"Peter Golthwaite′s Treasure - [El tesoro de Peter Goldthwaite]"










Nathaniel Hawthorne

Peter Golthwaite′s Treasure
[El tesoro de Peter Golthwaite]


"And so, Peter, you won′t even consider of the business?" said Mr. John Brown, buttoning his surtout over the snug rotundity of his person, and drawing on his gloves. "You positively refuse to let me have this crazy old house, and the land under and adjoining, at the price named?" —¿De modo, Peter, que ni siquiera acepta estudiar mi oferta? —preguntó el señor John Brown, mientras abotonaba el gabán sobre su robusta figura y estiraba sus guantes—. ¿Se niega categóricamente a venderme esta absurda y vieja casona, el terreno que ocupa y el que la rodea, por el precio estipulado?
"Neither at that, nor treble the sum," responded the gaunt, grizzled, and threadbare Peter Goldthwaite. "The fact is, Mr. Brown, you must find another site for your brick block, and be content to leave my estate with the present owner. Next summer, I intend to put a splendid new mansion over the cellar of the old house." —Ni por esa suma, ni por el triple —respondió el enjuto, canoso y harapiento Peter Goldthwaite—. El hecho es, señor Brown, que deberá buscar otro solar para su complejo de ladrillos y conformarse con dejar mi propiedad en manos de su actual dueño. El próximo verano pienso levantar una nueva y espléndida mansión sobre el sótano de la vieja casa.
"Pho, Peter!" cried Mr. Brown, as opened the kitchen door; "content yourself with building castles in the air, where house-lots are cheaper than on earth, to say nothing of the cost of bricks and mortar. Such foundations are solid enough for your edifices, while this underneath us is just the thing for mine; and so we may both be suited. What say you again?" —¡Bah, Peter! —exclamó el señor Brown, mientras abría la puerta de la cocina—. Confórmese con construir castillos en el aire, donde los lotes son más baratos que en la tierra, para no hablar del costo de los ladrillos y la mezcla. Esos cimientos son suficientemente sólidos para sus edificios, en tanto que los que hay bajo mis pies son ideales para los míos; y en esta forma los dos podríamos quedar satisfechos. ¿Qué dice ahora?
"Precisely what I said before, Mr. Brown," answered Peter Goldthwaite. "And as for castles in the air, mine may not be as magnificent as that sort of architecture, but perhaps as substantial, Mr. Brown, as the very respectable brick block with dry goods stores, tailors′ shops, and banking rooms on the lower floor, and lawyers′ offices in the second story, which you are so anxious to substitute." —Exactamente lo mismo que dije antes, señor Brown —respondió Peter Goldthwaite. Y en cuanto a los castillos en el aire, es posible que no sean tan colosales, pero quizá sí tan sustanciales, señor Brown, en materia de arquitectura, como el complejo de ladrillos que usted está tan ansioso por edificar, con almacenes, sastrerías y bancos en la planta baja y bufetes para abogados en el segundo.
"And the cost, Peter, eh?" said Mr. Brown, as he withdrew, in something of a pet. "That, I suppose, will be provided for, off-hand, by drawing a check on Bubble Bank!" —¿Y el costo, Peter, eh? —preguntó el señor Brown, mientras se retiraba bastante enfadado—. ¡Supongo que eso lo solucionará de improviso extendiendo un cheque contra el Banco de la Burbuja!
John Brown and Peter Goldthwaite had been jointly known to the commercial world between twenty and thirty years before, under the firm of Goldthwaite & Brown; which co-partnership, however, was speedily dissolved by the natural incongruity of its constituent parts. Since that event, John Brown, with exactly the qualities of a thousand other John Browns, and by just such plodding methods as they used, had prospered wonderfully, and become one of the wealthiest John Browns on earth. Peter Goldthwaite, on the contrary, after innumerable schemes, which ought to have collected all the coin and paper currency of the country into his coffers, was as needy a gentleman as ever wore a patch upon his elbow. The contrast between him and his former partner may be briefly marked; for Brown never reckoned upon luck, yet always had it; while Peter made luck the main condition of his projects, and always missed it. While the means held out, his speculations had been magnificent, but were chiefly confined, of late years, to such small business as adventures in the lottery. Once he had gone on a gold-gathering expedition somewhere to the South, and ingeniously contrived to empty his pockets more thoroughly than ever; while others, doubtless, were filling theirs with native bullion by the handful. More recently he had expended a legacy of a thousand or two of dollars in purchasing Mexican scrip, and thereby became the proprietor of a province; which, however, so far as Peter could find out, was situated where he might have had an empire for the same money,--in the clouds. From a search after this valuable real estate Peter returned so gaunt and threadbare that, on reaching New England, the scarecrows in the cornfields beckoned to him, as he passed by. "They did but flutter in the wind," quoth Peter Goldthwaite. No, Peter, they beckoned, for the scarecrows knew their brother! John Brown y Peter Goldthwaite habían brillado conjuntamente en el mundo de los negocios, hacía veinte o treinta años, a la cabeza de la firma Goldthwaite & Brown; sociedad que, sin embargo, se había disuelto rápidamente en razón de la incompatibilidad natural de sus partes constitutivas. A partir de ese entonces John Brown, que estaba agraciado precisamente con las cualidades de otros miles de John Browns, y que desplegaba la misma laboriosidad que ellos prosperó maravillosamente y se trasformó en uno de los John Browns más ricos del mundo. Peter Goldthwaite, al contrario, después de poner en ejecución innúmeros planes que deberían haber atraído a sus arcas todas las monedas y billetes del país, continuaba siendo un caballero tan menesteroso como pueden serlo aquellos que lucen un remiendo en el codo. Puede describirse en pocas palabras la diferencia entre él y su antiguo socio: Brown nunca contaba con la suerte, aunque siempre la tenía de su parte; en tanto que Peter convertía la suerte en el factor primordial de sus proyectos y la misma siempre le era esquiva. Mientras tuvo capital, sus especulaciones fueron sensacionales, pero en los años posteriores quedaron particularmente circunscriptas a negocios de tan poca monta como lo eran las incursiones en el juego de lotería. En una oportunidad había participado en una expedición a algún lugar del Sur, en busca de oro, y se las ingenió para vaciar sus bolsillos más que nunca, en tanto que otros, sin duda, llenaban los suyos a manos llenas con el metal de los yacimientos. Más recientemente había gastado una herencia de mil o dos mil dólares en la compra de una escritura mejicana y de este modo se convirtió en dueño de una provincia; la cual, empero, según pudo averiguar Peter, estaba situada allí donde él habría podido adquirir un imperio por la misma suma: en las nubes. Peter volvió tan flaco y andrajoso de la búsqueda de estos valiosos campos, que cuando llegó a Nueva Inglaterra los espantapájaros de los maizales lo saludaban a su paso. "No hacían más que mecerse agitados por el viento", explicaba Peter Goldthwaite. No, Peter, lo saludaban, porque lo reconocían como un hermano.
At the period of our story his whole visible income would not have paid the tax of the old mansion in which we find him. It was one of those rusty, moss-grown, many-peaked wooden houses, which are scattered about the streets of our elder towns, with a beetle-browed second story projecting over the foundation, as if it frowned at the novelty around it. This old paternal edifice, needy as he was, and though, being centrally situated on the principal street of the town, it would have brought him a handsome sum, the sagacious Peter had his own reasons for never parting with, either by auction or private sale. There seemed, indeed, to be a fatality that connected him with his birthplace; for, often as he had stood on the verge of ruin, and standing there even now, he had not yet taken the step beyond it which would have compelled him to surrender the house to his creditors. So here he dwelt with bad luck till good should come. En la época de nuestra historia la totalidad de sus ingresos visibles no habría bastado para pagar los impuestos de la vieja mansión en la cual lo encontramos. Se trataba de una de esas casas de madera cubiertas de moho y herrumbre, con múltiples cumbreras, que están dispersas por las calles de nuestras ciudades más antiguas, con un adusto primer piso que se proyecta fuera de la línea de construcción como si arrugara las cejas ante todas las novedades que lo rodean. No obstante su indigencia, y el hecho de que este viejo edificio familiar situado en el centro de la calle mayor de la ciudad podría haberle producido una suma tentadora, Peter tenía sus propias razones para no desprenderse de él, fuese mediante un remate o en venta privada. Verdaderamente, parecía existir una fatalidad que lo ataba a la casa donde había nacido; pues pese a que había estado, y estaba incluso en ese momento al borde de la ruina, aún no había dado ese paso más allá del cual no le quedaría otro recurso que ceder el edificio a sus acreedores. De modo que allí residía acompañado por la mala suerte esperando que llegase la buena.
Here then in his kitchen, the only room where a spark of fire took off the chill of a November evening, poor Peter Goldthwaite had just been visited by his rich old partner. At the close of their interview, Peter, with rather a mortified look, glanced downwards at his dress, parts of which appeared as ancient as the days of Goldthwaite & Brown. His upper garment was a mixed surtout, wofully faded, and patched with newer stuff on each elbow; beneath this he wore a threadbare black coat, some of the silk buttons of which had been replaced with others of a different pattern; and lastly, though he lacked not a pair of gray pantaloons, they were very shabby ones, and had been partially turned brown by the frequent toasting of Peter′s shins before a scanty fire. Peter′s person was in keeping with his goodly apparel. Gray-headed, hollow-eyed, pale-cheeked, and lean-bodied, he was the perfect picture of a man who had fed on windy schemes and empty hopes, till he could neither live on such unwholesome trash, nor stomach more substantial food. But, withal, this Peter Goldthwaite, crack-brained simpleton as, perhaps, he was, might have cut a very brilliant figure in the world, had he employed his imagination in the airy business of poetry, instead of making it a demon of mischief in mercantile pursuits. After all, he was no bad fellow, but as harmless as a child, and as honest and honorable, and as much of the gentleman which nature meant him for, as an irregular life and depressed circumstances will permit any man to be. Allí, entonces, en su cocina, el único cuarto donde un poco de lumbre disipaba el frío de una noche de noviembre, el pobre Peter Goldthwaite acababa de recibir la visita de su opulento ex socio. Una vez concluida la entrevista Peter, con expresión un poco mortificada, bajó los ojos hacía su vestimenta, partes de la cual parecían tan antiguas como los tiempos de Goldthwaite & Brown. La primera prenda que podía apreciarse era un heterogéneo levitón, penosamente desteñido y con parches de tela más nueva en los codos; llevaba debajo una chaqueta negra deshilachada, algunos de cuyos botones de seda habían sido reemplazados por otros de diseños distintos: y finalmente, aunque no carecía de un par de pantalones grises, estos eran muy andrajosos y habían sido parcialmente coloreados de marrón por la frecuencia con que Peter tostaba sus espinillas frente a un magro fuego. La perH sona de Peter armonizaba con sus atavíos materiales. Canoso, con ojos hundidos, mejillas pálidas y físico enjuto, era la perfecta imagen de un hombre que se ha alimentado con planes disparatados y vanas esperanzas hasta llegar al punto en que ya no podía nutrirse con escorias tan insalubres como sus quimeras ni ingerir tampoco una comida más sustancial. Pero al mismo tiempo, aunque quizás era un necio redomado, este Peter Goldthwaite podría haber sobresalido en el mundo si hubiera aplicado su imaginación a los espirituales desvelos de la poesía en lugar de consagrarla a los embrollos de las transacciones comerciales. Al fin y al cabo no era un mal hombre, sino que era inofensivo como un niño, e igualmente honesto y honorable, y tan caballero como la naturaleza podría habérselo exigido en la medida en que se lo permitían su vida irregular y las circunstancias adversas.
As Peter stood on the uneven bricks of his hearth, looking round at the disconsolate old kitchen, his eyes began to kindle with the illumination of an enthusiasm that never long deserted him. He raised his hand, clinched it, and smote it energetically against the smoky panel over the fireplace. Mientras Peter permanecía de pie sobre los desparejos ladrillos de su chimenea, paseando la mirada por la vieja y miserable cocina, sus ojos empezaron a fulgurar con el resplandor de un entusiasmo que jamás lo abandonaba por mucho tiempo. Levantó la mano, cerró el puño y lo descargó enérgicamente contra el ahumado panel de la chimenea.
"The time is come!" said he. "With such a treasure at command, it were folly to be a poor man any longer. To-morrow morning I will begin with the garret, nor desist till I have torn the house down!" —¡Ha llegado la hora! —exclamó—. Con semejante tesoro a mi alcance, sería una locura continuar siendo pobre. Mañana por la mañana empezaré por el desván y no desistiré hasta haber derrumbado la casa.
Deep in the chimney-corner, like a witch in a dark cavern, sat a little old woman, mending one of the two pairs of stockings wherewith Peter Goldthwaite kept his toes from being frostbitten. As the feet were ragged past all darning, she had cut pieces out of a cast-off flannel petticoat, to make new soles. Tabitha Porter was an old maid, upwards of sixty years of age, fifty-five of which she had sat in that same chimney-corner, such being the length of time since Peter′s grandfather had taken her from the almshouse. She had no friend but Peter, nor Peter any friend but Tabitha; so long as Peter might have a shelter for his own head, Tabitha would know where to shelter hers; or, being homeless elsewhere, she would take her master by the hand and bring him to her native home, the almshouse. Should it ever be necessary, she loved him well enough to feed him with her last morsel, and clothe him with her under petticoat. But Tabitha was a queer old woman, and, though never infected with Peter′s flightiness, had become so accustomed to his freaks and follies that she viewed them all as matters of course. Hearing him threaten to tear the house down, she looked quietly up from her work. Acurrucada en el rincón de la chimenea, como una bruja en una caverna oscura, estaba sentada una viejita menuda, que zurcía uno de los dos pares de medias con los que Peter Goldthwaite evitaba que se le congelaran los pies. Puesto que las medias estaban tan rotas que ya era imposible remendarlas, ella había cortado fragmentos de una enagua en desuso para renovar la parte correspondiente a la planta del pie. Tabitha Porter era una vieja solterona, de aproximadamente sesenta años, cincuenta y cinco de los cuales los había pasado sentada en ese mismo rincón de la chimenea, pues tal el tiempo transcurrido desde el día en que el abuelo de Peter la había sacado del hospicio. No tenía más amigo que Peter, así como Peter no tenía más amiga que Tabitha, y mientras Peter tuviera un techo para su cabeza Tabitha sabría dónde resguardar la suya, o, si no les quedaba otro refugio, ella tomaría a su amo por la mano y lo llevaría a su hogar natal, el hospicio. Tabitha lo amaba bastante como para alimentarlo, si alguna vez era necesario, con su último bocado, y para vestirlo con su enagua. Pero Tabitha era una vieja extraña, y aunque nunca se había contagiado las veleidades de Peter, se había acostumbrado tanto a sus dislates y locuras que los tomaba como cosa corriente. Al oír que amenazaba con destrozar la casa, levantó la vista plácidamente de su labor:
"Best leave the kitchen till the last, Mr. Peter," said she. —Será preferible que deje la cocina para el final, señor Peter —dijo.
"The sooner we have it all down the better," said Peter Goldthwaite. "I am tired to death of living in this cold, dark, windy, smoky, creaking, groaning, dismal old house. I shall feel like a younger man when we get into my splendid brick mansion, as, please Heaven, we shall by this time next autumn. You shall have a room on the sunny side, old Tabby, finished and furnished as best may suit your own notions." —Cuanto antes la demolamos totalmente, mejor será —respondió Peter Goldthwaite—. Estoy harto de vivir en esta casa vieja, fría, oscura, ventosa, ahumada, crujiente, chirriante y tétrica. Me sentiré mucho más joven cuando entremos en mi espléndida mansión de ladrillos, tal como lo haremos, si Dios quiere, el otoño próximo en esta misma fecha. Tú tenH drás una habitación en la parte soleada, vieja Tabby, decorada y amueblada como más te plazca.
"I should like it pretty much such a room as this kitchen," answered Tabitha. "It will never be like home to me till the chimney-corner gets as black with smoke as this; and that won′t be these hundred years. How much do you mean to lay out on the house, Mr. Peter?" —Me gustaría mucho tener un cuarto parecido a esta cocina —contestó Tabitha—. Nunca lo sentiré como un verdadero hogar hasta que el rincón de la chimenea esté tan ennegrecido por el humo como éste, y ello no sucederá hasta dentro de cien años. ¿Cuánto piensa gastar en la casa, señor Peter?
"What is that to the purpose?" exclaimed Peter, loftily. "Did not my great-granduncle, Peter Goldthwaite, who died seventy years ago, and whose namesake I am, leave treasure enough to build twenty such?" —¿Qué importancia tiene eso para mis planes? —exclamó Peter, vanidosamente—. ¿Acaso mi tío bisabuelo, Peter Goldthwaite, que falleció hace setenta años, y cuyo homónimo soy yo, no dejó tesoros suficientes para construir veinte casas semejantes?
"I can′t say but he did, Mr. Peter," said Tabitha, threading her needle. —No puedo decir que no los dejó —murmuró Tabitha, mientras enhebraba la aguja.
Tabitha well understood that Peter had reference to an immense hoard of the precious metals, which was said to exist somewhere in the cellar or walls, or under the floors, or in some concealed closet, or other out-of-the-way nook of the house. This wealth, according to tradition, had been accumulated by a former Peter Goldthwaite, whose character seems to have borne a remarkable similitude to that of the Peter of our story. Like him he was a wild projector, seeking to heap up gold by the bushel and the cartload, instead of scraping it together, coin by coin. Like Peter the second, too, his projects had almost invariably failed, and, but for the magnificent success of the final one, would have left him with hardly a coat and pair of breeches to his gaunt and grizzled person. Reports were various as to the nature of his fortunate speculation: one intimating that the ancient Peter had made the gold by alchemy; another, that he had conjured it out of people′s pockets by the black art; and a third, still more unaccountable, that the devil had given him free access to the old provincial treasury. It was affirmed, however, that some secret impediment had debarred him from the enjoyment of his riches, and that he had a motive for concealing them from his heir, or at any rate had died without disclosing the place of deposit. The present Peter′s father had faith enough in the story to cause the cellar to be dug over. Peter himself chose to consider the legend as an indisputable truth, and, amid his many troubles, had this one consolation that, should all other resources fail, he might build up his fortunes by tearing his house down. Yet, unless he felt a lurking distrust of the golden tale, it is difficult to account for his permitting the paternal roof to stand so long, since he had never yet seen the moment when his predecessor′s treasure would not have found plenty of room in his own strong box. But now was the crisis. Should he delay the search a little longer, the house would pass from the lineal heir, and with it the vast heap of gold, to remain in its burial-place, till the ruin of the aged walls should discover it to strangers of a future generation. Tabitha sabía muy bien que Peter acababa de referirse a un fabuloso tesoro de metales preciosos que, según se decía, estaba oculto en algún lugar del sótano o de los muros, o debajo de los pisos, o en un armario secreto, o en algún otro rincón escondido de la casa. Según la tradición, dicha fortuna había sido acumulada por un antiguo Peter Goldthwaite cuyo carácter había tenido aparentemente mucha semejanza con el del Peter de nuestra historia. Al igual que éste, aquel otro había sido un soñador impenitente, que anhelaba apilar oro por kilos y por carradas, en lugar de juntarlo moneda por moneda. Sus proyectos, lo mismo que los de Peter segundo, habían fracasado casi indefectiblemente, y si no hubiera sido por el estupendo éxito del último, lo habrían dejado sin mucho más que una chaqueta y un par de calzas para abrigar su enjuta y canosa figura. Los informes acerca de la naturaleza de su afortunada especulación eran muy diversos: uno insinuaba que el viejo Peter había fabricado oro recurriendo a la alquimia; otro, que lo había extraído de los bolsillos ajenos mediante la magia negra; y un tercero, aun más irresponsable, que el diablo le había dado acceso al viejo tesoro provincial. Se afirmaba sin embargo que algún obstáculo secreto le había impedido disfrutar de sus riquezas y que había tenido razones para ocultárselas a su heredero o que, fuera como fuere, había muerto sin revelar el lugar donde estaban escondidas. El padre de nuestro Peter prestó suficiente crédito a la historia como para ordenar que se realizara una excavación en el sótano. El mismo Peter optó por considerar que leyenda constituía una verdad indiscutible y, en medio de sus muchas tribulaciones, conservó ese único consuelo, de que en caso de fallar todos sus otros recursos, siempre podría rehacer su fortuna demoliendo la casa. No obstante, a menos que desconfiara interiormente de la tentadora historia, es difícil explicar el motivo por el que dejó en pie durante tanto tiempo el techo paterno, pues todavía no había habido un solo momento en el que el tesoro de su antepasado no hubiera podido encontrar espacio suficiente dentro de su propia caja fuerte. Pero la hora de la crisis había llegado. Si postergaba por más tiempo la búsqueda, la casa escaparía de las manos de su heredero directo, y junto con ella se perdería la inmensa montaña de oro, la cual permanecería en su escondite hasta que el derrumbe de los antiguos muros la dejase a la vista de los extraños de una generación futura.
"Yes!" cried Peter Goldthwaite, again, "to-morrow I will set about it." —¡Sí! — exclamó Peter Goldthwaite nuevamente—. Mañana pondré manos a la obra.
The deeper he looked at the matter the more certain of success grew Peter. His spirits were naturally so elastic that even now, in the blasted autumn of his age, he could often compete with the spring-time gayety of other people. Enlivened by his brightening prospects, he began to caper about the kitchen like a hobgoblin, with the queerest antics of his lean limbs, and gesticulations of his starved features. Nay, in the exuberance of his feelings, he seized both of Tabitha′s hands, and danced the old lady across the floor, till the oddity of her rheumatic motions set him into a roar of laughter, which was echoed back from the rooms and chambers, as if Peter Goldthwaite were laughing in every one. Finally he bounded upward almost out of sight, into the smoke that clouded the roof of the kitchen, and, alighting safely on the floor again, endeavored to resume his customary gravity. Cuanto más pensaba Peter en el asunto, tanto más seguro se sentía del éxito. Su espíritu era por naturaleza tan elástico que aun entonces, en el marchito otoño de su vida, podía competir a menudo con la primaveral alegría de otras personas. Animado por sus mejores perspectivas, empezó a retozar por la cocina como un duende, haciendo las más extrañas piruetas con sus escuálidas piernas y contorsionando sus rasgos macilentos. Más aún, arrastrado por el desborde de sus sentimientos, tomó a Tabitha por ambas manos y danzó con la anciana alrededor del cuarto, hasta que la torpeza con que ella movía sus reumáticas extremidades le produjo un acceso de hilaridad, cuyos ecos resonaron en las restantes cámaras y habitaciones, como si Peter Goldthwaite se estuviera riendo en todas ellas. Finalmente saltó hasta perderse casi de vista entre el humo que ocultaba el cielo raso de la cocina, y al volver a posarse sano y salvo sobre el piso, se esforzó por recuperar su habitual compostura.
"To-morrow, at sunrise," he repeated, taking his lamp to retire to bed, "I′ll see whether this treasure be hid in the wall of the garret." —Mañana, al amanecer —insistió, tomando su lámpara para ir a acostarse—, veré si el tesoro está oculto en la pared del desván.
"And as we′re out of wood, Mr. Peter," said Tabitha, puffing and panting with her late gymnastics, "as fast as you tear the house down, I′ll make a fire with the pieces." —Y puesto que nos hemos quedado sin leña, señor Peter —dijo Tabitha, resoplando y jadeando como consecuencia de su tardía demostración gimnástica—, yo encenderé fuego con los pedazos de madera tan rápidamente como usted los vaya arrancando de la casa.
Gorgeous that night were the dreams of Peter Goldthwaite! At one time he was turning a ponderous key in an iron door not unlike the door of a sepulchre, but which, being opened, disclosed a vault heaped up with gold coin, as plentifully as golden corn in a granary. There were chased goblets, also, and tureens, salvers, dinner dishes, and dish covers of gold, or silver gilt, besides chains and other jewels, incalculably rich, though tarnished with the damps of the vault; for, of all the wealth that was irrevocably lost to the man, whether buried in the earth or sunken in the sea, Peter Goldthwaite had found it in this one treasure-place. Anon, he had returned to the old house as poor as ever, and was received at the door by the gaunt and grizzled figure of a man whom he might have mistaken for himself, only that his garments were of a much elder fashion. But the house, without losing its former aspect, had been changed into a palace of the precious metals. The floors, walls, and ceiling were of burnished silver; the doors, the window frames, the cornices, the balustrades and the steps of the staircase, of pure gold; and silver, with gold bottoms, were the chairs, and gold, standing on silver legs, the high chests of drawers, and silver the bedsteads, with blankets of woven gold, and sheets of silver tissue. The house had evidently been transmuted by a single touch; for it retained all the marks that Peter remembered, but in gold or silver instead of wood; and the initials of his name, which, when a boy, he had cut in the wooden door-post, remained as deep in the pillar of gold. A happy man would have been Peter Goldthwaite except for a certain ocular deception, which, whenever he glanced backwards, caused the house to darken from its glittering magnificence into the sordid gloom of yesterday. ¡Esa noche los sueños de Peter Goldthwaite fueron maravillosos! En determinado momento hacía girar una llave colosal en una puerta de hierro no muy distinta de la de un sepulcro pero que, al abrirse, dejaba al descubierto una bóveda repleta de monedas de oro, tan abundantes como el maíz dorado lo es en un granero. Allí había también copas cinceladas, y salseras, bandejas, fuentes y tapas para fuentes de oro, o de plata dorada, además de cadenas y otras alhajas, inmensamente valiosas aunque empañadas por la humedad del subterráneo. Porque Peter Goldthwaite había hallado en ese único escondite todas las riquezas que el hombre había perdido irremisiblemente, ya estuvieran sepultadas bajo tierra o sumergidas en el mar. A continuación, regresaba a la vieja casa tan pobre como siempre, y en la puerta lo recibía la figura enjuta y canosa de un hombre que podría haber confundido consigo mismo, si no hubiera sido porque el estilo de sus ropas era mucho más antigua. Pero la casa, sin perder su anterior aspecto, se había trasformado en un palacio de metales preciosos. Los pisos, los muros y el cielo raso eran de plata bruñida; las puertas, los marcos de las ventanas, las cornisas, las balaustradas y los peldaños de la escalera, de oro puro; y eran de plata, con asientos de oro, las sillas, y de oro, con patas de plata, las altas cajoneras, y de plata las armazones de las camas con colchas de oro tejido y sábanas de hilos de plata. Era evidente que la casa había sido transmutada por un solo toque mágico, porque conservaba todos los rasgos que Peter recordaba, aunque en oro o plata en lugar de madera, y las iniciales de su nombre, que él había talado en la jamba de madera de la puerta cuando era niño, continuaban grabadas con la misma profundidad sobre el pilar de oro. Peter Goldthwaite podría haberse considerado feliz si no hubiera sido por una ilusión óptica en razón de la cual cada vez que miraba hacia atrás la casa perdía su resplandeciente magnificencia y recuperaba la sórdida lobreguez de antaño.
Up, betimes, rose Peter, seized an axe, hammer, and saw, which he had placed by his bedside, and hied him to the garret. It was but scantily lighted up, as yet, by the frosty fragments of a sunbeam, which began to glimmer through the almost opaque bull′s-eyes of the window. A moralizer might find abundant themes for his speculative and impracticable wisdom in a garret. There is the limbo of departed fashions, aged trifles. Of a day, and whatever was valuable only to one generation of men, and which passed to the garret when that generation passed to the grave, not for safe keeping, but to be out of the way. Peter saw piles of yellow and musty account-books, in parchment covers, wherein creditors, long dead and buried, had written the names of dead and buried debtors in ink now so faded that their moss-grown tombstones were more legible. He found old moth-eaten garments all in rags and tatters, or Peter would have put them on. Here was a naked and rusty sword, not a sword of service, but a gentleman′s small French rapier, which had never left its scabbard till it lost it. Here were canes of twenty different sorts, but no gold-headed ones, and shoe-buckles of various pattern and material, but not silver nor set with precious stones. Here was a large box full of shoes, with high heels and peaked toes. Here, on a shelf, were a multitude of phials, half-filled with old apothecaries′ stuff, which, when the other half had done its business on Peter′s ancestors, had been brought hither from the death chamber. Here--not to give a longer inventory of articles that will never be put up at auction--was the fragment of a full-length looking-glass, which, by the dust and dimness of its surface, made the picture of these old things look older than the reality. When Peter not knowing that there was a mirror there, caught the faint traces of his own figure, he partly imagined that the former Peter Goldthwaite had come back, either to assist or impede his search for the hidden wealth. And at that moment a strange notion glimmered through his brain that he was the identical Peter who had concealed the gold, and ought to know whereabout it lay. This, however, he had unacountably forgotten. A hora temprana Peter se levantó, tomó un hacha, un martillo y una sierra que había depositado junto a su cama, y se encaminó hacia el desván. Todavía estaba escasamente iluminado por los fragmentos congelados de un rayo de sol que empezaba a refulgir a través de los ojos de buey casi opacos de la ventana. Un moralizador podría encontrar en un desván abundantes temas para su sabiduría filosófica e impracticable. Ese es el limbo de las modas olvidadas, de las obsoletas baratijas de un día y de todo aquello que sólo tuvo valor para una generación y que, cuando dicha generación bajó a la tumba, subió a su vez al desván no para gozar de mejor custodia sino para no estorbar el paso. Peter vio pilas de libros de contabilidad amarillos y enmohecidos, con cubiertas de pergamino, en cuyas páginas los acreedores, muertos y sepultados mucho tiempo atrás, habían inscripto los nombres de deudores igualmente muertos y sepultados, con una tinta ahora tan desteñida que sus lápidas cubiertas de musgo eran más legibles. Encontró viejas ropas apolilladas, totalmente convertidas en harapos y jirones, pues de lo contrario Peter se las habría puesto. Allí yacía una espada desnuda y herrumbrada, no una espada militar, sino un pequeño espadín francés para caballero, que jamás había salido de su vaina hasta que la perdió. Había bastones de veinte clases distintas, aunque ninguno con pomo de oro, y hebillas de calzado de diversas formas y materiales, pero nunca de plata ni engarzadas con piedras preciosas. Había una gran caja llena de zapatos, con tacones altos y agudas punteras. Sobre un estante había una multitud de retortas, parcialmente llenas con viejas drogas de botica que habían sido llevadas allí desde la cámara mortuoria cuando la otra mitad había cumplido su faena con los antepasados de Peter. Y para no confeccionar un inventario más extenso de artículos que jamás serán rematados, digamos que allí estaba el fragmento de un espejo de luna, el cual, con su superficie polvorienta y deslucida, otorgaba al reflejo de esos cachivaches un aspecto más antiguo que el que en realidad les correspondía. Cuando Peter, que ignoraba que allí había un espejo, vislumbró la vaga silueta de su propia figura, imaginó en parte que el anterior Peter Goldthwaite había vuelto, ya fuera para colaborar en la búsqueda del tesoro, o para impedirla. Y en ese momento cruzó por su cerebro la extraña idea de que él era el mismo Peter Goldthwaite que había escondido el oro, y que por consiguiente debía saber dónde estaba oculto. Sin embargo, esto era algo que había olvidado inexplicablemente.
"Well, Mr. Peter!" cried Tabitha, on the garret stairs. "Have you torn the house down enough to heat the teakettle?" —¡Bien, señor Peter! —gritó Tabitha, desde la escalera del desván—. ¿Ya ha demolido la casa lo suficiente para calentar la marmita?
"Not yet, old Tabby," answered Peter; "but that′s soon done--as you shall see." —Aún no, vieja Tabby —respondió Peter—, pero como verás eso se hace de prisa.
With the word in his mouth, he uplifted the axe, and laid about him so vigorously that the dust flew, the boards crashed, and, in a twinkling, the old woman had an apron full of broken rubbish. Dicho lo cual levantó el hacha y la descargó con tanta fuerza que se levantó una nube de polvo, las tablas crujieron y, en un abrir y cerrar de ojos, la anciana tuvo el hueco del delantal lleno de astillas
"We shall get our winter′s wood cheap," quoth Tabitha. —La leña para el invierno nos saldrá barata —comentó Tabitha.
The good work being thus commenced, Peter beat down all before him, smiting and hewing at the joists and timbers, unclinching spike-nails, ripping and tearing away boards, with a tremendous racket, from morning till night. He took care, however, to leave the outside shell of the house untouched, so that the neighbors might not suspect what was going on. Una vez comenzado el verdadero trabajo, Peter derribó todo lo que tenía frente a él, aporreando y cortando las vigas y travesaños, arrancando los clavos, desgarrando y partiendo las tablas, con un estrépito infernal, de la mañana a la noche. Sin embargo, tuvo buen cuidado de dejar intacto el cascarón visible de la casa para que los vecinos no sospecharan lo que sucedía.
Never, in any of his vagaries, though each had made him happy while it lasted, had Peter been happier than now. Perhaps, after all, there was something in Peter Goldthwaite′s turn of mind, which brought him an inward recompense for all the external evil that it caused. If he were poor, ill-clad, even hungry, and exposed, as it were, to be utterly annihilated by a precipice of impending ruin, yet only his body remained in these miserable circumstances, while his aspiring soul enjoyed the sunshine of a bright futurity. It was his nature to be always young, and the tendency of his mode of life to keep him so. Gray hairs were nothing, no, nor wrinkles, nor infirmity; he might look old, indeed, and be somewhat disagreeably connected with a gaunt old figure, much the worse for wear; but the true, the essential Peter was a young man of high hopes, just entering on the world. At the kindling of each new fire, his burnt-out youth rose afresh from the old embers and ashes. It rose exulting now. Having lived thus long--not too long, but just to the right age--a susceptible bachelor, with warm and tender dreams, he resolved, so soon as the hidden gold should flash to light, to go a-wooing, and win the love of the fairest maid in town. What heart could resist him? Happy Peter Goldthwaite! Jamás, en ninguna de sus fantasías, Peter se había sentido tan dichoso como en ese momento, a pesar de que todas lo habían hecho feliz mientras duraban. Quizás, al fin y al cabo, había en los procesos mentales de Peter Goldthwaite algo que le brindaba una recompensa interior por todo el mal exterior que causaba. Si bien era pobre, y estaba mal vestido, incluso hambriento, y corría el riesgo, valga la expresión, de ser totalmente aniquilado por un abismo de ruina acechante, sólo su cuerpo padecía estas circunstancias, en tanto que su alma ambiciosa disfrutaba de la luminosidad de un espléndido porvenir. Estaba en su naturaleza el ser eternamente joven y su modo de vida se encaminaba a mantenerlo así. No, los cabellos grises no significaban nada, ni tampoco las arrugas, ni la decrepitud. En verdad podía parecer viejo, y asemejarse en forma bastante desagradable a un ser caduco y desvaído, tanto más miserable por su indumentaria, pero el Peter verdadero, esencial, era un joven que alimentaba grandes esperanzas y que recién ingresaba en el mundo. Cada vez que atizaba un nuevo fuego, su juventud consumida volvía a levantarse lozana, de los viejos rescoldos y cenizas. En ese momento se erguía jubilosamente. Después de haber vivido durante tanto tiempo, no demasiado pero sí hasta la edad justa, como un solterón sensible, con sueños cálidos y tiernos, resolvió salir a galantear apenas el oro oculto chisporrotea bajo la luz, y a conquistar el amor de la doncella más hermosa de la ciudad. ¡Qué corazón podría resistirlo? ¡Dichoso Peter Goldthwaite!
Every evening--as Peter had long absented himself from his former lounging-places, at insurance offices, news-rooms, and bookstores, and as the honor of his company was seldom requested in private circles--he and Tabitha used to sit down sociably by the kitchen hearth. This was always heaped plentifully with the rubbish of his day′s labor. As the foundation of the fire, there would be a goodly-sized backlog of red oak, which, after being sheltered from rain or damp above a century, still hissed with the heat, and distilled streams of water from each end, as if the tree had been cut down within a week or two. Next these were large sticks, sound, black, and heavy, which had lost the principle of decay, and were indestructible except by fire, wherein they glowed like red-hot bars of iron. On this solid basis, Tabitha would rear a lighter structure, composed of the splinters of door panels, ornamented mouldings, and such quick combustibles, which caught like straw, and threw a brilliant blaze high up the spacious flue, making its sooty sides visible almost to the chimney-top. Meantime, the gleam of the old kitchen would be chased out of the cobwebbed corners and away from the dusky cross-beams overhead, and driven nobody could tell whither, while Peter smiled like a gladsome man, and Tabitha seemed a picture of comfortable age. All this, of course, was but an emblem of the bright fortune which the destruction of the house would shed upon its occupants. Dado que hacía mucho tiempo que Peter se había ausentado de sus anteriores lugares de distracción, o sea las oficinas de seguros, las redacciones de los diarios y las librerías, y puesto que en los círculos privados solo se reclamaba muy esporádicamente el honor de su compañía, él y Tabitha acostumbraban a sentarse todas las noches a hacer sociabilidad junto al fogón de la cocina. Este siempre se hallaba generosamente alimentado con los despojos de su jornada de trabajo. La base del fuego consistía en un colosal travesaño de roble rojo, que después de haber estado protegido de la lluvia o la humedad durante más de un siglo todavía siseaba con el calor y destilaba hilos de agua por ambos extremos, como si el árbol hubiera sido cortado hacía una o dos semanas. A su lado había grandes estacas, sólidas, negras y pesadas, que se habían inmunizado contra la corrosión, y que eran indestructibles por cualquier medio que no fuera el del fuego, en cuyo seno brillaban como barras de hierro recalentadas al rojo. Sobre este firme cimiento, Tabitha levantaba una estructura más liviana, compuesta por astillas de los marcos de las puertas, molduras ornamentadas y otros materiales parecidos de rápida combustión, que ardían como paja y que escupían una llama resplandeciente que se elevaba por el espacioso cañón de la chimenea, mostrando sus flancos cubiertos de hollín casi hasta la altura del remate superior. Mientras tanto, el fulgor de la vieja cocina era desalojado de los rincones tapizados de telarañas y de las oscuras vigas que se entrecruzaban en el cielo raso, y era ahuyentado nadie sabía hacia dónde, en tanto que Peter sonreía como un hombre contento y Tabitha parecía la imagen de la edad reposada. Naturalmente, todo esto no era más que un emblema de la prodigiosa fortuna que la destrucción de la casa derramaría sobre sus ocupantes.
While the dry pine was flaming and crackling, like an irregular discharge of fairy musketry, Peter sat looking and listening, in a pleasant state of excitement. But, when the brief blaze and uproar were succeeded by the dark-red glow, the substantial heat, and the deep singing sound, which were to last throughout the evening, his humor became talkative. One night, the hundredth time, he teased Tabitha to tell him something new about his great-granduncle. Mientras el pino seco llameaba y crepitaba como la descarga irregular de una mosquetería fantástica, Peter miraba y escuchaba, en un agradable estado de excitación. Pero cuando el resplandor rojo oscuro, el calor sustancial y el rumor grave que habrían de prolongarse durante toda la noche sucedían a la combustión y el estrépito efímeros, Peter se ponía locuaz. Una noche, por centésima vez, aguijoneó a Tabitha para que le contara algo nuevo acerca de su tío bisabuelo.
"You have been sitting in that chimney-corner fifty-five years, old Tabby, and must have heard many a tradition about him," said Peter. "Did not you tell me that, when you first came to the house, there was an old woman sitting where you sit now, who had been housekeeper to the famous Peter Goldthwaite?" —Tú has estado sentada en ese rincón de la chimenea durante cincuenta y cinco años, vieja Tabby, y debes haber oído muchas leyendas vinculadas con él —dijo Peter—. ¿No me has contado que, cuando llegaste a la casa por primera vez, había una anciana sentada donde tú estás ahora, la cual había sido el ama de llaves del famoso Peter Goldthwaite?
"So there was, Mr. Peter," answered Tabitha, "and she was near about a hundred years old. She used to say that she and old Peter Goldthwaite had often spent a sociable evening by the kitchen fire--pretty much as you and I are doing now, Mr. Peter." —Así es, en efecto, señor Peter —respondió Tabitha—, y tenía casi cien años. Acostumbraba a decir que ella y el viejo Peter Goldthwaite habían compartido muchas veladas junto al fuego de la cocina... más o menos como usted y yo lo hacemos ahora, señor Peter.
"The old fellow must have resembled me in more points than one," said Peter, complacently, "or he never would have grown so rich. But, methinks, he might have invested the money better than he did--no interest!--nothing but good security!--and the house to be torn down to come at it! What made him hide it so snug, Tabby?" —Aquel viejo debía parecerse a mí en más de un sentido —comentó Peter, satisfecho—, pues de lo contrario nunca se habría enriquecido. Pero pienso que podría haber invertido mejor su dinero... ¡sin intereses! ¡sin ninguna otra ventaja con excepción de la seguridad! ¡y forzándonos a demoler la casa para encontrarlo! ¿Por qué lo escondió en un lugar tan inaccesible?
"Because he could not spend it," said Tabitha; "for as often as he went to unlock the chest, the Old Scratch came behind and caught his arm. The money, they say, was paid Peter out of his purse; and he wanted Peter to give him a deed of this house and land, which Peter swore he would not do." —Porque no podía gastarlo —explicó Tabitha apenas se disponía a abrir el cofre, el Demonio se acercaba por atrás y le agarraba el brazo. La gente contaba que el Demonio había desembolsado ese dinero y que pretendía que Peter le entregase en cambio los títulos de la casa y el terreno, cosa que Peter había jurado que no haría jamás.
"Just as I swore to John Brown, my old partner," remarked Peter. "But this is all nonsense, Tabby! I don′t believe the story." —Así como yo se lo juré a John Brown, mi antiguo socio —observó Peter—. ¡Pero todas éstas son pamplinas, Tabby! Yo no creo la historia.
"Well, it may not be just the truth," said Tabitha; "for some folks say that Peter did make over the house to the Old Scratch, and that′s the reason it has always been so unlucky to them that lived in it. And as soon as Peter had given him the deed, the chest flew open, and Peter caught up a handful of the gold. But, lo and behold!--there was nothing in his fist but a parcel of old rags." Bien, es posible que no sea la verdad exacta —contestó Tabitha—, porque algunas gentes dicen que Peter le cedió en verdad la casa al Demonio, y que ésta es la razón por la que siempre ha traído tan mala suerte a sus ocupantes. Y apenas Peter le hubo entregado el título, el cofre se abrió solo, y Peter manoteó un puñado de oro. ¡Pero, oh maravilla! Lo único que encontró entre los dedos fue un montón de trapos viejos.
"Hold your tongue, you silly old Tabby!" cried Peter in great wrath. "They were as good golden guineas as ever bore the effigies of the king of England. It seems as if I could recollect the whole circumstance, and how I, or old Peter, or whoever it was, thrust in my hand, or his hand, and drew it out all of a blaze with gold. Old rags, indeed!" —¡Frena la lengua, vieja tonta! —vociferó Peter, encolerizado—. Eran las guineas de oro más auténticas que hayan lucido la efigie del Rey de Inglaterra. Casi me parece que puedo recordar todo lo sucedido, y cómo yo, o el viejo Peter, o quienquiera que haya sido, introduje mi mano, o su mano, y la retiré con destellos de oro. ¡Vaya con los trapos viejos!
But it was not an old woman′s legend that would discourage Peter Goldthwaite. All night long he slept among pleasant dreams, and awoke at daylight with a joyous throb of the heart, which few are fortunate enough to feel beyond their boyhood. Day after day he labored hard without wasting a moment, except at meal times, when Tabitha summoned him to the pork and cabbage, or such other sustenance as she had picked up, or Providence had sent them. Being a truly pious man, Peter never failed to ask a blessing; if the food were none of the best, then so much the more earnestly, as it was more needed;--nor to return thanks, if the dinner had been scanty, yet for the good appetite, which was better than a sick stomach at a feast. Then did he hurry back to his toil, and, in a moment, was lost to sight in a cloud of dust from the old walls, though sufficiently perceptible to the ear by the clatter which he raised in the midst of it. How enviable is the consciousness of being usefully employed! Nothing troubled Peter; or nothing but those phantoms of the mind which seem like vague recollections, yet have also the aspect of presentiments. He often paused, with his axe uplifted in the air, and said to himself,--"Peter Goldthwaite, did you never strike this blow before?" or, "Peter, what need of tearing the whole house down? Think a little while, and you will remember where the gold is hidden." Days and weeks passed on, however, without any remarkable discovery. Sometimes, indeed, a lean, gray rat peeped forth at the lean, gray man, wondering what devil had got into the old house, which had always been so peaceable till now. And, occasionally, Peter sympathized with the sorrows of a female mouse, who had brought five or six pretty, little, soft and delicate young ones into the world just in time to see them crushed by its ruin. But, as yet, no treasure! Pero la leyenda de una anciana no habría bastado para desalentar a Peter Goldthwaite. Durmió toda esa noche tejiendo dulces sueños, y cuando amaneció se levantó con el corazón estremecido por jubilosas palpitaciones, de esas que pocas personas tienen la dicha de experimentar después de la infancia. Día tras día trabajó empeñosamente, sin perder un momento, excepto a la hora de las comidas, cuando Tabitha lo llamaba para que se alimentase con cerdo y coles, o con cualesquiera otros víveres que había conseguido o que la Providencia les había enviado. Puesto que era un hombre realmente devoto, Peter nunca dejaba de pedir una bendición, tanto más seriamente si la comida no era de la mejor, porque entonces era más necesaria, ni tampoco omitía el dar las gracias, si el yantar había sido escaso, por el buen apetito, pues esto era preferible a padecer una dolencia estomacal en medio de un festín. Luego volvía de prisa al trabajo y en un instante se perdía de vista rodeado por una nube de polvo de las viejas paredes, aunque el estrépito que provocaba hacía que su presencia no pasara desapercibida para los oídos. ¡Cuán envidiable es la certidumbre de estar aprovechando bien el tiempo! Nada inquietaba a Peter, o mejor dicho, nada, con excepción de aquellos fantasmas de la mente que parecen vagos recuerdos pero también asumen el aspecto de premoniciones. A menudo se detenía, con el hacha levantada sobre la cabeza, y pensaba: "Peter Goldthwaite, ¿nunca descargaste este golpe antes de ahora?", o "Peter, ¿qué necesidad tienes de demoler toda la casa? Piensa un poco, y recordarás dónde está escondido el oro." Sin embargo, transcurrieron días y semanas sin que hiciera ningún descubrimiento notable. A veces, en verdad, una rata flaca y gris espiaba al hombre flaco y gris, y se preguntaba qué demonio se había metido en esa vieja casona, que hasta entonces había sido siempre tan apacible. Y ocasionalmente Peter compartía las angustias de una laucha que había arrojado cinco o seis crías bonitas, minúsculas y suaves al mundo en el momento preciso en que este se derrumbaba y las aplastaba ante sus ojos. ¡Pero el tesoro no aparecía!
By this time, Peter, being as determined as Fate and as diligent as Time, had made an end with the uppermost regions, and got down to the second story, where he was busy in one of the front chambers. It had formerly been the state bed-chamber, and was honored by tradition as the sleeping apartment of Governor Dudley, and many other eminent guests. The furniture was gone. There were remnants of faded and tattered paper-hangings, but larger spaces of bare wall ornamented with charcoal sketches, chiefly of people′s heads in profile. These being specimens of Peter′s youthful genius, it went more to his heart to obliterate them than if they had been pictures on a church wall by Michael Angelo. One sketch, however, and that the best one, affected him differently. It represented a ragged man, partly supporting himself on a spade, and bending his lean body over a hole in the earth, with one hand extended to grasp something that he had found. But close behind him, with a fiendish laugh on his features, appeared a figure with horns, a tufted tail, and a cloven hoof. Para entonces Peter, tan tenaz como el Destino y tan diligente como el Tiempo, había concluido con los territorios más encumbrados y había descendido al primer piso, donde estaba atareado en una de las cámaras del frente. Antaño esa había sido la alcoba de honor, y la tradición la distinguía como aposento del gobernador Dudley y de muchos otros huéspedes célebres. Los muebles habían desaparecido. Quedaban vestigios de un empapelado desvaído y desgarrado, pero las mayores superficies de pared desnuda estaban ornamentadas con bosquejos hechos con carbonilla, los cuales representaban casi siempre cabezas humanas vistas de perfil. Dado que estas eran muestras del genio juvenil de Peter, le dolió más eliminarlas que si hubieran sido frescos de Miguel Ángel pintados sobre los muros de una iglesia. Sin embargo uno de los dibujos, el mejor, lo afectó de otro modo. Representaba a un hombre andrajoso, que se apoyaba parcialmente sobre una pala y que inclinaba su cuerpo macilento sobre un hoyo cavado en la tierra, con una mano extendida para tomar algo que había descubierto. Pero cerca de él, a sus espaldas, con las facciones distorsionadas por una risa perversa, aparecía una figura coronada por cuernos, de cola copetuda y pezuñas hendidas.
"Avaunt, Satan!" cried Peter. "The man shall have his gold!" —¡Vade retro, Satanás! —exclamó Peter—. ¡Este hombre tendrá su oro!
Uplifting his axe, he hit the horned gentleman such a blow on the head as not only demolished him, but the treasure-seeker also, and caused the whole scene to vanish like magic. Moreover, his axe broke quite through the plaster and laths, and discovered a cavity. Levantando el hecha, le aplicó al caballero de los cuernos un golpe tan violento sobre la cabeza que los pulverizó no solo a él sino también al buscador de oro, de modo que la escena desapareció como por arte de magia. Además, su hacha atravesó el yeso y los listones y puso al descubierto una cavidad.
"Mercy on us, Mr. Peter, are you quarrelling with the Old Scratch?" said Tabitha, who was seeking some fuel to put under the pot. —¡Que el cielo se apiade de nosotros, señor Peter! ¿Está litigando con el Demonio? —preguntó Tabitha, que buscaba combustible para calentar la marmita.
Without answering the old woman, Peter broke down a further space of the wall, and laid open a small closet or cupboard, on one side of the fireplace, about breast high from the ground. It contained nothing but a brass lamp, covered with verdigris, and a dusty piece of parchment. While Peter inspected the latter, Tabitha seized the lamp, and began to rub it with her apron. Sin contestar a la anciana, Peter descalabró otra porción de pared y dejó a la vista un pequeño armario o aparador, ubicado sobre un costado de la chimenea y colocado aproH ximadamente a la altura del pecho. No contenía nada más que una lámpara de bronce, cubierta de cardenillo, y un trozo polvoriento de pergamino. Mientras Peter inspeccionaba este último, Tabitha tomó la lámpara. y empezó a frotarla con su delantal.
"There is no use in rubbing it, Tabitha," said Peter. "It is not Aladdin′s lamp, though I take it to be a token of as much luck. Look here Tabby!" —Será inútil que la frotes Tabitha —dijo Peter—. No es la lámpara de Aladino, aunque no por ello deja de ser un amuleto de buena suerte. ¡Mira esto, Tabby!
Tabitha took the parchment and held it close to her nose, which was saddled with a pair of iron-bound spectacles. But no sooner had she began to puzzle over it than she burst into a chuckling laugh, holding both her hands against her sides. Tabitha tomó el pergamino y lo acercó a su nariz, sobre la que cabalgaban unos lentes con montura de acero. Pero apenas había empezado a descifrarlo cuando lanzó una carcajada, mientras se apretaba los flancos con ambas manos.
"You can′t make a fool of the old woman!" cried she. "This is your own handwriting, Mr. Peter! the same as in the letter you sent me from Mexico." —¡No podrá burlarse de esta vieja! —exclamó—. ¡Es su propia escritura, señor Peter! La misma de la carta que me envió desde México.
"There is certainly a considerable resemblance," said Peter, again examining the parchment. "But you know yourself, Tabby, that this closet must have been plastered up before you came to the house, or I came into the world. No, this is old Peter Goldthwaite′s writing; these columns of pounds, shillings, and pence are his figures, denoting the amount of the treasure; and this at the bottom is, doubtless, a reference to the place of concealment. But the ink has either faded or peeled off, so that it is absolutely illegible. What a pity!" —Sin duda existe un parecido considerable —asintió Peter, luego de examinar nuevamente el pergamino—. Pero tú misma sabes, Tabby, que este armario debió ser tapiado antes de que tú vinieras a esta casa o yo a este mundo. No, esta es la escritura del vicio Peter Goldthwaite. Él estampó estas columnas de libras, chelines y peniques, que revelan el monto del tesoro. Y lo que hay al pie es, sin duda, una referencia al escondite. Pero la tinta se ha desteñido o descascarado, de modo que la inscripción es absolutamente ilegible. ¡Qué pena!
"Well, this lamp is as good as new. That′s some comfort," said Tabitha. —Bueno, esta lámpara está como nueva. Es un consuelo —dijo Tabitha.
"A lamp!" thought Peter. "That indicates light on my researches." —¡Una lámpara! —reflexionó Peter—. Ello indica que mis exploraciones han sido iluminadas.
For the present, Peter felt more inclined to ponder on this discovery than to resume his labors. After Tabitha had gone down stairs, he stood poring over the parchment, at one of the front windows, which was so obscured with dust that the sun could barely throw an uncertain shadow of the casement across the floor. Peter forced it open, and looked out upon the great street of the town, while the sun looked in at his old house. The air, though mild, and even warm, thrilled Peter as with a dash of water. Por el momento, Peter se sintió más propenso a cavilar sobre este hallazgo que a reanudar el trabajo. Después que Tabitha hubo descendido al piso bajo, él se quedó escudriñando el pergamino junto a una de las ventanas del frente, cuyo vidrio estaba tan oscurecido por el polvo que el sol apenas podía proyectar sobre el piso una sombra incierta de los batientes. Peter la abrió, forcejeando, y miró hacia la ancha calle de la ciudad, en tanto que el sol inspeccionaba el interior de su vieja casona. El aire, aunque apacible, e incluso cálido, conmovió a Peter como un baldazo de agua.
It was the first day of the January thaw. The snow lay deep upon the house-tops, but was rapidly dissolving into millions of water-drops, which sparkled downwards through the sunshine, with the noise of a summer shower beneath the eaves. Along the street, the trodden snow was as hard and solid as a pavement of white marble, and had not yet grown moist in the spring-like temperature. But when Peter thrust forth his head, he saw that the inhabitants, if not the town, were already thawed out by this warm day, after two or three weeks of winter weather. It gladdened him --a gladness with a sigh breathing through it--to see the stream of ladies, gliding along the slippery sidewalks, with their red cheeks set off by quilted hoods, boas, and sable capes, like roses amidst a new kind of foliage. The sleigh-bells jingled to and fro continually: sometimes announcing the arrival of a sleigh from Vermont, laden with the frozen bodies of porkers, or sheep, and perhaps a deer or two; sometimes of a regular market-man, with chickens, geese, and turkeys, comprising the whole colony of a barn yard; and sometimes of a farmer and his dame, who had come to town partly for the ride, partly to go a-shopping, and partly for the sale of some eggs and butter. This couple rode in an old-fashioned square sleigh, which had served them twenty winters, and stood twenty summers in the sun beside their door. Now, a gentleman and lady skimmed the snow in an elegant car, shaped somewhat like a cockle-shell. Now, a stage-sleigh, with its cloth curtains thrust aside to admit the sun, dashed rapidly down the street, whirling in and out among the vehicles that obstructed its passage. Now came, round a corner, the similitude of Noah′s ark on runners, being an immense open sleigh with seats for fifty people, and drawn by a dozen horses. This spacious receptacle was populous with merry maids and merry bachelors, merry girls and boys, and merry old folks, all alive with fun, and grinning to the full width of their mouths. They kept up a buzz of babbling voices and low laughter, and sometimes burst into a deep, joyous shout, which the spectators answered with three cheers, while a gang of roguish boys let drive their snowballs right among the pleasure party. The sleigh passed on, and, when concealed by a bend of the street, was still audible by a distant cry of merriment. Era el primer día del deshielo de enero. La nieve formaba un espeso manto sobre los tejados, pero se disolvía rápidamente en millones de gotitas, que centelleaban al caer a través de la luminosidad diurna, produciendo el rumor de un chaparrón estival al pie de los aleros. A lo largo de la calle, la nieve pisoteada estaba dura y sólida como un pavimento de mármol blanco y aún no se había humedecido en razón de la temperatura primaveral. Pero cuando Peter asomó la cabeza vio que los vecinos, si no la ciudad, ya habían sido descongelados por ese día caluroso, después de dos o tres semanas de clima invernal. Lo alegró ver el desfile de damas que se deslizaban por las resbalosas aceras, con sus mejillas rojas puestas en relieve por las caperuzas acolchadas, las boas de plumas y las capas de marta, como rosas en medio de un nuevo tipo de follaje, y a través de su regocijo aleteó un suspiro. Las campanillas de los trineos tintineaban continuamente, y a veces anunciaban la llegada de un vehículo de Vermont, cargado con los cuerpos congelados de cerdos, ovejas, y quizás de uno o dos venados; a veces la de un vulgar traficante, con pollos, gansos y pavos que formaban la colonia total de un criadero de aves; y a veces la de un granjero y su esposa, que habían viajado a la ciudad en parte para pasear, en parte para hacer sus compras, y en parte para vender algunos huevos y manteca. Esta pareja viajaba en un anticuado trinco cuadrangular, que había prestado servicios durante veinte inviernos y había pasado veinte veranos bajo el sol, junto a la puerta de su casa. De pronto, un caballero y su dama hendían la nieve en un carruaje elegante, cuyo diseño se asemejaba a la forma de una concha de coquina. Luego, un trinco—diligencia, con sus cortinillas de paño descorridas para dejar entrar el sol, pasaba velozmente por la calle, zigzagueando entre los vehículos que obstruían su paso. A continuación aparecía en la esquina un remedo del arca de Noé sobre esquís, que era en realidad un inmenso trineo abierto, con asiento para cincuenta personas y tirado por una docena de caballos. Esta espaciosa barquilla estaba poblada por alegres doncellas y alegres mozos, por alegres niñas y alegres muchachos, y por alegres viejos, todos ellos electrizados por el júbilo y sonriendo tanto como se lo permitía el ancho de sus bocas. El bullicio de su parloteo y de sus risitas era incesante, y a veces estallaban en un clamor profundo, gozoso, que los espectadores contestaban con tres hurras, en tanto que una pandilla de granujas bombardeaba a los festivos viajeros con sus bolas de nieve. El trineo pasó de largo y cuando desapareció en un recodo de la calle se siguieron oyendo los lejanos gritos de alborozo.
Never had Peter beheld a livelier scene than was constituted by all these accessories: the bright sun, the flashing water-drops, the gleaming snow, the cheerful multitude, the variety of rapid vehicles, and the jingle jangle of merry bells which made the heart dance to their music. Nothing dismal was to be seen, except that peaked piece of antiquity, Peter Goldthwaite′s house, which might well look sad externally, since such a terrible consumption was preying on its insides. And Peter′s gaunt figure, half visible in the projecting second story, was worthy of his house. Peter nunca había contemplado una escena más animada que aquella en la que se combinaban todos estos ingredientes: el sol luminoso, las gotas centellantes, la nieve refulgente, la muchedumbre jubilosa, la multiplicidad de vehículos veloces y el repique de las alegres campanillas que hacían que el corazón bailara a su compás. No había nada lúgubre a la vista, con excepción de esa antigÜedad puntiaguda que era la casa de Peter Goldthwaite, la cual podría parecer razonablemente triste desde afuera puesto que un mal espantoso devoraba sus entrañas. Y la esmirriada figura de Peter, visible a medias en el primer piso saledizo, era digna de su casa.
"Peter! How goes it, friend Peter?" cried a voice across the street, as Peter was drawing in his head. "Look out here, Peter!" —¡Peter! ¿Cómo marcha eso, Peter? —gritó una voz desde la vereda de enfrente, en el momento en que Peter entraba la cabeza—. ¡Asómese, Peter!
Peter looked, and saw his old partner, Mr. John Brown, on the opposite sidewalk, portly and comfortable, with his furred cloak thrown open, disclosing a handsome surtout beneath. His voice had directed the attention of the whole town to Peter Goldthwaite′s window, and to the dusty scarecrow which appeared at it. Peter miró y vio a su antiguo socio, el señor John Brown, quien estaba en la acera opuesta, majestuoso y confortable, ostentando un elegante levitón bajo su capa ribeteada con piel. Su voz había atraído la atención de toda la ciudad hacia la ventana de Peter Goldthwaite y el polvoriento espantapájaros que se asomaba por ella.
"I say, Peter," cried Mr. Brown again, "what the devil are you about there, that I hear such a racket whenever I pass by? You are repairing the old house, I suppose,--making a new one of it, eh?" —Vamos,, Peter —volvió a exclamar el señor Brown—, ¿qué diablos está haciendo allí, para que yo oiga tanto ruido cada vez que paso? Supongo que está reparando la vieja casa, convirtiéndola en otra nueva, ¿eh?
"Too late for that, I am afraid, Mr. Brown," replied Peter. "If I make it new, it will be new inside and out, from the cellar upwards." —Me temo que ya es demasiado tarde para eso, señor Brown —respondió Peter—. Si la hago nueva, será nueva por dentro y por fuera, desde el sótano hasta arriba.
"Had not you better let me take the job?" said Mr. Brown, significantly. —¿No sería mejor que dejara el trabajo por mi cuenta? —preguntó el señor Brown, significativamente.
"Not yet!" answered Peter, hastily shutting the window; for, ever since he had been in search of the treasure, he hated to have people stare at him. —¡Aún no! —contestó Peter, cerrando la ventana de prisa, porque desde que se había empeñado en buscar el tesoro aborrecía que la gente lo mirara.
As he drew back, ashamed of his outward poverty, yet proud of the secret wealth within his grasp, a haughty smile shone out on Peter′s visage, with precisely the effect of the dim sunbeams in the squalid chamber. He endeavored to assume such a mien as his ancestor had probably worn, when he gloried in the building of a strong house for a home to many generations of his posterity. But the chamber was very dark to his snow-dazzled eyes, and very dismal too, in contrast with the living scene that he had just looked upon. His brief glimpse into the street had given him a forcible impression of the manner in which the world kept itself cheerful and prosperous, by social pleasures and an intercourse of business, while he, in seclusion, was pursuing an object that might possibly be a phantasm, by a method which most people would call madness. It is one great advantage of a gregarious mode of life that each person rectifies his mind by other minds, and squares his conduct to that of his neighbors, so as seldom to be lost in eccentricity. Peter Goldthwaite had exposed himself to this influence by merely looking out of the window. For a while, he doubted whether there were any hidden chest of gold, and, in that case, whether he was so exceedingly wise to tear the house down, only to be convinced of its non-existence. Mientras retrocedía, avergonzado de su indigencia exterior, aunque orgulloso de la secreta fortuna que estaba a su alcance, una altanera sonrisa iluminó su rostro, precisamente con el mismo efecto que los débiles rayos del sol causaban dentro del miserable aposento. Se esforzó por asumir el mismo talante que probablemente había lucido su antepasado, cuando se envaneció de haber construido una sólida mansión que albergaría a muchas generaciones de sus descendientes. Pero el cuarto estaba muy oscuro para sus ojos encandilados por la nieve, y muy triste también, por contraste con la animada escena que acababa de presenciar. Su fugaz vislumbre de la calle le había producido una fuerte impresión, al mostrarle cómo el mundo mantenía su dicha y su prosperidad recurriendo a los placeres sociales y el intercambio comercial, en tanto que él, recluido, perseguía algo que muy bien podía ser un fantasma, aplicando un método que la mayoría de la gente habría definido como una prueba de locura. Una de las grandes ventajas de la vida gregaria consiste en que cada persona rectifica sus ideas guiándose por las de los demás, y adapta su conducta a la de sus vecinos, de modo que pocas veces cae en la excentricidad. Peter Goldthwaite se había expuesto a esta influencia con sólo asomarse a la ventana. Durante un momento se preguntó si había algún cofre oculto, con oro, y si en ese caso era muy sensato demoler la casa sólo para convencerse de que dicho cofre no existía
But this was momentary. Peter, the Destroyer, resumed the task which fate had assigned him, nor faltered again till it was accomplished. In the course of his search, he met with many things that are usually found in the ruins of an old house, and also with some that are not. What seemed most to the purpose was a rusty key, which had been thrust into a chink of the wall, with a wooden label appended to the handle, bearing the initials, P. G. Another singular discovery was that of a bottle of wine, walled up in an old oven. A tradition ran in the family, that Peter′s grandfather, a jovial officer in the old French War, had set aside many dozens of the precious liquor for the benefit of topers then unborn. Peter needed no cordial to sustain his hopes, and therefore kept the wine to gladden his success. Many halfpence did he pick up, that had been lost through the cracks of the floor, and some few Spanish coins, and the half of a broken sixpence, which had doubtless been a love token. There was likewise a silver coronation medal of George the Third. But old Peter Goldthwaite′s strong box fled from one dark corner to another, or otherwise eluded the second Peter′s clutches, till, should he seek much farther, he must burrow into the earth. . Pero la duda fue efímera. Peter, el Destructor, reanudó la faena que el destino le había asignado y no volvió a vacilar hasta que la hubo completado. En el curso de su búsqueda encontró muchas de las cosas que generalmente aparecen entre las ruinas de una casa vieja, y también de algunas que no lo son. Lo que a su juicio revistió más importancia fue una llave herrumbrada, que había sido insertada en una grieta de la pared, y de cuyo ojo colgaba una tablilla que ostentaba las iniciales "P. G.". Otro descubrimiento singular fue el de una botella de vino, emparedada en un viejo horno. En la familia se conservaba la tradición de que el abuelo de Peter, un oficial juerguista que había participado en la lejana guerra con Francia, había guardado muchas docenas de botellas del precioso licor para deleite de borrachines aún nonatos. Peter no necesitaba de bebidas reconfortantes para apuntalar sus esperanzas, de modo que guardó el vino para festejar el éxito. También encontró muchos medios peniques, que se habían extraviado en las junturas de las tablas del piso, y algunas monedas españolas, y la mitad de una moneda partida de seis peniques, que sin duda había sido una prenda de amor. Halló asimismo una medalla de plata acuñada para conmemorar la coronación de Jorge III. Pero la caja fuerte del viejo Peter Goldthwaite saltaba de un oscuro rincón a otro, o escapaba por otros medios de las garras del segundo Peter hasta que, para continuar la búsqueda, debería haber excavado la tierra.
We will not follow him in his triumphant progress, step by step. Suffice it that Peter worked like a steam-engine, and finished, in that one winter, the job which all the former inhabitants of the house, with time and the elements to aid them, had only half done in a century. Except the kitchen, every room and chamber was now gutted. The house was nothing but a shell,--the apparition of a house,--as unreal as the painted edifices of a theatre. It was like the perfect rind of a great cheese, in which a mouse had dwelt and nibbled till it was a cheese no more. And Peter was the mouse. No lo seguiremos paso por paso a lo largo de su marcha triunfal. Bastará decir que Peter trabajaba como una máquina de vapor y que concluyó, en ese solo invierno, la obra que todos los anteriores ocupantes de la casa sólo habían ejecutado a medias en el curso de un siglo, con la ayuda del tiempo y los elementos. Con excepción de la cocina, todos los aposentos y cámaras ya estaban despanzurrados. La casa no era nada más que un caparazón, el espectro de una casa, tan ficticia como los edificios pintados de un decorado teatral. Parecía la cáscara perfecta de un queso enorme, en cuyo interior había vivido y roído un ratón hasta no dejar más sustancia. Y Peter era el ratón.
What Peter had torn down, Tabitha had burned up; for she wisely considered that, without a house, they should need no wood to warm it; and therefore economy was nonsense. Thus the whole house might be said to have dissolved in smoke, and flown up among the clouds, through the great black flue of the kitchen chimney. It was an admirable parallel to the feat of the man who jumped down his own throat. Lo que Peter había demolido, Tabitha lo había quemado, porque ésta opinaba cuerdamente que una vez que se quedaran sin casa no necesitarían madera para calentarla, de modo que la economía era un disparate. En consecuencia es lícito decir que la casa se había disipado en humo y se había remontado hasta las nubes por el gran caño negro de la chimenea de la cocina. Esta hazaña guardaba una analogía admirable con la del hombre que se zambulló por su propia garganta.
On the night between the last day of winter and the first of spring, every chink and cranny had been ransacked, except within the precincts of the kitchen. This fated evening was an ugly one. A snow-storm had set in some hours before, and was still driven and tossed about the atmosphere by a real hurricane, which fought against the house as if the prince of the air, in person, were putting the final stroke to Peter′s labors. The framework being so much weakened, and the inward props removed, it would have been no marvel if, in some stronger wrestle of the blast, the rotten walls of the edifice, and all the peaked roofs, had come crushing down upon the owner′s head. He, however, was careless of the peril, but as wild and restless as the night itself, or as the flame that quivered up the chimney at each roar of the tempestuous wind. En la noche que separaba el fin del invierno del comienzo de la primavera, todos los rincones y hendeduras habían sido saqueados, con excepción de los que se encontraban dentro de los límites de la cocina. Esa infortunada noche era muy desapacible. Pocas horas antes se había desencadenado una tormenta de nieve, la cual todavía era zarandeada y arrastrada por un verdadero huracán, huracán éste que emH bestía la casa como si el príncipe de los aires, en persona, estuviera dando el último toque a los afanes de Peter. Puesto que la armazón estaba tan debilitada, y los puntales interiores habían sido eliminados, no habría sido extraño que, merced a una ráfaga más violenta, las paredes carcomidas del edificio y todos sus techos puntiagudos se desplomaran sobre la cabeza del propietario. Este, sin embargo, permanecía indiferente al peligro, pero estaba tan desbocado e inquieto como la noche misma, o como la llama que ondulaba chimenea arriba respondiendo a cada rugido del viento tempestuoso.
"The wine, Tabitha!" he cried. "My grandfather′s rich old wine! We will drink it now!" —¡El vino, Tabitha! —exclamó—. ¡El exuberante vino añejo de mi abuelo! ¡Lo beberemos ahora!
Tabitha arose from her smoke-blackened bench in the chimney-corner, and placed the bottle before Peter, close beside the old brass lamp, which had likewise been the prize of his researches. Peter held it before his eyes, and, looking through the liquid medium, beheld the kitchen illuminated with a golden glory, which also enveloped Tabitha and gilded her silver hair, and converted her mean garments into robes of queenly splendor. It reminded him of his golden dream. Tabitha se levantó del banco ennegrecido por el humo que ocupaba en el rincón de la chimenea y depositó la botella frente a Peter, cerca de la antigua lámpara de bronce que había sido el otro fruto de sus exploraciones. Peter la levantó delante de sus ojos y, escudriñando a través de la pantalla líquida, vio la cocina iluminada por una magia dorada que también envolvía a Tabitha y amarilleaba sus cabellos plateados y convertía sus pobres vestimentas en atavíos de majestuoso esplendor. La escena le recordó los metales preciosos que había visto en sueños.
"Mr. Peter," remarked Tabitha, "must the wine be drunk before the money is found?" —Señor Peter —observó Tabitha—, ¿debemos beber el vino antes de hallar el dinero?
"The money IS found!" exclaimed Peter, with a sort of fierceness. "The chest is within my reach. I will not sleep, till I have turned this key in the rusty lock. But, first of all, let us drink!" —¡El dinero ha sido hallado! —exclamó Peter, con cierta vehemencia—. El cofre está a mi alcance. No dormiré mientras no haya hecho girar esta llave en su mohosa cerradura. ¡Pero antes vamos a beber!
There being no corkscrew in the house, he smote the neck of the bottle with old Peter Goldthwaite′s rusty key, and decapitated the sealed cork at a single blow. He then filled two little china teacups, which Tabitha had brought from the cupboard. So clear and brilliant was this aged wine that it shone within the cups, and rendered the sprig of scarlet flowers, at the bottom of each, more distinctly visible than when there had been no wine there. Its rich and delicate perfume wasted itself round the kitchen. Puesto que en la casa no había un tirabuzón, él rompió el cuello de la botella con la llave herrumbrada del viejo Peter Goldthwaite y decapitó el corcho sellado con un solo golpe. Luego llenó las dos tacitas para té, de porcelana, que Tabitha había sacado de la alacena. Este vino añejo era tan transparente y cristalino que centelleaba dentro de las tazas y determinaba que el ramillete de flores arreboladas que adornaba el fondo de ambas se viera mejor que cuando no contenía vino. Su rico y delicado aroma se disipaba por la cocina.
"Drink, Tabitha!" cried Peter. "Blessings on the honest old fellow who set aside this good liquor for you and me! And here′s to Peter Goldthwaite′s memory!" —¡Bebe, Tabitha! —exclamó Peter—. Bendito sea el honrado caballero que reservó este vino para nosotros dos. ¡Y vaya este brindis a la memoria de Peter Goldthwaite!
"And good cause have we to remember him," quoth Tabitha, as she drank. —Buenos motivos tenemos para recordarlo —comentó Tabitha, mientras bebía.
How many years, and through what changes of fortune and various calamity, had that bottle hoarded up its effervescent joy, to be quaffed at last by two such boon companions! A portion of the happiness of the former age had been kept for them, and was now set free, in a crowd of rejoicing visions, to sport amid the storm and desolation of the present time. Until they have finished the bottle, we must turn our eyes elsewhere. ¡Durante cuántos años, y a lo largo de cuántos cambios de fortuna y calamidades diversas había conservado esa botella su efervescente alegría para terminar en el garguero de esos dos compañeros de jocundia! Una dosis de la dicha de los tiempos pasados había sido reservada para ellos, y ahora quedaba en libertad, en medio de una multitud de visiones gozosas, para retozar entre la tempestad y la desolación del presente. A la espera de que los bebedores terminen de vaciar la botella, deberemos volver nuestros ojos en otra dirección.
It so chanced that, on this stormy night, Mr. John Brown found himself ill at ease in his wire-cushioned arm-chair, by the glowing grate of anthracite which heated his handsome parlor. He was naturally a good sort of a man, and kind and pitiful whenever the misfortunes of others happened to reach his heart through the padded vest of his own prosperity. This evening he had thought much about his old partner, Peter Goldthwaite, his strange vagaries, and continual ill luck, the poverty of his dwelling, at Mr. Brown′s last visit, and Peter′s crazed and haggard aspect when he had talked with him at the window. Quiso la casualidad que en esa noche de tormenta el señor John Brown se sintiera incómodo en su sillón de mullidos resortes, junto a la radiante estufa de antracita que calentaba su lujosa sala. Era por naturaleza un hombre bueno, y generoso y compasivo siempre que las desgracias ajenas llegaban basta su corazón a través del chaleco acolchado de su propia prosperidad. Esa tarde había pensado mucho en su antiguo socio, Peter Goldthwaite; en sus extrañas quimeras y en su invariable mala suerte; en la pobreza de su morada, de la que él había sido testigo durante su última visita; y en su aspecto enloquecido y macilento, que lo había impresionado cuando dialogó con él por la ventana.
"Poor fellow!" thought Mr. John Brown. "Poor, crackbrained Peter Goldthwaite! For old acquaintance′ sake, I ought to have taken care that he was comfortable this rough winter." "Pobre tipo —pensó el señor John Brown—. Pobre y chiflado Peter Goldhwaite. En mérito a una vieja amistad debería haberme ocupado de que pasara confortablemente este crudo invierno."
These feelings grew so powerful that, in spite of the inclement weather, he resolved to visit Peter Goldthwaite immediately. The strength of the impulse was really singular. Every shriek of the blast seemed a summons, or would have seemed so, had Mr. Brown been accustomed to hear the echoes of his own fancy in the wind. Much amazed at such active benevolence, he huddled himself in his cloak, muffled his throat and ears in comforters and handkerchiefs, and, thus fortified, bade defiance to the tempest. But the powers of the air had rather the best of the battle. Mr. Brown was just weathering the corner, by Peter Goldthwaite′s house, when the hurricane caught him off his feet, tossed him face downward into a snow bank, and proceeded to bury his protuberant part beneath fresh drifts. There seemed little hope of his reappearance earlier than the next thaw. At the same moment his hat was snatched away, and whirled aloft into some far distant region, whence no tidings have as yet returned. Estos sentimientos pesaron tanto que, no obstante la inclemencia del tiempo, decidió visitar inmediatamente a Peter Goldthwaite. La naturaleza apremiante de este impulso fue verdaderamente singular. Cada aullido del huracán parecía un llamado, o lo habría parecido si el señor Brown hubiera tenido la costumbre de escuchar en el viento los ecos de su propia fantasía. Muy asombrado por esta benevolencia militante, se arrebujó en su capa, protegió su garganta y sus oídos con bufandas y orejeras, y así abroquelado salió a desafiar la tempestad. Pero la fuerza del viento salió triunfante de la batalla. El señor Brown acababa de doblar la esquina, junto a la casa de Peter Goldthwaite, cuando la borrasca le hizo perder el equilibrio, lo arrojó de bruces sobre un montículo de nieve y procedió a sepultar las protuberancias de su cuerpo bajo una lluvia de copos frescos. Parecía haber pocas esperanzas de que reapareciera antes del próximo deshielo. Al mismo tiempo el viento arrebató su sombrero y lo llevó remolineando hacia alguna lejana comarca de la que aún no han llegado noticias.
Nevertheless Mr. Brown contrived to burrow a passage through the snow-drift, and, with his bare head bent against the storm, floundered onward to Peter′s door. There was such a creaking and groaning and rattling, and such an ominous shaking throughout the crazy edifice, that the loudest rap would have been inaudible to those within. He therefore entered, without ceremony, and groped his way to the kitchen. Sin embargo el señor Brown consiguió abrirse paso a través de la nevisca y, embistiendo la tormenta con la cabeza desnuda, se encaminó dificultosamente hacia la puerta de Peter. Eran tales los crujidos y chirridos y tableteos, y el demencial edificio vibraba tan ominosamente, que los golpes más violentos habrían dejado indiferentes a quienes se hallaban en su interior. De modo que entró, sin ceremonias, y avanzó a tientas hacia la cocina.
His intrusion, even there, was unnoticed. Peter and Tabitha stood with their backs to the door, stooping over a large chest, which, apparently, they had just dragged from a cavity, or concealed closet, on the left side of the chimney. By the lamp in the old woman′s hand, Mr. Brown saw that the chest was barred and clamped with iron, strengthened with iron plates and studded with iron nails, so as to be a fit receptacle in which the wealth of one century might be hoarded up for the wants of another. Peter Goldthwaite was inserting a key into the lock. Incluso allí su intromisión pasó desapercibida. Peter y Tabitha estaban de espaldas a la puerta, inclinados sobre un inmenso cofre que, aparentemente, acababan de arrastrar fuera de una cavidad, de un armario secreto, situado a la izquierda de la chimenea. La luz de la lámpara que la anciana tenía en la mano le mostró al señor Brown que el arca estaba atrancada y asegurada con barras de hierro, reforzada con planchas del mismo metal y tachonada con clavos de idéntica consistencia, de modo que se trataba de un receptáculo ideal para atesorar las riquezas de un siglo destinadas a satisfacer las necesidades del siguiente. Peter Goldthwaite estaba insertando una llave en la cerradura.
"O Tabitha!" cried he, with tremulous rapture, "how shall I endure the effulgence? The gold!--the bright, bright gold! Methinks I can remember my last glance at it, just as the iron-plated lid fell down. And ever since, being seventy years, it has been blazing in secret, and gathering its splendor against this glorious moment! It will flash upon us like the noonday sun!" —¡Oh, Tabitha! —exclamó con trémulo frenesí!— ¿Cómo podré soportar los destellos? ¡El oro! ¡El oro resplandeciente, resplandeciente! Me parece recordar la última vez que lo vi, en el preciso instante en que se cerraba la tapa blindada. Y desde entonces, durante setenta años, ha refulgido en secreto, y ha acumulado su brillo para este glorioso instante. ¡Nos encandilará como el sol de mediodía!
"Then shade your eyes, Mr. Peter!" said Tabitha, with somewhat less patience than usual. "But, for mercy′s sake, do turn the key!" —¡Entonces cúbrase los ojos, señor Peter! –dijo Tabitha, un poco más impaciente que de costumbre—. ¡Pero, por piedad, haga girar la llave!
And, with a strong effort of both hands, Peter did force the rusty key through the intricacies of the rusty lock. Mr. Brown, in the mean time, had drawn near, and thrust his eager visage between those of the other two, at the instant that Peter threw up the lid. No sudden blaze illuminated the kitchen. Con un violento esfuerzo de ambas manos, Peter forzó el paso de la herrumbrosa llave por el intrincado mecanismo de la no menos herrumbrosa cerradura, Mientras tanto el señor Brown se había acercado y adelantó su rostro anhelante entre los de los otros dos en el momento en que Peter levantaba la tapa. Ningún resplandor súbito iluminó la cocina.
"What′s here?" exclaimed Tabitha, adjusting her spectacles, and holding the lamp over the open chest. "Old Peter Goldthwaite′s hoard of old rags." —¿Qué hay aquí? —exclamó Tabitha, ajustando sus lentes y levantando la lámpara sobre el cofre abierto—. El montón de trapos viejos del anterior Peter Goldthwaite.
"Pretty much so, Tabby," said Mr. Brown, lifting a handful of the treasure. —Más o menos de eso se trata, Tabby —intervino el señor Brown, tomando un puñado del tesoro.
Oh, what a ghost of dead and buried wealth had Peter Goldthwaite raised, to scare himself out of his scanty wits withal! Here was the semblance of an incalculable sum, enough to purchase the whole town, and build every street anew, but which, vast as it was, no sane man would have given a solid sixpence for. What then, in sober earnest, were the delusive treasures of the chest? Why, here were old provincial bills of credit, and treasury notes, and bills of land, banks, and all other bubbles of the sort, from the first issue, above a century and a half ago, down nearly to the Revolution. Bills of a thousand pounds were intermixed with parchment pennies, and worth no more than they. ¡Ay, qué espectro de riquezas muertas y sepultadas había desenterrado Peter Goldthwaite, para terminar de ahuyentar con el susto su escasa cordura! Allí estaba el remedo de una suma incalculable, suficiente para comprar toda la ciudad, y volver a construir todas sus calles, pero por la cual, no obstante su extraordinario monto, ningún hombre en su sano juicio habría pagado seis peniques. ¿Cuáles eran entonces, vistos con sobriedad, los engañosos tesoros acumulados en el cofre? Vaya, allí había viejas notas de crédito provinciales, y bonos del tesoro, y títulos de tierras, bancos y otras quimeras análogas, que se escalonaban desde la primera emisión, fechada hacía más de un siglo y medio, hasta poco antes de la Revolución. Los billetes de mil libras se mezclaban con peniques de pergamino, y no valían más que éstos.
"And this, then, is old Peter Goldthwaite′s treasure!" said John Brown. "Your namesake, Peter, was something like yourself; and, when the provincial currency had depreciated fifty or seventy-five per cent., he bought it up in expectation of a rise. I have heard my grandfather say that old Peter gave his father a mortgage of this very house and land, to raise cash for his silly project. But the currency kept sinking, till nobody would take it as a gift; and there was old Peter Goldthwaite, like Peter the second, with thousands in his strong box and hardly a coat to his back. He went mad upon the strength of it. But, never mind, Peter! It is just the sort of capital for building castles in the air." —¡De modo que este es el tesoro del viejo Peter Goldthwaite! —dijo John Brown—. Su tocayo se parecía a usted, Peter, y cuando la moneda provincial perdió un cincuenta o un setenta y cinco por ciento de su valor, la compró con la esperanza de que repuntara. Le oí contar a mi abuelo que el viejo Peter hipotecó esta misma casa y sus terrenos en beneficio de mi bisabuelo, para reunir el dinero que invirtió en su absurdo proyecto. Pero la moneda continuó desvalorizándose, hasta que nadie quiso aceptarla ni como regalo. Y allí quedó el viejo Peter Goldthwaite, igual que el segundo Peter, con miles en su caja fuerte y prácticamente ni una chaqueta sobre los hombros. El descalabro lo enloqueció. ¡Pero no importa, Peter! Este es el mejor capital para construir castillos en el aire.
"The house will be down about our ears!" cried Tabitha, as the wind shook it with increasing violence. —¡La casa se desplomará sobre nuestras cabezas! —gritó Tabitha, cuando el viento la sacudió con creciente violencia.
"Let it fall!" said Peter, folding his arms, as he seated himself upon the chest. —¡Déjala caer! —dijo Peter, cruzándose de brazos y sentándose sobre el cofre.
"No, no, my old friend Peter," said John Brown. "I have house room for you and Tabby, and a safe vault for the chest of treasure. To-morrow we will try to come to an agreement about the sale of this old house. Real estate is well up, and I could afford you a pretty handsome price." —No, no, mi viejo amigo Peter —respondió John Brown—. Tengo un cuarto para usted y Tabby, y una bóveda segura para el arca del tesoro. Mañana procuraremos llegar a un acuerdo acerca de la venta de esta antigua casa. Las propiedades están muy bien cotizadas y yo podría pagarle una suma muy tentadora.
"And I," observed Peter Goldthwaite, with reviving spirits, "have a plan for laying out the cash to great advantage." —Y yo —observó Peter Goldthwaite, con renovado entusiasmo—, tengo un plan para invertir el dinero con grandes beneficios.
"Why, as to that," muttered John Brown to himself, "we must apply to the next court for a guardian to take care of the solid cash; and if Peter insists upon speculating, he may do it, to his heart′s content, with old PETER GOLDTHWAITE′S TREASURE." —En cuanto a eso —murmuró John Brown para sus adentros—, deberemos recurrir al tribunal de justicia más próximo para que designe un curador encargado de controlar el dinero contante. Y si Peter insiste en especular podrá hacerlo, a su gusto, con el TESORO DEL VIEJO PETER GOLDTHWAITE.