XVIII. Governor Pyncheon |
XVIII. El gobernador Pyncheon |
JUDGE PYNCHEON, while his two relatives have fled away with such ill-considered haste, still sits in the old parlor, keeping house, as the familiar phrase is, in the absence of its ordinary occupants. To him, and to the venerable House of the Seven Gables, does our story now betake itself, like an owl, bewildered in the daylight, and hastening back to his hollow tree. | EL juez Pyncheon, mientras sus dos primos huían con tan desconsiderada prisa, seguía sentado en el salón, haciendo los honores de la casa -como suele decirse- durante la ausencia de sus habitantes. Nuestro relato tiene que volver ahora a él y a la venerable casa de los Siete Tejados, igual que un buho, asustado por la luz del día, y que se apresura a regresar a su árbol. |
The Judge has not shifted his position for a long while now. He has not stirred hand or foot, nor withdrawn his eyes so much as a hair′s-breadth from their fixed gaze towards the corner of the room, since the footsteps of Hepzibah and Clifford creaked along the passage, and the outer door was closed cautiously behind their exit. He holds his watch in his left hand, but clutched in such a manner that you cannot see the dial-plate. How profound a fit of meditation ! Or, supposing him asleep, how infantile a quietude of conscience, and what wholesome order in the gastric region, are betokened by slumber so entirely undisturbed with starts, cramp, twitches, muttered dreamtalk, trumpet-blasts through the nasal organ, or any slightest irregularity of breath ! You must hold your own breath, to satisfy yourself whether he breathes at all. It is quite inaudible. You hear the ticking of his watch; his breath you do not hear. A most refreshing slumber, doubtless ! And yet, the Judge cannot be asleep. His eyes are open ! A veteran politician, such as he, would never fall asleep with wide-open eyes, lest some enemy or mischief-maker, taking him thus at unawares, should peep through these windows into his consciousness, and make strange discoveries among the reminiscences, projects, hopes, apprehensions, weaknesses, and strong points, which he has heretofore shared with nobody. A cautious man is proverbially said to sleep with one eye open. That may be wisdom. But not with both; for this were heedlessness ! No, no ! Judge Pyncheon cannot be asleep. | El juez no había cambiado de posición. No había movido ni pies ni manos, no había apartado los ojos del ángulo de la estancia, desde que Clifford y Hepzibah cerraron cautelosamente la puerta de la calle tras ellos. Sostenía el reloj en la mano izquierda, pero de tal modo que no se veía la esfera. ¡Qué absorto está en sus meditaciones ! O, si le suponemos dormido, ¡qué infantil tranquilidad de conciencia, qué estómago tan sano suponía aquel sueño que nada perturbaba, sin ronquidos, ni estremecimientos, susurros o irregularidades de la respiración ! Tendréis que contener el aliento para saber si respira, porque el suyo es inaudible. Se oye el tic-tac del reloj, pero no la respiración del juez. ¡Un sueño realmente reparador ! Pero no, el juez no puede estar dormido. ¡Tiene los ojos abiertos ! Un político veterano como él jamás se quedaría dormido con los ojos abiertos, por miedo a que un enemigo o un rival aprovechase la ocasión para atisbar en su conciencia por aquellas ventanas -por aquellos ojos abiertos- haciendo extraños descubrimientos entre las reminiscencias, proyectos, esperanzas, temores, debilidades y decisiones, que jamás el juez compartió con persona alguna. Se dice que el hombre precavido duerme con un ojo abierto. Eso puede ser prudente, pero no lo sería dormir con los dos párpados levantados. ¡Qué imprudencia ! No, no. No es posible que el juez Pyncheon esté dormido. |
It is odd, however, that a gentleman so burdened with engagements,--and noted, too, for punctuality,--should linger thus in an old lonely mansion, which he has never seemed very fond of visiting. The oaken chair, to be sure, may tempt him with its roominess. It is, indeed, a spacious, and, allowing for the rude age that fashioned it, a moderately easy seat, with capacity enough, at all events, and offering no restraint to the Judge′s breadth of beam. A bigger man might find ample accommodation in it. His ancestor, now pictured upon the wall, with all his English beef about him, used hardly to present a front extending from elbow to elbow of this chair, or a base that would cover its whole cushion. But there are better chairs than this,--mahogany, black walnut, rosewood, spring-seated and damask-cushioned, with varied slopes, and innumerable artifices to make them easy, and obviate the irksomeness of too tame an ease,--a score of such might be at Judge Pyncheon′s service. Yes ! in a score of drawing-rooms he would be more than welcome. Mamma would advance to meet him, with outstretched hand; the virgin daughter, elderly as he has now got to be,--an old widower, as he smilingly describes himself,--would shake up the cushion for the Judge, and do her pretty utmost to make him comfortable. For the Judge is a prosperous man. He cherishes his schemes, moreover, like other people, and reasonably brighter than most others; or did so, at least, as he lay abed this morning, in an agreeable half-drowse, planning the business of the day, and speculating on the probabilities of the next fifteen years. With his firm health, and the little inroad that age has made upon him, fifteen years or twenty--yes, or perhaps five-and-twenty !--are no more than he may fairly call his own. Five-and-twenty years for the enjoyment of his real estate in town and country, his railroad, bank, and insurance shares, his United States stock,--his wealth, in short, however invested, now in possession, or soon to be acquired; together with the public honors that have fallen upon him, and the weightier ones that are yet to fall ! It is good ! It is excellent ! It is enough ! | Es extraño sin embargo, que un caballero con tantos compromisos y ocupaciones como él, tan conocido por su puntualidad, se entretenga de este modo en la vieja mansión solitaria, que nunca le ha gustado visitar. El sillón de roble, es cierto, puede haberle tentado con su holgura. Es realmente espacioso, y teniendo en cuenta la ruda época en que fue construido, resulta cómodo, nada molesto para el considerable volumen del juez. Hasta un hombre más grueso que él se hallaría cómodo en el sillón de roble. Su antepasado -el del retrato de la pared- se acomodaba muy bien en él. Pero hay sillones mejores que ese, sillones de caoba, de nogal, de palo rosa, con muelles en el asiento y tapizados de damasco, con innumerables artificios para hacerlos cómodos, a la vez que para evitar el fastidio de una comodidad demasiado insubstancial. Una veintena de esos sillones podían estar al servicio del juez Pyncheon. En más de veinte salones le recibirían con agrado. La madre saldría a recibirle con la mano tendida. Ahora es viejo -un viejo viudo, dice él mismo sonriendo-, pero la hija de la casa le pondría almohadones en el sillón, para que estuviera blando; porque el juez es un hombre próspero. Tiene sus planes, igual que todo el mundo, y más brillantes que los de otras personas. Por lo menos, los tenía esta mañana, estando en la cama, medio dormido, cuando se trazó el programa del día y hasta calculó su porvenir durante los próximos quince años. Con su robusta salud y lo poco que le afecta la edad, podía tener por descontado quince, veinte o quizá veinticinco años más de vida. Veinticinco años para disfrutar de sus casas y terrenos en la ciudad y en el campo, de su ferrocarril, de su Banco, de sus pólizas de seguros, de sus Obligaciones de la Deuda, de su fortuna, en suma de la actual y de la que pronto adquiriría-, junto con los honores públicos que ya gozaba y los más importantes que aún gozaría. Veinticinco años... ¡Excelente ! ¡Inmejorable ! ¡Suficiente ! |
Still lingering in the old chair ! If the Judge has a little time to throw away, why does not he visit the insurance office, as is his frequent custom, and sit awhile in one of their leathern-cushioned arm-chairs, listening to the gossip of the day, and dropping some deeply designed chance-word, which will be certain to become the gossip of to-morrow. And have not the bank directors a meeting at which it was the Judge′s purpose to be present, and his office to preside ? Indeed they have; and the hour is noted on a card, which is, or ought to be, in Judge Pyncheon′s right vest-pocket. Let him go thither, and loll at ease upon his moneybags ! He has lounged long enough in the old chair ! | ¡Y todavía en el viejo sillón ! Si al juez le sobra un poco de tiempo, ¿por qué no se va al club, como es su costumbre, y sentándose en un sillón de cuero, escucha los chismes y suelta alguna palabra ingeniosa que sin duda será tema de la conversación del día siguiente ? ¿No celebran reunión los directores de Banco, a la cual el juez tenía el propósito de asistir y de la cual debía ser nombrado presidente ? Es cierto, y la hora está anotada en una tarjeta que se halla, o debía hallarse, en el bolsillo derecho de su chaqueta. Dejémosle que asista a esta reunión. ¡Ya ha perdido demasiado tiempo en el viejo sillón ! |
This was to have been such a busy day. In the first place, the interview with Clifford. Half an hour, by the Judge′s reckoning, was to suffice for that; it would probably be less, but--taking into consideration that Hepzibah was first to be dealt with, and that these women are apt to make many words where a few would do much better--it might be safest to allow half an hour. Half an hour ? Why, Judge, it is already two hours, by your own undeviatingly accurate chronometer. Glance your eye down at it and see ! Ah; he will not give himself the trouble either to bend his head, or elevate his hand, so as to bring the faithful time-keeper within his range of vision ! Time, all at once, appears to have become a matter of no moment with the Judge ! | ¡Tenía que ser un día tan atareado aquél ! En primer lugar la entrevista con Clifford. Media hora más tarde, según calculó el juez, quizá menos, pero teniendo en cuenta que antes habría que tratar con Hepzibah y que las mujeres gastan muchas palabras donde bastarían unas pocas, decidió conceder media hora a La Casa de los Siete Tejados. ¿Media hora ? ¡Pero si ya hace dos horas que está aquí, señor juez, de acuerdo con su cronómetro ! Mírelo y verá... No quiere ni molestarse en inclinar la cabeza o levantar la mano para poner el reloj al nivel de los ojos. De súbito, el tiempo parece haber perdido toda importancia para él. |
And has he forgotten all the other items of his memoranda ? Clifford′s affair arranged, he was to meet a State Street broker, who has undertaken to procure a heavy percentage, and the best of paper, for a few loose thousands which the Judge happens to have by him, uninvested. The wrinkled note-shaver will have taken his railroad trip in vain. Half an hour later, in the street next to this, there was to be an auction of real estate, including a portion of the old Pyncheon property, originally belonging to Maule′s garden ground. It has been alienated from the Pyncheons these four-score years; but the Judge had kept it in his eye, and had set his heart on reannexing it to the small demesne still left around the Seven Gables; and now, during this odd fit of oblivion, the fatal hammer must have fallen, and transferred our ancient patrimony to some alien possessor. Possibly, indeed, the sale may have been postponed till fairer weather. If so, will the Judge make it convenient to be present, and favor the auctioneer with his bid, On the proximate occasion ? | ¿Ha olvidado su programa del día ? Arreglado el asunto de Clifford debía encontrarse con un agente de Bolsa que se había comprometido a procurarle, a buen precio, una excelente inversión para unos cuantos miles de dólares que poseía casualmente inactivos. El agente de Bolsa haría su viaje en vano. Media hora más tarde, en una calle cercana, se celebraba la subasta de unos terrenos que incluían una porción de los que en un tiempo pertenecieron al huerto de Maule. Ochenta años atrás, esa porción fue separada de los terrenos de los Pyncheon, pero el juez le había echado el ojo y se proponía recuperarla para unirla a la escasa heredad que aún le quedaba junto a La Casa de los Siete Tejados. Y ahora, el juez, tan puntual en sus cosas, ha olvidado -cosa extraña- la subasta. Entretanto, el martillo del subastador ha caído ya. Era posible que, a causa del mal tiempo, se hubiese aplazado la subasta. De ser así, ¿creería oportuno el juez asistir a la próxima sesión de venta, dignarse hacer una oferta ? |
The next affair was to buy a horse for his own driving. The one heretofore his favorite stumbled, this very morning, on the road to town, and must be at once discarded. Judge Pyncheon′s neck is too precious to be risked on such a contingency as a stumbling steed. Should all the above business be seasonably got through with, he might attend the meeting of a charitable society; the very name of which, however, in the multiplicity of his benevolence, is quite forgotten; so that this engagement may pass unfulfilled, and no great harm done. And if he have time, amid the press of more urgent matters, he must take measures for the renewal of Mrs. Pyncheon′s tombstone, which, the sexton tells him, has fallen on its marble face, and is cracked quite in twain. She was a praiseworthy woman enough, thinks the Judge, in spite of her nervousness, and the tears that she was so oozy with, and her foolish behavior about the coffee; and as she took her departure so seasonably, he will not grudge the second tombstone. It is better, at least, than if she had never needed any ! The next item on his list was to give orders for some fruit-trees, of a rare variety, to be deliverable at his country-seat in the ensuing autumn. Yes, buy them, by all means; and may the peaches be luscious in your mouth, Judge Pyncheon ! After this comes something more important. A committee of his political party has besought him for a hundred or two of dollars, in addition to his previous disbursements, towards carrying on the fall campaign. The Judge is a patriot; the fate of the country is staked on the November election; and besides, as will be shadowed forth in another paragraph, he has no trifling stake of his own in the same great game. He will do what the committee asks; nay, he will be liberal beyond their expectations; they shall have a check for five hundred dollars, and more anon, if it be needed. What next ? A decayed widow, whose husband was Judge Pyncheon′s early friend, has laid her case of destitution before him, in a very moving letter. She and her fair daughter have scarcely bread to eat. He partly intends to call on her to-day,--perhaps so--perhaps not,--accordingly as he may happen to have leisure, and a small bank-note. | El siguiente asunto de la jornada era la compra de un caballo para el coche. Su caballo favorito había tropezado esa misma mañana y se había caído; había pues, que prescindir de él. La cabeza, del juez Pyncheon es demasiado preciosa para exponerla a los tropiezos de un animal. Liquidado este asunto, asistiría luego a la junta de una Asociación de Beneficencia, cuyo nombre, sin embargo, ha sido olvidado en la multiplicidad de sus bondades, de modo que este compromiso podía quedar incumplido sin graves riesgos. Si le quedaba tiempo, entre la premura de otros asuntos urgentes, tomaría sus medidas para la renovación de la lápida sepulcral de mistress Pyncheon, que, según le dijo al sepulturero, se hallaba partida en dos por una resquebrajadura. Según el juez, era una mujer digna de toda alabanza, a pesar de su nerviosismo, de su facilidad en derramar lágrimas y de su fantástica conducta con respecto al café... Pero como tuvo la buena idea de partir de este mundo con oportunidad, bien se merecía que cuidaran de su tumba. Eso era mejor, a fin de cuentas, que si nunca hubiese necesitado lápida. El siguiente apartado de su lista consistía en encargar unos árboles frutales de rara especie para su casa de campo. ¡Cómpralos todos y que sus frutos te resulten agradables al paladar, juez Pyncheon ! Después venía algo mucho más importante: un comité de su partido le ha pedido un par de centenares de dólares, para añadir a sus desembolsos anteriores para llevar a cabo la campaña electoral. El juez es un patriota; el destino de la patria depende de las elecciones de noviembre. Además, como ya veremos, su propio destino depende de estas elecciones. Entregará el dinero que le pide el comité y será aún más generoso de lo que esperan. Les dará un cheque de quinientos dólares y más, si más necesitan... ¿Que le quedaba aún por hacer ? ¡Ah, sí ! La viuda de un amigo suyo le ha escrito una carta conmovedora exponiéndole su triste estado. Ella y su linda hija apenas tienen qué comer. Quizá hoy podría visitarla y dejarle un billetito de Banco, o quizá no, según el tiempo que le quedara. |
Another business, which, however, he puts no great weight on (it is well, you know, to be heedful, but not over-anxious, as respects one′s personal health),--another business, then, was to consult his family physician. About what, for Heaven′s sake ? Why, it is rather difficult to describe the symptoms. A mere dimness of sight and dizziness of brain, was it ?--or disagreeable choking, or stifling, or gurgling, or bubbling, in the region of the thorax, as the anatomists say ?--or was it a pretty severe throbbing and kicking of the heart, rather creditable to him than otherwise, as showing that the organ had not been left out of the Judge′s physical contrivance ? No matter what it was. The doctor probably would smile at the statement of such trifles to his professional ear; the Judge would smile in his turn; and meeting one another′s eyes, they would enjoy a hearty laugh together ! But a fig for medical advice. The Judge will never need it. | Otro asunto, al cual no concedía gran importancia, seguiría luego: consultar al médico de la familia. No hay que preocuparse mucho de la salud, pero sí ocuparse de ella. Mas, ¿sobre qué iba a consultarle ? Resulta difícil describir los síntomas que aquejaban al juez. ¿Sería cierta fatiga de la vista y ciertos vértigos que sentía ? ¿O un desagradable runruneo en la región torácica, como dicen los anatomistas ? ¿O unas fuertes palpitaciones del corazón, como para demostrar que realmente el juez tenía tal órgano ? No importa lo que fuera. El doctor sonreiría, probablemente, al escuchar la descripción de aquellas bagatelas. El juez, a su vez, sonreiría y al encontrarse los ojos de ambos, se echarían los dos a reír. ¡Vaya tontería ! No necesitará nunca los consejos del médico. |
Pray, pray, Judge Pyncheon, look at your watch, Now ! What--not a glance ! It is within ten minutes of the dinner hour ! It surely cannot have slipped your memory that the dinner of to-day is to be the most important, in its consequences, of all the dinners you ever ate. Yes, precisely the most important; although, in the course of your somewhat eminent career, you have been placed high towards the head of the table, at splendid banquets, and have poured out your festive eloquence to ears yet echoing with Webster′s mighty organ-tones. No public dinner this, however. It is merely a gathering of some dozen or so of friends from several districts of the State; men of distinguished character and influence, assembling, almost casually, at the house of a common friend, likewise distinguished, who will make them welcome to a little better than his ordinary fare. Nothing in the way of French cookery, but an excellent dinner, nevertheless. Real turtle, we understand, and salmon, tautog, canvas-backs, pig, English mutton, good roast beef, or dainties of that serious kind, fit for substantial country gentlemen, as these honorable persons mostly are. The delicacies of the season, in short, and flavored by a brand of old Madeira which has been the pride of many seasons. It is the Juno brand; a glorious wine, fragrant, and full of gentle might; a bottled-up happiness, put by for use; a golden liquid, worth more than liquid gold; so rare and admirable, that veteran wine-bibbers count it among their epochs to have tasted it ! It drives away the heart-ache, and substitutes no head-ache ! Could the Judge but quaff a glass, it might enable him to shake off the unaccountable lethargy which (for the ten intervening minutes, and five to boot, are already past) has made him such a laggard at this momentous dinner. It would all but revive a dead man ! Would you like to sip it now, Judge Pyncheon ? | ¡Por favor, juez Pyncheon, mira tu reloj ! ¿Ni siquiera una ojeada ? Faltan diez minutos para la hora de comer. No puedes haber olvidado que la comida de hoy es de las más importantes, por sus consecuencias, entre todas las que has celebrado en tu vida. Sí, la más importante, a pesar de que en el curso de tu eminente carrera has ocupado infinidad de veces la cabecera de la mesa, en espléndidos banquetes, al final de los cuales has recreado los oídos de los comensales con frases dignas de un gran orador. Mas el banquete de hoy no es una comida pública. Se trata, simplemente, de la reunión de una docena de amigos de varios distritos del Estado, hombres distinguidos e influyentes, que se encontrarán, casi casualmente, en casa de un amigo común, el cual les obsequiará con un almuerzo apenas distinto del habitual en su mesa. Nada de cocina francesa, y, sin embargo, una comida excelente: tortuga, salmón, cerdo, carnero, buey asado y otros manjares, propios para caballeros rurales, amigos de las cosas sustanciosas. Los platos más delicados, en resumen, rociados con un viejo Madeira, orgullo de la familia del anfitrión desde tiempos remotos, un néctar para Juno, un vino fragante, noble, la felicidad embotellada, un líquido de oro más valioso que el oro líquido, tan admirable y escaso que los catadores consideran un honor haberlo gustado. Ahuyenta las penas del corazón y no da dolor de cabeza. Si el juez tomara una copita del famoso vino, despertaría de este inexplicable letargo que le ha hecho retrasar ya cinco minutos. Es un vino capaz de resucitar a un muerto. ¿Te agradaría probarlo, juez Pyncheon ? |
Alas, this dinner. Have you really forgotten its true object ? Then let us whisper it, that you may start at once out of the oaken chair, which really seems to be enchanted, like the one in Comus, or that in which Moll Pitcher imprisoned your own grandfather. But ambition is a talisman more powerful than witchcraft. Start up, then, and, hurrying through the streets, burst in upon the company, that they may begin before the fish is spoiled ! They wait for you; and it is little for your interest that they should wait. These gentlemen--need you be told it ?--have assembled, not without purpose, from every quarter of the State. They are practised politicians, every man of them, and skilled to adjust those preliminary measures which steal from the people, without its knowledge, the power of choosing its own rulers. The popular voice, at the next gubernatorial election, though loud as thunder, will be really but an echo of what these gentlemen shall speak, under their breath, at your friend′s festive board. They meet to decide upon their candidate. This little knot of subtle schemers will control the convention, and, through it, dictate to the party. And what worthier candidate,--more wise and learned, more noted for philanthropic liberality, truer to safe principles, tried oftener by public trusts, more spotless in private character, with a larger stake in the common welfare, and deeper grounded, by hereditary descent, in the faith and practice of the Puritans,--what man can be presented for the suffrage of the people, so eminently combining all these claims to the chief-rulership as Judge Pyncheon here before us ? | ¿Y la comida ? ¿Es que ha olvidado su verdadero objeto ? Digámosle, pues, al oído, que abandone ese sillón de roble que parece haberle encantado, aprisionándole. La ambición es un talismán más poderoso que la magia. Que se levante, pues, el juez, y corra por las calles... quizá llegue antes de que hayan trinchado el pescado... Le están esperando y esta espera no favorecerá los intereses del juez. No es menester decir que esos caballeros se han reunido con algún propósito; son políticos duchos, hábiles en hurtar al pueblo el poder de elegir a sus representantes. La voz popular en la próxima elección de gobernador, aunque fuerte como el trueno, no será más que un eco de lo que estos caballeros hablen hoy en la comida. Se reúnen para designar a su candidato. Ese grupito de sutiles organizadores controlará la asamblea del partido, y a través de ella, las elecciones. ¿Qué candidato más valioso, más prudente y sabio, más generoso, más sano en sus principios, más intachable en su vida privada, más interesado en el bienestar común, más arraigado en la fe y en las prácticas de los puritanos, qué candidato puede ser presentado al pueblo que reúna todas estas condiciones mejor que ese juez Pyncheon que tenemos delante, sentado en el sillón de roble ? |
Make haste, then ! Do your part ! The meed for which you have toiled, and fought, and climbed, and crept, is ready for your grasp ! Be present at this dinner !--drink a glass or two of that noble wine !--make your pledges in as low a whisper as you will !--and you rise up from table virtually governor of the glorious old State ! Governor Pyncheon of Massachusetts ! | ¡Aprisa, pues ! ¿A qué esperar ? La meta por la cual has luchado, sufrido y trepado y por la cual te has arrastrado incluso, está a tu alcance. Tienes que asistir a esta comida... bebe uno o dos vasos de noble vino, promete en voz baja... y te levantarás de la mesa convertido en el gobernador del Estado. ¡El gobernador Pyncheon de Massachusetts ! |
And is there no potent and exhilarating cordial in a certainty like this ? It has been the grand purpose of half your lifetime to obtain it. Now, when there needs little more than to signify your acceptance, why do you sit so lumpishly in your great-great-grandfather′s oaken chair, as if preferring it to the gubernatorial one ? We have all heard of King Log; but, in these jostling times, one of that royal kindred will hardly win the race for an elective chief-magistracy. | ¿Esta certeza no es capaz de animar al juez como un poderoso cordial ? Ha dedicado la mitad de su vida a conseguir este objetivo. Y ahora que apenas le falta más que expresar su aceptación, ¿por qué se está quieto, sentado en el sillón de roble de su tatarabuelo, como si lo prefiriese al sillón de gobernador ? Hemos oído hablar del rey de palo de la fábula -el que Júpiter envió a las ranas que pedían un soberano-, pero en estos tiempos de competencia, uno de esos reyes de palo difícilmente vencería en la carrera para alcanzar la alta magistratura. |
Well; it is absolutely too late for dinner ! Turtle, salmon, tautog, woodcock, boiled turkey, South-Down mutton, pig, roast-beef, have vanished, or exist only in fragments, with lukewarm potatoes, and gravies crusted over with cold fat. The Judge, had he done nothing else, would have achieved wonders with his knife and fork. It was he, you know, of whom it used to be said, in reference to his ogre-like appetite, that his Creator made him a great animal, but that the dinner-hour made him a great beast. Persons of his large sensual endowments must claim indulgence, at their feeding-time. But, for once, the Judge is entirely too late for dinner ! Too late, we fear, even to join the party at their wine ! The guests are warm and merry; they have given up the Judge; and, concluding that the Free-Soilers have him, they will fix upon another candidate. Were our friend now to stalk in among them, with that wide-open stare, at once wild and stolid, his ungenial presence would be apt to change their cheer. Neither would it be seemly in Judge Pyncheon, generally so scrupulous in his attire, to show himself at a dinner-table with that crimson stain upon his shirt-bosom. By the bye, how came it there ? It is an ugly sight, at any rate; and the wisest way for the Judge is to button his coat closely over his breast, and, taking his horse and chaise from the livery stable, to make all speed to his own house. There, after a glass of brandy and water, and a mutton-chop, a beefsteak, a broiled fowl, or some such hasty little dinner and supper all in one, he had better spend the evening by the fireside. He must toast his slippers a long while, in order to get rid of the chilliness which the air of this vile old house has sent curdling through his veins. | ¡Bueno ! Ya es tarde para acudir a la comida. Tortuga, salmón, cerdo, buey asado, carnero, todo se ha desvanecido o existe sólo en minúsculos fragmentos, mezclados con tibias patatas y salsas frías y grasosas. El juez habría hecho maravillas con el cuchillo y el tenedor. ¿Sabéis que de él se dice, refiriéndose a su apetito de ogro, que su Creador le hizo un animal grande, pero que la hora de comer le convierte en una gran bestia ? Las gentes dotadas de un estómago como el suyo deberían pedir indulgencia, al sentarse a la mesa. Definitivamente, el juez pierde la comida. Es de temer que incluso llegue tarde para el vino. Los convidados están alegres, han abandonado la candidatura del juez, creyendo que se ha adherido al partido contrario y eligen otro candidato. Si el juez se presentase ahora con su mirada, a la vez extraña y estólida, su aspecto desagradable podría terminar con la alegría. Pero no es fácil que el juez Pyncheon, tan escrupuloso en su vestir, se siente a la mesa con esta mancha carmesí que brilla en la pechera de su camisa. A propósito, ¿cómo se ha manchado ? Es desagradable a la vista, por supuesto, y lo mejor sería que se abrochase la chaqueta hasta el cuello y se hiciera conducir a su casa en un coche de alquiler. Después de un brandy y una chuleta de carnero o cualquier otro rápido tentempié, podría entregarse a sus reflexiones junto a la lumbre. ¡Qué bueno sería beber a sorbitos y durante largo rato, para quitarse de la sangre ese hielo que parece haberle contagiado el aire del viejo caserón ! |
Up, therefore, Judge Pyncheon, up ! You have lost a day. But to-morrow will be here anon. Will you rise, betimes, and make the most of it ? To-morrow. To-morrow ! To-morrow. We, that are alive, may rise betimes to-morrow. As for him that has died to-day, his morrow will be the resurrection morn. | ¿Por qué no se levanta el juez Pyncheon ? Ha perdido un día entero. Mañana podrá recuperarlo, si se levanta temprano. Mañana, mañana. Nosotros que estamos vivos, podremos levantarnos temprano, mañana. Pero para él, que hoy ha muerto, mañana será la mañana de la resurrección. |
Meanwhile the twilight is glooming upward out of the corners of the room. The shadows of the tall furniture grow deeper, and at first become more definite; then, spreading wider, they lose their distinctness of outline in the dark gray tide of oblivion, as it were, that creeps slowly over the various objects, and the one human figure sitting in the midst of them. The gloom has not entered from without; it has brooded here all day, and now, taking its own inevitable time, will possess itself of everything. The Judge′s face, indeed, rigid and singularly white, refuses to melt into this universal solvent. Fainter and fainter grows the light. It is as if another double-handful of darkness had been scattered through the air. Now it is no longer gray, but sable. There is still a faint appearance at the window; neither a glow, nor a gleam, nor a glimmer,--any phrase of light would express something far brighter than this doubtful perception, or sense, rather, that there is a window there. Has it yet vanished ? No !--yes !--not quite ! And there is still the swarthy whiteness,--we shall venture to marry these ill-agreeing words,--the swarthy whiteness of Judge Pyncheon′s face. The features are all gone: there is only the paleness of them left. And how looks it now ? There is no window ! There is no face ! An infinite, inscrutable blackness has annihilated sight ! Where is our universe ? All crumbled away from us; and we, adrift in chaos, may hearken to the gusts of homeless wind, that go sighing and murmuring about in quest of what was once a world ! | El crepúsculo se arrastra por los rincones de la estancia. Las sombras de los muebles aumentan, haciéndolas perder la fijeza de sus líneas; la obscuridad trepa por todos los objetos y por la figura humana que se halla sentada entre ellos. La sombra ha rondado por la casa durante todo el día y ahora, llegado su turno, toma posesión de todo. Mas el rostro del juez, rígido y lívido, se niega a diluirse en la sombra universal. La luz ha ido apagándose. La obscuridad se desparrama por la atmósfera, que ya no es gris, sino negra. Todavía hay en la ventana un algo desvaído, no un rayo ni un destello... Cualquier luz, por pequeña que fuese, sería más brillante que esa dudosa percepción, esa sensación, mejor dicho, de que allí hay una ventana. ¿Se ha desvanecido ? No, aún no. Y queda todavía la atezada palidez -si podemos decirlo así- del rostro del juez Pyncheon. Los rasgos se han diluido: sólo queda su palidez. ¿Y ahora, qué aspecto tiene ? ¡Ya no hay ventana, ya no hay rostro ! Una negrura infinita e inescrutable lo ha invadido todo. ¿Dónde está nuestro universo ? Todo se ha derrumbado a nuestro alrededor, y nosotros, en medio del caos, podemos ser arrastrados por el viento, sin hogar, que va murmurando y suspirando buscando lo que fue el mundo. |
Is there no other sound ? One other, and a fearful one. It is the ticking of the Judge′s watch, which, ever since Hepzibah left the room in search of Clifford, he has been holding in his hand. Be the cause what it may, this little, quiet, never-ceasing throb of Time′s pulse, repeating its small strokes with such busy regularity, in Judge Pyncheon′s motionless hand, has an effect of terror, which we do not find in any other accompaniment of the scene. | ¿No se oye algo ? Sí, un sonido, un sonido espantoso. Es el tic-tac del reloj del juez, que tiene en la mano desde que Hepzibah salió del salón en busca de Clifford. Sea por lo que sea, la incesante y queda palpitación del tiempo, repitiendo su tic-tac con regularidad, en la mano inmóvil del juez, produce efectos terroríficos. |
But, listen ! That puff of the breeze was louder. It had a tone unlike the dreary and sullen one which has bemoaned itself, and afflicted all mankind with miserable sympathy, for five days past. The wind has veered about ! It now comes boisterously from the northwest, and, taking hold of the aged framework of the Seven Gables, gives it a shake, like a wrestler that would try strength with his antagonist. Another and another sturdy tussle with the blast ! The old house creaks again, and makes a vociferous but somewhat unintelligible bellowing in its sooty throat (the big flue, we mean, of its wide chimney), partly in complaint at the rude wind, but rather, as befits their century and a half of hostile intimacy, in tough defiance. A rumbling kind of a bluster roars behind the fire-board. A door has slammed above stairs. A window, perhaps, has been left open, or else is driven in by an unruly gust. It is not to be conceived, before-hand, what wonderful wind-instruments are these old timber mansions, and how haunted with the strangest noises, which immediately begin to sing, and sigh, and sob, and shriek,--and to smite with sledge-hammers, airy but ponderous, in some distant chamber,--and to tread along the entries as with stately footsteps, and rustle up and down the staircase, as with silks miraculously stiff,--whenever the gale catches the house with a window open, and gets fairly into it. Would that we were not an attendant spirit here ! It is too awful ! This clamor of the wind through the lonely house; the Judge′s quietude, as he sits invisible; and that pertinacious ticking of his watch ! | Pero, escuchemos... El viento sopla con más fuerza. No tiene el tono triste y quejumbroso que durante cinco días torturó la vida de los mortales. Ha cambiado; ahora viene ruidosamente del noroeste, y, apoderándose del viejo armazón de La Casa de los Siete Tejados, lo sacude como un luchador que midiera sus fuerzas con un adversario. Sopla con furia. La casa cruje, vocifera ininteligiblemente por la garganta de la chimenea, quejándose por la rudeza del viento, expresando una desconfianza basada en siglo y medio de intimidad con los huracanes. El viento ruge en el hogar. Una puerta se cierra estrepitosamente en el piso superior. Una ventana se ha quedado abierta o la ha abierto una ráfaga de viento. No es posible imaginarse qué maravillosos instrumentos de viento son en estos casos estas viejas casas de madera: resuenan con los más extraños ruidos, que cantan, suspiran, chillan y sollozan, mientras se oye un sordo martilleo en alguna estancia lejana y en las escaleras se levanta un misterioso frufú de seda... Basta, para todo ello, que el vendaval encuentre una ventana entreabierta. ¡Ojalá no nos encontráramos aquí ! Es horrible ese clamor del viento en la casa solitaria, esa quietud del juez, sentado, invisible, en el sillón de roble, y ese pertinaz tic-tac de su reloj. |
As regards Judge Pyncheon′s invisibility, however, that matter will soon be remedied. The northwest wind has swept the sky clear. The window is distinctly seen. Through its panes, moreover, we dimly catch the sweep of the dark, clustering foliage outside, fluttering with a constant irregularity of movement, and letting in a peep of starlight, now here, now there. Oftener than any other object, these glimpses illuminate the Judge′s face. But here comes more effectual light. Observe that silvery dance upon the upper branches of the pear-tree, and now a little lower, and now on the whole mass of boughs, while, through their shifting intricacies, the moonbeams fall aslant into the room. They play over the Judge′s figure and show that he has not stirred throughout the hours of darkness. They follow the shadows, in changeful sport, across his unchanging features. They gleam upon his watch. His grasp conceals the dial-plate,--but we know that the faithful hands have met; for one of the city clocks tells midnight. | En cuanto a la invisibilidad del juez Pyncheon, será asunto pronto remediado. El viento del noroeste ha aclarado el cielo y barrido las nubes. Ya se distingue bien la ventana. A través de sus cristales, vemos el follaje obscuro del exterior, oscilando en un constante movimiento irregular, y dejando pasar la luz ya por aquí, ya por allá. Esos rayos iluminan con frecuencia el rostro del juez. Observad esa danza plateada en las ramas superiores del peral, que va descendiendo y acaba por esparcirse por todo el jardín, y que a través de los intrincados ramajes penetra en el salón. Son los rayos de la luna que juguetean en el semblante del juez y nos dejan ver que no se ha movido durante aquellas horas de obscuridad. Siguen a las sombras, juguetonamente, por su rostro e imperturbables brillan en el reloj, cuya esfera está oculta por su mano, pero sabemos que las dos fieles agujas se han encontrado, pues un reloj de la ciudad da la medionache. |
A man of sturdy understanding, like Judge Pyncheon, cares no more for twelve o′clock at night than for the corresponding hour of noon. However just the parallel drawn, in some of the preceding pages, between his Puritan ancestor and himself, it fails in this point. The Pyncheon of two centuries ago, in common with most of his contemporaries, professed his full belief in spiritual ministrations, although reckoning them chiefly of a malignant character. The Pyncheon of to-night, who sits in yonder arm-chair, believes in no such nonsense. Such, at least, was his creed, some few hours since. His hair will not bristle, therefore, at the stories which--in times when chimney-corners had benches in them, where old people sat poking into the ashes of the past, and raking out traditions like live coals--used to be told about this very room of his ancestral house. In fact, these tales are too absurd to bristle even childhood′s hair. What sense, meaning, or moral, for example, such as even ghost-stories should be susceptible of, can be traced in the ridiculous legend, that, at midnight, all the dead Pyncheons are bound to assemble in this parlor ? And, pray, for what ? Why, to see whether the portrait of their ancestor still keeps its place upon the wall, in compliance with his testamentary directions ! Is it worth while to come out of their graves for that ? | Un hombre de vigoroso entendimiento como el juez Pyncheon no concede más importancia a la medianoche que al mediodía. El paralelo trazado en las páginas anteriores, entre él y su antepasado coronel, falla en este punto. El Pyncheon de hace dos siglos, igual que sus contemporáneos, creía en apariciones, aunque reconocía en ellas un carácter maligno. El Pyncheon que hoy se sienta en el sillón de roble no cree en esas tonterías. Así, por lo menos, opinaba hasta hace unas horas. Por lo tanto no se le erizará el cabello por las historias sobre este mismo salón de la casa ancestral que solían contarse en los tiempos en que había bancos junto a las chimeneas donde se sentaban los viejos y sacaban tradiciones revolviendo en las cenizas del pasado. De hecho, esas historias eran demasiado absurdas para poner a nadie los pelos de punta, ni siquiera a los niños. ¿Qué sentido o moraleja podían tener, por ejemplo, los cuentos de fantasmas, como ese de que a medianoche todos los Pyncheon muertos se reunían en este salón ? ¿Y sabéis para qué ? Pues para ver si el retrato de su antecesor, el coronel, seguía en el lugar acostumbrado en la pared, de acuerdo con las disposiciones testamentarias del viejo puritano. ¿Valía la pena salir de la tumba por una cosa así ? |
We are tempted to make a little sport with the idea. Ghost-stories are hardly to be treated seriously any longer. The family-party of the defunct Pyncheons, we presume, goes off in this wise. | Nos sentimos tentados de jugar con esta idea. Ya no es posible tratar en serio las historias de fantasmas. Mas supongamos que la reunión familiar de los Pyncheon no opinaba así, pues... |
First comes the ancestor himself, in his black cloak, steeple-hat, and trunk-breeches, girt about the waist with a leathern belt, in which hangs his steel-hilted sword; he has a long staff in his hand, such as gentlemen in advanced life used to carry, as much for the dignity of the thing as for the support to be derived from it. He looks up at the portrait; a thing of no substance, gazing at its own painted image ! All is safe. The picture is still there. The purpose of his brain has been kept sacred thus long after the man himself has sprouted up in graveyard grass. See ! he lifts his ineffectual hand, and tries the frame. All safe ! But is that a smile ?--is it not, rather a frown of deadly import, that darkens over the shadow of his features ? The stout Colonel is dissatisfied ! So decided is his look of discontent as to impart additional distinctness to his features; through which, nevertheless, the moonlight passes, and flickers on the wall beyond. Something has strangely vexed the ancestor ! With a grim shake of the head, he turns away. Here come other Pyncheons, the whole tribe, in their half a dozen generations, jostling and elbowing one another, to reach the picture. We behold aged men and grandames, a clergyman with the Puritanic stiffness still in his garb and mien, and a red-coated officer of the old French war; and there comes the shop-keeping Pyncheon of a century ago, with the ruffles turned back from his wrists; and there the periwigged and brocaded gentleman of the artist′s legend, with the beautiful and pensive Alice, who brings no pride out of her virgin grave. All try the picture-frame. What do these ghostly people seek ? A mother lifts her child, that his little hands may touch it ! There is evidently a mystery about the picture, that perplexes these poor Pyncheons when they ought to be at rest. In a corner, meanwhile, stands the figure of an elderly man, in a leathern jerkin and breeches, with a carpenter′s rule sticking out of his side pocket; he points his finger at the bearded Colonel and his descendants, nodding, jeering, mocking, and finally bursting into obstreperous, though inaudible laughter. | Primero llega el propio fundador de la estirpe,
con su casaca negra, su sombrero cónico y su
cinturón de cuero, del cual cuelga la espada con
puño de hierro. Lleva en la mano un bastón,
tanto por la dignidad peculiar del objeto como
por la ayuda que le presta. Mira el retrato. ¡Un
ser sin substancia contemplando su imagen
pintada ! Todo está en orden. Su retrato se halla
en el lugar debido. Sus deseos siguen siendo
respetados mucho después de que su cadáver se
haya podrido en el sepulcro. ¡Mirad ! Levanta la
mano y toca el marco del retrato. Bien...
¿Sonríe ? ¿O es un ceño mortal que ensombrece
aún más sus facciones ? El obeso coronel no está
satisfecho. Una mirada de enfado se dibuja en su
semblante, que la luna ilumina con sus rayos. Al
pasar, algo ha molestado al viejo antepasado. Se
marcha, enojado, meneando la cabeza. Y ahora
entran otros Pyncheon, la tribu entera, media
docena de generaciones, empujándose,
abriéndose paso a codazos para llegar hasta el
retrato. Vemos a ancianos y a damas, a un
clérigo de rígido porte puritano y a un oficial con
casaca roja. Aquí viene el Pyncheon que hace un
siglo abrió la tienda, con los vuelos de los puños
doblados hacia arriba. Le sigue el caballero del
cuento de Holgrave, con peluca y cubierto de
brocados, con la hermosa y pensativa Alice, que
ha dejado su orgullo en su tumba de virgen.
Todos tocan el marco del cuadro. ¿Qué busca
esta gente fantasmal ? ¡Hasta una madre levanta a
su hijito, para que sus manitas lo toquen !
Evidentemente envuelve al cuadro un misterio que deja perplejos a esos pobres Pyncheon que deberían estar descansando en sus sepulcros. En un rincón, entretanto, se yergue la figura de un anciano que viste calzones y chaqueta de cuero, de cuyo bolsillo asoma una regla de carpintero. Señala con el dedo al coronel de las barbas y a sus descendientes, haciendo gestos burlones, y por fin estalla en una risa impertinente aunque inaudible |
Indulging our fancy in this freak, we have partly lost the power of restraint and guidance. We distinguish an unlooked-for figure in our visionary scene. Among those ancestral people there is a young man, dressed in the very fashion of to-day: he wears a dark frock-coat, almost destitute of skirts, gray pantaloons, gaiter boots of patent leather, and has a finely wrought gold chain across his breast, and a little silver-headed whalebone stick in his hand. Were we to meet this figure at noonday, we should greet him as young Jaffrey Pyncheon, the Judge′s only surviving child, who has been spending the last two years in foreign travel. If still in life, how comes his shadow hither ? If dead, what a misfortune ! The old Pyncheon property, together with the great estate acquired by the young man′s father, would devolve on whom ? On poor, foolish Clifford, gaunt Hepzibah, and rustic little Phoebe ! But another and a greater marvel greets us ! Can we believe our eyes ? A stout, elderly gentleman has made his appearance; he has an aspect of eminent respectability, wears a black coat and pantaloons, of roomy width, and might be pronounced scrupulously neat in his attire, but for a broad crimson stain across his snowy neckcloth and down his shirt-bosom. Is it the Judge, or no ? How can it be Judge Pyncheon ? We discern his figure, as plainly as the flickering moonbeams can show us anything, still seated in the oaken chair ! Be the apparition whose it may, it advances to the picture, seems to seize the frame, tries to peep behind it, and turns away, with a frown as black as the ancestral one. | Dejándonos llevar por el capricho de nuestra
fantasía, hemos perdido la mesura. En nuestra
escena fantasmagórica distinguimos una figura
inesperada. Entre aquella gente antigua hay un
hombre joven Lleva levita obscura, casi sin
faldones, pantalones grises, botas de charol, y,
cruzando el pecho, fina cadena de oro. En la
mano tiene un bastoncito de barba de ballena,
con puño de plata. Si encontrásemos esta figura a
mediodía, reconoceríamos en ella al joven
Jaffrey Pyncheon, el único hijo vivo del juez,
que ha estado viajando desde hace años. Si vive
aún, ¿cómo es que su sombra acude a esta
reunión de muertos ? Si ha muerto, ¡qué
desgracia ! ¿a quién iría a parar la hacienda de los
Pyncheon y la fortuna acumulada por el padre
del joven ? Al pobre y tonto Clifford, a la flaca
Hepzibah, a la rústica Phoebe... ¡Todavía nos
espera una maravilla mayor !
¿Podemos dar crédito a nuestros ojos ? Un caballero, anciano y grueso, ha hecho su aparición. Tiene aspecto eminentemente respetable. Lleva traje negro y da la sensación de ser persona pulquérrima, a pesar de una mancha carmesí que ostenta en la nivea pechera de su camisa. ¿Es el juez, quizá ? ¿Cómo puede ser el juez Pyncheon ? Tan claramente como lo permiten ver los rayos de la luna, distinguimos su figura sentada en el sillón de roble. La aparición -sea de quien sea- avanza hacia el retrato, toca el marco, intenta ver lo que hay detrás, y se vuelve con ceño tan hosco como el de su antepasado. |
The fantastic scene just hinted at must by no means be considered as forming an actual portion of our story. We were betrayed into this brief extravagance by the quiver of the moonbeams; they dance hand-in-hand with shadows, and are reflected in the looking-glass, which, you are aware, is always a kind of window or doorway into the spiritual world. We needed relief, moreover, from our too long and exclusive contemplation of that figure in the chair. This wild wind, too, has tossed our thoughts into strange confusion, but without tearing them away from their one determined centre. Yonder leaden Judge sits immovably upon our soul. Will he never stir again ? We shall go mad unless he stirs ! You may the better estimate his quietude by the fearlessness of a little mouse, which sits on its hind legs, in a streak of moonlight, close by Judge Pyncheon′s foot, and seems to meditate a journey of exploration over this great black bulk. Ha ! what has startled the nimble little mouse ? It is the visage of grimalkin, outside of the window, where he appears to have posted himself for a deliberate watch. This grimalkin has a very ugly look. Is it a cat watching for a mouse, or the devil for a human soul ? Would we could scare him from the window ! | Esta fantástica escena no debe considerarse como formando parte de nuestro relato. El temblor de los destellos de la luna nos ha confundido; danzan con las sombras y se reflejan en el espejo, que, ya sabemos, es una especie de ventana o puerta abierta al mundo espiritual. Necesitábamos además, un momento de respiro, en la larga contemplación de la inmóvil figura del sillón. El furioso vendaval ha contribuido a sembrar la confusión en nuestras ideas. Su quietud aumenta, contrastando con la indiferencia de un ratoncillo que se sienta sobre sus patas traseras, junto a los pies del juez, meditando un viaje de exploración por aquella enorme masa... ¡Ah ! ¿qué ha sobresaltado al animalito ?... La cara del gato, al otro lado de la ventana, donde parece haberse apostado al acecho. Tiene aspecto siniestro. ¿Es un gato que acecha a un ratón o el mismo diablo a la caza del alma humana ? ¡Si pudiéramos ahuyentarle dándole un susto ! |
Thank Heaven, the night is well-nigh past ! The moonbeams have no longer so silvery a gleam, nor contrast so strongly with the blackness of the shadows among which they fall. They are paler now; the shadows look gray, not black. The boisterous wind is hushed. What is the hour ? Ah ! the watch has at last ceased to tick; for the Judge′s forgetful fingers neglected to wind it up, as usual, at ten o′clock, being half an hour or so before his ordinary bedtime,--and it has run down, for the first time in five years. But the great world-clock of Time still keeps its beat. The dreary night--for, oh, how dreary seems its haunted waste, behind us !--gives place to a fresh, transparent, cloudless morn. Blessed, blessed radiance ! The daybeam--even what little of it finds its way into this always dusky parlor--seems part of the universal benediction, annulling evil, and rendering all goodness possible, and happiness attainable. Will Judge Pyncheon now rise up from his chair ? Will he go forth, and receive the early sunbeams on his brow ? Will he begin this new day,--which God has smiled upon, and blessed, and given to mankind,--will he begin it with better purposes than the many that have been spent amiss ? Or are all the deep-laid schemes of yesterday as stubborn in his heart, and as busy in his brain, as ever ? | ¡Gracias al cielo la noche termina ! Los rayos de la luna ya no son plateados ni contrastan tan grandemente con la negrura de las sombras, entre las cuales caen. Son más pálidos, y las sombras grises en vez de negras. El furioso vendaval se ha apaciguado. ¿Qué hora es ? Por fin el reloj ha cesado su tic-tac, pues los dedos del descuidado juez han olvidado darle cuerda, como de costumbre, a las diez, media hora antes de acostarse. Y se ha parado, por vez primera, en los últimos cinco años. Pero sigue latiendo el gran reloj del tiempo. La espantosa noche -verdaderamente horrible en su vaciedad- deja paso a una aurora fresca, clara, transparente. ¡Bendita luz ! La luz del día, aunque entra muy poca en el sombrío salón, forma parte de la bendición universal que borra el mal, hace posible el bien y la felicidad. ¿Se levantará, por fin, el juez Pyncheon ? ¿Saldrá a recibir en el rostro los primeros rayos del sol ? ¿Empezará este nuevo día -sonrisa y bendición de Dios a los hombres- con mejores propósitos que los anteriores de su vida ? ¿O, acaso, seguirá tenazmente sus planes de ayer ? |
In this latter case, there is much to do. Will the Judge still insist with Hepzibah on the interview with Clifford ? Will he buy a safe, elderly gentleman′s horse ? Will he persuade the purchaser of the old Pyncheon property to relinquish the bargain in his favor ? Will he see his family physician, and obtain a medicine that shall preserve him, to be an honor and blessing to his race, until the utmost term of patriarchal longevity ? Will Judge Pyncheon, above all, make due apologies to that company of honorable friends, and satisfy them that his absence from the festive board was unavoidable, and so fully retrieve himself in their good opinion that he shall yet be Governor of Massachusetts ? And all these great purposes accomplished, will he walk the streets again, with that dog-day smile of elaborate benevolence, sultry enough to tempt flies to come and buzz in it ? Or will he, after the tomb-like seclusion of the past day and night, go forth a humbled and repentant man, sorrowful, gentle, seeking no profit, shrinking from worldly honor, hardly daring to love God, but bold to love his fellow man, and to do him what good he may ? Will he bear about with him,--no odious grin of feigned benignity, insolent in its pretence, and loathsome in its falsehood,--but the tender sadness of a contrite heart, broken, at last, beneath its own weight of sin ? For it is our belief, whatever show of honor he may have piled upon it, that there was heavy sin at the base of this man′s being. | En este caso, tiene mucho que hacer. ¿Insistirá en su entrevista con Clifford ? ¿Adquirirá el caballo para su coche ? ¿Convencerá al comprador del terreno de los Pyncheon para que se lo venda ? ¿Visitará al médico de la familia para que le recete una medicina que le conserve como honor de su estirpe hasta la más avanzada edad ? Y ante todo,¿presentara sus excusas a la reunión de influyentes amigos, convenciéndoles de que no pudo asistir y recuperando su buena opinión para que le designen candidato a gobernador de Massachusetts ? Cumplidos estos buenos propósitos, ¿volverá a ir por la calle con su sonrisa benévola, radiante ? ¿O bien, después de la sepulcral reclusión de un día y una noche, se sentirá humilde y arrepentido, amable y apenado, dispuesto a no buscar más su provecho, a despreciar los honores mundanos, sin apenas atreverse a amar a Dios, pero bastante audaz para querer a sus semejantes y hacerles todo el bien posible ? ¿Abandonará su odiosa mueca de bondad, insolente en su pretensión y repulsiva en su falsedad, para adoptar la tierna tristeza de un corazón contrito, roto, por fin, bajo el peso de sus propios pecados ? |
Rise up, Judge Pyncheon ! The morning sunshine glimmers through the foliage, and, beautiful and holy as it is, shuns not to kindle up your face. Rise up, thou subtle, worldly, selfish, iron-hearted hypocrite, and make thy choice whether still to be subtle, worldly, selfish, iron-hearted, and hypocritical, or to tear these sins out of thy nature, though they bring the lifeblood with them ! The Avenger is upon thee ! Rise up, before it be too late ! | ¡Levántate, juez Pyncheon ! El sol matutino brilla entre el follaje, y, como es bello y bondadoso, no se niega a iluminar tu rostro. ¡Levántate, sutil, egoísta, mundano, hipócrita, y elige si quieres todavía esos pecados o si prefieres arrójalos de ti, aunque con ellos te arranquen la vida ! ¡El vengador está ante ti ! ¡Levántate antes que sea demasiado tarde ! | |
What ! Thou art not stirred by this last appeal ? No, not a jot ! And there we see a fly,--one of your common house-flies, such as are always buzzing on the window-pane,--which has smelt out Governor Pyncheon, and alights, now on his forehead, now on his chin, and now, Heaven help us ! is creeping over the bridge of his nose, towards the would-be chief-magistrate′s wide-open eyes ! Canst thou not brush the fly away ? Art thou too sluggish ? Thou man, that hadst so many busy projects yesterday ! Art thou too weak, that wast so powerful ? Not brush away a fly ? Nay, then, we give thee up ! | ¿Qué ? ¿No te ha conmovido esta última llamada ? ¡Ni pizca ! Una mosca -una de esas moscas caseras, que siempre zumban en los cristales de las ventanas- ha olido al gobernador Pyncheon y salta de la frente a la barbilla y, ¡el cielo nos ampare !, trepa por el puente de la nariz, en dirección a los ojos abiertos. ¿Por qué no apartas a la mosca de un papirotazo ? ¿Eres quizá, demasiado indolente ? ¿Indolente, tú, que ayer eras tan poderoso ? ¡Ni espantar a esa mosca ! ¡Ahora sí que te damos por perdido ! | |
And hark ! the shop-bell rings. After hours like these latter ones, through which we have borne our heavy tale, it is good to be made sensible that there is a living world, and that even this old, lonely mansion retains some manner of connection with it. We breathe more freely, emerging from Judge Pyncheon′s presence into the street before the Seven Gables. | ¡Oye ! La campanilla de la tienda repica. Después de unas horas como estas, a lo largo de las cuales hemos soportado nuestro relato, resulta confortador darse cuenta de que existe un mundo viviente, y de que incluso esa vieja y solitaria residencia se halla en relación con él. Respiramos más libremente, al pasar de la presencia del juez Pyncheon a la calle, frente a La Casa de los Siete Tejados. | |