misma facilidad a la consideración de las provincias. La idea del criado nos hace pensar en el amo, la del súbdito lleva nuestra atención hacia el príncipe. Pero la misma relación no tiene una influencia igual para llevarnos en sentido contrario. Y en esto se halla fundado el reproche de Cornelia a sus hijos, de que debían sentirse avergonzados de ser más conocidos por el nombre de la hija de Escipión que por el de la madre de los Gracos. Esto era, con otras palabras, exhortarlos a hacerse por sí mismos ilustres y famosos, como su abuelo, porque de otro modo, la imaginación del pueblo pasando por ella, que era la intermediaria, y colocada en igual relación con ambos, habría abandonado este nombre y los habría designado con el que fuese más considerable y de mayor actualidad. Sobre el mismo principio se funda la costumbre corriente de llevar las mujeres casadas el nombre de sus maridos, más bien que los maridos los nombres de sus mujeres, y también la ceremonia de conceder la precedencia a los que honramos y respetamos. Podemos hallar muchos otros ejemplos para confirmar este principio, si no fuese completamente evidente. |
Now since the fancy finds the same facility in passing from the lesser to the greater, as from remote to contiguous, why does not this easy transition of ideas assist the transition of passions in the former case, as well as in the latter? The virtues of a friend or brother produce first love, and then pride; because in that case the imagination passes from remote to contiguous, according to its propensity. Our own virtues produce not first pride, and then love to a friend or brother; because the passage in that case would be from contiguous to remote, contrary to its propensity. But the love or hatred of an inferior causes not readily any passion to the superior, though that be the natural propensity of the imagination: While the love or hatred of a superior, causes a passion to the inferior, contrary to its propensity. In short, the same facility of transition operates not in the same manner upon superior and inferior as upon contiguous and remote. These two phaenomena appear contradictory, and require some attention to be reconciled. | Ahora bien: puesto que la fantasía halla la misma facilidad de pasar de lo menos a lo más que de lo remoto a lo contiguo, ¿por qué no auxilia esta transición de ideas a la transición de pasiones, en el primer caso como en el segundo? Las virtudes de un amigo o hermano producen primero orgullo y después amor, porque en este caso la imaginación pasa de lo remoto a lo contiguo, de acuerdo con su tendencia natural. Nuestra virtud no produce primero orgullo y después amor a un amigo o hermano, porque el paso en este caso sería de lo próximo a lo remoto, lo que es contrario a su tendencia. El amor o el odio de un inferior no causa fácilmente una pasión por el superior, aunque sea ésta la tendencia natural de la imaginación, mientras que el amor u odio a un superior causa una pasión hacia el inferior análoga, lo que es contrario a la antedicha tendencia. En breve, la misma facilidad de transición no actúa de la misma manera sobre lo superior y lo inferior que sobre lo contiguo y lo remoto. Estos dos fenómenos, que parecen contradictorios, requieren cierta atención para ser reconciliados. |
As the transition of ideas is here made contrary to the natural propensity of the imagination, that faculty must be overpowered by some stronger principle of another kind; and as there is nothing ever present to the mind but impressions and ideas, this principle must necessarily lie in the impressions. Now it has been observed, that impressions or passions are connected only by their resemblance, and that where any two passions place the mind in the same or in similar dispositions, it very naturally passes from the one to the other: As on the contrary, a repugnance in the dispositions produces a difficulty in the transition of the passions. But it is observable, that this repugnance may arise from a difference of degree as well as of kind; nor do we experience a greater difficulty in passing suddenly from a small degree of love to a small degree of hatred, than from a small to a great degree of either of these affections. A man, when calm or only moderately agitated, is so different, in every respect, from himself, when disturbed with a violent passion, that no two persons can be more unlike; nor is it easy to pass from the one extreme to the other, without a considerable interval betwixt them. | Como la transición de ideas se hace aquí contra la tendencia natural de la imaginación, esta facultad debe ser dominada por algún principio más fuerte y de otro género, y ya que aquí no hay nada presente al espíritu sino impresiones e ideas, este principio debe residir necesariamente en las impresiones. Ahora bien: ha sido observado que las pasiones o impresiones se enlazan sólo por su semejanza y que donde dos pasiones colocan al espíritu en la misma o similar disposición es natural pasar de la una a la otra; por el contrario, una repugnancia entre las disposiciones produce una dificultad en las pasiones; pero puede observarse que esta repugnancia puede surgir de una diferencia de grado lo mismo que de una diferencia de cualidad, y no experimentamos una mayor dificultad para pasar repentinamente de un pequeño grado de amor a un pequeño grado de odio que de un grado pequeño a uno grande de las mismas pasiones. Un hombre que está tranquilo o moderadamente agitado es tan diferente, en cierto respecto, de él mismo cuando se halla dominado por una pasión violenta como pueden serlo entre sí dos personas distintas; no es fácil pasar de un extremo al otro sin un considerable intervalo intermedio. |
The difficulty is not less, if it be not rather greater, in passing from the strong passion to the weak, than in passing from the weak to the strong, provided the one passion upon its appearance destroys the other, and they do not both of them exist at once. But the case is entirely altered, when the passions unite together, and actuate the mind at the same time. A weak passion, when added to a strong, makes not so considerable a change in the disposition, as a strong when added to a weak; for which reason there is a closer connexion betwixt the great degree and the small, than betwixt the small degree and the great. | No es menor la dificultad, si no es más grande, de pasar de una pasión fuerte a una débil que de una débil a una fuerte, dado que una de las pasiones, al surgir, destruye la otra y las dos no pueden existir al mismo tiempo. Sin embargo, el caso es enteramente diferente cuando las pasiones se unen y actúan sobre el espíritu al mismo tiempo. Una pasión débil cuando se adiciona a una fuerte no produce un cambio tan considerable en la disposición como una fuerte cuando se adiciona a una débil, razón por la cual existe una más íntima conexión entre el grado grande y el pequeño que entre el pequeño y el grande. |
The degree of any passion depends upon the nature of its object; and an affection directed to a person, who is considerable in our eyes, fills and possesses the mind much more than one, which has for its object a person we esteem of less consequence. Here then the contradiction betwixt the propensities of the imagination and passion displays itself. When we turn our thought to a great and a small object, the imagination finds more facility in passing from the small to the great, than from the great to the small; but the affections find a greater difficulty: And as the affections are a more powerful principle than the imagination, no wonder they prevail over it, and draw the mind to their side. In spite of the difficulty of passing from the idea of great to that of little, a passion directed to the former, produces always a similar passion towards the latter; when the great and little are related together. The idea of the servant conveys our thought most readily to the master; but the hatred or love of the master produces with greater facility anger or good-will to the servant. The strongest passion in this case takes the precedence; and the addition of the weaker making no considerable change on the disposition, the passage is by that means rendered more easy and natural betwixt them. | El grado de una pasión depende de la naturaleza de su objeto, y una afección dirigida a una persona que es considerada por nosotros como honorable invade y posee el espíritu mucho más que una pasión que tiene por objeto una persona que estimamos menos. Aquí, 204 pues, la contradicción entre la tendencia de la imaginación y la pasión se presenta. Cuando dirigimos nuestro pensamiento desde un objeto grande a uno pequeño la imaginación halla más facilidad para pasar del pequeño al grande que del grande al pequeño; pero la afección, por el contrario, encuentra una mayor dificultad, y como las afecciones son un principio más poderoso que la imaginación, no es de admirar que prevalezcan y conduzcan al espíritu por su propio camino. A pesar de la dificultad de pasar de una idea de lo grande a la de lo pequeño, una pasión dirigida a lo primero produce siempre una pasión similar dirigida a lo segundo cuando lo grande y lo pequeño se hallan relacionados entre sí. La idea del criado, lleva nuestro pensamiento más fácilmente a la del amo, pero el odio del amo produce con mayor facilidad cólera o mala voluntad hacia el criado. La pasión más fuerte en este caso es la que tiene la precedencia, y no produciendo la adición de la más débil un cambio considerable en la disposición, el paso se hace de este modo más fácil y natural entre ellas. |
As in the foregoing experiment we found, that a relation of ideas, which, by any particular circumstance, ceases to produce its usual effect of facilitating the transition of ideas, ceases likewise to operate on the passions; so in the present experiment we find the same property of the impressions. Two different degrees of the same passion are surely related together; but if the smaller be first present, it has little or no tendency to introduce the greater; and that because the addition of the great to the little, produces a more sensible alteration on the temper, than the addition of the little to the great. These phaenomena, when duly weighed, will be found convincing proofs of this hypothesis. | Así como en el experimento precedente hallamos que una relación de ideas que por una particular circunstancia cesa de producir su efecto usual facilitando la transición de las ideas cesa igualmente de actuar sobre las pasiones, en el que sigue hallaremos la misma propiedad con respecto de las impresiones. Dos grados diferentes de la misma pasión se ponen en relación entre sí de un modo seguro; pero si el menor es el primero que se presenta no posee o posee en pequeño grado la tendencia a evacar el mayor, y esto porque la adición del mayor al menor produce una alteración más sensible del estado de ánimo que la adición del pequeño al grande. Estos fenómenos, si se consideran debidamente, serán pruebas convincentes de la hipótesis presente. |
And these proofs will be confirmed, if we consider the manner in which the mind here reconciles the contradiction, I have observed betwixt the passions and the imagination. The fancy passes with more facility from the less to the greater, than from the greater to the less: But on the contrary a violent passion produces more easily a feeble, than that does a violent. In this opposition the passion in the end prevails over the imagination; but it is commonly by complying with it, and by seeking another quality, which may counter-ballance that principle, from whence the opposition arises. When we love the father or master of a family, we little think of his children or servants. But when these are present with us, or when it lies any ways in our power to serve them, the nearness and contiguity in this case encreases their magnitude, or at least removes that opposition, which the fancy makes to the transition of the affections. If the imagination finds a difficulty in passing from greater to less, it finds an equal facility in passing from remote to contiguous, which brings the matter to an equality, and leaves the way open from the one passion to the other. | Estas pruebas serán confirmadas si consideramos la manera cómo el espíritu concilia la contradicción que yo he observado entre las pasiones y la imaginación. La fantasía pasa con más facilidad de lo menor a lo mayor que de lo mayor a lo menor. Por el contrario, una pasión violenta produce más fácilmente una débil que una débil una violenta. En esta oposición, la pasión, en último término, prevalece sobre la imaginación; pero esto sucede comúnmente acomodándose la primera a la última y buscando alguna otra cualidad que pueda compensar el principio del que surge la oposición. Cuando amamos a un padre o cabeza de familia casi no pensamos en sus hijos o criados; pero cuando éstos se hallan presentes a nosotros o cuando podemos de algún modo servirlos, la proximidad y contigÜidad en este caso aumenta su importancia o al menos suprime la oposición que la fantasía hace para la transición de los afectos. Si la imaginación halla una dificultad para pasar de lo grande a lo pequeño halla una igual facilidad para pasar de lo remoto a lo contiguo, lo que reduce el problema a una igualdad y deja la vía libre para el tránsito de una pasión a otra. |
Eighth Experiment. I have observed that the transition from love or hatred to pride or humility, is more easy than from pride or humility to love or hatred; and that the difficulty, which the imagination finds in passing from contiguous to remote, is the cause why we scarce have any instance of the latter transition of the affections. I must, however, make one exception, viz, when the very cause of the pride and humility is placed in some other person. For in that case the imagination is necessitated to consider the person, nor can it possibly confine its view to ourselves. Thus nothing more readily produces kindness and affection to any person, than his approbation of our conduct and character: As on the other hand, nothing inspires us with a stronger hatred, than his blame or contempt. Here it is evident, that the original passion is pride or humility, whose object is self; and that this passion is transfused into love or hatred, whose object is some other person, notwithstanding the rule I have already established, THAT THE IMAGINATION PASSES WITH DIFFICULTY FROM CONTIGUOUS TO REMOTE. But the transition in this case is not made merely on account of the relation betwixt ourselves and the person; but because that very person is the real cause of our first passion, and of consequence is intimately connected with it. It is his approbation that produces pride; and disapprobation, humility. No wonder, then, the imagination returns back again attended with the related passions of love and hatred. This is not a contradiction, but an exception to the rule; and an exception that arises from the same reason with the rule itself. | Octavo experimento. -He hecho observar que la transición del amor o el odio al orgullo o humildad es más fácil que la del orgullo o la humildad al amor u odio, y que la dificultad que la imaginación halla al pasar de lo contiguo a lo remoto es la causa de por qué sólo raramente tenemos un ejemplo de la transición últimamente citada de estas afecciones. Debo, sin embargo, hacer una excepción, a saber: cuando la verdadera causa del orgullo o la humildad se halla en alguna otra persona, pues en este caso la imaginación se ve obligada a considerar la persona y no puede-limitar su consideración a nosotros mismos. Así, nada produce más rápidamente cariño o afección por una persona que su aprobación de nuestra conducta y carácter, como, por otra parte, nada inspira un odio tan grande como su censura o desprecio. Aquí es evidente que la pasión original es orgullo o humildad, cuyo objeto es el yo, y que esta pasión se transforma en amor u odio, cuyo objeto es alguna otra persona, a pesar de la regla que yo he establecido de que la imaginación pasa con dificultad de lo contiguo a lo remoto. La transición en este caso no se hace meramente por la relación existente entre nosotros y la otra persona, sino porque la otra persona es la causa real de nuestra primera pasión, y, en consecuencia, se halla ligada íntimamente con ella. Su aprobación es la que produce orgullo, su desaprobación la que produce humildad. No es, pues, de extrañar que la imaginación ande a la inversa su camino acompañada con las pasiones relacionadas del amor y el odio. Esto no es una contradicción, sino una excepción de la regla, y una excepción que surge de la misma razón que la regla misma. |
Such an exception as this is, therefore, rather a confirmation of the rule. And indeed, if we consider all the eight experiments I have explained, we shall find that the same principle appears in all of them, and that it is by means of a transition arising from a double relation of impressions and ideas, pride and humility, love and hatred are produced. An object without [First Experiment.] a relation, or [Second and Third Experiments] with but one, never produces either of these passions; and it is [Fourth Experiment.] found that the passion always varies in conformity to the relation. Nay we may observe, that where the relation, by any particular circumstance, has not its usual effect of producing a transition either of [Sixth Experiment.] ideas or of impressions, it ceases to operate upon the passions, and gives rise neither to pride nor love, humility nor hatred. This rule we find still to hold good [Seventh and Eighth Experiments.] even under the appearance of its contrary; and as relation is frequently experienced to have no effect; which upon examination is found to proceed from some particular circumstance, that prevents the transition; so even in instances, where that circumstance, though present, prevents not the transition, it is found to arise from some other circumstance, which counter-balances it. Thus not only the variations resolve themselves into the general principle, but even the variations of these variations. | Una excepción como ésta es más, por consiguiente, una confirmación de la regla. Y de hecho, si consideramos los ocho experimentos que hemos expuesto, hallaremos que el mismo principio aparece en todos ellos y que por medio de una transición que surge de una doble relación de impresiones e ideas se producen orgullo y humildad y amor y odio. Un objeto sin relación alguna(52) o con una sola no produce jamás una de estas pasiones, y hallamos que la pasión varía siempre en conformidad con la relación. Es más, podemos observar que siempre que la relación, por alguna circunstancia particular, no tiene su efecto usual, produciendo una transición de ideas o impresiones (53), cesa de actuar sobre las pasiones y da lugar al orgullo o el amor, humildad u odio. Hallamos aún que esta regla se mantiene como buena a pesar de la apariencia de su contrario (54), y del mismo, modo que sabemos por experiencia que una relación no tiene efecto cuando el examen nos muestra ciertas circunstancias particulares que evitan la transición, en los casos en que esta circunstancia, aunque presente, no evita la transición se encuentra que este hecho surge de alguna otra circunstancia que compensa aquélla. Así, no sólo las variaciones se reducen por sí mismas en un principio general, sino las variaciones de las variaciones.
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SECT. III DIFFICULTIES SOLVED | Sección III Dificultades resueltas. |
After so many and such undeniable proofs drawn from daily experience and observation, it may seem superfluous to enter into a particular examination of all the causes of love and hatred. I shall, therefore, employ the sequel of this part, First, In removing some difficulties, concerning particular causes of these passions. Secondly, In examining the compound affections, which arise from the mixture of love and hatred with other emotions. | Ante tantas y tan evidentes pruebas, tomadas de la experiencia diaria y de la observación, parece superfluo entrar en el examen particular de todas las causas del amor y el odio. Emplearé, pues, el final de esta parte: primero, resolviendo algunas dificultades concernientes a causas particulares de estas pasiones, y segundo, examinando las afecciones compuestas que surgen de la combinación del amor y el odio con otras emociones. |
Nothing is more evident, than that any person acquires our kindness, or is exposed to our ill-will, in proportion to the pleasure or uneasiness we receive from him, and that the passions keep pace exactly with the sensations in all their changes and variations. Whoever can find the means either by his services, his beauty, or his flattery, to render himself useful or agreeable to us, is sure of our affections: As on the other hand, whoever harms or displeases us never fails to excite our anger or hatred. When our own nation is at war with any other, we detest them under the character of cruel, perfidious, unjust and violent: But always esteem ourselves and allies equitable, moderate, and merciful. If the general of our enemies be successful, it is with difficulty we allow him the figure and character of a man. He is a sorcerer: He has a communication with daemons; as is reported of OLIVER CROMWELL, and the DUKE OF LUXEMBOURG: He is bloody-minded, and takes a pleasure in death and destruction. But if the success be on our side, our commander has all the opposite good qualities, and is a pattern of virtue, as well as of courage and conduct. His treachery we call policy: His cruelty is an evil inseparable from war. In short, every one of his faults we either endeavour to extenuate, or dignify it with the name of that virtue, which approaches it. It is evident the same method of thinking runs through common life. | Nada es más evidente que una persona adquiere nuestro cariño o está expuesta a nuestra mala voluntad según el placer o dolor que recibimos de ella, y que las pasiones acompañan exactamente a las sensaciones en todos sus cambios y variaciones. Sean los que quieran los medios empleados, sus servicios, su belleza, su adulación para hacerse útil o agradable a nosotros, puede estar segura de nuestra afección, y del mismo modo, sean los que quieran los agravios o desagrados, jamás dejará de excitar nuestra cólera u odio. Cuando nuestra nación se halla en guerra con otra detestamos a ésta como poseyendo el carácter de cruel, pérfida, injusta y violenta; pero siempre nos estimamos, tanto a nosotros, como a nuestros aliados, como equitativos, moderados y clementes. Si el general de nuestros enemigos tuvo éxito, sólo con dificultad le concedemos la figura, y el carácter de un hombre. Es un hechicero, tiene comunicación con los demonios, como se dice de Oliverio Cromwell y del duque de Luxemburgo; es sangriento, y se complace en la muerte y la destrucción. Si el éxito cae de nuestra parte, nuestro jefe tiene todas las cualidades opuestas, y es un modelo de virtud, de valor y de noble conducta. A su perfidia llamamos sagacidad; su crueldad es un mal inseparable de la guerra. En resumen: tendemos a hacer desaparecer o a dignificar cada una de sus faltas, dotándolas con el nombre de la virtud que se les aproxima. Es evidente que el mismo modo de pensar reina en la vida corriente. |
There are some, who add another condition, and require not only that the pain and pleasure arise from the person, but likewise that it arise knowingly, and with a particular design and intention. A man, who wounds and harms us by accident, becomes not our enemy upon that account, nor do we think ourselves bound by any ties of gratitude to one, who does us any service after the same manner. By the intention we judge of the actions, and according as that is good or bad, they become causes of love or hatred. | Hay algunos que añaden otra condición y exigen no solamente que el dolor y el placer surjan de una persona, sino también que surjan a sabiendas y con un particular designio e intención. Un hombre que nos hiere y ofende por accidente no llega a ser nuestro enemigo por esto, ni nos sentimos ligados por lazos de gratitud con el que nos hace un servicio de la misma manera. Por la intención juzgamos de las acciones, y según ésta es buena o mala, llegan a ser aquéllas causas de amor u odio. |
But here we must make a distinction. If that quality in another, which pleases or displeases, be constant and inherent in his person and character, it will cause love or hatred independent of the intention: But otherwise a knowledge and design is requisite, in order to give rise to these passions. One that is disagreeable by his deformity or folly is the object of our aversion, though nothing be more certain, than that he has not the least intention of displeasing us by these qualities. But if the uneasiness proceed not from a quality, but an action, which is produced and annihilated in a moment, it is necessary, in order to produce some relation, and connect this action sufficiently with the person, that it be derived from a particular fore-thought and design. It is not enough, that the action arise from the person, and have him for its immediate cause and author. This relation alone is too feeble and inconstant to be a foundation for these passions. It reaches not the sensible and thinking part, and neither proceeds from any thing durable in him, nor leaves any thing behind it; but passes in a moment, and is as if it had never been. On the other hand, an intention shews certain qualities, which remaining after the action is performed, connect it with the person, and facilitate the transition of ideas from one to the other. We can never think of him without reflecting on these qualities; unless repentance and a change of life have produced an alteration in that respect: In which case the passion is likewise altered. This therefore is one reason, why an intention is requisite to excite either love or hatred. | Aquí debemos hacer una distinción. Si la cualidad de otro que agrada o desagrada es constante e inherente a la persona y carácter, causará amor u odio independiente de la intención; de otro modo se requieren un conocimiento y designio para originar estas pasiones. Una persona que sea desagradable por su fealdad o insensatez es objeto de nuestra aversión, aunque nada es más cierto que dicha persona no tiene la menor intención de desagradarnos por estas cualidades; pero si el desagrado procede de una acción, no de una cualidad, que es producida y desaparece en un momento, es necesario, para producir alguna relación y enlazar esta acción suficientemente con la persona, que se derive de un particular pensamiento y designio previo. No es suficiente que la acción surja de la persona y la tenga como su inmediata causa y autor. Esta relación sola es demasiado débil e inconstante para ser el fundamento de estas pasiones. No alcanza a la parte sensible y pensante, y ni procede de algo durable en ella ni deja algo tras de sí, sino que pasa en un momento y como si nunca hubiera existido. Por el contrario, una intención muestra ciertas cualidades, que permaneciendo después que la acción ha sido realizada la enlazan con la persona y facilitan la transición de ideas de la una a la otra. Jamás podemos pensar en ella sin reflexionar sobre estas cualidades, a menos que el arrepentimiento y un cambio de vida hayan producido una alteración en este respecto, caso en el que la pasión se halla en cierto modo alterada. Esto es, por consiguiente, una razón de por qué se requiere una intención para excitar amor u odio. |
But we must farther consider, that an intention, besides its strengthening the relation of ideas, is often necessary to produce a relation of impressions, and give rise to pleasure and uneasiness. For it is observable, that the principal part of an injury is the contempt and hatred, which it shews in the person, that injures us; and without that, the mere harm gives us a less sensible uneasiness. In like manner, a good office is agreeable, chiefly because it flatters our vanity, and is a proof of the kindness and esteem of the person, who performs it. The removal of the intention, removes the mortification in the one case, and vanity in the other, and must of course cause a remarkable diminution in the passions of love and hatred. | Debemos además considerar que una intención, además de fortalecer la relación de ideas, es necesaria frecuentemente para producir una relación de impresiones y dar origen al placer y al dolor, pues se puede observar que el elemento principal de una injuria es el desprecio y odio que se revela en la persona que nos injuria, y sin esto la mera afrenta nos produce un dolor menos sensible. Del mismo modo, un favor es agradable capitalmente porque halaga nuestra vanidad y es una prueba de cariño y estima por parte de la persona que lo realiza. Al desaparecer la intención hace desaparecer la mortificación en un caso y la vanidad en el otro, y debe así, en consecuencia, producir una notable disminución en las pasiones de amor y odio. |
I grant, that these effects of the removal of design, in diminishing the relations of impressions and ideas, are not entire, nor able to remove every degree of these relations. But then I ask, if the removal of design be able entirely to remove the passion of love and hatred? Experience, I am sure, informs us of the contrary, nor is there any thing more certain, than that men often fall into a violent anger for injuries, which they themselves must own to be entirely involuntary and accidental. This emotion, indeed, cannot be of long continuance; but still is sufficient to shew, that there is a natural connexion betwixt uneasiness and anger, and that the relation of impressions will operate upon a very small relation of ideas. But when the violence of the impression is once a little abated, the defect of the relation begins to be better felt; and as the character of a person is no wise interested in such injuries as are casual and involuntary, it seldom happens that on their account, we entertain a lasting enmity. | Concedo que estos efectos, que provienen de la supresión del designio y que consisten en disminuir la relación de las impresiones y las ideas, no son totales y que tampoco son capaces para suprimir totalmente estas relaciones; pues puedo preguntarme ahora si la supresión del designio es capaz de suprimir la pasión de amor u odio. La experiencia, estoy seguro de ello, nos muestra lo contrario, y nada es más cierto que los hombres frecuentemente caen en una cólera violenta por injurias que ellos mismos deben confesar que han sido involuntarias y accidentales. Esta emoción, sin embargo, no puede ser de larga duración, pero es bastante para mostrar que existe una conexión natural entre dolor y cólera y que la relación de impresiones operará sobre la base de una débil relación de ideas. Sin embargo, cuando la violencia de la impresión se halla algo atenuada el defecto de la relación comienza a ser mejor notado, y como el carácter de la persona no se halla de ningún modo incluido en tales injurias, que son casuales e involuntarias, sucede rara vez que experimentemos con respecto de ella una enemistad duradera. |
To illustrate this doctrine by a parallel instance, we may observe, that not only the uneasiness, which proceeds from another by accident, has but little force to excite our passion, but also that which arises from an acknowledged necessity and duty. One that has a real design of harming us, proceeding not from hatred and ill-will, but from justice and equity, draws not upon him our anger, if we be in any degree reasonable; notwithstanding he is both the cause, and the knowing cause of our sufferings. Let us examine a little this phaenomenon. | Para ilustrar esta doctrina con un ejemplo correspondiente podemos hacer notar que no sólo el dolor que procede de otra persona por accidente tiene poca fuerza para excitar una pasión, sino que también sucede lo mismo con aquel que procede de una necesidad o deber reconocido. Uno que tenga el designio real de dañarnos, no naciendo éste de odio ni de mala voluntad, sino de la justicia y equidad, no provoca por nuestra parte odio hacia él si somos en algún grado razonables; sin embargo, él es la causa, y la, causa conocida, de nuestro sufrimiento. Examinemos un poco este fenómeno. |
It is evident in the first place, that this circumstance is not decisive; and though it may be able to diminish the passions, it is seldom it can entirely remove them. How few criminals are there, who have no ill-will to the person, that accuses them, or to the judge, that condemns them, even though they be conscious of their own deserts? In like manner our antagonist in a law-suit, and our competitor for any office, are commonly regarded as our enemies; though we must acknowledge, if we would but reflect a moment, that their motive is entirely as justifiable as our own. | Es evidente, en primer lugar, que esta circunstancia no es decisiva, y aunque pueda ser capaz de disminuir las pasiones rara vez puede suprimirlas. ¡Qué pocos criminales existen que no experimenten mala voluntad por los que los acusan o por el juez que los condena, aunque son conscientes de que son merecedores de ello! De igual modo, nuestro antagonista en un pleito o nuestro competidor para un empleo son considerados habitualmente como enemigos, aunque debemos reconocer, si reflexionamos un momento, que sus motivos son tan justificables como los nuestros. |
Besides we may consider, that when we receive harm from any person, we are apt to imagine him criminal, and it is with extreme difficulty we allow of his justice and innocence. This is a clear proof, that, independent of the opinion of iniquity, any harm or uneasiness has a natural tendency to excite our hatred, and that afterwards we seek for reasons upon which we may justify and establish the passion. Here the idea of injury produces not the passion, but arises from it. | Además, podemos considerar que cuando recibimos daño por parte de una persona nos inclinamos a imaginarla como criminal, y sólo con extrema dificultad reconocemos su justicia o inocencia. Esta es una prueba clara de que, independiente mente de la opinión de la intención dañina, todo daño o dolor tiene la tendencia natural a excitar nuestro odio y que después buscamos las razones que puedan justificar y fundamentar la pasión. Aquí la idea del daño no produce la pasión, sino que surge de ella. |
Nor is it any wonder that passion should produce the opinion of injury; since otherwise it must suffer a considerable diminution, which all the passions avoid as much as possible. The removal of injury may remove the anger, without proving that the anger arises only from the injury. The harm and the justice are two contrary objects, of which the one has a tendency to produce hatred, and the other love; and it is according to their different degrees, and our particular turn of thinking, that either of the objects prevails, and excites its proper passion. | No es de extrañar que la pasión produzca la opinión de la injuria, pues de otro modo tendría que sufrir una considerable disminución, lo que todas las pasiones evitan tanto como es posible. La supresión del daño puede suprimir la cólera sin probar que la cólera surge sólo de la injuria. El daño y la justicia son dos objetos contrarios, de los cuales uno tiene la tendencia a producir odio y otro amor, y según sus diferentes grados y nuestro particular modo de pensar prevalece uno de los objetos y excita la pasión que le es propia.
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SECT. IV OF THE LOVE OF RELATIONS | Sección IV Del amor producido por las relaciones. |
Having given a reason, why several actions, that cause a real pleasure or uneasiness, excite not any degree, or but a small one, of the passion of love or hatred towards the actors; it will be necessary to shew, wherein consists the pleasure or uneasiness of many objects, which we find by experience to produce these passions. | Habiendo dado una razón de por qué varias acciones que causan un placer o dolor real no excitan ningún grado o excitan un grado mínimo de las pasiones de amor u odio hacia sus autores, será necesario mostrar en qué consiste el placer o desagrado de varios objetos que por experiencia sabemos que producen estas pasiones. |
According to the preceding system there is always required a double relation of impressions and ideas betwixt the cause and effect, in order to produce either love or hatred. But though this be universally true, it is remarkable that the passion of love may be excited by only one relation of a different kind, viz, betwixt ourselves and the object; or more properly speaking, that this relation is always attended with both the others. Whoever is united to us by any connexion is always sure of a share of our love, proportioned to the connexion, without enquiring into his other qualities. Thus the relation of blood produces the strongest tie the mind is capable of in the love of parents to their children, and a lesser degree of the same affection, as the relation lessens. Nor has consanguinity alone this effect, but any other relation without exception. We love our country-men, our neighbours, those of the same trade, profession, and even name with ourselves. Every one of these relations is esteemed some tie, and gives a title to a share of our affection. | De acuerdo con el precedente sistema, se requiere siempre una doble relación de impresiones e ideas entre la causa y el efecto para producir amor u odio. Pero aunque esto es universalmente válido es de notar que la pasión del amor puede ser producida por una relación sola de un género diferente, a saber: la existente entre nosotros y el objeto, o, hablando más propiamente, que esta relación va acompañada siempre de las otras dos. Todo lo que se halla unido a nosotros por algún lazo puede seguramente ser el objeto de nuestro amor, de un modo proporcional a esta relación, sin necesidad de indagar sus otras propiedades. Así, la relación de sangre produce el lazo más fuerte de que el espíritu es capaz en el amor de los padres a los hijos, y en menor grado, la misma afección cuando la relación disminuye. No sólo la consanguinidad tiene este efecto, sino cualquier otra relación, sin excepción. Amamos a nuestros compatriotas, a nuestros vecinos, a los que hacen un trabajo análogo al nuestro, a los que ejercen nuestra misma profesión y hasta aquellos que llevan nuestro nombre. Cada una de estas relaciones se estima como un lazo y tiene un reducido derecho a requerir nuestra afección. |
There is another phaenomenon, which is parallel to this, viz, that acquaintance, without any kind of relation, gives rise to love and kindness. When we have contracted a habitude and intimacy with any person; though in frequenting his company we have not been able to discover any very valuable quality, of which he is possessed; yet we cannot forebear preferring him to strangers, of whose superior merit we are fully convinced. These two phaenomena of the effects of relation and acquaintance will give mutual light to each other, and may be both explained from the same principle. | Existe otro fenómeno paralelo a este, a saber: que el trato social, sin ningún género de relación, da lugar al amor o al cariño. Cuando hemos intimado con una persona a quien tratamos habitualmente, aunque frecuentando su compañía no hayamos notado que posea ninguna cualidad notable, no podemos menos de preferirla a personas extrañas de cuyo superior mérito nos hallamos persuadidos. Estos dos fenómenos, el de los efectos de la relación y el del trato, se esclarecen mutuamente y pueden ser explicados por el mismo principio. |
Those, who take a pleasure in declaiming against human nature, have observed, that man is altogether insufficient to support himself; and that when you loosen all the holds, which he has of external objects, he immediately drops down into the deepest melancholy and despair. From this, say they, proceeds that continual search after amusement in gaming, in hunting, in business; by which we endeavour to forget ourselves, and excite our spirits from the languid state, into which they fall, when not sustained by some brisk and lively emotion. To this method of thinking I so far agree, that I own the mind to be insufficient, of itself, to its own entertainment, and that it naturally seeks after foreign objects, which may produce a lively sensation, and agitate the spirits. On the appearance of such an object it awakes, as it were, from a dream: The blood flows with a new tide: The heart is elevated: And the whole man acquires a vigour, which he cannot command in his solitary and calm moments. Hence company is naturally so rejoicing, as presenting the liveliest of all objects, viz, a rational and thinking Being like ourselves, who communicates to us all the actions of his mind; makes us privy to his inmost sentiments and affections; and lets us see, in the very instant of their production, all the emotions, which are caused by any object. Every lively idea is agreeable, but especially that of a passion, because such an idea becomes a kind of passion, and gives a more sensible agitation to the mind, than any other image or conception. | Los que encuentran un placer en declamar contra la naturaleza humana han observado que el hombre es incapaz de bastarse a sí mismo, y por esto cuando rompe los lazos que le unen con los objetos externos cae inmediatamente en la más profunda melancolía y desesperación. De esto -dicen- procede la continua busca de las diversiones del juego, de la caza, de los negocios, por las cuales intentamos olvidarnos de nosotros mismos y despertar nuestros espíritus animales del estado lánguido en el cual caen cuando no se hallan agitados por alguna activa y vivaz emoción. Concuerdo con esta manera de pensar en tanto que concedo que el espíritu es insuficiente para su propio entretenimiento y que busca naturalmente objetos externos que puedan producir una sensación viva y agitar los espíritus animales. Ante la presencia de un objeto tal despiértase como de un sueño, la sangre fluye con un nuevo impulso, el corazón se siente poderoso, y el hombre entero adquiere un vigor que no puede obtener en sus momentos solitarios y tranquilos. Por esto la compañía es naturalmente tan placentera, por presentar el más amable de todos los objetos, a saber: un ser racional y pensante, análogo a nosotros mismos, que nos comunica todas las acciones de su espíritu, nos hace confidente de sus más íntimos sentimientos y afecciones y nos deja ver en cada momento de su producción todas las emociones que son causadas por un objeto. Toda idea vivaz es agradable, pero sobre todo la de una pasión; porque una idea tal llega a ser una especie de pasión y concede una agitación más sensible al espíritu que ninguna otra imagen o concepción. |
This being once admitted, all the rest is easy. For as the company of strangers is agreeable to us for a short time, by inlivening our thought; so the company of our relations and acquaintance must be peculiarly agreeable, because it has this effect in a greater degree, and is of more durable influence. Whatever is related to us is conceived in a lively manner by the easy transition from ourselves to the related object. Custom also, or acquaintance facilitates the entrance, and strengthens the conception of any object. The first case is parallel to our reasonings from cause and effect; the second to education. And as reasoning and education concur only in producing a lively and strong idea of any object; so is this the only particular, which is common to relation and acquaintance. This must, therefore, be the influencing quality, by which they produce all their common effects; and love or kindness being one of these effects, it must be from the force and liveliness of conception, that the passion is derived. Such a conception is peculiarly agreeable, and makes us have an affectionate regard for every thing, that produces it, when the proper object of kindness and goodwill. | Una vez admitido esto, el resto será fácil. Del mismo modo que la compañía de los extraños nos es agradable durante algún tiempo corto, porque vivifica nuestro pensamiento, nos es la compañía de nuestras relaciones y gentes de nuestro trato especialmente agradable porque posee este efecto en un mayor grado y es de influencia más duradera. Todo lo que está en relación con nosotros es concebido de una manera vivaz por la fácil transición de nosotros mismos al objeto relacionado. Así, pues, el hábito del trato facilita la consideración y fortalece la concepción de algún objeto. El primer caso es paralelo a nuestros razonamientos de causa y efecto; el segundo, a la educación. Y como el razonamiento y la educación coinciden solamente en producir una idea vivaz y enérgica de un objeto, es esto el único elemento común a la relación y al trato. Esta debe ser, por consiguiente, la cualidad determinante por la cual producen aquéllos sus efectos comunes y amor o cariño; siendo uno de los efectos, debe derivarse de la fuerza y viveza de la concepción. Una concepción tal es particularmente agradable y nos hace mirar con buenos ojos todo lo que la produce cuando es el objeto propio del cariño y la benevolencia. |
It is obvious, that people associate together according to their particular tempers and dispositions, and that men of gay tempers naturally love the gay; as the serious bear an affection to the serious. This not only happens, where they remark this resemblance betwixt themselves and others, but also by the natural course of the disposition, and by a certain sympathy, which always arises betwixt similar characters. Where they remark the resemblance, it operates after the manner of a relation, by producing a connexion of ideas. Where they do not remark it, it operates by some other principle; and if this latter principle be similar to the former, it must be received as a confirmation of the foregoing reasoning. | Es manifiesto que los hombres se unen según sus peculiares temperamentos y disposiciones, y que los hombres de temperamento alegre aman a los alegres y los serios sienten afección por los serios. Esto no sólo sucede cuando notan esta semejanza entre sí y los otros, sino también por el curso natural de la disposición y por una cierta simpatía que surge entre caracteres similares. Cuando notan la semejanza ésta actúa del mismo modo que una relación, produciendo un enlace de ideas. Cuando no la notan, actúa en virtud de algún otro principio, y si este último principio es similar al primero, debe esto ser admitido como una confirmación del precedente razonamiento. |
The idea of ourselves is always intimately present to us, and conveys a sensible degree of vivacity to the idea of any other object, to which we are related. This lively idea changes by degrees into a real impression; these two kinds of perception being in a great measure the same, and differing only in their degrees of force and vivacity. But this change must be produced with the greater ease, that our natural temper gives us a propensity to the same impression, which we observe in others, and makes it arise upon any slight occasion. In that case resemblance converts the idea into an impression, not only by means of the relation, and by transfusing the original vivacity into the related idea; but also by presenting such materials as take fire from the least spark. And as in both cases a love or affection arises from the resemblance, we may learn that a sympathy with others is agreeable only by giving an emotion to the spirits, since an easy sympathy and correspondent emotions are alone common to RELATION, ACQUAINTANCE, and RESEMBLANCE. | La idea de nosotros mismos está siempre íntimamente presente y concede un grado notable de vivacidad a la idea de algún otro objeto con el que se halla relacionada. Esta idea vivaz se cambia gradualmente en una impresión real por ser estos dos géneros de la percepción en gran parte lo mismo y diferir sólo en su grado de fuerza y vivacidad. Pero este cambio debe producirse con la mayor facilidad, de modo que nuestro temperamento natural nos conceda una inclinación a la misma impresión que observamos en otros y haga que surja con una ocasión insignificante. En este caso la semejanza convierte la idea en una impresión, no sólo por medio de la relación y concediendo la vivacidad original a la idea relacionada, sino también presentando tales materiales como capaces de inflamarse con la más pequeña chispa. Y como en ambos casos existe un amor o afección debidos a la semejanza, resulta que la simpatía con los otros es agradable solamente por conceder una emoción a los espíritus, pues una simpatía fácil y las emociones correspondientes son lo único común a la relación, trato y semejanza. |
The great propensity men have to pride may be considered as another similar phaenomenon. It often happens, that after we have lived a considerable time in any city; however at first it might be disagreeable to us; yet as we become familiar with the objects, and contact an acquaintance, though merely with the streets and buildings, the aversion diminishes by degrees, and at last changes into the opposite passion. The mind finds a satisfaction and ease in the view of objects, to which it is accustomed, and naturally prefers them to others, which, though, perhaps, in themselves more valuable, are less known to it. By the same quality of the mind we are seduced into a good opinion of ourselves, and of all objects, that belong to us. They appear in a stronger light; are more agreeable; and consequently fitter subjects of pride and vanity, than any other. | La gran propensión que los hombres tienen al orgullo debe ser considerada como un fenómeno similar. Frecuentemente sucede que después de haber vivido un tiempo considerable en una ciudad, aunque al principio sea ésta desagradable para nosotros, cuando nos hacemos familiares con los objetos y contraemos un trato, aunque tan sólo sea con las calles y las casas, la aversión disminuye por grados y por último se transforma en la pasión opuesta. El espíritu halla una satisfacción y bienestar en la consideración de los objetos a los que está acostumbrado y los prefiere, naturalmente, a aquellos otros que, aunque en sí mismos posean quizá más valor, le son menos conocidos. Por la misma cualidad del espíritu somos inclinados a tener una buena opinión de nosotros mismos y de todos los objetos que nos atañen. Estos aparecen más claros, son más agradables, y, por consiguiente, motivos más adecuados de orgullo y vanidad que los otros. |
It may not be amiss, in treating of the affection we bear our acquaintance and relations, to observe some pretty curious phaenomena, which attend it. It is easy to remark in common life, that children esteem their relation to their mother to be weakened, in a great measure, by her second marriage, and no longer regard her with the same eye, as if she had continued in her state of widow-hood. Nor does this happen only, when they have felt any inconveniences from her second marriage, or when her husband is much her inferior; but even without any of these considerations, and merely because she has become part of another family. This also takes place with regard to the second marriage of a father; but in a much less degree: And it is certain the ties of blood are not so much loosened in the latter case as by the marriage of a mother. These two phaenomena are remarkable in themselves, but much more so when compared. | No será inoportuno, al tratar de las afecciones que experimentamos mediante nuestro trato y relaciones, poner de relieve algunos interesantes fenómenos que a ellas se refieren. Es fácil notar en la vida corriente que los hijos consideran debilitada la relación de su madre por el segundo matrimonio de ésta y no la consideran con los mismos ojos que si hubiera permanecido en estado de viudez. No sucede sólo esto cuando aquéllos han notado alguna inconveniencia en el segundo matrimonio o cuando el marido es muy inferior, sino siempre y aparte de estas consideraciones, y solamente porque de este modo ha llegado a ser parte de otra familia. Esto también tiene lugar con respecto al matrimonio del padre, pero en un grado mucho menor, y es cierto que los lazos de sangre no se rompen tanto en el último caso como en el del matrimonio de la madre. Estos dos fenómenos son notables por sí mismos, pero mucho más si se comparan entre sí. |
In order to produce a perfect relation betwixt two objects, it is requisite, not only that the imagination be conveyed from one to the other by resemblance, contiguity or causation, but also that it return back from the second to the first with the same ease and facility. At first sight this may seem a necessary and unavoidable consequence. If one object resemble another, the latter object must necessarily resemble the former. If one object be the cause of another, the second object is effect to its cause. It is the same case with contiguity: And therefore the relation being always reciprocal, it may be thought, that the return of the imagination from the second to the first must also, in every case, be equally natural as its passage from the first to the second. But upon farther examination we shall easily discover our mistake. For supposing the second object, beside its reciprocal relation to the first, to have also a strong relation to a third object; in that case the thought, passing from the first object to the second, returns not back with the same facility, though the relation continues the same; but is readily carryed on to the third object, by means of the new relation, which presents itself, and gives a new impulse to the imagination. This new relation, therefore, weakens the tie betwixt the first and second objects. The fancy is by its very nature wavering and inconstant; and considers always two objects as more strongly related together, where it finds the passage equally easy both in going and returning, than where the transition is easy only in one of these motions. The double motion is a kind of a double tie, and binds the objects together in the closest and most intimate manner. | Para producir una relación perfecta entre dos objetos se requiere no solamente que la imaginación sea llevada del uno al otro por semejanza, contigÜidad o causalidad, sino también que pueda retroceder del segundo al primero con la misma facilidad. A primera vista esto parece una consecuencia inevitable y necesaria. Si un objeto se parece a otro, este último debe parecerse necesariamente al primero. Si un objeto es causa de otro, este segundo objeto debe ser efecto del primero. Lo mismo sucede con la contigÜidad; por consiguiente, siendo la relación siempre recíproca puede pensarse que el regreso de la imaginación del segundo al primero debe en cada caso ser tan natural como el paso del primero al segundo. Pero un ulterior examen descubrirá nuestro error. Supongamos que el segundo objeto, aparte de su relación recíproca con el primero, tiene una firme relación con un tercer objeto; en este caso, el pensamiento, pasando del primer objeto al segundo, no retrocede con la misma facilidad, aunque la relación continúa siendo la misma, sino que es llevado prestamente al tercer objeto mediante una nueva relación que se le presenta, y que da un nuevo impulso a la imaginación. Esta nueva relación, por consiguiente, debilita el lazo entre el primero y segundo objeto. La fantasía es por su propia naturaleza instable e inconstante y considera siempre dos objetos como más fuertemente relacionados cuando encuentra igualmente fácil el paso progresando que retrocediendo, que cuando es fácil sólo en una de estas direcciones. La doble dirección es un género de doble lazo y relaciona los objetos del modo más íntimo y firme. |
The second marriage of a mother breaks not the relation of child and parent; and that relation suffices to convey my imagination from myself to her with the greatest ease and facility. But after the imagination is arrived at this point of view, it finds its object to be surrounded with so many other relations, which challenge its regard, that it knows not which to prefer, and is at a loss what new object to pitch upon. The ties of interest and duty bind her to another family, and prevent that return of the fancy from her to myself, which is necessary to support the union. The thought has no longer the vibration, requisite to set it perfectly at ease, and indulge its inclination to change. It goes with facility, but returns with difficulty; and by that interruption finds the relation much weakened from what it would be were the passage open and easy on both sides. | El segundo matrimonio de la madre no rompe la relación de hijo a antecesor, y esta relación basta para llevar mi imaginación de mí a ella con la mayor facilidad y comodidad. Pero cuando la imaginación ha llegado a este punto de vista encuentra que su objeto está asediado por tantas relaciones que exigen su atención, que no sabe cuál elegir y se encuentra dudosa con respecto a qué nuevo objeto se dirigirá. Los lazos de interés y deber la enlazan con otra familia y dificultan el regreso de la fantasía de ella hacia mí, lo que sería necesario para mantener esta unión. El pensamiento no tiene ya la vibración requerida para avanzar fácil y perfectamente y se entrega a su inclinación al cambio. Avanza con facilidad, pero retrocede con dificultad, y por esta interrupción se halla mucho más debilitada la relación que si el paso estuviera abierto y franco por ambos lados. |
Now to give a reason, why this effect follows not in the same degree upon the second marriage of a father: we may reflect on what has been proved already, that though the imagination goes easily from the view of a lesser object to that of a greater, yet it returns not with the same facility from the greater to the less. When my imagination goes from myself to my father, it passes not so readily from him to his second wife, nor considers him as entering into a different family, but as continuing the head of that family, of which I am myself a part. His superiority prevents the easy transition of the thought from him to his spouse, but keeps the passage still open for a return to myself along the same relation of child and parent. He is not sunk in the new relation he acquires; so that the double motion or vibration of thought is still easy and natural. By this indulgence of the fancy in its inconstancy, the tie of child and parent still preserves its full force and influence. A mother thinks not her tie to a son weakened, because it is shared with her husband: Nor a son his with a parent, because it is shared with a brother. The third object is here related to the first, as well as to the second; so that the imagination goes and comes along all of them with the greatest facility. | Para dar ahora una razón de por qué estos efectos no se siguen en el mismo grado del segundo matrimonio del padre, debemos reflexionar sobre lo que ya ha sido probado: que aunque la imaginación va fácilmente de la consideración de los objetos menos importantes a los de más importancia, no retrocede con la misma facilidad desde los importantes que desde los no importantes. Cuando mi imaginación pasa de mí a mi padre, no pasa tan fácilmente de él a su segunda mujer ni lo considera formando parte de otra familia, sino siendo aún cabeza de la misma familia de la que yo formo parte. Su superioridad impide la fácil transición del pensamiento desde él a su esposa, pero deja libre el paso abierto para volver a mí a través de la misma relación de padre e hijo. No se halla sumido en la nueva relación que ha adquirido, de modo que el doble movimiento o vibración del pensamiento es aún fácil y natural. Por ceder la fantasía a su inconstancia, el lazo de padre e hijo conserva su plena fuerza e influencia. Una madre no cree debilitada su relación con un hijo porque se halla unida a otro marido, ni un hijo lo cree con respecto a su padre porque éste se relacione con un hermano. El tercer objeto se halla aquí en relación con el primero y con el segundo, de modo que la imaginación va y viene a través de ellos con la más grande facilidad.
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SECT. V OF OUR ESTEEM FOR THE RICH AND POWERFUL | Sección V De nuestra estima por el rico y poderoso. |
Nothing has a greater tendency to give us an esteem for any person, than his power and riches; or a contempt, than his poverty and meanness: And as esteem and contempt are to be considered as species of love and hatred, it will be proper in this place to explain these phaenomena. | Nada tiene mayor tendencia a producirnos estima por alguna persona que su poder y riquezas, y nada tiende más a causarnos desprecio que su pobreza o mezquindad; y como estima y desprecio pueden ser considerados como una especie de amor y odio, debe ser éste lugar adecuado para explicar dichos fenómenos. |
Here it happens most fortunately, that the greatest difficulty is not to discover a principle capable of producing such an effect, but to choose the chief and predominant among several, that present themselves. The satisfaction we take in the riches of others, and the esteem we have for the possessors may be ascribed to three different causes. FIRST, To the objects they possess; such as houses, gardens, equipages; which, being agreeable in themselves, necessarily produce a sentiment of pleasure in every one; that either considers or surveys them. SECONDLY, To the expectation of advantage from the rich and powerful by our sharing their possessions. THIRDLY, To sympathy, which makes us partake of the satisfaction of every one, that approaches us. All these principles may concur in producing the present phaenomenon. The question is, to which of them we ought principally to ascribe it. | Aquí sucede, afortunadamente, que la gran dificultad no consiste en descubrir un principio capaz de producir un efecto tal, sino en escoger el capital y predominante entre varios que se presentan por sí mismos. La satisfacción que experimentamos por la riqueza de los otros y la estima que tenemos por sus poseedores puede ser atribuida a tres diferentes causas: Primero. A los objetos que ellos poseen, como casas, jardines, equipajes, que siendo agradables por sí mismos, necesariamente producen un sentimiento de placer en todo el que los considera o examina. Segundo. A la espera de ventajas por parte del rico o poderoso, por unirnos éste a su posesión. Tercero. A la simpatía, que nos hace partícipes de la satisfacción de todo el que se nos aproxima. Todos estos principios pueden concurrir en la producción del presente fenómeno. La cuestión es saber a cuál podemos principalmente atribuírselo. |
It is certain, that the first principle, viz, the reflection on agreeable objects, has a greater influence, than what, at first sight, we may be apt to imagine. We seldom reflect on what is beautiful or ugly, agreeable or disagreeable, without an emotion of pleasure or uneasiness; and though these sensations appear not much in our common indolent way of thinking, it is easy, either in reading or conversation, to discover them. Men of wit always turn the discourse on subjects that are entertaining to the imagination; and poets never present any objects but such as are of the same nature. Mr Philips has chosen CYDER for the subject of an excellent poem. Beer would not have been so proper, as being neither so agreeable to the taste nor eye. But he would certainly have preferred wine to either of them, coued his native country have afforded him so agreeable a liquor. We may learn from thence, that every thing, which is agreeable to the senses, is also in some measure agreeable to the fancy, and conveys to the thought an image of that satisfaction, which it gives by its real application to the bodily organs. | Es cierto que el primer principio, a saber, la consideración de objetos agradables, tiene una influencia más grande de lo que a primera vista nos parece. Rara vez reflexionamos sobre lo que es hermoso o feo, agradable o desagradable, sin experimentar una emoción de placer o dolor, y aunque estas emociones no son muy aparentes en nuestro modo indolente y común de pensar, es fácil descubrirlas ya en la lectura, ya en la conversación. Los hombres de ingenio dirigen el discurso sobre asuntos que agradan a nuestra imaginación, y los poetas jamás presentan otros objetos que los de esta naturaleza. Míster Philips ha escogido la palabra sidra para asunto de un excelente poema; cerveza no hubiera sido tan propia por no ser agradable ni a la vista ni al paladar; pero hubiera preferido vino a las dos anteriores si su comarca natal le hubiera proporcionado un licor tan agradable. Debemos, pues, deducir de aquí que toda cosa agradable a los sentidos es 212 también en la misma medida agradable a la fantasía y sugiere al pensamiento la imagen de la satisfacción que produce por su aplicación real a los órganos corporales. |
But though these reasons may induce us to comprehend this delicacy of the imagination among the causes of the respect, which we pay the rich and powerful, there are many other reasons, that may keep us from regarding it as the sole or principal. For as the ideas of pleasure can have an influence only by means of their vivacity, which makes them approach impressions, it is most natural those ideas should have that influence, which are favoured by most circumstances, and have a natural tendency to become strong and lively; such as our ideas of the passions and sensations of any human creature. Every human creature resembles ourselves, and by that means has an advantage above any other object, in operating on the imagination. | Aunque estas razones pueden llevarnos a comprender esta sensibilidad de la imaginación entre las causas del respeto que sentimos por el rico y poderoso, existen otras razones que nos impiden considerarla como la única o principal; pues, dado que las ideas de placer pueden tener influencia solamente por medio de su vivacidad, que las hace aproximarse a las impresiones, es más natural que tengan esta influencia las ideas que son favorecidas por las más de las circunstancias y posean una tendencia natural a llegar a ser fuertes y vivaces, lo que sucede con nuestras ideas de las pasiones y sensaciones de una criatura humana. Toda criatura humana se nos asemeja, y por esto tiene una ventaja sobre todos los otros objetos al actuar sobre la imaginación. |
Besides, if we consider the nature of that faculty, and the great influence which all relations have upon it, we shall easily be persuaded, that however the ideas of the pleasant wines, music, or gardens, which the rich man enjoys, may become lively and agreeable, the fancy will not confine itself to them, but will carry its view to the related objects; and in particular, to the person, who possesses them. And this is the more natural, that the pleasant idea or image produces here a passion towards the person, by means of his relation to the object; so that it is unavoidable but he must enter into the original conception, since he makes the object of the derivative passion: But if he enters into the original conception, and is considered as enjoying these agreeable objects, it is sympathy, which is properly the cause of the affection; and the third principle is more powerful and universal than the first. | Además, si consideramos la naturaleza de esta facultad y la gran influencia que todas las relaciones tienen sobre ella, nos persuadiremos fácilmente de que siempre que las ideas de los vinos, música y jardines agradables de que goza un hombre rico pueden hacerse vivaces y gratas, la fantasía no se limitará a ellas, sino que se dirigirá a los objetos con ellas relacionados y en particular a la persona que los posee. Lo más natural es que la idea agradable o imagen produzca aquí una pasión hacia la persona por medio de su relación con el objeto, de modo que inevitablemente debe formar parte de la concepción originaria, puesto que aquélla constituye el objeto de la pasión derivada. Si forma parte de la concepción originaria y se considera como gozando de aquellos objetos agradables, es la simpatía la que propiamente produce la afección, y el tercer principio es más poderoso y universal que el primero. |
Add to this, that riches and power alone, even though unemployed, naturally cause esteem and respect: And consequently these passions arise not from the idea of any beautiful or agreeable objects. It is true; money implies a kind of representation of such objects, by the power it affords of obtaining them; and for that reason may still be esteemed proper to convey those agreeable images, which may give rise to the passion. But as this prospect is very distant, it is more natural for us to take a contiguous object, viz, the satisfaction, which this power affords the person, who is possest of it. And of this we shall be farther satisfyed, if we consider, that riches represent the goods of life, only by means of the will; which employs them; and therefore imply in their very nature an idea of the person, and cannot be considered without a kind of sympathy with his sensations and enjoyments. | Hay que añadir a esto que la riqueza y el poder por sí, aunque no sean empleados, causan naturalmente estima y respeto, y que, por consecuencia, estas ideas no surgen de la idea de algún objeto bello y agradable. Es cierto que el dinero implica un género de representación de tales objetos por el poder que concede de obtenerlos, y por esta razón podría ser estimado apropiado para sugerir las imágenes agradables que hacen surgir la pasión; pero como esta posibilidad se halla muy distante, es más natural para nosotros considerar un objeto contiguo, a saber: la satisfacción que este poder proporciona al que lo posee. De esto nos hallaremos más convencidos si consideramos que las riquezas representan los bienes de la vida tan sólo por medio de la voluntad que las emplea; que, por consiguiente, implican, en su verdadera naturaleza, la idea de una persona que no puede ser considerada sin algún género de simpatía en cuanto a sus sensaciones y goces. |
This we may confirm by a reflection, which to some will, perhaps, appear too subtile and refined. I have already observed, that power, as distinguished from its exercise, has either no meaning at all, or is nothing but a possibility or probability of existence; by which any object approaches to reality, and has a sensible influence on the mind. I have also observed, that this approach, by an illusion of the fancy, appears much greater, when we ourselves are possest of the power, than when it is enjoyed by another; and that in the former case the objects seem to touch upon the very verge of reality, and convey almost an equal satisfaction, as if actually in our possession. Now I assert, that where we esteem a person upon account of his riches, we must enter into this sentiment of the proprietor, and that without such a sympathy the idea of the agreeable objects, which they give him the power to produce, would have but a feeble influence upon us. An avaritious man is respected for his money, though he scarce is possest of a power; that is, there scarce is a probability or even possibility of his employing it in the acquisition of the pleasures and conveniences of life. To himself alone this power seems perfect and entire; and therefore we must receive his sentiments by sympathy, before we can have a strong intense idea of these enjoyments, or esteem him upon account of them. | Podemos confirmar esto por una reflexión que parecerá quizá a alguno demasiado sutil y refinada. He observado ya que la facultad, separada de su ejercicio, o no tiene sentido, o es sólo una posibilidad o probabilidad de existencia, por la cual un objeto se aproxima a la realidad y tiene una sensible influencia sobre el espíritu. He hecho también observar que esta aproximación por una ilusión de la fantasía aparece mucho más grande cuando nosotros poseemos la facultad que cuando la posee otro, y que en el primer caso los objetos parecen tocar al margen de la realidad y producen casi una satisfacción igual que si se hallaran en nuestra posesión. Ahora afirmo que cuando nosotros estimamos una persona por sus riquezas debemos experimentar este sentimiento con su poseedor, y que sin una simpatía tal la idea de los objetos agradables que la riqueza le concede, la facultad de producirlos, tendrá una débil influencia sobre nosotros. Un hombre avaro es respetado por su dinero, aunque escasamente puede decirse que posee un poder; es decir, existe una 2 escasa posibilidad o probabilidad de emplearlo en la adquisición de los placeres y comodidades de la vida. Sólo a él parece este poder perfecto y completo, y, por consiguiente, debemos experimentar sus sentimientos por simpatía antes de que tengamos una intensa idea de estos goces o le estimemos por ellos. |
Thus we have found, that the first principle, viz, the agreeable idea of those objects, which riches afford the enjoyment of; resolves itself in a great measure into the third, and becomes a sympathy with the person we esteem or love. Let us now examine the second principle, viz, the agreeable expectation of advantage, and see what force we may justly attribute to it. | Así, hemos hallado que el Primer principio, a saber: la idea agradable de los objetos cuyo goce proporciona la riqueza, se reduce en gran medida al tercero y se resuelve en una simpatía con la persona que estimamos o amamos. Examinemos ahora el segundo principio, a saber: la agradable espera de ventajas, y veamos qué fuerza podemos atribuirle. |
It is obvious, that though riches and authority undoubtedly give their owner a power of doing us service, yet this power is not to be considered as on the same footing with that, which they afford him, of pleasing himself, and satisfying his own appetites. Self-love approaches the power and exercise very near each other in the latter case; but in order to produce a similar effect in the former, we must suppose a friendship and good-will to be conjoined with the riches. Without that circumstance it is difficult to conceive on what we can found our hope of advantage from the riches of others, though there is nothing more certain, than that we naturally esteem and respect the rich, even before we discover in them any such favourable disposition towards us. | Es claro que aunque las riquezas y la autoridad conceden indudablemente a su poseedor la facultad de prestarnos servicios, esta facultad no puede considerarse de la misma especie que la que le permite gozar a él mismo y satisfacer sus apetitos. El amor a sí mismo aproxima el poder y el ejercicio íntimamente en el último caso; pero para producir un efecto similar en el primero debemos suponer una amistad y benevolencia que nos una con la suerte del rico. Sin esta circunstancia es difícil concebir en qué podemos fundar nuestras esperanzas de ventajas por parte de las riquezas de los otros, aunque aquí nada es más cierto que estimamos y respetamos naturalmente al rico aun antes de descubrir en él una disposición favorable hacia nosotros. |
But I carry this farther, and observe, not only that we respect the rich and powerful, where they shew no inclination to serve us, but also when we lie so much out of the sphere of their activity, that they cannot even be supposed to be endowed with that power. Prisoners of war are always treated with a respect suitable to their condition; and it is certain riches go very far towards fixing the condition of any person. If birth and quality enter for a share, this still affords us an argument of the same kind. For what is it we call a man of birth, but one who is descended from a long succession of rich and powerful ancestors, and who acquires our esteem by his relation to persons whom we esteem? His ancestors, therefore, though dead, are respected, in some measure, on account of their riches, and consequently without any kind of expectation. | Voy más lejos, y observo que no solamente respetamos al rico y poderoso cuando muestra una inclinación a servirnos, sino también cuando nos hallamos muy lejos de la esfera de su actividad: de modo que no es de suponer que esté dotado de esta facultad. Los prisioneros de guerra son tratados siempre con el respeto correspondiente a su posición, y es cierto que las riquezas influyen mucho en la determinación de la condición de una persona. Si el nacimiento y cualidad contribuyen a ello, esto nos proporciona un argumento del mismo género. ¿Pues qué es lo que llamamos un hombre de buena cuna más que una persona que proviene de una larga serie de antecesores ricos y poderosos y que adquiere nuestra estima por su relación con personas que nosotros estimamos? Sus antecesores, por consiguiente, aunque muertos, son respetados en alguna medida por sus riquezas, y en consecuencia sin ningún género de esperanza. |
But not to go so far as prisoners of war and the dead to find instances of this disinterested esteem for riches, let us observe with a little attention those phaenomena that occur to us in common life and conversation. A man, who is himself of a competent fortune, upon coming into a company of strangers, naturally treats them with different degrees of respect and deference, as he is informed of their different fortunes and conditions; though it is impossible he can ever propose, and perhaps would not accept of any advantage from them. A traveller is always admitted into company, and meets with civility, in proportion as his train and equipage speak him a man of great or moderate fortune. In short, the different ranks of men are, in a great measure, regulated by riches, and that with regard to superiors as well as inferiors, strangers as well as acquaintance. | Para no ir tan lejos y considerar los prisioneros de guerra y los muertos como ejemplos de la estima desinteresada por las riquezas, observemos con un poco de atención fenómenos que se nos presentan en la vida y conversación corrientes. Un hombre poseedor de una suficiente fortuna que llega a hallarse en compañía de extraños trata a éstos con diferentes grados de respeto y deferencia, según ha sido informado de sus diferentes fortunas y condiciones, aunque es imposible que se haya propuesto, y quizá no quiera aceptarla, ninguna ventaja por parte de ellos. Un viajero es siempre admitido en sociedad y recibido con cortesía en proporción con su séquito y equipaje, ya se dirija a él un hombre de grande o de moderada fortuna. En breve, los diferentes rangos de los hombres se hallan en gran medida determinados por la riqueza, y esto tanto con respecto a los superiores como a los inferiores, extranjeros y próximos. |
There is, indeed, an answer to these arguments, drawn from the influence of general rules. It may be pretended, that being accustomed to expect succour and protection from the rich and powerful, and to esteem them upon that account, we extend the same sentiments to those, who resemble them in their fortune, but from whom we can never hope for any advantage. The general rule still prevails, and by giving a bent to the imagination draws along the passion, in the same manner as if its proper object were real and existent. | Surge aquí una respuesta a estos argumentos, basada en la influencia de las reglas generales. Puede pretenderse que estando acostumbrados a esperar socorro y protección del rico y poderoso, y estimarle por esto, hacemos extensivos dichos sentimientos al que se le asemeja en fortuna, pero del que no podemos esperar ventaja alguna. La regla 214 general perdura siempre, y concediendo un impulso a la imaginación, hace surgir paralelamente la pasión del mismo modo que si el objeto que le es propio fuera real y existente. |
But that this principle does not here take place, will easily appear, if we consider, that in order to establish a general rule, and extend it beyond its proper bounds, there is required a certain uniformity in our experience, and a great superiority of those instances, which are conformable to the rule, above the contrary. But here the case is quite otherwise. Of a hundred men of credit and fortune I meet with, there is not, perhaps, one from whom I can expect advantage; so that it is impossible any custom can ever prevail in the present case. | Que este principio no tiene lugar aquí aparecerá claramente si consideramos que para establecer una regla general y extenderla más allá de sus límites propios se requiere una cierta uniformidad en nuestra experiencia y una gran superioridad de los casos que están de acuerdo con la regla sobre los contrarios. Aquí el hecho es completamente diferente. De cien hombres de crédito y fortuna que yo encuentre existe quizá sólo uno del que yo puedo esperar alguna ventaja: de modo que es imposible que pueda hacerse valer un hábito en el presente fenómeno. |
Upon the whole, there remains nothing, which can give us an esteem for power and riches, and a contempt for meanness and poverty, except the principle of sympathy, by which we enter into the sentiments of the rich and poor, and partake of their pleasure and uneasiness. Riches give satisfaction to their possessor; and this satisfaction is conveyed to the beholder by the imagination, which produces an idea resembling the original impression in force and vivacity. This agreeable idea or impression is connected with love, which is an agreeable passion. It proceeds from a thinking conscious being, which is the very object of love. From this relation of impressions, and identity of ideas, the passion arises, according to my hypothesis. | En resumen, no queda nada que pueda producirnos estima por el poder y riquezas y desprecio por la debilidad y pobreza más que el orgullo que surge de la simpatía, por la cual participamos de los sentimientos del rico y del pobre y tomamos parte en su placer o desgracia. Las riquezas producen una satisfacción a su poseedor, y esta satisfacción es referida al espectador por la imaginación, lo que produce una idea semejante a la impresión original en vivacidad y fuerza. Esta idea agradable o impresión se enlaza con el amor, que es una pasión agradable. Procede de un ser pensante y consciente, que es el verdadero objeto del amor. De esta relación de impresiones e identidad de ideas la pasión surge de acuerdo con mi hipótesis. |
The best method of reconciling us to this opinion is to take a general survey of the universe, and observe the force of sympathy through the whole animal creation, and the easy communication of sentiments from one thinking being to another. In all creatures, that prey not upon others, and are not agitated with violent passions, there appears a remarkable desire of company, which associates them together, without any advantages they can ever propose to reap from their union. This is still more conspicuous in man, as being the creature of the universe, who has the most ardent desire of society, and is fitted for it by the most advantages. We can form no wish, which has not a reference to society. A perfect solitude is, perhaps, the greatest punishment we can suffer. Every pleasure languishes when enjoyed a-part from company, and every pain becomes more cruel and intolerable. Whatever other passions we may be actuated by; pride, ambition, avarice, curiosity, revenge or lust; the soul or animating principle of them all is sympathy; nor would they have any force, were we to abstract entirely from the thoughts and sentiments of others. Let all the powers and elements of nature conspire to serve and obey one man: Let the sun rise and set at his command: The sea and rivers roll as he pleases, and the earth furnish spontaneously whatever may be useful or agreeable to him: He will still be miserable, till you give him some one person at least, with whom he may share his happiness, and whose esteem and friendship he may enjoy. | El mejor método de reconciliarnos con esta opinión es dar una ojeada a todo el universo y observar la fuerza de la simpatía a través de la creación animal entera y la fácil comunicación de los sentimientos por parte de un ser pensante a otro. En todos los seres que no se devoran entre sí y no son agitados por pasiones violentas aparece un notable deseo de compañía, que los asocia sin tener en cuenta las ventajas que puedan sacar de su unión. Esto es más notable entre los hombres, por ser las criaturas del universo que poseen el más ardiente deseo de sociedad y están dotados con las mayores ventajas para ella. No podemos concebir algún deseo que no tenga relación con la sociedad. Una absoluta soledad es quizá el más grande castigo que podemos sufrir. Todo placer languidece cuando se goza sin compañía y todo dolor se hace más cruel e intolerable. Sean las que sean las pasiones que nos dominan - orgullo, ambición, avaricia, curiosidad, venganza, codicia-, la simpatía es el alma del principio animador de todas ellas y no tendrían ninguna fuerza si nos abstrajeramos de los pensamientos y sentimientos de los otros. Haced que las fuerzas y elementos de la Naturaleza se dediquen a servir y a obedecer a un hombre; haced que el Sol salga y se ponga a su orden, que los mares y los ríos se muevan a su agrado, que la Tierra le proporcione todo lo que le es útil y agradable: éste continuará siendo un desgraciado hasta que le proporcionéis otra persona con la que pueda disfrutar de su felicidad y de cuya estima y amistad pueda gozar. |
This conclusion from a general view of human nature, we may confirm by particular instances, wherein the force of sympathy is very remarkable. Most kinds of beauty are derived from this origin; and though our first object be some senseless inanimate piece of matter, it is seldom we rest there, and carry not our view to its influence on sensible and rational creatures. A man, who shews us any house or building, takes particular care among other things to point out the convenience of the apartments, the advantages of their situation, and the little room lost in the stairs, antichambers and passages; and indeed it is evident, the chief part of the beauty consists in these particulars. The observation of convenience gives pleasure, since convenience is a beauty. But after what manner does it give pleasure? It is certain our own interest is not in the least concerned; and as this is a beauty of interest, not of form, so to speak, it must delight us merely by communication, and by our sympathizing with the proprietor of the lodging. We enter into his interest by the force of imagination, and feel the same satisfaction, that the objects naturally occasion in him. | Podemos confirmar esta conclusión relativa al aspecto total de la vida humana mediante casos particulares en los que la fuerza de la simpatía es verdaderamente notable. Las más de las clases de belleza se derivan de este origen, y aunque nuestro primer objeto sea algún fragmento de materia inanimada e insensible, rara vez permanecemos en él y no dirigimos nuestra vista a su influencia sobre las criaturas racionales y sensibles. Un hombre que nos muestra una casa o edificio tiene particular cuidado, entre otras cosas, en poner de relieve la comodidad de las habitaciones, las ventajas de su situación y el poco espacio perdido en escaleras, antecámaras y pasillos, y de hecho es evidente que el elemento capital de la belleza consiste en estos particulares. La observación de la comodidad produce placer, pues la comodidad es una belleza. Pero ¿de qué manera produce placer? Es cierto que nuestro interés no se halla en lo más mínimo considerado, y puesto que ésta es una belleza de interés y no de forma, por decirlo así, debe deleitarnos meramente por la comunicación espiritual y simpatía con el propietario de la vivienda. Participamos de su interés por la fuerza de la imaginación y sentimos la misma satisfacción que la que naturalmente le ocasionan los objetos. |
This observation extends to tables, chairs, scritoires, chimneys, coaches, sadles, ploughs, and indeed to every work of art; it being an universal rule, that their beauty is chiefly derived from their utility, and from their fitness for that purpose, to which they are destined. But this is an advantage, that concerns only the owner, nor is there any thing but sympathy, which can interest the spectator. | Esta observación se extiende a las mesas, sillas, escritorios, chimeneas, carruajes, arados, y en general a toda obra de arte, siendo una regla general que su belleza se deriva de su utilidad y de su adecuación al fin a que se halla destinada. Puesto que esto es una ventaja que concierne sólo al poseedor, nada sino la simpatía puede interesar al espectador de ella. |
It is evident, that nothing renders a field more agreeable than its fertility, and that scarce any advantages of ornament or situation will be able to equal this beauty. It is the same case with particular trees and plants, as with the field on which they grow. I know not but a plain, overgrown with furze and broom, may be, in itself, as beautiful as a hill covered with vines or olive-trees; though it will never appear so to one, who is acquainted with the value of each. But this is a beauty merely of imagination, and has no foundation in what appears to the senses. Fertility and value have a plain reference to use; and that to riches, joy, and plenty; in which though we have no hope of partaking, yet we enter into them by the vivacity of the fancy, and share them, in some measure, with the proprietor. | Es evidente que nada hace más agradable a un campo que su fertilidad y que difícilmente las ventajas de ornamento y situación serán capaces de igualar esta belleza. Sucede lo mismo con las plantas y árboles que con el campo en el que crecen. No sé si una llanura cubierta con aliaga y retama puede ser en sí tan bella como una colina cubierta de viñas y olivares, aunque jamás aparecerá así al que sepa el valor de cada una de estas tierras. Esta es una belleza meramente de imaginación, y no tiene su fundamento en lo que aparece a los sentidos. Fertilidad y valor tienen una clara referencia al uso, y lo mismo sucede con las riquezas, abundancia, goces, en los que, aunque no tenemos esperanza de participar, tomamos parte por la vivacidad de la fantasía, y en cierta medida los disfrutamos con su poseedor. |
There is no rule in painting more reasonable than that of ballancing the figures, and placing them with the greatest exactness on their proper centers of gravity. A figure, which is not justly ballanced, is disagreeable; and that because it conveys the ideas of its fall, of harm, and of pain: Which ideas are painful, when by sympathy they acquire any degree of force and vivacity. | No hay regla más razonable en la pintura que equilibrar las figuras colocándolas con la mayor exactitud sobre su propio centro de gravedad. Una figura que no está bien equilibrada es desagradable, porque sugiere la idea de su caída, daño o dolor, ideas que son dolorosas cuando por la simpatía adquieren un grado elevado de vivacidad y fuerza. |
Add to this, that the principal part of personal beauty is an air of health and vigour, and such a construction of members as promises strength and activity. This idea of beauty cannot be accounted for but by sympathy. | A esto se añade que el elemento capital de la belleza personal se halla en el aire de salud y vigor y en una constitución de los miembros que promete fuerza y actividad. La idea de la belleza no puede ser explicada más que por simpatía. |
In general we may remark, that the minds of men are mirrors to one another, not only because they reflect each others emotions, but also because those rays of passions, sentiments and opinions may be often reverberated, and may decay away by insensible degrees. Thus the pleasure, which a rich man receives from his possessions, being thrown upon the beholder, causes a pleasure and esteem; which sentiments again, being perceived and sympathized with, encrease the pleasure of the possessor; and being once more reflected, become a new foundation for pleasure and esteem in the beholder. There is certainly an original satisfaction in riches derived from that power, which they bestow, of enjoying all the pleasures of life; and as this is their very nature and essence, it must be the first source of all the passions, which arise from them. One of the most considerable of these passions is that of love or esteem in others, which therefore proceeds from a sympathy with the pleasure of the possessor. But the possessor has also a secondary satisfaction in riches arising from the love and esteem he acquires by them, and this satisfaction is nothing but a second reflexion of that original pleasure, which proceeded from himself. This secondary satisfaction or vanity becomes one of the principal recommendations of riches, and is the chief reason, why we either desire them for ourselves, or esteem them in others. Here then is a third rebound of the original pleasure; after which it is difficult to distinguish the images and reflexions, by reason of their faintness and confusion. | En general, podemos notar que los espíritus de los hombres son espejos de los de los otros hombres, no sólo porque reproducen las emociones de los otros, sino también porque los rayos de las pasiones, sentimientos y opiniones pueden ser refleja dos varias veces y pueden decaer por grados insensibles. Así, el placer que un hombre rico recibe de sus posesiones, al comunicarse al espectador causa placer y estima, sentimientos que siendo de nuevo percibidos y experimentados con simpatía aumentan el placer del poseedor, y siendo reflejados de nuevo se convierten en un nuevo fundamento del placer y estima en el espectador. Ciertamente que existe una satisfacción originaria de las riquezas derivada del poder que conceden de gozar de todos los placeres de la vida, y puesto que ésta es su verdadera naturaleza y esencia debe constituir el origen primero de todas las pasiones que surgen de ellas. Una de las pasiones más considerables entre éstas es la del amor o estima de los otros, que, por consiguiente, procede de la simpatía con el placer del poseedor. El poseedor experimenta así, pues, un placer secundario debido a sus riquezas, y que surge del amor y estima que adquiere por ellas, y este placer no es sino una segunda reflexión del placer originario, que procede de aquellas mismas. Esta 2 satisfacción secundaria o vanidad es una de las principales ventajas de las riquezas y es la razón capital de por qué las deseamos para nosotros o las estimamos en los otros. Aquí aparece, pues, un tercer efecto del placer original, después del que es difícil distinguir las imágenes y reflexiones, a causa de su debilidad y confusión.
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SECT. VI OF BENEVOLENCE AND ANGER | Sección VI De la benevolencia y de la cólera. |
Ideas may be compared to the extension and solidity of matter, and impressions, especially reflective ones, to colours, tastes, smells and other sensible qualities. Ideas never admit of a total union, but are endowed with a kind of impenetrability, by which they exclude each other, and are capable of forming a compound by their conjunction, not by their mixture. On the other hand, impressions and passions are susceptible of an entire union; and like colours, may be blended so perfectly together, that each of them may lose itself, and contribute only to vary that uniform impression, which arises from the whole. Some of the most curious phaenomena of the human mind are derived from this property of the passions. | Las ideas pueden ser comparadas con la extensión y la solidez de la materia, y las impresiones, especialmente las reflexivas, con los colores, sabores, olores y otras cualidades sensibles. Las ideas jamás admiten una unión total, sino que están dota das de un género de impenetrabilidad, por la cual se excluyen mutuamente y son capaces de formar un compuesto por su combinación, no por su mezcla. Por otra parte, las impresiones y pasiones son susceptibles de una entera unión, y como los colores, pueden fundirse tan perfectamente entre sí que cada una de ellas puede perderse en el todo y contribuir tan sólo a variar la impresión uniforme que surge del conjunto. Algunos de los más curiosos fenómenos del espíritu humano se derivan de esta propiedad de las pasiones. |
In examining those ingredients, which are capable of uniting with love and hatred, I begin to be sensible, in some measure, of a misfortune, that has attended every system of philosophy, with which the world has been yet acquainted. It is commonly found, that in accounting for the operations of nature by any particular hypothesis; among a number of experiments, that quadrate exactly with the principles we would endeavour to establish; there is always some phaenomenon, which is more stubborn, and will not so easily bend to our purpose. We need not be surprized, that this should happen in natural philosophy. The essence and composition of external bodies are so obscure, that we must necessarily, in our reasonings, or rather conjectures concerning them, involve ourselves in contradictions and absurdities. But as the perceptions of the mind are perfectly known, and I have used all imaginable caution in forming conclusions concerning them, I have always hoped to keep clear of those contradictions, which have attended every other system. Accordingly the difficulty, which I have at present in my eye, is nowise contrary to my system; but only departs a little from that simplicity, which has been hitherto its principal force and beauty. | Al examinar los ingredientes que son capaces de unirse con el amor y el odio comienzo a darme cuenta, en alguna medida, de un obstáculo con que han tropezado todos los sistemas de filosofia que el mundo ha conocido hasta ahora. Se halla corrientemente que, al explicar las operaciones de la Naturaleza, por alguna hipótesis particular, entre un número de experimentos que corresponde exactamente a los principios que intentamos establecer, existe siempre algún fenómeno que es más rebelde y que no se somete tan fácilmente a nuestro propósito. No debe sorprendernos de que suceda esto en filosofia natural. La esencia y composición de los cuerpos externos es tan obscura, que necesariamente debemos en nuestros razonamientos, o más bien conjeturas, concernientes a ellos encontrarnos con contradicciones y absurdos. Pero como las percepciones del espíritu son perfectamente conocidas y yo he procedido con todo cuidado en los razonamientos relativos a ellas, puedo esperar siempre evitar las contradicciones que han existido en todo otro sistema. Según esto, la dificultad que ahora tengo presente no es de ningún modo contraria a mi sistema, sino que tan sólo se aparta un poco de la simplicidad, que fue hasta ahora su principal fuerza y belleza. |
The passions of love and hatred are always followed by, or rather conjoined with benevolence and anger. It is this conjunction, which chiefly distinguishes these affections from pride and humility. For pride and humility are pure emotions in the soul, unattended with any desire, and not immediately exciting us to action. But love and hatred are not compleated within themselves, nor rest in that emotion, which they produce, but carry the mind to something farther. Love is always followed by a desire of the happiness of the person beloved, and an aversion to his misery: As hatred produces a desire of the misery and an aversion to the happiness of the person hated. So remarkable a difference betwixt these two sets of passions of pride and humility, love and hatred, which in so many other particulars correspond to each other, merits our attention. | Las pasiones del amor y el odio van siempre seguidas por benevolencia y cólera, o mejor enlazadas con ellas. Dicha unión es la que capitalmente distingue a estas afecciones de las del orgullo y la humildad, pues orgullo y humildad son puras emo ciones del alma sin relación con el deseo y que no llevan inmediatamente a la acción. Por el contrario, el amor y el odio no se hallan completos en sí mismos ni permanecen en la emoción que producen, sino que llevan el espíritu a algo más allá de ellas. El amor se halla siempre seguido de un deseo de felicidad para la persona amada y de una aversión por su miseria, y del mismo modo el odio produce un deseo de miseria y una aversión de la felicidad de la persona odiada. Una diferencia tan notable entre estos dos pares de pasiones, orgullo y humildad, amor y odio, que en otras propiedades se corresponden, merece nuestra atención. |
The conjunction of this desire and aversion with love and hatred may be accounted for by two different hypotheses. The first is, that love and hatred have not only a cause, which excites them, viz, pleasure and pain; and an object, to which they are directed, viz, a person or thinking being; but likewise an end, which they endeavour to attain, viz, the happiness or misery of the person beloved or hated; all which views, mixing together, make only one passion. According to this system, love is nothing but the desire of happiness to another person, and hatred that of misery. The desire and aversion constitute the very nature of love and hatred. They are not only inseparable but the same. | La unión de este deseo y aversión con el amor y el odio puede ser explicada por dos diferentes hipótesis. La primera es que el amor y el odio poseen no solamente una causa que los despierta, a saber: el placer o el dolor, y un objeto al que se refieren, a saber: la 2 persona o ser pensante, sino también un fin que intentan alcanzar, a saber: la felicidad o miseria de la persona amada u odiada; todo lo cual, combinándose, produce solamente una pasión. Según este sistema, el amor no es más que el deseo de felicidad de otra persona, y el odio, el deseo de su miseria. El deseo y la aversión constituyen la verdadera naturaleza del amor y el odio. No son sólo inseparables, sino lo mismo. |
But this is evidently contrary to experience. For though it is certain we never love any person without desiring his happiness, nor hate any without wishing his misery, yet these desires arise only upon the ideas of the happiness or misery of our friend or enemy being presented by the imagination, and are not absolutely essential to love and hatred. They are the most obvious and natural sentiments of these affections, but not the only ones. The passions may express themselves in a hundred ways, and may subsist a considerable time, without our reflecting on the happiness or misery of their objects; which clearly proves, that these desires are not the same with love and hatred, nor make any essential part of them. | Esto es evidentemente contrario a la experiencia, pues aunque es cierto que jamás amamos a una persona sin desear su felicidad, ni odiamos a ninguna sin desear su miseria, estos deseos surgen tan sólo de las ideas de felicidad o miseria de nuestro amigo o enemigo, que nos son presentadas por la imaginación y no son absolutamente esenciales al amor o el odio. Son los más corrientes y naturales sentimientos de estas afecciones, pero no los únicos. Las pasiones pueden expresarse de muchos modos distintos y pueden subsistir durante un tiempo considerable sin que se reflexione sobre la felicidad o miseria de sus objetos, lo que prueba claramente que estos deseos no son lo mismo que el amor y el odio ni constituyen una parte esencial de ellos. |
We may, therefore, infer, that benevolence and anger are passions different from love and hatred, and only conjoined with them, by the original constitution of the mind. As nature has given to the body certain appetites and inclinations, which she encreases, diminishes, or changes according to the situation of the fluids or solids; she has proceeded in the same manner with the mind. According as we are possessed with love or hatred, the correspondent desire of the happiness or misery of the person, who is the object of these passions, arises in the mind, and varies with each variation of these opposite passions. This order of things, abstractedly considered, is not necessary. Love and hatred might have been unattended with any such desires, or their particular connexion might have been entirely reversed. If nature had so pleased, love might have had the same effect as hatred, and hatred as love. I see no contradiction in supposing a desire of producing misery annexed to love, and of happiness to hatred. If the sensation of the passion and desire be opposite, nature coued have altered the sensation without altering the tendency of the desire, and by that means made them compatible with each other. | Por consiguiente, podemos inferir de aquí que la benevolencia y la cólera son pasiones diferentes del amor y el odio y unidas sólo con ellas por la constitución originaria del espíritu. Del mismo modo que la naturaleza se ha conducido con el cuerpo dándole ciertos apetitos e inclinaciones que aumenta, disminuye o cambia, según la situación de sus fluidos o sólidos, ha procedido con el alma. Cuando nos hallamos poseídos de amor u odio surge en el espíritu el deseo correspondiente de felicidad o miseria, y varía con cada variación de las pasiones opuestas. Este orden de los hechos no es necesario, abstractamente considerado. El amor y el odio pueden no hallarse unidos con estos deseos, o su conexión particular puede haber sido invertida. No veo contradicción en suponer un deseo de producir la miseria unido al amor y un deseo de producir la felicidad acompañando al odio. Si la sensación de la pasión y el deseo fueran opuestos, la naturaleza podrá alterar la sensación sin alterar la tendencia y por este medio hacerlos compatibles entre sí.
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SECT. VII OF COMPASSION | Sección VII De la compasión. |
But though the desire of the happiness or misery of others, according to the love or hatred we bear them, be an arbitrary and original instinct implanted in our nature, we find it may be counterfeited on many occasions, and may arise from secondary principles. Pity is a concern for, and malice a joy in the misery of others, without any friendship or enmity to occasion this concern or joy. We pity even strangers, and such as are perfectly indifferent to us: And if our ill-will to another proceed from any harm or injury, it is not, properly speaking, malice, but revenge. But if we examine these affections of pity and malice we shall find them to be secondary ones, arising from original affections, which are varied by some particular turn of thought and imagination. | Aunque el deseo de felicidad o miseria de los otros, según el amor o el odio que les profesemos, sea un instinto originario implantado en nuestra naturaleza, hallamos que puede ser imitado en muchas ocasiones y surgir de principios secundarios. La piedad es una preocupación por el dolor de los otros y la malicia un goce en el mismo, sin que haya una amistad o enemistad que ocasione esta preocupación o este goce. Sentimos compasión aun por los extranjeros y por aquellos que nos son completamente indiferentes, y si nuestra mala voluntad para con otros procede de algún daño o injuria no se presentará, propiamente hablando, malicia, sino venganza. Sin embargo, si examinamos estas afecciones de piedad y malicia hallaremos que son secundarias y que surgen de afecciones originarias que se hallan modificadas por alguna particular modalidad del pensamiento o imaginación. |
It will be easy to explain the passion of pity, from the precedent reasoning concerning sympathy. We have a lively idea of every thing related to us. All human creatures are related to us by resemblance. Their persons, therefore, their interests, their passions, their pains and pleasures must strike upon us in a lively manner, and produce an emotion similar to the original one; since a lively idea is easily converted into an impression. If this be true in general, it must be more so of affliction and sorrow. These have always a stronger and more lasting influence than any pleasure or enjoyment. | Será fácil explicar la pasión de piedad partiendo del precedente razonamiento relativo a la simpatía. Tenemos una idea vivaz de todo lo relacionado con nosotros. Todas las criaturas humanas se relacionan con nosotros por semejanza. Por consiguiente, sus personas, sus intereses, sus pasiones, sus dolores y penas deben impresionarnos de una 2 manera vivaz y producir una emoción similar a la original, pues una idea vivaz se convierte fácilmente en una impresión. Si esto es cierto en general, debe serlo más aún en la aflicción y pena. Éstas tienen siempre una influencia más poderosa y duradera que cualquier otro placer y goce. |
A spectator of a tragedy passes through a long train of grief, terror, indignation, and other affections, which the poet represents in the persons he introduces. As many tragedies end happily, and no excellent one can be composed without some reverses of fortune, the spectator must sympathize with all these changes, and receive the fictitious joy as well as every other passion. Unless, therefore, it be asserted, that every distinct passion is communicated by a distinct original quality, and is not derived from the general principle of sympathy above-explained, it must be allowed, that all of them arise from that principle. To except any one in particular must appear highly unreasonable. As they are all first present in the mind of one person, and afterwards appear in the mind of another; and as the manner of their appearance, first as an idea, then as an impression, is in every case the same, the transition must arise from the same principle. I am at least sure, that this method of reasoning would be considered as certain, either in natural philosophy or common life. | El espectador de una tragedia pasa a través de una larga serie de emociones: tristeza, terror, indignación, y otras afecciones, que el poeta expone mediante los personajes que maneja. Como muchas tragedias terminan de un modo feliz y ningu na de ellas puede ser compuesta sin reveses de la fortuna, el espectador simpatiza con todos estos cambios y obtiene un goce ficticio, así como toda otra pasión. A menos que no se afirme que cada pasión distinta se comunica por una cualidad distinta y original y que no se deriva del principio general de la simpatía antes explicado, debe concederse que todas ellas surgen del antedicho principio. Hacer excepción de alguna en particular debe aparecer muy irracional. Dado que todas se hallan presentes en el espíritu de una persona y después aparecen en el de otra y que la forma de su aparición, primero como idea, después como impresión, es en cada caso la misma, la transición debe surgir en virtud de un idéntico principio. Al menos estoy seguro de que este modo de razonar se considerará cierto tanto en la filosofia natural como en la vida corriente. |
Add to this, that pity depends, in a great measure, on the contiguity, and even sight of the object; which is a proof, that it is derived from the imagination. Not to mention that women and children are most subject to pity, as being most guided by that faculty. The same infirmity, which makes them faint at the sight of a naked sword, though in the hands of their best friend, makes them pity extremely those, whom they find in any grief or affliction. Those philosophers, who derive this passion from I know not what subtile reflections on the instability of fortune, and our being liable to the same miseries we behold, will find this observation contrary to them among a great many others, which it were easy to produce. | A esto se añade que la piedad depende en gran medida de la contigÜidad y hasta de la contemplación del objeto, lo que es una prueba de que se deriva de la imaginación, y ni es preciso mencionar que los niños y las mujeres son más propensos a la piedad por hallarse guiados en mayor grado por aquella facultad. La misma debilidad que los hace desfallecer ante la vista de una espada desnuda, aun en las manos de su mejor amigo, los hace apiadarse de los que encuentran sufriendo una pena o aflicción. Los filósofos que derivan esta pasión de no sé qué sutiles reflexiones sobre la instabilidad de la fortuna y de que nuestro ser se halla sometido a las mismas miserias que vemos, hallarán que estas observaciones les son contrarias, entre otras muchas que me sería fácil presentar. |
There remains only to take notice of a pretty remarkable phaenomenon of this passion; which is, that the communicated passion of sympathy sometimes acquires strength from the weakness of its original, and even arises by a transition from affections, which have no existence. Thus when a person obtains any honourable office, or inherits a great fortune, we are always the more rejoiced for his prosperity, the less sense he seems to have of it, and the greater equanimity and indifference he shews in its enjoyment. In like manner a man, who is not dejected by misfortunes, is the more lamented on account of his patience; and if that virtue extends so far as utterly to remove all sense of uneasiness, it still farther encreases our compassion. When a person of merit falls into what is vulgarly esteemed a great misfortune, we form a notion of his condition; and carrying our fancy from the cause to the usual effect, first conceive a lively idea of his sorrow, and then feel an impression of it, entirely over-looking that greatness of mind, which elevates him above such emotions, or only considering it so far as to encrease our admiration, love and tenderness for him. We find from experience, that such a degree of passion is usually connected with such a misfortune; and though there be an exception in the present case, yet the imagination is affected by the general rule, and makes us conceive a lively idea of the passion, or rather feel the passion itself, in the same manner, as if the person were really actuated by it. From the same principles we blush for the conduct of those, who behave themselves foolishly before us; and that though they shew no sense of shame, nor seem in the least conscious of their folly. All this proceeds from sympathy; but it is of a partial kind, and views its objects only on one side, without considering the other, which has a contrary effect, and would entirely destroy that emotion, which arises from the first appearance. | Nos queda tan sólo ahora que indicar un interesante y notable fenómeno, a saber: que la pasión comunicada por simpatía adquiere a veces fuerza de la debilidad de su original y que hasta surge por la transición desde afecciones que no existen. Así, cuando una persona obtiene una merced honrosa o hereda una gran fortuna nos alegramos tanto más de su prosperidad cuanto menos dicha persona parece conmoverse por ello y es mayor la ecuanimidad e indiferencia que muestra en su goce. De igual modo, un hombre que no se siente abatido por su desgracia es el que compadecemos más, a causa de su paciencia, y si esta virtud va tan lejos que suprime todo aspecto de dolor aun aumenta más nuestra compasión. Cuando una persona de mérito cae en lo que vulgarmente se considera como una gran desgracia nos formamos una noción de su condición, y pasando con nuestra fantasía de la causa al efecto, concebimos primero una idea vivaz de su pena y después sentimos una impresión de ésta, olvidando enteramente la grandeza de alma que le eleva sobre tales emociones o considerándola sólo en tanto que aumenta nuestra admiración, amor o cariño por ella. Sabemos por experiencia que un grado semejante de pasión se halla unido usualmente con una desgracia semejante, y aunque existe una excepción en el presente caso, nuestra imaginación se halla guiada por la regla general y nos hace concebir una idea tan vivaz de la pasión, o más bien sentir tanto la pasión misma como si la persona se hallase dominada realmente por ella. Por los mismos principios nos avergonzamos de aquellos que se conducen locamente ante nosotros, aunque ellos no 2 muestran darse cuenta de la vergÜenza ni parecen ser conscientes en lo más mínimo de su locura. Todo esto procede de la simpatía; pero de la simpatía de un género parcial y que considera sus objetos sólo de un lado, sin considerar el otro, que es contrario y destruiría la emoción que surge del primer aspecto. |
We have also instances, wherein an indifference and insensibility under misfortune encreases our concern for the misfortunate, even though the indifference proceed not from any virtue and magnanimity. It is an aggravation of a murder, that it was committed upon persons asleep and in perfect security; as historians readily observe of any infant prince, who is captive in the hands of his enemies, that he is the more worthy of compassion the less sensible he is of his miserable condition. As we ourselves are here acquainted with the wretched situation of the person, it gives us a lively idea and sensation of sorrow, which is the passion that generally attends it; and this idea becomes still more lively, and the sensation more violent by a contrast with that security and indifference, which we observe in the person himself. A contrast of any kind never fails to affect the imagination, especially when presented by the subject; and it is on the imagination that pity entirely depends. [FN 11. To prevent all ambiguity, I must observe, that where I oppose the imagination to the memory, I mean in general the faculty that presents our fainter ideas. In all other places, and particularly when it is opposed to the understanding, I understand the same faculty, excluding only our demonstrative and probable reasonings.] | Tenemos, pues, casos en que la indiferencia o insensibilidad de la desgracia aumenta nuestro interés por el desgraciado, aunque la indiferencia no proceda de alguna virtud o magnanimidad. Es una agravante del asesinato que éste sea cometido en personas sumidas en el sueño o en perfecta seguridad, como en el caso, que los historiadores observan gustosos, de un príncipe niño aún y cautivo en las manos de sus enemigos, que es más digno de compasión cuanto menos sensible es de su condición miserable. El hallarnos enterados de la calamitosa situación de la persona nos sugiere una idea y sensación vivaz de pena, que es la pasión que generalmente la acompaña, y esta idea se hace más vivaz y la sensación más violenta por el contraste con la seguridad e indiferencia que observamos en la persona misma. El contraste, de cualquier género que sea, jamás deja de afectar a la imaginación, especialmente cuando es presentado por el sujeto, y esto es de lo que la piedad depende enteramente(55).
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SECT. VIII OF MALICE AND ENVY | Sección VIII De la malicia y la envidia. |
We must now proceed to account for the passion of malice, which imitates the effects of hatred, as pity does those of love; and gives us a joy in the sufferings and miseries of others, without any offence or injury on their part. | Debemos ahora explicar la pasión de la malicia, que imita los efectos del odio, así como la piedad lo hace con los del amor, y nos proporciona un goce en los sufrimientos y miserias de los otros sin que exista por su parte ni ofensa ni injuria. |
So little are men governed by reason in their sentiments and opinions, that they always judge more of objects by comparison than from their intrinsic worth and value. When the mind considers, or is accustomed to, any degree of perfection, whatever falls short of it, though really esteemable, has notwithstanding the same effect upon the passions; as what is defective and ill. This is an original quality of the soul, and similar to what we have every day experience of in our bodies. Let a man heat one band and cool the other; the same water will, at the same time, seem both hot and cold, according to the disposition of the different organs. A small degree of any quality, succeeding a greater, produces the same sensation, as if less than it really is, and even sometimes as the opposite quality. Any gentle pain, that follows a violent one, seems as nothing, or rather becomes a pleasure; as on the other hand a violent pain, succeeding a gentle one, is doubly grievous and uneasy. | Los hombres se hallan tan poco gobernados por la razón en sus sentimientos y opiniones, que juzgan siempre de los objetos más por comparación que por su valor y mérito intrínseco. Cuando el espíritu considera un cierto grado de perfección o está acostumbrado a él, todo lo que no le iguala, aunque sea realmente estimable, posee, sin embargo, el mismo efecto sobre las pasiones que lo defectivo y malo. Es ésta una cualidad originaria del alma y similar a la que observamos todos los días en nuestro cuerpo. Haced que un hombre caliente una mano y enfríe la otra: la misma agua le parecerá al mismo tiempo caliente y fría, según la disposición de los diferentes órganos. Un débil grado de una cualidad que sucede a otro más fuerte produce la misma sensación que si fuera menos intenso de lo que realmente es, y aun a veces que la cualidad opuesta. Un dolor débil que sucede a un dolor violento parece insignificante, o más bien se convierte en un placer, del mismo modo que, por otra parte, un dolor violento que sucede a uno débil parece doblemente penoso e insufrible. |
This no one can doubt of with regard to our passions and sensations. But there may arise some difficulty with regard to our ideas and objects. When an object augments or diminishes to the eye or imagination from a comparison with others, the image and idea of the object are still the same, and are equally extended in the retina, and in the brain or organ of perception. The eyes refract the rays of light, and the optic nerves convey the images to the brain in the very same manner, whether a great or small object has preceded; nor does even the imagination alter the dimensions of its object on account of a comparison with others. The question then is, how from the same impression and the same idea we can form such different judgments concerning the same object, and at one time admire its bulk, and at another despise its littleness. This variation in our judgments must certainly proceed from a variation in some perception; but as the variation lies not in the immediate impression or idea of the object, it must lie in some other impression, that accompanies it. | Nadie puede dudar de esto con respecto a nuestras pasiones y sensaciones; pero puede surgir aquí alguna dificultad con respecto a nuestras ideas y objetos. Cuando un objeto aumenta o disminuye para nuestra imaginación, en virtud de su compara ción con otros, la imagen o idea del objeto es siempre la misma y es igualmente extensa en la retina y en el cerebro u órgano de la percepción. Los ojos refractan los rayos de la luz, y el nervio óptico lleva las imágenes al cerebro de la misma manera, sea grande o pequeño el objeto de que proceden, y ni aun la imaginación altera las dimensiones de un objeto por la comparación con otros. La cuestión es cómo partiendo de la misma impresión y de la misma idea podemos pronunciar juicios tan diferentes relativos al mismo objeto y admirar unas voces su tamaño mientras que otras despreciamos su pequeñez. Esta variación de nuestro juicio debe ciertamente proceder de una variación de alguna percepción; pero como la variación no está en la impresión inmediata o idea del objeto, debe residir en alguna otra impresión que le acompaña. |
In order to explain this matter, I shall just touch upon two principles, one of which shall be more fully explained in the progress of this treatise; the other has been already accounted for. I believe it may safely be established for a general maxim, that no object is presented to the senses, nor image formed in the fancy, but what is accompanyed with some emotion or movement of spirits proportioned to it; and however custom may make us insensible of this sensation and cause us to confound it with the object or idea, it will be easy, by careful and exact experiments, to separate and distinguish them. For to instance only in the cases of extension and number; it is evident, that any very bulky object, such as the ocean, an extended plain, a vast chain of mountains, a wide forest: or any very numerous collection of objects, such as an army, a fleet, a crowd, excite in the mind a sensible emotion; and that the admiration, which arises on the appearance of such objects, is one of the most lively pleasures, which human nature is capable of enjoying. Now as this admiration encreases or diminishes by the encrease or diminution of the objects, we may conclude, according to our foregoing [Book I. Part III. Sect. 15.] principles, that it is a compound effect, proceeding from the conjunction of the several effects, which arise from each part of the cause. Every part, then, of extension, and every unite of number has a separate emotion attending it; and though that emotion be not always agreeable, yet by its conjunction with others, and by its agitating the spirits to a just pitch, it contributes to the production of admiration, which is always agreeable. If this be allowed with respect to extension and number, we can make no difficulty with respect to virtue and vice, wit and folly, riches and poverty, happiness and misery, and other objects of that kind, which are always attended with an evident emotion. | Para explicar esta cuestión debo hacer uso de dos principios, uno de los cuales será más detalladamente expuesto en el curso de este TRATADO; el otro ya ha sido explicado. Creo que sin dificultad puede establecerse como una máxima general que ningún objeto se presenta a los sentidos y ninguna imagen se forma por la fantasía que no vaya acompañada de alguna emoción o movimiento de los espíritus proporcionado a ello, y aunque el hábito nos haga insensibles a esta sensación y nos lleve a confundirla con el objeto o idea será fácil, mediante cuidadosos y exactos experimentos, separarla y distinguirla. Pues, para poner sólo ejemplos tomados del caso de la extensión y número, es evidente que un objeto muy grande, como, por ejemplo, el océano, una extensa llanura, una vasta cadena de montañas, una gran selva, o una numerosa colección de objetos, como un ejército, una flota, una muchedumbre, excitan en el espíritu una emoción sensible, y que la admiración que surge ante estos objetos es uno de los placeres más vivos que es capaz de gozar la naturaleza humana. Ahora bien: como esta admiración aumenta o disminuye con el aumento o disminución de los objetos, podemos concluir, según nuestro precedente principio, que es un efecto compuesto procedente de la unión de varios efectos que surgen de cada parte de la causa. Así, pues, cada parte de la extensión y cada unidad del número producen una emoción separada, que se refiere a ellas cuando es concebida por el espíritu, y aunque esta emoción no es siempre agradable, ahora, por su unión con otras y por la agitación de los espíritus en un debido grado, contribuye a la producción de la admiración, que es siempre agradable. Si esto se concede con respecto a la extensión y el número, no podemos encontrar dificultad alguna en concederlo con respecto a la virtud y el vicio, talento y estupidez, riqueza y pobreza, felicidad y desgracia y otros objetos de este género, que se hallan siempre acompañados de una evidente emoción. |
The second principle I shall take notice of is that of our adherence to general rules; which has such a mighty influence on the actions and understanding, and is able to impose on the very senses. When an object is found by-experience to be always accompanyed with another; whenever the first object appears, though changed in very material circumstances; we naturally fly to the conception of the second, and form an idea of it in as lively and strong a manner, as if we had infered its existence by the justest and most authentic conclusion of our understanding. Nothing can undeceive us, not even our senses, which, instead of correcting this false judgment, are often perverted by it, and seem to authorize its errors. | El segundo principio al que debo referirme es el de la sumisión a las reglas generales, que tiene una influencia tan poderosa en las acciones del entendimiento y es capaz de imponerse a los mismos sentidos. Cuando se sabe por experiencia que un objeto va siempre acompañado de otro, cada vez que el primer objeto aparece, aunque cambiado en circunstancias importantes, pasamos naturalmente a la concepción del segundo, y concebimos una idea de él de una manera tan intensa y vivaz como si hubiéramos inducido su existencia por la más justa y auténtica conclusión de nuestro entendimiento. Nada puede desengañarnos, ni aun nuestros sentidos, que en lugar de corregir este falso juicio se hallan frecuentemente pervertidos por él y parecen autorizar su error. |
The conclusion I draw from these two principles, joined to the influence of comparison above-mentioned, is very short and decisive. Every object is attended with some emotion proportioned to it; a great object with a great emotion, a small object with a small emotion. A great object, therefore, succeeding a small one makes a great emotion succeed a small one. Now a great emotion succeeding a small one becomes still greater, and rises beyond its ordinary proportion. But as there is a certain degree of an emotion, which commonly attends every magnitude of an object; when the emotion encreases, we naturally imagine that the object has likewise encreased. The effect conveys our view to its usual cause, a certain degree of emotion to a certain magnitude of the object; nor do we consider, that comparison may change the emotion without changing anything in the object. Those who are acquainted with the metaphysical part of optics and know how we transfer the judgments and conclusions of the understanding to the senses, will easily conceive this whole operation. | La conclusión que yo saco de estos dos principios, unida a la influencia de la comparación antes mencionada, es muy breve y decisiva. Todo objeto va acompañado de una emoción proporcionada a él: un objeto grande, de una gran emoción; un objeto pequeño, con una pequeña emoción. Un objeto grande siguiendo a un objeto pequeño produce una emoción grande siguiendo a una pequeña. Ahora bien: una gran emoción sucediendo a una pequeña llega a ser aún más grande y crece más allá de su ordinaria proporción. Como existe un cierto grado de emoción que generalmente acompaña a una dada magnitud del objeto, cuando la emoción crece, naturalmente imaginamos que el objeto ha crecido igualmente. El efecto lleva nuestra atención hacia su causa usual; un cierto grado de emoción, hacia una cierta magnitud del objeto, y no comprendemos que la emoción pueda cambiar por la comparación sin cambiar algo en el objeto. Aquellos que conocen la parte metafisica de la óptica y saben cómo transferimos los juicios y conclusiones del entendimiento a los sentidos concebirán fácilmente esta operación en su totalidad. |
But leaving this new discovery of an impression, that secretly attends every idea; we must at least allow of that principle, from whence the discovery arose, that objects appear greater or less by a comparison with others. We have so many instances of this, that it is impossible we can dispute its veracity; and it is from this principle I derive the passions of malice and envy. | Pero dejando a un lado el nuevo descubrimiento de una impresión que acompaña secretamente a toda idea, debemos por lo menos aceptar el principio del que ha surgido el descubrimiento: que cuando el elemento surge los objetos aparecen más o menos grandes por su comparación con otros. Tenemos tantos ejemplos de esto, que es imposible poner en cuestión su veracidad. Precisamente de este principio derivo yo las pasiones de la malicia y la envidia. |
It is evident we must receive a greater or less satisfaction or uneasiness from reflecting on our own condition and circumstances, in proportion as they appear more or less fortunate or unhappy, in proportion to the degrees of riches, and power, and merit, and reputation, which we think ourselves possest of. Now as we seldom judge of objects from their intrinsic value, but form our notions of them from a comparison with other objects; it follows, that according as we observe a greater or less share of happiness or misery in others, we must make an estimate of our own, and feel a consequent pain or pleasure. The misery of another gives us a more lively idea of our happiness, and his happiness of our misery. The former, therefore, produces delight; and the latter uneasiness. | Es evidente que debemos experimentar una satisfacción mayor o menor al reflexionar sobre nuestra condición y circunstancias, según que aparezcan más o menos afortunadas o felices y según los grados de riqueza, poder y mérito de que pen samos ser poseedores. Ahora bien: como rara vez juzgamos de los objetos por su valor intrínseco, sino que nos formamos nuestras nociones de ellos por comparación con otros objetos, resulta que según observemos mayor o menor cantidad de felicidad o desgracia en los otros estimaremos en más o en menos la que nos pertenece y sentiremos, en consecuencia, dolor o placer. La desgracia de los otros nos proporciona una idea más vivaz de nuestra felicidad, y su felicidad, una más vivaz de nuestra miseria. La primera, por consiguiente, produce placer, y la última, dolor. |
Here then is a kind of pity reverst, or contrary sensations arising in the beholder, from those which are felt by the person, whom he considers. In general we may observe, that in all kinds of comparison an object makes us always receive from another, to which it is compared, a sensation contrary to what arises from itself in its direct and immediate survey. A small object makes a great one appear still greater. A great object makes a little one appear less. Deformity of itself produces uneasiness; but makes us receive new pleasure by its contrast with a beautiful object, whose beauty is augmented by it; as on the other hand, beauty, which of itself produces pleasure, makes us receive a new pain by the contrast with any thing ugly, whose deformity it augments. The case, therefore, must be the same with happiness and misery. The direct survey of another′s pleasure naturally gives us plcasure, and therefore produces pain when cornpared with our own. His pain, considered in itself, is painful to us, but augments the idea of our own happiness, and gives us pleasure. | Aquí existe, pues, una especie de piedad invertida o de sensaciones contrarias, que surgen en el espectador de las que son experimentadas por la persona que él tiene en cuenta. En general podemos observar que en todo género de comparación un objeto nos hace obtener de otro con el que es comparado una sensación contraria a la que surge de él mismo en su consideración directa e inmediata. Un objeto pequeño hace que uno grande aparezca aún más grande. Un objeto grande hace que uno más pequeño aparezca aún más pequeño. La fealdad por sí misma produce desagrado; pero nos proporciona un nuevo placer por su contraste con un objeto bello cuya belleza se aumenta por ella, lo mismo que, por otra parte, la belleza, que por sí misma produce placer, nos hace recibir un nuevo dolor por el contraste con algo feo cuya fealdad aumenta. Por consiguiente, debe suceder lo mismo con la felicidad y desgracia. La consideración directa del placer de otra persona nos produce, naturalmente, placer, y en consecuencia produce dolor cuando se le compara con el nuestro. El dolor de otro es en sí doloroso para nosotros; pero aumentando la idea de nuestra felicidad nos proporciona placer. |
Nor will it appear strange, that we may feel a reverst sensation from the happiness and misery of others; since we find the same comparison may give us a kind of malice against ourselves, and make us rejoice for our pains, and grieve for our pleasures. Thus the prospect of past pain is agreeable, when we are satisfyed with our present condition; as on the other hand our past pleasures give us uneasiness, when we enjoy nothing at present equal to them. The comparison being the same, as when we reflect on the sentiments of others, must be attended with the same effects. | No parecerá extraño que experimentemos una sensación invertida frente a la felicidad y desgracia de los otros, puesto que hallamos que la misma comparación puede suscitar en nosotros una especie de malicia con respecto a nosotros mismos y hacer que nos alegremos de nuestras penas y nos entristezcamos por nuestros placeres. Así, la consideración de nuestros dolores pasados es agradable si nos hallamos satisfechos con nuestra condición presente, del mismo modo que, por otra parte, nuestros placeres pasados nos producen pena cuando no gozamos en el presente nada igual a ellos. La comparación, siendo la misma que cuando reflexionamos sobre los sentimientos de los otros, debe producir los mismos efectos. |
Nay a person may extend this malice against himself, even to his present fortune, and carry it so far as designedly to seek affliction, and encrease his pains and sorrows. This may happen upon two occasions. First, Upon the distress and misfortune of a friend, or person dear to him. Secondly, Upon the feeling any remorses for a crime, of which he has been guilty. It is from the principle of comparison that both these irregular appetites for evil arise. A person, who indulges himself in any pleasure, while his friend lies under affliction, feels the reflected uneasiness from his friend more sensibly by a comparison with the original pleasure, which he himself enjoys. This contrast, indeed, ought also to inliven the present pleasure. But as grief is here supposed to be the predominant passion, every addition falls to that side, and is swallowed up in it, without operating in the least upon the contrary affection. It is the same case with those penances, which men inflict on themselves for their past sins and failings. When a criminal reflects on the punishment he deserves, the idea of it is magnifyed by a comparison with his present ease and satisfaction; which forces him, in a manner, to seek uneasiness, in order to avoid so disagreeable a contrast. | 222 Es más aún, una persona puede extender esta malicia hacia sí hasta su presente fortuna y llevarla tan lejos que busque a designio aflicción y aumente sus dolores y tristezas. Esto puede suceder en dos ocasiones. Primero: con motivo de la desgracia y desventura de un amigo o persona querida. Segundo: con motivo de los remordimientos por un crimen del que se es culpable. Del principio de la comparación es de donde surgen estos dos deseos del mal. Una persona que se concede un placer mientras su amigo se halla presa de la aflicción experimenta el dolor reflejado por su amigo más sensiblemente por la comparación con el placer originario de que él goza. Este contraste, de hecho puede también vivificar el placer presente. Sin embargo, cuando se supone que la pena es la pasión dominante, toda adición cae de este lado y se resuelve en ella, sin actuar lo más mínimo sobre la afección contraria. Lo mismo acontece con las penalidades que un hombre se inflige a sí mismo por sus pecados y faltas pasadas. Cuando un criminal reflexiona sobre las penalidades que merece, la idea de éstas es aumentada por la comparación con su presente comodidad y satisfacción, de modo que le fuerza en cierto modo a buscar el dolor para evitar un contraste tan desfavorable. |
This reasoning will account for the origin of envy as well as of malice. The only difference betwixt these passions lies in this, that envy is excited by some present enjoyment of another, which by comparison diminishes our idea of our own: Whereas malice is the unprovoked desire of producing evil to another, in order to reap a pleasure from the comparison. The enjoyment, which is the object of envy, is commonly superior to our own. A superiority naturally seems to overshade us, and presents a disagreeable comparison. But even in the case of an inferiority, we still desire a greater distance, in order to augment, still more the idea of ourself. When this distance diminishes, the comparison is less to our advantage; and consequently gives us less pleasure, and is even disagreeable. Hence arises that species of envy, which men feel, when they perceive their inferiors approaching or overtaking them in the pursuits of glory or happiness. In this envy we may see the effects of comparison twice repeated. A man, who compares himself to his inferior, receives a pleasure from the comparison: And when the inferiority decreases by the elevation of the inferior, what should only have been a decrease of pleasure, becomes a real pain, by a new comparison with its preceding condition. | Este razonamiento explicará el origen de la envidia lo mismo que el de la malicia. La única diferencia entre estas pasiones está en que la envidia es despertada por un goce presente de otra persona, que por comparación disminuye la idea del nuestro propio, mientras que la malicia es el deseo no provocado de producir mal a otro para obtener un placer por comparación. El goce que es objeto de la envidia es comúnmente superior al nuestro. Una superioridad parece obscurecernos y presenta una comparación desagradable. Sin embargo, aun en el caso de inferioridad por parte de los otros deseamos una mayor diferencia para aumentar más la idea de nosotros mismos. Cuando esta diferencia disminuye, la comparación es menos ventajosa para nosotros, y, por consecuencia, nos proporciona menos placer y hasta es desagradable. De aquí surge la especie de envidia que los hombres sienten cuando ven que sus inferiores los alcanzan o superan en la persecución de la gloria y felicidad. En esta envidia podemos ver los efectos de la comparación reduplicados. Un hombre que se compara con su inferior obtiene un placer de esta comparación, y cuando la inferioridad disminuye por la elevación del inferior, lo que sería sólo una disminución de placer, se convierte en un dolor real por una nueva comparación con su condición precedente. |
It is worthy of observation concerning that envy, which arises from a superiority in others, that it is not the great disproportion betwixt ourself and another, which produces it; but on the contrary, our proximity. A common soldier bears no such envy to his general as to his sergeant or corporal; nor does an eminent writer meet with so great jealousy in common hackney scriblers, as in authors, that more nearly approach him. It may, indeed, be thought, that the greater the disproportion is, the greater must be the uneasiness from the comparison. But we may consider on the other hand, that the great disproportion cuts off the relation, and either keeps us from comparing ourselves with what is remote from us, or diminishes the effects of the comparison. Resemblance and proximity always produce a relation of ideas; and where you destroy these ties, however other accidents may bring two ideas together; as they have no bond or connecting quality to join them in the imagination; it is impossible they can remain long united, or have any considerable influence on each other. | Es digno de hacer observar, en lo que concierne a la envidia que surge de la superioridad de los demás, que no es la desproporción entre nosotros y los otros la que la produce, sino, por el contrario, nuestra proximidad. Un soldado raso no siente una envidia de este género con respecto a su general como con respecto al sargento o el cabo, y un escritor eminente no siente tantos celos de un mal escritor asalariado como de un autor que se halla más próximo en mérito a él. De hecho podría pensarse que cuanto más grande es la desproporción más grande debe ser el dolor producido por la comparación; pero podemos considerar, por otra parte, que una gran desproporción suprime la relación, y o nos impide compararnos con lo que es remoto a nosotros o disminuye los efectos de la comparación. La semejanza y la proximidad producen siempre una relación de ideas, y cuando destruimos estos enlaces, aunque otros accidentes puedan unir las ideas, como no poseen entonces un lazo o cualidad que las una en la imaginación, es imposible que permanezcan largo tiempo enlazadas o tengan una influencia recíproca considerable. |
I have observed in considering the nature of ambition, that the great feel a double pleasure in authority from the comparison of their own condition with that of their slaves; and that this comparison has a double influence, because it is natural, and presented by the subject. When the fancy, in the comparison of objects, passes not easily from the one object to the other, the action of the mind is, in a great measure, broke, and the fancy, in considering the second object, begins, as it were, upon a new footing. The impression, which attends every object, seems not greater in that case by succeeding a less of the same kind; but these two impressions are distinct, and produce their distinct effects, without any communication together. The want of relation in the ideas breaks the relation of the impressions, and by such a separation prevents their mutual operation and influence. | … |
To confirm this we may observe, that the proximity in the degree of merit is not alone sufficient to give rise to envy, but must be assisted by other relations. A poet is not apt to envy a philosopher, or a poet of a different kind, of a different nation, or of a different age. All these differences prevent or weaken the comparison, and consequently the passion. | Para confirmar esto podemos hacer observar que la proximidad en el grado del mérito no es sólo suficiente para hacer surgir la envidia, sino que tiene que estar auxiliada por otras relaciones. Un poeta no se siente inclinado a envidiar a un filósofo o a un poeta de diferente género o de diferente edad. Todas estas diferencias evitan o debilitan la comparación y, por consiguiente, la pasión. |
This too is the reason, why all objects appear great or little, merely by a comparison with those of the same species. A mountain neither magnifies nor diminishes a horse in our eyes; but when a Flemish and a Welsh horse are seen together, the one appears greater and the other less, than when viewed apart. | Esta es también la razón de por qué todos los objetos aparecen grandes o pequeños meramente por comparación con los de la misma clase. Una montaña jamás aumenta o disminuye a nuestros ojos a mi caballo; pero cuando vemos juntos un caballo flamenco y otro galés, uno de ellos parece más grande o más pequeño que visto solo. |
From the same principle we may account for that remark of historians, that any party in a civil war always choose to call in a foreign enemy at any hazard rather than submit to their fellow-citizens. Guicciardin applies this remark to the wars in Italy, where the relations betwixt the different states are, properly speaking, nothing but of name, language, and contiguity. Yet even these relations, when joined with superiority, by making the comparison more natural, make it likewise more grievous, and cause men to search for some other superiority, which may be attended with no relation, and by that means may have a less sensible influence on the imagination. The mind quickly perceives its several advantages and disadvantages; and finding its situation to be most uneasy, where superiority is conjoined with other relations, seeks its repose as much as possible, by their separation, and by breaking that association of ideas, which renders the comparison so much more natural and efficacious. When it cannot break the association, it feels a stronger desire to remove the superiority; and this is the reason why travellers are commonly so lavish of their praises to the Chinese and Persians, at the same time, that they depreciate those neighbouring nations, which may stand upon a foot of rivalship with their native country. | Por el mismo principio podemos explicar la indicación de los historiadores de que en una guerra civil cada uno de los partidos prefiere siempre llamar a un enemigo extranjero cuando se halla en peligro que someterse a sus conciudadanos. Guieciardini aplica esta indicación a las guerras de Italia, donde las relaciones entre los Estados no son, por decirlo así, más que de nombre, lengua y contigÜidad. Estas relaciones, cuando van unidas a una superioridad, haciendo la comparación más natural, la hacen más gravosa y llevan a los hombres a buscar alguna otra superioridad que no vaya acompañada de relación y que de este modo pueda tener una influencia menos sensible en la imaginación. El espíritu percibe rápidamente sus ventajas y desventajas, y al hallar que su situación es más molesta cuando va unida con otras relaciones busca el modo de librarse de ellas lo más posible por la separación y rompiendo la asociación de ideas que hacen la comparación mucho más natural y eficaz. Cuando no puede romper la asociación siente un deseo más fuerte de suprimir la superioridad, y ésta es la razón de por qué los viajeros son tan pródigos en sus alabanzas de chinos o persas y al mismo tiempo desprecian las naciones vecinas que se hallan sobre un pie de rivalidad con su tierra nativa. |
These examples from history and common experience are rich and curious; but we may find parallel ones in the arts, which are no less remarkable. should an author compose a treatise, of which one part was serious and profound, another light and humorous, every one would condemn so strange a mixture, and would accuse him of the neglect of all rules of art and criticism. These rules of art are founded on the qualities of human nature; and the quality of human nature, which requires a consistency in every performance is that which renders the mind incapable of passing in a moment from one passion and disposition to a quite different one. Yet this makes us not blame Mr Prior for joining his Alma and his Solomon in the same volume; though that admirable poet has succeeded perfectly well in the gaiety of the one, as well as in the melancholy of the other. Even supposing the reader should peruse these two compositions without any interval, he would feel little or no difficulty in the change of passions: Why, but because he considers these performances as entirely different, and by this break in the ideas, breaks the progress of the affections, and hinders the one from influencing or contradicting the other? | Los ejemplos tomados de la Historia y la experiencia común son abundantes y curiosos; pero podemos hallar otros análogos en las artes y que no son menos notables. Si un autor compusiese un tratado con una parte seria y profunda y otra fácil y humorística, todo el mundo condenaría tan extraña mezcla y lo acusaría de olvidar todas las reglas del arte y de la estética. Estas reglas del arte se hallan fundadas en la naturaleza humana, y la cualidad de la naturaleza humana, que requiere consistencia en toda producción, es la que hace al espíritu incapaz de pasar en un momento de una pasión y disposición a otra completamente diferente. Esto no nos hace censurar a Mr. Prior por unir su Alma y su Salomón en el mismo volumen, aun cuando este admirable poeta ha tenido un perfecto éxito tanto en la alegría de la una como en la melancolía del otro. Aun suponiendo que el lector recorra estas dos composiciones sin un intervalo no hallará dificultad en el cambio de las pasiones. ¿Por qué? Porque considera estas producciones como enteramente diferentes, y por esta separación de las ideas interrumpe el progreso de las afecciones e impide que la una sea influida o contradicha por la otra. |
An heroic and burlesque design, united in one picture, would be monstrous; though we place two pictures of so opposite a character in the same chamber, and even close by each other, without any scruple or difficulty. | Un designio heroico y otro burlesco unidos en la pintura serían monstruosos, y sin embargo colocamos dos pinturas de caracteres tan opuestos en la misma habitación, y hasta una junto a otra, sin el menor escrúpulo o dificultad. |
In a word, no ideas can affect each other, either by comparison, or by the passions they separately produce, unless they be united together by some relation, which may cause an easy transition of the ideas, and consequently of the emotions or impressions, attending the ideas; and may preserve the one impression in the passage of the imagination to the object of the other. This principle is very remarkable, because it is analogous to what we have observed both concerning the understanding and the passions. Suppose two objects to be presented to me, which are not connected by any kind of relation. Suppose that each of these objects separately produces a passion; and that these two passions are in themselves contrary: We find from experience, that the want of relation in the objects or ideas hinders the natural contrariety of the passions, and that the break in the transition of the thought removes the affections from each other, and prevents their opposition. It is the same case with comparison; and from both these phaenomena we may safely conclude, that the relation of ideas must forward the transition of impressions; since its absence alone is able to prevent it, and to separate what naturally should have operated upon each other. When the absence of an object or quality re moves any usual or natural effect, we may certalnly conclude that its presence contributes to the production of the effect. | En una palabra: las ideas no pueden afectarse las unas a las otras ni por comparación ni por las pasiones que produzcan separadamente, a menos que no estén unidas por alguna relación que pueda producir una fácil transición de ideas y, por con siguiente, de 224 emociones o impresiones que acompañen a las ideas y puedan asegurar el paso de la imaginación al objeto de la otra. Este principio es verdaderamente notable, porque es análogo al que hemos observado como relativo a la vez al entendimiento y a las pasiones. Supongamos dos objetos que me son presentados y que no están enlazados por ningún género de relación. Supongamos que cada uno de estos objetos separadamente produce una pasión y que estas pasiones son en sí mismas contrarias: hallamos por experiencia que la falta de relación en los objetos o ideas impide la natural contrariedad de las pasiones y que la interrupción en la transición del pensamiento aparta las afecciones entre sí y evita su oposición. Sucede lo mismo con la comparación, y de estos dos fenómenos podemos, sin peligro de error, concluir que la relación de ideas debe favorecer la transición de las impresiones, pues su ausencia sola es capaz de evitarla y de separar lo que naturalmente se habría influido recíprocamente. Cuando la ausencia de un objeto o cualidad suprime un efecto usual o natural debemos concluir que su presencia contribuye a la producción del efecto.
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SECT. IX OF THE MIXTURE OF BENEVOLENCE AND ANGER WITH COMPASSION AND MALICE | Sección IX De la mezcla de benevolencia y cólera con compasión y malicia. |
Thus we have endeavoured to account for pity and malice. Both these affections arise from the imagination, according to the light, in which it places its object. When our fancy considers directly the sentiments of others, and enters deep into them, it makes us sensible of all the passions it surveys, but in a particular manner of grief or sorrow. On the contrary, when we compare the sentiments of others to our own, we feel a sensation directly opposite to the original one, viz. a joy from the grief of others, and a grief from their joy. But these are only the first foundations of the affections of pity and malice. Other passions are afterwards confounded with them. There is always a mixture of love or tenderness with pity, and of hatred or anger with malice. But it must be confessed, that this mixture seems at first sight to be contradictory to my system. For as pity is an uneasiness, and malice a joy, arising from the misery of others, pity should naturally, as in all other cases, produce hatred; and malice, love. This contradiction I endeavour to reconcile, after the following manner. | Hemos intentado explicar la piedad y la malicia. Estas afecciones surgen de la imaginación, según la situación en que coloca sus objetos. Cuando nuestra fantasía considera directamente los sentimientos de los otros y participa profundamente de ellos nos hace sensibles a las pasiones que considera, pero en particular a las de tristeza y pena. Por el contrario, cuando comparamos los sentimientos de los demás con los nuestros propios experimentamos una sensación totalmente opuesta a la original, a saber: alegría por el dolor de los otros y pena por la alegría de los otros. Esto es el único fundamento de las afecciones de piedad y malicia. Otras pasiones se funden después con ellas. Existe siempre una mezcla de amor o cariño con la piedad y de odio o cólera con la malicia. Sin embargo, debe confesarse que esta mezcla parece a primera vista contradictoria con mi sistema; pues como la piedad es un dolor y la malicia un placer que surge de la desgracia de los otros, la piedad debe producir en todos los casos odio y la malicia amor. Intentaré suprimir esta contradicción de la siguiente manera: |
In order to cause a transition of passions, there is required a double relation of impressions and ideas, nor is one relation sufficient to produce this effect. But that we may understand the full force of this double relation, we must consider, that it is not the present sensation alone or momentary pain or pleasure, which determines the character of any passion, but the whole bent or tendency of it from the beginning to the end. One impression may be related to another, not only when their sensations are resembling, as we have all along supposed in the preceding cases; but also when their im pulses or directions are similar and correspondent. This cannot take place with regard to pride and humility; because these are only pure sensations, without any direction or tendency to action. We are, therefore, to look for instances of this peculiar relation of impressions only in such affections, as are attended with a certain appetite or desire; such as those of love and hatred. | Para producir una transición de las pasiones se requiere una doble relación de impresiones e ideas, pues no es sólo suficiente una relación para producir este efecto; pero para que entendamos la fuerza total de esta doble relación debemos considerar que no es sola la presente sensación de dolor momentáneo la que determina el carácter de una pasión, sino su inclinación o tendencia entera desde el comienzo hasta el fin. Una impresión puede ser puesta en relación con otra no sólo cuando sus sensaciones son semejantes, como hemos expuesto en los precedentes casos, sino también cuando sus impulsos o direcciones son similares y correspondientes. Esto no puede tener lugar con respecto al orgullo y la humildad, porque éstas son sensaciones puras sin una dirección o tendencia a la acción. Por consiguiente, podemos hallar ejemplos de esta relación peculiar de impresiones en las afecciones que van acompañadas de cierto apetito o deseo, como el amor y el odio. |
Benevolence or the appetite, which attends love, is a desire of the happiness of the person beloved, and an aversion to his misery; as anger or the appetite, which attends hatred, is a desire of the misery of the person hated, and an aversion to his happiness. A desire, therefore, of the happiness of another, and aversion to his misery, are similar to benevolence; and a desire of his misery and aversion to his happiness are correspondent to anger. Now pity is a desire of happiness to another, and aversion to his misery; as malice is the contrary appetite. Pity, then, is related to benevolence; and malice to anger: And as benevolence has been already found to be connected with love, by a natural and original quality, and anger with hatred; it is by this chain the passions of pity and malice are connected with love and hatred. | La benevolencia o el apetito que acompaña al amor es un deseo de felicidad para la persona amada y una aversión de su desgracia, lo mismo que la cólera o el apetito que acompaña al odio es un deseo de la desgracia para la persona odiada y una aversión de su felicidad. Por consiguiente, un deseo de la felicidad de otro y una aversión de su desgracia son idénticos con la benevolencia, y un deseo de su miseria y una aversión de su felicidad corresponden a la cólera. Ahora bien: la piedad es el deseo de la felicidad de otra persona y la aversión de su miseria, lo mismo que la malicia es el deseo contrario. La piedad, pues, se halla relacionada con la benevolencia y la malicia con la cólera, y así como la benevolencia la hemos hallado siempre unida con el amor por una cualidad natura y original y la cólera con el odio, se hallan enlazadas por esta cadena las pasiones de piedad y malicia con el amor y el odio. |
This hypothesis is founded on sufficient experience. A man, who from any motives has entertained a resolution of performing an action, naturally runs into every other view or motive, which may fortify that resolution, and give it authority and influence on the mind. To confirm us in any design, we search for motives drawn from interest, from honour, from duty. What wonder, then, that pity and benevolence, malice, and anger, being the same desires arising from different principles, should so totally mix together as to be undistinguishable? As to the connexion betwixt benevolence and love, anger and hatred, being original and primary, it admits of no difficulty. | Esta hipótesis se halla fundada en una experiencia suficiente. Un hombre que ha tomado la resolución, por algún motivo, de realizar una acción tiende naturalmente a toda consideración o motivo que pueda fortificar esta resolución y concederle autoridad e influencia sobre el espíritu. Para confirmarnos en un designio buscamos motivos que nazcan del interés, del honor, del deber. ¿Es, pues, extraordinario que la piedad y la benevolencia, la malicia y la cólera, siendo los mismos deseos surgiendo de diferentes principios, se mezclen tan completamente que lleguen a ser indistinguibles? Como la conexión entre benevolencia y amor, cólera y odio es original y primaria, no existe dificultad alguna. |
We may add to this another experiment, viz, that benevolence and anger, and consequently love and hatred, arise when our happiness or misery have any dependance on the happiness or misery of another person, without any farther relation. I doubt not but this experiment will appear so singular as to excuse us for stopping a moment to consider it. | Podemos añadir a este experimento otro, a saber: que la benevolencia y la cólera y, por consiguiente, el amor y el odio surgen cuando nuestra felicidad o desgracia dependen de la felicidad y desgracia de otra persona, sin ninguna relación ulterior. No dudo de que este experimento parezca tan singular que nos excuse de detenernos un momento para considerarlo. |
Suppose, that two persons of the same trade should seek employment in a town, that is not able to maintain both, it is plain the success of one is perfectly incompatible with that of the other, and that whatever is for the interest of either is contrary to that of his rival, and so vice versa. Suppose again, that two merchants, though living in different parts of the world, should enter into co-partnership together, the advantage or loss of one becomes immediately the advantage or loss of his partner, and the same fortune necessarily attends both. Now it is evident, that in the first case, hatred always follows upon the contrariety of interests; as in the second, love arises from their union. Let us consider to what principle we can ascribe these passions. | Supongamos que dos personas del mismo oficio buscan empleo en una ciudad que no es capaz de mantener a los dos, de modo que el éxito del uno es completamente incompatible con el del otro y que todo lo que es de interés para el uno es contrario para su rival, y viceversa. Supongamos, por otra parte, que dos comerciantes, aunque viviendo en diferentes partes del mundo, constituyen sociedad y que las ganancias o pérdidas de un socio son inmediatamente ganancias o pérdidas del otro socio, acompañando a ambos la misma fortuna. Es evidente que en el primer caso el odio se sigue siempre de la contrariedad de intereses y que en el segundo el amor surge de la unión. Veamos a qué principios podemos atribuir estas pasiones. |
It is plain they arise not from the double relations of impressions and ideas, if we regard only the present sensation. For takeing the first case of rivalship; though the pleasure and advantage of an antagonist necessarily causes my pain and loss, yet to counter-ballance this, his pain and loss causes my pleasure and advantage; and supposing him to be unsuccessful, I may by this means receive from him a superior degree of satisfaction. In the same manner the success of a partner rejoices me, but then his misfortunes afflict me in an equal proportion; and it is easy to imagine, that the latter sentiment may in many cases preponderate. But whether the fortune of a rival or partner be good or bad, I always hate the former and love the latter. | Es claro que no surgen de la doble relación de impresiones e ideas, si consideramos sólo la sensación presente; pues, considerando el primer caso de rivalidad, aunque el placer y ventajas de un concurrente causen necesariamente mi dolor y mi pérdida, por el contrario, su pena y pérdida producen, como compensación, mi placer y ventajas, y suponiendo que tiene éxito, puedo obtener de él por este medio un grado superior de satisfacción. De la misma manera el éxito de un asociado me alegra, mientras que su mala fortuna me aflige en igual proporción, y es fácil imaginar que el último sentimiento puede predominar en ciertos casos. Sin embargo, tenga buena o mala fortuna un asociado o un concurrente, amo siempre al primero y odio siempre al segundo. |
This love of a partner cannot proceed from the relation or connexion betwixt us; in the same manner as I love a brother or countryman. A rival has almost as close a relation to me as a partner. For as the pleasure of the latter causes my pleasure, and his pain my pain; so the pleasure of the former causes my pain, and his pain my pleasure. The connexion, then, of cause and effect is the same in both cases; and if in the one case, the cause and effect have a farther relation of resemblance, they have that of contrariety in the other; which, being also a species of resemblance, leaves the matter pretty equal. | El amor del asociado no puede proceder de la relación o conexión entre él y nosotros, del mismo modo que el amor de un hermano o un compatriota. Un rival tiene así una relación tan estrecha conmigo como un asociado, pues como el placer del último causa mi placer y su dolor mi dolor, el placer del primero produce mi dolor y su dolor mi placer. La conexión, por consiguiente, de causa y efecto es la misma en ambos casos, y si en un caso la causa y el efecto tienen una ulterior relación de semejanza, poseen en el otro la de oposición, que siendo una especie de semejanza hace que el hecho sea en el fondo igual. |
The only explication, then, we can give of this phaenomenon is derived from that principle of a parallel direction above-mentioned. Our concern for our own interest gives us a pleasure in the pleasure, and a pain in the pain of a partner, after the same manner as by sympathy we feel a sensation correspondent to those, which appear in any person, who is present with us. On the other hand, the same concern for our interest makes us feel a pain in the pleasure, and a pleasure in the pain of a rival; and in short the same contrariety of sentiments as arises from comparison and malice. Since, therefore, a parallel direction of the affections, proceeding from interest, can give rise to benevolence or anger, no wonder the same parallel direction, derived from sympathy and from comparison, should have the same effect. | La única explicación que podemos dar a este fenómeno se deriva del principio de la dirección paralela antes mencionado. Nuestra preocupación por los intereses propios nos causa un placer en el placer y dolor en el dolor de nuestro asociado, del mismo modo que, por simpatía, experimentamos una sensación correspondiente a la que aparece en la persona que nos está presente. Por otra parte, el mismo interés propio nos hace sentir dolor por el placer y placer por el dolor de nuestro rival; en breve, la misma contrariedad de sentimientos que surge de la comparación y malicia. Y puesto que una dirección paralela de las afecciones que proceden del interés puede producirnos benevolencia o cólera, no es de extrañar que la misma dirección paralela derivada de la simpatía y de la comparación pueda tener el mismo efecto. |
In general we may observe, that it is impossible to do good to others, from whatever motive, without feeling some touches of kindness and good-will towards them; as the injuries we do, not only cause hatred in the person, who suffers them, but even in ourselves. These phaenomena, indeed, may in part be accounted for from other principles. | En general, podemos observar que es imposible hacer bien a los otros, por cualquier motivo que sea, sin sentir algún afecto de cariño o buena voluntad por ellos, del mismo modo que la injuria no sólo causa odio en la persona que la sufre, sino también en nosotros mismos. Estos fenómenos, de hecho pueden ser explicados en parte por otros principios. |
But here there occurs a considerable objection, which it will be necessary to examine before we proceed any farther. I have endeavoured to prove, that power and riches, or poverty and meanness; which give rise to love or hatred, without producing any original pleasure or uneasiness; operate upon us by means of a secondary sensation derived from a sympathy with that pain or satisfaction, which they produce in the person, who possesses them. From a sympathy with his pleasure there arises love; from that with his uneasiness, hatred. But it is a maxim, which I have just now established, and which is absolutely necessary to the explication of the phaenomena of pity and malice, that it is not the present sensation or momentary pain or pleasure, which determines the character of any passion, but the general bent or tendency of it from the beginning to the end. For this reason, pity or a sympathy with pain produces love, and that because it interests us in the fortunes of others, good or bad, and gives us a secondary sensation correspondent to the primary; in which it has the same influence with love and benevolence. Since then this rule holds good in one case, why does it not prevail throughout, and why does sympathy in uneasiness ever produce any passion beside good-will and kindness? Is it becoming a philosopher to alter his method of reasoning, and run from one principle to its contrary, according to the particular phaenomenon, which he would explain? | Sin embargo, aquí se presenta una objeción considerable, que será necesario examinar antes de proseguir más adelante. He intentado probar que el poder y las riquezas o la pobreza y debilidad, que dan lugar al amor y al odio, sin producir un placer o dolor originarios, actúan sobre nosotros por medio de una sensación secundaria derivada de una simpatía con la pena o satisfacción que ellos producen en la persona que los posee. De una simpatía con su placer surge el amor; de una simpatía con su dolor, odio. Pero existe una máxima, que precisamente he establecido ahora y que es absolutamente necesaria para la explicación de los fenómenos de piedad y malicia: «Que no es la sensación presente o el dolor y el placer del momento el que determina el carácter de la pasión, sino la dirección general o tendencia de aquélla desde el principio hasta el fin.» Por esta razón la piedad o una simpatía con el dolor produce amor, y esto porque nos hace interesarnos en la buena o mala fortuna de los otros y nos produce una sensación secundaria correspondiente a la primaria, por la que tiene la misma influencia que el amor y la benevolencia. Puesto que esta regla es buena en un caso, ¿por qué no prevalece siempre y por qué la simpatía con el dolor produce una pasión además de la buena voluntad o cariño? ¿Es ser filósofo alterar este método de razonamiento y pasar de un principio a su contrario, según el fenómeno particular que se quiera explicar? |
I have mentioned two different causes, from which a transition of passion may arise, viz, a double relation of ideas and impressions, and what is similar to it, a conformity in the tendency and direction of any two desires, which arise from different principles. Now I assert, that when a sympathy with uneasiness is weak, it produces hatred or contempt by the former cause; when strong, it produces love or tenderness by the latter. This is the solution of the foregoing difficulty, which seems so urgent; and this is a principle founded on such evident arguments, that we ought to have established it, even though it were not necessary to the explication of any phaenomenon. | He mencionado dos diferentes causas de las que puede surgir la transición de una pasión, a saber: la doble relación de ideas e impresiones y, lo que es semejante a ella, la conformidad en la tendencia y dirección de dos deseos que nacen de diferentes principios. Ahora yo afirmo que cuando una simpatía con el dolor es débil produce odio o desprecio, por la primera causa; cuando es fuerte produce amor o cariño, por la última. Esta es la solución de la precedente dificultad, que parecía tan difícil, y éste es un principio fundado en tales argumentos evidentes que lo hubiéramos podido establecer aun cuando no fuese necesario para la explicación de ningún fenómeno. |
It is certain, that sympathy is not always limited to the present moment, but that we often feel by communication the pains and pleasures of others, which are not in being, and which we only anticipate by the force of imagination. For supposing I saw a person perfectly unknown to me, who, while asleep in the fields, was in danger of being trod under foot by horses, I should immediately run to his assistance; and in this I should be actuated by the same principle of sympathy, which makes me concerned for the present sorrows of a stranger. The bare mention of this is sufficient. Sympathy being nothing but a lively idea converted into an impression, it is evident, that, in considering the future possible or probable condition of any person, we may enter into it with so vivid a conception as to make it our own concern; and by that means be sensible of pains and pleasures, which neither belong to ourselves, nor at the present instant have any real existence. | Es cierto que la simpatía no se halla siempre limitada al momento presente, sino que frecuentemente sentimos, por comunicación, los placeres y dolores que no existen de los otros, y que solamente anticipamos mediante la fuerza de la imaginación. Pues suponiendo que yo veo una persona que me es perfectamente conocida, que, dormida sobre un campo, se halla en peligro de ser pisada por los cascos de unos caballos, correré inmediatamente en su ayuda, y en esto seré influido por el mismo principio de simpatía que me hace preocuparme por los cuidados presentes de un extraño. La mera mención de esto es suficiente. No siendo la simpatía mas que una idea vivaz convertida en una impresión, es evidente que al considerar la condición futura posible o probable de una persona podemos participar de ésta con tan vívida concepción que se convierta en nuestro propio interés, y ser por este medio sensibles a los dolores o placeres que ni nos atañen a nosotros mismos ni tienen una existencia real en el presente instante. |
But however we may look forward to the future in sympathizing with any person, the extending of our sympathy depends in a great measure upon our sense of his present condition. It is a great effort of imagination, to form such lively ideas even of the present sentiments of others as to feel these very sentiments; but it is impossible we coued extend this sympathy to the future, without being aided by some circumstance in the present, which strikes upon us in a lively manner. When the present misery of another has any strong influence upon me, the vivacity of the conception is not confined merely to its immediate object, but diffuses its influence over all the related ideas, and gives me a lively notion of all the circumstances of that person, whether past, present, or future; possible, probable or certain. By means of this lively notion I am interested in them; take part with them; and feel a sympathetic motion in my breast, conformable to whatever I imagine in his. If I diminish the vivacity of the first conception, I diminish that of the related ideas; as pipes can convey no more water than what arises at the fountain. By this diminution I destroy the future prospect, which is necessary to interest me perfectly in the fortune of another. I may feel the present impression, but carry my sympathy no farther, and never transfuse the force of the first conception into my ideas of the related objects. If it be another′s misery, which is presented in this feeble manner, I receive it by communication, and am affected with all the passions related to it: But as I am not so much interested as to concern myself in his good fortune, as well as his bad, I never feel the extensive sympathy, nor the passions related to it. | Sin embargo, aunque podemos mirar hacia el futuro, al simpatizar con una persona la extensión de nuestra simpatía depende en gran medida de nuestra estimación de su condición presente. Constituye un gran esfuerzo de la imaginación el formar ideas vivaces de los sentimientos presentes de los otros, así como el sentir estos sentimientos; pero es imposible que podamos extender esta simpatía al futuro sin ser ayudados por alguna circunstancia del presente que actúa sobre nosotros de una manera intensa. Cuando la miseria presente de otro tiene una gran influencia sobre mí, la vivacidad de la concepción no se confina meramente a este objeto, sino que difunde su influencia sobre todas las ideas relacionadas y me da una noción vivaz de todas las circunstancias de esta persona, ya pasadas, ya presentes o futuras, posibles, probables o ciertas. Mediante esta vivaz noción me siento interesado por ella, comunico con ella y siento una emoción simpática en mi pecho que concuerda con lo que yo imagino que ella experimenta. Si yo disminuyo la vivacidad de la primera concepción disminuyo la de las ideas relacionadas, del mismo modo que los caños no pueden dar más agua que la que sale de la fuente. Por esta disminución destruyo la visión del futuro, que es necesaria para interesarme totalmente en la fortuna de los otros. Puedo experimentar la impresión presente, pero no llevo mi simpatía más lejos, y jamás traslado la fuerza de la primera concepción a mis ideas de los objetos relacionados. Si es la miseria de otro la que se presenta de esta manera débil, la recibo por comunicación y soy afectado con todas las pasiones que se relacionan con ella; pero no me hallo hasta tal punto interesado que me preocupe por su mala o buena fortuna, y jamás siento esta simpatía extensiva ni las pasiones que se refieren a ella. |
Now in order to know what passions are related to these different kinds of sympathy, we must consider, that benevolence is an original pleasure arising from the pleasure of the person beloved, and a pain proceeding from his pain: From which correspondence of impressions there arises a subsequent desire of his pleasure, and aversion to his pain. In order, then, to make a passion run parallel with benevolence, it is requisite we should feel these double impressions, correspondent to those of the person, whom we consider; nor is any one of them alone sufficient for that purpose. When we sympathize only with one impression, and that a painful one, this sympathy is related to anger and to hatred, upon account of the uneasiness it conveys to us. But as the extensive or limited sympathy depends upon the force of the first sympathy; it follows, that the passion of love or hatred depends upon the same principle. A strong impression, when communicated, gives a double tendency of the passions; which is related to benevolence and love by a similarity of direction; however painful the first impression might have been. A weak impression, that is painful, is related to anger and hatred by the resemblance of sensations. Benevolence, therefore, arises from a great degree of misery, or any degree strongly sympathized with: Hatred or contempt from a small degree, or one weakly sympathized with; which is the principle I intended to prove and explain. | Ahora, para conocer qué pasiones se refieren a estos diferentes géneros de simpatía debemos considerar que la benevolencia es un placer original que surge del placer de la persona amada y un dolor que surge del dolor de aquella corresponden cia de impresiones de la que nace un deseo de su placer o una aversión de su pena. Para hacer que una pasión transcurra paralela a la benevolencia se requiere que sintamos estas impresiones dobles correspondientes a las de la persona que consideramos, y no es una de ellas suficiente para este propósito. Cuando simpatizamos sólo con una impresión y ésta es dolorosa, la simpatía se relaciona con la cólera u odio por el dolor que nos proporciona. Pero como la simpatía, extensiva o limitada, depende de la intensidad de la primera simpatía, se sigue que la pasión del amor o el odio depende del mismo principio. Una impresión intensa, cuando es comunicada produce una doble tendencia en las pasiones, que se pone en relación con la benevolencia y el amor por una semejanza de dirección, aunque la primera impresión haya sido penosa. Una impresión débil que es dolorosa se relaciona con la cólera y el odio por la semejanza de las impresiones. La benevolencia, por consiguiente, surge de un gran grado de miseria o de un grado con el cual simpatizamos intensamente, lo que constituye el principio que yo intentaba probar y explicar. |
Nor have we only our reason to trust to for this principle, but also experience. A certain degree of poverty produces contempt; but a degree beyond causes compassion and good-will. We may under-value a peasant or servant; but when the misery of a beggar appears very great, or is painted in very lively colours, we sympathize with him in his afflictions; and feel in our heart evident touches of pity and benevolence. The same object causes contrary passions according to its different degrees. The passions, therefore, must depend upon principles, that operate in such certain degrees, according to my hypothesis. The encrease of the sympathy has evidently the same effect as the encrease of the misery. | No sólo nuestra razón garantiza este principio, sino también la experiencia. Un cierto grado de pobreza produce desprecio; pero un grado que va más allá causa compasión y buena voluntad. Podemos tener en poco a un aldeano o a un criado; pero cuando la miseria de un mendigo aparece ser muy grande o nos es pintada con colores muy vivos, simpatizamos con él en todas sus aflicciones y sentimos en nuestro corazón emociones evidentes de piedad y benevolencia. El mismo objeto causa pasiones contrarias, según sus diferentes grados. La pasión, por consiguiente, debe depender de los principios que actúan en tales grados, según mi hipótesis. El aumento de la simpatía tiene evidentemente el mismo efecto que el aumento de la miseria. |
A barren or desolate country always seems ugly and disagreeable, and commonly inspires us with contempt for the inhabitants. This deformity, however, proceeds in a great measure from a sympathy with the inhabitants, as has been already observed; but it is only a weak one, and reaches no farther than the immediate sensation, which is disagreeable. The view of a city in ashes conveys benevolent sentiments; because we there enter so deep into the interests of the miserable inhabitants, as to wish for their prosperity, as well as feel their adversity. | Una estéril y desolada comarca parece siempre fea y desagradable e inspira comúnmente desprecio por sus habitantes. Esta fealdad, sin embargo, procede en gran medida de una simpatía con los habitantes, como ya se hizo observar antes, pero es sólo una simpatía débil y no llega más que a la inmediata sensación, que es desagradable. La contemplación de una ciudad en cenizas sugiere sentimientos de benevolencia porque aquí participamos tan profundamente con los intereses de los miserables habitantes, que deseamos su prosperidad y lamentamos su fortuna adversa. |
But though the force of the impression generally produces pity and benevolence, it is certain, that by being carryed too far it ceases to have that effect. This, perhaps, may be worth our notice. When the uneasiness is either small in itself, or remote from us, it engages not the imagination, nor is able to convey an equal concern for the future and contingent good, as for the present and real evil Upon its acquiring greater force, we become so interested in the concerns of the person, as to be sensible both of his good and had fortune; and from that compleat sympathy there arises pity and benevolence. But it will easily be imagined, that where the present evil strikes with more than ordinary force, it may entirely engage our attention, and prevent that double sympathy, above-mentioned. Thus we find, that though every one, but especially women, are apt to contract a kindness for criminals, who go to the scaffold, and readily imagine them to be uncommonly handsome and wellshaped; yet one, who is present at the cruel execution of the rack, feels no such tender emotions; but is in a manner overcome with horror, and has no leisure to temper this uneasy sensation by any opposite sympathy. | Sin embargo, aunque la fuerza de la impresión produce generalmente benevolencia y piedad, es cierto que llevada demasiado lejos cesa de causar este efecto. Esto quizá merecerá nuestra atención. Cuando el dolor es o pequeño en sí mismo o remoto a nosotros, no excita la imaginación ni es capaz de suscitar una preocupación igual por el bien futuro y contingente que por el mal presente y real. Cuando adquiere mayor fuerza nos sentimos tan interesados en las preocupaciones de otra persona que somos sensibles a su mala y buena fortuna, y de esta simpatía completa surgen piedad y benevolencia. Puede, sin embargo, imaginarse fácilmente que cuando el mal presente nos hiere con una fuerza mayor que la acostumbrada puede ocupar enteramente nuestra atención y evitar así la doble simpatía antes mencionada. Así hallamos que, aunque algunas personas, especialmente las mujeres, son inclinadas a sentir piedad por los criminales que van al cadalso y fácilmente imaginan que son hermosos y bien formados, si se hallan presentes a la cruel ejecución del tormento no sienten estas emociones afectuosas, sino que se hallan dominadas por el horror y no tienen tiempo de templar esta sensación dolorosa por una simpatía opuesta. |
But the instance, which makes the most clearly for my hypothesis, is that wherein by a change of the objects we separate the double sympathy even from a midling degree of the passion; in which case we find, that pity, instead of producing love and tenderness as usual, always gives rise to the contrary affection. When we observe a person in misfortunes, we are affected with pity and love; but the author of that misfortune becomes the object of our strongest hatred, and is the more detested in proportion to the degree of our compassion. Now for what reason should the same passion of pity produce love to the person, who suffers the misfortune, and hatred to the person, who causes it; unless it be because in the latter case the author bears a relation only to the misfortune; whereas in considering the sufferer we carry our view on every side, and wish for his prosperity, as well as are sensible of his affliction? | Pero el ejemplo más claro para mi hipótesis es aquel en el que por un cambio en los objetos separamos la doble simpatía, aun de un mediano grado, de la pasión, en cuyo caso hallamos que la piedad, en lugar de producir amor y cariño, como es usual, da lugar siempre a la afección contraria. Cuando hallamos una persona en la desgracia somos afectados con piedad y amor; pero el autor de esta desgracia se convierte en el objeto de nuestro más intenso odio y es detestado en proporción con el grado de nuestra compasión. Ahora, ¿por qué razón debe la misma pasión de piedad producir amor para la persona que sufre la desgracia y odio para la persona que lo produce sino porque en el último caso el autor muestra una relación solamente con la desgracia, mientras que cuando consideramos al que sufre dirigimos nuestra atención a todos los aspectos y deseamos su prosperidad lo mismo que somos sensibles a su aflicción? |
I shall just observe, before I leave the present subject, that this phaenomenon of the double sympathy, and its tendency to cause love, may contribute to the production of the kindness, which we naturally bear our relations and acquaintance. Custom and relation make us enter deeply into the sentiments of others; and whatever fortune we suppose to attend them, is rendered present to us by the imagination, and operates as if originally our own. We rejoice in their pleasures, and grieve for their sorrows, merely from the force of sympathy. Nothing that concerns them is indifferent to us; and as this correspondence of sentiments is the natural attendant of love, it readily produces that affection. | Precisamente observaré, antes de abandonar el presente problema, que este fenómeno de la doble simpatía y su tendencia a causar amor puede contribuir a la producción del cariño que naturalmente abrigamos por nuestras relaciones y próximos. El hábito y la relación nos hacen penetrar profundamente en los sentimientos de los otros, y sea la que sea la fortuna que supongamos los acompaña, ésta nos es presentada por la imaginación y actúa como si fuera originariamente la nuestra propia. Nos alegramos en sus placeres y nos entristecemos en sus penas tan sólo por la fuerza de la simpatía. Nada de lo que les atañe nos es indiferente, y como esta correspondencia de sentimientos es el acompañante natural del amor, produce realmente esta afección.
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SECT. X OF RESPECT AND CONTEMPT | Sección X Del respeto y el desprecio. |
There now remains only to explain the passion of respect and contempt, along with the amorous affection, in order to understand all the passions which have any mixture of love or hatred. Let us begin with respect and contempt. | Quedan ahora tan sólo por explicar las pasiones de respeto y desprecio, juntamente con la afección amorosa, para llegar a conocer todas las pasiones que tienen un elemento de amor y odio. Comencemos con el respeto y el desprecio. |
In considering the qualities and circumstances of others, we may either regard them as they really are in themselves; or may make a comparison betwixt them and our own qualities and circumstances; or may join these two methods of consideration. The good qualities of others, from the first point of view, produce love; from the second, humility; and from the third, respect; which is a mixture of these two passions. Their bad qualities, after the same manner, cause either hatred, or pride, or contempt, according to the light in which we survey them. | Al considerar las cualidades y circunstancias de los otros podemos o considerarlas como ellas son realmente en sí mismas, o podemos hacer una comparación entre ellas y nuestras propias cualidades o circunstancias, o aun podemos unir estos dos modos de consideración. Las buenas cualidades de los otros, desde el primer punto de vista, producen amor; desde el segundo, humildad, y desde el tercero, respeto, que es una mezcla de estas dos pasiones. Las malas cualidades, del mismo modo, causan u odio, u orgullo o desprecio, según el punto de vista desde que las consideramos. |
That there is a mixture of pride in contempt, and of humility in respect, is, I think, too evident, from their very feeling or appearance, to require any particular proof. That this mixture arises from a tacit comparison of the person contemned or respected with ourselves is no less evident. The same man may cause either respect, love, or contempt by his condition and talents, according as the person, who considers him, from his inferior becomes his equal or superior. In changing the point of view, though the object may remain the same, its proportion to ourselves entirely alters; which is the cause of an alteration in the passions. These passions, therefore, arise from our observing the proportion; that is, from a comparison. | Que existe un elemento de orgullo en el desprecio y de humildad en el respeto es, a mi ver, demasiado evidente, ya por su sentimiento directo o apariencia para requerir una prueba especial. Que este elemento surge de una comparación tácita con la persona despreciada o respetada, con nosotros mismos, es no menos evidente. Un mismo hombre puede causar amor o desprecio por su condición y talentos, según la persona que lo considera se convierta de su inferior en su igual o superior. Cambiando el punto de vista, aunque el objeto pueda permanecer el mismo, se altera su relación con nosotros, lo que es la causa de la alteración de las pasiones. Estas pasiones, por consiguiente, surgen al apreciar esta relación, o sea de una comparación. |
I have already observed, that the mind has a much stronger propensity to pride than to humility, and have endeavoured, from the principles of human nature, to assign a cause for this phaenomenon. Whether my reasoning be received or not, the phaenomenon is undisputed, and appears in many instances. Among the rest, it is the reason why there is a much greater mixture of pride in contempt, than of humility in respect, and why we are more elevated with the view of one below us, than mortifyed with the presence of one above us. Contempt or scorn has so strong a tincture of pride, that there scarce is any other passion discernable: Whereas in esteem or respect, love makes a more considerable ingredient than humility. The passion of vanity is so prompt, that it rouzes at the least call; while humility requires a stronger impulse to make it exert itself. | He observado siempre que el espíritu posee una tendencia mucho más fuerte al orgullo que a la humildad, y he tratado, partiendo de los principios de la naturaleza humana, de buscar una causa para este fenómeno. Se admita o no mi razonamiento, el fenómeno es indiscutible y aparece en muchos casos. Entre otras cosas, es ésta la razón de por qué hay un mayor elemento de orgullo en el desprecio que de humildad en el respeto y de por qué nos sentimos más engrandecidos al considerar a uno que está por bajo de nosotros que mortificados con la presencia de uno que nos es superior. El desprecio y el desdén tienen un tan marcado matiz de orgullo, que difícilmente se puede discernir en ellos otra pasión, mientras que en la estima o respeto el amor es un elemento más importante que la humildad. La pasión de la vanidad es tan pronta, que surge con la más mínima ocasión, mientras que la humildad requiere un impulso más fuerte para desarrollarse. |
But here it may reasonably be asked, why this mixture takes place only in some cases, and appears not on every occasion. All those objects, which cause love, when placed on another person, are the causes of pride, when transfered to ourselves; and consequently ought to be causes of humility, as well as love, while they belong to others, and are only compared to those, which we ourselves possess. In like manner every quality, which, by being directly considered, produces hatred, ought always to give rise to pride by comparison, and by a mixture of these passions of hatred and pride ought to excite contempt or scorn. The difficulty then is, why any objects ever cause pure love or hatred, and produce not always the mixt passions of respect and contempt. | Sin embargo, puede aquí preguntarse razonablemente por qué esta mezcla tiene lugar sólo en algunos casos y no aparece en toda ocasión. Todos los objetos que causan amor cuando se hallan en otra persona son causas de orgullo cuando se transfieren a nosotros mismos, y, por consecuente, pueden ser causas tanto de humildad como de amor mientras que se refieran a los otros y se comparen a las que nosotros poseemos. De igual modo toda cualidad que al ser directamente considerada produce odio puede siempre dar lugar al orgullo; por comparación y por una mezcla de las pasiones de odio y orgullo puede suscitar desprecio o desdén. La dificultad, pues, consiste en por qué un objeto produce siempre puro amor u odio y no suscita siempre las pasiones mixtas de respeto y desprecio. |
I have supposed all along, that the passions of love and pride, and those of humility and hatred are similar in their sensations, and that the two former are always agreeable, and the two latter painful. But though this be universally true, it is observable, that the two agreeable, as well as the two painful passions, have some difference, and even contrarieties, which distinguish them. Nothing invigorates and exalts the mind equally with pride and vanity; though at the same time love or tenderness is rather found to weaken and infeeble it. The same difference is observable betwixt the uneasy passions. Anger and hatred bestow a new force on all our thoughts and actions; while humility and shame deject and discourage us. Of these qualities of the passions, it will be necessary to form a distinct idea. Let us remember, that pride and hatred invigorate the soul; and love and humility infeeble it. | He supuesto en todo lo anterior que las pasiones de amor y orgullo y las de la humildad y odio son similares en su sensación y que las dos primeras son siempre agradables y las dos últimas penosas. Pero aunque esto sea universalmente cierto, se puede observar que las dos pasiones agradables, como las dos penosas, tienen algunas diferencias, y aun notas contrarias, que las distinguen. Nada vigoriza y exalta al espíritu como el orgullo o vanidad, aunque al mismo tiempo el amor o cariño vemos que más bien nos debilita y ablanda. La misma diferencia es observable entre las pasiones penosas. Cólera y odio conceden una nueva fuerza a nuestros pensamientos y acciones, mientras que la humildad y vergÜenza nos deprimen y desaniman. Será necesario formar una idea clara de estas cualidades de las pasiones. Recordemos que el orgullo y el odio vigorizan el alma y el amor y la humildad la debilitan. |
From this it follows, that though the conformity betwixt love and hatred in the agreeableness of their sensation makes them always be excited by the same objects, yet this other contrariety is the reason, why they are excited in very different degrees. Genius and learning are pleasant and magnificent objects, and by both these circumstances are adapted to pride and vanity; but have a relation to love by their pleasure only. Ignorance and simplicity are disagreeable and mean, which in the same manner gives them a double connexion with humility, and a single one with hatred. We may, therefore, consider it as certain, that though the same object always produces love and pride, humility and hatred, according to its different situations, yet it seldom produces either the two former or the two latter passions, in the same proportion. | De esto se sigue que, aunque la conformidad entre el amor y el odio, con respecto a lo agradable de sus sensaciones, hace que sean suscitadas por los mismos objetos, su restante oposición es el motivo de por qué son producidos en muy diferentes grados. Genio y saber son objetos agradables y magníficos y, por estas dos circunstancias, apropiados al orgullo y vanidad; pero están en relación con el amor sólo por su placer. La ignorancia y la simplicidad son desagradables y mezquinas, lo que del mismo modo les proporciona una doble relación con la humildad y una sola con el odio. Podemos, pues, considerar como cierto que aunque el mismo objeto produce siempre amor y orgullo y humildad y odio, según sus diferentes situaciones, es raro que produzca o las dos primeras o las dos últimas pasiones en la misma proporción. |
It is here we must seek for a solution of the difficulty above-mentioned, why any object ever excites pure love or hatred, and does not always produce respect or contempt, by a mixture of humility or pride. No quality in another gives rise to humility by comparison, unless it would have produced pride by being placed in ourselves; and vice versa no object excites pride by comparison, unless it would have produced humility by the direct survey. This is evident, objects always produce by comparison a sensation directly contrary to their original one. Suppose, therefore, an object to be presented, which is peculiarly fitted to produce love, but imperfectly to excite pride; this object, belonging to another, gives rise directly to a great degree of love, but to a small one of humility by comparison; and consequently that latter passion is scarce felt in the compound, nor is able to convert the love into respect. This is the case with good nature, good humour, facility, generosity, beauty, and many other qualities. These have a peculiar aptitude to produce love in others; but not so great a tendency to excite pride in ourselves: For which reason the view of them, as belonging to another person, produces pure love, with but a small mixture of humility and respect. It is easy to extend the same reasoning to the opposite passions. | Aquí debemos buscar una solución para la dificultad antes mencionada: de por qué un objeto excita puro amor u odio y no produce siempre respeto o desprecio por la mezcla con humildad u orgullo. Ninguna cualidad de otro sujeto produce humildad por comparación más que si produjese orgullo cuando fuere poseída por nosotros mismos, y viceversa, ningún objeto suscita orgullo que no produzca humildad en su consideración directa. Es evidente que los objetos producen por comparación una sensación completamente contraria a la originaria. Supongamos, por consiguiente, que se presenta un objeto que es particularmente apropiado para producir amor, pero imperfectamente adecuado para causar orgullo: este objeto, cuando se refiere a otro sujeto, da lugar directamente a un alto grado de amor, pero a un grado pequeño de humildad por comparación, y, por consiguiente, la última pasión es escasamente experimentada en la emoción compuesta y no es capaz de convertirse en respeto. Esto es lo que sucede con el buen natural, buen humor, facilidad, generosidad, belleza y muchas otras cualidades. Estas, cuando pertenecen a los otros sujetos poseen una particular aptitud para producir amor, pero no una tendencia tan grande a excitar el orgullo en nosotros, razón por la cual su consideración como pertenecientes a otra persona produce puro amor con una pequeña mezcla de humildad o respeto. Es fácil extender el mismo razonamiento a las pasiones opuestas. |
Before we leave this subject, it may not be amiss to account for a pretty curious phaenomenon, viz, why we commonly keep at a distance such as we contemn, and allow not our inferiors to approach too near even in place and situation. It has already been observed, that almost every kind of idea is attended with some emotion, even the ideas of number and extension, much more those of such objects as are esteemed of consequence in life, and fix our attention. It is not with entire indifference we can survey either a rich man or a poor one, but must feel some faint touches at least, of respect in the former case, and of contempt in the latter. These two passions are contrary to each other; but in order to make this contrariety be felt, the objects must be someway related; otherwise the affections are totally separate and distinct, and never encounter. The relation takes place wherever the persons become contiguous; which is a general reason why we are uneasy at seeing such disproportioned objects, as a rich man and a poor one, a nobleman and a porter, in that situation. | Antes de que dejemos este asunto no será inoportuno que expliquemos un curioso fenómeno, a saber: por qué comúnmente nos distanciamos de los que desdeñamos y no permitimos a nuestros inferiores que se nos aproximen, aun en lugar y situación. Se ha hecho observar ya que casi todo género de ideas va acompañado con alguna emoción, y esto hasta las ideas de número y extensión, siéndolo tanto más las de aquellos objetos que estimamos importantes y fijan nuestra atención. No podemos considerar con indiferencia total un hombre rico o un pobre, sino que debemos sentir alguna pequeña emoción, por lo menos, de respeto en el primer caso, de desprecio en el segundo. Estas pasiones son contrarias entre sí; pero para que esta contrariedad sea sentida los objetos deben hallarse relacionados de algún modo; de otra manera las emociones quedarán completamente separadas y no se encontrarán jamás. La relación tiene lugar siempre que las personas se hallan contiguas, lo que es una razón general de por qué nos molesta ver en esta situación dos objetos tan desproporcionados como un hombre rico y uno pobre, un noble y un portero. |
This uneasiness, which is common to every spectator, must be more sensible to the superior; and that because the near approach of the inferior is regarded as a piece of ill-breeding, and shews that he is not sensible of the disproportion, and is no way affected by it. A sense of superiority in another breeds in all men an inclination to keep themselves at a distance from him, and determines them to redouble the marks of respect and reverence, when they are obliged to approach him; and where they do not observe that conduct, it is a proof they are not sensible of his superiority. From hence too it proceeds, that any great difference in the degrees of any quality is called a distance by a common metaphor, which, however trivial it may appear, is founded on natural principles of the imagination. A great difference inclines us to produce a distance. The ideas of distance and difference are, therefore, connected together. Connected ideas are readily taken for each other; and this is in general the source of the metaphor, as we shall have occasion to observe afterwards. | Este malestar, que es común a todo espectador, debe ser más sensible para el superior, y esto porque su aproximación mayor al inferior se considera como una señal de mala crianza y muestra que no es sensible a la desproporción y no se siente impresionado por ella. Un sentido de superioridad en otro sujeto ocasiona en todos los hombres una inclinación a situarse a distancia de él y los lleva a redoblar sus muestras de respeto y reverencia cuando están obligados a aproximársele, y cuando no observan esta conducta es prueba que no son sensibles a su superioridad. De aquí se sigue que una gran diferencia en los grados y cualidades se llame una distancia, con una metáfora común que, aunque pueda aparecer muy trivial, se halla fundada en los principios naturales de la imaginación. Una gran diferencia nos lleva a producir una distancia. Las ideas de distancia y diferencia se hallan por consecuencia enlazadas entre sí. Las ideas enlazadas entre sí pueden tomarse las unas por las otras, y esto es, en general, la fuente de la metáfora, como tendremos ocasión de observarlo más adelante.
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SECT. XI OF THE AMOROUS PASSION, OR LOVE BETWIXT THE SEXES | Sección XI De la pasión amorosa o el amor sexual. |
Of all the compound passions, which proceed from a mixture of love and hatred with other affections, no one better deserves our attention, than that love, which arises betwixt the sexes, as well on account of its force and violence, as those curious principles of philosophy, for which it affords us an uncontestable argument. It is plain, that this affection, in its most natural state, is derived from the conjunction of three different impressions or passions, viz. The pleasing sensation arising from beauty; the bodily appetite for generation; and a generous kindness or good-will. The origin of kindness from beauty may be explained from the foregoing reasoning. The question is how the bodily appetite is excited by it. | De todas las pasiones compuestas que proceden de una combinación del amor y el odio con otras afecciones, ninguna merece más nuestra atención que la del amor que surge entre los dos sexos, y esto tanto por su fuerza y violencia como por los curiosos principios de filosofia, para los cuales aporta un indiscutible argumento. Es claro que esta afección, en su forma más natural, se deriva del enlace de tres diferentes pasiones o impresiones, a saber: la sensación agradable que nace de la hermosura, el apetito corporal de la generación y el cariño generoso o buena voluntad. El origen del cariño en la belleza puede ser explicado mediante el razonamiento precedente. La cuestión es saber cómo el apetito corporal es excitado por ella. |
The appetite of generation, when confined to a certain degree, is evidently of the pleasant kind, and has a strong connexion with, all the agreeable emotions. Joy, mirth, vanity, and kindness are all incentives to this desire; as well as music, dancing, wine, and good cheer. On the other hand, sorrow, melancholy, poverty, humility are destructive of it. From this quality it is easily conceived why it should be connected with the sense of beauty. | El apetito de la generación, cuando se halla confinado a un cierto grado, pertenece evidentemente al género agradable y tiene una marcada conexión con las emociones 232 agradables. La alegría, el júbilo, la vanidad, el cariño, son incentivos para este deseo, lo mismo que la música, la danza, el vino y la buena comida. Por otra parte, la tristeza, la melancolía, la pobreza, la humildad, lo destruyen. Por esta propiedad es fácil de concebir el porqué debe hallarse unido con el sentido de la belleza. |
But there is another principle that contributes to the same effect. I have observed that the parallel direction of the desires is a real relation, and no less than a resemblance in their sensation, produces a connexion among them. That we may fully comprehend the extent of this relation, we must consider, that any principal desire may be attended with subordinate ones, which are connected with it, and to which if other desires are parallel, they are by that means related to the principal one. Thus hunger may oft be considered as the primary inclination of the soul, and the desire of approaching the meat as the secondary one; since it is absolutely necessary to the satisfying that appetite. If an object, therefore, by any separate qualities, inclines us to approach the meat, it naturally encreases our appetite; as on the contrary, whatever inclines us to set our victuals at a distance, is contradictory to hunger, and diminishes our inclination to them. Now it is plain that beauty has the first effect, and deformity the second: Which is the reason why the former gives us a keener appetite for our victuals, and the latter is sufficient to disgust us at the most savoury dish that cookery has invented. All this is easily applicable to the appetite for generation. | Existe aún otro principio que contribuye al mismo efecto. He hecho observar que la dirección paralela de los deseos es una pasión real, y del mismo modo que una semejanza de su sensación, produce un enlace entre ellos. Para poder comprender plenamente la importancia de esta relación debemos considerar que un deseo principal puede ir acompañado de otros secundarios que se hallan enlazados con él, y que si otros deseos son paralelos a éstos, se encuentran los últimos relacionados a su vez con el principal. Así, el hambre puede ser frecuentemente considerada como una inclinación primaria del alma y el deseo de buscar la comida como secundario, puesto que lo último es absolutamente necesario para la satisfacción del apetito. Si un objeto, por consiguiente, por una cualidad particular, nos inclina a buscar el alimento, naturalmente aumenta nuestro apetito, del mismo modo que, por el contrario, todo lo que nos inclina a alejar de nosotros el alimento es contradictorio con el hambre y disminuye nuestra inclinación a ella. Ahora bien: es claro que la belleza tiene el primer efecto y la fealdad el segundo, razón por la que el primero nos produce un apetito más vehemente para nuestros alimentos y el último es suficiente para hacernos desagradable el más sabroso manjar que la cocina haya inventado. Todo esto es fácilmente aplicable al apetito de la generación. |
From these two relations, viz, resemblance and a parallel desire, there arises such a connexion betwixt the sense of beauty, the bodily appetite, and benevolence, that they become in a manner inseparable: And we find from experience that it is indifferent which of them advances first; since any of them is almost sure to be attended with the related affections. One, who is inflamed with lust, feels at least a momentary kindness towards the object of it, and at the same time fancies her more beautiful than ordinary; as there are many, who begin with kindness and esteem for the wit and merit of the person, and advance from that to the other passions. But the most common species of love is that which first arises from beauty, and afterwards diffuses itself into kindness and into the bodily appetite. Kindness or esteem, and the appetite to generation, are too remote to unite easily together. The one is, perhaps, the most refined passion of the soul; the other the most gross and vulgar. The love of beauty is placed in a just medium betwixt them, and partakes of both their natures: From whence it proceeds, that it is so singularly fitted to produce both. | De estas dos relaciones, a saber, semejanza y deseo paralelo, surge una conexión tal entre el sentido de la belleza, el apetito corporal y la benevolencia, que se hacen inseparables, y hallamos por experiencia que es indiferente cuál de ellos se presenta primero, pues es casi seguro que cualquiera de ellos puede ir acompañado por las afecciones relacionadas. Una persona que se halla inflamada de deseo siente por lo menos un cariño momentáneo y estima momentánea por el ingenio y mérito de quien es objeto de aquél, y al mismo tiempo se lo imagina más hermoso que de ordinario, del mismo modo que existen muchos que comienzan con ternura y estima por el ingenio y mérito de una persona y pasan de aquí a las otras pasiones. Pero la especie más común del amor es el que nace primero de la belleza y después se convierte en cariño y apetito corporal. Cariño o estima y apetito de generación son demasiado distintos para unirse fácilmente entre sí. El primero es quizá la pasión más refinada del alma; el segundo, la más grosera y vulgar. El amor de la belleza constituye el justo medio entre los dos y participa de las dos naturalezas, de donde procede que sea tan particularmente adecuado para producir a ambos. |
This account of love is not peculiar to my system, but is unavoidable on any hypothesis. The three affections, which compose this passion, are evidently distinct, and has each of them its distinct object. It is certain, therefore, that it is only by their relation they produce each other. But the relation of passions is not alone sufficient. It is likewise necessary, there should be a relation of ideas. The beauty of one person never inspires us with love for another. This then is a sensible proof of the double relation of impressions and ideas. From one instance so evident as this we may form a judgment of the rest. | Esta explicación del amor no es peculiar de mi sistema, sino que es inevitable con cualquier hipótesis. Las tres pasiones que componen esta pasión son evidentemente distintas y tiene cada una de ellas su diferente objeto. Es, por consiguiente, cierto que sólo por su relación se producen las unas a las otras. Pero la relación de las pasiones no es por sí sola suficiente. Es igualmente necesario que exista una relación de ideas. La belleza de una persona jamás nos inspira amor por otra. Esto es, pues, una prueba clara de la doble relación de impresiones e ideas. Partiendo de un caso tan evidente como éste, podemos juzgar del resto. |
This may also serve in another view to illustrate what I have insisted on concerning the origin of pride and humility, love and hatred. I have observed, that though self be the object of the first set of passions, and some other person of the second, yet these objects cannot alone be the causes of the passions; as having each of them a relation to two contrary affections, which must from the very first moment destroy each other. Here then is the situation of the mind, as I have already described it. It has certain organs naturally fitted to produce a passion; that passion, when produced, naturally turns the view to a certain object. But this not being sufficient to produce the passion, there is required some other emotion, which by a double relation of impressions and ideas may set these principles in action, and bestow on them their first impulse. This situation is still more remarkable with regard to the appetite of generation. Sex is not only the object, but also the cause of the appetite. We not only turn our view to it, when actuated by that appetite; but the reflecting on it suffices to excite the appetite. But as this cause loses its force by too great frequency, it is necessary it should be quickened by some new impulse; and that impulse we find to arise from the beauty of the person; that is, from a double relation of impressions and ideas. Since this double relation is necessary where an affection has both a distinct cause, and object, how much more so, where it has only a distinct object, without any determinate cause? | Lo que acabamos de decir puede servir, en otro respecto, para ilustrar aquello sobre lo que yo he insistido con respecto al origen del orgullo y la humildad y del amor y el odio. He hecho observar que aunque el yo es el sujeto del primer par de pasiones y alguna otra persona el objeto del segundo, no pueden ser estos objetos por sí solos las causas de las pasiones, por tener cada uno de ellos una relación con dos pasiones contrarias, lo que las destruiría desde el primer momento. Aquí, pues, la situación del espíritu es tal como la he descrito ya. Posee ciertos órganos adecuados para producir una pasión; esta pasión, cuando se produce, se refiere a un determinado objeto. Mas no siendo suficiente esto para producir la pasión, se requiere alguna otra emoción que por una doble relación de impresiones e ideas ponga estos principios en acción y les conceda su primer impulso Esta situación es aún más notable con respecto al apetito de la generación. El sexo no es sólo el objeto, sino también la causa del apetito. No sólo dirigimos nuestra atención a él cuando nos hallamos afectados por el apetito, sino que el reflexionar sobre él basta para excitar el apetito. Pero como esta causa pierde su fuerza por su gran frecuencia, es preciso que sea vivificada por un nuevo impulso, y este impulso hallamos que surge de la belleza de la persona, es decir, de una doble relación de impresiones e ideas. Puesto que esta doble relación es necesaria cuando una afección tiene una causa y un objeto diferentes, ¡cuánto más no lo será cuando sólo posee un objeto diferente sin una determinada causa!
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SECT. XII OF THE LOVE AND HATRED OF ANIMALS | Sección XII Del amor y el odio en los animales. |
But to pass from the passions of love and hatred, and from their mixtures and compositions, as they appear m man, to the same affections, as they display themselves in brutes; we may observe, not only that love and hatred are common to the whole sensitive creation, but likewise that their causes, as above-explained, are of so simple a nature, that they may easily be supposed to operate on mere animals. There is no force of reflection or penetration required. Every thing is conducted by springs and principles, which are not peculiar to man, or any one species of animals. The conclusion from this is obvious in favour of the foregoing system. | Para pasar de las pasiones de amor y odio y de sus mezclas y combinaciones tal como aparecen en el hombre, a las mismas afecciones tal como se desarrollan en los animales, debemos observar que no sólo el amor y el odio son comunes a los seres sensibles, sino que igualmente sus causas, antes expuestas, son de naturaleza tan simple, que puede fácilmente suponerse que actúan sobre los animales: no se requiere para ello ninguna capacidad de reflexión o penetración. Todo se halla guiado por móviles y principios que no son peculiares del hombre o de una especie de animales. La conclusión de esto es claramente favorable al precedente sistema. |
Love in animals, has not for its only object animals of the same species, but extends itself farther, and comprehends almost every sensible and thinking being. A dog naturally loves a man above his own species, and very commonly meets with a return of affection. | El amor en los animales no tiene sólo como objeto propio animales de la misma especie, sino que se extiende más lejos y comprende casi todo ser sensible y pensante. Un perro, naturalmente, ama al hombre más que a sus congéneres y muy frecuentemente encuentra una afección recíproca. |
As animals are but little susceptible either of the pleasures or pains of the imagination, they can judge of objects only by the sensible good or evil, which they produce, and from that must regulate their affections towards them. Accordingly we find, that by benefits or injuries we produce their love or hatred; and that by feeding and cherishing any animal, we quickly acquire his affections; as by beating and abusing him we never fail to draw on us his enmity and ill-will. | Como los animales son poco susceptibles de los placeres o dolores de la imaginación, pueden juzgar de los objetos sólo por el bien o mal sensible que producen, y por éste se regulan sus afecciones con respecto de ellos. De acuerdo con esto hallamos que por beneficios o injurias adquirimos su amor u odio, y que alimentando y cuidando a un animal adquirimos rápidamente su afección, del mismo modo que golpeándolo y molestándolo no dejaremos de atraernos su enemistad y mala voluntad. |
Love in beasts is not caused so much by relation, as in our species; and that because their thoughts are not so active as to trace relations, except in very obvious instances. Yet it is easy to remark, that on some occasions it has a considerable influence upon them. Thus acquaintance, which has the same effect as relation, always produces love in animals either to men or to each other. For the same reason any likeness among them is the source of affection. An ox confined to a park with horses, will naturally join their company, if I may so speak, but always leaves it to enjoy that of his own species, where he has the choice of both. | El amor en los animales no se produce tanto por relaciones como en la especie humana, y esto porque sus pensamientos no son tan activos que puedan seguir las relaciones, salvo ciertos casos muy manifiestos. Es fácil, sin embargo, notar que en algunas ocasiones tienen una influencia considerable sobre ellos. Así, el trato, que tiene el mismo efecto que las relaciones, produce siempre amor en los animales, ya sea hacia el hombre, ya hacia otros animales. Por la misma razón, la semejanza entre ellos es fuente de afección. Un buey confinado en un parque con caballos se unirá naturalmente a ellos, si me es 234 permitido expresarme así; pero siempre echa de menos la compañía de los de su propia especie, que es la que prefiere. |
The affection of parents to their young proceeds from a peculiar instinct in animals, as well as in our species. | La afección de los padres por la prole procede de un instinto peculiar, en los animales como en nuestra especie. |
It is evident, that sympathy, or the communication of passions, takes place among animals, no less than among men. Fear, anger, courage, and other affections are frequently communicated from one animal to another, without their knowledge of that cause, which produced the original passion. Grief likewise is received by sympathy; and produces almost all the same consequences, and excites the same emotions as in our species. The howlings and lamentations of a dog produce a sensible concern in his fellows. And it is remarkable, that though almost all animals use in play the same member, and nearly the same action as in fighting; a lion, a tyger, a cat their paws; an ox his horns; a dog his teeth; a horse his heels: Yet they most carefully avoid harming their companion, even though they have nothing to fear from his resentment; which is an evident proof of the sense brutes have of each other′s pain and pleasure. | Es evidente que la simpatía o la comunicación de las pasiones no tiene menos lugar entre los animales que entre los hombres. Miedo, cólera, valor y otras afecciones son comunicadas frecuentemente de un animal a otro sin conocimiento de la causa que produjo la pasión originaria. La pena también la sienten por simpatía, y produce casi todas las mismas consecuencias y excita las mismas emociones que en nuestra especie. Los aullidos y lamentaciones de un perro producen un sensible interés en sus congéneres, y es notable que, aunque casi todos los animales usan en el juego los mismos miembros y aproximadamente la misma acción que en la lucha -un león, un tigre, un gato, sus garras; un buey, sus cuernos; un perro, sus dientes; un caballo, sus cascos-, evitan cuidadosamente el herir a su compañero, aun cuando no tienen que temer su resentimiento, lo que es una prueba evidente de la experiencia que los animales tienen del dolor o placer de los otros. |
Every one has observed how much more dogs are animated when they hunt in a pack, than when they pursue their game apart; and it is evident this can proceed from nothing but from sympathy. It is also well known to hunters, that this effect follows in a greater degree, and even in too great a degree, where two packs, that are strangers to each other, are joined together. We might, perhaps, be at a loss to explain this phaenomenon, if we had not experience of a similar in ourselves. | Todo el mundo ha observado cuánto más se animan los perros cuando cazan juntos que cuando persiguen la caza separados, lo que evidentemente no puede proceder sino de la simpatía. Es también muy conocido de los cazadores que este efecto tiene lugar en un mayor grado, y aun en un grado demasiado alto, cuando se juntan dos jaurías que son extrañas entre sí. Quizá no podríamos explicar estos fenómenos si no tuviéramos experiencias de otros similares en nosotros mismos. |
Envy and malice are passions very remarkable in animals. They are perhaps more common than pity; as requiring less effort of thought and imagination. | La envidia y la malicia son pasiones muy notables en los animales. Son quizá más corrientes que la piedad, por requerir menos esfuerzo de pensamiento e imaginación.
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PART III OF THE WILL AND DIRECT PASSIONS | Parte Tercera De la voluntad y las pasiones directas |
SECT. I OF LIBERTY AND NECESSITY | Sección Primera De la libertad y la necesidad. |
We come now to explain the direct passions, or the impressions, which arise immediately from good or evil, from pain or pleasure. Of this kind are, desire and aversion, grief and joy, hope and fear. | Nos dirigimos ahora a explicar las pasiones directas o las impresiones que surgen inmediatamente del bien o del mal, del dolor o del placer. De este género son el deseo y la aversión, la pena y la alegría, la esperanza y el temor. |
Of all the immediate effects of pain and pleasure, there is none more remarkable than the WILL; and though properly speaking, it be not comprehended among the passions, yet as the full understanding of its nature and properties, is necessary to the explanation of them, we shall here make it the subject of our enquiry. I desire it may be observed, that by the will, I mean nothing but the internal impression we feel and are conscious of, when we knowingly give rise to any new motion of our body, or new perception of our mind. This impression, like the preceding ones of pride and humility, love and hatred, it is impossible to define, and needless to describe any farther; for which reason we shall cut off all those definitions and distinctions, with which philosophers are wont to perplex rather than dear up this question; and entering at first upon the subject, shall examine that long disputed question concerning liberty and necessity; which occurs so naturally in treating of the will. | De todos los efectos inmediatos del dolor y el placer ninguno es más notable que la voluntad, y aunque, propiamente hablando, no puede ser comprendido entre las pasiones, siendo la plena inteligencia de su naturaleza y propiedades necesaria para la explicación de aquéllas, debemos investigarla aquí. Deseo que se observe que por voluntad no entiendo más que la impresión interna que sentimos y de que somos conscientes cuando a sabiendas hacemos que se produzca un nuevo movimiento de nuestro cuerpo o una nueva percepción de nuestro espíritu. Esta impresión, lo mismo que las precedentes, del orgullo y humildad, amor y odio, es imposible de definir y no necesita ser descrita más ampliamente; razón por la cual prescindimos de aquellas definiciones y distinciones con las que los filósofos acostumbran más a confundir que a aclarar la cuestión, y entrando de lleno en el asunto, examinaremos la cuestión, tan largo tiempo debatida, referente a la libertad y la necesidad, que se presenta de un modo tan natural al tratar de la voluntad. |
It is universally acknowledged, that the operations of external bodies are necessary, and that in the communication of their motion, in their attraction, and mutual cohesion, there are nor the least traces of indifference or liberty. Every object is determined by an absolute fate toa certain degree and direction of irs motion, and can no more depart from that precise line, in which it moves, than it can convert itself into an angel, or spirit, or any superior substance. The actions, therefore, of matter are to be regarded as instances of necessary actions; and whatever is in this respect on the same footing with matter, must be acknowledged to be necessary. That we may know whether this be the case with the actions of the mind, we shall begin with examining matter, and considering on what the idea of a necessity in its operations are founded, and why we conclude one body or action to be the infallible cause of another. | Por todos se reconoce que las acciones de los cuerpos externos son necesarias y que en la comunicación de su movimiento, en su atracción y mutua conexión no existen ni los más pequeños rastros de indiferencia o libertad. Cada objeto se halla determinado de un modo absoluto en el grado y dirección de su movimiento, y es tan incapaz de apartarse de la línea precisa en que se mueve como de convertirse por si mismo en un ángel, un espíritu o una substancia superior. Por consiguiente, las acciones de la materia pueden ser consideradas como ejemplos de acciones necesarias, y todo lo que en este respecto sea análogo a la materia debe ser reconocido como necesario. Para saber si sucede esto con las acciones del espíritu debemos comenzar examinando la materia y considerando sobre qué se funda la idea de la necesidad de sus operaciones y por qué concluimos que un cuerpo o acción es la causa infalible de otro. |
It has been observed already, that in no single instance the ultimate connexion of any objects is discoverable, either by our senses or reason, and that we can never penetrate so far into the essence and construction of bodies, as to perceive the principle, on which their mutual influence depends. It is their constant union alone, with which we are acquainted; and it is from the constant union the necessity arises. If objects had nor an uniform and regular conjunction with each other, we should never arrive at any idea of cause and effect; and even after all, the necessity, which enters into that idea, is nothing but a determination of the mind to pass from one object to its usual attendant, and infer the existence of one from that of the other. Here then are two particulars, which we are to consider as essential to necessity, viz, the constant union and the inference of the mind; and wherever we discover these we must acknowledge a necessity. As the actions of matter have no necessity, but what is derived from these circumstances, and it is not by any insight into the essence of bodies we discover their connexion, the absence of this insight, while the union and inference remain, will never, in any case, remove the necessity. It is the observation of the union, which produces the inference; for which reason it might be thought sufficient, if we prove a constant union in the actions of the mind, in order to establish the inference, along with the necessity of these actions. But that I may bestow a greater force on my reasoning, I shall examine these particulars apart, and shall first prove from experience that our actions have a constant union with our motives, tempers, and circumstances, before I consider the inferences we draw from it. | Ha sido ya indicado que en ningún caso la conexión última de los objetos puede descubrirse ni por nuestros sentidos ni por nuestra razón, y que jamás podemos penetrar tan íntimamente en la esencia y construcción de los cuerpos que percibamos el principio del cual depende su mutua influencia. Sólo conocemos su unión constante, y s de esta constante unión de la que surge su necesidad. Si los objetos no tuviesen un enlace uniforme y regular entre sí, jamás llegaríamos a la idea de causa y efecto. En resumen: la necesidad, que forma parte de esta idea, no es mas que la determinación del espíritu para pasar de un objeto a su usual acompañante e inferir la existencia del uno de la del otro. Dos notas que debemos considerar son esenciales a la necesidad, a saber: la unión constante y la inferencia del espíritu, y siempre que las descubramos debemos reconocer la existencia de la necesidad. Dado que las acciones de la materia no poseen más necesidad que la que se deriva de estas circunstancias, y no es por una visión de la esencia de las cosas por lo que descubrimos su conexión, la ausencia de esta visión, si la unión e inferencia permanecen, no podrá en ningún caso suprimir la necesidad. La observación de la unión es la que produce la inferencia: de modo que será suficiente probar la constante unión de las acciones en el espíritu para establecer la inferencia y la necesidad de estas acciones. Sin embargo, a fin de conceder una mayor fuerza a mi razonamiento debo examinar estas notas por separado, y probaré primero, por experiencia, que nuestras acciones tienen una unión constante con sus motivos, temperamentos y circunstancias, antes de que considere las inferencias que de ello obtenemos. |
To this end a very slight and general view of the common course of human affairs will be sufficient. There is no light, in which we can take them, that does nor confirm this principle. Whether we consider mankind according to the difference of sexes, ages, governments, conditions, or methods of education; the same uniformity and regular operation of natural principles are discernible. Uke causes still produce like effects; in the same manner as in the mutual action of the elements and powers of nature. | Para este fin, una ojeada ligera y general del curso corriente de la vida humana será suficiente. No hay respecto en que podamos considerarla que no confirme este principio. Si consideramos el género humano según la diferencia de sexos, de edad, de gobierno, de condición o de métodos de educación, podremos discernir la misma acción regular de los principios naturales. Iguales causas producen siempre iguales efectos, de la misma manera que en la acción mutua de los elementos y fuerzas de la naturaleza. |
There are different trees, which regularly produce fruit, whose relish is different from each other; and this regularity will be admitted as an instance of necessity and causes in external bodies. But are the products of Guienne and of Champagne more regularly different than the sentiments, actions, and passions of the two sexes, of which the one are distinguished by their force and maturity, the other by their delicacy and softness? | Existen diferentes árboles que con regularidad producen frutos cuyo sabor es diferente del de los otros, y esta regularidad será admitida como un ejemplo de la necesidad y de las causas en los cuerpos externos. Pero ¿son los productos de la Guyena y de la Champaña más regularmente diferentes que los sentimientos, acciones y pasiones de los dos sexos, de los cuales el uno se caracteriza por su fuerza y madurez y el otro por su delicadeza y suavidad? |
Are the changes of our body from infancy to old age more regular and certain than those of our mind and conduct? And would a man be more ridiculous, who would expect that an infant of four years old will raise a weight of three hundred pound, than one, who from a person of the same age would look for a philosophical reasoning, or a prudent and well-concerted action? | ¿Son quizá los cambios de nuestro cuerpo, desde la infancia hasta la vejez, más regulares y ciertos que los de nuestro espíritu y conducta? ¿Y será más ridículo quien espere que un niño a los cuatro años alcance el peso de trescientas libras que el que espere de un ser humano de esta edad un razonamiento filosófico o una acción prudente y bien concertada? |
We must certainly allow, that the cohesion of the parts of matter arises from natural and necessary principles, whatever difficulty we may find in explaining them: And for a reason we must allow, that human society is founded on like principles; and our reason in the latter case, is better than even that in the former; because we not only observe, that men always seek society, but can also explain the principles, on which this universal propensity is founded. For is it more certain, that two flat pieces of marble will unite together, than that two young savages of different sexes will copulate? Do the children arise from this copulation more uniformly, than does the parents care for their safety and preservation? And after they have arrived at years of discretion by the care of their parents, are the inconveniencies attending their separation more certain than their foresight of these inconveniencies and their care of avoiding them by a close union and confederacy? | Debemos conceder ciertamente que la cohesión de las partes de la materia surge de principios naturales y necesarios, sea la que quiera la dificultad que podamos hallar para explicarlos, y por la misma razón debemos conceder que la sociedad humana se funda en principios semejantes, y nuestra razón en el último caso es aún más sólida que en el primero, porque no sólo observamos que los hombres buscan siempre la sociedad, sino que podemos explicar los principios sobre los que esta inclinación universal se funda. ¿Pues es más cierto que dos piezas de mármol se acoplarán que dos salvajes jóvenes de diferente sexo se unirán en el coito? ¿Surgirán los hijos más naturalmente de este coito que cuidarán los padres de su salud y seguridad? Y después de haber llegado a los años de libertad por el cuidado de sus padres, ¿son los inconvenientes que acompañan a su separación más ciertos que su previsión de estos inconvenientes y su cuidado para evitarlos por una estrecha unión y confederación? |
The skin, pores, muscles, and nerves of a day-labourer are different from those of a man of quality: So are his sentiments, actions and manners. The different stations of life influence the whole fabric, external and internal; and different stations arise necessarily, because uniformly, from the necessary and uniform principles of human nature. Men cannot live without society, and cannot be associated without government. Government makes a distinction of property, and establishes the different ranks of men. This produces industry, traffic, manufactures, law-suits, war, leagues, alliances, voyages, travels, cities, fleets, ports, and all those other actions and objects, which cause such a diversity, and at the same time maintain such an uniformity in human life. | La piel, poros, músculos y nervios de un jornalero son diferentes de los de un hombre de cualidad, y lo mismo acaece con sus sentimientos, acciones y maneras. Las diferentes condiciones de la vida influyen en la estructura total externa e interna, y estas diferentes condiciones surgen necesariamente, es decir, uniformemente, de los principios uniformes y necesarios de la naturaleza humana. Los hombres no pueden vivir sin sociedad y no pueden asociarse sin un gobierno. El gobierno realiza la diferencia en la propiedad y establece los diferentes rangos de los hombres. Esto produce la industria, el tráfico, las manufacturas, el derecho, las guerras, ligas, alianzas, viajes, navegaciones, ciudades, flotas, puertos y todos aquellos objetos y aquellas acciones que producen una tal diversidad y al mismo tiempo mantienen una tal uniformidad en la vida humana. |
Should a traveller, returning from a far country, tell us, that he had seen a climate in the fiftieth degree of northern latitude, where all the fruits ripen and come to perfection in the winter, and decay in the summer, after the same manner as in England they are produced and decay in the contrary seasons, he would find few so credulous as to believe him. I am apt to think a travellar would meet with as little credit, who should inform us of people exactly of the same character with those in Plato′s republic on the one hand, or those in Hobbes′s Leviathan on the other. There is a general course of nature in human actions, as well as in the operations of the sun and the climate. There are also characters peculiar to different nations and particular persons, as well as common to mankind. The knowledge of these characters is founded on the observation of an uniformity in the actions, that flow from them; and this uniformity forms the very essence of necessity. | Si un viajero, regresando de una remota comarca, nos narra que ha visto un clima en los cincuenta grados de latitud Norte en el que todos los frutos maduran y llegan a su perfección en invierno y no existen en verano, del mismo modo que en Inglaterra se producen y no existen en las estaciones contrarias, hallará pocos crédulos que le presten fe. Creo que un viajero encontraría algún crédito si no nos hablase de un pueblo exactamente del mismo carácter que el de la República de Platón, por un lado, o del Leviatán de Hobbes, por otro. Existe un curso general de la naturaleza en las acciones humanas lo mismo que en las actividades del Sol y del clima. Existe, pues, un carácter peculiar a las diferentes naciones y a las personas particulares, y del mismo modo un carácter común al género humano. El conocimiento de estos caracteres está fundado en la observación de una uniformidad de las acciones que nacen de ellos, y esta uniformidad constituye la verdadera esencia de la necesidad. |
I can imagine only one way of eluding this argument, which is by denying that uniformity of human actions, on which it is founded. As long as actions have a constant union and connexion with the situation and temper of the agent, however we may in words refuse to acknowledge the necessity, we really allow the thing. Now some may, perhaps, find a pretext to deny this regular union and connexion. For what is more capricious than human actions? What more inconstant than the desires of man? And what creature departs more widely, not only from right reason, but from his own character and disposition? An hour, a moment is sufficient to make him change from one extreme to another, and overturn what cost the greatest pain and labour to establish. Necessity is regular and certain. Human conduct is irregular and uncertain. The one, therefore, proceeds not from the other. | Puedo imaginar tan sólo un modo de eludir este argumento, que es negar la uniformidad en las acciones humanas, sobre la que se funda. En tanto que las acciones presenten una unión y conexión constante con la condición y el temperamento del agente, aunque de palabra rehusemos el reconocer esta necesidad, realmente la concedemos. Ahora bien: algunos pueden hallar quizá un pretexto para negar esta unión y conexión según regla. ¿Pues qué hay más caprichoso que las acciones humanas? ¿Qué más inconstante que los deseos del hombre? ¿Y qué criatura se separa más ampliamente, no sólo de la recta razón, sino de su propio carácter y disposición? Una hora, un momento, es suficiente para hacerle pasar de un extremo a otro y derribar lo que cuesta gran trabajo y pena establecer. La necesidad es regular y cierta. La conducta humana es irregular e incierta. Por consiguiente, la una no procede de la otra. |
To this I reply, that in judging of the actions of men we must proceed upon the same maxims, as when we reason concerning external objects. When any phaenomena are constantly and invariably conjoined together, they acquire such a connexion in the imagination, that it passes from one to the other, without any doubt or hesitation. But below this there are many inferior degrees of evidence and probability, nor does one single contrariety of experiment entirely destroy all our reasoning. The mind ballances the contrary experiments, and deducting the inferior from the superior, proceeds with that degree of assurance or evidence, which remains. Even when these contrary experiments are entirely equal, we remove not the notion of causes and necessity; but supposing that the usual contrariety proceeds from the operation of contrary and concealed causes, we conclude, that the chance or indifference lies only in our judgment on account of our imperfect knowledge, not in the things themselves, which are in every case equally necessary, though to appearance not equally constant or certain. No union can be more constant and certain, than that of some actions with some motives and characters; and if in other cases the union is uncertain, it is no more than what happens in the operations of body, nor can we conclude any thing from the one irregularity, which will not follow equally from the other. | A esto replico que al juzgar acerca de las acciones de los hombres debemos proceder basándonos en las mismas máximas que cuando razonamos acerca de los objetos externos. Cuando algunos fenómenos se hallan unidos constante e invariablemente entre sí adquieren una tal conexión en la imaginación, que ésta pasa de uno a otro sin la menor duda o vacilación. Sin embargo, existen varios grados inferiores de evidencia y probabilidad, y no destruye nuestro razonamiento una sola contrariedad en la experiencia. El espíritu considera los experimentos contrarios; descontando el inferior del superior, procede con el grado de seguridad o evidencia que queda. Aun cuando los experimentos contrarios son iguales en número a los otros, no omitimos la noción de causas y necesidad, sino que suponiendo que la contrariedad usual procede de la acción de causas contrarias y ocultas, concluimos que el azar o indiferencia reside tan sólo en nuestro juicio por nuestro conocimiento imperfecto, no en las cosas mismas, que son en todo caso igualmente necesarias, aunque en apariencia no igualmente constantes o ciertas. Ninguna unión puede ser más constante y cierta que la de algunas acciones con algunos motivos y caracteres, y si en otros casos la unión es incierta, no es esto más que lo que sucede en las actividades de los cuerpos, y nada podemos concluir de una irregularidad que no se siga igualmente de la otra. |
It is commonly allowed that mad-men have no liberty. But were we to judge by their actions, these have less regularity and constancy than the actions of wise-men, and consequently are farther removed from necessity. Our way of thinking in this particular is, therefore, absolutely inconsistent; but is a natural consequence of these confused ideas and undefined terms, which we so commonly make use of in our reasonings, especially on the present subject. | Se concede comúnmente que los dementes no son libres. Sin embargo, si juzgamos por sus acciones, éstas presentan menos regularidad y constancia que las de un hombre cuerdo, y, por consiguiente, se hallan más distanciadas de la necesidad. Nuestra manera de pensar en este particular, por consiguiente, carece en absoluto de consistencia, y es una consecuencia natural de estas ideas confusas y términos indefinidos que usamos comúnmente en nuestros razonamientos, especialmente en el presente asunto. |
We must now shew, that as the union betwixt motives and actions has the same constancy, as that in any natural operations, so its influence on the understanding is also the same, in determining us to infer the existence of one from that of another. If this shall appear, there is no known circumstance, that enters into the connexion and production of the actions of matter, that is not to be found in all the operations of the mind; and consequently we cannot, without a manifest absurdity, attribute necessity to the one, and refuse into the other. | Debemos mostrar ahora que puesto que la unión entre motivos y acciones tiene la misma constancia que en una actividad natural su influencia sobre el entendimiento es, pues, la misma, determinándole a inferir la existencia de las unas de la de los otros. Si esto es así, no habrá circunstancia conocida que integre la conexión y producción de las acciones de la materia que no se halle en todas las operaciones del espíritu, y, por consiguiente, no podemos, sin un absurdo manifiesto, atribuir a la una necesidad y negársela a la otra. |
There is no philosopher, whose judgment is so riveted to this fantastical system of liberty, as not to acknowledge the force of moral evidence, and both in speculation and practice proceed upon it, as upon a reasonable foundation. Now moral evidence is nothing but a conclusion concerning the actions of men, derived from the consideration of their motives, temper and situation. Thus when we see certain characters or figures described upon paper, we infer that the person, who produced them, would affirm such facts, the death of Caesar, the success of Augustus, the cruelty of Nero; and remembering many other concurrent testimonies we conclude, that those facts were once really existant, and that so many men, without any interest, would never conspire to deceive us; especially since they must, in the attempt, expose themselves to the derision of all their contemporaries, when these facts were asserted to be recent and universally known. The same kind of reasoning runs through politics, war, commerce, economy, and indeed mixes itself so entirely in human life, that it is impossible to act or subsist a moment without having recourse to it. A prince, who imposes a tax upon his subjects, expects their compliance. A general, who conducts an army, makes account of a certain degree of courage. A merchant looks for fidelity and skill in his factor or super-cargo. A man, who gives orders for his dinner, doubts not of the obedience of his servants. In short, as nothing more nearly interests us than our own actions and those of others, the greatest part of our reasonings is employed in judgments concerning them. Now I assert, that whoever reasons after this manner, does ipso facto believe the actions of the will to arise from necessity, and that he knows not what he means, when he denies it. | No existe filósofo alguno cuyo juicio sea tan inclinado a este fantástico sistema de libertad que no admita la fuerza de la evidencia moral y que tanto en la especulación como en la práctica no proceda basándose en ella como sobre un fundamento razonable. Ahora bien: la evidencia moral no es más que una conclusión concerniente a las acciones de los hombres derivada de la consideración de sus motivos, temperamentos y situación. Así, cuando yo veo ciertas figuras o caracteres trazados sobre un papel infiero que la persona que los ha producido quiso afirmar hechos tales como la muerte de César, los triunfos de Augusto o la crueldad de Nerón; y recordando otros muchos testimonios concurrentes concluimos que estos hechos existieron realmente en otro tiempo y que tantos hombres, sin ningún interés por ello, no pueden aspirar a engañarnos, pues especialmente, al intentarlo, se expondrían a las burlas de sus contemporáneos, ya que entonces estos hechos eran recientes y universalmente conocidos. El mismo género de razonamiento se emplea en la política, la guerra, el comercio, la economía, y de hecho se entreteje de tal modo con la vida humana, que es imposible obrar o subsistir un momento sin recurrir a él. Un príncipe que impone una contribución a sus súbditos espera que será pagada. Un general que conduce un ejército cuenta con un cierto grado de valor. Un comerciante confía en la fidelidad y pericia de su factor o sobrecargo. Un hombre que da órdenes para una comida no duda de la obediencia de sus criados. En resumen: como nada nos atañe más inmediatamente que nuestras propias acciones y las de los otros, la mayor parte de nuestro razonamiento se emplea en razonamientos concernientes a ellas. |
All those objects, of which we call the one cause and the other effect, considered in themselves, are as distinct and separate from each other, as any two things in nature, nor can we ever, by the most accurate survey of them, infer the existence of the one from that of the other. It is only from experience and the observation of their constant union, that we are able to form this inference; and even after all, the inference is nothing but the effects of custom on the imagination. We must not here be content with saying, that the idea of cause and effect arises from objects constantly united; but must affirm, that it is the very same with the idea of those objects, and that the necessary connexion is not discovered by a conclusion of the understanding, but is merely a perception of the mind. Wherever, therefore, we observe the same union, and wherever the union operates in the same manner upon the belief and opinion, we have the idea of causes and necessity, though perhaps we may avoid those expressions. Motion in one body in all past instances, that have fallen under our observation, is followed upon impulse by motion in another. It is impossible for the mind to penetrate farther. From this constant union it forms the idea of cause and effect, and by its influence feels the necessity. As there is the same constancy, and the same influence in what we call moral evidence, I ask no more. What remains can only be a dispute of words. | Ahora yo afirmo que siempre que razonamos de esta manera debemos creer ipso facto que las acciones de la voluntad surgen de la necesidad y que el que lo niega no se da cuenta exacta de lo que rechaza. Todos estos objetos, de los que al uno llamamos causa y al otro efecto, considerados en sí mismos son diferentes y separados el uno del otro como dos cosas en la Naturaleza, y no podemos, ni con la más exacta indagación de ellos, inferir la existencia del uno de la del otro. Tan sólo por experiencia y observación de su unión constante somos capaces de realizar esta inferencia, y aun, después de todo, la inferencia no es más que el efecto del hábito sobre la imaginación. Debemos no contentarnos aquí diciendo que la idea de causa y efecto surge de objetos constantemente unidos, sino que se debe afirmar que es idéntica con la idea de estos objetos y que la conexión necesaria no es descubierta por una conclusión del entendimiento, sino que es meramente una percepción del espíritu. Siempre que, por consiguiente, observamos la misma unión, y siempre que la unión actúa de la misma manera sobre la creencia y la opinión, tenemos la idea de causa y necesidad, aunque quizá evitaremos estas expresiones. El movimiento de un cuerpo es seguido, en todos los casos pasados que han caído bajo nuestra observación, mediante el choque de movimiento en otro. Es imposible para el espíritu ir más lejos. De esta unión constante forma la idea de causa y efecto y por su influencia siente la necesidad. Es excusado ya preguntar si existe la misma constancia y la misma influencia en lo que llamamos evidencia moral. Lo que queda sólo puede ser una disputa de palabras. |
And indeed, when we consider how aptly natural and moral evidence cement together, and form only one chain of argument betwixt them, we shall make no scruple to allow, that they are of the same nature, and derived from the same principles. A prisoner, who has neither money nor interest, discovers the impossibility of his escape, as well from the obstinacy of the goaler, as from the walls and bars with which he is surrounded; and in all attempts for his freedom chuses rather to work upon the stone and iron of the one, than upon the inflexible nature of the other. The same prisoner, when conducted to the scaffold, foresees his death as certainly from the constancy and fidelity of his guards as from the operation of the ax or wheel. His mind runs along a certain train of ideas: The refusal of the soldiers to consent to his escape, the action of the executioner; the separation of the head and body; bleeding, convulsive motions, and death. Here is a connected chain of natural causes and voluntary actions; but the mind feels no difference betwixt them in passing from one link to another; nor is less certain of the future event than if it were connected with the present impressions of the memory and senses by a train of causes cemented together by what we are pleased to call a physical necessity. The same experienced union has the same effect on the mind, whether the united objects be motives, volitions and actions; or figure and motion. We may change the names of things; but their nature and their operation on the understanding never change. | De hecho, si consideramos cuán adecuadamente se fundamentan de un modo recíproco la evidencia natural y la moral, y que sólo existe entre ellas una cadena de argumentos, no debemos experimentar ningún escrúpulo para conceder que son de la misma naturaleza y se derivan de los mismos principios. Un prisionero que no posee ni dinero ni influjo descubre la imposibilidad de su huida tanto por la obstinación del carcelero como por los muros y rejas que le rodean, y en sus intentos de huida escoge más bien el romper la piedra y el hierro de aquéllos que el torcer la inflexible voluntad de aquél. El mismo prisionero, al ser conducido al cadalso prevé su muerte como cierta por la constancia y fidelidad de sus guardianes y por la operación del hacha o de la rueda. Su espíritu sigue una cierta serie de ideas: los soldados que rehúsan consentir su huida, la acción del ejecutor, la separación de la cabeza del cuerpo, hemorragia, movimientos convulsivos y muerte. Aquí se halla una cadena de causas naturales y voluntarias; pero el espíritu no halla diferencia entre ellas al pasar de un eslabón a otro ni está menos cierto del suceso futuro que si todo ello se hallase enlazado con las presentes impresiones de la memoria y sentidos por una serie de causas enlazadas por lo que acostumbramos a llamar necesidad fisica. La misma unión experimentada tiene el mismo efecto sobre el espíritu, ya sean los objetos enlazados motivos, voliciones y acciones o figuras y movimientos. Podemos cambiar los nombres de las cosas; pero su naturaleza y su acción sobre el entendimiento jamás cambian. |
I dare be positive no one will ever endeavour to refute these reasonings otherwise than by altering my definitions, and assigning a different meaning to the terms of cause, and effect, and necessity, and liberty, and chance. According to my definitions, necessity makes an essential part of causation; and consequently liberty, by removing necessity, removes also causes, and is the very same thing with chance. As chance is commonly thought to imply a contradiction, and is at least directly contrary to experience, there are always the same arguments against liberty or free-will. If any one alters the definitions, I cannot pretend to argue with him, until I know the meaning he assigns to these terms. | Yo me atrevo a afirmar que nadie intentará refutar estos razonamientos más que alterando mis definiciones y asignando un diferente sentido a los términos de causa y electo, necesidad, libertad y azar. Según mis definiciones, la necesidad es un elemento esencial de la causalidad, y, por consiguiente, la libertad, suprimiendo la necesidad, suprime las causas y es lo mismo que el azar. Como el azar se considera comúnmente que implica una contradicción, y en último término es contrario a la experiencia, existen los mismos argumentos contra la libertad y el libre albedrío. Si alguno altera las definiciones no puede pretender discutir con él mientras no conozca el sentido que asigna a estos términos.
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SECT. II THE SAME SUBJECT CONTINUed | Sección II Continuación del mismo asunto. |
I believe we may assign the three following reasons for the prevalance of the doctrine of liberty, however absurd it may be in one sense, and unintelligible in any other. First, After we have performed any action; though we confess we were influenced by particular views and motives; it is difficult for us to persuade ourselves we were governed by necessity, and that it was utterly impossible for us to have acted otherwise; the idea of necessity seeming to imply something of force, and violence, and constraint, of which we are not sensible. Few are capable of distinguishing betwixt the liberty of spontaniety, as it is called in the schools, and the liberty of indifference; betwixt that which is opposed to violence, and that which means a negation of necessity and causes. The first is even the most common sense of the word; and as it is only that species of liberty, which it concerns us to preserve, our thoughts have been principally turned towards it, and have almost universally confounded it with the other. | Creo que se pueden indicar las tres siguientes razones del predominio de la doctrina de la libertad, aunque absurda en un sentido e ininteligible en el otro: Primero: después de haber realizado una acción, aunque confesemos haber sido influidos por particulares consideraciones y motivos, es difícil que nos persuadamos de que nos hallamos gobernados por la necesidad y que haya sido en absoluto imposible para nosotros haber obrado de otro modo, pareciendo implicar la idea de la necesidad algo de fuerza, violencia e imposición, de la que no somos conscientes. Pocos son capaces de distinguir entre libertad de espontaneidad, como se la llama en las escuelas, y libertad de indiferencia, a saber: entre lo que se opone a la violencia y lo que designa una negación de la necesidad y las causas. La primera es el sentido más corriente de la palabra, y como ésta es la única especie de libertad que nos interesa conservar, nuestro pensamiento se ha dirigido principalmente a ella y la hemos confundido casi universalmente con la otra. |
Secondly, There is a false sensation or experience even of the liberty of indifference; which is regarded as an argument for its real existence. The necessity of any action, whether of matter or of the mind, is not properly a quality in the agent, but in any thinking or intelligent being, who may consider the action, and consists in the determination of his thought to infer its existence from some preceding objects: As liberty or chance, on the other hand, is nothing but the want of that determination, and a certain looseness, which we feel in passing or not passing from the idea of one to that of the other. Now we may observe, that though in reflecting on human actions we seldom feel such a looseness or indifference, yet it very commonly happens, that in performing the actions themselves we are sensible of something like it: And as all related or resembling objects are readily taken for each other, this has been employed as a demonstrative or even an intuitive proof of human liberty. We feel that our actions are subject to our will on most occasions, and imagine we feel that the will itself is subject to nothing; because when by a denial of it we are provoked to try, we feel that it moves easily every way, and produces an image of itself even on that side, on which it did not settle. This image or faint motion, we persuade ourselves, coued have been compleated into the thing itself; because, should that be denyed, we find, upon a second trial, that it can. But these efforts are all in vain; and whatever capricious and irregular actions we may perform; as the desire of showing our liberty is the sole motive of our actions; we can never free ourselves from the bonds of necessity. We may imagine we feel a liberty within ourselves; but a spectator can commonly infer our actions from our motives and character; and even where he cannot, he concludes in general, that he might, were he perfectly acquainted with every circumstance of our situation and temper, and the most secret springs of our complexion and disposition. Now this is the very essence of necessity, according to the foregoing doctrine. | Segundo: existe una falsa sensación o experiencia aun de la libertad de indiferencia, que se considera como un argumento para su existencia real. La necesidad de una acción, ya sea de la materia, ya del espíritu, no es, hablando propiamente, una cualidad del agente, sino de un ser pensante o inteligente que puede representarse la acción, y consiste en la determinación de su pensamiento a inferir la existencia de aquélla de la de otro objeto precedente, lo mismo que la libertad o el azar no es más que la falta de esta determinación y un cierto desligamiento que sentimos al pasar o no pasar de la idea del uno a la del otro. Ahora bien: podemos observar que, aunque al reflexionar sobre las acciones humanas rara vez experimentamos este desligamiento o indiferencia, sucede muy comúnmente que al realizar nosotros mismos las acciones somos sensibles de algo semejante a ello, y como todos los objetos relacionados o semejantes son fácilmente tomados los unos por los otros, este hecho ha sido empleado como una prueba demostrativa, o aun intuitiva, de la libertad humana. Experimentamos que nuestras acciones se hallan sometidas a la voluntad en muchas ocasiones, e imaginamos que experimentamos que la voluntad no se halla sometida a nada, porque cuando, por una negación de ello, somos llevados a someterlo a prueba experimentamos que aquélla se mueve fácilmente en toda dirección y produce una imagen de sí misma aun en el sentido en que no actúa. Esta imagen o movimiento débil, nos decimos a nosotros mismos, pudo ser realizada en la cosa misma, porque si esto se negase hallaríamos en un segundo ensayo que puede hacerse. Sin embargo, todos estos esfuerzos son vanos, y por muy caprichosas e irregulares que sean las acciones que podamos realizar, como el deseo de mostrar nuestra libertad es el único motivo de nuestras acciones, no podemos libertarnos nunca de los lazos de la necesidad. Nosotros podemos imaginar que experimentamos la libertad en nosotros mismos; pero un espectador puede comúnmente inferir nuestras acciones de nuestros motivos y carácter, y aun cuando él no pueda hacerlo, concluye en general que le sería posible si conociese perfectamente las circunstancias de nuestra situación y temperamento y los más secretos principios de nuestra constitución y disposición. Ahora bien: ésta es la verdadera esencia de la necesidad según la precedente doctrina. |
A third reason why the doctrine of liberty has generally been better received in the world, than its antagonist, proceeds from religion, which has been very unnecessarily interested in this question. There is no method of reasoning more common, and yet none more blameable, than in philosophical debates to endeavour to refute any hypothesis by a pretext of its dangerous consequences to religion and morality. When any opinion leads us into absurdities, it is certainly false; but it is not certain an opinion is false, because it is of dangerous consequence. Such topics, therefore, ought entirely to be foreborn, as serving nothing to the discovery of truth, but only to make the person of an antagonist odious. This I observe in general, without pretending to draw any advantage from it. I submit myself frankly to an examination of this kind, and dare venture to affirm, that the doctrine of necessity, according to my explication of it, is not only innocent, but even advantageous to religion and morality. | Una tercera razón de por qué la doctrina de la libertad ha sido generalmente mejor recibida en el mundo que su contraria procede de la religión, que innecesariamente se ha sentido muy interesada en esta cuestión. No hay método de razonar más común ni más censurable que intentar refutar en las discusiones filosóficas una hipótesis bajo pretexto de sus peligrosas consecuencias para la religión y la moral. Cuando una opinión nos lleva a absurdos es ciertamente falsa; pero no es cierto que una opinión sea falsa por sus consecuencias peligrosas. Tales tópicos deben ser, por consiguiente, omitidos como no sirviendo para descubrir la verdad, sino solamente para hacer odiosa la persona de un antagonista. Esto lo observo en general, sin pretender sacar alguna ventaja de ello. Me someto francamente a un examen de este género y me atrevo a afirmar que la doctrina de la necesidad, según mi explicación, es no sólo inocente, sino aun ventajosa para la religión y a la moralidad. |
I define necessity two ways, conformable to the two definitions of cause, of which it makes an essential part. I place it either in the constant union and conjunction of like objects, or in the inference of the mind from the one to the other. Now necessity, in both these senses, has universally, though tacitely, in the schools, in the pulpit, and in common life, been allowed to belong to the will of man, and no one has ever pretended to deny, that we can draw inferences concerning human actions, and that those inferences are founded on the experienced union of like actions with like motives and circumstances. The only particular in which any one can differ from me, is either, that perhaps he will refuse to call this necessity. But as long as the meaning is understood, I hope the word can do no harm. Or that he will maintain there is something else in the operations of matter. Now whether it be so or not is of no consequence to religion, whatever it may be to natural philosophy. I may be mistaken in asserting, that we have no idea of any other connexion in the actions of body, and shall be glad to be farther instructed on that head: But sure I am, I ascribe nothing to the actions of the mind, but what must readily be allowed of. Let no one, therefore, put an invidious construction on my words, by saying simply, that I assert the necessity of human actions, and place them on the same footing with the operations of senseless matter. I do not ascribe to the will that unintelligible necessity, which is supposed to lie in matter. But I ascribe to matter, that intelligible quality, call it necessity or not, which the most rigorous orthodoxy does or must allow to belong to the will. I change, therefore, nothing in the received systems, with regard to the will, but only with regard to material objects. | Defino la necesidad de dos modos, de acuerdo con las dos definiciones de causa, de la cual constituye un elemento esencial. La refiero o a la unión y conjunción constante de objetos análogos o a la inferencia en el espíritu del uno al otro. Ahora bien: la necesidad en estos dos sentidos se ha concedido universal, aunque tácitamente, en las escuelas, en el púlpito y en la vida corriente, como perteneciente a la voluntad del hombre, y nadie ha pretendido negar que podemos realizar inferencias referentes a las acciones humanas y que estas inferencias se fundan en una unión experimentada de acciones análogas con análogos motivos y circunstancias. En lo único en que puede disentir alguien de mí es en que quizá rehúsa llamar a esto necesidad -pero si el sentido se entiende espero que la palabra no dañará- o en que sostiene que existe algo más en las actividades de la materia. Ahora bien; que sea así o no, no tiene importancia para la religión, aunque pueda tenerla para la filosofía natural. Yo puedo engañarme afirmando que no tenemos otra idea de la conexión en las acciones de los cuerpos, y ulteriormente me instruiré gustoso acerca de este asunto; pero estoy seguro de que no atribuyo nada a las acciones del espíritu más que lo que les puede ser naturalmente concedido. Que nadie, pues, saque de mis palabras una construcción capciosa diciendo simplemente que yo afirmo la necesidad de las acciones humanas y las coloco en el mismo plano que la materia inerte. No adscribo a la voluntad la necesidad ininteligible que se supone existe en la materia, sino que adscribo a la materia la cualidad inteligible, llámese o no necesidad, que la más rigurosa ortodoxia debe conceder que pertenece a la voluntad. No cambio nada, por consiguiente, en los sistemas admitidos con respecto a la voluntad, sino tan sólo con respecto a los objetos materiales. |
Nay I shall go farther, and assert, that this kind of necessity is so essential to religion and morality, that without it there must ensue an absolute subversion of both, and that every other supposition is entirely destructive to all laws both divine and human. It is indeed certain, that as all human laws are founded on rewards and punishments, it is supposed as a fundamental principle, that these motives have an influence on the mind, and both produce the good and prevent the evil actions. We may give to this influence what name we please; but as it is usually conjoined with the action, common sense requires it should be esteemed a cause, and be booked upon as an instance of that necessity, which I would establish. | Es más: iré más lejos y afirmaré que este género de necesidad es tan esencial a la religión y a la moralidad, que sin él se seguiría una absoluta ruina de ambas, y que todo otro supuesto sería destructor de las leyes divinas y humanas. Es cierto de hecho que como todas las leyes humanas se basan en las recompensas y castigos, se supone como principio fundamental que estos motivos tienen una influencia sobre el espíritu y que ambos producen las acciones buenas y evitan las malas. Podemos dar a esta influencia el nombre que nos agrade; pero como se halla habitualmente enlazada con la acción, el sentido común requiere que sea estimada como una causa y considerada como un caso de esta necesidad que yo he querido establecer. |
This reasoning is equally solid, when applied to divine laws, so far as the deity is considered as a legislator, and is supposed to inflict punishment and bestow rewards with a design to produce obedience. But I also maintain, that even where he acts not in his magisterial capacity, but is regarded as the avenger of crimes merely on account of their odiousness and deformity, not only it is impossible, without the necessary connexion of cause and effect in human actions, that punishments coued be inflicted compatible with justice and moral equity; but also that it coued ever enter into the thoughts of any reasonable being to inflict them. The constant and universal object of hatred or anger is a person or creature endowed with thought and consciousness; and when any criminal or injurious actions excite that passion, it is only by their relation to the person or connexion with him. But according to the doctrine of liberty or chance, this connexion is reduced to nothing, nor are men more accountable for those actions, which are designed and premeditated, than for such as are the most casual and accidental. Actions are by their very nature temporary and perishing; and where they proceed not from some cause in the characters and disposition of the person, who performed them, they infix not themselves upon him, and can neither redound to his honour, if good, nor infamy, if evil. The action itself may be blameable; it may be contrary to all the rules of morality and religion: But the person is not responsible for it; and as it proceeded from nothing in him, that is durable or constant, and leaves nothing of that nature behind it, it is impossible he can, upon its account, become the object of punishment or vengeance. According to the hypothesis of liberty, therefore, a man is as pure and untainted, after having committed the most horrid crimes, as at the first moment of his birth, nor is his character any way concerned in his actions; since they are not derived from it, and the wickedness of the one can never be used as a proof of the depravity of the other. It is only upon the principles of necessity, that a person acquires any merit or demerit from his actions, however the common opinion may incline to the contrary. | Este razonamiento es igualmente sólido cuando se aplica a las leyes divinas, en tanto que la divinidad se considera como un legislador y se supone que inflige castigos y concede recompensas con el designio de producir la obediencia. Pero man tengo también que aun cuando no actúa con su capacidad de juez, sino que se la considera como la vengadora de los crímenes, tan sólo por la repugnancia y deformidad de éstos, no sólo es imposible sin la conexión necesaria de causa y efecto de las acciones humanas que pueda ser infligido un castigo con justicia y equidad moral, sino que no puede caber en ninguna inteligencia de un ser racional que sea infligido. El objeto constante y universal del odio o la cólera es una persona o criatura dotada de pensamiento y conciencia, y cuando una acción criminal o injuriosa excita esta pasión, lo hace tan sólo por su relación con la persona o conexión con ella. Sin embargo, según la doctrina de la libertad o del azar, esta conexión se reduce a nada y los hombres no son más responsables de las acciones que han emprendido y premeditado que de las más fortuitas y accidentales. Las acciones son, por su propia naturaleza, temporales y perecederas, y cuando no proceden de alguna causa que radique en el carácter y disposición de la persona que las ha realizado no se relacionan con ella y no pueden redundar ni en su honor, bien, infamia o mal. La acción misma puede ser censurable, puede ser contraria a todas las leyes de la moralidad y la religión, pero la persona no es responsable de ella; y puesto que no procede de nada en ella durable o constante y no deja tras sí nada de esta naturaleza, es imposible que aquélla, por este motivo, se convierta en el objeto del castigo o la venganza. Según la hipótesis de la libertad, por consiguiente, es tan pura y honrada después de haber cometido el más horrible de los crímenes como en el momento de su nacimiento, y su carácter en nada se halla interesado en sus acciones, pues no son derivadas de él y la maldad de las unas no puede ser usada como prueba de la depravación del otro. Tan sólo sobre los principios de la necesidad adquiere una persona mérito o demérito por sus acciones, aunque la opinión común se incline a lo contrario. |
But so inconsistent are men with themselves, that though they often assert, that necessity utterly destroys all merit and demerit either towards mankind or superior powers, yet they continue still to reason upon these very principles of necessity in all their judgments concerning this matter. Men are not blamed for such evil actions as they perform ignorantly and casually, whatever may be their consequences. Why? but because the causes of these actions are only momentary, and terminate in them alone. Men are less blamed for such evil actions, as they perform hastily and unpremeditately, than for such as proceed from thought and deliberation. For what reason? but because a hasty temper, though a constant cause in the mind, operates only by intervals, and infects not the whole character. Again, repentance wipes off every crime, especially if attended with an evident reformation of life and manners. How is this to be accounted for? But by asserting that actions render a person criminal, merely as they are proofs of criminal passions or principles in the mind; and when by any alteration of these principles they cease to be just proofs, they likewise cease to be criminal. But according to the doctrine of liberty or chance they never were just proofs, and consequently never were criminal. | Tan inconsecuentes son los hombres consigo mismos que aunque frecuentemente afirman que la necesidad destruye totalmente el mérito y demérito, tanto con respecto al género humano como a los poderes superiores, sin embargo, continúa razonando sobre estos principios de la necesidad en todos sus juicios referentes a este asunto. Los hombres no son censurados por las malas acciones que realizan sin saberlo y casualmente, sean las que sean sus consecuencias. ¿Por qué? Porque las causas de estas acciones son solamente momentáneas y terminan en ellas mismas. Los hombres son menos censurados por las malas acciones que realizan apresurada e impremeditadamente que por las que cometen a sabiendas y con premeditación. ¿Por qué razón? Porque un estado de ánimo apresurado, aunque es causa constante en el espíritu, actúa sólo por intervalos y no daña al carácter total. Además, el arrepentimiento purifica de todo crimen, especialmente si va 242 acompañado de una reforma evidente de la vida y maneras. ¿Cómo ha de explicarse esto sino afirmando que las acciones hacen de una persona un criminal tan sólo en cuanto son pruebas de pasiones de principios criminales en el espíritu, y que por una alteración de estos principios, si cesan de ser pruebas de ello, la persona cesa de ser criminal? Sin embargo, según la doctrina de la libertad o el azar no son aquéllas jamás pruebas, y, por consecuencia, la persona no será nunca criminal. |
Here then I turn to my adversary, and desire him to free his own system from these odious consequences before he charge them upon others. Or if he rather chuses, that this question should be decided by fair arguments before philosophers, than by declamations before the people, let him return to what I have advanced to prove that liberty and chance are synonimous; and concerning the nature of moral evidence and the regularity of human actions. Upon a review of these reasonings, I cannot doubt of an entire victory; and therefore having proved, that all actions of the will have particular causes, I proceed to explain what these causes are, and how they operate. | Aquí me dirijo a mi adversario y le deseo que liberte su propio sistema de estas odiosas consecuencias antes de atribuírselas al sistema de otro, o si prefiere que esta cuestión se decida por argumentos serenos entre los filósofos y no por declamaciones ante el pueblo, que dirija su atención a lo que yo he expuesto para probar que la libertad y el azar son sinónimos y lo relativo a la evidencia natural y moral y la regularidad de las acciones humanas. Después de revisar estos razonamientos no puedo dudar de una completa victoria, y, por consiguiente, habiendo probado que todas las acciones de la voluntad tienen sus causas particulares, paso a explicar qué son estas causas y cómo actúan.
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SECT. III OF THE INFLUENCING MOTIVES OF THE WILL | Sección III De los motivos que influyen la voluntad. |
Nothing is more usual in philosophy, and even in common life, than to talk of the combat of passion and reason, to give the preference to reason, and assert that men are only so far virtuous as they conform themselves to its dictates. Every rational creature, it is said, is obliged to regulate his actions by reason; and if any other motive or principle challenge the direction of his conduct, he ought to oppose it, till it be entirely subdued, or at least brought to a conformity with that superior principle. On this method of thinking the greatest part of moral philosophy, antient and modern, seems to be founded; nor is there an ampler field, as well for metaphysical arguments, as popular declamations, than this supposed pre-eminence of reason above passion. The eternity, invariableness, and divine origin of the former have been displayed to the best advantage: The blindness, unconstancy, and deceitfulness of the latter have been as strongly insisted on. In order to shew the fallacy of all this philosophy, I shall endeavour to prove first, that reason alone can never be a motive to any action of the will; and secondly, that it can never oppose passion in the direction of the will. | Nada es más usual en la filosofía, y aun en la vida común, que hablar de la lucha entre la pasión y la razón y darle preferencia a la razón y afirmar que los hombres son sólo virtuosos mientras se conforman a sus dictados. Toda criatura racional, se dice, se halla obligada a regular sus acciones por la razón, y si algún otro motivo concurre a la dirección de su conducta debe oponerle aquélla hasta que se halle en absoluto sometido a ella o al menos traído a conformidad con este principio superior. Sobre este modo de pensar parece fundarse la mayor parte de la filosofía moral antigua y moderna, y no hay más ancho campo, lo mismo para los argumentos metafisicos que para las declamaciones populares, como la supuesta preeminencia de la razón sobre la pasión. La eternidad, inmutabilidad y origen divino de la primera han sido desplegados para mayor ventaja; se ha insistido con fuerza sobre la ceguera, inconstancia y falsedad de la última. Para mostrar la falacia de toda esta filosofía intentaré primero probar que la razón por sí sola jamás puede ser motivo de una acción de la voluntad, y segundo, que jamás puede oponerse a la pasión en la dirección de la voluntad. |
The understanding exerts itself after two different ways, as it judges from demonstration or probability; as it regards the abstract relations of our ideas, or those relations of objects, of which experience only gives us information. I believe it scarce will be asserted, that the first species of reasoning alone is ever the cause of any action. As its proper province is the world of ideas, and as the will always places us in that of realities, demonstration and volition seem, upon that account, to be totally removed, from each other. Mathematics, indeed, are useful in all mechanical operations, and arithmetic in almost every art and profession: But it is not of themselves they have any influence: Mechanics are the art of regulating the motions of bodies to some designed end or purpose; and the reason why we employ arithmetic in fixing the proportions of numbers, is only that we may discover the proportions of their influence and operation. A merchant is desirous of knowing the sum total of his accounts with any person: Why? but that he may learn what sum will have the same effects in paying his debt, and going to market, as all the particular articles taken together. Abstract or demonstrative reasoning, therefore, never influences any of our actions, but only as it directs our judgment concerning causes and effects; which leads us to the second operation of the understanding. | El entendimiento sigue dos vías distintas, según que juzgue de la demostración o de la probabilidad, considere las relaciones abstractas de las ideas o aquellas relaciones de los objetos acerca de los cuales sólo nos informa la experiencia. Creo que dificilmente se afirmará que la primera especie de razonamiento por sí solo es siempre la causa de una acción. Como su propio dominio es el mundo de las ideas y como la voluntad nos coloca en el de las realidades, la demostración y la volición parecen por esto hallarse totalmente apartadas la una de la otra. Las matemáticas, de hecho son útiles en todas las operaciones mecánicas, y la aritmética lo es en casi todo arte y profesión; pero no es por sí mismas por lo que tienen influencia. La mecánica es el arte de regular los movimientos de los cuerpos para algún determinado fin o propósito, y la razón de por qué empleamos la aritmética para fijar las proporciones de los números es tan sólo que podemos descubrir las relaciones de su influencia y relación. Un comerciante desea saber la suma total de sus cuentas con una persona. ¿Por qué? Porque puede saber que la suma tendrá los mismos efectos al pagar su deuda e ir al mercado que las partidas particulares juntas. El razonamiento abstracto o demostrativo, por consiguiente, jamás influencia nuestras acciones sino tan sólo en la dirección de nuestro juicio referente a las causas y los efectos, lo que nos conduce a la segunda operación del entendimiento. |
It is obvious, that when we have the prospect of pain or pleasure from any object, we feel a consequent emotion of aversion or propensity, and are carryed to avoid or embrace what will give us this uneasines or satisfaction. It is also obvious, that this emotion rests not here, but making us cast our view on every side, comprehends whatever objects are connected with its original one by the relation of cause and effect. Here then reasoning takes place to discover this relation; and according as our reasoning varies, our actions receive a subsequent variation. But it is evident in this case that the impulse arises not from reason, but is only directed by it. It is from the prospect of pain or pleasure that the aversion or propensity arises towards any object: And these emotions extend themselves to the causes and effects of that object, as they are pointed out to us by reason and experience. It can never in the least concern us to know, that such objects are causes, and such others effects, if both the causes and effects be indifferent to us. Where the objects themselves do not affect us, their connexion can never give them any influence; and it is plain, that as reason is nothing but the discovery of this connexion, it cannot be by its means that the objects are able to affect us. | Es claro que cuando esperamos dolor o placer de un objeto sentimos, en consecuencia de ello, una emoción de aversión o inclinación y somos llevados a evitar o a buscar lo que nos produce sufrimiento o placer. Es claro que esta emoción no se detiene aquí, sino que, haciéndonos dirigir la vista hacia todas partes, percibe todos los objetos que se hallan enlazados con el originario por la relación de causa y efecto. Aquí el razonamiento tiene lugar para descubrir esta relación, y del mismo modo que varía nuestro razonamiento varía nuestra acción. Sin embargo, es evidente en este caso que el impulso no surge de la razón, sino que es sólo dirigido por ella. De la esperanza de dolor o placer es de donde la aversión o inclinación hacia un objeto nace, y estas emociones se extienden por sí mismas a las causas y efectos de este objeto tal como nos son indicadas por la razón y la experiencia. No nos interesaría lo más mínimo que unos objetos fueran causas y otros efectos si causas y efectos nos fueran indiferentes. Cuando los objetos mismos no nos afectan, su conexión no puede concederles influencia ninguna, y es claro que, puesto que la razón no es más que el descubrimiento de esta conexión, no pueden ser mediante ella los objetos capaces de interesarnos. |
Since reason alone can never produce any action, or give rise to volition, I infer, that the same faculty is as incapable of preventing volition, or of disputing the preference with any passion or emotion. This consequence is necessary. It is impossible reason coued have the latter effect of preventing volition, but by giving an impulse in a contrary direction to our passion; and that impulse, had it operated alone, would have been able to produce volition. Nothing can oppose or retard the impulse of passion, but a contrary impulse; and if this contrary impulse ever arises from reason, that latter faculty must have an original influence on the will, and must be able to cause, as well as hinder any act of volition. But if reason has no original influence, it is impossible it can withstand any principle, which has such an efficacy, or ever keep the mind in suspence a moment. Thus it appears, that the principle, which opposes our passion, cannot be the same with reason, and is only called so in an improper sense. We speak not strictly and philosophically when we talk of the combat of passion and of reason. Reason is, and ought only to be the slave of the passions, and can never pretend to any other office than to serve and obey them. As this opinion may appear somewhat extraordinary, it may not be improper to confirm it by some other considerations. | Puesto que la razón por sí sola no es capaz jamás de producir una acción o dar lugar a la volición, infiero que la misma facultad es incapaz de evitarla o de disputar sobre su preferencia con una pasión o emoción. Esta consecuencia es necesaria. Es imposible que la razón pueda tener el último efecto, de evitar la volición, más que por un impulso en la dirección contraria de nuestras pasiones, y este impulso, habiendo actuado solo, debería haber sido lo bastante fuerte para producir la volición. Nada puede oponerse o retardar el impulso de la pasión más que un impulso contrario, y si este impulso contrario surge siempre de la razón, esta última facultad debe tener una influencia original sobre la voluntad y debe ser capaz tanto de causar como de impedir una volición o un acto. Pero si la razón no tiene una influencia original no es posible que resista a un principio que posee una eficacia de este género o que mantenga en suspenso el espíritu un momento. Así, resulta que el principio que se opone a nuestra pasión no puede ser la razón, y se le llama así tan sólo impropiamente. No hablamos de un modo estricto y filosófico cuando exponemos el combate de la razón y la pasión. La razón es y sólo puede ser la esclava de las pasiones y no puede pretender otro oficio más que servirlas y obedecerlas. Como esta opinión puede aparecer extraordinaria no será inadecuado el confirmarla por algunas otras consideraciones. |
A passion is an original existence, or, if you will, modification of existence, and contains not any representative quality, which renders it a copy of any other existence or modification. When I am angry, I am actually possest with the passion, and in that emotion have no more a reference to any other object, than when I am thirsty, or sick, or more than five foot high. It is impossible, therefore, that this passion can be opposed by, or be contradictory to truth and reason; since this contradiction consists in the disagreement of ideas, considered as copies, with those objects, which they represent. | Una pasión es una existencia original o, si se quiere, la modificación de una existencia, y no contiene ninguna cualidad representativa que la haga copia de otra existencia o modificación. Cuando estoy indignado me hallo poseído de una pasión, y esta emoción no contiene más referencia a otro objeto que cuando yo estoy sediento, enfermo o soy más alto que cinco pies. Es imposible, por consiguiente, que esta pasión pueda ser opuesta o contradictoria con la verdad o la razón, puesto que esta contradicción existe en la discordancia entre las ideas, consideradas como copias, y los objetos que representan. |
What may at first occur on this head, is, that as nothing can be contrary to truth or reason, except what has a reference to it, and as the judgments of our understanding only have this reference, it must follow, that passions can be contrary to reason only so far as they are accompanyed with some judgment or opinion. According to this principle, which is so obvious and natural, it is only in two senses, that any affection can be called unreasonable. First, When a passion, such as hope or fear, grief or joy, despair or security, is founded on the supposition or the existence of objects, which really do not exist. Secondly, When in exerting any passion in action, we chuse means insufficient for the designed end, and deceive ourselves in our judgment of causes and effects. Where a passion is neither founded on false suppositions, nor chuses means insufficient for the end, the understanding can neither justify nor condemn it. It is not contrary to reason to prefer the destruction of the whole world to the scratching of my finger. It is not contrary to reason for me to chuse my total ruin, to prevent the least uneasiness of an Indian or person wholly unknown to me. It is as little contrary to reason to prefer even my own acknowledgeed lesser good to my greater, and have a more ardent affection for the former than the latter. A trivial good may, from certain circumstances, produce a desire superior to what arises from the greatest and most valuable enjoyment; nor is there any thing more extraordinary in this, than in mechanics to see one pound weight raise up a hundred by the advantage of its situation. In short, a passion must be accompanyed with some false judgment in order to its being unreasonable; and even then it is not the passion, properly speaking, which is unreasonable, but the judgment. | Lo que a primera vista puede ocurrirse con respecto a este asunto es que nada puede ser contrario a la verdad o a la razón excepto lo que tiene una referencia a ella, y como los juicios de nuestro entendimiento sólo poseen esta referencia se sigue que las pasiones sólo pueden ser contrarias a la razón cuando van acompañadas de algún juicio u opinión. Según este principio, que es tan claro y natural, puede una afección ser considerada irracional en dos únicos sentidos. Primeramente, cuando una pasión, como la esperanza o el temor, la tristeza o la alegría, la desesperación o la seguridad, se funda en el supuesto de la existencia de los objetos que realmente no existen. Segundo, cuando al actuar una pasión en la acción y al buscar medios suficientes para el fin apetecido nos engañamos en nuestro juicio relativo a las causas y efectos. Cuando la pasión ni se halla fundada en falsos supuestos ni escoge medios insuficientes para su fin, el entendimiento no puede ni justificarla ni condenarla. No es contrario a la razón preferir la destrucción del mundo entero al arañazo de mi dedo. No es contrario a la razón, para mí, preferir mi total ruina para evitar el menor sufrimiento a un indio o a un hombre totalmente desconocido. Tampoco es contrario a la razón el preferir lo mío, aunque reconocido como menos bueno, a lo que es mejor y experimentar una más ardiente afección por lo primero que por lo último. Un bien insignificante puede en ciertas circunstancias producir un deseo superior al que surge del goce más grande y valioso, y no hay nada que sea más extraordinario en esto que el ver en la mecánica que una libra de peso equivale a cien por la ventaja de su situación. En breve, una pasión debe ir acompañada de algún juicio falso para ser irracional, y aun así no es, propiamente hablando, la pasión irracional, sino el juicio. |
The consequences are evident. Since a passion can never, in any sense, be called unreasonable, but when founded on a false supposition or when it chuses means insufficient for the designed end, it is impossible, that reason and passion can ever oppose each other, or dispute for the government of the will and actions. The moment we perceive the falshood of any supposition, or the insufficiency of any means our passions yield to our reason without any opposition. I may desire any fruit as of an excellent relish; but whenever you convince me of my mistake, my longing ceases. I may will the performance of certain actions as means of obtaining any desired good; but as my willing of these actions is only secondary, and founded on the supposition, that they are causes of the proposed effect; as soon as I discover the falshood of that supposition, they must become indifferent to me. | Las consecuencias son evidentes. Puesto que una pasión no puede de ningún modo llamarse irracional más que cuando se funda en un falso supuesto o escoge medios insuficientes para su apetecido fin, es imposible oponer razón y pasión y hacerlas concurrir en la dirección de la voluntad y las acciones. En el momento en que percibimos la falsedad de un supuesto o la insuficiencia de los medios, nuestras pasiones se someten a la razón sin oposición. Puedo desear un fruto como de excelente sabor; pero si se me convence de que estoy en un error mi deseo cesa. Puedo querer la realización de ciertas acciones como medios para obtener un bien deseado; pero como mi deseo de estas acciones es solamente secundario y se funda en el supuesto de que son causas del efecto apetecido, tan pronto como descubro la falsedad de este supuesto deben convertirse en indiferentes para mí. |
It is natural for one, that does not examine objects with a strict philosophic eye, to imagine, that those actions of the mind are entirely the same, which produce not a different sensation, and are not immediately distinguishable to the feeling and perception. Reason, for instance, exerts itself without producing any sensible emotion; and except in the more sublime disquisitions of philosophy, or in the frivolous subtilties of the school, scarce ever conveys any pleasure or uneasiness. Hence it proceeds, that every action of the mind, which operates with the same calmness and tranquillity, is confounded with reason by all those, who judge of things from the first view and appearance. Now it is certain, there are certain calm desires and tendencies, which, though they be real passions, produce little emotion in the mind, and are more known by their effects than by the immediate feeling or sensation. These desires are of two kinds; either certain instincts originally implanted in our natures, such as benevolence and resentment, the love of life, and kindness to children; or the general appetite to good, and aversion to evil, considered merely as such. When any of these passions are calm, and cause no disorder in the soul, they are very readily taken for the determinations of reason, and are supposed to proceed from the same faculty, with that, which judges of truth and falshood. Their nature and principles have been supposed the same, because their sensations are not evidently different. | Es propio de aquel que no examina los objetos desde el punto de vista de una estricta filosofía el imaginar que son idénticas las acciones del espíritu cuando no producen una diferente sensación y no se pueden distinguir inmediatamente por el sentimiento y la percepción. La razón, por ejemplo, actúa sin producir una emoción sensible, y excepto en las más sublimes disquisiciones de la filosofía o en las frívolas sutilidades de las escuelas, rara vez despierta un placer o dolor. De aquí procede que toda acción del espíritu que actúa con la misma calma y tranquilidad se confunde con la razón por aquellos que juzgan de las cosas por su primer aspecto y apariencia. Ahora bien: es cierto que existen ciertos deseos y tendencias tranquilos que aunque son pasiones reales producen tan sólo una pequeña emoción en el espíritu y son más conocidos por sus efectos que por su sentimiento o sensación inmediata. Estos deseos son de dos géneros: o ciertos instintos implantados originariamente en nuestra naturaleza, como benevolencia y resentimiento, amor de la vida, cariño de los hijos, o el deseo general del bien y la aversión del mal, considerados meramente como tales. Cuando alguna de estas pasiones se presenta de un modo tranquilo y no causa agitación en el alma, se la toma muy fácilmente por una determinación de la razón y se supone que procede de la misma facultad que juzga de la verdad y la falsedad. Su naturaleza y principios se han supuesto los mismos porque sus sensaciones evidentemente no son diferentes. |
Beside these calm passions, which often determine the will, there are certain violent emotions of the same kind, which have likewise a great influence on that faculty. When I receive any injury from another, I often feel a violent passion of resentment, which makes me desire his evil and punishment, independent of all considerations of pleasure and advantage to myself. When I am immediately threatened with any grievous ill, my fears, apprehensions, and aversions rise to a great height, and produce a sensible emotion. | Además de estas pasiones tranquilas que determinan la voluntad existen ciertas emociones violentas del mismo género que tienen igualmente una gran influencia sobre esta facultad. Cuando recibo una injuria por parte de otro experimento frecuentemente una pasión violenta o resentimiento, que me hace desear su mal o castigo independientemente de todas las consideraciones de placer y ventaja para mí mismo. Cuando me hallo amenazado de un grave daño, mis terrores, aprensiones y aversiones alcanzan una gran intensidad y producen una emoción sensible. |
The common error of metaphysicians has lain in ascribing the direction of the will entirely to one of these principles, and supposing the other to have no influence. Men often act knowingly against their interest: For which reason the view of the greatest possible good does not always influence them. Men often counter-act a violent passion in prosecution of their interests and designs: It is not therefore the present uneasiness alone, which determines them. In general we may observe, that both these principles operate on the will; and where they are contrary, that either of them prevails, according to the general character or present disposition of the person. What we call strength of mind, implies the prevalence of the calm passions above the violent; though we may easily observe, there is no man so constantly possessed of this virtue, as never on any occasion to yield to the sollicitations of passion and desire. From these variations of temper proceeds the great difficulty of deciding concerning the actions and resolutions of men, where there is any contrariety of motives and passions. | El error común a todos los metafísicos está en adscribir la dirección de la voluntad enteramente a uno de estos principios y suponer que los otros no poseen influencia. Los hombres obran a veces a sabiendas contra sus propios intereses, razón por la que la consideración del mayor bien posible no los impulsa siempre. Los hombres frecuentemente luchan con una pasión violenta en la prosecución de sus intereses y designios: no es, pues, el dolor presente tan sólo el que los determina en la acción. En general podemos observar que estos dos principios actúan sobre la voluntad, y que cuando son contrarios, que uno de ellos prevalece, según el carácter general y la disposición presente de la persona. Lo que llamamos fortaleza de alma implica la prevalencia de las pasiones tranquilas sobre las violentas, aunque podemos fácilmente observar que no existe hombre que posea tan constantemente esta virtud hasta el punto de no ceder en alguna ocasión a las solicitaciones de las pasiones y deseos. De estas diversidades de carácter procede la gran dificultad para decidir en lo que concierne a las acciones y resoluciones de los hombres cuando existe alguna oposición de motivos y pasiones.
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SECT. IV OF THE CAUSES OF THE VIOLENT PASSIONS | Sección IV De las causas de las pasiones violentas. |
There is not-in philosophy a subject of more nice speculation than this of the different causes and effects of the calm and violent passions. It is evident passions influence not the will in proportion to their violence, or the disorder they occasion in the temper; but on the contrary, that when a passion has once become a settled principle of action, and is the predominant inclination of the soul, it commonly produces no longer any sensible agitation. As repeated custom and its own force have made every thing yield to it, it directs the actions and conduct without that opposition and emotion, which so naturally attend every momentary gust of passion. We must, therefore, distinguish betwixt a calm and a weak passion; betwixt a violent and a strong one. But notwithstanding this, it is certain, that when we would govern a man, and push him to any action, it will commonly be better policy to work upon the violent than the calm passions, and rather take him by his inclination, than what is vulgarly called his reason. We ought to place the object in such particular situations as are proper to encrease the violence of the passion. For we may observe, that all depends upon the situation of the object, and that a variation in this particular will be able to change the calm and the violent passions into each other. Both these kinds of passions pursue good, and avoid evil; and both of them are encreased or diminished by the encrease or diminution of the good or evil. But herein lies the difference betwixt them: The same good, when near, will cause a violent passion, which, when remote, produces only a calm one. As this subject belongs very properly to the present question concerning the will, we shall here examine it to the bottom, and shall consider some of those circumstances and situations of objects, which render a passion either calm or violent. | No existe en filosofía un asunto más elegante que la especulación de las diferentes causas y efectos de las pasiones tranquilas y violentas. Es evidente que las pasiones no influencian la voluntad en proporción de su violencia o de la agitación que despiertan en el estado de ánimo, sino que, por el contrario, cuando una pasión ha llegado a ser un principio habitual de acción y constituye la inclinación predominante del alma no produce ya una agitación sensible. Un hábito repetido y la fuerza que le es propia han hecho que todo se someta a él; dirige las acciones y conducta sin la oposición y emociones que naturalmente acompañan a todo gusto momentáneo y pasión. Debemos, por consiguiente, distinguir entre una pasión tranquila y una débil y entre una violenta y una fuerte. A pesar de esto, es cierto que cuando queremos dirigir a un hombre y llevarle a la acción será comúnmente más hábil el despertar sus pasiones violentas que sus pasiones tranquilas y más bien guiarle valiéndose de su inclinación que de lo que vulgarmente se llama la razón. Debemos colocar el objeto en situación tal que sea apropiado para aumentar la violencia de la pasión; pues podemos observar que todo depende de la situación del objeto y que una variación en este respecto será capaz de transformar las pasiones tranquilas en violentas. Estos dos géneros de pasiones buscan el bien y huyen del mal, y ambas son aumentadas o disminuidas por el aumento o disminución del bien o el mal. Pero aquí está la diferencia entre las dos: el mismo bien que próximo causaría una pasión violenta, estando remoto produciría tan sólo una tranquila. Como este asunto pertenece propiamente a la cuestión presente referente a la voluntad, debemos considerarlo aquí a fondo y determinar algunas de las circunstancias y situaciones de los objetos que hacen a una pasión tranquila o violenta. |
It is a remarkable property of human nature, that any emotion, which attends a passion, is easily converted into it, though in their natures they be originally different from, and even contrary to each other. It is true; in order to make a perfect union among passions, there is always required a double relation of impressions and ideas; nor is one relation sufficient for that purpose. But though this be confirmed by undoubted experience, we must understand it with its proper limitations, and must regard the double relation, as requisite only to make one passion produce another. When two passions are already produced by their separate causes, and are both present in the mind, they readily mingle and unite, though they have but one relation, and sometimes without any. The predominant passion swallows up the inferior, and converts it into itself. The spirits, when once excited, easily receive a change in their direction; and it is natural to imagine this change will come from the prevailing affection. The connexion is in many respects closer betwixt any two passions, than betwixt any passion and indifference. | Es una propiedad notable de la naturaleza humana que una emoción que acompaña a una pasión es fácilmente convertida en ella aunque con respecto a sus naturalezas sean originariamente diferentes y aun contrarias las unas a las otras. Es cierto que para que se realice una perfecta unión entre las pasiones se requiere una doble relación de impresiones e ideas y que una sola relación no es suficiente para este propósito. Sin embargo, aunque esto esté confirmado por una experiencia indudable, debemos tomarlo con sus propias limitaciones y debemos considerar la doble relación tan sólo como requerida para hacer que una pasión produzca otra. Cuando dos pasiones están ya producidas por sus causas separadas y las dos se hallan presentes al espíritu, se mezclan y unen prestamente aunque no tengan más que una relación o no posean ninguna. La pasión predominante se asimila la más débil y la convierte en sí misma. Los espíritus animales, una vez excitados, reciben fácilmente un cambio en su dirección, y es natural imaginar que este cambio proviene de la afección que prevalece. La conexión es en muchos respectos más íntima entre dos pasiones que entre una pasión y el estado de indiferencia. |
When a person is once heartily in love, the little faults and caprices of his mistress, the jealousies and quarrels, to which that commerce is so subject; however unpleasant and related to anger and hatred; are yet found to give additional force to the prevailing passion. It is a common artifice of politicians, when they would affect any person very much by a matter of fact, of which they intend to inform him, first to excite his curiosity; delay as long as possible the satisfying it; and by that means raise his anxiety and impatience to the utmost, before they give him a full insight into the business. They know that his curiosity will precipitate him into the passion they design to raise, and assist the object in its influence on the mind. A soldier advancing to the battle, is naturally inspired with courage and confidence, when he thinks on his friends and fellow-soldiers; and is struck with fear and terror, when he reflects on the enemy. Whatever new emotion, therefore, proceeds from the former naturally encreases the courage; as the same emotion, proceeding from the latter, augments the fear; by the relation of ideas, and the conversion of the inferior emotion into the predominant. Hence it is that in martial discipline, the uniformity and lustre of our habit, the regularity of our figures and motions, with all the pomp and majesty of war, encourage ourselves and allies; while the same objects in the enemy strike terror into us, though agreeable and beautiful in themselves. | Cuando una persona se halla profundamente enamorada, las pequeñas faltas y caprichos de su amante, los celos y querellas, a los que estas relaciones están tan sujetos, aunque desagradables y relacionados con la cólera y el odio, conceden una fuerza adicional a la pasión predominante. Es un artificio común de los estadistas, cuando desean afectar mucho a una persona por un asunto sobre el que quieren informarla, excitar primeramente su curiosidad, aplazar todo lo posible el satisfacerla, y por este medio hacer surgir la ansiedad e impaciencia hasta su grado más alto, antes de dar una plena declaración acerca del asunto. Saben que esta curiosidad los precipitará en la pasión que quieren que surja, y auxilian al objeto en cuanto a su influencia en el espíritu. Un soldado avanzando en la batalla se halla, naturalmente, lleno de valor y confianza cuando piensa en sus amigos y compañeros y lleno de terror y miedo cuando piensa en el enemigo. Toda nueva emoción, por consiguiente, que procede de los primeros aumenta, como es natural, el valor, de la misma manera que una emoción idéntica, procediendo del último, aumenta el miedo, por la relación de ideas y la conversión de la emoción inferior en la predominante. Por esto en la disciplina marcial la uniformidad y el brillo de nuestro traje, la regularidad de las figuras y movimientos, con toda la pompa y majestad de la guerra, nos animan a nosotros y nuestros aliados, mientras que los mismos objetos en los enemigos despiertan terror en nosotros, aunque sean en sí agradables y bellos. |
Since passions, however independent, are naturally transfused into each other, if they are both present at the same time; it follows, that when good or evil is placed in such a situation, as to cause any particular emotion, beside its direct passion of desire or aversion, that latter passion must acquire new force and violence. | Puesto que las pasiones, aunque independientes, se transforman naturalmente en otras si se presentan al mismo tiempo, se sigue que cuando el bien o el mal se hallan situados en una tal relación que despiertan una emoción particular además de su pasión directa de deseo o aversión, esta última pasión debe adquirir nueva fuerza y violencia. |
This happens, among other cases, whenever any object excites contrary passions. For it is observable that an opposition of passions commonly causes a new emotion in the spirits, and produces more disorder, than the concurrence of any two affections of equal force. This new emotion is easily converted into the predominant passion, and encreases its violence, beyond the pitch it would have arrived at had it met with no opposition. Hence we naturally desire what is forbid, and take a pleasure in performing actions, merely because they are unlawful. The notion of duty, when opposite to the passions, is seldom able to overcome them; and when it fails of that effect, is apt rather to encrease them, by producing an opposition in our motives and principles. The same effect follows whether the opposition arises from internal motives or external obstacles. The passion commonly acquires new force and violence in both cases. | Esto sucede, entre otros casos, cuando un objeto excita pasiones contrarias; pues se puede observar que una oposición de pasiones causa una nueva emoción en los espíritus y produce más desorden que la concurrencia de dos afecciones de igual fuerza. Esta nueva emoción se funde fácilmente en la pasión predominante y aumenta su violencia más allá del límite a que hubiera llegado si no hubiera tropezado con una oposición. Por esto deseamos, naturalmente, lo que está prohibido y experimentamos un placer realizando acciones meramente porque son contrarias a las leyes. El móvil del deber, cuando se opone a las pasiones, rara vez las domina, y cuando no logra este efecto, es más bien más apto para aumentarlas, produciendo una oposición en nuestros motivos y principios. El mismo efecto se sigue ya surja la pasión de motivos internos o de obstáculos externos. La pasión comúnmente adquiere nueva fuerza y violencia en ambos casos. |
The efforts, which the mind makes to surmount the obstacle, excite the spirits and inliven the passion. | Los esfuerzos que el espíritu hace para dominar el obstáculo excitan a los espíritus animales y vivifican la pasión. |
Uncertainty has the same influence as opposition. The agitation of the thought; the quick turns it makes from one view to another; the variety of passions, which succeed each other, according to the different views; All these produce an agitation in the mind, and transfuse themselves into the predominant passion. | La incertidumbre tiene el mismo efecto que la oposición. La agitación en el pensamiento; los movimientos rápidos que realiza de un punto de vista a otro; la variedad de las pasiones, que se suceden las unas a las otras, según los diferentes puntos de vista, produce una agitación en el espíritu y las funde con la pasión principal. |
There is not in my opinion any other natural cause, why security diminishes the passions, than because it removes that uncertainty, which encreases them. The mind, when left to itself, immediately languishes; and in order to preserve its ardour, must be every moment supported by a new flow of passion. For the same reason, despair, though contrary to security, has a like influence. | No existe, según mi opinión, otra causa natural de por qué la seguridad disminuye las pasiones más que el que suprime la incertidumbre, que las aumenta. El espirite abandonado a sí mismo languidece naturalmente, y para conservar su fuerza debe ser vivificado por una nueva oleada de pasión. Por la misma razón, la desesperación, aunque contraria a la seguridad, tiene la misma influencia. |
It is certain nothing more powerfully animates any affection, than to conceal some part of its object by throwing it into a kind of shade, which at the same time that it chews enough to pre-possess us in favour of the object, leaves still some work for the imagination. Besides that obscurity is always attended with a kind of uncertainty; the effort, which the fancy makes to compleat the idea, rouzes the spirits, and gives an additional force to the passion. | Es cierto que nada anima más poderosamente nuestra afección que el ocultar alguna parte de su objeto cubriéndolo de una especie de sombra, lo que al mismo tiempo que nos muestra lo suficiente para predisponernos en favor del objeto deja siempre algo para el trabajo de la imaginación. Aparte que la obscuridad va siempre acompañada de una especie de incertidumbre, el esfuerzo que la fantasía hace para completar la idea agita los espíritus animales y concede una fuerza adicional a la pasión. |
As despair and security, though contrary to each other, produce the same effects; so absence is observed to have contrary effects, and in different circumstances either encreases or diminishes our affections. The Duc de La Rochefoucault has very well observed, that absence destroys weak passions, but encreases strong; as the wind extinguishes a candle, but blows up a fire. Long absence naturally weakens our idea, and diminishes the passion: But where the idea is so strong and lively as to support itself, the uneasiness, arising from absence, encreases the passion and gives it new force and violence. | Del mismo modo que la desesperación y la seguridad, aunque contrarias entre sí, producen los mismos efectos, se observa que la ausencia tiene efectos contrarios, y según las diferentes circunstancias, aumenta o disminuye las pasiones. El duque de la Rochefoucauld ha observado muy acertadamente que la ausencia destruye las pasiones débiles, pero que aumenta las fuertes, del mismo modo que el viento apaga un candil e inflama una hoguera. La ausencia continuada por largo tiempo debilita naturalmente nuestra idea y disminuye la pasión; pero cuando la idea es tan intensa y vívida que pueda conllevarla, el dolor que surge de la ausencia aumenta la pasión y le concede nueva fuerza y violencia.
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SECT. V OF THE EFFECTS OF CUSTOM | Sección V De los efectos del hábito. |
But nothing has a greater effect both to encrease and diminish our passions, to convert pleasure into pain, and pain into pleasure, than custom and repetition. Custom has two original effects upon the mind, in bestowing a facility in the performance of any action or the conception of any object; and afterwards a tendency or inclination towards it; and from these we may account for all its other effects, however extraordinary. | Nada posee un mayor influjo en el aumento y disminución de nuestras pasiones, en la conversión del placer en dolor y del dolor en placer, que el hábito y la repetición. El hábito ejerce dos efectos originales sobre el espíritu, produciendo facilidad para la realización de una acción o concepción de un objeto y después una tendencia o inclinación hacia él, y según estos dos podemos explicar todos sus restantes efectos, por muy extraordinarios que sean. |
When the soul applies itself to the performance of any action, or the conception of any object, to which it is not accustomed, there is a certain unpliableness in the faculties, and a difficulty of the spirit′s moving in their new direction. As this difficulty excites the spirits, it is the source of wonder, surprize, and of all the emotions, which arise from novelty; and is in itself very agreeable, like every thing, which inlivens the mind to a moderate degree. But though surprize be agreeable in itself, yet as it puts the spirits in agitation, it not only augments our agreeable affections, but also our painful, according to the foregoing principle, that every emotion, which precedes or attends a passion, is easily converted into it. Hence every thing, that is new, is most affecting, and gives us either more pleasure or pain, than what, strictly speaking, naturally belongs to it. When it often returns upon us, the novelty wears off; the passions subside; the hurry of the spirits is over; and we survey the objects with greater tranquillity. | Cuando el alma se aplica a la realización de una acción o a la concepción de un objeto al cual no está acostumbrada hay una cierta inadaptación en sus facultades y una dificultad para los espíritus animales de moverse en la nueva dirección. Como esta dificultad excita los espíritus, surgen de aquí la admiración, la sorpresa y todas las emociones que nacen de la novedad, que es en sí misma agradable, como todo lo que vivifica el espíritu en un grado moderado. Sin embargo, aunque la sorpresa sea agradable en sí misma, como pone los espíritus animales en agitación, no sólo aumenta nuestras afecciones agradables, sino también las dolorosas, según el principio precedente de que toda emoción que precede o acompaña a una pasión se convierte fácilmente en ella. Por esto lo que es nuevo nos afecta más y nos produce más placer o más pena que la que, estrictamente hablando, le corresponde. Cuando se presenta varias veces se pierde la novedad, la pasión se calma, la agitación de los espíritus pasa y consideramos los objetos con mayor tranquilidad. |
By degrees the repetition produces a facility of the human mind, and an infallible source of pleasure, where the facility goes not beyond a certain degree. And here it is remarkable that the pleasure, which arises from a moderate facility, has not the same tendency with that which arises from novelty, to augment the painful, as well as the agreeable affections. The pleasure of facility does not so much consist in any ferment of the spirits, as in their orderly motion; which will sometimes be so powerful as even to convert pain into pleasure, and give us a relish in time what at first was most harsh and disagreeable. | Por grados, la repetición produce la facilidad, que es otro principio poderoso del espíritu humano y una fuente infalible de placer cuando la facilidad no va más allá de ciertos límites. Es notable aquí que el placer que surge de una facilidad moderada no posee la misma tendencia que nace de la novedad, a aumentar tanto las afecciones agradables como las dolorosas. El placer o facilidad no consiste tanto en una fermentación de los espíritus como en su movimiento ordinario, que es a veces tan poderoso que puede convertir el dolor en placer y darnos un goce por lo que en un primer momento nos era más áspero y desagradable. |
But again, as facility converts pain into pleasure, so it often converts pleasure into pain, when it is too great, and renders the actions of the mind so faint and languid, that they are no longer able to interest and support it. And indeed, scarce any other objects become disagreeable through custom; but such as are naturally attended with some emotion or affection, which is destroyed by the too frequent repetition. One can consider the clouds, and heavens, and trees, and stones, however frequently repeated, without ever feeling any aversion. But when the fair sex, or music, or good cheer, or any thing, that naturally ought to be agreeable, becomes indifferent, it easily produces the opposite affection. | Sin embargo, del mismo modo que la facilidad convierte el dolor en placer, transforma frecuentemente el placer en dolor cuando es demasiado grande, y hace las acciones del espíritu tan débiles y lánguidas que ya no son apropiadas para interesar nos y mantenerse firmes. De hecho, rara vez se hacen desagradables por el hábito más que aquellos objetos que van acompañados naturalmente con alguna emoción o afección que se destruye por una repetición demasiado frecuente. Se pueden considerar las nubes, el cielo, los árboles y las piedras, aunque se presenten repetidamente, sin experimentar aversión alguna; pero cuando el bello sexo, la música o la buena comida, o alguna cosa que naturalmente pueda ser agradable, se hace indiferente, produce fácilmente la afección opuesta. |
But custom not only gives a facility to perform any action, but likewise an inclination and tendency towards it, where it is not entirely disagreeable, and can never be the object of inclination. And this is the reason why custom encreases all active habits, but diminishes passive, according to the observation of a late eminent philosopher. The facility takes off from the force of the passive habits by rendering the motion of the spirits faint and languid. But as in the active, the spirits are sufficiently supported of themselves, the tendency of the mind gives them new force, and bends them more strongly to the action. | Sin embargo, el hábito no sólo concede la facilidad para realizar una acción, sino también una inclinación y tendencia hacia ella cuando no es enteramente desagradable y no puede ser el objeto de una inclinación. Y ésta es la razón de por qué la costumbre aumenta todos los hábitos activos, pero disminuye los pasivos, según la observación de un eminente filósofo ya muerto(56). La facilidad quita fuerza a los hábitos pasivos, haciendo el movimiento de los espíritus animales débil y lánguido. Por el contrario, en los activos los espíritus se hallan agitados por sí mismos y la tendencia del espíritu les da una nueva fuerza y los inclina más vigorosamente a la acción.
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SECT. VI OF THE INFLUENCE OF THE IMAGINATION ON THE PASSIONS | Sección VI La influencia de la imaginación en las pasiones. |
It is remarkable, that the imagination and affections have close union together, and that nothing, which affects the former, can be entirely indifferent to the latter. Wherever our ideas of good or evil acquire a new vivacity, the passions become more violent; and keep pace with the imagination in all its variations. Whether this proceeds from the principle above-mentioned, that any attendant emotion is easily converted into the predominant, I shall not determine. It is sufficient for my present purpose, that we have many instances to confirm this influence of the imagination upon the passions. | Es notable que entre la imaginación y las afecciones existe una íntima relación y que nada de lo que afecta a la primera puede ser enteramente indiferente para las últimas. Siempre que las ideas del bien y del mal adquieren una nueva vivacidad, las pasiones se hacen más violentas y siguen a la imaginación en todas sus variaciones. No determinaré si esto procede del principio arriba mencionado de que una emoción acompañante se convierte fácilmente en la predominante; es suficiente para mi propósito que tenemos muchos casos que confirman esta influencia de la imaginación sobre las pasiones. |
Any pleasure, with which we are acquainted, affects us more than any other, which we own to be superior, but of whose nature we are wholly ignorant. Of the one we can form a particular and determinate idea: The other we conceive under the general notion of pleasure; and it is certain, that the more general and universal any of our ideas are, the less influence they have upon the imagination. A general idea, though it be nothing but a particular one considered in a certain view, is commonly more obscure; and that because no particular idea, by which we represent a general one, is ever fixed or determinate, but may easily be changed for other particular ones, which will serve equally in the representation. | Un placer que nos es conocido nos afecta más que algún otro que concedemos es superior, pero de cuya naturaleza somos totalmente ignorantes. Del uno podemos formarnos una idea particular y determinada; concebimos al otro bajo la noción general de placer, y es cierto que las ideas más generales y universales son las que menos influencia tienen sobre la imaginación. Una idea general, aunque no es más que una idea particular considerada desde un cierto punto de vista, es comúnmente más obscura, y esto porque la idea particular por la que representamos una general no se halla fijada ni determinada, sino que fácilmente puede ser cambiada por otras ideas particulares que servirán igualmente para la representación. |
There is a noted passage in the history of Greece, which may serve for our present purpose. Themistocles told the Athenians, that he had formed a design, which would be highly useful to the public, but which it was impossible for him to communicate to them without ruining the execution, since its success depended entirely on the secrecy with which it should be conducted. The Athenians, instead of granting him full power to act as he thought fitting, ordered him to communicate his design to Aristides, in whose prudence they had an entire confidence, and whose opinion they were resolved blindly to submit to. The design of Themistocles was secretly to set fire to the fleet of all the Grecian commonwealths, which was assembled in a neighbouring port, and which being once destroyed would give the Athenians the empire of the sea without any rival Aristides returned to the assembly, and told them, that nothing coued be more advantageous than the design of Themistocles but at the same time that nothing coued be more unjust: Upon which the people unanimously rejected the project. | Hay un famoso episodio de la historia de Grecia que puede servir para nuestro presente propósito. Temístocles dijo a los atenienses que había concebido un designio que sería muy útil para el bien público; pero que le era imposible comunicárselo sin hacer fracasar su ejecución, pues el éxito dependía tan sólo del secreto con que fuese llevado a cabo. Los atenienses, en lugar de concederle plenos poderes para obrar como le pareciera conveniente, le ordenaron que comunicase su plan a Arístides, en cuya prudencia tenían entera confianza y a cuya opinión estaban resueltos a someterse ciegamente. El plan de Temístocles era el de incendiar secretamente la flota de todos los estados griegos, que se hallaba reunida en un puerto vecino, y la cual una vez destruida hubiera concedido a los atenienses la supremacía, sin rival alguno, en el mar. Arístides volvió a la asamblea y narró que nada sería más ventajoso que el plan de Temístocles, pero que al mismo tiempo nada sería más injusto, en vista de lo cual el pueblo unánimemente rechazó el proyecto. |
A late celebrated historian [Mons. Rollin {Charles Rollin, HISTOIRE ANCIENNE.(Paris 1730-38)}.] admires this passage of antient history, as one of the most singular that is any where to be met. | Un historiador reciente admira este pasaje de la historia antigua como el más singular que pueda encontrarse en alguna parte. |
"Here," says he, "they are not philosophers, to whom it is easy in their schools to establish the finest maxims and most sublime rules of morality, who decide that interest ought never to prevail above justice. It is a whole people interested in the proposal which is made to them, who consider it as of importance to the public good, and who notwithstanding reject it unanimously, and without hesitation, merely because it is contrary to justice." | «Aquí -dice- no son los filósofos, a quienes es fácil en sus escuelas establecer las más sutiles máximas y las más sublimes reglas de la moralidad, los que deciden que el interés no debe ser preferido a la justicia. Es un pueblo entero interesado en la proposición que se le hace -y que considera como de importancia para el bien público-, quien, sin embargo, la rechaza unánimemente, sin vacilación alguna, porque es contraria a la justicia.» |
For my part I see nothing so extraordinary in this proceeding of the Athenians. The same reasons, which render it so easy for philosophers to establish these sublime maxims, tend, in part, to diminish the merit of such a conduct in that people. Philosophers never ballance betwixt profit and honesty, because their decisions are general, and neither their passions nor imaginations are interested in the objects. And though in the present case the advantage was immediate to the Athenians, yet as it was known only under the general notion of advantage, without being conceived by any particular idea, it must have had a less considerable influence on their imaginations, and have been a less violent temptation, than if they had been acquainted with all its circumstances: Otherwise it is difficult to conceive, that a whole people, unjust and violent as men commonly are, should so unanimously have adhered to justice, and rejected any considerable advantage. | Por mi parte no veo nada tan extraordinario en este proceder de los atenienses. Las mismas razones que hacen tan fácil para los filósofos establecer aquellas máximas sublimes tienden, en parte, a disminuir el mérito de una conducta tal de un pueblo. Los filósofos jamás eligen entre provecho y honradez, porque sus decisiones son generales y ni sus pasiones ni su imaginación se hallan interesadas en los objetos. Aunque en el presente caso la ventaja era inmediatamente para los atenienses, como ésta era conocida tan sólo por una idea general de ventaja, sin ser concebida por una idea particular, debía tener una influencia menos considerable sobre la imaginación y provocar una tentación menos violenta que si hubieran sido conocidas todas sus circunstancias; de otro modo sería diflcil de concebir cómo un pueblo entero injusto y violento, como lo son comúnmente los hombres, se hubiera adherido a la justicia y hubiera rechazado un considerable provecho. |
Any satisfaction, which we lately enjoyed, and of which the memory is fresh and recent, operates on the will with more violence, than another of which the traces are decayed, and almost obliterated. From whence does this proceed, but that the memory in the first case assists the fancy and gives an additional force and vigour to its conceptions? The image of the past pleasure being strong and violent, bestows these qualities on the idea of the future pleasure, which is connected with it by the relation of resemblance. | Una satisfacción que hemos experimentado hace poco, y de la cual tenemos un recuerdo fresco y reciente, actúa con más violencia sobre la voluntad que otra cuyas huellas se hayan debilitado y casi borrado. ¿De dónde procede esto más que de que la memoria, en el primer caso, ayuda a la fantasía y concede una fuerza y vigor adicional a sus concepciones? La imagen del placer pasado, por ser fuerte y violenta concede estas cualidades a la idea del placer futuro, que se halla enlazado con ella por una relación de semejanza. |
A pleasure, which is suitable to the way of life, in which we are engaged, excites more our desires and appetites than another, which is foreign to it. This phaenomenon may be explained from the same principle. | Un placer que es conforme al género de vida en que hemos entrado excita más nuestros deseos y apetitos que otro extraño a él. Este fenómeno puede ser explicado por el mismo principio. |
Nothing is more capable of infusing any passion into the mind, than eloquence, by which objects are represented in their strongest and most lively colours. We may of ourselves acknowledge, that such an object is valuable, and such another odious; but until an orator excites the imagination, and gives force to these ideas, they may have but a feeble influence either on the will or the affections. | Nada es más capaz de producir una pasión en el espíritu que la elocuencia, por la que los objetos de aquélla se pintan con sus colores más intensos y vivos. Podemos reconocer por nosotros mismos que un objeto determinado es válido y otro odioso; pero hasta que el orador excita la imaginación y les da fuerza, estas ideas pueden tener tan sólo una influencia débil sobre la voluntad o las afecciones. |
But eloquence is not always necessary. The bare opinion of another, especially when inforced with passion, will cause an idea of good or evil to have an influence upon us, which would otherwise have been entirely neglected. This proceeds from the principle of sympathy or communication; and sympathy, as I have already observed, is nothing but the conversion of an idea into an impression by the force of imagination. | La elocuencia no es siempre necesaria. La simple opinión de otra persona, especialmente cuando está reforzada por la pasión, producirá una idea del bien o el mal que influya sobre nosotros, y que de otro modo sería totalmente olvidada. Esto pro cede del principio de la simpatía o comunicación y la simpatía no es, como yo he hecho observar, más que la conversión de una idea en una impresión por la fuerza de la imaginación. |
It is remarkable, that lively passions commonly attend a lively imagination. In this respect, as well as others, the force of the passion depends as much on the temper of the person, as the nature or situation of the object. | Es notable que las pasiones vivaces generalmente acompañan a una imaginación vivaz. En este respecto, lo mismo que en otros, la fuerza de la pasión depende tanto del temperamento de la persona como de la situación del objeto. |
I have already observed, that belief is nothing but a lively idea related to a present impression. This vivacity is a requisite circumstance to the exciting all our passions, the calm as well as the violent; nor has a mere fiction of the imagination any considerable influence upon either of them. It is too weak to take hold of the mind, or be attended with emotion. | Yo he hecho observar ya que la creencia no es más que una idea vivaz relacionada con una impresión presente. Esta vivacidad es la circunstancia requerida para excitar todas nuestras pasiones, tanto las tranquilas como las violentas; no tiene una mera ficción de la imaginación, ningún influjo considerable sobre las dos clases de pasiones, pues es demasiado débil para interesar al espíritu o ir acompañada de emoción.
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SECT. VII OF CONTIGUITY AND DISTANCE IN SPACE AND TIME | Sección VII De la contigÜidad y distancia en espacio y tiempo. |
There is an easy reason, why every thing contiguous to us, either in space or time, should be conceived with a peculiar force and vivacity, and excel every other object, in its influence on the imagination. Ourself is intimately present to us, and whatever is related to self must partake of that quality. But where an object is so far removed as to have lost the advantage of this relation, why, as it is farther removed, its idea becomes still fainter and more obscure, would, perhaps, require a more particular examination. | Existe una razón clara de por qué algo que nos es contiguo en el espacio o en el tiempo debe ser concebido con una peculiar fuerza y vivacidad y sobrepujar a todo otro objeto en cuanto a su influencia sobre la imaginación. Nuestro yo nos es íntima mente presente, y todo lo que se halla relacionado con el yo debe participar de esta propiedad. Pero cuando un objeto se halla tan lejos que ha perdido la ventaja de esta relación, porque cuanto más lejos se halla su idea se hace más débil y obscura, requerirá de un examen más particular. |
It is obvious, that the imagination can never totally forget the points of space and time, in which we are existent; but receives such frequent advertisements of them from the passions and senses, that however it may turn its attention to foreign and remote objects, it is necessitated every moment to reflect on the present. IOt is also remarkable, that in the conception of those objects, which we regard as real and existent, we take them in their proper order and situation, and never leap from one object to another, which is distant from it, without running over, at least in a cursory manner, all those objects, which are interposed betwixt them. When we reflect, therefore, on any object distant from ourselves, we are obliged not only to reach it at first by passing through all the intermediate space betwixt ourselves and the object, but also to renew our progress every moment; being every moment recalled to the consideration of ourselves and our present situation. It is easily conceived, that this interruption must weaken the idea by breaking the action of the mind, and hindering the conception from being so intense and continued, as when we reflect on a nearer object. The fewer steps we make to arrive at the object, and the smoother the road is, this diminution of vivacity is less sensibly felt, but still may be observed more or less in proportion to the degrees of distance and difficulty. | Es claro que la imaginación no puede olvidar totalmente los puntos del espacio y el tiempo, en los cuales existimos, sino que recibe frecuentes advertencias referentes a ellos por parte de las pasiones y sentidos; de modo que aunque dirija su atención a objetos extraños y remotos se ve obligada en cada momento a reflexionar sobre el presente. Es notable que al concebir los objetos que consideramos como reales y existentes los tomamos en su propio orden y situación y no pasamos jamás de uno a otro que esté distante de él sin recorrer, al menos rápidamente, todos los objetos que se hallan interpuestos entre ellos. Cuando reflexionamos, por consiguiente, sobre un objeto distante de nosotros, no sólo nos hallamos obligados a buscarle en un principio pasando a través de todos los espacios intermedios entre nosotros y el objeto, sino que debemos renovar este progreso en cada momento, siendo en cada instante llevados a considerarnos a nosotros mismos y a nuestra presente situación. Se concibe fácilmente que esta interrupción debe debilitar la idea interrumpiendo la acción del espíritu e impidiendo que la concepción sea tan intensa y continua como cuando reflexionamos sobre objetos más próximos. Cuantos menos pasos hay que dar para llegar al objeto y cuanto más fácil es el camino menos se siente esta disminución de la vivacidad; pero puede ser aún observada, en mayor o menor proporción, cuando existen grados más elevados de distancia y dificultad. |
Here then we are to consider two kinds of objects, the contiguous and remote; of which the former, by means of their relation to ourselves, approach an impression in force and vivacity; the latter by reason of the interruption in our manner of conceiving them, appear in a weaker and more imperfect light. This is their effect on the imagination. If my reasoning be just, they must have a proportionable effect on the will and passions. Contiguous objects must have an influence much superior to the distant and remote. Accordingly we find in common life, that men are principally concerned about those objects, which are not much removed either in space or time, enjoying the present, and leaving what is afar off to the care of chance and fortune. Talk to a man of his condition thirty years hence, and he will not regard you. Speak of what is to happen tomorrow, and he will lend you attention. The breaking of a mirror gives us more concern when at home, than the burning of a house, when abroad, and some hundred leagues distant. | Debemos considerar aquí dos géneros de objetos, los contiguos y los remotos, los primeros de los cuales, mediante su relación con nosotros mismos, se aproximan a una impresión en fuerza y vivacidad; los últimos, por razón de la interrupción en nuestra manera de concebirlos, aparecen más débiles e imperfectos. Este es su efecto sobre la imaginación. Si mi razonamiento es exacto, deben tener un efecto proporcional sobre la voluntad y las pasiones. Los objetos contiguos deben tener una influencia muy superior a la de los distantes y remotos. De acuerdo con esto hallamos en la vida corriente que los hombres se interesan principalmente por los objetos que no se hallan muy remotos en el espacio o en el tiempo, gozando del presente y abandonando lo que está lejos al azar y la fortuna. Hablad a un hombre de su condición dentro de treinta años, y no os hará caso; habladle de lo que sucederá mañana, y os prestará su atención. La rotura de un espejo nos interesa más cuando sucede en nuestra casa que el incendio de una casa cuando tiene lugar a algunas leguas de distancia. |
But farther; though distance both in space and time has a considerable effect on the imagination, and by that means on the will and passions, yet the consequence of a removal in space are much inferior to those of a removal in time. Twenty years are certainly but a small distance of time in comparison of what history and even the memory of some may inform them of, and yet I doubt if a thousand leagues, or even the greatest distance of place this globe can admit of, will so remarkably weaken our ideas, and diminish our passions. A West-Indian merchant will tell you, that he is not without concern about what passes in Jamaica; though few extend their views so far into futurity, as to dread very remote accidents. | Además, aunque la distancia, tanto en el espacio como en el tiempo, tiene un efecto considerable sobre la imaginación, y mediante ésta sobre la voluntad y las pasiones, las consecuencias de la distancia en el espacio son muy inferiores a las de la distancia en el tiempo. Veinte años son ciertamente una pequeña distancia de tiempo en comparación con lo que la historia o aun la memoria de los hombres puede decirnos, y, sin embargo, dudo que mil leguas o la mayor distancia en el espacio que puede presentarnos la tierra debilite nuestras ideas y disminuya nuestras pasiones de un modo tan notable. Un comerciante de las Indias Occidentales os dirá que no carece de interés por lo que pasa en Jamaica, aunque pocos dirigen su atención tan lejos en el futuro que teman accidentes muy remotos. |
The cause of this phaenomenon must evidently lie in the different properties of space and time. Without having recourse to metaphysics, any one may easily observe, that space or extension consists of a number of co-existent parts disposed in a certain order, and capable of being at once present to the sight or feeling. On the contrary, time or succession, though it consists likewise of parts, never presents to us more than one at once; nor is it possible for any two of them ever to be co-existent. These qualities of the objects have a suitable effect on the imagination. The parts of extension being susceptible of an union to the senses, acquire an union in the fancy; and as the appearance of one part excludes not another, the transition or passage of the thought through the contiguous parts is by that means rendered more smooth and easy. On the other hand, the incompatibility of the parts of time in their real existence separates them in the imagination, and makes it more difficult for that faculty to trace any long succession or series of events. Every part must appear single and alone, nor can regularly have entrance into the fancy without banishing what is supposed to have been immediately precedent. By this means any distance in time causes a greater interruption in the thought than an equal distance in space, and consequently weakens more considerably the idea, and consequently the passions; which depend in a great measure, on the imagination, according to my system. | La causa de este fenómeno debe radicar en las diferentes propiedades del espacio y del tiempo. Sin necesidad de recurrir a la metafisica, todo el mundo puede observar fácilmente que el espacio o la extensión consiste en un número de partes coexistentes dispuestas en cierto orden y capaces de estar presentes al mismo tiempo a la vista o el tacto. Por el contrario, el tiempo o la sucesión, aunque consiste igualmente en partes, no nos presenta más que una de ellas cada vez y nunca dos de ellas pueden ser coexistentes. Estas cualidades de los objetos tienen un efecto correspondiente sobre la imaginación. Las partes de la extensión, siendo susceptibles de una unión en los sentidos, adquieren 252 una unión en la fantasía, y como la presentación de una parte no excluye la de otra, la transición o paso del pensamiento a través de las partes contiguas se hace por este medio más sencillo y fácil. Por otro lado, la incompatibilidad de las partes del tiempo, en su existencia real, las separa en la imaginación y hace más difícil para esta facultad el seguir una larga sucesión de series de sucesos. Cada parte debe presentarse separada y sola y no puede de un modo regular entrar en la fantasía sin expulsar de ella la que se supone que la precedía inmediatamente. Por esto una distancia en el tiempo causa una mayor interrupción en el pensamiento que una distancia igual en el espacio; por consiguiente, debilita más considerablemente una idea y, en consecuencia, las pasiones que dependen en gran medida de la imaginación, según mi sistema. |
There is another phaenomenon of a like nature with the foregoing, viz, the superior effects of the same distance in futurity above that in the past. This difference with respect to the will is easily accounted for. As none of our actions can alter the past, it is not strange it should never determine the will. But with respect to the passions the question is yet entire, and well worth the examining. | Existe otro fenómeno de igual naturaleza que el precedente, a saber: los efectos superiores de la misma distancia en el futuro que en el pasado. Esta diferencia con respecto a la voluntad será fácilmente explicada. Como ninguna de nuestras acciones puede alterar el pasado, no es extraño que no determine éste la voluntad; pero con respecto a las pasiones, la cuestión queda intacta y es merecedora de que se examine. |
Besides the propensity to a gradual progression through the points of space and time, we have another peculiarity in our method of thinking, which concurs in producing this phaenomenon. We always follow the succession of time in placing our ideas, and from the consideration of any object pass more easily to that, which follows immediately after it, than to that which went before it. We may learn this, among other instances, from the order, which is always observed in historical narrations. Nothing but an absolute necessity can oblige an historian to break the order of time, and in his narration give the precedence to an event, which was in reality posterior to another. | Además de la inclinación a una progresión gradual a través de los puntos del espacio y el tiempo, poseemos otra particularidad en nuestro modo de pensar que concurre a producir este fenómeno, Seguimos siempre la sucesión del tiempo en la disposición de nuestras ideas y pasamos más fácilmente al que le sigue inmediatamente que al que le precede. Podemos concluir esto, entre otros casos, del orden que se observa siempre en las narraciones históricas. Sólo una necesidad absoluta puede obligar al historiador a romper el orden cronológico y dar la precedencia en su narración a un suceso que en realidad fue posterior a otro. |
This will easily be applied to the question in hand, if we reflect on what I have before observed, that the present situation of the person is always that of the imagination, and that it is from thence we proceed to the conception of any distant object. When the object is past, the progression of the thought in passing to it from the present is contrary to nature, as proceeding from one point of time to that which is preceding, and from that to another preceding, in opposition to the natural course of the succession. On the other hand, when we turn our thought to a future object, our fancy flows along the stream of time, and arrives at the object by an order, which seems most natural, passing always from one point of time to that which is immediately posterior to it. This easy progression of ideas favours the imagination, and makes it conceive its object in a stronger and fuller light, than when we are continually opposed in our passage, and are obliged to overcome the difficulties arising from the natural propensity of the fancy. A small degree of distance in the past has, therefore, a greater effect, in interupting and weakening the conception, than a much greater in the future. From this effect of it on the imagination is derived its influence on the will and passions. | Esto se aplicará fácilmente a la presente cuestión si reflexionamos sobre lo que he hecho observar antes, a saber: que la situación presente de una persona es siempre la que corresponde a la imaginación y que desde aquí avanzamos hacia la concepción de un objeto distante. Cuando el objeto pertenece al pasado, la progresión del pensamiento para llegar a él desde el presente es contraria a la naturaleza y va de un punto del tiempo a otro que le precede y de éste a otro precedente, en oposición al curso natural de la sucesión. Por otra parte, cuando dirigimos nuestro pensamiento a un objeto futuro, nuestra fantasía fluye a lo largo de la corriente del tiempo y llega al objeto en un orden que parece más natural, pasando siempre de un punto del tiempo a lo que le es inmediatamente posterior. La fácil progresión de las ideas favorece la imaginación y la hace concebir su objeto de un modo más intenso y pleno que cuando algo se opone constantemente a nuestro paso y nos hallamos obligados a salvar las dificultades que surgen de la inclinación natural de nuestra fantasía. Un grado pequeño de distancia en el pasado tiene, por consiguiente, un efecto mayor, interrumpiendo y debilitando nuestra concepción, que uno mucho más grande en el futuro. De este efecto sobre la imaginación se deriva su influencia sobre la voluntad y las pasiones. |
There is another cause, which both contributes to the same effect, and proceeds from the same quality of the fancy, by which we are determined to trace the succession of time by a similar succession of ideas. When from the present instant we consider two points of time equally distant in the future and in the past, it is evident, that, abstractedly considered, their relation to the present is almost equal. For as the future will sometime be present, so the past was once present. If we coued, therefore, remove this quality of the imagination, an equal distance in the past and in the future, would have a similar influence. Nor is this only true, when the fancy remains fixed, and from the present instant surveys the future and the past; but also when it changes its situation, and places us in different periods of time. For as on the one hand, in supposing ourselves existent in a point of time interposed betwixt the present instant and the future object, we find the future object approach to us, and the past retire, and become more distant: so on the other hand, in supposing ourselves existent in a point of time interposed betwixt the present and the past, the past approaches to us, and the future becomes more distant. But from the property of the fancy above-mentioned we rather chuse to fix our thought on the point of time interposed betwixt the present and the future, than on that betwixt the present and the past. We advance, rather than retard our existence; and following what seems the natural succession of time, proceed from past to present, and from present to future. By which means we conceive the future as flowing every moment nearer us, and the past as retiring. An equal distance, therefore, in the past and in the future, has not the same effect on the imagination; and that because we consider the one as continually encreasing, and the other as continually diminishing. The fancy anticipates the course of things, and surveys the object in that condition, to which it tends, as well as in that, which is regarded as the present. | Existe otra causa que también contribuye al mismo efecto, y procede también de la propiedad de la fantasía por la que somos determinados a seguir la sucesión del tiempo por una sucesión similar de las ideas. Cuando desde el momento presente consideramos dos puntos del tiempo igualmente distantes en el futuro y en el pasado, es evidente que, abstractamente considerada, su relación con el presente es casi igual, pues del mismo modo que el futuro será alguna vez presente, el pasado fue una vez presente. Por consiguiente, si podemos suprimir esta propiedad de la imaginación, una distancia igual en el pasado y en el futuro tendrá igual influencia. No sólo es esto cierto cuando la fantasía permanece fija y desde el momento presente inspecciona el pasado y el futuro, sino también cuando cambia de situación y nos coloca en diferentes períodos de tiempo. Pues del mismo modo que, por una parte, suponiéndonos existentes en un punto del tiempo interpuesto entre el instante presente y el objeto futuro hallamos que el objeto futuro se nos aproxima y el pasado se aparta y se hace más distante, suponiéndonos, por otra, existentes en un punto de tiempo interpuesto entre el presente y el pasado el pasado se nos aproxima y el futuro se hace más distante. Pero, según la propiedad arriba mencionada de la fantasía, escogemos más bien el fijar nuestro pensamiento en un punto de tiempo interpuesto entre el presente y el futuro que en uno colocado entre el presente y el pasado. Más bien avanzamos que retardamos nuestra existencia, y, siguiendo lo que parece la sucesión natural del tiempo, procedemos del pasado al presente y del presente al futuro, por lo que concebimos el futuro como aproximándose cada momento más a nosotros y el pasado como apartándose. Una distancia igual, por consiguiente, en el pasado y el futuro no posee el mismo efecto sobre la imaginación, y esto porque consideramos a la una como continuamente aumentando y a la otra como continuamente disminuyendo. La fantasía anticipa el curso de las cosas y considera al objeto en la condición hacia la cual tiende y también en la que se estima como presente.
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SECT. VIII THE SAME SUBJECT CONTINUED | Sección VIII Continuación del misino asunto. |
Thus we have accounted for three phaenomena, which seem pretty remarkable. Why distance weakens the conception and passion: Why distance in time has a greater effect than that in space: And why distance in past time has still a greater effect than that in future. We must now consider three phaenomena, which seem to be, in a manner, the reverse of these: Why a very great distance encreases our esteem and admiration for an object; Why such a distance in time encreases it more than that in space: And a distance in past time more than that in future. The curiousness of the subject will, I hope, excuse my dwelling on it for some time. | Así, hemos explicado tres fenómenos que parecían muy notables: por qué la distancia debilita la concepción y la pasión, por qué la distancia en el tiempo tiene un mayor efecto que en el espacio, y por qué la distancia en el tiempo pasado tiene aún mayor efecto que en el futuro. Debemos ahora considerar tres fenómenos que parecen ser en cierto modo el reverso de éstos: por qué una gran distancia aumenta nuestra estima y admiración por un objeto, por qué una distancia tal la aumenta más en el tiempo que en el espacio y una distancia en el tiempo pasado más que en el futuro. La curiosidad del asunto espero que me excusará de detenerme por algún tiempo en él. |
To begin with the first phaenomenon, why a great distance encreases our esteem and admiration for an object; it is evident that the mere view and contemplation of any greatness, whether successive or extended, enlarges the soul, and give it a sensible delight and pleasure. A wide plain, the ocean, eternity, a succession of several ages; all these are entertaining objects, and excel every thing, however beautiful, which accompanies not its beauty with a suitable greatness. Now when any very distant object is presented to the imagination, we naturally reflect on the interposed distance, and by that means, conceiving something great and magnificent, receive the usual satisfaction. But as the fancy passes easily from one idea to another related to it, and transports to the second all the passions excited by the first, the admiration, which is directed to the distance, naturally diffuses itself over the distant object. Accordingly we find, that it is not necessary the object should be actually distant from us, in order to cause our admiration; but that it is sufficient, if, by the natural association of ideas, it conveys our view to any considerable distance. A great traveller, though in the same chamber, will pass for a very extraordinary person; as a Greek medal, even in our cabinet, is always esteemed a valuable curiosity. Here the object, by a natural transition, conveys our views to the distance; and the admiration, which arises from that distance, by another natural transition, returns back to the object. | Para comenzar con el primer fenómeno, de por qué una gran distancia aumenta nuestra admiración por un objeto, es evidente la mera vista o contemplación de la grandeza; ya sea en la sucesión o en la extensión, eleva nuestra alma y nos proporciona un sensible deleite y placer. Una amplia llanura, el océano, la eternidad, la sucesión de varias edades, son objetos agradables y sobrepujan a los que, aunque bellos, no acompañan su belleza de una grandeza apropiada. Ahora bien: cuando un objeto muy distante se presenta a la imaginación, reflexionamos, naturalmente, sobre la distancia interpuesta entre él y nosotros, y concibiendo por este medio algo grande y magnífico, experimentamos la satisfacción que le es usual. Como la fantasía pasa fácilmente de una idea a otra relacionada con ella y transporta a la segunda todas las pasiones despertadas por la primera, la admiración que se dirige a la distancia se difunde naturalmente sobre los objetos distantes. Según esto, hallamos que no es necesario que el objeto esté actualmente lejos de nosotros para producir nuestra admiración, sino que es suficiente que por una natural asociación de ideas lleve nuestra atención a una considerable distancia. Un gran viajero, aun en nuestra misma habitación, pasará por una persona extraordinaria, del mismo modo que una medalla griega, aun en nuestro gabinete, se estima siempre como 254 una curiosidad valuable. Aquí el objeto, por una transición natural, lleva nuestra atención a la distancia, y la admiración que surge de la distancia, por otra transición natural, recae sobre el objeto. |
But though every great distance produces an admiration for the distant object, a distance in time has a more considerable effect than that in space. Antient busts and inscriptions are more valued than Japan tables: And not to mention the Greeks and Romans, it is certain we regard with more veneration the old Chaldeans and Egyptians, than the modern Chinese and Persians, and bestow more fruitless pains to dear up the history and chronology of the former, than it would cost us to make a voyage, and be certainly informed of the character, learning and government of the latter. I shall be obliged to make a digression in order to explain this phaenomenon. | Sin embargo, aunque toda gran distancia produce una admiración por el objeto distante, una distancia en el tiempo tiene una influencia más considerable que en el espacio. Los bustos y las inscripciones antiguas son más estimados que las pinturas japonesas, y, para no mencionar a los griegos y romanos, es cierto que consideramos con más veneración a los antiguos caldeos y egipcios que a los modernos chinos y persas y empleamos más trabajo infructuoso en aclarar la historia y cronología de los primeros que nos costaría hacer un viaje e informarnos del carácter, ciencia y gobierno de los últimos. Me veo obligado a hacer una digresión para explicar este fenómeno. |
It is a quality very observable in human nature, that any opposition, which does not entirely discourage and intimidate us, has rather a contrary effect, and inspires us with a more than ordinary grandeur and magnanimity. In collecting our force to overcome the opposition, we invigorate the soul, and give it an elevation with which otherwise it would never have been acquainted. Compliance, by rendering our strength useless, makes us insensible of it: but opposition awakens and employs it. | Es una cualidad fácil de observar en la naturaleza humana que una oposición que no nos desanima e intimida enteramente tiene más bien el efecto contrario y nos inspira una grandeza y magnanimidad más que ordinaria. Reuniendo nuestras fuer zas para vencer la oposición vigorizamos nuestra alma y le concedemos una elevación que de otro modo no habría adquirido jamás. La docilidad, haciendo inútil nuestra fuerza, nos hace insensibles a ella, pero la oposición la despierta y la emplea. |
This is also true in the universe. Opposition not only enlarges the soul; but the soul, when full of courage and magnanimity, in a manner seeks opposition. | Esto es también cierto en la recíproca. La oposición no sólo eleva el alma, sino que cuando está el alma llena de valor y magnanimidad busca en cierto modo la oposición. |
SPUMANTEMQUE DARI PECORA INTER INERTIA VOTIS OPTAT APRUM, AUT FULVUM DESCENDERE MONTE LEONEM. | Spumantemque dari pecora inter inertia votis Optat aprum, aut fulvum descendere monte leonem. |
[And, among the tamer beasts, [he] longs to be granted, in answer to his prayers, a slavering boar, or to have a tawny lion come down from the mountain.] | … |
Whatever supports and fills the passions is agreeable to us; as on the contrary, what weakens and infeebles them is uneasy. As opposition has the first effect, and facility the second, no wonder the mind, in certain dispositions, desires the former, and is averse to the latter. | Todo lo que mantiene y nutre las pasiones nos es agradable, lo mismo que, por el contrario, lo que las debilita y atenúa es desagradable. Como la oposición tiene el primer efecto y la facilidad el contrario, no es de maravillar que el espíritu, en ciertos estados, desee la primera y se oponga a la segunda. |
These principles have an effect on the imagination as well as on the passions. To be convinced of this we need only consider the influence of heights and depths on that faculty. Any great elevation of place communicates a kind of pride or sublimity of imagination, and gives a fancyed superiority over those that lie below; and, vice versa, a sublime and strong imagination conveys the idea of ascent and elevation. Hence it proceeds, that we associate, in a manner, the idea of whatever is good with that of height, and evil with lowness. Heaven is supposed to be above, and hell below. A noble genius is called an elevate and sublime one. ATQUE UDAM SPERNIT HUMUM FUGIENTE PENNA. [Spurns the dank soil in winged flight.] On the contrary, a vulgar and trivial conception is stiled indifferently low or mean. Prosperity is denominated ascent, and adversity descent. Kings and princes are supposed to be placed at the top of human affairs; as peasants and day-labourers are said to be in the lowest stations. These methods of thinking, and of expressing ourselves, are not of so little consequence as they may appear at first sight. | Estos principios tienen un efecto sobre la imaginación lo mismo que sobre las pasiones. Para convencernos de esto sólo necesitamos considerar la influencia de la altura y la profundidad sobre esta facultad. Una gran elevación de lugar produce una especie de sublimidad a la imaginación y da una fingida superioridad sobre los que están más abajo, y, por el contrario, una imaginación sublime y potente sugiere la idea de ascenso y elevación. De aquí procede que asociamos, en cierto modo, la idea de lo que es bueno con la de lo alto y el mal con la bajeza. El cielo se supone que está arriba y el infierno abajo. A un genio noble se le llama elevado y sublime. Atque udam spernit humum fugiente penna. Por el contrario, una concepción vulgar y trivial es llamada indiferentemente baja o mediocre. Se llama a la prosperidad ascenso y a la adversidad caída. Los reyes y los príncipes se supone que se hallan colocados en la cumbre de los negocios humanos, de igual modo que de los aldeanos y los jornaleros se dice que se hallan en el más bajo estado. Estos modos de pensar y de expresarnos no son de tan poca consecuencia como puede parecer a primera vista. |
It is evident to common sense, as well as philosophy, that there is no natural nor essential difference betwixt high and low, and that this distinction arises only from the gravitation of matter, which produces a motion from the one to the other. The very same direction, which in this part of the globe is called ascent, is denominated descent in our antipodes; which can proceed from nothing but the contrary tendency of bodies. Now it is certain, that the tendency of bodies, continually operating upon our senses, must produce, from custom, a like tendency in the fancy, and that when we consider any object situated in an ascent, the idea of its weight gives us a propensity to transport it from the place, in which it is situated, to the place immediately below it, and so on, until we come to the ground, which equally stops the body and our imagination. For a like reason we feel a difficulty in mounting, and pass not without a kind of reluctance from the inferior to that which is situated above it; as if our ideas acquired a kind of gravity from their objects. As a proof of this, do we not find, that the facility, which is so much studyed in music and poetry, is called the fail or cadency of the harmony or period; the idea of facility communicating to us that of descent, in the same manner as descent produces a facility? | Es evidente, para el sentido común lo mismo que para la filosofia, que no existe diferencia esencial ni natural entre alto y bajo y que esta distinción surge tan sólo de la gravitación de la materia que produce un movimiento desde un término al otro. La misma dirección que en nuestra parte del globo se llama ascendente se denomina descendente en nuestros antípodas, lo que no puede proceder más que de la contraria tendencia de los cuerpos. Ahora bien: es cierto que la tendencia de los cuerpos operando continuamente sobre nuestros sentidos debe producir por el hábito una tendencia igual en la fantasía, y que cuando consideramos un objeto situado en una elevación la idea de su peso nos produce una tendencia a transportarle del lugar en que se halla colocado al lugar inmediatamente inferior, y asi sucesivamente hasta que lleguemos al suelo, lo que detiene al mismo tiempo al cuerpo y a nuestra imaginación. Por análoga razón sentimos una dificultad en el ascenso y no pasamos sin una especie de repugnancia de lo inferior a lo que está situado más arriba, como si nuestras ideas adquirieran una especie de gravedad, tomada de sus objetos. ¿No es una prueba de esto que la facilidad, tan buscada en la música y la poesía, se llame la caída o cadencia de la armonía o período, sugiriendo la idea de la facilidad la de descenso, del mismo modo que el descenso produce facilidad? |
Since the imagination, therefore, in running from low to high, finds an opposition in its internal qualities and principles, and since the soul, when elevated with joy and courage, in a manner seeks opposition, and throws itself with alacrity into any scene of thought or action, where its courage meets with matter to nourish and employ it; it follows, that everything, which invigorates and inlivens the soul, whether by touching the passions or imagination naturally conveys to the fancy this inclination for ascent, and determines it to run against the natural stream of its thoughts and conceptions. This aspiring progress of the imagination suits the present disposition of the mind; and the difficulty, instead of extinguishing its vigour and alacrity, has the contrary affect, of sustaining and encreasing it. Virtue, genius, power, and riches are for this reason associated with height and sublimity; as poverty, slavery, and folly are conjoined with descent and lowness. Were the case the same with us as Milton represents it to be with the angels, to whom descent is adverse, and who cannot sink without labour and compulsion, this order of things would be entirely inverted; as appears hence, that the very nature of ascent and descent is derived from the difficulty and propensity, and consequently every one of their effects proceeds from that origin. | Puesto que la imaginación, por consiguiente, al pasar de lo bajo a lo alto encuentra una oposición en sus propiedades y principios internos, y puesto que el alma cuando se halla elevada con alegría y valor busca en cierto modo la posesión y camina con presteza por sí misma hacia una escena de pensamiento o acción donde su valor encuentre una materia para alimentarse y emplearse, resulta que todo lo que vigoriza y exalta nuestra alma, ya excitando las pasiones o la imaginación, concede a la fantasía esta tendencia al ascenso y la determina a caminar en contra de la corriente natural de sus pensamientos y concepciones. Este progreso ascendente de la imaginación produce la disposición presente del espíritu, y la dificultad, en lugar de extinguir su vigor y presteza, tiene el efecto contrario, manteniéndolo y aumentándolo. La virtud, el genio, el poder y las riquezas se asocian por esta razón con la elevación y la sublimidad, del mismo modo que la pobreza, esclavitud y estupidez se unen con el descenso y la bajeza. Si sucediese con nosotros lo mismo que dice Milton que sucede con los ángeles, para quienes el descenso es adverso y que no pueden descender sin trabajo e impulso, el anterior orden de cosas cambiaría totalmente; de donde se ve que la verdadera naturaleza del ascenso y descenso se deriva de la dificultad y tendencia antedichas, y que, por consecuencia, cada uno de sus efectos procede de este origen. |
All this is easily applied to the present question, why a considerable distance in time produces a greater veneration for the distant objects than a like removal in space. The imagination moves with more difficulty in passing from one portion of time to another, than in a transition through the parts of space; and that because space or extension appears united to our senses, while time or succession is always broken and divided. This difficulty, when joined with a small distance, interrupts and weakens the fancy: But has a contrary effect in a great removal. The mind, elevated by the vastness of its object, is still farther elevated by the difficulty of the conception; and being obliged every moment to renew its efforts in the transition from one part of time to another, feels a more vigorous and sublime disposition, than in a transition through the parts of space, where the ideas flow along with easiness and facility. In this disposition, the imagination, passing, as is usual, from the consideration of the distance to the view of the distant objects, gives us a proportionable veneration for it; and this is the reason why all the relicts of antiquity are so precious in our eyes, and appear more valuable than what is brought even from the remotest parts of the world. | Todo esto se aplica fácilmente a la presente cuestión de por qué una distancia considerable en el tiempo produce una mayor veneración con respecto a los objetos distantes que una distancia igual en el espacio. La imaginación se mueve con mayor dificultad al pasar de un momento del tiempo a otro que en su transición a través de las partes del espacio, y esto porque el espacio o extensión aparece unido para nuestros sentidos, mientras que el tiempo o sucesión se halla siempre interrumpido y dividido. Esta dificultad, cuando va unida a una pequeña distancia interrumpe y debilita la fantasía, pero tiene un efecto contrario cuando el intervalo es grande. El espíritu elevado por la amplitud de su objeto se halla aún más elevado por la dificultad de la concepción, y hallándose obligado en todo momento a renovar sus esfuerzos en la transición de un momento de tiempo a otro siente una disposición más vigorosa y sublime que en la transición a través de las partes del espacio, donde las ideas fluyen con más comodidad y facilidad. En esta disposición, la imaginación, pasando de la consideración de la distancia a la contemplación de los objetos distantes, nos proporciona una veneración correspondiente por ellos, y ésta es la razón de por qué todos los restos de la antigÜedad son tan preciosos a nuestra vista y aparecen de más valor que todo lo que pueda traerse de las partes más remotas del mundo. |
The third phaenomenon I have remarked will be a full confirmation of this. It is not every removal in time, which has the effect of producing veneration and esteem. We are not apt to imagine our posterity will excel us, or equal our ancestors. This phaenomenon is the more remarkable, because any distance in futurity weakens not our ideas so much as an equal removal in the past. Though a removal in the past, when very great, encreases our passions beyond a like removal in the future, yet a small removal has a greater influence in diminishing them. | El tercer fenómeno que he notado constituirá una plena confirmación de esto. No toda separación en el tiempo tiene el efecto de producir veneración y estima. No somos aptos para imaginar que nos sobrepujará nuestra posteridad o que igualará a nuestros antecesores. Este fenómeno es más notable porque una distancia en el futuro no debilita nuestras ideas tanto como una distancia igual en el pasado. Aunque una separación en el pasado, cuando es muy grande, aumenta nuestras pasiones más que una separación igual en el futuro, una separación pequeña tiene más grande influencia para disminuirla. |
In our common way of thinking we are placed in a kind of middle station betwixt the past and future; and as our imagination finds a kind of difficulty in running along the former, and a facility in following the course of the latter, the difficulty conveys the notion of ascent, and the facility of the contrary. Hence we imagine our ancestors to be, in a manner, mounted above us, and our posterity to lie below us. Our fancy arrives not at the one without effort, but easily reaches the other: Which effort weakens the conception, where the distance is small; but enlarges and elevates the imagination, when attended with a suitable object. As on the other hand, the facility assists the fancy in a small removal, but takes off from its force when it contemplates any considerable distance. | Según nuestro modo corriente de pensar, nos hallamos situados en una especie de estación intermedia entre el pasado y el futuro, y lo mismo que nuestra imaginación experimenta una especie de dificultad caminando a lo largo del primero y de facilidad siguiendo el curso del último, la dificultad sugiere la noción del ascenso y la facilidad la contraria. Por esto imaginamos que nuestros antecesores se hallan en cierto modo sobre nosotros y nuestra posteridad bajo nosotros. Nuestra fantasía no llega sin esfuerzo a la una y alcanza fácilmente la otra, esfuerzo que debilita la concepción cuando la distancia es escasa, pero que amplía y eleva la imaginación cuando va acompañada de un objeto apropiado. Por otra parte, la facilidad auxilia a la fantasía en una distancia pequeña, pero le quita fuerza cuando contempla una distancia considerable. |
It may not be improper, before we leave this subject of the will, to resume, in a few words, all that has been said concerning it, in order to set the whole more distinctly before the eyes of the reader. What we commonly understand by passion is a violent and sensible emotion of mind, when any good or evil is presented, or any object, which, by the original formation of our faculties, is fitted to excite an appetite. By reason we mean affections of the very same kind with the former; but such as operate more calmly, and cause no disorder in the temper: Which tranquillity leads us into a mistake concerning them, and causes us to regard them as conclusions only of our intellectual faculties. Both the causes and effects of these violent and calm passions are pretty variable, and depend, in a great measure, on the peculiar temper and disposition of every individual. Generally speaking, the violent passions have a more powerful influence on the will; though it is often found, that the calm ones, when corroborated by reflection, and seconded by resolution, are able to controul them in their most furious movements. What makes this whole affair more uncertain, is, that a calm passion may easily be changed into a violent one, either by a change of temper, or of the circumstances and situation of the object, as by the borrowing of force from any attendant passion, by custom, or by exciting the imagination. Upon the whole, this struggle of passion and of reason, as it is called, diversifies human life, and makes men so different not only from each other, but also from themselves in different times. Philosophy can only account for a few of the greater and more sensible events of this war; but must leave all the smaller and more delicate revolutions, as dependent on principles too fine and minute for her comprehension. | No estará de más, antes de dejar la cuestión de la voluntad, resumir en pocas palabras todo lo que se ha dicho con respecto de ella, para presentarlo en conjunto más claramente ante los ojos del lector. Lo que comúnmente se entiende por pasión es una emoción sensible y violenta del espíritu cuando se nos presenta algún bien o mal o algún objeto que por la estructura originaria de nuestras facultades es adecuado para excitar un apetito. Por razón entendemos las afecciones del mismo género que las primeras, pero que actúan de un modo más tranquilo y no causan una perturbación en el temperamento, tranquilidad que nos induce a un error con respecto a ellas y nos hace considerarlas como conclusiones tan sólo de nuestras facultades intelectuales. Tanto las causas como los efectos de estas pasiones violentas y tranquilas dependen en gran medida del temperamento y disposición peculiar de cada individuo. En general, las pasiones violentas tienen una influencia más poderosa sobre la voluntad, aunque sucede que las tranquilas, cuando son fortalecidas por la reflexión y secundadas por la resolución, son capaces de dominarla en sus más furiosos movimientos. Lo que hace todo este asunto más incierto es que una pasión tranquila puede transformarse fácilmente en una violenta por un cambio de temperamento o por las circunstancias y situación del objeto, como, por ejemplo, la apropiación de la fuerza de una pasión acompañante, el hábito o la excitación de la imaginación. En total, la lucha de pasión y razón, como se dice, diversifica la vida humana y hace no sólo a los hombres contemporáneos, sino también los de distintas épocas, tan diferentes. La filosofía puede solamente explicar algo de los más grandes y notables sucesos de esta lucha, pero debe abandonar las más pequeñas y delicadas revoluciones por depender de principios demasiado fmos y diminutos para su comprensión.
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SECT. IX OF THE DIRECT PASSIONS | Sección IX De las pasiones directas. |
It is easy to observe, that the passions, both direct and indirect, are founded on pain and pleasure, and that in order to produce an affection of any kind, it is only requisite to present some good or evil. Upon the removal of pain and pleasure there immediately follows a removal of love and hatred, pride and humility, desire and aversion, and of most of our reflective or secondary impressions. | Es fácil observar que las pasiones, tanto directas como indirectas, están fundamentadas en el dolor y el placer y que para producir una afección de cualquier género se requiere tan sólo presentar algo bueno o malo. A la supresión del dolor y placer sigue inmediatamente la desaparición del amor y odio, orgullo y humildad, deseo y aversión y de las más de nuestras impresiones reflexivas o secundarias. |
The impressions, which arise from good and evil most naturally, and with the least preparation are the direct passions of desire and aversion, grief and joy, hope and fear, along with volition. The mind by an original instinct tends to unite itself with the good, and to avoid the evil, though they be conceived merely in idea, and be considered as to exist in any future period of time. | Las impresiones que surgen del bien y el mal del modo más natural y con la menor preparación son las pasiones directas del deseo y aversión, pena y alegría, esperanza y temor, juntamente con la volición. El espíritu, por un instinto original, tiende a unirse con el bien y a evitar el mal, aunque sean concebidos meramente en idea y considerados como existentes en un período futuro del tiempo. |
But supposing that there is an immediate impression of pain or pleasure, and that arising from an object related to ourselves or others, this does not prevent the propensity or aversion, with the consequent emotions, but by concurring with certain dormant principles of the human mind, excites the new impressions of pride or humility, love or hatred. That propensity, which unites us to the object, or separates us from it, still continues to operate, but in conjunction with the indirect passions, which arise from a double relation of impressions and ideas. | Suponiendo que existe una impresión inmediata de dolor o placer y que ésta nace de un objeto relacionado con nosotros o con los otros, dicha impresión no evitará la inclinación o aversión y las emociones consecuentes, sino que, concurriendo con ciertos principios del espíritu humano, excitará las nuevas impresiones del orgullo o humildad, amor u odio. Esta inclinación que nos une con el objeto o nos separa de él continúa aún actuando, pero en unión con las pasiones indirectas que surgen de una doble relación de impresiones e ideas. |
These indirect passions, being always agreeable or uneasy, give in their turn additional force to the direct passions, and encrease our desire and aversion to the object. Thus a suit of fine cloaths produces pleasure from their beauty; and this pleasure produces the direct passions, or the impressions of volition and desire. Again, when these cloaths are considered as belonging to ourself, the double relation conveys to us the sentiment of pride, which is an indirect passion; and the pleasure, which attends that passion, returns back to the direct affections, and gives new force to our desire or volition, joy or hope. | Estas pasiones indirectas, siendo siempre agradables o desagradables, conceden a su modo una fuerza adicional a las pasiones directas y aumentan nuestro deseo y aversión hacia el objeto. Así, una serie de telas delicadas produce placer por su belleza, y este placer produce las pasiones directas o las impresiones de volición o deseo. Además, cuando estas telas se consideran como perteneciéndonos la doble relación nos sugiere el sentimiento del orgullo, que es una pasión indirecta, y el placer que acompaña a esta pasión vuelve de nuevo a las afecciones directas y da nueva fuerza a nuestro deseo o volición, alegría o esperanza. |
When good is certain or probable, it produces joy. When evil is in the same situation there arises GRIEF or SORROW. | Cuando un bien es cierto o probable produce alegría. Cuando un mal se halla en la misma situación surge tristeza o pena. |
When either good or evil is uncertain, it gives rise to FEAR or HOPE, according to the degrees of uncertainty on the one side or the other. | Cuando un bien o un mal es incierto da lugar al miedo o la esperanza, según los grados de incertidumbre de un lado o de otro. |
DESIRE arises from good considered simply, and AVERSION is derived from evil. The WILL exerts itself, when either the good or the absence of the evil may be attained by any action of the mind or body. | El deseo surge de un bien considerado en sí y la aversión se deriva del mal. La voluntad actúa por sí misma cuando el bien o la ausencia del mal puede conseguirse por una acción del espíritu o del cuerpo. |
Beside good and evil, or in other words, pain and pleasure, the direct passions frequently arise from a natural impulse or instinct, which is perfectly unaccountable. Of this kind is the desire of punishment to our enemies, and of happiness to our friends; hunger, lust, and a few other bodily appetites. These passions, properly speaking, produce good and evil, and proceed not from them, like the other affections. | Además del bien y el mal, o, con otras palabras, del dolor y el placer, las pasiones directas surgen frecuentemente de un impulso natural o instinto que es totalmente inexplicable. De este género es el deseo de castigo para nuestros enemigos y de felicidad para nuestros amigos, el hambre, la voluptuosidad y algunos otros apetitos corporales. |
None of the direct affections seem to merit our particular attention, except hope and fear, which we shall here endeavour to account for. It is evident that the very same event, which by its certainty would produce grief or joy, gives always rise to fear or hope, when only probable and uncertain. In order, therefore, to understand the reason why this circumstance makes such a considerable difference, we must reflect on what I have already advanced in the preceding book concerning the nature of probability. | Estas pasiones, propiamente hablando, producen bien o mal y no proceden de ellos, como las otras afecciones. Ninguna de las afecciones directas parece merecer especial atención, excepto la esperanza y el temor, que intentaremos explicar aquí. Es evidente que el mismo suceso que por su certeza produciría pena o alegría da siempre lugar al miedo o la esperanza cuando es sólo probable o incierto. Por consiguiente, para entender la razón de por qué esta circunstancia trae consigo una diferencia tan considerable debemos reflexionar sobre lo que yo ya he adelantado en el precedente libro con respecto a la naturaleza de la probabilidad. |
Probability arises from an opposition of contrary chances or causes, by which the mind is not allowed to fix on either side, but is incessantly tost from one to another, and at one moment is determined to consider an object as existent, and at another moment as the contrary. The imagination or understanding, call it which you please, fluctuates betwixt the opposite views; and though perhaps it may be oftener turned to the one side than the other, it is impossible for it, by reason of the opposition of causes or chances, to rest on either. The pro and con of the question alternately prevail; and the mind, surveying the object in its opposite principles, finds such a contrariety as utterly destroys all certainty and established opinion. | La probabilidad surge de una oposición de casualidades o causas por las que no le es permitido al espíritu fijarse en uno de los dos términos, sino que es llevado incesantemente del uno al otro, y en el mismo momento se halla determinado a considerar un objeto como existente y en otro momento como lo contrario. La imaginación o entendimiento, llámesele como se quiera, fluctúa entre dos concepciones opuestas, y aunque quizá pueda hallarse más inclinada de un lado que de otro, le es imposible, por razón de la oposición de causas o casualidades, el permanecer en uno de ellos. El pro y el contra de la cuestión prevalecen alternativamente, y el espíritu, al considerar el objeto en sus principios opuestos, halla una contrariedad tal que usualmente destruye toda certidumbre y opinión establecida. |
Suppose, then, that the object, concerning whose reality we are doubtful, is an object either of desire or aversion, it is evident, that, according as the mind turns itself either to the one side or the other, it must feel a momentary impression of joy or sorrow. An object, whose existence we desire, gives satisfaction, when we reflect on those causes, which produce it; and for the same reason excites grief or uneasiness from the opposite consideration: So that as the understanding, in all probable questions, is divided betwixt the contrary points of view, the affections must in the same manner be divided betwixt opposite emotions. | Supongamos, pues, que un objeto de cuya realidad estamos dudosos es un objeto de deseo o aversión: es evidente que, según que el espíritu se incline a un lado o a otro, debe sentir una impresión momentánea de alegría o tristeza. Un objeto cuya existencia deseamos nos produce satisfacción cuando reflexionamos acerca de las causas que lo producen, y por la misma razón excita pena o dolor por la consideración opuesta; de modo que de la misma manera que el entendimiento en todas las cuestiones probables se halla oscilante entre dos puntos de vista contrarios, deben las afecciones hallarse divididas entre dos emociones opuestas. |
Now if we consider the human mind, we shall find, that with regard to the passions, it is not the nature of a wind-instrument of music, which in running over all the notes immediately loses the sound after the breath ceases; but rather resembles a string-instrument, where after each stroke the vibrations still retain some sound, which gradually and insensibly decays. The imagination is extreme quick and agile; but the passions are slow and restive: For which reason, when any object is presented, that affords a variety of views to the one, and emotions to the other; though the fancy may change its views with great celerity; each stroke will not produce a clear and distinct note of passion, but the one passion will always be mixt and confounded with the other. According as the probability inclines to good or evil, the passion of joy or sorrow predominates in the composition: Because the nature of probability is to cast a superior number of views or chances on one side; or, which is the same thing, a superior number of returns of one passion; or since the dispersed passions are collected into one, a superior degree of that passion. That is, in other words, the grief and joy being intermingled with each other, by means of the contrary views of the imagination, produce by their union the passions of hope and fear. | Ahora bien: si consideramos el espíritu humano, hallaremos que, con respecto a las pasiones, no es análogo a un instrumento musical de viento, que, recorriendo todas las notas, deja de sonar en cuanto cesa de pasar el aire, sino que se parece más bien a un instrumento de cuerda, en el que después de cada golpe de arco las vibraciones conservan algún sonido, que gradual e insensiblemente desaparece. La imaginación es extremamente rápida y ágil, pero las pasiones son lentas y tenaces, por cuya razón, cuando se presenta un objeto que aporta una variedad de aspectos para la primera y de emociones para las segundas, aunque la fantasía pueda cambiar de puntos de vista con una gran celeridad, cada golpe de arco no producirá una nota clara y distinta de pasión, sino que una de las pasiones se mezclará y confundirá siempre con las otras. Según que la probabilidad se incline hacia el bien o hacia el mal, la pasión de alegría o tristeza predominará en el complejo, porque la naturaleza de la probabilidad es buscar un número superior de casos o azares de un lado, o, lo que es lo mismo, un número superior de reapariciones de una pasión, o puesto que las pasiones separadas se hallan reunidas en una, un grado superior de esta pasión. Esto es, en otras palabras: la pena y la alegría, mezclándose entre sí mediante los puntos de vista contrarios de la imaginación, producen por su unión las pasiones de esperanza y temor. |
Upon this head there may be started a very curious question concerning that contrariety of passions, which is our present subject. It is observable, that where the objects of contrary passions are presented at once, beside the encrease of the predominant passion (which has been already explained, and commonly arises at their first shock or rencounter) it sometimes happens, that both the passions exist successively, and by short intervals; sometimes, that they destroy each other, and neither of them takes place; and sometimes that both of them remain united in the mind. It may, therefore, be asked, by what theory we can explain these variations, and to what general principle we can reduce them. | Con este motivo puede ser expuesta una cuestión muy notable relativa a la oposición de las pasiones, que constituye nuestro presente asunto. Se puede observar que cuando los objetos de las pasiones contrarias se presentan a un mismo tiempo, además del aumento de la pasión predominante (que ya ha sido expuesto y que comúnmente surge al primer choque o encuentro), sucede algunas veces que ambas pasiones existen sucesivamente y por pequeños intervalos, a veces que se destruyen recíprocamente y ninguna surge, y a veces que ambas quedan unidas en el espíritu. Debemos, por consiguiente, preguntarnos por qué teoría podemos explicar estas variaciones y a qué principios generales podemos reducirlas. |
When the contrary passions arise from objects entirely different, they take place alternately, the want of relation in the ideas separating the impressions from each other, and preventing their opposition. Thus when a man is afflicted for the loss of a law-suit, and joyful for the birth of a son, the mind running from the agreeable to the calamitous object, with whatever celerity it may perform this motion, can scarcely temper the one affection with the other, and remain betwixt them in a state of indifference. | Cuando las pasiones contrarias surgen de objetos enteramente diferentes se presentan alternativamente porque la falta de relación entre las ideas separa las impresiones entre sí y evita su oposición. Así, cuando un hombre se halla afligido por la pérdida de un pleito y alegre por el nacimiento de un hijo, el espíritu, pasando del objeto agradable al desagradable, sea la que sea la velocidad con que verifica este movimiento, puede apenas poner de acuerdo una afección con la otra y permanece entre ellas en un estado de indiferencia. |
It more easily attains that calm situation, when the same event is of a mixt nature, and contains something adverse and something prosperous in its different circumstances. For in that case, both the passions, mingling with each other by means of the relation, become mutually destructive, and leave the mind in perfect tranquility. | Se logra más fácilmente este estado de calma cuando el mismo suceso es de naturaleza compleja y contiene algo adverso y algo favorable en sus diferentes circunstancias; pues en este caso las dos pasiones, mezclándose entre sí por medio de esta relación, se hacen recíprocamente destructoras y dejan al espíritu en perfecta tranquilidad. |
But suppose, in the third place, that the object is not a compound of good or evil, but is considered as probable or improbable in any degree; in that case I assert, that the contrary passions will both of them be present at once in the soul, and instead of destroying and tempering each other, will subsist together, and produce a third impression or affection by their union. Contrary passions are not capable of destroying each other, except when their contrary movements exactly rencounter, and are opposite in their direction, as well as in the sensation they produce. This exact rencounter depends upon the relations of those ideas, from which they are derived, and is more or less perfect, according to the degrees of the relation. In the case of probability the contrary chances are so far related, that they determine concerning the existence or non-existence of the same object. But this relation is far from being perfect; since some of the chances lie on the side of existence, and others on that of non-existence; which are objects altogether incompatible. It is impossible by one steady view to survey the opposite chances, and the events dependent on them; but it is necessary, that the imagination should run alternately from the one to the other. Each view of the imagination produces its peculiar passion, which decays away by degrees, and is followed by a sensible vibration after the stroke. The incompatibility of the views keeps the passions from shocking in a direct line, if that expression may be allowed; and yet their relation is sufficient to mingle their fainter emotions. It is after this manner that hope and fear arise from the different mixture of these opposite passions of grief and joy, and from their imperfect union and conjunction. | Supóngase, en tercer lugar, que el objeto no es un compuesto de bien y mal, sino que se considera como probable o improbable en algún grado. En este caso yo afirmo que las pasiones contrarias se hallarán presentes a un mismo tiempo en el espíritu y en lugar de destruirse o modificarse las unas a las otras subsistirán juntas y producirán una tercera impresión o afección por su unión. Las pasiones contrarias no son capaces de destruirse entre sí más que cuando sus movimientos contrarios se encuentran exactamente y son opuestos en sus direcciones lo mismo que en las sensaciones que producen. Este exacto encuentro depende de las relaciones de las ideas de las que se derivan, y es más o menos perfecto según los grados de la relación. En el caso de la probabilidad, los casos contrarios están hasta tal punto relacionados, que determinan la existencia o no existencia de un mismo objeto. Pero esta relación se halla lejos de ser perfecta, pues algunos de los casos se hallan en favor de la existencia y otros en el de la no existencia, que son objetos totalmente incompatibles. Es imposible considerar con una visión firme los casos opuestos y los sucesos que dependen de ellos; es necesario que la imaginación pase alternativamente de unos a otros. Cada punto de vista de la imaginación produce una pasión peculiar, que decae por grados y es seguida de una sensible vibración después de cada golpe de arco. La incompatibilidad de los puntos de vista impide que las pasiones choquen en una línea recta, si se me permite esta expresión; pero su relación es suficiente para mezclar sus emociones débiles. De esta manera, surgen la esperanza y el temor de la diferente mezcla de las pasiones opuestas de pena y alegría y de su perfecta unión y enlace. |
Upon the whole, contrary passions succeed each other alternately, when they arise from different objects: They mutually destroy each other, when they proceed from different parts of the same: And they subsist both of them and mingle together, when they are derived from the contrary and incompatible chances or possibilities, on which any one object depends. The influence of the relations of ideas is plainly seen in this whole affair. If the objects of the contrary passions be totally different, the passions are like two opposite liquors in different bottles, which have no influence on each other. If the objects be intimately connected, the passions are like an alcali and an acid, which, being mingled, destroy each other. If the relation be more imperfect, and consists in the contradictory views of the same object, the passions are like oil and vinegar, which, however mingled, never perfectly unite and incorporate. | En conjunto, las pasiones contrarias se suceden las unas a las otras alternativamente cuando surgen de diferentes objetos, se destruyen mutuamente cuando proceden de diferentes partes de un mismo objeto, y subsisten ambas y se mezclan entre sí cuando se derivan de los casos o posibilidades contrarias e incompatibles de las que un objeto depende. La influencia de la relación de ideas se ve claramente en esta cuestión. Si los objetos de las pasiones contrarias son completamente diferentes, las pasiones son como dos líquidos opuestos en diferentes vasijas, que no tienen influencia el uno sobre el otro. Si los objetos están íntimamente unidos, las pasiones son como un álcali y un ácido, que al mezclarse se destruyen el uno al otro. Si la relación es más imperfecta y consiste en puntos de vista contradictorios con respecto al mismo objeto, las pasiones son como el aceite y el vinagre, que, aunque mezclados, no se unen nunca perfectamente ni forman un cuerpo único. |
As the hypothesis concerning hope and fear carries its own evidence along with it, we shall be the more concise in our proofs. A few strong arguments are better than many weak ones. | Como la hipótesis referente a la esperanza y al temor es evidente por sí misma, debemos ser más concisos en nuestras pruebas. Unos cuantos argumentos poderosos valen más que muchos débiles. |
The passions of fear and hope may arise when the chances are equal on both sides, and no superiority can be discovered in the one above the other. Nay, in this situation the passions are rather the strongest, as the mind has then the least foundation to rest upon, and is tossed with the greatest uncertainty. Throw in a superior degree of probability to the side of grief, you immediately see that passion diffuse itself over the composition, and tincture it into fear. Encrease the probability, and by that means the grief, the fear prevails still more and more, till at last it runs insensibly, as the joy continually diminishes, into pure grief. After you have brought it to this situation, diminish the grief, after the same manner that you encreased it; by diminishing the probability on that side, and you′ll see the passion clear every moment, until it changes insensibly into hope; which again runs, after the same manner, by slow degrees, into joy, as you encrease that part of the composition by the encrease of the probability. Are not these as plain proofs, that the passions of fear and hope are mixtures of grief and joy, as in optics it is a proof, that a coloured ray of the sun passing through a prism, is a composition of two others, when, as you diminish or encrease the quantity of either, you find it prevail proportionably more or less in the composition? I am sure neither natural nor moral philosophy admits of stronger proofs. | Las pasiones de temor y esperanza pueden surgir cuando los casos son iguales de ambos lados y no se puede descubrir superioridad alguna por parte del uno o del otro. Es más, en esta situación las pasiones son tanto más fuertes cuanto menos fundamento tiene el espíritu para permanecer en ella y cuanto más es arrastrado en la mayor incertidumbre. Si se inclina el mayor grado de probabilidad del lado de la pena se verá inmediatamente que la pasión toma la composición y aspecto del temor. Si aumenta la probabilidad, y por este medio la pena, la pasión se afirma más y más, hasta que por fin pasa insensiblemente -mientras que la alegría disminuye de un modo continuo- a la simple pena. Si cuando se haya llegado a esta situación se disminuye la pena del mismo modo que se aumentó, disminuyendo la probabilidad de este lado, se verá cambiar la pasión en cada momento, hasta que insensiblemente se convierta en esperanza, la que de nuevo pasa del mismo modo, por pequeños grados, a la alegría si se aumenta esta parte de composición por el aumento de la probabilidad. ¿No es esto una prueba clara de que las pasiones de temor y esperanza son una combinación de pena y alegría, del mismo modo que en la óptica es prueba de que un rayo de color que pasa a través de un prisma está compuesto de otros dos el que al aumentar o disminuir la cantidad de uno de ellos se halla que tiene más o menos importancia en la composición? Estoy seguro de que ni la filosofia natural ni la moral admita pruebas más rigurosas. |
Probability is of two kinds, either when the object is really in itself uncertain, and to be determined by chance; or when, though the object be already certain, yet it is uncertain to our judgment, which finds a number of proofs on each side of the question. Both these kinds of probabilities cause fear and hope; which can only proceed from that property, in which they agree, viz, the uncertainty and fluctuation they bestow on the imagination by that contrariety of views, which is common to both. | La probabilidad es de dos géneros, a saber: cuando el objeto es realmente en sí incierto y ha de ser determinado al azar, o cuando, aunque el objeto sea ya cierto, es incierto para nuestro juicio, que halla un número igual de pruebas para cada lado de la cuestión. Estos dos géneros de probabilidades causan temor y esperanza, lo que sólo puede proceder de la propiedad en que están conformes, a saber: la incertidumbre y fluctuación que conceden a la imaginación por la oposición de los puntos de vista y que es común a ambas. |
It is a probable good or evil, that commonly produces hope or fear; because probability, being a wavering and unconstant method of surveying an object, causes naturally a like mixture and uncertainty of passion. But we may observe, that wherever from other causes this mixture can be produced, the passions of fear and hope will arise, even though there be no probability; which must be allowed to be a convincing proof of the present hypothesis. We find that an evil, barely conceived as possible, does sometimes produce fear; especially if the evil be very great. A man cannot think of excessive pains and tortures without trembling, if he be in the least danger of suffering them. The smallness of the probability is compensated by the greatness of the evil; and the sensation is equally lively, as if the evil were more probable. One view or glimpse of the former, has the same effect as several of the latter. | Un bien o mal probable es lo que habitualmente produce esperanza o temor, porque la probabilidad, siendo una manera oscilante e inconstante de considerar un objeto, produce naturalmente una combinación análoga y una análoga incertidumbre de la pasión. Sin embargo, podemos observar que siempre que por otras causas esta mezcla pueda producirse, las pasiones de temor y esperanza surgen aunque no existe la probabilidad, lo que debe estimarse una prueba convincente de la presente hipótesis. Podemos observar que un mal concebido meramente como posible produce a veces temor, especialmente si el mal es muy grande. Un hombre no puede pensar en dolores excesivos y torturas sin temblar, aunque no se halle de ningún modo en peligro de sufrirlas. La pequeñez de la probabilidad es compensada por la grandeza del mal y la sensación es tan vivaz como si el mal fuese más probable. Una ojeada o consideración de lo primero tiene el mismo efecto que muchas de lo último. |
But they are not only possible evils, that cause fear, but even some allowed to be impossible; as when we tremble on the brink of a precipice, though we know ourselves to be in perfect security, and have it in our choice whether we wili advance a step farther. This proceeds from the immediate presence of the evil, which influences the imagination in the same manner as the certainty of it would do; but being encountered by the reflection on our security, is immediately retracted, and causes the same kind of passion, as when from a contrariety of chances contrary passions are produced. | Sin embargo, no sólo los males posibles causan temor, sino algunos que se estiman imposibles, como cuando temblamos al borde de un precipicio, aunque sabemos que estamos en absoluta seguridad y tenemos en nuestras manos el avanzar un paso más o no. Esto procede de la presencia inmediata del mal, que influye en la imaginación de la misma manera que lo haría su certidumbre; pero encontrándose con la reflexión acerca de la seguridad, es inmediatamente detenido y produce la misma pasión que si por una contrariedad de casos se originasen pasiones contrarias. |
Evils, that are certain, have sometimes the same effect in producing fear, as the possible or impossible. Thus a man in a strong prison well-guarded, without the least means of escape, trembles at the thought of the rack, to which he is sentenced. This happens only when the certain evil is terrible and confounding; in which case the mind continually rejects it with horror, while it continually presses in upon the thought. The evil is there flxed and established, but the mind cannot endure to fix upon it; from which fluctuation and uncertainty there arises a passion of much the same appearance with fear. | Los males que son ciertos tienen a veces el mismo efecto para producir temor que los posibles e imposibles. Así, un hombre en una prisión bien custodiada, sin medios de huida, tiembla ante el pensamiento del tormento a que está condenado. Esto sucede tan sólo cuando el mal cierto es terrible y desconcertante, en cuyo caso el espíritu lo rechaza continuamente con horror, mientras que el mal oprime continuamente su pensamiento. El mal es aquí fijo y determinado; pero el espíritu no puede sufrir el tenerlo siempre presente, de cuyas fluctuaciones e incertidumbres surge una pasión que tiene gran semejanza con el temor. |
But it is not only where good or evil is uncertain, as to its existence, but also as to its kind, that fear or hope arises. Let one be told by a person, whose veracity he cannot doubt of, that one of his sons is suddenly killed, it is evident the passion this event would occasion, would not settle into pure grief, till he got certain information, which of his sons he had lost. Here there is an evil certain, but the kind of it uncertain. Consequently the fear we feel on this occasion is without the least mixture of joy, and arises merely from the fluctuation of the fancy betwixt its objects. And though each side of the question produces here the same passion, yet that passion cannot settle, but receives from the imagination a tremulous and unsteady motion, resembling in its cause, as well as in its sensation, the mixture and contention of grief and joy. | No sólo cuando el bien o el mal son inciertos en cuanto a su existencia, sino cuando lo son en cuanto a su género, surgen el temor y la esperanza. Si a una persona le cuenta otra, de cuya veracidad aquélla no puede dudar, que uno de sus hijos ha sido asesinado, es evidente que la pasión que ocasionará este suceso no será una simple pena hasta que se informe de un modo cierto de cuál de sus hijos ha perdido. Aquí, pues, hay un mal cierto, pero su género es incierto; por consiguiente, el temor que sentimos en esta ocasión no posee la más mínima mezcla de alegría y surge solamente de la fluctuación de la fantasía entre sus objetos. Aunque cada lado de la cuestión produce aquí la misma pasión, la pasión no puede establecerse en el espiritu, sino que recibe un movimiento oscilante e inquieto, pareciéndose en su causa, lo mismo que en su sensación, a la mezcla y lucha de la pena y la alegría. |
From these principles we may account for a phaenomenon in the passions, which at first sight seems very extraordinary, viz, that surprize is apt to change into fear, and every thing that is unexpected affrights us. The most obvious conclusion from this is, that human nature is in general pusillanimous; since upon the sudden appearance of any object. we immediately conclude it to be an evil, and without waiting till we can examine its nature, whether it be good or bad, are at first affected with fear. This I say is the most obvious conclusion; but upon farther examination we shall find that the phaenomenon is otherwise to be accounted for. The suddenness and strangeness of an appearance naturally excite a commotion in the mind, like every thing for which we are not prepared, and to which we are not accustomed. This commotion, again, naturally produces a curiosity or inquisitiveness, which being very violent, from the strong and sudden impulse of the object, becomes uneasy, and resembles in its fluctuation and uncertainty, the sensation of fear or the mixed passions of grief and joy. This image of fear naturally converts into the thing itself, and gives us a real apprehension of evil, as the mind always forms its judgments more from its present disposition than from the nature of its objects. | Por estos principios podemos explicar un fenómeno de las pasiones que a primera vista parece muy extraordinario, a saber: que la sorpresa puede cambiarse en miedo y que todo lo que nos es inesperado nos espanta. La más clara conclusión de todo esto es que el espíritu humano es en general pusilánime, puesto que de la repentina aparición de un objeto concluimos que éste es un mal, y sin esperar que podamos examinar si su naturaleza es buena o mala nos sentimos en el primer momento afectados por el temor. Esta, digo, es la más clara conclusión; pero en un examen ulterior hallaremos que este fenómeno se ha de explicar de otro modo. La rapidez y la extrañeza producida por algo que se presenta trae consigo naturalmente una conmoción del espíritu, como todo aquello para lo que no estamos preparados o acostumbrados. Esta conmoción, a su vez, produce curiosidad o deseo de inquirir, que, siendo muy violento, por el súbito impulso del objeto, se hace desagradable y se asemeja en su fluctuación e incertidumbre a la sensación de temor o a las pasiones compuestas de pena y alegría. Esta imagen del temor se convierte en la cosa misma y nos da una aprehensión real del mal, ya que el espíritu pronuncia sus juicios más por su estado presente que por la naturaleza de los objetos. |
Thus all kinds of uncertainty have a strong connexion with fear, even though they do not cause any opposition of passions by the opposite views and considerations they present to us. A person, who has left his friend in any malady, will feel more anxiety upon his account, than if he were present, though perhaps he is not only incapable of giving him assistance, but likewise of judging of the event of his sickness. In this case, though the principal object of the passion, viz, the life or death of his friend, be to him equally uncertain when present as when absent; yet there are a thousand little circumstances of his friend′s situation and condition, the knowledge of which fixes the idea, and prevents that fluctuation and uncertainty so near allyed to fear. Uncertainty is, indeed, in one respect as near allyed to hope as to fear, since it makes an essential part in the composition of the former passion; but the reason, why it inclines not to that side, is, that uncertainty alone is uneasy, and has a reladon of impressions to the uneasy passions. | Así, todos los géneros de incertidumbre tienen un marcado parentesco con el temor, aunque no produzcan una oposición de pasiones por los puntos de vista opuestos y consideraciones opuestas que nos presentan. Una persona que ha dejado a su amigo enfermo sentirá una mayor ansiedad por esto que si se hallase junto a él, aunque no sólo es incapaz quizá de asistirle, sino también de pronunciar un juicio sobre la marcha de su enfermedad. En este caso, aunque el objeto principal de la pasión, a saber, la vida o la muerte de su amigo, le sea igualmente incierto estando presente que estando ausente, existen millares de pequeñas circunstancias de la situación de su amigo cuyo 262 conocimiento fija la idea e impide la fluctuación e incertidumbre, tan próxima al temor. La incertidumbre se halla de hecho, en cierto respecto, tan próxima a la esperanza como al temor, pues constituye una parte esencial de la composición de la primera pasión; pero la razón de por qué no se inclina de este lado es que la incertidumbre por sí sola es desagradable y posee una relación de impresiones con las pasiones dolorosas. |
It is thus our uncertainty concerning any minute circumstance relating to a person encreases our apprehensions of his death or misfortune. Horace has remarked this phaenomenon. | Así es que nuestra incertidumbre relativa a alguna pequeña circunstancia correspondiente a la persona aumenta nuestros temores de muerte o desgracia. Horacio notó ya este fenómeno: |
UT ASSIDENS IMPLUMI BUS PULLUS AVIS SERPENTIUM ALLAPSUS TIRNET, MAGIS RELICTIS; NON, UT ADSIT, AUXILI LATURA PLUS PRESENTIBUS. | Ut assidens implumibus pullus avis Serpentium allapsus timet Magis relictis; non, ut adsit, auxili Latura plus presentibus. |
[As a bird, watching over her fledgelings, is more afraid of their being attacked by snakes if she were to leave them even though, were she to stay, she would not be any more capable of helping them, when they were with her.] | … |
But this principle of the connexion of fear with uncertainty I carry farther, and observe that any doubt produces that passion, even though it presents nothing to us on any side but what is good and desireable. A virgin, on her bridalnight goes to bed full of fears and apprehensions, though she expects nothing but pleasure of the highest kind, and what she has long wished for. The newness and greatness of the event, the confusion of wishes and joys so embarrass the mind, that it knows not on what passion to fix itself; from whence arises a fluttering or unsettledness of the spirits which being, in some degree, uneasy, very naturally degenerates into fear. | Voy más adelante con este principio del enlace del temor con la incertidumbre, y observo que la duda produce esta pasión, aunque no nos presente nada más que algo bueno y deseable. Una virgen, la noche de la boda, se dirige al lecho nupcial llena de temores y aprensiones, aunque no espera más que placer de la más alta especie y algo que ella ha deseado desde largo tiempo. La novedad y grandeza del suceso, la confusión de deseos y alegrías embaraza tanto a su espíritu, que no sabe en qué pasión fijarse: de aquí surge una agitación o instabilidad de los espíritus animales que, siendo en algún grado desagradable, degenera naturalmente en temor. |
Thus we still find, that whatever causes any fluctuation or mixture of passions, with any degree of uneasiness, always produces fear, or at least a passion so like it, that they are scarcely to be distinguished. | Así, hallamos aún que todo lo que causa una fluctuación o mezcla de pasiones con algún grado de dolor produce siempre temor, o, en último término, una pasión tan semejante que dificilmente puede distinguirse. |
I have here confined myself to the examination of hope and fear in their most simple and natural situation, without considering all the variations they may receive from the mixture of different views and reflections. Terror, consternation, astonishment, anxiety, and other passions of that kind, are nothing but different species and degrees of fear. It is easy to imagine how a different situation of the object, or a different turn of thought, may change even the sensation of a passion; and this may in general account for all the particular sub-divisions of the other affections, as well as of fear. Love may shew itself in the shape of tenderness, friendship, intimacy, esteem, good-will, and in many other appearances; which at the bottom are the same affections; and arise from the same causes, though with a small variation, which it is not necessary to give any particular account of. It is for this reason I have all along confined myself to the principal passion. | Me he limitado aquí al examen de la esperanza y el temor en su forma más simple y natural, sin considerar todas las variaciones que pueda obtener de la mezcla de los diferentes puntos de vista y reflexiones. El terror, la consternación, el pasmo, la ansiedad y otras pasiones de este género no son más que diferentes especies y grados del temor. Es fácil imaginar cómo la diferente situación del objeto o la diferente actitud del pensamiento puede cambiar hasta la sensación de una pasión, y esto puede en general explicar todas las subdivisiones de las otras afecciones, lo mismo que las del temor. El amor puede mostrarse en las formas de ternura, amistad, intimidad, estima, benevolencia y en otras muchas modalidades, que en el fondo son las mismas afecciones y surgen de las mismas causas, aunque con pequeñas variaciones, de las que no es preciso dar una explicación particular. Por esta razón me he limitado siempre a la pasión principal. |
The same care of avoiding prolixity is the reason why I wave the examination of the will and direct passions, as they appear in animals; since nothing is more evident, than that they are of the same nature, and excited by the same causes as in human creatures. I leave this to the reader′s own observation; desiring him at the same time to consider the additional force this bestows on the present system. | La misma preocupación de no ser prolijo es la razón de por qué renuncio a examinar la voluntad y las pasiones directas tal como aparecen en los animales, pues nada es más evidente que son de la misma naturaleza y están excitadas por las mis mas causas que en los seres humanos. Abandono esto a la observación propia de los lectores, suplicándoles que consideren al mismo tiempo la fuerza adicional que concede esto al presente sistema.
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SECT. X OF CURIOSITY, OR THE LOVE OF TRUTH | Sección X De la curiosidad o el amor a la verdad. |
But methinks we have been not a little inattentive to run over so many different parts of the human mind, and examine so many passions, without taking once into the consideration that love of truth, which was the first source of all our enquiries. Twill therefore be proper, before we leave this subject, to bestow a few reflections on that passion, and shew its origin in human nature. It is an affection of so peculiar a kind, that it would have been impossible to have treated of it under any of those heads, which we have examined, without danger of obscurity and confusion. | Me parece que hemos pecado de un poco descuido al pasar revista a tantas diferentes partes del espíritu humano y examinar tantas pasiones sin haber considerado la del amor a la verdad, que fue la fuente primera de todas nuestras investigaciones. Por consiguiente, será apropiado, antes de terminar este asunto, conceder algunas reflexiones a esta pasión y mostrar su origen en la naturaleza humana. Es una afección de un género tan particular, que hubiera sido imposible haber tratado de ella bajo alguno de los títulos precedentes que hemos examinado, sin peligro de obscuridad y confusión. |
Truth is of two kinds, consisting either in the discovery of the proportions of ideas, considered as such, or in the conformity of our ideas of objects to their real existence. It is certain, that the former species of truth, is not desired merely as truth, and that it is not the justness of our conclusions, which alone gives the pleasure. For these conclusions are equally just, when we discover the equality of two bodies by a pair of compasses, as when we learn it by a mathematical demonstration; and though in the one case the proofs be demonstrative, and in the other only sensible, yet generally speaking, the mind acquiesces with equal assurance in the one as in the other. And in an arithmetical operation, where both the truth and the assurance are of the same nature, as in the most profound algebraical problem, the pleasure is very inconsiderable, if rather it does not degenerate into pain: Which is an evident proof, that the satisfaction, which we sometimes receive from the discovery of truth, proceeds not from it, merely as such, but only as endowed with certain qualities. | La verdad es de dos géneros, consistiendo o en el descubrimiento de las relaciones de las ideas consideradas como tales, o en la conformidad de nuestras ideas de los objetos con su existencia real. Es cierto que la primera especie de la verdad no es deseada meramente como verdad y no es la exactitud de nuestras conclusiones la que sólo nos produce placer, pues estas conclusiones son igualmente exactas cuando descubrimos las propiedades de dos cuerpos mediante un par de compases que cuando las conocemos mediante una demostración matemática, y aunque en un caso la prueba sea demostrativa y en el otro sólo sensible, sin embargo, hablando de un modo general, el espíritu asiente con igual seguridad en el uno que en el otro. En las operaciones aritméticas, donde la verdad y la seguridad son de la misma naturaleza que en los más profundos problemas algebraicos, el placer es muy pequeño, si no es que más bien degenera en pena, lo que es una prueba evidente de que la satisfacción que obtenemos algunas veces del descubrimiento de la verdad no procede de ella meramente como tal, sino tan sólo como dotada de ciertas cualidades. |
The first and most considerable circumstance requisite to render truth agreeable, is the genius and capacity, which is employed in its invention and discovery. What is easy and obvious is never valued; and even what is in itself difficult, if we come to the knowledge of it without difficulty, and without any stretch of thought or judgment, is but little regarded. We love to trace the demonstrations of mathematicians; but should receive small entertainment from a person, who should barely inform us of the proportions of lines and angles, though we reposed the utmost confidence both in his judgment and veracity. In this case it is sufficient to have ears to learn the truth. We never are obliged to fix our attention or exert our genius; which of all other exercises of the mind is the most pleasant and agreeable. | La primera y más considerable circunstancia requerida para hacer a la verdad agradable es el genio y la capacidad que se emplean en su invención y descubrimiento. Lo que es fácil y claro no es jamás apreciado, y aun aquello que es en sí difícil, si llegamos a su conocimiento sin dificultad y esfuerzo de pensamiento o juicio es tenido en poco. Nos agrada seguir las demostraciones de los matemáticos; pero nos agradaría muy poco una persona que nos informase tan sólo de las relaciones de las líneas y los ángulos aunque tuviésemos la máxima confianza en su juicio y veracidad. En este caso es suficiente tener oídos para aprender la verdad. Nunca en él nos hallamos obligados a fijar nuestra atención o ejercer nuestro talento, lo que entre todos los ejercicios del espíritu es el más agradable. |
But though the exercise of genius be the principal source of that satisfaction we receive from the sciences, yet I doubt, if it be alone sufficient to give us any considerable enjoyment. The truth we discover must also be of some importance. It is easy to multiply algebraical problems to infinity, nor is there any end in the discovery of the proportions of conic sections; though few mathematicians take any pleasure in these researches, but turn their thoughts to what is more useful and important. Now the question is, after what manner this utility and importance operate upon us? The difficulty on this head arises from hence, that many philosophers have consumed their time, have destroyed their health, and neglected their fortune, in the search of such truths, as they esteemed important and useful to the world, though it appeared from their whole conduct and behaviour, that they were not endowed with any share of public spirit, nor had any concern for the interests of mankind. Were they convinced, that their discoveries were of no consequence, they would entirely lose all relish for their studies, and that though the consequences be entirely indifferent to them; which seems to be a contradiction. | Sin embargo, aunque el ejercicio del talento sea la principal satisfacción que obtenemos de las ciencias, dudo que sea suficiente para proporcionarnos por sí solo un goce considerable. La verdad que descubrimos debe ser algo de importancia. Es fácil multiplicar los problemas algebraicos hasta el infinito si hay un fin en el descubrimiento de las relaciones de las secciones cónicas; sin embargo, pocos matemáticos encuentran un placer en estas investigaciones, sino que dirigen sus pensamientos a lo que es más útil e importante. Ahora la cuestión está en saber de qué manera esta utilidad y esta importancia operan sobre nosotros. La dificultad en esto proviene de que muchos filósofos han perdido el tiempo, destruido su salud y descuidado su fortuna en la investigación de verdades que estimaban útiles e importantes para el mundo, aunque parecía, según su conducta y modo de vida, que no se hallaban dotados de espíritu público ni se preocupaban por los intereses del género humano. Si se convenciesen de que sus descubrimientos no tenían importancia perderían totalmente el gusto por sus estudios, y esto aunque las consecuencias fueran indiferentes para ellos, lo que parece ser una contradicción. |
To remove this contradiction, we must consider, that there are certain desires and inclinations, which go no farther than the imagination, and are rather the faint shadows and images of passions, than any real affections. Thus, suppose a man, who takes a survey of the fortifications of any city; considers their strength and advantages, natural or acquired; observes the disposition and contrivance of the bastions, ramparts, mines, and other military works; it is plain, that in proportion as all these are fitted to attain their ends he will receive a suitable pleasure and satisfaction. This pleasure, as it arises from the utility, not the form of the objects, can be no other than a sympathy with the inhabitants, for whose security all this art is employed; though it is possible, that this person, as a stranger or an enemy, may in his heart have no kindness for them, or may even entertain a hatred against them. | Para evitar esta contradicción debemos considerar que existen ciertos deseos e inclinaciones que no van más lejos que la imaginación y que son más bien débiles 264 sombras e imágenes de pasiones que afecciones reales. Así, supongamos un hombre que inspecciona las fortificaciones de una ciudad, considera sus fortalezas y ventajas naturales o adquiridas; observa la disposición y artificio de los bastiones, baluartes, minas y otras construcciones militares: es claro que si todo esto es adecuado para lograr su fin obtendrá un consecuente placer y satisfacción. Este placer, ya que surge de la utilidad, no de la forma del objeto, no puede ser más que una simpatía por los habitantes, para cuya seguridad se emplea todo aquel arte, aunque es posible que esta persona, como extranjero o enemigo, pueda no sentir cariño en su corazón para ellos aunque pueda abrigar un odio contra ellos. |
It may indeed be objected, that such a remote sympathy is a very slight foundation for a passion, and that so much industry and application, as we frequently observe in philosophers, can never be derived from so inconsiderable an original. But here I return to what I have already remarked, that the pleasure of study conflicts chiefly in the action of the mind, and the exercise of the genius and understanding in the discovery or comprehension of any truth. If the importance of the truth be requisite to compleat the pleasure, it is not on account of any considerable addition, which of itself it brings to our enjoyment, but only because it is, in some measure, requisite to fix our attention. When we are careless and inattentive, the same action of the understanding has no effect upon us, nor is able to convey any of that satisfaction, which arises from it, when we are in another disposition. | Se puede objetar de hecho que una simpatía remota de este género es un fundamento muy poco sólido para una pasión y que tanta industria y aplicación como observamos frecuentemente entre los filósofos no pueden ser derivadas de un original tan poco considerable. Pero vuelvo aquí a lo que ya he hecho notar, a saber: que el placer del estudio consiste capitalmente en la acción del espíritu, y el ejercicio del genio y el entendimiento, en el descubrimiento y comprensión de la verdad. Si la importancia de la verdad se requiere para completar el placer, no es porque traiga una considerable adición a nuestro goce, sino tan sólo porque se requiere para fijar nuestra atención. Cuando nos hallamos descuidados e inatentos, la misma acción del entendimiento no tiene efecto sobre nosotros ni es capaz de producir la satisfacción que surge de ella cuando nos hallamos en otra disposición. |
But beside the action of the mind, which is the principal foundation of the pleasure, there is likewise required a degree of success in the attainment of the end, or the discovery of that truth we examine. Upon this head I shall make a general remark, which may be useful on many occasions, viz, that where the mind pursues any end with passion; though that passion be not derived originally from the end, but merely from the action and pursuit; yet by the natural course of the affections, we acquire a concern for the end itself, and are uneasy under any disappointment we meet with in the pursuit of it. This proceeds from the relation and parallel direction of the passions above-mentioned. | Sin embargo, además de la acción del espíritu, que es el fundamento principal del placer, se requiere igualmente un grado de éxito en el logro del fin o el descubrimiento de lo verdadero que examinamos. Acerca de este asunto puedo hacer una indicación general que puede ser útil en muchas ocasiones, a saber: que cuando el espíritu persigue un fin con pasión, aunque la pasión no se derive originalmente de este fin, sino tan sólo de la acción y persecución, por el curso natural de nuestras afecciones llegamos a interesarnos por el fin mismo y nos sentimos desagradados por algún desengaño con que tropecemos en su consecución. Esto procede de la relación y dirección paralela de las pasiones antes mencionada. |
To illustrate all this by a similar instance, I shall observe, that there cannot be two passions more nearly resembling each other, than those of hunting and philosophy, whatever disproportion may at first sight appear betwixt them. It is evident, that the pleasure of hunting conflicts in the action of the mind and body; the motion, the attention, the difficulty, and the uncertainty. It is evident likewise, that these actions must be attended with an idea of utility, in order to their having any effect upon us. A man of the greatest fortune, and the farthest removed from avarice, though he takes a pleasure in hunting after patridges and pheasants, feels no satisfaction in shooting crows and magpies; and that because he considers the first as fit for the table, and the other as entirely useless. Here it is certain, that the utility or importance of itself causes no real passion, but is only requisite to support the imagination; and the same person, who over-looks a ten times greater profit in any other subject, is pleased to bring home half a dozen woodcocks or plovers, after having employed several hours in hunting after them. To make the parallel betwixt hunting and philosophy more compleat, we may observe, that though in both cases the end of our action may in itself be despised, yet in the heat of the action we acquire such an attention to this end, that we are very uneasy under any disappointments, and are sorry when we either miss our game, or fall into any error in our reasoning. | Para ilustrar todo esto por un ejemplo similar observaré que no puede haber dos pasiones más semejantes entre sí que las de la caza y la filosofía, sea la que sea la desproporción que aparezca a primera vista entre ellas. Es evidente que el placer de la caza consiste en la acción del cuerpo y el espíritu, el movimiento, la atención, la dificultad y la incertidumbre. Es evidente igualmente que estas acciones pueden ir acompañadas de una idea de utilidad para tener un efecto sobre nosotros. Un hombre de gran fortuna y lo menos avaro posible, aunque encuentre un placer cazando perdices y faisanes, no experimenta satisfacción alguna tirando a cuervos y urracas, y esto porque considera a los primeros como buenos para comer y a los últimos como enteramente inútiles. Es cierto que aquí la utilidad o importancia por sí misma no causa una pasión real, sino que se requiere tan sólo para sostener a la imaginación, y la misma persona que no aprecie un provecho diez veces mayor en otros asuntos se divierte llevando a casa una docena de becadas o avefrías después de haber empleado varias horas en su caza. Para hacer el paralelo entre la caza y la filosofía más completo, podemos observar que, aunque en ambos casos el fin de nuestra acción pueda ser en sí mismo desdeñado, en el calor de la acción adquirimos una atención tal por este fin que nos desagradan en extremo las desilusiones y nos entristecemos cuando perdemos nuestra caza o cometemos un error en el razonamiento. |
If we want another parallel to these affections, we may consider the passion of gaming, which affords a pleasure from the same principles as hunting and philosophy. It has been remarked, that the pleasure of gaming arises not from interest alone; since many leave a sure gain for this entertainment: Neither is it derived from the game alone; since the same persons have no satisfaction, when they play for nothing: But proceeds from both these causes united, though separately they have no effect. It is here, as in certain chymical preparations, where the mixture of two clear and transparent liquids produces a third, which is opaque and coloured.. | Si deseamos otro paralelo para estas afecciones podemos considerar la pasión del juego, que procura un placer por los mismos principios que la caza y la filosofia. Se ha hecho ya notar que el placer del juego surge no del interés sólo, puesto que muchos abandonan un provecho seguro por esta diversión, ni tampoco del juego por sí mismo, pues estas mismas personas no hallan satisfacción alguna cuando juegan sin interés de algo, sino que procede de estas dos causas unidas, aunque separadas no tengan ningún efecto. Sucede aquí lo mismo que en ciertas preparaciones químicas, en las que la mezcla de dos líquidos claros y transparentes produce un tercer líquido opaco y coloreado. |
The interest, which we have in any game, engages our attention, without which we can have no enjoyment, either in that or in any other action. Our attention being once engaged, the difficulty, variety, and sudden reverses of fortune, still farther interest us; and it is from that concern our satisfaction arises. Human life is so tiresome a scene, and men generally are of such indolent dispositions, that whatever amuses them, though by a passion mixt with pain, does in the main give them a sensible pleasure. And this pleasure is here encreased by the nature of the objects, which being sensible, and of a narrow compass, are entered into with facility, and are agreeable to the imagination. | El interés que ponemos en un juego domina nuestra atención, sin lo que no podemos hallar ningún placer ni en esta ni en otras acciones. Una vez dominada la atención, la dificultad, la variación y los rápidos cambios de fortuna nos interesan más aún, y de este interés surge nuestra satisfacción. La vida humana es un escenario tan aburrido, y los hombres, en general, de una disposición tan indolente, que todo lo que los distrae, aunque sea mediante una pasión mezclada con dolor, les produce en lo capital un placer apreciable. Este placer se aumenta aquí por la naturaleza de los objetos, que siendo perceptibles y de escasa extensión son comprendidos con facilidad y agradables a la imaginación. |
The same theory, that accounts for the love of truth in mathematics and algebra may be extended to morals, politics, natural philosophy, and other studies, where we consider not the other abstract relations of ideas, but their real connexions and existence. But beside the love of knowledge, which displays itself in the sciences, there is a certain curiosity implanted in human nature, which is a passion derived from a quite different principle. Some people have an insatiable desire of knowing the actions and circumstances of their neighbours, though their interest be no way concerned in them, and they must entirely depend on others for their information; in which case there is no room for study or application. Let us search for the reason of this phaenomenon. | La misma teoría que explica el amor a la verdad en las matemáticas y el álgebra puede hacerse extensiva a la moral, la política, la filosofía natural y otros estudios en los que no consideramos las relaciones abstractas de las ideas, sino sus enlaces rea les y su existencia. Junto al amor del conocimiento que se manifiesta en las ciencias existe una cierta curiosidad implantada en la naturaleza humana y que es una pasión derivada de un principio muy diferente. Algunas personas experimentan un deseo insaciable de conocer las acciones y circunstancias de sus vecinos, aunque su interés no se dirija a ellos en lo más mínimo y deban depender de otros en esta información, en cuyo caso no existe lugar para el estudio y aplicación. Busquemos la razón de este fenómeno. |
It has been proved at large, that the influence of belief is at once to inliven and infix any idea in the imagination, and prevent all kind of hesitation and uncertainty about it. Both these circumstances are advantageous. By the vivacity of the idea we interest the fancy, and produce, though in a lesser degree, the same pleasure, which arises from a moderate passion. As the vivacity of the idea gives pleasure, so its certainty prevents uneasiness, by fixing one particular idea in the mind, and keeping it from wavering in the choice of its objects. It is a quality of human nature, which is conspicuous on many occasions, and is common both to the mind and body, that too sudden and violent a change is unpleasant to us, and that however any objects may in themselves be indifferent, yet their alteration gives uneasiness. As it is the nature of doubt to cause a variation in the thought, and transport us suddenly from one idea to another, it must of consequence be the occasion of pain. This pain chiefly takes place, where interest, relation, or the greatness and novelty of any event interests us in it. It is not every matter of fact, of which we have a curiosity to be informed; neither are they such only as we have an interest to know. It is sufficient if the idea strikes on us with such force, and concerns us so nearly, as to give us an uneasiness in its instability and inconstancy. A stranger, when he arrives first at any town, may be entirely indifferent about knowing the history and adventures of the inhabitants; but as he becomes farther acquainted with them, and has lived any considerable time among them, he acquires the same curiosity as the natives. When we are reading the history of a nation, we may have an ardent desire of clearing up any doubt or difficulty, that occurs in it; but become careless in such researches, when the ideas of these events are, in a great measure, obliterated. | Ha sido probado extensamente que la influencia de la creencia consiste en vivificar y fijar una idea en la imaginación y evitar todo género de duda o incertidumbre acerca de ella. Estas dos circunstancias son ventajosas. Por la vivacidad de la idea interesamos a la fantasía y producimos, aunque en menor grado, el mismo placer que surge de una pasión moderada. Del mismo modo que la vivacidad de la idea produce placer, su certeza impide el dolor, por fijar una idea particular en el espíritu y evitar que oscile en la elección de sus objetos. Es una propiedad de la naturaleza humana, notable en muchas ocasiones y común al cuerpo y al espíritu, que los cambios demasiado repentinos y violentos nos son desagradables y que aunque algunos objetos puedan ser en sí mismos indiferentes su alteración produce dolor. Como la esencia de la duda es causar una variación en el pensamiento y transportarnos repentinamente de una idea a otra, debe, por consiguiente, producir dolor. Este dolor se presenta capitalmente cuando el interés, la relación o la grandeza y novedad de un suceso nos hace interesarnos por él. No es cualquier asunto lo que nos inspira curiosidad, sino tan sólo aquellos que tenemos interés por conocer. Es suficiente que una idea nos impresione con tanta fuerza y nos preocupe tan inmediatamente que nos produzca un dolor por su instabilidad e inconstancia. Aun extranjero, cuando llega por primera vez a una ciudad debe serle enteramente indiferente conocer la historia y las aventuras de los habitantes; pero cuando los conoce más y ha vivido un tiempo considerable entre ellos adquiere la misma curiosidad que sus naturales. Cuando leemos la historia de una nación podemos tener un deseo ardiente de aclarar una duda o dificultad que se presente en ella; pero no nos importan estas investigaciones si las ideas de estos sucesos están muy olvidadas.
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BOOK III OF MORALS | Libro Tercero De la Moral Rara temporum felicitas, ubi sentire quae velis et quae sentias dicere licet. TÁCITO. |
PART I OF VIRTUE AND VICE IN GENERAL | Parte Primera De la virtud y el vicio en general |
SECT. I MORAL DISTINCTIONS NOT DERIVed FROM REASON | Sección Primera Las distinciones morales no se derivan de la razón. |
There is an inconvenience which attends all abstruse reasoning that it may silence, without convincing an antagonist, and requires the same intense study to make us sensible of its force, that was at first requisite for its invention. When we leave our closet, and engage in the common affairs of life, its conclusions seem to vanish, like the phantoms of the night on the appearance of the morning; and it is difficult for us to retain even that conviction, which we had attained with difficulty. This is still more conspicuous in a long chain of reasoning, where we must preserve to the end the evidence of the first propositions, and where we often lose sight of all the most received maxims, either of philosophy or common life. I am not, however, without hopes, that the present system of philosophy will acquire new force as it advances; and that our reasonings concerning morals will corroborate whatever has been said concerning the UNDERSTANDING and the PASSIONS. Morality is a subject that interests us above all others: We fancy the peace of society to be at stake in every decision concerning it; and it is evident, that this concern must make our speculations appear more real and solid, than where the subject is, in a great measure, indifferent to us. What affects us, we conclude can never be a chimera; and as our passion is engaged on the one side or the other, we naturally think that the question lies within human comprehension; which, in other cases of this nature, we are apt to entertain some doubt of. Without this advantage I never should have ventured upon a third volume of such abstruse philosophy, in an age, wherein the greatest part of men seem agreed to convert reading into an amusement, and to reject every thing that requires any considerable degree of attention to be comprehended. | Existe un inconveniente que acompaña a todo razonamiento abstruso, a saber: que puede hacer callar a su antagonista sin convencerle y que requiere el mismo intenso estudio para hacernos sensible su fuerza que el que fue preciso para su in vención. Cuando abandonamos nuestro gabinete y entramos en los asuntos de la vida corriente, sus conclusiones parecen desvanecerse lo mismo que los fantasmas de la noche cuando llega la mañana, y nos es difícil hasta retener la conclusión que hemos alcanzado con dificultad. Esto es aún más notable en una larga cadena de razonamientos, donde debemos conservar hasta el fin la evidencia de las primeras proposiciones y donde frecuentemente perdemos de vista las máximas más generalmente admitidas, ya en la filosofia, ya en la vida común. Sin embargo, no pierdo la esperanza de que el presente sistema de filosofia adquiera nueva fuerza al mismo tiempo que avanza y de que nuestros razonamientos referentes a la moral corroboren lo que ha sido dicho acerca del entendimiento y las pasiones. La moralidad es un asunto que nos interesa más que ningún otro; imaginamos que la paz de la sociedad se halla en riesgo en toda decisión que concierne a aquélla, y es evidente que este interés debe hacer que nuestras especulaciones aparezcan más reales y sólidas que si el asunto nos fuese en gran medida indiferente. Lo que nos afecta, concluimos, no puede ser una quimera, y como nuestra pasión se halla comprometida en uno u otro lado de la cuestión, pensamos, naturalmente, que ésta se halla dentro de los límites de la comprensión humana, lo que en otros casos de la misma naturaleza podría sugerir alguna duda. Sin esta ventaja jamás me hubiese aventurado a escribir un tercer volumen de una filosofia tan abstrusa en una época en que la mayor parte de los hombres parecen convenir en convertir la lectura en una diversión y en rechazar todo lo que requiere algún grado considerable de atención para ser comprendido. |
It has been observed, that nothing is ever present to the mind but its perceptions; and that all the actions of seeing, hearing, judging, loving, hating, and thinking, fall under this denomination. The mind can never exert itself in any action, which we may not comprehend under the term of perception; and consequently that term is no less applicable to those judgments, by which we distinguish moral good and evil, than to every other operation of the mind. To approve of one character, to condemn another, are only so many different perceptions. | Se ha hecho observar que nada se halla siempre presente al espíritu más que sus percepciones y que todas las acciones de ver, oír, juzgar, amar, odiar y pensar caen bajo esta denominación. El espíritu no puede desenvolverse en una acción que no pueda ser comprendida bajo el nombre de percepción, y, por consiguiente, este término no es menos aplicable a los juicios por los que distinguimos el bien del mal que a toda otra actividad del espíritu. El aprobar un carácter y el condenar otro son sólo diferentes percepciones. |
Now as perceptions resolve themselves into two kinds, viz. impressions and ideas, this distinction gives rise to a question, with which we shall open up our present enquiry concerning morals. WHETHER IT IS BY MEANS OF OUR IDEAS OR IMPRESSIONS WE DISTINGUISH BETWIXT VICE AND VIRTUE, AND PRONOUNCE AN ACTION BLAMEABLE OR PRAISEWORTHY? This will immediately cut off all loose discourses and declamations, and reduce us to something precise and exact on the present subject. | Ahora bien: como las percepciones se dividen en dos géneros, a saber: impresiones e ideas, esta distinción da lugar a la cuestión de con cuáles de ellas empezaremos nuestra presente investigación referente a la moral, de si es por medio de nuestras ideas o de nuestras impresiones como distinguimos entre vicio y virtud y proclamamos una acción censurable o meritoria. Esto evitará inmediatamente todos los discursos vacíos y vanas declamaciones y nos reducirá a algo preciso y exacto en el presente asunto. |
Those who affirm that virtue is nothing but a conformity to reason; that there are eternal fitnesses and unfitnesses of things, which are the same to every rational being that considers them; that the immutable measures of right and wrong impose an obligation, not only on human creatures, but also on the Deity himself: All these systems concur in the opinion, that morality, like truth, is discerned merely by ideas, and by their juxta-position and comparison. In order, therefore, to judge of these systems, we need only consider, whether it be possible, from reason alone, to distinguish betwixt moral good and evil, or whether there must concur some other principles to enable us to make that distinction. | Todos los sistemas que afirman que la virtud no es más que la conformidad con la razón, que existe una adecuación e inadecuación eterna de las cosas, que es la misma para todo ser racional que la considera, que la medida inmutable de lo justo y lo injusto impone una obligación no sólo a las criaturas humanas, sino a la divinidad, coinciden en la opinión de que la moralidad, lo mismo que la verdad, es conocida meramente por las ideas y por su yuxtaposición y comparación. Por consiguiente, para juzgar estos sistemas necesitamos tan sólo considerar si es posible distinguir sólo por la razón entre bien y mal o si es necesario que concurran otros principios para permitirnos hacer esta distinción. |
If morality had naturally no influence on human passions and actions, it were in vain to take such pains to inculcate it; and nothing would be more fruitless than that multitude of rules and precepts, with which all moralists abound. Philosophy is commonly divided into speculative and practical; and as morality is always comprehended under the latter division, it is supposed to influence our passions and actions, and to go beyond the calm and indolent judgments of the understanding. And this is confirmed by common experience, which informs us, that men are often governed by their duties, and are detered from some actions by the opinion of injustice, and impelled to others by that of obligation. | Si la moralidad no tuviese naturalmente influencia sobre las pasiones y acciones humanas sería inútil tomarse tantos trabajos para inculcarla, y nada sería más estéril que la multitud de reglas y preceptos en que todos los moralistas abundan. La filoso fia se divide comúnmente en especulativa y práctica, y como la moralidad se comprende siempre en la última parte, se supone que influye sobre nuestras pasiones y acciones y va más allá de los tranquilos e indolentes juicios del entendimiento. Esto se halla confirmado por la experiencia corriente, que nos informa de que los hombres están frecuentemente gobernados por sus deberes y se apartan de algunas acciones por la idea de la injusticia, mientras que son impelidos a otras por la de obligación. |
Since morals, therefore, have an influence on the actions and affections, it follows, that they cannot be derived from reason; and that because reason alone, as we have already proved, can never have any such influence. Morals excite passions, and produce or prevent actions. Reason of itself is utterly impotent in this particular. The rules of morality therefore, are not conclusions of our reason. | Puesto que la moral tiene una influencia sobre las acciones y afecciones, se sigue que no puede derivarse de la razón, y esto porque la razón por sí sola, como ya hemos probado, no puede tener esta influencia. La moral excita las pasiones y produce o evita acciones. La razón por sí misma es completamente impotente en este respecto. Las reglas de la moralidad, por consiguiente, no son conclusiones de nuestra razón. |
No one, I believe, will deny the justness of this inference; nor is there any other means of evading it, than by denying that principle, on which it is founded. As long as it is allowed, that reason has no influence on our passions and action, it is in vain to pretend, that morality is discovered only by a deduction of reason. An active principle can never be founded on an inactive; and if reason be inactive in itself, it must remain so in all its shapes and appearances, whether it exerts itself in natural or moral subjects, whether it considers the powers of external bodies, or the actions of rational beings. | Creo que nadie negará la exactitud de esta inferencia; no existe, además, otro medio de evadirla que negar el principio en el cual se funda. Mientras se conceda que la razón no tiene influencia sobre nuestras pasiones y acciones es en vano pretender que la moralidad se descubre solamente por una deducción de la razón. Un principio activo no puede fundarse jamás en uno inactivo, y si la razón es inactiva por sí misma debe permanecer siéndolo en todas sus formas y apariencias, ya se ejerza en asuntos naturales o morales, ya considere las propiedades de los cuerpos externos o las acciones de los seres racionales. |
It would be tedious to repeat all the arguments, by which I have proved [Book II. Part III. Sect 3.], that reason is perfectly inert, and can never either prevent or produce any action or affection, it will be easy to recollect what has been said upon that subject. I shall only recall on this occasion one of these arguments, which I shall endeavour to render still more conclusive, and more applicable to the present subject. | Sería pesado repetir aquí todos los argumentos por los que he probado que la razón es perfectamente inerte y no puede ni prevenir ni producir una acción o afecto. Sería fácil recordar lo que ha sido dicho acerca de este asunto. Solamente indicaré en esta ocasión uno de los argumentos, que intentaré hacer aún más concluyente y más aplicable al presente asunto. |
Reason is the discovery of truth or falshood. Truth or falshood consists in an agreement or disagreement either to the real relations of ideas, or to real existence and matter of fact. Whatever, therefore, is not susceptible of this agreement or disagreement, is incapable of being true or false, and can never be an object of our reason. Now it is evident our passions, volitions, and actions, are not susceptible of any such agreement or disagreement; being original facts and realities, compleat in themselves, and implying no reference to other passions, volitions, and actions. It is impossible, therefore, they can be pronounced either true or false, and be either contrary or conformable to reason. | La razón es el descubrimiento de la verdad y falsedad. La verdad o falsedad consiste en la concordancia o discordancia con las relaciones reales de las ideas o con la existencia real y los hechos. Todo lo que, por consiguiente, no es susceptible de esta concordancia o discordancia es incapaz de ser verdadero o falso y no puede ser nunca un objeto de nuestra razón. Ahora bien: es evidente que nuestras pasiones, voliciones y acciones no son susceptibles de una concordancia o discordancia tal por ser los hechos y realidades originales completos en sí mismos y no implicar referencia a otras pasiones, voliciones y acciones. Es imposible, por consiguiente, que puedan ser estimadas como verdaderas o falsas y que sean contrarias a la razón o conformes con ella. |
This argument is of double advantage to our present purpose. For it proves DIRECTLY, that actions do not derive their merit from a conformity to reason, nor their blame from a contrariety to it; and it proves the same truth more INDIRECTLY, by shewing us, that as reason can never immediately prevent or produce any action by contradicting or approving of it, it cannot be the source of moral good and evil, which are found to have that influence. Actions may be laudable or blameable; but they cannot be reasonable: Laudable or blameable, therefore, are not the same with reasonable or unreasonable. The merit and demerit of actions frequently contradict, and sometimes controul our natural propensities. But reason has no such influence. Moral distinctions, therefore, are not the offspring of reason. Reason is wholly inactive, and can never be the source of so active a principle as conscience, or a sense of morals. | Este argumento tiene una doble ventaja para nuestro presente propósito, pues prueba directamente que las acciones no pueden derivar su mérito de la conformidad con la razón ni su demérito de una oposición con ella, y prueba la misma verdad indirectamente, mostrándonos que la razón no puede de un modo inmediato evitar o producir una acción oponiéndose a ella o aprobándola, y que, por lo tanto, no puede ser la fuente del bien y el mal moral, que vemos que tienen esta influencia. Las acciones pueden ser laudables o censurables; pero no pueden ser razonables o irracionales: laudable y censurable, por consiguiente, no es lo mismo que razonable e irracional. El mérito y demérito de las acciones contradicen frecuentemente y a veces se oponen a nuestras inclinaciones naturales. Pero la razón no tiene una influencia tal. Las distinciones morales, por consiguiente, no son un producto de la razón. La razón es completamente inactiva y no puede ser jamás la fuente de un principio activo, como la conciencia o el sentido moral. |
But perhaps it may be said, that though no will or action can be immediately contradictory to reason, yet we may find such a contradiction in some of the attendants of the action, that is, in its causes or effects. The action may cause a judgment, or may be obliquely caused by one, when the judgment concurs with a passion; and by an abusive way of speaking, which philosophy will scarce allow of, the same contrariety may, upon that account, be ascribed to the action. How far this truth or faishood may be the source of morals, it will now be proper to consider. | Quizá podría decirse que aunque la voluntad o la acción no puedan ser inmediatamente contrarias a la razón sin embargo podemos hallar una contradicción tal en algunos de los acompañantes de las acciones, a saber: en sus causas y efectos. La acción puede causar un juicio o puede ser causada indirectamente por él cuando el juicio va unido con la pasión, y por un modo abusivo de hablar que la filosofía apenas debe permitirse, la misma oposición, por este motivo, se atribuye a la acción. Hasta qué punto esta verdad o falsedad puede ser la fuente de la moral es lo que será oportuno considerar ahora. |
It has been observed, that reason, in a strict and philosophical sense, can have influence on our conduct only after two ways: Either when it excites a passion by informing us of the existence of something which is a proper object of it; or when it discovers the connexion of causes and effects, so as to afford us means of exerting any passion. These are the only kinds of judgment, which can accompany our actions, or can be said to produce them in any manner; and it must be allowed, that these judgments may often be false and erroneous. A person may be affected with passion, by supposing a pain or pleasure to lie in an object, which has no tendency to produce either of these sensations, or which produces the contrary to what is imagined. A person may also take false measures for the attaining his end, and may retard, by his foolish conduct, instead of forwarding the execution of any project. These false judgments may be thought to affect the passions and actions, which are connected with them, and may be said to render them unreasonable, in a figurative and improper way of speaking. But though this be acknowledged, it is easy to observe, that these errors are so far from being the source of all immorality, that they are commonly very innocent, and draw no manner of guilt upon the person who is so unfortunate as to fail into them. They extend not beyond a mistake of fact, which moralists have not generally supposed criminal, as being perfectly involuntary. I am more to be lamented than blamed, if I am mistaken with regard to the influence of objects in producing pain or pleasure, or if I know not the proper means of satisfying my desires. No one can ever regard such errors as a defect in my moral character. A fruit, for instance, that is really disagreeable, appears to me at a distance, and through mistake I fancy it to be pleasant and delicious. Here is one error. I choose certain means of reaching this fruit, which are not proper for my end. Here is a second error; nor is there any third one, which can ever possibly enter into our reasonings concerning actions. I ask, therefore, if a man, in this situation, and guilty of these two errors, is to be regarded as vicious and criminal, however unavoidable they might have been? Or if it be possible to imagine, that such errors are the sources of all immorality? | Se ha observado que la razón, en un sentido estricto filosófico, puede tener una influencia sobre nuestra conducta solamente de dos modos: cuando excita una pasión, informándonos de la existencia de algo que es un objeto propio de ella, o descubriendo el enlace de causas y efectos de tal forma que nos proporcione los medios para ejercer una pasión. Estos son los dos únicos géneros de juicio que pueden acompañar a nuestras acciones o de los que se puede decir que las producen en cierto modo, y debe ser concedido que estos juicios pueden ser frecuentemente falsos y erróneos. Una persona puede hallarse afectada por una pasión por suponer que existe pena o placer en un objeto que no tiene tendencia alguna a producir estas sensaciones o que producen lo contrario de lo que se ha imaginado. Una persona puede también tomar falsas precauciones para lograr su fin y puede retrasar por su conducta estúpida, en vez de apresurar, la realización de algún objeto. Puede pensarse que estos falsos juicios afectan a las pasiones y acciones que se hallan enlazadas con ellos, y puede decirse que las hacen irracionales, en un modo de hablar figurado e impropio. Pero aunque esto sea reconocido, es fácil observar que estos errores están lejos de ser la fuente de toda inmoralidad, que son comúnmente muy inocentes y que no hacen culpable de un delito a la persona que tiene la desgracia de caer en ellos. No van más allá de una equivocación relativa a los hechos, y que los moralistas no han supuesto, en general, censurable por ser totalmente involuntaria. Soy más digno de compasión que de censura si me equivoco con respecto a la influencia de los objetos en cuanto producen dolor o placer, o si no conozco los medios apropiados para satisfacer mis deseos. Nadie considera tales errores como un defecto de mi carácter moral. Un fruto, por ejemplo, que es realmente desagradable se me aparece a distancia, y mediante mi error imagino que es agradable y delicioso: aquí hay un error. Elijo ciertos medios para coger estos frutos, que no son apropiados para mi fin: aquí hay otro error, y no hay un tercero que pueda entrar nunca en nuestros razonamientos concernientes a las acciones. Yo pregunto, por consiguiente, si un hombre en esta situación y culpable de estos dos errores puede ser considerado como vicioso y criminal, aunque aquéllos hayan sido inevitables, o si es posible imaginar que tales errores son la fuente de toda inmoralidad. |
And here it may be proper to observe, that if moral distinctions be derived from the truth or falshood of those judgments, they must take place wherever we form the judgments; nor will there be any difference, whether the question be concerning an apple or a kingdom, or whether the error be avoidable or unavoidable. For as the very essence of morality is supposed to consist in an agreement or disagreement to reason, the other circumstances are entirely arbitrary, and can never either bestow on any action the character of virtuous or vicious, or deprive it of that character. To which we may add, that this agreement or disagreement, not admitting of degrees, all virtues and vices would of course be equal. | Puede ser oportuno observar aquí que si las distinciones morales fuesen derivadas de la verdad o falsedad de estos juicios debían tener lugar siempre que los pronunciásemos y no debía existir ninguna diferencia entre si la cuestión concernía a una manzana o a un reino o si el error era inevitable o evitable. Pues como la verdadera esencia de la moralidad se supone que consiste en un acuerdo o desacuerdo con la razón, las otras circunstancias son completamente arbitrarias y no pueden conceder a nuestra acción el carácter de virtuosa o viciosa o privarla de él. A lo que podemos unir que no admitiendo grados este acuerdo o desacuerdo todas las virtudes y vicios serían por consiguiente iguales. |
Should it be pretended, that though a mistake of fact be not criminal, yet a mistake of right often is; and that this may be the source of immorality: I would answer, that it is impossible such a mistake can ever be the original source of immorality, since it supposes a real right and wrong; that is, a real distinction in morals, independent of these judgments. A mistake, therefore, of right may become a species of immorality; but it is only a secondary one, and is founded on some other, antecedent to it. | Si se pretendiese que aunque un error relativo a los hechos no es inmoral, sin embargo lo es frecuentemente un error relativo al derecho y que esto puede ser la fuente de la inmoralidad, respondería que es imposible que un error tal pueda ser nunca la fuente original de la inmoralidad, pues supone una justicia e injusticia reales, esto es, una distinción real de la moral independiente de estos juicios. Por consiguiente, un error de derecho puede llegar a ser una especie de inmoralidad, pero solamente secundaria, y se funda en algún otro antecedente a ella. |
As to those judgments which are the effects of our actions, and which, when false, give occasion to pronounce the actions contrary to truth and reason; we may observe, that our actions never cause any judgment, either true or false, in ourselves, and that it is only on others they have such an influence. It is certain, that an action, on many occasions, may give rise to false conclusions in others; and that a person, who through a window sees any lewd behaviour of mine with my neighbour′s wife, may be so simple as to imagine she is certainly my own. In this respect my action resembles somewhat a lye or falshood; only with this difference, which is material, that I perform not the action with any intention of giving rise to a false judgment in another, but merely to satisfy my lust and passion. It causes, however, a mistake and false judgment by accident; and the falshood of its effects may be ascribed, by some odd figurative way of speaking, to the action itself. But still I can see no pretext of reason for asserting, that the tendency to cause such an error is the first spring or original source of all immorality. [FN 12. One might think it were entirely superfluous to prove this, if a late author [William Wollaston, THE RELIGION OF NATURE DELINEATED (London 1722)], who has had the good fortune to obtain some reputation, had not seriously affirmed, that such a falshood is the foundation of all guilt and moral deformity. That we may discover the fallacy of his hypothesis, we need only consider, that a false conclusion is drawn from an action, only by means of an obscurity of natural principles, which makes a cause be secretly interrupted In its operation, by contrary causes, and renders the connexion betwixt two objects uncertain and variable. Now, as a like uncertainty and variety of causes take place, even in natural objects, and produce a like error in our judgment, if that tendency to produce error were the very essence of vice and immorality, it should follow, that even inanimate objects might be vicious and immoral. One might think It were entirely superfluous to prove this, if a late author [William Wollaston, THE RELIGION OF NATURE DELINEATED (London 1722)], who has had the good fortune to obtain some reputation, had not seriously affirmed, that such a falshood is the foundation of all guilt and moral deformity. That we may discover the fallacy of his hypothesis, we need only consider, that a false conclusion is drawn from an action, only by means of an obscurity of natural principles, which makes a cause be secretly interrupted In its operation, by contrary causes, and renders the connexion betwixt two objects uncertain and variable. Now, as a like uncertainty and variety of causes take place, even in natural objects, and produce a like error in our judgment, if that tendency to produce error were the very essence of vice and immorality, it should follow, that even inanimate objects might be vicious and immoral. It is in vain to urge, that inanimate objects act without liberty and choice. For as liberty and choice are not necessary to make an action produce in us an erroneous conclusion, they can be, in no respect, essential to morality; and I do not readily perceive, upon this system, how they can ever come to be regarded by it. If the tendency to cause error be the origin of immorality, that tendency and immorality would in every case be inseparable. Add to this, that if I had used the precaution of shutting the windows, while I indulged myself in those liberties with my neighbour′s wife, I should have been guilty of no immorality; and that because my action, being perfectly concealed, would have had no tendency to produce any false conclusion. For the same reason, a thief, who steals In by a ladder at a window, and takes all imaginable care to cause no disturbance, is in no respect criminal. For either he will not be perceived, or if he be, it is impossible he can produce any error, nor will any one, from these circumstances, take him to be other than what he really is. It is well known, that those who are squint-sighted, do very readily cause mistakes in others, and that we Imagine they salute or are talking to one person, while they address themselves to anther. Are they therefore, upon that account, immoral? Besides, we may easily observe, that in all those arguments there is an evident reasoning in a circle. A person who takes possession of another′s goods, and uses them as his own, in a manner declares them to be his own; and this falshood is the source of the immorality of injustice. But is property, or right, or obligation, intelligible, without an antecedent morality? A man that is ungrateful to his benefactor, in a manner affirms, that he never received any favours from him. But in what manner? Is it because it is his duty to be grateful? But this supposes, that there is some antecedent rule of duty and morals. Is it because human nature is generally grateful, and makes us conclude, that a man who does any harm never received any favour from the person he harmed? But human nature is not so generally grateful, as to justify such a conclusion. Or if it were, is an exception to a general rule in every case criminal, for no other reason than because it is an exception? But what may suffice entirely to destroy this whimsical system is, that it leaves us under the same difficulty to give a reason why truth is virtuous and falshood vicious, as to account for the merit or turpitude of any other action. I shall allow, if you please, that all immorality is derived from this supposed falshood in action, provided you can give me any plausible reason, why such a falshood is immoral. If you consider rightly of the matter, you will find yourself in the same difficulty as at the beginning. This last argument is very conclusive; because, if there be not an evident merit or turpitude annexed to this species of truth or falahood, It can never have any influence upon our actions. For, who ever thought of forbearing any action, because others might possibly draw false conclusions from it? Or, who ever performed any, that he might give rise to true conclusions?] | En cuanto a los juicios que son efectos de nuestras acciones y que cuando son falsos dan lugar a que se estimen estas acciones contrarias a la razón, podemos observar que nuestras acciones jamás causan un juicio en nosotros mismos, ya sea éste verdadero o falso, y que tan sólo sobre otros sujetos ejercen esta influencia. Es cierto que una acción en muchas ocasiones puede dar lugar a falsas conclusiones en los otros y que una persona que por una ventana me ve conducirme de una manera galante con la mujer de mi vecino puede ser tan simple que imagine que es la mía propia. En este caso mi acción se parece de algún modo a la mentira o falsedad, tan sólo con la diferencia importante de que yo no realizo la acción con la intención de dar lugar al falso juicio de la otra persona, sino únicamente para satisfacer mi lascivia y pasión. Produce, sin embargo, un error y falso juicio por accidente, y la falsedad de sus efectos puede ser adscrita, mediante un modo singular de hablar figurado, a la acción misma. Pero aun así no puede encontrar pretexto o razón para afirmar que la tendencia a causar un error tal es el primer principio o fuente originaria de toda inmoralidad(57). |
Thus upon the whole, it is impossible, that the distinction betwixt moral good and evil, can be made to reason; since that distinction has an influence upon our actions, of which reason alone is incapable. Reason and judgment may, indeed, be the mediate cause of an action, by prompting, or by directing a passion: But it is not pretended, that a judgment of this kind, either in its truth or falshood, is attended with virtue or vice. And as to the judgments, which are caused by our judgments, they can still less bestow those moral qualities on the actions, which are their causes. | Así, en resumen, es imposible que la distinción entre bien y mal moral pueda ser hecha por la razón, pues esta distinción tiene una influencia sobre nuestras acciones de la cual la razón por sí sola es incapaz. La razón y el juicio pueden de hecho ser causas mediatas de la acción, sugiriendo o dirigiendo la pasión; pero no se ha de pretender que un juicio de este género, según su verdad o falsedad, vaya acompañado de virtud o vicio. En cuanto a los juicios que son causados por nuestros juicios, se les puede conceder aún menos estas cualidades morales de las acciones que son sus causas. |
But to be more particular, and to shew, that those eternal immutable fitnesses and unfitnesses of things cannot be defended by sound philosophy, we may weigh the following considerations. | Sin embargo, para ser más precisos y mostrar que la adecuación y la inadecuación eterna e inmutable de las cosas no puede ser mantenida por una filosofía firme debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones: |
If the thought and understanding were alone capable of fixing the boundaries of right and wrong, the character of virtuous and vicious either must lie in some relations of objects, or must be a matter of fact, which is discovered by our reasoning. This consequence is evident. As the operations of human understanding divide themselves into two kinds, the comparing of ideas, and the inferring of matter of fact; were virtue discovered by the understanding; it must be an object of one of these operations, nor is there any third operation of the understanding. which can discover it. There has been an opinion very industriously propagated by certain philosophers, that morality is susceptible of demonstration; and though no one has ever been able to advance a single step in those demonstrations; yet it is taken for granted, that this science may be brought to an equal certainty with geometry or algebra. Upon this supposition vice and virtue must consist in some relations; since it is allowed on all hands, that no matter of fact is capable of being demonstrated. Let us, therefore, begin with examining this hypothesis, and endeavour, if possible, to fix those moral qualities, which have been so long the objects of our fruitless researches. Point out distinctly the relations, which constitute morality or obligation, that we may know wherein they consist, and after what manner we must judge of them. | Si el pensamiento y el entendimiento fueran por sí solos capaces de fijar los límites de lo justo y lo injusto, el carácter de virtuoso y vicioso debería residir en alguna relación de los objetos o debería ser un hecho que se descubriría por nuestro entendimiento. Esta consecuencia es evidente. Como las operaciones del entendimiento humano se dividen en dos géneros, la comparación de ideas y los razonamientos acerca de hechos, si la virtud fuese descubierta por el entendimiento debía ser objeto de una de estas operaciones, puesto que no existe una tercera operación del entendimiento que pueda descubrirlo. Existe la opinión, propagada muy hábilmente por ciertos filósofos, de que la moralidad es susceptible de demostración, y aunque nadie ha sido capaz de avanzar un solo paso en estas demostraciones, sin embargo se considera que esta ciencia puede ser llevada a una igual certeza que la geometría o el álgebra. Según este supuesto, el vicio y la virtud deben consistir en alguna relación, pues se concede en absoluto que ningún hecho es capaz de ser demostrado. Comencemos, por consiguiente, examinando esta hipótesis e intentemos, si es posible, f ijar estas cualidades morales, que han sido durante tanto tiempo objeto de investigaciones inútiles, y poner en claro las relaciones que constituyen la moralidad u obligación de modo que podamos saber en qué consiste, y después, de qué manera debemos juzgar de ellas. |
If you assert, that vice and virtue consist in relations susceptible of certainty and demonstration, you must confine yourself to those four relations, which alone admit of that degree of evidence; and in that case you run into absurdities, from which you will never be able to extricate yourself. For as you make the very essence of morality to lie in the relations, and as there is no one of these relations but what is applicable, not only to an irrational, but also to an inanimate object; it follows, that even such objects must be susceptible of merit or demerit. RESEMBLANCE, CONTRARIETY, DEGREES IN QUALITY, and PROPORTIONS IN QUANTITY AND NUMBER; all these relations belong as properly to matter, as to our actions, passions, and volitions. It is unquestionable, therefore, that morality lies not in any of these relations, nor the sense of it in their discovery. [FN 13. As a proof, how confused our way of thinking on this subject commonly is, we may observe, that those who assert, that morality is demonstrable, do not say, that morality lies in the relations, and that the relations are distinguishable by reason. They only say, that reason can discover such an action, In such relations, to be virtuous, and such another vicious. It seems they thought it sufficient, if they could bring the word, Relation, into the proposition, without troubling themselves whether it was to the purpose or not. But here, I think, is plain argument. Demonstrative reason discovers only relations. But that reason, according to this hypothesis, discovers also vice and virtue. These moral qualities, therefore, must be relations. When we blame any action, in any situation, the whole complicated object, of action and situation, must form certain relations, wherein the essence of vice consists. This hypothesis is not otherwise intelligible. For what does reason discover, when it pronounces any action vicious? Does it discover a relation or a matter of fact? These questions are decisive, and must not be eluded.] | Si se afirma que el vicio y la virtud consisten en relaciones susceptibles de certeza y demostración, es preciso limitarse a las cuatro relaciones que sólo admiten este grado de evidencia, y en este caso se caerá en absurdos de los que yo no podré sacar a nadie. Pues si se considera que la verdadera esencia de la moralidad consiste en las relaciones, como no hay ninguna de éstas que no pueda aplicarse no sólo a los seres irracionales, sino también a los objetos inanimados, se sigue que tales objetos deben ser susceptibles también de mérito y demérito. Semejanza, contraste, grados de cualidad y relaciones de cantidad y número son relaciones que conciernen tanto a la materia como a nuestras acciones, pasiones y voliciones. Es indiscutible, por consiguiente, que la moralidad no consiste en algunas de estas relaciones ni su sentido en su descubrimiento (58). |
Should it be asserted, that the sense of morality consists in the discovery of some relation, distinct from these, and that our enumeration was not compleat, when we comprehended all demonstrable relations under four general heads: To this I know not what to reply, till some one be so good as to point out to me this new relation. It is impossible to refute a system, which has never yet been explained. In such a manner of fighting in the dark, a man loses his blows in the air, and often places them where the enemy is not present. | Si se afirma que este sentido de la moralidad consiste en el descubrimiento de alguna relación distinta de éstas y que nuestra enumeración no era completa cuando reuníamos todas las relaciones demostrables bajo cuatro títulos generales, no sé qué responda si no es rogar que alguien sea tan bondadoso que me indique una nueva relación. Es imposible refutar un sistema que no ha sido nunca expuesto. Luchando de este modo en la obscuridad se pierden los golpes en el aire y frecuentemente se coloca uno donde el enemigo no se halla. |
I must, therefore, on this occasion, rest contented with requiring the two following conditions of any one that would undertake to clear up this system. First, As moral good and evil belong only to the actions of the mind, and are derived from our situation with regard to external objects, the relations, from which these moral distinctions arise, must lie only betwixt internal actions, and external objects, and must not be applicable either to internal actions, compared among themselves, or to external objects, when placed in opposition to other external objects. For as morality is supposed to attend certain relations, if these relations coued belong to internal actions considered singly, it would follow, that we might be guilty of crimes in ourselves, and independent of our situation, with respect to the universe: And in like manner, if these moral relations coued be applied to external objects, it would follow, that even inanimate beings would be susceptible of moral beauty and deformity. Now it seems difficult to imagine, that any relation can be discovered betwixt our passions, volitions and actions, compared to external objects, which relation might not belong either to these passions and volitions, or to these external objects, compared among themselves. But it will be still more difficult to fulfil the second condition, requisite to justify this system. According to the principles of those who maintain an abstract rational difference betwixt moral good and evil, and a natural fitness and unfitness of things, it is not only supposed, that these relations, being eternal and immutable, are the same, when considered by every rational creature, but their effects are also supposed to be necessarily the same; and it is concluded they have no less, or rather a greater, influence in directing the will of the deity, than in governing the rational and virtuous of our own species. These two particulars are evidently distinct. It is one thing to know virtue, and another to conform the will to it. In order, therefore, to prove, that the measures of right and wrong are eternal laws, obligatory on every rational mind, it is not sufficient to shew the relations upon which they are founded: We must also point out the connexion betwixt the relation and the will; and must prove that this connexion is so necessary, that in every well-disposed mind, it must take place and have its influence; though the difference betwixt these minds be in other respects immense and infinite. Now besides what I have already proved, that even in human nature no relation can ever alone produce any action: besides this, I say, it has been shewn, in treating of the understanding, that there is no connexion of cause and effect, such as this is supposed to be, which is discoverable otherwise than by experience, and of which we can pretend to have any security by the simple consideration of the objects. All beings in the universe, considered in themselves, appear entirely loose and independent of each other. It is only by experience we learn their influence and connexion; and this influence we ought never to extend beyond experience. | Debo por consiguiente en esta ocasión contentarme con exponer las dos siguientes condiciones para quien quiera emprender el aclarar este sistema: Primero: como un bien y un mal moral se refieren solamente a las acciones del espíritu y se derivan de nuestra situación con respecto a los objetos externos, las relaciones de que surgen estas distinciones morales residen tan sólo entre las acciones internas y los objetos externos y no deben ser aplicables ni a las acciones internas comparadas entre sí mismas ni a los objetos externos cuando se contraponen a otros objetos externos. Pues como la moralidad se supone que acompaña a ciertas relaciones, si estas relaciones pudieran referirse a las acciones internas consideradas separadamente, se seguiría que podríamos ser culpables de crímenes en nosotros mismos e independientemente de nuestra situación con respecto del universo, y de igual modo si estas relaciones morales pudieran ser aplicadas a los objetos externos se seguiria que aun los seres inanimados serían susceptibles de belleza y fealdad moral. Ahora bien: parece difícil imaginar que se pueda descubrir una relación entre nuestras pasiones, voliciones y acciones que pueda ser comparada con los objetos externos, ya que dicha relación no ha de concernir ni a las pasiones y voliciones o a los objetos externos comparados entre sí. Aun será más difícil realizar la segunda condición para justificar este sistema. Según los principios de los que mantienen una diferencia racional abstracta entre bien y mal moral y una natural adecuación e inadecuación de las cosas, no sólo se supone que estas relaciones, por ser eternas e inmutables, son las mismas consideradas por toda criatura racional, sino que sus efectos se estiman necesariamente los mismos, y se concluye que no tienen menor o, más exacto, mayor influencia en la dirección de la voluntad de la divinidad que en el gobierno de nuestra voluntad racional y virtuosa en nuestra especie. Estas dos notas son evidentemente diferentes. Una cosa es conocer la virtud y otra conformar la voluntad a ella. Por consiguiente, para probar que las reglas de lo justo e injusto son leyes eternas y obligatorias para todo espíritu racional no es suficiente mostrar las relaciones sobre que está fundada: debemos también poner de relieve la conexión entre la relación y la voluntad y debemos probar que esta conexión es tan necesaria que en todo espíritu bien dispuesto debe presentarse y tener su influencia, aunque la diferencia entre los espíritus pueda ser en otros respectos inmensa e infinita. Ahora bien: además de que ya he probado que aun en la naturaleza humana ninguna relación por sí puede producir una acción, además, digo, ha sido mostrado, al tratar del entendimiento, que no existe una conexión de causa y efecto, como la que aquí se supone, que pueda ser descubierta de otro modo que por experiencia, y de la que podamos pretender estar seguros por la simple consideración de los objetos. Todos los seres en el universo, considerados en sí mismos, nos aparecen completamente desligados e independientes los unos de los otros. Sólo por experiencia conocemos su influencia y conexión, y esta influencia no podemos extenderla más allá de la experiencia. |
Thus it will be impossible to fulfil the first condition required to the system of eternal measures of right and wrong; because it is impossible to shew those relations, upon which such a distinction may be founded: And it is as impossible to fulfil the second condition; because we cannot prove A PRIORI, that these relations, if they really existed and were perceived, would be universally forcible and obligatory. | Así será imposible realizar la primera condición requerida para el sistema de las reglas eternas racionales de lo justo y lo injusto porque es imposible mostrar las relaciones sobre las cuales la distinción puede fundarse, y es imposible realizar la segunda condición porque no podemos probar a priori que estas relaciones, si existen realmente y son percibidas, sean universalmente forzosas y obligatorias. |
But to make these general reflections more dear and convincing, we may illustrate them by some particular instances, wherein this character of moral good or evil is the most universally acknowledged. Of all crimes that human creatures are capable of committing, the most horrid and unnatural is ingratitude, especially when it is committed against parents, and appears in the more flagrant instances of wounds and death. This is acknowledged by all mankind, philosophers as well as the people; the question only arises among philosophers, whether the guilt or moral deformity of this action be discovered by demonstrative reasoning, or be felt by an internal sense, and by means of some sentiment, which the reflecting on such an action naturally occasions. This question will soon be decided against the former opinion, if we can shew the same relations in other objects, without the notion of any guilt or iniquity attending them. Reason or science is nothing but the comparing of ideas, and the discovery of their relations; and if the same relations have different characters, it must evidently follow, that those characters are not discovered merely by reason. To put the affair, therefore, to this trial, let us chuse any inanimate object, such as an oak or elm; and let us suppose, that by the dropping of its seed, it produces a sapling below it, which springing up by degrees, at last overtops and destroys the parent tree: I ask, if in this instance there be wanting any relation, which is discoverable in parricide or ingratitude? Is not the one tree the cause of the other′s existence; and the latter the cause of the destruction of the former, in the same manner as when a child murders his parent? It is not sufficient to reply, that a choice or will is wanting. For in the case of parricide, a will does not give rise to any DIFFERENT relations, but is only the cause from which the action is derived; and consequently produces the same relations, that in the oak or elm arise from some other principles. It is a will or choice, that determines a man to kill his parent; and they are the laws of matter and motion, that determine a sapling to destroy the oak, from which it sprung. Here then the same relations have different causes; but still the relations are the same: And as their discovery is not in both cases attended with a notion of immorality, it follows, that that notion does not arise from such a discovery. | Para hacer estas reflexiones generales más claras y convincentes podemos ilustrarlas por algunos casos particulares en los que este carácter de bien o mal moral se reconoce más generalmente. De todos los crímenes que las criaturas humanas son capaces de cometer es el más hórrido e innatural la ingratitud, especialmente cuando se comete contra los padres y aparece en los casos más notorios de heridas y muerte. Esto es reconocido por todo el género humano, tanto por los filósofos como por los restantes mortales; solamente entre los filósofos surge la cuestión de si el delito o fealdad moral de 272 esta acción puede ser descubierta por un razonamiento demostrativo o ser apreciada por un sentido interno y por medio de algún sentimiento que naturalmente se ocasiona por la reflexión sobre una acción tal. Esta cuestión será pronto decidida en contra de la primera opinión si podemos mostrar las mismas relaciones en objetos, sin la noción de una culpa o maldad que las acompañe. La razón o la ciencia no es más que la comparación de las ideas y el descubrimiento de sus relaciones, y si las mismas relaciones tienen diferentes propiedades, se debe seguir evidentemente que estas propiedades no son descubiertas solamente por la razón. Por consiguiente, para someter la cuestión a este examen escojamos un objeto inanimado, como, por ejemplo, un roble o un olmo, y supongamos que sus semillas al caer producen un vástago bajo él que, creciendo poco a poco, acaba por sobrepasar y matar el árbol padre; yo pregunto si en este caso puede faltar una relación que no se presente en el parricidio o la ingratitud. ¿No es uno de los árboles la causa de la existencia del otro y no es el último la causa de la destrucción del primero, del mismo modo que cuando un hijo asesina a sus padres? No es suficiente replicar que falta una elección o voluntad, pues en el caso del parricidio la voluntad no da lugar a relaciones diferentes, sino que solamente es la causa de que la acción se deriva, y por consecuencia produce las mismas relaciones que en el roble o el olmo surgen de otros principios. La voluntad o la elección es lo que determina a un hombre a matar a sus padres, y son las leyes de la materia y el movimiento las que determinan un vástago a destruir el roble de que ha nacido. Aquí las mismas relaciones tienen diferentes causas; pero como las relaciones son las mismas y como su descubrimiento no va acompañado en los dos casos de una noción de inmoralidad, se sigue que esta noción no surge de este descubrimiento. |
But to chuse an instance, still more resembling; I would fain ask any one, why incest in the human species is criminal, and why the very same action, and the same relations in animals have not the smallest moral turpitude and deformity? If it be answered, that this action is innocent in animals, because they have not reason sufficient to discover its turpitude; but that man, being endowed with that faculty which ought to restrain him to his duty, the same action instantly becomes criminal to him; should this be said, I would reply, that this is evidently arguing in a circle. For before reason can perceive this turpitude, the turpitude must exist; and consequently is independent of the decisions of our reason, and is their object more properly than their effect. According to this system, then, every animal, that has sense, and appetite, and will; that is, every animal must be susceptible of all the same virtues and vices, for which we ascribe praise and blame to human creatures. All the difference is, that our superior reason may serve to discover the vice or virtue, and by that means may augment the blame or praise: But still this discovery supposes a separate being in these moral distinctions, and a being, which depends only on the will and appetite, and which, both in thought and reality, may be distinguished from the reason. Animals are susceptible of the same relations, with respect to each other, as the human species, and therefore would also be susceptible of the same morality, if the essence of morality consisted in these relations. Their want of a sufficient degree of reason may hinder them from perceiving the duties and obligations of morality, but can never hinder these duties from existing; since they must antecedently exist, in order to their being perceived. Reason must find them, and can never produce them. This argument deserves to be weighed, as being, in my opinion, entirely decisive. | Sin embargo, para escoger un caso más semejante preguntaré gustoso por qué el incesto en la especie humana es criminal y por qué la misma acción y las mismas relaciones en los animales no tienen lo más mínimo de fealdad y deformidad moral. Si se me responde que esta acción es inocente en los animales porque no poseen suficiente razón para reconocer su fealdad, pero que por estar los hombres dotados de esta facultad, que puede obligarlos a cumplir su deber, la misma acción en ellos se hace criminal, replicaré que esto es evidentemente argÜir en un círculo, pues antes que la razón pueda percibir esta fealdad la fealdad debe existir, y, por consecuencia, es independiente de las decisiones de nuestra razón y es más propiamente su objeto que su efecto. Según este sistema, todo animal que tiene sentidos, apetito y voluntad, es decir, todo animal, debe ser susceptible de las mismas virtudes y vicios por los cuales concedemos alabanza o censura a las criaturas humanas. Toda la diferencia estará en que nuestra razón superior puede servir para descubrir el vicio y la virtud, y por este medio puede aumentar la censura o alabanza; pero este descubrimiento supone un ser separado en estas distinciones morales y un ser que depende tan sólo de la voluntad y el apetito y que tanto en pensamiento como en realidad debe ser distinguido de la razón. Los animales son susceptibles de las mismas relaciones con respecto a los otros de la especie humana, y por lo tanto serían susceptibles de la misma moralidad si la esencia de la moralidad consistiese en estas relaciones. Su carencia de grado suficiente de razón puede impedirles percibir sus deberes y obligaciones morales; pero nunca puede impedir que estos deberes existan, pues deben existir de antemano para ser percibidos. La razón los halla, pero no los produce. Este argumento merece ser tenido en cuenta por ser, según mi opinión, completamente decisivo. |
Nor does this reasoning only prove, that morality consists not in any relations, that are the objects of science; but if examined, will prove with equal certainty, that it consists not in any matter of fact, which can be discovered by the understanding. This is the second part of our argument; and if it can be made evident, we may conclude, that morality is not an object of reason. But can there be any difficulty in proving, that vice and virtue are not matters of fact, whose existence we can infer by reason? Take any action allowed to be vicious: Wilful murder, for instance. Examine it in all lights, and see if you can find that matter of fact, or real existence, which you call vice. In which-ever way you take it, you find only certain passions, motives, volitions and thoughts. There is no other matter of fact in the case. The vice entirely escapes you, as long as you consider the object. You never can find it, till you turn your reflection into your own breast, and find a sentiment of disapprobation, which arises in you, towards this action. Here is a matter of fact; but it is the object of feeling, not of reason. It lies in yourself, not in the object. So that when you pronounce any action or character to be vicious, you mean nothing, but that from the constitution of your nature you have a feeling or sentiment of blame from the contemplation of it. Vice and virtue, therefore, may be compared to sounds, colours, heat and cold, which, according to modern philosophy, are not qualities in objects, but perceptions in the mind: And this discovery in morals, like that other in physics, is to be regarded as a considerable advancement of the speculative sciences; though, like that too, it has little or no influence on practice. Nothing can be more real, or concern us more, than our own sentiments of pleasure and uneasiness; and if these be favourable to virtue, and unfavourable to vice, no more can be requisite to the regulation of our conduct and behaviour. | El anterior razonamiento no sólo prueba que la moralidad no consiste en relaciones que son objeto de la ciencia, sino que, bien examinado, prueba también con igual certeza que tampoco consiste en hechos que puedan ser descubiertos por el entendimiento. Esta es la segunda parte de nuestro argumento, y si podemos hacer esto evidente nos será posible concluir que la moralidad no es un objeto de razón. Pero ¿puede existir alguna dificultad para probar que el vicio y la virtud no son hechos cuya existencia podamos inferir por la razón? Tomemos una acción que se estima ser viciosa: el asesinato intencional, por ejemplo. Examinémoslo en todos sus aspectos y veamos si se puede hallar algún hecho o existencia real que se llame vicio. De cualquier modo que se le considere, sólo se hallan ciertas pasiones, motivos, voliciones y pensamientos. No existen otros fenómenos en este caso. El vicio nos escapa enteramente mientras se le considere como un objeto. No se le puede hallar hasta que se dirige la reflexión hacia el propio pecho y se halla un sentimiento de censura que surge en nosotros con respecto a la acción. Aquí existe un hecho; pero es objeto del sentimiento, no de la razón. Está en nosotros mismos, no en el objeto. Así, cuando se declara una acción o carácter vicioso no se quiere decir sino que por la constitución de nuestra naturaleza experimentamos un sentimiento o afección de censura ante la contemplación de aquél. El vicio y la virtud, por consiguiente, pueden ser comparados con los sonidos, colores, calor y frío, que según la filosofia moderna no son cualidades en los objetos, sino percepciones en el espíritu, y este descubrimiento en moral, lo mismo que otros en la física, debe ser considerado como un avance considerable de las ciencias especulativas, aunque, lo mismo que éstas, no tiene o tiene poca influencia en la práctica. Nada puede ser más real o interesarnos más que nuestros propios sentimientos de placer y dolor, y si éstos son favorables a la virtud y desfavorables al vicio no puede ser requerido nada más para la regulación de nuestra conducta y vida. |
I cannot forbear adding to these reasonings an observation, which may, perhaps, be found of some importance. In every system of morality, which I have hitherto met with, I have always remarked, that the author proceeds for some time in the ordinary way of reasoning, and establishes the being of a God, or makes observations concerning human affairs; when of a sudden I am surprized to find, that instead of the usual copulations of propositions, is, and is not, I meet with no proposition that is not connected with an ought, or an ought not. This change is imperceptible; but is, however, of the last consequence. For as this ought, or ought not, expresses some new relation or affirmation, it is necessary that it should be observed and explained; and at the same time that a reason should be given, for what seems altogether inconceivable, how this new relation can be a deduction from others, which are entirely different from it. But as authors do not commonly use this precaution, I shall presume to recommend it to the readers; and am persuaded, that this small attention would subvert all the vulgar systems of morality, and let us see, that the distinction of vice and virtue is not founded merely on the relations of objects, nor is perceived by reason. | No puedo menos de añadir a estos razonamientos una observación que puede quizá ser estimada de alguna importancia. En todo sistema de moralidad que hasta ahora he encontrado he notado siempre que el autor procede durante algún tiempo según el modo corriente de razonar, y establece la existencia de Dios o hace observaciones concernientes a los asuntos humanos, y de repente me veo sorprendido al hallar que en lugar de los enlaces usuales de las proposiciones es no es encuentro que ninguna proposición se halla enlazada más que con debe o no debe. Este cambio es imperceptible, pero es, sin embargo, de gran consecuencia, pues como este debe o no debe expresa una nueva relación o afirmación, es necesario que sea observada y explicada y al mismo tiempo debe darse una razón para lo que parece completamente inconcebible, a saber: como esta nueva relación puede ser una deducción de otras que son totalmente diferentes de ella, ya que los autores no usan comúnmente de esta precaución, debo aventurarme a recomendarla a los lectores, y estoy persuadido de que esta pequeña atención acabará con todos los sistemas corrientes de inmoralidad y nos permitirá ver que la distinción de vicio y virtud no se funda meramente en las relaciones de los objetos ni se percibe por la razón.
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SECT. II MORAL DISTINCTIONS DERIVed FROM A MORAL SENSE | Sección II Las distinciones morales se derivan de un sentido moral. |
Thus the course of the argument leads us to conclude, that since vice and virtue are not discoverable merely by reason, or the comparison of ideas, it must be by means of some impression or sentiment they occasion, that we are able to mark the difference betwixt them. Our decisions concerning moral rectitude and depravity are evidently perceptions; and as all perceptions are either impressions or ideas, the exclusion of the one is a convincing argument for the other. Morality, therefore, is more properly felt than judged of; though this feeling or sentiment is commonly so soft and gentle, that we are apt to confound it with an idea, according to our common custom of taking all things for the same, which have any near resemblance to each other. | Así, el curso del anterior argumento nos lleva a concluir que puesto que el vicio y la virtud no pueden descubrirse solamente por la razón o la comparación de ideas, debe ser mediante alguna impresión o sentimiento que nos ocasionan por lo que somos capaces de 274 fijar la diferencia entre ellos. Nuestras decisiones concernientes a la rectitud y depravación moral son evidentemente percepciones, y como todas las percepciones son impresiones o ideas, la exclusión de las unas es un argumento convincente en favor de las otras. La moralidad, por consiguiente, es más propiamente sentida que juzgada, aunque este sentimiento o afección es comúnmente tan suave y sutil que nos inclinamos a confundirlo con una idea, según nuestra costumbre de tomar unas cosas por otras cuando existe entre ellas una gran semejanza. |
The next question is, Of what nature are these impressions, and after what manner do they operate upon us? Here we cannot remain long in suspense, but must pronounce the impression arising from virtue, to be agreeable, and that proceding from vice to be uneasy. Every moments experience must convince us of this. There is no spectacle so fair and beautiful as a noble and generous action; nor any which gives us more abhorrence than one that is cruel and treacherous. No enjoyment equals the satisfaction we receive from the company of those we love and esteem; as the greatest of all punishments is to be obliged to pass our lives with those we hate or contemn. A very play or romance may afford us instances of this pleasure, which virtue conveys to us; and pain, which arises from vice. | La cuestión que se presenta en seguida es de qué naturaleza son estas impresiones y de qué manera actúan sobre nosotros. Aquí no podemos permanecer largo tiempo perplejos, sino que debemos declarar que la impresión que surge de la virtud es agradable y la que procede del vicio desagradable. La experiencia de cada momento nos convencerá de ello. No existe un espectáculo tan hermoso como una acción noble y generosa ni nada que nos cause más horror que una cruel y pérfida. No hay goce igual al que recibimos de la compañía de los que amamos y estimamos, así como el más grande de los castigos consiste en ser obligado a pasar nuestra vida con los que odiamos o despreciamos. Una verdadera obra dramática o novela debe proporcionarnos casos de este placer que la virtud produce y del dolor que surge del vicio. |
Now since the distinguishing impressions, by which moral good or evil is known, are nothing but particular pains or pleasures; it follows, that in all enquiries concerning these moral distinctions, it will be sufficient to shew the principles, which make us feel a satisfaction or uneasiness from the survey of any character, in order to satisfy us why the character is laudable or blameable. An action, or sentiment, or character is virtuous or vicious; why? because its view causes a pleasure or uneasiness of a particular kind. In giving a reason, therefore, for the pleasure or uneasiness, we sufficiently explain the vice or virtue. To have the sense of virtue, is nothing but to feel a satisfaction of a particular kind from the contemplation of a character. The very feeling constitutes our praise or admiration. We go no farther; nor do we enquire into the cause of the satisfaction. We do not infer a character to be virtuous, because it pleases: But in feeling that it pleases after such a particular manner, we in effect feel that it is virtuous. The case is the same as in our judgments concerning all kinds of beauty, and tastes, and sensations. Our approbation is implyed in the immediate pleasure they convey to us. | Ahora bien: puesto que las impresiones distintivas por las que se conoce el bien y el mal moral no son más que dolores o placeres particulares, se sigue que en todas las investigaciones referentes a estas distinciones morales será suficiente mostrar los principios que nos hacen sentir una satisfacción o dolor ante la contemplación de un carácter, para saber por qué el carácter es laudable o censurable. ¿Por qué una acción o sentimiento o carácter es virtuoso o vicioso? Porque su consideración causa un placer o dolor de un género particular. Por consiguiente, dando razón del placer o el dolor explicamos suficientemente el vicio y la virtud. Tener el sentido de la virtud no es más que sentir una satisfacción de un género particular ante la contemplación de un carácter. El sentimiento mismo constituye nuestra alabanza o admiración. No vamos más lejos ni investigamos la causa de la satisfacción. No inferimos que un carácter sea virtuoso porque agrada, sino que sintiendo que agrada de un modo particular sentimos, en efecto, que es virtuoso. Es el mismo caso que nuestros juicios concernientes a todos los géneros de belleza, gustos y sensaciones. Nuestra aprobación se halla implicada en el placer inmediato que nos producen. |
I have objected to the system, which establishes eternal rational measures of right and wrong, that it is impossible to shew, in the actions of reasonable creatures, any relations, which are not found in external objects; and therefore, if morality always attended these relations, it were possible for inanimate matter to become virtuous or vicious. Now it may, in like manner, be objected to the present system, that if virtue and vice be determined by pleasure and pain, these qualities must, in every case, arise from the sensations; and consequently any object, whether animate or inanimate, rational or irrational, might become morally good or evil, provided it can excite a satisfaction or uneasiness. But though this objection seems to be the very same, it has by no means the same force, in the one case as in the other. For, first, tis evident, that under the term pleasure, we comprehend sensations, which are very different from each other, and which have only such a distant resemblance, as is requisite to make them be expressed by the same abstract term. A good composition of music and a bottle of good wine equally produce pleasure; and what is more, their goodness is determined merely by the pleasure. But shall we say upon that account, that the wine is harmonious, or the music of a good flavour? In like manner an inanimate object, and the character or sentiments of any person may, both of them, give satisfaction; but as the satisfaction is different, this keeps our sentiments concerning them from being confounded, and makes us ascribe virtue to the one, and not to the other. Nor is every sentiment of pleasure or pain, which arises from characters and actions, of that peculiar kind, which makes us praise or condemn. The good qualities of an enemy are hurtful to us; but may still command our esteem and respect. It is only when a character is considered in general, without reference to our particular interest, that it causes such a feeling or sentiment, as denominates it morally good or evil. It is true, those sentiments, from interest and morals, are apt to be confounded, and naturally run into one another. It seldom happens, that we do not think an enemy vicious, and can distinguish betwixt his opposition to our interest and real villainy or baseness. But this hinders not, but that the sentiments are, in themselves, distinct; and a man of temper and judgment may preserve himself from these illusions. In like manner, though it is certain a musical voice is nothing but one that naturally gives a particular kind of pleasure; yet it is difficult for a man to be sensible, that the voice of an enemy is agreeable, or to allow it to be musical. But a person of a fine ear, who has the command of himself, can separate these feelings, and give praise to what deserves it. | He objetado al sistema que establece reglas eternas, racionales, de lo justo e injusto que es imposible mostrar en las acciones de las criaturas racionales relaciones que no se hallen en los objetos externos, y que, por consiguiente, si la moralidad acompaña siempre a estas relaciones será posible para la materia inanimada el hacerse virtuosa o viciosa. Ahora bien: puede de igual modo objetarse al presente sistema que si la virtud y el vicio se hallan determinados por el placer y el dolor estas cualidades deben en todo caso surgir de sensaciones, y, por consiguiente, cualquier objeto, ya sea animado o inanimado, racional o irracional, puede llegar a ser bueno o malo con tal que pueda excitar una satisfacción o desagrado. Pero aunque esta objeción parece ser la misma, no tiene de ningún modo igual fuerza en un caso que en el otro, pues, primero, es evidente que bajo el término de placer comprendemos sensaciones que son muy diferentes entre sí y que tienen tan sólo la semejanza remota requerida para que sean designadas por el mismo término abstracto. Una buena composición de música y una botella de buen vino producen placer igualmente y, lo que es más, su bondad se halla determinada meramente por el placer. ¿Pero podremos decir por esto que el vino es armonioso o que la música tiene un buen sabor? Del mismo modo un objeto inanimado y el buen carácter o buenos sentimientos de una persona pueden producir una satisfacción; pero como la satisfacción es diferente, evita que nuestros sentimientos que se refieren a ellos sean confundidos y nos hace que atribuyamos virtud a los unos y no al otro. No todo sentimiento de placer o dolor que surja de los caracteres y acciones es del género especial que nos hace alabar o condenar. Las buenas cualidades de un enemigo nos son nocivas, pero pueden captarse nuestra estima o respeto. Solamente cuando un carácter es considerado en general sin referencia a nuestros intereses particulares causa un sentimiento o afecto que denominamos bien o mal moral. Es cierto que los sentimientos de interés y morales son susceptibles de ser confundidos y que, naturalmente, pasan los unos a los otros. Rara vez acontece que no imaginemos un enemigo como vicioso y que podamos distinguir entre su oposición a nuestros intereses y su villanía o bajeza real; pero esto no impide que los sentimientos sean en sí mismos diferentes, y un hombre de temperamento y juicio puede librarse por él mismo de estas ilusiones. De igual manera, aunque una voz musical no es más que aquella que produce un género particular de placer, es difícil, sin embargo, para un hombre notar que la voz de un enemigo es agradable o conceder que es musical; pero una persona de un oído fino y que tiene dominio sobre sí misma puede separar estos sentimientos y alabar lo que lo merece. |
SECONDLY, We may call to remembrance the preceding system of the passions, in order to remark a still more considerable difference among our pains and pleasures. Pride and humility, love and hatred are excited, when there is any thing presented to us, that both bears a relation to the object of the passion, and produces a separate sensation related to the sensation of the passion. Now virtue and vice are attended with these circumstances. They must necessarily be placed either in ourselves or others, and excite either pleasure or uneasiness; and therefore must give rise to one of these four passions; which clearly distinguishes them from the pleasure and pain arising from inanimate objects, that often bear no relation to us: And this is, perhaps, the most considerable effect that virtue and vice have upon the human mind. | Segundo, podemos recordar el precedente sistema de las pasiones para hacer notar una diferencia aun más considerable entre nuestros dolores y placeres. El orgullo y la humildad, el amor y el odio, son excitados cuando se nos presenta algo que posee una relación con el objeto de la pasión y produce una sensación separada relacionada con la sensación de la pasión. Ahora bien: la virtud y el vicio van acompañados de estas circunstancias. Deben hallarse necesariamente en nosotros o en los otros y excitar placer o dolor, y, por consiguiente, dar lugar a una de estas cuatro pasiones, que se distinguen claramente del placer y el dolor que despiertan los objetos inanimados y que frecuentemente no tienen relación con nosotros; éste es quizá el efecto más considerable que la virtud y el vicio tienen sobre el espíritu humano. |
It may now be asked in general, concerning this pain or pleasure, that distinguishes moral good and evil, FROM WHAT PRINCIPLES IS IT DERIVED, AND WHENCE DOES IT ARISE IN THE HUMAN MIND? To this I reply, first, that it is absurd to imagine, that in every particular instance, these sentiments are produced by an original quality and primary constitution. For as the number of our duties is, in a manner, infinite, it is impossible that our original instincts should extend to each of them, and from our very first infancy impress on the human mind all that multitude of precepts, which are contained in the compleatest system of ethics. Such a method of proceeding is not conformable to the usual maxims, by which nature is conducted, where a few principles produce all that variety we observe in the universe, and every thing is carryed on in the easiest and most simple manner. It is necessary, therefore, to abridge these primary impulses, and find some more general principles, upon which all our notions of morals are founded. | Se puede ahora preguntar en general, con respecto a este dolor o placer que distingue el mal y el bien moral, de qué principio se deriva y por qué surge en el espíritu humano. A esto respondo: primeramente, que es absurdo imaginar que en cada caso especial estos sentimientos sean producidos por una propiedad original y constitución primaria, pues como el número de nuestros deberes es en cierto modo infinito, es imposible que nuestros instintos originales se extiendan a todos ellos y que desde nuestra primera infancia impriman en el espíritu humano toda la multitud de preceptos que se comprenden en los sistemas más completos de ética. Semejante manera de proceder no está de acuerdo con las máximas usuales según las que se conduce la naturaleza, en la que pocos principios producen toda la variedad que observamos en el universo y todo sucede del modo más fácil y sencillo. Es necesario, por consiguiente, reducir estos impulsos primarios y hallar algunos principios generales sobre los que se funden todas nuestras nociones morales. |
But in the second place, should it be asked, Whether we ought to search for these principles in nature, or whether we must look for them in some other origin? I would reply, that our answer to this question depends upon the definition of the word, Nature, than which there is none more ambiguous and equivocal. If nature be opposed to miracles, not only the distinction betwixt vice and virtue is natural, but also every event, which has ever happened in the world, EXCEPTING THOSE MIRACLES, ON WHICH OUR RELIGION IS FOUNDED. In saying, then, that the sentiments of vice and virtue are natural in this sense, we make no very extraordinary discovery. | En segundo lugar, puede preguntarse si debemos buscar estos principios en la naturaleza o debemos suponerles algún otro origen. Responderé que nuestra respuesta en esta cuestión depende de la definición de la palabra naturaleza, puesto que no hay nada más ambiguo y equívoco que aquélla. Si la naturaleza se contrapone a los milagros, no sólo la distinción entre el vicio y la virtud es natural, sino todo hecho que haya sucedido en el mundo, exceptuando los milagros sobre los que nuestra religión está fundada. Diciendo, pues, que los sentimientos de vicio y virtud son naturales en este sentido no hacemos ningún descubrimiento extraordinario. |
But nature may also be opposed to rare and unusual; and in this sense of the word, which is the common one, there may often arise disputes concerning what is natural or unnatural; and one may in general affirm, that we are not possessed of any very precise standard, by which these disputes can be decided. Frequent and rare depend upon the number of examples we have observed; and as this number may gradually encrease or diminish, it will be impossible to fix any exact boundaries betwixt them. We may only affirm on this head, that if ever there was any thing, which coued be called natural in this sense, the sentiments of morality certainly may; since there never was any nation of the world, nor any single person in any nation, who was utterly deprived of them, and who never, in any instance, shewed the least approbation or dislike of manners. These sentiments are so rooted in our constitution and temper, that without entirely confounding the human mind by disease or madness, it is impossible to extirpate and destroy them. | Sin embargo, la naturaleza puede contraponerse también a lo raro y no usual, y en este sentido de la palabra, que es el corriente, pueden surgir disputas concernientes a lo que es natural y no natural, y se puede, en general, afirmar que no poseemos un criterio preciso según el cual estas disputas puedan ser decididas. Lo frecuente y raro depende del número de casos que hemos observado, y como este número puede aumentar o disminuir gradualmente, será imposible fijar los límites entre ellos. Podemos sólo afirmar en este asunto que si algo hay que pueda llamarse natural en este sentido lo serán los sentimientos de la moralidad, puesto que jamás existió una nación en el mundo ni una persona en una nación que se hallasen totalmente privadas de ellos y que en algún caso no mostrasen la más pequeña aprobación o censura de la conducta. Estos sentimientos se hallan tan arraigados en nuestra constitución y temperamento, que sin confundir al espíritu humano por la enfermedad o la locura es imposible extirparlos o destruirlos. |
But nature may also be opposed to artifice, as well as to what is rare and unusual; and in this sense it may be disputed, whether the notions of virtue be natural or not. We readily forget, that the designs, and projects, and views of men are principles as necessary in their operation as heat and cold, moist and dry: But taking them to be free and entirely our own, it is usual for us to set them in opposition to the other principles of nature should it, therefore, be demanded, whether the sense of virtue be natural or artificial, I am of opinion, that it is impossible for me at present to give any precise answer to this question. Perhaps it will appear afterwards, that our sense of some virtues is artificial, and that of others natural. The discussion of this question will be more proper, when we enter upon an exact detail of each particular vice and virtue. [FN 14. In the following discourse natural is also opposed sometimes to civil, sometimes to moral. The opposition will always discover the sense, in which it is taken.] | La naturaleza puede también ser contrapuesta al artificio lo mismo que lo fue a lo raro y no usual, y en este sentido puede ser discutido si las nociones de virtud son naturales o no. Fácilmente olvidamos que los designios, proyectos y consideracio nes de los hombres son principios tan necesarios en su actuación como el calor y el frío, lo húmedo y lo seco, y estimándolos libres y enteramente obra nuestra es usual ponerlos en oposición con los principios de la naturaleza. Si, por consiguiente, se pregunta si el sentido de la virtud es natural o artificial, opino que me es imposible por el momento dar una respuesta precisa a esta cuestión. Quizá aparecerá después que nuestro sentido de algunas virtudes es artificial y el de otras natural. La discusión de esta cuestión será más oportuna cuando entremos en los detalles exactos de cada virtud y vicio particular(59). |
Mean while it may not be amiss to observe from these definitions of natural and unnatural, that nothing can be more unphilosophical than those systems, which assert, that virtue is the same with what is natural, and vice with what is unnatural. For in the first sense of the word, Nature, as opposed to miracles, both vice and virtue are equally natural; and in the second sense, as opposed to what is unusual, perhaps virtue will be found to be the most unnatural. At least it must be owned, that heroic virtue, being as unusual, is as little natural as the most brutal barbarity. As to the third sense of the word, it is certain, that both vice and virtue are equally artificial, and out of nature. For however it may be disputed, whether the notion of a merit or demerit in certain actions be natural or artificial, it is evident, that the actions themselves are artificial, and are performed with a certain design and intention; otherwise they coued never be ranked under any of these denominations. It is impossible, therefore, that the character of natural and unnatural can ever, in any sense, mark the boundaries of vice and virtue. | Mientras tanto, no estará fuera de lugar observar, partiendo de estas definiciones de natural y no natural, que nada puede ser menos filosófico que los sistemas que afirman que la virtud es lo mismo que lo natural y el vicio que lo innatural, pues en el primer sentido de la palabra, estando la naturaleza contrapuesta a los milagros, la virtud y el vicio son igualmente naturales, y en el segundo, como opuesta a lo que no es usual, se hallaría quizá que la virtud sería menos natural. En último término debe concederse que la virtud heroica, no siendo usual, es mucho menos natural que la más brutal barbarie. Según el tercer sentido de la palabra, es cierto que tanto el vicio como la virtud son igualmente artificiales y se hallan fuera de la naturaleza. Pues aunque se discuta si la noción de mérito o demérito en ciertas acciones es natural o artificial, es evidente que las acciones mismas son artificiales y realizadas con un cierto designio e intención; de otro modo no podrían comprenderse bajo alguna de estas denominaciones. Es imposible, por consiguiente, que el carácter de natural y no natural pueda, sea en el sentido que sea, determinar los límites del vicio y la virtud. |
Thus we are still brought back to our first position, that virtue is distinguished by the pleasure, and vice by the pain, that any action, sentiment or character gives us by the mere view and contemplation. This decision is very commodious; because it reduces us to this simple question, Why any action or sentiment upon the general view or survey, gives a certain satisfaction or uneasiness, in order to shew the origin of its moral rectitude or depravity, without looking for any incomprehensible relations and qualities, which never did exist in nature, nor even in our imagination, by any clear and distinct conception. I flatter myself I have executed a great part of my present design by a state of the question, which appears to me so free from ambiguity and obscurity. | Así, hemos vuelto a nuestra primera posición de que la virtud se distingue por el placer y el vicio por el dolor que una acción, sentimiento o carácter nos proporciona por su mero examen y consideración. Esta conclusión es sumamente útil porque nos reduce a la simple cuestión de por qué una acción o sentimiento, en su examen general o consideración general, nos proporciona una cierta satisfacción o desagrado, para mostrar el origen de su rectitud o maldad moral sin indagar relaciones o cualidades incomprensibles que jamás han existido en la naturaleza, ni aun en nuestra imaginación en la forma de una concepción clara y distinta. Me vanaglorio de haber realizado gran parte de mi presente designio llegando a un planteamiento de la cuestión que me parece tan libre de ambigÜedad y obscuridad.
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PART II OF JUSTICE AND INJUSTICE | Parte Segunda De la Justicia y la Injusticia |
SECT. I JUSTICE, WHETHER A NATURAL OR ARTIFICIAL VIRTUE? | Sección Primera ¿Es la justicia una virtud natural o artificial? |
I have already hinted, that our sense of every kind of virtue is not natural; but that there are some virtues, that produce pleasure and approbation by means of an artifice or contrivance, which arises from the circumstances and necessity of mankind. Of this kind I assert justice to be; and shall endeavour to defend this opinion by a short, and, I hope, convincing argument, before I examine the nature of the artifice, from which the sense of that virtue is derived. | Ya he indicado que nuestro sentido de la virtud no es siempre natural, sino que hay algunas virtudes que producen placer y aprobación por medio de un artificio o mecanismo que surge de las circunstancias y necesidades del género humano. Afir mo que de esta especie es la justicia, e intentaré defender esta opinión por un argumento breve y, según espero, convincente, antes de que examine la naturaleza del artificio del cual se deriva el sentido de esta virtud. |
It is evident, that when we praise any actions, we regard only the motives that produced them, and consider the actions as signs or indications of certain principles in the mind and temper. The external performance has no merit. We must look within to find the moral quality. This we cannot do directly; and therefore fix our attention on actions, as on external signs. But these actions are still considered as signs; and the ultimate object of our praise and approbation is the motive, that produced them. | Es evidente que cuando alabamos una acción consideramos solamente los motivos que la han producido y consideramos la acción como signo o indicación de ciertos principios que residen en el espíritu o temperamento. La realización externa no tiene mérito. Debemos dirigir nuestra vista al interior para hallar la cualidad moral. Esto no podemos hacerlo directamente, y, por consiguiente, fijamos nuestra atención en las acciones como en signos externos; pero estas acciones se consideran aún como signos, y el último objeto de nuestra alabanza y aprobación es el motivo que las ha producido. |
After the same manner, when we require any action, or blame a person for not performing it, we always suppose, that one in that situation should be influenced by the proper motive of that action, and we esteem it vicious in him to be regardless of it. If we find, upon enquiry, that the virtuous motive was still powerful over his breast, though checked in its operation by some circumstances unknown to us, we retract our blame, and have the same esteem for him, as if he had actually performed the action, which we require of him. | Del mismo modo, cuando exigimos la realización de una acción o censuramos a una persona por no realizarla suponemos siempre que en esta situación una persona debe ser influida por el propio motivo de esta acción y estimamos vicioso en ella el que no lo tenga en cuenta. Si hallamos después de una investigación que el motivo virtuoso era aún poderoso en su pecho, aunque impedido en su acción por circunstancias que nos son desconocidas, retiramos nuestra censura y experimentamos la misma estima por aquella persona que si hubiese realizado la acción que exigimos de ella. |
It appears, therefore, that all virtuous actions derive their merit only from virtuous motives, and are considered merely as signs of those motives. From this principle I conclude, that the first virtuous motive, which bestows a merit on any action, can never be a regard to the virtue of that action, but must be some other natural motive or principle. To suppose, that the mere regard to the virtue of the action may be the first motive, which produced the action, and rendered it virtuous, is to reason in a circle. Before we can have such a regard, the action must be really virtuous; and this virtue must be derived from some virtuous motive: And consequently the virtuous motive must be different from the regard to the virtue of the action. A virtuous motive is requisite to render an action virtuous. An action must be virtuous, before we can have a regard to its virtue. Some virtuous motive, therefore, must be antecedent to that regard. | Por consecuencia, resulta que todas las acciones virtuosas derivan su mérito de motivos virtuosos y son consideradas meramente como signos de estos motivos. De este principio concluyo que los primeros motivos virtuosos que conceden un mérito a la acción no pueden ser jamás la apreciación de la virtud de esta acción, sino que deben ser algún otro motivo o principio natural. Suponer que la mera consideración de la virtud de la acción puede ser el primer motivo que produce la acción y la hace virtuosa es razonar en un círculo. Antes de que obtengamos una apreciación tal, la acción debe ser realmente virtuosa y esta virtud debe derivarse de algún motivo virtuoso; por consiguiente, el motivo virtuoso debe ser diferente de la consideración de la virtud de la acción. Un motivo virtuoso se requiere para hacer una acción virtuosa. Una acción debe ser virtuosa antes de que tengamos una apreciación de su virtud. Algún motivo virtuoso, por consiguiente, debe ser anterior a esta consideración. |
Nor is this merely a metaphysical subtilty; but enters into all our reasonings in common life, though perhaps we may not be able to place it in such distinct philosophical terms. We blame a father for neglecting his child. Why? because it shews a want of natural affection, which is the duty of every parent. Were not natural affection a duty, the care of children coued not be a duty; and it were impossible we coued have the duty in our eye in the attention we give to our offspring. In this case, therefore, all men suppose a motive to the action distinct from a sense of duty. | No es esto meramente una sutilidad metafisica, sino que entra en todos nuestros razonamientos de la vida corriente, aunque quizá no somos capaces de exponerlos en términos filosóficos tan claros. ¿Por qué censuramos a un padre cuando descuida a su hijo? Porque, muestra una carencia de la afección natural que es el deber de todo padre. Si no fuese el deber una afección natural, el cuidado de los hijos no sería un deber y resultaría imposible que pudiéramos tener presente el deber para producirle. En este caso, por consiguiente, todos los hombres suponen un motivo de la acción distinto del sentido del deber. |
Here is a man, that does many benevolent actions; relieves the distressed, comforts the afflicted, and extends his bounty even to the greatest strangers. No character can be more amiable and virtuous. We regard these actions as proofs of the greatest humanity. This humanity bestows a merit on the actions. A regard to this merit is, therefore, a secondary consideration, and derived from the antecedent principle of humanity, which is meritorious and laudable. | Hay un hombre, por ejemplo, que hace muchas acciones buenas: ayuda a los desgraciados, consuela a los afligidos y extiende su bondad hasta los extranjeros más remotos. Ningún carácter puede ser más amable y virtuoso. Consideramos estas acciones como pruebas de la más grande humanidad. Esta humanidad concede un mérito a las acciones. La apreciación de este mérito, por consiguiente, es una consideración secundaria y que deriva de los principios anteriores de humanidad que son meritorios y laudables. |
In short, it may be established as an undoubted maxim, THAT NO ACTION CAN BE VIRTUOUS, OR MORALLY GOOD, UNLESS THERE BE IN HUMAN NATURE SOME MOTIVE TO PRODUCE IT, DISTINCT FROM THE SENSE OF ITS MORALITY. | En breve puede ser establecido como una máxima indudable que ninguna acción puede ser virtuosa o moralmente buena, a menos que no exista en la naturaleza humana algún motivo que la produzca distinto del sentido de su moralidad. |
But may not the sense of morality or duty produce an action, without any other motive? I answer, It may: But this is no objection to the present doctrine. When any virtuous motive or principle is common in human nature, a person, who feels his heart devoid of that motive, may hate himself upon that account, and may perform the action without the motive, from a certain sense of duty, in order to acquire by practice, that virtuous principle, or at least, to disguise to himself, as much as possible, his want of it. A man that really feels no gratitude in his temper, is still pleased to perform grateful actions, and thinks he has, by that means, fulfilled his duty. Actions are at first only considered as signs of motives: But it is usual, in this case, as in all others, to fix our attention on the signs, and neglect, in some measure, the thing signifyed. But though, on some occasions, a person may perform an action merely out of regard to its moral obligation, yet still this supposes in human nature some distinct principles, which are capable of producing the action, and whose moral beauty renders the action meritorious. | Sin embargo, ¿el sentido de la moralidad no puede producir una acción sin ningún otro motivo? Respondo: puede; pero esto no constituye una objeción para la presente doctrina. Cuando un motivo o principio virtuoso es corriente en la naturale za humana, una persona que siente su corazón privado de este motivo puede odiarse a sí misma por esto y puede realizar la acción sin el motivo, por un cierto sentido del deber, para adquirir por práctica este principio virtuoso o al menos para ocultar tanto como es posible su carencia de él. A un hombre que realmente no experimenta gratitud en su alma le agrada, sin embargo, realizar acciones de gracia y piensa que por este medio ha cumplido su deber. Las acciones son al principio consideradas como signos de motivos, pero es usual en este caso, como en todos los otros, fijar nuestra atención por signos y olvidar en cierta medida la cosa significada. Sin embargo, aunque en algunas ocasiones una persona, pueda realizar una acción meramente por su apreciación de su obligación moral, esto mismo supone la existencia en la naturaleza humana de diferentes principios que son capaces de producir la acción y cuya belleza moral hace la acción meritoria. |
Now to apply all this to the present case; I suppose a person to have lent me a sum of money, on condition that it be restored in a few days; and also suppose, that after the expiration of the term agreed on, he demands the sum: I ask, What reason or motive have I to restore the money? It will, perhaps, be said, that my regard to justice, and abhorrence of villainy and knavery, are sufficient reasons for me, if I have the least grain of honesty, or sense of duty and obligation. And this answer, no doubt, is just and satisfactory to man in his civilized state, and when trained up according to a certain discipline and education. But in his rude and more natural condition, if you are pleased to call such a condition natural, this answer would be rejected as perfectly unintelligible and sophistical. For one in that situation would immediately ask you, WHEREIN CONSISTS THIS HONESTY AND JUSTICE, WHICH YOU FIND IN RESTORING A LOAN, AND ABSTAINING FROM THE PROPERTY OF OTHERS? It does not surely lie in the external action. It must, therefore be placed in the motive, from which the external action is derived. This motive can never be a regard to the honesty of the action. For it is a plain fallacy to say, that a virtuous motive is requisite to render an action honest, and at the same time that a regard to the honesty is the motive of the action. We can never have a regard to the virtue of an action, unless the action be antecedently virtuous. No action can be virtuous, but so far as it proceeds from a virtuous motive. A virtuous motive, therefore, must precede the regard to the virtue, and it is impossible, that the virtuous motive and the regard to the virtue can be the same. | Ahora bien: para aplicar todo esto al caso presente, supongo que una persona me ha prestado una cantidad de dinero a condición de ser devuelta en pocos días, y supongo también que después de la expiración del plazo concedido me pide la suma. Pregunto: ¿Por qué razón o motivo tengo que devolver el dinero? Se me dirá que mi consideración de la justicia y odio de toda villanía y canallada son razones suficientes para mí si yo conservo algo de honradez o sentido del deber u obligación. Esta respuesta, no lo dudo, es justa y satisfactoria para un hombre en un estado civilizado y cuando ha sido formado de acuerdo con cierta disciplina y educación; pero en una condición ruda y más natural, si se permite llamar a esta condición natural, esta respuesta sería rechazada como perfectamente ininteligible y sofística, puesto que una persona en esta situación preguntaría inmediatamente ¿En qué consiste la honradez y la justicia que encontráis en la devolución de un préstamo y en no tocar a la propiedad de los otros? No está, seguramente, en la acción externa. Debe, por consiguiente, hallarse en el motivo del que la acción externa se deriva. Este motivo no puede considerarse nunca como la apreciación de la honradez de la acción, pues es una clara falacia decir que se requiere un motivo virtuoso para hacer una acción honrada y al mismo tiempo que la apreciación de la honradez es el motivo de la acción. No podemos jamás apreciar la virtud de una acción a menos que la acción no haya sido antes virtuosa. Ninguna acción puede ser virtuosa sino en cuanto que procede de un motivo virtuoso. Un motivo virtuoso, por consiguiente, debe preceder a la apreciación de la virtud, y es imposible que el motivo virtuoso y la apreciación de la virtud sean lo mismo. |
It is requisite, then, to find some motive to acts of justice and honesty, distinct from our regard to the honesty; and in this lies the great difficulty. For should we say, that a concern for our private interest or reputation is the legitimate motive to all honest actions; it would follow, that wherever that concern ceases, honesty can no longer have place. But it is certain, that self-love, when it acts at its liberty, instead of engaging us to honest actions, is the source of all injustice and violence; nor can a man ever correct those vices, without correcting and restraining the natural movements of that appetite. | Se requiere, pues, hallar algún motivo para conducirse según la justicia y honradez, diferente de nuestra apreciación de la honradez, y en esto consiste la gran dificultad, pues si decimos que la preocupación de nuestros intereses privados o reputación es el motivo legítimo de todas las acciones honradas, se sigue que siempre que esta preocupación cese, la honradez no podrá tener lugar. Es cierto que el amor de sí mismo, cuando actúa en libertad, en lugar de llevarnos a acciones honradas es el manantial de toda injusticia y violencia y que ningún hombre puede corregirse de estos vicios sin corregir y restringir los movimientos naturales de este apetito. |
But should it be affirmed, that the reason or motive of such actions is the regard to publick interest, to which nothing is more contrary than examples of injustice and dishonesty; should this be said, I would propose the three following considerations, as worthy of our attention. First, public interest is not naturally attached to the observation of the rules of justice; but is only connected with it, after an artificial convention for the establishment of these rules, as shall be shewn more at large hereafter. Secondly, if we suppose, that the loan was secret, and that it is necessary for the interest of the person, that the money be restored in the same manner (as when the lender would conceal his riches) in that case the example ceases, and the public is no longer interested in the actions of the borrower; though I suppose there is no moralist, who will affirm, that the duty and obligation ceases. Thirdly, experience sufficiently proves, that men, in the ordinary conduct of life, look not so far as the public interest, when they pay their creditors, perform their promises, and abstain from theft, and robbery, and injustice of every kind. That is a motive too remote and too sublime to affect the generality of mankind, and operate with any force in actions so contrary to private interest as are frequently those of justice and common honesty. | Si se afirma que la razón o motivo de tales acciones es la consideración del interés público, al que nada es más contrario que los ejemplos de injusticia y falta de honradez, propondré las tres siguientes consideraciones como dignas de tenerse en cuenta: Primero: el interés público no se halla naturalmente unido a la observancia de las reglas de justicia, sino que solamente se halla enlazado con ellas después de una convención artificial para el establecimiento de estas reglas, como se expondrá más adelante extensamente. Segundo; si suponemos que el préstamo era secreto y que es necesario para el interés de la persona que el dinero sea devuelto del mismo modo (como cuando el que presta desea ocultar sus riquezas), en esta ocasión el caso cambia, y el público no se halla ya interesado en las acciones del deudor, aunque yo supongo que no existirá moralista que pretenda afirmar que el deber y la obligación cesan. Tercero: la experiencia prueba de un modo suficiente que los hombres, en el curso habitual de la vida, no consideran algo tan remoto como el interés público cuando pagan a sus acreedores, realizan sus compromisos y se abstienen de robo, pillaje e injusticia de cualquier género. Aquél es un motivo demasiado remoto y sublime para afectar a la generalidad del género humano y operar con fuerza en acciones tan contrarias al interés privado como son frecuentemente las de justicia y honradez común. |
In general, it may be affirmed, that there is no such passion in human minds, as the love of mankind, merely as such, independent of personal qualities, of services, or of relation to ourseit It is true, there is no human, and indeed no sensible, creature, whose happiness or misery does not, in some measure, affect us when brought near to us, and represented in lively colours: But this proceeds merely from sympathy, and is no proof of such an universal affection to mankind, since this concern extends itself beyond our own species. An affection betwixt the sexes is a passion evidently implanted in human nature; and this passion not only appears in its peculiar symptoms, but also in inflaming every other principle of affection, and raising a stronger love from beauty, wit, kindness, than what would otherwise flow from them. Were there an universal love among all human creatures, it would appear after the same manner. Any degree of a good quality would cause a stronger affection than the same degree of a bad quality would cause hatred; contrary to what we find by experience. Men′s tempers are different, and some have a propensity to the tender, and others to the rougher, affections: But in the main, we may affirm, that man in general, or human nature, is nothing but the object both of love and hatred, and requires some other cause, which by a double relation of impressions and ideas, may excite these passions. In vain would we endeavour to elude this hypothesis. There are no phaenomena that point out any such kind affection to men, independent of their merit, and every other circumstance. We love company in general; but it is as we love any other amusement. An Englishman in Italy is a friend: A Euro paean in China; and perhaps a man would be beloved as such, were we to meet him in the moon. But this proceeds only from the relation to ourselves; which in these cases gathers force by being confined to a few persons. | En general, puede ser afirmado que no existe una pasión en el espíritu humano que consista en el amor al género humano meramente como tal, independiente de las cualidades personales, servicios o relación con nosotros. Es cierto que no existe criatura humana, ni de hecho sensible, cuya felicidad o desgracia no nos afecte en alguna medida si nos está próxima y nos es expuesta en vivos colores; pero esto procede meramente de la simpatía y no es prueba de una afección universal para con el género humano, puesto que el interés se extiende más allá de nuestra especie. Una afección entre los dos sexos es una pasión innata de la naturaleza humana, y esta pasión no sólo aparece en sus síntomas peculiares, sino también inflamando los otros principios de afección y produciendo un mayor amor a la belleza, ingenio, ternura que los que habrían surgido de otro modo de ellos. Si existiese un amor universal entre las criaturas humanas se presentaría de la misma manera. Un grado de una buena cualidad produciría una afección más fuerte que el odio producido por el mismo grado de una mala cualidad, lo que es contrario a lo que hallamos en la experiencia. Los temperamentos de los hombres son diferentes y algunos tienen una tendencia a las afecciones tiernas, mientras que otros la poseen hacia las pasiones acres; pero en lo capital podemos afirmar que el hombre en general o la naturaleza humana no es más que el objeto del amor y el odio y requiere de alguna otra causa que por una doble relación de impresiones e ideas pueda excitar estas pasiones. En vano intentaremos eludir esta hipótesis. No existe fenómeno alguno que ponga de relieve una tal afección hacia los hombres independiente de su mérito y de toda otra circunstancia. Amamos la compañía en general como amamos toda otra diversión. Un inglés en Italia es un amigo nuestro, y lo es un europeo en China, y quizá un hombre sería apreciado como tal si lo encontrásemos en la Luna. Pero esto procede sólo de las relaciones con nosotros mismos, que en estos casos concentran en sí mayor fuerza por hallarse confinadas a pocas personas. |
If public benevolence, therefore, or a regard to the interests of mankind, cannot be the original motive to justice, much less can private benevolence, or a regard to the interests of the party concerned, be this motive. For what if he be my enemy, and has given me just cause to hate him? What if he be a vicious man, and deserves the hatred of all mankind? What if he be a miser, and can make no use of what I would deprive him of? What if he be a profligate debauchee, and would rather receive harm than benefit from large possessions? What if I be in necessity, and have urgent motives to acquire something to my family? In all these cases, the original motive to justice would fail; and consequently the justice itself, and along with it all property, tight, and obligation. | Si la benevolencia pública o la consideración de los intereses de la humanidad no pueden ser el motivo original de la justicia, mucho menos pueden serlo la benevolencia privada o la consideración de los intereses de la parte interesada. ¿Por qué debo pagarle si es mi enemigo y me da un justo motivo para odiarle? ¿Por qué si es un hombre vicioso y merece el odio de la humanidad entera? ¿Por qué si es un desgraciado y no puede hacer uso de lo que le arrebato? ¿Por qué si es un perdido y recibirá más daño que beneficio de su posesión? ¿Por qué si yo me hallo en la necesidad y tengo motivos urgentes para adquirir algo para mi familia? En todos estos casos el motivo original de la justicia faltaría, y por consiguiente la justicia misma, y con ella la propiedad, el derecho y la obligación. |
A rich man lies under a moral obligation to communicate to those in necessity a share of his superfluities. Were private benevolence the original motive to justice, a man would not be obliged to leave others in the possession of more than he is obliged to give them. At least the difference would be very inconsiderable. Men generally fix their affections more on what they are possessed of, than on what they never enjoyed: For this reason, it would be greater cruelty to dispossess a man of any thing, than not to give it him. But who will assert, that this is the only foundation of justice? | Un hombre rico está sometido a la obligación de dar a los que se hallan necesitados un cúmulo de cosas que le son superfluas. Si la benevolencia privada fuese el motivo original de la justicia, un hombre no estaría obligado a abandonar a la posesión de los otros más que lo que le agradase darles. En último término, la diferencia sería muy poco considerable. Los hombres fijan sus afecciones más sobre lo que poseen que sobre aquello de lo que jamás disfrutan; por esta razón sería una mayor crueldad desposeer a un hombre de alguna cosa que no dársela. Pero ¿quién puede afirmar que ésta es la sola fundamentación de la justicia? |
Besides, we must consider, that the chief reason, why men attach themselves so much to their possessions is, that they consider them as their property, and as secured to them inviolably by the laws of society. But this is a secondary consideration, and dependent on the preceding notions of justice and property. | Además debemos considerar que la razón capital de por qué los hombres se sienten tan unidos a sus posesiones es que las consideran como su propiedad y aseguradas para ellos de un modo inviolable por las leyes de la sociedad; pero ésta es una consideración secundaria y dependiente de las nociones precedentes de justicia y propiedad. |
A man′s property is supposed to be fenced against every mortal, in every possible case. But private benevolence is, and ought to be, weaker in some persons, than in others: And in many, or indeed in most persons, must absolutely fail. Private benevolence, therefore, is not the original motive of justice. | La propiedad de un hombre se supone que se halla defendida contra todo mortal en todo caso posible; pero la benevolencia privada es y puede ser más débil en unas personas que en otras, y en varias, o de hecho en muchas, debe faltar absolutamente. La benevolencia privada, por consiguiente, no es el motivo original de la justicia. |
From all this it follows, that we have no real or universal motive for observing the laws of equity, but the very equity and merit of that observance; and as no action can be equitable or meritorious, where it cannot arise from some separate motive, there is here an evident sophistry and reasoning in a circle. Unless, therefore, we will allow, that nature has established a sophistry, and rendered it necessary and unavoidable, we must allow, that the sense of justice and injustice is not derived from nature, but arises artificially, though necessarily from education, and human conventions. | De todo esto se sigue que nosotros no tenemos un motivo real o universal para observar las leyes de la equidad más que la misma equidad y mérito de esta observancia, y como ninguna acción puede ser equitativa o meritoria cuando no puede surgir de algún motivo separado, existe aquí un sofisma evidente y un razonamiento en círculo. Por consiguiente, a menos que concedamos que la naturaleza ha establecido un sofisma y lo ha hecho necesario e inevitable, debemos admitir que el sentido de la justicia e injusticia no se deriva de la naturaleza, sino que surge artificialmente, aunque necesariamente, de la educación y convenciones humanas. |
I shall add, as a corollary to this reasoning, that since no action can be laudable or blameable, without some motives or impelling passions, distinct from the sense of morals, these distinct passions must have a great influence on that sense. It is according to their general force in human nature, that we blame or praise. In judging of the beauty of animal bodies, we always carry in our eye the oeconomy of a certain species; and where the limbs and features observe that proportion, which is common to the species, we pronounce them handsome and beautiful. In like manner we always consider the natural and usual force of the passions, when we determine concerning vice and virtue; and if the passions depart very much from the common measures on either side, they are always disapproved as vicious. A man naturally loves his children better than his nephews, his nephews better than his cousins, his cousins better than strangers, where every thing else is equal. Hence arise our common measures of duty, in preferring the one to the other. Our sense of duty always follows the common and natural course of our passions. | Debo añadir, como un corolario de este razonamiento, que puesto que ninguna acción puede ser laudable o censurable sin algún motivo o pasiones que impelan a ello, distintas del sentido de la moral, estas ocasiones diferentes deben tener una gran influencia sobre este sentido. De acuerdo con su fuerza general en la naturaleza humana, alabamos o censuramos. Al juzgar la belleza de los cuerpos de los animales dirigimos nuestra vista a la disposición de ciertas especies, y cuando los miembros y figura observan la proporción común a esta especie declaramos que es hermosa y bella. De igual manera consideramos siempre la fuerza natural y usual de las pasiones cuando determinamos algo concerniente al vicio y la virtud, y cuando las pasiones se apartan mucho de la medida común, en cualquier sentido, son siempre desaprobadas como viciosas. Un hombre quiere más a sus hijos que a sus sobrinos, a sus sobrinos más que a sus primos y a sus primos más que a los extraños, siendo iguales las restantes circunstancias. De aquí surgen nuestras reglas comunes del deber, prefiriendo los unos a los otros. Nuestro sentido del deber sigue siempre el curso común y natural de nuestras pasiones. |
To avoid giving offence, I must here observe, that when I deny justice to be a natural virtue, I make use of the word, natural, only as opposed to artificial. In another sense of the word; as no principle of the human mind is more natural than a sense of virtue; so no virtue is more natural than justice. Mankind is an inventive species; and where an invention is obvious and absolutely necessary, it may as properly be said to be natural as any thing that proceeds immediately from original principles, without the intervention of thought or reflection. Though the rules of justice be artificial, they are not arbitrary. Nor is the expression improper to call them Laws of Nature; if by natural we understand what is common to any species, or even if we confine it to mean what is inseparable from the species. | Para evitar ofender, debo observar aquí que cuando niego que la justicia sea una virtud natural hago uso de la palabra natural como contrapuesta a artificial. En otro sentido de la palabra: como ningún principio del espíritu humano es más natural que el sentido de la virtud, ninguna virtud es más natural que la justicia. El género humano es una especie dotada del don de invención, y cuando una invención es clara y absolutamente necesaria puede considerarse tan natural como lo que procede de un modo inmediato de principios originales, sin la intervención del pensamiento o reflexión. Aunque las reglas de la justicia sean artificiales, no son arbitrarias. No es una expresión impropia llamarlas leyes de la naturaleza, si por natural entendemos lo que es común a una especie o aun si designamos por ello lo que es inseparable de las especies.
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SECT. II OF THE ORIGIN OF JUSTICE AND PROPERTY | Sección II Del origen de la justicia y la propiedad. |
We now proceed to examine two questions, viz, CONCERNING THE MANNER, IN WHICH THE RULES OF JUSTICE ARE ESTABLISHed BY THE ARTIFICE OF MEN; and CONCERNING THE REASONS, WHICH DETERMINE US TO ATTRIBUTE TO THE OBSERVANCE OR NEGLECT OF THESE RULES A MORAL BEAUTY AND DEFORMITY. These questions will appear afterwards to be distinct. We shall begin with the former. | Procedamos ahora a examinar dos cuestiones: la que concierne al modo como las reglas de la justicia son establecidas por el artificio del hombre y la concerniente a las razones que nos determinan a atribuir a la observancia o descuido de estas reglas una belleza y deformidad moral. Estas cuestiones aparecerán después como diferentes. Empezaré por la primera. |
Of all the animals, with which this globe is peopled, there is none towards whom nature seems, at first sight, to have exercised more cruelty than towards man, in the numberless wants and necessities, with which she has loaded him, and in the slender means, which she affords to the relieving these necessities. In other creatures these two particulars generally compensate each other. If we consider the lion as a voracious and carnivorous animal, we shall easily discover him to be very necessitous; but if we turn our eye to his make and temper, his agility, his courage, his arms, and his force, we shall find, that his advantages hold proportion with his wants. The sheep and ox are deprived of all these advantages; but their appetites are moderate, and their food is of easy purchase. In man alone, this unnatural conjunction of infirmity, and of necessity, may be observed in its greatest perfection. Not only the food, which is required for his sustenance, flies his search and approach, or at least requires his labour to be produced, but he must be possessed of cloaths and lodging, to defend him against the injuries of the weather; though to consider him only in himself, he is provided neither with arms, nor force, nor other natural abilities, which are in any degree answerable to so many necessities. | De todos los animales que pueblan nuestro globo no hay ninguno con el que la naturaleza parece (a primera vista) haberse conducido con más crueldad que el hombre, si se tienen en cuenta las exigencias y necesidades con que le ha dotado y los escasos medios con que ella proporciona la satisfacción de estas necesidades. En otros seres estas dos cosas se compensan entre sí. Si consideramos el león como animal voraz y carnívoro veremos pronto que tiene muchas necesidades; pero si dirigimos nuestra vista a su estructura y temperamento, agilidad, valor, armas y fuerza veremos que estas ventajas compensan sus necesidades. La oveja y el buey se hallan privados de estas ventajas, pero sus apetitos son moderados y su alimento es fácil de buscar. Tan sólo en el hombre este enlace no natural de debilidad y necesidad puede observarse en su mayor perfección. No sólo el alimento que se requiere para su sustento huye ante su busca y proximidad, o por 282 lo menos requiere de su trabajo para ser producido, sino que también debe poseer vestidos y habitación contra las injurias de la intemperie, y considerándole en si mismo, no se halla provisto ni de armas, ni de fuerza, ni de otras habilidades naturales que pudieran servir en algún grado para obviar tantas necesidades. |
It is by society alone he is able to supply his defects, and raise himself up to an equality with his fellow-creatures, and even acquire a superiority above them. By society all his infirmities are compensated; and though in that situation his wants multiply every moment upon him, yet his abilities are still more augmented, and leave him in every respect more satisfied and happy, than it is possible for him, in his savage and solitary condition, ever to become. When every individual person labours a-part, and only for himself, his force is too small to execute any considerable work; his labour being employed in supplying all his different necessities, he never attains a perfection in any particular art; and as his force and success are not at all times equal, the least failure in either of these particulars must be attended with inevitable ruin and misery. Society provides a remedy for these three inconveniences. By the conjunction of forces, our power is augmented: By the partition of employments, our ability encreases: And by mutual succour we are less exposed to fortune and accidents. It is by this additional force, ability, and security, that society becomes advantageous. | Sólo por la sociedad es capaz de suplir estos defectos y alcanzar la igualdad con los restantes seres y hasta adquirir la superioridad sobre ellos. Por la sociedad todas sus debilidades se compensan, y aunque en esta situación sus exigencias se multiplican en cada momento, sus capacidades se aumentan todavía y le dejan en todo respecto más satisfecho y feliz que le es posible estarlo en su condición salvaje y solitaria. Cuando un individuo trabaja aparte y sólo por sí mismo, su fuerza es demasiado escasa para ejecutar una obra considerable; su trabajo, empleándose en satisfacer todas sus diferentes necesidades, no alcanza nunca la perfección en un arte particular, y como su fuerza y éxito no son siempre iguales, la más pequeña falta en una de estas artes particulares debe ir acompañada de la ruina y miseria inevitables. La sociedad aporta un remedio para estos tres inconvenientes. Por la unión de las fuerzas nuestro poder se aumenta; por la división del trabajo nuestra habilidad crece, y por el auxilio mutuo nos hallamos menos expuestos a la fortuna y los accidentes. Por esta fuerza, habilidad y seguridad adicionales llega a ser la sociedad ventajosa. |
But in order to form society, it is requisite not only that it be advantageous, but also that men be sensible of these advantages; and it is impossible, in their wild uncultivated state, that by study and reflection alone, they should ever be able to attain this knowledge. Most fortunately, therefore, there is conjoined to those necessities, whose remedies are remote and obscure, another necessity, which having a present and more obvious remedy, may justly be regarded as the first and original principle of human society. This necessity is no other than that natural appetite betwixt the sexes, which unites them together, and preserves their union, till a new tye takes place in their concern for their common offspring. This new concern becomes also a principle of union betwixt the parents and offspring, and forms a more numerous society; where the parents govern by the advantage of their superior strength and wisdom, and at the same time are restrained in the exercise of their authority by that natural affection, which they bear their children. In a little time, custom and habit operating on the tender minds of the children, makes them sensible of the advantages, which they may reap from society, as well as fashions them by degrees for it, by rubbing off those rough corners and untoward affections, which prevent their coalition. | Para formar la sociedad se requiere no solamente que ésta sea ventajosa, sino que los hombres sean sensibles a estas ventajas, y es imposible que en su estado salvaje e inculto puedan, por el estudio y reflexión tan sólo, llegar a alcanzar este conocimiento. Afortunadamente se halla unida a estas necesidades, cuyos remedios son remotos y obscuros, otra necesidad que, teniendo un remedio más presente y claro, debe ser considerada como el principio primero y original de la sociedad humana. Esta necesidad no es otra más que el apetito sexual, que une a los individuos de diferente sexo y mantiene su unión hasta que un nuevo lazo surge con su interés por la prole común. Este nuevo interés es también un principio de unión entre padres e hijos, y forman una sociedad más numerosa, en la que los padres gobiernan por su mayor fuerza y sabiduría y al mismo tiempo son moderados en el ejercicio de esta autoridad por el afecto que profesan a sus hijos. En poco tiempo la costumbre y el hábito, actuando sobre las tiernas almas de los hijos, los hacen sensibles a las ventajas que pueden sacar de la sociedad, al mismo tiempo que los hacen gradualmente también aptos para ella, disminuyendo su rudeza y reprimiendo las afecciones insociales que evitan su unión. |
For it must be confest, that however the circumstances of human nature may render an union necessary, and however those passions of lust and natural affection may seem to render it unavoidable; yet there are other particulars in our natural temper, and in our outward circumstances, which are very incommodious, and are even contrary to the requisite conjunction. Among the former, we may justly esteem our selfishness to be the most considerable. I am sensible, that generally speaking, the representations of this quality have been carried much too far; and that the descriptions, which certain philosophers delight so much to form of mankind in this particular, are as wide of nature as any accounts of monsters, which we meet with in fables and romances. So far from thinking, that men have no affection for any thing beyond themselves, I am of opinion, that though it be rare to meet with one, who loves any single person better than himself; yet it is as rare to meet with one, in whom all the kind affections, taken together, do not overbalance all the selfish. Consult common experience: Do you not see, that though the whole expence of the family be generally under the direction of the master of it, yet there are few that do not bestow the largest part of their fortunes on the pleasures of their wives, and the education of their children, reserving the smallest portion for their own proper use and entertainment This is what we may observe concerning such as have those endearing ties; and may presume, that the case would be the same with others, were they placed in a like situation. | Pues debe reconocerse que aunque las circunstancias de la naturaleza humana puedan hacer la unión necesaria, y aunque las pasiones sexuales y la afección natural parezcan hacerla inevitable, sin embargo, existen otras particularidades en nuestro temperamento natural y en las circunstancias externas que son nocivas y aun contrarias a la unión requerida. Entre las primeras podemos estimar justamente como la más considerable al egoísmo. Me doy cuenta que, hablando en general, las exposiciones de estas cualidades han ido demasiado lejos y que las descripciones que ciertos filósofos gustan hacer del género humano están en este particular tan lejanas de la naturaleza como las noticias de los monstruos que encontramos en las fábulas y narraciones. Muy lejos de pensar que los hombres no sienten afecto por nada que vaya más allá de ellos, opino que, aunque es raro encontrar alguien que quiera más a otra persona que a sí mismo, sin embargo, es difícil no hallar una persona en quien todos los afectos reunidos no equilibren al egoísmo. Consultemos la experiencia común: se verá que aunque los gastos de toda la familia están, en general, bajo la dirección del jefe de la misma, sin embargo, existen pocos de ellos que no concedan la mayor parte de sus fortunas a los placeres de sus mujeres y a la educación de sus hijos, reservando la más pequeña parte para su propio uso y entretenimiento. Esto es lo qué podemos observar con respecto a aquellos que han contraído ciertos lazos, y es de presumir que sucedería lo mismo con los otros si se hallasen en análoga situación. |
But though this generosity must be acknowledged to the honour of human nature, we may at the same time remark, that so noble an affection, instead of fitting men for large societies, is almost as contrary to them, as the most narrow selfishness. For while each person loves himself better than any other single person, and in his love to others bears the greatest affection to his relations and acquaintance, this must necessarily produce an oppositon of passions, and a consequent opposition of actions; which cannot but be dangerous to the new-established union. | Aunque esta generosidad debe ser reconocida para el honor del género humano, debemos al mismo tiempo notar que una afección tan noble, en lugar de hacer al hombre apto para las sociedades extensas, es casi tan contrario a ellas como el más estrecho egoísmo, pues mientras que cada persona se ama más a si misma que a los otros y su amor por los otros encierra el más grande afecto por sus relaciones y próximos, debe producir esto una oposición de pasiones y una consecuente oposición de acciones, que no pueden menos de ser peligrosas para la unión nuevamente establecida. |
It is however worth while to remark, that this contrariety of passions would be attended with but small danger, did it not concur with a peculiarity in our outward circumstances, which affords it an opportunity of exerting itself. There are different species of goods, which we are possessed of; the internal satisfaction of our minds, the external advantages of our body, and the enjoyment of such possessions as we have acquired by our industry and good fortune. We are perfectly secure in the enjoyment of the first. The second may be ravished from us, but can be of no advantage to him who deprives us of them. The last only are both exposed to the violence of others, and may be transferred without suffering any loss or alteration; while at the same time, there is not a sufficient quantity of them to supply every one′s desires and necessities. As the improvement, therefore, of these goods is the chief advantage of society, so the instability of their possession, along with their scarcity, is the chief impediment. | Sin embargo, merece ser notado que esta oposición de pasiones iría acompañada sólo de un pequeño peligro si no se uniese con ella una particularidad de las circunstancias externas, que aporta la oportunidad para que se ejerza. Existen tres especies de bienes de los que somos poseedores: la satisfacción interna de nuestros espíritus, las ventajas externas de nuestro cuerpo y los goces de las posesiones que hemos adquirido por nuestra industria y buena fortuna. Nos hallamos perfectamente seguros del goce de la primera. La segunda nos puede ser arrebatada, pero no puede ser ventajosa al que nos priva de su uso. La última solamente puede ser expuesta a la violencia y puede ser transferida sin sufrir alguna pérdida o alteración, mientras que al mismo tiempo no existe cantidad suficiente para satisfacer los deseos y necesidades de todo. Del mismo modo que el cultivo de estos bienes es la ventaja capital de la sociedad, son la instabilidad de su posesión y su escasez sus impedimentos capitales. |
In vain should we expect to find, in uncultivated nature, a remedy to this inconvenience; or hope for any inartificial principle of the human mind, which might controul those partial affections, and make us overcome the temptations arising from our circumstances. The idea of justice can never serve to this purpose, or be taken for a natural principle, capable of inspiring men with an equitable conduct towards each other. That virtue, as it is now understood, would never have been dreamed of among rude and savage men. For the notion of injury or injustice implies an immorality or vice committed against some other person: And as every immorality is derived from some defect or unsoundness of the passions, and as this defect must be judged of, in a great measure, from the ordinary course of nature in the constitution of the mind; it will be easy to know, whether we be guilty of any immorality, with regard to others, by considering the natural, and usual force of those several affections, which are directed towards them. Now it appears, that in the original frame of our mind, our strongest attention is confined to ourselves; our next is extended to our relations and acquaintance; and it is only the weakest which reaches to strangers and indifferent persons. This partiality, then, and unequal affection, must not only have an influence on our behaviour and conduct in society, but even on our ideas of vice and virtue; so as to make us regard any remarkable transgression of such a degree of partiality, either by too great an enlargement, or contraction of the affections, as vicious and immoral. This we may observe in our common judgments concerning actions, where we blame a person, who either centers all his affections in his family, or is so regardless of them, as, in any opposition of interest, to give the preference to a stranger, or mere chance acquaintance. From all which it follows, that our natural uncultivated ideas of morality, instead of providing a remedy for the partiality of our affections, do rather conform themselves to that partiality, and give it an additional force and influence. | En vano esperaremos encontrar en la naturaleza inculta un remedio para este inconveniente o hallar un principio natural del espíritu humano que pueda controlar estas afecciones parciales y hacernos vencer las tentaciones que surgen de las circunstancias. La idea de la justicia no podrá nunca servir para este propósito o ser tomada por un principio natural capaz de inspirar a los hombres una conducta equitativa con respecto de sus semejantes. Esta virtud, tal como ahora se entiende, no fue ni aun soñada entre los hombres rudos y salvajes, pues la noción de daño o injusticia implica una inmoralidad o vicio cometido contra otra persona, y como toda inmoralidad se deriva de algún defecto o corrupción de las pasiones, y como este defecto debe ser apreciado en gran medida según el curso ordinario y naturaleza de la constitución del espíritu, será fácil conocer si somos culpables de una inmoralidad para con los otros, considerando las fuerzas naturales y usuales y las varias afecciones que se refieren a ellas. Ahora bien: resulta que, en la estructura original de nuestro espíritu, nuestra más intensa atención se halla confinada a nosotros mismos; la que le sigue, a nuestras relaciones y próximos, y solamente la más débil es la que alcanza a los extranjeros y las personas que nos son indiferentes. Esta parcialidad, así, pues, afección desigual, no sólo debe tener influencia en nuestra vida y conducta en la sociedad, sino también sobre nuestras ideas de vicio y de virtud de modo que nos haga considerar una notable transgresión de un grado tal de parcialidad, ya sea por una mayor extensión o restricción de estas afecciones, como viciosa o inmoral. Po284 demos observar esto en nuestros juicios comunes concernientes a las acciones por las que censuramos a una persona que o concentra todas sus afecciones en la familia, o le interesa ésta tan poco que da la preferencia a un extraño o a un conocimiento casual. De todo lo que se sigue que nuestras ideas naturales, no cultivadas, de la moralidad, en lugar de aportar un remedio para la parcialidad de nuestras afecciones, se conforman más bien con esta parcialidad y le conceden una fuerza e influencia adicional. |
The remedy, then, is not derived from nature, but from artifice; or more e properly speaking, nature provides a remedy in the judgment and understanding, for what is irregular and incommodious in the affections. For when men, from their early education in society, have become sensible of the infinite advantages that result from it, and have besides acquired a new affection to company and conversation; and when they have observed, that the principal disturbance in society arises from those goods, which we call external, and from their looseness and easy transition from one person to another; they must seek for a remedy by putting these goods, as far as possible, on the same footing with the fixed and constant advantages of the mind and body. This can be done after no other manner, than by a convention entered into by all the members of the society to bestow stability on the possession of those external goods, and leave every one in the peaceable enjoyment of what he may acquire by his fortune and industry. By this means, every one knows what he may safely possess; and the passions ale restrained in their partial and contradictory motions. Nor is such a restraint contrary to these passions; for if so, it coued never be entered into, nor maintained; but it is only contrary to their heedless and impetuous movement. Instead of departing from our own interest, or from that of our nearest friends, by abstaining from the possessions of others, we cannot better consult both these interests, than by such a convention; because it is by that means we maintain society, which is so necessary to their well-being and subsistence, as well as to our own. | El remedio, por consiguiente, no se deriva de la naturaleza, sino del artificio, o, propiamente hablando, la naturaleza aporta un remedio en el juicio y el entendimiento para lo que es irregular y nocivo en las afecciones, pues cuando los hombres por su temprana educación en la sociedad han llegado a ser sensibles a las ventajas que resultan de ella y además han adquirido una nueva afección por la compañía y conversación, y cuando han observado que las principales perturbaciones en la sociedad surgen de los bienes que podemos llamar externos y de su fácil desligamiento y transición de una persona a otra, deben buscar un remedio colocando estos bienes, en tanto que es posible, sobre el mismo pie que las ventajas fijas y constantes del espíritu y el cuerpo. Esto no puede suceder más que por una convención realizada entre todos los miembros de la sociedad, con el fin de conceder estabilidad a los bienes externos y permitir a cada uno el disfrute pacífico de lo que puede adquirir por su fortuna e industria. Por este medio todo el mundo conoce lo que puede poseer seguramente y las pasiones son dominadas en sus movimientos parciales y contradictorios. Este dominio no es contrario a estas pasiones, pues si lo fuese no se hubiera establecido ni mantenido nunca, y sólo es contrario a los movimientos del ánimo precipitados e impetuosos. En lugar de apartarnos de nuestro propio interés o del de nuestros más próximos amigos, absteniéndonos de apoderarnos de lo que poseen los otros, no podemos tener en cuenta mejor estos intereses que por una convención tal, ya que por medio de ella hacemos que subsista la sociedad, que es tan necesaria para su bienestar y existencia como para la nuestra. |
This convention is not of the nature of a promise: For even promises themselves, as we shall see afterwards, arise from human conventions. It is only a general sense of common interest; which sense all the members of the society express to one another, and which induces them to regulate their conduct by certain rules. I observe, that it will be for my interest to leave another in the possession of his goods, provided he will act in the same manner with regard to me. He is sensible of a like interest in the regulation of his conduct. When this common sense of interest is mutually expressed, and is known to both, it produces a suitable resolution and behaviour. And this may properly enough be called a convention or agreement betwixt us, though without the interposition of a promise; since the actions of each of us have a reference to those of the other, and are performed upon the supposition, that something is to be performed on the other part. Two men, who pull the oars of a boat, do it by an agreement or convention, though they have never given promises to each other. Nor is the rule concerning the stability of possession the less derived from human conventions, that it arises gradually, and acquires force by a slow progression, and by our repeated experience of the inconveniences of transgressing it. On the contrary, this experience assures us still more, that the sense of interest has become common to all our fellows, and gives us a confidence of the future regularity of their conduct: And it is only on the expectation of this, that our moderation and abstinence are founded. In like manner are languages gradually established by human conventions without any promise. In like manner do gold and silver become the common measures of exchange, and are esteemed sufficient payment for what is of a hundred times their value. | Esta convención no es del género de la promesa, pues hasta las promesas mismas, como veremos más adelante, surgen de las convenciones humanas. Es solamente un sentido general del interés común, sentido que todos los miembros de la sociedad expresan mutuamente y que los induce a regular su conducta por ciertas normas. Yo observo que convendrá para mi interés dejar a otro en la posesión de sus bienes, suponiendo que él se conduzca de la misma manera con respecto a mí. Este es sensible de un interés igual en la regulación de su conducta. Cuando este sentido común del interés se expresa mutuamente y es conocido por ambas partes produce una resolución y conducta consecuente. Esto puede llamarse de un modo bastante exacto convención o acuerdo entre nosotros, aunque sin la interposición de una promesa, puesto que las acciones de cada uno de nosotros poseen una relación con la de los otros y son realizadas bajo el supuesto de que algo se realiza de su parte. Dos hombres que mueven los remos de un bote lo hacen por un acuerdo o convención, aunque ellos no se han prestado jamás una promesa mutua. La regla que concierne a la estabilidad de nuestras posiciones no se deriva menos de las convenciones humanas, que surgen gradualmente y adquieren fuerza en una lenta progresión por nuestra experiencia repetida de los inconvenientes de no cumplirla. Por el contrario, esta experiencia nos asegura más que el sentido del interés se ha hecho común entre nuestros conciudadanos y nos proporciona la confianza de la regularidad futura de su conducta; solamente en la espera de ésta se fundan nuestra moderación y abstinencia. Del mismo modo todas las lenguas se establecen gradualmente, aunque sin promesa. De igual modo el oro y la plata llegan a ser los tipos comunes de cambio y son estimados como un pago suficiente para lo que vale cien veces más. |
After this convention, concerning abstinence from the possessions of others, is entered into, and every one has acquired a stability in his possessions, there immediately arise the ideas of justice and injustice; as also those of property, right, and obligation. The latter are altogether unintelligible without first understanding the former. Our property is nothing but those goods, whose constant possession is established by the laws of society; that is, by the laws of justice. Those, therefore, who make use of the words property, or right, or obligation, before they have explained the origin of justice, or even make use of them in that explication, are guilty of a very gross fallacy, and can never reason upon any solid foundation. A man′s property is some object related to him. This relation is not natural, but moral, and founded on justice. It is very preposterous, therefore, to imagine, that we can have any idea of property, without fully comprehending the nature of justice, and shewing its origin in the artifice and contrivance of man. The origin of justice explains that of property. The same artifice gives rise to both. As our first and most natural sentiment of morals is founded on the nature of our passions, and gives the preference to ourselves and friends, above strangers; it is impossible there can be naturally any such thing as a fixed right or property, while the opposite passions of men impel them in contrary directions, and are not restrained by any convention or agreement. | Cuando esta convención que concierne a la abstención de lo que los otros poseen se ha realizado y todos han adquirido la estabilidad en su posesión, surgen inmediatamente las ideas de justicia o injusticia, lo mismo que las de propiedad, derecho y obligación. Las últimas son completamente ininteligibles sin entender las primeras. Nuestra propiedad no es más que los bienes cuya constante posesión está establecida por las leyes de la sociedad, o sea por las leyes de la justicia. Por consiguiente, los que hacen uso de las palabras propiedad, derecho u obligación antes de que hayamos explicado el origen de la justicia, o hacen uso de ellas en la explicación, son culpables de una gran falacia y no pueden razonar jamás sobre un fundamento sólido. La propiedad de un hombre es algún objeto relacionado con ella. Esta relación no es natural, sino moral y fundada sobre la justicia. Es verdaderamente absurdo, por consiguiente, imaginar que podamos tener una idea de la propiedad sin comprender plenamente la naturaleza de la justicia y mostrar su origen en el artificio y mecanismo de los hombres. El origen de la justicia explica el de la propiedad. El mismo artificio da nacimiento a ambas. Como nuestro primer y más natural sentímiento de la moral se funda en la naturaleza de nuestras pasiones y concede la preferencia a nosotros y a nuestros amigos frente a los extraños, es imposible que exista algo análogo a un derecho fijo de propiedad mientras que las pasiones opuestas impulsen al hombre en direcciones contrarias y no sean dominadas por una convención o acuerdo. |
No one can doubt, that the convention for the distinction of property, and for the stability of possession, is of all circumstances the most necessary to the establishment of human society, and that after the agreement for the fixing and observing of this rule, there remains little or nothing to be done towards settling a perfect harmony and concord. All the other passions, besides this of interest, are either easily restrained, or are not of such pernicious consequence, when indulged. Vanity is rather to be esteemed a social passion, and a bond of union among men. Pity and love are to be considered in the same light. And as to envy and revenge, though pernicious, they operate only by intervals, and are directed against particular persons, whom we consider as our superiors or enemies. This avidity alone, of acquiring goods and possessions for ourselves and our nearest friends, is insatiable, perpetual, universal, and directly destructive of society. There scarce is any one, who is not actuated by it; and there is no one, who has not reason to fear from it, when it acts without any restraint, and gives way to its first and most natural movements. So that upon the whole, we are to esteem the difficulties in the establishment of society, to be greater or less, according to those we encounter in regulating and restraining this passion. | Nadie puede dudar de que la convención para la distinción de la propiedad y para la estabilidad de su posesión es, de todas las circunstancias, la más necesaria para el establecimiento de la sociedad humana, y de que después del acuerdo para fijar y observar esta norma queda poco o nada que hacer para fundamentar una perfecta armonía y concordia. Todas las demás pasiones, aparte de la del interés, son, o fácilmente dominadas, o no tienen una consecuencia tan perniciosa cuando son permitidas. La vanidad ha de ser más bien estimada como una pasión social y un enlace entre los hombres. La piedad y el amor han de ser considerados del mismo modo, y la envidia y la venganza, aunque perniciosas, actúan sólo a intervalos y se dirigen contra personas particulares a quienes consideramos nuestros superiores o enemigos. Tan sólo la avidez por adquirir bienes y posesiones para nosotros y nuestros amigos es insaciable, perpetua, universal y totalmente destructora de la sociedad. Apenas existe alguno que no sea influido por ella y no hay ninguno que no tenga razón de temerla cuando obra sin ningún dominio y da rienda suelta a sus primeros y más naturales movimientos del alma. Así que, en resumen, estimamos que las dificultades para el establecimiento de la sociedad son más o menos grandes según los que encontremos al regular o dominar esta pasión. |
It is certain, that no affection of the human mind has both a sufficient force, and a proper direction to counterbalance the love of gain, and render men fit members of society, by making them abstain from the possessions of others. Benevolence to strangers is too weak for this purpose; and as to the other passions, they rather inflame this avidity, when we observe, that the larger our possessions are, the more ability we have of gratifying all our appetites. There is no passion, therefore, capable of controlling the interested affection, but the very affection itself, by an alteration of its direction. Now this alteration must necessarily take place upon the least reflection; since it is evident, that the passion is much better satisfyed by its restraint, than by its liberty, and that in preserving society, we make much greater advances in the acquiring possessions, than in the solitary and forlorn condition, which must follow upon violence and an universal licence. The question, therefore, concerning the wickedness or goodness of human nature, enters not in the least into that other question concerning the origin of society; nor is there any thing to be considered but the degrees of men′s sagacity or folly. For whether the passion of self-interest be esteemed vicious or virtuous, it is all a case; since itself alone restrains it: So that if it be virtuous, men become social by their virtue; if vicious, their vice has the same effect. | Es cierto que ninguna afección del espíritu humano posee a la vez la suficiente fuerza y dirección propia para equilibrar el amor de las ganancias y hacer a los hombres aptos para la sociedad llevándolos a que se abstengan de las posesiones de los otros. La benevolencia hacia los extraños es demasiado débil para este propósito, y en cuanto a las restantes pasiones, más bien inflaman esta avidez, al observar que cuanto más grandes son nuestras posesiones mayor es la capacidad que tenemos de satisfacer todos nuestros apetitos. No existe, por consiguiente, otra pasión capaz de guiar la afección del interés más que la misma afección mediante un cambio de su dirección. Ahora bien: es necesario que esta alteración tenga lugar ya con la más pequeña reflexión, pues es evidente que la pasión se satisface mucho mejor por su dominio que por su libertad, y que manteniendo firme la sociedad avanzamos mucho más en la adquisición de las posesiones que en la condición solitaria y desamparada, que debe ser la consecuencia de la violencia y la licencia universal. La cuestión de la maldad y bondad de la naturaleza humana no entra en lo más mínimo en el problema concerniente al origen de la sociedad, y no debe considerarse nada más que los grados de sagacidad y estupidez humana, pues es indiferente que la pasión del interés sea viciosa o virtuosa, puesto que ella se domina a sí misma; asi que, si es virtuosa, los hombres llegan a ser virtuosos por su virtud, y si es viciosa, su vicio tiene el mismo efecto. |
Now as it is by establishing the rule for the stability of possession, that this passion restrains itself; if that rule be very abstruse, and of difficult invention; society must be esteemed, in a manner, accidental, and the effect of many ages. But if it be found, that nothing can be more simple and obvious than that rule; that every parent, in order to preserve peace among his children, must establish it; and that these first rudiments of justice must every day be improved, as the society enlarges: If all this appear evident, as it certainly must, we may conclude, that it is utterly impossible for men to remain any considerable time in that savage condition, which precedes society; but that his very first state and situation may justly be esteemed social. This, however, hinders not, but that philosophers may, if they please, extend their reasoning to the supposed state of nature; provided they allow it to be a mere philosophical fiction, which never had, and never coued have any reality. Human nature being composed of two principal parts, which are requisite in all its actions, the affections and understanding; it is certain, that the blind motions of the former, without the direction of the latter, incapacitate men for society: And it may be allowed us to consider separately the effects, that result from the separate operations of these two component parts of the mind. The same liberty may be permitted to moral, which is allowed to natural philosophers; and it is very usual with the latter to consider any motion as compounded and consisting of two parts separate from each other, though at the same time they acknowledge it to be in itself uncompounded and inseparable. | Ahora bien: como al establecer la regla para la estabilidad de la posesión esta pasión se domina a sí misma, si esta regla es verdaderamente abstrusa y de difícil invención la sociedad debe ser estimada en cierto modo accidental y efecto de mucho tiempo; pero si hallamos que nada es más simple y claro que esta regla, que ya todo padre, para mantener la paz entre sus hijos, debe establecerla, y que este primer rudimento de la justicia debe ser mejorado cada día cuando la sociedad se hace más amplia, si todo esto aparece evidente, como ciertamente lo es, debemos concluir que es totalmente imposible para los hombres permanecer algún tiempo considerable en la condición salvaje que precede a la sociedad, y que su primer estado y situación debe con justicia ser estimado como social. Esto, sin embargo, no impide que los filósofos puedan, si les agrada, extender su razonamiento al estado de naturaleza con tal que concedan que se trata de una ficción filosófica que jamás ha tenido ni puede tener una realidad. Estando la naturaleza humana compuesta de dos partes principales que son requeridas para todas sus acciones, las afecciones y el entendimiento, es cierto que los movimientos ciegos de las primeras, sin la dirección del último, hacen incapaces al hombre para la sociedad, y nos debe ser permitido considerar por separado los resultados de estas operaciones distintas de las dos partes componentes del espíritu. La misma libertad puede ser permitida a la moral que la concedida a los filósofos de la naturaleza, y es muy usual entre los últimos considerar un movimiento como compuesto y consistente de dos partes separadas entre sí aunque al mismo tiempo reconozcan que en sí es simple e inseparable. |
This state of nature, therefore, is to be regarded as a mere fiction, not unlike that of the golden age, which poets have invented; only with this difference, that the former is described as full of war, violence and injustice; whereas the latter is pointed out to us, as the most charming and most peaceable condition, that can possibly be imagined. The seasons, in that first age of nature, were so temperate, if we may believe the poets, that there was no necessity for men to provide themselves with cloaths and houses as a security against the violence of heat and cold. The rivers flowed with wine and milk: The oaks yielded honey; and nature spontaneously produced her greatest delicacies. Nor were these the chief advantages of that happy age. The storms and tempests were not alone removed from nature; but those more furious tempests were unknown to human breasts, which now cause such uproar, and engender such confusion. Avarice, ambition, cruelty, selfishness, were never heard of: Cordial affection, compassion, sympathy, were the only movements, with which the human mind was yet acquainted. Even the distinction of mine and thine was banished from that happy race of mortals, and carryed with them the very notions of property and obligation, justice and injustice. | El estado de naturaleza, por consiguiente, ha de ser considerado como una mera ficción, análoga a la edad de oro que los poetas han inventado, con la única diferencia que la primera se describe como llena de guerras, violencia e injusticia, mientras que la última se nos pinta como la más encantadora condición que es posible imaginar. Las estaciones de la naturaleza en esta primera edad eran tan templadas, si hemos de creer a los poetas, que no existía para los hombres la necesidad de proporcionarse trajes y casa como protección contra la violencia del calor y el frío. Los ríos llevaban leche y vino. Los robles daban miel y la naturaleza espontáneamente producía sus mejores frutos. Y no eran éstas las ventajas capitales de tan feliz edad. No sólo las tempestades y las tormentas se hallaban apartadas de la naturaleza, sino que también las tempestades de los pechos humanos eran desconocidas, cuando ahora causan una conmoción tan grande y engendran una tan gran confusión. La avaricia, la ambición, la crueldad, el egoísmo, no existían; la afección cordial, la compasión, la simpatía eran los únicos movimientos del ánimo que conocía el espíritu humano. Hasta la distinción de mío y tuyo estaba desterrada de entre esta feliz raza de mortales, y con ella las nociones de propiedad, obligación, justicia e injusticia. |
This, no doubt, is to be regarded as an idle fiction; but yet deserves our attention, because nothing can more evidently shew the origin of those virtues, which are the subjects of our present enquiry. I have already observed, that justice takes its rise from human conventions; and that these are intended as a remedy to some inconveniences, which proceed from the concurrence of certain qualities of the human mind with the situation of external objects. The qualities of the mind are selfishness and limited generosity: And the situation of external objects is their easy change, joined to their scarcity in comparison of the wants and desires of men. But however philosophers may have been bewildered in those speculations, poets have been guided more infallibly, by a certain taste or common instinct, which in most kinds of reasoning goes farther than any of that art and philosophy, with which we have been yet acquainted. They easily perceived, if every man had a tender regard for another, or if nature supplied abundantly all our wants and desires, that the jealousy of interest, which justice supposes, could no longer have place; nor would there be any occasion for those distinctions and limits of property and possession, which at present are in use among mankind. Encrease to a sufficient degree the benevolence of men, or the bounty of nature, and you render justice useless, by supplying its place with much nobler virtues, and more valuable blessings. The selfishness of men is animated by the few possessions we have, in proportion to our wants; and it is to restrain this selfishness, that men have been obliged to separate themselves from the community, and to distinguish betwixt their own goods and those of others. | Esto, sin duda, ha de ser considerado como una fútil ficción; pero merece ahora nuestra atención, porque nada puede mostrar de un modo más evidente el origen de las virtudes que son el asunto de la presente investigación. He hecho observar que la justicia nace de las convenciones humanas y que éstas se proponen remediar algunos inconvenientes que proceden de la concurrencia de ciertas propiedades del espíritu humano y de la situación de los objetos externos. Las propiedades del espíritu son el egoísmo y la generosidad limitada, y la situación de los objetos externos es su fácil cambio y la escasez en comparación con las exigencias del hombre. Pero aunque los filósofos hayan disparatado en estas especulaciones, los poetas han sido guiados de un modo más seguro por un cierto gusto o instinto común que en los más de los géneros de los razonamientos va más allá que cualquier arte y filosofía de los que hasta ahora conocemos. Ellos vieron claramente que si todo hombre experimentase cariño por los otros y si la naturaleza satisficiese abundantemente nuestras exigencias y necesidades no hubiera podido existir la lucha de intereses que supone la justicia y no hubiera habido ocasión para las distinciones y límites de la propiedad y posesión que en el presente son usuales entre el género humano. Si aumentase en un grado suficiente la benevolencia de los hombres o la liberalidad de la naturaleza la justicia se haría inútil, siendo ocupado su lugar por más nobles virtudes y más valiosos bienes. El egoísmo de los hombres; se halla excitado por lo poco que poseemos en relación con nuestras necesidades, y para dominar este egoísmo los hombres han sido obligados a separarlo de la comunidad y a distinguir entre los bienes propios y los ajenos. |
Nor need we have recourse to the fictions of poets to learn this; but beside the reason of the thing, may discover the same truth by common experience and observation. It is easy to remark, that a cordial affection renders all things common among friends; and that married people in particular mutually lose their property, and are unacquainted with the mine and thine, which are so necessary, and yet cause such disturbance in human society. The same effect arises from any alteration in the circumstances of mankind; as when there is such a plenty of any thing as satisfies all the desires of men: In which case the distinction of property is entirely lost, and every thing remains in common. This we may observe with regard to air and water, though the most valuable of all external objects; and may easily conclude, that if men were supplied with every thing in the same abundance, or if every one had the same affection and tender regard for every one as for himself; justice and injustice would be equally unknown among mankind. | No hubiéramos tenido que recurrir a las ficciones de los poetas para aprender esto, sino que, aparte de lo razonable del asunto, podríamos descubrir la misma verdad por la experiencia y observación común. Es fácil de notar que una afección cordial hace todas las cosas comunes entre amigos y que las gentes casadas, especialmente, pierden su propiedad y no conocen el mío y tuyo, que son tan necesarios y causan tanta perturbación en la sociedad humana. El mismo efecto surge de una alteración en las circunstancias del género humano; cuando existe una cantidad tal de alguna cosa que satisfaga todos los deseos del hombre se pierde la distinción de propiedad enteramente y todo queda siendo común. Es esto lo que podemos observar con respecto al aire y el agua, aunque son los más valiosos de los objetos externos, y podemos concluir de aquí que si los hombres estuvieran provistos de todo con la misma abundancia, o si cada uno sintiese el mismo afecto y cariño por sus semejantes que por sí mismo, la justicia y la injusticia serían igualmente desconocidas del género humano. |
Here then is a proposition, which, I think, may be regarded as certain, that it is only from the selfishness and confined generosity of men, along with the scanty provision nature has made for his wants, that justice derives its origin. If we look backward we shall find, that this proposition bestows an additional force on some of those observations, which we have already made on this subject. | Es, pues, una proposición que me parece puede ser considerada como cierta que sólo por el egoísmo y limitada generosidad de los hombres, juntamente con los escasos medios que la naturaleza nos proporciona para nuestras necesidades, se pro duce la justicia. Si miramos hacia atrás hallaremos que esta proposición concede una fuerza adicional a algunas de las observaciones que ya hemos hecho sobre este asunto. |
First, we may conclude from it, that a regard to public interest, or a strong extensive benevolence, is not our first and original motive for the observation of the rules of justice; since it is allowed, that if men were endowed with such a benevolence, these rules would never have been dreamt of. | Primero: podemos concluir de ello que una consideración del interés público o una benevolencia muy extensa no es nuestro motivo primero y original para la observancia de las reglas de la justicia, ya que se admite que si los hombres se hallasen do tados de una benevolencia tal estas reglas jamás se hubiesen imaginado. |
Secondly, we may conclude from the same principle, that the sense of justice is not founded on reason, or on the discovery of certain connexions and relations of ideas, which are eternal, immutable, and universally obligatory. For since it is confest, that such an alteration as that above-mentioned, in the temper and circumstances of mankind, would entirely alter our duties and obligations, it is necessary upon the common system, that the sense of virtue is derived from reason, to shew the change which this must produce in the relations and ideas. But it is evident, that the only cause, why the extensive generosity of man, and the perfect abundance of every thing, would destroy the very idea of justice, is because they render it useless; and that, on the other hand, his confined benevolence, and his necessitous condition, give rise to that virtue, only by making it requisite to the publick interest, and to that of every individual. Twas therefore a concern for our own, and the publick interest, which made us establish the laws of justice; and nothing can be more certain, than that it is not any relation of ideas, which gives us this concern, but our impressions and sentiments, without which every thing in nature is perfectly indifferent to us, and can never in the least affect us. The sense of justice, therefore, is not founded on our ideas, but on our impressions. | Segundo: podemos concluir del mismo principio que el sentido de la justicia no se funda en la razón o en el descubrimiento de ciertas relaciones o conexiones de las ideas que son eternas, inmutables y universalmente obligatorias, pues ya que se confiesa que una alteración como la antes mencionada, en el temperamento y circunstancias del género humano, alteraría enteramente nuestros deberes y obligaciones, es necesario, por el sistema que afirma que el sentido de la virtud se deriva de la razón, mostrar el cambio que éste debe producir en las relaciones e ideas. Es evidente que la única causa de por qué la generosidad amplia del hombre y la gran abundancia de alguna cosa destruirían la idea de la justicia es el que la hacen inútil, y que, por otra parte, su limitada benevolencia y su necesitada condición dan lugar a esta virtud solamente haciéndola necesaria para el interés público y el de cada individuo. Es, por consiguiente, el interés por nuestro interés y por el interés público el que nos hizo establecer las leyes de la justicia, y nada puede ser más cierto que no existe ninguna relación de ideas que nos conceda este interés, sino que éste proviene de nuestras impresiones y sentimientos, sin lo que todo en la naturaleza sería perfectamente indiferente y no podría afectarnos en lo más mínimo. Este sentido de la justicia, por consiguiente, no se funda en nuestras ideas, sino en nuestras impresiones. |
Thirdly, we may farther confirm the foregoing proposition, THAT THOSE IMPRESSIONS, WHICH GIVE RISE TO THIS SENSE OF JUSTICE, ARE NOT NATURAL TO THE MIND OF MAN, BUT ARISE FROM ARTIFICE AND HUMAN CONVENTIONS. For since any considerable alteration of temper and circumstances destroys equally justice and injustice; and since such an alteration has an effect only by changing our own and the publick interest; it follows, that the first establishment of the rules of justice depends on these different interests. But if men pursued the publick interest naturally, and with a hearty affection, they would never have dreamed of restraining each other by these rules; and if they pursued their own interest, without any precaution, they would run head-long into every kind of injustice and violence. These rules, therefore, are artificial, and seek their end in an oblique and indirect manner; nor is the interest, which gives rise to them, of a kind that coued be pursued by the natural and inartificial passions of men. | Tercero: podemos confirmar más aún la precedente proposición de que las impresiones que dan lugar al sentido de la justicia no son naturales al espíritu del hombre, sino que surgen del artificio y las convenciones humanas, pues ya que una alteración considerable del temperamento y las circunstancias destruye igualmente la justicia y la injusticia, y ya que una alteración tal tiene efecto tan sólo por cambiar nuestro interés y el interés público, se sigue que el primer establecimiento de las reglas de la justicia depende de estos diferentes intereses. Pero si los hombres obedeciesen naturalmente al interés público y experimentasen un cordial afecto no hubieran pensado en limitar a nadie mediante estas reglas, mientras que si buscasen su propio interés sin ninguna precaución caerían de lleno en todo género de injusticias y violencias. Estas reglas, por consiguiente, son artificiales y buscan su fin de una manera oblicua e indirecta, y no es el interés que les da lugar de un género tal que pueda ser buscado por las pasiones naturales y espontáneas de los hombres. |
To make this more evident, consider, that though the rules of justice are established merely by interest, their connexion with interest is somewhat singular, and is different from what may be observed on other occasions. A single act of justice is frequently contrary to public interest; and were it to stand alone, without being followed by other acts, may, in itself, be very prejudicial to society. When a man of merit, of a beneficent disposition, restores a great fortune to a miser, or a seditious bigot, he has acted justly and laudably, but the public is a real sufferer. Nor is every single act of justice, considered apart, more conducive to private interest, than to public; and it is easily conceived how a man may impoverish himself by a signal instance of integrity, and have reason to wish, that with regard to that single act, the laws of justice were for a moment suspended in the universe. But however single acts of justice may be contrary, either to public or private interest, it is certain, that the whole plan or scheme is highly conducive, or indeed absolutely requisite, both to the support of society, and the well-being of every individual. It is impossible to separate the good from the ill. Property must be stable, and must be fixed by general rules. Though in one instance the public be a sufferer, this momentary ill is amply compensated by the steady prosecution of the rule, and by the peace and order, which it establishes in society. And even every individual person must find himself a gainer, on ballancing the account; since, without justice society must immediately dissolve, and every one must fall into that savage and solitary condition, which is infinitely worse than the worst situation that can possibly be supposed in society. When therefore men have had experience enough to observe, that whatever may be the consequence of any single act of justice, performed by a single person, yet the whole system of actions, concurred in by the whole society, is infinitely advantageous to the whole, and to every part; it is not long before justice and property take place. Every member of society is sen sible of this interest: Every one expresses this sense to his fellows, along with the resolution he has taken of squaring his actions by it, on condition that others will do the same. No more is requisite to induce any one of them to perform an act of justice, who has the first opportunity. This becomes an example to others. And thus justice establishes itself by a kind of convention or agreement; that is, by a sense of interest, supposed to be common to all, and where every single act is performed in expectation that others are to perform the like. Without such a convention, no one would ever have dreamed, that there was such a virtue as justice, or have been induced to conform his actions to it. Taking any single act, my justice may be pernicious in every respect; and it is only upon the supposition that others are to imitate my example, that I can be induced to embrace that virtue; since nothing but this combination can render justice advantageous, or afford me any motives to conform my self to its rules. | Para hacer esto más evidente consideremos que las reglas de la justicia se establecen meramente por el interés, que su conexión con el interés es en cierto modo única y es diferente de lo que podemos observar en otras ocasiones. Un acto único de justicia es frecuentemente contrario al interés público, y si existiese solo, sin ser seguido de otros actos, podría ser en sí mismo perjudicial a la sociedad. Cuando un hombre de mérito o de disposición benéfica restaura una gran fortuna a un avaro o a un revoltoso fanático ha obrado de un modo justo y laudable, pero la sociedad es una víctima real. Tampoco es cada acto de justicia, considerado aparte, más útil para el interés privado que para el público, y es fácilmente concebible cómo un hombre puede empobrecerse a sí mismo por un único caso de integridad y cómo tiene razón para desear que con respecto a este único acto las leyes de la justicia se suspendieran por un momento en el universo. Sin embargo, aunque los actos particulares de la justicia puedan ser contrarios al interés público o al privado, es cierto que el plan o esquema total es altamente útil y de hecho absolutamente necesario, tanto para mantener la sociedad como para el bienestar de cada individuo. Es imposible separar el bien del mal. La propiedad debe ser estable y debe ser fijada por reglas generales. Aunque en un caso la sociedad sea una víctima, este mal momentáneo se halla ampliamente compensado por la continua validez de la regla y por la paz y orden que establecen en aquélla. Aun cada persona individual debe considerarse como gananciosa ante la consideración de esto, pues sin la justicia la sociedad se disolvería inmediatamente y cada uno caería en la condición salvaje y solitaria, que es infinitamente peor que la situación más mala que podamos conocer en la sociedad. Por consiguiente, cuando los hombres tienen suficiente experiencia para observar que, sea la que quiera la consecuencia de un solo acto de justicia realizado por una sola persona, sin embargo el sistema total de las acciones que se unen a él por la sociedad entera es infinitamente ventajoso para el todo y para cada parte, no nos hallamos ya lejos de que sea establecida la justicia y la propiedad. Cada miembro de la sociedad es sensible a este interés, cada uno expresa su actitud a sus compañeros juntamente con la resolución que ha tomado de adaptar a él sus acciones, a condición de que los otros hagan lo mismo. No se requiere más para inducir a cualquiera a realizar un acto de justicia en cuanto tenga la primera oportunidad. Este llega a ser un ejemplo para los otros, y así la justicia se establece por si misma mediante una especie de convención o acuerdo, esto es, por el sentido del interés, que se supone ser común en todos, y cuando cada acto particular se realiza esperando que los otros lo realicen de modo análogo. Sin una convención tal nadie hubiera imaginado la existencia de una virtud como la justicia o hubiera sido inducido a conformar con ella sus acciones. Considerando cada acto particular, mi justicia puede ser perniciosa en todos respectos, y solamente sobre el supuesto de que otros imitarán mi ejemplo puedo yo ser inducido a admitir esta virtud, pues nada más que esta combinación puede hacer la justicia ventajosa o aportarme motivos para conformarme a sus reglas. |
We come now to the second question we proposed, viz. Why we annex the idea of virtue to justice, and of vice to injustice. This question will not detain us long after the principles, which we have already established, All we can say of it at present will be dispatched in a few words: And for farther satisfaction, the reader must wait till we come to the third part of this book. The natural obligation to justice, viz, interest, has been fully explained; but as to the moral obligation, or the sentiment of right and wrong, it will first be requisite to examine the natural virtues, before we can give a full and satisfactory account of it. After men have found by experience, that their selfishness and confined generosity, acting at their liberty, totally incapacitate them for society; and at the same time have observed, that society is necessary to the satisfaction of those very passions, they are naturally induced to lay themselves under the restraint of such rules, as may render their commerce more safe and commodious. To the imposition then, and observance of these rules, both in general, and in every particular instance, they are at first induced only by a regard to interest; and this motive, on the first formation of society, is sufficiently strong and forcible. But when society has become numerous, and has encreased to a tribe or nation, this interest is more remote; nor do men so readily perceive, that disorder and confusion follow upon every breach of these rules, as in a more narrow and contracted society. But though in our own actions we may frequently lose sight of that interest, which we have in maintaining order, and may follow a lesser and more present interest, we never fail to observe the prejudice we receive, either mediately or immediately, from the injustice of others; as not being in that case either blinded by passion, or byassed by any contrary temptation. Nay when the injustice is so distant from us, as no way to affect our interest, it still displeases us; because we consider it as prejudicial to human society, and pernicious to every one that approaches the person guilty of it. We partake of their uneasiness by sympathy; and as every thing, which gives uneasiness in human actions, upon the general survey, is called Vice, and whatever produces satisfaction, in the same manner, is denominated Virtue; this is the reason why the sense of moral good and evil follows upon justice and injustice. And though this sense, in the present case, be derived only from contemplating the actions of others, yet we fail not to extend it even to our own actions. The general rule reaches beyond those instances, from which it arose; while at the same time we naturally sympathize with others in the sentiments they entertain of us. Thus self-interest is the original motive to the establishment of justice: but a sympathy with public interest is the source of the moral approbation, which attends that virtue. | Pasamos ahora a la segunda cuestión que hemos propuesto, a saber: por qué unimos a la idea de virtud con la justicia y la de vicio con la injusticia. Esta cuestión no nos detendrá mucho tiempo después de los principios que ya hemos establecido. Todo lo que podemos decir por el momento será expuesto en pocas palabras, y para más detalles el lector debe esperar a que lleguemos a la tercera parte de este libro. La obligación natural con respecto a la justicia, o sea al interés, ha sido plenamente explicada; pero en cuanto a la obligación mural o al sentimiento de lo justo y lo injusto se necesitará primero examinar las virtudes naturales para que podamos dar una plena y satisfactoria explicación de ella. Cuando los hombres hallaron, por experiencia, que su egoísmo y limitada generosidad, actuando en libertad, los incapacitaba totalmente para la sociedad, y después de haber observado al mismo tiempo que la sociedad era necesaria para la satisfacción de las pasiones, fueron naturalmente inducidos a ponerse por sí mismos bajo el dominio de tales reglas, como aquellas que pueden hacer su comercio más seguro y cómodo. Para la imposición, pues, y observancia de estas reglas, tanto en general como en cada caso particular, fueron en un principio inducidos por la consideración del interés, y este motivo, después de la formación de la sociedad, es suficientemente fuerte y poderoso. Sin embargo, cuando la sociedad se ha hecho numerosa y ha aumentado desde una tribu a una nación este interés es más remoto y los hombres no perciben tan fácilmente que el desorden y la confusión se siguen de toda transgresión de estas reglas como en una sociedad más pequeña y reducida. Sin embargo, aunque en nuestras acciones frecuentemente perdemos de vista el interés que tenemos en mantener el orden y podemos seguir un interés más o menos presente, jamás dejamos de observar el prejuicio que nos viene, o mediatamente o inmediatamente, de la injusticia de los otros, a no hallarnos en este caso cegados por la pasión o influidos por una tentación contraria. Es más: aun cuando la injusticia se halla tan distante de nosotros que no puede afectar a nuestros intereses, nos desagrada porque la consideramos perjudicial para la sociedad humana y perniciosa para todo el que se aproxime a la persona culpable de ella. Participamos de su desagrado mediante la simpatía, y como todo lo que produce desagrado en las acciones humanas cuando se las somete a una consideración general se llama vicio y lo que produce del mismo modo satisfacción, virtud, resulta de aquí la razón de por qué el sentido moral del bien y el mal acompaña a la justicia e injusticia. Aunque en el presente caso este sentido se derive solamente de la contemplación de las acciones de los otros, no podemos menos de extenderlo a nuestras acciones. Las reglas generales van más allá de los casos de los que surgen, mientras que al mismo tiempo simpatizamos naturalmente con los otros sujetos con respecto de los sentimientos que abrigan hacia nosotros. |
Though this progress of the sentiments be natural, and even necessary, it is certain, that it is here forwarded by the artifice of politicians, who, in order to govern men more easily, and preserve peace in human society, have endeavoured to produce an esteem for justice, and an abhorrence of injustice. This, no doubt, must have its effect; but nothing can be more evident, than that the matter has been carryed too far by certain writers on morals, who seem to have employed their utmost efforts to extirpate all sense of virtue from among mankind. Any artifice of politicians may assist nature in the producing of those sentiments, which she suggests to us, and may even on some occasions, produce alone an approbation or esteem for any particular action; but it is impossible it should be the sole cause of the distinction we make betwixt vice and virtue. For if nature did not aid us in this particular, it would be in vain for politicians to talk of honourable or dishonourable, praiseworthy or blameable. These words would be perfectly unintelligible, and would no more have any idea annexed to them, than if they were of a tongue perfectly unknown to us. The utmost politicians can perform, is, to extend the natural sentiments beyond their original bounds; but still nature must furnish the materials, and give us some notion of moral distinctions. | Aunque este progreso de los sentimientos es natural y hasta necesario, es cierto que ha sido cultivado por el artificio de los políticos, que para gobernar los hombres más fácilmente y mantener la paz en la sociedad humana han trabajado por producir estima por la justicia y odio por la injusticia. Esto, sin duda, ha tenido su efecto; pero nada puede ser más evidente que el hecho ha sido exagerado por ciertos escritores de moral, que parece que han empleado todos sus esfuerzos en extirpar todo sentido de virtud entre el género humano. El artificio de los políticos puede ayudar a la naturaleza a producir los sentimientos que ella nos sugiere, y puede aun en ciertas ocasiones producir por sí sola una aprobación o estima ante una acción particular; pero es imposible que sea la única causa de la distinción que hacemos entre vicio y virtud, pues si la naturaleza no nos ayudase en este respecto sería en vano para los políticos hablar de honroso y deshonroso, de meritorio y censurable. Estas palabras serían absolutamente ininteligibles y no despertarían más ideas que si constituyeran una lengua totalmente desconocida para nosotros. Lo más que los políticos pueden hacer es extender los sentimientos naturales más allá de sus límites originarios; pero aun en este caso la naturaleza debe proporcionar el material y darnos alguna noción de las distinciones morales. |
As publick praise and blame encrease our esteem for justice; so private education and instruction contribute to the same effect. For as parents easily observe, that a man is the more useful, both to himself and others, the greater degree of probity and honour he is endowed with; and that those principles have greater force, when custom and education assist interest and reflection: For these reasons they are induced to inculcate on their children, from their earliest infancy, the principles of probity, and teach them to regard the observance of those rules, by which society is maintained, as worthy and honourable, and their violation as base and infamous. By this means the sentiments of honour may take root in their tender minds, and acquire such firmness and solidity, that they may fall little short of those principles, which are the most essential to our natures, and the most deeply radicated in our internal constitution. | Del mismo modo que la alabanza y censura pública aumentan nuestra estima por la justicia, contribuye la educación privada a igual efecto. Como los padres fácilmente observan que un hombre es tanto más útil para sí y los otros cuanto mayor es el grado de probidad y honor de que se halla dotado y que estos principios tienen mayor fuerza cuando la costumbre y la educación ayudan al interés y la reflexión, son llevados por estas razones a inculcar en sus hijos desde su más tierna infancia los principios de probidad y a enseñarles a considerar la observancia de las reglas por las que la sociedad se sostiene como meritorias y honrosas y a su violación como baja e infame. Por este medio los sentimientos de honor pueden arraigar en sus tiernas almas y adquirir tal firmeza y solidez que llegan a ser poco inferiores en fuerza a los principios más esenciales de nuestra naturaleza y a los más profundamente arraigados en nuestra constitución interna. |
What farther contributes to encrease their solidity, is the interest of our reputation, after the opinion, that a merit or demerit attends justice or injustice, is once firmly established among mankind. There is nothing, which touches us more nearly than our reputation, and nothing on which our reputation more depends than our conduct, with relation to the property of others. For this reason, every one, who has any regard to his character, or who intends to live on good terms with mankind, must fix an inviolable law to himself, never, by any temptation, to be induced to violate those principles, which are essential to a man of probity and honour. | Contribuye aún a aumentar esta solidez el interés de la reputación, después de que la opinión de que el mérito y el demérito acompañan a la justicia o la injusticia se halla establecida entre el género humano. No hay nada que nos toque de tan cerca como nuestra reputación y nada de que nuestra reputación dependa tanto como nuestra conducta con respecto a la propiedad de los otros. Por esta razón, todo el que tenga alguna consideración por su carácter o quiera vivir en buenos términos con el género humano debe proponerse como ley inviolable el no ser jamás arrastrado por alguna tentación a violar los principios que son esenciales a un hombre de probidad y honor. |
I shall make only one observation before I leave this subject, viz, that though I assert, that in the state of nature, or that imaginary state, which preceded society, there be neither justice nor injustice, yet I assert not, that it was allowable, in such a state, to violate the property of others. I only maintain, that there was no such thing as property; and consequently coued be no such thing as justice or injustice. I shall have occasion to make a similar reflection with regard to promises, when I come to treat of them; and I hope this reflection, when duly weighed, will suffice to remove all odium from the foregoing opinions, with regard to justice and injustice. | Debo hacer solamente una observación antes de dejar este asunto, a saber: que aunque yo afirmo que en el estado de naturaleza, o estado imaginario que precede a la sociedad, no existían ni justicia ni injusticia, no por esto entiendo que se permitiría en este estado violar la propiedad de los otros. Solamente mantengo que no existía algo que pudiera llamarse propiedad y que, por consecuencia, no habría algo que pudiera llamarse justicia e injusticia. Tendré ocasión para hacer una reflexión similar con respecto a las promesas cuando trate de ellas, y espero que esta reflexión, si se considera debidamente, será bastante para desvanecer toda la antipatía por las opiniones precedentes con respecto a la justicia y la injusticia.
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SECT. III OF THE RULES WHICH DETERMINE PROPERTY | Sección III De las reglas que determinan la propiedad. |
Though the establishment of the rule, concerning the stability of possession, be not only useful, but even absolutely necessary to human society, it can never serve to any purpose, while it remains in such general terms. Some method must be shewn, by which we may distinguish what particular goods are to be assigned to each particular person, while the rest of mankind are excluded from their possession and enjoyment. Our next business, then, must be to discover the reasons which modify this general rule, and fit it to the common use and practice of the world. | Aunque el establecimiento de las reglas referentes a la estabilidad de la posesión no fuese sólo útil, sino absolutamente necesario para la sociedad humana, no podría servir para ningún propósito mientras permaneciese en términos tan generales. Debe ser mostrado algún método mediante el que se pueda distinguir qué bienes particulares han de ser asignados a cada persona particular, mientras que el resto del género humano es excluido de su posesión y goce. Nuestro inmediato problema, pues, será descubrir las razones que modifican esta regla general y la adaptan al uso y práctica común del mundo. |
It is obvious, that those reasons are not derived from any utility or advantage, which either the particular person or the public may reap from his enjoyment of any particular goods, beyond what would result from the possession of them by any other person. Twere better, no doubt, that every one were possessed of what is most suitable to him, and proper for his use: But besides, that this relation of fitness may be common to several at once, it is liable to so many controversies, and men are so partial and passionate in judging of these controversies, that such a loose and uncertain rule would be absolutely incompatible with the peace of human society. The convention concerning the stability of possession is entered into, in order to cut off all occasions of discord and contention; and this end would never be attained, were we allowed to apply this rule differently in every particular case, according to every particular utility, which might be discovered in such an application. Justice, in her decisions, never regards the fitness or unfitness of objects to particular persons, but conducts herself by more extensive views. Whether a man be generous, or a miser, he is equally well received by her, and obtains with the same facility a decision in his favours, even for what is entirely useless to him. | Es claro que estas razones no se derivan de la utilidad o ventaja que la persona particular o la sociedad puedan sacar del goce de bienes especiales por ser éste más grande que el que resultaría de la posesión de ellos por otra persona. Sería mejor, sin duda, que cada uno poseyese aquello que le fuese más conveniente y propio para su uso; pero aparte de que esta relación o adecuación puede ser común a varios individuos a la vez, está sujeta a tantas controversias y los hombres son tan parciales y apasionados al juzgar de estas controversias, que una regla tan floja e incierta sería incompatible con la paz de la sociedad humana. La convención referente a la estabilidad de las posesiones se ha hecho para evitar todas las ocasiones de discordia y disputa, y este fin no se lograría nunca si permitiésemos aplicar esta regla de modo diferente en cada caso particular, según la utilidad particular que puede ser descubierta en una aplicación tal. La justicia, en sus decisiones, jamás considera la adecuación o inadecuación del objeto a las personas particulares, sino que se conduce por puntos de vista más amplios. Es igualmente bien recibido por ella un hombre generoso que un avaro y obtienen ambos con la misma facilidad una decisión en su favor aun para lo que les es enteramente inútil. |
It follows therefore, that the general rule, that possession must be stable, is not applied by particular judgments, but by other general rules, which must extend to the whole society, and be inflexible either by spite or favour. To illustrate this, I propose the following instance. I first consider men in their savage and solitary condition; and suppose, that being sensible of the misery of that state, and foreseeing the advantages that would result from society, they seek each other′s company, and make an offer of mutual protection and assistance. I also suppose, that they are endowed with such sagacity as immediately to perceive, that the chief impediment to this project of society and partnership lies in the avidity and selfishness of their natural temper; to remedy which, they enter into a convention for the stability of possession, and for mutual restraint and forbearance. I am sensible, that this method of proceeding is not altogether natural; but besides that I here only suppose those reflections to be formed at once, which in fact arise insensibly and by degrees; besides this, I say, it is very possible, that several persons, being by different accidents separated from the societies, to which they formerly belonged, may be obliged to form a new society among themselves; in which case they are entirely in the situation above-mentioned. | Se sigue, por consiguiente, que la regla general de que la posesión debe ser estable no se aplica por juicios particulares, sino por otras reglas generales que se deben extender a toda la sociedad y que deben ser inflexibles ante la violencia o el favor. Para explicar esto pongo el siguiente ejemplo: Considero primero a los hombres en su condición salvaje y solitaria y supongo que siendo sensibles a lo miserable de su estado y previendo las ventajas que resultarían de la sociedad, buscan la compañía los unos de los otros y se hacen la oferta de protección y asistencia mutua. Supongo, pues, que se hallan dotados con tal sagacidad que inmediatamente perciben que el obstáculo capital de su proyecto de sociedad y compañía está en la avidez y egoísmo de sus temperamentos naturales, y para remediar esto hacen una convención con respecto a la estabilidad de la posesión y para el mutuo dominio y represión. Me doy cuenta de que este modo de proceder no es 292 totalmente natural; pero aparte de que supongo solamente que estas reflexiones se han hecho de una vez, cuando en realidad han surgido insensiblemente y por grados, es muy posible que habiendo sido separadas varias personas por un accidente de las sociedades a las que primitivamente pertenecían puedan hallarse obligadas a formar una nueva sociedad entre ellas mismas, en cuyo caso se encuentran en la situación ahora mencionada. |
It is evident, then, that their first difficulty, in this situation, after the general convention for the establishment of society, and for the constancy of possession, is, how to separate their possessions, and assign to each his particular portion, which he must for the future inalterably enjoy. This difficulty will not detain them long; but it must immediately occur to them, as the most natural expedient, that every one continue to enjoy what he is at present master of, and that property or constant possession be conjoined to the immediate possession. Such is the effect of custom, that it not only reconciles us to any thing we have long enjoyed, but even gives us an affection for it, and makes us prefer it to other objects, which may be more valuable, but are less known to us. What has long lain under our eye, and has often been employed to our advantage, that we are always the most unwilling to part with; but can easily live without possessions, which we never have enjoyed, and are not accustomed to. It is evident, therefore, that men would easily acquiesce in this expedient, that every one continue to enjoy what he is at present possessed of; and this is the reason, why they would so naturally agree in preferring it. [FN 15. No questions in philosophy are more difficult, than when a number of causes present themselves for the same phaenomenon, to determine which is the principal and predominant. There seldom is any very precise argument to fix our choice, and men must be contented to be guided by a kind of taste or fancy, arising from analogy, and a comparison of familiar instances. Thus, in the present case, there are, no doubt, motives of public interest for most of the rules, which determine property; but still I suspect, that these rules are principally fixed by the imagination, or the more frivolous properties of our thought and conception. I shall continue to explain these causes, leaving it to the reader′s choice, whether he will prefer those derived from publick utility, or those derived from the imagination. We shall begin with the right of the present possessor. It is a quality, which I have already observed in human nature, that when two objects appear in a close relation to each other, the mind is apt to ascribe to them any additional relation, in order to compleat the union; and this inclination is so strong, as often to make us run into errors (such as that of the conjunction of thought and matter) if we find that they can serve to that purpose. Many of our impressions are incapable of place or local position; and yet those very impressions we suppose to have a local conjunction with the impressions of sight and touch, merely because they are conjoined by causation, and are already united in the imagination. Since, therefore, we can feign a new relation, and even an absurd one, in order to compleat any union, it will easily be imagined, that if there be any relations, which depend on the mind, it will readily conjoin them to any preceding relation, and unite, by a new bond, such objects as have already an union in the fancy. Thus for instance, we never fail, in our arrangement of bodies, to place those which are resembling in contiguity to each other, or at least in correspondent points of view; because we feel a satisfaction in joining the relation of contiguity to that of resemblance, or the resemblance of situation to that of qualities. And this is easily accounted for from the known properties of human nature. When the mind is determined to join certain objects, but undetermined in its choice of the particular objects, It naturally turns its eye to such as are related together. They are already united in the mind: They present themselves at the same time to the conception; and instead of requiring any new reason for their conjunction, it would require a very powerful reason to make us over-look this natural affinity. This we shall have occasion to explain more fully afterwards, when we come to treat of beauty. In the mean time, we may content ourselves with observing, that the same love of order and uniformity, which arranges the books in a library, and the chairs in a parlour, contribute to the formation of society, and to the well-being of mankind, by modifying the general rule concerning the stability of possession. And as property forms a relation betwixt a person and an object, it is natural to found it on some preceding relation; and as property Is nothing but a constant possession, secured by the laws of society, it is natural to add it to the present possession, which is a relation that resembles it. For this also has its influence. If it be natural to conjoin all sorts of relations, it is more so, to conjoin such relations as are resembling, and are related together.] | Es evidente, pues, que su primera dificultad en esta situación, después de la convención general para el establecimiento de la sociedad y para la constancia de la posesión, será saber cómo separar estas posesiones y asignar a cada uno su porción particular que debe gozar de un modo inalterable en lo futuro. Esta dificultad no los detendrá largo tiempo, sino que se les debe ocurrir inmediatamente, como el expediente más natural, que cada uno continúe gozando de lo que es dueño en aquel momento y que la propiedad o posesión constante quede unida a la posesión inmediata. Tal es el efecto de la costumbre, que no sólo nos reconcilia con algo que disfrutamos desde hace largo tiempo, sino que aun nos proporciona una afección por ello y nos hace preferirlo a los otros objetos que son más valiosos, pero menos conocidos. Lo que ha estado largo tiempo ante nuestra vista y ha sido empleado frecuentemente para nuestra utilidad es lo que cedemos más contra nuestra voluntad; pero abandonamos fácilmente a la posesión de otro aquello de que no hemos disfrutado nunca y a que no estamos acostumbrados. Es evidente, pues, que los hombres se avendrán al recurso de que cada uno continúe disfrutando de lo que posee en el momento presente, y ésta es la razón de por qué estarán de acuerdo tan fácilmente al preferirlo (60). |
But we may observe, that though the rule of the assignment of property to the present possessor be natural, and by that means useful, yet its utility extends not beyond the first formation of society; nor would any thing be more pernicious, than the constant observance of it; by which restitution would be excluded, and every injustice would be authorized and rewarded. We must, therefore, seek for some other circumstance, that may give rise to property after society is once established; and of this kind, I find four most considerable, viz. Occupation, Prescription, Accession, and Succession. We shall briefly examine each of these, beginning with Occupation. | Sin embargo, podemos observar que aunque la regla de la concesión de la propiedad al primer poseedor es natural y por este medio útil, su utilidad no se extiende más allá de la primera formación de la sociedad, y nada sería más pernicioso que su observancia constante, por la cual se excluiría la restitución y toda injusticia sería autorizada y recompensada. Por consiguiente, debemos buscar algunas otras circunstancias que puedan dar lugar a la propiedad, una vez que la sociedad está establecida, y de este género hallo las cuatro capitales siguientes: ocupación, prescripción, accesión y sucesión. Examinaremos brevemente cada una de ellas, empezando por la ocupación. |
The possession of all external goods is changeable and uncertain; which is one of the most considerable impediments to the establishment of society, and is the reason why, by universal agreement, express or tacite, men restrain themselves by what we now call the rules of justice and equity. The misery of the condition, which precedes this restraint, is the cause why we submit to that remedy as quickly as possible; and this affords us an easy reason, why we annex the idea of property to the first possession, or to occupation. Men are unwilling to leave property in suspense, even for the shortest time, or open the least door to violence and disorder. To which we may add, that the first possession always engages the attention most; and did we neglect it, there would be no colour of reason for assigning property to any succeeding possession. [FN 16. Some philosophers account for the right of occupation, by saying, that every one has a property in his own labour; and when he joins that labour to any thing, it gives him the property of the whole: But, 1. There are several kinds of occupation, where we cannot be said to join our labour to the object we acquire: As when we possess a meadow by grazing our cattle upon it. 2. This accounts for the matter by means of accession; which is taking a needless circuit. 3. We cannot be said to join our labour to any thing but in a figurative sense. Properly speaking, we only make an alteration on it by our labour. This forms a relation betwixt us and the object; and thence arises the property, according to the preceding principles.] | La posesión de todos los bienes externos es mudable e incierta, lo que es uno de los más considerables obstáculos para el establecimiento de la sociedad y es la razón de por qué, por acuerdo universal, expreso o tácito, los hombres se guían por lo que ahora llamamos las reglas de la justicia y la equidad. La miseria de la condición que precede a este dominio es la causa de por qué nos sometemos a este remedio lo más pronto posible, y esto nos aporta una razón fácil de por qué unimos la idea de la propiedad con la primera posesión u ocupación. Los hombres no gustan de dejar la propiedad en suspenso, aun por el tiempo más breve, o de abrir la más pequeña entrada a la violencia y al desorden. A lo cual debemos añadir que la primera posesión siempre llama más la atención, y si la descuidásemos no habría ninguna razón para asignar la propiedad a una posesión que la sucediese (61). |
There remains nothing, but to determine exactly, what is meant by possession; and this is not so easy as may at first sight be imagined. We are said to be in possession of any thing, not only when we immediately touch it, but also when we are so situated with respect to it, as to have it in our power to use it; and may move, alter, or destroy it, according to our present pleasure or advantage. This relation, then, is a species of cause and effect; and as property is nothing but a stable possession, derived from the rules of justice, or the conventions of men, it is to be considered as the same species of relation. But here we may observe, that as the power of using any object becomes more or less certain, according as the interruptions we may meet with are more or less probable; and as this probability may increase by insensible degrees; it is in many cases impossible to determine when possession begins or ends; nor is there any certain standard, by which we can decide such controversies. A wild boar, that falls into our snares, is deemed to be in our possession, if it be impossible for him to escape. But what do we mean by impossible? How do we separate this impossibility from an improbability? And how distinguish that exactly from a probability? Mark the precise limits of the one and the other, and shew the standard, by which we may decide all disputes that may arise, and, as we find by experience, frequently do arise upon this subject. [FN 17. If we seek a solution of these difficulties in reason and public interest, we never shall find satisfaction; and If we look for it in the imagination, it is evident, that the qualities, which operate upon that faculty, run so insensibly and gradually into each other, that it is impossible to give them any precise bounds or termination. The difficulties on this head must encrease, when we consider, that our judgment alters very sensibly, according to the subject, and that the same power and proximity will be deemed possession in one case, which is not esteemed such in another. A person, who has hunted a hare to the last degree of weariness, would look upon it as an injustice for another to rush in before him, and seize his prey. But the same person advancing to pluck an apple, that hangs within his reach, has no reason to complain, if another, more alert, passes him, and takes possession. What is the reason of this difference, but that immobility, not being natural to the hare, but the effect of industry, forms in that case a strong relation with the hunter, which is wanting in the other? Here then it appears, that a certain and infallible power of enjoyment, without touch or some other sensible relation, often produces not property: And I farther observe, that a sensible relation, without any present power, is sometimes sufficient to give a title to any object. The sight of a thing is seldom a considerable relation, and is only regarded as such, when the object is hidden, or very obscure; in which case we find, that the view alone conveys a property; according to that maxim, THAT EVEN A WHOLE CONTINENT BELONGS TO THE NATION, WHICH FIRST DISCOVERED IT. It is however remarkable that both in the case of discovery and that of possession, the first discoverer and possessor must join to the relation an intention of rendering himself proprietor, otherwise the relation will not have Its effect; and that because the connexion in our fancy betwixt the property and the relation is not so great, but that it requires to be helped by such an intention. From all these circumstances, it is easy to see how perplexed many questions may become concerning the acquisition of property by occupation; and the least effort of thought may present us with instances, which are not susceptible of any reasonable decision. If we prefer examples, which are real, to such as are feigned, we may consider the following one, which is to be met with In almost every writer, that has treated of the laws of nature. Two Grecian colonies, leaving their native country, in search of new feats, were informed that a city near them was deserted by its inhabitants. To know the truth of this report, they dispatched at once two messengers, one from each colony; who finding on their approach, that their information was true, begun a race together with an intention to take possession of the city, each of them for his countrymen. One of these messengers, finding that he was not an equal match for the other, launched his spear at the gates of the city, and was so fortunate as to fix it there before the arrival of his companion. This produced a dispute betwixt the two colonies, which of them was the proprietor of the empty city and this dispute still subsists among philosophers. For my part I find the dispute impossible to be decided, and that because the whole question hangs upon the fancy, which in this case is not possessed of any precise or determinate standard, upon which it can give sentence. To make this evident, let us consider, that if these two persons had been simply members of the colonies, and not messengers or deputies, their actions would not have been of any consequence; since in that case their relation to the colonies would have been but feeble and imperfect. Add to this, that nothing determined them to run to the gates rather than the walls, or any other part of the city, but that the gates, being the most obvious and remarkable part, satisfy the fancy best in taking them for the whole; as we find by the poets, who frequently draw their images and metaphors from them. Besides we may consider, that the touch or contact of the one messenger is not properly possession, no more than the piercing the gates with a spear; but only forms a relation; and there is a relation, in the other case, equally obvious, tho′ not, perhaps, of equal force. Which of these relations, then, conveys a right and property, or whether any of them be sufficient for that effect, I leave to the decision of such as are wiser than myself.] | No nos queda nada más que determinar exactamente lo que se entiende por posesión, y esto no es tan fácil como puede imaginarse a primera vista. Decimos hallarnos en posesión de algo no solamente cuando lo alcanzamos inmediatamente, sino también cuando nos hallamos situados con respecto a ello de manera que podamos tenerlo en nuestro poder y usarlo y podamos moverlo, alterarlo o destruirlo de acuerdo con nuestro placer y ventaja presente. Esta relación, pues, es una especie de causa y efecto, y como la propiedad no es más que una posesión estable derivada de las reglas de la justicia o de las convenciones de los hombres, ha de ser considerada como la misma especie de relación. Podemos observar aquí que como el poder de usar un objeto se hace más o menos cierto según que las interrupciones que encontremos sean más o menos probables, y como esta probabilidad puede aumentar por grados insensibles, es en muchos casos imposible determinar cuándo la posesión comienza o termina y no hay ningún criterio cierto que pueda decidir tales controversias. Un jabalí que cae en nuestra trampa se estima que se halla en nuestra posesión si es imposible que se escape. Pero ¿qué se quiere decir por imposible? ¿Cómo podemos separar esta imposibilidad de una improbabilidad y cómo distinguirla exactamente de una probabilidad? ¡Determine el que pueda los límites precisos de la una y de la otra y muestre el criterio por el que se pueden decidir todas las disputas que puedan surgir y que, como hallamos en la experiencia, surgen frecuentemente acerca de este asunto! (62). |
But such disputes may not only arise concerning the real existence of property and possession, but also concerning their extent; and these disputes are often susceptible of no decision, or can be decided by no other faculty than the imagination. A person who lands on the shore of a small island, that is desart and uncultivated, is deemed its possessor from the very first moment, and acquires the property of the whole; because the object is there bounded and circumscribed in the fancy, and at the same time is proportioned to the new possessor. The same person landing on a desart island, as large as Great Britain, extends his property no farther than his immediate possession; though a numerous colony are esteemed the proprietors of the whole from the instant of their debarkment. | Tales disputas no surgen tan sólo con respecto a la existencia real de la propiedad o posesión, sino también con motivo de su extensión, y estas disputas frecuentemente no son susceptibles de decisión o no pueden ser decididas por otra facultad más que por la imaginación. Una persona que desembarca en la orilla de una pequeña isla que se halla desierta e inculta es considerada como poseedor desde el primer momento y adquiere la propiedad de todo el objeto porque éste se halla aquí limitado y circunscrito en la fantasía y al mismo tiempo es adecuado al nuevo poseedor. La misma persona, desembarcando en islas desiertas tan grandes como la Gran Bretaña, no extiende su posesión más allá de su posesión inmediata aunque una colonia numerosa sea estimada como propietaria del todo desde el momento de su desembarco. |
But it often happens, that the title of first possession becomes obscure through time; and that it is impossible to determine many controversies, which may arise concerning it. In that case long possession or prescription naturally takes place, and gives a person a sufficient property in any thing he enjoys. The nature of human society admits not of any great accuracy; nor can we always remount to the first origin of things, in order to determine their present condition. Any considerable space of time sets objects at such a distance, that they seem, in a manner, to lose their reality, and have as little influence on the mind, as if they never had been in being. A man′s title, that is clear and certain at present, will seem obscure and doubtful fifty years hence, even though the facts, on which it is founded, should be proved with the greatest evidence and certainty. The same facts have not the same influence after so long an interval of time. And this may be received as a convincing argument for our preceding doctrine with regard to property and justice. Possession during a long tract of time conveys a title to any object. But as it is certain, that, however every thing be produced in time, there is nothing real that is produced by time; it follows, that property being produced by time, is not any thing real in the objects, but is the off-spring of the sentiments, on which alone time is found to have any influence. [FN 18. Present possession is plainly a relation betwixt a person and an object; but is not sufficient to counter-ballance the relation of first possession, unless the former be long and uninterrupted: In which case the relation is encreased on the side of the present possession, by the extent of time, and dlminished on that of first possession, by the distance, This change in the relation produces a consequent change in the property.] We acquire the property of objects by accession, when they are connected in an intimate manner with objects that are already our property, and at the same time are inferior to them. Thus the fruits of our garden, the offspring of our cattle, and the work of our slaves, are all of them esteemed our property, even before possession. Where objects are connected together in the imagination, they are apt to be put on the same footing, and are commonly supposed to be endowed with the same qualities. We readily pass from one to the other, and make no difference in our judgments concerning them; especially if the latter be inferior to the former. [FN 19. This source of property can never be explained but from the imaginations; and one may affirm, that the causes are here unmixed. We shall proceed to explain them more particularly, and illustrate them by examples from common life and experience. It has been observed above, that the mind has a natural propensity to join relations, especially resembling ones, and finds a hind of fitness and uniformity in such an union. From this propensity are derived these laws of nature, that upon the first formation of society, property always follows the present possession; and afterwards, that it arises from first or from long possession. Now we may easily observe, that relation is not confined merely to one degree; but that from an object, that is related to us, we acquire a relation to every other object, which is related to it, and so on, till the thought loses the chain by too long a progress, However the relation may weaken by each remove, it is not immediately destroyed; but frequently connects two objects by means of an intermediate one, which is related to both. And this principle is of such force as to give rise to the right of accession, and causes us to acquire the property not only of such objects as we are immediately possessed of; but also of such as are closely connected with them. Suppose a German, a Frenchman, and a Spaniard to come into a room, where there are placed upon the table three bottles of wine, Rhenish, Burgundy and Port; and suppose they shoued fall a quarrelling about the division of them; a person, who was chosen for umpire would naturally, to shew his impartiality, give every one the product of his own country: And this from a principle, which, in some measure, is the source of those laws of nature, that ascribe property to occupation, prescription and accession. In all these Cases, and particularly that of accession, there is first a natural union betwixt the Idea of the person and that of the object, and afterwards a new and moral union produced by that right or property, which we ascribe to the person. But here there occurs a difficulty, which merits our attention, and may afford us an opportunity of putting to tryal that singular method of reasoning, which has been employed on the present subject. I have already observed that the imagination passes with greater facility from little to great, than from great to littie, and that the transition of ideas is always easier and smoother in the former case than in the latter. Now as the right of accession arises from the easy transition of ideas, by which related objects are connected together, it shoued naturally be imagined, that the right of accession must encrease in strength, in proportion as the transition of ideas is performed with greater facility. It may, therefore, be thought, that when we have acquired the property of any small object, we shall readily consider any great object related to it as an accession, and as belonging to the proprietor of the small one; since the transition is in that case very easy from the small object to the great one, and shoued connect them together in the closest manner. But In fact the case is always found to be otherwise, The empire of Great Britain seems to draw along with it the dominion of the Orkneys, the Hebrides, the isle of Man, and the Isle of Wight; but the authority over those lesser islands does not naturally imply any title to Great Britain. In short, a small object naturally follows a great one as its accession; but a great one Is never supposed to belong to the proprietor of a small one related to it, merely on account of that property and relation. Yet in this latter case the transition of ideas is smoother from the proprietor to the small object, which is his property, and from the small object to the great one, than in the former case from the proprietor to the great object, and from the great one to the small. It may therefore be thought, that these phaenomena are objections to the foregoing hypothesis, THAT THE ASCRIBING OF PROPERTY TO ACCESSION IS NOTHING BUT AN AFFECT OF THE RELATIONS OF IDEAS, AND OF THE SMOOTH TRANSITION OF THE IMAGINATION. It will be easy to solve this objection, if we consider the agility and unsteadiness of the imagination, with the different views, in which it is continually placing its objects. When we attribute to a person a property in two objects, we do not always pass from the person to one object, and from that to the other related to it. The objects being here to be considered as the property of the person, we are apt to join them together, and place them in the same light. Suppose, therefore, a great and a small object to be related together; if a person be strongly related to the great object, he will likewise be strongly related to both the objects, considered together, because he Is related to the most considerable part. On the contrary, if he be only related to the small object, he will not be strongly related to both, considered together, since his relation lies only with the most trivial part, which is not apt to strike us in any great degree, when we consider the whole. And this Is the reason, why small objects become accessions to great ones, and not great to small. It is the general opinion of philosophers and civilians, that the sea is incapable of becoming the property of any nation; and that because it is impossible to take possession of it, or form any such distinct relation with it, as may be the foundation of property. Where this reason ceases, property immediately takes place. Thus the most strenuous advocates for the liberty of the seas universally allow, that friths and hays naturally belong as an accession to the proprietors of the surrounding continent. These have properly no more bond or union with the land, than the pacific ocean would have; but having an union in the fancy, and being at the same time inferior, they are of course regarded as an accession. The property of rivers, by the laws of most nations, and by the natural turn of our thought, Is attributed to the proprietors of their banks, excepting such vast rivers as the Rhine or the Danube, which seem too large to the imagination to follow as an accession the property of the neighbouring fields. Yet even these rivers are considered as the property of that nation, thro′ whose dominions they run; the idea of a nation being of a suitable bulk to correspond with them, and bear them such a relation in the fancy. The accessions, which are made to lands bordering upon rivers, follow the land, say the civilians, provided it be made by what they call alluvion, that is, Insensibly and Imperceptibly; which are circumstances that mightily assist the imagination in the conjunction. Where there Is any considerable portion torn at once from one bank, and joined to another, it becomes not his property, whose land it falls on, till it unite with the land, and till the trees or plants have spread their roots into both. Before that, the imagination does not sufficiently join them. There are other cases, which somewhat resemble this of accession, but which, at the bottom, are considerably different, and merit our attention. Of this kind Is the conjunction of the properties of different persons, after such a manner as not to admit of separation. The question is, to whom the united mass must belong. Where this conjunction is of such a nature as to admit of division, but not of separation, the decision is natural and easy. The whole mass must be supposed to be common betwixt the proprietors of the several parts, and afterwards must be divided according to the proportions of these parts. But here I cannot forbear taking notice of a remarkable subtilty of the Roman law, in distinguishing betwixt confusion and commixtion. Confusion is an union of two bodies, such as different liquors, where the parts become entirely undistinguishable. Commixtion is the blending of two bodies, such as two bushels of corn, where the parts remain separate in an obvious and visible manner. As in the latter case the imagination discovers not so entire an union as in the former, but is able to trace and preserve a distinct idea of the property of each; this is the reason, why the civil law, tho′ it established an entire community in the case of confusion, and after that a proportional division, yet in the case of commixtion, supposes each of the proprietors to maintain a distinct right; however necessity may at last force them to submit to the same division. QUOD SI FRUMENTUM TITII FRUMENTO TUO MISTUM FUERIT: SIQUIDEM EX VOLUNTATE VESTRA, COMMUNE EST: QUIA SINGULA CORPORA, ID EST, SINGULA GRANA, QUAE CUJUSQUE PRO PRIA FUERUNT, EX CONSENSU VESTRO COMMUNICATA SUNT. QUOD SI CASU ID MISTUM FUERIT, VEL TITIUS ID MISCUERIT SINE TUA VOLUNT ATE, NON VIDETUR ID COMMUNE ESSE; QUIA SINGULA CORPORA IN SUA SUBSTANTIA DURANT. SED NEC MAGIS ISTIS CASIBUS COMMUNE SIT FRUMENTUM QUAM GREX INTELLIGITUR ESSE CORN MUNIS, SI PECORA TITII TUIS PECORIBUS MISTA FUERINT. SED SI AB ALTERUTRO VESTRUM TOTUM ID FRUMENTUM RETINEATUR, IN REM QUIDEM ACTIO PRO MODO FRUMENTI CUJUSQUE CORN PETIT. ARBITRIO AUTEM JUDICIS, UT IPSE AESTIMET QUALE CUJUSQUE FRUMENTUM FUERIT. Inst. Lib. IL Tit. i. Sect 28. (In the case that your grain was mixed with that of Titius, if it was done voluntarily on the part of both of you, it is common property, inasmuch as the individual items, i.e., the single grains, which were the peculiar property of either of you, were combined with your joint consent. If, however, the mixture was accidental, or if Titius mixed it without your consent, it does not appear that it is common property, Inasmuch as the several components retain their original identity. Rather, in circumstances of this sort the grain does not become common property, any more than a herd of cattle is regarded as common property, If Titius beasts should have become mixed up with yours. However, if all of the aforesaid corn is kept by either of you, this gives rise to a suit to determine the ownership of property, in respect of the amount of corn belonging to each. It is in the discretion of the judge to determine which is the corn belonging to either party.] Where the properties of two persons are united after such a manner as neither to admit of division nor separation, as when one builds a house on another′s ground, in that case, the whole must belong to one of the proprietors: And here I assert, that it naturally is conceived to belong to the proprietor of the most considerable part. For however the compound object may have a relation to two different persons, and carry our view at once to both of them, yet as the most considerable part principally engages our attention, and by the strict union draws the inferior along it; for this reason, the whole bears a relation to the proprietor of that part, and is regarded as his property. The only difficulty is, what we shall be pleased to call the most considerable part, and most attractive to the imagination. This quality depends on several different circumstances, which have little connexion with each other. One part of a compound object may become more considerable than another, either because it is more constant and durable; because it is of greater value; because it is more obvious and remarkable; because it is of greater extent; or because its existence is more separate and independent. It will be easy to conceive, that, as these circumstances may be conjoined and opposed in all the different ways, and according to all the different degrees, which can be imagined, there will result many cases, where the reasons on both sides are so equally balanced, that it is impossible for us to give any satisfactory decision. Here then is the proper business of municipal laws, to fix what the principles of human nature have left undetermined. The superficies yields to the soil, says the civil law: The writing to the paper: The canvas to the picture. These decisions do not well agree together, and are a proof of the contrariety of those principles, from which they are derived. But of all the questions of this kind the most curious is that, which for so many ages divided the disciples of Proculus and Sabinus. Suppose a person shoued make a cup from the metal of another, or a ship from his wood, and suppose the proprietor of the metal or wood shoued demand his goods, the question is, whether he acquires a title to the cup or ship. Sabinus maintained the affirmative, and asserted that the substance or matter is the foundation of all the qualities; that it is incorruptible and immortal, and therefore superior to the form, which is casual and dependent. On the other hand, Proculus observed, that the form is the most obvious and remarkable part, and that from it bodies are denominated of this or that particular species. To which he might have added, that the matter or substance is in most bodies so fluctuating and uncertain, that it is utterly impossible to trace it in all its changes. For my part, I know not from what principles such a controversy can be certainly determined. I shall therefore content my self with observing, that the decision of Trebonian seems to me pretty ingenious; that the cup belongs to the proprietor of the metal, because it can be brought back to its first form: But that the ship belongs to the author of its form for a contrary reason. But however ingenious this reason may seem, it plainly depends upon the fancy, which by the possibility of such a reduction, finds a closer connexion and relation betwixt a cup and the proprietor of its metal, than betwixt a ship and the proprietor of its wood, where the substance is more fixed and unalterable.] | Sin embargo, cuando sucede frecuentemente que el título de primer poseedor llega a ser obscuro a través del tiempo y que es imposible determinarlo por muchas controversias que puedan surgir referentes a él, aparece naturalmente la posesión continuada o prescripción y concede a la persona propiedad suficiente con respecto a aquello de lo que goza. La naturaleza de la sociedad humana no admite una gran exactitud y no podemos remontar al primer origen de las cosas para determinar su condición presente. Un período considerable de tiempo coloca los objetos a una distancia tal que parecen en cierto modo perder su realidad, y tienen tan poca influencia sobre el espíritu como si no hubieran existido nunca. El título de un hombre, título que es claro, cierto y presente, parecerá obscuro y dudoso cincuenta años más tarde, aunque los hechos, sobre los cuales se funda sean probados con la mayor evidencia y certeza. Los mismos hechos no tienen la misma influencia después de un intervalo tan largo de tiempo. Esto puede ser admitido como un argumento convincente para nuestra precedente doctrina referente a la propiedad y la justicia. La posesión continuada durante un largo período de tiempo concede derecho a un objeto. Aunque es cierto que todo es producido por el tiempo, nada real se produce por el tiempo; de lo que se sigue que la propiedad, siendo producida por el tiempo, no es algo real en los objetos, sino el resultado de los sentimientos sobre los que se sabe que el tiempo tiene influjo (63).
Adquirimos la propiedad de los objetos por accesión cuando éstos están enlazados de un modo íntimo con los objetos que eran ya de nuestra propiedad y que al mismo tiempo 294 les son inferiores. Así, los frutos de nuestro jardín, las crías de nuestro ganado y el trabajo de nuestros esclavos son estimados propiedad nuestra aun antes de su posesión. Cuando los objetos se hallan enlazados en la imaginación pueden ser puestos sobre el mismo pie y se supone comúnmente que se hallan dotados de las mismas cualidades. Pasamos fácilmente del uno al otro y no hacemos diferencia en nuestros juicios referentes a ellos, especialmente si el último es inferior al primero (64). |
The right of succession is a very natural one, from the presumed consent of the parent or near relation, and from the general interest of mankind, which requires, that men′s possessions should pass to those, who are dearest to them, in order to render them more industrious and frugal. Perhaps these causes are seconded by the influence of relation, or the association of ideas, by which we are naturally directed to consider the son after the parent′s decease, and ascribe to him a title to his father′s possessions. Those goods must become the property of some body: But of whom is the question. Here it is evident the persons children naturally present themselves to the mind; and being already. connected to those possessions by means of their deceased parent, we are apt to connect them still farther by the relation of property. Of this there are many parallel instances. [FN 20 In examining the different titles to authority in government, we shall meet with many reasons to convince us, that the right of succession depends, in a great measure on the imagination. Mean while I shall rest contented with observing one example, which belongs to the present subject. Suppose that a person die without children, and that a dispute arises among his relations concerning his inheritance; it is evident, that if his riches be deriv′d partly from his father, partly from his mother, the most natural way of determining such a dispute, is, to divide his possessions, and assign each part to the family, from whence it is deriv′d. Now as the person is suppos′d to have been once the full and entire proprietor of those goods; I ask, what is it makes us find a certain equity and natural reason in this partition, except it be the imagination? His affection to these families does not depend upon his possessions; for which reason his consent can never be presum′d precisely for such a partition. And as to the public interest, it seems not to be in the least concern′d on the one side or the other.] | El derecho de sucesión es muy natural, partiendo del consentimiento supuesto de los padres o parientes próximos y del interés general de la humanidad, que exige que las posesiones de los hombres pasen a los que son más queridos de aquéllos, para hacerlos así más industriosos y frugales. Quizá estas causas se hallan secundadas por la influencia de la relación o la asociación de ideas, por la cual somos llevados a considerar al hijo después de la muerte del padre y atribuirle el derecho a las posesiones de su padre. Estos bienes deben ser la propiedad de alguien, pero la cuestión es de quién. Aquí es evidente que los hijos de la persona se presentan por sí mismos al espíritu, y hallándose ya enlazados con las posesiones por medio del padre difunto nos inclinamos a enlazarlos aún con ellas por la relación de propiedad. De esto existen varios ejemplos análogos (65).
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SECT. IV OF THE TRANSFERENCE OF PROPERTY BY CONSENT | Sección IV De la transferencia de la propiedad por consentimiento. |
However useful, or even necessary, the stability of possession may be to human society, it is attended with very considerable inconveniences. The relation of fitness or suitableness ought never to enter into consideration, in distributing the properties of mankind; but we must govern ourselves by rules, which are more general in their application, and more free from doubt and uncertainty. Of this kind is present possession upon the first establishment of society; and afterwards occupation, prescription, accession, and succession. As these depend very much on chance, they must frequently prove contradictory both to men′s wants and desires; and persons and possessions must often be very ill adjusted. This is a grand inconvenience, which calls for a remedy. To apply one directly, and allow every man to seize by violence what he judges to be fit for him, would destroy society; and therefore the rules of justice seek some medium betwixt a rigid stability, and this changeable and uncertain adjustment. But there is no medium better than that obvious one, that possession and property should always be stable, except when the proprietor consents to bestow them on some other person. This rule can have no ill consequence, in occasioning wars and dissentions; since the proprietor′s consent, who alone is concerned, is taken along in the alienation: And it may serve to many good purposes in adjusting property to persons. Different parts of the earth produce different commodities; and not only so, but different men both are by nature fitted for different employments, and attain to greater perfection in any one, when they confine themselves to it alone. All this requires a mutual exchange and commerce; for which reason the translation of property by consent is founded on a law of nature, as well as its stability without such a consent. | A pesar de lo útil o aun necesaria que sea la estabilidad de la posesión para la sociedad humana, va acompañada con considerables inconvenientes. La relación de adecuación o conveniencia no puede entrar nunca en consideración al distribuir las propiedades del género humano, sino que debemos gobernarnos por reglas que sean más generales en su aplicación y más libres de dudas e incertidumbre. De este género es la posesión presente en el primer establecimiento de la sociedad, y más tarde la ocupación, prescripción, accesión y sucesión. Como éstas dependen en gran parte del azar, deben frecuentemente aparecer contradictorias para las necesidades y los deseos del hombre y las personas y las posesiones deben hallarse frecuentemente mal acopladas. Este es un gran inconveniente que necesita un remedio. Aplicar directamente uno y permitir a los hombres apoderarse por violencia de lo que juzgan apropiado para ellos destruiría la sociedad; por consiguiente, las reglas de la justicia buscan algún término medio entre la estabilidad rígida y esta apropiación cambiante e incierta; pero no existe un término medio mejor que el más sencillo, consistente en que la posesión y propiedad sea siempre estable, excepto cuando el propietario consiente en concederla a otra persona. Esta regla no puede tener malas consecuencias, ocasionando luchas y disensiones, puesto que el consentimiento del propietario, que sólo está interesado en ella, es tenido en cuenta en la enajenación y puede servir para fines buenos acoplando personas y propiedad. Partes diferentes de la tierra producen diferentes ventajas, y no sólo esto, sino que hombres diferentes se hallan dotados por la naturaleza para diferentes empleos y alcanzan la más grande perfección en uno de ellos cuando se limitan a él. Todo esto requiere el cambio mutuo y comercio, por lo que la transmisión de la propiedad por consentimiento se funda en una ley de la naturaleza, lo mismo que su estabilidad sin consentimiento. |
So far is determined by a plain utility and interest. But perhaps it is from more trivial reasons, that delivery, or a sensible transference of the object is commonly required by civil laws, and also by the laws of nature, according to most authors, as a requisite circumstance in the translation of property. The property of an object, when taken for something real, without any reference to morality, or the sentiments of the mind, is a quality perfectly insensible, and even inconceivable; nor can we form any distinct notion, either of its stability or translation. This imperfection of our ideas is less sensibly felt with regard to its stability, as it engages less our attention, and is easily past over by the mind, without any scrupulous examination. But as the translation of property from one person to another is a more remarkable event, the defect of our ideas becomes more sensible on that occasion, and obliges us to turn ourselves on every side in search of some remedy. Now as nothing more enlivens any idea than a present impression, and a relation betwixt that impression and the idea; it is natural for us to seek some false light from this quarter. In order to aid the imagination in conceiving the transference of property, we take the sensible object, and actually transfer its possession to the person, on whom we would bestow the property. The supposed resemblance of the actions, and the presence of this sensible delivery, deceive the mind, and make it fancy, that it conceives the mysterious transition of the property. And that this explication of the matter is just, appears hence, that men have invented a symbolical delivery, to satisfy the fancy, where the real one is impracticable. Thus the giving the keys of a granary is understood to be the delivery of the corn contained in it: The giving of stone and earth represents the delivery of a mannor. This is a kind of superstitious practice in civil laws, and in the laws of nature, resembling the Roman catholic superstitions in religion. As the Roman catholics represent the inconceivable mysteries of the Christian religion, and render them more present to the mind, by a taper, or habit, or grimace, which is supposed to resemble them; so lawyers and moralists have run into like inventions for the same reason, and have endeavoured by those means to satisfy themselves concerning the transference of property by consent. | Hasta aquí todo está determinado por una clara utilidad e interés; pero quizá por razones más triviales, según los más de los autores, se exige por las leyes civiles, y por lo tanto por las leyes de la naturaleza, la tradición o transferencia sensible de un objeto como una circunstancia requerida en la traslación de la propiedad. La propiedad de un objeto, cuando se toma por algo real sin ninguna referencia a la moralidad o los sentimientos del espíritu, es una propiedad totalmente insensible y aun inconcebible y no podemos formar una noción distinta ni de su estabilidad ni de su transmisión. Esta imperfección de nuestras ideas es experimentada menos sensiblemente con respecto a su estabilidad porque atrae menos nuestra atención y es fácilmente pasada por alto sin un examen escrupuloso; pero como la transmisión de propiedad de una persona a otra es un suceso más notable, el defecto de nuestras ideas se hace más sensible en esta ocasión y nos hace dirigirnos en todos sentidos en busca de un remedio. Ahora bien: como nada vivifica más una idea que una impresión presente y una relación entre esta impresión y la idea, nos es natural buscar alguna explicación falsa por este lado. Para ayudar a la imaginación a concebir la transmisión de la propiedad tomamos el objeto sensible y transferimos actualmente su posesión a la persona a la que concedemos su propiedad. La supuesta semejanza de las acciones y la presencia de esta entrega sensible engañan al espíritu y le hacen imaginar que concibe la misteriosa transmisión de la propiedad. Que esta explicación del asunto es exacta aparece de que los hombres han inventado la tradición simbólica para satisfacer su fantasía cuando la tradición real es impracticable. Así, la entrega de las llaves de un granero se entiende como la entrega del grano que está contenido en él; la donación de piedra y tierra representa la entrega de una finca. Esta es una especie de práctica supersticiosa de las leyes civiles y naturales, que se asemeja a la superstición católica romana relativa a la religión. Del mismo modo que los católicos romanos representan los misterios inconcebibles de la religión cristiana y los hacen más presentes al espíritu por un cirio, un traje, un gesto que se supone se asemeja a ellos, así los legistas y moralistas, por la misma razón, han llegado a análogas invenciones y han intentado por estos medios satisfacerse a sí mismos en lo referente a la transferencia de la propiedad por consentimiento.
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SECT. V OF THE OBLIGATION OF PROMISES | Sección V De la obligación de las promesas. |
That the rule of morality, which enjoins the performance of promises, is not natural, will sufficiently appear from these two propositions, which I proceed to prove, viz, that a promise would not be intelligible, before human conventions had established it; and that even if it were intelligible, it would not be attended with any moral obligation. | Que la regla de la moralidad que impone el cumplimiento de las promesas no es natural aparecerá suficientemente claro partiendo de las dos proposiciones que yo probaré ahora, a saber: que la promesa no es inteligible antes de que las convencio nes humanas la han establecido y que si fuese inteligible no iría acompañada de ninguna obligación moral. |
I say, first, that a promise is not intelligible naturally, nor antecedent to human conventions; and that a man, unacquainted with society, could never enter into any engagements with another, even though they could perceive each other′s thoughts by intuition. If promises be natural and intelligible, there must be some act of the mind attending these words, I promise; and on this act of the mind must the obligation depend. Let us, therefore, run over all the faculties of the soul, and see which of them is exerted in our promises. | Digo primeramente que una promesa no es naturalmente inteligible ni anterior a las convenciones humanas y que un hombre que no conozca la sociedad no podrá contraer obligaciones con otro aun cuando pueda percibir el pensamiento de otro por intuición. Si las promesas fuesen naturales e inteligibles debería existir algún acto del espíritu que acompañase a las palabras «yo prometo», y sobre este acto del espíritu debería reposar la obligación. Indaguemos todas nuestras facultades del alma y veamos cuál interviene en nuestras promesas. |
The act of the mind, exprest by a promise, is not a resolution to perform any thing: For that alone never imposes any obligation. Nor is it a desire of such a performance: For we may bind ourselves without such a desire, or even with an aversion, declared and avowed. Neither is it the willing of that action, which we promise to perform: For a promise always regards some future time, and the will has an influence only on present actions. It follows, therefore, that since the act of the mind, which enters into a promise, and produces its obligation, is neither the resolving, desiring, nor willing any particular performance, it must necessarily be the willing of that obligation, which arises from the promise. Nor is this only a conclusion of philosophy; but is entirely conformable to our common ways of thinking and of expressing ourselves, when we say that we are bound by our own consent, and that the obligation arises from our mere will and pleasure. The only question then is, whether there be not a manifest absurdity in supposing this act of the mind, and such an absurdity as no man coued fall into, whose ideas are not confounded with prejudice and the fallacious use of language. | El acto del espíritu expresado por una promesa no es una resolución para realizar algo, pues esto jamás impone una obligación. No es tampoco un deseo de una realización, pues podemos obligarnos sin un deseo semejante o aun sintiendo una aversión declarada o manifiesta. Tampoco es la resolución de la acción que prometemos realizar, pues una promesa se refiere siempre al futuro y no tiene la voluntad influencia más que en las acciones presentes. Se sigue, por consiguiente, que puesto que el acto del espíritu que entra en la promesa y produce su obligación no es ni la resolución, ni el deseo, ni la voluntad de una acción particular, debe necesariamente ser la voluntad de esta obligación la que surge de esta promesa. No es ésta solamente una conclusión de la filosofía, sino que está enteramente conforme con nuestro modo común de pensar y de expresarnos cuando decimos que nos hallamos ligados por nuestro propio consentimiento y que la obligación surge de nuestra única voluntad y deseo. La cuestión consiste solamente aquí en si es o no un absurdo manifiesto el suponer este acto del espíritu, y un absurdo tal que ningún hombre caería en él a no ser que se hallase confundido por el prejuicio y el uso engañoso del lenguaje. |
All morality depends upon our sentiments; and when any action, or quality of the mind, pleases us after a certain manner, we say it is virtuous; and when the neglect, or nonperformance of it, displeases us after a like manner, we say that we lie under an obligation to perform it. A change of the obligation supposes a change of the sentiment; and a creation of a new obligation supposes some new sentiment to arise. But it is certain we can naturally no more change our own sentiments, than the motions of the heavens; nor by a single act of our will, that is, by a promise, render any action agreeable or disagreeable, moral or immoral; which, without that act, would have produced contrary impressions, or have been endowed with different qualities. It would be absurd, therefore, to will any new obligation, that is, any new sentiment of pain or pleasure; nor is it possible, that men coued naturally fall into so gross an absurdity. A promise, therefore, is naturally something altogether unintelligible, nor is there any act of the mind belonging to it. [FN 21 Were morality discoverable by reason, and not by sentiment, it would be still more evident, that promises cou′d make no alteration upon it. Morality is suppos′d to consist in relation. Every new imposition of morality, therefore, must arise from some new relation of objects; and consequently the will coud not produce immediately any change in morals, but cou′d have that effect only by producing a change upon the objects. But as the moral obligation of a promise is the pure effect of the will, without the least change in any part of the universe; it follows, that promises have no natural obligation. Shou′d it be said, that this act of the will being in effect a new object, produces new relations and new duties; I wou′d answer, that this is a pure sophism, which may be detected by a very moderate share of accuracy and exactness. To will a new obligation, is to will a new relation of objects; and therefore, if this new relation of objects were form′d by the volition itself, we should in effect will the volition; which is plainly absurd and impossible. The will has here no object to which it cou′d tend; but must return upon itself in infinitum. The new obligation depends upon new relations. The new relations depend upon a new volition. The new volition has for object a new obligation, and consequently new relations, and consequently a new volition; which volition again has in view a new obligation, relation and volition, without any termination. It is impossible, therefore, we cou′d ever will a new obligation; and consequently it is impossible the will cou′d ever accompany a promise, or produce a new obligation of morality.] | Toda la moralidad depende de nuestros sentimientos, y cuando una acción o cualidad del espíritu nos agrada de un cierto modo decimos que es virtuosa, y cuando su olvido o no realización nos desagrada, de una manera análoga decimos que nos hallamos bajo la obligación de realizarla. Un cambio de la obligación supone un cambio del sentimiento, y una creación de una nueva obligación supone que surge algún nuevo sentimiento. Sin embargo, es cierto que naturalmente no podemos cambiar más nuestros sentimientos que los movimientos de los cielos, ni por un único acto de nuestra voluntad, esto es, por una promesa, hacer más una acción agradable o desagradable, moral o inmoral, que sin este acto hubiera producido impresiones contrarias o hubiera sido dotada con diferentes cualidades. Sería absurdo, por consiguiente, desear una nueva obligación, esto es, un nuevo sentimiento de dolor o placer, y no es posible que los hombres puedan caer naturalmente en un absurdo tan grande. Una promesa, por consiguiente, es naturalmente algo totalmente ininteligible, y no existe un acto del espíritu que le pertenezca (66). |
But, secondly, if there was any act of the mind belonging to it, it could not naturally produce any obligation. This appears evidently from the foregoing reasoning. A promise creates a new obligation. A new obligation supposes new sentiments to arise. The will never creates new sentiments. There could not naturally, therefore, arise any obligation from a promise, even supposing the mind could fall into the absurdity of willing that obligation. | Segundo: si existiese un acto del espíritu que le perteneciese no podría producir naturalmente la obligación. Esto aparece como evidente, según el razonamiento que precede. Una promesa crea una nueva obligación. Una obligación supone un nuevo sentimiento que surge. La voluntad jamás crea sentimientos. Por consiguiente, no puede jamás surgir naturalmente una obligación de una promesa, aun suponiendo que el espíritu puede caer en el absurdo de querer esta obligación. |
The same truth may be proved still more evidently by that reasoning, which proved justice in general to be an artificial virtue. No action can be required of us as our duty, unless there be implanted in human nature some actuating passion or motive, capable of producing the action. This motive cannot be the sense of duty. A sense of duty supposes an antecedent obligation: And where an action is not required by any natural passion, it cannot be required by any natural obligation; since it may be omitted without proving any defect or imperfection in the mind and temper, and consequently without any vice. Now it is evident we have no motive leading us to the performance of promises, distinct from a sense of duty. If we thought, that promises had no moral obligation, we never should feel any inclination to observe them. This is not the case with the natural virtues. Though there was no obligation to relieve the miserable, our humanity would lead us to it; and when we omit that duty, the immorality of the omission arises from its being a proof, that we want the natural sentiments of humanity. A father knows it to be his duty to take care of his children: But he has also a natural inclination to it. And if no human creature had that indination, no one coued lie under any such obligation. But as there is naturally no inclination to observe promises, distinct from a sense of their obligation; it follows, that fidelity is no natural virtue, and that promises have no force, antecedent to human conventions. | La misma verdad puede ser probada por el razonamiento que demostraba que la justicia, en general, era una virtud artificial. Ninguna acción puede ser exigida por nosotros como nuestro deber, a menos que sea implantada en la naturaleza humana alguna pasión actuante o motivo capaz de producir la acción. Este motivo no puede ser el sentido del deber. Un sentido del deber supone una obligación antecedente, y cuando una acción no es exigida por una pasión natural no puede ser requerida por una obligación natural, puesto que puede omitirse sin revelar que existe un defecto o imperfección del espíritu y temperamento, y, por consecuencia, sin vicio. Ahora bien: es evidente que no tenemos un motivo que nos lleve a la realización de las promesas distinto del sentido del deber. Si pensamos que estas promesas no incluyen una obligación moral, jamás sentiremos una inclinación que nos lleve a observarlas. Esto no sucede con las virtudes naturales. Aunque no existiese la obligación de ayudar al desgraciado, por humanidad seríamos llevados a ello, y cuando no cumpliésemos este deber la inmoralidad de su incumplimiento surge de ello, siendo una prueba de que carecemos de los sentimientos naturales de la humanidad. Un padre sabe que es su deber cuidar de sus hijos, pero también experimenta una inclinación natural hacia ellos. Y si ninguna criatura humana tuviera esta inclinación, nadie se hallaría sometido a una obligación tal. Puesto que naturalmente no existe una inclinación a observar las promesas distinta del sentido de su obligación, se sigue que la fidelidad no es una virtud natural y que las promesas no tienen fuerza antes del establecimiento de las convenciones humanas. |
If any one dissent from this, he must give a regular proof of these two propositions, viz. THAT THERE IS A PECULIAR ACT OF THE MIND, ANNEXT TO PROMISES; AND THAT CONSEQUENT TO THIS ACT OF THE MIND, THERE ARISES AN INCLINATION TO PERFORM, DISTINCT FROM A SENSE OF DUTY. I presume, that it is impossible to prove either of these two points; and therefore I venture to conclude that promises are human inventions, founded on the necessities and interests of society. | Si alguien disiente de esta opinión debe proporcionar una prueba apropiada de estas dos proposiciones, a saber: que hay un acto peculiar del espíritu que va unido a las promesas, y que, por consiguiente, de este acto del espíritu surge una inclinación a realizar algo distinto de un sentido del deber. Presumo que es imposible probar ninguno de estos dos puntos, y, por consiguiente, me aventuro a concluir que las promesas son invenciones humanas fundadas en las necesidades e intereses de la sociedad. |
In order to discover these necessities and interests, we must consider the same qualities of human nature, which we have already found to give rise to the preceding laws of society. Men being naturally selfish, or endowed only with a confined generosity, they are not easily induced to perform any action for the interest of strangers, except with a view to some reciprocal advantage, which they had no hope of obtaining but by such a performance. Now as it frequently happens, that these mutual performances cannot be finished at the same instant, it is necessary, that one party be contented to remain in uncertainty, and depend upon the gratitude of the other for a return of kindness. But so much corruption is there among men, that, generally speaking, this becomes but a slender security; and as the benefactor is here supposed to bestow his favours with a view to self-interest, this both takes off from the obligation, and sets an example to selfishness, which is the true mother of ingratitude. Were we, therefore, to follow the natural course of our passions and inclinations, we should perform but few actions for the advantage of others, from distinterested views; because we are naturally very limited in our kindness and affection: And we should perform as few of that kind, out of a regard to interest; because we cannot depend upon their gratitude. Here then is the mutual commerce of good offices in a manner lost among mankind, and every one reduced to his own skill and industry for his well-being and subsistence. The invention of the law of nature, concerning the stability of possession, has already rendered men tolerable to each other; that of the transference of property and possession by consent has begun to render them mutually advantageous: But still these laws of nature, however strictly observed, are not sufficient to render them so serviceable to each other, as by nature they are fitted to become. Though possession be stable, men may often reap but small advantage from it, while they are possessed of a greater quantity of any species of goods than they have occasion for, and at the same time suffer by the want of others. The transference of property, which is the proper remedy for this inconvenience, cannot remedy it entirely; because it can only take place with regard to such objects as are present and individual, but not to such as are absent or general. One cannot transfer the property of a particular house, twenty leagues distant; because the consent cannot be attended with delivery, which is a requisite circumstance. Neither can one transfer the property of ten bushels of corn, or five hogsheads of wine, by the mere expression and consent; because these are only general terms, and have no direct relation to any particular heap of corn, or barrels of wine. Besides, the commerce of mankind is not confined to the barter of commodities, but may extend to services and actions, which we may exchange to our mutual interest and advantage. Your corn is ripe to-day; mine will be so tomorrow. It is profitable for us both, that I should labour with you to-day, and that you should aid me to-morrow. I have no kindness for you, and know you have as little for me. I will not, therefore, take any pains upon your account; and should I labour with you upon my own account, in expectation of a return, I know I should be disappointed, and that I should in vain depend upon your gratitude. Here then I leave you to labour alone: You treat me in the same manner. The seasons change; and both of us lose our harvests for want of mutual confidence and security. | Para descubrir estas necesidades e intereses debemos considerar las mismas propiedades de la naturaleza humana que ya vimos daban lugar a las precedentes leyes de la sociedad. Los hombres, siendo naturalmente egoístas o dotados tan sólo de una generosidad limitada, no son llevados fácilmente a realizar una acción en provecho de los extraños excepto cuando esperan alguna ventaja recíproca que no creen podrían alcanzar más que por dicha acción. Ahora bien: como frecuentemente sucede que estas acciones recíprocas no pueden terminar al mismo momento, es necesario que una parte se contente con permanecer en la incertidumbre y que dependa de la gratitud de la otra en lo que respecta a una afección recíproca. Pero es tan grande la corrupción entre los hombres, que esta seguridad, hablando en general, es muy insuficiente, y como el bienhechor se supone que concede sus favores considerando su propio interés, esto libra de la obligación y da un ejemplo de egoísmo, que es la madre de la ingratitud. Por consiguiente, si siguiésemos el curso natural de nuestras pasiones e inclinaciones llevaríamos a cabo pocas acciones ventajosas para los otros desde puntos de vista desinteresados, porque naturalmente, nos hallaríamos muy limitados en nuestro interés porque no podríamos esperar nada de su gratitud. Aquí, pues, el comercio mutuo de buenos oficios se halla en cierto modo anulado entre el género humano y cada uno está reducido a su propia habilidad de industria para su bienestar y su existencia. El descubrimiento de la ley de la naturaleza concerniente a la estabilidad de la posesión ha hecho más tolerables los hombres los unos para los otros; la de la transferencia de la propiedad y la posesión por consentimiento ha comenzado a hacerlos mutuamente ventajosos; pero estas leyes de la naturaleza, aun estrictamente observadas, no son suficientes para hacerlos tan útiles los unos para los otros como la naturaleza los ha dotado para serlo. Aunque la posesión sea estable, los hombres pueden sacar pocas ventajas de ella mientras posean una mayor cantidad de una especie de bienes de la que necesitan y al mismo tiempo sufran de la carencia de otros. La transmisión de la propiedad, que es el remedio propio para este inconveniente, no puede corregirlo del todo, porque sólo puede tener lugar con respecto a objetos que están presentes y son individuales, pero no con respecto a los que están ausentes o son generales. Una persona no puede transferir la propiedad de una casa particular que está a veinte leguas de distancia, porque el consentimiento no puede ir acompañado de la entrega, que es una circunstancia requerida. No puede tampoco transferir la propiedad de diez fanegas de grano ni de cinco pipas de vino por la mera expresión del sentimiento, porque éstos son sólo términos generales y no tienen una relación peculiar con un determinado montón de grano o barriles de vino. Además, el comercio del género humano no se limita al tráfico de cosas útiles, sino que se extiende a servicios y acciones que podemos cambiar para nuestro mutuo interés y ventaja. Vuestro grano madura hoy, el mío madurará mañana. Es provechoso para ambos que yo trabaje hoy con vos y que vos me ayudéis mañana. No siento cariño ninguno por vos y sé que no lo sentís tampoco por mí. No debo, por consiguiente, preocuparme de vuestras cosas, sino que debo trabajar con vos por mi interés y esperando una acción recíproca; sé que puedo engañarme y que en vano esperaré vuestra gratitud. Así, pues, os dejo trabajar solo y me conduzco de la misma manera. La estación cambia y ambos perdemos nuestras cosechas por la falta de confianza mutua y seguridad. |
All this is the effect of the natural and inherent principles and passions of human nature; and as these passions and principles are inalterable, it may be thought, that our conduct, which depends on them, must be so too, and that it would be in vain, either for moralists or politicians, to tamper with us, or attempt to change the usual course of our actions, with a view to public interest. And indeed, did the success of their designs depend upon their success in correcting the selfishness and ingratitude of men, they would never make any progress, unless aided by omnipotence, which is alone able to new-mould the human mind, and change its character in such fundamental articles. All they can pretend to, is, to give a new direction to those natural passions, and teach us that we can better satisfy our appetites in an oblique and artificial manner, than by their headlong and impetuous motion. Hence I learn to do a service to another, without bearing him any real kindness; because I forsee, that he will return my service, in expectation of another of the same kind, and in order to maintain the same correspondence of good offices with me or with others. And accordingly, after I have served him, and he is in possession of the advantage arising from my action, he is induced to perform his part, as foreseeing the consequences of his refusal. | Todo esto es el efecto de los principios naturales e inherentes a las pasiones de la naturaleza humana, y como estas pasiones y principios son inalterables se puede pensar que nuestra conducta, que depende de ellos, debe serlo también, y que es en vano que los moralistas o los políticos se entremetan en nuestra vida o intenten cambiar el curso usual de nuestras acciones guiados por el interés público. De hecho, si el éxito de sus designios se basase en el buen resultado de su corrección del egoísmo e ingratitud de los hombres, no harían ningún progreso, a menos que no fueran ayudados por el Omnipotente, que es sólo capaz de moldear de nuevo el espíritu humano y cambiar su carácter en respectos tan fundamentales. Todo lo más que pueden pretender es dar una nueva dirección a las pasiones naturales y enseñarnos que podemos satisfacer mejor nuestros apetitos de una manera indirecta y artificial que por movimientos precipitados e impetuosos. Aprendo a hacer un servicio en favor de otro sin sentir por él un cariño real porque preveo que me devolverá mi servicio en expectación de otro del mismo género y para mantener la misma correspondencia de buenos oficios conmigo o con los otros. Según esto, después que yo le he servido y él se halla en posesión de la ventaja que surge de mi acción es inducido a realizar su parte previendo las consecuencias de negarse a ello. |
But though this self-interested commerce of man begins to take place, and to predominate in society, it does not entirely abolish the more generous and noble intercourse of friendship and good offices. I may still do services to such persons as I love, and am more particularly acquainted with, without any prospect of advantage; and they may make me a return in the same manner, without any view but that of recompensing my past services. In order, therefore, to distinguish those two different sorts of commerce, the interested and the disinterested, there is a certain form of words invented for the former, by which we bind ourselves to the performance of any action. This form of words constitutes what we call a promise, which is the sanction of the interested commerce of mankind. When a man says he promises any thing, he in effect expresses a resolution of performing it; and along with that, by making use of this form of words, subjects himself to the penalty of never being trusted again in case of failure. A resolution is the natural act of the mind, which promises express: But were there no more than a resolution in the case, promises would only declare our former motives, and would not create any new motive or obligation. They are the conventions of men, which create a new motive, when experience has taught us, that human affairs would be conducted much more for mutual advantage, were there certain symbols or signs instituted, by which we might give each, other security of our conduct in any particular incident, After these signs are instituted, whoever uses them is immediately bound by his interest to execute his engagements, and must never expect to be trusted any more, if he refuse to perform what he promised. | Aunque este comercio egoísta comienza a tener lugar entre los hombres y a predominar en la sociedad, no suprime el más generoso y noble comercio de la amistad y los buenos oficios. Debo aún prestar servicio a las personas que quiero y que particularmente conozco sin ninguna esperanza de ventajas, y ellas se comportan conmigo del mismo modo sin tener presente otro motivo más que recompensar mis servicios pasados. Por consiguiente, para distinguir estos dos tipos de comercio entre los hombres, el interesado y el desinteresado, existe una cierta fórmula verbal inventada para el primero, por la que nos obligamos nosotros mismos a la realización de una acción. Esta fórmula verbal constituye lo que llamamos una promesa, que es la sanción del comercio interesado del género humano. Cuando un hombre dice que promete algo expresa, en efecto, la resolución de realizar algo, y con esto, haciendo uso de esta fórmula verbal, se somete él mismo a la penalidad de que los demás no tengan otra vez confianza en él en caso de faltar a la palabra. Una resolución es el acto natural del espíritu que se expresa por la promesa; pero si no existiese más que una resolución, en este caso la promesa declararía tan sólo nuestros motivos anteriores y no crearía ningún motivo nuevo u obligación. Son las convenciones de los hombres las que crean un nuevo motivo cuando la experiencia nos ha enseñado que los asuntos humanos serían conducidos con mucha más ventaja mutua si se instituyeran ciertos símbolos o signos por los que pudiéramos darnos los unos a los otros la seguridad de nuestra conducta en un incidente particular. Después que estos signos han sido instituidos todo el que los use se hallará inmediatamente obligado por su propio interés a cumplir sus compromisos y no debe esperar que tengan en él confianza jamás si se niega a realizar lo que ha prometido. |
Nor is that knowledge, which is requisite to make mankind sensible of this interest in the institution and observance of promises, to be esteemed superior to the capacity of human nature, however savage and uncultivated. There needs but a very little practice of the world, to make us perceive all these consequences and advantages. The shortest experience of society discovers them to every mortal; and when each individual perceives the same sense of interest in all his fellows, he immediately performs his part of any contract, as being assured, that they will not be wanting in theirs. All of them, by concert, enter into a scheme of actions, calculated for common benefit, and agree to be true to their word; nor is there any thing requisite to form this concert or convention, but that every one have a sense of interest in the faithful fulfilling of engagements, and express that sense to other members of the society. This immediately causes that interest to operate upon them; and interest is the first obligation to the performance of promises. | No es este conocimiento, que es requerido para hacer que el género humano se dé cuenta de su interés en la institución y observancia de las promesas, superior a la capacidad de la naturaleza humana, aun de la salvaje e inculta. Se necesita una práctica muy pequeña del mundo para percibir todas estas consecuencias y ventajas. La más escasa experiencia de la sociedad se las descubre a todo mortal, y cuando el individuo percibe en todos sus compañeros el mismo sentido del interés inmediatamente realiza su parte en un contrato, estando asegurado de que ellos no dejarán de hacerla en los suyos. Todo esto, mediante un acuerdo, entra a formar parte de una regla de las acciones, calculada para el beneficio común, y que se admite está de acuerdo con la palabra dada, y no se requiere nada más para realizar este acuerdo o convención que cada uno tenga un sentido del interés por la realización leal de sus compromisos y exprese este sentido a los otros miembros de la sociedad. Esto inmediatamente produce que el interés actúe sobre ellos, y el interés es la primera obligación para realizar las promesas. |
Afterwards a sentiment of morals concurs with interest, and becomes a new obligation upon mankind. This sentiment of morality, in the performance of promises, arises from the same principles as that in the abstinence from the property of others. Public interest, education, and the artifices of politicians, have the same effect in both cases. The difficulties, that occur to us, in supposing a moral obligation to attend promises, we either surmount or elude. For instance; the expression of a resolution is not commonly supposed to be obligatory; and we cannot readily conceive how the making use of a certain form of words should be able to cause any material difference. Here, therefore, we feign a new act of the mind, which we call the willing an obligation; and on this we suppose the morality to depend. But we have proved already, that there is no such act of the mind, and consequently that promises impose no natural obligation. | Después se une un sentimiento moral al interés y llega a ser un nuevo vínculo para el género humano. Este sentimiento de moralidad en la realización de las promesas surge de los mismos principios que en el respeto de la propiedad de los otros. El interés público, la educación y los artificios de los políticos tienen el mismo efecto en los dos casos. Las dificultades que se nos presentan al suponer que una obligación moral acompaña a las promesas pueden vencerse o eludirse. Por ejemplo, la expresión de una obligación no se supone comúnmente que sea obligatoria, y no podemos concebir fácilmente cómo el hacer uso de una cierta fórmula verbal puede ser capaz de producir una diferencia material. Por consiguiente, fingimos aquí un nuevo acto del espíritu, que llamamos querer una obligación, y suponemos que la moralidad depende de él. Pero hemos probado ya que no existe un acto tal en el espíritu y, por consecuencia, que la promesa no impone una obligación natural. |
To confirm this, we may subjoin some other reflections concerning that will, which is supposed to enter into a promise, and to cause its obligation. It is evident, that the will alone is never supposed to cause the obligation, but must be expressed by words or signs, in order to impose a tye upon any man. The expression being once brought in as subservient to the will, soon becomes the principal part of the promise; nor will a man be less bound by his word, though he secretly give a different direction to his intention, and with-hold himself both from a resolution, and from willing an obligation. But though the expression makes on most occasions the whole of the promise, yet it does not always so; and one, who should make use of any expression, of which he knows not the meaning, and which he uses without any intention of binding himself, would not certainly be bound by it. Nay, though he knows its meaning, yet if he uses it in jest only, and with such signs as shew evidently he has no serious intention of binding himself, he would not lie under any obligation of performance; but it is necessary, that the words be a perfect expression of the will, without any contrary signs. Nay, even this we must not carry so far as to imagine, that one, whom, by our quickness of understanding, we conjecture, from certain signs, to have an intention of deceiving us, is not bound by his expression or verbal promise, if we accept of it; but must limit this conclusion to those cases, where the signs are of a different kind from those of deceit. All these contradictions are easily accounted for, if the obligation of promises be merely a human invention for the convenience of society; but will never be explained, if it be something real and natural, arising from any action of the mind or body. | Para confirmar esto podemos unir algunas otras reflexiones concernientes a esta voluntad que se supone entra en la promesa y causa su obligación. Es evidente que no se supone nunca que la voluntad sola produzca la obligación; debe ser expresada por palabras y signos para obligar a una persona. La expresión, siendo considerada ya como un auxiliar de la voluntad, pronto se convierte en el elemento principal de la promesa, y no se obligará menos por su palabra quien dé secretamente una dirección diferente a su intención y se niegue a la resolución y a querer la obligación. Sin embargo, aunque la expresión constituye en las más de las ocasiones el total de la promesa, no sucede siempre así, y quien haga uso de una expresión de la que no conoce el sentido y que usa sin la intención de obligarse no se hallará ligado por ella. Es más: aunque conozca su sentido, si la usa tan sólo en broma y con signos tales que muestren evidentemente que no tiene la intención seria de obligarse, no se hallará sometido a la obligación de su realización; es necesario que las palabras sean una expresión perfecta de la voluntad y sin existir ningún signo contrario. No debemos llevar esto tan lejos que imaginemos que una persona de la que por nuestra precipitación de juicio conjeturamos por ciertos signos que tiene la intención de engañarnos no se halla ligada por su expresión o promesa verbal si nosotros la aceptamos, sino que debemos limitar esta conclusión a los casos donde los signos son de un género diferente del engaño. Todas estas contradicciones son fácilmente explicadas si la obligación de la promesa es meramente una invención humana para la conveniencia de la sociedad; pero no podrán explicarse nunca si se la considera real y natural surgiendo de una acción del espíritu o el cuerpo. |
I shall farther observe, that since every new promise imposes a new obligation of morality on the person who promises, and since this new obligation arises from his will; it is one of the most mysterious and incomprehensible operations that can possibly be imagined, and may even be compared to TRANSUBSTANTIATION, or HOLY ORDERS [I mean so far, as holy orders are suppos′d to produce the indelible character. In other respects they are only a legal qualification.], where a certain form of words, along with a certain intention, changes entirely the nature of an external object, and even of a human nature. But though these mysteries be so far alike, it is very remarkable, that they differ widely in other particulars, and that this difference may be regarded as a strong proof of the difference of their origins. As the obligation of promises is an invention for the interest of society, it is warped into as many different forms as that interest requires, and even runs into direct contradictions, rather than lose sight of its object. But as those other monstrous doctines are mere priestly inventions, and have no public interest in view, they are less disturbed in their progress by new obstacles; and it must be owned, that, after the first absurdity, they follow more directly the current of reason and good sense. Theologians clearly perceived, that the external form of words, being mere sound, require an intention to make them have any efficacy; and that this intention being once considered as a requisite circumstance, its absence must equally prevent the effect, whether avowed or concealed, whether sincere or deceitful. Accordingly they have commonly determined, that the intention of the priest makes the sacrament, and that when he secretly withdraws his intention, he is highly criminal in himself; but still destroys the baptism, or communion, or holy orders. The terrible consequences of this doctrine were not able to hinder its taking place; as the inconvenience of a similar doctrine, with regard to promises, have prevented that doctrine from establishing itself. Men are always more concerned about the present life than the future; and are apt to think the smallest evil, which regards the former, more important than the greatest, which regards the latter. | Debo hacer observar además que, dado que toda nueva promesa impone una nueva obligación moral a la persona que promete, y dado que esta nueva obligación surge de su voluntad, es una de las más misteriosas e incomprensibles operaciones que puedan imaginarse y puede ser comparada a la transubstanciación u órdenes sagradas (67), en las que una determinada fórmula verbal unida a cierta intención cambia enteramente la naturaleza de un objeto externo o aun de una criatura humana. Aunque estos misterios son análogos, es muy de notar que se diferencian mucho en otros respectos, y esta diferencia puede ser considerada como una prueba poderosa de la diferencia de sus orígenes. Como la obligación de la promesa es una invención para los intereses de la sociedad, se halla modificada en tantas formas diferentes como el interés lo requiere y aun más bien cae antes en contradicciones que perder de vista a su objeto. Pero como aquellas otras doctrinas monstruosas son meramente invenciones de los sacerdotes y no tienen en vista el interés público, son menos perturbadas en su progreso por nuevos obstáculos y se debe confesar que después del primer absurdo siguen más directamente la corriente de la razón y buen sentido. Los teólogos perciben claramente que la forma externa de las palabras, siendo un mero sonido, requiere una intención para que tenga eficacia, y que si esta intención se considera como una circunstancia necesaria su ausencia debe igualmente evitar el efecto, ya sea tácita o expresa, sincera o engañosa. Según esto, han determinado comúnmente que la intención del sacerdote hace el sacramento y que cuando secretamente rechaza esta intención es altamente criminal consigo mismo, si no es que destruye aún el valor del bautismo, de la comunión o las órdenes sagradas. Las consecuencias terribles de esta doctrina no son capaces de impedir que tenga lugar del mismo modo que los inconvenientes de una doctrina similar con respecto a las promesas no evitan que esta doctrina se establezca. Los hombres se preocupan más de la vida presente que de la futura y se inclinan a pensar que el mal más pequeño con respecto a la primera es mayor que el más grande con respecto a la última. |
We may draw the same conclusion, concerning the origin of promises, from the force, which is supposed to invalidate all contracts, and to free us from their obligation. Such a principle is a proof, that promises have no natural obligation, and are mere artificial contrivances for the convenience and advantage of society. If we consider aright of the matter, force is not essentially different from any other motive of hope or fear, which may induce us to engage our word, and lay ourselves under any obligation. A man, dangerously wounded, who promises a competent sum to a surgeon to cure him, would certainly be bound to performance; though the case be not so much different from that of one, who promises a sum to a robber, as to produce so great a difference in our sentiments of morality, if these sentiments were not built entirely on public interest and convenience. | Podemos sacar la misma conclusión concerniente al origen de las promesas de la fuerza que se supone puede anular todos los contratos y libertarnos de sus obligaciones. Un principio tal es la prueba de que las promesas no incluyen una obligación natural y son meros mecanismos artificiosos para la conveniencia y ventaja de la sociedad. Si consideramos como es debido el asunto, la fuerza no es esencialmente diferente de algún otro motivo de esperanza o temor que pueda inducirnos a dar nuestra palabra o imponernos una obligación. Un hombre herido peligrosamente que promete una gran cantidad de dinero a un cirujano para que le cure se hallará ciertamente ligado a realizar su promesa; aunque el caso no sea muy diferente del que promete una suma a un bandido, para producir una diferencia tan grande en nuestros sentimientos, si éstos no se basasen enteramente en el interés público o conveniencia.
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SECT. VI SOME FARTHER REFLECTIONS CONCERNING JUSTICE AND INJUSTICE | Sección VI Algunas reflexiones concernientes a la justicia y a la injusticia. |
We have now run over the three fundamental laws of nature, that of the stability of possession, of its transference by consent, and of the performance of promises. It is on the strict t observance of those three laws, that the peace and security of human society entirely depend; nor is there any possibility of establishing a good correspondence among men, where these are neglected. Society is absolutely necessary for the well-being of men; and these are as necessary to the support of society. Whatever restraint they may impose on the passions of men, they are the real offspring of those passions, and are only a more artful and more refined way of satisfying them. Nothing is more vigilant and inventive than our passions; and nothing is more obvious, than the convention for the observance of these rules. Nature has, therefore, trusted this affair entirely to the conduct of men, and has not placed in the mind any peculiar original principles, to determine us to a set of actions, into which the other principles of our frame and constitution were sufficient to lead us. And to convince us the more fully of this truth, we may here stop a moment, and from a review of the preceding reasonings may draw some new arguments, to prove that those laws, however necessary, are entirely artificial, and of human invention; and consequently that justice is an artificial, and not a natural virtue. | Hemos recorrido las tres leyes fundamentales de la naturaleza: la de la estabilidad de la posesión, la de su transferencia por consentimiento y la de la realización de las promesas. De la estricta observancia de estas tres leyes dependen la paz y la seguridad de la sociedad humana, y no es posible establecer un buen sistema de relaciones entre los hombres cuando éstas son descuidadas. La sociedad es absolutamente necesaria para el bienestar de los hombres, y éstas son necesarias para el sostenimiento de la sociedad. Sean los que quieran los límites que impongan a las pasiones de los hombres, son el resultado de estas pasiones y son sólo un modo más hábil y refinado de satisfacerlas. Nada es más vigilante e inventivo que nuestras pasiones y nada es más fácil que la convención para la observancia de estas reglas. La naturaleza ha confiado, por consiguiente, este asunto a la conducta del hombre y no ha colocado en el espíritu principios peculiares y originales para suscitar acciones a las que nos llevan de un modo suficiente otros principios de nuestra estructura y constitución. Para convencernos más plenamente de esta verdad debemos detenernos aquí un momento, y mediante una revista de los precedentes razonamientos podemos deducir algunos nuevos argumentos para probar que estas leyes, aunque necesarias, son enteramente artificiales y de invención humana y que, por consecuencia, la justicia es una virtud artificial y no natural. |
(1) The first argument I shall make use of is derived from the vulgar definition of justice. Justice is commonly defined to be a constant and perpetual will of giving every one his due. In this definition it is supposed, that there are such things as right and property, independent of justice, and antecedent to it; and that they would have subsisted, though men had never dreamt of practising such a virtue. I have already observed, in a cursory manner, the fallacy of this opinion, and shall here continue to open up a little more distinctly my sentiments on that subject. | I. El primer argumento del que haré uso se deriva de la definición vulgar de la justicia. La justicia se define comúnmente como una voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo que le es debido. En esta definición se supone que existen cosas tales como derecho y propiedad, independientes de la justicia y anteriores a ella, y que subsistirían aunque los hombres no hubieran jamás soñado en practicar alguna virtud. Ya he hecho observar, de una manera incidental, la falacia de esta opinión, y debo continuar aquí exponiendo, algo más claramente, mi opinión sobre este asunto. |
I shall begin with observing, that this quality, which we shall call property, is like many of the imaginary qualities of the peripatetic philosophy, and vanishes upon a more accurate inspection into the subject, when considered a-part from our moral sentiments. It is evident property does not consist in any of the sensible qualities of the object. For these may continue invariably the same, while the property changes. Property, therefore, must consist in some relation of the object. But it is not in its relation with regard to other external and inanimate objects. For these may also continue invariably the same, while the property changes. This quality, therefore, consists in the relations of objects to intelligent and rational beings. But it is not the external and corporeal relation, which forms the essence of property. For that relation may be the same betwixt inanimate objects, or with regard to brute creatures; though in those cases it forms no property. It is, therefore, in some internal relation, that the property consists; that is, in some influence, which the external relations of the object have on the mind and actions. Thus the external relation, which we call occupation or first possession, is not of itself imagined to be the property of the object, but only to cause its property. Now it is evident, this external relation causes nothing in external objects, and has only an influence on the mind, by giving us a sense of duty in abstaining from that object, and in restoring it to the first possessor. These actions are properly what we call justice; and consequently it is on that virtue that the nature of property depends, and not the virtue on the property. | Comenzaré observando que esta cualidad que llamamos propiedad es análoga a muchas de las cualidades de la filosofía peripatética y se desvanece con una investigación más detallada del asunto. Es evidente que la propiedad no consiste en alguna de las cualidades sensibles del objeto, pues éstas pueden permanecer invariablemente las mismas, mientras que la propiedad cambia. Por consiguiente, la propiedad debe consistir en alguna relación del objeto; pero no puede ser con relación a otros objetos externos e inanimados, pues éstos pueden continuar invariablemente los mismos, mientras que la propiedad cambia. Por consiguiente, esta cualidad consiste en las relaciones de los objetos con los seres inteligentes y racionales. Sin embargo, no es la relación externa y corporal la que constituye la esencia de la propiedad, pues esta relación puede ser la misma entre objetos inanimados o con respecto a los animales, aunque en estos casos no da lugar a la propiedad. Por consiguiente, la propiedad consiste en una relación interna, es decir, en alguna influencia que los objetos tienen sobre el espíritu y las acciones. Así, la relación externa que llamamos ocupación o primera posesión no pensamos que por sí misma es la propiedad del objeto, sino que tan sólo causa esta propiedad. Ahora bien: es evidente que esta relación externa no influye nada en los objetos externos y que sólo influye sobre el espíritu produciendo en nosotros un sentido del deber de no apoderarnos del objeto y de entregarlo a su primer poseedor. Estas acciones son lo que propiamente llamamos justicia, y, por consecuencia, de esta virtud depende la naturaleza de la propiedad y no la virtud de la propiedad. |
If any one, therefore, would assert, that justice is a natural virtue, and injustice a natural vice, he must assert, that abstracting from the nations of property, and right and obligation, a certain conduct and train of actions, in certain external relations of objects, has naturally a moral beauty or deformity, and causes an original pleasure or uneasiness. Thus the restoring a man′s goods to him is considered as virtuous, not because nature has annexed a certain sentiment of pleasure to such a conduct, with regard to the property of others, but because she has annexed that sentiment to such a conduct, with regard to those external objects, of which others have had the first or long possession, or which they have received by the consent of those, who have had first or long possession. If nature has given us no such sentiment, there is not, naturally, nor antecedent to human conventions, any such thing as property. Now, though it seems sufficiently evident, in this dry and accurate consideration of the present subject, that nature has annexed no pleasure or sentiment of approbation to such a conduct; yet that I may leave as little room for doubt as possible, I shall subjoin a few more arguments to confirm my opinion. | Si alguno, por consiguiente, afirmase que la justicia es una virtud natural y la injusticia un vicio natural, debe afirmar también que, haciendo abstracción de las nociones de propiedad, derecho y obligación, naturalmente, una cierta conducta y serie de acciones, en ciertas relaciones externas de los objetos, posee una belleza o fealdad moral y causa un placer o dolor original. Así, la devolución de los bienes a su propietario se consideraría como virtuosa no porque la naturaleza ha unido un cierto sentimiento de placer a una conducta tal con respecto a la propiedad de los otros, sino porque la naturaleza ha unido este sentimiento a la conducta que se dirige a los objetos externos, de los cuales los otros tienen la primera o la más larga posesión, o la que han recibido por el consentimiento de los que tuvieron antes la primera posesión. Si la naturaleza no nos ha dado un sentimiento semejante, no es natural ni anterior a las convenciones humanas, algo análogo a la propiedad. Ahora bien: aunque parece suficientemente evidente en esta consideración sobria y exacta del presente asunto que la naturaleza no ha unido un placer o sentimiento de aprobación a una conducta tal, como yo no quiero dejar el más pequeño espacio para una duda posible añadiré algunos argumentos más para confirmar mi opinión. |
First, If nature had given us a pleasure of this kind, it would have been as evident and discernible as on every other occasion; nor should we have found any difficulty to perceive, that the consideration of such actions, in such a situation, gives a certain pleasure and sentiment of approbation. We should not have been obliged to have recourse to notions of property in the definition of justice, and at the same time make use of the notions of justice in the definition of property. This deceitful method of reasoning is a plain proof, that there are contained in the subject some obscurities and difficulties, which we are not able to surmount, and which we desire to evade by this artifice. | Primeramente, si la naturaleza nos hubiera dado un placer de este género, hubiera sido tan evidente y discernible como lo es en toda ocasión, y no hubiéramos encontrado dificultad ninguna en percibir que la consideración de acciones tales en una situación tal proporciona un cierto placer y sentimiento de aprobación. No nos hubiéramos visto obligados a recurrir a las ficciones de la propiedad para la definición de la justicia y al mismo tiempo a hacer uso de las nociones de justicia en la definición de la propiedad. Este modo engañoso de razonar es una prueba clara de que existen en el asunto algunas obscuridades y dificultades que no somos capaces de dominar y que deseamos evadir por este artificio. |
Secondly, Those rules, by which properties, rights, and obligations are determined, have in them no marks of a natural origin but many of artifice and contrivance. They are too numerous to have proceeded from nature: They are changeable by human laws: And have all of them a direct and evident tendency to public good, and the support, of civil society. This last circumstance is remarkable upon two accounts. First, because, though the cause of the establishment of these laws had been a regard for the public good, as much as the public good is their natural tendency, they would still have been artificial, as being purposely contrived and directed to a certain end. Secondly, because, if men had been endowed with such a strong regard for public good, they would never have restrained themselves by these rules; so that the laws of justice arise from natural principles in a manner still more oblique and artificial. It is self-love which is their real origin; and as the self-love of one person is naturally contrary to that of another, these several interested passions are obliged to adjust themselves after such a manner as to concur in some system of conduct and behaviour. This system, therefore, comprehending the interest of each individual, is of course advantageous to the public; though it be not intended for that purpose by die inventors. | Segundo: estas reglas por las que se determinan propiedades, derechos y obligaciones no presentan ni restos de un origen natural, sino, por el contrario, del artificio y mecanismo. Son demasiado numerosas para proceder de la naturaleza, demasiado mudables por las leyes humanas, y tienen una tendencia directa y evidente hacia el bien público y el sostén de la sociedad civil. Esta última circunstancia es notable en dos respectos: primero, porque, aunque la causa del establecimiento de estas leyes ha sido la consideración del bien público, lo mismo que el bien público es su tendencia natural, han sido aún artificiales porque se han imaginado y dirigido a un cierto fin intencionalmente; segundo, porque si los hombres se hallasen dotados de una poderosa consideración del bien público no se hubieran limitado por estas reglas; de modo que las leyes de la justicia surgen de los principios naturales de una manera más indirecta y artificial. Es el amor de sí mismo el que constituye su origen real, y como el amor de sí mismo de una persona es naturalmente contrario al de las otras, esta serie de pasiones interesadas se encuentra obligada a armonizarse de una manera tal que se organice en algún sistema de conducta y vida. Este sistema, pues, comprendiendo el interés de cada individuo, es, por consecuencia, ventajoso para el interés público, aunque no sea imaginado para este propósito por sus inventores. |
(2) In the second place we may observe, that all kinds of vice and virtue run insensibly into each other, and may approach by such imperceptible degrees as will make it very difficult, if not absolutely impossible, to determine when the one ends, and the other begins; and from this observation we may derive a new argument for the foregoing principle. For whatever may be the case, with regard to all kinds of vice and virtue, it is certain, that rights, and obligations, and property, admit of no such insensible gradation, but that a man either has a full and perfect property, or none at all; and is either entirely obliged to perform any action, or lies under no manner of obligation. However civil laws may talk of a perfect dominion, and of an imperfect, it is easy to observe, that this arises from a fiction, which has no foundation in reason, and can never enter into our notions of natural justice and equity. A man that hires a horse, though but for a day, has as full a right to make use of it for that time, as he whom we call its proprietor has to make use of it any other day; and it was evident, that however the use may be bounded in time or degree, the right itself is not susceptible of any such gradation, but is absolute and entire, so far as it extends. Accordingly we may observe, that this right both arises and perishes in an instant; and that a man entirely acquires the property of any object by occupation, or the consent of the proprietor; and loses it by his own consent; without any of that insensible gradation, which is remarkable in other qualities and relations, Since, therefore, this is die case with regard to property, and rights, and obligations, I ask, how it stands with regard to justice and injustice? After whatever manner you answer this question, you run into inextricable difficulties. If you reply, that justice and injustice admit of degree, and run insensibly into each other, you expressly contradict the foregoing position, that obligation and property are not susceptible of such a gradation. These depend entirely upon justice and injustice, and follow them in all their variations. Where the justice is entire, the property is also entire: Where the justice is imperfect, the property must also be imperfect And vice versa, if the property admit of no such variations, they must also be incompatible with justice. If you assent, therefore, to this last proposition, and assert, that justice and injustice are not susceptible of degrees, you in effect assert, that they are not naturally either vicious or virtuous; since vice and virtue, moral good and evil, and indeed all natural qualities, run insensibly into each other, and are, on many occasions, undistinguishable. | II. En segundo lugar podemos observar que todos los géneros de vicio y virtud pasan insensiblemente de los unos a los otros y pueden aproximarse por grados tan imperceptibles que hacen muy difícil, si no totalmente imposible, determinar cuán do uno termina y otro comienza, y de esta observación podemos derivar un nuevo argumento para el precedente principio, pues, cualquiera que sea el caso con respecto a todos los géneros de vicio y virtud, es cierto que los derechos, obligaciones y propiedad no admiten una gradación insensible, sino que un hombre o posee la propiedad plena y perfectamente o no la tiene de ningún modo, o está totalmente obligado a realizar una acción o no se halla de ningún modo sometido a esta obligación. Aunque la ley civil pueda hablar de un dominio perfecto e imperfecto, es fácil observar que esto surge de una ficción que no tiene un fundamento en la razón y que no puede entrar en nuestras nociones de justicia natural y equidad. Un hombre que alquila un caballo, aunque sea por un día, tiene un tan pleno derecho a hacer uso de él por este tiempo como el que llamamos propietario lo tiene para hacerlo cualquier otro día, y es evidente que aunque el uso pueda ser limitado en tiempo y grado, el derecho mismo no es susceptible de una gradación, sino que es absoluto y total tan lejos como se extiende. De acuerdo con esto podemos observar que este derecho surge y desaparece en un instante y que un hombre adquiere enteramente la propiedad de un objeto por ocupación o por el consentimiento del propietario y la pierde por su propio consentimiento, sin ninguna de las gradaciones insensibles que se pueden apreciar en otras cualidades y relaciones. Por consiguiente, puesto que sucede esto con respecto a la propiedad, los derechos y obligaciones, pregunto ahora: ¿Qué sucede con respecto a la justicia o injusticia? De cualquier manera que se responda a esta cuestión se cae en dificultades inextricables. Si se responde que la justicia y la injusticia admiten grados y se transforman insensiblemente la una en la otra, se contradice expresamente la afirmación que precede de que obligación y propiedad no son susceptibles de una gradación tal. Estas últimas dependen totalmente de la justicia y la injusticia y las siguen en todas sus variaciones. Donde la justicia es total, la propiedad es también total; donde la justicia es imperfecta, la propiedad debe ser también imperfecta. Por el contrario, si la propiedad no admite tales variaciones, debe ser también incompatible con la justicia. Por consiguiente, si se asiente a esta última proposición y se afirma que la justicia y la injusticia no son susceptibles de grados se afirma, en efecto, que no son naturalmente ni viciosas ni virtuosas, puesto que vicio y virtud, bien y mal moral, y de hecho todas las cualidades naturales, se transforman insensiblemente las unas en las otras y son en muchas ocasiones indistinguibles. |
And here it may be worth while to observe, that though abstract reasoning, and the general maxims of philosophy and law establish this position, that property, and right, and obligation admit not of degrees, yet in our common and negligent way of thinking, we find great difficulty to entertain that opinion, and do even secretly embrace the contrary principle. An object must either be in the possession of one person or another. An action must either be performed or not The necessity there is of choosing one side in these dilemmas, and the impossibility there often is of finding any just medium, oblige us, when we reflect on the matter, to acknowledge, that all property and obligations are entire. But on the other hand, when we consider the origin of property and obligation, and find that they depend on public utility, and sometimes on the propensities of the imagination, which are seldom entire on any side; we are naturally inclined to imagine, that these moral relations admit of an insensible gradation. Hence it is, that in references, where the consent of the parties leave the referees entire masters of the subject, they commonly discover so much equity and justice on both sides, as induces them to strike a medium, and divide the difference betwixt the parties. Civil judges, who have not this liberty, but are obliged to give a decisive sentence on some one side, are often at a loss how to determine, and are necessitated to proceed on the most frivolous reasons in the world. Half rights and obligations, which seem so natural in common life, are perfect absurdities in their tribunal; for which reason they are often obliged to take half arguments for whole ones, in order to terminate the affair one way or other. | Merece la pena detenernos aquí para observar que aunque el razonamiento abstracto y las máximas generales de la filosofía y la ley establecen esta afirmación de que la propiedad, el derecho y la obligación no admiten grados, sin embargo, en nuestro modo común y negligente de pensar hallamos una gran dificultad para mantener esta opinión y aun abrazarnos secretamente el principio contrario. Un objeto debe hallarse en la posesión de una persona o de otra, una acción debe realizarse o no. La necesidad, que aquí está en escoger en estos dilemas, y la imposibilidad, que está aquí frecuentemente en hallar un término justo, nos obligan, cuando reflexionamos sobre el asunto, a reconocer que toda propiedad y obligación es total. Sin embargo, por otra parte, cuando consideramos el origen de la propiedad y obligación y hallamos que dependen de la utilidad pública y a veces de la imaginación, que son rara vez completas en una de sus direcciones, nos sentimos naturalmente inclinados a imaginar que estas relaciones morales admiten una gradación insensible. Por esto, en las transacciones, cuando el consentimiento de las partes deja al árbitro ser el que decide el asunto, aquél habitualmente descubre tanta equidad y justicia en ambos lados, que le inducen a buscar un término medio y divide la diferencia entre las partes. Los jueces civiles, que no tienen esta libertad, sino que se hallan obligados a pronunciar su sentencia en favor de una de las partes, no saben a veces cómo determinarse y se hallan en la necesidad de apoyarse en las razones más frívolas del mundo. La mitad de los derechos y obligaciones que parecen tan naturales en la vida común son perfectos absurdos ante su tribunal, por cuya razón se hallan frecuentemente obligados a tomar la mitad de los argumentos por el todo, para terminar el asunto de una manera o de otra. |
(3) The third argument of this kind I shall make use of may be explained thus. If we consider the ordinary course of human actions, we shall find, that the mind restrains not itself by any general and universal rules; but acts on most occasions as it is determined by its present motives and inclination. As each action is a particular individual event, it must proceed from particular principles, and from our immediate situation within ourselves, and with respect to the rest of the universe. If on some occasions we extend our motives beyond those very circumstances, which gave rise to them, and form something like general rules for our conduct, it is easy to observe, that these rules are not perfectly inflexible, but allow of many exceptions. Since, therefore, this is the ordinary course of human actions, we may conclude, that the laws of justice, being universal and perfectly inflexible, can never be derived from nature, nor be the immediate offspring of any natural motive or inclination. No action can be either morally good or evil, unless there be some natural passion or motive to impel us to it, or deter us from it; and it is evident, that die morality must be susceptible of all the same variations, which are natural to the passion. Here are two persons, who dispute for an estate; of whom one is rich, a fool, and a batchelor; the other poor, a man of sense, and has a numerous family: The first is my enemy; the second my friend. Whether I be actuated in this affair by a view to public or private interest, by friendship or enmity, I must be induced to do my utmost to procure the estate to the latter. Nor would any consideration of the right and property of the persons be able to restrain me, were I actuated only by natural motives, without any combination or convention with others. For as all property depends on morality; and as all morality depends on the ordinary course of our passions and actions; and as these again are only directed by particular motives; it is evident, such a partial conduct must be suitable to the strictest morality, and coued never be a violation of property. Were men, therefore, to take the liberty of acting with regard to the laws of society, as they do in every other affair, they would conduct themselves, on most occasions, by particular judgments, and would take into consideration the characters and circumstances of the persons, as well as the general nature of the question. But it is easy to observe, that this would produce an infinite confusion in human society, and that the avidity and partiality of men would quickly bring disorder into the world, if not restrained by some general and inflexible principles. Twas, therefore, with a view to this inconvenience, that men have established those principles, and have agreed to restrain themselves by general rules, which are unchangeable by spite and favour, and by particular views of private or public interest. These rules, then, are artificially invented for a certain purpose, and are contrary to the common principles of human nature, which accommodate themselves to circumstances, and have no stated invariable method of operation. | III. El tercer argumento de este género del que debo hacer uso puede ser expuesto como sigue: Si consideramos el curso ordinario de las acciones humanas hallaremos que el espíritu no se gobierna por reglas generales y universales, sino que obra en muchas ocasiones del modo como es determinado por sus motivos presentes e inclinaciones Como cada acción es un suceso individual, debe proceder de principios particulares y de nuestra situación inmediata con respecto a nosotros mismos y al resto del universo. Si en algunas ocasiones nuestros motivos van más allá de las circunstancias que les han dado origen y constituyen algo análogo a reglas generales para nuestra conducta, es fácil observar que estas reglas no son perfectamente inflexibles, sino que permiten muchas excepciones. Por consiguiente, ya que éste es el curso ordinario de las acciones humanas, podemos concluir que las leyes de la justicia, siendo universales y totalmente inflexibles, no pueden derivarse de la naturaleza ni ser el producto inmediato de un motivo o inclinación natural. Ninguna acción puede ser, naturalmente, buena o mala moralmente, a menos que no exista alguna pasión natural o motivo que nos impela a ella o nos disuada de ella, y es evidente que la moralidad debe ser susceptible de todas las variaciones que son naturales a la pasión. Dos personas pleitean por un patrimonio: de ellas, una es un rico, loco y soltero, y la otra, un pobre, de buen sentido y que tiene una numerosa familia; la primera es mi enemigo; la segunda, mi amigo. Ya esté influido en este asunto por el punto de vista del interés público o del privado, por la amistad o por la enemistad, debo ser llevado a hacer lo más posible para procurar el patrimonio al segundo. Ninguna consideración referente al derecho y propiedad de las personas será capaz de moverme, si me hallase influido tan sólo por motivos naturales, sin existir un arreglo o convención con los otros, pues como toda propiedad depende de la moralidad, y como toda moralidad depende del curso natural de nuestras pasiones y acciones, y como éstas se dirigen solamente por motivos particulares, es evidente que una conducta parcial de este género, para adaptarse a la más estricta moralidad, no debe ser nunca una violación de la propiedad. Si los hombres pudiesen tener la libertad de acción con respecto a las leyes de la sociedad como la tienen en todo otro asunto se conducirían en muchas ocasiones por juicios particulares y tendrían en cuenta los caracteres y circunstancias de las personas lo mismo que la naturaleza general de la cuestión. Sin embargo, es fácil observar que esto produciría una confusión infinita en la sociedad humana y que la avidez y parcialidad de los hombres traerían rápidamente el desorden al mundo si no fuesen dominadas por principios inflexibles y generales. Por consiguiente, teniendo en cuenta este inconveniente, los hombres establecieron estos principios y acordaron someterse a ellos mediante reglas generales que no pueden cambiarse ni por el favor ni por las consideraciones de interés público o privado. Estas reglas, pues, han sido inventadas para un propósito particular y son contrarias a los principios comunes de la naturaleza humana, que se acomodan a las circunstancias y no tienen un modo declarado e invariable de acción. |
Nor do I perceive how I can easily be mistaken in this matter. I see evidently, that when any man imposes on himself general inflexible rules in his conduct with others, he considers certain objects as their property, which he supposes to be sacred and inviolable. But no proposition can be more evident, than that property is perfectly unintelligible without first supposing justice and injustice; and that these virtues and vices are as unintelligible, unless we have motives, independent of the morality, to impel us to just actions, and deter us from unjust ones. Let those motives, therefore, be what they will, they must accommodate themselves to circumstances, and must admit of all the variations, which human affairs, in their incessant revolutions, are susceptible of. They are consequently a very improper foundation for such rigid inflexible rules as the laws of nature; and it is evident these laws can only be derived from human conventions, when men have perceived the disorders that result from following their natural and variable principles. | No veo cómo puedo engañarme fácilmente en este asunto. Evidentemente, me doy cuenta de que cuando un hombre se impone a sí mismo reglas generales e inflexibles para su conducta con los otros considera ciertos objetos como de su propiedad, objetos que supone son sagrados e inviolables. Ninguna proposición puede ser más evidente que la de que la propiedad es totalmente ininteligible sin suponer primero la justicia y la injusticia, y que estas virtudes y vicios son también ininteligibles, a menos que no tengamos motivos independientes de la moralidad que nos impelan a las acciones justas y nos separen de las injustas. Sean estos motivos los que quieran, deben, por consiguiente, acomodarse a las circunstancias y deben admitir todas las variaciones de las que los asuntos humanos son susceptibles en sus incesantes cambios. Son, por consiguiente, un fundamento muy inadecuado para tales reglas, inflexibles como las leyes de la naturaleza, y es evidente que estas leyes pueden tan sólo derivarse de las convenciones humanas cuando los hombres hayan percibido los desórdenes que resultan de seguir sus principios naturales y variables. |
Upon the whole, then, we are to consider this distinction betwixt justice and injustice, as having two different foundations, viz, that of interest, when men observe, that it is impossible to live in society without restraining themselves by certain rules; and that of morality, when this interest is once observed and men receive a pleasure from the view of such actions as tend to the peace of society, and an uneasiness from such as are contrary to it. It is the voluntary convention and artifice of men, which makes the first interest take place; and therefore those laws of justice are so far to be considered as artifrial. After that interest is once established and acknowledged, the sense of morality in the observance of these rules follows naturally, and of itself; though it is certain, that it is also augmented by a new artifice, and that the public instructions of politicians, and the private education of parents, contribute to the giving us a sense of honour and duty in the strict regulation of our actions with regard to the properties of others. | En resumen, pues, debemos considerar la distinción entre justicia e injusticia como teniendo dos fundamentos diferentes, a saber: el del interés, cuando los hombres observan que es imposible vivir en sociedad sin gobernarse por ciertas reglas, y el de la moralidad, cuando este interés es ya una vez observado y los hombres experimentan placer ante la vista de las acciones que tienden a la paz de la sociedad y dolor por las que son contrarias a ella. La convención voluntaria y el artificio de los hombres son los que hacen que el primer interés tenga lugar, y, por consiguiente, las leyes de la justicia deben considerarse de este modo artificiales. Después que este interés está establecido y reconocido se sigue naturalmente el sentido de la moralidad en la observancia de estas reglas y por sí mismo, aunque es cierto que es también aumentado por un nuevo artificio y que las disposiciones públicas de los políticos y la educación privada de los padres contribuyen a darnos un sentido del honor y el deber en la regulación estricta de nuestras acciones con respecto a la propiedad de los otros.
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SECT. VII OF THE ORIGIN OF GOVERNMENT | Sección VII Del origen del Gobierno. |
Nothing is more certain, than that men are, in a great measure, governed by interest, and that even when they extend their concern beyond themselves, it is not to any great distance; nor is it usual for them, in common life, to look farther than their nearest friends and acquaintance. It is no less certain, that it is impossible for men to consult, their interest in so effectual a manner, as by an universal and inflexible observance of the rules of justice, by which alone they can preserve society, and keep themselves from falling into that wretched and savage condition, which is commonly represented as the state of nature. And as this interest, which all men have in the upholding of society, and the observation of the rules of justice, is great, so is it palpable and evident, even to the most rude and uncultivated of human race; and it is almost impossible for any one, who has had experience of society, to be mistaken in this particular. Since, therefore, men are so sincerely attached to their interest, and their interest is so much concerned in the observance of justice, and this interest is so certain and avowed; it may be asked, how any disorder can ever arise in society, and what principle there is in human nature so powerful as to overcome so strong a passion, or so violent as to obscure so clear a knowledge? | Nada es tan cierto como que los hombres se guían en gran medida por el interés y que aun cuando se preocupan por algo que trasciende de ellos mismos no llegan muy lejos; no es usual para ellos en la vida corriente interesarse más que por sus amigos más cercanos y próximos. No es menos cierto que es imposible para los hombres asegurar su interés de una manera más efectiva que mediante la observancia universal e inflexible de las reglas de la justicia, por las cuales pueden mantener firme la sociedad y evitar la recaída en la condición miserable y salvaje que corrientemente se nos presenta como el estado de naturaleza. Siendo grande este interés que todos los hombres tienen en el mantenimiento de la sociedad y la observancia de las reglas de la justicia, es palpable y evidente aun para el más rudo e inculto de los miembros de la raza humana y es casi imposible para cualquiera que tenga experiencia de la sociedad engañarse en este particular. Por consiguiente, ya que los hombres se hallan tan sinceramente ligados a su interés, y su interés se preocupa tanto por la observancia de las reglas de la justicia, y este interés es tan cierto y declarado, puede preguntarse cómo puede surgir el desorden en la sociedad y qué principio tan poderoso existe en la naturaleza humana que venza a una pasión tan fuerte o que sea tan violento que obscurezca un conocimiento tan claro. |
It has been observed, in treating of the passions, that men are mightily governed by the imagination, and proportion their affections more to the light, under which any object appears to them, than to its real and intrinsic value. What strikes upon them with a strong and lively idea commonly prevails above what lies in a more obscure light; and it must be a great superiority of value, that is able to compensate this advantage. Now as every thing, that is contiguous to us, either in space or time, strikes upon us with such an idea, it has a proportional effect on the will and passions, and commonly operates with more force than any object, that lies in a more distant and obscure light. Though we may be fully convinced, that the latter object excels the former, we are not able to regulate our actions by this judgment; but yield to the sollicitations of our passions, which always plead in favour of whatever is near and contiguous. | Ya se observó, al tratar de las pasiones, que los hombres se hallan poderosamente guiados por la imaginación y adaptan sus afecciones más a la manera como un objeto se les aparece que a su valor intrínseco y real. Lo que les impresiona median te una idea intensa y vivaz prevalece corrientemente sobre lo que se presenta obscuramente, y debe existir una gran superioridad de valor para compensar esta ventaja. Ahora bien: como todo lo que es contiguo en el espacio o en el tiempo nos impresiona mediante una idea tal, tiene un efecto proporcional sobre la voluntad y las pasiones y actúa comúnmente con más fuerza que un objeto que está en una mayor distancia y más obscurecido. Aunque podamos estar plenamente convencidos de que el último objeto supera al primero, no somos capaces de regular nuestras acciones por este juicio, sino que cedemos a las solicitaciones de nuestras pasiones, que hablan siempre en favor de todo lo que está cerca o contiguo. |
This is the reason why men so often act in contradiction to their known interest; and in particular why they prefer any trivial advantage, that is present, to the maintenance of order in society, which so much depends on the observance of justice. The consequences of every breach of equity seem to lie very remote, and are not able to counter-ballance any immediate advantage, that may be reaped from it. They are, however, never the less real for being remote; and as all men are, in some degree, subject to the same weakness, it necessarily happens, that the violations of equity must become very frequent in society, and the commerce of men, by that means, be rendered very dangerous and uncertain. You have the same propension, that I have, in favour of what is contiguous above what is remote. You are, therefore, naturally carried to commit acts of injustice as well as me. Your example both pushes me forward in this way by imitation, and also affords me a new reason for any breach of equity, by shewing me, that I should be the cully of my integrity, if I alone should impose on myself a severe restraint amidst the licentiousness of others. | Esta es la razón de por qué los hombres obran tan frecuentemente en contradicción con su interés conocido, y en particular de por qué prefieren una pequeña ventaja presente al mantenimiento del orden en la sociedad, que depende tanto de la observancia de la justicia. La consecuencia de cada violación de la equidad parece hallarse muy remota y no se inclina a oponerse a las ventajas inmediatas que pueden ser obtenidas por ella. Sin embargo, no son menos reales por ser remotas, y como los hombres se hallan en algún grado sometidos a las mismas debilidades, sucede necesariamente que las violaciones de la equidad deben llegar a ser muy frecuentes en la sociedad y el comercio de los hombres; de este modo debe hacerse muy peligroso e incierto. Vosotros tenéis la misma propensión que yo tengo hacia lo que es contiguo frente a lo que es remoto. Por consiguiente, sois llevados a cometer como yo actos de injusticia. Vuestro ejemplo me empuja en esta vía por imitación y también me proporciona una nueva razón para la violación de la equidad mostrándome que seré la víctima de mi integridad si me impongo solo yo el deber de dominarme en medio de la licencia de los otros. |
This quality, therefore, of human nature, not only is very dangerous to society, but also seems, on a cursory view, to be incapable of any remedy. The remedy can only come from the consent of men; and if men be incapable of themselves to prefer remote to contiguous, they will never consent to any thing, which would oblige them to such a choice, and contradict, in so sensible a manner, their natural principles and propensities. Whoever chuses the means, chuses also the end; and if it be impossible for us to prefer what is remote, it is equally impossible for us to submit to any necessity, which would oblige us to such a method of acting. | Por consiguiente, esta cualidad de la naturaleza humana no sólo es muy peligrosa para la sociedad, sino que parece, en una ojeada rápida, ser incapaz de remedio. El remedio puede venir con sólo el consentimiento de los hombres, y si los hombres son incapaces de preferir lo remoto a lo contiguo no consentirán jamás en algo que los obligue a esta elección y contradiga de una manera tan sensible sus principios e inclinaciones naturales. Siempre que se escogen los medios se escoge el fin, y si nos es imposible preferir lo que es remoto nos es igualmente imposible someternos a una necesidad que nos obligue a un método tal de acción. |
But here it is observable, that this infirmity of human nature becomes a remedy to itself, and that we provide against our negligence about remote objects, merely because we are naturally inclined to that negligence. When we consider any objects at a distance, all their minute distinctions vanish, and we always give the preference to whatever is in itself preferable, without considering its situation and circumstances. This gives rise to what in an improper sense we call reason, which is a principle, that is often contradictory to those propensities that display themselves upon the approach of the object. In reflecting on any action, which I am to perform a twelve-month hence, I always resolve to prefer the greater good, whether at that time it will be more contiguous or remote; nor does any difference in that particular make a difference in my present intentions and resolutions. My distance from the final determination makes all those minute differences vanish, nor am I affected by any thing, but the general and more discernible qualities of good and evil. But on my nearer approach, those circumstances, which I at first over-looked, begin to appear, and have an influence on my conduct and affections. A new inclination to the present good springs up, and makes it difficult for me to adhere inflexibly to my first purpose and resolution. This natural infirmity I may very much regret, and I may endeavour, by all possible means, to free my self from it. I may have recourse to study and reflection within myself; to the advice of friends; to frequent meditation, and repeated resolution: And having experienced how ineffectual all these are, I may embrace with pleasure any other expedient, by which I may impose a restraint upon myself, and guard against this weakness. | Sin embargo, aquí puede observarse que esta debilidad de la naturaleza humana llega a ser el remedio de sí misma y que nos precavemos contra nuestra negligencia de los objetos remotos solamente porque somos inclinados a esta negligencia. Cuando consideramos los objetos a distancia, todas sus pequeñas particularidades se desvanecen y damos siempre preferencia a lo que es preferible en sí mismo, sin considerar su situación y circunstancias. Esto da lugar a lo que en un sentido impropio llamamos razón, que es un principio que es frecuentemente contrario a las inclinaciones que se presentan ante la proximidad de un objeto. Al reflexionar sobre una acción que realizaré de aquí a doce meses me determino a preferir el bien más grande, ya se halle más contiguo o más remoto en este tiempo, y una diferencia en este particular no trae consigo una diferencia en mis intenciones y resoluciones presentes. Mi alejamiento de la determinación final hace que estas pequeñas diferencias se desvanezcan, y no estoy afectado por nada más que por las cualidades generales y más discernibles del bien y el mal; pero cuando me aproximo más cerca, estas circunstancias que en un principio eché de ver comienzan a aparecer y tienen una influencia en mi conducta y mis afecciones. Una nueva inclinación hacia el bien presente surge y me hace difícil el adherirme a mi primer propósito y resolución. Esta debilidad natural puedo lamentarla mucho y puedo intentar por todos los medios posibles el librarme de ella. Puedo recurrir al estudio y a la reflexión sobre mí mismo, al consejo de los amigos, a la meditación frecuente y la resolución repetida, y habiendo experimentado qué poco eficaces son todos estos medios, puedo abrazar gustoso otro expediente por el que me imponga el dominio sobre mi mismo y que me defienda contra esta debilidad. |
The only difficulty, therefore, is to find out this expedient, by which men cure their natural weakness, and lay themselves under the necessity of observing the laws of justice and equity, notwithstanding their violent propension to prefer contiguous to remote. It is evident such a remedy can never be effectual without correcting this propensity; and as it is impossible to change or correct any thing material in our nature, the utmost we can do is to change our circumstances and situation, and render the observance of the laws of justice our nearest interest, and their violation our most remote. But this being impracticable with respect to all mankind, it can only take place with respect to a few, whom we thus immediately interest in the execution of justice. There are the persons, whom we call civil magistrates, kings and their ministers, our governors and rulers, who being indifferent persons to the greatest part of the state, have no interest, or but a remote one, in any act of injustice; and being satisfied with their present condition, and with their part in society, have an immediate interest in every execution of justice, which is so necessary to the upholding of society. Here then is the origin of civil government and society. Men are not able radically to cure, either in themselves or others, that narrowness of soul, which makes them prefer the present to the remote. They cannot change their natures. All they can do is to change their situation, and render the observance of justice the immediate interest of some particular persons, and its violation their more remote. These persons, then, are not only induced to observe those rules in their own conduct, but also to constrain others to a like regularity, and inforce the dictates of equity through the whole society. And if it be necessary, they may also interest others more immediately in the execution of justice, and create a number of officers, civil and military, to assist them in their government. | La única dificultad, por consiguiente, es hallar este expediente por el que el hombre se libra de su debilidad natural y se ponga bajo la necesidad de observar las leyes de la justicia y equidad, a pesar de su violenta inclinación a preferir lo contiguo a lo remoto. Es evidente que un remedio tal jamás podrá tener efecto sin corregir esta propensión, y como es imposible cambiar o corregir algo material en nuestra naturaleza, lo más que podemos hacer es cambiar las circunstancias de la situación y hacer de la observancia de las leyes de la justicia nuestro interés más inmediato y de su violación nuestro interés más remoto. Sin embargo, siendo esto impracticable con respecto a todo el género humano, puede tener tan sólo lugar con respecto a pocas personas, que nosotros inmediatamente interesamos en la ejecución de la justicia. Estas son aquellas que llamamos magistrados civiles, reyes y ministros de éstos o gobernantes y legisladores, que siendo personas indiferentes a la mayor parte del Estado no tienen interés o tienen un interés muy remoto en algún acto de injusticia, y hallándose satisfechos con su condición presente y con su parte en la sociedad tienen un interés inmediato en toda ejecución de la justicia, ya que es tan necesaria para el mantenimiento de la sociedad. Aquí, pues, radica el origen del Gobierno y sociedad civil. Los hombres no son capaces de desarraigar en ellos o en los otros la estrechez de horizonte que les hace preferir lo presente a lo remoto. Estas personas, pues, no son solamente inducidas a observar estas reglas en su propia conducta, sino también a obligar a los otros a una igual regularidad y a inculcar los dictados de la equidad a través de la sociedad entera. Y si ello es necesario deben interesar a otros más inmediatamente en la ejecución de la justicia y crear un número determinado de funcionarios civiles y militares para asistirlos en su gobierno. |
But this execution of justice, though the principal, is not the only advantage of government. As violent passion hinder men from seeing distinctly the interest they have in an equitable behaviour towards others; so it hinders them from seeing that equity itself, and gives them a remarkable partiality in their own favours. This inconvenience is corrected in the same manner as that above-mentioned. The same persons, who execute the laws of justice, will also decide all controversies concerning them; and being indifferent to the greatest part of the society, will decide them more equitably than every one would in his own case. | Sin embargo, esta realización de la justicia, aunque es la principal, no es la única ventaja del Gobierno. Como las pasiones violentas impiden a los hombres percibir claramente el interés que tienen en una conducta justa con respecto a los otros, les impide también ver esta equidad misma y los hace de un modo notable parciales en sus propios favores. Dicho inconveniente se corrige del mismo modo que el antes mencionado. Las mismas personas que ejecutan las leyes de la justicia decidirán de las controversias referentes a ellos, y siendo indiferentes a la mayor parte de la sociedad, decidirán de un modo más equitativo que cada uno lo haría en su propio caso. |
By means of these two advantages, in the execution and decision of justice, men acquire a security against each others weakness and passion, as well as against their own, and under the shelter of their governors, begin to taste at ease the sweets of society and mutual assistance. But government extends farther its beneficial influence; and not contented to protect men in those conventions they make for their mutual interest, it often obliges them to make such conventions, and forces them to seek their own advantage, by a concurrence in some common end or purpose. There is no quality in human nature, which causes more fatal errors in our conduct, than that which leads us to prefer whatever is present to the distant and remote, and makes us desire objects more according to their situation than their intrinsic value. Two neighbours may agree to drain a meadow, which they possess in common; because it is easy for them to know each others mind; and each must perceive, that the immediate consequence of his failing in his part, is, the abandoning the whole project. But it is very difficult, and indeed impossible, that a thousand persons should agree in any such action; it being difficult for them to concert so complicated a design, and still more difficult for them to execute it; while each seeks a pretext to free himself of the trouble and expence, and would lay the whole burden on others. Political society easily remedies both these inconveniences. Magistrates find an immediate interest in the interest of any considerable part of their subjects. They need consult no body but themselves to form any scheme for the promoting of that interest. And as the failure of any one piece in the execution is connected, though not immediately, with the failure of the whole, they prevent that failure, because they find no interest in it, either immediate or remote. Thus bridges are built; harbours opened; ramparts raised; canals formed; fleets equiped; and armies disciplined every where, by the care of government, which, though composed of men subject to all human infirmities, becomes, by one of the finest and most subtle inventions imaginable, a composition, which is, in some measure, exempted from all these infirmities. | Mediante estas dos ventajas de la ejecución y de la decisión de la justicia los hombres adquieren una garantía contra la pasión y debilidad de los otros, así como contra las suyas propias, y bajo el amparo de sus gobernantes comienzan a probar a gusto las dulzuras de la sociedad y de la mutua asistencia. El Gobierno extiende aún más allá su influencia beneficiosa, y no contento con proteger a los hombres en estas convenciones que realizan para sus mutuos intereses, los obliga frecuentemente a hacer tales convenciones y los fuerza a buscar su propia ventaja mediante el acuerdo acerca de cualquier fin o propósito común. No existe cualidad de la naturaleza humana que cause errores más fatales en nuestra conducta que la que nos lleva a preferir lo que es presente a lo distante y lo remoto y nos hace desear los objetos más por su situación que por su valor intrínseco. Dos vecinos pueden ponerse de acuerdo para desecar un campo que poseen en común, porque es fácil para ellos conocer recíprocamente sus espíritus y cada uno de ellos puede ver que la consecuencia inmediata de no llevar a cabo su parte es el abandono del proyecto total. Sin embargo, es verdaderamente difícil, y de hecho imposible, que mil personas se pongan de acuerdo para una labor tal, siendo imposible para ellos concertar un designio tan complicado, y aun más difícil para ellos realizarlo, ya que cada uno trata de buscar un pretexto para librarse de la perturbación y gasto y quiere dejar todo el peso del asunto a los otros. La sociedad política remedia fácilmente estos inconvenientes. Los magistrados hallan un interés inmediato en el interés de una parte considerable de sus súbditos. No necesitan consultar a nadie más que a sí mismos para el fomento de este interés, y cuando el fracaso de un elemento en la ejecución va unido, aunque no inmediatamente, con el fracaso del todo, evitan este fracaso porque no tienen un interés ni inmediato ni remoto en él. Así, se construyen puentes, se abren puertos, se levantan fortificaciones, se hacen canales, se equipan flotas y se instruyen ejércitos en todas partes por el cuidado del Gobierno, que, aunque compuesto de hombres sometidos a todas las debilidades humanas, llega a ser, por una de las invenciones más finas y sutiles imaginables, una composición que se halla en cierta medida libre de estas debilidades.
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SECT. VIII OF THE SOURCE OF ALLEGIANCE | Sección VIII La fuente de la obediencia. |
Though government be an invention very advantageous, and even in some circumstances absolutely necessary to mankind; it is not necessary in all circumstances, nor is it impossible for men to preserve society for some time, without having recourse to such an invention. Men, it is true, are always much inclined to prefer present interest to distant and remote; nor is it easy for them to resist the temptation of any advantage, that they may immediately enjoy, in apprehension of an evil that lies at a distance from them: But still this weakness is less conspicuous where the possessions, and the pleasures of life are few, and of little value, as they always are in the infancy of society. An Indian is but little tempted to dispossess another of his hut, or to steal his bow, as being already provided of the same advantages; and as to any superior fortune, which may attend one above another in hunting and fishing, it is only casual and temporary, and will have but small tendency to disturb society. And so far am I from thinking with some philosophers, that men are utterly incapable of society without government, that I assert the first rudiments of government to arise from quarrels, not among men of the same society, but among those of different societies. A less degree of riches will suffice to this latter effect, than is requisite for the former. Men fear nothing from public war and violence but the resistance they meet with, which, because they share it in common, seems less terrible; and because it comes from strangers, seems less pernicious in its consequences, than when they are exposed singly against one whose commerce is advantageous to them, and without whose society it is impossible they can subsist. Now foreign war to a society without government necessarily produces civil war. Throw any considerable goods among men, they instantly fall a quarrelling, while each strives to get possession of what pleases him, without regard to the consequences. In a foreign war the most considerable of all goods, life and limbs, are at stake; and as every one shuns dangerous ports, seizes the best arms, seeks excuse for the slightest wounds, the laws, which may be well enough observed while men were calm, can now no longer take place, when they are in such commotion. | Aunque el Gobierno sea una invención muy ventajosa y aun en algunas circunstancias absolutamente necesaria para el género humano, no es necesaria en todas las circunstancias y no es imposible para los hombres mantener la sociedad por algún tiempo sin recurrir a una invención tal. Es cierto que los hombres se hallan muy inclinados a preferir el interés presente al distante y remoto y no les es fácil resistir a la tentación de alguna ventaja que puedan gozar inmediatamente, basándose en la estimación de un mal que está a distancia de ellos; pero aun esta debilidad es menos notable cuando las posesiones y placeres de la vida tienen escaso o pequeño valor, como acontece siempre en la infancia de la sociedad. Un indio experimenta una tentación muy pequeña a desposeer a otro de su choza o a robarle su arco hallándose ya dotado de estas ventajas, y con respecto a toda su fortuna superior a la de los otros, que puede alcanzar cazando o pescando, por ser tan sólo casual y temporal, poseerá sólo una pequeña tendencia a perturbar la sociedad. Tan lejos estoy de pensar con algunos filósofos que los hombres son totalmente incapaces de sociedad sin Gobierno, que afirmo que los rudimentos del Gobierno surgen de las querellas, no entre los hombres de la misma sociedad, sino los pertenecientes a diferentes sociedades. Un menor grado de riqueza puede ser suficiente para este último efecto que el que es requerido para el primero. Los hombres no temen más de la lucha pública y violencia que la resistencia que encuentran, la que cuando la comparten en común parece menos terrible, y cuando proviene de extranjeros parece menos perniciosa en sus consecuencias que cuando se hallan expuestos a luchar individuo contra individuo, siendo su comercio entre ellos ventajoso y sin cuya sociedad es imposible que puedan subsistir. Ahora bien: la guerra contra los extraños en una sociedad sin Gobierno produce necesariamente la guerra civil. Si se lanzan algunos bienes considerables entre los hombres, inmediatamente comenzarán a luchar entre sí, ya que cada uno se esforzará en apoderarse de lo que le agrada, sin consideración de las consecuencias. En una guerra contra extraños los más considerables de todos los bienes, la vida y los miembros, están en peligro, y como cada uno evita toda actitud peligrosa, elige las mejores armas y busca excusa para las más pequeñas heridas; las leyes, que pueden ser bastante bien observadas mientras que los hombres están tranquilos, no pueden ya mantenerse cuando se hallan en una agitación tal. |
This we find verified in the American tribes, where men live in concord and amity among themselves without any established government and never pay submission to any of their fellows, except in time of war, when their captain enjoys a shadow of authority, which he loses after their return from the field, and the establishment of peace with the neighbouring tribes. This authority, however, instructs them in the advantages of government, and teaches them to have recourse to it, when either by the pillage of war, by commerce, or by any fortuitous inventions, their riches and possessions have become so considerable as to make them forget, on every emergence, the interest they have in the preservation of peace and justice. Hence we may give a plausible reason, among others, why all governments are at first monarchical, without any mixture and variety; and why republics arise only from the abuses of monarchy and despotic power. Camps are the true mothers of cities; and as war cannot be administered, by reason of the suddenness of every exigency, without some authority in a single person, the same kind of authority naturally takes place in that civil government, which succeeds the military. And this reason I take to be more natural, than the common one derived from patriarchal government, or the authority of a father, which is said first to take place in one family, and to accustom the members of it to the government of a single person. The state of society without government is one of the most natural states of men, and must submit with the conjunction of many families, and long after the first generation. Nothing but an encrease of riches and possessions coued oblige men to quit it; and so barbarous and uninstructed are all societies on their first formation, that many years must elapse before these can encrease to such a degree, as to disturb men in the enjoyment of peace and concord. But though it be possible for men to maintain a small uncultivated society without government, it is impossible they should maintain a society of any kind without justice, and the observance of those three fundamental laws concerning the stability of possession, its translation by consent, and the performance of promises. These are, therefore, antecedent to government, and are supposed to impose an obligation before the duty of allegiance to civil magistrates has once been thought of. Nay, I shall go farther, and assert, that government, upon its first establishment, would naturally be supposed. to derive its obligation from those laws of nature, and, in particular, from that concerning the performance of promises. When men have once perceived the necessity of government to maintain peace, and execute justice, they would naturally assemble together, would chuse magistrates, determine power, and promise them obedience. As a promise is supposed to be a bond or security already in use, and attended with a moral obligation, it is to be considered as the original sanction of government, and as the source of the first obligation to obedience. This reasoning appears so natural, that it has become the foundation of our fashionable system of politics, and is in a manner the creed of a party amongst us, who pride themselves, with reason, on the soundness of their philosophy, and their liberty of thought. All men, say they, are born free and equal: Government and superiority can only be established by consent: The consent of men, in establishing government, imposes on them a new obligation, unknown to the laws of nature. Men, therefore, are bound to obey their magistrates, only because they promise it; and if they had not given their word, either expressly or tacitly, to preserve allegiance, it would never have become a part of their moral duty. This conclusion, however, when carried so far as to comprehend government in all its ages and situations, is entirely erroneous; and I maintain, that though the duty of allegiance be at first grafted on the obligation of promises, and be for some time supported by that obligation, yet it quickly takes root of itself, and has an original obligation and authority, independent of all contracts. This is a principle of moment, which we must examine with care and attention, before we proceed any farther. | Esto lo hallamos verificado en las tribus americanas, en las que los hombres viven concordes y en amistad entre ellos sin un Gobierno establecido, y no se someten a ninguno de sus compañeros más que en tiempo de guerra, en que su jefe disfru ta de una sombra de autoridad, que pierde después del regreso a su territorio y del establecimiento de la paz con las tribus vecinas. Esta autoridad, sin embargo, los instruye en las ventajas del Gobierno y los enseña a recurrir a él cuando, o por el pillaje de la guerra, o por el comercio, o por hallazgos fortuitos, sus riquezas y posesiones han llegado a ser tan considerables que les hacen olvidar en cada aparición el interés que tienen en la conservación de la paz y la justicia. Por esto podemos dar, entre otras cosas, una razón plausible de por qué el Gobierno fue primero monárquico sin ninguna mezcla y variedad alguna, y por qué las repúblicas sólo surgen de los abusos de la monarquía y del poder despótico. Los campamentos son los padres de las ciudades, y como la guerra no puede ser dirigida, por la rapidez de sus exigencias, sin la autoridad de una sola persona, el mismo género de autoridad tiene lugar naturalmente en el Gobierno civil que sucede al militar. Me parece que esta razón es más natural que la corriente, derivada del gobierno patriarcal o de la autoridad de los padres que se dice tuvo lugar primeramente en la familia y acostumbró a los miembros de ella al gobierno de una sola persona. El estado de la sociedad sin Gobierno es uno de los estados más naturales del hombre y debe subsistir con la unión de varias familias largo tiempo después de la primera generación. Estas leyes son anteriores al Gobierno y se supone que imponen una obligación antes de que se haya pensado en el deber de obediencia a los magistrados civiles; puedo ir más lejos aún y afirmar que el Gobierno, después de su primer establecimiento, naturalmente supondría que derivaba su obligación de estas leyes de la naturaleza y en particular de la concerniente a realización de las promesas. Una vez que los hombres han percibido la necesidad del Gobierno para mantener la paz y ejecutar la justicia, se reunirán naturalmente, elegirán los magistrados y determinarán su poder y les prometerán obediencia. Como una promesa se supone ser un vínculo o garantía ya en uso y acompañada de una obligación moral, debe ser considerada como la sanción original del Gobierno y como la fuente de la primera obligación de obediencia. Este razonamiento parece tan natural que ha llegado a ser la fundamentación de nuestro elegante sistema de política, y es en cierto modo el credo de un partido entre nosotros que se vanagloria con razón de la profundidad de su filosofia y de la libertad de su pensamiento. «Todos los hombres -dicen ellos- han nacido libres e iguales; Gobierno y superioridad han podido ser establecidos tan sólo por el consentimiento; el consentimiento de los hombres al establecer el Gobierno les impone una nueva obligación, desconocida para las leyes de la naturaleza. Los hombres, por consiguiente, se hallan obligados a obedecer a sus magistrados tan sólo porque lo han prometido, y si no hubieran dado su palabra, ya expresa o tácitamente, de mantener su obediencia jamás hubiera sido ésta un elemento de su deber moral.» Esta conclusión, sin embargo, cuando se lleva tan lejos que comprende el Gobierno en todas sus edades y situaciones, es completamente errónea, y mantengo que aunque el deber de obediencia en un principio se derivase de la obligación de las promesas y por algún tiempo se mantuviese por esta obligación, pronto se arraigó por sí mismo, y posee una obligación y autoridad original independiente de todos los contratos. Sólo un aumento de la riqueza de posesiones puede obligar a los hombres a abandonarlo, y tan bárbaras e incultas son las sociedades en su primera formación, que deben pasar muchos años antes de que puedan llegar éstas a un grado tal que perturben al hombre en el goce de la paz y concordia. Aunque es posible para los hombres mantener una sociedad pequeña e inculta sin Gobierno, es imposible que puedan mantener una sociedad, de cualquier género, sin justicia y sin la observancia de las tres leyes fundamentales concernientes a la estabilidad de la posesión, su transmisión por desconocimiento y la realización de las promesas. Este es un principio de actualidad que debemos examinar con cuidado y atención antes de ir más lejos. |
It is reasonable for those philosophers, who assert justice to be a natural virtue, and antecedent to human conventions, to resolve all civil allegiance into the obligation of a promise, and assert that it is our own consent alone, which binds us to any submission to magistracy. For as all government is plainly an invention of men, and the origin of most governments is known in history, it is necessary to mount higher, in order to find the source of our political duties, if we would assert them to have any natural obligation of morality. These philosophers, therefore, quickly observe, that society is as antient as the human species, and those three fundamental laws of nature as antient as society: So that taking advantage of the antiquity, and obscure origin of these laws, they first deny them to be artificial and voluntary inventions of men, and then seek to ingraft on them those other duties, which are more plainly artificial. But being once undeceived in this particular, and having found that natural, as well as civil justice, derives its origin from human conventions, we shall quickly perceive, how fruitless it is to resolve the one into the other, and seek, in the laws of nature, a stronger foundation for our political duties than interest, and human conventions; while these laws themselves are built on the very same foundation. On which ever side we turn this subject, we shall find, that these two kinds of duty are exactly on the same footing, and have the same source both of their first invention and moral obligation. They are contrived to remedy like inconveniences, and acquire their moral sanction in the same manner, from their remedying those inconveniences. These are two points, which we shall endeavour to prove as distinctly as possible. | Es razonable para los filósofos que afirman que la justicia es una virtud natural y anterior a las convenciones humanas el resolver toda obediencia civil en la obligación de una promesa y afirmar que sólo por nuestro consentimiento nos hallamos obligados a una sumisión a los magistrados, pues como todo Gobierno es por completo una invención de los hombres y el origen de los más de los Gobiernos se conoce en la historia, es necesario remontar más arriba para hallar la fuente de nuestros deberes políticos si queremos afirmar que poseen una obligación moral natural. Estos filósofos, por consecuencia, observan en seguida que la sociedades tan antigua como el género humano y que las tres leyes fundamentales de la naturaleza son tan antiguas como la sociedad; así que, valiéndose de la antigÜedad del origen obscuro de estas leyes, niegan primeramente que sean invenciones artificiales y voluntarias de los hombres y después tratan de derivar de ellas otros deberes que son más claramente artificiales. Pero habiendo ya sido desengañados en este particular y habiendo hallado que tanto la justicia natural como la civil traen su origen de las convenciones humanas, debemos ver en seguida cuán inútil es reducir la una a las otras y buscar en las leyes de la naturaleza un fundamento más sólido para nuestros deberes políticos que el interés y las convenciones humanas, ya que estas leyes se hallan construidas sobre el mismo fundamento. De cualquier lado que nos dirijamos en este asunto hallaremos que estos dos géneros de deberes son de igual categoría y tienen el mismo origen, radicando en la primera invención y obligación moral. Se han imaginado para remediar análogos inconvenientes, y adquieren su sanción moral, del mismo modo, por el remedio de estos inconvenientes. Son éstos los dos puntos que trataré de probar todo lo claro que sea posible. |
We have already shewn, that men invented the three fundamental laws of nature, when they observed the necessity of society to their mutual subsistance, and found, that it was impossible to maintain any correspondence together, without some restraint on their natural appetites. The same self-love, therefore, which renders men so incommodious to each other, taking a new and more convenient direction, produces the rules of justice, and is the first motive of their observance. But when men have observed, that though the rules of justice be sufficient to maintain any society, yet it is impossible for them, of themselves, to observe those rules, in large and polished societies; they establish government, as a new invention to attain their ends, and preserve the old, or procure new advantages, by a more strict execution of justice. So far, therefore, our civil duties are connected with our natural, that the former are invented chiefly for the sake of the latter; and that the principal object of government is to constrain men to observe the laws of nature. In this respect, however, that law of nature, concerning the performance of promises, is only comprized along with the rest; and its exact observance is to be considered as an effect of the institution of government, and not the obedience to government as an effect of the obligation of a promise. Though the object of our civil duties be the enforcing of our natural, yet the first [First in time, not in dignity or force.] motive of the invention, as well as performance of both, is nothing but self-interest: and since there is a separate interest in the obedience to government, from that in the performance of promises, we must also allow of a separate obligation. To obey the civil magistrate is requisite to preserve order and concord in society. To perform promises is requisite to beget mutual trust and confidence in the common offices of life. The ends, as well as the means, are perfectly distinct; nor is the one subordinate to the other. | Hemos mostrado ya que los hombres inventaron las tres leyes fundamentales de la naturaleza cuando se dieron cuenta de la necesidad de la sociedad para su subsistencia mutua y hallaron que era imposible mantener relaciones entre ellos sin domi nar de algún modo sus apetitos naturales. Por consiguiente, el mismo amor de sí mismos, que hace a los hombres tan molestos los unos para los otros, tomando una dirección nueva y más conveniente, produjo las reglas de la justicia y fue el primer motivo de su observancia. Sin embargo, cuando los hombres observaron que aunque las reglas de la justicia eran suficientes para mantener una sociedad era imposible para ellos observar por su propio impulso en una sociedad amplia y culta estas reglas, establecieron el Gobierno como una nueva invención para lograr su fin y mantener las antiguas ventajas o procurarse otras nuevas mediante una ejecución más estricta de la justicia. Por consiguiente, hasta tal punto se hallan enlazados nuestros deberes civiles con los naturales, que los primeros se inventaron capitalmente para el respeto de los últimos y que el fin principal del Gobierno es obligar a los hombres a observar las leyes de la naturaleza. Sin embargo, en este respecto la ley de la naturaleza concerniente a la realización de las promesas se comprende solamente con las restantes, y su exacta observancia debe ser considerada como un efecto de la institución del Gobierno y no la obediencia al Gobierno como un efecto de la obligación de las promesas. Aunque el objeto de nuestros deberes civiles es el fortalecer nuestros deberes naturales, el primer (68) motivo de la invención, asi como de la realización de ambos, no es más que el interés personal, y puesto que existe un interés distinto en la obediencia al Gobierno del de la realización de las promesas, debemos admitir una obligación diferente. Para obedecer a los magistrados civiles se requiere mantener el orden y la concordia en la sociedad; para realizar las promesas se requiere producir la fe y confianza mutua en las funciones corrientes de la vida. Los fines, como los medios, son totalmente distintos y no se halla el uno subordinado al otro. |
To make this more evident, let us consider, that men will often bind themselves by promises to the performance of what it would have been their interest to perform, independent of these promises; as when they would give others a fuller security, by super-adding a new obligation of interest to that which they formerly lay under. The interest in the performance of promises, besides its moral obligation, is general, avowed, and of the last consequence in life. Other interests may be more particular and doubtful; and we are apt to entertain a greater suspicion, that men may indulge their humour, or passion, in acting contrary to them. Here, therefore, promises come naturally in play, and are often required for fuller satisfaction and security. But supposing those other interests to be as general and avowed as the interest in the performance of a promise, they will be regarded as on the same footing, and men will begin to repose the same confidence in them. Now this is exactly the case with regard to our civil duties, or obedience to the magistrate; without which no government coued subsist, nor any peace or order be maintained in large societies, where there are so many possessions on the one hand, and so many wants, real or imaginary, on the other. Our civil duties, therefore, must soon detach themselves from our promises, and acquire a separate force and influence. The interest in both is of the very same kind: It is general, avowed, and prevails in all times and places. There is, then, no pretext of reason for founding the one upon the other; while each of them has a foundation peculiar to itself. We might as well resolve the obligation to abstain from the possessions of others, into the obligation of a promise, as that of allegiance. The interests are not more distinct in the one case than the other. A regard to property is not more necessary to natural society, than obedience is to civil society or government; nor is the former society more necessary to the being of mankind, than the latter to their well-being and happiness. In short, if the performance of promises be advantageous, so is obedience to government: If the former interest be general, so is the latter: If the one interest be obvious and avowed, so is the other. And as these two rules are founded on like obligations of interest, each of them must have a peculiar authority, independent of the other. | Para hacer esto más evidente consideremos que los hombres se obligarán frecuentemente por promesas para la realización de lo que estaba en su interés realizar independientemente de estas promesas, como, por ejemplo, cuando quieran dar a los otros una seguridad más grande, añadiendo una nueva obligación de interés a la que ya habían establecido primeramente. El interés en la realización de las promesas, aparte de su obligación moral, es en general manifiesto y de extrema importancia en la vida. Otros intereses pueden ser más particulares y dudosos, y nos inclinamos a abrigar una más grande sospecha de que los hombres pueden satisfacer su humor o pasión obrando en contra de ellos. Por consiguiente, aquí las promesas se presentan naturalmente y con frecuencia son requeridas para una más plena seguridad y satisfacción. Suponiendo que otros intereses son tan generales y manifiestos como el interés de la realización de las promesas, éstos serán considerados sobre el mismo pie y los hombres comenzarán a tener la misma confianza en ellos. Ahora bien: esto es lo que sucede con respecto a nuestros deberes civiles u obediencia a los magistrados, sin la cual el Gobierno no podría subsistir ni podría ser mantenida la paz y el orden en las sociedades amplias, cuando existen tantas posesiones por una parte y tantas necesidades, reales o imaginarias, por otra. Nuestros deberes civiles, por consiguiente, deben separarse pronto de nuestras promesas y adquirir una influencia y fuerza separadas. El interés en ambos es del mismo género, es general, manifiesto y vale en todo lugar y tiempo. No existe, pues, razón ninguna para fundar el uno sobre el otro, ya que cada uno de ellos posee un fundamento propio. Podemos reducir la obligación de abstenernos de las posesiones de los otros a una obligación de una promesa, del mismo modo que lo hacemos con la obediencia. Los intereses no son menos claros en un caso que en otro. La consideración de la propiedad no es más necesaria para la sociedad natural que la obediencia lo es a la sociedad civil o Gobierno, y no es la primera sociedad más necesaria para la existencia del hombre que la última para su bienestar y felicidad. En breve, si la realización de las promesas es ventajosa, lo es también la obediencia para el Gobierno; si en el primer caso el interés es general, también lo es en el último; si un interés es claro y general, también lo es el otro. |
But it is not only the natural obligations of interest, which are distinct in promises and allegiance; but also the moral obligations of honour and conscience: Nor does the merit or demerit of the one depend in the least upon that of the other. And indeed, if we consider the close connexion there is betwixt the natural and moral obligations, we shall find this conclusion to be entirely unavoidable. Our interest is always engaged on the side of obedience to magistracy; and there is nothing but a great present advantage, that can lead us to rebellion, by making us over-look the remote interest, which we have in the preserving of peace and order in society. But though a present interest may thus blind us with regard to our own actions, it takes not place with regard to those of others; nor hinders them from appearing in their true colours, as highly prejudicial to public interest, and to our own in particular. This naturally gives us an uneasiness, in considering such seditious and disloyal actions, and makes us attach to them the idea of vice and moral deformity. It is the same principle, which causes us to disapprove of all kinds of private injustice, and in particular of the breach of promises. We blame all treachery and breach of faith; because we consider, that the freedom and extent of human commerce depend entirely on a fidelity with regard to promises. We blame all disloyalty to magistrates; because we perceive, that the execution of justice, in the stability of possession, its translation by consent, and the performance of promises, is impossible, without submission to government. As there are here two interests entirely distinct from each other, they must give rise to two moral obligations, equally separate and independent. Though there was no such thing as a promise in the world, government would still be necessary in all large and civilized societies; and if promises had only their own proper obligation, without the separate sanction of government, they would have but little efficacy in such societies. This separates the boundaries of our public and private duties, and shews that the latter are more dependant on the former, than the former on the latter. Education, and the artifice of politicians, concur to bestow a farther morality on loyalty, and to brand all rebellion with a greater degree of guilt and infamy. Nor is it a wonder, that politicians should be very industrious in inculcating such notions, where their interest is so particularly concerned. | Como estas dos reglas se hallan fundadas sobre iguales obligaciones de interés, cada una de ellas debe tener una autoridad peculiar independiente de la de la otra. Sin embargo, no sólo las obligaciones naturales de interés son distintas en las promesas y la obediencia, sino también las obligaciones morales de honor y conciencia, y no puede el mérito y demérito de las unas depender en lo más mínimo del de las otras. De hecho, si consideramos la estrecha conexión que existe entre las obligaciones naturales y morales hallaremos que esta conclusión es enteramente inevitable. Nuestro interés se encuentra siempre del lado de la obediencia a los magistrados, y tan sólo una gran ventaja presente puede llevarnos a la rebelión, haciéndonos no considerar el interés remoto que tenemos en mantener la paz y el orden en la sociedad. Aunque un interés presente pueda cegarnos así con respecto a nuestras acciones, no tiene esto lugar con respecto a las acciones de los otros y no impide que éstas aparezcan en su aspecto real como altamente perjudiciales al interés público y al nuestro propio en particular. Esto, naturalmente, nos produce dolor al considerar tales acciones sediciosas y desleales y nos hace unir a ellas la idea de vicio o fealdad moral. Es éste el mismo principio que nos lleva a desaprobar todo género de injusticia privada, y en particular la violación de las promesas. Censuramos toda traición y violación de la fe porque consideramos que la libertad y la extensión del comercio humano dependen enteramente de la fidelidad con respecto a las promesas. Censuramos toda deslealtad a los magistrados porque percibimos que la ejecución de la justicia, en la estabilidad de la posesión, su traslación por consentimiento y el cumplimiento de las promesas es imposible sin la sumisión al Gobierno. Como allí, existen aquí dos intereses enteramente distintos el uno del otro, que deben dar lugar a dos obligaciones morales igualmente separadas e independientes. Aunque no existiese algo semejante a la promesa en el mundo, los Gobiernos serían todavía necesarios en las sociedades amplias y civilizadas, y si las promesas poseyesen sólo su propia obligación sin la sanción separada del Gobierno tendrían muy poca eficacia en estas sociedades. Esto separa los límites de nuestros deberes públicos y privados y muestra que los últimos dependen más de los primeros que los primeros de los últimos. La educación y el artificio de los políticos concurren para conceder una moralidad ulterior basada en la lealtad y para marcar toda rebelión con un mayor grado de delito e infamia. No es de maravillar que los políticos hayan sido muy hábiles para inculcar dichas nociones, cuando su interés se halla tan particularmente interesado. |
Lest those arguments should not appear entirely conclusive (as I think they are) I shall have recourse to authority, and shall prove, from the universal consent of mankind, that the obligation of submission to government is not derived from any promise of the subjects. Nor need any one wonder, that though I have all along endeavoured to establish my system on pure reason, and have scarce ever cited the judgment even of philosophers or historians on any article, I should now appeal to popular authority, and oppose the sentiments of the rabble to any philosophical reasoning. For it must be observed, that the opinions of men, in this case, carry with them a peculiar authority, and are, in a great measure, infallible. The distinction of moral good and evil is founded on the pleasure or pain, which results from the view of any sentiment, or character; and as that pleasure or pain cannot be unknown to the person who feels it, it follows FN 22], that there is just so much vice or virtue in any character, as every one places in it, and that it is impossible in this particular we can ever be mistaken. And though our judgments concerning the origin of any vice or virtue, be not so certain as those concerning their degrees; yet, since the question in this case regards not any philosophical origin of an obligation, but a plain matter of fact, it is not easily conceived how we can fall into an error. A man, who acknowledges himself to be bound to another, for a certain sum, must certainly know whether it be by his own bond, or that of his father; whether it be of his mere good-will, or for money lent him; and under what conditions, and for what purposes he has bound himself. In like manner, it being certain, that there is a moral obligation to submit to government, because every one thinks so; it must be as certain, that this obligation arises not from a promise; since no one, whose judgment has not been led astray by too strict adherence to a system of philosophy, has ever yet dreamt of ascribing it to that origin. Neither magistrates nor subjects have formed this idea of our civil duties. [FN 22 This proposition must hold strictly true, with regard to every quality, that is determin′d merely by sentiment. In what sense we can talk either of a right or a wrong taste in morals, eloquence, or beauty, shall be considerd afterwards. In the mean time, it may be observ′d, that there is such an uniformity in the GENERAL sentiments of mankind, as to render such questions of but small importance.] | Si estos argumentos no aparecen totalmente concluyentes (como pienso que lo son) recurriré a la autoridad y probaré por el consentimiento universal del género humano que la obligación de sumisión al Gobierno no se deriva de una promesa de los súbditos. Nadie debe maravillarse de que aunque yo he intentado siempre establecer mi sistema sobre la pura razón y he citado muy poco siempre el juicio aun de los filósofos o historiadores sobre algún punto, apele a la autoridad popular ahora y oponga los sentimientos de la plebe a los del razonamiento filosófico. Pero debe observarse que las opiniones de los hombres en este caso llevan consigo una autoridad peculiar y son en gran medida infalibles. La distinción de bien y mal moral se funda en el placer o el dolor que resulta de la presencia de un sentimiento o carácter, y como el placer o el dolor no pueden ser desconocidos por la persona que los experimenta, se sigue (69) que existe precisamente tanto vicio y virtud en un carácter como cada uno coloca en él y que es imposible en este particular que podamos equivocarnos nunca. Y aunque nuestros juicios referentes al origen del vicio y la virtud no sean tan ciertos como los concernientes a sus grados, sin embargo, ya que la cuestión no se refiere en este caso a ningún origen filosófico de una obligación, sino a un hecho claro, no es fácil concebir cómo podemos caer en el error. Un hombre que reconoce hallarse ligado a otro por una cierta suma debe ciertamente saber si es por su propia hipoteca o por la de su padre por lo que esto sucede así, o si esto acaece por su buena voluntad o por dinero que ha tomado prestado, y bajo qué condiciones y para qué propósito se ha ligado él mismo. De igual modo, siendo cierto que existe una 3 obligación moral de someterse al Gobierno porque cada individuo lo piense así, debe ser cierto que esta obligación no surge de una promesa, pues nadie, cuando su juicio no esté descarriado por su adhesión demasiado estricta a un sistema de filosofía, ha soñado atribuirle este origen. Ni los magistrados ni los súbditos se han formado esta idea de nuestros deberes civiles. |
We find, that magistrates are so far from deriving their authority, and the obligation to obedience in their subjects, from the foundation of a promise or original contract, that they conceal, as far as possible, from their people, especially from the vulgar, that they have their origin from thence. Were this the sanction of government, our rulers would never receive it tacitly, which is the utmost that can be pretended; since what is given tacitly and insensibly can never have such influence on mankind, as what is performed expressly and openly. A tacit promise is, where the will is signified by other more diffuse signs than those of speech; but a will there must certainly be in the case, and that can never escape the person′s notice, who exerted it, however silent or tacit. But were you to ask the far greatest part of the nation, whether they had ever consented to the authority of their rulers, or promised to obey them, they would be inclined to think very strangely of you; and would certainly reply, that the affair depended not on their consent, but that they were born to such an obedience. In consequence of this opinion, we frequently see them imagine such persons to be their natural rulers, as are at that time deprived of all power and authority, and whom no man, however foolish, would voluntarily chuse; and this merely because they are in that line, which ruled before, and in that degree of it, which used to succeed; though perhaps in so distant a period, that scarce any man alive coued ever have given any promise of obedience. Has a government, then, no authority over such as these, because they never consented to it, and would esteem the very attempt of such a free choice a piece of arrogance and impiety? We find by experience, that it punishes them very freely for what it calls treason and rebellion, which, it seems, according to this system, reduces itself to common injustice. If you say, that by dwelling in its dominions, they in effect consented to the established government; I answer, that this can only be, where they think the affair depends on their choice, which few or none, beside those philosophers, have ever yet imagined. It never was pleaded as an excuse for a rebel, that the first act he perform d, after he came to years of discretion, was to levy war against the sovereign of the state; and that while he was a child he coued not bind himself by his own consent, and having become a man, showed plainly, by the first act he performed, that he had no design to impose on himself any obligation to obedience. We find, on the contrary, that civil laws punish this crime at the same age as any other, which is criminal, of itself, without our consent; that is, when the person is come to the full use of reason: Whereas to this crime they ought in justice to allow some intermediate time, in which a tacit consent at least might be supposed. To which we may add, that a man living under an absolute government, would owe it no allegiance; since, by its very nature, it depends not on consent. But as that is as natural and common a government as any, it must certainly occasion some obligation; and it is plain from experience, that men, who are subjected to it, do always think so. This is a clear proof, that we do not commonly esteem our allegiance to be derived from our consent or promise; and a farther proof is, that when our promise is upon any account expressly engaged, we always distinguish exactly betwixt the two obligations, and believe the one to add more force to the other, than in a repetition of the same promise. Where no promise is given, a man looks not on his faith as broken in private matters, upon account of rebellion; but keeps those two duties of honour and allegiance perfectly distinct and separate. As the uniting of them was thought by these philosophers a very subtile invention, this is a convincing proof, that it is not a true one; since no man can either give a promise, or be restrained by its sanction and obligation unknown to himself. | Hallamos que los magistrados se hallan tan lejos de derivar su autoridad y la obligación de obediencia de sus súbditos del fundamento de una promesa o contrato original, que ocultan tanto como es posible a su pueblo, especialmente al vulgo, que tienen su origen aquí. Si fuese ésta la sanción del Gobierno, nuestros gobernantes jamás la recibirían tácitamente, que es lo más que puede pretenderse, ya que lo que se concede tácita e insensiblemente no puede tener tanta influencia sobre el género humano como lo que es realizado expresa y públicamente. Una promesa tácita existe cuando la voluntad se expresa por otros signos más difusos que los del lenguaje; pero debe hallarse en ella incluida una voluntad, y esto no puede escapar al conocimiento de la persona que la hace, aunque sea no verbal o tácita. Ahora bien: si preguntáis a la mayor parte de la nación si ha consentido en la autoridad de sus gobernantes o prometido obedecerlos, ésta se hallará inclinada a pensar algo extraño de vosotros y replicará ciertamente que el asunto no depende de su consentimiento, sino que ellos han nacido ya en una obediencia semejante. En consecuencia de esta opinión, vemos que imagina frecuentemente que son sus gobernantes naturales personas que en el momento se hallan privadas de todo poder y autoridad y a las que nadie, aunque estuviese tonto, querría escoger voluntariamente, y esto porque se hallan en la línea de los que gobernaron antes y en el grado que acostumbra a sucederles, aunque quizá en un período tan distante que ningún hombre vivo puede haber prometido obediencia. ¿No tiene, pues, un Gobierno autoridad sobre personas como éstas, porque no han consentido en él, y estimará el intento de una elección tal como un caso de arrogancia e impiedad? Hallamos por experiencia que los castiga sin restricción por lo que llama traición y rebelión, que según parece, de acuerdo con este sistema, se reduce a la injusticia común. Si se dice que por vivir en sus dominios consienten, en efecto, para establecer el Gobierno, responderé que esto sólo podría ser si pensasen que el asunto dependía de su elección, lo que pocos o ningunos, aparte de los filósofos a que nos referimos, han imaginado hasta ahora. Jamás se ha usado para la defensa de un rebelde que el primer acto que ha realizado después de llegar a los años de madurez fue el promover una guerra contra los soberanos de un Estado, ya que mientras era niño no se pudo obligar por su propio consentimiento, y habiendo llegado a ser hombre mostró claramente por el primer acto que realizó que no tiene el designio de imponerse la obligación de obediencia. Hallamos, por el contrario, que las leyes civiles castigan este crimen a la misma edad que otro que es criminal por sí mismo sin nuestro consentimiento, esto es, cuando la persona llega al pleno uso de razón, mientras que para este crimen debería en justicia ser concedido algún tiempo intermedio, en el que un consentimiento, tácito al menos, pudiera ser supuesto. A esto puede añadirse que un hombre, viviendo bajo un Gobierno absoluto no le debería obediencia, pues por su propia naturaleza no depende de nuestro consentimiento. Sin embargo, como éste es un Gobierno tan natural y común como otro cualquiera, debe ocasionar alguna obligación, y es claro, por experiencia, que los hombres que están sometidos a él piensan siempre así. Esto es una prueba clara de que no estimamos comúnmente nuestra obediencia derivada de nuestro consentimiento o promesa, y es una prueba además de que cuando nuestra 314 promesa se halla ligada expresamente por alguna razón distinguimos siempre exactamente entro las dos obligaciones y creemos que la una añade más fuerza a la otra que en una repetición de la misma promesa. Cuando ninguna promesa hubiese sido hecha, una persona no considera rota su fe en asuntos privados por motivo de rebelión, sino que considera los dos deberes de honor y obediencia como completamente distintos y separados. El que la unión de ellos fue pensada por estos filósofos, una invención muy sutil, es una prueba convincente de que no es verdadera, pues una persona no puede prestar una promesa o ser dominada por su sanción y obligación quedando éstas desconocidas para ella.
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SECT. IX OF THE MEASURES OF ALLEGIANCE | Sección IX De las medidas de obediencia. |
Those political writers, who have had recourse to a promise, or original contract, as the source of our allegiance to government, intended to establish a principle, which is perfectly just and reasonable; though the reasoning, upon which they endeavoured to establish it, was fallacious and sophistical. They would prove, that our submission to government admits of exceptions, and that an egregious tyranny in the rulers is sufficient to free the subjects from all ties of allegiance. Since men enter into society, say they, and submit themselves to government, by their free and voluntary consent, they must have in view certain advantages, which they propose to reap from it, and for which they are contented to resign their native liberty. There is, therefore, something mutual engaged on the part of the magistrate, viz, protection and security; and it is only by the hopes he affords of these advantages, that he can ever persuade men to submit to him. But when instead of protection and security, they meet with tyranny and oppression, they are freeed from their promises, (as happens in all conditional contracts) and return to that state of liberty, which preceded the institution of government. Men would never be so foolish as to enter into such engagements as should turn entirely to the advantage of others, without any view of bettering their own condition. Whoever proposes to draw any profit from our submission, must engage himself, either expressly or tacitly, to make us reap some advantage from his authority; nor ought he to expect, that without the performance of his part we will ever continue in obedience. | Los escritores políticos que han recurrido a las promesas o contrato originario como fuente de nuestra obediencia para con los Gobiernos pretenden establecer un principio que es perfectamente justo y razonable, aunque el razonamiento sobre el que intenten establecerlo sea erróneo y sofistico. Desean probar que nuestra sumisión al Gobierno admite excepciones y que una extraordinaria tiranía en los gobernantes es suficiente para libertar a los súbditos de todos los lazos de la obediencia. Puesto que los hombres, dicen ellos, entran en sociedad y se someten al Gobierno por su consentimiento libre y voluntario, deben tener presentes ciertas ventajas que se proponen obtener y por las que les agrada abandonar su libertad nativa. Existe, por lo tanto, algo prometido por la parte de los magistrados, a saber: la protección y la seguridad, y es tan sólo por la esperanza de estas ventajas por lo que se puede persuadir al hombre de someterse a ellos. Pero cuando en lugar de la protección y la seguridad encuentran la tiranía y la opresión, se hallan liberados de sus promesas (como sucede en todo contrato condicional) y vuelven al estado de libertad que precede a la institución del Gobierno. Los hombres no serán nunca tan tontos que realicen compromisos que resulten sólo ventajosos para otros sin una esperanza de mejorar su propia condición. Todo el que quiera sacar algún provecho de nuestra sumisión debe comprometerse él mismo, expresa o tácitamente, a hacernos sacar alguna ventaja de su autoridad, y no puede esperar que sin la realización de su parte nosotros continuemos obedeciéndole. |
I repeat it: This conclusion is just, though the principles be erroneous; and I flatter myself, that I can establish the same conclusion on more reasonable principles. I shall not take such a compass, in establishing our political duties, as to assert, that men perceive the advantages of government; that they institute government with a view to those advantages; that this institution requires a promise of obedience; which imposes a moral obligation to a certain degree, but being conditional, ceases to be binding, whenever the other contracting party performs not his part of the engagement. I perceive, that a promise itself arises entirely from human conventions, and is invented with a view to a certain interest. I seek, therefore, some such interest more immediately connected with government, and which may be at once the original motive to its institution, and the source of our obedience to it. This interest I find to consist in the security and protection, which we enjoy in political society, and which we can never attain, when perfectly free and independent. As interest, therefore, is the immediate sanction of government, the one can have no longer being than the other; and whenever the civil magistrate carries his oppression so far as to render his authority perfectly intolerable, we are no longer bound to submit to it. The cause ceases; the effect must cease also. | Repito que esta conclusión es justa, aunque sus principios sean erróneos, y me vanaglorio de poder llegar a la misma conclusión sobre principios más razonables. No intentaré al establecer nuestros deberes políticos afirmar que los hombres se dan cuenta de las ventajas del Gobierno, que instituyen después un Gobierno teniendo en cuenta estas ventajas y que esta institución requiere una promesa que impone una obligación moral en un cierto grado, pero que, siendo condicional, cesa de ser obligatoria cuando la otra parte contratante no realiza su parte en el compromiso. Comprendo que la promesa misma surge totalmente de las convenciones humanas y está inventada con el fin de un cierto interés. Busco, por consiguiente, algún interés semejante, enlazado más inmediatamente con el Gobierno y que pueda ser a la vez el motivo original para su institución y la fuente de la obediencia a él. Este interés hallo que consiste en la seguridad y protección que disfruto en la sociedad política. y que no podemos jamás alcanzar cuando somos absolutamente libres o independientes. Como el interés, por consiguiente, es la sanción inmediata del Gobierno, el uno no puede tener más larga existencia que el otro, y siempre que los magistrados civiles llevan su opresión tan lejos que hacen intolerable totalmente su autoridad no nos hallamos obligados a someternos a ellos. La causa cesa: el efecto debe cesar también. |
So far the conclusion is immediate and direct, concerning the natural obligation which we have to allegiance. As to the moral obligation, we may observe, that the maxim would here be false, that when the cause ceases, the effect must cease also. For there is a principle of human nature, which we have frequently taken notice of, that men are mightily addicted to general rules, and that we often carry our maxims beyond those reasons, which first induced us to establish them. Where cases are similar in many circumstances, we are apt to put them on the same footing, without considering, that they differ in the most material circumstances, and that the resemblance is more apparent than real. It may, therefore, be thought, that in the case of allegiance our moral obligation of duty will not cease, even though the natural obligation of interest, which is its cause, has ceased; and that men may be bound by conscience to submit to a tyrannical government against their own and the public interest. And indeed, to the force of this argument I so far submit, as to acknowledge, that general rules commonly extend beyond the principles, on which they are founded; and that we seldom make any exception to them, unless that exception have the qualities of a general rule, and be founded on very numerous and common instances. Now this I assert to be entirely the present case. When men submit to the authority of others, it is to procure themselves some security against the wickedness and injustice of men, who are perpetually carried, by their unruly passions, and by their present and immediate interest, to the violation of all the laws of society. But as this imperfection is inherent in human nature, we know that it must attend men in all their states and conditions; and that these, whom we chuse for rulers, do not immediately become of a superior nature to the rest of mankind, upon account of their superior power and authority. What we expect from them depends not on a change of their nature but of their situation, when they acquire a more immediate interest in the preservation of order and the execution of justice. But besides that this interest is only more immediate in the execution of justice among their subjects; besides this, I say, we may often expect, from the irregularity of human nature, that they will neglect even this immediate interest, and be transported by their passions into all the excesses of cruelty and ambition.. Our general knowledge of human nature, our observation of the past history of mankind, our experience of present times; all these causes must induce us to open the door to exceptions, and must make us conclude, that we may resist the more violent effects of supreme power, without any crime or injustice. | Hasta aquí es inmediata y directa la conclusión concerniente a la obligación natural que tenemos de obediencia. En cuanto a la obligación moral, podemos observar que sería aquí falsa la máxima de que cuando la causa cesa el efecto debe cesar, pues existe un principio en la naturaleza humana, del que frecuentemente hemos tenido noticia, según el cual los hombres se hallan poderosamente adheridos a las reglas generales y frecuentemente aplican nuestras máximas más allá de las razones que nos indujeron a establecerlas en un comienzo. Cuando los casos son similares en muchas particularidades nos sentimos inclinados a considerarlos del mismo modo, sin ver que difieren en las más de sus circunstancias importantes y que su semejanza es más aparente que real. Debe, por consiguiente, pensarse que en el caso de la obediencia nuestra obligación del deber no cesará aun cuando la obligación natural del interés, que es su causa, haya cesado, y que los hombres pueden hallarse obligados por conciencia a someterse a un Gobierno tiránico contra su propio y público interés. De hecho, sólo admito la fuerza de este razonamiento en cuanto reconozco que las reglas generales se aplican más allá de los principios sobre los que han sido fundadas y que rara vez notamos una excepción de ellas, a menos que esta excepción tenga las cualidades de una regla general y se funde en casos muy numerosos y comunes. Ahora bien: afirmo que esto ocurre en el caso presente. Cuando los hombres se someten a la autoridad de los otros es para procurarse alguna seguridad contra la maldad e injusticia de los hombres, que son llevados continuamente por sus pasiones indóciles y por su interés presente e inmediato a la violación contra las leyes de la sociedad. Pero como esta imperfección es inherente a la naturaleza humana, sabemos que debe alcanzar a los hombres, en todos sus estados y condiciones, y que aquellos que elegimos por gobernantes no deben llegar a ser inmediatamente superiores al resto de la humanidad por razón de su superior poder y autoridad. Lo que esperamos de ellos no depende de un cambio de su naturaleza, sino de su situación, cuando adquieren un interés más inmediato en el mantenimiento del orden y la ejecución de la justicia. Sin embargo, aparte de que este interés es solamente más inmediato en la realización de la justicia entre sus súbditos, digo que debemos esperar frecuentemente de la irregularidad de la naturaleza humana que olviden aquéllos aun su interés inmediato y sean llevados por sus pasiones a todos los excesos de crueldad y ambición. Nuestro conocimiento general de la naturaleza humana, nuestra observación de la historia pasada del género humano, nuestra experiencia de la época presente nos llevan a abrir la puerta a las excepciones y nos hacen concluir que podemos oponernos a los efectos más violentos del poder supremo sin cometer crimen o injusticia. |
Accordingly we may observe, that this is both the general practice and principle of mankind, and that no nation, that coued find any remedy, ever yet suffered the cruel ravages of a tyrant, or were blamed for their resistance. Those who took up arms against Dionysius or Nero, or Philip the second, have the favour of every reader in the perusal of their history: and nothing but the most violent perversion of common sense can ever lead us to condemn them. It is certain, therefore, that in all our notions of morals we never entertain such an absurdity as that of passive obedience, but make allowances for resistance in the more flagrant instances of tyranny and oppression. The general opinion of mankind has some authority in all cases; but in this of morals it is perfectly infallible. Nor is it less infallible, because men cannot distinctly explain the principles, on which it is founded. Few persons can carry on this train of reasoning: | De acuerdo con esto, podemos observar que es la práctica general y el principio de la humanidad lo que acabamos de exponer y que ninguna nación que sepa hallar remedio para ello sufre los estragos de un tirano o es censurada por su resistencia. Los que tomaron armas contra Dionisio, Nerón o Felipe II se atraen la simpatía de todo lector en la lectura de su historia y sólo la perversión del sentido común puede llevarnos a condenarlos. Por consiguiente, es cierto que en todas nuestras nociones de moral jamás mantenemos un absurdo tal como lo es la obediencia pasiva, sino que permitimos la resistencia en los más evidentes casos de tiranía y opresión. La opinión general del género humano tiene alguna autoridad en todos los casos; pero en moral es perfectamente infalible y no es menos infalible porque los hombres no puedan explicar claramente los principios en que se funda. Pocas personas pueden seguir la marcha de este razonamiento: |
Government is a mere human invention for the interest of society. Where the tyranny of the governor removes this interest, it also removes the natural obligation to obedience. The moral obligation is founded on the natural, and therefore must cease where that ceases; especially where the subject is such as makes us foresee very many occasions wherein the natural obligation may cease, and causes us to form a kind of general rule for the regulation of our conduct in such occurrences. | el Gobierno es una mera invención humana para el interés de la sociedad. Cuando la tiranía del gobernante suprime este interés suprime la obligación natural de la obediencia; la obligación moral se funda en la natural y, por consiguiente, debe cesar cuando ésta cesa, especialmente cuando el asunto es tal que nos hace prever muchas ocasiones en que la obligación natural puede cesar y producirnos una especie de reglas generales para la regulación de nuestra conducta en tales casos. |
But though this train of reasoning be too subtile for the vulgar, it is certain, that all men have an implicit notion of it, and are sensible, that they owe obedience to government merely on account of the public interest; and at the same time, that human nature is so subject to frailties and passions, as may easily pervert this institution, and change their governors into tyrants and public enemies. If the sense of common interest were not our original motive to obedience, I would fain ask, what other principle is there in human nature capable of subduing the natural ambition of men, and forcing them to such a submission? Imitation and custom are not sufficient. For the question still recurs, what motive first produces those instances of submission, which we imitate, and that train of actions, which produces the custom? There evidently is no other principle than public interest; and if interest first produces obedience to government, the obligation to obedience must cease, whenever the interest ceases, in any great degree, and in a considerable number of instances. | Aunque este razonamiento es demasiado sutil para el vulgo, es cierto que todos los hombres tienen una noción implícita de él y se dan cuenta de que deben obediencia al Gobierno tan sólo por razón del interés público, y al mismo tiempo de que la naturaleza humana se halla tan sometida a tantas fragilidades y pasiones que puede pervertir fácilmente esta institución y cambiar sus gobernantes en tiranos y enemigos públicos. Si el sentido del interés público no fuese nuestro motivo original de obediencia, preguntaría gustosamente qué otro principio existe en la naturaleza humana capaz de dominar la ambición de los hombres y forzarlos a una sumisión tal. La imitación y la costumbre no son suficientes, pues se pone de nuevo la cuestión de qué motivo produjo los primeros casos de sumisión que imitamos y la serie de acciones que dan lugar a la costumbre. No es evidentemente otro principio más que el del interés público, y si el interés produce primeramente obediencia al Gobierno, la obligación de la obediencia debe cesar cuando el interés cesa en un grado alto y en un número considerable de casos.
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SECT. X OF THE OBJECTS OF ALLEGIANCE | Sección X De los objetos de la obediencia. |
But though, on some occasions, it may be justifiable, both in sound politics and morality, to resist supreme power, it is certain, that in the ordinary course of human affairs nothing can be more pernicious and criminal; and that besides the convulsions, which always attend revolutions, such a practice tends directly to the subversion of all government, and the causing an universal anarchy and confusion among mankind. As numerous and civilized societies cannot subsist without government, so government is entirely useless without an exact obedience. We ought always to weigh the advantages, which we reap from authority, against the disadvantages; and by this means we shall become more scrupulous of putting in practice the doctrine of resistance. The common rule requires submission; and it is only in cases of grievous tyranny and oppression, that the exception can take place. | Aunque en algunas ocasiones puede ser justificado, tanto en la sana política como en la moralidad, resistir al poder supremo, es cierto que en el curso ordinario de los asuntos humanos nada puede ser más pernicioso y criminal, y que aparte de las convulsiones que acompañan siempre a las revoluciones, un proceder semejante tiende directamente a la destrucción de todo Gobierno y a la producción de una anarquía y confusión total entre el género humano. Como las sociedades numerosas y civilizadas no pueden subsistir sin Gobierno, así el Gobierno es enteramente inútil sin una exacta obediencia. Podemos siempre pesar las ventajas que obtenemos de la autoridad frente a sus desventajas, y de este modo llegaremos a ser más escrupulosos para poner en práctica la doctrina de la resistencia. La regla general requiere sumisión, y sólo en los casos de gravosa tiranía y opresión la excepción puede tener lugar. |
Since then such a blind submission is commonly due to magistracy, the next question is, to whom it is due, and whom we are to regard as our lawful magistrates? In order to answer this question, let us recollect what we have already established concerning the origin of government and political society. When men have once experienced the impossibility of preserving any steady order in society, while every one is his own master, and violates or observes the laws of society, according to his present interest or pleasure, they naturally run into the invention of government, and put it out of their own power, as far as possible, to transgress the laws of society. Government, therefore, arises from the same voluntary conversation of men; and it is evident, that the same convention, which establishes government, will also determine the persons who are to govern, and will remove all doubt and ambiguity in this particular. And the voluntary consent of men must here have the greater efficacy, that the authority of the magistrate does at first stand upon the foundation of a promise of the subjects, by which they bind themselves to obedience; as in every other contract or engagement. The same promise, then, which binds them to obedience, ties them down to a particular person, and makes him the object of their allegiance. | Puesto que una sumisión ciega de este tipo se exige corrientemente a los magistrados, surge la cuestión de a quién es debida y a quién debemos considerar como magistrados legales. Para responder a esta cuestión resumamos lo que ya se estable ció con respecto al origen del Gobierno y sociedad política. Una vez que los hombres han experimentado la imposibilidad de mantener un orden estable en la sociedad, mientras cada uno de ellos es dueño de sí mismo y viola u observa las leyes del interés según su interés o placer presente, van a dar naturalmente a la invención del Gobierno y apartan de su poder propio, tan lejos como les es posible, el violar las leyes de la sociedad. Por consiguiente, el Gobierno surge de la convención voluntaria de los hombres, y es evidente que la misma convención que establece el Gobierno determina las personas que han de gobernar y evita toda duda y ambigÜedad en este respecto. El consentimiento voluntario de los hombres debe tener aquí más grande eficacia, de modo que la autoridad de los 3 magistrados debía hallarse en un principio basada en el fundamento de la promesa de sus súbditos, por la que se obligaban a la obediencia, lo mismo que en otro contrato o acuerdo. La misma promesa, pues, que los obliga a la obediencia los somete a una persona particular y la hace objeto de su obediencia. |
But when government has been established on this footing for some considerable time, and the separate interest, which we have in submission, has produced a separate sentiment of morality, the case is entirely altered, and a promise is no longer able to determine the particular magistrate since it is no longer considered as the foundation of government. We naturally suppose ourselves born to submission; and imagine, that such particular persons have a right to command, as we on our part are bound to obey. These notions of right and obligation are derived from nothing but the advantage we reap from government, which gives us a repugnance to practise resistance ourselves, and makes us displeased with any instance of it in others. But here it is remarkable, that in this new state of affairs, the original sanction of government, which is interest, is not admitted to determine the persons, whom we are to obey, as the original sanction did at first, when affairs were on the footing of a promise. A promise fixes and determines the persons, without any uncertainty: But it is evident, that if men were to regulate their conduct in this particular, by the view of a peculiar interest, either public or private, they would involve themselves in endless confusion, and would render all government, in a great measure, ineffectual. The private interest of every one is different; and though the public interest in itself be always one and the same, yet it becomes the source of as great dissentions, by reason of the different opinions of particular persons concerning it. The same interest, therefore, which causes us to submit to magistracy, makes us renounce itself in the choice of our magistrates, and binds us down to a certain form of government, and to particular persons, without allowing us to aspire to the utmost perfection in either. The case is here the same as in that law of nature concerning the stability of possession. It is highly advantageous, and even absolutely necessary to society, that possession should be stable; and this leads us to the establishment of such a rule: But we find, that were we to follow the same advantage, in assigning particular possessions to particular persons, we should disappoint our end, and perpetuate the confusion, which that rule is intended to prevent. We must, therefore, proceed by general rules, and regulate ourselves by general interests, in modifying the law of nature concerning the stability of possession. Nor need we fear, that our attachment to this law will diminish upon account of the seeming frivolousness of those interests, by which it is determined. The impulse of the mind is derived from a very strong interest; and those other more minute interests serve only to direct the motion, without adding any thing to it, or diminishing from it. It is the same case with government. Nothing is more advantageous to society than such an invention; and this interest is sufficient to make us embrace it with ardour and alacrity; though we are obliged afterwards to regulate and direct our devotion to government by several considerations, which are not of the same importance, and to chuse our magistrates without having in view any particular advantage from the choice. | Pero cuando el Gobierno ha sido establecido sobre este fundamento durante algún tiempo considerable y el interés separado que tenemos en la sumisión ha producido un sentimiento diferente de moralidad, el caso cambia totalmente y una promesa no es ya capaz de determinar el magistrado particular, puesto que ya no se considera como fundamento del Gobierno. Nos suponemos naturalmente nacidos para esta sumisión e imaginamos que estas personas determinadas tienen el derecho de gobernarnos, del mismo modo que nosotros por nuestra parte nos hallamos obligados a obedecerlas. Estas nociones de derecho y obligación no se derivan más que de las ventajas que obtenemos del Gobierno, lo que nos produce una repugnancia a resistirnos a ellas y nos desagrada cuando vemos un caso de este tipo en nosotros. Sin embargo, es aquí notable que en este nuevo estado de cosas la sanción original del Gobierno, que es el interés, no se admite para determinar las personas a que hemos de obedecer, como lo hizo la sanción original en un comienzo, cuando los asuntos se basaban en la promesa. Una promesa fija y determina las personas sin vacilación; pero es evidente que si los hombres hubieran de regular su conducta en este particular por la consideración de un interés peculiar, ya público o privado, se verían envueltos en una confusión sin fin y harían todo Gobierno en gran parte ineficaz. El interés privado de cada uno es diferente, y aunque el interés público es siempre en sí mismo uno e idéntico, sin embargo llega a ser la fuente de grandes disensiones por razón de las diferentes opiniones que mantienen las personas particulares con respecto de él. El mismo interés, por consiguiente, que nos lleva a someternos a los magistrados nos hace renunciar a la elección de éstos y nos obliga a una cierta forma de Gobierno y a personas particulares, sin permitirnos aspirar a la más grande perfección en ambas cosas. El caso es aquí el mismo que en la ley de la naturaleza referente a la estabilidad de la posesión. Es muy ventajoso, y aun absolutamente necesario, para la sociedad que la posesión sea estable, y esto nos lleva al establecimiento de una regla tal; pero hallamos que si persiguiésemos la misma ventaja asignando posesiones particulares a personas particulares no lograríamos nuestro fin y perpetuaríamos la confusión que esta regla intenta evitar. Debemos, por consiguiente, proceder por reglas generales y guiarnos por intereses generales al modificar la ley de la naturaleza concerniente a la estabilidad de las posesiones. No necesitamos temer que nuestro asentimiento a esta ley disminuirá por razón de la aparente insignificancia de los intereses por los que se halla determinada. El impulso del espíritu se deriva de un interés muy fuerte, y los restantes intereses, pequeños, sirven solamente para dirigir el movimiento, sin añadirle nada o disminuirlo. Lo mismo sucede con el Gobierno. Nada es más ventajoso para la sociedad que una invención semejante, y este interés es suficiente para hacérnoslo abrazar con ardor y presteza aunque estemos obligados después a regular y dirigir nuestra sumisión al Gobierno por diversas consideraciones que no tienen la misma importancia y a elegir nuestros magistrados sin tener presente una ventaja particular para hacer dicha elección. |
The first of those principles I shall take notice of, as a foundation of the right of magistracy, is that which gives authority to all the most established governments of the world without exception: I mean, long possession in any one form of government, or succession of princes. It is certain, that if we remount to the first origin of every nation, we shall find, that there scarce is any race of kings, or form of a commonwealth, that is not primarily founded on usurpation and rebellion, and whose title is not at first worse than doubtful and uncertain. Time alone gives solidity to their right; and operating gradually on the minds of men, reconciles them to any authority, and makes it seem just and reasonable. Nothing causes any sentiment to have a greater influence upon us than custom, or turns our imagination more strongly to any object. When we have been long accustomed to obey any set of men, that general instinct or tendency, which we have to suppose a moral obligation attending loyalty, takes easily this direction, and chuses that set of men for its objects. It is interest which gives the general instinct; but it is custom which gives the particular direction. | El primero de los principios de que yo debo ocuparme como fundamento del derecho de la magistratura es el que da autoridad a los más de los Gobiernos establecidos del mundo, sin excepción; me refiero a la posesión continuada de una forma de Gobierno o a 3 la sucesión de los príncipes. Es cierto que si remontamos al primer origen de toda nación hallaremos que pocas veces existe una dinastía real o un Gobierno que no se halle fundado primitivamente en la usurpación y la rebelión y cuyo derecho no sea en un comienzo peor que dudoso e incierto. Sólo el tiempo concede solidez a su derecho, y actuando gradualmente sobre los espíritus de los hombres los reconcilia con la autoridad y hace que ésta les parezca justa y razonable. Nada como la costumbre causa un sentimiento que tenga más influencia sobre nosotros o que dirija nuestra imaginación más poderosamente hacia el objeto. Cuando nos hemos acostumbrado durante largo tiempo a obedecer a una serie de hombres, este instinto general o tendencia que suponemos una obligación moral que acompaña a la lealtad toma fácilmente su dirección propia y elige esta serie de hombres para su objeto. Es el interés el que da el instinto general, pero la costumbre es la que da su dirección particular. |
And here it is observable, that the same length of time has a different influence on our sentiments of morality, according to its different influence on the mind. We naturally judge of every thing by comparison; and since in considering the fate of kingdoms and republics, we embrace a long extent of time, a small duration has not in this case a like influence on our sentiments, as when we consider any other object. One thinks he acquires a right to a horse, or a suit of cloaths, in a very short time; but a century is scarce sufficient to establish any new government, or remove all scruples in the minds of the subjects concerning it. Add to this, that a shorter period of time will suffice to give a prince a title to any additional power he may usurp, than will serve to fix his right, where the whole is an usurpation. The kings of France have not been possessed of absolute power for above two reigns; and yet nothing will appear more extravagant to Frenchmen than to talk of their liberties. If we consider what has been said concerning accession, we shall easily account for this phaenomenon. | Se puede observar aquí que la misma longitud de tiempo tiene una influencia diferente sobre nuestros sentimientos de moralidad, según su diversa influencia sobre el espíritu. Juzgamos naturalmente de todo por comparación, y puesto que considerando la fortuna de los reyes y repúblicas abarcamos un largo período de tiempo, una pequeña duración no tiene en este caso una influencia sobre nuestros sentimientos igual a la que ejerce cuando consideramos algún otro objeto. Una persona piensa que adquiere el derecho a un caballo o a un surtido de telas en un tiempo muy breve; pero una centuria es apenas suficiente para establecer un nuevo Gobierno y desarraigar todos los escrúpulos en los espíritus de sus súbditos y que se refieren a él. Añádase a esto que un período más breve de tiempo bastará para dar a un príncipe el derecho para un poder adicional que haya usurpado que el que es preciso para fijar su derecho cuando en su totalidad se debe a una usurpación, Los reyes de Francia no han poseído un poder absoluto arriba de dos reinos y, sin embargo, nada aparecerá más extravagante a un francés que hablarle de sus libertades. Si consideramos lo que se ha dicho referente a la accesión, explicaremos fácilmente este fenómeno. |
When there is no form of government established by long possession, the present possession is sufficient to supply its place, and may be regarded as the second source of all public authority. Right to authority is nothing but the constant possession of authority, maintained by the laws of society and the interests of mankind; and nothing can be more natural than to join this constant possession to the present one, according to the principles above-mentioned. If the same principles did not take place with regard to the property of private persons, it was because these principles were counter-ballanced by very strong considerations of interest; when we observed, that all restitution would by that means be prevented, and every violence be authorized and protected. And though the same motives may seem to have force, with regard to public authority, yet they are opposed by a contrary interest; which consists in the preservation of peace, and the avoiding of all changes, which, however they may be easily produced in private affairs, are unavoidably attended with bloodshed and confusion, where the public is interested. | Cuando no existe forma de Gobierno establecida por una larga posesión, la posesión presente es suficiente para suplirla y puede ser considerada como el segundo origen de toda autoridad pública. El derecho a la autoridad no es más que la posesión constante de la autoridad mantenida por las leyes de la sociedad y los intereses del género humano, y nada puede ser más natural que unir esta constante posesión con la presente según los principios antes mencionados. Si los mismos principios no tienen lugar con respecto a la propiedad de las personas privadas es porque estos principios se hallan equilibrados por consideraciones muy poderosas de interés desde el momento que observamos que toda restitución seria impedida por medio de ellos y toda violencia autorizada y protegida. |
Any one, who finding the impossibility of accounting for the right of the present possessor, by any received system of ethics, should resolve to deny absolutely that right, and assert, that it is not authorized by morality, would be justly thought to maintain a very extravagant paradox, and to shock the common sense and judgment of mankind. No maxim is more conformable, both to prudence and morals, than to submit quietly to the government, which we find established in the country where we happen to live, without enquiring too curiously into its origin and first establishment. Few governments will bear being examined so rigorously. How many kingdoms are there at present in the world, and how many more do we find in history, whose governors have no better foundation for their authority than that of present possession? To confine ourselves to the Roman and Grecian empire; is it not evident, that the long succession of emperors, from the dissolution of the Roman liberty, to the final extinction of that empire by the Turks, coued not so much as pretend to any other title to the empire? The election of the senate was a mere form, which always followed the choice of the legions; and these were almost always divided in the different provinces, and nothing but the sword was able to terminate the difference. It was by the sword, therefore, that every emperor acquired, as well as defended his right; and we must either say, that all the known world, for so many ages, had no government, and owed no allegiance to any one, or must allow, that the right of the stronger, in public affairs, is to be received as legitimate, and authorized by morality, when not opposed by any other title. | Todo el que al hallar la imposibilidad de explicar el derecho del poseedor presente por un sistema admitido de ética se resuelva a negar en absoluto este derecho y afirme que no está autorizado por la moralidad, será estimado como defensor de una paradoja muy extravagante y chocará con el sentido común y el juicio del género humano. Ninguna 3 máxima está más de acuerdo con la prudencia y la moral que el someternos tranquilamente al Gobierno que hallamos establecido en la comarca donde vivimos, sin inquirir demasiado curiosamente su origen y primer establecimiento. Pocos Gobiernos resistirían el ser examinados tan rigurosamente. ¡Cuántos Gobiernos existen hoy día en el mundo y cuántos hallamos en la historia cuyos gobernantes no tienen un mejor fundamento para su autoridad que la posesión presente! Para limitarnos al imperio de los romanos y de los griegos, ¿no es evidente que la larga sucesión de los emperadores desde la ruina de la libertad romana hasta la total extinción del imperio por los turcos no puede presentar otro derecho al imperio? La elección del Senado era una pura fórmula que seguía siempre a la elección de las legiones, y hallándose éstas en oposición casi siempre, en las diferentes provincias sólo la espada era capaz de terminar con las diferencias. Por consiguiente, por la espada adquiría y defendía todo emperador su derecho, y debemos decir, o que todo el mundo conocido, durante tantas edades, no tenía Gobierno y no debía obediencia a nadie, o debemos admitir que el derecho del más fuerte en los asuntos públicos debe ser admitido como legítimo y autorizado por la moralidad cuando no se le opone algún otro título. |
The right of conquest may be considered as a third source of the title of sovereigns. This right resembles very much that of present possession; but has rather a superior force, being seconded by the notions of glory and honour, which we ascribe to conquerors, instead of the sentiments of hatred and detestation, which attend usurpers. Men naturally favour those they love; and therefore are more apt to ascribe a right to successful violence, betwixt one sovereign and another, than to the successful rebellion of a subject against his sovereign. [FN 23 It is not here asserted, that present possession or conquest are sufficient to give a title against long possession and positive laws but only that they have some force, and will be able to call the ballance where the titles are otherwise equal, and will even be sufficient sometimes to sanctify the weaker title. What degree of force they have is difficult to determine. I believe all moderate men will allow, that they have great force in all disputes concerning the rights of princes.] | El derecho de conquista debe ser considerado como un tercer origen del derecho de los soberanos. Este derecho se parece mucho al de la posesión presente; pero tiene más bien una fuerza superior por hallarse secundado por las nociones de gloria y honor que adscribimos a los conquistadores, en lugar de los sentimientos de odio y aborrecimiento que acompañan a los usurpadores. Los hombres, naturalmente, favorecen a aquellos a quienes aman y, por consiguiente, se inclinan más a atribuir un derecho a una violencia con éxito entre un soberano y otro que a la rebelión triunfante de un súbdito contra sus soberanos (70). |
When neither long possession, nor present possession, nor conquest take place, as when the first sovereign, who founded any monarchy, dies; in that case, the right of succession naturally prevails in their stead, and men are commonly induced to place the son of their late monarch on the throne, and suppose him to inherit his father′s authority. The presumed consent of the father, the imitation of the succession to private families, the interest, which the state has in chusing the person, who is most powerful, and has the most numerous followers; all these reasons lead men to prefer the son of their late monarch to any other person. [FN 24 To prevent mistakes I must observe, that this case of succession is not the same with that of hereditary monarchies, where custom has fix′d the right of succession. These depend upon the principle of long possession above explain′d.] | Cuando no tiene lugar ni la posesión continuada, ni la posesión presente, ni la conquista, como cuando el soberano que fundó una monarquía muere, el derecho de sucesión prevalece naturalmente en su lugar y los hombres se sienten comúnmente inducidos a colocar al hijo del monarca muerto sobre el trono y a suponer que hereda la autoridad de su padre. El presunto consentimiento del padre, la imitación de la sucesión en las familias privadas, el interés que el Estado tiene en elegir la persona que es más poderosa y tiene el mayor número de partidarios, todas estas razones llevan a los hombres a preferir al hijo del monarca muerto a otra persona (71) |
These reasons have some weight; but I am persuaded, that to one, who considers impartially of the matter, it will appear, that there concur some principles of the imagination, along with those views of interest. The royal authority seems to be connected with the young prince even in his father′s life-time, by the natural transition of the thought; and still more after his death: So that nothing is more natural than to compleat this union by a new relation, and by putting him actually in possession of what seems so naturally to belong to him. | Estas razones tienen algún peso; pero estoy persuadido de que el que considere imparcialmente el asunto verá que concurren algunos principios de la imaginación con estas consideraciones de interés. La autoridad real parece hallarse enlazada con el joven príncipe aun durante la vida de su padre, por la natural transición de nuestro pensamiento, y todavía más después de su muerte; así que nada es más natural que completar esta unión por una nueva relación poniéndole actualmente en posesión de lo que parecía de un modo tan natural pertenecerle. |
To confirm this we may weigh the following phaenomena, which are pretty curious in their kind. In elective monarchies the right of succession has no place by the laws and settled custom; and yet its influence is so natural, that it is impossible entirely to exclude it from the imagination, and render the subjects indifferent to the son of their deceased monarch. Hence in some governments of this kind, the choice commonly falls on one or other of the royal family; and in some governments they are all excluded. Those contrary phaenomena proceed from the same principle. Where the royal family is excluded, it is from a refinement in politics, which makes people sensible of their propensity to chuse a sovereign in that family, and gives them a jealousy of their liberty, lest their new monarch, aided by this propensity, should establish his family, and destroy the freedom of elections for the future. | Para confirmar esto debemos considerar los siguientes fenómenos, que son muy curiosos en su género. En las monarquías electivas el derecho de sucesión no tiene lugar por las leyes y costumbres establecidas, y sin embargo su influencia es tan natural, que es imposible excluirlas de la imaginación y hacer a los súbditos indiferentes ante el hijo de su monarca muerto. Por esta razón en algunos Gobiernos de este género la elección recae comúnmente en alguna persona de la familia real y en otros se hallan éstas todas excluidas. Estos fenómenos contrarios proceden del mismo principio. Cuando la familia real es excluida lo es por un refinamiento de política que hace al pueblo sensible de su inclinación a elegir soberano en esta familia y le concede el celo de su libertad de miedo que el nuevo monarca, ayudado por esta inclinación, establezca su familia y destruya la libertad de la elección para el futuro. |
The history of Artaxerxes, and the younger Cyrus, may furnish us with some reflections to the same purpose. Cyrus pretended a right to the throne above his elder brother, because he was born after his father′s accession. I do not pretend, that this reason was valid. I would only infer from it, that he would never have made use of such a pretext, were it not for the qualities of the imagination above-mentioned, by which we are naturally inclined to unite by a new relation whatever objects we find already united. Artaxerxes had an advantage above his brother, as being the eldest son, and the first in succession: But Cyrus was more closely related to the royal authority, as being begot after his father was invested with it. | La historia de Artajerjes y el joven Ciro puede proporcionarnos algunas reflexiones sobre el mismo asunto. Ciro pretendía el derecho a la Corona sobre su hermano mayor porque había nacido después de haber subido su padre al trono. No pretendo que esta razón fuese válida. Quiero tan sólo inferir de esto que no hubiera hecho uso de un pretexto tal si no fuese por las cualidades de la imaginación antes mencionadas, por lo que nos sentimos naturalmente inclinados a unir por una nueva relación los objetos que hemos hallado ya unidos. Artajerjes tenía la ventaja sobre su hermano de ser el hijo mayor y el primero en la sucesión; pero Ciro se hallaba más íntimamente relacionado con la autoridad real por haber sido engendrado después de que el padre fue investido con ella. |
Should it here be pretended, that the view of convenience may be the source of all the right of succession, and that men gladly take advantage of any rule, by which they can fix the successor of their late sovereign, and prevent that anarchy and confusion, which attends all new elections? To this I would answer, that I readily allow, that this motive may contribute something to the effect; but at the same time I assert, that without another principle, it is impossible such a motive should take place. The interest of a nation requires, that the succession to the crown should be fixed one way or other; but it is the same thing to its interest in what way it be fixed: So that if the relation of blood had not an effect independent of public interest, it would never have been regarded, without a positive law; and it would have been impossible, that so many positive laws of different nations coued ever have concured precisely in the same views and intentions. | Si se pretendiese que la consideración de la conveniencia puede ser el origen de todo derecho de sucesión y que los hombres se aprovechan con gusto de una regla que pueda fijar el sucesor de su soberano muerto y evitar la anarquía y confusión que acompañan a una nueva elección, responderé que concedo que este motivo puede contribuir algo al mismo efecto; pero al mismo tiempo afirmo que sin otro principio es imposible que un motivo tal pueda tener lugar. El interés de una nación requiere que la sucesión de la Corona sea fijada de un modo o de otro; pero es indiferente para su interés de qué manera está fijada; así, que si la relación de sangre no tiene un efecto independiente del interés público, jamás hubiera sido considerada sin una ley positiva y hubiera sido imposible que tantas leyes positivas o diferentes naciones pudieran haber coincidido en las mismas consideraciones e intenciones. |
This leads us to consider the fifth source of authority, viz. positive laws; when the legislature establishes a certain form of government and succession of princes. At first sight it may be thought, that this must resolve into some of the preceding titles of authority. The legislative power, whence the positive law is derived, must either be established by original contract, long possession, present possession, conquest, or succession; and consequently the positive law must derive its force from some of those principles. But here it is remarkable, that though a positive law can only derive its force from these principles, yet it acquires not all the force of the principle from whence it is derived, but loses considerably in the transition; as it is natural to imagine. For instance; a government is established for many centuries on a certain system of laws, forms, and methods of succession. The legislative power, established by this long succession, changes all on a sudden the whole system of government, and introduces a new constitution in its stead. I believe few of the subjects will think themselves bound to comply with this alteration, unless it have an evident tendency to the public good: But men think themselves still at liberty to return to the antient government. Hence the notion of fundamental laws; which are supposed to be inalterable by the will of the sovereign: And of this nature the Salic law is understood to be in France. How far these fundamental laws extend is not determined in any government; nor is it possible it ever should. There is such an indefensible gradation from the most material laws to the most trivial, and from the most antient laws to the most modem, that it will be impossible to set bounds to the legislative power, and determine how far it may innovate in the principles of government. That is the work more of imagination and passion than of reason. | Esto nos lleva a considerar la quinta fuente de la autoridad, a saber: las leyes positivas, cuando los legisladores establecen una cierta forma de Gobierno y sucesión de los príncipes. A primera vista puede pensarse que ésta debe resolverse en alguno de los precedentes títulos a la autoridad. El poder legislativo, del que se deriva la ley positiva, debe ser establecido o por un contrato original o por la posesión duradera, posesión presente, conquista o sucesión, y, por consecuencia, la ley positiva debe derivar su fuerza de alguno de estos principios. Pero aquí es notable que aunque la ley positiva puede derivar su fuerza sólo de estos principios, sin embargo no adquiere toda su fuerza de los principios de que se deriva, sino que pierde una parte considerable de ella en la transición, como es natural imaginarlo. Por ejemplo, un Gobierno se establece durante varias centurias sobre un cierto sistema de leyes, formas y modos de sucesión. El poder legislativo establecido sobre esta larga sucesión cambia de un modo repentino todo el sistema e introduce una nueva Constitución en su lugar. Creo que pocos de los súbditos se creerán obligados a conformarse con esta alteración, a menos que muestre una tendencia evidente hacia el bien público, sino que se sentirán libres de restablecer el antiguo Gobierno. De aquí la noción de las leyes fundamentales que se supone son inalterables por la voluntad del soberano, y en Francia la ley sálica se entiende ser de esta naturaleza. Hasta dónde se extienden estas leyes fundamentales no se determina en ningún Gobierno ni es posible que se determine jamás. Existe una gradación insensible tal desde las leyes más importantes a las más triviales y de las más antiguas a las más modernas, que sería imposible poner límites al poder legislativo y determinar hasta qué limite puede introducir innovaciones en los principios del Gobierno. Es esto más obra de la imaginación y la pasión que de la razón. |
Whoever considers the history of the several nations of the world; their revolutions, conquests, increase, and diminution; the manner in which their particular governments are established, and the successive right transmitted from one person to another, will soon learn to treat very lightly all disputes concerning the rights of princes, and will be convinced, that a strict adherence to any general rules, and the rigid loyalty to particular persons and families, on which some people set so high a value, are virtues that hold less of reason, than of bigotry and superstition. In this particular, the study of history confirms the reasonings of true philosophy; which, shewing us the original qualities of human nature, teaches us to regard the controversies in politics as incapable of any decision in most cases, and as entirely subordinate to the interests of peace and liberty. Where the public good does not evidently demand a change; it is certain, that the concurrence of all those titles, original contract, long possession, present possession, succession, and positive laws, forms the strongest title to sovereignty, and is justly regarded as sacred and inviolable. But when these titles are mingled and opposed in different degrees, they often occasion perplexity; and are less capable of solution from the arguments of lawyers and philosophers, than from the swords of the soldiery. Who shall tell me, for instance, whether Germanicus, or Drufus, ought to have succeeded Tiberius, had he died while they were both alive, without naming any of them for his successor? Ought the right of adoption to be received as equivalent to that of blood in a nation, where it had the same effect in private families, and had already, in two instances, taken place in the public? Ought Germanicus to be esteemed the eldest son, because he was born before Drufus; or the younger, because he was adopted after the birth of his brother? Ought the right of the elder to be regarded in a nation, where the eldest brother had no advantage in the succession to private families? Ought the Roman empire at that time to be esteemed hereditary, because of two examples; or ought it, even so early, to be regarded as belonging to the stronger, or the present possessor, as being founded on so recent an usurpation? Upon whatever principles we may pretend to answer these and such like questions, I am afraid we shall never be able to satisfy an impartial enquirer, who adopts no party in political controversies, and will be satisfied with nothing but sound reason and philosophy. | Todo el que considere la historia de las diversas naciones del mundo, sus revoluciones, conquistas, aumento y disminución, modo en que se han establecido sus Gobiernos particulares y el derecho que sucesivamente se ha transmitido de una persona a otra, aprenderá a considerar como algo muy superficial las disputas concernientes a los derechos de los príncipes y se convencerá de que una adhesión estricta a las reglas generales y la rígida lealtad a personas particulares y familias, a la que algunas gentes atribuyen tanto valor, son virtudes que participan menos de la razón que de la intolerancia y la superstición. En este particular el estudio de la historia confirma los razonamientos de la verdadera filosofía, que mostrándonos las cualidades originales de la naturaleza humana nos enseña a considerar las controversias en política como incapaces de una solución en muchos casos y como totalmente subordinadas a los intereses de la paz y la libertad. Cuando el bien público no exige un cambio evidentemente, es cierto que la concurrencia de los siguientes títulos de derecho, contrato original, posesión continuada, posesión presente, sucesión y leyes positivas, constituye el derecho más poderoso de la soberanía, y es éste justamente considerado como sagrado e inviolable; pero cuando estos títulos de derecho se hallan mezclados y contrapuestos en diferentes grados ocasionan frecuentemente una perplejidad y son menos capaces de solución por los argumentos de los legistas y los filósofos que por la espada de los soldados. ¿Quién puede decirme, por ejemplo, quién debía suceder a Tiberio, si Germánico o Druso, habiendo muerto aquél mientras que los dos vivían y no habiendo nombrado a ninguno de ellos sucesor? ¿Puede el derecho de la adopción ser considerado equivalente al de la sangre en una nación en la que tiene el mismo efecto en las familias privadas y tuvo lugar ya dos veces en la vida pública? ¿Puede Germánico ser estimado el hijo mayor por haber nacido antes que Druso o el menor porque ha sido adoptado después del nacimiento de su hermano? ¿Puede el derecho del hermano mayor ser tenido en cuenta en una nación en la que el hijo mayor no goza de ninguna ventaja en la sucesión de las familias privadas? ¿Puede el imperio romano al mismo tiempo ser estimado hereditario a causa de dos ejemplos o puede igualmente ser considerado como perteneciente al más fuerte o al poseedor presente por estar fundado en una tan reciente usurpación? Sean los que quieran los principios sobre los que pretendamos responder tales cuestiones y otras análogas, temo que jamás seremos capaces de satisfacer a un inquiridor imparcial que no tome un partido en las controversias políticas y no quiera satisfacerse con nada más que con la sólida razón y la filosofía. |
But here an English reader will be apt to enquire concerning that famous revolution, which has had such a happy influence on our constitution, and has been attended with such mighty consequences. We have already remarked, that in the case of enormous tyranny and oppression, it is lawful to take arms even against supreme power; and that as government is a mere human invention for mutual advantage and security, it no longer imposes any obligation, either natural or moral, when once it ceases to have that tendency. But though this general principle be authorized by common sense, and the practice of all ages, it is certainly impossible for the laws, or even for philosophy, to establish any particular rules, by which we may know when resistance is lawful; and decide all controversies, which may arise on that subject. This may not only happen with regard to supreme power; but it is possible, even in some constitutions, where the legislative authority is not lodged in one person, that there may be a magistrate so eminent and powerful, as to oblige the laws to keep silence in this particular. Nor would this silence be an effect only of their respect, but also of their prudence; since it is certain, that in the vast variety of circumstances, which occur in all governments, an exercise of power, in so great a magistrate, may at one time be beneficial to the public, which at another time would be pernicious and tyrannical. But notwithstanding this silence of the laws in limited monarchies, it is certain, that the people still retain the right of resistance; since it is impossible, even in the most despotic governments, to deprive them of it. The same necessity of self-preservation, and the same motive of public good, give them the same liberty in the one case as in the other. And we may farther observe, that in such mixed governments, the cases, wherein resistance is lawful, must occur much oftener, and greater indulgence be given to the subjects to defend themselves by force of arms, than in arbitrary governments. Not only where the chief magistrate enters into measures, in themselves, extremely pernicious to the public, but even when he would encroach on the other parts of the constitution, and extend his power beyond the legal bounds, it is allowable to resist and dethrone him; though such resistance and violence may, in the general tenor of the laws, be deemed unlawful and rebellious. For besides that nothing is more essential to public interest, than the preservation of public liberty; it is evident, that if such a mixed government be once supposed to be established, every part or member of the constitution must have a right of self-defence, and of maintaining its antient bounds against the enaoachment of every other authority. As matter would have been created in vain, were it deprived of a power of resistance, without which no part of it coued preserve a distinct existence, and the whole might be crowded up into a single point: So it is a gross absurdity to suppose, in any government, a right without a remedy, or allow, that the supreme power is shared with the people, without allowing, that it is lawful for them to defend their share against every invader. Those, therefore, who would seem to respect our free government, and yet deny the right of resistance, have renounced all pretensions to common sense, and do not merit a serious answer. | Un lector inglés deseará aquí indagar este problema con respecto de la famosa revolución que tuvo una influencia tan beneficiosa sobre nuestra Constitución y que ha ido acompañada de consecuencias tan importantes. Hemos hecho notar ya que en el caso de una tiranía y opresión grande es legal tomar las armas aun contra el poder supremo, y que como el Gobierno es una mera invención humana para la mutua ventaja y seguridad, no impone ninguna obligación, ni natural ni moral, una vez que cesa de tener esta tendencia. Aunque este principio general se halle autorizado por el sentido común y la práctica de todos los tiempos, es ciertamente imposible para las leyes o para la filosofía establecer una regla particular por la que se pueda saber cuándo la resistencia es legal y decidir de las controversias que puedan surgir acerca de este asunto. No puede suceder sólo esto con respecto del poder supremo, sino que es posible, aun en ciertas constituciones en las que la autoridad legislativa no reside en una única persona, que exista un magistrado tan eminente y poderoso que obligue a guardar silencio a las leyes en este particular. Este silencio no será sólo un efecto de su respeto, sino también de su prudencia, ya que es cierto que en la vasta variedad de circunstancias que se presentan en todos los Gobiernos un ejercicio del poder en un magistrado tan grande puede en un respecto ser beneficioso al bien público, mientras que en otras ocasiones es pernicioso y tiránico. A pesar de este silencio de las leyes en las monarquías limitadas, es cierto que el pueblo conserva aún el derecho de la resistencia, ya que es imposible, hasta en los Gobiernos más despóticos, privarle de él. La misma necesidad de defensa propia y el mismo motivo del bien público le conceden la misma libertad en un caso que en otro. Podemos observar además que en tales Gobiernos mixtos los casos en que la resistencia es legal deben ocurrir más frecuentemente, y debe tolerarse más que los súbditos se defiendan por la fuerza de las armas que en un Gobierno absoluto. No sólo cuando el magistrado principal interviene en medidas extremamente perniciosas por sí mismas para el bien público, sino cuando quiere usurpar los otros elementos de la Constitución y extender su poder más allá de los límites legales, es permitido resistirle y destronarle, aunque tal resistencia y violencia puedan, en el aspecto general de las leyes, ser consideradas como ilegales y sediciosas, pues, aparte de que nada es más esencial al interés público que el mantenimiento de la libertad pública, es evidente que si un Gobierno tal mixto se supone hallarse ya establecido, cada parte o miembro de la Constitución tiene el derecho de propia defensa y de mantener sus antiguos límites contra la usurpación de toda otra autoridad. Del mismo modo que la materia hubiera sido creada en vano si se hallase desprovista del poder de resistencia, sin el que cada parte no podría conservar una existencia distinta y el universo entero se amontonaría en un solo punto, es un gran absurdo suponer en un Gobierno un derecho sin un remedio para él o permitir que el poder supremo esté unido con el pueblo sin conceder que es legal para éste el defender su parte contra todo invasor. Por consiguiente, aquellos que parecen respetar nuestro libre gobierno y niegan el derecho de resistencia han renunciado a todas las pretensiones del sentido común y no merecen una respuesta seria. |
It does not belong to my present purpose to shew, that these general principles are applicable to the late revolution; and that all the rights and privileges, which ought to be sacred to a free nation, were at that time threatened with the utmost danger. I am better pleased to leave this controverted subject, if it really admits of controversy; and to indulge myself in some philosophical reflections, which naturally arise from that important event. | No corresponde a mi propósito presente mostrar que estos principios generales se aplican a la pasada revolución y que todos los derechos y privilegios que pueden ser sagrados para una nación libre se hallasen en aquel tiempo amenazados del ma yor peligro. Me agrada más abandonar este discutido asunto, si realmente admite discusión, y permítirme algunas reflexiones filosóficas que naturalmente surgen de tan importante suceso. |
First, We may observe, that should the lords and commons in our constitution, without any reason from public interest, either depose the king in being, or after his death exclude the prince, who, by laws and settled custom, ought to succeed, no one would esteem their proceedings legal, or think themselves bound to comply with them. But should the king, by his unjust practices, or his attempts for a tyrannical and despotic power, justly forfeit his legal, it then not only becomes morally lawful and suitable to the nature of political society to dethrone him; but what is more, we are apt likewise to think, that the remaining members of the constitution acquire a right of excluding his next heir, and of chusing whom they please for his successor. This is founded on a very singular quality of our thought and imagination. When a king forfeits his authority, his heir ought naturally to remain in the same situation, as if the king were removed by death; unless by mixing himself in the tyranny, he forfeit it for himself. But though this may seem reasonable, we easily comply with the contrary opinion. The deposition of a king, in such a government as ours, is certainly an act beyond all common authority, and an illegal assuming a power for public good, which, in the ordinary course of government, can belong to no member of the constitution. When the public good is so great and so evident as to justify the action, the commendable use of this licence causes us naturally to attribute to the parliament a right of using farther licences; and the antient bounds of the laws being once transgressed with approbation, we are not apt to be so strict in confining ourselves precisely within their limits. The mind naturally runs on with any train of action, which it has begun; nor do we commonly make any scruple concerning our duty, after the first action of any kind, which we perform. Thus at the revolution, no one who thought the deposition of the father justifiable, esteemed themselves to be confined to his infant son; though had that unhappy monarch died innocent at that time, and had his son, by any accident, been conveyed beyond seas, there is no doubt but a regency would have been appointed till he should come to age, and coued be restored to his dominions. As the slightest properties of the imagination have an effect on the judgments of the people, it shews the wisdom of the laws and of the parliament to take advantage of such properties, and to chuse the magistrates either in or out of a line, according as the vulgar will most naturally attribute authority and right to them. | Primeramente podemos observar que si los lores y comunes, en nuestra Constitución, pudiesen sin razón de interés público deponer al rey actual o después de su muerte excluir al príncipe que por las leyes y costumbres establecidas debía sucederle, nadie estimaría este procedimiento legal o se creería obligado a contentarse con él. Pero si el rey, por sus prácticas injustas o sus intentos de un poder tiránico y despótico, perdiese su carácter legal, entonces no sólo es moralmente justo y conveniente a la naturaleza de la sociedad política destronarlo, sino que, lo que es más aún, nos inclinaremos a pensar que los miembros restantes de la Constitución adquieren el derecho de excluir a su próximo heredero y a escoger quien les agrade. Esto se funda en una propiedad muy particular de nuestro pensamiento e imaginación. Cuando un rey pierde su autoridad, su heredero, naturalmente, permanece en la misma situación que si el rey hubiera desaparecido por muerte, a menos que por mezclarse en la tiranía no pierda su autoridad también. Sin embargo, aunque esto pueda parecer razonable, fácilmente nos satisfacemos con la opinión contraria. La deposición de un rey en un Gobierno como el nuestro es ciertamente un acto que va más allá de la autoridad corriente y la asunción ilegal del poder para el bien público, que en el curso ordinario del Gobierno no puede pertenecer a ningún miembro de la Constitución. Cuando el bien público es tan grande y tan evidente que justifica esta acción, el uso recomendable de esta licencia nos lleva a atribuir al Parlamento el derecho de usar de licencias ulteriores, y siendo una vez transgredidos con aprobación los antiguos límites de las leyes, no nos hallamos inclinados a ser tan rigurosos confinándonos en sus límites. El espíritu continúa, naturalmente, una serie de acciones que ha comenzado, y no sentimos corrientemente ningún escrúpulo referente a nuestro deber después que la primera acción, del género que sea, ha sido realizada por nosotros. Así, en la revolución ninguno de los que pensaban que el destronamiento del padre era justificable estimaban hallarse limitados a su hijo, aún niño; aunque el desgraciado monarca hubiera muerto inocente en este tiempo y su hijo, por un accidente, hubiera atravesado el mar, no hay duda de que una regencia hubiera sido nombrada hasta que él hubiera llegado a la debida edad y pudiera ser repuesto en sus dominios. Como las propiedades más insignificantes de la imaginación tienen un efecto sobre los juicios del pueblo, es una muestra de la sabiduría de las leyes y del Parlamento aprovechar estas propiedades y elegir los magistrados en una o en otra línea, según como el vulgo les atribuya, naturalmente, autoridad y derecho. |
Secondly, Though the accession of the Prince of Orange to the throne might at first give occasion to many disputes, and his title be contested, it ought not now to appear doubtful, but must have acquired a sufficient authority from those three princes, who have succeeded him upon the same title. Nothing is more usual, though nothing may, at first sight, appear more unreasonable, than this way of thinking. Princes often seem to acquire a right from their successors, as well as from their ancestors; and a king, who during his life-time might justly be deemed an usurper, will be regarded by posterity as a lawful prince, because he has had the good fortune to settle his family on the throne, and entirely change the antient form of government. Julius Caesar is regarded as the first Roman emperor; while Sylla and Marius, whose titles were really the same as his, are treated as tyrants and usurpers. Time and custom give authority to all forms of government, and all successions of princes; and that power, which at first was founded only on injustice and violence, becomes in time legal and obligatory. Nor does the mind rest there; but returning back upon its footsteps, transfers to their predecessors and ancestors that right, which it naturally ascribes to the posterity, as being related together, and united in the imagination. The present king of France makes Hugh Capet a more lawful prince than Cromwell; as the established liberty of the Dutch is no inconsiderable apology for their obstinate resistance to Philip the second. | Segundo: aunque la subida al trono del príncipe de Orange pudo en un principio dar ocasión a muchas disputas y pudo ser su derecho contestado, no debe aparecer ahora dudoso, sino haber adquirido una autoridad suficiente por los tres príncipes que le han sucedido en el mismo derecho. Nada es más usual, aunque nada puede parecer a primera vista más irracional, que este modo de pensar. Los príncipes parecen frecuentemente adquirir un derecho por sus sucesores lo mismo que por sus antecesores, y un rey que durante su vida pudo ser considerado como usurpador será considerado por la posteridad como un príncipe legal porque ha tenido la buena fortuna de poner su familia sobre el trono y de cambiar enteramente la forma de Gobierno. Julio César se considera como el primer emperador romano, mientras que Sila y Mario, cuyos derechos eran iguales a los de éste, son tratados como tiranos y usurpadores. El tiempo y la costumbre dan autoridad a todas las formas de Gobierno y a todas las sucesiones de los príncipes, y el poder, que en un comienzo se hallaba fundado solamente en la injusticia y la violencia, llega a ser con el tiempo legal y obligatorio. No se detiene aquí el espíritu, sino que, retrocediendo sobre sus huellas, transfiere a los predecesores y antepasados el derecho que naturalmente atribuye a la posteridad, por hallarse relacionados y unidos en la imaginación. El actual rey de Francia hace a Hugo Capeto un príncipe más legal que Cromwell, del mismo modo que la libertad establecida de los holandeses no es una apología poco considerable para su obstinada resistencia contra Felipe II.
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SECT. XI OF THE LAWS OF NATIONS | Sección XI De las leyes de las naciones. |
When civil government has been established over the greatest part of mankind, and different societies have been formed contiguous to each other, there arises a new set of duties among the neighbouring states, suitable to the nature of that commerce, which they carry on with each other. Political writers tell us, that in every kind of intercourse, a body politic is to be considered as one person; and indeed this assertion is so far just, that different nations, as well as private persons, require mutual assistance; at the same time that their selfishness and ambition are perpetual sources of war and discord. But though nations in this particular resemble individuals, yet as they are very different in other respects, no wonder they regulate themselves by different maxims, and give rise to a new set of rules, which we call the laws of nations. Under this head we may comprize the sacredness of the persons of ambassadors, the declaration of war, the abstaining from poisoned arms, with other duties of that kind, which are evidently calculated for the commerce, that is peculiar to different societies. | Cuando la sociedad civil ha sido establecida entre la mayor parte del género humano y han sido formadas diferentes sociedades contiguas las unas a las otras surge un nuevo 324 sistema de deberes entre los estados vecinos, deberes adecuados a la naturaleza de las relaciones que mantienen los unos con los otros. Los tratadistas de política nos dicen que en todo género de relaciones un cuerpo político debe ser considerado como una persona, y de hecho esta aserción es justa en tanto que las diferentes naciones, del mismo modo que las personas privadas, requieren de la asistencia mutua y al mismo tiempo que su egoísmo y ambición son las fuentes perpetuas de la guerra y la discordia. Sin embargo, aunque las naciones en este particular se asemejen a los individuos, como son muy diferentes en otros respectos, no hay que maravillarse de que se determinen por máximas muy diferentes y den lugar a un nuevo sistema de reglas que nosotros llamamos las leyes de las naciones. Bajo este título comprendemos la inviolabilidad de las personas de los embajadores, la declaración de guerra, el abstenerse de envenenar las armas, con otros deberes del mismo género que son evidentemente calculados para las relaciones que son peculiares a las diferentes sociedades. |
But though these rules be super-added to the laws of nature, the former do not entirely abolish the latter; and one may safely affirm, that the three fundamental rules of justice, the stability of possession, its transference by consent, and the performance of promises, are duties of princes, as well as of subjects. The same interest produces the same effect in both cases. Where possession has no stability, there must be perpetual war. Where property is not transferred by consent, there can be no commerce. Where promises are not observed, there can be no leagues nor alliances. The advantages, therefore, of peace, commerce, and mutual succour, make us extend to different kingdoms the same notions of justice, which take place among individuals. | Aunque estas leyes se añaden a las leyes de la naturaleza, no las suprimen completamente, y se puede afirmar con seguridad que las tres reglas fundamentales de la justicia, la estabilidad de la posesión, su transmisión por consentimiento y la realización de las promesas, son deberes tanto de los príncipes como de los súbditos. El mismo interés produce el mismo efecto en ambos casos. Cuando la posesión no tiene estabilidad, la lucha debe ser continua. Cuando la propiedad no se transmite por consentimiento, no puede existir comercio alguno. Cuando las promesas no se observan, no puede haber ni ligas ni alianzas. Por consiguiente, las ventajas de la paz, comercio y auxilio mutuo nos hacen extender a los diferentes reinos las mismas nociones de justicia que tienen lugar entre los individuos. |
There is a maxim very current in the world, which few politicians are willing to avow, but which has been authorized by the practice of all ages, that there is a system of morals cakulated for princes, much more free than that which ought to govern private parsons. It is evident this is not to be understood of the lesser extent of public duties and obligations; nor will any one be so extravagant as to assert, that the most solemn treaties ought to have no force among princes. For as princes do actually form treaties among themselves, they must propose some advantage from the execution of them; and the prospect of such advantage for the future must engage them to perform their part, and must establish that law of nature. The meaning, therefore, of this political maxim is, that though the morality of princes has the same extent, yet it has not the same force as that of private persons, and may lawfully be trangressed from a more trivial motive. However shocking such a proposition may appear to certain philosophers, it will be easy to defend it upon those principles, by which we have accounted for the origin of justice and equity. | Existe una máxima muy corriente en el mundo que pocos políticos conceden con gusto, pero que ha sido autorizada por la práctica de todas las edades, según la que existe un sistema de moral calculado para los príncipes, mucho más libre que el que debe regir para las personas privadas. Es evidente que esto no ha de ser entendido en el sentido más limitado de los deberes y obligaciones públicas ni será nadie tan extravagante que afirme que los tratados más solemnes no puedan tener fuerza entre los príncipes, pues cuando los principes realizan entre ellos tratados deben proponerse alguna ventaja por la ejecución de los mismos, y la espera de una ventaja tal para el futuro debe obligarlos a realizar su parte y debe establecer esta ley de la naturaleza. Por consiguiente, el sentido de esta máxima política es que aunque la moralidad de los príncipes tiene la misma extensión no tiene la misma fuerza que la de las personas privadas y puede ser violada por el motivo más trivial. Aunque esta proposición pueda parecer extraña a ciertos filósofos, será fácil defenderla sobre los principios con que explicamos el origen de la justicia y la equidad. |
When men have found by experience, that it is impossible to subsist without society, and that it is impossible to maintain society, while they give free course to their appetites; so urgent an interest quickly restrains their actions, and imposes an obligation to observe those rules, which we call the laws of justice. This obligation of interest rests nor here; but by the necessary course of the passions and sentiments, gives rise to the moral obligation of duty; while we approve of such actions as tend to the peace of society, and disapprove of such as tend to its disturbance. The same natural obligation of interest takes place among independent kingdoms, and gives rise to the same morality; so that no one of ever so corrupt morals will approve of a prince, who voluntarily, and of his own accord, breaks his word, or violates any treaty. But here we may observe, that though the intercourse of different states be advantageous, and even sometimes necessary, yet it is nor so necessary nor advantageous as that among individuals, without which it is utterly impossible for human nature ever to subsist. Since, therefore, the natural obligation to justice, among different states, is not so strong as among individuals, the moral obligation, which arises from it, must partake of its weakness; and we must necessarily give a greater indulgence to a prince or minister, who deceives another; than to a private gentleman, who breaks his word of honour. | Cuando los hombres han hallado por experiencia que es imposible subsistir sin sociedad y que es imposible mantener la sociedad mientras se da libre curso a los apetitos, un interés tan urgente domina rápidamente sus acciones y les impone la obligación de observar las reglas que yo llamo leyes de justicia. Esta obligación de interés no permanece aquí, sino que, por el curso necesario de las pasiones y sentimientos, da lugar a la obligación moral del deber, cuando aprobamos las acciones que tienden a la paz de la sociedad y desaprobamos las que tienden a su perturbación. La misma obligación natural de interés tiene lugar entre reinos independientes y da lugar a la misma moralidad; así, que ninguno que profese tan corrompida moral aprobará que un príncipe voluntariamente y por su propio acuerdo no cumpla su palabra o viole un tratado. Sin embargo, podemos observar aquí que aunque las relaciones de diferentes Estados sean ventajosas y a veces necesarias no son tan necesarias y ventajosas como las que existen entre los individuos, sin las que es totalmente imposible para la naturaleza humana la existencia. Por consiguiente, ya que la obligación natural de justicia entre los diferentes Estados no es tan poderosa como entre los individuos, la obligación moral que surge de ella debe participar de su debilidad y debemos ser más indulgentes con un príncipe o un ministro que engaña a otro que con un caballero particular que rompe su palabra de honor. |
Should it be asked, what proportion these two species of morality bear to each other? I would answer, that this is a question, to which we can never give any precise answer; nor is it possible to reduce to numbers the proportion, which we ought to fix betwixt them. One may safely affirm, that this proportion finds itself, without any art or study of men; as we may observe on many other occasions. The practice of the world goes farther in teaching us the degrees of our duty, than the most subtile philosophy, which was ever yet invented. And this may serve as a convincing proof, that all men have an implicit notion of the foundation of those moral rules concerning natural and civil justice, and are sensible, that they arise merely from human conventions, and from the interest, which we have in the preservation of peace and order. For otherwise the diminution of the interest would never produce a relaxation of the morality, and reconcile us more easily to any transgression of justice among princes and republics, than in the private commerce of one subject with another. | Si se pregunta qué relación existe entre estas dos especies de moralidad responderé que ésta es una cuestión a la que no podemos dar una respuesta precisa y no es posible reducir a números esta relación que podemos fijar entre ellas. Se puede afirmar seguramente que esta relación se halla por si misma, sin ninguna clase de estudio de los hombres, como podemos observarla en muchas otras ocasiones. La práctica del mundo va más lejos y nos enseña los grados de nuestro deber mejor que la más sutil filosofia que hasta ahora se haya inventado. Esto puede servir como una prueba convincente de que todos los hombres tienen una noción implícita de la fundamentación de las reglas morales referentes a la justicia natural y civil y se dan cuenta de que surgen meramente de las convenciones humanas y del interés que tenemos en el mantenimiento de la paz y el orden, pues de otro modo la disminución de interés jamás produciría una relajación de la moralidad y jamás nos reconciliaría más fácilmente con la violación de la justicia entre los príncipes y repúblicas que en el comercio privado de un súbdito con otro.
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SECT. XII OF CHASTITY AND MODESTY | Sección XII De la castidad y la modestia. |
If any difficulty attend this system concerning the laws of nature and nations, it will be with regard to the universal approbation or blame, which follows their observance or transgression, and which some may not think sufficiently explained from the general interests of society. To remove, as far as possible, all scruples of this kind, I shall here consider another set of duties, viz, the modesty and chastity which belong to the fair sex: And I doubt not but these virtues will be found to be still more conspicuous instances of the operation of those principles, which I have insisted on. | Si alguna dificultad acompaña al sistema concerniente a las leyes de la naturaleza y de las naciones se referirá a la aprobación o censura universal que sigue a su observancia o violación, y que no se puede pensar suficientemente explicada por el interés general de la sociedad. Para evitar tanto como sea posible los escrúpulos de este género consideraré aquí otra serie de deberes, a saber: la modestia y la castidad, que pertenecen al bello sexo, y no dudo se hallará que estas virtudes son casos aún más notables de la actuación de los principios sobre los que yo he insistido. |
There are some philosophers, who attack the female virtues with great vehemence, and fancy they have gone very far in detecting popular errors, when they can show, that there is no foundation in nature for all that exterior modesty, which we require in the expressions, and dress, and behaviour of the fair sex. I believe I may spare myself the trouble of insisting on so obvious a subject, and may proceed, without farther preparation, to examine after what manner such notions arise from education, from the voluntary conventions of men, and from the interest of society. | Hay algunos filósofos que combaten con vehemencia las virtudes femeninas, y yo pienso que han ido demasiado lejos disipando errores populares cuando creen poder mostrar que no existe fundamento en la naturaleza para la modestia exterior que exigimos en las expresiones, traje y conducta del bello sexo. Creo que puedo economizarme el trabajo de insistir sobre un asunto tan claro, y me es dado proceder sin más preparación a examinar de qué manera estas nociones surgen de la educación de las convenciones voluntarias de los hombres y del interés de la sociedad. |
Whoever considers the length and feebleness of human infancy, with the concern which both sexes naturally have for their offspring, will easily perceive, that there must be an union of male and female for the education of the young, and that this union must be of considerable duration. But in order to induce the men to impose on themselves this restraint, and undergo chearfully all the fatigues and expences, to which it subjects them, they must believe, that the children are their own, and that their natural instinct is not directed to a wrong object, when they give a loose to love and tenderness. Now if we examine the structure of the human body, we shall find, that this security is very difficult to be attained on our part; and that since, in the copulation of the sexes, the principle of generation goes from the man to the woman, an error may easily take place on the side of the former, though it be utterly impossible with regard to the latter. From this trivial and anatomical observation is derived that vast difference betwixt the education and duties of the two sexes. | Quien considere la longitud y debilidad de la infancia humana al mismo tiempo que el interés que ambos sexos tienen por su progenie verá fácilmente que debe existir una unión del hombre y la mujer para la educación de la juventud y que esta unión debe ser de duración considerable. Sin embargo, para inducir al hombre a imponerse a él mismo esta obligación y a someterse gustosamente a todas las fatigas y gastos a los que se halla por ella sujeto debe creer que sus hijos son los suyos propios y que su instinto natural no se dirige a un objeto injusto cuando da rienda suelta a su amor y ternura. Ahora bien: si examinamos la estructura del cuerpo humano hallaremos que esta seguridad es muy difícil de alcanzarse por nuestra parte y que ya que en la copulación de los sexos el principio de la generación pasa del hombre a la mujer, puede tener fácilmente lugar un error por parte del primero, aunque es totalmente imposible con respecto a la última. De esta observación trivial y anatómica se deriva la gran diferencia entre la educación y los deberes de los dos sexos. |
Were a philosopher to examine the matter a priori, he would reason after the following manner. Men are induced to labour for the maintenance and education of their children, by the persuasion that they are really their own; and therefore it is reasonable, and even necessary, to give them some security in this particular. This security cannot consist entirely in the imposing of severe punishments on any transgressions of conjugal fidelity on the part of the wife; since these public punishments cannot be inflicted without legal proof, which it is difficult to meet with in this subject. What restraint, therefore, shall we impose on women, in order to counter-balance so strong a temptation as they have to infidelity? There seems to be no restraint possible, but in the punishment of bad fame or reputation; a punishment, which has a mighty influence on the human mind, and at the same time is inflicted by the world upon surmizes, and conjectures, and proofs, that would never be received in any court of judicature. In order, therefore, to impose a due restraint on the female sex, we must attach a peculiar degree of shame to their infidelity, above what arises merely from its injustice, and must bestow proportionable praises on their chastity. | Si un filósofo considerase el asunto a priori razonaría del siguiente modo: Los hombres son inclinados al trabajo para la alimentación y nutrición de sus hijos, por la persuasión de que son realmente los propios, y, por consiguiente, es razonable y aun necesario darles alguna seguridad en este particular. Esta seguridad no puede consistir totalmente en la imposición de severos castigos para las transgresiones de la fidelidad conyugal por parte de la mujer, puesto que estos castigos públicos no pueden ser infligidos sin prueba legal, lo que es difícil de encontrar en este asunto. ¿Qué imposición, por consiguiente, debemos imponer a la mujer para equilibrar una tentación tan fuerte como es la que tienen con respecto a la infidelidad? No parece existir más imposición posible que el castigo de la mala fama o reputación, castigo que tiene una poderosa influencia sobre el espíritu humano y que al mismo tiempo es infligido por el mundo valiéndose de presunciones y conjeturas y de pruebas que jamás se admitirían ante un tribunal de justicia. Por consiguiente, para imponer un debido dominio sobre sí al sexo femenino debemos unir un grado peculiar de vergÜenza con su infidelidad, sobre todo con la que surge meramente de su injusticia, y debemos conceder una alabanza proporcionada a su castidad. |
But though this be a very strong motive to fidelity, our philosopher would quickly discover, that it would not alone be sufficient to that purpose. All human creatures, especially of the female sex, are apt to over-look remote motives in favour of any present temptation: The temptation is here the strongest imaginable: Its approaches are insensible and seducing: And a woman easily finds, or flatters herself she shall find, certain means of securing her reputation, and preventing all the pernicious consequences of her pleasures. It is necessary, therefore, that, beside the infamy attending such licences, there should be some preceding backwardness or dread, which may prevent their first approaches, and may give the female sex a repugnance to all expressions, and postures, and liberties, that have an immediate relation to that enjoyment. | Sin embargo, aunque éste es un motivo muy poderoso para la fidelidad, nuestro filósofo descubrirá rápidamente que no basta por sí solo para este propósito. Todas las criaturas humanas, especialmente las del sexo femenino, se inclinan a abandonar los motivos remotos en favor de una tentación presente. La tentación es aquí la más fuerte imaginable; su aproximación es insensible y seductora, y una mujer fácilmente halla, o se vanagloria de hallar, ciertos medios de proteger su reputación y evitar todas las consecuencias perniciosas de sus placeres. Por consiguiente, es necesario que, aparte de la infamia que acompaña a tales licencias, debe existir algún precedente retraimiento o temor que pueda evitar la aproximación primera y pueda dar al sexo femenino repugnancia por todas las expresiones, posturas y libertades que tienen inmediata relación con este placer. |
Such would be the reasonings of our speculative philosopher: But I am persuaded, that if he had not a perfect knowledge of human nature, he would be apt to regard them as mere chimerical speculations, and would consider the infamy attending infidelity, and backwardness to all its approaches, as principles that were rather to be wished than hoped for in the world. For what means, would he say, of persuading mankind, that the transgressions of conjugal duty are more infamous than any other kind of injustice, when it is evident they are more excusable, upon account of the greatness of the temptation? And what possibility of giving a backwardness to the approaches of a pleasure, to which nature has inspired so strong a propensity; and a propensity that it is absolutely necessary in the end to comply with, for the support of the species? | Tal sería el razonamiento de nuestro filósofo especulativo; pero yo estoy persuadido de que si no tiene un conocimiento perfecto de la naturaleza humana lo considerará como una especulación quimérica y estimará la infamia que acompaña a la infidelidad y el temor a toda su aproximación como principios que serían más de desear que de esperar en este mundo. ¿Por qué medios, dicen, persuadir al género humano que las transgresiones del deber conyugal son más infames que cualquier otro género de injusticia, cuando es evidente que son más excusables por lo grande de la tentación? ¿Y qué posibilidad existe de conceder temor a la aproximación del placer, para el cual la naturaleza ha dado una inclinación tan fuerte y una inclinación que es absolutamente necesaria de satisfacer para la propagación de la especie? |
But speculative reasonings, which cost so much pains to philosophers, are often formed by the world naturally, and without reflection: As difficulties, which seem unsurmountable in theory, are easily got over in practice. Those, who have an interest in the fidelity of women, naturally disapprove of their infidelity, and all the approaches to it. Those, who have no interest, are carried along with the stream. Education takes possession of the ductile minds of the fair sex in their infancy. And when a general rule of this kind is once established, men are apt to extend it beyond those principles, from which it first arose. Thus batchelors, however debauched, cannot chuse but be shocked with any instance of lewdness or impudence in women. And though all these maxims have a plain reference to generation, yet women past child-bearing have no more privilege in this respect, than those who are in the flower of their youth and beauty. Men have undoubtedly an implicit notion, that all those ideas of modesty and decency have a regard to generation; since they impose not the same laws, with the same force, on the male sex, where that reason takes nor place. The exception is there obvious and extensive, and founded on a remarkable difference, which produces a clear separation and disjunction of ideas. But as the case is not the same with regard to the different ages of women, for this reason, though men know, that these notions are founded on the public interest, yet the general rule carries us beyond the original principle, and makes us extend the notions of modesty over the whole sex, from their earliest infancy to their extremest old-age and infirmity. | Pero los razonamientos especulativos, que cuestan tanto trabajo a los filósofos, se forman naturalmente por las gentes y sin reflexión, del mismo modo que dificultades que parecen insolubles en teoría son fácilmente dominadas en la práctica. Los que tienen interés en la fidelidad de la mujer desaprueban, naturalmente, su infidelidad y toda aproximación a ella. Los que no tienen interés son llevados por la corriente. La educación toma posesión de los espíritus dúctiles del bello sexo en su infancia. Y cuando una regla general de este género se halla establecida los hombres se inclinan a establecerla más allá de los principios de los que surgió en un comienzo. Así, los solteros, aun viciosos, no pueden preferir un caso de lascivia e impudor en la mujer, sino que esto los molesta. Aunque todas estas máximas hayan tenido una clara referencia a la generación, sin embargo, las mujeres que han pasado de la edad de tener hijos no tienen más privilegio en este respecto que las que se hallan en la flor de su juventud y de la belleza. Los hombres tienen implícitamente una noción de que todas estas ideas de modestia y decencia se refieren a la generación, puesto que no imponen las mismas leyes con la misma fuerza al sexo masculino, en el que esta razón no tiene lugar. La excepción es aquí clara y extensiva y se funda sobre una notable diferencia que produce una clara separación y disyunción de ideas. El caso no es el mismo con respecto a las diferentes edades de la mujer, por la razón de que, aunque los hombres conocen que estas nociones se hallan fundadas sobre el interés público, la regla general los lleva aún más allá del principio original y les hace extender las nociones de modestia sobre el sexo entero desde su más temprana infancia hasta la más extrema vejez y debilidad. |
Courage, which is the point of honour among men, derives its merit, in a great measure, from artifice, as well as the chastity of women; though it has also some foundation in nature, as we shall see afterwards. | El valor, que es el punto de honor entre los hombres, deriva su mérito en gran parte de un artificio, del mismo modo que la castidad de la mujer, aunque posee alguna fundamentación en la naturaleza, como veremos más adelante. |
As to the obligations which the male sex lie under, with regard to chastity, we may observe, that according to the general notions of the world, they bear nearly the same proportion to the obligations of women, as the obligations of the law of nations do to those of the law of nature. It is contrary to the interest of civil society, that men should have an entire liberty of indulging their appetites in venereal enjoyment: But as this interest is weaker than in the case of the female sex, the moral obligation, arising from it, must be proportionably weaker. And to prove this we need only appeal to the practice and sentiments of all nations and ages. | En cuanto a las obligaciones a que se halla sometido el sexo masculino con respecto a la castidad, podemos observar, según las nociones generales del común sentir, que guardan la misma relación aproximadamente con las obligaciones de la mujer que las obligaciones de la ley de las naciones con la ley de la naturaleza. Es contrario al interés de la sociedad civil que los hombres tengan entera libertad de entregarse a sus apetitos sexuales; pero como este interés es más débil que el existente en el caso del sexo femenino, la obligación moral que surge de él ha de ser igualmente más débil. Para probar esto debemos tan sólo apelar a la práctica y los sentimientos de todas las naciones y tiempos.
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PART III OF THE OTHER VIRTUES AND VICES | Parte Tercera De otras virtudes y vicios |
SECT. I OF THE ORIGIN OF THE NATURAL VIRTUES AND VICES | Sección Primera Del origen de las virtudes y vicios naturales. |
We come now to the examination of such virtues and vices as are entirely natural, and have no dependance on the artifice and contrivance of men. The examination of these will conclude this system of morals. | Pasamos ahora a examinar las virtudes y vicios que son enteramente naturales y no dependen del artificio e invención de los hombres. El examen de éstos pondrá fin a nuestro sistema de moral. |
The chief spring or actuating principle of the human mind is pleasure or pain; and when these sensations are removed, both from our thought and feeling, we are, in a great measure, incapable of passion or action, of desire or volition. The most immediate effects of pleasure and pain are the propense and averse motions of the mind; which are diversified into volition, into desire and aversion, grief and joy, hope and fear, according as the pleasure or pain changes its situation, and becomes probable or improbable, certain or uncertain, or is considered as out of our power for the present moment. But when along with this, the objects, that cause pleasure or pain, acquire a relation to ourselves or others; they still continue to excite desire and aversion, grief and joy: But cause, at the same time, the indirect passions of pride or humility, love or hatred, which in this case have a double relation of impressions and ideas to the pain or pleasure. | El resorte capital o principio propulsor de las acciones del espíritu humano es el placer o el dolor, y cuando estas sensaciones se suprimen en nuestro pensamiento y en nuestro sentimiento somos en gran medida incapaces de pasión o acción y de deseo o volición. Los efectos más inmediatos del placer y dolor son las acciones del espíritu de aproximarse a algo o apartarse de algo, y que se hallan diversificadas en volición, deseo y aversión, pena y alegría, esperanza y temor, según como el placer o el dolor cambia la situación y se hace más probable o improbable, cierto o incierto, o es considerado fuera de nuestro poder en el momento presente. Cuando al mismo tiempo que esto los objetos que causan placer o pena adquieren una relación con nosotros o los otros, continúan excitando deseo o aversión, pena o alegría; pero causan también al mismo tiempo las pasiones indirectas de orgullo y humildad, amor u odio, que en este caso tienen una doble relación de impresiones e ideas con el dolor y el placer. |
We have already observed, that moral distinctions depend entirely on certain peculiar sentiments of pain and pleasure, and that whatever mental quality in ourselves or others gives us a satisfaction, by the survey or reflection, is of course virtuous; as every thing of this nature, that gives uneasiness, is vicious. Now since every quality in ourselves or others, which gives pleasure, always causes pride or love; as every one, that produces uneasiness, excites humility or hatred: It follows, that these two particulars are to be considered as equivalent, with regard to our mental qualities, virtue and the power of producing love or pride, vice and the power of producing humility or hatred. In every case, therefore, we must judge of the one by the other; and may pronounce any quality of the mind virtuous, which causes love or pride; and any one vicious, which causes hatred or humility. | Hemos hecho observar ya que las distinciones morales dependen enteramente de ciertos sentimientos peculiares de dolor o placer y que cualquier cualidad espiritual que en nosotros o los otros nos produce satisfacción por su consideración o contem plación es en consecuencia virtuosa, del mismo modo que todo lo que dentro de este género produce dolor es vicioso. Ahora bien: puesto que toda cualidad en nosotros o los otros que causa placer produce siempre orgullo o amor, del mismo modo que todo lo que produce dolor despierta la humildad o el odio, se sigue que se han de considerar como equivalentes con respecto a nuestras cualidades mentales las dos propiedades: virtud y poder de producir amor u orgullo, y vicio y poder de producir humildad u odio. Por consiguiente, en cada caso debemos juzgarle la una por la otra y podemos declarar virtuosa una cualidad del espíritu cuando produce amor u orgullo y viciosa cuando causa odio o humildad. |
If any action be either virtuous or vicious, it is only as a sign of some quality or character. It must depend upon durable principles of the mind, which extend over the whole conduct, and enter into the personal character. Actions themselves, not proceeding from any constant principle, have no influence on love or hatred, pride or humility; and consequently are never considered in morality. | Que una acción sea virtuosa o viciosa es tan sólo un signo de alguna cualidad o carácter y debe depender esto de principios duraderos del espíritu, que se extienden sobre la conducta total y penetran en el carácter personal. Las acciones mismas, no procediendo de un principio constante, no tienen influencia sobre el amor o el odio, orgullo o humildad, y por consiguiente no son consideradas jamás en la moralidad. |
This reflection is self-evident, and deserves to be attended to, as being of the utmost importance in the present subject. We are never to consider any single action in our enquiries concerning the origin of morals; but only the quality or character from which the action proceeded. These alone are durable enough to affect our sentiments concerning the person. Actions are, indeed, better indications of a character than words, or even wishes and sentiments; but it is only so far as they are such indications, that they are attended with love or hatred, praise or blame. | Esta reflexión es evidente por sí misma y merece ser tenida en cuenta, siendo de la mayor importancia para el presente asunto. No debemos considerar nunca una acción particular en nuestra investigación concerniente al origen de la moral, sino tan sólo la cualidad o carácter de que la acción procede. Este sólo es duradero suficientemente para afectar nuestros sentimientos concernientes a la persona. Las acciones son, de hecho, mejores indicaciones del carácter que las palabras o aun los deseos y sentimientos; pero solamente en tanto que son tales indicaciones, porque van acompañadas de amor u odio, alabanza o censura. |
To discover the true origin of morals, and of that love or hatred, which arises from mental qualities, we must take the matter pretty deep, and compare some principles, which have been already examined and explained. | Para descubrir el verdadero origen de la moral y el del amor u odio que surge de estas cualidades mentales debemos entrar muy profundamente en el asunto y comparar algunos principios que ya han sido examinados y explicados. |
We may begin with considering a-new the nature and force of sympathy. The minds of all men are similar in their feelings and operations; nor can any one be actuated by any affection, of which all others are not, in some degree, susceptible. As in strings equally wound up, the motion of one communicates itself to the rest; so all the affections readily pass from one person to another, and beget correspondent movements in every human creature. When I see the effects of passion in the voice and gesture of any person, my mind immediately passes from these effects to their causes, and forms such a lively idea of the passion, as is presently converted into the passion itself. In like manner, when I perceive the causes of any emotion, my mind is conveyed to the effects, and is actuated with a like emotion. Were I present at any of the more terrible operations of surgery, it is certain, that even before it begun, the preparation of the instruments, the laying of the bandages in order, the heating of the irons, with all the signs of anxiety and concern in the patient and assistants, would have a great effect upon my mind, and excite the strongest sentiments of pity and terror. No passion of another discovers itself immediately to the mind. We are only sensible of its causes or effects. From these we infer the passion: And consequently these give rise to our sympathy. | Podemos comenzar considerando de nuevo la naturaleza y fuerza de la simpatía. Los espíritus de todos los hombres son similares en sus sentimientos y operaciones, y no puede ser influido uno de ellos por alguna afección de la que todos los demás no sean en algún grado susceptibles. Lo mismo que en las cuerdas enlazadas de un modo igual el movimiento de la una se comunica al resto de ellas, las afecciones pasan rápidamente de una persona a otra y ejecutan movimientos correspondientes en toda criatura humana. Cuando yo veo los efectos de la pasión en la voz y gestos de una persona mi espíritu pasa inmediatamente de estos efectos a sus causas y se forma una idea vivaz de la pasión tal, que se convierte en el momento en la pasión misma. De igual modo, cuando yo percibo las causas de una emoción mi espíritu es llevado a sus efectos y afectada con una emoción igual. Si yo me hallase presente a una de las más terribles operaciones de la cirugía es cierto que, antes que comenzase, la preparación de los instrumentos, la colocación de los vendajes en orden, el calentar los hierros, con todos los signos de ansiedad y preocupación del paciente y los asistentes, tendrían un gran efecto sobre mi espíritu y excitarían los sentimientos más poderosos de piedad y terror. Ninguna pasión de otro sujeto se descubre por sí misma inmediatamente al espíritu. Solamente somos sensibles a sus causas y efectos. De éstos inferimos la pasión y, por consecuencia, éstos son los que dan lugar a nuestra simpatía. |
Our sense of beauty depends very much on this principle; and where any object has atendency to produce pleasure in its possessor, it is always regarded as beautiful; as every object, that has a tendency to produce pain, is disagreeable and deformed. Thus the conveniency of a house, the fertility of a field, the strength of a horse, the capacity, security, and swift-sailing of a vessel, form the principal beauty of these several objects. Here the object, which is denominated beautiful, pleases only by its tendency to produce a certain effect. That effect is the pleasure or advantage of some other person. Now the pleasure of a stranger, for whom we have no friendship, pleases us only by sympathy. To this principle, therefore, is owing the beauty, which we find in every thing that is useful. How considerable a part this is of beauty can easily appear upon reflection. Wherever an object has a tendency to produce pleasure in the possessor, or in other words, is the proper cause of pleasure, it is sure to please the spectator, by a delicate sympathy with the possessor. Most of the works of art are esteemed beautiful, in proportion to their fitness for the use of man, and even many of the productions of nature derive their beauty from that source. Handsome and beautiful, on most occasions, is nor an absolute but a relative quality, and pleases us by nothing but its tendency to produce an end that is agreeable. [FN 25 Decentior equus cujus astricta sunt ilia; sed idem velocior. Pulcher aspectu sit athieta, cujus lacertos exercitatio expressit; idem certamini paratior. Nunquam vero species ab utilitate dividitur. Sed hoc quidem discernere, modici judicii est. Quinct. lib. 8. (A horse with narrow flanks looks more comely; It also moves faster. An athlete whose muscles have been developed by training presents a handsome appearance; he is also better prepared for the contest. Attractive appearance is invariably associated with efficient functioning. Yet it takes no outstanding powers of judgement to wake this distinction.)] | Nuestro sentido de la belleza depende en gran parte de este principio, y cuando un objeto tiene tendencia a producir placer en su poseedor es considerado siempre como bello, del mismo modo que todo objeto que tiene tendencia a producir dolor es desagradable y feo. Así, lo conveniente de una casa, la fertilidad de un campo, la fuerza de un caballo, la capacidad, seguridad y rapidez para navegar de un barco constituyen la belleza capital de estos varios objetos. Aquí el objeto que se llama bello agrada tan sólo por su tendencia a producir un cierto efecto. Este efecto es el placer o la ventaja de alguna otra persona. Ahora bien: el placer de un extraño por el que no experimentamos amistad nos agrada tan sólo por la simpatía. A este principio, por consiguiente, se debe la belleza que hallamos en todo lo que es útil. Qué elemento tan considerable de la belleza es éste lo veremos después de reflexionar sobre ello. Siempre que un objeto tiene la tendencia a producir placer en el poseedor, o, con otras palabras, es la causa propia del placer, es seguro que agradará al espectador por una delicada simpatía con el poseedor. Las más de las obras de arte se estiman bellas en proporción a su adecuación para el uso del hombre, y aun muchas de las producciones de la naturaleza tienen su belleza en este origen. Hermosura y belleza no son en muchas ocasiones una cualidad absoluta, sino relativa, y no nos agradan más que por su tendencia a producir lo que es agradable (72). |
The same principle produces, in many instances, our sentiments of morals, as well as those of beauty. No virtue is more esteemed than justice, and no vice more detested than injustice; nor are there any qualities, which go farther to the fixing the character, either as amiable or odious. Now justice is a moral virtue, merely because it has that tendency to the good of mankind; and, indeed, is nothing but an artificial invention to that purpose. The same may be said of allegiance, of the laws of nations, of modesty, and of good-manners. All these are mere human contrivances for the interest of society. And since there is a very strong sentiment of morals, which in all nations, and all ages, has attended them, we must allow, that the reflecting on the tendency of characters and mental qualities, is sufficient to give us the sentiments of approbation and blame. Now as the means to an end can only be agreeable, where the end is agreeable; and as the good of society, where our own interest is not concerned, or that of our friends, pleases only by sympathy: It follows, that sympathy is the source of the esteem, which we pay to all the artificial virtues. | El mismo principio produce en muchos casos tanto nuestro sentimiento de moral como el de belleza. Ninguna virtud es más estimada que la justicia y ningún vicio más odiado que la injusticia, y no hay otras cualidades que vayan más lejos para fijar este carácter que el ser amable u odioso. Ahora bien: la justicia es una virtud moral meramente porque posee la tendencia hacia el bien del género humano y de hecho no es más que una invención artificial para este propósito. Lo mismo puede decirse de la obediencia de las leyes de las naciones, de la modestia y de las buenas maneras. Todas ellas son meros artificios humanos para el interés de la sociedad. Puesto que existe un sentimiento muy fuerte de la moral, que en todas las naciones y en todos los tiempos lo ha acompañado, debemos conceder que la reflexión sobre la tendencia del carácter y las cualidades mentales es suficiente para producirnos el sentimiento de aprobación y censura. Ahora bien: dado que los medios para un fin pueden ser sólo agradables cuando el fin es agradable y que el bien de la sociedad cuando nuestro interés no está contra ello o el de nuestros amigos agrada por simpatía, se sigue que la simpatía es el origen de la estima que concedemos a toda las virtudes artificiales. |
Thus it appears, that sympathy is a very powerful principle in human nature, that it has a great influence on our taste of beauty, and that it produces our sentiment of morals in all the artificial virtues. From thence we may presume, that it also gives rise to many of the other virtues; and that qualities acquire our approbation, because of their tendency to the good of mankind. This presumption must become a certainty, when we find that most of those qualities, which we naturally approve of, have actually that tendency, and render a man a proper member of society: While the qualities, which we naturally disapprove of, have a contrary tendency, and render any intercourse with the person dangerous or disagreeable. For having found, that such tendencies have force enough to produce the strongest sentiment of morals, we can never reasonably, in these cases, look for any other cause of approbation or blame; it being an inviolable maxim in philosophy, that where any particular cause is sufficient for an effect, we ought to rest satisfied with it, and ought not to multiply causes without necessity. We have happily attained experiments in the artificial virtues, where the tendency of qualities to the good of society, is the sole cause of our approbation, without any suspicion of the concurrence of another principle. From thence we learn the force of that principle. And where that principle may take place, and the quality approved of is really beneficial to society, a true philosopher will never require any other principle to account for the strongest approbation and esteem. | Así, resulta que la simpatía es un principio muy poderoso de la naturaleza humana, que tiene una gran influencia sobre nuestro sentido de la belleza y que produce nuestro sentimiento de la moral en todas las virtudes artificiales. De aquí podemos presumir que da lugar también a muchas de las otras virtudes y que las cualidades adquieren nuestra aprobación por su tendencia al bien del género humano. Esta presunción debe convertirse en certidumbre cuando hallemos que estas cualidades que aprobamos naturalmente poseen esta tendencia y hacen al hombre propio para la sociedad, mientras que las cualidades que desaprobamos naturalmente tienen la tendencia contraria y hacen las relaciones con la persona que las posee peligrosas o desagradables. Habiendo hallado que tendencias tales tienen fuerza suficiente para producir los más fuertes sentimientos morales, no podemos en estos casos buscar razonablemente jamás otra causa de aprobación o censura, siendo una máxima inviolable en la filosofía que cuando una causa particular es suficiente para un efecto debemos contentarnos con ella y no debemos multiplicar las causas sin necesidad. Hemos logrado experimentos en las virtudes artificiales en los que la tendencia de las cualidades al bien de la sociedad eran la única causa de nuestra aprobación, sin existir rastro de la participación de otro principio. De aquí vemos la fuerza de este principio. Cuando este principio puede tener lugar y la cualidad aprobada es realmente beneficiosa para la sociedad, un verdadero filósofo no buscará jamás otro principio para explicar la más decidida aprobación y estima. |
That many of the natural virtues have this tendency to the good of society, no one can doubt of. Meekness, beneficence, charity, generosity, clemency, moderation, equity bear the greatest figure among the moral qualities, and are commonly denominated the social virtues, to mark their tendency to the good of society. This goes so far, that some philosophers have represented all moral distinctions as the effect of artifice and education, when skilful politicians endeavoured to restrain the turbulent passions of men, and make them operate to the public good, by the notions of honour and shame. This system, however, is nor consistent with experience. For, first, there are other virtues and vices beside those which have this tendency to the public advantage and loss. Secondly, had not men a natural sentiment of approbation and blame, it coued never be excited by politicians; nor would the words laudable and praise-worthy, blameable and odious be any more intelligible, than if they were a language perfectly known to us, as we have already observed. But though this system be erroneous, it may teach us, that moral distinctions arise, in a great measure, from the tendency of qualities and characters to the interests of society, and that it is our concern for that interest, which makes us approve or disapprove of them. Now we have no such extensive concern for society but from sympathy; and consequently it is that principle, which takes us so far out of ourselves, as to give us the same pleasure or uneasiness in the characters of others, as if they had a tendency to our own advantage or loss. | Nadie puede dudar de que muchas de las virtudes naturales tienen esta tendencia al bien de la sociedad. Mansedumbre, beneficencia, caridad, generosidad, clemencia, moderación y equidad poseen la mayor consideración entre las cualidades morales, y se denominan comúnmente virtudes sociales para indicar su tendencia al bien de la sociedad. Sucede esto hasta tal punto que algunos filósofos han expuesto que todas las distinciones morales son un producto del artificio y la educación porque los políticos hábiles han intentado dominar las pasiones turbulentas de los hombres y hacerlos laborar por el bien público mediante las nociones de honor y vergÜenza. Este sistema, sin embargo, no concuerda con la experiencia, pues primeramente existen otras virtudes y vicios además de los que tienen esta tendencia hacia la ventaja y desventaja pública. Segundo: si los hombres no tuviesen un sentimiento natural de aprobación o censura no podría haber sido esto despertado por los políticos, ni las palabras laudable y digno de alabanza, censurable y odioso serían más inteligibles que si perteneciesen a un lenguaje desconocido totalmente para nosotros, como ya lo hemos hecho observar. Sin embargo, aunque este sistema sea erróneo, puede enseñarnos que las distinciones morales surgen en gran medida de la tendencia de cualidades y caracteres hacia los intereses de la sociedad y que la preocupación por este interés es la que nos hace aprobarlas o desaprobarlas. Ahora bien: nosotros no tenemos un interés tan extenso por la sociedad más que mediante la simpatía, y, por consiguiente, este principio es el que nos aparta hasta tal punto de nosotros que nos proporciona el mismo placer o dolor por los caracteres de los otros que si éstos tendieran hacia nuestra propia ventaja o desventaja. |
The only difference betwixt the natural virtues and justice lies in this, that the good, which results from the former, arises from every single act, and is the object of some natural passion: Whereas a single act of justice, considered in itself, may often be contrary to the public good; and it is only the concurrence of mankind, in a general scheme or system of action, which is advantageous. When I relieve persons in distress, my natural humanity is my motive; and so far as my succour extends, so far have I promoted the happiness of my fellow-creatures. But if we examine all the questions, that come before any tribunal of justice, we shall find, that, considering each case apart, it would as often be an instance of humanity to decide contrary to the laws of justice as conformable them. Judges take from a poor man to give to a rich; they bestow on the dissolute the labour of the industrious; and put into the hands of the vicious the means of harming both themselves and others. The whole scheme, however, of law and justice is advantageous to the society; and it was with a view to this advantage, that men, by their voluntary conventions, established it. After it is once established by these conventions, it is naturally attended with a strong sentiment of morals; which can proceed from nothing but our sympathy with the interests of society. We need no other explication of that esteem, which attends such of the natural virtues, as have a tendency to the public good. I must farther add, that there are several circumstances, which render this hypothesis much more probable with regard to the natural than the artificial virtues. It is certain that the imagination is more affected by what is particular, than by what is general; and that the sentiments are always moved with difficulty, where their objects are, in any degree, loose and undetermined: Now every particular act of justice is not beneficial to society, but the whole scheme or system: And it may not, perhaps, be any individual person for whom we are concerned, who receives benefit from justice, but the whole society alike. On the contrary, every particular act of generosity, or relief of the industrious and indigent, is beneficial; and is beneficial to a particular person, who is not undeserving of it. It is more natural, therefore, to think, that the tendencies of the latter virtue will affect our sentiments, and command our approbation, than those of the former; and therefore, since we find, that the approbation of the former arises from their tendencies, we may ascribe, with better reason, the same cause to the approbation of the latter. In any number of similar effects, if a cause can be discovered for one, we ought to extend that cause to all the other effects, which can be accounted for by it: But much more, if these other effects be attended with peculiar circumstances, which facilitate the operation of that cause. | La única diferencia existente entre las virtudes naturales y la justicia está en que el bien que resulte de la primera surge de cada acto particular y es objeto de alguna pasión natural, mientras que un acto separado de justicia considerado en sí mismo puede ser contrario frecuentemente al bien público, y sólo la concurrencia del género humano en un esquema o sistema de acción es lo ventajoso. Cuando ayudo a las personas que se hallan en la desgracia, mi motivo es mi humanidad natural y hasta donde llega mi auxilio he promovido la felicidad de mis semejantes; pero si examinamos todas las cuestiones que se presentan ante un tribunal de justicia hallaremos que, considerando aparte cada caso, será un ejemplo de humanidad frecuentemente decidir en contra de las leyes de justicia y no conformarse a ella. Los jueces toman el caudal de un hombre pobre para entregárselo a un rico, conceden al disoluto el trabajo del industrioso y ponen en manos de los viciosos los medios de dañarse a sí mismos y de dañar a los demás. El sistema total, sin embargo, de la ley y la justicia es ventajoso para la sociedad, y en consideración a esta ventaja fue por lo que los hombres la establecieron mediante sus convenciones voluntarias. Una vez que fue establecida por estas convenciones, va siempre naturalmente acompañada con un fuerte sentimiento moral que no puede proceder más que de nuestra simpatía con los intereses de la sociedad. No necesitamos otra explicación de esta estima que acompaña a las virtudes naturales que tienen tendencia hacia el bien público. Debo añadir además que existen varias circunstancias que hacen esta hipótesis mucho más probable con respecto a las virtudes naturales que con respecto a las artificiales. Es cierto que la imaginación es más afectada por lo que es particular que por lo general y que los sentimientos se despiertan siempre con dificultad cuando sus objetos son en cierto grado vagos e indeterminados. Ahora bien: cada acto particular de justicia no es beneficioso para la sociedad, sino todo el esquema o sistema, y no puede quizá ser una persona particular por la cual nos interesamos la que recibe un beneficio de la justicia, sino el todo social. Por el contrario, todo acto particular de generosidad o ayuda del industrioso o del indigente es beneficioso para una persona particular que no es indigna de él. Es más natural, por consecuencia, pensar que las tendencias de la última virtud afectarán nuestros sentimientos y exigirán nuestra aprobación que pensar que lo hagan las primeras, y, por consiguiente, ya que hallamos que la aprobación de las primeras sufre en sus tendencias, podemos adscribir con más razón la misma causa a la aprobación de las últimas. En un número de efectos similares, si una causa es descubierta para uno, podemos extender esta causa a todos los otros efectos que pueden ser explicados por ella; pero podemos hacerlo mucho más aún si estos otros efectos van acompañados con circunstancias peculiares que facilitan la acción de la causa. |
Before I proceed farther, I must observe two remarkable circumstances in this affair, which may seem objections to the present system. The first may be thus explained. When any quality, or character, has a tendency to the good of mankind, we are pleased with it, and approve of it; because it presents the lively idea of pleasure; which idea affects us by sympathy, and is itself a kind of pleasure. But as this sympathy is very variable, it may be thought that our sentiments of morals must admit of all the same variations. We sympathize more with persons contiguous to us, than with persons remote from us: With our acquaintance, than with strangers: With our countrymen, than with foreigners. But notwithstanding this variation of our sympathy, we give the same approbation to the same moral qualities in China as in England. They appear equally virtuous, and recommend themselves equally to the esteem of a judicious spectator. The sympathy varies without a variation in our esteem. Our esteem, therefore, proceeds not from sympathy. | Antes de que vaya más lejos debo hacer observar dos notables circunstancias en este asunto que pueden parecer objeciones para el sistema presente. La primera puede ser explicada así: Cuando alguna cualidad o carácter posee una tendencia hacia el bien del género humano, nos agrada y la aprobamos porque presenta la idea vivaz de placer, idea que nos afecta por simpatía y es en sí misma un género de placer; pero como esta simpatía es muy variable y puede pensarse que nuestros sentimientos morales admiten las mismas variaciones, simpatizamos más con personas contiguas a nosotros que con personas que están remotas, con nuestros próximos que con los extraños, con nuestros compatriotas que con los extranjeros. A pesar de esta variación de nuestra simpatía concedemos la misma aprobación a las mismas cualidades morales en China que en Inglaterra; aparecen igualmente virtuosas y exigen igualmente la estima de un espectador juicioso. La simpatía varía sin una variación de nuestra estima. Nuestra estima, por consiguiente, no procede de la simpatía. |
To this I answer: The approbation of moral qualities most certainly is not derived from reason, or any comparison of ideas; but proceeds entirely from a moral taste, and from certain sentiments of pleasure or disgust, which arise upon the contemplation and view of particular qualities or characters. Now it is evident, that those sentiments, whence-ever they are derived, must vary according to the distance or contiguity of the objects; nor can I feel the same lively pleasure from the virtues of a person, who lived in Greece two thousand years ago, that I feel from the virtues of a familiar friend and acquaintance. Yet I do not say, that I esteem the one more than the other: And therefore, if the variation of the sentiment, without a variation of the esteem, be an objection, it must have equal force against every other system, as against that of sympathy. But to consider the matter a-right, it has no force at all; and it is the easiest matter in the world to account for it. Our situation, with regard both to persons and things, is in continual fluctuation; and a man, that lies at a distance from us, may, in a little time, become a familiar acquaintance. Besides, every particular man has a peculiar position with regard to others; and it is impossible we coued ever converse together on any reasonable terms, were each of us to consider characters and persons, only as they appear from his peculiar point of view. In order, therefore, to prevent those continual contradictions, and arrive at a more stable judgment of things, we fix on some steady and general points of view; and always, in our thoughts, place ourselves in them, whatever may be our present situation. In like manner, external beauty is determined merely by pleasure; and it is evident, a beautiful countenance cannot give so much pleasure, when seen at the distance of twenty paces, as when it is brought nearer us. We say not, however, that it appears to us less beautiful: Because we know what effect it will have in such a position, and by that reflection we correct its momentary appearance. | A esto respondo que la aprobación de las cualidades morales no se deriva de la razón o de una comparación de ideas, sino que procede enteramente del sentido moral y de ciertos sentimientos de placer o disgusto que surgen ante la contemplación o consideración de cualidades o caracteres particulares. Ahora bien: es evidente que los sentimientos, derívense de donde se quiera, deben variar según la distancia o contigÜidad de los objetos y que yo no siento el mismo placer vivaz por las virtudes de una persona que vivió en Grecia hace dos mil años que por las virtudes de un amigo familiar y por la de mis próximos. Yo no digo que estime la una más que la otra, y, por consiguiente, si la variación del sentimiento sin la variación de la estima es una objeción, deben tener igual fuerza contra todo otro sistema que contra el de la simpatía. Sin embargo, si se considera el asunto debidamente, no tiene fuerza alguna y es lo más fácil en el mundo explicarla. Nuestra situación con respecto a las personas y cosas está en fluctuación continua, y un hombre que se halla a distancia nuestra puede en un tiempo breve convertirse en nuestro familiar y próximo. Además, todo hombre particular tiene una posición peculiar con respecto a los otros y es imposible que podamos mantener un trato reciproco en términos razonables si cada uno de nosotros considera los caracteres y las personas sólo como aparecen desde su punto de vista particular. Por consiguiente, para evitar estas continuas contradicciones y llegar a un juicio más estable de las cosas nos fijamos en algunos puntos de vista firmes y generales y siempre nos colocamos en nuestros pensamientos en ellos, cualquiera que sea nuestra situación presente. De igual modo la belleza externa se determina meramente por el placer, y es evidente que un porte hermoso no puede producir tanto placer cuando se ve a la distancia de veinte pasos como cuando se halla más cerca de nosotros. Sin embargo, no decimos que nos parece menos hermoso, porque sabemos qué efecto tendrá en una posición tal y por esta reflexión corregimos su apariencia del momento. |
In general, all sentiments of blame or praise are variable, according to our situation of nearness or remoteness, with regard to the person blamed or praised, and according to the present disposition of our mind. But these variations we regard not in our general decision, but still apply the terms expressive of our liking or dislike, in the same manner, as if we remained in one point of view. Experience soon teaches us this method of correcting our sentiments, or at least, of correcting our language, where the sentiments are more stubborn and inalterable. Our servant, if diligent and faithful, may excite stronger sentiments of love and kindness than Marcus Brutus, as represented in history; but we say not upon that account, that the former character is more laudable than the latter. We know, that were we to approach equally near to that renowned patriot, he would command a much higher degree of affection and admiration. Such corrections are common with regard to all the senses; and indeed it were impossible we could ever make use of language, or communicate our sentiments to one another, did we not correct the momentary appearances of things, and overlook our present situation. | En general, todos los sentimientos son variables según nuestra situación de proximidad o lontananza con respecto a la persona censurada o alabada y según la disposición presente de nuestro espíritu; pero no consideramos estas variaciones en nues tras decisiones generales, sino que aplicamos los términos que expresan nuestro agrado o desagrado del mismo modo que si permaneciésemos en un mismo punto de vista. La experiencia nos enseña pronto este procedimiento para corregir nuestros sentimientos, o al menos para corregir nuestro lenguaje cuando los sentimientos son más tenaces e inalterables. Nuestro servidor, si es diligente y fiel, puede despertar sentimientos más fuertes de amor y ternura que Marco Bruto, tal como nos lo presenta la historia; pero no decimos por esto que el carácter del primero es más laudable que el del último. Sabemos que si nos aproximásemos igualmente al famoso patricio nos produciría un grado mucho mayor de afección y admiración. Tales correcciones son comunes con respecto a todos los sentidos, y de hecho sería imposible que pudiésemos hacer uso del lenguaje o comunicar nuestros sentimientos a los otros si no corrigiésemos la apariencia momentánea de las cosas y superásemos nuestra situación presente. |
It is therefore from the influence of characters and qualities, upon those who have an intercourse with any person, that we blame or praise him. We consider not whether the persons, affected by the qualities, be our acquaintance or strangers, countrymen or foreigners. Nay, we over-look our own interest in those general judgments; and blame not a man for opposing us in any of our pretensions, when his own interest is particularly concerned. We make allowance for a certain degree of selfishness in men; because we know it to be inseparable from human nature, and inherent in our frame and constitution. By this reflection we correct those sentiments of blame, which so naturally arise upon any opposition. | Por consiguiente, por la influencia del carácter y cualidades sobre aquellos que tienen un trato con otra persona los censuramos o alabamos. No consideramos si las personas afectadas por estas cualidades son nuestros próximos o extraños, compatriotas o extranjeros. Es más: superamos nuestro presente interés en tales juicios y no censuramos a un hombre por oponérsenos a algunas de nuestras pretensiones cuando su propio interés se halla particularmente comprometido en ello. Permitimos un cierto grado de egoísmo en los hombres porque sabemos que es inseparable de la naturaleza humana e inherente a nuestra estructura y constitución. Mediante esta reflexión corregimos los sentimientos de censura que surgen naturalmente de esta oposición. |
But however the general principle of our blame or praise may be corrected by those other principles, it is certain, they are not altogether efficacious, nor do our passions often correspond entirely to the present theory. It is seldom men heartily love what lies at a distance from them, and what no way redounds to their particular benefit; as it is no less rare to meet with persons, who can pardon another any opposition he makes to their interest, however justifiable that opposition may be by the general rules of morality. Here we are contented with saying, that reason requires such an Impartial conduct, but that it is seldom we can bring ourselves to it, and that our passions do not readily follow the determination of our judgment. This language will be easily understood, if we consider what we formerly said concerning that reason, which is able to oppose our passion; and which we have found to be nothing but a general calm determination of the passions, founded on some distant view or reflection. When we form our judgments of persons, merely from the tendency of their characters to our own benefit, or to that of our friends, we find so many contradictions to our sentiments in society and conversation, and such an uncertainty from the incessant changes of our situation, that we seek some other standard of merit and demerit, which may not admit of so great variation. Being thus loosened from our first station, we cannot afterwards fix ourselves so commodiously by any means as by a sympathy with those, who have any commerce with the person we consider. This is far from being as lively as when our own interest is concerned, or that of our particular friends; nor has it such an influence on our love and hatred: But being equally conformable to our calm and general principles, it is said to have an equal authority over our reason, and to command our judgment and opinion. We blame equally a bad action, which we read of in history, with one performed in our neighbourhood the other day: The meaning of which is, that we know from reflection, that the former action would excite as strong sentiments of disapprobation as the latter, were it placed in the same position. | Sin embargo, aunque el principio general de nuestra censura o alabanza pueda ser corregido por estos principios, es cierto que no son totalmente eficaces ni nuestras pasiones corresponden frecuentemente a la presente teoría. Rara vez los hombres aman de corazón lo que se halla lejos de ellos y lo que no redunda en su particular beneficio, del mismo modo que no es menos raro encontrar personas que puedan perdonar a los otros la oposición que hacen a su propio interés, aunque sea justificable esta oposición por las reglas generales de la moralidad. Aquí nos contentamos diciendo que la razón requiere una conducta tal, imparcial, pero que rara vez podemos someternos a ella y que las pasiones no siguen fácilmente la determinación de nuestro juicio. Este lenguaje será fácilmente entendido si consideramos lo que dijimos primeramente referente a la razón que es capaz de oponerse a las pasiones, y que hallamos que no era más que una determinación general tranquila de las pasiones fundada en alguna consideración distante o reflexión. Cuando pronunciamos nuestros juicios acerca de las personas meramente por la tendencia de su carácter hacia nuestro provecho o hacia el de nuestros amigos hallamos tantas contradicciones con nuestros sentimientos en la sociedad y conversación y tal incertidumbre por los incesantes cambios de nuestra situación, que buscamos algún otro criterio de mérito o demérito que no puede admitir una variación tan grande. Habiéndonos librado así de nuestro primer punto de vista, no podemos fijar la atención después tan cómodamente por ningún medio como por la simpatía con los que tienen algún comercio con la persona que consideramos. Esta se halla lejos de ser tan vivaz como cuando nuestro propio interés o el interés de nuestros amigos se halla en juego y no tiene una influencia análoga sobre nuestro amor y odio, sino que, hallándose de acuerdo con nuestros principios generales y tranquilos, se dice que tiene una autoridad igual sobre nuestra razón y determina nuestro juicio y opinión. Censuramos igualmente una acción mala que leemos en la historia que la realizada en nuestra vecindad un día de éstos; el sentido de esto es que sabemos por reflexión que la primera acción despertaría un sentimiento de desaprobación tan fuerte como la última si se hallase en la misma situación. |
I now proceed to the second remarkable circumstance, which I proposed to take notice of. Where a person is possessed of a character, that in its natural tendency is beneficial to society, we esteem him virtuous, and are delighted with the view of his character, even though particular accidents prevent its operation, and incapacitate him from being serviceable to his friends and country. Virtue in rags is still virtue; and the love, which it procures, attends a man into a dungeon or desart, where the virtue can no longer be exerted in action, and is lost to all the world. Now this may be esteemed an objection to the present system. Sympathy interests us in the good of mankind; and if sympathy were the source of our esteem for virtue, that sentiment of approbation coued only take place, where the virtue actually attained its end, and was beneficial to mankind. Where it fails of its end, it is only an imperfect means; and therefore can never acquire any merit from that end. The goodness of an end can bestow a merit on such means alone as are compleat, and actually produce the end. | Paso ahora a la segunda circunstancia notable que me propongo indagar. Cuando una persona posee un carácter que su tendencia natural es beneficiosa para la sociedad, la estimamos virtuosa, y nos agrada la consideración de este carácter aunque accidentes particulares impidan su actuación y la incapaciten para ser útil a sus amigos y país. La virtud en andrajos es aún virtud, y el amor que produce alcanza al hombre en un calabozo o en el desierto, donde la virtud no puede ejercitarse ya y está perdida para el mundo entero. Ahora bien: esto puede ser estimado como una objeción para el presente sistema. La simpatía nos interesa por el bien del género humano, y si la simpatía fuese el origen de nuestra estima de la virtud, el sentimiento de aprobación sólo podría tener lugar cuando la virtud lograse realmente su fin y fuese beneficiosa para el género humano. Cuando no alcanza este fin es sólo un medio imperfecto y, por consiguiente, jamás adquiere mérito alguno por este fin. La bondad de un fin puede conceder mérito tan sólo a los medios que son perfectos y que producen actualmente el fin. |
To this we may reply, that where any object, in all its parts, is fitted to attain any agreeable end, it naturally gives us pleasure, and is esteemed beautiful, even though some external circumstances be wanting to render it altogether effectual. It is sufficient if every thing be compleat in the object itself. A house, that is contrived with great judgment for all the commodities of life, pleases us upon that account; though perhaps we are sensible, that noone will ever dwell in it. A fertile soil, and a happy climate, delight us by a reflection on the happiness which they would afford the inhabitants, though at present the country be desart and uninhabited. A man, whose limbs and shape promise strength and activity, is esteemed handsome, though condemned to perpetual imprisonment. The imagination has a set of passions belonging to it, upon which our sentiments of beauty much depend. These passions are moved by degrees of liveliness and strength, which are inferior to belief, and independent of the real existence of their objects. Where a character is, in every respect, fitted to be beneficial to society, the imagination passes easily from the cause to the effect, without considering that there are some circumstances wanting to render the cause a complete one. General rules create a species of probability, which sometimes influences the judgment, and always the imagination. | A esto podemos replicar que cuando un objeto, en todas sus partes, se halla adecuado para alcanzar un fin agradable produce naturalmente placer y es estimado como bello aunque algunas circunstancias externas sean todavía necesarias para hacerlo totalmente efectivo. Es suficiente que todo sea completo en el objeto mismo. Una casa que está imaginada con gran conocimiento para todas las comodidades de la vida nos agrada por esta razón aunque quizá nos damos cuenta de que nadie vivirá en ella. Un suelo fértil y un clima agradable nos deleitan por la reflexión acerca de la felicidad que aportarán a sus habitantes aunque en el presente la comarca esté desierta y deshabitada. Un hombre cuyos miembros y hechura prometen fuerza y actividad se estima como hermoso aunque se halle condenado a una prisión perpetua. La imaginación experimenta una serie de pasiones concernientes a aquellos de que deben depender nuestros sentimientos de 334 belleza. Estas pasiones son producidas por grados de vivacidad y fuerza que son inferiores a la creencia e independientes de la existencia real de sus objetos. Cuando un carácter es en todos respectos adecuado para el bien de la sociedad, la imaginación pasa fácilmente de la causa al efecto sin considerar que existen algunas circunstancias necesarias aún para hacer que la causa sea completa. Las reglas generales crean una especie de probabilidad que a veces influye nuestro juicio y siempre la imaginación. |
It is true, when the cause is compleat, and a good disposition is attended with good fortune, which renders it really beneficial to society, it gives a stronger pleasure to the spectator, and is attended with a more lively sympathy. We are more affected by it; and yet we do not say that it is more virtuous, or that we esteem it more. We know, that an alteration of fortune may render the benevolent disposition entirely impotent; and therefore we separate, as much as possible, the fortune from the disposition. The case is the same, as when we correct the different sentiments of virtue, which proceed from its different distances from ourselves. The passions do not always follow our corrections; but these corrections serve sufficiently to regulate our abstract notions, and are alone regarded, when we pronounce in general concerning the degrees of vice and virtue. | Es cierto que cuando la causa es completa y una buena disposición va acompañada de buena fortuna que la hace realmente beneficiosa a la sociedad, produce un placer más grande en el espectador y va acompañada de una simpatía más vivaz. Somos más afectados por ella, y sin embargo no decimos que es más virtuosa o que la estimamos más. Nos damos cuenta que una alteración de la fortuna puede convertir la disposición favorable en completamente impotente y, por consiguiente, separamos tanto como es posible la buena fortuna de esta disposición. Es el mismo caso que cuando corregimos los diferentes sentimientos de la virtud que proceden de las diferentes distancias de los objetos con respecto a nosotros. Las pasiones no siguen siempre nuestras correcciones, pero estas correcciones sirven de un modo suficiente para regular nuestras nociones abstractas y se tienen sólo en cuenta cuando nos pronunciamos en general con respecto de los grados del vicio y la virtud. |
It is observed by critics, that all words or sentences, which are difficult to the pronunciation, are disagreeable to the ear. There is no difference, whether a man hear them pronounced, or read them silently to himself. When I run over a book with my eye, I Imagine I hear it all; and also, by the force of imagination, enter into the uneasiness, which the delivery of it would give the speaker. The uneasiness is not real; but as such a composition of words has a natural tendency to produce it, this is sufficient to affect the mind with a painful sentiment, and render the discourse harsh and disagreeable. It is a similar case, where any real quality is, by accidental circumstances, rendered impotent, and is deprived of its natural influence on society. | Se ha observado por los tratadistas de estética que todas las palabras o sentencias que son difíciles para la pronunciación son desagradables al oído. No hay diferencia entre que un hombre las oiga pronunciar o las lea por lo bajo. Cuando paseo mi vista sobre las páginas de un libro imagino que lo oigo todo, y por la fuerza de la imaginación penetro en el desagrado que la lectura del mismo produciría al declamador. El desagrado no es real; pero como una composición de palabras semejante tiene una tendencia natural a producirlo, es esto suficiente para afectar nuestro espíritu con un sentimiento penoso y hacer el discurso duro y desagradable. Es un caso análogo a cuando una cualidad real, por circunstancias accidentales, resulta impotente y se halla privada de su influencia natural en la sociedad. |
Upon these principles we may easily remove any contradiction, which may appear to be betwixt the extensive sympathy, on which our sentiments of virtue depend, and that limited generosity which I have frequently observed to be natural to men, and which justice and property suppose, according to the precedent reasoning. My sympathy with another may give me the sentiment of pain and disapprobation, when any object is presented, that has a tendency to give him uneasiness; though I may not be willing to sacrifice any thing of my own interest, or cross any of my passions, for his satisfaction. A house may displease me by being ill-contrived for the convenience of the owner; and yet I may refuse to give a shilling towards the rebuilding of it. Sentiments must touch the heart, to make them controul our passions: But they need not extend beyond the imagination, to make them influence our taste. When a building seems clumsy and tottering to the eye, it is ugly and disagreeable; though we be fully assured of the solidity of the workmanship. It is a kind of fear, which causes this sentiment of disapprobation; but the passion is not the same with that which we feel, when obliged to stand under a wall, that we really think tottering and insecure. The seeming tendencies of objects affect the mind: And the emotions they excite are of a like species with those, which proceed from the real consequences of objects, but their feeling is different. Nay, these emotions are so different in their feeling, that they may often be contrary, without destroying each other; as when the fortifications of a city belonging to an enemy are esteemed beautiful upon account of their strength, though we coued wish that they were entirely destroyed. The imagination adheres to the general views of things, and distinguishes the feelings they produce, from those which arise from our particular and momentary situation. | Basándonos en estos principios podemos fácilmente resolver una contradicción que puede presentarse entre la simpatía extensiva, de la que dependen nuestros sentimientos de virtud, y la generosidad limitada, que he hecho frecuentemente observar era natural al hombre y que suponen la justicia y la propiedad según el razonamiento presente. Mi simpatía con otro sujeto puede producirme el sentimiento de dolor o desaprobación cuando se presenta un objeto que tiene la tendencia a proporcionar a aquél dolor, aunque no me halle dispuesto a sacrificar algo de mi propio interés y a pasar por encima de mis pasiones para su satisfacción. Una casa puede desagradarme por sus malas condiciones para la comodidad del habitante y sin embargo puedo rehusarme el dar ni siquiera un chelín para reconstruirla. Los sentimientos deben llegar al corazón para guiar nuestras pasiones, pero no necesitan extenderse más allá de la imaginación para hacerla influir en nuestro gusto. Cuando una construcción parece torpe y vacilante a la vista es fea y desagradable aunque podamos estar plenamente seguros de la solidez de su estructura. Una especie de miedo causa este sentimiento de desaprobación, pero la pasión no es la misma que la que experimentamos cuando nos hallamos obligados a estar bajo un muro que realmente nos parece vacilante e inseguro. Las tendencias aparentes de los objetos afectan al espíritu, y las emociones que excitan son de igual especie que las que proceden de las consecuencias reales de los objetos, pero su cualidad afectiva es diferente. Es más: estas emociones son tan diferentes en su cualidad afectiva que pueden ser frecuentemente contrarias sin destruirse las unas a las otras, como cuando las fortificaciones de una ciudad perteneciente al enemigo son estimadas hermosas por razón de su fuerza, aunque podamos desear que sean totalmente destruidas. La imaginación se adhiere a las consideraciones generales de las cosas y distingue los sentimientos que surgen de ella de los que produce nuestra situación particular y momentánea. |
If we examine the panegyrics that are commonly made of great men, we shall find, that most of the qualities, which are attributed to them, may be divided into two kinds, viz. such as make them perform their part in society; and such as render them serviceable to themselves, and enable them to promote their own interest. Their prudence, temperance, frugality, industry, assiduity, enterprize, dexterity, are celebrated, as well as their generosity and humanity. If we ever give an indulgence to any quality, that disables a man from making a figure in life, it is to that of indolence, which is not supposed to deprive one of his parts and capacity, but only suspends their exercise; and that without any inconvenience to the person himself, since it is, in some measure, from his own choice. Yet indolence is always allowed to be a fault, and a very great one, if extreme: Nor do a man′s friends ever acknowledge him to be subject to it, but in order to save his character in more material articles. He coued make a figure, say they, if he pleased to give application: His understanding is sound, his conception quick, and his memory tenacious; but he hates business, and is indifferent about his fortune. And this a man sometimes may make even a subject of vanity; though with the air of confessing a fault: Because he may think, that his incapacity for business implies much more noble qualities; such as a philosophical spirit, a fine taste, a delicate wit, or a relish for pleasure and society. But take any other case: Suppose a quality, that without being an indication of any other good qualities, incapacitates a man always for business, and is destructive to his interest; such as a blundering understanding, and a wrong judgment of every thing in life; inconstancy and irresolution; or a want of address in the management of men and business: These are all allowed to be imperfections in a character; and many men would rather acknowledge the greatest crimes, than have it suspected, that they are, in any degree, subject to them. | Si examinamos los panegíricos que comúnmente se hacen de los grandes hombres hallaremos que las más de las cualidades que se les atribuyen pueden ser divididas en dos géneros, a saber: las que les hacen llevar a cabo su parte en la sociedad y las que les hacen útiles a sí mismos y los capacitan para trabajar por su propio interés. Su prudencia, templanza, frugalidad, industria, asiduidad, arresto, destreza, se celebran del mismo modo que su generosidad y humanidad. Si somos indulgentes con alguna cualidad que incapacita al hombre para representar un papel en la vida es ésta la indolencia, que no se supone que le priva de una parte de su capacidad, sino solamente que suspende su ejercicio, y esto sin inconveniente para la persona misma, puesto que es en alguna medida cosa de su propia elección. Sin embargo, la indolencia se concede siempre que es un defecto muy grande, si no extremo, y jamás a un amigo se le reconoce sometido a ella más que para salvar su carácter en otros aspectos más importantes. Se dice: podía hacer un papel si él quisiera aplicarse a ello; su entendimiento es sólido, su concepción rápida y su memoria tenaz, pero odia el trabajo y es indiferente a lo que respecta a su fortuna. Este hombre puede hallarse a veces sujeto a la vanidad, aunque con el aire de confesar su defecto, porque puede pensar que su incapacidad para el trabajo implica cualidades mucho más nobles, como un espíritu filosófico, un gusto fino, un ingenio delicado y un sentido para los placeres de la sociedad. Sin embargo, tomemos otro caso: supongamos una cualidad que, sin ser una indicación de otras cualidades buenas, incapacita a un hombre siempre para el trabajo y es fatal para sus intereses, como un entendimiento desatinado y un juicio absurdo de todo en la vida, inconstancia e irresolución o falta de habilidad en el manejo de los hombres y los negocios; todas éstas se concede que son imperfecciones del carácter, y muchos hombres preferirían tomar sobre sí los más grandes crímenes a ser sospechados de hallarse en algún grado sujetos a ellas. |
It is very happy, in our philosophical researches, when we find the same phaenomenon diversified by a variety of circumstances; and by discovering what is common among them, can the better assure ourselves of the truth of any hypothesis we may make use of to explain it. Were nothing esteemed virtue but what were beneficial to society, I am persuaded, that the foregoing explication of the moral sense ought still to be received, and that upon sufficient evidence: But this evidence must grow upon us, when we find other kinds of virtue, which will not admit of any explication except from that hypothesis. Here is a man, who is not remarkably defective in his social qualities; but what principally recommends him is his dexterity in business, by which he has extricated himself from the greatest difficulties, and conducted the most delicate affairs with a singular address and prudence. I find an esteem for him immediately to arise in me: His company is a satisfaction to me; and before I have any farther acquaintance with him, I would rather do him a service than another, whose character is in every other respect equal, but is deficient in that particular. In this case, the qualities that please me are all considered as useful to the person, and as having a tendency to promote his interest and satisfaction. They are only regarded as means to an end, and please me in proportion to their fitness for that end. The end, therefore, must be agreeable to me. But what makes the end agreeable? The person is a stranger: I am no way interested in him, nor lie under any obligation to him: His happiness concerns not me, farther than the happiness of every human, and indeed of every sensible creature: That is, it affects me only by sympathy. From that principle, whenever I discover his happiness and good, whether in its causes or effects, I enter so deeply into it, that it gives me a sensible emotion. The appearance of qualities, that have a tendency to promote it, have an agreeable effect upon my imagination, and command my love and esteem. | Es una gran ventaja para nuestras investigaciones filosóficas hallar el mismo fenómeno diversificado por una serie de circunstancias, y descubriendo lo que es común entre los diversos casos podemos asegurarnos mejor de la verdad de una hipótesis de la que podemos hacer uso para explicarlo. Si no fuese estimado como virtud más que lo beneficioso para la sociedad, estoy persuadido que la explicación precedente del sentido moral debía ser también admitida, y esto con evidencia suficiente; pero esta evidencia debe aumentar para nosotros cuando hallemos otros géneros de virtud que no admiten más explicación que nuestra hipótesis. Ved un hombre que no carece de un modo notable de sus cualidades sociales, pero que se recomienda principalmente por su destreza en los negocios, por la que ha salido por sí mismo de las más grandes dificultades y llevado los asuntos más delicados con una habilidad y prudencia singulares. Hallo que una estima hacia él surge inmediatamente en mí; su compañía me es una satisfacción, y antes de tener un trato ulterior con él preferiría prestarle un servicio que hacerlo a otros cuyo carácter es en todo respecto igual, pero es deficiente en este particular. En este caso las cualidades que me agradan son consideradas como útiles para la persona y como teniendo una tendencia a promover su interés y satisfacción. Se las considera tan sólo como medios para un fin y me agradan en proporción con su adecuación para este fin. El fin, por consiguiente, debe serme agradable. Pero ¿qué hace agradable el fin? La persona es extranjera; no me hallo de manera alguna interesado por ella y no me encuentro sometido a ninguna obligación para con ella; su felicidad no me preocupa más que la felicidad de todo ser humano, y de hecho, de toda criatura sensible; esto es, me afecta solamente por simpatía. Mediante este principio, siempre que descubro su felicidad o bien, en sus causas o en sus efectos, penetro tan profundamente en ello que me produce una emoción apreciable. La apariencia de las cualidades que tienen una tendencia a promoverla posee un efecto agradable sobre mi imaginación y despierta mi amor y mi estima. |
This theory may serve to explain, why the same qualities, in all cases, produce both pride and love, humility and hatred; and the same man is always virtuous or vicious, accomplished or despicable to others, who is so to himself. A person, in whom we discover any passion or habit, which originally is only incommodious to himself, becomes always disagreeable to us, merely on its account; as on the other hand, one whose character is only dangerous and disagreeable to others, can never be satisfied with himself, as long as he is sensible of that disadvantage. Nor is this observable only with regard to characters and manners, but may be remarked even in the most minute circumstances. A violent cough in another gives us uneasiness; though in itself it does not in the least affect us. A man will be mortified, if you tell him he has a stinking breath; though it is evidently no annoyance to himself. Our fancy easily changes its situation; and either surveying ourselves as we appear to others, or considering others as they feel themselves, we enter, by that means, into sentiments, which no way belong to us, and in which nothing but sympathy is able to interest us. And this sympathy we sometimes carry so far, as even to be displeased with a quality commodious to us, merely because it displeases others, and makes us disagreeable in their eyes; though perhaps we never can have any interest in rendering ourselves agreeable to them. | Esta teoría puede servir para explicar por qué las mismas cualidades, en todos los casos, producen orgullo y amor, humildad y odio, y el mismo hombre es virtuoso o vicioso, perfecto o vil para los otros cuando lo es para sí mismo. Una persona en la que descubrimos una pasión o hábito que originalmente es tan sólo incómodo para ella misma se nos hace siempre desagradable por esta razón, lo mismo que, por otra parte, una persona cuyo carácter es sólo peligroso o desagradable a los otros no puede jamás hallarse satisfecha de sí misma en tanto que se da cuenta de esta desventaja. Esto no sólo puede observarse con respecto a los caracteres y a las maneras, sino que puede ser notado aun en las más pequeñas circunstancias. Una tos violenta en otro nos produce desagrado aunque en sí misma no nos afecta en lo más mínimo. Un hombre se sentirá mortificado si se le dice que tiene un aliento desagradable aunque es evidente que no constituye una molestia para él. Nuestra fantasía cambia fácilmente su situación o contemplándonos tal como aparecemos a los otros o considerando a los otros tal como se experimentan a sí mismos; penetramos por este medio en los sentimientos que de ningún modo nos pertenecen y por los que nada más que la simpatía es capaz de interesarnos. Esta simpatía nos lleva a veces tan lejos que nos sentimos desagradados con una cualidad cómoda para nosotros meramente porque desagrada a los otros, y nos hace desagradables a sus ojos aunque quizá no podemos tener nunca ningún interés en hacernos agradables a ellos. |
There have been many systems of morality advanced by philosophers in all ages; but if they are strictly examined, they may be reduced to two, which alone merit our attention. Moral good and evil are certainly distinguished by our sentiments, not by reason: But these sentiments may arise either from the mere species or appearance of characters and passions, or from reflections on their tendency to the happiness of mankind, and of particular persons. My opinion is, that both these causes are intermixed in our judgments of morals; after the same manner as they are in our decisions concerning most kinds of external beauty: Though I am also of opinion, that reflections on the tendencies of actions have by far the greatest influence, and determine all the great lines of our duty. There are, however, instances, in cases of less moment, wherein this immediate taste or sentiment produces our approbation. Wit, and a certain easy and disengaged behaviour, are qualities immediately agreeable to others, and command their love and esteem. Some of these qualities produce satisfaction in others by particular original principles of human nature, which cannot be accounted for: Others may be resolved into principles, which are more general. This will best appear upon a particular enquiry. | Han existido muchos sistemas de moralidad, expuestos por los filósofos en todas las edades; pero si se los examina rigurosamente pueden ser reducidos a dos que tan sólo merecen nuestra atención. El bien y el mal moral son distinguidos ciertamente por nuestros sentimientos, no por nuestra razón; pero estos sentimientos pueden surgir o de la mera forma o apariencia de los caracteres y pasiones o de las reflexiones sobre su tendencia hacia la felicidad del género humano y de las personas particulares. Mi opinión es que las dos causas se hallan mezcladas en nuestro juicio o moral del mismo modo que lo están en nuestras decisiones referentes a los más de los géneros de la belleza externa, aunque soy también de la opinión que las reflexiones acerca de las tendencias o de las acciones tienen con mucho la mayor influencia y determinan lo más importante de nuestros deberes. Existen, sin embargo, casos de menos importancia en los que el gusto inmediato o sentimiento produce nuestra aprobación. El ingenio y una conducta fácil y desenvuelta son cualidades inmediatamente agradables a los otros y conquistan su amor y estima. Algunas de estas cualidades producen satisfacción en los otros por principios originales particulares de la naturaleza humana que no pueden ser explicados; otras pueden ser reducidas a principios que son más generales. Esto aparecerá mejor después de una investigación particular. |
As some qualities acquire their merit from their being immediately agreeable to others, without any tendency to public interest; so some are denominated virtuous from their being immediately agreeable to the person himself, who possesses them. Each of the passions and operations of the mind has a particular feeling, which must be either agreeable or disagreeable. The first is virtuous, the second vicious. This particular feeling constitutes the very nature of the passion; and therefore needs not be accounted for. | Del mismo modo que algunas cualidades adquieren su mérito por ser inmediatamente agradables a los otros, sin necesidad de ninguna tendencia hacia el interés público, se denominan algunas virtuosas por ser inmediatamente agradables a la persona misma que las posee. Cada una de las pasiones y actividades del espíritu tiene su peculiar cualidad afectiva, que debe ser agradable o desagradable. La primera es virtuosa; la segunda, viciosa. Esta peculiar cualidad afectiva constituye la naturaleza de las pasiones y, por consiguiente, no necesita ser explicada. |
But however directly the distinction of vice and virtue may seem to flow from the immediate pleasure or uneasiness, which particular qualities cause to ourselves or others; it is easy to observe, that it has also a considerable dependence on the principle of sympathy so often insisted on. We approve of a person, who is possessed of qualities immediately agreeable to those, with whom he has any commerce; though perhaps we ourselves never reaped any pleasure from them. We also approve of one, who is possessed of qualities, that are immediately agreeable to himself; though they be of no service to any mortal. To account for this we must have recourse to the foregoing principles. | Sin embargo, aunque directamente la distinción de vicio y virtud parezca fluir inmediatamente de los placeres y dolores inmediatos que cualidades particulares nos causan a nosotros y los otros, es fácil observar que dependen también del principio de la simpatía, sobre el que se ha insistido. Nos agrada una persona que posee cualidades inmediatamente agradables a aquellos con quienes tiene relación aunque quizá nosotros mismos jamás obtengamos placer de ella. También nos agrada una persona posee cualidades que son inmediatamente agradables para ella misma aunque ellas no presten servicio alguno a ningún mortal. Para explicar esto debemos recurrir a los precedentes principios. |
Thus, to take a general review of the present hypothesis: Every quality of the mind is denominated virtuous, which gives pleasure by the mere survey; as every quality, which produces pain, is called vicious. This pleasure and this pain may arise from four different sources. For we reap a pleasure from the view of a character, which is naturally fitted to be useful to others, or to the person himself, or which is agreeable to others, or to the person himself. One may, perhaps, be surprized. that amidst all these interests and pleasures, we should forget our own, which touch us so nearly on every other occasion. But we shall easily satisfy ourselves on this head, when we consider, that every particular person s pleasure and interest being different, it is impossible men coued ever agree in their sentiments and judgments, unless they chose some common point of view, from which they might survey their object, and which might cause it to appear the same to all of them. Now in judging of characters, the only interest or pleasure, which appears the same to every spectator, is that of the person himself, whose character is examined; or that of persons, who have a connexion with him. And though such interests and pleasures touch us more faintly than our own, yet being more constant and universal, they counter-ballance the latter even in practice, and are alone admitted in speculation as the standard of virtue and morality. They alone produce that particular feeling or sentiment, on which moral distinctions depend. | Resumiendo la hipótesis presente: toda cualidad del espíritu es denominada virtuosa cuando produce placer por la mera contemplación, del mismo modo que toda cualidad que produce dolor se llama viciosa. Este placer y este dolor pueden surgir de cuatro fuentes diferentes, pues logramos placer por la consideración de un carácter que se halla adecuado para ser útil a los otros o a la persona misma o que es agradable a los otros o a la misma persona. Alguien puede quizá mostrarse sorprendido de que entre todos estos intereses y placeres nos olvidemos del nuestro propio, que nos toca tan de cerca en toda otra ocasión; pero nos satisfaremos fácilmente acerca de este asunto si consideramos que siendo diferentes todo placer particular e intereses de una persona, es imposible que los hombres se hallen de acuerdo acerca de sus sentimientos y juicios, a menos que escojan un punto de vista común desde el que puedan contemplar su objeto y que pueda hacer que aparezca idéntico a los demás. Ahora bien: al juzgar de los caracteres, el único interés o placer que aparece el mismo a todo espectador es el de la persona misma cuyo carácter se examina o el de personas que tienen una conexión con él, y aunque tales intereses y placeres nos afectan más débilmente que los nuestros, sin embargo, siendo más constantes y universales, contrarrestan a los últimos siempre en la práctica y son sólo admitidos en la especulación como criterio de virtud y moralidad. Sólo ellos producen esta particular cualidad afectiva o sentimiento del que dependen las distinciones morales. |
As to the good or ill desert of virtue or vice, it is an evident consequence of the sentiments of pleasure or uneasiness. These sentiments produce love or hatred; and love or hatred, by the original constitution of human passion, is attended with benevolence or anger; that is, with a desire of making happy the person we love, and miserable the person we hate. We have treated of this more fully on another occasion. | Igualmente el merecimiento, bueno o malo, de la virtud o el vicio es una consecuencia evidente de los sentimientos de placer y dolor. Estos sentimientos producen amor u odio, y amor u odio, por la constitución original de la pasión humana, van acompañados con benevolencia o cólera, esto es, con un deseo de hacer feliz a la persona que amamos y desgraciada a la que odiamos. Hemos tratado de esto más detalladamente en otra ocasión.
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SECT. II OF GREATNESS OF MIND | Sección II De la grandeza de alma. |
It may now be proper to illustrate this general system of morals, by applying it to particular instances of virtue and vice, and shewing how their merit or demerit arises from the four sources here explained. We shall begin with examining the passions of pride and humility, and shall consider the vice or virtue that lies in their excesses or just proportion. An excessive pride or overweaning conceit of ourselves is always esteemed vicious, and is universally hated; as modesty, or a just sense of our weakness, is esteemed virtuous, and procures the good-will of every-one. Of the four sources of moral distinctions, this is to be ascribed to the third; viz, the immediate agreeableness and disagreeableness of a quality to others, without any reflections on the tendency of that quality. | Será oportuno ilustrar este sistema general de moral aplicándole a casos particulares de virtud y vicio y mostrando cómo el mérito o demérito surgen de los cuatro orígenes aquí explicados. Comenzaremos examinando las pasiones de orgullo y humildad y consideraremos el vicio y la virtud que se halla en su exceso o justa proporción. Un orgullo excesivo o concepto presuntuoso de nosotros mismos se estima siempre como vicioso y es universalmente odiado, del mismo modo que la modestia o un justo sentido de la debilidad se estima como virtuoso y despierta la buena voluntad de todo el mundo. Esto debe ser adscrito a la tercera de las cuatro fuentes de las distinciones morales, a saber: el agrado o desagrado inmediato que una cualidad produce a los otros, sin reflexión acerca de la tendencia de esta cualidad. |
In order to prove this, we must have recourse to two principles, which are very conspicuous in human nature. The first of these is the sympathy, and communication of sentiments and passions above-mentioned. So close and intimate is the correspondence of human souls, that no sooner any person approaches me, than he diffuses on me all his opinions, and draws along my judgment in a greater or lesser degree. And though, on many occasions, my sympathy with him goes not so far as entirely to change my sentiments, and way of thinking; yet it seldom is so weak as not to disturb the easy course of my thought, and give an authority to that opinion, which is recommended to me by his assent and approbation. Nor is it any way material upon what subject he and I employ our thoughts. Whether we judge of an indifferent person, or of my own character, my sympathy gives equal force to his decision: And even his sentiments of his own merit make me consider him in the same light, in which he regards himself. | Para probar esto debemos recurrir a dos principios que son muy notables en la naturaleza humana. El primero de éstos es la simpatía y comunicación de sentimientos y pasiones, antes mencionadas. Tan estrecha e íntima es la correspondencia de las almas humanas, que apenas se aproxima a una persona a mí difunde sobre mi ser entero todas sus opiniones e influye en mi juicio en un grado mayor o menor. Aunque en muchas ocasiones mi simpatía con ella no vaya tan lejos que cambie totalmente mis sentimientos y mi modo de pensar, en general no es nunca tan débil que no perturbe el fácil curso de mi pensamiento y no conceda una autoridad a la opinión que se me recomienda por su asentimiento y aprobación. No es de ninguna importancia el objeto al que ella y yo apliquemos nuestros pensamientos. Ya juzguemos de una persona indiferente o de una de mi mismo carácter, mi simpatía concede igual fuerza a su decisión, y aun sus sentimientos y su propio mérito me hacen considerarla del mismo modo que ella se considera a sí misma. |
This principle of sympathy is of so powerful and insinuating a nature, that it enters into most of our sentiments and passions, and often takes place under the appearance of its contrary. For it is remarkable, that when a person opposes me in any thing, which I am strongly bent upon, and rouzes up my passion by contradiction, I have always a degree of sympathy with him, nor does my commotion proceed from any other origin. We may here observe an evident conflict or rencounter of opposite principles and passions. On the one side there is that passion or sentiment, which is natural to me; and it is observable, that the stronger this passion is, the greater is the commotion. There must also be some passion or sentiment on the other side; and this passion can proceed from nothing but sympathy. The sentiments of others can never affect us, but by becoming, in some measure, our own; in which case they operate upon us, by opposing and encreasing our passions, in the very same manner, as if they had been originally derived from our own temper and disposition. While they remain concealed in the minds of others, they can never have an influence upon us: And even when they are known, if they went no farther than the imagination, or conception; that faculty is so accustomed to objects of every different kind, that a mere idea, though contrary to our sentiments and inclinations, would never alone be able to affect us. | El principio de la simpatía es de una naturaleza tan poderosa e insinuante que penetra los más de nuestros sentimientos y pasiones y frecuentemente tiene lugar bajo la apariencia de su contrario, pues es notable que cuando una persona se me opone en algo a lo que yo me inclino marcadamente, y despierta mi pasión por la contradicción, experimento siempre un grado de simpatía con ella, y mi movimiento de ánimo no procede de otro origen. Podemos observar aquí un conflicto evidente o encuentro de dos pasiones y principios opuestos. Por una parte, existe la pasión o sentimiento que me es natural, y puede observarse que cuanto más fuerte una pasión es, más fuerte es la emoción. Debe existir también una pasión o sentimiento contrario, y esta pasión no puede proceder más que de la simpatía. Los sentimientos de los otros sujetos jamás pueden afectarnos más que convirtiéndose en cierto modo en los nuestros, en cuyo caso actúan sobre nosotros oponiéndose a nuestras pasiones y aumentándolas del mismo modo que si se hubiesen derivado originalmente de nuestro temperamento y disposición. Mientras permanecen encerradas en los espíritus de los otros jamás pueden tener alguna influencia sobre nosotros, y aun cuando son conocidas, si no atraen más que a la imaginación o concepción, como esta facultad se halla tan acostumbrada a objetos de todo género, una mera idea, aunque contraria a nuestros sentimientos e inclinaciones, jamás será por sí sola capaz de afectarnos. |
The second principle I shall take notice of is that of comparison, or the variation of our judgments concerning ob jects, according to the proportion they bear to those with which we compare them. We judge more, of objects by comparison, than by their intrinsic worth and value; and regard every thing as mean, when set in opposition to what is superior of the same kind. But no comparison is more obvious than that with ourselves; and hence it is that on all occasions it takes place, and mixes with most of our passions. This kind of comparison is directly contrary to sympathy in its operation, as we have observed in treating of com passion and malice. [Book II. Part II. Sect. VIII.] IN ALL KINDS OF COMPARISON AN OBJECT MAKES US ALWAYS RECEIVE FROM ANOTHER, TO WHICH IT IS COMPARED, A SENSATION CONTRARY TO WHAT ARISES FROM ITSELF IN ITS DIRECT AND IMMEDIATE SURVEY. THE DIRECT SURVEY OF ANOTHER′S PLEASURE NATURALLY GIVES US PLEASURE; AND THEREFORE PRODUCES PAIN, WHEN COMPARed WITH OUR OWN. HIS PAIN, CONSIDERED IN ITSELF, IS PAIN FUL; BUT AUGMENTS THE IDEA OF OUR OWN HAPPINESS, AND GIVES US PLEASURE. | El segundo principio que tengo en cuenta es el de comparación o el de la variación de nuestros juicios referentes a objetos según la relación que tienen con aquellos otros con los que los comparamos. Juzgamos más frecuentemente por compara ción de los objetos que por su valor intrínseco, y consideramos todo como insignificante cuando lo ponemos en oposición con lo que es superior dentro del mismo género. Sin embargo, ninguna comparación es más clara que la que se refiere a nosotros mismos, y de aquí que en todas las ocasiones tenga lugar y se mezcle con las más de nuestras pasiones. Este género de comparación es totalmente contrario a la simpatía en su actuación, como ya lo hemos hecho observar al tratar de la compasión y malicia. En todos los géneros de compasión, un objeto nos hace obtener de otro con el que se compara una sensación contraria a la que surge de él mismo en su consideración directa e inmediata. La consideración directa del placer de otro nos produce naturalmente placer, y, por consiguiente, produce dolor cuando lo comparamos con el nuestro propio. Su dolor, considerado en si mismo, es penoso, pero aumenta la idea de nuestra propia felicidad y nos concede placer. |
Since then those principles of sympathy, and a comparison with ourselves, are directly contrary, it may be worth while to consider, what general rules can be formed, beside the particular temper of the person, for the prevalence of the one or the other. Suppose I am now in safety at land, and would willingly reap some pleasure from this consideration: I must think on the miserable condition of those who are at sea in a storm, and must endeavour to render this idea as strong and lively as possible, in order to make me more sensible of my own happiness. But whatever pains I may take, the comparison will never have an equal efficacy, as if I were really on the shore FN 26], and saw a ship at a distance tossed by a tempest, and in danger every moment of perishing on a rock or sand-bank. But suppose this idea to become still more lively. Suppose the ship to be driven so near me, that I can perceive distinctly the horror, painted on the countenance of the seamen and passengers, hear their lamentable cries, see the dearest friends give their last adieu, or embrace with a resolution to perish in each others arms: No man has so savage a heart as to reap any pleasure from such a spectacle, or withstand the motions of the tenderest compassion and sympathy. It is evident, therefore, there is a medium in this case; and that if the idea be too feint, it has no influence by comparison; and on the other hand, if it be too strong, it operates on us entirely by sympathy, which is the contrary to comparison. Sympathy being the conversion of an idea into an impression, demands a greater force and vivacity in the idea than is requisite to comparison. [FN 26. Suave mari magno turbantibus aequora ventis E terra magnum alterius spectare laborem; Non quia vexari quenquam eat jucunda voluptas, Sed quibus ipse malls caress qula cernere sauv′ est. LUCRET. (There is something pleasant in watching, from dry land, the great difficulties another man is undergoing out on the high sea, with the winds lashing the waters. This is not because one derives delight from any man′s distress, but because it is pleasurable to perceive from what troubles one is oneself free.)] | Puesto que los principios de la simpatía y la comparación con nosotros mismos son completamente contrarios, merecerá la pena de detenernos para considerar qué reglas generales pueden crearse, además del temperamento particular de una persona, para que el uno o el otro prevalezcan. Supongamos que yo me hallo ahora en seguridad en tierra y quiero obtener algún placer mediante esta consideración: debo pensar en la miserable condición de los que se hallan en el mar durante una tormenta y debo tratar de hacer esta idea tan fuerte y vivaz como sea posible para hacerme más sensible a mi propia felicidad. Sin embargo, cualesquiera que sean los trabajos que me tome, la comparación jamás tendrá una eficacia igual a la que tendría si me hallase realmente en la orilla (73) y viese un barco a cierta distancia arrastrado por una tempestad y en peligro constante de perecer sobre una roca o en un banco de arena. Sin embargo, supongo que esta idea llega a ser aún más vivaz. Supongamos que el barco se aproxima a mí, que yo puedo percibir el dolor pintado en los gestos de los marineros y pasajeros, oír sus gritos dolorosos, ver a los amigos más queridos decirse el último adiós o tomar juntos la resolución de perecer los unos en los brazos de los otros; ningún hombre tendrá un corazón tan duro que obtenga un placer de este espectáculo o resista a los movimientos de la más tierna compasión y simpatía. Es evidente, por consiguiente, que existe en este caso un término medio y que si la primera idea era demasiado débil no tenía influencia por la comparación, y si era, por otra parte, demasiado fuerte actuaba sobre nosotros por simpatía, que es lo contrario de la comparación. Siendo la simpatía la conversión de una idea en una impresión, exige una mayor fuerza y vivacidad en la idea que la que se requiere para la comparación. |
All this is easily applied to the present subject. We sink very much in our own eyes, when in the presence of a great man, or one of a superior genius; and this humility makes a considerable ingredient in that respect, which we pay our superiors, according to our foregoing reasonings on that passion [Book II. Part II. Sect. X.]. Sometimes even envy and hatred arise from the comparison; but in the greatest part of men, it rests at respect and esteem. As sympathy has such a powerful influence on the human mind, it causes pride to have, in some measure, the same effect as merit; and by making us enter into those elevated sentiments, which the proud man entertains of himself, presents that comparison, which is so mortifying and disagreeable. Our judgment does not entirely accompany him in the flattering conceit, in which he pleases himself; but still is so shaken as to receive the idea it presents, and to give it an influence above the loose conceptions of the imagination. A man, who, in an idle humour, would form a notion of a person of a merit very much superior to his own, would not be mortified by that fiction: But when a man, whom we are really persuaded to be of inferior merit, is presented to us; if we observe in him any extraordinary degree of pride and self-conceit; the firm persuasion he has of his own merit, takes hold of the imagination, and diminishes us in our own eyes, in the same manner, as if he were really possessed of all the good qualities which he so liberally attributes to himself. Our idea is here precisely in that medium, which is requisite to make it operate on us by comparison. Were it accompanied with belief, and did the person appear to have the same merit, which he assumes to himself, it would have a contrary effect, and would operate on us by sympathy. The influence of that principle would then be superior to that of comparison, contrary to what happens where the person′s merit seems below his pretensions. | Todo esto se aplica fácilmente al asunto presente. Descendemos mucho ante nosotros mismos cuando nos hallamos en presencia de un gran hombre o de un genio superior, y esta humildad constituye un ingrediente considerable del respeto que concedemos a nuestros superiores, de acuerdo con nuestro precedente razonamiento acerca de esta pasión. A veces, aun la envidia y el odio surgen de la comparación; pero en la mayor parte de los hombres no se pasa del respeto y la estima. Como la simpatía posee una influencia tan poderosa sobre el espíritu humano, hace que el orgullo tenga en cierto modo el mismo efecto que el mérito, y haciéndonos penetrar en los sentimientos elevados que el hombre orgulloso abriga de sí mismo presenta la comparación, que es tan mortificante y desagradable. Nuestro juicio no acompaña necesariamente el concepto laudatorio que tiene de sí mismo; pero es lo suficientemente sensible para admitir la idea que se le presenta y para que ésta adquiera un influjo sobre las concepciones inconexas de la imaginación. Un hombre que en un rato de mal humor quisiese formar la noción de una persona poseyendo un mérito muy superior al suyo propio no se sentiría mortificado por esta ficción; pero si un hombre se nos presenta y estamos persuadidos realmente de que le somos inferiores en mérito, y si observamos en él un grado extraordinario de orgullo o de alto concepto de sí mismo, la firme convicción que él tiene de su propio mérito se apodera de la imaginación y nos disminuye ante nuestros ojos de la misma manera que si él se hallase poseído de todas las buenas cualidades que se atribuye a sí mismo tan decididamente. Nuestra idea se encuentra aquí precisamente en el punto medio que se requiere para hacer que actúe sobre nosotros por comparación. Si fuera acompañada de la creencia y la persona pareciese poseer el mismo mérito que ella misma supone, tendría un efecto contrario y actuaría sobre nosotros por la simpatía. La influencia de este principio sería superior a la de la comparación, o sea lo contrario que sucede cuando el mérito de la persona parece ser inferior a sus pretensiones. |
The necessary consequence of these principles is, that pride, or an over-weaning conceit of ourselves, must be vicious; since it causes uneasiness in all men, and presents them every moment with a disagreeable comparison. It is a trite observation in philosophy, and even in common life and conversation, that it is our own pride, which makes us so much displeased with the pride of other people; and that vanity becomes insupportable to us merely because we are vain. The gay naturally associate themselves with the gay, and the amorous with the amorous: But the proud never can endure the proud, and rather seek the company of those who are of an opposite disposition. As we are, all of us, proud in some degree, pride is universally blamed and condemned by all mankind; as having a natural tendency to cause uneasiness in others by means of comparison. And this effect must follow the more naturally, that those, who have an ill-grounded conceit of themselves, are for ever making those comparisons, nor have they any other method of supporting their vanity. A man of sense and merit is pleased with himself, independent of all foreign considerations: But a fool must always find some person, that is more foolish, in order to keep himself in good humour with his own parts and understanding. | La consecuencia necesaria de estos principios es que el orgullo o el concepto presuntuoso de nosotros mismos debe ser vicioso, pues produce dolor en todos los hombres y se presenta a ellos en todo momento acompañado de una comparación desagradable. Es una observación trivial en filosofía, y aun en la vida y conversación corriente, que es nuestro propio orgullo el que hace que nos desagrade tanto el orgullo de las otras personas y que la vanidad nos es insoportable tan sólo porque somos vanos. El de carácter alegre se asocia naturalmente con el que es alegre, y el inclinado al amor, con el amoroso; pero el orgulloso jamás puede sufrir al orgulloso, y busca más bien la compañía de los que se hallan en disposición contraria. Como todos nosotros somos hasta cierto punto vanidosos, el orgullo es censurado y condenado universalmente por todo el género humano por poseer tendencia a causar dolor en los otros sujetos mediante la comparación. Y este efecto debe seguirse tanto más naturalmente cuanto que los que tienen un concepto mal fundado de sí mismos hacen siempre estas comparaciones y no tienen otro modo de mantener su vanidad. Un hombre de buen sentido y mérito se halla satisfecho de sí mismo independientemente de todas las consideraciones de los otros; pero un tonto debe hallar siempre una persona que sea más tonta para hacerle contentarse con sus propias dotes y entendimiento. |
But though an over-weaning conceit of our own merit be vicious and disagreeable, nothing can be more laudable, than to have a value for ourselves, where we really have qualities that are valuable. The utility and advantage of any quality to ourselves is a source of virtue, as well as its agreeableness to others; and it is certain, that nothing is more useful to us in the conduct of life, than a due degree of pride, which makes us sensible of our own merit, and gives us a confidence and assurance in all our projects and enterprizes. Whatever capacity any one may be endowed with, it is entirely useless to him, if he be not acquainted with it, and form not designs suitable to it. It is requisite on all occasions to know our own force; and were it allowable to err on either side, it would be more advantageous to over-rate our merit, than to form ideas of it, below its just standard. Fortune commonly favours the bold and enterprizing; and nothing inspires us with more boldness than a good opinion of ourselves. | Aunque un concepto presuntuoso de nuestro propio mérito sea vicioso y desagradable, nada puede ser más laudable que tener una estima de nosotros mismos cuando realmente apreciamos cualidades que son estimables. La utilidad y ventaja para nosotros mismos de una cualidad es la fuente de la virtud, lo mismo que lo es su agrado para los otros, y es cierto que nada nos es más útil en la conducta de la vida que un justo grado de orgullo, que nos da confianza y seguridad en nuestros proyectos y empresas. Cualquiera que sea la cualidad de que nos hallemos dotados, ésta será completamente inútil si no nos damos cuenta de ella y si no concebimos designios que le sean adecuados. En todas las ocasiones necesitamos conocer nuestra propia fuerza, y si es permitido equivocarse en algún sentido, será más ventajoso equivocarse en favor de nuestro mérito que formarnos ideas acerca de él que estén por bajo de su justo valor. |
Add to this, that though pride, or self-applause, be sometimes disagreeable to others, it is always agreeable to ourselves; as on the other hand, modesty, though it gives pleasure to every one, who observes it, produces often uneasiness in the person endowed with it. Now it has been observed, that our own sensations determine the vice and virtue of any quality, as well as those sensations, which it may excite in others. | Añádase a esto que aunque el orgullo o alabanza de sí mismo puede a veces ser desagradable a los otros es siempre agradable para nosotros mismos, del mismo modo que la modestia, aunque proporciona placer a todo el que la observa, produce frecuentemente dolor en la persona que se halla dotada de ella. Ahora bien: ha sido observado que nuestras propias sensaciones determinan el vicio y la virtud de una cualidad lo mismo que las sensaciones que ésta puede suscitar en los otros. |
Thus self-satisfaction and vanity may not only be allowable, but requisite in a character. It is, however, certain, that good-breeding and decency require that we should avoid all signs and expressions, which tend directly to show that passion. We have, all of us, a wonderful partiality for ourselves, and were we always to give vent to our sentiments in this particular, we should mutually cause the greatest indignation in each other, not only by the immediate presence of so disagreeable a subject of comparison, but also by the contrariety of our judgments. In like manner, therefore, as we establish the laws of nature, in order to secure property in society, and prevent the opposition of self-interest; we establish the rules of good-breeding, in order to prevent the opposition of men′s pride, and render conversation agreeable and inoffensive. Nothing is more disagreeable than a man′s over-weaning conceit of himself: Every one almost has a strong propensity to this vice: No one can well distinguish in himself betwixt the vice and virtue, or be certain, that his esteem of his own merit is well-founded: For these reasons, all direct expressions of this passion are condemned; nor do we make any exception to this rule in favour of men of sense and merit. They are not allowed to do themselves justice openly, in words, no more than other people; and even if they show a reserve and secret doubt in doing themselves justice in their own thoughts, they will be more applauded. That impertinent, and almost universal propensity of men, to over-value themselves, has given us such a prejudice against self-applause, that we are apt to condemn it, by a general rule, wherever we meet with it; and it is with some difficulty we give a privilege to men of sense, even in their most secret thoughts. At least, it must be owned, that some disguise in this particular is absolutely requisite; and that if we harbour pride in our breasts, we must carry a fair outside, and have the appearance of modesty and mutual deference in all our conduct and behaviour. We must, on every occasion, be ready to prefer others to ourselves; to treat them with a kind of deference, even though they be our equals; to seem always the lowest and least in the company, where we are not very much distinguished above them: And if we observe these rules in our conduct, men will have more indulgence for our secret sentiments, when we discover them in an oblique manner. | Así, la satisfacción de sí mismo y la vanidad no sólo son permitidas, sino requeridas en un carácter. Sin embargo, es cierto que la buena crianza y decencia requieren que evitemos todos los signos y expresiones que tienden a mostrar directamente esta pasión. Tenemos todos nosotros una parcialidad prodigiosa para con nosotros mismos, y si expresásemos claramente nuestros sentimientos en este particular nos produciríamos mutuamente la más grande indignación los unos a los otros, no sólo por la presencia inmediata de un asunto tan desagradable de comparación, sino también por lo contrario de nuestros juicios. Por consiguiente, del mismo modo que hemos establecido las leyes de la naturaleza para asegurar la propiedad en la sociedad y evitar la oposición del interés egoísta establecemos las reglas de la buena crianza para evitar la oposición del orgullo de los hombres y hacer el trato agradable e inofensivo. Nada es más desagradable que el concepto presuntuoso que un hombre tiene de sí mismo. Todo el mundo tiene casi una tendencia tan fuerte a este vicio. Nadie puede distinguir bien en sí mismo entre vicio y virtud o hallarse cierto de que está bien fundada su estima de su propio mérito; por estas razones todas las expresiones directas de esta pasión se condenan y ni hacemos excepción en esta regla en favor de los hombres de buen sentido y mérito. No se concede que se hagan a sí mismos claramente justicia en sus palabras más que las otras gentes se la hacen, y si muestran reserva y duda secreta con respecto a hacerse a sí mismos justicia en sus propios pensamientos son más aplaudidos. Esta inclinación impertinente y casi universal de los hombres a sobreestimarse a sí mismos nos ha producido un prejuicio tal contra la alabanza propia, que nos sentimos llevados a condenarla, según una regla general, siempre que la descubrimos, y sólo con alguna dificultad la concedemos como un privilegio a los hombres de buen sentido, y esto aun en sus más secretos pensamientos. Al menos debe reconocerse que alguna disimulación en este respecto es absolutamente requerida y que si abrigamos orgullo en nuestros pechos debemos mantener un exterior agradable y mostrar un aspecto de modestia y de deferencia mutua en toda nuestra conducta y vida. Debemos en toda ocasión mostrarnos prestos a preferir a nosotros los otros, a tratarlos con una especie de respeto aun cuando sean nuestros iguales, a parecer siempre los inferiores y últimos en la sociedad cuando no somos muy superiores a los demás, y si observamos estas reglas en nuestra conducta los hombre serán más indulgentes para nuestros sentimientos secretos cuando los revelamos de un modo indirecto. |
I believe no one, who has any practice of the world, and can penetrate into the inward sentiments of men, will assert, that the humility, which good-breeding and decency require of us, goes beyond the outside, or that a thorough sincerity in this particular is esteemed a real part of our duty. On the contrary, we may observe, that a genuine and hearty pride, or self-esteem, if well concealed and well founded, is essential to the character of a man of honour, and that there is no quality of the mind, which is more indispensibly requisite to procure the esteem and approbation of mankind. There are certain deferences and mutual submissions, which custom requires of the different ranks of men towards each other; and whoever exceeds in this particular, if through interest, is accused of meanness; if through ignorance, of simplicity. It is necessary, therefore, to know our rank and station in the world, whether it be fixed by our birth, fortune, employments, talents or reputation. It is necessary to feel the sentiment and passion of pride in conformity to it, and to regulate our actions accordingly. And should it be said, that prudence may suffice to regulate our actions in this particular, without any real pride, I would observe, that here the object of prudence is to conform our actions to the general usage and custom; and, that it is impossible those tacit airs of superiority should ever have been established and authorized by custom, unless men were generally proud, and unless that passion were generally approved, when well-grounded. | No creo que nadie que tenga práctica del mundo y pueda penetrar en los sentimientos de los hombres afirmo que la humildad, la buena crianza y la decencia requieran de nosotros ir más allá del aspecto externo o que una absoluta sinceridad en este respecto sea estimada como un elemento de nuestro deber. Por el contrario, podemos observar que un orgullo o estima de sí mismo genuino y cordial, si se halla bien oculto y fundado, es esencial para el carácter de un hombre de honor y que no hay cualidad del espíritu que sea más indispensable requisito para procurar la estima y la aprobación del género humano. Existen ciertas deferencias y sumisiones mutuas que la costumbre exige de los diferentes rangos de los hombres, los unos con respecto de los otros, y todo el que se excede en este particular, si lo hace por interés, es acusado de bajeza; si por ignorancia, de simplicidad. Es necesario, por consiguiente, conocer nuestro rango y situación en el mundo, ya sea fijado por nuestro nacimiento, fortuna, empleo, talento o reputación. Es necesario experimentar el sentimiento y pasión del orgullo en conformidad con ello y regular nuestras acciones de acuerdo con esto. Se dirá que la prudencia puede bastar para regular nuestras acciones en dicho particular sin un orgullo real; responderé que aquí el objeto de la prudencia es conformar nuestras acciones en el general uso y costumbre y que es imposible que el aire oculto de superioridad pueda haber sido establecido y autorizado por la costumbre, a menos que éstos no fuesen habitualmente orgullosos y que esta pasión fuese en general aprobada cuando estuviese bien fundada. |
If we pass from common life and conversation to history, this reasoning acquires new force, when we observe, that all those great actions and sentiments, which have become the admiration of mankind, are founded on nothing but pride and self-esteem. Go, says Alexander the Great to his soldiers, when they refused to follow him to the Indies, go tell your countrymen, that you left Alexander corn pleating the conquest of the world. This passage was always particularly admired by the prince of Conde, as we learn from St Evremond. | Si pasamos de la vida y conversación corrientes a la historia, el razonamiento anterior adquiere una nueva fuerza al observar que todas las grandes acciones y sentimientos que han llegado a ser la admiración del género humano no se fundaron más que en el orgullo y la estima de sí mismo. «Id -decía Alejandro el Magno a sus soldados cuando no quisieron seguirle a la India-, id a contar a vuestros compatriotas que habéis dejado a Alejandro acabando la conquista del mundo.» Este pasaje fue particularmente admirado por el príncipe de Condé, como sabemos por SaintEvremond. |
"ALEXANDER," said that prince, "abandoned by his soldiers, among barbarians, not yet fully subdued, felt in himself such a dignity of right and of empire, that he coued not believe it possible any one coued refuse to obey him. Whether in Europe or in Asia, among Greeks or Persians, all was indifferent to him: Wherever he found men, he fancied he found subjects." | Dice el príncipe: «Alejandro, abandonado por sus soldados, entre bárbaros aún no completamente sometidos, experimentó en sí mismo una dignidad y derecho de mando tal que no pudo creer posible que nadie rehusase el seguirle. Le era indiferente hallarse en Europa, en Asia, entre los griegos y los persas: donde hallaba hombres imaginaba que había hallado súbditos.» |
In general we may observe, that whatever we call heroic virtue, and admire under the character of greatness and elevation of mind, is either nothing but a steady and wellestablished pride and self-esteem, or partakes largely of that passion. Courage, intrepidity, ambition, love of glory, magnanimity, and all the other shining virtues of that kind, have plainly a strong mixture of self-esteem in them, and derive a great part of their merit from that origin. Accordingly we find, that many religious declaimers decry those virtues as purely pagan and natural, and represent to us the excellency of the Christian religion, which places humility in the rank of virtues, and corrects the judgment of the world, and even of philosophers, who so generally admire all the efforts of pride and ambition. Whether this virtue of humility has been rightly understood, I shall not pretend to determine. I am content with the concession, that the world naturally esteems a well-regulated pride, which secretly animates our conduct, without breaking out into such indecent expressions of vanity, as many offend the vanity of others. | En general, podemos observar que todo lo que llamamos virtud heroica y admiramos por su carácter de grandeza y elevación de alma no es más que un orgullo continuo y bien establecido o participa con mucho de esta pasión. Valor, intrepidez, ambición, amor de la gloria, magnanimidad y las demás brillantes virtudes de este género contienen claramente un importante elemento de estima de sí mismo y derivan una gran parte de su mérito de este origen. De acuerdo con esto hallamos que muchos predicadores religiosos censuran estas virtudes como puramente paganas y naturales y nos presentan las excelencias de la religión cristiana, que coloca la humildad en el rango de las virtudes y corrige el juicio del mundo y aun de los filósofos, que tan generalmente admiran todos los esfuerzos del orgullo y la ambición. No pretenderé determinar si la virtud de la humildad ha sido bien entendida. Me contento con hacer la concesión de que el mundo estima naturalmente un orgullo bien regulado, que determina secretamente nuestra conducta sin manifestarse en expresiones inconvenientes de vanidad que puedan ofender la vanidad de los otros. |
The merit of pride or self-esteem is derived from two circumstances, viz, its utility and its agreeableness to ourselves; by which it capacitates us for business, and, at the same time, gives us an immediate satisfaction. When it goes beyond its just bounds, it loses the first advantage, and even becomes prejudicial; which is the reason why we condemn an extravagant pride and ambition, however regulated by the decorums of good-breeding and politeness. But as such a passion is still agreeable, and conveys an elevated and sublime sensation to the person, who is actuated by it, the sympathy with that satisfaction diminishes considerably the blame, which naturally attends its dangerous influence on his conduct and behaviour. Accordingly we may observe, that an excessive courage and magnanimity, especially when it displays itself under the frowns of fortune, contributes in a great measure, to the character of a hero, and will render a person the admiration of posterity; at the same time, that it ruins his affairs, and leads him into dangers and difficulties, with which otherwise he would never have been acquainted. | El mérito del orgullo o estima de sí mismo se deriva de dos circunstancias, a saber: su utilidad y su agrado para nosotros mismos, por las que nos capacita para nuestros asuntos y al mismo tiempo nos produce una satisfacción inmediata. Cuan do va más allá de los debidos límites pierde la primera ventaja y hasta se hace perjudicial, razón por la que condenamos un orgullo y ambición extravagantes, aunque regulados por el decoro de la buena crianza y cortesía. Sin embargo, como esta pasión es aún agradable y sugiere una sensación elevada y sublime para la persona que se halla afectada por ella, la simpatía con esta satisfacción disminuye considerablemente la censura que naturalmente acompaña a su influencia peligrosa sobre nuestra conducta y vida. De acuerdo con esto podemos observar que un valor excesivo o magnanimidad, sobre todo cuando se desarrolla bajo los reveses de la fortuna, contribuye en gran medida al carácter de un héroe y concederá a una persona la admiración de la posteridad, al mismo tiempo que echa a perder sus asuntos y le lleva a peligros y dificultades que no habría conocido de otro modo. |
Heroism, or military glory, is much admired by the generality of mankind. They consider it as the most sublime kind of merit. Men of cool reflection are not so sanguine in their praises of it. The infinite confusions and disorder, which it has caused in the world, diminish much of its merit in their eyes. When they would oppose the popular notions on this head, they always paint out the evils, which this supposed virtue has produced in human society; the subversion of empires, the devastation of provinces, the sack of cities. As long as these are present to us, we are more inclined to hate than admire the ambition of heroes. But when we fix our view on the person himself, who is the author of all this mischief, there is something so dazzling in his character, the mere contemplation of it so elevates the mind, that we cannot refuse it our admiration. The pain, which we receive from its tendency to the prejudice of society, is over-powered by a stronger and more immediate sympathy. | El heroísmo o gloria militar es muy admirado por la generalidad de los hombres. Lo consideran como el género más sublime de mérito. Los hombres de reflexión fría no se sienten exaltados en sus alabanzas con respecto a él. Las infinitas confusiones y desórdenes que ha causado en el mundo disminuyen mucho su mérito a sus ojos. Cuando quieren oponerse a las ideas populares en este respecto, pintan los males que esta supuesta virtud ha producido para la sociedad humana: la destrucción de imperios, la devastación de regiones, el saqueo de ciudades. Mientras estos males se hallan presentes a nosotros nos sentimos más inclinados a odiar que a admirar la ambición de los héroes; pero cuando fijamos nuestra vista en la persona misma que es el autor de todo este daño, hay algo tan deslumbrador en su carácter, su mera contemplación eleva el alma de tal modo, que no podemos rehusarle nuestra admiración. El dolor que sentimos por su tendencia a perjudicar a la sociedad es dominado por una simpatía más fuerte y más inmediata. |
Thus our explication of the merit or demerit, which attends the degrees of pride or self-esteem, may serve as a strong argument for the preceding hypothesis, by shewing the effects of those principles above explained in all the variations of our judgments concerning that passion. Nor will this reasoning be advantageous to us only by shewing, that the distinction of vice and virtue arises from the four principles of the advantage and of the pleasure of the person himself, and of others: But may also afford us a strong proof of some under-parts of that hypothesis. | Así, nuestra explicación del mérito o demérito que acompaña a los grados de la estima de sí mismo puede servir como un argumento poderoso en favor de mi precedente hipótesis, mostrando los efectos de los principios antes expuestos en todas las variaciones de nuestros juicios referentes a la pasión. No nos será solamente ventajoso este razonamiento mostrándonos que la distinción de vicio y virtud surge de cuatro principios, la ventaja y el placer de la persona misma y la ventaja y el placer de los otros, sino que también nos proporcionará una prueba rigurosa de algunos elementos secundarios de nuestra hipótesis. |
No one, who duly considers of this matter, will make any scruple of allowing, that any piece of in-breeding, or any expression of pride and haughtiness, is displeasing to us, merely because it shocks our own pride, and leads us by sympathy into a comparison, which causes the disagreeable passion of humility. Now as an insolence of this kind is blamed even in a person who has always been civil to ourselves in particular; nay, in one, whose name is only known to us in history; it follows, that our disapprobation proceeds from a sympathy with others, and from the reflection, that such a character is highly displeasing and odious to every one, who converses or has any intercourse with the person possest of it. We sympathize with those people in their uneasiness; and as their uneasiness proceeds in part from a sympathy with the person who insults them, we may here observe a double rebound of the sympathy; which is a principle very similar to what we have observed. [Book II. Part II. Sect. V.] | Nadie que considere como es debido este asunto experimentará escrúpulo alguno para conceder que un acto de mala crianza o una expresión de orgullo o altanería nos es desagradable solamente porque tropieza con nuestro propio orgullo y nos lleva por simpatía a la comparación que causa la pasión desagradable de la humildad. Ahora bien: como censuramos una insolencia de tal género aun en una persona que siempre ha sido atenta con nosotros, es más aún, en una persona cuyo nombre sólo nos es conocido por la historia, se sigue que nuestra desaprobación procede de la simpatía con los otros y de la reflexión acerca de que un carácter semejante es altamente desagradable y odioso para todo el que conversa o tiene trato con la persona que los posee. Simpatizamos con estas personas en su desagrado, y como su desagrado procede en parte de la simpatía con la persona que las molesta, podemos observar aquí un doble efecto de la simpatía, lo que constituye un principio muy semejante al que hemos observado en otra ocasión (74).
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SECT. III OF GOODNESS AND BENEVOLENCE | Sección III De la bondad y la benevolencia. |
Having thus explained the origin of that praise and approbation, which attends every thing we call great in human affections; we now proceed to give an account of their goodness, and shew whence its merit is derived. | Habiendo así explicado el origen de la alabanza y aprobación que acompaña a todo lo que llamamos grande en las afecciones humanas, procedemos ahora a dar una explicación de su bondad y a mostrar de dónde se deriva su mérito. |
When experience has once given us a competent knowledge of human affairs, and has taught us the proportion they bear to human passion, we perceive, that the generosity of men is very limited, and that it seldom extends beyond their friends and family, or, at most, beyond their native country. Being thus acquainted with the nature of man, we expect not any impossibilities from him; but confine our view to that narrow circle, in which any person moves, in order to form a judgment of his moral character. When the natural tendency of his passions leads him to be serviceable and useful within his sphere, we approve of his character, and love his person, by a sympathy with the sentiments of those, who have a more particular connexion with him. We are quickly obliged to forget our own interest in our judgments of this kind, by reason of the perpetual contradictions, we meet with in society and conversation, from persons that are not placed in the same situation, and have not the same interest with ourselves. The only point of view, in which our sentiments concur with those of others, is, when we consider the tendency of any passion to the advantage or harm of those, who have any immediate connexion or intercourse with the person possessed of it. And though this advantage or harm be often very remote from ourselves, yet sometimes it is very near us, and interests us strongly by sympathy. This concern we readily extend to other cases, that are resembling; and when these are very remote, our sympathy is proportionably weaker, and our praise or blame fainter and more doubtful. The case is here the same as in our judgments concerning external bodies. All objects seem to diminish by their distance: But though the appearance of objects to our senses be the original standard, by which we judge of them, yet we do not say, that they actually diminish by the distance; but correcting the appearance by reflection, arrive at a more constant and established judgment concerning them. In like manner, though sympathy be much fainter than our concern for ourselves, and a sympathy with persons remote from us much fainter than that with persons near and contiguous; yet we neglect all these differences in our calm judgments concerning the characters of men. Besides, that we ourselves often change our situation in this particular, we every day meet with persons, who are in a different situation from ourselves, and who coued never converse with us on any reasonable terms, were we to remain constantly in that situation and point of view, which is peculiar to us. The intercourse of sentiments, therefore, in society and conversation, makes us form some general inalterable standard, by which we may approve or disapprove of characters and manners. And though the heart does not always take part with those general notions, or regulate its love and hatred by them, yet are they sufficient for discourse, and serve all our purposes m company, in the pulpit, on the theatre, and in the schools. | Una vez que la experiencia nos ha dado un conocimiento sólido de los asuntos humanos y nos ha mostrado la relación que guardan con las pasiones humanas, percibimos que la generosidad de los hombres es muy limitada y que rara vez se extiende más allá de sus amigos y familia, o todo lo más de su tierra natal. Conociendo así la naturaleza del hombre, no esperamos cosas imposibles de él, sino que limitamos nuestra vista al pequeño círculo en que las personas se mueven cuando queremos formular un juicio 344 referente a su carácter moral. Cuando la tendencia natural de estas pasiones las lleva a ser serviciales y útiles en su esfera, aprobamos su carácter y amamos a estas personas por una simpatía con los sentimientos de los que tienen una conexión más particular con ellas. Estamos obligados a olvidar rapidamente nuestros intereses en un juicio de este género, en razón de las contradicciones perpetuas que encontramos en la sociedad y conversación por parte de personas que no se hallan colocadas en la misma situación y no tienen el mismo interés que nosotros. El único punto de vista en el que coinciden nuestros sentimientos con los de los otros es el que se toma cuando consideramos la tendencia de una pasión hacia la ventaja o daño de los que tienen una conexión inmediata o trato con la persona que la experimenta, y aunque esta ventaja o daño sea frecuentemente muy remoto a nosotros mismos, a veces, sin embargo, está muy próximo de nosotros y nos interesa poderosamente por la simpatía. Extendemos esta preocupación fácilmente a otros casos que son semejantes, y cuando éstos son muy remotos, nuestra simpatía es proporcionalmente más débil y nuestra alabanza o censura menos fuerte y más dudosa. Es éste el mismo caso que el de nuestros juicios referentes a los cuerpos externos. Todos los objetos parecen disminuir por la distancia; pero aunque la apariencia de los objetos a nuestros sentidos sea el patrón original por el cual los juzgamos, no podemos decir que disminuyen realmente por la distancia, sino que corrigiendo la apariencia por la reflexión llegamos a un juicio más constante y estable acerca de ellos. De igual modo, aunque la simpatía sea mucho más débil que el interés por nosotros mismos y una simpatía con personas remotas mucho más débil que con personas próximas y contiguas, no tenemos en cuenta estas diferencias en nuestros juicios serenos referentes a los caracteres del hombre. Aparte de que cambiamos nuestra situación frecuentemente en este respecto, encontramos todos los días personas que se hallan en una situación distinta de la nuestra y que no podrían tratar con nosotros en términos razonables si permaneciésemos constantemente en la situación y punto de vista que nos es peculiar. La comunicación de sentimientos, por consiguiente, en la sociedad y conversación nos hace crear un tipo general e inalterable mediante el que aprobamos o desaprobamos los caracteres y maneras, y aunque el corazón no tome parte siempre en estas nociones generales o regule su amor y odio por ellas, son suficientes para el discurso y sirven para todos nuestros propósitos en sociedad, en el púlpito, en el teatro y en las escuelas. |
From these principles we may easily account for that merit, which is commonly ascribed to generosity, humanity, compassion, gratitude, friendship, fidelity, zeal, disinterestedness, liberality, and all those other qualities, which form the character of good and benevolent. A propensity to the tender passions makes a man agreeable and useful in all the parts of life; and gives a just direction to all his other quailties, which otherwise may become prejudicial to society. Courage and ambition, when not regulated by benevolence, are fit only to make a tyrant and public robber. It is the same case with judgment and capacity, and all the qualities of that kind. They are indifferent in themselves to the interests of society, and have a tendency to the good or ill of mankind, according as they are directed by these other passions. | Mediante estos principios podemos explicar fácilmente el mérito que comúnmente se atribuye a la generosidad, humanidad, compasión, gratitud, amistad, fidelidad, celo, desinterés, liberalidad y todas las restantes cualidades que forman el carácter del bueno y benevolente. Una inclinación a las pasiones afectuosas hace al hombre agradable y útil en todas las ocasiones de la vida y da una justa dirección a todas las demás cualidades, que de otro modo podrían ser perjudiciales a la sociedad. El valor y la ambición, cuando no son regulados por la benevolencia son adecuados tan sólo para hacer un tirano o un bandido. Sucede lo mismo con el juicio y la capacidad y todas las cualidades de este género: son en sí mismas indiferentes para los intereses de la sociedad y tienen una tendencia al bien o al mal del género humano, según como se hallen dirigidas por estas pasiones. |
As Love is immediately agreeable to the person, who is actuated by it, and hatred immediately disagreeable; this may also be a considerable reason, why we praise all the passions that partake of the former, and blame all those that have any considerable share of the latter. It is certain we are infinitely touched with a tender sentiment, as well as with a great one. The tears naturally start in our eyes at the conception of it; nor can we forbear giving a loose to the same tenderness towards the person who exerts it. All this seems to me a proof, that our approbation has, in those cases, an origin different from the prospect of utility and advantage, either to ourselves or others. To which we may add, that men naturally, without reflection, approve of that character, which is most like their own. The man of a mild disposition and tender affections, in forming a notion of the most perfect virtue, mixes in it more of benevolence and humanity, than the man of courage and enterprize, who naturally looks upon a certain elevation of mind as the most accomplished character. This must evidently proceed from an immediate sympathy, which men have with characters similar to their own. They enter with more warmth into such sentiments, and feel more sensibly the pleasure, which arises from them. | El hecho de que el amor es inmediatamente agradable para la persona que está afectada por él y el odio inmediatamente desagradable puede ser también una razón considerable de por qué alabamos todas las pasiones que participan del primero y censuramos todas las que tienen un elemento considerable del último. Es cierto que somos tan afectados por un sentimiento afectuoso como por uno grande. Las lágrimas asoman naturalmente a nuestros ojos cuando lo concebimos, y no podemos menos de dejar rienda suelta al cariño hacia la persona que lo experimenta. Todo esto me parece una prueba de que nuestra aprobación tiene en estos casos un origen diferente de la consideración de la ventaja y utilidad, ya sea la nuestra o la de los otros. A esto podemos añadir que los hombres aprueban naturalmente y sin reflexión el carácter que es más semejante al suyo. El hombre de disposición suave y afecciones tiernas, al formarse una noción de la virtud más perfecta pone en ella más de benevolencia y humanidad que el hombre de valor y espíritu de empresa, que naturalmente considera una cierta elevación del alma como el carácter más perfecto. Esto debe de proceder evidentemente de una simpatía inmediata que los hombres tienen con un carácter similar al suyo. Penetran con mayor calor en sentimientos análogos y sienten más sensiblemente el placer que surge de ellos. |
It is remarkable, that nothing touches a man of humanity more than any instance of extraordinary delicacy in love or friendship, where a person is attentive to the smallest concerns of his friend, and is willing to sacrifice to them the most considerable interest of his own. Such delicacies have little influence on society; because they make us regard the greatest trifles: But they are the more engaging, the more minute the concern is, and are a proof of the highest merit in any one, who is capable of them. The passions are so contagious, that they pass with the greatest facility from one person to another, and produce correspondent movements in all human breasts. Where friendship appears in very signal instances, my heart catches the same passion, and is warmed by those warm sentiments, that display themselves before me. Such agreeable movements must give me an affection to every one that excites them. This is the case with every thing that is agreeable in any person. The transition from pleasure to love is easy: But the transition must here be still more easy; since the agreeable sentiment, which is excited by sympathy, is love itself; and there is nothing required but to change the object. | Es digno de ser notado que nada afecta más a la humanidad que un caso de extraordinaria delicadeza en el amor o amistad, en el que una persona se interesa por las más pequeñas cosas de su amigo y está presta a sacrificar a él sus intereses más considerables. Tales delicadezas tienen poca influencia sobre la sociedad, porque nos hacen considerar las más grandes bagatelas; son tanto más dominadoras cuanto más pequeños son los asuntos y son una prueba del mérito más alto en los que son capaces de ellas. Las pasiones son tan contagiosas que pasan con la mayor facilidad de una persona a otra y producen conmociones correspondientes en todos los pechos humanos. Cuando la amistad aparece en casos muy notables, mi corazón experimenta la misma pasión y está animado por los ardientes sentimientos que tienen lugar ante mí. Tales movimientos del ánimo, agradables, deben procurarme una afección para con todo el que los despierta. Esto es lo que sucede con todo lo que es agradable en una persona. La transición del placer al amor es fácil, pero la transición debe de ser aquí aún más fácil, pues el sentimiento agradable que es despertado por la simpatía es el amor mismo, y no se requiere nada más que un cambio del objeto. |
Hence the peculiar merit of benevolence in all its shapes and appearances. Hence even its weaknesses are virtuous and amiable; and a person, whose grief upon the loss of a friend were excessive, would be esteemed upon that account. His tenderness bestows a merit, as it does a pleasure, on his melancholy. | De aquí proviene el mérito peculiar de la benevolencia, en todas sus formas y apariencias. De aquí también que sus debilidades mismas sean virtuosas y amables y que una persona cuya pena por la muerte de un amigo fuese excesiva sea estimada por este motivo. Su ternura concede un mérito, como lo hace un placer, a su melancolía. |
We are not, however, to imagine, that all the angry passions are vicious, though they are disagreeable. There is a certain indulgence due to human nature in this respect. Anger and hatred are passions inherent in Our very frame and constitutions. The want of them, on some occasions, may even be a proof of weakness and imbecillity. And where they appear only in a low degree, we not only excuse them because they are natural; but even bestow our applauses on them, because they are inferior to what appears in the greatest part of mankind. | Sin embargo, no debemos imaginar que todas las pasiones coléricas son viciosas aunque sean desagradables. Existe una cierta indulgencia, debida a la naturaleza humana, en este respecto. Cólera y odio son pasiones inherentes a nuestra estructura y constitución. La carencia de ellas en alguna ocasión puede ser prueba de blandura o debilidad, y cuando aparecen sólo en un grado moderado no sólo las excusamos porque son naturales, sino que hasta les concedemos nuestro aplauso porque son inferiores a lo que aparece en la mayor parte del género humano. |
Where these angry passions rise up to cruelty, they form the most detested of all vices. All the pity and concern which we have for the miserable sufferers by this vice, turns against the person guilty of it, and produces a stronger hatred than we are sensible of on any other occasion. Even when the vice of inhumanity rises not to this extreme degree, our sentiments concerning it are very much influenced by reflections on the harm that results from it. And we may observe in general, that if we can find any quality in a person, which renders him incommodious to those, who live and converse with him, we always allow it to be a fault or blemish, without any farther examination. On the other hand, when we enumerate the good qualities of any person, we always mention those parts of his character, which render him a safe companion, an easy friend, a gentle master, an agreeable husband, or an indulgent father. We consider him with all his relations in society; and love or hate him, according as he affects those, who have any immediate intercourse with him. And it is a most certain rule, that if there be no relation of life, in which I coued not wish to stand to a particular person, his character must so far be allowed to be perfect. If he be as little wanting to himself as to others, his character is entirely perfect. This is the ultimate test of merit and virtue. | Cuando estas pasiones coléricas surgen de la crueldad constituyen el más detestado de todos los vicios. Toda la piedad e interés que experimentamos por el desgraciado que sufre este vicio se dirige contra la persona culpable de él y produce un odio más fuerte que el que experimentamos en toda otra ocasión. Aun cuando el vicio de inhumanidad no alcance este grado extremo, nuestros sentimientos referentes a él se hallan muy influidos por las reflexiones acerca del daño que de él resulta. Es dado observar, en general, que si podemos hallar una cualidad en una persona que la hace molesta a los que viven y tratan con ella, concedemos siempre que constituye una falta o imperfección sin consideración ulterior alguna. Por otra parte, cuando enumeramos las buenas cualidades de una persona mencionamos siempre los elementos de su carácter que le hacen un compañero seguro, un amigo fácil, un señor bondadoso, un marido agradable o un padre indulgente. Le consideramos con todas sus relaciones en la sociedad y le amamos o le odiamos según sus afectos para con aquellos que tienen inmediatamente trato con él. Y es una regla de las más ciertas que si no existiese alguna relación en la vida en que yo no pudiese desear hallarme con respecto a una persona particular, su carácter podía ser considerado perfecto. Si es tan poco defectuosa para sí misma como para los otros, su carácter es enteramente perfecto. Esta es la última prueba del mérito y la virtud.
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SECT. IV OF NATURAL ABILITIES | Sección IV De las capacidades naturales. |
No distinction is more usual in all systems of ethics, than that betwixt natural abilities and moral virtues; where the former are placed on the same footing with bodily endowments, and are supposed to have no merit or moral worth annexed to them. Whoever considers the matter accurately, will find, that a dispute upon this head would be merely a dispute of words, and that though these qualities are not altogether of the same kind, yet they agree in the most material circumstances. They are both of them equally mental qualities: And both of them equally produce pleasure; and have of course an equal tendency to procure the love and esteem of mankind. There are few, who are not as jealous of their character, with regard to sense and knowledge, as to honour and courage; and much more than with regard to temperance and sobriety. Men are even afraid of passing for goodnatured; lest that should be taken for want of understanding: And often boast of more debauches than they have been really engaged in, to give themselves airs of fire and spirit. In short, the figure a man makes in the world, the reception he meets with in company, the esteem paid him by his acquaintance; all these advantages depend almost as much upon his good sense and judgment, as upon any other part of his character. Let a man have the best intentions in the world, and be the farthest from all injustice and violence, he will never be able to make himself be much regarded without a moderate share, at least, of parts and understanding. Since then natural abilities, though, perhaps, inferior, yet are on the same footing, both as to their causes and effects, with those qualities which we call moral virtues, why should we make any distinction betwixt them? | Ninguna distinción es más usual en todos los sistemas de ética que la que se hace entre capacidades naturales y virtudes morales, en la que las primeras se colocan en el mismo plano que las dotes corporales y se supone que no van acompañadas de ningún mérito o valor moral. Todo el que considere con exactitud la cuestión hallará que una discusión acerca de este asunto será una pura discusión en torno de palabras y que aunque estas cualidades no son totalmente del mismo género coinciden, sin embargo, en las circunstancias más importantes. Ambas son cualidades mentales y ambas producen igualmente placer y poseen, por consiguiente, una tendencia igual a despertar el amor y estima de la humanidad. Existen pocos individuos que no sean tan celosos de su carácter con respecto del buen sentido y conocimiento como de su honor y valor, y mucho más aún que con respecto a su templanza y sobriedad. Los hombres temen pasar por estar dotados de una buena naturaleza por temor de que se tome esto por falta de inteligencia, y frecuentemente alardean de más vicios que los que realmente tienen, para darse aires de ardor y espíritu. En breve, el papel que un hombre representa en el mundo, la aceptación que encuentra en la sociedad, la estima que se le concede por su trato, todas estas ventajas dependen casi tanto de su buen sentido y juicio como de otros aspectos de su carácter. Haced que un hombre tenga las mejores intenciones del mundo, que se halle lo más apartado posible de toda injusticia y violencia: jamás será capaz de ser muy considerado sin poseer, por lo menos, algunas dotes naturales e inteligencia. Ya que las capacidades naturales, aunque quizá inferiores, se hallan en el mismo plano, tanto en sus causas como en sus efectos, que las cualidades que llamamos virtudes morales, ¿por qué debemos hacer una distinción entre ellas? |
Though we refuse to natural abilities the title of virtues, we must allow, that they procure the love and esteem of mankind; that they give a new lustre to the other virtues; and that a man possessed of them is much more intitled to our good-will and services, than one entirely void of them. It may, indeed, be pretended that the sentiment of approbation, which those qualities produce, besides its being inferior, is also somewhat different from that, which attends the other virtues. But this, in my opinion, is not a sufficient reason for excluding them from the catalogue of virtues. Each of the virtues, even benevolence, justice, gratitude, integrity, excites a different sentiment or feeling in the spectator. The characters of Caesar and Cato, as drawn by Sallust, are both of them virtuous, in the strictest sense of the word; but in a different way: Nor are the sentiments entirely the same, which arise from them. The one produces love; the other esteem: The one is amiable; the other awful: We could wish to meet with the one character in a friend; the other character we would be ambitious of in ourselves. In like manner, the approbation which attends natural abilities, may be somewhat different to the feeling from that, which arises from the other virtues, without making them entirely of a different species. And indeed we may observe, that the natural abilities, no more than the other virtues, produce not, all of them, the same kind of approbation. Good sense and genius beget esteem: Wit and humour excite love. [FN 27 Love and esteem are at the bottom the same passions, and arise from like causes. The qualities, that produce both, are agreeable, and give pleasure. But where this pleasure is severe and serious; or where its object is great, and makes a strong impression; or where it produces any degree of humility and awe: In all these cases, the passion, which arises from the pleasure, is more properly denominated esteem than love. Benevolence attends both: But is connected with love in a more eminent degree.] | Aunque rehusemos a las capacidades naturales el título de virtudes, debemos conceder que procuran el amor y estima del género humano, que dan un nuevo brillo a las virtudes y que un hombre que las posea tiene más títulos a nuestra buena voluntad y servicios que otro que se halle totalmente privado de ellas. Puede de hecho pretenderse que el sentimiento de aprobación que producen estas cualidades, aparte de ser inferior, es algo diferente del que acompaña a las otras virtudes. Pero esto, según mi entender, no es razón suficiente para excluirlas del catálogo de las virtudes. Cada una de las virtudes, aun la benevolencia, la justicia, la gratitud y la integridad, despierta un sentimiento o cualidad afectiva diferente en el espectador. Los caracteres de César y Catón, tales como los pinta Salustio, son ambos virtuosos, en el sentido estricto de la palabra, pero de un modo diferente, y los sentimientos que surgen de su consideración no son enteramente los mismos. El uno produce amor, el otro estima; el uno es amable, el otro temible; desearíamos encontrar el carácter del primero en un amigo; el segundo ambicionaríamos poseerlo nosotros mismos. De igual modo, la aprobación que acompaña a las capacidades naturales puede ser algo diferente a la cualidad afectiva de la que surge de las otras virtudes, sin convertirse por esto en una especie diferente. De hecho podemos observar que las capacidades naturales, lo mismo que las otras virtudes, no producen todas el mismo género de aprobación. El buen sentido y el genio despiertan estima; el ingenio y humor dan lugar a amor(75). |
Those, who represent the distinction betwixt natural abilities and moral virtues as very material, may say, that the former are entirely involuntary, and have therefore no merit attending them, as having no dependance on liberty and free-will. But to this I answer, first, that many of those qualities, which all moralists, especially the antients, comprehend under the title of moral virtues, are equally involuntary and necessary, with the qualities of the judgment and imagination. Of this nature are constancy, fortitude, magnanimity; and, in short, all the qualities which form the great man. I might say the same, in some degree, of the others; it being almost impossible for the mind to change its character in any considerable article, or cure itself of a passionate or splenetic temper, when they are natural to it. The greater degree there is of these blameable qualities, the more vicious they become, and yet they are the less voluntary. Secondly, I would have anyone give me a reason, why virtue and vice may not be involuntary, as well as beauty and deformity. These moral distinctions arise from the natural distinctions of pain and pleasure; and when we receive those feelings from the general consideration of any quality or character, we denominate it vicious or virtuous. Now I believe no one will assert, that a quality can never produce pleasure or pain to the person who considers it, unless it be perfectly voluntary in the person who possesses it. Thirdly, As to free-will, we have shewn that it has no place with regard to the actions, no more than the qualities of men. It is not a just consequence, that what is voluntary is free. Our actions are more voluntary than our judgments; but we have not more liberty in the one than in the other. | Los que exponen esta diferencia entre capacidades y las virtudes morales como muy importante pueden decir que las primeras son completamente involuntarias y no tienen ningún mérito que las acompañe, no dependiendo de la libertad y libre albedrío. Pero a esto respondo que, primero, muchas de las cualidades que todos los moralistas, especialmente los antiguos, comprenden bajo el título de virtudes morales, son tan involuntarias y necesarias como las cualidades del juicio y la imaginación. De esta clase son la constancia, fortaleza, magnanimidad y en breve todas las cualidades que constituyen un grande hombre. Puede decirse lo mismo, en algún grado, de las otras, siendo casi imposible para el espíritu cambiar su carácter en un elemento considerable o librarse de un carácter apasionado o bilioso cuando le son naturales. Cuanto mayor es el grado de estas cualidades censurables tanto más viciosas son, y entonces precisamente son aún menos voluntarias. Segundo, pediría que alguno me explicase por qué la virtud y el vicio no pueden ser involuntarios, como la belleza y la fealdad. Las distinciones morales surgen de las distinciones naturales de dolor y placer, y cuando experimentamos estos sentimientos por la consideración general de una cualidad o carácter lo llamamos vicioso o virtuoso. Ahora bien: creo que nadie afirmará que jamás una cualidad puede producir placer o doler a la persona que la considera más que cuando es totalmente voluntaria en la persona que la posee. Tercero, en cuanto al libre albedrío, hemos mostrado ya que no tiene lugar con respecto a las acciones ni a las cualidades de los hombres. No es una consecuencia exacta decir que lo que es voluntario es libre. Nuestras acciones son más voluntarias que nuestros juicios, pero no poseemos más libertad en los unos que en las otras. |
But though this distinction betwixt voluntary and involuntary be not sufficient to justify the distinction betwixt natural abilities and moral virtues, yet the former distinction will afford us a plausible reason, why moralists have invented the latter. Men have observed, that though natural abilities and moral qualities be in the main on the same footing, there is, however, this difference betwixt them, that the former are almost invariable by any art or industry; while the latter, or at least, the actions, that proceed from them, may be changed by the motives of rewards and punishments, praise and blame. Hence legislators, and divines, and moralists, have principally applied themselves to the regulating these voluntary actions, and have endeavoured to produce additional motives, for being virtuous in that particular. They knew, that to punish a man for folly, or exhort him to be prudent and sagacious, would have but little effect; though the same punishments and exhortations, with regard to justice and injustice, might have a considerable influence. But as men, in common life and conversation, do not carry those ends in view, but naturally praise or blame whatever pleases or displeases them, they do not seem much to regard this distinction, but consider prudence under the character of virtue as well as benevolence, and penetration as well as justice. Nay, we find, that all moralists, whose judgment is not perverted by a strict adherence to a system, enter into the same way of thinking; and that the antient moralists in particular made no scruple of placing prudence at the head of the cardinal virtues. There is a sentiment of esteem and approbation, which may be excited, in some degree, by any faculty of the mind, in its perfect state and condition; and to account for this sentiment is the business of Philosophers. It belongs to Grammarians to examine what qualities are entitled to the denomination of virtue; nor will they find, upon trial, that this is so easy a task, as at first sight they may be apt to imagine. | Aunque esta distinción entre voluntario e involuntario no es suficiente para justificar la distinción entre capacidades naturales y virtudes morales, sin embargo, la primera distinción nos aportará una razón plausible de por qué los moralistas han inventado la última. Los hombres han observado que aunque las capacidades naturales y morales se hallan en lo capital en el mismo plano, existe, sin embargo, una diferencia entre ellas, a saber: que las primeras son casi invariables por arte o industria, mientras que las últimas, o al menos las acciones que proceden de ellas, pueden cambiarse por motivos que parten de la recompensa y el castigo, alabanza y censura. Por esto los legisladores, teólogos y moralistas se han aplicado principalmente a la regulación de las acciones voluntarias y han tratado de producir motivos adicionales para ser virtuosos en este particular. Saben que el castigar a un hombre por tonto o el exhortarle a ser prudente y sagaz tendría un efecto muy pequeño, aunque los mismos castigos y exhortaciones, con respecto a la justicia o injusticia, pueden tener una influencia considerable; pero como los hombres en la vida común y trato no deben tener presente estos fines, sino alabar o censurar naturalmente todo lo que les agrada o desagrada, no parecen tener muy en cuenta esta distinción, sino considerar que la prudencia posee tanto el carácter de virtud como la benevolencia, y la inteligencia tanto como la justicia. Es más: hallamos que todos los moralistas cuyo juicio no está pervertido por una estricta adhesión a un sistema proceden según el mismo modo de pensar y que los antiguos moralistas, en particular, no se hacían escrúpulo alguno de colocar la prudencia a la cabeza de las virtudes cardinales. Existe un sentimiento de estima y aprobación que puede ser excitado en algún grado por una facultad del espíritu en su estado y condición perfecta, y explicar este sentimiento es el asunto de los filósofos. Pertenece a los gramáticos qué cualidades tienen derecho a llamarse virtudes; hallarán después de examinar la cuestión que no es una tarea tan sencilla como parece a primera vista. |
The principal reason why natural abilities are esteemed, is because of their tendency to be useful to the person, who is possessed of them. It is impossible to execute any design with success, where it is not conducted with prudence and discretion; nor will the goodness of our intentions alone suffice to procure us a happy issue to our enterprizes. Men are superior to beasts principally by the superiority of their reason; and they are the degrees of the same faculty, which set such an infinite difference betwixt one man and another. All the advantages of art are owing to human reason; and where fortune is not very capricious, the most considerable part of these advantages must fall to the share of the prudent and sagacious. | La razón principal de por qué las cualidades naturales se aprecian es por su tendencia a ser útiles a la persona que las posee. Es imposible llevar a cabo algún designio con éxito cuando no está guiado con prudencia y discreción, y no bastará la bondad sola de nuestras intenciones para procurarnos un buen resultado de nuestra empresa. Los hombres son superiores a los animales principalmente por la superioridad de su razón, y son los grados de esta misma facultad los que establecen una diferencia infinita entre unos hombres y otros. Todas las ventajas del arte se deben a la razón humana, y cuando la fortuna no es muy caprichosa, la parte más considerable de estas ventajas debe corresponder a la porción del prudente y sagaz. |
When it is asked, whether a quick or a slow apprehension be most valuable? whether one, that at first view penetrates into a subject, but can perform nothing upon study; or a contrary character, which must work out every thing by dint of application? whether a clear head, or a copious invention? whether a profound genius, or a sure judgment? in short, what character, or peculiar understanding, is more excellent than another? It is evident we can answer none of these questions, without considering which of those qualities capacitates a man best for the world, and carries him farthest in any of his undertakings. | Cuando se pregunta: ¿Qué vale más, una aprehensión rápida o lenta? ¿Qué vale más, el que penetra a primera vista en el asunto, pero no puede perfeccionar nada por el estudio, o un carácter contrario, que debe obtener algo mediante la fuerza de la aplicación? ¿Qué vale más, un entendimiento claro o una invención abundante? ¿Un genio profundo o un juicio seguro? En resumen: ¿Qué carácter o entendimiento peculiar es mejor que los otros? Es evidente que no podemos responder a ninguna de estas cuestiones sin considerar cuál de estas cualidades capacita mejor a un hombre para el mundo y le lleva más lejos en todas sus empresas. |
There are many other qualities of the mind, whose merit is derived from the same origin, industry, perseverance, patience, activity, vigilance, application, constancy, with other virtues of that kind, which it will be easy to recollect, are esteemed valuable upon no other account, than their advantage in the conduct of life. It is the same case with temperance, frugality, economy, resolution: As on the other hand, prodigality, luxury, irresolution, uncertainty, are vicious, merely because they draw ruin upon us, and incapacitate us for business and action. | Existen muchas otras cualidades del espíritu cuyo mérito se deriva del mismo origen. Industria, perseverancia, paciencia, actividad, vigilancia, aplicación, constancia, con otras virtudes de este género, que sería fácil recordar, se estiman válidas tan sólo por razón de su ventaja en la conducta de la vida. Sucede lo mismo con la templanza, frugalidad, economía y resolución, y, por otra parte, la prodigalidad, lujuria, irresolución, incertidumbre, son viciosas meramente porque nos traen la ruina y nos incapacitan para los negocios y acción. |
As wisdom and good-sense are valued, because they are useful to the person possessed of them; so wit and eloquence are valued, because they are immediately agreeable to others. On the other hand, good humour is loved and esteemed, because it is immediately agreeable to the person himself. It is evident, that the conversation of a man of wit is very satisfactory; as a chearful good-humoured companion diffuses a joy over the whole company, from a sympathy with his gaiety. These qualities, therefore, being agreeable, they naturally beget love and esteem, and answer to all the characters of virtue. | Del mismo modo que sabiduría y buen sentido se aprecian porque son útiles a la persona que los posee, el ingenio y la elocuencia se estiman porque son inmediatamente agradables a los otros. Por otra parte, el buen humor es amado y estimado porque es inmediatamente agradable a la persona misma. Es evidente que la conversación de un hombre de ingenio produce satisfacción, del mismo modo que un compañero jovial y de buen humor difunde la alegría alrededor suyo mediante la simpatía con su estado de ánimo. Estas cualidades, por consiguiente, siendo agradables, despiertan, naturalmente, amor y estima y corresponden a todos los caracteres de la virtud. |
It is difficult to tell, on many occasions, what it is that renders one man′s conversation so agreeable and entertaining, and another′s so insipid and distasteful. As conversation is a transcript of the mind as well as books, the same qualities, which render the one valuable, must give us an esteem for the other. This we shall consider afterwards. In the mean time it may be affirmed in general, that all the merit a man may derive from his conversation (which, no doubt, may be very considerable) arises from nothing but the pleasure it conveys to those who are present. | Es difícil decir en muchas ocasiones qué es lo que hace a un hombre tan agradable y entretenido en su conversación y a otro tan insípido y desabrido. Como las conversaciones son una transcripción del espíritu, lo mismo que los libros, las cualidades que hacen válida a las primeras nos hacen estimar a los últimos. Consideraremos esto después. Mientras tanto, puede afirmarse en general que todo el mérito que un hombre puede derivar de su conversación (que no dudo pueda ser muy considerable), no surge más que del placer que produce a los que están presentes. |
In this view, cleanliness is also to be regarded as a virtue; since it naturally renders us agreeable to others, and is a very considerable source of love and affection. No one will deny, that a negligence in this particular is a fault; and as faults are nothing but smaller vices, and this fault can have no other origin than the uneasy sensation, which it excites in others, we may in this instance, seemingly so trivial, dearly discover the origin of the moral distinction of vice and virtue in other instances. | En este respecto el aseo puede considerarse como una virtud, pues nos hace agradables a los otros y es una fuente considerable de amor y afección. Nadie negará que una negligencia en este particular es una falta, y como las faltas no son más que pequeños vicios y esta falta no puede tener más origen que las sensaciones desagradables que producen los otros, podemos descubrir claramente en este caso, que parece tan trivial, el origen de la distinción moral de vicio y virtud en otros casos. |
Besides all those qualities, which render a person lovely or valuable, there is also a certain JE-NE-SCAI-QUOI of agreeable and handsome, that concurs to the same effect. In this case, as well as in that of wit and eloquence, we must have recourse to a certain sense, which acts without reflection, and regards not the tendencies of qualities and characters. Some moralists account for all the sentiments of virtue by this sense. Their hypothesis is very plausible. Nothing but a particular enquiry can give the preference to any other hypothesis. When we find, that almost all the virtues have such particular tendencies; and also find, that these tendencies are sufficient alone to give a strong sentiment of approbation: We cannot doubt, after this, that qualities are approved of, in proportion to the advantage, which results from them. | Además de estas cualidades que hacen a una persona amable o estimable existe también un cierto nosequé de agradable y bello que concurre al mismo efecto. En este caso, tanto como en el del ingenio y la elocuencia, debemos recurrir a un cierto sentido que actúa sin reflexión y no considera las tendencias de las cualidades y caracteres. Algunos moralistas explican todos los sentimientos de virtud por este sentido. Su hipótesis es muy plausible. Nada más que una investigación particular puede dar la preferencia a alguna otra hipótesis. Cuando hallamos que casi todas las virtudes tienen tales tendencias particulares y vemos también que estas tendencias son suficientes por sí solas para proporcionar un fuerte sentimiento de aprobación, no podemos dudar acerca de que las cualidades son aprobadas en proporción con la ventaja que resulta de ellas. |
The decorum or indecorum of a quality, with regard to the age, or character, or station, contributes also to its praise or blame. This decorum depends, in a great measure, upon experience. It is usual to see men lose their levity, as they advance in years. Such a degree of gravity, therefore, and such years, are connected together in our thoughts. When we observe them separated in any person′s character, this imposes a kind of violence on our imagination, and is disagreeable. | La conveniencia o inconveniencia de una cualidad con respecto a la edad, el carácter o la situación contribuye también a la alabanza o censura. Este decoro depende en gran medida de la experiencia. Es corriente ver que los hombres pierden su ligereza con la edad creciente. Por consiguiente, un grado tal de seriedad y una edad tal se hallan enlazados en nuestros pensamientos. Cuando los observamos separados en el carácter de una persona, impone este hecho una especie de violencia a nuestra imaginación y es desagradable. |
That faculty of the soul, which, of all others, is of the least consequence to the character, and has the least virtue or vice in its several degrees, at the same time, that it admits of a great variety of degrees, is the memory. Unless it rise up to that stupendous height as to surprize us, or sink so low as, in some measure, to affect the judgment, we commonly take no notice of its variations, nor ever mention them to the praise or dispraise of any person. It is so far from being a virtue to have a good memory, that men generally affect to complain of a bad one; and endeavouring to persuade the world, that what they say is entirely of their own invention, sacrifice it to the praise of genius and judgment. Yet to consider the matter abstractedly, it would be difficult to give a reason, why the faculty of recalling past ideas with truth and clearness, should not have as much merit in it, as the faculty of placing our present ideas, in such an order, as to form true propositions and opinions. The reason of the difference certainly must be, that the memory is exerted without any sensation of pleasure or pain; and in all its middling degrees serves almost equally well in business and affairs. But the least variations in the judgment are sensibly felt in their consequences; while at the same time that faculty is never exerted in any eminent degree, without an extraordinary delight and satisfaction. The sympathy with this utility and pleasure bestows a merit on the understanding; and the absence of it makes us consider the memory as a faculty very indifferent to blame or praise. | La facultad del alma que tiene, entre todas las otras, la menor importancia para el carácter y posee la menor cantidad de vicio o virtud en sus grados diversos, admitiendo al mismo tiempo una gran variedad de grados, es la memoria. A no ser que alcance un grado tan estupendo que nos sorprenda o descienda tan bajo que afecte en algo a nuestro juicio, no nos preocupamos comúnmente de sus variaciones ni la mencionamos para la alabanza o censura de una persona. Se halla tan lejos de ser una virtud el tener buena memoria, que los hombres se quejan generalmente de poseerla mala, y tratando de persuadir a todo el mundo de que lo que dicen es enteramente obra de su propia invención la sacrifican para obtener la alabanza por su genio y juicio. Considerando la materia abstractamente, sería difícil dar una razón de por qué la facultad de reproducir las ideas pasadas con fidelidad y claridad no tiene tanto mérito como la facultad de colocar nuestras ideas en el orden conveniente para formar proposiciones y opiniones verdaderas. La razón de la diferencia debe de estar ciertamente en que la memoria se ejerce sin sensación de placer o dolor y todos sus grados intermedios son igualmente útiles en los trabajos y negocios. Pero las más pequeñas variaciones en el juicio se experimentan sensiblemente en sus consecuencias; además, esta facultad jamás se ejercita en su grado más eminente sin un deleite y satisfacción extraordinarios. La simpatía con esta utilidad y placer concede un mérito al entendimiento y su ausencia nos hace considerar la memoria como una facultad indiferente a la censura y la alabanza. |
Before I leave this subject of natural abilities, I must observe, that, perhaps, one source of the esteem and affection, which attends them, is derived from the importance and weight, which they bestow on the person possessed of them. He becomes of greater consequence in life. His resolutions and actions affect a greater number of his fellow-creatures. Both his friendship and enmity are of moment. And it is easy to observe, that whoever is elevated, after this manner, above the rest of mankind, must excite in us the sentiments of esteem and approbation. Whatever is important engages our attention, fixes our thought, and is contemplated with satisfaction. The histories of kingdoms are more interesting than domestic stories: The histories of great empires more than those of small cities and principalities: And the histories of wars and revolutions more than those of peace and order. We sympathize with the persons that suffer, in all the various sentiments which belong to their fortunes. The mind is occupied by the multitude of the objects, and by the strong passions, that display themselves. And this occupation or agitation of the mind is commonly agreeable and amusing. The same theory accounts for the esteem and regard we pay to men of extraordinary parts and abilities. The good and ill of multitudes are connected with their actions. Whatever they undertake is important, and challenges our attention. Nothing is to be over-looked and despised, that regards them. And where any person can excite these sentiments, he soon acquires our esteem; unless other circumstances of his character render him odious and disagreeable. | Antes de que deje el asunto de las capacidades naturales debo observar que quizá una fuente de la estima y afección que las acompaña se deriva de la importancia y peso que conceden a las personas que las posee. Se hacen por ellas de mayor importancia en la vida; sus resoluciones y acciones afectan a un número más grande de sus semejantes. Su amistad y enemistad son importantes y es fácil observar que todo el que se halla elevado de esta manera sobre el género humano debe despertar en nosotros los sentimientos de estima y aprobación. Todo lo que es importante atrae nuestra atención, fija nuestro pensamiento y es contemplado con satisfacción. Las historias de los reinos son más interesantes que las historias domésticas; las historias de los grandes imperios, más que las de las pequeñas ciudades y principados, y las historias de las guerras y revoluciones, más que las de la paz y el orden. Simpatizamos con las personas que sufren en todos los varios sentimientos que corresponden a su fortuna. El espíritu se halla ocupado por la multitud de los objetos y por las acciones violentas que los mismos despiertan. Esta ocupación o agitación del espíritu es corrientemente agradable y divertida. La misma teoría explica la estima y consideración que concedemos a los hombres de dotes y capacidades extraordinarias. El bien y el mal de las muchedumbres está enlazado con sus acciones. Todo lo que emprenden es importante y requiere nuestra atención. Nada debe ser omitido y olvidado de lo que a ellas respecta. Cuando una persona puede despertar estos sentimientos pronto adquiere nuestra estima, a menos que otras circunstancias de su carácter no la hagan odiosa y desagradable.
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SECT. V SOME FARTHER REFLECTIONS CONCERNING THE NATURAL VIRTUES | Sección V Algunas reflexiones más referentes a las virtudes naturales. |
It has been observed, in treating of the passions, that pride and humility, love and hatred, are excited by any advantages or disadvantages of the mind, body, or fortune; and that these advantages or disadvantages have that effect by producing a separate impression of pain or pleasure. The pain or pleasure, which arises from the general survey or view of any action or quality of the mind, constitutes its vice or virtue, and gives rise to our approbation or blame, which is nothing but a fainter and more imperceptible love or hatred. We have assigned four different sources of this pain and pleasure; and in order to justify more fully that hypothesis, it may here be proper to observe, that the advantages or disadvantages of the body and of fortune, produce a pain or pleasure from the very same principles. The tendency of any object to be useful to the person possess d of it, or to others; to convey pleasure to him or to others; all these circumstances convey an immediate pleasure to the person, who considers the object, and command his love and approbation. | Ha sido observado al tratar de las pasiones que el orgullo y la humildad, el amor y el odio son excitados por las ventajas o desventajas del espíritu, cuerpo o fortuna, y que estas ventajas y desventajas tienen este efecto por producir una impresión separada de dolor o placer. El dolor o placer que surge de la consideración general o contemplación de una acción o cualidad del espíritu constituye su vicio o virtud y da lugar a nuestra aprobación o censura, que no es más que un amor u odio más débil e imperceptible. Hemos asignado cuatro orígenes diferentes a este dolor y placer, y para justificar más plenamente esta hipótesis será oportuno hacer observar aquí que las ventajas o desventajas del cuerpo y de la fortuna producen dolor o placer por los mismos principios. La tendencia de un objeto a ser útil a la persona que lo posee o a los otros, el proporcionar un placer a sí mismo o a los otros, son todas circunstancias que despiertan un placer inmediato en la persona que considera el objeto y obtiene su amor y aprobación. |
To begin with the advantages of the body; we may observe a phaenomenon, which might appear somewhat trivial and ludicrous, if any thing coued be trivial, which fortified a conclusion of such importance, or ludicrous, which was employed in a philosophical reasoning. It is a general remark, that those we call good women′s men, who have either signalized themselves by their amorous exploits, or whose make of body promises any extraordinary vigour of that kind, are well received by the fair sex, and naturally engage the affections even of those, whose virtue prevents any design of ever giving employment to those talents. Here it is evident, that the ability of such a person to give enjoyment, is the real source of that love and esteem he meets with among the females; at the same time that the women, who love and esteem him, have no prospect of receiving that enjoyment themselves, and can only be affected by means of their sympathy with one, that has a commerce of love with him. This instance is singular, and merits our attention. | Para comenzar con las ventajas del cuerpo podemos observar un fenómeno que puede aparecer algo trivial y ridículo, si algo puede ser trivial cuando afirma una conclusión de tanta importancia y ridículo cuando se emplea en un razonamiento filosófico. Es una indicación general que los que llamamos vulgarmente «hombres de mujer», que se han señalado por sus éxitos amorosos o cuya estructura del cuerpo promete un vigor extraordinario de este género, son bien recibidos por el bello sexo y naturalmente se atraen el afecto aun de personas cuya virtud impide todo designio de emplear sus talentos. Es evidente aquí que una capacidad de una persona semejante para producir placer es la fuente real del amor y estima que encuentra entre las mujeres, y al mismo tiempo que las mujeres que le aman y estiman no pueden tener la esperanza de obtener del mismo un goce tal y pueden ser sólo afectadas por su simpatía con una mujer que mantenga con él comercio amoroso. Este caso es singular y merece nuestra atención. |
Another source of the pleasure we receive from considering bodily advantages, is their utility to the person himself, who is possessed of them. It is certain, that a considerable part of the beauty of men, as well as of other animals, consists in such a conformation of members, as we find by experience to be attended with strength and agility, and to capacitate the creature for any action or exercise. Broad shoulders, a lank belly, firm joints, taper legs; all these are beautiful in our species because they are signs of force and vigour, which being advantages we naturally sympathize with, they convey to the beholder a share of that satisfaction they produce in the possessor. | Otro origen del placer que podemos obtener de la consideración de las ventajas corporales es su utilidad con respecto ala persona misma que las posee. Es cierto que un elemento considerable de la belleza de los hombres, lo mismo que de la de los animales, consiste en una conformación de los miembros que por experiencia sabemos va acompañada de fuerza y agilidad y capacita a las criaturas para alguna acción o ejercicio. Anchas espaldas, vientre reducido, articulaciones firmes, miembros esbeltos, son elementos de belleza en nuestra especie por ser signos de fuerza y vigor; siendo ventajas con las que simpatizamos, naturalmente proporcionan al que las considera la misma satisfacción que producen al poseedor. |
So far as to the utility, which may attend any quality of the body. As to the immediate pleasure, it is certain, that an air of health, as well as of strength and agility, makes a considerable part of beauty; and that a sickly air in another is always disagreeable, upon account of that idea of pain and uneasiness, which it conveys to us. On the other hand, we are pleased with the regularity of our own features, though it be neither useful to ourselves nor others; and it is necessary at a distance, to make it convey to us any satisfaction. We commonly consider ourselves as we appear in the eyes of others, and sympathize with the advantageous sentiments they entertain with regard to us. | Esto en cuanto a la utilidad que puede acompañar a una cualidad del cuerpo. En cuanto al placer inmediato, es cierto que un aire de salud, del mismo modo que la fuerza y la agilidad, constituyen un elemento considerable de la belleza y que un aire enfermizo en los otros es siempre desagradable por la idea de dolor y malestar que nos sugiere. Por otra parte, nos agrada la regularidad en nuestras propias formas, aunque no es útil ni a nosotros ni a los otros, y nos es necesario en algún modo situarnos a distancia de nosotros mismos para procurarnos alguna satisfacción. Corrientemente nos consideramos tales como aparecemos ante los ojos de los otros y simpatizamos con los sentimientos ventajosos que experimentan a nuestro respecto. |
How far the advantages of fortune produce esteem and approbation from the same principles, we may satisfy ourselves by reflecting on our precedent reasoning on that subject. We have observed, that our approbation of those, who are possess d of the advantages of fortune, may be ascribed to three different causes. First, To that immediate pleasure, which a rich man gives us, by the view of the beautiful cloaths, equipage, gardens, or houses, which he possesses. Secondly, To the advantage, which we hope to reap from him by his generosity and liberality. Thirdly, To the pleasure and advantage, which he himself reaps from his possessions, and which produce an agreeable sympathy in us. Whether we ascribe our esteem of the rich and great to one or all of these causes, we may clearly see the traces of those principles, which give rise to the sense of vice and virtue. I believe most people, at first sight, will be inclined to ascribe our esteem of the rich to self-interest, and the prospect of advantage. But as it is certain, that our esteem or deference extends beyond any prospect of advantage to ourselves, it is evident, that that sentiment must proceed from a sympathy with those, who are dependent on the person we esteem and respect, and who have an immediate connexion with him. We consider him as a person capable of contributing to the happiness or enjoyment of his fellow-creatures, whose sentiments, with regard to him, we naturally embrace. And this consideration will serve to justify my hypothesis in preferring the third principle to the other two, and ascribing our esteem of the rich to a sympathy with the pleasure and advantage, which they themselves receive from their possessions. For as even the other two principles cannot operate to a due extent, or account for all the phaenomena, without having recourse to a sympathy of one kind or other; it is much more natural to chuse that sympathy, which is immediate and direct, than that which is remote and indirect. To which we may add, that where the riches or power are very great, and render the person considerable and important in the world, the esteem attending them, may, in part, be ascribed to another source, distinct from these three, viz. their interesting the mind by a prospect of the multitude, and importance of their consequences: Though, in order to account for the operation of this principle, we must also have recourse to sympathy; as we have observed in the preceding section. | Podemos explicarnos hasta qué punto las ventajas de la fortuna producen estima y aprobación, según los mismos principios, reflexionando sobre nuestro razonamiento precedente acerca de este asunto. Hemos observado que nuestra aprobación de los que poseen las ventajas de la fortuna puede ser atribuida a tres causas diferentes: Primero, al placer inmediato que un hombre rico nos proporciona por la consideración de sus hermosos trajes, equipajes, jardines o casas que posee. Segundo, a la ventaja que esperamos sacar de él por su generosidad y liberalidad. Tercero, al placer y ventajas que él mismo obtiene de sus posesiones, y que produce una agradable simpatía en nosotros. Ya atribuyamos nuestra estima al rico por una u otra de estas causas, podemos ver las huellas de estos principios que dan lugar al sentido del vicio y la virtud. Creo que las más de las gentes, a primera vista se inclinarán a atribuir nuestra estima por el rico al interés egoísta y la esperanza de una ventaja. Sin embargo, como es cierto que nuestra estima o deferencia se extiende más allá de toda consideración de ventaja egoísta, es evidente que este sentimiento debe de proceder de la simpatía con aquellos que dependen de la persona que estimamos y respetamos y que mantienen con ella una relación inmediata. Consideramos a ésta capaz de contribuir a la felicidad y goce de sus semejantes, cuyos sentimientos con respecto de él abrazamos naturalmente. Esta consideración servirá para justificar mi hipótesis, que consiste en preferir el tercer principio a los otros dos y atribuir nuestra estima por el rico a la simpatía con el placer y ventaja que él mismo tiene en sus posesiones, pues como los otros dos principios no pueden actuar en su debida extensión o explicar todos los fenómenos sin recurrir a la simpatía de un género o de otro, es mucho más natural elegir la simpatía inmediata y directa que la remota e indirecta. A esto debemos añadir que cuando la riqueza y el poder son muy grandes y hacen a la persona considerable e importante en el mundo, la estima que la acompaña puede ser atribuida en parte a otro origen de estos tres, a saber: el interesar al espíritu por la consideración de la multitud e importancia de sus consecuencias, aunque para explicar la actuación de este principio debemos recurrir a la simpatía, del mismo modo que hemos observado en la sección precedente. |
It may not be amiss, on this occasion, to remark the flexibility of our sentiments, and the several changes they so readily receive from the objects, with which they are conjoined. All the sentiments of approbation, which attend any particular species of objects, have a great resemblance to each other, though derived from different sources; and, on the other hand, those sentiments, when directed to different objects, are different to the feeling, though derived from the same source. Thus the beauty of all visible objects causes a pleasure pretty much the same, though it be sometimes derived from the mere species and appearance of the objects; sometimes from sympathy, and an idea of their utility. In like manner, whenever we survey the actions and characters of men, without any particular interest in them, the pleasure, or pain, which arises from the survey (with some minute differences) is, in the main, of the same kind, though perhaps there be a great diversity in the causes, from which it is derived. On the other hand, a convenient house, and a virtuous character, cause not the same feeling of approbation; even though the source of our approbation be the same, and flow from sympathy and an idea of their utility. There is something very inexplicable in this variation of our feelings; but it is what we have experience of with regard to all our passions and sentiments. | No estará fuera de lugar en esta ocasión hacer notar la flexibilidad de nuestros sentimientos y los varios cambios que fácilmente admiten de parte de los objetos con los cuales van unidos. Todos los sentimientos de aprobación que acompañan a una especie particular de objetos tienen una semejanza grande entre sí, aunque se derivan de diferentes fuentes, y, por otra parte, estos sentimientos, cuando se dirigen a diferentes objetos, son diferentes en su cualidad afectiva, aunque se derivan de la misma fuente. Así, la belleza de todos los objetos visibles produce un placer muy semejante, aunque se deriva a veces de la mera especie y apariencia de los objetos y a veces de la simpatía e idea de su utilidad. De igual modo siempre que consideramos las acciones y caracteres de los hombres sin un interés particular por ellas, el placer o dolor que surge de esta consideración es fundamentalmente del mismo género (con pequeñas diferencias), aunque quizá exista una gran diversidad en las causas de que se deriva. Por otra parte, una casa conveniente y un carácter virtuoso no producen el mismo sentimiento de aprobación, aunque el origen de nuestra aprobación sea el mismo y fluya de la simpatía e idea de su utilidad. Existe a veces algo inexplicable en esta variación de nuestros sentimientos; pero esto es lo que hemos notado por experiencia con respecto a todas nuestras pasiones y sentimientos.
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SECT. VI CONCLUSION OF THIS BOOK | Sección VI Conclusión de este libro. |
Thus upon the whole I am hopeful, that nothing is wanting to an accurate proof of this system of ethics. We are certain, that sympathy is a very powerful principle in human nature. We are also certain, that it has a great influence on our sense of beauty, when we regard external objects, as well as when we judge of morals. We find, that it has force sufficient to give us the strongest sentiments of approbation, when it operates alone, without the concurrence of any other principle; as in the cases of justice, allegiance, chastity, and good-manners. We may observe, that all the circumstances requisite for its operation are found in most of the virtues; which have, for the most part, a tendency to the good of society, or to that of the person possessed of them. If we compare all these circumstances, we shall not doubt, that sympathy is the chief source of moral distinctions; especially when we reflect, that no objection can be raised against this hypothesis in one case, which will not extend to all cases. Justice is certainly approved of for no other reason, than because it has a tendency to the public good: And the public good is indifferent to us, except so far as sympathy interests us in it. We may presume the like with regard to all the other virtues, which have a like tendency to the public good. They must derive all their merit from our sympathy with those, who reap any advantage from them: As the virtues, which have a tendency to the good of the person possessed of them, derive their merit from our sympathy with him. | Así, considerado en conjunto, espero que nada falta para una prueba rigurosa de este sistema de ética. Es cierto que la simpatía es un principio muy poderoso de la naturaleza humana. Es cierto también que tiene una gran influencia sobre nuestro sentido de la belleza, tanto cuando consideramos los objetos externos como cuando juzgamos de la moralidad. Hemos hallado que tiene fuerza suficiente para proporcionarnos los más poderosos sentimientos de aprobación cuando opera por sí sola sin la concurrencia de algún otro principio, como sucede en el caso de la justicia, la obediencia, la castidad y buenas maneras. Podemos observar que todas las circunstancias requeridas para su operación se hallan en las más de las virtudes que poseen en su mayor parte una tendencia hacia el bien de la sociedad o hacia el de la persona que las posee. Si comparamos todas estas circunstancias no dudaremos de que la simpatía es la fuente capital de las distinciones morales, especialmente si consideramos que ninguna objeción puede elevarse contra esta hipótesis en un caso que no se refiera a todos los casos que comprende. La justicia se estima ciertamente tan sólo porque posee una tendencia hacia el bien público, y el bien público nos es indiferente a no ser que la simpatía nos interese en él. Podemos suponer lo mismo con respecto a todas las demás virtudes que poseen una tendencia igual hacia el bien público. Deben derivar todo su mérito de nuestra simpatía con los que logran alguna ventaja de ellas, del mismo modo que las virtudes que poseen una tendencia hacia el bien de la persona que las posee derivan su mérito de nuestra simpatía con ésta. |
Most people will readily allow, that the useful qualities of the mind are virtuous, because of their utility. This way of thinking is so natural, and occurs on so many occasions, that few will make any scruple of admitting it. Now this being once admitted, the force of sympathy must necessarily be acknowledged. Virtue is considered as means to an end. Means to an end are only valued so far as the end is valued. But the happiness of strangers affects us by sympathy alone. To that principle, therefore, we are to ascribe the sentiment of approbation, which arises from the survey of all those virtues, that are useful to society, or to the person possessed of them. These form the most considerable part of morality. | Muchos concederán fácilmente que las cualidades útiles del espíritu son virtuosas porque son útiles. Este modo de pensar es tan natural y se presenta en tantas ocasiones que pocos se harán un escrúpulo para admítirle. Ahora bien: una vez esto admitido, debe ser reconocida necesariamente la fuerza de la simpatía. La virtud se considera como medio para un fin. Los medios para un fin se estiman en tanto que el fin se estima; pero la felicidad de los que nos son extraños nos afecta por simpatía tan sólo. A este principio debemos adscribir, por consiguiente, el sentimiento de aprobación que surge de la consideración de todas las virtudes que son útiles a la sociedad o a la persona que las posee. Estas constituyen la parte más considerable de la moralidad. |
Were it proper in such a subject to bribe the reader′s assent, or employ any thing but solid argument, we are here abundantly supplied with topics to engage the affections. All lovers of virtue (and such we all are in speculation, however we may degenerate in practice) must certainly be pleased to see moral distinctions derived from so noble a source, which gives us a just notion both of the generosity and capacity of human nature. It requires but very little knowledge of human affairs to perceive, that a sense of morals is a principle inherent in the soul, and one of the most powerful that enters into the composition. But this sense must certainly acquire new force, when reflecting on itself, it approves of those principles, from whence it is derived, and finds nothing but what is great and good in its rise and origin. Those who resolve the sense of morals into original instincts of the human mind, may defend the cause of virtue with sufficient authority; but want the advantage, which those possess, who account for that sense by an extensive sympathy with mankind. According to their system, not only virtue must be approved of, but also the sense of virtue: And not only that sense, but also the principles, from whence it is derived. So that nothing is presented on any side, but what is laudable and good. | Si fuese necesario en este asunto arrebatar el sentimiento de los lectores o emplear algo más que argumentos sólidos, encontraríamos suficientes tópicos para interesar a las afecciones. Todos los amantes de la virtud (y yo estoy seguro de que todos lo somos en la especulación aunque podamos degenerar en la práctica) deben ciertamente sentirse halagados al ver derivadas las distinciones morales de un origen tan noble, que nos da una noción justa de la generosidad y capacidad de la naturaleza humana. Se necesita tan sólo un conocimiento muy pequeño de los asuntos humanos para darse cuenta de que el sentido moral es un principio inherente al alma y uno de los más poderosos que entran en su composición. Sin embargo, este sentido debe adquirir nueva fuerza cuando reflexionando sobre sí mismo aprueba los principios de que se deriva y no halla más que lo bueno y lo grande en su comienzo y origen. Los que reducen el sentir moral a instintos originales del espíritu humano pueden defender la causa de la virtud con la autoridad suficiente; pero carecen de la ventaja que poseen los que explican este sentido mediante una simpatía extensa con el género humano. Según su sistema, no sólo la virtud puede ser aprobada, sino también el sentido de la virtud, y no solamente este sentido, sino también los principios de que se deriva. Así, que nada se presenta en alguna parte más que lo que es laudable y bueno. |
This observation may be extended to justice, and the other virtues of that kind. Though justice be artificial, the sense of its morality is natural. It is the combination of men, in a system of conduct, which renders any act of justice beneficial to society. But when once it has that tendency, we naturally approve of it; and if we did not so, it is impossible any combination or convention coued ever produce that sentiment. | Esta observación puede extenderse a la justicia y las demás virtudes de este género. Aunque la justicia es artificial, el sentido de su moralidad es natural. Es la combinación de los hombres en un sistema de conducta la que hace un acto de justi cia beneficioso para la sociedad; pero una vez que posee esta tendencia naturalmente la aprobamos, y si no lo hiciéramos así sería imposible que una combinación o convención pudiese producir este sentimiento. |
Most of the inventions of men are subject to change. They depend upon humour and caprice. They have a vogue for a time, and then sink into oblivion. It may, perhaps, be apprehended, that if justice were allowed to be a human invention, it must be placed on the same footing. But the cases are widely different. The interest, on which justice is founded, is the greatest imaginable, and extends to all times and places. It cannot possibly be served by any other invention. It is obvious, and discovers itself on the very first formation of society. All these causes render the rules of justice stedfast and immutable; at least, as immutable as human nature. And if they were founded on original instincts, coued they have any greater stability? | Las más de las invenciones de los hombres se hallan sujetas al cambio, dependen del humor y del capricho. Están en boga durante un cierto tiempo y después caen en olvido. Puede pensarse quizá que si la justicia se estimase ser del mismo género se hallaría colocada en las mismas condiciones. Sin embargo, los casos son muy diferentes. El interés sobre el que la justicia se funda es el más grande imaginable y se extiende a todos los tiempos y lugares. No puede ser garantizado por ninguna otra invención. Es manifiesto y se descubre por sí mismo ya en el primer momento de la formación de la sociedad. Todas estas causas hacen a las reglas de la justicia firmes e inmutables, o por lo menos tan inmutables como la naturaleza humana. Si se fundasen en instintos originales, ¿podrían tener una más grande estabilidad? |
The same system may help us to form a just notion of the happiness, as well as of the dignity of virtue, and may interest every principle of our nature in the embracing and cherishing that noble quality. Who indeed does not feel an accession of alacrity in his pursuits of knowledge and ability of every kind, when he considers, that besides the advantage, which immediately result from these acquisitions, they also give him a new lustre in the eyes of mankind, and are universally attended with esteem and approbation? And who can think any advantages of fortune a sufficient compensation for the least breach of the social virtues, when he considers, that not only his character with regard to others, but also his peace and inward satisfaction entirely depend upon his strict observance of them; and that a mind will never be able to bear its own survey, that has been wanting in its part to mankind and society? But I forbear insisting on this subject. Such reflections require a work a-part, very different from the genius of the present. The anatomist ought never to emulate the painter; nor in his accurate dissections and portraitures of the smaller parts of the human body, pretend to give his figures any graceful and engaging attitude or expression. There is even something hideous, or at least minute in the views of things, which he presents; and it is necessary the objects should be set more at a distance, and be more covered up from sight, to make them engaging to the eye and imagination. An anatomist, however, is admirably fitted to give advice to a painter; and it is even impracticable to excel in the latter art, without the assistance of the former. We must have an exact knowledge of the parts, their situation and connexion, before we can design with any elegance or correctness. And thus the most abstract speculations concerning human nature, however cold and unentertaining, become subservient to practical morality; and may render this latter science more correct in its precepts, and more persuasive in its exhortations. | El mismo sistema nos puede ayudar a formarnos una justa noción de la felicidad lo mismo que de la dignidad de la virtud y puede interesar a todo principio de nuestra naturaleza para abrazar y apreciar esta noble cualidad. ¿Quién de hecho no experimenta un aumento de su celo en su persecución del conocimiento y habilidad, de cualquier género que sea, cuando considera que, aparte de las ventajas que resultan inmediatamente de estas adquisiciones, le concederán éstas un nuevo brillo ante los ojos del género humano e irán acompañadas universalmente de la estima y aprobación? ¿Y quién puede pensar que una ventaja de fortuna es compensación suficiente para la más pequeña violación de las virtudes sociales, cuando considera que no sólo su carácter con respecto a los otros, sino también su paz y satisfacción interior dependen de la estricta observancia de ellos y que un espíritu jamás será capaz de sufrir la consideración de sí mismo cuando ha faltado con respecto a sus cualidades con el género humano y la sociedad? Pero me abstengo de insistir sobre este asunto. Tales reflexiones requieren una obra aparte muy distinta del tono de la presente. El anatónomo no puede nunca emular al pintor ni pretende dar en sus exactas disecciones y reproducciones de las más pequeñas partes del cuerpo humano una actitud o expresión graciosa o atractiva. Existe algo repugnante, o al menos mezquino, en el aspecto de las cosas que nos presentan, y es necesario que los objetos sean vistos a más distancia y dominados más en conjunto por la vista para hacerlos atractivos a los ojos y a la imaginación. Un anatónomo, sin embargo, se halla admirablemente dotado para hacer indicaciones a un pintor, y aun es imposible ser excelente en el último arte sin la ayuda del primero. Debemos tener un conocimiento exacto de las partes, de su situación y conexión, antes de que podamos dibujar con alguna elegancia o corrección. Así, las especulaciones más abstractas referentes a la naturaleza humana, aunque frías y áridas, llegan a ser útiles a la moral práctica y pueden hacer a esta ciencia más correcta en sus preceptos y más persuasiva en sus exhortaciones (76).
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APPENDIX | Apéndice |
There is nothing I would more willingly lay hold of, than an opportunity of confessing my errors; and should esteem such a return to truth and reason to be more honourable than the most unerring judgment. A man, who is free from mistakes, can pretend to no praises, except from the justness of his understanding: But a man, who corrects his mistakes, shews at once the justness of his understanding, and the candour and ingenuity of his temper. I have not yet been so fortunate as to discover any very considerable mistakes in the reasonings delivered in the preceding volumes, except on one article: But I have found by experience, that some of my expressions have not been so well chosen, as to guard against all mistakes in the readers; and it is chiefly to remedy this defect, I have subjoined the following appendix. | Nada haría con más gusto que buscar una oportunidad para confesar mis errores, y estimaría que este regreso hacia la verdad y la razón era más honroso que el juicio más exacto. El que se halla libre de errores no puede pretender más alabanzas que las que se refieren a la exactitud de su entendimiento; pero el que corrige sus errores muestra al mismo tiempo la exactitud de su entendimiento y el candor e ingenuidad de su temperamento. No he sido todavía tan feliz que haya descubierto algún error considerable en los razonamientos expuestos en el volumen precedente, excepto en un solo respecto; pero he hallado por experiencia que algunas de mis expresiones no han sido bien escogidas para evitar la mala inteligencia en los lectores, y para remediar capitalmente este defecto he unido a mi obra el siguiente Apéndice. |
We can never be induced to believe any matter of fact, except where its cause, or its effect, is present to us; but what the nature is of that belief, which arises from the relation of cause and effect, few have had the curiosity to ask themselves. In my opinion, this dilemma is inevitable. Either the belief is some new idea, such as that of reality or existence, which we join to the simple conception of an object, or it is merely a peculiar feeling or sentiment. That it is not a new idea, annexed to the simple conception, may be evinced from these two arguments. First, We have no abstract idea of existence, distinguishable and separable from the idea of particular objects. It is impossible, therefore, that this idea of existence can be annexed to the idea of any object, or form the difference betwixt a simple conception and belief. Secondly, The mind has the command over all its ideas, and can separate, unite, mix, and vary them, as it pleases; so that if belief consisted merely in a new idea, annexed to the conception, it would be in a man′s power to believe what he pleased. We may, therefore, conclude, that belief consists merely in a certain feeling or sentiment; in something, that depends not on the will, but must arise from certain determinate causes and principles, of which we are not masters. When we are convinced of any matter of fact, we do nothing but conceive it, along with a certain feeling, different from what attends the mere reveries of the imagination. And when we express our incredulity concerning any fact, we mean, that the arguments for the fact produce not that feeling. Did not the belief consist in a sentiment different from our mere conception, whatever objects were presented by the wildest imagination, would be on an equal footing with the most established truths founded on history and experience. There is nothing but the feeling, or sentiment, to distinguish the one from the other. | Jamás podemos ser llevados a creer en un hecho más que cuando su causa o su efecto nos están presentes; pero cuál es la naturaleza de la creencia que surge de la relación de causa y efecto es algo que pocos han tenido la curiosidad de preguntarse. En mi opinión, el siguiente dilema es inevitable: O la creencia es alguna nueva idea, como la de realidad o existencia, que se une a la simple concepción de un objeto, o es meramente una cualidad afectiva o sentimiento peculiar. Podemos convencernos por los dos argumentos que ahora expongo de que no es una nueva idea unida a la concepción simple. Primeramente, no tenemos una idea abstracta de existencia distinguible y separable de la idea de los objetos particulares. Por consiguiente, es imposible que esta idea de existencia pueda unirse con la idea de un objeto o constituir la diferencia entre una concepción simple y la creencia. Segundo, el espíritu posee el dominio sobre todas sus ideas y puede separarlas, unirlas, combinarlas y variarlas como le agrade; de modo que si la creencia consistiese meramente en una nueva idea unida a la concepción, estaría en el poder del hombre creer lo que le agradase. Por consiguiente, podemos concluir que la creencia consiste tan sólo en una cierta cualidad afectiva o sentimiento, en algo que no depende de la voluntad, sino que debe surgir de ciertas causas determinadas y principios determinados de los cuales no somos los dueños. Cuando nos hallamos convencidos de un hecho no hacemos más que concebirlo al mismo tiempo que experimentamos una cierta cualidad afectiva diferente de la que acompaña al mero soñar despierto de la imaginación. Cuando expresamos nuestra incredulidad referente a un hecho queremos decir que los argumentos en favor de este hecho no producen esta cualidad afectiva. Si la creencia no consistiese en un sentimiento diferente de nuestra mera concepción, todos los objetos que nos fueran presentados por la imaginación más desenfrenada estarían en el mismo plano que las verdades más firmes fundadas en la historia y la experiencia. Tan sólo la cualidad afectiva o sentimiento distinguen las unas de las otras. |
This, therefore, being regarded as an undoubted truth, that belief is nothing but a peculiar feeling, different from the simple conception, the next question, that naturally occurs, is, what is the nature of this feeling, or sentiment, and whether it be analogous to any other sentiment of the human mind? This question is important. For if it be not analogous to any other sentiment, we must despair of explaining its causes, and must consider it as an original principle of the human mind. If it be analogous, we may hope to explain its causes from analogy, and trace it up to more general principles. Now that there is a greater firmness and solidity in the conceptions, which are the objects of conviction and assurance, than in the loose and indolent reveries of a castle-builder, every one will readily own. They strike upon us with more force; they are more present to us; the mind has a firmer hold of them, and is more actuated and moved by them. It acquiesces in them; and, in a manner, fixes and reposes itself on them. In short, they approach nearer to the impressions, which are immediately present to us; and are therefore analogous to many other operations of the mind. | Por consiguiente, siendo considerado como una verdad indudable que la creencia no es más que un sentimiento peculiar diferente de la simple concepción, la cuestión que se presenta naturalmente en seguida es la de cuál es la naturaleza de esta cualidad afectiva o sentimiento y si es análoga a otro sentimiento de la naturaleza humana. Esta cuestión es importante, pues si no es análoga a algún otro sentimiento, podemos perder la esperanza de explicar sus causas y debemos considerarla como un principio original del espíritu humano. Si es análoga, podemos esperar explicar sus causas por analogías y derivarla de principios más generales. Ahora bien: que existe una mayor firmeza y solidez en las concepciones que son objeto de la convicción y seguridad que en las vagas e indolentes divagaciones del que hace castillos en el aire, lo confesará fácilmente todo el mundo. Nos impresionan con más fuerza, nos están más presentes, el espíritu tiene más dominio sobre ellas y es más influido y movido por ellas. Les concede su aquiescencia y en cierto modo se fija y reposa sobre ellas. En breve se aproximan más a las impresiones que nos son inmediatamente presentes y son, por consiguiente, análogas a muchas otras operaciones del espíritu. |
There is not, in my opinion, any possibility of evading this conclusion, but by asserting, that belief, beside the simple conception, consists in some impression or feeling, distinguishable from the conception. It does not modify the conception, and render it more present and intense: It is only annexed to it, after the same manner that will and desire are annexed to particular conceptions of good and pleasure. But the following considerations will, I hope, be sufficient to remove this hypothesis. First, It is directly contrary to experience, and our immediate consciousness. All men have ever allowed reasoning to be merely an operation of our thoughts or ideas; and however those ideas may be varied to the feeling, there is nothing ever enters into our conclusions but ideas, or our fainter conceptions. For instance; I hear at present a person′s voice, whom I am acquainted with; and this sound comes from the next room. This impression of my senses immediately conveys my thoughts to the person, along with all the surrounding objects. I paint them out to myself as existent at present, with the same qualities and relations, that I formerly knew them possessed of. These ideas take faster hold of my mind, than the ideas of an inchanted castle. They are different to the feeling; but there is no distinct or separate impression attending them. It is the same case when I recollect the several incidents of a journey, or the events of any history. Every particular fact is there the object of belief. Its idea is modified differently from the loose reveries of a castle-builder: But no distinct impression attends every distinct idea, or conception of matter of fact. This is the subject of plain experience. If ever this experience can be disputed on any occasion, it is when the mind has been agitated with doubts and difficulties; and afterwards, upon taking the object in a new point of view, or being presented with a new argument, fixes and reposes itself in one settled conclusion and belief. In this case there is a feeling distinct and separate from the conception. The passage from doubt and agitation to tranquility and repose, conveys a satisfaction and pleasure to the mind. But take any other case. Suppose I see the legs and thighs of a person in motion, while some interposed object conceals the rest of his body. Here it is certain, the imagination spreads out the whole figure. I give him a head and shoulders, and breast and neck. These members I conceive and believe him to be possessed of. Nothing can be more evident, than that this whole operation is performed by the thought or imagination alone. The transition is immediate. The ideas presently strike us. Their customary connexion with the present impression, varies them and modifies them in a certain manner, but produces no act of the mind, distinct from this peculiarity of conception. Let any one examine his own mind, and he will evidently find this to be the truth. | No existe, a mi ver, ninguna posibilidad de evadir esta conclusión más que afirmar que la creencia, además de la concepción simple, consiste en alguna impresión o cualidad afectiva distinguible de la concepción. No modifica la concepción y la hace más presente e intensa; tan sólo se une a ella del mismo modo que la voluntad y el deseo se unen a las concepciones particulares del bien y placer. Pero las siguientes consideraciones espero que sean suficientes para eliminar esta hipótesis: Primero. Es totalmente contraria a la experiencia y a nuestra conciencia inmediata. Todos los hombres han concedido al razonar que es ésta meramente una operación de nuestros pensamientos e ideas, y aunque estas ideas puedan variar con respecto de la cualidad afectiva, nada entra en nuestras conclusiones más que ideas o nuestras concepciones más débiles. Por ejemplo: oigo en el momento presente la voz de una persona que me es conocida, y este sonido viene de la habitación contigua a la que ocupo. Esta impresión de mis sentidos sugiere inmediatamente mis pensamientos relativos a la persona juntamente con todos los objetos que la rodean. Me la imagino como existente en el momento presente, con las mismas cualidades y relaciones que poseía primeramente. Estas ideas dominan más a mi espíritu que las ideas de un castillo encantado. Son diferentes en cuanto a la cualidad afectiva; pero no existe una impresión distinta o separada que las acompañe. Sucede lo mismo que cuando yo recuerdo los diferentes incidentes de un día o los sucesos de una historia. Todo hecho particular es objeto de creencia. Su idea se modifica de un modo diferente a las vagas divagaciones del que hace castillos en el aire; pero no acompaña a toda idea distinta o concepción de un hecho una impresión distinta. Esto es asunto de simple experiencia. Si esta experiencia puede ser discutida en alguna ocasión, lo será cuando el espíritu se halla agitado por dudas y dificultades, y después, considerando el objeto desde un nuevo punto de vista, o siendo presentado éste con un nuevo argumento, se fija y reposa en una concisión y creencia estable. En este caso existe una cualidad afectiva distinta y separada de la concepción. El paso de la duda y agitación a la tranquilidad y el reposo sugiere una satisfacción y un placer al espíritu. Pero consideremos otro caso. Supongamos que veo las piernas y muslos de una persona en movimiento, mientras que algún objeto interpuesto nos oculta el resto de su cuerpo. En este caso es cierto que la imaginación reconstruye toda su figura. Le concedo una cabeza y espaldas y un pecho y cuello. Estos miembros los imagino y creo que la persona los posee. Nada puede ser más evidente que esta operación entera se realiza tan sólo por el pensamiento o la imaginación. La transición es inmediata. Las ideas nos impresionan presentemente. Su conexión habitual con la impresión presente las varía y modifica de cierta manera; pero no produce un acto del espíritu distinto de esta peculiaridad de la concepción. Si cada uno examina su propio espíritu hallará evidentemente que esto es cierto. |
Secondly, Whatever may be the case, with regard to this distinct impression, it must be allowed, that the mind has a firmer hold, or more steady conception of what it takes to be matter of fact, than of fictions. Why then look any farther, or multiply suppositions without necessity? | Segundo. Cualquiera que sea el caso con respecto a esta impresión distinta, debe concederse que el espíritu tiene un más firme dominio sobre la concepción de un hecho o que ésta es más firme que cuando se trata de ficciones. ¿Por qué indagar más lejos o multiplicar los supuestos sin necesidad? |
Thirdly, We can explain the causes of the firm conception, but not those of any separate impression. And not only so, but the causes of the firm conception exhaust the whole subject, and nothing is left to produce any other effect. An inference concerning a matter of fact is nothing but the idea of an object, that is frequently conjoined, or is associated with a present impression. This is the whole of it. Every part is requisite to explain, from analogy, the more steady conception; and nothing remains capable of producing any distinct impression. | Tercero. Podemos explicar las causas de la concepción firme, pero no las de una impresión separada. Y no solamente esto, sino que las causas de la concepción firme agotan todo el asunto y nada queda para producir otro efecto. Una inferencia concer niente a los hechos no es más que la idea de un objeto que se halla frecuentemente unida o está asociada con la impresión presente. Esto es todo. Cada parte se requiere para explicar por analogía la concepción más firme, y nada queda capaz de producir una impresión distinta. |
Fourthly, The effects of belief, in influencing the passions and imagination, can all be explained from the firm conception; and there is no occasion to have recourse to any other principle. These arguments, with many others, enumerated in the foregoing volumes, sufficiently prove, that belief only modifies the idea or conception; and renders it different to the feeling, without producing any distinct impression. Thus upon a general view of the subject, there appear to be two questions of importance, which we may venture to recommend to the consideration of philosophers, Whether there be any thing to distinguish belief from the simple conception beside the feeling of sentiment? And, Whether this feeling be any thing but a firmer conception, or a faster hold, that we take of the object? | Cuarto. Los efectos de la creencia influyendo sobre las pasiones y la imaginación pueden ser explicados por la concepción firme, y no hay ocasión alguna para recurrir a otro principio. Estos argumentos, con muchos otros enumerados en los precedentes volúmenes, prueban suficientemente que la creencia modifica tan sólo la idea o concepción y hace diferente la cualidad afectiva sin producir una impresión distinta. Así, después de una consideración general del asunto, aparecen dos cuestiones de importancia que nos podemos aventurar a recomendar a la consideración de los filósofos: si existe algo que distinga la creencia de la simple concepción, además de la cualidad afectiva o sentimiento, y si esta cualidad afectiva es algo más que una concepción más firme o un dominio más firme que tenemos del objeto. |
If, upon impartial enquiry, the same conclusion, that I have formed, be assented to by philosophers, the next business is to examine the analogy, which there is betwixt belief, and other acts of the mind, and find the cause of the firmness and strength of conception: And this I do not esteem a difficult task. The transition from a present impression, always enlivens and strengthens any idea. When any object is presented, the idea of its usual attendant immediately strikes us, as something real and solid. It is felt, rather than conceived, and approaches the impression, from which it is derived, in its force and influence. This I have proved at large. I cannot add any new arguments. | Si después de una investigación imparcial la misma conclusión a que he llegado es admitida por los filósofos, la próxima cuestión consistiría en examinar la analogía que existe entre la creencia y los otros actos del espíritu y hallar la causa de la firmeza y rigor de la concepción, y no considero que esto sea una tarea difícil. La transición de la impresión presente vivifica y fortalece siempre la idea. Cuando un objeto se presenta, surge en nosotros la idea de lo que lo acompaña usualmente como algo real y sólido. Es más bien sentido que concebido y se aproxima a la impresión de que se deriva en cuanto a su fuerza e influencia. He probado esto con amplitud y no puedo añadir ahora nuevos argumentos. |
I had entertained some hopes, that however deficient our theory of the intellectual world might be, it would be free from those contradictions, and absurdities, which seem to attend every explication, that human reason can give of the material world. But upon a more strict review of the section concerning personal identity, I find myself involved in such a labyrinth, that, I must confess, I neither know how to correct my former opinions, nor how to render them consistent. If this be not a good general reason for scepticism, it is at least a sufficient one (if I were not already abundantly supplied) for me to entertain a diffidence and modesty in all my decisions. I shall propose the arguments on both sides, beginning with those that induced me to deny the strict and proper identity and simplicity of a self or thinking being. | Tengo la esperanza de que aunque mi teoría del mundo intelectual fuese deficiente se hallaría libre de las contradicciones y absurdos que parecen acompañar toda explicación que la razón humana puede dar del mundo material. Sin embargo, después de una rigurosa revisión de la sección referente a la identidad personal me hallo metido en un laberinto tal, que confieso no sé cómo corregir mis opiniones o cómo hacerlas consistentes. Si no es ésta una buena razón general para el escepticismo, es al menos una razón suficiente para mantener mi desconfianza y modestia en todas mis decisiones (si no me hallase ya abundantemente dotado de aquéllas).Propondré los argumentos en favor del pro y el contra, comenzando con los que me llevan a negar la identidad y simplicidad estricta y propia de un yo o ser pensante. |
When we talk of self or substance, we must have an idea annexed to these terms, otherwise they are altogether unintelligible. Every idea is derived from preceding impressions; and we have no impression of self or substance, as something simple and individual. We have, therefore, no idea of them in that sense. | Cuando hablamos de un yo o subsistencia debemos tener una idea unida a estos términos, pues de otro modo serían totalmente aquellas palabras ininteligibles. Toda idea se deriva de impresiones precedentes, y no poseemos una impresión del yo o substancia como algo simple e individual. Por consiguiente, no tenemos ninguna idea de ellos en este sentido. |
Whatever is distinct, is distinguishable; and whatever is distinguishable, is separable by the thought or imagination. All perceptions are distinct. They are, therefore, distinguishable, and separable, and may be conceived as separately existent, and may exist separately, without any contradiction or absurdity. | Todo lo que es distinto es distinguible, y todo lo que es distinguible es separable por el pensamiento o la imaginación. Todas las percepciones son distintas. Por consiguiente, son distinguibles y separables, y muchas pueden ser concebidas como existentes separadamente y pueden existir separadamente sin ninguna contradicción o absurdo. |
When I view this table and that chimney, nothing is present to me but particular perceptions, which are of a like nature with all the other perceptions. This is the doctrine of philosophers. But this table, which is present to me, and the chimney, may and do exist separately. This is the doctrine of the vulgar, and implies no contradiction. There is no contradiction, therefore, in extending the same doctrine to all the perceptions. | Cuando yo miro esta mesa y esta chimenea no tengo presente más que percepciones que son de un género análogo a todas las otras percepciones. Esta es la doctrina de los filósofos. Pero esta mesa que se llalla presente ante mí y esta chimenea pueden y deben existir separadamente. Esta es la doctrina del vulgo, y no implica contradicción. No implica contradicción, por consiguiente, extender esta doctrina a todas las percepciones. |
In general, the following reasoning seems satisfactory. All ideas are borrowed from preceding perceptions. Our ideas of objects, therefore, are derived from that source. Consequently no proposition can be intelligible or consistent with regard to objects, which is not so with regard to perceptions. But it is intelligible and consistent to say, that objects exist distinct and independent, without any common simple substance or subject of inhesion. This proposition, therefore, can never be absurd with regard to perceptions. | En general, el siguiente razonamiento parece satisfactorio. Todas las ideas son tomadas de percepciones precedentes. Nuestras ideas de los objetos, por consiguiente, se derivan de este origen. Por consecuencia, ninguna proposición puede ser inteligible o firme con respecto de objetos que no lo sea también con respecto de percepciones; pero es inteligible y firme decir que los objetos existen distinta e independientemente sin una substancia simple común o un sujeto en que son inherentes. Esta proposición, por consiguiente, no puede jamás ser absurda con respecto a las percepciones. |
When I turn my reflection on myself, I never can perceive this self without some one or more perceptions; nor can I ever perceive any thing but the perceptions. It is the composition of these, therefore, which forms the self. We can conceive a thinking being to have either many or few perceptions. Suppose the mind to be reduced even below the life of an oyster. Suppose it to have only one perception, as of thirst or hunger. Consider it in that situation. Do you conceive any thing but merely that perception? Have you any notion of self or substance? If not, the addition of other perceptions can never give you that notion. | Cuando dirijo mi reflexión sobre mí mismo no puedo percibir nunca este yo sin una o más percepciones, ni puedo percibir algo más que estas percepciones. Así, pues, es la composición de éstas la que constituye el yo. Podemos concebir que un ser pensante, tiene más o menos percepciones. Supongamos que el espíritu se reduce a menos que la vida espiritual de una ostra. Supongamos que tiene solamente una percepción tal como la de la sed o del hambre. Con siderémosle en esta situación. ¿Se verá en ella algo más que esta percepción? ¿Se halla en ella alguna noción de yo o substancia? Si no es así, la adición de las otras percepciones no puede jamás dar esta noción. |
The annihilation, which some people suppose to follow upon death, and which entirely destroys this self, is nothing but an extinction of all particular perceptions; love and hatred, pain and pleasure, thought and sensation. These therefore must be the same with self; since the one cannot survive the other. | La destrucción que algunos suponen que sigue a la muerte, y que hace desaparecer totalmente su yo, no es más que la extinción de todas las percepciones particulares: amor y odio, pena y placer, pensamiento y sensación. Por consiguiente, éstas deben ser lo mismo que el yo, ya que éste no puede sobrevivir a aquéllas. |
Is self the same with substance? If it be, how can that question have place, concerning the subsistence of self, under a change of substance? If they be distinct, what is the difference betwixt them? For my part, I have a notion of neither, when conceived distinct from particular perceptions. | ¿Es el yo lo mismo que la substancia? Si lo es, ¿cómo puede tener lugar esta cuestión, que se refiere a la subsistencia del yo, cuando existe un cambio de substancia? Si es distinto, ¿qué diferencia hay entre ellos? Por mi parte, no poseo una no ción de ninguno de ellos cuando se conciben como distintos de las percepciones particulares. |
Philosophers begin to be reconciled to the principle, that we have no idea of external substance, distinct from the ideas of particular qualities. This must pave the way for a like principle with regard to the mind, that we have no notion of it, distinct from the particular perceptions. | Los filósofos comienzan a reconciliarse con el principio de que no tenemos una idea de la substancia externa distinta de las ideas de las cualidades particulares. Esto debe abrir camino a un principio análogo con respecto al espíritu, a saber: que no tenemos una noción de él distinta de las percepciones particulares. |
So far I seem to be attended with sufficient evidence. But having thus loosened all our particular perceptions, when I proceed to explain the principle of connexion, which binds them together, and makes us attribute to them a real simplicity and identity; I am sensible, that my account is very defective, and that nothing but the seeming evidence of the precedent reasonings coued have induced me to receive it. If perceptions are distinct existences, they form a whole only by being connected together. But no connexions among distinct existences are ever discoverable by human understanding. We only feel a connexion or determination of the thought, to pass from one object to another. It follows, therefore, that the thought alone finds personal identity, when reflecting on the train of past perceptions, that compose a mind, the ideas of them are felt to be connected together, and naturally introduce each other. However extraordinary this conclusion may seem, it need not surprize us. Most philosophers seem inclined to think, that personal identity arises from consciousness; and consciousness is nothing but a reflected thought or perception. The present philosophy, therefore, has so far a promising aspect. But all my hopes vanish, when I come to explain the principles, that unite our successive perceptions in our thought or consciousness. I cannot discover any theory, which gives me satisfaction on this head. | Hasta aquí me parece que mi razonamiento va acompañado de una evidencia suficiente. Sin embargo, habiendo así separado todas nuestras percepciones particulares, cuando intento explicar el principio de unión que las enlaza y nos hace atribuirles una simplicidad e identidad real me doy cuenta que mi explicación es muy defectuosa y que nada más que la evidencia aparente de los razonamientos precedentes puede haberme inducido a admitirla. Si las percepciones son existencias distintas, forman tan sólo un todo por hallarse enlazadas entre sí. Sin embargo, no pueden descubrirse por el entendimiento humano conexiones entre existencias distintas. Sólo sentimos un enlace o determinación del pensamiento a pasar de un objeto a otro. Se sigue, pues, que el pensamiento sólo siente la identidad personal cuando, reflexionando sobre la serie de las percepciones pasadas que componen el espíritu, siente las ideas de ellas como enlazadas entre sí e introduciéndose naturalmente las unas en las otras. Aunque esta conclusión parezca extraordinaria no debe sorprendernos. Los más de los filósofos parecen inclinarse a pensar que la identidad personal surge de la conciencia, y conciencia no es más que un pensamiento o una percepción reflexiva. La presente filosofía, por consiguiente, tiene hasta aquí un aspecto lleno de promesas. Pero todas mis esperanzas se desvanecen cuando trato de explicar los principios que unen nuestras percepciones sucesivas en nuestro pensamiento o conciencia. No puedo descubrir una teoría que me satisfaga en este asunto. |
In short there are two principles, which I cannot render consistent; nor is it in my power to renounce either of them, viz, that all our distinct perceptions are distinct existences, and that the mind never perceives any real connexion among distinct existences. Did our perceptions either inhere in something simple and individual, or did the mind perceive some real connexion among them, there would be no difficulty in the case. For my part, I must plead the privilege of a sceptic, and confess, that this difficulty is too hard for my understanding. I pretend not, however, to pronounce it absolutely insuperable. Others, perhaps, or myself, upon more mature reflections, may discover some hypothesis, that will reconcile those contradictions. | En breve existen dos principios que no puedo hacer compatibles y no está en mí poder renunciar a ninguno de ellos, a saber: que todas nuestras percepciones distintas son existencias distintas y que el espíritu jamás percibe una conexión real entre existencias distintas. No existiría dificultad en este caso si nuestras percepciones fueran inherentes a algo simple e individual o percibiese el espíritu alguna conexión real entre ellas. Por mi parte, yo debo defender el privilegio del escéptico y confesar que esa dificultad es demasiado grande para mi entendimiento. No pretendo, sin embargo, decir que es absolutamente insuperable. Otros quizá, o yo mismo después de reflexiones más maduras, pueden descubrir alguna hipótesis que reconcilie estas contradicciones. |
I shall also take this opportunity of confessing two other errors of less importance, which more mature reflection has discovered to me in my reasoning. The first may be found in Vol. I. page 106. where I say, that the distance betwixt two bodies is known, among other things, by the angles, which the rays of light flowing from the bodies make with each other. It is certain, that these angles are not known to the mind, and consequently can never discover the distance. The second error may be found in Vol. I. page 144 where I say, that two ideas of the same object can only be different by their different degrees of force and vivacity. I believe there are other differences among ideas, which cannot properly be comprehended under these terms. Had I said, that two ideas of the same object can only be different by their different feeling, I should have been nearer the truth. | Aprovecharé esta oportunidad para confesar otros dos errores de menos importancia que una reflexión más madura me ha descubierto en mis razonamientos. El primero puede hallarse en el tomo 1, página 105, donde digo que la distancia entre dos cuerpos se conoce, entre otras cosas, por los ángulos formados por los rayos de luz que provienen del cuerpo. Es cierto que estos ángulos no son conocidos por el espíritu, y por consecuencia no pueden descubrirnos la distancia. El segundo error se halla en el tomo 1, página 161, donde digo que dos ideas de un mismo objeto pueden ser sólo diferentes por los diferentes grados de fuerza y vivacidad. Creo que existen otras diferencias entre las ideas que no pueden ser comprendidas propiamente bajo estos términos. Si yo hubiera dicho que dos ideas del mismo objeto pueden ser solamente diferentes por su diferente cualidad afectiva me hubiera acercado más a la verdad. David Hume nació el 26 de abril de en Edimburgo. Estudió en aquella Universidad jurisprudencia; pero sus aficiones le llevaban a la filosofía y a la literatura. Tras un intento de ejercer la abogacía en Bristol, se trasladó a Francia, donde permaneció tres años para proseguir sus estudios. Estableció, entonces, aquel plan de vida que siguió constantemente después. «Resolví suplir mi escasa fortuna con una rígida frugalidad, mantener intacta mi libertad y considerar como despreciable todo lo que no se refiriese a la aplicación de mi ingenio a las letras.» El Tratado de la naturaleza humana es la cumbre de la filosofía de Hume. «La naturaleza humana, dice, es la única ciencia del hombre». En realidad, todas las ciencias se vinculan con la naturaleza humana, aun aquellas que parecen más independientes, como las matemáticas, la física y la religión natural; porque también éstas forman parte de los conocimientos del hombre y caen bajo el juicio de las potencias y las facultades humanas. La primera parte trata del conocimiento humano, el cómo de nuestro conocimiento, las sensaciones... La segunda parte habla de las pasiones. Y en la tercera de la moral. La filosofía de Hume procede a la vez del empirismo de Locke y del idealismo de Berkeley. Trata de reducir los principios racionales, entre ellos el de la causalidad, a su filtrado humano; por tanto las leyes científicas sólo son válidas para los casos en que la experiencia ha probado su certeza. La sustancia material o espiritual no existe. Es el fenomenismo y agnosticismo absoluto. Hume influyó en Kant y es inspirador de Adam Smith y de los economistas liberales clásicos.
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