On a pleasant afternoon of June, it was my good fortune to be the companion of two young ladies in a walk. The direction of our course being left to me, I led them neither to Legge′s Hill, nor to the Cold Spring, nor to the rude shores and old batteries of the Neck, nor yet to Paradise; though if the latter place were rightly named, my fair friends would have been at home there. We reached the outskirts of the town, and turning aside from a street of tanners and curriers, began to ascend a hill, which at a distance, by its dark slope and the even line of its summit, resembled a green rampart along the road. It was less steep than its aspect threatened. The eminence formed part of an extensive tract of pasture land, and was traversed by cow paths in various directions; but, strange to tell, though the whole slope and summit were of a peculiarly deep green, scarce a blade of grass was visible from the base upward. This deceitful verdure was occasioned by a plentiful crop of "woodwax," which wears the same dark and glossy green throughout the summer, except at one short period, when it puts forth a profusion of yellow blossoms. At that season, to a distant spectator, the hill appears absolutely overlaid with gold, or covered with a glory of sunshine, even beneath a clouded sky. But the curious wanderer on the hill will perceive that all the grass, and everything that should nourish man or beast, has been destroyed by this vile and ineradicable weed: its tufted roots make the soil their own, and permit nothing else to vegetate among them; so that a physical curse may be said to have blasted the spot, where guilt and frenzy consummated the most execrable scene that our history blushes to record. For this was the field where superstition won her darkest triumph; the high place where our fathers set up their shame, to the mournful gaze of generations far remote. The dust of martyrs was beneath our feet. We stood on Gallows Hill.
| En una apacible tarde de junio tuve la buena suerte de pasear en compañía de dos damas jóvenes. Puesto que dejaron librada a mi criterio la elección de la ruta, no las llevé ni a Legge′s Hill, ni a Cold Spring, ni a las agrestes playas y las antiguas baterías del Neck, ni tampoco a Paradise, aunque si este último lugar ha sido correctamente bautizado, mis bellas amigas se habrían encontrado muy cómodas en él. Llegamos a los suburbios de la ciudad y, dejando atrás la calle de los tintoreros y curtidores, empezamos a escalar una colina que, desde lejos, parecía, por su faldeo oscuro y el perfil parejo de su cima, una muralla verde levantada a la vera del camino. Era menos empinada de lo que su aspecto presagiaba. La colina formaba parte de una vasta extensión de tierras de pastoreo y estaba atravesada en varias direcciones por los senderos abiertos por el ganado vacuno; pero, aunque parezca extraño, si bien toda la ladera y la cima eran de un color verde peculiarmente intenso, mirando desde la base hacia arriba casi no se veía una brizna de hierba. Este verdor engañoso era el producto de un abundante cultivo de woodwax, que ostentaba el mismo tono verde oscuro y lustroso a lo largo de todo el verano, excepto durante un breve período en que se cubre profusamente de flores amarillas. En esa estación la colina se le aparece al espectador distante totalmente cubierta de oro, o bañada por el esplendor del sol, aun bajo un cielo nublado. Pero el caminante curioso que marcha por la colina descubre que la totalidad del pasto, y todo aquello capaz de nutrir a los hombres o a las bestias, ha sido aniquilado por este yuyo vil e indestructible: sus raíces penachudas se adueñan de la tierra y no permiten que ninguna otra planta prospere entre ellas, de modo que podría decirse que una maldición física ha devastado el lugar, donde la culpa y el fanatismo consumaron la escena más execrable que nuestra historia se abochorna de registrar. Porque éste era el campo donde la superstición había obtenido su victoria más tenebrosa, el altar donde nuestros padres levantaron su vergÜenza ante la dolorida mirada de generaciones remotas. El polvo de los mártires estaba debajo de nuestros pies. Nos hallábamos en Gallows Hill.
For my own part, I have often courted the historic influence of the spot. But it is singular how few come on pilgrimage to this famous hill; how many spend their lives almost at its base, and never once obey the summons of the shadowy past, as it beckons them to the summit. Till a year or two since, this portion of our history had been very imperfectly written, and, as we are not a people of legend or tradition, it was not every citizen of our ancient town that could tell, within half a century, so much as the date of the witchcraft delusion. Recently, indeed, an historian has treated the subject in a manner that will keep his name alive, in the only desirable connection with the errors of our ancestry, by converting the hill of their disgrace into an honorable monument of his own antiquarian lore, and of that better wisdom, which draws the moral while it tells the tale. But we are a people of the present, and have no heartfelt interest in the olden time. Every fifth of November, in commemoration of they know not what, or rather without an idea beyond the momentary blaze, the young men scare the town with bonfires on this haunted height, but never dream of paying funeral honors to those who died so wrongfully, and, without a coffin or a prayer, were buried here.
| Por mi parte, he experimentado a menudo la influencia histórica del lugar. Pero es notable que sean tan pocos los que vienen en peregrinación a esta famosa colina; son muchos los que pasan sus vidas casi junto a su base, sin escuchar jamás la convocatoria del sombrío pasado, que los invita a subir a la cima. Hasta hace uno o dos años, este fragmento de nuestra historia había sido muy mal descrito, y puesto que el nuestro no es un pueblo que vive de leyendas o tradiciones, no todos los habitantes de nuestra antigua ciudad podían citar, ni siquiera con medio siglo de aproximación, aunque sólo fuese la fecha del delirio de la brujería. Por cierto, recientemente un historiador ha tratado el tema en una forma que hará perdurar su nombre, en la conexión sólo deseable con los errores de nuestros antepasados, al convertir la colina de su oprobio en un honorable monumento a su propia erudición anticuaria y a esa sabia prudencia que extrae la moraleja al tiempo que relata la anécdota. Pero el nuestro es un pueblo del presente, y no nos interesamos mayormente por el pasado. Cada cinco de noviembre, en conmemoración de algo que ignoran o, mejor dicho sin una idea que vaya más allá de la quemazón momentánea, los jóvenes atemorizan a la ciudad con las hogueras sobre esta atormentada colina pero jamás sueñan con rendir honras fúnebres para aquellos que murieron tan injustamente, y, sin ataúd ni oración, fueron sepultados allí.
Though with feminine susceptibility, my companions caught all the melancholy associations of the scene, yet these could but imperfectly overcome the gayety of girlish spirits. Their emotions came and went with quick vicissitude, and sometimes combined to form a peculiar and delicious excitement, the mirth brightening the gloom into a sunny shower of feeling, and a rainbow in the mind. My own more sombre mood was tinged by theirs. With now a merry word and next a sad one, we trod among the tangled weeds, and almost hoped that our feet would sink into the hollow of a witch′s grave. Such vestiges were to be found within the memory of man, but have vanished now, and with them, I believe, all traces of the precise spot of the executions. On the long and broad ridge of the eminence, there is no very decided elevation of any one point, nor other prominent marks, except the decayed stumps of two trees, standing near each other, and here and there the rocky substance of the hill, peeping just above the woodwax.
| Sin embargo, con susceptibilidad femenina, mis compañeros se contagiaron de todas las asociaciones melancólicas de la escena, pero estos difícilmente pueden superar la alegría exuberante de sus espíritus juveniles. Sus emociones iban y venían con rápida inconstancia, y a veces se combinaban para formar una excitación peculiar y deliciosa, iluminada por el júbilo hasta convertir la tristeza en un baño de alegría, un arco iris espiritual. Mi propio humor más sombrío fue matizándose de muestras de regocijo con otra de dolor, marchábamos entre los yuyos enmarañados y casi esperábamos que nuestros pies se hundieran en el hueco de la tumba de una bruja. Estos vestigios eran descubiertos en épocas que aun se recuerdan, pero ahora han desaparecido y junto con ellos se han perdido, pienso, todos los indicios que identificaban el lugar exacto de las ejecuciones. Sobre el extenso y ancho lomo del promontorio no hay ninguna elevación muy destacada, ni otras marcas notables, como no sean los troncos descompuestos de dos árboles, muy próximos el uno al otro, y aquí y allá la sustancia rocosa de la colina, que aflora justo por encima de las malezas.
There are few such prospects of town and village, woodland and cultivated field, steeples and country seats, as we beheld from this unhappy spot. No blight had fallen on old Essex; all was prosperity and riches, healthfully distributed. Before us lay our native town, extending from the foot of the hill to the harbor, level as a chess board embraced by two arms of the sea, and filling the whole peninsula with a close assemblage of wooden roofs, overtopped by many a spire, and intermixed with frequent heaps of verdure, where trees threw up their shade from unseen trunks. Beyond was the bay and its islands, almost the only objects, in a country unmarked by strong natural features, on which time and human toil had produced no change. Retaining these portions of the scene, and also the peaceful glory and tender gloom of the declining sun, we threw, in imagination, a veil of deep forest over the land, and pictured a few scattered villages, and this old town itself a village, as when the prince of hell bore sway there. The idea thus gained of its former aspect, its quaint edifices standing far apart, with peaked roofs and projecting stories, and its single meeting-house pointing up a tall spire in the midst; the vision, in short, of the town in 1692, served to introduce a wondrous tale of those old times.
| Pocos paisajes hay de ciudades y aldeas, bosques y praderas cultivadas, campanarios y capitales de condado, como el que contemplábamos desde ese infortunado lugar. Ninguna plaga había caído sobre la vieja Essex; todo era prosperidad y riqueza, sanamente distribuidas. Frente a nosotros se levantaba nuestra ciudad natal, que se extendía desde el pie de la colina hasta el puerto, lisa como un tablero de ajedrez, y circundada por dos brazos de mar, cubriendo toda la península con una abigarrada concentración de techos de madera, entre los que se destacaba más de un campanario, y se abrían en frecuentes manchas verdes donde los árboles proyectaban su sombra desde troncos invisibles. Más allá estaban la bahía y sus islas: prácticamente, los únicos lugares donde el tiempo y la mano del hombre no habían introducido cambios, en una comarca que no se destacaba por tener rasgos naturales llamativos. Mientras reteníamos estas porciones de la escena, y también la gloria apacible, la tierna penumbra del sol poniéndose, arrojamos, con la fantasía, un velo del espeso bosque de profundidad sobre la región, e imaginamos unas pocas aldeas diseminadas, y este vieja ciudad también como una misma aldea, como cuando el príncipe de los infiernos desplegaba allí su poder. La idea que así obtenemos de su antiguo aspecto, de sus extraños, de sus pintorescos edificios muy alejados entre sí, con techos puntiagudos y salientes, y su única iglesia que elevaba un alto campanario en el centro... en síntesis, la visión de la ciudad en 1692, sirva para introducir una prodigiosa historia de aquellos viejos tiempos.
I had brought the manuscript in my pocket. It was one of a series written years ago, when my pen, now sluggish and perhaps feeble, because I have not much to hope or fear, was driven by stronger external motives, and a more passionate impulse within, than I am fated to feel again. Three or four of these tales had appeared in the "Token," after a long time and various adventures, but had encumbered me with no troublesome notoriety, even in my birthplace. One great heap had met a brighter destiny: they had fed the flames; thoughts meant to delight the world and endure for ages had perished in a moment, and stirred not a single heart but mine. The story now to be introduced, and another, chanced to be in kinder custody at the time, and thus, by no conspicuous merits of their own, escaped destruction.
| Yo había llevado el manuscrito en el bolsillo. Pertenecía a una serie escrita años atrás, cuando mi pluma, ahora torpe y quizá débil, porque no me queda mucho que esperar o temer, estaba inspirada por motivaciones exteriores más vigorosas, y por un impulso interior más fogoso, que estoy destinado a no experimentar nuevamente. Tres o cuatro de estas historias habían aparecido en el Token, después de mucho tiempo y varias aventuras, pero no me proporcionaron una inquietante notoriedad, ni siquiera en mi ciudad natal. Gran parte de ellas alcanzaron un destino más luminoso: habían servido de alimento a las llamas. Ideas concebidas para deleitar al mundo y perdurar durante siglos habían perecido en un momento, sin conmover más corazones que el mío propio. El relato que presentaré a continuación, y otro, sucedió que cayeron en manos más generosas, y en consecuencia se salvaron de la destrucción sin que vieran méritos conspicuos.
The ladies, in consideration that I had never before intruded my performances on them, by any but the legitimate medium, through the press, consented to hear me read. I made them sit down on a moss-grown rock, close by the spot where we chose to believe that the death tree had stood. After a little hesitation on my part, caused by a dread of renewing my acquaintance with fantasies that had lost their charm in the ceaseless flux of mind, I began the tale, which opened darkly with the discovery of a murder.
| Las damas, en consideración a que nunca las había obligado a soportar mis obras por medios que no fueran los únicos legítimos, es decir, publicadas, consintieron en escuchar la lectura. Las hice sentar sobre una roca cubierta de musgo, cerca del lugar donde preferimos creer que se levantó el árbol de la muerte. Después de un breve titubeo, provocado por el temor de renovar mis lazos con fantasías que habían perdido su encanto en el constante fluir de la mente, inicié la narración, que se inauguraba tétricamente con el descubrimiento de un asesinato.
A hundred years, and nearly half that time, have elapsed since the body of a murdered man was found, at about the distance of three miles, on the old road to Boston. He lay in a solitary spot, on the bank of a small lake, which the severe frost of December had covered with a sheet of ice. Beneath this, it seemed to have been the intention of the murderer to conceal his victim in a chill and watery grave, the ice being deeply hacked, perhaps with the weapon that had slain him, though its solidity was too stubborn for the patience of a man with blood upon his hand. The corpse therefore reclined on the earth, but was separated from the road by a thick growth of dwarf pines. There had been a slight fall of snow during the night, and as if nature were shocked at the deed, and strove to hide it with her frozen tears, a little drifted heap had partly buried the body, and lay deepest over the pale dead face. An early traveller, whose dog had led him to the spot, ventured to uncover the features, but was affrighted by their expression. A look of evil and scornful triumph had hardened on them, and made death so life-like and so terrible, that the beholder at once took flight, as swiftly as if the stiffened corpse would rise up and follow.
| Han transcurrido cien años, y casi la mitad de otro lapso igual, desde que hallaron el cadáver de un hombre asesinado, a una distancia de aproximadamente tres millas, sobre el viejo camino a Boston. Yacía en un lugar solitario, sobre la orilla de un pequeño lago, que el crudo frío de diciembre había cubierto con una lámina de hielo. Al parecer el asesino había tenido la intención de ocultar a su víctima debajo de aquella capa, en una tumba gélida y líquida, pues el hielo estaba picado hasta cierta profundidad, quizá con el arma homicida, aunque su solidez había resultado excesiva para la paciencia de un hombre que tenía las manos ensangrentadas. De modo que el cadáver estaba acostado sobre la tierra, aunque separado del camino por un bosque espeso de pinos enanos. Durante la noche había caído una ligera nevada, y como si la naturaleza estuviera espantada por el crimen, y se hubiera empeñado en ocultarlo con sus lágrimas heladas, un pequeño montículo de copos había sepultado parcialmente el cuerpo y tendía un manto aun más espeso sobre el pálido rostro del cadáver. Un viajero tempranero, cuyo perro lo había conducido hasta ese punto, se atrevió a descubrir las facciones pero quedó asustado por su expresión. Una apariencia de triunfo malo y desdeñoso se había endurecido sobre sus facciones y daba rasgos tan vivos y pavorosos a la persona que lo vio que de inmediato salio tan velozmente como si el rígido cadáver estuviera por levantarse y perseguirlo.
I read on, and identified the body as that of a young man, a stranger in the country, but resident during several preceding months in the town which lay at our feet. The story described, at some length, the excitement caused by the murder, the unavailing quest after the perpetrator, the funeral ceremonies, and other commonplace matters, in the course of which, I brought forward the personages who were to move among the succeeding events. They were but three. A young man and his sister; the former characterized by a diseased imagination and morbid feelings; the latter, beautiful and virtuous, and instilling something of her own excellence into the wild heart of her brother, but not enough to cure the deep taint of his nature. The third person was a wizard; a small, gray, withered man, with fiendish ingenuity in devising evil, and superhuman power to execute it, but senseless as an idiot and feebler than a child to all better purposes. The central scene of the story was an interview between this wretch and Leonard Doane, in the wizard′s hut, situated beneath a range of rocks at some distance from the town. They sat beside a smouldering fire, while a tempest of wintry rain was beating on the roof. The young man spoke of the closeness of the tie which united him and Alice, the consecrated fervor of their affection from childhood upwards, their sense of lonely sufficiency to each other, because they only of their race had escaped death, in a night attack by the Indians. He related his discovery or suspicion of a secret sympathy between his sister and Walter Brome, and told how a distempered jealousy had maddened him. In the following passage, I threw a glimmering light on the mystery of the tale.
| Sigo leyendo, identificaron el cuerpo como el de un hombre joven, forastero en la región, pero que había residido durante los últimos meses en esa misma ciudad que se extendía a nuestros pies. La narración describía luego, con cierta ociosidad, la conmoción provocada por el asesinato, la inútil búsqueda del culpable, las ceremonias fúnebres y otras cuestiones de orden común, y en el curso de la investigación yo avancé hasta la lista de personajes que habrían de participar en los hechos posteriores. Eran sólo tres. Un joven y su hermana, de los cuales el primero se caracterizaba por su imaginación enfermiza y sus sentimientos morbosos, en tanto que la segunda era bella y pura e instilaba una dosis de sus propias virtudes en el corazón borrascoso de su hermano, aunque no en medida suficiente para curar el profundo defecto de su naturaleza. La tercera persona fue un mago; un hombre pequeño, gris, marchito, dotado de un ingenio diabólico para tramar la infamia y de un poder maléfico, y sobrehumano para ejecutarlo, pero tan inepto como un cretino y más débil que un niño cuando se trataba de las obras más nobles. La escena central de la historia consistía en una entrevista celebrada entre este miserable y Leonard Doane, en la choza del hechicero, situada al pie de una cadena rocosa a alguna distancia de la ciudad. Se hallaban sentados junto a las brasas, mientras una tempestad de viento invernal azotaba el techo. El joven se refería a los estrechos lazos que lo unían con Alice, al santo fervor que había impregnado su afecto a partir de la infancia, a su sentimiento de que ambos se bastaban para satisfacer sus recíprocos anhelos, pues eran los únicos de su estirpe que se habían salvado de la muerte durante un ataque nocturno de los indios. Explicó que había descubierto o sospechaba una simpatía secreta entre su hermana y Walter Brome, y contó cómo lo enajenaba una crisis de celos destemplados. En el pasaje siguiente, yo proyectaba una luz tenue sobre el enigma de la historia.
"Searching," continued Leonard, "into the breast of Walter Brome, I at length found a cause why Alice must inevitably love him. For he was my very counterpart! I compared his mind by each individual portion, and as a whole, with mine. There was a resemblance from which I shrunk with sickness, and loathing, and horror, as if my own features had come and stared upon me in a solitary place, or had met me in struggling through a crowd. Nay! the very same thoughts would often express themselves in the same words from our lips, proving a hateful sympathy in our secret souls. His education, indeed, in the cities of the old world, and mine in this rude wilderness, had wrought a superficial difference. The evil of his character, also, had been strengthened and rendered prominent by a reckless and ungoverned life, while mine had been softened and purified by the gentle and holy nature of Alice. But my soul had been conscious of the germ of all the fierce and deep passions, and of all the many varieties of wickedness, which accident had brought to their full maturity in him. Nor will I deny that, in the accursed one, I could see the withered blossom of every virtue, which, by a happier culture, had been made to bring forth fruit in me. Now, here was a man whom Alice might love with all the strength of sisterly affection, added to that impure passion which alone engrosses all the heart. The stranger would have more than the love which had been gathered to me from the many graves of our household-and I be desolate!"
| "Hurgando —proseguía Leonard— en el pecho de Walter Brome, descubrí finalmente una razón por la que inevitablemente Alice debía amarlo. ¡Pues él era, ni más ni menos, mi contraparte! Comparé su mente con la mía, por fracciones individuales y también en conjunto. Encontré una analogía que me repelió con una sensación de náuseas, y de aversión, y de horror, como si mis propias facciones hubieran aparecido y me hubieran enfrentado en un lugar solitario, o me hubieran observado mientras forcejeaba en medio de una muchedumbre. ¡Más aún! Los mismísimos pensamientos brotaban a menudo de nuestros labios en idénticas palabras, probando que entre nuestras almas secretas existía una abominable similitud. Su educación, en verdad, obtenida en las ciudades del viejo mundo, y la mía, asimilada en la inculta campaña, habían engendrado apenas una diferencia superficial. Además, una vida temeraria e indisciplinada había robustecido y destacado su carácter informe, en tanto que la dulce y santa naturaleza de Alice había atemperado y purificado el mío. Pero mi alma había tenido conciencia del germen de todas las pasiones hondas y feroces, y de las múltiples gamas de perversidad que por azar habían alcanzado en él plena sazón. Tampoco negaré que en aquel maldito yo hallaba la flor agostada de todas las virtudes que, gracias a un cultivo más feliz, habían fructificado en mí. Ahora bien, era éste un hombre que Alice podría amar con toda la vehemencia del afecto fraterno, sumado a la pasión impura que por sí sola embarga todo el corazón. El forastero recibiría más amor que el que yo había cosechado de las muchas tumbas de nuestra familia... ¡y yo me sentiría desolado! "
Leonard Doane went on to describe the insane hatred that had kindled his heart into a volume of hellish flame. It appeared, indeed, that his jealousy had grounds, so far as that Walter Brome had actually sought the love of Alice, who also had betrayed an undefinable, but powerful interest in the unknown youth. The latter, in spite of his passion for Alice, seemed to return the loathful antipathy of her brother; the similarity of their dispositions made them like joint possessors of an individual nature, which could not become wholly the property of one, unless by the extinction of the other. At last, with the same devil in each bosom, they chanced to meet, they two on a lonely road. While Leonard spoke, the wizard had sat listening to what he already knew, yet with tokens of pleasurable interest, manifested by flashes of expression across his vacant features, by grisly smiles and by a word here and there, mysteriously filling up some void in the narrative. But when the young man told how Walter Brome had taunted him with indubitable proofs of the shame of Alice, and, before the triumphant sneer could vanish from his face, had died by her brother′s hand, the wizard laughed aloud. Leonard started, but just then a gust of wind came down the chimney, forming itself into a close resemblance of the slow, unvaried laughter, by which he had been interrupted. "I was deceived," thought he; and thus pursued his fearful story.
| Leonard Doane continuó describiendo el odio insano que había inflamado su pecho hasta colmarlo de un fuego infernal. Parecía, en verdad, que sus celos estaban justificados en la medida en que Walter Brome había buscado realmente el amor de Alice, quien a su vez había dejado traslucir un interés indefinible pero poderoso por el joven desconocido. Este último, no obstante su pasión por Alice, parecía retribuir la enconada antipatía de su hermano. La similitud de sus caracteres los transformaba en poseedores conjuntos de una naturaleza individual que no se convertiría en patrimonio cabal de uno de ellos sin la previa desaparición del otro. Por fin quiso la suerte que se encontraran en un camino solitario, ambos con el mismo demonio en sus respectivos pechos. Mientras Leonard hablaba, el hechicero permanecía sentado escuchando lo que ya sabía, aunque con muestras de complacido interés, que se manifestaban en forma de muecas fugaces que cruzaban por sus facciones inertes, de espantosas sonrisas y de comentarios dispersos que llenaban misteriosamente algún vacío de la narración. Pero cuando el joven le contó cómo Walter Brome lo había azuzado con pruebas indudables de la deshonra de Alice y, antes de que la mueca triunfante del otro tuviera tiempo de borrarse de su cara ya lo había matado, el hechicero rió francamente. Leonard se sobresaltó, pero en ese preciso instante una ráfaga de viento se coló por la chimenea y se trasformó en algo muy parecido a la risa lenta, monótona que lo había interrumpido. "Me engañé”, pensó, y prosiguió su siniestra narración.
"I trod out his accursed soul, and knew that he was dead; for my spirit bounded as if a chain had fallen from it and left me free. But the burst of exulting certainty soon fled, and was succeeded by a torpor over my brain and a dimness before my eyes, with the sensation of one who struggles through a dream. So I bent down over the body of Walter Brome, gazing into his face, and striving to make my soul glad with the thought, that he, in very truth, lay dead before me. I know not what space of time I had thus stood, nor how the vision came. But it seemed to me that the irrevocable years since childhood had rolled back, and a scene, that had long been confused and broken in my memory, arrayed itself with all its first distinctness. Methought I stood a weeping infant by my father′s hearth; by the cold and blood-stained hearth where he lay dead. I heard the childish wail of Alice, and my own cry arose with hers, as we beheld the features of our parent, fierce with the strife and distorted with the pain, in which his spirit had passed away. As I gazed, a cold wind whistled by, and waved my father′s hair. Immediately I stood again in the lonesome 91 road, no more a sinless child, but a man of blood, whose tears were falling fast over the face of his dead enemy. But the delusion was not wholly gone; that face still wore a likeness of my father; and because my soul shrank from the fixed glare of the eyes, I bore the body to the lake, and would have buried it there. But before his icy sepulchre was hewn, I heard the voice of two travellers and fled."
| "Di a los diablos su alma maldita y comprendí que estaba muerto, porque mi espíritu brincó como si se hubiera zafado de una cadena, dejándome en libertad. Pero el estallido de exultante certidumbre no tardó en disiparse y lo sucedió un letargo en mi cerebro y una turbiedad ante mis ojos, con la sensación de alguien que se debate en un sueño. Por lo tanto me incliné sobre el cadáver de Walter Brome, escrutando su rostro y esforzándome para que mi alma se regocijara con la idea de que él yacía, realmente muerto, ante mí. No sé cuánto tiempo permanecí en esa posición, ni cómo se originó la visión. Pero me pareció que los años irrevocables transcurridos desde la infancia se habían revertido, y se desplegó con toda su primitiva nitidez una escena que durante mucho tiempo había flotado en mi mente, confusa y desarticulada. Me vi como un niño lloroso parado junto a la chimenea de mi padre, la chimenea fría y ensangrentada donde mi padre yacía muerto. Oí el plañido infantil de Alice, y mi propio llanto se elevó junto con el de ella, mientras contemplábamos el rostro de nuestro progenitor, crispado por la lucha y contorsionado por el dolor, un rostro del cual había desaparecido su espíritu. Mientras observaba, silbó un viento frío que agitó los cabellos de mi padre. Inmediatamente volví a encontrarme en el camino solitario, y ya no era niño inocente pero sí un hombre de sangre de quién eran las lágrimas que se caían en rápida sucesión sobre la cara de su enemigo muerto. Pero la alucinación no se había desvanecido por completo. Ese rostro se parecía aún al de mi padre; y puesto que la mirada fija me encogió el ánimo, lo cargué hasta el lago donde lo había sepultado. Pero antes de que pudiera cavar su tumba oí la voz de dos viajeros y huí.
Such was the dreadful confession of Leonard Doane. And now tortured by the idea of his sister′s guilt, yet sometimes yielding to a conviction of her purity; stung with remorse for the death of Walter Brome, and shuddering with a deeper sense of some unutterable crime, perpetrated, as he imagined, in madness or a dream; moved also by dark impulses, as if a fiend were whispering him to meditate violence against the life of Alice; he had sought this interview with the wizard, who, on certain conditions, had no power to withhold his aid in unravelling the mystery. The tale drew near its close.
| Tal fue la horrible confesión de Leonard Doane. Y ahora, torturado por la idea de la deshonra de su hermana, aunque cediendo a veces a la convicción de su pureza; dolido por remordimiento que le producía la muerte de Walter Brome, y estremecido por la imagen más profunda de algún que otro crimen indescriptible, perpetrado, según imaginaba, en la locura o un sueño; animado por oscuros impulsos, como si un demonio le estuviera insinuando que atentara contra la vida de Alice... había recurrido a esa entrevista con el hechicero quien, en determinadas condiciones, no tenía poderes para negarse a ayudar a desentrañar el misterio.
The moon was bright on high; the blue firmament appeared to glow with an inherent brightness; the greater stars were burning in their spheres; the northern lights threw their mysterious glare far over the horizon; the few small clouds aloft were burdened with radiance; but the sky, with all its variety of light, was scarcely so brilliant as the earth. The rain of the preceding night had frozen as it fell, and, by that simple magic, had wrought wonders. The trees were hung with diamonds and many-colored gems; the houses were overlaid with silver, and the streets paved with slippery brightness; a frigid glory was flung over all familiar things, from the cottage chimney to the steeple of the meetinghouse, that gleamed upward to the sky. This living world, where we sit by our firesides, or go forth to meet beings like ourselves, seemed rather the creation of wizard power, with so much of the resemblance to known objects that a man might shudder at the ghostly shape of his old beloved dwelling, and the shadow of a ghostly tree before his door. One looked to behold inhabitants suited to such a town, glittering in icy garments, with the motionless features, cold, sparkling eyes, and just sensation enough in their frozen hearts to shiver at each other′s presence.
| La luna brillaba en las alturas; el firmamento azul parecía fulgurar con un resplandor propio; las estrellas mayores ardían en sus esferas; las luces septentrionales proyectaban sus misteriosos destellos mucho más allá del horizonte; las nubes escasas y pequeñas que flotaban en las alturas estaban cargadas de destellos; pero no obstante su vasta gama de luminosidades el cielo no refulgía tanto como la tierra. La lluvia de la noche precedente se había congelado al caer y, mediante esta simple magia, había forjado maravillas. Los árboles estaban engalanados con diamantes y gemas multicolores; las casas estaban recamadas en plata y las calles parecían pavimentadas con un resbaloso brillo; una belleza glacial se extendía sobre todas las imágenes familiares, desde la chimenea de la cabaña hasta el campanario de la iglesia, y destellaba hacia el cielo. Este mundo viviente, en el que nos sentamos junto a nuestras chimeneas, o marchamos a encontrarnos con seres como nosotros, parecía más exactamente el producto de un poder mágico, dotado de tanta semejanza con los objetos conocidos que cualquiera se habría estremecido al ver la fantasmal silueta de su vieja y querida morada y la sombra de un árbol espectral frente a su puerta. La gente forzaba la vista para descubrir los habitantes ideales para semejante ciudad, chisporroteando en sus indumentarias heladas, con los rasgos inmóviles y los ojos fríos y centelleantes y sin más sensibilidad en sus corazones congelados que la imprescindible para temblar ante sus respectivas presencias.
By this fantastic piece of description, and more in the same style, I intended to throw a ghostly glimmer round the reader, so that his imagination might view the town through a medium that should take off its every-day aspect, and make it a proper theatre for so wild a scene as the final one. Amid this unearthly show, the wretched brother and sister were represented as setting forth, at midnight, through the gleaming streets, and directing their steps to a graveyard, where all the dead had been laid, from the first corpse in that ancient town, to the murdered man who was buried three days before. As they went, they seemed to see the wizard gliding by their sides, or walking dimly on the path before them. But here I paused, and gazed into the faces of my two fair auditors, to judge whether, even on the hill where so many had been brought to death by wilder tales than this, I might venture to proceed. Their bright eyes were fixed on me; their lips apart. I took courage, and led the fated pair to a new-made grave, where for a few moments, in the bright and silent midnight, they stood alone. But suddenly there was a multitude of people among the graves.
| Por medio de esta descripción fantástica, y algunas más del mismo estilo, yo pretendía encender una fosforescencia fantasmagórica en torno del lector, a fin de que su imaginación pudiese contemplar la ciudad a través de un prisma que la despojase de su aspecto cotidiano, y convertirla así en el teatro apropiado para una escena tan descabellada como la final. En medio de esta función sobrenatural, el infeliz hermano y la hermana aparecían marchando, a medianoche, a través de las relucientes calles, y encaminando sus pasos hacia un cementerio, donde habían sido sepultados todos los muertos, desde el primer cadáver en esa antigua ciudad, hasta el hombre asesinado y enterrado hacía tres días atrás. Mientras avanzaban les parecía ver al hechicero, que se deslizaba pegado muy cerca de ellos o caminando lentamente por el sendero que se extendía frente a ellos. Pero aquí hice una pausa y contemplé fijamente las caras de mis dos cándidos oyentes, para evaluar si, incluso en la colina donde tantos habían sido ajusticiados por historias más descabelladas que ésta, podía atreverme a continuar. Sus ojos brillantes estaban fijos en mí, y sus bocas, entreabiertas. Tomé coraje y conduje a los infelices hermanos hasta un sepulcro reciente, donde, por algunos momentos, permanecieron a solas, en la medianoche clara y silenciosa. Pero, de pronto, una muchedumbre apareció entre las tumbas.
Each family tomb had given up its inhabitants, who, one by one, through distant years, had been borne to its dark chamber, but now came forth and stood in a pale group together. There was the gray ancestor, the aged mother, and all their descendants, some withered and full of years, like themselves, and others in their prime; there, too, were the children who went prattling to the tomb, and there the maiden who yielded her early beauty to death′s embrace, before passion had polluted it. Husbands and wives arose, who had lain many years side by side, and young mothers who had forgotten to kiss their first babes, though pillowed so long on their bosoms. Many had been buried in the habiliments of life, and still wore their ancient garb; some were old defenders of the infant colony, and gleamed forth in their steel-caps and bright breast-plates, as if starting up at an Indian war-cry; other venerable shapes had been pastors of the church, famous among the New England clergy, and now leaned with hands clasped over their gravestones, ready to call the congregation to prayer. There stood the early settlers, those old illustrious ones, the heroes of tradition and fireside legends, the men of history whose features had been so long beneath the sod that few alive could have remembered them. There, too, were faces of former townspeople, dimly recollected from childhood, and others, whom Leonard and Alice had wept in later years, but who now were most terrible of all, by their ghastly smile of recognition. All, in short, were there; the dead of other generations, whose moss-grown names could scarce be read upon their tombstones, and their successors, whose graves were not yet green; all whom black funerals had followed slowly thither now reappeared where the mourners left them. Yet none but souls accursed were there, and fiends counterfeiting the likeness of departed saints.
| Cada sepulcro familiar acababa de liberar a sus ocupantes, los cuales, a lo largo de años remotos, habían sido depositados uno por uno en la oscura cámara, aunque ahora abandonaban su encierro y constituían un pálido grupo. Allí estaba el venerable progenitor, la anciana madre, y todos sus descendientes, algunos marchitos y cargados de años, como ellos, y otros en su estado original; también estaban los niños que gatearon hasta la tumba, y la doncella que entregó su temprana belleza al abrazo de la muerte, antes de que la pasión la contaminara. Se levantaron maridos y esposas, que habían yacido juntos innumerables años, y jóvenes madres que habían olvidado besar a sus primogénitos, pese a que los habían atesorado tanto tiempo en su seno. Muchos habían sido sepultados con sus atavíos mundanos, y todavía lucían su antigua indumentaria; algunos eran viejos defensores de la nueva colonia, y encandilaban con el brillo de sus cascos de acero y de sus petos relucientes, como si se aprestaran a enfrentar el grito de guerra de los indios; otras figuras venerables correspondían a pastores de la iglesia, famosos entre el clero de Nueva Inglaterra, y ahora se reclinaban con las manos unidas sobre sus lápidas, listos para convocar a la congregación e invitarla a orar. Allí estaban los primeros colonos, los próceres de antaño, los héroes de la tradición y de las leyendas contadas junto al fuego del hogar, los personajes de la historia cuyas facciones habían estado tanto tiempo bajo tierra que pocos seres vivientes hubieran podido identificarlos. Allí se encontraban también los rostros de los antiguos vecinos de la ciudad, vagamente recordadas de la infancia, y otros, que Leonard y Alice habían llorado en años posteriores, pero que ahora les parecían los más terribles de todos por sus tétricas sonrisas de reconocimiento. Todos, en síntesis, estaban allí: los muertos de otras generaciones, cuyos nombres cubiertos por el musgo apenas se podían descifrar sobre las lápidas, y sus sucesores, sobre cuyas tumbas aún no había verdeado el césped. Todos aquellos que habían sido seguidos hasta allí por negros cortejos reaparecían donde sus deudos los depositaron. Pero allí no había excepto almas malditas y demonios, que adoptaban los rasgos de los santos difuntos.
The countenances of those venerable men, whose very features had been hallowed by lives of piety, were contorted now by intolerable pain or hellish passion, and now by an unearthly and derisive merriment. Had the pastors prayed, all saintlike as they seemed, it had been blasphemy. The chaste matrons, too, and the maidens with untasted lips, who had slept in their virgin graves apart from all other dust, now wore a look from which the two trembling mortals shrank, as if the unimaginable sin of twenty worlds were collected there. The faces of fond lovers, even of such as had pined into the tomb, because there their treasure was, were bent on one another with glances of hatred and smiles of bitter scorn, passions that are to devils what love is to the blest. At times, the features of those who had passed from a holy life to heaven would vary to and fro, between their assumed aspect and the fiendish lineaments whence they had been transformed. The whole miserable multitude, both sinful souls and false spectres of good men, groaned horribly and gnashed their teeth, as they looked upward to the calm loveliness of the midnight sky, and beheld those homes of bliss where they must never dwell. Such was the apparition, though too shadowy for language to portray; for here would be the moonbeams on the ice, glittering through a warrior′s breast-plate, and there the letters of a tombstone, on the form that stood before it; and whenever a breeze went by, it swept the old men′s hoary heads, the women′s fearful beauty, and all the unreal throng, into one indistinguishable cloud together.
| Los semblantes de aquellos hombres respetables, cuyas mismas facciones habían estado aureoladas por vidas piadosas, se hallaban ora desfigurados por un dolor intolerable o una pasión infernal, ora por un júbilo sobrenatural y burlón. Si los pastores hubieran orado, pese a su bienaventurado aspecto, sus palabras habrían sido blasfemadas. También las castas matronas, y las doncellas de labios impolutos, que habían dormido en sus tumbas virginales aisladas de cualquier oprobio, ahora adquirían una apariencia que repugnó a los dos trémulos mortales, como si sobre ellas se hubiese acumulado el pecado inimaginable de veinte mundos. Las caras de amantes cariñosos, incluso de aquellos que habían bajado a la tumba porque allí estaba su tesoro, se había dado la espalda lanzándose miradas de odio y sonrisas de cruel desprecio, pasiones éstas que son para los demonios lo que el amor para lo benditos. A veces los rasgos de aquellos que habían pasado de una vida de santidad al cielo, oscilaban de un punto a otro, entre su supuesto aspecto y las configuraciones demoníacas en las que se habían trasformado. Toda esa miserable multitud, que incluía tanto a las almas pecaminosas y los falsos espectros de buenos hombres, gruñía en forma espantosa y hacía rechinar sus dientes, mientras levantaba la vista hacia la serena belleza del cielo de medianoche y contemplaba las dichosas moradas donde jamás habría de residir. Esta fue la aparición, demasiado sombría para describirla con el lenguaje humano, pues aquí estaban los rayos de luna que se desgranaban sobre el hielo y brillaban a través del peto de un guerrero, y allá el epitafio grabado en una lápida flotando sobre la figura que se erguía ante ella, y cada vez que soplaba la brisa fundía en una sola nube compacta las cabezas canosas de los hombres, la pavorosa belleza de las mujeres y la totalidad de la fantástica muchedumbre.
I dare not give the remainder of the scene, except in a very brief epitome. This company of devils and condemned souls had come on a holiday, to revel in the discovery of a complicated crime; as foul a one as ever imagined in their dreadful abode. In the course of the tale, the reader had been permitted to discover that all the incidents were results of the machinations of the wizard, who had cunningly devised that Walter Brome should tempt his unknown sister to guilt and shame, and himself perish by the hand of his twin-brother. I described the glee of the fiends at this hideous conception, and their eagerness to know if it were consummated. The story concluded with the Appeal of Alice to the spectre of Walter Brome, his reply, absolving her from every stain; and the trembling awe with which ghost and devil fled, as from the sinless presence of an angel.
| No me atrevo a retratar el resto de la escena, como no sea en un brevísimo epítome. Este cortejo de diablos y almas condenadas había concurrido a un festejo, para regodearse con el descubrimiento de un crimen intrincado, cuya vileza nunca habían atinado a imaginar en sus tétricas moradas. En el curso de la narración, yo daba a entender al lector que todos los acontecimientos eran producto de las maniobras del hechicero, quien había maquinado astutamente que Walter Brome arrastrara a su hermana desconocida a la culpa y el deshonor, para luego perecer, a su vez, a manos de su hermano gemelo. Describía el alborozo que éste siniestro plan había despertado entre los demonios y su ansiedad por saber si se había consumado. La historia concluía con el ruego de Alice al espectro de Walter Brome, la réplica de éste, que la absolvía de toda culpa, y el trémulo espanto con que huían los fantasmas y diablos, como si estuvieran ante la inmaculada presencia de un ángel.
The sun had gone down. While I held my page of wonders in the fading light, and read how Alice and her brother were left alone among the graves, my voice mingled with the sigh of a summer wind, which passed over the hill-top, with the broad and hollow sound as of the flight of unseen spirits. Not a word was spoken till I added that the wizard′s grave was close beside us, and that the woodwax had sprouted originally from his unhallowed bones. The ladies started; perhaps their cheeks might have grown pale had not the crimson west been blushing on them; but after a moment they began to laugh, while the breeze took a livelier motion, as if responsive to their mirth. I kept an awful solemnity of visage, being, indeed, a little piqued that a narrative which had good authority in our ancient superstitions, and would have brought even a church deacon to Gallows Hill, in old witch times, should now be considered too grotesque and extravagant for timid maids to tremble at. Though it was past supper time, I detained them a while longer on the hill, and made a trial whether truth were more powerful than fiction.
| El sol se había puesto. Mientras yo sostenía mi crónica de maravillas bajo la luz agonizante y leía cómo Alice y su hermano se hallaban solos entre las tumbas, mi voz se mezcló con el gemido del viento estival, que cruzaba sobre la colina, con el anchuroso y hueco murmullo semejante al que conducen en su fuga los espíritus invisibles. Nadie pronunció una palabra hasta que dije que la tumba del brujo cerca de nosotros y que el matorral de retama había brotado originalmente de sus huesos no consagrados. Las damas se sobresaltaron y quizá sus mejillas habrían palidecido si el poniente rojizo no las hubiese arrebolado. Después de un momento se echaron a reír, en tanto que la brisa soplaba con más fuerza, como si su alegría la hubiese avivado. Yo conservé una expresión tremendamente solemne, un poco sintiendo que tenía buen respaldo en nuestras antiguas supersticiones, y que haber revivido a un diácono de la iglesia por Gallows Hill, en el viejo tiempo de las brujas, resultara ahora demasiado grotesco y extravagante para estremecer a unas tímidas doncellas. Aunque ya había pasado ya la hora de cenar, las retuve un poco más en la colina para probar si la verdad era más poderosa que la ficción.
We looked again towards the town, no longer arrayed in that icy splendor of earth, tree, and edifice, beneath the glow of a wintry midnight, which shining afar through the gloom of a century had made it appear the very home of visions in visionary streets. An indistinctness had begun to creep over the mass of buildings and blend them with the intermingled tree-tops, except where the roof of a statelier mansion, and the steeples and brick towers of churches, caught the brightness of some cloud that yet floated in the sunshine. Twilight over the landscape was congenial to the obscurity of time. With such eloquence as my share of feeling and fancy could supply, I called back hoar antiquity, and bade my companions imagine an ancient multitude of people, congregated on the hill-side, spreading far below, clustering on the steep old roofs, and climbing the adjacent heights, wherever a glimpse of this spot might be obtained. I strove to realize and faintly communicate the deep, unutterable loathing and horror, the indignation, the affrighted wonder, that wrinkled on every brow, and filled the universal heart. See! the whole crowd turns pale and shrinks within itself, as the virtuous emerge from yonder street. Keeping pace with that devoted company, I described them one by one; here tottered a woman in her dotage, knowing neither the crime imputed her, nor its punishment; there another, distracted by the universal madness, till feverish dreams were remembered as realities, and she almost believed her guilt. One, a proud man once, was so broken down by the intolerable hatred heaped upon him, that he seemed to hasten his steps, eager to hide himself in the grave hastily dug at the foot of the gallows. As they went slowly on, a mother looked behind, and beheld her peaceful dwelling; she cast her eyes elsewhere, and groaned inwardly yet with bitterest anguish, for there was her little son among the accusers. I watched the face of an ordained pastor, who walked onward to the same death; his lips moved in prayer; no narrow petition for himself alone, but embracing all his fellow-sufferers and the frenzied multitude; he looked to Heaven and trod lightly up the hill.
| Volvimos a mirar hacia la ciudad, que ya no estaba ataviada por ese glacial esplendor de la tierra, árboles y edificios, bajo el resplandor de una medianoche invernal que brillando a distancia por entre la penumbra de un siglo la había hecho aparecerse como la misma residencia vista con sus calles ancestrales. Una leve vaguedad había empezado a expandirse sobre la masa de edificios y a fundirlos con las copas entreveradas de los árboles, salvo allí donde el techo de alguna mansión más señorial y los campanarios y torres de ladrillo de las iglesias atrapaban el reflejo de una nube que todavía flotaba en el resplandor del sol. El crepúsculo instalado sobre el paisaje armonizaba con la oscuridad del tiempo. Con toda la elocuencia que podía proporcionarme mi dosis de sentimiento y fantasía, evoqué el pasado venerable, y rogué a mis compañeras que imaginaran a una multitud de antaño, congregada sobre la ladera de la colina y prolongada hasta mucho más abajo, apiñada sobre los empinados y viejos techos y trepada sobre las alturas adyacentes, en todos los lugares desde donde se pudiera divisar el lugar donde nos hallábamos. Me esforcé por captar y comunicar levemente el odio profundo y el horror inefable, la indignación, el asombro temeroso que arrugaba todas las frentes y llenaba el corazón universal. ¡Ved! La multitud entera palidece y se contrae sobre sí misma, cuando los virtuosos emergen de aquella calle. Siguiendo el paso de la devota columna, describí uno por uno a sus integrantes: aquí se tambaleaba una mujer en su desvarío, que no conocía el crimen que se le atribuía ni su castigo; allá iba otra, arrebatada por la locura universal, hasta que los sueños febriles eran recordados como realidades y ella casi creía en su culpa. Un hombre, antaño orgulloso, se veía tan agobiado por el peso del odio intolerable acumulado sobre él, que parecía apresurar su marcha, ansioso por ocultarse en la fosa cavada precipitadamente al pie del patíbulo. Mientras desfilaban lentamente, una madre miraba hacia atrás y veía su apacible hogar; luego desviaba los ojos en otra dirección y gemía para sus adentros aunque con la más desconsolada angustia pues halló a su hijo pequeño entre los acusadores. Miré el rostro de un pastor consagrado, que marchaba hacia la misma muerte; sus labios bisbisearon una oración. Ninguna súplica egoísta por su propia suerte, sino que abarcaba también a sus compañeros de desgracia y a la multitud frenética. Levantó los ojos hacia el cielo y escaló la colina con paso ligero.
Behind their victims came the afflicted, a guilty and miserable band; villains who had thus avenged themselves on their enemies, and viler wretches, whose cowardice had destroyed their friends; lunatics, whose ravings had chimed in with the madness of the land; and children, who had played a game that the imps of darkness might have envied them, since it disgraced an age, and dipped a people′s hands in blood. In the rear of the procession rode a figure on horseback, so darkly conspicuous, so sternly triumphant, that my hearers mistook him for the visible presence of the fiend himself; but it was only his good friend, Cotton Mather, proud of his well-won dignity, as the representative of all the hateful features of his time; the one blood-thirsty man, in whom were concentrated those vices of spirit and errors of opinion that sufficed to madden the whole surrounding multitude. And thus I marshalled them onward, the innocent who were to die, and the guilty who were to grow old in long remorse-tracing their every step, by rock, and shrub, and broken track, till their shadowy visages had circled round the hill-top, where we stood. I plunged into my imagination for a blacker horror, and a deeper woe, and pictured the scaffold-
| Detrás de las víctimas avanzaban los atribulados, un grupo de individuos culpables y míseros villanos que se habían vengado por sí mismos de sus enemigos más canallas y por a cuya cobardía había destruido a sus amigos; lunáticos, cuyos desvaríos estaban acordes con la locura de la comarca; y niños, que habían intervenido en un juego que los duendes de las tinieblas podrían haber envidiado, envilecía toda una época y bañaba en sangre las manos de un pueblo. A la procesión seguía una figura a caballo, tan misteriosamente conspicua, tan cruelmente triunfante, que mis escuchas lo confundieron con la presencia viva del demonio mismo, pero no era más que su buen amigo, Cotton Mather, ufano de su bien ganada fama, como el representante de todos los rasgos infames de su época; el hombre sanguinario en quien fueron concentrados aquellos vicios del espíritu y errores de opinión que bastaban para provocar la demencia de la turba circundante. Y así hice desfilar a los inocentes que habrían de morir, y a los culpables que deberían envejecer por largo remordimiento, describiendo todos sus pasos, por las rocas, por las malezas y por la huella despareja, hasta que sus semblantes sombríos terminaron de rodear la cumbre de la colina donde nos encontrábamos. Precipité entonces mí imaginación en busca de un horror más tenebroso, de una pena más honda, y describí el patíbulo...
But here my companions seized an arm on each side; their nerves were trembling; and, sweeter victory still, I had reached the seldom trodden places of their hearts, and found the well-spring of their tears. And now the past had done all it could. We slowly descended, watching the lights as they twinkled gradually through the town, and listening to the distant mirth of boys at play, and to the voice of a young girl warbling somewhere in the dusk, a pleasant sound to wanderers from old witch times. Yet, ere we left the hill, we could not but regret that there is nothing on its barren summit, no relic of old, nor lettered stone of later days, to assist the imagination in appealing to the heart. We build the memorial column on the height which our fathers made sacred with their blood, poured out in a holy cause. And here, in dark, funereal stone, should rise another monument, sadly commemorative of the errors of an earlier race, and not to be cast down, while the human heart has one infirmity that may result in crime.
| Pero en ese momento mis amigas me tomaron por ambos brazos. Sus nervios vibraban y, victoria más dulce aun, había podido yo llegar a rincones inexplorados de sus corazones y descubierto el manantial de sus lágrimas. Y el pasado ya había hecho todo lo que podía hacer. Descendimos lentamente, contemplando las luces a medida que estas titilaban gradualmente a través de la ciudad y escuchando la algarabía lejana de los niños entregados a sus juegos y la voz de una muchacha que gorjeaba en la penumbra, agradable melodía para exploradores de la antigÜedad poblada de brujas. Sin embargo, antes de alejarnos de la colina, no pudimos dejar de lamentar que sobre su cumbre desnuda no hubiera quedado nada, ninguna reliquia de antaño, ninguna piedra grabada de los días posteriores, para ayudar a la fantasía en su faena de conmover el corazón. Erigimos la columna recordatoria sobre la altura que nuestros padres consagraron con su sangre, derramada en aras de una causa santa. Y aquí, en la oscura piedra funeraria, debería levantarse otro monumento para conmemorar tristemente los errores de una raza pasada, un monumento que nadie debería abatir mientras el alma humana albergue una flaqueza capaz de desembocar en el crimen.
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