David Hume

AN ENQUIRY CONCERNING HUMAN UNDERSTANDING.
[Investigación sobre el entendimiento humano.]

Extracted from: ENQUIRIES CONCERNING THE HUMAN UNDERSTANDING, AND CONCERNING THE PRINCIPLES OF MORALS, BY DAVID HUME....

SECTION 1. OF THE DIFFERENT SPECIES OF PHILOSOPHY.

Sección 1. De las distintas clases de filosofía

1. Moral philosophy, or the science of human nature, may be treated after two different manners; each of which has its peculiar merit, and may contribute to the entertainment, instruction, and reformation of mankind. The one considers man chiefly as born for action; and as influenced in his measures by taste and sentiment; pursuing one object, and avoiding another, according to the value which these objects seem to possess, and according to the light in which they present themselves. As virtue, of all objects, is allowed to be the most valuable, this species of philosophers paint her in the most amiable colours; borrowing all helps from poetry and eloquence, and treating their subject in an easy and obvious manner, and such as is best fitted to please the imagination, and engage the affections. They select the most striking observations and instances from common life; place opposite characters in a proper contrast; and alluring us into the paths of virtue by the views of glory and happiness, direct our steps in these paths by the soundest precepts and most illustrious examples. They make us feel the difference between vice and virtue; they excite and regulate our sentiments; and so they can but bend our hearts to the love of probity and true honour, they think, that they have fully attained the end of all their labours. La filosofía moral, o ciencia de la naturaleza humana, puede tratarse de dos maneras distintas. Cada una de ellas tiene su mérito particular y puede contribuir al entretenimiento, ilustración y reforma de la humanidad. La primera considera al hombre primordialmente como nacido para la acción y como influido en sus actos por el gusto y el sentimiento, persiguiendo un objeto y evi tando otro, de acuerdo con el valor que estos objetos parecen poseer, y según el modo en que se presentan; y puesto que la virtud, según opinión común, es, entre todos los objetos, el más valioso, esta clase de filósofos la pinta con los colores más agradables, valiéndose de la poesía y de la elocuencia, desarrollando su tema de una manera sencilla y clara, la más indicada para agradar a la imaginación y movilizar nuestros sentimientos. Eligen los casos y observaciones más llamativos de la vida cotidiana, contrastan adecuadamente caracteres opuestos y, atrayéndonos a los caminos de la virtud con visiones de gloria y felicidad, dirigen nuestros pasos por estos caminos con los preceptos más sensatos y los ejemplos más ilustres. Nos hacen sentir la diferencia entre el vicio y la virtud, excitan y regulan nuestros sentimientos y así, no pueden sino inclinar nuestros corazones al amor de la probidad y del verdadero honor. Con ello piensan haber alcanzado plenamente el objetivo de todos sus esfuerzos.
2. The other species of philosophers consider man in the light of a reasonable rather than an active being, and endeavour to form his understanding more than cultivate his manners. They regard human nature as a subject of speculation; and with a narrow scrutiny examine it, in order to find those principles, which regulate our understanding, excite our sentiments, and make us approve or blame any particular object, action, or behaviour. They think it a reproach to all literature, that philosophy should not yet have fixed, beyond controversy, the foundation of morals, reasoning, and criticism; and should for ever talk of truth and falsehood, vice and virtue, beauty and deformity, without being able to determine the source of these distinctions. While they attempt this arduous task, they are deterred by no difficulties; but proceeding from particular instances to general principles, they still push on their enquiries to principles more general, and rest not satisfied till they arrive at those original principles, by which, in every science, all human curiosity must be bounded. Though their speculations seem abstract, and even unintelligible to common readers, they aim at the approbation of the learned and the wise; and think themselves sufficiently compensated for the labour of their whole lives, if they can discover some hidden truths, which may contribute to the instruction of posterity. La otra clase de filósofos consideran al hombre como un ser racional más que activo, e intentan formar su entendimiento más que cultivar su conducta. Consideran a la naturaleza humana como un tema de especulación, y la estudian con minucioso escrutinio para encontrar los principios que regulan nuestro entendimiento, excitan nuestros sentimientos y nos hacen aprobar o censurar cualquier objeto, acción o comportamiento concreto. Consideran un descrédito para cuanto se ha escrito que la filosofía aún no haya fijado indiscutiblemente el fundamento de la moral, de la razón y de la crítica artística y literaria, y en cambio hable constantemente de verdad y falsedad, vicio y virtud, belleza y deformidad, sin ser capaz de precisar la fuente de estas distinciones. Mientras intentan esta ardua tarea, no se dejan vencer por dificultad alguna, sino que, remontándose de casos concretos a principios generales, prosiguen sus investigaciones en busca de principios aún de mayor generalidad, y no quedan satisfechos hasta alcanzar los principios primordiales por los que, en toda ciencia, ha de estar limitada la curiosidad humana. A pesar de que sus especulaciones parezcan abstractas, e incluso ininteligibles para lectores normales, se proponen conseguir la aprobación de los doctos y de los sabios, y se consideran suficientemente compensados por el esfuerzo de toda su vida si pueden descubrir algunas verdades ocultas que contribuyan a la ilustración de la posteridad.
3. It is certain that the easy and obvious philosophy will always, with the generality of mankind, have the preference above the accurate and abstruse; and by many will be recommended, not only as more agreeable, but more useful than the other. It enters more into common life; moulds the heart and affections; and, by touching those principles which actuate men, reforms their conduct, and brings them nearer to that model of perfection which it describes. On the contrary, the abstruse philosophy, being founded on a turn of mind, which cannot enter into business and action, vanishes when the philosopher leaves the shade, and comes into open day; nor can its principles easily retain any influence over our conduct and behaviour. The feelings of our heart, the agitation of our passions, the vehemence of our affections, dissipate all its conclusions, and reduce the profound philosopher to a mere plebeian. Es indudable que, antes que la filosofía precisa y abstracta, será la fácil y asequible la que disfrutará de la preferencia de la mayor parte de la humanidad, y será recomendada por muchos no sólo como más agradable, sino también como más útil que la otra. Tiene mayor papel en la vida cotidiana, moldea el corazón y los sentimientos y, al alcanzar los principi os que mueve a los hombres, reforma su conducta y los acerca al modelo de perfección que describe. Por el contrario, la filosofía abstrusa, al exigir un talante inadecuado para el negocio y la acción, se desvanece cuando el filósofo abandona la oscuridad y sale a la luz del día y, por tanto, no pueden sus principios tener influjo alguno sobre nuestra conducta y comportamiento. Los sentimientos de nuestro corazón, la agitación de nuestras pasiones, la intensidad de nuestros sentimientos debilitan sus conclusiones y reducen al filósofo profundo a un mero plebeyo.
4. This also must be confessed, that the most durable, as well as justest fame, has been acquired by the easy philosophy, and that abstract reasoners seem hitherto to have enjoyed only a momentary reputation, from the caprice or ignorance of their own age, but have not been able to support their renown with more equitable posterity. It is easy for a profound philosopher to commit a mistake in his subtile reasonings; and one mistake is the necessary parent of another, while he pushes on his consequences, and is not deterred from embracing any conclusion, by its unusual appearance, or its contradiction to popular opinion. But a philosopher, who purposes only to represent the common sense of mankind in more beautiful and more engaging colours, if by accident he falls into error, goes no farther; but renewing his appeal to common sense, and the natural sentiments of the mind, returns into the right path, and secures himself from any dangerous illusions. The fame of Cicero flourishes at present; but that of Aristotle is utterly decayed. La Bruyere passes the seas, and still maintains his reputation: But the glory of Malebranche is confined to his own nation, and to his own age. And Addison, perhaps, will be read with pleasure, when Locke shall be entirely forgotten. Se ha de reconocer asimismo lo siguiente: que la lama más duradera, así como la más merecida, ha recaído sobre la filosofía fácil, y que los razonadores abstractos parecen por ahora haber disfrutado sólo de una reputación momentánea, debida al capricho o ignorancia de su época, pero no han sido capaces de mantener su prestigio en una posteridad más ponderada. Es fácil para un filósofo profundo cometer una equivocación en mis razonamientos sutiles; y una equivocación es necesariamente progenitura de otra, cuando el filósofo des - arrolla las consecuencias, y no deja de aceptar una conclusión a pesar de la apariencia extraña de esta última, o de su oposición a la opinión común. Sin embargo, el filósofo que no se propone más que representar el sentido común de la humanidad con los más bellos y encanta - dores colores, si por un accidente cae en el error, no avanza más, sino que, renovando su apelación al sentido común y a los sentimientos naturales de la mente, vuelve al camino correcto y se pone a salvo de peí i prosas ilusiones. La fama de Cicerón florece en la actualidad, pero la de Aristóteles está totalmente en decadencia. La Bruyére cruza los mares y aún conserva su reputación, pero la gloria de Malebranche se limita a su propia nación y a su propia época. Y Addison será leído con placer cuando Locke esté totalmente olvidado.
The mere philosopher is a character, which is commonly but little acceptable in the world, as being supposed to contribute nothing either to the advantage or pleasure of society; while he lives remote from communication with mankind, and is wrapped up in principles and notions equally remote from their comprehension. On the other hand, the mere ignorant is still more despised; nor is any thing deemed a surer sign of an illiberal genius in an age and nation where the sciences flourish, than to be entirely destitute of all relish for those noble entertainments. The most perfect character is supposed to lie between those extremes; retaining an equal ability and taste for books, company, and business; preserving in conversation that discernment and delicacy which arise from polite letters; and in business, that probity and accuracy which are the natural result of a just philosophy. In order to diffuse and cultivate so accomplished a character, nothing can be more useful than compositions of the easy style and manner, which draw not too much from life, require no deep application or retreat to be comprehended, and send back the student among mankind full of noble sentiments and wise precepts, applicable to every exigence of human life. By means of such compositions, virtue becomes amiable, science agreeable, company instructive, and retirement entertaining. El mero filósofo es un tipo humano que normalmente no goza sino de poca aceptación en el mundo, al suponerse que no contribuye nada ni a la utilidad ni al placer de la sociedad, ya que vive alejado del contacto con la humanidad y está envuelto en principios igualmente alejados de la comprensión de ésta. Por otra parte, el que no es más que un ignorante es aún más despreciado, y no hay nada que se considere señal más segura de carácter estrecho en una época y nación donde las ciencias prosperan que el estar totalmente desprovisto de afición por estos nobles entretenimientos. Se piensa comúnmente que el carácter más perfecto se halla entre estos dos extremos: un carácter dotado de la misma habilidad y gusto para libros, vida social y negocios, que muestra en el trato el discernimiento y finura debidos a las Bellas Letras, y en los negocios la integridad y precisión, resultado natural de una filosofía correcta. Para difundir y cultivar un carácter tan logrado, nada puede ser más útil que ensayos de estilo y desarrollo sencillos que no se apartan demasiado de la vida, que no exigen aplicación profunda o recogimiento para ser comprendidos, y que devuelven al estudioso a la humanidad imbuido de nobles sentimientos y sabios preceptos, aplicables a cualquier exigencia de la vida. Gracias a estos ensayos la virtud resulta amable; la ciencia, agradable; la vida social, instructiva, y la soledad, entretenida.
Man is a reasonable being; and as such, receives from science his proper food and nourishment: But so narrow are the bounds of human understanding, that little satisfaction can be hoped for in this particular, either from the extent of security or his acquisitions. Man is a sociable, no less than a reasonable being: But neither can he always enjoy company agreeable and amusing, or preserve the proper relish for them. Man is also an active being; and from that disposition, as well as from the various necessities of human life, must submit to business and occupation: But the mind requires some relaxation, and cannot always support its bent to care and industry. It seems, then, that nature has pointed out a mixed kind of life as most suitable to the human race, and secretly admonished them to allow none of these biasses to draw too much, so as to incapacitate them for other occupations and entertainments. Indulge your passion for science, says she, but let your science be human, and such as may have a direct reference to action and society. Abstruse thought and profound researches I prohibit, and will severely punish, by the pensive melancholy which they introduce, by the endless uncertainty in which they involve you, and by the cold reception which your pretended discoveries shall meet with, when communicated. Be a philosopher; but, amidst all your philosophy, be still a man. El hombre es un ser racional, y, en cuanto tal, recibe de la ciencia el alimento y la nutrición que le corresponde. Pero tan escaso es el alcance de la mente humana que poca satisfacción puede esperarse en este punto, ni del grado de seguridad ni de la extensión de sus adquisiciones. El hombre es un ser sociable, no menos que un ser racional; pero tampoco puede siempre disfrutar de una compañía agradable y divertida, o mantener la debida apetencia de ella. También el hombre es un ser activo, y por esta disposición, así como por las diversas necesidades de la vida humana, ha de someterse a los negocios. Pero la mente requiere alguna relajación, ya que no puede soportar siempre su inclinación hacia la preocupación y la faena. Parece, por tanto, que la naturaleza ha establecido una vida mixta como la más adecuada a la especie humana, y secretamente ha ordenado a los hombres que no permitan que ninguna de sus predisposiciones les absorba demasiado, hasta el punto de hacerlos incapaces de otras preocupaciones y entretenimientos. «Entrégate a tu pasión por la ciencia —les dice—, pero haz que tu ciencia sea humana y que tenga una referencia directa a la acción y a la sociedad. Prohíbo el pensamiento abstracto y las investigaciones profundas y las castigaré severamente con la melancolía pensativa que provocan, con la interminable incertidumbre en que le envuelve a uno y con la fría recepción con que se acogerán tus pretendidos descubrimientos cuando los comuniques. Sé filósofo, pero en medio de toda tu filosofía continúa siendo un hombre.»
5. Were the generality of mankind contented to prefer the easy philosophy to the abstract and profound, without throwing any blame or contempt on the latter, it might not be improper, perhaps, to comply with this general opinion, and allow every man to enjoy, without opposition, his own taste and sentiment. But as the matter is often carried farther, even to the absolute rejecting of all profound reasonings, or what is commonly called metaphysics, we shall now proceed to consider what can reasonably be pleaded in their behalf. Si la mayoría de la humanidad se contentara con preferir la filosofía fácil a la abstracta y profunda, sin lanzar contra ésta su desprecio y censura, no sería incorrecto, quizá, conformarse con esta opinión general y permitir a cada hombre que disfrutase, sin impedimento, de su propio gusto y sentimiento. Pero como frecuentemente se lleva la cuestión más lejos, hasta el punto de rechazar todo razonamiento profundo o lo que vulgarmente se llama metafísica, ahora procederemos a considerar lo que, con fundamento, se puede alegar en su favor.
We may begin with observing, that one considerable advantage, which results from the accurate and abstract philosophy, is, its subserviency to the easy and humane; which, without the former, can never attain a sufficient degree of exactness in its sentiments, precepts, or reasonings. All polite letters are nothing but pictures of human life in various attitudes and situations; and inspire us with different sentiments, of praise or blame, admiration or ridicule, according to the qualities of the object, which they set before us. An artist must be better qualified to succeed in this undertaking, who, besides a delicate taste and a quick apprehension, possesses an accurate knowledge of the internal fabric, the operations of the understanding, the workings of the passions, and the various species of sentiment which discriminate vice and virtue. How painful soever this inward search or enquiry may appear, it becomes, in some measure, requisite to those, who would describe with success the obvious and outward appearances of life and manners. The anatomist presents to the eye the most hideous and disagreeable objects; but his science is useful to the painter in delineating even a Venus or an Helen. While the latter employs all the richest colours of his art, and gives his figures the most graceful and engaging airs; he must still carry his attention to the inward structure of the human body, the position of the muscles, the fabric of the bones, and the use and figure of every part or organ. Accuracy is, in every case, advantageous to beauty, and just reasoning to delicate sentiment. In vain would we exalt the one by depreciating the other. Podemos comenzar observando que una ventaja considerable que resulta de la filosofía rigurosa y abstracta es su utilidad para la filosofía fácil y humana, que sin la primera no puede alcanzar un grado suficiente de exactitud en sus sentimientos, preceptos o razonamientos. Las Bellas Letras no son sino un retrato de la vida humana en diversas actitudes y situaciones. Nos inspiran distintos sentimientos de elogio o censura, admiración o ridículo, de acuerdo con las cualidades del objeto que nos presentan. Un artista está mejor preparado para triunfar en este esfuerzo si, además de un gusto delicado y una rápida aprehensión, posee un conocimiento preciso de la textura interna y las operaciones del entendimiento, del funcionamiento de las pasiones y de las diversas clases de sentimiento que distinguen vicio y virtud. A pesar de lo penosa que pueda parecer esta búsqueda o investigación interior, se hace en alguna medida imprescindible para quienes quieran describir con éxito las apariencias externas e inmediatas de la vida y costumbres. El anatomista expone los objetos más desagradables y horribles, pero su ciencia es útil al pintor incluso cuando dibuja una Venus o una Helena. A pesar de que éste utilice los colores más ricos de su arte y confiera a sus figuras un aire agraciado y encantador, aun así ha de atender a la estructura interna del cuerpo humano, la posición de los músculos, la textura de los huesos y la utilidad y forma de todos los miembros y órganos. La precisión es siempre ventajosa para la belleza, y el razonamiento riguroso para el sentimiento refinado. Vanamente exaltaríamos el uno despreciando el otro.
Besides, we may observe, in every art or profession, even those which most concern life or action, that a spirit of accuracy, however acquired, carries all of them nearer their perfection, and renders them more subservient to the interests of society. And though a philosopher may live remote from business, the genius of philosophy, if carefully cultivated by several, must gradually diffuse itself throughout the whole society, and bestow a similar correctness on every art and calling. The politician will acquire greater foresight and subtility, in the subdividing and balancing of power; the lawyer more method and finer principles in his reasonings; and the general more regularity in his discipline, and more caution in his plans and operations. The stability of modern governments above the ancient, and the accuracy of modern philosophy, have improved, and probably will still improve, by similar gradations. Además, podemos observar en todo oficio y profesión, incluso en aquellos que más conciernen a la vida o la acción, que el afán de exactitud, cualquiera que sea el modo en que se haya adquirido, los acerca a su perfección y los hace más beneficiosos para los intereses de la sociedad. Y aunque un filósofo pueda vivir alejado de los negocios, el espíritu de la filosofía, si fuera cuidadosamente cultivado por varios, debe difundirse gradualmente a través de la sociedad entera y conferir semejante precisión a todo oficio y profesión. El político adquirirá mayor capacidad de previsión y sutileza en la distribución y el equilibrio del poder; el abogado, mayor método y principios más depurados en sus razonamientos; el general, mayor regularidad en la disciplina y más precaución en sus proyectos y operaciones. La estabilidad de los gobiernos modernos con respecto a los antiguos y la precisión de la filosofía moderna han mejorado, y probablemente aún continuarán haciéndolo en grados parejos.
6. Were there no advantage to be reaped from these studies, beyond the gratification of an innocent curiosity, yet ought not even this to be despised; as being one accession to those few safe and harmless pleasures, which are bestowed on human race. The sweetest and most inoffensive path of life leads through the avenues of science and learning; and whoever can either remove any obstructions in this way, or open up any new prospect, ought so far to be esteemed a benefactor to mankind. And though these researches may appear painful and fatiguing, it is with some minds as with some bodies, which being endowed with vigorous and florid health, require severe exercise, and reap a pleasure from what, to the generality of mankind, may seem burdensome and laborious. Obscurity, indeed, is painful to the mind as well as to the eye; but to bring light from obscurity, by whatever labour, must needs be delightful and rejoicing. Incluso si no se pudiera alcanzar otra ventaja de estos estudios que la satisfacción de una curiosidad inocente, aun así no se deberían despreciar, al tratarse de una vía de acceso a uno de los pocos placeres seguros e inocuos que han sido concedidos a la raza humana. El más dulce e inofensivo camino de la vida conduce a través de las avenidas de la ciencia y del saber. Y quien pueda eliminar un obstáculo en este camino o abrir una perspectiva debe ser considerado un benefactor de la humanidad. Y aunque estas investigaciones puedan parecer penosas y fatigosas, ocurre con algunas mentes como con algunos cuerpos , que estando dotados de una salud vigorosa y robusta, requieren un ejercicio intenso y encuentran placer en lo que para la mayoría de la humanidad resultaría trabajoso y pesado. La oscuridad es efectivamente penosa para la mente, como lo es para el ojo, pero sacar la luz de la oscuridad, por el esfuerzo que sea, ha de ser deleitable y producir regocijo.
But this obscurity in the profound and abstract philosophy, is objected to, not only as painful and fatiguing, but as the inevitable source of uncertainty and error. Here indeed lies the justest and most plausible objection against a considerable part of metaphysics, that they are not properly a science; but arise either from the fruitless efforts of human vanity, which would penetrate into subjects utterly inaccessible to the understanding, or from the craft of popular superstitions, which, being unable to defend themselves on fair ground, raise these intangling brambles to cover and protect their weakness. Chaced from the open country, these robbers fly into the forest, and lie in wait to break in upon every unguarded avenue of the mind, and overwhelm it with religious fears and prejudices. The stoutest antagonist, if he remit his watch a moment, is oppressed. And many, through cowardice and folly, open the gates to the enemies, and willingly receive them with reverence and submission, as their legal sovereigns. Pero esta oscuridad de la filosofía profunda y abstracta es criticada no sólo en tanto que penosa y fatigosa, sino también como una fuente inevitable de error e incertidumbre. Aquí, en efecto, se halla la más justa y verosímil objeción a una considerable parte de la metafísica: que no es propiamente una ciencia, sino que surge, bien de los esfuerzos estériles de la vanidad humana, que quiere penetrar en temas que son totalmente inaccesibles para el entendimiento, bien de la astucia de las supersticiones populares que, siendo incapaces de defenderse lealmente, levantan estas zarzas enmarañadas para cubrir y proteger su debilidad. Ahuyentados del campo abierto, estos bandidos se refugian en el bosque y esperan emboscados para irrumpir en todas las vías desguarnecidas de la mente y subyugarla con temores y prejuicios religiosos. Incluso el antagonista más fuerte, si por un momento abandona la vigilancia, es reducido. Y muchos, por cobardía y desatino, abren las puertas a sus enemigos y de buena gana les acogen con reverencia y sumisión como sus soberanos legítimos.
7. But is this a sufficient reason, why philosophers should desist from such researches, and leave superstition still in possession of her retreat? Is it not proper to draw an opposite conclusion, and perceive the necessity of carrying the war into the most secret recesses of the enemy? In vain do we hope, that men, from frequent disappointment, will at last abandon such airy sciences, and discover the proper province of human reason. For, besides, that many persons find too sensible an interest in perpetually recalling such topics; besides this, I say, the motive of blind despair can never reasonably have place in the sciences; since, however unsuccessful former attempts may have proved, there is still room to hope, that the industry, good fortune, or improved sagacity of succeeding generations may reach discoveries unknown to former ages. Each adventurous genius will still leap at the arduous prize, and find himself stimulated, rather that discouraged, by the failures of his predecessors; while he hopes that the glory of achieving so hard an adventure is reserved for him alone. The only method of freeing learning, at once, from these abstruse questions, is to enquire seriously into the nature of human understanding, and show, from an exact analysis of its powers and capacity, that it is by no means fitted for such remote and abstruse subjects. We must submit to this fatigue, in order to live at ease ever after: And must cultivate true metaphysics with some care, in order to destroy the false and adulterate. Indolence, which, to some persons, affords a safeguard against this deceitful philosophy, is, with others, overbalanced by curiosity; and despair, which, at some moments, prevails, may give place afterwards to sanguine hopes and expectations. Accurate and just reasoning is the only catholic remedy, fitted for all persons and all dispositions; and is alone able to subvert that abstruse philosophy and metaphysical jargon, which, being mixed up with popular superstition, renders it in a manner impenetrable to careless reasoners, and gives it the air of science and wisdom. XX Pero ¿es ésta razón suficiente para que los filósofos deban desistir de sus investigaciones y dejar que la superstición aún siga adueñada de su asilo? ¿No es correcto llegar a la conclusión contraria y admitir la necesidad de llevar la guerra a los reductos más alejados del enemigo? Vanamente esperamos que los hombres, gracias a sus frecuentes decepciones, abandonen finalmente ciencias tan etéreas y descubran el ámbito propio de la razón humana. Pues, además de que muchas personas encuentran un interés demasiado explicable en resucitar constantemente estas cuestiones, además de esto, digo, el motivo de la desesperanza ciega no puede nunca tener un lugar en las ciencias, pues, por muy infructuosos que los inventos previos pudieran haber resultado, aún puede esperarse que la laboriosidad, la buena suerte o el aumento de sagacidad de generaciones venideras quizá logren descubrimientos desconocidos en épocas anteriores. Todo genio aventurero se lánzala en busca de la difícil recompensa y se encontrará estimulado, más que desanimado, por los fracasos de sus predecesores, pues espera que la gloria de realizar una aventura tan difícil le está reservada a él solo. La única manera de liberar inmediatamente el saber de estas abstrusas cuestiones es investigar seriamente la naturaleza del entendimiento humano y mostrar por medio de un análisis exacto de sus poderes y capacidad que de ninguna manera está preparado para temas tan remotos y abstractos. Hemos de soportar esta fatiga para poder vivir con tranquilidad a partir de entonces. También hemos de cultivar la verdadera metafísica con algún cuidado, a fin de destruir la metafísica falsa y adulterada. La pereza, que en algunas personas es una salvaguardia contra esta filosofía engañosa, es, en otras, superada por la curiosidad; y la desesperanza, que en algún momento prevalece, puede ser seguida por expectativas e ilusiones confiadas. El razonar riguroso y preciso es el único remedio universal válido para todas las personas y disposiciones, y sólo él es capaz de derrumbar aquella filosofía abstrusa y jerga metafísica que, al estar mezclada con la superstición popular, la hace en cierto modo impenetrable para quien razona descuidadamente y le confiere la apariencia de ciencia y sabiduría.
8. Besides this advantage of rejecting, after deliberate enquiry, the most uncertain and disagreeable part of learning, there are many positive advantages, which result from an accurate scrutiny into the powers and faculties of human nature. It is remarkable concerning the operations of the mind, that, though most intimately present to us, yet, whenever they become the object of reflexion, they seem involved in obscurity; nor can the eye readily find those lines and boundaries, which discriminate and distinguish them. The objects are too fine to remain long in the same aspect or situation; and must be apprehended in an instant, by a superior penetration, derived from nature, and improved by habit and reflexion. It becomes, therefore, no inconsiderable part of science barely to know the different operations of the mind, to separate them from each other, to class them under their proper heads, and to correct all that seeming disorder, in which they lie involved, when made the object of reflexion and enquiry. This talk of ordering and distinguishing, which has no merit, when performed with regard to external bodies, the objects of our senses, rises in its value, when directed towards the operations of the mind, in proportion to the difficulty and labour, which we meet with in performing it. And if we can go no farther than this mental geography, or delineation of the distinct parts and powers of the mind, it is at least a satisfaction to go so far; and the more obvious this science may appear (and it is by no means obvious) the more contemptible still must the ignorance of it be esteemed, in all pretenders to learning and philosophy. Además de esta ventaja, de rechazar tras una investigación minuciosa la rama más incierta y desagradable del saber, hay muchas ventajas importantes que provienen del examen preciso de los poderes y facultades de la naturaleza humana. Es notable, a propósito de las operaciones de la mente, que aun estándonos íntimamente presentes, sin embargo, cuando se convierten en objeto de reflexión, parecen estar sumidas en la oscuridad, y el ojo no puede encontrar con facilidad las líneas y límites que las separan y distinguen. Los objetos son demasiado sutiles para permanecer largamente bajo el mismo aspecto y en la misma situación, y han de aprehenderse instantáneamente, mediante una penetración superior, derivada de la naturaleza y perfeccionada por el hábito y la reflexión. De esta manera se convierte en un objetivo no desdeñable de la ciencia conocer meramente las diferentes operaciones de la mente, separar las unas de las otras, clasificarlas en los debidos apartados, y corregir aquel desorden aparente en que se encuentran cuando las hacemos objeto de reflexión e investigación. Esta tarea de ordenar y distinguir, que no tiene mérito cuando se realiza con cuerpos externos, objetos de nuestros sentidos, aumenta de valor cuando se ejerce sobre las operaciones de nuestra mente, de acuerdo con la dificultad y el esfuerzo con que nos encontramos al realizarla. Y aun si no vamos más allá de esa geograf ía mental o delimitación de las distintas partes y poderes de la mente, es por lo menos una satisfacción haber llegado tan lejos. Y cuanto más obvia pueda resultar esta ciencia (y de ninguna manera es obvia), más despreciable aún ha de juzgarse su ignorancia por todos aquellos que aspiran al saber y a la filosofía.
Nor can there remain any suspicion, that this science is uncertain and chimerical; unless we should entertain such a scepticism as is entirely subversive of all speculation, and even action. It cannot be doubted, that the mind is endowed with several powers and faculties, that these powers are distinct from each other, that what is really distinct to the immediate perception may be distinguished by reflexion; and consequently, that there is a truth and falsehood in all propositions on this subject, and a truth and falsehood, which lie not beyond the compass of human understanding. There are many obvious distinctions of this kind, such as those between the will and understanding, the imagination and passions, which fall within the comprehension of every human creature; and the finer and more philosophical distinctions are no less real and certain, though more difficult to be comprehended. Some instances, especially late ones, of success in these enquiries, may give us a juster notion of the certainty and solidity of this branch of learning. And shall we esteem it worthy the labour of a philosopher to give us a true system of the planets, and adjust the position and order of those remote bodies; while we affect to overlook those, who, with so much success, delineate the parts of the mind, in which we are so intimately concerned? Tampoco puede quedar sospecha alguna de que esta ciencia sea incierta y quimérica, a no ser que mantuviéramos un escepticismo totalmente contrario a la especulación e incluso a la acción. No se puede dudar que la mente está dotada de varios poderes y facultades, que estos poderes se distinguen entre sí, que aquello que es realmente distinto para la percepción inmediata puede ser distinguido por la reflexión y, consecuentemente, que en todas las proposiciones acerca de este tema hay verdad o falsedad, verdad o falsedad tales, que no están más allá del alcance del entendimiento humano. Hay otras muchas distinciones evidentes de esta clase, como la de entendimiento y voluntad, la de imaginación y pasiones, que caen dentro de la comprensión de toda criatura humana, y las más agudas y filosóficas distinciones no son menos reales y ciertas, aunque sean más difíciles de comprender. Algunos casos, sobre todo recientes, de éxito en estas investigaciones nos pueden dar una noción más justa de la certeza y solidez de esta rama del saber. ¿Debemos estimar digno del esfuerzo de un filósofo el darnos un sistema verdadero de planetas y ajustar la posición y el orden de aquellos cuerpos lejanos, mientras que pretendemos desdeñar aquellos que con tan gran éxito delimitan las partes de la mente que tan íntimamente nos conciernen?
9. But may we not hope, that philosophy, if cultivated with care, and encouraged by the attention of the public, may carry its researches still farther, and discover, at least in some degree, the secret springs and principles, by which the human mind is actuated in its operations? Astronomers had long contented themselves with proving, from the phaenomena, the true motions, order, and magnitude of the heavenly bodies: Till a philosopher, at last, arose, who seems, from the happiest reasoning, to have also determined the laws and forces, by which the revolutions of the planets are governed and directed. The like has been performed with regard to other parts of nature. And there is no reason to despair of equal success in our enquiries concerning the mental powers and economy, if prosecuted with equal capacity and caution. It is probable, that one operation and principle of the mind depends on another; which, again, may be resolved into one more general and universal: And how far these researches may possibly be carried, it will be difficult for us, before, or even after, a careful trial, exactly to determine. This is certain, that attempts of this kind are every day made even by those who philosophize the most negligently: And nothing can be more requisite than to enter upon the enterprize with thorough care and attention; that, if it lie within the compass of human understanding, it may at last be happily achieved; if not, it may, however, be rejected with some confidence and security. This last conclusion, surely, is not desirable; nor ought it to be embraced too rashly. For how much must we diminish from the beauty and value of this species of philosophy, upon such a supposition? Moralists have hitherto been accustomed, when they considered the vast multitude and diversity of those actions that excite our approbation or dislike, to search for some common principle, on which this variety of sentiments might depend. And though they have sometimes carried the matter too far, by their passion for some one general principle; it must, however, be confessed, that they are excusable in expecting to find some general principles, into which all the vices and virtues were justly to be resolved. The like has been the endeavour of critics, logicians, and even politicians: Nor have their attempts been wholly unsuccessful; though perhaps longer time, greater accuracy, and more ardent application may bring these sciences still nearer their perfection. To throw up at once all pretensions of this kind may justly be deemed more rash, precipitate, and dogmatical, than even the boldest and most affirmative philosophy, that has ever attempted to impose its crude dictates and principles on mankind. Pero ¿no debemos esperar que la filosofía, si es cultivada cuidadosamente y alentada por la atención del público, pueda llevar sus investigaciones aún más lejos y descubrir, por lo menos en parte, las fuentes secretas y los principios por los que se mueve la mente humana en sus operaciones? Durante largo tiempo los astrónomos se habían contentado con demostrar, a partir de fenómenos, los movimientos, el orden y la magnitud verdaderos de los cuerpos celestiales, hasta que surgió por fin un filósofo que, con los más felices razonamientos, parece haber determinado también las leyes y fuerzas por las que son gobernadas y dirigidas las revoluciones de los planetas. Lo mismo se ha conseguido con otras partes de la naturaleza. Y no hay motivo alguno para perder la esperanza de un éxito semejante en nuestras investigaciones acerca de los poderes mentales y su estructura, si se desarrollan con capacidad y prudencia semejantes. Es probable que una operación y principio de la mente dependa de otra, la cual, a su vez, puede ser resuelta en una más general y universal. Y hasta qué punto puedan llegar estas investigaciones, nos es difícil de determinar antes, e incluso después de un cuidadoso intento. Pero es cierto que intentos de esta clase son realizados todos los días, incluso por aquellos que filosofan muy negligentemente, y nada puede ser más necesario que comenzar la empresa con riguroso cuidado y atención de modo que, si estuviera al alcance del entendimiento humano, sea felizmente llevada a cabo, y si no, que sea al menos rechazada con alguna confianza y seguridad. Esta última conclusión, desde luego, no es deseable ni debe aceptarse con demasiada prontitud. Pues teniendo en cuenta tal supuesto, ¿cuánto tendríamos que disminuir la belleza y el valor de esta clase de filosofía? Hasta ahora, los moralistas, cuando consideraban la inmensa multitud y diversidad de las acciones que excitan nuestra aprobación y censura, han estado acostumbrados a buscar un principio común del cual esta variedad de sentimientos pueda depender. Y aunque en alguna ocasión han ido demasiado lejos en su pasión por un único principio general, se ha de admitir, sin embargo, que es excusable su esperanza de encontrar algunos principios generales en los que habrían de resolverse correctamente todos los vicios y virtudes. Semejante ha sido la pretensión de los críticos, lógicos e incluso políticos. Tampoco han sido sus esfuerzos del todo malogrados, aunque quizá más tiempo, mayor precisión y una entrega más apasionada pueda llevar estas ciencias aún más cerca de la perfección. Abandonar de inmediato las pretensiones de esta clase podría considerarse con razón más temerario, precipitado y dogmático que la filosofía más atrevida y afirmativa, que jamás intentó imponer sus dictámenes y principios a la humanidad.
10. What though these reasonings concerning human nature seem abstract, and of difficult comprehension? This affords no presumption of their falsehood. On the contrary, it seems impossible, that what has hitherto escaped so many wise and profound philosophers can be very obvious and easy. And whatever pains these researches may cost us, we may think ourselves sufficiently rewarded, not only in point of profit but of pleasure, if, by that means, we can make any addition to our stock of knowledge, in subjects of such unspeakable importance. ¿Y qué importa si estos razonamientos sobre la naturaleza humana parecen abstractos y de difícil comprensión? Esto no permite en modo alguno presumir su falsedad. Por el contrario, parece imposible que lo que hasta ahora ha escapado a tantos sabios y profundos filósofos pueda ser muy obvio y fácil de comprender. Y sean los que sean los esfuerzos que estas investigaciones puedan costar, nos podemos considerar suficientemente recompensados no sólo en cuanto a la utilidad, sino también en lo que concierne al placer, si por estos medios podemos añadir algo al conjunto de nuestros conocimientos en cuestiones de tan gran importancia.
But as, after all, the abstractedness of these speculations is no recommendation, but rather a disadvantage to them, and as this difficulty may perhaps be surmounted by care and art, and the avoiding of all unnecessary detail, we have, in the following enquiry, attempted to throw some light upon subjects, from which uncertainty has hitherto deterred the wise, and obscurity the ignorant. Happy, if we can unite the boundaries of the different species of philosophy, by reconciling profound enquiry with clearness, and truth with novelty! And still more happy, if, reasoning in this easy manner, we can undermine the foundations of an abstruse philosophy, which seems to have hitherto served only as a shelter to superstition, and a cover to absurdity and error! < Pero como, después de todo, el carácter abstracto de estas especulaciones no constituyen una recomendación, sino más bien una desventaja para ellas, y como esta dificultad quizá se pueda superar con cuidado y habilidad y evitando todo detalle innecesario, en la investigación que sigue hemos intentado arrojar alguna luz sobre temas de los que hasta ahora han sido alejados los sabios por la incertidumbre y los ignorantes por la oscuridad. ¡Felices de nosotros si podemos unir los límites de las distintas clases de filosofía al reconciliar la investigación profunda con la claridad, la verdad con la novedad!; y ¡aún más felices si, razonando de esta manera sencilla, podemos socavar los cimientos de una filosofía abstrusa, que hasta ahora parece haber servido nada más que de cobijo para la superstición y de tapadera para el absurdo y el error!






SECTION II. THE ORIGIN OF IDEAS.

Sección 2. Sobre el origen de las ideas

11. Every one will readily allow, that there is a considerable difference between the perceptions of the mind, when a man feels the pain of excessive heat, or the pleasure of moderate warmth, and when he afterwards recalls to his memory this sensation, or anticipates it by his imagination. These faculties may mimic or copy the perceptions of the senses; but they never can entirely reach the force and vivacity of the original sentiment. The utmost we say of them, even when they operate with greatest vigour, is, that they represent their object in so lively a manner, that we could almost say we feel or see it: But, except the mind be disordered by disease or madness, they never can arrive at such a pitch of vivacity, as to render these perceptions altogether undistinguishable. All the colours of poetry, however splendid, can never paint natural objects in such a manner as to make the description be taken for a real landskip. The most lively thought is still inferior to the dullest sensation. Todo el mundo admitirá sin reparos que hay una diferencia considerable entre las percepciones de la mente cuando un hombre siente el dolor que produce el calor excesivo o el placer que proporciona un calor moderado, y cuando posteriormente evoca en la mente esta sensación o la anticipa en su imaginación. Estas facultades podrán imitar o copiar las impresiones de los sentidos, pero nunca podrán alcanzar la fuerza o vivacidad de la experiencia (sentiment) inicial. Lo más que decimos de estas facultades, aun cuando operan con el mayor vigor, es que representan el objeto de una forma tan vivaz, que casi podríamos decir que lo sentimos o vemos. Pero, a no ser que la mente esté trastornada por enfermedad o locura, jamás pueden llegar a un grado de vivacidad tal como para hacer estas percepciones absolutamente indiscernibles de las sensaciones. Todos los colores de la poesía, por muy espléndidos que sean, no pueden pintar objetos naturales de forma que la descripción se confunda con un paisaje real. Incluso el pensamiento más intenso es inferior a la sensación más débil.
We may observe a like distinction to run through all the other perceptions of the mind. A man in a fit of anger, is actuated in a very different manner from one who only thinks of that emotion. If you tell me, that any person is in love, I easily understand your meaning, and form a just conception of his situation; but never can mistake that conception for the real disorders and agitations of the passion. When we reflect on our past sentiments and affections, our thought is a faithful mirror, and copies its objects truly; but the colours which it employs are faint and dull, in comparison of those in which our original perceptions were clothed. It requires no nice discernment or metaphysical head to mark the distinction between them. Podemos observar que una distinción semejante a ésta afecta a todas las percepciones de la mente. Un hombre curioso es movido de manera muy distinta que aquel que sólo piensa esta emoción. Si se me dice que alguien está enamorado, puedo fácilmente comprender lo que se me da a entender y hacerme adecuadamente cargo de su situación, pero nunca puedo confundir este conocimiento con los desórdenes y agitaciones mismos de la pasión. Cuando reflexionamos sobre nuestros sentimientos e impresiones pasados, nuestro pensamiento es un espejo fiel, y reproduce sus objetos verazmente, pero los colores que emplea son tenues y apagados en comparación con aquellos bajo los que nuestra percepción original se presentaba. No se requiere ninguna capacidad de aguda distinción ni cabeza de metafísico para distinguirlos.
12. Here therefore we may divide all the perceptions of the mind into two classes or species, which are distinguished by their different degrees of force and vivacity. The less forcible and lively are commonly denominated Thoughts or Ideas. The other species want a name in our language, and in most others; I suppose, because it was not requisite for any, but philosophical purposes, to rank them under a general term or appellation. Let us, therefore, use a little freedom, and call them Impressions; employing that word in a sense somewhat different from the usual. By the term impression, then, I mean all our more lively perceptions, when we hear, or see, or feel, or love, or hate, or desire, or will. And impressions are distinguished from ideas, which are the less lively perceptions, of which we are conscious, when we reflect on any of those sensations or movements above mentioned. He aquí, pues, que podemos dividir todas las percepciones de la mente en dos clases o especies, que se distinguen por sus distintos grados de fuerza o vivacidad. Las menos fuertes e intensas comúnmente son llamadas pensamientos o ideas; la otra especie carece de un nombre en nuestro idioma, como en la mayoría de los demás, según creo, porque solamente con fines filosóficos era necesario encuadrarlos bajo un término o denominación general. Concedámonos, pues, a nosotros mismos un poco de libertad, y llamémoslas impresiones, empleando este término en una acepción un poco distinta de la usual. Con el término impresión, pues, quiero denotar nuestras percepciones más intensas: cuando oímos, o vemos, o discutimos, o amamos, u odiamos, o deseamos, o queremos. Y las impresiones se distinguen de las ideas que son percepciones menos intensas de las que tenemos conciencia, cuando reflexionamos sobre las sensaciones o movimientos arriba mencionados.
13. Nothing, at first view, may seem more unbounded than the thought of man, which not only escapes all human power and authority, but is not even restrained within the limits of nature and reality. To form monsters, and join incongruous shapes and appearances, costs the imagination no more trouble than to conceive the most natural and familiar objects. And while the body is confined to one planet, along which it creeps with pain and difficulty; the thought can in an instant transport us into the most distant regions of the universe; or even beyond the universe, into the unbounded chaos, where nature is supposed to lie in total confusion. What never was seen, or heard of, may yet be conceived; nor is any thing beyond the power of thought, except what implies an absolute contradiction. Nada puede parecer, a primera vista, más ilimitado que el pensamiento del hombre que no sólo escapa a todo poder y autoridad humanos, sino que ni siquiera está encerrado dentro de los límites de la naturaleza y de la realidad. Formar monstruos y unir formas y apariencias incongruentes, no requiere de la imaginación más esfuerzo que el concebir objetos más naturales y familiares. Y mientras que el cuerpo está confinado a un planeta a lo largo del cual se arrastra con dolor y dificultad, el pensamiento, en un instante, puede transportarnos a las regiones más distantes del universo; o incluso más allá del universo, al caos ilimitado, donde según se cree, la naturaleza se halla en confusión total. Lo que nunca se vio o se ha oído contar, puede, sin embargo, concebirse. Nada está más allá del poder del pensamiento, salvo lo que implica contradicción absoluta.
But though our thought seems to possess this unbounded liberty, we shall find, upon a nearer examination, that it is really confined within very narrow limits, and that all this creative power of the mind amounts to no more than the faculty of compounding, transposing, augmenting, or diminishing the materials afforded us by the senses and experience. When we think of a golden mountain, we only join two consistent ideas, gold, and mountain, with which we were formerly acquainted. A virtuous horse we can conceive; because, from our own feeling, we can conceive virtue; and this we may unite to the figure and shape of a horse, which is an animal familiar to us. In short, all the materials of thinking are derived either from our outward or inward sentiment: the mixture and composition of these belongs alone to the mind and will. Or, to express myself in philosophical language, all our ideas or more feeble perceptions are copies of our impressions or more lively ones. Pero, aunque nuestro pensamiento aparenta poseer esta libertad ilimitada, encontraremos en un examen más detenido que, en realidad, está reducido a límites muy estrechos, y que todo este poder creativo de la mente no viene a ser más que la facultad de mezclar, trasponer , aumentar, o disminuir los materiales suministrados por los sentidos y la experiencia. Cuando pensamos en una montaña de oro, unimos dos ideas compatibles: oro y montaña, que conocíamos previamente. Podemos representarnos un caballo virtuoso, pues de nues tra propia experiencia interna (feeling) podemos concebir la virtud, y ésta la podemos unir a la forma y figura de un caballo, que es un animal que nos es familiar. En resumen, todos los materiales del pensar se derivan de nuestra percepción interna o externa. La mezcla y composición de ésta corresponde sólo a nuestra mente y voluntad. O, para expresarme en un lenguaje filosófico, todas nuestras ideas, o percepciones más endebles, son copias de nuestras impresiones o percepciones más intensas.
14. To prove this, the two following arguments will, I hope, be sufficient. First, when we analyze our thoughts or ideas, however compounded or sublime, we always find that they resolve themselves into such simple ideas as were copied from a precedent feeling or sentiment. Even those ideas, which, at first view, seem the most wide of this origin, are found, upon a nearer scrutiny, to be derived from it. The idea of God, as meaning an infinitely intelligent, wise, and good Being, arises from reflecting on the operations of our own mind, and augmenting, without limit, those qualities of goodness and wisdom. We may prosecute this enquiry to what length we please; where we shall always find, that every idea which we examine is copied from a similar impression. Those who would assert that this position is not universally true nor without exception, have only one, and that an easy method of refuting it; by producing that idea, which, in their opinion, is not derived from this source. It will then be incumbent on us, if we would maintain our doctrine, to produce the impression, or lively perception, which corresponds to it. Para demostrar esto, creo que serán suficientes los dos argumentos siguientes. Primero, cuando analizamos nuestros pensamientos o ideas, por muy compuestas o sublimes que sean, encontramos siempre que se resuelven en ideas tan simples como las copiadas de un sentimiento o estado de ánimo precedente. Incluso aquellas ideas que a primera vista, parecen las más alejadas de este origen, resultan, tras un estudio más detenido, derivarse de él. La idea de Dios, en tanto que significa un ser infinitamente inteligente, sabio y bueno, surge al reflexionar sobre las operaciones de nuestra propia mente y al aumentar indefinidamente aquellas cualidades de bondad y sabiduría. Podemos dar a esta investigación la extensión que queramos, y seguiremos encontrando que toda idea que examinamos es copia de una impresión similar. Aquellos que quisieran afirmar que esta posición no es universalmente válida ni carente de excepción, tienen un solo v sencillo método de refutación: mostrar aquella idea que, en su opinión, no se deriva de esta fuente. Entonces nos correspondería, si queremos mantener nuestra doctrina, producir la impresión o percepción vivaz que le corresponde.
15. Secondly. If it happen, from a defect of the organ, that a man is not susceptible of any species of sensation, we always find that he is as little susceptible of the correspondent ideas. A blind man can form no notion of colours; a deaf man of sounds. Restore either of them that sense in which he is deficient; by opening this new inlet for his sensations, you also open an inlet for the ideas; and he finds no difficulty in conceiving these objects. The case is the same, if the object, proper for exciting any sensation, has never been applied to the organ. A Laplander or Negro has no notion of the relish of wine. And though there are few or no instances of a like deficiency in the mind, where a person has never felt or is wholly incapable of a sentiment or passion that belongs to his species; yet we find the same observation to take place in a less degree. A man of mild manners can form no idea of inveterate revenge or cruelty; nor can a selfish heart easily conceive the heights of friendship and generosity. It is readily allowed, that other beings may possess many senses of which we can have no conception; because the ideas of them have never been introduced to us in the only manner by which an idea can have access to the mind, to wit, by the actual feeling and sensation. En segundo lugar, si se da el caso de que el hombre, a causa de algún defecto en sus órganos, no es capaz de alguna clase de sensación, encontramos siempre que es igualmente incapaz de las ideas correspondientes. Un ciego no puede formarse idea alguna de los colores, ni un hombre sordo de los sonidos. Devuélvase a cualquiera de estos dos el sentido que les falta; al abrir este nuevo cauce para sus sensaciones, se abre también un nuevo cauce para sus ideas y no encuentra dificultad alguna en concebir estos objetos. El caso es el mismo mando el objeto capaz de excitar una sensación nunca ha sido aplicado al órgano. Un negro o un lapón no tienen noción alguna del gusto del vino. Y, aunque hay pocos o ningún ejemplo de una deficiencia de la mente que consistiera en que una persona nunca ha sentido y es enteramente incapaz de un sentimiento o pasión propios de su especie, sin embargo, encontramos que el mismo hecho tiene lugar en menor grado: un hombre de conducta moderada no puede hacerse idea del deseo inveterado de venganza o de crueldad, ni puede un corazón egoísta vislumbrar las cimas de la amistad y generosidad. Es fácil aceptar que otros seres pueden poseer muchas facultades (senses) que nosotros ni siquiera concebimos, puesto que las ideas de éstas nunca se nos han presentado de la única manera en que una idea puede tener acceso a la mente, a saber, por la experiencia inmediata (actual feeling) y la sensación.
16. There is, however, one contradictory phenomenon, which may prove that it is not absolutely impossible for ideas to arise, independent of their correspondent impressions. I believe it will readily be allowed, that the several distinct ideas of colour, which enter by the eye, or those of sound, which are conveyed by the ear, are really different from each other; though, at the same time, resembling. Now if this be true of different colours, it must be no less so of the different shades of the same colour; and each shade produces a distinct idea, independent of the rest. For if this should be denied, it is possible, by the continual gradation of shades, to run a colour insensibly into what is most remote from it; and if you will not allow any of the means to be different, you cannot, without absurdity, deny the extremes to be the same. Suppose, therefore, a person to have enjoyed his sight for thirty years, and to have become perfectly acquainted with colours of all kinds except one particular shade of blue, for instance, which it never has been his fortune to meet with. Let all the different shades of that colour, except that single one, be placed before him, descending gradually from the deepest to the lightest; it is plain that he will perceive a blank, where that shade is wanting, and will be sensible that there is a greater distance in that place between the contiguous colours than in any other. Now I ask, whether it be possible for him, from his own imagination, to supply this deficiency, and raise up to himself the idea of that particular shade, though it had never been conveyed to him by his senses? I believe there are few but will be of opinion that he can: and this may serve as a proof that the simple ideas are not always, in every instance, derived from the correspondent impressions; though this instance is so singular, that it is scarcely worth our observing, and does not merit that for it alone we should alter our general maxim. Hay, sin embargo, un fenómeno contradictorio, que puede demostrar que no es totalmente imposible que las ideas surjan independientemente de sus impresiones correspondientes. Creo que se concederá sin reparos que las distintas ideas de color, que penetran por los ojos, o las de sonido, que son transmitidas por el oído, son realmente distintas entre sí, aunque, al mismo tiempo, sean semejantes. Si esto es verdad de los distintos colores, no puede menos de ser verdad de los distintos matices del mismo color, y entonces cada matiz produce una idea distinta, independiente de los demás. Pues si se negase esto, sería posible, mediante la gradación continua de matices, pasar insensiblemente de un color a otro totalmente distinto. Y si uno no acepta que algunos de los términos medios son distintos entre sí, no puede, sin caer en el absurdo, negar que los extremos son idénticos. Supongamos, por tanto, una persona que ha disfrutado de la vida durante treinta años y se ha familiarizado con colores de todas clases, salvo con un determinado matiz del azul, que, por casualidad, nunca ha encontrado. Colóquense ante él todos los matices distintos de este color, excepto aquél, descendiendo gradualmente desde el más oscuro al más claro; es evidente que percibirá un vacío donde falta el matiz en cuestión, y tendrá conciencia de una mayor distancia entre los colores contiguos en aquel lugar que en cualquier otro. Pregunto, pues, si le sería posible, con su propia imaginación, remediar esta deficiencia y representarse la idea de aquel matiz, aunque no le haya sido transmitido por los sentidos. Creo que hay pocos que piensen que no es capaz de ello. Y esto puede servir de prueba de que las ideas simples no siempre se derivan de impresiones correspondientes, aunque este caso es tan excepcional que casi no vale la pena observarlo, y no merece que, solamente por su causa, .alteremos nuestro principio.
17. Here, therefore, is a proposition, which not only seems, in itself, simple and intelligible; but, if a proper use were made of it, might render every dispute equally intelligible, and banish all that jargon, which has so long taken possession of metaphysical reasonings, and drawn disgrace upon them. All ideas, especially abstract ones, are naturally faint and obscure: the mind has but a slender hold of them: they are apt to be confounded with other resembling ideas; and when we have often employed any term, though without a distinct meaning, we are apt to imagine it has a determinate idea annexed to it. On the contrary, all impressions, that is, all sensations, either outward or inward, are strong and vivid: the limits between them are more exactly determined: nor is it easy to fall into any error or mistake with regard to them. When we entertain, therefore, any suspicion that a philosophical term is employed without any meaning or idea (as is but too frequent), we need but enquire, from what impression is that supposed idea derived? And if it be impossible to assign any, this will serve to confirm our suspicion. By bringing ideas into so clear a light we may reasonably hope to remove all dispute, which may arise, concerning their nature and reality.1 He aquí, pues, una proposición que no sólo parece en m misma simple e inteligible, sino que, si se usase apropiadamente, podría hacer igualmente inteligible cualquier disputa y desterrar toda esa jerga que, durante tanto tiempo, se ha apoderado de los razonamientos metafísi cos y los ha desprestigiado. Todas las ideas, especialmente las abstractas, son naturalmente débiles y oscuras. La mente no tiene sino un dominio escaso sobre ellas; tienden dócilmente a confundirse con otras ideas semejantes; y cuando hemos empleado muchas veces un término cualquiera, aunque sin darle un significado preciso, tendemos a imaginar que tiene una idea determinada anexa. En cambio, todas las impresiones, es decir, toda sensación —bien externa, bien interna— es fuerte y vivaz: los límites entre ellas se determinan con mayor precisión, y tampoco es fácil caer en error o equivocación ton respecto a ellas. Por tanto, si albergamos la sospecha de que un término filosófico se emplea sin significado o idea alguna (como ocurre con demasiada frecuencia), no tenemos más que preguntarnos de qué impresión se deriva la supuesta idea, y si es imposible asignarle una, esto serviría para confirmar nuestra sospecha. Al traer nuestras ideas a una luz tan clara, podemos esperar fundadamente alejar toda discusión que pueda surgir acerca de su naturaleza y realidad.






SECTION III. OF THE ASSOCIATION OF IDEAS.

Sección 3. De la asociación de ideas

18. It is evident that there is a principle of connexion between the different thoughts or ideas of the mind, and that, in their appearance to the memory or imagination, they introduce each other with a certain degree of method and regularity. In our more serious thinking or discourse this is so observable that any particular thought, which breaks in upon the regular tract or chain of ideas, is immediately remarked and rejected. And even in our wildest and most wandering reveries, nay in our very dreams, we shall find, if we reflect, that the imagination ran not altogether at adventures, but that there was still a connexion upheld among the different ideas, which succeeded each other. Were the loosest and freest conversation to be transcribed, there would immediately be observed something which connected it in all its transitions. Or where this is wanting, the person who broke the thread of discourse might still inform you, that there had secretly revolved in his mind a succession of thought, which had gradually led him from the subject of conversation. Among different languages, even where we cannot suspect the least connexion or communication, it is found, that the words, expressive of ideas, the most compounded, do yet nearly correspond to each other: a certain proof that the simple ideas, comprehended in the compound ones, were bound together by some universal principle, which had an equal influence on all mankind. Es evidente que hay un principio de conexión entre los distintos pensamientos o ideas de la mente y que, al presentarse a la memoria o a la imaginación, unos introducen a otros con un cierto grado de orden y regularidad. En nuestro pensamiento o discurso más ponderado, es fácil observar que cualquier pensamiento particular que irrumpe en la serie habitual o cadena de ideas es inmediatamente advertido y rechazado. E incluso en nuestras más locas y errantes fantasías, incluso en nuestros mismos sueños, encontraremos, si reflexionamos, que la imaginación no ha corrido totalmente a la ventura, sino que aún se mantiene una conexión entre las distintas ideas que se sucedieron. Aun si transcribiera una conversación muy libre y espontánea, se apreciaría inmediatamente algo que la conectaba en todos sus momentos. O, si esto faltara, la persona que rompió el hilo de la conversación podría, no obstante, informar que, secretamente, había tenido lugar en su mente una sucesión de pensamientos que gradualmente le había alejado del tema de aquélla. Se ha encontrado en los distintos idiomas, aun donde no podemos sospechar la más mínima conexión o influjo, que las palabras que expresan las ideas más complejas casi se corresponden entre sí, prueba segura de que las ideas simples comprendidas en las complejas están unidas por un principio universal, de igual influjo sobre la humanidad entera.
19. Though it be too obvious to escape observation, that different ideas are connected together; I do not find that any philosopher has attempted to enumerate or class all the principles of association; a subject, however, that seems worthy of curiosity. To me, there appear to be only three principles of connexion among ideas, namely, Resemblance, Contiguity in time or place, and Cause or Effect. Aunque sea demasiado obvio como para escapar a la observación que las distintas ideas están conectadas entre sí, no he encontrado un solo fi lósofo que haya intentado enumerar o clasificar todos los principios de asociación, tema, sin embargo, que parece digno de curiosidad. Desde mi punto de vista, sólo parece haber tres principios de conexión entre ideas, a saber: semejanza, contigÜedad en el tiempo o en el espacio y causa o efecto.
That these principles serve to connect ideas will not, I believe, be much doubted. A picture naturally leads our thoughts to the original2: the mention of one apartment in a building naturally introduces an enquiry or discourse concerning the others3: and if we think of a wound, we can scarcely forbear reflecting on the pain which follows it4. But that this enumeration is complete, and that there are no other principles of association except these, may be difficult to prove to the satisfaction of the reader, or even to a man′s own satisfaction. All we can do, in such cases, is to run over several instances, and examine carefully the principle which binds the different thoughts to each other, never stopping till we render the principle as general as possible5. The more instances we examine, and the more care we employ, the more assurance shall we acquire, that the enumeration, which we form from the whole, is complete and entire. Según creo, apenas se pondrá en duda que estos principios sirven para conectar ideas. Una pintura conduce, naturalmente, nuestros pensamientos al original. La mención de la habitación de un edificio, naturalmente, introduce una pregunta o comentario acerca de las demás, y si pensamos en una herida, difícilmente nos abstendremos de pensar en el dolor subsiguiente 4. Pero puede resultar difícil demostrar a satisfacción del lector, e incluso a satisfacción de uno mismo, que esta enumeración es completa, y que no hay más principios de asociación que éstos. Todo lo que podemos hacer en tales casos es recorrer varios ejemplos y examinar cuidadosamente el principio que une los distintos pensamientos entre sí, sin detenernos hasta que hayamos hecho el principio tan general como sea posible. Cuantos más casos examinemos y más cuidado tengamos, mayor seguridad adquiriremos que la enumeración llevada a cabo a partir del conjunto, es efectivamente completa y total.






SECTION IV. SCEPTICAL DOUBTS CONCERNING THE OPERATIONS OF THE UNDERSTANDING.

Sección 4. Dudas escépticas acerca de las operaciones del entendimiento

PART I.

Parte I

20. All the objects of human reason or enquiry may naturally be divided into two kinds, to wit, Relations of Ideas, and Matters of Fact. Of the first kind are the sciences of Geometry, Algebra, and Arithmetic; and in short, every affirmation which is either intuitively or demonstratively certain. That the square of the hypothenuse is equal to the square of the two sides, is a proposition which expresses a relation between these figures. That three times five is equal to the half of thirty, expresses a relation between these numbers. Propositions of this kind are discoverable by the mere operation of thought, without dependence on what is anywhere existent in the universe. Though there never were a circle or triangle in nature, the truths demonstrated by Euclid would for ever retain their certainty and evidence. Todos los objetos de la razón e investigación humana pueden, naturalmente, dividirse en dos grupos, a saber: relaciones de ideas y cuestiones de hecho; a la primera clase pertenecen las ciencias de la Geometría, Algebra y Aritmética y, en resumen, toda afirmación que es intuitiva o demostrativamente cierta. Que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de los dos lados es una proposición que expresa la relación entre estas partes del triángulo. Que tres veces cinco es igual a la mitad de treinta expresa una relación entre estos números. Las proposiciones de esta clase pueden descubrirse por la mera operación del pensamiento, independientemente de lo que pueda existir en cualquier parte del universo. Aunque jamás hubiera habido un círculo o un triángulo en la naturaleza, las verdades demostradas por Euclides conservarían siempre su certeza y evidencia.
21. Matters of fact, which are the second objects of human reason, are not ascertained in the same manner; nor is our evidence of their truth, however great, of a like nature with the foregoing. The contrary of every matter of fact is still possible; because it can never imply a contradiction, and is conceived by the mind with the same facility and distinctness, as if ever so conformable to reality. That the sun will not rise to-morrow is no less intelligible a proposition, and implies no more contradiction than the affirmation, that it will rise. We should in vain, therefore, attempt to demonstrate its falsehood. Were it demonstratively false, it would imply a contradiction, and could never be distinctly conceived by the mind. No son averiguadas de la misma manera las cuestiones de hecho, los segundos objetos de la razón humana; ni nuestra evidencia de su verdad, por muy grande que sea, es de la misma naturaleza que la precedente. Lo contrario de cualquier cuestión de hecho es, en cualquier caso, posible, porque jamás puede implicar una contradicción, y es concebido por la mente con la misma facilidad y distinción que si fuera totalmente ajustado a la realidad. Que el sol no saldrá mañana no es una proposición menos inteligible ni implica mayor contradicción que la afirmación saldrá mañana. En vano, pues, intentaríamos demostrar su falsedad. Si fuera demostrativamente falsa, implicaría una contradicción y jamás podría ser concebida distintamente por la mente.
It may, therefore, be a subject worthy of curiosity, to enquire what is the nature of that evidence which assures us of any real existence and matter of fact, beyond the present testimony of our senses, or the records of our memory. This part of philosophy, it is observable, has been little cultivated, either by the ancients or moderns; and therefore our doubts and errors, in the prosecution of so important an enquiry, may be the more excusable; while we march through such difficult paths without any guide or direction. They may even prove useful, by exciting curiosity, and destroying that implicit faith and security, which is the bane of all reasoning and free enquiry. The discovery of defects in the common philosophy, if any such there be, will not, I presume, be a discouragement, but rather an incitement, as is usual, to attempt something more full and satisfactory than has yet been proposed to the public. Puede ser, por tanto, un tema digno de curiosidad investigar de qué naturaleza es la evidencia que nos asegura cualquier existencia real y cuestión de hecho, más allá del testimonio actual (present testimony) de los sentidos, o de los registros de nuestra memoria. Esta parte de la filosofía, como se puede observar, ha sido poco cultivada por los antiguos y por los modernos y, por tanto, todas nuestras dudas y errores, al realizar una investigación tan importante, pueden ser aún más excusables, en vista de que caminamos por senderos tan difíciles sin guía ni dirección alguna. Incluso pueden resultar útiles, por excitar la curiosidad o destruir aquella seguridad y fe implícitas que son la ruina de todo razonamiento e investigación libre. El descubrimiento de defectos, si los hubiera, en la filosofía común, no resul taría, supongo, descorazonador, sino más bien una invitación, como es habitual, a intentar algo más completo y satisfactorio que lo que hasta ahora se ha presentado al público.
22. All reasonings concerning matter of fact seem to be founded on the relation of Cause and Effect. By means of that relation alone we can go beyond the evidence of our memory and senses. If you were to ask a man, why he believes any matter of fact, which is absent; for instance, that his friend is in the country, or in France; he would give you a reason; and this reason would be some other fact; as a letter received from him, or the knowledge of his former resolutions and promises. A man finding a watch or any other machine in a desert island, would conclude that there had once been men in that island. All our reasonings concerning fact are of the same nature. And here it is constantly supposed that there is a connexion between the present fact and that which is inferred from it. Were there nothing to bind them together, the inference would be entirely precarious. The hearing of an articulate voice and rational discourse in the dark assures us of the presence of some person: Why? because these are the effects of the human make and fabric, and closely connected with it. If we anatomize all the other reasonings of this nature, we shall find that they are founded on the relation of cause and effect, and that this relation is either near or remote, direct or collateral. Heat and light are collateral effects of fire, and the one effect may justly be inferred from the other. Todos nuestros razonamientos acerca de cuestiones de hecho parecen fundarse en la relación de causa y efecto. Tan sólo por medio de esta relación podemos ir más allá de la evidencia de nuestra memoria y sentidos. Si se le preguntara a alguien por qué cree en una cuestión de hecho cualquiera que no está presente —por ejemplo, que su amigo está en el campo o en Francia—, daría una razón (reason), y ésta sería algún otro hecho, como una carta recibida de él, o el conocimiento de sus propósitos y promesas previos. Un hombre que encontrase un reloj o cualquier otra máquina en una isla desierta sacaría la conclusión de que en alguna ocasión hubo un hombre en aquella isla. Todos nuestros razonamientos acerca de los hechos son de la misma naturaleza. Y en ellos se supone constantemente que hay una conexión entre el hecho presente y el que se infiere de él. Si no hubiera nada que los uniera, la inferencia sería totalmente precaria. Oír una voz articulada y una conversación racional en la oscuridad, nos asegura la presencia de alguien. ¿Por qué? Porque éstas son efectos del origen y textura humanos, y estrechamente conectados con ella. Si analizamos todos los demás razonamientos de esta índole, encontraremos que están fundados en la relación causa-efecto, y que esta relación es próxima o remota, directa o colateral. El calor y la luz son efectos colaterales del fuego y uno de los efectos puede acertadamente inferirse del otro.
23. If we would satisfy ourselves, therefore, concerning the nature of that evidence, which assures us of matters of fact, we must enquire how we arrive at the knowledge of cause and effect. Así pues, si quisiéramos llegar a una conclusión satisfactoria en cuanto a la naturaleza de aquella evidencia que nos asegura de las cuestiones de hecho, nos hemos le preguntar cómo llegamos al conocimiento de la causa y del efecto.
I shall venture to affirm, as a general proposition, which admits of no exception, that the knowledge of this relation is not, in any instance, attained by reasonings a priori; but arises entirely from experience, when we find that any particular objects are constantly conjoined with each other. Let an object be presented to a man of ever so strong natural reason and abilities; if that object be entirely new to him, he will not be able, by the most accurate examination of its sensible qualities, to discover any of its causes or effects. Adam, though his rational faculties be supposed, at the very first, entirely perfect, could not have inferred from the fluidity and transparency of water that it would suffocate him, or from the light and warmth of fire that it would consume him. No object ever discovers, by the qualities which appear to the senses, either the causes which produced it, or the effects which will arise from it; nor can our reason, unassisted by experience, ever draw any inference concerning real existence and matter of fact. Me permitiré afirmar, como proposición general que no admite excepción, que el conocimiento de esta relación en ningún caso se alcanza por razonamientos a priori, sino que surge enteramente de la experiencia, cuando encontramos que objetos parti culares cualesquiera están constantemente unidos entre sí. Preséntese un objeto a un hombre muy bien dotado de razón y luces naturales. Si este objeto le fuera enteramente nuevo, no sería capaz, ni por el más meticuloso estudio de sus cualidades sensibles, de descubrir cualquiera de sus causas o efectos. Adán, aun en el caso de que le concediésemos facultades racionales totalmente desarrolladas desde su nacimiento, no habría podido inferir de la fluidez y transpa - rencia del agua, que le podría ahogar, o de la luz y el calor del fuego, que le podría consumir. Ningún objeto revela por las cualidades que aparecen a los sentidos, ni las causas que lo produjeron, ni los efectos que surgen de él, ni puede nuestra razón, sin la asistencia de la experiencia, sacar inferencia alguna de la existencia real y de las cuestiones de hecho.
24. This proposition, that causes and effects are discoverable, not by reason but by experience, will readily be admitted with regard to such objects, as we remember to have once been altogether unknown to us; since we must be conscious of the utter inability, which we then lay under, of foretelling what would arise from them. Present two smooth pieces of marble to a man who has no tincture of natural philosophy; he will never discover that they will adhere together in such a manner as to require great force to separate them in a direct line, while they make so small a resistance to a lateral pressure. Such events, as bear little analogy to the common course of nature, are also readily confessed to be known only by experience; nor does any man imagine that the explosion of gunpowder, or the attraction of a loadstone, could ever be discovered by arguments a priori. In like manner, when an effect is supposed to depend upon an intricate machinery or secret structure of parts, we make no difficulty in attributing all our knowledge of it to experience. Who will assert that he can give the ultimate reason, why milk or bread is proper nourishment for a man, not for a lion or a tiger? La siguiente proposición: las causas y efectos no pueden descubrirse por la razón, sino por la experiencia se admitirá sin dificultad con respecto a los objetos que recordamos habernos sido alguna vez totalmente desconocidos, puesto que necesariamente somos conscientes de la manifiesta incapacidad en la que estábamos sumidos en ese momento para predecir lo que surgiría de ellos. Si presentamos a un hombre, que no tiene conocimiento alguno de filosofía natural, dos piezas de mármol pulido, nunca descubrirá que se adhieren de tal forma que para separarlas es necesaria una gran fuerza rectilínea, mientras que ofrecen muy poca resistencia a una presión lateral. No hay dificultad en admitir que los sucesos que tienen poca semejanza con el curso normal de la naturaleza son conocidos sólo por la experiencia. Nadie se imagina que la explosión de la pólvora o la atracción de un imán podrían descubrirse por medio de argumentos a priori. De manera semejante, cuando suponemos que un efecto depende de un mecanismo intrincado o de una estructura de partes desconocidas, no tenemos reparo en atribuir todo nuestro conocimiento de él a la experiencia. ¿Quién asegurará que puede dar la razón última de que la leche y el pan sean alimentos adecuados para el hombre, pero no para un león o un tigre?
But the same truth may not appear, at first sight, to have the same evidence with regard to events, which have become familiar to us from our first appearance in the world, which bear a close analogy to the whole course of nature, and which are supposed to depend on the simple qualities of objects, without any secret structure of parts. We are apt to imagine that we could discover these effects by the mere operation of our reason, without experience. We fancy, that were we brought on a sudden into this world, we could at first have inferred that one Billiard-ball would communicate motion to another upon impulse; and that we needed not to have waited for the event, in order to pronounce with certainty concerning it. Such is the influence of custom, that, where it is strongest, it not only covers our natural ignorance, but even conceals itself, and seems not to take place, merely because it is found in the highest degree. Pero, a primera vista, quizá parezca que esta verdad no tiene la misma evidencia cuando concierne a los acontecimientos que nos son familiares desde nuestra presencia en el mundo, que tienen una semejanza estrecha con el curso entero de la naturaleza, y que se supone dependen de las cualidades simples de los objetos, carentes de una estructuración en partes que no sea desconocida. Tendemos a imaginar que podríamos descubr ir estos efectos por la mera operación de nuestra razón, sin acudir a la experiencia. Nos imaginamos que si de improviso nos encontráramos en este mundo, podríamos desde el primer momento inferir que una bola de billar comunica su moción a otra al impulsarla, y que no tendríamos que esperar el suceso para pronunciarnos con certeza acerca de él. Tal es el influjo del hábito que, donde es más inerte, además de compensar nuestra ignorancia, incluso se oculta y parece no darse meramente porque se da en grado sumo.
25. But to convince us that all the laws of nature, and all the operations of bodies without exception, are known only by experience, the following reflections may, perhaps, suffice. Were any object presented to us, and were we required to pronounce concerning the effect, which will result from it, without consulting past observation; after what manner, I beseech you, must the mind proceed in this operation? It must invent or imagine some event, which it ascribes to the object as its effect; and it is plain that this invention must be entirely arbitrary. The mind can never possibly find the effect in the supposed cause, by the most accurate scrutiny and examination. For the effect is totally different from the cause, and consequently can never be discovered in it. Motion in the second Billiard-ball is a quite distinct event from motion in the first; nor is there anything in the one to suggest the smallest hint of the other. A stone or piece of metal raised into the air, and left without any support, immediately falls: but to consider the matter a priori, is there anything we discover in this situation which can beget the idea of a downward, rather than an upward, or any other motion, in the stone or metal? And as the first imagination or invention of a particular effect, in all natural operations, is arbitrary, where we consult not experience; so must we also esteem the supposed tie or connexion between the cause and effect, which binds them together, and renders it impossible that any other effect could result from the operation of that cause. When I see, for instance, a Billiard-ball moving in a straight line towards another; even suppose motion in the second ball should by accident be suggested to me, as the result of their contact or impulse; may I not conceive, that a hundred different events might as well follow from that cause? May not both these balls remain at absolute rest? May not the first ball return in a straight line, or leap off from the second in any line or direction? All these suppositions are consistent and conceivable. Why then should we give the preference to one, which is no more consistent or conceivable than the rest? All our reasonings a priori will never be able to show us any foundation for this preference. Pero, para convencernos de que todas las leyes de la naturaleza y todas las operaciones de los cuerpos, sin excepción, son conocidas sólo por la experiencia, quizá sean suficientes las siguientes reflexiones: si se nos presentara un objeto cualquiera, y tuviéramos que pronunciarnos acerca del efecto que resultara de él, sin consultar observaciones previas, ¿de qué manera, pregunto, habría de proceder la mente en esta operación? Habrá de inventar o imaginar algún acontecimiento que pudiera considerar como el efecto de dicho objeto. Y es claro que esta invención ha de ser totalmente arbitraria. La mente nunca puede encontrar el efecto en la supuesta causa por el escrutinio o examen más riguroso, pues el efecto es totalmente distinto a la causa y, en consecuencia, no puede ser descubierto en él. El movimiento, en la segunda bola de billar, es un suceso totalmente dis tinto del movimiento en la primera. Tampoco hay nada en la una que pueda ser el más mínimo indicio de la otra. Una piedra o un trozo de metal, que ha sido alzado y privado de apoyo, cae inmediatamente. Pero, considerando la cuestión apriorísticamente, ¿hay algo que podamos descubrir en esta situación, que pueda dar origen a la idea de un movimiento descendente más que ascendente o cualquier otro movimiento en la piedra o en el metal? Y, como en todas las operaciones de la naturaleza, la invención o la representación imaginativa iniciales de un determinado efecto (the first imagination or invention of a particular effect) son arbitrarias, mientras no consultemos la experiencia, de la misma forma también hemos de estimar el supuesto enlace o conexión entre causa y efecto, que los une y hace imposible que cualquier otro efecto pueda resultar de la operación de aquella causa. Cuando veo, por ejemplo, que una bola de billar se mueve en línea recta hacia otra, incluso en el supuesto de que la moción en la segunda bola me fuera accidentalmente sugerida como el resultado de un contacto o de un impulso, ¿no puedo concebir que otros cien acontecimientos podrían haberse seguido igualmente de aquella causa? ¿No podrían haberse quedado quietas ambas bolas? ¿No podría la primera bola volver en línea recta a su punto de arranque o rebotar sobre la segunda en cualquier línea o dirección? Todas esas suposiciones son congruentes y concebibles. ¿Por qué, entonces, hemos de dar preferencia a una, que no es más congruente y concebible que las demás? Ninguno de nuestros razonamientos a priori nos podrá jamás mostrar fundamento alguno para esta preferencia.
In a word, then, every effect is a distinct event from its cause. It could not, therefore, be discovered in the cause, and the first invention or conception of it, a priori, must be entirely arbitrary. And even after it is suggested, the conjunction of it with the cause must appear equally arbitrary; since there are always many other effects, which, to reason, must seem fully as consistent and natural. In vain, therefore, should we pretend to determine any single event, or infer any cause or effect, without the assistance of observation and experience. En una palabra, pues, todo efecto es un suceso distinto de su causa. No podría, por tanto, descubrirse en su causa, y su hallazgo inicial o representación a priori, han de ser enteramente arbitrarios. E incluso después de haber sido sugerida su conjunción con la causa, ha de parecer igualmente arbitraria, puesto que siempre hay muchos otros efectos que han de parecer totalmente congruentes y naturales a la razón. En vano, pues, intentaríamos determinar cualquier acontecimiento singular, o inferir cualquier causa o efecto, sin la asistencia de la observación y de la experiencia.
26. Hence we may discover the reason why no philosopher, who is rational and modest, has ever pretended to assign the ultimate cause of any natural operation, or to show distinctly the action of that power, which produces any single effect in the universe. It is confessed, that the utmost effort of human reason is to reduce the principles, productive of natural phenomena, to a greater simplicity, and to resolve the many particular effects into a few general causes, by means of reasonings from analogy, experience, and observation. But as to the causes of these general causes, we should in vain attempt their discovery; nor shall we ever be able to satisfy ourselves, by any particular explication of them. These ultimate springs and principles are totally shut up from human curiosity and enquiry. Elasticity, gravity, cohesion of parts, communication of motion by impulse; these are probably the ultimate causes and principles which we shall ever discover in nature; and we may esteem ourselves sufficiently happy, if, by accurate enquiry and reasoning, we can trace up the particular phenomena to, or near to, these general principles. The most perfect philosophy of the natural kind only staves off our ignorance a little longer: as perhaps the most perfect philosophy of the moral or metaphysical kind serves only to discover larger portions of it. Thus the observation of human blindness and weakness is the result of all philosophy, and meets us at every turn, in spite of our endeavours to elude or avoid it. Con esto podemos descubrir la razón por la que ningún filósofo, que sea razonable y modesto, ha intentado mostrar la causa última de cualquier operación natural o exponer con claridad la acción de la fuerza que produce cualquier efecto singular en el universo. Se reconoce que d mayor esfuerzo de la razón humana consiste en reducir los principios productivos de los fenómenos naturales a una mayor simplicidad, y los muchos efectos particulares a unos pocos generales por medio de razonamientos apoyados en la analogía, la experiencia y la observación. Pero, en lo que concierne a las causas de estas causas generales, vanamente intentaríamos su descubrimiento, ni podremos satisfacernos jamás con cualquier explicación de ellas. Estas fuentes y principios últimos están totalmente vedados a la curiosidad e investigación humanas. Elasticidad, gravedad, cohesión de partes y comunicación del movimiento mediante el impulso: éstas son probablemente las causas y principios últimos que podremos llegar a descubrir en la naturaleza. Y nos podemos considerar suficientemente afortunados, si somos capaces, mediante la investigación meticulosa v el razonamiento, de elevar los fenómenos naturales hasta estos principios generales, o aproximarnos a ellos. La más perfecta filosofía de corte natural sólo despeja un poco nuestra ignorancia, así como quizá sólo sirva para descubrir la más perfecta filosofía de nivel moral o metafísico en proporciones mayores. De esta manera, la constatación de la ceguera y debilidad humanas es el resultado de toda filosofía, y nos encontramos con ellas a cada paso, a pesar de nuestros esfuerzos por eludirlas o evitarlas.
27. Nor is geometry, when taken into the assistance of natural philosophy, ever able to remedy this defect, or lead us into the knowledge of ultimate causes, by all that accuracy of reasoning for which it is so justly celebrated. Every part of mixed mathematics proceeds upon the supposition that certain laws are established by nature in her operations; and abstract reasonings are employed, either to assist experience in the discovery of these laws, or to determine their influence in particular instances, where it depends upon any precise degree of distance and quantity. Thus, it is a law of motion, discovered by experience, that the moment or force of any body in motion is in the compound ratio or proportion of its solid contents and its velocity; and consequently, that a small force may remove the greatest obstacle or raise the greatest weight, if, by any contrivance or machinery, we can increase the velocity of that force, so as to make it an overmatch for its antagonist. Geometry assists us in the application of this law, by giving us the just dimensions of all the parts and figures which can enter into any species of machine; but still the discovery of the law itself is owing merely to experience, and all the abstract reasonings in the world could never lead us one step towards the knowledge of it. When we reason a priori, and consider merely any object or cause, as it appears to the mind, independent of all observation, it never could suggest to us the notion of any distinct object, such as its effect; much less, show us the inseparable and inviolable connexion between them. A man must be very sagacious who could discover by reasoning that crystal is the effect of heat, and ice of cold, without being previously acquainted with the operation of these qualities. Tampoco la geometría, cuando se la toma como auxiliar de la filosofía natural, es capaz de remediar este defecto o de conducirnos al conocimiento de las causas últimas mediante aquella precisión en el razonamiento por la que, con justicia, se la celebra. Todas las ramas de la matemática aplicada operan sobre el supuesto de que determinadas leyes son establecidas por la naturaleza en sus operaciones, y se emplean razonamientos abstractos, bien para asistir a la experiencia en el descubrimiento de estas leyes, bien para determinar su influjo en aquellos casos particulares en que depende de un grado determinado de distancia y cantidad. Así, es una ley del movimiento, descubierta por la experiencia, que el ímpetu o fuerza de un móvil es la razón compuesta o proporción de su masa y velocidad; y, por consiguiente, que una fuerza pequeña puede desplazar el mayor obstáculo o levantar el mayor peso si, por cualquier invención o instrumento, podemos aumentar la velocidad de aquella fuerza de modo que supere la contraria. La Geometría nos asiste en la aplicación de esta ley, al darnos las medidas precisas de todas las partes y figuras que pueden componer cualquier clase de máquina, pero, de todas formas, el descubrimiento de la ley misma se debe solamente a la experiencia, y todos los pensamientos abstractos del mundo jamás nos podrán acercar un paso más a su conocimiento. Cuando razonamos a priori y consideramos meramente un objeto o causa, tal como aparece a la mente, independientemente de cualquier observación, nunca puede sugerirnos la noción de un objeto distinto, como lo es su efecto, ni mucho menos mostrarnos una conexión inseparable e inviolable entre ellos. Un hombre ha de ser muy sagaz para descubrir mediante razonamiento, que el cristal es el efecto del calor, y el hielo del frío, sin conocer previamente la conexión entre estos estados.

PART II.

Parte II

28. But we have not yet attained any tolerable satisfaction with regard to the question first proposed. Each solution still gives rise to a new question as difficult as the foregoing, and leads us on to farther enquiries. When it is asked, What is the nature of all our reasonings concerning matter of fact? the proper answer seems to be, that they are founded on the relation of cause and effect. When again it is asked, What is the foundation of all our reasonings and conclusions concerning that relation? it may be replied in one word, Experience. But if we still carry on our sifting humour, and ask, What is the foundation of all conclusions from experience? this implies a new question, which may be of more difficult solution and explication. Philosophers, that give themselves airs of superior wisdom and sufficiency, have a hard task when they encounter persons of inquisitive dispositions, who push them from every corner to which they retreat, and who are sure at last to bring them to some dangerous dilemma. The best expedient to prevent this confusion, is to be modest in our pretensions; and even to discover the difficulty ourselves before it is objected to us. By this means, we may make a kind of merit of our very ignorance. Pero aún no estamos suficientemente satisfechos respecto a la primera pregunta planteada. Cada solución da pie a una nueva pregunta, tan difícil como la precedente, y que nos conduce a investigaciones ulteriores. Cuando se pregunta: ¿Cuál es la natur aleza de nuestros razonamientos acerca de cuestiones de hecho?, la contestación correcta parece ser que están fundados en la relación causa-efecto. Cuando, de nuevo, se pregunta: ¿Cuál es el fundamento de todos nuestros razonamientos y confusiones acerca de esta relación?, se puede contestar con una palabra: la experiencia. Pero si proseguimos en nuestra actitud escudriñadora y preguntamos: ¿Cuál es el fundamento de todas las conclusiones de la experiencia?, esto implica una nueva pregunta, que puede ser más difícil de resolver y explicar. Los filósofos que se dan aires de sabiduría y suficiencia superiores tienen una dura tarea cuando se enfrentan con personas de disposición inquisitiva, que los desalojan de todas las posiciones en que se refugian, y que con toda seguridad los conducirán finalmente a un dilema peligroso. El mejor modo de evitar esta confusión es ser modestos en nuestras pretensiones, e incluso descubrir la dificultad antes de que nos sea presentada como objeción. Así podremos convertir de al gún modo nuestra ignorancia en una especie de virtud.
I shall content myself, in this section, with an easy task, and shall pretend only to give a negative answer to the question here proposed. I say then, that, even after we have experience of the operations of cause and effect, our conclusions from that experience are not founded on reasoning, or any process of the understanding. This answer we must endeavour both to explain and to defend. Me contentaré, en esta sección, con una tarea fácil, pretendiendo sólo dar una contestación negativa al problema aquí planteado. Digo, entonces, que, incluso después de haber tenido experiencia en las operaciones de causa y efecto, nuestras conclusiones, realizadas a partir de esta experiencia, no están fundadas en el razonamiento en proceso alguno del entendimiento.
29. It must certainly be allowed, that nature has kept us at a great distance from all her secrets, and has afforded us only the knowledge of a few superficial qualities of objects; while she conceals from us those powers and principles on which the influence of those objects entirely depends. Our senses inform us of the colour, weight, and consistence of bread; but neither sense nor reason can ever inform us of those qualities which fit it for the nourishment and support of a human body. Sight or feeling conveys an idea of the actual motion of bodies; but as to that wonderful force or power, which would carry on a moving body for ever in a continued change of place, and which bodies never lose but by communicating it to others; of this we cannot form the most distant conception. But notwithstanding this ignorance of natural powers6 and principles, we always presume, when we see like sensible qualities, that they have like secret powers, and expect that effects, similar to those which we have experienced, will follow from them. If a body of like colour and consistence with that bread, which we have formerly eat, be presented to us, we make no scruple of repeating the experiment, and foresee, with certainty, like nourishment and support. Now this is a process of the mind or thought, of which I would willingly know the foundation. It is allowed on all hands that there is no known connexion between the sensible qualities and the secret powers; and consequently, that the mind is not led to form such a conclusion concerning their constant and regular conjunction, by anything which it knows of their nature. As to past Experience, it can be allowed to give direct and certain information of those precise objects only, and that precise period of time, which fell under its cognizance: but why this experience should be extended to future times, and to other objects, which for aught we know, may be only in appearance similar; this is the main question on which I would insist. The bread, which I formerly eat, nourished me; that is, a body of such sensible qualities was, at that time, endued with such secret powers: but does it follow, that other bread must also nourish me at another time, and that like sensible qualities must always be attended with like secret powers? The consequence seems nowise necessary. At least, it must be acknowledged that there is here a consequence drawn by the mind; that there is a certain step taken; a process of thought, and an inference, which wants to be explained. These two propositions are far from being the same, I have found that such an object has always been attended with such an effect, and I foresee, that other objects, which are, in appearance, similar, will be attended with similar effects. I shall allow, if you please, that the one proposition may justly be inferred from the other: I know, in fact, that it always is inferred. But if you insist that the inference is made by a chain of reasoning, I desire you to produce that reasoning. The connexion between these propositions is not intuitive. There is required a medium, which may enable the mind to draw such an inference, if indeed it be drawn by reasoning and argument. What that medium is, I must confess, passes my comprehension; and it is incumbent on those to produce it, who assert that it really exists, and is the origin of all our conclusions concerning matter of fact. Aceptaré, si se desea, que una proposición puede correctamente inferirse de la otra. Sé que, de hecho, siempre se infiere. Pero si se insiste en que la inferencia es realizada por medio de una cadena de razonamientos, deseo que se represente aquel razonamiento. La conexión entre estas dos proposiciones no es intuitiva. Se requiere un término medio que permita a la mente llegar a tal inferencia, si efectivamente se alcanza por medio de razonamiento y argumentación. Lo que este término medio sea, debo confesarlo, sobrepasa mi comprensión, e incumbe presentarlo a quienes afirman que realmente existe y que es el origen de todas nuestras conclusiones acerca de las cuestiones de hecho. Esta solución la debemos explicar y defender. Sin duda alguna, se ha de aceptar que la naturaleza nos ha tenido a gran distancia de todos sus secretos y nos ha proporcionado sólo el conocimiento de algunas cualidades superficiales de los objetos, mientras que nos oculta los poderes y principios de los que depende totalmente el influjo de estos objetos. Nuestros sentimientos nos comunican el color, peso, consistencia del pan, pero ni los sentidos ni la razón pueden informarnos de las propiedades que le hacen adecuado como alimento y sostén del cuerpo humano. La vista o el tacto proporcionan cierta idea del movimiento actual de los cuerpos; pero en lo que respecta a aquella maravillosa fuerza o poder que puede mantener a un cuerpo indefinidamente en movimiento local continuo, y que los cuerpos jamás pierden más que cuando la comunican a otros, de ésta no podemos formarnos ni la más remota idea (conception). Pero, a pesar de esta ignorancia de los poderes y principios naturales, siempre suponemos, cuando vemos cualidades sensibles iguales, que tienen los mismos poderes ocultos, y esperamos que efectos semejantes a los que hemos experimentado se seguirán de ellas. Si nos fuera presentado un cuerpo de color y consistencia semejantes al pan que nos hemos comido previamente, no tendríamos escrúpulo en repetir el experimento y con seguridad prevemos sus tento y nutrición semejantes. Ahora bien, éste es un proceso de la mente o del pensamiento cuyo fundamento desearía conocer. Es por todos aceptado que no hay una conexión conocida entre cualidades sensibles y poderes ocultos y, por consiguiente, que la mente no es llevada a formarse esa conclusión, a propósito de su conjunción constante y regular, por lo que puede conocer de su naturaleza. Con respecto a la experiencia pasada, sólo puede aceptarse que da información directa y cierta de los objetos de conocimiento y exactamente de aquel período de tiempo abarcado por su acto de conocimiento. Pero por qué esta experiencia debe extenderse a momentos futuros y a otros objetos, que, por lo que sabemos, puede ser que sólo en apariencia sean semejantes, ésta es la cuestión en la que deseo insistir. El pan que en otra ocasión comí, que me nutrió, es decir, un cuerpo con determinadas cualidades, estaba en aquel momento dotado con determinados poderes secretos. Pero ¿se sigue de esto que otro trozo distinto de pan también ha de nutrirme en otro momento y que las mismas cualidades sensibles siempre han de estar acompañadas por los mismos poderes secretos? De ningún modo parece la conclusión necesaria. Por lo menos ha de reconocerse que aquí hay una conclusión alcanzada por la mente, que se ha dado un paso, un proceso de pensamiento y una inferencia que requiere explicación. Las dos proposiciones siguientes distan mucho de ser las mismas: He encontrado que a tal objeto ha correspondido siempre tal efecto y preveo que otros objetos, que en apariencia son similares, serán acompañados por efectos similares.
30. This negative argument must certainly, in process of time, become altogether convincing, if many penetrating and able philosophers shall turn their enquiries this way and no one be ever able to discover any connecting proposition or intermediate step, which supports the understanding in this conclusion. But as the question is yet new, every reader may not trust so far to his own penetration, as to conclude, because an argument escapes his enquiry, that therefore it does not really exist. For this reason it may be requisite to venture upon a more difficult task; and enumerating all the branches of human knowledge, endeavour to show that none of them can afford such an argument. Este argumento negativo debe desde luego, con el Tiempo, hacerse del todo convincente, si muchos hábiles y agudos filósofos orientan sus investigaciones en esta dirección y si nadie es capaz de descubrir una proposición que sirva de conexión o un paso intermedio que apoye al entendimiento en esta conclusión. Pero como la cuestión es por ahora nueva, no todo lector confiará tanto en su propia agudeza como para concluir que, puesto que un razonamiento se le escapa a su investigación, por eso no está fundado en la realidad. Por este motivo, quizá sea necesario entrar en una tarea más difícil y, enumerando todas las ramas de la sabiduría humana, intentar mostrar que ninguna de ellas puede permitir tal razonamiento.
All reasonings may be divided into two kinds, namely, demonstrative reasoning, or that concerning relations of ideas, and moral reasoning, or that concerning matter of fact and existence. That there are no demonstrative arguments in the case seems evident; since it implies no contradiction that the course of nature may change, and that an object, seemingly like those which we have experienced, may be attended with different or contrary effects. May I not clearly and distinctly conceive that a body, falling from the clouds, and which, in all other respects, resembles snow, has yet the taste of salt or feeling of fire? Is there any more intelligible proposition than to affirm, that all the trees will flourish in December and January, and decay in May and June? Now whatever is intelligible, and can be distinctly conceived, implies no contradiction, and can never be proved false by any demonstrative argument or abstract reasoning priori. Todos los razonamientos pueden dividirse en dos clases, a saber, el razonamiento demostrativo o aquel que concierne a las relaciones de ideas y el razonamiento moral o aquel que se refiere a las cuestiones de hecho y existenciales. Que en este caso no hay argumentos demostrativos parece evidente, puesto que no implica contradicción alguna que el curso de la naturaleza llegara a cambiar, y que un objeto, aparentemente semejante a otros que hemos experimentado, pueda ser acompañado por efectos contrarios o distintos. ¿No puedo concebir clara y distintamente que un cuerpo que cae de las nubes, y que en todos los demás aspectos se parece a la nieve, tiene, sin embargo, el sabor de la sal o la sensación del fuego? ¿Hay una proposición más inteligible que la afirmación de que todos los árboles echan brotes en diciembre y en enero, y perderán sus hojas en mayo y en junio? Ahora bien, lo que es inteligible y puede concebirse distintamente no implica contradicción alguna, y jamás puede probarse su falsedad por argumento demostrativo o razonamiento abstracto a priori alguno.
If we be, therefore, engaged by arguments to put trust in past experience, and make it the standard of our future judgement, these arguments must be probable only, or such as regard matter of fact and real existence, according to the division above mentioned. But that there is no argument of this kind, must appear, if our explication of that species of reasoning be admitted as solid and satisfactory. We have said that all arguments concerning existence are founded on the relation of cause and effect; that our knowledge of that relation is derived entirely from experience; and that all our experimental conclusions proceed upon the supposition that the future will be conformable to the past. To endeavour, therefore, the proof of this last supposition by probable arguments, or arguments regarding existence, must be evidently going in a circle, and taking that for granted, which is the very point in question. Si, por tanto, se nos convenciera con argumentos de que nos fiásemos de nuestra experiencia pasada, y de que la convirtiéramos en la pauta de nuestros juicios posteriores, estos argumentos tendrían que ser tan sólo probables o argumentos que conciernen a cuestiones de hecho y existencia real, según la distinción arriba mencionada. Pero es evidente que no hay un argumento de esta clase si se admite como sólida y satisfactoria nuestra explicación de esa clase de razonamiento. Hemos dicho que todos los argumentos acerca de la existencia se fundan en la relación causa-efecto, que nuestro conocimiento de esa relación se deriva totalmente de la experiencia, y que todas nuestras conclusiones experimentales se dan a partir del supuesto de que el futuro será como ha sido el pasado. Intentar la demostración de este último supuesto por argumentos probables o argumentos que se refieren a lo existente (existence), evidentemente supondrá moverse dentro de un círculo y dar por supuesto aquello que se pone en duda.
31. In reality, all arguments from experience are founded on the similarity which we discover among natural objects, and by which we are induced to expect effects similar to those which we have found to follow from such objects. And though none but a fool or madman will ever pretend to dispute the authority of experience, or to reject that great guide of human life, it may surely be allowed a philosopher to have so much curiosity at least as to examine the principle of human nature, which gives this mighty authority to experience, and makes us draw advantage from that similarity which nature has placed among different objects. From causes which appear similar we expect similar effects. This is the sum of all our experimental conclusions. Now it seems evident that, if this conclusion were formed by reason, it would be as perfect at first, and upon one instance, as after ever so long a course of experience. But the case is far otherwise. Nothing so like as eggs; yet no one, on account of this appearing similarity, expects the same taste and relish in all of them. It is only after a long course of uniform experiments in any kind, that we attain a firm reliance and security with regard to a particular event. Now where is that process of reasoning which, from one instance, draws a conclusion, so different from that which it infers from a hundred instances that are nowise different from that single one? This question I propose as much for the sake of information, as with an intention of raising difficulties. I cannot find, I cannot imagine any such reasoning. But I keep my mind still open to instruction, if any one will vouchsafe to bestow it on me. En realidad, todos los argumentos que se fundan en la experiencia están basados en la semejanza que descubrimos entre objetos naturales, lo cual nos induce a esperar efectos semejantes a los que hemos visto seguir a tales objetos. Y, aunque nadie más que un tonto o un loco intentara jamás discutir la autoridad de la experiencia, o desechar aquel eminente guía de la vida humana, desde luego puede permitirse a un filósofo tener por lo menos tanta curiosidad como para examinar el principio de la naturaleza humana, que confiere a la experiencia una poderosa autoridad y nos hace sacar ventaja de la semejanza que la naturaleza ha puesto en objetos distintos. De causas que parecen semejantes esperamos efectos semejantes. Esto parece compendiar nuestras conclusiones experimentales. Ahora bien, parece evidente que si esta conclusión fuera formada por la razón, sería tan perfecta al principio y en un solo caso, como después de mía larga sucesión de experiencias. Pero la realidad es muy distinta. Nada hay tan semejante como los huevos, pero nadie, en virtud de esta aparente semejanza, aguarda el mismo gusto y sabor en todos ellos. Sólo después de una larga cadena de experiencias (experiments) uniformes de un tipo, alcanzamos seguridad y confianza firme con respecto a un acontecimiento particular. Pero ¿dónde está el proceso de razonamiento que, a partir de un caso, alcanza una conclusión muy distinta de la que ha inferido de cien casos, en ningún modo distintos del primero? Hago esta pregunta tanto para informarme como para plantear dificultades. No puedo encontrar, no puedo imaginar razonamiento alguno de esa clase. Pero mantengo mi mente abierta a la enseñanza, si alguien condesciende a ponerla en mi conocimiento.
32. Should it be said that, from a number of uniform experiments, we infer a connexion between the sensible qualities and the secret powers; this, I must confess, seems the same difficulty, couched in different terms. The question still recurs, on what process of argument this inference is founded? Where is the medium, the interposing ideas, which join propositions so very wide of each other? It is confessed that the colour, consistence, and other sensible qualities of bread appear not, of themselves, to have any connexion with the secret powers of nourishment and support. For otherwise we could infer these secret powers from the first appearance of these sensible qualities, without the aid of experience; contrary to the sentiment of all philosophers, and contrary to plain matter of fact. Here, then, is our natural state of ignorance with regard to the powers and influence of all objects. How is this remedied by experience? It only shows us a number of uniform effects, resulting from certain objects, and teaches us that those particular objects, at that particular time, were endowed with such powers and forces. When a new object, endowed with similar sensible qualities, is produced, we expect similar powers and forces, and look for a like effect. From a body of like colour and consistence with bread we expect like nourishment and support. But this surely is a step or progress of the mind, which wants to be explained. When a man says, I have found, in all past instances, such sensible qualities conjoined with such secret powers: And when he says, Similar sensible qualities will always be conjoined with similar secret powers, he is not guilty of a tautology, nor are these propositions in any respect the same. You say that the one proposition is an inference from the other. But you must confess that the inference is not intuitive; neither is it demonstrative: Of what nature is it, then? To say it is experimental, is begging the question. For all inferences from experience suppose, as their foundation, that the future will resemble the past, and that similar powers will be conjoined with similar sensible qualities. If there be any suspicion that the course of nature may change, and that the past may be no rule for the future, all experience becomes useless, and can give rise to no inference or conclusion. It is impossible, therefore, that any arguments from experience can prove this resemblance of the past to the future; since all these arguments are founded on the supposition of that resemblance. Let the course of things be allowed hitherto ever so regular; that alone, without some new argument or inference, proves not that, for the future, it will continue so. In vain do you pretend to have learned the nature of bodies from your past experience. Their secret nature, and consequently all their effects and influence, may change, without any change in their sensible qualities. This happens sometimes, and with regard to some objects: Why may it not happen always, and with regard to all objects? What logic, what process of argument secures you against this supposition? My practice, you say, refutes my doubts. But you mistake the purport of my question. As an agent, I am quite satisfied in the point; but as a philosopher, who has some share of curiosity, I will not say scepticism, I want to learn the foundation of this inference. No reading, no enquiry has yet been able to remove my difficulty, or give me satisfaction in a matter of such importance. Can I do better than propose the difficulty to the public, even though, perhaps, I have small hopes of obtaining a solution? We shall at least, by this means, be sensible of our ignorance, if we do not augment our knowledge. ¿Debe decirse que de un número de experiencias (experiments) uniformes inferimos una conexión entre cualidades sensibles y poderes secretos? Esto parece, debo confesar, la misma dificultad formulada en otros términos. Aun así, reaparece la pregunta: ¿en qué proceso de argumentación se apoya esta inferencia? ¿Dónde está el término medio, las ideas interpuestas que juntan proposiciones tan alejadas entre sí? Se admite que el color y otras cualidades sensibles del pan no parecen, de suyo, tener conexión alguna con los poderes secretos de nutrición y sostenimiento. Pues si no, podríamos inferir estos poderes secretos a partir de la aparición inicial de aquellas cualidades sensibles sin la ayuda de la experiencia, contrariamente a la opinión de todos los filósofos y de los mismos hechos. He aquí, pues, nuestro estado natural de ignorancia con respecto a los poderes e influjos de los objetos. ¿Cómo se remedia con la experiencia? Esta sólo nos muestra un número de efectos semejantes, que resultan de ciertos objetos, y nos enseña que aquellos objetos particulares , en aquel determinado momento, estaban dotados de tales poderes y fuerzas. Cuando se da un objeto nuevo, provisto de cualidades sensibles semejantes, suponemos poderes y fuerzas semejantes y anticipamos el mismo efecto. De un cuerpo de color y consistenci a semejantes al pan esperamos el sustento y la nutrición correspondientes. Pero, indudablemente, se trata de un paso o avance de la mente que requiere explicación. Cuando un hombre dice: he encontrado en todos los casos previos tales cualidades sensibles unidas a tales poderes secretos, y cuando dice cualidades sensibles semejantes estarán siempre unidas a poderes secretos semejantes, no es culpable de incurrir en una tautología, ni son estas proposiciones, en modo alguno, las mismas. Se dice que una proposición es una inferencia de la otra, pero se ha de reconocer que la inferencia ni es intuitiva ni tampoco demostrativa. ¿De qué naturaleza es entonces? Decir que es experimental equivale a caer en una petición de principio, pues toda inferencia realizada a partir de la experiencia supone, como fundamento, que el futuro será semejante. Si hubiera sospecha alguna de que el curso de la naturaleza pudiera cambiar y que el pasado pudiera no ser pauta del futuro, toda experiencia se haría inútil y no podría dar lugar a inferencia o conclusión alguna. Es imposible, por tanto, que cualquier argumento de la experiencia pueda demostrar esta semejanza del pasado con el futuro, puesto que todos los argumentos están fundados sobre la suposición de aquella semejanza. Acéptese que el curso de la naturaleza hasta ahora ha sido muy regular; esto por sí solo, sin algún nuevo argumento o inferencia, no demuestra que en el futuro lo seguirá siendo. Vanamente se pretende conocer la naturaleza de los cuerpos a partir de la experiencia pasada. Su naturaleza secreta y, consecuentemente, todos sus efectos e influjos, puede cambiar sin que se produzca alteración alguna en sus cualidades sensibles. Esto ocurre en algunas ocasiones y con algunos objetos; ¿por qué no puede ocurrir siempre y con todos ellos? ¿Qué lógica, qué proceso de argumentación le asegura a uno de esta inferencia? Ninguna lectura, ninguna investigación ha podido solucionar mi dificultad, ni satisfacerme en una cuestión de tan gran importancia. ¿Puedo hacer algo mejor que proponerle al público la dificultad, aunque quizá tenga pocas esperanzas de obtener una solución? De esta manera, por lo menos, seremos conscientes de nuestra ignorancia, aunque no aumentemos nuestro conocimiento.
33. I must confess that a man is guilty of unpardonable arrogance who concludes, because an argument has escaped his own investigation, that therefore it does not really exist. I must also confess that, though all the learned, for several ages, should have employed themselves in fruitless search upon any subject, it may still, perhaps, be rash to conclude positively that the subject must, therefore, pass all human comprehension. Even though we examine all the sources of our knowledge, and conclude them unfit for such a subject, there may still remain a suspicion, that the enumeration is not complete, or the examination not accurate. But with regard to the present subject, there are some considerations which seem to remove all this accusation of arrogance or suspicion of mistake. Debo reconocer que un hombre que concluye que un argumento no tiene realidad, porque se le ha escapado a mi investigación es culpable de imperdonable arrogancia. Debo admitir también que, aun si todos los sabios, durante varias edades, se hubieran consagrado a un estudio infructuoso sobre cualquier tema, de todas formas podría ser precipitado concluir decididamente que el tema sobrepasa, por ello, toda comprensión humana. Aunque examinásemos todas las fuentes de nuestro conocimiento y concluyésemos que son inadecuadas para tal cuestión, aún puede quedar la sospecha de que la enumeración no sea completa ni el examen exacto. Pero con respecto al tema en cuestión, hay algunas consideraciones que parecen invalidar la acusación de arrogancia o la sospecha de equivocación.
It is certain that the most ignorant and stupid peasants—nay infants, nay even brute beasts—improve by experience, and learn the qualities of natural objects, by observing the effects which result from them. When a child has felt the sensation of pain from touching the flame of a candle, he will be careful not to put his hand near any candle; but will expect a similar effect from a cause which is similar in its sensible qualities and appearance. If you assert, therefore, that the understanding of the child is led into this conclusion by any process of argument or ratiocination, I may justly require you to produce that argument; nor have you any pretence to refuse so equitable a demand. You cannot say that the argument is abstruse, and may possibly escape your enquiry; since you confess that it is obvious to the capacity of a mere infant. If you hesitate, therefore, a moment, or if, after reflection, you produce any intricate or profound argument, you, in a manner, give up the question, and confess that it is not reasoning which engages us to suppose the past resembling the future, and to expect similar effects from causes which are, to appearance, similar. This is the proposition which I intended to enforce in the present section. If I be right, I pretend not to have made any mighty discovery. And if I be wrong, I must acknowledge myself to be indeed a very backward scholar; since I cannot now discover an argument which, it seems, was perfectly familiar to me long before I was out of my cradle. Es seguro que los campesinos más ignorantes y estúpidos, o los niños, o incluso las bestias salvajes, hacen progresos con la experiencia y aprenden las cualidades de los objetos naturales al observar los efectos que resultan de ellos. Cuando un niño ha tenido la sensación de dolor al tocar la llama de una vela, tendrá cuidado de no acercar su mano a ninguna vela, dado que esperará un efecto similar de una causa similar en sus cualidades y apariencias sensibles. Si alguien asegurara, pues, que el entendimiento de un niño es llevado a esta conclusión por cualquier proceso de argumentación o raciocinio, con razón puedo exigirle que presente tal argumento, y no podría tener motivo para negarse a una petición tan justa. No puede decirse que el argumento es abstruso, y quizá escape a su investigación, puesto que admite que resulta obvio para la capacidad de un simple niño. Si dudar por un momento, o si tras reflexión presentase cualquier argumento complejo y profundo, él, en cierta manera, abandonaría la cuestión, y reconocería que no es el razonamiento el que nos hace suponer que lo pasado es semejante al futuro y esperar efectos semejantes de causas que al parecer son semejantes. Esta es la proposición que pretendo imponer en la presente sección. Si tengo razón, no pretendo haber realizado un gran descubrimiento. Si estoy equivocado, me he de reconocer un investigador muy rezagado, pues no puedo descubrir un argumento que, según parece, me era perfectamente familiar antes de que hubiera salido de la cuna.






SECTION V. SCEPTICAL SOLUTION OF THESE DOUBTS.

Sección 5. Solución escéptica de estas dudas

PART I.

Parte I

34. The passion for philosophy, like that for religion, seems liable to this inconvenience, that, though it aims at the correction of our manners, and extirpation of our vices, it may only serve, by imprudent management, to foster a predominant inclination, and push the mind, with more determined resolution, towards that side which already draws too much, by the bias and propensity of the natural temper. It is certain that, while we aspire to the magnanimous firmness of the philosophic sage, and endeavour to confine our pleasures altogether within our own minds, we may, at last, render our philosophy like that of Epictetus, and other Stoics, only a more refined system of selfishness, and reason ourselves out of all virtue as well as social enjoyment. While we study with attention the vanity of human life, and turn all our thoughts towards the empty and transitory nature of riches and honours, we are, perhaps, all the while flattering our natural indolence, which, hating the bustle of the world, and drudgery of business, seeks a pretence of reason to give itself a full and uncontrolled indulgence. There is, however, one species of philosophy which seems little liable to this inconvenience, and that because it strikes in with no disorderly passion of the human mind, nor can mingle itself with any natural affection or propensity; and that is the Academic or Sceptical philosophy. The academics always talk of doubt and suspense of judgement, of danger in hasty determinations, of confining to very narrow bounds the enquiries of the understanding, and of renouncing all speculations which lie not within the limits of common life and practice. Nothing, therefore, can be more contrary than such a philosophy to the supine indolence of the mind, its rash arrogance, its lofty pretensions, and its superstitious credulity. Every passion is mortified by it, except the love of truth; and that passion never is, nor can be, carried to too high a degree. It is surprising, therefore, that this philosophy, which, in almost every instance, must be harmless and innocent, should be the subject of so much groundless reproach and obloquy. But, perhaps, the very circumstance which renders it so innocent is what chiefly exposes it to the public hatred and resentment. By flattering no irregular passion, it gains few partizans: By opposing so many vices and follies, it raises to itself abundance of enemies, who stigmatize it as libertine profane, and irreligious. La pasión por la filosofía, como la pasión por la religión, está expuesta al peligro de caer en la siguiente contradicción: aunque busca la corrección de nuestro comportamiento y la extirpación de nuestros vicios, sólo puede servir de hecho, mediante un empleo imprudente, para fomentar una inclinación predominante y empujar la mente con resolución más firme a una posición a la que, ya de por sí, tiende demasiado por predisposición y propensión del temperamento natural (natural temper). Mientras aspiramos a la firmeza del sabio filósofo y mientras nos esforzamos por limitar nuestros placeres exclusivamente a nuestras mentes, podemos llegar a fin de cuentas a hacer nuestra filosofía semejante a la de Epicteto y otros estoicos, tan sólo un sistema más refinado de egoísmo, y, mediante razones, colocarnos más allá de toda virtud y disfrute social. Mientras estudiamos con atención la vanidad de la vida humana y encaminamos todos nuestros pensamientos al carácter vacío y transitorio de las riquezas y de los honores, quizá estemos tan sólo adulando nuestra indolencia natural que, odiando el ajetreo del mundo y la monotonía de los negocios, busca una apariencia de razón para permitirse una licencia total e incontrolada,; Hay, sin embargo, una clase de filosofía que parece poco! expuesta a este peligro, puesto que no es compatible con ninguna pasión desordenada de la mente humana, ni puede mezclarse con emoción o propensión natural alguna. Y ésta es la filosofía de la Academia o filosofía escéptica. Los Académicos hablan constantemente de duda y suspensión del juicio, del peligro de determinaciones precipitadas, de limitar las investigaciones del entendimiento a unos confines muy estrechos y de renunciar a todas las especulaciones que no caen dentro de los límites de la vida y del comportamiento comunes; nada, pues, puede ser más contrario a la supina indolencia, a la temeraria arrogancia, a las pretensiones elevadas y a la credulidad de la mente que esa filosofía. Toda pasión, salvo el amor a la verdad, es una pasión que jamás puede exagerarse. Por tanto, es sorprendente que esta filosofía, que en casi todos los casos tiene que ser inocua e inocente, sea objeto de tantos reproches y censuras tan infundadas. Pero quizá el mismo riesgo que la hace tan inocente es lo que principalmente la expone al odio y resentimiento públicos: al no adular ninguna pasión irregular, consigue pocos partidarios; al oponerse a tantos vicios y locuras, levanta contra sí multitud de enemigos que la tachan de libertina, profana e irreligiosa.
Nor need we fear that this philosophy, while it endeavours to limit our enquiries to common life, should ever undermine the reasonings of common life, and carry its doubts so far as to destroy all action, as well as speculation. Nature will always maintain her rights, and prevail in the end over any abstract reasoning whatsoever. Though we should conclude, for instance, as in the foregoing section, that, in all reasonings from experience, there is a step taken by the mind which is not supported by any argument or process of the understanding; there is no danger that these reasonings, on which almost all knowledge depends, will ever be affected by such a discovery. If the mind be not engaged by argument to make this step, it must be induced by some other principle of equal weight and authority; and that principle will preserve its influence as long as human nature remains the same. What that principle is may well be worth the pains of enquiry. Tampoco hemos de temer que esta filosofía, al intentar limitar nuestras investigaciones a la vida común, pueda jamás socavar los razonamientos de la vida común y llevar sus dudas tan lejos como para destruir toda acción, además de toda especulación. La naturaleza mantendrá siempre sus derechos y, finalmente, prevalecerá sobre cualquier razonamiento abstracto. Aunque concluyésemos, por ejemplo, como en la sección anterior, que en todos los razonamientos que parten de la experiencia la mente da un paso que no se justifica por ningún argumento o por un proceso de comprensión alguno, no hay peligro de que dichos razonamientos de los que depende casi todo el saber (knowledge) sean afectados por tal descubrimiento. Aunque la mente no fuera llevada por un razonamiento a dar este paso, ha de ser inducida a ello por algún otro principio del mismo peso y autoridad. Y este principio conservará su influjo mientras la naturaleza humana siga siendo la misma. Lo que este principio sea, bien puede merecer el esfuerzo de una investigación.
35. Suppose a person, though endowed with the strongest faculties of reason and reflection, to be brought on a sudden into this world; he would, indeed, immediately observe a continual succession of objects, and one event following another; but he would not be able to discover anything farther. He would not, at first, by any reasoning, be able to reach the idea of cause and effect; since the particular powers, by which all natural operations are performed, never appear to the senses; nor is it reasonable to conclude, merely because one event, in one instance, precedes another, that therefore the one is the cause, the other the effect. Their conjunction may be arbitrary and casual. There may be no reason to infer the existence of one from the appearance of the other. And in a word, such a person, without more experience, could never employ his conjecture or reasoning concerning any matter of fact, or be assured of anything beyond what was immediately present to his memory and senses. Supongamos que una persona, dotada incluso con las más potentes facultades de razón y reflexión, repentinamente es introducida en este mundo. Inmediatamente observaría una sucesión continua de objetos y un acontecimiento tras otro, pero no podría descubrir nada más allá de esto. Al principio, ningún movimiento le permi tiría alcanzar la idea de causa y efecto, puesto que los poderes particulares, en virtud de los cuales se realizan indas las operaciones naturales, nunca aparecen a los sentidos, ni es razonable concluir meramente porque un acontecimiento en un caso precede a otro, que, por ello, uno es la causa y el otro el efecto. Su conjunción puede ser arbitraria y casual. Puede no haber motivo alguno para inferir la existencia del uno de la aparición del otro. Y, en una palabra, tal persona, sin mayor experiencia, no podría hacer conjeturas o razonar acerca de cualquier cuestión de hecho o estar segura de nada, aparte de que le estuviera inmediatamente presente a su memoria y sentidos.
Suppose, again, that he has acquired more experience, and has lived so long in the world as to have observed familiar objects or events to be constantly conjoined together; what is the consequence of this experience? He immediately infers the existence of one object from the appearance of the other. Yet he has not, by all his experience, acquired any idea or knowledge of the secret power by which the one object produces the other; nor is it, by any process of reasoning, he is engaged to draw this inference. But still he finds himself determined to draw it: And though he should be convinced that his understanding has no part in the operation, he would nevertheless continue in the same course of thinking. There is some other principle which determines him to form such a conclusion. Supongamos ahora que ha adquirido más experiencia v ha vivido en el mundo tiempo suficiente como para haber observado qué objetos o acontecimientos familiares están constantemente unidos. ¿Cuál es la consecuencia de esta experiencia? Inmediatamente infiere la existencia de un objeto de la aparición de otro. Pero, con toda su experiencia, no ha adquirido idea o conocimiento alguno del secreto poder por el que un objeto produce el otro, ni está forzado a alcanzar esta inferencia por cualquier proceso de razonamiento. Pero, de todas maneras, se encuentra obligado a realizarla. Y aunque se convenciese de que su entendimiento no tiene parte alguna en la operación, de todas formas continuará pensando del mismo modo. Hay algún otro principio que le determina a formar tal conclusión.
36. This principle is Custom or Habit. For wherever the repetition of any particular act or operation produces a propensity to renew the same act or operation, without being impelled by any reasoning or process of the understanding, we always say, that this propensity is the effect of Custom. By employing that word, we pretend not to have given the ultimate reason of such a propensity. We only point out a principle of human nature, which is universally acknowledged, and which is well known by its effects. Perhaps we can push our enquiries no farther, or pretend to give the cause of this cause; but must rest contented with it as the ultimate principle, which we can assign, of all our conclusions from experience. It is sufficient satisfaction, that we can go so far, without repining at the narrowness of our faculties because they will carry us no farther. And it is certain we here advance a very intelligible proposition at least, if not a true one, when we assert that, after the constant conjunction of two objects—heat and flame, for instance, weight and solidity—we are determined by custom alone to expect the one from the appearance of the other. This hypothesis seems even the only one which explains the difficulty, why we draw, from a thousand instances, an inference which we are not able to draw from one instance, that is, in no respect, different from them. Reason is incapable of any such variation. The conclusions which it draws from considering one circle are the same which it would form upon surveying all the circles in the universe. But no man, having seen only one body move after being impelled by another, could infer that every other body will move after a like impulse. All inferences from experience, therefore, are effects of custom, not of reasoning7. Este principio es la Costumbre o el Hábito. Pues siempre que la repetición de un acto u operación particular produce una propensión a renovar el mismo acto u operación, sin estar impelido por ningún razonamiento o proceso del entendimiento, decimos siempre que esta propensión es el efecto de la Costumbre. Al emplear esta palabra, no pretendemos haber dado la razón última de tal propensión. Sólo indicamos un principio de la naturaleza humana que es universalmente admitido y bien conocido por sus efectos. Quizá no podamos empujar nuestras investigaciones más allá, ni pretender dar la causa de esta causa, sino que tendremos que contentarnos con él como el principio último que podemos asignar a todas nuestras conclusiones que parten de la experiencia. Es suficiente satisfacción que podamos llegar tan lejos, sin quejarnos de la estrechez de nuestras facultades porque no nos llevan más allá. Y es indiscutible que adelantamos una proposición al menos muy verosímil, si no verdadera, cuando aseguramos que, después de la conjunción constante de dos objetos —por ejemplo, calor y llama, peso y solidez—, tan sólo estamos determinados por la costumbre a esperar el uno por la aparición del otro. Esta hipótesis parece incluso la única que expl ica la dificultad de por qué en mil casos realizamos una inferencia que no somos capaces de realizar en un caso concreto que no es en manera alguna distinto de ellos. La razón es incapaz de una variación tal. Las conclusiones que alcanza al considerar un círculo son las mismas que las que formaría al examinar todos los círculos del universo. Pero ningún hombre, habiendo visto tan sólo moverse un cuerpo al ser empujado por otro, puede inferir que todos los demás cuerpos se moverán tras un impulso semejante. Todas las inferencias realizadas a partir de la experiencia, por tanto, son efectos de la costumbre y no del razonamiento.
Custom, then, is the great guide of human life. It is that principle alone which renders our experience useful to us, and makes us expect, for the future, a similar train of events with those which have appeared in the past. La costumbre es, pues, gran guía de la vida humana. Tan sólo este principio hace que nuestra experiencia nos sea útil y nos obliga a esperar en el futuro una serie de acontecimientos similares a los que han aparecido en el pasado.
Without the influence of custom, we should be entirely ignorant of every matter of fact beyond what is immediately present to the memory and senses. We should never know how to adjust means to ends, or to employ our natural powers in the production of any effect. There would be an end at once of all action, as well as of the chief part of speculation. Sin el influjo de la experiencia estaríamos en total ignorancia de toda cuestión de hecho, más allá de lo inmediatamente presente a la memoria y a los sentidos. Nunca sabríamos ajustar medios afines o emplear nuestros poderes naturales en la producción de cualquier efecto. Se acabaría inmediatamente toda acción, así como la mayor parte de la especulación.
37. But here it may be proper to remark, that though our conclusions from experience carry us beyond our memory and senses, and assure us of matters of fact which happened in the most distant places and most remote ages, yet some fact must always be present to the senses or memory, from which we may first proceed in drawing these conclusions. A man, who should find in a desert country the remains of pompous buildings, would conclude that the country had, in ancient times, been cultivated by civilized inhabitants; but did nothing of this nature occur to him, he could never form such an inference. We learn the events of former ages from history; but then we must peruse the volumes in which this instruction is contained, and thence carry up our inferences from one testimony to another, till we arrive at the eyewitnesses and spectators of these distant events. In a word, if we proceed not upon some fact, present to the memory or senses, our reasonings would be merely hypothetical; and however the particular links might be connected with each other, the whole chain of inferences would have nothing to support it, nor could we ever, by its means, arrive at the knowledge of any real existence. If I ask why you believe any particular matter of fact, which you relate, you must tell me some reason; and this reason will be some other fact, connected with it. But as you cannot proceed after this manner, in infinitum, you must at last terminate in some fact, which is present to your memory or senses; or must allow that your belief is entirely without foundation. Pero quizá sea oportuno apuntar aquí que, aunque nuestras conclusiones derivadas de la experiencia nos llevan más allá de la memoria y de los sentidos y nos aseguran de cuestiones de hecho que ocurrieron en los lugares más alejados y en las épocas más remotas, sin embargo, siempre ha de estar presente a los sentidos y a la memoria algún hecho del que podamos partir para alcanzar aquellas conclusiones. Un hombre que hubiese encontrado en el desierto restos de edificios fastuosos, concluiría que, en épocas anteriores, aquella tierra había sido colonizada por habitantes civilizados; pero si nada de esta índole se le presentara, jamás podría formar tal inferencia. Aprendemos los acontecimientos de épocas previas de la historia, pero entonces hemos de leer detenidamente los volúmenes que contienen esta enseñanza, y, después, continuar nuestras inferencias de un testimonio a otro hasta llegar a los testigos oculares y espectadores de aquellos hechos lejanos. En una palabra, si no partiésemos de un hecho presente a la memoria y a los sentidos, nuestros razonamientos serían meramente hipotéticos, y por mucho que los eslabones mismos estuvieran conectados entre sí, la cadena de inferencias, en su conjunto, no tendría nada que la sostuviese, ni podríamos jamás por medio de ella llegar al conocimiento de una existencia real . Si pregunto por qué se cree en cualquier cuestión de hecho que se me relata, ha de dárseme una razón, y esta razón será algún otro hecho conexo. Pero, como no se puede proceder de esta manera in
38. What, then, is the conclusion of the whole matter? A simple one; though, it must be confessed, pretty remote from the common theories of philosophy. All belief of matter of fact or real existence is derived merely from some object, present to the memory or senses, and a customary conjunction between that and some other object. Or in other words; having found, in many instances, that any two kinds of objects—flame and heat, snow and cold—have always been conjoined together; if flame or snow be presented anew to the senses, the mind is carried by custom to expect heat or cold, and to believe that such a quality does exist, and will discover itself upon a nearer approach. This belief is the necessary result of placing the mind in such circumstances. It is an operation of the soul, when we are so situated, as unavoidable as to feel the passion of love, when we receive benefits; or hatred, when we meet with injuries. All these operations are a species of natural instincts, which no reasoning or process of the thought and understanding is able either to produce or to prevent. infinitum, se ha de terminar en algún hecho presente a la memoria o a los sentidos, o ha de aceptarse que la creencia es totalmente infundada. ¿Cuál es, pues, la conclusión de todo el asunto? Una sencilla aunque, ha de reconocerse, bastante alejada de todas las teorías filosóficas comunes. Toda creencia en una cuestión de hecho o existencia reales deriva meramente de algún objeto presente a la memoria o a los sentidos y de una conjunción habitual entre éste y algún objeto. O, en otras palabras: habiéndose encontrado, en muchos casos, que dos clases cualesquiera de objetos, llama y calor, nieve y frío han estado siempre unidos; si llama o nieve se presentaran nuevamente a los sentidos, la mente sería llevada por costumbre a esperar calor y frío, y a creer que tal cualidad realmente existe y que se manifestará tras un mayor acercamiento nuestro. Esta creencia es el resultado forzoso de colocar la mente en tal situación. Se trata de una operación del alma tan inevitable cuando estamos así situados como sentir la pasión de amor cuando sentimos beneficio, o la de odio cuando se nos perjudica. Todas estas operaciones son una clase de instinto natural que ningún razonamiento o proceso de pensamiento y comprensión puede producir o evitar.
At this point, it would be very allowable for us to stop our philosophical researches. In most questions we can never make a single step farther; and in all questions we must terminate here at last, after our most restless and curious enquiries. But still our curiosity will be pardonable, perhaps commendable, if it carry us on to still farther researches, and make us examine more accurately the nature of this belief, and of the customary conjunction, whence it is derived. By this means we may meet with some explications and analogies that will give satisfaction; at least to such as love the abstract sciences, and can be entertained with speculations, which, however accurate, may still retain a degree of doubt and uncertainty. As to readers of a different taste; the remaining part of this SECTION is not calculated for them, and the following enquiries may well be understood, though it be neglected. Llegados a este punto sería muy lícito detenernos en nuestras investigaciones filosóficas. En la mayoría de las cuestiones no podemos dar un paso más, y en todas, en última instancia, tras las más persistentes y cuidadosas investigaciones, hemos de acabar aquí. Pero, de todas formas, nuestra curiosidad será perdonable, quizá elogiable, si nos conduce a investigaciones aún más avanzadas y nos hace examinar con mayor rigor la naturaleza de esta creencia y de la conjunción habitual de la que se deriva. De esta manera podemos encontrar explicaciones y analogías que satisfacen por lo menos a quienes aman las ciencias abstractas y pueden entretenerse con especulaciones que, por muy precisas que sean, de todas formas pueden conservar un grado de duda e incertidumbre. Con respecto a los lectores que tienen otros gustos, lo que queda de esta sección no ha sido pensada para ellos y las investigaciones siguientes pueden comprenderse aun prescindiendo de ella.

PART II.

Parte II

39. Nothing is more free than the imagination of man; and though it cannot exceed that original stock of ideas furnished by the internal and external senses, it has unlimited power of mixing, compounding, separating, and dividing these ideas, in all the varieties of fiction and vision. It can feign a train of events, with all the appearance of reality, ascribe to them a particular time and place, conceive them as existent, and paint them out to itself with every circumstance, that belongs to any historical fact, which it believes with the greatest certainty. Wherein, therefore, consists the difference between such a fiction and belief? It lies not merely in any peculiar idea, which is annexed to such a conception as commands our assent, and which is wanting to every known fiction. For as the mind has authority over all its ideas, it could voluntarily annex this particular idea to any fiction, and consequently be able to believe whatever it pleases; contrary to what we find by daily experience. We can, in our conception, join the head of a man to the body of a horse; but it is not in our power to believe that such an animal has ever really existed. Nada es más libre que la imaginación humana; y aunque no puede exceder el primitivo caudal de ideas suministradas por los sentidos internos y externos, tiene poder ilimitado para mezclar, combinar, separar y dividir esas ideas en todas las variedades de ficción y quimera. Puede simular una serie de hechos con todo el viso de realidad, adscribirlos a un tiempo y lugar concretos, concebirlos como existentes y pintarlos con todos los caracteres (cirtumstances) de un hecho histórico cualquiera en el que ella cree con la mayor certeza. ¿En qué consiste, pues, la diferencia entre tal ficción y la creencia? No se trata meramente de una determinada idea unida a la imagen (conception) que obtiene nuestro asentimiento y de la que adolece todo lo que es conocido como ficticio. Pues como la mente tiene autoridad sobre todas sus ideas, podría voluntariamente anexionar esta idea particular a cualquier ficción y, en consecuencia, sería capaz de creer lo que quisiera, contrariamente a lo que encontramos en nuestra experiencia cotidiana. En nuestra imaginación (conception) podemos unir la cabeza de un hombre al cuerpo de un caballo. Pero no está en nuestro poder creer que tal animal ha existido en realidad.
It follows, therefore, that the difference between fiction and belief lies in some sentiment or feeling, which is annexed to the latter, not to the former, and which depends not on the will, nor can be commanded at pleasure. It must be excited by nature, like all other sentiments; and must arise from the particular situation, in which the mind is placed at any particular juncture. Whenever any object is presented to the memory or senses, it immediately, by the force of custom, carries the imagination to conceive that object, which is usually conjoined to it; and this conception is attended with a feeling or sentiment, different from the loose reveries of the fancy. In this consists the whole nature of belief. For as there is no matter of fact which we believe so firmly that we cannot conceive the contrary, there would be no difference between the conception assented to and that which is rejected, were it not for some sentiment which distinguishes the one from the other. If I see a billiard-ball moving towards another, on a smooth table, I can easily conceive it to stop upon contact. This conception implies no contradiction; but still it feels very differently from that conception by which I represent to myself the impulse and the communication of motion from one ball to another. Se sigue, por tanto, que la diferencia entre ficción y creencia reside en algún sentimiento o sensación que se añade a la última, no a la primera, y que no depende de la voluntad ni puede manipularse a placer. Ha de ser suscitado por la naturaleza como todos los demás sentimientos y ha de surgir de una situación particular, en la cual la mente se encuentra colocada en una coyuntura especial. Cada vez que un objeto se presenta a la memoria o a los sentidos, inmediatamente, por la fuerza de la costumbre, lleva a la imaginación a concebir aquel objeto que normalmente le está unido. Y esta representación (conception) es acompañada por una sensación o sentimiento distinto de las divagaciones de la fantasía. En esto sólo consiste la naturaleza de la creencia, pues, como no hay cuestión de hecho en la que creamos tan firmemente como para que no podamos imaginar (conceive) su contrario, no habría diferencia entre la representación aceptada y la que rechazamos si no hubiera un sentimiento que distinguiese la una de la otra. Si veo una bola de billar moviéndose hacia otra sobre una superficie pulida, fácilmente puedo imaginar (conceive) que parará al chocar con ella. Esta imagen (conception) no implica contradicción. Pero, de todas formas, se la experimenta de manera muy distinta a la imagen por la que me represento el impulso y la comunicación de movimiento de una bola a otra.
40. Were we to attempt a definition of this sentiment, we should, perhaps, find it a very difficult, if not an impossible task; in the same manner as if we should endeavour to define the feeling of cold or passion of anger, to a creature who never had any experience of these sentiments. Belief is the true and proper name of this feeling; and no one is ever at a loss to know the meaning of that term; because every man is every moment conscious of the sentiment represented by it. It may not, however, be improper to attempt a description of this sentiment; in hopes we may, by that means, arrive at some analogies, which may afford a more perfect explication of it. I say, then, that belief is nothing but a more vivid, lively, forcible, firm, steady conception of an object, than what the imagination alone is ever able to attain. This variety of terms, which may seem so unphilosophical, is intended only to express that act of the mind, which renders realities, or what is taken for such, more present to us than fictions, causes them to weigh more in the thought, and gives them a superior influence on the passions and imagination. Provided we agree about the thing, it is needless to dispute about the terms. The imagination has the command over all its ideas, and can join and mix and vary them, in all the ways possible. It may conceive fictitious objects with all the circumstances of place and time. It may set them, in a manner, before our eyes, in their true colours, just as they might have existed. But as it is impossible that this faculty of imagination can ever, of itself, reach belief, it is evident that belief consists not in the peculiar nature or order of ideas, but in the manner of their conception, and in their feeling to the mind. I confess, that it is impossible perfectly to explain this feeling or manner of conception. We may make use of words which express something near it. But its true and proper name, as we observed before, is belief; which is a term that every one sufficiently understands in common life. And in philosophy, we can go no farther than assert, that belief is something felt by the mind, which distinguishes the ideas of the judgement from the fictions of the imagination. It gives them more weight and influence; makes them appear of greater importance; enforces them in the mind; and renders them the governing principle of our actions. I hear at present, for instance, a person′s voice, with whom I am acquainted; and the sound comes as from the next room. This impression of my senses immediately conveys my thought to the person, together with all the surrounding objects. I paint them out to myself as existing at present, with the same qualities and relations, of which I formerly knew them possessed. These ideas take faster hold of my mind than ideas of an enchanted castle. They are very different to the feeling, and have a much greater influence of every kind, either to give pleasure or pain, joy or sorrow. Si hubiéramos de intentar una definición de este sentimiento, encontraríamos, quizá, la tarea muy difícil, si no imposible, de la misma manera que si intentáramos comunicar el sentimiento del frío o la pasión de la ira a una criatura que jamás tuvo experiencia de estos sentimientos. Creencia es el nombre correcto y verdadero de este sentimiento y nadie tiene dificultad en conocer el significado de aquel término porque, en todo momento, el hombre se está percatando del sentimiento que representa. Quizá no sea inoportuno intentar una descripción de este sentimiento con la esperanza de que, de esta manera, podamos llegar a alguna analogía que permita una explicación más lograda de él. Digo, pues, que la creencia no es sino una imagen más vivida, intensa, vigorosa, firme y segura de un objeto que aquella que la imaginación, por sí sola, es capaz de alcanzar. Esta variedad de términos, que puede parecer tan poco filosófica, sólo pretende expresar que el acto de la mente, que hace que las realidades o lo que tomamos por tales no estén más presentes que las ficciones, determina que tengan mayor peso en el pensamiento y les confiere un influjo mayor sobre las pasiones y la imaginación. Siempre que estemos de acuerdo sobre la cosa es inútil discutir sobre los términos. La imaginación tiene dominio sobre todas sus ideas y puede unirlas, mezclarlas o variarlas de todas las formas posibles. Puede imaginar (conceive) objetos ficticios en cualquier momento o lugar. Los puede poner, en cierto modo, ante nuestros propios ojos en su verdadera faz como si hubieran existido. Pero como es imposible que esta facultad de imaginación pueda jamás, por sí misma, alcanzar la creencia, es evidente que la creencia no existe en la naturaleza específica o en el orden de las ideas, sino en el modo de su concepción o en la experiencia (feeling) que de ellas tiene la mente. Reconozco que es absolutamente imposible explicar este sentimiento (feeling) o modo de representación (conception). Podemos utilizar palabras que expresan algo cercano. Pero su nombre verdadero y propio, como antes observamos, es el de creencia, término que todo el mundo comprende suficientemente en la vida común. Y en la filosofía no podemos ir más lejos de afirmar que la creencia es algo sentido por la mente que distingue las ideas del juicio de las ficciones de la imaginación. Les da más peso e influjo, les hace aparentar mayor importancia, las impone a la mente y las hace el principio regulador de nuestras acciones. Por ejemplo, ahora oigo la voz de alguien que conozco y el sonido parece venir del cuarto de al lado; esta impresión de mis sentidos inmediatamente lleva mi pensamiento a la persona junto con los objetos que la rodean. Me los represento como si existieran en el presente, dotados de las cualidades y relaciones que previamente les había conocido. Estas ideas se apoderan de mi mente con mayor fuerza que la idea de un castillo encantado. Resultan muy distintas de la capacidad de sentir y tienen mayor influjo en todos los sentidos para producir placer o dolor, alegría o tristeza.
Let us, then, take in the whole compass of this doctrine, and allow, that the sentiment of belief is nothing but a conception more intense and steady than what attends the mere fictions of the imagination, and that this manner of conception arises from a customary conjunction of the object with something present to the memory or senses: I believe that it will not be difficult, upon these suppositions, to find other operations of the mind analogous to it, and to trace up these phenomena to principles still more general. Tomemos esta doctrina en toda su extensión y admitamos que el sentimiento de creencia es una representación (conception) más intensa y firme que la que acompaña las meras ficciones de la imaginación y que esta forma de representación surge del hábito de conjunción (customary conjunction) de un objeto con algo presente a la memoria y a los sentidos. Creo que no será difícil, a partir de estos supuestos, encontrar otras operaciones de la mente análogas y rastrear estos fenómenos hasta principios de una mayor generalidad.
41. We have already observed that nature has established connexions among particular ideas, and that no sooner one idea occurs to our thoughts than it introduces its correlative, and carries our attention towards it, by a gentle and insensible movement. These principles of connexion or association we have reduced to three, namely, Resemblance, Contiguity and Causation; which are the only bonds that unite our thoughts together, and beget that regular train of reflection or discourse, which, in a greater or less degree, takes place among all mankind. Now here arises a question, on which the solution of the present difficulty will depend. Does it happen, in all these relations, that, when one of the objects is presented to the senses or memory, the mind is not only carried to the conception of the correlative, but reaches a steadier and stronger conception of it than what otherwise it would have been able to attain? This seems to be the case with that belief which arises from the relation of cause and effect. And if the case be the same with the other relations or principles of associations, this may be established as a general law, which takes place in all the operations of the mind. Ya hemos observado que la naturaleza ha establecido conexiones entre ideas particulares y que, tan pronto como una idea se presenta a nuestros pensamientos, introduce su correlato y lleva nuestra atención hacia él mediante un movimiento suave e insensible. Estos principios de conexión y asociación los hemos reducido a tres: semejanza, contigÜedad y causalidad, y son los únicos lazos que mantienen unidos nuestros pensamientos y dan origen a la corriente regular de reflexión y discurso que, en mayor o menor medida, tiene lugar en toda la humanidad. Pero surge una cuestión de la que depende la solución de la presente dificultad. ¿Ocurre en todas estas relaciones que, cuando uno de los objetos es presentado a los sentidos o a la memoria, no sólo la mente es llevada a la concepción de su correlato, sino que alcanza una representación (conception) más firme y vigorosa de él que la que hubiera podido alcanzar de otra manera? Este parece ser el caso de la creencia, que surge de la relación causa y efecto. Y si el caso es el mismo con otras relaciones o principios de asociación, puede establecerse como ley general para todas las operaciones de la mente.
We may, therefore, observe, as the first experiment to our present purpose, that, upon the appearance of the picture of an absent friend, our idea of him is evidently enlivened by the resemblance, and that every passion, which that idea occasions, whether of joy or sorrow, acquires new force and vigour. In producing this effect, there concur both a relation and a present impression. Where the picture bears him no resemblance, at least was not intended for him, it never so much as conveys our thought to him: And where it is absent, as well as the person, though the mind may pass from the thought of the one to that of the other, it feels its idea to be rather weakened than enlivened by that transition. We take a pleasure in viewing the picture of a friend, when it is set before us; but when it is removed, rather choose to consider him directly than by reflection in an image, which is equally distant and obscure. Por tanto, podemos observar como primera confirmación experimental (experiment) para nuestro propósito actual que, ante la presencia del retrato de un amigo ausente, nuestra representación (idea) de él es considerablemente vivificada por la semejanza y que toda pasión que aquella idea ocasiona, sea alegría, sea tristeza, adquiere fuerza y vigor nuevos. En la producción de este efecto concurren tanto una relación como una impresión actual (present impression). Cuando la pintura no tiene ninguna semejanza con él o por lo menos no pretendía tenerla, ni siquiera llevará nuestro pensamiento a él. Y sí faltara, y también la persona estuviera ausente, aunque la mente pueda pasar del pensamiento de la una al de la otra, encuentra que su idea ha sido debilitada más que vivificada por esta transición. Nos complace mirar el retrato de un amigo cuando está colocado ante nosotros, pero cuando se quita el retrato, preferimos contemplar al amigo directamente que por reflexión en una imagen que es tan distante como oscura.
The ceremonies of the Roman Catholic religion may be considered as instances of the same nature. The devotees of that superstition usually plead in excuse for the mummeries, with which they are upbraided, that they feel the good effect of those external motions, and postures, and actions, in enlivening their devotion and quickening their fervour, which otherwise would decay, if directed entirely to distant and immaterial objects. We shadow out the objects of our faith, say they, in sensible types and images, and render them more present to us by the immediate presence of these types, than it is possible for us to do merely by an intellectual view and contemplation. Sensible objects have always a greater influence on the fancy than any other; and this influence they readily convey to those ideas to which they are related, and which they resemble. I shall only infer from these practices, and this reasoning, that the effect of resemblance in enlivening the ideas is very common; and as in every case a resemblance and a present impression must concur, we are abundantly supplied with experiments to prove the reality of the foregoing principle. Los ritos de la religión católica pueden tomarse como ejemplos de la misma índole. Los devotos de esa extraña superstición alegan en descargo de las supercherías que se les reprocha, que sienten el buen efecto de aquellos movimientos, posturas y acciones al vivificar su devoción e intensificar su fervor, que decaería en el caso de que fuera dirigido exclusivamente a objetos distantes e inmateriales. Esbozamos los objetos de nuestra fe, dicen, ion símbolos e imágenes sensibles, y nos los hacemos más presentes, con la presencia inmediata de estos símbolos, que lo que nos es posible meramente con la contempla-i ion y visión intelectual. Los objetos sensibles tienen mayor influjo sobre la imaginación que los de cualquier otra clase, y fácilmente comunican esta influencia a las ideas con las que están relacionados y a las que se asemejan. Solamente inferiré de estas prácticas y este razonamiento, que es muy común que la semejanza tenga el efecto de vivificar ideas, y como en todos los casos han de coincidir una semejanza y una impresión actual, estamos abundantemente provistos de experiencias para demostrar la realidad del principio precedente.
42. We may add force to these experiments by others of a different kind, in considering the effects of contiguity as well as of resemblance. It is certain that distance diminishes the force of every idea, and that, upon our approach to any object; though it does not discover itself to our senses; it operates upon the mind with an influence, which imitates an immediate impression. The thinking on any object readily transports the mind to what is contiguous; but it is only the actual presence of an object, that transports it with a superior vivacity. When I am a few miles from home, whatever relates to it touches me more nearly than when I am two hundred leagues distant; though even at that distance the reflecting on any thing in the neighbourhood of my friends or family naturally produces an idea of them. But as in this latter case, both the objects of the mind are ideas; notwithstanding there is an easy transition between them; that transition alone is not able to give a superior vivacity to any of the ideas, for want of some immediate impression8. Podemos reforzar estas experiencias (experiments) con otras de distinta clase, al considerar los efectos de la contigÜedad, así como los de la semejanza. Es seguro que la distancia disminuye la fuerza de toda idea, y que el acercamiento a cualquier objeto, aunque no se manifieste a los sentidos, opera sobre la mente con un influjo que imita al de una impresión inmediata. Pensar en cualquier objeto, fácilmente conduce la mente a lo que es contiguo a él. Pero sólo la presencia actual de un objeto la transporta con vivacidad superior. Cuando estoy a unas pocas millas de casa, lo que está relacionado con ella me afecta más que cuando estoy a doscientas leguas de distancia, aunque, incluso a esa distancia, pensar sobre cualquier cosa cercana a mi familia y amigos, naturalmente, produce una idea de ellos. Pero, como en el caso precedente, ambos objetos de la mente son ideas. No obstante, hay una fácil transición entre ellas. Esa transición sola no es capaz de dar una vivacidad superior a cualquiera de las ideas por carencia de una impresión inmediata.
43. No one can doubt but causation has the same influence as the other two relations of resemblance and contiguity. Superstitious people are fond of the reliques of saints and holy men, for the same reason, that they seek after types or images, in order to enliven their devotion, and give them a more intimate and strong conception of those exemplary lives, which they desire to imitate. Now it is evident, that one of the best reliques, which a devotee could procure, would be the handywork of a saint; and if his cloaths and furniture are ever to be considered in this light, it is because they were once at his disposal, and were moved and affected by him; in which respect they are to be considered as imperfect effects, and as connected with him by a shorter chain of consequences than any of those, by which we learn the reality of his existence. Nadie puede dudar que la causalidad tiene la misma influencia que las otras dos relaciones de semejanza y contigÜedad. Personas supersticiosas tienen apego a las reliquias de santos y hombres devotos, por la misma razón por la que buscan símbolos e imágenes para avivar su devoción y darles una representación (conception) más íntima e intensa de las vidas ejemplares que desean imitar. Ahora bien, es evidente que una de las mejores reliquias de un santo que un devoto puede conseguir es una obra de sus manos, y si han de considerarse desde este punto de vista sus ropas y muebles es porque estuvieron a su disposición y fueron usados por él. En este sentido, se les debe considerar efectos imperfectos y unidos a él por una cadena de consecuencias más corta que cualquiera de aquellas por las que aprendemos la realidad de su existencia.
Suppose, that the son of a friend, who had been long dead or absent, were presented to us; it is evident, that this object would instantly revive its correlative idea, and recal to our thoughts all past intimacies and familiarities, in more lively colours than they would otherwise have appeared to us. This is another phaenomenon, which seems to prove the principle above mentioned. Supóngase que el hijo de un amigo muerto o ausente desde mucho tiempo nos fuera presentado. Es evidente que este objeto inmediatamente reavivaría su idea correlativa y traería a nuestros pensamientos toda la familiaridad e intimidad de antaño, en colores más vivos que aquellos con los que, en otro caso, se hubieran presentado. Este es otro fenómeno que parece demostrar el principio arriba mencionado.
44. We may observe, that, in these phaenomena, the belief of the correlative object is always presupposed; without which the relation could have no effect. The influence of the picture supposes, that we believe our friend to have once existed. Contiguity to home can never excite our ideas of home, unless we believe that it really exists. Now I assert, that this belief, where it reaches beyond the memory or senses, is of a similar nature, and arises from similar causes, with the transition of thought and vivacity of conception here explained. When I throw a piece of dry wood into a fire, my mind is immediately carried to conceive, that it augments, not extinguishes the flame. This transition of thought from the cause to the effect proceeds not from reason. It derives its origin altogether from custom and experience. And as it first begins from an object, present to the senses, it renders the idea or conception of flame more strong and lively than any loose, floating reverie of the imagination. That idea arises immediately. The thought moves instantly towards it, and conveys to it all that force of conception, which is derived from the impression present to the senses. When a sword is levelled at my breast, does not the idea of wound and pain strike me more strongly, than when a glass of wine is presented to me, even though by accident this idea should occur after the appearance of the latter object? But what is there in this whole matter to cause such a strong conception, except only a present object and a customary transition to the idea of another object, which we have been accustomed to conjoin with the former? This is the whole operation of the mind, in all our conclusions concerning matter of fact and existence; and it is a satisfaction to find some analogies, by which it may be explained. The transition from a present object does in all cases give strength and solidity to the related idea. Podemos observar que, en estos fenómenos, siempre se presupone la creencia en el objeto correlativo. Sin ella, la relación no ejercería influjo alguno. La influencia de la pintura supone que creemos que nuestro amigo ha existido en alguna ocasión. La proximidad a nuestra casa jamás puede excitar nuestras ideas de casa, si no creemos que realmente existe. Ahora bien, mantengo que esta creencia, en todos los casos en que sobrepasa la memoria y los sentidos, es de naturaleza similar y surge de causas similares a la transición de pensamiento y la vivacidad de representación (conception) aquí explicadas. Cuando tiro al fuego un trozo de madera seca, inmediatamente mi mente es llevada a concebir que la llama aumentará y no que disminuirá. Esta transición del pensamiento de la causa al efecto no procede de la razón. Tiene su origen exclusivamente en la costumbre y en la experiencia. Y, como inicialmente parte de un objeto presente a los sentidos, hace la idea o representación ( conception) de la llama más potente y vivaz que cualquier ensueño indisciplinado y fluctuante de la imaginación. Aquella idea surge inmediatamente. En el mismo instante el pensamiento se dirige a ella y le transmite toda la fuerza de representación (conception) que se deriva de la impresión presente a los sentidos. Cuando una espada apunta a mi pecho, ¿no me altera más vivamente la idea de herida y de dolor que cuando se me presenta un vaso de vino, aun cuando se me ocurriese casualmente aquella idea tras la aparición de este objeto? Pero, en todo este proceso, ¿qué hay capaz de suscitar una representación (conception) tan intensa sino únicamente la presencia de un objeto (a present object) y una transición habitual a la idea de otro objeto que solemos unir con la primera? En esto sólo consiste la operación de la mente en todas nuestras conclusiones acerca de cuestiones de hecho y existencia, y resulta satisfactorio encontrar algunas analogías a la luz de las cuales puede explicarse. La transición que parte de un objeto presente, proporciona en todos los casos fuerza y solidez a la idea relacionada.
Here, then, is a kind of pre-established harmony between the course of nature and the succession of our ideas; and though the powers and forces, by which the former is governed, be wholly unknown to us; yet our thoughts and conceptions have still, we find, gone on in the same train with the other works of nature. Custom is that principle, by which this correspondence has been effected; so necessary to the subsistence of our species, and the regulation of our conduct, in every circumstance and occurrence of human life. Had not the presence of an object, instantly excited the idea of those objects, commonly conjoined with it, all our knowledge must have been limited to the narrow sphere of our memory and senses; and we should never have been able to adjust means to ends, or employ our natural powers, either to the producing of good, or avoiding of evil. Those, who delight in the discovery and contemplation of final causes, have here ample subject to employ their wonder and admiration. Aquí hay, pues, una especie de armonía preestablecida entre el curso de la naturaleza y la sucesión de nuestras ideas, y, aunque los poderes y las fuerzas por las que la primera es gobernada nos son totalmente desconocidos, de todas formas, encontramos que nuestros pensamientos y representaciones (conceptions) han seguido la misma secuencia que las demás obras de la naturaleza. La costumbre es el principio por el cual se ha realizado esta correspondencia tan necesaria para la supervivencia de nuestra especie y la dirección de nuestra conducta en toda circunstancia y suceso de la vida humana. Si la presencia de un objeto no hubiera inmediatamente excitado la idea de los objetos usualmente unidos a él, todo nuestro conocimiento hubiera tenido que l imitarse a la estrecha esfera de nuestra memoria y sentidos, y nunca hubiéramos sido capaces de ajustar medios a fines o emplear nuestros poderes naturales para hacer el bien o evitar el mal. Aquellos que se deleitan en el descubrimiento y contemplación de las causas finales, tienen aquí un amplio tema en el que ejercitar su asombro y admiración.
45. I shall add, for a further confirmation of the foregoing theory, that, as this operation of the mind, by which we infer like effects from like causes, and vice versa, is so essential to the subsistence of all human creatures, it is not probable, that it could be trusted to the fallacious deductions of our reason, which is slow in its operations; appears not, in any degree, during the first years of infancy; and at best is, in every age and period of human life, extremely liable to error and mistake. It is more conformable to the ordinary wisdom of nature to secure so necessary an act of the mind, by some instinct or mechanical tendency, which may be infallible in its operations, may discover itself at the first appearance of life and thought, and may be independent of all the laboured deductions of the understanding. As nature has taught us the use of our limbs, without giving us the knowledge of the muscles and nerves, by which they are actuated; so has she implanted in us an instinct, which carries forward the thought in a correspondent course to that which she has established among external objects; though we are ignorant of those powers and forces, on which this regular course and succession of objects totally depends. Añadiré, para mayor confirmación de la teoría precedente, que como esta operación de la mente, por medio de la cual inferimos los mismos efectos de causas iguales y viceversa, es tan esencial para la subsistencia de todas las criaturas humanas, no es probable que pudiera confiarse a las engañosas deducciones de nuestra razón, que es lenta en sus operaciones, que no aparece en grado alguno durante los primeros años de infancia y que, en el mejor de los casos, está en toda edad y período de la vida humana muy expuesta al error y a la equivocación. Concuerda mejor con la sabiduría habitual de la naturaleza asegurar un acto tan necesario de la mente con algún instinto o tendencia mecánica que sea infalible en sus operaciones, que pueda operar a partir de la primera aparición de vida y pensamiento y que pueda ser independiente de todas las deducciones laboriosas del entendimiento. De la misma manera que la naturaleza nos ha enseñado a usar nuestros órganos sin darnos conocimiento de los músculos y nervios por los cuales son movidos, igualmente ha implantado en nosotros un instinto que conduce al pensamiento por un curso que corresponde al que ha establecido entre objetos externos, aunque ignoremos los poderes o fuerzas de los que este curso y sucesión regular de objetos depende en su totalidad.






SECTION VI OF PROBABILITY.

Sección 6. De la probabilidad

46. Though there be no such thing as Chance in the world; our ignorance of the real cause of any event has the same influence on the understanding, and begets a like species of belief or opinion. Aunque no hubiera azar en este mundo, nuestra ignorancia de la causa real de un suceso tendría la misma influencia sobre el entendimiento y engendraría un tipo de creencia u opinión similar.
There is certainly a probability, which arises from a superiority of chances on any side; and according as this superiority encreases, and surpasses the opposite chances, the probability receives a proportionable encrease, and begets still a higher degree of belief or assent to that side, in which we discover the superiority. If a dye were marked with one figure or number of spots on four sides, and with another figure or number of spots on the two remaining sides, it would be more probable, that the former would turn up than the latter; though, if it had a thousand sides marked in the same manner, and only one side different, the probability would be much higher, and our belief or expectation of the event more steady and secure. This process of the thought or reasoning may seem trivial and obvious; but to those who consider it more narrowly, it may, perhaps, afford matter for curious speculation. Desde luego, existe una probabilidad que surge de la superioridad de posibilidades de una de las alternativas y, según aumenta esta superioridad y sobrepasa las posibilidades contrarias, la probabilidad aumenta proporcionalmente y engendra un grado mayor de creencia o asentimiento en favor de la alternativa, cuya superioridad descubrimos. Si se señalara en un dado una cifra o un número determinado de puntos sobre cuatro de sus lados, y otra cifra o número de puntos sobre los dos restantes, sería más probable que surgiera la primera que la última, si bien la probabilidad sería mucho mayor, y nuestra creencia y expectación del acontecimiento aún más firme, si tuviera mil lados marcados de la misma manera y sólo uno distinto. Este proceso de pensamiento o razonamiento puede resultar trivial y obvio, pero puede proporcionar materia de especulación para aquellos que lo consideren más detenidamente.
It seems evident, that, when the mind looks forward to discover the event, which may result from the throw of such a dye, it considers the turning up of each particular side as alike probable; and this is the very nature of chance, to render all the particular events, comprehended in it, entirely equal. But finding a greater number of sides concur in the one event than in the other, the mind is carried more frequently to that event, and meets it oftener, in revolving the various possibilities or chances, on which the ultimate result depends. This concurrence of several views in one particular event begets immediately, by an inexplicable contrivance of nature, the sentiment of belief, and gives that event the advantage over its antagonist, which is supported by a smaller number of views, and recurs less frequently to the mind. If we allow, that belief is nothing but a firmer and stronger conception of an object than what attends the mere fictions of the imagination, this operation may, perhaps, in some measure, be accounted for. The concurrence of these several views or glimpses imprints the idea more strongly on the imagination; gives it superior force and vigour; renders its influence on the passions and affections more sensible; and in a word, begets that reliance or security, which constitutes the nature of belief and opinion. Parece evidente que, cuando la mente mira hacia delante para describir el suceso que puede resultar del lanzamiento de ese dado, considera que cada lado tiene la misma probabilidad de salir. Y ésta es la naturaleza misma del azar: que todas las alternativas que comprende sean totalmente iguales. Pero, al encontrar que coinciden en un acontecimiento un número de alternativas mayor que en otro, la mente es arrastrada más frecuentemente a aquel acontecimiento, y se le presenta más a menudo al examinar las distintas posibilidades y eventualidades de las que depende el resultado final. Esta concurrencia de varias anticipaciones de un mismo suceso engendra inmediatamente, por un inexplicable mecanismo de la naturaleza, el sentimiento de creencia y hace que aquel suceso aventaje a su antagonista, apoyado por un número menor de alternativas, que surge con menos frecuencia en la mente. Si aceptamos que la creencia no es sino una representación (conception) de un objeto más firme y fuerte que la que acompaña las meras ficciones de la imaginación, esta operación quizá pueda en parte explicarse. La concurrencia de varias alternativas en un solo suceso imprime más intensamente en la imaginación la idea de este suceso, le presta mayor fuerza y vigor, hace más eficaz su influjo sobre las pasiones y las afecciones de la mente y, en una palabra, engendra la confianza y seguridad que constituye la naturaleza de la creencia y de la opinión.
47. The case is the same with the probability of causes, as with that of chance. There are some causes, which are entirely uniform and constant in producing a particular effect; and no instance has ever yet been found of any failure or irregularity in their operation. Fire has always burned, and water suffocated every human creature: The production of motion by impulse and gravity is an universal law, which has hitherto admitted of no exception. But there are other causes, which have been found more irregular and uncertain; nor has rhubarb always proved a purge, or opium a soporific to every one, who has taken these medicines. It is true, when any cause fails of producing its usual effect, philosophers ascribe not this to any irregularity in nature; but suppose, that some secret causes, in the particular structure of parts, have prevented the operation. Our reasonings, however, and conclusions concerning the event are the same as if this principle had no place. Being determined by custom to transfer the past to the future, in all our inferences; where the past has been entirely regular and uniform, we expect the event with the greatest assurance, and leave no room for any contrary supposition. But where different effects have been found to follow from causes, which are to appearance exactly similar, all these various effects must occur to the mind in transferring the past to the future, and enter into our consideration, when we determine the probability of the event. Though we give the preference to that which has been found most usual, and believe that this effect will exist, we must not overlook the other effects, but must assign to each of them a particular weight and authority, in proportion as we have found it to be more or less frequent. It is more probable, in almost every country of Europe, that there will be frost sometime in January, than that the weather will continue open throughout that whole month; though this probability varies according to the different climates, and approaches to a certainty in the more northern kingdoms. Here then it seems evident, that, when we transfer the past to the future, in order to determine the effect, which will result from any cause, we transfer all the different events, in the same proportion as they have appeared in the past, and conceive one to have existed a hundred times, for instance, another ten times, and another once. As a great number of views do here concur in one event, they fortify and confirm it to the imagination, beget that sentiment which we call belief, and give its object the preference above the contrary event, which is not supported by an equal number of experiments, and recurs not so frequently to the thought in transferring the past to the future. Let any one try to account for this operation of the mind upon any of the received systems of philosophy, and he will be sensible of the difficulty. For my part, I shall think it sufficient, if the present hints excite the curiosity of philosophers, and make them sensible how defective all common theories are in treating of such curious and such sublime subjects. Ocurre lo mismo en el caso de la probabilidad de las causas que en la del azar. Hay causas que son absolutamente uniformes y constantes en la producción de determinado efecto, y jamás se ha encontrado fracaso o irregularidad alguna en su operación. Siempre ha quemado el fuego, y el agua siempre ha ahogado a cualquier criatura humana. La producción de movimiento por impulso y gravedad es una ley universal a la que, por ahora, no se ha encontrado excepción alguna. Pero hay otras causas que se han mostrado más irregulares e inciertas. El ruibarbo no resulta siempre un purgante, ni el opio un soporífero para todo el que tome estas medicinas. Es cierto que, cuando cualquier causa deja de producir su efecto usual, los filósofos no atribuyen esto a una irregularidad de la naturaleza, sino que suponen que algunas causas secretas, existentes en la singular estructura de los componentes, ha impedido esta operación. Sin embargo, nuestros razonamientos y conclusiones acerca del aconteci - miento son los mismos que si este principio no existiera. Al estar determinados por costumbre a trasladar el pasado al futuro en todas nuestras inferencias, cuando el pasado ha sido absolutamente regular y uniforme, esperamos el acontecimiento con la máxima seguridad y no dejamos lugar alguno para la suposición contraria. Pero cuando se ha encontrado que efectos distintos siguen de causas que, al parecer, son exactamente iguales, todos estos efectos distintos han de presentarse a la mente al trasladar el pasado al futuro, y deben entrar en nuestra consideración cuando determinamos la probabilidad del acontecimiento. Aunque optemos por el efecto que hemos encontrado más frecuentemente y estemos convencidos que éste se dará, no hemos de pasar por alto otros efectos, sino que hemos de asignar a cada uno de ellos un peso y valor determinados según haya sido más o menos frecuente. Es más probable, en casi todos los países de Europa, que en algún momento de enero haya escarcha a que no hiele durante todo el mes, aunque esta probabilidad varíe según los distintos climas y se aproxime a la certeza en los países nórdicos. Aquí, pues, parece evidente que, cuando trasladamos el pasado al futuro para determinar el efecto que resultará de cualquier causa, trasladamos los distintos acontecimientos en la misma proporción en que han aparecido en el pasado y tenemos en cuenta (conceive) que uno se ha dado en cien ocasiones por ejemplo, otro en diez, y otro en una. Cuando un gran número de experiencias en determinado momento, concurren en un mismo hecho, lo fortalecen y confirman en la imaginación, engendran el sentimiento que llamamos creencia, y dan a su objeto preferencia sobre el objeto contrario que no es apoyado por un número semejante de experiencias, ni acude tan frecuentemente al pensamiento cuando éste traslada el pasado al futuro. Que cualquiera intente explicar esta operación de la mente desde cualquiera de los sistemas de filosofía recibidos, y se dará cuenta de la dificultad que esto entraña. Por mi parte, creo que será suficiente que las presentes alusiones exciten la curiosidad de los filósofos y los hagan conscientes de cuán defectuosas son las teorías comunes al tratar tan interesantes y tan sublimes temas.






SECTION VII. OF THE IDEA OF NECESSARY CONNEXION.

Sección 7. De la idea de conexión necesaria

PART I.

Parte I

48. The great advantage of the mathematical sciences above the moral consists in this, that the ideas of the former, being sensible, are always clear and determinate, the smallest distinction between them is immediately perceptible, and the same terms are still expressive of the same ideas, without ambiguity or variation. An oval is never mistaken for a circle, nor an hyperbola for an ellipsis. The isosceles and scalenum are distinguished by boundaries more exact than vice and virtue, right and wrong. If any term be defined in geometry, the mind readily, of itself, substitutes, on all occasions, the definition for the term defined: Or even when no definition is employed, the object itself may be presented to the senses, and by that means be steadily and clearly apprehended. But the finer sentiments of the mind, the operations of the understanding, the various agitations of the passions, though really in themselves distinct, easily escape us, when surveyed by reflection; nor is it in our power to recal the original object, as often as we have occasion to contemplate it. Ambiguity, by this means, is gradually introduced into our reasonings: Similar objects are readily taken to be the same: And the conclusion becomes at last very wide of the premises. La gran ventaja de las ciencias matemáticas sobre las morales consiste en lo siguiente: las ideas de las primeras, al ser sensibles, son siempre claras y precisas; la más mínima diferencia entre ellas es inmediatamente perceptible, y los términos expresan siempre las mismas ideas, sin ambigÜedad ni variación. Jamás se confunde un óvalo con un círculo ni una hipérbola con una elipse. El isósceles y el escaleno se caracterizan por límites más precisos que los de vicio y virtud, bien y mal. Si se definiera un término geométrico, la mente por sí sola sustituiría fácilmente la definición por lo definido, y aun cuando no se emplee definición, el objeto mismo puede presentarse a los sentidos y, de esta forma, aprehenderse firme y claramente. Pero los sentimientos más elevados de la mente, las operaciones del entendimiento, las diversas agitaciones de las pasiones, aun cuando son diferentes en sí mismos, fácilmente se nos escapan cuando la reflexión los examina. No podemos recrear el objeto original en todas las ocasiones en que tenemos la oportunidad de reflexionar sobre él. De esta forma, gradualmente se introduce la ambigÜedad en nuestros razonamientos. Objetos similares fácilmente se toman como iguales y, finalmente, la conclusión está demasiado alejada de las premisas
One may safely, however, affirm, that, if we consider these sciences in a proper light, their advantages and disadvantages nearly compensate each other, and reduce both of them to a state of equality. If the mind, with greater facility, retains the ideas of geometry clear and determinate, it must carry on a much longer and more intricate chain of reasoning, and compare ideas much wider of each other, in order to reach the abstruser truths of that science. And if moral ideas are apt, without extreme care, to fall into obscurity and confusion, the inferences are always much shorter in these disquisitions, and the intermediate steps, which lead to the conclusion, much fewer than in the sciences which treat of quantity and number. In reality, there is scarcely a proposition in Euclid so simple, as not to consist of more parts, than are to be found in any moral reasoning which runs not into chimera and conceit. Where we trace the principles of the human mind through a few steps, we may be very well satisfied with our progress; considering how soon nature throws a bar to all our enquiries concerning causes, and reduces us to an acknowledgment of our ignorance. The chief obstacle, therefore, to our improvement in the moral or metaphysical sciences is the obscurity of the ideas, and ambiguity of the terms. The principal difficulty in the mathematics is the length of inferences and compass of thought, requisite to the forming of any conclusion. And, perhaps, our progress in natural philosophy is chiefly retarded by the want of proper experiments and phaenomena, which are often discovered by chance, and cannot always be found, when requisite, even by the most diligent and prudent enquiry. As moral philosophy seems hitherto to have received less improvement than either geometry or physics, we may conclude, that, if there be any difference in this respect among these sciences, the difficulties, which obstruct the progress of the former, require superior care and capacity to be surmounted. Sin embargo, puede afirmarse con seguridad que si consideramos estas ciencias desde una perspectiva apropiada, sus ventajas e inconvenientes casi se compensan v las colocan en situación de igualdad. Si bien la mente retiene con mayor facilidad las ideas claras y precisas de la Geometría, ha de seguir una cadena de razonamiento mucho más larga e intrincada, y comparar ideas mucho más alejadas entre sí, para alcanzar las más abstrusas verdades de esta ciencia. Y si bien las ideas morales tienden, si no se tiene mucho cuidado, a caer en la oscuridad V confusión, las inferencias siempre son mucho más breves en estas disquisiciones y los pasos intermedios que conducen a la conclusión menos numerosos que en las ciencias que tratan de la cantidad y del número. En realidad, casi no hay proposición de Euclides tan sencilla que no conste de más partes que las que pueden encontrarse en cualquier razonamiento moral, a no ser que desemboque en la quimera y en el capricho. En el caso de que sigamos la pista de los principios de la mente humana a través de unos pocos pasos podemos estar muy satisfechos de nuestro progreso, teniendo en cuenta cuan pronto la naturaleza obstaculiza todas nuestras investigaciones acerca de las causas y nos reduce a la conciencia de nuestra ignorancia. Por tanto, el mayor obstáculo de nuestro progreso en ciencias morales o metafísicas, es la oscuridad de las ideas y la ambigÜedad de los términos. La principal dificultad de las matemáticas es la longitud de las inferencias y la extensión del pensamiento, requeridas para llegar a cualquier conclusión. Y quizá nuestro progreso en filosofía natural se retarda principalmente por la carencia de los debidos experimentos y fenómenos, que frecuentemente se descubren por azar y que no pueden encontrarse cuando se precisan, incluso por la más diligente y prudente investigación. Como por ahora parece haber progresado bastante menos la filosofía moral que la geometría o la física, podemos concluir que, de haber alguna diferencia en este sentido entre dichas ciencias, las dificultades que obstaculizan el progreso de la primera requieren mayor capacidad y cuidado para ser superadas.
49. There are no ideas, which occur in metaphysics, more obscure and uncertain, than those of power, force, energy or necessary connexion, of which it is every moment necessary for us to treat in all our disquisitions. We shall, therefore, endeavour, in this section, to fix, if possible, the precise meaning of these terms, and thereby remove some part of that obscurity, which is so much complained of in this species of philosophy. En la metafísica no hay ideas más oscuras e inciertas que las de poder, fuerza, energía o conexión necesaria que, en todo momento, han de ser tratadas en nuestras disquisiciones. Intentaremos, pues, en esta sección, fijar, si es posible, el significado preciso de estos términos y, con ello, suprimir parte de la oscuridad que tanto se le censura a esta clase de filosofía.
It seems a proposition, which will not admit of much dispute, that all our ideas are nothing but copies of our impressions, or, in other words, that it is impossible for us to think of any thing, which we have not antecedently felt, either by our external or internal senses. I have endeavoured10 to explain and prove this proposition, and have expressed my hopes, that, by a proper application of it, men may reach a greater clearness and precision in philosophical reasonings, than what they have hitherto been able to attain. Complex ideas may, perhaps, be well known by definition, which is nothing but an enumeration of those parts or simple ideas, that compose them. But when we have pushed up definitions to the most simple ideas, and find still some ambiguity and obscurity; what resource are we then possessed of? By what invention can we throw light upon these ideas, and render them altogether precise and determinate to our intellectual view? Produce the impressions or original sentiments, from which the ideas are copied. These impressions are all strong and sensible. They admit not of ambiguity. They are not only placed in a full light themselves, but may throw light on their correspondent ideas, which lie in obscurity. And by this means, we may, perhaps, attain a new microscope or species of optics, by which, in the moral sciences, the most minute, and most simple ideas may be so enlarged as to fall readily under our apprehension, and be equally known with the grossest and most sensible ideas, that can be the object of our enquiry. Parece una proposición que no admitirá mucha discusión que todas nuestras ideas no son sino copias de nuestras impresiones, o, en otras palabras, que nos es imposible pensar algo que no hemos sentido previamente con nuestros sentidos internos o externos. He intentado explicar y demostrar esta proposición y he expresado mis esperanzas de que, con su debida aplicación, los hombres podrán alcanzar mayor claridad y precisión en sus razonamientos filosóficos que las que hasta ahora han sido capaces de conseguir. Las ideas complejas pueden, quizá, conocerse adecuadamente con la definición, que no es más que la enumeración de las partes o ideas simples que las componen. Pero cuando hemos llevado las definiciones a las ideas más simples, y nos encontramos con alguna ambigÜedad u oscuridad, ¿qué recurso nos queda entonces? ¿Con qué invento podemos arrojar luz sobre estas ideas y hacerlas totalmente precisas y delimitadas ante la mirada de nuestro intelecto (intelectual view)? Exhíbanse las impresiones o sentimientos originales de los que han sido copiadas nuestras ideas. Todas estas impresiones son fuertes y sensibles. No admiten ambigÜedad. No sólo resultan totalmente diáfanas, sino que también arrojan luz sobre sus ideas correspondientes que yacen en la oscuridad. Y con ello quizá podamos alcanzar un nuevo microscopio o clase de óptica, por medio del cual se podrán mi mentar las ideas más simples y diminutas, hasta el punto de que caigan fácilmente bajo nuestra aprehensión y de que se conozcan como las ideas más sensibles y burdas que puedan ser objeto de nuestra investigación.
50. To be fully acquainted, therefore, with the idea of power or necessary connexion, let us examine its impression; and in order to find the impression with greater certainty, let us search for it in all the sources, from which it may possibly be derived. Para estar totalmente familiarizados con la idea de fuerza o de conexión necesaria, examinemos su impresión, v para encontrar la impresión con mayor seguridad, busquémosla en todas las fuentes de las que puede derivarse.
When we look about us towards external objects, and consider the operation of causes, we are never able, in a single instance, to discover any power or necessary connexion; any quality, which binds the effect to the cause, and renders the one an infallible consequence of the other. We only find, that the one does actually, in fact, follow the other. The impulse of one billiard-ball is attended with motion in the second. This is the whole that appears to the outward senses. The mind feels no sentiment or inward impression from this succession of objects: Consequently, there is not, in any single, particular instance of cause and effect, any thing which can suggest the idea of power or necessary connexion. Cuando miramos los objetos externos en nuestro entorno y examinamos la acción (operation) de las causas, nunca somos capaces de descubrir de una sola vez poder u conexión necesaria algunos, ninguna cualidad que ligue el efecto a la causa y la haga consecuencia indefectible de aquélla. Sólo encontramos que, de hecho, el uno sigue realmente a la otra. Al impulso de una bola de billar acompaña el movimiento de la segunda. Esto es todo lo que aparece a los sentidos externos. La mente no tiene sentimiento o impresión interna alguna de esta sucesión de objetos. Por consiguiente, en cualquier caso determinado de causa y efecto, no hay nada que pueda sugerir la idea de poder o conexión necesaria.
From the first appearance of an object, we never can conjecture what effect will result from it. But were the power or energy of any cause discoverable by the mind, we could foresee the effect, even without experience; and might, at first, pronounce with certainty concerning it, by mere dint of thought and reasoning. De la primera aparición de un objeto, nunca podemos hacer conjeturas sobre qué efecto resultará de él. Pero si la mente pudiera descubrir el poder o energía de cualquier causa, podríamos prever el efecto, incluso sin la ayuda de la experiencia, y, desde el principio, pronunciarnos con certeza con respecto a él, por la mera fuerza del pensamiento y del razonamiento.
In reality, there is no part of matter, that does ever, by its sensible qualities, discover any power or energy, or give us ground to imagine, that it could produce any thing, or be followed by any other object, which we could denominate its effect. Solidity, extension, motion; these qualities are all complete in themselves, and never point out any other event which may result from them. The scenes of the universe are continually shifting, and one object follows another in an uninterrupted succession; but the power of force, which actuates the whole machine, is entirely concealed from us, and never discovers itself in any of the sensible qualities of body. We know, that, in fact, heat is a constant attendant of flame; but what is the connexion between them, we have no room so much as to conjecture or imagine. It is impossible, therefore, that the idea of power can be derived from the contemplation of bodies, in single instances of their operation; because no bodies ever discover any power, which can be the original of this idea.11 En realidad, no hay parte alguna de la materia que llegue a manifestar, por medio de sus cualidades sensibles, poder o energía algunos, o nos dé motivo para imaginar que puede producir algo, o ser seguida por cualquier objeto distinto que pudiéramos llamar su efecto. La solidez, la extensión, el movimiento, son cualidades suficientes en sí mismas y nunca apuntan a un acontecimiento que pueda resultar de ellos. El escenario del universo está continuamente cambiando y un objeto sigue a otro en sucesión ininterrumpida, pero se nos oculta absolutamente el poder o fuerza que mueve toda la máquina y jamás se revela en ninguna de las cualidades sensibles del cuerpo. Sabemos que, de hecho, el calor es compañero asiduo de la llama, pero ni siquiera está a nuestro alcance hacer conjeturas o imaginar cuál sea su conexión. Es, por tanto, imposible que la idea de poder pueda derivarse de la contemplación de cuerpos en momentos aislados de su actividad (operation), puesto que ningún cuerpo revelaría jamás poder alguno que pueda ser el original de esta idea.
51. Since, therefore, external objects as they appear to the senses, give us no idea of power or necessary connexion, by their operation in particular instances, let us see, whether this idea be derived from reflection on the operations of our own minds, and be copied from any internal impression. It may be said, that we are every moment conscious of internal power; while we feel, that, by the simple command of our will, we can move the organs of our body, or direct the faculties of our mind. An act of volition produces motion in our limbs, or raises a new idea in our imagination. This influence of the will we know by consciousness. Hence we acquire the idea of power or energy; and are certain, that we ourselves and all other intelligent beings are possessed of power. This idea, then, is an idea of reflection, since it arises from reflecting on the operations of our own mind, and on the command which is exercised by will, both over the organs of the body and faculties of the soul. Por tanto, como los objetos externos, tal como aparecen a los sentidos, no nos dan idea alguna de poder o conexión necesaria en su actividad (operation) en casos aislados, veamos si esta idea se deriva de la reflexión sobre las operaciones de nuestra mente y puede copiarse de alguna impresión interna. Puede decirse que en todo momento somos conscientes de un poder interno, cuando sentimos que, por el mero mandato de nuestra voluntad, podemos mover los órganos de nuestro cuerpo o dirigir las facultades de nuestra mente. Un acto de volición produce movimientos en nuestros miembros o trae a la imaginación una nueva idea. Este influjo de la voluntad lo conocemos gracias a la conciencia. En virtud de ello adquirimos la idea de poder o energía, y estamos seguros de que nosotros y todos los demás seres inteligentes estamos dotados de poder. Esta idea, pues es una idea de reflexión, ya que surge al reflexionar sobre las operaciones de nuestra mente y sobre el gobierno que ejerce en la voluntad, tanto sobre los órganos del cuerpo como sobre las facultades del alma.
52. We shall proceed to examine this pretension; and first with regard to the influence of volition over the organs of the body. This influence, we may observe, is a fact, which, like all other natural events, can be known only by experience, and can never be foreseen from any apparent energy or power in the cause, which connects it with the effect, and renders the one an infallible consequence of the other. The motion of our body follows upon the command of our will. Of this we are every moment conscious. But the means, by which this is effected; the energy, by which the will performs so extraordinary an operation; of this we are so far from being immediately conscious, that it must for ever escape our most diligent enquiry. Procederemos a examinar esta pretensión, y, en primer lugar, en lo que respecta al influjo de la voluntad sobre los órganos del cuerpo. Este influjo, podemos observar, es un hecho que, como los demás acontecimientos naturales, sólo puede conocerse por experiencia y nunca se puede prever en virtud de cualquier energía o poder que aparezca en la causa, que la conecte con el efecto y haga al uno consecuencia indefectible de la otra. El movimiento de nuestro cuerpo sigue el mandato de nuestra voluntad. Somos en todo momento conscientes de ello. Pero estamos tan lejos de ser inmediatamente conscientes del modo cómo esto ocurre, de la energía en virtud de la cual la voluntad ejecuta una operación tan extraordinaria, que ha de escapar para siempre a la más diligente de nuestras investigaciones.
For first; is there any principle in all nature more mysterious than the union of soul with body; by which a supposed spiritual substance acquires such an influence over a material one, that the most refined thought is able to actuate the grossest matter? Were we empowered, by a secret wish, to remove mountains, or control the planets in their orbit; this extensive authority would not be more extraordinary, nor more beyond our comprehension. But if by consciousness we perceived any power or energy in the will, we must know this power; we must know its connexion with the effect; we must know the secret union of soul and body, and the nature of both these substances; by which the one is able to operate, in so many instances, upon the other. Pues, en primer lugar, ¿hay en toda la naturaleza algo más misterioso que la unión de alma y cuerpo, en virtud de la cual una supuesta sustancia espiritual adquiere sobre la material influjo tal que el pensamiento más refinado es capaz de activar la materia más grosera? Si estuviéramos capacitados para mover montañas o controlar las órbitas de los planetas con un deseo secreto, esta dilatada autoridad no sería más extraordinaria ni estaría más allende nuestra comprensión, pero si gracias a la conciencia percibiéramos algo de poder o energía en la voluntad, deberíamos conocer este poder; deberíamos conocer su conexión con el efecto, deberíamos conocer la secreta unión del alma y del cuerpo y la naturaleza de ambas sustancias en virtud de la cual una es en tantas ocasiones capaz de operar sobre la otra.
Secondly, We are not able to move all the organs of the body with a like authority; though we cannot assign any reason besides experience, for so remarkable a difference between one and the other. Why has the will an influence over the tongue and fingers, not over the heart or liver? This question would never embarrass us, were we conscious of a power in the former case, not in the latter. We should then perceive, independent of experience, why the authority of will over the organs of the body is circumscribed within such particular limits. Being in that case fully acquainted with the power or force, by which it operates, we should also know, why its influence reaches precisely to such boundaries, and no farther. En segundo lugar, no somos capaces de mover todos los órganos del cuerpo con la misma autoridad, aunque no podemos asignar más razón que la experiencia para explicar una diferencia tan notable entre un caso y otro. ¿Por qué tiene la voluntad influjo sobre la lengua y los dedos y no sobre el corazón y el hígado? Esta pregunta nunca nos pondría en un aprieto si fuéramos conscientes de un poder en el primer caso, pero no en el último. Entonces percibiríamos, independientemente de la experiencia, por qué la autoridad de la voluntad se circunscribe dentro de límites tan reducidos. Conociendo en aquel caso completamente el poder o fuerza en virtud del cual opera, sabríamos también por qué su influjo alcanza precisamente tales límites y no va más allá.
A man, suddenly struck with palsy in the leg or arm, or who had newly lost those members, frequently endeavours, at first to move them, and employ them in their usual offices. Here he is as much conscious of power to command such limbs, as a man in perfect health is conscious of power to actuate any member which remains in its natural state and condition. But consciousness never deceives. Consequently, neither in the one case nor in the other, are we ever conscious of any power. We learn the influence of our will from experience alone. And experience only teaches us, how one event constantly follows another; without instructing us in the secret connexion, which binds them together, and renders them inseparable. Un hombre, repentinamente aquejado de perlesía en un pie o en un brazo, o que recientemente ha perdido esos miembros, al principio suele intentar moverlos y emplearlos en sus funciones habi tuales. En este momento es consciente de su poder de dominar tales extremidades, como un hombre en perfecto estado de salud es consciente de su capacidad de mover cualquier miembro en su estado y condición normales. Pero la conciencia nunca engaña. Por consiguiente, ni en un caso ni en el otro somos conscientes de poder alguno. Sólo por experiencia conocemos el influjo de nuestra voluntad. Y la experiencia únicamente nos enseña que constantemente un acontecimiento sigue a otro, sin esclarecernos la conexión secreta que los liga y hace inseparables.
Thirdly, We learn from anatomy, that the immediate object of power in voluntary motion, is not the member itself which is moved, but certain muscles, and nerves, and animal spirits, and, perhaps, something still more minute and more unknown, through which the motion is successively propagated, ere it reach the member itself whose motion is the immediate object of volition. Can there be a more certain proof, that the power, by which this whole operation is performed, so far from being directly and fully known by an inward sentiment or consciousness, is, to the last degree mysterious and unintelligible? Here the mind wills a certain event: Immediately another event, unknown to ourselves, and totally different from the one intended, is produced: This event produces another, equally unknown: Till at last, through a long succession, the desired event is produced. But if the original power were felt, it must be known: Were it known, its effect also must be known; since all power is relative to its effect. And vice versa, if the effect be not known, the power cannot be known nor felt. How indeed can we be conscious of a power to move our limbs, when we have no such power; but only that to move certain animal spirits, which, though they produce at last the motion of our limbs, yet operate in such a manner as is wholly beyond our comprehension? En tercer lugar, la Anatomía nos enseña que el objeto inmediato del poder, en el movimiento voluntario, no es el miembro que de hecho es movido, sino ciertos músculos, nervios y espíritus animales, y quizá algo más diminuto y desconocido aún, a través de los cuales se propaga sucesivamente el movimiento, antes de alcanzar el miembro cuyo movimiento es el objeto inmediato de la volición. ¿Puede darse una prueba más segura de que el poder por el que se realiza toda esta operación, en lugar de ser directa y plenamente conocido por sentimiento interno o conciencia, es misterioso e ininteligible en grado sumo? En determinado momento la mente desea hacer algo. Inmediatamente se produce otro acontecimiento que desconocemos y que es totalmente distinto al proyectado. Este acontecimiento produce otro más, igualmente desconocido; hasta que, por fin, tras una larga sucesión, se produce el acontecimiento deseado. Pero si se sintiera (feel) el poder original, habría de conocerse; si fuera conocido, también habría de conocerse su efecto, puesto que todo poder es relativo a su efecto. Y, viceversa, si no se conociera el efecto, no podría haberse conocido ni sentido el poder. Pues, ¿cómo podemos ser conscientes del poder de mover nuestros miembros cuando no tenemos tal poder, sino sólo el de mover determinados espíritus animales que, aunque acaben produciendo el movimiento de nuestras extremidades, sin embargo, operan de una forma totalmente allende nuestra comprensión?
We may, therefore, conclude from the whole, I hope, without any temerity, though with assurance; that our idea of power is not copied from any sentiment or consciousness of power within ourselves, when we give rise to animal motion, or apply our limbs to their proper use and office. That their motion follows the command of the will is a matter of common experience, like other natural events: But the power or energy by which this is effected, like that in other natural events, is unknown and inconceivable.12 De todo esto podemos, pues, concluir, espero que sin temeridad alguna aunque con seguridad, que nuestra idea de poder no es copiada de ningún sentimiento o conciencia de poder en nosotros cuando damos lugar al movimiento animal o aplicamos nuestros miembros a su propio uso y oficio. Es una cuestión de experiencia común que el movimiento de aquéllos sigue el mandato de la voluntad, como otros movimientos naturales. Pero el poder o energía en virtud del cual se realizan, como el que se da en otros acontecimientos naturales, es desconocido e inimaginable (inconceivable).
53. Shall we then assert, that we are conscious of a power or energy in our own minds, when, by an act or command of our will, we raise up a new idea, fix the mind to the contemplation of it, turn it on all sides, and at last dismiss it for some other idea, when we think that we have surveyed it with sufficient accuracy? I believe the same arguments will prove, that even this command of the will gives us no real idea of force or energy. ¿Afirmaremos, entonces, que somos conscientes de poder o energía en nuestras mentes cuando, por un acto o mandato de nuestra voluntad, traemos a la conciencia una nueva idea, fijamos la mente en su contemplación, la examinamos por todas partes y, finalmente, la abandonamos por otra idea cuando estimamos que la hemos considerado con suficiente precisión? Creo que los mismos argumentos demuestran que incluso este mandato de la voluntad no nos da ninguna idea real de fuerza o energía.
First, It must be allowed, that, when we know a power, we know that very circumstance in the cause, by which it is enabled to produce the effect: For these are supposed to be synonimous. We must, therefore, know both the cause and effect, and the relation between them. But do we pretend to be acquainted with the nature of the human soul and the nature of an idea, or the aptitude of the one to produce the other? This is a real creation; a production of something out of nothing: Which implies a power so great, that it may seem, at first sight, beyond the reach of any being, less than infinite. At least it must be owned, that such a power is not felt, nor known, nor even conceivable by the mind. We only feel the event, namely, the existence of an idea, consequent to a command of the will: But the manner, in which this operation is performed, the power by which it is produced, is entirely beyond our comprehension. En primer lugar, ha de aceptarse que, cuando conocemos un poder, conocemos aquella dimensión (circumstance) de la causa en virtud de la cual está capacitada para producir su efecto. Pues se supone que éstos son sinónimos. Por consiguiente, hemos de conocer tanto la causa como el efecto y la relación entre ellos. Pero ¿pretendemos estar familiarizados con la naturaleza del alma humana y la naturaleza de una idea, o la aptitud de la una para producir la otra? He aquí una auténtica creación: la producción de algo a partir de la nada. Lo cual implica un poder tan grande que posiblemente a primera vista parecería exceder la capacidad de cualquier ser inferior a un ser infinito. Al menos, ha de reconocerse que tal poder no es sentido, ni conocido, ni siquiera representable por la mente. Sólo sentimos el acontecimiento, a saber, la existencia de una idea que sigue a un mandato de la voluntad. Pero está allende de nuestra comprensión la manera en que acontece esta operación y el poder por el que se produce.
Secondly, The command of the mind over itself is limited, as well as its command over the body; and these limits are not known by reason, or any acquaintance with the nature of cause and effect, but only by experience and observation, as in all other natural events and in the operation of external objects. Our authority over our sentiments and passions is much weaker than that over our ideas; and even the latter authority is circumscribed within very narrow boundaries. Will any one pretend to assign the ultimate reason of these boundaries, or show why the power is deficient in one case, not in another. En segundo lugar, el autodominio de la mente es limitado, como lo es su dominio del cuerpo. Y estos límites no son conocidos por la razón o por conocimiento de la naturaleza, de la causa y del efecto, sino sólo por experiencia y observación, como en el caso de todos los demás acontecimientos naturales y de la actividad (ópera-non) de objetos externos. Nuestra autoridad sobre nuestros sentimientos y pasiones es mucho más débil que la que tenemos sobre nuestras ideas, e incluso esta última autoridad se limita a confines muy estrechos.
Thirdly, This self-command is very different at different times. A man in health possesses more of it than one languishing with sickness. We are more master of our thoughts in the morning than in the evening: Fasting, than after a full meal. Can we give any reason for these variations, except experience? Where then is the power, of which we pretend to be conscious? Is there not here, either in a spiritual or material substance, or both, some secret mechanism or structure of parts, upon which the effect depends, and which, being entirely unknown to us, renders the power or energy of the will equally unknown and incomprehensible? ¿Pretenderá alguien dar la razón última de estos límites o mostrar por qué el poder es deficiente en unos casos y no en otros? En tercer lugar, este autodominio es muy diferente según los distintos momentos: un hombre sano lo posee en mayor grado que quien esté consumido por la enfermedad. Somos más dueños de nuestros pensamientos por la mañana que por la noche, cuando estamos en ayunas que después de una copiosa comida. ¿Podemos dar razón alguna para estas variaciones, si exceptuamos la experiencia? ¿Dónde está, pues, el poder del que pretendemos ser conscientes? ¿No habrá aquí, bien en una sustancia material, bien en una sustancia espiritual, o en ambas, algún desconocido mecanismo, o estructura de partes, del que depende el efecto y que, siéndonos totalmente desconocido, hace al poder o energía de la voluntad igualmente desconocido e incomprensible?
Volition is surely an act of the mind, with which we are sufficiently acquainted. Reflect upon it. Consider it on all sides. Do you find anything in it like this creative power, by which it raises from nothing a new idea, and with a kind of Fiat, imitates the omnipotence of its Maker, if I may be allowed so to speak, who called forth into existence all the various scenes of nature? So far from being conscious of this energy in the will, it requires as certain experience as that of which we are possessed, to convince us that such extraordinary effects do ever result from a simple act of volition. Desde luego, la volición es un arte de la mente con el que estamos suficientemente familiarizados. Reflexiónese sobre ella. Considérese desde todos los ángulos. ¿Se encuentra en ella algo aproximado al poder creativo, en virtud del cual saca de la nada una nueva idea, y con una especie de Fiat imita la omnipotencia de su Hacedor, si se me permite hablar así, que trajo a la existencia los distintos escenarios de la naturaleza? Así, lejos de ser conscientes de esta energía de la voluntad, se requiere experiencia cierta, como la que poseemos, para convencernos de que tales efectos extraordinarios alguna vez resultan de un sencillo acto de volición.
54. The generality of mankind never find any difficulty in accounting for the more common and familiar operations of nature—such as the descent of heavy bodies, the growth of plants, the generation of animals, or the nourishment of bodies by food: But suppose that, in all these cases, they perceive the very force or energy of the cause, by which it is connected with its effect, and is for ever infallible in its operation. They acquire, by long habit, such a turn of mind, that, upon the appearance of the cause, they immediately expect with assurance its usual attendant, and hardly conceive it possible that any other event could result from it. It is only on the discovery of extraordinary phaenomena, such as earthquakes, pestilence, and prodigies of any kind, that they find themselves at a loss to assign a proper cause, and to explain the manner in which the effect is produced by it. It is usual for men, in such difficulties, to have recourse to some invisible intelligent principle13 as the immediate cause of that event which surprises them, and which, they think, cannot be accounted for from the common powers of nature. But philosophers, who carry their scrutiny a little farther, immediately perceive that, even in the most familiar events, the energy of the cause is as unintelligible as in the most unusual, and that we only learn by experience the frequent Conjunction of objects, without being ever able to comprehend anything like Connexion between them. La mayoría de la humanidad jamás encuentra dificultad alguna en explicar las operaciones más comunes y familiares de la naturaleza, como la caída de los graves, el crecimiento de las plantas, la generación de los animales o la nutrición de los cuerpos con alimentos. Por el contrario, suponen que en todos estos casos perciben la misma energía o fuerza de la causa, en virtud de la cual está conectada con su efecto y siempre es indefectible en sus operaciones. Por largo hábito adquieren una inclinación de la mente tal que, ante la aparición de la causa, esperan con seguridad su acompañante habitual, y apenas conciben la posibilidad de que cualquier otro acontecimiento pueda resultar de él. Sólo ante el descubrimiento de fenómenos extraordinarios, como terremotos, epidemias y prodigios de cualquier tipo, no saben asignar una causa adecuada y explicar el modo en que el efecto es producido por ella. Es normal que los hombres, en dificultades semejantes, recurran a algún principio inteligente invisible8 como la causa inmediata del acontecimiento que les sorprenda y que, piensan ellos, no puede explicarse con los poderes comunes de la naturaleza. Pero los filósofos, que llevan un poco más lejos sus investigaciones, perciben inmediatamente que, incluso en los acontecimientos más familiares, la energía de la causa es tan poco inteligible como en los más insólitos y que sólo aprendemos de la experiencia la conjunción constante de objetos, sin ser jamás capaces de comprender nada semejante a una conexión entre ellos.
55. Here, then, many philosophers think themselves obliged by reason to have recourse, on all occasions, to the same principle, which the vulgar never appeal to but in cases that appear miraculous and supernatural. They acknowledge mind and intelligence to be, not only the ultimate and original cause of all things, but the immediate and sole cause of every event which appears in nature. They pretend that those objects which are commonly denominated causes, are in reality nothing but occasions; and that the true and direct principle of every effect is not any power or force in nature, but a volition of the Supreme Being, who wills that such particular objects should for ever be conjoined with each other. Instead of saying that one billiard-ball moves another by a force which it has derived from the author of nature, it is the Deity himself, they say, who, by a particular volition, moves the second ball, being determined to this operation by the impulse of the first ball, in consequence of those general laws which he has laid down to himself in the government of the universe. But philosophers advancing still in their inquiries, discover that, as we are totally ignorant of the power on which depends the mutual operation of bodies, we are no less ignorant of that power on which depends the operation of mind on body, or of body on mind; nor are we able, either from our senses or consciousness, to assign the ultimate principle in one case more than in the other. The same ignorance, therefore, reduces them to the same conclusion. They assert that the Deity is the immediate cause of the union between soul and body; and that they are not the organs of sense, which, being agitated by external objects, produce sensations in the mind; but that it is a particular volition of our omnipotent Maker, which excites such a sensation, in consequence of such a motion in the organ. In like manner, it is not any energy in the will that produces local motion in our members: It is God himself, who is pleased to second our will, in itself impotent, and to command that motion which we erroneously attribute to our own power and efficacy. Nor do philosophers stop at this conclusion. They sometimes extend the same inference to the mind itself, in its internal operations. Our mental vision or conception of ideas is nothing but a revelation made to us by our Maker. When we voluntarily turn our thoughts to any object, and raise up its image in the fancy, it is not the will which creates that idea: It is the universal Creator, who discovers it to the mind, and renders it present to us. En este punto, pues, muchos filósofos se consideran obligados por la razón a recurrir en todo momento al principio al que el vulgo no acude más que en ocasiones que parecen milagrosas y sobrenaturales. Reconocen que la mente y la inteligencia no sólo son la causa última y original de todas las cosas, sino también la causa inmediata y única de todo acontecimiento que se da en la naturaleza. Pretenden que los objetos que normalmente son llamados causas, en realidad, no son más que ocasiones, y que el verdadero e inmediato principio de todo efecto no es ningún poder o fuerza de la naturaleza, sino la volición de un ser supremo que quiere que determinados objetos estén para siempre unidos entre sí. En lugar de decir que una bola de billar mueve a otra en virtud de una fuerza que ha tomado del Autor de la naturaleza, dicen que es la Deidad misma quien, por una volición particular, mueve la segunda bola, estando determinada a esta acción (operation) por el impulso de la primera bola a raíz de las leyes generales que se ha autoimpuesto para regir el universo. Pero los filósofos, que continúan avanzando en sus investigaciones, descubren que así como ignoramos absolutamente el poder del que depende la interacción de los cuerpos, no menos ignoramos el poder del que depende la acción (operation) de la mente sobre el cuerpo, o del cuerpo sobre la mente, ni somos capaces de reconocer el principio último en un caso más que en otro, por medio de los sentidos o de la conciencia. La misma ignorancia, por tanto, los conduce a la misma conclusión. Afirman que la Deidad es la causa inmediata de la unión entre alma y cuerpo y que no son los órganos sensoriales los que, siendo alcanzados por objetos externos, producen sensaciones en la mente, sino que se trata de una volición particular de nuestro Creador omnipotente, que excita tal sensación a consecuencia de un determinado movimiento en el órgano. De forma análoga, no es ninguna energía de la voluntad la que produce el movimiento local de nuestros miembros. Es Dios mismo quien se complace en secundar nuestra voluntad, en sí misma impotente, y en dominar el movimiento que erróneamente atribuimos a nuestro poder y eficacia. Pero los filósofos no se detienen en esta conclusión. En algunas ocasiones extienden esta indiferencia a la mente misma, a sus operaciones internas. Nuestra visión mental o representación (conception) de ideas no es sino una revelación que nos hace nuestro Creador. Cuando voluntariamente dirigimos nuestros pensamientos hacia cualquier objeto y se suscita en nosotros su imagen, no es la voluntad la que crea aquella idea: es el Creador universal quien la revela a la mente y nos la hace presente.
56. Thus, according to these philosophers, every thing is full of God. Not content with the principle, that nothing exists but by his will, that nothing possesses any power but by his concession: They rob nature, and all created beings, of every power, in order to render their dependence on the Deity still more sensible and immediate. They consider not that, by this theory, they diminish, instead of magnifying, the grandeur of those attributes, which they affect so much to celebrate. It argues surely more power in the Deity to delegate a certain degree of power to inferior creatures than to produce every thing by his own immediate volition. It argues more wisdom to contrive at first the fabric of the world with such perfect foresight that, of itself, and by its proper operation, it may serve all the purposes of providence, than if the great Creator were obliged every moment to adjust its parts, and animate by his breath all the wheels of that stupendous machine. Por tanto, según estos filósofos, todo está lleno de Dios. No satisfechos con el principio de que nada existe sino por su voluntad, de que nada posee poder más que por concesión suya, despojan a la naturaleza y a todos los seres creados de todo poder para hacer aún más intensa e inmediata su dependencia del Creador. No tienen en cuenta que con esta teor ía disminuyen, en lugar de aumentar, la grandeza de los atributos que parecen ponderar tanto. Implica con toda seguridad más poder en la Deidad delegar cierto grado de poder en criaturas inferiores, que producir todo por su propia volición inmediata. Implica mayor sabiduría haber trazado la estructura del mundo desde el principio con tan perfecta precisión que pueda satisfacer todos los fines de la Providencia por sí misma y con su propia actividad (operation), que si en cada momento el Creador estuviera obligado a ajustar sus partes y animar con su aliento todas las ruedas de esa máquina prodigiosa.
But if we would have a more philosophical confutation of this theory, perhaps the two following reflections may suffice. Pero si quisiéramos una confutación más filosófica de esta teoría, quizá las dos siguientes reflexiones podrían bastar.
57. First, it seems to me that this theory of the universal energy and operation of the Supreme Being is too bold ever to carry conviction with it to a man, sufficiently apprized of the weakness of human reason, and the narrow limits to which it is confined in all its operations. Though the chain of arguments which conduct to it were ever so logical, there must arise a strong suspicion, if not an absolute assurance, that it has carried us quite beyond the reach of our faculties, when it leads to conclusions so extraordinary, and so remote from common life and experience. We are got into fairy land, long ere we have reached the last steps of our theory; and there we have no reason to trust our common methods of argument, or to think that our usual analogies and probabilities have any authority. Our line is too short to fathom such immense abysses. And however we may flatter ourselves that we are guided, in every step which we take, by a kind of verisimilitude and experience, we may be assured that this fancied experience has no authority when we thus apply it to subjects that lie entirely out of the sphere of experience. But on this we shall have occasion to touch afterwards.14 En primer lugar, me parece que esta teoría de la energía y de la actividad (operation) universales del Ser Supremo es demasiado atrevida para convencer jamás a un hombre suficientemente enterado de la debilidad de la razón humana y de los estrechos límites a los que está confinado en todas sus operaciones. Aunque fuera absolutamente válida la cadena de argumentos que llevan a ella, ha de surgir la sospecha, si no la seguridad absoluta, de que nos ha llevado más allá del alcance de nuestras facultades cuando desemboca en conclusiones tan extraordinarias y tan alejadas de la vida y de la experiencia comunes. Nos encontramos en el mundo de las hadas mucho antes de que hayamos llegado a los últimos pasos de nuestra teoría, y allí no tenemos razón alguna para confiar en nuestros habituales métodos de argumentación, o para pensar que nuestros razonamientos analógicos y probabilísticos usuales tienen autoridad alguna. Nuestra vida es demasiado corta para sondear abismos tan profundos. Y por más que nos vanagloriemos de que en cada paso que damos estamos guiados por un sentido de la verosimilitud y por la experiencia, podemos estar seguros de que esta supuesta experiencia no tiene autoridad cuando la aplicamos a temas totalmente ajenos a la esfera de la experiencia. Pero más adelante tendremos ocasión de tratar sobre esto.
Secondly, I cannot perceive any force in the arguments on which this theory is founded. We are ignorant, it is true, of the manner in which bodies operate on each other: Their force or energy is entirely incomprehensible: But are we not equally ignorant of the manner or force by which a mind, even the supreme mind, operates either on itself or on body? Whence, I beseech you, do we acquire any idea of it? We have no sentiment or consciousness of this power in ourselves. We have no idea of the Supreme Being but what we learn from reflection on our own faculties. Were our ignorance, therefore, a good reason for rejecting any thing, we should be led into that principle of denying all energy in the Supreme Being as much as in the grossest matter. We surely comprehend as little the operations of one as of the other. Is it more difficult to conceive that motion may arise from impulse than that it may arise from volition? All we know is our profound ignorance in both cases15. En segundo lugar, no puedo percibir fuerza alguna en los argumentos sobre los que se funda esta teoría. Ignoramos, es cierto, el modo en que estos cuerpos actúan entre sí. Sus fuerzas y energías son totalmente incomprensibles. Pero ¿no somos igualmente ignorantes de la manera o fuerza por la que una mente, incluso la mente suprema, opera sobre sí misma o sobre un cuerpo? ¿De dónde, pregunto, adquirimos una idea de ella? No tenemos sentimiento o conciencia alguna de este poder en nosotros mismos. No tenemos más idea del Ser Supremo que lo que aprendemos de la reflexión sobre nuestras facultades. Si nuestra ignorancia fuera una buena razón para rechazar algo, seríamos llevados a negar toda energía en el Ser Supremo así como en la materia más tosca. Ciertamente comprendemos tan poco las operaciones del uno como de la otra. ¿Es más difícil concebir que el movimiento surge del impulso que el que pueda originarse de la volición? En ambos casos sólo conocemos nuestra ignorancia profunda.

PART II.

Parte II

58. But to hasten to a conclusion of this argument, which is already drawn out to too great a length: We have sought in vain for an idea of power or necessary connexion in all the sources from which we could suppose it to be derived. It appears that, in single instances of the operation of bodies, we never can, by our utmost scrutiny, discover any thing but one event following another, without being able to comprehend any force or power by which the cause operates, or any connexion between it and its supposed effect. The same difficulty occurs in contemplating the operations of mind on body—where we observe the motion of the latter to follow upon the volition of the former, but are not able to observe or conceive the tie which binds together the motion and volition, or the energy by which the mind produces this effect. The authority of the will over its own faculties and ideas is not a whit more comprehensible: So that, upon the whole, there appears not, throughout all nature, any one instance of connexion which is conceivable by us. All events seem entirely loose and separate. One event follows another; but we never can observe any tie between them. They seem conjoined, but never connected. And as we can have no idea of any thing which never appeared to our outward sense or inward sentiment, the necessary conclusion seems to be that we have no idea of connexion or power at all, and that these words are absolutely without any meaning, when employed either in philosophical reasonings or common life. Hemos de apresurarnos por llegar a una conclusión en esta cuestión, que ya se ha prolongado excesivamente. En vano hemos buscado la idea de poder o conexión necesaria en todas las fuentes de las que podíamos suponer se deriva. Parece que en casos aislados de la actividad (operation) de cuerpos jamás hemos podido, ni siquiera en el más riguroso examen, encontrar más que el que un suceso sigue a otro, sin que seamos capaces de comprender la fuerza o poder en virtud del cual la causa opera, o alguna conexión entre ella y su supuesto efecto. La misma dificultad se presenta al examinar (contemplate) las operaciones de la mente sobre el cuerpo: observamos que el movimiento de éste sigue el imperativo de la primera, pero no somos capaces de observar o representarnos (conceive) el vínculo que une movimiento y volición, o la energía en virtud de la cual la mente produce este efecto. La autoridad de la voluntad sobre sus facultades e ideas no es tampoco más inteligible. De modo que en conjunto no se presenta en toda la naturaleza un solo caso de conexión que podamos representarnos (conceivable). Todos los acontecimientos parecen absolutamente sueltos y separados. Un acontecimiento sigue a otro, pero nunca hemos podido observar un vínculo entre ellos. Parecen conjuntados, pero no conectados. Y como no podemos tener idea de algo que no haya aparecido en algún momento a los sentidos externos o al sentimiento interno, la conclusión necesaria parece ser la de que no tenemos ninguna idea de conexión o poder y que estas palabras carecen totalmente de sentido cuando son empleadas en razonamientos filosóficos o en la vida corriente.
59. But there still remains one method of avoiding this conclusion, and one source which we have not yet examined. When any natural object or event is presented, it is impossible for us, by any sagacity or penetration, to discover, or even conjecture, without experience, what event will result from it, or to carry our foresight beyond that object which is immediately present to the memory and senses. Even after one instance or experiment where we have observed a particular event to follow upon another, we are not entitled to form a general rule, or foretell what will happen in like cases; it being justly esteemed an unpardonable temerity to judge of the whole course of nature from one single experiment, however accurate or certain. But when one particular species of event has always, in all instances, been conjoined with another, we make no longer any scruple of foretelling one upon the appearance of the other, and of employing that reasoning, which can alone assure us of any matter of fact or existence. We then call the one object, Cause; the other, Effect. We suppose that there is some connexion between them; some power in the one, by which it infallibly produces the other, and operates with the greatest certainty and strongest necessity. Pero aún queda un modo de evitar esta conclusión y una fuente que todavía no hemos examinado. Cuando se nos presenta un objeto o suceso cualquiera, por mucha sagacidad y agudeza que tengamos, nos es imposible descubrir, o incluso conjeturar sin la ayuda de la experiencia, el suceso que pueda resultar de él o llevar nuestra previsión más allá del objeto que está inmediatamente presente a nuestra memoria y sentidos. Incluso después de un caso o experimento en que hayamos observado que determinado acontecimiento sigue a otro, no tenemos derecho a enunciar una regla general o anticipar lo que ocurrirá en casos semejantes, pues se considera acertadamente una imperdonable temeridad juzgar todo el curso de la naturaleza a raíz de un solo caso, por muy preciso y seguro que sea. Pero cuando determinada clase de acontecimientos ha estado siempre, en todos los casos, unida a otra, no tenemos ya escrúpulos en predecir el uno con la aparición del otro y en utilizar el único razonamiento que puede darnos seguridad sobre una cuestión de hecho o existencia. Entonces llamamos a uno de los objetos causa y al otro efecto. Suponemos que hay alguna conexión entre ellos, algún poder en la una por el que indefectiblemente produce el otro y actúa con la necesidad más fuerte, con la mayor certeza.
It appears, then, that this idea of a necessary connexion among events arises from a number of similar instances which occur of the constant conjunction of these events; nor can that idea ever be suggested by any one of these instances, surveyed in all possible lights and positions. But there is nothing in a number of instances, different from every single instance, which is supposed to be exactly similar; except only, that after a repetition of similar instances, the mind is carried by habit, upon the appearance of one event, to expect its usual attendant, and to believe that it will exist. This connexion, therefore, which we feel in the mind, this customary transition of the imagination from one object to its usual attendant, is the sentiment or impression from which we form the idea of power or necessary connexion. Nothing farther is in the case. Contemplate the subject on all sides; you will never find any other origin of that idea. This is the sole difference between one instance, from which we can never receive the idea of connexion, and a number of similar instances, by which it is suggested. The first time a man saw the communication of motion by impulse, as by the shock of two billiard balls, he could not pronounce that the one event was connected: but only that it was conjoined with the other. After he has observed several instances of this nature, he then pronounces them to be connected. What alteration has happened to give rise to this new idea of connexion? Nothing but that he now feels these events to be connected in his imagination, and can readily foretell the existence of one from the appearance of the other. When we say, therefore, that one object is connected with another, we mean only that they have acquired a connexion in our thought, and give rise to this inference, by which they become proofs of each other′s existence: A conclusion which is somewhat extraordinary, but which seems founded on sufficient evidence. Nor will its evidence be weakened by any general diffidence of the understanding, or sceptical suspicion concerning every conclusion which is new and extraordinary. No conclusions can be more agreeable to scepticism than such as make discoveries concerning the weakness and narrow limits of human reason and capacity. Parece entonces que esta idea de conexión necesaria entre sucesos surge del acaecimiento de varios casos similares de constante conjunción de dichos sucesos. Esta idea no puede ser sugerida por uno solo de estos casos Examinados desde todas las posiciones y perspectivas posibles. Pero en una serie de casos no hay nada distinto de cualquiera de los casos individuales que se suponen exactamente iguales, salvo que, tras la repetición de casos similares, la mente es conducida por hábito a tener la expectativa, al aparecer un suceso, de su acompañante usual, y a creer que existirá. Por tanto, esta conexión que sentimos en la mente, esta transición de la representación (imagination) de un objeto a su acompañante usual, es el sentimiento o impresión a partir del cual formamos la idea de poder o de conexión necesaria. No hay más en esta cuestión. Examínese el asunto desde cualquier perspectiva. Nunca encontraremos otro origen para esa idea. Esta es la única diferencia entre un caso del que jamás podremos recibir la idea de conexión y varios casos semejantes que la sugieren. La primera vez que un hombre vio la comunicación de movimientos por medio del impulso, por ejemplo, como en el choque de dos bolas de billar, no pudo declarar que un acontecimiento estaba conectado con el otro, sino tan sólo conjuntado con él. Tras haber observado varios casos de la misma índole, los declara conexionados. ¿Qué cambio ha ocurrido para dar lugar a esta nueva idea de conexión? Exclusivamente que ahora siente que estos acontecimientos están conectados en su imaginación y fácilmente puede predecir la existencia del uno por la aparición del otro. Por tanto, cuando decimos que un objeto está conectado con otro, sólo queremos decir que han adquirido una conexión en nuestro pensamiento y originan esta inferencia por la que cada uno se convierte en prueba del otro, conclusión algo extraordinaria, pero que parece estar fundada con suficiente evidencia. Tampoco se debilitará ésta a causa de cualquier desconfianza general en el entendimiento o sospecha escéptica en lo que respecta a las conclusiones que sean nuevas y extraordinarias. Ninguna conclusión puede resultarle más agradable al escepticismo que la que hace descubrimientos acerca de la debilidad y estrechos límites de la razón y capacidad humanas.
60. And what stronger instance can be produced of the surprising ignorance and weakness of the understanding than the present? For surely, if there be any relation among objects which it imports to us to know perfectly, it is that of cause and effect. On this are founded all our reasonings concerning matter of fact or existence. By means of it alone we attain any assurance concerning objects which are removed from the present testimony of our memory and senses. The only immediate utility of all sciences, is to teach us, how to control and regulate future events by their causes. Our thoughts and enquiries are, therefore, every moment, employed about this relation: Yet so imperfect are the ideas which we form concerning it, that it is impossible to give any just definition of cause, except what is drawn from something extraneous and foreign to it. Similar objects are always conjoined with similar. Of this we have experience. Suitably to this experience, therefore, we may define a cause to be an object, followed by another, and where all the objects similar to the first are followed by objects similar to the second. Or in other words where, if the first object had not been, the second never had existed. The appearance of a cause always conveys the mind, by a customary transition, to the idea of the effect. Of this also we have experience. We may, therefore, suitably to this experience, form another definition of cause, and call it, an object followed by another, and whose appearance always conveys the thought to that other. But though both these definitions be drawn from circumstances foreign to the cause, we cannot remedy this inconvenience, or attain any more perfect definition, which may point out that circumstance in the cause, which gives it a connexion with its effect. We have no idea of this connexion, nor even any distinct notion what it is we desire to know, when we endeavour at a conception of it. We say, for instance, that the vibration of this string is the cause of this particular sound. But what do we mean by that affirmation? We either mean that this vibration is followed by this sound, and that all similar vibrations have been followed by similar sounds: Or, that this vibration is followed by this sound, and that upon the appearance of one the mind anticipates the senses, and forms immediately an idea of the other. We may consider the relation of cause and effect in either of these two lights; but beyond these, we have no idea of it.16 ¿Y qué ejemplo más fuerte que el presente puede presentarse de la debilidad e ignorancia sorprendentes del entendimiento? Pues si nos importa conocer perfectamente alguna relación entre objetos, con toda seguridad es la de causa y efecto. En ella se fundamentan todos nuestros razonamientos acerca de cuestiones de hecho o existencia. Sólo gracias a ella podemos alcanzar alguna seguridad sobre objetos alejados del testimonio actual de la memoria y de los sentidos. La única utilidad inmediata de todas las ciencias es enseñarnos cómo controlar y regular acontecimientos futuros por medio de sus causas. En todo momento, pues, se desarrollan nuestros pensamientos e investigaciones en torno a esta relación. Pero tan imperfectas son las ideas que nos formamos acerca de ella, que nos es imposible dar una definición justa de causa, salvo la de que es aquello que es sacado de algo extraño y ajeno. Objetos similares siempre están conjuntados con objetos similares. De esto tenemos experiencia. De acuerdo con esta experiencia, podemos, pues, definir una causa como un objeto seguido de otro, cuando todos los objetos similares al primero son seguidos por objetos similares al segundo. O en otras palabras, el segundo objeto nunca ha existido sin que el primer objeto no se hubiera dado. La aparición de una causa siempre comunica a la mente, por una transición habitual, la idea del efecto. De esto también tenemos experiencia. Podemos, por tanto, de acuerdo con esta experiencia, dar otra definición de causa y llamarla un objeto seguido por otro y cuya aparición siempre conduce al pensamiento a aquel otro. Aunque ambas definiciones se apoyan en circunstancias extrañas a la causa, no podemos remediar este inconveniente o alcanzar otra definición más perfecta que pueda indicar la dimensión (circumstance) de la causa que le da conexión con el efecto. No tenemos idea alguna de esta conexión, ni siquiera una noción distinta de lo que deseamos conocer cuando nos esforzamos por representarla (conception). Decimos, por ejemplo, que la vibración de una cuerda es causa de determinado ruido. Pero ¿qué queremos decir con esta afirmación? Queremos decir o que esta vibración va seguida por este ruido y que todas las vibraciones similares han sido seguidas por ruidos similares, o que esta vibración es seguida por este ruido y que, con la aparición de la una, la mente se anticipa a los sentidos y se forma inmediatamente la idea de la otra.
61. To recapitulate, therefore, the reasonings of this section: Every idea is copied from some preceding impression or sentiment; and where we cannot find any impression, we may be certain that there is no idea. In all single instances of the operation of bodies or minds, there is nothing that produces any impression, nor consequently can suggest any idea of power or necessary connexion. But when many uniform instances appear, and the same object is always followed by the same event; we then begin to entertain the notion of cause and connexion. We then feel a new sentiment or impression, to wit, a customary connexion in the thought or imagination between one object and its usual attendant; and this sentiment is the original of that idea which we seek for. For as this idea arises from a number of similar instances, and not from any single instance, it must arise from that circumstance, in which the number of instances differ from every individual instance. But this customary connexion or transition of the imagination is the only circumstance in which they differ. In every other particular they are alike. The first instance which we saw of motion communicated by the shock of two billiard balls (to return to this obvious illustration) is exactly similar to any instance that may, at present, occur to us; except only, that we could not, at first, infer one event from the other; which we are enabled to do at present, after so long a course of uniform experience. I know not whether the reader will readily apprehend this reasoning. I am afraid that, should I multiply words about it, or throw it into a greater variety of lights, it would only become more obscure and intricate. In all abstract reasonings there is one point of view which, if we can happily hit, we shall go farther towards illustrating the subject than by all the eloquence and copious expression in the world. This point of view we should endeavour to reach, and reserve the flowers of rhetoric for subjects which are more adapted to them. Podemos considerar esta relación de causa y efecto bajo cualquiera de estas dos perspectivas, pero más allá de éstas no podemos tener idea de aquélla. Recapitulemos los razonamientos de esta sección: toda idea es copia de alguna impresión o sentimiento precedente, y donde no podemos encontrar impresión alguna, podemos estar seguros de que no hay idea. En todos los casos aislados de actividad (operation) de cuerpos o mentes no hay nada que produzca impresión alguna ni que, por consiguiente, pueda sugerir idea alguna de poder o conexión necesaria. Pero cuando aparecen muchos casos uniformes y el mismo objeto es siempre seguido por el mismo suceso, entonces empezamos a albergar la noción de causa y conexión. Entonces sentimos un nuevo sentimiento o impresión, a saber, una conexión habitual en el pensamiento o en la imaginación entre un objeto y su acompañante usual. Y este sentimiento es el original de la idea que buscamos. Pues como esta idea surge a partir de varios casos similares y no de un caso aislado, ha de surgir del hecho por el que el conjunto de casos difiere de cada caso individual. Pero esta conexión o transición habitual de la imaginación es el único hecho (circumstance) en que difieren. En todos los demás detalles son semejantes. El primer caso que vimos, el de movimiento comunicado por el choque de dos bolas de billar —para volver a este obvio ejemplo—, es exactamente similar a cualquier caso que en la actualidad puede ocurrírsenos, salvo que no podríamos inicialmente inferir un suceso de otro, lo cual podemos hacer ahora tras un curso tan largo de experiencia uniforme. No sé si el lector comprenderá con facilidad este razonamiento. Temo que si multiplicara palabras sobre él, o lo expusiera desde una variedad mayor de perspectivas, se haría más oscuro e intrincado. En todo razonamiento abstracto hay un punto de vista que si por fortuna podemos alcanzarlo nos aproximamos más a la exposición del tema que con la elocuencia y dicción más exuberante del mundo. Hemos de intentar alcanzar este punto de vista y guardar las flores de la retórica para temas más adaptados a ellas.






SECTION VIII. OF LIBERTY AND NECESSITY.

Sección 8. De la libertad y de la necesidad

PART I.

Parte I

62. It might reasonably be expected in questions which have been canvassed and disputed with great eagerness, since the first origin of science and philosophy, that the meaning of all the terms, at least, should have been agreed upon among the disputants; and our enquiries, in the course of two thousand years, been able to pass from words to the true and real subject of the controversy. For how easy may it seem to give exact definitions of the terms employed in reasoning, and make these definitions, not the mere sound of words, the object of future scrutiny and examination? But if we consider the matter more narrowly, we shall be apt to draw a quite opposite conclusion. From this circumstance alone, that a controversy has been long kept on foot, and remains still undecided, we may presume that there is some ambiguity in the expression, and that the disputants affix different ideas to the terms employed in the controversy. For as the faculties of the mind are supposed to be naturally alike in every individual; otherwise nothing could be more fruitless than to reason or dispute together; it were impossible, if men affix the same ideas to their terms, that they could so long form different opinions of the same subject; especially when they communicate their views, and each party turn themselves on all sides, in search of arguments which may give them the victory over their antagonists. It is true, if men attempt the discussion of questions which lie entirely beyond the reach of human capacity, such as those concerning the origin of worlds, or the economy of the intellectual system or region of spirits, they may long beat the air in their fruitless contests, and never arrive at any determinate conclusion. But if the question regard any subject of common life and experience, nothing, one would think, could preserve the dispute so long undecided but some ambiguous expressions, which keep the antagonists still at a distance, and hinder them from grappling with each other. Podría esperarse fundadamente que, en las cuestiones intensamente discutidas y debatidas desde los comienzos de la ciencia y de la filosofía, por lo menos el significado de todos los términos hubiera sido precisado de común acuerdo por los participantes en la discusión y que nuestras investigaciones en el curso de dos mil años hubieran logrado pasar de las palabras al tema real y verdadero de la controversia. Pues ¿no parece muy sencillo definir con exactitud los términos empleados en el razonamiento y hacer de estas definiciones, no del mero sonido de las palabras, el objeto de análisis y examen posteriores? Pero si consideramos la cuestión más de cerca, tenderíamos a sacar una conclusión opuesta. En virtud tan sólo del siguiente hecho, a saber, que una controversia se ha mantenido en pie mucho tiempo y aún queda por dirimir, podemos suponer alguna ambigÜedad en la expresión y el que los interlocutores están asignando ideas distintas a los términos utilizados en la controversia. Pues como se supone que las facultades de la mente son naturalmente iguales en todo individuo -de lo contrario nada sería más estéril que razonar o discutir puntos—, sería imposible, si los hombres asignan las mismas ideas a sus términos, que pudieran tanto tiempo mantener opiniones distintas con respecto al mismo asunto, especialmente desde el momento en que comunican sus puntos de vista y cada bando busca por todas partes argumentos que le puedan dar la victoria sobre sus antagonistas. Es verdad que si los hombres intentan discutir sobre cuestiones que están totalmente allende el alcance de la capacidad humana, como las concernientes al origen de los mundos o la organización de un sistema intelectual o de una región de espíritus, pueden durante largo tiempo azotar el aire con sus estériles contiendas y no llegar jamás a una conclusión definitiva. Pero si la cuestión afecta a cualquier tema de la vida y experiencias comunes, no pensaría que nada pudiera mantener por tanto tiempo la disputa sin decidir, excepto algunas expresiones ambiguas que siguen distanciando a los antagonistas y les impiden la lucha a cuerpo.
63. This has been the case in the long disputed question concerning liberty and necessity; and to so remarkable a degree that, if I be not much mistaken, we shall find, that all mankind, both learned and ignorant, have always been of the same opinion with regard to this subject, and that a few intelligible definitions would immediately have put an end to the whole controversy. I own that this dispute has been so much canvassed on all hands, and has led philosophers into such a labyrinth of obscure sophistry, that it is no wonder, if a sensible reader indulge his ease so far as to turn a deaf ear to the proposal of such a question, from which he can expect neither instruction or entertainment. But the state of the argument here proposed may, perhaps, serve to renew his attention; as it has more novelty, promises at least some decision of the controversy, and will not much disturb his ease by any intricate or obscure reasoning. Este ha sido el caso de la muy discutida cuestión sobre la libertad y necesidad y en grado tan notable, que, si no estoy muy equivocado, encontraremos que toda la humanidad, culta e ignorante, siempre ha sido de la misma opinión en esta cuestión y que unas pocas definiciones inteligibles inmediatamente hubieran puesto fin a la controversia entera. Reconozco que esta disputa ha sido tan tratada por todos y ha llevado a los filósofos a un laberinto tal de oscura sofistería, que no sería extraño que un lector sensato satisfaga su necesidad de tranquilidad hasta el punto de hacer oídos sordos a la propuesta de tratar esta cuestión, de la que no puede esperar ni enseñanza ni entretenimiento. Pero el planteamiento del argumento que aquí se propone puede quizá servir para renovar su atención; como tiene mayor novedad, promete, por lo menos, alguna solución de la controversia y no turbará su paz con razonamientos intrincados u oscuros.
I hope, therefore, to make it appear that all men have ever agreed in the doctrine both of necessity and of liberty, according to any reasonable sense, which can be put on these terms; and that the whole controversy has hitherto turned merely upon words. We shall begin with examining the doctrine of necessity. Espero dejar claro, por tanto, que todos los hombres han estado de acuerdo en la doctrina de la libertad y de la necesidad, según cualquier acepción razonable que se asigne a estos términos. Empezaremos por examinar la doctrina de la necesidad.
64. It is universally allowed that matter, in all its operations, is actuated by a necessary force, and that every natural effect is so precisely determined by the energy of its cause that no other effect, in such particular circumstances, could possibly have resulted from it. The degree and direction of every motion is, by the laws of nature, prescribed with such exactness that a living creature may as soon arise from the shock of two bodies as motion in any other degree or direction than what is actually produced by it. Would we, therefore, form a just and precise idea of necessity, we must consider whence that idea arises when we apply it to the operation of bodies. Se acepta universalmente que la materia, en todas sus operaciones, es movida por una fuerza necesaria o que todo efecto natural está tan precisamente determinado por la energía de su causa, que ningún otro efecto en esas circunstancias concretas podría resultar de ella. El grado y dirección de todo movimiento son fijados por las leyes de la naturaleza con tal precisión que tan fácil es que surja un ser viviente del choque de dos cuerpos como que ocurra un movimiento de otro grado o dirección. Si deseamos, por tanto, hacernos una idea correcta y precisa de la necesidad, hemos de considerar de dónde surge esta idea cuando la aplicamos a la operación de los cuerpos.
It seems evident that, if all the scenes of nature were continually shifted in such a manner that no two events bore any resemblance to each other, but every object was entirely new, without any similitude to whatever had been seen before, we should never, in that case, have attained the least idea of necessity, or of a connexion among these objects. We might say, upon such a supposition, that one object or event has followed another; not that one was produced by the other. The relation of cause and effect must be utterly unknown to mankind. Inference and reasoning concerning the operations of nature would, from that moment, be at an end; and the memory and senses remain the only canals, by which the knowledge of any real existence could possibly have access to the mind. Our idea, therefore, of necessity and causation arises entirely from the uniformity observable in the operations of nature, where similar objects are constantly conjoined together, and the mind is determined by custom to infer the one from the appearance of the other. These two circumstances form the whole of that necessity, which we ascribe to matter. Beyond the constant conjunction of similar objects, and the consequent inference from one to the other, we have no notion of any necessity or connexion. Parece evidente que si todas las escenas de la naturaleza fueran continuamente cambiadas, de forma que ninguna pareja de acontecimientos se pareciera, sino que todo objeto fuera totalmente nuevo, sin semejanza alguna con lo previamente visto, nunca en este caso habríamos alcanzado ni la más mínima idea de la necesidad o conexión entre estos objetos. En tal caso sólo podríamos decir que un objeto o acontecimiento ha seguido a otro, no que uno fue producido por el otro. La humanidad necesariamente desconocería la relación causa-efecto. Desde este momento se habría acabado la inferencia o el razonamiento acerca de las operaciones de la naturaleza, y la memoria y los sentidos quedarían como los únicos conductos por los que el conocimiento de cualquier existencia real tendría acceso a nuestra mente. Por tanto, nuestra idea de necesidad y causación proviene exclusivamente de la uniformidad que puede observarse en las operaciones de la naturaleza, en las que constantemente están unidos objetos similares, y la mente es llevada por costumbre a inferir uno de ellos de la aparición del otro. Sólo estas dos circunstancias constituyen la necesidad que adscribimos a la materia. Más allá de la conjunción constante de objetos similares y la consecuente inferencia del uno a partir del otro, no tenemos noción alguna de necesidad o conexión.
If it appear, therefore, that all mankind have ever allowed, without any doubt or hesitation, that these two circumstances take place in the voluntary actions of men, and in the operations of mind; it must follow, that all mankind have ever agreed in the doctrine of necessity, and that they have hitherto disputed, merely for not understanding each other. Si resultara que la humanidad entera siempre ha admitido, sin duda o vacilación alguna, que estas dos circunstancias se dan en las acciones voluntarias de los hombres y en las operaciones de la mente, se sigue necesariamente que la humanidad ha estado siempre de acuerdo en lo que respecta a la doctrina de la necesidad, y que hasta ahora los hombres han discutido por no haberse entendido unos con otros.
65. As to the first circumstance, the constant and regular conjunction of similar events, we may possibly satisfy ourselves by the following considerations. It is universally acknowledged that there is a great uniformity among the actions of men, in all nations and ages, and that human nature remains still the same, in its principles and operations. The same motives always produce the same actions. The same events follow from the same causes. Ambition, avarice, self-love, vanity, friendship, generosity, public spirit: these passions, mixed in various degrees, and distributed through society, have been, from the beginning of the world, and still are, the source of all the actions and enterprises, which have ever been observed among mankind. Would you know the sentiments, inclinations, and course of life of the Greeks and Romans? Study well the temper and actions of the French and English: You cannot be much mistaken in transferring to the former most of the observations which you have made with regard to the latter. Mankind are so much the same, in all times and places, that history informs us of nothing new or strange in this particular. Its chief use is only to discover the constant and universal principles of human nature, by showing men in all varieties of circumstances and situations, and furnishing us with materials from which we may form our observations and become acquainted with the regular springs of human action and behaviour. These records of wars, intrigues, factions, and revolutions, are so many collections of experiments, by which the politician or moral philosopher fixes the principles of his science, in the same manner as the physician or natural philosopher becomes acquainted with the nature of plants, minerals, and other external objects, by the experiments which he forms concerning them. Nor are the earth, water, and other elements, examined by Aristotle, and Hippocrates, more like to those which at present lie under our observation than the men described by Polybius and Tacitus are to those who now govern the world. Con respecto a la primera circunstancia, a saber, la conjunción constante y uniforme de acontecimientos regulares, podemos contentarnos con las siguientes consideraciones. Es universalmente admitido que hay una gran uniformidad en las acciones de los hombres de todas las naciones y edades, y que la naturaleza humana permanece la misma en lo que respecta a sus principios y operaciones. Los mismos motivos han producido siempre las mismas acciones; los mismos acontecimientos se siguen de las mismas causas. La ambición, l a avaricia, el amor propio, la vanidad, la amistad, la generosidad, el espíritu cívico: estas pasiones, mezcladas en diferentes combinaciones y repartidas por la sociedad, han sido desde el principio del mundo, y siguen siendo, la fuente de toda acción y empresa que haya podido observarse en la humanidad. ¿Se desean conocer los sentimientos, las inclinaciones y el modo de vida de los griegos y de los romanos? Estúdiese bien el temperamento y las acciones de los franceses y de los ingleses. No puede uno andar muy descaminado al proyectar sobre los primeros la mayoría de las observaciones realizadas a propósito de los últimos. Hasta tal punto la humanidad es la misma en todo momento y lugar que, en este sentido, la historia no nos da a conocer nada nuevo o extraño. Su principal utilidad es tan sólo descubrir los principios universales y constantes de la naturaleza humana, al mostrarnos al hombre en toda suerte de situaciones y circunstancias, y suministrarnos los materiales con los que podemos hacer nuestras observaciones y familiarizarnos con las fuentes usuales de la acción y del comportamiento humanos. Estas crónicas de guerras, intrigas, facciones y revoluciones son otras tantas colecciones de experiencias (experiments), con las que el político o el filósofo moral fijan los principios de su ciencia, de la misma manera que el físico o filósofo natural se familiariza con la naturaleza de las plantas, minerales y otros objetos externos, por los experimentos que hace de ellos. La tierra, el mar y los otros elementos estudiados por Aristóteles e Hipócrates no son más semejantes a los que, en la actualidad, están bajo nuestra observación, que los hombres descritos por Polibio y Tácito lo son a quienes ahora gobiernan el mundo.
Should a traveller, returning from a far country, bring us an account of men, wholly different from any with whom we were ever acquainted; men, who were entirely divested of avarice, ambition, or revenge; who knew no pleasure but friendship, generosity, and public spirit; we should immediately, from these circumstances, detect the falsehood, and prove him a liar, with the same certainty as if he had stuffed his narration with stories of centaurs and dragons, miracles and prodigies. And if we would explode any forgery in history, we cannot make use of a more convincing argument, than to prove, that the actions ascribed to any person are directly contrary to the course of nature, and that no human motives, in such circumstances, could ever induce him to such a conduct. The veracity of Quintus Curtius is as much to be suspected, when he describes the supernatural courage of Alexander, by which he was hurried on singly to attack multitudes, as when he describes his supernatural force and activity, by which he was able to resist them. So readily and universally do we acknowledge a uniformity in human motives and actions as well as in the operations of body. Si un viajero, al volver de un país lejano, nos trajera información de hombres totalmente distintos de cualquiera de los que hemos tratado, hombres que carecen totalmente de avaricia, ambición, deseo de venganza, que no conocen más placer que la amistad, la generosidad y el espíritu cívico, inmediatamente reconoceríamos la falsedad de sus afirmaciones a partir de estos hechos y demostraríamos que era un mentiroso, con la misma seguridad que si hubiera llenado su relato de centauros y dragones, milagros y prodigios. Si queremos revelar una falsedad histórica cualquiera, no podemos emplear argumento más convincente que demostrar que las acciones de cualquier persona son totalmente contrarias al curso de la naturaleza y que, en esas circunstancias concretas, no existen motivos que induzcan a una conducta semejante. Debe sospecharse de la veracidad de Quinto Curdo tanto cuando describe el valor sobrenatural de Alejandro, que le llevaba a acometer individualmente a multitudes, como cuando describe la fuerza y actividad sobrenaturales por las que pudo resistirlas. Tan fácilmente reconocemos una uniformidad en las motivaciones y acciones humanas, como en las operaciones del cuerpo.
Hence likewise the benefit of that experience, acquired by long life and a variety of business and company, in order to instruct us in the principles of human nature, and regulate our future conduct, as well as speculation. By means of this guide, we mount up to the knowledge of men′s inclinations and motives, from their actions, expressions, and even gestures; and again descend to the interpretation of their actions from our knowledge of their motives and inclinations. The general observations treasured up by a course of experience, give us the clue of human nature, and teach us to unravel all its intricacies. Pretexts and appearances no longer deceive us. Public declarations pass for the specious colouring of a cause. And though virtue and honour be allowed their proper weight and authority, that perfect disinterestedness, so often pretended to, is never expected in multitudes and parties; seldom in their leaders; and scarcely even in individuals of any rank or station. But were there no uniformity in human actions, and were every experiment which we could form of this kind irregular and anomalous, it were impossible to collect any general observations concerning mankind; and no experience, however accurately digested by reflection, would ever serve to any purpose. Why is the aged husbandman more skilful in his calling than the young beginner but because there is a certain uniformity in the operation of the sun, rain, and earth towards the production of vegetables; and experience teaches the old practitioner the rules by which this operation is governed and directed. De aquí se deriva igualmente la utilidad de la experiencia adquirida a través de una vida dilatada y una diversidad de ocupaciones y trato con personas para enseñar los principios de la naturaleza humana y regular nuestra conducta futura, así como nuestra especulación. Con esta guía nos elevamos al conocimiento de las inclinaciones y motivaciones de los hombres partiendo de sus actos, expresiones o incluso gestos; o por otra parte, descendemos a la interpretación de sus actos a partir de sus motivaciones e inclinaciones. Las observaciones generales, atesoradas en el curso de la experiencia, nos dan la clave para el conocimiento de la naturaleza humana y nos enseñan a desenmarañar todas sus complejidades. Ya no nos engañan los pretextos y las apariencias. Las declaraciones hechas en público son tomadas como defensas encubiertas de una causa. Y aunque se reconozca el peso y la autoridad real de la virtud y del honor en las multitudes y en los partidos, nunca se espera encontrar el absoluto desinterés que tantas veces se finge. Rara vez se espera encontrarlo en los dirigentes, muy escasamente incluso en individuos de cualquier rango y posición. Si no hubiera uniformidad en las acciones humanas, y si toda la experiencia (experiment) que pudiéramos tener de ellas fuera irregular y anómala, sería imposible acumular observaciones generales acerca de la humanidad; y ninguna experiencia, por mucha que fuera la precisión con que la hubiera asimilado la capacidad reflexiva (reflection), tendría utilidad (serve to any purpose). ¿Por qué el agricultor de edad avanzada es más hábil en su profesión que el joven principiante, sino porque hay una cierta uniformidad en la operación del sol, de la lluvia y de la tierra que condiciona el cultivo de las verduras, y la experiencia enseña al viejo cultivador las reglas que gobiernan y dirigen esta operación?
66. We must not, however, expect that this uniformity of human actions should be carried to such a length as that all men, in the same circumstances, will always act precisely in the same manner, without making any allowance for the diversity of characters, prejudices, and opinions. Such a uniformity in every particular, is found in no part of nature. On the contrary, from observing the variety of conduct in different men, we are enabled to form a greater variety of maxims, which still suppose a degree of uniformity and regularity. Sin embargo, no debemos suponer que esta uniformidad de las acciones humanas se realiza hasta el punto de que todo hombre, en las mismas circunstancias, obrará exactamente de la misma manera, sin contar con la diversidad de caracteres, prejuicios y opiniones. En ningún ámbito de la naturaleza se encuentra uniformidad en todos los detalles. Por el contrario, con la observación de la diversidad de conducta en distintos hombres, podemos formar una mayor variedad de principios que, sin embargo, suponen cierto grado de uniformidad y regularidad.
Are the manners of men different in different ages and countries? We learn thence the great force of custom and education, which mould the human mind from its infancy and form it into a fixed and established character. Is the behaviour and conduct of the one sex very unlike that of the other? Is it thence we become acquainted with the different characters which nature has impressed upon the sexes, and which she preserves with constancy and regularity? Are the actions of the same person much diversified in the different periods of his life, from infancy to old age? This affords room for many general observations concerning the gradual change of our sentiments and inclinations, and the different maxims which prevail in the different ages of human creatures. Even the characters, which are peculiar to each individual, have a uniformity in their influence; otherwise our acquaintance with the persons and our observation of their conduct could never teach us their dispositions, or serve to direct our behaviour with regard to them. ¿Son distintas las costumbres de los hombres en diferentes épocas y países? Este hecho nos enseña la gran fuerza de la costumbre y de la educación que conforman la mente humana desde la infancia y le moldean un carácter fijo y establecido. ¿Es muy distinta la conducta de un sexo a la de otro? ¿Es aquí donde podemos familiarizarnos con los distintos caracteres que la naturaleza ha otorgado a los sexos y que ella mantiene con regularidad y constancia? ¿Difieren mucho entre sí las acciones de una persona desde la infancia hasta la vejez? Esto da pie a muchas observaciones generales acerca del cambio gradual de nuestros sentimientos e inclinaciones, y de las diferentes máximas que prevalecen en las distintas edades de las criaturas humanas. Incluso los caracteres peculiares de un individuo ejercen una influencia uniforme; de lo contrario nuestro trato con las personas y nuestra observación de su conducta jamás nos enseñarían sus inclinaciones ni nos serviría para orientar nuestra conducta con respecto a ellas.
67. I grant it possible to find some actions, which seem to have no regular connexion with any known motives, and are exceptions to all the measures of conduct which have ever been established for the government of men. But if we would willingly know what judgement should be formed of such irregular and extraordinary actions, we may consider the sentiments commonly entertained with regard to those irregular events which appear in the course of nature, and the operations of external objects. All causes are not conjoined to their usual effects with like uniformity. An artificer, who handles only dead matter, may be disappointed of his aim, as well as the politician, who directs the conduct of sensible and intelligent agents. Admito que es posible encontrar acciones que no parezcan tener conexión constante con cualquiera de los motivos conocidos, y que constituyen excepciones de todas las medidas de conducta que han sido establecidas para el gobierno de los hombres. Pero si quisiéramos saber el juicio que debe formarse de acciones tan irregulares y extraordinarias, podemos considerar los sentimientos que comúnmente se albergan con respecto a los acontecimientos irregulares que aparecen en el curso de la naturaleza y de las operaciones de los objetos externos. Algunas causas no están unidas a sus efectos con la misma uniformidad. Un artesano, que maneja sólo materia inerte, puede fracasar en su propósito tanto como el político que dirige la conducta de agentes sensibles e inteligentes.
The vulgar, who take things according to their first appearance, attribute the uncertainty of events to such an uncertainty in the causes as makes the latter often fail of their usual influence; though they meet with no impediment in their operation. But philosophers, observing that, almost in every part of nature, there is contained a vast variety of springs and principles, which are hid, by reason of their minuteness or remoteness, find, that it is at least possible the contrariety of events may not proceed from any contingency in the cause, but from the secret operation of contrary causes. This possibility is converted into certainty by farther observation, when they remark that, upon an exact scrutiny, a contrariety of effects always betrays a contrariety of causes, and proceeds from their mutual opposition. A peasant can give no better reason for the stopping of any clock or watch than to say that it does not commonly go right: But an artist easily perceives that the same force in the spring or pendulum has always the same influence on the wheels; but fails of its usual effect, perhaps by reason of a grain of dust, which puts a stop to the whole movement. From the observation of several parallel instances, philosophers form a maxim that the connexion between all causes and effects is equally necessary, and that its seeming uncertainty in some instances proceeds from the secret opposition of contrary causes. El vulgo, que entiende las cosas según su apariencia inicial, atribuye la inconstancia de los acontecimientos a una inconstancia de las causas que determina que éstas frecuentemente dejen de tener su influencia habitual, aunque no encuentren impedimento en su actividad (operation). Pero los filósofos, al observar que en casi todas las regiones de la naturaleza hay una cantidad inmensa de fuentes y principios que están ocultos debido al carácter diminuto y remoto de su naturaleza, encuentran que por lo menos existe la posibilidad de que la contradicción de sucesos se deba no a cualquier fallo de la causa, sino a la secreta operación de causas contrarias. Esta contrariedad se convierte en certeza mediante observación ulterior, cuando perciben que una contrariedad de efectos siempre delata una contrariedad de causas y procede de su oposición. Un campesino sólo puede explicar la detención de un reloj dando como razón que no funciona debidamente, como acostumbra a hacer. Sin embargo, un artesano no tiene dificultad en percatarse de que una misma fuerza en el resorte o en el péndulo siempre tendrá el mismo influjo sobre los engranajes, pero deja de producir el mismo efecto debido quizá a un grano de polvo, que detiene todo el movimiento. De la observación de varios casos paralelos, los filósofos establecen el principio de que la conexión entre cada una de las causas y cada uno de los efectos es igualmente necesaria, y que su aparente incertidumbre, en algunas ocasiones, se deriva de la oposición secreta de causas contrarias.
Thus, for instance, in the human body, when the usual symptoms of health or sickness disappoint our expectation; when medicines operate not with their wonted powers; when irregular events follow from any particular cause; the philosopher and physician are not surprised at the matter, nor are ever tempted to deny, in general, the necessity and uniformity of those principles by which the animal economy is conducted. They know that a human body is a mighty complicated machine: That many secret powers lurk in it, which are altogether beyond our comprehension: That to us it must often appear very uncertain in its operations: And that therefore the irregular events, which outwardly discover themselves, can be no proof that the laws of nature are not observed with the greatest regularity in its internal operations and government. Así, por ejemplo, en el caso del cuerpo humano, cuando los habituales síntomas de salud o enfermedad nos han engañado, cuando las medicinas no han actuado con sus poderes acostumbrados, cuando de cualquier causa se siguen efectos irregulares, el filósofo y el médico no se sorprenden de esto, ni pretenden negar, en general, la necesidad y uniformidad de los principios por los que se rige la estructura animal. Saben que el cuerpo humano es una máquina muy complicada, que en ella se mantienen ocultos muchos poderes secretos allende nuestra comprensión que frecuentemente ha de resultarnos muy incierta en sus operaciones y que, por tanto, los sucesos irregulares, que se manifiestan externamente, no pueden constituir una prueba de que las leyes de la naturaleza no se cumplen con la máxima regularidad en sus operaciones internas y en su ámbito propio.
68. The philosopher, if he be consistent, must apply the same reasoning to the actions and volitions of intelligent agents. The most irregular and unexpected resolutions of men may frequently be accounted for by those who know every particular circumstance of their character and situation. A person of an obliging disposition gives a peevish answer: But he has the toothache, or has not dined. A stupid fellow discovers an uncommon alacrity in his carriage: But he has met with a sudden piece of good fortune. Or even when an action, as sometimes happens, cannot be particularly accounted for, either by the person himself or by others; we know, in general, that the characters of men are, to a certain degree, inconstant and irregular. This is, in a manner, the constant character of human nature; though it be applicable, in a more particular manner, to some persons who have no fixed rule for their conduct, but proceed in a continued course of caprice and inconstancy. The internal principles and motives may operate in a uniform manner, notwithstanding these seeming irregularities; in the same manner as the winds, rain, clouds, and other variations of the weather are supposed to be governed by steady principles; though not easily discoverable by human sagacity and enquiry. Si el filósofo es coherente consigo mismo, tiene que aplicar el mismo razonamiento a las acciones y voliciones del agente inteligente. Frecuentemente, los que conocen su carácter y situación con todo detalle pueden explicar las determinaciones más irregulares e inesperadas de los hombres. Una persona servicial contesta irritadamente; pero es que tiene dolor de muelas o no ha comido. Una persona estúpida muestra una vitalidad inusitada en su comportamiento; luego resultará que, repentinamente, ha tenido buena suerte. Incluso en el caso, que se da de cuando en cuando, de que no pueda explicarse una acción ni por la persona en cuestión ni por otros, sabemos que, por lo general, los caracteres de los hombres son en determinada medida inconstantes e irregulares. Tal es, en cierta manera, el carácter constante de la naturaleza humana, aunque sea especialmente aplicable a las personas que no observan una regla fija de conducta, sino que proceden en un curso ininterrumpido de capricho e inconstancia. A pesar de esta aparente irregularidad, puede ser que los principios y motivos internos operen de manera uniforme a pesar de estas aparentes irregularidades, como se supone que los vientos, la lluvia, las nubes y otras variaciones climatológicas están gobernados por principios constantes, aunque la sagacidad e investigación humanas no los descubren fácilmente.
69. Thus it appears, not only that the conjunction between motives and voluntary actions is as regular and uniform as that between the cause and effect in any part of nature; but also that this regular conjunction has been universally acknowledged among mankind, and has never been the subject of dispute, either in philosophy or common life. Now, as it is from past experience that we draw all inferences concerning the future, and as we conclude that objects will always be conjoined together which we find to have always been conjoined; it may seem superfluous to prove that this experienced uniformity in human actions is a source whence we draw inferences concerning them. But in order to throw the argument into a greater variety of lights we shall also insist, though briefly, on this latter topic. De esta manera resulta que la unión de los motivos y acciones voluntarias no sólo es tan regular y uniforme como lo es la de la causa y efecto en cualquier región de la naturaleza, sino también que la humanidad unánimemente ha reconocido esta conjunción regular, y jamás ha sido objeto de discusión ni en la filosofía ni en la vida común. Ahora bien, como es de la experiencia pasada de donde sacamos todas las inferencias acerca del futuro, y como concluimos que siempre estarán unidos objetos que hemos encontrado que en el pasado siempre lo estaban, puede parecer superfluo demostrar que esta uniformidad experimentada en las acciones humanas es una fuente de la que podemos sacar inferencias de ellas. Pero para mostrar el argumento desde una mayor variedad de perspectivas, también insistiremos, aunque brevemente, sobre esta última cuestión.
The mutual dependence of men is so great in all societies that scarce any human action is entirely complete in itself, or is performed without some reference to the actions of others, which are requisite to make it answer fully the intention of the agent. The poorest artificer, who labours alone, expects at least the protection of the magistrate, to ensure him the enjoyment of the fruits of his labour. He also expects that, when he carries his goods to market, and offers them at a reasonable price, he shall find purchasers, and shall be able, by the money he acquires, to engage others to supply him with those commodities which are requisite for his subsistence. In proportion as men extend their dealings, and render their intercourse with others more complicated, they always comprehend, in their schemes of life, a greater variety of voluntary actions, which they expect, from the proper motives, to co-operate with their own. In all these conclusions they take their measures from past experience, in the same manner as in their reasonings concerning external objects; and firmly believe that men, as well as all the elements, are to continue, in their operations, the same that they have ever found them. A manufacturer reckons upon the labour of his servants for the execution of any work as much as upon the tools which he employs, and would be equally surprised were his expectations disappointed. In short, this experimental inference and reasoning concerning the actions of others enters so much into human life that no man, while awake, is ever a moment without employing it. Have we not reason, therefore, to affirm that all mankind have always agreed in the doctrine of necessity according to the foregoing definition and explication of it? Es tan grande la interdependencia de los hombres en todas las sociedades que casi ninguna acción humana es totalmente completa en sí misma, ni se realiza sin alguna referencia a las acciones de los demás, las cuales son imprescindibles para que se satisfaga la intención del agente. El más modesto artesano cuenta por lo menos con la protección del magistrado para asegurarle los frutos de su labor. Asimismo espera encontrar compradores cuando lleve sus productos al mercado y los ofrezca a un precio razonable, y con el dinero adquirido podrá hacer que otros le suministren los bienes que le son necesarios para subsistir. A medida que los hombres aumentan sus relaciones y complican su trato con otros hombres, en sus proyectos de vida incluyen un mayor número de acciones voluntarias que fundadamente esperan que han de colaborar con las suyas. Para todas estas conclusiones toman las pautas de su conducta de la experiencia pasada, como ocurre con sus razonamientos sobre objetos externos, y creen firmemente que los hombres, igual que los elementos, han de seguir actuando tal como siempre los han conocido. Para la realización de un trabajo, un industrial prevé tanto el trabajo de sus obreros como las herramientas que emplea, y se sorprendería igualmente si unas u otras de sus previsiones fueran equivocadas. En una palabra, esta inferencia y razonamiento experimentales acerca de las acciones de otros entran en la vida humana en tan gran medida que ningún hombre, estando despierto, deja de usarlos un sol o momento. ¿No tenemos razón, entonces, en afirmar que la humanidad entera ha coincidido siempre en la doctrina de la necesidad, según la explicación y definición dadas más arriba?
70. Nor have philosophers ever entertained a different opinion from the people in this particular. For, not to mention that almost every action of their life supposes that opinion, there are even few of the speculative parts of learning to which it is not essential. What would become of history, had we not a dependence on the veracity of the historian according to the experience which we have had of mankind? How could politics be a science, if laws and forms of goverment had not a uniform influence upon society? Where would be the foundation of morals, if particular characters had no certain or determinate power to produce particular sentiments, and if these sentiments had no constant operation on actions? And with what pretence could we employ our criticism upon any poet or polite author, if we could not pronounce the conduct and sentiments of his actors either natural or unnatural to such characters, and in such circumstances? It seems almost impossible, therefore, to engage either in science or action of any kind without acknowledging the doctrine of necessity, and this inference from motive to voluntary actions, from characters to conduct. En este particular tampoco han tenido los filósofos una opinión distinta de la del vulgo. Pues, sin mencionar que casi todas las acciones de sus vidas implican esta opinión, hay pocas disciplinas especulativas en las que nos podamos pasar de ella. ¿Qué sería de la Historia si no dependiéramos de la veracidad del historiador en la medida en que nos lo permitiese la experiencia que hemos tenido de la humanidad? ¿Cómo podría ser la Política una ciencia, si las leyes y formas de gobierno no tuvieran un influjo uniforme sobre la sociedad? ¿Dónde estaría el fundamento de la Moral si cada carácter no tuviese poder seguro y determinante de producir ciertos sentimientos, y si estos sentimientos no ejercieran un influjo constante sobre nuestras acciones? ¿Y con qué pretensiones podríamos criticar a un poeta o literato si no podemos dictaminar la naturalidad o no naturalidad de la conducta y sentimientos de sus personajes en esos tipos humanos y en esas circunstancias? Parece, pues, casi imposible ponerse a hacer ciencia o realizar cualquier tipo de acción sin admitir la doctrina de la necesidad, y esta inferencia que va de los motivos a las acciones voluntarias, de los caracteres a la conducta.
And indeed, when we consider how aptly natural and moral evidence link together, and form only one chain of argument, we shall make no scruple to allow that they are of the same nature, and derived from the same principles. A prisoner who has neither money nor interest, discovers the impossibility of his escape, as well when he considers the obstinacy of the gaoler, as the walls and bars with which he is surrounded; and, in all attempts for his freedom, chooses rather to work upon the stone and iron of the one, than upon the inflexible nature of the other. The same prisoner, when conducted to the scaffold, foresees his death as certainly from the constancy and fidelity of his guards, as from the operation of the axe or wheel. His mind runs along a certain train of ideas: The refusal of the soldiers to consent to his escape; the action of the executioner; the separation of the head and body; bleeding, convulsive motions, and death. Here is a connected chain of natural causes and voluntary actions; but the mind feels no difference between them in passing from one link to another: Nor is less certain of the future event than if it were connected with the objects present to the memory or senses, by a train of causes, cemented together by what we are pleased to call a physical necessity. The same experienced union has the same effect on the mind, whether the united objects be motives, volition, and actions; or figure and motion. We may change the name of things; but their nature and their operation on the understanding never change. Y, ciertamente, cuando consideramos cuan adecuadamente se vinculan entre sí la evidencia natural y la evidencia moral, y componen una sola cadena de inferencias, no tendremos reparos en admitir que son de una misma naturaleza y derivadas de los mismos principios. Un prisionero, sin dinero ni influencias, reconoce la imposibilidad de huir cuando considera la inflexibilidad del carcelero, tanto como cuando considera los muros y barras por los que está rodeado; en todas sus tentativas de libertad, prefiere trabajar sobre la piedra y el hierro de las segundas, que sobre la naturaleza inflexible del primero. Al ser conducido al patíbulo, el mismo prisionero prevé su muerte, tanto en virtud de la constancia y lealtad de los guardianes, como en virtud de la operación de la rueda y del hacha. Su mente recorre una determinada sucesión de ideas: la negativa de los soldados a consentir su fuga, la acción del verdugo, la separación de la cabeza del cuerpo, los espasmos convulsivos y sangrientos y la muerte. He aquí una cadena de causas naturales y voluntarias conexionadas, mas la mente no encuentra diferencia alguna entre ellas al pasar de un eslabón al otro. Su seguridad no es menor que si el acontecimiento futuro estuviera conectado con objetos presentes a los sentidos y a la memoria por una serie de causas aglutinadas entre sí por lo que nos place llamar necesidad física. La experiencia repetida de la unión produce el mismo efecto sobre la mente, aunque los objetos unidos sean motivos, voliciones y acciones, o figura y movimiento. Podemos cambiar el nombre de las cosas, pero su naturaleza y acción sobre la mente nunca cambian.
Were a man, whom I know to be honest and opulent, and with whom I live in intimate friendship, to come into my house, where I am surrounded with my servants, I rest assured that he is not to stab me before he leaves it in order to rob me of my silver standish; and I no more suspect this event than the falling of the house itself, which is new, and solidly built and founded.—But he may have been seized with a sudden and unknown frenzy.—So may a sudden earthquake arise, and shake and tumble my house about my ears. I shall therefore change the suppositions. I shall say that I know with certainty that he is not to put his hand into the fire and hold it there till it be consumed: And this event, I think I can foretell with the same assurance, as that, if he throw himself out at the window, and meet with no obstruction, he will not remain a moment suspended in the air. No suspicion of an unknown frenzy can give the least possibility to the former event, which is so contrary to all the known principles of human nature. A man who at noon leaves his purse full of gold on the pavement at Charing-Cross, may as well expect that it will fly away like a feather, as that he will find it untouched an hour after. Above one half of human reasonings contain inferences of a similar nature, attended with more or less degrees of certainty proportioned to our experience of the usual conduct of mankind in such particular situations. Si un hombre, que yo sé que es honrado y rico y con el que convivo en íntima amistad, entrara en mi casa, donde me rodean mis criados, estoy convencido de que no me apuñalará antes de irse para robarme mi tintero de plata, y anticipo este suceso tanto como el derrumbamiento de la casa misma, que es nueva y sólidamente construida y cimentada. Pero quizá se apodere de él un repentino y desconocido frenesí. Igualmente puede sobrevenir un repentino terremoto que sacuda la casa y la haga caer sobre mí. Por esto cambiaré los ejemplos. Diré que sé con certeza que él no pondrá su mano en el fuego y la mantendrá allí hasta que se consuma; y creo poder anticipar este acontecimiento con la misma seguridad con la que anticiparía que si él se lanzara por la ventana y no encontrara obstáculo alguno, no permanecería ni por un momento suspendido en el aire. Ninguna sospecha de un desconocido frenesí podría, en lo más mínimo, posibilitar el suceso arriba mencionado, tan opuesto a todos los principios conocidos de la naturaleza humana. Un hombre, que al mediodía deje un monedero lleno de monedas de oro sobre la acera de Charing-Cross, puede en la misma medida esperar que vuele como una pluma, tanto como esperar encontrarlo tal como lo dejó una hora después. Más de la mitad de los razonamientos humanos contienen inferencias de semejante naturaleza, acompañadas de mayor o menor grado de certeza en proporción a nuestro conocimiento de la conducta de la humanidad en tales situaciones.
71. I have frequently considered, what could possibly be the reason why all mankind, though they have ever, without hesitation, acknowledged the doctrine of necessity in their whole practice and reasoning, have yet discovered such a reluctance to acknowledge it in words, and have rather shown a propensity, in all ages, to profess the contrary opinion. The matter, I think, may be accounted for after the following manner. If we examine the operations of body, and the production of effects from their causes, we shall find that all our faculties can never carry us farther in our knowledge of this relation than barely to observe that particular objects are constantly conjoined together, and that the mind is carried, by a customary transition, from the appearance of one to the belief of the other. But though this conclusion concerning human ignorance be the result of the strictest scrutiny of this subject, men still entertain a strong propensity to believe that they penetrate farther into the powers of nature, and perceive something like a necessary connexion between the cause and the effect. When again they turn their reflections towards the operations of their own minds, and feel no such connexion of the motive and the action; they are thence apt to suppose, that there is a difference between the effects which result from material force, and those which arise from thought and intelligence. But being once convinced that we know nothing farther of causation of any kind than merely the constant conjunction of objects, and the consequent inference of the mind from one to another, and finding that these two circumstances are universally allowed to have place in voluntary actions; we may be more easily led to own the same necessity common to all causes. And though this reasoning may contradict the systems of many philosophers, in ascribing necessity to the determinations of the will, we shall find, upon reflection, that they dissent from it in words only, not in their real sentiment. Necessity, according to the sense in which it is here taken, has never yet been rejected, nor can ever, I think, be rejected by any philosopher. It may only, perhaps, be pretended that the mind can perceive, in the operations of matter, some farther connexion between the cause and effect; and connexion that has not place in voluntary actions of intelligent beings. Now whether it be so or not, can only appear upon examination; and it is incumbent on these philosophers to make good their assertion, by defining or describing that necessity, and pointing it out to us in the operations of material causes. Frecuentemente me he preguntado cuál podría ser el motivo por el que la humanidad entera, aunque siempre ha admitido sin vacilación la doctrina de la necesidad en todo su comportamiento práctico y en sus razonamientos, se ha mostrado tan reticente a la hora de reconocerlo expresamente y más bien ha mostrado una propensión, en todas las épocas, a mantener la opinión contraria. La cuestión puede explicarse, creo, de la siguiente manera. Si examinamos las operaciones del cuerpo y la producción de efectos a partir de sus causas, encontraremos que todas nuestras facultades jamás nos llevarán, en el conocimiento de esta relación, más allá de observar meramente qué objetos particulares están constantemente unidos, y que la mente es llevada por transición habitual de la aparición del uno a la creencia en el otro. Pero aunque esta conclusión acerca de la ignorancia humana sea el resultado del más riguroso escrutinio de este asunto, de todas formas los hombres tienen una marcada propensión a creer que penetran más en los poderes de la naturaleza y que perciben algo así como la conexión necesaria entre causa y efecto. Cuando nuevamente dirigen sus reflexiones hacia las operaciones de sus propias mentes y no tienen la sensación de conexión alguna entre motivo y acción, entonces tienden a suponer que hay una diferencia entre los efectos que resultan de la fuerza material y los que surgen del pensamiento y la inteligencia. Pero estando convencidos de que no sabemos de cualquier clase de causación más que meramente la constante conjunción de objetos y la consecuente inferencia realizada por la mente del uno al otro, y encontrando que universalmente se admite que se dan ambas circunstancias en las acciones voluntarias, más fácilmente nos vemos inducidos a reconocer que la misma necesidad es común a toda causa. Aunque este razonamiento pueda contradecir los sistemas de muchos filósofos al atribuir necesidad a las determinaciones de la voluntad, encontraremos, al reflexionar, que disienten tan sólo de palabra y no en sus auténticas opiniones (sentiment). La necesidad, en la acepción en que se ha tomado aquí, nunca ha sido rechazada. Ni puede serlo jamás, creo, por filósofo alguno. Sólo se puede pretender, quizá, que la mente puede percibir, en las operaciones de la materia, una conexión más profunda entre causa y efecto y una conexión que no tiene lugar en las acciones voluntarias de seres inteligentes. Ahora bien, si esto es o no es así, sólo puede aclararse mediante un examen, e incumbe a estos filósofos demostrar su afirmación al definir o describir aquella necesidad, y mostrárnosla en las operaciones de las causas materiales.
72. It would seem, indeed, that men begin at the wrong end of this question concerning liberty and necessity, when they enter upon it by examining the faculties of the soul, the influence of the understanding, and the operations of the will. Let them first discuss a more simple question, namely, the operations of body and of brute unintelligent matter; and try whether they can there form any idea of causation and necessity, except that of a constant conjunction of objects, and subsequent inference of the mind from one to another. If these circumstances form, in reality, the whole of that necessity, which we conceive in matter, and if these circumstances be also universally acknowledged to take place in the operations of the mind, the dispute is at an end; at least, must be owned to be thenceforth merely verbal. But as long as we will rashly suppose, that we have some farther idea of necessity and causation in the operations of external objects; at the same time, that we can find nothing farther in the voluntary actions of the mind; there is no possibility of bringing the question to any determinate issue, while we proceed upon so erroneous a supposition. The only method of undeceiving us is to mount up higher; to examine the narrow extent of science when applied to material causes; and to convince ourselves that all we know of them is the constant conjunction and inference above mentioned. We may, perhaps, find that it is with difficulty we are induced to fix such narrow limits to human understanding: But we can afterwards find no difficulty when we come to apply this doctrine to the actions of the will. For as it is evident that these have a regular conjunction with motives and circumstances and characters, and as we always draw inferences from one to the other, we must be obliged to acknowledge in words that necessity, which we have already avowed, in every deliberation of our lives, and in every step of our conduct and behaviour.17 Parece, ciertamente, como si los hombres empezasen a tratar esta cuestión de la libertad y la necesidad por donde no deben, al iniciarla con el examen de las facultades del alma, la influencia del entendimiento y las operaciones de la mente. Que discutan primero una cuestión más sencilla, a saber, las operaciones del cuerpo y de la materia bruta irracional, e intenten hacerse otra idea de causación y necesidad que la de la conjunción constante de objetos y la consiguiente inferencia de la mente del uno al otro. Si estas notas, en realidad, constituyen la totalidad de la necesidad que nos representamos en la materia, y si universalmente se acepta que estas circunstancias tienen lugar en las operaciones de la mente, la disputa ha llegado a su fin o, por lo menos, ha de considerarse, a partir de ahora, como meramente verbal. Pero, mientras temerariamente supongamos que tenemos una idea más profunda de la causalidad y necesidad en las operaciones de los objetos externos, y al mismo tiempo supongamos que no encontramos nada más en las acciones voluntarias de la mente, no será posible enderezar esta cuestión hacia una solución determinada, al apoyarnos en un supuesto tan erróneo. El único modo de librarnos del engaño es remontarnos más alto, examinar el escaso alcance de la ciencia cuando se aplica a causas materiales, y convencernos de que todo lo que sabemos de ellas es la constante conjunción e inferencia arriba mencionada. Quizá nos cueste inicialmente fijar tan estrechos límites al entendimient o humano, pero después no encontraremos dificultad cuando apliquemos esta doctrina a las acciones de la voluntad. Pues, como es evidente que éstas tienen una conjunción regular con motivos, circunstancias y caracteres, y como siempre sacamos inferencias de las unas a las otras, estamos obligados a reconocer de palabra la necesidad que ya hemos admitido en todas las deliberaciones de nuestras vidas y en todos los pasos de nuestra conducta y comportamiento.
73. But to proceed in this reconciling project with regard to the question of liberty and necessity; the most contentious question of metaphysics, the most contentious science; it will not require many words to prove, that all mankind have ever agreed in the doctrine of liberty as well as in that of necessity, and that the whole dispute, in this respect also, has been hitherto merely verbal. For what is meant by liberty, when applied to voluntary actions? We cannot surely mean that actions have so little connexion with motives, inclinations, and circumstances, that one does not follow with a certain degree of uniformity from the other, and that one affords no inference by which we can conclude the existence of the other. For these are plain and acknowledged matters of fact. By liberty, then, we can only mean a power of acting or not acting, according to the determinations of the will; that is, if we choose to remain at rest, we may; if we choose to move, we also may. Now this hypothetical liberty is universally allowed to belong to every one who is not a prisoner and in chains. Here, then, is no subject of dispute. Pero, para continuar con nuestro proyecto reconciliador en la cuestión de la libertad y la necesidad, el tema más discutido de la Metafísica, la ciencia más discutida, no harán falta muchas palabras para demostrar que toda la humanidad ha estado de acuerdo, tanto en la doctrina de la libertad como en la de la necesidad, y que toda la polémica, también en este sentido, ha sido hasta ahora una mera cuestión de palabras. Pues ¿qué se entiende por libertad cuando se aplica a acciones voluntarias? Desde luego no podemos querer decir que las acciones tienen tan poca conexión con motivos, inclinaciones y circunstancias que las unas no se siguen de los otros y que las unas no nos permiten inferir la existencia de los otros. Pues se trata de cuestiones de hecho manifiestas y reconocidas. Entonces, sólo podemos entender por libertad el poder de actuar o de no actuar de acuerdo con las determinaciones de la voluntad; es decir, que si decidimos quedarnos quietos, podemos hacerlo, y si decidimos movernos, también podemos hacerlo. Ahora bien, se admite universalmente que esta hipotética libertad pertenece a todo el que no es prisionero y encadenado. Aquí, pues, no cabe discutir.
74. Whatever definition we may give of liberty, we should be careful to observe two requisite circumstances; first, that it be consistent with plain matter of fact; secondly, that it be consistent with itself. If we observe these circumstances, and render our definition intelligible, I am persuaded that all mankind will be found of one opinion with regard to it. Cualquiera que sea la definición de libertad que demos, debemos tener cuidado en observar dos requisitos: primero, que no contradiga los hechos; segundo, que sea coherente consigo misma. Si observamos estos requisitos y hacemos inteligible nuestra definición, estoy convencido de que la humanidad entera será de una sola opinión respecto a ésta.
It is universally allowed that nothing exists without a cause of its existence, and that chance, when strictly examined, is a mere negative word, and means not any real power which has anywhere a being in nature. But it is pretended that some causes are necessary, some not necessary. Here then is the advantage of definitions. Let any one define a cause, without comprehending, as a part of the definition, a necessary connexion with its effect; and let him show distinctly the origin of the idea, expressed by the definition; and I shall readily give up the whole controversy. But if the foregoing explication of the matter be received, this must be absolutely impracticable. Had not objects a regular conjunction with each other, we should never have entertained any notion of cause and effect; and this regular conjunction produces that inference of the understanding, which is the only connexion, that we can have any comprehension of. Whoever attempts a definition of cause, exclusive of these circumstances, will be obliged either to employ unintelligible terms or such as are synonymous to the term which he endeavours to define.18 And if the definition above mentioned be admitted; liberty, when opposed to necessity, not to constraint, is the same thing with chance; which is universally allowed to have no existence. Se acepta universalmente que nada existe sin una causa de su existencia, y el azar, cuando se examina rigurosamente, no es más que una palabra negativa y no significa un poder real que esté en algún lugar de la naturaleza. Pero se pretende que algunas causas son necesarias y que otras no lo son. He aquí, entonces, la utilidad de las definiciones. Si alguien define una causa, sin incluir como parte de la definición una conexión necesaria con su efecto, y si muestra distintamente el origen de la idea, expresada por la definición yo abandonaré voluntariamente toda la controversia. Pero si se acepta la explicación del asunto que precede, esto ha de ser absolutamente irrealizable. Si los objetos no tuvieran una conjunción regular entre sí, jamás hubiéramos tenido una noción de causa y efecto, y esta conjunción regular produce la inferencia de la mente, que es la única conexión que, en parte, podemos comprender. Quienquiera que intente una definición de causa que no acate estos requisitos, se verá obligado a emplear términos incomprensibles o sinónimos del término que pretende definir y si se admite la definición arriba mencionada, la libertad, cuando se oponga a la necesidad y no a coerción, será lo mismo que el azar, el cual se reconoce universalmente que no existe.

PART II.

Parte II

75. There is no method of reasoning more common, and yet none more blameable, than, in philosophical disputes, to endeavour the refutation of any hypothesis, by a pretence of its dangerous consequences to religion and morality. When any opinion leads to absurdities, it is certainly false; but it is not certain that an opinion is false, because it is of dangerous consequence. Such topics, therefore, ought entirely to be forborne; as serving nothing to the discovery of truth, but only to make the person of an antagonist odious. This I observe in general, without pretending to draw any advantage from it. I frankly submit to an examination of this kind, and shall venture to affirm that the doctrines, both of necessity and of liberty, as above explained, are not only consistent with morality, but are absolutely essential to its support. No hay método de razonamiento más común y, sin embargo, tampoco lo hay más censurable que intentar refutar una hipótesis en las discusiones filosóficas, alegando sus consecuencias peligrosas para la religión y moralidad. Cuando una opinión desemboca en el absurdo, desde luego es falsa, pero no es seguro que una opinión sea falsa porque tenga consecuencias peligrosas. Por tanto, debe prescindirse totalmente de tales tópicos por no servir en nada al descubrimiento de la verdad, sino sólo para hacer odiosa la persona del antagonista. Esto lo mantengo como principio general, sin pretender sacar ninguna ventaja de ello. Me someteré sin reservas a un examen de esta clase y me aventuraré a mantener que las doctrinas, tanto de la necesidad como de la libertad, tal como se han explicado más arriba, son no sól o compatibles con la moral, sino absolutamente imprescindibles para su mantenimiento.
Necessity may be defined two ways, conformably to the two definitions of cause, of which it makes an essential part. It consists either in the constant conjunction of like objects, or in the inference of the understanding from one object to another. Now necessity, in both these senses, (which, indeed, are at bottom the same) has universally, though tacitly, in the schools, in the pulpit, and in common life, been allowed to belong to the will of man; and no one has ever pretended to deny that we can draw inferences concerning human actions, and that those inferences are founded on the experienced union of like actions, with like motives, inclinations, and circumstances. The only particular in which any one can differ, is, that either, perhaps, he will refuse to give the name of necessity to this property of human actions: But as long as the meaning is understood, I hope the word can do no harm: Or that he will maintain it possible to discover something farther in the operations of matter. But this, it must be acknowledged, can be of no consequence to morality or religion, whatever it may be to natural philosophy or metaphysics. We may here be mistaken in asserting that there is no idea of any other necessity or connexion in the actions of body: But surely we ascribe nothing to the actions of the mind, but what everyone does, and must readily allow of. We change no circumstance in the received orthodox system with regard to the will, but only in that with regard to material objects and causes. Nothing, therefore, can be more innocent, at least, than this doctrine. Puede definirse la necesidad de dos maneras de acuerdo con las dos definiciones de causa, de la cual es parte esencial. Consiste bien en la conjunción constante de objetos iguales, bien en la inferencia, realizada por la mente, de un objeto a partir de otro. Ahora bien, en ambas acepciones, que en el fondo son la misma cosa, se ha considerado de forma universal, aunque tácitamente, en las universidades, en el pulpito y en la vida común, que la necesidad pertenece a la voluntad humana, y nadie ha intentado negar que podemos realizar inferencias a propósito de las acciones humanas, y que éstas se apoyan en la experiencia de la unión de acciones semejantes entre sí con motivos, inclinaciones y circunstancias igualmente semejantes. El único punto en que alguien puede discrepar es que o bien quizá se niegue a dar el nombre de necesidad a esta propiedad de las acciones humanas, pero, con tal de que se entienda su significado, espero que la palabra no pueda hacerle daño; o bien mantendrá que es posible encontrar algo más en las operaciones de la materia. Mas se convendrá en que esto no puede afectar a la moralidad y a la religión, cualquiera que sea su impor tancia para la filosofía natural o la Metafísica. Quizá nos equivoquemos aquí al mantener que no tenemos idea de otra necesidad o conexión en las acciones del cuerpo, pero por lo menos no asignamos a las acciones de la mente más de lo que todo el mundo les asigna y ha de admiti rles sin dificultad. No cambiamos detalle alguno del sistema ortodoxo que nos ha sido legado en lo que concierne a la voluntad, sino sólo en lo que respecta a objetos y a causas materiales. No cabe doctrina, por lo menos, más inocente que ésta.
76. All laws being founded on rewards and punishments, it is supposed as a fundamental principle, that these motives have a regular and uniform influence on the mind, and both produce the good and prevent the evil actions. We may give to this influence what name we please; but, as it is usually conjoined with the action, it must be esteemed a cause, and be looked upon as an instance of that necessity, which we would here establish. Al estar fundadas todas las leyes sobre recompensas y castigos, se supone, como principio fundamental, que estos motivos tienen un influjo regular y uniforme sobre la mente, y al mismo tiempo producen buenas acciones y evitan las malas. Podemos asignar a este influjo el nombre que queramos, pero como normalmente está unido con la acción, ha de considerarse que es una causa y puede tenerse por una especie de la necesidad que aquí deseamos establecer.
The only proper object of hatred or vengeance is a person or creature, endowed with thought and consciousness; and when any criminal or injurious actions excite that passion, it is only by their relation to the person, or connexion with him. Actions are, by their very nature, temporary and perishing; and where they proceed not from some cause in the character and disposition of the person who performed them, they can neither redound to his honour, if good; nor infamy, if evil. The actions themselves may be blameable; they may be contrary to all the rules of morality and religion: But the person is not answerable for them; and as they proceeded from nothing in him that is durable and constant, and leave nothing of that nature behind them, it is impossible he can, upon their account, become the object of punishment or vengeance. According to the principle, therefore, which denies necessity, and consequently causes, a man is as pure and untainted, after having committed the most horrid crime, as at the first moment of his birth, nor is his character anywise concerned in his actions, since they are not derived from it, and the wickedness of the one can never be used as a proof of the depravity of the other. El único objeto digno de odio o deseo de venganza es una persona o criatura, dotada de pensamiento o conciencia, y cuando una acción criminal o calumniosa excita esa pasión, sólo lo consigue por su relación con la persona o por su conexión con ella. Por su naturaleza misma, las acciones son temporales y perecederas y, si no procediese de alguna causa en el carácter y disposición de la persona que las realiza, no podrían ni contribuir a su gloria si fuesen buenas, ni a su deshonra si fuesen malas. Las acciones mismas podrían ser culpables, contrarias a todas las reglas de la moralidad y la religión, pero la persona no podría responder de ellas, y como no procederían de nada que en ella sea duradero y constante, ni dejarían tras de sí nada de esta clase, sería imposible que dicha persona, por su causa, pudiera ser el objeto de castigo o venganza. Por tanto, según el principio que niega la necesidad y consecuentemente las causas, un hombre es tan puro e intachable tras haber cometido el más horrendo crimen, como lo era al nacer, ni su carácter se ve en manera alguna afectado por sus acciones, puesto que no se derivan de él, y la maldad de las unas nunca podrá emplearse como prueba de la depravación del otro.
Men are not blamed for such actions as they perform ignorantly and casually, whatever may be the consequences. Why? but because the principles of these actions are only momentary, and terminate in them alone. Men are less blamed for such actions as they perform hastily and unpremeditately than for such as proceed from deliberation. For what reason? but because a hasty temper, though a constant cause or principle in the mind, operates only by intervals, and infects not the whole character. Again, repentance wipes off every crime, if attended with a reformation of life and manners. How is this to be accounted for? but by asserting that actions render a person criminal merely as they are proofs of criminal principles in the mind; and when, by an alteration of these principles, they cease to be just proofs, they likewise cease to be criminal. But, except upon the doctrine of necessity, they never were just proofs, and consequently never were criminal. No se inculpa a los hombres de las acciones que realizan por ignorancia o casualmente, cualesquiera que sean sus consecuencias. ¿Por qué? Porque los principios de estas acciones sólo son momentáneos, y solo las determinan a ellas. Se culpa menos a los hombres de las acciones que realizan apresuradamente y sin premeditación que de las que proceden de su deliberación. ¿Por qué razón? Pues porque un temperamento precipitado, aunque principio o causa constante en la mente, tan sólo opera a intervalos y no afecta todo el carácter. Por otra parte, el arrepentimiento borra cualquier crimen, si se ve acompañado por una transformación de la vida y costumbres. ¿Cómo puede explicarse esto? Únicamente afirmando que las acciones hacen de una persona un criminal tan sólo porque son prueba de principios criminales que existen en la mente, y cuando, por alteración de estos principios, dejan de ser las acciones pruebas fidedignas, igualmente dejan de ser criminales. Pero, a no ser que aceptemos la doctrina de la necesidad, jamás fueron pruebas auténticas, y consecuentemente nunca fueron criminales.
77. It will be equally easy to prove, and from the same arguments, that liberty, according to that definition above mentioned, in which all men agree, is also essential to morality, and that no human actions, where it is wanting, are susceptible of any moral qualities, or can be the objects either of approbation or dislike. For as actions are objects of our moral sentiment, so far only as they are indications of the internal character, passions, and affections; it is impossible that they can give rise either to praise or blame, where they proceed not from these principles, but are derived altogether from external violence. Puede demostrarse con tanta facilidad y mediante los mismos argumentos, que la libertad, según la definición arriba mencionada, en la que todos los hombres coinciden, también es esencial para la moralidad, y que ninguna acción humana en la que falte, puede comportar cualidades morales o ser objeto de aprobación o censura. Pues, como todas las acciones son objeto de nuestro sentimiento moral sólo en la medida en que expresan (are indications) el carácter íntimo, las pasiones y afecciones, es imposible que den lugar al elogio o a la censura si no procedieran de estos principios, sino que se derivasen totalmente de una coacción externa.
78. I pretend not to have obviated or removed all objections to this theory, with regard to necessity and liberty. I can foresee other objections, derived from topics which have not here been treated of. It may be said, for instance, that, if voluntary actions be subjected to the same laws of necessity with the operations of matter, there is a continued chain of necessary causes, pre-ordained and pre-determined, reaching from the original cause of all to every single volition of every human creature. No contingency anywhere in the universe; no indifference; no liberty. While we act, we are, at the same time, acted upon. The ultimate Author of all our volitions is the Creator of the world, who first bestowed motion on this immense machine, and placed all beings in that particular position, whence every subsequent event, by an inevitable necessity, must result. Human actions, therefore, either can have no moral turpitude at all, as proceeding from so good a cause; or if they have any turpitude, they must involve our Creator in the same guilt, while he is acknowledged to be their ultimate cause and author. For as a man, who fired a mine, is answerable for all the consequences whether the train he employed be long or short; so wherever a continued chain of necessary causes is fixed, that Being, either finite or infinite, who produces the first, is likewise the author of all the rest, and must both bear the blame and acquire the praise which belong to them. Our clear and unalterable ideas of morality establish this rule, upon unquestionable reasons, when we examine the consequences of any human action; and these reasons must still have greater force when applied to the volitions and intentions of a Being infinitely wise and powerful. Ignorance or impotence may be pleaded for so limited a creature as man; but those imperfections have no place in our Creator. He foresaw, he ordained, he intended all those actions of men, which we so rashly pronounce criminal. And we must therefore conclude, either that they are not criminal, or that the Deity, not man, is accountable for them. But as either of these positions is absurd and impious, it follows, that the doctrine from which they are deduced cannot possibly be true, as being liable to all the same objections. An absurd consequence, if necessary, proves the original doctrine to be absurd; in the same manner as criminal actions render criminal the original cause, if the connexion between them be necessary and evitable. No pretendo haber eliminado todas las objeciones a la presente teoría de la necesidad y de la libertad. Puedo prever otras objeciones derivadas de tópicos, que aquí no han sido tratadas. Podría decirse, por ejemplo, que si las acciones voluntarias estuvieran sometidas a las mismas leyes de la necesidad que las operaciones de la materia, habría una cadena continua preordenada y predeterminada, que se extendería desde la causa original hasta todas las voliciones singulares de la criatura humana. No habría contingencia en el universo, ni indiferencia, ni libertad. Mientras actuamos, se está actuando al mismo tiempo sobre nosotros. En última instancia, el autor de nuestras voliciones es el Creador del mundo, que por primera vez puso en movimiento esta inmensa máquina y colocó a cada uno de los seres en aquella posición particular de la que ha de resultar, por una necesidad insuperable, todo acontecimiento posterior. Por tanto, las acciones humanas, o bien carecen de toda vileza al proceder de una causa tan buena o, si la tuvieran, han de involucrar al autor en la misma culpa, en tanto que se reconozca que, en última instancia, es su causa y autor. Pues, así como un hombre que ha encendido la mecha de una mina debe responder de todas las consecuencias, con independencia de que la mecha que ha empleado sea larga o corta, asimismo, cuando se establece una cadena continua de causas necesarias, el ser infinito o finito que produce la primera, igualmente es el autor de las demás, y ha de sufrir la censura y recibir el elogio que corresponda a ellas. Nuestras claras e inalterables ideas de moralidad establecen esta regla sobre razones incuestionables, cuando examinamos las consecuencias de cualquier acción humana, y estas razones han de tener aún mayor fuerza aplicadas a las voliciones e intenciones de un ser infinitamente sabio y poderoso. La ignorancia o la impotencia poder alegarse en descargo de una criatura tan limitada como el hombre, pero esas imperfecciones no se dan en nuestro Creador. Previo, dispuso, proyectó todas las acciones de los hombres que tan temerariamente declaramos criminales. Y, por tanto, hemos de concluir, o bien que éstas no son criminales, o bien que la Deidad y no el hombre, es responsable de ellas. Pero como cualquiera de estas dos posiciones es absurda e impía, se sigue que la doctrina a partir de la cual se deducen no puede ser verdadera al estar expuesta a estas objeciones. Una consecuencia absurda, si es necesaria, demuestra que la doctrina original es absurda, de la misma manera que las acciones criminales hacen criminal la causa original, si es necesaria e insoslayable la conexión entre ellas.
This objection consists of two parts, which we shall examine separately; First, that, if human actions can be traced up, by a necessary chain, to the Deity, they can never be criminal; on account of the infinite perfection of that Being from whom they are derived, and who can intend nothing but what is altogether good and laudable. Or, Secondly, if they be criminal, we must retract the attribute of perfection, which we ascribe to the Deity, and must acknowledge him to be the ultimate author of guilt and moral turpitude in all his creatures. Esta objeción consta de dos partes, que examinaremos separadamente: en primer lugar que si podemos remontar la cadena de acciones humanas hasta la Deidad, jamás podrán ser criminales, debido a la infinita perfección del Ser del que derivan, y que no puede proponerse más que lo que es totalmente bueno y digno de elogio. O, en segundo lugar, si fueran criminales, debemos retirar a la divinidad el atributo de perfección que le asignamos y considerarla, en última instancia, como el autor de la culpa y bajeza moral de todas las criaturas.
79. The answer to the first objection seems obvious and convincing. There are many philosophers who, after an exact scrutiny of all the phenomena of nature, conclude, that the WHOLE, considered as one system, is, in every period of its existence, ordered with perfect benevolence; and that the utmost possible happiness will, in the end, result to all created beings, without any mixture of positive or absolute ill or misery. Every physical ill, say they, makes an essential part of this benevolent system, and could not possibly be removed, even by the Deity himself, considered as a wise agent, without giving entrance to greater ill, or excluding greater good, which will result from it. From this theory, some philosophers, and the ancient Stoics among the rest, derived a topic of consolation under all afflictions, while they taught their pupils that those ills under which they laboured were, in reality, goods to the universe; and that to an enlarged view, which could comprehend the whole system of nature, every event became an object of joy and exultation. But though this topic be specious and sublime, it was soon found in practice weak and ineffectual. You would surely more irritate than appease a man lying under the racking pains of the gout by preaching up to him the rectitude of those general laws, which produced the malignant humours in his body, and led them through the proper canals, to the sinews and nerves, where they now excite such acute torments. These enlarged views may, for a moment, please the imagination of a speculative man, who is placed in ease and security; but neither can they dwell with constancy on his mind, even though undisturbed by the emotions of pain or passion; much less can they maintain their ground when attacked by such powerful antagonists. The affections take a narrower and more natural survey of their object; and by an economy, more suitable to the infirmity of human minds, regard alone the beings around us, and are actuated by such events as appear good or ill to the private system. La contestación a la primera objeción parece obvia y convincente. Hay muchos filósofos que, tras un riguroso examen de todos los fenómenos de la naturaleza, concluyen que el todo, considerado como un sistema único, está ordenado con absoluta benevolencia a través de su existencia entera. Y que, finalmente, se producirá la mayor felicidad posible para todos los seres creados, sin mezcla alguna de miseria o mal absolutos. Todo mal físico, dicen, tiene un papel esencial en este sistema benévolo, y no se podría prescindir de él, ni siquiera Dios mismo, en tanto que agente sabio, sin dar entrada a un mal mayor o excluir un mayor bien que habría resultado de él. De esta teoría algunos filósofos, entre ellos los antiguos estoicos, derivaron un argumento de consolación para todas las aflicciones, enseñando a sus discípulos que los males que padecían eran, en realidad, bienes para el universo, y que, desde un punto de vista más amplio, todo suceso era motivo de alegría y júbilo. Pero, aunque fuera este argumento engañoso y sublime, pronto se vería que, en la práctica, es débil e ineficaz. A quien es víctima de los agudos dolores de la gota, sin duda se le irritaría más que se le apaciguaría, hablándole de la rectitud de las leyes generales que produjeron los tumores malignos en su cuerpo y los llevaron por los conductos adecuados a los nervios y músculos, donde ahora provocan tan agudos tormentos. Este sentido global podrá momentáneamente satisfacer la imaginación de un pensador que se encuentra cómodo y seguro. Pero ni podrá permanecer en su mente constantemente, aun cuando no le estorben las emociones de dolor y pasión, ni aún menos cuando le ataquen antagonistas tan poderosos. Las afecciones miran su objeto de una forma menos amplia y más natural y, por una disposición más afín a la limitación de las mentes humanas, sólo se refieren a los seres que nos rodean y son afectadas por los sucesos en la medida en que parecen ser buenas o malas para el sistema propio.
80. The case is the same with moral as with physical ill. It cannot reasonably be supposed, that those remote considerations, which are found of so little efficacy with regard to one, will have a more powerful influence with regard to the other. The mind of man is so formed by nature that, upon the appearance of certain characters, dispositions, and actions, it immediately feels the sentiment of approbation or blame; nor are there any emotions more essential to its frame and constitution. The characters which engage our approbation are chiefly such as contribute to the peace and security of human society; as the characters which excite blame are chiefly such as tend to public detriment and disturbance: Whence it may reasonably be presumed, that the moral sentiments arise, either mediately or immediately, from a reflection of these opposite interests. What though philosophical meditations establish a different opinion or conjecture; that everything is right with regard to the WHOLE, and that the qualities, which disturb society, are, in the main, as beneficial, and are as suitable to the primary intention of nature as those which more directly promote its happiness and welfare? Are such remote and uncertain speculations able to counterbalance the sentiments which arise from the natural and immediate view of the objects? A man who is robbed of a considerable sum; does he find his vexation for the loss anywise diminished by these sublime reflections? Why then should his moral resentment against the crime be supposed incompatible with them? Or why should not the acknowledgment of a real distinction between vice and virtue be reconcileable to all speculative systems of philosophy, as well as that of a real distinction between personal beauty and deformity? Both these distinctions are founded in the natural sentiments of the human mind: And these sentiments are not to be controuled or altered by any philosophical theory or speculation whatsoever. Ocurre lo mismo con el mal moral que con el físico. No se puede suponer razonablemente que esas consideraciones remotas, que tienen tan poca eficacia en el caso del uno, tendrán mayor influjo en el caso del otro. La mente humana está formada por la naturaleza de forma tal que, ante la aparición de ciertos caracteres, disposiciones y acciones, inmediatamente experimenta el sentimiento de aprobación o censura, y no hay emociones más esenciales para su estructura y constitución. Las clases de personas que logran nuestra aprobación son principalmente las que contribuyen a la paz y a la seguridad de la sociedad humana, de la misma manera que las clases de personas que provocan nuestra censura principalmente son las que tienden al perjuicio y trastorno públicos. Por lo cual es razonable suponer que los sentimientos morales surgen mediata o inmediatamente de una reflexión sobre estos intereses contrarios. ¿Y si las reflexiones filosóficas establecen una opinión o conjetura distintas, a saber, que todo es bueno para el conjunto y que las cualidades que turban la sociedad son, por lo general, tan beneficiosas y convenientes para la primera intención de la naturaleza como las que promueven su bienestar más directamente? ¿Son capaces estas reflexiones tan inciertas y remotas de contrarrestar los sentimientos que surgen de una consideración inmediata y natural de los objetos? Un hombre al que se le ha robado una suma considerable de dinero, ¿nota que el disgusto que sufre disminuye algo por causa de estas sublimes reflexiones? ¿Por qué, entonces, debe considerarse incompatible con ellas el resentimiento moral contra el crimen? ¿O por qué no puede reconciliarse una distinción real entre vicio y virtud con todos los sistemas de filosofía especulativa, así como la distinción real entre belleza y deformidad? Ambas distinciones se fundan en sentimientos natural es de la mente humana, y estos sentimientos no deben ser reprimidos ni alterados por teoría o especulación filosófica alguna.
81. The second objection admits not of so easy and satisfactory an answer; nor is it possible to explain distinctly, how the Deity can be the mediate cause of all the actions of men, without being the author of sin and moral turpitude. These are mysteries, which mere natural and unassisted reason is very unfit to handle; and whatever system she embraces, she must find herself involved in inextricable difficulties, and even contradictions, at every step which she takes with regard to such subjects. To reconcile the indifference and contingency of human actions with prescience; or to defend absolute decrees, and yet free the Deity from being the author of sin, has been found hitherto to exceed all the power of philosophy. Happy, if she be thence sensible of her temerity, when she pries into these sublime mysteries; and leaving a scene so full of obscurities and perplexities, return, with suitable modesty, to her true and proper province, the examination of common life; where she will find difficulties enough to employ her enquiries, without launching into so boundless an ocean of doubt, uncertainty, and contradiction! La segunda objeción no admite una respuesta tan fácil y satisfactoria. No es posible explicar claramente cómo Dios puede ser la causa mediata de todas las acciones de los hombres, sin ser el autor de sus pecados y de su bajeza moral. Se trata de misterios que la mera mente natural, sin otra asistencia, no es capaz de tratar adecuadamente y, cualquiera que sea el sistema al que se acoja, ha de verse sumida en dificultades inextricables, e incluso en contradicciones, a cada paso que dé con respecto a tales temas. Hasta ahora se ha visto que excede todo el poder de la filosofía el reconciliar la indiferencia y contingencia de las acciones humanas con la previsión, o defender el carácter absoluto de los decretos divinos, y, sin embargo, librar a la Deidad de ser autora del pecado. Feliz ella si fuera consciente de su propia temeridad cuando escudriña estos misterios sublimes y, abandonando un escenario tan repleto de oscuridades y perplejidades, vuelve con la modestia debida a su verdadera y debida esfera, el examen de la vida común, donde encontrará suficientes dificultades para ocupar sus investigaciones sin lanzarse a un océano tan limitado de duda, incertidumbre y contradicción.






SECTION IX. OF THE REASON OF ANIMALS.

Sección 9. De la razón de los animales

82. All our reasonings concerning matter of fact are founded on a species of Analogy, which leads us to expect from any cause the same events, which we have observed to result from similar causes. Where the causes are entirely similar, the analogy is perfect, and the inference, drawn from it, is regarded as certain and conclusive: nor does any man ever entertain a doubt, where he sees a piece of iron, that it will have weight and cohesion of parts; as in all other instances, which have ever fallen under his observation. But where the objects have not so exact a similarity, the analogy is less perfect, and the inference is less conclusive; though still it has some force, in proportion to the degree of similarity and resemblance. The anatomical observations, formed upon one animal, are, by this species of reasoning, extended to all animals; and it is certain, that when the circulation of the blood, for instance, is clearly proved to have place in one creature, as a frog, or fish, it forms a strong presumption, that the same principle has place in all. These analogical observations may be carried farther, even to this science, of which we are now treating; and any theory, by which we explain the operations of the understanding, or the origin and connexion of the passions in man, will acquire additional authority, if we find, that the same theory is requisite to explain the same phenomena in all other animals. We shall make trial of this, with regard to the hypothesis, by which we have, in the foregoing discourse, endeavoured to account for all experimental reasonings; and it is hoped, that this new point of view will serve to confirm all our former observations. Todos nuestros razonamientos acerca de las cuestiones de hecho están fundados en una especie de analogía, que nos hace esperar de cualquier causa las mismos efectos que hemos observado resultan de causas similares. Cuando las causas son absolutamente iguales, la analogía es perfecta, y la inferencia que se saca de ella es considerada como cierta y concluyente. Un hombre no duda, al ver un trozo de hierro, de que tendrá peso y que sus partes serán coherentes, como en todos los casos que han caído bajo su observación. Pero donde los objetos no tienen una semejanza tan exacta, la analogía es menos perfecta y la inferencia menos concluyente, aunque tiene alguna fuerza en proporción al grado de semejanza y de parecido. Las observaciones anatómicas sobre un animal, por esta clase de razonamiento, se extienden a todos los animales, y es seguro que cuando se demuestra claramente que tiene lugar la circulación de la sangre, por ejemplo, en una criatura como una rana o un pez, se forma la fuerte presunción de que el mismo principio tiene lugar en todos. Estas observaciones pueden ser llevadas más lejos, incluso a la ciencia que ahora estamos tratando. Cualquier teoría por la que explicamos las operaciones del entendimiento, o el origen y la conexión de las pasiones del hombre, adquirirá autoridad adicional si encontramos que la misma teoría es necesaria para explicar los mismos fenómenos en todos los demás animales. Intentaremos hacer esto con la hipótesis con la que hemos procurado, en el precedente discurso, dar una explicación de todos nuestros razonamientos experimentales, y se espera que este nuevo punto de vista servirá para confirmar todas nuestras observaciones previas.
83. First, It seems evident, that animals as well as men learn many things from experience, and infer, that the same events will always follow from the same causes. By this principle they become acquainted with the more obvious properties of external objects, and gradually, from their birth, treasure up a knowledge of the nature of fire, water, earth, stones, heights, depths, &c., and of the effects which result from their operation. The ignorance and inexperience of the young are here plainly distinguishable from the cunning and sagacity of the old, who have learned, by long observation, to avoid what hurt them, and to pursue what gave ease or pleasure. A horse, that has been accustomed to the field, becomes acquainted with the proper height which he can leap, and will never attempt what exceeds his force and ability. An old greyhound will trust the more fatiguing part of the chace to the younger, and will place himself so as to meet the hare in her doubles; nor are the conjectures, which he forms on this occasion, founded in any thing but his observation and experience. En primer lugar, parece evidente que los animales, como los hombres, aprenden muchas cosas de la experiencia e infieren que los mismos sucesos se seguirán de las mismas causas. Por medio de este principio se familiarizan con las propiedades más asequibles de los objetos externos, y gradualmente, desde su nacimiento, acumulan conocimientos sobre la naturaleza del fuego, del agua, de la tierra, de las piedras, de las alturas, de las profundidades, etc., y de los efectos que resultan de su operación. La ignorancia e inexperiencia de los jóvenes, aquí, puede distinguirse fácilmente de la astucia y sagacidad de los viejos, que han aprendido por larga observación a evitar lo que les duele y buscar lo que les produce comodidad y placer. Un caballo acostumbrado a la caza se familiariza con la altura que puede saltar, y jamás intentará lo que excede a sus fuerzas o habilidad. Un viejo galgo confiará la parte más fatigosa de la persecución a los más jóvenes y se colocará al alcance de la liebre cuando ésta comience a correr en círculos. Y tampoco las conjeturas, que forma en esta ocasión, se fundan en otra cosa que la observación y la experiencia.
This is still more evident from the effects of discipline and education on animals, who, by the proper application of rewards and punishments, may be taught any course of action, and most contrary to their natural instincts and propensities. Is it not experience, which renders a dog apprehensive of pain, when you menace him, or lift up the whip to beat him? Is it not even experience, which makes him answer to his name, and infer, from such an arbitrary sound, that you mean him rather than any of his fellows, and intend to call him, when you pronounce it in a certain manner, and with a certain tone and accent? Esto resulta aún más evidente teniendo en cuenta los efectos de la disciplina y educación de los animales, a los que, mediante la adecuada aplicación de castigos y recompensas, puede enseñarse cualquier clase de acción, incluso la más opuesta a sus instintos y tendencias naturales. ¿No es la experiencia la que hace al perro temer el dolor cuando se le amenaza o se levanta el látigo para azotarle? ¿No es, incluso, la experiencia la que le hace contestar por su nombre e inferir de un sonido arbitrario que uno se refiere a él y no a cualquiera de sus compañeros, y que se tiene la intención de llamarle cuando lo pronuncia en cierta manera y con cierto tono y acento?
In all these cases, we may observe, that the animal infers some fact beyond what immediately strikes his senses; and that this inference is altogether founded on past experience, while the creature expects from the present object the same consequences, which it has always found in its observation to result from similar objects. En todos estos casos podemos observar que el animal infiere algún hecho más allá de lo que inmediatamente impresiona sus sentidos, y que esta inferencia se basa totalmente en la experiencia previa, en la medida en que la criatura espera de un objeto las mismas consecuencias que siempre ha visto resultar de objetos similares.
84. Secondly, It is impossible, that this inference of the animal can be founded on any process of argument or reasoning, by which he concludes, that like events must follow like objects, and that the course of nature will always be regular in its operations. For if there be in reality any arguments of this nature, they surely lie too abstruse for the observation of such imperfect understandings; since it may well employ the utmost care and attention of a philosophic genius to discover and observe them. Animals, therefore, are not guided in these inferences by reasoning: Neither are children: Neither are the generality of mankind, in their ordinary actions and conclusions: Neither are philosophers themselves, who, in all the active parts of life, are, in the main, the same with the vulgar, and are governed by the same maxims. Nature must have provided some other principle, of more ready, and more general use and application; nor can an operation of such immense consequence in life, as that of inferring effects from causes, be trusted to the uncertain process of reasoning and argumentation. Were this doubtful with regard to men, it seems to admit of no question with regard to the brute creation; and the conclusion being once firmly established in the one, we have a strong presumption, from all the rules of analogy, that it ought to be universally admitted, without any exception or reserve. It is custom alone, which engages animals, from every object, that strikes their senses, to infer its usual attendant, and carries their imagination, from the appearance of the one, to conceive the other, in that particular manner, which we denominate belief. No other explication can be given of this operation, in all the higher, as well as lower classes of sensitive beings, which fall under our notice and observation 19. En segundo lugar, es imposible que esta inferencia del animal pueda fundarse en cualquier proceso de argumentación o razonamiento en virtud del cual concluya que acontecimientos semejantes han de seguirse de objetos semejantes y que el curso de la naturaleza será siempre uniforme en sus operaciones. Pues si en la realidad hubiera cualquier argumento de esta clase, desde luego sería demasiado abstruso para la observación de entendimientos tan imperfectos, puesto que bien puede ser necesario el máximo cuidado de un genio filosófico para descubrirlo y observarlo. Por tanto, los animales no se guían en estas inferencias por el razonamiento; tampoco los niños, como tampoco la mayor parte de la humanidad en sus acciones y conclusiones normales. Tampoco se guían por él los mismos filósofos, que en las dimensiones prácticas de la vida son, por lo general, iguales que el vulgo y se rigen por los mismos principios. La naturaleza tiene que haber proporcionado algún otro principio de uso y aplicación más general y más fácil. Por otra parte, no puede confiarse una operación de tan enorme trascendencia en la vida, como lo es la de inferir efectos de las causas, al proceso incierto del razonamiento y de la argumentación. Si esto resultara dudoso en el caso de los hombres, no parece admitir ninguna duda en el de las criaturas irracionales, y habiéndose en un caso establecido esta conclusión firmemente, tenemos una fuerte presunción, a partir de las leyes de la analogía, que ha de admitirse universalmente sin excepción ni reserva. Es la costumbre tan sólo la que induce a los animales a inferir de todo objeto que se presenta a sus sentidos su acompañante habitual y la que lleva su imaginación de la aparición del uno a representación del otro, de aquella manera particular que llamamos creencia. No puede darse otra explicación de esta operación en todas las especies elevadas, así como en las inferiores, de seres sensitivos que caen bajo nuestra observación y atención.
85. But though animals learn many parts of their knowledge from observation, there are also many parts of it, which they derive from the original hand of nature; which much exceed the share of capacity they possess on ordinary occasions; and in which they improve, little or nothing, by the longest practice and experience. These we denominate Instincts, and are so apt to admire as something very extraordinary, and inexplicable by all the disquisitions of human understanding. But our wonder will, perhaps, cease or diminish, when we consider, that the experimental reasoning itself, which we possess in common with beasts, and on which the whole conduct of life depends, is nothing but a species of instinct or mechanical power, that acts in us unknown to ourselves; and in its chief operations, is not directed by any such relations or comparisons of ideas, as are the proper objects of our intellectual faculties. Though the instinct be different, yet still it is an instinct, which teaches a man to avoid the fire; as much as that, which teaches a bird, with such exactness, the art of incubation, and the whole economy and order of its nursery. Pero aunque los animales extraen gran parte de sus conocimientos de la observación, también hay una buena porción de ellos, de los que la naturaleza les ha dotado desde sus orígenes, que exceden en mucho la capacidad que manifiestan ordinariamente, y con respecto a los que mejoran en poco o en nada a causa de la más dilatada experiencia y práctica. A éstos llamamos instintos, y tendemos a admirarlos como algo muy extraordinario e inexplicable por las disquisiciones del entendimiento humano. Pero quizá cese o disminuya nuestro asombro cuando tengamos en cuenta que el mismo razonamiento experimental, que poseemos en común con las bestias y del cual depende toda la conducción de nuestra vida, no es sino una especie de instinto o fuerza mecánica que actúa en nosotros sin que la conozcamos, y que en sus operaciones principales no es dirigido por ninguna relación o comparación de ideas, como lo son los objetos propios de nuestras facultades intelectuales. Aunque se trate de un instinto diferente, de todas formas, es un instinto lo que enseña al hombre a evitar el fuego, tanto como lo es el que enseña a un pájaro con tanta precisión el arte de incubar y toda la estructura y orden de su nido.






SECTION X OF MIRACLES.

Sección 10. De los milagros

PART I.

Parte I

86. There is, in Dr. Tillotson′s writings, an argument against the real presence, which is as concise, and elegant, and strong as any argument can possibly be supposed against a doctrine, so little worthy of a serious refutation. It is acknowledged on all hands, says that learned prelate, that the authority, either of the scripture or of tradition, is founded merely in the testimony of the apostles, who were eye-witnesses to those miracles of our Saviour, by which he proved his divine mission. Our evidence, then, for the truth of the Christian religion is less than the evidence for the truth of our senses; because, even in the first authors of our religion, it was no greater; and it is evident it must diminish in passing from them to their disciples; nor can any one rest such confidence in their testimony, as in the immediate object of his senses. But a weaker evidence can never destroy a stronger; and therefore, were the doctrine of the real presence ever so clearly revealed in scripture, it were directly contrary to the rules of just reasoning to give our assent to it. It contradicts sense, though both the scripture and tradition, on which it is supposed to be built, carry not such evidence with them as sense; when they are considered merely as external evidences, and are not brought home to every one′s breast, by the immediate operation of the Holy Spirit. En las obras del doctor Tillotson hay un argumento en contra de la presencia real, que es tan conciso, elegante y sólido como puede serlo cualquier argumento .contra una doctrina tan poco digna de seria refutación. Por todos es reconocido, dice el docto prelado, que la autoridad de la Sagrada Escritura o de la Tradición se funda tan sólo en el testimonio de los apóstoles, que fueron testigos presenciales de los milagros de nuestro Salvador, por los cuales probó su divina misión. Por tanto, nuestra evidencia de la verdad de la religión cristiana es aún menor que la evidencia de la verdad de nuestros sentidos, porque incluso en los primeros autores de nuestra religión no fue mayor y, evidentemente, ha de disminuir al pasar de ellos a sus discípulos; ni se puede confiar tanto en el testimonio de éstos como en el objeto inmediato de los sentidos. Mas una evidencia jamás podrá destruir otra más fuerte, y, por tanto, aunque la doctrina de la presencia real estuviera muy claramente revelada en la Sagrada Escritura, darle nuestro asentimiento sería directamente contrario a las reglas del razonar justo. Sería contradecir la experiencia (sense), cuando la Sagrada Escritura, así como la Tradición en la que se supone que se funda, no tienen a su favor una evidencia como la de la experiencia sensible, mientras las consideremos evidencias externas, y no sean llevadas a nuestro corazón por la acción inmediata del Espíritu Santo.
Nothing is so convenient as a decisive argument of this kind, which must at least silence the most arrogant bigotry and superstition, and free us from their impertinent solicitations. I flatter myself, that I have discovered an argument of a like nature, which, if just, will, with the wise and learned, be an everlasting check to all kinds of superstitious delusion, and consequently, will be useful as long as the world endures. For so long, I presume, will the accounts of miracles and prodigies be found in all history, sacred and profane. Nada es tan oportuno como un argumento concluyente de esta clase, que, por lo menos, debe hacer callar al fanatismo y superstición más arrogantes y librarnos de sus impertinentes asechanzas. Me precio de haber descubierto un argumento de semejante naturaleza que, de ser correcto, constituirá un obstáculo permanente para toda clase de engaño supersticioso entre doctos y sabios y, por consiguiente, será útil mientras exista el mundo. Pues supongo que durante ese tiempo se encontrarán relatos de milagros y prodigios en toda historia, sagrada o profana.
87. Though experience be our only guide in reasoning concerning matters of fact; it must be acknowledged, that this guide is not altogether infallible, but in some cases is apt to lead us into errors. One, who in our climate, should expect better weather in any week of June than in one of December, would reason justly, and conformably to experience; but it is certain, that he may happen, in the event, to find himself mistaken. However, we may observe, that, in such a case, he would have no cause to complain of experience; because it commonly informs us beforehand of the uncertainty, by that contrariety of events, which we may learn from a diligent observation. All effects follow not with like certainty from their supposed causes. Some events are found, in all countries and all ages, to have been constantly conjoined together: Others are found to have been more variable, and sometimes to disappoint our expectations; so that, in our reasonings concerning matter of fact, there are all imaginable degrees of assurance, from the highest certainty to the lowest species of moral evidence. Aunque la experiencia sea nuestro único guía en el razonamiento acerca de cuestiones de hecho, debe reconocerse que no se trata de un guía absolutamente infalible, sino que en algunas ocasiones tiende a conducirnos al error. Quien en nuestro clima espere mejor tiempo en una semana de junio que en una de diciembre, razona correctamente y conforme a la experiencia, pero es indudable que puede equivocarse. Sin embargo, debemos apuntar que en tal caso no tiene razón en quejarse de la experiencia, porque ésta suele advertirnos de antemano de su variabilidad con la contradicción de sucesos que nos enseña la observación cuidadosa. No todos los efectos se siguen con la misma necesidad de las causas que se les atribuye. Resulta que algunos sucesos han esta, do constantemente unidos en todos los países y edades; otros se han mostrado más variables y de cuando en cuando defraudan nuestras previsiones, de modo que en nuestros razonamientos acerca de las cuestiones de hecho se dan todos los grados imaginables de seguridad, desde la máxima certeza hasta la clase más baja de certeza (evidence) moral.
A wise man, therefore, proportions his belief to the evidence. In such conclusions as are founded on an infallible experience, he expects the event with the last degree of assurance, and regards his past experience as a full proof of the future existence of that event. In other cases, he proceeds with more caution: He weighs the opposite experiments: He considers which side is supported by the greater number of experiments: to that side he inclines, with doubt and hesitation; and when at last he fixes his judgement, the evidence exceeds not what we properly call probability. All probability, then, supposes an opposition of experiments and observations, where the one side is found to overbalance the other, and to produce a degree of evidence, proportioned to the superiority. A hundred instances or experiments on one side, and fifty on another, afford a doubtful expectation of any event; though a hundred uniform experiments, with only one that is contradictory, reasonably beget a pretty strong degree of assurance. In all cases, we must balance the opposite experiments, where they are opposite, and deduct the smaller number from the greater, in order to know the exact force of the superior evidence. Por tanto, un hombre sabio adecúa su creencia a la evidencia. En las conclusiones que se fundan en una experiencia infalible anticipa el suceso con el grado último de seguridad y considera la experiencia pasada como una prueba concluyente de la existencia de tal acontecimiento. En los demás casos procede con mayor cautela. Sopesa las experiencias (experiments) contrarias, considera qué posibilidad es la apoyada por el mayor número de experiencias (experiments), se inclina por esta posibilidad con dudas y vacilaciones, y cuando, finalmente, ha fijado su juicio, la evidencia no excede a lo que, hablando con propiedad, llamamos probabilidad. Toda probabilidad, por tanto, supone una oposición de experiencias (experiments) y observaciones, encontrándose que una posibilidad aventaja a las otras y engendra un grado de evidencia proporcional a su superioridad. Cien casos o experiencias de una posibilidad y cincuenta de la otra engendra una expectación incierta de un suceso cualquiera; pero cien experiencias uniformes contra una sola que sea contraria suscitan un grado bastante grande de seguridad. En todas las ocasiones debemos sopesar las experiencias contrarias y restar el número menor del mayor para conocer con exactitud la fuerza de esta evidencia superior.
88. To apply these principles to a particular instance; we may observe, that there is no species of reasoning more common, more useful, and even necessary to human life, than that which is derived from the testimony of men, and the reports of eye-witnesses and spectators. This species of reasoning, perhaps, one may deny to be founded on the relation of cause and effect. I shall not dispute about a word. It will be sufficient to observe that our assurance in any argument of this kind is derived from no other principle than our observation of the veracity of human testimony, and of the usual conformity of facts to the reports of witnesses. It being a general maxim, that no objects have any discoverable connexion together, and that all the inferences, which we can draw from one to another, are founded merely on our experience of their constant and regular conjunction; it is evident, that we ought not to make an exception to this maxim in favour of human testimony, whose connexion with any event seems, in itself, as little necessary as any other. Were not the memory tenacious to a certain degree, had not men commonly an inclination to truth and a principle of probity; were they not sensible to shame, when detected in a falsehood: Were not these, I say, discovered by experience to be qualities, inherent in human nature, we should never repose the least confidence in human testimony. A man delirious, or noted for falsehood and villany, has no manner of authority with us. Para aplicar estos principios a un caso particular podemos observar que no hay un tipo de razonamiento más común, más útil o incluso más necesario para la vida humana que el derivado de los testimonios de los hombres y los informes de los testigos presenciales y de los espectadores. Quizá uno pueda negar que esta clase de razonamiento esté fundado en la relación causa-efecto. No discutiré sobre la palabra. Bastará con apuntar que nuestra seguridad, en cualquier argumento de esta clase, no deriva de ningún otro principio que la observación de la veracidad del testimonio humano y de la habitual conformidad de los hechos con los informes de los testigos. Siendo un principio general que ningún objeto tiene una conexión con otro que pueda descubrirse, y que todas las inferencias que podemos sacar del uno al otro están meramente fundadas en nuestra experiencia de regularidad y constancia de su conjunción, es evidente que no debemos hacer una excepción de este principio en el caso del testimonio humano, cuya conexión con otro suceso cualquiera parece en sí misma tan poco necesaria como cualquier otra conexión. Si la mente no fuera en cierto grado tenaz, si los hombres no tuvieran comúnmente una inclinación a la verdad y conciencia moral, si no sintieran vergÜenza cuando se les coge mintiendo, si éstas no fueran cualidades que la experiencia descubre como inherentes a la naturaleza humana, jamás tendríamos la menor confianza en el testimonio humano. Un hombre que delira o que es conocido por su fals edad y vileza no tiene ninguna clase de autoridad entre nosotros.
And as the evidence, derived from witnesses and human testimony, is founded on past experience, so it varies with the experience, and is regarded either as a proof or a probability, according as the conjunction between any particular kind of report and any kind of object has been found to be constant or variable. There are a number of circumstances to be taken into consideration in all judgements of this kind; and the ultimate standard, by which we determine all disputes, that may arise concerning them, is always derived from experience and observation. Where this experience is not entirely uniform on any side, it is attended with an unavoidable contrariety in our judgements, and with the same opposition and mutual destruction of argument as in every other kind of evidence. We frequently hesitate concerning the reports of others. We balance the opposite circumstances, which cause any doubt or uncertainty; and when we discover a superiority on any side, we incline to it; but still with a diminution of assurance, in proportion to the force of its antagonist. Y como la evidencia, derivada de testigos y testimonios humanos, se funda en la experiencia pasada, asimismo varía con la experiencia, y se considera como prueba o como probabilidad, según se haya encontrado que la conjunción entre cualquier clase de relación y cualquier clase de objeto sea constante o variable. Han de tomarse en consideración una serie de circunstancias en todos los juicios de esta clase, y el criterio último, con el que dirimimos todas las discusiones que puedan surgir a propósito de ellos, se deriva siempre de la experiencia y de la observación. Si esta experiencia no es totalmente uniforme a favor de cualquiera de las posibilidades, es acompañada por una notoria contrariedad en nuestros juicios y por la misma oposición y destrucción mutua de argumentos que en todas las demás clases de evidencia. Frecuentemente vacilamos ante los informes de otros. Sopesamos las circunstancias contrarias que producen duda e incertidumbre, y cuando descubrimos la superioridad de una de las posibilidades nos inclinamos por ella, pero con una disminución de seguridad proporcional a la fuerza de su antagonista.
89. This contrariety of evidence, in the present case, may be derived from several different causes; from the opposition of contrary testimony; from the character or number of the witnesses; from the manner of their delivering their testimony; or from the union of all these circumstances. We entertain a suspicion concerning any matter of fact, when the witnesses contradict each other; when they are but few, or of a doubtful character; when they have an interest in what they affirm; when they deliver their testimony with hesitation, or on the contrary, with too violent asseverations. There are many other particulars of the same kind, which may diminish or destroy the force of any argument, derived from human testimony. En el presente caso esta oposición entre evidencias puede derivar de diversas causas: de la oposición del testimonio contrario, del carácter y número de los testigos, de la manera de dar su testimonio o del conjunto de todas estas circunstancias. Dudamos (we entertain a suspicion) de una cuestión de hecho cuando los testigos se contradicen, cuando son sólo pocos o de carácter dudoso, cuando tienen intereses en lo que mantienen, cuando atestiguan con vacilaciones o, por el contrario, con aseveraciones demasiado violentas. Hay otros muchos detalles de esta clase que pueden disminuir o destruir la fuerza de cualquier argumento que se deriva del testimonio humano.
Suppose, for instance, that the fact, which the testimony endeavours to establish, partakes of the extraordinary and the marvellous; in that case, the evidence, resulting from the testimony, admits of a diminution, greater or less, in proportion as the fact is more or less unusual. The reason why we place any credit in witnesses and historians, is not derived from any connexion, which we perceive a priori, between testimony and reality, but because we are accustomed to find a conformity between them. But when the fact attested is such a one as has seldom fallen under our observation, here is a contest of two opposite experiences; of which the one destroys the other, as far as its force goes, and the superior can only operate on the mind by the force, which remains. The very same principle of experience, which gives us a certain degree of assurance in the testimony of witnesses, gives us also, in this case, another degree of assurance against the fact, which they endeavour to establish; from which contradition there necessarily arises a counterpoize, and mutual destruction of belief and authority. Supongamos, por ejemplo, que el hecho que el testimonio intenta establecer participa de lo extraordinario y maravilloso. En tal caso la evidencia resultante del testimonio puede debilitarse en mayor o menor grado, según se trate de un hecho más o menos desusado. La razón por la que damos algún crédito a testigos e historiadores no se deriva de una conexión que percibimos a priori entre testimonio y realidad, sino porque solemos encontrar conformidad entre ellos. Pero cuando el hecho que se atestigua rara vez ha sido observado por nosotros, entonces se entabla una lucha entre dos experiencias opuestas, una de las cuales anula la otra en toda su fuerza y sólo puede operar en la mente con la fuerza sobrante El mismo principio de la experiencia, que nos da cierta seguridad en el testimonio de los testigos, en este caso también nos da otro grado de seguridad en contra del hecho que ellos intentan establecer. De esta contradicción necesariamente surge un contrapeso y la consiguiente destrucción mutua de creencia y autoridad.
I should not believe such a story were it told me by Cato, was a proverbial saying in Rome, even during the lifetime of that philosophical patriot.20 The incredibility of a fact, it was allowed, might invalidate so great an authority. No creería tal historia ni siquiera si me lo contara Catón, era un proverbio romano, incluso mientras vivía aquel filósofo patriótico. Se admitía que el carácter increíble del hecho podría invalidar tan notoria autoridad.
The Indian prince, who refused to believe the first relations concerning the effects of frost, reasoned justly; and it naturally required very strong testimony to engage his assent to facts, that arose from a state of nature, with which he was unacquainted, and which bore so little analogy to those events, of which he had had constant and uniform experience. Though they were not contrary to his experience, they were not conformable to it.21 El príncipe indio que se negó a aceptar los primeros relatos sobre las heladas razonaba correctamente; y, por supuesto, hizo falta un testimonio muy fuerte para lograr su asentimiento a unos hechos que se originaban en un estado de la naturaleza con la que no estaba familiarizado y eran tan poco semejantes a los sucesos de los que tenía una experiencia constante y uniforme. Aunque no fueran contrarios a su experiencia, no se conformaban a ella.
90. But in order to encrease the probability against the testimony of witnesses, let us suppose, that the fact, which they affirm, instead of being only marvellous, is really miraculous; and suppose also, that the testimony considered apart and in itself, amounts to an entire proof; in that case, there is proof against proof, of which the strongest must prevail, but still with a diminution of its force, in proportion to that of its antagonist. Pero, para aumentar la probabilidad en contra del testimonio de los testigos, supóngase que el hecho que afirman, en lugar de ser sólo maravilloso, es realmente milagroso, y supóngase también que el testimonio, considerado en sí mismo y por sí solo, equivale a toda una demostración; en este caso hay una prueba contra otra prueba, de las cuales ha de prevalecer la más fuerte, pero con una disminución de su propia fuerza en proporción a la de su antagonista.
A miracle is a violation of the laws of nature; and as a firm and unalterable experience has established these laws, the proof against a miracle, from the very nature of the fact, is as entire as any argument from experience can possibly be imagined. Why is it more than probable, that all men must die; that lead cannot, of itself, remain suspended in the air; that fire consumes wood, and is extinguished by water; unless it be, that these events are found agreeable to the laws of nature, and there is required a violation of these laws, or in other words, a miracle to prevent them? Nothing is esteemed a miracle, if it ever happen in the common course of nature. It is no miracle that a man, seemingly in good health, should die on a sudden: because such a kind of death, though more unusual than any other, has yet been frequently observed to happen. But it is a miracle, that a dead man should come to life; because that has never been observed in any age or country. There must, therefore, be a uniform experience against every miraculous event, otherwise the event would not merit that appellation. And as a uniform experience amounts to a proof, there is here a direct and full proof, from the nature of the fact, against the existence of any miracle; nor can such a proof be destroyed, or the miracle rendered credible, but by an opposite proof, which is superior.22 Un milagro es la violación de las leyes de la naturaleza; y como una experiencia firme e inalterable ha establecido estas leyes, la prueba en contra de un milagro por la misma naturaleza es tan completa como se pueda imaginar que cualquier argumento de la experiencia lo sea. ¿Por qué es más que probable que todos los hombres han de morir, que el plomo no puede, de suyo, mantenerse suspendido en el aire; que el fuego consume la madera y se extingue con agua, si no resulta que se ha encontrado que estos hechos son acordes a las leyes de la naturaleza, y se requiere una violación de estas leyes o, en otras palabras, un milagro para evitarlos? Nada se estima que sea un milagro si ocurre dentro del curso normal de la naturaleza. No es ningún milagro que un hombre en aparentemente buen estado de salud muera repentinamente, pues aquella clase de muerte, aunque más infrecuente que cualquier otra, de todas formas ha sido frecuentemente observada. Pero es un milagro que un hombre muerto vuelva a la vida, pues esto no se ha observado en ningún país o época. Ha de haber, por tanto, una experiencia uniforme contra todo acontecimiento milagroso, pues, de lo contrario, tal acontecimiento no merecería ese nombre. Y como una experiencia uniforme equivale a una prueba, aquí hay una prueba directa y completa, derivada de la naturaleza del hecho, en contra de la existencia de cualquier milagro; ni puede destruirse aquella prueba, ni el milagro hacerse creíble, sino por una prueba contraria que sea superior.
91. The plain consequence is (and it is a general maxim worthy of our attention), ′That no testimony is sufficient to establish a miracle, unless the testimony be of such a kind, that its falsehood would be more miraculous, than the fact, which it endeavours to establish; and even in that case there is a mutual destruction of arguments, and the superior only gives us an assurance suitable to that degree of force, which remains, after deducting the inferior.′ When anyone tells me, that he saw a dead man restored to life, I immediately consider with myself, whether it be more probable, that this person should either deceive or be deceived, or that the fact, which he relates, should really have happened. I weigh the one miracle against the other; and according to the superiority, which I discover, I pronounce my decision, and always reject the greater miracle. If the falsehood of his testimony would be more miraculous, than the event which he relates; then, and not till then, can he pretend to command my belief or opinion. La simple consecuencia es (y trátase de una máxima general digna de nuestra atención) «que ningún testimonio es suficiente para establecer un milagro, a no ser que el testimonio sea tal que su falsedad fuera más milagrosa que el hecho que intenta establecer; e incluso en este caso hay una destrucción mutua de argumentos, y el superior sólo nos da una seguridad adecuada al grado de fuerza que queda y después de deducir el inferior». Cuando alguien me dice que vio resucitar a un muerto, inmediatamente me pregunto si es más probable que esta persona engañe o sea engañada, o que el hecho que narra haya podido ocurrir realmente. Sopeso un milagro en contra de otro y, de acuerdo con la superioridad que encuentro, tomo mi decisión y siempre rechazo el milagro mayor. Si la falsedad de su testimonio fuera más milagrosa que el acontecimiento que relata, entonces, y no antes, puede pretender obtener para sí mi creencia y opinión.

PART II.

Parte II

92. In the foregoing reasoning we have supposed, that the testimony, upon which a miracle is founded, may possibly amount to an entire proof, and that the falsehood of that testimony would be a real prodigy: But it is easy to shew, that we have been a great deal too liberal in our concession, and that there never was a miraculous event established on so full an evidence. En el razonamiento precedente hemos supuesto que el testimonio sobre el que se basa un milagro posiblemente equivale a una demostración completa, y que la falsedad de este testimonio sería un verdadero prodigio. Pero es fácil mostrar que hemos sido demasiado generosos en esta concesión y que nunca hubo un acontecimiento milagroso que se apoyara en una evidencia tan completa.
For first, there is not to be found, in all history, any miracle attested by a sufficient number of men, of such unquestioned good-sense, education, and learning, as to secure us against all delusion in themselves; of such undoubted integrity, as to place them beyond all suspicion of any design to deceive others; of such credit and reputation in the eyes of mankind, as to have a great deal to lose in case of their being detected in any falsehood; and at the same time, attesting facts performed in such a public manner and in so celebrated a part of the world, as to render the detection unavoidable: All which circumstances are requisite to give us a full assurance in the testimony of men. Pues, en primer lugar, no se puede encontrar en toda la historia ningún milagro atestiguado por un número suficiente de hombres de tan incuestionable buen sentido, educación y conocimientos como para salvarnos de cualquier equivocación a su respecto; de una integridad tan indudable como para considerarlos allende toda sospecha de pretender engañar a otros; de crédito y reputación tales entre la humanidad como para tener mucho que perder en el caso de ser cogidos en una falsedad, y, al mismo tiempo, afirmando hechos realizados tan públicamente y en una parte tan conocida del mundo como para hacer inevitable el descubrimiento de su falsedad. Todas estas circunstancias son necesarias para darnos una seguridad total en el testimonio de los hombres.
93. Secondly. We may observe in human nature a principle which, if strictly examined, will be found to diminish extremely the assurance, which we might, from human testimony, have, in any kind of prodigy. The maxim, by which we commonly conduct ourselves in our reasonings, is, that the objects, of which we have no experience, resembles those, of which we have; that what we have found to be most usual is always most probable; and that where there is an opposition of arguments, we ought to give the preference to such as are founded on the greatest number of past observations. But though, in proceeding by this rule, we readily reject any fact which is unusual and incredible in an ordinary degree; yet in advancing farther, the mind observes not always the same rule; but when anything is affirmed utterly absurd and miraculous, it rather the more readily admits of such a fact, upon account of that very circumstance, which ought to destroy all its authority. The passion of surprise and wonder, arising from miracles, being an agreeable emotion, gives a sensible tendency towards the belief of those events, from which it is derived. And this goes so far, that even those who cannot enjoy this pleasure immediately, nor can believe those miraculous events, of which they are informed, yet love to partake of the satisfaction at second-hand or by rebound, and place a pride and delight in exciting the admiration of others. En segundo lugar, podemos observar en la naturaleza humana un principio que, si se examina rigurosamente, se encontrará disminuye mucho la confianza que podríamos tener con respecto al testimonio humano. El principio por el que, normalmente, nos conducimos en nuestros razonamientos es que los objetos de los que no tenemos experiencia se parecen a aquellos de los que la tenemos; que lo que hemos encontrado como lo más habitual es también lo más probable y que donde hubiera una oposición de argumentos debemos dar preferencia a los que están fundados en el mayor número de observaciones pasadas. Pero aunque, al proceder según esta regla, con facilidad rechazamos cualquier hecho desusado e increíble en circunstancias normales, sin embargo, avanzando más, la mente no observa siempre la misma regla, sino que cuando se afirma algo totalmente absurdo o milagroso admitirá con aún mayor facilidad tal hecho debido a la circunstancia misma que debería destruir toda su autoridad. La afección de sorpresa y de asombro que producen los milagros, al ser una emoción agradable, provoca una fuerte propensión a creer en los acontecimientos de los que se deriva. Y esto va tan lejos que, incluso los que no pueden disfrutar este placer inmediatamente, ni pueden creer en los acontecimientos milagrosos de los que se les informa, sin embargo, gustan de participar en la satisfacción de segunda mano o, de rechazo, encuentran placer y orgullo en excitar la admiración de otros.
With what greediness are the miraculous accounts of travellers received, their descriptions of sea and land monsters, their relations of wonderful adventures, strange men, and uncouth manners? But if the spirit of religion join itself to the love of wonder, there is an end of common sense; and human testimony, in these circumstances, loses all pretensions to authority. A religionist may be an enthusiast, and imagine he sees what has no reality: he may know his narrative to be false, and yet persevere in it, with the best intentions in the world, for the sake of promoting so holy a cause: or even where this delusion has not place, vanity, excited by so strong a temptation, operates on him more powerfully than on the rest of mankind in any other circumstances; and self-interest with equal force. His auditors may not have, and commonly have not, sufficient judgement to canvass his evidence: what judgement they have, they renounce by principle, in these sublime and mysterious subjects: or if they were ever so willing to employ it, passion and a heated imagination disturb the regularity of its operations. Their credulity increases his impudence: and his impudence overpowers their credulity. Con avidez se acogen los relatos milagrosos de viajeros, sus descripciones de monstruos terrestres y marinos, sus narraciones de aventuras maravillosas, de hombres extraños y de rudas costumbres. Pero si el espíritu religioso se une al gusto por el asombro, se acabó el sentido común, y en esta situación pierde el testimonio humano todas sus pretensiones de autoridad. Un beato puede ser un entusiasta e imaginar que ve lo que de hecho no tiene realidad. Puede saber que su narración es falsa, y, sin embargo, perseverar en ella con las mejores intenciones del mundo para promover tan sagrada causa, o incluso cuando no caiga en esta ilusión, la vanidad, movida por una tentación tan fuerte, opera sobre él con mayor fuerza que sobre el resto de la humanidad en cualquier circunstancia, y su interés propio con la misma fuerza. Sus oyentes pueden no tener suficiente juicio para criticar su testimonio. Por principio renuncian a la capacidad que pudieran tener en estos temas sublimes y misteriosos. O incluso si estuvieran muy dispuestos a emplearla, la pasión y una imaginación calenturienta impiden la regularidad de sus operaciones. Su credulidad aumenta su osadía. Y su osadía se impone a su credulidad.
Eloquence, when at its highest pitch, leaves little room for reason or reflection; but addressing itself entirely to the fancy or the affections, captivates the willing hearers, and subdues their understanding. Happily, this pitch it seldom attains. But what a Tully or a Demosthenes could scarcely effect over a Roman or Athenian audience, every Capuchin, every itinerant or stationary teacher can perform over the generality of mankind, and in a higher degree, by touching such gross and vulgar passions. La elocuencia, en su grado más intenso, deja poco lugar para la razón y reflexión, ya que, al dirigirse exclusivamente a la fantasía o a las afecciones, cautiva a los oyentes predispuestos y subyuga su entendimiento. Afortunadamente, rara vez alcanza ese grado. Pero lo que un Tulio o un Demóstenes difícilmente podrían conseguir de un auditorio romano o ateniense, cualquier capuchino, itinerante o sedentario, puede realizarlo con la mayoría de la humanidad y en mayor grado al conseguir emociones tan groseras y vulgares.
The many instances of forged miracles, and prophecies, and supernatural events, which, in all ages, have either been detected by contrary evidence, or which detect themselves by their absurdity, prove sufficiently the strong propensity of mankind to the extraordinary and the marvellous, and ought reasonably to beget a suspicion against all relations of this kind. This is our natural way of thinking, even with regard to the most common and most credible events. For instance: There is no kind of report which rises so easily, and spreads so quickly, especially in country places and provincial towns, as those concerning marriages; insomuch that two young persons of equal condition never see each other twice, but the whole neighbourhood immediately join them together. The pleasure of telling a piece of news so interesting, of propagating it, and of being the first reporters of it, spreads the intelligence. And this is so well known, that no man of sense gives attention to these reports, till he find them confirmed by some greater evidence. Do not the same passions, and others still stronger, incline the generality of mankind to believe and report, with the greatest vehemence and assurance, all religious miracles? Los muchos casos de milagros, profecías y acontecimientos sobrenaturales falsificados que en todas las edades han sido descubiertos por evidencia contraria o que se denuncian a sí mismos por su carácter absurdo, demuestran suficientemente la intensa propensión de la humanidad a lo extraordinario y lo maravilloso, y deberían razonablemente dar origen a sospechas contra toda narración de esta índole. Este es nuestro modo natural de pensar, incluso con respecto a los acontecimientos más comunes y creíbles. Por ejemplo, no hay ninguna noticia, que surge tan fácilmente y se extiende tan rápidamente, especialmente en el campo y en ciudades de provincia, como las referentes a bodas. Basta que dos jóvenes de la misma condición se hayan visto sólo dos veces para que toda la vecindad los una inmediatamente. El placer de dar una noticia tan interesante, de propagarla y de ser el primero en comunicarla difunde la información. Y esto es tan bien conocido, que ningún hombre sensato hace caso de estos informes hasta que los encuentra confirmados por una evidencia mayor. ¿No inducen las mismas pasiones, y otras aún mayores, a que la mayoría de la humanidad crea y relate con la mayor vehemencia y seguridad todos los milagros religiosos?
94. Thirdly. It forms a strong presumption against all supernatural and miraculous relations, that they are observed chiefly to abound among ignorant and barbarous nations; or if a civilized people has ever given admission to any of them, that people will be found to have received them from ignorant and barbarous ancestors, who transmitted them with that inviolable sanction and authority, which always attend received opinions. When we peruse the first histories of all nations, we are apt to imagine ourselves transported into some new world; where the whole frame of nature is disjointed, and every element performs its operations in a different manner, from what it does at present. Battles, revolutions, pestilence, famine and death, are never the effect of those natural causes, which we experience. Prodigies, omens, oracles, judgements, quite obscure the few natural events, that are intermingled with them. But as the former grow thinner every page, in proportion as we advance nearer the enlightened ages, we soon learn, that there is nothing mysterious or supernatural in the case, but that all proceeds from the usual propensity of mankind towards the marvellous, and that, though this inclination may at intervals receive a check from sense and learning, it can never be thoroughly extirpated from human nature. En tercer lugar, constituye una fuerte presunción contra toda narración sobrenatural o milagrosa el hecho de que principalmente abunden en naciones bárbaras e ignorantes; o, si en alguna ocasión, un pueblo civilizado ha aceptado alguna de ellas, nos encontraremos con que ese pueblo las ha recibido de predecesores ignorantes y bárbaros, los cuales las han transmitido con la sanción y autoridad inviolables que siempre acompañan a las opiniones recibidas. Cuando leemos detenidamente las historias de los primeros tiempos de las naciones, nos solemos imaginar transportados a un nuevo mundo, donde el marco de la naturaleza está descoyuntado y todo elemento realiza sus operaciones de una manera distinta a la actual. Las batallas, revoluciones, pestes, carestías y muertes jamás son efectos de causas naturales. Prodigios, vaticinios, oráculos y juicios oscurecen totalmente los pocos acontecimientos naturales que se mezclan con ellos. Pero según los primeros se van haciendo menos frecuentes en cada página, a medida que nos aproximamos más a las edades ilustradas, pronto aprendemos que no hay nada misterioso o sobrenatural en el caso, sino que todo procede de la propensión habitual de la humanidad hacia lo maravilloso, y que aunque esta inclinación pueda, en ciertos intervalos, ser frenada por el saber y por sentido común, no puede radicalmente extirparse de la naturaleza humana.
It is strange, a judicious reader is apt to say, upon the perusal of these wonderful historians, that such prodigious events never happen in our days. But it is nothing strange, I hope, that men should lie in all ages. You must surely have seen instances enough of that frailty. You have yourself heard many such marvellous relations started, which, being treated with scorn by all the wise and judicious, have at last been abandoned even by the vulgar. Be assured, that those renowned lies, which have spread and flourished to such a monstrous height, arose from like beginnings; but being sown in a more proper soil, shot up at last into prodigies almost equal to those which they relate. Un lector juicioso tiende a decir, al leer detenidamente a estos maravillosos historiadores, que es raro que acontecimientos tan prodigiosos jamás ocurran en nuestros días. Pero no es nada extraño, espero, que los hombres mientan en todas las edades. Seguramente habrá visto el lector suficientes casos de tal debilidad. Habrá oído de los comienzos de tan maravillosos relatos, que al ser tratados con desprecio por los sabios y juiciosos, finalmente han sido abandonados incluso por el vulgo. Puede estar seguro de que estas famosas mentiras que se han extendido y prosperado en un grado tan monstruoso tuvieron comienzos semejantes, pero al sembrarse en un terreno más propicio se han elevado a prodigios casi iguales a los que relatan.
It was a wise policy in that false prophet, Alexander, who though now forgotten, was once so famous, to lay the first scene of his impostures in Paphlagonia, where, as Lucian tells us, the people were extremely ignorant and stupid, and ready to swallow even the grossest delusion. People at a distance, who are weak enough to think the matter at all worth enquiry, have no opportunity of receiving better information. The stories come magnified to them by a hundred circumstances. Fools are industrious in propagating the imposture; while the wise and learned are contented, in general, to deride its absurdity, without informing themselves of the particular facts, by which it may be distinctly refuted. And thus the impostor above mentioned was enabled to proceed, from his ignorant Paphlagonians, to the enlisting of votaries, even among the Grecian philosophers, and men of the most eminent rank and distinction in Rome: nay, could engage the attention of that sage emperor Marcus Aurelius; so far as to make him trust the success of a military expedition to his delusive prophecies. Fue una política sabia la de aquel falso profeta, Alejandro, que, aunque ahora olvidado, fue una vez tan famoso, escoger Paphlagonia como el primer escenario de sus engaños, donde, como Lucano nos relata, la gente era extremadamente ignorante y estúpida y estaba dispuesta a tragarse incluso el más grosero engaño. A una cierta distancia, personas que son tan débiles como para pensar que el asunto merece una investigación no tienen oportunidad de recibir mejor información. Las historias les llegan magnificadas por cien circunstancias. Los tontos son activos propagando el engaño, mientras que los sabios y cultos se contentan burlándose de su absurdo, sin informarse de los hechos en virtud de los cuales puede refutarse claramente. Y así, el arriba mencionado impostor pudo pasar a reclutar devotos entre sus ignorantes paphlagonios, incluso entre filósofos griegos y entre los hombres del rango y distinción más eminente en Roma. Incluso pudo captar la atención del sabio emperador Marco Aurelio, hasta el punto de hacerle confiar el éxito de una expedición militar a sus engañosas profecías.
The advantages are so great, of starting an imposture among an ignorant people, that, even though the delusion should be too gross to impose on the generality of them (which, though seldom, is sometimes the case) it has a much better chance for succeeding in remote countries, than if the first scene had been laid in a city renowned for arts and knowledge. The most ignorant and barbarous of these barbarians carry the report abroad. None of their countrymen have a large correspondence, or sufficient credit and authority to contradict and beat down the delusion. Men′s inclination to the marvellous has full opportunity to display itself. And thus a story, which is universally exploded in the place where it was first started, shall pass for certain at a thousand miles distance. But had Alexander fixed his residence at Athens, the philosophers of that renowned mart of learning had immediately spread, throughout the whole Roman empire, their sense of the matter; which, being supported by so great authority, and displayed by all the force of reason and eloquence, had entirely opened the eyes of mankind. It is true; Lucian, passing by chance through Paphlagonia, had an opportunity of performing this good office. But, though much to be wished, it does not always happen, that every Alexander meets with a Lucian, ready to expose and detect his impostures. Las ventajas de empezar una impostura entre gentes ignorantes son tan grandes que, aunque el engaño sea demasiado burdo como para imponerse a la mayoría de ellos (lo cual ocurre, aunque no con mucha frecuencia), tiene muchas mayores posibilidades de tener éxito en países remotos que si hubiera comenzado en una ciudad famosa por sus artes y conocimientos. Los más ignorantes y rudos entre estos bárbaros difunden la noticia más allá de sus fronteras. Ninguno de sus paisanos tiene suficientes relaciones o crédito y autoridad para contradecir y sofocar el engaño. La inclinación humana a lo maravilloso tiene una gran oportunidad para manifestarse. Y así, una historia que está completamente desacreditada en el lugar de origen, pasará por cierta a mil millas de distancia. Pero si Alejandro hubiera fijado su residencia entre los atenienses, los filósofos de aquel famoso imperio del saber habrían difundido inmediatamente, por todo el Imperio romano, su opinión al respecto que, al estar apoyada en tan gran autoridad y expuesta con toda la fuerza de la razón y elocuencia, habría abierto del todo los ojos de la humanidad. En verdad, Lucano, al pasar por casua lidad por Paphlagonia, tuvo la oportunidad de realizar este buen oficio. Pero no siempre ocurre, aunque sea muy deseable, que un Alejandro se encuentre con un Lucano dispuesto a exponer y descubrir sus engaños.
95. I may add as a fourth reason, which diminishes the authority of prodigies, that there is no testimony for any, even those which have not been expressly detected, that is not opposed by an infinite number of witnesses; so that not only the miracle destroys the credit of testimony, but the testimony destroys itself. To make this the better understood, let us consider, that, in matters of religion, whatever is different is contrary; and that it is impossible the religions of ancient Rome, of Turkey, of Siam, and of China should, all of them, be established on any solid foundation. Every miracle, therefore, pretended to have been wrought in any of these religions (and all of them abound in miracles), as its direct scope is to establish the particular system to which it is attributed; so has it the same force, though more indirectly, to overthrow every other system. In destroying a rival system, it likewise destroys the credit of those miracles, on which that system was established; so that all the prodigies of different religions are to be regarded as contrary facts, and the evidences of these prodigies, whether weak or strong, as opposite to each other. According to this method of reasoning, when we believe any miracle of Mahomet or his successors, we have for our warrant the testimony of a few barbarous Arabians: And on the other hand, we are to regard the authority of Titus Livius, Plutarch, Tacitus, and, in short, of all the authors and witnesses, Grecian, Chinese, and Roman Catholic, who have related any miracle in their particular religion; I say, we are to regard their testimony in the same light as if they had mentioned that Mahometan miracle, and had in express terms contradicted it, with the same certainty as they have for the miracle they relate. This argument may appear over subtile and refined; but is not in reality different from the reasoning of a judge, who supposes, that the credit of two witnesses, maintaining a crime against any one, is destroyed by the testimony of two others, who affirm him to have been two hundred leagues distant, at the same instant when the crime is said to have been committed. Puedo añadir, como cuarta razón que disminuye la autoridad de los prodigios, que no hay testimonio de ninguno, incluso de los que no han sido explícitamente denunciados, al que no se oponga un número infinito de testigos, de modo que no sólo el milagro destruye el crédito del testimonio, sino que el testimonio se destruye a sí mismo. Para que se comprenda esto mejor, consideremos que, en cuestiones de religión, lo que es distinto también es contrario y que es imposible que las religiones de la antigua Roma, de Turquía, de Siam y de China pudieran, todas ellas, establecerse sobre un fundamento sólido; por tanto, todo milagro que se pretende que ha tenido lugar en cualquiera de estas religiones (y todas ellas abundan en milagros), como su consecuencia inmediata es establecer el sistema particular al que se atribuye, por tanto, tiene la misma fuerza, aunque menos directamente, para desautorizar a los demás sistemas. Al destruir un sistema rival, igualmente destruye el crédito de los milagros sobre los que este sistema se estableció, de modo que los prodigios de las distintas religiones han de considerarse como hechos contrarios, y las evidencias de estos prodigios, fuertes o débiles, como opuestas entre sí. De acuerdo con este método de razonamiento, cuando creemos en el milagro de Mahoma o de sus sucesores, tenemos como garantía el testimonio de unos pocos bárbaros africanos. Y, por otro lado, hemos de tener en cuenta la autoridad de Tito Livio, Plutarco, Tácito y, en suma, de todos los autores y testigos griegos, chinos o católicos que han narrado un milagro de su religión particular. Digo que hemos de considerar su testimonio en la misma luz que si hubieran mencionado aquel milagro mahometano y lo hubieran expresamente contradicho con la misma seguridad que la que tienen con respecto al milagro que relatan. Este argumento podrá parecer demasiado sutil y refinado, pero en realidad no difiere del razonamiento de un juez, que supone que el crédito de dos testigos que imputan a alguien un crimen, es destruido por el testimonio de otros dos que afirman que estaba a doscientas leguas de distancia en el momento en que se dice que el crimen se cometió.
96. One of the best attested miracles in all profane history, is that which Tacitus reports of Vespasian, who cured a blind man in Alexandria, by means of his spittle, and a lame man by the mere touch of his foot; in obedience to a vision of the god Serapis, who had enjoined them to have recourse to the Emperor, for these miraculous cures. The story may be seen in that fine historian23; where every circumstance seems to add weight to the testimony, and might be displayed at large with all the force of argument and eloquence, if any one were now concerned to enforce the evidence of that exploded and idolatrous superstition. The gravity, solidity, age, and probity of so great an emperor, who, through the whole course of his life, conversed in a familiar manner with his friends and courtiers, and never affected those extraordinary airs of divinity assumed by Alexander and Demetrius. The historian, a cotemporary writer, noted for candour and veracity, and withal, the greatest and most penetrating genius, perhaps, of all antiquity; and so free from any tendency to credulity, that he even lies under the contrary imputation, of atheism and profaneness: The persons, from whose authority he related the miracle, of established character for judgement and veracity, as we may well presume; eye-witnesses of the fact, and confirming their testimony, after the Flavian family was despoiled of the empire, and could no longer give any reward, as the price of a lie. Utrumque, qui interfuere, nunc quoque memorant, postquam nullum mendacio pretium. To which if we add the public nature of the facts, as related, it will appear, that no evidence can well be supposed stronger for so gross and so palpable a falsehood. Uno de los milagros mejor atestiguado de toda la historia profana es el que Tácito relata de Vespasiano que curó a un ciego en Alejandría con su saliva y a un hombre cojo con el mero toque de su pie; ambos obedecían a una visión, enviada por el dios Serapis, que les había ordenado que recurrieran al emperador para estas curas milagrosas. Se puede encontrar la historia en aquel buen historiador, donde toda circunstancia parece añadir peso al testimonio, y podría exhibirse por todas partes con toda la fuerza del razonamiento y de la elocuencia, si alguien se preocupara en la actualidad por imponer la evidencia de aquella superstición desacreditada e idólatra: la seriedad, la solidez, la edad, la probidad de tan gran emperador que, a través de todo el curso de su vida, conversaba familiarmente con sus amigos y cortesanos, y jamás fingió los aires extraordinarios de divinidad asumidos por Alejandro y Demetrio; el historiador, un escritor notable por su candor y veracidad y, además, el mayor y más penetrante genio, quizá, de toda la antigÜedad, y tan libre de cualquier propensión a la credulidad que, incluso, se le hace la acusación contraria, de ateísmo y profanidad; las personas por cuya autoridad narraba el milagro, de carácter consagrado por su juicio y veracidad, como bien podemos suponer; testigos presenciales del hecho que confirmaron su testimonio, después de que la familia de los Flavios fue privada del imperio, y ya no podía dar una recompensa, como el precio de una mentira. Los que es tuvieron presentes recuerdan ambas cosas, después de no haber recibido recompensa alguna por la mentira. A lo cual, si añadimos la naturaleza pública de los acontecimientos, tal como se relataron, resultará evidente que en rigor ninguna evidencia puede suponerse más fuerte para una falsedad tan absoluta y tan flagrante.
There is also a memorable story related by Cardinal de Retz, which may well deserve our consideration. When that intriguing politician fled into Spain, to avoid the persecution of his enemies, he passed through Saragossa, the capital of Arragon, where he was shewn, in the cathedral, a man, who had served seven years as a door-keeper, and was well known to every body in town, that had ever paid his devotions at that church. He had been seen, for so long a time, wanting a leg; but recovered that limb by the rubbing of holy oil upon the stump; and the cardinal assures us that he saw him with two legs. This miracle was vouched by all the canons of the church; and the whole company in town were appealed to for a confirmation of the fact; whom the cardinal found, by their zealous devotion, to be thorough believers of the miracle. Here the relater was also cotemporary to the supposed prodigy, of an incredulous and libertine character, as well as of great genius; the miracle of so singular a nature as could scarcely admit of a counterfeit, and the witnesses very numerous, and all of them, in a manner, spectators of the fact, to which they gave their testimony. And what adds mightily to the force of the evidence, and may double our surprise on this occasion, is, that the cardinal himself, who relates the story, seems not to give any credit to it, and consequently cannot be suspected of any concurrence in the holy fraud. He considered justly, that it was not requisite, in order to reject a fact of this nature, to be able accurately to disprove the testimony, and to trace its falsehood, through all the circumstances of knavery and credulity which produced it. He knew, that, as this was commonly altogether impossible at any small distance of time and place; so was it extremely difficult, even where one was immediately present, by reason of the bigotry, ignorance, cunning, and roguery of a great part of mankind. He therefore concluded, like a just reasoner, that such an evidence carried falsehood upon the very face of it, and that a miracle, supported by any human testimony, was more properly a subject of derision than of argument. También hay una historia memorable, narrada por el cardenal de Retz, que bien puede merecer nuestra consideración. Cuando aquel político intrigante huyó a España para evitar la persecución de sus enemigos, pasó por Zaragoza, la capital de Aragón, donde se le enseñó en la catedral a un hombre que había servido siete años como portero, y era bien conocido en la ciudad por todos los que habían practicado sus devociones en esa iglesia. Se le había visto, por mucho tiempo, carecer de una pierna, pero recuperó esa extremidad al frotarse con aceite sagrado el muñón, y el cardenal nos asegura que le vio con dos piernas. Este milagro fue avalado por todos los canónigos de aquella iglesia, y se apeló a toda la población de la ciudad para confirmar este hecho, la cual, encontró el cardenal, creía totalmente en el milagro debido a su celosa devoción. Aquí el narrador también era un contemporáneo del supuesto prodigio, de un carácter incrédulo y libertino, además de un gran genio; el milagro era de naturaleza tan singular que difícilmente admitiría falsificación y los testigos eran muy numerosos y todos ellos, en cierta manera, espectadores del hecho que atestiguaban. Y lo que añade grandemente a la fuerza de la evidencia y puede duplicar nuestra sorpresa, es que el cardenal mismo que relata esta historia, no parece darle crédito alguno, y en consecuencia no se le puede sospechar de intervenir en el fraude sagrado. Consideró acertadamente que no era necesario, para rechazar un hecho de esta naturaleza, ser capaz de demostrar con precisión la falsedad del testimonio y rastrear su falsedad a través de todas las circunstancias de credulidad y villanía que lo produjeron. Sabía que como, normalmente, esto era totalmente imposible, a cualquier distancia corta de espacio y tiempo, también era muy difícil, incluso cuando uno estaba presente, debido al apasionamiento, ignorancia, astucia y bribonería de la mayor parte de la humanidad. Por tanto, concluyó, como un razonador cabal, que tal evidencia llevaba la falsedad en su propio rostro, y que un milagro apoyado por cualquier testimonio humano, era más propiamente tema de burla que de discusión.
There surely never was a greater number of miracles ascribed to one person, than those, which were lately said to have been wrought in France upon the tomb of Abb(c) Paris, the famous Jansenist, with whose sanctity the people were so long deluded. The curing of the sick, giving hearing to the deaf, and sight to the blind, were every where talked of as the usual effects of that holy sepulchre. But what is more extraordinary; many of the miracles were immediately proved upon the spot, before judges of unquestioned integrity, attested by witnesses of credit and distinction, in a learned age, and on the most eminent theatre that is now in the world. Nor is this all: a relation of them was published and dispersed every where; nor were the Jesuits, though a learned body, supported by the civil magistrate, and determined enemies to those opinions, in whose favour the miracles were said to have been wrought, ever able distinctly to refute or detect them24. Where shall we find such a number of circumstances, agreeing to the corroboration of one fact? And what have we to oppose to such a cloud of witnesses, but the absolute impossibility or miraculous nature of the events, which they relate? And this surely, in the eyes of all reasonable people, will alone be regarded as a sufficient refutation. Seguramente nunca hubo mayor número de milagros atribuidos a una sola persona que los que se dice recientemente han sido realizados sobre la tumba del abate Paris, el famoso jansenista, por cuya santidad fue engañada la gente durante tanto tiempo. Por todas partes se habló de la curación de los enfermos, de la restitución del oído a los sordos y vista a los ciegos, como los efectos habituales de aquel sagrado sepulcro. Pero, lo que es más extraordinario: muchos de los milagros fueron demostrados en el momento, ante jueces de incuestionada integridad, atestiguados por gente de crédito y distinción, en una edad ilustrada y en el lugar más eminente que actualmente existe en el mundo. Pero esto no es todo. Una relación de ellos fue publicada y difundida por todas partes. Y ni siquiera los jesuitas, a pesar de ser una orden muy instruida, apoyada por un magistrado civil y enemiga declarada de aquellas opiniones, en favor de las cuales se decía que los milagros se habían realizado, fueron jamás capaces de refutarlos o descubrirlos. ¿Dónde encontramos tal número de circunstancias acordes en corroborar un solo hecho? ¿Y qué podemos oponer a una nube tal de testigos, sino la absoluta imposibilidad de la naturaleza milagrosa de los acontecimientos que narran? Y, con seguridad, esto sólo puede considerarse como suficiente refutación para cualquier persona razonable.
97. Is the consequence just, because some human testimony has the utmost force and authority in some cases, when it relates the battle of Philippi or Pharsalia for instance; that therefore all kinds of testimony must, in all cases, have equal force and authority? Suppose that the Caesarean and Pompeian factions had, each of them, claimed the victory in these battles, and that the historians of each party had uniformly ascribed the advantage to their own side; how could mankind, at this distance, have been able to determine between them? The contrariety is equally strong between the miracles related by Herodotus or Plutarch, and those delivered by Mariana, Bede, or any monkish historian. Por tanto, ¿es justo sacar la conclusión de que, sólo porque algún testimonio humano tiene la máxima fuerza de autoridad en algunos casos, como cuando narra la batalla de Filipos o Farsalia, por ejemplo, por eso, toda clase de testimonio ha de tener igual fuerza y autoridad? Supóngase que las facciones de César y Pompeyo hubieran, cada una de ellas, reclamado la victoria en estas batallas y que los historiadores de cada bando hubieran adscrito la ventaja a su bando, ¿cómo podría la humanidad, a esta distancia, decidirse por uno de ellos? La contrariedad es igualmente fuerte entre los milagros narrados por Herodoto o Plutarco y los relatados por Mariana, Beda o cualquier monje historiador.
The wise lend a very academic faith to every report which favours the passion of the reporter; whether it magnifies his country, his family, or himself, or in any other way strikes in with his natural inclinations and propensities. But what greater temptation than to appear a missionary, a prophet, an ambassador from heaven? Who would not encounter many dangers and difficulties, in order to attain so sublime a character? Or if, by the help of vanity and a heated imagination, a man has first made a convert of himself, and entered seriously into the delusion; who ever scruples to make use of pious frauds, in support of so holy and meritorious a cause? Los sabios prestan una fe muy académica a todo informe que favorece la pasión del narrador, bien que ensalce su país o su familia o a sí mismo o que, de cualquier otro modo, coincida con sus inclinaciones y propensiones naturales. Pero ¿qué mayor tentación que presentarse como un misionero, profeta o embajador del cielo? ¿Quién no se enfrentaría con muchos peligros y dificultades con tal de alcanzar un carácter tan sublime? O si, con la ayuda de la vanidad o una imaginación calenturienta, un hombre, primero, se convirtiese y cayera seriamente en el engaño, ¿tendría después escrúpulos en utilizar fraudes píos en apoyo de una causa tan meritoria y sagrada?
The smallest spark may here kindle into the greatest flame; because the materials are always prepared for it. The avidum genus auricularum25, the gazing populace, receive greedily, without examination, whatever sooths superstition, and promotes wonder. La chispa más diminuta puede convertirse, aquí, en la mayor llama, pues los materiales están siempre preparados para ello. La avidum genus auricularum el populacho absorto acoge ávidamente, sin examen, lo que confirma la superstición y crea el asombro.
How many stories of this nature have, in all ages, been detected and exploded in their infancy? How many more have been celebrated for a time, and have afterwards sunk into neglect and oblivion? Where such reports, therefore, fly about, the solution of the phenomenon is obvious; and we judge in conformity to regular experience and observation, when we account for it by the known and natural principles of credulity and delusion. And shall we, rather than have a recourse to so natural a solution, allow of a miraculous violation of the most established laws of nature? ¿Cuántas historias de esta naturaleza han sido, en todas las edades, descubiertas y desacreditadas en su infancia? ¿Cuántas más han sido célebres durante un tiempo y, después, se han hundido en el abandono y olvido? Por tanto, cuando se divulgan estas historias, la explicación del fenómeno es evidente, y juzgamos de acuerdo con la experiencia y observación regulares, cuando lo explicamos con los principios naturales y conocidos de credulidad y desilusión. Y, en lugar de recurrir a una solución tan natural, ¿permitiremos una violación milagrosa de las más establecidas leyes de la naturaleza?
I need not mention the difficulty of detecting a falsehood in any private or even public history, at the place, where it is said to happen; much more when the scene is removed to ever so small a distance. Even a court of judicature, with all the authority, accuracy, and judgement, which they can employ, find themselves often at a loss to distinguish between truth and falsehood in the most recent actions. But the matter never comes to any issue, if trusted to the common method of altercations and debate and flying rumours; especially when men′s passions have taken part on either side. No necesito mencionar la dificultad de descubrir una falsedad en cualquier historia privada o incluso pública, en el lugar donde se dijo que ocurrió; mucho más cuando la escena se aleja una corta distancia. Incluso un tribunal, con toda la autoridad, precisión y juicio que puede emplear, se encuentra frecuentemente incapaz de distinguir entre lo verdadero y lo falso en las acciones más recientes. Pero el asunto nunca se resuelve, si se confía en el método común de altercado, debate y rumores fugitivos, especialmente cuando las pasiones humanas han tomado partido a favor de ambos lados.
In the infancy of new religions, the wise and learned commonly esteem the matter too inconsiderable to deserve their attention or regard. And when afterwards they would willingly detect the cheat, in order to undeceive the deluded multitude, the season is now past, and the records and witnesses, which might clear up the matter, have perished beyond recovery. En la infancia de una nueva religión, los sabios e instruidos generalmente consideran que el asunto es demasiado poco importante para merecer su atención o mirada. Y cuando, después, de buena gana descubrirían la trampa para desengañar a la multitud engañada, el momento ha pasado y los documentos y testigos que podrían aclarar el asunto han desaparecido irremediablemente.
No means of detection remain, but those which must be drawn from the very testimony itself of the reporters: and these, though always sufficient with the judicious and knowing, are commonly too fine to fall under the comprehension of the vulgar. No queda modo de detección, sino los que se pueden alcanzar a través del testimonio mismo de los narradores. Y éstos, aunque siempre suficientes para los juiciosos y entendidos, son normalmente demasiado sutiles para ser comprendidos por el vulgo.
98. Upon the whole, then, it appears, that no testimony for any kind of miracle has ever amounted to a probability, much less to a proof; and that, even supposing it amounted to a proof, it would be opposed by another proof; derived from the very nature of the fact, which it would endeavour to establish. It is experience only, which gives authority to human testimony; and it is the same experience, which assures us of the laws of nature. When, therefore, these two kinds of experience are contrary, we have nothing to do but substract the one from the other, and embrace an opinion, either on one side or the other, with that assurance which arises from the remainder. But according to the principle here explained, this substraction, with regard to all popular religions, amounts to an entire annihilation; and therefore we may establish it as a maxim, that no human testimony can have such force as to prove a miracle, and make it a just foundation for any such system of religion. En conjunto, entonces, parece que ningún testimonio de un milagro ha venido a ser una probabilidad, mucho menos que una prueba y que, incluso suponiendo que equivaliera a una demostración, se opondría a otra demostración, derivada de la misma naturaleza del hecho que queremos establecer. Sólo la experiencia confiere autoridad al testimonio humano y es la misma experiencia la que nos asegura de las leyes de la naturaleza. Cuando, por tanto, estas dos clases de experiencia son contrarias, no tenemos otra cosa que hacer que sustraer la una de la otra y adoptar una opinión de un lado o de otro, con la seguridad que ofrece el resto. Pero, de acuerdo con el principio aquí explicado, esta sustracción con respecto a todas nuestras religiones populares, viene a ser una aniquilación completa y, por tanto, podemos establecer como máxima que ningún testimonio humano puede tener tanta fuerza como para demostrar un milagro y convertirlo en fundamento justo de cualquier sistema de religión.
99. I beg the limitations here made may be remarked, when I say, that a miracle can never be proved, so as to be the foundation of a system of religion. For I own, that otherwise, there may possibly be miracles, or violations of the usual course of nature, of such a kind as to admit of proof from human testimony; though, perhaps, it will be impossible to find any such in all the records of history. Thus, suppose, all authors, in all languages, agree, that, from the first of January 1600, there was a total darkness over the whole earth for eight days: suppose that the tradition of this extraordinary event is still strong and lively among the people: that all travellers, who return from foreign countries, bring us accounts of the same tradition, without the least variation or contradiction: it is evident, that our present philosophers, instead of doubting the fact, ought to receive it as certain, and ought to search for the causes whence it might be derived. The decay, corruption, and dissolution of nature, is an event rendered probable by so many analogies, that any phenomenon, which seems to have a tendency towards that catastrophe, comes within the reach of human testimony, if that testimony be very extensive and uniform. Deseo que las limitaciones que aquí hago sean tenidas en cuenta cuando digo que un milagro nunca puede demostrarse como para convertirse en el fundamento de un sistema de religión. Pues reconozco que, si no, podría haber milagros o violaciones del curso usual de la naturaleza, de tal clase que admitieran la prueba del testimonio humano, aunque quizá fuera imposible encontrar uno semejante en todos los anales de la historia. Así, supóngase que todos los autores, en todas las lenguas, se ponen de acuerdo en que, a partir del primero de enero de 1600, hubo oscuridad total en todo el mundo durante ocho días, supóngase que la tradición de este acontecimiento extraordinario es aún fuerte y vivaz entre la gente, que todos los viajeros que vuelven de países extranjeros nos traen relatos de la misma tradición, sin la más mínima variación o contradicción; es evidente que nuestros filósofos actuales, en lugar de poner el hecho en duda, deben tomarlo como cierto, y deben buscar las causas de las que se deriva; la decadencia, la corrupción, la disolución de la naturaleza, es un acontecimiento hecho probable por tantas analogías que cualquier fenómeno que parece tener una tendencia hacia aquella catástrofe entra en la esfera del testimonio humano, si este testimonio es muy amplio y uniforme.
But suppose, that all the historians who treat of England, should agree, that, on the first of January 1600, Queen Elizabeth died; that both before and after her death she was seen by her physicians and the whole court, as is usual with persons of her rank; that her successor was acknowledged and proclaimed by the parliament; and that, after being interred a month, she again appeared, resumed the throne, and governed England for three years: I must confess that I should be surprised at the concurrence of so many odd circumstances, but should not have the least inclination to believe so miraculous an event. I should not doubt of her pretended death, and of those other public circumstances that followed it: I should only assert it to have been pretended, and that it neither was, nor possibly could be real. You would in vain object to me the difficulty, and almost impossibility of deceiving the world in an affair of such consequence; the wisdom and solid judgement of that renowned queen; with the little or no advantage which she could reap from so poor an artifice: All this might astonish me; but I would still reply, that the knavery and folly of men are such common phenomena, that I should rather believe the most extraordinary events to arise from their concurrence, than admit of so signal a violation of the laws of nature. Pero, supóngase que todos los historiadores que se ocupan de Inglaterra estuvieran de acuerdo en que Isabel I murió el 1 de enero de 1600; que, tanto antes como después de su muerte, fue vista por sus médicos y por toda la corte; que su sucesor fue reconocido y proclamado por el Parlamento y que, un mes después de haber sido enterrada como es costumbre en personas de su rango, apareció de nuevo, reasumió el trono y gobernó Inglaterra tres años; admito que me sorprendería la concurrencia de tantas circunstancias extrañas, pero no tendría la más mínima inclinación para creer en un acontecimiento tan milagroso. No dudaría de su supuesta muerte y de los demás acontecimientos públicos que la siguieron; sólo afirmaría que había sido fingida y que ni fue ni pudo ser real. En vano se me objetaría la dificultad o casi imposibilidad de engañar al mundo en un asunto de tanta trascendencia, la sabiduría y buen juicio de aquella célebre reina, con la escasa o nula ventaja que podría cosechar de un truco tan pobre: todo esto podría asombrarme, pero, de todas maneras, respondería que la bajeza y locura de los hombres son fenómenos tan comunes que preferiría creer que los sucesos más extraordinarios surgen por ellas, que admitir una violación tan marcada de las leyes de la naturaleza.
But should this miracle be ascribed to any new system of religion; men, in all ages, have been so much imposed on by ridiculous stories of that kind, that this very circumstance would be a full proof of a cheat, and sufficient, with all men of sense, not only to make them reject the fact, but even reject it without farther examination. Though the Being to whom the miracle is ascribed, be, in this case, Almighty, it does not, upon that account, become a whit more probable; since it is impossible for us to know the attributes or actions of such a Being, otherwise than from the experience which we have of his productions, in the usual course of nature. This still reduces us to past observation, and obliges us to compare the instances of the violation of truth in the testimony of men, with those of the violation of the laws of nature by miracles, in order to judge which of them is most likely and probable. As the violations of truth are more common in the testimony concerning religious miracles, than in that concerning any other matter of fact; this must diminish very much the authority of the former testimony, and make us form a general resolution, never to lend any attention to it, with whatever specious pretence it may be covered. Pero, si este milagro se atribuyese a un nuevo sistema de religión, los hombres en todas las edades han sido tan dominados por historias ridículas de esa clase, que esta misma circunstancia sería una prueba completa de una trampa, y suficiente en todos los hombres sensatos, no sólo para hacerles rechazar el hecho, sino para que lo rechacen sin más examen. Aunque el Ser al que se adscribe este milagro fuera, en este caso, el Todopoderoso, no se hace más probable por esto, pues nos es imposible conocer los atributos y acciones de un Ser tal, sólo por la experiencia que tenemos de sus obras en el curso normal de la naturaleza. Esto todavía nos reduce a la observación pasada y nos obliga a comparar los casos de violación de la verdad en el testimonio de los hombres, con los de violación de las leyes de la naturaleza por milagros, para juzgar cuál es más verosímil y probable. Como las violaciones de la verdad son más frecuentes en el testimonio a favor de milagros religiosos, que en el de cualquier otra cuestión de hecho, esto ha de disminuir grandemente el primer testimonio y hacernos tomar una resolución general de no prestarle atención nunca, sea cual sea la engañosa mentira que lo cubra.
Lord Bacon seems to have embraced the same principles of reasoning. ′We ought,′ says he, ′to make a collection or particular history of all monsters and prodigious births or productions, and in a word of every thing new, rare, and extraordinary in nature. But this must be done with the most severe scrutiny, lest we depart from truth. Above all, every relation must be considered as suspicious, which depends in any degree upon religion, as the prodigies of Livy: And no less so, every thing that is to be found in the writers of natural magic or alchimy, or such authors, who seem, all of them, to have an unconquerable appetite for falsehood and fable26.′ Lord Bacon parece haber adoptado los mismos principios de razonamiento: «Debemos — dice— hacer una historia particular o colección de todos los monstruos y nacimientos prodigiosos y, en una palabra, de todo lo nuevo, raro y extraordinario en la naturaleza. Pero se ha de hacer esto bajo el más severo escrutinio para que no nos apartemos de la verdad. Sobre todo, ha de considerarse sospechosa toda relación que dependa en algún grado de la religión, como los prodigios de Livio. Y no menos todo lo que se encuentra en los escritores de magia natural y alquimia, o en aquellos autores que parecen todos ellos tener un apetito insaciable de falsedad y fábula».
100. I am the better pleased with the method of reasoning here delivered, as I think it may serve to confound those dangerous friends or disguised enemies to the Christian Religion, who have undertaken to defend it by the principles of human reason. Our most holy religion is founded on Faith, not on reason; and it is a sure method of exposing it to put it to such a trial as it is, by no means, fitted to endure. To make this more evident, let us examine those miracles, related in scripture; and not to lose ourselves in too wide a field, let us confine ourselves to such as we find in the Pentateuch, which we shall examine, according to the principles of these pretended Christians, not as the word or testimony of God himself, but as the production of a mere human writer and historian. Here then we are first to consider a book, presented to us by a barbarous and ignorant people, written in an age when they were still more barbarous, and in all probability long after the facts which it relates, corroborated by no concurring testimony, and resembling those fabulous accounts, which every nation gives of its origin. Upon reading this book, we find it full of prodigies and miracles. It gives an account of a state of the world and of human nature entirely different from the present: Of our fall from that state: Of the age of man, extended to near a thousand years: Of the destruction of the world by a deluge: Of the arbitrary choice of one people, as the favourites of heaven; and that people the countrymen of the author: Of their deliverance from bondage by prodigies the most astonishing imaginable: I desire any one to lay his hand upon his heart, and after a serious consideration declare, whether he thinks that the falsehood of such a book, supported by such a testimony, would be more extraordinary and miraculous than all the miracles it relates; which is, however, necessary to make it be received, according to the measures of probability above established. Prefiero el método de razonar aquí expuesto, pues pienso que puede servir para confundir a los amigos peligrosos y los enemigos disfrazados de la religión cristiana, que se han propuesto defenderla con los principios de la razón humana. Nuestra más sagrada religión se funda en la fe, no en la razón, y es un modo seguro de arriesgarla el someterla a una prueba que, de ningún modo, está capacitada para soportar. Para hacer esto más evidente, examinemos los milagros relatados en la escritura y, para no perdernos en un campo demasiado amplio, limitémonos a los que encontramos en el Pentateuco, que examinaremos de acuerdo con los principios de aquellos supuestos cristianos, no como la palabra o testimonio de Dios mismo, sino como la producción de un mero escritor e historiador humano. Aquí, pues, hemos de considerar primero un libro que un pueblo bárbaro e ignorante nos presenta, escrito en una edad aún más bárbara, y, con toda probabilidad, mucho después de los hechos que relata, no corroborado por testimonio concurrente alguno, y asemejándose a las narraciones fabulosas que toda nación da de su origen. Al leer este libro, lo encontramos lleno de prodigios y milagros. De un relato del estado del mundo y de la naturaleza humana totalmente distinto al presente: de nuestra pérdida de aquella condición de la edad del hombre que alcanza a casi mil años, de la destrucción del mundo por un diluvio, de la elección arbitraria de un pueblo como el favorito del cielo y que dicho pueblo lo componen los compatriotas del autor, de su liberación de la servidumbre por los prodigios más asombrosos que se puede uno imaginar. Invito a cualquiera a que ponga su mano sobre el corazón y, tras seria consideración, dec lare si piensa que la falsedad de tal libro, apoyado por tal testimonio, sería más extraordinaria y milagrosa que todos los milagros que narra; lo cual sin embargo es necesario para que sea aceptado, de acuerdo con las medidas de probabilidad arriba establecidas.
101. What we have said of miracles may be applied, without any variation, to prophecies; and indeed, all prophecies are real miracles, and as such only, can be admitted as proofs of any revelation. If it did not exceed the capacity of human nature to foretell future events, it would be absurd to employ any prophecy as an argument for a divine mission or authority from heaven. So that, upon the whole, we may conclude, that the Christian Religion not only was at first attended with miracles, but even at this day cannot be believed by any reasonable person without one. Mere reason is insufficient to convince us of its veracity: And whoever is moved by Faith to assent to it, is conscious of a continued miracle in his own person, which subverts all the principles of his understanding, and gives him a determination to believe what is most contrary to custom and experience. Lo que hemos dicho de los milagros puede aplicarse, sin ninguna variación, a las profecías; y ciertamente todas las profecías son verdaderos milagros, y sólo como tales pueden ser admitidas como pruebas de cualquier revelación. Si no excediera a la capacidad de la naturaleza humana predecir acontecimientos futuros, sería absurdo emplear una profecía como argumento en favor de una misión divina o autoridad del cielo. De modo que, en conjunto, podemos concluir que la religión cristiana no sólo fue acompañada al principio por milagros, sino que aún hoy no puede creer en ella una persona razonable sin que se dé uno. La mera razón es insuficiente para convencernos de su veracidad y quien sea movido por la fe a asentir a ella, es consciente en su persona de un milagro constante que subvierte todos los principios de su entendimiento y le confiere la determinación a creer lo que es más opuesto a la costumbre y a la experiencia.






SECTION XI. OF A PARTICULAR PROVIDENCE AND OF A FUTURE STATE.

Sección 11. De la Providencia y de la vida futura

102. I was lately engaged in conversation with a friend who loves sceptical paradoxes; where, though he advanced many principles, of which I can by no means approve, yet as they seem to be curious, and to bear some relation to the chain of reasoning carried on throughout this enquiry, I shall here copy them from my memory as accurately as I can, in order to submit them to the judgement of the reader. Recientemente conversaba con un amigo aficionado a las paradojas escépticas. Aunque defendía muchos principios que de ningún modo puedo aceptar, sin embargo, como parecen curiosos y tienen alguna relación con la cadena de razonamientos realizada en esta investigación, los transcribiré aquí de mi memoria tan precisamente como pueda, para someterlos al juicio del lector.
Our conversation began with my admiring the singular good fortune of philosophy, which, as it requires entire liberty above all other privileges, and chiefly flourishes from the free opposition of sentiments and argumentation, received its first birth in an age and country of freedom and toleration, and was never cramped, even in its most extravagant principles, by any creeds, concessions, or penal statutes. For, except the banishment of Protagoras, and the death of Socrates, which last event proceeded partly from other motives, there are scarcely any instances to be met with, in ancient history, of this bigotted jealousy, with which the present age is so much infested. Epicurus lived at Athens to an advanced age, in peace and tranquillity: Epicureans27 were even admitted to receive the sacerdotal character, and to officiate at the altar, in the most sacred rites of the established religion: And the public encouragement28 of pensions and salaries was afforded equally, by the wisest of all the Roman emperors29, to the professors of every sect of philosophy. How requisite such kind of treatment was to philosophy, in her early youth, will easily be conceived, if we reflect, that, even at present, when she may be supposed more hardy and robust, she bears with much difficulty the inclemency of the seasons, and those harsh winds of calumny and persecution, which blow upon her. Nuestra conversación comenzó al maravillarme yo de la singular buena fortuna de la filosofía, que requiere libertad absoluta antes que cualquier otro privilegio, y como se desarrolla primordialmente con la libre oposición de sentimientos y razones, nació por vez primera en una edad y en un país tolerante, y nunca estuvo sujeta, incluso en sus más extravagantes principios, por credos, creencias religiosas ni leyes penales. Pues, salvo el destierro de Protágoras y la muerte de Sócrates, que ocurrió en parte por otros motivos, apenas pueden encontrarse en la historia antigua ejemplos de la envidia apasionada que, en tan gran medida, infestan nuestra época. Epicuro vivió en Atenas hasta una edad avanzada, en paz y tranquilidad; incluso a los epicúreos se les permitió recibir la investidura sacerdotal y oficiar en el altar, en los ritos más sagrados de la religión establecida; y el apoyo público de pensiones y salarios fue concedido por igual por el más sabio de los emperadores romanos a los maestros de toda secta filosófica. Se comprenderá fácilmente cuan necesaria era esta clase de trato para la filosofía en su temprana juventud, si reflexionamos que, incluso en la actualidad, cuando se la puede suponer más robusta y resistente, mantiene con gran dificultad la inclemencia de las estaciones y los vientos severos de la calumnia y de la persecución que soplan sobre ella.
You admire, says my friend, as the singular good fortune of philosophy, what seems to result from the natural course of things, and to be unavoidable in every age and nation. This pertinacious bigotry, of which you complain, as so fatal to philosophy, is really her offspring, who, after allying with superstition, separates himself entirely from the interest of his parent, and becomes her most inveterate enemy and persecutor. Speculative dogmas of religion, the present occasions of such furious dispute, could not possibly be conceived or admitted in the early ages of the world; when mankind, being wholly illiterate, formed an idea of religion more suitable to their weak apprehension, and composed their sacred tenets of such tales chiefly as were the objects of traditional belief, more than of argument or disputation. After the first alarm, therefore, was over, which arose from the new paradoxes and principles of the philosophers; these teachers seem ever after, during the ages of antiquity, to have lived in great harmony with the established superstition, and to have made a fair partition of mankind between them; the former claiming all the learned and wise, the latter possessing all the vulgar and illiterate. —Admiras —dice mi amigo— como excepcional buena fortuna de la filosofía lo que, en realidad, parece resultar del curso natural de las cosas, y ser inevitable en toda edad y nación. El apasionamiento obstinado de que te quejas como tan fatal para la filosofía, en realidad es su fruto que, tras aliarse con la superstición, se aparta completamente de los intereses de su progenitor y se convierte en su más encarnizado enemigo y persecutor. Los dogmas especulativos de la religión, hoy objeto de tan furiosa disputa, no podrían concebirse o tolerarse en las edades tempranas del mundo, cuando la humanidad, al ser totalmente analfabeta, se hizo una idea de la religión más adecuada a su débil entendimiento, y compusieron sus credos sagrados principalmente de los cuentos que eran objeto de creencia tradicional más que de argumentación o discusión. Por tanto, después de que concluyese la primera alarma, que surgió a raíz de las nuevas paradojas y principios de los filósofos, estos maestros aparentaban haber vivido desde entonces, durante la Edad Antigua, en gran armonía con la superstición establecida y haber hecho una justa repartición de la humanidad entre las dos; la primera reclamando para sí a los sabios e instruidos, la última poseyendo al vulgo y a todos los analfabetos.
103. It seems then, say I, that you leave politics entirely out of the question, and never suppose, that a wise magistrate can justly be jealous of certain tenets of philosophy, such as those of Epicurus, which, denying a divine existence, and consequently a providence and a future state, seem to loosen, in a great measure, the ties of morality, and may be supposed, for that reason, pernicious to the peace of civil society. —Parece entonces —digo— que dejas la política fuera de la cuestión y en ningún momento supones que un sabio magistrado puede fundadamente sospechar de ciertas doctrinas filosóficas, como las de Epicuro que, negando la existencia divina y, en consecuencia, la Providencia y la vida futura, parecen aflojar en gran medida los lazos de moralidad, y se pueden suponer, por esta razón, perniciosas para la paz de la sociedad civil.
I know, replied he, that in fact these persecutions never, in any age, proceeded from calm reason, or from experience of the pernicious consequences of philosophy; but arose entirely from passion and prejudice. But what if I should advance farther, and assert, that if Epicurus had been accused before the people, by any of the sycophants or informers of those days, he could easily have defended his cause, and proved his principles of philosophy to be as salutary as those of his adversaries, who endeavoured, with such zeal, to expose him to the public hatred and jealousy? —Sé —replicó— que, de hecho, estas experiencias nunca, en ninguna edad, provienen de la razón o de la experiencia de las consecuencias perniciosas de la filosofía, sino que tuvieron su origen, exclusivamente, en la pasión y el prejuicio. Pero ¿qué pasaría si fuera más lejos y afirmase que, de haber sido acusado Epicuro por cualquiera de los sicofantes o informadores de entonces, hubiera podido defender su causa fácilmente y demostrar que sus principios filosóficos eran tan saludables como los de sus adversarios que con tanto empeño procuraban exponerle al odio y al recelo públicos?
I wish, said I, you would try your eloquence upon so extraordinary a topic, and make a speech for Epicurus, which might satisfy, not the mob of Athens, if you will allow that ancient and polite city to have contained any mob, but the more philosophical part of his audience, such as might be supposed capable of comprehending his arguments. —Deseo —dije— que pusieras a prueba tu elocuencia en un tema tan extraordinario e hicieras un discurso a favor de Epicuro, que pudiera satisfacer no al populacho ateniense, si aceptas que esa anciana y culta ciudad albergó un populacho, sino a la parte más filosófica de su auditorio, la que se pudiera considerar capaz de comprender sus argumentos.
The matter would not be difficult, upon such conditions, replied he: And if you please, I shall suppose myself Epicurus for a moment, and make you stand for the Athenian people, and shall deliver you such an harangue as will fill all the urn with white beans, and leave not a black one to gratify the malice of my adversaries. —El asunto no sería difícil en tales condiciones —replicó él—; y, si te place, supondré por un momento que soy Epicuro y haré que representes al pueblo ateniense, te dirigiré una arenga como para llenar la urna de habas blancas y no dejar ni una sola negra para satisfacer la malicia de mis adversarios.
Very well: Pray proceed upon these suppositions. —Muy bien, procede sobre estos supuestos.
104. I come hither, O ye Athenians, to justify in your assembly what I maintained in my school, and I find myself impeached by furious antagonists, instead of reasoning with calm and dispassionate enquirers. Your deliberations, which of right should be directed to questions of public good, and the interest of the commonwealth, are diverted to the disquisitions of speculative philosophy; and these magnificent, but perhaps fruitless enquiries, take place of your more familiar but more useful occupations. But so far as in me lies, I will prevent this abuse. We shall not here dispute concerning the origin and government of worlds. We shall only enquire how far such questions concern the public interest. And if I can persuade you, that they are entirely indifferent to the peace of society and security of government, I hope that you will presently send us back to our schools, there to examine, at leisure, the question the most sublime, but at the same time, the most speculative of all philosophy. —Vengo aquí, atenienses, para justificar en vuestra asamblea lo que mantuve en mi escuela, y me encuentro atacado por antagonistas furiosos, en lugar de razonar con investigadores serenos y desapasionados. Vuestras deliberaciones, que con todo derecho deben versar sobre cuestiones que atañen al bien común y al interés de la república, son desviadas a disquisiciones de filosofía especulativa; y estas magníficas aunque quizá estériles investigaciones toman el lugar de vuestras más familiares, aunque más útiles ocupaciones. Pero en la medida en que dependa de mí, evitaré este abuso. Aquí no discutiremos acerca del origen y el gobierno de los mundos. Sólo investigaremos en qué medida estas cuestiones atañen al interés público, y si os puedo persuadir que son totalmente indiferentes a la paz de la sociedad y la seguridad del gobierno, espero que pronto nos haréis volver a nuestras escuelas para examinar allí, con tranquilidad, la cuestión más sublime, pero al mismo tiempo, más especulativa de toda filosofía.
The religious philosophers, not satisfied with the tradition of your forefathers, and doctrine of your priests (in which I willingly acquiesce), indulge a rash curiosity, in trying how far they can establish religion upon the principles of reason; and they thereby excite, instead of satisfying, the doubts, which naturally arise from a diligent and scrutinous enquiry. They paint, in the most magnificent colours, the order, beauty, and wise arrangement of the universe; and then ask, if such a glorious display of intelligence could proceed from the fortuitous concourse of atoms, or if chance could produce what the greatest genius can never sufficiently admire. I shall not examine the justness of this argument. I shall allow it to be as solid as my antagonists and accusers can desire. It is sufficient, if I can prove, from this very reasoning, that the question is entirely speculative, and that, when, in my philosophical disquisitions, I deny a providence and a future state, I undermine not the foundations of society, but advance principles, which they themselves, upon their own topics, if they argue consistently, must allow to be solid and satisfactory. »Los filósofos religiosos, insatisfechos con la tradición de vuestros antepasados y con la doctrina de vuestros sacerdotes, que de buena gana acepto, satisfacen una curiosidad temeraria al intentar, en lo que les es posible, establecer la religión sobre los principios de la razón y, con ello, excitan, en lugar de satisfacer, las dudas que surgen de una investigación diligente y minuciosa. Pintan con los colores más magníficos el orden, la belleza y sabia disposición del universo, y entonces preguntan si una exhibición tan magnífica de inteligencia podría proceder del concurso gratuito de átomos, o si el azar podría producir lo que el genio más grande jamás puede admirar suficientemente. No examinaré la corrección de este argumento. Admitiré que es tan válido como mis oponentes y acusadores puedan desear. Será suficiente, si puedo demostrar, a partir de este mismo razonamiento, que la cuestión es enteramente especulativa, y que, cuando en mis disquisiciones filosóficas niego una providencia y estado futuro, no mino los fundamentos de la sociedad, sino que adelanto principios que ellos mismos, en sus propios temas, si discuten concretamente, han de aceptar como sólidos y satisfactorios.
105. You then, who are my accusers, have acknowledged, that the chief or sole argument for a divine existence (which I never questioned) is derived from the order of nature; where there appear such marks of intelligence and design, that you think it extravagant to assign for its cause, either chance, or the blind and unguided force of matter. You allow, that this is an argument drawn from effects to causes. From the order of the work, you infer, that there must have been project and forethought in the workman. If you cannot make out this point, you allow, that your conclusion fails; and you pretend not to establish the conclusion in a greater latitude than the phenomena of nature will justify. These are your concessions. I desire you to mark the consequences. »Vosotros, pues, que sois mis acusadores, habéis reconocido que el principal o único argumento en favor de la existencia divina (que nunca he puesto en duda) se deriva del orden de la naturaleza, donde aparecen tales rastros de inteligencia y finalidad, que consideráis extravagante asignarle como causa el azar o la fuerza ciega o no dirigida de la materia. Admitís que éste es un argumento que parte de los efectos y que culmina en las causas. Del orden de la obra inferís que ha tenido que haber un proyecto y premeditación en el obrero. Si no podéis demostrar este punto, admitís que vuestra conclusión falla; y pretendéis no establecer una conclusión de mayor alcance de lo que permiten los fenómenos de la naturaleza. Estas son vuestras concesiones. Deseo que observéis las consecuencias.
When we infer any particular cause from an effect, we must proportion the one to the other, and can never be allowed to ascribe to the cause any qualities, but what are exactly sufficient to produce the effect. A body of ten ounces raised in any scale may serve as a proof, that the counterbalancing weight exceeds ten ounces; but can never afford a reason that it exceeds a hundred. If the cause, assigned for any effect, be not sufficient to produce it, we must either reject that cause, or add to it such qualities as will give it a just proportion to the effect. But if we ascribe to it farther qualities, or affirm it capable of producing other effects, we can only indulge the licence of conjecture, and arbitrarily suppose the existence of qualities and energies, without reason or authority. »Cuando inferimos una causa determinada a partir de un efecto, hemos de proporcionar la una a la otra, y nunca se nos puede permitir adscribir a la causa más cualidades que estrictamente las suficientes para producir el efecto. Un cuerpo de diez onzas, puesto en cualquier peso, puede demostrar que la pesa excede las diez onzas, pero nunca puede dar razón de que excede las cien. Si la causa asignada a cualquier efecto no es suficiente para producirlo, hemos de rechazar la causa o añadirle las cualidades que le puedan dar una proporción justa con el efecto. Pero si le asignamos más cualidades o la afirmamos capaz de producir otros efectos, sólo podemos entregarnos a la licencia de la conjetura, al suponer arbitrariamente la existencia de cualidades y energías sin razón ni autoridad.
The same rule holds, whether the cause assigned be brute unconscious matter, or a rational intelligent being. If the cause be known only by the effect, we never ought to ascribe to it any qualities, beyond what are precisely requisite to produce the effect: Nor can we, by any rules of just reasoning, return back from the cause, and infer other effects from it, beyond those by which alone it is known to us. No one, merely from the sight of one of Zeuxis′s pictures, could know, that he was also a statuary or architect, and was an artist no less skilful in stone and marble than in colours. The talents and taste, displayed in the particular work before us; these we may safely conclude the workman to be possessed of. The cause must be proportioned to the effect; and if we exactly and precisely proportion it, we shall never find in it any qualities, that point farther, or afford an inference concerning any other design or performance. Such qualities must be somewhat beyond what is merely requisite for producing the effect, which we examine. »La misma regla es válida, sea la causa asignada materia bruta, inconsciente, o un ser racional e inteligente. Si la causa fuera conocida sólo por el efecto, jamás debemos adscribirle más cualidades de las que son precisamente necesarias para la producción del efecto ni podemos, por cualquiera de las reglas de razonamiento correcto, volver atrás, a la causa, e inferir de ella otros efectos que aquellos por los que nos es conocida. Nadie, al ver una de las pinturas de Zeuxis, puede saber que también fue un escultor y un arquitecto y que era un artista no menos hábil en piedra y en mármol que con colores. Sólo podemos concluir con seguridad que el obrero está dotado de los talentos y del gusto manifestados en la obra que tenemos ante nosotros. La causa ha de ser proporcional al efecto, y si la proporcionamos con precisión y exactitud, nunca encontraremos en ella cualidades que apuntan más allá, o permiten una inferencia acerca de cualquier otro plan o actuación. Tales cualidades deben estar algo más allá de lo que es meramente necesario para producir el efecto que examinamos.
106. Allowing, therefore, the gods to be the authors of the existence or order of the universe; it follows, that they possess that precise degree of power, intelligence, and benevolence, which appears in their workmanship; but nothing farther can ever be proved, except we call in the assistance of exaggeration and flattery to supply the defects of argument and reasoning. So far as the traces of any attributes, at present, appear, so far may we conclude these attributes to exist. The supposition of farther attributes is mere hypothesis; much more the supposition, that, in distant regions of space or periods of time, there has been, or will be, a more magnificent display of these attributes, and a scheme of administration more suitable to such imaginary virtues. We can never be allowed to mount up from the universe, the effect, to Jupiter, the cause; and then descend downwards, to infer any new effect from that cause; as if the present effects alone were not entirely worthy of the glorious attributes, which we ascribe to that deity. The knowledge of the cause being derived solely from the effect, they must be exactly adjusted to each other; and the one can never refer to anything farther, or be the foundation of any new inference and conclusion. »Admitiendo, por tanto, que los dioses son los autores de la existencia o del orden del universo, se sigue que poseen justamente el grado de poder, inteligencia o benevolencia que aparece en sus obras, pero que jamás se puede demostrar más, salvo si echamos mano de la exageración o de la adulación para compensar deficiencias del argumento y del razonamiento. En la medida en que los vestigios de cualquier atributo aparecen actualmente, en esa medida podemos concluir que los atributos existen. La suposición de más atributos es una mera hipótesis; aún lo es más la suposición de que, en regiones del espacio o períodos de tiempo alejados, ha habido o habrá una exhibición más magnífica de estos atributos y un sis tema de administración más adecuado a tales virtudes imaginarias. Nunca se nos puede permitir elevarnos del universo (el efecto) a Júpiter (la causa), y después descender para inferir un nuevo efecto de aquella causa, como si los efectos presentes no fueran totalmente dignos de los gloriosos atributos que adscribimos a aquella deidad. Al derivarse el conocimiento de la causa solamente del efecto, han de estar exactamente ajustados el uno al otro, y la una no puede referirse a algo más o ser el fundamento de cualquier nueva inferencia y conclusión.
You find certain phenomena in nature. You seek a cause or author. You imagine that you have found him. You afterwards become so enamoured of this offspring of your brain, that you imagine it impossible, but he must produce something greater and more perfect than the present scene of things, which is so full of ill and disorder. You forget, that this superlative intelligence and benevolence are entirely imaginary, or, at least, without any foundation in reason; and that you have no ground to ascribe to him any qualities, but what you see he has actually exerted and displayed in his productions. Let your gods, therefore, O philosophers, be suited to the present appearances of nature: and presume not to alter these appearances by arbitrary suppositions, in order to suit them to the attributes, which you so fondly ascribe to your deities. »Encuentras ciertos fenómenos en la naturaleza. Buscas una causa o autor. Imaginas que lo has encontrado. Después te enamoras tanto de este hijo de tu cerebro que imaginas que es imposible que no produzca algo mayor y más perfecto que la situación actual, que se caracteriza por tanto mal y desorden. Olvidas que esta inteligencia y benevolencia superlativas son totalmente imaginarias o, por lo menos, sin ningún fundamento de la razón, y que no tienes motivo alguno para adscribirle cualquier cualidad, sino las que realmente ha ejercido y mostrado en sus producciones. ¡Que vuestros dioses, oh filósofos, sean acordes a las apariencias de la naturaleza que se os presentan, y no os permitáis alterar estas apariencias con suposiciones arbitrarias, para adecuarlas a los atributos que tan gustosamente adscribís a vuestras deidades!
107. When priests and poets, supported by your authority, O Athenians, talk of a golden or silver age, which preceded the present state of vice and misery, I hear them with attention and with reverence. But when philosophers, who pretend to neglect authority, and to cultivate reason, hold the same discourse, I pay them not, I own, the same obsequious submission and pious deference. I ask; who carried them into the celestial regions, who admitted them into the councils of the gods, who opened to them the book of fate, that they thus rashly affirm, that their deities have executed, or will execute, any purpose beyond what has actually appeared? If they tell me, that they have mounted on the steps or by the gradual ascent of reason, and by drawing inferences from effects to causes, I still insist, that they have aided the ascent of reason by the wings of imagination; otherwise they could not thus change their manner of inference, and argue from causes to effects; presuming, that a more perfect production than the present world would be more suitable to such perfect beings as the gods, and forgetting that they have no reason to ascribe to these celestial beings any perfection or any attribute, but what can be found in the present world. »Cuando los sacerdotes y los poetas, apoyados en vuestra autoridad, oh atenienses, hablan de una edad de oro o de plata que precedió al estado actual de vicio y de mis eria, los escucho con atención y reverencia. Pero, cuando los filósofos, que pretenden prescindir de la autoridad y cultivar la razón, pronuncian el mismo discurso, no les concedo la misma obsequiosa sumisión y pía deferencia. Pregunto: ¿quién los llevó a las regiones celestes, quién los admitió a las reuniones de los dioses, quién les abrió el libro del destino para que temerariamente afirmen que sus deidades han realizado o realizarán cualquier designio más allá de lo que ha aparecido de hecho? Si me dicen que han andado los pasos de la razón o se han movido por el ascenso gradual de la misma o por inferencias de los efectos a las causas, aún insistiré diciendo que han aportado al ascenso de la razón las alas de la imaginación. De otra manera no podrían alterar su modo de inferencia y discutir de causas a efectos, suponiendo que una producción más perfecta del mundo presente fuese más adecuada a seres tan perfectos como los dioses, y olvidando que no tienen razón alguna para adscribir a estos seres celestiales perfección o atributo alguno más que lo que se puede hallar en el mundo presente.
Hence all the fruitless industry to account for the ill appearances of nature, and save the honour of the gods; while we must acknowledge the reality of that evil and disorder, with which the world so much abounds. The obstinate and intractable qualities of matter, we are told, or the observance of general laws, or some such reason, is the sole cause, which controlled the power and benevolence of Jupiter, and obliged him to create mankind and every sensible creature so imperfect and so unhappy. These attributes then, are, it seems, beforehand, taken for granted, in their greatest latitude. And upon that supposition, I own that such conjectures may, perhaps, be admitted as plausible solutions of the ill phenomena. But still I ask; Why take these attributes for granted, or why ascribe to the cause any qualities but what actually appear in the effect? Why torture your brain to justify the course of nature upon suppositions, which, for aught you know, may be entirely imaginary, and of which there are to be found no traces in the course of nature? »De aquí, toda la actividad estéril para dar cuenta de las malas apariencias y salvar el honor de los dioses, mientras tenemos que reconocer la realidad del mal y del desorden que tanto abundan en el mundo. Se nos dice que las cualidades obstinadas e indóciles de la materia o el cumplimiento de las leyes generales, o alguna razón semejante, son la única razón que controló el poder y la benevolencia de Júpiter, y le obligó a crear una humanidad y unas criaturas sensibles tan imperfectas e infelices. Estos atributos son pues, según parece, de antemano aceptados en su mayor extensión. Y, a partir de ese supuesto, admito que tales conjeturas pueden admitirse como explicaciones plausibles para los malos fenómenos. Pero aún pregunto: ¿Por qué dar por supuesto estos atributos, o por qué adscribir a la causa más cualidades que las que aparecen en el efecto? ¿Por qué torturar vuestros cerebros para justificar el curso de la naturaleza sobre supuestos que, a pesar de todo lo que sabéis, pueden ser totalmente imaginarios y de los cuales no se encuentran vestigios en el curso de la naturaleza?
The religious hypothesis, therefore, must be considered only as a particular method of accounting for the visible phenomena of the universe: but no just reasoner will ever presume to infer from it any single fact, and alter or add to the phenomena, in any single particular. If you think, that the appearances of things prove such causes, it is allowable for you to draw an inference concerning the existence of these causes. In such complicated and sublime subjects, every one should be indulged in the liberty of conjecture and argument. But here you ought to rest. If you come backward, and arguing from your inferred causes, conclude, that any other fact has existed, or will exist, in the course of nature, which may serve as a fuller display of particular attributes; I must admonish you, that you have departed from the method of reasoning, attached to the present subject, and have certainly added something to the attributes of the cause, beyond what appears in the effect; otherwise you could never, with tolerable sense or propriety, add anything to the effect, in order to render it more worthy of the cause. »Por tanto, la hipótesis religiosa ha de considerarse sólo como un método más para dar razón de los fenómenos visibles del universo. Pero ningún razonador cabal se tomará la libertad de inferir de ella un hecho cualquiera, o alterar o añadir lo más mínimo a los fenómenos. Si pensáis que las apariencias de las cosas demuestran tales causas, es permisible que saquéis tal inferencia acerca de la existencia de estas causas. En cuestiones tan complicadas y sublimes, a todos se debe permitir la libertad de conjeturas y argumentos. Pero aquí debéis parar. Si dais marcha atrás y, arguyendo de vuestras causas inferidas, concluís que cualquier otro hecho ha existido, o existirá en el curso de la naturaleza, que pueda servir como una exhibición más completa de atributos particulares, he de amonestaros por haber abandonado el método de razonamiento aplicado al tema presente y, sin duda, por haber añadido a los atributos de la causa, algo más de lo que aparece en el efecto; de otra manera jamás podríais, con sentido y corrección tolerables, añadir nada al efecto, para hacerlo más digno de la causa.
108. Where, then, is the odiousness of that doctrine, which I teach in my school, or rather, which I examine in my gardens? Or what do you find in this whole question, wherein the security of good morals, or the peace and order of society, is in the least concerned? » ¿Dónde está el carácter odioso de la doctrina que enseño en mi escuela o, mejor dicho, examino en mis jardines? ¿Qué es lo que encontráis en toda esta cues tión que afecte a la seguridad de la buena moral o a la paz y al orden de la sociedad?
I deny a providence, you say, and supreme governor of the world, who guides the course of events, and punishes the vicious with infamy and disappointment, and rewards the virtuous with honour and success, in all their undertakings. But surely, I deny not the course itself of events, which lies open to every one′s inquiry and examination. I acknowledge, that, in the present order of things, virtue is attended with more peace of mind than vice, and meets with a more favourable reception from the world. I am sensible, that, according to the past experience of mankind, friendship is the chief joy of human life, and moderation the only source of tranquillity and happiness. I never balance between the virtuous and the vicious course of life; but am sensible, that, to a well-disposed mind, every advantage is on the side of the former. And what can you say more, allowing all your suppositions and reasonings? You tell me, indeed, that this disposition of things proceeds from intelligence and design. But whatever it proceeds from, the disposition itself, on which depends our happiness or misery, and consequently our conduct and deportment in life is still the same. It is still open for me, as well as you, to regulate my behaviour, by my experience of past events. And if you affirm, that, while a divine providence is allowed, and a supreme distributive justice in the universe, I ought to expect some more particular reward of the good, and punishment of the bad, beyond the ordinary course of events; I here find the same fallacy, which I have before endeavoured to detect. You persist in imagining, that, if we grant that divine existence, for which you so earnestly contend, you may safely infer consequences from it, and add something to the experienced order of nature, by arguing from the attributes which you ascribe to your gods. You seem not to remember, that all your reasonings on this subject can only be drawn from effects to causes; and that every argument, deducted from causes to effects, must of necessity be a gross sophism; since it is impossible for you to know anything of the cause, but what you have antecedently, not inferred, but discovered to the full, in the effect. »Niego una providencia, decís, y un gobernador supremo del mundo, que guía el curso de los acontecimientos y castiga a los malvados con el descrédito y decepción, y recompensa a los virtuosos con honor y éxito en todas sus empresas. Pero, desde luego, no niego que el curso mismo de los acontecimientos está abierto a la investigación y al examen de todos. Reconozco que, en el estado actual, la virtud es acompañada por mayor sosiego en la mente y tiene una más favorable acogida en el mundo. Me doy cuenta de que, según la experiencia pasada de la humanidad, la amistad es la principal alegría de la vida humana, y la moderación sólo una fuente de tranquilidad y felicidad. Nunca comparo la senda virtuosa de la vida con la del vicio, sino que me percato de que, para una mente bien dispuesta, toda ventaja está de parte de la primera. ¿Y qué más podéis decir admitiendo todos vuestros supuestos y razonamientos? Me decís, ciertamente, que esta disposición de las cosas procede de la inteligencia y del proyecto. Pero, de donde quiera que proceda, la disposición misma, de la que depende nuestra felicidad y miseria y, consiguientemente, nuestra conducta y comportamiento en la vida, de todas formas, es la misma. Aún me es posible, como lo es para vosotros, regular mi conducta por mi experiencia de sucesos pasados. Y si afirmáis que, mientras se acepta la divina providencia y una suprema justicia distributiva en el universo, debo esperar cierta recompensa para el bien y castigo para el mal, más allá del curso ordinario de los acontecimientos, encuentro aquí la misma falacia que antes intenté delatar. Persistís en imaginar que, si admitimos la existencia divina en favor de la cual tan ardorosamente lucháis, con seguridad podéis inferir consecuencias de ella y añadir algo al orden de la naturaleza, tal como se experimenta al argÜir a partir de los atributos que adscribís a vuestros dioses. No parecéis recordar que todos vuestros razonamientos sobre este tema sólo pueden sacarse de causa y efecto; y que todo argumento deducido de causas a efectos, ha de ser por necesidad un gran sofisma, puesto que es imposible conocer algo de la causa, más que lo que previamente habéis no inferido, sino descubierto completamente en el efecto.
109. But what must a philosopher think of those vain reasoners, who, instead of regarding the present scene of things as the sole object of their contemplation, so far reverse the whole course of nature, as to render this life merely a passage to something farther; a porch, which leads to a greater, and vastly different building; a prologue, which serves only to introduce the piece, and give it more grace and propriety? Whence, do you think, can such philosophers derive their idea of the gods? From their own conceit and imagination surely. For if they derived it from the present phenomena, it would never point to anything farther, but must be exactly adjusted to them. That the divinity may possibly be endowed with attributes, which we have never seen exerted; may be governed by principles of action, which we cannot discover to be satisfied: all this will freely be allowed. But still this is mere possibility and hypothesis. We never can have reason to infer any attributes, or any principles of action in him, but so far as we know them to have been exerted and satisfied. »Pero ¿qué ha de pensar un filósofo de aquellos vanidosos razonadores que, en lugar de considerar el escenario actual de las cosas como el único objeto de su contemplación, tanto alteran todo el curso de la naturaleza, como para hacerlo meramente la antesala de algo más allá, un porche que conduce a un edificio mayor y muy distinto, un prólogo, que sirve sólo para presentar la obra y darle más gracia y propiedad? ¿De dónde, pensáis, pueden sacar tales filósofos su idea de los dioses? De su orgullo e imaginación sin duda, pues si la derivasen de los fenómenos presentes, nunca apuntaría a algo más allá, sino que tendría que estar exactamente ajustada a ellos. No se tendrá dificultad en que la divinidad posiblemente está dotada de atributos que nunca hemos visto, que puede que esté dirigida por principios de acción que no podemos descubrir para nuestra satisfacción. Pero se trata aún de una mera posibilidad de hipótesis. Jamás tendremos razón en inferir atributos o principios de acción en ella, sino en la medida en que sabemos que han sido ejercitados y satisfechos.
Are there any marks of a distributive justice in the world? If you answer in the affirmative, I conclude, that, since justice here exerts itself, it is satisfied. If you reply in the negative, I conclude, that you have then no reason to ascribe justice, in our sense of it, to the gods. If you hold a medium between affirmation and negation, by saying, that the justice of the gods, at present, exerts itself in part, but not in its full extent; I answer, that you have no reason to give it any particular extent, but only so far as you see it, at present, exert itself. » ¿Hay alguna señal de justicia distributiva en este mundo? Si contestáis afirmativamente, concluyo que, puesto que la justicia se realiza aquí, es satisfecha (la necesidad que los dioses tienen de ella). Si contestáis negativamente, concluyo que, entonces, no tenéis ninguna razón en adscribir la justicia, en nuestra acepción del término, a los dioses. Si mantenéis una posición intermedia entre la afirmación y la negación, diciendo que la justicia de los dioses, en el presente, sólo se realiza en parte, pero no totalmente, contesto que no tenéis razón en concederle un alcance determinado, sino sólo en la medida en que la veis, actualmente, ejercerse.
110. Thus I bring the dispute, O Athenians, to a short issue with my antagonists. The course of nature lies open to my contemplation as well as to theirs. The experienced train of events is the great standard, by which we all regulate our conduct. Nothing else can be appealed to in the field, or in the senate. Nothing else ought ever to be heard of in the school, or in the closet. In vain would our limited understanding break through those boundaries, which are too narrow for our fond imagination. While we argue from the course of nature, and infer a particular intelligent cause, which first bestowed, and still preserves order in the universe, we embrace a principle, which is both uncertain and useless. It is uncertain; because the subject lies entirely beyond the reach of human experience. It is useless; because our knowledge of this cause being derived entirely from the course of nature, we can never, according to the rules of just reasoning, return back from the cause with any new inference, or making additions to the common and experienced course of nature, establish any new principles of conduct and behaviour. »De esta manera reduzco la disputa, oh atenienses, a una sencilla diferencia con mis oponentes. El curso de la naturaleza está abierto a mi contemplación como a la suya. La sucesión de acontecimientos que se experimenta es el gran patrón, de acuerdo con el cual regulamos toda nuestra conducta. A nada más se puede apelar en el campo o en el senado. Nada más debe oírse en la escuela o en el gabinete. Vanamente quiere nuestro entendimiento limitado atravesar aquellos confines que son demasiado estrechos para nuestra ingenua imaginación. »Mientras discutimos a partir del curso de la naturaleza e inferimos una causa inteligente particular, que inicial-mente otorgó y aún conserva orden en el universo, adoptamos un principio que es a la vez incierto e inútil. Es incierto porque el tema cae totalmente allende el alcance de la experiencia humana. Es inútil porque, al derivarse totalmente nuestro conocimiento de esta causa del curso de la naturaleza, jamás podemos, según las reglas del razonamiento correcto, volver de la causa con una nueva inferencia o, complementando el curso común y experimentado de la naturaleza, establecer nuevos principios de conducta y comportamiento.
111. I observe (said I, finding he had finished his harangue) that you neglect not the artifice of the demagogues of old; and as you were pleased to make me stand for the people, you insinuate yourself into my favour by embracing those principles, to which, you know, I have always expressed a particular attachment. But allowing you to make experience (as indeed I think you ought) the only standard of our judgement concerning this, and all other questions of fact; I doubt not but, from the very same experience, to which you appeal, it may be possible to refute this reasoning, which you have put into the mouth of Epicurus. If you saw, for instance, a half-finished building, surrounded with heaps of brick and stone and mortar, and all the instruments of masonry; could you not infer from the effect, that it was a work of design and contrivance? And could you not return again, from this inferred cause, to infer new additions to the effect, and conclude, that the building would soon be finished, and receive all the further improvements, which art could bestow upon it? If you saw upon the sea-shore the print of one human foot, you would conclude, that a man had passed that way, and that he had also left the traces of the other foot, though effaced by the rolling of the sands or inundation of the waters. Why then do you refuse to admit the same method of reasoning with regard to the order of nature? Consider the world and the present life only as an imperfect building, from which you can infer a superior intelligence; and arguing from that superior intelligence, which can leave nothing imperfect; why may you not infer a more finished scheme or plan, which will receive its completion in some distant point of space or time? Are not these methods of reasoning exactly similar? And under what pretence can you embrace the one, while you reject the other? —Observo —dije yo, al encontrar que había acabado su discurso— que no dejas de utilizar el recurso de los viejos demagogos, y como tuviste a bien hacerme representar a la gente, obtienes mi asentimiento al adoptar aquello por lo que he expresado mi particular inclinación. Pero permitiendo hacer de la experiencia (como ciertamente creo que debes) el único patrón de nuestro juicio acerca de esta y otras cuestiones de hecho, no dudo que por la mismísima experiencia a la que apelas, pueda ser posible refutar este razonamiento que has puesto en boca de Epicuro. Si vieras por ejemplo, un edificio a medio acabar, rodeado de montones de piedra, ladrillo, argamasa e instrumentos de albañilería, ¿no podrías inferir del efecto que era una obra, resultado de proyecto y plan? ¿Y no podrías volver de nuevo, y de esta causa inferida pasar a inferir nuevas adiciones al efecto y concluir que el edificio pronto estar ía acabado, y recibiría todas las ulteriores mejoras que la técnica le pudiera dar? Si vieras en la playa la huella de un pie humano, concluirías que un hombre ha pasado por allí y que también dejó rastros del otro pie, aunque han sido borrados por el movimiento de las arenas o la inundación de las aguas. ¿Por qué, entonces, te niegas a admitir el mismo método de razonamiento con respecto al orden de la naturaleza? Considera el mundo y la vida presente sólo como un edificio imperfecto, del que se puede inferir una inteligencia superior y arguyendo, a partir de aquella inteligencia superior, que no puede dejar nada sin acabar, ¿por qué no puedes inferir un plan o esquema más perfecto, que tendrá su realización en algún punto distante del espacio y del tiempo? ¿No son aquellos métodos de razonar exactamente semejantes? ¿Y bajo qué pretensión puedes adoptar el uno mientras que rechazas el otro?
112. The infinite difference of the subjects, replied he, is a sufficient foundation for this difference in my conclusions. In works of human art and contrivance, it is allowable to advance from the effect to the cause, and returning back from the cause, to form new inferences concerning the effect, and examine the alterations, which it has probably undergone, or may still undergo. But what is the foundation of this method of reasoning? Plainly this; that man is a being, whom we know by experience, whose motives and designs we are acquainted with, and whose projects and inclinations have a certain connexion and coherence, according to the laws which nature has established for the government of such a creature. When, therefore, we find, that any work has proceeded from the skill and industry of man; as we are otherwise acquainted with the nature of the animal, we can draw a hundred inferences concerning what may be expected from him; and these inferences will all be founded in experience and observation. But did we know man only from the single work or production which we examine, it were impossible for us to argue in this manner; because our knowledge of all the qualities, which we ascribe to him, being in that case derived from the production, it is impossible they could point to anything farther, or be the foundation of any new inference. The print of a foot in the sand can only prove, when considered alone, that there was some figure adapted to it, by which it was produced: but the print of a human foot proves likewise, from our other experience, that there was probably another foot, which also left its impression, though effaced by time or other accidents. Here we mount from the effect to the cause; and descending again from the cause, infer alterations in the effect; but this is not a continuation of the same simple chain of reasoning. We comprehend in this case a hundred other experiences and observations, concerning the usual figure and members of that species of animal, without which this method of argument must be considered as fallacious and sophistical. —La inmensa diferencia de los temas —replicó— es fundamento suficiente para esta diferencia en mis conclusiones. En las obras de mano y diseño humanos, es permi sible avanzar del efecto a la causa, y volver de la causa a formar nuevas inferencias acerca del efecto y examinar las alteraciones, que probablemente ha sufrido o puede sufrir. Pero ¿cuál es el fundamento de este método de razonamiento? Claramente éste: que el hombre es un ser que conocemos por experiencia, con cuyos motivos y designios estamos familiarizados, y cuyos proyectos e inclinaciones tienen una cierta conexión y coherencia de acuerdo con las leyes que la naturaleza ha establecido para el gobierno de tal criatura. Por tanto, cuando encontramos que cualquier obra ha procedido de la habilidad y destreza del hombre, como por otra parte estamos familiarizados con la naturaleza del animal, podemos sacar cien inferencias acerca de lo que se puede esperar de él, y estas inferencias estarán todas fundadas en la experiencia y en la observación. Pero si sólo conociéramos al hombre por el examen de una única obra y hechura, nos sería imposible discutir de esta manera, pues, al derivarse en este caso nuestro conocimiento de todas las cualidades atribuidas al objeto del examen de una única obra o producto, sería imposible que pudiera apuntar a algo más o ser el fundamento de una nueva inferencia. La huella de un pie en la arena sólo puede demostrar, cuando se la considera aisladamente, que había una figura, adaptada a ella, por la que fue producida. Pero la impronta de un pie humano demuestra igualmente, por nuestra otra experiencia, que probablemente hubo otro pie que también dejó su impresión, aunque borrada por el tiempo y otros accidentes. Aquí, pues, nos elevamos del efecto a la causa, y descendiendo nuevamente de la causa, inferimos alteraciones en el efecto; pero esto no es la continuación de la misma cadena simple de razonamiento. Incluimos en este caso cien otras experiencias y observaciones acerca de la figura usual y los miembros de aquella especie animal sin la cual este método de argumentación ha de considerarse falaz y sofístico.
113. The case is not the same with our reasonings from the works of nature. The Deity is known to us only by his productions, and is a single being in the universe, not comprehended under any species or genus, from whose experienced attributes or qualities, we can, by analogy, infer any attribute or quality in him. As the universe shews wisdom and goodness, we infer wisdom and goodness. As it shews a particular degree of these perfections, we infer a particular degree of them, precisely adapted to the effect which we examine. But farther attributes or farther degrees of the same attributes, we can never be authorised to infer or suppose, by any rules of just reasoning. Now, without some such licence of supposition, it is impossible for us to argue from the cause, or infer any alteration in the effect, beyond what has immediately fallen under our observation. Greater good produced by this Being must still prove a greater degree of goodness: a more impartial distribution of rewards and punishments must proceed from a greater regard to justice and equity. Every supposed addition to the works of nature makes an addition to the attributes of the Author of nature; and consequently, being entirely unsupported by any reason or argument, can never be admitted but as mere conjecture and hypothesis30. »El caso no es el mismo con nuestros razonamientos a partir de las obras de la naturaleza. La deidad nos es conocida sólo por sus obras, y es un ser único en el universo, no incluido bajo cualquier especie o género, de la experimentación de cuyos atributos y cualidades podemos inferir cualquier atributo o cualidad en ella. Como el universo muestra bondad y sabiduría, inferimos bondad y sabiduría. Como muestra un cierto grado de estas perfecciones, inferimos un cierto grado de ellas adaptadas precisamente al efecto que examinamos, pero ninguna regla de razonamiento nos autorizará jamás a inferir o suponer nuevos atributos o los mismos en grado mayor. Ahora bien, sin alguna licencia en los supuestos nos es imposible argÜir de la causa o inferir alguna alteración en el efecto, más allá de lo que ha caído inmediatamente bajo nuestra observación. Un mayor bien producido por este ser ha de demostrar un mayor grado de bondad. Una distribución más imparcial de recompensas y castigos ha de venir de una mayor justicia y equidad. Toda supuesta adición a las obras de la naturaleza es una adición a los atributos del autor de la naturaleza y, por consiguiente, al no estar en manera alguna sostenida en cualquier razón o argumento, jamás podrá admitirse sino como mera conjetura o hipótesis.
The great source of our mistake in this subject, and of the unbounded licence of conjecture, which we indulge, is, that we tacitly consider ourselves, as in the place of the Supreme Being, and conclude, that he will, on every occasion, observe the same conduct, which we ourselves, in his situation, would have embraced as reasonable and eligible. But, besides that the ordinary course of nature may convince us, that almost everything is regulated by principles and maxims very different from ours; besides this, I say, it must evidently appear contrary to all rules of analogy to reason, from the intentions and projects of men, to those of a Being so different, and so much superior. In human nature, there is a certain experienced coherence of designs and inclinations; so that when, from any fact, we have discovered one intention of any man, it may often be reasonable, from experience, to infer another, and draw a long chain of conclusions concerning his past or future conduct. But this method of reasoning can never have place with regard to a Being, so remote and incomprehensible, who bears much less analogy to any other being in the universe than the sun to a waxen taper, and who discovers himself only by some faint traces or outlines, beyond which we have no authority to ascribe to him any attribute or perfection. What we imagine to be a superior perfection, may really be a defect. Or were it ever so much a perfection, the ascribing of it to the Supreme Being, where it appears not to have been really exerted, to the full, in his works, savours more of flattery and panegyric, than of just reasoning and sound philosophy. All the philosophy, therefore, in the world, and all the religion, which is nothing but a species of philosophy, will never be able to carry us beyond the usual course of experience, or give us measures of conduct and behaviour different from those which are furnished by reflections on common life. No new fact can ever be inferred from the religious hypothesis; no event foreseen or foretold; no reward or punishment expected or dreaded, beyond what is already known by practice and observation. So that my apology for Epicurus will still appear solid and satisfactory; nor have the political interests of society any connexion with the philosophical disputes concerning metaphysics and religion. »La gran fuente de nuestra equivocación en este tema y de aquella ilimitada licencia de conjetura en la que caemos, es que tácitamente nos consideramos como en el lugar del Ser Supremo y concluimos que en toda ocasión mantendrá la misma conducta que nosotros mismos en su situación hubiéramos adoptado como razonable y digna de elección. Pero, además de que el curso normal de la naturaleza nos pueda convencer de que casi todo se regula por principios y máximas muy distintas a las nuestras, además de esto, digo, evidentemente ha de parecer contrario a todas las reglas de analogía, razonar a partir de las intenciones y proyectos de los hombres, hasta llegar a los de un ser distinto y tan superior. En la naturaleza humana se experimenta una cierta coherencia de designios e inclinaciones, de modo que cuando, a partir de cualquier hecho, hemos descubierto la intención de cualquier hombre, frecuentemente es razonable por experiencia inferir otro, y establecer una larga cadena de conjunciones acerca de su conducta pasada o futura. Pero este método de razonar nunca puede tener lugar con respecto a un ser tan alejado e incomprensible, que tiene mucha menos semejanza con cualquier otro ser en el universo que el sol con una vela de cera, y que sólo se descubre por algunas ligeras huellas o esbozos, más allá de los cuales no tenemos autoridad para atribuirle atributo o perfección ninguna. Lo que imaginamos una perfección superior puede ser realmente un defecto. O si fuera una perfección, el adscribirlo al Ser Supremo, cuando no parece haber sido, de hecho, utilizado totalmente en sus obras, resulta un panegírico o adulación más que justo razonamiento y filosofía consistente. Por tanto, toda la filosofía del mundo y toda la religión, que no es sino una clase de filosofía, jamás serán capaces de llevarnos más allá del curso habitual de la experiencia o darnos pautas de conducta o comportamiento distintas de las que nos suministra la reflexión sobre la vida común. Jamás se puede inferir ni se puede prescindir o prever un suceso, ni se puede esperar o temer recompensa o castigo más allá de lo ya conocido por práctica y observación. De modo que mi apología en favor de Epicuro puede aún parecer sólida y satisfactoria, y no tienen los intereses políticos de la sociedad conexión alguna con las disputas filosóficas acerca de la metafísica y la religión. —De todas formas —repliqué— hay algo que no pareces haber tenido en cuenta.
114. There is still one circumstance, replied I, which you seem to have overlooked. Though I should allow your premises, I must deny your conclusion. You conclude, that religious doctrines and reasonings can have no influence on life, because they ought to have no influence; never considering, that men reason not in the same manner you do, but draw many consequences from the belief of a divine Existence, and suppose that the Deity will inflict punishments on vice, and bestow rewards on virtue, beyond what appear in the ordinary course of nature. Whether this reasoning of theirs be just or not, is no matter. Its influence on their life and conduct must still be the same. And, those, who attempt to disabuse them of such prejudices, may, for aught I know, be good reasoners, but I cannot allow them to be good citizens and politicians; since they free men from one restraint upon their passions, and make the infringement of the laws of society, in one respect, more easy and secure. Aunque acepte tus premisas, he de negar tu conclusión. Concluyes que las doctrinas religiosas y los razonamientos no pueden tener influjo alguno sobre la vida, porque no deben tenerlo, sin considerar que los hombres no razonan de la misma manera que tú, sino que llegan a muchas conclusiones a partir de su creencia en la existencia divina y suponen que la deidad infligirá castigos por el mal, y concederá a la virtud más recompensas de las que aparecen en el curso normal de la naturaleza. La cuestión no es si su razonamiento es o no justo. Su influjo sobre su vida y conducta es de todas maneras el mismo. Y los que intentan desengañar a los hombres respecto de aquellos prejuicios, a mi juicio, podrán ser buenos razonadores, pero no puedo admitir que sean buenos ciudadanos y políticos, puesto que libran a los hombres de un freno sobre sus pasiones y, en cierto sentido, hacen que la infracción de las leyes de la sociedad sea más fácil y segura.
After all, I may, perhaps, agree to your general conclusion in favour of liberty, though upon different premises from those, on which you endeavour to found it. I think, that the state ought to tolerate every principle of philosophy; nor is there an instance, that any government has suffered in its political interests by such indulgence. There is no enthusiasm among philosophers; their doctrines are not very alluring to the people; and no restraint can be put upon their reasonings, but what must be of dangerous consequence to the sciences, and even to the state, by paving the way for persecution and oppression in points, where the generality of mankind are more deeply interested and concerned. »Después de todo —continué—, quizá puedo estar de acuerdo con tu conclusión general acerca de la libertad, aunque partiendo de premisas distintas a aquellas sobre las que intentas fundarla. Creo que el Estado debe tolerar todo principio de filosofía, y no hay un caso en el que un Gobierno haya sufrido en sus intereses políticos por tal indulgencia. No hay Entusiasmo en los filósofos; sus doctrinas no resultan muy seductoras a la gente, y no se puede poner más obstáculo a sus razonamientos, que lo que ha de ser una consecuencia peligrosa para las ciencias e incluso para el Estado al abrir el camino a la persecución y opresión en cuestiones que interesan e implican a la mayoría de la humanidad.
115. But there occurs to me (continued I) with regard to your main topic, a difficulty, which I shall just propose to you without insisting on it; lest it lead into reasonings of too nice and delicate a nature. In a word, I much doubt whether it be possible for a cause to be known only by its effect (as you have all along supposed) or to be of so singular and particular a nature as to have no parallel and no similarity with any other cause or object, that has ever fallen under our observation. It is only when two species of objects are found to be constantly conjoined, that we can infer the one from the other; and were an effect presented, which was entirely singular, and could not be comprehended under any known species, I do not see, that we could form any conjecture or inference at all concerning its cause. If experience and observation and analogy be, indeed, the only guides which we can reasonably follow in inferences of this nature; both the effect and cause must bear a similarity and resemblance to other effects and causes, which we know, and which we have found, in many instances, to be conjoined with each other. I leave it to your own reflection to pursue the consequences of this principle. I shall just observe, that, as the antagonists of Epicurus always suppose the universe, an effect quite singular and unparalleled, to be the proof of a Deity, a cause no less singular and unparalleled; your reasonings, upon that supposition, seem, at least, to merit our attention. There is, I own, some difficulty, how we can ever return from the cause to the effect, and, reasoning from our ideas of the former, infer any alteration on the latter, or any addition to it. »Pero —continué— se me ocurre con respecto a la cuestión principal una dificultad que te plantearé sin insistir en ella, para que no nos lleve a razonamientos de carácter excesivamente delicado y sutil. En una palabra, dudo mucho que una causa sólo pueda conocerse por su efecto (como en todo momento has dado por supuesto), o tener una naturaleza tan totalmente singular que haya caído bajo nuestra observación. Sólo cuando dos clases de objetos se encuentran constantemente conjuntados, podemos inferir la una de la otra, y si se presentase un efecto completamente singular y que no se pudiera incluir en ninguna especie conocida, no veo que pudiéramos formar conjetura o inferencia alguna acerca de su causa. Si la experiencia, la observación y la analogía son efectivamente las únicas guías que podemos seguir razonablemente en inferencias de esta naturaleza, tanto el efecto como la causa han de tener semejanza con otros efectos y causas que conocemos y que hemos encontrado en muchos casos conjuntados. Dejo a tu propia reflexión seguir las consecuencias de este principio. Tan sólo observaré que así como los antagonistas de Epicuro han supuesto siempre que el universo es un efecto demasiado singular y paralelo como para ser el efecto de una divinidad, una causa no menos singular y sin paralelo; así también tus razonamientos sobre este supuesto parecen merecer, por lo menos, nuestra atención. Hay, reconozco, alguna dificultad en cómo podemos volver de la causa al efecto y, razonando a partir de nuestras ideas de la primera, inferir una alteración en el último o una adición a él .






SECTION XII. OF THE ACADEMICAL OR SCEPTICAL PHILOSOPHY.

Sección 12. De la filosofía académica o escéptica

PART I.

Parte I

116. There is not a greater number of philosophical reasonings, displayed upon any subject, than those, which prove the existence of a Deity, and refute the fallacies of Atheists; and yet the most religious philosophers still dispute whether any man can be so blinded as to be a speculative atheist. How shall we reconcile these contradictions? The knights-errant, who wandered about to clear the world of dragons and giants, never entertained the least doubt with regard to the existence of these monsters. No hay número mayor de razonamientos filosóficos desarrollados sobre cualquier tema que los que demuestran la existencia de una deidad y refutan los falsos argumentos de los ateos, y, sin embargo, los filósofos más religiosos aún discuten sobre si cualquier hombre puede estar tan ciego como para ser un ateo especulativo. ¿Cómo podríamos reconciliar estas contradicciones? Los caballeros andantes, que erraban por el mundo para librarlo de dragones y gigantes, nunca abrigaron la menor duda con respecto a la existencia de estos monstruos.
The Sceptic is another enemy of religion, who naturally provokes the indignation of all divines and graver philosophers; though it is certain, that no man ever met with any such absurd creature, or conversed with a man, who had no opinion or principle concerning any subject, either of action or speculation. This begets a very natural question; What is meant by a sceptic? And how far it is possible to push these philosophical principles of doubt and uncertainty? El escéptico es otro enemigo de la religión que (como es natural) provoca la indignación de todos los teólogos y filósofos más solemnes, aunque sea cierto que ningún hombre jamás se ha encontrado con una criatura tan absurda ni ha conversado nunca con nadie que no tuviera opinión o principio alguno acerca de cualquier tema de acción o de especulación. Esto da lugar a una pregunta muy razonable. ¿Qué se entiende por escéptico? ¿Y hasta dónde es posible apurar estos principios filosóficos de duda e incertidumbre?
There is a species of scepticism, antecedent to all study and philosophy, which is much inculcated by Des Cartes and others, as a sovereign preservative against error and precipitate judgement. It recommends an universal doubt, not only of all our former opinions and principles, but also of our very faculties; of whose veracity, say they, we must assure ourselves, by a chain of reasoning, deduced from some original principle, which cannot possibly be fallacious or deceitful. But neither is there any such original principle, which has a prerogative above others, that are self-evident and convincing: or if there were, could we advance a step beyond it, but by the use of those very faculties, of which we are supposed to be already diffident. The Cartesian doubt, therefore, were it ever possible to be attained by any human creature (as it plainly is not) would be entirely incurable; and no reasoning could ever bring us to a state of assurance and conviction upon any subject. Hay una clase de escepticismo previo a todo estudio y filosofía, muy recomendado por Descartes y otros como una excelente salvaguardia contra el error y el jui cio precipitado. Aconseja una duda universal, no sólo de nuestras opiniones y principios anter iores, sino también de nuestras mismas facultades de cuya veracidad, dicen ellos, nos hemos de asegurar por una cadena de razonamientos deducida a partir de algún principio original, que no puede ser falaz o engañoso. Pero ni hay tal principio original que tiene prerrogativa sobre todos los demás, que son evidentes por sí mismos y convincentes, o si lo hubiera, ¿podríamos dar un paso más allá de él si no fuese por el uso de esas mismas facultades en las que se supone que ya no tenemos confianza? La duda cartesiana, por tanto, si pudiera ser observada por criatura alguna (como claramente no lo es), sería absolutamente incurable y ningún razonamiento nos podría llevar jamás a un estado de seguridad y convicción sobre tema ninguno.
It must, however, be confessed, that this species of scepticism, when more moderate, may be understood in a very reasonable sense, and is a necessary preparative to the study of philosophy, by preserving a proper impartiality in our judgements, and weaning our mind from all those prejudices, which we may have imbibed from education or rash opinion. To begin with clear and self-evident principles, to advance by timorous and sure steps, to review frequently our conclusions, and examine accurately all their consequences; though by these means we shall make both a slow and a short progress in our systems; are the only methods, by which we can ever hope to reach truth, and attain a proper stability and certainty in our determinations. Sin embargo, hay que reconocer que esta clase de escepticismo, cuando se da de una forma más moderada, puede comprenderse en un sentido muy razonable y es un preparativo necesario para el estudio de la filosofía, al conservarse la debida imparcialidad en nuestros juicios y rescatar nuestra mente de los prejuicios que podemos haber absorbido por educación u opinión temeraria. Los únicos métodos por los que podemos esperar llegar alguna vez a la verdad y alcanzar la estabilidad y certeza debidas en nuestros razonamientos, son empezar por algunos principios por sí mismos claros y evidentes, avanzar con paso cauto y seguro, revisar frecuentemente nuestras conclusiones y examinar rigurosamente todas las consecuencias.
117. There is another species of scepticism, consequent to science and enquiry, when men are supposed to have discovered, either the absolute fallaciousness of their mental faculties, or their unfitness to reach any fixed determination in all those curious subjects of speculation, about which they are commonly employed. Even our very senses are brought into dispute, by a certain species of philosophers; and the maxims of common life are subjected to the same doubt as the most profound principles or conclusions of metaphysics and theology. As these paradoxical tenets (if they may be called tenets) are to be met with in some philosophers, and the refutation of them in several, they naturally excite our curiosity, and make us enquire into the arguments, on which they may be founded. Hay otra clase de escepticismo, consecuencia de la ciencia y la investigación, que se da cuando se supone que los hombres han descubierto la naturaleza absolutamente engañosa de sus facultades mentales o la incapacidad de éstas para llegar a una determinación fija en todos estos temas delicados de especulación, de los que comúnmente se ocupan. Incluso nuestros mismos sentidos son discutidos por cierta clase de filósofos y a la misma duda están sometidos los principios de la vida común así como los más profundos principios o conclusiones de la Metafísica y la Teología. Como estas doctrinas paradójicas —si se pueden llamar doctrinas— y su refutación han de encontrarse en algunos filósofos, como es natural excitan nuestra curiosidad y nos hacen investigar los argumentos en que pueden estar fundados.
I need not insist upon the more trite topics, employed by the sceptics in all ages, against the evidence of sense; such as those which are derived from the imperfection and fallaciousness of our organs, on numberless occasions; the crooked appearance of an oar in water; the various aspects of objects, according to their different distances; the double images which arise from the pressing one eye; with many other appearances of a like nature. These sceptical topics, indeed, are only sufficient to prove, that the senses alone are not implicitly to be depended on; but that we must correct their evidence by reason, and by considerations, derived from the nature of the medium, the distance of the object, and the disposition of the organ, in order to render them, within their sphere, the proper criteria of truth and falsehood. There are other more profound arguments against the senses, which admit not of so easy a solution. No necesito insistir sobre los tópicos más manejados, que utilizan los escépticos, en todas las edades, contra la evidencia de la sensación, tópicos tales como los que se derivan de la imperfección y naturaleza engañosa de nuestros órganos en innumerables ocasiones: la imagen quebrada de un remo en el agua, la diversidad de apariencia de los objetos según la variación de la distancia que nos separa de ellos, las dobles imágenes que se producen al cerrar un ojo, así como muchos otros fenómenos de semejante naturaleza. Estos argumentos escépticos, ciertamente, no sólo son suficientes para demostrar que no se debe depender implícitamente de los meros sentidos, sino que hemos de corregir su evidencia con la razón y por consideraciones derivadas de la naturaleza del medio, la distancia del objeto y la disposición del órgano, para hacer de dichos sentidos, en una esfera, los criterios adecuados de verdad y falsedad. Hay otros argumentos profundos contra los sentidos que no admiten una solución tan fácil.
118. It seems evident, that men are carried, by a natural instinct or prepossession, to repose faith in their senses; and that, without any reasoning, or even almost before the use of reason, we always suppose an external universe, which depends not on our perception, but would exist, though we and every sensible creature were absent or annihilated. Even the animal creation are governed by a like opinion, and preserve this belief of external objects, in all their thoughts, designs, and actions. Parece evidente que los hombres son llevados, por su instinto y predisposición naturales, a confiar en sus sentidos y que, sin ningún razonamiento, e incluso casi antes del uso de la razón, siempre damos por supuesto un universo externo que no depende de nuestra percepción, sino que existiría aunque nosotros, y toda criatura sensible, estuviéramos ausentes o hubiéramos sido aniquilados. Incluso el mundo animal se rige de acuerdo con esta opinión y conserva esta creencia en los objetos externos, en todos sus pensamientos, designios y acciones.
It seems also evident, that, when men follow this blind and powerful instinct of nature, they always suppose the very images, presented by the senses, to be the external objects, and never entertain any suspicion, that the one are nothing but representations of the other. This very table, which we see white, and which we feel hard, is believed to exist, independent of our perception, and to be something external to our mind, which perceives it. Our presence bestows not being on it: our absence does not annihilate it. It preserves its existence uniform and entire, independent of the situation of intelligent beings, who perceive or contemplate it. Asimismo, parece evidente que cuando los hombres siguen este poderoso y ciego instinto de la naturaleza, siempre suponen que las mismas imágenes presentadas por los sentidos son los objetos externos, y nunca abrigan sospecha alguna de que las unas no son sino representaciones de los otros. Esta misma mesa que vemos blanca y que encontramos dura, creemos que existe independiente de nuestra percepción y que es algo externo a nuestra mente que la percibe. Nuestra presencia no le confiere ser; nuestra ausencia no la aniquila. Conserva su existencia uniforme y entera, independientemente de la situación de los seres inteligentes que la perciben o la contemplan.
But this universal and primary opinion of all men is soon destroyed by the slightest philosophy, which teaches us, that nothing can ever be present to the mind but an image or perception, and that the senses are only the inlets, through which these images are conveyed, without being able to produce any immediate intercourse between the mind and the object. The table, which we see, seems to diminish, as we remove farther from it: but the real table, which exists independent of us, suffers no alteration: it was, therefore, nothing but its image, which was present to the mind. These are the obvious dictates of reason; and no man, who reflects, ever doubted, that the existences, which we consider, when we say, this house and that tree, are nothing but perceptions in the mind, and fleeting copies or representations of other existences, which remain uniform and independent. Pero la más débil filosofía pronto destruye esta opinión universal y primigenia de todos los hombres, al enseñarnos que nada puede estar presente a la mente sino una imagen o percepción, y que los sentidos sólo son conductos por los que se transmiten estas imágenes sin que sean capaces de producir un contacto inmediato entre la mente y el objeto. La mesa que vemos parece disminuir cuanto más nos apartamos de ella, pero la verdadera mesa que existe independientemente de nosotros no sufre alteración alguna. Por tanto, no se trata más que de su imagen, que está presente a la mente. Estos son, indiscutiblemente, los dictámenes de la razón y, ningún hombre que reflexione jamás habrá dudado que las existencias que consideramos al decir esta casa y aquel árbol, no son sino percepciones en la mente y copias o representaciones fugaces de otras existencias, que permanecen uniformes e independientes.
119. So far, then, are we necessitated by reasoning to contradict or depart from the primary instincts of nature, and to embrace a new system with regard to the evidence of our senses. But here philosophy finds herself extremely embarrassed, when she would justify this new system, and obviate the cavils and objections of the sceptics. She can no longer plead the infallible and irresistible instinct of nature: for that led us to a quite different system, which is acknowledged fallible and even erroneous. And to justify this pretended philosophical system, by a chain of clear and convincing argument, or even any appearance of argument, exceeds the power of all human capacity. Por ahora, pues, estamos obligados por la razón a contradecir o alejarnos de los instintos primarios de la naturaleza y adoptar un nuevo sistema con respecto a la evidencia de nuestros sentidos. Pero, aquí, la filosofía se encuentra en grandes dificultades, cuando quiere justi ficar este nuevo sistema y eliminar las objeciones y excede el poder de la capacidad humana justificar este pretendido sistema filosófico con una cadena de objeciones y refutaciones sofísticas de los escépticos. Ya no puede alegar el instinto infalible e irresistible de la naturaleza, pues esto nos conduce a un sistema muy distinto, que se ha aceptado como falible e incluso erróneo. Y excede el poder de toda capacidad humana justificar este pretendido sistema filosófico con una cadena de argumentaciones clara y convincente, e incluso por cualquier apariencia de este argumento.
By what argument can it be proved, that the perceptions of the mind must be caused by external objects, entirely different from them, though resembling them (if that be possible) and could not arise either from the energy of the mind itself, or from the suggestion of some invisible and unknown spirit, or from some other cause still more unknown to us? It is acknowledged, that, in fact, many of these perceptions arise not from anything external, as in dreams, madness, and other diseases. And nothing can be more inexplicable than the manner, in which body should so operate upon mind as ever to convey an image of itself to a substance, supposed of so different, and even contrary a nature. ¿Por qué argumento puede demostrarse que las percepciones de la mente han de ser causadas por objetos externos, totalmente distintos de ellas, aunque pareciéndose a ellas (si eso es posible), y no pueden surgir ni por la energía de la mente misma ni por la sugestión de algún espíritu invisible y desconocido, o por alguna otra causa que nos sea aún más desconocida? De hecho, se reconoce que muchas de estas percepciones, como en el caso de los sueños, la locura y otras enfermedades, no surgen de nada externo. Y nada puede ser más inexplicable que la manera en que el cuerpo debe operar sobre la mente para transmitir una imagen de sí misma a una sustancia, que se supone de tan distinta, o incluso contraria, naturaleza.
It is a question of fact, whether the perceptions of the senses be produced by external objects, resembling them: how shall this question be determined? By experience surely; as all other questions of a like nature. But here experience is, and must be entirely silent. The mind has never anything present to it but the perceptions, and cannot possibly reach any experience of their connexion with objects. The supposition of such a connexion is, therefore, without any foundation in reasoning. Es una cuestión de hecho la de que, si las percepciones de los sentidos pueden ser producidas por objetos externos que se asemejan a ellas, ¿cómo puede resolverse esta cuestión? Por experiencia, desde luego, como todas las demás cuestiones de semejante naturaleza. Pero, en este punto, la experiencia es y ha de ser totalmente silenciosa. La mente nunca tiene nada presente, sino las percepciones, y no puede alcanzar experiencia alguna de su conexión con los objetos. La suposición de semejante conexión, por tanto, carece de fundamento en el razonamiento.
120. To have recourse to the veracity of the supreme Being, in order to prove the veracity of our senses, is surely making a very unexpected circuit. If his veracity were at all concerned in this matter, our senses would be entirely infallible; because it is not possible that he can ever deceive. Not to mention, that, if the external world be once called in question, we shall be at a loss to find arguments, by which we may prove the existence of that Being or any of his attributes. Recurrir a la veracidad del Ser Supremo para demostrar la veracidad de nuestros sentidos es, desde luego, dar un rodeo muy inesperado. Si su veracidad estuviera implicada en esta cuestión, nuestros sentidos serían totalmente infalibles, porque no es posible que Él pueda jamás engañar. Por no decir que, si se pusiera en duda el mundo externo, no sabríamos encontrar argumentos con los que pudiéramos demostrar la existencia de aquel Ser o de cualquiera de sus atributos.
121. This is a topic, therefore, in which the profounder and more philosophical sceptics will always triumph, when they endeavour to introduce an universal doubt into all subjects of human knowledge and enquiry. Do you follow the instincts and propensities of nature, may they say, in assenting to the veracity of sense? But these lead you to believe that the very perception or sensible image is the external object. Do you disclaim this principle, in order to embrace a more rational opinion, that the perceptions are only representations of something external? You here depart from your natural propensities and more obvious sentiments; and yet are not able to satisfy your reason, which can never find any convincing argument from experience to prove, that the perceptions are connected with any external objects. Esta es una cuestión, por tanto, en la que los escépticos más filosóficos y profundos siempre triunfarán cuando intenten introducir la duda universal en todos los temas de conocimiento e investigación humana. Ellos podrían decir: ¿Se siguen los instintos y propensiones de la naturaleza, al asentir a la veracidad de los sentidos? Mas éstos le conducen a uno a creer que la misma percepción o imagen sensible es el objeto externo. ¿Se renuncia a este principio para adoptar una opinión más racional, a saber, que las percepciones no son sino representaciones de algo externo? Aquí se aleja uno de las propensiones y sentimientos más evidentes y, sin embargo, nunca se puede satisfacer la propia razón, que jamás encuentra un argumento convincente a partir de la experiencia, para demostrar que las percepciones están conectadas con objetos externos.
122. There is another sceptical topic of a like nature, derived from the most profound philosophy; which might merit our attention, were it requisite to dive so deep, in order to discover arguments and reasonings, which can so little serve to any serious purpose. It is universally allowed by modern enquirers, that all the sensible qualities of objects, such as hard, soft, hot, cold, white, black, &c. are merely secondary, and exist not in the objects themselves, but are perceptions of the mind, without any external archetype or model, which they represent. If this be allowed, with regard to secondary qualities, it must also follow, with regard to the supposed primary qualities of extension and solidity; nor can the latter be any more entitled to that denomination than the former. The idea of extension is entirely acquired from the senses of sight and feeling; and if all the qualities, perceived by the senses, be in the mind, not in the object, the same conclusion must reach the idea of extension, which is wholly dependent on the sensible ideas or the ideas of secondary qualities. Nothing can save us from this conclusion, but the asserting, that the ideas of those primary qualities are attained by Abstraction, an opinion, which, if we examine it accurately, we shall find to be unintelligible, and even absurd. An extension, that is neither tangible nor visible, cannot possibly be conceived: and a tangible or visible extension, which is neither hard nor soft, black nor white, is equally beyond the reach of human conception. Let any man try to conceive a triangle in general, which is neither Isosceles nor Scalenum, nor has any particular length or proportion of sides; and he will soon perceive the absurdity of all the scholastic notions with regard to abstraction and general ideas.31 Otro tópico escéptico de naturaleza semejante, que se deriva de la filosofía más profunda, puede merecer nuestra atención, si fuera necesario arrojarse a tales profundidades para descubrir argumentos y razonamientos que puedan tener un objetivo serio. Es universalmente aceptado por investigadores modernos, que todas las cualidades sensibles de los objetos, como la dureza, la blandura, el calor, el frío, la blancura, la negrura, son meramente secundarias; no existen en los objetos mismos, sino que son percepciones sin arquetipo o modelo externo alguno que representar. Si se acepta esto, con respecto a las cualidades secundarias, también ha de ser válido para las supuestas cualidades primarias de extensión y solidez, y no pueden las últimas tener más derecho a esta denominación que las primeras. La idea de extensión es adquirida en su totalidad por los sentidos de la vista o de la sensación, y si todas las cualidades percibidas por los sentidos están en la mente y no en el objeto, la misma conclusión ha de ser válida para la idea de extensión, que depende totalmente de las ideas sensibles o de las ideas de cualidades secundarias. Nada nos puede salvar de esta conclusión, sino afirmar que las ideas de estas cualidades primarias son alcanzadas por abstracción, opinión que, si la examinamos con rigor, encontraremos ininteligible, o incluso absurda. No puede concebirse una extensión que no sea tangible ni visible. Y una extensión tangible o visible que no sea ni dura ni blanda, ni blanca ni negra, está igualmente allende el alcance de la mente humana. Que alguien intente concebir el triángulo en general, que no sea isósceles ni escaleno, ni tenga una determinada altura o proporción entre sus lados, y pronto percibirá el carácter absurdo de las teorías escolásticas sobre la abstracción de ideas generales *.
123. Thus the first philosophical objection to the evidence of sense or to the opinion of external existence consists in this, that such an opinion, if rested on natural instinct, is contrary to reason, and if referred to reason, is contrary to natural instinct, and at the same time carries no rational evidence with it, to convince an impartial enquirer. The second objection goes farther, and represents this opinion as contrary to reason: at least, if it be a principle of reason, that all sensible qualities are in the mind, not in the object. Bereave matter of all its intelligible qualities, both primary and secondary, you in a manner annihilate it, and leave only a certain unknown, inexplicable something, as the cause of our perceptions; a notion so imperfect, that no sceptic will think it worth while to contend against it. Así, la primera objeción filosófica a la evidencia de los sentidos o a la opinión en favor de la existencia externa, consiste en lo siguiente: que tal opinión es contraria a la razón si descansa en el instinto natural y, si se imputa a la razón es contraria al instinto natural y, al mismo tiempo, no comporta evidencia racional para convencer al investigador imparcial. La segunda objeción va más lejos y representa esta opinión como contraria a la razón, por lo menos, si es un principio de razón que todas las cualidades sensibles están en la mente y no en el objeto. Despójese a la materia de todas sus cualidades inteligibles, tanto de las primarias como de las secundarias; en cierta manera se la aniquila, y sólo se deja como causa de nuestras percepciones un algo desconocido, inexplicable, una noción tan imperfecta que ningún escéptico creerá que vale la pena contender con ella.

PART II.

Parte II

124. It may seem a very extravagant attempt of the sceptics to destroy reason by argument and ratiocination; yet is this the grand scope of all their enquiries and disputes. They endeavour to find objections, both to our abstract reasonings, and to those which regard matter of fact and existence. El intento de los escépticos de destruir la razón con argumentos y razonamientos podrá parecer muy extravagante y, sin embargo, tal es el alcance de todas sus investigaciones y disputas. Intentan encontrar objeciones, tanto para nuestros razonamientos abstractos como para los que conciernen a cuestiones de hecho y existencia.
The chief objection against all abstract reasonings is derived from the ideas of space and time; ideas, which, in common life and to a careless view, are very clear and intelligible, but when they pass through the scrutiny of the profound sciences (and they are the chief object of these sciences) afford principles, which seem full of absurdity and contradiction. No priestly dogmas, invented on purpose to tame and subdue the rebellious reason of mankind, ever shocked common sense more than the doctrine of the infinitive divisibility of extension, with its consequences; as they are pompously displayed by all geometricians and metaphysicians, with a kind of triumph and exultation. A real quantity, infinitely less than any finite quantity, containing quantities infinitely less than itself, and so on in infinitum; this is an edifice so bold and prodigious, that it is too weighty for any pretended demonstration to support, because it shocks the clearest and most natural principles of human reason.32 But what renders the matter more extraordinary, is, that these seemingly absurd opinions are supported by a chain of reasoning, the clearest and most natural; nor is it possible for us to allow the premises without admitting the consequences. Nothing can be more convincing and satisfactory than all the conclusions concerning the properties of circles and triangles; and yet, when these are once received, how can we deny, that the angle of contact between a circle and its tangent is infinitely less than any rectilineal angle, that as you may increase the diameter of the circle in infinitum, this angle of contact becomes still less, even in infinitum, and that the angle of contact between other curves and their tangents may be infinitely less than those between any circle and its tangent, and so on, in infinitum? The demonstration of these principles seems as unexceptionable as that which proves the three angles of a triangle to be equal to two right ones, though the latter opinion be natural and easy, and the former big with contradiction and absurdity. Reason here seems to be thrown into a kind of amazement and suspence, which, without the suggestions of any sceptic, gives her a diffidence of herself, and of the ground on which she treads. She sees a full light, which illuminates certain places; but that light borders upon the most profound darkness. And between these she is so dazzled and confounded, that she scarcely can pronounce with certainty and assurance concerning any one object. La principal objeción contra todo razonamiento abstracto se deriva de las ideas de espacio y tiempo: ideas que, en la vida común y para quien no se preocupa por ellas, resultan muy claras e inteligibles, pero cuando son sometidas al escrutinio de las ciencias profundas, presentan principios que parecen llenos de absurdidad y contradicción. Ningún dogma clerical, inventado intencionadamente para domar y subyugar la razón rebelde de la humanidad, escandalizó tanto al sentido común como la doctrina de la infinita divisibilidad de la extensión, con sus consecuencias que todos los geómetras y metafísicos pomposamente despliegan con la exaltación de triunfadores. Una cantidad real, infinitamente menor que cualquier cantidad finita, conteniendo cantidades infinitamente menores, y así sucesivamente in infinitum; éste es un edificio tan atrevido y prodigioso que es demasiado pesado para que cualquier intento de demostración la sustente, puesto que repugna a los principios más claros y más naturales de la razón humana. Pero lo que hace la cuestión aún más extraordinaria es que estas opiniones, aparentemente absurdas, están apoyadas por una cadena de razonamientos, la más clara y la más natural, y no podemos admitir las premisas sin admitir las conclusiones. Nada puede ser más convincente y satisfactorio que todas las conclusiones acerca de las propiedades de los triángulos y círculos, y sin embargo, una vez que éstas han sido aceptadas, ¿cómo podemos negar que el ángulo de contacto entre un círculo y su tangente es infinitamente menor que cualquier ángulo recto; que según se incremente el diámetro del círculo in infinitum, el ángulo de contacto se vuelve aún menor, incluso in infinitum, y que el ángulo de contacto entre otras curvas y sus tangentes puede ser infinitamente menor que los que hay entre un círculo cualquiera y su tangente y así sucesivamente in infinitum? La demostración de estos principios parece tan irrecusable como la que demuestra que los tres ángulos de un triángulo pueden equivaler a dos ángulos rectos, aunque la última opinión pueda ser natural y fácil, y la primera preñada de contradicción y absurdidad. Aquí la razón parece abocada a un cierto tipo de asombro y de vacilación, que la hace insegura de sí misma y del terreno que pisa, si no fuera por los escépticos. Ve que una intensa luz ilumina ciertos lugares, pero esta luz bordea la más profunda oscuridad; y entre lo iluminado y lo oscuro, está tan desconcertada y cegada, que apenas puede pronunciarse con certeza y seguridad sobre cualquier objeto.
125. The absurdity of these bold determinations of the abstract sciences seems to become, if possible, still more palpable with regard to time than extension. An infinite number of real parts of time, passing in succession, and exhausted one after another, appears so evident a contradiction, that no man, one should think, whose judgement is not corrupted, instead of being improved, by the sciences, would ever be able to admit of it. La absurdidad de estas atrevidas determinaciones de las ciencias abstractas parece hacerse aún más palpable, si es posible, en el caso del tiempo que en el de la extensión. Un número infinito de partes reales de tiempo, que pasan sucesivamente y se agotan una tras otra, parece una contradicción tan evidente que —a mi juicio— ningún hombre cuyo juicio no estuviese corrompido en lugar de mejorado por estas ciencias, jamás podría admitirla.
Yet still reason must remain restless, and unquiet, even with regard to that scepticism, to which she is driven by these seeming absurdities and contradictions. How any clear, distinct idea can contain circumstances, contradictory to itself, or to any other clear, distinct idea, is absolutely incomprehensible; and is, perhaps, as absurd as any proposition, which can be formed. So that nothing can be more sceptical, or more full of doubt and hesitation, than this scepticism itself, which arises from some of the paradoxical conclusions of geometry or the science of quantity.33 Sin embargo, aún ha de permanecer la razón inquieta y agitada, incluso con respecto al escepticismo a que se ve conducida, por estos aparentes absurdos y contradicciones. Es absolutamente incomprensible cómo una idea clara y distinta puede contener caracteres que la contradicen a ella misma o a cualquier otra idea clara y distinta, y quizá sea una proposición tan absurda como cualquiera que pueda formarse. De modo que nada puede ser más escéptico ni más lleno de duda y vacilación, que el escepticismo mismo que surge de algunas de las conclusiones paradójicas de la geometría o de la ciencia de la cantidad.
126. The sceptical objections to moral evidence, or to the reasonings concerning matter of fact, are either popular or philosophical. The popular objections are derived from the natural weakness of human understanding; the contradictory opinions, which have been entertained in different ages and nations; the variations of our judgement in sickness and health, youth and old age, prosperity and adversity; the perpetual contradiction of each particular man′s opinions and sentiments; with many other topics of that kind. It is needless to insist farther on this head. These objections are but weak. For as, in common life, we reason every moment concerning fact and existence, and cannot possibly subsist, without continually employing this species of argument, any popular objections, derived from thence, must be insufficient to destroy that evidence. The great subverter of Pyrrhonism or the excessive principles of scepticism is action, and employment, and the occupations of common life. These principles may flourish and triumph in the schools; where it is, indeed, difficult, if not impossible, to refute them. But as soon as they leave the shade, and by the presence of the real objects, which actuate our passions and sentiments, are put in opposition to the more powerful principles of our nature, they vanish like smoke, and leave the most determined sceptic in the same condition as other mortals. Las objeciones escépticas a la evidencia moral o a los razonamientos acerca de cuestiones de hecho son o populares o filosóficas. Las objeciones populares se derivan de la debilidad natural del entendimiento humano, las opiniones contradictorias que se han tenido en distintas edades y naciones; las variaciones de nuestro juicio en la enfermedad y en la salud, en la juventud y en la vejez, en la prosperidad y en la adversidad; la perpetua contradicción de las opiniones y sentimientos de cada hombre, con muchos otros tópicos de esa clase. Es inútil insistir más en este punto. Las objeciones no son más débiles. Pues, como en la vida común razonamos en todo momento acerca de hechos y de lo que existe y no podemos subsistir sin emplear continuamente esta clase de argumento, cualquier objeción popular, derivada de aquí, ha de ser insuficiente para destruir esta evidencia. El gran subversor del Pirronismo o de los principios excesivos del escepticismo, es la acción, la ocupación y los quehaceres de la vida común. Aquellos principios pueden prosperar y triunfar en las escuelas donde, desde luego, es difícil si no imposible refutarlos. Pero tan pronto como abandonan la sombra y, en virtud de la presencia de objetos reales que activan nuestras pasiones y sentimientos, son opues tos a los más poderosos principios de nuestra naturaleza, se desvanecen como el humo y dejan al escéptico más decidido en la misma condición que los demás mortales.
127. The sceptic, therefore, had better keep within his proper sphere, and display those philosophical objections, which arise from more profound researches. Here he seems to have ample matter of triumph; while he justly insists, that all our evidence for any matter of fact, which lies beyond the testimony of sense or memory, is derived entirely from the relation of cause and effect; that we have no other idea of this relation than that of two objects, which have been frequently conjoined together; that we have no argument to convince us, that objects, which have, in our experience, been frequently conjoined, will likewise, in other instances, be conjoined in the same manner; and that nothing leads us to this inference but custom or a certain instinct of our nature; which it is indeed difficult to resist, but which, like other instincts, may be fallacious and deceitful. While the sceptic insists upon these topics, he shows his force, or rather, indeed, his own and our weakness; and seems, for the time at least, to destroy all assurance and conviction. These arguments might be displayed at greater length, if any durable good or benefit to society could ever be expected to result from them. El escéptico, por tanto, ha de mantenerse en su esfera propia y exponer las objeciones filosóficas que surgen de sus investigaciones más profundas. Aquí parece tener un amplio campo para triunfar, mientras insista fundadamente en que toda nuestra evidencia en favor de cualquier cuestión de hecho, que está allende el testimonio de los sentidos y de la memoria, se deriva totalmente de la relación causa y efecto; que no tenemos más idea de esta relación que la de dos objetos que han estado frecuentemente conjuntados, que no tenemos ningún argumento para convencernos de que los objetos, que han estado en nuestra experiencia frecuentemente conjuntados, estarán asimismo en otros casos conjuntados de la misma manera, y que nada nos conduce a esta inferencia sino la costumbre o cierto instinto de nuestra naturaleza que, desde luego, puede ser difícil de resistir, pero que, como otros instintos, puede ser falaz y engañador. Mientras el escéptico insiste en estos argumentos, muestra su fuerza, o más bien su y nuestra debilidad, y parece, por lo menos por un tiempo, destruir toda seguridad y convicción. Estos argumentos pueden exhibirse en mayor extensión, si algún bien o beneficio durable para la sociedad se puede esperar de ellos.
128. For here is the chief and most confounding objection to excessive scepticism, that no durable good can ever result from it; while it remains in its full force and vigour. We need only ask such a sceptic, What his meaning is? And what he proposes by all these curious researches? He is immediately at a loss, and knows not what to answer. A Copernican or Ptolemaic, who supports each his different system of astronomy, may hope to produce a conviction, which will remain constant and durable, with his audience. A Stoic or Epicurean displays principles, which may not be durable, but which have an effect on conduct and behaviour. But a Pyrrhonian cannot expect, that his philosophy will have any constant influence on the mind: or if it had, that its influence would be beneficial to society. On the contrary, he must acknowledge, if he will acknowledge anything, that all human life must perish, were his principles universally and steadily to prevail. All discourse, all action would immediately cease; and men remain in a total lethargy, till the necessities of nature, unsatisfied, put an end to their miserable existence. It is true; so fatal an event is very little to be dreaded. Nature is always too strong for principle. And though a Pyrrhonian may throw himself or others into a momentary amazement and confusion by his profound reasonings; the first and most trivial event in life will put to flight all his doubts and scruples, and leave him the same, in every point of action and speculation, with the philosophers of every other sect, or with those who never concerned themselves in any philosophical researches. When he awakes from his dream, he will be the first to join in the laugh against himself, and to confess, that all his objections are mere amusement, and can have no other tendency than to show the whimsical condition of mankind, who must act and reason and believe; though they are not able, by their most diligent enquiry, to satisfy themselves concerning the foundation of these operations, or to remove the objections, which may be raised against them. Pues aquí está la principal y más embarazosa objeción contra el escepticismo excesivo, que no puede resultar de él ningún bien duradero mientras permanezca en toda su fuerza y vigor. Sólo tenemos que preguntar a un escéptico cuáles son sus intenciones y qué se propone con todas sus investigaciones sutiles. Inmediatamente se desconcierta y no sabe qué contestar. Un copernicano o ptolemaico, cada uno de los cuales apoya un sistema distinto de astronomía, puede esperar crear una convicción que permanecerá constante y duradera en su auditorio. Un estoico o un epicúreo exponen principios que pueden no ser duraderos, pero que pueden influir en la conducta y el comportamiento. Pero el pirroniano no puede esperar que su filosofía tenga influjo constante sobre la mente, o si lo tuviera, que fuera su influjo beneficioso para la sociedad. Por el contrario, ha de reconocer, si está dispuesto a reconocer algo, que toda vida humana tiene que acabar, si sus principios prevaleciesen universal y constantemente. Inmediatamente se acabaría todo discurso y toda acción, y los hombres quedarían sumidos en un sueño absoluto hasta que las necesidades de la naturaleza, al no ser satisfechas, dieran fin a su miserable existencia. Es verdad: es muy poco de temer un suceso tan fatal. La naturaleza es siempre demasiado fuerte para la teoría. Y aunque un pirroniano se precipitara a sí mismo o a otros, a un momentáneo asombro y confusión con sus profundos razonamientos, el primer y más trivial suceso en la vida pondría en fuga todas sus dudas y escrúpulos y le igualaría en todo punto de acción y de especulación a los filósofos de todas las demás sectas, o a aquellos que nunca se ocuparon de investigaciones filosóficas. Cuando despierte de su sueño, será el primero en participar en la risa contra él y en confesar que todas sus objeciones son un mero entretenimiento y no pueden tener otra finalidad que mostrar la convicción caprichosa de la raza humana que ha de actuar, razonar y creer, aunque no sea capaz por investigación diligente de satisfacerse acerca del fundamento de sus operaciones, o de vencer las objeciones que se puedan levantar contra ellos .

PART III.

Parte III

129. There is, indeed, a more mitigated scepticism or academical philosophy, which may be both durable and useful, and which may, in part, be the result of this Pyrrhonism, or excessive scepticism, when its undistinguished doubts are, in some measure, corrected by common sense and reflection. The greater part of mankind are naturally apt to be affirmative and dogmatical in their opinions; and while they see objects only on one side, and have no idea of any counterpoising argument, they throw themselves precipitately into the principles, to which they are inclined; nor have they any indulgence for those who entertain opposite sentiments. To hesitate or balance perplexes their understanding, checks their passion, and suspends their action. They are, therefore, impatient till they escape from a state, which to them is so uneasy: and they think, that they could never remove themselves far enough from it, by the violence of their affirmations and obstinacy of their belief. But could such dogmatical reasoners become sensible of the strange infirmities of human understanding, even in its most perfect state, and when most accurate and cautious in its determinations; such a reflection would naturally inspire them with more modesty and reserve, and diminish their fond opinion of themselves, and their prejudice against antagonists. The illiterate may reflect on the disposition of the learned, who, amidst all the advantages of study and reflection, are commonly still diffident in their determinations: and if any of the learned be inclined, from their natural temper, to haughtiness and obstinacy, a small tincture of Pyrrhonism might abate their pride, by showing them, that the few advantages, which they may have attained over their fellows, are but inconsiderable, if compared with the universal perplexity and confusion, which is inherent in human nature. In general, there is a degree of doubt, and caution, and modesty, which, in all kinds of scrutiny and decision, ought for ever to accompany a just reasoner. Ciertamente hay una especie más moderada de escepticismo o filosofía académica que puede ser a la vez duradera y útil y que puede, en parte, ser el resultado de este pirronismo o escepticismo excesivo, cuando el sentido común y la reflexión, en alguna medida, corrigen sus dudas imprecisas. La mayoría de la humanidad tiende naturalmente a ser afirmativa y dogmática en sus opiniones y, mientras ven objetos desde un solo punto de vista y no tienen idea de los argumentos que lo contrarrestan, se adhieren precipitadamente a los principios a los que están inclinados y no tienen compasión alguna con los que tienen sentimientos opuestos. Dudar o sopesar algo aturde su entendimiento, frena su pasión y suspende su acción. Por tanto, están inquietos hasta que escapan de un estado que les resulta tan incómodo y piensan que nunca se podrán alejar suficientemente de él con la violencia de sus afirmaciones y la obstinación de su creencia. Pero si pensadores tan dogmáticos pudieran volverse conscientes de las extrañas debilidades del entendimiento humano, incluso en su estado más perfecto, cuando es más preciso y cauto en sus determinaciones, tal reflexión, por supuesto, les inspiraría mayor modestia y reserva, y disminuiría su buena opinión de sí mismos y su prejuicio contra sus antagonistas. Los analfabetos pueden reflexionar sobre el estado de ánimo de los instruidos que, en medio de todas sus ventajas de estudio y reflexión, normalmente están todavía inseguros, y si cualquiera de los instruidos estuviera inclinado por temperamento al orgullo y a la obstinación, una pequeña dosis de pirronismo podría aplacar su orgullo, al enseñarle que las pocas ventajas que ha adquirido sobre sus semejantes son insignificantes si se las compara con la perplejidad y confusión universal inherentes a la naturaleza humana. En general hay un grado de duda, de cautela y modestia que, en todas clases de investigaciones, debe acompañar siempre al razonador cabal.
130. Another species of mitigated scepticism which may be of advantage to mankind, and which may be the natural result of the Pyrrhonian doubts and scruples, is the limitation of our enquiries to such subjects as are best adapted to the narrow capacity of human understanding. The imagination of man is naturally sublime, delighted with whatever is remote and extraordinary, and running, without control, into the most distant parts of space and time in order to avoid the objects, which custom has rendered too familiar to it. A correct Judgement observes a contrary method, and avoiding all distant and high enquiries, confines itself to common life, and to such subjects as fall under daily practice and experience; leaving the more sublime topics to the embellishment of poets and orators, or to the arts of priests and politicians. To bring us to so salutary a determination, nothing can be more serviceable, than to be once thoroughly convinced of the force of the Pyrrhonian doubt, and of the impossibility, that anything, but the strong power of natural instinct, could free us from it. Those who have a propensity to philosophy, will still continue their researches; because they reflect, that, besides the immediate pleasure, attending such an occupation, philosophical decisions are nothing but the reflections of common life, methodized and corrected. But they will never be tempted to go beyond common life, so long as they consider the imperfection of those faculties which they employ, their narrow reach, and their inaccurate operations. While we cannot give a satisfactory reason, why we believe, after a thousand experiments, that a stone will fall, or fire burn; can we ever satisfy ourselves concerning any determination, which we may form, with regard to the origin of worlds, and the situation of nature, from, and to eternity? Otra clase de escepticismo mitigado, que puede consti tuir una ventaja para la humanidad y que puede ser el resultado natural de la duda y escrúpulos pirronianos, es la limitación de nuestras investigaciones a los temas que estén mejor adaptados a la estrecha capacidad del entendimiento humano. La imaginación del hombre es naturalmente sublime, se encanta con lo que esté alejado o sea extraordinario, y corre incontrolada a los lugares más dis tantes del espacio y del tiempo para evitar objetos que la costumbre le ha hecho demasiado familiares. Un juicio correcto sigue un método contrario y, evitando toda inves tigación distante y elevada, se limita a la vida corriente y a los temas diarios, dejando las cuestiones más sublimes al embellecimiento de los poetas y oradores, o a las artes de clérigos y políticos. Para hacernos llegar a tan saludable disposición, nada puede ser más útil que estar convencidos de la fuerza de la duda pirroniana y de la imposibilidad de que algo más que el fuerte poder del instinto natural nos pueda librar de ella. Los que tengan una propensión a la filosofía aún continuarán sus investigaciones, porque reflexionan que, además de su placer inmediato al dedicarse a esta ocupación, las decisiones filosóficas no son más que reflejos, sistematizados y corregidos, de la vida diaria. Pero nunca estarán tentados de ir más allá de la vida común, mientras tengan en cuenta la imperfección de las facultades que emplean, su estrecho alcance y la imprecisión de sus operaciones. Mientras no podamos dar una razón satisfactoria de por qué creemos, tras mil experimentos, que una piedra caerá o que el fuego quemará, ¿podremos darnos por satisfechos en lo que respecta a cualquier determinación que nos formemos con respecto al origen de los mundos y la situación de la naturaleza, desde la eternidad y para la eternidad?
This narrow limitation, indeed, of our enquiries, is, in every respect, so reasonable, that it suffices to make the slightest examination into the natural powers of the human mind and to compare them with their objects, in order to recommend it to us. We shall then find what are the proper subjects of science and enquiry. Ciertamente, esta estrecha limitación de nuestras investigaciones es, en todas sus dimensiones, tan razonable que basta hacer la más mínima investigación de los poderes naturales de la mente humana y compararlos con sus objetos para hacérnosla recomendable.
131. It seems to me, that the only objects of the abstract science or of demonstration are quantity and number, and that all attempts to extend this more perfect species of knowledge beyond these bounds are mere sophistry and illusion. As the component parts of quantity and number are entirely similar, their relations become intricate and involved; and nothing can be more curious, as well as useful, than to trace, by a variety of mediums, their equality or inequality, through their different appearances. But as all other ideas are clearly distinct and different from each other, we can never advance farther, by our utmost scrutiny, than to observe this diversity, and, by an obvious reflection, pronounce one thing not to be another. Or if there be any difficulty in these decisions, it proceeds entirely from the undeterminate meaning of words, which is corrected by juster definitions. That the square of the hypothenuse is equal to the squares of the other two sides, cannot be known, let the terms be ever so exactly defined, without a train of reasoning and enquiry. But to convince us of this proposition, that where there is no property, there can be no injustice, it is only necessary to define the terms, and explain injustice to be a violation of property. This proposition is, indeed, nothing but a more imperfect definition. It is the same case with all those pretended syllogistical reasonings, which may be found in every other branch of learning, except the sciences of quantity and number; and these may safely, I think, be pronounced the only proper objects of knowledge and demonstration. Entonces encontraremos cuáles son los temas propios de la ciencia y de la investigación. Me parece que los únicos objetos de las ciencias abstractas o de la demostración son la cantidad y el número, y que todos los intentos de extender la clase más perfecta de conocimiento más allá de estos límites son mera sofistería e ilusión. Como las meras partes componentes de cantidades son totalmente similares, sus relaciones se hacen intrincadas y complejas, y nada puede ser más interesante y útil que averiguar, por una variedad de medios, su igualdad o desigualdad a través de sus distintas apariciones. Pero como todas las demás ideas son claramente precisas y diferentes entre sí, jamás podremos, incluso con mayor escrutinio, avanzar más allá de la observación de esta diversidad y, por obvia reflexión, establecer que una cosa no es la otra. O si hay alguna dificultad en estas decisiones procede totalmente del significado indeterminado de las palabras, que se corrige con definiciones más correctas. No puede conocerse que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de los otros dos lados, por muy precisamente que estén definidos los términos, sin un proceso de razonamiento e investigación, pero para convencernos de la siguiente proposición: donde no hay propiedad, no puede haber injusticia, sólo es necesario definir los términos y explicar la injusticia como una violación de la propiedad. La proposición, ciertamente, no es sino una definición imperfecta. Ocurre lo mismo con aquellos aparentes razonamientos silogísticos que se pueden encontrar en todas las regiones del saber, salvo en las ciencias de cantidad y número: y éstos pueden tranquilamente, creo, considerarse los únicos objetos propios de conocimiento y demostración.
132. All other enquiries of men regard only matter of fact and existence; and these are evidently incapable of demonstration. Whatever is may not be. No negation of a fact can involve a contradiction. The non-existence of any being, without exception, is as clear and distinct an idea as its existence. The proposition, which affirms it not to be, however false, is no less conceivable and intelligible, than that which affirms it to be. The case is different with the sciences, properly so called. Every proposition, which is not true, is there confused and unintelligible. That the cube root of 64 is equal to the half of 10, is a false proposition, and can never be distinctly conceived. But that Caesar, or the angel Gabriel, or any being never existed, may be a false proposition, but still is perfectly conceivable, and implies no contradiction. Todas las demás investigaciones de los hombres conciernen sólo cuestiones de hecho y existencia. Y, evidentemente, éstas no pueden demostrarse. Lo que es, puede no ser. Ninguna negación de hecho implica una contradicción. La no existencia de cualquier ser, sin excepción alguna, es una idea tan clara y distinta como la de su existencia. La proposición que afirma que no es, por muy falsa que sea, no es menos concebible e inteligible, que la que afirma que es. El caso es distinto con las ciencias propiamente dichas. Toda proposición que no es verdad es confusa e ininteligible. Que la raíz cúbica de 64 es igual a la mitad de 10, es una proposici ón falsa y jamás podrá concebirse distintamente. Pero que César o el ángel Gabriel o cualquier ser nunca existieron, podrá ser una proposición falsa, pero de todas formas es perfectamente concebible y no implica contradicción.
The existence, therefore, of any being can only be proved by arguments from its cause or its effect; and these arguments are founded entirely on experience. If we reason a priori, anything may appear able to produce anything. The falling of a pebble may, for aught we know, extinguish the sun; or the wish of a man control the planets in their orbits. It is only experience, which teaches us the nature and bounds of cause and effect, and enables us to infer the existence of one object from that of another34. Such is the foundation of moral reasoning, which forms the greater part of human knowledge, and is the source of all human action and behaviour. Por tanto, la existencia de cualquier ser sólo puede demostrarse con argumentos a partir de su causa o de su efecto, y estos argumentos se fundan exclusivamente en la experiencia. Si razonamos a priori, cualquier cosa puede parecer capaz de producir cualquier otra. La caída de una piedrecita puede, por lo que sabemos, apagar el sol, o el deseo de un hombre controlar los planetas en sus órbitas. Sólo la experiencia nos enseña la naturaleza y límites de causa y efecto y nos permite inferir la existencia de un objeto de la de otro. Tal es el fundamento del razonamiento moral, que forma la mayor parte del conocimiento humano y es la fuente de toda acción y comportamiento humanos.
Moral reasonings are either concerning particular or general facts. All deliberations in life regard the former; as also all disquisitions in history, chronology, geography, and astronomy. Los razonamientos morales conciernen a hechos generales, o a hechos particulares. Todas las deliberaciones en la vida conciernen a éstos, así como también todas las disquisiciones históricas, cronológicas, geográficas y astronómicas.
The sciences, which treat of general facts, are politics, natural philosophy, physic, chemistry, &c. where the qualities, causes and effects of a whole species of objects are enquired into. Las ciencias que tratan hechos generales son la política, la filosofía de la naturaleza, la física, la química, etc., donde se investigan las cualidades, causas y efectos de una especie entera.
Divinity or Theology, as it proves the existence of a Deity, and the immortality of souls, is composed partly of reasonings concerning particular, partly concerning general facts. It has a foundation in reason, so far as it is supported by experience. But its best and most solid foundation is faith and divine revelation. La teología, como demuestra la existencia de una divinidad y la inmortalidad de las almas, se compone en parte de razonamientos sobre hechos particulares, en parte de razonamientos sobre hechos generales. Tiene su fundamento en la razón en la medida en que está apoyada por la experiencia, pero su mejor y más sólido fundamento es la fe y la revelación divina.
Morals and criticism are not so properly objects of the understanding as of taste and sentiment. Beauty, whether moral or natural, is felt, more properly than perceived. Or if we reason concerning it, and endeavour to fix its standard, we regard a new fact, to wit, the general tastes of mankind, or some such fact, which may be the object of reasoning and enquiry. La moral y la crítica no son tan propiamente objetos del entendimiento como del gusto y del sentimiento. La belleza, moral o natural, es sentida más que percibida. O si razonamos acerca de ella e intentamos fijar su patrón, consideramos un hecho nuevo, a saber: el gusto general de la humanidad o algún hecho que pueda ser objeto de razonamiento o investigación.
When we run over libraries, persuaded of these principles, what havoc must we make? If we take in our hand any volume; of divinity or school metaphysics, for instance; let us ask, Does it contain any abstract reasoning concerning quantity or number? No. Does it contain any experimental reasoning concerning matter of fact and existence? No. Commit it then to the flames: for it can contain nothing but sophistry and illusion. Si procediéramos a revisar las bibliotecas convencidos de estos principios, ¡qué estragos no haríamos! Si cogemos cualquier volumen de Teología o metafísica escolástica, por ejemplo, preguntemos: ¿Contiene algún razonamiento abstracto sobre la cantidad y el número? No. ¿Contiene algún razonamiento experimental acerca de cuestiones de hecho o existencia? No. Tírese entonces a las llamas, pues no puede contener más que sofistería e ilusión.