"The Old Manse - [La vieja rectoría ] "









 

Nathaniel Hawthorne

The Old Manse
[La vieja rectoría ]


Between two tall gate-posts of rough-hewn stone (the gate itself having fallen from its hinges at some unknown epoch) we beheld the gray front of the old parsonage, terminating the vista of an avenue of black-ash trees. It was now a twelvemonth since the funeral procession of the venerable clergyman, its last inhabitant, had turned from that gateway towards the village burying-ground. The wheel-track leading to the door, as well as the whole breadth of the avenue, was almost overgrown with grass, affording dainty mouthfuls to two or three vagrant cows and an old white horse who had his own living to pick up along the roadside. The glimmering shadows that lay half asleep between the door of the house and the public highway were a kind of spiritual medium, seen through which the edifice had not quite the aspect of belonging to the material world. Certainly it had little in common with those ordinary abodes which stand so imminent upon the road that every passer-by can thrust his head, as it were, into the domestic circle. From these quiet windows the figures of passing travellers looked too remote and dim to disturb the sense of privacy. In its near retirement and accessible seclusion, it was the very spot for the residence of a clergyman,--a man not estranged from human life, yet enveloped, in the midst of it, with a veil woven of intermingled gloom and brightness. It was worthy to have been one of the time-honored parsonages of England, in which, through many generations, a succession of holy occupants pass from youth to age, and bequeath each an inheritance of sanctity to pervade the house and hover over it as with an atmosphere. Entre dos altos postes de piedra desbastada (la puerta se había caído de sus goznes en alguna época desconocida) contemplamos la fachada gris de la vieja casa del párroco, al final de una avenida de fresnos negros. Habían pasado doce meses desde que cruzó esa puerta en dirección al camposanto de la ciudad la procesión funeraria del venerable clérigo, su último habitante. Las roderas que conducían hasta la puerta, así como la avenida en toda su anchura, estaban casi cubiertas por la hierba, ofreciendo sabrosos bocados a dos o tres vacas vagabundas y a un viejo caballo blanco que vivía por su cuenta al lado de la carretera. Las sombras trémulas, que como si estuvieran medio dormidas se interponían entre la puerta de la casa y el camino público, formaban una especie de ambiente espiritual; y visto a través de éste el edificio no tenía el aspecto de pertenecer al mundo material. Poco tenía en común la casa, ciertamente, con esas moradas ordinarias que sobresalen de manera inminente en el camino de manera que todo viandante podría introducir la cabeza, por así decirlo, en su círculo doméstico. Desde las tranquilas ventanas de este edificio las figuras de los viandantes parecían demasiado remotas y oscuras como para turbar la sensación de intimidad. Por su alejamiento, y al mismo tiempo su accesibilidad, era el lugar adecuado como residencia de un clérigo: un hombre que aun sin verse enajenado de la vida humana, en medio de ésta se envolvía en un velo tejido a medias por el brillo y la oscuridad. La rectoría podía confundirse con una de las clásicas casas parroquiales de Inglaterra en las cuales, a lo largo de muchas generaciones, una sucesión de ocupantes sagrados las habitaban desde la juventud hasta la vejez, dejando cada uno una herencia de santidad que invadía la casa y quedaba suspendida sobre ella, como formando una atmósfera.
Nor, in truth, had the Old Manse ever been profaned by a lay occupant until that memorable summer afternoon when I entered it as my home. A priest had built it; a priest had succeeded to it; other priestly men from time to time had dwelt in it; and children born in its chambers had grown up to assume the priestly character. It was awful to reflect how many sermons must have been written there. The latest inhabitant alone--he by whose translation to paradise the dwelling was left vacant--had penned nearly three thousand discourses, besides the better, if not the greater, number that gushed living from his lips. How often, no doubt, had he paced to and fro along the avenue, attuning his meditations to the sighs and gentle murmurs and deep and solemn peals of the wind among the lofty tops of the trees! In that variety of natural utterances he could find something accordant with every passage of his sermon, were it of tenderness or reverential fear. The boughs over my head seemed shadowy with solemn thoughts, as well as with rustling leaves. I took shame to myself for having been so long a writer of idle stories, and ventured to hope that wisdom would descend upon me with the falling leaves of the avenue, and that I should light upon an intellectual treasure in the Old Manse well worth those hoards of long-hidden gold which people seek for in moss- grown houses. Profound treatises of morality; a layman′s unprofessional, and therefore unprejudiced, views of religion; histories (such as Bancroft might have written had he taken up his abode here, as he once purposed) bright with picture, gleaming over a depth of philosophic thought,--these were the works that might fitly have flowed from such a retirement. In the humblest event, I resolved at least to achieve a novel that should evolve some deep lesson, and should possess physical substance enough to stand alone. La verdad es que hasta que entré en ella convirtiéndola en mi casa, la antigua rectoría no había sido profanada nunca por un ocupante seglar. Un sacerdote la había construido; un sacerdote la había heredado; otros ministros del Señor habían habitado en ella de tiempo en tiempo; y los niños nacidos en sus estancias habían asumido al crecer el carácter sacerdotal. Imponía pensar en todos los sermones que debían haberse escrito allí. Sólo el último de sus habitantes -aquél que al trasladarse al Paraíso había dejado vacía la morada- había escrito casi tres mil discursos, aparte de aquellos, mejores si no mayores en número, que salieron a borbotones de sus labios. ¡Cuántas veces debió pasear sin duda por la avenida, sintonizando sus meditaciones con los suaves murmullos y susurros, y con las profundas y solemnes ráfagas de viento entre las elevadas copas de los árboles! En esa variedad de expresiones naturales pudo encontrar algo que concordara con cada pasaje de su sermón, ya fuera éste de carácter tierno o de miedo reverencial. Las ramas que tenía sobre mi cabeza parecían oscurecidas no sólo por las hojas crujientes, sino también por pensamientos solemnes. Me avergoncé de haber sido durante tanto tiempo escritor de historias insustanciales y me atreví a esperar que esa sabiduría descendiera sobre mí junto con las hojas que caían sobre la avenida, y que encon trara en la vieja rectoría un tesoro intelectual tan valioso como los montones ocultos de oro que la gente suele buscar en las casas cubiertas por el musgo. Profundos tratados de moralidad; una visión de la religión profana y no profesional, y por tanto sin prejuicios; historias brillantes (como las que Bancroft podría haber escrito aquí de haberse venido a vivir a la rectoría tal como se propuso en una ocasión), que iluminaran con la profundidad de su pensamiento filosófico... éstas eran las obras que deberían fluir de un lugar retirado como éste. Humildemente decidí lograr por lo menos una novela que transmitiera una lección profunda y tuviera suficiente sustancia física como para poder ser considerada como única.
In furtherance of my design, and as if to leave me no pretext for not fulfilling it, there was in the rear of the house the most delightful little nook of a study that ever afforded its snug seclusion to a scholar. It was here that Emerson wrote Nature; for he was then an inhabitant of the Manse, and used to watch the Assyrian dawn and Paphian sunset and moonrise from the summit of our eastern hill. When I first saw the room, its walls were blackened with the smoke of unnumbered years, and made still blacker by the grim prints of Puritan ministers that hung around. These worthies looked strangely like bad angels, or at least like men who had wrestled so continually and so sternly with the Devil that somewhat of his sooty fierceness had been imparted to their own visages. They had all vanished now; a cheerful coat of paint and golden-tinted paper-hangings lighted up the small apartment; while the shadow of a willow-tree that swept against the overhanging eaves atempered the cheery western sunshine. In place of the grim prints there was the sweet and lovely head of one of Raphael′s Madonnas, and two pleasant little pictures of the Lake of Como. The only other decorations were a purple vase of flowers, always fresh, and a bronze one containing graceful ferns. My books (few, and by no means choice; for they were chiefly such waifs as chance had thrown in my way) stood in order about the room, seldom to be disturbed. En apoyo de mi designio, no dejándome pretexto para no cumplirlo, había en la parte trasera de la casa un pequeño y delicioso escondrijo a modo de estudio que permitía a un eru dito un retiro de lo más cómodo y caliente. Aquí fue donde Emerson escribió Nature; pues en aquel tiempo habitaba en la rectoría, y desde la cumbre de nuestra colina del este solía observar el amanecer asirio y el crepúsculo páfico, y el ascenso de la luna. Cuando vi por primera vez la habitación, sus paredes estaban ennegrecidas por el humo de innumerables años, pero todavía parecían más negras por los retratos ceñudos de los ministros puritanos que colgaban de sus paredes. Extrañamente, esos personajes parecían ángeles malignos, o al menos hombres que habían luchado contra el diablo de manera tan continua y severa que de alguna manera la fiereza negra de aquel se había transmitido a sus rostros. Todos ellos habían desaparecido ya; una alegre capa de pintura y papeles de tono dorado iluminaban el pequeño apartamento, mientras la sombra de un sauce que rozaba los aleros atemperaba la alegría del sol poniente. En lugar de los retratos ceñudos colgaban ahora la cabeza dulce y atractiva de una de las Madonas de Rafael y dos agradables paisajes del Lago de Como. Los únicos elementos decorativos, aparte de los cuadros, eran un jarrón morado que contenía flores siempre frescas y otro de bronce con hermosos helechos. Mis libros (escasos y en absoluto elegidos, pues se trataba principalmente de aquellos que el azar había puesto en mi camino) se encontraban ordenados en la habitación, y raras veces eran molestados.
The study had three windows, set with little, old-fashioned panes of glass, each with a crack across it. The two on the western side looked, or rather peeped, between the willow branches, down into the orchard, with glimpses of the river through the trees. The third, facing northward, commanded a broader view of the river, at a spot where its hitherto obscure waters gleam forth into the light of history. It was at this window that the clergyman who then dwelt in the Manse stood watching the outbreak of a long and deadly struggle between two nations; he saw the irregular array of his parishioners on the farther side of the river, and the glittering line of the British on the hither bank. He awaited, in an agony of suspense, the rattle of the musketry. It came; and there needed but a gentle wind to sweep the battle-smoke around this quiet house. En el estudio había tres ventanas con cristales pequeños y anticuados, cada uno de ellos con una grieta. Las dos del lado occidental miraban, o mejor sería decir escudriñaban, hacia el huerto entre las ramas del sauce, y a través de los árboles podían obtenerse fugaces visiones del río. La tercera ventana, que daba al norte, permitía una vista más amplia del río en una zona en la que sus aguas, oscuras hasta entonces, brillaron con la luz de la historia*. Desde esta ventana el clérigo que habitaba entonces la rectoría vio el comienzo de una lucha larga y terrible entre dos naciones; contempló la formación irregular de sus parroquianos en la orilla más lejana del río, y las líneas refulgentes de los británicos en la más cercana. Aguardó en un suspense doloroso la descarga de mosquetería. Se produjo ésta y sólo debió hacer falta una suave brisa para que el humo de la batalla penetrara en esta casa tranquila.
Perhaps the reader, whom I cannot help considering as my guest in the Old Manse, and entitled to all courtesy in the way of sight-showing,-- perhaps he will choose to take a nearer view of the memorable spot. We stand now on the river′s brink. It may well be called the Concord,--the river of peace and quietness; for it is certainly the most unexcitable and sluggish stream that ever loitered imperceptibly towards its eternity,--the sea. Positively I had lived three weeks beside it before it grew quite clear to my perception which way the current flowed. It never has a vivacious aspect, except when a northwestern breeze is vexing its surface on a sunshiny day. From the incurable indolence of its nature, the stream is happily incapable of becoming the slave of human ingenuity, as is the fate of so many a wild, free mountain torrent. While all things else are compelled to subserve some useful purpose, it idles its sluggish life away in lazy liberty, without turning a solitary spindle or affording even water- power enough to grind the corn that grows upon its banks. The torpor of its movement allows it nowhere a bright, pebbly shore, nor so much as a narrow strip of glistening sand, in any part of its course. It slumbers between broad prairies, kissing the long meadow grass, and bathes the overhanging boughs of elder-bushes and willows, or the roots of elms and ash-trees and clumps of maples. Flags and rushes grow along its plashy shore; the yellow water-lily spreads its broad, flat leaves on the margin; and the fragrant white pond-lily abounds, generally selecting a position just so far from the river′s brink that it cannot be grasped save at the hazard of plunging in. Quizás prefiera el lector -a quien no puedo dejar de considerar como mi huésped en la vieja rectoría, y con derecho a ser tratado con toda cortesía y a enseñarle los puntos más interesantes-, tener una visión más próxima de ese memorable lugar. Nos encontramos ahora a la orilla del río: es un acierto que se llame el Concord, el río de la paz y la tranquilidad, pues ciertamente se trata de la corriente más perezosa que se haya dirigido nunca imperceptiblemente hacia su eternidad: el mar. Tuve que vivir tres semanas a su lado antes de que mis sentidos perceptivos tuvieran claro en qué sentido fluía la corriente. Jamás tiene un aspecto vivaz, salvo cuando una brisa del noroeste turba su superficie en un día soleado. Por la indolencia incurable de su naturaleza este río, felizmente, no puede convertirse en esclavo del ingenio humano, tal como suele ser el destino de tantos torrentes montañosos impetuosos y salvajes. Mientras todos los demás se ven obligados a servir a algún propósito útil, él vive su vida ociosa en una perezosa libertad, sin hacer girar un solo eje ni dar fuerza hidráulica suficiente siquiera para moler el maíz que crece en sus orillas. La languidez de su movimiento no permite que exista en parte alguna de su curso ni una orilla cubierta de guijarros brillantes y mucho menos una estrecha franja de arena centelleante. Avanza adormecido entre amplias praderas, besando las altas hierbas de los prados y bañando las ramas colgantes de viejos arbustos y sauces, las raíces de olmos y fresnos y los macizos de arces. En sus orillas pantanosas crecen juncos y espadañas; los nenúfares amarillos extienden en los márgenes sus hojas anchas y planas; mientras los fragantes nenúfares blancos abundan, eligiendo generalmente una posición lo suficientemente alejada de la orilla del río como para que no podamos cogerlos sin correr el riesgo de sumergirnos en él.
It is a marvel whence this perfect flower derives its loveliness and perfume, springing as it does from the black mud over which the river sleeps, and where lurk the slimy eel, and speckled frog, and the mud- turtle, whom continual washing cannot cleanse. It is the very same black mud out of which the yellow lily sucks its obscene life and noisome odor. Thus we see, too, in the world that some persons assimilate only what is ugly and evil from the same moral circumstances which supply good and beautiful results--the fragrance of celestial flowers--to the daily life of others. Resulta maravilloso pensar de dónde obtiene esta flor perfecta su encanto y perfume, puesto que brota del barro negro sobre el que duerme el río, allí donde habitan la viscosa anguila, la rana jaspeada y la tortuga del barro, que no puede limpiarse aunque se esté lavando continuamente. Es el mismo barro negro del que el nenúfar amarillo succiona su vida obscena y su olor fétido. De la misma manera podemos ver en el mundo que algunas personas sólo asimilan lo que es feo y malvado de las mismas circunstancias morales que proporcionan bien y belleza -la fragancia de las flores celestiales- a la vida diaria de otros.
The reader must not, from any testimony of mine, contract a dislike towards our slumberous stream. In the light of a calm and golden sunset it becomes lovely beyond expression; the more lovely for the quietude that so well accords with the hour, when even the wind, after blustering all day long, usually hushes itself to rest. Each tree and rock and every blade of grass is distinctly imaged, and, however unsightly in reality, assumes ideal beauty in the reflection. The minutest things of earth and the broad aspect of the firmament are pictured equally without effort and with the same felicity of success. All the sky glows downward at our feet; the rich clouds float through the unruffled bosom of the stream like heavenly thoughts through a peaceful heart. We will not, then, malign our river as gross and impure while it can glorify itself with so adequate a picture of the heaven that broods above it; or, if we remember its tawny hue and the muddiness of its bed, let it be a symbol that the earthiest human soul has an infinite spiritual capacity and may contain the better world within its depths. But, indeed, the same lesson might be drawn out of any mud-puddle in the streets of a city; and, being taught us everywhere, it must be true. No debería el lector sentir desagrado hacia esa corriente adormecida basándose tan sólo en mi testimonio. A la luz de una puesta de sol tranquila y dorada se vuelve encantador hasta un punto que no es posible expresar; más atractivo todavía en la quietud que tan bien concuerda con la hora, cuando incluso el viento que ha estado fanfarroneando todo el día suele mandarse callar a sí mismo para descansar. Se repite con claridad la imagen de cada árbol, cada piedra y cada hoja de hierba, y aunque no puedan verse en realidad asumen la belleza ideal en el reflejo. Las cosas más diminutas de la tierra y el amplio aspecto del firmamento se representan igualmente sin esfuerzo y con el mismo oportuno éxito. El cielo entero brilla a nuestros pies; las nubes exquisitas flotan por el pecho liso del río como los pensamientos celestiales a través de un corazón pacífico. Por tanto, no trataremos injustamente a nuestro río de grosero e impuro, cuando es capaz de gloriarse con una imagen tan adecuada del cielo que medita las cosas encima de él; y si recordamos su tono tostado y la barrosidad de su lecho suponemos que es un símbolo de que el alma humana más terrenal tiene una infinita capacidad espiritual y puede contener en sus profundidades un mundo mejor. Pero ciertamente esa misma lección podría extraerse de cualquier guijarro embarrado de las calles de una ciudad; y tal como se nos enseña en todas partes, eso debe ser lo cierto.
Come, we have pursued a somewhat devious track in our walk to the battle-ground. Here we are, at the point where the river was crossed by the old bridge, the possession of which was the immediate object of the contest. On the hither side grow two or three elms, throwing a wide circumference of shade, but which must have been planted at some period within the threescore years and ten that have passed since the battle-day. On the farther shore, overhung by a clump of elder- bushes, we discern the stone abutment of the bridge. Looking down into the river, I once discovered some heavy fragments of the timbers, all green with half a century′s growth of water-moss; for during that length of time the tramp of horses and human footsteps have ceased along this ancient highway. The stream has here about the breadth of twenty strokes of a swimmer′s arm,--a space not too wide when the bullets were whistling across. Old people who dwell hereabouts will point out, the very spots on the western bank where our countrymen fell down and died; and on this side of the river an obelisk of granite has grown up from the soil that was fertilized with British blood. The monument, not more than twenty feet in height, is such as it befitted the inhabitants of a village to erect in illustration of a matter of local interest rather than what was suitable to commemorate an epoch of national history. Still, by the fathers of the village this famous deed was done; and their descendants might rightfully claim the privilege of building a memorial. En nuestro paseo hemos tomado un camini llo algo sinuoso que nos conduce hasta el campo de batalla. Ya estamos aquí, en el punto en el que el río era cruzado por el viejo puente, cuya posesión se convirtió en el objetivo inmediato del enfrentamiento. En el lado de acá crecen dos o tres olmos que arrojan una sombra circular, pero que debieron ser plantados en los setenta años que han transcurrido desde el día de la batalla. En la otra orilla, sobresaliendo de unos saúcos, discernimos el estribo de piedra del puente. Mirando el río descubrí una vez unos pesados fragmentos de los maderos, verdecidos todos por medio siglo de crecimiento de musgo acuático; pues durante ese tiempo han dejado de oírse en este camino los pasos humanos y las fuertes pisadas de los caballos. La anchura de la corriente en este punto equivale aproximadamente a veinte brazadas de un nadador, espacio no excesivo cuando las balas silbaban por encima. Los ancianos que por aquí viven señalarán los puntos exactos en los que en la orilla occidental cayeron y murieron nuestros compatriotas; y en este lado del río se ha levantado un obelisco de granito sobre el suelo que fue fertilizado con sangre británica. El monumento, cuya altura no sobrepasa los seis metros, resulta más parecido a los que levantan los habitantes de un pueblo como ejemplo de un asunto de interés local, y no resulta conveniente para conmemorar una época de la historia nacional. Sin embargo, este famoso hecho lo llevaron a cabo los padres del pueblo; y sus descendientes pueden reivindicar con toda razón el privilegio de construir un monumento memorial.
A humbler token of the fight, yet a more interesting one than the granite obelisk, may be seen close under the stone wall which separates the battle-ground from the precincts of the parsonage. It is the grave,--marked by a small, mossgrown fragment of stone at the head and another at the foot,--the grave of two British soldiers who were slain in the skirmish, and have ever since slept peacefully where Zechariah Brown and Thomas Davis buried them. Soon was their warfare ended; a weary night-march from Boston, a rattling volley of musketry across the river, and then these many years of rest. In the long procession of slain invaders who passed into eternity from the battle- fields of the Revolution, these two nameless soldiers led the way. Bajo el muro de piedra que separa el campo de batalla del recinto de la casa parroquial puede verse un recuerdo del combate más humilde, pero más interesante, que el obelisco de granito. Es una tumba marcada con un pequeño fragmento de piedra recubierta de musgo en la cabeza y otro en los pies; la tumba de dos soldados británicos que murieron en la escaramuza y desde entonces duermen pacíficamente allí donde los enterraron Zechariah Brown y Thomas Davis. Bien pronto que terminaron sus acciones bélicas: una fatigosa marcha nocturna desde Boston, una sonora descarga de mosquetería por encima del río y luego todos esos años de reposo. Estos dos soldados desconocidos fueron los primeros de la larga procesión de invasores que pasaron a la eternidad desde los campos de batalla de la Revolución.
Lowell, the poet, as we were once standing over this grave, told me a tradition in reference to one of the inhabitants below. The story has something deeply impressive, though its circumstances cannot altogether be reconciled with probability. A youth in the service of the clergyman happened to be chopping wood, that April morning, at the back door of the Manse; and when the noise of battle rang from side to side of the bridge, he hastened across the intervening field to see what might be going forward. It is rather strange, by the way, that this lad should have been so diligently at work when the whole population of town and country were startled out of their customary business by the advance of the British troops. Be that as it might, the tradition, says that the lad now left his task and hurried to the battle-field with the axe still in his hand. The British had by this time retreated; the Americans were in pursuit; and the late scene of strife was thus deserted by both parties. Two soldiers lay on the ground,--one was a corpse; but, as the young New-Englander drew nigh, the other Briton raised himself painfully upon his hands and knees and gave a ghastly stare into his face. The boy,--it must have been a nervous impulse, without purpose, without thought, and betokening a sensitive and impressible nature rather than a hardened one,--the boy uplifted his axe and dealt the wounded soldier a fierce and fatal blow upon the head. Cuando me encontraba una vez de pie junto a esta tumba con el poeta Lowell, éste me contó una tradición que hacía referencia a uno de los habitantes del pueblo. La historia tiene algo que deja una impresión profunda aunque sus circunstancias no puedan reconciliarse plenamente con la veracidad. Sucedió que un joven que estaba al servicio del clérigo se hallaba cortando leña esa mañana de abril junto a la puerta trasera de la rectoría, y cuando el ruido de la batalla resonó de un lado a otro del puente se apresuró a cruzar el campo para ver lo que estaba sucediendo. Resulta bastante extraño que aquel muchacho se hallara trabajando con tanta diligencia cuando toda la población de la ciudad y del campo había abandonado sus asuntos habituales por el avance de las tropas británicas. Pero, sea como sea, cuenta la tradición que el muchacho abandonó entonces su tarea y corrió hacia el campo de batalla llevando todavía el hacha en la mano. Para entonces los británicos se retiraban perseguidos por los americanos; el escenario de la batalla había sido abandonado por ambos grupos. En el suelo yacían dos soldados, uno de ellos cadáver; pero cuando el joven se acercó, el otro británico se alzó dolorosamente sobre las manos y las rodillas lanzándole una mirada fantasmal al rostro. El muchacho -debió de tratarse de un impulso nervioso, sin propósito, sin pensamiento previo, que revelaba más una naturaleza sensible e impresionable que un espíritu endurecido-, levantó el hacha y descargó con ella sobre la cabeza del soldado herido un golpe fuerte y fatal.
I could wish that the grave might be opened; for I would fain know whether either of the skeleton soldiers has the mark of an axe in his skull. The story comes home to me like truth. Oftentimes, as an intellectual and moral exercise, I have sought to follow that poor youth through his subsequent career and observe how his soul was tortured by the blood-stain, contracted as it had been before the long custom of war had robbed human life of its sanctity and while it still seemed murderous to slay a brother man. This one circumstance has borne more fruit for me than all that history tells us of the fight. Me gustaría que pudiera abrirse la tumba; pues así sabría si alguno de los esqueletos de los soldados tenía en el cráneo la señal de un hachazo. La historia ha llegado hasta mí como si fuera cierta. Algunas veces, a modo de ejercicio intelectual y moral, he tratado de seguir a ese pobre joven en su carrera posterior, observando cómo era torturada su alma por la mancha de sangre, pues se la había hecho antes de que la prolongada costumbre de la guerra hubiera robado su santidad a la vida humana, cuando todavía parecía que matar a un her mano era un asesinato. Esa única circunstancia me ha producido más frutos que todo lo que la historia nos cuenta acerca de la batalla.
Many strangers come in the summer-time to view the battle-ground. For my own part, I have never found my imagination much excited by this or any other scene of historic celebrity; nor would the placid margin of the river have lost any of its charm for me, had men never fought and died there. There is a wilder interest in the tract of land-perhaps a hundred yards in breadth--which extends between the battle-field and the northern face of our Old Manse, with its contiguous avenue and orchard. Here, in some unknown age, before the white man came, stood an Indian village, convenient to the river, whence its inhabitants must have drawn so large a part of their substance. The site is identified by the spear and arrow-heads, the chisels, and other implements of war, labor, and the chase, which the plough turns up from the soil. You see a splinter of stone, half hidden beneath a sod; it looks like nothing worthy of note; but, if you have faith enough to pick it up, behold a relic! Thoreau, who has a strange faculty of finding what the Indians have left behind them, first set me on the search; and I afterwards enriched myself with some very perfect specimens, so rudely wrought that it seemed almost as if chance had fashioned them. Their great charm consists in this rudeness and in the individuality of each article, so different from the productions of civilized machinery, which shapes everything on one pattern. There is exquisite delight, too, in picking up for one′s self an arrow-head that was dropped centuries ago and has never been handled since, and which we thus receive directly from the hand of the red hunter, who purposed to shoot it at his game or at an enemy. Such an incident builds up again the Indian village and its encircling forest, and recalls to life the painted chiefs and warriors, the squaws at their household toil, and the children sporting among the wigwams, while the little wind-rocked pappose swings from the branch of a tree. It can hardly be told whether it is a joy or a pain, after such a momentary vision, to gaze around in the broad daylight of reality and see stone fences, white houses, potato-fields, and men doggedly hoeing in their shirt-sleeves and homespun pantaloons. But this is nonsense. The Old Manse is better than a thousand wigwams. Durante el verano vienen muchos desconocidos para contemplar el campo de batalla. En cuanto a mí, nunca ha excitado demasiado mi imaginación este o aquel escenario de la celebridad histórica; tampoco perdería su encanto este plácido margen del río si los hombres nunca hubieran luchado y muerto allí. Hay un interés más raro en ese trozo de tierra, quizás de cien metros de anchura, que se extiende entre el campo de batalla y el lado norte de nuestra vieja rectoría, con su huerto y avenida contiguos. Aquí, en una edad desconocida, antes de que llegara el hombre blanco, había un pueblo indio convenientemente próximo al río, del que s habitantes debían obtener una gran parte de lo necesario para la subsistencia. Se identifica por las puntas de lanza y flechas, los cince les y otros instrumente de la guerra, el trabajo y la caza que el arado va dejando al descubierto en el suelo. Contemplas una astilla de piedra medio oculta bajo la hierba; no parece que sea nada que merezca la pena contemplar; ¡pero si tienes la fe suficiente para levantarla, tienes ante ti una reliquia! Thoreau, que tenía una extraña facultad para encontrar lo que los indios habían abandonado, fue el primero que me inició en esa búsqueda. Después me enriquecí con algunos ejemplares muy perfectos, trabajados toscamente que daba casi la impresión de que el azar les hubiera dado forma. Su mayor encanto está en esa tosquedad y en la individualidad de cada artículo, diferente de las producciones de las máquinas de nuestra civilización, que da forma a todo siguiendo un modelo. También hay un placer exquisito en coger una punta de flecha que fue lanzada hace siglos y no ha sido tocada desde entonces, que por tanto es como si la recibiéramos directamente de la mano de un cazador piel roja que la lanzó a su pieza de caza o a un enemigo. Un incidente semejan vuelve a reconstruir el pueblo indio y el bosque circundante, nos recuerda la vio de los guerreros y los jefes pintados, las squaws dedicadas a sus tareas domésticas, los niños jugando entre los wigwams, mientras los bebés cuelgan de la rama de un árbol mecidos por el viento. Tras esa visión momentánea resulta difícil saber si una alegría o un dolor contemplar a nuestro alrededor, bajo la luz diurna de la realidad, las cercas de piedra, las casas blancas, los campos de patatas y los hombres, que tenazmente trabajan con la azada en mangas de camisa y pantalones tejidos en casa. Pero esto es absurdo. La vieja rectoría es mejor que mil wigwams.
The Old Manse! We had almost forgotten it, but will return thither through the orchard. This was set out by the last clergyman, in the decline of his life, when the neighbors laughed at the hoary-headed man for planting trees from which he could have no prospect of gathering fruit. Even had that been the case, there was only so much the better motive for planting them, in the pure and unselfish hope of benefiting his successors,--an end so seldom achieved by more ambitious efforts. But the old minister, before reaching his patriarchal age of ninety, ate the apples from this orchard during many years, and added silver and gold to his annual stipend by disposing of the superfluity. It is pleasant to think of him walking among the trees in the quiet afternoons of early autumn and picking up here and there a windfall, while he observes how heavily the branches are weighed down, and computes the number of empty flour-barrels that will be filled by their burden. He loved each tree, doubtless, as if it had been his own child. An orchard has a relation to mankind, and readily connects itself with matters of the heart. The trees possess a domestic character; they have lost the wild nature of their forest kindred, and have grown humanized by receiving the care of man as well as by contributing to his wants. There, is so much individuality of character, too, among apple trees, that it gives them all additional claim to be the objects of human interest. One is harsh and crabbed in its manifestations; another gives us fruit as mild as charity. One is churlish and illiberal, evidently grudging the few apples that it bears; another exhausts itself in free-hearted benevolence. The variety of grotesque shapes into which apple, trees contort themselves has its effect on those who get acquainted with them: they stretch out their crooked branches, and take such hold of the imagination, that we remember them as humorists and odd fellows. And what is more melancholy than the old apple-trees that linger about the spot where once stood a homestead, but where there is now only a ruined chimney rising out of a grassy and weed-grown cellar? They offer their fruit to every wayfarer,--apples that are bitter sweet with the moral of Time′s vicissitude. ¡La vieja rectoría! Casi la habíamos olvidado, pero regresamos a ella cruzando el huerto. Fue creado por el último clérigo cuando ya declinaba su vida y los vecino se reían de ese hombre de cabeza cana que plantaba unos árboles cuyos frutos n< tendría posibilidad de recoger. Aunque así hubiera sido, habría tenido tanto más excelente motivo de plantarlos con la esperanza pura y carente de egoísmo d. beneficiar a sus sucesores, objetivo que raramente se consigue con los esfuerzo, más ambiciosos. Pero el anciano ministro, antes de llegar a la edad patriarcal de los noventa años, comió durante mucho tiempo las manzanas de ese huerto, y añadió plata y oro a su estipendio anual al disponer de lo que le sobraba. Resulta agradable pensar en él caminando entre los árboles en las tranquilas tardes de principios de otoño y recogiendo aquí y allá una fruta que el viento ha hecho caer mientras observa lo cargadas que están las ramas y calcula el número de barriles de harina vacíos que llenará con su carga. Ama cada uno de los árboles, sin duda, como si fuera su propio hijo. Un huerto tiene una relación con la humanidad y se conecta fácilmente con los asuntos del corazón. Los árboles poseen un carácter doméstico; han perdido la naturaleza salvaje de sus semejantes del bosque y han crecido humanizados por el hecho de recibir el cuidado del hombre y también por el de contribuir a sus necesidades. Pero también hay entre los manzanos mucha individualidad de carácter que les da un derecho adicional a ser objeto del interés, humano. Uno de ellos es hosco y severo en sus manifestaciones; el otro nos da frutos tan suaves como la caridad. El uno es poco amistoso e intolerante, y da de mala gana las pocas manzanas que tiene; el otro se agota en su benevolencia y liberalidad del corazón. La variedad de formas grotescas en las que se contorsionan los manzanos produce su efecto en aquellos que llegan a conocerlos: extienden hacia el exterior sus ramas ganchudas y prenden de tal manera en la imaginación que los recordamos como humoristas y antiguos compañeros. ¿Y qué hay que resulte más melancólico que los viejos manzanos que persisten allí donde en otro tiempo se levantó una casa, pero ahora sólo queda una chimenea en ruinas surgiendo de un sótano recubierto de hierba? Ofrecen sus frutos a todo viandante: manzanas agridulces por las consecuencias de las vicisitudes del tiempo.
I have met with no other such pleasant trouble in the world as that of finding myself, with only the two or three mouths which it was my privilege to feed, the sole inheritor of the old clergyman′s wealth of fruits. Throughout the summer there were cherries and currants; and then came Autumn, with his immense burden of apples, dropping them continually from his over-laden shoulders as he trudged along. In the stillest afternoon, if I listened, the thump of a great apple was audible, falling without a breath of wind, from the mere necessity of perfect ripeness. And, besides, there were pear-trees, that flung down bushels upon bushels of heavy pears; and peach-trees, which, in a good year, tormented me with peaches, neither to be eaten nor kept, nor, without labor and perplexity, to be given away. The idea of an infinite generosity and exhaustless bounty on the part of our Mother Nature was well worth obtaining through such cares as these. That feeling can be enjoyed in perfection only by the natives of summer islands, where the bread-fruit, the cocoa, the palm, and the orange grow spontaneously and hold forth the ever-ready meal; but likewise almost as well by a man long habituated to city life, who plunges into such a solitude as that of the Old Manse, where he plucks the fruit of trees that he did not plant, and which therefore, to my heterodox taste, bear the closest resemblance to those that grew in Eden. It has been an apothegm these five thousand years, that toil sweetens the bread it earns. For my part (speaking from hard experience, acquired while belaboring the rugged furrows of Brook Farm), I relish best the free gifts of Providence. No he conocido en el mundo un problema tan agradable como el de encontrarme, teniendo el privilegio de alimentar sólo dos o tres bocas, como único heredero de la riqueza de frutos del viejo clérigo. Durante todo el verano había cerezas y grosellas; después llegaba el otoño con su carga inmensa de manzanas que caían continuamente de sus hombros sobrecargados mientras él paseaba. En la tarde más tranquila, si prestaba atención, podía escuchar el golpe sordo que producía una manzana grande al caer sin que ni siquiera soplara el viento, por la mera necesidad de su madurez perfecta. Y había además perales que dejaban caer un bushel* tras otro de gruesas peras; y melocotoneros que en un buen año me atormentaban de melocotones, que no podían ni comerse ni guardarse, ni podían regalarse sin producir esfuerzo y perplejidad. A través de atenciones como éstas podía uno hacerse idea de la generosidad infinita y la bondad inagotable de nuestra Madre Naturaleza. Ese sentimiento sólo pueden disfrutarlo en perfección los nativos de las islas en las que siempre es verano y donde el fruto del pan, el cacao, la palma y el naranjo crecen espontáneamente y hacen que la comida esté siempre dispuesta; pero esa misma sensación producían en un hombre habituado durante mucho tiempo a la vida de la ciudad que se sumerge en una soledad como la de la vieja rectoría y recoge los frutos de árboles que él no plantó, y que por tanto, para mi gusto heterodoxo, guardan un gran parecido con los que crecían en el Edén. En estos cinco mil años ha sido un apotegma que el trabajo endulza el pan que nos ganamos. Por mi parte (y hablando desde la dura experiencia adquirida cuando aporreaba los surcos accidentados de Brook Farm), disfruto más de los dones generosos de la Providencia.
Not that it can be disputed that the light toil requisite to cultivate a moderately sized garden imparts such zest to kitchen vegetables as is never found in those of the market-gardener. Childless men, if they would know something of the bliss of paternity, should plant a seed,-- be it squash, bean, Indian corn, or perhaps a mere flower or worthless weed,--should plant it with their own hands, and nurse it from infancy to maturity altogether by their own care. If there be not too many of them, each individual plant becomes an object of separate interest. My garden, that skirted the avenue of the Manse, was of precisely the right extent. An hour or two of morning labor was all that it required. But I used to visit and revisit it a dozen times a day, and stand in deep contemplation over my vegetable progeny with a love that nobody could share or conceive of who had never taken part in the process of creation. It was one of the most bewitching sights in the world to observe a hill of beans thrusting aside the soil, or a row of early peas just peeping forth sufficiently to trace a line of delicate green. Later in the season the humming-birds were attracted by the blossoms of a peculiar variety of bean; and they were a joy to me, those little spiritual visitants, for deigning to sip airy food out of my nectar-cups. Multitudes of bees used to bury themselves in the yellow blossoms of the summer-squashes. This, too, was a deep satisfaction; although, when they had laden themselves with sweets, they flew away to some unknown hive, which would give back nothing in requital of what my garden had contributed. But I was glad thus to fling a benefaction upon the passing breeze with the certainty that somebody must profit by it and that there would be a little more honey in the world to allay the sourness and bitterness which mankind is always complaining of. Yes, indeed; my life was the sweeter for that honey. Y no es que pueda discutirse que el ligero esfuerzo que requiere el cultivo de un huerto de tamaño moderado da a las hortalizas de la cocina un sabor que no se encuentra nunca en los del hortelano del mercado. Los hombres que no tienen hijos y que quieran conocer algo de la bendición de la paternidad deberían plantar una semilla -sea ésta de calabaza, judía, maíz indio o quizás una simple flor o una Poco valiosa hierba-, deberían plantarla con sus propias manos, y alimentarla desde la infancia hasta la madurez cuidándola ellos mismos. Cuando no hay muchas, cada planta individual se convierte en un objeto interesante por sí mismo. Mi huerto, que bordeaba la avenida de la rectoría, era exactamente de la extensión adecuada. Lo único que necesitaba era una o dos horas de trabajo por las mañanas. Pero solía visitarlo hasta una docena de veces al día, y me quedaba en pie, sumido en la contemplación de mis hijos vegetales con un amor que no podría compartir ni concebir quien no hubiera tomado parte en el proceso de su creación. Una de las vistas más encantadoras del mundo era contemplar una ladera de judías abriéndose paso en el suelo, o una hilera de guisantes tempranos que habían brotado lo suficiente para marcar una línea de delicado verdor. Más tarde, en esa misma estación, los colibríes se sentían atraídos por las flores de una variedad peculiar de judía; y para mí eran una alegría aquellos pequeños visitantes espirituales, quienes desde el aire se dignaban a sorber el alimento de mis copas de néctar. Multitud de abejas solían atarearse entre las flores amarillas de las calabazas de verano. También ellas me producían una satisfacción profunda; a pesar de que cuando se habían cargado de dulzor volaban hasta alguna colmena desconocida que no me daría nada a cambio de la contribución de mi jardín. Pero me alegraba ofrecer así un beneficio a la brisa pasajera con la certeza de que alguien se beneficiaría, y de que habría un poco más de miel en el mundo que mitigara la amargura y acidez de laque la humanidad se queja siempre. Sí, ciertamente; mi vida era más dulce gracias a esa miel.
Speaking of summer-squashes, I must say a word of their beautiful and varied forms. They presented an endless diversity of urns and vases, shallow or deep, scalloped or plain, moulded in patterns which a sculptor would do well to copy, since Art has never invented anything more graceful. A hundred squashes in the garden were worth, in my eyes at least, of being rendered indestructible in marble. If ever Providence (but I know it never will) should assign me a superfluity of gold, part of it shall be expended for a service of plate, or most delicate porcelain, to be wrought into the shapes of summer-squashes gathered from vines which I will plant with my own hands. As dishes for containing vegetables, they would be peculiarly appropriate. Ya que he hablado de las calabazas de verano o comunes debo decir algunas palabras acerca de sus hermosas y variadas formas. Ofre cen una variedad ilimitada de urnas y vasos, profundos o de escasa superficie, ranurados o lisos, moldeados en diseños que un escultor haría bien en copiar, pues nunca ha inventado el arte nada que sea más gracioso. Cien calabazas en el jardín merecían, al menos a mis ojos, volverse indestructibles en mármol. Si alguna vez la Providencia me asignara una abundancia de oro (aunque sé bien que nunca lo hará), gastaría parte del él en un servicio de plata o de la porcelana más delicada con las formas de calabazas comunes recogidas de parras que plantaría con mis propias manos. Resultarían peculiarmente apropiadas como fuentes para verduras.
But not merely the squeamish love of the beautiful was gratified by my toil in the kitchen-garden. There was a hearty enjoyment, likewise, in observing the growth of the crook-necked winter-squashes from the first little bulb, with the withered blossom adhering to it, until they lay strewn upon the soil, big, round fellows, hiding their heads beneath the leaves, but turning up their great yellow rotundities to the noontide sun. Gazing at them, I felt that by my agency something worth living for had been done. A new substance was born into the world. They were real and tangible existences, which the mind could seize hold of and rejoice in. A cabbage, too,--especially the early Dutch cabbage, which swells to a monstrous circumference, until its ambitious heart often bursts asunder,--is a matter to be proud of when we can claim a share with the earth and sky in producing it. But, after all, the hugest pleasure is reserved until these vegetable children of ours are smoking on the table, and we, like Saturn, make a meal of them. Mi trabajo en el huerto no sólo se veía gratificado por el amor a la belleza de las calabazas. También obtenía un placer sincero al observar el crecimiento de las calabazas confiteras de cuello ganchudo desde su primer y pequeño bulbo, con la flor marchita adherida a él, hasta que yacían esparcidas sobre el suelo, grandes y redondeadas, ocultando la cabeza bajo las hojas pero elevando sus grandes y amarillentas rotundidades hacia el sol del mediodía. Al contemplarlas sentía que por mi actividad se había hecho algo que merecía vivir. Una sustancia nueva había nacido en el mundo. Tenían existencias reales y tangibles que la mente podía captar y regocijarse de ellas. También una col -especialmente la col holandesa temprana que se hincha en una circunferencia monstruosa hasta que su corazón ambicioso suele estallar debajo- es algo de lo que estar orgulloso cuando podemos reivindicar haber compartido su producción con la tierra y el cielo. Pero al fin y al cabo el placer mayor de todos se reserva para el momento en que esas hortalizas y verduras, hijas nuestras, humean sobre la mesa, y nos otros, como Saturno, las convertimos en nuestra comida.
What with the river, the battle-field, the orchard, and the garden, the reader begins to despair of finding his way back into the Old Manse. But, in agreeable weather, it is the truest hospitality to keep him out of doors. I never grew quite acquainted with my habitation till a long spell of sulky rain had confined me beneath its roof. There could not be a more sombre aspect of external nature than as then seen from the windows of my study. The great willow-tree had caught and retained among its leaves a whole cataract of water, to be shaken down at intervals by the frequent gusts of wind. All day long, and for a week together, the rain was drip-drip-dripping and splash- splash-splashing from the eaves and bubbling and foaming into the tubs beneath the spouts. The old, unpainted shingles of the house and outbuildings were black with moisture; and the mosses of ancient growth upon the walls looked green and fresh, as if they were the newest things and afterthought of Time. The usually mirrored surface of the river was blurred by an infinity of raindrops; the whole landscape had a completely water-soaked appearance, conveying the impression that the earth was wet through like a sponge; while the summit of a wooded hill, about a mile distant, was enveloped in a dense mist, where the demon of the tempest seemed to have his abiding- place and to be plotting still direr inclemencies. Quizás el lector, con el río, el campo de batalla, el huerto y el jardín, empiece a desesperar de encontrar el camino de regreso a la vieja rectoría. Pero si el clima es agradable, la hospitalidad más sincera nos obliga a acompañarle en un paseo al aire libre. No llegaba nunca a conocer del todo mi habitación hasta que un prolongado período de malhumorada lluvia me había confinado bajo su techo. No podía existir un aspecto más sombrío de la naturaleza exterior que el que se veía desde las ventanas de mi estudio. El gran sauce había captado y retenido entre sus hojas toda una catarata de agua que a intervalos sacudían las frecuentes ráfagas de viento. Todo el día, y durante una semana, la lluvia goteaba y goteaba, y salpicaba, plash, desde los aleros, y burbujeando y espumeando hasta caer a las cubas debajo de los canalones. Las viejas tablas sin pintar de la casa y los cobertizos exteriores habían ennegrecido por la humedad; pero los musgos, que crecían desde antiguo sobre las paredes, parecían verdes y frescos, como si fueran las cosas más nuevas, una idea tardía del tiempo. La superficie habitualmente especular del río había perdido nitidez por causa de una infinidad de gotas de lluvia; el paisaje entero tenía un aspecto absolutamente empapado de agua, transmitiendo la impresión de que la tierra estaba humedecida como una esponja; la cumbre de una colina arbolada situada a unos dos kilómetros de distancia se hallaba envuelta en una densa niebla en la que parecía que el demonio de la tempestad tuviera su morada desde la que tramaba inclemencias todavía peores.
Nature has no kindness, no hospitality, during a rain. In the fiercest beat of sunny days she retains a secret mercy, and welcomes the wayfarer to shady nooks of the woods whither the sun cannot penetrate; but she provides no shelter against her storms. It makes us shiver to think of those deep, umbrageous recesses, those overshadowing banks, where we found such enjoyment during the sultry afternoons. Not a twig of foliage there but would dash a little shower into our faces. Looking reproachfully towards the impenetrable sky,--if sky there be above that dismal uniformity of cloud,--we are apt to murmur against the whole system of the universe, since it involves the extinction of so many summer days in so short a life by the hissing and spluttering rain. In such spells of weather,--and it is to be supposed such weather came,--Eve′s bower in paradise must have been but a cheerless and aguish kind of shelter, nowise comparable to the old parsonage, which had resources of its own to beguile the week′s imprisonment. The idea of sleeping on a couch of wet roses! Mientras llueve la naturaleza no es amable ni hospitalaria. En el calor de los días soleados retiene una piedad secreta y da la bienvenida al paseante en escondrijos sombreados de los bosques que el sol no puede penetrar; pero no proporciona abrigo alguno contra sus tormentas. Nos estremece pensar en esos escondrijos umbrosos y profundos, en esas orillas sombreadas en las que tanto placer encontramos en las tardes sofocantes. No hay allí ni una sola ramita que no nos enviara al rostro una pequeña lluvia. Mirando con actitud de reproche el cielo impenetrable -si es que existe el cielo por encima de esa lúgubre uniformidad de nubes-, somos capaces de murmurar contra el sistema entero del universo, puesto que significa la extinción de tantos días de verano de corta vida mediante la lluvia siseante y balbuceante. El emparrado de Eva en el Paraíso durante esas rachas de clima -pues es de suponer que tendrían ese clima- debía ser un abrigo palúdico y sin alegría, en nada comparable a la vieja parroquia con recursos propios para entretenerse durante esa semana de encarcelamiento. ¡Vaya idea la de dormir sobre un colchón de rosas húmedas!
Happy the man who in a rainy day can betake himself to a huge garret, stored, like that of the Manse, with lumber that each generation has left behind it from a period before the Revolution. Our garret was an arched hall, dimly illuminated through small and dusty windows; it was but a twilight at the best; and there were nooks, or rather caverns, of deep obscurity, the secrets of which I never learned, being too reverent of their dust and cobwebs. The beams and rafters, roughly hewn and with strips of bark still on them, and the rude masonry of the chimneys, made the garret look wild and uncivilized, an aspect unlike what was seen elsewhere in the quiet and decorous old house. But on one side there was a little whitewashed apartment, which bore the traditionary title of the Saint′s Chamber, because holy men in their youth had slept, and studied, and prayed there. With its elevated retirement, its one window, its small fireplace, and its closet convenient for an oratory, it was the very spot where a young man might inspire himself with solemn enthusiasm and cherish saintly dreams. The occupants, at various epochs, had left brief records and ejaculations inscribed upon the walls. There, too, hung a tattered and shrivelled roll of canvas, which on inspection proved to be the forcibly wrought picture of a clergyman, in wig, band, and gown, holding a Bible in his hand. As I turned his face towards the light, he eyed me with an air of authority such as men of his profession seldom assume in our days. The original had been pastor of the parish more than a century ago, a friend of Whitefield, and almost his equal in fervid eloquence. I bowed before the effigy of the dignified divine, and felt as if I had now met face to face with the ghost by whom, as there was reason to apprehend, the Manse was haunted. Feliz el hombre que en un día lluvioso puede trasladarse a un enorme desván que, como el de la rectoría, se ha ido amueblando con los trastos viejos que cada generación ha dejado tras ella desde un período anterior a la Revolución. Nuestro desván era un salón con arcos, débilmente iluminado por unas ventanas pequeñas y cubiertas de polvo; en el crepúsculo era cuando mejor parecía, y contenía escondrijos, o más bien cavernas de profunda oscuridad, de cuyos secretos nunca me enteré por la reverencia que sentía hacia su polvo y sus telas de araña. Las vigas del techo, toscamente devastadas y todavía con tiras de corteza, así como la albañilería tosca de las chimeneas, hacían que el desván pareciera salvaje y sin civilizar: un aspecto tan diferente de lo que se veía en otras áreas de la tranquila y decorosa casa. En uno de los lados había un pequeño apartamento encalado que mantenía el título tradicional de Cámara del Santo, pues en su juventud los hombres santos habían dormido, estudiado y rezado allí. Ese elevado retiro con una ventana, un pequeño hogar y un lavabo, tan conveniente para un oratorio, era el lugar exacto que inspiraría a un hombre joven cierto entusiasmo solemne, y le haría acariciar sueños de santidad. En diversas épocas, los ocupantes habían dejado escritas en la pared breves frases y exclamaciones. Estaba también colgado allí un lienzo enrollado, raído y arrugado que cuando lo inspeccioné resultó ser un retrato muy trabajado de un clérigo con peluca, banda y sotana que sostenía una Biblia en la mano. Cuando volví su rostro hacia la luz me miró con un aire de autoridad que los hombres de su profesión raramente asumen en nuestros tiempos. El original había sido pastor de la parroquia hacía ya más de un siglo, amigo de Whitefield, el predicador metodista inglés, y casi su igual por su fervorosa elocuencia. Me incliné ante la efigie del digno teólogo y sentí como si me encontrara entonces frente a frente con el fantasma que, había razones para suponer, ocupaba la rectoría.
Houses of any antiquity in New England are so invariably possessed with spirits that the matter seems hardly worth alluding to. Our ghost used to heave deep sighs in a particular corner of the parlor, and sometimes rustled paper, as if he were turning over a sermon in the long upper entry,--where nevertheless he was invisible, in spite of the bright moonshine that fell through the eastern window. Not improbably he wished me to edit and publish a selection from a chest full of manuscript discourses that stood in the garret. Once, while Hillard and other friends sat talking with us in the twilight, there came a rustling noise as of a minister′s silk gown, sweeping through the very midst of the company, so closely as almost to brush against the chairs. Still there was nothing visible. A yet stranger business was that of a ghostly servant-maid, who used to be heard in the kitchen at deepest midnight, grinding coffee, cooking, ironing,-- performing, in short, all kinds of domestic labor,--although no traces of anything accomplished could be detected the next morning. Some neglected duty of her servitude, some ill-starched ministerial band, disturbed the poor damsel in her grave and kept her at work without any wages. Las casas de cierta antigÜedad de Nueva Inglaterra estaban poseídas por espíritus de manera tan invariable que apenas si parece que merezca la pena aludir a ello. Nuestro fantasma solía exhalar suspiros profundos desde una determinada esquina del salón, y a veces hacía crujir un papel, como si estuviera pasando la página de un sermón en el largo pasillo de arriba, aunque era invisible a pesar de la brillante luz de la luna que entraba por la ventana del este. No es improbable que él deseara que me encargara yo de la edición y la publicación de una selección de discursos manuscritos que llenaban un arca que estaba en el desván. En una ocasión, cuando Hillard y otros amigos estaban sentados charlando con nosotros en el crepúsculo, se produjo un crujido, como si la sotana de seda del ministro pasara por en medio del grupo, y tan cerca que casi rozó las sillas. Pero nada se hizo visible. Un caso todavía más extraño era el de una criada fantasmal a la que solíamos oír en la cocina en la profundidad de la noche, moliendo café, cocinando, planchando -realizando, en suma, todo tipo de trabajos domésticos-, aunque a la mañana siguiente no podía detectarse rastro alguno de lo que había hecho. Algún deber olvidado de su servidumbre -alguna banda ministerial mal almidonada- inquietaba a la pobre dama en su tumba y le hacía trabajar sin cobrar salario.
But to return from this digression. A part of my predecessor′s library was stored in the garret,--no unfit receptacle indeed for such dreary trash as comprised the greater number of volumes. The old books would have been worth nothing at an auction. In this venerable garret, however, they possessed an interest, quite apart from their literary value, as heirlooms, many of which had been transmitted down through a series of consecrated hands from the days of the mighty Puritan divines. Autographs of famous names were to be seen in faded ink on some of their fly-leaves; and there were marginal observations or interpolated pages closely covered with manuscript in illegible shorthand, perhaps concealing matter of profound truth and wisdom. The world will never be the better for it. A few of the books were Latin folios, written by Catholic authors; others demolished Papistry, as with a sledge-hammer, in plain English. A dissertation on the Book of Job--which only Job himself could have had patience to read--filled at least a score of small, thick-set quartos, at the rate of two or three volumes to a chapter. Then there was a vast folio body of divinity,--too corpulent a body, it might be feared, to comprehend the spiritual element of religion. Volumes of this form dated back two hundred years or more, and were generally bound in black leather, exhibiting precisely such an appearance as we should attribute to books of enchantment. Others equally antique were of a size proper to be carried in the large waistcoat pockets of old times,--diminutive, but as black as their bulkier brethren, and abundantly interfused with Greek and Latin quotations. These little old volumes impressed me as if they had been intended for very large ones, but had been unfortunately blighted at an early stage of their growth. Pero abandonemos esa digresión. Se guardaba en el desván una parte de la biblioteca de mi predecesor: un receptáculo nada inadecuado para la aburrida pacotilla que era el mayor número de volúmenes. Los viejos libros no habrían valido nada en una subasta, pero en ese desván venerable poseían un interés, totalmente lejano de su valor literario, como legados de familia, muchos de los cuales habían sido transmitidos a través de una serie de manos consagradas desde los días de los poderosos teólogos puritanos. En algunas de sus solapas podían verse escritos con tinta descolorida autógrafos de nombres famosos; y había también observaciones en los márgenes o páginas interpoladas totalmente recubiertas de una taquigrafía manuscrita ilegible que ocultaba quizás materias de profunda verdad y sabiduría. El mundo no sería nunca mejor por ello. Algunos de los libros eran infolios latinos escritos por autores católicos; otros, en inglés sencillo, se dedicaban a demoler el papado como si lo hicieran con un mazo. Una disertación sobre el libro de Job -que sólo el propio Job habría tenido la paciencia de leer -llenaba al menos una veintena de libros en cuarto, pequeños y gruesos, a una media de dos o tres volúmenes por capítulo. Había luego un vasto cuerpo de infolios acerca de la divinidad: un cuerpo demasiado corpulento, era de temer, para comprender el elemento espiritual de la religión. Volúmenes de este tipo se retrotraían a doscientos años o más, y generalmente estaban encuadernados en cuero negro, mostrando exactamente ese aspecto que atribuiríamos a los libros de encantamientos.
The rain pattered upon the roof and the sky gloomed through the dusty garret-windows while I burrowed among these venerable books in search of any living thought which should burn like a coal of fire or glow like an inextinguishable gem beneath the dead trumpery that had long hidden it. But I found no such treasure; all was dead alike; and I could not but muse deeply and wonderingly upon the humiliating fact that the works of man′s intellect decay like those of his hands. Thought grows mouldy. What was good and nourishing food for the spirits of one generation affords no sustenance for the next. Books of religion, however, cannot be considered a fair test of the enduring and vivacious properties of human thought, because such books so seldom really touch upon their ostensible subject, and have, therefore, so little business to be written at all. So long as an unlettered soul can attain to saving grace there would seem to be no deadly error in holding theological libraries to be accumulations of, for the most part, stupendous impertinence. Otros, igualmente antiguos, tenían un tamaño adecuado para llevarse en los amplios bolsillos de los chalecos de aquellos tiempos antiguos: diminutos, pero tan negros como sus hermanos más voluminosos, y mezclados con abundancia de citas griegas y latinas. Esos pequeños y viejos volúmenes me daban la impresión de que habían tenido la intención de ser muy grandes, pero que desafortunadamente se habían echado a perder en alguna fase temprana de su crecimiento. La lluvia golpeteaba en el tejado y el cielo se veía oscuro a través de las polvorientas ventanas del desván mientras yo hurgaba entre esos venerables libros buscando algún pensamiento vivo que ardiera como un carbón en el fuego o brillara como una gema inextinguible bajo esa tremenda inutilidad que durante tanto tiempo la hubiera ocultado. Pero no encontré tales tesoros: todo estaba muerto y no pude hacer otra cosa que meditar profundamente, con curiosidad, acerca del hecho humillante de que las obras del intelecto humano entran en decadencia lo mismo que los frutos de sus manos. El pensamiento se enmohece. Lo que era un alimento bueno y nutritivo para el espíritu de una generación no ofrece sustento a la siguiente. Sin embargo, los libros de religión no pueden considerarse una prueba justa de las propiedades vitales y de resistencia del pensamiento humano, pues esos libros sólo raramente tocan en realidad el tema ostensible, y por tanto tiene muy poco sentido el escribirlo. En tanto en cuanto un alma iletrada pueda alcanzar la gracia salvadora, no parece que sea un error mortal sostener que las bibliotecas teológicas son, en su mayor parte, acumulaciones de asombrosas impertinencias.
Many of the books had accrued in the latter years of the last clergyman′s lifetime. These threatened to be of even less interest than the elder works a century hence to any curious inquirer who should then rummage then as I was doing now. Volumes of the Liberal Preacher and Christian Examiner, occasional sermons, controversial pamphlets, tracts, and other productions of a like fugitive nature, took the place of the thick and heavy volumes of past time. In a physical point of view, there was much the same difference as between a feather and a lump of lead; but, intellectually regarded, the specific gravity of old and new was about upon a par. Both also were alike frigid. The elder books nevertheless seemed to have been earnestly written, and might be conceived to have possessed warmth at some former period; although, with the lapse of time, the heated masses had cooled down even to the freezing-point. The frigidity of the modern productions, on the other hand, was characteristic and inherent, and evidently had little to do with the writer′s qualities of mind and heart. In fine, of this whole dusty heap of literature I tossed aside all the sacred part, and felt myself none the less a Christian for eschewing it. There appeared no hope of either mounting to the better world on a Gothic staircase of ancient folios or of flying thither on the wings of a modern tract. Muchos de los libros se habían acumulado en los últimos años de vida del último clérigo. Amenazaban éstos con tener todavía menos interés que las obras más antiguas, de hacía un siglo, para cualquier investigador curioso que revolvieran entre ellos como estaba haciendo yo en ese momento. Volúmenes del «Liberal Preacher» y el «Christian Examiner», sermones ocasionales, panfletos controvertidos, tratados y otras producciones de naturaleza igualmente fugaz ocupaban el lugar de los volúmenes gruesos y pesados de los tiempos antiguos. Desde un punto de vista físico había la misma diferencia que entre una pluma y un trozo de plomo; pero considerados intelectualmente la gravedad específica de los antiguos y los nuevos era pareja. Ambos eran, asimismo, glaciales. Sin embargo los libros más antiguos parecían haber sido escritos seriamente, y podía pensarse que en algún período anterior poseyeron calidez, aunque con el paso del tiempo las masas calientes se habían enfriado hasta el punto de congelación. Por otra parte, la frigidez de las producciones modernas era característica e inherente; y evidentemente tenía muy poca relación con las cualidades de mente y corazón del autor. En conclusión, de todo el polvoriento montón de literatura puse a un lado la parte sagrada, y no me sentí menos cristiano por rehuirla. No pare cía haber esperanza de ascender a un mundo mejor ni por la escalera gótica de los antiguos infolios ni volando con las alas de un tratado moderno.
Nothing, strange to say, retained any sap except what had been written for the passing day and year, without the remotest pretension or idea of permanence. There were a few old newspapers, and still older almanacs, which reproduced to my mental eye the epochs when they had issued from the press with a distinctness that was altogether unaccountable. It was as if I had found bits of magic looking-glass among the books with the images of a vanished century in them. I turned my eyes towards the tattered picture above mentioned, and asked of the austere divine wherefore it was that he and his brethren, after the most painful rummaging and groping into their minds, had been able to produce nothing half so real as these newspaper scribblers and almanac-makers had thrown off in the effervescence of a moment. The portrait responded not; so I sought an answer for myself. It is the age itself that writes newspapers and almanacs, which therefore have a distinct purpose and meaning at the time, and a kind of intelligible truth for all times; whereas most other works--being written by men who, in the very act, set themselves apart from their age--are likely to possess little significance when new, and none at all when old. Genius, indeed, melts many ages into one, and thus effects something permanent, yet still with a similarity of office to that of the more ephemeral writer. A work of genius is but the newspaper of a century, or perchance of a hundred centuries. Resulta extraño decir que nada retenía savia alguna salvo lo que había sido escrito para el día y el año fugaces sin la más remota pretensión o idea de Permanencia. Había algunos viejos periódicos, y almanaques todavía más antiguos, que reproducían ante mi visión mental la época en la que habían salido de la prensa con una claridad que era totalmente inexplicable. Era como si hubiera encontrado entre los libros pedacitos de un espejo mágico que reflejaba las imágenes de un siglo desaparecido. Elevé la vista hacia el cuadro raído antes mencionado y Pregunté al divino austero cómo era posible que él y sus hermanos, tras las laboriosas exploraciones y búsquedas a tientas de sus mentes, sólo hubieran sido capaces de producir algo que no resultaba ni la mitad de real que lo que los garabateadores de periódicos y redactores de almanaques habían conseguido en la efervescencia de un momento. El retrato no me respondió, por lo que tuve que buscar por mí mismo la respuesta. Es la propia época la que escribe los periódicos y almanaques, que por tanto tienen un significado y un propósito claros en su momento, y una especie de verdad inteligible para todas las épocas; mientras que casi todas las otras obras - escritas por hombres que en el acto mismo de escribir se apartan de su época- probablemente no poseen mucho significado cuando son nuevas, y ninguno en absoluto cuando envejecen. El auténtico genio funde muchas épocas en una, y de esa manera realiza algo permanente, pero el escritor más efímero tiene con aquel una similaridad de oficio. Una obra de genio no es sino el periódico de un siglo, o acaso el de cien siglos.
Lightly as I have spoken of these old books, there yet lingers with me a superstitious reverence for literature of all kinds. A bound volume has a charm in my eyes similar to what scraps of manuscript possess for the good Mussulman. He imagines that those wind-wafted records are perhaps hallowed by some sacred verse; and I, that every new book or antique one may contain the "open sesame,"--the spell to disclose treasures hidden in some unsuspected cave of Truth. Thus it was not without sadness that I turned away from the library of the Old Manse. Aunque haya hablado a la ligera de esos libros antiguos persiste en mí una reverencia supersticiosa por todo tipo de literatura. A mis ojos un volumen encuadernado tiene un encanto similar al que poseen para un buen musulmán los fragmentos manuscritos. Imagina éste que esos escritos mecidos por el viento se hallan quizás santificados por algún verso sagrado; y pienso yo que todo libro, nuevo o antiguo, puede contener el «ábrete sésamo»: el hechizo que revela tesoros ocultos en alguna insospechada cueva de la verdad. Por eso me alejé, no sin tristeza, de la biblioteca de la vieja rectoría.
Blessed was the sunshine when it came again at the close of another stormy day, beaming from the edge of the western horizon; while the massive firmament of clouds threw down all the gloom it could, but served only to kindle the golden light into a more brilliant glow by the strongly contrasted shadows. Heaven smiled at the earth, so long unseen, from beneath its heavy eyelid. To-morrow for the hill-tops and the woodpaths. Bendito fue el sol cuando desde el borde del horizonte occidental volvió a brillar al final de otro día tormentoso; aunque el enorme firmamento nuboso arrojaba toda la tenebrosidad que podía, ésta sólo servía para encender la luz dorada convirtiéndola, gracias a las sombras fuertemente contrastadas, en una luminosidad más brillante. Bajo sus párpados pesados el cielo sonreía a la tierra, a la que hacía tanto tiempo que no había visto. Mañana sería un día para subir a las colinas y recorrer los senderos de los bosques.
Or it might be that Ellery Charming came up the avenue to join me in a fishing excursion on the river. Strange and happy times were those when we cast aside all irksome forms and strait-laced habitudes and delivered ourselves up to the free air, to live like the Indians or any less conventional race during one bright semicircle of the sun. Rowing our boat against the current, between wide meadows, we turned aside into the Assabeth. A more lovely stream than this, for a mile above its junction with the Concord, has never flowed on earth, nowhere, indeed, except to lave the interior regions of a poet′s imagination. It is sheltered from the breeze by woods and a hillside; so that elsewhere there might be a hurricane, and here scarcely a ripple across the shaded water. The current lingers along so gently that the mere force of the boatman′s will seems sufficient to propel his craft against it. It comes flowing softly through the midmost privacy and deepest heart of a wood which whispers it to be quiet; while the stream whispers back again from its sedgy borders, as if river and wood were hushing one another to sleep. Yes; the river sleeps along its course and dreams of the sky and of the clustering foliage, amid which fall showers of broken sunlight, imparting specks of vivid cheerfulness, in contrast with the quiet depth of the prevailing tint. Of all this scene, the slumbering river has a dream- picture in its bosom. Which, after all, was the most real,--the picture, or the original?--the objects palpable to our grosser senses, or their apotheosis in the stream beneath? Surely the disembodied images stand in closer relation to the soul. But both the original and the reflection had here an ideal charm; and, had it been a thought more wild, I could have fancied that this river had strayed forth out of the rich scenery of my companion′s inner world; only the vegetation along its banks should then have had an Oriental character. O quizás Ellery Channing, el pastor reformista, subiría por la avenida para unirse a mí en una excursión de pesca por el río. Extraños y felices eran aquellos tiempos en los que dejábamos a un lado todos los formalismos tediosos y las costumbres estrictas y nos entregábamos al aire libre, viviendo como los indios o cualquier otra raza menos convencional durante un brillante semicírculo del sol. Remando en el bote contra la corriente, entre amplios prados, nos metíamos en el Assabeth. Nunca sobre la tierra había fluido un río más encantador que éste, una milla por encima de su unión con el Concord; en ninguna parte existía una corriente semejante, salvo la que recorría las regiones interiores de la imaginación de un poeta. Los bosques y la ladera de una colina abrigaban al río de la brisa; por eso en cualquier otra parte podía haber un huracán, y allí apenas una ondulación recorrería las sombrías aguas. La corriente es tan suave que la simple fuerza de la voluntad del remero parece bastar para impulsar la barca en contra de ella. Fluye suavemente a través de lo más profundo del corazón de un bosque que le susurra que guarde silencio, y la corriente le responde susurrando también desde los juncales de sus orillas, como si río y bosque se sisearan el uno al otro mandándose dormir. Sí; el río duerme a lo largo de su curso y sueña con el cielo y con el follaje arracimado en medio del cual cae una lluvia de luz solar descompuesta que lo marca con manchas de viva alegría que contrastan con la profundidad tranquila del tono predominante. El río durmiente guarda en su pecho una imagen soñada de esa escena. Y después de todo, ¿qué era más real: la imagen o el original? ¿Los objetos que podemos captar con nuestros sentidos más groseros o su apoteosis en la corriente inferior? Seguramente las imágenes desencarnadas están en estrecha relación con el alma. Pero tanto el original como el reflejo tienen aquí un encanto ideal; si hubiera pensado en ello con mayor fantasía podría haber sospechado que ese río había salido del rico escenario del mundo interior de mi compañero; sólo que entonces la vegetación de sus orillas habría tenido un carácter más oriental.
Gentle and unobtrusive as the river is, yet the tranquil woods seem hardly satisfied to allow it passage. The trees are rooted on the very verge of the water, and dip their pendent branches into it. At one spot there is a lofty bank, on the slope of which grow some hemlocks, declining across the stream with outstretched arms, as if resolute to take the plunge. In other places the banks are almost on a level with the water; so that the quiet congregation of trees set their feet in the flood, and are Fringed with foliage down to the surface. Cardinal-flowers kindle their spiral flames and illuminate the dark nooks among the shrubbery. The pond-lily grows abundantly along the margin,--that delicious flower which, as Thoreau tells me, opens its virgin bosom to the first sunlight and perfects its being through the magic of that genial kiss. He has beheld beds of them unfolding in due succession as the sunrise stole gradually from flower to flower,--a sight not to be hoped for unless when a poet adjusts his inward eye to a proper focus with the outward organ. Grapevines here and there twine themselves around shrub and tree and hang their clusters over the water within reach of the boatman′s hand. Oftentimes they unite two trees of alien race in an inextricable twine, marrying the hemlock and the maple against their will and enriching them with a purple offspring of which neither is the parent. One of these ambitious parasites has climbed into the upper branches of a tall white-pine, and is still ascending from bough to bough, unsatisfied till it shall crown the tree′s airy summit with a wreath of its broad foliage and a cluster of its grapes. Aunque el río es suave y discreto, sin embargo los bosques tranquilos no parecen satisfechos de permitirle el paso. Los árboles tienen sus raíces en el borde mismo del agua, y sumergen en ésta sus ramas colgantes. En una zona hay una orilla elevada sobre cuya pen diente crecen algunos abetos del Canadá, que se inclinan hacia la corriente como si estuvieran decididos a zambullirse en ella. En otros lugares las orillas están casi al nivel del agua, por lo que la tranquila congregación de árboles pone sus pies en ella y se rodean de follaje hasta su superficie. Unas flores rojas encienden sus llamas espirales e iluminan los rincones oscuros entre los matorrales. En los márgenes crecen en abundancia los nenúfares: esa flor deliciosa que, como me dijo Thoreau, abre su pecho virginal a la primera luz del sol y perfecciona su ser con la magia de ese beso genial. Dice haber contemplado cómo éstas se despliegan sucesivamente conforme el amanecer penetra gradualmente de flor en flor; aunque es ésta una vista que no cabe esperar a menos que un poeta ajuste su mirada interior con un enfoque adecuado del órgano visual externo. Aquí y allí los emparrados de uvas se entrelazan alrededor de los matorrales y los árboles, de manera que sus racimos cuelgan sobre el agua, al alcance de la mano del barquero. A menudo dos árboles de distinta raza se entrelazan inextricablemente, como si el bosque uniera contra su voluntad al abeto con el arce, y los enriqueciera con unos descendientes morados de los que ninguno es el padre. Uno de estos parásitos ambiciosos había escalado hasta las ramas más altas de un pino elevado y blanco, y seguía ascendiendo de rama en rama, insatisfecho hasta coronar la aireada copa del árbol con una guirnalda de su amplio follaje y un racimo de sus uvas.
The winding course of the stream continually shut out the scene behind us and revealed as calm and lovely a one before. We glided from depth to depth, and breathed new seclusion at every turn. The shy kingfisher flew from the withered branch close at hand to another at a distance, uttering a shrill cry of anger or alarm. Ducks that had been floating there since the preceding eve were startled at our approach and skimmed along the glassy river, breaking its dark surface with a bright streak. The pickerel leaped from among the lilypads. The turtle, sunning itself upon a rock or at the root of a tree, slid suddenly into the water with a plunge. The painted Indian who paddled his canoe along the Assabeth three hundred years ago could hardly have seen a wilder gentleness displayed upon its banks and reflected in its bosom than we did. Nor could the same Indian have prepared his noontide meal with more simplicity. We drew up our skiff at some point where the overarching shade formed a natural bower, and there kindled a fire with the pine cones and decayed branches that lay strewn plentifully around. Soon the smoke ascended among the trees, impregnated with a savory incense, not heavy, dull, and surfeiting, like the steam of cookery within doors, but sprightly and piquant. The smell of our feast was akin to the woodland odors with which it mingled: there was no sacrilege committed by our intrusion there: the sacred solitude was hospitable, and granted us free leave to cook and eat in the recess that was at once our kitchen and banqueting-hall. It is strange what humble offices may be performed in a beautiful scene without destroying its poetry. Our fire, red gleaming among the trees, and we beside it, busied with culinary rites and spreading out our meal on a mossgrown log, all seemed in unison with the river gliding by and the foliage rustling over us. And, what was strangest, neither did our mirth seem to disturb the propriety of the solemn woods; although the hobgoblins of the old wilderness and the will-of- the-wisps that glimmered in the marshy places might have come trooping to share our table-talk and have added their shrill laughter to our merriment. It was the very spot in which to utter the extremest nonsense or the profoundest wisdom, or that ethereal product of the mind which partakes of both, and may become one or the other, in correspondence with the faith and insight of the auditor. El curso serpenteante de la corriente cerraba en todo momento la escena que teníamos a nuestra espalda, y revelaba por delante otra tranquila y encantadora. Nos deslizábamos de profundidad en profundidad y con cada giro respirábamos un nuevo apartamiento. El tímido martín pescador volaba desde una rama mar chita que tenía cerca hasta otra alejada, lanzando un agudo grito de cólera o alarma. Los patos, que habían estado flotando allí desde la víspera, se sobresaltaron con nuestra proximidad y se deslizaron por el vidrioso río, rompiendo su superficie oscura con líneas brillantes. El lucio saltó entre los nenúfares. La tortuga, que estaba solazándose sobre una roca o al pie de un árbol, se sumergió repentinamente en el agua. El indio pintarrajeado que había remado con su canoa por el Assabeth trescientos años atrás difícilmente habría podido ver en sus orillas y reflejada en su fondo una suavidad mayor que la que nosotros contemplamos. Tampoco ese mismo indio habría podido preparar su comida del mediodía con mayor simplicidad. Llevamos nuestro esquife hasta un punto en el que las ramas formaban una arcada natural y allí encendimos un fuego con piñas de pino y ramas secas, que abundaban en los alre dedores. Enseguida el humo ascendió entre los árboles impregnado de un aromático incienso que no era pesado y excesivo, como el vapor de las cocinas en el interior, sino alegre y picante. El olor de nuestro festín era semejante a los olores del bosque con los que se mezclaba: con nuestra intromisión allí no se había cometido sacrilegio; la sagrada soledad era hospitalaria y nos concedía permiso para cocinar y comer en aquel lugar apartado que era, al mismo tiempo, nuestra cocina y salón de banquetes. Resulta extraño que los oficios humildes puedan llevarse a cabo en una escena hermosa sin destruir su poesía. Nuestro fuego, de resplandor rojizo entre los árboles, y nosotros a su lado, atareados con ritos culinarios y extendiendo nuestra comida sobre un leño cubierto de musgo, parecía ir al unísono con el río que se deslizaba a nuestro lado y con el follaje que crujía por encima de nosotros. Y lo que resultaba más extraño era que ni siquiera nuestra alegría parecía perturbar el decoro de los bosques solemnes; los duendes de los viejos bosques y los fuegos fatuos que brillaban en los lugares pantanosos hubieran podido venir en tropel a compartir nuestra conversación junto a la mesa, añadiendo sus agudas risas a nuestra alegría. Era uno de esos lugares en los que podía expresarse el absurdo más extremo o la sabiduría más profunda, o bien ese producto etéreo de la mente que comparte ambas cosas y puede convertirse en una o en otra según sea la fe y la percepción del oyente.
So, amid sunshine and shadow, rustling leaves and sighing waters, up gushed our talk like the babble of a fountain. The evanescent spray was Ellery′s; and his, too, the lumps of golden thought that lay glimmering in the fountain′s bed and brightened both our faces by the reflection. Could he have drawn out that virgin gold, and stamped it with the mint-mark that alone gives currency, the world might have had the profit, and he the fame. My mind was the richer merely by the knowledge that it was there. But the chief profit of those wild days, to him and me, lay not in any definite idea, not in any angular or rounded truth, which we dug out of the shapeless mass of problematical stuff, but in the freedom which we thereby won from all custom and conventionalism and fettering influences of man on man. We were so free to-day that it was impossible to be slaves again to-morrow. When we crossed the threshold of the house or trod the thronged pavements of a city, still the leaves of the trees that overhang the Assabeth were whispering to us, "Be free! be free!" Therefore along that shady river-bank there are spots, marked with a heap of ashes and half- consumed brands, only less sacred in my remembrance than the hearth of a household fire. Y así, entre la luz del sol y las sombras, entre las hojas que crujían y las aguas que suspiraban, derramamos nuestra conversación como si fuera el murmullo de una fuente. La espuma evanescente era la de Ellery; y suyos fueron también los pensamientos dorados que brillaban en el lecho de la fuente y con su reflejo ilu minaban nuestros rostros. Si él hubiera podido extraer ese oro virginal y marcarlo con la señal de la Casa de la Moneda, que es la que lo convierte en dinero, el mundo habría obtenido los beneficios, y él la fama. Mi mente era más rica sólo por el hecho de saber que estaba allí. Pero el principal beneficio de aquellos días libres, para él y para mí, no estaba en ninguna idea definida, ni en ninguna verdad angular o redonda que extrajéramos de la masa informe de materiales problemáticos, sino en la libertad que de ese modo obteníamos frente a toda costumbre, convencionalismo e influencia encadenante del hombre sobre el hombre. Éramos tan libres en aquel día que resultaba imposible que al siguiente volviéramos a ser esclavos. Cuando cruzáramos el umbral de la casa o camináramos sobre las aceras atestadas de una ciudad, las hojas de los árboles que se hallaban suspendidas sobre el Assabeth seguirían susurrándonos: « ¡Sé libre! ¡Sé libre! » Por eso a la orilla de ese río umbrío hay lugares señalizados con un montón de cenizas y ramas consumidas a medias que en mi recuerdo no son menos sagrados que el hogar de un fuego doméstico.
And yet how sweet, as we floated homeward adown the golden river at sunset,--how sweet was it to return within the system of human society, not as to a dungeon and a chain, but as to a stately edifice, whence we could go forth at will into state--her simplicity! How gently, too, did the sight of the Old Manse, best seen from the river, overshadowed with its willow and all environed about with the foliage of its orchard and avenue,--how gently did its gray, homely aspect rebuke the speculative extravagances of the day! It had grown sacred in connection with the artificial life against which we inveighed; it had been a home for many years, in spite of all; it was my home too; and, with these thoughts, it seemed to me that all the artifice and conventionalism of life was but an impalpable thinness upon its surface, and that the depth below was none the worse for it. Once, as we turned our boat to the bank, there was a cloud, in the shape of an immensely gigantic figure of a hound, couched above the house, as if keeping guard over it. Gazing at this symbol, I prayed that the upper influences might long protect the institutions that had grown out of the heart of mankind. ¡Y qué dulce, sin embargo, cuando regresábamos flotando a casa al anochecer sobre el río dorado, qué dulce era regresar al sistema de la sociedad humana, no como a un calabozo con sus cadenas, sino como a un edificio majestuoso desde el que podríamos pasar a voluntad a una simplicidad todavía más augusta! ¡Y qué amable también la vista de la vieja rectoría, que desde donde mejor se veía era desde el río, a la que daban sombra el sauce y todo el entorno del follaje de su huerto y avenida, qué amable su aspecto gris y hogareño, que rechazaba las extravagancias especulativas del día! Se había vuelto sagrada en relación con la vida artificial a la que dirigíamos nuestras invectivas; a pesar de todo se había convertido en un hogar para muchos años, era también mi hogar, y con aquellos pensamientos me pareció que todo el artificio y el convencionalismo de la vida era de una delgadez impalpable sobre su superficie, y que la profundidad que había debajo no era peor por ello. Una vez, cuando dirigíamos nuestro bote hacia la orilla, había una nube en forma de sabueso gigantesco echado encima de la casa, como si la estuviera guardando. Contemplando ese símbolo recé para que las influencias superiores protegieran mucho tiempo las instituciones que habían surgido del corazón de la humanidad.
If ever my readers should decide to give up civilized life, cities, houses, and whatever moral or material enormities in addition to these the perverted ingenuity of our race has contrived, let it be in the early autumn. Then Nature will love him better than at any other season, and will take him to her bosom with a more motherly tenderness. I could scarcely endure the roof of the old house above me in those first autumnal days. How early in the summer, too, the prophecy of autumn comes! Earlier in some years than in others; sometimes even in the first weeks of July. There is no other feeling like what is caused by this faint, doubtful, yet real perception--if it be not rather a foreboding--of the year′s decay, so blessedly sweet and sad in the same breath. Si alguna vez mis lectores deciden abandonar la vida civilizada, las ciudades, las casas y cualquier enormidad moral o material que haya inventado el pervertido ingenio de nuestra raza, que lo hagan a principios de otoño. La naturaleza le amará entonces más que en cual quier otra estación, y le conducirá junto a su pecho con una ternura más maternal. En aquellos primeros días otoñales apenas podía soportar encima de mí el techo de la vieja casa. ¡Y qué pronto, además, llega durante el verano la profecía del otoño! Algunos años antes que otros; a veces incluso en las primeras semanas de julio. No hay otro sentimiento como el que produce esta percepción débil, dudosa pero sin embargo real -si es que no se trata de algo más que un presagio- de la decadencia del año, tan maravillosamente dulce y triste al mismo tiempo.
Did I say that there was no feeling like it? Ah, but there is a half- acknowledged melancholy like to this when we stand in the perfected vigor of our life and feel that Time has now given us all his flowers, and that the next work of his never-idle fingers must be to steal them one by one away. ¿Dije que no hay otro sentimiento semejante? Ah, existe una melancolía como ésta, conocida a medias, cuando nos encontramos en el vigor máximo de nuestra vida y sentimos que el tiempo nos ha dado ya todas sus flores, y que el siguiente trabajo de sus dedos, jamás ociosos, será el de robárnoslas una a una.
I have forgotten whether the song of the cricket be not as early a token of autumn′s approach as any other,--that song which may be called an audible stillness; for though very loud and heard afar, yet the mind does not take note of it as a sound, so completely is its individual existence merged among the accompanying characteristics of the season. Alas for the pleasant summertime! In August the grass is still verdant on the hills and in the valleys; the foliage of the trees is as dense as ever and as green; the flowers gleam forth in richer abundance along the margin of the river and by the stone walls and deep among the woods; the days, too, are as fervid now as they were a month ago; and yet in every breath of wind and in every beam of sunshine we hear the whispered farewell and behold the parting smile of a dear friend. There is a coolness amid all the heat, a mildness in the blazing noon. Not a breeze can stir but it thrills us with the breath of autumn. A pensive glory is seen in the far, golden gleams, among the shadows of the trees. The flowers--even the brightest of them, and they are the most gorgeous of the year--have this gentle sadness wedded to their pomp, and typify the character of the delicious time each within itself. The brilliant cardinal-flower has never seemed gay to me. He olvidado si la canción del grillo no será una señal temprana de la cercanía del otoño: esa canción a la que podríamos describir como una quietud audible; pues aunque la escuchemos muy fuerte y lejana, su existencia individual se funde de una manera tan completa con las características de la estación que lo acompañan que la mente no toma nota de ese canto en cuanto que sonido. ¡Ay del agradable tiempo estival! En agosto, la hierba está todavía verde en las colinas y valles; el follaje de los árboles es tan denso como siempre, y tan verde; las flores brillan en mayor abundancia en los márgenes del río, junto a los muros de piedra y en las profundidades de los bosques; los días son tan ardientes como lo fueron un mes atrás; y sin embargo, en cada aliento del viento y en cada haz de luz del sol escuchamos la despedida susurrada y contemplamos la sonrisa de adiós de un querido amigo. Entre todo ese calor hay una frialdad, una suavidad en el ardiente mediodía. Ni una brisa se agita que no nos emocione con el aliento del otoño. En los lejanos y dorados brillos, entre las sombras de los árboles, se ve una gloria meditabunda. Las flores -hasta las más brillantes de ellas, y son las más vistosas del añotienen esa tristeza suave unida a su pompa, y cada una tipifica en su interior el carácter del tiempo delicioso. Las brillantes flores rojas nunca me habían parecido alegres.
Still later in the season Nature′s tenderness waxes stronger. It is impossible not to be fond of our mother now; for she is so fond of us! At other periods she does not make this impression on me, or only at rare intervals; but in those genial days of autumn, when she has perfected her harvests and accomplished every needful thing that was given her to do, then she overflows with a blessed superfluity of love. She has leisure to caress her children now. It is good to be alive and at such times. Thank Heaven for breath--yes, for mere breath--when it is made up of a heavenly breeze like this! It comes with a real kiss upon our cheeks; it would linger fondly around us if it might; but, since it must be gone, it embraces us with its whole kindly heart and passes onward to embrace likewise the next thing that it meets. A blessing is flung abroad and scattered far and wide over the earth, to be gathered up by all who choose. I recline upon the still unwithered grass and whisper to myself, "O perfect day! O beautiful world! O beneficent God!" And it is the promise of a blessed eternity; for our Creator would never have made such lovely days and have given us the deep hearts to enjoy them, above and beyond all thought, unless we were meant to be immortal. This sunshine is the golden pledge thereof. It beams through the gates of paradise and shows us glimpses far inward. Conforme avanza la estación, se fortalece la delicadeza de la naturaleza. Es imposible no encariñarse ahora con nuestra madre; ¡pues ella está tan encariñada con nosotros! En otros períodos no me produce esa impresión, o lo hace sólo en raros intervalos; pero en esos días geniales del otoño, cuando ha perfeccionado sus cosechas y logrado todas las cosas necesarias que tenía que hacer, fluye entonces de ella una abundancia de amor. Tiene tiempo ahora para acariciar a sus hijos. En esos momentos es bueno estar vivo. ¡Hay que dar gracias al cielo por el aire -sí, por el simple airecuando está formado por esa brisa celestial! Es como un auténtico beso en nuestras mejillas; si pudiera, se quedaría más tiempo, cariñosamente, a nuestro alrededor; pero como debe marcharse nos abraza con todo su amable corazón y sigue adelante para abrazar de esa manera lo siguiente que encuentre. Se ha lanzado una bendición que se ha esparcido a lo largo y lo ancho de la tierra para ser captada por todo el que lo desee. Me reclino sobre la hierba, que todavía no se ha marchitado, y susurro para mí mismo: « ¡Oh, día perfecto! ¡Oh, mundo hermoso! ¡Oh, Dios benefactor!», y ésa es la promesa de una bendita eternidad, pues nuestro Creador nunca habría creado esos días tan encantadores y nos habría concedido un corazón profundo para disfrutarlos, por encima y más allá de todo pen samiento, si no fuéramos inmortales. La luz del sol es, por tanto, la prenda dorada. Brilla a través de las puertas del Paraíso y nos permite vislumbrar su interior.
By and by, in a little time, the outward world puts on a drear austerity. On some October morning there is a heavy hoarfrost on the grass and along the tops of the fences; and at sunrise the leaves fall from the trees of our avenue, without a breath of wind, quietly descending by their own weight. All summer long they have murmured like the noise of waters; they have roared loudly while the branches were wrestling with the thunder-gust; they have made music both glad and solemn; they have attuned my thoughts by their quiet sound as I paced to and fro beneath the arch of intermingling boughs. Now they can only rustle under my feet. Henceforth the gray parsonage begins to assume a larger importance, and draws to its fireside,--for the abomination of the air-tight stove is reserved till wintry weather,-- draws closer and closer to its fireside the vagrant impulses that had gone wandering about through the summer. Más tarde, al poco tiempo, el mundo exterior asume una austeridad más seca. En algunas mañanas de octubre hay una escarcha gruesa sobre la hierba en la parte superior de las cercas; y al amanecer las hojas caen desde los árboles de nuestra avenida sin la menor brisa de viento, descendiendo tranquilamente por su propio peso. A lo largo de todo el verano han murmurado como el ruido de las aguas, sus ramas han producido un fuerte estruendo cuando luchaban con las ráfagas tormentosas; han hecho sonar una música al mismo tiempo alegre y solemne; han sintonizado mis pensamientos con su sonido tranquilo mientras yo paseaba de aquí para allá bajo el arco de las ramas entremezcladas. Ahora sólo pueden cru jir bajo mis pies. Desde ahora la grisácea casa del párroco empieza a asumir una importancia mayor y nos mueve hacia su chimenea -pues la abominación de su estufa hermética se reserva para el clima invernal-, del mismo modo que atrae cada vez más junto a su fuego los impulsos errantes que nos habían hecho deambular durante el verano.
When summer was dead and buried the Old Manse became as lonely as a hermitage. Not that ever--in my time at least--it had been thronged with company; but, at no rare intervals, we welcomed some friend out of the dusty glare and tumult of the world, and rejoiced to share with him the transparent obscurity that was floating over us. In one respect our precincts were like the Enchanted Ground through which the pilgrim travelled on his way to the Celestial City. The guests, each and all, felt a slumberous influence upon them; they fell asleep in chairs, or took a more deliberate siesta on the sofa, or were seen stretched among the shadows of the orchard, looking up dreamily through the boughs. They could not have paid a more acceptable compliment to my abode nor to my own qualities as a host. I held it as a proof that they left their cares behind them as they passed between the stone gate-posts at the entrance of our avenue, and that the so powerful opiate was the abundance of peace and quiet within and all around us. Others could give them pleasure and amusement or instruction,--these could be picked up anywhere; but it was for me to give them rest,--rest in a life of trouble. What better could be done for those weary and world-worn spirits?--for him whose career of perpetual action was impeded and harassed by the rarest of his powers and the richest of his acquirements?--for another who had thrown his ardent heart from earliest youth into the strife of politics, and now, perchance, began to suspect that one lifetime is too brief for the accomplishment of any lofty aim?--for her oil whose feminine nature had been imposed the heavy gift of intellectual power, such as a strong man might have staggered under, and with it the necessity to act upon the world?--in a word, not to multiply instances, what better could be done for anybody who came within our magic circle than to throw the spell of a tranquil spirit over him? And when it had wrought its full effect, then we dismissed him, with but misty reminiscences, as if he had been dreaming of us. Cuando el verano murió y fue enterrado, la vieja rectoría se volvió tan solitaria como una ermita. Y no es que nunca, al menos mientras yo vivía allí, abundara en compañía; pero en intervalos no raros dábamos la bienvenida a algún amigo que salía del tumulto y el brillo polvoriento del mundo y nos regocijábamos de compartir con él la oscuridad transparente que flotaba sobre nosotros. ¡En un aspecto nuestro contorno era como el campo encantado que cruzaba el peregrino en su camino hacia la Ciudad Celestial! Los invitados, todos ellos, sen tían una influencia somnolienta: se quedaban dormidos en su silla, o se echaban, más deliberadamente, una siesta en el sofá, o les veíamos estirarse entre las sombras del huerto, mirando hacia arriba, soñadoramente, a través de las ramas. No podrían haber hecho un mayor cumplido a mi morada, ni a mis cualidades como anfitrión. Lo consideraba una prueba de que habían dejado atrás sus preocupaciones nada más pasar los postes de piedra de la puerta que había en la entrada de la avenida, y de que ese potente opiáceo era la abundancia de paz y de tranquilidad a nuestro alrededor. Otros podrían darles placer, diversión o instrucción -todo ello podía encontrarse en cualquier parte-, pero a mí me correspondía darles descanso: reposo en una vida turbulenta. ¿Qué otra cosa mejor podía hacerse por esos espíritus fatigados por el mundo? ¿Por aquellos cuya carrera de acción perpétua se veía impedida y acosada por el más raro de sus poderes y la más rica de sus adquisiciones? ¿O por aquellos otros que desde su más temprana juventud habían arrojado su corazón ardiente en la refriega de la política, y quizás ahora empezaban a sospechar que una sola vida es demasiado breve para el logro de cualquier objetivo elevado? ¿Por aquella sobre cuya naturaleza femenina se ha impuesto el don pesado de una capacidad intelectual, bajo la cual un hombre fuerte podría tambalearse, y con ese don le llega la necesidad de actuar sobre el mundo? En una palabra, para no multiplicar los ejemplos: ¿qué otra cosa mejor podía hacerse por cualquiera que entrara en nuestro círculo mágico que arrojar sobre él el hechizo de un espíritu tranquilo? Y cuando éste había producido su pleno efecto, le despedíamos entonces con reminiscencia neblinosas, como si hubiera estado soñando con nosotros.
Were I to adopt a pet idea as so many people do, and fondle it in my embraces to the exclusion of all others, it would be, that the great want which mankind labors under at this present period is sleep. The world should recline its vast head on the first convenient pillow and take an age-long nap. It has gone distracted through a morbid activity, and, while preternaturally wide awake, is nevertheless tormented by visions that seem real to it now, but would assume their true aspect and character were all things once set right by an interval of sound repose. This is the only method of getting rid of old delusions and avoiding new ones; of regenerating our race, so that it might in due time awake as an infant out of dewy slumber; of restoring to us the simple perception of what is right and the single- hearted desire to achieve it, both of which have long been lost in consequence of this weary activity of brain and torpor or passion of the heart that now afflict the universe. Stimulants, the only mode of treatment hitherto attempted, cannot quell the disease; they do but heighten the delirium. Si tuviera que adoptar una idea favorita, como hacen muchos, y la abrazara cariñosamente con exclusión de todas las demás, sería que la gran necesidad con la que lucha la humanidad en esta época es el sueño. El mundo debería reclinar su enorme cabeza sobre la primera almohada que fuera conveniente y echar un sueño de una era. Se halla distraído por una actividad malsana, y aunque preternaturalmente está bien despierto se ve sin embargo atormentado por visiones que ahora le parecen reales, pero que asumirían su verdadero aspecto y carácter una vez tranquilizado por un intervalo de reposo natural. Éste es el único método de librarse de los viejos engaños y evitar los nuevos, de regenerar nuestra raza, para que a su debido tiempo pueda despertar como un niño de su húmedo sueño, de restaurar en nosotros la percepción simple de lo que es correcto y el deseo sincero y resuelto de lograrlo, pues ambas cosas hace tiempo que se han perdido como consecuencia de esta fatigosa actividad del cerebro y del letargo o la pasión del corazón que afligen ahora al universo. Los estimulantes, el único tratamiento que se ha intentado hasta ahora, no pueden someter la enfermedad: lo único que hacen es aumentar el delirio.
Let not the above paragraph ever be quoted against the author; for, though tinctured with its modicum of truth, it is the result and expression of what he knew, while he was writing, to be but a distorted survey of the state and prospects of mankind. There were circumstances around me which made it difficult to view the world precisely as it exists; for, severe and sober as was the Old Manse, it was necessary to go but a little way beyond its threshold before meeting with stranger moral shapes of men than might have been encountered elsewhere in a circuit of a thousand miles. Que nunca se cite en contra del autor el párrafo anterior; pues aunque teñido con su cantidad mínima de verdad, es la consecuencia y expresión de lo que, cuando escribía, sabía que sólo era una visión distorsionada del estado y las perspectivas de la humanidad. Había a mi alrededor circunstancias que dificultaban que viera el mundo exactamente tal como existe; pues, por severa y sobria que fuera la vieja rectoría, bastaba con alejarse un poco más allá de su umbral para encontrarse formas morales humanas más extrañas de las que podría hallarse en otro lugar en mil millas a la redonda.
These hobgoblins of flesh and blood were attracted thither by the widespreading influence of a great original thinker, who had his earthly abode at the opposite extremity of our village. His mind acted upon other minds of a certain constitution with wonderful magnetism, and drew many men upon long pilgrimages to speak with him face to face. Young visionaries--to whom just so much of insight had been imparted as to make life all a labyrinth around them--came to seek the clew that should guide them out of their self-involved bewilderment. Gray-headed theorists--whose systems, at first air, had finally imprisoned them in an iron framework--travelled painfully to his door, not to ask deliverance, but to invite the free spirit into their own thraldom. People that had lighted on a new thought or a thought that they fancied new, came to Emerson, as the finder of a glittering gem hastens to a lapidary, to ascertain its quality and value. Uncertain, troubled, earnest wanderers through the midnight of the moral world beheld his intellectual fire as a beacon burning on a hill-top, and, climbing the difficult ascent, looked forth into the surrounding obscurity more hopefully than hitherto. The light revealed objects unseen before,--mountains, gleaming lakes, glimpses of a creation among the chaos; but also, as was unavoidable, it attracted bats and owls and the whole host of night birds, which flapped their dusky wings against the gazer′s eyes, and sometimes were mistaken for fowls of angelic feather. Such delusions always hover nigh whenever a beacon-fire of truth is kindled. Esos duendes de carne y hueso se veían atraídos allí por la extendida influencia de un gran y original pensador que tenía su morada terrenal al otro extremo de nuestro pueblo. Su mente actuaba sobre otras de determinada constitución con maravilloso magnetismo, atrayendo a muchos hombres que realizaban un largo peregrinaje para hablar con él cara a cara. Visionarios jóvenes -a quienes se les había impartido tanta percepción que a su alrededor la vida se había convertido en un laberinto- venían a buscar la pista que les guiara fuera del aturdimiento que ellos mismos habían provocado. Teóricos de cabellos grises -cuyos sistemas, airosos al principio, habían acabado por aprisionarlos en una estructura de hierro -viajaban dolorosamente hasta su puerta no para pedir la liberación, sino para invitar al espíritu libre a que penetrara en su propia esclavitud. Personas que habían alumbrado un pensa miento nuevo, o un pensamiento que ellos consideraban como tal, acudían junto a Emerson de la misma manera cine el que encuentra una gema brillante se apresura a acudir junto a un lapidario para averiguar su calidad y valor.′′ Hombres que erraban inseguros, turbados y ansiosos a través de la medianoche del .F mundo moral contemplaban su fuego intelectual como un faro encendido en la cumbre de una colina, y al realizar la difícil ascensión miraban la oscuridad circundante con mayor esperanza que antes. La luz revelaba objetos que antes no habían visto: montañas, lagos relucientes, vislumbres de una creación entre el caos; pero también, era inevitable, atraía murciélagos, búhos y toda hueste de aves nocturnas que agitaban sus alas polvorientas frente a los ojos de quienes los contemplaban, y a veces los tomaban equivocadamente como aves de plumaje angélico. Esos engaños se han encontrado siempre suspendidos cerca de todo faro de verdad que se haya encendido.
For myself, there bad been epochs of my life when I, too, might have asked of this prophet the master word that should solve me the riddle of the universe; but now, being happy, I felt as if there were no question to be put, and therefore admired Emerson as a poet, of deep beauty and austere tenderness, but sought nothing from him as a philosopher. It was good, nevertheless, to meet him in the woodpaths, or sometimes in our avenue, with that pure, intellectual gleam diffused about his presence like the garment of a shining one; and be, so quiet, so simple, so without pretension, encountering each man alive as if expecting to receive more than he could impart. And, in truth, the heart of many an ordinary man had, perchance, inscriptions which he could not read. But it was impossible to dwell in his vicinity without inhaling more or less the mountain atmosphere of his lofty thought, which, in the brains of some people, wrought a singular giddiness,--new truth being as heady as new wine. Never was a poor little country village infested with such a variety of queer, strangely dressed, oddly behaved mortals, most of whom took upon themselves to be important agents of the world′s destiny, yet were simply bores of a very intense water. Such, I imagine, is the invariable character of persons who crowd so closely about an original thinker as to draw in his unuttered breath and thus become imbued with a false originality. This triteness of novelty is enough to make any man of common-sense blaspheme at all ideas of less than a century′s standing, and pray that the world may be petrified and rendered immovable in precisely the worst moral and physical state that it ever yet arrived at, rather than be benefited by such schemes of such philosophers. En cuanto a mí, había habido en mi vida épocas en las que también yo habría pedido a ese profeta la palabra clave que me solucionara el acertijo del universo; pero ahora, siendo feliz, comprendía que no había pregunta que plantear, y admiraba por tanto a Emerson como a un poeta de belleza profunda y ternura austera, pero nada buscaba en él como filósofo. Era agradable sin embargo encontrarle en los senderos de los bosques, o a veces en nuestra avenida, con ese brillo intelectual puro que difundía su presencia a modo de prenda de un ser brillante; y él, que era tan tranquilo, tan simple, tan carente de pretensiones, se enfrentaba a cada hombre como si esperara recibir más de lo que podía impartir. Y en verdad el corazón de muchos hombres ordinarios tenía quizás inscripciones que él no sabría leer. Pero era impo sible habitar en su vecindad sin inhalar en mayor o menor medida la atmósfera montañosa de su pensamiento elevado, que en los cerebros de algunas personas producía un vértigo singular: pues la verdad nueva es tan embriagadora como el nuevo vino. Nunca un pueblo rural tan pequeño y pobre se vio tan plagado de tal variedad de mortales extraños, raramente vestidos y de comportamiento excéntrico, la mayoría de los cuales se consideraban un agente importante del destino del mundo, cuando eran simples agujeros rellenos de un agua muy intensa. Tal es, imagino, el carácter invariable de las personas que se amontonan junto a un pensador original para captar su aliento impronunciable e imbuirse así de una falsa originalidad. Esta vulgaridad de lo novedoso basta para que cualquier hombre con sentido común reniegue de toda idea que tenga menos de un siglo, y reza para que el mundo pueda petrificarse y volverse inmóvil aunque sea en el peor estado moral y físico que haya alcanzado, antes que beneficiarse de los planes de tales filósofos.
And now I begin to feel--and perhaps should have sooner felt--that we have talked enough of the Old Manse. Mine honored reader, it may be, will vilify the poor author as an egotist for babbling through so many pages about a mossgrown country parsonage, and his life within its walls, and on the river, and in the woods, and the influences that wrought upon him from all these sources. My conscience, however, does not reproach me with betraying anything too sacredly individual to be revealed by a human spirit to its brother or sister spirit. How narrow-how shallow and scanty too--is the stream of thought that has been flowing from my pen, compared with the broad tide of dim emotions, ideas, and associations which swell around me from that portion of my existence! How little have I told! and of that little, how almost nothing is even tinctured with any quality that makes it exclusively my own! Has the reader gone wandering, hand in hand with me, through the inner passages of my being? and have we groped together into all its chambers and examined their treasures or their rubbish? Not so. We have been standing on the greensward, but just within the cavern′s mouth, where the common sunshine is free to penetrate, and where every footstep is therefore free to come. I have appealed to no sentiment or sensibilities save such as are diffused among us all. So far as I am a man of really individual attributes I veil my face; nor am I, nor have I ever been, one of those supremely hospitable people who serve up their own hearts, delicately fried, with brain sauce, as a tidbit for their beloved public. Y empiezo a darme cuenta ahora -aunque quizás debería haberlo percibido antes- de que hemos hablado ya suficiente de la vieja rectoría. Posiblemente, mi honrado lector vilipendiará al pobre autor llamándole egoísta por parlotear tantas páginas acerca de una casa parroquial rural cubierta de musgo y sobre su vida dentro de esas paredes, en el río y en los bosques, y las influencias que todo ello produjo en él. Mi conciencia no me reprocha, sin embargo, el que un espíritu humano haya revelado a su espíritu fraterno algo sagradamente individual. ¡Qué estrecha, y también qué superficial y escasa, es la corriente de pensamiento que ha fluido desde mi pluma en comparación con la amplia marea de profundas emociones, ideas y asociaciones que se arremolinan a mi alrededor desde esa parte de mi existencia! ¡Qué poco es lo que he contado! ¡Y casi nada, de ese poco, se ha visto teñido por alguna cualidad que lo haga exclusivamente mío! ¿Ha deambulado el lector, su mano en la mía, por los conductos interiores de mi ser? ¿Hemos recorrido juntos y a tientas sus cámaras, examinando sus tesoros o su basura? No es así. Hemos estado de pie sobre el césped, en el borde interior de la boca de la caverna, en donde puede penetrar libremente la luz del sol común y donde puede entrar todo paso. No he apelado a ningún sentimiento o sensibilidad, salvo los que se hallan difundidos entre todos nosotros. En aquello que soy un hombre de atributos realmente individuales velo mi rostro; no soy ni he sido nunca de esas personas supremamente hospitalarias que sirven su corazón, delicadamente frito con salsa de cerebro, ofreciéndolo como golosina a su amado público.
Glancing back over what I have written, it seems but the scattered reminiscences of a single summer. In fairyland there is no measurement of time; and, in a spot so sheltered from the turmoil of life′s ocean, three years hastened away with a noiseless flight, as the breezy sunshine chases the cloud-shadows across the depths of a still valley. Now came hints, growing more and more distinct, that the owner of the old house was pining for his native air. Carpenters next, appeared, making a tremendous racket among the outbuildings, strewing the green grass with pine shavings and chips of chestnut joists, and vexing the whole antiquity of the place with their discordant renovations. Soon, moreover, they divested our abode of the veil of woodbine which had crept over a large portion of its southern face. All the aged mosses were cleared unsparingly away; and there were horrible whispers about brushing up the external walls with a coat of paint,--a purpose as little to my taste as might be that of rouging the venerable cheeks of one′s grandmother. But the hand that renovates is always more sacrilegious than that which destroys. In fine, we gathered up our household goods, drank a farewell cup of tea in our pleasant little breakfast-room,--delicately fragrant tea, an unpurchasable luxury, one of the many angel gifts that had fallen like dew upon us,--and passed forth between the tall stone gate-posts as uncertain as the wandering Arabs where our tent might next be pitched. Providence took me by the hand, and--an oddity of dispensation which, I trust, there is no irreverence in smiling at--has led me, as the newspapers announce while I am writing, from the Old Manse into a custom-house. As a story-teller, I have often contrived strange vicissitudes for my imaginary personages, but none like this. Al releer lo que he escrito, me parece que son sólo reminiscencias dispersas de un único verano. En la tierra de las hadas no existe la medición del tiempo; y en un lugar que tan al abrigo está del torbellino del océano de la vida, tres años pasan presurosos como un vuelo callado, lo mismo que la luz del sol llevada por la brisa capta las sombras de las nubes en las profundidades de un valle tranquilo. Se fortalece ahora cada vez más la sugerencia de que el propietario de la vieja casa suspiraba por su aire nativo. Después aparecieron los carpinteros haciendo un gran jaleo entre los cobertizos, cubriendo la hierba verde de astillas de pino y trocitos de vigas de castaño, echando a perder la antigÜedad del lugar con sus discordantes renovaciones. Además, despojaron enseguida nuestro hogar del velo de madreselva que había cubierto una gran parte de la fachada meridional. Quitaron todo el viejo musgo; y murmura ron horriblemente acerca de dar una capa de pintura a los muros exteriores, propósito que era tan poco de mi gusto como podría serlo el hecho de poner colorete en las mejillas venerables de una abuela. Pero la mano que renueva es siempre más sacrílega que la que destruye. En resumen, recogimos nuestras cosas, tomamos un té de despedida en el agradable saloncito del desayuno -un té delicadamente fragante, un lujo que no puede comprarse, uno de los numerosos dones angélicos que han caído como rocío sobre nosotros- y pasamos por entre los altos postes de piedra tan inseguros como los árabes errantes pensando dónde pondríamos después nuestra tienda. La providencia me llevó de la mano y -con un designio tan extraño que confío no será irreverente si me sonrío- me ha conducido, tal como anuncian los periódicos mientras escribo, desde la vieja rectoría a una aduana. Como autor de historias a menudo he inven tado vicisitudes extrañas para mis personajes imaginarios, pero ninguna como ésta.
The treasure of intellectual gold which I hoped to find in our secluded dwelling had never come to light. No profound treatise of ethics, no philosophic history, no novel even, that could stand unsupported on its edges. All that I had to show, as a man of letters, were these, few tales and essays, which had blossomed out like flowers in the calm summer of my heart and mind. Save editing (an easy task) the journal of my friend of many years, the African Cruiser, I had done nothing else. With these idle weeds and withering blossoms I have intermixed some that were produced long ago,--old, faded things, reminding me of flowers pressed between the leaves of a book,--and now offer the bouquet, such as it is, to any whom it may please. These fitful sketches, with so little of external life about them, yet claiming no profundity of purpose,--so reserved, even while they sometimes seem so frank,--often but half in earnest, and never, even when most so, expressing satisfactorily the thoughts which they profess to image,--such trifles, I truly feel, afford no solid basis for a literary reputation. Nevertheless, the public--if my limited number of readers, whom I venture to regard rather as a circle of friends, may be termed a public--will receive them the more kindly, as the last offering, the last collection of this nature which it is my purpose ever to put forth. Unless I could do better, I have done enough in this kind. For myself the book will always retain one charm,--as reminding me of the river, with its delightful solitudes, and of the avenue, the garden, and the orchard, and especially the dear Old Manse, with the little study on its western side, and the sunshine glimmering through the willow branches while I wrote. El tesoro intelectual que esperaba encontrar en nuestra apartada morada nunca apareció. Ningún tratado profundo sobre ética, ninguna historia filosófica, ni siquiera una novela que se pudiera sostener en pie. Lo único que podía enseñar como hombre de letras eran estos pocos relatos y ensayos que habían brotado como flores en el verano tranquilo de mi corazón y mi mente. Salvo editar (tarea sencilla) el diario de mi amigo de muchos años, el Crucero Africano, no había hecho otra cosa. Con esas ociosas hierbas y flores marchitas había entremezclado algunas producidas mucho antes -cosas viejas y descoloridas que me recordaban esas flores apretadas entre las hojas de un libro-, y ahora ofrezco el ramo, tal como está, a cualquiera que pueda complacerse en él. Estos esbozos irregulares, con tan poca vida externa en ellos, aunque no reivindican una profundidad de propósito -tan reservados, aunque a veces parezcan francos-, a menudo poco serios, y que no expresan nunca satisfactoriamente, ni siquiera cuando más lo parece, los pensamientos que afirman imaginar... estas bagatelas creo sinceramente que no son una base sólida para la fama literaria. Sin embargo, el público -si mi limitado número de lectores, a quienes me atrevo a considerar más bien como un círculo de amigos, puede describirse como público- recibirá los relatos amablemente como la última ofrenda, la última colección de esta naturaleza que me propongo entregar. A menos que pudiera hacerlo mejor, no he hecho nada semejante. Pero para mí el libro mantendrá siempre un encanto: pues me recuerda el río, con sus deliciosas soledades, y la avenida, el jardín, el huerto, y especialmente la querida y vieja rectoría con el pequeño estudio en su lado occidental, y la luz que brilla por entre las ramas del sauce mientras escribo.
Let the reader, if he will do me so much honor, imagine himself my guest, and that, having seen whatever may be worthy of notice within and about the Old Manse, he has finally been ushered into my study. There, after seating him in an antique elbow-chair, an heirloom of the house, I take forth a roll of manuscript and entreat his attention to the following tales,--an act of personal inhospitality, however, which I never was guilty of, nor ever will be, even to my worst enemy. El lector, si quiere hacerme ese honor, puede imaginarse como mi invitado, y habiendo visto lo que haya de notable dentro y en los alrededores de la vieja rectoría, puede entrar por fin en mi estudio. Allí, tras sentarle en un sillón antiguo, una herencia de la casa, despliego un manuscrito y llamo su atención acerca de los siguientes relatos... aunque ello sería un acto de falta de hospitalidad del que nunca he sido culpable, y nunca lo seré, ni siquiera con mi peor enemigo.