II. CHAPTER II
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CAPÍTULO XX
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Jane Fairfax was an orphan, the only child of Mrs. Bates′s youngest daughter.
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JANE FAIRFAX era huérfana, el único fruto del matrimonio de la hija menor de la señora Bates.
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The marriage of Lieut. Fairfax of the ——regiment of infantry, and Miss Jane Bates, had had its day of fame and pleasure, hope and interest; but nothing now remained of it, save the melancholy remembrance of him dying in action abroad—of his widow sinking under consumption and grief soon afterwards—and this girl.
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La boda del teniente Fairfax, del... regimiento de Infantería, y la señorita Jane Bates, había tenido su época de esplendor y de ilusiones, de esperanzas y de atractivos; pero ahora nada quedaba de él, excepto el melancólico recuerdo de la muerte del marido en acción de guerra en el extranjero... de su viuda, consumida por la tisis y la tristeza pocos años más tarde... y aquella hija.
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By birth she belonged to Highbury: and when at three years old, on losing her mother, she became the property, the charge, the consolation, the fondling of her grandmother and aunt, there had seemed every probability of her being permanently fixed there; of her being taught only what very limited means could command, and growing up with no advantages of connexion or improvement, to be engrafted on what nature had given her in a pleasing person, good understanding, and warm-hearted, well-meaning relations.
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Por su nacimiento Jane pertenecía a Highbury; y cuando a los tres años, al perder a su madre se convirtió en la propiedad, la carga, el consuelo y la niña mimada de su abuela y de su tía, todo parecía indicar que iba a vivir allí el resto de su vida; que iba a recibir una educación proporcionada a los escasos medios de su familia, y que iba a crecer sin frecuentar la buena sociedad y sin poder perfeccionar los dotes que la naturaleza le había proporcionado: encanto personal, viveza de ingenio, un corazón sensible y un trato agradable.
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But the compassionate feelings of a friend of her father gave a change to her destiny. This was Colonel Campbell, who had very highly regarded Fairfax, as an excellent officer and most deserving young man; and farther, had been indebted to him for such attentions, during a severe camp-fever, as he believed had saved his life. These were claims which he did not learn to overlook, though some years passed away from the death of poor Fairfax, before his own return to England put any thing in his power. When he did return, he sought out the child and took notice of her. He was a married man, with only one living child, a girl, about Jane′s age: and Jane became their guest, paying them long visits and growing a favourite with all; and before she was nine years old, his daughter′s great fondness for her, and his own wish of being a real friend, united to produce an offer from Colonel Campbell of undertaking the whole charge of her education. It was accepted; and from that period Jane had belonged to Colonel Campbell′s family, and had lived with them entirely, only visiting her grandmother from time to time.
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Pero los compasivos sentimientos de un amigo de su padre le dieron la oportunidad de cambiar su destino. Ese amigo era el coronel Campbell, que había tenido en gran estima al teniente Fairfax, considerándolo como un excelente oficial y como un joven de grandes méritos; y además le debía tales atenciones, durante una terrible fiebre que se declaró en un campamento, que creía deberle la vida. Éstas eran cosas que no podía olvidar, a pesar de que pasaron una serie de años, después de la muerte del pobre Fairfax, en los que él se hallaba en el extranjero, pero su regreso a Inglaterra le permitió llevar a cabo sus propósitos. Cuando regresó averiguó el paradero de la niña y se informó acerca de ella. El coronel estaba casado y sólo tenía un hijo, una niña que debía tener la misma edad que Jane; y Jane se convirtió en huésped habitual de su casa, en la que pasaba largas temporadas, siendo muy querida por todos; y antes de que cumpliera los nueve años, el gran cariño que su hija sentía por, ella y su propio deseo de dispensarle su protección, movieron al coronel Campbell a ofrecerse para correr con todos los gastos de su educación.
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The plan was that she should be brought up for educating others; the very few hundred pounds which she inherited from her father making independence impossible. To provide for her otherwise was out of Colonel Campbell′s power; for though his income, by pay and appointments, was handsome, his fortune was moderate and must be all his daughter′s; but, by giving her an education, he hoped to be supplying the means of respectable subsistence hereafter.
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La oferta fue aceptada; y desde entonces Jane había pertenecido a la familia del coronel Campbell y había vivido siempre con ellos, sin visitar a su abuela más que de vez en cuando.
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Such was Jane Fairfax′s history. She had fallen into good hands, known nothing but kindness from the Campbells, and been given an excellent education. Living constantly with right-minded and well-informed people, her heart and understanding had received every advantage of discipline and culture; and Colonel Campbell′s residence being in London, every lighter talent had been done full justice to, by the attendance of first-rate masters. Her disposition and abilities were equally worthy of all that friendship could do; and at eighteen or nineteen she was, as far as such an early age can be qualified for the care of children, fully competent to the office of instruction herself; but she was too much beloved to be parted with. Neither father nor mother could promote, and the daughter could not endure it. The evil day was put off. It was easy to decide that she was still too young; and Jane remained with them, sharing, as another daughter, in all the rational pleasures of an elegant society, and a judicious mixture of home and amusement, with only the drawback of the future, the sobering suggestions of her own good understanding to remind her that all this might soon be over.
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Ésta era la historia de Jane Fairfax. Había caído en buenas manos, los Campbell no habían tenido más que bondades para con ella y se le había dado una excelente educación. Viviendo constantemente con personas de recto criterio y cultivadas, su corazón y su entendimiento se habían beneficiado de todas las ventajas de la disciplina y de la cultura; y como el coronel Campbell residía en Londres, sus aptitudes más descollantes habían podido ser plenamente cultivadas gracias al concurso de los mejores maestros. Sus facultades y su capacidad eran también dignos de todo lo que aquella amistad pudiera ofrecerle; y a los dieciocho o diecinueve años era ya, dentro de lo que a una edad tan temprana se puede estar capacitado para enseñar a los niños, muy competente en cuestiones de enseñanza; pero la querían demasiado para que permitiesen que se separara de ellos. Ni el padre ni la madre tuvieron valor para proponerlo, y la hija no hubiera podido soportar una separación. El día funesto fue, pues, aplazado. Fue fácil encontrar la excusa de que era aún demasiado joven; y Jane siguió viviendo con ellos, participando como una hija más en los honestos recreos de la sociedad elegante, y disfrutando de una juiciosa mezcla de vida hogareña y de diversiones, sin más preocupación que la de su porvenir, ya que su buen sentido no podía por menos de recordarle prudentemente que todo aquello no tardaría en terminarse.
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The affection of the whole family, the warm attachment of Miss Campbell in particular, was the more honourable to each party from the circumstance of Jane′s decided superiority both in beauty and acquirements. That nature had given it in feature could not be unseen by the young woman, nor could her higher powers of mind be unfelt by the parents. They continued together with unabated regard however, till the marriage of Miss Campbell, who by that chance, that luck which so often defies anticipation in matrimonial affairs, giving attraction to what is moderate rather than to what is superior, engaged the affections of Mr. Dixon, a young man, rich and agreeable, almost as soon as they were acquainted; and was eligibly and happily settled, while Jane Fairfax had yet her bread to earn.
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El afecto que le profesaba toda la familia, y sobre todo el gran cariño que sentía por ella la señorita Campbell, decía mucho en favor de ellos, ya que el hecho era que Jane era claramente superior tanto en belleza como en conocimientos. Los encantos de que le había dotado la naturaleza no podían pasar inadvertidos para su joven amiga, y los padres tenían también que darse cuenta de la superioridad de su inteligencia. Sin embargo, siguieron viviendo juntos unidos por un cálido afecto, hasta la boda de la señorita Campbell, quien tuvo la fortuna, esta buena suerte que tan a menudo desbarata todas las previsiones en cuestiones matrimoniales, haciendo que tenga preferencia la medianía a lo que es superior, de conquistar el corazón del señor Dixon, un joven rico y agradable, casi desde el mismo momento en que se conocieron; y no tardó en verse casada y feliz, mientras que Jane Fairfax tenía aún que empezar a pensar en ganarse el pan cotidiano.
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This event had very lately taken place; too lately for any thing to be yet attempted by her less fortunate friend towards entering on her path of duty; though she had now reached the age which her own judgment had fixed on for beginning. She had long resolved that one-and-twenty should be the period. With the fortitude of a devoted novitiate, she had resolved at one-and-twenty to complete the sacrifice, and retire from all the pleasures of life, of rational intercourse, equal society, peace and hope, to penance and mortification for ever.
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La boda se había celebrado hacía muy poco tiempo; demasiado poco para que la menos afortunada de las dos amigas hubiera podido emprender ya la senda del deber; aunque había llegado a la edad que ella misma se había fijado para este comienzo. Hacía tiempo que tenía decidido que a los veintiún años empezaría su nueva vida. Con la fortaleza de una novicia devota había resuelto completar el sacrificio a los veintiún años, y renunciar a todos los placeres del mundo, a todo honesto trato con los demás, a toda sociedad, a la paz y a la esperanza, para seguir para siempre el camino de la penitencia y de la mortificación.
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The good sense of Colonel and Mrs. Campbell could not oppose such a resolution, though their feelings did. As long as they lived, no exertions would be necessary, their home might be hers for ever; and for their own comfort they would have retained her wholly; but this would be selfishness:—what must be at last, had better be soon. Perhaps they began to feel it might have been kinder and wiser to have resisted the temptation of any delay, and spared her from a taste of such enjoyments of ease and leisure as must now be relinquished. Still, however, affection was glad to catch at any reasonable excuse for not hurrying on the wretched moment. She had never been quite well since the time of their daughter′s marriage; and till she should have completely recovered her usual strength, they must forbid her engaging in duties, which, so far from being compatible with a weakened frame and varying spirits, seemed, under the most favourable circumstances, to require something more than human perfection of body and mind to be discharged with tolerable comfort.
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El buen juicio del coronel y de la señora Campbell les impidió oponerse a esta decisión, aunque sus sentimientos les impulsaran a ello. Mientras ambos viviesen, no era necesario que Jane lo pidiera: su casa estaría siempre abierta para ella; por su gusto, no hubieran consentido que se fuera de allí; pero eso hubiera sido egoísmo: lo que por fin tenía que llegar era mejor hacerlo pronto. Tal vez entonces empezaron a comprender que hubiera sido más sensato y mejor para ella haber resistido a la tentación de ir aplazando aquel momento y evitar que Jane conociera y disfrutara las ventajas del ocio de una vida desahogada que ahora se veía obligada a abandonar. Sin embargo, todavía el afecto se esforzaba por aferrarse a cualquier pretexto razonable para demorar en lo posible aquel triste momento. Jane no se había vuelto a encontrar completamente bien desde la boda de la hija de la casa; y hasta que no se hubiera recuperado del todo creyeron necesario prohibirle que emprendiera ningún trabajo, cosa que no sólo era incompatible con una salud delicada y un ánimo decaído, sino que, aun en las circunstancias más favorables, parecía exigir algo más que la perfección humana de cuerpo y de espíritu, para poder llevarlo a cabo de un modo desahogado.
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With regard to her not accompanying them to Ireland, her account to her aunt contained nothing but truth, though there might be some truths not told. It was her own choice to give the time of their absence to Highbury; to spend, perhaps, her last months of perfect liberty with those kind relations to whom she was so very dear: and the Campbells, whatever might be their motive or motives, whether single, or double, or treble, gave the arrangement their ready sanction, and said, that they depended more on a few months spent in her native air, for the recovery of her health, than on any thing else. Certain it was that she was to come; and that Highbury, instead of welcoming that perfect novelty which had been so long promised it—Mr. Frank Churchill—must put up for the present with Jane Fairfax, who could bring only the freshness of a two years′ absence.
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Respecto a lo de no acompañarles a Irlanda, en el relato que hizo a su tía no decía más que la verdad, aunque tal vez hubiera algunas verdades que se callaba. Fue ella quien decidió consagrar a los de Highbury el tiempo que durara la ausencia de los Campbell; quizá para pasar los últimos meses de libertad total rodeada de afectuosos parientes que tanto la querían; y los Campbell, por el motivo o motivos que fuesen, tanto si era uno como dos o tres, se apresuraron a aprobar ese proyecto y dijeron que tenían más confianza en unos pocos meses que pasara en su tierra natal para recobrar la salud, que en cualquier otro remedio. Era, pues, seguro que volvería a Highbury; y que allí, en vez de dar la bienvenida a una novedad absoluta que hacía tanto tiempo que se les prometía - -el señor Frank Churchill- deberían conformarse por ahora con Jane Fairfax, que sólo era una novedad por sus dos años de ausencia.
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Emma was sorry;—to have to pay civilities to a person she did not like through three long months!—to be always doing more than she wished, and less than she ought! Why she did not like Jane Fairfax might be a difficult question to answer; Mr. Knightley had once told her it was because she saw in her the really accomplished young woman, which she wanted to be thought herself; and though the accusation had been eagerly refuted at the time, there were moments of self-examination in which her conscience could not quite acquit her. But "she could never get acquainted with her: she did not know how it was, but there was such coldness and reserve—such apparent indifference whether she pleased or not—and then, her aunt was such an eternal talker!—and she was made such a fuss with by every body!—and it had been always imagined that they were to be so intimate—because their ages were the same, every body had supposed they must be so fond of each other." These were her reasons—she had no better.
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Emma no estaba contenta... ¡Tener que ser amable durante tres largos meses con una persona que le desagradaba! ¡Tener que estar siempre haciendo más de lo que deseaba y menos de lo que debía! Sería difícil explicar por qué Jane Fairfax no era persona de su gusto; en cierta ocasión el señor Knightley le había dicho que era porque veía en ella a la joven perfecta, como Emma hubiese querido que se la considerara; y aunque entonces la acusación había sido vivamente refutada, habían momentos de reflexión en que su conciencia no se sentía totalmente limpia de aquello. Pero nunca había podido trabar amistad con ella; no sabía por qué, pero veía en Jane una frialdad y una reserva... una aparente indiferencia por gustar o no gustar... ¡y además su tía era una charlatana tan terrible! Y todo el mundo armaba tal alboroto cuando se trataba de ella... Y siempre imaginaban que las dos tenían que llegar a ser íntimas amigas... porque tenían la misma edad todo el mundo había supuesto que era forzoso que congeniasen... Éstas eran sus razones... no tenía mejores.
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It was a dislike so little just—every imputed fault was so magnified by fancy, that she never saw Jane Fairfax the first time after any considerable absence, without feeling that she had injured her; and now, when the due visit was paid, on her arrival, after a two years′ interval, she was particularly struck with the very appearance and manners, which for those two whole years she had been depreciating. Jane Fairfax was very elegant, remarkably elegant; and she had herself the highest value for elegance. Her height was pretty, just such as almost every body would think tall, and nobody could think very tall; her figure particularly graceful; her size a most becoming medium, between fat and thin, though a slight appearance of ill-health seemed to point out the likeliest evil of the two. Emma could not but feel all this; and then, her face—her features—there was more beauty in them altogether than she had remembered; it was not regular, but it was very pleasing beauty. Her eyes, a deep grey, with dark eye-lashes and eyebrows, had never been denied their praise; but the skin, which she had been used to cavil at, as wanting colour, had a clearness and delicacy which really needed no fuller bloom. It was a style of beauty, of which elegance was the reigning character, and as such, she must, in honour, by all her principles, admire it:—elegance, which, whether of person or of mind, she saw so little in Highbury. There, not to be vulgar, was distinction, and merit.
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Sus motivos eran tan poco justificados... todos y cada uno de los defectos que le imputaba estaban tan agrandados por su imaginación, que siempre que veía por primera vez a Jane Fairfax después de una ausencia considerable tenía la sensación de haber sido injusta con ella; y ahora, cuando efectuó la anunciada visita, a su llegada, después de un intervalo de dos años, Emma quedó extraordinariamente sorprendida al ver los modales de aquella muchacha a la que había estado menospreciando durante dos años enteros. Jane Fairfax era muy elegante, notablemente elegante. Su estatura era proporcionada, como para que casi todo el mundo la considerase alta, y nadie pudiera pensar que lo era demasiado; su figura era particularmente agraciada; un justo término medio, ni demasiado gruesa ni demasiado delgada, aunque una leve apariencia de salud un tanto frágil parecía descartar la posibilidad del más probable de esos dos peligros. Emma no pudo por menos de darse cuenta de todo esto; y además en su rostro, en sus facciones, había mucha más belleza de lo que ella creía recordar; sus facciones no eran muy regulares, pero sí de una belleza muy agradable. Nunca había regateado su admiración por aquellos ojos de un gris oscuro y aquellas pestañas y cejas negras; pero la tez, a la que siempre había solido poner reparos por descolorida, tenía una luminosidad y una delicadeza que ciertamente no necesitaba mayor lozanía. Era un tipo de belleza en el que el rasgo predominante era la elegancia, y por lo tanto, en conciencia y de acuerdo con su criterio, no podía por menos de admirarla... elegancia que, tanto en lo exterior como en lo espiritual tenía muy pocas ocasiones de encontrar en Highbury. Allí no ser vulgar era una distinción y un mérito.
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In short, she sat, during the first visit, looking at Jane Fairfax with twofold complacency; the sense of pleasure and the sense of rendering justice, and was determining that she would dislike her no longer. When she took in her history, indeed, her situation, as well as her beauty; when she considered what all this elegance was destined to, what she was going to sink from, how she was going to live, it seemed impossible to feel any thing but compassion and respect; especially, if to every well-known particular entitling her to interest, were added the highly probable circumstance of an attachment to Mr. Dixon, which she had so naturally started to herself. In that case, nothing could be more pitiable or more honourable than the sacrifices she had resolved on. Emma was very willing now to acquit her of having seduced Mr. Dixon′s actions from his wife, or of any thing mischievous which her imagination had suggested at first. If it were love, it might be simple, single, successless love on her side alone. She might have been unconsciously sucking in the sad poison, while a sharer of his conversation with her friend; and from the best, the purest of motives, might now be denying herself this visit to Ireland, and resolving to divide herself effectually from him and his connexions by soon beginning her career of laborious duty.
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En resumen, durante la primera visita, Emma contemplaba a Jane Fairfax con redoblada complacencia; al placer que experimentaba al verla se unía la necesidad que sentía de hacerle justicia, y decidió abandonar su actitud hostil a la joven. Y cuando pensaba en su historia, su situación le impresionaba tanto como su belleza; cuando reflexionaba sobre el destino que iba a tener esta elegancia, sobre cómo tendría que rebajarse, sobre cómo iba a vivir, le parecía imposible que pudiera sentirse algo que no fuera compasión y respeto por ella; sobre todo, si a las circunstancias bien conocidas de su vida que la hacían merecedora de tanto interés, se unía el hecho más que probable de que se hubiera sentido atraída por el señor Dixon, sospecha que tan espontáneamente había surgido en la imaginación de Emma. De ser así, nada más digno de compasión ni más noble que los sacrificios que se hallaba dispuesta a aceptar. Ahora Emma no podía ser más contraria a creer que la joven hubiese intentado atraerse al señor Dixon rivalizando con su amiga, o que hubiese sido capaz de cualquier otra intención malévola, como en un principio había llegado a suponer. Si había existido amor, debía de haber sido un sentimiento puro y sencillo, sólo experimentado por ella, no correspondido. Inconscientemente debía de haber ido sorbiendo aquel triste veneno mientras atendía al lado de su amiga a las palabras de él; y ahora debía de ser el más limpio, el más puro de los motivos el que le hiciera negarse a efectuar esta visita a Irlanda y decidirse a separarse definitivamente de él y de su familia para iniciar su vida de trabajo.
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Upon the whole, Emma left her with such softened, charitable feelings, as made her look around in walking home, and lament that Highbury afforded no young man worthy of giving her independence; nobody that she could wish to scheme about for her.
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En conjunto, pues, Emma se separó de Jane sintiendo por ella tanta simpatía y tanto afecto que al regresar a su casa se vio forzada a pensar en la posibilidad de encontrarle un buen partido, y a lamentar que Highbury no contase con ningún joven que pudiese proporcionarle una situación independiente; no encontraba quien pudiese convenir a Jane.
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These were charming feelings—but not lasting. Before she had committed herself by any public profession of eternal friendship for Jane Fairfax, or done more towards a recantation of past prejudices and errors, than saying to Mr. Knightley, "She certainly is handsome; she is better than handsome!" Jane had spent an evening at Hartfield with her grandmother and aunt, and every thing was relapsing much into its usual state. Former provocations reappeared. The aunt was as tiresome as ever; more tiresome, because anxiety for her health was now added to admiration of her powers; and they had to listen to the description of exactly how little bread and butter she ate for breakfast, and how small a slice of mutton for dinner, as well as to see exhibitions of new caps and new workbags for her mother and herself; and Jane′s offences rose again. They had music; Emma was obliged to play; and the thanks and praise which necessarily followed appeared to her an affectation of candour, an air of greatness, meaning only to shew off in higher style her own very superior performance. She was, besides, which was the worst of all, so cold, so cautious! There was no getting at her real opinion. Wrapt up in a cloak of politeness, she seemed determined to hazard nothing. She was disgustingly, was suspiciously reserved.
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Sentimientos admirables los de Emma... pero que duraron poco. Antes de que se comprometiera con alguna profesión pública de eterna amistad con Jane Fairfax, antes de que hubiera hecho algo más por enmendar sus pasados prejuicios y errores, que decir al señor Knightley: «La verdad es que es muy linda, más que linda», Jane pasó una velada en Hartfield con su abuela y su tía, y todo volvió al estado de cosas anterior. Reaparecieron los mismos motivos de enemistad de antes. La tía era tan pesada como siempre; más pesada aún, porque ahora además de admirar las cualidades de su sobrina, se sentía inquieta por su salud; y tuvieron que oír la descripción exacta del poco pan y mantequilla que comía en el desayuno y de lo pequeña que era la tajada de cordero de la comida, aparte de la exhibición de los nuevos gorros y de las nuevas bolsas para la labor que había confeccionado para su abuela y para ella; y Emma volvió a sentirse irritada con Jane. Tuvieron un poco de música; Emma se vio obligada a tocar; y las gracias y los elogios que obligadamente siguieron a su ejecución parecieron a Emma de una ingenuidad afectada, de un aire de superioridad destinado tan sólo a demostrar a todos que ella, Jane, seguía estando muy por encima. Lo peor de todo era que además era tan fría, tan cautelosa... No había manera de saber qué es lo que realmente pensaba. Envuelta en una capa de cortesía, parecía decidida a no arriesgarse en nada. Resultaba molesta su actitud de suspicacia y de reserva.
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If any thing could be more, where all was most, she was more reserved on the subject of Weymouth and the Dixons than any thing. She seemed bent on giving no real insight into Mr. Dixon′s character, or her own value for his company, or opinion of the suitableness of the match. It was all general approbation and smoothness; nothing delineated or distinguished. It did her no service however. Her caution was thrown away. Emma saw its artifice, and returned to her first surmises. There probably was something more to conceal than her own preference; Mr. Dixon, perhaps, had been very near changing one friend for the other, or been fixed only to Miss Campbell, for the sake of the future twelve thousand pounds.
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Y si todavía era posible serlo más, se mostró aún más reservada en lo referente a Weymouth y a los Dixon. Parecía interesada en no querer hablar del carácter del señor Dixon, ni en opinar acerca de su trato, ni en hacer ningún comentario sobre lo conveniente que había sido aquella boda. Todo lo aprobaba por igual; en sus palabras no había nada de concreto ni destacado. Sin embargo de poco le sirvió. Para Emma esta cautela era artificiosidad, disimulo, y la joven volvió a sus sospechas de antes. Probablemente allí había algo más que ocultar que sus simples preferencias. Tal vez el señor Dixon había estado a punto de dejar una amiga por otra, o sólo se había decidido por la señorita Campbell pensando en sus futuras doce mil libras.
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The like reserve prevailed on other topics. She and Mr. Frank Churchill had been at Weymouth at the same time. It was known that they were a little acquainted; but not a syllable of real information could Emma procure as to what he truly was. "Was he handsome?"—"She believed he was reckoned a very fine young man." "Was he agreeable?"—"He was generally thought so." "Did he appear a sensible young man; a young man of information?"—"At a watering-place, or in a common London acquaintance, it was difficult to decide on such points. Manners were all that could be safely judged of, under a much longer knowledge than they had yet had of Mr. Churchill. She believed every body found his manners pleasing." Emma could not forgive her.
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La misma reserva prevaleció tratándose de otros temas. Ella y el señor Frank Churchill habían coincidido en Weymouth. Era sabido que habían tenido cierto trato; pero Emma no pudo arrancarle ni una sílaba que pudiera orientarla acerca de la verdadera personalidad del joven. «¿Es apuesto?» «Creo que se le considera como un joven muy atractivo.» «¿Es agradable de trato?» «Se le suele considerar como muy agradable.» «¿Da la impresión de ser un joven de inteligencia despierta y cultivado?» «En un balneario o en casa de un amigo común en Londres es muy difícil formarse una opinión sobre esas cosas. Los modales son siempre lo primero que puede apreciarse, pero a pesar de todo se requiere conocer mejor a la persona de lo que yo he podido conocer al señor Frank Churchill. Tengo la impresión de que todo el mundo le encuentra muy amable y cultivado.» Emma no podía perdonarle.
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