Nathaniel Hawthorne
The May-Pole of Merry Mount
[El Mástil de Mayo de Merry Mount]
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Bright were the days at Merry Mount, when the May-Pole was the banner-staff of that gay colony! They who reared it, should their banner be triumphant, were to pour sunshine over New England′s rugged hills, and scatter flower seeds throughout the soil. Jollity and gloom were contending for an empire. Midsummer eve had come, bringing deep verdure to the forest, and roses in her lap, of a more vivid hue than the tender buds of Spring. But May, or her mirthful spirit, dwelt all the year round at Merry Mount, sporting with the Summer months, and revelling with Autumn, and basking in the glow of Winter′s fireside. Through a world of toil and care she flitted with a dreamlike smile, and came hither to find a home among the lightsome hearts of Merry Mount.
| ¡Maravillosos eran los días en Merry Mount cuando el Mástil de Mayo era como el estandarte de esa alegre colonia! Quienes lo izaban, cuando su emblema resultaba triunfante, sembraban la luz del sol por las abruptas colinas de Nueva Inglaterra y diseminaban semillas de flores por toda la tierra. El júbilo y la tristeza se disputaban un imperio. Había llegado la víspera del solsticio estival, vistiendo el bosque con un verde intenso, y trayendo rosas sobre su regazo, rosas de un color más vívido que el de los tiernos pimpollos de primavera. Pero mayo, o su espíritu festivo, perduraba durante todo el año en Merry Mount, retozando con los meses de verano, y jaraneando con el otoño, y entibiándose con las llamas de la chimenea invernal. Revoloteaba con una sonrisa soñadora a través de un mundo de afanes y preocupaciones, y llegaba para buscar refugio entre los regocijados corazones de Merry Mount. |
Never had the May-Pole been so gayly decked as at sunset on midsummer eve. This venerated emblem was a pine tree, which had preserved the slender grace of youth, while it equalled the loftiest height of the old wood monarchs. From its top streamed a silken banner, colored like the rainbow. Down nearly to the ground the pole was dressed with birchen boughs, and others of the liveliest green, and some with silvery leaves, fastened by ribbons that fluttered in fantastic knots of twenty different colors, but no sad ones. Garden flowers, and blossoms of the wilderness, laughed gladly forth amid the verdure, so fresh and dewy that they must have grown by magic on that happy pine-tree. Where this green and flowery splendor terminated, the shaft of the May-Pole was stained with the seven brilliant hues of the banner at its top. On the lowest green bough hung an abundant wreath of roses, some that had been gathered in the sunniest spots of the forest, and others, of still richer blush, which the colonists had reared from English seed. Oh, people of the Golden Age, the chief of your husbandry was to raise flowers!
| El Mástil de Mayo nunca había estado tan vistosamente ornamentado como en el crepúsculo de la víspera de San Juan. Este venerado emblema era un tronco de pino, que había conservado la esbelta prestancia de la juventud al tiempo que competía con la colosal altura de los viejos monarcas del bosque. En su extremo superior ondeaba un gallardete coloreado como el arco iris. Casi hasta la base, el mástil estaba revestido con ramas de abedul y otros árboles, decididamente verdes, y algunos con hojas plateadas, todas ellas amarradas con cintas que ondeaban en ovillos fantásticos de veinte colores distintos, aunque ninguno de ellos era triste. Flores cultivadas y pimpollos silvestres reían gozosamente en medio de la verdura, tan frescos y húmedos de rocío como si hubieran brotado por arte de magia de ese dichoso pino. Allí donde concluía el esplendor verde y floreado, el Mástil de Mayo estaba pintado con los siete colores fulgurantes del gallardete que flameaba en lo alto. De la rama verde más baja colgaba una abultada guirnalda de flores, algunas de las cuales habían sido recogidas en los claros más soleados del bosque, en tanto que otras, cuyo rubor era aún más intenso, habían sido cultivadas por los colonos con semillas inglesas. ¡Oh, gentes de la Edad de Oro, la principal de vuestras tareas agrícolas era la floricultura! |
But what was the wild throng that stood hand in hand about the May-Pole? It could not be that the fauns and nymphs, when driven from their classic groves and homes of ancient fable, had sought refuge, as all the persecuted did, in the fresh woods of the West. These were Gothic monsters, though perhaps of Grecian ancestry. On the shoulders of a comely youth uprose the head and branching antlers of a stag; a second, human in all other points, had the grim visage of a wolf; a third, still with the trunk and limbs of a mortal man, showed the beard and horns of a venerable he-goat. There was the likeness of a bear erect, brute in all but his hind legs, which were adorned with pink silk stockings. And here again, almost as wondrous, stood a real bear of the dark forest, lending each of his fore paws to the grasp of a human hand, and as ready for the dance as any in that circle. His inferior nature rose half way, to meet his companions as they stooped. Other faces wore the similitude of man or woman, but distorted or extravagant, with red noses pendulous before their mouths, which seemed of awful depth, and stretched from ear to ear in an eternal fit of laughter. Here might be seen the Salvage Man, well known in heraldry, hairy as a baboon, and girdled with green leaves. By his side, a noble figure, but still a counterfeit, appeared an Indian hunter, with feathery crest and wampum belt. Many of this strange company wore foolscaps, and had little bells appended to their garments, tinkling with a silvery sound, responsive to the inaudible music of their gleesome spirits. Some youths and maidens were of soberer garb, yet well maintained their places in the irregular throng by the expression of wild revelry upon their features. Such were the colonists of Merry Mount, as they stood in the broad smile of sunset round their venerated May-Pole.
| ¿Pero quiénes componían esa multitud frenética que rodeaba el Mástil de Mayo, tomado cada uno de la mano del otro? No era posible que los faunos y ninfas, expulsados de sus alamedas y moradas clásicas de la fábula antigua hubieran buscado refugio, como todos los perseguidos, en los frescos bosques de Occidente. Estos eran monstruos góticos, aunque quizá de linaje griego. Sobre los hombros de un apuesto joven se erguía la cabeza coronada de cuernos de un venado; un segundo, enteramente humano en todo lo demás, lucía las tétricas facciones de un lobo; un tercero, que conservaba el torso y las extremidades de un hombre mortal, ostentaba la barba y los cuernos de un venerable macho cabrío. Allá se veía la figura de un oso erguido, salvaje en todo menos en sus patas traseras, ataviadas con medias rosadas de seda. Y más acá se hallaba un auténtico oso del bosque umbrío, casi igualmente insólito, que ofrecía sus zarpas delanteras al apretón de las manos humanas, cual si estuviera tan dispuesto a bailar como cualquier otro miembro de esa ronda. Su naturaleza inferior se alzaba a medias para ir al encuentro de sus parejas encorvadas. Otros rostros parecían ser de hombres o de mujeres, pero se veían distorsionados o extravagantes, con narices rojas que colgaban ante sus bocas, las cuales parecían tener una profundidad horrorosa y se estiraban de una oreja a la otra en un eterno ataque de risa. Allí podía hallarse al Hombre Salvaje, muy conocido en la heráldica, peludo como un mono y ataviado con un taparrabos de hojas verdes. A su lado aparecía un cazador indio, con su casco de plumas y el cinturón de abalorios, una figura más noble pero igualmente apócrifa. Muchos de estos extraños celebrantes llevaban gorros de bufones y campanillas que colgaban de sus vestimentas, tintineando con un sonido argentino que correspondía a la música inaudible de sus jubilosos espíritus. Algunos muchachos y doncellas lucían atavíos más decorosos, aunque tenían derecho a participar en esa heterogénea muchedumbre por la expresión de alegría delirante que descomponía sus facciones. Estos eran los colonos de Merry Mount, cuando se congregaban bajo la ancha sonrisa del sol poniente alrededor de su venerado Mástil de Mayo. |
Had a wanderer, bewildered in the melancholy forest, heard their mirth, and stolen a half-affrighted glance, he might have fancied them the crew of Comus, some already transformed to brutes, some midway between man and beast, and the others rioting in the flow of tipsy jollity that foreran the change. But a band of Puritans, who watched the scene, invisible themselves, compared the masques to those devils and ruined souls with whom their superstition peopled the black wilderness.
| Si un viandante, perdido en el bosque melancólico, hubiera oído su algarabía y los hubiera contemplado, con un poco de miedo, quizá los habría tomado por la banda de Como, con algunos de sus miembros ya convertidos en bestias, y otros a mitad de camino entre el hombre y el bruto, mientras los restantes se refocilaban en el torrente de achispado alborozo que presagiaba la metamorfosis. Pero un grupo de puritanos que contemplaba la escena, a escondidas, comparó a los disfrazados con aquellos diablos y almas perdidas con que las supersticiones poblaban el bosque. |
Within the ring of monsters appeared the two airiest forms that had ever trodden on any more solid footing than a purple and golden cloud. One was a youth in glistening apparel, with a scarf of the rainbow pattern crosswise on his breast. His right hand held a gilded staff, the ensign of high dignity among the revellers, and his left grasped the slender fingers of a fair maiden, not less gayly decorated than himself. Bright roses glowed in contrast with the dark and glossy curls of each, and were scattered round their feet, or had sprung up spontaneously there. Behind this lightsome couple, so close to the May-Pole that its boughs shaded his jovial face, stood the figure of an English priest, canonically dressed, yet decked with flowers, in heathen fashion, and wearing a chaplet of the native vine leaves. By the riot of his rolling eye, and the pagan decorations of his holy garb, he seemed the wildest monster there, and the very Comus of the crew.
| En medio del círculo de monstruos se destacaban las dos figuras más apuestas que alguna vez hayan pisado una superficie más sólida que la de una nube dorada y purpúrea. Una era la de un joven de indumentaria refulgente, con el pelo cruzado por una banda que reproducía los colores del arco iris. Su diestra sostenía un báculo dorado, insignia de suma autoridad entre los celebrantes, y con la mano izquierda retenía los finos dedos de una hermosa doncella, engalanada tan llamativamente como él. Rosas brillantes contrastaban con los rizos oscuros y lustrosos de ambos, y caían diseminadas en torno de sus pies, o brotaban al parecer espontáneamente allí. Detrás de la airosa pareja, y tan próximo al Mástil de Mayo que sus ramas ensombrecían su rostro jovial, se veía la figura de un clérigo inglés, vestido con hábitos canónicos, pero cubierto de flores, al estilo pagano, y coronado por una guirnalda de hojas de parra. Por el chisporroteo de sus ojos vivaces, y por los adornos impíos de su sagrada indumentaria, parecía el más frenético de esos monstruos, y el mismo Como de la banda. |
"Votaries of the May-Pole," cried the flower-decked priest, "merrily, all day long, have the woods echoed to your mirth. But be this your merriest hour, my hearts! Lo, here stand the Lord and Lady of the May, whom I, a clerk of Oxford, and high priest of Merry Mount, am presently to join in holy matrimony. Up with your nimble spirits, ye morris-dancers, green men, and glee maidens, bears and wolves, and horned gentlemen! Come; a chorus now, rich with the old mirth of Merry England, and the wilder glee of this fresh forest; and then a dance, to show the youthful pair what life is made of, and how airily they should go through it! All ye that love the May-Pole, lend your voices to the nuptial song of the Lord and Lady of the May!"
| —Devotos del Mástil de Mayo —exclamó el Florido sacerdote— durante todo el día, vuestras risas han resonado alegremente en los bosques. ¡Pero ésta debe ser la más jubilosa de vuestras horas, corazones míos! Aleluya, acá están el Rey y la Reina de Mayo, a quienes yo, actuario de Oxford y sumo sacerdote de Merry Mount, uniré ahora en santo matrimonio. ¡Levantad vuestros ligeros espíritus, danzarines fantásticos, hombres verdes y alborozadas doncellas, osos y lobos, y caballeros de la cornamenta! Vamos, entonad ahora un coro, lleno del viejo regocijo de la Alegre Inglaterra y con la dicha delirante de este fresco bosque. Y bailad luego, para mostrar a la joven pareja de qué está hecha la vida, y con cuánto donaire deben marchar por ella. ¡Todos los que amáis el Mástil de Mayo, sumad vuestras voces al himno nupcial del Rey y la Reina de Mayo! |
This wedlock was more serious than most affairs of Merry Mount, where jest and delusion, trick and fantasy, kept up a continual carnival. The Lord and Lady of the May, though their titles must be laid down at sunset, were really and truly to be partners for the dance of life, beginning the measure that same bright eve. The wreath of roses, that hung from the lowest green bough of the May-Pole, had been twined for them, and would be thrown over both their heads, in symbol of their flowery union. When the priest had spoken, therefore, a riotous uproar burst from the rout of monstrous figures.
| Este himeneo era mucho más importante que la mayoría de las actividades de Merry Mount, donde la chanza y la ilusión, el juego y la fantasía, alimentaban un continuo carnaval. Si bien el Rey y la Reina de Mayo deberían renunciar a sus títulos al ponerse el sol, se transformarían auténtica y verdaderamente en compañeros de danza para toda la vida con un enlace que comenzaría en esa misma víspera luminosa. La guirnalda de rosas, que colgaba de la rama verde más baja del Mástil de Mayo, había sido entrelazada para ellos, y sería arrojada sobre sus cabezas como un símbolo de su florida unión. Por consiguiente, cuando el sacerdote terminó de hablar, un estridente vocerío brotó de la congregación de monstruosas figuras. |
"Begin you the stave, reverend Sir," cried they all; "and never did the woods ring to such a merry peal as we of the May-Pole shall send up!"
| —¡Dad la primera nota, reverendo señor —gritaron todosy los bosques nunca se habrán estremecido con un clamor tan jubiloso como el que elevaremos los devotos del Mástil de Mayo! |
Immediately a prelude of pipe, cithern, and viol, touched with practised minstrelsy, began to play from a neighboring thicket, in such a mirthful cadence that the boughs of the May-Pole quivered to the sound. But the May Lord, he of the gilded staff, chancing to look into his Lady′s eyes, was wonder struck at the almost pensive glance that met his own.
| Inmediatamente un preludio de caramillos, cítaras y violones, acompañados por una diestra juglaría, empezó a elevarse desde un matorral vecino, con una cadencia tan gozosa que las ramas del Mástil de Mayo se estremecieron a su compás. Pero el Rey de Mayo, el del báculo dorado, que observó casualmente los ojos de su Reina, se sintió desconcertado por la mirada casi melancólica que se cruzó con la suya. |
"Edith, sweet Lady of the May," whispered he reproachfully, "is your wreath of roses a garland to hang above our graves, that you look so sad? Oh, Edith, this is our golden time! Tarnish it not by any pensive shadow of the mind; for it may be that nothing of futurity will be brighter than the mere remembrance of what is now passing."
| —Edith, dulce Reina de Mayo —susurró él, con tono de reproche— acaso ¿esa guirnalda de rosas es una corona que ha de colgar sobre nuestras tumbas para que estés tan triste? ¡Oh, Edith, ésta es nuestra edad de oro! No la enturbies con ninguna sombra cavilosa de tu mente; pues es posible que en el futuro nada sea más espléndido que el mero recuerdo de lo que ahora sucede. |
"That was the very thought that saddened me! How came it in your mind too?" said Edith, in a still lower tone than he, for it was high treason to be sad at Merry Mount. "Therefore do I sigh amid this festive music. And besides, dear Edgar, I struggle as with a dream, and fancy that these shapes of our jovial friends are visionary, and their mirth unreal, and that we are no true Lord and Lady of the May. What is the mystery in my heart?"
| —Este fue precisamente el pensamiento que me apenó. ¿Cómo es posible que también se te haya ocurrido a ti? —dijo Edith, en un tono de voz aún más bajo, porque era un delito de alta traición estar triste en Merry Mount—. Es por ello que suspiro en medio de esta música festiva. Y además, querido Edgar, me debato como en un sueño, e imagino que estas figuras de nuestros joviales amigos son ilusorias, y que su alegría es irreal, y que nosotros no somos verdaderamente el Rey y la Reina de Mayo. ¿Qué enigma hay en mi corazón? |
Just then, as if a spell had loosened them, down came a little shower of withering rose leaves from the May-Pole. Alas, for the young lovers! No sooner had their hearts glowed with real passion than they were sensible of something vague and unsubstantial in their former pleasures, and felt a dreary presentiment of inevitable change. From the moment that they truly loved, they had subjected themselves to earth′s doom of care and sorrow, and troubled joy, and had no more a home at Merry Mount. That was Edith′s mystery. Now leave we the priest to marry them, and the masquers to sport round the May-Pole, till the last sunbeam be withdrawn from its summit, and the shadows of the forest mingle gloomily in the dance. Meanwhile, we may discover who these gay people were.
| Exactamente entonces, como por obra de un hechizo, cayó del Mástil de Mayo una lluvia de pétalos marchitos de rosas. ¡Ay de los jóvenes amantes! Apenas sus corazones habían acabado de encenderse con auténtica pasión cuando tomaron conciencia de que en estos últimos placeres había algo de ambiguo e insustancial y experimentaron el lúgubre presentimiento de un cambio inevitable. Desde el momento en que amaban sinceramente, se habían sometido al destino terrenal de preocupaciones y pesadumbres, y de alegrías inquietas, y ya no tenían morada en Merry Mount. Este era el enigma de Edith. Ahora dejemos que el sacerdote los case, y que los juerguistas alboroten en torno del Mástil de Mayo hasta que el último rayo de sol se haya desprendido de su cúspide y las sombras del bosque se mezclen tétricamente con la danza. Mientras tanto, procuremos descubrir quiénes eran esos jubilosos seres. |
Two hundred years ago, and more, the old world and its inhabitants became mutually weary of each other. Men voyaged by thousands to the West: some to barter glass beads, and such like jewels, for the furs of the Indian hunter; some to conquer virgin empires; and one stern band to pray. But none of these motives had much weight with the colonists of Merry Mount. Their leaders were men who had sported so long with life, that when Thought and Wisdom came, even these unwelcome guests were led astray by the crowd of vanities which they should have put to flight. Erring Thought and perverted Wisdom were made to put on masques, and play the fool. The men of whom we speak, after losing the heart′s fresh gayety, imagined a wild philosophy of pleasure, and came hither to act out their latest day-dream. They gathered followers from all that giddy tribe whose whole life is like the festal days of soberer men. In their train were minstrels, not unknown in London streets: wandering players, whose theatres had been the halls of noblemen; mummers, rope-dancers, and mountebanks, who would long be missed at wakes, church ales, and fairs; in a word, mirth makers of every sort, such as abounded in that age, but now began to be discountenanced by the rapid growth of Puritanism. Light had their footsteps been on land, and as lightly they came across the sea. Many had been maddened by their previous troubles into a gay despair; others were as madly gay in the flush of youth, like the May Lord and his Lady; but whatever might be the quality of their mirth, old and young were gay at Merry Mount. The young deemed themselves happy. The elder spirits, if they knew that mirth was but the counterfeit of happiness, yet followed the false shadow wilfully, because at least her garments glittered brightest. Sworn triflers of a lifetime, they would not venture among the sober truths of life not even to be truly blest.
| Hace doscientos años, y más, el viejo mundo se hastió de sus habitantes y éstos de aquel. Los hombres viajaron por millares hacia el Oeste: algunos para trocar cuentas de vidrio y joyas análogas, por pieles y otros para conquistar imperios vírgenes; y un continente austero para rezar. Pero ninguna de estas motivaciones tenía demasiado que ver con los colores de Merry Mount. Sus dirigentes eran hombres que habían jaraneado durante tanto tiempo en la vida que cuando la Reflexión y la Prudencia llegaron, incluso estos dos huéspedes importunos fueron descarriados por el cúmulo de vanidades que ambos deberían haber ahuyentado. La Reflexión extraviada y la Prudencia pervertida fueron obligadas a colocarse máscaras y a hacer picardías. Los hombres, a los que nos estamos refiriendo, después de perder la alegría espontánea del corazón, imaginaron una desenfrenada filosofía hedonista, y se trasladaron allí para materializar sus últimos ensueños diurnos. Reclutaron prosélitos entre todos los miembros de esa tribu voluble cuya vida íntegra se asemeja a los días festivos de los hombres más discretos. En su séquito había juglares, por cierto conocidos en las calles de Londres; cómicos de la legua, cuyas salas de teatro habían sido los salones de la nobleza; mimos, volatineros y saltimbanquis, que desde mucho tiempo atrás eran echados de menos en verbenas, brindis parroquiales y ferias; en una palabra, cómicos de toda clase, tales como los que abundaban en aquella época pero que ahora por el rápido desarrollo del puritanismo estaban siendo desplazados. Sus pisadas habían sido ligeras sobre la tierra y con idéntica levedad se trasladaron a través del océano. Muchos de ellos habían sido conducidos por sus anteriores tribulaciones a la demencia de una exultante desesperación; otros eran tan locamente alegres en la flor de su juventud como el Rey de Mayo y su Reina; pero cualquiera fuese la naturaleza de su júbilo, tanto viejos como jóvenes estaban igualmente contentos en Merry Mount. Los jóvenes se consideraban felices. Los espíritus más maduros, si bien sabían que la alegría no es más que la simulación de la dicha, corrían de buen grado en pos de esa falsa sombra, pues al menos así sus vestiduras resultaban más deslumbrantes. Los frívolos juramentos de toda una vida no estaban dispuestos a aventurarse entre las verdades más cuerdas de la existencia ni siquiera para ser auténticamente bienaventurados. |
All the hereditary pastimes of Old England were transplanted hither. The King of Christmas was duly crowned, and the Lord of Misrule bore potent sway. On the Eve of St. John, they felled whole acres of the forest to make bonfires, and danced by the blaze all night, crowned with garlands, and throwing flowers into the flame. At harvest time, though their crop was of the smallest, they made an image with the sheaves of Indian corn, and wreathed it with autumnal garlands, and bore it home triumphantly. But what chiefly characterized the colonists of Merry Mount was their veneration for the May-Pole. It has made their true history a poet′s tale. Spring decked the hallowed emblem with young blossoms and fresh green boughs; Summer brought roses of the deepest blush, and the perfected foliage of the forest; Autumn enriched it with that red and yellow gorgeousness which converts each wildwood leaf into a painted flower; and Winter silvered it with sleet, and hung it round with icicles, till it flashed in the cold sunshine, itself a frozen sunbeam. Thus each alternate season did homage to the May-Pole, and paid it a tribute of its own richest splendor. Its votaries danced round it, once, at least, in every month; sometimes they called it their religion, or their altar; but always, it was the banner staff of Merry Mount.
| Todos los pasatiempos tradicionales de la Vieja Inglaterra habían sido trasplantados allí. Se coronaba puntualmente al Rey de la Navidad, y el Señor del Desgobierno ejercía su poderosa hegemonía. En la Víspera de San Juan, talaban hectáreas íntegras de bosque para alimentar sus hogueras y bailaban durante toda la noche a la luz de las llamas, coronados por guirnaldas y arrojando flores al fuego. En la época de siega, aunque sus cosechas fuesen de las más reducidas, fabricaban una imagen con las gavillas de maíz y luego de adornarla con coronas otoñales, la conducían en triunfos hasta el pueblo. Pero la principal característica de los colonos de Merry Mount estribaba en su veneración por el Mástil de Mayo. Este había convertido su verdadera historia en el relato de un poeta. La primavera ornaba el venerado emblema con lozanos pimpollos y frescas ramas verdes; el verano aportaba rosas de los colores más intensos y el exuberante follaje del bosque; el otoño lo enriquecía con esa alegría roja y amarilla que transforma cada hoja silvestre en una flor pintada; y el invierno lo plateaba con escarcha y colgaba carámH banos en torno de él, hasta que resplandecía bajo la glacial luz del día, convertido a su vez en un rayo congelado de sol. Así cada estación sucesiva rendía su homenaje al Mástil de Mayo y le pagaba el tributo de su propio y más rico esplendor. Sus fieles danzaban a su alrededor al menos una vez por mes, y ocasionalmente lo llamaban su religión, o su altar, pero siempre era el asta del gallardete de Merry Mount. |
Unfortunately, there were men in the new world of a sterner faith than these May-Pole worshippers. Not far from Merry Mount was a settlement of Puritans, most dismal wretches, who said their prayers before daylight, and then wrought in the forest or the corn-field till evening made it prayer time again. Their weapons were always at hand to shoot down the straggling savage. When they met in conclave, it was never to keep up the old English mirth, but to hear sermons three hours long, or to proclaim bounties on the heads of wolves and the scalps of Indians. Their festivals were fast days, and their chief pastime the singing of psalms. Woe to the youth or maiden who did but dream of a dance! The selectman nodded to the constable; and there sat the light-heeled reprobate in the stocks; or if he danced, it was round the whipping-post, which might be termed the Puritan May-Pole.
| Por desgracia, había hombres en el nuevo mundo que practicaban una religión más austera que la de estos adoradores del Mástil de Mayo. No lejos de Merry Mount se encontraba una colonia de puritanos, austeros desdichados que recitaban sus plegarias antes de que amaneciera y luego trabajaban en el bosque o en los maizales hasta que el crepúsculo marcaba la hora de la nueva oración. Siempre tenían las armas al alcance de la mano para disparar contra los salvajes merodeadores. Cuando se reunían en cónclave nunca lo hacían para practicar el viejo regocijo inglés sino para escuchar sermones de tres horas de duración o para anunciar sus ganancias sobre las cabezas de los lobos o los cueros cabelludos de los indios. Sus festividades eran jornadas de ayuno y su principal diversión consistía en entonar salmos. ¡Ay del muchacho o la doncella que se atrevía a soñar con un baile! El administrador municipal le hacía una seña al condestable, y el réprobo ligero de cascos iba a sentarse en el cepo, o si bailaba, lo hacía en torno del poste de flagelaciones, que podríamos definir como el Mástil de Mayo de los puritanos. |
A party of these grim Puritans, toiling through the difficult woods, each with a horseload of iron armor to burden his footsteps, would sometimes draw near the sunny precincts of Merry Mount. There were the silken colonists, sporting round their May-Pole; perhaps teaching a bear to dance, or striving to communicate their mirth to the grave Indian; or masquerading in the skins of deer and wolves, which they had hunted for that especial purpose. Often, the whole colony were playing at blindman′s buff, magistrates and all, with their eyes bandaged, except a single scapegoat, whom the blinded sinners pursued by the tinkling of the bells at his garments. Once, it is said, they were seen following a flower-decked corpse, with merriment and festive music, to his grave. But did the dead man laugh? In their quietest times, they sang ballads and told tales, for the edification of their pious visitors; or perplexed them with juggling tricks; or grinned at them through horse collars; and when sport itself grew wearisome, they made game of their own stupidity, and began a yawning match. At the very least of these enormities, the men of iron shook their heads and frowned so darkly that the revellers looked up, imagining that a momentary cloud had overcast the sunshine, which was to be perpetual there. On the other hand, the Puritans affirmed that, when a psalm was pealing from their place of worship, the echo which the forest sent them back seemed often like the chorus of a jolly catch, closing with a roar of laughter. Who but the fiend, and his bond slaves, the crew of Merry Mount, had thus disturbed them? In due time, a feud arose, stern and bitter on one side, and as serious on the other as anything could be among such light spirits as had sworn allegiance to the May-Pole. The future complexion of New England was involved in this important quarrel. Should the grizzly saints establish their jurisdiction over the gay sinners, then would their spirits darken all the clime, and make it a land of clouded visages, of hard toil, of sermon and psalm forever. But should the banner staff of Merry Mount be fortunate, sunshine would break upon the hills, and flowers would beautify the forest, and late posterity do homage to the May-Pole.
| A veces un contingente de estos severos puritanos se acercaba a los soleados cotos de Merry Mount en sus marH chas a través del bosque enmarañado, cada uno de ellos llevando encima corazas de hierro como para cargar un caballo, con lo que sus pasos se hacían más difíciles. Allí estaban los refinados colonos, retozando alrededor de su Mástil de Mayo; quizás amaestrando a un oso para enseñarle a bailar; o desvelándose por comunicar su alborozo a un indio adusto; o disfrazado con las pieles de venados y lobos, que habían cazado con este fin especial. A menudo, la colonia íntegra, incluidos los magistrados, jugaba a la gallina ciega, todos ellos con los ojos vendados salvo una sola víctima propiciatoria, que los pecadores perseguían a tientas guiados por el tintineo de las campanillas que colgaban de sus vestiduras. Se contaba que en una oportunidad los habían visto acompañar hasta la tumba un cadáver adornado con flores, entre risas y música festiva. ¿Pero era posible que el muerto también riera? En momentos de mayor tranquilidad cantaban baladas y contaban historias para la edificación de sus piadosos visitantes; o los desconcertaban con juegos malabares; o les sonreían a través de colleras de caballos; y cuando la jarana empezaba a cansarlos se burlaban de su propia estupidez e iniciaban una competencia de bostezos. Al observar el más nimio de estos excesos los hombres de hierro sacudían la cabeza y fruncían el entrecejo tan tétricamente que los juerguistas levantaban la vista, imaginando que una nube pasajera había ocultado el sol, que allí debía brillar a perpetuidad. En cambio, los puritanos afirmaban que cuando un salmo brotaba de su casa de culto, el eco que les devolvía el bosque se asemejaba frecuentemente al coro de una banda de bufoH nes, que concluía siempre con una carcajada atronadora. ¿Quién podía perturbarlos de este modo, como no fuera el demonio, con el concurso de sus sirvientes, los pobladores de Merry Mount? Con el tiempo se suscitó una mutua aversión, torva y agria por un lado, y tan seria por el otro como podía serlo entre los espíritus ligeros que habían jurado lealtad al Mástil de Mayo. El carácter futuro de Nueva Inglaterra estaba en juego en este importante conflicto. Si los opacos santos imponían su jurisdicción sobre los alegres pecadores, sus espíritus entenebrecerían toda la atmósfera y convertirían esa comarca en un territorio de rostros nublados, duro trabajo, sermones y salmos eternos. Pero si el asta del gallardete de Merry Mount salía triunfante, el resplandor del sol se derramaría sobre las colinas y las flores embellecerían el bosque y la posteridad rendiría pleitesía al Mástil de Mayo. |
After these authentic passages from history, we return to the nuptials of the Lord and Lady of the May. Alas! we have delayed too long, and must darken our tale too suddenly. As we glance again at the May-Pole, a solitary sunbeam is fading from the summit, and leaves only a faint, golden tinge blended with the hues of the rainbow banner. Even that dim light is now withdrawn, relinquishing the whole domain of Merry Mount to the evening gloom, which has rushed so instantaneously from the black surrounding woods. But some of these black shadows have rushed forth in human shape.
| Después de estos auténticos pasajes de historia, volvamos a la boda del Rey y la Reina de Mayo. ¡Ay! Nos hemos demorado en demasía y debemos oscurecer nuestra narración demasiado súbitamente. Al contemplar nuevamente el Mástil de Mayo, un rayo solitario de sol se está desvaneciendo de la punta del mismo y sólo deja un débil tinte dorado que se combina con los colores del arco iris del gallardete. Ahora desaparece incluso esta tenue luminosidad y cede todo el dominio de Merry Mount a las tinieblas vespertinas, que han surgido así instantáneamente del negro bosque circundante. Pero algunas de estas intensas sombras se han precipitado en forma de figuras humanas. |
Yes, with the setting sun, the last day of mirth had passed from Merry Mount. The ring of gay masquers was disordered and broken; the stag lowered his antlers in dismay; the wolf grew weaker than a lamb; the bells of the morris-dancers tinkled with tremulous affright. The Puritans had played a characteristic part in the May-Pole mummeries. Their darksome figures were intermixed with the wild shapes of their foes, and made the scene a picture of the moment, when waking thoughts start up amid the scattered fantasies of a dream. The leader of the hostile party stood in the centre of the circle, while the rout of monsters cowered around him, like evil spirits in the presence of a dread magician. No fantastic foolery could look him in the face. So stern was the energy of his aspect, that the whole man, visage, frame, and soul, seemed wrought of iron, gifted with life and thought, yet all of one substance with his headpiece and breastplate. It was the Puritan of Puritans; it was Endicott himself!
| Sí, al ponerse el sol concluyó el último día de alborozo de Merry Mount. La ronda de alegres máscaras se quebró y dispersó; el ciervo bajó los cuernos, desalentado; el lobo quedó más débil que un cordero; las campanillas de los bailarines tintinearon con trémulo espanto. Los puritanos representaron un papel característico en las juergas del Mástil de Mayo. Sus lúgubres figuras se mezclaron con las siluetas desorbitadas de sus enemigos y convirtieron la escena en una imagen de ese momento en que los pensamientos de la vigilia afloran entre las fantasías esparcidas del sueño. El cabecilla de la partida hostil se detuvo en el centro del círculo, con la turba de monstruos agazapada en torno de él, como espíritus malignos en presencia de un hechicero temido. Ningún bufón fantástico podría haberlo mirado a la cara. Tan inflexible era la energía que irradiaba su actitud que todo él —su rostro, su cuerpo y su alma parecía forjado en hierro, con vida y pensamiento pero consustanciado con el material de su casco y su peto. Era el puritano de los puritanos: ¡era Endicott en persona! |
"Stand off, priest of Baal!" said he, with a grim frown, and laying no reverent hand upon the surplice. "I know thee, Blackstone! Thou art the man who couldst not abide the rule even of thine own corrupted church, and hast come hither to preach iniquity, and to give example of it in thy life. But now shall it be seen that the Lord hath sanctified this wilderness for his peculiar people. Wo unto them that would defile it! And first, for this flower-decked abomination, the altar of thy worship!"
| —¡Atrás, sacerdote de Baal! —exclamó, con ceño hosco y sin dignarse a tocar con mano reverente la sobrepelliz—. ¡Te conozco, Blackstone! Tú eres el hombre que no pudo acatar siquiera las reglas de su corrompida iglesia y has venido aquí a predicar la iniquidad y a convertir tu vida en un ejemplo de ella. Pero ahora cuidaremos que el Señor santifique este bosque para sus elegidos. ¡Ay de aquellos que se atrevan a profanarlo! ¡Y empezaremos por esta abominación cubierta de flores, el altar de tu culto! |
And with his keen sword Endicott assaulted the hallowed May-Pole. Nor long did it resist his arm. It groaned with a dismal sound; it showered leaves and rosebuds upon the remorseless enthusiast; and finally, with all its green boughs and ribbons and flowers, symbolic of departed pleasures, down fell the banner staff of Merry Mount. As it sank, tradition says, the evening sky grew darker, and the woods threw forth a more sombre shadow.
| Y Endicott arremetió contra el sagrado Mástil de Mayo con el agudo filo de su espada. El poste no resistió mucho tiempo los embates de su brazo. Crujió con un ruido penoso; dejó caer una lluvia de hojas y pimpollos de rosa sobre el impertérrito fanático, y finalmente el asta del gallardete de Merry Mount se desplomó con todas sus ramas verdes y sus cintas y sus flores que simbolizaban dichas perdidas. Cuenta la tradición que cuando se derrumbó, el cielo vespertino se oscureció aún más y los bosques proyectaron una sombra más espesa. |
"There," cried Endicott, looking triumphantly on his work, "there lies the only May-Pole in New England! The thought is strong within me that, by its fall, is shadowed forth the fate of light and idle mirth makers, amongst us and our posterity. Amen, saith John Endicott."
| —¡Aquí, aquí yace el único Mástil de Mayo de Nueva Inglaterra! —exclamó Endicott, contemplando gozosamente los resultados de su obra—. Se consolida en mí la idea de que su caída presagia el destino de los juerguistas frívolos y ociosos que puedan aparecer entre nosotros y nuestra posteridad. ¡Amén, dice John Endicott! |
"Amen!" echoed his followers.
| —¡Amén! —repitieron sus secuaces. |
But the votaries of the May-Pole gave one groan for their idol. At the sound, the Puritan leader glanced at the crew of Comus, each a figure of broad mirth, yet, at this moment, strangely expressive of sorrow and dismay.
| Pero los devotos del Mástil de Mayo lanzaron un gemido por su ídolo. Al oírlos, el cabecilla puritano echó una mirada a la banda de Como, cada uno de cuyos integrantes personificaba una rebosante alegría, aunque, en ese momento, expresaba un extraño pesar y desencanto. |
"Valiant captain," quoth Peter Palfrey, the Ancient of the band, "what order shall be taken with the prisoners?"
| —Intrépido capitán —dijo Peter Palfrey, el anciano del grupo— ¿qué haremos con los prisioneros? |
"I thought not to repent me of cutting down a May-Pole," replied Endicott, "yet now I could find in my heart to plant it again, and give each of these bestial pagans one other dance round their idol. It would have served rarely for a whipping-post!"
| —Nunca imaginé que me arrepentiría de haber talado un Mástil de Mayo —respondió Endicott— y no obstante ahora me gustaría volver a plantarlo para que cada uno de estos bestiaH les paganos ejecute una última danza en torno de su ídolo. ¡Habría sido un poste ideal para flagelaciones! |
"But there are pine-trees enow," suggested the lieutenant.
| —Pero abundan los pinos —sugirió el lugarteniente. |
"True, good Ancient," said the leader. "Wherefore, bind the heathen crew, and bestow on them a small matter of stripes apiece, as earnest of our future justice. Set some of the rogues in the stocks to rest themselves, so soon as Providence shall bring us to one of our own well-ordered settlements, where such accommodations may be found. Further penalties, such as branding and cropping of ears, shall be thought of hereafter."
| —Es cierto, buen anciano —asintió el cabecilla—. Por consiguiente, atad a la banda pagana, y aplicad a cada uno de sus miembros una razonable azotaina como muestra de nuestra justicia futura. Poned a descansar a algunos de estos bribones en los cepos apenas la Providencia nos conduzca a una de nuestras bien organizadas colonias, donde encontraréis dichos elementos. Más adelante discurriremos castigos adicionales, como marcarlos con hierros al rojo y cortarles las orejas. |
"How many stripes for the priest?" inquired Ancient Palfrey.
| —¿Cuántos azotes para el sacerdote? —inquirió el anciano Palfrey. |
"None as yet," answered Endicott, bending his iron frown upon the culprit. "It must be for the Great and General Court to determine, whether stripes and long imprisonment, and other grievous penalty, may atone for his transgressions. Let him look to himself! For such as violate our civil order, it may be permitted us to show mercy. But wo to the wretch that troubleth our religion!"
| —Por ahora ninguno —contestó Endicott, inclinando su ceño de hierro sobre el reo—. La Corte Suprema y General decidirá si los azotes y un largo encierro y alguna otra pena severa serán un castigo suficiente para sus transgresiones. ¡Que tenga paciencia! Podemos ser misericordiosos con aquellos que violan nuestra ley civil. ¡Pero guay de los infelices que turban nuestra religión! |
"And this dancing bear," resumed the officer. "Must he share the stripes of his fellows?"
| —¿Y este oso bailarín? —insistió el oficial—. ¿Debe compartir los azotes de sus camaradas? |
"Shoot him through the head!" said the energetic Puritan. "I suspect witchcraft in the beast."
| —¡Pegadle un tiro en la cabeza! —respondió el enérgico puritano—. Sospecho que se trata de una bestia embrujada. |
"Here be a couple of shining ones," continued Peter Palfrey, pointing his weapon at the Lord and Lady of the May. "They seem to be of high station among these mis-doers. Methinks their dignity will not be fitted with less than a double share of stripes."
| —Aquí hay una pareja notable —continuó Peter Palfrey, apuntando con su arma al Rey y la Reina de Mayo—. Parecen tener un alto rango entre estos malhechores. Pienso que su dignidad no quedará satisfecha con menos de una doble ración de azotes. |
Endicott rested on his sword, and closely surveyed the dress and aspect of the hapless pair. There they stood, pale, downcast, and apprehensive. Yet there was an air of mutual support, and of pure affection, seeking aid and giving it, that showed them to be man and wife, with the sanction of a priest upon their love. The youth, in the peril of the moment, had dropped his gilded staff, and thrown his arm about the Lady of the May, who leaned against his breast, too lightly to burden him, but with weight enough to express that their destinies were linked together, for good or evil. They looked first at each other, and then into the grim captain′s face. There they stood, in the first hour of wedlock, while the idle pleasures, of which their companions were the emblems, had given place to the sternest cares of life, personified by the dark Puritans. But never had their youthful beauty seemed so pure and high as when its glow was chastened by adversity.
| Endicott se apoyó sobre su espada y estudió minuciosamente la indumentaria y el aspecto de la infeliz pareja. Allí estaban ambos, pálidos, descorazonados y temerosos. Sin embargo los rodeaba una atmósfera de mutua solidaridad, y de puro afecto, de búsqueda y concesión de amparo, lo que demostraba que eran marido y mujer, con la intervención de un sacerdote que había consagrado su amor. El joven, en esa hora de peligro, había dejado caer su báculo dorado y rodeaba con el brazo a la Reina de Mayo, que se reclinaba contra su pecho, demasiado ligera para pesarle pero con suficiente vigor como para demostrar que sus destinos estaban unidos, ya fuera en la buena o la mala fortuna. Se miraron el uno al otro y luego fijaron la vista en el semblante adusto del capitán. Allí estaban, en la primera hora del himeneo, cuando ya los ociosos placeres, de los cuales sus compañeros eran otros tantos emblemas, habían dejado paso a las mas amargas cuitas de la vida, personificadas por los lúgubres puritanos. Pero su belleza juvenil nunca había parecido tan pura y sublime como en ese momento en que su resplandor se veía acentuado por la adversidad. |
"Youth," said Endicott, "ye stand in an evil case, thou and thy maiden wife. Make ready presently, for I am minded that ye shall both have a token to remember your wedding day!"
| —Joven, —dijo Endicott— vos y vuestra virginal esposa estáis en un mal trance. Preparaos, porque es mi intención que ambos recibáis un presente que os haga recordar vuestro día de bodas. |
"Stern man," cried the May Lord, "how can I move thee? Were the means at hand, I would resist to the death. Being powerless, I entreat! Do with me as thou wilt, but let Edith go untouched!"
| —Hombre cruel, ¿cómo podré conmoveros? —exclamó el Rey de Mayo—. Si tuviera los medios a mi alcance, resistiría hasta la muerte. Puesto que estoy inerme, os suplico. ¡Haced conmigo lo que os plazca, pero no toquéis a Edith! |
"Not so," replied the immitigable zealot. "We are not wont to show an idle courtesy to that sex, which requireth the stricter discipline. What sayest thou, maid? Shall thy silken bridegroom suffer thy share of the penalty, besides his own?"
| —Jamás —contestó el implacable fanático, No demostraremos una estéril generosidad para con ese sexo que necesita la disciplina más severa. ¿Qué decís vos, doncella? ¿Vuestro delicado esposo debe sufrir vuestra parte de la pena, además de la suya propia? |
"Be it death," said Edith, "and lay it all on me!"
| —Que sea la muerte —dijo Edith—, ¡y cargadla toda sobre mí! |
Truly, as Endicott had said, the poor lovers stood in a woeful case. Their foes were triumphant, their friends captive and abased, their home desolate, the benighted wilderness around them, and a rigorous destiny, in the shape of the Puritan leader, their only guide. Yet the deepening twilight could not altogether conceal that the iron man was softened; he smiled at the fair spectacle of early love; he almost sighed for the inevitable blight of early hopes.
| Verdaderamente, como había dicho Endicott, los pobres enamorados pasaban por un penoso trance. Sus enemigos habían triunfado, sus amigos se hallaban cautivos y humillados, su hogar estaba arrasado, su única gula era el bosque tenebroso que los rodeaba y un destino riguroso, corporizado en el jefe puritano. Sin embargo, la oscuridad creciente no bastaba para ocultar que el hombre de hierro se había sentido conmovido. Sonreía ante el espectáculo del temprano amor y casi suspiró por la inevitable frustración de las primigenias esperanzas. |
"The troubles of life have come hastily on this young couple," observed Endicott. "We will see how they comport themselves under their present trials ere we burden them with greater. If, among the spoil, there be any garments of a more decent fashion, let them be put upon this May Lord and his Lady, instead of their glistening vanities. Look to it, some of you."
| —Los pesares de la vida se han descargado prematuramente sobre esta joven pareja —observó Endicott—. Veremos cómo soportan sus pruebas actuales, antes de que les impongamos otras mayores. Si, entre los despojos, hubiera prendas más decorosas, ponédselas al Rey y la Reina de Mayo, en lugar de sus fulgurantes frivolidades. Que alguno de ustedes se ocupe de ello. |
"And shall not the youth′s hair be cut?" asked Peter Palfrey, looking with abhorrence at the love-lock and long glossy curls of the young man.
| —¿Y no le cortaremos la melena al joven? —preguntó Peter Palfrey, mirando con aversión la coleta y las largas guedejas lustrosas del muchacho. |
"Crop it forthwith, and that in the true pumpkin-shell fashion," answered the captain. "Then bring them along with us, but more gently than their fellows. There be qualities in the youth, which may make him valiant to fight, and sober to toil, and pious to pray; and in the maiden, that may fit her to become a mother in our Israel, bringing up babes in better nurture than her own hath been. Nor think ye, young ones, that they are the happiest, even in our lifetime of a moment, who mis-spend it in dancing round a May-Pole!"
| —Cortádsela inmediatamente y que sea en el auténtico estilo calabaza —respondió el capitán—. Luego traedlos con nosotros, pero tratadlos con más consideración que a sus camaradas. Este joven tiene cualidades que probablemente lo convertirán en un bravo guerrero y un esmerado trabajador y un devoto feligrés, y quizá las virtudes de la doncella la hagan digna de trasformarse en madre dentro de nuestro Israel, para criar hijos con mejor alimento que el que ella misma recibió. ¡Y vosotros, jóvenes, no penséis que los más felices son, incluso en nuestra vida fugaz, aquellos que malgastan su tiempo danzando en torno de un Mástil de Mayo! |
And Endicott, the severest Puritan of all who laid the rock foundation of New England, lifted the wreath of roses from the ruin of the May-Pole, and threw it, with his own gauntleted hand, over the heads of the Lord and Lady of the May. It was a deed of prophecy. As the moral gloom of the world overpowers all systematic gaiety, even so was their home of wild mirth made desolate amid the sad forest. They returned to it no more. But as their flowery garland was wreathed of the brightest roses that had grown there, so, in the tie that united them, were intertwined all the purest and best of their early joys. They went heavenward, supporting each other along the difficult path which it was their lot to tread, and never wasted one regretful thought on the vanities of Merry Mount.
| Y Endicott, el más severo de aquellos puritanos que asentaron los sólidos cimientos de Nueva Inglaterra, levantó la guirnalda de rosas de entre las ruinas del Mástil de Mayo y la arrojó, con su propia mano enfundada en su guantelete de hierro, sobre las cabezas del Rey y la Reina de Mayo. Este fue un acto profético. Así como la congoja moral del inundo asfixia todo goce sistemático, así también su morada de desbordante alegría quedó reducida a escombros en medio de la triste floresta. Jamás volvieron allí. Pero así como su guirnalda florida estaba tejida con las rosas más radiantes que habían crecido en ese lugar, así también en los vínculos que los unían estaban entrelazados las más puras y mejores de sus alegrías primeras. Marcharon rumbo al cielo, brindándose mutuo apoyo a lo largo del agreste sendero que su destino les había deparado y nunca dilapidaron un pensamiento melancólico para recordar las vanidades de Merry Mount.
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