CHAPTER 5.
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CAPÍTULO V
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I AM SENT AWAY FROM HOME
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ME ALEJAN DEL HOGAR
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We might have gone about half a mile, and my pocket-handkerchief was quite wet through, when the carrier stopped short. Looking out to ascertain for what, I saw, to MY amazement, Peggotty burst from a hedge and climb into the cart. She took me in both her arms, and squeezed me to her stays until the pressure on my nose was extremely painful, though I never thought of that till afterwards when I found it very tender. Not a single word did Peggotty speak. Releasing one of her arms, she put it down in her pocket to the elbow, and brought out some paper bags of cakes which she crammed into my pockets, and a purse which she put into my hand, but not one word did she say. After another and a final squeeze with both arms, she got down from the cart and ran away; and, my belief is, and has always been, without a solitary button on her gown. I picked up one, of several that were rolling about, and treasured it as a keepsake for a long time.
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Habíamos andado como una media milla y mi pañuelo estaba completamente empapado cuando el carro se paró brus camente. Miré para ver lo que pasaba, y con gran asombro vi a Peggotty surgiendo de un arbusto y encaramándose en el carro. Me cogió en sus brazos y me estrechó contra el corsé con tal fuerza, que casi me deshizo la nariz, aunque yo no me di cuenta de ello hasta después de un rato, al ver que me dolía. Peggotty no pronunció palabra. Soltándome con uno de los brazos, se lo hundió en el bolsillo hasta el codo y sacó unos paquetes llenos de dulces, que introdujo en los míos, y puso entre mis manos una bolsa, todo sin desplegar los labios. Después, dándome otro abrazo de despedida, bajó del carro y se marchó corriendo; estoy seguro de que se fue sin un solo botón en la blusa. Yo cogí uno, entre varios que habían caído a mi alrededor, y lo guardé durante mucho tiempo como un tesoro.
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The carrier looked at me, as if to inquire if she were coming back. I shook my head, and said I thought not. ′Then come up,′ said the carrier to the lazy horse; who came up accordingly.
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El carretero me miró, como preguntándome si ya no volvería. Sacudí la cabeza y le dije que creía que no. -Entonces ¡en marcha! - le dijo a su caballo. Y, efectivamente, este se puso en marcha.
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Having by this time cried as much as I possibly could, I began to think it was of no use crying any more, especially as neither Roderick Random, nor that Captain in the Royal British Navy, had ever cried, that I could remember, in trying situations. The carrier, seeing me in this resolution, proposed that my pocket-handkerchief should be spread upon the horse′s back to dry. I thanked him, and assented; and particularly small it looked, under those circumstances.
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Después de llorar cuanto me fue posible empecé a comprender que no conducía a nada el llorar de aquel modo, principalmente porque ni Roderich Ramdom ni el capitán de la marina real inglesa habían llorado nunca, ni aun en las situaciones más críticas. El carretero, viéndome con aquella resolución---me propuso poner a secar el pañuelo en el lomo de su caballo. Le di las gracias, consintiendo, y el pañuelo me parecía ridículamente pequeño colocado allí.
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I had now leisure to examine the purse. It was a stiff leather purse, with a snap, and had three bright shillings in it, which Peggotty had evidently polished up with whitening, for my greater delight. But its most precious contents were two half-crowns folded together in a bit of paper, on which was written, in my mother′s hand, ′For Davy. With my love.′ I was so overcome by this, that I asked the carrier to be so good as to reach me my pocket-handkerchief again; but he said he thought I had better do without it, and I thought I really had, so I wiped my eyes on my sleeve and stopped myself.
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No tardé en examinar la bolsa. Era un portamonedas fuerte de cuero, que contenía tres chelines muy brillantes, evidentemente pulidos con esmero por Peggotty para mi mayor satisfacción; pero, su más precioso teso ro eran dos medias coronas, que encontré envueltas en un papelito, en el que se leía, de letra de mi madre: «Para Davy, con mi cariño». Esto me conmovió de tal manera, que pedí a Barkis (el cochero se llamaba así) que tuviera la bondad de devolverme mi pañuelo; pero me contestó que le parecía más prudente que siguiera sin él, y comprendiendo que tenía razón, me sequé los ojos con la manga y dejé de llorar.
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For good, too; though, in consequence of my previous emotions, I was still occasionally seized with a stormy sob. After we had jogged on for some little time, I asked the carrier if he was going all the way.
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Había dejado de llorar del todo; pero a consecuencia de mis emociones, todavía me sacudía de vez en cuando un profundo sollozo. Después de haber viajado así durante un rato pregunté a Barkis si iba a llevarme él todo el camino.
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′All the way where?′ inquired the carrier.
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-¿Todo el camino a dónde? -me preguntó.
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′There,′ I said.
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-Allí -dije.
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′Where′s there?′ inquired the carrier.
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-¿Y dónde es allí? - insistió el hombre.
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′Near London,′ I said.
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-Cerca de Londres --dije.
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′Why that horse,′ said the carrier, jerking the rein to point him out, ′would be deader than pork afore he got over half the ground.′
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-Pero este caballo - me contestó, sacudiendo las riendas para que le mirase- estaría más muerto que un cochinillo asado antes de la mitad del camino.
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′Are you only going to Yarmouth then?′ I asked.
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-¿Entonces no va usted más que a Yarmouth? -pregunté.
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′That′s about it,′ said the carrier. ′And there I shall take you to the stage-cutch, and the stage-cutch that′ll take you to—wherever it is.′
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-Eso es -dijo Barkis-. Allí tendrás que tomar la diligenc ia, y la diligencia te llevará hasta... donde vas.
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As this was a great deal for the carrier (whose name was Mr. Barkis) to say—he being, as I observed in a former chapter, of a phlegmatic temperament, and not at all conversational—I offered him a cake as a mark of attention, which he ate at one gulp, exactly like an elephant, and which made no more impression on his big face than it would have done on an elephant′s.
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Como esto era mucho hablar para él, pues ya observé en un capítulo precedente que era hombre flemático y nada charlatán, le ofrecí un bizcocho en agradecimiento, y se lo zampó de un bocado, exactamente como lo hubiera hecho un elefante, y en su rostro no se observó más impresión de la que se hubiera observado en el del elefante.
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′Did SHE make ′em, now?′ said Mr. Barkis, always leaning forward, in his slouching way, on the footboard of the cart with an arm on each knee.
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-¿Es ella quien los ha hecho? -preguntó, inclinado, como siempre, hacia delante y con un brazo sobre cada rodilla.
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′Peggotty, do you mean, sir?′
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-¿Se refiere usted a Peggotty?
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′Ah!′ said Mr. Barkis. ′Her.′
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-Sí --contestó Barkis.
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′Yes. She makes all our pastry, and does all our cooking.′
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-Sí; en casa es ella quien hace los pasteles y toda la cocina.
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′Do she though?′ said Mr. Barkis. He made up his mouth as if to whistle, but he didn′t whistle. He sat looking at the horse′s ears, as if he saw something new there; and sat so, for a considerable time. By and by, he said:
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-Según eso, ¿lo hace ella? Y Barkis puso la boca como si fuera a silbar, pero no silbó. Se inclinó a mirar las orejas de su caballo, como si viera en ellas algo nuevo, y así continuó durante mucho tiempo.
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′No sweethearts, I b′lieve?′
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-¿Y amorcillos no habrá, supongo?
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′Sweetmeats did you say, Mr. Barkis?′ For I thought he wanted something else to eat, and had pointedly alluded to that description of refreshment.
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-¿Se refiere usted a los amorcillos de dulce, míster Barkis? -pregunté, creyendo que le apetecían.
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′Hearts,′ said Mr. Barkis. ′Sweet hearts; no person walks with her!′
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-Novios -dijo Barkis-. Noviazgos. ¿No habla nadie con ella?
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′With Peggotty?′
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-¿Con Peggotty?
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′Ah!′ he said. ′Her.′
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-Sí.
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′Oh, no. She never had a sweetheart.′
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-¡Oh, no! Nunca ha tenido novio.
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′Didn′t she, though!′ said Mr. Barkis.
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-¿Nunca lo ha tenido?
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Again he made up his mouth to whistle, and again he didn′t whistle, but sat looking at the horse′s ears.
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Y de nuevo Barkis puso la boca como si fuera a silbar y no silbó, y volvió a la contemplación de las orejas de su caballo.
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′So she makes,′ said Mr. Barkis, after a long interval of reflection, ′all the apple parsties, and doos all the cooking, do she?′
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-Según eso -dijo después de un largo rato de reflexión- ¿ella es quien hace todas las tartas de manzana y toda la cocina?
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I replied that such was the fact.
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Respondí que así era.
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′Well. I′ll tell you what,′ said Mr. Barkis. ′P′raps you might be writin′ to her?′
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-Bien, pues voy a decirte una cosa - me dijo Barkis-. ¿Tú piensas escribirle?
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′I shall certainly write to her,′ I rejoined.
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-Sí que pienso -respondí.
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′Ah!′ he said, slowly turning his eyes towards me. ′Well! If you was writin′ to her, p′raps you′d recollect to say that Barkis was willin′; would you?′
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-¡Ah! -dijo, volviéndose a mirarme lentamente---. ¡Bien! Si le escribes, ¿te importaría decirle que Barkis está dispuesto?
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′That Barkis is willing,′ I repeated, innocently. ′Is that all the message?′
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-¿Que Barkis está dispuesto? -repetí con inocencia---. ¿Nada más?
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′Ye-es,′ he said, considering. ′Ye-es. Barkis is willin′.′
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-Sí --dijo lentamente-. Sí: «Barkis está dispuesto».
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′But you will be at Blunderstone again tomorrow, Mr. Barkis,′ I said, faltering a little at the idea of my being far away from it then, and could give your own message so much better.′
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-Pero usted volverá mañana a Bloonderstone, míster Barkis -dije algo emocionado, al pensar que yo, en cambio, estaría muy lejos-. ¿No podría decírselo usted mismo?
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As he repudiated this suggestion, however, with a jerk of his head, and once more confirmed his previous request by saying, with profound gravity, ′Barkis is willin′. That′s the message,′ I readily undertook its transmission. While I was waiting for the coach in the hotel at Yarmouth that very afternoon, I procured a sheet of paper and an inkstand, and wrote a note to Peggotty, which ran thus: ′My dear Peggotty. I have come here safe. Barkis is willing. My love to mama. Yours affectionately. P.S. He says he particularly wants you to know—BARKIS IS WILLING.′
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Rechazó aquella sugerencia con un movimiento de cabeza a insistió en su encargo, diciendo con profunda gravedad: «Barkis está dispuesto». Ese era el mensaje. Yo estaba decidido a transmitírselo; y aquella misma tarde, mientras esperaba a la diligencia en el hotel de Yarmouth pedí papel y pluma y escribí a Peggotty: «Mi querida Peggotty: He llegado aquí bien. "Barkis está dispuesto." Mis cariños a mamá. Tu afectuoso, DAVY. P. D. Dice que quiere que sepas muy particularmente que "Barkis está dispuesto".»
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When I had taken this commission on myself prospectively, Mr. Barkis relapsed into perfect silence; and I, feeling quite worn out by all that had happened lately, lay down on a sack in the cart and fell asleep. I slept soundly until we got to Yarmouth; which was so entirely new and strange to me in the inn-yard to which we drove, that I at once abandoned a latent hope I had had of meeting with some of Mr. Peggotty′s family there, perhaps even with little Em′ly herself.
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» Cuando le prometí cumplir su sugerencia, Barkis volvió a caer en profundo silencio, y yo, sintiéndome agotado por todo lo sucedido en los últimos días, caí encima de un saco y me quedé dormido. Duró mi sueño hasta llegar a Yarmouth, que por cierto en el hotel en que nos detuvimos me pareció un Yarmouth tan distinto al que yo recordaba, que perdí la esperanza que ha - bía acariciado de encontrarme con alguien de la familia Peggotty. ¡Quién sabe! ¡Quizá hasta con Emily!
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The coach was in the yard, shining very much all over, but without any horses to it as yet; and it looked in that state as if nothing was more unlikely than its ever going to London. I was thinking this, and wondering what would ultimately become of my box, which Mr. Barkis had put down on the yard-pavement by the pole (he having driven up the yard to turn his cart), and also what would ultimately become of me, when a lady looked out of a bow-window where some fowls and joints of meat were hanging up, and said:
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La diligencia estaba ya en el patio, muy limpia y reluciente, pero sin los caballos, y al verla así parecía increíble que pudiera llegar nunca hasta Londres. Pensaba en esto y me preocupaba lo que sería de mi maleta (que Barkis había dejado en el suelo del patio, marchándose después con su carro), y también meditaba en mi suerte futura cuando por una ventana en la que había colgadas aves y algunos embutidos se asomó una señora y dijo:
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′Is that the little gentleman from Blunderstone?′
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-¿Es ese el viajero procedente de Bloonderstone?
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′Yes, ma′am,′ I said.
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-Sí, señora -le dije.
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′What name?′ inquired the lady.
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-¿Cómo se llama usted? - insistió la señora.
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′Copperfield, ma′am,′ I said.
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-Copperfield.
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′That won′t do,′ returned the lady. ′Nobody′s dinner is paid for here, in that name.′
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-No, no es eso -replicó la señora-; la comida está encargada a otro nombre.
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′Is it Murdstone, ma′am?′ I said.
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-¿Será a nombre de Murdstone? - le pregunté.
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′If you′re Master Murdstone,′ said the lady, ′why do you go and give another name, first?′
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-Si se llama usted Murdstone, ¿por qué ha dicho otro nombre primero? -preguntó la mujer.
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I explained to the lady how it was, who than rang a bell, and called out, ′William! show the coffee-room!′ upon which a waiter came running out of a kitchen on the opposite side of the yard to show it, and seemed a good deal surprised when he was only to show it to me.
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Le expliqué lo que era, y ella entonces tocó una campanilla y ordenó: -William, conduce a este caballero al comedor. Al oír esto, un camarero que salía corriendo del lado opuesto del patio me miró y pareció muy sorprendido al ver que sólo se trataba de mí.
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It was a large long room with some large maps in it. I doubt if I could have felt much stranger if the maps had been real foreign countries, and I cast away in the middle of them. I felt it was taking a liberty to sit down, with my cap in my hand, on the corner of the chair nearest the door; and when the waiter laid a cloth on purpose for me, and put a set of castors on it, I think I must have turned red all over with modesty.
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El comedor era una habitación enorme, rodeada de mapas. Dudo que me hubiera sentido más confuso si los mapas hubieran sido verdaderos países extranjeros donde hubiera caído de improviso. Me parecía que era un atrevimiento enorme el de sentarme allí, con la gorra en la mano, en el borde de la silla más cercana a la puerta. Y cuando el camarero extendió un mantel para mí y puso el salero encima, sentí que me ponía rojo de vergÜenza.
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He brought me some chops, and vegetables, and took the covers off in such a bouncing manner that I was afraid I must have given him some offence. But he greatly relieved my mind by putting a chair for me at the table, and saying, very affably, ′Now, six-foot! come on!′
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Después trajo unas fuentes con chuletas y legumbres. Pero colocaba las cosas de un modo tan brusco, que yo estaba asustado y con temor de haberle ofendido. Me tranquilicé mucho cuando, poniendo una silla para mí delante de la mesa, me dijo cordialmente: -Vamos, gigante, siéntate.
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I thanked him, and took my seat at the board; but found it extremely difficult to handle my knife and fork with anything like dexterity, or to avoid splashing myself with the gravy, while he was standing opposite, staring so hard, and making me blush in the most dreadful manner every time I caught his eye. After watching me into the second chop, he said:
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Le di las gracias y me senté; pero me parecía dificilísimo manejar el cuchillo y el tenedor con algo de soltura y no mancharme con la salsa mientras él continuara enfrente sin dejar de mirarme y haciéndome ruborizar de la manera más horrible cada vez que mis ojos se encontraban con los suyos. Cuando me vio empezar la segunda chuleta me dijo:
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′There′s half a pint of ale for you. Will you have it now?′
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-Le traigo media pinta de cerveza; ¿la quiere usted ahora?
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I thanked him and said, ′Yes.′ Upon which he poured it out of a jug into a large tumbler, and held it up against the light, and made it look beautiful.
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Le di las gracias y le dije que sí. Entonces me la sirvió en un vaso y la acercó a la luz para enseñarme el hermoso color que tenía.
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′My eye!′ he said. ′It seems a good deal, don′t it?′
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-¡Pardiez! -dijo-, es buena cantidad.
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′It does seem a good deal,′ I answered with a smile. For it was quite delightful to me, to find him so pleasant. He was a twinkling-eyed, pimple-faced man, with his hair standing upright all over his head; and as he stood with one arm a-kimbo, holding up the glass to the light with the other hand, he looked quite friendly.
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-Sí es buena cantidad -le contesté con una sonrisa, pues estaba encantado de verle tan amable. Tenía los ojos muy brillantes, las mejillas muy coloradas y los cabellos tiesos. Y en aquel momento, con un puño en la cadera y en la otra mano el vaso lleno de cerveza, tenía un aspecto de lo más campechano.
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′There was a gentleman here, yesterday,′ he said—′a stout gentleman, by the name of Topsawyer—perhaps you know him?′
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-Ayer llegó aquí un caballero -dijo-, un caballero muy grueso, que se llamaba Topsawyer; quizá le conoce usted.
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′No,′ I said, ′I don′t think—′
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-No, no creo...
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′In breeches and gaiters, broad-brimmed hat, grey coat, speckled choker,′ said the waiter.
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-Llevaba pantalones cortos, polainas y sombrero de ala ancha, un traje gris y tapabocas -dijo el camarero.
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′No,′ I said bashfully, ′I haven′t the pleasure—′
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-No --dije confuso-, no tengo ese gusto...
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′He came in here,′ said the waiter, looking at the light through the tumbler, ′ordered a glass of this ale—WOULD order it—I told him not—drank it, and fell dead. It was too old for him. It oughtn′t to be drawn; that′s the fact.′
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-Pues vino aquí -continuó el mozo mirando la luz a través del vaso- y pidió un vaso de esta misma cerveza y se empeñó en beberla. Yo le dije que no debía hacerlo; pero se la bebió y cayó muerto instantáneamente. Era demasiado fuerte para él. No debían volver a servirla.
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I was very much shocked to hear of this melancholy accident, and said I thought I had better have some water.
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Me impresionó muchísimo aquel triste accidente, y dije que en vez de cerveza pensaba tomar un poco de agua.
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′Why you see,′ said the waiter, still looking at the light through the tumbler, with one of his eyes shut up, ′our people don′t like things being ordered and left. It offends ′em. But I′ll drink it, if you like. I′m used to it, and use is everything. I don′t think it′ll hurt me, if I throw my head back, and take it off quick. Shall I?′
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-Pero lo malo -dijo el camarero, mirando todavía la luz a través del líquido y guiñándome un ojo- es que los amos se disgustan si se dejan las cosas después de pedidas. Se ofenden. Lo que sí se puede hacer, si le parece bien, es que yo me la beba; estoy acostumbrado, y la costumbre es todo. No creo que pueda hacerme daño, sobre todo si echo bien la cabeza hacia atrás y la bebo deprisa. ¿Quiere usted?
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I replied that he would much oblige me by drinking it, if he thought he could do it safely, but by no means otherwise. When he did throw his head back, and take it off quick, I had a horrible fear, I confess, of seeing him meet the fate of the lamented Mr. Topsawyer, and fall lifeless on the carpet. But it didn′t hurt him. On the contrary, I thought he seemed the fresher for it.
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Le contesté que lo agradecería; pero sólo en el caso de que pudiera hacerlo sin el menor peligro; de no ser así, de ninguna manera. Cuando le vi echar la cabeza hacia atrás y beberla deprisa, confieso que sentí un miedo horrible de verlo caer muerto como a míster Topsawyer. Pero no le hizo daño; por el contrario, hasta me pareció que le sentaba bien.
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′What have we got here?′ he said, putting a fork into my dish. ′Not chops?′
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-¿,Qué estábamos comiendo? -dijo después, metiendo un tenedor en mi plato- ¡Ah! ¿Chuletas?
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′Chops,′ I said.
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-Sí, chuletas --dije.
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′Lord bless my soul!′ he exclaimed, ′I didn′t know they were chops. Why, a chop′s the very thing to take off the bad effects of that beer! Ain′t it lucky?′
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-¡Dios me bendiga! -exclamó-. No sabía que fueran chuletas. Precisamente es lo único para evitar los malos efectos de esta cerveza. ¡Cuánta suerte tenemos!
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So he took a chop by the bone in one hand, and a potato in the other, and ate away with a very good appetite, to my extreme satisfaction. He afterwards took another chop, and another potato; and after that, another chop and another potato. When we had done, he brought me a pudding, and having set it before me, seemed to ruminate, and to become absent in his mind for some moments.
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Con una mano me cogió una chuleta, con la otra, una patata, y lo comió con el mayor apetito. Yo estaba radiante. Después cogió otra chuleta y otra patata; después otra patata y otra chuleta. Cuando terminó, me trajo un pudding, y sentándose enfrente de mí rumió algo entre dientes, como si estuviera pensando en otra cosa durante unos minutos.
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′How′s the pie?′ he said, rousing himself.
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-Qué, ¿cómo está ese bizcocho? --dijo de pronto.
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′It′s a pudding,′ I made answer.
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-Es un pudding - le contesté.
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′Pudding!′ he exclaimed. ′Why, bless me, so it is! What!′ looking at it nearer. ′You don′t mean to say it′s a batter-pudding!′
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-¡Pudding! -exclamó-. ¡Dios me bendiga! ¿De verdad es pudding? ¡Cómo! -dijo mirándolo más de cerca---. ¿Pero no será un pudding de frutas?
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′Yes, it is indeed.′
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-Sí, precisamente.
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′Why, a batter-pudding,′ he said, taking up a table-spoon, ′is my favourite pudding! Ain′t that lucky? Come on, little ′un, and let′s see who′ll get most.′
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-Es que el pudding de frutas -dijo cogiendo una gran cuchara- es lo que más me gusta. ¿No es una suerte? Vamos, pequeño, ¡a ver cuál de los dos lo come más deprisa!
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The waiter certainly got most. He entreated me more than once to come in and win, but what with his table-spoon to my tea-spoon, his dispatch to my dispatch, and his appetite to my appetite, I was left far behind at the first mouthful, and had no chance with him. I never saw anyone enjoy a pudding so much, I think; and he laughed, when it was all gone, as if his enjoyment of it lasted still.
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Como es natural, él era quien comía más deprisa. De vez en cuando me animaba para que intentara adelantarle; pero no había competencia posible entre su cucharón de servir y mi cucharilla de café, entre su agilidad y la mía, entre su apetito y el mío; tanto es así, que desde el primer momento perdí las esperanzas de ganarle. Pienso que nunca he visto a nadie saborear un pudding de aquel modo, y después de terminar, todavía se reía como si lo estuviera saboreando.
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Finding him so very friendly and companionable, it was then that I asked for the pen and ink and paper, to write to Peggotty. He not only brought it immediately, but was good enough to look over me while I wrote the letter. When I had finished it, he asked me where I was going to school.
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Le encontré tan amable que me atreví a pedirle pluma, tinta y papel para escribir a Peggotty. No sólo me lo trajo al momento, sino que estuvo mirando por encima do mi hombro mientras escribía la carta. Cuando terminé me preguntó que a qué escuela me mandaban. Yo dije:
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I said, ′Near London,′ which was all I knew.
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-A una cerca de Londres --que era lo que sabía.
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′Oh! my eye!′ he said, looking very low-spirited, ′I am sorry for that.′
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-¡Oh, Dios mío! -exclamó mirándome con compasión-. ¡Cuánto lo siento!
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′Why?′ I asked him.
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-¿Por qué? -le pregunté.
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′Oh, Lord!′ he said, shaking his head, ′that′s the school where they broke the boy′s ribs—two ribs—a little boy he was. I should say he was—let me see—how old are you, about?′
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-Porque -dijo moviendo la cabeza- esa es la escuela donde han roto a un muchacho dos costillas, a un niño. Tendría, vamos a ver.. ¿Cuántos años tienes?
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I told him between eight and nine.
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Le dije que ocho y medio.
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′That′s just his age,′ he said. ′He was eight years and six months old when they broke his first rib; eight years and eight months old when they broke his second, and did for him.′
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-¡Precisamente su edad! -dijo-. Ocho años y seis meses tenía cuando le rompieron la primera costilla, y ocho años y ocho meses cuando le rompieron la segunda, y murió a consecuencia de ello.
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I could not disguise from myself, or from the waiter, that this was an uncomfortable coincidence, and inquired how it was done. His answer was not cheering to my spirits, for it consisted of two dismal words, ′With whopping.′
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No pude disimular ante mí mismo ni ante el camarero la impresión que me hacía aquella desgraciada coincidencia, y pregunté cómo había sucedido. Su contestación no fue para animarme, pues consistió en estas terribles palabras:
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The blowing of the coach-horn in the yard was a seasonable diversion, which made me get up and hesitatingly inquire, in the mingled pride and diffidence of having a purse (which I took out of my pocket), if there were anything to pay.
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-De una paliza. El ruido de la diligencia en el patio fue una distracción oportuna, que me hizo preguntar algo confuso y en un tono entre orgulloso y desafiante, si le debía algo.
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′There′s a sheet of letter-paper,′ he returned. ′Did you ever buy a sheet of letter-paper?′
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-Un pliego de papel -me contestó---. ¿Has comprado alguna vez papel de cartas?
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I could not remember that I ever had.
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No recordaba haberlo comprado nunca.
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′It′s dear,′ he said, ′on account of the duty. Threepence. That′s the way we′re taxed in this country. There′s nothing else, except the waiter. Never mind the ink. I lose by that.′
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-Es raro -dijo- a causa de los derechos. Tres peniques. Es la tarifa en esta región. Y no creo que lo tenga nadie, excepto el camarero. La tinta no se cuenta; soy yo quien pierde en ello.
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′What should you—what should I—how much ought I to—what would it be right to pay the waiter, if you please?′ I stammered, blushing.
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-¿Y qué sería.... cuánto sería..., cuánto daré..., cuánto será razonable para pagar al camarero? Dígame –balbucí enrojeciendo.
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′If I hadn′t a family, and that family hadn′t the cowpock,′ said the waiter, ′I wouldn′t take a sixpence. If I didn′t support a aged pairint, and a lovely sister,′—here the waiter was greatly agitated—′I wouldn′t take a farthing. If I had a good place, and was treated well here, I should beg acceptance of a trifle, instead of taking of it. But I live on broken wittles—and I sleep on the coals′—here the waiter burst into tears.
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-Si no tuviera una familia y esta familia no estuviera ahora enferma -dijo el camarero- no aceptaría seis peniques. Si no tuviera que sostener a una madre anciana y a una encantadora hermanita (al llegar aquí pareció muy conmovido), no aceptaría ni un cuarto de penique. Si tuviera un buen sueldo y me trataran bien, sería yo el que de buena gana ofrecería algo en lugar de aceptarlo. Pero vivo de los desperdicios y duermo en la carbonera... (Al llegar a esto el camarero se deshizo en lágrimas.)
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I was very much concerned for his misfortunes, and felt that any recognition short of ninepence would be mere brutality and hardness of heart. Therefore I gave him one of my three bright shillings, which he received with much humility and veneration, and spun up with his thumb, directly afterwards, to try the goodness of.
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Me conmovieron mucho sus desgracias y sentí que una propina menor de nueve peniques demostraría un corazón muy duro. Así es que le di uno de mis relucientes chelines. Lo recibió con muchas bendiciones, y un momento después lo hacía sonar con la uña, para estar seguro de que no era malo.
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It was a little disconcerting to me, to find, when I was being helped up behind the coach, that I was supposed to have eaten all the dinner without any assistance. I discovered this, from overhearing the lady in the bow-window say to the guard, ′Take care of that child, George, or he′ll burst!′ and from observing that the women-servants who were about the place came out to look and giggle at me as a young phenomenon. My unfortunate friend the waiter, who had quite recovered his spirits, did not appear to be disturbed by this, but joined in the general admiration without being at all confused. If I had any doubt of him, I suppose this half awakened it; but I am inclined to believe that with the simple confidence of a child, and the natural reliance of a child upon superior years (qualities I am very sorry any children should prematurely change for worldly wisdom), I had no serious mistrust of him on the whole, even then.
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Lo que me desconcertó bastante al ir a subirme al coche fue observar que todos suponían que me había comido el almuerzo sin ayuda de nadie. Lo descubrí porque oí a la señora de la ventana, que le decía al cochero: «George, cuida bien de ese niño, no vaya a reventar». Y también al ver que todas las criadas de la casa se acercaban a contemplarme como a un fenómeno. Mi desgraciado amigo el camarero, que había recobrado todo su buen humor, no parecía turbado lo más mínimo, y se unía a la admiración general sin la menor vergÜenza. Aun no teniendo la menor duda de él, esto podía haberme hecho dudar; pero creo que, con la sencilla confianza de los niños y el natural respeto que se tiene a esa edad por los que son mayo res (cualidad que me entristece mucho ver que los niños pierden tan prematuramente), no se me ocurrió sospechar de él ni aun entonces.
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I felt it rather hard, I must own, to be made, without deserving it, the subject of jokes between the coachman and guard as to the coach drawing heavy behind, on account of my sitting there, and as to the greater expediency of my travelling by waggon. The story of my supposed appetite getting wind among the outside passengers, they were merry upon it likewise; and asked me whether I was going to be paid for, at school, as two brothers or three, and whether I was contracted for, or went upon the regular terms; with other pleasant questions. But the worst of it was, that I knew I should be ashamed to eat anything, when an opportunity offered, and that, after a rather light dinner, I should remain hungry all night—for I had left my cakes behind, at the hotel, in my hurry. My apprehensions were realized. When we stopped for supper I couldn′t muster courage to take any, though I should have liked it very much, but sat by the fire and said I didn′t want anything. This did not save me from more jokes, either; for a husky-voiced gentleman with a rough face, who had been eating out of a sandwich-box nearly all the way, except when he had been drinking out of a bottle, said I was like a boa-constrictor who took enough at one meal to last him a long time; after which, he actually brought a rash out upon himself with boiled beef.
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Sin embargo, debo confesar que me molestaba mucho ser el objeto de las bromas entre el cochero y el conductor, y estar oyéndoles, sin poder protestar, decir cosas como que el coche se inclinaba por el peso hacia donde yo estaba, y que sería mucho mejor para mí viajar en furgón. La historia de mi supuesto apetito se extendió pronto entre los viajeros, a los que también divirtió mucho, y me preguntaban si en la escuela iba a pagar como si fuésemos dos hermanos o tres, y que si el contrato lo habían hecho en las mismas condiciones que para los demás, y otras muchas cosas semejantes. Pero lo peor de todo era que estaba convencido de que no me atrevería a comer nada cuando llegara la hora, y que, después de haber comido poco, tendría que aguantar toda la noche el hambre, pues en mi prisa había dejado olvidados los pasteles de Peggotty en el hotel. En efecto, mis temores se confirmaron; pues cuando nos detuvimos para cenar, no tuve valor para tomar nada, aunque tenía hambre, y me senté al lado de la chimenea, diciendo que no quería nada. Esto no me libró de nuevas bromas, pues un caballero de voz ronca y rostro rojizo, que había estado comiendo sandwiches todo el camino, excepto cuando bebía vino, dijo que yo debía de ser como las boas, que en una comida tornan lo suficiente para unos cuantos días; después de lo cual se sirvió un trozo enorme de carne cocida.
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We had started from Yarmouth at three o′clock in the afternoon, and we were due in London about eight next morning. It was Mid-summer weather, and the evening was very pleasant. When we passed through a village, I pictured to myself what the insides of the houses were like, and what the inhabitants were about; and when boys came running after us, and got up behind and swung there for a little way, I wondered whether their fathers were alive, and whether they Were happy at home. I had plenty to think of, therefore, besides my mind running continually on the kind of place I was going to—which was an awful speculation. Sometimes, I remember, I resigned myself to thoughts of home and Peggotty; and to endeavouring, in a confused blind way, to recall how I had felt, and what sort of boy I used to be, before I bit Mr. Murdstone: which I couldn′t satisfy myself about by any means, I seemed to have bitten him in such a remote antiquity.
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Habíamos salido de Yarmouth a las tres de la tarde y debíamos llegar a Londres a eso de las ocho de la mañana si: Terminaba el verano y la noche era hermosa. Cuando atravesábamos una aldea, yo trataba de figurarme cómo sería el interior de sus casas y los que las habitaban; y cuando los chicos se encaramaban en el estribo de la diligencia, pensaba si tendrían padres y si serían felices en sus casas. Como se ve, no dejaba de pensar un momento, aunque lo que más me preocupaba era el sitio donde me dirigía, horrible motivo de reflexión. A veces recuerdo que me ponía a pensar en mi casa y en Peggotty, y trataba confusamente de recordar cómo sentía y qué clase de niño era antes de haber mordido a míster Murdstone; pero no lo conseguía. Me parecía que aquello databa de la más remota antigÜedad.
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The night was not so pleasant as the evening, for it got chilly; and being put between two gentlemen (the rough-faced one and another) to prevent my tumbling off the coach, I was nearly smothered by their falling asleep, and completely blocking me up. They squeezed me so hard sometimes, that I could not help crying out, ′Oh! If you please!′—which they didn′t like at all, because it woke them. Opposite me was an elderly lady in a great fur cloak, who looked in the dark more like a haystack than a lady, she was wrapped up to such a degree. This lady had a basket with her, and she hadn′t known what to do with it, for a long time, until she found that on account of my legs being short, it could go underneath me. It cramped and hurt me so, that it made me perfectly miserable; but if I moved in the least, and made a glass that was in the basket rattle against something else (as it was sure to do), she gave me the cruellest poke with her foot, and said, ′Come, don′t YOU fidget. YOUR bones are young enough, I′m sure!′
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La noche fue menos alegre que la tarde, porque hacía frío. A mí me colocaron entre dos caballeros (el de la cara roja y otro), por precaución no me fuera a caer. Y aquellos dos señores, a cada cabezada que daban al dormir casi me despachurraban. Algunas veces me oprimían tanto, que no podía por menos de gritar: «¡Oh, por favor»!, lo que les molestaba extraordinariamente. Enfrente llevaba a una señora vieja, envuelta en una capa de piel, y que en la oscuridad más parecía un almiar que una señora, de tal modo iba empaquetada. Dicha señora llevaba consigo una cesta que durante mucho tiempo estuvo sin saber dónde ponerla, hasta que se le ocurrió meterla debajo de mis piernas, que eran las más cortitas. Aquello era un horrible tormento y me hacía desgraciado, pues no dejaba de rozarme un instante. Al menor movimiento la loza que contenía la cesta chocaba contra alguna otra cosa, y entonces la señora me daba un golpe terrible con el pie y me decía: -¿Quieres estarte quieto? ¡Tan chico y tan inquieto!
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At last the sun rose, and then my companions seemed to sleep easier. The difficulties under which they had laboured all night, and which had found utterance in the most terrific gasps and snorts, are not to be conceived. As the sun got higher, their sleep became lighter, and so they gradually one by one awoke. I recollect being very much surprised by the feint everybody made, then, of not having been to sleep at all, and by the uncommon indignation with which everyone repelled the charge. I labour under the same kind of astonishment to this day, having invariably observed that of all human weaknesses, the one to which our common nature is the least disposed to confess (I cannot imagine why) is the weakness of having gone to sleep in a coach.
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Por último, empezó a amanecer, y entonces me pareció que mis compañeros dormían más tranquilos, desapareciendo las dificultades con que luchaban durante la noche y que habían encontrado expresión en los más horribles ronquidos y resoplidos concebibles. Conforme el sol subía, su sueño era más ligero, y poco a poco se iban despertando. Recuerdo cómo me sorprendió muchísimo la comedia de todos asegurando que no habían dormido en absoluto, y la extraña indignación con que lo aseguraban. Todavía persiste en mí el sentimiento de asombro de aquel día, pues he observado invariablemente que, de todas las debilidades humanas, la que menos dispuesto se está a reconocer es la de ha ber dormido yendo en coche.
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What an amazing place London was to me when I saw it in the distance, and how I believed all the adventures of all my favourite heroes to be constantly enacting and re-enacting there, and how I vaguely made it out in my own mind to be fuller of wonders and wickedness than all the cities of the earth, I need not stop here to relate. We approached it by degrees, and got, in due time, to the inn in the Whitechapel district, for which we were bound. I forget whether it was the Blue Bull, or the Blue Boar; but I know it was the Blue Something, and that its likeness was painted up on the back of the coach.
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Lo extraño que me pareció Londres cuando lo vi a distancia, el convencimiento que tenía de que todas las aventuras de mis héroes favoritos se renovaban allí, y cómo me parecía que la ciudad aquella estaba más llena de maravillas y de crímenes que todas las ciudades, no terminaría nunca de contarlo. Fuimos acercándonos poco a poco, y por fin llegamos al barrio de Whitechapel, donde paraba la diligencia. He olvidado si aquello se llamaba « El toro azul» o «El jabalí azul»; pero era algo azul, y lo que fuese estaba pintado en la portezuela del coche.
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The guard′s eye lighted on me as he was getting down, and he said at the booking-office door:
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El conductor me miró fijamente mientras bajaba y preguntó asomándose a la puerta de las oficinas:
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′Is there anybody here for a yoongster booked in the name of Murdstone, from Bloonderstone, Sooffolk, to be left till called for?′
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-Si hay alguien que pregunte por un muchacho llamado Murdstone, que viene de Bloonderstone Sooffolk, que se acerque a reclamarle.
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Nobody answered.
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Nadie contestó.
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′Try Copperfield, if you please, sir,′ said I, looking helplessly down.
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-Intente usted diciendo Copperfield, ¿quiere hacer el favor? --dije bajando con temor los ojos.
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′Is there anybody here for a yoongster, booked in the name of Murdstone, from Bloonderstone, Sooffolk, but owning to the name of Copperfield, to be left till called for?′ said the guard. ′Come! IS there anybody?′
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-Si hay alguien que busque a un muchacho inscrito con el nombre de Murdstone, procedente de Bloonderstone Sooffolk, pero que responde al nombre de Copperfield, y que debe esperar aquí a que le reclamen -dijo el conductor-, que venga. ¿No hay nadie?
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No. There was nobody. I looked anxiously around; but the inquiry made no impression on any of the bystanders, if I except a man in gaiters, with one eye, who suggested that they had better put a brass collar round my neck, and tie me up in the stable.
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No, no había nadie. Miré ansiosamente a mi alrededor; pero la pregunta no había impresionado a ninguno de los presentes; sólo un hombre con polainas y tuerto sugirió la idea de que lo mejor sería ponerme un collar y atarme en el establo como a un perro sin dueño.
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A ladder was brought, and I got down after the lady, who was like a haystack: not daring to stir, until her basket was removed. The coach was clear of passengers by that time, the luggage was very soon cleared out, the horses had been taken out before the luggage, and now the coach itself was wheeled and backed off by some hostlers, out of the way. Still, nobody appeared, to claim the dusty youngster from Blunderstone, Suffolk.
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Pusieron una escala y bajé detrás de la señora que parecía un almiar, pues no me había atrevido a moverme hasta que hubo quitado su cesta. Entre tanto, los viajeros ya habían desocupado el coche; también habían sacado los equipajes, desenganchado los caballos, y hasta la diligencia había sido conducida entre varios empleados fuera del camino, cuando todavía no se había presentado nadie a reclamar al polvoriento niño que venía de Bloonderstone.
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More solitary than Robinson Crusoe, who had nobody to look at him and see that he was solitary, I went into the booking-office, and, by invitation of the clerk on duty, passed behind the counter, and sat down on the scale at which they weighed the luggage. Here, as I sat looking at the parcels, packages, and books, and inhaling the smell of stables (ever since associated with that morning), a procession of most tremendous considerations began to march through my mind. Supposing nobody should ever fetch me, how long would they consent to keep me there? Would they keep me long enough to spend seven shillings? Should I sleep at night in one of those wooden bins, with the other luggage, and wash myself at the pump in the yard in the morning; or should I be turned out every night, and expected to come again to be left till called for, when the office opened next day? Supposing there was no mistake in the case, and Mr. Murdstone had devised this plan to get rid of me, what should I do? If they allowed me to remain there until my seven shillings were spent, I couldn′t hope to remain there when I began to starve. That would obviously be inconvenient and unpleasant to the customers, besides entailing on the Blue Whatever-it-was, the risk of funeral expenses. If I started off at once, and tried to walk back home, how could I ever find my way, how could I ever hope to walk so far, how could I make sure of anyone but Peggotty, even if I got back? If I found out the nearest proper authorities, and offered myself to go for a soldier, or a sailor, I was such a little fellow that it was most likely they wouldn′t take me in. These thoughts, and a hundred other such thoughts, turned me burning hot, and made me giddy with apprehension and dismay. I was in the height of my fever when a man entered and whispered to the clerk, who presently slanted me off the scale, and pushed me over to him, as if I were weighed, bought, delivered, and paid for.
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Más solitario que Robinson Crusoe, pues aquel, por lo menos, no tenía a nadie que le mirase mientras estaba solita rio, entré en las oficinas de la diligencia, y por invitación de un empleado pasé a sentarme detrás del mostrador, en la báscula de pesar los equipajes. Mientras estaba allí mirando los montones de maletas y libros y percibiendo el olor de las cuadras (que para siempre estará asociado en mi memoria con aquella mañana), una procesión de los más terribles pensamientos empezó a desfilar por mi cerebro. Suponiendo que nadie se presentase a buscarme, ¿cuánto tiempo me permitirían estar allí? ¿Podría estar hasta que se me terminaran los siete chelines? ¿Dormiría por la noche en uno de aquellos departamentos de madera con los equipajes? Y por las mañanas, ¿tendría que lavarme en la bomba del patio? ¿O tendría que marcharme todas las noches y esperar a que fuese de día y abrieran la oficina para entrar, por si acaso me habían reclamado? ¿Y si aquello sólo hubiera sido una invención de míster Murdstone para deshacerse de mí? ¿Qué me ocurriría? Si al menos me dejaran permanecer allí hasta que se me terminaran los chelines; lo que no podía esperar ni remotamente era que me dejasen continuar cuando empezase a morirme de hambre. Sería muy molesto para los empleados, y además se exponía «El yo no sé qué azul» a tener que pagarme el entierro. Si intentara volver a mi casa, ¿conseguiría encontrar el camino? ¿Sería posible que pudiera ir andando hasta tan lejos? Y además, ¿estaba seguro de que en casa quisieran recibirme si volvía? Sólo estaba seguro de Peggotty. ¿Y si fuera a buscar a las autoridades y me ofreciera como soldado o marino? Era un niño tan chico, que seguro no querrían tomarme. Estos pensamientos y otros mil semejantes me tenían febril de miedo y emoción. Y estaba en lo más fuerte de mi fiebre cuando se presentó un hombre, cuchicheó con el empleado, y este, levantándome de la báscula, me presentó como si fuera un paquete vendido, pagado y pesado.
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As I went out of the office, hand in hand with this new acquaintance, I stole a look at him. He was a gaunt, sallow young man, with hollow cheeks, and a chin almost as black as Mr. Murdstone′s; but there the likeness ended, for his whiskers were shaved off, and his hair, instead of being glossy, was rusty and dry. He was dressed in a suit of black clothes which were rather rusty and dry too, and rather short in the sleeves and legs; and he had a white neck-kerchief on, that was not over-clean. I did not, and do not, suppose that this neck-kerchief was all the linen he wore, but it was all he showed or gave any hint of.
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Mientras salía de la oficina con mi mano en la de aquel señor, le lancé una mirada. Era un joven pálido y delgado, de mejillas hundidas y barbilla negra como la de míster Murdstone. Pero esa era la única semejanza, pues llevaba las patillas afeitadas y sus cabellos eran duros y ásperos. Iba vestido con un traje negro, también viejo y raído y que le estaba corto, y llevaba un pañuelo blanco que no estaba muy limpio. No he supuesto nunca, ni quiero suponerlo, que aquel pañuelo fuese la única prenda de ropa blanca que llevase el joven; pero desde luego era lo único que se veía de ella.
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′You′re the new boy?′ he said. ′Yes, sir,′ I said.
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-¿Es usted el nuevo alumno? -me preguntó. -Sí, señor -dije.
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I supposed I was. I didn′t know.
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Suponía que lo era, aunque no lo sabía.
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′I′m one of the masters at Salem House,′ he said.
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-Yo soy un profesor de Salem House -me dijo.
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I made him a bow and felt very much overawed. I was so ashamed to allude to a commonplace thing like my box, to a scholar and a master at Salem House, that we had gone some little distance from the yard before I had the hardihood to mention it. We turned back, on my humbly insinuating that it might be useful to me hereafter; and he told the clerk that the carrier had instructions to call for it at noon.
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Le saludé con miedo. Me avergonzaba aludir a una cosa tan vulgar como mi maleta ante aquel profesor de Salem House; tanto, que hasta que no estuvimos a alguna distancia no me atreví a decirlo. Ante mi humilde insinuación de que quizá después podría serme útil, volvimos atrás, y dijo al empleado que tenía ya el mozo instrucciones para recogerla a mediodía.
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′If you please, sir,′ I said, when we had accomplished about the same distance as before, ′is it far?′
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-Si hiciera usted el favor -dije cuando estuvimos, poco más o menos, a la distancia de antes-. ¿Es muy lejos?
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′It′s down by Blackheath,′ he said.
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-Por Blackheath -me dijo.
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′Is that far, sir?′ I diffidently asked.
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-¿Y eso está muy lejos, caballero? -pregunté tímido.
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′It′s a good step,′ he said. ′We shall go by the stage-coach. It′s about six miles.′
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-Sí; es buena tirada; pero iremos en la diligencia. Habrá unas seis millas.
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I was so faint and tired, that the idea of holding out for six miles more, was too much for me. I took heart to tell him that I had had nothing all night, and that if he would allow me to buy something to eat, I should be very much obliged to him. He appeared surprised at this—I see him stop and look at me now—and after considering for a few moments, said he wanted to call on an old person who lived not far off, and that the best way would be for me to buy some bread, or whatever I liked best that was wholesome, and make my breakfast at her house, where we could get some milk.
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Estaba tan débil y cansado, que la idea de hacer otras seis millas sin restaurar mis fuerzas me pareció imposible, y me atreví a decir que no había cenado aquella noche y que si me permitía comprar algo de comer se lo agradecería. Se sorprendió bastante (le veo todavía detenerse a mirarme), y después de unos segundos me dijo que sí; que él tenía que visitar a una anciana que vivía allí cerca, y que lo mejor sería que comprase algo de pan y cualquier otra cosa que me gustase y fuese sana y que en casa de la anciana me lo comería. Además, allí podrían darme leche.
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Accordingly we looked in at a baker′s window, and after I had made a series of proposals to buy everything that was bilious in the shop, and he had rejected them one by one, we decided in favour of a nice little loaf of brown bread, which cost me threepence. Then, at a grocer′s shop, we bought an egg and a slice of streaky bacon; which still left what I thought a good deal of change, out of the second of the bright shillings, and made me consider London a very cheap place. These provisions laid in, we went on through a great noise and uproar that confused my weary head beyond description, and over a bridge which, no doubt, was London Bridge (indeed I think he told me so, but I was half asleep), until we came to the poor person′s house, which was a part of some alms-houses, as I knew by their look, and by an inscription on a stone over the gate which said they were established for twenty-five poor women.
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Entramos en una panadería, y después de proponer yo la compra de varios pasteles, que él rechazó una a una, nos decidimos en favor de un apetitoso panecillito integral que costó tres peniques. Además compramos un huevo y un trozo de tocino ahumado. Al pagar me devolvieron tanta calderilla del segundo chelín, que Londres me pareció un sitio muy barato. Con estas provisiones atravesamos, en medio de un ruido y un movimiento horribles, un puente que debía de ser el puente de Londres (hasta creo que el profesor me lo dijo, pero yo iba dormido), y llegamos a casa de la anciana, que vivía en un asilo, como me figuré por su aspecto y supe por una inscripción que había sobre la piedra del dintel, donde decía que había sido fundado para veinticinco ancianas pobres.
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The Master at Salem House lifted the latch of one of a number of little black doors that were all alike, and had each a little diamond-paned window on one side, and another little diamond—paned window above; and we went into the little house of one of these poor old women, who was blowing a fire to make a little saucepan boil. On seeing the master enter, the old woman stopped with the bellows on her knee, and said something that I thought sounded like ′My Charley!′ but on seeing me come in too, she got up, and rubbing her hands made a confused sort of half curtsey.
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El profesor de Salem House abrió una de aquellas puertecitas negras, que eran todas iguales y que tenía una ventanita de cristales a un lado y otra encima, y entramos en la casita de una de aquellas pobres ancianas. Su dueña estaba atizando el fuego, sobre el que había colocado un puchero. Al ver entrar a mi acompañante se dio un golpe con el soplillo en las rodillas y dijo algo como «Mi Charles»; pero al verme a mí se levantó frotándose las manos y haciendo una confusa reverencia.
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′Can you cook this young gentleman′s breakfast for him, if you please?′ said the Master at Salem House.
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-¿Podría usted hacer el favor de preparar el desayuno de este niño? --dijo el profesor.
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′Can I?′ said the old woman. ′Yes can I, sure!′
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-¿Que si puedo? ¡Ya lo creo! -dijo la anciana.
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′How′s Mrs. Fibbitson today?′ said the Master, looking at another old woman in a large chair by the fire, who was such a bundle of clothes that I feel grateful to this hour for not having sat upon her by mistake.
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-¿Y cómo se encue ntra hoy mistress Fibitson? -dijo ¡ni acompañante, mirando a otra anciana que había sentada en una silla, muy cerca del fuego, y que parecía un montón de harapos, que todavía ahora, cuando lo recuerdo, doy gracias a Dios de no haberme sentado, por distracción, encima.
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′Ah, she′s poorly,′ said the first old woman. ′It′s one of her bad days. If the fire was to go out, through any accident, I verily believe she′d go out too, and never come to life again.′
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-No está muy bien la pobre -dijo la primera anciana-. Está en uno de sus peores días. Si se apagase el fuego, se apagaba con él.
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As they looked at her, I looked at her also. Although it was a warm day, she seemed to think of nothing but the fire. I fancied she was jealous even of the saucepan on it; and I have reason to know that she took its impressment into the service of boiling my egg and broiling my bacon, in dudgeon; for I saw her, with my own discomfited eyes, shake her fist at me once, when those culinary operations were going on, and no one else was looking. The sun streamed in at the little window, but she sat with her own back and the back of the large chair towards it, screening the fire as if she were sedulously keeping IT warm, instead of it keeping her warm, and watching it in a most distrustful manner. The completion of the preparations for my breakfast, by relieving the fire, gave her such extreme joy that she laughed aloud—and a very unmelodious laugh she had, I must say.
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Y como la miraban, la miré también yo. Aunque en realidad era un día bastante caluroso, la anciana no parecía poder pensar en nada que no fuese aquel fuego. Sentía celos de la cacerola que había puesta encima, y tengo motivos para sospechar que la odiaba por hervir mi huevo y freír mi tocino, pues vi que cuando nadie la miraba me amenazaba con el puño. El sol entraba por la ventanita; pero ella, sentada en su sillón, le volvía la espalda y contemplaba el fuego como si quisiera conservarlo caliente en lugar de calentarse ella. Cuando los preparativos de mi desayuno acabaron y quedó libre el fuego, le dio tal alegría, que soltó una carcajada, y debo decir que su risa no era muy melodiosa.
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I sat down to my brown loaf, my egg, and my rasher of bacon, with a basin of milk besides, and made a most delicious meal. While I was yet in the full enjoyment of it, the old woman of the house said to the Master:
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Me senté ante mi panecillo, mi huevo y mi trozo de tocino. Además, me pusieron una taza de leche; me parecía un desayuno delicioso. Todavía estaba gozando de ello, cuando la dueña de la casa dijo a mi profesor:
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′Have you got your flute with you?′
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-¿Llevas ahí la flauta?
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′Yes,′ he returned.
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-Sí ---contestó él.
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′Have a blow at it,′ said the old woman, coaxingly. ′Do!′
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-Pues anda, toca algo --dijo suplicante la anciana.
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The Master, upon this, put his hand underneath the skirts of his coat, and brought out his flute in three pieces, which he screwed together, and began immediately to play. My impression is, after many years of consideration, that there never can have been anybody in the world who played worse. He made the most dismal sounds I have ever heard produced by any means, natural or artificial. I don′t know what the tunes were—if there were such things in the performance at all, which I doubt—but the influence of the strain upon me was, first, to make me think of all my sorrows until I could hardly keep my tears back; then to take away my appetite; and lastly, to make me so sleepy that I couldn′t keep my eyes open. They begin to close again, and I begin to nod, as the recollection rises fresh upon me. Once more the little room, with its open corner cupboard, and its square-backed chairs, and its angular little staircase leading to the room above, and its three peacock′s feathers displayed over the mantelpiece—I remember wondering when I first went in, what that peacock would have thought if he had known what his finery was doomed to come to—fades from before me, and I nod, and sleep. The flute becomes inaudible, the wheels of the coach are heard instead, and I am on my journey. The coach jolts, I wake with a start, and the flute has come back again, and the Master at Salem House is sitting with his legs crossed, playing it dolefully, while the old woman of the house looks on delighted. She fades in her turn, and he fades, and all fades, and there is no flute, no Master, no Salem House, no David Copperfield, no anything but heavy sleep.
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El profesor metió su mano en un bolsillo y sacó las tres piezas de una flauta, la armó y empezó a tocar. Mi impresión ahora, después de tantos años, es que no puede haber en el mundo nadie que toque peor. Sacaba los ruidos más disparatados que puedan producirse por ningún medio natural o artificial. No sé qué tocaría, si es que tocaba algo, que lo dudo; pero la impresión que aquella melodía me produjo fue: primero, hacerme pensar en todas mis desdichas, hasta el punto de hacerme llorar; segundo, quitarme el apetito, y, por último, producirme tal sueño, que no podía seguir con los ojos abiertos. Todavía se me cierran si pienso en el efecto que me causó la música en aquella ocasión. Aún me parece ver la habitación aquella, con su armario entreabierto en un rincón y las sillas con los respaldos perpendiculares, y la pequeña y angulosa escalera que conducía a otra habitacioncita, y las tres plumas de pavo real extendidas encima de la chimenea. Recuerdo que en el primer momento me preocupó lo que el pavo pensaría si supiese para lo que servían sus hermosas plumas; pero al fin todo se borra, inclino la cabeza y me duermo. La flauta deja de oírse; en cambio se oyen las ruedas de la diligencia, y estoy de viaje. La diligencia se detiene, me despierto sobresaltado, y la flauta se oye de nuevo y el profesor de Salem House está sentado, con las piernas cruzadas, to cándola tristemente, mientras la dueña de la casa le escucha deleitada. Pero también esto desaparece, todo desaparece; ya no hay flauta, ni profesor, ni Salem House, ni David Copperfield; sólo hay un profundo sueño.
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I dreamed, I thought, that once while he was blowing into this dismal flute, the old woman of the house, who had gone nearer and nearer to him in her ecstatic admiration, leaned over the back of his chair and gave him an affectionate squeeze round the neck, which stopped his playing for a moment. I was in the middle state between sleeping and waking, either then or immediately afterwards; for, as he resumed—it was a real fact that he had stopped playing—I saw and heard the same old woman ask Mrs. Fibbitson if it wasn′t delicious (meaning the flute), to which Mrs. Fibbitson replied, ′Ay, ay! yes!′ and nodded at the fire: to which, I am persuaded, she gave the credit of the whole performance.
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Y pensé que soñaba cuando, una vez de las que oía aquella horrible música, me pareció ver a la anciana que se acer caba poquito a poco, en su estática admiración, se inclinaba sobre el respaldo de la silla y daba al músico un beso cariñoso, interrumpiendo la música un momento. Estaba en ese estado, entre la vigilia y el sueño, pues cuando continuó (el que se interrumpió la música es seguro) vi y oí a la misma anciana preguntar a mistress Fibitson si no le parecía delicioso, refiriéndose a la flauta. A lo que mistress Fibitson replicó: « ¡Ah, sí! ¡Ah, sí! », y se inclinó hacia el fuego, al que estoy seguro que atribuía todo el mérito de la música.
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When I seemed to have been dozing a long while, the Master at Salem House unscrewed his flute into the three pieces, put them up as before, and took me away. We found the coach very near at hand, and got upon the roof; but I was so dead sleepy, that when we stopped on the road to take up somebody else, they put me inside where there were no passengers, and where I slept profoundly, until I found the coach going at a footpace up a steep hill among green leaves. Presently, it stopped, and had come to its destination.
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Me pareció que había pasado mucho tiempo cuando el profesor de Salem House, desmontando su flauta, se guardó los pedazos en el bolsillo y partimos. Encontramos la diligencia muy cerca de allí, y subimos en la imperial; pero yo tenía un sueño tan terrible, que cuando nos paramos para coger más gente me metieron dentro, donde no iba nadie, y pude dormir profundamente hasta que el coche llegó ante una gran pendiente, que tuvo que subir al paso, entre dos hileras de árboles. Pronto se detuvo. Habíamos llegado a nuestro destino.
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A short walk brought us—I mean the Master and me—to Salem House, which was enclosed with a high brick wall, and looked very dull. Over a door in this wall was a board with SALEM HOUSE upon it; and through a grating in this door we were surveyed when we rang the bell by a surly face, which I found, on the door being opened, belonged to a stout man with a bull-neck, a wooden leg, overhanging temples, and his hair cut close all round his head.
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A los pocos pasos el profesor y yo nos encontramos delante de Salem House. El edificio estaba rodeado de una tapia muy alta de ladrillo y tenía un aspecto muy triste. Encima de una puerta practicada en el muro se leía: «Salem House». Llamamos, y a través de un ventanillo de la puerta nos contempló un rostro antipático, que pertenecía, según vi cuando se abrió la puerta, a un hombre grueso con cuello de toro, una pierna de palo, frente muy abultada y cabellos cortados al rape.
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′The new boy,′ said the Master.
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-El nuevo alumno --dijo el profesor.
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The man with the wooden leg eyed me all over—it didn′t take long, for there was not much of me—and locked the gate behind us, and took out the key. We were going up to the house, among some dark heavy trees, when he called after my conductor. ′Hallo!′
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El hombre de la pierna de palo me miró de arriba abajo; no tardó mucho en ello, ¡era yo, tan pequeño! Después cerró la puerta, guardándose la llave en el bolsillo. Nos dirigíamos a la casa, pasando por debajo de algunos grandes y sombríos árboles, cuando llamó a mi guía: -¡Eh!
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We looked back, and he was standing at the door of a little lodge, where he lived, with a pair of boots in his hand.
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Nos volvimos. Estaba parado ante su portería, con un par de botas en la mano.
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′Here! The cobbler′s been,′ he said, ′since you′ve been out, Mr. Mell, and he says he can′t mend ′em any more. He says there ain′t a bit of the original boot left, and he wonders you expect it.′
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-¡Oiga! El zapatero ha venido -dijo-cuando usted no estaba, míster Mell, y dice que esas botas ya no se pueden volver a remendar; que no queda ni un átomo de la primera piel, y que le asombra que pueda usted esperarlo.
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With these words he threw the boots towards Mr. Mell, who went back a few paces to pick them up, and looked at them (very disconsolately, I was afraid), as we went on together. I observed then, for the first time, that the boots he had on were a good deal the worse for wear, and that his stocking was just breaking out in one place, like a bud.
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Al decir esto, arrojó las botas tras de míster Mell, que volvió atrás para cogerlas y las miró muy desconsoladamente mientras se acercaba a mí. Entonces observé por primera vez que las botas que llevaba debían de haber trabajado mucho, y que hasta por un sitio asomaba el calcetín.
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Salem House was a square brick building with wings; of a bare and unfurnished appearance. All about it was so very quiet, that I said to Mr. Mell I supposed the boys were out; but he seemed surprised at my not knowing that it was holiday-time. That all the boys were at their several homes. That Mr. Creakle, the proprietor, was down by the sea-side with Mrs. and Miss Creakle; and that I was sent in holiday-time as a punishment for my misdoing, all of which he explained to me as we went along.
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Salem House era un edificio cuadrado, de ladrillo, co n pabellones, de aspecto desnudo y desolado. Todo a su alrededor estaba tan tranquilo, que pregunté a mi guía si era que los niños estaban de paseo. Pareció sorprenderse de que yo no supiera que era época de vacaciones. Todos los chicos estaban en sus casas. Míster Creakle, el director, estaba en una playa con mistress Creakle y miss Creakle; y si yo estaba allí, era como castigo por mi mala conducta. Todo esto me lo explicó a lo largo del camino.
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I gazed upon the schoolroom into which he took me, as the most forlorn and desolate place I had ever seen. I see it now. A long room with three long rows of desks, and six of forms, and bristling all round with pegs for hats and slates. Scraps of old copy-books and exercises litter the dirty floor. Some silkworms′ houses, made of the same materials, are scattered over the desks. Two miserable little white mice, left behind by their owner, are running up and down in a fusty castle made of pasteboard and wire, looking in all the corners with their red eyes for anything to eat. A bird, in a cage very little bigger than himself, makes a mournful rattle now and then in hopping on his perch, two inches high, or dropping from it; but neither sings nor chirps. There is a strange unwholesome smell upon the room, like mildewed corduroys, sweet apples wanting air, and rotten books. There could not well be more ink splashed about it, if it had been roofless from its first construction, and the skies had rained, snowed, hailed, and blown ink through the varying seasons of the year.
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La clase donde me llevó me pareció el lugar más triste que he visto en mi vida. Todavía lo estoy viendo: una habitación larga, con tres hileras de pupitres y seis de bancos, y todo alrededor perchas para sombreros y pizarras. Trozos de cuadernos y de ejercicios ensucian el suelo. Algunas cajas de gusanos de seda ruedan por encima de los pupitres. Dos desgraciadas ratas blancas, abandonadas por su dueño, recorren de arriba abajo un castillo muy sucio hecho de cartón y de alambre, y sus ojillos rojos buscan por todas partes algo que comer. Un pajarillo, dentro de una jaula tan chica como él, hace un ruido monótono saltando desde el palito al suelo y del suelo al palito; pero no canta ni silba. En la habitación reina un olor extraño a insano a cuero podrido, a manzanas guardadas y a libros apolillados. Y no podría haber más tinta vertida por toda ella si al construir la casa hubieran olvidado poner techo y hubiera estado lloviendo, nevando o granizando tinta durante todas las estaciones del año.
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Mr. Mell having left me while he took his irreparable boots upstairs, I went softly to the upper end of the room, observing all this as I crept along. Suddenly I came upon a pasteboard placard, beautifully written, which was lying on the desk, and bore these words: ′TAKE CARE OF HIM. HE BITES.′
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Míster Mell me dejó solo mientras subía sus botas irreparables. Yo avanzaba despacio por la habitación observándolo todo. De pronto, encima de un pupitre me encontré con un cartel escrito en letra grande y que decía: «¡Cuidado con él! ¡Muerde! ».
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I got upon the desk immediately, apprehensive of at least a great dog underneath. But, though I looked all round with anxious eyes, I could see nothing of him. I was still engaged in peering about, when Mr. Mell came back, and asked me what I did up there?
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Me encaramé inmediatamente encima del pupitre, convencido de que por lo menos había un perro debajo. Pero por más que miraba con ojos asustados en todas direcciones, no veía ni rastro. Estaba todavía así, cuando volvió míster Mell y me preguntó qué hacía allí subido.
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′I beg your pardon, sir,′ says I, ′if you please, I′m looking for the dog.′
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-Dispénseme; es que estaba buscando al perro.
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′Dog?′ he says. ′What dog?′
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-¿Al perro? --dijo él- ¿A qué perro?
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′Isn′t it a dog, sir?′
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-¿No es un perro?
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′Isn′t what a dog?′
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-¿Que si no es un perro?
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′That′s to be taken care of, sir; that bites.′
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-Del que hay que tener cuidado porque muerde.
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′No, Copperfield,′ says he, gravely, ′that′s not a dog. That′s a boy. My instructions are, Copperfield, to put this placard on your back. I am sorry to make such a beginning with you, but I must do it.′ With that he took me down, and tied the placard, which was neatly constructed for the purpose, on my shoulders like a knapsack; and wherever I went, afterwards, I had the consolation of carrying it.
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-No, Copperfield -me dijo gravemente-. No es un perro; es un niño. Tengo órdenes, Copperfield, de poner ese cartel en su espalda. Siento mucho tener que empezar con usted de este modo; pero no tengo otro remedio. Me hizo bajar al suelo y me colgó el cartel (que estaba hecho a propósito para ello) en la espalda como una mochila, y desde entonces tuve el consuelo de llevarlo a todas partes conmigo.
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What I suffered from that placard, nobody can imagine. Whether it was possible for people to see me or not, I always fancied that somebody was reading it. It was no relief to turn round and find nobody; for wherever my back was, there I imagined somebody always to be. That cruel man with the wooden leg aggravated my sufferings. He was in authority; and if he ever saw me leaning against a tree, or a wall, or the house, he roared out from his lodge door in a stupendous voice, ′Hallo, you sir! You Copperfield! Show that badge conspicuous, or I′ll report you!′ The playground was a bare gravelled yard, open to all the back of the house and the offices; and I knew that the servants read it, and the butcher read it, and the baker read it; that everybody, in a word, who came backwards and forwards to the house, of a morning when I was ordered to walk there, read that I was to be taken care of, for I bit, I recollect that I positively began to have a dread of myself, as a kind of wild boy who did bite.
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Lo que yo sufrí con aquel letrero nadie lo puede imaginar. Tanto si era posible vérmelo como si no, yo siempre creía que lo estaban leyendo, y no me tranquilizaba el volverme a mirar, pues siempre seguía pareciéndome que alguien lo estaba viendo. El hombre de la pierna de palo, con su crueldad, agravaba mis males. Era una autoridad allí, y si alguna vez me veía apoyado en un árbol, o en la tapia, o en la fachada de la casa, se asomaba a su puerta y me gritaba con voz estentórea: -¡Eh! Míster Copperfield, enseñe su letrero si no quiere que se lo haga enseñar yo. El patio de recreo estaba abierto, por la parte de atrás, a las dependencias de la casa, y yo sabía que todas las criadas leían mi letrero, y el panadero, y el carbonero; en una palabra, todo el mundo que iba por la mañana a la hora en que yo tenía orden de pasear por allí; todos leían que había que tener cuidado conmigo, porque mordía. Y recuerdo que positivamente empecé a tener miedo de mí mismo como de un niño salvaje que mordiese.
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There was an old door in this playground, on which the boys had a custom of carving their names. It was completely covered with such inscriptions. In my dread of the end of the vacation and their coming back, I could not read a boy′s name, without inquiring in what tone and with what emphasis HE would read, ′Take care of him. He bites.′ There was one boy—a certain J. Steerforth—who cut his name very deep and very often, who, I conceived, would read it in a rather strong voice, and afterwards pull my hair. There was another boy, one Tommy Traddles, who I dreaded would make game of it, and pretend to be dreadfully frightened of me. There was a third, George Demple, who I fancied would sing it. I have looked, a little shrinking creature, at that door, until the owners of all the names—there were five-and-forty of them in the school then, Mr. Mell said—seemed to send me to Coventry by general acclamation, and to cry out, each in his own way, ′Take care of him. He bites!′
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En aquel patio había una puerta muy vieja, donde los chicos acostumbraban a grabar sus nombres, y que estaba cubierta por completo de inscripciones. En mi miedo a la llegada de los otros niños, no podía leer aquellos nombres sin pensar en el tono con que leerían: « ¡Cuidado con él! ¡Muerde! ». Había uno, un tal J. Steerforth, que grababa su nombre muy a menudo y muy profundamente y a quien me figuraba leyéndolo a gritos y después tirándome del pelo. Y había otro, un tal Tommy Traddles, de quien temía que se acercara como distraído y después hiciera como que se asustaba de encontrarse a mi lado. A otro, George Demple, me le figuraba leyéndolo cantando. Y me pasaba el tiempo mirando aquella puerta (pequeña y temblorosa criatura) hasta que todos aquellos propietarios de los nombres (eran cincuenta y cuatro, según me dijo míster Mell) quisieran enviarme a Coventry por unanimidad, y gritaran cada uno a su manera: «¡Cuidado con él! ¡Muerde!» .
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It was the same with the places at the desks and forms. It was the same with the groves of deserted bedsteads I peeped at, on my way to, and when I was in, my own bed. I remember dreaming night after night, of being with my mother as she used to be, or of going to a party at Mr. Peggotty′s, or of travelling outside the stage-coach, or of dining again with my unfortunate friend the waiter, and in all these circumstances making people scream and stare, by the unhappy disclosure that I had nothing on but my little night-shirt, and that placard.
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Lo mismo me ocurría mirando los pupitres y los bancos; lo mismo con las camas del dormitorio desierto, a las que miraba cuando estaba acostado. Todas las noches soñaba: unas, que estaba con mi madre, como de costumbre; otras, que estaba en casa de míster Peggotty, o viajando en la diligencia, o almorzando con mi desgraciado amigo el camarero, y en todas aquellas circunstancias, la gente terminaba asustándose al darse cuenta de que sólo llevaba la ligera camisa de dormir y el letrero.
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In the monotony of my life, and in my constant apprehension of the re-opening of the school, it was such an insupportable affliction! I had long tasks every day to do with Mr. Mell; but I did them, there being no Mr. and Miss Murdstone here, and got through them without disgrace. Before, and after them, I walked about—supervised, as I have mentioned, by the man with the wooden leg. How vividly I call to mind the damp about the house, the green cracked flagstones in the court, an old leaky water-butt, and the discoloured trunks of some of the grim trees, which seemed to have dripped more in the rain than other trees, and to have blown less in the sun! At one we dined, Mr. Mell and I, at the upper end of a long bare dining-room, full of deal tables, and smelling of fat. Then, we had more tasks until tea, which Mr. Mell drank out of a blue teacup, and I out of a tin pot. All day long, and until seven or eight in the evening, Mr. Mell, at his own detached desk in the schoolroom, worked hard with pen, ink, ruler, books, and writing-paper, making out the bills (as I found) for last half-year. When he had put up his things for the night he took out his flute, and blew at it, until I almost thought he would gradually blow his whole being into the large hole at the top, and ooze away at the keys.
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La monotonía de mi vida y la constante aprensión de la reapertura de la escuela me tenían en una insoportable aflicción. Todos los días tenía que hacer muchos deberes para míster Mell; pero lo hacía bien, pues allí no estaban los dos hermanos Murdstone. Antes y después de mi trabajo, me paseaba, vigilado, como ya he dicho, por el hombre de la pierna de palo. ¡Cómo recuerdo la humedad de la tierra alrededor de la casa, las piedras cubiertas de musgo en el patio, una fuente muy vieja y destrozada, y los descoloridos troncos de algunos árboles raquíticos, que parecía que no podía haber en el mundo otros que hubieran recibido más lluvia y menos sol! A la una comíamos míster Mell y yo en una esquina del largo comedor, lleno de mesas desnudas. Después nos poníamos a trabajar hasta la hora triste del té, que míster Mell tomaba en una taza azul y yo en una de estaño. Todo el día y hasta las siete o las ocho de la noche míster Mell permanecía en su pupitre trabajando sin descanso con plumas, tinta, papel y libros, haciendo las cuentas, según supe después, del último semestre. Cuando, ya por la noche, dejaba su trabajo, armaba la flauta y la tocaba con tanta energía, que yo tenía miedo de que de un soplido fuera a entrar por el gran agujero del instrumento y después saliera por algún agujerillo de las teclas.
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I picture my small self in the dimly-lighted rooms, sitting with my head upon my hand, listening to the doleful performance of Mr. Mell, and conning tomorrow′s lessons. I picture myself with my books shut up, still listening to the doleful performance of Mr. Mell, and listening through it to what used to be at home, and to the blowing of the wind on Yarmouth flats, and feeling very sad and solitary. I picture myself going up to bed, among the unused rooms, and sitting on my bed-side crying for a comfortable word from Peggotty. I picture myself coming downstairs in the morning, and looking through a long ghastly gash of a staircase window at the school-bell hanging on the top of an out-house with a weathercock above it; and dreading the time when it shall ring J. Steerforth and the rest to work: which is only second, in my foreboding apprehensions, to the time when the man with the wooden leg shall unlock the rusty gate to give admission to the awful Mr. Creakle. I cannot think I was a very dangerous character in any of these aspects, but in all of them I carried the same warning on my back.
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Todavía me parece ver a mi pequeña personilla en la habitación apenas iluminada, sentado, con la cabeza entre las manos y escuchando la dolorosa melodía de míster Mell y estudiando. Me veo también con los libros cerrados a mi lado y oyendo a través de aquella música los ruidos habituales de mi casa, o el soplar del viento en la llanura de Yarmouth, y sintiéndome muy triste y muy solo. Me veo metiéndome en la cama, entre todos aquellos lechos solitarios, y sentándome en ella a llorar de deseo por una palabra cariñosa de Peggotty. Y luego, a la mañana, me veo bajando la escalera y mirando a través de un tragaluz, que la ilumina, la campana de la escuela, suspendida en lo alto, con la veleta encima, y pienso en cuándo sonará llamando a J. Steerforth y a todos los demás al trabajo. Y, sin embargo, este no es mas que un temor secundario, pues lo que me horroriza es el momento en que el hombre de la pierna de palo abra la puerta para dejar pasar al terrible míster Creakle. Y aunque creo que no soy un chico malo .... como sigo llevando el cartel en la espalda...
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Mr. Mell never said much to me, but he was never harsh to me. I suppose we were company to each other, without talking. I forgot to mention that he would talk to himself sometimes, and grin, and clench his fist, and grind his teeth, and pull his hair in an unaccountable manner. But he had these peculiarities: and at first they frightened me, though I soon got used to them.
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Míster Mell nunca me hablaba mucho, pero no era malo conmigo. Creo que nos hacíamos mutuamente compañía, aunque no nos habláramos. He olvidado mencionar que él, algunas veces, hablaba solo; entonces rechinaba los dientes, apretaba los puños y se tiraba de los pelos de una manera extraña; pero debía de ser costumbre, y aunque al principio me asustaba mucho, pronto me habitué a ello.
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