Nathaniel Hawthorne
The Hollow of the Three Hills
[El barranco de las tres colinas]
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In those strange old times, when fantastic dreams and madmen′s reveries were realized among the actual circumstances of life, two persons met together at an appointed hour and place. One was a lady, graceful in form and fair of feature, though pale and troubled, and smitten with an untimely blight in what should have been the fullest bloom of her years; the other was an ancient and meanly-dressed woman, of ill-favored aspect, and so withered, shrunken, and decrepit, that even the space since she began to decay must have exceeded the ordinary term of human existence. In the spot where they encountered, no mortal could observe them. Three little hills stood near each other, and down in the midst of them sunk a hollow basin, almost mathematically circular, two or three hundred feet in breadth, and of such depth that a stately cedar might but just be visible above the sides. Dwarf pines were numerous upon the hills, and partly fringed the outer verge of the intermediate hollow, within which there was nothing but the brown grass of October, and here and there a tree trunk that had fallen long ago, and lay mouldering with no green successsor from its roots. One of these masses of decaying wood, formerly a majestic oak, rested close beside a pool of green and sluggish water at the bottom of the basin. Such scenes as this (so gray tradition tells) were once the resort of the Power of Evil and his plighted subjects; and here, at midnight or on the dim verge of evening, they were said to stand round the mantling pool, disturbing its putrid waters in the performance of an impious baptismal rite. The chill beauty of an autumnal sunset was now gilding the three hill-tops, whence a paler tint stole down their sides into the hollow.
| En los extraños tiempos en que los sueños fantásticos y los caprichos locos se realizaban en las circunstancias reales de la vida, dos personas se encontraron a una hora y en un lugar prefijado. Una era una dama de formas graciosas y hermosos rasgos, aunque pálida, apesadumbrada y golpeada en sus años de plenitud por un morbo imprevisto. La otra, una anciana harapienta, fea de aspecto y tan marchita, consumida y decrépita que el mero lapso de su decadencia debía de exceder el término común de una existencia humana. Tres pequeñas colinas se alzaban una junto a otra, y en medio de ellas se abría un barranco, casi circular, de sesenta o setenta metros de ancho y con tal profundidad que un cedro majestuoso apenas se habría dejado ver por encima del borde. Pinos enanos menudeaban en las colinas y cubrían en parte el límite superior de la hondonada intermedia, en cuyo interior nada había salvo la parda hierba de octubre y, aquí y allá, algún tronco caído hacía largo tiempo, enmohecido y sin verde retoño alguno en sus raíces. Uno de estos leños corrompidos, antes un roble imponente, yacía cerca de una poza de mansa agua verde que había al fondo de la hondonada. Escenarios como éste (cuenta la tradición antigua) fueron en un tiempo refugio de un Poder del Mal y de sus súbditos jurados, y se decía que allí se reunían, a medianoche o en el crepúsculo vespertino, en torno a la sima encharcada para perturbar el agua pútrida ejecutando un impío rito baustimal. Ahora, la fría belleza de un ocaso de otoño doraba las cumbres de las Tres Colinas, de donde un tinte más pálido se derramaba hasta el barranco por las laderas. |
"Here is our pleasant meeting come to pass," said the aged crone, "according as thou hast desired. Say quickly what thou wouldst have of me, for there is but a short hour that we may tarry here."
| -- De acuerdo con tus deseos -- dijo la vieja? he aquí que hemos venido a reunirnos. Deprisa: di qué quieres de mí, que no podemos demorarnos más de una hora. |
As the old withered woman spoke, a smile glimmered on her countenance, like lamplight on the wall of a sepulchre. The lady trembled, and cast her eyes upward to the verge of the basin, as if meditating to return with her purpose unaccomplished. But it was not so ordained.
| Mientras decía esto, una sonrisa titiló en su cara mustia como una lámpara en la pared de un sepulcro. Temblando, la dama alzó la vista al borde del barranco, como si meditara la posibilidad de marcharse sin haber logrado su próposito. Pero no estaba ordenado así. |
"I am a stranger in this land, as you know," said she at length. "Whence I come it matters not; but I have left those behind me with whom my fate was intimately bound, and from whom I am cut off forever. There is a weight in my bosom that I cannot away with, and I have come hither to inquire of their welfare."
| -- Ya sabe usted que soy una extranjera en esta comarca -- dijo al fin -- . No importa de dónde vengo, he dejado atrás a quienes más íntimamente me enlazaba el destino y estoy separada de ellos para siempre. Pero siento en el pecho un peso que no cede y he venido a preguntar cómo viven. |
"And who is there by this green pool that can bring thee news from the ends of the earth?" cried the old woman, peering into the lady′s face. "Not from my lips mayst thou hear these tidings; yet, be thou bold, and the daylight shall not pass away from yonder hill-top before thy wish be granted."
| -- ¿Y quién hay en esta charca verde que puede traerte nuevas del confín de la Tierra? -- clamó la vieja escrutándole el rostro -- . No será de mis labios que las oigas. Pero atrévete, y antes de que la luz del día se apague en aquella cumbre te será concedido el deseo. |
"I will do your bidding though I die," replied the lady desperately.
| -- Haré su voluntad aunque muera -- replicó desesperada la dama. |
The old woman seated herself on the trunk of the fallen tree, threw aside the hood that shrouded her gray locks, and beckoned her companion to draw near.
| La vieja se sentó en el tronco caído, apartó la capucha que le amortajaba los grises mechones e indicó a su compañera que se acercase. |
"Kneel down," she said, "and lay your forehead on my knees."
| -- Híncate -- dijo -- y apoya la cabeza sobre mis rodillas. |
She hesitated a moment, but the anxiety that had long been kindling burned fiercely up within her. As she knelt down, the border of her garment was dipped into the pool; she laid her forehead on the old woman′s knees, and the latter drew a cloak about the lady′s face, so that she was in darkness. Then she heard the muttered words of prayer, in the midst of which she started, and would have arisen.
| Aunque la otra dudaba, la angustia que tan largamente había ardido dentro de ella se redobló. Al arrodillarse, hundió en la charca la orla del vestido. Apoyó la frente en las rodillas de la vieja, y ésta, cubriéndole el rostro con una capa, la dejó a oscuras. Luego oyó murmurar una oración, en medio de la cual la dama dio un respingo e hizo amago de levantarse. |
"Let me flee,--let me flee and hide myself, that they may not look upon me!" she cried. But, with returning recollection, she hushed herself, and was still as death.
| -- Déjeme huir... ¡Me ocultaré para que no me miren! -- exclamó. Pero se recompuso y, callando permaneció quieta como una muerta. |
For it seemed as if other voices--familiar in infancy, and unforgotten through many wanderings, and in all the vicissitudes of her heart and fortune--were mingling with the accents of the prayer. At first the words were faint and indistinct, not rendered so by distance, but rather resembling the dim pages of a book which we strive to read by an imperfect and gradually brightening light. In such a manner, as the prayer proceeded, did those voices strengthen upon the ear; till at length the petition ended, and the conversation of an aged man, and of a woman broken and decayed like himself, became distinctly audible to the lady as she knelt. But those strangers appeared not to stand in the hollow depth between the three hills. Their voices were encompassed and reechoed by the walls of a chamber, the windows of which were rattling in the breeze; the regular vibration of a clock, the crackling of a fire, and the tinkling of the embers as they fell among the ashes, rendered the scene almost as vivid as if painted to the eye. By a melancholy hearth sat these two old people, the man calmly despondent, the woman querulous and tearful, and their words were all of sorrow. They spoke of a daughter, a wanderer they knew not where, bearing dishonor along with her, and leaving shame and affliction to bring their gray heads to the grave. They alluded also to other and more recent woe, but in the midst of their talk their voices seemed to melt into the sound of the wind sweeping mournfully among the autumn leaves; and when the lady lifted her eyes, there was she kneeling in the hollow between three hills.
| Pues parecía como si con los acentos de la plegaria se estuviera mezclando otras voces, familiares en la niñez, nunca olvidads pese a las peripecias y las vicisitudes del corazón y la suerte. Al principio eran palabras tenues, indistintas, no a causa de la distancia, sino al modo de esas páginas de libro que pugnamos por leer bajo una luz imperfecta y paulatinamente más intensa. De esa suerte, las voces fueron cobrando fuerza a medida que avanzaba la oración, hasta que el ruego concluyó y a la arrodillada se le hizo claramente audible una conversación entre un hombre de edad y una mujer tan rota y menoscabada como él. No parecía, con todo, que los extraños estuvieran en el barranco. Lo que rodeaba las voces y devolvía sus ecos eran las paredes de una habitación cuyas ventanas tintineaban con la brisa; la vibración regular de un reloj, el crepitar de un fuego y el crujido de las ascuas al caer en la ceniza volvían la escena tan vívida como si el ojo la viera pintada. Sentados frente a un hogar melancólico -- el hombre, sereno y desanimado; la mujer, llorosa y plañidera -- , los dos ancianos sólo decían palabras de pena. Hablaban de una hija, errante no sabían por dónde, portadora de deshonra, que había dejado a la vergÜenza y la aflición la tarea de llevar sus cabezas canas a la tumba. Aludían también a un sinsabor más reciente, pero en medio del diálogo, las voces se fundieron con un lúgubre gemido de viento entre hojas de otoño; y al levantar los ojos, la dama se encontró arrodillada en el barranco entre las Tres Colinas. |
"A weary and lonesome time yonder old couple have of it," remarked the old woman, smiling in the lady′s face.
| -- Vaya cansancio y soledad la de esos ancianos -- comentó la vieja con una sonrisa. |
"And did you also hear them?" exclaimed she, a sense of intolerable humiliation triumphing over her agony and fear.
| -- ¡Los ha oído usted también! -- exclamó la dama, y un sentimiento de humillación intolerable se impuso al dolor y al miedo. |
"Yea; and we have yet more to hear," replied the old woman. "Wherefore, cover thy face quickly."
| -- Sí. Y aún nos queda más por oír -- replicó la otra -- . Así que tápate la cara. Deprisa. |
Again the withered hag poured forth the monotonous words of a prayer that was not meant to be acceptable in heaven; and soon, in the pauses of her breath, strange murmurings began to thicken, gradually increasing so as to drown and overpower the charm by which they grew. Shrieks pierced through the obscurity of sound, and were succeeded by the singing of sweet female voices, which, in their turn, gave way to a wild roar of laughter, broken suddenly by groanings and sobs, forming altogether a ghastly confusion of terror and mourning and mirth. Chains were rattling, fierce and stern voices uttered threats, and the scourge resounded at their command. All these noises deepened and became substantial to the listener′s ear, till she could distinguish every soft and dreamy accent of the love songs that died causelessly into funeral hymns. She shuddered at the unprovoked wrath which blazed up like the spontaneous kindling of flames and she grew faint at the fearful merriment raging miserably around her. In the midst of this wild scene, where unbound passions jostled each other in a drunken career, there was one solemn voice of a man, and a manly and melodious voice it might once have been. He went to and fro continually, and his feet sounded upon the floor. In each member of that frenzied company, whose own burning thoughts had become their exclusive world, he sought an auditor for the story of his individual wrong, and interpreted their laughter and tears as his reward of scorn or pity. He spoke of woman′s perfidy, of a wife who had broken her holiest vows, of a home and heart made desolate. Even as he went on, the shout, the laugh, the shriek the sob, rose up in unison, till they changed into the hollow, fitful, and uneven sound of the wind, as it fought among the pine-trees on those three lonely hills. The lady looked up, and there was the withered woman smiling in her face.
| Otra vez la marchita bruja se puso a verter las monótonas palabras de una oración no dirigida a la venia del Cielo, y en las pausas del aliento no tardaron en condensarse extraños murmullos, cada vez más intensos, que fueron ahogando y sojuzgando el conjuro del que habían surgido. Gritos perforaban a veces la tiniebla de sonidos, seguidos de trinos de voces femeninas, y luego de carcajadas violentas interrumpidas de golpe por sollozos, o por gemidos, de modo que el conjunto era una atroz confusión de terror, risa y llanto. Se oía un ruido de cadenas, voces brutales proferían amenazas y a sus órdenes restallaba un látigo. Todos estos sonidos aumentaron y cobraron sustancia en el oído de la mujer, hasta que ella alcanzó a distinguir cada suave matiz de ensueño de unas canciones de amor que, sin causa, se disiparon en himnos funerarios. Una cólera inmotivada, que relampaqueaba como una llama espontánea, le provocó escalofríos, y la pavorosa algazara que condía a a su alrededor la hizo flaquear. En medio de aquella escena desenfrenada, del choque de pasiones en carrera ebria, la única voz solemne era la de un hombre; y a fe que en un tiempo debía de haber sido una voz solemne y viril. Iba de aquí para allá sin cesar, los pies resonando en el suelo. En cada integrante del frenético grupo, ninguno de los actuales atendía sino a sus pensamientos inflamados, él buscaba un oyente para su falta individual e interpretaba risas o lágrimas como pago en desprecio o piedad. Hablaba de la perfidia de las mujeres, de una esposa que había quebrado los votos sagrados, de un hogar y un corazón desolados. Mientras él hablaba, gritos, risas, chillidos y sollozos se elevaron al unísono hasta trocarse en un viento de silbido hueco, caprichoso, dispar que se debatía entre los pinos de las colinas desiertas. La dama alzó los ojos. La ajada vieja le sonreía a la cara. |
"Couldst thou have thought there were such merry times in a madhouse?" inquired the latter.
| -- ¿Habrías imaginado que en un manicomio pueda haber tal jolgorio? -- preguntó. |
"True, true," said the lady to herself; "there is mirth within its walls, but misery, misery without."
| -- Sí, es cierto -- dijo la dama para sí -- . Dentro de los muros se divierten. Pero fuera hay desgracia, desgracia. |
"Wouldst thou hear more?" demanded the old woman.
| -- ¿Quieres oír más? |
"There is one other voice I would fain listen to again," replied the lady, faintly.
| -- Hay otra voz que volvería a aescuchar. |
"Then, lay down thy head speedily upon my knees, that thou mayst get thee hence before the hour be past."
| -- Pues no pierdas tiempo. Apoya la cabeza en mis rodillas antes de que pase la hora. |
The golden skirts of day were yet lingering upon the hills, but deep shades obscured the hollow and the pool, as if sombre night were rising thence to overspread the world. Again that evil woman began to weave her spell. Long did it proceed unanswered, till the knolling of a bell stole in among the intervals of her words, like a clang that had travelled far over valley and rising ground, and was just ready to die in the air. The lady shook upon her companion′s knees as she heard that boding sound. Stronger it grew and sadder, and deepened into the tone of a death bell, knolling dolefully from some ivy-mantled tower, and bearing tidings of mortality and woe to the cottage, to the hall, and to the solitary wayfarer that all might weep for the doom appointed in turn to them. Then came a measured tread, passing slowly, slowly on, as of mourners with a coffin, their garments trailing on the ground, so that the ear could measure the length of their melancholy array. Before them went the priest, reading the burial service, while the leaves of his book were rustling in the breeze. And though no voice but his was heard to speak aloud, still there were revilings and anathemas, whispered but distinct, from women and from men, breathed against the daughter who had wrung the aged hearts of her parents,--the wife who had betrayed the trusting fondness of her husband,--the mother who had sinned against natural affection, and left her child to die. The sweeping sound of the funeral train faded away like a thin vapor, and the wind, that just before had seemed to shake the coffin pall, moaned sadly round the verge of the Hollow between three Hills. But when the old woman stirred the kneeling lady, she lifted not her head.
| Si bien la falda dorada del día se demoraba aún sobre las colinas, la hondonada y la charca ya estaban sumidas en sombras, como si de allí surgiera la noche para extenderse sobre el mundo. Una vez más, la vieja empezó a urdir su conjuro. Luego de un largo momento sin que obtuviera respuesta, entre palabra y palabra asomó un repique de campana, un tañido que al cabo de un largo viaje por valles y elevaciones se aprestaba a morir en el aire. Oyendo ese sonido funesto, la dama tembló contra las rodillas de la vieja. Cuanto más crecía más triste era, y más profundo el tono de duelo; como desde una torre cubierta de hiedra, llevaba nuevas de mortalidad a la cabaña, el templo y el viajero solitario, para que cada uno llorase el destino que le estaba asignado. Luego se oyó un rumor de pasos mesurados, lentos, como si pasara un cortejo con un ataúd, arrastrando las vestiduras para sugerir al oído cuán larga era su melancolía. A la cabeza iba el sacerdote, leyendo el servicio fúnebre, las hojas del libro agitadas por la brisa. Y aunque sólo a él se lo oía hablar en voz alta, de mujeres y hombres sergían injurias y anatemas, susurrados pero distintos, contra la hija que había partido el corazón a sus padres, la esposa que había defraudado la amorosa confianza de su esposo, la pecadora contra el efecto natural que había dejado morir a su hijo. El sonido y aplastante del cortejo se desvaneció como vapor, y el viento, que un momento antes había querido levantar el paño del ataúd, gimió tristemente al borde del barranco de las Tres Colinas. Pero cuando la vieja intentó moverla, la mujer arrodillada no levantó la cabeza. |
"Here has been a sweet hour′s sport!" said the withered crone, chuckling to herself.
| -- ¡Bonita hora de diversión hemos tenido! -- dijo la arpía, y rió para sus adentros.
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