"The Artist of the Beautiful - El artífice de la belleza"









Nathaniel Hawthorne

The Artist of the Beautiful
[El artífice de la belleza]


An elderly man, with his pretty daughter on his arm, was passing along the street, and emerged from the gloom of the cloudy evening into the light that fell across the pavement from the window of a small shop. It was a projecting window; and on the inside were suspended a variety of watches, pinchbeck, silver, and one or two of gold, all with their faces turned from the streets, as if churlishly disinclined to inform the wayfarers what o′clock it was. Seated within the shop, sidelong to the window with his pale face bent earnestly over some delicate piece of mechanism on which was thrown the concentrated lustre of a shade lamp, appeared a young man. Un anciano que, con su bonita hija colgada del brazo, pasaba por la calle, emergió de la penumbra de la noche nubosa penetrando en la luz que proyectaba la vidriera de una pequeña tienda sobre el pavimento. Era una especie de ventana salediza, y en su interior estaban suspendidos una gran variedad de relojes de pared, algunos de similor, otros de plata, y uno o dos de oro, con sus esferas vueltas en dirección contraria a la calle, como negándose con grosería a informar a los transeúntes qué hora era. Dentro del negocio estaba sentado un joven, frente al escaparate, con su pálida tez inclinada atentamente sobre una delicada pieza mecánica sobre la cual se proyectaba el concentrado fulgor de una lámpara con pantalla.
"What can Owen Warland be about?" muttered old Peter Hovenden, himself a retired watchmaker, and the former master of this same young man whose occupation he was now wondering at. "What can the fellow be about? These six months past I have never come by his shop without seeing him just as steadily at work as now. It would be a flight beyond his usual foolery to seek for the perpetual motion; and yet I know enough of my old business to be certain that what he is now so busy with is no part of the machinery of a watch." —¿Qué puede estar haciendo Owen Warland? —murmuró el viejo Peter Hovenden, relojero retirado y antiguo maestro de ese mismo joven sobre cuya ocupación se estaba interrogando—. ¿Qué puede estar haciendo este muchacho? Durante los últimos seis meses nunca pasé por su negocio sin verlo trabajar tan afanosamente como ahora. Debe tratarse de algo distinto a sus habituales tonterías en busca del movimiento perpetuo. Y aún sé lo suficiente de mi antiguo oficio como para estar seguro de que lo que tanto lo ocupa en este momento no es una parte del mecanismo de un reloj.
"Perhaps, father," said Annie, without showing much interest in the question, "Owen is inventing a new kind of timekeeper. I am sure he has ingenuity enough." —Quizá, padre —dijo Annie, sin demostrar mucho interés en el asunto—, Owen esté inventando un nuevo tipo de cronómetro. Creo que no le falta ingenio para ello.
"Poh, child! He has not the sort of ingenuity to invent anything better than a Dutch toy," answered her father, who had formerly been put to much vexation by Owen Warland′s irregular genius. "A plague on such ingenuity! All the effect that ever I knew of it was to spoil the accuracy of some of the best watches in my shop. He would turn the sun out of its orbit and derange the whole course of time, if, as I said before, his ingenuity could grasp anything bigger than a child′s toy!" —¡Bah, criatura! Carece del tipo de ingenio necesario para inventar algo mejor que un juguete holandés —respondió el padre, quien ya antes había recibido no pocos disgustos por el talento desordenado de Owen Warland—. ¡Maldito sea su ingenio! Su único efecto fue entorpecer la precisión de algunos de los mejores relojes de mi negocio. Si su ingenio pudiera construir algo mayor que un juguete, tal como te dije, ¡no sería raro que intentara sacar el sol de su órbita y trastornar el curso del tiempo!
"Hush, father! He hears you!" whispered Annie, pressing the old man′s arm. "His ears are as delicate as his feelings; and you know how easily disturbed they are. Do let us move on." —¡Shhh, padre! que puede oírte —susurró Annie, apretando el brazo del viejo—. Sus oídos son tan delicados como sus sentimientos, y tú sabes con qué facilidad se alteran éstos. Sigamos caminando.
So Peter Hovenden and his daughter Annie plodded on without further conversation, until in a by-street of the town they found themselves passing the open door of a blacksmith′s shop. Within was seen the forge, now blazing up and illuminating the high and dusky roof, and now confining its lustre to a narrow precinct of the coal-strewn floor, according as the breath of the bellows was puffed forth or again inhaled into its vast leathern lungs. In the intervals of brightness it was easy to distinguish objects in remote corners of the shop and the horseshoes that hung upon the wall; in the momentary gloom the fire seemed to be glimmering amidst the vagueness of unenclosed space. Moving about in this red glare and alternate dusk was the figure of the blacksmith, well worthy to be viewed in so picturesque an aspect of light and shade, where the bright blaze struggled with the black night, as if each would have snatched his comely strength from the other. Anon he drew a white-hot bar of iron from the coals, laid it on the anvil, uplifted his arm of might, and was soon enveloped in the myriads of sparks which the strokes of his hammer scattered into the surrounding gloom. Así fue que Peter Hovenden y su hija Annie siguieron su camino sin volver a hablar, hasta que en un callejón lateral de la ciudad se encontraron frente a la puerta abierta de una herrería. Adentro se veía la forja, ora llameante e iluminando el alto y oscuro cielorraso, ora confinando su fulgor a una angosta franja del piso sembrado de carbón, según el fuelle exhalara su aliento sobre las brasas o volviera a aspirarlo dentro de sus vastos pulmones de cuero. En los intervalos de luminosidad era fácil distinguir objetos en los rincones remotos del taller y herraduras colgadas de la pared; y en la fugaz penumbra el fuego parecía arder en medio de la vaguedad de un espacio abierto. En medio de los rojos destellos que se alternaban con la oscuridad se movía la figura del herrero, digna de ser contemplada en el contraste pintoresco de luz y sombra, donde el resplandor pugnaba con la noche, como si se estuvieran arrebatando mutuamente su gentil vigor. En eso el hombre extrajo de las brasas una barra de hierro al rojo blanco, la depositó sobre el yunque, levantó su poderoso brazo y pronto quedó envuelto en las miríadas de chispas que los golpes de su martillo esparcían en la penumbra circundante.
"Now, that is a pleasant sight," said the old watchmaker. "I know what it is to work in gold; but give me the worker in iron after all is said and done. He spends his labor upon a reality. What say you, daughter Annie?" —Este sí que es un espectáculo agradable —dijo el viejo relojero—. Sé lo que significa trabajar con el oro, pero denme una maza y me quedaré con el hierro. El herrero aplica su trabajo sobre algo real. ¿Qué opinas tú, hija?
"Pray don′t speak so loud, father," whispered Annie, "Robert Danforth will hear you." —Te suplico que no hables tan alto, padre —susurró Annie—. Robert Danforth te oirá.
"And what if he should hear me?" said Peter Hovenden. "I say again, it is a good and a wholesome thing to depend upon main strength and reality, and to earn one′s bread with the bare and brawny arm of a blacksmith. A watchmaker gets his brain puzzled by his wheels within a wheel, or loses his health or the nicety of his eyesight, as was my case, and finds himself at middle age, or a little after, past labor at his own trade and fit for nothing else, yet too poor to live at his ease. So I say once again, give me main strength for my money. And then, how it takes the nonsense out of a man! Did you ever hear of a blacksmith being such a fool as Owen Warland yonder?" —¿Y qué tiene de malo que me oiga? —preguntó Peter Hovenden—. Vuelvo a repetir que es bueno y sano depender de la fuerza bruta y la realidad, y ganarse el pan con el brazo desnudo y curtido del herrero. Al relojero se le confunde la cabeza de tanto trabajar con engranajes que se mueven dentro de otros engranajes, o pierde la salud o la agudeza de su vista, como sucedió en mi caso, y se encuentra en medio de la vida, poco más o menos, sin poder desempeñar su oficio, ni ningún otro, y para peor demasiado pobre para vivir con holgura. Así repito: denme la fuerza bruta a cambio de mi dinero. Y además, ¡cómo libra este trabajo de insensateces al hombre! ¿Alguna vez oíste decir que un herrero fuese tan tonto como Owen Warland?
"Well said, uncle Hovenden!" shouted Robert Danforth from the forge, in a full, deep, merry voice, that made the roof re-echo. "And what says Miss Annie to that doctrine? She, I suppose, will think it a genteeler business to tinker up a lady′s watch than to forge a horseshoe or make a gridiron." —¡Bien dicho, tío Hovenden! —vociferó Robert Danforth desde la fragua, con una voz sonora, profunda y alegre que resonó en el techo—. ¿Y qué opina la señorita Annie de esa teoría? ¿Supongo que pensará que es más delicado ser un chapucero arreglador de relojes de dama que forjar una herradura o hacer una parilla?
Annie drew her father onward without giving him time for reply. Annie arrastró a su padre hacia adelante sin darle tiempo a contestar.
But we must return to Owen Warland′s shop, and spend more meditation upon his history and character than either Peter Hovenden, or probably his daughter Annie, or Owen′s old school-fellow, Robert Danforth, would have thought due to so slight a subject. From the time that his little fingers could grasp a penknife, Owen had been remarkable for a delicate ingenuity, which sometimes produced pretty shapes in wood, principally figures of flowers and birds, and sometimes seemed to aim at the hidden mysteries of mechanism. But it was always for purposes of grace, and never with any mockery of the useful. He did not, like the crowd of school-boy artisans, construct little windmills on the angle of a barn or watermills across the neighboring brook. Those who discovered such peculiarity in the boy as to think it worth their while to observe him closely, sometimes saw reason to suppose that he was attempting to imitate the beautiful movements of Nature as exemplified in the flight of birds or the activity of little animals. It seemed, in fact, a new development of the love of the beautiful, such as might have made him a poet, a painter, or a sculptor, and which was as completely refined from all utilitarian coarseness as it could have been in either of the fine arts. He looked with singular distaste at the stiff and regular processes of ordinary machinery. Being once carried to see a steam-engine, in the expectation that his intuitive comprehension of mechanical principles would be gratified, he turned pale and grew sick, as if something monstrous and unnatural had been presented to him. This horror was partly owing to the size and terrible energy of the iron laborer; for the character of Owen′s mind was microscopic, and tended naturally to the minute, in accordance with his diminutive frame and the marvellous smallness and delicate power of his fingers. Not that his sense of beauty was thereby diminished into a sense of prettiness. The beautiful idea has no relation to size, and may be as perfectly developed in a space too minute for any but microscopic investigation as within the ample verge that is measured by the arc of the rainbow. But, at all events, this characteristic minuteness in his objects and accomplishments made the world even more incapable than it might otherwise have been of appreciating Owen Warland′s genius. The boy′s relatives saw nothing better to be done--as perhaps there was not--than to bind him apprentice to a watchmaker, hoping that his strange ingenuity might thus be regulated and put to utilitarian purposes. Pero es menester retornar al negocio de Owen Warland y dedicar más atención a su historia y su carácter que la que Peter Hovenden, o probablemente su hija Annie, o el antiguo condiscípulo de Owen, Robert Danforth, habrían creído digna de un personaje tan insignificante. Desde la época en que sus pequeños dedos pudieron sostener un cortaplumas Owen se había destacado por un sutil ingenio, que elaboraba hermosas tallas en madera reproduciendo principalmente figuras de flores y pájaros; otras veces parecía apuntar hacia los ocultos misterios de la mecánica. Pero siempre lo hacía en busca de la belleza y nunca intentaba imitar algo de uso práctico. No construía, como la mayoría de los artesanos aplicados, pequeños molinos de viento en un rincón del granero ni molinos de agua en el arroyo más cercano. Quienes descubrieron dicha particularidad en el niño, y pensaron que era digna de ser observada con detenimiento, tuvieron algunas veces motivo para suponer que intentaba imitar la maravillosa dinámica de la Naturaleza, ejemplificada en el vuelo de los pájaros o en la actividad de los animalitos. Parecía tratarse, en verdad, de un nuevo rumbo del amor a la belleza, similar al que podría haberlo convertido en poeta, pintor o escultor, y que se hallaba tan completamente despojado de toda vulgaridad utilitaria como podía estarlo en cualquier arte. Contemplaba con singular disgusto los mecanismos rígidos y regulares de las máquinas comunes. Cuando cierta vez lo llevaron a ver una máquina de vapor, con la esperanza de que su comprensión intuitiva del principio mecánico se viera complacida, palideció y se sintió enfermo, como si le hubieran enfrentado con algo monstruoso y antinatural. Su espanto se debió en parte al tamaño y la terrible potencia del obrero mecánico; porque la naturaleza de la mente de Owen era proclive a lo microscópico, y tendía instintivamente a lo diminuto, en armonía con su figura menuda y la maravillosa pequeñez y delicadeza de sus dedos. No era que su sentido de la belleza estuviera rebajado a lo primoroso. La idea de lo bello no guarda relación con el tamaño y puede desarrollarse perfectamente tanto en un espacio reducido sólo apto para la investigación microscópica, como en el vasto ámbito en el que se mide un arco ′iris. Pero, de todos modos, la específica pequeñez de sus objetos y logros hacía que el mundo fuera más incapaz que en cualquier otra actividad de apreciar el genio de Owen Warland. Los parientes del joven no vieron pues nada mejor —y quizá no lo había— que emplearlo como aprendiz de un relojero, con la esperanza de que su extraño ingenio pudiera ser regulado y orientado a fines utilitarios.
Peter Hovenden′s opinion of his apprentice has already been expressed. He could make nothing of the lad. Owen′s apprehension of the professional mysteries, it is true, was inconceivably quick; but he altogether forgot or despised the grand object of a watchmaker′s business, and cared no more for the measurement of time than if it had been merged into eternity. So long, however, as he remained under his old master′s care, Owen′s lack of sturdiness made it possible, by strict injunctions and sharp oversight, to restrain his creative eccentricity within bounds; but when his apprenticeship was served out, and he had taken the little shop which Peter Hovenden′s failing eyesight compelled him to relinquish, then did people recognize how unfit a person was Owen Warland to lead old blind Father Time along his daily course. One of his most rational projects was to connect a musical operation with the machinery of his watches, so that all the harsh dissonances of life might be rendered tuneful, and each flitting moment fall into the abyss of the past in golden drops of harmony. If a family clock was intrusted to him for repair,--one of those tall, ancient clocks that have grown nearly allied to human nature by measuring out the lifetime of many generations,--he would take upon himself to arrange a dance or funeral procession of figures across its venerable face, representing twelve mirthful or melancholy hours. Several freaks of this kind quite destroyed the young watchmaker′s credit with that steady and matter-of-fact class of people who hold the opinion that time is not to be trifled with, whether considered as the medium of advancement and prosperity in this world or preparation for the next. His custom rapidly diminished--a misfortune, however, that was probably reckoned among his better accidents by Owen Warland, who was becoming more and more absorbed in a secret occupation which drew all his science and manual dexterity into itself, and likewise gave full employment to the characteristic tendencies of his genius. This pursuit had already consumed many months. Pero ya hemos dicho cuál era la opinión de Peter Hovenden sobre su aprendiz. No pudo sacar nada en limpio del muchacho. Es cierto que la velocidad con que Owen asimiló los misterios del oficio fue inconcebible, pero olvidaba o despreciaba totalmente el objeto principal de la actividad de un relojero, y le importaba tan poco la medición del tiempo que parecía estar inmerso en la eternidad. Sin embargo mientras Owen permaneció bajo la vigilancia de su viejo maestro, su falta de carácter, unida a órdenes estrictas y estricta vigilancia, lograron frenar su excentricidad creadora. Pero cuando concluyó el período de aprendizaje y se hizo cargo del pequeño negocio que Peter Owen debía abandonar a causa de su mala vista, la gente descubrió qué poco eficiente era Owen Warland para guiar al viejo y ciego Padre Tiempo a lo largo de su curso cotidiano. Uno de sus proyectos más racionales consistió en conectar un dispositivo musical al mecanismo de sus relojes para que todas las estridentes disonancias de la vida se tornaran melodiosas, y cada fugaz momento cayera en los abismos del pasado como dorada gota de armonía. Si le confiaban un reloj familiar para reparar —uno de esos relojes altos, antiguos, que casi se han hecho aliados de la naturaleza humana a fuerza de mesurar la vida de muchas generaciones— se encargaba de organizar con figuras un baile o cortejo fúnebre sobre su venerable cuadrante, simbolizando las doce alegres o melancólicas horas. Varias monstruosidades de ese género destruyeron totalmente la reputación del joven relojero entre esa gente reposada y prosaica que sostiene la opinión de que no se debe jugar con el tiempo, ya lo consideren un medio de progreso y prosperidad en este mundo o una preparación para el venidero. Su clientela disminuyó rápidamente... una desventura que, desde luego, Owen Warland consideró como uno de sus mejores sucesos, pues estaba cada vez más absorto en una ocupación secreta que reclamaba toda su ciencia y destreza manual, y que lo obligaba a desplegar todas las facultades características de su genio. Esta empresa lo había absorbido durante muchos meses.
After the old watchmaker and his pretty daughter had gazed at him out of the obscurity of the street, Owen Warland was seized with a fluttering of the nerves, which made his hand tremble too violently to proceed with such delicate labor as he was now engaged upon. Luego que el viejo relojero y su bonita hija lo observaron desde la oscuridad de la calle, Owen Warland cayó preso de una alteración nerviosa que hizo temblar sus manos con tanta violencia que no pudo continuar la delicada labor a la que estaba entregado.
"It was Annie herself!" murmured he. "I should have known it, by this throbbing of my heart, before I heard her father′s voice. Ah, how it throbs! I shall scarcely be able to work again on this exquisite mechanism to-night. Annie! dearest Annie! thou shouldst give firmness to my heart and hand, and not shake them thus; for if I strive to put the very spirit of beauty into form and give it motion, it is for thy sake alone. O throbbing heart, be quiet! If my labor be thus thwarted, there will come vague and unsatisfied dreams which will leave me spiritless to-morrow." —¡Era Annie en persona! —murmuró—. Debería haberlo sabido al sentir las palpitaciones de mi corazón, aun antes de oír la voz de su padre. ¡Ah, cómo late! Difícilmente pueda volver a trabajar esta noche en este exquisito mecanismo. ¡Annie, queridísima Annie! deberías impartir firmeza a mi corazón y mi mano, y no hacerlos estremecer de este modo. Pues si me empeño en dar forma al espíritu mismo de la belleza, y en darle movimiento, lo hago sólo por ti. ¡Oh!, apacíguate corazón, sé cauto! Si mi trabajo se frustra de este modo tendré sueños vagos e insatisfechos que me dejarán sin ánimo para mañana.
As he was endeavoring to settle himself again to his task, the shop door opened and gave admittance to no other than the stalwart figure which Peter Hovenden had paused to admire, as seen amid the light and shadow of the blacksmith′s shop. Robert Danforth had brought a little anvil of his own manufacture, and peculiarly constructed, which the young artist had recently bespoken. Owen examined the article and pronounced it fashioned according to his wish. Mientras se esforzaba por retomar su trabajo se abrió la puerta del negocio dando paso nada menos que a la robusta figura que Peter Hovenden se había detenido a admirar, en medio de las luces y sombras de la herrería. Robert Danforth traía consigo un pequeño yunque de su propia factura y especial diseño, que el joven artista le había recientemente encargado. Owen examinó la obra y dictaminó que estaba hecha según sus deseos.
"Why, yes," said Robert Danforth, his strong voice filling the shop as with the sound of a bass viol, "I consider myself equal to anything in the way of my own trade; though I should have made but a poor figure at yours with such a fist as this," added he, laughing, as he laid his vast hand beside the delicate one of Owen. "But what then? I put more main strength into one blow of my sledge hammer than all that you have expended since you were a ′prentice. Is not that the truth?" —¡Claro, claro que sí! —dijo Robert Danforth, y su vozarrón llegó al negocio como el sonido de un contrabajo—. En mi especialidad me considero tan bueno como el mejor, aunque haría una triste figura en la tuya con un puño como éste —agregó riendo, y colocando su enorme mano junto a la muy delicada de Owen—. ¿Pero qué importa eso? Yo pongo más fuerza en un solo golpe de maza que la que tú has gastado desde que eras aprendiz. ¿No es verdad?
"Very probably," answered the low and slender voice of Owen. "Strength is an earthly monster. I make no pretensions to it. My force, whatever there may be of it, is altogether spiritual." —Es muy probable —respondió la voz baja y débil de Owen—. La fuerza es un monstruo terrenal. No tengo pretensiones de tenerla. Mi fuerza, cualquiera que ella sea, es totalmente espiritual.
"Well, but, Owen, what are you about?" asked his old school-fellow, still in such a hearty volume of tone that it made the artist shrink, especially as the question related to a subject so sacred as the absorbing dream of his imagination. "Folks do say that you are trying to discover the perpetual motion." —Bueno, Owen, ¿qué estás haciendo? —le preguntó su antiguo condiscípulo, y su voz volvió a tener una potencia tal que el artista se encogió, especialmente porque la pregunta se refería a un tema tan sagrado como el sueño absorbente de su imaginación—. La gente dice que tratas de lograr el movimiento perpetuo.
"The perpetual motion? Nonsense!" replied Owen Warland, with a movement of disgust; for he was full of little petulances. "It can never be discovered. It is a dream that may delude men whose brains are mystified with matter, but not me. Besides, if such a discovery were possible, it would not be worth my while to make it only to have the secret turned to such purposes as are now effected by steam and water power. I am not ambitious to be honored with the paternity of a new kind of cotton machine." —¿El movimiento perpetuo? ¡Disparates! —replicó Owen Warland con un movimiento de disgusto, pues estaba lleno de petulancia—. Nunca se logrará lograrlo. Es un sueño que puede engañar a hombres cuya mente está trastornada con lo material, pero no a mí. Además, aunque fuera posible, no valdría la pena que me desvelara por él, sólo para que lo utilizaran en trabajos como los que ahora realizan el vapor y la fuerza hidráulica. No ambiciono que me honren con la paternidad de un nuevo tipo de máquina desmotadora de algodón.
"That would be droll enough!" cried the blacksmith, breaking out into such an uproar of laughter that Owen himself and the bell glasses on his work-board quivered in unison. "No, no, Owen! No child of yours will have iron joints and sinews. Well, I won′t hinder you any more. Good night, Owen, and success, and if you need any assistance, so far as a downright blow of hammer upon anvil will answer the purpose, I′m your man." —¡Eso sería verdaderamente divertido! –bramó el herrero, estallando en risas tan estruendosas que el mismo Owen, y las campanas de cristal sobre su mesa de trabajo, vibraron al unísono—. ¡No, no, Owen, ningún hijo tuyo tendrá articulaciones y coyunturas de hierro! Bueno, no quiero distraerte más. Buenas noches, Owen, y buena suerte. Y si necesitas alguna ayuda, siempre que ésta se resuelva con un buen golpe de martillo sobre el yunque, ¡estoy a tus órdenes!
And with another laugh the man of main strength left the shop. Y lanzando otra carcajada el gigantón abandonó la tienda.
"How strange it is," whispered Owen Warland to himself, leaning his head upon his hand, "that all my musings, my purposes, my passion for the beautiful, my consciousness of power to create it,--a finer, more ethereal power, of which this earthly giant can have no conception,--all, all, look so vain and idle whenever my path is crossed by Robert Danforth! He would drive me mad were I to meet him often. His hard, brute force darkens and confuses the spiritual element within me; but I, too, will be strong in my own way. I will not yield to him." —¡Qué extraño! —murmuró Owen Warland para sus adentros, apoyando la cabeza sobre su mano—. Todas mis cavilaciones, mis propósitos, mi pasión por la belleza, mi conciencia del poder para crearla —un poder tan delicado, tan etéreo, que este gigante terrenal no puede siquiera imaginar— todo, ¡todo me parece vano y ocioso cada vez que Robert Danforth se cruza en mi camino! Si lo encontrara más seguido me volvería loco. Su fuerza recia, bruta, oscurece y confunde lo espiritual que yace dentro de mí. Pero yo también seré fuerte a mi modo. ¡No me rendiré ante él!
He took from beneath a glass a piece of minute machinery, which he set in the condensed light of his lamp, and, looking intently at it through a magnifying glass, proceeded to operate with a delicate instrument of steel. In an instant, however, he fell back in his chair and clasped his hands, with a look of horror on his face that made its small features as impressive as those of a giant would have been. Sacó una diminuta pieza mecánica que estaba bajo una campana de cristal y la colocó bajo la luz concentrada de su lámpara; y observándola atentamente a través de una magnífica lupa, procedió a trabajar con un delicado instrumento de acero. Sin embargo, después de un instante, se recostó contra el respaldo de su silla y se estrujó las manos con una expresión de horror en el rostro, haciendo que sus menudas facciones se vieran tan impresionantes como podrían haberlo sido las de un gigante.
"Heaven! What have I done?" exclaimed he. "The vapor, the influence of that brute force,--it has bewildered me and obscured my perception. I have made the very stroke--the fatal stroke--that I have dreaded from the first. It is all over--the toil of months, the object of my life. I am ruined!" —¡Cielos! ¡Qué he hecho! —exclamó. El hálito, la influencia de esa fuerza bruta... ha aturdido y embotado mis sentidos. He dado el toque justo —el toque fatal— que temía desde el primer momento. Todo ha terminado... el trabajo de meses, el objeto de mi vida. ¡Estoy perdido!
And there he sat, in strange despair, until his lamp flickered in the socket and left the Artist of the Beautiful in darkness. Y allí permaneció sentado, sumido en su extraña desesperación, hasta que la llama vaciló en el portalámparas y dejó al Artífice de la Belleza sumido en las tinieblas.
Thus it is that ideas, which grow up within the imagination and appear so lovely to it and of a value beyond whatever men call valuable, are exposed to be shattered and annihilated by contact with the practical. It is requisite for the ideal artist to possess a force of character that seems hardly compatible with its delicacy; he must keep his faith in himself while the incredulous world assails him with its utter disbelief; he must stand up against mankind and be his own sole disciple, both as respects his genius and the objects to which it is directed. Así es como las ideas se desarrollan dentro de la imaginación y, a pesar de ser tan hermosas y dotadas de un valor superior a todo lo que el hombre puede definir como valioso, corren el riesgo de quebrarse y aniquilarse por el contacto con la realidad. El requisito de todo artista ideal es poseer una fuerza de voluntad difícilmente compatible con la delicadeza. Debe conservar la fe en sí mismo mientras el mundo incrédulo lo hostiga con su absoluto escepticismo; debe erguirse contra la humanidad y ser el único discípulo de sí mismo, tanto con su genio como con los objetos hacia los que éste se dirige.
For a time Owen Warland succumbed to this severe but inevitable test. He spent a few sluggish weeks with his head so continually resting in his hands that the towns-people had scarcely an opportunity to see his countenance. When at last it was again uplifted to the light of day, a cold, dull, nameless change was perceptible upon it. In the opinion of Peter Hovenden, however, and that order of sagacious understandings who think that life should be regulated, like clockwork, with leaden weights, the alteration was entirely for the better. Owen now, indeed, applied himself to business with dogged industry. It was marvellous to witness the obtuse gravity with which he would inspect the wheels of a great old silver watch thereby delighting the owner, in whose fob it had been worn till he deemed it a portion of his own life, and was accordingly jealous of its treatment. In consequence of the good report thus acquired, Owen Warland was invited by the proper authorities to regulate the clock in the church steeple. He succeeded so admirably in this matter of public interest that the merchants gruffly acknowledged his merits on ′Change; the nurse whispered his praises as she gave the potion in the sick-chamber; the lover blessed him at the hour of appointed interview; and the town in general thanked Owen for the punctuality of dinner time. In a word, the heavy weight upon his spirits kept everything in order, not merely within his own system, but wheresoever the iron accents of the church clock were audible. It was a circumstance, though minute, yet characteristic of his present state, that, when employed to engrave names or initials on silver spoons, he now wrote the requisite letters in the plainest possible style, omitting a variety of fanciful flourishes that had heretofore distinguished his work in this kind. Por un tiempo Owen Warland sucumbió ante esta severa, pero inevitable prueba. Pasó unas cuantas semanas de desaliento con su cabeza apoyada tan continuamente sobre las manos que los vecinos apenas tenían la oportunidad de verle el rostro. Cuando al fin volvió a mostrarlo a la luz, un cambio frío, opaco, indefinido era perceptible en él. Sin embargo, a juicio de Peter Hovenden, y de aquellas inteligencias sagaces que piensan que la vida debe estar regulada como un mecanismo de reloj por contrapesos de plomo, la alteración fue totalmente favorable. Owen se transformó ahora, en verdad, en un empeñoso trabajador. Era sorprendente observar la apagada gravedad con que inspeccionaba los engranajes de un antiguo y enorme reloj de plata, deleitando así a su propietario, quien lo había lucido en el bolsillo de su chaleco durante tanto tiempo que lo consideraba parte de su propia vida y por ende vigilaba celosamente su cuidado. En mérito a la buena fama así adquirida, Owen Warland fue invitado por las mismas autoridades para regular el reloj del campanario de la iglesia. Tuvo tanto éxito en este trabajo de interés público que ahora los mercaderes reconocían entre dientes sus virtudes en la Bolsa; la enfermera susurraba sus bondades mientras servía la poción en el aposento del enfermo, el amante lo bendecía en la hora de su cita; y la ciudad en general agradecía a Owen la puntualidad con que servía el almuerzo. En otras palabras, el pesado lastre que reposaba sobre su espíritu mantenía todo en orden, no sólo dentro de su propia esfera sino en todos los lugares donde se oían los metálicos acentos del reloj de la iglesia. En esas circunstancias, un detalle minúsculo de su nuevo estado de ánimo era que cuando le pedían que grabara nombres o iniciales sobre cucharas de plata, inscribía las letras solicitadas en el estilo más llano posible, omitiendo la gran cantidad de floreos caprichosos que hasta entonces distinguían ese tipo de trabajo.
One day, during the era of this happy transformation, old Peter Hovenden came to visit his former apprentice. Un día, durante la época de esta feliz transformación, el viejo Peter Hovenden fue a visitar a su antiguo aprendiz.
"Well, Owen," said he, "I am glad to hear such good accounts of you from all quarters, and especially from the town clock yonder, which speaks in your commendation every hour of the twenty-four. Only get rid altogether of your nonsensical trash about the beautiful, which I nor nobody else, nor yourself to boot, could ever understand,--only free yourself of that, and your success in life is as sure as daylight. Why, if you go on in this way, I should even venture to let you doctor this precious old watch of mine; though, except my daughter Annie, I have nothing else so valuable in the world." —Bueno, Owen —dijo— me alegra oír tan buenas referencias de ti por todos lados, y especialmente las que provienen del reloj de la ciudad, el cual te elogia al dar cada una de las veinticuatro horas. Bastará que te libres por completo de tus absurdas ideas sobre la belleza, que ni yo ni ningún otro ni para colmo tú mismo pudo jamás entender... bastará que te libres de ellas y tu éxito en la vida será tan seguro como la luz del día. Vaya, si sigues por este camino, incluso es posible que me atreva a encargarte la reparación de mi viejo y querido reloj; creo que excepto mi hija Annie no tengo nada tan valioso en el mundo.
"I should hardly dare touch it, sir," replied Owen, in a depressed tone; for he was weighed down by his old master′s presence. —Es difícil que me atreva a tocarlo, señor —respondió Owen con tono deprimido; la presencia de su viejo maestro lo agobiaba.
"In time," said the latter,--"In time, you will be capable of it." —Con el tiempo, con el tiempo serás capaz de hacerlo —dijo el anciano.
The old watchmaker, with the freedom naturally consequent on his former authority, went on inspecting the work which Owen had in hand at the moment, together with other matters that were in progress. The artist, meanwhile, could scarcely lift his head. There was nothing so antipodal to his nature as this man′s cold, unimaginative sagacity, by contact with which everything was converted into a dream except the densest matter of the physical world. Owen groaned in spirit and prayed fervently to be delivered from him. Con la confianza que le daba su pasada autoridad el viejo relojero continuó inspeccionando el trabajo que Owen tenía en ese momento entre manos, junto con otras reparaciones en marcha. El artista, en tanto, apenas podía levantar la cabeza. No había nada tan opuesto a su naturaleza como la fría, poco imaginativa sagacidad del hombre, en contacto con la cual todo lo demás se convertía en un sueño, excepto la materia más densa del mundo físico. Owen gimió interiormente y rogó fervientemente poder librarse de él.
"But what is this?" cried Peter Hovenden abruptly, taking up a dusty bell glass, beneath which appeared a mechanical something, as delicate and minute as the system of a butterfly′s anatomy. "What have we here? Owen! Owen! there is witchcraft in these little chains, and wheels, and paddles. See! with one pinch of my finger and thumb I am going to deliver you from all future peril." —¿Pero qué es esto? —exclamó abruptamente Peter Hovenden, levantando una polvorienta campana de cristal debajo de la cual había un mecanismo tan delicado y minúsculo como el sistema anatómico de una mariposa—. ¿Qué tenemos aquí? ¡Owen! ¡Owen! en estas pequeñas cadenas y ruedecillas y diales hay algo de brujería. ¡Mira! Con un pellizco de mis dedos te salvaré del peligro futuro.
"For Heaven′s sake," screamed Owen Warland, springing up with wonderful energy, "as you would not drive me mad, do not touch it! The slightest pressure of your finger would ruin me forever." —¡Por el amor de Dios! —exclamó Owen Warland, incorporándose con admirable energía—. ¡Si no quiere volverme loco no toque eso! La más ligera presión de su dedo me destruiría para siempre.
"Aha, young man! And is it so?" said the old watchmaker, looking at him with just enough penetration to torture Owen′s soul with the bitterness of worldly criticism. "Well, take your own course; but I warn you again that in this small piece of mechanism lives your evil spirit. Shall I exorcise him?" —¡Ajá, jovencito! ¿De eso se trata? —dijo el viejo relojero, mirándole con suficiente agudeza como para torturar su alma con la corrosión de la crítica mundana—. Bueno, entonces sigue tu propio camino. Pero te prevengo una vez más que en este diminuto mecanismo reside tu espíritu maligno. ¿Puedo exorcizarlo?
"You are my evil spirit," answered Owen, much excited,--"you and the hard, coarse world! The leaden thoughts and the despondency that you fling upon me are my clogs, else I should long ago have achieved the task that I was created for." —¡Usted es mi espíritu maligno —respondió Owen, muy excitado—, usted y_ el mundo duro y vulgar! Mis lastres son los pensamientos de plomo y desaliento que cargo sobre mis espaldas. De lo contrario ya habría cumplido hace mucho tiempo la función para la que he nacido.
Peter Hovenden shook his head, with the mixture of contempt and indignation which mankind, of whom he was partly a representative, deem themselves entitled to feel towards all simpletons who seek other prizes than the dusty one along the highway. He then took his leave, with an uplifted finger and a sneer upon his face that haunted the artist′s dreams for many a night afterwards. At the time of his old master′s visit, Owen was probably on the point of taking up the relinquished task; but, by this sinister event, he was thrown back into the state whence he had been slowly emerging. Peter Hovenden sacudió la cabeza, con esa mezcla de desprecio e indignación con la que la humanidad, de la cual era hasta cierto punto un representante, se siente autorizada a juzgar a todos los simplones que buscan otros premios distintos del polvoriento que se encuentra a la vera de los caminos. Luego se retiró, con un dedo levantado y una mueca en la cara, mueca que persiguió los sueños al artista durante muchas noches. En el momento que se produjo la visita de su viejo maestro, Owen estaba quizás a punto de retomar el trabajo abandonado, pero el desagradable episodio lo hizo recaer en la postración de la que había estado surgiendo lentamente.
But the innate tendency of his soul had only been accumulating fresh vigor during its apparent sluggishness. As the summer advanced he almost totally relinquished his business, and permitted Father Time, so far as the old gentleman was represented by the clocks and watches under his control, to stray at random through human life, making infinite confusion among the train of bewildered hours. He wasted the sunshine, as people said, in wandering through the woods and fields and along the banks of streams. There, like a child, he found amusement in chasing butterflies or watching the motions of water insects. There was something truly mysterious in the intentness with which he contemplated these living playthings as they sported on the breeze or examined the structure of an imperial insect whom he had imprisoned. The chase of butterflies was an apt emblem of the ideal pursuit in which he had spent so many golden hours; but would the beautiful idea ever be yielded to his hand like the butterfly that symbolized it? Sweet, doubtless, were these days, and congenial to the artist′s soul. They were full of bright conceptions, which gleamed through his intellectual world as the butterflies gleamed through the outward atmosphere, and were real to him, for the instant, without the toil, and perplexity, and many disappointments of attempting to make them visible to the sensual eye. Alas that the artist, whether in poetry, or whatever other material, may not content himself with the inward enjoyment of the beautiful, but must chase the flitting mystery beyond the verge of his ethereal domain, and crush its frail being in seizing it with a material grasp. Owen Warland felt the impulse to give external reality to his ideas as irresistibly as any of the poets or painters who have arrayed the world in a dimmer and fainter beauty, imperfectly copied from the richness of their visions. Pero la tendencia innata de su alma no había hecho otra cosa, en medio de su aparente letargo, que acumular nuevas energías. Cuando avanzó el verano descuidó su negocio casi por completo y permitió que el Padre Tiempo, en la medida en que el viejo caballero estaba representado por los relojes de pared y bolsillo bajo su cuidado, marchara a la deriva por la vida humana, sembrando infinita confusión en el desfile de las desconcertadas horas. Desperdiciaba los días, decía la gente, deambulando por los bosques y los prados y a lo largo de la costa de los arroyos. Allí se entretenía como un niño cazando mariposas u observando los movimientos de los insectos acuáticos. Había algo verdaderamente misterioso en la atención con que contemplaba estos juguetes vivientes, mientras revoloteaban a merced de la brisa, o examinaba la anatomía de un soberbio insecto que había apresado. La caza de mariposas era un símbolo apropiado para la búsqueda del ideal al cual había consagrado tantas horas doradas. ¿Pero podría su mano un día atrapar la idea de la belleza, tal como capturaba la mariposa que le servía de emblema? Eran días dulces, sin duda, y en armonía con el alma del artista. Estaban llenos de concepciones brillantes que refulgían a través de su mundo intelectual tal como las mariposas lo hacían a través de la atmósfera exterior; y para él eran reales por un instante, sin el afán y la perplejidad y los múltiples desengaños que acompañan a los esfuerzos por hacerlas visibles al ojo humano. ¡Qué pena que el artista, ya trabaje en poesía o con cualquier otro material, no se conforme con el goce interior de la belleza, y pretenda en cambio perseguir el misterio fugaz más allá del confín de su dominio etéreo, destruyendo su frágil vida cuando la apresa con ataduras materiales! Owen Warland sentía el impulso de exteriorizar sus ideas en forma tan irresistibie como cualquiera de los poetas o pintores que han adornado el mundo con una belleza más tenue y apagada, copia imperfecta de la riqueza de sus visiones.
The night was now his time for the slow progress of re-creating the one idea to which all his intellectual activity referred itself. Always at the approach of dusk he stole into the town, locked himself within his shop, and wrought with patient delicacy of touch for many hours. Sometimes he was startled by the rap of the watchman, who, when all the world should be asleep, had caught the gleam of lamplight through the crevices of Owen Warland′s shutters. Daylight, to the morbid sensibility of his mind, seemed to have an intrusiveness that interfered with his pursuits. On cloudy and inclement days, therefore, he sat with his head upon his hands, muffling, as it were, his sensitive brain in a mist of indefinite musings, for it was a relief to escape from the sharp distinctness with which he was compelled to shape out his thoughts during his nightly toil. La noche era ahora el momento en que lentamente avanzada hacia la recreación de la única idea que acaparaba toda su actividad intelectual. Siempre, al aproximarse el crepúsculo, regresaba silenciosamente a la ciudad, se encerraba en su negocio, y cincelaba con paciente delicadeza durante muchas horas. Algunas veces lo sobresaltaban los golpes del sereno, quien, cuando todo el mundo quería dormir, descubría el resplandor de una lámpara a través de las hendijas de las persianas de Owen Warland. La luz del día actuaba sobre su mórbida sensibilidad como si fuera una Indiscreción que perturbaba sus labores. Por lo tanto, en los días nublados, permanecía sentado con la cabeza entre las manos, envolviendo, por así decirlo, su delicado cerebro con la bruma de sus cavilaciones indefinidas; porque era un alivio escapar de la gran nitidez con la que estaba obligado a configurar sus pensamientos durante los afanes nocturnos.
From one of these fits of torpor he was aroused by the entrance of Annie Hovenden, who came into the shop with the freedom of a customer, and also with something of the familiarity of a childish friend. She had worn a hole through her silver thimble, and wanted Owen to repair it. Fue arrancado de su sopor por la aparición de Annie Hovenden, que entró en la tienda con la desenvoltura de una cliente y también con algo de. la familiaridad de una amiga de la infancia. Su dedal de plata se había perforado y quería que él lo reparase.
"But I don′t know whether you will condescend to such a task," said she, laughing, "now that you are so taken up with the notion of putting spirit into machinery." — Pero no sé si condescenderá a hacer algo tan burdo —dijo riendo— ahora que está tan atareado en insuflar espíritu a la materia.
"Where did you get that idea, Annie?" said Owen, starting in surprise. — ¿De dónde sacó esa idea, Annie? —dijo Owen, sorprendido.
"Oh, out of my own head," answered she, "and from something that I heard you say, long ago, when you were but a boy and I a little child. But come, will you mend this poor thimble of mine?" —Oh, de mi propia cabeza —respondió ella— y de algo que le oí decir hace mucho tiempo, cuando usted no era más que un niño y yo una chiquilla. Pero dejemos eso, ¿arreglará mi pobre dedal?
"Anything for your sake, Annie," said Owen Warland,--"anything, even were it to work at Robert Danforth′s forge." — Haré cualquier cosa que me pida, Annie —dijo Owen Warland—, cualquier cosa, incluso trabajar en la forja de Robert Danforth.
"And that would be a pretty sight!" retorted Annie, glancing with imperceptible slightness at the artist′s small and slender frame. "Well; here is the thimble." —¡Eso sí que sería digno de verse! —replicó Annie, observando con imperceptible desdén la figura menuda y delicada del artista—. Bueno, he aquí el dedal.
"But that is a strange idea of yours," said Owen, "about the spiritualization of matter." —Pero qué extraña idea tuvo, esa de la espiritualización de la materia —dijo Owen.
And then the thought stole into his mind that this young girl possessed the gift to comprehend him better than all the world besides. And what a help and strength would it be to him in his lonely toil if he could gain the sympathy of the only being whom he loved! To persons whose pursuits are insulated from the common business of life--who are either in advance of mankind or apart from it--there often comes a sensation of moral cold that makes the spirit shiver as if it had reached the frozen solitudes around the pole. What the prophet, the poet, the reformer, the criminal, or any other man with human yearnings, but separated from the multitude by a peculiar lot, might feel, poor Owen felt. Y en ese momento tuvo la sospecha de que esa joven poseía el don de comprenderlo mejor que el resto del mundo. ¡Y cuánta ayuda y vigor podría darle en su solitaria empresa el conquistar la simpatía del único ser que amaba! Los hombres cuyos propósitos están aislados de los asuntos comunes de la vida —ya sea porque están adelantados a los demás hombres o apartados de ellos— experimentan a veces una sensación de frío moral, que estremece el espíritu como si éste hubiera alcanzado las heladas soledades que rodean el Polo. Owen Warland sentía lo que podían sentir el profeta, el poeta, el reformador, el criminal, o cualquier otro hombre con anhelos humanos pero separado de la multitud por un destino peculiar.
"Annie," cried he, growing pale as death at the thought, "how gladly would I tell you the secret of my pursuit! You, methinks, would estimate it rightly. You, I know, would hear it with a reverence that I must not expect from the harsh, material world." —¡Annie —exclamó, palideciendo como un muerto ante la sola idea—, con cuánto placer le contaría el secreto de mi búsqueda! Creo que usted sabría valorarla correctamente. Sé que lo escucharía con un respeto que no puedo esperar del mundo duro y material.
"Would I not? to be sure I would!" replied Annie Hovenden, lightly laughing. "Come; explain to me quickly what is the meaning of this little whirligig, so delicately wrought that it might be a plaything for Queen Mab. See! I will put it in motion." —¿Y cómo no habría de hacerlo? ¡Seguro! —respondió Annie Hovenden con una risa ligera—. Vamos, explíqueme cuál es el significado de esta pequeña peonza, cincelada con tanta delicadeza que podría haber sido el juguete de la Reina Mab. ¡Mire! La pondré en movimiento.
"Hold!" exclaimed Owen, "hold!" —¡Deténgase! —gritó Owen—. ¡Deténgase!
Annie had but given the slightest possible touch, with the point of a needle, to the same minute portion of complicated machinery which has been more than once mentioned, when the artist seized her by the wrist with a force that made her scream aloud. She was affrighted at the convulsion of intense rage and anguish that writhed across his features. The next instant he let his head sink upon his hands. Annie no había hecho más que tocar suavemente, con la punta de una aguja, la diminuta parte del mecanismo complejo que ya hemos mencionado, cuando el artista la tomó de la muñeca con tanta fuerza que la hizo lanzar un fuerte grito. Se asustó al ver la crispación de intensa furia que convulsionó el rostro de Owen. Un instante después él ocultó la cabeza entre las manos.
"Go, Annie," murmured he; "I have deceived myself, and must suffer for it. I yearned for sympathy, and thought, and fancied, and dreamed that you might give it me; but you lack the talisman, Annie, that should admit you into my secrets. That touch has undone the toil of months and the thought of a lifetime! It was not your fault, Annie; but you have ruined me!" —Váyase, Annie —murmuró—. Me he engañado y debo sufrir por ello. Deseaba comprensión y pensé, imaginé, soñé que usted podría brindármela. Pero carece del talismán, Annie, que le abriría la puerta de mis secretos. Ese toque ha deshecho el trabajo de meses y el pensamiento de una vida. No es su culpa, Annie, ¡pero me ha destruido!
Poor Owen Warland! He had indeed erred, yet pardonably; for if any human spirit could have sufficiently reverenced the processes so sacred in his eyes, it must have been a woman′s. Even Annie Hovenden, possibly might not have disappointed him had she been enlightened by the deep intelligence of love. ¡Pobre Owen Warland! Ciertamente se había equivocado, pero su error era perdonable; pues si algún espíritu humano podía reverenciar los procesos que eran tan sagrados ante sus ojos, ese espíritu hubiera sido el de una mujer. Quizá ni siquiera Annie Havenden lo habría desilusionado de haber estado iluminada por la profunda inteligencia del amor.
The artist spent the ensuing winter in a way that satisfied any persons who had hitherto retained a hopeful opinion of him that he was, in truth, irrevocably doomed to unutility as regarded the world, and to an evil destiny on his own part. The decease of a relative had put him in possession of a small inheritance. Thus freed from the necessity of toil, and having lost the steadfast influence of a great purpose,--great, at least, to him,--he abandoned himself to habits from which it might have been supposed the mere delicacy of his organization would have availed to secure him. But when the ethereal portion of a man of genius is obscured the earthly part assumes an influence the more uncontrollable, because the character is now thrown off the balance to which Providence had so nicely adjusted it, and which, in coarser natures, is adjusted by some other method. Owen Warland made proof of whatever show of bliss may be found in riot. He looked at the world through the golden medium of wine, and contemplated the visions that bubble up so gayly around the brim of the glass, and that people the air with shapes of pleasant madness, which so soon grow ghostly and forlorn. Even when this dismal and inevitable change had taken place, the young man might still have continued to quaff the cup of enchantments, though its vapor did but shroud life in gloom and fill the gloom with spectres that mocked at him. There was a certain irksomeness of spirit, which, being real, and the deepest sensation of which the artist was now conscious, was more intolerable than any fantastic miseries and horrors that the abuse of wine could summon up. In the latter case he could remember, even out of the midst of his trouble, that all was but a delusion; in the former, the heavy anguish was his actual life. El artista pasó el invierno siguiente en una forma tal que convenció a todos los que todavía habían depositado una esperanza en él de que estaba, en verdad, irrevocablemente perdido en lo que concernía al mundo y destinado a una vida oprobiosa. El fallecimiento de un pariente lo puso en posesión de una pequeña herencia. Ésta lo liberó de la necesidad de trabajar asiduamente y puesto que había perdido la tenaz orientación de un gran propósito —grande, al menos para él— se abandonó a las costumbres de las cuales, era válido suponer, la sola fragilidad de su organismo habría bastado para tenerlo a resguardo. Pero cuando la parte etérea de un genio se oscurece, la parte terrenal sufre una influencia mucho más incontrolable, pues el carácter pierde en ese momento el equilibrio que la Providencia había ajustado tan bien, y que en las naturalezas más vulgares se acomoda por otros medios. Owen Warland puso a prueba todas las formas de felicidad que es posible encontrar en el desenfreno. Contempló el mundo a través del medio dorado del vino, y observó las visiones que burbujean tan alegremente alrededor del borde del vaso, y que pueblan el aire con imágenes de placentera locura, que demasiado pronto asumen una forma fantasmal y desdichada. Incluso cuando ya se había experimentado este cambio funesto e inevitable, el joven había continuado vaciando la copa de los encantamientos, pese a que los vapores no hacían más que cubrir la vida con tinieblas y llenar esas tinieblas con espectros que se burlaban de él. Había un cierto fastidio del espíritu que, por ser real, por ser la sensación más profunda de la que el artista tenía conciencia entonces, era más intolerable aún que cualquier miseria y horror que la fantasía pudiera conjurar en el vino. En el segundo caso podía recordar, aun en medio de su tragedia, que todo no era más que una ilusión; en el primero, la pesada angustia era su vida real.
From this perilous state he was redeemed by an incident which more than one person witnessed, but of which the shrewdest could not explain or conjecture the operation on Owen Warland′s mind. It was very simple. On a warm afternoon of spring, as the artist sat among his riotous companions with a glass of wine before him, a splendid butterfly flew in at the open window and fluttered about his head. De ese peligroso estado lo rescató un incidente que más de una persona presenció, pero que ni siquiera los más perspicaces pudieron explicar, ni sacar conclusiones acerca de su influencia sobre la mente de Owen Warland. Fue muy sencillo. En una cálida tarde de primavera, mientras el artista estaba sentado entre sus licenciosos compañeros con un vaso de vino frente a él, una espléndida mariposa entró por la ventana abierta y revoloteó alrededor de su cabeza.
"Ah," exclaimed Owen, who had drank freely, "are you alive again, child of the sun and playmate of the summer breeze, after your dismal winter′s nap? Then it is time for me to be at work!" —¡Ah! —exclamó Owen, que había bebido bastante—. ¿Estás viva nuevamente, hija del sol y compañera de juegos de la brisa estival, luego de tu desolada siesta de invierno?
And, leaving his unemptied glass upon the table, he departed and was never known to sip another drop of wine. Y dejando su vaso medio lleno sobre la mesa, partió y nunca se supo que hubiera tomado otra gota de alcohol.
And now, again, he resumed his wanderings in the woods and fields. It might be fancied that the bright butterfly, which had come so spirit-like into the window as Owen sat with the rude revellers, was indeed a spirit commissioned to recall him to the pure, ideal life that had so etheralized him among men. It might be fancied that he went forth to seek this spirit in its sunny haunts; for still, as in the summer time gone by, he was seen to steal gently up wherever a butterfly had alighted, and lose himself in contemplation of it. When it took flight his eyes followed the winged vision, as if its airy track would show the path to heaven. But what could be the purpose of the unseasonable toil, which was again resumed, as the watchman knew by the lines of lamplight through the crevices of Owen Warland′s shutters? The towns-people had one comprehensive explanation of all these singularities. Owen Warland had gone mad! How universally efficacious--how satisfactory, too, and soothing to the injured sensibility of narrowness and dulness--is this easy method of accounting for whatever lies beyond the world′s most ordinary scope! From St. Paul′s days down to our poor little Artist of the Beautiful, the same talisman had been applied to the elucidation of all mysteries in the words or deeds of men who spoke or acted too wisely or too well. In Owen Warland′s case the judgment of his towns-people may have been correct. Perhaps he was mad. The lack of sympathy--that contrast between himself and his neighbors which took away the restraint of example--was enough to make him so. Or possibly he had caught just so much of ethereal radiance as served to bewilder him, in an earthly sense, by its intermixture with the common daylight. Y entonces, otra vez, reanudó sus vagabundeos por los bosques y prados. Se podía imaginar que la brillante mariposa que había entrado por la ventana como algo etéreo, mientras Owen se hallaba con sus toscos compañeros de juerga, era en verdad un espíritu encargado de recordarle la vida pura, ideal que tanto lo había espiritualizado entre los hombres. Se podía imaginar que había salido en busca de ese espíritu en sus moradas soleadas, pues una vez más, como durante el verano anterior, fue visto deslizándose suavemente allí donde una mariposa se hubiese posado y sumirse en su contemplación. Cuando levantaba vuelo sus ojos seguían la visión alada, como si su trazo aéreo pudiera mostrarle el camino del cielo. ¿Pero cual podía ser el propósito de la intempestiva labor que había reiniciado, como bien lo sabía el sereno por los rayos de luz que se escapaban por las rendijas de las persianas? La gente de la ciudad tenía una sola explicación comprensible de todas estas excentricidades. ¡Owen Warland había enloquecido! ¡Qué eficazmente universal —qué satisfactorio, también, y tranquilizador para la sensibilidad herida de la mezquindad y la estupidez—este método fácil de interpretar lo que subyace más allá de la perspectiva vulgar del mundo! Desde los días de San Pablo hasta los de nuestro pobre y menudo Artífice de la Belleza, se ha aplicado el mismo talismán a la resolución de todos los misterios que hay en las palabras o los hechos de los hombres que hablan o actúan con demasiada sabiduría o rectitud. En el caso de Owen Warland el juicio de sus conciudadanos puede haber sido correcto. Quizás estaba loco. La falta de afecto —el contraste entre él y sus vecinos que eliminó el efecto moderador del ejemplo— era suficiente como para enloquecer a cualquiera. O es posible que hubiese tomado una dosis tan alta de radiación etérea como para sentirse desubicado, en sentido terrenal, por la combinación con la vulgar luz del día.
One evening, when the artist had returned from a customary ramble and had just thrown the lustre of his lamp on the delicate piece of work so often interrupted, but still taken up again, as if his fate were embodied in its mechanism, he was surprised by the entrance of old Peter Hovenden. Owen never met this man without a shrinking of the heart. Of all the world he was most terrible, by reason of a keen understanding which saw so distinctly what it did see, and disbelieved so uncompromisingly in what it could not see. On this occasion the old watchmaker had merely a gracious word or two to say. Una noche, cuando el artista había retornado de sus habituales vagabundeos y arrojaba el resplandor de su lámpara sobre la delicada pieza cincelada tantas veces interrumpida, pero siempre retomada, como si su destino estuviera imbuido en ese mecanismo, fue sorprendido por la entrada del viejo Peter Hovenden. Owen nunca se encontraba con ese hombre sin una opresión en el corazón. De todos los hombres del mundo él era el más terrible, pues su agudo entendimiento aceptaba con certidumbre lo que veía y descreía inflexiblemente de lo que no veía. En esa oportunidad el viejo relojero sólo pronunció un par de palabras amables.
"Owen, my lad," said he, "we must see you at my house to-morrow night." —Owen, mi muchacho —dijo—, mañana por la noche quisiéramos verte en casa.
The artist began to mutter some excuse. El artista comenzó a musitar una excusa.
"Oh, but it must be so," quoth Peter Hovenden, "for the sake of the days when you were one of the household. What, my boy! don′t you know that my daughter Annie is engaged to Robert Danforth? We are making an entertainment, in our humble way, to celebrate the event." —Oh, pero debes venir —insistió Peter Hovenden— en homenaje a los días en que formabas parte del hogar. Vaya, muchacho, ¿no sabes que mi hija Annie se ha comprometido con Robert Danforth? Hemos organizado una pequeña fiesta, dentro de nuestra humildad, para celebrar el acontecimiento.
"Ah!" said Owen. —Ah —dijo Owen.
That little monosyllable was all he uttered; its tone seemed cold and unconcerned to an ear like Peter Hovenden′s; and yet there was in it the stifled outcry of the poor artist′s heart, which he compressed within him like a man holding down an evil spirit. One slight outbreak. however, imperceptible to the old watchmaker, he allowed himself. Raising the instrument with which he was about to begin his work, he let it fall upon the little system of machinery that had, anew, cost him months of thought and toil. It was shattered by the stroke! Este breve monosílabo fue todo lo que articuló. Para el oído de Peter Hovenden el tono parecía frío e indiferente, pero en él estaba todo el gemido ahogado del pobre corazón del artista, que estrujó dentro de su alma como un espíritu maligno que debía aprisionar. Sin embargo se permitió un ligero desahogo, imperceptible para el viejo relojero. Levantó el instrumento con el que se disponía a comenzar su trabajo y lo dejó caer sobre el diminuto mecanismo que le había costado, nuevamente, meses de reflexión y labor. ¡El golpe lo destrozó por completo!
Owen Warland′s story would have been no tolerable representation of the troubled life of those who strive to create the beautiful, if, amid all other thwarting influences, love had not interposed to steal the cunning from his hand. Outwardly he had been no ardent or enterprising lover; the career of his passion had confined its tumults and vicissitudes so entirely within the artist′s imagination that Annie herself had scarcely more than a woman′s intuitive perception of it; but, in Owen′s view, it covered the whole field of his life. Forgetful of the time when she had shown herself incapable of any deep response, he had persisted in connecting all his dreams of artistical success with Annie′s image; she was the visible shape in which the spiritual power that he worshipped, and on whose altar he hoped to lay a not unworthy offering, was made manifest to him. Of course he had deceived himself; there were no such attributes in Annie Hovenden as his imagination had endowed her with. She, in the aspect which she wore to his inward vision, was as much a creature of his own as the mysterious piece of mechanism would be were it ever realized. Had he become convinced of his mistake through the medium of successful love,--had he won Annie to his bosom, and there beheld her fade from angel into ordinary woman,--the disappointment might have driven him back, with concentrated energy, upon his sole remaining object. On the other hand, had he found Annie what he fancied, his lot would have been so rich in beauty that out of its mere redundancy he might have wrought the beautiful into many a worthier type than he had toiled for; but the guise in which his sorrow came to him, the sense that the angel of his life had been snatched away and given to a rude man of earth and iron, who could neither need nor appreciate her ministrations,--this was the very perversity of fate that makes human existence appear too absurd and contradictory to be the scene of one other hope or one other fear. There was nothing left for Owen Warland but to sit down like a man that had been stunned. La historia de Owen Warland no habría sido una representación tolerable de la vida tumultuosa de aquellos que se esfuerzan por crear belleza si, entre otras influencias frustrantes, el amor no se hubiera interpuesto para hacer vacilar su mano. Exteriormente no había sido un enamorado ardiente ni emprendedor; la carrera de su pasión había confinado totalmente sus tumultos y vicisitudes a la imaginación del artista de la que ni aun Annie había tenido algo más que su percepción intuitiva de mujer. Pero desde el punto de vista de Owen cubría todo el espectro de su vida. Olvidando la ocasión en que ella se había mostrado incapaz de responder intensamente a su amor, había insistido en vincular todos sus sueños de éxito artístico con la imagen de Annie. Ella era la forma visible con la que se le presentaba el poder espiritual que veneraba, y ante cuyo altar se proponía depositar una ofrenda muy poco indigna. Por supuesto que se había engañado: Annie Hovenden no tenía los atributos que su imaginación le había otorgado. Los aspectos que ella asumía en sus visiones interiores eran en mucho criaturas de su propia imaginación, lo mismo que lo sería el misterioso mecanismo si algún día llegaba a concretarse. Si se hubiera convencido de su error gracias al éxito amoroso, si hubiera atraído a Annie contra su pecho, reteniéndola y haciéndole perder su cualidad angélica, volviéndola una mujer común, tal vez la desilusión lo hubiera vuelto, con energía concentrada, al único objeto que llenaba su vida. En cambio, si hubiera encontrado la Annie que imaginaba su suerte había sido tan rica en belleza que quizá por esta misma redundancia habría materializado lo bello en muchos modelos más valiosos que el que ahora lo afanaba. Pero el disfraz con que llegó la pena, la certidumbre de que el ángel de su vida le había sido arrebatado y entregado a un vulgar hombre de tierra y hierro, que jamás podría necesitar o apreciar sus desvelos... ése era el colmo de la perversidad del destino, por el cual la existencia humana aparecía demasiado absurda y contradictoria como para ser el escenario de otra esperanza u otro temor. Nada le quedaba a Owen Warland, salvo quedarse inmóvil en su asiento, como un hombre aturdido por un golpe.
He went through a fit of illness. After his recovery his small and slender frame assumed an obtuser garniture of flesh than it had ever before worn. His thin cheeks became round; his delicate little hand, so spiritually fashioned to achieve fairy task-work, grew plumper than the hand of a thriving infant. His aspect had a childishness such as might have induced a stranger to pat him on the head--pausing, however, in the act, to wonder what manner of child was here. It was as if the spirit had gone out of him, leaving the body to flourish in a sort of vegetable existence. Not that Owen Warland was idiotic. He could talk, and not irrationally. Somewhat of a babbler, indeed, did people begin to think him; for he was apt to discourse at wearisome length of marvels of mechanism that he had read about in books, but which he had learned to consider as absolutely fabulous. Among them he enumerated the Man of Brass, constructed by Albertus Magnus, and the Brazen Head of Friar Bacon; and, coming down to later times, the automata of a little coach and horses, which it was pretended had been manufactured for the Dauphin of France; together with an insect that buzzed about the ear like a living fly, and yet was but a contrivance of minute steel springs. There was a story, too, of a duck that waddled, and quacked, and ate; though, had any honest citizen purchased it for dinner, he would have found himself cheated with the mere mechanical apparition of a duck. Pasó un tiempo enfermo. Después de la mejoría su menudo y frágil cuerpo se cubrió con un blando acolchado de carne que antes jamás había lucido. Sus flacas mejillas se redondearon; su delicada y pequeña mano, espiritualmente diseñada para realizar trabajos exquisitos, engordó más que la de un niño rechoncho. Su físico adquirió un aspecto tan infantil que podría haber inducido a un forastero a palmearle la cabeza... deteniéndose, sin embargo, a mitad de camino, para preguntarse qué clase de niño era ése. Fue como si el espíritu lo hubiese abandonado, dejando al cuerpo desarrollar una especie de existencia vegetativa. No era que Owen Warland estuviera idiotizado. Podía hablar, y no lo hacía irracionalmente. En verdad la gente comenzó a catalogarlo como charlatán, pues tendía a perderse en largas y tediosas divagaciones sobre los maravillosos artilugios que se mencionaban en los libros que había leído, pero que había aprendido a reconocer como absolutamente ficticios. Entre ellos enumeraba al Hombre de Bronce construido por Alejandro Magno, y la cabeza de Bronce del fraile Bacon; y tratándose de épocas más recientes, al pequeño carruaje de caballos automáticos que, se decía, había sido fabricado para el Delfín de Francia; y un insecto que zumbaba junto al oído como una mosca viva, y que sin embargo no era otra cosa que un mecanismo compuesto de diminutos resortes de acero. También se contaba la historia de un pato que nadaba y graznaba y comía; pero si algún honesto ciudadano lo hubiera comprado para la cena habría descubierto que lo habían estafado con una simple reproducción mecánica.
"But all these accounts," said Owen Warland, "I am now satisfied are mere impositions." —Pero ahora estoy convencido —decía Owen Warland— que todas esas historias no son más que imposturas.
Then, in a mysterious way, he would confess that he once thought differently. In his idle and dreamy days he had considered it possible, in a certain sense, to spiritualize machinery, and to combine with the new species of life and motion thus produced a beauty that should attain to the ideal which Nature has proposed to herself in all her creatures, but has never taken pains to realize. He seemed, however, to retain no very distinct perception either of the process of achieving this object or of the design itself. Luego confesaba, en tono misterioso, que antes pensaba de manera diferente. Que en sus días de ocio y ensueño había considerado posible, en cierto sentido, espiritualizar las máquinas; y combinar con esta nueva especie de vida y movimiento así creada una belleza capaz de realizar el ideal que la Naturaleza se había propuesto alcanzar con todas sus criaturas, si bien nunca se había tomado el trabajo de materializarlo. No parecía, empero, conservar un recuerdo muy claro del procedimiento por el cual pensaba realizar ese objeto, ni del diseño en sí.
"I have thrown it all aside now," he would say. "It was a dream such as young men are always mystifying themselves with. Now that I have acquired a little common sense, it makes me laugh to think of it." —Ahora he desistido de todo eso —solía decir—. Fue sólo un sueño con los que los jóvenes se engañan a sí mismos. Ahora que he adquirido un poco de sentido común me causa risa.
Poor, poor and fallen Owen Warland! These were the symptoms that he had ceased to be an inhabitant of the better sphere that lies unseen around us. He had lost his faith in the invisible, and now prided himself, as such unfortunates invariably do, in the wisdom which rejected much that even his eye could see, and trusted confidently in nothing but what his hand could touch. This is the calamity of men whose spiritual part dies out of them and leaves the grosser understanding to assimilate them more and more to the things of which alone it can take cognizance; but in Owen Warland the spirit was not dead nor passed away; it only slept. ¡Pobre, pobre y caído Owen Warland! Eran los síntomas de que había dejado de habitar el halo sublime que nos rodea. Había perdido su fe en lo invisible, y ahora se enorgullecía, como siempre lo hacen los infelices de su tipo, de la sabiduría que rechaza incluso mucho de aquello que el ojo percibe, y sólo confía ciegamente en lo que la mano toca. Ésta es la calamidad que asola a los hombres en los que se extingue la parte espiritual y sólo persiste en ellos ese entendimiento grosero que los asimila cada vez más a las cosas de las que sólo éste puede tomar conciencia. Pero el espíritu no había muerto en Owen Warland, sólo dormía.
How it awoke again is not recorded. Perhaps the torpid slumber was broken by a convulsive pain. Perhaps, as in a former instance, the butterfly came and hovered about his head and reinspired him,--as indeed this creature of the sunshine had always a mysterious mission for the artist,--reinspired him with the former purpose of his life. Whether it were pain or happiness that thrilled through his veins, his first impulse was to thank Heaven for rendering him again the being of thought, imagination, and keenest sensibility that he had long ceased to be. No han quedado informes de la forma en que volvió a despertar. Quizás un dolor convulsivo rompió el pesado letargo. Quizá, tal como ya había sucedido, la mariposa se acercó y revoloteó en torno a su cabeza volviendo a inspirarlo —pues, en realidad, esta criatura de luz siempre desempeñaba una misión misteriosa para con Owen— y a devolverle el viejo propósito de su vida. Ya fuera el dolor o la felicidad lo que corrió por sus venas, su primer impulso fue agradecer al cielo por haberlo transformado nuevamente en el ser pensante, imaginativo y agudamente sensible que había dejado de ser largo tiempo atrás.
"Now for my task," said he. "Never did I feel such strength for it as now." —Y ahora manos a la obra —dijo—. Nunca me sentí tan fuerte para hacerlo como ahora.
Yet, strong as he felt himself, he was incited to toil the more diligently by an anxiety lest death should surprise him in the midst of his labors. This anxiety, perhaps, is common to all men who set their hearts upon anything so high, in their own view of it, that life becomes of importance only as conditional to its accomplishment. So long as we love life for itself, we seldom dread the losing it. When we desire life for the attainment of an object, we recognize the frailty of its texture. But, side by side with this sense of insecurity, there is a vital faith in our invulnerability to the shaft of death while engaged in any task that seems assigned by Providence as our proper thing to do, and which the world would have cause to mourn for should we leave it unaccomplished. Can the philosopher, big with the inspiration of an idea that is to reform mankind, believe that he is to be beckoned from this sensible existence at the very instant when he is mustering his breath to speak the word of light? Should he perish so, the weary ages may pass away--the world′s, whose life sand may fall, drop by drop--before another intellect is prepared to develop the truth that might have been uttered then. But history affords many an example where the most precious spirit, at any particular epoch manifested in human shape, has gone hence untimely, without space allowed him, so far as mortal judgment could discern, to perform his mission on the earth. The prophet dies, and the man of torpid heart and sluggish brain lives on. The poet leaves his song half sung, or finishes it, beyond the scope of mortal ears, in a celestial choir. The painter--as Allston did--leaves half his conception on the canvas to sadden us with its imperfect beauty, and goes to picture forth the whole, if it be no irreverence to say so, in the hues of heaven. But rather such incomplete designs of this life will be perfected nowhere. This so frequent abortion of man′s dearest projects must be taken as a proof that the deeds of earth, however etherealized by piety or genius, are without value, except as exercises and manifestations of the spirit. In heaven, all ordinary thought is higher and more melodious than Milton′s song. Then, would he add another verse to any strain that he had left unfinished here? Sin embargo, pese a que se sentía fuerte, lo que lo estimuló a retomar su labor más diligentemente fue el temor de que la muerte lo sorprendiera en medio de su trabajo. Esta ansiedad es, quizá, común en todos los hombres que empeñan su corazón en una meta muy alta. Tan alta, desde su propio punto de vista, que la importancia de la vida queda condicionada al logro de su objetivo. Mientras amamos la vida por sí misma, pocas veces tememos perderla. Cuando la deseamos para alcanzar un fin, reconocemos la fragilidad de su contextura. Pero junto a esta sensación de inseguridad se desarrolla una fe vital en nuestra invulnerabilidad a los dardos de la muerte, pues parece como si la Providencia nos hubiera asignado una actividad determinada, que daría al mundo motivos de congoja si quedara inconclusa. ¿Puede pensar el filósofo, henchido con la inspiración de una idea que habrá de reformar a la humanidad, que ha de ser desgajado de su existencia sensible en el preciso instante en que toma aliento para pronunciar la palabra iluminadora? Si muriera en ese trance, los siglos fatigados podrían desgastarse —toda la arena vital del mundo podría caer, grano por grano— antes que otro intelecto estuviera preparado para realizar el concepto que podía haber sido enunciado en ese momento. Pero la historia proporciona muchos ejemplos en los cuales el espíritu más precioso, corporizado en una época cualquiera con forma humana, se extinguió prematuramente, sin margen suficiente, tal como el mundo puede discernirlo, para cumplir su misión en la tierra. Muere el profeta, y el hombre de corazón aletargado y mente lerda sobrevive. El poeta deja su canto inacabado, o lo concluye fuera del alcance de los oídos mortales, en un coro celestial. El pintor —tal como lo hizo Allston— deja la mitad de su concepción sobre la tela, para apenarnos con su belleza imperfecta, y asciende a pintar el cuadro completo de los tonos del cielo, dicho esto sin ninguna intención irreverente. Pero en realidad los planes inconclusos de esta vida no se completan en ninguna parte. Este aborto frecuente de los proyectos más queridos del hombre debe interpretarse como una prueba de que los deseos terrenales, incluso sublimados por la devoción o el genio, no tienen valor, excepto en la medida que se los toma como ejercicios y manifestaciones del espíritu. En el cielo cualquier pensamiento común es más elevado y melodioso que el cántico de Milton. ¿Agregaría acaso el genio una estrofa a un poema dejado trunco en la tierra?
But to return to Owen Warland. It was his fortune, good or ill, to achieve the purpose of his life. Pass we over a long space of intense thought, yearning effort, minute toil, and wasting anxiety, succeeded by an instant of solitary triumph: let all this be imagined; and then behold the artist, on a winter evening, seeking admittance to Robert Danforth′s fireside circle. There he found the man of iron, with his massive substance thoroughly warmed and attempered by domestic influences. And there was Annie, too, now transformed into a matron, with much of her husband′s plain and sturdy nature, but imbued, as Owen Warland still believed, with a finer grace, that might enable her to be the interpreter between strength and beauty. It happened, likewise, that old Peter Hovenden was a guest this evening at his daughter′s fireside, and it was his well-remembered expression of keen, cold criticism that first encountered the artist′s glance. Pero retornemos a Owen Warland. Tuvo la fortuna, buena o mala, de alcanzar la meta de su vida. Pasemos por alto un largo período de reflexión profunda, de esfuerzo anhelante, de trabajo minucioso y de agotadora ansiedad, seguido de un instante de triunfo solitario. Imaginemos todo esto y contemplemos luego al artista, en una noche de invierno, solicitar acogida junto a la chimenea de Robert Danforth. Allí encontró a ese hombre de hierro, con su robusta humanidad, bastante entibiado y atemperado por las influencias domésticas. Y allí también estaba Annie, transformada ahora en una matrona, con muchos rasgos de la naturaleza simple y vigorosa de su marido, pero imbuida, tal como Owen Warland aún suponía, de una gracia más fina que le permitía ser la intermediaria entre la fuerza y la belleza. Sucedió, asimismo, que esa noche el viejo Peter Hovenden estaba invitado al hogar de su hija, y lo primero que el artista encontró fue su bien recordada mirada de fría y penetrante crítica.
"My old friend Owen!" cried Robert Danforth, starting up, and compressing the artist′s delicate fingers within a hand that was accustomed to gripe bars of iron. "This is kind and neighborly to come to us at last. I was afraid your perpetual motion had bewitched you out of the remembrance of old times." —¡Mi viejo amigo Owen! —exclamó Robert Danforth, incorporándose y apretando los delicados dedos con una mano acostumbrada a manejar barras de hierro—. ¡Por fin te has dignado a visitarnos! Temía que tu movimiento perpetuo te hubiera embrujado haciéndote olvidar los buenos tiempos.
"We are glad to see you," said Annie, while a blush reddened her matronly cheek. "It was not like a friend to stay from us so long." —Estamos muy contentos de verlo —dijo Annie, mientras un sonrojo teñía sus mejillas de matrona—. Un buen amigo no debe estar apartado tanto tiempo.
"Well, Owen," inquired the old watchmaker, as his first greeting, "how comes on the beautiful? Have you created it at last?" —Bueno, Owen —preguntó el viejo relojero a modo de saludo—. ¿Cómo marcha la belleza? ¿Has podido crearla al fin?
The artist did not immediately reply, being startled by the apparition of a young child of strength that was tumbling about on the carpet,--a little personage who had come mysteriously out of the infinite, but with something so sturdy and real in his composition that he seemed moulded out of the densest substance which earth could supply. This hopeful infant crawled towards the new-comer, and setting himself on end, as Robert Danforth expressed the posture, stared at Owen with a look of such sagacious observation that the mother could not help exchanging a proud glance with her husband. But the artist was disturbed by the child′s look, as imagining a resemblance between it and Peter Hovenden′s habitual expression. He could have fancied that the old watchmaker was compressed into this baby shape, and looking out of those baby eyes, and repeating, as he now did, the malicious question: "The beautiful, Owen! How comes on the beautiful? Have you succeeded in creating the beautiful?" El artista no respondió de inmediato pues lo sorprendió la aparición de un chiquillo robusto que gateaba por la alfombra... un diminuto personaje que había surgido misteriosamente de la nada, pero cuyo físico era tan vigoroso y real que parecía moldeado con las sustancias más densas que puede proporcionar la tierra. La prometedora criatura se arrastró hasta el recién llegado y luego de sentarse sobre su trasero, tal como Robert Danforth describió luego su postura, contempló a Owen con una mirada tan sagaz que la madre no pudo evitar cambiar con su marido una mirada de orgullo. Pero el artista se sintió turbado por el gesto del niño, al imaginar un parecido con la habitual expresión de reproche de Peter Hovenden. Podía imaginar al viejo relojero comprimido en esa figura infantil, escrutándolo con esos ojos de bebé, y repitiendo, tal como acababa de hacerlo, la pregunta maliciosa: —¡La belleza, Owen! ¿Cómo marcha la belleza? ¿Has podido crearla al fin?
"I have succeeded," replied the artist, with a momentary light of triumph in his eyes and a smile of sunshine, yet steeped in such depth of thought that it was almost sadness. "Yes, my friends, it is the truth. I have succeeded." —Lo he conseguido —respondió el artista, con un fugaz brillo de triunfo en los ojos y una sonrisa luminosa surgida, a pesar de todo, de tan hondos abismos de la mente que era casi triste—. Sí, amigos, es cierto. ¡He triunfado!
"Indeed!" cried Annie, a look of maiden mirthfulness peeping out of her face again. "And is it lawful, now, to inquire what the secret is?" —¡En verdad! —exclamó Annie, con una alegría virginal que volvió a asomar en sus facciones—. Es lícito que ahora pregunte cuál era el secreto, ¿no?
"Surely; it is to disclose it that I have come," answered Owen Warland. "You shall know, and see, and touch, and possess the secret! For, Annie,--if by that name I may still address the friend of my boyish years,--Annie, it is for your bridal gift that I have wrought this spiritualized mechanism, this harmony of motion, this mystery of beauty. It comes late, indeed; but it is as we go onward in life, when objects begin to lose their freshness of hue and our souls their delicacy of perception, that the spirit of beauty is most needed. If,--forgive me, Annie,--if you know how--to value this gift, it can never come too late." —Naturalmente. Es para revelarlo que he venido —respondió Owen Warland—. ¡Usted conocerá, y verá, y tocará, y tendrá el secreto! ¡Pues, Annie —si es que todavía puedo llamar con ese nombre a la amiga de mis años de infancia—, es para su regalo de bodas que he cincelado este mecanismo espiritualizado, esta armonía en movimiento, este misterio de la belleza! Llega tarde, es verdad, pero cuando más avanzamos en la vida, los objetos empiezan a perder la tonalidad de frescura y nuestras almas la delicadeza de la sensibilidad, que más necesitamos para el espíritu de la belleza. Sí —disculpe que se lo diga, Annie—, si usted sabe valorar este objeto nunca podrá llegar demasiado tarde.
He produced, as he spoke, what seemed a jewel box. It was carved richly out of ebony by his own hand, and inlaid with a fanciful tracery of pearl, representing a boy in pursuit of a butterfly, which, elsewhere, had become a winged spirit, and was flying heavenward; while the boy, or youth, had found such efficacy in his strong desire that he ascended from earth to cloud, and from cloud to celestial atmosphere, to win the beautiful. This case of ebony the artist opened, and bade Annie place her fingers on its edge. She did so, but almost screamed as a butterfly fluttered forth, and, alighting on her finger′s tip, sat waving the ample magnificence of its purple and gold-speckled wings, as if in prelude to a flight. It is impossible to express by words the glory, the splendor, the delicate gorgeousness which were softened into the beauty of this object. Nature′s ideal butterfly was here realized in all its perfection; not in the pattern of such faded insects as flit among earthly flowers, but of those which hover across the meads of paradise for child-angels and the spirits of departed infants to disport themselves with. The rich down was visible upon its wings; the lustre of its eyes seemed instinct with spirit. The firelight glimmered around this wonder--the candles gleamed upon it; but it glistened apparently by its own radiance, and illuminated the finger and outstretched hand on which it rested with a white gleam like that of precious stones. In its perfect beauty, the consideration of size was entirely lost. Had its wings overreached the firmament, the mind could not have been more filled or satisfied. Mientras hablaba mostró algo que parecía un alhajero. Estaba finamente tallado en ébano por su propia mano, y ostentaba una caprichosa tracería de perlas incrustadas que representaban a un niño persiguiendo una mariposa, la que en otro lado se convertía en un espíritu alado y se remontaba al cielo; mientras que el niño, o joven, había obtenido tanta fuerza de su vigoroso anhelo que ascendía de la tierra a las nubes, y de allí a la región celestial, para conquistar la belleza. El artista abrió el estuche de ébano y le rogó a Annie que apoyara su dedo en el borde. Ella lo hizo, pero estuvo a punto de gritar cuando brotó una mariposa revoloteando, y luego de asentarse en la punta de su dedo, permaneció posada y abanicando la vasta magnificencia de sus alas salpicadas de púrpura y oro, como en el preludio de un vuelo. Es imposible expresar con palabras la gloria, el esplendor, el delicado encanto que se fundían en la belleza de ese objeto. La mariposa ideal de la naturaleza estaba allí representada con toda su perfección, no con la configuración de los insectos desvaídos que se mecen entre las flores terrenales, sino de esos otros que flotan a través de los prados del Paraíso para que los ángeles niños y los espíritus de las criaturas difuntas se distraigan con ellos. Un precioso polvillo se notaba sobre sus alas y el resplandor de sus ojos parecía animado por la vida. El fuego de la chimenea brillaba en torno a esta maravilla... las velas relucían sobre ella, pero parecía centellear con fulgor propio, iluminando el dedo y la mano estirada en que reposaba con una irradiación blanca semejante a la de las piedras preciosas. Su belleza perfecta hacía olvidar toda consideración de tamaño. Si sus alas hubieran alcanzado al firmamento la mente no se habría sentido más colmada ni satisfecha.
"Beautiful! beautiful!" exclaimed Annie. "Is it alive? Is it alive?" —¡Maravillosa! ¡Maravillosa! —exclamó Annie—¿Está viva?
"Alive? To be sure it is," answered her husband. "Do you suppose any mortal has skill enough to make a butterfly, or would put himself to the trouble of making one, when any child may catch a score of them in a summer′s afternoon? Alive? Certainly! But this pretty box is undoubtedly of our friend Owen′s manufacture; and really it does him credit." —¿Viva? Seguro que sí —respondió su esposo—. ¿Crees que un mortal puede tener el ingenio necesario para hacer una mariposa, o si lo tuviese se molestaría en hacerlo, cuando cualquier chiquillo puede atraparlas en una tarde de verano? —¿Viva? ¡Naturalmente! Pero sin duda este hermoso estuche es obra de nuestro amigo Owen, y realmente es digno de mérito.
At this moment the butterfly waved its wings anew, with a motion so absolutely lifelike that Annie was startled, and even awestricken; for, in spite of her husband′s opinion, she could not satisfy herself whether it was indeed a living creature or a piece of wondrous mechanism. En ese instante la mariposa volvió a agitar las alas con un movimiento tan real que Annie se sobresaltó, e incluso se asustó, pues no obstante el dictamen de su esposo no atinaba a decidir si se trataba en verdad de una criatura viva o de un mecanismo prodigioso.
"Is it alive?" she repeated, more earnestly than before. —Está viva —repitió, con más seriedad que antes.
"Judge for yourself," said Owen Warland, who stood gazing in her face with fixed attention. —Juzgue usted misma —dijo Owen Warland, quien observaba fijamente su rostro.
The butterfly now flung itself upon the air, fluttered round Annie′s head, and soared into a distant region of the parlor, still making itself perceptible to sight by the starry gleam in which the motion of its wings enveloped it. The infant on the floor followed its course with his sagacious little eyes. After flying about the room, it returned in a spiral curve and settled again on Annie′s finger. Entonces la mariposa se elevó por el aire, revoloteó en torno a la cabeza de Annie y se dirigió hacia un rincón lejano de la sala, donde se la percibía nítidamente por el resplandor estelar con que batía sus alas. El niño seguía desde el suelo su trayectoria con ojitos sagaces. Después de volar alrededor de la habitación la mariposa volvió, describiendo una espiral, y se asentó nuevamente sobre el dedo de Annie.
"But is it alive?" exclaimed she again; and the finger on which the gorgeous mystery had alighted was so tremulous that the butterfly was forced to balance himself with his wings. "Tell me if it be alive, or whether you created it." —¿Pero está viva? —exclamó ella una vez más, y el dedo sobre el que, se había posado el espléndido misterio temblaba tanto que la mariposa se vio obligada a conservar el equilibrio con sus alas—. Dígame si está viva, o si usted la creó.
"Wherefore ask who created it, so it be beautiful?" replied Owen Warland. "Alive? Yes, Annie; it may well be said to possess life, for it has absorbed my own being into itself; and in the secret of that butterfly, and in its beauty,--which is not merely outward, but deep as its whole system,--is represented the intellect, the imagination, the sensibility, the soul of an Artist of the Beautiful! Yes; I created it. But"--and here his countenance somewhat changed--"this butterfly is not now to me what it was when I beheld it afar off in the daydreams of my youth." —¿Es necesario preguntar quién la creó para que sea hermosa? —contestó Owen Warland—. ¿Viva? Sí, Annie, se podría decir que tiene vida porque ha absorbido mi propio ser, y en el secreto de esta mariposa, y en su encanto —que no es solamente exterior sino tan profundo como la totalidad de sus sistemas—, están representados el intelecto, la imaginación, la sensibilidad, el alma de un Artífice de la Belleza. Sí, yo la creé. Pero —y en ese momento algo cambió en sus facciones— esta mariposa ya no es para mí lo que era cuando la contemplaba desde lejos, en las ensoñaciones de mi juventud.
"Be it what it may, it is a pretty plaything," said the blacksmith, grinning with childlike delight. "I wonder whether it would condescend to alight on such a great clumsy finger as mine? Hold it hither, Annie." —Sea lo que fuere es un bonito juguete —dijo el herrero, sonriendo con regocijo infantil—. Me pregunto si condescendería a posarse sobre un dedo grande y torpe como el mío. ¡Alcánzamela, Annie!
By the artist′s direction, Annie touched her finger′s tip to that of her husband; and, after a momentary delay, the butterfly fluttered from one to the other. It preluded a second flight by a similar, yet not precisely the same, waving of wings as in the first experiment; then, ascending from the blacksmith′s stalwart finger, it rose in a gradually enlarging curve to the ceiling, made one wide sweep around the room, and returned with an undulating movement to the point whence it had started. Siguiendo las instrucciones del artista, Annie tocó la punta del dedo de su esposo con la del suyo propio y, luego de una corta demora, la mariposa aleteó de uno al otro. Enseguida preludió un segundo vuelo mediante un batir de alas similar al que había ejecutado en el curso del primer experimento, aunque no idéntico. A continuación abandonó el dedo del herrero, se elevó hacia el techo en una curva que se fue ampliando gradualmente, recorrió una dilatada trayectoria alrededor del cuarto y volvió con un movimiento ondulante al punto de partida.
"Well, that does beat all nature!" cried Robert Danforth, bestowing the heartiest praise that he could find expression for; and, indeed, had he paused there, a man of finer words and nicer perception could not easily have said more. "That goes beyond me, I confess. But what then? There is more real use in one downright blow of my sledge hammer than in the whole five years′ labor that our friend Owen has wasted on this butterfly." —¡Vaya, esto derrota a la naturaleza! —exclamó Robert Danforth, enunciando la alabanza más sincera que era capaz de expresar y, en verdad, si se hubiera interrumpido allí, a un hombre de vocabulario más culto no le habría resultado fácil ser más elocuente—. Confieso que es algo que escapa a mi entendimiento. ¿Pero qué importa? ¡Un solo golpe de mi maza tiene más utilidad que los cinco años de trabajo que nuestro amigo Owen ha derrochado en esta mariposa!
Here the child clapped his hands and made a great babble of indistinct utterance, apparently demanding that the butterfly should be given him for a plaything. En ese instante el niño palmoteó y emitió una profusión de sonidos ininteligibles, reclamando en apariencia que le dieran la mariposa para jugar con ella.
Owen Warland, meanwhile, glanced sidelong at Annie, to discover whether she sympathized in her husband′s estimate of the comparative value of the beautiful and the practical. There was, amid all her kindness towards himself, amid all the wonder and admiration with which she contemplated the marvellous work of his hands and incarnation of his idea, a secret scorn--too secret, perhaps, for her own consciousness, and perceptible only to such intuitive discernment as that of the artist. But Owen, in the latter stages of his pursuit, had risen out of the region in which such a discovery might have been torture. He knew that the world, and Annie as the representative of the world, whatever praise might be bestowed, could never say the fitting word nor feel the fitting sentiment which should be the perfect recompense of an artist who, symbolizing a lofty moral by a material trifle,--converting what was earthly to spiritual gold,--had won the beautiful into his handiwork. Not at this latest moment was he to learn that the reward of all high performance must be sought within itself, or sought in vain. There was, however, a view of the matter which Annie and her husband, and even Peter Hovenden, might fully have understood, and which would have satisfied them that the toil of years had here been worthily bestowed. Owen Warland might have told them that this butterfly, this plaything, this bridal gift of a poor watchmaker to a blacksmith′s wife, was, in truth, a gem of art that a monarch would have purchased with honors and abundant wealth, and have treasured it among the jewels of his kingdom as the most unique and wondrous of them all. But the artist smiled and kept the secret to himself . Mientras tanto, Owen Warland miraba por el rabillo del ojo a Annie, intentando descubrir si compartía la opinión de su esposo sobre el valor relativo de lo bello y lo práctico. Por encima de toda la amabilidad que había desplegado con él, en medio de todo el asombro y la admiración con que había contemplado la obra prodigiosa de sus manos y la encarnación de su idea, había empero un oculto desdén... demasiado secreto quizá para su conciencia y sólo perceptible por el discernimiento tan intuitivo del artista. Pero en las últimas etapas de su empresa Owen se había elevado tanto que semejante descubrimiento no podía convertirse en una tortura. Sabía que ni el mundo, ni Annie, como representante de éste, podrían —no obstante todas las alabanzas— pronunciar jamás la palabra adecuada, ni experimentar el sentimiento justo que habría constituido una recompensa perfecta para un artista que, al simbolizar una moral sublime por medio de un artilugio material —convirtiendo en oro espiritual lo que era terrenal—, había captado la belleza con su artesanía. Tampoco era ese el momento para aprender que la recompensa por todo logro trascendente se debe buscar en el logro mismo, pues toda otra búsqueda es vana. Sin embargo había un aspecto de su obra que Annie y su esposo, e incluso Peter Hovenden, podrían haber comprendido en su totalidad y que los habría convencido de que su labor de años había sido totalmente provechosa. Owen Warland podría haberles dicho que esa mariposa, ese juguete, ese obsequio de bodas que un pobre relojero hacía a la esposa de un herrero, era en verdad una joya de arte que cualquier monarca habría comprado con honores y abundante fortuna, y hubiera atesorado entre las riquezas de su reino como la más singular y maravillosa de todas. Pero el artista sonrió y se guardó el secreto.
"Father," said Annie, thinking that a word of praise from the old watchmaker might gratify his former apprentice, "do come and admire this pretty butterfly." —Padre —dijo Annie, pensando que una palabra de elogio del viejo relojero complacería a su antiguo aprendiz—, ven aquí y admira esta linda mariposa.
"Let us see," said Peter Hovenden, rising from his chair, with a sneer upon his face that always made people doubt, as he himself did, in everything but a material existence. "Here is my finger for it to alight upon. I shall understand it better when once I have touched it." —Veamos —respondió Peter Hovenden, y se levantó de su silla, con una mueca que siempre parecía dudar, como él mismo lo hacía, de todo lo que no fuera pura existencia material—. He aquí mi dedo para que se pose sobre él. La comprenderé mejor una vez que la haya tocado.
But, to the increased astonishment of Annie, when the tip of her father′s finger was pressed against that of her husband, on which the butterfly still rested, the insect drooped its wings and seemed on the point of falling to the floor. Even the bright spots of gold upon its wings and body, unless her eyes deceived her, grew dim, and the glowing purple took a dusky hue, and the starry lustre that gleamed around the blacksmith′s hand became faint and vanished. Pero, para aumentar el asombro de Annie, cuando la punta del dedo de su padre tocó la punta del dedo de su marido, sobre el que aún descansaba la mariposa, el insecto aflojó sus alas y pareció a punto e desplomarse. Y a menos que sus ojos la estuvieran engañando, incluso los deslumbrantes lunares de oro que adornaban las alas y el cuerpo de la mariposa se pusieron opacos, y la púrpura reluciente tomó un tinte oscuro y el brillo estelar que resplandecía en torno a la mano del herrero se atenuó y desapareció.
"It is dying! it is dying!" cried Annie, in alarm. —¡Se muere! ¡Se muere! —gritó Annie, alarmada.
"It has been delicately wrought," said the artist, calmly. "As I told you, it has imbibed a spiritual essence--call it magnetism, or what you will. In an atmosphere of doubt and mockery its exquisite susceptibility suffers torture, as does the soul of him who instilled his own life into it. It has already lost its beauty; in a few moments more its mechanism would be irreparably injured." —Ha sido cincelada con mucha delicadeza —dijo el artista con mucha calma—. Como les he dicho, está impregnada de esencia espiritual... llámenla magnetismo, o como quieran. En una atmósfera de dudas y desprecio su exquisita susceptibilidad sufre, tal como sufre el alma de quien le comunicó su propia vida. Ya ha perdido su belleza y en pocos momentos el mecanismo estará irreparablemente dañado.
"Take away your hand, father!" entreated Annie, turning pale. "Here is my child; let it rest on his innocent hand. There, perhaps, its life will revive and its colors grow brighter than ever." —Aleja tu mano, padre —suplicó Annie, palideciendo—. Aquí está mi hijo. Dejémosla reposar sobre su mano inocente. Muy bien, quizá su vida se reanime y sus colores brillen más que nunca.
Her father, with an acrid smile, withdrew his finger. The butterfly then appeared to recover the power of voluntary motion, while its hues assumed much of their original lustre, and the gleam of starlight, which was its most ethereal attribute, again formed a halo round about it. At first, when transferred from Robert Danforth′s hand to the small finger of the child, this radiance grew so powerful that it positively threw the little fellow′s shadow back against the wall. He, meanwhile, extended his plump hand as he had seen his father and mother do, and watched the waving of the insect′s wings with infantine delight. Nevertheless, there was a certain odd expression of sagacity that made Owen Warland feel as if here were old Pete Hovenden, partially, and but partially, redeemed from his hard scepticism into childish faith. Su padre retiró el dedo con una sonrisa agria. Entonces la mariposa pareció recuperar la facultad de moverse voluntariamente, en tanto que sus colores parecieron recobrar gran parte de su brillo original, y la radiación estelar, que era su atributo más etéreo, volvió a formar una aureola en torno a ella. Al principio, cuando la mariposa fue trasladada de la mano de Robert Danforth al dedito de la criatura, su radiación se hizo tan intensa que proyectó literalmente la sombra del pequeño contra la pared. Mientras tanto el niño estiró su mano regordeta tal como había visto hacer a sus padres y contempló con infantil deleite el batir de las alas del insecto. Sin embargo, tenía una extraña expresión de sagacidad que le hizo sentir a Owen Warland la impresión de que se trataba del viejo Peter Hovenden, redimido de su seco escepticismo por la ilusión infantil, aunque sólo en forma parcial.
"How wise the little monkey looks!" whispered Robert Danforth to his wife. —¡Qué astuto parece el monito! —susurró Robert Danforth a su esposa.
"I never saw such a look on a child′s face," answered Annie, admiring her own infant, and with good reason, far more than the artistic butterfly. "The darling knows more of the mystery than we do." —Nunca vi una expresión así en el rostro de un niño —respondió Annie, admirando a su propio hijo, y con sobrada razón, mucho más que a la artística mariposa—. El bebito comprende el misterio mejor que nosotros.
As if the butterfly, like the artist, were conscious of something not entirely congenial in the child′s nature, it alternately sparkled and grew dim. At length it arose from the small hand of the infant with an airy motion that seemed to bear it upward without an effort, as if the ethereal instincts with which its master′s spirit had endowed it impelled this fair vision involuntarily to a higher sphere. Had there been no obstruction, it might have soared into the sky and grown immortal. But its lustre gleamed upon the ceiling; the exquisite texture of its wings brushed against that earthly medium; and a sparkle or two, as of stardust, floated downward and lay glimmering on the carpet. Then the butterfly came fluttering down, and, instead of returning to the infant, was apparently attracted towards the artist′s hand. La mariposa refulgía y se apagaba, como si supiera, al igual que el artista, que en la naturaleza del niño había algo que no era enteramente cordial. Por fin se elevó de la manecita de la criatura con un grácil movimiento que pareció remontarla sin ningún esfuerzo; como si los instintos aéreos con los que la había dotado el espíritu de su amo transportaran involuntariamente a esta delicada visión hacia una esfera más sublime. Si no hubiera hallado obstáculos quizás habría volado hasta el cielo y quizá conquistado la inmortalidad. Pero su brillo se reflejó con el techo, la exquisita tersura de sus alas rozó esa materia terrenal, y una o dos chispas cayeron flotando como polvo de estrellas y quedaron centelleando sobre la alfombra. Luego la mariposa descendió aleteando y, en lugar de volver al niño, se sintió aparentemente atraída hacia la mano del artista.
"Not so! not so!" murmured Owen Warland, as if his handiwork could have understood him. "Thou has gone forth out of thy master′s heart. There is no return for thee." —¡De ningún modo! ¡De ningún modo! —murmuró Owen Warland, como si el fruto de su labor hubiera podido entenderlo—. Ya has salido del corazón de tu amo y no puedes volver a él.
With a wavering movement, and emitting a tremulous radiance, the butterfly struggled, as it were, towards the infant, and was about to alight upon his finger; but while it still hovered in the air, the little child of strength, with his grandsire′s sharp and shrewd expression in his face, made a snatch at the marvellous insect and compressed it in his hand. Annie screamed. Old Peter Hovenden burst into a cold and scornful laugh. The blacksmith, by main force, unclosed the infant′s hand, and found within the palm a small heap of glittering fragments, whence the mystery of beauty had fled forever. And as for Owen Warland, he looked placidly at what seemed the ruin of his life′s labor, and which was yet no ruin. He had caught a far other butterfly than this. When the artist rose high enough to achieve the beautiful, the symbol by which he made it perceptible to mortal senses became of little value in his eyes while his spirit possessed itself in the enjoyment of the reality. Con un vaivén oscilante, y emitiendo un trémulo destello, la mariposa enfiló a duras penas, por así decirlo, hacia el niño, y se dispuso a posarse sobre su dedo. Pero, mientras aún estaba suspendida en el aire, el pequeño hijo de la fuerza arrojó un manotazo al maravilloso insecto y lo apresó en su puño, con la expresión incisiva y astuta de su abuelo reflejada en su semblante. Annie gritó. El viejo Peter Hovenden lanzó una risa fría y cruel. Usando su fuerza el herrero separó los dedos de la criatura y encontró sobre la palma un pequeño montón de fragmentos brillantes, de los que el misterio de la belleza había fugado para siempre. En cuanto a Owen Warland, contemplaba plácidamente lo que parecía la ruina del trabajo de toda su vida. Había atrapado una mariposa muy diferente de ésa. Cuando el artista se remontó lo suficiente para obtener la belleza, el símbolo mediante el cual la hizo perceptible a los sentidos mortales perdió valor ante sus ojos, en tanto que su espíritu se colmaba con el goce de la realidad.