Sherwood Anderson (1876–1941) AN AWAKENING -- [Un despertar] Edición bilingüe, inglés-español, de Miguel Garci-Gomez -- --
An Awakening
Un despertar
BELLE CARPENTER had a dark skin, grey eyes, and thick lips. She was tall and strong. When black thoughts visited her she grew angry and wished she were a man and could fight someone with her fists. She worked in the millinery shop kept by Mrs. Kate McHugh and during the day sat trimming hats by a window at the rear of the store. She was the daughter of Henry Carpenter, bookkeeper in the First National Bank of Winesburg, and lived with him in a gloomy old house far out at the end of Buckeye Street. The house was surrounded by pine trees and there was no grass beneath the trees. A rusty tin eaves-trough had slipped from its fastenings at the back of the house and when the wind blew it beat against the roof of a small shed, making a dismal drumming noise that sometimes persisted all through the night.
BELLE Carpenter tenía la tez morena, los ojos grises y los labios gruesos. Era fuerte y alta. Si estaba de mal humor, se enfurecía y lamentaba no ser un hombre para poder pelearse con alguien a puñetazos. Trabajaba en la sombrerería de Nate McHugh y se pasaba el día bordando sombreros junto a una ventana de la trastienda. Era hija de Henry Carpenter, el contable del First National Bank de Winesburg, y vivía con él en una casa vieja y oscura al fondo de la calle Buckeye. La casa estaba rodeada de pinos y debajo de los árboles no crecía hierba. En la parte de atrás se había desprendido un canalón oxidado y, cuando soplaba viento, golpeaba contra el tejado de un pequeño cobertizo y producía un ruido triste y tamborileante que a veces duraba toda la noche.
When she was a young girl Henry Carpenter made life almost unbearable for Belle, but as she emerged from girlhood into womanhood he lost his power over her. The bookkeeper’s life was made up of innumerable little pettinesses. When he went to the bank in the morning he stepped into a closet and put on a black alpaca coat that had become shabby with age. At night when he returned to his home he donned another black alpaca coat. Every evening he pressed the clothes worn in the streets. He had invented an arrangement of boards for the purpose. The trousers to his street suit were placed between the boards and the boards were clamped together with heavy screws. In the morning he wiped the boards with a damp cloth and stood them upright behind the dining room door. If they were moved during the day he was speechless with anger and did not recover his equilibrium for a week.
De niña, Henry Carpenter le había hecho la vida casi insoportable, pero cuando dejó atrás la infancia y se convirtió en una mujer, perdió toda su ascendencia sobre ella. La vida del contable estaba hecha de innumerables pequeñas mezquindades. Antes de ir al banco por la mañana, abría el armario y se ponía un abrigo negro de alpaca que estaba raído por el paso del tiempo. Cada tarde planchaba la ropa que había llevado por la calle. Había inventado un sistema de tablones para hacerlo. Metía los pantalones del traje entre los tablones y los apretaba con unos tornillos. Por la mañana, limpiaba los tablones con un paño húmedo y los dejaba de pie detrás de la puerta del comedor. Si alguien los cambiaba de sitio, se quedaba mudo de rabia y no recobraba la serenidad hasta pasada una semana.
The bank cashier was a little bully and was afraid of his daughter. She, he realized, knew the story of his brutal treatment of her mother and hated him for it. One day she went home at noon and carried a handful of soft mud, taken from the road, into the house. With the mud she smeared the face of the boards used for the pressing of trousers and then went back to her work feeling relieved and happy.
El cajero del banco era un bravucón, pero tenía miedo a su hija. Sabía que estaba enterada de los malos tratos a los que había sometido a su madre y que lo odiaba. Un día, Belle volvió a casa a mediodía, embadurnó con barro de la calle los tablones que su padre empleaba para planchar los pantalones y luego regresó a su trabajo feliz y aliviada.
Belle Carpenter occasionally walked out in the evening with George Willard. Secretly she loved another man, but her love affair, about which no one knew, caused her much anxiety. She was in love with Ed Handby, bartender in Ed Griffith’s Saloon, and went about with the young reporter as a kind of relief to her feelings. She did not think that her station in life would permit her to be seen in the company of the bartender and walked about under the trees with George Willard and let him kiss her to relieve a longing that was very insistent in her nature. She felt that she could keep the younger man within bounds. About Ed Handby she was somewhat uncertain.
De vez en cuando, Belle Carpenter salía a pasear por las tardes con George Willard. Amaba en secreto a otro hombre, pero su relación amorosa, que nadie conocía, la tenía muy angustiada. Estaba enamorada de Ed Handby, el camarero del bar de Ed Griffith, y salía con el joven periodista para dar algún desahogo a sus sentimientos. No creía que, dada su posición, pudiera permitirse que la vieran con el camarero, así que daba paseos bajo los árboles en compañía de George Willard y permitía que la besara para aliviar un anhelo muy insistente de su naturaleza. Sentía que podía controlar al joven, pero no estaba tan segura con respecto a Ed Handby.
Handby, the bartender, was a tall, broad-shouldered man of thirty who lived in a room upstairs above Griffith’s saloon. His fists were large and his eyes unusually small, but his voice, as though striving to conceal the power back of his fists, was soft and quiet.
Handby, el camarero, era un hombre alto y ancho de espaldas que había cumplido ya los treinta y vivía en una habitación encima del bar de Griffith. Tenía los puños grandes y los ojos extrañamente pequeños, aunque su voz, como si quisiera ocultar el poder que se escondía detrás de sus puños, era suave y calmada.
At twenty-five the bartender had inherited a large farm from an uncle in Indiana. When sold, the farm brought in eight thousand dollars, which Ed spent in six months. Going to Sandusky, on Lake Erie, he began an orgy of dissipation, the story of which afterward filled his home town with awe. Here and there he went throwing the money about, driving carriages through the streets, giving wine parties to crowds of men and women, playing cards for high stakes and keeping mistresses whose wardrobes cost him hundreds of dollars. One night at a resort called Cedar Point, he got into a fight and ran amuck like a wild thing. With his fist he broke a large mirror in the wash room of a hotel and later went about smashing windows and breaking chairs in dance halls for the joy of hearing the glass rattle on the floor and seeing the terror in the eyes of clerks who had come from Sandusky to spend the evening at the resort with their sweethearts.
A los veinticinco años, el camarero había heredado una enorme granja de un tío suyo de Indiana. Una vez vendida, la granja le proporcionó ocho mil dólares que Ed gastó en apenas seis meses. Fue a Sandusky, en el lago Erie, y empezó una orgía de disipación, cuya historia llenó después al pueblo de espanto. Aquí y allí se dedicó a despilfarrar el dinero, conducía carruajes por las calles, invitaba a licor a grupos de hombres y mujeres, apostaba cantidades enormes a las cartas y mantenía queridas cuyo vestuario le costaba cientos de dólares. Una noche, en un lugar llamado Cedar Point, se vio envuelto en una reyerta y se puso hecho una fiera. Hizo añicos el espejo del baño de un hotel a puñetazos y luego se dedicó a romper las ventanas y las sillas de varios salones de baile sólo por el placer de oír el ruido de los cristales al caer al suelo y ver el terror pintado en los ojos de los oficinistas que habían ido a Sandusky a pasar la tarde con sus novias.
The affair between Ed Handby and Belle Carpenter on the surface amounted to nothing. He had succeeded in spending but one evening in her company. On that evening he hired a horse and buggy at Wesley Moyer’s livery barn and took her for a drive. The conviction that she was the woman his nature demanded and that he must get her settled upon him and he told her of his desires. The bartender was ready to marry and to begin trying to earn money for the support of his wife, but so simple was his nature that he found it difficult to explain his intentions. His body ached with physical longing and with his body he expressed himself. Taking the milliner into his arms and holding her tightly in spite of her struggles, he kissed her until she became helpless. Then he brought her back to town and let her out of the buggy. “When I get hold of you again I’ll not let you go. You can’t play with me,” he declared as he turned to drive away. Then, jumping out of the buggy, he gripped her shoulders with his strong hands. “I’ll keep you for good the next time,” he said. “You might as well make up your mind to that. It’s you and me for it and I’m going to have you before I get through.”
En apariencia, la relación entre Ed Hanby y Belle Carpenter se reducía casi a nada. Tan sólo había conseguido pasar una tarde con ella. En aquella ocasión, había alquilado un caballo y un calesín en el establo de Wesley Moyer y la había llevado de excursión. Dominado por la convicción de que, teniendo en cuenta su carácter, se trataba de la mujer que necesitaba y de que debía conseguirla a toda costa, le habló de sus deseos. El camarero estaba dispuesto a casarse y tratar de ganar dinero para mantener a su mujer, pero era tan simple que le resultó difícil explicarle cuáles eran sus intenciones. El cuerpo le dolía de puro deseo físico y sólo acertó a expresarse físicamente. Cogió a la sombrerera entre sus brazos y, sujetándola con fuerza, a pesar de los esfuerzos que hizo ella por resistirse, la besó hasta dejarla indefensa. Luego la llevó de vuelta al pueblo y la dejó bajar del calesín. «La próxima vez que te coja, no te dejaré marchar. No puedes seguir jugando así conmigo—declaró mientras se daba la vuelta para marcharse. Luego, se apeó del calesín de un salto y la cogió por los hombros con sus fuertes manos—. La próxima vez serás mía para siempre—dijo—. Ya puedes ir haciéndote a la idea. Somos tú y yo, y pienso conseguirte antes de que alguien se me adelante».
One night in January when there was a new moon George Willard, who was in Ed Handby’s mind the only obstacle to his getting Belle Carpenter, went for a walk. Early that evening George went into Ransom Surbeck’s pool room with Seth Richmond and Art Wilson, son of the town butcher. Seth Richmond stood with his back against the wall and remained silent, but George Willard talked. The pool room was filled with Winesburg boys and they talked of women. The young reporter got into that vein. He said that women should look out for themselves, that the fellow who went out with a girl was not responsible for what happened. As he talked he looked about, eager for attention. He held the floor for five minutes and then Art Wilson began to talk. Art was learning the barber’s trade in Cal Prouse’s shop and already began to consider himself an authority in such matters as baseball, horse racing, drinking, and going about with women. He began to tell of a night when he with two men from Winesburg went into a house of prostitution at the county seat. The butcher’s son held a cigar in the side of his mouth and as he talked spat on the floor. “The women in the place couldn’t embarrass me although they tried hard enough,” he boasted. “One of the girls in the house tried to get fresh, but I fooled her. As soon as she began to talk I went and sat in her lap. Everyone in the room laughed when I kissed her. I taught her to let me alone.”
Una noche de enero en que había luna nueva, George Willard que, en la imaginación de Ed Handby era el único obstáculo que se interponía entre él y Belle Carpenter, salió a dar un paseo. Esa tarde, George fue al salón de billar de Ransom Surbeck en compañía de Seth Richmond y Art Wilson, el hijo del carnicero del pueblo. Seth Richmond se quedó en silencio apoyado contra la pared, pero George Willard habló. El billar estaba abarrotado de muchachos de Winesburg y hablaron de mujeres. Al joven periodista le dio por ahí. Afirmó que las mujeres deberían aprender a cuidar de sí mismas, y que el hombre que iba con una chica no era responsable de lo que ocurriese. Mientras hablaba, miraba en torno a él, ansioso de que lo escucharan. Fue el centro de atención durante cinco minutos y luego empezó a hablar Art Wilson. Art estaba aprendiendo el oficio de barbero en la tienda de Cal Prouse y ya se tenía por una autoridad en béisbol, carreras de caballos, ir de copas y salir con mujeres. Empezó a hablarles de una noche en que había ido a un prostíbulo de la capital en compañía de otros dos hombres de Winesburg. El hijo del carnicero sostenía el cigarro en la comisura de los labios y escupió en el suelo mientras hablaba. «Aquellas mujeres no lograron avergonzarme, aunque lo intentaron—se jactó—. Una de las chicas trató de ponerse descarada, pero en cuanto empezó a hablar me levanté y me senté en su regazo. Todo el mundo se rió cuando la besé. Le enseñé a no meterse conmigo».
George Willard went out of the pool room and into Main Street. For days the weather had been bitter cold with a high wind blowing down on the town from Lake Erie, eighteen miles to the north, but on that night the wind had died away and a new moon made the night unusually lovely. Without thinking where he was going or what he wanted to do, George went out of Main Street and began walking in dimly lighted streets filled with frame houses.
George Willard salió de la sala de billares y se dirigió hacia la calle Mayor. Llevaba varios días haciendo mucho frío y soplando un viento muy fuerte desde el lago Erie, quince kilómetros al norte, pero esa noche el viento había amainado y la luna nueva hacía que la noche fuese particularmente agradable. Sin pensar adonde iba o lo que quería hacer, George salió de la calle Mayor y echó a andar por las calles poco iluminadas rodeadas de casas de madera.
Out of doors under the black sky filled with stars he forgot his companions of the pool room. Because it was dark and he was alone he began to talk aloud. In a spirit of play he reeled along the street imitating a drunken man and then imagined himself a soldier clad in shining boots that reached to the knees and wearing a sword that jingled as he walked. As a soldier he pictured himself as an inspector, passing before a long line of men who stood at attention. He began to examine the accoutrements of the men. Before a tree he stopped and began to scold. “Your pack is not in order,” he said sharply. “How many times will I have to speak of this matter? Everything must be in order here. We have a difficult task before us and no difficult task can be done without order.”
Al aire libre, bajo el cielo negro cuajado de estrellas, olvidó a sus compañeros del salón de billar. Como estaba solo y en mitad de la oscuridad, se puso a hablar en voz alta. Con ánimo de divertirse, empezó a andar dando tumbos como un borracho y luego imaginó que era un soldado calzado con botas relucientes que le llegaban a las rodillas y una espada que tintineaba al andar. Se imaginó pasando revista delante de una larga fila de hombres en posición de firmes. Empezó a examinar el equipo de los hombres. Al llegar delante de un árbol, se detuvo y empezó a reñir a uno. «Su petate no está en orden—dijo secamente—. ¿Cuántas veces voy a tener que decirlo? Todo debe estar bien ordenado. Tenemos una difícil tarea por delante y sin orden es imposible hacer nada».
Hypnotized by his own words, the young man stumbled along the board sidewalk saying more words. “There is a law for armies and for men too,” he muttered, lost in reflection. “The law begins with little things and spreads out until it covers everything. In every little thing there must be order, in the place where men work, in their clothes, in their thoughts. I myself must be orderly. I must learn that law. I must get myself into touch with something orderly and big that swings through the night like a star. In my little way I must begin to learn something, to give and swing and work with life, with the law.”
Hipnotizado por sus propias palabras, el joven estuvo dando traspiés por la ancha acera sin dejar de hablar. «Hay una ley para los ejércitos y los hombres—murmuró, sumido en sus reflexiones—. Empieza por las cosas más pequeñas y se extiende hasta abarcarlo todo. Hasta las cosas más triviales deben estar ordenadas, el lugar donde trabajan los hombres, su ropa, sus pensamientos. Yo mismo debo ser ordenado. Debo aprender esa ley. Debo estar en sintonía con algo grande y ordenado que se mueve en la noche como una estrella. A mi humilde modo, tengo que empezar a aprender a moverme con la vida, con la ley».
George Willard stopped by a picket fence near a street lamp and his body began to tremble. He had never before thought such thoughts as had just come into his head and he wondered where they had come from. For the moment it seemed to him that some voice outside of himself had been talking as he walked. He was amazed and delighted with his own mind and when he walked on again spoke of the matter with fervor. “To come out of Ransom Surbeck’s pool room and think things like that,” he whispered. “It is better to be alone. If I talked like Art Wilson the boys would understand me but they wouldn’t understand what I’ve been thinking down here.”
George Willard se detuvo delante de una valla de madera, junto a una farola, y se echó a temblar. Nunca había pensado lo que ahora se le había pasado por la cabeza y se preguntó a santo de qué se le habría ocurrido. «A quién se le ocurre salir del salón de billar de Ransom Surbeck y pensar algo así—susurró—. Es mejor estar solo. Si hablara como Art Wilson los chicos me comprenderían, pero nunca entenderían lo que he estado pensando aquí».
In Winesburg, as in all Ohio towns of twenty years ago, there was a section in which lived day laborers. As the time of factories had not yet come, the laborers worked in the fields or were section hands on the railroads. They worked twelve hours a day and received one dollar for the long day of toil. The houses in which they lived were small cheaply constructed wooden affairs with a garden at the back. The more comfortable among them kept cows and perhaps a pig, housed in a little shed at the rear of the garden.
En Winesburg, igual que en todos los pueblos de Ohio hace veinte años, había un barrio donde vivían los jornaleros. Como la época de las fábricas no había llegado todavía, los jornaleros trabajaban en los campos o en las cuadrillas del ferrocarril. Trabajaban doce horas al día y cobraban un dólar por un largo día de esfuerzos. Las casas en que vivían eran viviendas baratas de madera con un jardín en la parte trasera. Los más acomodados tenían vacas y tal vez un cerdo en un pequeño cobertizo al fondo del jardín.
With his head filled with resounding thoughts, George Willard walked into such a street on the clear January night. The street was dimly lighted and in places there was no sidewalk. In the scene that lay about him there was something that excited his already aroused fancy. For a year he had been devoting all of his odd moments to the reading of books and now some tale he had read concerning fife in old world towns of the middle ages came sharply back to his mind so that he stumbled forward with the curious feeling of one revisiting a place that had been a part of some former existence. On an impulse he turned out of the street and went into a little dark alleyway behind the sheds in which lived the cows and pigs.
Con la cabeza repleta de altisonantes pensamientos, George Willard estuvo andando por dicho barrio esa noche serena de enero. La calle estaba mal iluminada y en algunos sitios no había acera. Algo en la escena que se extendía ante sus ojos excitó su ya de por sí exaltada imaginación. Ese último año había consagrado todos sus momentos de soledad a la lectura de libros y ahora acudió a su memoria un cuento que había leído a propósito de la vida en los pueblos en la Edad Media, y lo hizo con tanta claridad, que siguió andando con la curiosa sensación de quien vuelve a un lugar que formaba parte de una existencia previa. Siguiendo un impulso, dobló la esquina y entró en un callejón oscuro detrás de los cobertizos, donde vivían los cerdos y las vacas.
For a half hour he stayed in the alleyway, smelling the strong smell of animals too closely housed and letting his mind play with the strange new thoughts that came to him. The very rankness of the smell of manure in the clear sweet air awoke something heady in his brain. The poor little houses lighted by kerosene lamps, the smoke from the chimneys mounting straight up into the clear air, the grunting of pigs, the women clad in cheap calico dresses and washing dishes in the kitchens, the footsteps of men coming out of the houses and going off to the stores and saloons of Main Street, the dogs barking and the children crying—all of these things made him seem, as he lurked in the darkness, oddly detached and apart from all life.
Pasó media hora en el callejón, oliendo el fuerte tufo de los animales apiñados en un establo demasiado pequeño y dejando que su imaginación se solazara con las nuevas ideas que se le habían ocurrido. El acre aroma del estiércol en el aire limpio y despejado despertó algo embriagador en su cerebro. Las viviendas humildes iluminadas por la luz de los quinqués, el humo de las chimeneas que ascendía en el aire despejado, los gruñidos de los cerdos, las mujeres que lavaban los platos en las cocinas, ataviadas con vestidos baratos de calicó, los pasos de los hombres que salían de las casas para ir a los almacenes y bares de la calle Mayor, el ladrido de los perros, los llantos de los niños, todo contribuyó a que, mientras estaba allí, oculto en la oscuridad, se sintiera extrañamente apartado de la vida.
The excited young man, unable to bear the weight of his own thoughts, began to move cautiously along the alleyway. A dog attacked him and had to be driven away with stones, and a man appeared at the door of one of the houses and swore at the dog. George went into a vacant lot and throwing back his head looked up at the sky. He felt unutterably big and remade by the simple experience through which he had been passing and in a kind of fervor of emotion put up his hands, thrusting them into the darkness above his head and muttering words. The desire to say words overcame him and he said words without meaning, rolling them over on his tongue and saying them because they were brave words, full of meaning. “Death,” he muttered, “night, the sea, fear, loveliness.”
El joven, exaltado e incapaz de soportar el peso de sus propios pensamientos, empezó a andar con cautela por el callejón. Un perro le atacó y tuvo que espantarlo a pedradas, y un hombre apareció en la puerta de una de las casas y maldijo al perro. George llegó a una parcela vacía y alzó la cabeza para mirar al cielo. Se sentía inexpresablemente grande y rehecho por la sencilla experiencia por la que acababa de pasar y levantó las manos con una especie de fervor emocionado. Lo dominó el deseo de decir algo y pronunció varias palabras sin sentido, regodeándose en ellas sólo porque eran palabras valientes, repletas de significado: «Muerte—murmuró—, noche, mar, temor, encanto».
George Willard came out of the vacant lot and stood again on the sidewalk facing the houses. He felt that all of the people in the little street must be brothers and sisters to him and he wished he had the courage to call them out of their houses and to shake their hands. “If there were only a woman here I would take hold of her hand and we would run until we were both tired out,” he thought. “That would make me feel better.” With the thought of a woman in his mind he walked out of the street and went toward the house where Belle Carpenter lived. He thought she would understand his mood and that he could achieve in her presence a position he had long been wanting to achieve. In the past when he had been with her and had kissed her lips he had come away filled with anger at himself. He had felt like one being used for some obscure purpose and had not enjoyed the feeling. Now he thought he had suddenly become too big to be used.
George Willard salió de la parcela vacía y volvió a la acera de delante de las casas. Sintió que todos los habitantes de aquella calle debían de ser sus hermanos y hermanas y deseó tener el valor de ir a visitarlos y estrecharles la mano. «Ojalá hubiese aquí una mujer a quien pudiera coger de la mano y con la que pudiese correr hasta que los dos estuviésemos agotados—pensó—. Así me sentiría mejor». Se fue de allí, con la idea de una mujer en la imaginación, en dirección a la casa donde vivía Belle Carpenter. Pensó que ella entendería su estado de ánimo y que, en su presencia, conseguiría algo que llevaba largo tiempo queriendo conseguir. En el pasado, cuando había estado con ella y la había besado en los labios, siempre se había ido lleno de ira. Había tenido la impresión de que lo estaba utilizando para un propósito espurio y no le había gustado aquella sensación. Ahora pensó que se había vuelto demasiado grande para que lo utilizaran.
When George got to Belle Carpenter’s house there had already been a visitor there before him. Ed Handby had come to the door and calling Belle out of the house had tried to talk to her. He had wanted to ask the woman to come away with him and to be his wife, but when she came and stood by the door he lost his self-assurance and became sullen. “You stay away from that kid,” he growled, thinking of George Willard, and then, not knowing what else to say, turned to go away. “If I catch you together I will break your bones and his too,” he added. The bartender had come to woo, not to threaten, and was angry with himself because of his failure.
Cuando George Willard llegó a casa de Belle Carpenter, se le había adelantado otro visitante. Ed Handby se había presentado ante la puerta y había llamado a Belle para hablar con ella, pero cuando ella salió, Ed perdió la seguridad en sí mismo y se puso mohíno. «Más vale que te apartes del chico—gruñó refiriéndose a George Willard y luego, sin saber qué más decir, dio media vuelta para marcharse—. Como os coja juntos, os rompo la crisma a los dos», añadió. El camarero había ido a cortejarla, no a amenazarla, y se enfadó consigo mismo por su fracaso.
When her lover had departed Belle went indoors and ran hurriedly upstairs. From a window at the upper part of the house she saw Ed Handby cross the street and sit down on a horse block before the house of a neighbor. In the dim light the man sat motionless holding his head in his hands. She was made happy by the sight, and when George Willard came to the door she greeted him effusively and hurriedly put on her hat. She thought that, as she walked through the streets with young Willard, Ed Handby would follow and she wanted to make him suffer.
Cuando se marchó su enamorado, Belle entró en casa y subió apresuradamente las escaleras. Desde una ventana vio que Ed Handby cruzaba la calle y se sentaba en un bordillo delante de la casa de un vecino. El hombre se quedó inmóvil bajo la débil luz con la cabeza apoyada entre las manos. A ella le alegró verlo así, y cuando George llegó, lo saludó efusivamente y se puso el sombrero a toda prisa. Pensó que Ed Handy la seguiría mientras paseaba por las calles con George Willard y quería hacerle sufrir.
For an hour Belle Carpenter and the young reporter walked about under the trees in the sweet night air. George Willard was full of big words. The sense of power that had come to him during the hour in the darkness in the alleyway remained with him and he talked boldly, swaggering along and swinging his arms about. He wanted to make Belle Carpenter realize that he was aware of his former weakness and that he had changed. “You’ll find me different,” he declared, thrusting his hands into his pockets and looking boldly into her eyes. “I don’t know why but it is so. You’ve got to take me for a man or let me alone. That’s how it is.”
Belle Carpenter y el joven periodista estuvieron una hora paseando bajo los árboles y disfrutando del aire nocturno. George Willard hablaba con grandilocuencia. La sensación de poder que lo había embargado durante la hora que había pasado en la oscuridad del callejón seguía dominándolo y hablaba con osadía, fanfarroneando y agitando los brazos. Quería que Belle Carpenter reparara en que era consciente de sus pasadas debilidades y en que había cambiado. «Habrás notado que soy un hombre distinto —afirmó, metiéndose las manos en los bolsillos y mirándola a los ojos con aire decidido—. No sé por qué, pero así es. Tendrás que tomarme más en serio o dejarme en paz. Sí señor».
Up and down the quiet streets under the new moon went the woman and the boy. When George had finished talking they turned down a side street and went across a bridge into a path that ran up the side of a hill. The hill began at Waterworks Pond and climbed upward to the Winesburg Fair Grounds. On the hillside grew dense bushes and small trees and among the bushes were little open spaces carpeted with long grass, now stiff and frozen.
La mujer y el chico anduvieron por las calles silenciosas bajo la luna nueva. Cuando George terminó de hablar, tomaron por una calle lateral y cruzaron un puente hasta llegar a un sendero que subía por la falda de una colina. La colina empezaba en los depósitos de agua y llegaba hasta los terrenos de la feria de Winesburg. En su ladera crecían espesos arbustos y arbolillos y entre los arbustos había pequeños claros tapizados de hierba, ahora escarchada y quebradiza.
As he walked behind the woman up the hill George Willard’s heart began to beat rapidly and his shoulders straightened. Suddenly he decided that Belle Carpenter was about to surrender herself to him. The new force that had manifested itself in him had, he felt, been at work upon her and had led to her conquest. The thought made him half drunk with the sense of masculine power. Although he had been annoyed that as they walked about she had not seemed to be listening to his words, the fact that she had accompanied him to this place took all his doubts away. “It is different. Everything has become different,” he thought and taking hold of her shoulder turned her about and stood looking at her, his eyes shining with pride.
Mientras subía por la pendiente detrás de la mujer, a George Willard empezó a latirle el corazón muy deprisa y se puso muy erguido. De pronto, decidió que Belle Carpenter estaba a punto de caer rendida a sus pies. Sintió que la nueva fuerza que se había manifestado en su interior había obrado en ella y había bastado para conquistarla. La idea lo embriagó con una sensación de poder masculino. Aunque le había molestado que, mientras andaban, ella no pareciera prestar atención a lo que decía, el hecho de que lo hubiera llevado a aquel lugar despejó todas sus dudas. «Es diferente. Todo se ha vuelto diferente», pensó y sujetándola por el hombro la obligó a volverse y se quedó mirándola con los ojos centelleando de orgullo.
Belle Carpenter did not resist. When he kissed her upon the lips she leaned heavily against him and looked over his shoulder into the darkness. In her whole attitude there was a suggestion of waiting. Again, as in the alleyway, George Willard’s mind ran off into words and, holding the woman tightly he whispered the words into the still night. “Lust,” he whispered, “lust and night and women.”
Belle Carpenter no se resistió. Cuando la besó en los labios, se apoyó pesadamente en él y miró por encima de su hombro hacia la oscuridad. Su actitud parecía expectante. Una vez más, igual que le había ocurrido en el callejón, un sinfín de palabras acudió a la imaginación de George Willard, que abrazándose a la mujer, las susurró en el silencio de la noche: «Lujuria, noche. Mujeres...».
George Willard did not understand what happened to him that night on the hillside. Later, when he got to his own room, he wanted to weep and then grew half insane with anger and hate. He hated Belle Carpenter and was sure that all his life he would continue to hate her. On the hillside he had led the woman to one of the little open spaces among the bushes and had dropped to his knees beside her. As in the vacant lot, by the laborers’ houses, he had put up his hands in gratitude for the new power in himself and was waiting for the woman to speak when Ed Handby appeared.
George Willard nunca llegó a comprender lo que le pasó esa noche en la falda de la colina. Más tarde, de vuelta en su habitación, quiso llorar y estuvo a punto de enloquecer de rabia y odio. Sintió odio por Belle Carpenter y se convenció de que seguiría odiándola toda la vida. Había llevado a la mujer a uno de los claros entre los arbustos y se había hincado de rodillas delante de ella. Igual que había hecho en la parcela vacía, junto a las casas de los jornaleros, alzó las manos en agradecimiento al nuevo poder que había en él, y estaba esperando que la mujer le respondiera, cuando apareció Ed Handby.
The bartender did not want to beat the boy, who he thought had tried to take his woman away. He knew that beating was unnecessary, that he had power within himself to accomplish his purpose without using his fists. Gripping George by the shoulder and pulling him to his feet, he held him with one hand while he looked at Belle Carpenter seated on the grass. Then with a quick wide movement of his arm he sent the younger man sprawling away into the bushes and began to bully the woman, who had risen to her feet. “You’re no good,” he said roughly. “I’ve half a mind not to bother with you. I’d let you alone if I didn’t want you so much.”
El camarero no quería golpear al chico, que según creía estaba tratando de quitarle la novia. Sabía que era innecesario y que tenía fuerza de sobra para lograr su propósito sin tener que recurrir a los puños. Agarró a George del hombro y le obligó a ponerse de pie, lo sujetó con una mano mientras miraba a Belle Carpenter, que seguía sentada en la hierba. Luego, con un rápido movimiento del brazo, le dio un empellón al muchacho, que cayó despatarrado entre los arbustos y luego trató de intimidar a la mujer, que se había puesto en pie. «No eres buena—dijo con aspereza—. Estoy tentado de abandonarte. Lo haría si no te quisiera tanto».
On his hands and knees in the bushes George Willard stared at the scene before him and tried hard to think. He prepared to spring at the man who had humiliated him. To be beaten seemed to be infinitely better than to be thus hurled ignominiously aside.
A gatas entre los arbustos, George Willard contempló la escena que se desarrollaba ante sus ojos y se esforzó por pensar con claridad. Se dispuso a saltar contra el hombre que lo había humillado. Que le golpearan le parecía muchísimo mejor que permitir que lo lanzaran a un lado de forma tan ignominiosa.
Three times the young reporter sprang at Ed Handby and each time the bartender, catching him by the shoulder, hurled him back into the bushes. The older man seemed prepared to keep the exercise going indefinitely but George Willard’s head struck the root of a tree and he lay still. Then Ed Handby took Belle Carpenter by the arm and marched her away.
El joven periodista saltó tres veces sobre Ed Handby y, en cada ocasión, el camarero lo cogió del hombro y volvió a lanzarlo contra los arbustos. El hombre parecía dispuesto a seguir haciéndolo indefinidamente, pero George Willard se golpeó la cabeza contra la raíz de un árbol y se quedó quieto. Luego Ed Handby cogió a Belle Carpenter del brazo y se la llevó.
George heard the man and woman making their way through the bushes. As he crept down the hillside his heart was sick within him. He hated himself and he hated the fate that had brought about his humiliation. When his mind went back to the hour alone in the alleyway he was puzzled and stopping in the darkness listened, hoping to hear again the voice outside himself that had so short a time before put new courage into his heart. When his way homeward led him again into the street of frame houses he could not bear the sight and began to run, wanting to get quickly out of the neighborhood that now seemed to him utterly squalid and commonplace.
George oyó al hombre y a la mujer mientras se iban entre los matorrales. Al descender por la falda de la colina sintió náuseas. Se odiaba a sí mismo y a su destino por haberle deparado aquella humillación. Al recordar la hora que había pasado en el callejón, se quedó confuso y se detuvo en la oscuridad con la esperanza de volver a oír la voz que hacía tan poco tiempo había insuflado ánimos en su corazón. De regreso a casa, pasó por la calle con las casas de madera y no pudo soportarlo y echó a correr, ansioso por salir cuanto antes de aquel barrio que ahora le parecía mísero y vulgar.