Miguel de Cervantes Saaveddra

Cipión y Berganza, o El Coloquio De Los Perros

Dialogue Between Scipio And Berganza

Novela y coloquio que pasó entre Cipión y Berganza, perros del Hospital de la Resurrección, que está en la Ciudad de Valladolid, fuera de la puerta del campo, a quien comúnmente llaman «Los perros de Mahude».

Dogs Of The Hospital Of The Resurrection In The City Of Valladolid, Commonly Called The Dogs Of Mahudes.The Deceitful Marriage

 
CIPIÓN.—Berganza amigo, dejemos esta noche el Hospital en guarda de la confianza y retirémonos a esta soledad y entre estas esteras, donde podremos gozar sin ser sentidos desta no vista merced que el cielo en un mismo punto a los dos nos ha hecho. Scip. Berganza, my friend, let us leave our watch over the hospital to-night, and retire to this lonely place and these mats, where, without being noticed, we may enjoy that unexampled favour which heaven has bestowed on us both at the same moment.
BERGANZA.—Cipión hermano, óyote hablar y sé que te hablo, y no puedo creerlo, por parecerme que el hablar nosotros pasa de los términos de naturaleza. Berg. Brother Scipio, I hear you speak, and know that I am speaking to you; yet cannot I believe, so much does it seem to me to pass the bounds of nature.
CIPIÓN.—Así es la verdad, Berganza; y viene a ser mayor este milagro en que no solamente hablamos, sino en que hablamos con discurso, como si fuéramos capaces de razón, estando tan sin ella que la diferencia que hay del animal bruto al hombre es ser el hombre animal racional, y el bruto, irracional. Scip. That is true, Berganza; and what makes the miracle greater is, that we not only speak but hold intelligent discourse, as though we had souls capable of reason; whereas we are so far from having it, that the difference between brutes and man consists in this, that man is a rational animal and the brute is irrational.
BERGANZA.—Todo lo que dices, Cipión, entiendo, y el decirlo tú y entenderlo yo me causa nueva admiración y nueva maravilla. Bien es verdad que, en el discurso de mi vida, diversas y muchas veces he oído decir grandes prerrogativas nuestras: tanto, que parece que algunos han querido sentir que tenemos un natural distinto, tan vivo y tan agudo en muchas cosas, que da indicios y señales de faltar poco para mostrar que tenemos un no sé qué de entendimiento capaz de discurso. Berg. I hear all you say, Scipio; and that you say it, and that I hear it, causes me fresh admiration and wonder. It is very true that in the course of my life I have many a time heard tell of our great endowments, insomuch that some, it appears, have been disposed to think that we possess a natural instinct, so vivid and acute in many things that it gives signs and tokens little short of demonstrating that we have a certain sort of understanding capable of reason.
CIPIÓN.—Lo que yo he oído alabar y encarecer es nuestra mucha memoria, el agradecimiento y gran fidelidad nuestra; tanto, que nos suelen pintar por símbolo de la amistad; y así, habrás visto (si has mirado en ello) que en las sepulturas de alabastro, donde suelen estar las figuras de los que allí están enterrados, cuando son marido y mujer, ponen entre los dos, a los pies, una figura de perro, en señal que se guardaron en la vida amistad y fidelidad inviolable. Scip. What I have heard highly extolled is our strong memory, our gratitude, and great fidelity; so that it is usual to depict us as symbols of friendship. Thus you will have seen (if it has ever come under your notice) that, on the alabaster tombs, on which are represented the figures of those interred in them, when they are husband and wife, a figure of a dog is placed between the pair at their feet, in token that in life their affection and fidelity to each other was inviolable,
BERGANZA.—Bien sé que ha habido perros tan agradecidos que se han arrojado con los cuerpos difuntos de sus amos en la misma sepultura. Otros han estado sobre las sepulturas donde estaban enterrados sus señores sin apartarse dellas, sin comer, hasta que se les acababa la vida. Sé también que, después del elefante, el perro tiene el primer lugar de parecer que tiene entendimiento; luego, el caballo, y el último, la jimia. Berg. I know that there have been grateful dogs who have cast themselves into the same grave with the bodies of their deceased masters; others have stood over the graves in which their lords were buried without quitting them or taking food till they died. I know, likewise, that next to the elephant the dog holds the first place in the way of appearing to possess understanding, then the horse, and last the ape.
CIPIÓN.—Ansí es, pero bien confesarás que ni has visto ni oído decir jamás que haya hablado ningún elefante, perro, caballo o mona; por donde me doy a entender que este nuestro hablar tan de improviso cae debajo del número de aquellas cosas que llaman portentos, las cuales, cuando se muestran y parecen, tiene averiguado la experiencia que alguna calamidad grande amenaza a las gentes. Scip. True; but you will surely confess that you never saw or heard tell of any elephant, dog, horse, or monkey having talked: hence I infer, that this fact of our coming by the gift of speech so unexpectedly falls within the list of those things which are called portents, the appearance of which indicates, as experience testifies, that some great calamity threatens the nations.
BERGANZA.—Desa manera, no haré yo mucho en tener por señal portentosa lo que oí decir los días pasados a un estudiante, pasando por Alcalá de Henares. Berg. That being so I can readily enough set down as a portentous token what I heard a student say the other day as I passed through Alcala de Henares.
CIPIÓN.—¿Qué le oíste decir? Scip. What was that?
BERGANZA.—Que de cinco mil estudiantes que cursaban aquel año en la Universidad, los dos mil oían Medicina. Berg. That of five thousand students this year attending the university—two thousand are studying medicine.
CIPIÓN.—Pues, ¿qué vienes a inferir deso? Scip. And what do you infer from that?
BERGANZA.—Infiero, o que estos dos mil médicos han de tener enfermos que curar (que sería harta plaga y mala ventura), o ellos se han de morir de hambre. Berg. I infer either that those two thousand doctors will have patients to treat, and that would be a woful thing, or that they must die of hunger.
CIPIÓN.—Pero, sea lo que fuere, nosotros hablamos, sea portento o no; que lo que el cielo tiene ordenado que suceda, no hay diligencia ni sabiduría humana que lo pueda prevenir; y así, no hay para qué ponernos a disputar nosotros cómo o por qué hablamos; mejor será que este buen día, o buena noche, la metamos en nuestra casa; y, pues la tenemos tan buena en estas esteras y no sabemos cuánto durará esta nuestra ventura, sepamos aprovecharnos della y hablemos toda esta noche, sin dar lugar al sueño que nos impida este gusto, de mí por largos tiempos deseado. Scip. Be that as it may, let us talk, portent or no portent; for what heaven has ordained to happen, no human diligence or wit can prevent. Nor is it needful that we should fall to disputing as to the how or the why we talk. Better will it be to make the best of this good clay or good night at home; and since we enjoy it so much on these mats, and know not how long this good fortune of ours may last, let us take advantage of it and talk all night, without suffering sleep to deprive us of a pleasure which I, for my part, have so long desired.
BERGANZA.—Y aun de mí, que desde que tuve fuerzas para roer un hueso tuve deseo de hablar, para decir cosas que depositaba en la memoria; y allí, de antiguas y muchas, o se enmohecían o se me olvidaban. Empero, ahora, que tan sin pensarlo me veo enriquecido deste divino don de la habla, pienso gozarle y aprovecharme dél lo más que pudiere, dándome priesa a decir todo aquello que se me acordare, aunque sea atropellada y confusamente, porque no sé cuándo me volverán a pedir este bien, que por prestado tengo. Berg. And I, too; for ever since I had strength enough to gnaw a bone I have longed for the power of speech, that I might utter a multitude of things I had laid up in my memory, and which lay there so long that they were growing musty or almost forgotten. Now, however, that I see myself so unexpectedly enriched with this divine gift of speech, I intend to enjoy it and avail myself of it as much as I can, taking pains to say everything I can recollect, though it be confusedly and helter-skelter, not knowing when this blessing, which I regard as a loan, shall be reclaimed from me.
CIPIÓN.—Sea ésta la manera, Berganza amigo: que esta noche me cuentes tu vida y los trances por donde has venido al punto en que ahora te hallas, y si mañana en la noche estuviéremos con habla, yo te contaré la mía; porque mejor será gastar el tiempo en contar las propias que en procurar saber las ajenas vidas. Scip. Let us proceed in this manner, friend Berganza: to-night you shall relate the history of your life to me, and the perils through which you have passed to the present hour; and to-morrow night, if we still have speech, I will recount mine to you; for it will be better to spend the time in narrating our own lives than in trying to know those of others.
BERGANZA.—Siempre, Cipión, te he tenido por discreto y por amigo; y ahora más que nunca, pues como amigo quieres decirme tus sucesos y saber los míos, y como discreto has repartido el tiempo donde podamos manifestallos. Pero advierte primero si nos oye alguno. Berg. I have ever looked upon you, Scipio, as a discreet dog and a friend, and now I do so more than ever, since, as a friend, you desire to tell me your adventures and know mine; and, as a discreet dog, you apportion the time in which we may narrate them. But first observe whether any one overhears us.
CIPIÓN.—Ninguno, a lo que creo, puesto que aquí cerca está un soldado tomando sudores; pero en esta sazón más estará para dormir que para ponerse a escuchar a nadie. Scip. No one, I believe; since hereabouts there is a soldier going through a sweating-course; but at this time of night he will be more disposed to sleep than to listen to anything.
BERGANZA.—Pues si puedo hablar con ese seguro, escucha; y si te cansare lo que te fuere diciendo, o me reprehende o manda que calle. Berg. Since then we can speak so securely, hearken; and if I tire you with what I say, either check me or bid me hold my tongue.
CIPIÓN.—Habla hasta que amanezca, o hasta que seamos sentidos; que yo te escucharé de muy buena gana, sin impedirte sino cuando viere ser necesario. Scip. Talk till dawn, or till we are heard, and I will listen to you with very great pleasure, without interrupting you, unless I see it to be necessary.
BERGANZA.—«Paréceme que la primera vez que vi el sol fue en Sevilla y en su Matadero, que está fuera de la Puerta de la Carne; por donde imaginara (si no fuera por lo que después te diré) que mis padres debieron de ser alanos de aquellos que crían los ministros de aquella confusión, a quien llaman jiferos. El primero que conocí por amo fue uno llamado Nicolás el Romo, mozo robusto, doblado y colérico, como lo son todos aquellos que ejercitan la jifería. Este tal Nicolás me enseñaba a mí y a otros cachorros a que, en compañía de alanos viejos, arremetiésemos a los toros y les hiciésemos presa de las orejas. Con mucha facilidad salí un águila en esto.» Berg. It appears to me that the first time I saw the sun was in Seville, in its slaughter-houses, which were outside the Puerta do la Carne; wence I should imagine (were it not for what I shall afterwards tell you) that my progenitors were some of those mastiff′s which are bred by those ministers of confusion who are called butchers. The first I knew for a master, was one Nicholas the Pugnosed, a stout, thick-set, passionate fellow, as all butchers are. This Nicholas taught me and other whelps to run at bulls in company with old dogs and catch them by the ears. With great ease I became an eagle among my fellows in this respect.
CIPIÓN.—No me maravillo, Berganza; que, como el hacer mal viene de natural cosecha, fácilmente se aprende el hacerle. Scip. I do not wonder, Berganza, that ill-doing is so easily learned, since it comes by a natural obliquity.
BERGANZA.—¿Qué te diría, Cipión hermano, de lo que vi en aquel Matadero y de las cosas exorbitantes que en él pasan? Primero, has de presuponer que todos cuantos en él trabajan, desde el menor hasta el mayor, es gente ancha de conciencia, desalmada, sin temer al Rey ni a su justicia; los más, amancebados; son aves de rapiña carniceras: mantiénense ellos y sus amigas de lo que hurtan. Todas las mañanas que son días de carne, antes que amanezca, están en el Matadero gran cantidad de mujercillas y muchachos, todos con talegas, que, viniendo vacías, vuelven llenas de pedazos de carne, y las criadas con criadillas y lomos medio enteros. No hay res alguna que se mate de quien no lleve esta gente diezmos y primicias de lo más sabroso y bien parado. Y, como en Sevilla no hay obligado de la carne, cada uno puede traer la que quisiere; y la que primero se mata, o es la mejor, o la de más baja postura, y con este concierto hay siempre mucha abundancia. Los dueños se encomiendan a esta buena gente que he dicho, no para que no les hurten (que esto es imposible), sino para que se moderen en las tajadas y socaliñas que hacen en las reses muertas, que las escamondan y podan como si fuesen sauces o parras. Pero ninguna cosa me admiraba más ni me parecía peor que el ver que estos jiferos con la misma facilidad matan a un hombre que a una vaca; por quítame allá esa paja, a dos por tres meten un cuchillo de cachas amarillas por la barriga de una persona, como si acocotasen un toro. Por maravilla se pasa día sin pendencias y sin heridas, y a veces sin muertes; todos se pican de valientes, y aun tienen sus puntas de rufianes; no hay ninguno que no tenga su ángel de guarda en la plaza de San Francisco, granjeado con lomos y lenguas de vaca. Finalmente, oí decir a un hombre discreto que tres cosas tenía el Rey por ganar en Sevilla: la calle de la Caza, la Costanilla y el Matadero. Berg. What can I say to you, brother Scipio, of what I saw in those slaughter-houses, and the enormous things that were done in them? In the first place, you must understand that all who work in them, from the lowest to the highest, are people without conscience or humanity, fearing neither the king nor his justice; most of them living in concubinage; carrion birds of prey; maintaining themselves and their doxies by what they steal. On all flesh days, a great number of wenches and young chaps assemble in the slaughtering place before dawn, all of them with bags which come empty and go away full of pieces of meat. Not a beast is killed out of which these people do not take tithes, and that of the choicest and most savoury pickings. The masters trust implicitly in these honest folk, not with the hope that they will not rob them (for that is impossible), but that they may use their knives with some moderation. But what struck me as the worst thing of all, was that these butchers make no more of killing a man than a cow. They will quarrel for straws, and stick a knife into a person′s body as readily as they would fell an ox. It is a rare thing for a day to pass without brawls and bloodshed, and even murder. They all pique themselves on being men of mettle, and they observe, too, some punctilios of the bravo; there is not one of them but has his guardian angel in the Plaza de San Francesco, whom he propitiates with sirloins, and beef tongues.
CIPIÓN.—Si en contar las condiciones de los amos que has tenido y las faltas de sus oficios te has de estar, amigo Berganza, tanto como esta vez, menester será pedir al cielo nos conceda la habla siquiera por un año, y aun temo que, al paso que llevas, no llegarás a la mitad de tu historia. Y quiérote advertir de una cosa, de la cual verás la experiencia cuando te cuente los sucesos de mi vida; y es que los cuentos unos encierran y tienen la gracia en ellos mismos, otros en el modo de contarlos (quiero decir que algunos hay que, aunque se cuenten sin preámbulos y ornamentos de palabras, dan contento); otros hay que es menester vestirlos de palabras, y con demostraciones del rostro y de las manos, y con mudar la voz, se hacen algo de nonada, y de flojos y desmayados se vuelven agudos y gustosos; y no se te olvide este advertimiento, para aprovecharte dél en lo que te queda por decir. Scip. If you mean to dwell at such length, friend Berganza, on the characteristics and faults of all the masters you have had, we had better pray to heaven to grant us the gift of speech for a year; and even then I fear, at the rate you are going, you will not get through half your story. One thing I beg to remark to you, of which you will see proof when I relate my own adventures; and that is, that some stories are pleasing in themselves, and others from the manner in which they are told; I mean that there are some which give satisfaction, though they are told without preambles and verbal adornments; while others require to be decked in that way and set off by expressive play of features, hands, and voice; whereby, instead of flat and insipid, they become pointed and agreeable. Do not forget this hint, but profit by it in what you are about to say.
BERGANZA.—Yo lo haré así, si pudiere y si me da lugar la grande tentación que tengo de hablar; aunque me parece que con grandísima dificultad me podré ir a la mano. Berg. I will do so, if I can, and if I am not hindered by the great temptation I feel to speak; though, indeed, it appears to me that I shall have the greatest difficulty in constraining myself to moderation.
CIPIÓN.—Vete a la lengua, que en ella consisten los mayores daños de la humana vida. Scip. Be wary with your tongue, for from that member flow the greatest ills of human life.
BERGANZA.—«Digo, pues, que mi amo me enseñó a llevar una espuerta en la boca y a defenderla de quien quitármela quisiese. Enseñóme también la casa de su amiga, y con esto se escusó la venida de su criada al Matadero, porque yo le llevaba las madrugadas lo que él había hurtado las noches. Y un día que, entre dos luces, iba yo diligente a llevarle la porción, oí que me llamaban por mi nombre desde una ventana; alcé los ojos y vi una moza hermosa en estremo; detúveme un poco, y ella bajó a la puerta de la calle, y me tornó a llamar. Lleguéme a ella, como si fuera a ver lo que me quería, que no fue otra cosa que quitarme lo que llevaba en la cesta y ponerme en su lugar un chapín viejo. Entonces dije entre mí: La carne se ha ido a la carne. Díjome la moza, en habiéndome quitado la carne: Andad Gavilán, o como os llamáis, y decid a Nicolás el Romo, vuestro amo, que no se fíe de animales, y que del lobo un pelo, y ése de la espuerta. Bien pudiera yo volver a quitar lo que me quitó, pero no quise, por no poner mi boca jifera y sucia en aquellas manos limpias y blancas.» Berg. Well, then, to go on with my story, my master taught me to carry a basket in my mouth, and to defend it against any one who should attempt to take it from me. He also made me acquainted with the house in which his mistress lived, and thereby spared her servant the trouble of coming to the slaughter-house, for I used to carry to her the pieces of meat he had stolen over night. Once as I was going along on this errand in the gray of the morning, I heard some one calling me by name from a window. Looking up I saw an extremely pretty girl; she came down to the street door, and began to call me again. I went up to her to see what she wanted of me; and what was it but to take away the meat I was carrying in the basket and put an old clog in its place? "Be off with you," she said, when she had done so; "and tell Nicholas the Pugnosed, your master, not to put trust in brutes." I might easily have made her give up what she had taken from me; but I would not put a cruel tooth on those delicate white hands.
CIPIÓN.—Hiciste muy bien, por ser prerrogativa de la hermosura que siempre se le tenga respecto. Scip. You did quite right; for it is the prerogative of beauty always to be held in respect.
BERGANZA.—«Así lo hice yo; y así, me volví a mi amo sin la porción y con el chapín. Parecióle que volví presto, vio el chapín, imaginó la burla, sacó uno de cachas y tiróme una puñalada que, a no desviarme, nunca tú oyeras ahora este cuento, ni aun otros muchos que pienso contarte. Puse pies en polvorosa, y, tomando el camino en las manos y en los pies, por detrás de San Bernardo, me fui por aquellos campos de Dios adonde la fortuna quisiese llevarme. »Aquella noche dormí al cielo abierto, y otro día me deparó la suerte un hato o rebaño de ovejas y carneros. Así como le vi, creí que había hallado en él el centro de mi reposo, pareciéndome ser propio y natural oficio de los perros guardar ganado, que es obra donde se encierra una virtud grande, como es amparar y defender de los poderosos y soberbios los humildes y los que poco pueden. Apenas me hubo visto uno de tres pastores que el ganado guardaban, cuando diciendo ¡To, to! me llamó; y yo, que otra cosa no deseaba, me llegué a él bajando la cabeza y meneando la cola. Trújome la mano por el lomo, abrióme la boca, escupióme en ella, miróme las presas, conoció mi edad, y dijo a otros pastores que yo tenía todas las señales de ser perro de casta. Llegó a este instante el señor del ganado sobre una yegua rucia a la jineta, con lanza y adarga: que más parecía atajador de la costa que señor de ganado. Preguntó el pastor: Berg. Well, I went back to my master without the meat and with the old clog. It struck him that I had come back very soon, and seeing the clog, he guessed the trick, snatched up a knife, and flung it at me; and if I had not leaped aside, you would not now be listening to my story. I took to my heels, and was off like a shot behind St. Bernard′s, away over the fields, without stopping to think whither my luck would lead me. That night I slept under the open sky, and the following day I chanced to fall in with a flock of sheep. The moment I saw it, I felt that I had found the very thing that suited me, since it appeared to me to be the natural and proper duty of dogs to guard the fold, that being an office which involves the great virtue of protecting and defending the lowly and the weak against the proud and mighty. One of the three shepherds who were with the flock immediately called me to him, and I, who desired nothing better, went up at once to him, lowering my head and wagging my tail. He passed his hand along my back, opened my mouth, examined my fangs, ascertained my age, and told his master that I had all the works and tokens of a dog of good breed. Just then up came the owner of the flock on a gray mare with lance and surge, so that he looked more a coast-guard than a sheep master.
¿Qué perro es éste, que tiene señales de ser bueno? Bien lo puede vuesa merced creer —respondió el pastor—, que yo le he cotejado bien y no hay señal en él que no muestre y prometa que ha de ser un gran perro. Agora se llegó aquí y no sé cúyo sea, aunque sé que no es de los rebaños de la redonda. "What dog is that!" said he to the shepherd; "he seems a good one." "You may well say that," replied the man; "for I have examined him closely, and there is not a mark about him but shows that he must be of the right sort. He came here just now; I don′t know whose he is, but I know that he does not belong to any of the flocks hereabouts."
Pues así es —respondió el señor—, ponle luego el collar de Leoncillo, el perro que se murió, y denle la ración que a los demás, y acaríciale, porque tome cariño al hato y se quede en él. En diciendo esto, se fue; y el pastor me puso luego al cuello unas carlancas llenas de puntas de acero, habiéndome dado primero en un dornajo gran cantidad de sopas en leche. Y, asimismo, me puso nombre, y me llamó Barcino. »Vime harto y contento con el segundo amo y con el nuevo oficio; mostréme solícito y diligente en la guarda del rebaño, sin apartarme dél sino las siestas, que me iba a pasarlas o ya a la sombra de algún árbol, o de algún ribazo o peña, o a la de alguna mata, a la margen de algún arroyo de los muchos que por allí corrían. Y estas horas de mi sosiego no las pasaba ociosas, porque en ellas ocupaba la memoria en acordarme de muchas cosas, especialmente en la vida que había tenido en el Matadero, y en la que tenía mi amo y todos los como él, que están sujetos a cumplir los gustos impertinentes de sus amigas.» "If that be so," said the master, "put on him the collar that belonged to the dog that is dead, and give him the same rations as the rest, treat him kindly that he may take a liking to the fold, and remain with it henceforth." So saying he went away, and the shepherd put on my neck a collar set with steel points, after first giving me a great mess of bread sopped in milk in a trough. At the same time I had a name bestowed on me, which was Barcino. I liked my second master, and my new duty very well; I was careful and diligent in watching the flock, and never quitted it except in the afternoons, when I went to repose under the shade of some tree, or rock, or bank, or by the margin of one of the many streams that watered the country. Nor did I spend those leisure hours idly, but employed them in calling many things to mind, especially the life I had led in the slaughter-house, and also that of my master and all his fellows, who were bound to satisfy the inordinate humours of their mistresses.
¡Oh, qué de cosas te pudiera decir ahora de las que aprendí en la escuela de aquella jifera dama de mi amo! Pero habrélas de callar, porque no me tengas por largo y por murmurador.O how many things I could tell you of that I learned in the school of that she-butcher, my master′s lady; but I must pass them over, lest you should think me tedious and censorious.
CIPIÓN.—Por haber oído decir que dijo un gran poeta de los antiguos que era difícil cosa el no escribir sátiras, consentiré que murmures un poco de luz y no de sangre; quiero decir que señales y no hieras ni des mate a ninguno en cosa señalada: que no es buena la murmuración, aunque haga reír a muchos, si mata a uno; y si puedes agradar sin ella, te tendré por muy discreto. Scip. I have heard that it was a saying of a great poet among the ancients, that it was a difficult thing to write satires. I consent that you put some point into your remarks, but not to the drawing of blood. You may hit lightly, but not wound or kill; for sarcasm, though it make many laugh, is not good if it mortally wounds one; and if you can please without it, I shall think you more discreet.
BERGANZA.—Yo tomaré tu consejo, y esperaré con gran deseo que llegue el tiempo en que me cuentes tus sucesos; que de quien tan bien sabe conocer y enmendar los defetos que tengo en contar los míos, bien se puede esperar que contará los suyos de manera que enseñen y deleiten a un mismo punto. «Pero, anudando el roto hilo de mi cuento, digo que en aquel silencio y soledad de mis siestas, entre otras cosas, consideraba que no debía de ser verdad lo que había oído contar de la vida de los pastores; a lo menos, de aquellos que la dama de mi amo leía en unos libros cuando yo iba a su casa, que todos trataban de pastores y pastoras, diciendo que se les pasaba toda la vida cantando y tañendo con gaitas, zampoñas, rabeles y chirumbelas, y con otros instrumentos extraordinarios. Deteníame a oírla leer, y leía cómo el pastor de Anfriso cantaba estremada y divinamente, alabando a la sin par Belisarda, sin haber en todos los montes de Arcadia árbol en cuyo tronco no se hubiese sentado a cantar, desde que salía el sol en los brazos de la Aurora hasta que se ponía en los de Tetis; y aun después de haber tendido la negra noche por la faz de la tierra sus negras y escuras alas, él no cesaba de sus bien cantadas y mejor lloradas quejas. No se le quedaba entre renglones el pastor Elicio, más enamorado que atrevido, de quien decía que, sin atender a sus amores ni a su ganado, se entraba en los cuidados ajenos. Decía también que el gran pastor de Fílida, único pintor de un retrato, había sido más confiado que dichoso. De los desmayos de Sireno y arrepentimiento de Diana decía que daba gracias a Dios y a la sabia Felicia, que con su agua encantada deshizo aquella máquina de enredos y aclaró aquel laberinto de dificultades. Acordábame de otros muchos libros que deste jaez la había oído leer, pero no eran dignos de traerlos a la memoria.» Berg. I will take your advice, and I earnestly long for the time when you will relate your own adventures; for seeing how judiciously you correct the faults into which I fall in my narrative, I may well expect that your own will be delivered in a manner equally instructive and delightful. But to take up the broken thread of my story, I say that in those hours of silence and solitude, it occurred to me among other things, that there could be no truth in what I had heard tell of the life of shepherds—of those, at least, about whom my master′s lady used to read, when I went to her house, in certain books, all treating of shepherds and shepherdesses; and telling how they passed their whole life in singing and playing on pipes and rebecks, and other old fashioned instruments. I remember her reading how the shepherd of Anfriso sang the praises of the peerless Belisarda, and that there was not a tree on all the mountains of Arcadia on whose trunk he had not sat and sung from the moment Sol quitted the arms of Aurora, till he threw himself into those of Thetis, and that even after black night had spread its murky wings over the face of the earth, he did not cease his melodious complaints. I did not forget the shepherd Elicio, more enamoured than bold, of whom it was said, that without attending to his own loves or his flock, he entered into others′ griefs; nor the great shepherd Filida, unique painter of a single portrait, who was more faithful than happy; nor the anguish of Sireno and the remorse of Diana, and how she thanked God and the sage Felicia, who, with her enchanted water, undid that maze of entanglements and difficulties. I bethought me of many other tales of the same sort, but they were not worthy of being remembered.
CIPIÓN.—Aprovechándote vas, Berganza, de mi aviso: murmura, pica y pasa, y sea tu intención limpia, aunque la lengua no lo parezca.
BERGANZA.—En estas materias nunca tropieza la lengua si no cae primero la intención; pero si acaso por descuido o por malicia murmurare, responderé a quien me reprehendiere lo que respondió Mauleón, poeta tonto y académico de burla de la Academia de los Imitadores, a uno que le preguntó que qué quería decir Deum de Deo; y respondió que "dé donde diere".
CIPIÓN.—Esa fue respuesta de un simple; pero tú, si eres discreto o lo quieres ser, nunca has de decir cosa de que debas dar disculpa. Di adelante.Q 2 …
BERGANZA.—«Digo que todos los pensamientos que he dicho, y muchos más, me causaron ver los diferentes tratos y ejercicios que mis pastores, y todos los demás de aquella marina, tenían de aquellos que había oído leer que tenían los pastores de los libros; porque si los míos cantaban, no eran canciones acordadas y bien compuestas, sino un "Cata el lobo dó va, Juanica" y otras cosas semejantes; y esto no al son de chirumbelas, rabeles o gaitas, sino al que hacía el dar un cayado con otro o al de algunas tejuelas puestas entre los dedos; y no con voces delicadas, sonoras y admirables, sino con voces roncas, que, solas o juntas, parecía, no que cantaban, sino que gritaban o gruñían. Lo más del día se les pasaba espulgándose o remendando sus abarcas; ni entre ellos se nombraban Amarilis, Fílidas, Galateas y Dianas, ni había Lisardos, Lausos, Jacintos ni Riselos; todos eran Antones, Domingos, Pablos o Llorentes; por donde vine a entender lo que pienso que deben de creer todos: que todos aquellos libros son cosas soñadas y bien escritas para entretenimiento de los ociosos, y no verdad alguna; que, a serlo, entre mis pastores hubiera alguna reliquia de aquella felicísima vida, y de aquellos amenos prados, espaciosas selvas, sagrados montes, hermosos jardines, arroyos claros y cristalinas fuentes, y de aquellos tan honestos cuanto bien declarados requiebros, y de aquel desmayarse aquí el pastor, allí la pastora, acullá resonar la zampoña del uno, acá el caramillo del otro.» [Berg.]The habits and occupations of my masters, and the rest of the shepherds in that quarter, were very different from those of the shepherds in the books. If mine sang, it was no tuneful and finely composed strains, but very rude and vulgar songs, to the accompaniment not of pipes and rebecks, but to that of one crook knocked against another, or of bits of tile jingled between the fingers, and sung with voices not melodious and tender, but so coarse and out of tune, that whether singly or in chorus, they seemed to be howling or grunting. They passed the greater part of the day in hunting up their fleas or mending their brogues; and none of them were named Amarillis, Filida, Galatea, or Diana; nor were there any Lisardos, Lausos, Jacintos, or Riselos; but all were Antones, Domingos, Pablos, or Llorentes. This led me to conclude that all those books about pastoral life are only fictions ingeniously written for the amusement of the idle, and that there is not a word of truth in them; for, were it otherwise, there would have remained among my shepherds some trace of that happy life of yore, with its pleasant meads, spacious groves, sacred mountains, handsome gardens, clear streams and crystal fountains, its ardent but no less decorous love-descants, with here the shepherd, there the shepherdess all woe-begone, and the air made vocal everywhere with flutes and pipes and flageolets.
CIPIÓN.—Basta, Berganza; vuelve a tu senda y camina. Scip. Enough, Berganza; get back into your road, and trot on.
BERGANZA.—Agradézcotelo, Cipión amigo; porque si no me avisaras, de manera se me iba calentando la boca, que no parara hasta pintarte un libro entero destos que me tenían engañado; pero tiempo vendrá en que lo diga todo con mejores razones y con mejor discurso que ahora. Berg. I am much obliged to you, friend Scipio; for, but for your hint, I was getting so warm upon the scent, that I should not have stopped till I had given you one whole specimen of those books that had so deceived me. But a time will come when I shall discuss the whole matter more fully and more opportunely than now.
CIPIÓN.—Mírate a los pies y desharás la rueda, Berganza; quiero decir que mires que eres un animal que carece de razón, y si ahora muestras tener alguna, ya hemos averiguado entre los dos ser cosa sobrenatural y jamás vista. Scip. Look to your feet, and don′t run after your tail, that is to say, recollect that you are an animal devoid of reason; or if you seem at present to have a little of it, we are already agreed that this is a supernatural and altogether unparalleled circumstance.
BERGANZA.—Eso fuera ansí si yo estuviera en mi primera ignorancia; mas ahora que me ha venido a la memoria lo que te había de haber dicho al principio de nuestra plática, no sólo no me maravillo de lo que hablo, pero espántome de lo que dejo de hablar. Berg. That would be all very well if I were still in my pristine state of ignorance; but now that I bethink me of what I should have mentioned to you in the beginning of our conversation, I not only cease to wonder that I speak, but I am terrified at the thought of leaving off.
CIPIÓN.—Pues ¿ahora no puedes decir lo que ahora se te acuerda? Scip. Can you not tell me that something now that you recollect it?
BERGANZA.—Es una cierta historia que me pasó con una grande hechicera, discípula de la Camacha de Montilla. Berg. It was a certain affair that occurred to me with a sorntess, a disciple of la Camacha de Montilla.
CIPIÓN.—Digo que me la cuentes antes que pases más adelante en el cuento de tu vida. Scip. Let me hear it now, before you proceed with the story of your life.
BERGANZA.— Eso no haré yo, por cierto, hasta su tiempo: ten paciencia y escucha por su orden mis sucesos, que así te darán más gusto, si ya no te fatiga querer saber los medios antes de los principios. Berg. No, not till the proper time. Have patience and listen to the recital of my adventures in the order they occurred, for they will afford you more pleasure in that way.
CIPIÓN.—Sé breve, y cuenta lo que quisieres y como quisieres. Scip. Very well; tell me what you will and how you will, but be brief.
BERGANZA.—«Digo, pues, que yo me hallaba bien con el oficio de guardar ganado, por parecerme que comía el pan de mi sudor y trabajo, y que la ociosidad, raíz y madre de todos los vicios, no tenía que ver conmigo, a causa que si los días holgaba, las noches no dormía, dándonos asaltos a menudo y tocándonos a arma los lobos; y, apenas me habían dicho los pastores ¡al lobo, Barcino!, cuando acudía, primero que los otros perros, a la parte que me señalaban que estaba el lobo: corría los valles, escudriñaba los montes, desentrañaba las selvas, saltaba barrancos, cruzaba caminos, y a la mañana volvía al hato, sin haber hallado lobo ni rastro dél, anhelando, cansado, hecho pedazos y los pies abiertos de los garranchos; y hallaba en el hato, o ya una oveja muerta, o un carnero degollado y medio comido del lobo. Desesperábame de ver de cuán poco servía mi mucho cuidado y diligencia. Venía el señor del ganado; salían los pastores a recebirle con las pieles de la res muerta; culpaba a los pastores por negligentes, y mandaba castigar a los perros por perezosos: llovían sobre nosotros palos, y sobre ellos reprehensiones; y así, viéndome un día castigado sin culpa, y que mi cuidado, ligereza y braveza no eran de provecho para coger el lobo, determiné de mudar estilo, no desviándome a buscarle, como tenía de costumbre, lejos del rebaño, sino estarme junto a él; que, pues el lobo allí venía, allí sería más cierta la presa. Berg. I say, then, that I was pleased with my duty as a guardian of the flock, for it seemed to me that in that way I ate the bread of industry, and that sloth, the root and mother of all vices, came not nigh me; for if I rested by day, I never slept at night, the wolves continually assailing us and calling us to arms. The instant the shepherds said to me, "The wolf! the wolf! at him, Barcino," I dashed forward before all the other dogs, in the direction pointed out to me by the shepherds. I scoured the valleys, searched the mountains, beat the thickets, leaped the gullies, crossed the roads, and on the morning returned to the fold without having caught the wolf or seen a glimpse of him, panting, weary, all scratched and torn, and my feet cut with splinters; and I found in the fold either a ewe or a wether slaughtered and half eaten by the wolf. It vexed me desperately to see of what little avail were all my care and diligence. Then the owner of the flock would come; the shepherds would go out to meet him with the skin of the slaughtered animal: the owner would scold the shepherds for their negligence, and order the dogs to be punished for cowardice. Down would come upon us a shower of sticks and revilings; and so, finding myself punished without fault, and that my care, alertness, and courage were of no avail to keep off the wolf, I resolved to change my manner of proceeding, and not to go out to seek him, as I had been used to do, but to remain close to the fold; for since the wolf came to it, that would be the surest place to catch him.
»Cada semana nos tocaban a rebato, y en una escurísima noche tuve yo vista para ver los lobos, de quien era imposible que el ganado se guardase. Agachéme detrás de una mata, pasaron los perros, mis compañeros, adelante, y desde allí oteé, y vi que dos pastores asieron de un carnero de los mejores del aprisco, y le mataron de manera que verdaderamente pareció a la mañana que había sido su verdugo el lobo. Pasméme, quedé suspenso cuando vi que los pastores eran los lobos y que despedazaban el ganado los mismos que le habían de guardar. Al punto, hacían saber a su amo la presa del lobo, dábanle el pellejo y parte de la carne, y comíanse ellos lo más y lo mejor. Volvía a reñirles el señor, y volvía también el castigo de los perros. No había lobos, menguaba el rebaño; quisiera yo descubrillo, hallábame mudo. Todo lo cual me traía lleno de admiración y de congoja. ¡Válame Dios! —decía entre mí—, ¿quién podrá remediar esta maldad? ¿Quién será poderoso a dar a entender que la defensa ofende, que las centinelas duermen, que la confianza roba y el que os guarda os mata?»Every week we had an alarm; and one dark night I contrived to get a sight of the wolves, from which it was so impossible to guard the fold. I crouched behind a bank; the rest of the dogs ran forward; and from my lurking-place I saw and heard how two shepherds picked out one of the fattest wethers, and slaughtered it in such a manner, that it really appeared next morning as if the executioner had been a wolf. I was horror-struck, when I saw that the shepherds themselves were the wolves, and that the flock was plundered by the very men who had the keeping of it. As usual, they made known to their master the mischief done by the wolf, gave him the skin and part of the carcase, and ate the rest, and that the choicest part, themselves. As usual, they had a scolding, and the dogs a beating. Thus there were no wolves, yet the flock dwindled away, and I was dumb, all which filled me with amazement and anguish. O Lord! said I to myself, who can ever remedy this villany? Who will have the power to make known that the defence is offensive, the sentinels sleep, the trustees rob, and those who guard you kill you?
CIPIÓN.—Y decías muy bien, Berganza, porque no hay mayor ni más sotil ladrón que el doméstico, y así, mueren muchos más de los confiados que de los recatados; pero el daño está en que es imposible que puedan pasar bien las gentes en el mundo si no se fía y se confía. Mas quédese aquí esto, que no quiero que parezcamos predicadores. Pasa adelante. Scip. You say very true, Berganza; for there is no worse or more subtle thief than the domestic thief; and accordingly there die many more of those who are trustful than of those who are wary. But the misfortune is, that it is impossible for people to get on in the world in any tolerable way without mutual confidence. However, let us drop this subject: there is no need that we should be evermore preaching. Go on.
BERGANZA.—«Paso adelante, y digo que determiné dejar aquel oficio, aunque parecía tan bueno, y escoger otro donde por hacerle bien, ya que no fuese remunerado, no fuese castigado. Volvíme a Sevilla, y entré a servir a un mercader muy rico.» Berg. I determined then to quit that service, though it seemed so good a one, and to choose another, in which well-doing, if not rewarded, was at least not punished. I went back to Seville, and entered the service of a very rich merchant.
CIPIÓN.—¿Qué modo tenías para entrar con amo? Porque, según lo que se usa, con gran dificultad el día de hoy halla un hombre de bien señor a quien servir. Muy diferentes son los señores de la tierra del Señor del cielo: aquéllos, para recebir un criado, primero le espulgan el linaje, examinan la habilidad, le marcan la apostura, y aun quieren saber los vestidos que tiene; pero, para entrar a servir a Dios, el más pobre es más rico; el más humilde, de mejor linaje; y, con sólo que se disponga con limpieza de corazón a querer servirle, luego le manda poner en el libro de sus gajes, señalándoselos tan aventajados que, de muchos y de grandes, apenas pueden caber en su deseo. Scip. How did you set about getting yourself a master? As things are now-a-days, an honest man has great difficulty in finding an employer. Very different are the lords of the earth from the Lord of Heaven; the former, before they will accept a servant, first scrutinise his birth and parentage, examine into his qualifications, and even require to know what clothes he has got; but for entering the service of God, the poorest is the richest, the humblest is the best born; and whoso is but disposed to serve him in purity of heart is at once entered in his book of wages, and has such assigned to him as his utmost desire can hardly compass, so ample are they.
BERGANZA.—Todo eso es predicar, Cipión amigo. Berg. All this is preaching, Scipio.
CIPIÓN.—Así me lo parece a mí, y así, callo. Scip. Well, it strikes me that it is. So go on.
BERGANZA.—A lo que me preguntaste del orden que tenía para entrar con amo, digo que ya tú sabes que la humildad es la basa y fundamento de todas virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea. Ella allana inconvenientes, vence dificultades, y es un medio que siempre a gloriosos fines nos conduce; de los enemigos hace amigos, templa la cólera de los airados y menoscaba la arrogancia de los soberbios; es madre de la modestia y hermana de la templanza; en fin, con ella no pueden atravesar triunfo que les sea de provecho los vicios, porque en su blandura y mansedumbre se embotan y despuntan las flechas de los pecados. Berg. With respect to your question, how I set about getting a master: you are aware that humility is the base and foundation of all virtues, and that without it there are none. It smooths inconveniences, overcomes difficulties, and is a means which always conducts us to glorious ends; it makes friends of enemies, tempers the wrath of the choleric, and abates the arrogance of the proud: it is the mother of modesty, and sister of temperance.
«Désta, pues, me aprovechaba yo cuando quería entrar a servir en alguna casa, habiendo primero considerado y mirado muy bien ser casa que pudiese mantener y donde pudiese entrar un perro grande. Luego arrimábame a la puerta, y cuando, a mi parecer, entraba algún forastero, le ladraba, y cuando venía el señor bajaba la cabeza y, moviendo la cola, me iba a él, y con la lengua le limpiaba los zapatos. Si me echaban a palos, sufríalos, y con la misma mansedumbre volvía a hacer halagos al que me apaleaba, que ninguno segundaba, viendo mi porfía y mi noble término. Desta manera, a dos porfías me quedaba en casa: servía bien, queríanme luego bien, y nadie me despidió, si no era que yo me despidiese, o, por mejor decir, me fuese; y tal vez hallé amo que éste fuera el día que yo estuviera en su casa, si la contraria suerte no me hubiera perseguido.»I availed myself of this virtue whenever I wanted to get a place in any house, after having first considered and carefully ascertained that it was one which could maintain a great dog. I then placed myself near the door; and whenever any one entered whom I guessed to be a stranger, I barked at him; and when the master entered, I went up to him with my head down, my tail wagging, and licked his shoes. If they drove me out with sticks, I took it patiently, and turned with the same gentleness to fawn in the same way on the person who beat me. The rest let me alone, seeing my perseverance and my generous behaviour; and after one or two turns of this kind, I got a footing in the house. I was a good servant: they took a liking to me immediately; and I was never turned out, but dismissed myself, or, to speak more properly, I ran away; and sometimes I met with such a master, that but for the persecution of fortune I should have remained with him to this day.
CIPIÓN.—De la misma manera que has contado entraba yo con los amos que tuve, y parece que nos leímos los pensamientos. Scip. It was just in the same way that I got into the houses of the masters I served. It seems that we read men′s thoughts.
BERGANZA.—Como en esas cosas nos hemos encontrado, si no me engaño, y yo te las diré a su tiempo, como tengo prometido; y ahora escucha lo que me sucedió después que dejé el ganado en poder de aquellos perdidos. «Volvíme a Sevilla, como dije, que es amparo de pobres y refugio de desechados, que en su grandeza no sólo caben los pequeños, pero no se echan de ver los grandes. Arriméme a la puerta de una gran casa de un mercader, hice mis acostumbradas diligencias, y a pocos lances me quedé en ella. Recibiéronme para tenerme atado detrás de la puerta de día y suelto de noche; servía con gran cuidado y diligencia; ladraba a los forasteros y gruñía a los que no eran muy conocidos; no dormía de noche, visitando los corrales, subiendo a los terrados, hecho universal centinela de la mía y de las casas ajenas. Agradóse tanto mi amo de mi buen servicio, que mandó que me tratasen bien y me diesen ración de pan y los huesos que se levantasen o arrojasen de su mesa, con las sobras de la cocina, a lo que yo me mostraba agradecido, dando infinitos saltos cuando veía a mi amo, especialmente cuando venía de fuera; que eran tantas las muestras de regocijo que daba y tantos los saltos, que mi amo ordenó que me desatasen y me dejasen andar suelto de día y de noche. Como me vi suelto, corrí a él, rodeéle todo, sin osar llegarle con las manos, acordándome de la fábula de Isopo, cuando aquel asno, tan asno que quiso hacer a su señor las mismas caricias que le hacía una perrilla regalada suya, que le granjearon ser molido a palos. Parecióme que en esta fábula se nos dio a entender que las gracias y donaires de algunos no están bien en otros.» Berg. I will tell you now what happened to me after I left the fold in the power of those reprobates. I returned, as I have said, to Seville, the asylum of the poor and refuge for the destitute, which embraces in its greatness not only the rude but the mighty and nourishing. I planted myself at the door of a large house belonging to a merchant, exerted myself as usual, and after a few trials gained admission. They kept me tied up behind the door by day, and let me loose at night. I did my duty with great care and diligence, barked at strangers, and growled at those who were not well known. I did not sleep at night, but visited the yards, and walked about the terraces, acting as general guard over our own house and those of the neighbours; and my master was so pleased with my good service, that he gave orders I should be well treated, and have a ration of bread, with the bones from his table, and the kitchen scraps. For this I showed my gratitude by no end of leaps when I saw my master, especially when he came home after being abroad; and such were my demonstrations of joy that my master ordered me to be untied, and left loose day and night. As soon as I was set free, I ran to him, and gambolled all round him, without venturing to lay my paws on him; for I bethought me of that ass in Æsop′s Fables, who was ass enough to think of fondling his master in the same manner as his favourite lap-dog, and was well basted for his pains. I understood that fable to signify, that what is graceful and comely in some is not so in others.
Apode el truhán, juegue de manos y voltee el histrión, rebuzne el pícaro, imite el canto de los pájaros y los diversos gestos y acciones de los animales y los hombres el hombre bajo que se hubiere dado a ello, y no lo quiera hacer el hombre principal, a quien ninguna habilidad déstas le puede dar crédito ni nombre honroso.Let the ribald flout and jeer, the mountebank tumble,—let the common fellow, who has made it his business, imitate the song of birds and the gestures of animals, but not the man of quality, who can deserve no credit or renown from any skill in these things.
CIPIÓN.—Basta; adelante, Berganza, que ya estás entendido. Scip. Enough said, Berganza; I understand you; go on.
BERGANZA.—¡Ojalá que como tú me entiendes me entendiesen aquellos por quien lo digo; que no sé qué tengo de buen natural, que me pesa infinito cuando veo que un caballero se hace chocarrero y se precia que sabe jugar los cubiletes y las agallas, y que no hay quien como él sepa bailar la chacona! Un caballero conozco yo que se alababa que, a ruegos de un sacristán, había cortado de papel treinta y dos florones para poner en un monumento sobre paños negros, y destas cortaduras hizo tanto caudal, que así llevaba a sus amigos a verlas como si los llevara a ver las banderas y despojos de enemigos que sobre la sepultura de sus padres y abuelos estaban puestas. «Este mercader, pues, tenía dos hijos, el uno de doce y el otro de hasta catorce años, los cuales estudiaban gramática en el estudio de la Compañía de Jesús; iban con autoridad, con ayo y con pajes, que les llevaban los libros y aquel que llaman vademécum. El verlos ir con tanto aparato, en sillas si hacía sol, en coche si llovía, me hizo considerar y reparar en la mucha llaneza con que su padre iba a la Lonja a negociar sus negocios, porque no llevaba otro criado que un negro, y algunas veces se desmandaba a ir en un machuelo aun no bien aderezado.» Berg. Would that others for whom I say this understood me as well! For there is something or other in my nature which makes me feel greatly shocked when I see a cavalier make a buffoon of himself, and taking pride in being able to play at thimblerig, and in dancing the chacona to perfection, I know a cavalier who boasted, that he had, at the request of a sacristan, cut out thirty-two paper ornaments, to stick upon the black cloth over a monument; and he was so proud of his performance that he took his friends to see it, as though he were showing them pennons and trophies taken from the enemy, and hung over the tombs of his forefathers. Well, this merchant I have been telling you of had two sons, one aged twelve, the other about fourteen, who were studying the humanities in the classes of the Company of Jesus. They went in pomp to the college, accompanied by their tutor, and by pages to carry their books, and what they called their Vademecum. To see them go with such parade, on horseback in fine weather, and in a carriage when it rained, made me wonder at the plain manner in which their father went abroad upon his business, attended by no other servant than a negro, and sometimes mounted upon a sorry mule.
CIPIÓN.—Has de saber, Berganza, que es costumbre y condición de los mercaderes de Sevilla, y aun de las otras ciudades, mostrar su autoridad y riqueza, no en sus personas, sino en las de sus hijos; porque los mercaderes son mayores en su sombra que en sí mismos. Y, como ellos por maravilla atienden a otra cosa que a sus tratos y contratos, trátanse modestamente; y, como la ambición y la riqueza muere por manifestarse, revienta por sus hijos, y así los tratan y autorizan como si fuesen hijos de algún príncipe; y algunos hay que les procuran títulos, y ponerles en el pecho la marca que tanto distingue la gente principal de la plebeya. Scip. You must know, Berganza, that it is a customary thing with the merchants of Seville, and of other cities also, to display their wealth and importance, not in their own persons, but in those of their sons: for merchants are greater in their shadows than in themselves; and as they rarely attend to anything else than their bargains, they spend little on themselves; but as ambition and wealth burn to display themselves, they show their own in the persons of their sons, maintaining them as sumptuously as if they were sons of princes. Sometimes too they purchase titles for them, and set upon their breasts the mark that so much distinguishes men of rank from the commonalty.
BERGANZA.—Ambición es, pero ambición generosa, la de aquel que pretende mejorar su estado sin perjuicio de tercero. Berg. It is ambition, but a generous ambition that seeks to improve one′s condition without prejudice to others.
CIPIÓN.—Pocas o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero. Scip. Seldom or never can ambition consist with abstinence from injury to others.
BERGANZA.—Ya hemos dicho que no hemos de murmurar. Berg. Have we not said that we are not to speak evil of any one?
CIPIÓN.—Sí, que yo no murmuro de nadie. Scip. Ay, but I don′t speak evil of any one.
BERGANZA.—Ahora acabo de confirmar por verdad lo que muchas veces he oído decir. Acaba un maldiciente murmurador de echar a perder diez linajes y de caluniar veinte buenos, y si alguno le reprehende por lo que ha dicho, responde que él no ha dicho nada, y que si ha dicho algo, no lo ha dicho por tanto, y que si pensara que alguno se había de agraviar, no lo dijera. A la fe, Cipión, mucho ha de saber, y muy sobre los estribos ha de andar el que quisiere sustentar dos horas de conversación sin tocar los límites de la murmuración; porque yo veo en mí que, con ser un animal, como soy, a cuatro razones que digo, me acuden palabras a la lengua como mosquitos al vino, y todas maliciosas y murmurantes; por lo cual vuelvo a decir lo que otra vez he dicho: que el hacer y decir mal lo heredamos de nuestros primeros padres y lo mamamos en la leche. Vese claro en que, apenas ha sacado el niño el brazo de las fajas, cuando levanta la mano con muestras de querer vengarse de quien, a su parecer, le ofende; y casi la primera palabra articulada que habla es llamar puta a su ama o a su madre. Berg. You now convince me of the truth of what I have often heard say, that a person of a malicious tongue will utter enough to blast ten families, and calumniate twenty good men; and if he is taken to task for it, he will reply that he said nothing; or, if he did, he meant nothing by it, and would not have said it if he had thought any one would take it amiss. In truth, Scipio, one had need of much wisdom and wariness to be able to entertain a conversation for two hours, without approaching the confines of evil speaking. In my own case, for instance, brute as I am, I see that with every fourth phrase I utter, words full of malice and detraction come to my tongue like flies to wine. I therefore say again that doing and speaking evil are things we inherit from our first parents, and suck in with our mother′s milk. This is manifest in the fact, that hardly is a boy out of swaddling clothes before he lifts his hand to take vengeance upon those by whom he thinks himself offended; and the first words he articulates are to call his nurse or his mother a jade.
CIPIÓN.—Así es verdad, y yo confieso mi yerro y quiero que me le perdones, pues te he perdonado tantos. Echemos pelillos a la mar, como dicen los muchachos, y no murmuremos de aquí adelante; y sigue tu cuento, que le dejaste en la autoridad con que los hijos del mercader tu amo iban al estudio de la Compañía de Jesús. Scip. That is true. I confess my error, and beg you will forgive it, as I have forgiven you so many. Let us pitch ill-nature into the sea—as the boys say—and henceforth backbite no more. Go on with your story. You were talking of the grand style in which the sons of your master the merchant went to the college of the Company of Jesus.
BERGANZA.—A Él me encomiendo en todo acontecimiento; y, aunque el dejar de murmurar lo tengo por dificultoso, pienso usar de un remedio que oí decir que usaba un gran jurador, el cual, arrepentido de su mala costumbre, cada vez que después de su arrepentimiento juraba, se daba un pellizco en el brazo, o besaba la tierra, en pena de su culpa; pero, con todo esto, juraba. Así yo, cada vez que fuere contra el precepto que me has dado de que no murmure y contra la intención que tengo de no murmurar, me morderé el pico de la lengua de modo que me duela y me acuerde de mi culpa para no volver a ella. Berg. I will go on then; and though I hold it a sufficient thing to abstain from ill-natured remarks, yet I propose to use a remedy, which I am told was employed by a great swearer, who repenting of his bad habit, made it a practice to pinch his arm, or kiss the ground as penance, whenever an oath escaped him; but he continued to swear for all that. In like manner, whenever I act contrary to the precept you have given me against evil speaking, and contrary to my own intention to abstain from that practice, I will bite the tip of my tongue, so that the smart may remind me of my fault, and hinder me from relapsing into it.
CIPIÓN.—Tal es ese remedio, que si usas dél espero que te has de morder tantas veces que has de quedar sin lengua, y así, quedarás imposibilitado de murmurar. Scip. If that is the remedy you mean to use, I expect that you will have to bite your tongue so often, that there will be none of it left, and it will be put beyond the possibility of offending.
BERGANZA.—A lo menos, yo haré de mi parte mis diligencias, y supla las faltas el cielo. «Y así, digo que los hijos de mi amo se dejaron un día un cartapacio en el patio, donde yo a la sazón estaba; y, como estaba enseñado a llevar la esportilla del jifero mi amo, así del vademécum y fuime tras ellos, con intención de no soltalle hasta el estudio. Sucedióme todo como lo deseaba: que mis amos, que me vieron venir con el vademécum en la boca, asido sotilmente de las cintas, mandaron a un paje me le quitase; mas yo no lo consentí ni le solté hasta que entré en el aula con él, cosa que causó risa a todos los estudiantes. Lleguéme al mayor de mis amos, y, a mi parecer, con mucha crianza se le puse en las manos, y quedéme sentado en cuclillas a la puerta del aula, mirando de hito en hito al maestro que en la cátedra leía. No sé qué tiene la virtud, que, con alcanzárseme a mí tan poco o nada della, luego recibí gusto de ver el amor, el término, la solicitud y la industria con que aquellos benditos padres y maestros enseñaban a aquellos niños, enderezando las tiernas varas de su juventud, porque no torciesen ni tomasen mal siniestro en el camino de la virtud, que juntamente con las letras les mostraban. Consideraba cómo los reñían con suavidad, los castigaban con misericordia, los animaban con ejemplos, los incitaban con premios y los sobrellevaban con cordura; y, finalmente, cómo les pintaban la fealdad y horror de los vicios y les dibujaban la hermosura de las virtudes, para que, aborrecidos ellos y amadas ellas, consiguiesen el fin para que fueron criados.» Berg. At least I will do my best; may heaven make up my deficiencies. Well, to resume: one day my master′s sons left a note-book in the court-yard where I was; and as I had been taught to fetch and carry, I took it up, and went after them, resolved to put it into their own hands. It turned out exactly as I desired; for my masters seeing me coming with the note-book in my mouth, which I held cleverly by its string, sent a page to take it from me; but I would not let him, nor quitted it till I entered the hall with it, at which all the students fell a laughing. Going up to the elder of my masters, I put it into his hands, with all the obsequiousness I could, and went and seated myself on my haunches at the door of the hall, with my eyes fixed on the master who was lecturing in the chair. There is some strange charm in virtue; for though I know little or nothing about it, I at once took delight in seeing the loving care and industry with which the reverend fathers taught those youths, shaping their tender minds aright, and guiding them in the path of virtue, which they demonstrated to them along with letters. I observed how they reproved them with suavity, chastised them with mercy, animated them with examples, incited them with rewards, and indulged them with prudence; and how they set before them the loathsomeness of vice and the beauty of virtue, so that abhorring the one and loving the other, they might achieve the end for which they were created.
CIPIÓN.—Muy bien dices, Berganza; porque yo he oído decir desa bendita gente que para repúblicos del mundo no los hay tan prudentes en todo él, y para guiadores y adalides del camino del cielo, pocos les llegan. Son espejos donde se mira la honestidad, la católica dotrina, la singular prudencia, y, finalmente, la humildad profunda, basa sobre quien se levanta todo el edificio de la bienaventuranza. Scip. You say very well, Berganza; for I have heard tell of this holy fraternity, that for worldly wisdom there are none equal to them; and that as guides and leaders on the road to heaven, few come up to them. They are mirrors of integrity, catholic doctrine, rare wisdom, and profound humility, the base on which is erected the whole edifice of beatitude.
BERGANZA.—Todo es así como lo dices. «Y, siguiendo mi historia, digo que mis amos gustaron de que les llevase siempre el vademécum, lo que hice de muy buena voluntad; con lo cual tenía una vida de rey, y aun mejor, porque era descansada, a causa que los estudiantes dieron en burlarse conmigo, y domestiquéme con ellos de tal manera, que me metían la mano en la boca y los más chiquillos subían sobre mí. Arrojaban los bonetes o sombreros, y yo se los volvía a la mano limpiamente y con muestras de grande regocijo. Dieron en darme de comer cuanto ellos podían, y gustaban de ver que, cuando me daban nueces o avellanas, las partía como mona, dejando las cáscaras y comiendo lo tierno. Tal hubo que, por hacer prueba de mi habilidad, me trujo en un pañuelo gran cantidad de ensalada, la cual comí como si fuera persona. Era tiempo de invierno, cuando campean en Sevilla los molletes y mantequillas, de quien era tan bien servido, que más de dos Antonios se empeñaron o vendieron para que yo almorzase. Finalmente, yo pasaba una vida de estudiante sin hambre y sin sarna, que es lo más que se puede encarecer para decir que era buena; porque si la sarna y la hambre no fuesen tan unas con los estudiantes, en las vidas no habría otra de más gusto y pasatiempo, porque corren parejas en ella la virtud y el gusto, y se pasa la mocedad aprendiendo y holgándose. Berg. That is every word true. But to return to my story: my masters were so pleased with my carrying them the note-book, that they would have me do so every day; and thus I enjoyed the life of a king, or even better, having nothing to do but to play with the students, with whom I grew so tame, that they would put their hands in my mouth, and the smallest of them would ride on my back. They would fling their hats or caps for me to fetch, and I would put them into their hands with marks of great delight. They used to give me as much to eat as they could; and they were fond of seeing, when they gave me nuts or almonds, how I cracked them like a monkey, let fall the shells, and ate the kernels. One student, to make proof of my ability, brought me a great quantity of salad in a basket, and I ate it like a human being. It was the winter season, when manchets and mantequillas abound in Seville; and I was so well supplied with them, that many an Antonio was pawned or sold that I might breakfast. In short, I spent a student′s life, without hunger or itch, and that is saying everything for it; for if hunger and itch were not identified with the student′s life, there would be none more agreeable in the world; since virtue and pleasure go hand in hand through it, and it is passed in learning and taking diversion.
»Desta gloria y desta quietud me vino a quitar una señora que, a mi parecer, llaman por ahí razón de estado; que, cuando con ella se cumple, se ha de descumplir con otras razones muchas. Es el caso que aquellos señores maestros les pareció que la media hora que hay de lición a lición la ocupaban los estudiantes, no en repasar las liciones, sino en holgarse conmigo; y así, ordenaron a mis amos que no me llevasen más al estudio. Obedecieron, volviéronme a casa y a la antigua guarda de la puerta, y, sin acordarse señor el viejo de la merced que me había hecho de que de día y de noche anduviese suelto, volví a entregar el cuello a la cadena y el cuerpo a una esterilla que detrás de la puerta me pusieron.»This happy life ended too soon for me. It appeared to the professors that the students spent the half-hour between the classes not in studying their lessons, but in playing with me; and therefore they ordered my masters not to bring me any more to the college. I was left at home accordingly, at my old post behind the door; and notwithstanding the order graciously given by the head of the family, that I should be at liberty day and night, I was again confined to a small mat, with a chain round my neck.
¡Ay, amigo Cipión, si supieses cuán dura cosa es de sufrir el pasar de un estado felice a un desdichado! Mira: cuando las miserias y desdichas tienen larga la corriente y son continuas, o se acaban presto, con la muerte, o la continuación dellas hace un hábito y costumbre en padecellas, que suele en su mayor rigor servir de alivio; mas, cuando de la suerte desdichada y calamitosa, sin pensarlo y de improviso, se sale a gozar de otra suerte próspera, venturosa y alegre, y de allí a poco se vuelve a padecer la suerte primera y a los primeros trabajos y desdichas, es un dolor tan riguroso que si no acaba la vida, es por atormentarla más viviendo.Ah, friend Scipio, did you but know how sore a thing it is to pass from a state of happiness to one of wretchedness! When sorrows and distresses flood the whole course of life, either they soon end in death, or their continuance begets a habit of endurance, which generally alleviates their greatest rigour; but when one passes suddenly and unexpectedly from a miserable and calamitous lot to one of prosperity and enjoyment, and soon after relapses into his former state of woe and suffering: this is such a poignant affliction, that if it does not extinguish life, it is only to make it a prolonged torment.
«Digo, en fin, que volví a mi ración perruna y a los huesos que una negra de casa me arrojaba, y aun éstos me dezmaban dos gatos romanos: que, como sueltos y ligeros, érales fácil quitarme lo que no caía debajo del distrito que alcanzaba mi cadena.» Cipión hermano, así el cielo te conceda el bien que deseas, que, sin que te enfades, me dejes ahora filosofar un poco; porque si dejase de decir las cosas que en este instante me han venido a la memoria de aquellas que entonces me ocurrieron, me parece que no sería mi historia cabal ni de fruto alguno.Well, I returned to my ordinary rations, and to the bones which were flung to me by a negress belonging to the house; but even these were partly filched from me by two cats, who very nimbly snapped up whatever fell beyond the range of my chain. Brother Scipio, as you hope that heaven will prosper all your desires, do suffer me to philosophise a little at present; for unless I utter the reflections which have now occurred to my mind, I feel that my story will not be complete or duly edifying.
CIPIÓN.—Advierte, Berganza, no sea tentación del demonio esa gana de filosofar que dices te ha venido, porque no tiene la murmuración mejor velo para paliar y encubrir su maldad disoluta que darse a entender el murmurador que todo cuanto dice son sentencias de filósofos, y que el decir mal es reprehensión y el descubrir los defetos ajenos buen celo. Y no hay vida de ningún murmurante que, si la consideras y escudriñas, no la halles llena de vicios y de insolencias. Y debajo de saber esto, filosofea ahora cuanto quisieres. Scip. Beware, Berganza, that this inclination to philosophise is not a temptation of the fiend; for slander has no better cloak to conceal its malice than the pretence that all it utters are maxims of philosophers, that evil speaking is moral reproval, and the exposure of the faults of others is nothing but honest zeal. There is no sarcastic person whose life, if you scrutinise it closely, will not be found full of vices and improprieties. And now, after this warning, philosophise as much as you have a mind.
BERGANZA.—Seguro puedes estar, Cipión, de que más murmure, porque así lo tengo prosupuesto. «Es, pues, el caso, que como me estaba todo el día ocioso y la ociosidad sea madre de los pensamientos, di en repasar por la memoria algunos latines que me quedaron en ella de muchos que oí cuando fui con mis amos al estudio, con que, a mi parecer, me hallé algo más mejorado de entendimiento, y determiné, como si hablar supiera, aprovecharme dellos en las ocasiones que se me ofreciesen; pero en manera diferente de la que se suelen aprovechar algunos ignorantes.» Hay algunos romancistas que en las conversaciones disparan de cuando en cuando con algún latín breve y compendioso, dando a entender a los que no lo entienden que son grandes latinos, y apenas saben declinar un nombre ni conjugar un verbo. Berg. You may be quite at your ease on that score, Scipio. What I have to remark is, that as I was the whole day at leisure—and leisure is the mother of reflection—I conned over several of those Latin phrases I had heard when I was with my masters at college, and wherewith it seemed to me that I had somewhat improved my mind; and I determined to make use of them as occasion should arise, as if I knew how to talk, but in a different manner from that practised by some ignorant persons, who interlard their conversation with Latin apophthegms, giving those who do not understand them to believe that they are great Latinists, whereas they can hardly decline a noun or conjugate a verb.
CIPIÓN.—Por menor daño tengo ése que el que hacen los que verdaderamente saben latín, de los cuales hay algunos tan imprudentes que, hablando con un zapatero o con un sastre, arrojan latines como agua. Scip. That is not so bad as what is done by some who really understand Latin; some of whom are so absurd, that in talking with a shoemaker or a tailor, they pour out Latin like water.
BERGANZA.—Deso podremos inferir que tanto peca el que dice latines delante de quien los ignora, como el que los dice ignorándolos. Berg. On the whole we may conclude, that he who talks Latin before persons who do not understand it, and he who talks it, being himself ignorant of it, are both equally to blame.
CIPIÓN.—Pues otra cosa puedes advertir, y es que hay algunos que no les escusa el ser latinos de ser asnos. Scip. Another thing you may remark, which is that some persons who know Latin are not the less asses for all that.
BERGANZA.—Pues ¿quién lo duda? La razón está clara, pues cuando en tiempo de los romanos hablaban todos latín, como lengua materna suya, algún majadero habría entre ellos, a quien no escusaría el hablar latín dejar de ser necio. Berg. No doubt of it; and the reason is clear; for when in the time of the Romans everybody spoke Latin as his mother tongue, that did not hinder some among them from being boobies.
CIPIÓN.—Para saber callar en romance y hablar en latín, discreción es menester, hermano Berganza. Scip. But to know when to keep silence in the mother tongue, and speak in Latin, is a thing that needs discretion, brother Berganza.
BERGANZA.—Así es, porque también se puede decir una necedad en latín como en romance, y yo he visto letrados tontos, y gramáticos pesados, y romancistas vareteados con sus listas de latín, que con mucha facilidad pueden enfadar al mundo, no una sino muchas veces. Berg. True; for a foolish word may be spoken in Latin as well as in the vulgar tongue; and I have seen silly literati, tedious pedants, and babblers in the vernacular, who were enough to plague one to death with their scraps of Latin.
CIPIÓN.—Dejemos esto, y comienza a decir tus filosofías. Scip. No more of this: proceed to your philosophical remarks.
BERGANZA.—Ya las he dicho: éstas son que acabo de decir. Berg. They are already delivered.
CIPIÓN.—¿Cuáles? Scip. How so?
BERGANZA.—Estas de los latines y romances, que yo comencé y tú acabaste. Berg. In those remarks on Latin and the vulgar tongue, which I began and you finished.
CIPIÓN.—¿Al murmurar llamas filosofar? ¡Así va ello! Canoniza, canoniza, Berganza, a la maldita plaga de la murmuración, y dale el nombre que quisieres, que ella dará a nosotros el de cínicos, que quiere decir perros murmuradores; y por tu vida que calles ya y sigas tu historia. Scip. Do you call railing philosophising? Sanctify the unhallowed plague of evil speaking, Berganza, and give it any name you please, it will, nevertheless entail upon us the name of cynics, which means dogs of ill tongue. In God′s name, hold your peace, and go on with your story.
BERGANZA.—¿Cómo la tengo de seguir si callo? Berg. How can I go on with my story, if I hold my peace?
CIPIÓN.—Quiero decir que la sigas de golpe, sin que la hagas que parezca pulpo, según la vas añadiendo colas. Scip. I mean go on with it in one piece, and don′t hang on so many tails to it as to make it look like a polypus.
BERGANZA.—Habla con propiedad: que no se llaman colas las del pulpo. Berg. Speak correctly, Scipio: one does not say the tails but the arms of a polypus.
CIPIÓN.—Ése es el error que tuvo el que dijo que no era torpedad ni vicio nombrar las cosas por sus propios nombres, como si no fuese mejor, ya que sea forzoso nombrarlas, decirlas por circunloquios y rodeos que templen la asquerosidad que causa el oírlas por sus mismos nombres. Las honestas palabras dan indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
BERGANZA.—Quiero creerte; «y digo que, no contenta mi fortuna de haberme quitado de mis estudios y de la vida que en ellos pasaba, tan regocijada y compuesta, y haberme puesto atraillado tras de una puerta, y de haber trocado la liberalidad de los estudiantes en la mezquinidad de la negra, ordenó de sobresaltarme en lo que ya por quietud y descanso tenía.» Mira, Cipión, ten por cierto y averiguado, como yo lo tengo, que al desdichado las desdichas le buscan y le hallan, aunque se esconda en los últimos rincones de la tierra.But to my story: my evil fortune, not content with having torn me from my studies, and from the calm and joyous life I led amid them; not content with having fastened me up behind a door, and transferred me from the liberality of the students to the stinginess of the negress, resolved to rob me of the little ease and comfort I still enjoyed. Look ye, Scipio, you may set it down with me for a certain fact, that ill luck will hunt out and find the unlucky one, though he hides in the uttermost parts of the earth.
«Dígolo porque la negra de casa estaba enamorada de un negro, asimismo esclavo de casa, el cual negro dormía en el zaguán, que es entre la puerta de la calle y la de en medio, detrás de la cual yo estaba; y no se podían juntar sino de noche, y para esto habían hurtado o contrahecho las llaves; y así, las más de las noches bajaba la negra, y, tapándome la boca con algún pedazo de carne o queso, abría al negro, con quien se daba buen tiempo, facilitándolo mi silencio, y a costa de muchas cosas que la negra hurtaba. Algunos días me estragaron la conciencia las dádivas de la negra, pareciéndome que sin ellas se me apretarían las ijadas y daría de mastín en galgo. Pero, en efeto, llevado de mi buen natural, quise responder a lo que a mi amo debía, pues tiraba sus gajes y comía su pan, como lo deben hacer no sólo los perros honrados, a quien se les da renombre de agradecidos, sino todos aquellos que sirven.»I have reason to say this; for the negress was in love with a negro, also belonging to the house, who slept in the porch between the street-door and the inner one behind which I was fastened, and they could only meet at night, to which end they had stolen the keys or got false ones. Every night the negress came down stairs, and stopping my mouth with a piece of meat or cheese, opened the door for the negro. For some days, the woman′s bribes kept my conscience asleep; for but for them, I began to fear that my ribs would come together, and that I should be changed from a mastiff to a greyhound. But my better nature coming at last to my aid, I bethought me of what was due to my master, whose bread I ate; and that I ought to act as becomes not only honest dogs, but all who have masters to serve.
CIPIÓN.—Esto sí, Berganza, quiero que pase por filosofía, porque son razones que consisten en buena verdad y en buen entendimiento; y adelante y no hagas soga, por no decir cola, de tu historia. Scip. There now, Berganza, you have spoken what I call true philosophy; but go on. Do not make too long a yarn—not to say tail of your history.
BERGANZA.—Primero te quiero rogar me digas, si es que lo sabes, qué quiere decir filosofía; que, aunque yo la nombro, no sé lo que es; sólo me doy a entender que es cosa buena. Berg. But, first of all, pray tell me if you know what is the meaning of the word philosophy? For though I use it, I do not know what the thing really is, only I guess that it is something good.
CIPIÓN.— Con brevedad te la diré. Este nombre se compone de dos nombres griegos, que son filos y sofía; filos quiere decir amor, y sofía, la ciencia; así que filosofía significa ′amor de la ciencia′, y filósofo, ′amador de la ciencia′. Scip. I will tell you briefly. The word is compounded of two Greek words, philo, love, and sophia, wisdom; so that it means love of wisdom, and philosopher a lover of wisdom.
BERGANZA.—Mucho sabes, Cipión. ¿Quién diablos te enseñó a ti nombres griegos? Berg. What a deal you know, Scipio. Who the deuce taught you Greek words?
CIPIÓN.—Verdaderamente, Berganza, que eres simple, pues desto haces caso; porque éstas son cosas que las saben los niños de la escuela, y también hay quien presuma saber la lengua griega sin saberla, como la latina ignorándola. Scip. Truly you are a simpleton, Berganza, to make so much of a matter that is known to every schoolboy; indeed, there are many persons who pretend to know Greek, though they are ignorant of it, just as is the case with Latin.
BERGANZA.—Eso es lo que yo digo, y quisiera que a estos tales los pusieran en una prensa, y a fuerza de vueltas les sacaran el jugo de lo que saben, porque no anduviesen engañando el mundo con el oropel de sus gregÜescos rotos y sus latines falsos, como hacen los portugueses con los negros de Guinea. Berg. I believe it, Scipio; and I would have such persons put under a press, as the Portuguese do with the negroes of Guinea, and have all the juice of their knowledge well squeezed out of them, so that they might no more cheat the world with their scraps of broken Greek and Latin.
CIPIÓN.—Ahora sí, Berganza, que te puedes morder la lengua, y tarazármela yo, porque todo cuanto decimos es murmurar. Scip. Now indeed, Berganza, you may bite your tongue, and I may do the same; for we do nothing but rail in every word.
BERGANZA.—Sí, que no estoy obligado a hacer lo que he oído decir que hizo uno llamado Corondas, tirio, el cual puso ley que ninguno entrase en el ayuntamiento de su ciudad con armas, so pena de la vida. Descuidóse desto, y otro día entró en el cabildo ceñida la espada; advirtiéronselo y, acordándose de la pena por él puesta, al momento desenvainó su espada y se pasó con ella el pecho, y fue el primero que puso y quebrantó la ley y pagó la pena. Lo que yo dije no fue poner ley, sino prometer que me mordería la lengua cuando murmurase; pero ahora no van las cosas por el tenor y rigor de las antiguas: hoy se hace una ley y mañana se rompe, y quizá conviene que así sea. Ahora promete uno de enmendarse de sus vicios, y de allí a un momento cae en otros mayores. Una cosa es alabar la disciplina y otra el darse con ella, y, en efeto, del dicho al hecho hay gran trecho. Muérdase el diablo, que yo no quiero morderme ni hacer finezas detrás de una estera, donde de nadie soy visto que pueda alabar mi honrosa determinación. Berg. Ay, but I am not bound to do as I have heard that one Charondas, a Tyrian, did, who published a law that no one should enter the national assembly in arms, on pain of death. Forgetting this, he one day entered the assembly girt with a sword; the fact was pointed out to him, and, on the instant, he drew his sword, plunged it into his body, and thus he was the first who made the law, broke it, and suffered its penalty. But I made no law; all I did was to promise that I would bite my tongue, if I chanced to utter an acrimonious word; but things are not so strictly managed in these times as in those of the ancients. To-day a law is made, and to-morrow it is broken, and perhaps it is fit it should be so. To-day a man promises to abandon his fault, and to-morrow he falls into a greater. It is one thing to extol discipline, and another to inflict it on one′s self; and indeed there is a wide difference between saying and doing. The devil may bite himself, not I; nor have I a mind to perform heroic acts of self-denial here on this mat, where there are no witnesses to commend my honourable determination.
CIPIÓN.—Según eso, Berganza, si tú fueras persona, fueras hipócrita, y todas las obras que hicieras fueran aparentes, fingidas y falsas, cubiertas con la capa de la virtud, sólo porque te alabaran, como todos los hipócritas hacen. Scip. In that case, Berganza, were you a man you would be a hypocrite, and all your acts would be fictitious and false, though covered with the cloak of virtue, and done only that men might praise you, like the acts of all hypocrites.
BERGANZA.—No sé lo que entonces hiciera; esto sé que quiero hacer ahora: que es no morderme, quedándome tantas cosas por decir que no sé cómo ni cuándo podré acabarlas; y más, estando temeroso que al salir del sol nos hemos de quedar a escuras, faltándonos la habla. Berg. I don′t know what I should do if I were a man; but what I do know is that at present I shall not bite my tongue, having so many things yet to tell, and not knowing how or when I shall be able to finish them; but rather fearing that when the sun rises we shall be left groping without the power of speech.
CIPIÓN.—Mejor lo hará el cielo. Sigue tu historia y no te desvíes del camino carretero con impertinentes digresiones; y así, por larga que sea, la acabarás presto. Scip. Heaven forbid it! Go on with your story, and do not run off the road into needless digressions; in that way only you will come soon to the end of it, however long it may be.
BERGANZA.—«Digo, pues, que, habiendo visto la insolencia, ladronicio y deshonestidad de los negros, determiné, como buen criado, estorbarlo, por los mejores medios que pudiese; y pude tan bien, que salí con mi intento. Bajaba la negra, como has oído, a refocilarse con el negro, fiada en que me enmudecían los pedazos de carne, pan o queso que me arrojaba...» ¡Mucho pueden las dádivas, Cipión! Berg. I say, then, that having seen the thievery, impudence, and shameful conduct of the negroes, I determined, like a good servant, to put an end to their doings, if possible, and I succeeded completely in my purpose. The negress, as I have told you, used to come to amuse herself with the negro, making sure of my silence on account of the pieces of meat, bread, or cheese she threw me. Gifts have much power, Scipio.
CIPIÓN.—Mucho. No te diviertas, pasa adelante. Scip. Much. Don′t digress: go on.
BERGANZA.—Acuérdome que cuando estudiaba oí decir al precetor un refrán latino, que ellos llaman adagio, que decía: Habet bovem in lingua. Berg. I remember, when I was a student, to have heard from the master a Latin phrase or adage, as they call it, which ran thus: habet bovem in lingua.
CIPIÓN.—¡Oh, que en hora mala hayáis encajado vuestro latín! ¿Tan presto se te ha olvidado lo que poco ha dijimos contra los que entremeten latines en las conversaciones de romance? Scip. O confound your Latin! Have you so soon forgotten what we have said of those who mix up that language with ordinary conversation?
BERGANZA.—Este latín viene aquí de molde; que has de saber que los atenienses usaban, entre otras, de una moneda sellada con la figura de un buey, y cuando algún juez dejaba de decir o hacer lo que era razón y justicia, por estar cohechado, decían: Este tiene el buey en la lengua. Berg. But this bit of Latin comes in here quite pat; for you must know that the Athenians had among their coin one which was stamped with the figure of an ox; and whenever a judge failed to do justice in consequence of having been corrupted, they used to say, "He has the ox on his tongue."
CIPIÓN.—La aplicación falta. Scip. I do not see the application.
BERGANZA.—¿No está bien clara, si las dádivas de la negra me tuvieron muchos días mudo, que ni quería ni osaba ladrarla cuando bajaba a verse con su negro enamorado? Por lo que vuelvo a decir que pueden mucho las dádivas. Berg. Is it not very manifest, since I was rendered mute many times by the negress′s gifts, and was careful not to bark when she came down to meet her amorous negro? Wherefore I repeat, that great is the power of gifts.
CIPIÓN.—Ya te he respondido que pueden mucho, y si no fuera por no hacer ahora una larga digresión, con mil ejemplos probara lo mucho que las dádivas pueden; mas quizá lo diré, si el cielo me concede tiempo, lugar y habla para contarte mi vida. Scip. I have already admitted it; and were it not to avoid too long a digression, I could adduce many instances in point; but I will speak of these another time, if heaven grants me an opportunity of narrating my life to you.
BERGANZA.—Dios te dé lo que deseas, y escucha. «Finalmente, mi buena intención rompió por las malas dádivas de la negra; a la cual, bajando una noche muy escura a su acostumbrado pasatiempo, arremetí sin ladrar, porque no se alborotasen los de casa, y en un instante le hice pedazos toda la camisa y le arranqué un pedazo de muslo: burla que fue bastante a tenerla de veras más de ocho días en la cama, fingiendo para con sus amos no sé qué enfermedad. Sanó, volvió otra noche, y yo volví a la pelea con mi perra, y, sin morderla, la arañé todo el cuerpo como si la hubiera cardado como manta. Nuestras batallas eran a la sorda, de las cuales salía siempre vencedor, y la negra, malparada y peor contenta. Pero sus enojos se parecían bien en mi pelo y en mi salud: alzóseme con la ración y los huesos, y los míos poco a poco iban señalando los nudos del espinazo. Con todo esto, aunque me quitaron el comer, no me pudieron quitar el ladrar. Pero la negra, por acabarme de una vez, me trujo una esponja frita con manteca; conocí la maldad; vi que era peor que comer zarazas, porque a quien la come se le hincha el estómago y no sale dél sin llevarse tras sí la vida. Y, pareciéndome ser imposible guardarme de las asechanzas de tan indignados enemigos, acordé de poner tierra en medio, quitándomeles delante de los ojos. Berg. God grant it! meanwhile I continue. At last my natural integrity prevailed over the negress′s bribes; and one very dark night, when she came down as usual, I seized her without barking, in order not to alarm the household; and in a trice I tore her shift all to pieces, and bit a piece out of her thigh. This little joke confined her for eight days to her bed, for which she accounted to her masters by some pretended illness or other. When she was recovered, she came down another night: I attacked her again; and without biting, scratched her all over as if I had been carding wool. Our battles were always noiseless, and the negress always had the worst of them; but she had her revenge. She stinted my rations and my bones, and those of my own body began to show themselves through my skin. But though she cut short my victuals, that did not hinder me from barking; so to make an end of me altogether, she threw me a sponge fried in grease. I perceived the snare, and knew that what she offered me was worse than poison, for it would swell up in the stomach, and never leave it with life. Judging then that it was impossible for me to guard against the insidious attacks of such a base enemy, I resolved to get out of her sight, and put some space between her and me.
»Halléme un día suelto, y sin decir adiós a ninguno de casa, me puse en la calle, y a menos de cien pasos me deparó la suerte al alguacil que dije al principio de mi historia, que era grande amigo de mi amo Nicolás el Romo; el cual, apenas me hubo visto, cuando me conoció y me llamó por mi nombre; también le conocí yo y, al llamarme, me llegué a él con mis acostumbradas ceremonias y caricias. Asióme del cuello y dijo a dos corchetes suyos: Éste es famoso perro de ayuda, que fue de un grande amigo mío; llevémosle a casa. Holgáronse los corchetes, y dijeron que si era de ayuda a todos sería de provecho. Quisieron asirme para llevarme, y mi amo dijo que no era menester asirme, que yo me iría, porque le conocía. »Háseme olvidado decirte que las carlancas con puntas de acero que saqué cuando me desgarré y ausenté del ganado me las quitó un gitano en una venta, y ya en Sevilla andaba sin ellas; pero el alguacil me puso un collar tachonado todo de latón morisco.» Considera, Cipión, ahora esta rueda variable de la fortuna mía: ayer me vi estudiante y hoy me vees corchete.One day, I found myself at liberty, and without bidding adieu to any of the family, I went into the street; and before I had gone a hundred paces, I fell in with the alguazil I mentioned in the beginning of my story, as being a great friend of my first master Nicholas the butcher. He instantly knew me, and called me by my name. I knew him too, and went up to him with my usual ceremonies and caresses. He took hold of me by the neck, and said to his men, "This is a famous watch-dog, formerly belonging to a friend of mine: let us bring him home." The men said, if I was a watch-dog, I should be of great use to them all, and they wanted to lay hold on me to lead me along; but the alguazil said, it was not necessary, for I knew him, and would follow him. I forgot to tell you, that the spiked collar I wore when I ran away from the flock was stolen from me at an inn by a gipsy, and I went without one in Seville; but my new master put on me a collar all studded with brass. Only consider, Scipio, this change in my fortunes, Yesterday I was a student, and to-day I found myself a bailiff.
CIPIÓN.—Así va el mundo, y no hay para qué te pongas ahora a esagerar los vaivenes de fortuna, como si hubiera mucha diferencia de ser mozo de un jifero a serlo de un corchete. No puedo sufrir ni llevar en paciencia oír las quejas que dan de la fortuna algunos hombres que la mayor que tuvieron fue tener premisas y esperanzas de llegar a ser escuderos. ¡Con qué maldiciones la maldicen! ¡Con cuántos improperios la deshonran! Y no por más de que porque piense el que los oye que de alta, próspera y buena ventura han venido a la desdichada y baja en que los miran. Scip. So wags the world, and you need not exaggerate the vicissitudes of fortune, as if there were any difference between the service of a butcher and that of a bailiff. I have no patience when I hear some persons rail at fortune, whose highest hopes never aspired beyond the life of a stable-boy. How they curse their ill-luck, and all to make the hearers believe that they have known better days, and have fallen from some high estate.
BERGANZA.—Tienes razón; «y has de saber que este alguacil tenía amistad con un escribano, con quien se acompañaba; estaban los dos amancebados con dos mujercillas, no de poco más a menos, sino de menos en todo; verdad es que tenían algo de buenas caras, pero mucho de desenfado y de taimería putesca. Éstas les servían de red y de anzuelo para pescar en seco, en esta forma: vestíanse de suerte que por la pinta descubrían la figura, y a tiro de arcabuz mostraban ser damas de la vida libre; andaban siempre a caza de estranjeros, y, cuando llegaba la vendeja a Cádiz y a Sevilla, llegaba la huella de su ganancia, no quedando bretón con quien no embistiesen; y, en cayendo el grasiento con alguna destas limpias, avisaban al alguacil y al escribano adónde y a qué posada iban, y, en estando juntos, les daban asalto y los prendían por amancebados; pero nunca los llevaban a la cárcel, a causa que los estranjeros siempre redimían la vejación con dineros. Berg. Just so. Now you must know that this alguazil was on intimate terms with an attorney; and the two were connected with a pair of wenches not a bit better than they ought to be, but quite the reverse. They were rather good looking, but full of meretricious arts and impudence. These two served their male associates as baits to fish with. Their dress and deportment was such that you might recognise them for what they were at the distance of a musket shot; they frequented the houses of entertainment for strangers, and the period of the fairs in Cadiz and Seville was their harvest time, for there was not a Breton with whom they did not grapple. Whenever a bumpkin fell into their snares they apprised the alguazil and the attorney to what inn they were going, and the latter then seized the party as lewd persons, but never took them to prison, for the strangers always paid money to get out of the scrape.
«Sucedió, pues, que la Colindres, que así se llamaba la amiga del alguacil, pescó un bretón unto y bisunto; concertó con él cena y noche en su posada; dio el cañuto a su amigo; y, apenas se habían desnudado, cuando el alguacil, el escribano, dos corchetes y yo dimos con ellos. Alborotáronse los amantes; esageró el alguacil el delito; mandólos vestir a toda priesa para llevarlos a la cárcel; afligióse el bretón; terció, movido de caridad, el escribano, y a puros ruegos redujo la pena a solos cien reales. Pidió el bretón unos follados de camuza que había puesto en una silla a los pies de la cama, donde tenía dineros para pagar su libertad, y no parecieron los follados, ni podían parecer; porque, así como yo entré en el aposento, llegó a mis narices un olor de tocino que me consoló todo; descubríle con el olfato, y halléle en una faldriquera de los follados. Digo que hallé en ella un pedazo de jamón famoso, y, por gozarle y poderle sacar sin rumor, saqué los follados a la calle, y allí me entregué en el jamón a toda mi voluntad, y cuando volví al aposento hallé que el bretón daba voces diciendo en lenguaje adúltero y bastardo, aunque se entendía, que le volviesen sus calzas, que en ellas tenía cincuenta escuti d′oro in oro. Imaginó el escribano o que la Colindres o los corchetes se los habían robado; el alguacil pensó lo mismo; llamólos aparte, no confesó ninguno, y diéronse al diablo todos. Viendo yo lo que pasaba, volví a la calle donde había dejado los follados, para volverlos, pues a mí no me aprovechaba nada el dinero; no los hallé, porque ya algún venturoso que pasó se los había llevado. One day it happened that Colendres—this was the name of the alguazil′s mistress—picked up a Breton, and made an appointment with him for the night, whereof she informed her friend; and they were hardly undressed before the alguazil, the attorney, two bailiffs, and myself entered the room. The amorous pair were sorely disconcerted, and the alguazil, inveighing against the enormity of their conduct, ordered them to dress with all speed, and go with him to prison. The Breton was dismayed, the attorney interceded from motives of compassion, and prevailed on the alguazil to commute the penalty for only a hundred reals. The Breton called for a pair of leather breeches he had laid on a chair at the end of the room, and in which there was money to pay his ransom, but the breeches were not to be seen. The fact was, that when I entered the room, my nostrils were saluted by a delightful odour of ham. I followed the scent, and found a great piece of ham in one of the pockets of the breeches, which I carried off into the street, in order to enjoy the contents without molestation. Having done so, I returned to the house, where I found the Breton vociferating in his barbarous jargon, and calling for his breeches, in one of the pockets of which he said he had fifty gold crowns. The attorney suspected that either Colendres or the bailiffs had stolen the money; the alguazil was of the same opinion, took them aside, and questioned them. None of them knew anything, and they all swore at each other like troopers. Seeing the hubbub, I went back to the street where I had left the breeches, having no use for the money in them; but I could not find them, for some one passing by had no doubt picked them up.
Como el alguacil vio que el bretón no tenía dinero para el cohecho, se desesperaba, y pensó sacar de la huéspeda de casa lo que el bretón no tenía; llamóla, y vino medio desnuda, y como oyó las voces y quejas del bretón, y a la Colindres desnuda y llorando, al alguacil en cólera y al escribano enojado y a los corchetes despabilando lo que hallaban en el aposento, no le plugo mucho. Mandó el alguacil que se cubriese y se viniese con él a la cárcel, porque consentía en su casa hombres y mujeres de mal vivir. ¡Aquí fue ello! Aquí sí que fue cuando se aumentaron las voces y creció la confusión; porque dijo la huéspeda: Señor alguacil y señor escribano, no conmigo tretas, que entrevo toda costura; no conmigo dijes ni poleos: callen la boca y váyanse con Dios; si no, por mi santiguada que arroje el bodegón por la ventana y que saque a plaza toda la chirinola desta historia; que bien conozco a la señora Colindres y sé que ha muchos meses que es su cobertor el señor alguacil; y no hagan que me aclare más, sino vuélvase el dinero a este señor, y quedemos todos por buenos; porque yo soy mujer honrada y tengo un marido con su carta de ejecutoria, y con a perpenan rei de memoria, con sus colgaderos de plomo, Dios sea loado, y hago este oficio muy limpiamente y sin daño de barras. El arancel tengo clavado donde todo el mundo le vea; y no conmigo cuentos, que, por Dios, que sé despolvorearme. ¡Bonita soy yo para que por mi orden entren mujeres con los huéspedes! Ellos tienen las llaves de sus aposentos, y yo no soy quince, que tengo de ver tras siete paredes. The alguazil, in despair at finding that the Breton had no money to bribe with, thought to indemnify himself by extorting something from the mistress of the house. He called for her, and in she came half dressed, and when she saw and heard the Breton bawling for his money, Colindres crying in her shift, the alguazil storming, the attorney in a passion, and the bailiffs ransacking the room, she was in no very good humour. The alguazil ordered her to put on her clothes and be off with him to prison, for allowing men and women to meet for bad purposes in her house. Then indeed the row grew more furious than ever. "Señor Alguazil and Señor Attorney," said the hostess, "none of your tricks upon me, for I know a thing or two, I tell you. Give me none of your blustering, but shut your mouth, and go your ways in God′s name, otherwise by my faith I′ll pitch the house out of the windows, and blow upon you all; for I am well acquainted with the Señora Colendres, and I know moreover that for many months past she has been kept by the Señor Alguazil; so don′t provoke me to let out any more, but give this gentleman back his money, and let us all part good friends, for I am a respectable woman, and I have a husband with his patent of nobility with its leaden seals all hanging to it, God be thanked! and I carry on this business with the greatest propriety. I have the table of charges hung up where everybody may see it, so don′t meddle with me, or by the Lord I′ll soon settle your business. It is no affair of mine if women come in with my lodgers; they have the keys of their rooms, and I am not a lynx to see through seven walls."
»Pasmados quedaron mis amos de haber oído la arenga de la huéspeda y de ver cómo les leía la historia de sus vidas; pero, como vieron que no tenían de quién sacar dinero si della no, porfiaban en llevarla a la cárcel. Quejábase ella al cielo de la sinrazón y justicia que la hacían, estando su marido ausente y siendo tan principal hidalgo. El bretón bramaba por sus cincuenta escuti. Los corchetes porfiaban que ellos no habían visto los follados, ni Dios permitiese lo tal. El escribano, por lo callado, insistía al alguacil que mirase los vestidos de la Colindres, que le daba sospecha que ella debía de tener los cincuenta escuti, por tener de costumbre visitar los escondrijos y faldriqueras de aquellos que con ella se envolvían. Ella decía que el bretón estaba borracho y que debía de mentir en lo del dinero. En efeto, todo era confusión, gritos y juramentos, sin llevar modo de apaciguarse, ni se apaciguaran si al instante no entrara en el aposento el teniente de asistente, que, viniendo a visitar aquella posada, las voces le llevaron adonde era la grita. Preguntó la causa de aquellas voces; la huéspeda se la dio muy por menudo: dijo quién era la ninfa Colindres, que ya estaba vestida; publicó la pública amistad suya y del alguacil; echó en la calle sus tretas y modo de robar; disculpóse a sí misma de que con su consentimiento jamás había entrado en su casa mujer de mala sospecha; canonizóse por santa y a su marido por un bendito, y dio voces a una moza que fuese corriendo y trujese de un cofre la carta ejecutoria de su marido, para que la viese el señor tiniente, diciéndole que por ella echaría de ver que mujer de tan honrado marido no podía hacer cosa mala; y que si tenía aquel oficio de casa de camas, era a no poder más: que Dios sabía lo que le pesaba, y si quisiera ella tener alguna renta y pan cuotidiano para pasar la vida, que tener aquel ejercicio. El teniente, enfadado de su mucho hablar y presumir de ejecutoria, le dijo: Hermana camera, yo quiero creer que vuestro marido tiene carta de hidalguía con que vos me confeséis que es hidalgo mesonero. Y con mucha honra —respondió la huéspeda—. Y ¿qué linaje hay en el mundo, por bueno que sea, que no tenga algún dime y direte? Lo que yo os digo, hermana, es que os cubráis, que habéis de venir a la cárcel. La cual nueva dio con ella en el suelo; arañóse el rostro; alzó el grito; pero, con todo eso, el teniente, demasiadamente severo, los llevó a todos a la cárcel; conviene a saber: al bretón, a la Colindres y a la huéspeda. Después supe que el bretón perdió sus cincuenta escuti, y más diez, en que le condenaron en las costas; la huéspeda pagó otro tanto, y la Colindres salió libre por la puerta afuera. Y el mismo día que la soltaron pescó a un marinero, que pagó por el bretón, con el mismo embuste del soplo; porque veas, Cipión, cuántos y cuán grandes inconvenientes nacieron de mi golosina.» My masters were astounded at the harangue of the landlady, and at finding how well acquainted she was with the story of their lives; but seeing there was nobody else from whom they could squeeze money, they still pretended that they meant to drag her to prison. She appealed to heaven against the unreasonableness and injustice of their behaving in that manner when her husband was absent, and he too a man of such quality. The Breton bellowed for his fifty crowns; the bailiffs persisted in declaring that they had never set eyes on the breeches, God forbid! The attorney privately urged the alguazil to search Colindres′ clothes, for he suspected she must have possessed herself of the fifty crowns, since it was her custom to grope in the pockets of those who took up with her company. Colindres declared that the Breton was drunk, and that it was all a lie about his money. All in short was confusion, oaths, and bawling, and there would have been no end to the uproar if the lieutenant corregidor had not just then entered the room, having heard the noise as he was going his rounds. He asked what it was all about, and the landlady replied with great copiousness of detail. She told him who was the damsel Colindres (who by this time had got her clothes on), made known the connection between her and the alguazil, and exposed her plundering tricks; protested her own innocence, and that it was never with her consent that a woman of bad repute had entered her house; cried herself up for a saint, and her husband for a pattern of excellence; and called out to a servant wench to run and fetch her husband′s patent of nobility out of the chest, that she might show it to the Señor Lieutenant. He would then be able to judge whether the wife of so respectable a man was capable of anything but what was quite correct. If she did keep a lodging-house, it was because she could not help it. God knows if she would not rather have some comfortable independence to live upon at her ease. The lieutenant, tired of her volubility and her bouncing about the patent of gentility, said to her, "Sister hostess, I am willing to believe that your husband is a gentleman, but then you must allow he is only a gentleman innkeeper." The landlady replied with great dignity, "And where is the family in the world, however good its blood may be, but you may pick some holes in its coat?" "Well, all I have to say, sister, is, that you must put on your clothes, and come away to prison." This brought her down from her high flights at once; she tore her hair, cried, screamed, and prayed, but all in vain; the inexorable lieutenant carried the whole party off to prison, that is to say, the Breton, Colindres, and the landlady. I learned afterwards that the Breton lost his fifty crowns, and was condemned besides to pay costs; the landlady had to pay as much more. Colindres was let off scot free, and the very day she was liberated she picked up a sailor, out of whom she made good her disappointment in the affair of the Breton. Thus you see, Scipio, what serious troubles arose from my gluttony.
CIPIÓN.—Mejor dijeras de la bellaquería de tu amo. Scip. Say rather from the rascality of your master.
BERGANZA.—Pues escucha, que aún más adelante tiraban la barra, puesto que me pesa de decir mal de alguaciles y de escribanos. Berg. Nay but listen, for worse remains to be told, since I am loth to speak ill of alguazil and attorneys.
CIPIÓN.—Sí, que decir mal de uno no es decirlo de todos; sí, que muchos y muy muchos escribanos hay buenos, fieles y legales, y amigos de hacer placer sin daño de tercero; sí, que no todos entretienen los pleitos, ni avisan a las partes, ni todos llevan más de sus derechos, ni todos van buscando e inquiriendo las vidas ajenas para ponerlas en tela de juicio, ni todos se aúnan con el juez para "háceme la barba y hacerte he el copete", ni todos los alguaciles se conciertan con los vagamundos y fulleros, ni tienen todos las amigas de tu amo para sus embustes. Muchos y muy muchos hay hidalgos por naturaleza y de hidalgas condiciones; muchos no son arrojados, insolentes, ni mal criados, ni rateros, como los que andan por los mesones midiendo las espadas a los estranjeros, y, hallándolas un pelo más de la marca, destruyen a sus dueños. Sí, que no todos como prenden sueltan, y son jueces y abogados cuando quieren. Scip. Ay, but speaking ill of one is not speaking ill of all. There is many and many an attorney who is honest and upright. They do not all take fees from both parties in a suit; nor extort more than their right; nor go prying about into other people′s business in order to entangle them in the webs of the law; nor league with the justice to fleece one side and skin the other. It is not every alguazil that is in collusion with thieves and vagabonds, or keeps a decoy-duck in the shape of a mistress, as your master did. Very many of them are gentlemen in feeling and conduct; neither arrogant nor insolent, nor rogues and knaves, like those who go about inns, measuring the length of strangers′ swords, and ruining their owners if they find them a hair′s breadth longer than the law allows.[1]
BERGANZA.—«Más alto picaba mi amo; otro camino era el suyo; presumía de valiente y de hacer prisiones famosas; sustentaba la valentía sin peligro de su persona, pero a costa de su bolsa. Un día acometió en la Puerta de Jerez él solo a seis famosos rufianes, sin que yo le pudiese ayudar en nada, porque llevaba con un freno de cordel impedida la boca (que así me traía de día, y de noche me le quitaba). Quedé maravillado de ver su atrevimiento, su brío y su denuedo; así se entraba y salía por las seis espadas de los rufos como si fueran varas de mimbre; era cosa maravillosa ver la ligereza con que acometía, las estocadas que tiraba, los reparos, la cuenta, el ojo alerta porque no le tomasen las espaldas. Finalmente, él quedó en mi opinión y en la de todos cuantos la pendencia miraron y supieron por un nuevo Rodamonte, habiendo llevado a sus enemigos desde la Puerta de Jerez hasta los mármoles del Colegio de Mase Rodrigo, que hay más de cien pasos. Dejólos encerrados, y volvió a coger los trofeos de la batalla, que fueron tres vainas, y luego se las fue a mostrar al asistente, que, si mal no me acuerdo, lo era entonces el licenciado Sarmiento de Valladares, famoso por la destruición de La Sauceda. Miraban a mi amo por las calles do pasaba, señalándole con el dedo, como si dijeran: Aquél es el valiente que se atrevió a reñir solo con la flor de los bravos de la Andalucía. En dar vueltas a la ciudad, para dejarse ver, se pasó lo que quedaba del día, y la noche nos halló en Triana, en una calle junto al Molino de la Pólvora; y, habiendo mi amo avizorado (como en la jácara se dice) si alguien le veía, se entró en una casa, y yo tras él, y hallamos en un patio a todos los jayanes de la pendencia, sin capas ni espadas, y todos desabrochados; y uno, que debía de ser el huésped, tenía un gran jarro de vino en la una mano y en la otra una copa grande de taberna, la cual, colmándola de vino generoso y espumante, brindaba a toda la compañía. Apenas hubieron visto a mi amo, cuando todos se fueron a él con los brazos abiertos, y todos le brindaron, y él hizo la razón a todos, y aun la hiciera a otros tantos si le fuera algo en ello, por ser de condición afable y amigo de no enfadar a nadie por pocas cosas.» Berg. My master hawked at higher game. He set himself up for a man of valour, piqued himself on making famous captures, and sustained his reputation for courage without risk to his person, but at the cost of his purse. One day at the Puerta de Xeres he fell in, single-handed, with six famous bravoes, whilst I could not render him any assistance, having a muzzle on my mouth, which he made me wear by day and took off at night. I was amazed at his intrepidity and headlong valour. He dashed in and out between the six swords of the ruffians, and made as light of them as if they were so many osier wands. It was wonderful to behold the agility with which he assaulted, his thrusts and parries, and with what judgment and quickness of eye he prevented his enemies from attacking him from behind. In short, in my opinion and that of all the spectators of the fight, he was a very Rhodomont, having fought his men all the way from the Puerta de Xeres to the statues of the college of Maese Rodrigo, a good hundred paces and more. Having put them to flight, he returned to collect the trophies of the battle, consisting of three sheaths, and these he carried to the corregidor, who was then, if I mistake not, the licentiate Sarmiento de Valladares, renowned for the destruction of the Sauceda.[2] As my master walked through the streets, people pointed to him and said, "There goes the valiant man who ventured, singly, to encounter the flower of the bravoes of Andalusia."
Quererte yo contar ahora lo que allí se trató, la cena que cenaron, las peleas que se contaron, los hurtos que se refirieron, las damas que de su trato se calificaron y las que se reprobaron, las alabanzas que los unos a los otros se dieron, los bravos ausentes que se nombraron, la destreza que allí se puso en su punto, levantándose en mitad de la cena a poner en prática las tretas que se les ofrecían, esgrimiendo con las manos, los vocablos tan exquisitos de que usaban; y, finalmente, el talle de la persona del huésped, a quien todos respetaban como a señor y padre, sería meterme en un laberinto donde no me fuese posible salir cuando quisiese. He spent the remainder of the day in walking about the city, to let himself be seen, and at night we went to the suburb of Triana, to a street near the powder-mill, where my master, looking about to see if any one observed him, entered a house, myself following him, and in the court-yard we found the six rogues he had fought with, all untrussed, and without cloaks or swords. One fellow, who appeared to be the landlord, had a big jar of wine in one hand and a great tavern goblet in the other, and, filling a sparkling bumper, he drank to all the company. No sooner had they set eyes on my master than they all ran to him with open arms. They all drank his health, and he returned the compliment in every instance, and would have done it in as many more had there been occasion—so affable he was and so averse to disoblige any one for trifles. Were I to recount all that took place there—the supper that was served up, the fights and the robberies they related, the ladies of their acquaintance whom they praised or disparaged, the encomiums they bestowed on each other, the absent bravoes whom they named, the clever tricks they played, jumping up from supper to exhibit their sleight of hand, the picked words they used, and, finally, the figure of the host, whom all respected as their lord and father,—were I to attempt this, I should entangle myself in a maze, from which I could never extricate myself.
»Finalmente, vine a entender con toda certeza que el dueño de la casa, a quien llamaban Monipodio, era encubridor de ladrones y pala de rufianes, y que la gran pendencia de mi amo había sido primero concertada con ellos, con las circunstancias del retirarse y de dejar las vainas, las cuales pagó mi amo allí, luego, de contado, con todo cuanto Monipodio dijo que había costado la cena, que se concluyó casi al amanecer, con mucho gusto de todos. Y fue su postre dar soplo a mi amo de un rufián forastero que, nuevo y flamante, había llegado a la ciudad; debía de ser más valiente que ellos, y de envidia le soplaron. Prendióle mi amo la siguiente noche, desnudo en la cama: que si vestido estuviera, yo vi en su talle que no se dejara prender tan a mansalva. Con esta prisión que sobrevino sobre la pendencia, creció la fama de mi cobarde, que lo era mi amo más que una liebre, y a fuerza de meriendas y tragos sustentaba la fama de ser valiente, y todo cuanto con su oficio y con sus inteligencias granjeaba se le iba y desaguaba por la canal de la valentía.I ascertained that the master of the house, whose name was Monipodio, was a regular fence, and that my master′s battle of the morning had been preconcerted between him and his opponents, with all its circumstances, including the dropping of the sword-sheaths, which my master now delivered, in lieu of his share of the reckoning. The entertainment was continued almost till breakfast time; and, by way of a final treat, they gave my master information of a foreign bravo, an out-and-outer, just arrived in the city. In all probability he was an abler blade than themselves, and they denounced him from envy. My master captured him the next night as he lay in bed; but had he been up and armed, there was that in his face and figure which told me that he would not have allowed himself to be taken so quietly. This capture, coming close upon the heels of the pretended fight, enhanced the fame of my poltroon of a master, who had no more courage than a hare, but sustained his valorous reputation by treating and feasting; so that all the gains of his office, both fair and foul, were frittered away upon his false renown.
»Pero ten paciencia, y escucha ahora un cuento que le sucedió, sin añadir ni quitar de la verdad una tilde. Dos ladrones hurtaron en Antequera un caballo muy bueno; trujéronle a Sevilla, y para venderle sin peligro usaron de un ardid que, a mi parecer, tiene del agudo y del discreto. Fuéronse a posar a posadas diferentes, y el uno se fue a la justicia y pidió por una petición que Pedro de Losada le debía cuatrocientos reales prestados, como parecía por una cédula firmada de su nombre, de la cual hacía presentación. Mandó el tiniente que el tal Losada reconociese la cédula, y que si la reconociese, le sacasen prendas de la cantidad o le pusiesen en la cárcel; tocó hacer esta diligencia a mi amo y al escribano su amigo; llevóles el ladrón a la posada del otro, y al punto reconoció su firma y confesó la deuda, y señaló por prenda de la ejecución el caballo, el cual visto por mi amo, le creció el ojo; y le marcó por suyo si acaso se vendiese. Dio el ladrón por pasados los términos de la ley, y el caballo se puso en venta y se remató en quinientos reales en un tercero que mi amo echó de manga para que se le comprase. Valía el caballo tanto y medio más de lo que dieron por él. Pero, como el bien del vendedor estaba en la brevedad de la venta, a la primer postura remató su mercaduría. Cobró el un ladrón la deuda que no le debían, y el otro la carta de pago que no había menester, y mi amo se quedó con el caballo, que para él fue peor que el Seyano lo fue para sus dueños. Mondaron luego la haza los ladrones, y, de allí a dos días, después de haber trastejado mi amo las guarniciones y otras faltas del caballo, pareció sobre él en la plaza de San Francisco, más hueco y pomposo que aldeano vestido de fiesta. Diéronle mil parabienes de la buena compra, afirmándole que valía ciento y cincuenta ducados como un huevo un maravedí; y él, volteando y revolviendo el caballo, representaba su tragedia en el teatro de la referida plaza. Y, estando en sus caracoles y rodeos, llegaron dos hombres de buen talle y de mejor ropaje, y el uno dijo: ¡Vive Dios, que éste es Piedehierro, mi caballo, que ha pocos días que me le hurtaron en Antequera!. Todos los que venían con él, que eran cuatro criados, dijeron que así era la verdad: que aquél era Piedehierro, el caballo que le habían hurtado. Pasmóse mi amo, querellóse el dueño, hubo pruebas, y fueron las que hizo el dueño tan buenas, que salió la sentencia en su favor y mi amo fue desposeído del caballo. Súpose la burla y la industria de los ladrones, que por manos e intervención de la misma justicia vendieron lo que habían hurtado, y casi todos se holgaban de que la codicia de mi amo le hubiese rompido el saco. I am afraid I weary you, Scipio, but have patience and listen to another affair that befel him, which I will tell you without a tittle more or less than the truth. Two thieves stole a fine horse in Antequera, brought him to Seville, and in order to sell him without risk, adopted what struck me as being a very ingenious stratagem. They put up at two different inns, and one of them entered a plaint in the courts of law, to the effect that Pedro de Losada owed him four hundred reals, money lent, as appeared by a note of hand, signed by the said Pedro, which he produced in evidence. The lieutenant corregidor directed that Losada should be called upon to state whether or not he acknowledged the note as his own, and if he did, that he should be compelled to pay the amount by seizure of his goods, or go to prison. My master and his friend the attorney were employed in this business. One of the thieves took them to the lodgings of the other, who at once acknowledged his note of hand, admitted the debt, and offered his horse in satisfaction of the amount. My master was greatly taken with the animal, and resolved to have it if it should be sold. The time prescribed by the law being expired, the horse was put up for sale; my master employed a friend to bid for it, and it was knocked down to him for five hundred reals, though well worth twelve or thirteen hundred. Thus one thief obtained payment of the debt which was not due to him, the other a quittance of which he had no need, and my master became possessed of the horse, which was as fatal to him as the famous Sejanus[3] was to his owners. The thieves decamped at once; and two days afterwards my master, after having repaired the horse′s trappings, appeared on his back in the Plaza de San Francisco, as proud and conceited as a bumpkin in his holiday clothes. Everybody complimented him on his bargain, declaring the horse was worth a hundred and fifty ducats as surely as an egg was worth a maravedi. But whilst he was caracolling and curvetting, and showing off his own person and his horse′s paces, two men of good figure and very well dressed entered the square, one of whom cried out, "Why, bless my soul! that is my horse Ironfoot, that was stolen from me a few days ago in Antequera." Four servants, who accompanied him, said the same thing. My master was greatly chopfallen; the gentleman appealed to justice, produced his proofs, and they were so satisfactory that sentence was given in his favour, and my master was dispossessed of the horse. The imposture was exposed; and it came out how, through the hands of justice itself, the thieves had sold what they had stolen; and almost everybody rejoiced that my master′s covetousness had made him burn his fingers.
»Y no paró en esto su desgracia; que aquella noche, saliendo a rondar el mismo asistente, por haberle dado noticia que hacia los barrios de San Julián andaban ladrones, al pasar de una encrucijada vieron pasar un hombre corriendo, y dijo a este punto el asistente, asiéndome por el collar y zuzándome: ¡Al ladrón, Gavilán! ¡Ea, Gavilán, hijo, al ladrón, al ladrón! Yo, a quien ya tenían cansado las maldades de mi amo, por cumplir lo que el señor asistente me mandaba sin discrepar en nada, arremetí con mi propio amo, y sin que pudiese valerse, di con él en el suelo; y si no me le quitaran, yo hiciera a más de a cuatro vengados; quitáronme con mucha pesadumbre de entrambos. Quisieran los corchetes castigarme, y aun matarme a palos, y lo hicieran si el asistente no les dijera: No le toque nadie, que el perro hizo lo que yo le mandé. His disasters did not end there. That night the lieutenant going his rounds, was informed that there were robbers abroad as far as San Julian′s wards. Passing a cross-road he saw a man running away, and taking me by the collar, "At him, good dog!" he said, "At him, boy!" Disgusted as I was with my master′s villanies, and eager to obey the lieutenant′s orders, I made no hesitation to seize my own master and pull him down to the ground, where I would have torn him to pieces if the thief-takers had not with great difficulty separated us. They wanted to punish me, and even to beat me to death with sticks; and they would have done so if the lieutenant had not bade them let me alone, for I had only done what he ordered me. The warning was not lost upon me, so without taking my leave of anybody, I leaped through an opening in the wall, and before daybreak I was in Mayrena, a place about four leagues from Seville.
»Entendióse la malicia, y yo, sin despedirme de nadie, por un agujero de la muralla salí al campo, y antes que amaneciese me puse en Mairena, que es un lugar que está cuatro leguas de Sevilla. Quiso mi buena suerte que hallé allí una compañía de soldados que, según oí decir, se iban a embarcar a Cartagena. Estaban en ella cuatro rufianes de los amigos de mi amo, y el atambor era uno que había sido corchete y gran chocarrero, como lo suelen ser los más atambores. Conociéronme todos y todos me hablaron; y así, me preguntaban por mi amo como si les hubiera de responder; pero el que más afición me mostró fue el atambor, y así, determiné de acomodarme con él, si él quisiese, y seguir aquella jornada, aunque me llevase a Italia o a Flandes; porque me parece a mí, y aun a ti te debe parecer lo mismo, que, puesto que dice el refrán "quien necio es en su villa, necio es en Castilla", el andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos.» There by good luck I fell in with a party of soldiers, who, as I heard, were going to embark at Cartagena. Among them were four of my late master′s ruffian friends; one of them was the drummer, who had been a catchpole and a great buffoon, as drummers frequently are. They all knew me and spoke to me, asking after my master as if I could reply; but the one who showed the greatest liking for me was the drummer, and so I determined to attach myself to him, if he would let me, and to accompany the expedition whether they were bound for Italy or Flanders. For in spite of the proverb, a blockhead at home is a blockhead all the world over, you must agree with me that travelling and sojourning among various people makes men wise.
CIPIÓN.—Es eso tan verdad, que me acuerdo haber oído decir a un amo que tuve de bonísimo ingenio que al famoso griego llamado Ulises le dieron renombre de prudente por sólo haber andado muchas tierras y comunicado con diversas gentes y varias naciones; y así, alabo la intención que tuviste de irte donde te llevasen. Scip. That is so true that I remember to have heard from a master of mine, a very clever man, that the famous Greek, Ulysses, was renowned as wise solely because he had travelled and seen many men and nations. I therefore applaud your determination to go with the soldiers, wherever they might take you.
BERGANZA.—«Es, pues, el caso que el atambor, por tener con qué mostrar más sus chacorrerías, comenzó a enseñarme a bailar al son del atambor y a hacer otras monerías, tan ajenas de poder aprenderlas otro perro que no fuera yo como las oirás cuando te las diga. »Por acabarse el distrito de la comisión, se marchaba poco a poco; no había comisario que nos limitase; el capitán era mozo, pero muy buen caballero y gran cristiano; el alférez no hacía muchos meses que había dejado la Corte y el tinelo; el sargento era matrero y sagaz y grande arriero de compañías, desde donde se levantan hasta el embarcadero. Iba la compañía llena de rufianes churrulleros, los cuales hacían algunas insolencias por los lugares do pasábamos, que redundaban en maldecir a quien no lo merecía. Infelicidad es del buen príncipe ser culpado de sus súbditos por la culpa de sus súbditos, a causa que los unos son verdugos de los otros, sin culpa del señor; pues, aunque quiera y lo procure no puede remediar estos daños, porque todas o las más cosas de la guerra traen consigo aspereza, riguridad y desconveniencia. Berg. To help him in the display of his jugglery, the drummer began to teach me to dance to the sound of the drum, and to play other monkey tricks such as no other dog than myself could ever have acquired. The detachment marched by very short stages; we had no commissary to control us; the captain was a mere lad, but a perfect gentleman, and a great christian; the ensign had but just left the page′s hall at the court; the serjeant was a knowing blade, and a great conductor of companies from the place where they were raised to the port of embarkation. The detachment was full of ruffians whose insolent behaviour, in the places through which we passed, redounded in curses directed to a quarter where they were not deserved. It is the misfortune of the good prince to be blamed by some of his subjects, for faults committed by others of them, which he could not remedy if he would, for the circumstances attendant on war are for the most part inevitably harsh, oppressive, and untoward.
»En fin, en menos de quince días, con mi buen ingenio y con la diligencia que puso el que había escogido por patrón, supe saltar por el Rey de Francia y a no saltar por la mala tabernera. Enseñóme a hacer corvetas como caballo napolitano y a andar a la redonda como mula de atahona, con otras cosas que, si yo no tuviera cuenta en no adelantarme a mostrarlas, pusiera en duda si era algún demonio en figura de perro el que las hacía. Púsome nombre del "perro sabio", y no habíamos llegado al alojamiento cuando, tocando su atambor, andaba por todo el lugar pregonando que todas las personas que quisiesen venir a ver las maravillosas gracias y habilidades del perro sabio en tal casa o en tal hospital las mostraban, a ocho o a cuatro maravedís, según era el pueblo grande o chico. Con estos encarecimientos no quedaba persona en todo el lugar que no me fuese a ver, y ninguno había que no saliese admirado y contento de haberme visto. Triunfaba mi amo con la mucha ganancia, y sustentaba seis camaradas como unos reyes. La codicia y la envidia despertó en los rufianes voluntad de hurtarme, y andaban buscando ocasión para ello: que esto del ganar de comer holgando tiene muchos aficionados y golosos; por esto hay tantos titereros en España, tantos que muestran retablos, tantos que venden alfileres y coplas, que todo su caudal, aunque le vendiesen todo, no llega a poderse sustentar un día; y, con esto, los unos y los otros no salen de los bodegones y tabernas en todo el año; por do me doy a entender que de otra parte que de la de sus oficios sale la corriente de sus borracheras. Toda esta gente es vagamunda, inútil y sin provecho; esponjas del vino y gorgojos del pan.» In the course of a fortnight, what with my own cleverness, and the diligence of him I had chosen for my patron, I learned to jump for the king of France, and not to jump for the good-for-nothing landlady; he taught me to curvet like a Neapolitan courser, to move in a ring like a mill horse, and other things which might have made one suspect that they were performed by a demon in the shape of a dog. The drummer gave me the name of the wise dog, and no sooner were we arrived at a halting place, than he went about, beating his drum, and giving notice to all who desired to behold the marvellous graces and performances of the wise dog, that they were to be seen at such a house, for four or eight maravedis a head, according to the greater or less wealth of the place. After these encomiums everybody ran to see me, and no one went away without wonder and delight. My master exulted in the gains I brought him, which enabled him to maintain six of his comrades like princes. The envy and covetousness of the rogues was excited, and they were always watching for an opportunity to steal me, for any way of making money by sport has great charms for many. This is why there are so many puppet showmen in Spain, so many who go about with peep shows, so many others who hawk pens and ballads, though their stock, if they sold it all, would not be enough to keep them for a day; and yet they are to be found in taverns and drinking-shops all the year round, whence I infer that the cost of their guzzling is defrayed by other means than the profits of their business. They are all good-for-nothing vagabonds, bread weevils and winesponges.
CIPIÓN.—No más, Berganza; no volvamos a lo pasado: sigue, que se va la noche, y no querría que al salir del sol quedásemos a la sombra del silencio. Scip. No more of that, Berganza; let us not go over the same ground again. Continue your story, for the night is waning, and I should not like, when the sun rises, that we should be left in the shades of silence.
BERGANZA.—Tenle y escucha. »Como sea cosa fácil añadir a lo ya inventado, viendo mi amo cuán bien sabía imitar el corcel napolitano, hízome unas cubiertas de guadamací y una silla pequeña, que me acomodó en las espaldas, y sobre ella puso una figura liviana de un hombre con una lancilla de correr sortija, y enseñóme a correr derechamente a una sortija que entre dos palos ponía; y el día que había de correrla pregonaba que aquel día corría sortija el perro sabio y hacía otras nuevas y nunca vistas galanterías, las cuales de mi santiscario, como dicen, las hacía por no sacar mentiroso a mi amo. Berg. Keep it and listen. As it is an easy thing to extend and improve our inventions, my master, seeing how well I imitated a Neapolitan courser, made me housings of gilt leather, and a little saddle, which he fitted on my back; he put on it a little figure of a man, with lance in hand, and taught me to run straight at a ring fixed between two stakes. As soon as I was perfect in that performance, my master announced that on that day the wise dog would run at the ring, and exhibit other new and incomparable feats, which, indeed, I drew from my own invention, not to give my master the lie.
»Llegamos, pues, por nuestras jornadas contadas a Montilla, villa del famoso y gran cristiano Marqués de Priego, señor de la casa de Aguilar y de Montilla. Alojaron a mi amo, porque él lo procuró, en un hospital; echó luego el ordinario bando, y, como ya la fama se había adelantado a llevar las nuevas de las habilidades y gracias del perro sabio, en menos de una hora se llenó el patio de gente. Alegróse mi amo viendo que la cosecha iba de guilla, y mostróse aquel día chacorrero en demasía. Lo primero en que comenzaba la fiesta era en los saltos que yo daba por un aro de cedazo, que parecía de cuba: conjurábame por las ordinarias preguntas, y cuando él bajaba una varilla de membrillo que en la mano tenía, era señal del salto; y cuando la tenía alta, de que me estuviese quedo. We next marched to Montilla, a town belonging to the famous and great christian, Marquis of Priego, head of the house of Aguilar and Montilla. My master was quartered, at his own request, in a hospital; he made his usual proclamation, and as my great fame had already reached the town, the court-yard was filled with spectators in less than an hour. My master rejoiced to see such a plenteous harvest, and resolved to show himself that day a first-rate conjuror. The entertainment began with my leaping through a hoop. He had a willow switch in his hand, and when he lowered it, that was a signal for me to leap; and when he kept it raised, I was not to budge.
El primer conjuro deste día (memorable entre todos los de mi vida) fue decirme: Ea, Gavilán amigo, salta por aquel viejo verde que tú conoces que se escabecha las barbas; y si no quieres, salta por la pompa y el aparato de doña Pimpinela de Plafagonia, que fue compañera de la moza gallega que servía en Valdeastillas. ¿No te cuadra el conjuro, hijo Gavilán? Pues salta por el bachiller Pasillas, que se firma licenciado sin tener grado alguno. ¡Oh, perezoso estás! ¿Por qué no saltas? Pero ya entiendo y alcanzo tus marrullerías: ahora salta por el licor de Esquivias, famoso al par del de Ciudad Real, San Martín y Ribadavia. Bajó la varilla y salté yo, y noté sus malicias y malas entrañas. On that day (for ever memorable in my life) he began by saying, "Come, my friend, jump for that juvenile old gentleman, you know, who blacks his beard; or, if you won′t, jump for the pomp and grandeur of Donna Pimpinela de Plafagonia, who was the fellow servant of the Galician kitchen wench at Valdeastillas. Don′t you like that, my boy? Then jump for the bachelor Pasillas, who signs himself licentiate without having any degree. How lazy you are! Why don′t you jump? Oh! I understand! I am up to your roguery! Jump, then, for the wine of Esquivias, a match for that of Ciudad Real, St. Martin, and Rivadavia." He lowered the switch, and I jumped in accordance with the signal. Then, addressing the audience,
»Volvióse luego al pueblo y en voz alta dijo: No piense vuesa merced, senado valeroso, que es cosa de burla lo que este perro sabe: veinte y cuatro piezas le tengo enseñadas que por la menor dellas volaría un gavilán; quiero decir que por ver la menor se pueden caminar treinta leguas. Sabe bailar la zarabanda y chacona mejor que su inventora misma; bébese una azumbre de vino sin dejar gota; entona un sol fa mi re tan bien como un sacristán; todas estas cosas, y otras muchas que me quedan por decir, las irán viendo vuesas mercedes en los días que estuviere aquí la compañía; y por ahora dé otro salto nuestro sabio, y luego entraremos en lo grueso. Con esto suspendió el auditorio, que había llamado senado, y les encendió el deseo de no dejar de ver todo lo que yo sabía."Do not imagine, worshipful senate," he said, "that it is any laughing matter what this dog knows. I have taught him four-and-twenty performances, the least of which is worth going thirty leagues to see. He can dance the zaraband and the chacona better than their inventor; he tosses off a pint of wine without spilling a drop; he intones a sol, fa, mi, re, as well as any sacristan. All these things, and many others which remain to be told, your worships shall witness during the time the company remains here. At present, our wise one will give another jump, and then we will enter upon the main business."
»Volvióse a mí mi amo y dijo: Volved, hijo Gavilán, y con gentil agilidad y destreza deshaced los saltos que habéis hecho; pero ha de ser a devoción de la famosa hechicera que dicen que hubo en este lugar. Apenas hubo dicho esto, cuando alzó la voz la hospitalera, que era una vieja, al parecer, de más de sesenta años, diciendo: ¡Bellaco, charlatán, embaidor y hijo de puta, aquí no hay hechicera alguna! Si lo decís por la Camacha, ya ella pagó su pecado, y está donde Dios se sabe; si lo decís por mí, chacorrero, ni yo soy ni he sido hechicera en mi vida; y si he tenido fama de haberlo sido, merced a los testigos falsos, y a la ley del encaje, y al juez arrojadizo y mal informado, ya sabe todo el mundo la vida que hago en penitencia, no de los hechizos que no hice, sino de otros muchos pecados: otros que como pecadora he cometido. Así que, socarrón tamborilero, salid del hospital: si no, por vida de mi santiguada que os haga salir más que de paso. Y, con esto, comenzó a dar tantos gritos y a decir tantas y tan atropelladas injurias a mi amo, que le puso en confusión y sobresalto; finalmente, no dejó que pasase adelante la fiesta en ningún modo. No le pesó a mi amo del alboroto, porque se quedó con los dineros y aplazó para otro día y en otro hospital lo que en aquél había faltado. Fuese la gente maldiciendo a la vieja, añadiendo al nombre de hechicera el de bruja, y el de barbuda sobre vieja. Con todo esto, nos quedamos en el hospital aquella noche; y, encontrándome la vieja en el corral solo, me dijo: ¿Eres tú, hijo Montiel? ¿Eres tú, por ventura, hijo?. Alcé la cabeza y miréla muy de espacio; lo cual visto por ella, con lágrimas en los ojos se vino a mí y me echó los brazos al cuello, y si la dejara me besara en la boca; pero tuve asco y no lo consentí.» Having inflamed the curiosity of the audience, or senate, as he called them, with this harangue, he turned to me and said, "Come now, my lad, and go through all your jumps with your usual grace and agility; but this time it shall be for the sake of the famous witch who is said to belong to this place." The words were hardly out of his mouth, when the matron of the hospital, an old woman, who seemed upwards of seventy, screamed out, "Rogue, charlatan, swindler, there is no witch here. If you mean Camacha, she has paid the penalty of her sin, and is where God only knows; if you mean me, you juggling cheat, I am no witch, and never was one in my life; and if I ever was reputed to be a witch, I may thank false witnesses, and the injustice of the law, and a presumptuous and ignorant judge. All the world knows the life of penance I lead, not for any acts of witchcraft, which I have never done, but for other great sins which I have committed as a poor sinner. So get out of the hospital, you rascally sheep-skin thumper, or by all the saints I′ll make you glad to quit it at a run." And with that she began to screech at such a rate, and pour such a furious torrent of abuse upon my master, that he was utterly confounded. In fine, she would not allow the entertainment to proceed on any account. My master did not care much about the row, as he had his money in his pocket, and he announced that he would give the performance next day in another hospital. The people went away cursing the old woman, and calling her a witch, and a bearded hag into the bargain. We remained for all that in the hospital that night, and the old woman meeting me alone in the yard, said, "Is that you, Montiel, my son? Is that you?" I looked up as she spoke, and gazed steadily at her, seeing which, she came to me with tears in her eyes, threw her arms round my neck, and would have kissed my mouth if I had allowed her; but I was disgusted, and would not endure it.
CIPIÓN.—Bien hiciste, porque no es regalo, sino tormento, el besar ni dejar besarse de una vieja. Scip. You were quite right, for it is no treat, but quite the reverse, to kiss or be kissed by an old woman.
BERGANZA.—Esto que ahora te quiero contar te lo había de haber dicho al principio de mi cuento, y así escusáramos la admiración que nos causó el vernos con habla. «Porque has de saber que la vieja me dijo: Hijo Montiel, vente tras mí y sabrás mi aposento, y procura que esta noche nos veamos a solas en él, que yo dejaré abierta la puerta; y sabe que tengo muchas cosas que decirte de tu vida y para tu provecho. Bajé yo la cabeza en señal de obedecerla, por lo cual ella se acabó de enterar en que yo era el perro Montiel que buscaba, según después me lo dijo. Quedé atónito y confuso, esperando la noche, por ver en lo que paraba aquel misterio, o prodigio, de haberme hablado la vieja; y, como había oído llamarla de hechicera, esperaba de su vista y habla grandes cosas. Llegóse, en fin, el punto de verme con ella en su aposento, que era escuro, estrecho y bajo, y solamente claro con la débil luz de un candil de barro que en él estaba; atizóle la vieja, y sentóse sobre una arquilla, y llegóme junto a sí, y, sin hablar palabra, me volvió a abrazar, y yo volví a tener cuenta con que no me besase. Lo primero que me dijo fue: Berg. What I am now going to relate I should have told you at the beginning of my story, as it would have served to diminish the surprise we felt at finding ourselves endowed with speech. Said the old woman to me, "Follow me, Montiel, my son, that you may know my room; and be sure you come to me to-night, that we may be alone together, for I have many things to tell you of great importance for you to know." I drooped my head in token of obedience, which confirmed her in her belief that I was the dog Montiel whom she had been long looking for, as she afterwards told me. I remained bewildered with surprise, longing for the night to see what might be the meaning of this mystery or prodigy, and as I had heard her called a witch, I expected wonderful things from the interview. At last the time came, and I entered the room, which was small, and low, and dimly lighted by an earthenware lamp. The old woman trimmed it, sat down on a chest, drew me to her, and without speaking a word, fell to embracing me, and I to taking care that she did not kiss me.
»Bien esperaba yo en el cielo que, antes que estos mis ojos se cerrasen con el último sueño, te había de ver, hijo mío; y, ya que te he visto, venga la muerte y lléveme desta cansada vida. Has de saber, hijo, que en esta villa vivió la más famosa hechicera que hubo en el mundo, a quien llamaron la Camacha de Montilla; fue tan única en su oficio, que las Eritos, las Circes, las Medeas, de quien he oído decir que están las historias llenas, no la igualaron. Ella congelaba las nubes cuando quería, cubriendo con ellas la faz del sol, y cuando se le antojaba volvía sereno el más turbado cielo; traía los hombres en un instante de lejas tierras, remediaba maravillosamente las doncellas que habían tenido algún descuido en guardar su entereza, cubría a las viudas de modo que con honestidad fuesen deshonestas, descasaba las casadas y casaba las que ella quería. Por diciembre tenía rosas frescas en su jardín y por enero segaba trigo. Esto de hacer nacer berros en una artesa era lo menos que ella hacía, ni el hacer ver en un espejo, o en la uña de una criatura, los vivos o los muertos que le pedían que mostrase. Tuvo fama que convertía los hombres en animales, y que se había servido de un sacristán seis años, en forma de asno, real y verdaderamente, lo que yo nunca he podido alcanzar cómo se haga, porque lo que se dice de aquellas antiguas magas, que convertían los hombres en bestias, dicen los que más saben que no era otra cosa sino que ellas, con su mucha hermosura y con sus halagos, atraían los hombres de manera a que las quisiesen bien, y los sujetaban de suerte, sirviéndose dellos en todo cuanto querían, que parecían bestias. Pero en ti, hijo mío, la experiencia me muestra lo contrario: que sé que eres persona racional y te veo en semejanza de perro, si ya no es que esto se hace con aquella ciencia que llaman tropelía, que hace parecer una cosa por otra. Sea lo que fuere, lo que me pesa es que yo ni tu madre, que fuimos discípulas de la buena Camacha, nunca llegamos a saber tanto como ella; y no por falta de ingenio, ni de habilidad, ni de ánimo, que antes nos sobraba que faltaba, sino por sobra de su malicia, que nunca quiso enseñarnos las cosas mayores, porque las reservaba para ella. "I did always hope in heaven," the old woman began, "that I should see my son before my eyes were closed in the last sleep; and now that I have seen you, let death come when it will, and release me from this life of sorrow. You must know, my son, that there lived in this city the most famous witch in the world, called Camacha de Montilla. She was so perfect in her art, that the Erichtheas, Circes, and Medeas, of whom old histories, I am told, are full, were not to be compared to her. She congealed the clouds when she pleased, and covered the face of the sun with them; and when the whim seized her, she made the murkiest sky clear up at once. She fetched men in an instant from remote lands; admirably relieved the distresses of damsels who had forgot themselves for a moment; enabled widows to console themselves without loss of reputation; unmarried wives, and married those she pleased. She had roses in her garden in December, and gathered wheat in January. To make watercresses grow in a handbasin was a trifle to her, or to show any persons whom you wanted to see, either dead or alive, in a looking-glass, or on the nail of a newborn infant. It was reported that she turned men into brutes, and that she made an ass of a sacristan, and used him really and truly in that form for six years. I never could make out how this was done; for as for what is related of those ancient sorceresses, that they turned men into beasts, the learned are of opinion that this means only that by their great beauty and their fascinations, they so captivated men and subjected them to their humours, as to make them seem unreasoning animals. But in you, my son, I have a living instance to the contrary, for I know that you are a rational being, and I see you in the form of a dog; unless indeed this is done through that art which they call Tropelia, which makes people mistake appearances and take one thing for another. "Be this as it may, what mortifies me is that neither your mother nor myself, who were disciples of the great Camacha, ever came to know as much as she did, and that not for want of capacity, but through her inordinate selfishness, which could never endure that we should learn the higher mysteries of her art, and be as wise as herself.
»Tu madre, hijo, se llamó la Montiela, que después de la Camacha fue famosa; yo me llamo la Cañizares, si ya no tan sabia como las dos, a lo menos de tan buenos deseos como cualquiera dellas. Verdad es que el ánimo que tu madre tenía de hacer y entrar en un cerco y encerrarse en él con una legión de demonios, no le hacía ventaja la misma Camacha. Yo fui siempre algo medrosilla; con conjurar media legión me contentaba, pero, con paz sea dicho de entrambas, en esto de conficionar las unturas con que las brujas nos untamos, a ninguna de las dos diera ventaja, ni la daré a cuantas hoy siguen y guardan nuestras reglas. Que has de saber, hijo, que como yo he visto y veo que la vida, que corre sobre las ligeras alas del tiempo, se acaba, he querido dejar todos los vicios de la hechicería, en que estaba engolfada muchos años había, y sólo me he quedado con la curiosidad de ser bruja, que es un vicio dificultosísimo de dejar. Tu madre hizo lo mismo: de muchos vicios se apartó, muchas buenas obras hizo en esta vida, pero al fin murió bruja; y no murió de enfermedad alguna, sino de dolor de que supo que la Camacha, su maestra, de envidia que la tuvo porque se le iba subiendo a las barbas en saber tanto como ella (o por otra pendenzuela de celos, que nunca pude averiguar), estando tu madre preñada y llegándose la hora del parto, fue su comadre la Camacha, la cual recibió en sus manos lo que tu madre parió, y mostróle que había parido dos perritos; y, así como los vio, dijo: ′¡Aquí hay maldad, aquí hay bellaquería!′. ′Pero, hermana Montiela, tu amiga soy; yo encubriré este parto, y atiende tú a estar sana, y haz cuenta que esta tu desgracia queda sepultada en el mismo silencio; no te dé pena alguna este suceso, que ya sabes tú que puedo yo saber que si no es con Rodríguez, el ganapán tu amigo, días ha que no tratas con otro; así que, este perruno parto de otra parte viene y algún misterio contiene. Admiradas quedamos tu madre y yo, que me hallé presente a todo, del estraño suceso. La Camacha se fue y se llevó los cachorros; yo me quedé con tu madre para asistir a su regalo, la cual no podía creer lo que le había sucedido. Your mother, my son, was called Montiela, and next to Camacha, she was the most famous of witches. My name is Cañizares; and, if not equal in proficiency to either of these two, at least I do not yield to them in good will to the art. It is true that in boldness of spirit, in the intrepidity with which she entered a circle, and remained enclosed in it with a legion of fiends, your mother was in no wise inferior to Camacha herself; while, for my part, I was always somewhat timid, and contented myself with conjuring half a legion; but though I say it that should not, in the matter of compounding witches′ ointment, I would not turn my back upon either of them, no, nor upon any living who follow our rules. But you must know, my son, ever since I have felt how fast my life is hastening away upon the light wings of time, I have sought to withdraw from all the wickedness of witchcraft in which I was plunged for many years, and I have only amused myself with white magic, a practice so engaging that it is most difficult to forego it. Your mother acted in the same manner; she abandoned many evil practices, and performed many righteous works; but she would not relinquish white magic to the hour of her death. She had no malady, but died by the sorrow brought upon her by her mistress, Camacha, who hated her because she saw that in a short time Montiela would know as much as herself, unless indeed she had some other cause of jealousy not known to me. "Your mother was pregnant, and her time being come, Camacha was her midwife. She received in her hands what your mother brought forth, and showed her that she had borne two puppy dogs. ′This is a bad business,′ said Camacha; ′there is some knavery here. But, sister Montiela, I am your friend, and I will conceal this unfortunate birth; so have patience and get well, and be assured that your misfortune shall remain an inviolable secret.′ I was present at this extraordinary occurrence, and was not less astounded than your mother. Camacha went away taking the whelps with her, and I remained to comfort the lying-in woman, who could not bring herself to believe what had happened.
»Llegóse el fin de la Camacha, y, estando en la última hora de su vida, llamó a tu madre y le dijo como ella había convertido a sus hijos en perros por cierto enojo que con ella tuvo; pero que no tuviese pena, que ellos volverían a su ser cuando menos lo pensasen; mas que no podía ser primero que ellos por sus mismos ojos viesen lo siguiente: Volverán en su forma verdaderacuando vieren con presta diligenciaderribar los soberbios levantados,y alzar a los humildes abatidos,con poderosa mano para hacello. At last Camacha′s end drew near, and when she felt herself at the point of death, she sent for her and told her how she had turned her sons into dogs on account of a certain grudge she bore her, but that she need not distress herself, for they would return to their natural forms when it was least expected; but this would not happen ′until they shall see the exalted quickly brought low, and the lowly exalted by an arm that is mighty to do it.′
»Esto dijo la Camacha a tu madre al tiempo de su muerte, como ya te he dicho. Tomólo tu madre por escrito y de memoria, y yo lo fijé en la mía para si sucediese tiempo de poderlo decir a alguno de vosotros; y, para poder conoceros, a todos los perros que veo de tu color los llamo con el nombre de tu madre, no por pensar que los perros han de saber el nombre, sino por ver si respondían a ser llamados tan diferentemente como se llaman los otros perros. Y esta tarde, como te vi hacer tantas cosas y que te llaman el perro sabio, y también como alzaste la cabeza a mirarme cuando te llamé en el corral, he creído que tú eres hijo de la Montiela, a quien con grandísimo gusto doy noticia de tus sucesos y del modo con que has de cobrar tu forma primera; el cual modo quisiera yo que fuera tan fácil como el que se dice de Apuleyo en El asno de oro, que consistía en sólo comer una rosa. Pero este tuyo va fundado en acciones ajenas y no en tu diligencia. Lo que has de hacer, hijo, es encomendarte a Dios allá en tu corazón, y espera que éstas, que no quiero llamarlas profecías, sino adivinanzas, han de suceder presto y prósperamente; que, pues la buena de la Camacha las dijo, sucederán sin duda alguna, y tú y tu hermano, si es vivo, os veréis como deseáis. "Your mother wrote down this prophecy, and deeply engraved it in her memory, and so did I, that I might impart it to one of you if ever the opportunity should present itself. And in hopes to recognise you, I have made it a practice to call every dog of your colour by your mother′s name, to see if any of them would answer to one so unlike those usually given to dogs; and, this evening, when I saw you do so many things, and they called you the wise dog, and also when you looked up at me upon my calling to you in the yard, I believed that you were really the son of Montiela. It is with extreme pleasure I acquaint you with the history of your birth, and the manner in which you are to recover your original form. I wish it was as easy as it was for the golden ass of Apuleius, who had only to eat a rose for his restoration; but yours depends upon the actions of others, and not upon your own efforts. What you have to do meanwhile, my son, is to commend yourself heartily to God, and hope for the speedy and prosperous fulfilment of the prophecy; for since it was pronounced by Camacha it will be accomplished without any doubt, and you and your brother, if he is alive, will see yourselves as you would wish to be. All that grieves me is that I am so near my end, that I can have no hope of witnessing the joyful event.
»De lo que a mí me pesa es que estoy tan cerca de mi acabamiento que no tendré lugar de verlo. Muchas veces he querido preguntar a mi cabrón qué fin tendrá vuestro suceso, pero no me he atrevido, porque nunca a lo que le preguntamos responde a derechas, sino con razones torcidas y de muchos sentidos. Así que, a este nuestro amo y señor no hay que preguntarle nada, porque con una verdad mezcla mil mentiras; y, a lo que yo he colegido de sus respuestas, él no sabe nada de lo por venir ciertamente, sino por conjeturas. Con todo esto, nos trae tan engañadas a las que somos brujas, que, con hacernos mil burlas, no le podemos dejar. Vamos a verle muy lejos de aquí, a un gran campo, donde nos juntamos infinidad de gente, brujos y brujas, y allí nos da de comer desabridamente, y pasan otras cosas que en verdad y en Dios y en mi ánima que no me atrevo a contarlas, según son sucias y asquerosas, y no quiero ofender tus castas orejas. Hay opinión que no vamos a estos convites sino con la fantasía, en la cual nos representa el demonio las imágenes de todas aquellas cosas que después contamos que nos han sucedido. Otros dicen que no, sino que verdaderamente vamos en cuerpo y en ánima; y entrambas opiniones tengo para mí que son verdaderas, puesto que nosotras no sabemos cuándo vamos de una o de otra manera, porque todo lo que nos pasa en la fantasía es tan intensamente que no hay diferenciarlo de cuando vamos real y verdaderamente. Algunas experiencias desto han hecho los señores inquisidores con algunas de nosotras que han tenido presas, y pienso que han hallado ser verdad lo que digo. "I have often longed to ask my goat how matters would turn out with you at last; but I had not the courage to do so, for he never gives a straightforward answer, but as crooked and perplexing as possible. That is always the way with our lord and master; there is no use in asking him anything, for with one truth he mingles a thousand lies, and from what I have noted of his replies it appears that he knows nothing for certain of the future, but only by way of conjecture. At the same time he so be-fools us that, in spite of a thousand treacherous tricks he plays us, we cannot shake off his influence. We go to see him a long way from here in a great field, where we meet a multitude of warlocks and witches, and are feasted without measure, and other things take place which, indeed and in truth, I cannot bring myself to mention, nor will I offend your chaste ears by repeating things so filthy and abominable. Many are of opinion that we frequent these assemblies only in imagination, wherein the demon presents to us the images of all those things which we afterwards relate as having occurred to us in reality; others, on the contrary, believe that we actually go to them in body and soul; and for my part I believe that both opinions are true, since we know not when we go in the one manner or in the other; for all that happens to us in imagination does so with such intensity, that it is impossible to distinguish between it and reality. Their worships the inquisitors have had sundry opportunities of investigating this matter, in the cases of some of us whom they have had under their hands, and I believe that they have ascertained the truth of what I state.
»Quisiera yo, hijo, apartarme deste pecado, y para ello he hecho mis diligencias: heme acogido a ser hospitalera; curo a los pobres, y algunos se mueren que me dan a mí la vida con lo que me mandan o con lo que se les queda entre los remiendos, por el cuidado que yo tengo de espulgarlos los vestidos. Rezo poco y en público, murmuro mucho y en secreto. Vame mejor con ser hipócrita que con ser pecadora declarada: las apariencias de mis buenas obras presentes van borrando en la memoria de los que me conocen las malas obras pasadas. En efeto, la santidad fingida no hace daño a ningún tercero, sino al que la usa. Mira, hijo Montiel, este consejo te doy: que seas bueno en todo cuanto pudieres; y si has de ser malo, procura no parecerlo en todo cuanto pudieres. Bruja soy, no te lo niego; bruja y hechicera fue tu madre, que tampoco te lo puedo negar; pero las buenas apariencias de las dos podían acreditarnos en todo el mundo. Tres días antes que muriese habíamos estado las dos en un valle de los Montes Perineos en una gran gira, y, con todo eso, cuando murió fue con tal sosiego y reposo, que si no fueron algunos visajes que hizo un cuarto de hora antes que rindiese el alma, no parecía sino que estaba en aquélla como en un tálamo de flores. Llevaba atravesados en el corazón sus dos hijos, y nunca quiso, aun en el artículo de la muerte, perdonar a la Camacha: tal era ella de entera y firme en sus cosas. Yo le cerré los ojos y fui con ella hasta la sepultura; allí la dejé para no verla más, aunque no tengo perdida la esperanza de verla antes que me muera, porque se ha dicho por el lugar que la han visto algunas personas andar por los cimenterios y encrucijadas en diferentes figuras, y quizá alguna vez la toparé yo, y le preguntaré si manda que haga alguna cosa en descargo de su conciencia. "I should like, my son, to shake off this sin, and I have exerted myself to that end. I have got myself appointed matron to this hospital; I tend the poor, and some die who afford me a livelihood either by what they leave me, or by what I find among their rags, through the great care I always take to examine them well. I say but few prayers, and only in public, but grumble a good deal in secret. It is better for me to be a hypocrite than an open sinner; for my present good works efface from the memory of those who know me the bad ones of my past life. After all, pretended sanctity injures no one but the person who practises it. Look you, Montiel, my son, my advice to you is this: be good all you can; but if you must be wicked, contrive all you can not to appear so. I am a witch, I do not deny it, and your mother was one likewise; but the appearances we put on were always enough to maintain our credit in the eyes of the whole world. Three days before she died, we were both present at a grand sabbath of witches in a valley of the Pyrenees; and yet when she died it was with such calmness and serenity, that were it not for some grimaces she made a quarter of an hour before she gave up the ghost, you would have thought she lay upon a bed of flowers. But her two children lay heavy at her heart, and even to her last gasp she never would forgive Camacha, such a resolute spirit she had. I closed her eyes and followed her to the grave, and there took my last look at her; though, indeed, I have not lost the hope of seeing her again before I die, for they say that several persons have met her going about the churchyards and the cross-roads in various forms, and who knows but I may fall in with her some time or other, and be able to ask her whether I can do anything for the relief of her conscience?"
»Cada cosa destas que la vieja me decía en alabanza de la que decía ser mi madre era una lanzada que me atravesaba el corazón, y quisiera arremeter a ella y hacerla pedazos entre los dientes; y si lo dejé de hacer fue porque no le tomase la muerte en tan mal estado. Finalmente, me dijo que aquella noche pensaba untarse para ir a uno de sus usados convites, y que cuando allá estuviese pensaba preguntar a su dueño algo de lo que estaba por sucederme. Quisiérale yo preguntar qué unturas eran aquellas que decía, y parece que me leyó el deseo, pues respondió a mi intención como si se lo hubiera preguntado, pues dijo: Every word that the old hag uttered in praise of her she called my mother went like a knife to my heart; I longed to fall upon her and tear her to pieces, and only refrained from unwillingness that death should find her in such a wicked state. Finally she told me that she intended to anoint herself that night and go to one of their customary assemblies, and inquire of her master as to what was yet to befal me. I should have liked to ask her what were the ointments she made use of; and it seemed as though she read my thoughts, for she replied to my question as though it had been uttered.
»Este ungÜento con que las brujas nos untamos es compuesto de jugos de yerbas en todo estremo fríos, y no es, como dice el vulgo, hecho con la sangre de los niños que ahogamos. Aquí pudieras también preguntarme qué gusto o provecho saca el demonio de hacernos matar las criaturas tiernas, pues sabe que, estando bautizadas, como inocentes y sin pecado, se van al cielo, y él recibe pena particular con cada alma cristiana que se le escapa; a lo que no te sabré responder otra cosa sino lo que dice el refrán: "que tal hay que se quiebra dos ojos porque su enemigo se quiebre uno"; y por la pesadumbre que da a sus padres matándoles los hijos, que es la mayor que se puede imaginar. Y lo que más le importa es hacer que nosotras cometamos a cada paso tan cruel y perverso pecado; y todo esto lo permite Dios por nuestros pecados, que sin su permisión yo he visto por experiencia que no puede ofender el diabo a una hormiga; y es tan verdad esto que, rogándole yo una vez que destruyese una viña de un mi enemigo, me respondió que ni aun tocar a una hoja della no podía, porque Dios no quería; por lo cual podrás venir a entender, cuando seas hombre, que todas las desgracias que vienen a las gentes, a los reinos, a las ciudades y a los pueblos: las muertes repentinas, los naufragios, las caídas, en fin, todos los males que llaman de daño, vienen de la mano del Altísimo y de su voluntad permitente; y los daños y males que llaman de culpa vienen y se causan por nosotros mismos. Dios es impecable, de do se infiere que nosotros somos autores del pecado, formándole en la intención, en la palabra y en la obra; todo permitiéndolo Dios, por nuestros pecados, como ya he dicho. "This ointment," she said, "is composed of the juices of exceedingly cold herbs, and not, as the vulgar assert, of the blood of children whom we strangle. And here you may be inclined to ask what pleasure or profit can it be to the devil to make us murder little innocents, since he knows that being baptised they go as sinless creatures to heaven, and every Christian soul that escapes him is to him a source of poignant anguish. I know not what answer to give to this except by quoting the old saying, that some people would give both their eyes to make their enemy lose one. He may do it for sake of the grief beyond imagination which the parents suffer from the murder of their children; but what is still more important to him is to accustom us to the repeated commission of such a cruel and perverse sin. And all this God allows by reason of our sinfulness; for without his permission, as I know by experience, the devil has not the power to hurt a pismire; and so true is this, that one day when I requested him to destroy a vineyard belonging to an enemy of mine, he told me that he could not hurt a leaf of it, for God would not allow him. Hence you may understand when you come to be a man, that all the casual evils that befal men, kingdoms, and cities, and peoples, sudden deaths, shipwrecks, devastations, and all sorts of losses and disasters, come from the hand of the Almighty, and by his sovereign permission; and the evils which fall under the denomination of crime, are caused by ourselves. God is without sin, whence it follows that we ourselves are the authors of sin, forming it in thought, word, and deed; God permitting all this by reason of our sinfulness, as I have already said.
»Dirás tú ahora, hijo, si es que acaso me entiendes, que quién me hizo a mí teóloga, y aun quizá dirás entre ti: ′¡Cuerpo de tal con la puta vieja! ¿Por qué no deja de ser bruja, pues sabe tanto, y se vuelve a Dios, pues sabe que está más prompto a perdonar pecados que a permitirlos?′ A esto te respondo, como si me lo preguntaras, que la costumbre del vicio se vuelve en naturaleza; y éste de ser brujas se convierte en sangre y carne, y en medio de su ardor, que es mucho, trae un frío que pone en el alma tal, que la resfría y entorpece aun en la fe, de donde nace un olvido de sí misma, y ni se acuerda de los temores con que Dios la amenaza ni de la gloria con que la convida; y, en efeto, como es pecado de carne y de deleites, es fuerza que amortigÜe todos los sentidos, y los embelese y absorte, sin dejarlos usar sus oficios como deben; y así, quedando el alma inútil, floja y desmazalada, no puede levantar la consideración siquiera a tener algún buen pensamiento; y así, dejándose estar sumida en la profunda sima de su miseria, no quiere alzar la mano a la de Dios, que se la está dando, por sola su misericordia, para que se levante. Yo tengo una destas almas que te he pintado: todo lo veo y todo lo entiendo, y como el deleite me tiene echados grillos a la voluntad, siempre he sido y seré mala. "Possibly you will ask, my son, if so be you understand me, who made me a theologian? And mayhap you will say to yourself, Confound the old hag! why does not she leave off being a witch since she knows so much? Why does not she turn to God, since she knows that he is readier to forgive sin than to permit it? To this I reply, as though you had put the question to me, that the habit of sinning becomes a second nature, and that of being a witch transforms itself into flesh and blood; and amidst all its ardour, which is great, it brings with it a chilling influence which so overcomes the soul as to freeze and benumb its faith, whence follows a forgetfulness of itself, and it remembers neither the terrors with which God threatens it, nor the glories with which he allures it. In fact, as sin is fleshly and sensual, it must exhaust and stupefy all the feelings, and render the soul incapable of rising to embrace any good thought, or to clasp the hand which God in his mercy continually holds out to it. I have one of those souls I have described; I see it clearly; but the empire of the senses enchains my will, and I have ever been and ever shall be bad.
»Pero dejemos esto y volvamos a lo de las unturas; y digo que son tan frías, que nos privan de todos los sentidos en untándonos con ellas, y quedamos tendidas y desnudas en el suelo, y entonces dicen que en la fantasía pasamos todo aquello que nos parece pasar verdaderamente. Otras veces, acabadas de untar, a nuestro parecer, mudamos forma, y convertidas en gallos, lechuzas o cuervos, vamos al lugar donde nuestro dueño nos espera, y allí cobramos nuestra primera forma y gozamos de los deleites que te dejo de decir, por ser tales, que la memoria se escandaliza en acordarse dellos, y así, la lengua huye de contarlos; y, con todo esto, soy bruja, y cubro con la capa de la hipocresía todas mis muchas faltas. Verdad es que si algunos me estiman y honran por buena, no faltan muchos que me dicen, no dos dedos del oído, el nombre de las fiestas, que es el que les imprimió la furia de un juez colérico que en los tiempos pasados tuvo que ver conmigo y con tu madre, depositando su ira en las manos de un verdugo que, por no estar sobornado, usó de toda su plena potestad y rigor con nuestras espaldas. Pero esto ya pasó, y todas las cosas se pasan; las memorias se acaban, las vidas no vuelven, las lenguas se cansan, los sucesos nuevos hacen olvidar los pasados. Hospitalera soy, buenas muestras doy de mi proceder, buenos ratos me dan mis unturas, no soy tan vieja que no pueda vivir un año, puesto que tengo setenta y cinco; y, ya que no puedo ayunar, por la edad, ni rezar, por los vaguidos, ni andar romerías, por la flaqueza de mis piernas, ni dar limosna, porque soy pobre, ni pensar en bien, porque soy amiga de murmurar, y para haberlo de hacer es forzoso pensarlo primero, así que siempre mis pensamientos han de ser malos, con todo esto, sé que Dios es bueno y misericordioso y que Él sabe lo que ha de ser de mí, y basta; y quédese aquí esta plática, que verdaderamente me entristece. Ven, hijo, y verásme untar, que todos los duelos con pan son buenos, el buen día, meterle en casa, pues mientras se ríe no se llora; quiero decir que, aunque los gustos que nos da el demonio son aparentes y falsos, todavía nos parecen gustos, y el deleite mucho mayor es imaginado que gozado, aunque en los verdaderos gustos debe de ser al contrario. "But let us quit this subject, and go back to that of our unguents. They are of so cold a nature that they take away all our senses when we anoint ourselves with them; we remain stretched on the ground, and then they say we experience all those things in imagination which we suppose to occur to us in reality. Sometimes after we have anointed and changed ourselves into fowls, foals, or deer, we go to the place where our master awaits us. There we recover our own forms and enjoy pleasures which I will not describe, for they are such as the memory is ashamed to recal, and the tongue refuses to relate. The short and the long of it is, I am a witch, and cover my many delinquencies with the cloak of hypocrisy. It is true that if some esteem and honour me as a good woman, there are many who bawl in my ear the name imprinted upon your mother and me by order of an ill-tempered judge, who committed his wrath to the hands of the hangman; and the latter, not being bribed, used his plenary power upon our shoulders. But that is past and gone; and all things pass, memories wear out, lives do not renew themselves, tongues grow tired, and new events make their predecessors forgotten. I am matron of a hospital; my behaviour is plausible in appearance; my unguents procure me some pleasant moments, and I am not so old but that I may live another year, my age being seventy-five. I cannot fast on account of my years, nor pray on account of the swimming in my head, nor go on pilgrimages for the weakness of my legs, nor give alms because I am poor, nor think rightly because I am given to back-biting, and to be able to backbite one must first think evil. I know for all that that God is good and merciful, and that he knows what is in store for me, and that is enough; so let us drop this conversation which really makes me melancholy. Come, my son, and see me anoint myself; for there is a cure for every sorrow; and though the pleasures which the devil affords us are illusive and fictitious, yet they appear to us to be pleasures; and sensual delight is much greater in imagination than in actual fruition, though it is otherwise with true joys."
»Levantóse, en diciendo esta larga arenga, y, tomando el candil, se entró en otro aposentillo más estrecho; seguíla, combatido de mil varios pensamientos y admirado de lo que había oído y de lo que esperaba ver. Colgó la Cañizares el candil de la pared y con mucha priesa se desnudó hasta la camisa; y, sacando de un rincón una olla vidriada, metió en ella la mano, y, murmurando entre dientes, se untó desde los pies a la cabeza, que tenía sin toca. Antes que se acabase de untar me dijo que, ora se quedase su cuerpo en aquel aposento sin sentido, ora desapareciese dél, que no me espantase, ni dejase de aguardar allí hasta la mañana, porque sabría las nuevas de lo que me quedaba por pasar hasta ser hombre. Díjele bajando la cabeza que sí haría, y con esto acabó su untura y se tendió en el suelo como muerta. Llegué mi boca a la suya y vi que no respiraba poco ni mucho.» Una verdad te quiero confesar, Cipión amigo: que me dio gran temor verme encerrado en aquel estrecho aposento con aquella figura delante, la cual te la pintaré como mejor supiere. After this long harangue she got up, and taking the lamp went into another and smaller room. I followed her, filled with a thousand conflicting thoughts, and amazed at what I had heard and what I expected to see. Cañizares hung the lamp against the wall, hastily stripped herself to her shift, took a jug from a corner, put her hand into it, and, muttering between her teeth, anointed herself from her feet to the crown of her head. Before she had finished she said to me, that whether her body remained senseless in that room, or whether it quitted it, I was not to be frightened, nor fail to wait there till morning, when she would bring me word of what was to befal me until I should be a man. I signified my assent by drooping my head; and she finished her unction, and stretched herself on the floor like a corpse. I put my mouth to hers, and perceived that she did not breathe at all. One thing I must own to you, friend Scipio, that I was terribly frightened at seeing myself shut up in that narrow room with that figure before me, which I will describe to you as well as I can.
»Ella era larga de más de siete pies; toda era notomía de huesos, cubiertos con una piel negra, vellosa y curtida; con la barriga, que era de badana, se cubría las partes deshonestas, y aun le colgaba hasta la mitad de los muslos; las tetas semejaban dos vejigas de vaca secas y arrugadas; denegridos los labios, traspillados los dientes, la nariz corva y entablada, desencasados los ojos, la cabeza desgreñada, la mejillas chupadas, angosta la garganta y los pechos sumidos; finalmente, toda era flaca y endemoniada. Púseme de espacio a mirarla y apriesa comenzó a apoderarse de mí el miedo, considerando la mala visión de su cuerpo y la peor ocupación de su alma. Quise morderla, por ver si volvía en sí, y no hallé parte en toda ella que el asco no me lo estorbase; pero, con todo esto, la así de un carcaño y la saqué arrastrando al patio; mas ni por esto dio muestras de tener sentido. Allí, con mirar el cielo y verme en parte ancha, se me quitó el temor; a lo menos, se templó de manera que tuve ánimo de esperar a ver en lo que paraba la ida y vuelta de aquella mala hembra, y lo que me contaba de mis sucesos. En esto me preguntaba yo a mí mismo: ¿quién hizo a esta mala vieja tan discreta y tan mala? ¿De dónde sabe ella cuáles son males de daño y cuáles de culpa? ¿Cómo entiende y habla tanto de Dios, y obra tanto del diablo? ¿Cómo peca tan de malicia, no escusándose con ignorancia? She was more than six feet high, a mere skeleton covered with a black wrinkled skin. Her dugs were like two dried and puckered ox-bladders; her lips were blackened; her long teeth locked together; her nose was hooked; her eyes starting from her head; her hair hung in elf-locks on her hollow wrinkled cheeks;—in short, she was all over diabolically hideous. I remained gazing on her for a while, and felt myself overcome with horror as I contemplated the hideous spectacle of her body, and the worse occupation of her soul. I wanted to bite her to see if she would come to herself, but I could not find a spot on her whole body that did not fill me with disgust. Nevertheless, I seized her by one heel, and dragged her to the yard, without her ever giving any sign of feeling. There seeing myself at large with the sky above me, my fear left me, or at least abated, so much as to give me courage to await the result of that wicked woman′s expedition, and the news she was to bring me. Meanwhile, I asked myself, how comes this old woman to be at once so knowing and so wicked? How is it that she can so well distinguish between casual and culpable evils? How is it that she understands and speaks so much about God, and acts so much from the prompting of the devil? How is it that she sins so much from choice, not having the excuse of ignorance?
»En estas consideraciones se pasó la noche y se vino el día, que nos halló a los dos en mitad del patio: ella no vuelta en sí y a mí junto a ella, en cuclillas, atento, mirando su espantosa y fea catadura. Acudió la gente del hospital, y, viendo aquel retablo, unos decían: Ya la bendita Cañizares es muerta; mirad cuán disfigurada y flaca la tenía la penitencia; otros, más considerados, la tomaron el pulso, y vieron que le tenía, y que no era muerta, por do se dieron a entender que estaba en éxtasis y arrobada, de puro buena. Otros hubo que dijeron: Esta puta vieja sin duda debe de ser bruja, y debe de estar untada; que nunca los santos hacen tan deshonestos arrobos, y hasta ahora, entre los que la conocemos, más fama tiene de bruja que de santa. Curiosos hubo que se llegaron a hincarle alfileres por las carnes, desde la punta hasta la cabeza: ni por eso recordaba la dormilona, ni volvió en sí hasta las siete del día; y, como se sintió acribada de los alfileres, y mordida de los carcañares, y magullada del arrastramiento fuera de su aposento, y a vista de tantos ojos que la estaban mirando, creyó, y creyó la verdad, que yo había sido el autor de su deshonra; y así, arremetió a mí, y, echándome ambas manos a la garganta, procuraba ahogarme diciendo: ¡Oh bellaco, desagradecido, ignorante y malicioso! ¿Y es éste el pago que merecen las buenas obras que a tu madre hice y de las que te pensaba hacer a ti? Yo, que me vi en peligro de perder la vida entre las uñas de aquella fiera arpía, sacudíme, y, asiéndole de las luengas faldas de su vientre, la zamarreé y arrastré por todo el patio; ella daba voces que la librasen de los dientes de aquel maligno espíritu. In these reflections I passed the night. The day dawned and found us both in the court, she lying still insensible, and I on my haunches beside her, attentively watching her hideous countenance. The people of the hospital came out, and seeing this spectacle, some of them exclaimed, "The pious Cañizares is dead! See how emaciated she is with fasting and penance." Others felt her pulse, and finding that she was not dead, concluded that she was in a trance of holy ecstacy; whilst others said, "This old hag is unquestionably a witch, and is no doubt anointed, for saints are never seen in such an indecent condition when they are lost in religious ecstacy; and among us who know her, she has hitherto had the reputation of a witch rather than a saint." Some curious inquirers went so far as to stick pins in her flesh up to the head, yet without ever awaking her. It was not till seven o′clock that she came to herself; and then finding how she was stuck over with pins, bitten in the heels, and her back flayed by being dragged from her room, and seeing so many eyes intently fixed upon her, she rightly concluded that I had been the cause of her exposure. "What, you thankless, ignorant, malicious villain," she cried, "is this my reward for the acts I did for your mother and those I intended to do for you?" Finding myself in peril of my life under the talons of that ferocious harpy, I shook her off, and seizing her by her wrinkled flank, I worried and dragged her all about the yard, whilst she shrieked for help from the fangs of that evil spirit.
»Con estas razones de la mala vieja, creyeron los más que yo debía de ser algún demonio de los que tienen ojeriza continua con los buenos cristianos, y unos acudieron a echarme agua bendita, otros no osaban llegar a quitarme, otros daban voces que me conjurasen; la vieja gruñía, yo apretaba los dientes, crecía la confusión, y mi amo, que ya había llegado al ruido, se desesperaba oyendo decir que yo era demonio. Otros, que no sabían de exorcismos, acudieron a tres o cuatro garrotes, con los cuales comenzaron a santiguarme los lomos; escocióme la burla, solté la vieja, y en tres saltos me puse en la calle, y en pocos más salí de la villa, perseguido de una infinidad de muchachos, que iban a grandes voces diciendo: ¡Apártense que rabia el perro sabio!; otros decían: ¡No rabia, sino que es demonio en figura de perro! Con este molimiento, a campana herida salí del pueblo, siguiéndome muchos que indubitablemente creyeron que era demonio, así por las cosas que me habían visto hacer como por las palabras que la vieja dijo cuando despertó de su maldito sueño. »Dime tanta priesa a huir y a quitarme delante de sus ojos, que creyeron que me había desparecido como demonio: en seis horas anduve doce leguas, y llegué a un rancho de gitanos que estaba en un campo junto a Granada. Allí me reparé un poco, porque algunos de los gitanos me conocieron por el perro sabio, y con no pequeño gozo me acogieron y escondieron en una cueva, porque no me hallasen si fuese buscado; con intención, a lo que después entendí, de ganar conmigo como lo hacía el atambor mi amo. Veinte días estuve con ellos, en los cuales supe y noté su vida y costumbres, que por ser notables es forzoso que te las cuente.»At these words, most present believed that I must be one of those fiends who are continually at enmity with good Christians. Some were for sprinkling me with holy water, some were for pulling me off the old woman, but durst not; others bawled out words to exorcise me. The witch howled, I tightened my grip with my teeth, the confusion increased, and my master was in despair, hearing it said that I was a fiend. A few who knew nothing of exorcisms caught up three or four sticks and began to baste me. Not liking the joke, I let go the old woman; in three bounds I was in the street, and in a few more I was outside the town, pursued by a host of boys, shouting, "Out of the way! the wise dog is gone mad." Others said "he is not mad, but he is the devil in the form of a dog." The people of the place were confirmed in their belief that I was a devil by the tricks they had seen me perform, by the words spoken by the old woman when she woke out of her infernal trance, and by the extraordinary speed with which I shot away from them, so that I seemed to vanish from before them like a being of the other world. In six hours I cleared twelve leagues; and arrived at a camp of gipsies in a field near Granada. There I rested awhile, for some of the gipsies who recognised me as the wise dog, received me with great delight, and hid me in a cave, that I might not be found if any one came in search of me; their intention being, as I afterwards learned, to make money by me as my master the drummer had done. I remained twenty days among them, during which I observed their habits and ways of life; and these are so remarkable that I must give you an account of them.
CIPIÓN.—Antes, Berganza, que pases adelante, es bien que reparemos en lo que te dijo la bruja, y averigÜemos si puede ser verdad la grande mentira a quien das crédito. Mira, Berganza, grandísimo disparate sería creer que la Camacha mudase los hombres en bestias y que el sacristán en forma de jumento la serviese los años que dicen que la sirvió. Todas estas cosas y las semejantes son embelecos, mentiras o apariencias del demonio; y si a nosotros nos parece ahora que tenemos algún entendimiento y razón, pues hablamos siendo verdaderamente perros, o estando en su figura, ya hemos dicho que éste es caso portentoso y jamás visto, y que, aunque le tocamos con las manos, no le habemos de dar crédito hasta tanto que el suceso dél nos muestre lo que conviene que creamos. ¿Quiéreslo ver más claro? Considera en cuán vanas cosas y en cuán tontos puntos dijo la Camacha que consistía nuestra restauración; y aquellas que a ti te deben parecer profecías no son sino palabras de consejas o cuentos de viejas, como aquellos del caballo sin cabeza y de la varilla de virtudes, con que se entretienen al fuego las dilatadas noches del invierno; porque, a ser otra cosa, ya estaban cumplidas, si no es que sus palabras se han de tomar en un sentido que he oído decir se llama al[e]górico, el cual sentido no quiere decir lo que la letra suena, sino otra cosa que, aunque diferente, le haga semejanza; y así, decir: Scip. Before you go any further, Berganza, we had better consider what the witch said to you, and see if there can possibly be a grain of truth in the great lie to which you give credit. Now, what an enormous absurdity it would be to believe that Camacha could change human beings into brutes, or that the sacristan served her for years under the form of an ass. All these things, and the like, are cheats, lies, or illusions of the devil; and if it now seems to ourselves that we have some understanding and reason—since we speak, though we are really dogs or bear that form—we have already said that this is a portentous and unparalleled case; and though it is palpably before us, yet we must suspend our belief until the event determines what it should be. Shall I make this more plain to you? Consider upon what frivolous things Camacha declared our restoration to depend, and that what seems a prophecy to you is nothing but a fable, or one of those old woman′s tales, such as the headless horse, and the wand of virtues, which are told by the fireside in the long winter nights; for were it anything else it would already have been accomplished, unless, indeed, it is to be taken in what I have heard called an allegorical sense: that is to say, a sense which is not the same as that which the letter imports, but which, though differing from it, yet resembles it. Now for your prophecy:—
Volverán a su forma verdaderacuando vieren con presta diligenciaderribar los soberbios levantados,y alzar a los humildes abatidos,por mano poderosa para hacello,"They are to recover their true forms when they shall see the exalted quickly brought low, and the lowly exalted by a hand that is mighty to do it."
tomándolo en el sentido que he dicho, paréceme que quiere decir que cobraremos nuestra forma cuando viéremos que los que ayer estaban en la cumbre de la rueda de la fortuna, hoy están hollados y abatidos a los pies de la desgracia, y tenidos en poco de aquellos que más los estimaban. Y, asimismo, cuando viéremos que otros que no ha dos horas que no tenían deste mundo otra parte que servir en él de número que acrecentase el de las gentes, y ahora están tan encumbrados sobre la buena dicha que los perdemos de vista; y si primero no parecían por pequeños y encogidos, ahora no los podemos alcanzar por grandes y levantados. Y si en esto consistiera volver nosotros a la forma que dices, ya lo hemos visto y lo vemos a cada paso; por do me doy a entender que no en el sentido alegórico, sino en el literal, se han de tomar los versos de la Camacha; ni tampoco en éste consiste nuestro remedio, pues muchas veces hemos visto lo que dicen y nos estamos tan perros como vees; así que, la Camacha fue burladora falsa, y la Cañizares embustera, y la Montiela tonta, maliciosa y bellaca, con perdón sea dicho, si acaso es nuestra madre de entrambos, o tuya, que yo no la quiero tener por madre. Digo, pues, que el verdadero sentido es un juego de bolos, donde con presta diligencia derriban los que están en pie y vuelven a alzar los caídos, y esto por la mano de quien lo puede hacer. Mira, pues, si en el discurso de nuestra vida habremos visto jugar a los bolos, y si hemos visto por esto haber vuelto a ser hombres, si es que lo somos.If we take this in the sense I have mentioned, it seems to me to mean that we shall recover our forms when we shall see those who yesterday were at the top of fortune′s wheel, to-day cast down in the mire, and held of little account by those who most esteemed them; so, likewise, when we shall see others who, but two hours ago, seemed sent into the world only to figure as units in the sum of its population, and now are lifted up to the very summit of prosperity. Now, if our return, as you say, to human form, were to depend on this, why we have already seen it, and we see it every hour. I infer, then, that Camacha′s words are to be taken, not in an allegorical, but in a literal, sense; but this will help us out no better, since we have many times seen what they say, and we are still dogs, as you see. And so Carnacha was a cheat, Cañizares an artful hag, and Montiela a fool and a rogue—be it said without offence, if by chance she was the mother of us both, or yours, for I won′t have her for mine. Furthermore, I say that the true meaning is a game of nine-pins, in which those that stand up are quickly knocked down, and the fallen are set up again, and that by a hand that is able to do it. Now think whether or not in the course of our lives we have ever seen a game of nine-pins, or having seen it, have therefore been changed into men.
BERGANZA.—Digo que tienes razón, Cipión hermano, y que eres más discreto de lo que pensaba; y de lo que has dicho vengo a pensar y creer que todo lo que hasta aquí hemos pasado y lo que estamos pasando es sueño, y que somos perrros; pero no por esto dejemos de gozar deste bien de la habla que tenemos y de la excelencia tan grande de tener discurso humano todo el tiempo que pudiéremos; y así, no te canse el oírme contar lo que me pasó con los gitanos que me escondieron en la cueva. Berg. I quite agree with you Scipio, and have a higher opinion of your judgment than ever. From all you have said, I am come to think and believe that all that has happened to us hitherto, and that is now happening, is a dream; but let us not therefore fail to enjoy this blessing of speech, and the great excellence of holding human discourse all the time we may; and so let it not weary you to hear me relate what befel me with the gipsies who hid me in the cave.
CIPIÓN.—De buena gana te escuho, por obligarte a que me escuches cuando te cuente, si el cielo fuere servido, los sucesos de mi vida. Scip. With great pleasure. I will listen to you, that you in your turn may listen to me, when I relate, if heaven pleases, the events of my life.
BERGANZA.—«La que tuve con los gitanos fue considerar en aquel tiempo sus muchas malicias, sus embaimientos y embustes, los hurtos en que se ejercitan, así gitanas como gitanos, desde el punto casi que salen de las mantillas y saben andar. ¿Vees la multitud que hay dellos esparcida por España? Pues todos se conocen y tienen noticia los unos de los otros, y trasiegan y trasponen los hurtos déstos en aquéllos y los de aquéllos en éstos. Dan la obediencia, mejor que a su rey, a uno que llaman Conde, al cual, y a todos los que dél suceden, tienen el sobrenombre de Maldonado; y no porque vengan del apellido deste noble linaje, sino porque un paje de un caballero deste nombre se enamoró de una gitana, la cual no le quiso conceder su amor si no se hacía gitano y la tomaba por mujer. Hízolo así el paje, y agradó tanto a los demás gitanos, que le alzaron por señor y le dieron la obediencia; y, como en señal de vasallaje, le acuden con parte de los hurtos que hacen, como sean de importancia. Berg. My occupation among the gipsies was to contemplate their numberless tricks and frauds, and the thefts they all commit from the time they are out of leading-strings and can walk alone. You know what a multitude there is of them dispersed all over Spain. They all know each other, keep up a constant intelligence among themselves, and reciprocally pass off and carry away the articles they have purloined. They render less obedience to their king than to one of their own people whom they style count, and who bears the surname of Maldonado, as do all his descendants. This is not because they come of that noble line, but because a page belonging to a cavalier of that name fell in love with a beautiful gipsy, who would not yield to his wishes unless he became a gipsy and made her his wife. The page did so, and was so much liked by the other gipsies, that they chose him for their lord, yielded him obedience, and in token of vassalage rendered to him a portion of everything they stole, whatever it might be.
»Ocúpanse, por dar color a su ociosidad, en labrar cosas de hierro, haciendo instrumentos con que facilitan sus hurtos; y así, los verás siempre traer a vender por las calles tenazas, barrenas, martillos; y ellas, trébedes y badiles. Todas ellas son parteras, y en esto llevan ventaja a las nuestras, porque sin costa ni adherentes sacan sus partos a luz, y lavan las criaturas con agua fría en naciendo; y, desde que nacen hasta que mueren, se curten y muestran a sufrir las inclemencias y rigores del cielo; y así, verás que todos son alentados, volteadores, corredores y bailadores. Cásanse siempre entre ellos, porque no salgan sus malas costumbres a ser conocidas de otros; ellas guardan el decoro a sus maridos, y pocas hay que les ofendan con otros que no sean de su generación. Cuando piden limosna, más la sacan con invenciones y chocarrerías que con devociones; y, a título que no hay quien se fíe dellas, no sirven y dan en ser holgazanas. Y pocas o ninguna vez he visto, si mal no me acuerdo, ninguna gitana a pie de altar comulgando, puesto que muchas veces he entrado en las iglesias. To give a colour to their idleness the gipsies employ themselves in working in iron, and you may always see them hawking pincers, tongs, hammers, fire-shovels, and so forth, the sale of which facilitates their thefts. The women are all midwives, and in this they have the advantage over others, for they bring forth without cost or attendants. They wash their new-born infants in cold water, and accustom them from birth to death to endure every inclemency of weather. Hence they are all strong, robust, nimble leapers, runners, and dancers. They always marry among themselves, in order that their bad practices may not come to be known, except by their own people. The women are well behaved to their husbands, and few of them intrigue except with persons of their own race. When they seek for alms, it is rather by tricks and juggling than by appeals to charity; and as no one puts faith in them, they keep none, but own themselves downright vagabonds; nor do I remember to have ever seen a gipsy-woman taking the sacrament, though I have often been in the churches. The only thoughts of their minds are how to cheat and steal. They are fond of talking about their thefts and how they effected them. A gipsy, for instance, related one day in my presence how he had swindled a countryman as you shall hear:
»Son sus pensamientos imaginar cómo han de engañar y dónde han de hurtar; confieren sus hurtos y el modo que tuvieron en hacellos; y así, un día contó un gitano delante de mí a otros un engaño y hurto que un día había hecho a un labrador, y fue que el gitano tenía un asno rabón, y en el pedazo de la cola que tenía sin cerdas le ingirió otra peluda, que parecía ser suya natural. Sacóle al mercado, comprósele un labrador por diez ducados, y, en habiéndosele vendido y cobrado el dinero, le dijo que si quería comprarle otro asno hermano del mismo, y tan bueno como el que llevaba, que se le vendería por más buen precio. Respondióle el labrador que fuese por él y le trujese, que él se le compraría, y que en tanto que volviese llevaría el comprado a su posada. Fuese el labrador, siguióle el gitano, y sea como sea, el gitano tuvo maña de hurtar al labrador el asno que le había vendido, y al mismo instante le quitó la cola postiza y quedó con la suya pelada. Mudóle la albarda y jáquima, y atrevióse a ir a buscar al labrador para que se le comprase, y hallóle antes que hubiese echado menos el asno primero, y a pocos lances compró el segundo. Fuésele a pagar a la posada, donde halló menos la bestia a la bestia; y, aunque lo era mucho, sospechó que el gitano se le había hurtado, y no quería pagarle. Acudió el gitano por testigos, y trujo a los que habían cobrado la alcabala del primer jumento, y juraron que el gitano había vendido al labrador un asno con una cola muy larga y muy diferente del asno segundo que vendía. A todo esto se halló presente un alguacil, que hizo las partes del gitano con tantas veras que el labrador hubo de pagar el asno dos veces. Otros muchos hurtos contaron, y todos, o los más, de bestias, en quien son ellos graduados y en lo que más se ejercitan. Finalmente, ella es mala gente, y, aunque muchos y muy prudentes jueces han salido contra ellos, no por eso se enmiendan. The gipsy had an ass with a docked tail, and he fitted a false tail to the stump so well that it seemed quite natural. Then he took the ass to market and sold it to a countryman for ten ducats. Having pocketed the money, he told the countryman that if he wanted another ass, own brother to the one he had bought, and every bit as good, he might have it a bargain. The countryman told him to go and fetch it, and meanwhile he would drive that one home. Away went the purchaser; the gipsy followed him, and some how or other, it was not long before he had stolen the ass, from which he immediately whipped off the false tail, leaving only a bare stump. He then changed the halter and saddle, and had the audacity to go and offer the animal for sale to the countryman, before the latter had discovered his loss. The bargain was soon made; the purchaser went into his house to fetch the money to pay for the second ass, and there he discovered the loss of the first. Stupid as he was, he suspected that the gipsy had stolen the animal, and he refused to pay him. The gipsy brought forward as witness the man who had received the alcabala[4] on the first transaction, and who swore that he had sold the countryman an ass with a very bushy tail, quite different from the second one; and an alguazil, who was present, took the gipsy′s part so strongly that the countryman was forced to pay for the ass twice over. Many other stories they told, all about stealing beasts of burden, in which art they are consummate masters. In short, they are a thoroughly bad race, and though many able magistrates have taken them in hand, they have always remained incorrigible.
»A cabo de veinte días, me quisieron llevar a Murcia; pasé por Granada, donde ya estaba el capitán, cuyo atambor era mi amo. Como los gitanos lo supieron, me encerraron en un aposento del mesón donde vivían; oíles decir la causa, no me pareció bien el viaje que llevaban, y así, determiné soltarme, como lo hice; y, saliéndome de Granada, di en una huerta de un morisco, que me acogió de buena voluntad, y yo quedé con mejor, pareciéndome que no me querría para más de para guardarle la huerta: oficio, a mi cuenta, de menos trabajo que el de guardar ganado. Y, como no había allí altercar sobre tanto más cuanto al salario, fue cosa fácil hallar el morisco criado a quien mandar y yo amo a quien servir. Estuve con él más de un mes, no por el gusto de la vida que tenía, sino por el que me daba saber la de mi amo, y por ella la de todos cuantos moriscos viven en España.» After I had remained with them twenty days, they set out for Murcia, taking me with them. We passed through Granada, where the company was quartered to which my master the drummer belonged. As the gipsies were aware of this, they shut me up in the place where they were lodged. I overheard them talking about their journey, and thinking that no good would come of it, I contrived to give them the slip, quitted Granada, and entered the garden of a Morisco,[5] who gladly received me. I was quite willing to remain with him and watch his garden,—a much less fatiguing business in my opinion than guarding a flock of sheep; and as there was no need to discuss the question of wages, the Morisco soon had a servant and I a master. I remained with him more than a month, not that the life I led with him was much to my liking, but because it gave me opportunities of observing that of my master, which was like that of all the other Moriscoes in Spain.
¡Oh cuántas y cuáles cosas te pudiera decir, Cipión amigo, desta morisca canalla, si no temiera no poderlas dar fin en dos semanas! Y si las hubiera de particularizar, no acabara en dos meses; mas, en efeto, habré de decir algo; y así, oye en general lo que yo vi y noté en particular desta buena gente.O what curious things I could tell you, friend Scipio, about that half Paynim rabble, if I were not afraid that I should not get to the end of my story in a fortnight! Nay, if I were to go into particulars, two months would not be enough. Some few specimens, however, you shall hear.
»Por maravilla se hallará entre tantos uno que crea derechamente en la sagrada ley cristiana; todo su intento es acuñar y guardar dinero acuñado, y para conseguirle trabajan y no comen; en entrando el real en su poder, como no sea sencillo, le condenan a cárcel perpetua y a escuridad eterna; de modo que, ganando siempre y gastando nunca, llegan y amontonan la mayor cantidad de dinero que hay en España. Ellos son su hucha, su polilla, sus picazas y sus comadrejas; todo lo llegan, todo lo esconden y todo lo tragan. Considérese que ellos son muchos y que cada día ganan y esconden, poco o mucho, y que una calentura lenta acaba la vida como la de un tabardillo; y, como van creciendo, se van aumentando los escondedores, que crecen y han de crecer en infinito, como la experiencia lo muestra. Entre ellos no hay castidad, ni entran en religión ellos ni ellas: todos se casan, todos multiplican, porque el vivir sobriamente aumenta las causas de la generación. No los consume la guerra, ni ejercicio que demasiadamente los trabaje; róbannos a pie quedo, y con los frutos de nuestras heredades, que nos revenden, se hacen ricos. No tienen criados, porque todos lo son de sí mismos; no gastan con sus hijos en los estudios, porque su ciencia no es otra que la del robarnos. De los doce hijos de Jacob que he oído decir que entraron en Egipto, cuando los sacó Moisés de aquel cautiverio, salieron seiscientos mil varones, sin niños y mujeres. De aquí se podrá inferir lo que multiplicarán las déstos, que, sin comparación, son en mayor número.» Hardly will you find among the whole race one man who is a sincere believer in the holy law of Christianity. Their only thought is how to scrape up money and keep it; and to this end they toil incessantly and spend nothing. The moment a real falls into their clutches, they condemn it to perpetual imprisonment; so that by dint of perpetually accumulating and never spending, they have got the greater part of the money of Spain into their hands. They are the grubs, the magpies, the weasels of the nation. Consider how numerous they are, and that every day they add much or little to their hoards, and that as they increase in number so the amount of their hoarded wealth must increase without end. None of them of either sex make monastic vows, but all marry and multiply, for thrifty living is a great promoter of fecundity. They are not wasted by war or excessive toil; they plunder us in a quiet way, and enrich themselves with the fruits of our patrimonies which they sell back to us. They have no servants, for they all wait upon themselves. They are at no expense for the education of their sons, for all their lore is but how to rob us. From the twelve sons of Jacob, who entered Egypt, as I have heard, there had sprung, when Moses freed them from captivity, six hundred thousand fighting men, besides women and children. From this we may infer how much the Moriscoes have multiplied, and how incomparably greater must be their numbers.
CIPIÓN.—Buscado se ha remedio para todos los daños que has apuntado y bosquejado en sombra: que bien sé que son más y mayores los que callas que los que cuentas, y hasta ahora no se ha dado con el que conviene; pero celadores prudentísimos tiene nuestra república que, considerando que España cría y tiene en su seno tantas víboras como moriscos, ayudados de Dios, hallarán a tanto daño cierta, presta y segura salida. Di adelante. Scip. Means have been sought for remedying the mischiefs you have mentioned and hinted at; and, indeed, I am sure that those which you have passed over in silence, are even more serious than those which you have touched upon. But our commonwealth has most wise and zealous champions, who, considering that Spain produces and retains in her bosom such vipers as the Moriscoes, will, with God′s help, provide a sure and prompt remedy for so great an evil. Go on.
BERGANZA.—«Como mi amo era mezquino, como lo son todos los de su casta, sustentábame con pan de mijo y con algunas sobras de zahínas, común sustento suyo; pero esta miseria me ayudó a llevar el cielo por un modo tan estraño como el que ahora oirás. Berg. My master being a stingy hunks, like all his caste, I lived like himself chiefly on maize bread and buckwheat porridge; but this penury helped me to gain paradise, in the strange manner you shall hear.
»Cada mañana, juntamente con el alba, amanecía sentado al pie de un granado, de muchos que en la huerta había, un mancebo, al parecer estudiante, vestido de bayeta, no tan negra ni tan peluda que no pareciese parda y tundida. Ocupábase en escribir en un cartapacio y de cuando en cuando se daba palmadas en la frente y se mordía las uñas, estando mirando al cielo; y otras veces se ponía tan imaginativo, que no movía pie ni mano, ni aun las pestañas: tal era su embelesamiento. Una vez me llegué junto a él, sin que me echase de ver; oíle murmurar entre dientes, y al cabo de un buen espacio dio una gran voz, diciendo: ¡Vive el Señor, que es la mejor octava que he hecho en todos los días de mi vida! Y, escribiendo apriesa en su cartapacio, daba muestras de gran contento; todo lo cual me dio a entender que el desdichado era poeta. Hícele mis acostumbradas caricias, por asegurarle de mi mansedumbre; echéme a sus pies, y él, con esta seguridad, prosiguió en sus pensamientos y tornó a rascarse la cabeza y a sus arrobos, y a volver a escribir lo que había pensado. Every morning, by daybreak, a young man used to seat himself at the foot of one of the many pomegranate trees. He had the look of a student, being dressed in a rusty suit of threadbare baize, and was occupied in writing in a note book, slapping his forehead from time to time, biting his nails, and gazing up at the sky. Sometimes he was so immersed in reverie, that he neither moved hand nor foot, nor even winked his eyes. One day I drew near him unperceived, and heard him muttering between his teeth. At last, after a long silence, he cried out aloud, "Glorious! The very best verse I ever composed in my life!" and down went something in his note book. From all this, it was plain that the luckless wight was a poet. I approached him with my ordinary courtesies, and when I had convinced him of my gentleness, he let me lie down at his feet, and resumed the course of his thoughts, scratching his head, falling into ecstacies, and then writing as before.
Estando en esto, entró en la huerta otro mancebo, galán y bien aderezado, con unos papeles en la mano, en los cuales de cuando en cuando leía. Llegó donde estaba el primero y díjole: "¿Habéis acabado la primera jornada?". "Ahora le di fin —respondió el poeta—, la más gallardamente que imaginarse puede". "¿De qué manera?", preguntó el segundo. "Désta —respondió el primero—: Sale Su Santidad del Papa vestido de pontifical, con doce cardenales, todos vestidos de morado, porque cuando sucedió el caso que cuenta la historia de mi comedia era tiempo de mutatio caparum, en el cual los cardenales no se visten de rojo, sino de morado; y así, en todas maneras conviene, para guardar la propiedad, que estos mis cardenales salgan de morado; y éste es un punto que hace mucho al caso para la comedia; y a buen seguro dieran en él, y así hacen a cada paso mil impertinencias y disparates. Yo no he podido errar en esto, porque he leído todo el ceremonial romano, por sólo acertar en estos vestidos". "Pues ¿de dónde queréis vos —replicó el otro— que tenga mi autor vestidos morados para doce cardenales?". "Pues si me quita uno tan sólo —respondió el poeta—, así le daré yo mi comedia como volar. ¡Cuerpo de tal! ¿Esta apariencia tan grandiosa se ha de perder? Imaginad vos desde aquí lo que parecerá en un teatro un Sumo Pontífice con doce graves cardenales y con otros ministros de acompañamiento que forzosamente han de traer consigo. ¡Vive el cielo, que sea uno de los mayores y más altos espectáculos que se haya visto en comedia, aunque sea la del Ramillete de Daraja!" Meanwhile there came into the garden another young man, handsome and well dressed, with papers in his hand, at which he glanced from time to time. The new comer walked up to the pomegranate tree, and said to the poet, "Have you finished the first act?" "I have just this moment finished it in the happiest manner possible," was the reply. "How is that?" "I will tell you! His Holiness the Pope comes forth in his pontificals, with twelve cardinals in purple canonicals—for the action of my comedy is supposed to take place at the season of mutatio caparum, when their eminences are not dressed in scarlet but in purple—therefore propriety absolutely requires that my cardinals should wear purple. This is a capital point, and one on which your common run of writers would be sure to blunder; but as for me I could not go wrong, for I have read the whole Roman ceremonial through, merely that I might be exact as to these dresses." "But where do you suppose," said the other, "that our manager is to find purple robes for twelve cardinals?" "If a single one is wanting," cried the poet, "I would as soon think of flying, as of letting my comedy be represented without it. Zounds! is the public to lose that magnificent spectacle! Just imagine the splendid effect on the stage of a supreme Pontiff and twelve grave cardinals, with all the other dignitaries, who will of course accompany them! By heavens, it will be one of the grandest things ever seen on the stage, not excepting even the nosegay of Duraja!"
»Aquí acabé de entender que el uno era poeta y el otro comediante. El comediante aconsejó al poeta que cercenase algo de los cardenales, si no quería imposibilitar al autor el hacer la comedia. A lo que dijo el poeta que le agradeciesen que no había puesto todo el cónclave que se halló junto al acto memorable que pretendía traer a la memoria de las gentes en su felicísima comedia. Rióse el recitante y dejóle en su ocupación por irse a la suya, que era estudiar un papel de una comedia nueva. El poeta, después de haber escrito algunas coplas de su magnífica comedia, con mucho sosiego y espacio sacó de la faldriquera algunos mendrugos de pan y obra de veinte pasas, que, a mi parecer, entiendo que se las conté, y aun estoy en duda si eran tantas, porque juntamente con ellas hacían bulto ciertas migajas de pan que las acompañaban. Sopló y apartó las migajas, y una a una se comió las pasas y los palillos, porque no le vi arrojar ninguno, ayudándolas con los mendrugos, que morados con la borra de la faldriquera, parecían mohosos, y eran tan duros de condición que, aunque él procuró enternecerlos, paseándolos por la boca una y muchas veces, no fue posible moverlos de su terquedad; todo lo cual redundó en mi provecho, porque me los arrojó, diciendo: ¡To, to! Toma, que buen provecho te hagan. ¡Mirad —dije entre mí— qué néctar o ambrosía me da este poeta, de los que ellos dicen que se mantienen los dioses y su Apolo allá en el cielo! En fin, por la mayor parte, grande es la miseria de los poetas, pero mayor era mi necesidad, pues me obligó a comer lo que él desechaba. En tanto que duró la composición de su comedia, no dejó de venir a la huerta ni a mí me faltaron mendrugos, porque los repartía conmigo con mucha liberalidad, y luego nos íbamos a la noria, donde, yo de bruces y él con un cangilón, satisfacíamos la sed como unos monarcas. Pero faltó el poeta y sobró en mí la hambre tanto, que determiné dejar al morisco y entrarme en la ciudad a buscar ventura, que la halla el que se muda. I now perceived that one of these young men was a poet, and the other a comedian. The latter advised the former that he should cut out a few of his cardinals, if he did not want to make it impossible for the manager to produce the piece. The poet would not listen to this, but said they might be thankful that he had not brought in the whole conclave, to be present at the memorable event which he proposed to immortalise in his brilliant comedy. The player laughed, left him to his occupation, and returned to his own, which was studying a part in a new play. The poet, after having committed to writing some verses of his magnificent comedy, slowly and gravely drew from his pocket some morsels of bread, and about twenty raisins, or perhaps not so many, for there were some crumbs of bread among them, which increased their apparent number. He blew the crumbs from the raisins, and ate them one by one, stalks and all, for I did not see him throw anything away, adding to them the pieces of bread, which had got such a colour from the lining of his pocket, that they looked mouldy, and were so hard that he could not get them down, though he chewed them over and over again. This was lucky for me, for he threw them to me, saying, "Catch, dog, and much good may it do you." Look, said I to myself, what nectar and ambrosia this poet gives me; for that is the food on which they say these sons of Apollo are nourished. In short, great for the most part is the penury of poets; but greater was my need, since it obliged me to eat what he left. As long as he was busy with the composition of his comedy he did not fail to visit the garden, nor did I want crusts, for he shared them with me very liberally; and then we went to the well, where we satisfied our thirst like monarchs, I lapping, and he drinking out of a pitcher. But at last the poet came no more, and my hunger became so intolerable, that I resolved to quit the Morisco and seek my fortune in the city.
»Al entrar de la ciudad vi que salía del famoso monasterio de San Jerónimo mi poeta, que como me vio se vino a mí con los brazos abiertos, y yo me fui a él con nuevas muestras de regocijo por haberle hallado. Luego, al instante comenzó a desembaular pedazos de pan, más tiernos de los que solía llevar a la huerta, y a entregarlos a mis dientes sin repasarlos por los suyos: merced que con nuevo gusto satisfizo mi hambre. Los tiernos mendrugos, y el haber visto salir a mi poeta del monasterio dicho, me pusieron en sospecha de que tenía las musas vergonzantes, como otros muchos las tienen. As I entered it, I saw my poet coming out of the famous monastery of San Geronimo. He came to me with open arms, and I was no less delighted to see him. He immediately began to empty his pockets of pieces of bread, softer than those he used to, carry to the garden, and to put them between my teeth without passing them through his own. From the softness of the bits of bread, and my having seen my poet come out of the monastery, I surmised that his muse, like that of many of his brethren, was a bashful beggar. He walked into the city, and I followed him, intending to take him for my master if he would let me, thinking that the crumbs from his table might serve to support me, since there is no better or ampler purse than charity, whose liberal hands are never poor.
»Encaminóse a la ciudad, y yo le seguí con determinación de tenerle por amo si él quisiese, imaginando que de las sobras de su castillo se podía mantener mi real; porque no hay mayor ni mejor bolsa que la de la caridad, cuyas liberales manos jamás están pobres; y así, no estoy bien con aquel refrán que dice: "Más da el duro que el desnudo", como si el duro y avaro diese algo, como lo da el liberal desnudo, que, en efeto, da el buen deseo cuando más no tiene. De lance en lance, paramos en la casa de un autor de comedias que, a lo que me acuerdo, se llamaba Angulo el Malo, [...] de otro Angulo, no autor, sino representante, el más gracioso que entonces tuvieron y ahora tienen las comedias. Juntóse toda la compañía a oír la comedia de mi amo, que ya por tal le tenía; y, a la mitad de la jornada primera, uno a uno y dos a dos, se fueron saliendo todos, excepto el autor y yo, que servíamos de oyentes. La comedia era tal, que, con ser yo un asno en esto de la poesía, me pareció que la había compuesto el mismo Satanás, para total ruina y perdición del mismo poeta, que ya iba tragando saliva, viendo la soledad en que el auditorio le había dejado; y no era mucho, si el alma, présaga, le decía allá dentro la desgracia que le estaba amenazando, que fue volver todos los recitantes, que pasaban de doce, y, sin hablar palabra, asieron de mi poeta, y si no fuera porque la autoridad del autor, llena de ruegos y voces, se puso de por medio, sin duda le mantearan. Quedé yo del caso pasmado; el autor, desabrido; los farsantes, alegres, y el poeta, mohíno; el cual, con mucha paciencia, aunque algo torcido el rostro, tomó su comedia, y, encerrándosela en el seno, medio murmurando, dijo: No es bien echar las margaritas a los puercos. Y con esto se fue con mucho sosiego. After some time, we arrived at the house of a theatrical manager, called Angulo the Bad, to distinguish him from another Angulo, not a manager but a player, one of the best ever seen. The whole company was assembled to hear my master′s comedy read; but before the first act was half finished, all had vanished, one by one, except the manager and myself, who formed the whole audience. The comedy was such that to me, who am but an ass in such matters, it seemed as though Satan himself had composed it for the utter ruin and perdition of the poet; and I actually shivered with vexation to see the solitude in which his audience had left him. I wonder did his prophetic soul presage to him the disgrace impending over him; for all the players—and there were more than twelve of them—came back, laid hold on the poet, without saying a word, and, had it not been for the authoritative interference of the manager, they would have tossed him in a blanket. I was confounded by this sad turn of affairs, the manager was incensed, the players very merry; and the poor forlorn poet, with great patience, but a somewhat wry face, took the comedy, thrust it into his bosom, muttering, "It is not right to cast pearls before swine," and sadly quitted the place without another word. I was so mortified and ashamed that I could not follow him, and the manager caressed me so much that I was obliged to remain; and within a month I became an excellent performer in interludes and pantomimes. Interludes, you know, usually end with a cudgelling bout, but in my master′s theatre they ended with setting me at the characters of the piece, whom I worried and tumbled one over the other, to the huge delight of the ignorant spectators, and my master′s great gain.
»Yo, de corrido, ni pude ni quise seguirle; y acertélo, a causa que el autor me hizo tantas caricias que me obligaron a que con él me quedase, y en menos de un mes salí grande entremesista y gran farsante de figuras mudas. Pusiéronme un freno de orillos y enseñáronme a que arremetiese en el teatro a quien ellos querían; de modo que, como los entremeses solían acabar por la mayor parte en palos, en la compañía de mi amo acababan en zuzarme, y yo derribaba y atropellaba a todos, con que daba que reír a los ignorantes y mucha ganancia a mi dueño.» Oh, Scipio! what things I could tell you that I saw among these players, and two other companies to which I belonged; but I must leave them for another day, for it would be impossible to compress them within moderate limits. All you have heard is nothing to what I could relate to you about these people and their ways, their work and their idleness, their ignorance and their cleverness, and other matters without end, which might serve to disenchant many who idolise these fictitious divinities.
¡Oh Cipión, quién te pudiera contar lo que vi en ésta y en otras dos compañías de comediantes en que anduve! Mas, por no ser posible reducirlo a narración sucinta y breve, lo habré de dejar para otro día, si es que ha de haber otro día en que nos comuniquemos ¿Vees cuán larga ha sido mi plática? ¿Vees mis muchos y diversos sucesos? ¿Consideras mis caminos y mis amos tantos? Pues todo lo que has oído es nada, comparado a lo que te pudiera contar de lo que noté, averigÜé y vi desta gente: su proceder, su vida, sus costumbres, sus ejercicios, su trabajo, su ociosidad, su ignorancia y su agudeza, con otras infinitas cosas: unas para decirse al oído y otras para aclamallas en público, y todas para hacer memoria dellas y para desengaño de muchos que idolatran en figuras fingidas y en bellezas de artificio y de transformación.
CIPIÓN.—Bien se me trasluce, Berganza, el largo campo que se te descubría para dilatar tu plática, y soy de parecer que la dejes para cuento particular y para sosiego no sobresaltado. Scip. I see clearly, Berganza, that the field is large; but leave it now, and go on.
BERGANZA.—Sea así, y escucha. «Con una compañía llegué a esta ciudad de Valladolid, donde en un entremés me dieron una herida que me llegó casi al fin de la vida; no pude vengarme, por estar enfrenado entonces, y después, a sangre fría, no quise: que la venganza pensada arguye crueldad y mal ánimo. Cansóme aquel ejercicio, no por ser trabajo, sino porque veía en él cosas que juntamente pedían enmienda y castigo; y, como a mí estaba más el sentillo que el remediallo, acordé de no verlo; y así, me acogí a sagrado, como hacen aquellos que dejan los vicios cuando no pueden ejercitallos, aunque más vale tarde que nunca. Digo, pues, que, viéndote una noche llevar la linterna con el buen cristiano Mahudes, te consideré contento y justa y santamente ocupado; y lleno de buena envidia quise seguir tus pasos, y con esta loable intención me puse delante de Mahudes, que luego me eligió para tu compañero y me trujo a este hospital. Lo que en él me ha sucedido no es tan poco que no haya menester espacio para contallo, especialmente lo que oí a cuatro enfermos que la suerte y la necesidad trujo a este hospital, y a estar todos cuatro juntos en cuatro camas apareadas.» Perdóname, porque el cuento es breve, y no sufre dilación, y viene aquí de molde. Berg. I arrived with a company of players in this city of Valladolid, where they gave me a wound in an interlude that was near being the death of me. I could not revenge myself then, because I was muzzled, and I had no mind to do so afterwards in cold blood; for deliberate vengeance argues a cruel and malicious disposition. I grew weary of this employment, not because it was laborious, but because I saw in it many things which called for amendment and castigation; and, as it was not in my power to remedy them, I resolved to see them no more, but to take refuge in an abode of holiness, as those do who forsake their vices when they can no longer practise them; but better late than never. Well, then, seeing you one night carrying the lantern with that good Christian Mahudes, I noticed how contented you were, how righteous and holy was your occupation. Filled with honest emulation, I longed to follow your steps; and, with that laudable intention, I placed myself before Mahudes, who immediately elected me your companion, and brought me to this hospital. What has occurred to me since I have been here would take some time to relate. I will just mention a conversation I heard between four invalids, who lay in four beds next each other. It will not take long to tell, and it fits in here quite pat.
CIPIÓN.—Sí perdono. Concluye, que, a lo que creo, no debe de estar lejos el día. Scip. Very well; but be quick, for, to the best of my belief, it cannot be far from daylight.
BERGANZA.—«Digo que en las cuatro camas que están al cabo desta enfermería, en la una estaba un alquimista, en la otra un poeta, en la otra un matemático y en la otra uno de los que llaman arbitristas.» Berg. The four beds were at the end of the infirmary, and in them lay an alchemist, a poet, a mathematician, and one of those persons who are called projectors.
CIPIÓN.—Ya me acuerdo haber visto a esa buena gente. Scip. I recollect these good people well.
BERGANZA.—«Digo, pues, que una siesta de las del verano pasado, estando cerradas las ventanas y yo cogiendo el aire debajo de la cama del uno dellos, el poeta se comenzó a quejar lastimosamente de su fortuna, y, preguntándole el matemático de qué se quejaba, respondió que de su corta suerte. ¿Cómo, y no será razón que me queje —prosiguió—, que, habiendo yo guardado lo que Horacio manda en su Poética, que no salga a luz la obra que, después de compuesta, no hayan pasado diez años por ella, y que tenga yo una de veinte años de ocupación y doce de pasante, grande en el sujeto, admirable y nueva en la invención, grave en el verso, entretenida en los episodios, maravillosa en la división, porque el principio responde al medio y al fin, de manera que constituyen el poema alto, sonoro, heroico, deleitable y sustancioso; y que, con todo esto, no hallo un príncipe a quien dirigirle? Príncipe, digo, que sea inteligente, liberal y magnánimo. ¡Mísera edad y depravado siglo nuestro! ¿De qué trata el libro?, preguntó el alquimista. Respondió el poeta: Trata de lo que dejó de escribir el Arzobispo Turpín del Rey Artús de Inglaterra, con otro suplemento de la Historia de la demanda del Santo Brial, y todo en verso heroico, parte en octavas y parte en verso suelto; pero todo esdrújulamente, digo en esdrújulos de nombres sustantivos, sin admitir verbo alguno. A mi —respondió el alquimista— poco se me entiende de poesía; y así, no sabré poner en su punto la desgracia de que vuesa merced se queja, puesto que, aunque fuera mayor, no se igualaba a la mía, que es que, por faltarme instrumento, o un príncipe que me apoye y me dé a la mano los requisitos que la ciencia de la alquimia pide, no estoy ahora manando en oro y con más riquezas que los Midas, que los Crasos y Cresos. Berg. One afternoon, last summer, the windows being closed, I lay panting under one of their beds, when the poet began piteously to bewail his ill fortune. The mathematician asked him what he complained of. "Have I not good cause for complaint?" he replied. "I have strictly observed the rule laid down by Horace in his Art of Poetry, not to bring to light any work until ten years after it has been composed. Now, I have a work on which I was engaged for twenty years, and which has lain by me for twelve. The subject is sublime, the invention perfectly novel, the episodes singularly happy, the versification noble, and the arrangement admirable, for the beginning is in perfect correspondence with the middle and the end. Altogether it is a lofty, sonorous, heroic poem, delectable and full of matter; and yet I cannot find a prince to whom I may dedicate it—a prince, I say, who is intelligent, liberal, and magnanimous. Wretched and depraved age this of ours!" "Have you ever succeeded, Señor Alchemist," said the mathematician, "in extracting gold from the other metals?" "What is the subject of the work?" inquired the alchemist. "It treats," said the poet, "of that part of the history of king Arthur of England which archbishop Turpin left unwritten, together with the history of the quest of the Sangreal, the whole in heroic measure,—part rhymes, part blank-verse; and in dactyles moreover, that is to say, in dactylic noun substantives, without any admission of verbs." "For my part, I am not much of a judge in matters of poetry," returned the alchemist, "and therefore I cannot precisely estimate the misfortune you complain of; but in any case it cannot equal my own in wanting means, or a prince to back me and supply me with the requisites, for prosecuting the science of alchemy; but for which want alone I should now be rolling in gold, and richer than ever was Midas, Crassus, or Croesus."
¿Ha hecho vuesa merced —dijo a esta sazón el matemático—, señor alquimista, la experiencia de sacar plata de otros metales? Yo —respondió el alquimista— no la he sacado hasta agora, pero realmente sé que se saca, y a mí no me faltan dos meses para acabar la piedra filosofal, con que se puede hacer plata y oro de las mismas piedras. Bien han exagerado vuesas mercedes sus desgracias —dijo a esta sazón el matemático—; pero, al fin, el uno tiene libro que dirigir y el otro está en potencia propincua de sacar la piedra filosofal; más, ¿qué diré yo de la mía, que es tan sola que no tiene dónde arrimarse? Veinte y dos años ha que ando tras hallar el punto fijo, y aquí lo dejo y allí lo tomo; y, pareciéndome que ya lo he hallado y que no se me puede escapar en ninguna manera, cuando no me cato, me hallo tan lejos dél, que me admiro. Lo mismo me acaece con la cuadratura del círculo: que he llegado tan al remate de hallarla, que no sé ni puedo pensar cómo no la tengo ya en la faldriquera; y así, es mi pena semejable a las de Tántalo, que está cerca del fruto y muere de hambre, y propincuo al agua y perece de sed. Por momentos pienso dar en la coyuntura de la verdad, y por minutos me hallo tan lejos della, que vuelvo a subir el monte que acabé de bajar, con el canto de mi trabajo a cuestas, como otro nuevo Sísifo. … "I have not yet extracted it," the alchemist replied, "but I know for certain that the thing is to be done, and that in less than two months more I could complete the discovery of the philosopher′s stone, by means of which gold can be made even out of pebbles." "Your worships," rejoined the mathematician, "have both of you made a great deal of your misfortunes; but after all, one of you has a book to dedicate, and the other is on the point of discovering the philosopher′s stone, by means of which he will be as rich as all those who have followed that course. But what will you say of my misfortune, which is great beyond compare? For two and twenty years I have been in pursuit of the fixed point; here I miss it, there I get sight of it again, and just when it seems that I am down upon it so that it can by no means escape me, I find myself on a sudden so far away from it that I am utterly amazed. It is just the same with the quadrature of the circle. I have been within such a hair′s breadth of it, that I cannot conceive how it is that I have not got it in my pocket. Thus I suffer a torment like that of Tantalus, who starves with fruits all round him, and burns with thirst with water at his lip. At one moment I seem to grasp the truth, at another it is far away from me; and, like another Sisyphus, I begin again to climb the hill which I have just rolled down, along with all the mass of my labours."
»Había hasta este punto guardado silencio el arbitrista, y aquí le rompió diciendo: Cuatro quejosos tales que lo pueden ser del Gran Turco ha juntado en este hospital la pobreza, y reniego yo de oficios y ejercicios que ni entretienen ni dan de comer a sus dueños. Yo, señores, soy arbitrista, y he dado a Su Majestad en diferentes tiempos muchos y diferentes arbitrios, todos en provecho suyo y sin daño del reino; y ahora tengo hecho un memorial donde le suplico me señale persona con quien comunique un nuevo arbitrio que tengo: tal, que ha de ser la total restauración de sus empeños; pero, por lo que me ha sucedido con otros memoriales, entiendo que éste también ha de parar en el carnero. Mas, porque vuesas mercedes no me tengan por mentecapto, aunque mi arbitrio quede desde este punto público, le quiero decir, que es éste: The projector, who had hitherto kept silence, now struck in. "Here we are," he said, "four complainants, brought together by poverty under the roof of this hospital. To the devil with such callings and employments, as give neither pleasure nor bread to those who exercise them! I, gentlemen, am a projector, and have at various times offered sundry valuable projects to his majesty, all to his advantage, and without prejudice to the realm; and I have now a memorial in which I supplicate his majesty to appoint a person to whom I may communicate a new project of mine, which will be the means of entirely liquidating all his debts. But from the fate which all my other memorials have had, I foresee that this one also will be thrown into the dust-hole. Lest, however, your worships should think me crack-brained, I will explain my project to you, though this be in some degree a publication of my secret.
Hase de pedir en Cortes que todos los vasallos de Su Majestad, desde edad de catorce a sesenta años, sean obligados a ayunar una vez en el mes a pan y agua, y esto ha de ser el día que se escogiere y señalare, y que todo el gasto que en otros condumios de fruta, carne y pescado, vino, huevos y legumbres que han de gastar aquel día, se reduzga a dinero, y se dé a Su Majestad, sin defraudalle un ardite, so cargo de juramento; y con esto, en veinte años queda libre de socaliñas y desempeñado. Porque si se hace la cuenta, como yo la tengo hecha, bien hay en España más de tres millones de personas de la dicha edad, fuera de los enfermos, más viejos o más muchachos, y ninguno déstos dejará de gastar, y esto contado al menorete, cada día real y medio; y yo quiero que sea no más de un real, que no puede ser menos, aunque coma alholvas. Pues ¿paréceles a vuesas mercedes que sería barro tener cada mes tres millones de reales como ahechados? Y esto antes sería provecho que daño a los ayunantes, porque con el ayuno agradarían al cielo y servirían a su Rey; y tal podría ayunar que le fuese conveniente para su salud. Este es arbitrio limpio de polvo y de paja, y podríase coger por parroquias, sin costa de comisarios, que destruyen la república. Riyéronse todos del arbitrio y del arbitrante, y él también se riyó de sus disparates; y yo quedé admirado de haberlos oído y de ver que, por la mayor parte, los de semejantes humores venían a morir en los hospitales.» "I propose that all his majesty′s vassals, from the age of fourteen to sixty, be bound once a month, on a certain appointed day, to fast on bread and water; and that the whole expenditure, which would otherwise be made on that day for food, including fruit, meat, fish, wine, eggs, and vegetables, be turned into money, and the amount paid to his majesty, without defrauding him of a doit, as each shall declare on oath. By this means, in the course of twenty years the king will be freed from all debts and incumbrances. The calculation is easily made. There are in Spain more than three millions of persons of the specified age, exclusive of invalids, old, and young, and there is not one of these but spends at least a real and a half daily; however, I am willing to put it at a real only, and less it cannot be, even were they to eat nothing but leeks. Now does it not strike your worships that it would be no bad thing to realise every month three millions of reals, all net and clear as if they were winnowed and sifted? The plan, moreover, instead of a loss to his majesty′s subjects, would be a real advantage to them; for by means of their fasts they would make themselves acceptable to God and would serve their king, and some of them even might find it beneficial to their health. The project is in every way admirable, as you must confess; the money too might be collected by parishes, without the cost of tax gatherers and receivers, those plagues and bloodsuckers of the realm." The others all laughed at the projector′s scheme, and even he himself joined in the laugh at last. For my part I found much matter for reflection in the strange conversation I had heard, and in the fact that people such as these usually end their days in a hospital.
CIPIÓN.—Tienes razón, Berganza. Mira si te queda más que decir. Scip. That is true, Berganza. Have you anything more to say?
BERGANZA.—Dos cosas no más, con que daré fin a mi plática, que ya me parece que viene el día. «Yendo una noche mi mayor a pedir limosna en casa del corregidor desta ciudad, que es un gran caballero y muy gran cristiano, hallámosle solo; y parecióme a mí tomar ocasión de aquella soledad para decirle ciertos advertimientos que había oído decir a un viejo enfermo deste hospital, acerca de cómo se podía remediar la perdición tan notoria de las mozas vagamundas, que por no servir dan en malas, y tan malas, que pueblan los veranos todos los hospitales de los perdidos que las siguen: plaga intolerable y que pedía presto y eficaz remedio. Digo que, queriendo decírselo, alcé la voz, pensando que tenía habla, y en lugar de pronunciar razones concertadas ladré con tanta priesa y con tan levantado tono que, enfadado el corregidor, dio voces a sus criados que me echasen de la sala a palos; y un lacayo que acudió a la voz de su señor, que fuera mejor que por entonces estuviera sordo, asió de una cantimplora de cobre que le vino a la mano, y diómela tal en mis costillas, que hasta ahora guardo las reliquias de aquellos golpes.» Berg. Two things more and then I shall have done, for I think day is beginning to dawn. One day I accompanied Mahudes to ask for alms in the house of the corregidor of this city, who is a great cavalier and a very great Christian. We found him alone, and I thought fit to take advantage of that opportunity to give him certain counsels which I had gathered from the lips of an old invalid in this hospital, who was discussing the means of saving from perdition those vagabond girls who take to a life of vice to avoid labour,—an intolerable evil demanding an immediate and effectual remedy. Wishing to impart what I had heard to the corregidor, I lifted up my voice, thinking to speak; but instead of articulate speech I barked so loudly that the corregidor called out in a passion to his servants to drive me out of the room with sticks; whereupon one of them caught up a copper syphon, which Was the nearest thing at hand, and thrashed me with it so, that I feel it in my ribs to this hour.
CIPIÓN.—Y ¿quéjaste deso, Berganza? Scip. And do you complain of that, Berganza?
BERGANZA.—Pues ¿no me tengo de quejar, si hasta ahora me duele, como he dicho, y si me parece que no merecía tal castigo mi buena intención? Berg. Nay; have I not reason to complain, since I feel the pain even now; and since it appears to me that my good intentions merited no such chastisement?
CIPIÓN.—Mira, Berganza, nadie se ha de meter donde no le llaman, ni ha de querer usar del oficio que por ningún caso le toca. Y has de considerar que nunca el consejo del pobre, por bueno que sea, fue admitido, ni el pobre humilde ha de tener presumpción de aconsejar a los grandes y a los que piensan que se lo saben todo. La sabiduría en el pobre está asombrada; que la necesidad y miseria son las sombras y nubes que la escurecen, y si acaso se descubre, la juzgan por tontedad y la tratan con menosprecio. Scip. Look you, Berganza, no one should interfere where he is not wanted, nor take upon himself a business that in no wise is his concern. Besides, you ought to know, that the advice of the poor, however good it may be, is never taken; nor should the lowly presume to offer advice to the great, who fancy they know everything. Wisdom in a poor man lies under a cloud, and cannot be seen; or if by chance it shines through it, people mistake it for folly, and treat it with contempt.
BERGANZA.—Tienes razón, y, escarmentando en mi cabeza, de aquí adelante seguiré tus consejos. Berg. You are right, Scipio; and having had the lesson well beaten into me, I will henceforth act accordingly.
«Entré asimismo otra noche en casa de una señora principal, la cual tenía en los brazos una perrilla destas que llaman de falda, tan pequeña que la pudiera esconder en el seno; la cual, cuando me vio, saltó de los brazos de su señora y arremetió a mí ladrando, y con tan gran denuedo, que no paró hasta morderme de una pierna. Volvíla a mirar con respecto y con enojo, y dije entre mí: Si yo os cogiera, animalejo ruin, en la calle, o no hiciera caso de vos o os hiciera pedazos entre los dientes. Consideré en ella que hasta los cobardes y de poco ánimo son atrevidos e insolentes cuando son favorecidos, y se adelantan a ofender a los que valen más que ellos.»That same night I entered the house of a lady of quality, who had in her arms a little lap-dog, so very diminutive that she could have hid it in her bosom. The instant it saw me, it flew at me out of its mistress′s arms, barking with all its might, and even went so far as to bite my leg. I looked at it with disgust, and said to myself, "If I met you in the street, paltry little animal, either I would take no notice of you at all, or I would make mince meat of you." The little wretch was an example of the common rule—that mean-souled persons when they are in favour are always insolent, and ready to offend those who are much better than themselves, though inferior to them in fortune.
CIPIÓN.—Una muestra y señal desa verdad que dices nos dan algunos hombrecillos que a la sombra de sus amos se atreven a ser insolentes; y si acaso la muerte o otro accidente de fortuna derriba el árbol donde se arriman, luego se descubre y manifiesta su poco valor; porque, en efeto, no son de más quilates sus prendas que los que les dan sus dueños y valedores. La virtud y el buen entendimiento siempre es una y siempre es uno: desnudo o vestido, solo o acompañado. Bien es verdad que puede padecer acerca de la estimación de las gentes, mas no en la realidad verdadera de lo que merece y vale. Y, con esto, pongamos fin a esta plática, que la luz que entra por estos resquicios muestra que es muy entrado el día, y esta noche que viene, si no nos ha dejado este grande beneficio de la habla, será la mía, para contarte mi vida. Scip. We have many instances of this in worthless fellows, who are insolent enough under cover of their masters′ protection; but if death or any other chance brings down the tree against which they leaned, their true value becomes apparent, since they have no other merit than that borrowed from their patrons; whilst virtue and good sense are always the same, whether clothed or naked, alone or accompanied. But let us break off now; for the light beaming in through those chinks shows that the dawn is far advanced.
BERGANZA.—Sea ansí, y mira que acudas a este mismo puesto. Berg. Be it so; and I trust in heaven that to-night we shall find ourselves in a condition to renew our conversation.
El acabar el Coloquio el licenciado y el despertar el alférez fue todo a un tiempo; y el licenciado dijo: The licentiate finished the reading of this dialogue, and the Alferez his nap, both at the same time.
—Aunque este coloquio sea fingido y nunca haya pasado, paréceme que está tan bien compuesto que puede el señor alférez pasar adelante con el segundo."Although this colloquy is manifestly fictitious," said the licentiate, "it is, in my opinion, so well composed, that the Señor Alferez may well proceed with the second part."
—Con ese parecer —respondió el alférez— me animaré y disporné a escribirle, sin ponerme más en disputas con vuesa merced si hablaron los perros o no. "Since you give me such encouragement, I will do so," replied the alferez, "without further discussing the question with you, whether the dogs spoke or not."
A lo que dijo el licenciado: —Señor Alférez, no volvamos más a esa disputa. Yo alcanzo el artificio del Coloquio y la invención, y basta. Vámonos al Espolón a recrear los ojos del cuerpo, pues ya he recreado los del entendimiento. "There is no need that we should go over that ground again," said the licentiate. "I admire the art and the invention you have displayed in the dialogue, and that is enough. Let us go to the Espolon,[6] and recreate our bodily eyes, as we have gratified those of our minds."
—Vamos —dijo el alférez. "With all my heart," said the alferez,
Y, con esto, se fueron.and away they went.