Don Quijote de La Mancha, II



Don Quijote von der Mancha, II


Parte II del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.

Prólogo al lector

Vorrede

¡Válame Dios, y con cuánta gana debes de estar esperando ahora, lector ilustre, o quier plebeyo, este prólogo, creyendo hallar en él venganzas, riñas y vituperios del autor del segundo Don Quijote; digo de aquel que dicen que se engendró en Tordesillas y nació en Tarragona. Pues en verdad que no te he dar este contento; que, puesto que los agravios despiertan la cólera en los más humildes pechos, en el mío ha de padecer excepción esta regla. Quisieras tú que lo diera del asno, del mentecato y del atrevido, pero no me pasa por el pensamiento: castíguele su pecado, con su pan se lo coma y allá se lo haya. Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros. Si mis heridas no resplandecen en los ojos de quien las mira, son estimadas, a lo menos, en la estimación de los que saben dónde se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora me propusieran y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en ella. Las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos, estrellas son que guían a los demás al cielo de la honra, y al de desear la justa alabanza; y hase de advertir que no se escribe con las canas, sino con el entendimiento, el cual suele mejorarse con los años. Hilf Himmel, wie begierig mußt du jetzt, erlauchter oder meinetwegen nicht erlauchter Leser, diesen Prolog erwarten! Da du glaubst, du werdest darin Rachetaten, Scheltworte und Schmähungen gegen den Verfasser des zweiten Don Quijote finden, ich meine jenes Don Quijote, der, wie man angibt, in Tordesillas erzeugt und in Tarragona geboren worden. Indessen, wahrlich, ich will dir dies Vergnügen nicht machen; denn wiewohl Beleidigungen auch in den demütigsten Herzen Zorn erwecken, soll in dem meinigen diese Regel eine Ausnahme erleiden. Du möchtest wohl, daß ich ihn mit Beinamen wie Esel, verrückter Kerl, frecher Bursch belegte; aber das kommt mir nicht in den Sinn. Mag seine Sünde über sein eigen Haupt kommen; mag er ausessen, was er sich eingebrockt; mag es ihm bekommen, wie er's verdient. Was ich jedoch nicht umhinkonnte als Kränkung zu empfinden, ist, daß er mich ob meines Alters und meiner verstümmelten Hand schmäht, als ob es in meiner Macht gelegen hätte, die Zeit zurückzuhalten, daß sie nicht über mich hinwegschreite, und als ob meine Verstümmelung mir in irgendwelcher Kneipe zugekommen wäre und nicht vielmehr bei dem erhabensten Begebnis, welches die vergangenen und die jetzigen Zeiten erlebt haben und die künftigen jemals hoffen können zu erleben. Wenn auch meine Wunden nicht dem in die Augen glänzen, der sie anschaut, so haben sie wenigstens in der Achtung dessen ihren Wert, der da weiß, wo sie mir geschlagen wurden; denn einen schöneren Anblick bietet der Soldat, der in der Schlacht gefallen, als der Freiheit gewinnt auf der Flucht. Und diese Denkart steht so fest in mir, daß, wenn man mir heute das Unmögliche vorschlüge und möglich machte, ich dennoch vorzöge, an jener wunderherrlichen Waffentat teilgenommen zu haben, als jetzt ohne Wunden zu sein und nicht daran teilgenommen zu haben. Die Wunden, die der Soldat im Antlitz und auf der Brust zeigt, sind Sterne, die alle andern zur Himmelshöhe der Ehre und zum Erstreben gerechten Ruhms leiten; auch ist zu erwägen, daß man nicht mit den grauen Haaren, sondern mit dem Geiste schreibt, der mit den Jahren zu reifen pflegt.
sentido también que me llame invidioso, y que, como a ignorante, me describa qué cosa sea la invidia; que, en realidad de verdad, de dos que hay, yo no conozco sino a la santa, a la noble y bien intencionada; y, siendo esto así, como lo es, no tengo yo de perseguir a ningún sacerdote, y más si tiene por añadidura ser familiar del Santo Oficio; y si él lo dijo por quien parece que lo dijo, engañóse de todo en todo: que del tal adoro el ingenio, admiro las obras y la ocupación continua y virtuosa. Pero, en efecto, le agradezco a este señor autor el decir que mis novelas son más satíricas que ejemplares, pero que son buenas; y no lo pudieran ser si no tuvieran de todo. Es hat mich auch dies gekränkt, daß er mich neidisch nennt und mir, als ob ich es nicht wüßte, auseinandersetzt, woher der Neid entstehe; während ich in Wirklichkeit von den zweierlei Arten des Neides, die es gibt, nur den reinen, edlen und das Gute erstrebenden kenne. Und wenn dem so ist - und es ist wahrlich nicht anders -, so bin ich auch nicht der Mann, irgendeinen Priester zu verfolgen, zumal wenn er zu dieser Eigenschaft noch die eines Familiars der heiligen Inquisition als Beigabe besitzt; und wenn jener es in bezug auf den Mann gesagt hat, den er dabei gemeint zu haben scheint, so irrt er ganz und gar, denn ich verehre tief dieses Mannes Geist, bewundre seine Werke und seine unaufhörliche und tugendsame Tätigkeit.
que me dices que ando muy limitado y que me contengo mucho en los términos de mi modestia, sabiendo que no se ha añadir aflición al afligido, y que la que debe de tener este señor sin duda es grande, pues no osa parecer a campo abierto y al cielo claro, encubriendo su nombre, fingiendo su patria, como si hubiera hecho alguna traición de lesa majestad. Si, por ventura, llegares a conocerle, dile de mi parte que no me tengo por agraviado: que bien sé lo que son tentaciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer y imprimir un libro, con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros cuanta fama; y, para confirmación desto, quiero que en tu buen donaire y gracia le cuentes este cuento. Indessen bin ich dem Herrn Verfasser dankbar für seinen Ausspruch, daß meine Novellen mehr satirisch als lehrreich, aber dennoch gut sind; und sie könnten das nicht sein, wenn sie nicht von beiden Eigenschaften etwas hätten. Mich deucht, o Leser, du sagst mir, daß ich mich hier in zu engen Schranken bewege und mich zu sehr innerhalb der Grenzen meiner Bescheidenheit halte, weil ich weiß, daß man dem Betrübten nicht noch mehr Betrübnis schaffen darf; und der betrübte Zustand dieses Herrn muß allerdings sehr arg sein, da er nicht wagt, auf offener Kampfesbahn und bei hellem Tag hervorzutreten, vielmehr seinen Namen verbirgt und sich eine erdichtete Heimat beilegt, als habe er hochverräterisch eine Majestätsbeleidigung begangen. Solltest du einmal zufällig erfahren, wer er ist, so sage ihm in meinem Namen, daß ich mich keineswegs für beleidigt halte, da ich wohl weiß, was Versuchungen des Teufels sind, und weiß, daß es eine der schwersten ist, wenn er einem Manne in den Kopf setzt, daß er imstande sei, ein Buch zu schreiben und drucken zu lassen, mit dem er soviel Ruhm wie Geld und soviel Geld wie Ruhm gewinnen könne. Und zum Beweis dafür wünsche ich, daß du mit deiner heitern Laune und anmutigen Art ihm folgende Geschichte erzählst:
Había en Sevilla un loco que dio en el más gracioso disparate y tema que dio loco en el mundo. Y fue que hizo un cañuto de caña puntiagudo en el fin, y, en cogiendo algún perro en la calle, o en cualquiera otra parte, con el un pie le cogía el suyo, y el otro le alzaba con la mano, y como mejor podía le acomodaba el cañuto en la parte que, soplándole, le ponía redondo como una pelota; y, en teniéndolo desta suerte, le daba dos palmaditas en la barriga, y le soltaba, diciendo a los circunstantes, que siempre eran muchos: ‘‘¿Pensarán vuestras mercedes ahora que es poco trabajo hinchar un perro?’’. Es war einmal in Sevilla ein Narr, der verfiel auf die drolligste Ungereimtheit und seltsamste Grille, auf die je ein Narr verfallen. Er höhlte sich nämlich ein Rohr aus, das er am einen Ende zuspitzte, und wenn er auf der Straße oder sonstwo eines Hundes habhaft werden konnte, unterschlug er ihm ein Hinterbein mit seinem Fuß, hob ihm das andre mit der Hand in die Höhe, steckte, so gut es ging, sein ausgehöhltes Rohr in einen gewissen Ort und blies hinein, daß er ihm den Bauch rund anschwellte wie einen Lederball; und nachdem er ihn so zugerichtet, schlug er ihm ein paarmal mit der flachen Hand auf den Wanst, ließ ihn dann laufen und sagte zu den Umstehenden - deren immer viele waren -: »Meint ihr Herren jetzt noch, es koste wenig Mühe, einem Hund den Bauch aufzublasen?
¿Pensará vuestra merced ahora que es poco trabajo hacer un libro. « Meint Ihr, werter Herr, etwa jetzt noch, es koste wenig Mühe, ein Buch zu verfassen?
si este cuento no le cuadrare, dirásle, lector amigo, éste, que también es de loco y de perro. Und wenn ihm diese Geschichte nicht angemessen erscheint, erzähle ihm, wertester Leser, die folgende, die ebenfalls von einem Hund und einem Narren handelt.
Había en Córdoba otro loco, que tenía por costumbre de traer encima de la cabeza un pedazo de losa de mármol, o un canto no muy liviano, y, en topando algún perro descuidado, se le ponía junto, y a plomo dejaba caer sobre él el peso. Amohinábase el perro, y, dando ladridos y aullidos, no paraba en tres calles. Sucedió, pues, que, entre los perros que descargó la carga, fue uno un perro de un bonetero, a quien quería mucho su dueño. Bajó el canto, diole en la cabeza, alzó el grito el molido perro, violo y sintiólo su amo, asió de una vara de medir, y salió al loco y no le dejó hueso sano; y cada palo que le daba decía: ‘‘ Perro ladrón, ¿a mi podenco? ¿No viste, cruel, que era podenco mi perro?’’ Y, repitiéndole el nombre de podenco muchas veces, envió al loco hecho una alheña. Escarmentó el loco y retiróse, y en más de un mes no salió a la plaza; al cabo del cual tiempo, volvió con su invención y con más carga. Llegábase donde estaba el perro, y, mirándole muy bien de hito en hito, y sin querer ni atreverse a descargar la piedra, decía: ‘‘Este es podenco: ¡guarda!’’ En efeto, todos cuantos perros topaba, aunque fuesen alanos, o gozques, decía que eran podencos; y así, no soltó más el canto. Es war einmal in Córdoba auch ein Narr, der hatte die Gewohnheit, ein Stück von einer Marmorplatte oder einen andern nicht gar leichten Stein auf dem Kopfe zu tragen, und wenn er einen Hund antraf, der nicht auf der Hut war, so trat er dicht an ihn heran und ließ die Ladung unversehens auf ihn herabfallen. Der Hund wurde wie toll, lief unter Bellen und Heulen davon und stand nicht eher still, bis er ein Dutzend Gassen hinter sich hatte. Es geschah nun einmal, daß unter den Hunden, auf die er seine Traglast fallen ließ, einer der Hund eines Mützenmachers war, auf den sein Herr sehr viel hielt. Der Stein fiel herab und traf ihn auf den Kopf, der schwer getroffene Hund erhob sein Geheul, sein Herr sah es und nahm es übel; er ergriff eine Elle, sprang auf den Narren los und ließ ihm keinen gesunden Knochen am Leibe, und bei jedem Schlag, den er ihm versetzte, schrie er: »Ha, du spitzbübischer Hund! Du wirfst meinen Jagdhund? Hast du bösartiger Kerl nicht gesehen, daß es ein Jagdhund ist?« Und unter hundertmaliger Wiederholung des Wortes Jagdhund ließ er den schier zu Pulver zerklopften Narren laufen. Der Narr führte sich die Lehre zu Gemüt, ging heim und wagte sich länger als einen Monat nicht hinaus. Nach Verfluß dieser Zeit kam er wieder mit seinem Kunststück und einer noch größeren Ladung, näherte sich dem Hunde, sah ihn scharf und unverwandten Auges an, und ohne daß er Lust hatte oder sich erkühnte, den Stein fallen zu lassen, rief er: »Das ist ein Jagdhund! Da muß ich mich in acht nehmen.« Und in der Tat, jeden Hund, der ihm begegnete, ob es nun eine Dogge oder ein Schoßhund war, den nannte er einen Jagdhund, und so ließ er seinen Stein nicht mehr fallen.
de esta suerte le podrá acontecer a este historiador: que no se atreverá a soltar más la presa de su ingenio en libros que, en siendo malos, son más duros que las peñas. Vielleicht kann es jenem Romanschreiber ebenso gehen, daß er sich nicht wieder erdreistet, das von seinem Genius Erbeutete in Büchern auf das Publikum niederfallen zu lassen, welche, wenn schlecht, noch härter sind als Felssteine.
también que de la amenaza que me hace, que me ha de quitar la ganancia con su libro, no se me da un ardite, que, acomodándome al entremés famoso de La Perendenga, le respondo que me viva el Veinte y cuatro, mi señor, y Cristo con todos. Viva el gran conde de Lemos, cuya cristiandad y liberalidad, bien conocida, contra todos los golpes de mi corta fortuna me tiene en pie, y vívame la suma caridad del ilustrísimo de Toledo, don Bernardo de Sandoval y Rojas, y siquiera no haya emprentas en el mundo, y siquiera se impriman contra mí más libros que tienen letras las Coplas de Mingo Revulgo. Estos dos príncipes, sin que los solicite adulación mía ni otro género de aplauso, por sola su bondad, han tomado a su cargo el hacerme merced y favorecerme; en lo que me tengo por más dichoso y más rico que si la fortuna por camino ordinario me hubiera puesto en su cumbre. La honra puédela tener el pobre, pero no el vicioso; la pobreza puede anublar a la nobleza, pero no escurecerla del todo; pero, como la virtud dé alguna luz de sí, aunque sea por los inconvenientes y resquicios de la estrecheza, viene a ser estimada de los altos y nobles espíritus, y, por el consiguiente, favorecida. Sag ihm auch, daß seine Drohung, mir durch sein Buch allen Gewinst wegzunehmen, mich nicht einen Deut kümmert; denn ganz nach dem Vorbild des berühmten Zwischenspiels von der Perendenga sage ich: Solange mir nur mein gnädiger Herr, der Ratsherr, am Leben bleibt, für die andern alle sorgt unser Herr Jesus. So möge langes Leben haben der große Graf von Lemos, dessen christlicher Sinn, allbekannte Wohltätigkeit und Freigebigkeit mich gegen alle Schläge meines widerwärtigen Geschicks aufrechthält! Und lange lebe die hohe Milde des Hochwürdigsten von Toledo, Don Bernardo de Sandoval y Rojas. Und wenn es auch gar keine Druckereien in der Welt gäbe oder wenn man auch gegen mich mehr Bücher druckte, als die Strophen vom Mingo Revulgo Buchstaben haben! Diese beiden fürstlichen Herren, ohne daß ich mit Schmeichelei oder sonst irgendeiner Art von Lobeserhebung sie umworben, haben es lediglich aus eigener Güte sich angelegen sein lassen, mir Gunst und Hilfe zu gewähren, und damit erachte ich mich für höher beglückt und für reicher, als wenn das Glück mich auf gewöhnlichem Wege zu seinem höchsten Gipfel erhoben hätte. Ehre kann auch der Arme besitzen, aber nicht der Lasterhafte; Armut kann den Adel umwölken, aber ihn nicht gänzlich verdunkeln. Jedoch wenn nur die Tugend etwas Licht von sich gibt, sei es auch durch die Engnisse und schmalen Ritzen der Armut hindurch, so wird sie doch zuletzt von erhabenen und edlen Geistern geschätzt und hilfreich begünstigt.
no le digas más, ni yo quiero decirte más a ti, sino advertirte que consideres que esta segunda parte de Don Quijote que te ofrezco es cortada del mismo artífice y del mesmo paño que la primera, y que en ella te doy a don Quijote dilatado, y, finalmente, muerto y sepultado, porque ninguno se atreva a levantarle nuevos testimonios, pues bastan los pasados y basta también que un hombre honrado haya dado noticia destas discretas locuras, sin querer de nuevo entrarse en ellas: que la abundancia de las cosas, aunque sean buenas, hace que no se estimen, y la carestía, aun de las malas, se estima en algo. Olvídaseme de decirte que esperes el Persiles, que ya estoy acabando, y la segunda parte de Galatea. Weiter sollst du ihm nichts sagen, und auch ich will dir nichts weiter sagen, sondern dich nur erinnern, wohl im Auge zu behalten, daß dieser zweite Teil des Don Quijote, den ich dir hier überreiche, durch den nämlichen Werkmeister und von dem nämlichen Stoff zugeschnitten ist wie der erste und daß ich dir darin den Don Quijote in seinem weiteren Lebenslaufe und zuletzt gestorben und begraben darbiete, auf daß niemand sich erdreiste, abermals über ihn falsch Zeugnis abzulegen, da es an dem bisher abgelegten schon genug ist. Und es ist auch schon genug, daß ein ehrlicher Mann einmal Bericht von diesen verständigen Narreteien erstattet hat, so daß man sich nicht noch einmal damit befassen soll; denn das Allzuviel, sei es auch an Gutem, bewirkt, daß man das Gute nichts wert hält, und das Allzuwenig, sei es auch an Schlechtem, hat immer einigen Wert bei den Leuten.





Don Quijote de La Mancha, II



Don Quijote von der Mancha, II


II. Capítulo I. De lo que el cura y el barbero pasaron con don Quijote cerca de su enfermedad.

1. Kapitel Wie sich der Pfarrer und der Barbier mit Don Quijote über dessen geistige Krankheit besprachen

Cuenta Cide Hamete Benengeli, en la segunda parte desta historia y tercera salida de don Quijote, que el cura y el barbero se estuvieron casi un mes sin verle, por no renovarle y traerle a la memoria las cosas pasadas; pero no por esto dejaron de visitar a su sobrina y a su ama, encargándolas tuviesen cuenta con regalarle, dándole a comer cosas confortativas y apropiadas para el corazón y el celebro, de donde procedía, según buen discurso, toda su mala ventura. Las cuales dijeron que así lo hacían, y lo harían, con la voluntad y cuidado posible, porque echaban de ver que su señor por momentos iba dando muestras de estar en su entero juicio; de lo cual recibieron. Y así, determinaron de visitarle y hacer esperiencia de su mejoría, aunque tenían casi por imposible que la tuviese, y acordaron de no tocarle en ningún punto de la andante caballería, por no ponerse a peligro de descoser los de la herida, que tan tiernos estaban. Es erzählt Sidi Hamét Benengelí im zweiten Teil dieser Geschichte, welcher die dritte Ausfahrt Don Quijotes enthält, daß der Pfarrer und der Barbier beinah einen Monat hingehen ließen, ohne ihn zu sehen, weil sie es vermeiden wollten, ihm die früheren Vorgänge aufzufrischen und ins Gedächtnis zurückzubringen. Allein sie unterließen darum nicht, seine Nichte und seine Haushälterin zu besuchen, und empfahlen diesen, auf seine sorgfältige Pflege wohl bedacht zu sein und ihm alles zu essen zu geben, was für Herz und Kopf stärkend und zuträglich sei, da aus diesen beiden, gründlicher Erwägung nach, sein ganzes Unglück gekommen. Sie versicherten, daß sie so täten und es auch fernerhin mit möglichster Bereitwilligkeit und Sorgfalt tun würden; denn sie sähen wohl, daß ihr Herr in einzelnen Augenblicken Beweise gebe, daß er bei vollem Verstande sei. Darob waren die beiden hocherfreut, da sie nunmehr sicher glaubten, das Richtige getroffen zu haben, als sie ihn verzaubert auf dem Ochsenkarren heimbrachten, wie dies im ersten Teile dieser ebenso großartigen wie höchst gründlichen Geschichte in dessen letztem Kapitel berichtet worden. So beschlossen sie denn, ihn zu besuchen und seine Besserung einer Probe zu unterwerfen, obschon sie dieselbe für beinahe unmöglich hielten; sie kamen überein, nicht das geringste von fahrender Ritterschaft verlauten zu lassen, damit seine Wunde, die kaum vernarbt war, nicht wieder aufgerissen würde.
Visitáronle, en fin, y halláronle sentado en la cama, vestida una almilla de bayeta verde, con un bonete colorado toledano; y estaba tan seco y amojamado, que no parecía sino hecho de carne momia. Fueron dél muy bien recebidos, preguntáronle por su salud, y él dio cuenta de sí y de ella con mucho juicio y con muy elegantes palabras; y en el discurso de su plática vinieron a tratar en esto que llaman razón de estado y modos de gobierno, enmendando este abuso y condenando aquél, reformando una costumbre y desterrando otra, haciéndose cada uno de los tres un nuevo legislador, un Licurgo moderno o un Solón flamante; y de tal manera renovaron la república, que no pareció sino que la habían puesto en una fragua, y sacado otra de la que pusieron; y habló don Quijote con tanta discreción en todas las materias que se tocaron, que los dos esaminadores creyeron indubitadamente que estaba del todo bueno y en su entero juicio. Sie besuchten ihn also und fanden ihn im Bette sitzend, angetan mit einem Wämschen von grünem Flanell nebst einer roten Toledaner Mütze, so dürr und ausgetrocknet, daß er nicht anders aussah, als wenn er zur Mumie geworden wäre. Sie wurden von ihm sehr freundlich aufgenommen, erkundigten sich nach seiner Gesundheit, und er berichtete über diese und über sich mit klarem Verstand und in den gewähltesten Ausdrücken. Im Verlauf der Unterhaltung kamen sie auf jene Dinge zu sprechen, die man Politik und Regierungsformen nennt, wobei sie den einen Mißbrauch verbesserten und den andern gänzlich verurteilten, eine Sitte umgestalteten und eine andre aus dem Lande verbannten und jeder von den dreien einen neuen Gesetzgeber, einen zeitgemäßen Lykurg, einen neugebackenen Solon spielte. Und dergestalt schufen sie das Gemeinwesen um, daß es geradeso aussah, als hätten sie es in ein Schmiedefeuer gelegt und es in ganz anderm Zustand als vorher wieder herausgeholt. Don Quijote sprach so vernünftig über alle Gegenstände, die man berührte, daß die beiden Examinatoren es für zweifellos hielten, er sei gänzlich genesen und wieder im vollen Besitz seiner Vernunft.
Halláronse presentes a la plática la sobrina y ama, y no se hartaban de dar gracias a Dios de ver a su señor con tan buen entendimiento; pero el cura, mudando el propósito primero, que era de no tocarle en cosa de caballerías, quiso hacer de todo en todo esperiencia si la sanidad de don Quijote era falsa o verdadera, y así, de lance en lance, vino a contar algunas nuevas que habían venido de la corte; y, entre otras, dijo que se tenía por cierto que el Turco bajaba con una poderosa armada, y que no se sabía su designio, ni adónde había de descargar tan gran nublado; y, con este temor, con que casi cada año nos toca arma, estaba puesta en ella toda la cristiandad, y Su Majestad había hecho proveer las costas de Nápoles y Sicilia y la isla de Malta. A esto respondió don Quijote: Nichte und Haushälterin waren bei der Unterhaltung zugegen und wurden es nicht müde, Gott dafür zu danken, daß sie ihren Herrn wieder bei so gutem Verstande sahen. Allein der Pfarrer änderte jetzt seinen ersten Vorsatz, nämlich nicht das geringste von fahrender Ritterschaft vor ihm zu berühren, und wollte die Probe vollständig machen, ob Don Quijotes Genesung scheinbar oder echt sei; und so kam er, indem ein Wort das andre gab, allmählich auf verschiedene Neuigkeiten aus der Residenz zu sprechen und erzählte unter andrem, man halte für gewiß, daß der Türke mit einer gewaltigen Flotte gen Westen heranziehe; es wisse niemand, was seine Absichten seien noch wo ein so schweres Unwetter sich entladen werde; und angesichts dieser Besorgnis, mit welcher er uns schier jedes Jahr unter die Waffen rufe, halte die ganze Christenheit ihre Augen auf seine Flotte gerichtet und Seine Majestät habe die Küsten von Neapel und Sizilien und die Insel Malta in Verteidigungsstand setzen lassen. Darauf versetzte Don Quijote:
-Su Majestad ha hecho como prudentísimo guerrero en proveer sus estados con tiempo, porque no le halle desapercebido el enemigo; pero si se tomara mi consejo, aconsejárale yo que usara de una prevención, de la cual Su Majestad la hora de agora debe estar muy ajeno de pensar en ella . »Seine Majestät hat als ein einsichtsvoller Kriegsherr gehandelt, indem er seine Staaten rechtzeitig in Verteidigungsstand gesetzt hat, damit der Feind ihn nicht unvorbereitet finde; aber wenn man mich um Rat anginge, so würde ich dem Könige anraten, sich einer Maßregel zu bedienen, an welche zu denken Seiner Majestät bis zur gegenwärtigen Stunde wohl sehr fern gelegen hat.«
Apenas oyó esto el cura, cuando dijo entre sí. Kaum hörte dies der Pfarrer, als er bei sich selber sagte:
-¡Dios te tenga de su mano, pobre don Quijote: que me parece que te despeñas de la alta cumbre de tu locura hasta el profundo abismo de tu simplicidad. Gott halte seine Hand über dir, armer Don Quijote, denn ich fürchte, du stürzest vom hohen Gipfel deiner Narrheit bis in den tiefsten Abgrund deiner Einfalt herab.
Mas el barbero, que ya había dado en el mesmo pensamiento que el cura, preguntó a don Quijote cuál era la advertencia de la prevención que decía era bien se hiciese; quizá podría ser tal, que se pusiese en la lista de los muchos advertimientos impertinentes que se suelen dar a los príncipes. Der Barbier indessen, der schon auf denselben Gedanken gekommen war wie der Pfarrer, fragte Don Quijote, welches denn die vorgeschlagene Maßregel sei, die er für so sachdienlich erkläre; vielleicht sei sie derart, daß man sie auf die Liste der zahlreichen zweckwidrigen Vorschläge setzen müsse, mit denen die Fürsten häufig behelligt würden.
-El mío, señor rapador -dijo don Quijote-, no será impertinente, sino perteneciente. »Mein Vorschlag, Herr Bartkratzer«, sprach Don Quijote, »wird nicht zweckwidrig sein, sondern ganz zweckmäßig.«
-No lo digo por tanto -replicó el barbero-, sino porque tiene mostrado la esperiencia que todos o los más arbitrios que se dan a Su Majestad, o son imposibles, o disparatados, o en daño del rey o del reino. »Ich habe es nicht so gemeint«, entgegnete der Barbier, »sondern weil die Erfahrung gezeigt hat, daß die Ratschläge, die man Seiner Majestät erteilt, alle oder doch in ihrer großen Mehrzahl entweder unausführbar oder ungereimt sind oder dem König oder dem Königreich zum Nachteil gereichen würden.«
-Pues el mío -respondió don Quijote- ni es imposible ni disparatado, sino el más fácil, el más justo y el más mañero y breve que puede caber en pensamiento de arbitrante alguno. »Der meinige aber«, versetzte Don Quijote, »ist weder unausführbar noch ungereimt, sondern der am leichtesten ausführbare, der angemessenste, der bequemste und rascheste, der nur immer einem erfinderischen Kopf einfallen kann.«
-Ya tarda en decirle vuestra merced, señor don Quijote -dijo el cura. »Dann, Señor Don Quijote, zögert Ihr schon zu lang, ihn mitzuteilen«, sprach der Pfarrer.
-No querría -dijo don Quijote- que le dijese yo aquí agora, y amaneciese mañana en los oídos de los señores consejeros, y se llevase otro las gracias y el premio de mi trabajo. »Es würde meinem Wunsche nicht entsprechen«, erwiderte Don Quijote, »wenn ich ihn heut hier mitteilte und er morgen in der Frühe den Herren Geheimräten zu Ohren käme und ein anderer den Dank und Lohn für meine Arbeit davontrüge.«
-Por mí -dijo el barbero-, doy la palabra, para aquí y para delante de Dios, de no decir lo que vuestra merced dijere a rey ni a roque, ni a hombre terrenal, juramento que aprendí del romance del cura que en el prefacio avisó al rey del ladrón que le había robado las cien doblas y la su mula la andariega. »Was mich betrifft«, sprach der Barbier dagegen, »vor der Welt sowie vor Gottes Antlitz geb ich das Versprechen: Was zu sagen Euch gelüstet, sag ich keinem wieder, Herre, weder König, weder Bauer noch sonst einem Erdenmenschen; ein Eidschwur, den ich aus der ,Romanze vom Pfarrer' gelernt habe, welcher in der Einleitung des Gedichtes dem Könige den Dieb anzeigte, der ihm die hundert Dublonen und seinen Maulesel, den Schnelltraber, gestohlen hatte.«
-No sé historias -dijo don Quijote-, pero sé que es bueno ese juramento, en fee de que sé que es hombre de bien el señor barbero. »Ich kenne derlei Geschichten nicht«, versetzte Don Quijote, »aber ich weiß, daß dieser Eidschwur gilt, sintemal ich weiß, daß der Herr Barbier ein braver Mann ist.«
-Cuando no lo fuera -dijo el cura-, yo le abono y salgo por él, que en este caso no hablará más que un mudo, so pena de pagar lo juzgado y sentenciado. »Wenn er es auch nicht wäre«, sprach der Pfarrer, »so bürge ich für ihn und stehe dafür ein, daß er über diese Sache nicht mehr reden soll als ein Stummer unter Androhung einer Geldbuße gemäß Urteil und Erkenntnis.«
-Y a vuestra merced, ¿quién le fía, señor cura? -dijo don Quijote. »Und wer wird für Euer Gnaden bürgen, Herr Pfarrer?« fragte Don Quijote.
-Mi profesión -respondió el cura-, que es de guardar secreto. »Mein geistliches Amt«, antwortete der Pfarrer, »mit dem die Schweigepflicht verbunden ist.«
-¡Cuerpo de tal! -dijo a esta sazón don Quijote-. ¿Hay más, sino mandar Su Majestad por público pregón que se junten en la corte para un día señalado todos los caballeros andantes que vagan por España; que, aunque no viniesen sino media docena, tal podría venir entre ellos, que solo bastase a destruir toda la potestad del Turco? Esténme vuestras mercedes atentos, y vayan conmigo. ¿Por ventura es cosa nueva deshacer un solo caballero andante un ejército de docientos mil hombres, como si todos juntos tuvieran una sola garganta, o fueran hechos de alfenique? Si no, díganme: ¿cuántas historias están llenas destas maravillas? ¡Había, en hora mala para mí, que no quiero decir para otro, de vivir hoy el famoso don Belianís, o alguno de los del inumerable linaje de Amadís de Gaula; que si alguno déstos hoy viviera y con el Turco se afrontara, a fee que no le arrendara la ganancia! Pero Dios mirará por su pueblo, y deparará alguno que, si no tan bravo como los pasados andantes caballeros, a lo menos no les será inferior en el ánimo; y Dios me entiende, y no digo más. »Nun, bei Christi Leichnam!« sprach Don Quijote jetzt, »was braucht es weiter, als daß Seine Majestät durch öffentlichen Aufruf verordne, es sollen auf einen bestimmten Tag alle fahrenden Ritter, die durch Spanien streifen, in der Residenz zusammenkommen? Denn wenn ihrer auch nur ein halb Dutzend kämen, so könnte einer unter ihnen sein, der allein schon genügen würde, die ganze Macht des Türken zu vernichten. Schenkt mir eure Aufmerksamkeit und folgt meiner Darlegung: ist es vielleicht etwas Neues, daß ein einziger fahrender Ritter ein Heer von zweimalhunderttausend Mann in Stücke haut, als ob alle zusammen nur einen einzigen Hals hätten oder aus Zuckerteig geformt wären? Oder sagt mir doch: wie viele Geschichten sind nicht voll solcher Wundertaten? Es sollte nur - wenn es auch mir zum argen Nachteil wäre, ob anderen, will ich unberührt lassen -, es sollte nur heutzutage der weitberufene Don Belianís leben oder einer aus dem zahllosen Geschlechte des Amadís von Gallien! Denn wenn einer von diesen am Leben wäre und sich dem Türken gegenüberstellte, dann möchte ich nicht in der Haut des Türken stecken. Aber Gott wird sich seines Volkes annehmen und wird ihm einen Mann bescheren, der, wenn nicht so gewaltig wie die früheren fahrenden Ritter, ihnen wenigstens an mutigem Sinne nicht nachsteht; und Gott weiß wohl, wie ich's meine, und mehr sag ich nicht.«
-¡Ay! -dijo a este punto la sobrina-; ¡que me maten si no quiere mi señor volver a ser caballero andante. »O weh!« rief hier die Nichte, »ich will des Todes sein, wenn mein Herr nicht aufs neue ein fahrender Ritter werden will!«
A lo que dijo don Quijote. Darauf sagte Don Quijote:
-Caballero andante he de morir, y baje o suba el Turco cuando él quisiere y cuan poderosamente pudiere; que otra vez digo que Dios me entiende. »Als fahrender Ritter will ich leben und sterben, und ob der Türke nun herab- oder hinaufzieht, wann immer er es will und mit wie großer Macht er es kann, so sag ich noch einmal, Gott weiß, wie ich es meine.«
A esta sazón dijo el barbero. Hier aber sprach der Barbier:
-Suplico a vuestras mercedes que se me dé licencia para contar un cuento breve que sucedió en Sevilla, que, por venir aquí como de molde, me da gana de contarle. »Ich bitte Euch, meine Herren, daß mir gestattet werde, ein kurzes Geschichtchen zu erzählen, das sich in Sevilla zugetragen hat und das ich Lust habe mitzuteilen, weil es hierher paßt wie angegossen.«
Dio la licencia don Quijote, y el cura y los demás le prestaron atención, y él comenzó desta manera. Don Quijote gewährte die Erlaubnis, der Pfarrer und die andern hingen aufmerksam an seinen Lippen, und so begann er folgendermaßen:
-« En la casa de los locos de Sevilla estaba un hombre a quien sus parientes habían puesto allí por falto de juicio. Era graduado en cánones por Osuna, pero, aunque lo fuera por Salamanca, según opinión de muchos, no dejara de ser loco. Este tal graduado, al cabo de algunos años de recogimiento, se dio a entender que estaba cuerdo y en su entero juicio, y con esta imaginación escribió al arzobispo, suplicándole encarecidamente y con muy concertadas razones le mandase sacar de aquella miseria en que vivía, pues por la misericordia de Dios había ya cobrado el juicio perdido; pero que sus parientes, por gozar de la parte de su hacienda, le tenían allí, y, a pesar de la verdad, querían que fuese loco hasta la muerte. Im Narrenhause zu Sevilla befand sich ein Mann, den seine Verwandten dahin gebracht hatten, weil er nicht bei Verstande war. Er war zu Osuna zum Grade eines Lizentiaten des Kirchenrechts befördert worden; aber wäre er es auch zu Salamanca geworden, so würde er nach der Meinung der Welt nichtsdestoweniger ein Narr geblieben sein. Dieser besagte Lizentiat kam nach einigen Jahren Einsperrung auf die Meinung, er sei wieder gesunden Geistes und bei vollem Verstande, und in dieser Überzeugung schrieb er an den Erzbischof und bat ihn dringend und mit durchaus verständigen Ausdrücken, er möchte ihn aus dem Elend, in dem er lebe, befreien, da er durch Gottes Erbarmen seinen vollen Verstand bereits wiedererlangt habe, während jedoch seine Verwandten, um auch fernerhin den Genuß seines Vermögens zu haben, ihn dort festhielten und der Wahrheit zum Trotz verlangten, daß er bis zu seinem Tod ein Narr bleibe.
» El arzobispo, persuadido de muchos billetes concertados y discretos, mandó a un capellán suyo se informase del retor de la casa si era verdad lo que aquel licenciado le escribía, y que asimesmo hablase con el loco, y que si le pareciese que tenía juicio, le sacase y pusiese en libertad. Hízolo así el capellán, y el retor le dijo que aquel hombre aún se estaba loco: que, puesto que hablaba muchas veces como persona de grande entendimiento, al cabo disparaba con tantas necedades, que en muchas y en grandes igualaban a sus primeras discreciones, como se podía hacer la esperiencia hablándole. Quiso hacerla el capellán, y, poniéndole con el loco, habló con él una hora y más, y en todo aquel tiempo jamás el loco dijo razón torcida ni disparatada; antes, habló tan atentadamente, que el capellán fue forzado a creer que el loco estaba cuerdo; y entre otras cosas que el loco le dijo fue que el retor le tenía ojeriza, por no perder los regalos que sus parientes le hacían porque dijese que aún estaba loco, y con lúcidos intervalos; y que el mayor contrario que en su desgracia tenía era su mucha hacienda, pues, por gozar della sus enemigos, ponían dolo y dudaban de la merced que Nuestro Señor le había hecho en volverle de bestia en hombre. Finalmente, él habló de manera que hizo sospechoso al retor, codiciosos y desalmados a sus parientes, y a él tan discreto que el capellán se determinó a llevársele consigo a que el arzobispo le viese y tocase con la mano la verdad de aquel negocio. Der Erzbischof, durch zahlreiche wohlgesetzte und verständige Briefe endlich bewogen, befahl einem seiner Kapläne, sich bei dem Verwalter des Hauses zu erkundigen, ob auf Wahrheit beruhe, was jener Lizentiat ihm geschrieben, und er solle ebenfalls mit dem Narren sprechen, und wenn dieser nach seiner Ansicht bei Verstande sei, so solle er ihn entlassen und in Freiheit setzen. Der Kaplan tat also, und der Hausverwalter erklärte ihm, der Mann sei noch immer verrückt, denn wiewohl er sehr oft als ein Mensch von großem Verstande rede, so komme er am Ende plötzlich wieder mit Torheiten zum Vorschein, die ebenso groß und zahlreich wie vorher seine verständigen Äußerungen, wovon man sofort die Probe machen könne, wenn man sich mit ihm unterhalte. Der Kaplan wollte diese Probe anstellen; man brachte ihn zu dem Verrückten, er sprach mit ihm eine Stunde und länger, und während dieser ganzen Zeit sagte der Verrückte nicht ein einziges verkehrtes oder ungereimtes Wort; vielmehr redete er mit solcher Besonnenheit, daß der Kaplan sich zu glauben gezwungen sah, der Narr sei ein durchaus vernünftiger Mensch. Unter anderm äußerte der Verrückte, der Hausverwalter sei ihm übel gesinnt, weil er die Geschenke nicht einbüßen wolle, die seine Verwandten ihm dafür zukommen ließen, daß er angebe, er, der Eingesperrte, sei ein Verrückter mit lichten Augenblicken; und der größte Feind, den er in seinem Unglück habe, sei eben sein Reichtum; denn um diesen zu genießen, gebrauchten sie Hinterlist und Tücke und äußerten Zweifel an der Gnade, die ihm Gott dadurch erwiesen, daß er ihn aus einem vernunftlosen Tier wieder zu einem Menschen umgewandelt habe. Kurz, seine Äußerungen waren derartig, daß er den Hausverwalter als verdächtig, seine Verwandten als habgierig und erbarmungslos und sich als so verständig darzustellen wußte, daß der Kaplan beschloß, ihn mitzunehmen, damit der Erzbischof selbst ihn sähe und die Wahrheit in diesem Handel mit Händen griffe.
» Con esta buena fee, el buen capellán pidió al retor mandase dar los vestidos con que allí había entrado el licenciado; volvió a decir el retor que mirase lo que hacía, porque, sin duda alguna, el licenciado aún se estaba loco. No sirvieron de nada para con el capellán las prevenciones y advertimientos del retor para que dejase de llevarle; obedeció el retor, viendo ser orden del arzobispo; pusieron al licenciado sus vestidos, que eran nuevos y decentes, y, como él se vio vestido de cuerdo y desnudo de loco, suplicó al capellán que por caridad le diese licencia para ir a despedirse de sus compañeros los locos. El capellán dijo que él le quería acompañar y ver los locos que en la casa había. Subieron, en efeto, y con ellos algunos que se hallaron presentes; y, llegado el licenciado a una jaula adonde estaba un loco furioso, aunque entonces sosegado y quieto, le dijo: ''Hermano mío, mire si me manda algo, que me voy a mi casa; que ya Dios ha sido servido, por su infinita bondad y misericordia, sin yo merecerlo, de volverme mi juicio: ya estoy sano y cuerdo; que acerca del poder de Dios ninguna cosa es imposible. Tenga grande esperanza y confianza en Él, que, pues a mí me ha vuelto a mi primero estado, también le volverá a él si en Él confía. Yo tendré cuidado de enviarle algunos regalos que coma, y cómalos en todo caso, que le hago saber que imagino, como quien ha pasado por ello, que todas nuestras locuras proceden de tener los estómagos vacíos y los celebros llenos de aire. Esfuércese, esfuércese, que el descaecimiento en los infortunios apoca la salud y acarrea la muerte''. In diesem guten Glauben ersuchte der biedere Kaplan den Verwalter, dem Lizentiaten die Kleider wiedergeben zu lassen, die er bei seinem Eintritt in die Anstalt getragen. Der Verwalter bat den Kaplan zu bedenken, was er tue, da der Lizentiat ohne den geringsten Zweifel noch immer verrückt sei. Die Warnungen und Vorstellungen des Verwalters, er möge davon abstehen, den Mann mitzunehmen, blieben aber bei dem Kaplan erfolglos; der Verwalter gehorchte, da er sah, daß es der Befehl des Erzbischofs sei. Man legte ihm seine Kleider an, die neu und anständig waren, und als er den Narren ausgezogen und den vernünftigen Menschen wieder angezogen hatte, bat er den Kaplan, ihm aus christlicher Liebe zu erlauben, von seinen bisherigen Genossen, den Narren, Abschied zu nehmen. Der Kaplan erwiderte, er selbst wolle ihn begleiten und sich die Narren ansehen, die sich im Hause befänden. Sie gingen denn wirklich hinauf und mit ihnen verschiedene Leute, die eben anwesend waren, und als der Lizentiat zu einer Zelle kam, in der sich ein Rasender befand, der aber jetzt still und ruhig war, sprach er zu diesem: »Lieber Freund, überlegt Euch, ob Ihr mir etwas aufzutragen habt, denn ich gehe nach Hause, weil Gott in seiner unendlichen Güte und Barmherzigkeit die Gnade gehabt hat, mir Unwürdigem meinen Verstand wiederzuschenken. Ich bin nun genesen und bei voller Vernunft, denn bei Gottes Allmacht ist kein Ding unmöglich. Setzet auch Ihr alles Hoffen und Vertrauen auf Gott, denn da er mich wieder in meinen früheren Zustand gebracht hat, so wird er auch Euch wieder dazu bringen, wenn Ihr ihm vertraut. Ich werde darauf bedacht sein, Euch etliches Gute zu essen zu schicken, und auf alle Fälle eßt es, denn ich tu Euch zu wissen, ich glaube als einer, der es an sich selbst erlebt hat, alle unsere Torheiten kommen davon her, daß man den Magen leer und das Gehirn voller Wind hat. Fasset Mut, fasset Mut, denn Niedergeschlagenheit im Unglück mindert die Gesundheit und führt den Tod herbei.«
» Todas estas razones del licenciado escuchó otro loco que estaba en otra jaula, frontero de la del furioso, y, levantándose de una estera vieja donde estaba echado y desnudo en cueros, preguntó a grandes voces quién era el que se iba sano y cuerdo. El licenciado respondió: ''Yo soy, hermano, el que me voy; que ya no tengo necesidad de estar más aquí, por lo que doy infinitas gracias a los cielos, que tan grande merced me han hecho''. ''Mirad lo que decís, licenciado, no os engañe el diablo -replicó el loco-; sosegad el pie, y estaos quedito en vuestra casa, y ahorraréis la vuelta''. ''Yo sé que estoy bueno -replicó el licenciado-, y no habrá para qué tornar a andar estaciones''. ''¿Vos bueno? -dijo el loco-: agora bien, ello dirá; andad con Dios, pero yo os voto a Júpiter, cuya majestad yo represento en la tierra, que por solo este pecado que hoy comete Sevilla, en sacaros desta casa y en teneros por cuerdo, tengo de hacer un tal castigo en ella, que quede memoria dél por todos los siglos del los siglos, amén. ¿No sabes tú, licenciadillo menguado, que lo podré hacer, pues, como digo, soy Júpiter Tonante, que tengo en mis manos los rayos abrasadores con que puedo y suelo amenazar y destruir el mundo? Pero con sola una cosa quiero castigar a este ignorante pueblo, y es con no llover en él ni en todo su distrito y contorno por tres enteros años, que se han de contar desde el día y punto en que ha sido hecha esta amenaza en adelante. ¿Tú libre, tú sano, tú cuerdo, y yo loco, y yo enfermo, y yo atado...? Así pienso llover como pensar ahorcarme''. All diesen Äußerungen des Lizentiaten hatte ein andrer Narr zugehört, der sich in einer anderen Zelle dem Rasenden gegenüber befand; er erhob sich von der zerschlissenen Schilfmatte, auf der er splitternackt lag, und fragte mit lautem Schreien, wer denn der Mann sei, der da genesen und bei Verstand von dannen gehe. Der Lizentiat antwortete: »Ich bin's, lieber Freund, der weggeht; denn ich habe es nicht mehr nötig hierzubleiben, wofür ich dem Himmel unendlich danke, der mir eine so große Gnade erwiesen hat.« »Bedenket wohl, was Ihr sagt, Lizentiat, laßt Euch vom Teufel nicht verblenden«, entgegnete der Verrückte; »gebietet Eurem Fuße Halt, und bleibt mir hübsch ruhig an Eurer Wohnstätte, dann erspart Ihr Euch das Wiederkommen.« »Ich weiß, daß ich gesund bin«, versetzte der Lizentiat; »es wird nicht nötig sein, diesen Leidensweg noch einmal zu gehen.« »Ihr gesund?« sagte der Verrückte; »nun gut, es wird sich zeigen, geht mit Gott; aber ich schwöre Euch bei Jupiter, dessen Majestät ich auf Erden vertrete, um dieser alleinigen Sünde willen, die Sevilla heute dadurch begeht, daß es Euch aus diesem Hause freiläßt und Euch für vernünftig hält, werde ich über die Stadt eine solche Strafe verhängen, daß deren Angedenken währen soll bis in die spätesten Zeiten der spätesten Zeiten, Amen. Weißt du nicht, armseliges Ding von einem Lizentiaten, daß ich das zu tun vermag, da ich, wie ich gesagt, der Donnerer Jupiter bin und in meinen Händen die zündenden Blitze halte, mit denen ich die Welt zu bedräuen und zu zerstören imstande und gewohnt bin? Jedoch ich will diese unverständige Stadt nur mit einer Züchtigung heimsuchen, nämlich ich werde es in ihr und in ihrem ganzen Bezirk und Umkreis nicht regnen lassen, drei ganze Jahre hindurch, welche von dem Tag und Augenblick an, wo ich diese Drohung ausspreche, zu berechnen sind. Du frei, du gesund, du bei Verstand? Und ich ein Narr, und ich geisteskrank, und ich in Banden? Ich will inskünftig nicht mehr regnen lassen, so gewiß als ich mich nicht hängen will.«
» A las voces y a las razones del loco estuvieron los circustantes atentos, pero nuestro licenciado, volviéndose a nuestro capellán y asiéndole de las manos, le dijo: ''No tenga vuestra merced pena, señor mío, ni haga caso de lo que este loco ha dicho, que si él es Júpiter y no quisiere llover, yo, que soy Neptuno, el padre y el dios de las aguas, lloveré todas las veces que se me antojare y fuere menester''. A lo que respondió el capellán: ''Con todo eso, señor Neptuno, no será bien enojar al señor Júpiter: vuestra merced se quede en su casa, que otro día, cuando haya más comodidad y más espacio, volveremos por vuestra merced''. Rióse el retor y los presentes, por cuya risa se medio corrió el capellán; desnudaron al licenciado, quedóse en casa y acabóse el cuento. Das Geschrei und die Äußerungen des Verrückten erregten allgemeine Aufmerksamkeit bei den Umstehenden; aber unser Lizentiat wendete sich zu unserm Kaplan, ergriff ihn bei den Händen und sprach zu ihm: »Seid darüber ohne Sorgen, werter Herr, und achtet nicht auf das, was dieser Narr gesagt hat, denn wenn er auch Jupiter ist und es nicht regnen lassen will, ich, ich bin Neptun, der Vater und Gott der Gewässer, und ich werde so oft regnen lassen, als es mich gelüstet und notwendig ist.« Darauf entgegnete der Kaplan: »Trotz alledem wäre es nicht recht, den Herrn Jupiter zu erzürnen. Bleibt an Eurer Wohnstätte; ein andermal, wenn sich bequemere Gelegenheit und mehr Zeit findet, werden wir kommen, Euer Gnaden abzuholen.« Der Verwalter lachte wie alle Anwesenden, und darüber ward der Kaplan etwas ärgerlich und beschämt; man zog dem Lizentiaten seine schönen Kleider vom Leibe; er blieb im Narrenhaus, und die Geschichte ist aus.
-Pues, ¿éste es el cuento, señor barbero -dijo don Quijote-, que, por venir aquí como de molde, no podía dejar de contarle? ¡Ah, señor rapista, señor rapista, y cuán ciego es aquel que no vee por tela de cedazo! Y ¿es posible que vuestra merced no sabe que las comparaciones que se hacen de ingenio a ingenio, de valor a valor, de hermosura a hermosura y de linaje a linaje son siempre odiosas y mal recebidas? Yo, señor barbero, no soy Neptuno, el dios de las aguas, ni procuro que nadie me tenga por discreto no lo siendo; sólo me fatigo por dar a entender al mundo en el error en que está en no renovar en sí el felicísimo tiempo donde campeaba la orden de la andante caballería. Pero no es merecedora la depravada edad nuestra de gozar tanto bien como el que gozaron las edades donde los andantes caballeros tomaron a su cargo y echaron sobre sus espaldas la defensa de los reinos, el amparo de las doncellas, el socorro de los huérfanos y pupilos, el castigo de los soberbios y el premio de los humildes. Los más de los caballeros que agora se usan, antes les crujen los damascos, los brocados y otras ricas telas de que se visten, que la malla con que se arman; ya no hay caballero que duerma en los campos, sujeto al rigor del cielo, armado de todas armas desde los pies a la cabeza; y ya no hay quien, sin sacar los pies de los estribos, arrimado a su lanza, sólo procure descabezar, como dicen, el sueño, como lo hacían los caballeros andantes. Ya no hay ninguno que, saliendo deste bosque, entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, y, hallando en ella y en su orilla un pequeño batel sin remos, vela, mástil ni jarcia alguna, con intrépido corazón se arroje en él, entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo; y él, puesto el pecho a la incontrastable borrasca, cuando menos se cata, se halla tres mil y más leguas distante del lugar donde se embarcó, y, saltando en tierra remota y no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas, no en pergaminos, sino en bronces. Mas agora, ya triunfa la pereza de la diligencia, la ociosidad del trabajo, el vicio de la virtud, la arrogancia de la valentía y la teórica de la práctica de las armas, que sólo vivieron y resplandecieron en las edades del oro y en los andantes caballeros. Si no, díganme: ¿quién más honesto y más valiente que el famoso Amadís de Gaula?; ¿quién más discreto que Palmerín de Inglaterra?; ¿quién más acomodado y manual que Tirante el Blanco?; ¿quién más galán que Lisuarte de Grecia? ; ¿quién más acuchillado ni acuchillador que don Belianís?; ¿quién más intrépido que Perión de Gaula, o quién más acometedor de peligros que Felixmarte de Hircania, o quién más sincero que Esplandián?; ¿quién mas arrojado que don Cirongilio de Tracia?; ¿quién más bravo que Rodamonte?; ¿quién más prudente que el rey Sobrino?; ¿quién más atrevido que Reinaldos?; ¿quién más invencible que Roldán?; y ¿quién más gallardo y más cortés que Rugero, de quien decienden hoy los duques de Ferrara, según Turpín en su Cosmografía? Todos estos caballeros, y otros muchos que pudiera decir, señor cura, fueron caballeros andantes, luz y gloria de la caballería. Déstos, o tales como éstos, quisiera yo que fueran los de mi arbitrio, que, a serlo, Su Majestad se hallara bien servido y ahorrara de mucho gasto, y el Turco se quedara pelando las barbas, y con esto, no quiero quedar en mi casa, pues no me saca el capellán della; y si su Júpiter, como ha dicho el barbero, no lloviere, aquí estoy yo, que lloveré cuando se me antojare. Digo esto porque sepa el señor Bacía que le entiendo. »Das ist also die Geschichte, Herr Barbier«, sprach Don Quijote, »die Ihr nicht umhinkonntet zu erzählen, weil sie mir paßt wie angegossen? O Herr Bartkratzer, Herr Bartkratzer, wie blind müßte der sein, der nicht durch ein Sieb sehen könnte! Und ist es möglich, daß Euer Gnaden nicht weiß, wie gehässig und verpönt Vergleichungen zwischen Naturanlagen und Naturanlagen, zwischen Tapferkeit und Tapferkeit, zwischen Schönheit und Schönheit, zwischen Familie und Familie sind? Ich, Herr Barbier, bin nicht Neptun, der Gott der Gewässer, und bewerbe mich nicht darum, daß irgendwer mich für verständig halte, wo ich es nicht bin, nur darum mühe ich mich, daß die Welt einsehen lerne, in welchem Irrtum sie sich befindet, daß sie nicht versteht, in ihrer Mitte jene Blütezeit zu erneuern, wo der Orden der fahrenden Ritterschaft das Feld behauptete. Aber unser verderbtes Jahrhundert ist nicht würdig eines so hohen Glückes, wie es die Zeiten genossen, da die fahrenden Ritter sich der Pflicht unterzogen und die Bürde auf ihre Schultern nahmen, die Königreiche zu verteidigen, die Jungfrauen zu beschützen, den Waisen und Minderjährigen beizustehen, die Hochmütigen zu züchtigen und die Demütigen zu belohnen. An den meisten der Ritter, wie man sie heute sieht, hört man eher Damast, Goldstoff und andre reiche Gewebe rauschen, in die sie sich kleiden, als die Panzerringe, mit denen sie sich rüsten. Jetzo gibt es keinen Ritter mehr, der da schliefe auf freiem Felde, dem Ungemach des Wetters ausgesetzt, bewehrt mit all seiner Wehr vom Kopf bis zu den Füßen; jetzo gibt es keinen mehr, der, ohne die Füße aus den Bügeln zu ziehen, auf seine Lanze gelehnt, dem Schlafe nur ein weniges vergönnen will, wie die fahrenden Ritter zu tun pflegten; keinen mehr, der, aus dem Walde hier hervorstürmend, in das Gebirge dort eindringen würde und von da aus ein unfruchtbares, wüstes Gestade beschreiten am Rande der See, der fast immer stürmischen und wildbewegten, und der sich am Meeresstrande unverzagten Herzens in einen kleinen Kahn ohne Ruder, Segel, Mast und Tauwerk, den er dort gefunden, hineinwerfen würde und sich preisgäbe den unerbittlichen Wogen des tiefen Meeres, die ihn bald zum Himmel emporschleudern, bald in den Abgrund hinabreißen. Und er, die Brust dem unwiderstehlichen Sturmestoben bietend, plötzlich, im Augenblick, wo er sich dessen am wenigsten versieht, findet sich über dreitausend und mehr Meilen entfernt von dem Orte, wo er zu Schiff gegangen; und wie er nun ans Land springt, ein entlegenes und unbekanntes Land, da begegnet ihm gar vieles, das würdig ist, nicht auf Pergament, sondern auf Erz niedergeschrieben zu werden. Aber heutzutage triumphiert die Trägheit über die Unverdrossenheit, der Müßiggang über die Arbeit, das Laster über die Tugend, die Anmaßung über die Tüchtigkeit, die Theorie über die Praxis des Waffenwerks, das nur im Goldnen Zeitalter unter den fahrenden Rittern gelebt und geglänzt hat. Oder sagt mir doch: wer war je biederer und mannhafter als Amadís von Gallien? Wer verständiger als Palmerín von England? Wer war gerechter in allen Sätteln und umgänglicher als Tirante der Weiße? Wer ein Mann von besserer Lebensart als Lisuarte von Griechenland? Wer empfing und teilte mehr Schwerthiebe aus als Don Belianís? Wer war unverzagter als Perión von Gallien? oder wer stürzte sich häufiger in Gefahren als Felixmarte von Hyrkanien? oder war aufrichtigeren Gemütes als Esplandián? wer ungestümer als Don Cirongilio von Thrakien? wer schrecklicher im Kampf als Rodornont? wer umsichtiger als der König Sobrino? wer verwegener als Rinald? wer unbesieglicher als Roldán? und wer tapferer und edler von Gebaren als Rüdiger, von dem die heutigen Herzoge von Ferrara abstammen, wie Turpin in seiner Weltbeschreibung sagt? All diese Männer und viele andere, die ich aufführen könnte, Herr Pfarrer, waren fahrende Ritter, waren des Rittertums Glanz und Glorie. Aus ihnen erlesen oder Männer wie sie, so wünschte ich, sollten diejenigen sein, die ich mit meinem Vorschlag meine, und wenn sie es wären, dann würden Seiner Majestät treffliche Dienste geleistet und große Kosten erspart werden, und der Türke könnte sich den Bart ausraufen. Und hiermit sei's gesagt, ich gedenke nicht an meiner Wohnstätte zu verbleiben, da mich doch der Kaplan nicht aus ihr fortnehmen will. Und wenn Jupiter, wie der Barbier gesagt hat, es nicht regnen lassen will, so bin ich da und lasse es regnen, wann es mich gelüstet; ich sage das, damit der Herr Bartschüssel wisse, daß ich ihn verstehe.«
-En verdad, señor don Quijote -dijo el barbero-, que no lo dije por tanto, y así me ayude Dios como fue buena mi intención, y que no debe vuestra merced sentirse. »In der Tat, Señor Don Quijote«, entgegnete der Barbier, »so habe ich es nicht gemeint - und so wahr mir Gott helfe, meine Absicht war gut, und Euer Gnaden hat keinen Grund, empfindlich zu sein.«
-Si puedo sentirme o no -respondió don Quijote-, yo me lo sé. »Ob ich empfindlich sein soll oder nicht«, erwiderte Don Quijote, »das weiß ich schon selbst.«
A esto dijo el cura. Darauf sagte der Pfarrer:
-Aun bien que yo casi no he hablado palabra hasta ahora, y no quisiera quedar con un escrúpulo que me roe y escarba la conciencia, nacido de lo que aquí el señor don Quijote ha dicho. »Bis zu diesem Augenblick habe ich noch kaum ein Wort gesprochen; ich möchte aber nicht gern in einem Bedenken befangen bleiben, das mich am Gewissen nagt und peinigt und das gerade aus den jetzigen Äußerungen des Señor Don Quijote in mir entstanden ist.«
-Para otras cosas más -respondió don Quijote- tiene licencia el señor cura; y así, puede decir su escrúpulo, porque no es de gusto andar con la conciencia escrupulosa. »Noch ganz andre Dinge sind dem Herrn Pfarrer verstattet«, antwortete Don Quijote, »und so mögt Ihr denn Euer Bedenken aussprechen; es ist nicht gar angenehm, mit einem Bedenken auf dem Gewissen herumzugehen.«
-Pues con ese beneplácito -respondió el cura-, digo que mi escrúpulo es que no me puedo persuadir en ninguna manera a que toda la caterva de caballeros andantes que vuestra merced, señor don Quijote, ha referido, hayan sido real y verdaderamente personas de carne y hueso en el mundo; antes, imagino que todo es ficción, fábula y mentira, y sueños contados por hombres despiertos, o, por mejor decir, medio dormidos. »Mit dieser Genehmigung also«, entgegnete der Pfarrer, »sage ich: mein Gewissensbedenken ist, daß ich mir auf keinerlei Weise einreden kann, der ganze Haufen fahrender Ritter, die Euer Gnaden, Herr Don Quijote, aufgezählt hat, seien wahr und wirklich hienieden Menschen von Fleisch und Bein gewesen; vielmehr meine ich, alles sei nur Erdichtung, Fabel, Lug und Trug, Träume, von Leuten erzählt, die eben aus dem Schlafe erwacht, oder richtiger gesagt, noch halb im Schlafe sind.«
-Ése es otro error -respondió don Quijote- en que han caído muchos, que no creen que haya habido tales caballeros en el mundo; y yo muchas veces, con diversas gentes y ocasiones, he procurado sacar a la luz de la verdad este casi común engaño; pero algunas veces no he salido con mi intención, y otras sí, sustentándola sobre los hombros de la verdad; la cual verdad es tan cierta, que estoy por decir que con mis propios ojos vi a Amadís de Gaula, que era un hombre alto de cuerpo, blanco de rostro, bien puesto de barba, aunque negra, de vista entre blanda y rigurosa, corto de razones, tardo en airarse y presto en deponer la ira; y del modo que he delineado a Amadís pudiera, a mi parecer, pintar y descubrir todos cuantos caballeros andantes andan en las historias en el orbe, que, por la aprehensión que tengo de que fueron como sus historias cuentan, y por las hazañas que hicieron y condiciones que tuvieron, se pueden sacar por buena filosofía sus faciones, sus colores y estaturas. »Das ist abermals ein Irrtum«, versetzte Don Quijote, »ein Irrtum, in den gar viele verfallen sind, die da nicht glauben, es habe derartige Ritter auf Erden gegeben. Ich aber habe mich oft und bei den verschiedensten Leuten und Gelegenheiten bestrebt, diesen so ziemlich allgemeinen Irrtum mit dem Lichte der Wahrheit zu beleuchten; manches Mal indessen habe ich meinen Zweck nicht erreicht, hingegen andre Male ist es mir gelungen, indem ich ihn auf die Schultern der Wahrheit stützte. Diese Wahrheit ist so gewiß, daß ich beinahe sagen könnte, ich hätte Amadís von Gallien mit meinen eignen Augen gesehen: er war ein Mann von hoher Leibesgestalt, hell von Gesichtsfarbe, den Bart wohlgepflegt, wenn auch schwarz, im Blick eine Mischung von Sanftmut und Strenge, karg mit Worten, langsam zum Zorne und rasch zu versöhnen. Und so wie ich den Amadís gezeichnet habe, könnte ich meines Bedünkens die fahrenden Ritter, die auf dem ganzen Weltkreis in den Geschichten leben, samt und sonders malen und beschreiben; denn da ich mir vorstelle, daß sie so waren, wie ihre Geschichten uns erzählen, so kann aus ihren Taten und Eigenheiten mittels richtiger Schlußfolgerung entnommen werden, welches ihre Züge, Gesichtfarbe und Gestalt gewesen.«
-¿Que tan grande le parece a vuestra merced, mi señor don Quijote -preguntó el barbero-, debía de ser el gigante Morgante? »Wie groß denn, meint Euer Gnaden Señor Don Quijote, mag der Riese Morgante gewesen sein?« So fragte der Barbier.
-En esto de gigantes -respondió don Quijote- hay diferentes opiniones, si los ha habido o no en el mundo; pero la Santa Escritura, que no puede faltar un átomo en la verdad, nos muestra que los hubo, contándonos la historia de aquel filisteazo de Golías, que tenía siete codos y medio de altura, que es una desmesurada grandeza. También en la isla de Sicilia se han hallado canillas y espaldas tan grandes, que su grandeza manifiesta que fueron gigantes sus dueños, y tan grandes como grandes torres; que la geometría saca esta verdad de duda. Pero, con todo esto, no sabré decir con certidumbre qué tamaño tuviese Morgante, aunque imagino que no debió de ser muy alto; y muéveme a ser deste parecer hallar en la historia donde se hace mención particular de sus hazañas que muchas veces dormía debajo de techado; y, pues hallaba casa donde cupiese, claro está que no era desmesurada su grandeza. »In betreff der Riesen«, antwortete Don Quijote, »sind die Meinungen verschieden, ob es solche auf der Welt gegeben habe oder nicht; allein die Heilige Schrift, die nicht um ein Jota von der Wahrheit abweichen kann, zeigt uns, daß es solche gegeben hat, da sie uns die Geschichte von jenem ungeheuren Philister Goliath erzählt, der achthalb Ellen hoch war, was eine übermäßige Größe ist. Auch hat man auf der Insel Sizilien mächtige Armknochen und Schulterblätter gefunden, deren Größe beweist, daß sie Riesen, und zwar turmhohen Riesen, angehört haben; die Meßkunst stellt diese Tatsache außer Zweifel. Aber trotzdem kann ich nicht mit Gewißheit sagen, wie groß Morgante war, wiewohl ich meine, er kann nicht allzu groß gewesen sein. Was mich zu dieser Ansicht veranlaßt, ist der Umstand, daß ich in der Geschichte, wo seiner Taten ausführliche Erwähnung geschieht, finde, wie er oftmalen unter Dach geschlafen hat; und wenn er Häuser fand, darin er Platz hatte, so ist seine Größe offenbar nicht übermäßig gewesen.«
-Así es -dijo el cura. »Das ist richtig«, sagte der Pfarrer;
El cual, gustando de oírle decir tan grandes disparates, le preguntó que qué sentía acerca de los rostros de Reinaldos de Montalbán y de don Roldán, y de los demás Doce Pares de Francia, pues todos habían sido caballeros andantes. und da er Vergnügen daran fand, ihn so ungereimtes Zeug vorbringen zu hören, so fragte er ihn um seine Meinung über die Gesichtszüge des Rinald von Montalbán, des Don Roldán und der übrigen zwölf Pairs von Frankreich, da sie doch sämtlich fahrende Ritter gewesen seien.
-De Reinaldos -respondió don Quijote- me atrevo a decir que era ancho de rostro, de color bermejo, los ojos bailadores y algo saltados, puntoso y colérico en demasía, amigo de ladrones y de gente perdida. De Roldán, o Rotolando, o Orlando, que con todos estos nombres le nombran las historias, soy de parecer y me afirmo que fue de mediana estatura, ancho de espaldas, algo estevado, moreno de rostro y barbitaheño, velloso en el cuerpo y de vista amenazadora; corto de razones, pero muy comedido y bien criado. »Von Rinald«, antwortete Don Quijote, »wage ich zu sagen, daß er ein breites und stark gerötetes Gesicht hatte, die Augen stets beweglich und etwas hervorstehend, reizbar und zornsüchtig über die Maßen, ein großer Freund von Räubern und schlechtem Gesindel. Über Roldán oder Hruotland oder Roland - denn mit all diesen Namen bezeichnet ihn die Geschichte - bin ich der Meinung, ja ich bin überzeugt, daß er von mittelhoher Gestalt war, breitschultrig, etwas krummbeinig, braun von Gesicht und mit struppigem Bart, dichtbehaart am Körper, dräuenden Blickes, karg mit Worten, doch im übrigen sehr höflich und wohlgesittet.«
-Si no fue Roldán más gentilhombre que vuestra merced ha dicho -replicó el cura-, no fue maravilla que la señora Angélica la Bella le desdeñase y dejase por la gala, brío y donaire que debía de tener el morillo barbiponiente a quien ella se entregó; y anduvo discreta de adamar antes la blandura de Medoro que la aspereza de Roldán. »Wenn Roldán nicht zierlicher aussah, als Euer Gnaden gesagt«, entgegnete der Pfarrer, »so war's kein Wunder, daß Fräulein Angelika die Schöne ihn verschmähte und ihn im Stiche ließ um der Anmut, Seelenglut und Liebenswürdigkeit willen, die der flaumbärtige Mohrenjunge ohne Zweifel besaß, dem sie sich hingab; und sie handelte verständig, daß sie lieber für die Weichheit Medoros entbrannte als für die Rauheit Roldáns.«
-Esa Angélica -respondió don Quijote-, señor cura, fue una doncella destraída, andariega y algo antojadiza, y tan lleno dejó el mundo de sus impertinencias como de la fama de su hermosura: despreció mil señores, mil valientes y mil discretos, y contentóse con un pajecillo barbilucio, sin otra hacienda ni nombre que el que le pudo dar de agradecido la amistad que guardó a su amigo. El gran cantor de su belleza, el famoso Ariosto, por no atreverse, o por no querer cantar lo que a esta señora le sucedió después de su ruin entrego, que no debieron ser cosas demasiadamente honestas, la dejó donde dijo. »Diese Angelika«, versetzte Don Quijote, »Herr Pfarrer, war ein ausschweifendes, in der Welt herumlaufendes und ziemlich launenhaftes Ding und erfüllte die Welt ebensosehr mit ihren unbesonnenen Streichen als mit dem Ruf ihrer Schönheit. Sie verschmähte tausend vornehme Herren, tausend Helden und tausend Männer von hohem Geiste und begnügte sich mit einem rotwangigen Edelknaben ohne Vermögen, ohne Ruf und Namen als höchstens den eines dankbaren Menschen - ein Name, den ihm die Treue zu seinem Freunde einbrachte. Der große Sänger ihrer Schönheit, der ruhmreiche Ariost, der sich nicht getraute oder nicht Lust hatte, zu besingen, was dieser Dame nach ihrer unwürdigen Hingebung an den Knaben weiter begegnete - was nicht allzu tugendsame Geschichten sein mochten -, ließ die Sache mit den Worten auf sich beruhen:
Y como del Catay recibió el cetro.
quizá otro cantará con mejor plectro.
Und wie sie, um zur Heimat zu gelangen, Ein gutes Schiff und bestes Wetter fand
Und endlich gab Medoren Indiens Krone, Das singt ein andrer wohl, in besserm Tone.
Y, sin duda, que esto fue como profecía; que los poetas también se llaman vates, que quiere decir adivinos. Véese esta verdad clara, porque, después acá, un famoso poeta lloró y cantó sus lágrimas, y otro famoso y único poeta castellano cantó su hermosura. Und ohne Zweifel war dies eine Art Prophezeiung, denn die Dichter nennen sich auch Priester Apollos, das heißt Propheten. Und wie wahr dies ist, kann man deutlich ersehen, denn späterhin hat ein berühmter andalusischer Dichter ihre ,Tränen' geweint und gesungen, und ein andrer berühmter, ja einziger kastilischer Dichter hat ihre ,Schönheitc besungen.«
-Dígame, señor don Quijote -dijo a esta sazón el barbero-, ¿no ha habido algún poeta que haya hecho alguna sátira a esa señora Angélica, entre tantos como la han alabado. »Sagt mir, Señor Don Quijote«, sprach hier der Barbier, »hat es nicht etwa einen Dichter gegeben, der neben den vielen, die dies Fräulein Angelika gepriesen, eine Satire auf sie geschrieben hat?«
-Bien creo yo -respondió don Quijote- que si Sacripante o Roldán fueran poetas, que ya me hubieran jabonado a la doncella; porque es propio y natural de los poetas desdeñados y no admitidos de sus damas fingidas -o fingidas, en efeto, de aquéllos a quien ellos escogieron por señoras de sus pensamientos-, vengarse con sátiras y libelos (venganza, por cierto, indigna de pechos generosos), pero hasta agora no ha llegado a mi noticia ningún verso infamatorio contra la señora Angélica, que trujo revuelto el mundo. »Wohl glaube ich«, antwortete Don Quijote, »wenn Sakripant oder Roldán Dichter gewesen wären, so würden sie dem Mägdlein gehörig den Kopf gewaschen haben; denn es ist die Eigenheit und Natur der Poeten, daß sie, wenn verschmäht und nicht erhört von ihren erdichteten oder nicht erdichteten Geliebten, sich an den Damen, die sie zu Herrinnen ihrer Gedanken erkoren haben, in allem Ernste mit Satiren und Schmähschriften rächen, eine Rache, die gewiß edelsinniger Gemüter unwürdig ist. Allein bis jetzt ist kein ehrenrühriger Vers gegen das Fräulein Angelika zu meiner Kenntnis gelangt, das doch die ganze Welt in Aufruhr gebracht hat.«
-¡Milagro! -dijo el cura. »Ein Wunder!« rief der Pfarrer.
Y, en esto, oyeron que la ama y la sobrina, que ya habían dejado la conversación, daban grandes voces en el patio, y acudieron todos al ruido. Indem hörten sie die Haushälterin und die Nichte, die sich vorher schon von der Unterhaltung zurückgezogen hatten, im innern Hofe gewaltig schreien, und sie alle eilten dem Lärmen nach.





Don Quijote de La Mancha, II



Don Quijote von der Mancha, II


II. Capítulo II. Que trata de la notable pendencia que Sancho Panza tuvo con la sobrina y ama de don Quijote, con otros sujetos graciosos.

2. Kapitel Welches von dem denkwürdigen Streite zwischen Sancho Pansa und Don Quijotes Nichte und Haushälterin handelt, nebst andern anmutigen Begebenheiten

Cuenta la historia que las voces que oyeron don Quijote, el cura y el barbero eran de la sobrina y ama, que las daban diciendo a Sancho Panza, que pugnaba por entrar a ver a don Quijote, y ellas le defendían la puerta. Es erzählt die Geschichte: Das Geschrei, welches Don Quijote, der Pfarrer und der Barbier hörten, wurde von der Nichte und der Haushälterin im Streit mit Sancho Pansa erhoben, der mit aller Gewalt zu Don Quijote hinein wollte, während die beiden ihm den Eingang wehrten und riefen:
-¿Qué quiere este mostrenco en esta casa? Idos a la vuestra, hermano, que vos sois, y no otro, el que destrae y sonsaca a mi señor, y le lleva por esos andurriales. »Was will der Landstreicher in unsrem Hause? Mach, daß du heimkommst, Geselle, denn du bist's und sonst keiner, der unsern Herrn verführt und beschwatzt und ihn hinaus in die Wüsteneien schleppt.«
A lo que Sancho respondió. Darauf entgegnete Sancho:
-Ama de Satanás, el sonsacado, y el destraído, y el llevado por esos andurriales soy yo, que no tu amo; él me llevó por esos mundos, y vosotras os engañáis en la mitad del justo precio: él me sacó de mi casa con engañifas, prometiéndome una ínsula, que hasta agora la espero. »Du Teufels-Haushälterin! Der Beschwatzte und Verführte bin ich, der hinaus in die Wüsteneien Geschleppte bin ich und nicht dein Herr! Er, er hat mich draußen in der Welt herumgeschleppt, ihr aber irrt euch, eure Rechnung ist um die Hälfte zu hoch. Er hat mich mit falschen Vorspiegelungen aus meinem Hause herausgeholt und hat mir eine Insul versprochen, auf die ich noch jetzt vergeblich warte.«
-Malas ínsulas te ahoguen -respondió la sobrina-, Sancho maldito. Y ¿qué son ínsulas? ¿Es alguna cosa de comer, golosazo, comilón, que tú eres? . »Daß dir doch die schändlichen Insuln im Halse steckenblieben, du verwünschter Sancho!« versetzte die Nichte. »Insuln, was ist denn das? Ist's was zu essen, du Naschmaul, du Vielfraß?«
-No es de comer -replicó Sancho-, sino de gobernar y regir mejor que cuatro ciudades y que cuatro alcaldes de corte. »Nichts zu essen«, antwortete Sancho, »sondern was zu Statthaltern, besser als ein halb Dutzend Städte, und was zu verwalten, besser als ein halb Dutzend Oberhofrichterstellen.«
-Con todo eso -dijo el ama-, no entraréis acá, saco de maldades y costal de malicias. Id a gobernar vuestra casa y a labrar vuestros pegujares, y dejaos de pretender ínsulas ni ínsulos. »Trotz alledem«, schrie die Haushälterin, »kommst du hier nicht herein, du Sack voller Schlechtigkeiten, du Sammelbüchse aller Bosheiten! Geh und statthaltere über dein Haus und bestell deine paar Brocken Land und laß die Hand von Insuln und Insulinnen.«
Grande gusto recebían el cura y el barbero de oír el coloquio de los tres; pero don Quijote, temeroso que Sancho se descosiese y desbuchase algún montón de maliciosas necedades, y tocase en puntos que no le estarían bien a su crédito, le llamó, y hizo a las dos que callasen y le dejasen entrar. Entró Sancho, y el cura y el barbero se despidieron de don Quijote, de cuya salud desesperaron, viendo cuán puesto estaba en sus desvariados pensamientos, y cuán embebido en la simplicidad de sus malandantes caballerías; y así, dijo el cura al barbero. Mit großem Vergnügen hörten Pfarrer und Barbier dem Wortgefecht der drei zu; allein Don Quijote, in der Besorgnis, Sancho möchte sich verplaudern und einen Haufen boshafter Albernheiten zum besten geben und Einzelheiten berühren, die seinem Ansehen nicht zugute kommen könnten, rief ihn herbei und befahl den beiden Frauenzimmern, zu schweigen und ihn hereinzulassen. Sancho trat ein, und Pfarrer und Barbier nahmen Abschied von Don Quijote, an dessen Genesung sie verzweifelten, da sie sahen, wie fest er an seinen verrückten Einbildungen hing und wie er von der Einfältigkeit seines so übelfahrenden Rittertums besessen war. Daher sprach der Pfarrer zum Barbier:
-Vos veréis, compadre, cómo, cuando menos lo pensemos, nuestro hidalgo sale otra vez a volar la ribera. »Ihr werdet sehen, Gevatter, wann wir uns dessen am wenigsten versehen, wird unser Junker von dannen ziehen und wieder auf die Falkenjagd gehen.«
No pongo yo duda en eso -respondió el barbero-, pero no me maravillo tanto de la locura del caballero como de la simplicidad del escudero, que tan creído tiene aquello de la ínsula, que creo que no se lo sacarán del casco cuantos desengaños pueden imaginarse. »Daran hege ich keinen Zweifel«, versetzte der Barbier, »aber ich wundere mich nicht so sehr über die Narrheit des Ritters als über die Einfalt des Schildknappen, der an die Geschichte mit der Insul so festiglich glaubt, daß ich überzeugt bin, wenn er auch noch soviel Enttäuschungen erlebt, so bringt das ihm keine aus dem Hirnkasten wieder heraus.«
-Dios los remedie -dijo el cura-, y estemos a la mira: veremos en lo que para esta máquina de disparates de tal caballero y de tal escudero, que parece que los forjaron a los dos en una mesma turquesa, y que las locuras del señor, sin las necedades del criado, no valían un ardite. »Gott helfe ihnen zur Genesung!« sagte der Pfarrer; »wir wollen aufpassen und wollen sehen, worauf es hinauswill mit diesem Sammelsurium von Verrücktheiten eines solchen Ritters und eines solchen Knappen. Es sieht aus, als hätten die beiden ihre Torheiten in der nämlichen Form gemünzt, und die Narreteien des Herrn wären ohne die Albernheiten des Dieners nicht einen Pfennig wert.«
-Así es -dijo el barbero-, y holgara mucho saber qué tratarán ahora los dos. »Das ist wahr«, sprach der Barbier, »und es würde mich höchlich ergötzen, zu erfahren, was die beiden jetzt miteinander verhandeln.«
-Yo seguro -respondió el cura- que la sobrina o el ama nos lo cuenta después, que no son de condición que dejarán de escucharlo. »Ich versichere Euch«, entgegnete der Pfarrer, »die Nichte oder die Haushälterin erzählt es uns hernach; denn sie sind sicher nicht von der Art, daß sie das Horchen unterlassen sollten.«
En tanto, don Quijote se encerró con Sancho en su aposento; y, estando solos, le dijo. Inzwischen hatte sich Don Quijote mit Sancho Pansa in seinem Gemache eingeschlossen, und sobald sie sich allein sahen, sprach der Ritter:
-Mucho me pesa, Sancho, que hayas dicho y digas que yo fui el que te saqué de tus casillas, sabiendo que yo no me quedé en mis casas: juntos salimos, juntos fuimos y juntos peregrinamos; una misma fortuna y una misma suerte ha corrido por los dos: si a ti te mantearon una vez, a mí me han molido ciento, y esto es lo que te llevo de ventaja. »Es tut mir sehr leid, Sancho, daß du gesagt hast und sagst, ich sei es gewesen, der dich aus dem Häuschen gebracht, da du doch weißt, daß auch ich nicht zu Hause geblieben. Zusammen sind wir von Hause fort, zusammen sind wir umhergezogen und zusammen gewandert; dasselbe Schicksal, dasselbe Los ist über uns beide ergangen; wenn du einmal gewippt wurdest, so bin ich hundertmal zerdroschen worden, das ist alles, was ich vor dir voraushabe.«
-Eso estaba puesto en razón -respondió Sancho-, porque, según vuestra merced dice, más anejas son a los caballeros andantes las desgracias que a sus escuderos. »Und das mit vollem Recht«, entgegnete Sancho; »denn wie Euer Gnaden sagt, hängt sich das Pech mehr an die fahrenden Ritter als an ihre Schildknappen.«
-Engáñaste, Sancho -dijo don Quijote-; según aquello, quando caput dolet... , etcétera. »Darin irrst du, Sancho«,, sprach Don Quijote, »nach jenem Spruche: Quando caput dolet, und so weiter.«
-No entiendo otra lengua que la mía -respondió Sancho. »Ich verstehe keine andre Sprache als meine Muttersprache«, versetzte Sancho.
-Quiero decir -dijo don Quijote- que, cuando la cabeza duele, todos los miembros duelen; y así, siendo yo tu amo y señor, soy tu cabeza, y tú mi parte, pues eres mi criado; y, por esta razón, el mal que a mí me toca, o tocare, a ti te ha de doler, y a mí el tuyo. »Ich will sagen«, fuhr Don Quijote fort, »wenn das Haupt schmerzt, so schmerzen alle Glieder. Da ich also dein Herr und Gebieter bin, so bin ich dein Haupt und du ein Glied von mir, da du mein Diener bist; und aus diesem Grunde muß jedes Leid, das mich trifft oder treffen wird, dich schmerzen und mich das deinige.«
-Así había de ser -dijo Sancho-, pero cuando a mí me manteaban como a miembro, se estaba mi cabeza detrás de las bardas, mirándome volar por los aires, sin sentir dolor alguno; y, pues los miembros están obligados a dolerse del mal de la cabeza, había de estar obligada ella a dolerse dellos. »So sollte es sein«, sprach Sancho. »Aber dazumal, wo ich gewippt wurde als ein Glied, da verweilte das Haupt hinter der Hofmauer und sah zu, wie ich durch die Lüfte flog, ohne den geringsten Schmerz zu empfinden; und wenn es die Pflicht der Glieder ist, über das Leid des Hauptes Schmerz zu empfinden, so mußte es auch die Pflicht des Hauptes sein, ihren Schmerz mitzufühlen.«
-¿Querrás tú decir agora, Sancho -respondió don Quijote-, que no me dolía yo cuando a ti te manteaban? Y si lo dices, no lo digas, ni lo pienses; pues más dolor sentía yo entonces en mi espíritu que tú en tu cuerpo. Pero dejemos esto aparte por agora, que tiempo habrá donde lo ponderemos y pongamos en su punto, y dime, Sancho amigo: ¿qué es lo que dicen de mí por ese lugar? ¿En qué opinión me tiene el vulgo, en qué los hidalgos y en qué los caballeros? ¿Qué dicen de mi valentía, qué de mis hazañas y qué de mi cortesía? ¿Qué se platica del asumpto que he tomado de resucitar y volver al mundo la ya olvidada orden caballeresca? Finalmente, quiero, Sancho, me digas lo que acerca desto ha llegado a tus oídos; y esto me has de decir sin añadir al bien ni quitar al mal cosa alguna, que de los vasallos leales es decir la verdad a sus señores en su ser y figura propia, sin que la adulación la acreciente o otro vano respeto la disminuya; y quiero que sepas, Sancho, que si a los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja, otros siglos correrían, otras edades serían tenidas por más de hierro que la nuestra, que entiendo que, de las que ahora se usan, es la dorada. Sírvate este advertimiento, Sancho, para que discreta y bien intencionadamente pongas en mis oídos la verdad de las cosas que supieres de lo que te he preguntado. »Willst du damit sagen«, entgegnete Don Quijote, »daß es mich nicht schmerzte, als du gewippt wurdest? Und wenn du das meinst, so darfst du es nicht sagen, ja es nicht einmal denken; denn ich fühlte damals mehr Schmerz in meinem Geiste als du in deinem Körper. Aber lassen wir dies für jetzt beiseite, es wird sich schon eine Zeit finden, wo wir es erörtern und richtigstellen können; und sage mir, Freund Sancho, was sagen die Leute von mir hier am Ort? Was urteilt über mich das Volk, was urteilen die Leute vom Junkerstand, was die Ritter? Was sagen sie von meiner Tapferkeit? was von meinen Taten? und was von meiner feinen Sitte? Was spricht man von der Aufgabe, der ich mich unterzogen, den bereits vergessenen Orden des Rittertums aufzuerwecken und der Welt wieder zurückzugeben? Kurz, ich verlange von dir, Sancho, daß du mir alles sagst, was hierüber dir zu Ohren gekommen ist; und das sollst du mir sagen, ohne das geringste dem Guten hinzuzufügen oder vom Schlimmen wegzulassen. Denn es ist die Art eines redlich treuen Lehensmannes, seinem Herrn die Wahrheit in ihrem Wesen und in ihrer eignen Gestalt zu künden, ohne daß Wohldienerei sie vergrößere oder irgendeine andre eitle Rücksicht sie verringere. Du mußt wissen, Sancho, wenn die Wahrheit nackt und ohne das Gewand der Schmeichelei zu den Ohren der Fürsten gelangte, dann wären die Zeiten anders und man würde andre Zeitalter eher eisern nennen als das unsre, welches, wie ich meine, unter denen, die die Welt bisher kennt, immerhin als das vergoldete gelten kann. Laß dir dieses zur Belehrung dienen, Sancho, auf daß du in verständiger und wohlmeinender Art über alles, was du in betreff meiner Frage erfahren hast, die Wahrheit mir zu Ohren bringest.«
-Eso haré yo de muy buena gana, señor mío -respondió Sancho-, con condición que vuestra merced no se ha de enojar de lo que dijere, pues quiere que lo diga en cueros, sin vestirlo de otras ropas de aquellas con que llegaron a mi noticia. »Das will ich sehr gerne tun«, sprach Sancho hierauf, »unter der Bedingung, daß Euer Gnaden über nichts von allem, was ich sage, in Ärger geraten darf, da Ihr verlangt, ich soll alles splitternackt sagen, ohne es in andre Gewänder zu kleiden, als wie es mir zu Ohren gekommen ist.«
-En ninguna manera me enojaré -respondió don Quijote-. Bien puedes, Sancho, hablar libremente y sin rodeo alguno. »Keinesfalls werde ich mich ärgern«, entgegnete Don Quijote; »du kannst frei heraus und ohne alle Umschweife reden.«
-Pues lo primero que digo -dijo-, es que el vulgo tiene a vuestra merced por grandísimo loco, y a mí por no menos mentecato. Los hidalgos dicen que, no conteniéndose vuestra merced en los límites de la hidalguía, se ha puesto don y se ha arremetido a caballero con cuatro cepas y dos yugadas de tierra y con un trapo atrás y otro adelante. Dicen los caballeros que no querrían que los hidalgos se opusiesen a ellos, especialmente aquellos hidalgos escuderiles que dan humo a los zapatos y toman los puntos de las medias negras con seda verde. »So ist denn das erste, was ich sage«, begann Sancho, »daß das Volk Euer Gnaden für einen der größten Narren und mich für nicht weniger verrückt hält. Die Leute vom Junkerstand sagen: Ihr habt Euch nicht in den Grenzen Eures Junkertums halten wollen und Euch ein Don vorgesetzt und habt Euch zum Ritter aufgeworfen mit einem halb Dutzend Rebstöcken und ein paar Morgen Land, mit einem Lumpen hinten und einem Lappen vorn. Die Ritter sagen, sie hätten es nicht gern, daß die Junker sich mit ihnen gleichstellen wollten, vollends solche Junker, die eigentlich nur vom Knappenstande sind, die ihre Schuhe mit Ruß schmieren und ihre schwarzen Strümpfe mit grüner Seide stopfen.«
-Eso -dijo don Quijote- no tiene que ver conmigo, pues ando siempre bien vestido, y jamás remendado; roto, bien podría ser; y el roto, más de las armas que del tiempo. »Das paßt nicht auf mich«, sprach Don Quijote, »denn ich bin stets gut gekleidet und nie geflickt; mit Rissen, das könnte schon sein, aber die Risse rühren eher von feindlichen Waffen als vom Abtragen.«
-En lo que toca -prosiguió Sancho- a la valentía, cortesía, hazañas y asumpto de vuestra merced, hay diferentes opiniones; unos dicen: "loco, pero gracioso"; otros, "valiente, pero desgraciado"; otros, "cortés, pero impertinente"; y por aquí van discurriendo en tantas cosas, que ni a vuestra merced ni a mí nos dejan hueso sano. »Was Eure Tapferkeit, Feinheit des Benehmens, Taten und übernommene Aufgabe betrifft, da sind die Meinungen verschieden. Die einen sagen: ein Narr, aber ein ergötzlicher; die andern: ein tapferer Mann, aber stets im Pech; wieder andre: fein von Benehmen, aber täppisch und linkisch; und so reden sie hin und her über so vielerlei, daß sie an Euer Gnaden und an mir kein gutes Haar lassen.«
-Mira, Sancho -dijo don Quijote-: dondequiera que está la virtud en eminente grado, es perseguida. Pocos o ninguno de los famosos varones que pasaron dejó de ser calumniado de la malicia. Julio César, animosísimo, prudentísimo y valentísimo capitán, fue notado de ambicioso y algún tanto no limpio, ni en sus vestidos ni en sus costumbres. Alejandro, a quien sus hazañas le alcanzaron el renombre de Magno, dicen dél que tuvo sus ciertos puntos de borracho. De Hércules, el de los muchos trabajos, se cuenta que fue lascivo y muelle. De don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, se murmura que fue más que demasiadamente rijoso; y de su hermano, que fue llorón. Así que, ¡oh Sancho!, entre las tantas calumnias de buenos, bien pueden pasar las mías, como no sean más de las que has dicho. »Sieh, Sancho«, sprach Don Quijote, »wo immer sich die Tugend auf hoher Stufe zeigt, da wird sie verfolgt; wenige oder keiner von den berühmten Männern, die gelebt, konnten dem Schicksal entgehen, von der Bosheit verleumdet zu werden. Julius Cäsar, einem der kühnsten, geistvollsten und tapfersten Feldherrn, wurde vorgeworfen, er sei ehrgeizig und nicht ganz sauber, weder in seiner Kleidung noch in seinen Sitten. Von Alexander, dem seine Heldentaten den Namen des Großen erwarben, sagt man, er habe zur Trunksucht geneigt. Von Herkules, dem Mann der zwölf Arbeiten, erzählt man, er sei wollüstig und weichlich gewesen. Don Galaor, dem Bruder des Amadís von Gallien, sagt man nach, er sei allzu händelsüchtig, und von seinem Bruder, er sei ein Tränensack gewesen. So können denn, o mein Sancho, unter so vielen Verleumdungen gegen vortreffliche Männer die gegen mich auch mitlaufen, wenn sie nicht ärger sind, als was du gesagt hast.«
-¡Ahí está el toque, cuerpo de mi padre! -replicó Sancho. »Ja, da liegt eben der Hund begraben, bei meines Vaters Seel und Seligkeit!« entgegnete Sancho.
-Pues, ¿hay más? -preguntó don Quijote. »Also geht es noch weiter?« fragte Don Quijote.
-Aún la cola falta por desollar -dijo Sancho-. Lo de hasta aquí son tortas y pan pintado; mas si vuestra merced quiere saber todo lo que hay acerca de las caloñas que le ponen, yo le traeré aquí luego al momento quien se las diga todas, sin que les falte una meaja; que anoche llegó el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller, y, yéndole yo a dar la bienvenida, me dijo que andaba ya en libros la historia de vuestra merced, con nombre del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha; y dice que me mientan a mí en ella con mi mesmo nombre de Sancho Panza, y a la señora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos nosotros a solas, que me hice cruces de espantado cómo las pudo saber el historiador que las escribió. »Freilich«, antwortete Sancho; »sie haben die ganze Haut abgezogen bis auf den Schwanz, und der kommt jetzt dran. Alles Bisherige ist nur Honigkuchen und Zuckerbrot; aber wenn Euer Gnaden alles wissen will, was gegen Euch an Verleumdungen umläuft, will ich Euch augenblicks jemanden bringen, der Euch alles hersagt, ohne daß ein Bröckelchen daran fehlt. Gestern abend ist der Sohn des Bartolomé Carrasco angekommen, der hat in Salamanca ausstudiert und ist Baccalaureus worden; und als ich hinging und ihn willkommen hieß, da sagte er mir, daß die Geschichte von Euer Gnaden schon in Büchern steht unter dem Titel Der sinnreiche Junker Don Quijote von der Mancha; und er sagt auch, ich sei darin unter meinem eignen Namen Sancho Pansa aufgeführt und auch das Fräulein Dulcinea von Toboso nebst andrem, was ganz allein unter vier Augen zwischen uns beiden vorgegangen, und ich habe mich kreuzigen und segnen müssen vor Entsetzen, wie der Geschichtsschreiber, der die Geschichte geschrieben, das wissen konnte.«
-Yo te aseguro, Sancho -dijo don Quijote-, que debe de ser algún sabio encantador el autor de nuestra historia; que a los tales no se les encubre nada de lo que quieren escribir. »Ich versichere dir, Sancho«, versetzte Don Quijote, »irgendein gelahrter Zauberer muß der Verfasser unsrer Geschichte sein; denn solchen ist nichts von den Dingen verborgen, worüber sie schreiben wollen.«
-Y ¡cómo -dijo Sancho- si era sabio y encantador, pues (según dice el bachiller Sansón Carrasco, que así se llama el que dicho tengo) que el autor de la historia se llama Cide Hamete Berenjena. »Und ob er ein gelahrter Mann und ein Zauberer war!« sprach Sancho. »Denn, so sagt der Baccalaureus Sansón Carrasco - so heißt der Mann, den ich erwähnt habe -, der Verfasser der Geschichte nennt sich Sidi Hamét Ben-Engerling.«
-Ese nombre es de moro -respondió don Quijote. »Das ist ein maurischer Name«, sagte Don Quijote.
-Así será -respondió Sancho-, porque por la mayor parte he oído decir que los moros son amigos de berenjenas. »So mag's wohl sein«, entgegnete Sancho; »denn meistenteils, so hab ich sagen hören, kommen bei den Mauren die Engerlinge gar oft vor.«
-Tú debes, Sancho -dijo don Quijote-, errarte en el sobrenombre de ese Cide, que en arábigo quiere decir señor. »Jedenfalls«, sprach Don Quijote, »irrst du dich in dem Zunamen Sidi, denn das bedeutet in der arabischen Sprache ,Herr'.«
-Bien podría ser -replicó Sancho-, mas, si vuestra merced gusta que yo le haga venir aquí, iré por él en volandas. »Das kann schon sein«, entgegnete Sancho, »aber wenn es Euer Gnaden angenehm ist, daß ich den Baccalaur gleich herkommen lasse, will ich ihn im Fluge herbeiholen.«
-Harásme mucho placer, amigo -dijo don Quijote-, que me tiene suspenso lo que me has dicho, y no comeré bocado que bien me sepa hasta ser informado de todo. »Da tust du mir einen großen Gefallen«, sprach Don Quijote; »denn ich bin in Spannung ob deines Berichtes, und kein Bissen, den ich esse, wird mir schmecken, bis ich das Nähere über alles erfahre.«
-Pues yo voy por él -respondió Sancho. »Nun, dann hole ich ihn«, versetzte Sancho,
Y, dejando a su señor, se fue a buscar al bachiller, con el cual volvió de allí a poco espacio, y entre los tres pasaron un graciosísimo coloquio. und seinen Herrn verlassend, ging er, den Baccalaureus aufzusuchen, und kehrte nach kurzer Zeit mit ihm zurück; und die drei führten sodann ein höchst ergötzliches Gespräch miteinander.





Don Quijote de La Mancha, II



Don Quijote von der Mancha, II


II. Capítulo III. Del ridículo razonamiento que pasó entre don Quijote, Sancho Panza y el bachiller Sansón Carrasco.

3. Kapitel Von der heiteren Unterhaltung zwischen Don Quijote, Sancho Pansa und dem Baccalaureus Sansón Carrasco

Pensativo además quedó don Quijote, esperando al bachiller Carrasco, de quien esperaba oír las nuevas de sí mismo puestas en libro, como había dicho Sancho; y no se podía persuadir a que tal historia hubiese, pues aún no estaba enjuta en la cuchilla de su espada la sangre de los enemigos que había muerto, y ya querían que anduviesen en estampa sus altas caballerías. Con todo eso, imaginó que algún sabio, o ya amigo o enemigo, por arte de encantamento las habrá dado a la estampa: si amigo, para engrandecerlas y levantarlas sobre las más señaladas de caballero andante; si enemigo, para aniquilarlas y ponerlas debajo de las más viles que de algún vil escudero se hubiesen escrito, puesto -decía entre sí- que nunca hazañas de escuderos se escribieron; y cuando fuese verdad que la tal historia hubiese, siendo de caballero andante, por fuerza había de ser grandílocua, alta, insigne, magnífica y verdadera. In tiefes Nachdenken versunken saß Don Quijote, während er den Baccalaureus Carrasco erwartete, von dem er die Nachrichten über sich selbst zu hören gedachte, die laut Sanchos Angabe in einem Buche standen. Er konnte nicht glauben, daß ein solches Geschichtswerk wirklich vorhanden wäre; denn an der Klinge seines Schwertes war das Blut seiner Feinde, die er getötet, noch nicht vertrocknet, und schon sollten seine großen Rittertaten im Druck veröffentlicht sein! Trotzdem dachte er sich, daß irgendein Zauberer, ob Freund oder Feind, mittels seiner Zauberkunst sie in Druck geben konnte: wenn ein Freund, um sie zu verherrlichen und sie über die ausgezeichnetsten Taten fahrender Ritter zu erheben; wenn ein Feind, um sie zunichte zu machen und sie unter die schmählichsten herabzusetzen, die man je von einem schmählichen Schildknappen geschrieben; wiewohl, so sagte er zu sich selbst, Taten von Schildknappen noch niemals aufgezeichnet worden. Und wenn es auch wahr wäre, und es wäre die angebliche Geschichte wirklich vorhanden, so müßte sie als die eines fahrenden Ritters notwendig in großartigem Stil gehalten sein, erhaben, ungewöhnlich, prachtvoll und wahrhaft.
Con esto se consoló algún tanto, pero desconsolóle pensar que su autor era moro, según aquel nombre de Cide; y de los moros no se podía esperar verdad alguna, porque todos son embelecadores, falsarios y quimeristas. Temíase no hubiese tratado sus amores con alguna indecencia, que redundase en menoscabo y perjuicio de la honestidad de su señora Dulcinea del Toboso; deseaba que hubiese declarado su fidelidad y el decoro que siempre la había guardado, menospreciando reinas, emperatrices y doncellas de todas calidades, teniendo a raya los ímpetus de los naturales movimientos; y así, envuelto y revuelto en estas y otras muchas imaginaciones, le hallaron Sancho y Carrasco, a quien don Quijote recibió con mucha cortesía. Damit tröstete er sich einigermaßen, aber diesen Trost benahm ihm gleich wieder der Gedanke, daß der Verfasser ein Maure sei, wie aus dem Namen Sidi zu schließen, und daß man Wahrheit von den Mauren nicht erwarten könne, da sie sämtlich Betrüger, Fälscher und Schwindler sind. Er fürchtete, sein Liebesverhältnis sei vielleicht von dem Verfasser nicht mit gehöriger Schicklichkeit behandelt worden, was der Ehrbarkeit seiner Herrin Dulcinea von Toboso zur Schädigung und Benachteiligung gereichen könnte; er wünschte, der Maure hätte seine Treue geschildert und die sittsame Rücksicht, die er ihr gegenüber stets bewahrt habe, indem er Königinnen, Kaiserinnen und Jungfrauen von jedem Range verschmähte und den ungestümen Drang der natürlichen Triebe in Schranken hielt. Und so, mit diesen und viel anderen Gedanken sich tragend und sich plagend, fanden ihn Sancho und Carrasco, den Don Quijote mit vieler Höflichkeit empfing.
Era el bachiller, aunque se llamaba Sansón, no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón, de color macilenta, pero de muy buen entendimiento; tendría hasta veinte y cuatro años, carirredondo, de nariz chata y de boca grande, señales todas de ser de condición maliciosa y amigo de donaires y de burlas, como lo mostró en viendo a don Quijote, poniéndose delante dél de rodillas, diciéndole. Der Baccalaureus, obwohl er Sansón, das ist Simson, hieß, war nicht sehr groß von Gestalt, hingegen sehr groß an Verschmitztheit; er hatte eine welke Gesichtsfarbe, aber einen sehr hellen Verstand. Er mochte etwa vierundzwanzig Jahre alt sein, hatte ein rundes Gesicht mit stumpfer Nase und großem Mund, alles Kennzeichen, daß er zu Schelmenstreichen aufgelegt war und seine Freude an Scherz und Spott hatte, die er denn auch sogleich bewies. Denn als er Don Quijote sah, warf er sich vor ihm auf die Knie und sprach:
-Déme vuestra grandeza las manos, señor don Quijote de la Mancha; que, por el hábito de San Pedro que visto, aunque no tengo otras órdenes que las cuatro primeras, que es vuestra merced uno de los más famosos caballeros andantes que ha habido, ni aun habrá, en toda la redondez de la tierra. Bien haya Cide Hamete Benengeli, que la historia de vuestras grandezas dejó escritas, y rebién haya el curioso que tuvo cuidado de hacerlas traducir de arábigo en nuestro vulgar castellano, para universal entretenimiento de las gentes. »Es reiche mir Eure Hoheit die Hand zum Kusse, Señor Don Quijote von der Mancha, denn bei Sankt Petrus' Rock, den ich trage, wiewohl ich erst die vier niederen Weihen habe, Euer Gnaden ist einer der berühmtesten fahrenden Ritter, die es auf dem ganzen Erdenrund gegeben hat und geben wird. Gepriesen sei Sidi Hamét Benengelí, der die Geschichte Eurer Großtaten geschrieben hat, und nochmals gepriesen sei der fleißige Forscher, der es unternommen, sie aus dem Arabischen in unsere kastilianische Volkssprache übersetzen zu lassen zum allgemeinen Ergötzen der Leserwelt!«
Hízole levantar don Quijote, y dijo. Don Quijote hieß ihn sich erheben und sprach:
-Desa manera, ¿verdad es que hay historia mía, y que fue moro y sabio el que la compuso? . »Demnach ist es wahr, daß eine Geschichte von mir vorhanden ist und daß es ein Maure und ein Zauberer war, der sie verfaßt hat?«
-Es tan verdad, señor -dijo Sansón-, que tengo para mí que el día de hoy están impresos más de doce mil libros de la tal historia; si no, dígalo Portugal, Barcelona y Valencia, donde se han impreso; y aun hay fama que se está imprimiendo en Amberes, y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga. »Das ist so völlig wahr, Señor«, sprach Sansón, »daß ich überzeugt bin, bis zum heutigen Tage sind schon mehr als zwölftausend Stücke besagter Geschichte verbreitet; oder wenn das einer bestreitet, so mögen Portugal, Barcelona und Valencia es bezeugen, wo sie gedruckt wurden; und es geht sogar das Gerücht, daß sie eben jetzt zu Antwerpen unter der Presse ist, und mir schwant es, daß es bald kein Land und keine Sprache mehr gibt, wo man sie nicht übersetzen wird.«
-Una de las cosas -dijo a esta sazón don Quijote- que más debe de dar contento a un hombre virtuoso y eminente es verse, viviendo, andar con buen nombre por las lenguas de las gentes, impreso y en estampa. Dije con buen nombre porque, siendo al contrario, ninguna muerte se le igualará. Don Quijote sprach darauf: »Eines unter allem muß dem tugendsamen und hochstehenden Manne am meisten Freude schaffen, nämlich daß er, noch zu seinen Lebzeiten in Büchern gedruckt, allenthalben im Munde des Volkes wohlberufen lebt; ich sage ,wohlberufen', denn wäre es das Gegenteil, so käme kein Tod solchem Leben gleich.«
-Si por buena fama y si por buen nombre va -dijo el bachiller-, solo vuestra merced lleva la palma a todos los caballeros andantes; porque el moro en su lengua y el cristiano en la suya tuvieron cuidado de pintarnos muy al vivo la gallardía de vuestra merced, el ánimo grande en acometer los peligros, la paciencia en las adversidades y el sufrimiento, así en las desgracias como en las heridas, la honestidad y continencia en los amores tan platónicos de vuestra merced y de mi señora doña Dulcinea del Toboso. »Wenn es sich um guten Ruf und guten Namen handelt«, sagte der Baccalaureus, »so trägt Euer Gnaden einzig und allein vor allen fahrenden Rittern die Palme davon; denn der Maure in seiner Sprache und der Christ in der seinen waren darauf bedacht, uns Euer Gnaden Trefflichkeit ganz nach dem Leben zu schildern, so auch Eure Kühnheit in Gefahren, Eure Geduld in Widerwärtigkeiten, das gelassene Ertragen von Mißgeschick und Wunden und die Tugend und Enthaltsamkeit in der rein platonischen Liebe Euer Gnaden zu unserm Fräulein Doña Dulcinea von Toboso.«
-Nunca -dijo a este punto Sancho Panza- he oído llamar con don a mi señora Dulcinea, sino solamente la señora Dulcinea del Toboso, y ya en esto anda errada la historia. »Niemals«, fiel hier Sancho Pansa ein, »habe ich unser Fräulein Dulcinea eine Doña nennen hören, sondern nur das Fräulein Dulcinea von Toboso, und hierin ist also die Geschichte im Irrtum.«
-No es objeción de importancia ésa -respondió Carrasco. »Das ist kein Einwurf von Bedeutung«, entgegnete Carrasco.
-No, por cierto -respondió don Quijote-; pero dígame vuestra merced, señor bachiller: ¿qué hazañas mías son las que más se ponderan en esa historia. »Gewiß nicht«, sprach Don Quijote; »aber sagt mir doch, Herr Baccalaureus: auf welche von meinen Großtaten wird in jener Geschichte am meisten Gewicht gelegt?«
-En eso -respondió el bachiller-, hay diferentes opiniones, como hay diferentes gustos: unos se atienen a la aventura de los molinos de viento, que a vuestra merced le parecieron Briareos y gigantes; otros, a la de los batanes; éste, a la descripción de los dos ejércitos, que después parecieron ser dos manadas de carneros; aquél encarece la del muerto que llevaban a enterrar a Segovia; uno dice que a todas se aventaja la de la libertad de los galeotes; otro, que ninguna iguala a la de los dos gigantes benitos, con la pendencia del valeroso vizcaíno. »Darüber sind die Urteile verschieden«, antwortete der Baccalaureus, »gerade wie der Geschmack verschieden ist. Einige halten es mit dem Abenteuer von den Windmühlen, die Euer Gnaden für Riesen und für den hundertarmigen Briareus hielt, andere mit der Geschichte von den Walkmühlen; dieser mit der Beschreibung der beiden Heere, die sich hernach als zwei Herden Hammel auswiesen, jener rühmt zumeist das Abenteuer mit dem Leichnam, den man zum Begräbnis nach Segovia brachte. Der eine sagt, die Geschichte von der Befreiung der Galeerensklaven übertreffe alle übrigen; der andere, keine lasse sich mit der von den zwei Benediktiner-Riesen vergleichen, nebst dem Kampfe mit dem mannhaften Biskayer.«
-Dígame, señor bachiller -dijo a esta sazón Sancho-: ¿entra ahí la aventura de los yangüeses, cuando a nuestro buen Rocinante se le antojó pedir cotufas en el golfo. »Sagt mir, Herr Baccalaureus«, sprach jetzt Sancho, »kommt dabei auch das Abenteuer mit den Yanguesen vor, als unseren wackeren Rosinante die Lust ankam, Trüffeln im Meere fischen zu wollen?«
-No se le quedó nada -respondió Sansón- al sabio en el tintero: todo lo dice y todo lo apunta, hasta lo de las cabriolas que el buen Sancho hizo en la manta. »Dem Zauberer«, sprach Sansón, »ist nichts in der Feder zurückgeblieben, er sagt alles und zeigt alles deutlich, sogar die Bocksprünge, die der biedere Sancho auf der Bettdecke machte.«
-En la manta no hice yo cabriolas -respondió Sancho-; en el aire sí, y aun más de las que yo quisiera. »Auf der Bettdecke habe ich keine Sprünge gemacht«, erwiderte Sancho, »wohl aber in der Luft, und wahrlich mehr, als mir lieb war.«
-A lo que yo imagino -dijo don Quijote-, no hay historia humana en el mundo que no tenga sus altibajos, especialmente las que tratan de caballerías, las cuales nunca pueden estar llenas de prósperos sucesos. »Meiner Meinung nach«, sprach Don Quijote, »gibt es in der Welt keine Geschichte eines Menschenlebens, in der es nicht bald aufwärts und bald abwärts ginge, insbesondere die Geschichten, die vom Rittertum handeln, die da niemals lauter glückliche Begebnisse enthalten können.«
-Con todo eso -respondió el bachiller-, dicen algunos que han leído la historia que se holgaran se les hubiera olvidado a los autores della algunos de los infinitos palos que en diferentes encuentros dieron al señor don Quijote. »Trotzdem«, entgegnete der Baccalaureus, »sagen einige, die die Geschichte gelesen haben, es wäre ihnen erfreulich gewesen, wenn ihre Verfasser etliche von den endlosen Prügeln vergessen hätten, die der Señor Don Quijote bei so manchem Zusammentreffen aufgezählt bekam.«
-Ahí entra la verdad de la historia -dijo Sancho. »Das gehört aber gerade zu der Wahrheit der Geschichte«, sagte Sancho.
-También pudieran callarlos por equidad -dijo don Quijote-, pues las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas, si han de redundar en menosprecio del señor de la historia. A fee que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, ni tan prudente Ulises como le describe Homero. »Man hätte sie übrigens auch aus Billigkeitsrücksichten verschweigen können«, sagte Don Quijote, »denn wenn Vorgänge die Wahrheit der Geschichte weder verändern noch zerstören, so braucht man sie gewiß nicht niederzuschreiben, sobald sie den Helden der Geschichte an seinem Ansehen schädigen können. Wahrlich, Äneas war nicht so fromm, wie Vergil ihn schildert, und Odysseus nicht so klug, wie Homer ihn darstellt.«
-Así es -replicó Sansón-, pero uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar, o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna. »Ganz richtig«, versetzte Sansón; »aber ein anderes ist es, als Dichter zu schreiben, und ein anderes, als Historiker. Der Dichter kann die Ereignisse uns sagen oder singen, nicht wie sie waren, sondern wie sie sein sollten; und der Geschichtsschreiber muß sie darstellen, nicht wie sie sein sollten, sondern wie sie waren, ohne der Wahrheit irgend etwas abzubrechen oder beizufügen.«
-Pues si es que se anda a decir verdades ese señor moro -dijo Sancho-, a buen seguro que entre los palos de mi señor se hallen los míos; porque nunca a su merced le tomaron la medida de las espaldas que no me la tomasen a mí de todo el cuerpo; pero no hay de qué maravillarme, pues, como dice el mismo señor mío, del dolor de la cabeza han de participar los miembros. »Wenn also der Herr Maure darauf ausgeht, die Wahrheit zu sagen«, warf Sancho dazwischen, »so finden sich sicherlich bei den Prügeln meines Herrn auch die meinigen; denn die Kerle haben niemals Seiner Gnaden das Maß von seinem Rücken genommen, ohne mir es gleich von meinem ganzen Körper zu nehmen; aber ich sehe keinen Grund, mich darüber zu wundern; denn, wie mein Herr sagt, am Schmerz des Hauptes müssen auch die Glieder teilhaben.«
-Socarrón sois, Sancho -respondió don Quijote-. A fee que no os falta memoria cuando vos queréis tenerla. »Er ist ein Schalk, Sancho«, entgegnete Don Quijote; »wahrlich, Ihm fehlt es nicht an Gedächtnis, wenn Er es nur will.«
-Cuando yo quisiese olvidarme de los garrotazos que me han dado -dijo Sancho-, no lo consentirán los cardenales, que aún se están en las costillas. »Wenn ich auch die Stockhiebe, die ich bekommen, vergessen wollte«, sagte Sancho darauf, »so würden es doch die blauen Flecke nicht zulassen, die ich noch frisch auf den Rippen habe.«
-Callad, Sancho -dijo don Quijote-, y no interrumpáis al señor bachiller, a quien suplico pase adelante en decirme lo que se dice de mí en la referida historia. »Schweig Er, Sancho«, versetzte Don Quijote, »und unterbreche Er den Herrn Baccalaureus nicht, den ich bitte, fortzufahren und zu erzählen, was in der erwähnten Geschichte von mir gesagt wird.«
-Y de mí -dijo Sancho-, que también dicen que soy yo uno de los principales presonajes della. »Und auch von mir«, sprach Sancho, »denn die Leute sagen ungleichen, ich sei eine der wichtigsten Prisonen darin.«
-Personajes que no presonajes, Sancho amigo -dijo Sansón. »Personen, nicht Prisonen, Freund Sancho«, fiel Sansón ein.
-¿Otro reprochador de voquibles tenemos? -dijo Sancho-. Pues ándense a eso, y no acabaremos en toda la vida. »So haben wir jetzt noch einen, der an den Fikabeln herumklaubt? Wenn Ihr so weitermacht, werden wir unser Leben lang nicht fertig.«
-Mala me la dé Dios, Sancho -respondió el bachiller-, si no sois vos la segunda persona de la historia; y que hay tal, que precia más oíros hablar a vos que al más pintado de toda ella, puesto que también hay quien diga que anduvistes demasiadamente de crédulo en creer que podía ser verdad el gobierno de aquella ínsula, ofrecida por el señor don Quijote, que está presente. »Und mein Leben lang will ich kein Glück von Gott haben«, versetzte der Baccalaureus, »wenn Ihr nicht die zweite Person in der Geschichte seid, und es gibt mehr als einen, der lieber Euch reden hört als die hochgestochenste Person im ganzen Buch; wiewohl auch mehr als einer behauptet, Ihr wäret gar zu leichtgläubig gewesen, als Ihr meintet, es könnte seine Richtigkeit mit der Statthalterschaft über die Insul haben, die Euch der Señor Don Quijote anbot, der hier zugegen ist.«
-Aún hay sol en las bardas -dijo don Quijote-, y, mientras más fuere entrando en edad Sancho, con la esperiencia que dan los años, estará más idóneo y más hábil para ser gobernador que no está agora. »Es ist noch nicht aller Tage Abend«, sprach Don Quijote, »und dieweil Sancho in die Jahre kommen wird, so wird er mit der Erfahrung, die das Alter gibt, auch geeigneter und geschickter zur Regierung werden als jetzt.«
-Por Dios, señor -dijo Sancho-, la isla que yo no gobernase con los años que tengo, no la gobernaré con los años de Matusalén. El daño está en que la dicha ínsula se entretiene, no sé dónde, y no en faltarme a mí el caletre para gobernarla. »Bei Gott, Señor«, versetzte Sancho, »die Insul, die ich in meinem jetzigen Alter nicht Statthaltern könnte, die könnte ich auch in Methusalems Alter nicht Statthaltern; das Schlimme bei der Sache ist, daß die Insul sich Gott weiß wo befindet, und nicht, daß es mir an Grütze fehlen sollte, um sie als Statthalter zu regieren.«
-Encomendadlo a Dios, Sancho -dijo don Quijote-, que todo se hará bien, y quizá mejor de lo que vos pensáis; que no se mueve la hoja en el árbol sin la voluntad de Dios. »Befiehl du das Gott dem Herrn, Sancho«, entgegnete Don Quijote; »alles wird noch gut gehen und vielleicht besser, als du denkst; denn es bewegt sich kein Blatt am Baume ohne Gottes Willen.«
-Así es verdad -dijo Sansón-, que si Dios quiere, no le faltarán a Sancho mil islas que gobernar, cuanto más una. »In Wahrheit, so ist's«, sprach Sansón; »wenn Gott es will, wird es Sancho nicht an tausend Insuln fehlen, um Statthalter darüber zu sein, viel weniger an einer.«
-Gobernador he visto por ahí -dijo Sancho- que, a mi parecer, no llegan a la suela de mi zapato, y, con todo eso, los llaman señoría, y se sirven con plata. »Hab ich doch Statthalter in der Welt gesehen«, sagte Sancho, »die meines Bedünkens mir nicht an die Schuhsohle reichen, und trotzdem heißt man sie Euer Herrlichkeit und bedient sie auf Silber.«
-Ésos no son gobernadores de ínsulas -replicó Sansón-, sino de otros gobiernos más manuales; que los que gobiernan ínsulas, por lo menos han de saber gramática. »Das sind keine Statthalter von Insuln«, entgegnete Sansón, »sondern von anderen Statthaltereien, die leichter zu handhaben sind; denn wer Statthalter über eine Insul ist, der muß wenigstens die Grammatik verstehen.«
-Con la grama bien me avendría yo -dijo Sancho-, pero con la tica, ni me tiro ni me pago, porque no la entiendo. Pero, dejando esto del gobierno en las manos de Dios, que me eche a las partes donde más de mí se sirva, digo, señor bachiller Sansón Carrasco, que infinitamente me ha dado gusto que el autor de la historia haya hablado de mí de manera que no enfadan las cosas que de mí se cuentan; que a fe de buen escudero que si hubiera dicho de mí cosas que no fueran muy de cristiano viejo, como soy, que nos habían de oír los sordos. »Mit dem Kram wollte ich schon zurechtkommen«, entgegnete Sancho; »mit der Mattik aber, da gebe ich nichts darauf und mache mir nichts draus, denn da versteh ich nichts davon. Aber wir wollen die Geschichte mit der Statthalterei in Gottes Hand befehlen, der mich schon an die Stelle setzen wird, wo er mich am besten brauchen kann. Ich sage Euch, Herr Baccalaur Sansón Carrasco, es hat mir ungeheuer viel Vergnügen gemacht, daß der Verfasser des Buches dergestalt von mir gesprochen hat, daß die Geschichten, die von mir erzählt werden, nicht langweilig sind; denn ich gebe mein Wort als ein braver Schildknappe, hätte er von mir irgendwas gesagt, das einem Altchristen, wie ich bin, übel anstünde, es gäbe einen Lärm, daß uns die Taubstummen hören sollten.«
-Eso fuera hacer milagros -respondió Sansón. »Das hieße Wunder tun«, entgegnete Sansón.
-Milagros o no milagros -dijo Sancho-, cada uno mire cómo habla o cómo escribe de las presonas, y no ponga a troche moche lo primero que le viene al magín. »Wunder oder nicht Wunder«, sagte Sancho, »jeder soll sich vorsehen, wie er von den Prisonen redet oder schreibt, und soll nicht in die Kreuz und Quer alles hinsetzen, was ihm durch den Kopf geht.«
-Una de las tachas que ponen a la tal historia -dijo el bachiller- es que su autor puso en ella una novela intitulada El curioso impertinente; no por mala ni por mal razonada, sino por no ser de aquel lugar, ni tiene que ver con la historia de su merced del señor don Quijote. »Einer von den Vorwürfen, die man gegen besagte Geschichte erhebt«, sprach der Baccalaureus, »ist, daß der Verfasser eine Novelle in sie eingeflochten hat, betitelt ,Der törichte Vorwitz'; nicht deshalb, weil sie schlecht oder schlecht erzählt wäre, sondern weil sie nicht dahin gehöre und nichts mit der Geschichte Seiner Gnaden des Señor Don Quijote zu tun habe.«
-Yo apostaré -replicó Sancho- que ha mezclado el hideperro berzas con capachos. »Ich wette darauf«, versetzte Sancho, »der Hundekerl hat Kraut und Rüben durcheinandergemengt.«
-Ahora digo -dijo don Quijote- que no ha sido sabio el autor de mi historia, sino algún ignorante hablador, que, a tiento y sin algún discurso, se puso a escribirla, salga lo que saliere, como hacía Orbaneja, el pintor de Úbeda, al cual preguntándole qué pintaba, respondió: ''Lo que saliere''. Tal vez pintaba un gallo, de tal suerte y tan mal parecido, que era menester que con letras góticas escribiese junto a él: "Éste es gallo". Y así debe de ser de mi historia, que tendrá necesidad de comento para entenderla. »Jetzt sag ich aber«, sprach Don Quijote, »der Verfasser meiner Geschichte ist kein weiser Zauberer gewesen, sondern irgendein unwissender Schwätzer, der wie ein Blinder herumtappend und ohne rechte Überlegung sich ans Werk gemacht und drauflosgeschrieben hat, es mag draus werden, was da werden will, wie es Orbaneja getan, der Maler aus Ubeda, der einmal auf die Frage, was er da male, die Antwort gab: Was eben draus werden mag. Einmal malte er einen Hahn, aber so ungeschickt und so unkenntlich, daß er es für notwendig fand, mit Großbuchstaben dazuzuschreiben: Dies ist ein Hahn. Und so wird's auch wohl mit meiner Geschichte sein, sie wird einer besonderen Auslegung bedürfen, damit man sie versteht.«
-Eso no -respondió Sansón-, porque es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella: los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran; y, finalmente, es tan trillada y tan leída y tan sabida de todo género de gentes, que, apenas han visto algún rocín flaco, cuando dicen: "allí va Rocinante". Y los que más se han dado a su letura son los pajes: no hay antecámara de señor donde no se halle un Don Quijote: unos le toman si otros le dejan; éstos le embisten y aquéllos le piden. Finalmente, la tal historia es del más gustoso y menos perjudicial entretenimiento que hasta agora se haya visto, porque en toda ella no se descubre, ni por semejas, una palabra deshonesta ni un pensamiento menos que católico. »Das nicht«, entgegnete Sansón, »denn sie ist so verständlich, daß man nichts darin schwierig finden kann. Die Kinder nehmen sie zur Hand, die Jünglinge lesen sie, die Männer verstehen sie, die Greise rühmen sie; und kurz, sie ist in so vielen Händen, so von allen Klassen des Volks gelesen und gekannt, daß man keinen dürren Gaul auf der Straße sieht, ohne daß die Leute gleich sagen: Das ist ja Rosinante! Wer sich aber am meisten dem Lesen dieses Buches hingibt, das sind die Edelknaben; es gibt kein Vorzimmer bei vornehmen Herren, wo nicht ein Don Quijote zu finden wäre; wenn einer ihn hinlegt, nimmt ihn der andere gleich; diese fallen mit Ungestüm darüber her, jene wollen ihn wiederhaben. Endlich bietet auch die besagte Geschichte den heitersten und unschädlichsten Zeitvertreib, der jemals bis zum heutigen Tage vorhanden gewesen; denn in dem ganzen Buche findet sich nicht ein unanständiges Wort, ja nichts, was dem ähnlich sähe, noch irgendein Gedanke, der etwas anderes als ehrlich und von echtem Schrot und Korn wäre.«
-A escribir de otra suerte -dijo don Quijote-, no fuera escribir verdades, sino mentiras; y los historiadores que de mentiras se valen habían de ser quemados, como los que hacen moneda falsa; y no sé yo qué le movió al autor a valerse de novelas y cuentos ajenos, habiendo tanto que escribir en los míos: sin duda se debió de atener al refrán: "De paja y de heno. .", etcétera. Pues en verdad que en sólo manifestar mis pensamientos, mis sospiros, mis lágrimas, mis buenos deseos y mis acometimientos pudiera hacer un volumen mayor, o tan grande que el que pueden hacer todas las obras del Tostado. En efeto, lo que yo alcanzo, señor bachiller, es que para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento. Decir gracias y escribir donaires es de grandes ingenios: la más discreta figura de la comedia es la del bobo, porque no lo ha de ser el que quiere dar a entender que es simple. La historia es como cosa sagrada; porque ha de ser verdadera, y donde está la verdad está Dios, en cuanto a verdad; pero, no obstante esto, hay algunos que así componen y arrojan libros de sí como si fuesen buñuelos. Don Quijote entgegnete: »Anders schreiben hieße nicht die Wahrheit sagen, sondern lügen; und die Geschichtsschreiber, die lügen, sollten verbrannt werden wie die Falschmünzer. Ich weiß aber nicht, was den Verfasser bewogen hat, sich mit Novellen und Geschichten von dritten Personen auszuhelfen, da er deren doch so viel von mir zu schreiben hatte. Er wird sich gewiß an den alten Spruch gehalten haben: Von Heu und von Stroh ... et cetera. Denn wahrlich, hätte er weiter nichts als meine Gedanken, meine Seufzer, meine redlichen Absichten und meine Wagnisse dargestellt, so hätte er einen dickeren oder doch ebenso dicken Band schreiben können, als wenn man die sämtlichen Werke des Tostado zusammenbinden wollte. In der Tat, Herr Baccalaureus, soviel ich davon verstehe, um ein Geschichtswerk oder überhaupt ein Buch, welcher Art es auch sei, zu schreiben, bedarf es gesunden Verstandes und reifen Urteils; mit Anmut zu scherzen und witzig zu schreiben ist die Sache hochbegabter Männer. Die geistvollste Rolle in der Komödie ist die des dummdreisten Narren; denn diese Eigenschaft darf der nicht haben, der den Einfältigen vorstellen soll. Die Geschichte ist wie ein Heiligtum, denn sie muß wahr sein, und wo die Wahrheit ist, da ist Gott - insoweit es Wahrheit betrifft. Aber dessenungeachtet gibt es Leute, die Bücher schreiben und unter die Leute werfen, als wären es Fastnachtskrapfen.«
-No hay libro tan malo -dijo el bachiller- que no tenga algo bueno. »Es gibt kein so schlechtes Buch«, sagte der Baccalaureus dagegen, »das nicht etwas Gutes enthielte.«
-No hay duda en eso -replicó don Quijote-; pero muchas veces acontece que los que tenían méritamente granjeada y alcanzada gran fama por sus escritos, en dándolos a la estampa, la perdieron del todo, o la menoscabaron en algo. »Das ist ohne Zweifel so«, versetzte Don Quijote; »aber sehr häufig kommt es vor, daß Männer, die nach Verdienst durch ihre Schriften großen Ruf errungen und erworben hatten, ihn gänzlich einbüßten oder doch einigermaßen schmälerten, wenn sie diese Schriften in Druck gaben.«
-La causa deso es -dijo Sansón- que, como las obras impresas se miran despacio, fácilmente se veen sus faltas, y tanto más se escudriñan cuanto es mayor la fama del que las compuso. Los hombres famosos por sus ingenios, los grandes poetas, los ilustres historiadores, siempre, o las más veces, son envidiados de aquellos que tienen por gusto y por particular entretenimiento juzgar los escritos ajenos, sin haber dado algunos propios a la luz del mundo. »Das kommt daher«, sprach Sansón, »daß man über gedruckte Werke mit Muße nachdenkt und daher ihre Fehler leicht erkennt, und die Beurteilung geschieht um so gründlicher und strenger, je größer der Ruf des Verfassers ist. Männer, die durch ihren Genius Ruhm erworben haben, große Dichter, glänzende Geschichtsschreiber, werden immer, oder doch in den meisten Fällen, von denen beneidet, die besonderes Vergnügen darin finden, die Schriften Dritter zu beurteilen, ohne daß sie jemals eigene Arbeiten ans Licht gegeben.«
-Eso no es de maravillar -dijo don Quijote-, porque muchos teólogos hay que no son buenos para el púlpito, y son bonísimos para conocer las faltas o sobras de los que predican. »Das ist nicht zu verwundern«, sprach Don Quijote, »gibt es doch auch viele Theologen, die nicht für die Kanzel taugen, hingegen sehr geeignet sind, um zu erkennen, was an den Predigten anderer zu wenig oder zu viel ist.«
-Todo eso es así, señor don Quijote -dijo Carrasco-, pero quisiera yo que los tales censuradores fueran más misericordiosos y menos escrupulosos, sin atenerse a los átomos del sol clarísimo de la obra de que murmuran; que si aliquando bonus dormitat Homerus, consideren lo mucho que estuvo despierto, por dar la luz de su obra con la menos sombra que pudiese; y quizá podría ser que lo que a ellos les parece mal fuesen lunares, que a las veces acrecientan la hermosura del rostro que los tiene; y así, digo que es grandísimo el riesgo a que se pone el que imprime un libro, siendo de toda imposibilidad imposible componerle tal, que satisfaga y contente a todos los que le leyeren. »Alles das ist richtig, Señor Don Quijote«, versetzte Carrasco, »aber ich wünschte, derartige Tadler hätten mehr Barmherzigkeit und weniger Kritik und unterließen es, sich an jedes Stäubchen zu halten, wenn sie der hellen Sonne eines schönen Werkes Übles nachreden wollen. Denn wenn aliquando bonus dormitat Homerus, so mögen sie bedenken, wie lange er wach gewesen, um das Licht seines Werkes mit so wenig Schatten als möglich der Welt zu bieten; und es könnte wohl auch der Fall sein, daß, was ihnen mißfällt, nur kleine Muttermale wären, die manchmal dem Gesichte, das solche hat, um so größeren Reiz verleihen. Und so sage ich denn, daß es das größte Wagestück ist, ein Buch drucken zu lassen, da es über alle Unmöglichkeiten unmöglich ist, es so zu scharfen, daß es alle Leser befriedigt und erfreut.«
-El que de mí trata -dijo don Quijote-, a pocos habrá contentado. »Das Buch, das von mir handelt«, sprach Don Quijote, »muß wenige befriedigt haben.«
-Antes es al revés; que, como de stultorum infinitus est numerus, infinitos son los que han gustado de la tal historia; y algunos han puesto falta y dolo en la memoria del autor, pues se le olvida de contar quién fue el ladrón que hurtó el rucio a Sancho, que allí no se declara, y sólo se infiere de lo escrito que se le hurtaron, y de allí a poco le vemos a caballo sobre el mesmo jumento, sin haber parecido. También dicen que se le olvidó poner lo que Sancho hizo de aquellos cien escudos que halló en la maleta en Sierra Morena, que nunca más los nombra, y hay muchos que desean saber qué hizo dellos, o en qué los gastó, que es uno de los puntos sustanciales que faltan en la obra. »Ganz umgekehrt; denn da stultorum infinitus est numerus, so ist die Zahl derjenigen unendlich groß, denen die besagte Geschichte gefallen hat. Einige jedoch haben das Gedächtnis des Verfassers der Schwäche oder der böslichen Absicht beschuldigt, da er zu erzählen vergißt, wer der Spitzbube war, der Sanchos Esel stahl; denn der wird dort nicht genannt, und man kann nur aus der Erzählung schließen, daß der Esel dem Sancho gestohlen worden; und gleich darauf sehen wir ihn auf dem nämlichen Esel reiten, ohne daß er erst wieder zum Vorschein gekommen wäre. Auch sagen die Leute, der Verfasser habe zu sagen vergessen, was Sancho mit den hundert Goldtalern tat, die er in der Sierra Morena in dem Mantelsack fand, und mancher Leser möchte wissen, was er damit anfing oder wozu er sie verwendete; und dies ist einer der wesentlichsten Punkte, die in dem Buche fehlen.«
-Sancho respondió. Sancho antwortete:
-Yo, señor Sansón, no estoy ahora para ponerme en cuentas ni cuentos; que me ha tomado un desmayo de estómago, que si no le reparo con dos tragos de lo añejo, me pondrá en la espina de Santa Lucía. En casa lo tengo, mi oíslo me aguarda; en acabando de comer, daré la vuelta, y satisfaré a vuestra merced y a todo el mundo de lo que preguntar quisieren, así de la pérdida del jumento como del gasto de los cien escudos. »Ich, Herr Sansón, bin jetzt nicht dazu aufgelegt, mich mit Zählen oder Erzählen abzugeben; es ist mir im Magen ganz schwach geworden, und wenn ich diesem Zustand nicht mit zwei Schluck Firnewein abhelfe, so werd ich am Ende noch dran glauben müssen. Ich hab den Wein im Keller, meine Hausehre erwartet mich; sobald ich mit dem Essen fertig bin, komme ich zurück und geb Euch und aller Welt Red und Antwort auf jede beliebige Frage, sowohl über den Verlust des Esels als auch über die Verwendung der hundert Goldtaler.«
Y, sin esperar respuesta ni decir otra palabra, se fue a su casa. Und ohne eine Antwort abzuwarten noch sonst ein Wort zu sagen, ging er nach Hause.
Don Quijote pidió y rogó al bachiller se quedase a hacer penitencia con él. Tuvo el bachiller el envite: quedóse, añadióse al ordinaro un par de pichones, tratóse en la mesa de caballerías, siguióle el humor Carrasco, acabóse el banquete, durmieron la siesta, volvió Sancho y renovóse la plática pasada. Don Quijote bat und drängte den Baccalaureus, mit seinem ärmlichen Büßermahl vorliebzunehmen; dieser nahm die Einladung an und blieb da; es wurde zu der Alltagskost noch ein Paar Täubchen zugegeben; es wurde vom Rittertum gesprochen, Carrasco fügte sich in die Liebhaberei seines Wirts; sie hielten ihr Mittagsschläfchen, Sancho kehrte zurück, und das vorige Gespräch wurde wieder aufgenommen.





Don Quijote de La Mancha, II



Don Quijote von der Mancha, II


II . Capítulo IV. Donde Sancho Panza satisface al bachiller Sansón Carrasco de sus dudas y preguntas, con otros sucesos dignos de saberse y de contarse.

4. Kapitel Wo Sancho Pansa dem Baccalaureus auf seine Zweifel und Fragen Auskunft erteilt, benebst andern Begebnissen, so wissens- und erzählenswert sind

Volvió Sancho a casa de don Quijote, y, volviendo al pasado razonamiento, dijo. Sancho Pansa kehrte zum Hause Don Quijotes und zu dem vorigen Gespräch zurück und sprach:
-A lo que el señor Sansón dijo que se deseaba saber quién, o cómo, o cuándo se me hurtó el jumento, respondiendo digo que la noche misma que, huyendo de la Santa Hermandad, nos entramos en Sierra Morena, después de la aventura sin ventura de los galeotes y de la del difunto que llevaban a Segovia, mi señor y yo nos metimos entre una espesura, adonde mi señor arrimado a su lanza, y yo sobre mi rucio, molidos y cansados de las pasadas refriegas, nos pusimos a dormir como si fuera sobre cuatro colchones de pluma; especialmente yo dormí con tan pesado sueño, que quienquiera que fue tuvo lugar de llegar y suspenderme sobre cuatro estacas que puso a los cuatro lados de la albarda, de manera que me dejó a caballo sobre ella, y me sacó debajo de mí al rucio, sin que yo lo sintiese. »Wie der Herr Sansón gesagt hat, wünschte man zu wissen, von wem und wie und wann der Esel mir gestohlen worden. Zur Antwort hierauf sag ich: In der nämlichen Nacht, wo wir auf der Flucht vor der Heiligen Brüderschaft uns in die Sierra Morena begaben, nach jenem Abenteuer mit den Galeerensklaven, das uns teuer zu stehen kam, und nach jenem andern mit dem Leichnam, den man gen Segovia führte, verbargen mein Herr und ich uns in einem Dickicht, wo wir beide - mein Herr auf seine Lanze gelehnt und ich auf meinem Grauen sitzend -, zerschlagen und gerädert von den erlebten Streithändeln, uns dem Schlaf ergaben, als ob wir auf einem halben Dutzend Matratzen lägen. Ich besonders schlief so fest, daß irgendeiner, wer es auch gewesen sein mag, Gelegenheit fand, sich heranzuschleichen und mir vier Knüppel unter die vier Seiten meines Sattels zu schieben, so daß ich darauf sitzen blieb wie auf einem Gaul, während er mir den Grauen unter dem Leibe wegmauste, ohne daß ich es merkte.«
-Eso es cosa fácil, y no acontecimiento nuevo, que lo mesmo le sucedió a Sacripante cuando, estando en el cerco de Albraca, con esa misma invención le sacó el caballo de entre las piernas aquel famoso ladrón llamado Brunelo. »Das ist was Leichtes und nicht zum erstenmal geschehen«, fiel Don Quijote ein; »denn das nämliche geschah dem Sacripant, dem bei der Belagerung von Albraca der berüchtigte Dieb Brunell mit demselben Kunststück den Gaul zwischen den Beinen wegstahl.«
-Amaneció -prosiguió Sancho-, y, apenas me hube estremecido, cuando, faltando las estacas, di conmigo en el suelo una gran caída; miré por el jumento, y no le vi; acudiéronme lágrimas a los ojos, y hice una lamentación, que si no la puso el autor de nuestra historia, puede hacer cuenta que no puso cosa buena. Al cabo de no sé cuántos días, viniendo con la señora princesa Micomicona, conocí mi asno, y que venía sobre él en hábito de gitano aquel Ginés de Pasamonte, aquel embustero y grandísimo maleador que quitamos mi señor y yo de la cadena. »Es wurde Morgen«, fuhr Sancho fort, »und kaum hatte ich mich ein wenig gestreckt, so fielen die Knüppel unter dem Sattel zusammen, und ich tat einen schweren Fall auf den Boden, Ich sah mich nach dem Esel um und fand ihn nirgends; Tränen traten mir in die Augen, und ich erhob ein solches Klagelied, daß der Verfasser unserer Geschichte, wenn er es nicht ins Buch gesetzt hat, sicher sein kann, daß er nie was Gutes hineingesetzt hat. Nach Verlauf von soundso viel Tagen, als wir mit der gnädigen Prinzessin Mikomikona des Weges zogen, gewahrte ich plötzlich meinen Esel wieder und sah, daß auf ihm in Zigeunertracht jener Ginés de Pasamonte ritt, jener Spitzbube und Erzschurke, den mein Herr und ich von der Kette frei gemacht hatten.«
-No está en eso el yerro -replicó Sansón-, sino en que, antes de haber parecido el jumento, dice el autor que iba a caballo Sancho en el mesmo rucio. »Nicht darin liegt der Fehler«, entgegnete Sansón, »sondern darin, daß, ehe der Esel wieder zum Vorschein gekommen, der Verfasser sagt, daß Sancho auf dem nämlichen Esel einherritt.«
-A eso -dijo Sancho-, no sé qué responder, sino que el historiador se engañó, o ya sería descuido del impresor. »Darauf«, sagte Sancho, »kann ich nichts anderes sagen, als daß der Geschichtsschreiber sich geirrt hat oder daß der Setzer einen Fehler gemacht hat.«
-Así es, sin duda -dijo Sansón-; pero, ¿qué se hicieron los cien escudos?; ¿deshiciéronse. »So ist es ohne Zweifel«, sprach Sansón, »aber was habt Ihr mit den hundert Goldtalern gemacht?«
Respondió Sancho. »Vertan sind sie«, antwortete Sancho.
-Yo los gasté en pro de mi persona y de la de mi mujer, y de mis hijos, y ellos han sido causa de que mi mujer lleve en paciencia los caminos y carreras que he andado sirviendo a mi señor don Quijote; que si, al cabo de tanto tiempo, volviera sin blanca y sin el jumento a mi casa, negra ventura me esperaba; y si hay más que saber de mí, aquí estoy, que responderé al mismo rey en presona, y nadie tiene para qué meterse en si truje o no truje, si gasté o no gasté; que si los palos que me dieron en estos viajes se hubieran de pagar a dinero, aunque no se tasaran sino a cuatro maravedís cada uno, en otros cien escudos no había para pagarme la mitad; y cada uno meta la mano en su pecho, y no se ponga a juzgar lo blanco por negro y lo negro por blanco; que cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces. »Ich habe sie zu meinem eigenen Nutzen und zu Nutz und Frommen von Frau und Kindern verwendet, und sie sind schuld daran, daß meine Frau die Wege und Fahrten, die ich in Diensten meines Herrn Don Quijote getan, geduldig erträgt; denn wäre ich nach Verfluß so langer Zeit ohne einen Pfennig und ohne den Esel heimgekehrt, so wäre es mir schlecht ergangen. Will nun einer noch mehr von mir wissen, hier steh ich und bin bereit, einem jeden, selbst dem König, Rede zu stehen, und niemanden geht es etwas an, ob ich was mitbrachte oder nichts mitbrachte, was ausgab oder nichts ausgab. Denn sollten die Prügel, die ich auf den Reisen bekam, mir in Geld bezahlt werden, und wenn jeder Hieb auch nur zu vier Maravedís taxiert würde, so wären noch einmal hundert Goldtaler nicht genug, um mir auch nur die Hälfte zu bezahlen; und es greife jeder in seinen Busen und lasse sich nicht beigehen, weiß für schwarz und schwarz für weiß auszugeben; denn am Ende ist jeder, wie Gott ihn geschaffen hat, und oftmalen noch viel schlechter.«
-Yo tendré cuidado -dijo Carrasco- de acusar al autor de la historia que si otra vez la imprimiere, no se le olvide esto que el buen Sancho ha dicho, que será realzarla un buen coto más de lo que ella se está. »Ich will den Verfasser der Geschichte darauf aufmerksam machen«, sprach Carrasco, »wenn er sie nochmals drucken läßt, daß er nicht vergißt, was der wackere Sancho gesagt hat; dadurch wird sie ein gut Stück mehr an Wert gewinnen, als sie jetzt hat.«
-¿Hay otra cosa que enmendar en esa leyenda, señor bachiller? -preguntó don Quijote. »Gibt es sonst noch was in dem Buche zu verbessern, Herr Baccalaureus?« fragte Don Quijote.
-Sí debe de haber -respondió él-, pero ninguna debe de ser de la importancia de las ya referidas. »Gewiß wird sich noch was finden«, antwortete jener; »allein es wird wohl nichts von solcher Wichtigkeit sein wie die erwähnten Stellen.«
-Y por ventura -dijo don Quijote-, ¿promete el autor segunda parte. »Ob der Verfasser wohl einen zweiten Teil verspricht?« fragte Don Quijote weiter.
-Sí promete -respondió Sansón-, pero dice que no ha hallado ni sabe quién la tiene, y así, estamos en duda si saldrá o no; y así por esto como porque algunos dicen: "Nunca segundas partes fueron buenas", y otros: "De las cosas de don Quijote bastan las escritas", se duda que no ha de haber segunda parte; aunque algunos que son más joviales que saturninos dicen: "Vengan más quijotadas: embista don Quijote y hable Sancho Panza, y sea lo que fuere, que con eso nos contentamos". »Freilich verspricht er ihn«, antwortete Sansón, »allein er sagt, er habe noch nicht herausgebracht, in wessen Händen sich die Handschrift befindet, und so wissen wir nicht, ob er herauskommen wird oder nicht. Und sowohl aus diesem Grunde als auch deshalb, weil einige sagen, die zweiten Teile taugen selten etwas, und andere, es ist schon genug von Don Quijotes Geschichten geschrieben, vermutet man, es werde überhaupt ein zweiter Teil nicht kommen; wiewohl andre, die mehr auf dem Altar des heitern Jovis als des finstern Saturn opfern, dagegen meinen: Nur immer her mit noch mehr Donquijoterien! Don Quijote soll nur immer auf Feinde anstürmen, und Sancho Pansa soll plaudern; und mag es sein, was und wie es sein mag, wir haben unsere Freude daran.«
-Y ¿a qué se atiene el autor. »Und was hat der Verfasser vor?« fragte Don Quijote.
-A que -respondió Sansón-, en hallando que halle la historia, que él va buscando con extraordinarias diligencias, la dará luego a la estampa, llevado más del interés que de darla se le sigue que de otra alabanza alguna. »Was?« entgegnete Sansón; »im Augenblick, wo er die Geschichte auffindet, der er allerorten mit außerordentlichstem Bemühen nachspürt, wird er sie auf der Stelle in Druck geben, und zwar mehr um des Vorteils willen, der ihm aus der Herausgabe erwächst, als durch irgendwelche Lobeserhebungen angetrieben.«
A lo que dijo Sancho. Darauf sagte Sancho:
-¿Al dinero y al interés mira el autor? Maravilla será que acierte, porque no hará sino harbar, harbar, como sastre en vísperas de pascuas, y las obras que se hacen apriesa nunca se acaban con la perfeción que requieren. Atienda ese señor moro, o lo que es, a mirar lo que hace; que yo y mi señor le daremos tanto ripio a la mano en materia de aventuras y de sucesos diferentes, que pueda componer no sólo segunda parte, sino ciento. Debe de pensar el buen hombre, sin duda, que nos dormimos aquí en las pajas; pues ténganos el pie al herrar, y verá del que cosqueamos. Lo que yo sé decir es que si mi señor tomase mi consejo, ya habíamos de estar en esas campañas deshaciendo agravios y enderezando tuertos, como es uso y costumbre de los buenos andantes caballeros. »Geld und Gewinn hat der Verfasser im Auge? Da war's ein Wunder, wenn ihm was Rechtes gelingen sollte; denn da wird er nichts tun als sich überhaspeln und hudeln wie ein Schneider am Vorabend des Osterfestes, und Arbeiten, die man in aller Eile fertigt, werden nie mit der Vollkommenheit zu Ende geführt, die sie erfordern. Der Herr Maure, oder was er sonst ist, soll sich ja recht genau überlegen, was er tun will; ich und mein Herr werden ihm so vielen Trödelkram von Abenteuern und mannigfachen Begebnissen an die Hand geben, daß er imstande sein soll, nicht nur den zweiten Teil, sondern deren hundert zu schreiben. Der gute Mann denkt sicher, wir liegen hier auf der Bärenhaut; aber er soll uns nur einmal auf den Zahn fühlen, da wird er schon sehen, ob einer wackelt. Ich aber sage nur so viel: Wenn mein Herr meinen Rat annähme, so müßten wir schon draußen auf freiem Felde einherziehen, um Unbilden wiedergutzumachen und Unrecht zurechtzubringen, wie es Sitte und Brauch der braven fahrenden Ritter ist.«
No había bien acabado de decir estas razones Sancho, cuando llegaron a sus oídos relinchos de Rocinante; los cuales relinchos tomó don Quijote por felicísimo agüero, y determinó de hacer de allí a tres o cuatro días otra salida; y, declarando su intento al bachiller, le pidió consejo por qué parte comenzaría su jornada; el cual le respondió que era su parecer que fuese al reino de Aragón y a la ciudad de Zaragoza, adonde, de allí a pocos días, se habían de hacer unas solenísimas justas por la fiesta de San Jorge, en las cuales podría ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que sería ganarla sobre todos los del mundo. Alabóle ser honradísima y valentísima su determinación, y advirtióle que anduviese más atentado en acometer los peligros, a causa que su vida no era suya, sino de todos aquellos que le habían de menester para que los amparase y socorriese en sus desventuras. Sancho hatte noch nicht ausgeredet, da drang ihnen Rosinantes Gewieher in die Ohren; dies Wiehern nahm Don Quijote für eine glückliche Vorbedeutung und beschloß alsbald, nach drei oder vier Tagen eine neue Ausfahrt zu unternehmen. Er entdeckte sein Vorhaben dem Baccalaureus und bat ihn um Rat, in welchem Landstrich er seine Fahrten beginnen solle. Dieser antwortete ihm, seine Meinung sei, er solle nach dem Königreich Aragon, und zwar nach Zaragoza, ziehen, wo in wenigen Tagen festliche Kampfspiele zur Feier des Sankt-Georgen-Tages stattfinden sollten, und bei diesen könne er Ruhm gewinnen vor allen aragonischen Rittern, was soviel heißen würde, als vor allen Rittern auf Erden. Er pries seinen Entschluß als höchst ehrenvoll und mannhaft, warnte ihn aber, er möge, wenn er Gefahren entgegengehe, mehr auf seiner Hut sein, da sein Leben nicht ihm angehöre, sondern allen jenen, die seiner bedürften, um von ihm bei ihren Bedrängnissen in Schutz und Schirm genommen zu werden.
-Deso es lo que yo reniego, señor Sansón -dijo a este punto Sancho-, que así acomete mi señor a cien hombres armados como un muchacho goloso a media docena de badeas. ¡Cuerpo del mundo, señor bachiller! Sí, que tiempos hay de acometer y tiempos de retirar; sí, no ha de ser todo "¡Santiago, y cierra, España!" Y más, que yo he oído decir, y creo que a mi señor mismo, si mal no me acuerdo, que en los estremos de cobarde y de temerario está el medio de la valentía; y si esto es así, no quiero que huya sin tener para qué, ni que acometa cuando la demasía pide otra cosa. Pero, sobre todo, aviso a mi señor que si me ha de llevar consigo, ha de ser con condición que él se lo ha de batallar todo, y que yo no he de estar obligado a otra cosa que a mirar por su persona en lo que tocare a su limpieza y a su regalo; que en esto yo le bailaré el agua delante; pero pensar que tengo de poner mano a la espada, aunque sea contra villanos malandrines de hacha y capellina, es pensar en lo escusado. Yo, señor Sansón, no pienso granjear fama de valiente, sino del mejor y más leal escudero que jamás sirvió a caballero andante; y si mi señor don Quijote, obligado de mis muchos y buenos servicios, quisiere darme alguna ínsula de las muchas que su merced dice que se ha de topar por ahí, recibiré mucha merced en ello; y cuando no me la diere, nacido soy, y no ha de vivir el hombre en hoto de otro sino de Dios; y más, que tan bien, y aun quizá mejor, me sabrá el pan desgobernado que siendo gobernador; y ¿sé yo por ventura si en esos gobiernos me tiene aparejada el diablo alguna zancadilla donde tropiece y caiga y me haga las muelas? Sancho nací, y Sancho pienso morir; pero si con todo esto, de buenas a buenas, sin mucha solicitud y sin mucho riesgo, me deparase el cielo alguna ínsula, o otra cosa semejante, no soy tan necio que la desechase; que también se dice: "Cuando te dieren la vaquilla, corre con la soguilla"; y "Cuando viene el bien, mételo en tu casa". »Das gerade verwünsche ich ja immer, Herr Sansón«, fiel hier Sancho ein, »daß mein Herr auf hundert Männer in Waffen so losstürzt wie ein gefräßiges Jüngelchen auf ein halb Dutzend Marzipanpüppchen. Sackerlot, Herr Baccalaur! Ja, es gibt Zeiten, draufloszustürzen, und Zeiten, zurückzuweichen; und es darf nicht immer heißen: Santiago und Spanien, drauflos!, zumal ich habe sagen hören - und ich glaube, von meinem Herrn selbst, wenn mich mein Gedächtnis nicht täuscht -, daß zwischen den beiden äußersten Gegensätzen, nämlich dem Feigling und dem tollkühnen Waghals, die Tapferkeit die rechte Mitte ist. Und wenn dem so ist, so will ich nicht, daß er ohne Grund fliehen soll, aber auch nicht, daß er zum Angriff stürzt, wenn die Übermacht ein anderes Verhalten erfordert. Vor allem aber tue ich meinem Herrn zu wissen: wenn er mich mitnehmen will, so kann das nur unter der Bedingung sein, daß er allein alles auszufechten hat und daß ich zu weiter nichts verpflichtet bin, als für seine Person zu sorgen, nämlich ihn sauberzuhalten und zu verpflegen; denn darin will ich gewiß das Menschenmögliche tun. Wenn aber einer glaubt, ich sollte je Hand ans Schwert legen, und wäre es auch gegen räuberische Bauernkerle mit Axt und Eisenhut, der ist auf dem Holzweg. Ich, Herr Sansón, denke gar nicht daran, Ruhm zu erwerben als ein großer Held, sondern als der beste und getreuste Schildknappe, der jemals in fahrenden Ritters Diensten gewesen, und wenn mein Herr Don Quijote in Anerkennung meiner vielen und treuen Dienste mir eine beliebige Insul von den vielen schenken will, die, wie er sagt, draußen in der Welt zu finden sind, so werde ich selbige als große Gnade annehmen, und wenn er sie mir nicht schenkt, nun gut, ich bin einmal auf der Welt, und es soll der Mensch sich nicht auf den Menschen verlassen, sondern auf Gott, und außerdem wird mein Brot auch ohne Statthaltern mir ebenso gut und vielleicht noch besser schmecken, als wenn ich Statthalter wäre. Und kann ich etwa wissen, ob der Teufel nicht schon daran ist, mir bei dem Statthaltern ein Bein zu stellen, daß ich strauchle und falle und mir die Backenzähne einschlage? Als Sancho bin ich geboren, als Sancho will ich sterben. Wenn aber bei alledem, so ganz im guten und im stillen, ohne viel Bemühen und ohne viele Fährlichkeit, der Himmel mir irgendwo eine Insul oder was anderes der Art bescheren wollte, so bin ich nicht so dumm, es abzulehnen; denn es heißt im Sprichwort: Schenkt dir einer die Kuh, so lauf mit dem Strick herzu; und: Kommt das Glück gegangen, so sollst du es dir einfangen.«
-Vos, hermano Sancho -dijo Carrasco-, habéis hablado como un catedrático; pero, con todo eso, confiad en Dios y en el señor don Quijote, que os ha de dar un reino, no que una ínsula. »Freund Sancho«, versetzte Carrasco, »Ihr habt wie ein Professor gesprochen; aber trotz alledem baut auf Gott und auf Señor Don Quijote, der Euch ein Königreich und nicht bloß eine Insul schenken wird.«
-Tanto es lo de más como lo de menos -respondió Sancho-; aunque sé decir al señor Carrasco que no echara mi señor el reino que me diera en saco roto, que yo he tomado el pulso a mí mismo, y me hallo con salud para regir reinos y gobernar ínsulas, y esto ya otras veces lo he dicho a mi señor. »Zuviel ist ganz dasselbe wie zuwenig«, erwiderte Sancho. »Jedoch kann ich dem Herrn Carrasco sagen: wenn mein Herr mir ein Königreich schenken sollte, so würde es nicht in einen durchlöcherten Sack gesteckt werden; denn ich habe mir den Puls gefühlt und mich gesund genug gefunden, um Königreiche zu regieren und über Insuln den Statthalter abzugeben. Auch hab ich das schon früher meinem Herrn des öftern gesagt.«
-Mirad, Sancho -dijo Sansón-, que los oficios mudan las costumbres, y podría ser que viéndoos gobernador no conociésedes a la madre que os parió. »Bedenkt aber, Sancho«, sprach Sansón, »ein anderes Amt, ein anderer Sinn; und es wäre ja möglich, wenn Ihr einmal Statthalter seid, so kennt Ihr die Mutter nicht mehr, die Euch geboren.«
-Eso allá se ha de entender -respondió Sancho- con los que nacieron en las malvas, y no con los que tienen sobre el alma cuatro dedos de enjundia de cristianos viejos, como yo los tengo. ¡No, sino llegaos a mi condición, que sabrá usar de desagradecimiento con alguno! »Das ist von jenen Leuten zu verstehen«, entgegnete Sancho, »die auf einem Strohbündel zur Welt gekommen sind, und nicht von solchen, die ein paar Zoll Fett vom echten alten Christen auf der Seele sitzen haben wie ich. Nein! Oder seht Euch doch mein ganzes Wesen näher an, ob es derart ist, gegen irgendwen Undank zu üben.«
-Dios lo haga -dijo don Quijote-, y ello dirá cuando el gobierno venga; que ya me parece que le trayo entre los ojos. »Gott geb es«, sprach Don Quijote; »es wird sich alles schon finden, wann die Statthalterei kommt, und es bedünkt mich, ich sehe sie schon ganz nahe winken.«
Dicho esto, rogó al bachiller que, si era poeta, le hiciese merced de componerle unos versos que tratasen de la despedida que pensaba hacer de su señora Dulcinea del Toboso, y que advirtiese que en el principio de cada verso había de poner una letra de su nombre, de manera que al fin de los versos, juntando las primeras letras, se leyese: Dulcinea del Toboso. Hierauf wendete er sich an den Baccalaureus mit der Bitte, wenn er ein Dichter sei, so möge er ihm die Gunst erweisen, ihm über den Abschied, den er von seiner Gebieterin Dulcinea von Toboso zu nehmen gedenke, einige Verse zu dichten, und möge darauf bedacht sein, an den Anfang einer jeden Zeile einen Buchstaben aus ihrem Namen zu setzen, so daß zuletzt, wenn man die Buchstaben aneinanderreihe, der Name Dulcinea von Toboso zu lesen se
El bachiller respondió que, puesto que él no era de los famosos poetas que había en España, que decían que no eran sino tres y medio, que no dejaría de componer los tales metros, aunque hallaba una dificultad grande en su composición, a causa que las letras que contenían el nombre eran diez y siete; y que si hacía cuatro castellanas de a cuatro versos, sobrara una letra; y si de a cinco, a quien llaman décimas o redondillas, faltaban tres letras; pero, con todo eso, procuraría embeber una letra lo mejor que pudiese, de manera que en las cuatro castellanas se incluyese el nombre de Dulcinea del Toboso. Der Baccalaureus antwortete, obschon er nicht zu den berühmten Dichtern gehöre, die es in Spanien gebe, deren, wie die Leute sagen, nur drei und ein halber an der Zahl seien, so würde er doch sicher nicht unterlassen, die Reimzeilen in der gewünschten Versart niederzuschreiben. Indessen finde er eine große Schwierigkeit, sie so abzufassen, weil die Buchstaben, die den Namen bildeten, siebzehn an der Zahl seien, und wenn er kastilianische Strophen zu je vier Versen schreiben wollte, so würde ein Buchstabe zuviel sein, und schriebe er Strophen zu je fünf Versen, die man Décimas oder Redondillas nennt, so wären es drei Buchstaben zuwenig. Aber dessenungeachtet wollte er sich alle Mühe geben, um einen Buchstaben so gut wie möglich zwischen die andern einzuschieben, so daß der Name Dulcinea von Toboso dennoch in die vier kastilianischen Vierzeiler ginge.
-Ha de ser así en todo caso -dijo don Quijote-; que si allí no va el nombre patente y de manifiesto, no hay mujer que crea que para ella se hicieron los metros. »Auf alle Fälle muß es so geschehen«, sprach Don Quijote, »denn wenn der Name nicht klar und unverkennbar dasteht, so wird kein Frauenzimmer glauben, daß die Verse für sie geschrieben worden sind.«
Quedaron en esto y en que la partida sería de allí a ocho días. Encargó don Quijote al bachiller la tuviese secreta, especialmente al cura y a maese Nicolás, y a su sobrina y al ama, porque no estorbasen su honrada y valerosa determinación. Todo lo prometió Carrasco. Con esto se despidió, encargando a don Quijote que de todos sus buenos o malos sucesos le avisase, habiendo comodidad; y así, se despidieron, y Sancho fue a poner en orden lo necesario para su jornada. Sie ließen es dabei bewenden und kamen überein, daß die Ausfahrt in acht Tagen stattfinden solle. Don Quijote schärfte dem Baccalaureus ein, sie geheimzuhalten, besonders vor dem Pfarrer und Meister Nicolas und seiner Nichte und der Haushälterin, damit sie seinem rühmlichen und mannhaften Entschluß keine Hindernisse bereiteten. Carrasco versprach alles, nahm hiermit Abschied und forderte Don Quijote auf, ihm bei Gelegenheit von all seinen guten oder schlimmen Erlebnissen Nachricht zu geben. Hiermit sagten sie einander Lebewohl, und Sancho ging heim, um das für seine Reise Erforderliche herzurichten.





Don Quijote de La Mancha, III



Don Quijote von der Mancha, III


II . Capítulo V. De la discreta y graciosa plática que pasó entre Sancho Panza y su mujer Teresa Panza, y otros sucesos dignos de felice recordación.

5. Kapitel Von der verständigen und kurzweiligen Zwiesprach, die zwischen Sancho Pansa und seinem Weib Teresa Pansa geschehen, benebst andern Vorgängen, so eines seligen Gedächtnisses würdig sind

(Llegando a escribir el traductor desta historia este quinto capítulo, dice que le tiene por apócrifo, porque en él habla Sancho Panza con otro estilo del que se podía prometer de su corto ingenio, y dice cosas tan sutiles, que no tiene por posible que él las supiese; pero que no quiso dejar de traducirlo, por cumplir con lo que a su oficio debía; y así, prosiguió diciendo:. (Indem der Übersetzer dieser Geschichte an die Niederschrift dieses fünften Kapitels kommt, bemerkt er, er halte es für unecht, weil Sancho Pansa darin in einer ganz andern Art spricht, als man von seinem beschränkten Geist erwarten durfte, und so scharfsinnige Dinge sagt, daß man deren Kenntnis unmöglich bei Sancho annehmen könne. Indessen wollte er, um seiner Pflicht zu genügen, es doch nicht unübersetzt lassen und fährt daher folgendermaßen fort:)
Llegó Sancho a su casa tan regocijado y alegre, que su mujer conoció su alegría a tiro de ballesta; tanto, que la obligó a preguntarle. Sancho kam so wohlgemut und vergnügt nach Hause, daß seiner Frau sein vergnügtes Wesen schon auf Büchsenschußweite auffiel und sie zu der Frage veranlaßte:
-¿Qué traés, Sancho amigo, que tan alegre venís. »Was bringst du, lieber Sancho, daß du so vergnügt bist?«
A lo que él respondió. Darauf antwortete er:
-Mujer mía, si Dios quisiera, bien me holgara yo de no estar tan contento como muestro. »Liebes Weib, wenn Gott es so wollte, so würde ich mich freuen, nicht so heiter zu sein, wie mein Aussehen zeigt.«
-No os entiendo, marido -replicó ella-, y no sé qué queréis decir en eso de que os holgáredes, si Dios quisiera, de no estar contento; que, maguer tonta, no sé yo quién recibe gusto de no tenerle. »Mann, ich versteh dich nicht«, entgegnete Teresa, »und weiß nicht, was du damit meinst, daß du dich freuen würdest, wenn Gott es so wollte, nicht heiter zu sein; denn bin ich auch ein dummes Ding, so kenne ich doch keinen, der Vergnügen daran haben könnte, daß er keines hat.«
-Mirad, Teresa -respondió Sancho-: yo estoy alegre porque tengo determinado de volver a servir a mi amo don Quijote, el cual quiere la vez tercera salir a buscar las aventuras; y yo vuelvo a salir con él, porque lo quiere así mi necesidad, junto con la esperanza, que me alegra, de pensar si podré hallar otros cien escudos como los ya gastados, puesto que me entristece el haberme de apartar de ti y de mis hijos; y si Dios quisiera darme de comer a pie enjuto y en mi casa, sin traerme por vericuetos y encrucijadas, pues lo podía hacer a poca costa y no más de quererlo, claro está que mi alegría fuera más firme y valedera, pues que la que tengo va mezclada con la tristeza del dejarte; así que, dije bien que holgara, si Dios quisiera, de no estar contento. »Sieh, Teresa«, erklärte Sancho, »ich bin vergnügt, weil ich den Entschluß gefaßt habe, wieder in den Dienst meines alten Herrn Don Quijote zu treten, der zum drittenmal auf Abenteuer ausziehen will, und ich will abermals mit ihm hinaus, denn so erheischt es meine bedrängte Lage sowie die Hoffnung, die mich heiter stimmt, ob ich vielleicht noch einmal hundert Goldtaler wie die bereits ausgegebenen finden kann; obwohl es mich traurig macht, daß ich mich von dir und meinen Kindern trennen soll. Und wenn es Gott gefiele, mir mein Stückchen Brot zu geben, ohne daß ich nötig hätte, aus dem Hause zu gehen und mir die Füße naß zu machen und mich über Stock und Stein und auf Kreuzwegen herumzuschleppen - und das könnte ich von Gott sehr wohlfeil haben, weil er es nur zu wollen brauchte -, dann hätte doch natürlich meine Fröhlichkeit weit mehr Bestand und einen ganz andern Wert, denn jetzt ist sie vermischt mit der Betrübnis, dich verlassen zu müssen. Und darum hab ich mit Recht gesagt, ich würde mich freuen, wenn Gott wollte, daß ich nicht vergnügt wäre.«
-Mirad, Sancho -replicó Teresa-: después que os hicistes miembro de caballero andante habláis de tan rodeada manera, que no hay quien os entienda. »Nun sieh, Sancho«, versetzte Teresa, »seit du dich zum Glied eines fahrenden Ritters gemacht hast, sprichst du auf eine so verblümte Manier, daß dich keiner versteht.«
-Basta que me entienda Dios, mujer -respondió Sancho-, que Él es el entendedor de todas las cosas, y quédese esto aquí; y advertid, hermana, que os conviene tener cuenta estos tres días con el rucio, de manera que esté para armas tomar: dobladle los piensos, requerid la albarda y las demás jarcias, porque no vamos a bodas, sino a rodear el mundo, y a tener dares y tomares con gigantes, con endriagos y con vestiglos, y a oír silbos, rugidos, bramidos y baladros; y aun todo esto fuera flores de cantueso si no tuviéramos que entender con yangüeses y con moros encantados. »Es ist schon genug, wenn mich Gott versteht, Weib«, entgegnete Sancho, »er ist's, der alles versteht. Lassen wir's dabei bleiben, und merk dir, daß du die nächsten drei Tage den Grauen wohl zu pflegen hast, so daß er imstande ist, aufs Waffenwerk zu ziehen. Verdopple ihm sein täglich Futter, schau nach dem Sattel und dem übrigen Geschirr, denn wir gehn nicht auf die Hochzeit, sondern auf die Reise durch die Welt, und haben vor, mit Riesen, mit Drachen und Ungetümen uns herumzuschlagen und Zischen und Brüllen, Heulen und Belfern zu hören; und doch wäre alles das nur Konfekt und Zuckerkandel, wenn wir nicht mit Yanguesen und verzauberten Mohren zu tun bekämen.«
-Bien creo yo, marido -replicó Teresa-, que los escuderos andantes no comen el pan de balde; y así, quedaré rogando a Nuestro Señor os saque presto de tanta mala ventura. »Ich glaube wohl, Mann«, versetzte Teresa, »daß die fahrenden Knappen ihr Brot nicht umsonst essen; und ich will daher unsern Herrgott beständig anflehen, daß er dich bald von solchem Übel erlöst.«
-Yo os digo, mujer -respondió Sancho-, que si no pensase antes de mucho tiempo verme gobernador de una ínsula, aquí me caería muerto. »Ich sage dir, Weib«, entgegnete Sancho, »wenn ich nicht dächte, in Kürze Statthalter einer Insul zu werden, so möchte ich lieber hier auf der Stelle mausetot hinfallen.«
-Eso no, marido mío -dijo Teresa-: viva la gallina, aunque sea con su pepita; vivid vos, y llévese el diablo cuantos gobiernos hay en el mundo; sin gobierno salistes del vientre de vuestra madre, sin gobierno habéis vivido hasta ahora, y sin gobierno os iréis, o os llevarán, a la sepultura cuando Dios fuere servido. Como ésos hay en el mundo que viven sin gobierno, y no por eso dejan de vivir y de ser contados en el número de las gentes. La mejor salsa del mundo es la hambre; y como ésta no falta a los pobres, siempre comen con gusto. Pero mirad, Sancho: si por ventura os viéredes con algún gobierno, no os olvidéis de mí y de vuestros hijos. Advertid que Sanchico tiene ya quince años cabales, y es razón que vaya a la escuela, si es que su tío el abad le ha de dejar hecho de la Iglesia. Mirad también que Mari Sancha, vuestra hija, no se morirá si la casamos; que me va dando barruntos que desea tanto tener marido como vos deseáis veros con gobierno; y, en fin en fin, mejor parece la hija mal casada que bien abarraganada. »O nicht doch, lieber Mann«, versetzte Teresa, »Gott lasse der Henne ihr Leben, wenn sie auch den Pips hat. Bleib du nur hübsch am Leben, und alle Statthaltereien auf dem Erdboden mag der Teufel holen. Ohne Statthalterei bist du aus dem Mutterleib gekommen, ohne Statthalterei hast du bis jetzt gelebt, und ohne Statthalterei wirst du zu Grabe gehen oder getragen werden, wenn es Gott gefällt. Es gibt genug Leute in der Welt, die ohne Statthalterei leben, und sie sind geradeso am Leben und zählen unter den andern mit. Hunger ist der beste Koch; und da der dem Armen nie fehlt, so schmeckt ihm immer sein Essen. Aber schau nur, Sancho, wenn du im glücklichen Falle doch zu einer Statthalterschaft kommen solltest, so vergiß mich und deine Kinder nicht, bedenke, daß Klein-Sancho schon volle fünfzehn Jahre alt ist, und da gehört es sich, daß er in die Schule geht, wenn nämlich sein Oheim, der geistliche Herr, ihn für die Kirche bestimmen will. Denk ferner daran, daß deine Tochter Marisancha auch nicht dran sterben wird, wenn wir sie verheiraten; denn sie läßt schon durchblicken, daß sie sich ebensosehr einen Mann wünscht wie du eine Statthalterei, und zuletzt und am Ende gilt's doch für ein Mädchen: Besser ein Ehemann mit Hunger und Not als ein Liebhaber mit Zuckerbrot.«
-A buena fe -respondió Sancho- que si Dios me llega a tener algo qué de gobierno, que tengo de casar, mujer mía, a Mari Sancha tan altamente que no la alcancen sino con llamarla señora. »Wahrlich«, entgegnete Sancho, »wenn mir Gott so was wie eine Statthalterei beschert, dann, liebes Weib, werde ich Marisancha so vornehm verheiraten, daß keiner an sie hinaufreicht, als wer sie mit gnädige Frau anredet.«
-Eso no, Sancho -respondió Teresa-: casadla con su igual, que es lo más acertado; que si de los zuecos la sacáis a chapines, y de saya parda de catorceno a verdugado y saboyanas de seda, y de una Marica y un tú a una doña tal y señoría, no se ha de hallar la mochacha, y a cada paso ha de caer en mil faltas, descubriendo la hilaza de su tela basta y grosera. »Nein, nicht so«, widersprach Teresa; »verheirate sie mit ihresgleichen, das ist das richtigste; denn wenn du sie aus ihren Holzschuhen nimmst und in Hackenschuhe steckst und aus ihrem grauen Barchentkittel in einen Puffrock mit einem Überkleid von Seide und aus einem Mariechen mit Du zu einer Doña Soundso und Euer Gnaden machst, so findet sich das Mädel nicht zurecht und wird bei jedem Schritt in tausend Fehler verfallen und den groben Faden ihres derben Stoffes jeden Augenblick merken lassen.«
-Calla, boba -dijo Sancho-, que todo será usarlo dos o tres años; que después le vendrá el señorío y la gravedad como de molde; y cuando no, ¿qué importa? Séase ella señoría, y venga lo que viniere. »Schweig still, alberne Törin«, sprach Sancho; »es handelt sich nur darum, daß sie sich zwei, drei Jahre dran gewöhnt, und nachher wird ihr das herrschaftliche Wesen und das Vornehmtun sitzen wie angegossen; wenn aber auch nicht, was liegt daran? Wenn sie nur gnädige Frau wird, dann mag's gehen, wie es will.«
-Medíos, Sancho, con vuestro estado -respondió Teresa-; no os queráis alzar a mayores, y advertid al refrán que dice: "Al hijo de tu vecino, límpiale las narices y métele en tu casa". ¡Por cierto, que sería gentil cosa casar a nuestra María con un condazo, o con caballerote que, cuando se le antojase, la pusiese como nueva, llamándola de villana, hija del destripaterrones y de la pelarruecas! ¡No en mis días, marido! ¡Para eso, por cierto, he criado yo a mi hija! Traed vos dineros, Sancho, y el casarla dejadlo a mi cargo; que ahí está Lope Tocho, el hijo de Juan Tocho, mozo rollizo y sano, y que le conocemos, y sé que no mira de mal ojo a la mochacha; y con éste, que es nuestro igual, estará bien casada, y le tendremos siempre a nuestros ojos, y seremos todos unos, padres y hijos, nietos y yernos, y andará la paz y la bendición de Dios entre todos nosotros; y no casármela vos ahora en esas cortes y en esos palacios grandes, adonde ni a ella la entiendan, ni ella se entienda. »Nimm dein Maß nach deinem Stande, Sancho«, entgegnete Teresa, »und begehre nicht höher hinauf und denk an den Spruch: Kommt deines Nachbars Sohn, so schneuz ihm die Nase und nimm ihn ins Haus auf. Das wäre schon was Schönes, unsre Maria mit einem Lümmel von einem Grafen oder Ritter zu verheiraten, der, wenn's ihm einfällt, ihr aufs ärgste mitspielt und sie eine Bäuerin nennt und sie ein Kind vom Ackerknecht und von der Flachszupferin schimpft. Nie, solang ich lebe, Mann! Jawohl, zu so was hab ich meine Tochter erzogen! Schaff du nur Geld ins Haus, Sancho, und für ihre Verheiratung laß mich sorgen. Da ist der Lope Tocho, der Sohn von Juan Tocho, ein stämmiger gesunder Bursch, und den kennen wir, und ich weiß, daß er ein Auge auf das Mädel hat, und bei dem, der unsersgleichen ist, wird sie es als Frau gut haben, und den haben wir immer unter Augen, und da können wir zusammenbleiben, Eltern und Kinder, Enkel und Schwiegersöhne und -töchter, und Gottes Friede und Segen wird mit uns sein. Nein, daß du mir sie jetzt nicht verheiratest dort am Hofe und im großen weiten Herrschaftshause, wo die Leute sie nicht verstehen und sie sich selber nicht mehr versteht.«
-Ven acá, bestia y mujer de Barrabás -replicó Sancho-: ¿por qué quieres tú ahora, sin qué ni para qué, estorbarme que no case a mi hija con quien me dé nietos que se llamen señoría? Mira, Teresa: siempre he oído decir a mis mayores que el que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, que no se debe quejar si se le pasa. Y no sería bien que ahora, que está llamando a nuestra puerta, se la cerremos; dejémonos llevar deste viento favorable que nos sopla. »Komm mal her, du dummes Tier, du Teufelsweib!« rief Sancho; »warum willst du, ohne das Wie und Warum zu wissen, mich jetzt daran hindern, meine Tochter mit jemandem zu verheiraten, der mir Enkel schenkt, die man Euer Gnaden heißt? Sieh, Teresa, von jeher hab ich von meinen Voreltern gehört: wer das Glück sich nicht zunutze macht, wenn es zu ihm kommt, der darf sich nicht beklagen, geht es an ihm vorüber. Und jetzt, wo es an unsre Tür pocht, sollen wir sie vor ihm verriegeln? Lassen wir uns von dem günstigen Wind vorantreiben, der uns jetzt in die Segel bläst.«
(Por este modo de hablar, y por lo que más abajo dice Sancho, dijo el tradutor desta historia que tenía por apócrifo este capítulo. (Wegen dieser Ausdrucksweise sowie wegen der Äußerungen, die Sancho weiter unten noch vorbringt, sagt der Übersetzer dieser Geschichte, er halte das gegenwärtige Kapitel für untergeschoben.)
-¿No te parece, animalia -prosiguió Sancho-, que será bien dar con mi cuerpo en algún gobierno provechoso que nos saque el pie del lodo? Y cásese a Mari Sancha con quien yo quisiere, y verás cómo te llaman a ti doña Teresa Panza, y te sientas en la iglesia sobre alcatifa, almohadas y arambeles, a pesar y despecho de las hidalgas del pueblo. ¡No, sino estaos siempre en un ser, sin crecer ni menguar, como figura de paramento! Y en esto no hablemos más, que Sanchica ha de ser condesa, aunque tú más me digas. »Du begreifst also nicht, dummes Ding«, fuhr Sancho fort, »daß es gescheit ist, wenn ich mit meinem ganzen Leibe in eine einträgliche Statthalterei hineinschlüpfe, die uns aus dem Dreck zieht, und wenn ich Marisancha verheirate, mit wem ich will, und die Leute dich dann Doña Teresa nennen, und du sitzt in der Kirche auf einem Teppich von Wolle und Seide, auf Polstern und feinem Besatz, den adligen Weibern im Ort zum Ärger und Verdruß? O nein, bleib nur immer hübsch im nämlichen Stand und Wesen, ohne zu- oder abzunehmen, wie ein gesticktes Bild auf einem Meßgewand! Aber darüber wollen wir nicht weiter reden; Klein-Sancha soll eine Gräfin werden, und wenn du mir noch so viel vorplapperst.«
-¿Veis cuanto decís, marido? -respondió Teresa-. Pues, con todo eso, temo que este condado de mi hija ha de ser su perdición. Vos haced lo que quisiéredes, ora la hagáis duquesa o princesa, pero séos decir que no será ello con voluntad ni consentimiento mío. Siempre, hermano, fui amiga de la igualdad, y no puedo ver entonos sin fundamentos. Teresa me pusieron en el bautismo, nombre mondo y escueto, sin añadiduras ni cortapisas, ni arrequives de dones ni donas; Cascajo se llamó mi padre, y a mí, por ser vuestra mujer, me llaman Teresa Panza, que a buena razón me habían de llamar Teresa Cascajo. Pero allá van reyes do quieren leyes, y con este nombre me contento, sin que me le pongan un don encima, que pese tanto que no le pueda llevar, y no quiero dar que decir a los que me vieren andar vestida a lo condesil o a lo de gobernadora, que luego dirán: ''¡Mirad qué entonada va la pazpuerca!; ayer no se hartaba de estirar de un copo de estopa, y iba a misa cubierta la cabeza con la falda de la saya, en lugar de manto, y ya hoy va con verdugado, con broches y con entono, como si no la conociésemos''. Si Dios me guarda mis siete, o mis cinco sentidos, o los que tengo, no pienso dar ocasión de verme en tal aprieto. Vos, hermano, idos a ser gobierno o ínsulo, y entonaos a vuestro gusto; que mi hija ni yo, por el siglo de mi madre, que no nos hemos de mudar un paso de nuestra aldea: la mujer honrada, la pierna quebrada, y en casa; y la doncella honesta, el hacer algo es su fiesta. Idos con vuestro don Quijote a vuestras aventuras, y dejadnos a nosotras con nuestras malas venturas, que Dios nos las mejorará como seamos buenas; y yo no sé, por cierto, quién le puso a él don, que no tuvieron sus padres ni sus agüelos. »Was du nur alles daherschwätzest, Mann«, entgegneteTeresa. »Gut, bei alledem fürchte ich, der Grafenstand meiner Tochter wird ihr Unglück werden. Tu, was dich gelüstet, mach sie zur Herzogin oder zur Prinzessin, aber ich muß dir sagen, es geschieht nie mit meinem Willen und nie mit meiner Einwilligung. Von jeher, lieber Freund, hab ich es mit der Gleichheit gehalten, und ich mag keine Großtuerei, wo nicht der geringste Grund dazu da ist. Den Namen Teresa hab ich bei der Taufe bekommen, einen reinen schlichten Namen, ohne Anhängsel, ohne Besatz oder Verzierung mit Don oder Doña. Cascajo hat mein Vater geheißen, und ich, weil ich deine Frau bin, werde Teresa Pansa geheißen, wiewohl ich von Rechts wegen Teresa Cascajo heißen sollte, aber: wohin Gesetzes Wille geht, dahin wird der König gedreht; und mit selbigem Namen bin ich zufrieden, ohne daß man mir ein Don obendrauf setzt, das mir eine so schwere Last wäre, daß ich's nicht tragen könnte. Und ich will den Leuten keinen Anlaß zur übeln Nachrede geben, wenn sie mich einmal nach Grafenmode oder statthalterlich herausgeputzt sehen sollten; denn da werden sie gleich sagen: Seht mal, wie die Schweinetreiberin hochnäsig einhersteigt! Gestern konnte sie es nicht satt kriegen, ihren Faden Werg vom Rocken zu ziehen, und wenn sie zur Messe ging, hatte sie über den Kopf einen Zipfel vom Kittel geschlagen anstatt eines Schleiers; und heute zieht sie herum mit einem Puffrock mit Busenspangen und trägt die Nase hoch, als ob wir nicht wüßten, wer sie ist. Erhält mir nur Gott meine sieben oder fünf Sinne, oder soviel ich Sinne habe, so gedenk ich wahrlich nicht in eine solche Klemme zu geraten. Geh du nur und schaff dir eine Statthalterei oder Insulei, und tu groß nach Belieben; aber meine Tochter und ich, bei meiner Mutter Seel und Seligkeit, wir gehen keinen Schritt aus unsrem Dorfe heraus. Ein Weib, das mit Ehren will bestehn, bricht's Bein, um nicht aus dem Haus zu gehn; und ein Mägdlein rein im Ehrenkranz geht lieber zur Arbeit als zum Tanz. Zieh du nur mit deinem Don Quijote hinaus auf Abenteuer, und hungern wir abends, so ist's nicht teuer, und Gott wird's bessern, wenn wir redlichen Herzens sind. Und ich weiß wahrhaftig nicht, wer ihm den Don vorgesetzt hat, den doch seine Eltern und Großeltern nicht gehabt haben.«
-Ahora digo -replicó Sancho- que tienes algún familiar en ese cuerpo. ¡Válate Dios, la mujer, y qué de cosas has ensartado unas en otras, sin tener pies ni cabeza! ¿Qué tiene que ver el Cascajo, los broches, los refranes y el entono con lo que yo digo? Ven acá, mentecata e ignorante (que así te puedo llamar, pues no entiendes mis razones y vas huyendo de la dicha): si yo dijera que mi hija se arrojara de una torre abajo, o que se fuera por esos mundos, como se quiso ir la infanta doña Urraca, tenías razón de no venir con mi gusto; pero si en dos paletas, y en menos de un abrir y cerrar de ojos, te la chanto un don y una señoría a cuestas, y te la saco de los rastrojos, y te la pongo en toldo y en peana, y en un estrado de más almohadas de velludo que tuvieron moros en su linaje los Almohadas de Marruecos, ¿por qué no has de consentir y querer lo que yo quiero. »Jetzt muß ich aber sagen«, versetzte Sancho, »du hast den Teufel im Leib. Gott sei dir gnädig, Weib, wie vielerlei Dinge hat du durcheinandergeworfen, die nicht Hand noch Fuß haben! Was haben der Cascajo, die Busennadeln, die Sprichwörter und die Großtuerei mit dem zu tun, was ich sage? Komm mal her, du verrücktes Ding, du unverständig Weib - denn so darf ich dich wohl heißen, weil du meine Äußerungen nicht verstehst und vor deinem Glück fliehen willst -; wenn ich gesagt hätte, meine Tochter solle sich von einem Turm herabstürzen oder solle draußen in der Welt herumlaufen, wie die Infantin Doña Urraca tun wollte, dann hättest du recht, daß du meinem Willen entgegen bist. Wenn ich dir aber im Handumdrehen und so geschwind, wie du ein Auge auf- und zumachst, ihr ein Don und Euer Gnaden auf die Rippen werfe und nehme sie dir vom Strohsack fort und setze sie dir unter einen Thronhimmel und auf einen Herrenstuhl in der Kirche, auf einen Hochsitz, drauf liegen mehr Kissen mit Maroquin überzogen, als uns vordem Reiter aus Marokko überzogen: warum sollst du alsdann nicht einwilligen und wollen, was ich will?«
-¿Sabéis por qué, marido? -respondió Teresa-; por el refrán que dice: "¡Quien te cubre, te descubre!" Por el pobre todos pasan los ojos como de corrida, y en el rico los detienen; y si el tal rico fue un tiempo pobre, allí es el murmurar y el maldecir, y el peor perseverar de los maldicientes, que los hay por esas calles a montones, como enjambres de abejas. »Weißt du warum, Mann?« antwortete Teresa, »weil das Sprichwort sagt: Wer dir was schenkt, zeigt, daß dir was fehlt. Von dem Armen wendet jeder die Augen in aller Eile ab, auf dem Reichen läßt er sie lange haften; und wenn solch ein reicher Mann eine Zeitlang ein armer gewesen, da kommt die üble Nachrede und das Lästern, und was ärger, die Lästerer lassen nicht mehr vom Lästern ab, und deren gibt es auf allen Gassen haufenweise wie Bienenschwärme.«
-Mira, Teresa -respondió Sancho-, y escucha lo que agora quiero decirte; quizá no lo habrás oído en todos los días de tu vida, y yo agora no hablo de mío; que todo lo que pienso decir son sentencias del padre predicador que la Cuaresma pasada predicó en este pueblo, el cual, si mal no me acuerdo, dijo que todas las cosas presentes que los ojos están mirando se presentan, están y asisten en nuestra memoria mucho mejor y con más vehemencia que las cosas pasadas. »Gib acht, Teresa«, entgegnete Sancho, »und höre, was ich dir jetzt sage; vielleicht hast du's all dein Lebtag nicht gehört, und jetzt rede ich nicht aus mir, denn alles, was ich dir zu sagen gedenke, sind Sprüche des Paters vom Predigerorden, der im verflossenen Jahr in unserm Dorf die Fastenpredigten hielt. Der hat gesagt, wenn ich mich recht entsinne, daß alle Dinge, die unser Auge in der Gegenwart erschaut, weit besser und mit gewaltigerer Kraft sich in unsrem Gedächtnis darstellen, haften und verbleiben als das Vergangene.«
(Todas estas razones que aquí va diciendo Sancho son las segundas por quien dice el tradutor que tiene por apócrifo este capítulo, que exceden a la capacidad de Sancho. El cual prosiguió diciendo:. (Was Sancho hier alles sagt, ist die zweite Stelle, um derentwillen der Übersetzer dieses Kapitel für untergeschoben hält, weil es über Sanchos Fassungskraft hinausgeht.
-De donde nace que, cuando vemos alguna persona bien aderezada, y con ricos vestidos compuesta, y con pompa de criados, parece que por fuerza nos mueve y convida a que la tengamos respeto, puesto que la memoria en aquel instante nos represente alguna bajeza en que vimos a la tal persona; la cual inominia, ahora sea de pobreza o de linaje, como ya pasó, no es, y sólo es lo que vemos presente. Y si éste a quien la fortuna sacó del borrador de su bajeza (que por estas mesmas razones lo dijo el padre) a la alteza de su prosperidad, fuere bien criado, liberal y cortés con todos, y no se pusiere en cuentos con aquellos que por antigüedad son nobles, ten por cierto, Teresa, que no habrá quien se acuerde de lo que fue, sino que reverencien lo que es, si no fueren los invidiosos, de quien ninguna próspera fortuna está segura. Er fuhr folgendermaßen fort: »Davon kommt es her, daß, wenn wir jemanden stattlich angetan und mit reichen Kleidern geschmückt sehen, wir das Gefühl haben, als ob er uns mit Gewalt dazu treibe und nötige, ihm Ehrerbietung zu bezeigen, obwohl unser Gedächtnis uns im nämlichen Augenblick die niedrigen Umstände vorstellt, in denen wir selbige Person gesehen haben; denn da diese Schmach, ob sie nun von Armut oder von niederer Geburt herkommt, schon eine vergangene ist, so besteht sie nicht mehr, und es besteht nur, was wir als Gegenwärtiges sehen. Und wenn der Mann, den das günstige Geschick aus den rohen Anfängen seiner Niedrigkeit hervorzog bis zur Höhe seines Glücks - mit denselben Worten hat das der Pater gesagt -, wenn der Mann also sich wohlgesittet, freigebig und höflich gegen jedermann benimmt und sich in keine Nörgeleien mit denen einläßt, die von altem Adel sind, so kannst du sicher glauben, Teresa, es wird kein einziger daran denken, was er gewesen, sondern jeder ehrt in ihm, was er ist, ausgenommen die Neidhammel, vor denen keines Menschen glückliches Geschick sicher ist.«
-Yo no os entiendo, marido -replicó Teresa-: haced lo que quisiéredes, y no me quebréis más la cabeza con vuestras arengas y retóricas. Y si estáis revuelto en hacer lo que decís. . »Ich versteh dich nicht, Mann«, sprach Teresa hierauf; »tu, was du willst, und zerbrich mir nicht meinen Kopf mit deinen langen Reden und deinem Bombast; und wenn du zu deinem Vorhaben verschlossen bist...«
-Resuelto has de decir, mujer -dijo Sancho-, y no revuelto. »Entschlossen mußt du sagen, Weib«, fiel Sancho ein, »und nicht verschlossen.«
-No os pongáis a disputar, marido, conmigo -respondió Teresa-. Yo hablo como Dios es servido, y no me meto en más dibujos; y digo que si estáis porfiando en tener gobierno, que llevéis con vos a vuestro hijo Sancho, para que desde agora le enseñéis a tener gobierno, que bien es que los hijos hereden y aprendan los oficios de sus padres. »Fang keine Händel mit mir an, Mann«, entgegnete Teresa; »ich rede, wie es Gott gefällt, und lasse mich in keine Weitläufigkeiten ein. Und ich sage, wenn du dabei bleibst und durchaus eine Statthalterei haben willst, so nimm deinen Sohn Sancho mit, auf daß du ihn gleich jetzt das Statthaltern lehrst; denn es ist wohlgetan, daß die Kinder ihres Vaters Geschäft erben und erlernen.«
-En teniendo gobierno -dijo Sancho-, enviaré por él por la posta, y te enviaré dineros, que no me faltarán, pues nunca falta quien se los preste a los gobernadores cuando no los tienen; y vístele de modo que disimule lo que es y parezca lo que ha de ser. »Wenn ich eine Statthalterei habe«, sprach Sancho, »so will ich gleich mit der Post nach ihm schicken und dir Geld schicken, daran wird mir's nicht fehlen; denn es fehlt ja nie an Leuten, die den Statthaltern Geld borgen, wenn sie keins haben. Und zieh ihn so an, daß er nicht merken läßt, was er ist, und als das aussieht, was er werden soll.«
-Enviad vos dinero -dijo Teresa-, que yo os lo vistiré como un palmito. »Schick du nur das Geld«, versetzte Teresa, »ich will ihn schon anziehen wie ein Prinzchen.«
-En efecto, quedamos de acuerdo -dijo Sancho- de que ha de ser condesa nuestra hija. »Endlich sind wir also einig«, sprach Sancho, »daß unsre Tochter eine Gräfin werden soll.«
-El día que yo la viere condesa -respondió Teresa-, ése haré cuenta que la entierro, pero otra vez os digo que hagáis lo que os diere gusto, que con esta carga nacemos las mujeres, de estar obedientes a sus maridos, aunque sean unos porros. »Denselben Tag, wo ich sie als Gräfin erblicke«, entgegnete Teresa, »bin ich auch sicher, daß ich sie zu Grabe trage. Aber ich sag dir noch einmal, tu, was dir gut dünkt; denn diese Bürde ist den Weibern schon bei der Geburt auferlegt, daß sie ihren Männern gehorchen müssen, und wenn es auch Klotzköpfe sind.« Und hiermit fing sie so ernstlich zu weinen an, als ob sie Klein-Sancha schon tot und begraben sähe.
Y, en esto, comenzó a llorar tan de veras como si ya viera muerta y enterrada a Sanchica. Sancho la consoló diciéndole que, ya que la hubiese de hacer condesa, la haría todo lo más tarde que ser pudiese. Con esto se acabó su plática, y Sancho volvió a ver a don Quijote para dar orden en su partida. Sancho sprach ihr Trost zu mit dem Versprechen, wenn er sie auch zur Gräfin mache, so wolle er sie so spät wie möglich dazu machen. Damit endete ihr Gespräch, und Sancho kehrte zu Don Quijote zurück, um Anstalten zur Abreise zu treffen.





Don Quijote de La Mancha, II



Don Quijote von der Mancha, II


II. Capítulo VI. De lo que le pasó a Don Quijote con su sobrina y con su ama, y es uno de los importantes capítulos de toda la historia.

6. Kapitel Von den Begebenheiten zwischen Don Quijote und seiner Nichte und Haushälterin; eins der wichtigsten Kapitel in dieser ganzen Geschichte

En tanto que Sancho Panza y su mujer Teresa Cascajo pasaron la impertinente referida plática, no estaban ociosas la sobrina y el ama de don Quijote, que por mil señales iban coligiendo que su tío y señor quería desgarrarse la vez tercera, y volver al ejercicio de su, para ellas, mal andante caballería: procuraban por todas las vías posibles apartarle de tan mal pensamiento, pero todo era predicar en desierto y majar en hierro frío. Con todo esto, entre otras muchas razones que con él pasaron, le dijo el ama. Während Sancho Pansa und sein Weib Teresa Cascajo dieses ungereimte Gespräch miteinander führten, waren die Nichte und die Haushälterin Don Quijotes nicht müßig, da sie aus tausend Anzeichen schlossen, daß ihr Ohm und Herr zum drittenmal davongehen und zum Berufe seiner fahrenden Ritterschaft, bei der er nach ihrer Meinung so übel gefahren, zurückkehren wolle. Sie bemühten sich auf jede mögliche Weise, ihn von einem so unseligen Gedanken abzubringen; aber alles das war die Stimme des Predigers in der Wüste, alles hieß nur kaltes Eisen schmieden. Dessenungeachtet sagte die Haushälterin zu ihm unter vielen andern Vorstellungen, die sie ihm machte:
-En verdad, señor mío, que si vuesa merced no afirma el pie llano y se está quedo en su casa, y se deja de andar por los montes y por los valles como ánima en pena, buscando esas que dicen que se llaman aventuras, a quien yo llamo desdichas, que me tengo de quejar en voz y en grita a Dios y al rey, que pongan remedio en ello. »In der Tat, Señor, wenn Ihr Euch nicht ruhig auf den Beinen haltet und still im Hause bleibt und nicht davon ablasset, durch Berg und Tal zu schweifen wie eine Seele, die im Fegefeuer nicht Ruhe findet, und aufzusuchen, was die Welt, wie ich höre, Abenteuer heißt, was ich aber Not und Elend heiße, dann muß ich es mit Jammern und Schreien Gott und dem König klagen, daß er Abhilfe dagegen schafft.«
A lo que respondió don Quijote. Darauf entgegnete Don Quijote:
-Ama, lo que Dios responderá a tus quejas yo no lo sé, ni lo que ha de responder Su Majestad tampoco, y sólo sé que si yo fuera rey, me escusara de responder a tanta infinidad de memoriales impertinentes como cada día le dan; que uno de los mayores trabajos que los reyes tienen, entre otros muchos, es el estar obligados a escuchar a todos y a responder a todos; y así, no querría yo que cosas mías le diesen pesadumbre. »Haushälterin, was Gott auf deine Klagen antworten wird, das weiß ich nicht, und ebensowenig, was Seine Majestät antworten mag. Ich weiß nur, wenn ich der König wäre, so würde ich es wohl bleiben lassen, auf eine solche Unmasse von Eingaben, wie man sie ihm täglich überreicht, einen Bescheid zu erteilen; denn unter den Mühsalen, die den Königen obliegen, ist eine der größten, daß sie genötigt sind, jedermann anzuhören und jedem Antwort zu erteilen. Daher möchte ich nicht, daß meine Angelegenheiten ihm Last und Ärger bereiten sollten.«
A lo que dijo el ama. Die Haushälterin versetzte:
-Díganos, señor: en la corte de Su Majestad, ¿no hay caballeros. »Saget uns, Señor, gibt es am Hofe Seiner Majestät nicht Ritter und Edelleute?«
-Sí -respondió don Quijote-, y muchos; y es razón que los haya, para adorno de la grandeza de los príncipes y para ostentación de la majestad real. »Gewiß«, antwortete Don Quijote, »und viele; und es hat seinen guten Grund, daß solche am Hofe vorhanden sind, dem hohen Stand der Fürsten zur Zierde und der königlichen Majestät zur Verherrlichung.«
-Pues, ¿no sería vuesa merced -replicó ella- uno de los que a pie quedo sirviesen a su rey y señor, estándose en la corte. »Warum also«, entgegnete sie, »könnte Euer Gnaden nicht einer von denen sein, die in aller Ruhe ihrem Herrn und König dienen und deshalb am Hofe leben?«
-Mira, amiga -respondió don Quijote-: no todos los caballeros pueden ser cortesanos, ni todos los cortesanos pueden ni deben ser caballeros andantes: de todos ha de haber en el mundo; y, aunque todos seamos caballeros, va mucha diferencia de los unos a los otros; porque los cortesanos, sin salir de sus aposentos ni de los umbrales de la corte, se pasean por todo el mundo, mirando un mapa, sin costarles blanca, ni padecer calor ni frío, hambre ni sed; pero nosotros, los caballeros andantes verdaderos, al sol, al frío, al aire, a las inclemencias del cielo, de noche y de día, a pie y a caballo, medimos toda la tierra con nuestros mismos pies; y no solamente conocemos los enemigos pintados, sino en su mismo ser, y en todo trance y en toda ocasión los acometemos, sin mirar en niñerías, ni en las leyes de los desafíos; si lleva, o no lleva, más corta la lanza, o la espada; si trae sobre sí reliquias, o algún engaño encubierto; si se ha de partir y hacer tajadas el sol, o no, con otras ceremonias deste jaez, que se usan en los desafíos particulares de persona a persona, que tú no sabes y yo sí. Y has de saber más: que el buen caballero andante, aunque vea diez gigantes que con las cabezas no sólo tocan, sino pasan las nubes, y que a cada uno le sirven de piernas dos grandísimas torres, y que los brazos semejan árboles de gruesos y poderosos navíos, y cada ojo como una gran rueda de molino y más ardiendo que un horno de vidrio, no le han de espantar en manera alguna; antes con gentil continente y con intrépido corazón los ha de acometer y embestir, y, si fuere posible, vencerlos y desbaratarlos en un pequeño instante, aunque viniesen armados de unas conchas de un cierto pescado que dicen que son más duras que si fuesen de diamantes, y en lugar de espadas trujesen cuchillos tajantes de damasquino acero, o porras ferradas con puntas asimismo de acero, como yo las he visto más de dos veces. Todo esto he dicho, ama mía, porque veas la diferencia que hay de unos caballeros a otros; y sería razón que no hubiese príncipe que no estimase en más esta segunda, o, por mejor decir, primera especie de caballeros andantes, que, según leemos en sus historias, tal ha habido entre ellos que ha sido la salud no sólo de un reino, sino de muchos. »Sieh, meine Liebe«, antwortete Don Quijote, »nicht alle Ritter können Hofleute sein, und nicht alle Hofleute können oder sollen fahrende Ritter sein. Es muß von aller Art Leute in der Welt geben, und wiewohl wir insgesamt Ritter sein mögen, so ist doch ein großer Unterschied zwischen den einen hier und den andern dort. Denn die Ritter vom Hof, ohne ihre Gemächer zu verlassen und die Schwelle des Königshauses zu überschreiten, die spazieren auf einer Landkarte durch die ganze Welt, und es kostet sie keinen Pfennig, und sie erdulden dabei nicht Hitze noch Kälte, weder Hunger noch Durst; wir aber, die wahren, die fahrenden Ritter, in Sonnenglut und Frost, in freier Luft und in allem Ungemach des Wetters, bei Tag und Nacht, zu Fuß und zu Pferde, wir durchmessen die weite Erde mit unsern eignen Füßen. Und nicht nur Feinde in Abbildungen kennen wir, sondern solche von Fleisch und Blut, und jeden Augenblick, wo es gilt, und bei jeder Gelegenheit greifen wir sie an, ohne uns um Kleinigkeiten oder um die Gesetze des Zweikampfs zu kümmern: ob der Gegner eine kürzere oder längere Lanze oder Schwertklinge führt; ob er Reliquien oder etwa einen geheimen Zaubertrug am Leibe verbirgt; ob die Sonne gleich geteilt und abgemessen werden soll oder nicht, nebst andern Bräuchen dieser Art, die bei Einzelkämpfen Mann gegen Mann üblich sind und die du nicht kennst, aber ich. Und ferner mußt du noch wissen, daß den echten rechten fahrenden Ritter, so er auch ein Dutzend Riesen ersähe, die mit ihren Häuptern die Wolken nicht nur berühren, sondern überragen, und deren jeder ungeheure Türme als Beine hat und deren Arme Mastbäumen von großen gewaltigen Schiffen gleichsehen, und jedes Auge wie ein Mühlrad und glühender als ein Glasofen, dennoch dies alles unter keinen Umständen in Schrecken setzen darf; vielmehr muß er mit edlem Anstand und unverzagtem Herzen sie angreifen und bestürmen und, sofern möglich, sie in einem kurzen Augenblick besiegen und daniederschlagen, wenn sie sogar mit den Schuppen eines gewissen Fisches gepanzert wären, die da härter sein sollen als von Demant, und wenn sie statt der Ritterschwerter scharfschneidende Klingen von Damaszenerstahl trügen oder Keulen, mit Spitzen von dem nämlichen Stahl beschlagen, wie ich sie mehr als einmal erschaut habe. All dieses hab ich dir gesagt, Haushälterin, auf daß du den Unterschied ersiehst, der zwischen der einen Art von Rittern und der andern besteht; und recht wäre es in der Tat, wenn kein Fürst wäre, der nicht diese zweite oder, besser gesagt, erste Art von fahrenden Rittern höher als die andre schätzte; denn wie wir in ihren Geschichten lesen, war mancher unter ihnen, der nicht nur eines Königreichs, sondern vieler Heil und Rettung geworden.«
-¡Ah, señor mío! -dijo a esta sazón la sobrina-; advierta vuestra merced que todo eso que dice de los caballeros andantes es fábula y mentira, y sus historias, ya que no las quemasen, merecían que a cada una se le echase un sambenito, o alguna señal en que fuese conocida por infame y por gastadora de las buenas costumbres. »O mein lieber Ohm!« sagte hier die Nichte, »bedenket doch, daß alles, was Ihr von den fahrenden Rittern sagt, nur Fabel und Lüge ist; und ihre Geschichten, wenn man sie auch nicht verbrennen wollte, verdienten wenigstens, daß man einer jeden ein Bußkleid mit gelbem Kreuz oder sonst ein Abzeichen umhinge, damit man sie daran als ein unehrlich Ding und als einen Verderb für die guten Sitten erkennen könnte.«
-Por el Dios que me sustenta -dijo don Quijote-, que si no fueras mi sobrina derechamente, como hija de mi misma hermana, que había de hacer un tal castigo en ti, por la blasfemia que has dicho, que sonara por todo el mundo. ¿Cómo que es posible que una rapaza que apenas sabe menear doce palillos de randas se atreva a poner lengua y a censurar las historias de los caballeros andantes? ¿Qué dijera el señor Amadís si lo tal oyera? Pero a buen seguro que él te perdonara, porque fue el más humilde y cortés caballero de su tiempo, y, demás, grande amparador de las doncellas; mas, tal te pudiera haber oído que no te fuera bien dello, que no todos son corteses ni bien mirados: algunos hay follones y descomedidos. Ni todos los que se llaman caballeros lo son de todo en todo: que unos son de oro, otros de alquimia, y todos parecen caballeros, pero no todos pueden estar al toque de la piedra de la verdad. Hombres bajos hay que revientan por parecer caballeros, y caballeros altos hay que parece que aposta mueren por parecer hombres bajos; aquéllos se llevantan o con la ambición o con la virtud, éstos se abajan o con la flojedad o con el vicio; y es menester aprovecharnos del conocimiento discreto para distinguir estas dos maneras de caballeros, tan parecidos en los nombres y tan distantes en las acciones. »Bei dem Gotte, von dem ich das Leben habe!« rief Don Quijote, »wärst du nicht meine leibliche Nichte, meiner eignen Schwester Kind, ich würde für die Lästerung, die du gesprochen, eine solche Züchtigung über dich verhängen, daß sie in der ganzen Welt hin widerhallen sollte. Wie denn! Ist's möglich, daß eine halbwüchsige Dirne, die kaum imstand ist, ihr Dutzend Spitzenklöppel zu handhaben, sich erdreistet, ihren Mund gegen die Ritterbücher aufzutun und sie zu bekritteln? Was würde der Herr Amadís sagen, wenn er so etwas hörte? Doch nein, er würde dir verzeihen; denn er war der langmütigste und höflichste Ritter seiner Zeit und überdies ein großer Beschützer der Jungfrauen. Allein es könnte dich einer gehört haben, bei dem es dir ob deines Geredes nicht gut ergangen wäre; denn nicht alle sind höflich oder freundlich von Gesinnung; manche sind böse Schelme und Grobiane. Und nicht alle, die sich Ritter nennen, sind es durch und durch, denn etliche sind von echtem Gold, andre aber von Tombak. Sie alle sehen aus wie Ritter, aber nicht jeder verträgt den Strich auf dem Prüfstein der Wahrheit. Es gibt gemeine Menschen, die vor Begierde bersten, als Ritter zu gelten; es gibt hochgestellte Ritter, die vorsätzlich danach zu ringen scheinen, als gemeine Menschen zu gelten. Jene steigen empor, entweder durch Ehrgeiz oder durch Tugend; diese sinken herab, entweder durch Schlaffheit oder durch Laster. Wir müssen mit verständiger Erkenntnis prüfen, um diese beiden Arten von Rittern zu unterscheiden, die im Namen so ähnlich, so gründlich verschieden in der Handlungsweise sind.«
-¡Válame Dios! -dijo la sobrina-. ¡Que sepa vuestra merced tanto, señor tío, que, si fuese menester en una necesidad, podría subir en un púlpito e irse a predicar por esas calles, y que, con todo esto, dé en una ceguera tan grande y en una sandez tan conocida, que se dé a entender que es valiente, siendo viejo, que tiene fuerzas, estando enfermo, y que endereza tuertos, estando por la edad agobiado, y, sobre todo, que es caballero, no lo siendo; porque, aunque lo puedan ser los hidalgos, no lo son los pobres! . »Gott steh mir bei!« sagte die Nichte, »wie mögt Ihr nur, Herr Ohm, so viel wissen, daß Ihr im Notfall auf die Kanzel steigen könntet und könntet auf den Gassen predigen gehen; und gleichwohl seid Ihr mit so völliger Blindheit geschlagen und in einem so handgreiflichen Unsinn befangen, daß Ihr Euch für einen streitbaren Mann haltet, während Ihr alt seid; für begabt mit Stärke, während Ihr gebrechlich seid; für einen Helden, der alles Ungerade wieder gerademacht, während Ihr vom Alter gekrümmt seid; und mehr als alles das, für einen Ritter, da Ihr es doch nicht seid? Denn wiewohl die Junker es werden können, so sind doch die armen nicht in dem Falle.«
-Tienes mucha razón, sobrina, en lo que dices -respondió don Quijote-, y cosas te pudiera yo decir cerca de los linajes, que te admiraran; pero, por no mezclar lo divino con lo humano, no las digo. Mirad, amigas: a cuatro suertes de linajes, y estadme atentas, se pueden reducir todos los que hay en el mundo, que son éstas: unos, que tuvieron principios humildes, y se fueron estendiendo y dilatando hasta llegar a una suma grandeza; otros, que tuvieron principios grandes, y los fueron conservando y los conservan y mantienen en el ser que comenzaron; otros, que, aunque tuvieron principios grandes, acabaron en punta, como pirámide, habiendo diminuido y aniquilado su principio hasta parar en nonada, como lo es la punta de la pirámide, que respeto de su basa o asiento no es nada; otros hay, y éstos son los más, que ni tuvieron principio bueno ni razonable medio, y así tendrán el fin, sin nombre, como el linaje de la gente plebeya y ordinaria. De los primeros, que tuvieron principio humilde y subieron a la grandeza que agora conservan, te sirva de ejemplo la Casa Otomana, que, de un humilde y bajo pastor que le dio principio, está en la cumbre que le vemos. Del segundo linaje, que tuvo principio en grandeza y la conserva sin aumentarla, serán ejemplo muchos príncipes que por herencia lo son, y se conservan en ella, sin aumentarla ni diminuirla, conteniéndose en los límites de sus estados pacíficamente. De los que comenzaron grandes y acabaron en punta hay millares de ejemplos, porque todos los Faraones y Tolomeos de Egipto, los Césares de Roma, con toda la caterva, si es que se le puede dar este nombre, de infinitos príncipes, monarcas, señores, medos, asirios, persas, griegos y bárbaros, todos estos linajes y señoríos han acabado en punta y en nonada, así ellos como los que les dieron principio, pues no será posible hallar agora ninguno de sus decendientes, y si le hallásemos, sería en bajo y humilde estado. Del linaje plebeyo no tengo qué decir, sino que sirve sólo de acrecentar el número de los que viven, sin que merezcan otra fama ni otro elogio sus grandezas. De todo lo dicho quiero que infiráis, bobas mías, que es grande la confusión que hay entre los linajes, y que solos aquéllos parecen grandes y ilustres que lo muestran en la virtud, y en la riqueza y liberalidad de sus dueños. Dije virtudes, riquezas y liberalidades, porque el grande que fuere vicioso será vicioso grande, y el rico no liberal será un avaro mendigo; que al poseedor de las riquezas no le hace dichoso el tenerlas, sino el gastarlas, y no el gastarlas comoquiera, sino el saberlas bien gastar. Al caballero pobre no le queda otro camino para mostrar que es caballero sino el de la virtud, siendo afable, bien criado, cortés y comedido, y oficioso; no soberbio, no arrogante, no murmurador, y, sobre todo, caritativo; que con dos maravedís que con ánimo alegre dé al pobre se mostrará tan liberal como el que a campana herida da limosna, y no habrá quien le vea adornado de las referidas virtudes que, aunque no le conozca, deje de juzgarle y tenerle por de buena casta, y el no serlo sería milagro; y siempre la alabanza fue premio de la virtud, y los virtuosos no pueden dejar de ser alabados. Dos caminos hay, hijas, por donde pueden ir los hombres a llegar a ser ricos y honrados: el uno es el de las letras; otro, el de las armas. Yo tengo más armas que letras, y nací, según me inclino a las armas, debajo de la influencia del planeta Marte; así que, casi me es forzoso seguir por su camino, y por él tengo de ir a pesar de todo el mundo, y será en balde cansaros en persuadirme a que no quiera yo lo que los cielos quieren, la fortuna ordena y la razón pide, y, sobre todo, mi voluntad desea. Pues con saber, como sé, los innumerables trabajos que son anejos al andante caballería, sé también los infinitos bienes que se alcanzan con ella; y sé que la senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso; y sé que sus fines y paraderos son diferentes, porque el del vicio, dilatado y espacioso, acaba en la muerte, y el de la virtud, angosto y trabajoso, acaba en vida, y no en vida que se acaba, sino en la que no tendrá fin; y sé, como dice el gran poeta castellano nuestro, que »Es ist vieles in deinen Worten richtig«, entgegnete Don Quijote, »und ich könnte dir über die Abstammung der Menschengeschlechter manches sagen, was dich in Erstaunen setzen würde; aber ich sage es nicht, um nicht das Göttliche mit dem Menschlichen zu vermengen. Seht, Kinder, alle Geschlechter, die es auf Erden gibt - und hier hört mir aufmerksam zu -, kann man auf vier Arten zurückführen, nämlich auf folgende: Es gibt Geschlechter, die einen geringen Ursprung hatten, und sie haben sich nach und nach ausgebreitet und sind herangewachsen, bis sie die höchste Höhe erreichten; andre hatten einen hohen Ursprung und wußten sich diesen Standpunkt zu wahren und wahren und erhalten ihn noch heute in derselben Höhe, wie sie begonnen hatten; andre wieder gibt es, die zwar in ihrem Ursprung groß gewesen, aber nachher in einer winzigen Spitze endigen wie eine Pyramide, indem die Größe ihres Anfangs sich immer mehr verkleinerte und verringerte, bis sie in einem Nichts ausging wie bei einer Pyramide die Spitze, die im Verhältnis zur Grundfläche oder dem Fuß der Pyramide ein Nichts ist; andre endlich gibt es - und das ist die große Mehrzahl -, bei denen weder der Anfang groß noch die Mitte bedeutsam war und deren Ende sonach namenlos sein wird wie das Geschlecht der niederen, gewöhnlichen Masse. Von der ersten Art, jener, die einen geringen Anfang hatten und zu der Höhe emporstiegen, die sie noch jetzt innehaben, möge dir das ottomanische Haus zum Beispiel dienen, das, von einem geringen, niedrigen Hirten ausgehend, auf dem Gipfel steht, wo wir es heute sehen. Von der zweiten Art von Geschlechtern, die ihren Ursprung auf der Höhe hatten und sich auf ihr erhielten, ohne sie noch mehr zu steigern, können viele Fürsten ein Beispiel geben, welche ihren Rang erblich empfingen und sich in demselben forterhalten, ohne ihn zu erhöhen oder zu erniedrigen. Von denen, die groß begannen und in einer kleinen Spitze endigten, gibt es Tausende von Beispielen; denn all die Pharaonen und Ptolemäer Ägyptens, die Cäsaren Roms nebst dem ganzen Gewimmel, wenn man dieses Wort hier gebrauchen darf, von unzähligen Fürsten, Monarchen, Herrschern, von Medern, Assyrern, Persern, Griechen und Barbaren, all diese Geschlechter und Herrscherhäuser haben in einer Spitze, in einem Nichts geendet, sie ebenso wie jene, die ihnen einst den Ursprung gegeben; denn es ist undenkbar, heutzutage noch einen von ihren Abkömmlingen aufzufinden, und wenn wir einen fänden, so wäre es in niedrigem und geringem Stande. Von den Geschlechtern der gemeinen Masse brauche ich nichts zu sagen; denn diese dienen nur dazu, die Zahl der Lebenden zu vermehren, ohne sonst etwa auf Ruhm und Preis Anspruch machen zu können. Aus all dem Gesagten mögt ihr nun entnehmen, meine lieben Törinnen, daß eine gewaltige Vermischung unter den Geschlechtern ist und daß nur diejenigen unsern Augen als groß und vornehm erscheinen, die sich als solche durch ihrer Sippen Tugend, Reichtum und Mildtätigkeit bewähren. Ich sage Tugend, Reichtum und Mildtätigkeit, denn der Große, der ein Schurke ist, wird ein großer Schurke sein, und der Reiche ohne Mildtätigkeit ist ein geiziger Bettler; denn den Besitzer von Reichtümern macht es nicht glücklich, daß er sie besitzt, sondern daß er sie verwendet, und nicht, daß er sie verwendet, wie es ihn gelüstet, sondern daß er versteht, sie gut zu verwenden. Dem besitzlosen Ritter bleibt kein andrer Weg, sich als Ritter zu bewähren, als der Weg der Tugend, indem er leutselig, wohlgesittet, höflich und fein und dienstfertig ist; nicht hochmütig, nicht anmaßend, nicht tadelsüchtig; vor allem aber sei er mildtätig; denn mit zwei Maravedís, die er freudigen Herzens dem Armen schenkt, zeigt er sich ebenso freigebig, als wer seine Almosenspende an die große Glocke hängt; und keiner, der ihn mit den erwähnten Tugenden geschmückt sieht, wird, wenn er ihn auch nicht näher kennt, umhinkönnen, ihn für einen Mann von edler Geburt zu halten und zu erklären; und es war ein Wunder, wenn das nicht der Fall wäre; denn stets war Lob und Preis der Tugend Lohn, und dem Tugendhaften kann das Lob nicht fehlen. Zwei Wege gibt es, Kinder, auf denen der Mensch wandeln und zu Reichtum und Ehre gelangen kann; der eine ist der der Wissenschaften, der andre der des Waffenwerks. Ich weiß mehr vom Waffenwerk als von der Wissenschaft und bin, nach meiner Neigung zu den Waffen zu schließen, unter dem Einfluß des Planeten Mars geboren; und daher bin ich so gut wie gezwungen, seinen Wegen zu folgen, und auf diesen will ich aller Welt zum Trotze wandeln, und vergeblich würdet ihr euch abmühen, mich zu überreden, daß ich nicht wolle, was der Himmel will, das Schicksal gebeut und die Vernunft erheischt und was überdies und vor alledem mein Wunsch verlangt; denn wer da die unzähligen Mühsale kennt - und ich kenne sie -, die von dem fahrenden Rittertum unzertrennlich sind, der weiß auch, welch zahllose Menge hoher Güter es gewährt. Auch weiß ich, daß der Pfad der Tugend gar schmal und der Weg des Lasters breit und geräumig ist, und weiß, daß beider Zwecke und Endziele verschieden sind; denn der des Lasters, weit und bequem, endet mit dem Tode, und der der Tugend, eng und mühselig, endet mit schönerem Leben, nicht mit einem Leben, das da endet, sondern mit dem Leben, das ewig dauert. Auch weiß ich, was der große kastilianische Dichter sagt:
Por estas asperezas se camina
de la inmortalidad al alto asiento,
do nunca arriba quien de allí declina.
Auf diesem rauhen Pfad kannst du erreichen
Den hohen Thronsitz der Unsterblichkeit,
Wo nie anlangen, die vom Pfade weichen.«
Y no le parezca a alguno que anduvo el autor algo fuera de camino en haber comparado la amistad destos animales a la de los hombres, que de las bestias han recebido muchos advertimientos los hombres y aprendido muchas cosas de importancia, como son: de las cigüeñas, el cristel; de los perros, el vómito y el agradecimiento; de las grullas, la vigilancia; de las hormigas, la providencia; de los elefantes, la honestidad, y la lealtad, del caballo. Es soll aber niemand meinen, der Verfasser sei zu weit gegangen, wenn er die Freundschaft dieser Tiere mit derjenigen der Menschen verglich; denn von den Tieren haben die Menschen manchen Wink erhalten und viele wichtige Dinge gelernt, wie das Klistieren von den Störchen, von den Hunden das Erbrechen und die Dankbarkeit, von den Kranichen die Wachsamkeit, von den Ameisen die Vorsorge für künftigen Mangel, von den Elefanten die Sittsamkeit, die Dienertreue vom Pferd.
Finalmente, Sancho se quedó dormido al pie de un alcornoque, y don Quijote dormitando al de una robusta encina; pero, poco espacio de tiempo había pasado, cuando le despertó un ruido que sintió a sus espaldas, y, levantándose con sobresalto, se puso a mirar y a escuchar de dónde el ruido procedía, y vio que eran dos hombres a caballo, y que el uno, dejándose derribar de la silla, dijo al otro. Zuletzt legte sich Sancho zum Schlafen unter einen Korkbaum, Don Quijote zum Schlummern unter eine mächtige Eiche. Aber es war nur eine kurze Zeit vergangen, da erweckte ihn ein Geräusch, das hinter ihm sich hören ließ; er fuhr jählings auf, sah sich um und lauschte, woher das Geräusch entstünde, und entdeckte, daß es von zwei Männern zu Pferde kam, von welchen der eine sich vom Sattel herabgleiten ließ und zum andern sagte:
-Apéate, amigo, y quita los frenos a los caballos, que, a mi parecer, este sitio abunda de yerba para ellos, y del silencio y soledad que han menester mis amorosos pensamientos. »Steig ab, Freund, und zäume die Pferde ab; denn dieser Ort hat anscheinend Gras für sie in Überfluß, und dazu jene Stille und Einsamkeit, deren meine Lieblingsgedanken bedürfen.«
El decir esto y el tenderse en el suelo todo fue a un mesmo tiempo; y, al arrojarse, hicieron ruido las armas de que venía armado, manifiesta señal por donde conoció don Quijote que debía de ser caballero andante; y, llegándose a Sancho, que dormía, le trabó del brazo, y con no pequeño trabajo le volvió en su acuerdo, y con voz baja le dijo. Dies sagen und sich auf den Boden strecken war das Werk eines Augenblicks; und als er sich hinwarf, rasselten die Waffen, mit denen er gewappnet war, ein unfehlbares Zeichen, an dem Don Quijote erkannte, es müsse ein fahrender Ritter sein. Er näherte sich daher dem schlafenden Sancho, zog ihn am Arme, brachte ihn mit nicht geringer Mühe zur Besinnung und sagte zu ihm mit leiser Stimme:
-Hermano Sancho, aventura tenemos. »Lieber Sancho, wir haben eine Aventüre.«
-Dios nos la dé buena -respondió Sancho-; y ¿adónde está, señor mío, su merced de esa señora aventura. »Gott lasse es uns gut ausschlagen«, erwiderte Sancho; »und wo denn, Herre mein, wo sind Ihro Gnaden diese Frau Aventüre?«
-¿Adónde, Sancho? -replicó don Quijote-; vuelve los ojos y mira, y verás allí tendido un andante caballero, que, a lo que a mí se me trasluce, no debe de estar demasiadamente alegre, porque le vi arrojar del caballo y tenderse en el suelo con algunas muestras de despecho, y al caer le crujieron las armas. »Wo, Sancho?« entgegnete Don Quijote; »wende die Augen dorthin und schaue, und da wirst du einen fahrenden Ritter ausgestreckt liegen sehen, der, wie mir vorkommt, nicht übermäßig vergnügt ist; denn ich sah ihn sich vom Pferde werfen und sich mit allerhand Äußerungen des Mißmuts auf den Boden hinstrecken, und beim Niederlegen rasselten ihm die Waffen.«
-Pues ¿en qué halla vuesa merced -dijo Sancho- que ésta sea aventura. »Nun, woran sieht Euer Gnaden«, fragte Sancho, »daß dies ein Abenteuer ist?«
-No quiero yo decir -respondió don Quijote- que ésta sea aventura del todo, sino principio della; que por aquí se comienzan las aventuras. Pero escucha, que, a lo que parece, templando está un laúd o vigüela, y, según escupe y se desembaraza el pecho, debe de prepararse para cantar algo. »Ich will nicht behaupten«, antwortete Don Quijote, »daß dies schon vollständig ein Abenteuer ist, sondern vielmehr der Anfang eines solchen; denn damit fangen die Abenteuer immer an. Aber horch! Es scheint, er stimmt eine Laute oder Zither, und nach dem, wie er sich räuspert und die Brust klären will, bereitet er sich ohne Zweifel, etwas zu singen.«
-A buena fe que es así -respondió Sancho-, y que debe de ser caballero enamorado. »Wahrhaftig, dem ist so«, entgegnete Sancho, »und jedenfalls ist er ein Ritter von der verliebten Sorte.«
-No hay ninguno de los andantes que no lo sea -dijo don Quijote-. Y escuchémosle, que por el hilo sacaremos el ovillo de sus pensamientos, si es que canta; que de la abundancia del corazón habla la lengua. »Unter den fahrenden gibt es keinen, der nicht verliebt wäre«, sprach Don Quijote. »Aber hören wir zu, denn an diesem Faden wickeln wir gewiß den Knäuel seiner Gedanken ab, wenn er denn wirklich singt; denn wes das Herz voll ist, des gehet der Mund über.«
Replicar quería Sancho a su amo, pero la voz del Caballero del Bosque, que no era muy mala mi muy buena, lo estorbó; y, estando los dos atónitos, oyeron que lo que cantó fue este soneto: Sancho wollte seinem Herrn antworten, aber die Stimme des Ritters vom Walde, die weder sehr gut noch sehr schlecht war, hinderte ihn daran, und die beiden standen nun aufmerksam da und hörten zu, was er sang. Es war das folgende Sonett
-Dadme, señora, un término que siga,
conforme a vuestra voluntad cortado;
que será de la mía así estimado,
que por jamás un punto dél desdiga.
Si gustáis que callando mi fatiga
muera, contadme ya por acabado:
si queréis que os la cuente en desusado
modo, haré que el mesmo amor la diga.
A prueba de contrarios estoy hecho,
de blanda cera y de diamante duro,
y a las leyes de amor el ama ajusto.
Blando cual es, o fuerte, ofrezco el pecho:
entallad o imprimid lo que os dé gusto,
que de guardarlo eternamente juro.
Gib ein Gebot zur Richtschnur meinen Tagen,
Wie sie dein Wille, Herrin, mag gestalten;
Dein Wille soll stets über meinem walten,
Der nie sich des Gehorsams wird entschlagen.
Befiehlst du, ich soll meinen Schmerz nicht klagen
Und sterben, darfst du mich für tot schon halten;
Soll ich in Tönen, wie sie nie erschallten,
Ihn künden, soll dir Amor selbst ihn sagen.
Ein Beispiel zweier Gegensätze leb ich,
Denn weich wie Wachs und demanthart gehör ich
Der Liebe stets und ihrem Machtgesetze.
Weich oder hart, mein armes Herz dir geb ich;
Grab oder schreib darein, was dich ergetze,
Und es auf ewig treu zu wahren schwör ich.
Con un ¡ay!, arrancado, al parecer, de lo íntimo de su corazón, dio fin a su canto el Caballero del Bosque, y, de allí a un poco, con voz doliente y lastimada, dijo: Mit einem Ach! das aus dem Innersten seines Herzens hervorzubrechen schien, schloß der Ritter vom Wald seinen Gesang, und nach einer kurzen Weile sprach er:
-¡Oh la más hermosa y la más ingrata mujer del orbe! ¿Cómo que será posible, serenísima Casildea de Vandalia, que has de consentir que se consuma y acabe en continuas peregrinaciones y en ásperos y duros trabajos este tu cautivo caballero? ¿No basta ya que he hecho que te confiesen por la más hermosa del mundo todos los caballeros de Navarra, todos los leoneses, todos los tartesios, todos los castellanos, y, finalmente, todos los caballeros de la Mancha. »O schönstes und undankbarstes Weib des Erdenrunds! Wie denn? Vermagst du zuzulassen, durchlauchtige Casildea von Vandalien, daß dieser dein in Liebe gefesselter Ritter in beständigen Wanderungen und in herben und harten Drangsalen sich verzehre und zugrunde gehe? Genügt es dir noch nicht, daß ich sie alle gezwungen habe, dich für die Schönste auf Erden zu bekennen, alle die Ritter von Navarra und Leon, alle Tartessier, alle Kastilier und endlich auch alle Ritter der Mancha?«
-Eso no -dijo a esta sazón don Quijote-, que yo soy de la Mancha y nunca tal he confesado, ni podía ni debía confesar una cosa tan perjudicial a la belleza de mi señora; y este tal caballero ya vees tú, Sancho, que desvaría. Pero, escuchemos: quizá se declarará más. »Das nicht«, fiel Don Quijote hier ein; »ich bin aus der Mancha, und niemals habe ich dies bekannt, noch konnte ich und durfte ich etwas bekennen, womit ich der Schönheit meiner Gebieterin so naheträte. Aber der Herr Ritter dort, du siehst es schon, Sancho, ist nicht recht bei Troste. Indessen hören wir nur immer zu, vielleicht wird er uns noch weiteres offenbaren.«
-Si hará -replicó Sancho-, que término lleva de quejarse un mes arreo. »Gewiß wird er das«, entgegnete Sancho; »denn er tut geradeso, als wollte er einen ganzen Monat in einem fort wehklagen.«
Pero no fue así, porque, habiendo entreoído el Caballero del Bosque que hablaban cerca dél, sin pasar adelante en su lamentación, se puso en pie, y dijo con voz sonora y comedida. Dies geschah jedoch nicht, denn sobald der Ritter vom Wald merkte, daß in seiner Nähe gesprochen wurde, stand er auf, ohne mit seinen Klagen fortzufahren, und sprach mit lauttönender, doch freundlicher Stimme:
-¿Quién va allá? ¿Qué gente? ¿Es por ventura de la del número de los contentos, o la del de los afligidos. »Wer ist da? Wes Standes? Gehört Ihr etwa zur Zahl der Fröhlichen oder der Betrübten?«
-De los afligidos -respondió don Quijote. »Der Betrübten«, antwortete Don Quijote.
-Pues lléguese a mí -respondió el del Bosque-, y hará cuenta que se llega a la mesma tristeza y a la aflición mesma. »Dann kommt her zu mir«, sprach darauf der vom Walde, »und seid dessen sicher, Ihr kommt zur Traurigkeit und zur Betrübnis selbst.«
Don Quijote, que se vio responder tan tierna y comedidamente, se llegó a él, y Sancho ni más ni menos. Als Don Quijote eine so tiefempfundene und freundliche Antwort hörte, trat er näher an ihn heran, und Sancho tat desgleichen.
El caballero lamentador asió a don Quijote del brazo, diciendo. Der wehklagende Ritter ergriff Don Quijote am Arm und sprach:
-Sentaos aquí, señor caballero, que para entender que lo sois, y de los que profesan la andante caballería, bástame el haberos hallado en este lugar, donde la soledad y el sereno os hacen compañía, naturales lechos y propias estancias de los caballeros andantes. »Setzt Euch hierher, Herr Ritter, denn um zu erkennen, daß Ihr das seid, und zwar einer von denen, die sich zur fahrenden Ritterschaft bekennen, dazu genügt mir, daß ich Euch an diesem Orte gefunden, wo die Einsamkeit Euch Gesellschaft leistet und die Frische der Nacht, die der fahrenden Ritter natürliches Nachtlager und angemessene Wohnstätte ist.«
A lo que respondió don Quijote: Darauf erwiderte Don Quijote:
-Caballero soy, y de la profesión que decís; y, aunque en mi alma tienen su propio asiento las tristezas, las desgracias y las desventuras, no por eso se ha ahuyentado della la compasión que tengo de las ajenas desdichas. De lo que contaste poco ha, colegí que las vuestras son enamoradas, quiero decir, del amor que tenéis a aquella hermosa ingrata que en vuestras lamentaciones nombrastes. »Ich bin ein Ritter und gehöre dem Stande an, den Ihr nennt; und wiewohl Trübsal, Unheil und Mißgeschick ihren wahren Wohnsitz in meiner Seele haben, so ist darum nicht das Mitgefühl für fremde Leiden aus ihr entwichen. Die Eueren, das entnehm ich aus den Versen, die Ihr vor wenigen Augenblicken gesungen, sind Liebesleiden, ich meine, sie kommen von der Liebe, die Ihr zu jener undankbaren Schönen heget, die Ihr in Euren Wehklagen genannt habt.«
Ya cuando esto pasaban estaban sentados juntos sobre la dura tierra, en buena paz y compañía, como si al romper del día no se hubieran de romper las cabezas. Während sie so miteinander sprachen, hatten sie sich bereits in Frieden und Freundschaft auf die harte Erde niedergesetzt, nicht als ob es ihnen beschieden wäre, beim Anbrechen des Morgens sich die Hälse zu brechen.
-Por ventura, señor caballero -preguntó el del Bosque a don Quijote-, ¿sois enamorado. »Ist es vielleicht, Herr Ritter«, fragte der vom Walde unsern Don Quijote, »auch Euer Geschick, verliebt zu sein?«
-Por desventura lo soy -respondió don Quijote-; aunque los daños que nacen de los bien colocados pensamientos, antes se deben tener por gracias que por desdichas. »Mein Unglück ist, daß ich es bin«, antwortete Don Quijote; »jedoch wenn die Leiden aus dem Streben erwachsen, das auf ein schönes Ziel gerichtet ist, muß man sie eher für eine Gunst des Himmels denn für ein Mißgeschick halten.«
-Así es la verdad -replicó el del Bosque-, si no nos turbasen la razón y el entendimiento los desdenes, que, siendo muchos, parecen venganzas. »So ist's in der Tat«, erwiderte der vom Walde, »wenn uns nur nicht Verstand und Überlegung getrübt würden durch Beweise der Verschmähung, die, wenn sie sich häufig wiederholen, wie Rachetaten aussehen.«
-Nunca fui desdeñado de mi señora -respondió don Quijote. »Nie bin ich von meiner Gebieterin verschmäht worden«, sprach Don Quijote dagegen.
-No, por cierto -dijo Sancho, que allí junto estaba-, porque es mi señora como una borrega mansa: es más blanda que una manteca. »Gewiß nicht«, fiel Sancho ein, der nahe dabeistand, »denn unser Fräulein ist wie ein zahmes Lämmchen, sie ist weicher als Butter.«
-¿Es vuestro escudero éste? -preguntó el del Bosque. »Ist das Euer Schildknappe?« fragte der vom Walde.
-Sí es -respondió don Quijote. »Allerdings«, antwortete Don Quijote.
-Nunca he visto yo escudero -replicó el del Bosque- que se atreva a hablar donde habla su señor; a lo menos, ahí está ese mío, que es tan grande como su padre, y no se probará que haya desplegado el labio donde yo hablo. »Nie hab ich einen Schildknappen gesehen«, versetzte der vom Walde, »der zu reden gewagt hätte, wo sein Herr redet; wenigstens seht hier, wie der meinige dasteht, gewiß ein ausgewachsener Bursche, und es wird sich nie beweisen lassen, daß er den Mund je aufgetan, wo ich rede.«
-Pues a fe -dijo Sancho-, que he hablado yo, y puedo hablar delante de otro tan..., y aun quédese aquí, que es peor meneallo. »Nun wahrhaftig«, sagte Sancho, »ich hab gesprochen und kann sprechen, und das vor ganz andern dergleichen Leuten, und sogar ... Aber lassen wir's dabei beruhen, denn es stinkt ärger, wenn man's aufrührt.«
El escudero del Bosque asió por el brazo a Sancho, diciéndole. Der Schildknappe vom Walde ergriff Sancho am Arm und sagte zu ihm:
-Vámonos los dos donde podamos hablar escuderilmente todo cuanto quisiéremos, y dejemos a estos señores amos nuestros que se den de las astas, contándose las historias de sus amores; que a buen seguro que les ha de coger el día en ellas y no las han de haber acabado. »Gehn wir zwei an einen Ort, wo wir auf Schildknappenart miteinander reden können, soviel wir wollen, und lassen wir unsre Herren mit der Erzählung ihrer Liebschaften einander überbieten und ärgern; denn sicher wird sie der helle Tag dabei überraschen, und sie werden noch nicht fertig sein.«
-Sea en buena hora -dijo Sancho-; y yo le diré a vuestra merced quién soy, para que vea si puedo entrar en docena con los más hablantes escuderos. »Meinetwegen«, erwiderte Sancho, »und ich werde Euch sagen, wer ich bin, damit Ihr seht, ob nicht, wo elf redselige Knappen beieinander sind, mit mir das Dutzend voll wird.«
Con esto se apartaron los dos escuderos, entre los cuales pasó un tan gracioso coloquio como fue grave el que pasó entre sus señores. Hiermit entfernten sich die beiden Schildknappen, zwischen denen eine ebenso kurzweilige Zwiesprache stattfand, wie die ihrer Herren eine ernste war.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XIII. Donde se prosigue la aventura del Caballero del Bosque, con el discreto, nuevo y suave coloquio que pasó entre los dos escuderos.

13. Kapitel Wo das Abenteuer mit dem Ritter vom Walde fortgesetzt wird, benebst der gescheiten, noch nicht dagewesenen lieblichen Zwiesprach, so zwischen den beiden Schildknappen geschah

Divididos estaban caballeros y escuderos: éstos contándose sus vidas, y aquéllos sus amores; pero la historia cuenta primero el razonamiento de los mozos y luego prosigue el de los amos; y así, dice que, apartándose un poco dellos, el del Bosque dijo a Sancho. Ritter und Schildknappen hatten sich voneinander gesondert; diese erzählten sich ihren Lebenslauf, jene ihre Liebeshändel; allein die Geschichte berichtet zuerst: die Zwiesprache der Diener und fährt dann fort mit derjenigen zwischen den Herren. Nachdem sich also die Knappen von den Herren ein wenig entfernt, sprach der vom Walde zu Sancho:
-Trabajosa vida es la que pasamos y vivimos, señor mío, estos que somos escuderos de caballeros andantes: en verdad que comemos el pan en el sudor de nuestros rostros, que es una de las maldiciones que echó Dios a nuestros primeros padres. »Ein mühseliges Leben ist's, das wir führen und verbringen, werter Herr; wir essen wirklich unser Brot im Schweiße unsres Angesichts, was ja einer der Flüche ist, mit denen Gott unsre Stammeltern gestraft hat.«
-También se puede decir -añadió Sancho- que lo comemos en el yelo de nuestros cuerpos; porque, ¿quién más calor y más frío que los miserables escuderos de la andante caballería? Y aun menos mal si comiéramos, pues los duelos, con pan son menos; pero tal vez hay que se nos pasa un día y dos sin desayunarnos, si no es del viento que sopla. »Man kann auch sagen«, fügte Sancho bei, »wir essen es im Frost unsres Leibes, denn wer erträgt mehr Hitze und Kälte als die jammervollen Schildknappen der fahrenden Ritter? Und es wäre noch nicht so arg, wenn wir wenigstens zu essen bekämen, denn Elend wird vergessen, gibt's nur was zu essen. Aber manchmal kommt's vor, daß uns ein ganzer Tag vergeht oder auch zwei, ohne daß uns was ins Maul kommt als der Wind, der hineinbläst.«
-Todo eso se puede llevar y conllevar -dijo el del Bosque-, con la esperanza que tenemos del premio; porque si demasiadamente no es desgraciado el caballero andante a quien un escudero sirve, por lo menos, a pocos lances se verá premiado con un hermoso gobierno de cualquier ínsula, o con un condado de buen parecer. »Alles das läßt sich tragen und ertragen«, sagte der vom Walde, »durch unsre Hoffnung auf den künftigen Lohn; denn wenn der fahrende Ritter, dem ein Schildknappe dient, nicht allzu großes Pech hat, so bekommt über kurz oder lang der Knappe geringstenfalls eine schöne Statthalterschaft über eine beliebige Insul zum Lohn oder eine Grafschaft, die sich gewaschen hat.«
Yo -replicó Sancho- ya he dicho a mi amo que me contento con el gobierno de alguna ínsula; y él es tan noble y tan liberal, que me le ha prometido muchas y diversas veces. »Ich«, versetzte Sancho, »habe meinem Herrn gesagt, ich bin mit der Statthalterei über eine Insul zufrieden; und er ist so edel und freigebig, daß er sie mir schon oft und bei den verschiedensten Gelegenheiten versprochen hat.«
Yo -dijo el del Bosque-, con un canonicato quedaré satisfecho de mis servicios, y ya me le tiene mandado mi amo, y ¡qué tal! »Ich«, sprach der vom Walde, »bin mit einer Domherrenpfründe zufrieden, und schon hat mir mein Herr eine gesichert.«
-Debe de ser -dijo Sancho- su amo de vuesa merced caballero a lo eclesiástico, y podrá hacer esas mercedes a sus buenos escuderos; pero el mío es meramente lego, aunque yo me acuerdo cuando le querían aconsejar personas discretas, aunque, a mi parecer mal intencionadas, que procurase ser arzobispo; pero él no quiso sino ser emperador, y yo estaba entonces temblando si le venía en voluntad de ser de la Iglesia, por no hallarme suficiente de tener beneficios por ella; porque le hago saber a vuesa merced que, aunque parezco hombre, soy una bestia para ser de la Iglesia. »Dann muß Euer Herr ein geistlicher Ritter sein«, entgegnete Sancho, »und da kann er seinem braven Schildknappen derlei Gnadengaben gewähren; meiner aber ist lediglich ein weltlicher, wiewohl ich mich erinnere, daß kluge Leute, die aber nach meiner Meinung schlechte Absichten hatten, ihm anraten wollten, er solle trachten, Erzbischof zu werden; aber er wollte nichs andres werden denn ein Kaiser. Ich zitterte damals sehr, es möchte ihm in den Sinn kommen, in den geistlichen Stand zu treten, weil ich für Kirchenpfründen nicht tauglich bin; denn ich erkläre Euch, wenn ich auch wie ein Mensch aussehe, so bin ich doch ein zu dummes Vieh, um geistlich zu werden.«
-Pues en verdad que lo yerra vuesa merced -dijo el del Bosque-, a causa que los gobiernos insulanos no son todos de buena data. Algunos hay torcidos, algunos pobres, algunos malencónicos, y finalmente, el más erguido y bien dispuesto trae consigo una pesada carga de pensamientos y de incomodidades, que pone sobre sus hombros el desdichado que le cupo en suerte. Harto mejor sería que los que profesamos esta maldita servidumbre nos retirásemos a nuestras casas, y allí nos entretuviésemos en ejercicios más suaves, como si dijésemos, cazando o pescando; que, ¿qué escudero hay tan pobre en el mundo, a quien le falte un rocín, y un par de galgos, y una caña de pescar, con que entretenerse en su aldea. »Nun, in der Tat, darin geht Euer Gnaden fehl«, sagte der vom Walde, »denn die insulanischen Statthaltereien sind nicht alle von guter Art. Es gibt ihrer, wo's schief steht, es gibt armselige, es gibt trübselige, und überhaupt führt die vornehmste und besteingerichtete mit sich eine schwere Bürde von Besorgungen, Unbequemlichkeiten, die sich der Unglückliche auf den Hals lädt, dem die Grafschaft zuteil wird. Weit besser wär es, wenn wir, deren Beruf diese verwünschte Dienstbarkeit ist, uns ruhig nach Hause zurückmachten und uns da mit vergnüglicheren Beschäftigungen unterhielten, wie zum Beispiel mit Jagen oder Fischen; denn welcher Schildknappe auf Erden wäre so arm, daß es ihm an einem Gaul und ein paar Jagdhunden und einer Angelrute fehlen sollte, um sich damit in seinem Dorfe zu vergnügen?«
-A mí no me falta nada deso -respondió Sancho-: verdad es que no tengo rocín, pero tengo un asno que vale dos veces más que el caballo de mi amo. Mala pascua me dé Dios, y sea la primera que viniere, si le trocara por él, aunque me diesen cuatro fanegas de cebada encima. A burla tendrá vuesa merced el valor de mi rucio, que rucio es el color de mi jumento. Pues galgos no me habían de faltar, habiéndolos sobrados en mi pueblo; y más, que entonces es la caza más gustosa cuando se hace a costa ajena. »Mir fehlt es an nichts von alledem«, erwiderte Sancho. »Zwar hab ich keinen Gaul, aber ich hab einen Esel, der zweimal soviel wert ist als meines Herren Roß. Gott soll mir ein böses Jahr geben, und mag es auch gleich das allernächste sein, wenn ich ihn dafür hergäbe, selbst wenn man mir noch vier Malter Gerste drauflegte. Euer Gnaden hält es wohl für Scherz, daß mein Grautier, denn grau ist meines Esels Farbe, so hohen Wert hat. An Jagdhunden sodann würde mir's nicht fehlen, denn die gibt es übergenug in meinem Dorf; und dazu kommt noch, daß die Jagd gerade dann am meisten Vergnügen macht, wenn sie auf fremder Leute Kosten betrieben wird.«
-Real y verdaderamente -respondió el del Bosque-, señor escudero, que tengo propuesto y determinado de dejar estas borracherías destos caballeros, y retirarme a mi aldea, y criar mis hijitos, que tengo tres como tres orientales perlas. »Wahr und wahrhaftig«, entgegnete der vom Walde, »Herr Schildknappe, ich habe mir vorgenommen und beschlossen, die sinnlosen Possen dieses Rittergelichters im Stich zu lassen, um nach meinem Dorf heimzukehren und meine Kinderchen zu erziehen; deren hab ich drei wie Juwelen aus Morgenland.«
-Dos tengo yo -dijo Sancho-, que se pueden presentar al Papa en persona, especialmente una muchacha a quien crío para condesa, si Dios fuere servido, aunque a pesar de su madre. »Zwei hab ich«, sagte Sancho, »die sich vor dem Papst selber sehen lassen können, insbesondere ein Mädchen, das ich, so Gott will, zur Gräfin erziehe, obgleich ihre Mutter dagegen ist.«
-Y ¿qué edad tiene esa señora que se cría para condesa? -preguntó el del Bosque. »Und wie alt ist das gnädige Fräulein, das Ihr zur Gräfin erzieht?« fragte der vom Walde.
-Quince años, dos más a menos -respondió Sancho-, pero es tan grande como una lanza, y tan fresca como una mañana de abril, y tiene una fuerza de un ganapán. »Fünfzehn Jahr oder zwei mehr oder weniger«, antwortete Sancho; »aber sie ist hochgeschossen wie eine Lanze, so frisch wie ein Maienmorgen und hat Kräfte wie ein Taglöhner.«
-Partes son ésas -respondió el del Bosque- no sólo para ser condesa, sino para ser ninfa del verde bosque. ¡Oh hideputa, puta, y qué rejo debe de tener la bellaca. »Das sind Eigenschaften«, entgegnete der vom Walde, »genügend, um nicht nur eine Gräfin, sondern selbst eine Nymphe im grünen Walde zu werden. O du Hure und Hurenkind! Was für eine Kraft muß das Mensch haben!«
A lo que respondió Sancho, algo mohíno. Darauf aber sagte Sancho etwas ärgerlich:
-Ni ella es puta, ni lo fue su madre, ni lo será ninguna de las dos, Dios quiriendo, mientras yo viviere. Y háblese más comedidamente, que, para haberse criado vuesa merced entre caballeros andantes, que son la mesma cortesía, no me parecen muy concertadas esas palabras. »Langsam! Weder ist sie eine Hure, noch ist's ihre Mutter gewesen, und mit Gottes Willen wird's keine von beiden sein, solang ich das Leben behalte; und es wären hier höflichere Ausdrücke am Platz; denn dafür, daß Euer Gnaden unter fahrenden Rittern auferzogen worden, als welche die Höflichkeit selbst sind, scheinen mir Eure Worte nicht sehr passend.«
-¡Oh, qué mal se le entiende a vuesa merced -replicó el del Bosque- de achaque de alabanzas, señor escudero! ¿Cómo y no sabe que cuando algún caballero da una buena lanzada al toro en la plaza, o cuando alguna persona hace alguna cosa bien hecha, suele decir el vulgo: "¡Oh hideputa, puto, y qué bien que lo ha hecho!?" Y aquello que parece vituperio, en aquel término, es alabanza notable; y renegad vos, señor, de los hijos o hijas que no hacen obras que merezcan se les den a sus padres loores semejantes. »O wie wenig versteht Ihr von Lobeserhebungen, Herr Schildknappe!« entgegnete der vom Walde. »Wie? Ihr wißt nicht, wenn ein Edelmann im Zirkus dem Stier einen tüchtigen Lanzenstoß versetzt hat oder wenn sonst jemand sonst etwas gut vollbracht hat, daß da das Volk zu sagen pflegt: O der Hurensohn, o der Hurenkerl, wie gut hat er seine Sache gemacht! Und was in diesem Ausdruck wie ein Schimpf aussieht, das ist gerade ein ganz besonderes Lob. So müßt Ihr wahrhaftig Eure eignen Söhne oder Töchter verleugnen, Señor, wenn sie sich nicht so aufführen, daß man ihren Eltern dergleichen Lobsprüche erteilen kann.«
-Sí reniego -respondió Sancho-, y dese modo y por esa misma razón podía echar vuestra merced a mí y hijos y a mi mujer toda una putería encima, porque todo cuanto hacen y dicen son estremos dignos de semejantes alabanzas, y para volverlos a ver ruego yo a Dios me saque de pecado mortal, que lo mesmo será si me saca deste peligroso oficio de escudero, en el cual he incurrido segunda vez, cebado y engañado de una bolsa con cien ducados que me hallé un día en el corazón de Sierra Morena, y el diablo me pone ante los ojos aquí, allí, acá no, sino acullá, un talego lleno de doblones, que me parece que a cada paso le toco con la mano, y me abrazo con él, y lo llevo a mi casa, y echo censos, y fundo rentas, y vivo como un príncipe; y el rato que en esto pienso se me hacen fáciles y llevaderos cuantos trabajos padezco con este mentecato de mi amo, de quien sé que tiene más de loco que de caballero. »Dann will ich sie allerdings verleugnen«, gab Sancho zur Antwort; »auf diese Weise und aus demselben Grunde könnt Ihr mir und meinen Kindern und meiner Frau eine ganze Hurenwirtschaft an den Kopf werfen, denn alles, was sie sagen und tun, übertrifft alles mögliche und verdient dergleichen Lobsprüche; und damit ich sie wiedersehe, bitte ich zu Gott, mich von aller Todsünde zu erlösen, was ebensoviel heißt, als mich von diesem gefahrvollen Knappendienst zu erlösen, in den ich nun zum zweitenmal geraten bin, verlockt und verrückt durch einen Beutel mit hundert Dukaten, den ich eines Tages tief drinnen in der Sierra Morena gefunden habe; und der Teufel stellt mir hier und dort, mal auf der einen Seite, mal auf der andern, einen Sack mit Dublonen vor Augen, so daß es mir vorkommt, als müßte ich ihn bei jedem Schritt mit der Hand greifen, und ich schließe ihn in die Arme und nehme ihn mit nach Hause und leihe dann auf Zinsen aus und kaufe mir Grundzinsen und lebe wie ein Prinz; und all die Zeit, wo ich hieran denke, werden mir all die Drangsale leicht und erträglich, die ich bei meinem Simpel von Herrn erdulde, der, weiß Gott, mehr vom Tollhäusler als vom Ritter an sich hat.«
-Por eso -respondió el del Bosque- dicen que la codicia rompe el saco; y si va a tratar dellos, no hay otro mayor en el mundo que mi amo, porque es de aquellos que dicen: "Cuidados ajenos matan al asno"; pues, porque cobre otro caballero el juicio que ha perdido, se hace el loco, y anda buscando lo que no sé si después de hallado le ha de salir a los hocicos. »Eben darum heißt es auch im Sprichwort«, entgegnete der vom Walde: »Habgier überfüllt und zerreißt den Sack. Wenn wir aber von ihnen reden sollen, so gibt es keinen größeren Narren in der Welt als meinen Herrn; denn er gehört zu denen, von denen man sagt: Für Dritte sorgen bringt den Esel um. Damit nämlich ein andrer Ritter den Verstand, den er verloren hat, wiedererlange, macht er sich zum Narren und zieht umher und sucht, was ihm vielleicht, wenn er es gefunden hat, bald zum Hals herauswachsen wird.«
-Y ¿es enamorado, por dicha. »Ist er etwa verliebt?« fragte Sancho.
-Sí -dijo el del Bosque-: de una tal Casildea de Vandalia, la más cruda y la más asada señora que en todo el orbe puede hallarse; pero no cojea del pie de la crudeza, que otros mayores embustes le gruñen en las entrañas, y ello dirá antes de muchas horas. »Freilich«, antwortete der vom Walde, »in eine gewisse Casildea von Vandalien, ein Fräulein so hart und zugleich so weich gesotten, wie kein zweites auf dem ganzen Erdenrund zu finden; aber die Härte ist's eigentlich nicht, an der er leidet, andre und ärgere Tücken knurren ihm im Leib herum, und das wird sich zeigen, ehe noch viel Stunden vergehn.«
-No hay camino tan llano -replicó Sancho- que no tenga algún tropezón o barranco; en otras casas cuecen habas, y en la mía, a calderadas; más acompañados y paniaguados debe de tener la locura que la discreción. Mas si es verdad lo que comúnmente se dice, que el tener compañeros en los trabajos suele servir de alivio en ellos, con vuestra merced podré consolarme, pues sirve a otro amo tan tonto como el mío. Sancho versetzte darauf: »Es ist kein Weg so eben, es ist ein Stein oder ein Loch zum Stolpern da. Auch in Nachbars Haus kocht man Bohnen, aber in meinem kocht man sie kesselweis. Die Narrheit hat gewiß mehr Genossen und Schmarotzer als die Gescheitheit; aber wenn es wahr ist, was man gemeiniglich sagt: Geteiltes Leid ist halbes Leid, so kann ich mich mit Euch trösten, da Ihr einem ebenso verrückten Herrn dient wie ich.«
-Tonto, pero valiente -respondió el del Bosque-, y más bellaco que tonto y que valiente. »Verrückt, aber tapfer«, entgegnete der vom Walde, »und noch weit mehr durchtrieben, als er verrückt und tapfer ist.«
-Eso no es el mío -respondió Sancho-: digo, que no tiene nada de bellaco; antes tiene una alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, ni tiene malicia alguna: un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día; y por esta sencillez le quiero como a las telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga. »Das ist der meinige nicht«, sprach Sancho darauf; »ich sag Euch, er hat nichts vom durchtriebenen Schelmen an sich; er hat ein Herz voller Einfalt. Er vermag keinem was Böses zu tun, vielmehr Gutes jedermann, und es ist kein Arg in ihm; ein Kind kann ihm weismachen, daß es am hellen Mittag Nacht ist, und um dieser Einfalt willen hab ich ihn lieb wie mein Herzblatt und kann es nicht über mich bringen, ihn zu verlassen, wenn er auch noch soviel unsinnige Streiche macht.«
-Con todo eso, hermano y señor -dijo el del Bosque-, si el ciego guía al ciego, ambos van a peligro de caer en el hoyo. Mejor es retirarnos con buen compás de pies, y volvernos a nuestras querencias; que los que buscan aventuras no siempre las hallan buenas. »Das mag alles so sein, Herr Bruder«, sagte der vom Walde; »wenn aber der Blinde den Blinden führt, fallen sie beide in die Grube. Am besten wird's sein, wir schreiten tüchtig zu und ziehen uns zurück und kehren heim zu unsrer Krippe; denn wer Abenteuer sucht, findet nicht immer angenehme.«
Escupía Sancho a menudo, al parecer, un cierto género de saliva pegajosa y algo seca; lo cual visto y notado por el caritativo bosqueril escudero, dijo. Sancho spuckte zum öftern aus, und zwar war es dem Anscheine nach eine gewisse Art von klebrigem und etwas trocknem Speichel; und als dies der mitleidige Waldknappe sah, sprach er:
-Paréceme que de lo que hemos hablado se nos pegan al paladar las lenguas; pero yo traigo un despegador pendiente del arzón de mi caballo, que es tal como bueno. »Mir scheint, von unsrem Schwatzen klebt uns die Zunge am Gaumen; aber ich habe ein schleimlösendes Mittel am Sattelknopf meines Gauls hängen, und das ist was gehörig Gutes.«
Y, levantándose, volvió desde allí a un poco con una gran bota de vino y una empanada de media vara; y no es encarecimiento, porque era de un conejo albar, tan grande que Sancho, al tocarla, entendió ser de algún cabrón, no que de cabrito; lo cual visto por Sancho, dijo. Er erhob sich vom Boden und kam gleich darauf wieder mit einem großen Schlauch Wein und einer Pastete, die eine halbe Elle maß; und das ist keine Übertreibung, denn sie enthielt ein Kaninchen, so groß, daß Sancho beim Anfühlen der Pastete meinte, es sei ein Ziegenbock und nicht etwa bloß ein Zicklein. Als Sancho das sah, sagte er:
-Y ¿esto trae vuestra merced consigo, señor. »Also das haben Euer Gnaden bei sich, Señor?«
-Pues, ¿qué se pensaba? -respondió el otro-. ¿Soy yo por ventura algún escudero de agua y lana? Mejor repuesto traigo yo en las ancas de mi caballo que lleva consigo cuando va de camino un general. »Was habt Ihr Euch denn gedacht?« antwortete der andre; »bin ich vielleicht so ein hergelaufener Schildknappe von Pappdeckel? Ich führe bessern Mundvorrat auf der Kruppe meines Pferdes als ein General auf dem Marsch.«
Comió Sancho sin hacerse de rogar, y tragaba a escuras bocados de nudos de suelta. Y dijo: Sancho aß, ohne sich bitten zu lassen, und schluckte im Dunkeln Bissen hinunter, so groß wie die Knoten eines Ochsenstricks, und sagte:
-Vuestra merced sí que es escudero fiel y legal, moliente y corriente, magnífico y grande, como lo muestra este banquete, que si no ha venido aquí por arte de encantamento, parécelo, a lo menos; y no como yo, mezquino y malaventurado, que sólo traigo en mis alforjas un poco de queso, tan duro que pueden descalabrar con ello a un gigante, a quien hacen compañía cuatro docenas de algarrobas y otras tantas de avellanas y nueces, mercedes a la estrecheza de mi dueño, y a la opinión que tiene y orden que guarda de que los caballeros andantes no se han de mantener y sustentar sino con frutas secas y con las yerbas del campo. »Ja, Euer Gnaden ist ein getreuer, redlicher Schildknappe; Ihr seid wie eine Mühle, die immer geht und mahlt, Ihr seid großartig und großherzig, wie es dieses Festmahl dartut, das, wenn es nicht durch Zauberkunst hierhergekommen, wenigstens danach aussieht. Ihr seid nicht wie ich, ärmlich und erbärmlich, der ich nichts in meinem Zwerchsack habe als ein wenig Käse, der so hart ist, daß man einem Riesen damit den Schädel einschlagen könnte, und welchem Gesellschaft leisten ein paar Dutzend Schoten Johannisbrot und ebensoviel Hasel- und Walnüsse, dank der Dürftigkeit meines Herrn und dank der Meinung, die er hegt, und der Regel, an der er festhält, daß fahrende Ritter sich von nichts erhalten und nähren sollen als von trocknem Obst und von Krautern des Feldes.«
-Por mi fe, hermano -replicó el del Bosque-, que yo no tengo hecho el estómago a tagarninas, ni a piruétanos, ni a raíces de los montes. Allá se lo hayan con sus opiniones y leyes caballerescas nuestros amos, y coman lo que ellos mandaren. Fiambreras traigo, y esta bota colgando del arzón de la silla, por sí o por no; y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que la dé mil besos y mil abrazos. »Wahrlich, Bruder«, entgegnete der vom Walde, »mein Magen ist nicht für Distelkohl, Holzbirnen und Waldwurzeln geeignet. Sie mögen sehen, wie sie mit ihren Ritterschaftsgrillen und Rittergesetzen zurechtkommen, und mögen essen, was diese Gesetze vorschreiben; ich führe kalte Küche bei mir, und hier den Lederschlauch hab ich am Sattelknopf hängen für den Fall, daß, und für den Fall, daß nicht, und er ist mir so zugetan, und ich habe ihn so lieb, daß selten ein Augenblick vergeht, wo ich ihn nicht tausendmal küsse und an mich drücke.«
Y, diciendo esto, se la puso en las manos a Sancho, el cual, empinándola, puesta a la boca, estuvo mirando las estrellas un cuarto de hora, y, en acabando de beber, dejó caer la cabeza a un lado, y, dando un gran suspiro, dijo. Mit diesen Worten gab er ihn Sancho in die Hand, und dieser hob ihn empor, setzte ihn an die Lippen, sah eine Viertelstunde lang die Sterne an, und als er ausgetrunken, neigte er den Kopf zur Seite, seufzte mächtiglich auf und sprach:
-¡Oh hideputa bellaco, y cómo es católico. »O der Schelm, der Hurensohn! Der ist aber echt!«
-¿Veis ahí -dijo el del Bosque, en oyendo el hideputa de Sancho-, cómo habéis alabado este vino llamándole hideputa. »Seht Ihr nun«, fiel der vom Walde ein, »wie Ihr, um den Wein zu loben, ihn einen Hurensohn genannt habt?«
-Digo -respondió Sancho-, que confieso que conozco que no es deshonra llamar hijo de puta a nadie, cuando cae debajo del entendimiento de alabarle. Pero dígame, señor, por el siglo de lo que más quiere: ¿este vino es de Ciudad Real? »Ich sag's ja«, antwortete Sancho, »ich bekenn es, daß ich jetzt erkenne, es ist keine Unehre, jemanden einen Hurensohn zu nennen, wenn man ihn damit loben will. Aber sagt mir, so wahr Gott am Leben erhalte, was Ihr am liebsten habt, ist der Wein von Ciudad Real?«
-¡Bravo mojón! -respondió el del Bosque-. En verdad que no es de otra parte, y que tiene algunos años de ancianidad. »Treffliche Weinzunge!« antwortete der vom Walde; »in der Tat, er ist nirgends anders her und zählt schon etliche Jahre an Alter.«
-¡A mí con eso! -dijo Sancho-. No toméis menos, sino que se me fuera a mí por alto dar alcance a su conocimiento. ¿No será bueno, señor escudero, que tenga yo un instinto tan grande y tan natural, en esto de conocer vinos, que, en dándome a oler cualquiera, acierto la patria, el linaje, el sabor, y la dura, y las vueltas que ha de dar, con todas las circunstancias al vino atañederas? Pero no hay de qué maravillarse, si tuve en mi linaje por parte de mi padre los dos más excelentes mojones que en luengos años conoció la Mancha; para prueba de lo cual les sucedió lo que ahora diré: « Diéronles a los dos a probar del vino de una cuba, pidiéndoles su parecer del estado, cualidad, bondad o malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua, el otro no hizo más de llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro, el segundo dijo que más sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia, y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendióse el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán. » Porque vea vuestra merced si quien viene desta ralea podrá dar su parecer en semejantes causas. » Mir kommt Ihr damit?« sagte Sancho darauf. »Glaubt nur nicht, daß es mir zu hoch ist, ein richtiges Verständnis vom Wein zu haben. Ist's nicht was Schönes, Herr Schildknappe, daß ich von Natur einen so guten Instinkt habe, daß, wenn man mir irgendeinen beliebigen Wein zu riechen gibt, ich gleich seine Heimat und Herkunft erkenne, und wie er schmeckt und wie lang er sich hält und wie oft er umgeschlagen wird, benebst allen andern Umständen, die beim Wein in Frage kommen? Aber es ist nichts zum Wundern dabei, denn ich hatte in meiner Familie von Vaters Seite die zwei ausgezeichnetsten Weinschmecker, welche seit vielen Jahren die Mancha gesehen hat; und zum Beweis will ich Euch erzählen, was ihnen einmal begegnet ist. Man gab ihnen beiden aus einem Fasse Wein zu versuchen und bat sie um ihr Urteil über Zustand, Beschaffenheit, Güte oder Mangelhaftigkeit des Weines. Der eine versuchte ihn mit der Zungenspitze, der andre hielt ihn bloß an die Nase. Der erste sagte, der Wein schmecke nach Eisen, der zweite sagte, er schmecke mehr nach Ziegenleder. Der Eigentümer sagte, das Faß sei rein und der Wein sei mit nichts verschnitten, wovon er den Geschmack von Eisen oder Leder habe annehmen können. Dessenungeachtet blieben die beiden ausgezeichneten Weinschmecker bei ihrem Ausspruch. Mit Verlauf der Zeit wurde der Wein verkauft, und beim Reinigen des Fasses fand man darin einen kleinen Schlüssel, der an einem Riemen von Ziegenleder hing. Daraus mag Euer Gnaden ersehen, ob ein Mann, der von solchen Ahnen stammt, in dergleichen Streitfragen sein Urteil abgeben kann.«
-Por eso digo -dijo el del Bosque- que nos dejemos de andar buscando aventuras; y, pues tenemos hogazas, no busquemos tortas, y volvámonos a nuestras chozas, que allí nos hallará Dios, si Él quiere. »Eben darum sag ich«, sprach darauf der vom Walde, »daß wir ablassen sollen, auf die Suche nach Abenteuern zu ziehn, und da wir Schwarzbrot haben, wollen wir nicht nach Kuchen gehen und wollen zu unsern Hütten heimkehren; denn Gott wird uns da schon finden, wenn es sein Wille ist.
-Hasta que mi amo llegue a Zaragoza, le serviré; que después todos nos entenderemos. Bis mein Herr nach Zaragoza kommt, will ich in seinen Diensten bleiben, und dann werden wir weiter sehen.«
Finalmente, tanto hablaron y tanto bebieron los dos buenos escuderos, que tuvo necesidad el sueño de atarles las lenguas y templarles la sed, que quitársela fuera imposible; y así, asidos entrambos de la ya casi vacía bota, con los bocados a medio mascar en la boca, se quedaron dormidos, donde los dejaremos por ahora, por contar lo que el Caballero del Bosque pasó con el de la Triste Figura. Kurz, die beiden wackern Knappen plauderten so viel und tranken so viel, daß ihnen zuletzt der Schlaf die Zunge fesseln und ihren Durst lindern mußte, denn den ihnen ganz zu löschen war unmöglich. Und so daliegend, jeder von beiden den fast geleerten Lederschlauch umklammernd, die halbgekauten Brocken im Munde, sanken sie in Schlaf; und so wollen wir sie für jetzt lassen, um zu berichten, was der Ritter vom Walde mit dem von der traurigen Gestalt verhandelte.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XIV. Donde se prosigue la aventura del Caballero del Bosque.

14. Kapitel Wo das Abenteuer mit dem Waldritter sich weiterentwickelt

Entre muchas razones que pasaron don Quijote y el Caballero de la Selva, dice la historia que el del Bosque dijo a don Quijote. Nachdem Don Quijote und der Ritter vom Walde mancherlei Zwiesprach miteinander gepflogen, sagte, so berichtet die Geschichte, der vom Walde zu Don Quijote:
-Finalmente, señor caballero, quiero que sepáis que mi destino, o, por mejor decir, mi elección, me trujo a enamorar de la sin par Casildea de Vandalia. Llámola sin par porque no le tiene, así en la grandeza del cuerpo como en el estremo del estado y de la hermosura. Esta tal Casildea, pues, que voy contando, pagó mis buenos pensamientos y comedidos deseos con hacerme ocupar, como su madrina a Hércules, en muchos y diversos peligros, prometiéndome al fin de cada uno que en el fin del otro llegaría el de mi esperanza; pero así se han ido eslabonando mis trabajos, que no tienen cuento, ni yo sé cuál ha de ser el último que dé principio al cumplimiento de mis buenos deseos. Una vez me mandó que fuese a desafiar a aquella famosa giganta de Sevilla llamada la Giralda, que es tan valiente y fuerte como hecha de bronce, y, sin mudarse de un lugar, es la más movible y voltaria mujer del mundo. Llegué, vila, y vencíla, y hícela estar queda y a raya, porque en más de una semana no soplaron sino vientos nortes. Vez también hubo que me mandó fuese a tomar en peso las antiguas piedras de los valientes Toros de Guisando, empresa más para encomendarse a ganapanes que a caballeros. Otra vez me mandó que me precipitase y sumiese en la sima de Cabra, peligro inaudito y temeroso, y que le trujese particular relación de lo que en aquella escura profundidad se encierra. Detuve el movimiento a la Giralda, pesé los Toros de Guisando, despeñéme en la sima y saqué a luz lo escondido de su abismo, y mis esperanzas, muertas que muertas, y sus mandamientos y desdenes, vivos que vivos. En resolución, últimamente me ha mandado que discurra por todas las provincias de España y haga confesar a todos los andantes caballeros que por ellas vagaren que ella sola es la más aventajada en hermosura de cuantas hoy viven, y que yo soy el más valiente y el más bien enamorado caballero del orbe; en cuya demanda he andado ya la mayor parte de España, y en ella he vencido muchos caballeros que se han atrevido a contradecirme. Pero de lo que yo más me precio y ufano es de haber vencido, en singular batalla, a aquel tan famoso caballero don Quijote de la Mancha, y héchole confesar que es más hermosa mi Casildea que su Dulcinea; y en solo este vencimiento hago cuenta que he vencido todos los caballeros del mundo, porque el tal don Quijote que digo los ha vencido a todos; y, habiéndole yo vencido a él, su gloria, su fama y su honra se ha transferido y pasado a mi persona; »Kurz, Herr Ritter, ich will Euch zu wissen tun, daß mein Schicksal, oder besser gesagt: meine eigene Wahl mich dahin brachte, in die unvergleichliche Casildea von Vandalien mich zu verlieben; ich nenne sie unvergleichlich, denn sie hat nicht ihresgleichen weder an Größe des Körpers noch an Höhe des Ranges und der Schönheit. Diese besagte Casildea nun, von der ich anitzt berichte, vergalt meine redlichen Absichten und bescheidenen Wünsche damit, daß sie mich wie den Herkules seine Stiefmutter antrieb, mich in vielfache gefährliche Abenteuer einzulassen; und jedesmal, wenn ich ein solches glücklich beendigt, verspricht sie mir, daß mit dem Sieg im nächsten Abenteuer auch meine Hoffnung zum Sieg kommen werde. Aber an der Kette meiner Mühsale haben sich so viel Glieder aneinandergereiht, daß sie nunmehr zahllos sind und ich nicht weiß, was meiner Arbeiten letzte sein wird, welche den Anfang zur Belohnung meines redlichen Strebens bilden soll. Einmal gebot sie mir, jene weitberufene Riesin zu Sevilla zum Kampf zu fordern, welche die Giralda genannt wird und welche so wehrhaft und stark ist, als ob sie von Erz wäre, und die, ohne sich von der Stelle zu bewegen, das veränderlichste und flatterhafteste Weib auf Erden ist. Ich kam, ich sah, ich siegte und zwang sie, ruhig und im gleichen Windesstrich zu bleiben - denn länger als eine Woche wehte kein anderer Wind als der aus Norden. Einmal gebot sie mir, die uralten steinernen Stiere zu Guisando in meinen Händen zu wägen, ein Unternehmen, das eher für einen Taglöhner als für einen Ritter paßt. Ein andermal gebot sie mir, ich solle mich in den Schlund von Cabra stürzen und da versinken - eine unerhörte und furchtbare Fährlichkeit! - und ihr umständlichen Bericht über alles erstatten, was diese finstere Tiefe umschließe. Ich brachte die Bewegung der Giralda zum Stillstand, ich wog die Stiere zu Guisando, stürzte mich in den Schlund und holte das in seinen Tiefen Verborgene ans Licht hervor, und meine Hoffnungen blieben so tot wie zuvor und ihre Forderungen und ihre Verschmähung so lebendig wie je. Kurz und gut, zuletzt hat sie mir geboten, durch alle Gaue Spaniens zu ziehn und alle fahrenden Ritter, die in selbigen umirren, zum Bekenntnis zu zwingen, daß sie, sie allein, die schönste ist unter allen Frauen, die heutzutage leben, und daß ich der heldenhafteste und liebeglühendste Ritter des Erdkreises bin; und in diesem Streben und Begehr bin ich bereits durch den größten Teil Spaniens gezogen und habe daselbst viele Ritter besiegt, die sich erkühnten, mir zu widersprechen. Wes ich mich aber am höchsten rühme und worauf ich am stolzesten bin, ist, daß ich im Einzelkampf jenen so ruhmreichen Ritter Don Quijote von der Mancha besiegt und ihn zum Bekenntnis gezwungen habe, daß meine Casildea schöner ist als seine Dulcinea, und mit diesem einzigen Sieg bin ich überzeugt, alle Ritter auf Erden besiegt zu haben; denn sotaner Don Quijote, von dem ich rede, hat sie alle besiegt, und da ich ihn besiegt habe, so sind sein Ruhm, sein Name und seine Ehre auf meine Person übertragen und völlig übergegangen.
y tanto el vencedor es más honrado.
cuanto más el vencido es reputado.
So höher der Besiegte ward geehrt,
Um so viel höher steigt des Siegers Wert.
así que, ya corren por mi cuenta y son mías las inumerables hazañas del ya referido don Quijote. Demnach gehen sie jetzt auf meine Rechnung und sind mein eigen, all die unzählbaren Heldentaten des schon erwähnten Don Quijote.«
Admirado quedó don Quijote de oír al Caballero del Bosque, y estuvo mil veces por decirle que mentía, y ya tuvo el mentís en el pico de la lengua; pero reportóse lo mejor que pudo, por hacerle confesar por su propia boca su mentira; y así, sosegadamente le dijo. Hocherstaunt saß Don Quijote da, wie er den Ritter vom Walde solches reden hörte, und war tausendmal auf dem Punkte, ihm zuzurufen, daß er lüge, und schon hatte er auf der Zungenspitze das Wort: Ihr lügt! Jedoch er hielt an sich, so gut er es vermochte, weil er ihn zwingen wollte, mit seinem eignen Munde seine Lüge zu bekennen, und so sagte er ganz gelassen zu ihm:
-De que vuesa merced, señor caballero, haya vencido a los más caballeros andantes de España, y aun de todo el mundo, no digo nada; pero de que haya vencido a don Quijote de la Mancha, póngolo en duda. Podría ser que fuese otro que le pareciese, aunque hay pocos que le parezcan. »Herr Ritter, daß Euer Gnaden die meisten der fahrenden Ritter Spaniens, ja der ganzen Welt besiegt haben will, darüber sage ich nichts, aber daß Ihr Don Quijote von der Mancha besiegt hättet, das stell ich in Zweifel, es könnte wohl ein anderer gewesen sein, der ihm geglichen, wiewohl es wenige gibt, die ihm gleichen mögen.«
-¿Cómo no? -replicó el del Bosque-. Por el cielo que nos cubre, que peleé con don Quijote, y le vencí y rendí; y es un hombre alto de cuerpo, seco de rostro, estirado y avellanado de miembros, entrecano, la nariz aguileña y algo corva, de bigotes grandes, negros y caídos. Campea debajo del nombre del Caballero de la Triste Figura, y trae por escudero a un labrador llamado Sancho Panza; oprime el lomo y rige el freno de un famoso caballo llamado Rocinante, y, finalmente, tiene por señora de su voluntad a una tal Dulcinea del Toboso, llamada un tiempo Aldonza Lorenzo; como la mía, que, por llamarse Casilda y ser de la Andalucía, yo la llamo Casildea de Vandalia. Si todas estas señas no bastan para acreditar mi verdad, aquí está mi espada, que la hará dar crédito a la mesma incredulidad. »Wie, Ihr sagt nein?« entgegnete der vom Walde. »Beim Himmel über uns! Ich habe mit Don Quijote gekämpft und ihn besiegt und überwältigt. Er ist ein Mann von hoher Gestalt, hageren Angesichts, die Glieder lang und dürr, das Haar mit Grau untermischt, die Adlernase etwas gebogen, mit großem schwarzem Schnurrbart, dessen Enden herabhängen; er zieht zu Felde unter dem Namen des Ritters von der traurigen Gestalt und hat als Schildknappen einen Bauern des Namens Sancho Pansa; er belastet den Rücken und lenkt die Zügel eines berühmten Rosses, das den Namen Rosinante führt; und endlich hat er zur Herrin seines Herzens eine gewisse Dulcinea von Toboso, die eine Zeitlang Aldonza Lorenzo geheißen, so wie ich die meinige, weil sie Casildea heißt und aus Andalusien ist, Casildea von Vandalien nenne. Wenn also diese Zeichen nicht genügen, um der Wahrheit meiner Aussage Glauben zu verschaffen, so ist hier mein Schwert, das den Unglauben selbst zum Glauben an sie zwingen wird.«
-Sosegaos, señor caballero -dijo don Quijote-, y escuchad lo que decir os quiero. Habéis de saber que ese don Quijote que decís es el mayor amigo que en este mundo tengo, y tanto, que podré decir que le tengo en lugar de mi misma persona, y que por las señas que dél me habéis dado, tan puntuales y ciertas, no puedo pensar sino que sea el mismo que habéis vencido. Por otra parte, veo con los ojos y toco con las manos no ser posible ser el mesmo, si ya no fuese que como él tiene muchos enemigos encantadores, especialmente uno que de ordinario le persigue, no haya alguno dellos tomado su figura para dejarse vencer, por defraudarle de la fama que sus altas caballerías le tienen granjeada y adquirida por todo lo descubierto de la tierra. Y, para confirmación desto, quiero también que sepáis que los tales encantadores sus contrarios no ha más de dos días que transformaron la figura y persona de la hermosa Dulcinea del Toboso en una aldeana soez y baja, y desta manera habrán transformado a don Quijote; y si todo esto no basta para enteraros en esta verdad que digo, aquí está el mesmo don Quijote, que la sustentará con sus armas a pie, o a caballo, o de cualquiera suerte que os agradare. »Sänftigt Euer Gemüte, Herr Ritter«, sprach Don Quijote, »und höret, was ich Euch sagen will. Ihr müßt wissen, daß jener Don Quijote, von dem Ihr redet, der beste Freund ist, den ich auf dieser Welt habe, und zwar so völlig, daß ich sagen kann, er gilt mir wie mein eigenes Selbst. Nach den Zeichen, die Ihr mir von ihm gegeben und die so genau und sicher sind, kann ich nicht anders glauben, als daß es derselbe ist, den Ihr besiegt habt; anderseits aber sehe ich es mit den Augen und greife es mit den Händen, daß er unmöglich derselbe sein kann; es wäre denn etwa der Fall, da er viele Zauberer zu Feinden hat, namentlich einen, der ihn regelmäßig verfolgt, daß einer von diesen seine Gestalt angenommen hätte, um sich besiegen zu lassen, weil er ihn um den Ruhm bringen möchte, den seine hohen Rittertaten ihm in allen bis heut entdeckten Landen der Erde erworben und gewonnen haben. Und zu dessen Bestätigung will ich Euch ferner zu wissen tun, daß die besagten Zauberer, seine Feinde, erst vor nicht mehr als zwei Tagen die Gestalt und Person der schönen Dulcinea von Toboso in eine schmutzige gemeine Bäuerin verwandelt haben; und solcherweise werden sie auch Don Quijote verwandelt haben. Und wenn alles dies nicht genügt, um Euch von der Wahrheit meiner Angaben zu überzeugen, so seht hier Don Quijote selber, der sie mit seinen Waffen aufrechterhalten wird, zu Fuß oder zu Pferd oder auf jede andre Weise, die Euch genehm sein mag.«
Y, diciendo esto, se levantó en pie y se empuñó en la espada, esperando qué resolución tomaría el Caballero del Bosque; el cual, con voz asimismo sosegada, respondió y dijo. Mit diesen Worten stand er auf, faßte den Knauf seines Schwertes und erwartete, welchen Entschluß der Ritter vom Walde fassen würde. Und dieser, ebenfalls mit ruhigem gemessenem Ton, antwortete und sprach:
-Al buen pagador no le duelen prendas: el que una vez, señor don Quijote, pudo venceros transformado, bien podrá tener esperanza de rendiros en vuestro propio ser. Mas, porque no es bien que los caballeros hagan sus fechos de armas ascuras, como los salteadores y rufianes, esperemos el día, para que el sol vea nuestras obras. Y ha de ser condición de nuestra batalla que el vencido ha de quedar a la voluntad del vencedor, para que haga dél todo lo que quisiere, con tal que sea decente a caballero lo que se le ordenare. »Dem guten Zahler ist es um sein Pfand nicht leid. Wer einmal, Señor Don Quijote, Euch in Eurer Verwandlung besiegen konnte, der darf auch die Hoffnung hegen, Euch in Eurer eigenen Wesenheit zu bewältigen. Aber weil es den Rittern nicht geziemend ist, ihre Waffentaten im Dunkeln zu tun wie Wegelagerer und Raufbolde, so wollen wir den Tag abwarten, auf daß die Sonne unsere Werke erschaue; und es soll die Bedingung unsers Kampfes sein, daß der Besiegte dem freien Willen des Siegers anheimgegeben sei, damit dieser nach seinem Belieben mit jenem verfahre, doch so, daß alles Verlangte einem Ritter geziemend sei.«
-Soy más que contento desa condición y convenencia -respondió don Quijote. »Ich bin mehr als zufrieden mit dieser Bedingung und Übereinkunft«, entgegnete Don Quijote.
Y, en diciendo esto, se fueron donde estaban sus escuderos, y los hallaron roncando y en la misma forma que estaban cuando les salteó el sueño. Despertáronlos y mandáronles que tuviesen a punto los caballos, porque, en saliendo el sol, habían de hacer los dos una sangrienta, singular y desigual batalla; a cuyas nuevas quedó Sancho atónito y pasmado, temeroso de la salud de su amo, por las valentías que había oído decir del suyo al escudero del Bosque; pero, sin hablar palabra, se fueron los dos escuderos a buscar su ganado, que ya todos tres caballos y el rucio se habían olido, y estaban todos juntos. Mit diesen Worten wandten sie sich nach der Ruhestätte ihrer Schildknappen und fanden sie schnarchend und in demselben Zustand, in welchem der Schlaf sie überrascht hatte. Sie weckten sie auf und hießen sie, die Pferde bereit zu halten, weil sie bei Sonnenaufgang einen blutigen Kampf ohnegleichen ausfechten würden. Bei dieser Nachricht entsetzte sich Sancho und blieb starr, da er für das Wohl seines Herrn zitterte ob der Heldentaten, welche der andere Schildknappe von dem seinigen erzählt hatte; indessen gingen beide und suchten ihre Tiere auf, und siehe da, die drei Gäule und der Graue hatten Witterung voneinander bekommen und sich alle zusammengefunden.
En el camino dijo el del Bosque a Sancho. Unterwegs sagte der vom Walde zu Sancho:
-Ha de saber, hermano, que tienen por costumbre los peleantes de la Andalucía, cuando son padrinos de alguna pendencia, no estarse ociosos mano sobre mano en tanto que sus ahijados riñen. Dígolo porque esté advertido que mientras nuestros dueños riñeren, nosotros también hemos de pelear y hacernos astillas. »Ihr müßt wissen, Bruder, daß in Andalusien die Kämpen, wenn sie bei einem Kampfe Sekundanten sind, nicht ruhig dabeistehen und die Hände in den Schoß legen, während die Streiter sich miteinander messen; ich sage Euch das, damit Ihr zum voraus wisset, während unsere Herren einander befehden, müssen auch wir kämpfen und uns zu Splittern zerhauen.«
-Esa costumbre, señor escudero -respondió Sancho-, allá puede correr y pasar con los rufianes y peleantes que dice, pero con los escuderos de los caballeros andantes, ni por pienso. A lo menos, yo no he oído decir a mi amo semejante costumbre, y sabe de memoria todas las ordenanzas de la andante caballería. Cuanto más, que yo quiero que sea verdad y ordenanza expresa el pelear los escuderos en tanto que sus señores pelean; pero yo no quiero cumplirla, sino pagar la pena que estuviere puesta a los tales pacíficos escuderos, que yo aseguro que no pase de dos libras de cera, y más quiero pagar las tales libras, que sé que me costarán menos que las hilas que podré gastar en curarme la cabeza, que ya me la cuento por partida y dividida en dos partes. Hay más: que me imposibilita el reñir el no tener espada, pues en mi vida me la puse. »Dieser Brauch, Herr Schildknappe«, entgegnete Sancho, »mag dort bei den Raufbolden und Kämpen, die Ihr erwähnt, vorkommen und im Schwange sein, aber bei den Schildknappen fahrender Ritter kommt es gar nicht in Frage; wenigstens habe ich meinen Herrn niemals dergleichen Brauch erwähnen hören, und er weiß doch alle Vorschriften der fahrenden Ritterschaft auswendig. Ich will's meinetwegen gelten lassen, daß es Wahrheit und ausdrückliche Vorschrift ist, daß die Knappen miteinander kämpfen, während ihre Herren kämpfen; aber ich will sie nicht befolgen, sondern lieber die Buße bezahlen, die derlei friedliebenden Schildknappen auferlegt sein mag, und selbige geht sicher nicht über zwei Pfund Wachs hinaus; und lieber will ich besagte zwei Pfund bezahlen, denn ich weiß, sie werden mich weniger kosten als die Scharpie, die ich kaufen müßte, um mir den Kopf zu verbinden, den ich schon für zerschlagen und in zwei Stücke gespalten ansehe. Aber noch mehr: was mir das Fechten ganz unmöglich macht, ist, daß ich kein Schwert habe, denn nie in meinem Leben habe ich mir ein solches angehängt.«
-Para eso sé yo un buen remedio -dijo el del Bosque-: yo traigo aquí dos talegas de lienzo, de un mesmo tamaño: tomaréis vos la una, y yo la otra, y riñiremos a talegazos, con armas iguales. »Dafür weiß ich ein gutes Auskunftsmittel«, sagte der vom Walde. »Ich habe hier zwei Leinwandsäcke von gleicher Größe; Ihr nehmt den einen, ich den andern, und so plumpsacken. wir aufeinander mit gleichen Waffen.«
-Desa manera, sea en buena hora -respondió Sancho-, porque antes servirá la tal pelea de despolvorearnos que de herirnos. »Auf die Art mag es in Gottes Namen sein«, sprach Sancho dagegen, »denn ein derartiger Kampf wird eher geeignet sein, uns abzustäuben, als uns Wunden zu schlagen.«
-No ha de ser así -replicó el otro-, porque se han de echar dentro de las talegas, porque no se las lleve el aire, media docena de guijarros lindos y pelados, que pesen tanto los unos como los otros, y desta manera nos podremos atalegar sin hacernos mal ni daño. »So ist's nicht gemeint«, versetzte der andre, »denn damit der Wind die Säcke nicht davonführt, muß ein halb Dutzend schöne saubere Kieselsteine hineingetan werden, von denen jeder so viel wie der andre wiegen muß, und auf solche Art können wir uns plumpsacken, ohne einander leid und weh zu tun.«
-¡Mirad, cuerpo de mi padre -respondió Sancho-, qué martas cebollinas, o qué copos de algodón cardado pone en las talegas, para no quedar molidos los cascos y hechos alheña los huesos! Pero, aunque se llenaran de capullos de seda, sepa, señor mío, que no he de pelear: peleen nuestros amos, y allá se lo hayan, y bebamos y vivamos nosotros, que el tiempo tiene cuidado de quitarnos las vidas, sin que andemos buscando apetites para que se acaben antes de llegar su sazón y término y que se cayan de maduras. »Seh einmal einer an, bei meines Vaters Seel und Seligkeit!« sprach Sancho dagegen; »was für Zwiebelpelz oder was für Flocken von kardätschter Baumwolle tut Er in die Säcke, damit unsre Hirnschädel nicht zerdroschen und unsre Knochen nicht zu Staub zermalmt werden! Aber sollten sie auch mit Seidenkokons gefüllt werden, wisset, werter Herr, ich werde nicht fechten. Fechten mögen unsre Herren, und sie mögen sehen, wie sie damit fertigwerden; wir aber wollen trinken und leben, denn die Zeit sorgt schon dafür, uns das Leben wegzunehmen, da brauchen wir nicht erst nach Mitteln zu suchen, damit es aufgezehrt wird, ehe die rechte Zeit und Stunde dafür gekommen, oder damit es vom Baum fällt, ehe es reif ist.«
-Con todo -replicó el del Bosque-, hemos de pelear siquiera media hora. »Trotzdem«, entgegnete der vom Walde, »müssen wir wenigstens ein halbes Stündchen zusammen fechten.«
-Eso no -respondió Sancho-: no seré yo tan descortés ni tan desagradecido, que con quien he comido y he bebido trabe cuestión alguna, por mínima que sea; cuanto más que, estando sin cólera y sin enojo, ¿quién diablos se ha de amañar a reñir a secas. »Keineswegs«, erwiderte Sancho; »ich werde doch nicht so unhöflich und so undankbar sein, mit wem ich gegessen und getrunken habe, mich mit dem in einen Streithandel einzulassen, und war er noch so unbedeutend. Zudem, wenn einer keinen Zorn und keinen Ärger verspürt, wer Teufel sollte sich dazu hergeben, ohne allen Anlaß zu fechten?«
-Para eso -dijo el del Bosque- yo daré un suficiente remedio: y es que, antes que comencemos la pelea, yo me llegaré bonitamente a vuestra merced y le daré tres o cuatro bofetadas, que dé con él a mis pies, con las cuales le haré despertar la cólera, aunque esté con más sueño que un lirón. »Dafür«, sagte der vom Walde, »will ich ein ganz wirksames Mittel verschreiben; bevor wir nämlich zu fechten anfangen, will ich mich sachte an Euer Gnaden heranmachen und Euch drei oder vier derartige Maulschellen verabreichen, daß ich Euch zu meinen Füßen niederstrecke, und mit besagten Schellen werde ich Euren Zorn schon aufwecken, und läge er auch in festerem Schlaf als ein Siebenschläfer.«
-Contra ese corte sé yo otro -respondió Sancho-, que no le va en zaga: cogeré yo un garrote, y, antes que vuestra merced llegue a despertarme la cólera, haré yo dormir a garrotazos de tal suerte la suya, que no despierte si no fuere en el otro mundo, en el cual que no soy yo hombre que me dejo manosear el rostro de nadie; y cada uno mire por el virote, aunque lo más acertado sería dejar dormir su cólera a cada uno, que no sabe nadie el alma de nadie, y tal suele venir por lana que vuelve tresquilado; y Dios bendijo la paz y maldijo las riñas, porque si un gato acosado, encerrado y apretado se vuelve en león, yo, que soy hombre, Dios sabe en lo que podré volverme; y así, desde ahora intimo a vuestra merced, r escudero, que corra por su cuenta todo el mal y daño que de nuestra pendencia resultare. »Gegen dies Auskunftsmittel weiß ich ein andres«, sagte Sancho, »das nicht hinter ihm zurücksteht; ich nehme einen Knüppel, und bevor Euer Gnaden herankommt, um meinen Zorn aufzuwecken, will ich den Euren mit Stockprügeln so einschläfern, daß er nicht mehr aufwacht, es sei denn in der andern Welt, wo man zur Genüge weiß, daß ich nicht der Mann bin, der sich von irgendwem ins Gesicht greifen läßt, und jeder sehe, wie er's treibe. Indessen das Gescheiteste wäre, ein jeder ließe seinen Zorn schlafen; denn keiner kann keinem ins Herz sehen, und mancher geht nach Wolle aus und kommt geschoren nach Haus, und der Friede ist gesegnet von Gott und der Hader verflucht; denn wenn eine Katze, die man hetzt und einsperrt und peinigt, sich in einen Löwen verwandelt, so weiß Gott, da ich doch ein Mensch bin, in was ich mich verwandeln würde. Und somit will ich Euch gleich jetzt ansagen, alles Böse und Verderbliche, das aus unsrern Kampfe entstehen würde, kommt auf Eure Rechnung.«
-Está bien -replicó el del Bosque-. Amanecerá Dios y medraremos. »Schon gut«, erwiderte der vom Walde; »Gott wird Tag werden lassen, und da wollen wir weiter sehen.«
En esto, ya comenzaban a gorjear en los árboles mil suertes de pintados pajarillos, y en sus diversos y alegres cantos parecía que daban la norabuena y saludaban a la fresca aurora, que ya por las puertas y balcones del oriente iba descubriendo la hermosura de su rostro, sacudiendo de sus cabellos un número infinito de líquidas perlas, en cuyo suave licor bañándose las yerbas, parecía asimesmo que ellas brotaban y llovían blanco y menudo aljófar; los sauces destilaban maná sabroso, reíanse las fuentes, murmuraban los arroyos, alegrábanse las selvas y enriquecíanse los prados con su venida. Mas, apenas dio lugar la claridad del día para ver y diferenciar las cosas, cuando la primera que se ofreció a los ojos de Sancho Panza fue la nariz del escudero del Bosque, que era tan grande que casi le hacía sombra a todo el cuerpo. Cuéntase, en efecto, que era de demasiada grandeza, corva en la mitad y toda llena de verrugas, de color amoratado, como de berenjena; bajábale dos dedos más abajo de la boca; cuya grandeza, color, verrugas y encorvamiento así le afeaban el rostro, que, en viéndole Sancho, comenzó a herir de pie y de mano, como niño con alferecía, y propuso en su corazón de dejarse dar docientas bofetadas antes que despertar la cólera para reñir con aquel vestiglo. Unterdessen begannen bereits tausenderlei bunte Vöglein auf den Bäumen zu trillern und schienen mit ihren mannigfachen frohen Gesängen Willkomm und Gruß zu bieten der frischen Morgenröte, die bereits an den Pforten und Erkern des Ostens die Reize ihres Angesichts enthüllte und aus ihren Locken eine unzählige Menge feuchter Perlen schüttelte, in deren süßem Naß sich die Pflanzen badeten und nun auch aus ihrem Schöße weißen feinen Perlenstaub auszustreuen und niederzuregnen schienen. Die biegsamen Weiden tröpfelten erquickliches Manna, die Brünnlein lachten plätschernd, die Bäche murmelten, die Wälder wurden heiter, und die Wiesen schmückte reicher der Glanz des kommenden Morgens. Aber kaum gestattete die Helle des Tages, die Dinge zu sehen und zu unterscheiden, da war das erste, was sich Sancho Pansas Blicken darbot, die Nase des Schildknappen vom Walde, die so groß war, daß sie fast über seinen ganzen Körper ihren Schatten warf. Man erzählt wirklich, sie sei von übermäßiger Größe gewesen, in der Mitte gebogen und ganz bedeckt mit Warzen, dunkelbläulich von Farbe wie ein Tollapfel; sie hing ihm mehr als zwei Zoll über den Mund herunter. Größe, Farbe, Warzen und Buckel dieser Nase gaben seinem Gesicht ein so scheußliches Ansehen, daß Sancho, als er es erblickte, mit Händen und Füßen um sich schlug wie ein Kind, das die Gichter hat, und sich in seinem Herzen vornahm, sich lieber zweihundert Maulschellen geben zu lassen, als daß er seinen Zorn aufwecken sollte, um mit diesem Ungetüm zu fechten.
Don Quijote miró a su contendor, y hallóle ya puesta y calada la celada, de modo que no le pudo ver el rostro, pero notó que era hombre membrudo, y no muy alto de cuerpo. Sobre las armas traía una sobrevista o casaca de una tela, al parecer, de oro finísimo, sembradas por ella muchas lunas pequeñas de resplandecientes espejos, que le hacían en grandísima manera galán y vistoso; volábanle sobre la celada grande cantidad de plumas verdes, amarillas y blancas; la lanza, que tenía arrimada a un árbol, era grandísima y gruesa, y de un hierro acerado de más de un palmo. Derweilen betrachtete auch Don Quijote seinen Kampfgegner, der mit bereits aufgesetztem Helm und herabgelassenem Visier dastand, so daß er dessen Gesicht nicht sehen konnte; jedoch bemerkte er, daß es ein Mann von kräftigen Gliedern und nicht sehr hohem Wuchs war. Über seiner Rüstung trug er ein Überwams aus einem dem Anscheine nach äußerst feinen Goldstoff, der mit kleinen Monden von widerstrahlendem Spiegelglas übersät war, die ihm ein überaus stattliches und glanzvolles Aussehen gaben; auf dem Helme flatterten ihm in großer Menge grüne, gelbe und weiße Federn; der Speer, den er an einen Baum gelehnt hatte, war sehr lang und dick, mit einer mehr als ellenlangen stählernen Spitze.
Todo lo miró y todo lo notó don Quijote, y juzgó de lo visto y mirado que el ya dicho caballero debía de ser de grandes fuerzas; pero no por eso temió, como Sancho Panza; antes, con gentil denuedo, dijo al Caballero de los Espejos. All dies beobachtete und merkte sich Don Quijote, und er schloß daraus, der Ritter müsse von großer Körperkraft sein. Aber darum fürchtete er sich keineswegs wie Sancho Pansa; vielmehr sprach er mit edlem Mute zu dem Ritter mit den Spiegeln:
-Si la mucha gana de pelear, señor caballero, no os gasta la cortesía, por ella os pido que alcéis la visera un poco, porque yo vea si la gallardía de vuestro rostro responde a la de vuestra disposición. »Wenn allzu große Kampfeslust, Herr Ritter, nicht Eure ganze Höflichkeit aufgezehrt hat, so bitte ich Euch um dieser Eurer Höflichkeit willen, das Visier ein wenig zu lüften, auf daß ich ersehe, ob die Schönheit Eures Angesichts dem Glanz Eurer Rüstung entspricht.«
-O vencido o vencedor que salgáis desta empresa, señor caballero -respondió el de los Espejos-, os quedará tiempo y espacio demasiado para verme; y si ahora no satisfago a vuestro deseo, es por parecerme que hago notable agravio a la hermosa Casildea de Vandalia en dilatar el tiempo que tardare en alzarme la visera, sin haceros confesar lo que ya sabéis que pretendo. »Ob Ihr nun besiegt oder siegreich aus diesem Abenteuer hervorgeht, Herr Ritter«, antwortete der mit den Spiegeln, »so wird Euch Zeit und Gelegenheit mehr als genug verbleiben, mich zu sehen; und wenn ich jetzt Eurem Wunsche kein Genügen tue, so ist der Grund, daß ich der schönen Casildea von Vandalien eine beträchtliche Ungebühr anzutun vermeine, wenn ich auch nur so lange Zeit, als ich mit dem Aufheben meines Visiers verbrächte, zögern würde, Euch zu jenem Bekenntnis zu zwingen, auf welches, wie Ihr schon wißt, mein Begehren steht.«
-Pues, en tanto que subimos a caballo -dijo don Quijote-, bien podéis decirme si soy yo aquel don Quijote que dijistes haber vencido. »Dann könnt Ihr, während wir zu Pferde steigen«, sprach Don Quijote, »mir doch wohl sagen, ob ich jener Don Quijote bin, den Ihr besiegt haben wollt.«
-A eso vos respondemos -dijo el de los Espejos- que parecéis, como se parece un huevo a otro, al mismo caballero que yo vencí; pero, según vos decís que le persiguen encantadores, no osaré afirmar si sois el contenido o no. »Darauf antworte Ich Euch«, versetzte der Spiegelritter, »daß Ihr dem nämlichen Ritter, den ich besiegt habe, gleicht wie ein Ei dem andern; aber da Ihr sagt, daß Euch Zauberer verfolgen, so wage ich es nicht mit Gewißheit zu behaupten, ob Ihr der von mir gemeinte seid oder nicht.«
-Eso me basta a mí -respondió don Quijote- para que crea vuestro engaño; empero, para sacaros dél de todo punto, vengan nuestros caballos; que, en menos tiempo que el que tardárades en alzaros la visera, si Dios, si mi señora y mi brazo me valen, veré yo vuestro rostro, y vos veréis que no soy yo el vencido don Quijote que pensáis. »Das genügt mir«, entgegnete Don Quijote, »um mich von Eurem Irrtum zu überzeugen; jedennoch, um Euch in jeder Beziehung daraus zu reißen, laßt unsere Rosse kommen, und in kürzerer Zeit, als Ihr gebraucht hättet, Euer Visier zu heben, wofern Gott, wofern meine Gebieterin und meines Armes Kraft mit mir sind, werde ich Euer Angesicht sehen, und Ihr werdet erkennen, daß ich nicht der besiegte Don Quijote bin, den Ihr meint.«
Con esto, acortando razones, subieron a caballo, y don Quijote volvió las riendas a Rocinante para tomar lo que convenía del campo, para volver a encontrar a su contrario, y lo mesmo hizo el de los Espejos. Pero, no se había apartado don Quijote veinte pasos, cuando se oyó llamar del de los Espejos, y, partiendo los dos el camino, el de los Espejos le dijo. Hiermit brachen sie ihre Unterredung ab, bestiegen ihre Rosse, und Don Quijote wendete Rosinante, um den erforderlichen Anlauf wider seinen Gegner zu gewinnen; und das nämliche tat der Spiegelritter. Allein Don Quijote hatte sich noch keine zwanzig Schritte weit entfernt, als er hörte, wie der mit den Spiegeln ihm zurief; beide blieben auf halbem Wege halten, und der Spiegelritter sagte zu jenem:
-Advertid, señor caballero, que la condición de nuestra batalla es que el vencido, como otra vez he dicho, ha de quedar a discreción del vencedor. »Beachtet wohl, Herr Ritter, die Bedingung unsres Kampfes ist, daß der Besiegte, wie ich schon einmal gesagt, dem Sieger auf Gnade und Ungnade verfällt.«
-Ya la sé -respondió don Quijote-; con tal que lo que se le impusiere y mandare al vencido han de ser cosas que no salgan de los límites de la caballería. »Ich kenne die Bedingung bereits«, versetzte Don Quijote; »doch vorbehalten, daß, was dem Besiegten auferlegt und anbefohlen wird, die Gesetze des Rittertums nicht überschreiten darf.«
-Así se entiende -respondió el de los Espejos. »Das versteht sich«, antwortete der mit den Spiegeln.
Ofreciéronsele en esto a la vista de don Quijote las estrañas narices del escudero, y no se admiró menos de verlas que Sancho; tanto, que le juzgó por algún monstro, o por hombre nuevo y de aquellos que no se usan en el mundo. Sancho, que vio partir a su amo para tomar carrera, no quiso quedar solo con el narigudo, temiendo que con solo un pasagonzalo con aquellas narices en las suyas sería acabada la pendencia suya, quedando del golpe, o del miedo, tendido en el suelo, y fuese tras su amo, asido a una acción de Rocinante; y, cuando le pareció que ya era tiempo que volviese, le dijo. In diesem Augenblick fielen Don Quijotes Blicke auf die merkwürdige Nase des Schildknappen, und er staunte sie nicht weniger als Sancho dermaßen an, daß er den Knappen für eine Mißgeburt hielt oder für einen Menschen ganz neuer Art, wie sie sonst in der Welt nicht vorkommen. Als Sancho seinen Herrn abreiten sah, um einen Anlauf zu nehmen, wollte er mit dem Nasenungeheuer nicht allein bleiben; denn er fürchtete, wenn jene Nase der seinigen nur einen einzigen Schneller versetzte, so würde es mit seinem Fechten zu Ende sein, da er jedenfalls, sei es vom Stoße, sei es von der Angst, zu Boden gestreckt würde. Er lief seinem Herrn nach, faßte Rosinante am Steigriemen, und als ihm der Augenblick gekommen schien, daß Don Quijote zum Kampf wenden würde, sprach er zu ihm:
-Suplico a vuesa merced, señor mío, que antes que vuelva a encontrarse me ayude a subir sobre aquel alcornoque, de donde podré ver más a mi sabor, mejor que desde el suelo, el gallardo encuentro que vuesa merced ha de hacer con este caballero. »Ich bitte Euer Gnaden flehentlich, Herre mein, daß Ihr, ehe Ihr zum Angriff wendet, mir hier auf den Korkbaum helft, von wo ich viel angenehmer für mich und besser als von ebener Erde aus das kühne Turnier mit ansehen kann, das Euer Gnaden mit diesem Ritter bestehen will.«
-Antes creo, Sancho -dijo don Quijote-, que te quieres encaramar y subir en andamio por ver sin peligro los toros. »Ich glaube eher«, sprach Don Quijote, »du willst in die Höhe und auf das Gerüst, um dem Stiergefecht ohne Gefahr zusehen zu können.«
-La verdad que diga -respondió Sancho-, las desaforadas narices de aquel escudero me tienen atónito y lleno de espanto, y no me atrevo a estar junto a él. »Um die Wahrheit zu gestehen«, gab Sancho zur Antwort, »das Ungeheuer von Nase, das dieser Schildknappe an sich trägt, verursacht mir Angst und Entsetzen, und ich getraue mich nicht, allein bei ihm zu bleiben.«
-Ellas son tales -dijo don Quijote-, que, a no ser yo quien soy, también me asombraran; y así, ven: ayudarte he a subir donde dices. »Allerdings ist sie derartig«, sprach Don Quijote, »daß, wäre ich nicht der Mann, der ich bin, sie auch mich erschrecken würde. Komm also, ich will dir hinaufhelfen, wo du hinbegehrst.«
En lo que se detuvo don Quijote en que Sancho subiese en el alcornoque, tomó el de los Espejos del campo lo que le pareció necesario; y, creyendo que lo mismo habría hecho don Quijote, sin esperar son de trompeta ni otra señal que los avisase, volvió las riendas a su caballo -que no era más ligero ni de mejor parecer que Rocinante-, y, a todo su correr, que era un mediano trote, iba a encontrar a su enemigo; pero, viéndole ocupado en la subida de Sancho, detuvo las riendas y paróse en la mitad de la carrera, de lo que el caballo quedó agradecidísimo, a causa que ya no podía moverse. Don Quijote, que le pareció que ya su enemigo venía volando, arrimó reciamente las espuelas a las trasijadas ijadas de Rocinante, y le hizo aguijar de manera, que cuenta la historia que esta sola vez se conoció haber corrido algo, porque todas las demás siempre fueron trotes declarados; y con esta no vista furia llegó donde el de los Espejos estaba hincando a su caballo las espuelas hasta los botones, sin que le pudiese mover un solo dedo del lugar donde había hecho estanco de su carrera. Während Don Quijote sich dabei aufhielt, seinem Sancho auf den Korkbaum zu helfen, nahm der Spiegelritter soviel Feld zum Anlauf, als ihm nötig schien, und im Glauben, daß Don Quijote das nämliche getan, wartete er weder den üblichen Trompetenstoß ab noch sonst ein Zeichen zum Kampf, wandte sein Pferd, das weder leichtfüßiger noch bessern Aussehens war als Rosinante, und ritt in dessen schnellstem Lauf, das heißt in mäßigem Trab, vorwärts, um seinen Gegner anzurennen; aber da er ihn beim Hinaufklettern Sanchos beschäftigt sah, zog er die Zügel an und hielt mitten im Rennen still, wofür ihm sein Pferd höchst dankbar war, weil es sich schon nicht mehr rühren konnte. Don Quijote, in der Meinung, daß sein Gegner im Fluge herankomme, drückte seinem Rosinante die Sporen kräftig in die Lenden, die elenden, und trieb ihn zu solcher Eile, daß die Geschichte dies das einzige Mal nennt, wo er ein klein wenig galoppiert haben soll; denn die andern Male war es stets nur ein unverkennbarer Trab und nicht mehr. Mit diesem rasenden, noch nicht dagewesenen Ungestüm stürmte er dahin, wo der Spiegelreiter hielt und sich damit beschäftigte, seinem Pferde die Sporen bis an die Fersen einzubohren, ohne daß er es nur einen Zollbreit von der Stelle fortbringen konnte, wo es wie angewurzelt stehengeblieben war.
En esta buena sazón y coyuntura halló don Quijote a su contrario embarazado con su caballo y ocupado con su lanza, que nunca, o no acertó, o no tuvo lugar de ponerla en ristre. Don Quijote, que no miraba en estos inconvenientes, a salvamano y sin peligro alguno, encontró al de los Espejos con tanta fuerza, que mal de su grado le hizo venir al suelo por las ancas del caballo, dando tal caída, que, sin mover pie ni mano, dio señales de que estaba muerto. In diesem günstigen Augenblick und Zustand fand Don Quijote seinen Gegner, wie er völlig durch sein Pferd und seinen Speer in Anspruch genommen war, den einzulegen er nicht verstand oder nicht genügend Zeit hatte. Don Quijote kümmerte sich nicht um diese mißlichen Umstände, und in aller Sicherheit und ohne jede Gefahr traf er den Spiegelritter mit so kräftigem Stoß, daß dieser sehr wider Willen über die Kruppe des Pferdes zu Boden flog und einen solchen Fall tat, daß er weder Hand noch Fuß rührte und wie tot dalag.
Apenas le vio caído Sancho, cuando se deslizó del alcornoque y a toda priesa vino donde su señor estaba, el cual, apeándose de Rocinante, fue sobre el de los Espejos, y, quitándole las lazadas del yelmo para ver si era muerto y para que le diese el aire si acaso estaba vivo; y vio... ¿Quién podrá decir lo que vio, sin causar admiración, maravilla y espanto a los que lo oyeren? Vio, dice la historia, el rostro mesmo, la misma figura, el mesmo aspecto, la misma fisonomía, la mesma efigie, la pespetiva mesma del bachiller Sansón Carrasco; y, así como la vio, en altas voces dijo. Kaum sah Sancho ihn am Boden, so rutschte er von seinem Korkbaum herunter und lief in aller Eile zu seinem Herrn; dieser stieg von Rosinante ab, machte sich über den Spiegelritter her, löste ihm die Helmriemen, um zu sehen, ob er tot sei, und damit die frische Luft ihm ins Gesicht streiche, wenn er sich vielleicht noch am Leben befinde, und sah ... Wer vermag zu sagen, was er sah, ohne in jedem, der dies hören wird, Staunen, Verwunderung und Entsetzen zu wecken? Er sah, berichtet die Geschichte, das leibhafte Angesicht, die wahre Gestalt, das ganze Äußere, die leibhaftigen Gesichtszüge, das wirkliche Ebenbild, das lebenstreue Äußere des Baccalaureus Sansón Carrasco. Illustration Bei diesem Anblick rief er mit laut erhobener Stimme:
-¡Acude, Sancho, y mira lo que has de ver y no lo has creer! ¡Aguija, hijo, y advierte lo que puede la magia, lo que pueden los hechiceros y los encantadores. »Komm herbei, Sancho, und betrachte hier, was du sehen wirst, du wirst es nicht glauben; eile, mein Sohn, und merke, was die Magie vermag, was Hexenmeister und Zauberkünstler vermögen.«
Llegó Sancho, y, como vio el rostro del bachiller Carrasco, comenzó a hacerse mil cruces y a santiguarse otras tantas. En todo esto, no daba muestras de estar vivo el derribado caballero, y Sancho dijo a don Quijote. Sancho kam herzu, und als er das Gesicht des Baccalaureus Sansón Carrasco erblickte, bekreuzte er sich tausendmal und segnete sich noch tausendmal dazu. Während dieser ganzen Zeit gab der niedergeworfene Ritter kein Lebenszeichen von sich, und Sancho sprach zu Don Quijote:
-Soy de parecer, señor mío, que, por sí o por no, vuesa merced hinque y meta la espada por la boca a este que parece el bachiller Sansón Carrasco; quizá matará en él a alguno de sus enemigos los encantadores. »Ich bin des Dafürhaltens, Herre mein, Euer Gnaden sollte für den Fall, daß, und für den Fall, daß nicht, diesem hier, der aussieht wie der Baccalaureus Carrasco, das Schwert in den Mund stecken und hineinstoßen; vielleicht daß Ihr in diesem Mann einen von Euern Feinden, den Zauberern, umbringt.«
-No dices mal -dijo don Quijote-, porque de los enemigos, los menos. »Was du sagst, ist nicht übel«, versetzte Don Quijote; »denn je weniger Feinde, desto besser.«
Y, sacando la espada para poner en efecto el aviso y consejo de Sancho, llegó el escudero del de los Espejos, ya sin las narices que tan feo le habían hecho, y a grandes voces dijo. Und als er schon das Schwert zog, um Sanchos Rat und Weisung zu befolgen, kam der Schildknappe des Spiegelritters herzu, jetzt ohne die Nase, die ihn so häßlich gemacht hatte, und schrie mit gewaltiger Stimme:
-Mire vuesa merced lo que hace, señor don Quijote, que ese que tiene a los pies es el bachiller Sansón Carrasco, su amigo, y yo soy su escudero. »Bedenket wohl, Señor Don Quijote, was Ihr tut, denn der Mann, den Ihr zu Euern Füßen liegen habt, ist der Baccalaureus Sanón Carrasco, Euer Freund, und ich bin sein Schildknappe.«
Y, viéndole Sancho sin aquella fealdad primera, le dijo: Als Sancho ihn ohne seine frühere Häßlichkeit sah, sprach er zu ihm:
-¿Y las narices. »Und die Nase?«
A lo que él respondió. Darauf antwortete jener:
-Aquí las tengo, en la faldriquera. »Hier hab ich sie in der Tasche.«
Y, echando mano a la derecha, sacó unas narices de pasta y barniz, de máscara, de la manifatura que quedan delineadas. Y, mirándole más y más Sancho, con voz admirativa y grande, dijo. Und er steckte die Hand rechts in die Hose und zog eine Maskennase aus lackiertem Pappdeckel von der beschriebenen Gestalt hervor, und als Sancho sich länger und länger verwunderte, brach er endlich laut aufschreiend in die staunenden Worte aus:
-¡Santa María, y valme! ¿Éste no es Tomé Cecial, mi vecino y mi compadre. »Heilige Maria, steh mir bei! Ist das nicht Tomé Cecial, mein Nachbar und Gevatter?«
-Y ¡cómo si lo soy! -respondió el ya desnarigado escudero-: Tomé Cecial soy, compadre y amigo Sancho Panza, y luego os diré los arcaduces, embustes y enredos por donde soy aquí venido; y en tanto, pedid y suplicad al señor vuestro amo que no toque, maltrate, hiera ni mate al caballero de los Espejos, que a sus pies tiene, porque sin duda alguna es el atrevido y mal aconsejado del bachiller Sansón Carrasco, nuestro compatrioto. »Ob ich es bin!« antwortete der entnaste Schildknappe. »Ich bin Tomé Cecial, o mein Gevatter und Freund Sancho Pansa! Und ich werd Euch sogleich all die Mittel und Wege, die Vorspiegelungen und Ränke erzählen, mit denen ich hergelockt worden; aber mittlerweile müßt Ihr Euern gnädigen Herrn bitten und anflehen, daß er den Spiegelritter zu seinen Füßen nicht berührt, mißhandelt, verwundet, umbringt; denn Ihr dürft nicht daran zweifeln, es ist der tollkühne und übelberatene Baccalaureus Sansón Carrasco, unser Landsmann.«
En esto, volvió en sí el de los Espejos, lo cual visto por don Quijote, le puso la punta desnuda de su espada encima del rostro, y le dijo. Indem kam der Spiegelritter wieder zu sich, und als Don Quijote das sah, hielt er ihm die Spitze seines entblößten Schwertes über das Gesicht und sprach zu ihm:
-Muerto sois, caballero, si no confesáis que la sin par Dulcinea del Toboso se aventaja en belleza a vuestra Casildea de Vandalia; y demás de esto habéis de prometer, si de esta contienda y caída quedárades con vida, de ir a la ciudad del Toboso y presentaros en su presencia de mi parte, para que haga de vos lo que más en voluntad le viniere; y si os dejare en la vuestra, asimismo habéis de volver a buscarme, que el rastro de mis hazañas os servirá de guía que os traiga donde yo estuviere, y a decirme lo que con ella hubiéredes pasado; condiciones que, conforme a las que pusimos antes de nuestra batalla, no salen de los términos de la andante caballería. »Ihr seid des Todes, Ritter, wenn Ihr nicht bekennt, daß die unvergleichliche Dulcinea von Toboso an Schönheit Eurer Casildea von Vandalien voransteht. Überdies müsset Ihr geloben, wofern Ihr aus diesem Strauß und Sturz mit dem Leben davonkommt, nach der großen Stadt Toboso zu ziehen und Euch ihr in meinem Namen zu stellen, damit sie mit Euch tue, was ihr zu Willen und Belieben stehen mag. So sie Euch aber die Freiheit gibt, so sollet Ihr im gleichen Augenblick umkehren, mich aufzusuchen, denn die Spur meiner Rittertaten wird Euch zum Führer dienen und Euch dahin geleiten, wo ich weile, und da sollet Ihr mir künden, was Ihr mit ihr besprochen habet. Das sind Bedingungen, die, denen gemäß, welche wir vor unserm Kampfe festgesetzt haben, die Gesetze des fahrenden Ritterwesens nicht überschreiten.«
-Confieso -dijo el caído caballero- que vale más el zapato descosido y sucio de la señora Dulcinea del Toboso que las barbas mal peinadas, aunque limpias, de Casildea, y prometo de ir y volver de su presencia a la vuestra, y daros entera y particular cuenta de lo que me pedís. »Ich bekenne«, sprach der gestürzte Ritter, »daß ein schmutziger und aus den Nähten gegangener Schuh des Fräuleins Dulcinea von Toboso mehr wert ist als der schlecht gekämmte, wenn auch saubere Bart Casildeas, und gelobe hinzuziehen und von ihrer Person zur Eurigen zurückzukehren und Euch völligen und umständlichen Bericht über alles zu erstatten, was Ihr mir gebietet.«
-También habéis de confesar y creer -añadió don Quijote- que aquel caballero que vencistes no fue ni pudo ser don Quijote de la Mancha, sino otro que se le parecía, como yo confieso y creo que vos, aunque parecéis el bachiller Sansón Carrasco, no lo sois, sino otro que le parece, y que en su figura aquí me le han puesto mis enemigos, para que detenga y temple el ímpetu de mi cólera, y para que use blandamente de la gloria del vencimiento. »Auch sollet Ihr bekennen und glauben«, fügte Don Quijote hinzu, »daß jener von Euch besiegte Ritter keineswegs Don Quijote von der Mancha war noch sein konnte, sondern ein anderer, der ihm ähnlich war; wie auch ich bekenne und glaube, daß Ihr, obschon Ihr das Aussehen des Baccalaureus Sansón Carrasco habt, es keineswegs seid, sondern vielmehr ein anderer, der ihm gleicht und den meine Feinde mir in seiner Gestalt hier vor die Augen gestellt, damit ich das heiße Ungestüm meines Zornes hemme und mäßige und damit ich des Siegerruhms mit Milde mich bediene.«
-Todo lo confieso, juzgo y siento como vos lo creéis, juzgáis y sentís -respondió el derrengado caballero-. Dejadme levantar, os ruego, si es que lo permite el golpe de mi caída, que asaz maltrecho me tiene. »Alles dies bekenn ich und sehe es so an und denke es, wie Ihr es glaubt und anseht und denket«, entgegnete der lendenlahme Ritter. »Laßt mich aufstehen, bitt ich Euch, wenn nämlich die Erschütterung von meinem Fall es mir erlaubt, der mich gar übel zugerichtet hat.«
Ayudóle a levantar don Quijote y Tomé Cecial, su escudero, del cual no apartaba los ojos Sancho, preguntándole cosas cuyas respuestas le daban manifiestas señales de que verdaderamente era el Tomé Cecial que decía; mas la aprehensión que en Sancho había hecho lo que su amo dijo, de que los encantadores habían mudado la figura del Caballero de los Espejos en la del bachiller Carrasco, no le dejaba dar crédito a la verdad que con los ojos estaba mirando. Finalmente, se quedaron con este engaño amo y mozo, y el de los Espejos y su escudero, mohínos y malandantes, se apartaron de don Quijote y Sancho, con intención de buscar algún lugar donde bizmarle y entablarle las costillas. Don Quijote y Sancho volvieron a proseguir su camino de Zaragoza, donde los deja la historia, por dar cuenta de quién era el Caballero de los Espejos y su narigante escudero. Don Quijote und des Spiegelritters Schildknappe Tomé Cecial halfen ihm auf. Sancho verwendete kein Auge von dem letzteren und fragte ihn nach Dingen, deren Beantwortung ihm deutliche Beweise gab, er sei wirklich der Tomé Cecial, für den er sich ausgab; aber in Sancho hatte seines Herrn Behauptung, die Zauberer hätten die Gestalt des Spiegelritters in die des Baccalaureus Carrasco verwandelt, ängstliche Vorstellungen erweckt, die ihm nicht gestatteten, der Wahrheit Glauben zu schenken, die er doch mit seinen eigenen Augen sah. Kurz, Herr und Diener verharrten in ihrem Wahn, und der mit den Spiegeln und sein Schildknappe, grämlich, weil sie so übel gefahren, schieden von Don Quijote und Sancho mit der Absicht; ein Dorf aufzusuchen, um den Gestürzten zu verbinden und ihm die Rippen wieder einzurichten. Don Quijote und Sancho wandten sich wieder auf ihren Weg nach Zaragoza, und hier verläßt sie die Geschichte, um zu berichten, wer der Spiegelritter war und sein großnasiger





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XV. Donde se cuenta y da noticia de quién era el Caballero de los Espejos y su escudero.

15. Kapitel Wo erzählt und nachgewiesen wird, wer der Spiegelritter und sein Schildknappe gewesen

En estremo contento, ufano y vanaglorioso iba don Quijote por haber alcanzado vitoria de tan valiente caballero como él se imaginaba que era el de los Espejos, de cuya caballeresca palabra esperaba saber si el encantamento de su señora pasaba adelante, pues era forzoso que el tal vencido caballero volviese, so pena de no serlo, a darle razón de lo que con ella le hubiese sucedido. Pero uno pensaba don Quijote y otro el de los Espejos, puesto que por entonces no era otro su pensamiento sino buscar donde bizmarse, como se ha dicho. Äußerst zufrieden, stolz und aufgeblasen war Don Quijote, den Sieg über einen so mannhaften Ritter erlangt zu haben, wie es in seiner Einbildung der mit den Spiegeln war. Auf dessen ritterlich Wort vertraute er, um zu erfahren, ob die Verzauberung seiner Herzensgebieterin noch fortdaure, denn unfehlbar mußte sotaner besiegte Ritter bei Strafe, nicht mehr ein Ritter zu sein, zurückkehren, um getreulich zu berichten, was zwischen ihm und der Dame vorgefallen. Aber anders dachte Don Quijote und anders der mit den Spiegeln; denn dieser hatte, wie gesagt, für jetzt keinen anderen Gedanken, als einen Platz zu suchen, wo er verbunden werden könnte.
Dice, pues, la historia que cuando el bachiller Sansón Carrasco aconsejó a don Quijote que volviese a proseguir sus dejadas caballerías, fue por haber entrado primero en bureo con el cura y el barbero sobre qué medio se podría tomar para reducir a don Quijote a que se estuviese en su casa quieto y sosegado, sin que le alborotasen sus mal buscadas aventuras; de cuyo consejo salió, por voto común de todos y parecer particular de Carrasco, que dejasen salir a don Quijote, pues el detenerle parecía imposible, y que Sansón le saliese al camino como caballero andante, y trabase batalla con él, pues no faltaría sobre qué, y le venciese, teniéndolo por cosa fácil, y que fuese pacto y concierto que el vencido quedase a merced del vencedor; y así vencido don Quijote, le había de mandar el bachiller caballero se volviese a su pueblo y casa, y no saliese della en dos años, o hasta tanto que por él le fuese mandado otra cosa; lo cual era claro que don Quijote vencido cumpliría indubitablemente, por no contravenir y faltar a las leyes de la caballería, y podría ser que en el tiempo de su reclusión se le olvidasen sus vanidades, o se diese lugar de buscar a su locura algún conveniente remedio. Es sagt nun die Geschichte, daß damals, als der Baccalaureus Sansón Carrasco unserm Don Quijote den Rat erteilte, seine unterbrochene Ritterlaufbahn wieder fortzusetzen, dies nur deshalb geschehen sei, weil er vorher mit dem Pfarrer und dem Barbier beraten hatte, welches Mittel man ergreifen könne, um Don Quijote ruhig und friedsam zu Hause zu halten, ohne daß ihn seine stets zum Unheil aufgesuchten Abenteuer wieder in Aufregung brächten. Aus dieser Beratung ging mit sämtlichen Stimmen, und insbesondere nach dem Vorschlag Carrascos, der Beschluß hervor, Don Quijote ziehen zu lassen, da ihn zurückzuhalten unmöglich schien; Sansón solle als fahrender Ritter ihm den Weg verlegen und einen Kampf mit ihm beginnen, da es an einem Grund zum Streite nicht fehlen würde; er solle ihn besiegen, was für etwas Leichtes erachtet wurde, und es solle dabei Bedingung sein, daß der Besiegte sich dem Sieger auf Gnade und Ungnade ergeben müsse; und wenn demnach Don Quijote besiegt sei, solle ihm der zum Ritter gewordene Baccalaureus gebieten, zu seinem Dorf und Hause zurückzukehren und sein Heim nicht zu verlassen, bis zwei Jahre vorüber seien oder bis ihm vom Sieger ein anderes auferlegt würde. Es war klar, daß der besiegte Don Quijote dies unweigerlich befolgen würde, um nicht gegen die Gesetze der Ritterschaft zu verfehlen und sich gegen sie aufzulehnen; es wäre möglich, daß während seiner Haft seine eitlen Torheiten ihm in Vergessenheit kämen oder daß man Gelegenheit fände, ein passendes Heilmittel für seine Verrücktheit zu entdecken.
Aceptólo Carrasco, y ofreciósele por escudero Tomé Cecial, compadre y vecino de Sancho Panza, hombre alegre y de lucios cascos. Armóse Sansón como queda referido y Tomé Cecial acomodó sobre sus naturales narices las falsas y de máscara ya dichas, porque no fuese conocido de su compadre cuando se viesen; y así, siguieron el mismo viaje que llevaba don Quijote, y llegaron casi a hallarse en la aventura del carro de la Muerte. Y, finalmente, dieron con ellos en el bosque, donde les sucedió todo lo que el prudente ha leído; y si no fuera por los pensamientos extraordinarios de don Quijote, que se dio a entender que el bachiller no era el bachiller, el señor bachiller quedara imposibilitado para siempre de graduarse de licenciado, por no haber hallado nidos donde pensó hallar pájaros. Carrasco übernahm den Auftrag, und es bot sich ihm zum Schildknappen der Gevatter und Nachbar Sanchos an, Tomé Cecial, ein lustiger Geselle und heller Kopf. Sansón rüstete sich, wie schon beschrieben, und Tomé Cecial befestigte über seiner natürlichen Nase die erwähnte Maskennase, damit er von seinem Gevatter nicht erkannt würde, wenn sie einander sähen; und so verfolgten sie denselben Weg, den Don Quijote eingeschlagen hatte. Beinahe wären sie rechtzeitig gekommen, um das Abenteuer mit dem Wagen des Todes mitzuerleben, und endlich trafen sie jene im Walde, wo ihnen all das begegnete, was der aufmerksame Leser bereits weiß; und hätten die wundersamen Meinungen Don Quijotes es nicht verhindert, der da des Glaubens war, der Baccalaureus sei nicht der Baccalaureus, so wäre es dem Herrn Baccalaureus auf ewige Zeiten unmöglich geworden, zum Grad eines Lizentiaten vorzurücken. Das kam davon, daß er Vögel auszuheben ging und nicht einmal ein Nest fand.
Tomé Cecial, que vio cuán mal había logrado sus deseos y el mal paradero que había tenido su camino, dijo al bachiller: Tomé Cecial, der nun sah, wie arg ihm seine Pläne mißraten waren und welches schlimme Ende seine Reise genommen, sagte zu dem Baccalaureus:
-Por cierto, señor Sansón Carrasco, que tenemos nuestro merecido: con facilidad se piensa y se acomete una empresa, pero con dificultad las más veces se sale della. Don Quijote loco, nosotros cuerdos: él se va sano y riendo, vuesa merced queda molido y triste. Sepamos, pues, ahora, cuál es más loco: ¿el que lo es por no poder menos, o el que lo es por su voluntad. »Wahrlich, Herr Sansón Carrasco, wir haben unseren verdienten Lohn bekommen; mit Leichtigkeit ersinnt und beginnt man ein Unternehmen, und mit Schwierigkeit zieht man sich in den meisten Fällen wieder heraus. Don Quijote der Narr, wir die Gescheiten: er zieht heil und lachend von dannen, Ihr bleibt zerschlagen und betrübsam zurück. Nun wollen wir einmal sehen, wer der größere Narr ist: wer es ist, weil er eben nicht anders kann, oder wer es aus eignem freiem Willen ist?«
A lo que respondió Sansón. Darauf antwortete Sansón:
-La diferencia que hay entre esos dos locos es que el que lo es por fuerza lo será siempre, y el que lo es de grado lo dejará de ser cuando quisiere. »Zwischen diesen zwei Narren ist der Unterschied, daß der eine, der es unter dem Zwange seiner Natur ist, es für immer sein wird, und der es aus freien Stücken ist, seiner Narrheit ein Ende machen kann, sobald er es will.«
-Pues así es -dijo Tomé Cecial-, yo fui por mi voluntad loco cuando quise hacerme escudero de vuestra merced, y por la misma quiero dejar de serlo y volverme a mi casa. »Da nun dem so ist«, sprach Tomé Cecial, »so war ich aus eigenem freiem Willen ein Narr, als ich mich zu Euer Gnaden Schildknappen hergab, und ebenso aus eigenem freiem Willen will ich meiner Narrheit ein Ende machen und nach meinem Hause zurückkehren.«
-Eso os cumple -respondió Sansón-, porque pensar que yo he de volver a la mía, hasta haber molido a palos a don Quijote, es pensar en lo escusado; y no me llevará ahora a buscarle el deseo de que cobre su juicio, sino el de la venganza; que el dolor grande de mis costillas no me deja hacer más piadosos discursos. »Das mag gut sein für Euch«, entgegnete Sansón; »aber wenn Ihr glaubt, daß ich in das meinige zurückkehre, bevor ich Don Quijote ganz gehörig zerprügelt habe, irrt Ihr gewaltig. Und was mich von nun an treiben wird, ihn aufzusuchen, ist nicht mehr der Wunsch, daß er wieder zu Verstand komme, sondern der Wunsch nach Rache; denn mein gewaltiger Rückenschmerz läßt keinen barmherzigeren Gedanken bei mir aufkommen.«
En esto fueron razonando los dos, hasta que llegaron a un pueblo donde fue ventura hallar un algebrista, con quien se curó el Sansón desgraciado. Tomé Cecial se volvió y le dejó, y él quedó imaginando su venganza; y la historia vuelve a hablar dél a su tiempo, por no dejar de regocijarse ahora con don Quijote. Unter diesen Gesprächen kamen sie zu einem Dorfe, wo sie das große Glück hatten, einen Wundarzt zu finden, bei dem sich Sansón in Pflege gab. Tomé Cecial verließ ihn und kehrte heim, und Sansón blieb zurück und sann seiner Rache nach. Die Geschichte wird seinerzeit wieder von ihm sprechen, da sie nicht umhinkann, jetzt erst mit Don Quijote fröhlich zu sein.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XVI De lo que sucedió a don Quijote con un discreto caballero de la Mancha.

16. Kapitel. Von der Begegnung Don Quijotes mit einem verständigen Edelmann aus der Mancha

Con la alegría, contento y ufanidad que se ha dicho, seguía don Quijote su jornada, imaginándose por la pasada vitoria ser el caballero andante más valiente que tenía en aquella edad el mundo; daba por acabadas y a felice fin conducidas cuantas aventuras pudiesen sucederle de allí adelante; tenía en poco a los encantos y a los encantadores; no se acordaba de los inumerables palos que en el discurso de sus caballerías le habían dado, ni de la pedrada que le derribó la mitad de los dientes, ni del desagradecimiento de los galeotes, ni del atrevimiento y lluvia de estacas de los yangüeses. Finalmente, decía entre sí que si él hallara arte, modo o manera como desencantar a su señora Dulcinea, no invidiara a la mayor ventura que alcanzó o pudo alcanzar el más venturoso caballero andante de los pasados siglos. En estas imaginaciones iba todo ocupado, cuando Sancho le dijo. Mit den freudigen, selbstzufriedenen und stolzen Regungen, die wir geschildert, setzte Don Quijote seine Reise fort, und ob des soeben erfochtenen Sieges hielt er sich für den tapfersten der fahrenden Ritter, den die Welt in diesem Zeitalter aufzuweisen habe. Alle Abenteuer, die ihm fürderhin begegnen könnten, hielt er bereits für so gut wie abgetan und zu glücklichem Ende geführt; die Verzauberungen samt den Zauberern achtete er gar gering; er gedachte nicht mehr der zahllosen Prügel, die er im Verlauf seiner Ritterfahrten empfangen, noch des Steinhagels, der ihm die Hälfte seiner Zähne ausgeschlagen, noch der Undankbarkeit jener Galeerensklaven noch des frechen Angriffs und Prügelregens der Yanguesen. Und endlich sprach er leise für sich: wenn er nur ein Mittel, eine Art und Weise fände, seine Gebieterin Dulcinea zu entzaubern, so würde er das größte Glück nicht beneiden, das der glücklichste unter den fahrenden Rittern der verflossenen Jahrhunderte erlangt hat oder erlangen konnte. In diese Betrachtungen war Don Quijote völlig versunken, als Sancho zu ihm sprach:
-¿No es bueno, señor, que aun todavía traigo entre los ojos las desaforadas narices, y mayores de marca, de mi compadre Tomé Cecial. »Ist es nicht drollig, Señor, daß ich noch immer die ungeheure, alles Maß überschreitende Nase meines Gevatters Tomé Cecial vor Augen habe?«
-Y ¿crees tú, Sancho, por ventura, que el Caballero de los Espejos era el bachiller Carrasco; y su escudero, Tomé Cecial, tu compadre. »Und du, Sancho, glaubst du vielleicht«, fragte Don Quijote dagegen, »daß der Spiegelritter wirklich der Baccalaureus Carrasco war und sein Schildknappe dein Gevatter Tomé Cecial?«
-No sé qué me diga a eso -respondió Sancho-; sólo sé que las señas que me dio de mi casa, mujer y hijos no me las podría dar otro que él mesmo; y la cara, quitadas las narices, era la misma de Tomé Cecial, como yo se la he visto muchas veces en mi pueblo y pared en medio de mi misma casa; y el tono de la habla era todo uno. »Ich weiß nicht, was ich dazu sagen soll«, meinte Sancho; »ich weiß nur: was er mir von meinem Hause, Weib und Kindern erzählt hat, konnte kein anderer als er selbst angeben. Auch das Gesicht war nach Wegnahme der Nase ganz das Gesicht Tomé Cecials, wie ich es oft genug an ihm gesehen habe dort in meinem Dorf, wo er mein Nachbar ist; auch war der Ton der Stimme völlig derselbe.«
-Estemos a razón, Sancho -replicó don Quijote-. Ven acá ¿en qué consideración puede caber que el bachiller Sansón Carrasco viniese como caballero andante, armado de armas ofensivas y defensivas, a pelear conmigo? ¿He sido yo su enemigo por ventura? ¿Hele dado yo jamás ocasión para tenerme ojeriza? ¿Soy yo su rival, o hace él profesión de las armas, para tener invidia a la fama que yo por ellas he ganado. »Wir wollen einmal überlegen, Sancho«, entgegnete Don Quijote. »Komm her! Wie könnte wohl der Baccalaureus Sansón Carrasco als fahrender Ritter daherkommen, zu Schutz und Trutz gerüstet, um mit mir zu kämpfen? Bin ich vielleicht sein Feind gewesen? Hab ich ihm jemals Anlaß gegeben, Groll gegen mich zu hegen? Bin ich sein Nebenbuhler, oder betreibt er das Waffenwerk, um mir den Ruhm zu neiden, den ich dadurch errungen habe?«
-Pues, ¿qué diremos, señor -respondió Sancho-, a esto de parecerse tanto aquel caballero, sea el que se fuere, al bachiller Carrasco, y su escudero a Tomé Cecial, mi compadre? Y si ello es encantamento, como vuestra merced ha dicho, ¿no había en el mundo otros dos a quien se parecieran? »Was sollen wir aber dazu sagen«, antwortete Sancho, »daß dieser Ritter, er sei, wer er sei, so sehr dem Baccalaur Carrasco ähnlich sieht und sein Schildknappe meinem Gevatter Tomé Cecial? Und wenn das Verzauberung ist, wie Euer Gnaden gesagt hat: gab es denn in der Welt nicht noch zwei andere, denen sie hätten ähnlich sehen können?«
-Todo es artificio y traza -respondió don Quijote- de los malignos magos que me persiguen, los cuales, anteviendo que yo había de quedar vencedor en la contienda, se previnieron de que el caballero vencido mostrase el rostro de mi amigo el bachiller, porque la amistad que le tengo se pusiese entre los filos de mi espada y el rigor de mi brazo, y templase la justa ira de mi corazón, y desta manera quedase con vida el que con embelecos y falsías procuraba quitarme la mía. Para prueba de lo cual ya sabes, ¡oh Sancho!, por experiencia que no te dejará mentir ni engañar, cuán fácil sea a los encantadores mudar unos rostros en otros, haciendo de lo hermoso feo y de lo feo hermoso, pues no ha dos días que viste por tus mismos ojos la hermosura y gallardía de la sin par Dulcinea en toda su entereza y natural conformidad, y yo la vi en la fealdad y bajeza de una zafia labradora, con cataratas en los ojos y con mal olor en la boca; y más, que el perverso encantador que se atrevió a hacer una transformación tan mala no es mucho que haya hecho la de Sansón Carrasco y la de tu compadre, por quitarme la gloria del vencimiento de las manos. Pero, con todo esto, me consuelo; porque, en fin, en cualquiera figura que haya sido, he quedado vencedor de mi enemigo. »Alles das ist ein Kunstgriff und Anschlag der bösartigen Zauberer, die mich verfolgen«, erklärte Don Quijote. »Da sie vorhersahen, daß ich in dem Streite Sieger bleiben würde, haben sie dafür gesorgt, daß der besiegte Ritter das Angesicht meines Freundes, des Baccalaureus, zeigen sollte, auf daß die Freundschaft, die ich für ihn hege, sich zwischen die Schneide meines Schwertes und die Gewalt meines Armes würfe und den gerechten Grimm meines Herzens mäßige und auf solche Weise der dem Leben erhalten bliebe, der das meine mir mit Blendwerk und falschem Spiel rauben wolle. Und zu dessen Erweis bist du ja, o Sancho, belehrt durch Erfahrung, die dich nicht belügen oder täuschen wird, wie leicht es den Zauberern ist, ein Gesicht in ein anderes zu verwandeln, indem sie aus dem Häßlichen Schönes, aus dem Schönen Häßliches schaffen; sintemal es noch nicht zwei Tage her ist, daß du mit eigenen Augen die Schönheit und Stattlichkeit der unvergleichlichen Dulcinea in ihrer ganzen Vollkommenheit und ihrer natürlichen Gestaltung gesehen hast, während ich sie in der Häßlichkeit und Niedrigkeit einer plumpen Bäuerin sah, die Augen triefend und den Mund voll üblen Geruches. Und wenn nun der heillose Zauberer sich einer so argen Umgestaltung erfrecht hat, so ist es nichts Sonderliches, daß er auch diejenige des Sansón Carrasco und die deines Gevatters bewerkstelligte, weil er mir den Siegesruhrn aus den Händen winden wollte. Indessen tröste ich mich darüber; denn am Ende, unter welcher Gestalt es auch geschehen sei, bin ich meines Feindes Herr geworden.«
-Dios sabe la verdad de todo -respondió Sancho. »Gott allein weiß die Wahrheit«, entgegnete Sancho.
Y como él sabía que la transformación de Dulcinea había sido traza y embeleco suyo, no le satisfacían las quimeras de su amo; pero no le quiso replicar, por no decir alguna palabra que descubriese su embuste. Da er wußte, daß Dulcineas Verwandlung sein eigener Anchlag und Schelmenstreich gewesen, so vermochten die Hirngespinste seines Herrn seine Zweifel nicht zu lösen; allein er wollte ihm nicht antworten, um nicht allenfalls mit einem Wort sein Schelmenstück zu verraten.
En estas razones estaban cuando los alcanzó un hombre que detrás dellos por el mismo camino venía sobre una muy hermosa yegua tordilla, vestido un gabán de paño fino verde, jironado de terciopelo leonado, con una montera del mismo terciopelo; el aderezo de la yegua era de campo y de la jineta, asimismo de morado y verde. Traía un alfanje morisco pendiente de un ancho tahalí de verde y oro, y los borceguíes eran de la labor del tahalí; las espuelas no eran doradas, sino dadas con un barniz verde, tan tersas y bruñidas que, por hacer labor con todo el vestido, parecían mejor que si fuera de oro puro. Cuando llegó a ellos, el caminante los saludó cortésmente, y, picando a la yegua, se pasaba de largo; pero don Quijote le dijo. In diesem Zwiegespräch waren sie begriffen, als ein Mann sie einholte, der des nämlichen Weges hinter ihnen herkam; er ritt eine prächtige Grauschimmelstute und trug einen Mantel von feinem grünem Tuch, mit violettem Samt verbrämt, nebst einer Jagdmütze vom nämlichen Samt. Sein Pferdezeug war reisemäßig, gleichfalls violett und grün, und die Bügel waren kurz geschnallt; er hatte einen maurischen Säbel an einem breiten Schulterriemen von Grün und Gold hängen; seine Halbstiefel waren von ebenso gewirktem Stoff wie das Wehrgehänge; die Sporen waren nicht vergoldet, sondern grün gestrichen und so blank poliert, daß sie, weil sie zu dem ganzen Anzug paßten, schöner aussahen, als wären sie von echtem Golde gewesen. Als der Reisende sie erreicht hatte, grüßte er sie höflich, spornte seine Stute und wollte vorbeireiten; allein Don Quijote sprach zu ihm:
-Señor galán, si es que vuestra merced lleva el camino que nosotros y no importa el darse priesa, merced recibiría en que nos fuésemos juntos. »Trefflicher Herr, wenn etwa Euer Gnaden desselben Weges zieht wie wir und es Euch nicht auf besondere Eile ankommt, so würdet Ihr mir eine Gunst erweisen, wenn wir zusammen reisten.«
-En verdad -respondió el de la yegua- que no me pasara tan de largo, si no fuera por temor que con la compañía de mi yegua no se alborotara ese caballo. »In der Tat«, antwortete der Reiter, »würde ich nicht sogleich das Weite gesucht haben, wenn ich nicht befürchtet hätte, daß durch die Nähe meiner Stute Euer Hengst unruhig würde.«
-Bien puede, señor -respondió a esta sazón Sancho-, bien puede tener las riendas a su yegua, porque nuestro caballo es el más honesto y bien mirado del mundo jamás en semejantes ocasiones ha hecho vileza alguna, y una vez que se desmandó a hacerla la lastamos mi señor y yo con las setenas. Digo otra vez que puede vuestra merced detenerse, si quisiere; que, aunque se la den entre dos platos, a buen seguro que el caballo no la arrostre. »Ihr könnt Eure Stute ruhig gehen lassen, Señor«, fiel hier Sancho ein, »denn unser Gaul ist der sittigste und anständigste auf Erden; nie hat er in ähnlichen Fällen eine Gemeinheit begangen, und das eine Mal, wo er sich vergessen hatte, haben mein Herr und ich es mit siebenfacher Buße entgelten müssen. Ich sag also noch einmal, Euer Gnaden kann langsam reiten, wenn Ihr wollt, denn wenn man ihm auch eine Stute auf dem Präsentierbrett entgegenbrächte, ganz gewiß würde er sie nicht ansehen.«
Detuvo la rienda el caminante, admirándose de la apostura y rostro de don Quijote, el cual iba sin celada, que la llevaba Sancho como maleta en el arzón delantero de la albarda del rucio; y si mucho miraba el de lo verde a don Quijote, mucho más miraba don Quijote al de lo verde, pareciéndole hombre de chapa. La edad mostraba ser de cincuenta años; las canas, pocas, y el rostro, aguileño; la vista, entre alegre y grave; finalmente, en el traje y apostura daba a entender ser hombre de buenas prendas. Der Reisende zog die Zügel an, voll Staunens ob Don Quijotes Aufzug und Angesicht, da der Ritter den Helm nicht aufhatte, welchen Sancho am Sattelknopf wie einen Mantelsack bei sich führte. Und wenn der Grünmantel Don Quijote aufmerksam ansah, so sah Don Quijote den Grünmantel noch aufmerksamer an, da ihm dieser ein Mann von Bedeutung schien. Sein Äußeres zeigte seine fünfzig Jahre, das Haar war dünn und grau, das Gesicht mit einer Adlernase, seine Miene zwischen munter und ernst; in Tracht und Haltung endlich ließ er den Mann von gutem Stande erkennen.
Lo que juzgó de don Quijote de la Mancha el de lo verde fue que semejante manera ni parecer de hombre no le había visto jamás admiróle la longura de su caballo, la grandeza de su cuerpo, la flaqueza y amarillez de su rostro, sus armas, su ademán y compostura figura y retrato no visto por luengos tiempos atrás en aquella tierra. Notó bien don Quijote la atención con que el caminante le miraba, y leyóle en la suspensión su deseo; y, como era tan cortés y tan amigo de dar gusto a todos, antes que le preguntase nada, le salió al camino, diciéndole Des Grünmantels Urteil über Don Quijote von der Mancha aber war, daß er ein solches Auftreten und Aussehen noch bei keinem Menschen gefunden. Er bestaunte die langgestreckte Gestalt seines Gaules und die Don Quijotes selbst, die welken Züge und die gelbe Farbe seines Gesichts, seine Wehr und Waffen, sein Benehmen, seine Haltung: kurz, eine Erscheinung, ein Bild, wie es seit längst vergangenen Zeiten in diesem Lande nicht gesehen worden. Wohl bemerkte Don Quijote die Aufmerksamkeit, mit welcher der Reisende ihn betrachtete, und las in seinen Zügen seinen Wunsch. Und da der Ritter so voll höflichen Anstandes war und so gern jedem Angenehmes erwies, so kam er, ohne eine Frage abzuwarten, ihm auf halbem Weg entgegen und sprach:
-Esta figura que vuesa merced en mí ha visto, por ser tan nueva y tan fuera de las que comúnmente se usan, no me maravillaría yo de que le hubiese maravillado; pero dejará vuesa merced de estarlo cuando le diga, como le digo, que soy caballero
destos que dicen las gentes
que a sus aventuras van.
»Da der Aufzug, den Euer Gnaden an mir bemerkt, jedem Auge so neu ist und so fern von dem, was heutzutage bräuchlich, sollte es mich nicht wundern, wenn dies Euch sollte gewundert haben; aber Ihr werdet alsobald von Eurer Verwunderung ablassen, wenn ich Euch sage - und das tue ich anitzo -, daß ich ein Ritter bin von jenen,
die, wie die Leute sagen,
hinausziehn auf ihre Abenteuer.
Salí de mi patria, empeñé mi hacienda, dejé mi regalo, y entreguéme en los brazos de la Fortuna, que me llevasen donde más fuese servida. Quise resucitar la ya muerta andante caballería, y ha muchos días que, tropezando aquí, cayendo allí, despeñándome acá y levantándome acullá, he cumplido gran parte de mi deseo, socorriendo viudas, amparando doncellas y favoreciendo casadas, huérfanos y pupilos, propio y natural oficio de caballeros andantes; y así, por mis valerosas, muchas y cristianas hazañas he merecido andar ya en estampa en casi todas o las más naciones del mundo. Treinta mil volúmenes se han impreso de mi historia, y lleva camino de imprimirse treinta mil veces de millares, si el cielo no lo remedia. Finalmente, por encerrarlo todo en breves palabras, o en una sola, digo que yo soy don Quijote de la Mancha, por otro nombre llamado el Caballero de la Triste Figura; y, puesto que las propias alabanzas envilecen, esme forzoso decir yo tal vez las mías, y esto se entiende cuando no se halla presente quien las diga; así que, señor gentilhombre, ni este caballo, esta lanza, ni este escudo, ni escudero, ni todas juntas estas armas, ni la amarillez de mi rostro, ni mi atenuada flaqueza, os podrá admirar de aquí adelante, habiendo ya sabido quién soy y la profesión que hago. Ich schied von meiner Heimat, verpfändete mein Eigentum, gab mein bequemes Leben auf und warf mich dem Glück in die Arme, mich hinzuführen, wo es ihm belieben mag. Das fahrende Rittertum, das schon erstorbene, wollte ich zum Leben auferwecken, und viele Tage ist's her, daß ich, hier strauchelnd, dort fallend, hier niederstürzend, dort wieder aufstehend, einen großen Teil meines Vorhabens ausgeführt, indem ich Witwen zu Hilfe kam, Jungfrauen Schutz verlieh, Ehefrauen, Waisen und Unmündigen zur Stütze wurde: ein Amt und Beruf, so den fahrenden Rittern eigentümlich und angeboren. Und so habe ich durch meiner zahlreichen, mannhaften, christlichen Taten Verdienst es dahin gebracht, daß ich bei fast allen oder doch den meisten Völkerschaften der Welt bereits im Druck zu finden bin. Dreißigtausend Bände sind von meiner Geschichte gedruckt worden, und es hat den Anschein, als sollten dreißigtausendmaltausend gedruckt werden, so der Himmel es nicht abwendet. Kurz, um alles in wenige Worte oder vielmehr in ein einziges zusammenzufassen, so sag ich: ich bin Don Quijote von der Mancha, sonst auch mit andrem Namen der Ritter von der traurigen Gestalt geheißen. Und wiewohl Eigenlob übel riecht, bin ich doch zuweilen genötigt, das meinige zu verkünden; versteht sich, wenn kein andrer sich anwesend findet, der es verkünde. Sonach, mein werter Edelmann, werden weder dies Roß noch dieser Speer, weder dieser Schild noch Schildknappe noch all diese Wehr und Waffen zusammen noch die gelbliche Blässe meines Gesichtes noch die Magerkeit meines Körpers Euch hinfüro wundern, nachdem Ihr nunmehr erfahren habt, wer ich bin und welchen Beruf ich übe.«
Calló en diciendo esto don Quijote, y el de lo verde, según se tardaba en responderle, parecía que no acertaba a hacerlo; pero de allí a buen espacio le dijo. Nach diesen Worten schwieg Don Quijote, und der Grünmantel zögerte so mit der Antwort, daß es schien, als ob er keine zu finden wisse. Nach einer guten Weile jedoch sagte er:
-Acertastes, señor caballero, a conocer por mi suspensión mi deseo; pero no habéis acertado a quitarme la maravilla que en mí causa el haberos visto; que, puesto que, como vos, señor, decís, que el saber ya quién sois me lo podría quitar, no ha sido así; antes, agora que lo sé, quedo más suspenso y maravillado. ¿Cómo y es posible que hay hoy caballeros andantes en el mundo, y que hay historias impresas de verdaderas caballerías? No me puedo persuadir que haya hoy en la tierra quien favorezca viudas, ampare doncellas, ni honre casadas, ni socorra huérfanos, y no lo creyera si en vuesa merced no lo hubiera visto con mis ojos. ¡Bendito sea el cielo!, que con esa historia, que vuesa merced dice que está impresa, de sus altas y verdaderas caballerías, se habrán puesto en olvido las innumerables de los fingidos caballeros andantes, de que estaba lleno el mundo, tan en daño de las buenas costumbres y tan en perjuicio y descrédito de las buenas historias. »Es ist Euch gut gelungen, Herr Ritter, an meinem Erstaunen meinen Wunsch zu erkennen; aber es ist Euch nicht gelungen, mich aus der Verwunderung zu reißen, in die mich Euer Anblick versetzt hat. Denn obschon Ihr sagt, daß ich nur zu wissen brauche, wer Ihr seid, Señor, um mich von meinem Erstaunen zu erholen, so ist es doch nicht geschehen; vielmehr sind jetzt, wo ich es weiß, Staunen und Verwunderung bei mir nur noch mehr gewachsen. Wie? Ist es möglich, daß es heutzutage noch fahrende Ritter in der Welt gibt und daß es sogar gedruckte Geschichten von wirklichen Rittertaten gibt? Ich kann mich nicht davon überzeugen, daß es heut auf Erden jemand geben kann, der sich Witwen hilfreich erwiese, Jungfrauen in seinen Schutz nähme oder für der Ehefrauen Ehre einstünde oder den Waisen Beistand leistete; und ich würde es nicht glauben, wenn ich es nicht an Euch mit meinen eignen Augen gesehen hätte. Gott sei gelobt, daß durch diese Geschichte, die nach Euer Gnaden Mitteilung von Euren hohen und wahrheitsgemäßen Rittertaten gedruckt vorliegt, die zahllosen Erzählungen von erdichteten fahrenden Rittern nun wohl in Vergessenheit versenkt sein werden, mit denen die Welt überfüllt war zu so großem Nachteil für die guten Sitten und zu so großer Beeinträchtigung und Mißachtung der guten Geschichtsbücher.«
-Hay mucho que decir -respondió don Quijote- en razón de si son fingidas, o no, las historias de los andantes caballeros. »Es ist viel darüber zu sagen«, entgegnete Don Quijote, »ob die Geschichten der fahrenden Ritter erdichtet sind oder nicht.«
-Pues, ¿hay quien dude -respondió el Verde- que no son falsas las tales historias. »Gibt's denn jemand, der zweifelt«, versetzte der Grüne, »daß die Geschichten dieser Art unwahr sind?«
-Yo lo dudo -respondió don Quijote-, y quédese esto aquí; que si nuestra jornada dura, espero en Dios de dar a entender a vuesa merced que ha hecho mal en irse con la corriente de los que tienen por cierto que no son verdaderas. » Ich zweifle daran«, gab Don Quijote zur Antwort, »und wir wollen es hierbei bewenden lassen; denn wenn unsre Reise länger dauert, so hoffe ich zu Gott, Euch klarzumachen, daß Ihr übel daran getan, mit dem Strom derer zu schwimmen, die es für ausgemacht halten, sie seien nicht wahr.«
Desta última razón de don Quijote tomó barruntos el caminante de que don Quijote debía de ser algún mentecato, y aguardaba que con otras lo confirmase; pero, antes que se divertiesen en otros razonamientos, don Quijote le rogó le dijese quién era, pues él le había dado parte de su condición y de su vida. A lo que respondió el del Verde Gabán. Aus dieser letzten Äußerung schöpfte der Reisende die Vermutung, Don Quijote müsse geistesgestört sein, und wartete darauf, ob noch andre Äußerungen von ihm dies bestätigen würden. Bevor sie sich jedoch in ein weiteres Gespräch einließen, ersuchte ihn Don Quijote, ihm zu sagen, wer er sei, da auch er ja ihm über seinen Beruf und sein Leben Auskunft erteilt habe. Darauf sagte der Grünmantel:
-Yo, señor Caballero de la Triste Figura, soy un hidalgo natural de un lugar donde iremos a comer hoy, si Dios fuere servido. Soy más que medianamente rico y es mi nombre don Diego de Miranda; paso la vida con mi mujer, y con mis hijos, y con mis amigos; mis ejercicios son el de la caza y pesca, pero no mantengo ni halcón ni galgos, sino algún perdigón manso, o algún hurón atrevido. Tengo hasta seis docenas de libros, cuáles de romance y cuáles de latín, de historia algunos y de devoción otros; los de caballerías aún no han entrado por los umbrales de mis puertas. Hojeo más los que son profanos que los devotos, como sean de honesto entretenimiento, que deleiten con el lenguaje y admiren y suspendan con la invención, puesto que déstos hay muy pocos en España. Alguna vez como con mis vecinos y amigos, y muchas veces los convido; son mis convites limpios y aseados, y no nada escasos; ni gusto de murmurar, ni consiento que delante de mí se murmure; no escudriño las vidas ajenas, ni soy lince de los hechos de los otros; oigo misa cada día; reparto de mis bienes con los pobres, sin hacer alarde de las buenas obras, por no dar entrada en mi corazón a la hipocresía y vanagloria, enemigos que blandamente se apoderan del corazón más recatado; procuro poner en paz los que sé que están desavenidos; soy devoto de nuestra Señora, y confío siempre en la misericordia infinita de Dios nuestro Señor. »Ich, Herr Ritter von der traurigen Gestalt, bin ein Landedelmann, gebürtig aus einem Orte, wo wir heute zu Mittag speisen wollen, so Gott will. Ich besitze mehr als mittelmäßigen Reichtum; mein Name ist Don Diego de Miranda; ich verbringe mein Leben mit Frau und Kindern und Freunden. Meine Beschäftigungen sind Jagen und Fischen; ich halte mir aber weder einen Falken noch Windhunde, sondern nur ein abgerichtetes Lockhuhn und ein furchtloses Frettchen. Ich habe sechs Dutzend Bücher, einige spanisch, einige lateinisch, einige sind Geschichts- und andre Andachtsbücher; Ritterbücher sind noch nicht über die Schwelle meines Hauses gekommen. Ich blättere in den weltlichen Büchern mehr als in den geistlichen, sofern sie anständige Unterhaltung bieten, durch schöne Sprache erfreuen und durch Erfindung in Bewunderung und Spannung versetzen, wiewohl es derartige gar wenig in Spanien gibt. Manchmal speise ich bei meinen Nachbarn und Freunden, und sehr häufig lade ich sie ein; meine Gasttafel ist stets reinlich und nett und sicher nicht kärglich. Ich gebe mich nicht mit übler Nachrede ab und erlaube sie nicht in meiner Gegenwart; ich spüre den Verhältnissen Dritter nicht nach und laure ihren Handlungen nicht mit Luchsaugen auf. Ich höre jeden Tag die Messe; ich teile den Armen mit von meiner Habe, prunke aber nicht mit meinen guten Werken, weil ich Heuchelei und Ruhmredigkeit nicht in meinem Herzen aufkommen lassen will, diese Feinde, die sich auch des besonnensten Geistes schmeichlerisch bemächtigen. Ich mühe mich, Frieden zu stiften zwischen Leuten, die uneins sind, verehre Unsre Liebe Frau und baue stets auf Gott unsern Herrn und sein unendliches Erbarmen.«
Atentísimo estuvo Sancho a la relación de la vida y entretenimientos del hidalgo; y, pareciéndole buena y santa y que quien la hacía debía de hacer milagros, se arrojó del rucio, y con gran priesa le fue a asir del estribo derecho, y con devoto corazón y casi lágrimas le besó los pies una y muchas veces. Visto lo cual por el hidalgo, le preguntó. Mit höchster Aufmerksamkeit hörte Sancho den Junker erzählen, wie er lebe und womit er sich unterhalte; ein solches Leben erschien ihm ein vortreffliches und heiliges, und wer es führe, meinte er, müsse Wunder tun können. So sprang er von seinem Grautier herab, eilte rasch hin und ergriff des Junkers rechten Steigbügel, und mit andächtigem Herzen und beinahe mit Tränen küßte er ihm die Füße einmal über das andre. Als der Junker das sah, fragte er:
-¿Qué hacéis, hermano? ¿Qué besos son éstos. »Was tut Ihr da, guter Freund? Was sollen diese Küsse bedeuten?«
-Déjenme besar -respondió Sancho-, porque me parece vuesa merced el primer santo a la jineta que he visto en todos los días de mi vida. »Laßt mich nur küssen«, antwortete Sancho; »denn es deucht mir, Euer Gnaden ist der erste Heilige zu Pferde, den ich all mein Lebtag gesehen habe.«
-No soy santo -respondió el hidalgo-, sino gran pecador; vos sí, hermano, que debéis de ser bueno, como vuestra simplicidad lo muestra. »Ich bin kein Heiliger«, antwortete der Junker, »sondern ein großer Sünder; Ihr aber, Freund, müßt ein guter Mensch sein, wie es Eure Einfalt an den Tag legt.«
Volvió Sancho a cobrar la albarda, habiendo sacado a plaza la risa de la profunda malencolía de su amo y causado nueva admiración a don Diego. Preguntóle don Quijote que cuántos hijos tenía, y díjole que una de las cosas en que ponían el sumo bien los antiguos filósofos, que carecieron del verdadero conocimiento de Dios, fue en los bienes de la naturaleza, en los de la fortuna, en tener muchos amigos y en tener muchos y buenos hijos. Sancho stieg wieder auf seinen Eselssattel, nachdem er der tiefen Schwermut seines Herrn ein Lächeln entlockt und in Don Diego eine Verwunderung neuer Art erweckt hatte. Don Quijote fragte den Fremden, wieviel Kinder er habe, und fügte bei: »Zu den Dingen, worin die alten Philosophen, die der wahren Kenntnis Gottes ermangelten, das höchste Glück erblickt haben, gehörten die Gaben der Natur und des Glückes, der Besitz zahlreicher Freunde und zahlreicher wohlgeratener Kinder.«
-Yo, señor don Quijote -respondió el hidalgo-, tengo un hijo, que, a no tenerle, quizá me juzgara por más dichoso de lo que soy; y no porque él sea malo, sino porque no es tan bueno como yo quisiera. Será de edad de diez y ocho años los seis ha estado en Salamanca, aprendiendo las lenguas latina y griega; y, cuando quise que pasase a estudiar otras ciencias, halléle tan embebido en la de la poesía, si es que se puede llamar ciencia, que no es posible hacerle arrostrar la de las leyes, que yo quisiera que estudiara, ni de la reina de todas, la teología. Quisiera yo que fuera corona de su linaje, pues vivimos en siglo donde nuestros reyes premian altamente las virtuosas y buenas letras; porque letras sin virtud son perlas en el muladar. Todo el día se le pasa en averiguar si dijo bien o mal Homero en tal verso de la Ilíada; si Marcial anduvo deshonesto, o no, en tal epigrama; si se han de entender de una manera o otra tales y tales versos de Virgilio. En fin, todas sus conversaciones son con los libros de los referidos poetas, y con los de Horacio, Persio, Juvenal y Tibulo; que de los modernos romancistas no hace mucha cuenta; y, con todo el mal cariño que muestra tener a la poesía de romance, le tiene agora desvanecidos los pensamientos el hacer una glosa a cuatro versos que le han enviado de Salamanca, y pienso que son de justa literaria. »Ich, Señor Don Quijote«, antwortete der Junker, »habe einen Sohn, und hätte ich ihn nicht, so würde ich mich vielleicht für glücklicher erachten, als ich es bin, und zwar nicht, weil er ungeraten ist, sondern weil er nicht so gut geraten ist, wie ich wünschte. Er wird etwa im Alter von achtzehn Jahren stehen, sechs hat er in Salamanca mit dem Erlernen der lateinischen und griechischen Sprache zugebracht, und als ich verlangte, er solle zum Studium andrer Wissenschaften übergehen, fand ich ihn so erpicht auf die der Poesie - wenn man diese als Wissenschaft bezeichnen kann -, daß es nicht möglich ist, ihm Geschmack an der Rechtswissenschaft beizubringen, die er nach meinem Willen studieren sollte, noch an der Königin aller, der Gottesgelahrtheit. Ich hätte gewünscht, er sollte die Krone seiner Familie werden, da wir in einem Zeitalter leben, wo unsre Könige die an Tugend und allem Edlen reiche Gelehrsamkeit reich belohnen; denn Gelehrsamkeit ohne Tugend ist wie Perlen auf einem Misthaufen. Den ganzen Tag verbringt er damit, herauszufinden, ob Homer in dem und dem Verse der Ilias sich gut oder nicht gut ausgedrückt hat; ob Martial in dem und dem Epigramm schlüpfrig gewesen; ob diese oder jene Verse Vergils so oder so zu deuten sind. Kurz, all seine Unterhaltungen drehen sich um die Bücher der erwähnten Dichter nebst denen des Horaz, Persius, Juvenal und Tibullus; denn auf die neueren Dichter in spanischer Sprache gibt er nicht viel. Und trotz aller Abneigung, die er gegen die spanische Dichtung an den Tag legt, schwindelt ihm jetzt der Kopf von dem Vorhaben, eine Glosse auf vier Verse zu schreiben, die man ihm von Salamanca zugesendet hat und die, glaub ich, eine literarische Preisaufgabe waren.«
A todo lo cual respondió don Quijote. Auf all dieses entgegnete Don Quijote:
-Los hijos, señor, son pedazos de las entrañas de sus padres, y así, se han de querer, o buenos o malos que sean, como se quieren las almas que nos dan vida; a los padres toca el encaminarlos desde pequeños por los pasos de la virtud, de la buena crianza y de las buenas y cristianas costumbres, para que cuando grandes sean báculo de la vejez de sus padres y gloria de su posteridad; y en lo de forzarles que estudien esta o aquella ciencia no lo tengo por acertado, aunque el persuadirles no será dañoso; y cuando no se ha de estudiar para pane lucrando, siendo tan venturoso el estudiante que le dio el cielo padres que se lo dejen, sería yo de parecer que le dejen seguir aquella ciencia a que más le vieren inclinado; y, aunque la de la poesía es menos útil que deleitable, no es de aquellas que suelen deshonrar a quien las posee. La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo estremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traída por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas ni por los rincones de los palacios. Ella es hecha de una alquimia de tal virtud, que quien la sabe tratar la volverá en oro purísimo de inestimable precio; hala de tener, el que la tuviere, a raya, no dejándola correr en torpes sátiras ni en desalmados sonetos; no ha de ser vendible en ninguna manera, si ya no fuere en poemas heroicos, en lamentables tragedias, o en comedias alegres y artificiosas; no se ha de dejar tratar de los truhanes, ni del ignorante vulgo, incapaz de conocer ni estimar los tesoros que en ella se encierran. Y no penséis, señor, que yo llamo aquí vulgo solamente a la gente plebeya y humilde; que todo aquel que no sabe, aunque sea señor y príncipe, puede y debe entrar en número de vulgo. Y así, el que con los requisitos que he dicho tratare y tuviere a la poesía, será famoso y estimado su nombre en todas las naciones políticas del mundo. Y a lo que decís, señor, que vuestro hijo no estima mucho la poesía de romance, doyme a entender que no anda muy acertado en ello, y la razón es ésta el grande Homero no escribió en latín, porque era griego, ni Virgilio no escribió en griego, porque era latino. En resolución, todos los poetas antiguos escribieron en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscar las estranjeras para declarar la alteza de sus conceptos. Y, siendo esto así, razón sería se estendiese esta costumbre por todas las naciones, y que no se desestimase el poeta alemán porque escribe en su lengua, ni el castellano, ni aun el vizcaíno, que escribe en la suya. Pero vuestro hijo, a lo que yo, señor, imagino, no debe de estar mal con la poesía de romance, sino con los poetas que son meros romancistas, sin saber otras lenguas ni otras ciencias que adornen y despierten y ayuden a su natural impulso; y aun en esto puede haber yerro; porque, según es opinión verdadera, el poeta nace quieren decir que del vientre de su madre el poeta natural sale poeta; y, con aquella inclinación que le dio el cielo, sin más estudio ni artificio, compone cosas, que hace verdadero al que dijo est Deus in nobis... , etcétera. También digo que el natural poeta que se ayudare del arte será mucho mejor y se aventajará al poeta que sólo por saber el arte quisiere serlo; la razón es porque el arte no se aventaja a la naturaleza, sino perficiónala; así que, mezcladas la naturaleza y el arte, y el arte con la naturaleza, sacarán un perfetísimo poeta. Sea, pues, la conclusión de mi plática, señor hidalgo, que vuesa merced deje caminar a su hijo por donde su estrella le llama; que, siendo él tan buen estudiante como debe de ser, y habiendo ya subido felicemente el primer escalón de las esencias, que es el de las lenguas, con ellas por sí mesmo subirá a la cumbre de las letras humanas, las cuales tan bien parecen en un caballero de capa y espada, y así le adornan, honran y engrandecen, como las mitras a los obispos, o como las garnachas a los peritos jurisconsultos. Riña vuesa merced a su hijo si hiciere sátiras que perjudiquen las honras ajenas, y castíguele, y rómpaselas, pero si hiciere sermones al modo de Horacio, donde reprehenda los vicios en general, como tan elegantemente él lo hizo, alábele porque lícito es al poeta escribir contra la invidia, y decir en sus versos mal de los invidiosos, y así de los otros vicios, con que no señale persona alguna; pero hay poetas que, a trueco de decir una malicia, se pondrán a peligro que los destierren a las islas de Ponto. Si el poeta fuere casto en sus costumbres, lo será también en sus versos; la pluma es lengua del alma cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos; y cuando los reyes y príncipes veen la milagrosa ciencia de la poesía en sujetos prudentes, virtuosos y graves, los honran, los estiman y los enriquecen, y aun los coronan con las hojas del árbol a quien no ofende el rayo, como en señal que no han de ser ofendidos de nadie los que con tales coronas veen honrados y adornadas sus sienes. »Die Kinder, Señor, sind Stücke, aus der Eltern Herz geschnitten, und mithin muß man sie lieben, ob sie gut oder böse sind, wie die Seele, die uns Leben gibt. Es ist der Eltern Sache, sie von klein auf stets den Weg der Tugend, der edlen Bildung und der guten christlichen Sitte zu leiten, auf daß sie, wenn erwachsen, ihren Eltern die Stütze des Alters und der Ruhm ihrer Nachkommenschaft seien; aber sie zum Studium dieser oder jener Wissenschaft zu zwingen, halte ich nicht für wohlgetan, obzwar es nicht schaden kann, ihnen gütlich zuzureden. Und falls man nicht pro pane lucrando studieren muß, wenn nämlich der Student das Glück hat, daß ihm der Himmel Eltern gegeben, die ihm Brot hinterlassen können, da wäre ich der Meinung, sie sollen ihn dasjenige gelehrte Fach wählen lassen, zu welchem er sich hingezogen fühlt. Und obschon die Dichtkunst weniger zum Nutzen als zum Ergötzen dient, so gehört sie doch nicht zu den geistigen Übungen, die den entehren, der sich ihnen hingibt. Die Dichtkunst, werter Junker, ist meiner Meinung nach wie eine zarte, jugendliche, vollendet schöne Jungfrau, um welche andre Jungfrauen bestrebt sind, sie zu bereichern, zu schmücken, mit höherem Glänze zu umgeben; diese letzteren sind die andern Wissenschaften alle, und jene will ihrer aller Dienste benutzen, und alle wollen durch sie höheren Wert erlangen. Aber diese Jungfrau will nicht plump betastet und auf den Gassen umhergeschleppt, will nicht an den Ecken der Marktplätze noch in den Plauderwinkeln der Paläste zur öffentlichen Kunde gebracht werden. Sie ist aus einem Erz von so edlem Gehalt gebildet, daß, wer es zu behandeln versteht, es in reinstes Gold von unschätzbarem Werte zu verwandeln vermag. Wer sie besitzt, muß sie in den rechten Schranken halten und nicht gestatten, daß sie sich in unsittlichen Satiren oder gewissenlosen Sonetten ergehe. Sie darf um nichts feil sein, ausgenommen, wenn es sich um Heldengedichte, trauervolle Tragödien und heitere, kunstreiche Komödien handelt; man soll die Kunst der Poesie nicht von den Possenreißern üben lassen noch von dem Pöbel, der unfähig ist, die Schätze zu erkennen und zu würdigen, die sie in sich birgt. Und denkt nicht etwa, Señor, daß ich hier nur die Leute von plebejischem und niedrigem Stande Pöbel nenne; nein, jeder Ungebildete, wenn er auch ein vornehmer Herr und ein Fürst ist, kann und muß zum Pöbel gerechnet werden. Derjenige also, der, all den erwähnten Erfordernissen genügend, sich mit Poesie beschäftigt und Poesie in sich hat, wird berühmt, und sein Name wird bei allen gebildeten Völkerschaften der Welt hochgeschätzt werden. Und wenn Ihr sagt, Señor, daß Euer Sohn die spanische Dichtung nicht sonderlich schätze, bin ich überzeugt, daß er sich hierin auf einem Irrwege befindet, und zwar aus folgendem Grund: der große Homer hat nicht auf lateinisch geschrieben, weil er ein Grieche war; ebensowenig hat Vergil griechisch geschrieben, denn er war ein Lateiner. Kurz, alle Dichter des Altertums schrieben in der Sprache, die sie mit der Muttermilch eingesogen, und suchten nicht nach einer fremden, um die Erhabenheit ihrer Gedanken auszudrücken. Und da dem so ist, so wäre es vernünftig, wenn sich ein gleicher Brauch über alle Völkerschaften verbreitete und wenn man also den deutschen Dichter nicht mißachtete, weil er in seiner Sprache schreibt, noch den kastilianischen noch auch den biskayischen, der in der seinigen dichtet. Allein Euer Sohn, Señor, wie ich es wenigstens mir vorstelle, wird nicht eigentlich an der spanischen Dichtung Mißfallen haben, sondern vielmehr an den Dichtern, die ausschließlich in ihrem Spanisch schreiben, ohne eine andre Sprache oder eine andre Wissenschaft zu verstehen, die ihre angeborene dichterische Gabe mit höherer Zierde bereichern und erwecken und unterstützen würden. Aber selbst hierin kann ein Irrtum walten, denn, wie es richtig heißt: der Dichter wird geboren; das heißt, der geborene Dichter kommt schon aus dem Mutterleib als Dichter; und mit jener Gabe, die ihm der Himmel verliehen, schafft er ohne weiteres Studium oder Kunst Werke, die den Spruch jenes Alten wahr machen, der da sagte: Est deus in nobis, et cetera. Auch sage ich, daß der geborene Dichter, wenn er die Kunst zu Hilfe nimmt, Besseres leisten und höhere Geltung erlangen wird, als wer nur deshalb, weil er sich auf die Kunst versteht, ein Dichter sein will. Der Grund ist, weil die Kunst niemals die Natur übertrifft, sondern diese nur vervollkommnet; und wenn sonach die Natur mit der Kunst und die Kunst mit der Natur verbunden ist, werden beide zusammen einen vollendeten Dichter hervorbringen. Nun will ich aus dem Gesagten den Schluß ziehen, werter Junker, daß Ihr Euren Sohn den Weg gehen lassen sollt, wohin sein Stern ihn ruft; denn da er so tüchtig im Studium ist - und das wird er jedenfalls sein -, da er bereits die erste Staffel der Wissenschaft erstiegen hat, nämlich die der Sprachen, wird er mittels dieser letzteren von selbst zum Gipfelpunkte des weltlichen Wissens steigen, das einem Edelmann, der keine gelehrte Laufbahn ergreifen will, wohl ansteht und ihn sonach ziert, ehrt und erhöht wie die Mitra den Bischof und der Talar den erfahrenen Rechtsgelehrten. Ihr möget Euern Sohn schelten, wenn er Satiren schreibt, die der Ehre anderer zu nahe treten, und mögt ihn strafen und sie zerreißen; wenn er aber Satiren in der Art des Horaz schreibt und darin die Laster im allgemeinen verurteilt, wie jener es in so geschmackvoller Weise getan hat, dann lobt ihn, sintemal es dem Dichter verstattet ist, gegen den Neid zu schreiben und in seinen Versen die Neider und ebenso andere Laster zu geißeln, wenn er nur keine bestimmten Personen bezeichnet. Aber es gibt Poeten, die, nur um eine Bosheit zu sagen, sich der Gefahr aussetzen würden, auf die Inseln des Pontus verbannt zu werden. Wenn der Dichter keusch ist, wird er es auch in seinen Versen sein; die Feder ist die Zunge des Geistes, und so, wie die Gedanken sind, die sein Geist erzeugt, so werden auch seine Schriften sein. Wenn die Könige und Fürsten die wundervolle Gabe der Poesie bei verständigen, tugendsamen und würdigen Personen finden, so ehren, schätzen und bereichern sie diese, ja bekränzen sie mit den Blättern jenes Baumes, den der Blitzstrahl nie verletzt, zum Zeichen, daß niemand denen ein Leid zufügen soll, deren Schläfen mit solchen Kränzen geehrt und geschmückt sind.«
Admirado quedó el del Verde Gabán del razonamiento de don Quijote, y tanto, que fue perdiendo de la opinión que con él tenía, de ser mentecato. Pero, a la mitad desta plática, Sancho, por no ser muy de su gusto, se había desviado del camino a pedir un poco de leche a unos pastores que allí junto estaban ordeñando unas ovejas; y, en esto, ya volvía a renovar la plática el hidalgo, satisfecho en estremo de la discreción y buen discurso de don Quijote, cuando, alzando don Quijote la cabeza, vio que por el camino por donde ellos iban venía un carro lleno de banderas reales; y, creyendo que debía de ser alguna nueva aventura, a grandes voces llamó a Sancho que viniese a darle la celada. El cual Sancho, oyéndose llamar, dejó a los pastores, y a toda priesa picó al rucio, y llegó donde su amo estaba, a quien sucedió una espantosa y desatinada aventura. In hohe Verwunderung geriet der Grünmantel ob der Rede Don Quijotes, und zwar in solchem Grade, daß er von seiner Meinung, der Ritter sei gestörten Geistes, nach und nach einiges aufgab. Mitten in diesem Gespräche aber, das nicht sehr nach seinem Geschmacke war, hatte sich Sancho beiseite gemacht, um etwas Milch von den Hirten zu erbitten, die dort in der Nähe mit dem Melken von Schafen beschäftigt waren. Inzwischen wollte der Junker, im höchsten Grade befriedigt von Don Quijotes Verstand und Klugheit, das Gespräch schon wieder anknüpfen, als der Ritter den Kopf erhob und auf der Straße einen mit königlichen Fahnen über und über verzierten Wagen kommen sah, und da er glaubte, es komme hier ein neues Abenteuer, rief er mit mächtiger Stimme nach Sancho, er solle kommen, um ihm den Helm zu reichen. Als unser Sancho sich rufen hörte, ließ er die Hirten stehen, spornte sein Grautier und kam in aller Eile zur Stelle, wo sein Herr hielt; dem aber begegnete nun ein erschreckliches und gar befremdliches Abenteuer.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XVII. De donde se declaró el último punto y estremo adonde llegó y pudo llegar el inaudito ánimo de don Quijote, con la felicemente acabada aventura de los leones.

17. Kapitel Wo der höchste Punkt und Gipfel geschildert wird, allwohin Don Quijotes unerhörter Heldenmut sich verstieg und sich versteigen konnte; benebst dem glücklich bestandenen Abenteuer mit dem Löwen

Cuenta la historia que cuando don Quijote daba voces a Sancho que le trujese el yelmo, estaba él comprando unos requesones que los pastores le vendían; y, acosado de la mucha priesa de su amo, no supo qué hacer dellos, ni en qué traerlos, y, por no perderlos, que ya los tenía pagados, acordó de echarlos en la celada de su señor, y con este buen recado volvió a ver lo que le quería; el cual, en llegando, le dijo. Es erzählt die Geschichte, daß Sancho, als Don Quijote ihm zurief, er solle den Helm bringen, gerade dabei war, den Hirten etliche Laibe Rahmkäse abzukaufen. Wegen der großen Eile seines Herrn wußte er nicht, was er mit ihnen anfangen noch worin er sie mitnehmen sollte; und um den bereits bezahlten Käse nicht zu verlieren, kam er auf den Gedanken, ihn in den Helm seines Herrn zu schütten, und mit diesem trefflichen Proviant wandte er sich zu seinem Herrn, um zu hören, was er von ihm wolle. Als er sich näherte, sprach Don Quijote zu ihm:
-Dame, amigo, esa celada; que yo sé poco de aventuras, o lo que allí descubro es alguna que me ha de necesitar, y me necesita, a tomar mis armas. »Gib mir den Helm, Freund, denn ich verstehe entweder wenig von Abenteuern, oder was ich dort erspähe, ist ein solches, das mich nötigen wird, ja mich sofort nötigt, zu den Waffen zu greifen.«
El del Verde Gabán, que esto oyó, tendió la vista por todas partes, y no descubrió otra cosa que un carro que hacia ellos venía, con dos o tres banderas pequeñas, que le dieron a entender que el tal carro debía de traer moneda de Su Majestad, y así se lo dijo a don Quijote; pero él no le dio crédito, siempre creyendo y pensando que todo lo que le sucediese habían de ser aventuras y más aventuras, y así, respondió al hidalgo. Der Grünmantel, der dies hörte, wendete seine Augen nach allen Seiten, konnte aber nichts andres entdecken als einen Karren, der ihnen entgegenkam und mit ein paar Fähnchen verziert war, aus denen er schloß, daß besagter Karren Geld für Seine Majestät führen müsse, und dieses sagte er auch zu Don Quijote. Der aber schenkte ihm keinen Glauben, da er stets überzeugt war, alles, was ihm begegne, sei ein Abenteuer und immer wieder ein Abenteuer. Daher antwortete er dem Junker:
-Hombre apercebido, medio combatido: no se pierde nada en que yo me aperciba, que sé por experiencia que tengo enemigos visibles e invisibles, y no sé cuándo, ni adónde, ni en qué tiempo, ni en qué figuras me han de acometer. »Gute Vorbereitung ist schon halber Sieg. Es kann nichts schaden, wenn ich mich rüste, denn ich weiß aus Erfahrung, daß ich sichtbare und unsichtbare Feinde habe, und ich weiß nicht, wann oder wo oder zu welcher Zeit oder in welcherlei Gestalten sie mich angreifen werden.«
Y, volviéndose a Sancho, le pidió la celada; el cual, como no tuvo lugar de sacar los requesones, le fue forzoso dársela como estaba. Tomóla don Quijote, y, sin que echase de ver lo que dentro venía, con toda priesa se la encajó en la cabeza; y, como los requesones se apretaron y exprimieron, comenzó a correr el suero por todo el rostro y barbas de don Quijote, de lo que recibió tal susto, que dijo a Sancho. Und sich zu Sancho wendend, forderte er seinen Helm, und da Sancho keine Möglichkeit sah, den Rahmkäse herauszunehmen, mußte er ihm notgedrungen den Helm reichen, so wie er war. Don Quijote nahm ihn, und ohne zu bemerken, was darin lag, stülpte er ihn eiligst über den Kopf; und da der Käse hierbei zusammengedrückt und gequetscht wurde, so begann der Quark dem Ritter über Gesicht und Bart zu fließen, worüber er so erschrak, daß er zu Sancho sagte:
-¿Qué será esto, Sancho, que parece que se me ablandan los cascos, o se me derriten los sesos, o que sudo de los pies a la cabeza? Y si es que sudo, en verdad que no es de miedo; sin duda creo que es terrible la aventura que agora quiere sucederme. Dame, si tienes, con que me limpie, que el copioso sudor me ciega los ojos. »Was mag das sein, Sancho? Es kommt mir vor, als wenn mein Hirn sich erweichen und meine Sinne zerschmelzen wollten oder als wenn ich von Kopf zu Füßen in Schweiß wäre. Und sollte ich wirklich schwitzen, so geschieht es wahrlich nicht aus Furcht; allerdings glaube ich, das Abenteuer, das mir jetzt bevorsteht, ist ein erschreckliches. Wenn du was hast, mich abzutrocknen, so gib's her, denn der starke Schweiß macht mir die Augen ganz blind.«
Calló Sancho y diole un paño, y dio con él gracias a Dios de que su señor no hubiese caído en el caso. Limpióse don Quijote y quitóse la celada por ver qué cosa era la que, a su parecer, le enfriaba la cabeza, y, viendo aquellas gachas blancas dentro de la celada, las llegó a las narices, y en oliéndolas dijo. Sancho schwieg still und brachte ihm ein Tuch und dankte zugleich dem gütigen Gotte, daß sein Herr nicht hinter die Sache gekommen war. Don Quijote trocknete sich und nahm den Helm ab, um zu sehen, was ihm eigentlich den Kopf so erkältete, wie es ihm vorkam; aber als er den weißen Brei im Helme sah, hielt er die Nase daran, beroch ihn und sagte:
-Por vida de mi señora Dulcinea del Toboso, que son requesones los que aquí me has puesto, traidor, bergante y mal mirado escudero. »Beim Leben meiner Gebieterin Dulcinea von Toboso, Rahmkäse sind's, die du mir hier hineingelegt hast, Schurke, frecher Schelm, schlechtgesinnter Schildknappe!«
A lo que, con gran flema y disimulación, respondió Sancho. Darauf antwortete Sancho mit großer Gelassenheit und Verstellung:
-Si son requesones, démelos vuesa merced, que yo me los comeré... Pero cómalos el diablo, que debió de ser el que ahí los puso. ¿Yo había de tener atrevimiento de ensuciar el yelmo de vuesa merced? ¡Hallado le habéis el atrevido! A la fe, señor, a lo que Dios me da a entender, también debo yo de tener encantadores que me persiguen como a hechura y miembro de vuesa merced, y habrán puesto ahí esa inmundicia para mover a cólera su paciencia y hacer que me muela, como suele, las costillas. Pues en verdad que esta vez han dado salto en vago, que yo confío en el buen discurso de mi señor, que habrá considerado que ni yo tengo requesones, ni leche, ni otra cosa que lo valga, y que si la tuviera, antes la pusiera en mi estómago que en la celada. »Wenn es Rahmkäse sind, so wolle Euer Gnaden mir selbige verabreichen, ich will sie essen; aber nein, der Teufel soll sie essen, denn der muß sie da hineingetan haben. Ich, ich sollte die Frechheit haben, Euer Gnaden Helm zu besudeln? Da habt Ihr den frechen Kerl schön erraten! Wahrhaftig, Señor, das ist ein Fingerzeig Gottes; auch ich muß Zauberer haben, die mich verfolgen, mich als Geschöpf und Glied von Euer Gnaden, und die werden diesen Unflat da hineingetan haben, um Euere Geduld zum Zorne zu reizen, daß Ihr mir den Rücken zerdrescht, wie Ihr gewohnt seid. Aber wahrhaftig, diesmal, glaub ich, gehen ihre Sprünge ins Blaue hinein; denn ich baue auf die weise Einsicht meines Herrn, der sicher erwogen hat, daß ich weder Rahmkäse noch Milch noch sonst was gleicher Art bei mir habe und daß ich, wenn ich's hätte, es lieber in meinen Magen als in den Helm hineintun würde.«
-Todo puede ser -dijo don Quijote. »Alles ist möglich«, sagte Don Quijote darauf.
Y todo lo miraba el hidalgo, y de todo se admiraba, especialmente cuando, después de haberse limpiado don Quijote cabeza, rostro y barbas y celada, se la encajó; y, afirmándose bien en los estribos, requiriendo la espada y asiendo la lanza, dijo. Und alles das sah der Landjunker aufmerksam mit an, und über alles wunderte er sich, besonders als Don Quijote, nachdem er sich Kopf, Gesicht, Bart und Helm gereinigt, den letztern aufstülpte, sich fest in den Bügeln zurechtsetzte, sein Schwert versuchsweise aus der Scheide zog und, den Speer fassend, so sprach:
-Ahora, venga lo que veniere, que aquí estoy con ánimo de tomarme con el mesmo Satanás en persona. »Jetzt komme, was da kommen mag, denn hier bin ich, fest entschlossen, mit dem Teufel in eigner Person anzubinden.«
Llegó en esto el carro de las banderas, en el cual no venía otra gente que el carretero, en las mulas, y un hombre sentado en la delantera. Púsose don Quijote delante y dijo. Indem näherte sich der Karren mit den Fahnen, bei dem sich niemand befand als der Fuhrmann auf einem der Maultiere und ein Mann, der auf dem Vorderteil des Karrens saß. Don Quijote pflanzte sich vor dem Fuhrwerk auf und sprach:
-¿Adónde vais, hermanos? ¿Qué carro es éste, qué lleváis en él y qué banderas son aquéstas. »Wohin des Weges, gute Leute? was ist dies für ein Karren? was habt ihr darin? und was für Fähnlein sind dies?«
A lo que respondió el carretero. Darauf antwortete der Fuhrmann:
-El carro es mío; lo que va en él son dos bravos leones enjaulados, que el general de Orán envía a la corte, presentados a Su Majestad; las banderas son del rey nuestro señor, en señal que aquí va cosa suya. »Der Karren gehört mir; was darauf ist? Zwei wilde Löwen im Käfig, die der Oberbefehlshaber zu Orán als Geschenk für Seine Majestät nach der Residenz schickt; die Fahnen sind die des Königs, unsres Herrn, zum Zeichen, daß, was sich hierin befindet, königliches Eigentum ist.«
-Y ¿son grandes los leones? -preguntó don Quijote. »Und sind die Löwen groß?« fragte Don Quijote.
-Tan grandes -respondió el hombre que iba a la puerta del carro-, que no han pasado mayores, ni tan grandes, de Africa a España jamás; y yo soy el leonero, y he pasado otros, pero como éstos, ninguno. Son hembra y macho; el macho va en esta jaula primera, y la hembra en la de atrás; y ahora van hambrientos porque no han comido hoy; y así, vuesa merced se desvíe, que es menester llegar presto donde les demos de comer. »So groß«, antwortete der Mann vor der Tür des Käfigs, »daß niemals größere oder auch nur ebenso große aus Afrika nach Spanien herübergekommen sind; und ich bin der Löwenwärter und habe ihrer schon mehr herübergebracht, aber wie diese keinen. Es ist ein Löwe und eine Löwin; der Löwe ist in diesem vorderen Käfig und die Löwin in dem dahinter. Jetzt sind sie hungrig, weil sie heute noch nichts gefressen haben, und darum wolle Euer Gnaden aus dem Wege gehen, denn wir müssen eiligst einen Ort: erreichen, wo wir ihnen ihr Futter geben können.«
A lo que dijo don Quijote, sonriéndose un poco. Darauf sagte Don Quijote mit fast unmerklichem Lächeln:
-¿Leoncitos a mí? ¿A mí leoncitos, y a tales horas? Pues, ¡por Dios que han de ver esos señores que acá los envían si soy yo hombre que se espanta de leones! Apeaos, buen hombre, y, pues sois el leonero, abrid esas jaulas y echadme esas bestias fuera, que en mitad desta campaña les daré a conocer quién es don Quijote de la Mancha, a despecho y pesar de los encantadores que a mí los envían. » Mir kommt man mit jämmerlichen Löwchen? Mir mit armseligen Löwchen, und gerade zu dieser Stunde? Nun, bei Gott, so sollen jene Herren, die sie hierhersenden, sehen, ob ich ein Mann bin, der sich vor Löwen fürchtet! Steigt herunter, guter Freund, und da Ihr der Löwenwärter seid, so öffnet die Käfige hier und treibt mir die Untiere heraus; denn mitten auf dem Gefilde hier will ich ihnen zeigen, wer Don Quijote von der Mancha ist, zu Trotz und Ärger den Zauberern, die sie mir hierhersenden.«
-¡Ta, ta! -dijo a esta sazón entre sí el hidalgo-, dado ha señal de quién es nuestro buen caballero: los requesones, sin duda, le han ablandado los cascos y madurado los sesos. »Aha!« sagte hier der Junker leise für sich, »nun hat unser guter Ritter ein deutliches Zeichen gegeben, wes Geistes Kind er ist; ganz gewiß hat der Rahmkäse sein Hirn erweicht und seine Sinne mürbe gemacht.«
Llegóse en esto a él Sancho y díjole. In diesem Augenblick näherte sich Sancho dem Fremden und sprach zu ihm:
-Señor, por quien Dios es, que vuesa merced haga de manera que mi señor don Quijote no se tome con estos leones, que si se toma, aquí nos han de hacer pedazos a todos. »Señor, um Gottes willen bitt ich Euer Gnaden, seht doch, wie Ihr es fertigbringt, daß mein Herr Don Quijote nicht mit den Löwen da anbindet, denn wenn er's tut, so reißen sie uns alle auf der Stelle in Stücke.«
-Pues, ¿tan loco es vuestro amo -respondió el hidalgo-, que teméis, y creéis que se ha de tomar con tan fieros animales. »Ist denn Euer Herr so verrückt«, entgegnete der Junker, »daß Ihr fürchtet und glaubt, er werde wirklich mit diesem wilden Getier anbinden?«
-No es loco -respondió Sancho-, sino atrevido. »Verrückt ist er nicht«, antwortete Sancho, »aber tollkühn.«
-Yo haré que no lo sea -replicó el hidalgo. »Ich will es schon fertigbringen, daß er es diesmal nicht ist«, versetzte der Junker.
Y, llegándose a don Quijote, que estaba dando priesa al leonero que abriese las jaulas, le dijo. Er näherte sich Don Quijote, der den Löwenwärter drängte, die Käfige zu öffnen, und sprach zu ihm:
-Señor caballero, los caballeros andantes han de acometer las aventuras que prometen esperanza de salir bien dellas, y no aquellas que de en todo la quitan; porque la valentía que se entra en la juridición de la temeridad, más tiene de locura que de fortaleza. Cuanto más, que estos leones no vienen contra vuesa merced, ni lo sueñan: van presentados a Su Majestad, y no será bien detenerlos ni impedirles su viaje. »Herr Ritter, die fahrenden Ritter sollen sich an Abenteuer wagen, die die Hoffnung glücklichen Ausgangs verheißen, und nicht an solche, die ihnen jede Aussicht rauben; denn die Tapferkeit, die in den Bereich der Vermessenheit übergreift, hat mehr von der Torheit als von Seelenstärke an sich. Zudem kommen diese Löwen nicht, Euer Gnaden zu befehden, ja, dies fällt ihnen nicht im Traume ein; sie kommen als Geschenk für Seine Majestät, und so tut Ihr nicht wohl daran, sie aufzuhalten oder an ihrer Fahrt zu hindern.«
-Váyase vuesa merced, señor hidalgo -respondió don Quijote-, a entender con su perdigón manso y con su hurón atrevido, y deje a cada uno hacer su oficio. Éste es el mío, y yo sé si vienen a mí, o no, estos señores leones. »Geht nur, werter Junker«, antwortete Don Quijote, »und macht Euch mit Eurem abgerichteten Lockhuhn zu tun und mit Eurem tapferen Frettchen und laßt einen jeglichen seines Amtes walten; dies ist mein Amt, und ich weiß schon, ob diese Herren Löwen zur Fehde mit mir gekommen sind oder nicht.«
Y, volviéndose al leonero, le dijo. Und sich zu dem Löwenwärter wendend, sprach er:
-¡Voto a tal, don bellaco, que si no abrís luego luego las jaulas, que con esta lanza os he de coser con el carro! »Ich schwor's bei dem und jenem, Er Spitzbube, wenn Er die Käfige nicht gleich auf der Stelle aufmacht, so werd ich Ihn mit diesem Speer an den Karren nageln!«
El carretero, que vio la determinación de aquella armada fantasía, le dijo. Der Kärrner sah die Entschlossenheit dieser gewappneten Spukgestalt und sagte:
-Señor mío, vuestra merced sea servido, por caridad, dejarme desuncir las mulas y ponerme en salvo con ellas antes que se desenvainen los leones, porque si me las matan, quedaré rematado para toda mi vida; que no tengo otra hacienda sino este carro y estas mulas. »Gnädiger Herre mein, wollet aus Barmherzigkeit gestatten, daß ich die Maultiere ausspanne und mich mit ihnen in Sicherheit bringe, ehe die Löwen aus ihrem Käfig kommen; denn wenn sie mir sie umbringen, bin ich für mein ganzes Leben zugrunde gerichtet; der Karren und die Maultiere sind meine ganze Habe.«
-¡Oh hombre de poca fe! -respondió don Quijote-, apéate y desunce, y haz lo que quisieres, que presto verás que trabajaste en vano y que pudieras ahorrar desta diligencia. »O du Kleingläubiger!« entgegnete Don Quijote; »steig ab und spann aus und tu, wozu du Lust hast; bald wirst du sehen, daß du dich vergeblich bemüht hast und daß du dir diese Fürsorge hättest ersparen können.«
Apeóse el carretero y desunció a gran priesa, y el leonero dijo a grandes voces. Der Kärrner stieg ab und spannte eiligst aus, und der Löwenwärter sprach mit erhobener Stimme:
-Séanme testigos cuantos aquí están cómo contra mi voluntad y forzado abro las jaulas y suelto los leones, y de que protesto a este señor que todo el mal y daño que estas bestias hicieren corra y vaya por su cuenta, con más mis salarios y derechos. Vuestras mercedes, señores, se pongan en cobro antes que abra, que yo seguro estoy que no me han de hacer daño. »Seid mir Zeugen alle, die ihr hier zugegen seid, wie ich gegen meinen Willen und nur gezwungen die Käfige aufmache und die Löwen freilasse und wie ich diesem Herrn gegenüber mich verwahre, daß aller Schaden und Nachteil, den diese Tiere verüben mögen, auf seine Rechnung und Gefahr geht und steht, dergleichen auch meine Löhnung und meine anderen Ansprüche. Ihr aber, meine Herrschaften, begebt euch in Sicherheit, bevor ich aufschließe; ich meinesteils bin sicher, daß sie mir nichts Böses tun.«
Otra vez le persuadió el hidalgo que no hiciese locura semejante, que era tentar a Dios acometer tal disparate. A lo que respondió don Quijote que él sabía lo que hacía. Respondióle el hidalgo que lo mirase bien, que él entendía que se engañaba. Der Junker redete dem Ritter nochmals zu, er solle keine solche Torheit begehen; es heiße Gott versuchen, einen solchen Unsinn zu unternehmen. Darauf gab Don Quijote zur Antwort, er wisse, was er tue. Jener bat ihn nochmals, die Sache wohl zu erwägen; er sei überzeugt, daß er in Selbsttäuschung befangen sei.
-Ahora, señor -replicó don Quijote-, si vuesa merced no quiere ser oyente desta que a su parecer ha de ser tragedia, pique la tordilla y póngase en salvo. »Jetzo, Señor«, entgegnete Don Quijote, »wenn Euer Gnaden kein Zuschauer bei dem Stück sein will, das nach Eurer Ansicht ein Trauerspiel sein wird, so gebt Eurem Grauschimmel die Sporen und bringt Euch in Sicherheit.«
Oído lo cual por Sancho, con lágrimas en los ojos le suplicó desistiese de tal empresa, en cuya comparación habían sido tortas y pan pintado la de los molinos de viento y la temerosa de los batanes, y, finalmente, todas las hazañas que había acometido en todo el discurso de su vida. Als Sancho das hörte, flehte er ihn mit tränenden Augen an, von einem solchen Unternehmen abzulassen; im Vergleich mit ihm seien das Abenteuer mit den Windmühlen und jenes so fürchterliche mit der Walkmühle und kurz alle Heldentaten, an die er sich im ganzen Verlauf seines Lebens gewagt, nur Zuckerbrot und Hochzeitskuchen gewesen.
-Mire, señor -decía Sancho-, que aquí no hay encanto ni cosa que lo valga; que yo he visto por entre las verjas y resquicios de la jaula una uña de león verdadero, y saco por ella que el tal león, cuya debe de ser la tal uña, es mayor que una montaña. »Bedenket, Señor«, sagte Sancho, »hier ist keine Zauberei dabei noch irgend etwas Ähnliches, denn ich habe durch die Latten und Ritzen des Käfigs hindurch die Tatze eines wirklichen Löwen gesehen, und aus ihr schließe ich, daß besagter Löwe, dem die besagte Klaue angehört, größer sein muß als ein Berg.«
-El miedo, a lo menos -respondió don Quijote-, te le hará parecer mayor que la mitad del mundo. Retírate, Sancho, y déjame; y si aquí muriere, ya sabes nuestro antiguo concierto: acudirás a Dulcinea, y no te digo más. »Zum mindesten wird die Furcht«, entgegnete Don Quijote, »ihn dir größer erscheinen lassen als eine halbe Welt. Weiche hinweg, Sancho, und laß mich, und wenn ich hier sterben sollte, so kennst du ja unser altes Übereinkommen, du begibst dich zu Dulcinea, und weiter sag ich dir nichts.«
A éstas añadió otras razones, con que quitó las esperanzas de que no había de dejar de proseguir su desvariado intento. Quisiera el del Verde Gabán oponérsele, pero viose desigual en las armas, y no le pareció cordura tomarse con un loco, que ya se lo había parecido de todo punto don Quijote; el cual, volviendo a dar priesa al leonero y a reiterar las amenazas, dio ocasión al hidalgo a que picase la yegua, y Sancho al rucio, y el carretero a sus mulas, procurando todos apartarse del carro lo más que pudiesen, antes que los leones se desembanastasen. Diesen Worten fügte er noch andre hinzu, mit denen er allen die Hoffnung raubte, er würde doch vielleicht noch davon abstehen, in seinem wahnwitzigen Vorhaben weiterzugehen. Der Grünmantel hätte sich ihm gern widersetzt; allein er sah, daß er ihm an Bewaffnung zu ungleich war, und dann deuchte es ihn nicht vernünftig, mit einem Verrückten anzubinden, denn als ein solcher erschien ihm Don Quijote jetzt in jeder Beziehung. Als nun Don Quijote aufs neue den Löwenwärter zur Eile drängte und seine Drohungen wiederholte, gab er dem Junker hinreichenden Grund, seinem Pferde, und dem guten Sancho, seinem Grauen, und dem Kärrner, seinen Maultieren die Sporen einzusetzen, und alle waren darauf bedacht, sich von dem Karren so weit als möglich zu entfernen, bevor die Löwen losgelassen würden.
Lloraba Sancho la muerte de su señor, que aquella vez sin duda creía que llegaba en las garras de los leones; maldecía su ventura, y llamaba menguada la hora en que le vino al pensamiento volver a servirle; pero no por llorar y lamentarse dejaba de aporrear al rucio para que se alejase del carro. Viendo, pues, el leonero que ya los que iban huyendo estaban bien desviados, tornó a requerir y a intimar a don Quijote lo que ya le había requerido e intimado, el cual respondió que lo oía, y que no se curase de más intimaciones y requirimientos, que todo sería de poco fruto, y que se diese priesa. Sancho beweinte seines Herrn sichern Tod, der diesmal, so glaubte er, ihn in den Krallen der Löwen treffen werde; er verwünschte sein Schicksal, und unselig nannte er die Stunde, in der ihm der Gedanke gekommen, aufs neue in des Ritters Dienste zu treten; aber bei allem Weinen und Jammern versäumte er doch nicht, auf sein Grautier loszuprügeln, um so rasch wie möglich von dem Karren fortzukommen. Als der Löwenwärter sah, daß die Flüchtlinge weit weg waren, bestürmte er den Ritter aufs neue mit denselben Vorstellungen und Verwahrungen wie schon vorher; Don Quijote antwortete indessen, er verstehe ihn wohl, aber er solle sich nicht weiter mit Vorstellungen und Verwahrungen bemühen, da alles umsonst sei, und er solle sich eilen.
En el espacio que tardó el leonero en abrir la jaula primera, estuvo considerando don Quijote si sería bien hacer la batalla antes a pie que a caballo; y, en fin, se determinó de hacerla a pie, temiendo que Rocinante se espantaría con la vista de los leones. Por esto saltó del caballo, arrojó la lanza y embrazó el escudo, y, desenvainando la espada, paso ante paso, con maravilloso denuedo y corazón valiente, se fue a poner delante del carro, encomendándose a Dios de todo corazón, y luego a su señora Dulcinea. Während der Löwenwärter noch zögerte, den vorderen Käfig aufzuschließen, erwog Don Quijote, ob es geraten sei, den Kampf lieber zu Fuß als zu Pferde auszufechten; endlich aber beschloß er, ihn zu Fuß zu unternehmen, da er fürchtete, Rosinante würde vor den Löwen scheuen. Er sprang daher vom Pferde, warf den Speer weg, faßte den Schild in den Arm, zog das Schwert aus der Scheide und trat Schritt für Schritt mit wunderbarer Entschlossenheit und mannhaftem Herzen vor den Karren hin, wobei er sich von ganzem Herzen Gott und seiner Herrin Dulcinea anbefahl.
Y es de saber que, llegando a este paso, el autor de esta verdadera historia exclama y dice: ''¡Oh fuerte y, sobre todo encarecimiento, animoso don Quijote de la Mancha, espejo donde se pueden mirar todos los valientes del mundo, segundo y nuevo don Manuel de León, que fue gloria y honra de los españoles caballeros! ¿Con qué palabras contaré esta tan espantosa hazaña, o con qué razones la haré creíble a los siglos venideros, o qué alabanzas habrá que no te convengan y cuadren, aunque sean hipérboles sobre todos los hipérboles? Tú a pie, tú solo, tú intrépido, tú magnánimo, con sola una espada, y no de las del perrillo cortadoras, con un escudo no de muy luciente y limpio acero, estás aguardando y atendiendo los dos más fieros leones que jamás criaron las africanas selvas. Tus mismos hechos sean los que te alaben, valeroso manchego, que yo los dejo aquí en su punto por faltarme palabras con que encarecerlos''. Hier ist zu bemerken, daß der Verfasser dieser wahrhaftigen Geschichte, als er an diese Stelle kommt, im Ausbruch bewundernden Gefühles sagt: O du heldenstarker und über allen Preis tapferer Don Quijote von der Mancha, du Spiegel aller Kämpen der Welt, du neuer Don Manuel de León, der da Ruhm und Ehre war der Ritter in spanischen Landen! Mit welchen Ausdrücken soll ich diese so erschreckliche Großtat erzählen, mit was für Worten soll ich sie den kommenden Jahrhunderten glaublich machen? Welche Lobpreisungen kann es geben, die dir nicht geziemten und deinem Werte nicht gemäß wären, und sollten sie auch alle Überschwenglichkeiten übersteigen? Du zu Fuße, du allein, du unverzagt, du hochherzig, nur mit einem Schwert, und zwar keineswegs mit einem von scharfer Schneide und der Marke Toledo, mit einem Schild von nicht sonderlich glänzendem poliertem Stahl, du stehst da und erharrest und erwartest die zwei wildesten Löwen, welche die afrikanischen Wälder jemals erzeugt haben. Deine eignen Taten sollen dich loben, tapferer Manchaner, denn ich lasse sie hier in ihrer Verwerflichkeit beruhen, weil mir die Worte fehlen, sie zu preisen.
Aquí cesó la referida exclamación del autor, y pasó adelante, anudando el hilo de la historia, diciendo que, visto el leonero ya puesto en postura a don Quijote, y que no podía dejar de soltar al león macho, so pena de caer en la desgracia del indignado y atrevido caballero, abrió de par en par la primera jaula, donde estaba, como se ha dicho, el león, el cual pareció de grandeza extraordinaria y de espantable y fea catadura. Lo primero que hizo fue revolverse en la jaula, donde venía echado, y tender la garra, y desperezarse todo; abrió luego la boca y bostezó muy despacio, y, con casi dos palmos de lengua que sacó fuera, se despolvoreó los ojos y se lavó el rostro; hecho esto, sacó la cabeza fuera de la jaula y miró a todas partes con los ojos hechos brasas, vista y ademán para poner espanto a la misma temeridad. Sólo don Quijote lo miraba atentamente, deseando que saltase ya del carro y viniese con él a las manos, entre las cuales pensaba hacerle pedazos. Hiermit waren die begeisterten Ausrufungen des Verfassers, die wir berichten, zu Ende. Indem er den Faden der Geschichte wieder aufnimmt, fährt er mit folgenden Worten fort: Als der Löwenwärter sah, daß Don Quijote bereits Stellung genommen und daß er nicht umhinkönne, den männlichen Löwen loszulassen, wenn er nicht bei dem erzürnten und verwegenen Ritter in Ungnade fallen wollte, machte er den vorderen Käfig sperrangelweit auf, in welchem sich, wie gesagt, der Löwe befand, der von ungeheurer Größe und entsetzlichem, furchtbarem Aussehen war. Das erste, was er tat, war, daß er sich im Käfig, worin er gelegen hatte, nach allen Seiten hin drehte, die Tatze ausstreckte und sich um und um reckte und dehnte; dann riß er den Rachen auf und gähnte lang und gemächlich, wischte sich mit der Zunge, die fast zwei Spannen lang heraushing, den Staub aus den Augen und leckte sich das Gesicht ab. Dann streckte er den Kopf aus dem Käfig und sah sich nach allen Seiten um, mit Augen, die wie Kohlen glühten; es war ein Anblick, um die Tollkühnheit selbst mit Entsetzen zu erfüllen. Nur Don Quijote schaute ihn unverwandten Auges an mit dem Wunsche, er möchte gleich vom Karren springen und mit ihm handgemein werden, da er mit seinen Händen ihn in Stücke zu zerhauen gedachte.
Hasta aquí llegó el estremo de su jamás vista locura. Pero el generoso león, más comedido que arrogante, no haciendo caso de niñerías, ni de bravatas, después de haber mirado a una y otra parte, como se ha dicho, volvió las espaldas y enseñó sus traseras partes a don Quijote, y con gran flema y remanso se volvió a echar en la jaula. Viendo lo cual don Quijote, mandó al leonero que le diese de palos y le irritase para echarle fuera. Bis zu diesem Punkt verstieg sich das Übermaß seiner noch nie dagewesenen Verrücktheit. Allein der großmütige Löwe bewies viel eher Freundlichkeit als Hochmut, und ohne sich um Kindereien und Großsprechereien zu kümmern, und nachdem er sich nach allen Seiten umgesehen, wandte er den Rücken, wies Don Quijote sein Hinterteil und streckte sich höchst gelassen und gemächlich wiederum im Käfig nieder. Als Don Quijote dies sah, gebot er dem Wärter, den Löwen zu reizen und mit dem Stock herauszutreiben.
-Eso no haré yo -respondió el leonero-, porque si yo le instigo, el primero a quien hará pedazos será a mí mismo. Vuesa merced, señor caballero, se contente con lo hecho, que es todo lo que puede decirse en género de valentía, y no quiera tentar segunda fortuna. El león tiene abierta la puerta: en su mano está salir, o no salir; pero, pues no ha salido hasta ahora, no saldrá en todo el día. La grandeza del corazón de vuesa merced ya está bien declarada: ningún bravo peleante, según a mí se me alcanza, está obligado a más que a desafiar a su enemigo y esperarle en campaña; y si el contrario no acude, en él se queda la infamia, y el esperante gana la corona del vencimiento. »Das werde ich nimmermehr tun«, antwortete der Löwenwärter; »denn wenn ich ihn reize, bin der erste, den er in Stücke reißt, ich selber. Euer Gnaden, Herr Ritter, möge sich's an dem genug sein lassen, was Ihr getan habt; denn dies ist schon alles, was man in Sachen der Tapferkeit nur immer sagen kann, und wollet nicht zum zweitenmal Euer Glück versuchen. Der Löwe hat die Tür offenstehe, bei ihm steht es, herauszukommen oder nicht herauszukommen; aber da er bis jetzt den Käfig nicht verlassen hat, so wird er es den ganzen Tag nicht mehr tun. Euer Gnaden Heldenmut ist bereits hinreichend zutage getreten; kein wackerer Kämpe, soviel ich verstehe, ist zu mehrerem verpflichtet, als seinen Feind herauszufordern und ihn in offenem Felde zu erwarten; und wenn der Gegner nicht erscheint, so haftet an ihm die Schande, und der Herausforderer gewinnt die Krone des Siegs.«
-Así es verdad -respondió don Quijote-: cierra, amigo, la puerta, y dame por testimonio, en la mejor forma que pudieres, lo que aquí me has visto hacer; conviene a saber: cómo tú abriste al león, yo le esperé, él no salió; volvíle a esperar, volvió a no salir y volvióse acostar. No debo más, y encantos afuera, y Dios ayude a la razón y a la verdad, y a la verdadera caballería; y cierra, como he dicho, en tanto que hago señas a los huidos y ausentes, para que sepan de tu boca esta hazaña. »So ist's in Wahrheit«, gab Don Quijote zur Antwort. »Schließ die Tür, Freund, und bezeuge mir in bester Form Rechtens, so gut du's vermagst, was du mich hier vollbringen gesehen: nämlich, wie du dem Löwen aufgetan hast, ich ihn erwartete und er nicht herauskam, ich ihn wiederum erwartete, er wieder nicht herauskam und sich dann wieder hinlegte. Zu mehrerem bin ich nicht verpflichtet; und nun fort mit den Zauberkünsten! Und Gott schütze das Recht und die Wahrheit und das wahre Rittertum! Nun schließ zu, wie ich dir gesagt, während ich den Flüchtigen und Abwesenden Zeichen gebe, damit sie aus deinem Munde diese Heldentat erfahren.«
Hízolo así el leonero, y don Quijote, poniendo en la punta de la lanza el lienzo con que se había limpiado el rostro de la lluvia de los requesones, comenzó a llamar a los que no dejaban de huir ni de volver la cabeza a cada paso, todos en tropa y antecogidos del hidalgo; pero, alcanzando Sancho a ver la señal del blanco paño, dijo. Der Löwenwärter tat also, und Don Quijote befestigte an die Spitze seines Speers das Tuch, mit welchem er sich das Gesicht vom Käseregen gereinigt hatte, und begann die andern herbeizurufen, die immer noch flüchteten und dabei den Kopf jeden Augenblick rückwärts wandten, alle auf einem Haufen, von dem Junker vor sich hergetrieben. Als aber Sancho endlich das Zeichen des weißen Tuches erblickte, sprach er:
-Que me maten si mi señor no ha vencido a las fieras bestias, pues nos llama. »Ich will des Todes sein, wenn mein Herr nicht die wilden Untiere besiegt hat, da er uns herbeiruft!«
Detuviéronse todos, y conocieron que el que hacía las señas era don Quijote; y, perdiendo alguna parte del miedo, poco a poco se vinieron acercando hasta donde claramente oyeron las voces de don Quijote, que los llamaba. Finalmente, volvieron al carro, y, en llegando, dijo don Quijote al carretero. Sie hielten alle und sahen, daß Don Quijote es war, der ihnen die Zeichen gab; sie erholten sich von ihrer Angst, und Schritt vor Schritt kamen sie näher, bis sie deutlich Don Quijotes Stimme hörten, der ihnen zurief. Endlich kehrten sie zu dem Karren zurück, und sofort bei ihrem Herannahen sprach Don Quijote zu dem Kärrner:
-Volved, hermano, a uncir vuestras mulas y a proseguir vuestro viaje; y tú, Sancho, dale dos escudos de oro, para él y para el leonero, en recompensa de lo que por mí se han detenido. »Schirret Eure Maultiere wieder an, guter Freund, und setzet Eure Reise fort; und du, Sancho, gib ihm zwei Goldtaler für ihn und für den Löwenwärter zum Lohn für die Zeit, die sie um meinetwillen hier verloren haben.«
-Ésos daré yo de muy buena gana -respondió Sancho-; pero, ¿qué se han hecho los leones? ¿Son muertos, o vivos. »Die geb ich sehr gerne«, versetzte Sancho; »aber was ist aus den Löwen geworden? Sind sie tot oder lebendig?«
Entonces el leonero, menudamente y por sus pausas, contó el fin de la contienda, exagerando, como él mejor pudo y supo, el valor de don Quijote, de cuya vista el león, acobardado, no quiso ni osó salir de la jaula, puesto que había tenido un buen espacio abierta la puerta de la jaula; y que, por haber él dicho a aquel caballero que era tentar a Dios irritar al león para que por fuerza saliese, como él quería que se irritase, mal de su grado y contra toda su voluntad, había permitido que la puerta se cerrase. Nunmehr berichtete der Löwenwärter ausführlich, in einzelnen Absätzen, den Ausgang des Kampfes, wobei er, so gut er es nur vermochte, die Tapferkeit Don Quijotes übertrieb, vor dessen Anblick der Löwe entmutigt seinen Käfig zu verlassen weder begehrt noch gewagt habe, obwohl er den Käfig eine geraume Zeit offenstehn hatte. Weil nun er, der Wärter, dem Ritter gesagt habe, es heiße Gott versuchen, wenn man, wie es derselbe verlangte, den Löwen reize und mit Gewalt heraustreibe, so habe der Ritter endlich, obzwar sehr ungern und durchaus gegen seinen Wunsch, verstattet, die Tür wieder zu schließen.
-¿Qué te parece desto, Sancho? -dijo don Quijote-. ¿Hay encantos que valgan contra la verdadera valentía? Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo, será imposible. »Was deucht dich hiervon, Sancho?« sagte Don Quijote. »Gibt es Zauberkünste, die gegen die wahre Tapferkeit aufkommen können? Die Zauberer können mir wohl das Glück rauben, aber die Kühnheit und den Mut - das ist unmöglich.«
Dio los escudos Sancho, unció el carretero, besó las manos el leonero a don Quijote por la merced recebida, y prometióle de contar aquella valerosa hazaña al mismo rey, cuando en la corte se viese. Sancho gab die Taler her, der Kärrner spannte an, der Löwenwärter küßte Don Quijote die Hand für die empfangene Gnade und versprach ihm, diese heldenhafte Tat dem Könige selbst zu erzählen, sobald er in der Residenz sein würde.
-Pues, si acaso Su Majestad preguntare quién la hizo, diréisle que el Caballero de los Leones, que de aquí adelante quiero que en éste se trueque, cambie, vuelva y mude el que hasta aquí he tenido del Caballero de la Triste Figura; y en esto sigo la antigua usanza de los andantes caballeros, que se mudaban los nombres cuando querían, o cuando les venía a cuento. »Wenn dann Seine Majestät fragen sollte, wer sie getan, so sagt ihm: der Löwenritter; denn von Stund an will ich, daß hinfüro mein bisheriger Name Ritter von der traurigen Gestalt sich in diesen Namen verwandle, umwechsle, verändere und umgestalte; und hierin folge ich dem alten Brauch der fahrenden Ritter, die ihre Namen veränderten, wann es sie gelüstete oder wann es ihnen zupaß kam.«
Siguió su camino el carro, y don Quijote, Sancho y el del Verde Gabán prosiguieron el suyo. Der Karren fuhr seines Weges weiter, und Don Quijote, Sancho und der Grünmantel setzten den ihrigen fort.
En todo este tiempo no había hablado palabra don Diego de Miranda, todo atento a mirar y a notar los hechos y palabras de don Quijote, pareciéndole que era un cuerdo loco y un loco que tiraba a cuerdo. No había aún llegado a su noticia la primera parte de su historia; que si la hubiera leído, cesara la admiración en que lo ponían sus hechos y sus palabras, pues ya supiera el género de su locura; pero, como no la sabía, ya le tenía por cuerdo y ya por loco, porque lo que hablaba era concertado, elegante y bien dicho, y lo que hacía, disparatado, temerario y tonto. Y decía entre sí. Während dieser ganzen Zeit hatte Don Diego de Miranda kein Wort gesprochen, da er völlig damit beschäftigt war, Don Quijotes Taten und Worte zu beobachten und zu verfolgen, und er hielt ihn für einen gescheiten Kopf, der ein Narr sei, und für einen Narren, der vieles vom gescheiten Kopf an sich habe. Der erste Teil von Don Quijotes Geschichte war noch nicht zu seiner Kenntnis gekommen; denn wenn er ihn gelesen hätte, so hätte er sich nicht mehr über des Ritters Taten und Worte gewundert, da er alsdann schon gewußt hätte, welcher Art seine Verrücktheit sei. Allein da er sie nicht kannte, so hielt er ihn bald für verrückt und bald für gescheit; denn was der Ritter sprach, war vernünftig und gut ausgedrückt, und was er tat, ungereimt, tollkühn und albern. Und so sprach der Junker für sich:
-¿Qué más locura puede ser que ponerse la celada llena de requesones y darse a entender que le ablandaban los cascos los encantadores? Y ¿qué mayor temeridad y disparate que querer pelear por fuerza con leones. Welch größere Verrücktheit kann es geben, als den Helm voll Rahmkäse aufzusetzen und sich einzubilden, daß die Zauberer ihm das Hirn erweicht haben? Und welch größere Verwegenheit und Verkehrtheit, als mit aller Gewalt gegen Löwen kämpfen zu wollen?
Destas imaginaciones y deste soliloquio le sacó don Quijote, diciéndole: Aus diesen Betrachtungen und diesem Selbstgespräch riß ihn Don Quijote, indem er zu ihm sprach:
-¿Quién duda, señor don Diego de Miranda, que vuestra merced no me tenga en su opinión por un hombre disparatado y loco? Y no sería mucho que así fuese, porque mis obras no pueden dar testimonio de otra cosa. Pues, con todo esto, quiero que vuestra merced advierta que no soy tan loco ni tan menguado como debo de haberle parecido. Bien parece un gallardo caballero, a los ojos de su rey, en la mitad de una gran plaza, dar una lanzada con felice suceso a un bravo toro; bien parece un caballero, armado de resplandecientes armas, pasar la tela en alegres justas delante de las damas, y bien parecen todos aquellos caballeros que en ejercicios militares, o que lo parezcan, entretienen y alegran, y, si se puede decir, honran las cortes de sus príncipes; pero sobre todos éstos parece mejor un caballero andante, que por los desiertos, por las soledades, por las encrucijadas, por las selvas y por los montes anda buscando peligrosas aventuras, con intención de darles dichosa y bien afortunada cima, sólo por alcanzar gloriosa fama y duradera. Mejor parece, digo, un caballero andante, socorriendo a una viuda en algún despoblado, que un cortesano caballero, requebrando a una doncella en las ciudades. Todos los caballeros tienen sus particulares ejercicios: sirva a las damas el cortesano; autorice la corte de su rey con libreas; sustente los caballeros pobres con el espléndido plato de su mesa; concierte justas, mantenga torneos y muéstrese grande, liberal y magnífico, y buen cristiano, sobre todo, y desta manera cumplirá con sus precisas obligaciones. Pero el andante caballero busque los rincones del mundo; éntrese en los más intricados laberintos; acometa a cada paso lo imposible; resista en los páramos despoblados los ardientes rayos del sol en la mitad del verano, y en el invierno la dura inclemencia de los vientos y de los yelos; no le asombren leones, ni le espanten vestiglos, ni atemoricen endriagos; que buscar éstos, acometer aquéllos y vencerlos a todos son sus principales y verdaderos ejercicios. Yo, pues, como me cupo en suerte ser uno del número de la andante caballería, no puedo dejar de acometer todo aquello que a mí me pareciere que cae debajo de la juridición de mis ejercicios; y así, el acometer los leones que ahora acometí derechamente me tocaba, puesto que conocí ser temeridad esorbitante, porque bien sé lo que es valentía, que es una virtud que está puesta entre dos estremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad; pero menos mal será que el que es valiente toque y suba al punto de temerario, que no que baje y toque en el punto de cobarde; que así como es más fácil venir el pródigo a ser liberal que al avaro, así es más fácil dar el temerario en verdadero valiente que no el cobarde subir a la verdadera valentía; y, en esto de acometer aventuras, créame vuesa merced, señor don Diego, que antes se ha de perder por carta de más que de menos, porque mejor suena en las orejas de los que lo oyen "el tal caballero es temerario y atrevido" que no "el tal caballero es tímido y cobarde". »Wer kann zweifeln, Señor Don Diego deMiranda, daß Ihr mich für einen unsinnigen, verrückten Menschen haltet? Auch war es nicht verwunderlich, wenn dem so wäre; denn meine Taten lassen auf nichts anderes schließen. Wohl denn, trotz alledem will ich Euch zeigen, daß ich weder so verrückt noch so geisteskrank bin, wie ich Euch gewiß vorgekommen bin. Schön steht es einem stattlichen Ritter an, wenn er vor seines Königs Augen, mitten auf öffentlichem Platze, einem wilden Stier mit glücklichem Erfolg einen Speeresstoß versetzt; schön steht es einem Ritter an, wenn er, mit schimmernder Wehr bewehrt, in fröhlichem Turnier vor den Frauen den Kampfplan durchstürmt; schön ist es, wenn all jene Ritter mit kriegerischen Übungen oder solchen, die kriegerisch aussehen, dem Hof ihres Fürsten Unterhaltung, Ergötzen und, wenn man dies sagen darf, Ehre verleihen. Aber über all diesem, weit schöner ist es, wenn ein fahrender Ritter über Wüsteneien, über Einöden und Kreuzwege hin, durch wilde Forsten und Bergwälder hindurch auf die Suche geht nach gefahrdrohenden Abenteuern, mit dem Vorhaben, sie zu glücklichem und wohlgelungenem Ziele zu führen, lediglich um strahlenden unvergänglichen Ruhm zu erringen. Schöner ist es, sag ich, wenn ein fahrender Ritter irgendwo in einer verlassenen Öde einer Witwe zu Hilfe eilt, als wenn in den großen Städten ein Ritter vom Hofe ein Fräulein mit Liebesworten umwirbt. Ein jeglicher Ritter hat seinen besonderen Beruf; der am Hofe lebt, möge den Frauen dienen, mit der Pracht seines Gefolges dem Hof seines Königs größern Glanz verleihen, ärmere Ritter mit den prunkenden Schüsseln seiner Tafel nähren, Kampfspiele veranstalten, Turniere abhalten, sich groß, freigebig und prachtliebend, vor allem aber sich als guter Christ zeigen, und durch solch Gebaren wird er seine vorgeschriebenen Obliegenheiten gebührend erfüllen. Jedoch der fahrende Ritter soll die dunkeln Winkel in der weiten Welt aufsuchen, in die verworrensten Labyrinthe dringen, bei jedem Schritt das Unmögliche versuchen, auf einsamer Heide die glühenden Strahlen der Sonne männlich aushaken inmitten des Sommers und im Winter die rauhe Strenge der Stürme und der eisigen Kälte; ihn sollen Löwen nicht schrecken, Ungetüme nicht mit Entsetzen schlagen, Drachen nicht in Furcht jagen, denn jene aufspüren, diese angreifen und sie alle überwinden, das ist sein hauptsächlicher und wahrer Beruf. Ich nun, da es mir zuteil ward, einer aus der Zahl der fahrenden Ritterschaft zu sein, ich kann nicht umhin, alles und jedes in die Hand zu nehmen, was meines Erachtens in den Bereich meines Ritteramtes fällt; mithin: die Löwen anzugreifen, das lag von Rechts wegen mir ob, wiewohl ich einsah, es sei eine übermäßige Verwegenheit. Denn wohl weiß ich, was Tapferkeit ist, eine Tugend, die mitteninne steht zwischen zwei äußersten Lastern, nämlich Feigheit und Tollkühnheit, und jedenfalls ist es das mindere Übel, wenn der Tapfere die Grenzlinie der Tollkühnheit streift und zu ihr emporsteigt, als wenn er bis zur Grenzlinie der Feigheit streift und herabsinkt. So wie der Verschwender leichter freigebig ist als der Geizhals, so geschieht es auch leichter, daß der Tollkühne sich wie ein wahrhaft Tapferer benimmt, als daß der Feigling sich zur wahren Tapferkeit erhebt. Und wenn es darauf ankommt, Abenteuer zu bestehen, so glaubt mir, Señor Don Diego, daß man das Spiel leichter verliert, wenn man des Guten zuviel, als wenn man zuwenig tut; denn es klingt besser in den Ohren, wenn einer hört: jener Ritter ist verwegen und tollkühn, als wenn er hört: jener Ritter ist feige und ängstlich.«
-Digo, señor don Quijote -respondió don Diego-, que todo lo que vuesa merced ha dicho y hecho va nivelado con el fiel de la misma razón, y que entiendo que si las ordenanzas y leyes de la caballería andante se perdiesen, se hallarían en el pecho de vuesa merced como en su mismo depósito y archivo. Y démonos priesa, que se hace tarde, y lleguemos a mi aldea y casa, donde descansará vuestra merced del pasado trabajo, que si no ha sido del cuerpo, ha sido del espíritu, que suele tal vez redundar en cansancio del cuerpo. »Ich erkläre, Señor Don Quijote«, gab ihm Don Diego zur Antwort, »daß alles, was Euer Gnaden getan und gesagt hat, auf der Waage der Vernunft so abgewogen ist, daß das Zünglein mitteninne und die Schalen gleichstehen; und meine Meinung ist, wenn die Ordnungen und Gesetze des fahrenden Rittertums sich verlören, so würden sie sich in Euerm Busen als in ihrem natürlichen Verwahrungsort und Archiv wiederfinden. Jetzt aber sputen wir uns, denn es wird spät; wir wollen nach meinem Dorf und Hause, wo Euer Gnaden von der überstandenen Mühsal ausruhen wird, die, wenn nicht eine Mühsal des Körpers, so doch eine solche des Geistes war, welche zuweilen in eine Ermattung des Körpers übergeht.«
-Tengo el ofrecimiento a gran favor y merced, señor don Diego- respondió don Quijote. »Ich weiß dies Anerbieten als sonderliche Gunst und Gnade zu schätzen, Señor Don Diego«, entgegnete Don Quijote.
Y, picando más de lo que hasta entonces, serían como las dos de la tarde cuando llegaron a la aldea y a la casa de don Diego, a quien don Quijote llamaba el Caballero del Verde Gabán. Sie spornten nun ihre Tiere schärfer als bisher, und es mochte etwa zwei Uhr nachmittags sein, als sie im Dorf und im Hause Don Diegos anlangten, den Don Quijote den Ritter vom grünen Mantel nannte.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XVIII. De lo que sucedió a don Quijote en el castillo o casa del Caballero del Verde Gabán, con otras cosas extravagantes.

18. Kapitel Von den Begebnissen, so dem Ritter Don Quijote in der Burg oder Behausung des Ritters vom grünen Mantel zustießen, nebst andern ungeheuerlichen Dingen

Halló don Quijote ser la casa de don Diego de Miranda ancha como de aldea; las armas, empero, aunque de piedra tosca, encima de la puerta de la calle; la bodega, en el patio; la cueva, en el portal, y muchas tinajas a la redonda, que, por ser del Toboso, le renovaron las memorias de su encantada y transformada Dulcinea; y sospirando, y sin mirar lo que decía, ni delante de quién estaba, dijo: Don Quijote fand das Haus des Don Diego de Miranda sehr geräumig, wie üblich bei Wohngebäuden auf dem Dorfe; das Adelswappen war, wenn auch in groben Stein eingehauen, über dem Tor zur Straße; das Weinlager im inneren Hofe, der Keller unter dem Torweg, wo zahlreiche irdene Krüge ringsherum standen, die, weil sie von Toboso waren, in ihm die Erinnerung an seine verzauberte und verwandelte Dulcinea erneuten. Und seufzend und ohne zu überlegen, was er sagte und vor wem er es sagte, sprach er:
-¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas. »O süße Pfänder, mir zur Qual gefunden!
dulces y alegres cuando Dios quería. Süß und erfreulich, wenn es Gott so wollte!
¡Oh tobosescas tinajas, que me habéis traído a la memoria la dulce prenda de mi mayor amargura. O ihr tobosanischen Krüge, wie habt ihr mir das süße Pfand meiner größten Bitternis ins Gedächtnis gerufen!«
Oyóle decir esto el estudiante poeta, hijo de don Diego, que con su madre había salido a recebirle, y madre y hijo quedaron suspensos de ver la estraña figura de don Quijote; el cual, apeándose de Rocinante, fue con mucha cortesía a pedirle las manos para besárselas, y don Diego dijo. Dies hörte der dichtende Student, der Sohn Don Diegos, der mit seiner Mutter aus dem Hause gekommen war, ihn zu begrüßen; und Mutter und Sohn wurden von Erstaunen befallen über das seltsame Aussehen Don Quijotes, der sofort von Rosinanten abstieg und mit großer Höflichkeit sich der Dame Hand zum Kuß erbat. Don Diego aber sprach:
-Recebid, señora, con vuestro sólito agrado al señor don Quijote de la Mancha, que es el que tenéis delante, andante caballero y el más valiente y el más discreto que tiene el mundo. »Empfanget, Señora, mit Eurer gewöhnlichen Freundlichkeit den Herrn Don Quijote von der Mancha, denn er ist's, den Ihr vor Euch seht, ein fahrender Ritter und dazu der tapferste und klügste, den die Welt besitzt.«
La señora, que doña Cristina se llamaba, le recibió con muestras de mucho amor y de mucha cortesía, y don Quijote se le ofreció con asaz de discretas y comedidas razones. Casi los mismos comedimientos pasó con el estudiante, que, en oyéndole hablar don Quijote, le tuvo por discreto y agudo. Die Hausfrau, welche Doña Christina hieß, empfing ihn mit Zeichen größter Zuneigung und größter Höflichkeit, und Don Quijote erbot sich ihr zu Diensten mit genügsamer Fülle von verständigen und verbindlichen Worten. Schier die nämlichen Höflichkeiten tauschte er mit dem Studenten aus, den Don Quijote, als er ihn sprechen hörte, für einen klugen, scharfsinnigen Kopf hielt.
Aquí pinta el autor todas las circunstancias de la casa de don Diego, pintándonos en ellas lo que contiene una casa de un caballero labrador y rico; pero al traductor desta historia le pareció pasar estas y otras semejantes menudencias en silencio, porque no venían bien con el propósito principal de la historia, la cual más tiene su fuerza en la verdad que en las frías digresiones. Hier schildert der Verfasser die gesamte Einrichtung in Don Diegos Hause und zeigt uns dabei, was alles das Haus eines reichen Landedelmannes aufzuweisen hat; allein dem Übersetzer dieser Geschichte schien es zweckmäßig, diese und andre derartige Einzelheiten zu übergehen, weil sie nicht recht zum Hauptzweck dieser Geschichte passen, die ihre Stärke mehr in der Wahrheit der Schilderungen sucht als in schalen Abschweifungen.
Entraron a don Quijote en una sala, desarmóle Sancho, quedó en valones y en jubón de camuza, todo bisunto con la mugre de las armas: el cuello era valona a lo estudiantil, sin almidón y sin randas; los borceguíes eran datilados, y encerados los zapatos. Ciñóse su buena espada, que pendía de un tahalí de lobos marinos; que es opinión que muchos años fue enfermo de los riñones; cubrióse un herreruelo de buen paño pardo; pero antes de todo, con cinco calderos, o seis, de agua, que en la cantidad de los calderos hay alguna diferencia, se lavó la cabeza y rostro, y todavía se quedó el agua de color de suero, merced a la golosina de Sancho y a la compra de sus negros requesones, que tan blanco pusieron a su amo. Con los referidos atavíos, y con gentil donaire y gallardía, salió don Quijote a otra sala, donde el estudiante le estaba esperando para entretenerle en tanto que las mesas se ponían; que, por la venida de tan noble huésped, quería la señora doña Cristina mostrar que sabía y podía regalar a los que a su casa llegasen. Don Quijote ward in einen Saal geführt, Sancho nahm ihm Wehr und Waffen ab, und er stand nun da in Pluderhosen und gemsledernem Wams, ganz verunreinigt vom Schmutz der Rüstung; er trug einen breit umgelegten Kragen nach Studentenart, ungesteift und ohne Spitzenbesatz; seine maurischen Halbstiefel waren dattelbraun und die Vorderblätter mit gelbem Wachs abgerieben. Nun gürtete er sich sein gutes Schwert um, das an einem Wehrgehänge von Seehundsfell hing - aber nicht um die Hüften, denn er soll viele Jahre lang an Nierenschmerzen gelitten haben -; dann warf er einen Mantel über von gutem grauem Tuche. Vor allem aber wusch er sich Kopf und Gesicht mit fünf oder sechs Eimern Wasser - denn in der Zahl der Eimer sind die Angaben etwas verschieden -, und trotzdem war das Wasser auch zuletzt noch wie gelber Rahm dank der Gefräßigkeit Sanchos und dem Ankauf seiner verwünschten Rahmkäse, die seinen Herrn so sauber angestrichen hatten. In dem besagten Aufputz und mit zierlichem Anstand und edler Haltung begab sich Don Quijote in ein anderes Gemach, wo der Student ihn erwartete, um ihn zu unterhalten, während der Tisch gedeckt wurde; denn bei dem Eintreffen eines so vornehmen Gastes wollte Señora Doña Christina zeigen, daß sie die Besucher ihres Hauses zu bewirten verstand und vermochte.
En tanto que don Quijote se estuvo desarmando, tuvo lugar don Lorenzo, que así se llamaba el hijo de don Diego, de decir a su padre. Während Don Quijote noch dabei war, seine Rüstung abzulegen, hatte Don Lorenzo - so hieß Don Diegos Sohn - Gelegenheit gefunden, seinen Vater zu fragen:
-¿Quién diremos, señor, que es este caballero que vuesa merced nos ha traído a casa? Que el nombre, la figura, y el decir que es caballero andante, a mí y a mi madre nos tiene suspensos. »Wer, sagt uns, ist der Edelmann, den Euer Gnaden uns ins Haus gebracht hat? Denn der Name, die Gestalt, die Angabe, daß er ein fahrender Ritter ist, halten mich wie die Mutter in großer Spannung.«
-No sé lo que te diga, hijo -respondió don Diego-; sólo te sabré decir que le he visto hacer cosas del mayor loco del mundo, y decir razones tan discretas que borran y deshacen sus hechos: háblale tú, y toma el pulso a lo que sabe, y, pues eres discreto, juzga de su discreción o tontería lo que más puesto en razón estuviere; aunque, para decir verdad, antes le tengo por loco que por cuerdo. »Ich weiß nicht, was ich dir sagen soll, mein Sohn«, antwortete Don Diego; »nur das kann ich dir sagen, daß ich Taten von ihm sah, die des größten Narren von der Welt würdig sind, und Worte von ihm hörte, die seine Taten auslöschen und vergessen lassen. Sprich du mit ihm und fühle seinem Verstand auf den Puls, und da du ein gescheiter Junge bist, so fälle über seine Vernünftigkeit oder Verrücktheit ein Urteil, so gut du es vermagst; um die Wahrheit zu sagen, ich halte ihn eher für verrückt als für vernünftig.«
Con esto, se fue don Lorenzo a entretener a don Quijote, como queda dicho, y, entre otras pláticas que los dos pasaron, dijo don Quijote a don Lorenzo. Mit diesem Bescheid ging Don Lorenzo, um sich mit Don Quijote zu unterhalten, wie schon gesagt; und während des Verlaufs ihres Gesprächs sagte Don Quijote unter anderem zu Don Lorenzo:
-El señor don Diego de Miranda, padre de vuesa merced, me ha dado noticia de la rara habilidad y sutil ingenio que vuestra merced tiene, y, sobre todo, que es vuesa merced un gran poeta. »Der Señor Don Diego de Miranda, Euer Vater, hat mir von den seltenen Fähigkeiten und dem Scharfsinn Kunde gegeben, die Euer Gnaden besitzt, und insbesondere, daß Ihr ein großer Dichter seid.«
-Poeta, bien podrá ser -respondió don Lorenzo-, pero grande, ni por pensamiento. Verdad es que yo soy algún tanto aficionado a la poesía y a leer los buenos poetas, pero no de manera que se me pueda dar el nombre de grande que mi padre dice. »Ein Dichter, das kann schon sein«, erwiderte Don Lorenzo, »aber ein großer, daran ist kein Gedanke. Wahr ist's, daß ich ein Verehrer der Dichtkunst bin und gerne gute Bücher lese, aber das ist noch nicht hinreichend, daß man mir den Namen eines großen Dichters beilegt, wie mein Vater sich geäußert hat.«
-No me parece mal esa humildad -respondió don Quijote-, porque no hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo. »Diese Bescheidenheit mißfällt mir keineswegs«, sprach Don Quijote darauf; »denn es gibt keinen Dichter, der nicht anmaßend wäre und sich für den ersten Poeten auf Erden hielte.«
-No hay regla sin excepción -respondió don Lorenzo-, y alguno habrá que lo sea y no lo piense. »Keine Regel ohne Ausnahme«, entgegnete Don Lorenzo; »es wird manchen geben, der ein Dichter ist und sich nicht dafür hält.«
-Pocos -respondió don Quijote-; pero dígame vuesa merced: ¿qué versos son los que agora trae entre manos, que me ha dicho el señor su padre que le traen algo inquieto y pensativo? Y si es alguna glosa, a mí se me entiende algo de achaque de glosas, y holgaría saberlos; y si es que son de justa literaria, procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero. »Aber wenige«, versetzte Don Quijote. »Doch sagt mir, was für Verse habt Ihr jetzt unter den Händen, da Euer Herr Vater mir gesagt hat, sie machen Euch etwas besorgt und nachdenklich? Wenn es etwa eine Glosse ist, ich meinesteils verstehe etwas von Glossen, und ich würde mich freuen, die Verse zu hören; wenn sie aber für einen dichterischen Wettkampf bestimmt sind, so trachtet danach, den zweiten Preis davonzutragen; denn der erste wird doch immer nach Gunst oder Rang verteilt; den zweiten hingegen erringt die wirkliche Berechtigung, und so wird der dritte eigentlich der zweite. So ist der erste Preis in Wirklichkeit der dritte, ganz wie wenn auf den Universitäten der Grad eines Lizentiaten verliehen wird; aber bei alledem ist der Name des ersten Preises etwas besonders Vornehmes.«
-Hasta ahora -dijo entre sí don Lorenzo-, no os podré yo juzgar por loco; vamos adelante. Bis jetzt, sagte Don Lorenzo für sich, kann ich Euch noch nicht für verrückt halten; aber gehen wir erst weiter.
Y díjole. Nun sprach er zu Don Quijote:
-Paréceme que vuesa merced ha cursado las escuelas: ¿qué ciencias ha oído. »Es bedünkt mich, Euer Gnaden hat die Hochschule besucht; in welchen Wissenschaften habt Ihr Vorlesungen gehört?«
-La de la caballería andante -respondió don Quijote-, que es tan buena como la de la poesía, y aun dos deditos más. »In der Wissenschaft des fahrenden Rittertums«, antwortete Don Quijote, »welche so trefflich ist wie die der Poesie und noch ein paar Fingerbreit darüber hinaus.«
-No sé qué ciencia sea ésa -replicó don Lorenzo-, y hasta ahora no ha llegado a mi noticia. »Ich weiß nicht, was das für eine Wissenschaft ist«, versetzte Don Lorenzo; »bis jetzt habe ich nichts von ihr gehört.«
-Es una ciencia -replicó don Quijote- que encierra en sí todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser jurisperito, y saber las leyes de la justicia distributiva y comutativa, para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene; ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa, clara y distintamente, adondequiera que le fuere pedido; ha de ser médico y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien se las cure; ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche, y en qué parte y en qué clima del mundo se halla; ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas; y, dejando aparte que ha de estar adornado de todas las virtudes teologales y cardinales, decendiendo a otras menudencias, digo que ha de saber nadar como dicen que nadaba el peje Nicolás o Nicolao; ha de saber herrar un caballo y aderezar la silla y el freno; y, volviendo a lo de arriba, ha de guardar la fe a Dios y a su dama; ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos, y, finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla. De todas estas grandes y mínimas partes se compone un buen caballero andante; porque vea vuesa merced, señor don Lorenzo, si es ciencia mocosa lo que aprende el caballero que la estudia y la profesa, y si se puede igualar a las más estiradas que en los ginasios y escuelas se enseñan. »Es ist eine Wissenschaft«, entgegnete Don Quijote, »die alle oder doch die meisten Wissenschaften der Welt in sich begreift. Denn wer sie betreibt, muß ein Rechtskundiger sein und die Gesetze der austeilenden, das Eigentum schützenden Gerechtigkeit kennen, um einem jeden zu geben, was ihm gehört und was ihm gebührt; er muß ein Gottesgelahrter sein, um von dem christlichen Glauben, zu dem er sich bekennt, klar und deutlich Rechenschaft geben zu können, wo immer es von ihm verlangt wird; er muß ein Arzt, vorzugsweise aber ein Kräuterkenner sein, um inmitten der Einöden und Wüsteneien die Krauter zu erkennen, die wundenheilende Kraft besitzen; denn der fahrende Ritter soll nicht bei jedem Anlaß umhersuchen, wer sie ihm heilen kann; er muß ein Sternkundiger sein, um aus den Sternen zu erkennen, wieviel Stunden der Nacht schon verflossen sind und in welcher Gegend und unter welchem Himmelsstrich er sich befindet; er muß Mathematik verstehen, denn bei jedem Schritt wird sich ihm die Notwendigkeit dieser Wissenschaft zeigen. Und indem ich beiseite lasse, daß er mit allen drei theologalen Tugenden und allen vier Kardinaltugenden geziert sein muß, steige ich zu geringfügigeren Dingen herab und sage: er muß schwimmen können, wie man sagt, daß Cola oder Nicolao Pesce es konnte; er muß ein Pferd beschlagen, Sattel und Zaum, in Ordnung bringen können; und indem ich jetzt wieder auf das vorige zurückkomme: er muß Gott und seiner Dame die Treue zu wahren wissen; er muß keusch sein in seinen Gedanken, sittsam in seinen Worten, stets hilfsbereit in seinen Werken, mannhaft in seinen Taten, geduldig in Drangsalen, barmherzig gegen Notbedrängte und endlich ein Vorkämpfer für die Wahrheit, wenn auch ihre Verteidigung ihn das Leben kosten sollte. Alle diese größeren und geringeren Eigenschaften zusammengenommen bilden den echten, rechten fahrenden Ritter; und daraus möget Ihr, Señor Don Lorenzo, entnehmen, ob es eine unbedeutende Wissenschaft ist, die ein Ritter erlernt, der sie zu seinem Studium und zu seinem Beruf macht, oder ob sie sich gleichstellen darf den erhabensten Wissenschaften, die in Gymnasien und Schulen gelehrt werden.«
-Si eso es así -replicó don Lorenzo-, yo digo que se aventaja esa ciencia a todas. »Wenn dem so ist«, versetzte Don Lorenzo, »so erkläre ich, daß diese Wissenschaft allen vorangeht.«
-¿Cómo si es así? -respondió don Quijote. »Was heißt das: ,Wenn dem so ist'?« entgegnete Don Quijote.
Lo que yo quiero decir -dijo don Lorenzo- es que dudo que haya habido, ni que los hay ahora, caballeros andantes y adornados de virtudes tantas. »Was ich damit sagen will«, sprach Don Lorenzo, »ist, daß ich zweifle, ob es jemals fahrende Ritter gegeben hat oder jetzt gibt, die mit soviel Tugenden geschmückt sind.«
-Muchas veces he dicho lo que vuelvo a decir ahora -respondió don Quijote-: que la mayor parte de la gente del mundo está de parecer de que no ha habido en él caballeros andantes; y, por parecerme a mí que si el cielo milagrosamente no les da a entender la verdad de que los hubo y de que los hay, cualquier trabajo que se tome ha de ser en vano, como muchas veces me lo ha mostrado la experiencia, no quiero detenerme agora en sacar a vuesa merced del error que con los muchos tiene; lo que pienso hacer es el rogar al cielo le saque dél, y le dé a entender cuán provechosos y cuán necesarios fueron al mundo los caballeros andantes en los pasados siglos, y cuán útiles fueran en el presente si se usaran; pero triunfan ahora, por pecados de las gentes, la pereza, la ociosidad, la gula y el regalo. »Oftmalen hab ich gesaget, was ich itzo wiederum sage«, sprach Don Quijote dagegen, »daß die Mehrzahl der auf Erden Lebenden der Meinung ist, auf selbiger habe es fahrende Ritter niemals gegeben; und sintemalen es mich bedanket, daß, wenn der Himmel sie nicht selbst von der Wahrheit überzeugt, daß es solche gegeben hat und solche gibt, jegliche darauf verwandte Mühe vergeblich sein wird, wie es mir oftmalen die Erfahrung erwiesen hat, so will ich jetzt mich nicht dabei verweilen, Euch aus dem Irrtum zu reißen, den Ihr mit so vielen teilet. Was ich tun will, ist, den Himmel zu bitten, daß er Euch selbigen benehme und Euch einsehen lasse, wie ersprießlich und wie notwendig die fahrenden Ritter in vergangenen Jahrhunderten der Welt gewesen und wie nützlich sie im gegenwärtigen sein würden, wenn sie noch bräuchlich wären; allein heutzutage, um der Sünden der Menschheit willen, triumphieren Trägheit, Müßiggang, Schwelgerei und Üppigkeit.«
-Escapado se nos ha nuestro huésped -dijo a esta sazón entre sí don Lorenzo-, pero, con todo eso, él es loco bizarro, y yo sería mentecato flojo si así no lo creyese. Endlich ist unserm Gaste der Verstand durchgegangen, sagte jetzt Don Lorenzo leise für sich - aber bei alledem ist er ein edler Narr, und ich wäre ein schwachsinniger Tor, wenn ich das nicht einsähe.
Aquí dieron fin a su plática, porque los llamaron a comer. Preguntó don Diego a su hijo qué había sacado en limpio del ingenio del huésped. A lo que él respondió. Hiermit beschlossen sie ihre Unterhaltung, da man sie zum Essen rief. Don Diego fragte seinen Sohn, inwieweit er über den geistigen Zustand des Gastes ins reine gekommen sei, und Don Lorenzo antwortete:
-No le sacarán del borrador de su locura cuantos médicos y buenos escribanos tiene el mundo: él es un entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos. »Soviel Ärzte und gute Schreiber es in der Welt gibt, sie alle werden die wirre Handschrift seiner Narrheit nicht ins reine bringen; er ist ein mit Verstand gespickter Narr mit lichten Augenblicken.«
Fuéronse a comer, y la comida fue tal como don Diego había dicho en el camino que la solía dar a sus convidados: limpia, abundante y sabrosa; pero de lo que más se contentó don Quijote fue del maravilloso silencio que en toda la casa había, que semejaba un monasterio de cartujos. Levantados, pues, los manteles, y dadas gracias a Dios y agua a las manos, don Quijote pidió ahincadamente a don Lorenzo dijese los versos de la justa literaria; a lo que él respondió que, por no parecer de aquellos poetas que cuando les ruegan digan sus versos los niegan y cuando no se los piden los vomitan,. . Sie gingen zu Tisch, und die Mahlzeit war solcher Art, wie Don Diego unterwegs gesagt hatte, daß er sie seinen Gästen vorzusetzen pflege, anständig, reichlich und schmackhaft; aber was Don Quijote am meisten behagte, war die wunderbare Stille, die im ganzen Hause herrschte, so daß es ein Kartäuserkloster schien. Nachdem abgedeckt, ein Dankgebet zu Gott gesprochen und Waschwasser für die Hände gereicht worden, drang Don Quijote inständigst in Don Lorenzo, die Verse für den Dichterwettbewerb vorzutragen. Dieser antwortete: »Damit ich nicht wie einer jener Poeten erscheine, die sich weigern, ihre Verse mitzuteilen, wenn man sie darum bittet, und sie, wenn man sie nicht hören will, wie im Erbrechen von sich speien,
-...yo diré mi glosa, de la cual no espero premio alguno, que sólo por ejercitar el ingenio la he hecho. so will ich meine Glosse vortragen; ich erwarte keinen Preis für sie, denn ich habe sie nur gedichtet, um mein Talent zu üben.«
-Un amigo y discreto -respondió don Quijote- era de parecer que no se había de cansar nadie en glosar versos; y la razón, decía él, era que jamás la glosa podía llegar al texto, y que muchas o las más veces iba la glosa fuera de la intención y propósito de lo que pedía lo que se glosaba; y más, que las leyes de la glosa eran demasiadamente estrechas: que no sufrían interrogantes, ni dijo, ni diré, ni hacer nombres de verbos, ni mudar el sentido, con otras ataduras y estrechezas con que van atados los que glosan, como vuestra merced debe de saber. »Ein Freund, ein wohlverständiger«, entgegnete Don Quijote, »war der Meinung, niemand solle sich damit abmühen, Verse zu glossieren; und zwar deswegen, weil die Glosse niemals dem Thema an Wert gleichkommen könne, weil die Glosse sehr oft, ja in den meisten Fällen, von Sinn und Absicht dessen abweiche, was glossiert werden soll; und besonders, weil die Regeln der Glosse übermäßig streng seien, indem sie keine Fragesätze, kein ,sagte er' oder ,will ich sagen' gestatten und nicht erlauben, aus Zeitwörtern Hauptwörter zu machen noch den Sinn zu verändern, nebst andern Fesseln und Beschränkungen, die jeden einengen, der eine Glosse schreiben will, wie Euer Gnaden wissen wird.«
-Verdaderamente, señor don Quijote -dijo don Lorenzo-, que deseo coger a vuestra merced en un mal latín continuado, y no puedo, porque se me desliza de entre las manos como anguila. »Wahrhaftig, Señor Don Quijote«, sprach Don Lorenzo, »ich wünsche in einem fort, Euer Gnaden auf einem lateinischen Schnitzer, wie es in den Schulen heißt, zu ertappen, und kann's nicht; denn Ihr schlüpft mir unter den Händen durch wie ein Aal.«
-No entiendo -respondió don Quijote- lo que vuestra merced dice ni quiere decir en eso del deslizarme. »Ich verstehe nicht«, gab Don Quijote zur Antwort, »was Ihr sagt, noch was Ihr mit dem Durchschlüpfen meint.«
-Yo me daré a entender -respondió don Lorenzo-; y por ahora esté vuesa merced atento a los versos glosados y a la glosa, que dicen desta manera:. »Ich werde schon sorgen, daß Ihr mich versteht«, versetzte Don Lorenzo; »für jetzt aber wollet den glossierten Versen und der Glosse Aufmerksamkeit schenken. Sie lauten also:
¡Si mi fue tornase a es,
sin esperar más será,
o viniese el tiempo ya
de lo que será después...!

Glosa.
Al fin, como todo pasa,
se pasó el bien que me dio
Fortuna, un tiempo no escasa,
y nunca me le volvió,
ni abundante, ni por tasa.
Siglos ha ya que me vees,
Fortuna, puesto a tus pies;
vuélveme a ser venturoso,
que será mi ser dichoso
si mi fue tornase a es.
No quiero otro gusto o gloria,
otra palma o vencimiento,
otro triunfo, otra vitoria,
sino volver al contento
que es pesar en mi memoria.
Si tú me vuelves allá,
Fortuna, templado está
todo el rigor de mi fuego,
y más si este bien es luego,
sin esperar más será.
Cosas imposibles pido,
pues volver el tiempo a ser
después que una vez ha sido,
no hay en la tierra poder
que a tanto se haya estendido.
Corre el tiempo, vuela y va
ligero, y no volverá,
y erraría el que pidiese,
o que el tiempo ya se fuese,
o volviese el tiempo ya.
Vivo en perpleja vida,
ya esperando, ya temiendo:
es muerte muy conocida,
y es mucho mejor muriendo
buscar al dolor salida.
A mí me fuera interés
acabar, mas no lo es,
pues, con discurso mejor,
me da la vida el temor
de lo que será después.
Thema
Würde nur mein War zum Ist,
Wär mein Glücksziel nicht mehr weit,
Oder brächt es gleich die Zeit,
Was wird sein in künftiger Frist.
Glosse
Wie das Irdsche all muß enden,
So die Güter, die mir Glück
Gab mit einst nicht kargen Händen;
Und nie kehrt es mir zurück,
Viel noch wenig neu zu spenden.
Glück, seit ewig langer Frist
Fleh ich, da du grausam bist:
Gib mir deine Gunst zurücke!
Denn mein Sein erblüht im Glücke,
Würde nur mein War zum Ist.
Nicht an Kampf und Sieg mich weiden,
Lorbeer nicht ums Haar mir winden,
Nicht in Ruhm will ich mich kleiden,
Den Genuß nur wiederfinden,
Den Erinnrung macht zum Leiden.
Bringst du wieder jene Zeit,
Schicksal, dann bin ich befreit
Aus des Schmerzes grimmen Händen;
Wollte sich's nur bald so wenden,
War mein Glücksziel nicht mehr weit.
Unerfüllbar mein Verlangen;
Denn zurückedrehn die Zeit,
Wenn sie einmal hingegangen -
Keine Macht der Endlichkeit
Kann sich solches unterfangen.
Denn die Zeit flieht weit und weit,
Kehrt nie mehr in Ewigkeit;
Torheit war es, zu verlangen:
War das Neue gleich vergangen!
Oder brächt es gleich die Zeit!
In des Lebens Zweifeln leben,
Bald in Fürchten, bald in Hoffen,
Heißt in Todesängsten schweben.
Besser, gleich vom Tod getroffen,
Rasch des Jenseits Vorhang heben!
Wenn Gewinn das Sterbei ist,
Kommt die Furcht doch und ermißt
Neu des Daseins Wert - verlanget
Fortzuleben, weil mir banget,
Was wird sein in künftiger Frist.«
En acabando de decir su glosa don Lorenzo, se levantó en pie don Quijote, y, en voz levantada, que parecía grito, asiendo con su mano la derecha de don Lorenzo, dijo. Als Don Lorenzo geendigt hatte, stand Don Quijote auf, und mit erhobener Stimme, daß es fast wie Schreien klang, sprach er, indem er Don Lorenzos rechte Hand ergriff:
-¡Viven los cielos donde más altos están, mancebo generoso, que sois el mejor poeta del orbe, y que merecéis estar laureado, no por Chipre ni por Gaeta, como dijo un poeta, que Dios perdone, sino por las academias de Atenas, si hoy vivieran, y por las que hoy viven de París, Bolonia y Salamanca! Plega al cielo que los jueces que os quitaren el premio primero, Febo los asaetee y las Musas jamás atraviesen los umbrales de sus casas. Decidme, señor, si sois servido, algunos versos mayores, que quiero tomar de todo en todo el pulso a vuestro admirable ingenio. »Beim hohen Himmel, beim höchsten der Himmel, herrlicher Jüngling, Ihr seid der beste Dichter auf Erden und seid würdig, mit dem Lorbeer gekrönt zu werden, nicht von Zypern noch von Gaeta, wie gesagt hat ein Poeta - dem Gott seine Sünden verzeihe! -, sondern von den Akademien Athens, wenn sie heute noch bestünden, und von denen, die heute bestehen, denen zu Paris, Bologna und Salamanca. Gott gebe, wenn die Richter Euch den ersten Preis absprechen sollten, daß Phöbus sie mit seinen Pfeilen erlege und die Musen niemals über die Schwelle ihrer Häuser schreiten. Sagt mir, Señor, wenn Ihr so gütig sein wollet, einige Verse von längerem Silbenmaß, denn ich will in all und jeder Beziehung Eurem bewundernswerten Genius auf den Puls fühlen.«
¿No es bueno que dicen que se holgó don Lorenzo de verse alabar de don Quijote, aunque le tenía por loco? ¡Oh fuerza de la adulación, a cuánto te estiendes, y cuán dilatados límites son los de tu juridición agradable! Esta verdad acreditó don Lorenzo, pues concedió con la demanda y deseo de don Quijote, diciéndole este soneto a la fábula o historia de Píramo y Tisbe. Ist es nicht allerliebst, daß Don Lorenzo hocherfreut war, sich von Don Quijote loben zu hören, obwohl er ihn für einen Narren hielt? O Schmeichelei, wie groß ist deine Macht, und wie weit dehnen sich die Grenzen deiner süßen Herrschaft! Die Wahrheit dieser Worte bewies Don Lorenzo, indem er auf Don Quijotes Wunsch und Verlangen sogleich einging und folgendes Sonett über die Fabel oder Geschichte von Pyramus und Thisbe vortrug:
Soneto
El muro rompe la doncella hermosa
que de Píramo abrió el gallardo pecho:
parte el Amor de Chipre, y va derecho
a ver la quiebra estrecha y prodigiosa.

Habla el silencio allí, porque no osa
la voz entrar por tan estrecho estrecho;
las almas sí, que amor suele de hecho
facilitar la más difícil cosa.

Salió el deseo de compás, y el paso
de la imprudente virgen solicita
por su gusto su muerte; ved qué historia:

que a entrambos en un punto, ¡oh estraño caso!,
los mata, los encubre y resucita
una espada, un sepulcro, una memoria.
Sonett
Die Wand durchbricht die Maid, die schöngestalte,
Die Pyramus schlug tiefe Herzens wunden;
Von Zypern her eilt Amor, zu erkunden
Die enge wundersame Mauerspalte.

Hier spricht das Schweigen; jeder Ton verhallte,
Eh durch die enge Eng er sich gewunden.
Den Durchpaß hat die Sehnsucht nur gefunden;
Kein Hemmnis gibt's, das stand vor Amor halte!

Die Sehnsucht hielt nicht maß. Nach kurzem Glücke
Büßt die betörte Maid ihr Liebesstreben
Mit herbem Tod - so wollt es Amor lenken.

Und beide nun zugleich, o Schicksalstücke!
Tötet, begräbt, erweckt zu neuem Leben
Ein Schwert, ein Grab, ein preisend Angedenken.
-¡Bendito sea Dios! -dijo don Quijote habiendo oído el soneto a don Lorenzo-, que entre los infinitos poetas consumidos que hay, he visto un consumado poeta, como lo es vuesa merced, señor mío; que así me lo da a entender el artificio deste soneto. »Gelobt sei Gott«, sagte Don Quijote, als er Don Lorenzos Sonett gehört, »daß ich unter den zahllosen verkommenen Dichtern, die es gibt, einen vollkommnen Dichter gefunden habe, wie Ihr es seid, lieber Herr; denn davon hat mich die kunstreiche Arbeit Eures Sonetts überzeugt.«
Cuatro días estuvo don Quijote regaladísimo en la casa de don Diego, al cabo de los cuales le pidió licencia para irse, diciéndole que le agradecía la merced y buen tratamiento que en su casa había recebido; pero que, por no parecer bien que los caballeros andantes se den muchas horas a ocio y al regalo, se quería ir a cumplir con su oficio, buscando las aventuras, de quien tenía noticia que aquella tierra abundaba, donde esperaba entretener el tiempo hasta que llegase el día de las justas de Zaragoza, que era el de su derecha derrota; y que primero había de entrar en la cueva de Montesinos, de quien tantas y tan admirables cosas en aquellos contornos se contaban, sabiendo e inquiriendo asimismo el nacimiento y verdaderos manantiales de las siete lagunas llamadas comúnmente de Ruidera. Vier Tage lang blieb Don Quijote, aufs trefflichste bewirtet, im Hause Don Diegos; nach deren Verfluß bat er ihn um Erlaubnis zu scheiden, indem er ihm erklärte, sosehr er ihm für die Gewogenheit und Gastfreundschaft danke, die ihm in seinem Hause geworden, so stehe es doch fahrenden Rittern nicht wohl an, sich lange Stunden dem Müßiggang und dem Wohlleben zu ergeben, und er wolle daher von darmen, um seinen Beruf zu erfüllen, nämlich auf die Suche nach Abenteuern zu gehen, von denen diese Landschaft wimmle, wie er dessen Kunde habe. Und damit hoffe er seine Zeit zu verbringen, bis der Tag des Turniers zu Zaragoza komme, wohin sein Weg in gerader Richtung gehe. Vorher aber müsse er in die Höhle des Montesinos hinabsteigen, von der man so vielerlei und so Wunderbares in dieser Gegend erzähle, und wolle nicht minder die Entstehung und die eigentlichen Quellen der sieben Seen, die man gemeiniglich die Ruidera-Seen nenne, erforschen und kennenlernen.
Don Diego y su hijo le alabaron su honrosa determinación, y le dijeron que tomase de su casa y de su hacienda todo lo que en grado le viniese, que le servirían con la voluntad posible; que a ello les obligaba el valor de su persona y la honrosa profesión suya. Don Diego und sein Sohn priesen seinen ehrenhaften Entschluß und baten ihn, aus ihrem Haus und ihrer Habe alles mitzunehmen, was er wolle; sie würden ihm mit aller nur möglichen Bereitwilligkeit zu Diensten sein, wozu ja die hohe Würdigkeit seiner Person und sein ehrenhafter Beruf sie verpflichteten.
Llegóse, en fin, el día de su partida, tan alegre para don Quijote como triste y aciago para Sancho Panza, que se hallaba muy bien con la abundancia de la casa de don Diego, y rehusaba de volver a la hambre que se usa en las florestas, despoblados, y a la estrecheza de sus mal proveídas alforjas. Con todo esto, las llenó y colmó de lo más necesario que le pareció; y al despedirse dijo don Quijote a don Lorenzo. Endlich kam der Tag seines Scheidens, so erfreulich für Don Quijote wie traurig für Sancho, der sich bei dem Überfluß im Hause Don Diegos sehr wohlbefand und sich innerlich dagegen sträubte, zu dem in Wäldern und Einöden üblichen Hunger und zur Dürftigkeit seines schlechtversorgten Schnappsacks zurückzukehren, den er aber doch mit allem vollpfropfte, was ihm besonders nötig schien. Beim Abschied sagte Don Quijote zu Don Lorenzo:
-No sé si he dicho a vuesa merced otra vez, y si lo he dicho lo vuelvo a decir, que cuando vuesa merced quisiere ahorrar caminos y trabajos para llegar a la inacesible cumbre del templo de la Fama, no tiene que hacer otra cosa sino dejar a una parte la senda de la poesía, algo estrecha, y tomar la estrechísima de la andante caballería, bastante para hacerle emperador en daca las pajas. »Ich weiß nicht, ob ich es Euer Gnaden schon einmal gesagt habe, und habe ich's schon gesagt, so sag ich es nochmals: Wenn Ihr Euch die Wege und Mühen ersparen wollt, um zu der unnahbaren Höhe des Ruhmestempels zu gelangen, braucht Ihr nichts weiter zu tun, als den etwas schmalen Pfad der Dichtkunst zu verlassen und den allerschmalsten, den des fahrenden Rittertums, einzuschlagen, der Euch im Handumdrehen zum Kaiser machen kann.«
Con estas razones acabó don Quijote de cerrar el proceso de su locura, y más con las que añadió, diciendo. Mit diesen Äußerungen brachte Don Quijote den Prozeß seiner Verrücktheit zum Aktenschluß, und noch vollständiger mit den Worten, die er hinzufügte:
-Sabe Dios si quisiera llevar conmigo al señor don Lorenzo, para enseñarle cómo se han de perdonar los sujetos, y supeditar y acocear los soberbios, virtudes anejas a la profesión que yo profeso; pero, pues no lo pide su poca edad, ni lo querrán consentir sus loables ejercicios, sólo me contento con advertirle a vuesa merced que, siendo poeta, podrá ser famoso si se guía más por el parecer ajeno que por el propio, porque no hay padre ni madre a quien sus hijos le parezcan feos, y en los que lo son del entendimiento corre más este engaño. »Gott weiß, wie gern ich den Señor Don Lorenzo mitnehmen möchte, um ihm zu zeigen, wie man die schonen soll, die sich unterwerfen, und zu Boden schlagen soll und niedertreten die Hochmütigen, eine tugendsame Handlungsweise, die von dem Berufe, zu dem ich berufen bin, untrennbar ist; aber da Euer jugendliches Alter solches nicht begehrt und Eure preiswürdigen Geistesübungen es nicht verstatten, so laß ich mir lediglich daran genügen, Euch zu Gemüte zu führen, daß Ihr, der Ihr ein Dichter seid, ein ausgezeichneter werden könnt, so Ihr Euch mehr durch fremdes Urteil als durch Euer eigenes leiten lasset. Denn es gibt keine Eltern, die ihre Kinder für häßlich halten; und bei den Kindern des Geistes findet man diese Selbsttäuschung noch weit häufiger.«
De nuevo se admiraron padre y hijo de las entremetidas razones de don Quijote, ya discretas y ya disparatadas, y del tema y tesón que llevaba de acudir de todo en todo a la busca de sus desventuradas aventuras, que las tenía por fin y blanco de sus deseos. Reiteráronse los ofrecimientos y comedimientos, y, con la buena licencia de la señora del castillo, don Quijote y Sancho, sobre Rocinante y el rucio, se partieron. Aufs neue erstaunten Vater und Sohn über das seltsame Gemisch von Verstand und Unsinn in den Äußerungen Don Quijotes und über die Beharrlichkeit und Hartnäckigkeit, die er zeigte, sich mehr und mehr der Suche nach seinen Abenteuern hinzugeben, die ihn stets teuer zu stehen kamen und die ihm Ziel und Endzweck seines Strebens waren. Nun wiederholten sich die Dienstanerbietungen und Höflichkeiten, und Don Quijote und Sancho, mit freundlichem Urlaub der Herrin dieser Burg, ritten von dannen auf Rosinante und dem Grauen.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XIX. Donde se cuenta la aventura del pastor enamorado, con otros en verdad graciosos sucesos.

19. Kapitel Worin das Abenteuer vom verliebten Schäfer und manch andere wirklich ergötzliche Begebnisse erzählt werden

Poco trecho se había alongado don Quijote del lugar de don Diego, cuando encontró con dos como clérigos o como estudiantes y con dos labradores que sobre cuatro bestias asnales venían caballeros. El uno de los estudiantes traía, como en portamanteo, en un lienzo de bocací verde envuelto, al parecer, un poco de grana blanca y dos pares de medias de cordellate; el otro no traía otra cosa que dos espadas negras de esgrima, nuevas, y con sus zapatillas. Los labradores traían otras cosas, que daban indicio y señal que venían de alguna villa grande, donde las habían comprado, y las llevaban a su aldea; y así estudiantes como labradores cayeron en la misma admiración en que caían todos aquellos que la vez primera veían a don Quijote, y morían por saber qué hombre fuese aquél tan fuera del uso de los otros hombres. Noch nicht weit hatte sich Don Quijote von Don Diegos Dorf entfernt, als ihm zwei Leute, die wie Geistliche oder Studenten aussahen, und zwei Bauern begegneten, die alle vier auf Tieren vom Geschlechte der Esel ritten. Der eine der Studenten hatte eine Art Mantelsack aus grünem Drillich bei sich, der anscheinend etwas weiße Wäsche und zwei Paar grobe wollene Strümpfe enthielt, der andre nichts als zwei Rapiere mit aufgesetzten Knöpfen. Die Bauern trugen andre Sachen, die da zeigten und erraten ließen, daß die Eselsreiter eben aus einer größeren Stadt kamen, wo sie die Sachen eingekauft hatten, um sie in ihr Dorf heimzubringen. Studenten wie Bauern gerieten in die nämliche Verwunderung, die jeden ergriff, der Don Quijote zum erstenmal erblickte, und sie vergingen schier vor Begierde zu erfahren, wer jener Mann sei, der von dem gewöhnlichen Aussehen aller andern Menschen so sehr abstach.
Saludóles don Quijote, y, después de saber el camino que llevaban, que era el mesmo que él hacía, les ofreció su compañía, y les pidió detuviesen el paso, porque caminaban más sus pollinas que su caballo; y, para obligarlos, en breves razones les dijo quién era, y su oficio y profesión, que era de caballero andante que iba a buscar las aventuras por todas las partes del mundo. Díjoles que se llamaba de nombre propio don Quijote de la Mancha, y por el apelativo, el Caballero de los Leones. Todo esto para los labradores era hablarles en griego o en jerigonza, pero no para los estudiantes, que luego entendieron la flaqueza del celebro de don Quijote; pero, con todo eso, le miraban con admiración y con respecto, y uno dellos le dijo. Don Quijote grüßte sie, und als er gehört, welchen Weg sie verfolgten, nämlich denselben wie er, bot er ihnen seine Begleitung an und bat sie, den Schritt zu mäßigen, da ihre Eselinnen rascher trabten als sein Roß; und um sich ihnen verbindlich zu erweisen, sagte er ihnen in kurzen Worten, wer er sei und was sein Beruf und Stand, nämlich der eines fahrenden Ritters, der in allen Landen der Welt auf die Suche nach Abenteuern gehe. Er erklärte, er heiße mit seinem Namen Don Quijote von der Mancha und mit seinem Beinamen der Löwenritter. Den Bauern klang das alles, als hätte er mit ihnen Griechisch oder Rotwelsch gesprochen, aber nicht so den Studenten, die sofort Don Quijotes Gehirnschwäche erkannten. Dessenungeachtet betrachteten sie ihn mit Bewunderung und Achtung, und einer von ihnen sprach zu ihm:
-Si vuestra merced, señor caballero, no lleva camino determinado, como no le suelen llevar los que buscan las aventuras, vuesa merced se venga con nosotros: verá una de las mejores bodas y más ricas que hasta el día de hoy se habrán celebrado en la Mancha, ni en otras muchas leguas a la redonda. »Wenn Euer Gnaden, Herr Ritter, einen bestimmten Weg nicht vorhat, wie dies bei denen, die auf Abenteuer ausgehen, der Fall zu sein pflegt, so wolle Euer Gnaden uns begleiten; Ihr werdet eines der stattlichsten und reichsten Hochzeitsfeste sehen, das bis zum heutigen Tage in der Mancha und auf viele Meilen in der Runde gefeiert worden.«
Preguntóle don Quijote si eran de algún príncipe, que así las ponderaba. Don Quijote fragte ihn, ob es die Hochzeit eines Fürsten sei, daß er sie so sehr rühme.
-No son -respondió el estudiante- sino de un labrador y una labradora: él, el más rico de toda esta tierra; y ella, la más hermosa que han visto los hombres. El aparato con que se han de hacer es estraordinario y nuevo, porque se han de celebrar en un prado que está junto al pueblo de la novia, a quien por excelencia llaman Quiteria la hermosa, y el desposado se llama Camacho el rico; ella de edad de diez y ocho años, y él de veinte y dos; ambos para en uno, aunque algunos curiosos que tienen de memoria los linajes de todo el mundo quieren decir que el de la hermosa Quiteria se aventaja al de Camacho; pero ya no se mira en esto, que las riquezas son poderosas de soldar muchas quiebras. En efecto, el tal Camacho es liberal y hásele antojado de enramar y cubrir todo el prado por arriba, de tal suerte que el sol se ha de ver en trabajo si quiere entrar a visitar las yerbas verdes de que está cubierto el suelo. Tiene asimesmo maheridas danzas, así de espadas como de cascabel menudo, que hay en su pueblo quien los repique y sacuda por estremo; de zapateadores no digo nada, que es un juicio los que tiene muñidos; pero ninguna de las cosas referidas ni otras muchas que he dejado de referir ha de hacer más memorables estas bodas, sino las que imagino que hará en ellas el despechado Basilio. Es este Basilio un zagal vecino del mesmo lugar de Quiteria, el cual tenía su casa pared y medio de la de los padres de Quiteria, de donde tomó ocasión el amor de renovar al mundo los ya olvidados amores de Píramo y Tisbe, porque Basilio se enamoró de Quiteria desde sus tiernos y primeros años, y ella fue correspondiendo a su deseo con mil honestos favores, tanto, que se contaban por entretenimiento en el pueblo los amores de los dos niños Basilio y Quiteria. Fue creciendo la edad, y acordó el padre de Quiteria de estorbar a Basilio la ordinaria entrada que en su casa tenía; y, por quitarse de andar receloso y lleno de sospechas, ordenó de casar a su hija con el rico Camacho, no pareciéndole ser bien casarla con Basilio, que no tenía tantos bienes de fortuna como de naturaleza; pues si va a decir las verdades sin invidia, él es el más ágil mancebo que conocemos: gran tirador de barra, luchador estremado y gran jugador de pelota; corre como un gamo, salta más que una cabra y birla a los bolos como por encantamento; canta como una calandria, y toca una guitarra, que la hace hablar, y, sobre todo, juega una espada como el más pintado. »Das nicht«, antwortete der Student, »sondern die eines Bauern mit einer Bäuerin. Er ist der reichste in dieser ganzen Gegend und sie die allerschönste, die je ein Mensch gesehen. Die Veranstaltungen zum Hochzeitsfest sind außerordentlich und von ganz neuer Art, denn es soll auf einem Anger nahe dem Dorf der Braut gefeiert werden. Sie wird zur besondern Auszeichnung Quitéria die Schöne genannt, und er heißt Camacho der Reiche; sie ist achtzehn Jahre alt und er zweiundzwanzig. Beide passen wohl zueinander, wenn auch einige Vielwisser, die die Familienregister der ganzen Welt im Kopfe haben, behaupten wollen, die Familie der schönen Quitéria sei vornehmer als die Camachos. Aber das spielt keine Rolle, denn der Reichtum füllt manchen Graben zu. Tatsächlich ist dieser Camacho freigebigen Sinnes, und er hat den Einfall gehabt, den ganzen Anger mit Zweigen von oben her umziehen und überdecken zu lassen, so daß es der Sonne schwerfallen wird, einzudringen und ihren Blick auf das Gras zu werfen, mit dem der Boden bewachsen ist. Er hat auch Kunsttänze vorgesehen, sowohl Schwerter- als auch Schellentänze; denn es gibt in seinem Dorfe manchen, der die Schellen aufs vortrefflichste schüttelt und rüttelt und erklingen läßt. Von den Leuten für den Pantoffeltanz will ich gar nichts sagen; es ist ein Gotteswunder, wieviel Tänzer er dazu bestellt hat. Aber von allem, was ich erzählt habe, und von viel andrem, was ich unerwähnt gelassen, wird nichts diese Hochzeit so merkwürdig machen, als was bei ihr voraussichtlich der tiefgekränkte Basilio tun wird. Dieser Basilio ist ein Bauernsohn aus dem Dorfe Quitérias; er war in seinem Hause der Wandnachbar ihrer Eltern, und daher ergriff Amor die Gelegenheit, die schon vergessene Liebschaft zwischen Pyramus und Thisbe der Welt aufs neue vorzuführen; denn Basilio verliebte sich in Quitéria von seinem zarten Kindesalter an, und sie erwiderte seine Neigung mit tausend unschuldigen Gunstbezeigungen, so daß man sich im Dorf die Liebe der beiden Kinder Basilio und Quitéria zur Unterhaltung zu erzählen pflegte. Sie wuchsen heran, und nun verbot Quitérias Vater dem Basilio den gewohnten Zutritt zu seinem Hause; und um nicht ständig in Angst und Argwohn leben zu müssen, beschloß er, seine Tochter mit dem reichen Camacho zu vermählen, da es ihm nicht wohlgetan schien, sie mit Basilio zu verheiraten, der nicht so viele Gaben vom Glück als von der Natur empfangen hatte. Denn um ganz neidlos die Wahrheit zu sagen, er ist der gewandteste Jüngling, den wir kennen, er ist der beste Speerwerfer, der kräftigste: Ringer und ein trefflicher Ballspieler; er läuft wie ein Hirsch, springt besser als eine Gemse und schiebt Kegel, als wenn seine Kugel hexen könnte; er singt wie eine Lerche und spielt die Gitarre, als ob er ihr Sprache gäbe, und zu alledem handhabt er den Degen im Schwertertanz wie der Allertüchtigste auf Erden.«
-Por esa sola gracia -dijo a esta sazón don Quijote-, merecía ese mancebo no sólo casarse con la hermosa Quiteria, sino con la mesma reina Ginebra, si fuera hoy viva, a pesar de Lanzarote y de todos aquellos que estorbarlo quisieran. »Um dieser Begabung allein willen«, fiel hier Don Quijote ein, »verdiente dieser Jüngling nicht nur, sich mit der schönen Quitéria zu vermählen, sondern mit der Königin Ginevra selbst, wenn sie jetzt lebte - trotz Lanzelot und allen jenen, so es verwehren möchten!«
-¡A mi mujer con eso! -dijo Sancho Panza, que hasta entonces había ido callando y escuchando-, la cual no quiere sino que cada uno case con su igual, ateniéndose al refrán que dicen "cada oveja con su pareja". Lo que yo quisiera es que ese buen Basilio, que ya me le voy aficionando, se casara con esa señora Quiteria; que buen siglo hayan y buen poso, iba a decir al revés, los que estorban que se casen los que bien se quieren. »Das sagt nur einmal meiner Frau!« sprach Sancho Pansa, der bis dahin schweigend zugehört hatte; »die will es nicht anders haben, als daß ein jeder seinesgleichen heiraten soll, nach dem Sprichwort, das da sagt: Schäfchen beim Schaf, so gefällt sich's, Gleich mit Gleichem, so gesellt sich's. Wenn es auf mich ankäme, müßte der brave Basilio, den ich schon anfange gern zu haben, die Jungfer Quitéria heiraten. Möchten doch alle die zur Seligkeit und ewigen Ruhe eingehen« - er wollte das Gegenteil sagen -, »die es Leuten, die einander liebhaben, wehren, einander zu nehmen!«
-Si todos los que bien se quieren se hubiesen de casar -dijo don Quijote-, quitaríase la eleción y juridición a los padres de casar sus hijos con quien y cuando deben; y si a la voluntad de las hijas quedase escoger los maridos, tal habría que escogiese al criado de su padre, y tal al que vio pasar por la calle, a su parecer, bizarro y entonado, aunque fuese un desbaratado espadachín; que el amor y la afición con facilidad ciegan los ojos del entendimiento, tan necesarios para escoger estado, y el del matrimonio está muy a peligro de errarse, y es menester gran tiento y particular favor del cielo para acertarle. Quiere hacer uno un viaje largo, y si es prudente, antes de ponerse en camino busca alguna compañía segura y apacible con quien acompañarse; pues, ¿por qué no hará lo mesmo el que ha de caminar toda la vida, hasta el paradero de la muerte, y más si la compañía le ha de acompañar en la cama, en la mesa y en todas partes, como es la de la mujer con su marido? La de la propia mujer no es mercaduría que una vez comprada se vuelve, o se trueca o cambia, porque es accidente inseparable, que dura lo que dura la vida: es un lazo que si una vez le echáis al cuello, se vuelve en el nudo gordiano, que si no le corta la guadaña de la muerte, no hay desatarle. Muchas más cosas pudiera decir en esta materia, si no lo estorbara el deseo que tengo de saber si le queda más que decir al señor licenciado acerca de la historia de Basilio. »Wenn alle, die einander liebhaben, sich heiraten sollten«, sprach Don Quijote, »würde den Eltern die Wahl und das Recht entzogen, ihre Kinder zu verheiraten, mit wem und wann es am besten ist; und wenn es dem Willen der Töchter überlassen bliebe, ihre Ehemänner zu wählen, so gäbe es manche, die den Diener ihres Vaters wählen würde, und manche andre den ersten besten, den sie auf der Straße in einem nach ihrer Meinung prächtigen und vornehmen Aufzug gesehen, und wäre er auch ein ganz liederlicher Raufbold. Denn Liebe und Leidenschaft blenden leicht die Augen des gesunden Urteils, die so nötig sind bei der Wahl fürs Leben; und ganz besonders ist der Ehestand der Gefahr eines Fehlgriffs ausgesetzt, und es bedarf großer Vorsicht und besonderer Gunst des Himmels, um hierbei das Richtige zu treffen. Es will einer eine Reise tun, und wenn er verständig ist, so sucht er sich, eh er sich auf den Weg begibt, einen verläßlichen und angenehmen Gefährten als Begleiter; warum also soll der nicht das nämliche tun, dessen Reise sein ganzes Leben hindurch bis an die Pforten des Todes dauert, zumal wenn der Gefährte ihn zu Bett und Tisch und überallhin begleiten soll wie die Frau ihren Mann? Die Gesellschaft der Frau ist keine Ware, die, einmal gekauft, zurückgegeben oder umgetauscht oder ausgewechselt werden kann; sie ist ein unzertrennbarer Bestandteil, der so lang dauert wie das Leben selbst; es ist eine Schlinge, und hast du sie dir einmal um den Hals geworfen, so verwandelt sie sich in einen gordischen Knoten, der unlösbar ist, bis ihn die Sense des Todes durchschneidet. Viel anderes noch könnte ich über diesen Gegenstand sagen, wenn es mir nicht der Wunsch verböte zu erfahren, ob der Herr Lizentiat nicht noch etwas über Basilios Geschichte zu sagen hat.«
A lo que respondió el estudiante bachiller, o licenciado, como le llamó don Quijote, que. Darauf antwortete der Student oder Baccalaureus oder Lizentiat, wie ihn Don Quijote nannte:
-De todo no me queda más que decir sino que desde el punto que Basilio supo que la hermosa Quiteria se casaba con Camacho el rico, nunca más le han visto reír ni hablar razón concertada, y siempre anda pensativo y triste, hablando entre sí mismo, con que da ciertas y claras señales de que se le ha vuelto el juicio: come poco y duerme poco, y lo que come son frutas, y en lo que duerme, si duerme, es en el campo, sobre la dura tierra, como animal bruto; mira de cuando en cuando al cielo, y otras veces clava los ojos en la tierra, con tal embelesamiento, que no parece sino estatua vestida que el aire le mueve la ropa. En fin, él da tales muestras de tener apasionado el corazón, que tememos todos los que le conocemos que el dar el sí mañana la hermosa Quiteria ha de ser la sentencia de su muerte. »Weiter habe ich nichts zu sagen, als daß von dem Augenblick an, wo Basilio erfuhr, daß die schöne Quitéria sich mit Camacho dem Reichen verheiraten sollte, keiner ihn mehr lachen sah noch ein vernünftiges Wort reden hörte; stets geht er gedankenvoll und schwermütig vor sich hin und spricht mit sich selber, womit er unzweifelhaft und klärlich zeigt, daß ihm der Verstand in die Brüche gegangen ist; er nimmt wenig zu sich und schläft wenig, und was er verzehrt, sind etwa Früchte, und wenn er schläft, so im freien Felde auf harter Erde wie ein unvernünftiges Tier. Von Zeit zu Zeit schaut er lange gen Himmel, zu andern Malen bohrt er die Blicke in den Boden, so regungslos in sich versunken, daß er aussieht wie eine bekleidete Bildsäule, deren Gewänder von der Luft bewegt werden. Kurz, er gibt so viele Beweise eines von der Leidenschaft völlig beherrschten Herzens, daß wir alle, die ihn kennen, fürchten, wenn die schöne Quitéria morgen das Ja ausspricht, wird es sein Todesurteil sein.«
-Dios lo hará mejor -dijo Sancho-; que Dios, que da la llaga, da la medicina; nadie sabe lo que está por venir: de aquí a mañana muchas horas hay, y en una, y aun en un momento, se cae la casa; yo he visto llover y hacer sol, todo a un mesmo punto; tal se acuesta sano la noche, que no se puede mover otro día. Y díganme, ¿por ventura habrá quien se alabe que tiene echado un clavo a la rodaja de la Fortuna? No, por cierto; y entre el sí y el no de la mujer no me atrevería yo a poner una punta de alfiler, porque no cabría. Denme a mí que Quiteria quiera de buen corazón y de buena voluntad a Basilio, que yo le daré a él un saco de buena ventura: que el amor, según yo he oído decir, mira con unos antojos que hacen parecer oro al cobre, a la pobreza riqueza, y a las lagañas perlas. »Gott wird es zu Besserem wenden«, sprach Sancho; »Gott, der den Schmerz der Wunde sendet, sendet auch die Heilung; keiner weiß, was nachkommt; von heut bis morgen sind's viele Stunden, und in einer, ja in einem Augenblick kann ein Haus einstürzen; ich habe regnen und die Sonne scheinen sehen, alles in einem Nu; mancher legt sich nachts gesund zu Bett und kann am andern Morgen kein Glied rühren. Und sagt mir doch, gibt es einen Menschen, der sich rühmen kann, er habe in das Rad des Glücks einen Nagel zum Festhalten eingeschlagen? Gewiß nicht; und zwischen das Ja und das Nein eines Weibes möchte ich keine Nadelspitze stecken, denn sie würde keinen Platz haben. Laßt mir nur einmal Quitéria den Basilio von ganzem Herzen und mit rechter Zuneigung lieben, dann will ich ihm einen ganzen Sack voll Glück in die Hand geben, denn die Liebe, hab ich sagen hören, sieht durch eine Brille, die Kupfer in Gold, Armut in Reichtum und Tränen in Perlen verwandelt.«
-¿Adónde vas a parar, Sancho, que seas maldito? -dijo don Quijote-; que cuando comienzas a ensartar refranes y cuentos, no te puede esperar sino el mesmo Judas, que te lleve. Dime, animal, ¿qué sabes tú de clavos, ni de rodajas, ni de otra cosa ninguna. »Wohinaus willst du, Sancho?« versetzte Don Quijote. »Verwünscht seist du! Wenn du anfängst, Sprichwörter und Märlein aneinanderzureihen, kann keiner dein Ende abwarten als etwa der Verräter Judas, und der mag dich zur Hölle führen! Sag mir, dummes Tier, was weißt du vom Nagel und vom Rad und von was sonst?«
-¡Oh! Pues si no me entienden -respondió Sancho-, no es maravilla que mis sentencias sean tenidas por disparates. Pero no importa: yo me entiendo, y sé que no he dicho muchas necedades en lo que he dicho; sino que vuesa merced, señor mío, siempre es friscal de mis dichos, y aun de mis hechos. »Oho! Wenn man mich nicht versteht«, antwortete Sancho, »dann ist's freilich kein Wunder, daß man meine Sprüche für ungereimtes Zeug hält. Aber mir ist's gleich; ich verstehe mich schon, und ich weiß, daß ich gar nicht viel Unsinn geredet habe, daß aber Ihr, Herre mein, beständig gegen meine Reden, so auch gegen meine Taten, den Staatsbrockenrater spielt.«
-Fiscal has de decir -dijo don Quijote-, que no friscal, prevaricador del buen lenguaje, que Dios te confunda. »Staatsprokurator mußt du sagen«, fiel Don Quijote ein, »nicht Brockenrater, du Sprachverderber, den Gott verderben möge!«
-No se apunte vuestra merced conmigo -respondió Sancho-, pues sabe que no me he criado en la Corte, ni he estudiado en Salamanca, para saber si añado o quito alguna letra a mis vocablos. Sí, que, ¡válgame Dios!, no hay para qué obligar al sayagués a que hable como el toledano, y toledanos puede haber que no las corten en el aire en esto del hablar polido. »Werdet doch nicht gleich so ärgerlich«, entgegnete Sancho, »Ihr wißt doch, ich bin nicht in der Residenz groß geworden und habe nicht in Salamanca studiert, daß ich wissen könnte, ob ich bei meinen Worten einen Buchstaben zuviel hintue oder fortlasse. Wahrlich, so wahr mir Gott helfe, man soll vom Bauern aus Sayago nicht verlangen, daß er so spricht wie ein Städter aus Toledo, und doch kann's auch in Toledo Leute geben, die nicht gerade allzu fein sprechen.«
-Así es -dijo el licenciado-, porque no pueden hablar tan bien los que se crían en las Tenerías y en Zocodover como los que se pasean casi todo el día por el claustro de la Iglesia Mayor, y todos son toledanos. El lenguaje puro, el propio, el elegante y claro, está en los discretos cortesanos, aunque hayan nacido en Majalahonda: dije discretos porque hay muchos que no lo son, y la discreción es la gramática del buen lenguaje, que se acompaña con el uso. Yo, señores, por mis pecados, he estudiado Cánones en Salamanca, y pícome algún tanto de decir mi razón con palabras claras, llanas y significantes. »So ist es«, fiel der Lizentiat ein; »denn wer in den Gerbereien oder auch auf dem Zocodover aufgewachsen ist, kann nicht so gut sprechen wie einer, der fast den ganzen Tag im Kreuzgang der Domkirche spazierengeht, und sie sind alle dennoch Toledaner. Die reine Sprache, der richtige, feine und klare Ausdruck findet sich bei den gebildeten Leuten vom Hofe, und wären sie selbst in Majalahonda geboren; ich sage ,gebildet', denn es gibt ihrer viele, die es nicht sind, und die Bildung ist die Grammatik des richtigen Sprechens, und der Sprachgebrauch steht ihr zur Seite. Ich, meine Herren, habe zur Strafe meiner Sünden in Salamanca das Kirchenrecht studiert und bilde mir was drauf ein, meine Gedanken mit klaren, glatten, sinnentsprechenden Worten aussprechen zu können.«
-Si no os picáredes más de saber más menear las negras que lleváis que la lengua -dijo el otro estudiante-, vos llevárades el primero en licencias, como llevastes cola. »Hättet Ihr Euch nicht weit mehr darauf eingebildet, Eure Rapiere mit mehr Nutzen zu gebrauchen als die Zunge«, sprach der andre Student, »so hättet Ihr den ersten Platz bei der Lizentiatenprüfung davongetragen statt den letzten.«
-Mirad, bachiller -respondió el licenciado-: vos estáis en la más errada opinión del mundo acerca de la destreza de la espada, teniéndola por vana. »Hört mal, Baccalaureus«, gab ihm der Lizentiat zur Antwort, »Ihr befindet Euch in der allerirrtümlichsten Meinung über die Geschicklichkeit im Fechten, wenn Ihr sie für unnütz haltet.«
-Para mí no es opinión, sino verdad asentada -replicó Corchuelo-; y si queréis que os lo muestre con la experiencia, espadas traéis, comodidad hay, yo pulsos y fuerzas tengo, que acompañadas de mi ánimo, que no es poco, os harán confesar que yo no me engaño. Apeaos, y usad de vuestro compás de pies, de vuestros círculos y vuestros ángulos y ciencia; que yo espero de haceros ver estrellas a mediodía con mi destreza moderna y zafia, en quien espero, después de Dios, que está por nacer hombre que me haga volver las espaldas, y que no le hay en el mundo a quien yo no le haga perder tierra. »Für mich ist das keine Meinung, sondern eine feststehende Wahrheit«, entgegnete Corchuelo; »und wenn Ihr den Beweis dafür haben wollt - Ihr führt Rapiere bei Euch, wir haben bequeme Gelegenheit, ich habe eine feste Hand und habe Kraft, und damit und mit meinem Mute, der nicht gering ist, will ich Euch zum Eingeständnis zwingen, daß ich nicht im Irrtum bin. Steigt ab und macht Eure Ausfälle, all die Bewegungen im Kreise und in der schiefen Linie und all Eure Künste, und es soll Euch vor den Augen flimmern, daß Ihr nicht aus noch ein wißt. Das will ich Euch mit meiner neuen bäurischen Manier beibringen, mittels deren, nächst Gottes Hilfe, ich hoffe, daß der noch geboren werden soll, der mich zwingt, den Rücken zu wenden, und daß keiner auf Erden ist, den ich nicht zum Weichen bringe.«
-En eso de volver, o no, las espaldas no me meto -replico el diestro-; aunque podría ser que en la parte donde la vez primera clavásedes el pie, allí os abriesen la sepultura: quiero decir que allí quedásedes muerto por la despreciada destreza. »Den Rücken wenden oder nicht wenden, das wollen wir erst einmal sehen«, versetzte der Fechtkünstler; »zwar könnte es sein, daß man auf derselben Stelle, wo Ihr zuerst den Fuß aufsetzt, Euch gleich Euer Grab graben müßte; ich meine, daß Ihr tot auf dem Flecke bliebet, weil Ihr die Fechtkunst verachtet.«
-Ahora se verá -respondió Corchuelo. »Das wird sich schon finden«, entgegnete Corchuelo,
Y, apeándose con gran presteza de su jumento, tiró con furia de una de las espadas que llevaba el licenciado en el suyo. sprang in größter Hast von seinem Esel und riß wütend eines der Rapiere heraus, die der Lizentiat auf dem seinigen führte.
-No ha de ser así -dijo a este instante don Quijote-, que yo quiero ser el maestro desta esgrima, y el juez desta muchas veces no averiguada cuestión. »So darf das nicht vor sich gehen!« rief in diesem Augenblick Don Quijote; »ich will der Aufseher sein bei diesem Kampf und der Schiedsrichter in dieser schon öfters ungelöst gebliebenen Streitfrage.«
Y, apeándose de Rocinante y asiendo de su lanza, se puso en la mitad del camino, a tiempo que ya el licenciado, con gentil donaire de cuerpo y compás de pies, se iba contra Corchuelo, que contra él se vino, lanzando, como decirse suele, fuego por los ojos. Los otros dos labradores del acompañamiento, sin apearse de sus pollinas, sirvieron de aspetatores en la mortal tragedia. Las cuchilladas, estocadas, altibajos, reveses y mandobles que tiraba Corchuelo eran sin número, más espesas que hígado y más menudas que granizo. Arremetía como un león irritado, pero salíale al encuentro un tapaboca de la zapatilla de la espada del licenciado, que en mitad de su furia le detenía, y se la hacía besar como si fuera reliquia, aunque no con tanta devoción como las reliquias deben y suelen besarse. Und von seinem Rosinante absteigend und seinen Speer fassend, stellte er sich mitten auf die Landstraße, während bereits der Lizentiat mit zierlicher Haltung und Fechterschritt gegen Corchuelo ausfiel, der seinerseits mit Augen, die Blitze schössen - wie man zu sagen pflegt -, sich auf den Gegner stürzte. Die zwei andern Reisegenossen, die Bauern, waren, ohne von ihren Eselinnen herabzusteigen, die Zuschauer bei diesem gefährlichen Schauspiel. Die Hiebe, Stiche, Quarten, Terzen, die Primen mit beiden Händen hoch herab, die Corchuelo sehlug, waren zahllos, dichter als ein Platzregen und prasselnder als Hagel. Er griff an wie ein gereizter Löwe, aber da flog ihm entgegen auf den Mund ein Stoß vom Rapierknopf des Lizentiaten, der ihm mitten in seiner Wut Einhalt tat und ihn den Knopf, als ob es eine Reliquie wäre, zu küssen zwang, wiewohl nicht mit soviel Andacht, wie man Reliquien zu küssen schuldig und gewohnt ist.
Finalmente, el licenciado le contó a estocadas todos los botones de una media sotanilla que traía vestida, haciéndole tiras los faldamentos, como colas de pulpo; derribóle el sombrero dos veces, y cansóle de manera que de despecho, cólera y rabia asió la espada por la empuñadura, y arrojóla por el aire con tanta fuerza, que uno de los labradores asistentes, que era escribano, que fue por ella, dio después por testimonio que la alongó de sí casi tres cuartos de legua; el cual testimonio sirve y ha servido para que se conozca y vea con toda verdad cómo la fuerza es vencida del arte. Kurz, der Lizentiat zählte mit Rapierstößen alle Knöpfe des Überwurfs, den Corchuelo trug, und zerfetzte ihm die Schöße in lange Streifen wie die Arme eines Polypen; er schlug ihm zweimal den Hut herunter und setzte ihm so zu, daß jener vor Ärger, Zorn und Wut das Rapier mit solcher Gewalt ins Blaue hinein schleuderte, daß einer der beiden Zuschauer - er war in seinem Ort Gemeindeschreiber -, der lief, um es zu holen, späterhin erklärte, Corchuelo habe es beinahe dreiviertel Meilen weit von sich fortgeschleudert; und dies Zeugnis diente und dient noch als klarer Beweis dafür, wie die Stärke stets von der Kunst besiegt wird.
Sentóse cansado Corchuelo, y llegándose a él Sancho, le dijo. Corchuelo setzte sich ermattet nieder, und Sancho trat zu ihm und sagte:
-Mía fe, señor bachiller, si vuesa merced toma mi consejo, de aquí adelante no ha de desafiar a nadie a esgrimir, sino a luchar o a tirar la barra, pues tiene edad y fuerzas para ello; que destos a quien llaman diestros he oído decir que meten una punta de una espada por el ojo de una aguja. »Meiner Treu, Herr Baccalaur, wenn Euer Gnaden meinen Rat annehmen will, so müßt Ihr fürderhin keinen zum Fechten herausfordern, sondern zum Ringen oder Stangenwerfen, denn dazu habt Ihr das Alter und die Kraft; aber von denen, die man Fechtkünstler nennt, hab ich gehört, sie stechen mit der Degenspitze durch ein Nadelöhr.«
-Yo me contento -respondió Corchuelo- de haber caído de mi burra, y de que me haya mostrado la experiencia la verdad, de quien tan lejos estaba. »Es ist mir ganz recht«, erwiderte Corchuelo, »daß mir ein Licht angesteckt worden ist und daß meine eigne Erfahrung mir die Wahrheit gezeigt hat, von deren Kenntnis ich so weit entfernt war.«
Y, levantándose, abrazó al licenciado, y quedaron más amigos que de antes, y no queriendo esperar al escribano, que había ido por la espada, por parecerle que tardaría mucho; y así, determinaron seguir, por llegar temprano a la aldea de Quiteria, de donde todos eran. Hiermit stand er auf, umarmte den Lizentiaten, und ihre Freundschaft wurde noch inniger als zuvor. Den Gemeindeschreiber, der nach dem Rapier gegangen war, wollten sie nicht abwarten, weil sie glaubten, er werde zu lang ausbleiben; und so beschlossen sie, ihren Weg fortzusetzen, um zeitig nach dem Dorfe Quitérias zu kommen, wo sie alle herstammten.
En lo que faltaba del camino, les fue contando el licenciado las excelencias de la espada, con tantas razones demostrativas y con tantas figuras y demostraciones matemáticas, que todos quedaron enterados de la bondad de la ciencia, y Corchuelo reducido de su pertinacia. Unterwegs setzte ihnen der Lizentiat die hohen Vorzüge der Fechtkunst auseinander mit so viel überzeugenden Gründen und so viel mathematischen Figuren und Beweisen, daß alle von der Trefflichkeit der Kunst überzeugt waren und Corchuelo von seinem Eigensinn geheilt wurde.
Era anochecido, pero antes que llegasen les pareció a todos que estaba delante del pueblo un cielo lleno de inumerables y resplandecientes estrellas. Oyeron, asimismo, confusos y suaves sonidos de diversos instrumentos, como de flautas, tamborinos, salterios, albogues, panderos y sonajas; y cuando llegaron cerca vieron que los árboles de una enramada, que a mano habían puesto a la entrada del pueblo, estaban todos llenos de luminarias, a quien no ofendía el viento, que entonces no soplaba sino tan manso que no tenía fuerza para mover las hojas de los árboles. Los músicos eran los regocijadores de la boda, que en diversas cuadrillas por aquel agradable sitio andaban, unos bailando, y otros cantando, y otros tocando la diversidad de los referidos instrumentos. En efecto, no parecía sino que por todo aquel prado andaba corriendo la alegría y saltando el contento. Es war Nacht geworden; aber ehe sie anlangten, kam es ihnen allen vor, als breite sich vor dem Dorfe ein Himmel aus voll unzähliger funkelnder Sterne. Auch hörten sie in wirrem Durcheinander die lieblichen Töne verschiedener Instrumente wie Flöten, Tamburine, Gitarren, Schalmeien, Hand- und Schellentrommeln; und als sie näher gekommen, sahen sie eine dicht vor dem Eingang des Dorfes errichtete Laube, ganz mit brennenden Lampen behängt, die der Wind nicht gefährdete, da er nur so sacht wehte, daß er nicht einmal die Blätter zu bewegen vermochte. Die Musikanten waren hier bei der Hochzeit die Lustigmacher, zogen in verschiedenartigen Gruppen auf dem heiteren Platz umher, die einen singend, die andern tanzend, wieder andre ihre mannigfaltigen Instrumente ertönen lassend. Kurz, es war nicht anders, als ob auf dieser ganzen Wiese nur die Freude umherspränge und das Ergötzen umherhüpfte.
Otros muchos andaban ocupados en levantar andamios, de donde con comodidad pudiesen ver otro día las representaciones y danzas que se habían de hacer en aquel lugar dedicado para solenizar las bodas del rico Camacho y las exequias de Basilio. No quiso entrar en el lugar don Quijote, aunque se lo pidieron así el labrador como el bachiller; pero él dio por disculpa, bastantísima a su parecer, ser costumbre de los caballeros andantes dormir por los campos y florestas antes que en los poblados, aunque fuese debajo de dorados techos; y con esto, se desvió un poco del camino, bien contra la voluntad de Sancho, viniéndosele a la memoria el buen alojamiento que había tenido en el castillo o casa de don Diego. Andrer Leute viel waren beschäftigt, Gerüste aufzuschlagen; von denen herab sollte man am nächsten Tage mit Bequemlichkeit den Vorstellungen und Tänzen auf diesem Platze zusehen können, der für das Hochzeitsfest Camachos bestimmt war - und für die Leichenfeier Basilios. Don Quijote wollte das Dorf nicht betreten, trotz der Bitten sowohl der Bauern als auch des Baccalaureus; er gab dafür die nach seiner Meinung mehr als genügende Entschuldigung zum besten, es sei fahrender Ritter Brauch, lieber in Feldern und Wäldern zu schlafen als an bewohnter Stätte, und wäre es selbst unter vergoldetem Dache; und hiermit bog er ein wenig von der Landstraße ab, sehr gegen Sanchos Wunsch, der an das gute Quartier dachte, dessen er sich in der Burg oder dem Schloß Don Diegos erfreut hatte.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XX. Donde se cuentan las bodas de Camacho el rico, con el suceso de Basilio el pobre.

20. Kapitel Worin die Hochzeit Camachos des Reichen erzählt wird, nebst den Begebnissen mit Basilio dem Armen

Apenas la blanca aurora había dado lugar a que el luciente Febo, con el ardor de sus calientes rayos, las líquidas perlas de sus cabellos de oro enjugase, cuando don Quijote, sacudiendo la pereza de sus miembros, se puso en pie y llamó a su escudero Sancho, que aún todavía roncaba; lo cual visto por don Quijote, antes que le despertase, le dijo. Kaum hatte die silberweiße Aurora dem leuchtenden Phöbus verstattet, mit der Glut seiner brennenden Strahlen die feuchten Perlen ihres goldenen Haares zu trocknen, als Don Quijote, die Trägheit von seinen Gliedern abschüttelnd, sich erhob und seinen Schildknappen Sancho rief, der noch schnarchte. Als Don Quijote ihn so liegen sah, sprach er zu ihm, bevor er ihn weckte:
-¡Oh tú, bienaventurado sobre cuantos viven sobre la haz de la tierra, pues sin tener invidia ni ser invidiado, duermes con sosegado espíritu, ni te persiguen encantadores, ni sobresaltan encantamentos! Duerme, digo otra vez, y lo diré otras ciento, sin que te tengan en contina vigilia celos de tu dama, ni te desvelen pensamientos de pagar deudas que debas, ni de lo que has de hacer para comer otro día tú y tu pequeña y angustiada familia. Ni la ambición te inquieta, ni la pompa vana del mundo te fatiga, pues los límites de tus deseos no se estienden a más que a pensar tu jumento; que el de tu persona sobre mis hombros le tienes puesto: contrapeso y carga que puso la naturaleza y la costumbre a los señores. Duerme el criado, y está velando el señor, pensando cómo le ha de sustentar, mejorar y hacer mercedes. La congoja de ver que el cielo se hace de bronce sin acudir a la tierra con el conveniente rocío no aflige al criado, sino al señor, que ha de sustentar en la esterilidad y hambre al que le sirvió en la fertilidad y abundancia. »O du Glückseliger vor allen, die auf der Erdenflur leben! Denn ohne Neid zu hegen oder beneidet zu werden, schlummerst du mit ruhigem Gemüte; nicht verfolgen dich Zauberer, nicht schrecken dich Zauberkünste. Schlummere, sag ich noch einmal und werd es noch hundertmal sagen, da keine Eifersucht auf deine Gebieterin dich in steter Nachtwache hält, da dir nicht der Schlaf verscheucht wird durch Sorgen, wie du fällige Schulden zahlen oder was du tun sollst, um auf den nächsten Tag Brot für dich und deine bedrängte kleine Familie zu schaffen. Weder quält dich Ehrgeiz, noch bekümmert dich der eitle Prunk der Welt; die Grenzen deiner Wünsche erstrecken sich nicht weiter als auf die Sorge für deinen Esel, denn die für deine Person hast du auf meine Schultern geladen, eine Last und Bürde, welche Natur und Herkommen den Herren auferlegt. Es schlummert der Diener, und der Herr wacht und sinnet nach, wie er ihn nähren, ihm voranhelfen und Wohltaten erweisen mag. Der Kummer, zu sehen, daß der Himmel ehern wird und der Erde nicht mit dem erforderlichen Naß zu Hilfe kommt, drückt den Diener nicht, sondern den Herrn, der bei Mißwachs und Hungersnot den Mann ernähren muß, der ihm gedient zur Zeit der Fruchtbarkeit und Fülle.«
A todo esto no respondió Sancho, porque dormía, ni despertara tan presto si don Quijote con el cuento de la lanza no le hiciere volver en sí. Despertó, en fin, soñoliento y perezoso, y, volviendo el rostro a todas partes, dijo. Auf all das gab Sancho keine Antwort, denn er schlief und wäre nicht so bald aufgewacht, wenn Don Quijote ihn nicht mit dem Schaft seines Speers zum Bewußtsein gebracht hätte. Endlich wachte er auf, noch schlaftrunken und träge, wandte den Kopf nach allen Seiten und sprach:
-De la parte desta enramada, si no me engaño, sale un tufo y olor harto más de torreznos asados que de juncos y tomillos: bodas que por tales olores comienzan, para mi santiguada que deben de ser abundantes y generosas. »Dort aus der Laube, wenn ich mich nicht irre, kommt ein Dunst und Geruch, weit eher von gerösteten Speckschnitten als von Heu und Thymian. Bei einer Hochzeit, die mit solchen Gerüchen anfängt, heilig Kreuzdonnerwetter! muß alles überreich und verschwenderisch hergehen.«
-Acaba, glotón -dijo don Quijote-; ven, iremos a ver estos desposorios, por ver lo que hace el desdeñado Basilio. »Hör auf, Vielfraß«, sagte Don Quijote. »Komm, wir wollen uns diese Heirat mit ansehen, damit wir erfahren, was der verschmähte Basilio anfangen wird.«
-Mas que haga lo que quisiere -respondió Sancho-: no fuera él pobre y casárase con Quiteria. ¿No hay más sino tener un cuarto y querer alzarse por las nubes? A la fe, señor, yo soy de parecer que el pobre debe de contentarse con lo que hallare, y no pedir cotufas en el golfo. Yo apostaré un brazo que puede Camacho envolver en reales a Basilio; y si esto es así, como debe de ser, bien boba fuera Quiteria en desechar las galas y las joyas que le debe de haber dado, y le puede dar Camacho, por escoger el tirar de la barra y el jugar de la negra de Basilio. Sobre un buen tiro de barra o sobre una gentil treta de espada no dan un cuartillo de vino en la taberna. Habilidades y gracias que no son vendibles, mas que las tenga el conde Dirlos; pero, cuando las tales gracias caen sobre quien tiene buen dinero, tal sea mi vida como ellas parecen. Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio, y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero. »Mag er doch anfangen, was er will«, entgegnete Sancho; »er sollte eben nicht arm sein! Sonst könnte er Quitéria heiraten. Was, braucht man weiter nichts, als keinen Pfennig in der Tasche zu haben, und dann beim Heiraten über die Wolken hinauswollen? Wahrlich, Señor, ich bin der Meinung, der Arme soll mit dem zufrieden sein, was er findet, nicht aber Trüffeln aus dem Meer heraufgraben wollen. Ich will meine zehn Finger wetten, der Camacho kann den Basilio mit lauter Realen zudecken, und wenn dem so ist - und es muß doch so sein -, so wäre die Quitéria eine große Närrin, wollte sie all den Staat und die Schätze wegwerfen, die ihr Camacho sicher schon geschenkt hat und noch schenken kann, um dafür das Stangenwerfen und Kunstfechten des Basilio einzutauschen. Für einen guten Wurf mit der Eisenstange und für die schönste Finte mit dem Rapier gibt man keinen Schoppen Wein im Wirtshaus. Das sind Geschicklichkeiten und Talente, die unverkäuflich sind, und mag sie auch der Graf Dirlos besitzen; aber wenn derlei Talente von oben herab auf einen fallen, der brav Geld hat, da möcht ich ein Leben führen, so glänzend, wie dann diese Talente glänzen! Auf einem guten Boden kann man einen guten Bau aufführen, und der beste Boden und Baugrund auf Erden ist das Geld.«
-Por quien Dios es, Sancho -dijo a esta sazón don Quijote-, que concluyas con tu arenga; que tengo para mí que si te dejasen seguir en las que a cada paso comienzas, no te quedaría tiempo para comer ni para dormir, que todo le gastarías en hablar. »Um Gottes willen, Sancho«, fiel hier Don Quijote ein, »hör auf, ich glaube, wenn man dich die Predigten, die du jeden Augenblick anfängst, immer weiterfort halten ließe, würde dir keine Zeit bleiben zum Essen und zum Schlafen; du würdest sie ganz und gar verschwätzen.«
-Si vuestra merced tuviera buena memoria -replicó Sancho-, debiérase acordar de los capítulos de nuestro concierto antes que esta última vez saliésemos de casa: uno dellos fue que me había de dejar hablar todo aquello que quisiese, con que no fuese contra el prójimo ni contra la autoridad de vuesa merced; y hasta agora me parece que no he contravenido contra el tal capítulo. »Wenn Euer Gnaden ein gut Gedächtnis hätte«, entgegnete Sancho, »würdet Ihr Euch der verschiedenen Punkte in unsrem Übereinkommen erinnern, bevor wir dies letzte Mal von Hause zogen; von denen war einer, daß Ihr mich schwatzen lassen müßtet, soviel ich nur Lust hätte, sofern es nichts gegen den Nächsten wäre und nichts gegen die Euch schuldige Ehrerbietung, und bis jetzt meine ich nicht gegen diesen Punkt verfehlt zu haben.«
-Yo no me acuerdo, Sancho -respondió don Quijote-, del tal capítulo; y, puesto que sea así, quiero que calles y vengas, que ya los instrumentos que anoche oímos vuelven a alegrar los valles, y sin duda los desposorios se celebrarán en el frescor de la mañana, y no en el calor de la tarde. »Ich erinnere mich nicht eines solchen Artikels, Sancho«, sprach Don Quijote dagegen, »und falls dem auch so wäre, so will ich jetzt, du sollst schweigen und mitkommen; denn bereits beginnen die Instrumente, die wir gestern abend vernommen haben, das Tal wiederum zu erheitern, und ohne Zweifel wird die Vermählung in der Kühle des Morgens und nicht in der Hitze des Nachmittags gefeiert werden.«
Hizo Sancho lo que su señor le mandaba, y, poniendo la silla a Rocinante y la albarda al rucio, subieron los dos, y paso ante paso se fueron entrando por la enramada. Sancho tat, wie sein Herr ihm gebot, legte Rosinanten und seinem Esel den Sattel auf, und beide bestiegen ihre Tiere und ritten Schritt für Schritt dem Laubdach zu.
Lo primero que se le ofreció a la vista de Sancho fue, espetado en un asador de un olmo entero, un entero novillo; y en el fuego donde se había de asar ardía un mediano monte de leña, y seis ollas que alrededor de la hoguera estaban no se habían hecho en la común turquesa de las demás ollas, porque eran seis medias tinajas, que cada una cabía un rastro de carne: así embebían y encerraban en sí carneros enteros, sin echarse de ver, como si fueran palominos; las liebres ya sin pellejo y las gallinas sin pluma que estaban colgadas por los árboles para sepultarlas en las ollas no tenían número; los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase. Das erste, was sich Sanchos Blicken zeigte, war ein ganzer Ochse, der an einem Bratspieß aus einem ganzen Rüsterstamme steckte, und im Feuer, wo er gebraten werden sollte, lag ein wahrer Berg von Holz; die sechs Töpfe, die rings um die Glut herumstanden, waren nicht von der gewöhnlichen Form wie sonst wohl Töpfe, denn es waren sechs halbe Stückfässer, in deren jedes ein Metzgerladen voll Fleisch hineinging und welche ganze Hammel einschluckten und in ihrem Schoß bargen, ohne daß man sie von außen sehen konnte, gerade als wären es nur Täubchen. Abgebalgte Hasen und gerupfte Hühner hingen in wahren Mengen ringsum an den Bäumen, um alsbald in den Töpfen zu verschwinden; Geflügel und Wild aller Art war in unendlicher Menge da und hing an den Bäumen, um in der Luft abgekühlt zu werden.
Contó Sancho más de sesenta zaques de más de a dos arrobas cada uno, y todos llenos, según después pareció, de generosos vinos; así había rimeros de pan blanquísimo, como los suele haber de montones de trigo en las eras; los quesos, puestos como ladrillos enrejados, formaban una muralla, y dos calderas de aceite, mayores que las de un tinte, servían de freír cosas de masa, que con dos valientes palas las sacaban fritas y las zabullían en otra caldera de preparada miel que allí junto estaba. Sancho zählte mehr als sechzig Schläuche, jeden von mehr als zwanzig Maß, und alle, wie sich nachher zeigte, mit den edelsten Weinen gefüllt; so waren auch Massen weißesten Brotes aufgeschichtet, wie man auf den Tennen den Weizen in hohen Haufen liegen sieht. Die Käse, gitterförmig übereinandergelegt wie Backsteine, bildeten eine Mauer, und zwei Kessel mit Öl, größer als die in einer Färberei, dienten dazu, das Backwerk zu bereiten, welches man sodann wohlausgebacken mit zwei mächtigen Schaufeln herauslangte und in einen nebenan stehenden Kessel mit zerlassenem Honig tauchte.
Los cocineros y cocineras pasaban de cincuenta: todos limpios, todos diligentes y todos contentos. En el dilatado vientre del novillo estaban doce tiernos y pequeños lechones, que, cosidos por encima, servían de darle sabor y enternecerle. Las especias de diversas suertes no parecía haberlas comprado por libras, sino por arrobas, y todas estaban de manifiesto en una grande arca. Finalmente, el aparato de la boda era rústico, pero tan abundante que podía sustentar a un ejército. Die Zahl der Köche und Köchinnen überstieg die fünfzig, alle sauber angezogen, alle geschäftig und alle vergnügt. In dem weiten Bauch des Ochsen steckten eingenäht zwölf zarte Ferkel, um ihn schmackhafter und zarter zu machen. Die Gewürze aller Art schien man nicht pfund-, sondern zentnerweise gekauft zu haben; sie lagen sämtlich vor aller Augen da in einem großen Kasten. Kurz, die Zurüstungen zur Hochzeit waren zwar nach Bauernart, aber in solcher Fülle, daß man ein Kriegsheer damit hätte sättigen können.
Todo lo miraba Sancho Panza, y todo lo contemplaba, y de todo se aficionaba: primero le cautivaron y rindieron el deseo las ollas, de quién él tomara de bonísima gana un mediano puchero; luego le aficionaron la voluntad los zaques; y, últimamente, las frutas de sartén, si es que se podían llamar sartenes las tan orondas calderas; y así, sin poderlo sufrir ni ser en su mano hacer otra cosa, se llegó a uno de los solícitos cocineros, y, con corteses y hambrientas razones, le rogó le dejase mojar un mendrugo de pan en una de aquellas ollas. A lo que el cocinero respondió. Sancho sah sich alles an, betrachtete alles und hatte an allem sein Wohlgefallen. Zuerst ward seine Begierde von den Töpfen gefangengenommen und gefesselt, und er hätte sich aus ihnen gar zu gern ein gehöriges Frühstück geholt; gleich darauf gewannen die Schläuche seine Zuneigung und zuletzt das Backwerk in den Pfannen, wenn man solch prunkhafte Kessel als Pfannen bezeichnen darf; und da er es nicht länger aushalten konnte und es nicht in seiner Macht war, anders zu handeln, näherte er sich einem der geschäftigen Köche und bat ihn mit höflichen und hungrigen Worten, er möchte ihn einen Brocken Brot in einen dieser Töpfe eintunken lassen. Darauf antwortete der Koch:
-Hermano, este día no es de aquellos sobre quien tiene juridición la hambre, merced al rico Camacho. Apeaos y mirad si hay por ahí un cucharón, y espumad una gallina o dos, y buen provecho os hagan. »Mein Lieber, dank dem reichen Camacho ist dieser Tag keiner von denen, an denen der Hunger das Wort hat; steigt ab und seht zu, ob sich hierherum ein Suppenlöffel findet, und schöpft Euch ein oder zwei Hühner ab, und wohl bekomm's Euch.«
-No veo ninguno -respondió Sancho. »Ich sehe keinen«, erwiderte Sancho.
-Esperad -dijo el cocinero-. ¡Pecador de mí, y qué melindroso y para poco debéis de ser! »Wartet einmal«, sagte der KodII. »Gott verzeih mir meine Sünden, wie zimperlich und ungeschickt seid Ihr doch!«
Y, diciendo esto, asió de un caldero, y, encajándole en una de las medias tinajas, sacó en él tres gallinas y dos gansos, y dijo a Sancho: Mit diesen Worten ergriff er einen Schöpfeimer, fuhr damit in eines von den halben Stückfässern hinein, holte in dem Eimer drei Hühner und zwei Gänse heraus und sprach zu Sancho:
-Comed, amigo, y desayunaos con esta espuma, en tanto que se llega la hora del yantar. »Esset, Freund, und vertreibt Euch den ersten Hunger mit diesem Abhub, bis die Essensstunde kommt.«
-No tengo en qué echarla -respondió Sancho. »Ich habe aber nichts, wo ich es hineintun kann«, entgegnete Sancho.
-Pues llevaos -dijo el cocinero- la cuchara y todo, que la riqueza y el contento de Camacho todo lo suple. »So nehmt den Schöpfeimer und alles mit«, sagte der Koch; »Camachos Reichtum und Vergnügen am Bewirten gestatten alles.«
En tanto, pues, que esto pasaba Sancho, estaba don Quijote mirando cómo, por una parte de la enramada, entraban hasta doce labradores sobre doce hermosísimas yeguas, con ricos y vistosos jaeces de campo y con muchos cascabeles en los petrales, y todos vestidos de regocijo y fiestas; los cuales, en concertado tropel, corrieron no una, sino muchas carreras por el prado, con regocijada algazara y grita, diciendo. Während sich dies mit Sancho zutrug, schaute Don Quijote aufmerksam zu, wie zur einen Seite des Laubenganges gegen zwölf Bauern hereinritten auf wunderschönen Gäulen mit reichem prachtvollem Zaumzeug und einer Menge Schellen am Brustriemen; alle zwölf in festlich heiterer Tracht galoppierten in guter Ordnung, nicht nur einmal, sondern mehrmals über die Wiese unter freudigem Gejauchze und Geschrei und mit dem Ruf:
-¡Vivan Camacho y Quiteria: él tan rico como ella hermosa, y ella la más hermosa del mundo. »Es lebe Camacho und Quitéria, er so reich wie sie schön, und sie die Allerschönste auf Erden!«
Oyendo lo cual don Quijote, dijo entre sí. Als Don Quijote das hörte, sprach er für sich:
-Bien parece que éstos no han visto a mi Dulcinea del Toboso, que si la hubieran visto, ellos se fueran a la mano en las alabanzas desta su Quiteria. »Wohl sieht man, daß diese Leute meine Dulcinea von Toboso nicht gesehen haben, denn sonst würden sie ihre Lobreden auf diese ihre Quitéria wohl etwas mäßigen.«
De allí a poco comenzaron a entrar por diversas partes de la enramada muchas y diferentes danzas, entre las cuales venía una de espadas, de hasta veinte y cuatro zagales de gallardo parecer y brío, todos vestidos de delgado y blanquísimo lienzo, con sus paños de tocar, labrados de varias colores de fina seda; y al que los guiaba, que era un ligero mancebo, preguntó uno de los de las yeguas si se había herido alguno de los danzantes. Gleich darauf zogen zu verschiedenen Seiten der Laube viele und mannigfache Tanzgruppen herein; darunter war ein Schwertertanz von vierundzwanzig jungen Burschen, stattlichen und munteren Aussehens, sämtlich in feines und glänzend weißes Linnen gekleidet, mit passenden Kopftüchern, die mannigfarbige Stickereien aus feiner Seide zeigten. Ihren Führer, einen gewandten Jüngling, fragte einer der berittenen Bauern, ob sich etwa einer von den Tänzern verwundet habe.
-Por ahora, bendito sea Dios, no se ha herido nadie: todos vamos sanos. »Bis jetzt hat sich Gott sei Dank keiner verwundet. Wir sind alle frisch und gesund.«
Y luego comenzó a enredarse con los demás compañeros, con tantas vueltas y con tanta destreza que, aunque don Quijote estaba hecho a ver semejantes danzas, ninguna le había parecido tan bien como aquélla. Und sogleich begann er sich mit seinen Genossen in den Verschlingungen der Tanzfiguren zu drehen mit so viel Wendungen und so vieler Gewandtheit, daß Don Quijote, wiewohl er des Anblicks von derlei Tänzen gewohnt war, keinen je so reizend gefunden hatte wie diesen.
También le pareció bien otra que entró de doncellas hermosísimas, tan mozas que, al parecer, ninguna bajaba de catorce ni llegaba a diez y ocho años, vestidas todas de palmilla verde, los cabellos parte tranzados y parte sueltos, pero todos tan rubios, que con los del sol podían tener competencia, sobre los cuales traían guirnaldas de jazmines, rosas, amaranto y madreselva compuestas. Guiábalas un venerable viejo y una anciana matrona, pero más ligeros y sueltos que sus años prometían. Hacíales el son una gaita zamorana, y ellas, llevando en los rostros y en los ojos a la honestidad y en los pies a la ligereza, se mostraban las mejores bailadoras del mundo. Desgleichen gefiel ihm eine andre Tanzgruppe, die jetzt hereinkam, bestehend aus schönen jungen Mägdelein, deren keine dem Anscheine nach unter vierzehn und über achtzehn Jahre alt war; sie waren alle in grünes Tuch von Cuenca gekleidet; ihr Haar, zum Teil geflochten, zum Teil frei fliegend, war bei allen so goldblond, daß es mit dem des Sonnengottes wetteifern konnte, und sie trugen es bekränzt mit Jasmin, Rosen, Amarant und Geißblatt. Ihre Führer waren ein ehrwürdiger Alter und eine Greisin, beide jedoch weit behender und leichtfüßiger, als ihre Jahre erwarten ließen. Ein zamoranischer Dudelsack spielte ihnen auf, und sie, in Gesicht und Augen Sittsamkeit, in den Füßen leichteste Gewandtheit zeigend, bewährten sich als die besten Tänzerinnen auf der Welt.
Tras ésta entró otra danza de artificio y de las que llaman habladas. Era de ocho ninfas, repartidas en dos hileras: de la una hilera era guía el dios Cupido, y de la otra, el Interés; aquél, adornado de alas, arco, aljaba y saetas; éste, vestido de ricas y diversas colores de oro y seda. Las ninfas que al Amor seguían traían a las espaldas, en pargamino blanco y letras grandes, escritos sus nombres: poesía era el título de la primera, el de la segunda discreción, el de la tercera buen linaje, el de la cuarta valentía; del modo mesmo venían señaladas las que al Interés seguían: decía liberalidad el título de la primera, dádiva el de la segunda, tesoro el de la tercera y el de la cuarta posesión pacífica. Delante de todos venía un castillo de madera, a quien tiraban cuatro salvajes, todos vestidos de yedra y de cáñamo teñido de verde, tan al natural, que por poco espantaran a Sancho. En la frontera del castillo y en todas cuatro partes de sus cuadros traía escrito: castillo del buen recato. Hacíanles el son cuatro diestros tañedores de tamboril y flauta. Nach diesem kam ein Figurentanz, einer von jener Art, die man redende Tänze nennt. Er wurde ausgeführt von acht Nymphen, die in zwei Reihen aufgestellt waren; Führer der einen Reihe war der Gott Kupido und der andern Reihe der Reichtum, jener geschmückt mit Flügeln, Bogen, Köcher und Pfeilen, dieser gekleidet in Gold und Seide von reichen und mannigfachen Farben. Die Nymphen, die dem Amor folgten, trugen ihre Namen am Rücken mit großen Buchstaben auf weißes Pergament geschrieben; Poesie hieß die erste, Klugheit die zweite, edle Abkunft die dritte, Tapferkeit die vierte. Auf dieselbe Weise waren die bezeichnet, die dem Reichtum folgten; Freigebigkeit lautete der Name der ersten, Geschenk der zweiten, Schatz der dritten, der der vierten friedlicher Besitz. Vor ihnen allen her kam eine Burg aus Holz, welche vier wilde Männer zogen, ganz in Efeu und grüngefärbtes Segeltuch gekleidet und so natürlich aussehend, daß sie Sancho beinahe in Schrecken gesetzt hätten. Vorn an der Burg und auf ihren vier Seiten stand geschrieben: Burg der züchtigen Wachsamkeit. Den Nymphen wurde von vier geschickten Tamburinschlägern und Flötenbläsern aufgespielt.
Comenzaba la danza Cupido, y, habiendo hecho dos mudanzas, alzaba los ojos y flechaba el arco contra una doncella que se ponía entre las almenas del castillo, a la cual desta suerte dijo: Kupido eröffnete den Tanz, und nachdem er zwei Figuren getanzt, blickte er auf, spannte den Bogen gegen eine Jungfrau, die zwischen die Zinnen der Burg trat, und sprach also zu ihr:
-Yo soy el dios poderoso
en el aire y en la tierra
y en el ancho mar undoso,
y en cuanto el abismo encierra
en su báratro espantoso.
Nunca conocí qué es miedo;
todo cuanto quiero puedo,
aunque quiera lo imposible,
y en todo lo que es posible
mando, quito, pongo y vedo.

Ich, der Gott, der hoch in Lüften
Waltet wie in Erdentalen,
In des Meeres Wogengrüften,
Und wo, fern den Sonnenstrahlen,
Jammer herrscht in Abgrunds Klüften:
Nimmer bang ich, nimmer zag ich;
Alles, was ich will, vermag ich,
Ob auch, was ich will, unmöglich;
Alles, was auf Erden möglich,
Geb und nehm, gewähr, versag ich.
Acabó la copla, disparó una flecha por lo alto del castillo y retiróse a su puesto. Salió luego el Interés, y hizo otras dos mudanzas; callaron los tamborinos, y él dijo: Die Strophe war zu Ende gesungen, Amor schoß einen Pfeil nach der Zinne der Burg und zog sich an seinen Platz zurück. Sogleich trat der Reichtum hervor und tanzte ebenfalls zwei Figuren; die Tamburine schwiegen, und er sprach:
-Soy quien puede más que Amor,
y es Amor el que me guía;
soy de la estirpe mejor
que el cielo en la tierra cría,
más conocida y mayor.
Soy el Interés, en quien
pocos suelen obrar bien,
y obrar sin mí es gran milagro;
y cual soy te me consagro,
por siempre jamás, amén.
Ich bin's, dem selbst Amor weicht,
Der doch muß mein Führer werden;
Meinen Glanz hat nie erreicht,
Was der Himmel schafft auf Erden,
Da mir nichts an Reizen gleicht.
Reichtum heiß ich, meinetwegen
Geht die Welt auf schlechten Wegen;
Ohne mich will keiner leben.
Doch so, wie ich bin, ergeben,
Weih ich gern dir ewgen Segen.
Retiróse el Interés, y hízose adelante la Poesía; la cual, después de haber hecho sus mudanzas como los demás, puestos los ojos en la doncella del castillo, dijo: Der Reichtum zog sich zurück, und nun trat die Poesie vor, die, nachdem sie ihre Figuren getanzt wie die andern, die Augen auf die Jungfrau der Burg heftete und sprach:
-En dulcísimos conceptos,
la dulcísima Poesía,
altos, graves y discretos,
señora, el alma te envía
envuelta entre mil sonetos.
Si acaso no te importuna
mi porfía, tu fortuna,
de otras muchas invidiada,
será por mí levantada
sobre el cerco de la luna.

Hier in Reimen, zierlich netten,
Wild und milden, heißen, linden,
Weiß die Dichtkunst zu verketten
All ihr Denken und Empfinden,
Sendet dir's in viel Sonetten.
Wirst du dich nicht spröd erweisen
Meiner Werbung, wird man preisen
Dein Geschick; trotz Neides Toben
Sieht es sich durch mich erhoben
Ob des Mondes hohen Kreisen.
Desvióse la Poesía, y de la parte del interés salió la Liberalidad, y, después de hechas sus mudanzas, dijo: Die Poesie trat ab, und aus der Gruppe des Reichtums trat die Freigebigkeit hervor, tanzte ihre Figuren und sprach:
-Llaman Liberalidad
al dar que el estremo huye
de la prodigalidad,
y del contrario, que arguye
tibia y floja voluntad.
Mas yo, por te engrandecer,
de hoy más, pródiga he de ser;
que, aunque es vicio, es vicio honrado
y de pecho enamorado,
que en el dar se echa de ver.
Geben ist Freigebigkeit,
Wenn sich's hält in rechter Mitte,
Von Verschwendung stets so weit
Wie von Geiz, der schnöden Sitte,
Der ein kaltes Herz sich weiht.
Doch dich preisend zu erheben,
Will ich der Verschwendung leben;
Ist's ein Laster, ist's doch Güte,
Zeugt von liebendem Gemüte,
Das man stets erkennt am Geben.
Deste modo salieron y se retiraron todas las dos figuras de las dos escuadras, y cada uno hizo sus mudanzas y dijo sus versos, algunos elegantes y algunos ridículos, y sólo tomó de memoria don Quijote -que la tenía grande- los ya referidos; y luego se mezclaron todos, haciendo y deshaciendo lazos con gentil donaire y desenvoltura; y cuando pasaba el Amor por delante del castillo, disparaba por alto sus flechas, pero el Interés quebraba en él alcancías doradas. So traten alle Personen beider Gruppen auf und wieder ab; eine jede tanzte ihre Figuren und sprach ihre Verse, deren einige voll freier Wendungen, andre possierlich waren, von welchen aber Don Quijote in seinem Gedächtnis - obwohl dieses sehr gut war - nur die hier mitgeteilten behielt. Alle Tänzer mischten sich nun untereinander, bildeten Verschlingungen und lösten sie wieder mit reizender Anmut und edler Unbefangenheit, und sooft Amor an der Burg vorüberkam, schoß er seine Pfeile hinauf, der Reichtum aber zerschlug an ihr vergoldete Sparbüchsen.
Finalmente, después de haber bailado un buen espacio, el Interés sacó un bolsón, que le formaba el pellejo de un gran gato romano, que parecía estar lleno de dineros, y, arrojándole al castillo, con el golpe se desencajaron las tablas y se cayeron, dejando a la doncella descubierta y sin defensa alguna. Llegó el Interés con las figuras de su valía, y, echándola una gran cadena de oro al cuello, mostraron prenderla, rendirla y cautivarla; lo cual visto por el Amor y sus valedores, hicieron ademán de quitársela; y todas las demostraciones que hacían eran al son de los tamborinos, bailando y danzando concertadamente. Pusiéronlos en paz los salvajes, los cuales con mucha presteza volvieron a armar y a encajar las tablas del castillo, y la doncella se encerró en él como de nuevo, y con esto se acabó la danza con gran contento de los que la miraban. Endlich, nachdem er eine geraume Weile getanzt hatte, zog der Reichtum einen mächtigen Beutel hervor, der aus dem Fell einer großen römischen Katze geschnitten war und mit Geld gefüllt schien, schleuderte ihn gegen die Burg, und durch den heftigen Wurf gingen die Holztafeln der Wände aus den Fugen und fielen zu Boden und ließen die Jungfrau ungedeckt und schutzlos. Der Reichtum eilte mit seinem ganzen Anhang herbei; sie warfen ihr eine lange goldene Kette um den Hals, und es sah aus, als ob sie sie ergriffen, überwältigten und gefangennähmen. Wie Amor und seine Helfer das sahen, machten sie Miene, als wollten sie die Jungfrau ihnen wieder entreißen. Alle Einzelheiten der ganzen Darstellung waren vom Schall der Tamburine, von dazu passenden Bewegungen und Tänzen begleitet. Die wilden Männer stifteten Frieden zwischen den Parteien, schlugen rasch die Bretterwände wieder auf und fügten sie zusammen, und die Jungfrau schloß sich wie von Anfang in die Burg ein. Damit endete der Tanz, zum großen Vergnügen der Zuschauer.
Preguntó don Quijote a una de las ninfas que quién la había compuesto y ordenado. Respondióle que un beneficiado de aquel pueblo, que tenía gentil caletre para semejantes invenciones. Don Quijote fragte eine der Nymphen, wer das Ballett entworfen und einstudiert habe. Sie antwortete, ein Meßpfründner im Dorfe hier, der in solchen Dingen sehr geschickt seII.
-Yo apostaré -dijo don Quijote- que debe de ser más amigo de Camacho que de Basilio el tal bachiller o beneficiado, y que debe de tener más de satírico que de vísperas: ¡bien ha encajado en la danza las habilidades de Basilio y las riquezas de Camacho. »Ich möchte wetten«, sprach Don Quijote, »der besagte Meßpfründner oder Baccalaureus wird besser freund mit Camacho als mit Basilio sein und sich besser auf Satire als auf Messelesen verstehen. Sehr gut hat er im Ballett Basilios Geistesgaben und Camachos Reichtum angebracht.«
Sancho Panza, que lo escuchaba todo, dijo. Sancho Pansa, der dies mit anhörte, sagte:
-El rey es mi gallo: a Camacho me atengo. »Wes Brot ich eß, des Lied ich sing. Ich halte es mit Camacho.«
-En fin -dijo don Quijote-, bien se parece, Sancho, que eres villano y de aquéllos que dicen: "¡Viva quien vence!. »Alles in allem«, entgegnete Don Quijote, »sieht man wohl, daß du eben ein Bauer bist und zu den Leuten gehörst, die sagen: Hoch der Sieger!«
-No sé de los que soy -respondió Sancho-, pero bien sé que nunca de ollas de Basilio sacaré yo tan elegante espuma como es esta que he sacado de las de Camacho. »Ich weiß nicht, zu welchen Leuten ich gehöre«, entgegnete Sancho; »aber das weiß ich, daß ich aus Basilios Töpfen niemals einen so herrlichen Abhub schöpfen werde wie aus denen Camachos.«
Y enseñóle el caldero lleno de gansos y de gallinas, y, asiendo de una, comenzó a comer con mucho donaire y gana, y dijo. Und hiermit zeigte er ihm den Schöpfeimer voller Gänse und Hühner, griff nach einem Huhn, begann in bester Laune und mit großem Appetit zu essen und sagte:
-¡A la barba de las habilidades de Basilio!, que tanto vales cuanto tienes, y tanto tienes cuanto vales. Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener, aunque ella al del tener se atenía; y el día de hoy, mi señor don Quijote, antes se toma el pulso al haber que al saber: un asno cubierto de oro parece mejor que un caballo enalbardado. Así que vuelvo a decir que a Camacho me atengo, de cuyas ollas son abundantes espumas gansos y gallinas, liebres y conejos; y de las de Basilio serán, si viene a mano, y aunque no venga sino al pie, aguachirle. »Mir schmeckt's, trotz Basilios Talenten! Denn soviel einer hat, soviel ist einer wert, und es ist einer so viel wert, als er hat. Nur zweierlei Familienstämme gibt es auf der Welt, wie meine Großmutter sagte, das Hab-ich und das Hätt-ich, sie aber hielt es ganz allein mit dem Hab-ich. Heutigentags, mein verehrter Señor Don Quijote, fragt man: ,Wessen ist die Habe?' und nicht: ,Wessen ist die Geistesgabe?' Besitz gilt mehr als Witz, und ein Esel, mit Gold beladen, nimmt sich besser aus als ein Pferd mit einem Eselssattel. Und so sag ich nochmals: Ich halte es mit Camacho, denn aus seinen Töpfen hat man als reichlichen Abhub Gänse und Hühner, Hasen und Kaninchen, und aus Basilios Töpfen bekommt man höchstens, vielleicht auch tiefstens, nur Wassersuppe.«
-¿Has acabado tu arenga, Sancho? -dijo don Quijote. »Bist du mit deiner Predigt fertig, Sancho?« sprach Don Quijote.
-Habréla acabado -respondió Sancho-, porque veo que vuestra merced recibe pesadumbre con ella; que si esto no se pusiera de por medio, obra había cortada para tres días. »Ich muß wohl damit fertig sein«, antwortete Sancho, »denn ich sehe, daß sie Euer Gnaden verdrießt; andernfalls fände ich noch für drei Tage Arbeit zugeschnitten.«
-Plega a Dios, Sancho -replicó don Quijote-, que yo te vea mudo antes que me muera. »Gott gebe«, erwiderte Don Quijote, »daß ich dich einmal stumm sehe, bevor ich sterbe.«
-Al paso que llevamos -respondió Sancho-, antes que vuestra merced se muera estaré yo mascando barro, y entonces podrá ser que esté tan mudo que no hable palabra hasta la fin del mundo, o, por lo menos, hasta el día del Juicio. »Bei der Art Leben, das wir führen«, entgegnete Sancho, »werde ich lang vor Euer Gnaden Ableben Staub fressen, und dann bin ich wahrscheinlich so stumm, daß ich kein Wort mehr spreche bis ans Ende der Welt oder wenigstens bis zum Tage des Jüngsten Gerichts.«
-Aunque eso así suceda, ¡oh Sancho! -respondió don Quijote-, nunca llegará tu silencio a do ha llegado lo que has hablado, hablas y tienes de hablar en tu vida; y más, que está muy puesto en razón natural que primero llegue el día de mi muerte que el de la tuya; y así, jamás pienso verte mudo, ni aun cuando estés bebiendo o durmiendo, que es lo que puedo encarecer. »O Sancho«, versetzte Don Quijote, »auch dann wird doch deines Stillschweigens nie so viel werden, als was du geschwatzt hast, schwätzest und in deinem Leben noch schwätzen wirst, zumal es durchaus in der natürlichen Ordnung der Dinge liegt, daß der Tag meines Todes eher kommt als der des deinigen. Und sonach glaub ich, nimmer werde ich dich stumm sehen, nicht einmal, wenn du beim Trinken oder Schlafen bist - und das sagt alles.«
-A buena fe, señor -respondió Sancho-, que no hay que fiar en la descarnada, digo, en la muerte, la cual también come cordero como carnero; y a nuestro cura he oído decir que con igual pie pisaba las altas torres de los reyes como las humildes chozas de los pobres. Tiene esta señora más de poder que de melindre: no es nada asquerosa, de todo come y a todo hace, y de toda suerte de gentes, edades y preeminencias hinche sus alforjas. No es segador que duerme las siestas, que a todas horas siega, y corta así la seca como la verde yerba; y no parece que masca, sino que engulle y traga cuanto se le pone delante, porque tiene hambre canina, que nunca se harta; y, aunque no tiene barriga, da a entender que está hidrópica y sedienta de beber solas las vidas de cuantos viven, como quien se bebe un jarro de agua fría. »Wahrlich, Señor«, gab Sancho darauf zur Antwort, »dem dürren Gerippe, ich meine dem Tod, ist nicht zu trauen; er frißt das Lamm wie den Hammel, und ich hab unsern Pfarrer sagen hören, er tritt mit gleichem Fuß in die hohen Burgen der Könige wie in die niederen Hütten der Armen. Dieser große Herr ist weit gewalttätiger als wählerisch; vor nichts ekelt es ihm, von allem frißt er, und alles ist ihm recht, und mit Leuten von jeder Art, jeglichem Lebensalter, jedem Rang und Stand füllt er seinen Zwerchsack. Er ist kein Schnitter, der sein Mittagsschläfchen hält; zu jeder Stunde mäht und schneidet er, dürres wie frisches Kraut, und er verschlingt und schluckt alles ungekaut hinunter, was ihm vorgesetzt wird, denn er hat einen Wolfshunger, der nie zu sättigen ist; und obschon er keinen Wanst hat, so ist's doch, als hätte er die Wassersucht und als dürste ihn nach dem Leben aller Lebenden, wie einer einen Krug frisches Wasser hinuntertrinkt.«
-No más, Sancho -dijo a este punto don Quijote-. Tente en buenas, y no te dejes caer; que en verdad que lo que has dicho de la muerte por tus rústicos términos es lo que pudiera decir un buen predicador. Dígote, Sancho que si como tienes buen natural y discreción, pudieras tomar un púlpito en la mano y irte por ese mundo predicando lindezas. . »Nicht weiter, Sancho«, fiel Don Quijote hier ein; »bleib fest im Sattel und fall nicht herunter; denn wahrlich, was du in deiner Bauernsprache über den Tod gesagt hast, das hätte auch ein guter Prediger sagen können. Ich sage dir, Sancho, wenn du soviel Bildung hättest wie gute Anlagen, könntest du auf eine Kanzel steigen und weit in der Welt herum allerhand Schönes predigen.«
-Bien predica quien bien vive -respondió Sancho-, y yo no sé otras tologías. »Wer brav ist im Leben, der predigt auch brav«, entgegnete Sancho; »weiter weiß ich halt nichts von der Tologie.«
-Ni las has menester -dijo don Quijote-; pero yo no acabo de entender ni alcanzar cómo, siendo el principio de la sabiduría el temor de Dios, tú, que temes más a un lagarto que a Él, sabes tanto. »Du brauchst auch nichts weiter«, sprach Don Quijote. »Aber da doch Gottesfurcht aller Weisheit Anfang ist, so kann ich wirklich nicht verstehn und begreifen, wie du, der sich vor einer Eidechse mehr fürchtet als vor dem lieben Gott, so mancherlei Weisheit in dich aufgenommen hast.«
-Juzgue vuesa merced, señor, de sus caballerías -respondió Sancho-, y no se meta en juzgar de los temores o valentías ajenas, que tan gentil temeroso soy yo de Dios como cada hijo de vecino; y déjeme vuestra merced despabilar esta espuma, que lo demás todas son palabras ociosas, de que nos han de pedir cuenta en la otra vida. »Gnädiger Herr, bekümmert Euch um Euer Ritterwesen«, versetzte Sancho, »und nicht um anderer Leute Furcht und Mut; ich fürchte Gott ganz so gebührlich wie jeder Bauernbursche im Dorf. Jetzt aber laßt mich mit diesem Abhub fertigwerden, denn alles andre sind müßige Worte, über die man dereinst im andern Leben Rechenschaft von uns fordern wird.«
Y, diciendo esto, comenzó de nuevo a dar asalto a su caldero, con tan buenos alientos que despertó los de don Quijote, y sin duda le ayudara, si no lo impidiera lo que es fuerza se diga adelante. Und mit diesen Worten begann er einen neuen Angriff auf seinen Schöpfeimer und tat das mit so mächtiger Eßlust, daß er derengleichen in Don Quijote erweckte, und dieser würde ihm ohne Zweifel geholfen haben, wenn ihn daran nicht ein Umstand gehindert hätte, der notwendigerweise nachher berichtet werden muß.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXI. Donde se prosiguen las bodas de Camacho, con otros gustosos sucesos.

21. Kapitel Wo die Hochzcitsfeier Camachos weitererzählt wird, nebst andern annehmlichen Begebnissen

Cuando estaban don Quijote y Sancho en las razones referidas en el capítulo antecedente, se oyeron grandes voces y gran ruido, y dábanlas y causábanle los de las yeguas, que con larga carrera y grita iban a recebir a los novios, que, rodeados de mil géneros de instrumentos y de invenciones, venían acompañados del cura, y de la parentela de entrambos, y de toda la gente más lucida de los lugares circunvecinos, todos vestidos de fiesta. Y como Sancho vio a la novia, dijo. Während Don Quijote und Sancho noch bei dem Zwiegespräch waren, das im vorigen Kapitel erzählt worden, hörte man lautes Schreien und großen Lärm; verursacht war es von den Berittenen, die in voller Jagd mit schallenden Rufen das Brautpaar zu empfangen eilten, das, umgeben von tausenderlei Instrumenten und allerhand Kunstfiguren, einherzog, geleitet von dem Pfarrer und der beiderseitigen Verwandtschaft und den ansehnlichsten Leuten aus den umliegenden Ortschaften, alle in festlicher Tracht. Als Sancho die Braut erblickte, sagte er:
-A buena fe que no viene vestida de labradora, sino de garrida palaciega. ¡Pardiez, que según diviso, que las patenas que había de traer son ricos corales, y la palmilla verde de Cuenca es terciopelo de treinta pelos! ¡Y montas que la guarnición es de tiras de lienzo, blanca!, ¡voto a mí que es de raso!; pues, ¡tomadme las manos, adornadas con sortijas de azabache!: no medre yo si no son anillos de oro, y muy de oro, y empedrados con pelras blancas como una cuajada, que cada una debe de valer un ojo de la cara. ¡Oh hideputa, y qué cabellos; que, si no son postizos, no los he visto mas luengos ni más rubios en toda mi vida! ¡No, sino ponedla tacha en el brío y en el talle, y no la comparéis a una palma que se mueve cargada de racimos de dátiles, que lo mesmo parecen los dijes que trae pendientes de los cabellos y de la garganta! Juro en mi ánima que ella es una chapada moza, y que puede pasar por los bancos de Flandes. »Wahrhaftig, die geht in einem Anzug einher, nicht wie eine Bäuerin, sondern wie eine feine Hofdame. Weiß Gott, statt der Goldplättchen, die sie um den Hals hätte tragen sollen, seh ich prächtige Korallen, und das grobe grüne Tuch von Cuenca, hier ist's dreißigfädiger Samt! Und freilich, der Besatz wird von weißen Linnenstreifen sein? Bei allen Heiligen, er ist von Atlas! Und seht nur mal, die Hände sind ja mit Ringen von Achat geschmückt - jawohl! Meiner Lebtage will ich kein Glück haben, wenn die Ringe nicht von Gold sind, von schwerem Gold und besetzt mit Perlen, so weiß wie Milch, für jede gäbe man ein Auge drum. O du Hurenkind, was für Haare! Wenn sie nicht falsch sind, hab ich mein Leben lang keine so lang und so blond gesehen. Und keiner soll mir etwas an ihrem feinen Anstand und an ihrem Wuchs aussetzen! Ist sie nicht wie eine Palme, die da sich sachte bewegt mit ihrer Bürde von Datteln in langen Trauben? Denn geradeso sehen die Geschmeide aus, die sie im Haar und am Hals hängen hat. Ich schwor's bei meiner Seel, die ist noch vom rechten Schlag, die wird auch bei der Sandbank von Flandern sicher fahren.«
Rióse don Quijote de las rústicas alabanzas de Sancho Panza; parecióle que, fuera de su señora Dulcinea del Toboso, no había visto mujer más hermosa jamás. Venía la hermosa Quiteria algo descolorida, y debía de ser de la mala noche que siempre pasan las novias en componerse para el día venidero de sus bodas. Íbanse acercando a un teatro que a un lado del prado estaba, adornado de alfombras y ramos, adonde se habían de hacer los desposorios, y de donde habían de mirar las danzas y las invenciones; y, a la sazón que llegaban al puesto, oyeron a sus espaldas grandes voces, y una que decía. Don Quijote lachte über die bäurischen Lobreden Sancho Pansas; doch schien es ihm selbst, er habe außer seinem Fräulein Dulcinea von Toboso nie ein schöneres Weib gesehen. Die reizende Quitéria war ein wenig blaß; das kam gewiß von der schlaflosen Nacht, welche die Bräute stets mit den Zurüstungen für den kommenden Hochzeitstag verbringen. Der Zug wandte sich einer Bühne zu, die an der einen Seite der Laube aufgeschlagen und mit Teppichen und Zweigen geschmückt war; dort sollte die Trauung stattfinden, und von dort aus sollte man den Tänzen und den mancherlei Künsten zuschauen. Im Augenblicke aber, wo die Teilnehmer am Zug bei der Stelle anlangten, hörten sie hinter ihrem Rücken ein großes Geschrei, und jemand rief:
-Esperaos un poco, gente tan inconsiderada como presurosa. »Wartet doch noch, ihr Leute! Ihr seid ebenso unüberlegt als übereilt!«
A cuyas voces y palabras todos volvieron la cabeza, y vieron que las daba un hombre vestido, al parecer, de un sayo negro, jironado de carmesí a llamas. Venía coronado -como se vio luego- con una corona de funesto ciprés; en las manos traía un bastón grande. En llegando más cerca, fue conocido de todos por el gallardo Basilio, y todos estuvieron suspensos, esperando en qué habían de parar sus voces y sus palabras, temiendo algún mal suceso de su venida en sazón semejante. Auf diesen Ruf, auf diese Worte wandten sich alle um und sahen, daß das Geschrei von einem Manne ausgestoßen wurde, dessen Kleidung aussah wie ein schwarzer Kittel mit einem Saum von hochrot geflammter Seide. Er trug auf dem Kopfe, wie man alsbald bemerkte, einen Kranz von unglückbedeutenden Zypressen, in den Händen einen langen Stab. Als er näher kam, erkannten alle in ihm den wackeren Basilio, und alle standen voll Spannung, was er mit seinem Rufen und seinen Worten bezwecke, da sie von seinem Erscheinen in einem solchen Augenblick nur Schlimmes befürchten konnten.
Llegó, en fin, cansado y sin aliento, y, puesto delante de los desposados, hincando el bastón en el suelo, que tenía el cuento de una punta de acero, mudada la color, puestos los ojos en Quiteria, con voz tremente y ronca, estas razones dijo. So nahte er denn, abgemüdet und atemlos, und vor das Brautpaar tretend, stieß er seinen Stab mit der stählernen Spitze fest in den Boden und heftete die Augen starr auf Quitéria; erbleichend sprach er mit heiserer, fürchterlicher Stimme folgende Worte:
-Bien sabes, desconocida Quiteria, que conforme a la santa ley que profesamos, que viviendo yo, tú no puedes tomar esposo; y juntamente no ignoras que, por esperar yo que el tiempo y mi diligencia mejorasen los bienes de mi fortuna, no he querido dejar de guardar el decoro que a tu honra convenía; pero tú, echando a las espaldas todas las obligaciones que debes a mi buen deseo, quieres hacer señor de lo que es mío a otro, cuyas riquezas le sirven no sólo de buena fortuna, sino de bonísima ventura. Y para que la tenga colmada, y no como yo pienso que la merece, sino como se la quieren dar los cielos, yo, por mis manos, desharé el imposible o el inconveniente que puede estorbársela, quitándome a mí de por medio. ¡Viva, viva el rico Camacho con la ingrata Quiteria largos y felices siglos, y muera, muera el pobre Basilio, cuya pobreza cortó las alas de su dicha y le puso en la sepultura. »Wohl weißt du, undankbare Quitéria, daß nach dem heiligen Glauben, zu dem wir uns bekennen, du, solang ich lebe, keinen andern Gatten nehmen kannst; und zugleich ist es dir nicht unbekannt, daß ich, in der Hoffnung, die Zeit und mein Fleiß würden meine Glücksumstände bessern, niemals die Rücksichten der Ehrbarkeit außer Augen lassen wollte, die deiner jungfräulichen Würde gebührten. Du aber hast alle Verpflichtungen, die du meinen redlichen Absichten schuldest, hinter dich geworfen und willst zum Herrn dessen, was mein ist, einen andern erheben, dessen Reichtümer ihm nicht nur einen hohen Glücksstand, sondern jetzt die höchste Seligkeit gewähren; und damit er diese, wie er sie meiner Meinung nach nicht etwa verdient, sondern wie der Himmel sie ihm zu schenken beliebt, voll und ganz besitzt, will ich mit eignen Händen die Unmöglichkeit oder das Hindernis, das sie ihm verwehren kann, beseitigen, will mich aus dem Wege schaffen. Es lebe, es lebe der reiche Camacho mit der undankbaren Quitéria lange glückselige Jahre! Und es sterbe, es sterbe der arme Basilio, dessen Armut seinem Glück die Flügel verschnitten und ihn ins Grab gestürzt hat!«
Y, diciendo esto, asió del bastón que tenía hincado en el suelo, y, quedándose la mitad dél en la tierra, mostró que servía de vaina a un mediano estoque que en él se ocultaba; y, puesta la que se podía llamar empuñadura en el suelo, con ligero desenfado y determinado propósito se arrojó sobre él, y en un punto mostró la punta sangrienta a las espaldas, con la mitad del acerada cuchilla, quedando el triste bañado en su sangre y tendido en el suelo, de sus mismas armas traspasado. Und mit diesem Wort ergriff er den Stab, den er in den Boden gestoßen; dessen eine Hälfte blieb in der Erde stecken und entpuppte sich als die Scheide eines schmalen Stoßdegens, der in ihr verborgen gewesen; er stemmte das andre Ende, das man den Griff nennen konnte, wider den Boden, mit raschem Mute und fester Entschlossenheit stürzte er sich auf den Degen, und in einem Augenblick sah man die blutige Spitze mit der Hälfte der Stahlklinge zum Rücken herausdringen. Der Arme lag in seinem Blute gebadet auf dem Boden hingestreckt, von seiner eignen Waffe durchbohrt.
Acudieron luego sus amigos a favorecerle, condolidos de su miseria y lastimosa desgracia; y, dejando don Quijote a Rocinante, acudió a favorecerle y le tomó en sus brazos, y halló que aún no había espirado. Quisiéronle sacar el estoque, pero el cura, que estaba presente, fue de parecer que no se le sacasen antes de confesarle, porque el sacársele y el espirar sería todo a un tiempo. Pero, volviendo un poco en sí Basilio, con voz doliente y desmayada dijo. Seine Freunde eilten sofort ihm zu Hilfe, tief erschüttert von seinem Leid und seinem Unglück. Auch Don Quijote ließ seinen Rosinante im Stich und kam, ihm beizustehen; er nahm ihn in die Arme und fand, daß das Leben ihm noch nicht geschwunden war. Man wollte ihm die Klinge herausziehen, allein der Pfarrer, der dabeistand, war der Meinung, man sollte sie ihm noch nicht herausziehen, bis er gebeichtet habe, da das Herausziehen des Degens und das Verscheiden Sache eines und desselben Augenblicks sein würden. Jetzt aber kam Basilio wieder einigermaßen zu sich und sagte mit schmerzbewegter schwacher Stimme:
-Si quisieses, cruel Quiteria, darme en este último y forzoso trance la mano de esposa, aún pensaría que mi temeridad tendría desculpa, pues en ella alcancé el bien de ser tuyo. »Wolltest du, grausame Quitéria, in dieser unabänderlichen letzten Not mir die Hand als Gattin reichen, so würde ich glauben, meine vermessene Tat könne noch Entschuldigung verdienen, da ich durch sie das Glück errungen hätte, der Deinige zu sein.«
El cura, oyendo lo cual, le dijo que atendiese a la salud del alma antes que a los gustos del cuerpo, y que pidiese muy de veras a Dios perdón de sus pecados y de su desesperada determinación. A lo cual replicó Basilio que en ninguna manera se confesaría si primero Quiteria no le daba la mano de ser su esposa: que aquel contento le adobaría la voluntad y le daría aliento para confesarse. Als der Pfarrer diese Worte hörte, sagte er ihm, er solle lieber an das Heil der Seele als an des Leibes Freuden denken und aufrichtig Gott um Verzeihung anflehen für seine Sünden und seinen verzweifelten Entschluß. Darauf entgegnete Basilio, er werde keinesfalls beichten, wenn ihm Quitéria nicht zuvor die Hand als seine Gattin gereicht habe; dies frohe Bewußtsein würde ihm zum Beichten den Willen kräftigen und den Mut gewähren.
En oyendo don Quijote la petición del herido, en altas voces dijo que Basilio pedía una cosa muy justa y puesta en razón, y además, muy hacedera, y que el señor Camacho quedaría tan honrado recibiendo a la señora Quiteria viuda del valeroso Basilio como si la recibiera del lado de su padre. Als Don Quijote die Bitte des Verwundeten vernahm, sprach er mit hocherhobener Stimme, was Basilio verlange, sei gerecht und wohlbegründet und außerdem leicht ausführbar; und der Herr Camacho werde sich ebenso geehrt fühlen, wenn er das Fräulein Quitéria als Witwe des mannhaften Basilio, wie wenn er sie aus den Händen ihres Vaters empfinge.
-Aquí no ha de haber más de un sí, que no tenga otro efecto que el pronunciarle, pues el tálamo de estas bodas ha de ser la sepultura. »Hier darf weiter nichts als ein Ja erfolgen, das keinen andern Wert haben soll, als daß es ausgesprochen wird; denn das Hochzeitsbett dieser Ehe wird ja doch das Grab sein.«
Todo lo oía Camacho, y todo le tenía suspenso y confuso, sin saber qué hacer ni qué decir; pero las voces de los amigos de Basilio fueron tantas, pidiéndole que consintiese que Quiteria le diese la mano de esposa, porque su alma no se perdiese, partiendo desesperado desta vida, que le movieron, y aun forzaron, a decir que si Quiteria quería dársela, que él se contentaba, pues todo era dilatar por un momento el cumplimiento de sus deseos. Alles das hörte Camacho mit an, und alles brachte ihn in Verwirrung und Bestürzung; er wußte nicht, was er tun oder sagen sollte. Allein das Geschrei von Basilios Freunden ward immer dringender, sie baten ihn inständig, er möge doch zugeben, daß Quitéria ihm die Hand als Gattin reiche, damit er nicht in Verzweiflung aus diesem Leben scheiden müsse und seine Seele nicht in Verdammnis komme; und so vermochten sie ihn oder vielmehr nötigten sie ihn gewaltsam zu der Erklärung, wenn Quitéria dem Basilio die Hand reichen wolle, so sei er es zufrieden, da das Ganze ja doch nur die Erfüllung seiner Wünsche um einen Augenblick verzögere. Illustration
Luego acudieron todos a Quiteria, y unos con ruegos, y otros con lágrimas, y otros con eficaces razones, la persuadían que diese la mano al pobre Basilio; y ella, más dura que un mármol y más sesga que una estatua, mostraba que ni sabía ni podía, ni quería responder palabra; ni la respondiera si el cura no la dijera que se determinase presto en lo que había de hacer, porque tenía Basilio ya el alma en los dientes, y no daba lugar a esperar inresolutas determinaciones. Sogleich wandten sich alle an Quitéria; und die einen mit Bitten, die andern mit Tränen, wieder andre mit zwingenden Gründen, redeten sie ihr zu, sie möchte doch dem armen Basilio die Hand reichen. Sie aber, härter als Marmor und starrer als eine Bildsäule, sah aus, als ob sie kein Wort zu erwidern wüßte oder vermöchte oder den Willen hätte; und in der Tat hätte sie nicht geantwortet, wenn ihr der Pfarrer nicht gesagt hätte, sie müsse sich eiligst entscheiden, was sie tun wolle, denn Basilio habe die Seele schon auf den Lippen schweben und sei nicht in der Lage, schwankende Entschlüsse abzuwarten.
Entonces la hermosa Quiteria, sin responder palabra alguna, turbada, al parecer triste y pesarosa, llegó donde Basilio estaba, ya los ojos vueltos, el aliento corto y apresurado, murmurando entre los dientes el nombre de Quiteria, dando muestras de morir como gentil, y no como cristiano. Llegó, en fin, Quiteria, y, puesta de rodillas, le pidió la mano por señas, y no por palabras. Desencajó los ojos Basilio, y, mirándola atentamente, le dijo. Die schöne Quitéria, ohne ein Wort zu erwidern, dem Anscheine nach ohne Fassung, traurig und tiefbekümmert, schritt der Stelle zu, wo Basilio lag, der bereits die Augen verdrehte, kurz und keuchend atmete, zwischen den Lippen den Namen Quitéria flüsterte und deutlich zeigte, daß er als Heide und nicht als Christ sterben werde. Endlich trat Quitéria näher heran, warf sich auf die Knie und bat ihn durch Zeichen, nicht mit Worten, um seine Hand. Basilio riß die Augen weit auf, sah sie unverwandten Blickes an und sprach zu ihr:
-¡Oh Quiteria, que has venido a ser piadosa a tiempo cuando tu piedad ha de servir de cuchillo que me acabe de quitar la vida, pues ya no tengo fuerzas para llevar la gloria que me das en escogerme por tuyo, ni para suspender el dolor que tan apriesa me va cubriendo los ojos con la espantosa sombra de la muerte! Lo que te suplico es, ¡oh fatal estrella mía!, que la mano que me pides y quieres darme no sea por cumplimiento, ni para engañarme de nuevo, sino que confieses y digas que, sin hacer fuerza a tu voluntad, me la entregas y me la das como a tu legítimo esposo; pues no es razón que en un trance como éste me engañes, ni uses de fingimientos con quien tantas verdades ha tratado contigo. »O Quitéria, so bist du endlich barmherzig geworden, jetzt, wo dein Erbarmen zum Dolche werden muß, mir das Leben vollends zu rauben; denn schon habe ich nicht Kräfte mehr, daß ich die Wonne ertragen könnte, von dir zu deinem Gatten erkoren zu werden, oder daß ich dem Schmerz Einhalt tun könnte, der schon eilig mir mit dem grausigen Schatten des Todes die Augen umhüllen will! Was ich von dir erbitte, ist dies eine, o du mein Unglücksstern: Wenn du jetzt meine Hand begehrst und die deine mir reichen willst, so tu es nicht aus leerer Gefälligkeit oder um mich abermals zu täuschen, sondern bekenne und erkläre, daß du deinem Willen nicht Gewalt antust, vielmehr sie mir reichst als einem rechtmäßigen Ehegatten; denn es wäre unrecht, wenn du in dieser Todesnot mich täuschen und Verstellung gegen den üben wolltest, der stets so wahr gegen dich gewesen.«
Entre estas razones, se desmayaba, de modo que todos los presentes pensaban que cada desmayo se había de llevar el alma consigo. Quiteria, toda honesta y toda vergonzosa, asiendo con su derecha mano la de Basilio, le dijo. Während er dies sprach, wurde er wiederholt ohnmächtig, und alle Anwesenden dachten, jede Ohnmacht würde seinen Lebenshauch mit sich fortnehmen. Quitéria, züchtig und verschämt, ergriff Basilios Hand mit ihrer Rechten und sagte:
-Ninguna fuerza fuera bastante a torcer mi voluntad; y así, con la más libre que tengo te doy la mano de legítima esposa, y recibo la tuya, si es que me la das de tu libre albedrío, sin que la turbe ni contraste la calamidad en que tu discurso acelerado te ha puesto. »Keine Gewalt vermag je meinen Willen zu beugen, und so, mit der größten Willensfreiheit, deren ich fähig bin, reiche ich dir die Hand als dein rechtmäßiges Weib und nehme die deinige an, sofern du mir sie aus freiem Entschlüsse reichst, ohne daß das Unglück, in welches deine Verzweiflungstat dich gebracht, dir das Bewußtsein stört oder vernichtet.«
-Sí doy -respondió Basilio-, no turbado ni confuso, sino con el claro entendimiento que el cielo quiso darme; y así, me doy y me entrego por tu esposo. »Ja, so reiche ich sie dir«, entgegnete Basilio, »weder verstört noch wirr im Geiste, sondern mit dem klaren Verstande, den es dem Himmel gefiel mir zu verleihen, und so gebe und übereigne ich mich dir als deinen Ehegatten.«
-Y yo por tu esposa -respondió Quiteria-, ahora vivas largos años, ahora te lleven de mis brazos a la sepultura. »Und ich mich dir als Gattin«, sprach Quitéria dagegen, »ob du nun lange Jahre lebest oder ob man dich aus meinen Armen zu Grabe trägt.«
-Para estar tan herido este mancebo -dijo a este punto Sancho Panza-, mucho habla; háganle que se deje de requiebros y que atienda a su alma, que, a mi parecer, más la tiene en la lengua que en los dientes. »Dafür, daß dieser Bursche so schwer verwundet ist«, bemerkte hier Sancho Pansa, »spricht er wirklich viel. Macht doch, daß er von seinem verliebten Gerede abläßt und an das Heil seiner Seele denkt; sie schwebt ihm zwar eigentlich schon auf den Lippen, sitzt ihm aber meines Erachtens noch immer fest auf der Zunge.«
Estando, pues, asidos de las manos Basilio y Quiteria, el cura, tierno y lloroso, los echó la bendición y pidió al cielo diese buen poso al alma del nuevo desposado; el cual, así como recibió la bendición, con presta ligereza se levantó en pie, y con no vista desenvoltura se sacó el estoque, a quien servía de vaina su cuerpo. Als nun Basilio und Quitéria die Hände verschlungen hielten, gab ihnen der Pfarrer gerührt und mit Tränen seinen Segen und betete zum Himmel, der Seele des Neuvermählten glückselige Ruhe zu gewähren. Aber dieser hatte kaum den priesterlichen Segen empfangen, da sprang er rasch und behende auf die Füße und zog mit unerhörter Verwegenheit den Degen heraus, dem sein Körper als Scheide gedient hatte.
Quedaron todos los circunstantes admirados, y algunos dellos, más simples que curiosos, en altas voces, comenzaron a decir: Die Umstehenden alle gerieten in Erstaunen, und einige unter ihnen, die mehr Einfalt als Scharfsinn besaßen, begannen mit lauter Stimme zu rufen:
-¡Milagro, milagro. »Wunder, ein Wunder!«
Pero Basilio replicó. Jedoch Basilio entgegnete:
-¡No "milagro, milagro", sino industria, industria. »Saget nicht Wunder, Wunder, sondern List, nur List.«
El cura, desatentado y atónito, acudió con ambas manos a tentar la herida, y halló que la cuchilla había pasado, no por la carne y costillas de Basilio, sino por un cañón hueco de hierro que, lleno de sangre, en aquel lugar bien acomodado tenía; preparada la sangre, según después se supo, de modo que no se helase. Der Pfarrer trat erstaunt und außer sich näher und befühlte mit beiden Händen die Wunde und fand, daß die Klinge dem Basilio keineswegs durch Fleisch und Rippen gegangen war, sondern durch eine eiserne Röhre, die an der richtigen Stelle geschickt angebracht und mit Blut gefüllt war; das Blut, wie man später erfuhr, war so zubereitet, daß es nicht gerinnen konnte.
Finalmente, el cura y Camacho, con todos los más circunstantes, se tuvieron por burlados y escarnidos. La esposa no dio muestras de pesarle de la burla; antes, oyendo decir que aquel casamiento, por haber sido engañoso, no había de ser valedero, dijo que ella le confirmaba de nuevo; de lo cual coligieron todos que de consentimiento y sabiduría de los dos se había trazado aquel caso, de lo que quedó Camacho y sus valedores tan corridos que remitieron su venganza a las manos, y, desenvainando muchas espadas, arremetieron a Basilio, en cuyo favor en un instante se desenvainaron casi otras tantas. Y, tomando la delantera a caballo don Quijote, con la lanza sobre el brazo y bien cubierto de su escudo, se hacía dar lugar de todos. Sancho, a quien jamás pluguieron ni solazaron semejantes fechurías, se acogió a las tinajas, donde había sacado su agradable espuma, pareciéndole aquel lugar como sagrado, que había de ser tenido en respeto. Don Quijote, a grandes voces, decía: Nach alledem hielten sich der Pfarrer und Camacho nebst den meisten Umstehenden für betrogen und verhöhnt. Die Neuvermählte indes schien den Spaß durchaus nicht übelzunehmen; im Gegenteil, als sie hörte, diese Vermählung könne nicht gültig sein, entgegnete sie, sie erkläre die Ehe aufs neue für rechtskräftig. Daraus schlössen denn alle, die ganze Sache sei mit Wissen und Willen beider so geplant worden, und Camacho und seine Anhänger wurden darob so erbittert, daß sie ihre Rache der Gewalt der Fäuste anheimstellen wollten; es wurden nicht wenige Schwerter gezogen, und die Gegner stürmten auf Basilio ein, dem zur Hilfe wohl ebenso viele Schwerter aus der Scheide fuhren. Aber Don Quijote, hoch zu Roß, kam allen zuvor, und den Speer im Arm, wohlgedeckt mit seinem Schild, zwang er alle, ihm Raum zu geben. Sancho, welchen derlei Auftritte nimmermehr behaglich oder erfreulich deuchten, suchte Zuflucht bei den Fleischtöpfen, aus denen er seinen lieblichen Abhub geschöpft hatte, denn die Stätte dieser Töpfe erschien ihm wie eine geweihte Freistatt, die jedermann achten werde. Don Quijote rief mit dröhnender Stimme:
-Teneos, señores, teneos, que no es razón toméis venganza de los agravios que el amor nos hace; y advertid que el amor y la guerra son una misma cosa, y así como en la guerra es cosa lícita y acostumbrada usar de ardides y estratagemas para vencer al enemigo, así en las contiendas y competencias amorosas se tienen por buenos los embustes y marañas que se hacen para conseguir el fin que se desea, como no sean en menoscabo y deshonra de la cosa amada. Quiteria era de Basilio, y Basilio de Quiteria, por justa y favorable disposición de los cielos. Camacho es rico, y podrá comprar su gusto cuando, donde y como quisiere. Basilio no tiene más desta oveja, y no se la ha de quitar alguno, por podeR.JPG}>roso que sea; que a los dos que Dios junta no podrá separar el hombre; y el que lo intentare, primero ha de pasar por la punta desta lanza. »Haltet ein, ihr Herren, haltet ein! Es ist wider Recht und Vernunft, Rache zu suchen für Kränkungen, die die Liebe uns zufügt. Bedenket, Krieg und Liebe sind eins und dasselbe; und so wie es im Krieg erlaubt und herkömmlich ist, schlaue Künste und Kriegslisten anzuwenden, um den Feind zu besiegen, so gelten auch im Kampf und Wettstreit der Liebe Listen und Ränke als recht und billig, wenn sie den Zweck haben, das ersehnte Ziel zu erreichen, sofern sie nur dem geliebten Gegenstand nicht zur Schädigung und Unehre gereichen. Quitéria gehörte dem Basilio, Basilio gehörte Quitéria an durch des Himmels gerechte und gütige Fügung. Camacho ist reich und kann sich seines Herzens Wunsch erkaufen, wann, wo und wie es ihm fürderhin beliebt. Basilio besitzt nur dies eine Schäflein, und keiner darf es ihm rauben, so mächtig er auch sei; denn ein Paar, das Gott zusammenfügt, soll der Mensch nicht scheiden, und wer es versuchen wollte, der soll mit der Spitze dieses Speeres zu tun bekommen!«
Y, en esto, la blandió tan fuerte y tan diestramente, que puso pavor en todos los que no le conocían, y tan intensamente se fijó en la imaginación de Camacho el desdén de Quiteria, que se la borró de la memoria en un instante; y así, tuvieron lugar con él las persuasiones del cura, que era varón prudente y bien intencionado, con las cuales quedó Camacho y los de su parcialidad pacíficos y sosegados; en señal de lo cual volvieron las espadas a sus lugares, culpando más a la facilidad de Quiteria que a la industria de Basilio; haciendo discurso Camacho que si Quiteria quería bien a Basilio doncella, también le quisiera casada, y que debía de dar gracias al cielo, más por habérsela quitado que por habérsela dado. Und mit diesen Worten schwang er den Speer so gewaltig und so gewandt, daß er jeden, der ihn nicht kannte, mit Furcht erfüllte. Aber auf Camachos Gemüt machte Quitérias geringschätziges Benehmen einen so tiefen Eindruck, daß er sie in einem Augenblick aus seinem Angedenken auslöschte, und daher fanden die Vorstellungen des Pfarrers, der ein verständiger und wohlgesinnter Mann war, Gehör bei ihm und bewirkten, daß er und seine Leute bald friedlichen Sinnes wurden und sich beruhigten. Zum Zeichen dieser Gesinnung steckten sie die Schwerter wieder ein, indem sie Quitérias Leichtfertigkeit mehr als der List Basilios die Schuld an allem beimaßen. Camacho seinerseits bedachte, wenn Quitéria schon als Mädchen den Basilio liebhatte, würde sie als Ehefrau ihn liebbehalten, und er müsse dem Himmel eher dafür danken, daß er jetzt sie ihm genommen, als daß er sie vorher ihm gegeben habe.
Consolado, pues, y pacífico Camacho y los de su mesnada, todos los de la de Basilio se sosegaron, y el rico Camacho, por mostrar que no sentía la burla, ni la estimaba en nada, quiso que las fiestas pasasen adelante como si realmente se desposara; pero no quisieron asistir a ellas Basilio ni su esposa ni secuaces; y así, se fueron a la aldea de Basilio, que también los pobres virtuosos y discretos tienen quien los siga, honre y ampare, como los ricos tienen quien los lisonjee y acompañe. Da nun Camacho und seine Anhänger sich getröstet und zum Frieden bekehrt hatten, beruhigten sich auch die Parteigänger Basilios, und der reiche Camacho, um zu zeigen, daß er ob des ihm gespielten Streichs nicht grolle, ja sich gar nichts aus ihm mache, wollte, daß die Festlichkeiten ihren Gang weitergehen sollten, gerade als ob er wirklich Hochzeit hielte. Allein Basilio und seine Gattin und seine Anhänger wollten dem Feste nicht beiwohnen, und sie zogen daher nach Basilios Dorfe, denn auch die Armen, wenn sie tugendsam und geistig begabt sind, finden Leute, die sie treulich geleiten, in Ehren halten und schützen, wie die Reichen Leute haben, die ihnen schmeicheln und zur Gesellschaft dienen.
Llevarónse consigo a don Quijote, estimándole por hombre de valor y de pelo en pecho. A sólo Sancho se le escureció el alma, por verse imposibilitado de aguardar la espléndida comida y fiestas de Camacho, que duraron hasta la noche; y así, asenderado y triste, siguió a su señor, que con la cuadrilla de Basilio iba, y así se dejó atrás las ollas de Egipto, aunque las llevaba en el alma, cuya ya casi consumida y acabada espuma, que en el caldero llevaba, le representaba la gloria y la abundancia del bien que perdía; y así, congojado y pensativo, aunque sin hambre, sin apearse del rucio, siguió las huellas de Rocinante. Die Freunde des jungen Paares nahmen Don Quijote mit, weil sie ihn für einen tüchtigen Mann hielten, der Haare auf den Zähnen habe. Nur allein dem guten Sancho verdüsterte sich das Gemüt, da er nun die Unmöglichkeit sah, Camachos prachtvolles Mahl und Fest abzuwarten, das bis in die Nacht hinein dauerte, und so folgte er ratlos und betrübt seinem Herrn, der mit Basilios Genossenschaft von dannen zog. So ließ er die Fleischtöpfe Ägyptens hinter sich zurück, wiewohl er sie in seinem Herzen mitnahm, da ihr beinahe schon verzehrter und aufgegessener Abhub, den er im Schöpfeimer bei sich führte, ihm die Herrlichkeit und Fülle des verlorenen Glücks vor Augen stellte. Und also, in Trauer versunken und in Gedanken verloren, wenn auch frei von Hunger, folgte er auf seinem Grauen den Spuren Rosinantes.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXII. Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva de Montesinos, que está en el corazón de la Mancha, a quien dio felice cima el valeroso don Quijote de la Mancha.

22. Kapitel Woselbst Bericht erstattet wird über das Abenteuer in der Höhle des Montesinos, welche sich im tiefsten Innern der Mancha befindet, und wie der mannhafte Don Quijote von der Mancha selbiges Abenteuer zu glückhaftem Ende geführt

Grandes fueron y muchos los regalos que los desposados hicieron a don Quijote, obligados de las muestras que había dado defendiendo su causa, y al par de la valentía le graduaron la discreción, teniéndole por un Cid en las armas y por un Cicerón en la elocuencia. El buen Sancho se refociló tres días a costa de los novios, de los cuales se supo que no fue traza comunicada con la hermosa Quiteria el herirse fingidamente, sino industria de Basilio, esperando della el mesmo suceso que se había visto; bien es verdad que confesó que había dado parte de su pensamiento a algunos de sus amigos, para que al tiempo necesario favoreciesen su intención y abonasen su engaño. Herrlich und reichlich war die Bewirtung und Pflege, die Don Quijote bei den Neuvermählten fand. Sie fühlten sich ihm verpflichtet ob der Proben seines Heldentums, die er als Verteidiger ihrer Sache abgelegt, und ebenso hoch wie seine Tapferkeit stellten sie seinen verständigen Geist, da sie ihn für einen Cid im Waffenwerk und für einen Cicero in der Beredsamkeit hielten. Der biedre Sancho erlustete sich drei Tage lang auf Kosten der jungen Eheleute. Von diesen erfuhr man, daß die angebliche Verwundung keineswegs ein mit der schönen Quitéria verabredeter Anschlag war, sondern ausschließlich eine List Basilios, der von ihr genau den Erfolg erhoffte, der wirklich eingetreten war. Allerdings gestand er ein, er habe einigen seiner Freunde Mitteilung von seinem Plan gemacht, damit sie im erforderlichen Augenblick seine Absicht unterstützen und seinem Trug nachhelfen könnten.
-No se pueden ni deben llamar engaños -dijo don Quijote- los que ponen la mira en virtuosos fines. »Das kann und darf man nicht Trug nennen«, sagte Don Quijote, »was tugendsame Ziele im Auge hat«;
Y que el de casarse los enamorados era el fin de más excelencia, advirtiendo que el mayor contrario que el amor tiene es la hambre y la continua necesidad, porque el amor es todo alegría, regocijo y contento, y más cuando el amante está en posesión de la cosa amada, contra quien son enemigos opuestos y declarados la necesidad y la pobreza; y que todo esto decía con intención de que se dejase el señor Basilio de ejercitar las habilidades que sabe, que, aunque le daban fama, no le daban dineros, y que atendiese a granjear hacienda por medios lícitos e industriosos, que nunca faltan a los prudentes y aplicados. und daß ein liebendes Paar sich vermähle, fügte er bei, sei das höchste, das edelste Ziel. »Dabei ist zu beachten«, fuhr er fort, »daß die größten Feinde, die die Liebe hat, Hunger und dauernde Not sind; denn die Liebe ist ganz und gar Freude, Ergötzen und Wonne, zumal wenn der Liebende im Besitz des geliebten Gegenstands ist, Not und Armut aber sind ihre erklärten Feinde.« Alles das, bemerkte er dann, sage er, um Señor Basilio zu bewegen, daß er von der Ausübung seiner Talente fürderhin abstehe; denn wenn sie ihm auch Ehre verschafften, so verschafften sie ihm doch kein Geld; er möge sich also darauf legen, mit den erlaubten Mitteln der Betriebsamkeit, an denen es verständigen und fleißigen Leuten nie fehle, Vermögen zu erwerben.
-El pobre honrado, si es que puede ser honrado el pobre, tiene prenda en tener mujer hermosa, que, cuando se la quitan, le quitan la honra y se la matan. La mujer hermosa y honrada, cuyo marido es pobre, merece ser coronada con laureles y palmas de vencimiento y triunfo. La hermosura, por sí sola, atrae las voluntades de cuantos la miran y conocen, y como a señuelo gustoso se le abaten las águilas reales y los pájaros altaneros; pero si a la tal hermosura se le junta la necesidad y la estrecheza, también la embisten los cuervos, los milanos y las otras aves de rapiña; y la que está a tantos encuentros firme bien merece llamarse corona de su marido. Mirad, discreto Basilio -añadió don Quijote-: opinión fue de no sé qué sabio que no había en todo el mundo sino una sola mujer buena, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella sola buena era la suya, y así viviría contento. Yo no soy casado, ni hasta agora me ha venido en pensamiento serlo; y, con todo esto, me atrevería a dar consejo al que me lo pidiese del modo que había de buscar la mujer con quien se quisiese casar. Lo primero, le aconsejaría que mirase más a la fama que a la hacienda, porque la buena mujer no alcanza la buena fama solamente con ser buena, sino con parecerlo; que mucho más dañan a las honras de las mujeres las desenvolturas y libertades públicas que las maldades secretas. Si traes buena mujer a tu casa, fácil cosa sería conservarla, y aun mejorarla, en aquella bondad; pero si la traes mala, en trabajo te pondrá el enmendarla: que no es muy hacedero pasar de un estremo a otro. Yo no digo que sea imposible, pero téngolo por dificultoso. »Der Arme«, sagte er weiter, »der ein Mann von Ehre ist - sofern nämlich der Arme für einen Mann von Ehre erachtet werden kann -, besitzt einen Schatz, wenn er ein schönes Weib sein eigen nennt, und raubt man ihm diesen Schatz, so raubt und mordet man ihm seine Ehre. Ein Weib, das schön und ehrenhaft, wenn ihr Mann arm ist, verdient, mit den Lorbeern und Palmen des Siegs und Triumphes bekränzt zu werden. Die Schönheit für sich allein zieht alle an, die sie erschauen und kennenlernen, und wie auf eine wohlschmeckende Lockspeise schießen auf sie herab die königlichen Aare und anderes hochfliegendes Federspiel; aber wenn sich dieser Schönheit Not und Dürftigkeit gesellt, dann fallen auch die Raben sie an und die Habichte und die andern Raubvögel, und die Frau, die gegen soviel Angriffe fest bleibt, verdient wohl ihres Mannes Krone genannt zu werden. »Erwäget, verständiger Basilio«, fügte Don Quijote noch bei: »Es war die Meinung eines, ich weiß nicht welches Weisen, es gebe in der ganzen Welt nur eine einzige brave Frau; und er gab den Rat, jeder solle meinen und festiglich glauben, jene einzige brave sei eben die seine, dann werde er ein zufriedenes Leben führen. Ich bin nicht verheiratet, und bis jetzt ist es mir auch nicht in den Sinn gekommen zu heiraten, aber dessenungeachtet würde ich mich erkühnen, dem, der mich darum bäte, Rat zu erteilen, welchen Weg er bei der Wahl einer Frau einschlagen soll. Fürs erste würde ich ihm raten, mehr auf guten Namen zu sehen als auf Vermögen, denn das tugendhafte Weib erlangt einen guten Namen nicht bloß dadurch, daß sie tugendhaft ist, sondern dadurch, daß sie es auch scheint; die Ehre der Frau leidet weit mehr durch Unvorsichtigkeiten und freies Benehmen in der Öffentlichkeit als durch heimliche Schlechtigkeiten. Wenn du eine tugendsame Frau in dein Haus führst, so ist es wohl leicht, sie in ihrer Tugend zu erhalten, ja sie darin noch vorzüglicher zu machen; aber führst du eine schlechte heim, so wird es dir große Mühsal bereiten, sie zu bessern; denn es ist nicht leicht, von einem Äußersten zum andern überzugehen. Ich sage nicht, es sei unmöglich, aber ich halte es für schwer.«
Oía todo esto Sancho, y dijo entre sí. Alles dies hörte Sancho mit an und sprach zu sich selber:
-Este mi amo, cuando yo hablo cosas de meollo y de sustancia suele decir que podría yo tomar un púlpito en las manos y irme por ese mundo adelante predicando lindezas; y yo digo dél que cuando comienza a enhilar sentencias y a dar consejos, no sólo puede tomar púlpito en las manos, sino dos en cada dedo, y andarse por esas plazas a ¿qué quieres boca? ¡Válate el diablo por caballero andante, que tantas cosas sabes! Yo pensaba en mi ánima que sólo podía saber aquello que tocaba a sus caballerías, pero no hay cosa donde no pique y deje de meter su cucharada. Dieser mein Herr, wenn ich von etwas rede, das Hand und Fuß hat, pflegt zu sagen, ich könnte eine Kanzel zur Hand nehmen und in der Welt herumziehn und allerhand Schönes predigen; ich aber sage von ihm, wenn er anfängt, Sprüche aneinanderzureihen und Ratschläge zu erteilen, kann er nicht nur eine Kanzel zur Hand nehmen, sondern zwei auf jeden Finger, und kann auf den Marktplätzen umher reden gehn, Herz, was begehrst du. Hol dich der Kuckuck, was für ein fahrender Ritter bist du, daß du so vieles weißt und verstehst! Ich dachte in meinem Sinn, er wisse weiter nichts, als was sein Rittertum angeht; aber es gibt gar nichts, woran er nicht pickt und seinen Schnabel hineinsteckt.
Murmuraba esto algo Sancho, y entreoyóle su señor, y preguntóle: Sancho murmelte das ein wenig lauter; sein Herr hörte etwas davon und fragte ihn:
-¿Qué murmuras, Sancho. »Was murmelst du vor dich hin, Sancho?«
-No digo nada, ni murmuro de nada -respondió Sancho-; sólo estaba diciendo entre mí que quisiera haber oído lo que vuesa merced aquí ha dicho antes que me casara, que quizá dijera yo agora: "El buey suelto bien se lame". »Ich sage nichts, ich murre über nichts«, antwortete Sancho; »ich sagte nur so bei mir, was Euer Gnaden da gesprochen hat, hätte ich vor meiner Verheiratung hören sollen; dann würde ich vielleicht jetzo sagen: Der Ochs, der nicht im Joche steckt, sieh, wie sich der behaglich leckt.«
-¿Tan mala es tu Teresa, Sancho? -dijo don Quijote. »Ist denn deine Teresa so schlimm, Sancho?« fragte Don Quijote.
-No es muy mala -respondió Sancho-, pero no es muy buena; a lo menos, no es tan buena como yo quisiera. »Sie ist nicht besonders schlimm«, antwortete Sancho, »aber auch nicht besonders gut; wenigstens ist sie nicht so gut, wie ich es wünschte.«
-Mal haces, Sancho -dijo don Quijote-, en decir mal de tu mujer, que, en efecto, es madre de tus hijos. »Du tust übel daran, Sancho«, sagte Don Quijote, »wenn du von deiner Frau schlecht sprichst; am Ende ist sie doch die Mutter deiner Kinder.«
-No nos debemos nada -respondió Sancho-, que también ella dice mal de mí cuando se le antoja, especialmente cuando está celosa, que entonces súfrala el mesmo Satanás. »Wir bleiben einander nichts schuldig«, entgegnete Sancho; »auch sie spricht von mir nichts Gutes, wenn es ihr einfällt, besonders wenn sie eifersüchtig ist; alsdann mag's der Teufel mit ihr aushaken.«
Finalmente, tres días estuvieron con los novios, donde fueron regalados y servidos como cuerpos de rey. Pidió don Quijote al diestro licenciado le diese una guía que le encaminase a la cueva de Montesinos, porque tenía gran deseo de entrar en ella y ver a ojos vistas si eran verdaderas las maravillas que de ella se decían por todos aquellos contornos. El licenciado le dijo que le daría a un primo suyo, famoso estudiante y muy aficionado a leer libros de caballerías, el cual con mucha voluntad le pondría a la boca de la mesma cueva, y le enseñaría las lagunas de Ruidera, famosas ansimismo en toda la Mancha, y aun en toda España; y díjole que llevaría con él gustoso entretenimiento, a causa que era mozo que sabía hacer libros para imprimir y para dirigirlos a príncipes. Finalmente, el primo vino con una pollina preñada, cuya albarda cubría un gayado tapete o arpillera. Ensilló Sancho a Rocinante y aderezó al rucio, proveyó sus alforjas, a las cuales acompañaron las del primo, asimismo bien proveídas, y, encomendándose a Dios y despediéndose de todos, se pusieron en camino, tomando la derrota de la famosa cueva de Montesinos. Drei volle Tage blieben die beiden nun bei den Neuvermählten und wurden da gepflegt und bedient wie die Prinzen. Don Quijote bat den fechtkundigen Lizentiaten, ihm einen Führer zu verschaffen, der ihn zur Höhle des Montesinos geleiten sollte; denn er hatte ganz besondre Lust, in diese einzudringen und mit eigenen Augen zu sehen, ob die Wunder wahr seien, die man in der ganzen Umgegend von ihr erzählte. Der Lizentiat versprach, ihm einen Vetter von sich mitzugeben, einen studierten Mann von großen Verdiensten und besonderen Liebhaber von Ritterbüchern; dieser werde ihn sehr gern bis an den Eingang der besagten Höhle bringen und ihm auch die Ruidera-Seen zeigen, die ebenfalls in der ganzen Mancha, ja in ganz Spanien berühmt seien. Er fügte hinzu, der Ritter würde angenehme Unterhaltung bei ihm finden, denn der junge Mann verstehe sich darauf, Bücher zu schreiben, die geeignet seien, gedruckt und fürstlichen Personen gewidmet zu werden. Der Vetter kam denn auch bald auf einer trächtigen Eselin heran, deren Sattel mit einem bunten Teppich oder einer Decke belegt war. Sancho sattelte Rosinante, richtete seinen Grauen und versorgte seinen Zwerchsack, welchem der ebenfalls wohlgefüllte des Vetters Gesellschaft leistete, und sich dem lieben Gott befehlend und von allen Abschied nehmend, begaben sie sich auf den Weg und schlugen die Richtung nach der weltberühmten Höhle des Montesinos ein.
En el camino preguntó don Quijote al primo de qué género y calidad eran sus ejercicios, su profesión y estudios; a lo que él respondió que su profesión era ser humanista; sus ejercicios y estudios, componer libros para dar a la estampa, todos de gran provecho y no menos entretenimiento para la república; que el uno se intitulaba el de las libreas, donde pinta setecientas y tres libreas, con sus colores, motes y cifras, de donde podían sacar y tomar las que quisiesen en tiempo de fiestas y regocijos los caballeros cortesanos, sin andarlas mendigando de nadie, ni lambicando, como dicen, el cerbelo, por sacarlas conformes a sus deseos e intenciones. Unterwegs fragte Don Quijote den Vetter, welcher Art und Beschaffenheit seine Arbeiten, sein Beruf und seine Studien seien. Darauf antwortete dieser, sein Beruf sei die Beschäftigung mit den schönen Wissenschaften; seine Arbeiten und Studien bestünden darin, Bücher für den Druck zu schreiben, der Allgemeinheit zu großem Nutzen und nicht minder zum Vergnügen. Eines derselben heiße Das Buch von den Rittertrachten, wo er siebenhundertunddrei solche Trachten mit ihren Farben, Wahlsprüchen und sinnbildlichen Zeichen schildere, aus denen die Ritter am Hofe alle ihnen beliebigen bei Festen und Ergötzlichkeiten auswählen und entnehmen könnten, ohne sie erst von jemandem erbetteln und sich, wie man wohl sagt, den Kopf zerbrechen zu müssen, um etwas ihren Wünschen und Absichten Entsprechendes auszusinnen.
-Porque doy al celoso, al desdeñado, al olvidado y al ausente las que les convienen, que les vendrán más justas que pecadoras. Otro libro tengo también, a quien he de llamar Metamorfóseos, o Ovidio español, de invención nueva y rara; porque en él, imitando a Ovidio a lo burlesco, pinto quién fue la Giralda de Sevilla y el Ángel de la Madalena, quién el Caño de Vecinguerra, de Córdoba, quiénes los Toros de Guisando, la Sierra Morena, las fuentes de Leganitos y Lavapiés, en Madrid, no olvidándome de la del Piojo, de la del Caño Dorado y de la Priora; y esto, con sus alegorías, metáforas y translaciones, de modo que alegran, suspenden y enseñan a un mismo punto. Otro libro tengo, que le llamo Suplemento a Virgilio Polidoro, que trata de la invención de las cosas, que es de grande erudición y estudio, a causa que las cosas que se dejó de decir Polidoro de gran sustancia, las averiguo yo, y las declaro por gentil estilo. Olvidósele a Virgilio de declararnos quién fue el primero que tuvo catarro en el mundo, y el primero que tomó las unciones para curarse del morbo gálico, y yo lo declaro al pie de la letra, y lo autorizo con más de veinte y cinco autores: porque vea vuesa merced si he trabajado bien y si ha de ser útil el tal libro a todo el mundo. »Denn«, sagte er, »ich gebe dem Eifersüchtigen, dem Verschmähten, dem Vergessenen und dem Abwesenden diejenigen, die für ihn passen, Trachten, die ihnen allen gerecht und also nicht sündhaft sind. Ich habe auch noch ein Buch unter der Feder, das Die Verwandlungen oder der spanische Ovid heißen soll, von neuer und ganz eigentümlicher Erfindung; denn darin ahme ich Ovid in burlesker Weise nach und stelle dar, was die Giralda von Sevilla und der Engel der Magdalena war, was der Graben von Vecingusrra zu Córdoba, was die Stiere von Guisando, die Sierra Morena, die Brunnen in den Gemarkungen von Leganitos und Lavapiés, nicht zu vergessen den Läusebrunnen, den goldenen Brunnen und den der Priorin; und das alles mit den zugehörigen Allegorien, poetischen Figuren und Verwandlungen, so daß es zu gleicher Zeit unterhält, spannt und belehrt. Noch ein anderes Buch habe ich, mit dem Titel Ergänzungen zu Polydorus Vergilius, das von der Erfindung der Dinge handelt; es ist ein Buch von großer Gelehrsamkeit und tiefem Studium, da ich alles Wesentliche, was Polydorus übergangen hat, ergründe und in artiger Weise darstelle. Polydorus Vergilius hat zum Beispiel vergessen, uns zu berichten, wer zuerst auf der Welt den Schnupfen hatte, wer zuerst Einreibungen gebraucht hat, um sich von der Franzosenkrankheit zu heilen, und ich berichte es aufs genaueste und beweise es mit mehr als einem Viertelhundert Quellenschriftstellern; da kann Euer Gnaden ersehn, ob ich tüchtig gearbeitet habe und ob das Buch nicht der ganzen Welt von Nutzen sein muß.«
Sancho, que había estado muy atento a la narración del primo, le dijo. Sancho, der den Mitteilungen des Vetters sehr aufmerksam gefolgt war, sprach zu ihm:
-Dígame, señor, así Dios le dé buena manderecha en la impresión de sus libros: ¿sabríame decir, que sí sabrá, pues todo lo sabe, quién fue el primero que se rascó en la cabeza, que yo para mí tengo que debió de ser nuestro padre Adán. »Sagt mir doch, Señor, so wahr Euch Gott Euer Glück mir der Bücherschreiberei machen lasse, wißt Ihr auch - aber sicher werdet Ihr es wissen, denn Ihr wißt ja alles -, wer war der erste, der sich den Kopf gekratzt hat? Ich meine, es muß unser Stammvater Adam gewesen sein.«
-Sí sería -respondió el primo-, porque Adán no hay duda sino que tuvo cabeza y cabellos; y, siendo esto así, y siendo el primer hombre del mundo, alguna vez se rascaría. »Der wird es wirklich gewesen sein«, entgegnete der Vetter; »denn ohne Zweifel hat Adam Kopf und Haar gehabt, und da dem so ist und da er der erste Mensch auf Erden war, wird er sich auch manchmal gekratzt haben.«
-Así lo creo yo -respondió Sancho-; pero dígame ahora: ¿quién fue el primer volteador del mundo. »Das glaub ich auch«, sprach Sancho darauf; »aber sagt mir jetzt, wer hat den ersten Purzelbaum auf der Welt geschlagen?«
-En verdad, hermano -respondió el primo-, que no me sabré determinar por ahora, hasta que lo estudie. Yo lo estudiaré, en volviendo adonde tengo mis libros, y yo os satisfaré cuando otra vez nos veamos, que no ha de ser ésta la postrera. »Wahrlich, lieber Freund«, antwortete der Vetter, »das kann ich jetzt im Augenblick nicht sagen, bevor ich es studiert habe; ich will es aber studieren, sobald ich heimkehre, wo ich meine Bücher habe, und will Euch Bescheid geben, wenn wir uns das nächstemal wiedersehn, denn dies wird gewiß nicht das letztemal sein.«
-Pues mire, señor -replicó Sancho-, no tome trabajo en esto, que ahora he caído en la cuenta de lo que le he preguntado. Sepa que el primer volteador del mundo fue Lucifer, cuando le echaron o arrojaron del cielo, que vino volteando hasta los abismos. »Nun, so hört, Señor«, versetzte Sancho, »Ihr braucht Euch damit nicht zu plagen, denn eben bin ich draufgekommen, wie meine Frage zu beantworten ist. Wisset also, den ersten Purzelbaum auf der Welt hat Luzifer geschlagen; als man ihn aus dem Himmel hinausstieß oder hinabstürzte, schlug er lauter Purzelbäume, bis er in den höllischen Abgrund hinabpurzelte.«
-Tienes razón, amigo -dijo el primo. »Du hast recht, Freund«, sagte der Vetter.
Y dijo don Quijote. Und Don Quijote sprach:
-Esa pregunta y respuesta no es tuya, Sancho: a alguno las has oído decir. »Diese Frage und diese Antwort sind nicht auf deinem Acker gewachsen, Sancho; du hast sie von jemandem einmal gehört.«
-Calle, señor -replicó Sancho-, que a buena fe que si me doy a preguntar y a responder, que no acabe de aquí a mañana. Sí, que para preguntar necedades y responder disparates no he menester yo andar buscando ayuda de vecinos. »Seid nur still, Señor«, erwiderte Sancho; »denn wahrhaftig, wenn ich mich einmal aufs Fragen und Antworten verlege, so werde ich von jetzt bis morgen früh nicht fertig. Ja, so ist's, denn um Dummheiten zu fragen und Narreteien zu antworten, brauche ich keine Nachbarshilfe.«
-Más has dicho, Sancho, de lo que sabes -dijo don Quijote-; que hay algunos que se cansan en saber y averiguar cosas que, después de sabidas y averiguadas, no importan un ardite al entendimiento ni a la memoria. »Du hast vernünftiger gesprochen, Sancho, als du selber weißt«, versetzte Don Quijote. »Es gibt Leute, die sich abmühen, Dinge zu lernen und zu ergründen, die ihrem Verstand und Gedächtnis keinen Deut frommen.«
En estas y otras gustosas pláticas se les pasó aquel día, y a la noche se albergaron en una pequeña aldea, adonde el primo dijo a don Quijote que desde allí a la cueva de Montesinos no había más de dos leguas, y que si llevaba determinado de entrar en ella, era menester proverse de sogas, para atarse y descolgarse en su profundidad. Unter diesen und andern erheiternden Gesprächen verging ihnen dieser Tag, und zur Nacht nahmen sie in einem Dörfchen Herberge, wo der Vetter zu dem Ritter sagte, es sei von da bis zur Höhle des Montesinos nicht weiter als zwei Meilen, und wenn er entschlossen sei, sie zu besichtigen, müsse er sich mit Seilen versehen, um sich festzubinden und sich in ihre Tiefe hinabzulassen.
Don Quijote dijo que, aunque llegase al abismo, había de ver dónde paraba; y así, compraron casi cien brazas de soga, y otro día, a las dos de la tarde, llegaron a la cueva, cuya boca es espaciosa y ancha, pero llena de cambroneras y cabrahígos, de zarzas y malezas, tan espesas y intricadas, que de todo en todo la ciegan y encubren. En viéndola, se apearon el primo, Sancho y don Quijote, al cual los dos le ataron luego fortísimamente con las sogas; y, en tanto que le fajaban y ceñían, le dijo Sancho. Don Quijote erwiderte, wenn sie auch bis hinab zum Höllenschlund reiche, wolle er doch sehen, wohin sie führe. So kauften sie denn etwa hundert Klafter Seil, und am nächsten Tage gelangten sie um zwei Uhr nachmittags an die Höhle, deren Eingang geräumig und weit ist, aber umzogen von Dornbüschen und wilden Feigen, von Brombeersträuchern und mancherlei Gestrüpp, alles so dicht und ineinander verwachsen, daß es den Eingang gänzlich verdeckte und unsichtbar machte. Als man die Höhle erblickte, stiegen der Vetter, Sancho und Don Quijote ab, und man band alsbald den letzten so fest als möglich; und während man ihn umschnürte und umgürtete, sagte Sancho zu ihm:
-Mire vuestra merced, señor mío, lo que hace: no se quiera sepultar en vida, ni se ponga adonde parezca frasco que le ponen a enfriar en algún pozo. Sí, que a vuestra merced no le toca ni atañe ser el escudriñador desta que debe de ser peor que mazmorra. »Bedenket, Euer Gnaden, Herre mein, was Ihr tut; begehret doch nicht, Euch selber lebendig zu begraben, und steigt nicht da hinunter, wo Ihr ausseht wie eine Flasche, die man zum Kühlen in einen Brunnen hinabtut; ja, es geht Euch nichts an und ist Eure Sache nicht, den Forscher in dieser Höhle zu spielen, die da gewiß ärger ist als ein unterirdischer Sklavenkerker in Algier.«
-Ata y calla -respondió don Quijote-, que tal empresa como aquésta, Sancho amigo, para mí estaba guardada. »Binde fest und schweige still«, erwiderte Don Quijote; »ein Unternehmen wie dieses war mir vorbehalten.«
Y entonces dijo la guía. Jetzt sagte der Führer:
-Suplico a vuesa merced, señor don Quijote, que mire bien y especule con cien ojos lo que hay allá dentro: quizá habrá cosas que las ponga yo en el libro de mis Transformaciones. »Flehentlich bitte ich Euch, Señor Don Quijote, beobachtet und spähet mit hundert Augen, was dort im Innern verborgen ist; vielleicht findet sich da manches, was ich in meinem Buch von den Verwandlungen anbringen kann.«
-En manos está el pandero que le sabrá bien tañer -respondió Sancho Panza. »Die Trommel ist in Händen, die sie schon gut rühren werden«, sprach Sancho Pansa.
Dicho esto y acabada la ligadura de don Quijote -que no fue sobre el arnés, sino sobre el jubón de armar-, dijo don Quijote: Hierauf und nachdem Don Quijote ringsum gebunden war, nicht über dem Harnisch, sondern über dem Waffenrock, sprach der Ritter:
-Inadvertidos hemos andado en no habernos proveído de algún esquilón pequeño, que fuera atado junto a mí en esta mesma soga, con cuyo sonido se entendiera que todavía bajaba y estaba vivo; pero, pues ya no es posible, a la mano de Dios, que me guíe. »Wir haben unvorsichtig gehandelt, daß wir uns nicht mit einer kleinen Schelle versahen, die man dicht bei mir an demselben Seil angebunden und bei deren Ton man vernommen hätte, daß ich noch immer abwärts gleite und am Leben bin; jedoch, da es nicht mehr möglich ist, so befehle ich mich in Gottes Hände, sie mögen mich leiten.«
Y luego se hincó de rodillas y hizo una oración en voz baja al cielo, pidiendo a Dios le ayudase y le diese buen suceso en aquella, al parecer, peligrosa y nueva aventura, y en voz alta dijo luego. Und alsbald warf er sich auf die Knie, richtete mit leiser Stimme ein Gebet zum Himmel und flehte zu Gott, ihm beizustehen und ihm guten Erfolg in diesem offenbar gefahrvollen und noch nicht dagewesenen Abenteuer zu gewähren. Darauf sprach er mit lauter Stimme:
-¡Oh señora de mis acciones y movimientos, clarísima y sin par Dulcinea del Toboso! Si es posible que lleguen a tus oídos las plegarias y rogaciones deste tu venturoso amante, por tu inaudita belleza te ruego las escuches, que no son otras que rogarte no me niegues tu favor y amparo, ahora que tanto le he menester. Yo voy a despeñarme, a empozarme y a hundirme en el abismo que aquí se me representa, sólo porque conozca el mundo que si tú me favoreces, no habrá imposible a quien yo no acometa y acabe. »O Herrin meiner Handlungen und Empfindungen, strahlende, unvergleichliche Dulcinea von Toboso, so es möglich ist, daß die Gebete und flehentlichen Anrufungen dieses deines glückhaften Verehrers zu deinen Ohren gelangen, so flehe ich dich bei deiner unsagbaren Schönheit an, daß du ihnen lauschest, denn sie haben keinen andern Inhalt, als daß sie bitten, du wollest mir deinen Schutz und Beistand anjetzo nicht versagen, wo ich dessen so sehr benötigt bin. Ich bin eben im Begriff, mich in den Abgrund, der sich hier vor mir auftut, zu werfen, zu stürzen, zu versenken, lediglich damit die Welt erkenne, daß, wenn du mir beistehst, es keine Unmöglichkeit gibt, an die ich mich nicht wage und die ich nicht besiege.«
Y, en diciendo esto, se acercó a la sima; vio no ser posible descolgarse, ni hacer lugar a la entrada, si no era a fuerza de brazos, o a cuchilladas, y así, poniendo mano a la espada, comenzó a derribar y a cortar de aquellas malezas que a la boca de la cueva estaban, por cuyo ruido y estruendo salieron por ella una infinidad de grandísimos cuervos y grajos, tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quijote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y escusara de encerrarse en lugar semejante. Mit diesen Worten trat er an die Öffnung heran; allein er sah, daß es nicht möglich war, sich hinabzulassen oder sich Zugang zu verschaffen, wenn nicht mit voller Gewalt der Arme oder mit Schwerthieben. So nahm er denn sein Schwert zur Hand und begann das Gestrüpp, das den Eingang zur Höhle verdeckte, abzuschlagen und wegzuräumen, und bei dem Krachen und Brechen schwirrte eine unendliche Menge der größten Raben und Krähen in so dichter Schar und so pfeilschnell heraus, daß sie Don Quijote zu Boden warfen. Hätte er ebensoviel auf Vorbedeutungen gehalten wie auf seinen katholischen Glauben, so würde er das für ein böses Vorzeichen erachtet und es unterlassen haben, sich an einem solchen Ort einzukerkern.
Finalmente se levantó, y, viendo que no salían más cuervos ni otras aves noturnas, como fueron murciélagos, que asimismo entre los cuervos salieron, dándole soga el primo y Sancho, se dejó calar al fondo de la caverna espantosa; y, al entrar, echándole Sancho su bendición y haciendo sobre él mil cruces, dijo. Er indessen stand wieder auf, und als er sah, daß keine Raben mehr herausflogen noch andre Nachtvögel, wie Fledermäuse, die mit den Raben aufgeflogen waren, befahl er dem Vetter und Sancho, das Seil nachzulassen, und glitt allmählich zum Grund der schaurigen Höhle hinab. Im Augenblick, wo er in die Mündung einfuhr, gab ihm Sancho seinen Segen, schlug tausendmal das Kreuz über ihn und sagte:
-¡Dios te guíe y la Peña de Francia, junto con la Trinidad de Gaeta, flor, nata y espuma de los caballeros andantes! ¡Allá vas, valentón del mundo, corazón de acero, brazos de bronce! ¡Dios te guíe, otra vez, y te vuelva libre, sano y sin cautela a la luz desta vida, que dejas por enterrarte en esta escuridad que buscas. »Gott und die Heilige Jungfrau vom Frankenfels mögen dich geleiten, samt der Heiligen Dreifaltigkeit von Gaeta, du Blume und Glanzpunkt und Silberblick der fahrenden Ritter! Du gehst dahin, du gewaltigster Haudegen auf Erden, du Herz von Stahl und Arm von Erz; noch einmal fleh ich, Gott geleite dich und bringe dich frei, gesund und sonder Gefährde zurück an das Licht dieses Lebens, das du verlassest, um in dieser Finsternis, die du aufsuchst, dich zu vergraben.«
Casi las mismas plegarias y deprecaciones hizo el primo. Der Vetter erging sich in denselben Gebeten und Fürbitten.
Iba don Quijote dando voces que le diesen soga y más soga, y ellos se la daban poco a poco; y cuando las voces, que acanaladas por la cueva salían, dejaron de oírse, ya ellos tenían descolgadas las cien brazas de soga, y fueron de parecer de volver a subir a don Quijote, pues no le podían dar más cuerda. Con todo eso, se detuvieron como media hora, al cabo del cual espacio volvieron a recoger la soga con mucha facilidad y sin peso alguno, señal que les hizo imaginar que don Quijote se quedaba dentro; y, creyéndolo así, Sancho lloraba amargamente y tiraba con mucha priesa por desengañarse, pero, llegando, a su parecer, a poco más de las ochenta brazas, sintieron peso, de que en estremo se alegraron. Finalmente, a las diez vieron distintamente a don Quijote, a quien dio voces Sancho, diciéndole. Inzwischen rief Don Quijote öfters, sie möchten mehr Seil und immer mehr Seil nachlassen, und sie taten es sacht und allmählich; als sein Rufen, das aus der Höhle wie aus einer Röhre heraufscholl, nicht mehr zu hören war, hatten sie bereits die hundert Klafter Seil hinabgelassen, und sie dachten, man müsse Don Quijote wieder heraufziehen, da sie kein Seil mehr nachzugeben hatten. Dessenungeachtet warteten sie etwa eine halbe Stunde lang, und erst nach Verfluß dieser Zeit begannen sie das Seil wieder aufzuwinden; allein dies geschah sehr leicht, und ohne daß sie das geringste Gewicht verspürten, so daß sie daraus schlössen, Don Quijote sei unten geblieben, und Sancho, der dies wirklich glaubte, weinte bitterlich und zog so rasch wie möglich, um sich der Wahrheit zu vergewissern. Als sie aber beim Aufwinden, ihrer Berechnung nach, bis zu etwas mehr als achtzig Klafter gekommen waren, spürten sie ein Gewicht und freuten sich darob über die Maßen. Endlich, bei zehn Klaftern, erblickten sie Don Quijote und konnten ihn deutlich erkennen. Sancho schrie ihm entgegen:
-Sea vuestra merced muy bien vuelto, señor mío, que ya pensábamos que se quedaba allá para casta. »Glückselige Rückkehr, gnädiger Herr! Wir dachten schon, Ihr wäret da unten geblieben auf Nimmerwieder-sehn!«
Pero no respondía palabra don Quijote; y, sacándole del todo, vieron que traía cerrados los ojos, con muestras de estar dormido. Tendiéronle en el suelo y desliáronle, y con todo esto no despertaba; pero tanto le volvieron y revolvieron, sacudieron y menearon, que al cabo de un buen espacio volvió en sí, desperezándose, bien como si de algún grave y profundo sueño despertara; y, mirando a una y otra parte, como espantado, dijo. Allein Don Quijote antwortete keine Silbe, und als sie ihn vollends heraufgezogen, sahen sie, daß er die Augen geschlossen hatte und allen Anzeichen nach von tiefem Schlafe befangen war. Sie legten ihn auf den Boden nieder und banden ihn los, aber trotz alledem wachte er nicht auf. Indessen wendeten sie ihn hin und wendeten ihn her, schüttelten und rüttelten so lange, bis er endlich nach geraumer Weile wieder zu sich kam und sich reckte und streckte, als erwache er eben aus einem schweren tiefen Traume; er sah sich wie in jähem Schreck nach allen Seiten um und sprach:
-Dios os lo perdone, amigos; que me habéis quitado de la más sabrosa y agradable vida y vista que ningún humano ha visto ni pasado. En efecto, ahora acabo de conocer que todos los contentos desta vida pasan como sombra y sueño, o se marchitan como la flor del campo. ¡Oh desdichado Montesinos! ¡Oh mal ferido Durandarte! ¡Oh sin ventura Belerma! ¡Oh lloroso Guadiana, y vosotras sin dicha ijas de Ruidera, que mostráis en vuestras aguas las que lloraron vuestros hermosos ojos. »Verzeih es euch Gott, meine Freunde! Ihr habt mich aus dem köstlichsten Leben, aus dem lieblichsten Schauspiel hinweggerissen, so je ein menschlich Wesen erlebt und erschaut hat. In der Tat, jetzt erst erkenne ich es völlig, daß alle Freuden dieses Lebens wie Schatten und Traum vergehen oder wie die Blume des Feldes verwelken. O unseliger Montesinos! O du wundgeschlagener Durandarte! O du glückverlassene Belerma! O tränenfeuchter Guadiana, und ihr auch, ihr von Unheil Getroffenen, ihr Töchter der Ruidera, ihr, deren Wasserströme zeigen, wieviel Tränenströme Eure schönen Augen geweint!«
Escuchaban el primo y Sancho las palabras de don Quijote, que las decía como si con dolor inmenso las sacara de las entrañas. Suplicáronle les diese a entender lo que decía, y les dijese lo que en aquel infierno había visto. In äußerster Spannung horchten der Vetter und Sancho auf Don Quijotes Worte, die er mit unsäglichem Schmerz sich aus dem tiefsten Herzen zu reißen schien. Sie baten ihn flehentlich, ihnen den Sinn seiner Äußerungen zu erklären und ihnen zu sagen, was er in jener Hölle gesehen habe.
-¿Infierno le llamáis? -dijo don Quijote-; pues no le llaméis ansí, porque no lo merece, como luego veréis. »Hölle nennt ihr's?« entgegnete Don Quijote. »Nein doch, nennt es nicht so, denn den Namen verdient die Höhle nicht, wie ihr gleich sehen werdet.«
Pidió que le diesen algo de comer, que traía grandísima hambre. Tendieron la arpillera del primo sobre la verde yerba, acudieron a la despensa de sus alforjas, y, sentados todos tres en buen amor y compaña, merendaron y cenaron, todo junto. Levantada la arpillera, dijo don Quijote de la Mancha. Er bat, ihm etwas zu essen zu geben, denn er habe großen Hunger. Sie legten die Decke des Vetters auf das grüne Gras, machten sich an den Proviant in ihren Zwerchsäcken, setzten sich alle drei in treuer Liebe und Kameradschaft zusammen und nahmen ihr Vesperbrot und ihr Abendessen in einer Mahlzeit ein. Sobald alsdann die Decke wieder weggenommen war, sprach Don Quijote von der Mancha:
-No se levante nadie, y estadme, hijos, todos atentos. »Es stehe mir keiner vom Platze auf, Kinder; hört mir aufmerksam





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXIII. De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa.

23. Kapitel Von den wundersamen Dingen, die der allerfürtrefflichste Don Quijote nach seinem Bericht in der tiefen Höhle des Montesinos gesehen hat, die jedoch so unmöglich und ungeheuerlich sind, daß dies für untergeschoben gehalten wird

Las cuatro de la tarde serían cuando el sol, entre nubes cubierto, con luz escasa y templados rayos, dio lugar a don Quijote para que, sin calor y pesadumbre, contase a sus dos clarísimos oyentes lo que en la cueva de Montesinos había visto. Y comenzó en el modo siguiente. Es mochte die vierte Stunde des Nachmittags sein, als die Sonne, hinter Wolken versteckt, mit spärlichem Licht und gemäßigtem Strahl dem Ritter es endlich ermöglichte, ohne Beschwerlichkeit und sicher vor der Tageshitze seinen beiden ausgezeichneten Zuhörern zu erzählen, was er in der Höhle des Montesinos erschaut hatte; und er begann folgendermaßen:
-A obra de doce o catorce estados de la profundidad desta mazmorra, a la derecha mano, se hace una concavidad y espacio capaz de poder caber en ella un gran carro con sus mulas. Éntrale una pequeña luz por unos resquicios o agujeros, que lejos le responden, abiertos en la superficie de la tierra. Esta concavidad y espacio vi yo a tiempo cuando ya iba cansado y mohíno de verme, pendiente y colgado de la soga, caminar por aquella escura región abajo, sin llevar cierto ni determinado camino; y así, determiné entrarme en ella y descansar un poco. Di voces, pidiéndoos que no descolgásedes más soga hasta que yo os lo dijese, pero no debistes de oírme. Fui recogiendo la soga que enviábades, y, haciendo della una rosca o rimero, me senté sobre él, pensativo además, considerando lo que hacer debía para calar al fondo, no teniendo quién me sustentase; y, estando en este pensamiento y confusión, de repente y sin procurarlo, me salteó un sueño profundísimo; y, cuando menos lo pensaba, sin saber cómo ni cómo no, desperté dél y me hallé en la mitad del más bello, ameno y deleitoso prado que puede criar la naturaleza ni imaginar la más discreta imaginación humana. Despabilé los ojos, limpiémelos, y vi que no dormía, sino que realmente estaba despierto; con todo esto, me tenté la cabeza y los pechos, por certificarme si era yo mismo el que allí estaba, o alguna fantasma vana y contrahecha; pero el tacto, el sentimiento, los discursos concertados que entre mí hacía, me certificaron que yo era allí entonces el que soy aquí ahora. Ofrecióseme luego a la vista un real y suntuoso palacio o alcázar, cuyos muros y paredes parecían de transparente y claro cristal fabricados; del cual abriéndose dos grandes puertas, vi que por ellas salía y hacía mí se venía un venerable anciano, vestido con un capuz de bayeta morada, que por el suelo le arrastraba: ceñíale los hombros y los pechos una beca de colegial, de raso verde; cubríale la cabeza una gorra milanesa negra, y la barba, canísima, le pasaba de la cintura; no traía arma ninguna, sino un rosario de cuentas en la mano, mayores que medianas nueces, y los dieces asimismo como huevos medianos de avestruz; el continente, el paso, la gravedad y la anchísima presencia, cada cosa de por sí y todas juntas, me suspendieron y admiraron. Llegóse a mí, y lo primero que hizo fue abrazarme estrechamente, y luego decirme: ''Luengos tiempos ha, valeroso caballero don Quijote de la Mancha, que los que estamos en estas soledades encantados esperamos verte, para que des noticia al mundo de lo que encierra y cubre la profunda cueva por donde has entrado, llamada la cueva de Montesinos: hazaña sólo guardada para ser acometida de tu invencible corazón y de tu ánimo stupendo. Ven conmigo, señor clarísimo, que te quiero mostrar las maravillas que este transparente alcázar solapa, de quien yo soy alcaide y guarda mayor perpetua, porque soy el mismo Montesinos, de quien la cueva toma nombre''. Apenas me dijo que era Montesinos, cuando le pregunté si fue verdad lo que en el mundo de acá arriba se contaba: que él había sacado de la mitad del pecho, con una pequeña daga, el corazón de su grande amigo Durandarte y llevádole a la Señora Belerma, como él se lo mandó al punto de su muerte. Respondióme que en todo decían verdad, sino en la daga, porque no fue daga, ni pequeña, sino un puñal buido, más agudo que una lezna. »Ungefähr zwölf oder vierzehn Klafter in der Tiefe dieses unterirdischen Kerkerlochs befindet sich rechter Hand eine Höhlung, ein Raum von der Ausdehnung, daß ein großer Wagen mit seinen Maultieren darin Platz haben kann. Es dringt in ihn ein schwaches Licht durch Spalten oder Löcher, die bis zur Oberfläche der Erde gehn. Als ich diesen Raum, diese Höhlung erblickte, war ich es schon müde und überdrüssig, an dem Seil hangend und schwebend in diesem düstern Raum ohne eine sichere und bestimmte Richtung hinunterzugleiten, und so entschloß ich mich, in die besagte Höhlung hineinzugehen und ein wenig auszuruhen. Ich rief euch zu und bat euch, nicht mehr Seil nachzulassen, bis ich es verlangen würde, aber ihr habt mich wohl nicht gehört. Da nahm ich das Seil auf, das ihr herabließt, legte es in einen Kringel oder Kreis zusammen und setzte mich darauf, tief nachdenkend, was ich tun sollte, um auf den Grund hinunterzugelangen, da ich niemanden hatte, mich festzuhalten. Während ich in dieser Erwägung und Verlegenheit dasaß, überfiel mich plötzlich, und ohne daß ich es wollte, ein tiefer, schwerer Schlaf; und als ich mich dessen am wenigsten versah, ohne daß ich wußte, wann und wie, erwachte ich wieder und fand mich mitten auf der schönsten, lieblichsten, wonniglichsten Flur, die die Natur zu erschaffen oder die sinnreichste Einbildungskraft des Menschen sich zu erdenken vermag. Ich tat die Augen weit auf, rieb sie mir und überzeugte mich, daß ich nicht schlief, sondern wirklich wach war. Dessenungeachtet fühlte ich mir an Kopf und Brust, um mich zu vergewissern, ob ich selber es sei, der an diesem Orte weile, oder ein eitles Traumgebild. Aber das Gefühl, das Bewußtsein, der verständige Zusammenhang der Überlegungen, die ich bei mir anstellte, gaben mir die Gewißheit, daß ich dort unten derselbe war, der ich jetzt an dieser Stelle bin. Alsbald bot sich meinen Blicken ein prächtig reicher Palast, eine gewaltige Königsburg, deren Mauern und Wände aus durchsichtig glänzendem Kristall gefügt schienen. Zwei große Torflügel taten sich auf, aus ihnen sah ich einen ehrwürdigen Greis hervortreten und auf mich zuschreiten, er trug einen langen Mantel von dunkelviolettem Flanell, der ihm auf dem Boden nachschleppte; um die Schultern und die Brust zog sich eine Stola von grünem Atlas, wie Stiftspriester sie tragen; sein Haupt bedeckte ein schwarzes Mailänder Barett, und sein schneeweißer Bart reichte ihm bis über den Gürtel hinab. Er trug keine Waffe, hingegen einen Rosenkranz mit Kügelchen, größer als eine gewöhnliche Walnuß, und jede zehnte Kugel war wie ein mittelgroßes StraußeneII. Die Haltung, der Gang, die Würde und die mächtig große Gestalt, jedes für sich allein und alles zusammen, setzten mich in Staunen und Verwunderung. Er trat an mich heran, und das erste, was er tat, war, daß er mich zärtlich in die Arme schloß und sofort mich so ansprach: ,Lange Zeit ist es her, o mannhafter Ritter Don Quijote von der Mancha, seit wir, die wir in dieser Abgeschiedenheit verzaubert weilen, darauf hofften, dich zu erblicken, auf daß du der Welt Kunde brächtest von dem, was die tiefe Höhle, die du betreten hast, die Höhle des Montesinos geheißen, in sich enthält und verbirgt; ein Heldenwerk, das allein deinem unbesieglichen Herzen und allein deinem staunenswerten Mute vorbehalten war. Komm mit mir, erlauchter Mann; ich will dir die Wunder zeigen, die dieser durchsichtige Palast umschließt, dessen Vogt und Oberaufseher ich auf alle Zeiten bin; denn ich bin eben der Montesinos, von dem die Höhle ihren Namen hat.« Kaum sagte er mir, er sei der Montesinos, als ich ihn fragte, ob es auf Wahrheit beruhe, was man sich in der Welt dort oben erzähle, daß er nämlich seinem besten Freunde Durandarte mit einem kleinen Jagdmesser das Herz mitten aus der Brust geschnitten und es zu Fräulein Belerma gebracht habe, wie der Freund es im Augenblick seines Sterbens ihm aufgetragen. Er antwortete mir, die Leute sagten hierüber die volle Wahrheit, nur nicht in betreff des Messers, denn es sei weder ein Messer noch gar ein kleines gewesen, sondern ein scharfer Dolch, spitziger als ein Schusterpfriem.«
-Debía de ser -dijo a este punto Sancho- el tal puñal de Ramón de Hoces, el sevillano. »Der besagte Dolch«, fiel Sancho hier ein, »muß von Ramón de Hoces, dem Sevillaner, gewesen sein.«
-No sé -prosiguió don Quijote-, pero no sería dese puñalero, porque Ramón de Hoces fue ayer, y lo de Roncesvalles, donde aconteció esta desgracia, ha muchos años; y esta averiguación no es de importancia, ni turba ni altera la verdad y contesto de la historia. »Ich weiß nicht«, meinte Don Quijote. »Aber nein, er wird nicht von diesem Waffenschmied gewesen sein; Ramón de Hoces war ja noch gestern am Leben, und das Begebnis zu Roncesvalles, wo diese Unglücksgeschichte vorfiel, hat sich vor vielen Jahren zugetragen. Aber dieser Punkt ist von keinem Belang und stört und ändert in keiner Weise den Inhalt und Zusammenhang der Geschichte.«
-Así es -respondió el primo-; prosiga vuestra merced, señor don Quijote, que le escucho con el mayor gusto del mundo. »Ja, so ist's«, versetzte der Vetter; »fahret nur fort, Señor Don Quijote, ich höre Euch mit dem allergrößten Vergnügen zu.«
-No con menor lo cuento yo -respondió don Quijote-; y así, digo que el venerable Montesinos me metió en el cristalino palacio, donde en una sala baja, fresquísima sobremodo y toda de alabastro, estaba un sepulcro de mármol, con gran maestría fabricado, sobre el cual vi a un caballero tendido de largo a largo, no de bronce, ni de mármol, ni de jaspe hecho, como los suele haber en otros sepulcros, sino de pura carne y de puros huesos. Tenía la mano derecha (que, a mi parecer, es algo peluda y nervosa, señal de tener muchas fuerzas su dueño) puesta sobre el lado del corazón, y, antes que preguntase nada a Montesinos, viéndome suspenso mirando al del sepulcro, me dijo: ''Éste es mi amigo Durandarte, flor y espejo de los caballeros enamorados y valientes de su tiempo; tiénele aquí encantado, como me tiene a mí y a otros muchos y muchas, Merlín, aquel francés encantador que dicen que fue hijo del diablo; y lo que yo creo es que no fue hijo del diablo, sino que supo, como dicen, un punto más que el diablo. El cómo o para qué nos encantó nadie lo sabe, y ello dirá andando los tiempos, que no están muy lejos, según imagino. Lo que a mí me admira es que sé, tan cierto como ahora es de día, que Durandarte acabó los de su vida en mis brazos, y que después de muerto le saqué el corazón con mis propias manos; y en verdad que debía de pesar dos libras, porque, según los naturales, el que tiene mayor corazón es dotado de mayor valentía del que le tiene pequeño. Pues siendo esto así, y que realmente murió este caballero, ¿cómo ahora se queja y sospira de cuando en cuando, como si estuviese vivo? '' Esto dicho, el mísero Durandarte, dando una gran voz, dijo: »Mit nicht geringerem erzähle ich«, erwiderte Don Quijote. »Und so sag ich denn, daß der ehrwürdige Montesinos mich in den kristallenen Palast führte, wo sich zu ebener Erde in einem Saal, der überaus kühl und ganz von Alabaster war, ein marmornes Grabmal befand, mit höchster Meisterschaft gearbeitet, auf welchem ich einen Ritter der ganzen Länge nach ausgestreckt erblickte, nicht aus Erz noch aus Marmor noch aus Jaspis geformt, wie sie sich sonst gewöhnlich auf Grabmälern finden, sondern von purem Fleisch und Bein. Die rechte Hand - die meines Bedünkens ziemlich behaart und nervig war, ein Zeichen der großen Körperkraft ihres Besitzers - hatte er auf die Seite des Herzens gelegt; und ehe ich nur eine Frage an Montesinos richtete, der bemerkte, wie ich voll Staunens die Gestalt auf dem Grabmal anstarrte, sprach er: ,Dies ist mein Freund Durandarte, zu seiner Zeit aller liebenden und heldenhaften Ritter Blume und Spiegel; ihn hat hier verzaubert, wie er mich und viele andre Männer und Frauen verzaubert hat, Merlin, jener französische Zauberer, der, wie man sagt, des Teufels Sohn war; ich aber glaube, daß er keineswegs der Sohn des Teufels war, jedoch so viel Wissen und Schlauheit besaß, daß er, wie man sagt, dem Teufel etwas vormachen konnte. Wie oder warum er uns verzaubert hat, keiner weiß es, aber es wird sich schon erweisen, wann die Zeit kommt, und die ist wohl nicht sehr weit. Was mich wundert, ist, daß ich so gewiß, wie es jetzo Tag ist, weiß, daß Durandarte seine Tage in meinen Armen endete und daß ich nach seinem Tode ihm sein Herz mit meinen eignen Händen ausschnitt; und wahrlich, es muß wohl zwei Pfund gewogen haben, denn nach Angabe der Naturkundigen ist, wer ein größeres Herz hat, mit größerer Tapferkeit begabt, als wer ein kleines hat. Da nun dem so ist und dieser Ritter wirklich gestorben ist, warum jammert und seufzt er jetzt dann und wann, als ob er am Leben wäre?' Kaum hatte er diese Worte gesprochen, so schrie der unglückselige Durandarte laut auf und sprach:
Lo postrero que os rogaba.
que cuando yo fuere muerto.
y mi ánima arrancada.
que llevéis mi corazón
adonde Belerma estaba.
sacándomele del pecho.
ya con puñal, ya con daga.'
Letzte Bitte darf ich wagen:
Wenn ich nun im Tod erblichen
Und mein Herz hat ausgeschlagen,
Dann sollst du mit Messer oder
Dolch, und darfst mir's nicht versagen,
Aus der Brust das Herz mir schneiden
Und es zu Belerma tragen.'
Oyendo lo cual el venerable Montesinos, se puso de rodillas ante el lastimado caballero, y, con lágrimas en los ojos, le dijo: ''Ya, señor Durandarte, carísimo primo mío, ya hice lo que me mandastes en el aciago día de nuestra pérdida: yo os saqué el corazón lo mejor que pude, sin que os dejase una mínima parte en el pecho; yo le limpié con un pañizuelo de puntas; yo partí con él de carrera para Francia, habiéndoos primero puesto en el seno de la tierra, con tantas lágrimas, que fueron bastantes a lavarme las manos y limpiarme con ellas la sangre que tenían, de haberos andado en las entrañas; y, por más señas, primo de mi alma, en el primero lugar que topé, saliendo de Roncesvalles, eché un poco de sal en vuestro corazón, porque no oliese mal, y fuese, si no fresco, a lo menos amojamado, a la presencia de la señora Belerma; la cual, con vos, y conmigo, y con Guadiana, vuestro escudero, y con la dueña Ruidera y sus siete hijas y dos sobrinas, y con otros muchos de vuestros conocidos y amigos, nos tiene aquí encantados el sabio Merlín ha muchos años; y, aunque pasan de quinientos, no se ha muerto ninguno de nosotros: solamente faltan Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales llorando, por compasión que debió de tener Merlín dellas, las convirtió en otras tantas lagunas, que ahora, en el mundo de los vivos y en la provincia de la Mancha, las llaman las lagunas de Ruidera; las siete son de los reyes de España, y las dos sobrinas, de los caballeros de una orden santísima, que llaman de San Juan. Guadiana, vuestro escudero, plañendo asimesmo vuestra desgracia, fue convertido en un río llamado de su mesmo nombre; el cual, cuando llegó a la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os dejaba, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero, como no es posible dejar de acudir a su natural corriente, de cuando en cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean. Vanle administrando de sus aguas las referidas lagunas, con las cuales y con otras muchas que se llegan, entra pomposo y grande en Portugal. Pero, con todo esto, por dondequiera que va muestra su tristeza y melancolía, y no se precia de criar en sus aguas peces regalados y de estima, sino burdos y desabridos, bien diferentes de los del Tajo dorado; y esto que agora os digo, ¡oh primo mío!, os lo he dicho muchas veces; y, como no me respondéis, imagino que no me dais crédito, o no me oís, de lo que yo recibo tanta pena cual Dios lo sabe. Unas nuevas os quiero dar ahora, las cuales, ya que no sirvan de alivio a vuestro dolor, no os le aumentarán en ninguna manera. Sabed que tenéis aquí en vuestra presencia, y abrid los ojos y veréislo, aquel gran caballero de quien tantas cosas tiene profetizadas el sabio Merlín, aquel don Quijote de la Mancha, digo, que de nuevo y con mayores ventajas que en los pasados siglos ha resucitado en los presentes la ya olvidada andante caballería, por cuyo medio y favor podría ser que nosotros fuésemos desencantados; que las grandes hazañas para los grandes hombres están guardadas''. ''Y cuando así no sea -respondió el lastimado Durandarte con voz desmayada y baja-, cuando así no sea, ¡oh primo!, digo, paciencia y barajar''. Y, volviéndose de lado, tornó a su acostumbrado silencio, sin hablar más palabra. Oyéronse en esto grandes alaridos y llantos, acompañados de profundos gemidos y angustiados sollozos; volví la cabeza, y vi por las paredes de cristal que por otra sala pasaba una procesión de dos hileras de hermosísimas doncellas, todas vestidas de luto, con turbantes blancos sobre las cabezas, al modo turquesco. Al cabo y fin de las hileras venía una señora, que en la gravedad lo parecía, asimismo vestida de negro, con tocas blancas tan tendidas y largas, que besaban la tierra. Su turbante era mayor dos veces que el mayor de alguna de las otras; era cejijunta y la nariz algo chata; la boca grande, pero colorados los labios; los dientes, que tal vez los descubría, mostraban ser ralos y no bien puestos, aunque eran blancos como unas peladas almendras; traía en las manos un lienzo delgado, y entre él, a lo que pude divisar, un corazón de carne momia, según venía seco y amojamado. Díjome Montesinos como toda aquella gente de la procesión eran sirvientes de Durandarte y de Belerma, que allí con sus dos señores estaban encantados, y que la última, que traía el corazón entre el lienzo y en las manos, era la señora Belerma, la cual con sus doncellas cuatro días en la semana hacían aquella procesión y cantaban, o, por mejor decir, lloraban endechas sobre el cuerpo y sobre el lastimado corazón de su primo; y que si me había parecido algo fea, o no tan hermosa como tenía la fama, era la causa las malas noches y peores días que en aquel encantamento pasaba, como lo podía ver en sus grandes ojeras y en su color quebradiza. ''Y no toma ocasión su amarillez y sus ojeras de estar con el mal mensil, ordinario en las mujeres, porque ha muchos meses, y aun años, que no le tiene ni asoma por sus puertas, sino del dolor que siente su corazón por el que de contino tiene en las manos, que le renueva y trae a la memoria la desgracia de su mal logrado amante; que si esto no fuera, apenas la igualara en hermosura, donaire y brío la gran Dulcinea del Toboso, tan celebrada en todos estos contornos, y aun en todo el mundo''. ''¡Cepos quedos! -dije yo entonces-, señor don Montesinos: cuente vuesa merced su historia como debe, que ya sabe que toda comparación es odiosa, y así, no hay para qué comparar a nadie con nadie. La sin par Dulcinea del Toboso es quien es, y la señora doña Belerma es quien es, y quien ha sido, y quédese aquí''. A lo que él me respondió: ''Señor don Quijote, perdóneme vuesa merced, que yo confieso que anduve mal, y no dije bien en decir que apenas igualara la señora Dulcinea a la señora Belerma, pues me bastaba a mí haber entendido, por no sé qué barruntos, que vuesa merced es su caballero, para que me mordiera la lengua antes de compararla sino con el mismo cielo''. Con esta satisfación que me dio el gran Montesinos se quietó mi corazón del sobresalto que recebí en oír que a mi señora la comparaban con Belerma. Als der ehrwürdige Montesinos dies hörte, warf er sich auf die Knie vor dem schmerzenreichen Durandarte und sprach mit Tränen in den Augen: ,Allbereits, Señor Durandarte, habe ich getan, was Ihr mir an dem bittern Tag unsres Verderbens aufgetragen; so gut ich es vermochte, schnitt ich Euch das Herz aus, ohne das allergeringste Stücklein davon in der Brust zu lassen; ich säuberte es mit einem Spitzentüchlein; ich ritt damit im gestreckten Galopp nach Frankreich, nachdem ich Euch zuvor in den Schoß der Erde bestattet mit so viel Tränen, daß sie hingereicht hätten, mir damit die Hände zu reinigen und das Blut abzuwaschen, das an ihnen haftete, weil ich Euch in den Eingeweiden wühlte; und zum weiteren Wahrzeichen sag ich Euch, bester Herzensvetter, am ersten besten Ort, wo ich hinkam, streute ich etwas Salz auf Euer Herz, damit es nicht übel röche und wenn nicht frisch, so doch wenigstens eingesalzen der Jungfrau Belerma vorgelegt werde, welche jetzt mit Euch und mir und mit Guadiana, Eurem Schildknappen, und mit der Kammerdame Ruidera und ihren sieben Töchtern und zwei Nichten und viel andern aus Euern Bekannten und Freunden von dem Zauberer Merlin sämtlich allhier verzaubert worden sind. Das ist nun schon viele Jahre, und wiewohl ihrer bereits über fünfhundert sind, ist noch keiner von uns allen gestorben. Nur fehlen uns Ruidera und ihre Töchter und Nichten, denn da sie immerzu weinten, hat Merlin aus Mitleid, das er mit ihnen fühlen mochte, sie in ebenso viele Seen verwandelt, und jetzt werden sie in der Welt der Lebendigen und insbesondere in der Provinz La Mancha die Seen der Ruidera genannt. Die sieben Töchter gehören den Königen von Spanien und die zwei Nichten den Rittern eines hochheiligen Ordens, der den Namen des heiligen Johannes trägt. Da Guadiana, Euer Schildknappe, gleichfalls Euer Unglück beweinte, so ward er in einen Fluß des Namens Guadiana verwandelt. Als er aber an die Oberfläche der Erde gelangte und die Sonne an dem weiten Himmel droben erblickte, empfand er so großen Schmerz darob, Euch verlassen zu haben, daß er sich in den Busen der Erde hinabstürzte; da es indessen unmöglich ist, dem natürlichen Drang und Laufe für immer zu widerstehn, bricht er dann und wann aus den Tiefen hervor und zeigt sich der Sonne und den Menschen. Auf seinen Wegen spenden ihm die besagten Seen reichlich von ihren Gewässern, mit denen er sodann sowie mit viel andern, die sich ihm vereinen, prachtvoll und mächtig in Portugal einzieht. Aber dessenungeachtet, und wo immer er strömt, zeigt er sich traurig und düster und rühmt sich nicht, in seinen Wassern leckere und gesuchte Fische zu nähren, sondern nur gemeine und unschmackhafte, sehr verschieden von denen des goldenen Tajo. Was ich Euch jetzt sage, o mein Vetter, habe ich Euch schon oftmalen gesaget, und da Ihr mir nicht antwortet, so vermeine ich, Ihr schenkt mir keinen Glauben oder hört mich nicht, und Gott weiß, welche Pein mir das bereitet. Eine Nachricht aber will ich Euch jetzo mitteilen, welche, so sie Eurem Schmerz auch keine Erleichterung gewähren sollte, ihn wenigstens in keinerlei Weise mehren wird. Wisset, hier habet Ihr ihn vor Euch stehn - öffnet die Augen, und Ihr werdet es erschauen! -, ihn, jenen großen Ritter, von dem der zauberkundige Merlin so vieles geweissagt hat, jenen Don Quijote meine ich, der aufs neue, und mit größerem Erfolg als in den vergangenen Zeitaltern, in dem jetzigen die vergessene fahrende Ritterschaft wiedererweckt hat und durch dessen Hilfe und Beistand es geschehen könnte, daß wir sämtlich entzaubert würden, denn große Taten sind großen Männern vorbehalten.' ,Und wenn es nicht geschähe', antwortete der schmerzenreiche Durandarte mit schwacher tonloser Stimme, ,wenn es nicht geschähe, o mein Vetter, so sag ich: Geduld, und neue Karten geben.' Und indem er sich wieder auf die Seite legte, versank er aufs neue in sein gewohntes Schweigen und sprach kein Wort weiter. In diesem Augenblick erscholl ein großes Heulen und Wehklagen, begleitet von markerschütterndem Ächzen und angstvollem Schluchzen. Ich wendete den Kopf und sah durch die kristallenen Wände hindurch in feierlichem Zuge zwei Reihen allerschönster Jungfrauen einen andern Saal entlang hinschreiten, alle in Trauer gekleidet, mit weißen Turbanen auf den Häuptern nach türkischer Art. Zuletzt kam hinter den Jungfrauen eine vornehme Dame daher - als eine solche erkannte man sie an ihrer ernsten Würde -, ebenfalls schwarz gekleidet, mit weißen Kopf binden, so lang und tief herabhangend, daß sie den Boden küßten. Ihr Turban war zweimal so groß als der größte auf dem Haupte jedes andern Fräuleins; sie hatte zusammengewachsene Augenbrauen, die Nase war etwas stumpf, der Mund groß, aber die Lippen rot; wenn sie zuweilen ihre Zähne sehen ließ, bemerkte man, daß sie auseinanderstanden und nicht schön angewachsen waren, hingegen weiß glänzten wie geschälte Mandeln. In den Händen trug sie ein feines Linnentuch und darin, soviel man erspähen konnte, ein Herz, das aus einer Mumie genommen schien, so dürr und ausgetrocknet war es. Montesinos sagte mir, all die Leute in dem Zuge seien Durandartes und Belermas Dienerschaft, die dort mitsamt ihrer Herrschaft verzaubert sei, und die letzte, die das Tuch mit dem Herzen in ihren Händen trage, sei Fräulein Belerma, die mit ihren Zofen viermal in der Woche diesen feierlichen Umzug abhalte, wobei sie über Durandartes Leiche und schmerzenreiches Herz Klagelieder sängen oder vielmehr weinten. Wenn sie mir aber einigermaßen häßlich vorgekommen sei oder doch nicht so schön, wie ihr Ruf sie schildere, so liege die Schuld an den traurigen Nächten und noch traurigeren Tagen, die sie in dieser Verzauberung verbringe, wie er dies an den breiten Ringen unter ihren Augen und an ihrer kränklichen Gesichtsfarbe sehen könne; denn ihre Blässe und ihre Augenringe hätten ihre Ursache nicht etwa in dem monatlichen Unwohlsein, das bei Frauen regelmäßig vorkomme - sintemal es schon viele Monde, ja selbst Jahre her sei, daß sie darunter nicht mehr zu leiden habe -, sondern in der Qual, die ihr Herz empfinde ob des Herzens, das sie unausgesetzt in ihren Händen halte und das ihr die traurigen Schicksale ihres vom Glück arg mißhandelten Anbeters stets erneue und ins Gedächtnis zurückrufe. Wenn das nicht wäre, so würde ihr an Schönheit, Lieblichkeit und Anmut kaum die hohe Dulcinea von Toboso gleichkommen, die in dieser ganzen Umgegend, ja in der ganzen Welt so gefeiert seII. ,Haltet ein! Señor Don Montesinos!' fiel ich ihm hier ins Wort; ,erzählt Eure Geschichte, wie sich's gebührt; denn Euer Gnaden weiß wohl, jeder Vergleich hinkt und ist widerwärtig, und daher soll man niemanden mit einem andern vergleichen. Die unvergleichliche Dulcinea ist, was sie ist, und das Fräulein Doña Belerma ist, was sie ist und gewesen ist, und dabei wollen wir es bewenden lassen.' Darauf antwortete er mir: ,Vergebt mir, Señor Don Quijote; ich gestehe, ich habe mich verfehlt und mich unschicklich ausgedrückt, als ich sagte, das Fräulein Dulcinea würde kaum dem Fräulein Belerma gleichkommen, sintemalen schon der Umstand, daß ich, ich weiß nicht durch welche Ahnungen, innegeworden, daß Euer Gnaden ihr Ritter ist, mir genügen sollte, um mir lieber die Zunge abzubeißen, als sie mit irgendwem, außer mit dem Himmel selbst, zu vergleichen.' Bei dieser Ehrenerklärung, die mir der erhabene Montesinos gab, erholte sich mein Gemüt von dem jähen Aufruhr, in den es geraten, als ich hörte, daß man meine Gebieterin mit Belerma verglich.«
-Y aun me maravillo yo -dijo Sancho- de cómo vuestra merced no se subió sobre el vejote, y le molió a coces todos los huesos, y le peló las barbas, sin dejarle pelo en ellas. »Und doch wundre ich mich«, sprach Sancho, »daß Euer Gnaden nicht über den alten Lümmel herfiel und ihm mit Fußtritten alle Knochen im Leibe zusammentrat und ihm den Bart bis aufs letzte Haar ausraufte.«
-No, Sancho amigo -respondió don Quijote-, no me estaba a mí bien hacer eso, porque estamos todos obligados a tener respeto a los ancianos, aunque no sean caballeros, y principalmente a los que lo son y están encantados; yo sé bien que no nos quedamos a deber nada en otras muchas demandas y respuestas que entre los dos pasamos. »Nein, Freund Sancho«, erwiderte Don Quijote, »es stand mir nicht wohl an, solches zu tun, denn wir sind alle verpflichtet, Greise zu ehren, auch wenn sie keine Ritter sind, insbesondere aber diejenigen, die es sind und sich im Zustande der Verzauberung befinden. Auch ist mir bewußt, daß wir bei gar viel andern Fragen und Antworten, deren wir unter uns beiden pflogen, einander nichts schuldig geblieben sind.«
A esta sazón dijo el primo. Hier fiel der Vetter ein: »Ich weiß nicht, Señor Don Quijote,
-Yo no sé, señor don Quijote, cómo vuestra merced en tan poco espacio de tiempo como ha que está allá bajo, haya visto tantas cosas y hablado y respondido tanto. wie Euer Gnaden in so kurzer Zeit, als Ihr dort unten wart, so vieles sehen und so vieles reden und antworten konnte.«
-¿Cuánto ha que bajé? -preguntó don Quijote. »Wie lang ist es her, seit ich hinunterstieg?« fragte Don Quijote.
-Poco más de una hora -respondió Sancho. »Wenig mehr als eine Stunde«, antwortete Sancho.
-Eso no puede ser -replicó don Quijote-, porque allá me anocheció y amaneció, y tornó a anochecer y amanecer tres veces; de modo que, a mi cuenta, tres días he estado en aquellas partes remotas y escondidas a la vista nuestra. »Das ist nicht möglich«, versetzte Don Quijote; »denn dort ward es mir Abend und dann Morgen und wurde wieder Abend und wieder Morgen, dreimal hintereinander, so daß ich nach meiner Berechnung drei Tage an jenen entfernten und unserm Auge verborgenen Orten geweilt habe.«
-Verdad debe de decir mi señor -dijo Sancho-, que, como todas las cosas que le han sucedido son por encantamento, quizá lo que a nosotros nos parece un hora, debe de parecer allá tres días con sus noches. »Was mein Herr sagt, ist jedenfalls wahr«, sprach Sancho; »denn da alles, was sich mit ihm zugetragen, immer mittels Zauberei geschehen ist, so mag vielleicht, was uns eine Stunde deucht, dort als drei Tage nebst zugehörigen Nächten erscheinen.«
-Así será -respondió don Quijote. »So wird es wohl sein«, entgegnete Don Quijote.
-Y ¿ha comido vuestra merced en todo este tiempo, señor mío? -preguntó el primo. »Und hat Euer Gnaden während dieser ganzen Zeit nichts gegessen?« fragte Sancho.
-No me he desayunado de bocado -respondió don Quijote-, ni aun he tenido hambre, ni por pensamiento. »Nicht mit einem Bissen habe ich mein Fasten gebrochen«, antwortete Don Quijote, »und ich habe auch nicht den geringsten Hunger gespürt.«
-Y los encantados, ¿comen? -dijo el primo. »Aber essen denn die Verzauberten?« fragte der Vetter.
-No comen -respondió don Quijote-, ni tienen escrementos mayores; aunque es opinión que les crecen las uñas, las barbas y los cabellos. »Sie essen nichts«, antwortete Don Quijote, »haben auch keine größeren Entleerungen; jedoch nimmt man allgemein an, daß ihnen Nägel, Bart und Haare wachsen.«
-¿Y duermen, por ventura, los encantados, señor? -preguntó Sancho. »Und schlafen etwa die Verzauberten, Señor?« fragte Sancho.
-No, por cierto -respondió don Quijote-; a lo menos, en estos tres días que yo he estado con ellos, ninguno ha pegado el ojo, ni yo tampoco. »Gewiß nicht«, antwortete Don Quijote, »wenigstens hat während der drei Tage, wo ich bei ihnen weilte, keiner ein Auge zugetan, und ich ebensowenig.«
-Aquí encaja bien el refrán -dijo Sancho- de dime con quién andas, decirte he quién eres: ándase vuestra merced con encantados ayunos y vigilantes, mirad si es mucho que ni coma ni duerma mientras con ellos anduviere. Pero perdóneme vuestra merced, señor mío, si le digo que de todo cuanto aquí ha dicho, lléveme Dios, que iba a decir el diablo, si le creo cosa alguna. »Hier«, sagte Sancho, »paßt das Sprichwort gut: Sag mir, mit wem du umgehst, und ich sage dir, wer du bist. Euer Gnaden gehen mit verzauberten Leuten um, die da immer fasten und wach bleiben; nun bedenkt, ob es zu verwundern ist, daß Ihr nicht esset und nicht schlaft, solang Ihr mit ihnen umgeht. Aber verzeiht mir, Herre mein, wenn ich Euch sage, von allem, was Ihr eben erzählt habt, Gott soll mich holen« - er wollte eigentlich sagen: der Teufel -, »wenn ich Euch das geringste davon glaube.«
-¿Cómo no? -dijo el primo-, pues ¿había de mentir el señor don Quijote, que, aunque quisiera, no ha tenido lugar para componer e imaginar tanto millón de mentiras. »Wieso nicht?« sagte der Vetter; »sollte Señor Don Quijote lügen? Und wenn er es auch wollte, so hat er doch gar keine Zeit gehabt, eine solche Million Lügen auszudenken und zu erdichten.«
-Yo no creo que mi señor miente -respondió Sancho. »Ich wahrlich glaube nicht, daß mein Herr lügt«, sagte Sancho.
-Si no, ¿qué crees? -le preguntó don Quijote. »Wenn nicht, was glaubst du denn?« fragte ihn Don Quijote.
-Creo -respondió Sancho- que aquel Merlín, o aquellos encantadores que encantaron a toda la chusma que vuestra merced dice que ha visto y comunicado allá bajo, le encajaron en el magín o la memoria toda esa máquina que nos ha contado, y todo aquello que por contar le queda. »Ich glaube«, antwortete Sancho, »jener Merlin oder jene Zauberer, die die ganze Rotte verzaubert haben, die Ihr dort unten gesehen und gesprochen haben wollt, die haben Euch die ganze Geschichte und alles, was Ihr noch weiter zu erzählen habt, in die Pfann-da-sieh oder in den Kopf gesetzt.«
-Todo eso pudiera ser, Sancho -replicó don Quijote-, pero no es así, porque lo que he contado lo vi por mis propios ojos y lo toqué con mis mismas manos. Pero, ¿qué dirás cuando te diga yo ahora cómo, entre otras infinitas cosas y maravillas que me mostró Montesinos, las cuales despacio y a sus tiempos te las iré contando en el discurso de nuestro viaje, por no ser todas deste lugar, me mostró tres labradoras que por aquellos amenísimos campos iban saltando y brincando como cabras; y, apenas las hube visto, cuando conocí ser la una la sin par Dulcinea del Toboso, y las otras dos aquellas mismas labradoras que venían con ella, que hablamos a la salida del Toboso? Pregunté a Montesinos si las conocía, respondióme que no, pero que él imaginaba que debían de ser algunas señoras principales encantadas, que pocos días había que en aquellos prados habían parecido; y que no me maravillase desto, porque allí estaban otras muchas señoras de los pasados y presentes siglos, encantadas en diferentes y estrañas figuras, entre las cuales conocía él a la reina Ginebra y su dueña Quintañona, escanciando el vino a Lanzarote. »Das alles wäre möglich, Sancho«, entgegnete Don Quijote; »aber es verhält sich nicht so, denn was ich erzählt, das sah ich mit meinen eignen Augen, das könnt ich mit Händen greifen. Aber was wirst du dazu sagen, wenn ich dir jetzt dies mitteile: Unter zahllosen andern Seltsamkeiten und Wundern, die mich Montesinos sehen ließ - ich werde sie dir seiner Zeit mit Muße, eins nach dem andern, im Verlauf unsrer Reise erzählen, da sie nicht alle hierhergehören -, zeigte er mir auch drei Bäuerinnen, die auf jenen allerlieb liebsten Gefilden umhersprangen und -hüpften wie die Ziegen; und kaum hatte ich sie erblickt, so erkannte ich in der einen die unvergleichliche Dulcinea von Toboso und in den zwei andern jene nämlichen Bauernmädchen, ihre Begleiterinnen, mit denen wir vor der Stadt Toboso Zwiesprach hielten. Ich fragte Montesinos, ob er sie kenne; er antwortete mit Nein; er glaube, es müßten irgendwelche verzauberte vornehme Damen sein, die erst vor wenigen Tagen auf diesen grünen Fluren aufgetaucht seien, und ich solle mich darüber nicht wundern, denn es befänden sich dort noch viele andre Damen aus vergangener und gegenwärtiger Zeit, sämtlich in mancherlei Gestalten verhext, und unter diesen habe er die Königin Ginevra erkannt und ihre Kammerfrau Quintanona, die Lanzelot den Wein kredenzte,
cuando de Bretaña vino. Als er aus Britannien kam.«
Cuando Sancho Panza oyó decir esto a su amo, pensó perder el juicio, o morirse de risa; que, como él sabía la verdad del fingido encanto de Dulcinea, de quien él había sido el encantador y el levantador de tal testimonio, acabó de conocer indubitablemente que su señor estaba fuera de juicio y loco de todo punto; y así, le dijo. Als Sancho Pansa seinen Herrn so reden hörte, meinte er schier den Verstand zu verlieren oder sich totzulachen; denn da er wußte, was Wahres an der vorgeblichen Verzauberung Dulcineas war, bei der er der Zauberer und Zeuge gewesen, war es ihm nun völlig außer Zweifel, sein Herr sei nicht bei Sinnen, ja ganz und gar verrückt, und daher sagte er zu ihm:
-En mala coyuntura y en peor sazón y en aciago día bajó vuestra merced, caro patrón mío, al otro mundo, y en mal punto se encontró con el señor Montesinos, que tal nos le ha vuelto. Bien se estaba vuestra merced acá arriba con su entero juicio, tal cual Dios se le había dado, hablando sentencias y dando consejos a cada paso, y no agora, contando los mayores disparates que pueden imaginarse. »Unselig war der Anlaß, unseliger noch die Stunde, ja ein Tag des Unheils war es, wo Ihr, mein teurer Schirmherr, zu jener andern Welt hinabgestiegen, und unglücklich war der Augenblick, wo Ihr dem Señor Montesinos begegnet seid, der Euch in solchem Zustand zu uns zurückgesendet. Ihr befandet Euch so wohl hier oben, wart bei vollem Verstande, wie Gott ihn Euch verliehen hatte; jeden Augenblick redetet Ihr weise Sprüche und erteiltet guten Rat und erzähltet nicht wie jetzt die ärgsten Ungereimtheiten, die man sich erdenken kann.«
-Como te conozco, Sancho -respondió don Quijote-, no hago caso de tus palabras. »Sintemal ich dich kenne, Sancho«, entgegnete Don Quijote, »berühren mich deine Worte nicht.«
-Ni yo tampoco de las de vuestra merced -replicó Sancho-, siquiera me hiera, siquiera me mate por las que le he dicho, o por las que le pienso decir si en las suyas no se corrige y enmienda. Pero dígame vuestra merced, ahora que estamos en paz: ¿cómo o en qué conoció a la señora nuestra ama? Y si la habló, ¿qué dijo, y qué le respondió. »Mich ebensowenig Euer Gnaden Worte«, gab Sancho zurück, »mögt Ihr mich nun wundschlagen oder gar umbringen für das, was ich gesagt habe und was ich noch sagen werde, wenn Ihr Euch in Eurem Reden nicht ändert und nicht bessert. Aber jetzt, wo wir noch gut miteinander sind, sagt mir doch: wie oder woran habt Ihr unser gnädig Fräulein erkannt? Und falls Ihr mit ihr gesprochen, was habt Ihr ihr gesagt, und was hat sie Euch geantwortet?«
-Conocíla -respondió don Quijote- en que trae los mesmos vestidos que traía cuando tú me le mostraste. Habléla, pero no me respondió palabra; antes, me volvió las espaldas, y se fue huyendo con tanta priesa, que no la alcanzara una jara. Quise seguirla, y lo hiciera, si no me aconsejara Montesinos que no me cansase en ello, porque sería en balde, y más porque se llegaba la hora donde me convenía volver a salir de la sima. Díjome asimesmo que, andando el tiempo, se me daría aviso cómo habían de ser desencantados él, y Belerma y Durandarte, con todos los que allí estaban; pero lo que más pena me dio, de las que allí vi y noté, fue que, estándome diciendo Montesinos estas razones, se llegó a mí por un lado, sin que yo la viese venir, una de las dos compañeras de la sin ventura Dulcinea, y, llenos los ojos de lágrimas, con turbada y baja voz, me dijo: ''Mi señora Dulcinea del Toboso besa a vuestra merced las manos, y suplica a vuestra merced se la haga de hacerla saber cómo está; y que, por estar en una gran necesidad, asimismo suplica a vuestra merced, cuan encarecidamente puede, sea servido de prestarle sobre este faldellín que aquí traigo, de cotonía, nuevo, media docena de reales, o los que vuestra merced tuviere, que ella da su palabra de volvérselos con mucha brevedad''. Suspendióme y admiróme el tal recado, y, volviéndome al señor Montesinos, le pregunté: ''¿Es posible, señor Montesinos, que los encantados principales padecen necesidad?'' A lo que él me respondió: ''Créame vuestra merced, señor don Quijote de la Mancha, que ésta que llaman necesidad adondequiera se usa, y por todo se estiende, y a todos alcanza, y aun hasta los encantados no perdona; y, pues la señora Dulcinea del Toboso envía a pedir esos seis reales, y la prenda es buena, según parece, no hay sino dárselos; que, sin duda, debe de estar puesta en algún grande aprieto''. ''Prenda, no la tomaré yo -le respondí-, ni menos le daré lo que pide, porque no tengo sino solos cuatro reales''; los cuales le di (que fueron los que tú, Sancho, me diste el otro día para dar limosna a los pobres que topase por los caminos), y le dije: ''Decid, amiga mía, a vuesa señora que a mí me pesa en el alma de sus trabajos, y que quisiera ser un Fúcar para remediarlos; y que le hago saber que yo no puedo ni debo tener salud careciendo de su agradable vista y discreta conversación, y que le suplico, cuan encarecidamente puedo, sea servida su merced de dejarse ver y tratar deste su cautivo servidor y asendereado caballero. Diréisle también que, cuando menos se lo piense, oirá decir como yo he hecho un juramento y voto, a modo de aquel que hizo el marqués de Mantua, de vengar a su sobrino Baldovinos, cuando le halló para espirar en mitad de la montiña, que fue de no comer pan a manteles, con las otras zarandajas que allí añadió, hasta vengarle; y así le haré yo de no sosegar, y de andar las siete partidas del mundo, con más puntualidad que las anduvo el infante don Pedro de Portugal, hasta desencantarla''. ''Todo eso, y más, debe vuestra merced a mi señora'', me respondió la doncella. Y, tomando los cuatro reales, en lugar de hacerme una reverencia, hizo una cabriola, que se levantó dos varas de medir en el aire. »Ich habe sie daran erkannt«, antwortete Don Quijote, »daß sie die nämlichen Kleider trug wie damals, wo du sie mir zeigtest. Ich redete sie an, aber sie antwortete mir nicht eine Silbe, sondern wandte mir den Rücken und floh mit solcher Geschwindigkeit davon, daß kein Pfeil sie erreicht hätte. Ich wollte ihr nacheilen und hätte es auch getan, wenn mir nicht Montesinos geraten hätte, ich solle mir damit keine Mühe machen, weil es vergebens sein würde, und insbesondere weil die Stunde herannahe, wo mir gezieme, den Abgrund wieder zu verlassen. Imgleichen sagte er mir, mit der Zeit würde er mir Nachricht geben, auf welche Art er und Belerma und Durandarte nebst allen, so dort weilen, zu entzaubern seien. Aber unter allem Jammer, den ich dort erschaute und mir merkte, jammerte mich's am meisten, daß gerade, während Montesinos so mit mir sprach, eine der beiden Gefährtinnen der glückverlassenen Dulcinea sich mir von der Seite her näherte, ohne daß ich sie kommen sah, und, die Augen voll Tränen, mit leisem, scheuem Ton zu mir sprach: ,Mein Fräulein Dulcinea von Toboso küßt Euer Gnaden die Hände und fleht zu Euer Gnaden, ihr die Gnade zu erweisen und sie wissen zu lassen, wie Ihr Euch befindet, und ferner, sintemal sie sich eben in einer großen Not befindet, fleht sie zu Euer Gnaden so inständig, als sie vermag, Ihr möchtet geruhen, ihr auf diesen neuen baumwollenen Unterrock hier ein halb Dutzend Realen, oder so viele deren Euer Gnaden bei sich haben, zu leihen, und sie gibt ihr Wort darauf, selbige Euch in aller Kürze zurückzuerstatten.' In Staunen und Verwunderung setzte mich diese Botschaft; ich wandte mich zu Señor Montesinos und fragte ihn:,Ist's möglich, Señor Montesinos, daß Verzauberte von vornehmem Stande Not leiden?' Darauf antwortete er mir: ,Glaubet mir, Señor Don Quijote von der Mancha, was man Not benennet, ist an jedem Ort zu Hause, erstreckt sich auf alle Lande und ergreift alle Menschen und verschont selbst nicht die Verzauberten. Und sintemalen das Fräulein Dulcinea von Toboso um die sechs Realen bitten läßt und das Pfand dem Anscheine nach gut ist, so könnt Ihr nicht umhin, sie ihr zu verabreichen, denn sie muß ohne Zweifel in große Bedrängnis geraten sein.' ,Ein Pfand kann ich nicht nehmen', erwiderte ich ihm, ,aber ebensowenig ihr geben, was sie erbittet; denn ich besitze nur vier Realen.' Diese gab ich ihr; es waren dieselben, die du, Sancho, mir jüngst behändigt hattest, um den Armen, die mir begegnen könnten, Almosen zu spenden. Und ich sprach zu ihr: ,Saget, Freundin mein, Eurer Gebieterin, daß ihre Drangsale mir in der Seele weh tun und daß ich ein Fugger sein möchte, um ihnen abzuhelfen; ferner laß ich ihr sagen, daß ich mich nicht Wohlbefinden kann und darf, wenn ich ihrer liebreizenden Gegenwart und hochverständigen Unterhaltung entbehre, und daß ich, so inständig ich es vermag, zu ihr flehe, Ihro Gnaden möchte geruhen, diesem ihrem in Liebe gefesselten Diener und in der Irre wandernden Ritter ihren Anblick und ihre Ansprache zu vergönnen. Saget ihr des ferneren, sie werde, ehe sie sich dessen versieht, vernehmen, daß ich einen Eid und ein Gelöbnis getan, nach Art dessen, so der Markgraf von Mantua geschworen, um seinen Neffen Baldovinos zu rächen, als er ihn inmitten des Gebirges sterbend fand - nämlich daß er an keinem gedeckten Tisch mehr essen wolle, benebst diesem und jenem, was er noch beifügte, bis daß er ihn würde gerächt haben. Und so will ich einen Eid tun, nicht zu ruhen und zu rasten und alle sieben Erdstriche zu durchziehen, mit noch größerer Sorgfalt und Achtsamkeit als der Prinz Dom Pedro von Portugal, bis ich sie entzaubert habe.' ,Alles das und noch mehr ist Euer Gnaden meiner Herrin schuldig', antwortete mir das Fräulein. Sie nahm die vier Realen, und anstatt mir eine Verbeugung zu machen, machte sie einen Bocksprung, zwei Ellen hoch in die Luft.«
-¡Oh santo Dios! -dijo a este tiempo dando una gran voz Sancho-. ¿Es posible que tal hay en el mundo, y que tengan en él tanta fuerza los encantadores y encantamentos, que hayan trocado el buen juicio de mi señor en una tan disparatada locura? ¡Oh señor, señor, por quien Dios es, que vuestra merced mire por sí y vuelva por su honra, y no dé crédito a esas vaciedades que le tienen menguado y descabalado el sentido. »O heiliger Gott!« rief hier Sancho laut aufschreiend; »ist's möglich, daß so was in der Welt vorkommt und daß in der Welt die Zauberer und Zaubereien solche Macht haben, daß sie den gesunden Verstand meines Herrn in so unsinnige Verrücktheit verwandeln? O Señor, Señor, um Gottes willen, habt acht auf Euch selber und haltet Eure Ehre in guter Hut und glaubt doch nicht länger an das hohle Zeug, das Euch den Kopf geschädigt und zugrunde gerichtet hat!«
-Como me quieres bien, Sancho, hablas desa manera -dijo don Quijote-; y, como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles; pero andará el tiempo, como otra vez he dicho, y yo te contaré algunas de las que allá abajo he visto, que te harán creer las que aquí he contado, cuya verdad ni admite réplica ni disputa. »Du sprichst so, weil du mich liebst, Sancho«, sagte Don Quijote. »Und da du in den Dingen dieser Welt keine Erfahrung hast, scheint dir alles unmöglich, was nur mit einiger Schwierigkeit zu begreifen ist. Aber mit der Zeit, das hab ich dir bereits gesagt, will ich dir von dem vielen, was ich dort unten gesehen, einiges von solcher Art erzählen, daß du sofort alles bereits Erzählte glauben wirst, da dessen Wahrheit weder Einwand noch Widerspruch gestattet.«





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXIV. Donde se cuentan mil zarandajas tan impertinentes como necesarias al verdadero entendimiento desta grande historia

24. Kapitel Wo tausenderlei Kleinigkeiten erzählt werden, sämtlich ebenso bedeutungslos als wichtig für das Verständnis dieser großen Geschichte

Dice el que tradujo esta grande historia del original, de la que escribió su primer autor Cide Hamete Benengeli, que, llegando al capítulo de la aventura de la cueva de Montesinos, en el margen dél estaban escritas, de mano del mesmo Hamete, estas mismas razones. Der Schriftsteller, der diese große Geschichte aus dem Urtext ihres Verfassers Sidi Hamét Benengelí übersetzt hat, sagt, als er an das Kapitel vom Abenteuer in der Höhle des Montesinos gekommen sei, hätten sich an dessen Rande, von Haméts eigner Hand geschrieben, diese Worte gefunden:
''No me puedo dar a entender, ni me puedo persuadir, que al valeroso don Quijote le pasase puntualmente todo lo que en el antecedente capítulo queda escrito la razón es que todas las aventuras hasta aquí sucedidas han sido contingibles y verisímiles, pero ésta desta cueva no le hallo entrada alguna para tenerla por verdadera, por ir tan fuera de los términos razonables. Pues pensar yo que don Quijote mintiese, siendo el más verdadero hidalgo y el más noble caballero de sus tiempos, no es posible; que no dijera él una mentira si le asaetearan. Por otra parte, considero que él la contó y la dijo con todas las circunstancias dichas, y que no pudo fabricar en tan breve espacio tan gran máquina de disparates; y si esta aventura parece apócrifa, yo no tengo la culpa; y así, sin afirmarla por falsa o verdadera, la escribo. Tú, letor, pues eres prudente, juzga lo que te pareciere, que yo no debo ni puedo más; puesto que se tiene por cierto que al tiempo de su fin y muerte dicen que se retrató della, y dijo que él la había inventado, por parecerle que convenía y cuadraba bien con las aventuras que había leído en sus historias''. »Ich kann mir nicht vorstellen und kann mich nicht davon überzeugen, daß dem tapferen Don Quijote alles Punkt für Punkt begegnet sein sollte, was in dem vorgehenden Kapitel geschrieben steht. Mein Grund ist der, daß sämtliche Abenteuer, die sich bisher zugetragen, möglich, auch wahrscheinlich sind; aber zum Abenteuer mit dieser Höhle finde ich nirgends einen Zugang, um es für wahr halten zu können, weil es sich so ganz außerhalb aller vernünftigen Vorstellungen bewegt. Der Gedanke aber, Don Quijote, der doch der wahrheitsliebendste Junker und edelste Ritter seiner Zeit war, habe gelogen, ist mir unmöglich; denn er hätte keine Lüge gesagt, und wenn man ihn mit Pfeilschüssen zu Tode gebracht hätte. Andrerseits erwäge ich, daß er sie mit allen erwähnten Umständen erzählte und hersagte und daß er in so kurzer Zeit kein solches Labyrinth von Ungereimtheiten hätte aufbauen können. Wenn dies Abenteuer untergeschoben scheint, so habe ich keine Schuld daran, und also, ohne es für falsch oder wahr zu erklären, schreibe ich es eben hin. Du, Leser, da du ein Mann von Einsicht bist, urteile nach Gutdünken, ich meinesteils kann und darf nicht mehr tun, wiewohl es für ausgemacht gilt, daß er um die Zeit seines Scheidens und Sterbens die Erzählung widerrief und dabei angab, er habe sie erfunden, weil es ihn bedünkte, sie passe und stimme sehr gut zu den Abenteuern, die er in seinen Büchern gelesen.«
Y luego prosigue, diciendo. Und hierauf fährt er folgendermaßen fort:
Espantóse el primo, así del atrevimiento de Sancho Panza como de la paciencia de su amo, y juzgó que del contento que tenía de haber visto a su señora Dulcinea del Toboso, aunque encantada, le nacía aquella condición blanda que entonces mostraba; porque, si así no fuera, palabras y razones le dijo Sancho, que merecían molerle a palos; porque realmente le pareció que había andado atrevidillo con su señor, a quien le dijo. Der Vetter erschrak über die Dreistigkeit Sancho Pansas wie über die Langmut seines Herrn und dachte sich, aus der Freude darüber, seine Herrin Dulcinea von Toboso, wenn auch nur verzaubert, erblickt zu haben, sei in dem Ritter diese milde Stimmung entstanden, die er jetzt an den Tag legte; denn sonst hätte Sancho mit etlichen Worten und Ausdrücken gegen sie eine gehörige Tracht Prügel verdient, und es bedünkte ihn in der Tat, Sancho habe sich etwas zuviel gegen seinen Herrn herausgenommen. So sprach er denn zu diesem:
-Yo, señor don Quijote de la Mancha, doy por bien empleadísima la jornada que con vuestra merced he hecho, porque en ella he granjeado cuatro cosas. La primera, haber conocido a vuestra merced, que lo tengo a gran felicidad. La segunda, haber sabido lo que se encierra en esta cueva de Montesinos, con las mutaciones de Guadiana y de las lagunas de Ruidera, que me servirán para el Ovidio español que traigo entre manos. La tercera, entender la antigüedad de los naipes, que, por lo menos, ya se usaban en tiempo del emperador Carlomagno, según puede colegirse de las palabras que vuesa merced dice que dijo Durandarte, cuando, al cabo de aquel grande espacio que estuvo hablando con él Montesinos, él despertó diciendo ''Paciencia y barajar''; y esta razón y modo de hablar no la pudo aprender encantado, sino cuando no lo estaba, en Francia y en tiempo del referido emperador Carlomagno. Y esta averiguación me viene pintiparada para el otro libro que voy componiendo , que es Suplemento de Virgilio Polidoro, en la invención de las antigüedades; y creo que en el suyo no se acordó de poner la de los naipes, como la pondré yo ahora, que será de mucha importancia, y más alegando autor tan grave y tan verdadero como es el señor Durandarte. La cuarta es haber sabido con certidumbre el nacimiento del río Guadiana, hasta ahora ignorado de las gentes. »Ich, Señor Don Quijote von der Mancha, halte diese Reise, die ich mit Euch zurückgelegt, für trefflichsten Gewinn und habe dabei vierfachen Vorteil eingeheimst. Der erste ist, daß ich Euer Gnaden kennengelernt, was ich mir zu großem Glück anrechne. Der zweite, daß ich erfahren, was diese Höhle des Montesinos enthält, nebst den Verwandlungen des Guadiana und der Ruidera-Seen, welche mir bei dem spanischen Ovid nützen werden, den ich unter den Händen habe. Der dritte, daß ich nunmehr das Altertum der Spielkarten weiß, welche schon mindestens im Zeitalter Karls des Großen im Gebrauche waren, wie man aus den Worten schließen kann, die Ihr aus dem Munde Durandartes hörtet, als er nach Verfluß der langen Zeit, wo Montesinos sich mit Euch unterhielt, erwachte und sprach: ,Geduld, und neue Karten geben.' Denn diese Redensart und Ausdrucksweise hat er nicht während seiner Verzauberung lernen können, sondern nur, als er sich noch unverzaubert in Frankreich befand, also zu Zeiten des besagten Kaisers Karl des Großen. Und dies Forschungsergebnis kommt mir wie gerufen für das andre Buch, an dessen Ausarbeitung ich eben bin, nämlich die Ergänzungen zu Polydorus Vergilius über die Erfindungen in den alten Zeiten; ich glaube, er hat nicht daran gedacht, die Erfindung der Spielkarten in sein Buch mit aufzunehmen, wie ich sie jetzt aufnehmen will. Es wird das von großer Wichtigkeit sein, zumal ich einen so bedeutenden und wahrheitsliebenden Gewährsmann anführe, wie es der Señor Durandarte ist. Der vierte endlich ist, daß ich den Ursprung des Flusses Guadiana mit Sicherheit erfahren habe, der bis jetzt aller Welt unbekannt war.«
-Vuestra merced tiene razón -dijo don Quijote-, pero querría yo saber, ya que Dios le haga merced de que se le dé licencia para imprimir esos sus libros, que lo dudo, a quién piensa dirigirlos. »Euer Gnaden hat recht«, entgegnete Don Quijote; »aber ich möchte wissen, falls Gott Euch die Gnade gewährt, daß Ihr die Druckerlaubnis für diese Eure Bücher erhaltet, woran ich zweifle: wem gedenkt Ihr sie zu widmen?«
-Señores y grandes hay en España a quien puedan dirigirse -dijo el primo. »Es gibt in Spanien Vornehme und Granden, denen man sie widmen könnte«, antwortete der Vetter.
-No muchos -respondió don Quijote-; y no porque no lo merezcan, sino que no quieren admitirlos, por no obligarse a la satisfación que parece se debe al trabajo y cortesía de sus autores. Un príncipe conozco yo que puede suplir la falta de los demás, con tantas ventajas que, si me atreviere a decirlas, quizá despertara la invidia en más de cuatro generosos pechos; pero quédese esto aquí para otro tiempo más cómodo, y vamos a buscar adonde recogernos esta noche. »Nicht viele«, entgegnete Don Quijote; »und zwar nicht, als ob sie eine solche Widmung nicht verdienten, sondern weil sie den Büchern keine Aufnahme gewähren wollen, um sich nicht zu der Erkenntlichkeit zu verpflichten, die doch der Arbeit und der ihnen erwiesenen Höflichkeit der Schriftsteller sicherlich gebührt. Allerdings kenne ich einen fürstlichen Herrn, der den Ausfall an andern durch so edle Eigenschaften ersetzen kann, daß ich, wenn ich mich erkühnen würde, sie zu schildern, vielleicht in wenigstens drei oder vier großmütigen Herzen Neid erwecken würde. Allein lassen wir das jetzt für eine andre, gelegenere Zeit und gehen und suchen wir einen Ort, wo wir diese Nacht Herbergen können.«
-No lejos de aquí -respondió el primo- está una ermita, donde hace su habitación un ermitaño, que dicen ha sido soldado, y está en opinión de ser un buen cristiano, y muy discreto y caritativo además. Junto con la ermita tiene una pequeña casa, que él ha labrado a su costa; pero, con todo, aunque chica, es capaz de recibir huéspedes. »Nicht weit von hier«, versetzte der Vetter, »ist eine Einsiedelei; da wohnt ein Einsiedler, der Soldat gewesen sein soll und im Rufe steht, ein guter Christ und überdies sehr verständig und mildtätig zu sein. Nahe bei der Einsiedelei hat er ein Häuschen, das er sich selbst erbaut hat; obschon es klein ist, hat es doch immerhin Raum, Gäste aufzunehmen.«
-¿Tiene por ventura gallinas el tal ermitaño? -preguntó Sancho. »Hält besagter Eremit vielleicht Hühner?« fragte Sancho.
-Pocos ermitaños están sin ellas -respondió don Quijote-, porque no son los que agora se usan como aquellos de los desiertos de Egipto, que se vestían de hojas de palma y comían raíces de la tierra. Y no se entienda que por decir bien de aquéllos no lo digo de aquéstos, sino que quiero decir que al rigor y estrecheza de entonces no llegan las penitencias de los de agora; pero no por esto dejan de ser todos buenos; a lo menos, yo por buenos los juzgo; y, cuando todo corra turbio, menos mal hace el hipócrita que se finge bueno que el público pecador. »Bei wenigen Einsiedlern fehlen die«, antwortete Don Quijote; »denn die heutigen Einsiedler sind nicht wie jene in den Wüsteneien Ägyptens, die sich in Palmblätter kleideten und zur Nahrung die Wurzeln aus der Erde gruben. Aber das ist nicht so zu verstehen, als ob, weil ich von jenen alten Gutes sage, ich es nicht auch von diesen sagte; vielmehr meine ich nur, an das harte kärgliche Leben von damals reichen die Bußübungen der heutigen Einsiedler nicht heran. Allein sie sind nichtsdestoweniger sämtlich fromme Leute, wenigstens halte ich sie dafür; und schlimmstenfalls stiftet doch der Heuchler, der sich fromm stellt, weniger Schaden, als wer öffentlich sündigt.«
Estando en esto, vieron que hacia donde ellos estaban venía un hombre a pie, caminando apriesa, y dando varazos a un macho que venía cargado de lanzas y de alabardas. Cuando llegó a ellos, los saludó y pasó de largo. Don Quijote le dijo. Als sie gerade hierbei waren, sahen sie rasch einen Mann zu Fuß auf sich zukommen, der beständig auf einen Maulesel losschlug, der mit Spießen und Hellebarden beladen war. Als er näher kam, grüßte er sie und wollte vorüberziehen. Don Quijote sprach ihn an:
-Buen hombre, deteneos, que parece que vais con más diligencia que ese macho ha menester. »Seid nicht so eilig, lieber Mann; Ihr scheint mit größerer Geschwindigkeit fort zu wollen, als Eurem Maulesel guttut.«
-No me puedo detener, señor -respondió el hombre-, porque las armas que veis que aquí llevo han de servir mañana; y así, me es forzoso el no detenerme, y a Dios. Pero si quisiéredes saber para qué las llevo, en la venta que está más arriba de la ermita pienso alojar esta noche; y si es que hacéis este mesmo camino, allí me hallaréis, donde os contaré maravillas. Y a Dios otra vez. »Ich darf mich nicht aufhalten, Señor«, antwortete der Mann; »denn die Waffen, die Ihr hier in meiner Hut seht, sollen morgen gebraucht werden, und mithin darf ich mich nirgends verweilen, und Gott befohlen. Wenn Ihr aber wissen wollt, zu welchem Zweck ich mit ihnen des Weges ziehe, so denk ich in der Schenke, die oberhalb der Einsiedelei liegt, diese Nacht zu herbergen, und wenn Ihr denselben Weg nehmt, dort könnt Ihr mich finden, und da will ich Euch Wunderdinge erzählen; und nochmals Gott befohlen.«
Y de tal manera aguijó el macho, que no tuvo lugar don Quijote de preguntarle qué maravillas eran las que pensaba decirles; y, como él era algo curioso y siempre le fatigaban deseos de saber cosas nuevas, ordenó que al momento se partiesen y fuesen a pasar la noche en la venta, sin tocar en la ermita, donde quisiera el primo que se quedaran. Und er trieb den Maulesel so stark mit dem Stachel an, daß Don Quijote ihn nicht mehr fragen konnte, was für Wunderdinge er ihnen zu erzählen gedenke; und da der Ritter etwas neugierig und beständig von dem Verlangen geplagt war, seltsame Dinge zu erfahren, befahl er, augenblicks aufzubrechen und zum Übernachten nach der Schenke zu ziehen, ohne die Einsiedelei zu berühren, wo der Vetter das Nachtlager gewünscht hatte.
Hízose así, subieron a caballo, y siguieron todos tres el derecho camino de la venta, a la cual llegaron un poco antes de anochecer. Dijo el primo a don Quijote que llegasen a ella a beber un trago. Apenas oyó esto Sancho Panza, cuando encaminó el rucio a la ermita, y lo mismo hicieron don Quijote y el primo; pero la mala suerte de Sancho parece que ordenó que el ermitaño no estuviese en casa; que así se lo dijo una sotaermitaño que en la ermita hallaron. Pidiéronle de lo caro; respondió que su señor no lo tenía, pero que si querían agua barata, que se la daría de muy buena gana. Es geschah also; sie stiegen auf und ritten alle drei geradesweges nach der Schenke, wo sie kurz vor Abend ankamen. Der Vetter sagte zu Don Quijote, sie sollten sich doch erst nach der Einsiedelei begeben, um einen Schluck zu trinken. Kaum hörte das Sancho Pansa, da lenkte er seinen Grauen zu ihr hin, und das nämliche taten Don Quijote und der Vetter; allein Sanchos Unstern schien es so gefügt zu haben, daß der Einsiedler nicht zu Hause war, wie ihnen ein Unterklausner sagte, den sie in der Einsiedelei fanden. Sie verlangten vom Besten; er antwortete, sein Herr habe keinen; wenn sie aber wohlfeiles Wasser haben wollten, so würde er es ihnen sehr gern verabreichen.
-Si yo la tuviera de agua -respondió Sancho-, pozos hay en el camino, donde la hubiera satisfecho. ¡Ah bodas de Camacho y abundancia de la casa de don Diego, y cuántas veces os tengo de echar menos. »Wenn ich Durst nach Wasser hätte«, erwiderte Sancho, »so waren unterwegs genug Brunnen, wo ich ihn hätte stillen können. O Camachos Hochzeit! Und du, behagliche Fülle in Don Diegos Haus! Wie oft muß ich euch vermissen!«
Con esto, dejaron la ermita y picaron hacia la venta; y a poco trecho toparon un mancebito, que delante dellos iba caminando no con mucha priesa; y así, le alcanzaron. Llevaba la espada sobre el hombro, y en ella puesto un bulto o envoltorio, al parecer de sus vestidos; que, al parecer, debían de ser los calzones o greguescos, y herreruelo, y alguna camisa, porque traía puesta una ropilla de terciopelo con algunas vislumbres de raso, y la camisa, de fuera; las medias eran de seda, y los zapatos cuadrados, a uso de corte; la edad llegaría a diez y ocho o diez y nueve años; alegre de rostro, y, al parecer, ágil de su persona. Iba cantando seguidillas, para entretener el trabajo del camino. Cuando llegaron a él, acababa de cantar una, que el primo tomó de memoria, que dicen que decía Hiermit schieden sie von der Einsiedelei und spornten ihre Tiere nach der Schenke hinauf; eine kurze Strecke weiter stießen sie auf ein Bürschchen, das von ihnen herschritt, doch nicht sehr eilig, und so holten sie es ein. Der Bursche trug sein Schwert auf der Schulter, und daran hing ein Bündel oder Pack, wie es den Anschein hatte, mit seinen Kleidern; ohne Zweifel waren es Hosen oder Beinkleider, ein Mantel und wohl auch ein paar Hemden, denn er hatte nur ein Röcklein an, von Seide, mit einer Spur von Atlas aufgeputzt, und das Hemd sah daraus hervor; die Strümpfe waren von Seide, die Schuhe viereckig abgestutzt, nach der Mode des Hofes. Sein Alter mochte an achtzehn oder neunzehn Jahre reichen; er hatte muntere Gesichtszüge und war dem Anscheine nach gelenk von Körper. Im Gehen sang er lustige Volksweisen, um sich die Mühe des Wanderns zu erleichtern. Als sie ihn einholten, hatte er eben eine zu Ende gesungen, die der Vetter auswendig behielt und die folgendermaßen gelautet haben soll:
A la guerra me lleva mi necesidad.
si tuviera dineros no fuera, en verdad.

Zum Krieg hat mich geworben
Not, die Eisen bricht;
Und hätt ich Geld im Säckel,
Tat ich's wahrlich nicht.
El primero que le habló fue don Quijote, diciéndole Der erste, der ihn anredete, war Don Quijote, der also zu ihm sprach:
-Muy a la ligera camina vuesa merced, señor galán. Y ¿adónde bueno? Sepamos, si es que gusta decirlo. »Ihr reist sehr leicht gekleidet, junger Herr; und wohin des Weges? Laßt es uns hören, wenn es Euch nicht unangenehm ist, es zu sagen.«
A lo que el mozo respondió. Darauf antwortete der Jüngling:
-El caminar tan a la ligera lo causa el calor y la pobreza, y el adónde voy es a la guerra. »Daß ich so leicht gekleidet gehe, daran ist die Hitze schuld und die Armut; und wohin ich gehe? In den Krieg.«
-¿Cómo la pobreza? -preguntó don Quijote-; que por el calor bien puede ser. »Wieso die Armut?« fragte Don Quijote; »der Hitze wegen, das kann schon sein.«
-Señor -replicó el mancebo-, yo llevo en este envoltorio unos greguescos de terciopelo, compañeros desta ropilla; si los gasto en el camino, no me podré honrar con ellos en la ciudad, y no tengo con qué comprar otros; y, así por esto como por orearme, voy desta manera, hasta alcanzar unas compañías de infantería que no están doce leguas de aquí, donde asentaré mi plaza, y no faltarán bagajes en que caminar de allí adelante hasta el embarcadero, que dicen ha de ser en Cartagena. Y más quiero tener por amo y por señor al rey, y servirle en la guerra, que no a un pelón en la corte. »Señor«, antwortete der junge Mann, »ich habe in diesem Pack ein Paar Samthosen, die Kollegen dieses Röckleins; wenn ich sie auf der Reise verbrauche, so kann ich mich nicht mehr in der Stadt damit putzen; und ich habe nichts, womit ich mir andre kaufen könnte; und sowohl darum, als auch um mich in der Luft zu erfrischen, gehe ich so angezogen, bis ich zu den Kompanien Fußvolks gelange, die keine zwölf Meilen von hier stehen; dort will ich mich anwerben lassen, und da wird es auch an Gepäckwagen nicht fehlen, worin ich weiter bis zum Einschiffungsort fahren kann, welcher, wie ich höre, Cartagena sein wird. Ich will zum Herrn und Gebieter lieber den König haben und ihm im Kriege dienen als einem Knauser in der Residenz.«
-Y ¿lleva vuesa merced alguna ventaja por ventura? -preguntó el primo. »Habt Ihr denn nicht irgendeine Zulage zur Löhnung erhalten?« fragte der Vetter.
-Si yo hubiera servido a algún grande de España, o algún principal personaje -respondió el mozo-, a buen seguro que yo la llevara, que eso tiene el servir a los buenos que del tinelo suelen salir a ser alférez o capitanes, o con algún buen entretenimiento; pero yo, desventurado, serví siempre a catarriberas y a gente advenediza, de ración y quitación tan mísera y atenuada, que en pagar el almidonar un cuello se consumía la mitad della; y sería tenido a milagro que un paje aventurero alcanzase alguna siquiera razonable ventura. »Hätte ich einem Granden von Spanien oder sonst einem vornehmen Herrn gedient«, antwortete der Jüngling, »so würde ich sicherlich dergleichen haben; denn das ist das Gute am Dienst bei Leuten, die was Rechtes sind, daß man aus dem Gesindezimmer heraus gleich Fähnrich oder Hauptmann wird oder ein gutes Wartegeld bekommt. Aber ich Unglücklicher habe immer bei Stellenjägern und hergelaufenem Volk gedient, das so wenig Kost und Lohn hatte, daß die Hälfte draufging, wenn sie sich einen Halskragen stärken lassen sollten. Da wäre es für ein Wunder zu halten, wenn ein durch die Welt irrender Diener zu irgendeinem wenn auch nur mäßigen Glück käme.«
-Y dígame, por su vida, amigo -preguntó don Quijote- ¿es posible que en los años que sirvió no ha podido alcanzar alguna librea?. »Aber sagt mir die Wahrheit, bei Eurem Leben, Freund«, sprach Don Quijote, »ist es möglich, daß Ihr es während all der Jahre, wo Ihr gedient, nicht einmal zu einer Livree gebracht habt?«
-Dos me han dado -respondió el paje-; pero, así como el que se sale de alguna religión antes de profesar le quitan el hábito y le vuelven sus vestidos, así me volvían a mí los míos mis amos, que, acabados los negocios a que venían a la corte, se volvían a sus casas y recogían las libreas que por sola ostentación habían dado. »Ich habe deren zwei bekommen«, antwortete der Diener; »aber wie man einem, der aus einem Mönchsorden, ehe er sein Gelübde abgelegt hat, wieder austritt, die Ordenstracht abnimmt und ihm seine früheren Kleider wiedergibt, so wurden mir die meinigen von meinen Herren wieder genommen; denn wenn die Angelegenheiten, derentwegen sie in die Residenz gekommen, erledigt waren, kehrten sie nach Hause zurück und nahmen die Livree wieder an sich, die sie aus bloßer Prahlsucht gegeben hatten.«
-Notable espilorchería, como dice el italiano -dijo don Quijote-; pero, con todo eso, tenga a felice ventura el haber salido de la corte con tan buena intención como lleva; porque no hay otra cosa en la tierra más honrada ni de más provecho que servir a Dios, primeramente, y luego, a su rey y señor natural, especialmente en el ejercicio de las armas, por las cuales se alcanzan, si no más riquezas, a lo menos, más honra que por las letras, como yo tengo dicho muchas veces; que, puesto que han fundado más mayorazgos las letras que las armas, todavía llevan un no sé qué los de las armas a los de las letras, con un sí sé qué de esplendor que se halla en ellos, que los aventaja a todos. Y esto que ahora le quiero decir llévelo en la memoria, que le será de mucho provecho y alivio en sus trabajos; y es que, aparte la imaginación de los sucesos adversos que le podrán venir, que el peor de todos es la muerte, y como ésta sea buena, el mejor de todos es el morir. Preguntáronle a Julio César, aquel valeroso emperador romano, cuál era la mejor muerte; respondió que la impensada, la de repente y no prevista; y, aunque respondió como gentil y ajeno del conocimiento del verdadero Dios, con todo eso, dijo bien, para ahorrarse del sentimiento humano; que, puesto caso que os maten en la primera facción y refriega, o ya de un tiro de artillería, o volado de una mina, ¿qué importa? Todo es morir, y acabóse la obra; y, según Terencio, más bien parece el soldado muerto en la batalla que vivo y salvo en la huida; y tanto alcanza de fama el buen soldado cuanto tiene de obediencia a sus capitanes y a los que mandarle pueden. Y advertid, hijo, que al soldado mejor le está el oler a pólvora que algalia, y que si la vejez os coge en este honroso ejercicio, aunque sea lleno de heridas y estropeado o cojo, a lo menos no os podrá coger sin honra, y tal, que no os la podrá menoscabar la pobreza; cuanto más, que ya se va dando orden cómo se entretengan y remedien los soldados viejos y estropeados, porque no es bien que se haga con ellos lo que suelen hacer los que ahorran y dan libertad a sus negros cuando ya son viejos y no pueden servir, y, echándolos de casa con título de libres, los hacen esclavos de la hambre, de quien no piensan ahorrarse sino con la muerte. Y por ahora no os quiero decir más, sino que subáis a las ancas deste mi caballo hasta la venta, y allí cenaréis conmigo, y por la mañana seguiréis el camino, que os le dé Dios tan bueno como vuestros deseos merecen. »Eine bemerkenswerte spilorceria, wie der Italiener sagt«, sprach Don Quijote. »Aber trotzdem dürft Ihr es für ein besonderes Glück erachten, daß Ihr der Residenz mit einem so trefflichen Vorsatz den Rücken gewendet; denn es gibt nichts auf Erden, was mehr Ehre und mehr Vorteil bringt, als zuerst Gott zu dienen, hierauf aber sogleich seinem Könige und angestammten Herrn, besonders im Waffenwerk, womit, wenn nicht größerer Reichtum, so doch mindestenfalls größere Ehre gewonnen wird als mittels der Gelahrtheit, wie ich schon oftmalen gesaget. Denn wenn auch die Gelehrsamkeit mehr Familienmajorate hat als das Waffenwerk, so haben doch die durch den Wehrstand gegründeten vor denen, die der Gelehrtenstand gegründet, ein gewisses Etwas voraus, dazu eine Art Glanz, der ihnen den Vorzug vor allen verleiht. Was ich aber Euch jetzt sagen will, das bewahrt in Eurem Gedächtnis, denn es wird Euch zu großer Ersprießlichkeit und Erquickung in Euren Mühsalen gereichen: Ihr sollt nämlich den Gedanken an die feindlichen Schicksalsfälle, die Euch treffen können, weit von Eurem Geiste entfernt halten; denn der schlimmste Fall von allen ist das Sterben, und falls dieses nur ein rühmliches ist, so ist das Sterben der beste von allen. Julius Cäsar, jener tapfere römische Imperator, wurde einst gefragt, welches der beste Tod sei; er antwortete: der unvermutete, der plötzliche und unvorhergesehene, und obgleich er als ein Heide antwortete, als ein Mann, dem die Kenntnis des wahren Gottes fremd war, so sagte er doch, was das Richtige war, um sich von der allgemeinen menschlichen Empfindung frei zu machen. Denn gesetzt den Fall, Ihr kommt im ersten Treffen oder Handgemenge um, sei es durch einen Kanonenschuß, sei es durch eine Mine, was liegt daran? Alles ist doch weiter nichts als Sterben, und damit ist die Sache abgetan, und nach Terenz steht es dem Kriegsmann schöner an, auf dem Schlachtfelde tot zu liegen, als sich auf der Flucht lebend und gerettet zu sehen. Der brave Soldat gewinnt so viel des Ruhmes, so unverbrüchlich er den Gehorsam wahrt seinen Hauptleuten und denen, welche Befehlsgewalt über ihn haben. Und merkt Euch, mein Sohn, es paßt sich für den Soldaten besser, nach Pulver als nach Bisam zu riechen, und wenn einst das Alter Euch noch in diesem ehrenvollen Berufe findet, wenn auch voller Wunden oder verkrüppelt oder lahm, so kann es Euch zum mindesten nicht ohne Ehre finden, ohne eine Ehre, die Euch Armut nimmer schmälern kann. Zudem ist man schon daran, Anstalten für Unterhalt und Pflege der alten verkrüppelten Soldaten zu treffen; denn es ist nicht recht, so mit ihnen zu verfahren wie manche mit ihren Negersklaven, die sie, wenn sie alt sind und nicht mehr dienen können, entlassen und in Freiheit setzen, sie unter dem Namen Freigelassene aus dem Hause stoßen und sie dadurch zu Sklaven des Hungers machen, von dem sie keine Befreiung hoffen können als durch den Tod. Aber für jetzt will ich Euch nichts weiter sagen, als daß Ihr Euch diesem meinem Roß auf die Kruppe setzet bis zur Schenke, und dort sollt Ihr mit mir zu Abend essen und morgen Eure Reise fortsetzen, welche Gott Euch zu einer so glücklichen machen möge, wie es Euer Vorhaben verdient.«
El paje no aceptó el convite de las ancas, aunque sí el de cenar con él en la venta; y, a esta sazón, dicen que dijo Sancho entre sí Der Diener nahm die Einladung auf die Kruppe nicht an, wohl aber die, mit ihm in der Schenke zu speisen; und es wird berichtet, bei dieser Gelegenheit habe Sancho leise für sich gesagt:
-¡Válate Dios por señor! Y ¿es posible que hombre que sabe decir tales, tantas y tan buenas cosas como aquí ha dicho, diga que ha visto los disparates imposibles que cuenta de la cueva de Montesinos? Ahora bien, ello dirá. »Hilf Himmel, was für ein Herr bist du! Wie kann nur ein Mann, der solche und so viele und so treffliche Dinge zu sagen weiß, wie er soeben gesagt hat, behaupten, er habe all den unmöglichen Widersinn mit Augen gesehen, den er von der Höhle des Montesinos erzählt? Nun gut, es wird sich schon finden.«
Y en esto, llegaron a la venta, a tiempo que anochecía, y no sin gusto de Sancho, por ver que su señor la juzgó por verdadera venta, y no por castillo, como solía. No hubieron bien entrado, cuando don Quijote preguntó al ventero por el hombre de las lanzas y alabardas; el cual le respondió que en la caballeriza estaba acomodando el macho. Lo mismo hicieron de sus jumentos el primo y Sancho, dando a Rocinante el mejor pesebre y el mejor lugar de la caballeriza. Unterdessen kamen sie mit Eintritt der Dunkelheit vor der Schenke an, wobei Sancho sich nicht wenig freute, weil er sah, daß sein Herr sie für eine wirkliche Schenke hielt und nicht für eine Burg, wie er zu tun pflegte. Kaum waren sie eingetreten, als Don Quijote den Wirt nach dem Mann mit den Spießen und Hellebarden fragte; dieser antwortete, derselbe sei im Stalle damit beschäftigt, den Maulesel zu versorgen. Das nämliche taten nun auch der Vetter und Sancho mit ihren Tieren, wobei sie Rosinanten die beste Krippe und den besten Platz im ganzen Stall einräumten.







Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXV. Donde se apunta la aventura del rebuzno y la graciosa del titerero, con las memorables adivinanzas del mono adivino.

25. Kapitel Wo das Abenteuer vom Eselsgeschrei berührt wird, auch das gar kurzweilige von dem Puppenspieler, benebst den denkwürdigen Offenbarungen des wahrsagenden Affen

No se le cocía el pan a don Quijote, como suele decirse, hasta oír y saber las maravillas prometidas del hombre condutor de las armas. Fuele a buscar donde el ventero le había dicho que estaba, y hallóle, y díjole que en todo caso le dijese luego lo que le había de decir después, acerca de lo que le había preguntado en el camino. El hombre le respondió. Es ließ unserm Don Quijote nicht Rast noch Ruhe, und er brannte vor Ungeduld, die Wunderdinge zu hören, die ihm der Mann mit den Waffen versprochen hatte. Er ging und suchte ihn da, wo er nach Angabe des Wirtes zu treffen war; er fand ihn und sagte ihm, jedenfalls müsse er ihm unverzüglich mitteilen, was er ihm wegen der unterwegs an ihn gerichteten Anfrage zu sagen habe. Der Mann antwortete:
-Más despacio, y no en pie, se ha de tomar el cuento de mis maravillas: déjeme vuestra merced, señor bueno, acabar de dar recado a mi bestia, que yo le diré cosas que le admiren. »Nur bei größerer Muße und nicht stehenden Fußes kann die Geschichte von meinen Wunderdingen erzählt werden; laßt mich, mein guter Herr, mein Tier erst vollends versorgen, und ich will Euch manches sagen, das Euch in Erstaunen setzen wird.«
-No quede por eso -respondió don Quijote-, que yo os ayudaré a todo. »Darum soll es wahrlich nicht unterbleiben«, erwiderte Don Quijote; »ich will Euch bei allem helfen.«
Y así lo hizo, ahechándole la cebada y limpiando el pesebre, humildad que obligó al hombre a contarle con buena voluntad lo que le pedía; y, sentándose en un poyo y don Quijote junto a él, teniendo por senado y auditorio al primo, al paje, a Sancho Panza y al ventero, comenzó a decir desta manera: Und so tat er denn auch, er siebte die Gerste und reinigte die Krippe; eine Herablassung, die den Mann bewog, bereitwilligst zu erzählen, was der Ritter von ihm begehrte. Er setzte sich auf eine steinerne Bank und Don Quijote neben ihn; als Zuhörer hatten sie den Vetter, den Diener, Sancho Pansa und den Wirt, und er hob folgendermaßen zu erzählen an:
-« Sabrán vuesas mercedes que en un lugar que está cuatro leguas y media desta venta sucedió que a un regidor dél, por industria y engaño de una muchacha criada suya, y esto es largo de contar, le faltó un asno, y, aunque el tal regidor hizo las diligencias posibles por hallarle, no fue posible. Quince días serían pasados, según es pública voz y fama,- que el asno faltaba, cuando, estando en la plaza el regidor perdidoso, otro regidor del mismo pueblo le dijo: ''Dadme albricias, compadre, que vuestro jumento ha parecido''. ''Yo os las mando y buenas, compadre -respondió el otro-, pero sepamos dónde ha parecido''. ''En el monte -respondió el hallador-, le vi esta mañana, sin albarda y sin aparejo alguno, y tan flaco que era una compasión miralle. Quísele antecoger delante de mí y traérosle, pero está ya tan montaraz y tan huraño, que, cuando llegé a él, se fue huyendo y se entró en lo más escondido del monte. Si queréis que volvamos los dos a buscarle, dejadme poner esta borrica en mi casa, que luego vuelvo''. ''Mucho placer me haréis -dijo el del jumento-, e yo procuraré pagároslo en la mesma moneda''. Con estas circunstancias todas, y de la mesma manera que yo lo voy contando, lo cuentan todos aquellos que están enterados en la verdad deste caso. En resolución, los dos regidores, a pie y mano a mano, se fueron al monte, y, llegando al lugar y sitio donde pensaron hallar el asno, no le hallaron, ni pareció por todos aquellos contornos, aunque más le buscaron. Viendo, pues, que no parecía, dijo el regidor que le había visto al otro: ''Mirad, compadre: una traza me ha venido al pensamiento, con la cual sin duda alguna podremos descubrir este animal, aunque esté metido en las entrañas de la tierra, no que del monte; y es que yo sé rebuznar maravillosamente; y si vos sabéis algún tanto, dad el hecho por concluido''. ''¿Algún tanto decís, compadre? -dijo el otro-; por Dios, que no dé la ventaja a nadie, ni aun a los mesmos asnos''. ''Ahora lo veremos -respondió el regidor segundo-, porque tengo determinado que os vais vos por una parte del monte y yo por otra, de modo que le rodeemos y andemos todo, y de trecho en trecho rebuznaréis vos y rebuznaré yo, y no podrá ser menos sino que el asno nos oya y nos responda, si es que está en el monte''. A lo que respondió el dueño del jumento: ''Digo, compadre, que la traza es excelente y digna de vuestro gran ingenio''. Y, dividiéndose los dos según el acuerdo, sucedió que casi a un mesmo tiempo rebuznaron, y cada uno engañado del rebuzno del otro, acudieron a buscarse, pensando que ya el jumento había parecido; y, en viéndose, dijo el perdidoso: ''¿Es posible, compadre, que no fue mi asno el que rebuznó?'' ''No fue, sino yo'', respondió el otro. ''Ahora digo -dijo el dueño-, que de vos a un asno, compadre, no hay alguna diferencia, en cuanto toca al rebuznar, porque en mi vida he visto ni oído cosa más propia''. ''Esas alabanzas y encarecimiento -respondió el de la traza-, mejor os atañen y tocan a vos que a mí, compadre; que por el Dios que me crió que podéis dar dos rebuznos de ventaja al mayor y más perito rebuznador del mundo; porque el sonido que tenéis es alto; lo sostenido de la voz, a su tiempo y compás; los dejos, muchos y apresurados, y, en resolución, yo me doy por vencido y os rindo la palma y doy la bandera desta rara habilidad''. ''Ahora digo -respondió el dueño-, que me tendré y estimaré en más de aquí adelante, y pensaré que sé alguna cosa, pues tengo alguna gracia; que, puesto que pensara que rebuznaba bien, nunca entendí que llegaba el estremo que decís''. ''También diré yo ahora -respondió el segundo- que hay raras habilidades perdidas en el mundo, y que son mal empleadas en aquellos que no saben aprovecharse dellas''. ''Las nuestras -respondió el dueño-, si no es en casos semejantes como el que traemos entre manos, no nos pueden servir en otros, y aun en éste plega a Dios que nos sean de provecho''. »Ihr müßt wissen, verehrte Herren, daß in einer Ortschaft, fünfthalb Meilen von hier, ein Gemeinderat seinen Esel vermißte; es geschah dies durch Hinterlist und Tücke seines jungen Dienstmädchens, was zu weitläufig zu erzählen wäre. Wiewohl nun besagter Gemeinderat sich alle denkbare Mühe gab, ihn wiederzufinden, gelang ihm dies doch nicht. Vierzehn Tage mochten vorübergegangen sein, wie man allgemein sagt und glaubt, seit der Esel fehlte, als auf dem Marktplatz zu dem vom Verlust betroffenen Gemeinderat ein andrer Gemeinderat desselben Ortes kam und sagte: ,Gebt mir Botenlohn, Gevatter, Euer Esel ist zum Vorschein gekommen.' ,Den Botenlohn geb ich Euch, und einen guten', erwiderte der andre; ,aber laßt hören, wo er zum Vorschein gekommen.' ,Im Walde', antwortete der Finder, ,hab ich ihn heut morgen gesehen, ohne Sattel und Geschirr und so mager, daß es ein jämmerlicher Anblick war. Ich wollte ihn vor mir hertreiben und ihn Euch bringen; aber er ist schon so wild und scheu geworden, daß er, als ich auf ihn zuging, von dannen lief und in das versteckteste Dickicht des Waldes rannte. Wenn Ihr wollt, daß wir alle beide ihn wieder suchen gehen, so laßt mich nur meine Eselin nach Haus bringen; ich komme gleich wieder.' ,Das ist sehr freundlich von Euch', sagte der Herr des Esels, ,und es soll meine Sorge sein, Euch dereinst in gleicher Münze zu bezahlen.' Mit all diesen Umständen und auf dieselbe Art erzählen es alle, die den wahren Hergang der Sache kennen. Kurz, die zwei Gemeinderäte gingen in treuer Freundschaft zu Fuße nach dem Wald, aber als sie an Ort und Stelle kamen, wo sie den Esel zu finden gedachten, fanden sie ihn nicht, und er ließ sich weit und breit nicht sehen, so eifrig sie ihn auch suchten. Als er nun nirgends zu entdecken war, sagte der Gemeinderat, der den Esel erblickt hatte, zu dem andern: ,Hört, Gevatter, es ist mir ein KnifF eingefallen, mit dem wir ganz gewiß das Tier auffinden können, und sollte es im innersten Schoß der Erde stecken, geschweige im Wald; nämlich ich kann wundervoll iahen, und wenn Ihr es auch ein wenig könnt, so dürft Ihr die Sache für abgemacht ansehen.' ,Ein wenig, sagt Ihr, Gevatter?' sprach der andre; ,bei Gott, darin nehme ich es mit jedem auf, selbst mit dem Esel.' ,Das wollen wir gleich sehen', sagte der zweite Gemeinderat. ,Ich habe mir ausgedacht, Ihr geht durch den Wald nach der einen Richtung und ich nach der andern, so daß wir den Wald ganz umkreisen und ganz durchstreifen, und von Zeit zu Zeit sollt Ihr iahen und will ich iahen, und da muß uns der Esel hören und uns antworten, wenn er wirklich im Walde ist.' Darauf antwortete der Herr des Esels: ,Ich sag Euch, Gevatter, der Anschlag ist ausgezeichnet und Eures großen Geistes würdig.' Als sich die beiden nun gemäß dem Übereinkommen trennten, geschah es, daß sie fast zur nämlichen Zeit iah schrien, und jeglicher von ihnen, vom Iahen des andern getäuscht, eilte herbei, seinen Gefährten aufzusuchen, in der Meinung, der Esel sei schon gefunden. Als sie einander erblickten, sagte der vom Verlust betroffene Gemeinderat::,Ist's möglich, Gevatter, daß es nicht mein Esel war, der da schrie?' ,Nein, niemand war's als ich', entgegnete der andre. ,Jetzt aber sag ich', sprach der Besitzer des Esels, ,zwischen Euch und einem Esel ist nicht der geringste Unterschied, was das Iahen betrifft; denn in meinem ganzen Leben hab ich nichts Natürlicheres gehört noch gesehen.' ,Solches Lob und so hoher Preis', antwortete der Erfinder der List, ,gebühren Euch eher als mir; denn bei dem Gott, der mich erschaffen hat, Ihr könnt dem besten und geübtesten Iah-Schreier auf Erden zwei Iahs vorgeben. Denn Euer Ton ist so stark, Ihr haltet die Stimme so in richtigem Takt, Rhythmus und Tempo, daß ich mich für überwunden erkläre; ich übergebe Euch die Palme und reiche Euch das Banner des Führers in dieser seltenen Fertigkeit.' ,Jetzt muß ich allerdings sagen', entgegnete der Eselsbesitzer, ,daß ich von nun an mehr von mir halten und mich höher schätzen werde, weil ich einiges Talent besitze; denn wenn ich auch glaubte, gut iah zu schreien, so habe ich doch nie gedacht, daß ich darin eine solche Vollendung besitze, wie Ihr sagt.' ,Ich muß jetzt auch noch bemerken', versetzte der zweite, ,daß gar manche seltene Begabungen auf der Welt verlorengehen und bei denen übel angebracht sind, die sie nicht zu benützen wissen.' ,Unsere Talente', antwortete der Eselsbesitzer, ,können uns in anderen Fällen als dem, den wir gerade unter den Händen haben, wenig nützen, und selbst in diesem: wollte Gott, sie wären uns von Nutzen!'
Esto dicho, se tornaron a dividir y a volver a sus rebuznos, y a cada paso se engañaban y volvían a juntarse, hasta que se dieron por contraseño que, para entender que eran ellos, y no el asno, rebuznasen dos veces, una tras otra. Con esto, doblando a cada paso los rebuznos, rodearon todo el monte sin que el perdido jumento respondiese, ni aun por señas. Mas, ¿cómo había de responder el pobre y mal logrado, si le hallaron en lo más escondido del bosque, comido de lobos? Y, en viéndole, dijo su dueño: ''Ya me maravillaba yo de que él no respondía, pues a no estar muerto, él rebuznara si nos oyera, o no fuera asno; pero, a trueco de haberos oído rebuznar con tanta gracia, compadre, doy por bien empleado el trabajo que he tenido en buscarle, aunque le he hallado muerto''. ''En buena mano está, compadre -respondió el otro-, pues si bien canta el abad, no le va en zaga el monacillo''. Con esto, desconsolados y roncos, se volvieron a su aldea, adonde contaron a sus amigos, vecinos y conocidos cuanto les había acontecido en la busca del asno, exagerando el uno la gracia del otro en el rebuznar; todo lo cual se supo y se estendió por los lugares circunvecinos. Y el diablo, que no duerme, como es amigo de sembrar y derramar rencillas y discordia por doquiera, levantando caramillos en el viento y grandes quimeras de nonada, ordenó e hizo que las gentes de los otros pueblos, en viendo a alguno de nuestra aldea, rebuznase, como dándoles en rostro con el rebuzno de nuestros regidores. Dieron en ello los muchachos, que fue dar en manos y en bocas de todos los demonios del infierno, y fue cundiendo el rebuzno de en uno en otro pueblo, de manera que son conocidos los naturales del pueblo del rebuzno, como son conocidos y diferenciados los negros de los blancos; y ha llegado a tanto la desgracia desta burla, que muchas veces con mano armada y formado escuadrón han salido contra los burladores los burlados a darse la batalla, sin poderlo remediar rey ni roque, ni temor ni vergüenza. Yo creo que mañana o esotro día han de salir en campaña los de mi pueblo, que son los del rebuzno, contra otro lugar que está a dos leguas del nuestro, que es uno de los que más nos persiguen: y, por salir bien apercebidos, llevo compradas estas lanzas y alabardas que habéis visto. Y éstas son las maravillas que dije que os había de contar, y si no os lo han parecido, no sé otras. Hierauf trennten sie sich abermals und huben aufs neue an, ihr Iah zu schreien; aber jeden Augenblick täuschten sie sich wieder und liefen wieder aufeinander zu, bis sie verabredeten, sie wollten immer zweimal hintereinander iah schreien, um zu erkennen, daß sie es seien und nicht der Esel. Hiermit durchstreiften sie den ganzen Wald und stießen bei jedem Schritte ihr Iah doppelt aus, ohne daß der verlorene Esel antwortete oder auch nur etwas von sich merken ließ. Aber wie sollte das unglückliche Tier antworten, da sie es endlich im verstecktesten Dickicht von den Wölfen angefressen fanden? Und als sein Herr den Esel erblickte, sprach er: ,Wohl mußte ich mich verwundern, daß er keine Antwort gab; denn wäre er nicht tot gewesen, so hätte er iah geschrien, sobald er uns hörte, oder er wäre kein Esel gewesen. Aber damit, daß ich Euch so lieblich iahen gehört, Gevatter, halte ich die Mühsal für gut bezahlt, die ich beim Suchen gehabt, wenn ich ihn auch tot gefunden habe.' ,Das stand ja in guter Hand, Gevatter', antwortete der andre; ,denn wenn der Priester gut singt, bleibt der Chorknabe nicht hinter ihm zurück.' Hiermit kehrten sie, trostlos und heiser, in ihr Dorf zurück und erzählten dort ihren Freunden, Nachbarn und Bekannten, was alles ihnen auf der Suche nach dem Esel begegnet war, wobei der eine das Talent des andern im Iahen über die Maßen rühmte. Die ganze Geschichte wurde bald in den umliegenden Orten bekannt und verbreitet; und da der Teufel, der nie schläft, seine Freude daran hat, Hader und Zwietracht zu säen und auszustreuen, wo es nur immer geht, und zu diesem Zwecke bösartigen Klatsch ohne Sinn und die größten Händel um nichts und wieder nichts aufrührt, so trieb er die Leute aus den andern Ortschaften an, wenn sie einen aus unsrem Dorf zu Gesicht bekamen, iah zu schreien, als wollten sie ihnen das Iahen unsrer Gemeinderäte unter die Nase reiben. Auch die Gassenbuben fingen es auf, und das hieß allen bösen Geistern der Hölle in die Hände und in die Mäuler geraten; das Eselsgeschrei griff um sich von Dorf zu Dorf, so daß die aus dem Iaher-Dorf Gebürtigen nunmehr überall kenntlich sind, wie Neger kenntlich sind unter Weißen. Ja, diese unselige Spötterei hat endlich dahin geführt, daß oftmals mit bewaffneter Hand und geschlossener Schar die Verspotteten gegen die Spötter auszogen, um einander Schlachten zu liefern, ohne daß König oder Königin, Furcht oder Scham es hindern konnten. Ich glaube, morgen oder nächster Tage werden die von meinem Dorf, das heißt die Leute, bei denen das Iahen angefangen hat, gegen ein andres Dorf zu Felde ziehen, welches zwei Meilen vom unsrigen entfernt ist und zu denen gehört, die uns am ärgsten verfolgen; und weil sie wohlgerüstet ausziehen wollen, habe ich die Spieße und Hellebarden gekauft und hergebracht, die Ihr gesehen habt. Dies also sind die Wunderdinge, die ich, wie ich gesagt, Euch zu erzählen hatte; und wenn sie Euch nicht so wundersam vorkommen, ich weiß keine andern weiter.«
Y con esto dio fin a su plática el buen hombre; y, en esto, entró por la puerta de la venta un hombre todo vestido de camuza, medias, greguescos y jubón, y con voz levantada dijo: Hiermit schloß der wackere Bursche seine Erzählung. Gleichzeitig trat zur Tür der Schenke ein Mann herein, der ganz in Gemsleder gekleidet war, Strümpfe wie Hosen und Wams; mit lauter Stimme sprach er:
-Señor huésped, ¿hay posada? Que viene aquí el mono adivino y el retablo de la libertad de Melisendra. »Herr Wirt, gibt's Quartier? Hier kommt der wahrsagende Affe und das Puppenspiel von der Befreiung der Melisendra.«
-¡Cuerpo de tal -dijo el ventero-, que aquí está el señor mase Pedro! Buena noche se nos apareja. »Potztausend!« sagte der Wirt; »da kommt ja Meister Pedro; heut steht uns ein herrlicher Abend bevor.«
Olvidábaseme de decir como el tal mase Pedro traía cubierto el ojo izquierdo, y casi medio carrillo, con un parche de tafetán verde, señal que todo aquel lado debía de estar enfermo; y el ventero prosiguió, diciendo. Ich vergaß zu bemerken, daß Meister Pedro das linke Auge und fast die halbe Wange mit einem Pflaster von grünem Taft bedeckt hatte, ein Zeichen, daß diese ganze Seite an einem Schaden litt.
-Sea bien venido vuestra merced, señor mase Pedro. ¿Adónde está el mono y el retablo, que no los veo. Der Wirt fuhr fort: »Euer Gnaden sei willkommen, Meister Pedro. Wo ist der Affe und das Puppentheater, daß ich sie nicht sehe?«
-Ya llegan cerca -respondió el todo camuza-, sino que yo me he adelantado, a saber si hay posada. »Sie sind schon ganz nahe«, antwortete der Gemslederne; »ich bin nur vorausgegangen, um zu hören, ob es Quartier gibt.«
-Al mismo duque de Alba se la quitara para dársela al señor mase Pedro -respondió el ventero-; llegue el mono y el retablo, que gente hay esta noche en la venta que pagará el verle y las habilidades del mono. »Das würde ich sogar dem Herzog von Alba wegnehmen, um es Meister Pedro zu geben«, erwiderte der Wirt; »laßt nur den Affen und das Puppentheater kommen, es sind diese Nacht Leute im Wirtshaus, die dafür zahlen werden, das Theater und die Künste des Affen zu sehen.«
-Sea en buen hora -respondió el del parche-, que yo moderaré el precio, y con sola la costa me daré por bien pagado; y yo vuelvo a hacer que camine la carreta donde viene el mono y el retablo. »Sehr gut«, entgegnete der mit dem Pflaster; »ich werde den Preis ermäßigen und will mit meinen Unkosten allein schon ganz zufrieden sein. Ich will nur noch einmal zurück und machen, daß der Karren mit dem Affen und dem Puppentheater bald kommt.«
Y luego se volvió a salir de la venta. Und sofort eilte er wieder aus der Schenke hinaus.
Preguntó luego don Quijote al ventero qué mase Pedro era aquél, y qué retablo y qué mono traía. A lo que respondió el ventero. Don Quijote fragte sogleich den Wirt, was für ein Meister Pedro das sei und was für ein Puppentheater und was für einen Affen er bei sich führe. Der Wirt antwortete:
-Éste es un famoso titerero, que ha muchos días que anda por esta Mancha de Aragón enseñando un retablo de Melisendra, libertada por el famoso don Gaiferos, que es una de las mejores y más bien representadas historias que de muchos años a esta parte en este reino se han visto. Trae asimismo consigo un mono de la más rara habilidad que se vio entre monos, ni se imaginó entre hombres, porque si le preguntan algo, está atento a lo que le preguntan y luego salta sobre los hombros de su amo, y, llegándosele al oído, le dice la respuesta de lo que le preguntan, y maese Pedro la declara luego; y de las cosas pasadas dice mucho más que de las que están por venir; y, aunque no todas veces acierta en todas, en las más no yerra, de modo que nos hace creer que tiene el diablo en el cuerpo. Dos reales lleva por cada pregunta, si es que el mono responde; quiero decir, si responde el amo por él, después de haberle hablado al oído; y así, se cree que el tal maese Pedro esta riquísimo; y es hombre galante, como dicen en Italia y bon compaño, y dase la mejor vida del mundo; habla más que seis y bebe más que doce, todo a costa de su lengua y de su mono y de su retablo. »Der Mann ist ein ausgezeichneter Puppenspieler, der seit vielen Tagen in unsrer aragonesischen Mancha umherzieht und das Puppenspiel von Melisendra sehen läßt, wie sie durch den ruhmvollen Don Gaiféros befreit wird, eine der schönsten und am besten dargestellten Geschichten, die man seit langen Jahren in unsrem Königreich gesehen hat. Er hat auch einen Affen bei sich, der besitzt die seltenste Geschicklichkeit, die man jemals unter Affen gefunden hat oder die ein Mensch sich überhaupt vorstellen kann; denn wenn man ihn etwas fragt, horcht er auf die Frage, springt sogleich seinem Herrn auf die Schultern und dicht ans Ohr und sagt ihm die Antwort auf das Gefragte, und Meister Pedro tut sie sogleich den Zuhörern kund. Von vergangenen Dingen sagt er mehr als von zukünftigen; und obschon er nicht immer in allen Sachen das Richtige trifft, so geht er doch bei den meisten nicht fehl, so daß man glauben möchte, er habe den Teufel im Leibe. Zwei Realen nimmt Meister Pedro für jede Frage, wenn nämlich der Affe eine Antwort gibt, ich meine, wenn der Herr für ihn antwortet, nachdem der Affe ihm was ins Ohr gesagt. Daher glaubt man auch, daß der Meister Pedro steinreich ist; auch ist er ein galantuomo und buon compagno, wie man in Italien sagt, und lebt herrlich und in Freuden; er schwatzt mehr als ihrer sechse und trinkt mehr als ihrer zwölfe, und alles das verdient ihm seine Zunge, sein Affe und sein Puppentheater.«
En esto, volvió maese Pedro, y en una carreta venía el retablo, y el mono, grande y sin cola, con las posaderas de fieltro, pero no de mala cara; y, apenas le vio don Quijote, cuando le preguntó. Indem kehrte Meister Pedro zurück, und auf einem Karren kam auch das Puppentheater und der Affe, groß und ohne Schwanz, das Gesäß wie von Filz, das Gesicht aber sah nicht übel aus. Kaum hatte ihn Don Quijote erblickt, als er ihn fragte:
-Dígame vuestra merced, señor adivino: ¿qué peje pillamo? ¿Qué ha de ser de nosotros?. Y vea aquí mis dos reales. »Sagt mir doch, Herr Wahrsager, che pesce pigliamo? Was steht uns bevor? Hier habt Ihr meine zwei Realen.«
Y mandó a Sancho que se los diese a maese Pedro, el cual respondió por el mono, y dijo. Sogleich befahl er Sancho, dem Meister Pedro das Geld zu geben. Der aber antwortete für den Affen:
-Señor, este animal no responde ni da noticia de las cosas que están por venir; de las pasadas sabe algo, y de las presentes, algún tanto. »Señor, über zukünftige Dinge gibt das Tier weder Antwort noch Auskunft; auf vergangene versteht es sich einigermaßen und auf gegenwärtige ein wenig.«
-¡Voto a Rus -dijo Sancho-, no dé yo un ardite porque me digan lo que por mí ha pasado!; porque, ¿quién lo puede saber mejor que yo mesmo? Y pagar yo porque me digan lo que sé, sería una gran necedad; pero, pues sabe las cosas presentes, he aquí mis dos reales, y dígame el señor monísimo qué hace ahora mi mujer Teresa Panza, y en qué se entretiene. »Bei Gott!« sagte Sancho, »dafür gab ich keinen Pfifferling, daß man mir sagt, was mit mir vorgegangen ist; denn wer kann das besser wissen als ich selbst? Und daß ich dafür zahle, daß man mir sagt, was ich weiß, wäre eine große Dummheit. Aber da er sich auf die gegenwärtigen Dinge versteht, hier sind meine zwei Realen, der Herr Wunderaffe soll mir sagen: Was macht jetzt meine Frau Teresa Pansa und womit beschäftigt sie sich?«
No quiso tomar maese Pedro el dinero, diciendo. Meister Pedro wollte das Geld nicht nehmen und sprach:
-No quiero recebir adelantados los premios, sin que hayan precedido los servicios. »Ich mag die Bezahlung nicht im voraus nehmen, sondern die Dienstleistung muß vorangehen.«
Y, dando con la mano derecha dos golpes sobre el hombro izquierdo, en un brinco se le puso el mono en él, y, llegando la boca al oído, daba diente con diente muy apriesa; y, habiendo hecho este ademán por espacio de un credo, de otro brinco se puso en el suelo, y al punto, con grandísima priesa, se fue maese Pedro a poner de rodillas ante don Quijote, y, abrazándole las piernas, dijo. Und wie er sich nun mit der rechten Hand zweimal auf die linke Schulter schlug, sprang der Affe mit einem Satz hinauf, hielt das Maul an Pedros Ohr, klappte mit den Zähnen hastig aufeinander, und nachdem er dies Spiel, etwa so lang man ein Kredo betet, getrieben hatte, sprang er wieder mit einem Satz auf den Boden, und im Augenblick warf sich Meister Pedro mit größter Hast auf die Knie vor Don Quijote, umfaßte dessen Beine und sprach:
-Estas piernas abrazo, bien así como si abrazara las dos colunas de Hércules, ¡oh resucitador insigne de la ya puesta en olvido andante caballería!; ¡oh no jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, ánimo de los desmayados, arrimo de los que van a caer, brazo de los caídos, báculo y consuelo de todos los desdichados. »Um diese Beine schling ich meine Arme, grade als ob ich die beiden Säulen des Herkules umfaßte, o du erlauchter Auferwecker des schon in Vergessenheit geratenen Rittertums! O du nimmer nach Gebühr gepriesener Ritter Don Quijote von der Mancha, du Stütze der Fallenden, Arm der Gefallenen, Stab und Trost aller Unglücklichen!«
Quedó pasmado don Quijote, absorto Sancho, suspenso el primo, atónito el paje, abobado el del rebuzno, confuso el ventero, y, finalmente, espantados todos los que oyeron las razones del titerero, el cual prosiguió diciendo. Don Quijote war starr, Sancho außer sich, der Vetter in Staunen versunken, der Diener schier entsetzt, der Mann aus dem Iaher-Dorf stand mit offnem Maule und der Wirt ganz verdutzt; kurz, alle schraken zusammen, die des Puppenspielers Worte gehört. Der aber fuhr folgendermaßen fort:
-Y tú, ¡oh buen Sancho Panza!, el mejor escudero y del mejor caballero del mundo, alégrate, que tu buena mujer Teresa está buena, y ésta es la hora en que ella está rastrillando una libra de lino, y, por más señas, tiene a su lado izquierdo un jarro desbocado que cabe un buen porqué de vino, con que se entretiene en su trabajo. »Und du, o wackerer Sancho Pansa, du, der beste Schildknappe des besten Ritters auf Erden! Freudig vernimm, daß es deinem guten Weibe Teresa gut ergeht; zur Stunde hechelt sie ein Pfund Flachs, und zum Wahrzeichen hat sie zu ihrer Linken einen Krug mit zerbrochenem Halse stehen, der einen tüchtigen Schluck Wein faßt; womit sie sich bei ihrer Arbeit erheitert.«
-Eso creo yo muy bien -respondió Sancho-, porque es ella una bienaventurada, y, a no ser celosa, no la trocara yo por la giganta Andandona, que, según mi señor, fue una mujer muy cabal y muy de pro; y es mi Teresa de aquellas que no se dejan mal pasar, aunque sea a costa de sus herederos. »Das glaub ich wohl«, entgegnete Sancho, »denn sie ist ein kreuzbraves Weib, und wäre sie nicht eifersüchtig, so würde ich sie nicht gegen die Riesin Andandona tauschen, die nach meines Herrn Bericht ein äußerst rechtschaffenes Frauenzimmer war; meine Teresa aber gehört zu jenen Weibern, die sich nichts abgehn lassen, und sollt es auch auf Kosten ihrer Erben geschehen.«
-Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote-, que el que lee mucho y anda mucho, vee mucho y sabe mucho. Digo esto porque, ¿qué persuasión fuera bastante para persuadirme que hay monos en el mundo que adivinen, como lo he visto ahora por mis propios ojos? Porque yo soy el mesmo don Quijote de la Mancha que este buen animal ha dicho, puesto que se ha estendido algún tanto en mis alabanzas; pero comoquiera que yo me sea, doy gracias al cielo, que me dotó de un ánimo blando y compasivo, inclinado siempre a hacer bien a todos, y mal a ninguno. »Jetzt muß ich sagen«, fiel hier Don Quijote ein, »wer viel liest und viel reist, sieht vieles und erfährt vieles. Ja, das sag ich, denn welche Überredung hätte genügt, mich zu überreden, daß es Affen auf der Welt gibt, die wahrsagen können, wie ich es jetzt mit meinen eigenen Augen gesehen? Bin ich doch der nämliche Don Quijote von der Mancha, den dies wackere Tier genannt hat, obschon es etwas zu freigebig mit meinem Lob gewesen; aber wer und wie ich auch immer sein möge, ich danke dem Himmel, der mich mit einem weichen und mitfühlenden Gemüte begabt hat, das stets geneigt ist, jedermann Gutes und keinem Böses zu tun.«
-Si yo tuviera dineros -dijo el paje-, preguntara al señor mono qué me ha de suceder en la peregrinación que llevo. »Wenn ich Geld hätte«, sagte der Diener, »würde ich den Herrn Affen fragen, wie es mir auf der Wanderschaft gehen wird, die ich vorhabe.«
A lo que respondió maese Pedro, que ya se había levantado de los pies de don Quijote. Darauf antwortete Meister Pedro, der sich von dem Fußfall vor Don Quijote bereits wieder erhoben hatte:
-Ya he dicho que esta bestezuela no responde a lo por venir; que si respondiera, no importara no haber dineros; que, por servicio del señor don Quijote, que está presente, dejara yo todos los intereses del mundo. Y agora, porque se lo debo, y por darle gusto, quiero armar mi retablo y dar placer a cuantos están en la venta, sin paga alguna. »Ich habe schon gesagt, daß dies Tierchen über Zukünftiges keine Antwort erteilt; wenn es sie erteilte, so käme es darauf nicht an, daß einer Geld hat, denn um dem allhier gegenwärtigen Señor Don Quijote gefällig zu sein, würde ich jeden Geldvorteil auf Erden beiseite setzen. Jetzt nun, weil ich es ihm schuldig bin und weil ich ihm Vergnügungen machen will, werde ich mein Puppentheater aufstellen und allen in der Schenke Anwesenden eine Freude bereiten, und zwar ohne alle Bezahlung.«
Oyendo lo cual el ventero, alegre sobremanera, señaló el lugar donde se podía poner el retablo, que en un punto fue hecho. Als der Wirt dies hörte, freute er sich über die Maßen und wies einen Platz an, wo das Theater aufgestellt werden konnte, und es war dies in einem Augenblick geschehen.
Don Quijote no estaba muy contento con las adivinanzas del mono, por parecerle no ser a propósito que un mono adivinase, ni las de por venir, ni las pasadas cosas; y así, en tanto que maese Pedro acomodaba el retablo, se retiró don Quijote con Sancho a un rincón de la caballeriza, donde, sin ser oídos de nadie, le dijo. Don Quijote war mit der Wahrsagerei des Affen nicht zufrieden, weil es ihm unziemlich erschien, daß ein Affe wahrsagen sollte, gleichviel, ob Zukünftiges oder Vergangenes. Daher zog er sich, während Meister Pedro sein Puppentheater in Ordnung brachte, mit Sancho in einen Winkel des Stalles zurück und sagte zu diesem, ohne dort von jemandem belauscht zu werden:
-Mira, Sancho, yo he considerado bien la estraña habilidad deste mono, y hallo por mi cuenta que sin duda este maese Pedro, su amo, debe de tener hecho pacto, tácito o espreso, con el demonio. »Höre, Sancho, ich habe mir die außerordentliche Geschicklichkeit dieses Affen überlegt, und ich halte dafür, daß dieser Meister Pedro, sein Herr, einen stillschweigenden oder ausdrücklichen Pakt mit dem Teufel geschlossen haben muß.«
-Si el patio es espeso y del demonio -dijo Sancho-, sin duda debe de ser muy sucio patio; pero, ¿de qué provecho le es al tal maese Pedro tener esos patios. »Wenn das Paket ausgedrückt und vom Teufel verschlossen ist«, sprach Sancho, »so muß es ganz gewiß ein gar schmutziges Paket sein. Aber was hat der Meister Pedro davon, daß er solche Pakete hat?«
-No me entiendes, Sancho: no quiero decir sino que debe de tener hecho algún concierto con el demonio de que infunda esa habilidad en el mono, con que gane de comer, y después que esté rico le dará su alma, que es lo que este universal enemigo pretende. Y háceme creer esto el ver que el mono no responde sino a las cosas pasadas o presentes, y la sabiduría del diablo no se puede estender a más, que las por venir no las sabe si no es por conjeturas, y no todas veces; que a solo Dios está reservado conocer los tiempos y los momentos, y para Él no hay pasado ni porvenir, que todo es presente. Y, siendo esto así, como lo es, está claro que este mono habla con el estilo del diablo; y estoy maravillado cómo no le han acusado al Santo Oficio, y examinádole y sacádole de cuajo en virtud de quién adivina; porque cierto está que este mono no es astrólogo, ni su amo ni él alzan, ni saben alzar, estas figuras que llaman judiciarias, que tanto ahora se usan en España, que no hay mujercilla, ni paje, ni zapatero de viejo que no presuma de alzar una figura, como si fuera una sota de naipes del suelo, echando a perder con sus mentiras e ignorancias la verdad maravillosa de la ciencia. De una señora sé yo que preguntó a uno destos figureros que si una perrilla de falda pequeña, que tenía, si se empreñaría y pariría, y cuántos y de qué color serían los perros que pariese. A lo que el señor judiciario, después de haber alzado la figura, respondió que la perrica se empreñaría, y pariría tres perricos, el uno verde, el otro encarnado y el otro de mezcla, con tal condición que la tal perra se cubriese entre las once y doce del día, o de la noche, y que fuese en lunes o en sábado; y lo que sucedió fue que de allí a dos días se moría la perra de ahíta, y el señor levantador quedó acreditado en el lugar por acertadísimo judiciario, como lo quedan todos o los más levantadores. »Du verstehst mich nicht, Sancho«, erwiderte Don Quijote. »Ich will nur so viel sagen, daß er ein Übereinkommen mit dem Teufel getroffen haben muß, damit dieser dem Affen jene Geschicklichkeit eingebe, mit welcher der Pedro sein Brot verdienen will, und wenn er dann reich geworden, muß er dem Teufel seine Seele zu eigen geben; denn das ist es eben, was dieser Feind der Menschheit begehrt. Was mich zu diesem Glauben bringt, ist, daß dieser Affe nur über Vergangenes oder Gegenwärtiges Antwort erteilt, und auf ein mehreres kann sich des Teufels Wissenschaft nicht erstrecken. Das Künftige weiß er nicht, außer etwa durch Vermutung, und das nicht immer; denn Gott allein ist es vorbehalten, die Zeiten und die Augenblicke zu kennen, und für ihn gibt es weder Vergangenheit noch Zukunft, alles ist ihm gegenwärtig. Und wenn dies seine Richtigkeit hat, wie es unzweifelhaft der Fall ist, so ist es klar, daß dieser Affe durch des Teufels Kunst spricht, und ich wundre mich, daß man ihn nicht vor dem heiligen Gericht der Inquisition angeklagt und verhört und gründlich aus ihm herausgebracht hat, kraft welchen Geistes er wahrsagt; denn es ist gewiß, daß dieser Affe sich nicht auf Sterndeuterei versteht und daß weder sein Herr noch er selbst jene Figuren zu ziehen verstehen, die man Horoskope nennt, was heutzutage in Spanien so allgemein gemacht wird, daß es kein altes Weib, keinen Hausdiener, keinen Schuhflicker gibt, der sich nicht herausnimmt, ein Horoskop zu stellen, so leichthin, als zöge er den Buben aus einem Kartenspiel; wobei sie dann durch ihre Lügen und ihre Unwissenheit die wunderbare Wahrheit der astrologischen Wissenschaft zugrunde richten. Mir ist von einer vornehmen Dame bekannt, daß sie einen dieser Horoskopsteller fragte, ob ihr kleines Schoßhündchen trächtig werden und Junge werfen würde und wie viele und von welcher Farbe die Welpen sein würden. Der Sterndeuter stellte das Horoskop und antwortete, das Hündchen werde trächtig werden und drei Junge werfen, das eine grün, das andre rosig, das dritte gescheckt; allein nur unter dem Beding, daß besagte Hündin zwischen elf und zwölf Uhr bei Tage oder bei Nacht belegt würde, und zwar am Montag oder am Samstag. Und was dann geschah, war, daß zwei Tage nachher die Hündin einging, weil sie sich überfressen hatte; aber der Herr Horoskopsteller galt am Orte nach wie vor für den kundigsten Sterndeuter, wie alle oder die meisten Horoskopsteller dafür gelten.«
-Con todo eso, querría -dijo Sancho- que vuestra merced dijese a maese Pedro preguntase a su mono si es verdad lo que a vuestra merced le pasó en la cueva de Montesinos; que yo para mí tengo, con perdón de vuestra merced, que todo fue embeleco y mentira, o por lo menos, cosas soñadas. »Trotz alledem wünschte ich«, sprach Sancho, »daß Euer Gnaden den Meister Pedro beauftragte, seinen Affen zu fragen, ob auf Wahrheit beruhe, was Euch in der Höhle des Montesinos begegnet ist; denn ich meinesteils glaube, daß, mit Euer Gnaden Verlaub, alles nur Lug und Trug oder zum mindesten Traumgebilde war.«
-Todo podría ser -respondió don Quijote-, pero yo haré lo que me aconsejas, puesto que me ha de quedar un no sé qué de escrúpulo. »Alles ist möglich«, entgegnete Don Quijote; »indessen will ich tun, was du mir anrätst, wenn ich dabei auch noch immer, ich weiß nicht welche Bedenken habe.«
Estando en esto, llegó maese Pedro a buscar a don Quijote y decirle que ya estaba en orden el retablo; que su merced viniese a verle, porque lo merecía. Don Quijote le comunicó su pensamiento, y le rogó preguntase luego a su mono le dijese si ciertas cosas que había pasado en la cueva de Montesinos habían sido soñadas o verdaderas; porque a él le parecía que tenían de todo. A lo que maese Pedro, sin responder palabra, volvió a traer el mono, y, puesto delante de don Quijote y de Sancho, dijo: Als sie so weit waren, kam Meister Pedro, um Don Quijote zu holen und ihm zu sagen, daß das Puppentheater bereits aufgeschlagen sei; Seine Gnaden möchte kommen, es zu sehen, denn das sei es wirklich wert. Don Quijote teilte ihm seinen Wunsch mit und bat ihn, seinen Affen sogleich zu fragen, damit er ihm Auskunft gebe, ob gewisse Dinge, die er in der Höhle des Montesinos erlebt habe, Traum oder Wirklichkeit seien; ihn wenigstens bedünke es, sie hätten was von beidem. Meister Pedro hierauf, ohne eine Silbe zu antworten, brachte seinen Affen wieder herbei, stellte ihn vor Don Quijote und Sancho hin und sagte:
-Mirad, señor mono, que este caballero quiere saber si ciertas cosas que le pasaron en una cueva llamada de Montesinos, si fueron falsas o verdaderas. »Sieh, lieber Affe, dieser Ritter begehrt zu wissen, ob gewisse Dinge, die ihm in einer Höhle begegnet sind, welche des Montesinos Höhle heißt, falsch oder wahr sind.«
Y, haciéndole la acostumbrada señal, el mono se le subió en el hombro izquierdo, y, hablándole, al parecer, en el oído, dijo luego maese Pedro. Hiermit gab er ihm das gewöhnliche Zeichen; der Affe sprang ihm auf die linke Schulter und tat, als ob er ihm etwas ins Ohr flüsterte, und Meister Pedro sprach sogleich:
-El mono dice que parte de las cosas que vuesa merced vio, o pasó, en la dicha cueva son falsas, y parte verisímiles; y que esto es lo que sabe, y no otra cosa, en cuanto a esta pregunta; y que si vuesa merced quisiere saber más, que el viernes venidero responderá a todo lo que se le preguntare, que por ahora se le ha acabado la virtud, que no le vendrá hasta el viernes, como dicho tiene. »Der Affe sagt, was Euer Gnaden in besagter Höhle gesehen oder erlebt hat, ist teilweise falsch und teilweise wahrscheinlich; er sagt ferner, dies und nichts andres wisse er in betreff dieser Frage, und wenn Euer Gnaden mehr zu erfahren wünsche, so werde er den nächsten Freitag all Eure Fragen beantworten; für jetzt sei es mit der Kraft seiner Begabung vorbei, welche ihm erst am Freitag wiederkommen wird, wie er bereits gesagt.«
-¿No lo decía yo -dijo Sancho-, que no se me podía asentar que todo lo que vuesa merced, señor mío, ha dicho de los acontecimientos de la cueva era verdad, ni aun la mitad. »Sagte ich's nicht«, fiel Sancho ein, »daß mir nicht eingehen wolle, was Euer Gnaden über die Vorkommnisse in der Höhle gesagt hat, sei auch nur zur Hälfte wahr?«
-Los sucesos lo dirán, Sancho -respondió don Quijote-; que el tiempo, descubridor de todas las cosas, no se deja ninguna que no las saque a la luz del sol, aunque esté escondida en los senos de la tierra. Y, por hora, baste esto, y vámonos a ver el retablo del buen maese Pedro, que para mí tengo que debe de tener alguna novedad. »Der Erfolg wird's lehren«, erwiderte Don Quijote; »die Zeit, die Offenbarerin aller Dinge, bringt jegliches ans Licht der Sonnen, und wäre es auch tief im Schoß der Erden verborgen. Für jetzt sei es hiermit genug, und gehen wir und sehen uns das Puppenspiel des wackeren Meisters Pedro an, das gewiß, glaube ich, manches Neue bieten wird.«
-¿Cómo alguna? -respondió maese Pedro-: sesenta mil encierra en sí este mi retablo; dígole a vuesa merced, mi señor don Quijote, que es una de las cosas más de ver que hoy tiene el mundo, y operibus credite, et non verbis; y manos a labor, que se hace tarde y tenemos mucho que hacer y que decir y que mostrar. »Wieso manches?« entgegnete Meister Pedro; »sechzigtausend neue Sachen enthält dies mein Puppentheater. Ich sage Euer Gnaden, mein hochverehrter Señor Don Quijote, es ist eine der größten Sehenswürdigkeiten, die heutzutage die Welt aufzuweisen hat, und operibus credite, et non verbis; und Hand ans Werk, denn es wird spät, und wir haben viel zu tun und zu sagen und zu zeigen!«
Obedeciéronle don Quijote y Sancho, y vinieron donde ya estaba el retablo puesto y descubierto, lleno por todas partes de candelillas de cera encendidas, que le hacían vistoso y resplandeciente. En llegando, se metió maese Pedro dentro dél, que era el que había de manejar las figuras del artificio, y fuera se puso un muchacho, criado del maese Pedro, para servir de intérprete y declarador de los misterios del tal retablo: tenía una varilla en la mano, con que señalaba las figuras que salían. Don Quijote und Sancho gehorchten und verfügten sich an den Platz, wo das Puppentheater schon aufgeschlagen und geöffnet war, ringsher voll angezündeter Wachslichter, die ihm ein prächtiges, glänzendes Aussehen gaben. Meister Pedro nahm alsbald seinen Platz hinter der Bühne, denn er war es, der die Figuren zu lenken hatte, und vor ihr stellte sich ein Bursche auf, Meister Pedros Diener, um als Dolmetsch und Erklärer der Geheimnisse des Puppenspiels zu wirken; er hielt ein Stäbchen in der Hand, mit dem er die auftretenden Figuren zeigte und benannte.
Puestos, pues, todos cuantos había en la venta, y algunos en pie, frontero del retablo, y acomodados don Quijote, Sancho, el paje y el primo en los mejores lugares, el trujamán comenzó a decir lo que oirá y verá el que le oyere o viere el capítulo siguiente. Nachdem sich alles, was im Wirtshause war, vor das Puppentheater niedergesetzt oder gestellt hatte und Don Quijote, Sancho, der Diener und der Vetter auf den besten Plätzen untergebracht waren, begann der Dolmetsch vorzutragen, was jeglicher hören und sehen wird, der ihm zuhören oder das folgende Kapitel lesen will.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXVI. Donde se prosigue la graciosa aventura del titerero, con otras cosas en verdad harto buenas.

26. Kapitel Wo das anmutige Abenteuer mit dem Puppenspiel fortgesetzt wird, nebst andern in Wirklichkeit äußerst schönen Geschichten

Callaron todos, tirios y troyanos; quiero decir, pendientes estaban todos los que el retablo miraban de la boca del declarador de sus maravillas, cuando se oyeron sonar en el retablo cantidad de atabales y trompetas, y dispararse mucha artillería, cuyo rumor pasó en tiempo breve, y luego alzó la voz el muchacho, y dijo. Still war's, und jedes Ohr hing an Äneens Munde: ich will sagen, alle, die dem Puppenspiel zuschauten, hingen am Munde des Erklärers von dessen Wunderdingen, als man hinter der Puppenbühne hervor eine Menge Pauken und Trompeten erschallen und zahlreiche Geschütze feuern hörte. Dieser Lärm ging rasch vorüber, und sogleich erhob der Bursche seine Stimme und sprach:
-Esta verdadera historia que aquí a vuesas mercedes se representa es sacada al pie de la letra de las corónicas francesas y de los romances españoles que andan en boca de las gentes, y de los muchachos, por esas calles. Trata de la libertad que dio el señor don Gaiferos a su esposa Melisendra, que estaba cautiva en España, en poder de moros, en la ciudad de Sansueña, que así se llamaba entonces la que hoy se llama Zaragoza; y vean vuesas mercedes allí cómo está jugando a las tablas don Gaiferos, según aquello que se canta: »Diese wahrhafte Geschichte, die hier den Herrschaften vorgeführt wird, ist buchstäblich aus den französischen Chroniken entnommen sowie aus den spanischen Romanzen, die im Munde der Männer und Jünglinge weit und breit auf den Gassen umgehen. Sie zeigt, wie der Señor Don Gaiféros seine Gattin Melisendra befreite, welche da gefangensaß in Spanien in der Gewalt der Mohren, zu Sansueña, denn so hieß damals die Stadt, die heutzutage Zaragoza heißt. Schaut her, meine Herrschaften, wie der Don Gaiféros beim Brettspiel sitzt, genauso, wie es im Liede heißt:
Jugando está a las tablas don Gaiferos. Beim Brettspiel sitzt der Ritter Don Gaiféros,
que ya de Melisendra está olvidado. Und Melisendra hat er längst vergessen.
Y aquel personaje que allí asoma, con corona en la cabeza y ceptro en las manos, es el emperador Carlomagno, padre putativo de la tal Melisendra, el cual, mohíno de ver el ocio y descuido de su yerno, le sale a reñir; y adviertan con la vehemencia y ahínco que le riñe, que no parece sino que le quiere dar con el ceptro media docena de coscorrones, y aun hay autores que dicen que se los dio, y muy bien dados; y, después de haberle dicho muchas cosas acerca del peligro que corría su honra en no procurar la libertad de su esposa, dicen que le dijo. Und die Person, die hier auftritt, mit der Krone auf dem Haupt und dem Zepter in Händen, ist der Kaiser Karl der Große, der als Vater selbiger Melisendra gilt; ärgerlich ob des müßigen Treibens und der Lässigkeit seines Schwiegersohnes, kommt er, um ihn zu zanken; und schaut nur, mit welchem Ungestüm und Nachdruck er ihn schilt! so daß er gerade aussieht, als wollte er ihm mit dem Zepter ein halb Dutzend Kopfnüsse geben; ja es gibt Schriftsteller, die da sagen, er habe sie ihm gegeben, und zwar ganz tüchtig gegeben. Und nachdem er ihm vieles darüber gesagt, welche Gefahr seine Ehre laufe, wenn er nicht für die Befreiung seiner Gattin Sorge trage, sagte er zu ihm, wie erzählt wird:
''Harto os he dicho: miradlo''. Nun sagt ich genug; bedenkt es.
Miren vuestras mercedes también cómo el emperador vuelve las espaldas y deja despechado a don Gaiferos, el cual ya ven como arroja, impaciente de la cólera, lejos de sí el tablero y las tablas, y pide apriesa las armas, y a don Roldán, su primo, pide prestada su espada Durindana, y cómo don Roldán no se la quiere prestar, ofreciéndole su compañía en la difícil empresa en que se pone; pero el valeroso enojado no lo quiere aceptar; antes, dice que él solo es bastante para sacar a su esposa, si bien estuviese metida en el más hondo centro de la tierra; y, con esto, se entra a armar, para ponerse luego en camino. Vuelvan vuestras mercedes los ojos a aquella torre que allí parece, que se presupone que es una de las torres del alcázar de Zaragoza, que ahora llaman la Aljafería; y aquella dama que en aquel balcón parece, vestida a lo moro, es la sin par Melisendra, que desde allí muchas veces se ponía a mirar el camino de Francia, y, puesta la imaginación en París y en su esposo, se consolaba en su cautiverio. Miren también un nuevo caso que ahora sucede, quizá no visto jamás. ¿No veen aquel moro que callandico y pasito a paso, puesto el dedo en la boca, se llega por las espaldas de Melisendra? Pues miren cómo la da un beso en mitad de los labios, y la priesa que ella se da a escupir, y a limpiárselos con la blanca manga de su camisa, y cómo se lamenta, y se arranca de pesar sus hermosos cabellos, como si ellos tuvieran la culpa del maleficio. Miren también cómo aquel grave moro que está en aquellos corredores es el rey Marsilio de Sansueña; el cual, por haber visto la insolencia del moro, puesto que era un pariente y gran privado suyo, le mandó luego prender, y que le den docientos azotes, llevándole por las calles acostumbradas de la ciudad. Schaut nun auch, meine Herrschaften, wie der Kaiser ihm den Rücken kehrt und den Don Gaiféros ganz verdrossen stehenläßt; seht, wie der, außer sich vor Zorn, das Spielbrett und die Steine weit von sich wegwirft und eilig seine Waffen begehrt und von seinem Vetter Don Roldán dessen Schwert Durindana geliehen haben will und wie Don Roldán es ihm nicht leihen will, hingegen ihm seine Begleitung bei dem schwierigen Unternehmen anbietet, das er vorhat. Er aber, der Mannhafte und Zürnende, will sie nicht annehmen; vielmehr sagt er, er allein sei schon Manns genug, seine Gemahlin dem Kerker zu entreißen, wenn sie selbst im tiefsten Mittelpunkt der Erde gefangensäße; und hiermit geht er ab, sich zu wappnen, um sich unverzüglich auf den Weg zu begeben. Wendet nun die Augen, meine Herrschaften, zu jenem Turm, der sich dorten zeigt; es wird angenommen, daß es einer von den Türmen der Burg von Zaragoza ist, welche man heutzutage die Aljafería heißt; und jene Dame, die auf dem Söller dort in Mohrentracht erscheint, ist die unvergleichliche Melisendra, die von dort aus gar viele Male nach dem Wege gen Frankreich ausgeschaut und sich in ihrer Gefangenschaft damit getröstet hat, daß sie ihre Gedanken fleißig nach Paris und zu ihrem Gatten wandern ließ. Jetzt aber werdet ihr ein neues Ereignis sehen, das vielleicht noch nie erschaut worden. Seht ihr nicht jenen Mohren, der ganz still und sachte, Schritt für Schritt, den Finger auf dem Munde, hinter der schönen Melisendra herankommt? Nun schaut, wie er ihr einen Kuß mitten auf die Lippen gibt und wie eilig sie dann ausspuckt und sich mit ihrem weißen Hemdärmel den Mund abwischt und wie sie jammert und aus Verzweiflung sich ihre schönen Haare ausrauft, als trügen sie die Schuld an dem Frevel. Schauet ferner, wie jener andere würdige Mohr dort auf dem offenen Gange steht; es ist der König Marsilius von Sansueña, der die Frechheit jenes Mohren gesehen und deshalb, wiewohl es ein Verwandter und großer Günstling von ihm ist, sogleich befiehlt, ihn zu greifen und ihn mit zweihundert Hieben auf den Rücken durch die hierzu bräuchlichen Straßen der Stadt zu schleppen,
con chilladores delant. Mit Ausrufern voraus
y envaramiento detrás. Und der Büttel Piken hinterdrein.
y veis aquí donde salen a ejecutar la sentencia, aun bien apenas no habiendo sido puesta en ejecución la culpa; porque entre moros no hay "traslado a la parte", ni "a prueba y estése", como entre nosotros. Seht hier, wie sie den Spruch vollführen, obwohl das Verbrechen kaum vollführt worden, denn bei den Mohren gibt es keine Zustellung an die Parteien, keine Beweisaufnahme, keinen Vollstreckungsbefehl wie bei unsereinem.«
-Niño, niño -dijo con voz alta a esta sazón don Quijote-, seguid vuestra historia línea recta, y no os metáis en las curvas o transversales; que, para sacar una verdad en limpio, menester son muchas pruebas y repruebas. »Kind, Kind«, fiel hier Don Quijote mit lauter Stimme ein, »verfolge deine Geschichte in gerader Linie und laß dich nicht auf Quersprünge ein; denn um einen Tatbestand klarzustellen, sind zu viel Beweise und Gegenbeweise erforderlich.«
También dijo maese Pedro desde dentro: Auch Meister Pedro sprach von innen:
-Muchacho, no te metas en dibujos, sino haz lo que ese señor te manda, que será lo más acertado; sigue tu canto llano, y no te metas en contrapuntos, que se suelen quebrar de sotiles. »Junge, laß dich auf keine Weitschweifigkeiten ein, sondern tu, was hier der Herr dir befiehlt, das wird am richtigsten sein; bleibe du bei deinem einfachen Lied und laß dich nicht auf kontrapunktische Figuren ein, die gewöhnlich vor lauter Künstlichkeit in die Brüche gehen.«
-Yo lo haré así -respondió el muchacho; y prosiguió, diciendo-: Esta figura que aquí parece a caballo, cubierta con una capa gascona, es la mesma de don Gaiferos, a quien su esposa, ya vengada del atrevimiento del enamorado moro, con mejor y más sosegado semblante, se ha puesto a los miradores de la torre, y habla con su esposo, creyendo que es algún pasajero, con quien pasó todas aquellas razones y coloquios de aquel romance que dicen. »Das will ich tun«, gab der Bursche zur Antwort und fuhr folgendermaßen fort: »Diese Figur, die hier zu Pferde erscheint in einem Gaskognermantel, ist Don Gaiféros in eigner Person, den seine Gattin erwartet; nachdem die Dreistigkeit des verliebten Mohren gesühnt ist, hat sie sich mit fröhlicherem und schon beruhigterem Antlitz auf den Erker des Turmes gestellt und spricht mit ihrem Gatten, in der Meinung, es sei irgendein Wandersmann, und mit dem hält sie nun all die Besprechungen und Unterredungen aus den Romanzen, wo es heißt:
Caballero, si a Francia ides.
por Gaiferos preguntad.
Ritter, so Ihr zieht gen Frankreich,
O so fraget nach Gaiféros.
las cuales no digo yo ahora, porque de la prolijidad se suele engendrar el fastidio; basta ver cómo don Gaiferos se descubre, y que por los ademanes alegres que Melisendra hace se nos da a entender que ella le ha conocido, y más ahora que veemos se descuelga del balcón, para ponerse en las ancas del caballo de su buen esposo. Mas, ¡ay, sin ventura!, que se le ha asido una punta del faldellín de uno de los hierros del balcón, y está pendiente en el aire, sin poder llegar al suelo. Pero veis cómo el piadoso cielo socorre en las mayores necesidades, pues llega don Gaiferos, y, sin mirar si se rasgará o no el rico faldellín, ase della, y mal su grado la hace bajar al suelo, y luego, de un brinco, la pone sobre las ancas de su caballo, a horcajadas como hombre, y la manda que se tenga fuertemente y le eche los brazos por las espaldas, de modo que los cruce en el pecho, porque no se caiga, a causa que no estaba la señora Melisendra acostumbrada a semejantes caballerías. Veis también cómo los relinchos del caballo dan señales que va contento con la valiente y hermosa carga que lleva en su señor y en su señora. Veis cómo vuelven las espaldas y salen de la ciudad, y alegres y regocijados toman de París la vía. ¡Vais en paz, oh par sin par de verdaderos amantes! ¡Lleguéis a salvamento a vuestra deseada patria, sin que la fortuna ponga estorbo en vuestro felice viaje! ¡Los ojos de vuestros amigos y parientes os vean gozar en paz tranquila los días, que los de Néstor sean, que os quedan de la vida. Davon will ich aber hier nichts weiter hersagen, weil die Weitschweifigkeit meistens Überdruß erzeugt. Genug, daß ihr seht, wie Don Gaiféros sich entdeckt und wie Melisendra durch ihr freudiges Gebaren uns zeigt, daß sie ihn erkannt hat; jetzt sehen wir sogar, wie sie sich vom Söller herabläßt, um sich dem Gaul ihres wackeren Gemahls auf die Kruppe zu setzen. Aber ach! die Unglückliche! Ein Zipfel ihres Unterrocks hat sich in einer Eisenstange des Söllers verfangen, und sie hängt in der Luft, ohne zum Boden herabgelangen zu können. Aber ihr seht, wie der barmherzige Himmel in den größten Nöten Hilfe bringt; denn Don Gaiféros eilt herbei, und ohne darauf zu achten, ob das prächtige Unterröcklein zerreißt oder nicht, zieht er sie zum Boden herunter und hebt sie mit einem Schwung seinem Pferde auf die Kruppe, daß sie rittlings sitzt wie ein Mann, und er heißt sie sich festhalten und die Arme von hintenher um ihn schließen, so daß sie ihm diese auf der Brust kreuzt, um nicht zu fallen, denn die Prinzessin Melisendra war solcherlei Reitens nicht gewohnt. Ihr seht ferner, wie der Gaul wiehert und damit deutlich zeigt, daß er sich der tapferen und schönen Bürde freut, die er an seinem Herrn und seiner Herrin trägt. Ihr seht, wie sie den Rücken wenden und sich aus der Stadt entfernen und heiter und seelenvergnügt den Weg nach Paris einschlagen. Ziehe in Frieden, du edles Liebespaar, du Paar, wie ein andres nicht zu finden! Möget ihr sicher und wohlbehalten in eurem ersehnten Vaterlande anlangen, ohne daß das Schicksal jemals eurer glückhaften Fahrt ein Hindernis in den Weg lege! Mögen die Augen eurer Freunde und Anverwandten euch in stillem Frieden die Tage genießen sehen, die euch das Leben noch übrigläßt und deren so viele sein mögen als diejenigen Nestors.«
Aquí alzó otra vez la voz maese Pedro, y dijo: Hier erhub Meister Pedro seine Stimme abermals und rief:
-Llaneza, muchacho; no te encumbres, que toda afectación es mala. »Bleib in der Ebene, Junge, und versteige dich nicht zu hoch, das gezierte Wesen mißfällt immer.«
No respondió nada el intérprete; antes, prosiguió, diciendo. Der Dolmetsch gab keine Antwort, sondern fuhr folgendermaßen fort:
-No faltaron algunos ociosos ojos, que lo suelen ver todo, que no viesen la bajada y la subida de Melisendra, de quien dieron noticia al rey Marsilio, el cual mandó luego tocar al arma; y miren con qué priesa, que ya la ciudad se hunde con el son de las campanas que en todas las torres de las mezquitas suenan. »Es fehlte nicht an müßigen Augen, die alles zu sehen pflegen, es war nicht möglich, daß sie das Heruntergleiten und Aufsitzen Melisendras nicht gesehen hätten; sie gaben dem König Marsilius davon Kunde, der dann sogleich Lärm schlagen ließ; und schauet nur, wie eilig! Denn beinahe versinkt die ganze Stadt in den Boden vom Geläute der Glocken, die auf allen Türmen der Moscheen erschallen.«
-¡Eso no! -dijo a esta sazón don Quijote-: en esto de las campanas anda muy impropio maese Pedro, porque entre moros no se usan campanas, sino atabales, y un género de dulzainas que parecen nuestras chirimías; y esto de sonar campanas en Sansueña sin duda que es un gran disparate. »Das nicht!« fiel hier Don Quijote ein; »in betreff der Glocken begeht Meister Pedro einen ganz groben Irrtum; denn bei den Mauren gibt es keine Glocken, sondern nur Pauken und eine Art von Holzflöten, ähnlich unsern Schalmeien; und das Glockenläuten in Sansueña ist jedenfalls eine große Verkehrtheit.«
Lo cual oído por maese Pedro, cesó el tocar y dijo: Als Meister Pedro dies vernahm, hörte er gleich mit seinem Läuten auf und sprach:
-No mire vuesa merced en niñerías, señor don Quijote, ni quiera llevar las cosas tan por el cabo que no se le halle. ¿No se representan por ahí, casi de ordinario, mil comedias llenas de mil impropiedades y disparates, y, con todo eso, corren felicísimamente su carrera, y se escuchan no sólo con aplauso, sino con admiración y todo? Prosigue, muchacho, y deja decir; que, como yo llene mi talego, si quiere represente más impropiedades que tiene átomos el sol. »Euer Gnaden sollte nicht auf solche Kleinigkeiten sehen, Señor Don Quijote; treibt doch nicht alles so auf die Spitze, daß zuletzt keine mehr da ist. Führt man nicht hierzulande tausend Komödien auf, voll von tausend Ungehörigkeiten und Verkehrtheiten, und trotz alledem machen sie ihren Weg mit größtem Erfolg und werden nicht nur mit Beifall angehört, sondern mit Bewunderung und allem möglichen? Fahr fort, Junge, und laß reden; denn wenn ich nur meinen Geldbeutel fülle, führe ich meinetwegen mehr Verkehrtheiten auf, als es Sonnenstäubchen gibt.«
-Así es la verdad -replicó don Quijote. »Das ist ganz wahr«, versetzte Don Quijote.
Y el muchacho dijo. Der Bursche aber sprach weiter:
-Miren cuánta y cuán lucida caballería sale de la ciudad en siguimiento de los dos católicos amantes, cuántas trompetas que suenan, cuántas dulzainas que tocan y cuántos atabales y atambores que retumban. Témome que los han de alcanzar, y los han de volver atados a la cola de su mismo caballo, que sería un horrendo espetáculo. »Schauet nur, wie viele und wie glänzende Reiterei zur Verfolgung dieses edlen Liebespaares aus der Stadt zieht, wieviel Trompeten blasen, wieviel Flöten schallen und wieviel Pauken und Trommeln schlagen! Ich fürchte, man wird sie einholen und, an den Schweif ihres eignen Rosses gebunden, zurückschleppen, was ein grausiges Schauspiel sein würde.«
Viendo y oyendo, pues, tanta morisma y tanto estruendo don Quijote, parecióle ser bien dar ayuda a los que huían; y, levantándose en pie, en voz alta, dijo. Als nun Don Quijote so viel Mohrenvolk sah und so viel brausenden Lärm hörte, bedünkte es ihn wohlgetan, dem fliehenden Paar Hilfe zu gewähren; er stand auf und rief mit mächtiger Stimme:
-No consentiré yo en mis días y en mi presencia se le haga superchería a tan famoso caballero y a tan atrevido enamorado como don Gaiferos. ¡Deteneos, mal nacida canalla; no le sigáis ni persigáis; si no, conmigo sois en la batalla. »Nie würde ich gestatten, daß während meiner Lebenstage und in meiner Gegenwart einem so ruhmvollen Ritter und so kühnen Liebeshelden wie Don Gaiféros so von der Übermacht mitgespielt werde. Haltet an, gemeines Gesindel, keinen Schritt weiter, sonst seid ihr in Fehde mit mir!«
Y, diciendo y haciendo, desenvainó la espada, y de un brinco se puso junto al retablo, y, con acelerada y nunca vista furia, comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera morisma, derribando a unos, descabezando a otros, estropeando a éste, destrozando a aquél, y, entre otros muchos, tiró un altibajo tal, que si maese Pedro no se abaja, se encoge y agazapa, le cercenara la cabeza con más facilidad que si fuera hecha de masa de mazapán. Daba voces maese Pedro, diciendo. Ein Mann, ein Wort! Schon zog er das Schwert, sprang in einem Satze dicht vor das Puppentheater und begann mit raschester, beispielloser Wut auf das Mohrenpuppenvolk Hiebe niederregnen zu lassen, schlug die einen nieder, säbelte den andern den Kopf ab, hieb den einen zum Krüppel, den andern in Stücke, und unter viel andern Hieben zog er eine so gewaltige Prime, daß er, wenn Meister Pedro sich nicht gebückt, die Glieder eingezogen und sich vorsichtig geduckt, ihm den Kopf abgehackt hätte, als wäre er von Marzipan. Meister Pedro schrie:
-Deténgase vuesa merced, señor don Quijote, y advierta que estos que derriba, destroza y mata no son verdaderos moros, sino unas figurillas de pasta. ¡Mire, pecador de mí, que me destruye y echa a perder toda mi hacienda. »Haltet ein, gnädiger Herr Don Quijote! Bedenket doch, was Ihr da niederwerft, in Stücke schlagt und umbringt, das sind keine wirklichen Mauren, sondern Püppchen aus Pappe; bedenket, Gott sei mir armen Sünder gnädig! All mein Hab und Gut zerstört Ihr und richtet mir's zugrunde!«
Mas no por esto dejaba de menudear don Quijote cuchilladas, mandobles, tajos y reveses como llovidos. Finalmente, en menos de dos credos dio con todo el retablo en el suelo, hechas pedazos y desmenuzadas todas sus jarcias y figuras: el rey Marsilio, mal herido, y el emperador Carlomagno, partida la corona y la cabeza en dos partes. Alborotóse el senado de los oyentes, huyóse el mono por los tejados de la ventana, temió el primo, acobardóse el paje, y hasta el mesmo Sancho Panza tuvo pavor grandísimo, porque, como él juró después de pasada la borrasca, jamás había visto a su señor con tan desatinada cólera. Hecho, pues, el general destrozo del retablo, sosegóse un poco don Quijote y dijo. Aber Don Quijote ließ darum nicht ab und wiederholte seine Hiebe, doppelhändige Schwertschläge, Quarten und Terzen, als ob sie geregnet kämen. In einem Wort, in kürzerer Zeit, als man zwei Kredos betet, hatte er das ganze Puppentheater zu Boden geschlagen, die ganze Maschinerie und alle Puppen kurz und klein gehauen, den König Marsilius schwer verwundet und Kaiser Karl dem Großen Krone und Kopf in zwei Stücke zerspalten. Das zuhörende Publikum geriet in Aufruhr, der Affe flüchtete über das Dach des Wirtshauses, der Vetter geriet in Angst, der Diener in Schrecken; ja Sancho selbst empfand eine ganz gewaltige Furcht; denn nachdem das Unwetter vorübergegangen, schwur er, seinen Herrn niemals in einem so wahnsinnigen Zorn gesehen zu haben. Nachdem nun die allgemeine Zerstörung des Puppentheaters vollbracht war, beruhigte sich Don Quijote ein wenig und sprach:
-Quisiera yo tener aquí delante en este punto todos aquellos que no creen, ni quieren creer, de cuánto provecho sean en el mundo los caballeros andantes: miren, si no me hallara yo aquí presente, qué fuera del buen don Gaiferos y de la hermosa Melisendra; a buen seguro que ésta fuera ya la hora que los hubieran alcanzado estos canes, y les hubieran hecho algún desaguisado. En resolución, ¡viva la andante caballería sobre cuantas cosas hoy viven en la tierra. »Jetzt möchte ich alle jene hier vor mir haben, die nicht glauben noch sich überzeugen lassen wollen, wie großen Nutzen die fahrenden Ritter der Welt bringen. Bedenket, wenn ich mich hier nicht zugegen befände, was aus dem wackeren Don Gaiféros und der schönen Melisendra geworden wäre; ganz gewiß wäre schon die Stunde da, wo diese Hunde sie eingeholt und ihnen irgendwelche Unbill angetan hätten. Mit einem Wort, hoch lebe das fahrende Rittertum, hoch über allem, was heutzutage auf Erden lebt!«
-¡Vivan en hora buena -dijo a esta sazón con voz enfermiza maese Pedro-, y muera yo, pues soy tan desdichado que puedo decir con el rey don Rodrigo. »Möge es denn in Gottes Namen hochleben!« sprach Meister Pedro mit kläglicher Stimme, »und möge ich elendiglich sterben, da ich so im Unglück bin, daß ich mit König Rodrigo sagen kann:
Ayer fui señor de España... .
y hoy no tengo una almen.
que pueda decir que es mía!

Gestern war ich Herr von Spanien;
Heut hab ich nicht eine Zinne,
Die ich mein noch heißen könnte.
No ha media hora, ni aun un mediano momento, que me vi señor de reyes y de emperadores, llenas mis caballerizas y mis cofres y sacos de infinitos caballos y de innumerables galas, y agora me veo desolado y abatido, pobre y mendigo, y, sobre todo, sin mi mono, que a fe que primero que le vuelva a mi poder me han de sudar los dientes; y todo por la furia mal considerada deste señor caballero, de quien se dice que ampara pupilos, y endereza tuertos, y hace otras obras caritativas; y en mí solo ha venido a faltar su intención generosa, que sean benditos y alabados los cielos, allá donde tienen más levantados sus asientos. En fin, el Caballero de la Triste Figura había de ser aquel que había de desfigurar las mías. Es ist noch nicht eine halbe Stunde her, ja nicht einen halben Augenblick, da sah ich mich als Herrn von Königen und Kaisern, meine Ställe und Kasten und Säcke voll unzähliger Pferde und unendlichen Staates, und jetzt seh ich mich zugrunde gerichtet und niedergeschlagen, ein armer Mann und Bettler und obendrein noch ohne meinen Affen, denn wahrlich, ehe ich den wieder in meine Gewalt bringe, werde ich Blut schwitzen müssen. Und all das durch die unbedachte Wut dieses Herrn Ritters, von dem man rühmt, er beschütze die Waisen, steuere dem Unrecht und tue noch andre Liebeswerke; und bei mir allein ist sein edelmütiges Wollen in die Brüche gegangen: Lob und Preis dafür dem Himmel in seinen höchsten Regionen! Es ist einmal nicht anders, der Ritter von der traurigen Gestalt war dazu bestimmt, meine Puppen zu den traurigsten Gestalten zu verunstalten.«
Enternecióse Sancho Panza con las razones de maese Pedro, y díjole. Sancho Pansa gingen Meister Pedros Worte zu Herzen, und er sagte zu ihm:
-No llores, maese Pedro, ni te lamentes, que me quiebras el corazón; porque te hago saber que es mi señor don Quijote tan católico y escrupuloso cristiano, que si él cae en la cuenta de que te ha hecho algún agravio, te lo sabrá y te lo querrá pagar y satisfacer con muchas ventajas. »Weine doch nicht, Meister Pedro, und jammere nicht so, du brichst mir das Herz; ich sage dir, mein Herr Don Quijote ist ein echter und gewissenhafter Christ, und wenn er zur Einsicht kommt, daß er dir ein Unrecht getan hat, wird er schon die rechte Weise finden und gern erbötig sein, dich zu bezahlen und zufriedenzustellen, und wird dir noch viel drauflegen.«
-Con que me pagase el señor don Quijote alguna parte de las hechuras que me ha deshecho, quedaría contento, y su merced aseguraría su conciencia, porque no se puede salvar quien tiene lo ajeno contra la voluntad de su dueño y no lo restituye. »Sofern der Herr Don Quijote einen Teil der Kulissen und Figuren, die er zerstört hat, mir bezahlen wollte, so wäre ich zufriedengestellt, und Seine Gnaden würde sein Gewissen beruhigen, denn keiner kann selig werden, der sich fremdes Gut gegen den Willen des Besitzers anmaßt und es nicht zurückerstattet.«
-Así es -dijo don Quijote-, pero hasta ahora yo no sé que tenga nada vuestro, maese Pedro. »Das ist wahr«, versetzte Don Quijote, »aber bis jetzt ist mir nicht bewußt, daß ich mir etwas von Eurem Besitz angemaßt hätte, Meister Pedro.«
-¿Cómo no? -respondió maese Pedro-; y estas reliquias que están por este duro y estéril suelo, ¿quién las esparció y aniquiló, sino la fuerza invencible dese poderoso brazo?, y ¿cúyos eran sus cuerpos sino míos?, y ¿con quién me sustentaba yo sino con ellos. »Nicht bewußt?« entgegnete Meister Pedro, »und diese Leichenreste, die hier auf diesem harten dürren Boden umherliegen, wer anders hat sie zerstreut und zerstört als die unbesiegliche Kraft dieses gewaltigen Armes? Und wem gehörten ihre Körper als mir? Und womit ernährte ich mich als mit ihnen?«
-Ahora acabo de creer -dijo a este punto don Quijote- lo que otras muchas veces he creído: que estos encantadores que me persiguen no hacen sino ponerme las figuras como ellas son delante de los ojos, y luego me las mudan y truecan en las que ellos quieren. Real y verdaderamente os digo, señores que me oís, que a mí me pareció todo lo que aquí ha pasado que pasaba al pie de la letra: que Melisendra era Melisendra, don Gaiferos don Gaiferos, Marsilio Marsilio, y Carlomagno Carlomagno: por eso se me alteró la cólera, y, por cumplir con mi profesión de caballero andante, quise dar ayuda y favor a los que huían, y con este buen propósito hice lo que habéis visto; si me ha salido al revés, no es culpa mía, sino de los malos que me persiguen; y, con todo esto, deste mi yerro, aunque no ha procedido de malicia, quiero yo mismo condenarme en costas: vea maese Pedro lo que quiere por las figuras deshechas, que yo me ofrezco a pagárselo luego, en buena y corriente moneda castellana. »Jetzt muß ich vollends glauben«, erwiderte hier Don Quijote, »was ich schon so oft vermutet: daß nämlich jene Zauberer, die mich verfolgen, mir beständig die Gestalten, wie sie wirklich sind, vor Augen stellen und sie mir dann gleich in alles, was ihnen einfällt, verwandeln. Wirklich und wahr, sag ich euch Herren, die ihr mich anhört, ist mir alles, was hier geschehen, so vorgekommen, als wenn es buchstäblich so geschähe und Melisendra wäre Melisendra und Don Gaiféros wäre Don Gaiféros und Marsilius wäre Marsilius und Karl der Große wäre Karl der Große. Deshalb ist mein Zorn entbrannt, und um meinen Beruf als fahrender Ritter zu erfüllen, wollte ich dem fliehenden Paar Hilfe und Beistand gewähren, und in dieser guten Absicht hab ich getan, was ihr gesehen habt. Ist es verkehrt ausgeschlagen, so ist es nicht meine Schuld, sondern die der bösen Geschöpfe, die mich verfolgen. Nichtsdestominder will ich für diesen meinen Irrtum, obschon er nicht aus Böswilligkeit entsprungen, mich selbst zu den Kosten verurteilen. Überlegt, Meister Pedro, was Ihr für die zerschlagenen Puppen haben wollt; ich erbiete mich, es Euch sofort in gutem und gangbarem spanischem Gelde zu bezahlen.«
Inclinósele maese Pedro, diciéndole. Meister Pedro verbeugte sich vor ihm und sagte:
-No esperaba yo menos de la inaudita cristiandad del valeroso don Quijote de la Mancha, verdadero socorredor y amparo de todos los necesitados y menesterosos vagamundos; y aquí el señor ventero y el gran Sancho serán medianeros y apreciadores, entre vuesa merced y mí, de lo que valen o podían valer las ya deshechas figuras. »Nichts Geringeres erwartete ich von dem beispiellosen christlichen Sinn des mannhaften Don Quijote von der Mancha, des wahren Helfers und Beschützers aller notbedrängten und hilfsbedürftigen Landfahrer; und hier sollen der Herr Wirt und der große Sancho zwischen Euer Gnaden und mir Vermittler und Abschätzer des Wertes sein, den die nun einmal zerschlagenen Puppen haben oder haben konnten.«
El ventero y Sancho dijeron que así lo harían, y luego maese Pedro alzó del suelo, con la cabeza menos, al rey Marsilio de Zaragoza, y dijo. Der Wirt und Sancho erklärten sich dazu bereit, und sogleich hob Meister Pedro den König Marsilius von Zaragoza, dem der Kopf fehlte, vom Boden auf und sagte:
-Ya se vee cuán imposible es volver a este rey a su ser primero; y así, me parece, salvo mejor juicio, que se me dé por su muerte, fin y acabamiento cuatro reales y medio. »Ihr seht, wie unmöglich es ist, diesen König wieder in seinen früheren Zustand zu versetzen, und daher bedünkt es mich, besserem Ermessen unvorgreiflich, daß mir für seinen Tod, Hintritt und Untergang vier und ein halber Real zu verabreichen sind.«
-¡Adelante! -dijo don Quijote. »Weiter«, sprach Don Quijote.
-Pues por esta abertura de arriba abajo -prosiguió maese Pedro, tomando en las manos al partido emperador Carlomagno-, no sería mucho que pidiese yo cinco reales y un cuartillo. »Sodann für diese klaffende Wunde von oben bis unten«, fuhr Meister Pedro fort, indem er den entzweigehauenen Kaiser Karl den Großen zu Händen nahm, »wäre nicht zuviel, wenn ich fünf und ein viertel Realen verlangte.«
-No es poco -dijo Sancho. »Das ist nicht zuwenig«, fiel Sancho ein.
-Ni mucho -replicó el ventero-; médiese la partida y señálensele cinco reales. »Auch nicht zuviel«, erklärte der Wirt; »wir wollen den Posten halbieren und fünf Realen dafür auswerfen.«
-Dénsele todos cinco y cuartillo -dijo don Quijote-, que no está en un cuartillo más a menos la monta desta notable desgracia; y acabe presto maese Pedro, que se hace hora de cenar, y yo tengo ciertos barruntos de hambre. »Gebt ihm die fünf und ein viertel ganz«, versetzte Don Quijote; »denn bei dem Ersatz für ein so bedeutendes Unglück kommt es nicht auf einen Viertelreal mehr oder weniger an. Meister Pedro soll aber rasch zu Ende kommen, denn es wird Essenszeit, und es kommen mir gewisse Anwandlungen von Hunger.«
-Por esta figura -dijo maese Pedro- que está sin narices y un ojo menos, que es de la hermosa Melisendra, quiero, y me pongo en lo justo, dos reales y doce maravedís. »Für diese Puppe«, sprach Meister Pedro, »die keine Nase hat und der ein Auge fehlt, es ist die der schönen Melisendra, will ich, und ich halte mich dabei an den richtigen Preis, zwei Realen und zwölf Maravedis.«
-Aun ahí sería el diablo -dijo don Quijote-, si ya no estuviese Melisendra con su esposo, por lo menos, en la raya de Francia; porque el caballo en que iban, a mí me pareció que antes volaba que corría; y así, no hay para qué venderme a mí el gato por liebre, presentándome aquí a Melisendra desnarigada, estando la otra, si viene a mano, ahora holgándose en Francia con su esposo a pierna tendida. Ayude Dios con lo suyo a cada uno, señor maese Pedro, y caminemos todos con pie llano y con intención sana. Y prosiga. »Ei, das wäre der Teufel«, fiel Don Quijote ein, »wenn die Melisendra mit ihrem Gatten nicht wenigstens schon an der französischen Grenze wäre, denn das Roß, auf dem sie ritten, schien mir eher zu fliegen als zu laufen; und sonach ist mir nicht zuzumuten, daß ich die Katze für einen Hasen kaufe und mir hier eine Melisendra ohne Nase und Augen vorweisen lasse, während die wahre soeben jetzt in Frankreich dabei ist, sorglos mit ihrem Gatten der Muße zu pflegen. Gott gesegne einem jeden das Seinige, Herr Meister Pedro! Ziehen wir unsres Weges mit ruhigem Schritte und redlicher Gesinnung! Und nun fahret fort!«
Maese Pedro, que vio que don Quijote izquierdeaba y que volvía a su primer tema, no quiso que se le escapase; y así, le dijo. Da Meister Pedro sah, daß Don Quijote wieder linksum machte und in seine früheren Einbildungen zurückfiel, wollte er sich den guten Kunden nicht entgehen lassen und sprach daher zu ihm:
-Ésta no debe de ser Melisendra, sino alguna de las doncellas que la servían; y así, con sesenta maravedís que me den por ella quedaré contento y bien pagado. »Das muß nicht Melisendra sein, sondern eins von den Fräulein, die sie bedienten, und sonach, wenn man mir sechzig Maravedis für sie gibt, bin ich zufrieden und wohlbezahlt.«
Desta manera fue poniendo precio a otras muchas destrozadas figuras, que después los moderaron los dos jueces árbitros, con satisfación de las partes, que llegaron a cuarenta reales y tres cuartillos; y, además desto, que luego lo desembolsó Sancho, pidió maese Pedro dos reales por el trabajo de tomar el mono. Auf diese Weise setzte er noch für viele andre zertrümmerte Puppen den Preis an, den dann die beiden Schiedsrichter ermäßigten, zur Zufriedenheit beider Teile, welche so bis zum Betrag von vierzig und dreiviertel Realen gelangten. Außer diesem Gelde, das Sancho auf der Stelle hergab, verlangte Meister Pedro zwei Realen für die Mühe, den Affen einzufangen.
-Dáselos, Sancho -dijo don Quijote-, no para tomar el mono, sino la mona; y docientos diera yo ahora en albricias a quien me dijera con certidumbre que la señora doña Melisendra y el señor don Gaiferos estaban ya en Francia y entre los suyos. »Gib sie ihm« sprach Don Quijote, »nicht um den Affen einzufangen, sondern damit Ihr einen Affen oder auch einen Spitz nach Hause bringt. Aber zweihundert gab ich jetzo Trinkgeld, wer mir mit Gewißheit sagen könnte, ob die Señora Doña Melisendra und der Señor Don Gaiféros schon in Frankreich und bei den Ihrigen sind.«
-Ninguno nos lo podrá decir mejor que mi mono -dijo maese Pedro-, pero no habrá diablo que ahora le tome; aunque imagino que el cariño y la hambre le han de forzar a que me busque esta noche, y amanecerá Dios y verémonos. »Keiner könnte es uns besser sagen als mein Affe«, sagte Meister Pedro; »aber kein Teufel vermöchte ihn jetzo einzufangen, wiewohl ich denke, seine Anhänglichkeit und sein Hunger werden ihn heut abend noch zwingen, mich aufzusuchen. Nun, Gott wird morgen Tag werden lassen, da werden wir schon sehn.«
En resolución, la borrasca del retablo se acabó y todos cenaron en paz y en buena compañía, a costa de don Quijote, que era liberal en todo estremo. So ging denn das Unwetter, das sich ob des Puppentheaters erhoben, zu Ende, und alle verzehrten ihr Abendessen in Frieden und Freundschaft und auf Kosten Don Quijotes, der über die Maßen freigebig war.
Antes que amaneciese, se fue el que llevaba las lanzas y las alabardas, y ya después de amanecido, se vinieron a despedir de don Quijote el primo y el paje: el uno, para volverse a su tierra; y el otro, a proseguir su camino, para ayuda del cual le dio don Quijote una docena de reales. Maese Pedro no quiso volver a entrar en más dimes ni diretes con don Quijote, a quien él conocía muy bien, y así, madrugó antes que el sol, y, cogiendo las reliquias de su retablo y a su mono, se fue también a buscar sus aventuras. El ventero, que no conocía a don Quijote, tan admirado le tenían sus locuras como su liberalidad. Finalmente, Sancho le pagó muy bien, por orden de su señor, y, despidiéndose dél, casi a las ocho del día dejaron la venta y se pusieron en camino, donde los dejaremos ir; que así conviene para dar lugar a contar otras cosas pertenecientes a la declaración desta famosa historia. Ehe noch der Morgen anbrach, zog der Mann mit den Speeren und Hellebarden von dannen; und nachdem es Tag geworden, nahmen der Vetter und der junge Diener Abschied von Don Quijote, der erste, um nach seinem Heimatort zurückzukehren, der andre, um seine Reise fortzusetzen, und zur Beihilfe für diese spendete Don Quijote ein Dutzend Realen. Meister Pedro wollte sich nicht abermals mit Don Quijote, den er nun zur Genüge kannte, in Hin- und Herreden einlassen; er stand daher früh vor der Sonne auf, nahm die Überbleibsel seines Puppentheaters und seinen Affen und ging ebenfalls auf die Suche nach seinen eignen Abenteuern. Den Wirt, der Don Quijote nicht kannte, setzten dessen Narreteien ebensosehr in Verwunderung wie dessen Freigebigkeit. Zum Schlüsse bezahlte ihn Sancho sehr reichlich, nach seines Herrn Befehl; sie nahmen Abschied von ihm, verließen etwa um acht Uhr morgens die Schenke und begaben sich auf den Weg, wo wir sie hinziehen lassen wollen, damit wir Zeit für die Erzählung andrer Dinge gewinnen, die zum Verständnis dieser fürtrefflichen Geschichte gehören.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXVII. Donde se da cuenta quiénes eran maese Pedro y su mono, con el mal suceso que don Quijote tuvo en la aventura del rebuzno, que no la acabó como él quisiera y como lo tenía pensado.

27. Kapitel Wo berichtet wird, wer Meister Pedro und sein Affe gewesen, benebst dem Mißerfolge Don Quijotes bei dem Abenteuer mit den Iah-Schreiern, welches er nicht so zu Ende führte, wie er gewollt und gedacht hatte

Entra Cide Hamete, coronista desta grande historia, con estas palabras en este capítulo: ''Juro como católico cristiano...''; a lo que su traductor dice que el jurar Cide Hamete como católico cristiano, siendo él moro, como sin duda lo era, no quiso decir otra cosa sino que, así como el católico cristiano cuando jura, jura, o debe jurar, verdad, y decirla en lo que dijere, así él la decía, como si jurara como cristiano católico, en lo que quería escribir de don Quijote, especialmente en decir quién era maese Pedro, y quién el mono adivino que traía admirados todos aquellos pueblos con sus adivinanzas. Sidi Hamét, der Chronist dieser merkwürdigen Geschichte, beginnt dies Kapitel mit den Worten: Ich schwöre als ein katholischer Christ ... Hierzu bemerkt der Übersetzer, daß, wenn Sidi Hamét als ein katholischer Christ schwur, während er doch unzweifelhaft Maure war, dies nichts andres bedeute als: geradeso wie der katholische Christ die Wahrheit schwört oder beschwören soll und gelobt, sie in jeder Beziehung zu sagen, ebenso werde auch er die Wahrheit, wie wenn er als katholischer Christ den Eid geleistet hätte, in allen Dingen sagen, die er über Don Quijote schreiben wolle, insbesondere in seinem Bericht, wer Meister Pedro gewesen und wer der wahrsagende Affe, der all jene Ortschaften mit seinen Angaben in Verwunderung gesetzt habe.
Dice, pues, que bien se acordará, el que hubiere leído la primera parte desta historia, de aquel Ginés de Pasamonte, a quien, entre otros galeotes, dio libertad don Quijote en Sierra Morena, beneficio que después le fue mal agradecido y peor pagado de aquella gente maligna y mal acostumbrada. Este Ginés de Pasamonte, a quien don Quijote llamaba Ginesillo de Parapilla, fue el que hurtó a Sancho Panza el rucio; que, por no haberse puesto el cómo ni el cuándo en la primera parte, por culpa de los impresores, ha dado en qué entender a muchos, que atribuían a poca memoria del autor la falta de emprenta. Pero, en resolución, Ginés le hurtó, estando sobre él durmiendo Sancho Panza, usando de la traza y modo que usó Brunelo cuando, estando Sacripante sobre Albraca, le sacó el caballo de entre las piernas, y después le cobró Sancho, como se ha contado. Este Ginés, pues, temeroso de no ser hallado de la justicia, que le buscaba para castigarle de sus infinitas bellaquerías y delitos, que fueron tantos y tales, que él mismo compuso un gran volumen contándolos, determinó pasarse al reino de Aragón y cubrirse el ojo izquierdo, acomodándose al oficio de titerero; que esto y el jugar de manos lo sabía hacer por estremo. Nun sagt er, wer den ersten Teil dieser Geschichte gelesen habe, werde sich noch, jenes Ginés von Pasamonte erinnern, dem mit andern Galeerensklaven Don Quijote in der Sierra Morena die Freiheit gegeben, eine Wohltat, die ihm nachher von diesem schlechten und argen Pack übel gedankt und noch übler gelohnt wurde. Dieser Ginés von Pasamonte, den Don Quijote Gineselchen von Parapilla hieß, war derselbe, der unsrem Sancho Pansa seinen Grauen gestohlen hatte; und weil im ersten Teil durch Verschulden der Drucker das Wann und Wie nicht beigebracht worden, hat das vielen Leuten Anlaß zu allerhand Bedenken gegeben, indem sie den Fehler der Druckerei der Vergeßlichkeit des Verfassers zur Last legten. Allein, kurz gesagt, Ginés stahl ihn, während Sancho Pansa schlafend auf ihm saß, indem er die List und das gleiche Verfahren anwandte wie Brunell, als er dem Sakripant vor Albraca das Roß zwischen den Beinen wegstahl; späterhin erlangte Sancho seinen Esel wieder, wie berichtet worden. Dieser Ginés also, in der Angst, von der Polizei aufgespürt zu werden, die ihn suchte, um ihn für seine unzähligen Schelmenstreiche und Verbrechen zu bestrafen - welche so zahlreich und so eigenartig waren, daß er selbst ein dickes Buch mit deren Beschreibung gefüllt hat -, beschloß, nach dem Königreich Aragon hinüberzuwandern, sich das linke Auge zu verdecken und sich dem Geschäft eines Puppenspielers zu widmen; denn darauf und auf die Taschenspielerei verstand er sich hervorragend.
Sucedió, pues, que de unos cristianos ya libres que venían de Berbería compró aquel mono, a quien enseñó que, en haciéndole cierta señal, se le subiese en el hombro y le murmurase, o lo pareciese, al oído. Hecho esto, antes que entrase en el lugar donde entraba con su retablo y mono, se informaba en el lugar más cercano, o de quien él mejor podía, qué cosas particulares hubiesen sucedido en el tal lugar, y a qué personas; y, llevándolas bien en la memoria, lo primero que hacía era mostrar su retablo, el cual unas veces era de una historia, y otras de otra; pero todas alegres y regocijadas y conocidas. Acabada la muestra, proponía las habilidades de su mono, diciendo al pueblo que adivinaba todo lo pasado y lo presente; pero que en lo de por venir no se daba maña. Por la respuesta de cada pregunta pedía dos reales, y de algunas hacía barato, según tomaba el pulso a los preguntantes; y como tal vez llegaba a las casas de quien él sabía los sucesos de los que en ella moraban, aunque no le preguntasen nada por no pagarle, él hacía la seña al mono, y luego decía que le había dicho tal y tal cosa, que venía de molde con lo sucedido. Con esto cobraba crédito inefable, y andábanse todos tras él. Otras veces, como era tan discreto, respondía de manera que las respuestas venían bien con las preguntas; y, como nadie le apuraba ni apretaba a que dijese cómo adevinaba su mono, a todos hacía monas, y llenaba sus esqueros. Es geschah nun, daß er von einigen freigelassenen Christen, die aus der Berberei kamen, jenen Affen kaufte, den er lehrte, jedesmal, wenn er ihm ein gewisses Zeichen gab, ihm auf die Schulter zu springen und ihm etwas ins Ohr zu flüstern oder doch so zu tun. Nachdem ihm dies gelungen, pflegte er jedesmal, ehe er den Ort, den er gerade besuchen wollte, mit seinem Puppentheater und Affen betrat, sich in dem nächstgelegenen Dorf, oder bei wem es sonst am leichtesten anging, zu erkundigen, was für besondere Ereignisse in dem fraglichen Ort vorgefallen und welchen Personen dieselben begegnet seien, und prägte sie seinem Gedächtnisse gut ein. Das erste, was er dann tat, war, daß er sein Puppenspiel sehen ließ, welches einmal die eine, ein andermal die andre Geschichte, aber stets eine heitere und ergötzliche und allbekannte zum besten gab. War die Vorstellung zu Ende, so sprach er von den Künsten seines Affen und sagte dem Volk, dieser errate alles Vergangene und Gegenwärtige, aber auf das Zukünftige lasse er sich nicht ein. Für die Antwort auf jede einzelne Frage verlangte er zwei Realen; für einige tat er es auch billiger, je nachdem es ihm angemessen schien, wenn er den Fragern an den Puls fühlte. Manchmal kam er auch in ein Haus, von dessen Bewohnern er die Lebensgeschichte kannte, und auch wenn man ihn nichts fragte, weil man ihm nichts zahlen wollte, gab er seinem Affen das Zeichen und erklärte sogleich, der Affe habe ihm dies und jenes gesagt, was mit den wirklichen Vorgängen gänzlich übereinstimmte. Hierdurch gewann er unsägliches Vertrauen und Ansehn bei den Leuten, und alles lief ihm nach. Andre Male wieder antwortete der Schlauberger so, daß die Antwort auf jede Frage paßte, und da niemand ihm näher auf den Grund ging oder ihn drängte zu erklären, warum alles von seinem Affen erraten werde, wußte er jedermann zu äffen und füllte seinen Lederbeutel.
Así como entró en la venta, conoció a don Quijote y a Sancho, por cuyo conocimiento le fue fácil poner en admiración a don Quijote y a Sancho Panza, y a todos los que en ella estaban; pero hubiérale de costar caro si don Quijote bajara un poco más la mano cuando cortó la cabeza al rey Marsilio y destruyó toda su caballería, como queda dicho en el antecedente capítulo. Gleich wie er ins Wirtshaus trat, erkannte er Don Quijote und Sancho, und so fiel es ihm leicht, Don Quijote und Sancho Pansa und alle in der Schenke Anwesenden in Verwunderung zu setzen; aber es wäre ihn teuer zu stehen gekommen, wenn Don Quijote mit der Hand etwas tiefer herabgefahren wäre, als er dem König Marsilius den Kopf abschlug und dessen ganze Reiterei vernichtete, wie im vorhergehenden Kapitel gesagt worden.
Esto es lo que hay que decir de maese Pedro y de su mono. Dies ist es, was von Meister Pedro und seinem Affen zu berichten ist.
Y, volviendo a don Quijote de la Mancha, digo que, después de haber salido de la venta, determinó de ver primero las riberas del río Ebro y todos aquellos contornos, antes de entrar en la ciudad de Zaragoza, pues le daba tiempo para todo el mucho que faltaba desde allí a las justas. Con esta intención siguió su camino, por el cual anduvo dos días sin acontecerle cosa digna de ponerse en escritura, hasta que al tercero, al subir de una loma, oyó un gran rumor de atambores, de trompetas y arcabuces. Al principio pensó que algún tercio de soldados pasaba por aquella parte, y por verlos picó a Rocinante y subió la loma arriba; y cuando estuvo en la cumbre, vio al pie della, a su parecer, más de docientos hombres armados de diferentes suertes de armas, como si dijésemos lanzones, ballestas, partesanas, alabardas y picas, y algunos arcabuces, y muchas rodelas. Bajó del recuesto y acercóse al escuadrón, tanto, que distintamente vio las banderas, juzgó de las colores y notó las empresas que en ellas traían, especialmente una que en un estandarte o jirón de raso blanco venía, en el cual estaba pintado muy al vivo un asno como un pequeño sardesco, la cabeza levantada, la boca abierta y la lengua de fuera, en acto y postura como si estuviera rebuznando; alrededor dél estaban escritos de letras grandes estos dos versos. Nun kehre ich zu Don Quijote von der Mancha zurück und sage, daß er nach dem Abschied von der Schenke beschloß, zuerst die Ufer des Flusses Ebro und die ganze Umgegend zu besuchen, bevor er in die Stadt Zaragoza einzöge, da bis zum Turnier ihm Zeit genug zu allem blieb. In dieser Absicht zog er seines Weges weiter und verfolgte ihn zwei Tage lang, ohne daß ihm etwas begegnete, was des Niederschreibens wert wäre, bis er am dritten beim Hinaufreiten auf einen Hügel ein großes Gelärm von Trommeln, Trompeten und Musketen hörte. Im Anfang glaubte er, ein Fähnlein Kriegsleute ziehe in der Nähe vorüber, und um sie zu sehen, ritt er den Hügel ganz hinauf; als er aber auf dem Gipfel hielt, erblickte er unten an dessen Fuß einen Haufen, nach seiner Schätzung mehr als zweihundert Leute, mit verschiedenartigen Waffen gerüstet, sagen wir mit Spießen, Armbrüsten, Partisanen, Hellebarden, Piken, einigen Musketen und vielen Rundschilden. Er ritt von der Anhöhe wieder herunter und näher auf die Schar zu, bis er die Banner deutlich unterscheiden, sich über die Farben Rechenschaft geben und sich die Sinnbilder mit Wahlsprüchen merken konnte; namentlich fiel ihm eines auf, das auf einer Standarte oder Reiterfahne von weißem Atlas zu sehen war und das einen Esel, ähnlich einem kleinen sardinischen Langohr, ganz naturgetreu darstellte, mit emporgerecktem Kopf, offenem Maul und heraushangender Zunge, in der Bewegung und Stellung, als ob er im Iah-Schreien begriffen wäre; rings um das Tier standen mit großen Buchstaben diese zwei Verse geschrieben:
No rebuznaron en balde
el uno y el otro alcalde.
Nicht vergeblich iahten sie im Walde,
Der eine und der andere Alkalde.
Por esta insignia sacó don Quijote que aquella gente debía de ser del pueblo del rebuzno, y así se lo dijo a Sancho, declarándole lo que en el estandarte venía escrito. Díjole también que el que les había dado noticia de aquel caso se había errado en decir que dos regidores habían sido los que rebuznaron; pero que, según los versos del estandarte, no habían sido sino alcaldes. A lo que respondió Sancho Panza. Aus diesem Wahrzeichen entnahm Don Quijote, daß dies das Volk aus dem Iaher-Dorf sein müsse, und sagte dies seinem Sancho, wobei er ihm auseinandersetzte, was auf der Standarte geschrieben stand. Er sagte ihm auch, der Mann, der ihm diese Geschichte berichtet, habe sich mit der Angabe geirrt, daß es zwei Gemeinderäte gewesen, die das Iah-Geschrei hören ließen, denn nach den Versen auf der Standarte seien es vielmehr zwei Bürgermeister gewesen. Darauf entgegnete Sancho:
-Señor, en eso no hay que reparar, que bien puede ser que los regidores que entonces rebuznaron viniesen con el tiempo a ser alcaldes de su pueblo, y así, se pueden llamar con entrambos títulos; cuanto más, que no hace al caso a la verdad de la historia ser los rebuznadores alcaldes o regidores, como ellos una por una hayan rebuznado; porque tan a pique está de rebuznar un alcalde como un regidor. »Señor, daran dürft Ihr Euch nicht stoßen; es kann ja sein, daß die Gemeinderäte, die damals iah schrien, mit der Zeit Bürgermeister ihres Orts geworden sind, und daher kann man sie mit beiden Titeln benennen. Zumal es auch für die Wahrheit der Geschichte nichts ausmacht, ob die Iah-Schreier nun Gemeinderäte sind oder Bürgermeister, sofern sie nur ganz gewiß iah geschrien haben; denn ein Bürgermeister kann es schließlich so gut wie ein Gemeinderat.«
Finalmente, conocieron y supieron como el pueblo corrido salía a pelear con otro que le corría más de lo justo y de lo que se debía a la buena vecindad. Zuletzt ersahen und erfuhren sie, daß das in Zorn entflammte Dorf jetzt auszog, um mit dem andern zu kämpfen, das jenes zum Zorn zu reizen pflegte, mehr, als recht war, und mehr, als sich für die gute Nachbarschaft ziemte.
Fuese llegando a ellos don Quijote, no con poca pesadumbre de Sancho, que nunca fue amigo de hallarse en semejantes jornadas. Los del escuadrón le recogieron en medio, creyendo que era alguno de los de su parcialidad. Don Quijote, alzando la visera, con gentil brío y continente, llegó hasta el estandarte del asno, y allí se le pusieron alrededor todos los más principales del ejército, por verle, admirados con la admiración acostumbrada en que caían todos aquellos que la vez primera le miraban. Don Quijote, que los vio tan atentos a mirarle, sin que ninguno le hablase ni le preguntase nada, quiso aprovecharse de aquel silencio, y, rompiendo el suyo, alzó la voz y dijo. Don Quijote ritt näher zu ihnen hin, zu nicht geringer Bekümmernis Sanchos, der nie ein Freund davon war, solchen Fehden beizuwohnen. Die Leute von dem kriegerischen Trupp nahmen ihn in ihre Mitte, da sie glaubten, es sei einer von ihrer ParteII. Don Quijote schlug das Visier auf und ritt mit adliger Entschlossenheit und Haltung bis zur Eselsstandarte, und dort stellten sich die Vornehmsten des Heeres rings um ihn her, um ihn anzuschauen mit jenem Staunen, in das jeder verfiel, der ihn zum erstenmal sah. Als Don Quijote die gespannte Aufmerksamkeit bemerkte, mit der sie ihn betrachteten, wollte er dies Stillschweigen benutzen, erhob die Stimme und sprach:
-Buenos señores, cuan encarecidamente puedo, os suplico que no interrumpáis un razonamiento que quiero haceros, hasta que veáis que os disgusta y enfada; que si esto sucede, con la más mínima señal que me hagáis pondré un sello en mi boca y echaré una mordaza a mi lengua. »Liebe Herren, so inständig ich's vermag, bitte ich euch, die Ansprache, die ich an euch richten will, nicht zu unterbrechen, bis ihr etwa findet, daß sie euch widerwärtig und langweilig ist; sobald aber dies der Fall ist, werde ich bei dem allerkleinsten Zeichen, das ihr gebet, ein Siegel auf meinen Mund drücken und meiner Zunge einen Zaum anlegen.«
Todos le dijeron que dijese lo que quisiese, que de buena gana le escucharían. Don Quijote, con esta licencia, prosiguió diciendo. Alle baten ihn zu sagen, was ihm gut dünke, sie würden ihm gerne zuhören. Auf diese Erlaubnis hin fuhr Don Quijote folgendermaßen fort:
Yo, señores míos, soy caballero andante, cuyo ejercicio es el de las armas, y cuya profesión la de favorecer a los necesitados de favor y acudir a los menesterosos. Días ha que he sabido vuestra desgracia y la causa que os mueve a tomar las armas a cada paso, para vengaros de vuestros enemigos; y, habiendo discurrido una y muchas veces en mi entendimiento sobre vuestro negocio, hallo, según las leyes del duelo, que estáis engañados en teneros por afrentados, porque ningún particular puede afrentar a un pueblo entero, si no es retándole de traidor por junto, porque no sabe en particular quién cometió la traición por que le reta. Ejemplo desto tenemos en don Diego Ordóñez de Lara, que retó a todo el pueblo zamorano, porque ignoraba que solo Vellido Dolfos había cometido la traición de matar a su rey; y así, retó a todos, y a todos tocaba la venganza y la respuesta; aunque bien es verdad que el señor don Diego anduvo algo demasiado, y aun pasó muy adelante de los límites del reto, porque no tenía para qué retar a los muertos, a las aguas, ni a los panes, ni a los que estaban por nacer, ni a las otras menudencias que allí se declaran; pero, ¡vaya!, pues cuando la cólera sale de madre, no tiene la lengua padre, ayo ni freno que la corrija. Siendo, pues, esto así, que uno solo no puede afrentar a reino, provincia, ciudad, república ni pueblo entero, queda en limpio que no hay para qué salir a la venganza del reto de la tal afrenta, pues no lo es; porque, ¡bueno sería que se matasen a cada paso los del pueblo de la Reloja con quien se lo llama, ni los cazoleros, berenjeneros, ballenatos, jaboneros, ni los de otros nombres y apellidos que andan por ahí en boca de los muchachos y de gente de poco más a menos! ¡Bueno sería, por cierto, que todos estos insignes pueblos se corriesen y vengasen, y anduviesen contino hechas las espadas sacabuches a cualquier pendencia, por pequeña que fuese! No, no, ni Dios lo permita o quiera. Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas y desenvainar las espadas, y poner a riesgo sus personas, vidas y haciendas: la primera, por defender la fe católica; la segunda, por defender su vida, que es de ley natural y divina; la tercera, en defensa de su honra, de su familia y hacienda; la cuarta, en servicio de su rey, en la guerra justa; y si le quisiéremos añadir la quinta, que se puede contar por segunda, es en defensa de su patria. A estas cinco causas, como capitales, se pueden agregar algunas otras que sean justas y razonables, y que obliguen a tomar las armas; pero tomarlas por niñerías y por cosas que antes son de risa y pasatiempo que de afrenta, parece que quien las toma carece de todo razonable discurso; cuanto más, que el tomar venganza injusta, que justa no puede haber alguna que lo sea, va derechamente contra la santa ley que profesamos, en la cual se nos manda que hagamos bien a nuestros enemigos y que amemos a los que nos aborrecen; mandamiento que, aunque parece algo dificultoso de cumplir, no lo es sino para aquellos que tienen menos de Dios que del mundo, y más de carne que de espíritu; porque Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que nunca mintió, ni pudo ni puede mentir, siendo legislador nuestro, dijo que su yugo era suave y su carga liviana; y así, no nos había de mandar cosa que fuese imposible el cumplirla. Así que, mis señores, vuesas mercedes están obligados por leyes divinas y humanas a sosegarse. »Ich, meine Herren, bin ein fahrender Ritter, dessen Beruf der des Waffenwerks ist und dessen Amt es ist, die Schutzbedürftigen zu schützen und den Notbedrängten zu Hilfe zu kommen. Es ist einige Tage her, seit ich euer Mißgeschick erfahren sowie den Grund, der euch veranlaßt, jeden Augenblick die Waffen zu ergreifen, um euch an euren Feinden zu rächen; und nachdem ich ein und viele Male in meinem Geiste über euren Handel nachgedacht, finde ich, den Gesetzen des Zweikampfs gemäß, daß ihr im Irrtum seid, wenn ihr eure Ehre für gekränkt haltet; denn kein einzelner kann eine ganze Ortschaft an der Ehre kränken, wenn er sie nicht etwa in ihrer Gesamtheit als Verräter anklagt und herausfordert, weil er nicht weiß, welcher einzelne die Verräterei begangen hat, ob deren seine Anklage und Forderung ergeht. Ein Beispiel hiervon haben wir in Don Diego Ordoñez de Lara, der gegen die ganze Stadt Zamora Anklage und Herausforderung ergehen ließ, weil er nicht wußte, daß Bellido Dolfos allein den Verrat begangen hatte, seinen König zu erschlagen; daher beschuldigte und forderte er alle, und die Rache und die Zurückweisung der Anklage war nun die Sache aller. Indessen ist es zweifellos, daß Señor Don Diego die Grenzen der Ausforderung zu weit überschritt; denn er hatte keinen Grund zur Anklage und Forderung gegen die Toten noch gegen das Wasser oder Brot noch gegen die noch Ungebornen noch gegen all den andern Kram, wie dorten berichtet wird. Aber das mag hingehn; denn wird der Zorn so heiß, daß er die eigne Mutter nicht schont, dann hat die Zunge keinen Vater, der sie zur Schonung anhält, und duldet weder Zuchtmeister noch Zaum. Da es nun an dem ist, daß ein einzelner niemals ein Königreich, eine Landschaft, eine Stadt, ein Gemeinwesen oder eine ganze Einwohnerschaft an der Ehre kränken kann, so ist es klar, daß kein Anlaß vorliegt, Rache zu suchen für die Herausforderung oder Ehrenkränkung, da eine solche Kränkung nicht vorhanden ist. Es wäre wahrlich eine schöne Geschichte, wenn die Leute aus dem Orte, der Uhrenheim gescholten wird, oder jene, die zum Spotte Topfgucker oder Apfelmusfresser, junge Walfische, Seifensieder genannt oder mit andern Spitznamen und Titeln belegt werden, welche Gassenbuben und geringes Volk immer im Munde führen - eine schöne Geschichte war es wahrlich, wenn all diese hochberufenen Städter sich ärgern und rächen und die Schwerter beständig wie Posaunen ziehen wollten, um sich in jeden beliebigen Streit zu stürzen, wie bedeutungslos er auch sein möge. Nein, nein, das gestatte und wolle Gott nicht. Männer von Einsicht, wie jedes wohlgeordnete Gemeinwesen, haben nur aus vier Gründen die Waffen zu ergreifen, die Schwerter zu ziehen und sich selbst und ihr Leben und Vermögen aufs Spiel zu setzen. Der erste Grund ist, den katholischen Glauben zu verteidigen; der zweite, sein Leben zu verteidigen, was göttlichen und menschlichen Rechtes ist; der dritte, zur Verteidigung seiner Ehre, seiner Familie und Habe; der vierte, zum Dienste seines Königs in gerechtem Kriege; und wenn wir einen fünften hinzufügen wollten - der eigentlich an zweiter Stelle genannt werden kann -, so war es zur Verteidigung seines Vaterlands. Zu diesen fünf Gründen als den wichtigsten kann man etliche andre beifügen, die gerecht und vernünftig sein mögen und uns zwingen können, die Waffen zu ergreifen; aber die Waffen für Kindereien zu ergreifen und wegen Dingen, die eher zum Lachen sind als zur Ehrenkränkung, da scheint es doch, daß, wer es tut, jeder vernünftigen Überlegung bar ist; besonders, sintemal eine ungerechte Rache - und eine gerechte kann es überhaupt nicht geben - geradeswegs wider die heilige Lehre geht, die wir bekennen und durch welche uns geboten wird, unsern Feinden Gutes zu tun und die zu lieben, die uns hassen, ein Gebot, das zwar etwas schwer zu erfüllen scheint, aber nur für diejenigen, die weniger von Gott als von der Welt und mehr vom Fleisch als vom Geist in sich haben. Denn Jesus Christus, der wahrhafte Gott und Mensch, der niemals gelogen hat noch lügen konnte noch kann, hat als unser Gesetzgeber gesagt, sein Joch sei sanft und seine Last leicht; und daher konnte er uns nichts befehlen, was zu erfüllen unmöglich wäre. Mithin, meine Herren, seid ihr nach menschlichen und göttlichen Gesetzen gehalten, eure Gemüter zum Frieden zu stimmen.«
-El diablo me lleve -dijo a esta sazón Sancho entre sí- si este mi amo no es tólogo; y si no lo es, que lo parece como un güevo a otro. »Soll mich der Teufel holen«, sagte hier Sancho für sich, »wenn dieser mein Herr nicht ein Tolloge ist; und wenn er es nicht ist, so gleicht er doch einem wie ein Ei dem andern.«
Tomó un poco de aliento don Quijote, y, viendo que todavía le prestaban silencio, quiso pasar adelante en su plática, como pasara ni no se pusiere en medio la agudeza de Sancho, el cual, viendo que su amo se detenía, tomó la mano por él, diciendo. Don Quijote schöpfte einen Augenblick Atem, und da er bemerkte, daß die Leute ihm noch immer schweigend zuhörten, wollte er mit seiner Rede fortfahren, und er hätte auch fortgefahren, wenn nicht Sanchos Gescheitheit dazwischengefahren wäre; denn als er sah, daß sein Herr noch zögerte, nahm er das Wort für ihn und sprach:
-Mi señor don Quijote de la Mancha, que un tiempo se llamó el Caballero de la Triste Figura y ahora se llama el Caballero de los Leones, es un hidalgo muy atentado, que sabe latín y romance como un bachiller, y en todo cuanto trata y aconseja procede como muy buen soldado, y tiene todas las leyes y ordenanzas de lo que llaman el duelo en la uña; y así, no hay más que hacer sino dejarse llevar por lo que él dijere, y sobre mí si lo erraren; cuanto más, que ello se está dicho que es necedad correrse por sólo oír un rebuzno, que yo me acuerdo, cuando muchacho, que rebuznaba cada y cuando que se me antojaba, sin que nadie me fuese a la mano, y con tanta gracia y propiedad que, en rebuznando yo, rebuznaban todos los asnos del pueblo, y no por eso dejaba de ser hijo de mis padres, que eran honradísimos; y, aunque por esta habilidad era invidiado de más de cuatro de los estirados de mi pueblo, no se me daba dos ardites. Y, porque se vea que digo verdad, esperen y escuchen, que esta ciencia es como la del nadar: que, una vez aprendida, nunca se olvida. »Mein Herr Don Quijote von der Mancha, der sich eine Zeitlang der Ritter von der traurigen Gestalt nannte und sich jetzt der Löwenritter nennt, ist ein Junker von großer Überlegung, der Latein und Spanisch versteht wie ein Baccalaur und in allem, was er vornimmt und was er anrät, wie ein höchst wackerer Kriegsmann handelt und alle Gesetze und Ordnung dessen, was man Zweikampf heißt, bis aufs Tüpfelchen versteht; und daher ist weiter nichts zu tun, als sich von ihm und seinen Worten leiten zu lassen, und auf mein Haupt soll die Schuld kommen, wenn man dabei jemals fehlgeht; zumal es nun ausgemacht ist, daß es eine Dummheit ist, wenn man sich schon über ein Eselsgeschrei ärgert. Ich erinnere mich, daß ich, als ich noch ein Knabe war, iah schrie, wann und wie oft ich Lust hatte, ohne daß jemand mir's wehrte, und zwar tat ich es so manierlich und natürlich, daß, wenn ich iahte, alle Esel des Dorfs iahten, und deshalb blieb ich doch immer meiner Eltern Sohn, die höchst ehrsame Leute waren; und wiewohl ich wegen dieses Talents von mehr als einem Halbdutzend der hochnäsigsten Leute in meinem Dorf beneidet wurde, gab ich nicht einen Deut darum. Und damit ihr seht, daß ich die Wahrheit sage, wartet einmal und hört zu, denn diese Kunst ist wie das Schwimmen: hat man es einmal gelernt, vergißt man es nie wieder.«
Y luego, puesta la mano en las narices, comenzó a rebuznar tan reciamente, que todos los cercanos valles retumbaron. Pero uno de los que estaban junto a él, creyendo que hacía burla dellos, alzó un varapalo que en la mano tenía, y diole tal golpe con él, que, sin ser poderoso a otra cosa, dio con Sancho Panza en el suelo. Don Quijote, que vio tan malparado a Sancho, arremetió al que le había dado, con la lanza sobre mano, pero fueron tantos los que se pusieron en medio, que no fue posible vengarle; antes, viendo que llovía sobre él un nublado de piedras, y que le amenazaban mil encaradas ballestas y no menos cantidad de arcabuces, volvió las riendas a Rocinante, y a todo lo que su galope pudo, se salió de entre ellos, encomendándose de todo corazón a Dios, que de aquel peligro le librase, temiendo a cada paso no le entrase alguna bala por las espaldas y le saliese al pecho; y a cada punto recogía el aliento, por ver si le faltaba. Und sofort hielt er die Hand an die Nase und begann so kräftig zu iahen, daß alle umliegenden Täler widerhallten. Aber einer von denen, die um ihn herstanden, in der Meinung, der Schildknappe treibe seinen Spott mit ihnen, erhob einen langen Stecken, den er in der Hand hatte, und gab ihm damit einen solchen Schlag, daß er den biedern Sancho Pansa, der nicht imstande war, dagegen aufzukommen, kopfüber zu Boden streckte. Als Don Quijote seinen Sancho so übel zugerichtet sah, sprengte er mit eingelegtem Speer auf den Mann los, der den Schlag geführt, aber es waren ihrer so viele, die sich dazwischenwarfen, daß es nicht möglich war, ihn zu rächen; ja, im Gegenteil, als er sah, daß eine Wetterwolke von Steinen über ihn herregnete und tausend zielende Armbrüste und eine nicht geringere Zahl Musketen ihn bedräuten, wendete er Rosinante und jagte, so schnell dieser vermochte, aus dem Gedränge von dannen, wobei er sich Gott von ganzem Herzen anbefahl, daß er ihn aus dieser Gefahr befreien möge. Bei jedem Schritt fürchtete er, eine Kugel könnte ihm zum Rücken hinein- und zur Brust wieder herausfahren, und jeden Augenblick holte er aus tiefer Brust den Atem hervor, um zu sehen, ob er ihm nicht schon ausgehe.
Pero los del escuadrón se contentaron con verle huir, sin tirarle. A Sancho le pusieron sobre su jumento, apenas vuelto en sí, y le dejaron ir tras su amo, no porque él tuviese sentido para regirle; pero el rucio siguió las huellas de Rocinante, sin el cual no se hallaba un punto. Alongado, pues, don Quijote buen trecho, volvió la cabeza y vio que Sancho venía, y atendióle, viendo que ninguno le seguía. Aber die Leute begnügten sich damit, ihn fliehen zu sehn, ohne daß sie auf ihn schössen. Sancho setzten sie auf seinen Esel, nachdem er kaum wieder zu sich gekommen, und ließen ihn seinem Herrn nachreiten; nicht als wäre er imstande gewesen, sein Tier zu lenken, aber der Graue folgte den Spuren Rosinantes, von dem er keinen Augenblick ließ. Als nun Don Quijote sich eine tüchtige Strecke entfernt hatte, blickte er sich um und sah Sancho kommen und erwartete ihn, da er bemerkte, daß keiner ihn verfolgte.
Los del escuadrón se estuvieron allí hasta la noche, y, por no haber salido a la batalla sus contrarios, se volvieron a su pueblo, regocijados y alegres; y si ellos supieran la costumbre antigua de los griegos, levantaran en aquel lugar y sitio un trofeo. Die Bauern verweilten dort bis zur Nacht, und weil ihre Gegner sich nicht zum Kampfe gestellt, kehrten sie fröhlich und guter Dinge in ihr Dorf zurück. Hätten sie die alte Sitte der Griechen gekannt, so hätten sie dort an Ort und Stelle ein Siegesmal aufgerichtet.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXVIII. De cosas que dice Benengeli que las sabrá quien le leyere, si las lee con atención.

28. Kapitel Von allerlei Dingen, die, wie Benengelí anmerkt, der Leser erfahren wird, so er sie mit Achtsamkeit lieset

Cuando el valiente huye, la superchería está descubierta, y es de varones prudentes guardarse para mejor ocasión. Esta verdad se verificó en don Quijote, el cual, dando lugar a la furia del pueblo y a las malas intenciones de aquel indignado escuadrón, puso pies en polvorosa, y, sin acordarse de Sancho ni del peligro en que le dejaba, se apartó tanto cuanto le pareció que bastaba para estar seguro. Seguíale Sancho, atravesado en su jumento, como queda referido. Llegó, en fin, ya vuelto en su acuerdo, y al llegar, se dejó caer del rucio a los pies de Rocinante, todo ansioso, todo molido y todo apaleado. Apeóse don Quijote para catarle las feridas; pero, como le hallase sano de los pies a la cabeza, con asaz cólera le dijo. Wenn der Tapfere flieht, ist des Feindes Kriegslist und Übermacht offenbar geworden, und es ist die Art fürsichtiger Männer, sich für eine bessere Angelegenheit aufzusparen. Diese Wahrheit bestätigte sich an Don Quijote, welcher, der Wut des Landvolks und den bösen Absichten jenes erregten Bauernhaufens weichend, sich aus dem Staube machte und, ohne an Sancho oder die Gefahr, in der er ihn zurückließ, zu denken, sich so weit entfernte, als ihm für seine Sicherheit hinreichend schien. Ihm folgte Sancho, quer auf seinem Esel liegend, wie schon berichtet. Als er endlich anlangte, war er wieder zu sich gekommen; er ließ sich von seinem Grauen herab und sank zu Rosinantes Füßen nieder, ganz voller Ängste, ganz zerdroschen und ganz zerprügelt. Don Quijote stieg ab, seine Wunden zu untersuchen, aber als er ihn von Kopf bis zu Füßen heil und gesund fand, sprach er mit nicht geringem Zorn zu ihm:
-¡Tan en hora mala supistes vos rebuznar, Sancho! Y ¿dónde hallastes vos ser bueno el nombrar la soga en casa del ahorcado? A música de rebuznos, ¿qué contrapunto se había de llevar sino de varapalos? Y dad gracias a Dios, Sancho, que ya que os santiguaron con un palo, no os hicieron el per signum crucis con un alfanje. »Zu gar unglücklicher Stunde hat Er zu iahen verstanden, Sancho! Wo hat Er denn gelesen, daß es nützlich sei, im Hause des Gehenkten vom Strick zu reden? Was für eine Begleitung paßte wohl zu Seiner Eselsmusik als die von Stockprügeln? Danke Er noch Gott dafür, daß man Ihn nur mit einem Stecken gesegnet und Ihm nicht das Zeichen des Kreuzes mit einem Säbel geschlagen hat.«
-No estoy para responder -respondió Sancho-, porque me parece que hablo por las espaldas. Subamos y apartémonos de aquí, que yo pondré silencio en mis rebuznos, pero no en dejar de decir que los caballeros andantes huyen, y dejan a sus buenos escuderos molidos como alheña, o como cibera, en poder de sus enemigos. »Ich kann Euch nicht antworten«, antwortete Sancho, »denn mir ist, als spräche mein Rücken statt meiner. Steigen wir auf und entfernen wir uns von hier, ich werde künftig mein Iahen aufstecken, aber niemals aufhören zu sagen, daß die fahrenden Ritter fliehen und ihre braven Schildknappen, zu Brei und Staub zermalmt, in den Händen ihrer Feinde lassen.«
-No huye el que se retira -respondió don Quijote-, porque has de saber, Sancho, que la valentía que no se funda sobre la basa de la prudencia se llama temeridad, y las hazañas del temerario más se atribuyen a la buena fortuna que a su ánimo. Y así, yo confieso que me he retirado, pero no huido; y en esto he imitado a muchos valientes, que se han guardado para tiempos mejores, y desto están las historias llenas, las cuales, por no serte a ti de provecho ni a mí de gusto, no te las refiero ahora. »Wer sich zurückzieht, flieht nicht«, entgegnete Don Quijote; »denn du mußt wissen, Sancho, die Tapferkeit, die nicht auf der Grundlage der Vorsicht ruht, heißt Vermessenheit, und die Heldentaten des Vermessenen werden weit mehr der Gunst des Glückes als seinem Mute zugeschrieben. Daher bekenne ich wohl, daß ich mich zurückgezogen, nicht aber, daß ich geflohen bin; und darin bin ich vielen Tapfern gefolgt, die sich für bessere Zeiten aufgespart haben, und hiervon sind die Geschichtsbücher voll, von denen ich dir aber, weil es dir nicht zum Nutzen und mir nicht zum Vergnügen gereicht, jetzo nichts berichten will.«
En esto, ya estaba a caballo Sancho, ayudado de don Quijote, el cual asimismo subió en Rocinante, y poco a poco se fueron a emboscar en una alameda que hasta un cuarto de legua de allí se parecía. De cuando en cuando daba Sancho unos ayes profundísimos y unos gemidos dolorosos; y, preguntándole don Quijote la causa de tan amargo sentimiento, respondió que, desde la punta del espinazo hasta la nuca del celebro, le dolía de manera que le sacaba de sentido. Inzwischen war Sancho mit Don Quijotes Beistand schon aufgestiegen; dieser schwang sich ebenfalls auf seinen Rosinante, und so ritten sie Schritt vor Schritt voran, um sich in einem Wäldchen zu bergen, das sich etwa eine Viertelmeile von dort zeigte. Von Zeit zu Zeit stieß Sancho ein klägliches Ach! und gar schmerzliche Seufzer aus, und auf Don Quijotes Frage nach der Ursache so bittern Leides antwortete er, von dem Ende des Rückgrats bis zum Genick hinauf habe er so arge Schmerzen, daß er fast von Sinnen komme.
-La causa dese dolor debe de ser, sin duda -dijo don Quijote-, que, como era el palo con que te dieron largo y tendido, te cogió todas las espaldas, donde entran todas esas partes que te duelen; y si más te cogiera, más te doliera. »Die Ursache dieses Schmerzes muß gewißlich die sein«, versetzte Don Quijote, »daß der Stecken, mit dem du geschlagen wurdest, breit und lang war und dir mithin über den ganzen Rücken reichte, zu dem die Stellen alle gehören, die dir weh tun; und hätte der Stecken noch weiter gereicht, so würde dir noch mehr weh tun.«
-¡Por Dios -dijo Sancho-, que vuesa merced me ha sacado de una gran duda, y que me la ha declarado por lindos términos! ¡Cuerpo de mí! ¿Tan encubierta estaba la causa de mi dolor que ha sido menester decirme que me duele todo todo aquello que alcanzó el palo? Si me dolieran los tobillos, aún pudiera ser que se anduviera adivinando el porqué me dolían, pero dolerme lo que me molieron no es mucho adivinar. A la fe, señor nuestro amo, el mal ajeno de pelo cuelga, y cada día voy descubriendo tierra de lo poco que puedo esperar de la compañía que con vuestra merced tengo; porque si esta vez me ha dejado apalear, otra y otras ciento volveremos a los manteamientos de marras y a otras muchacherías, que si ahora me han salido a las espaldas, después me saldrán a los ojos. Harto mejor haría yo, sino que soy un bárbaro, y no haré nada que bueno sea en toda mi vida; harto mejor haría yo, vuelvo a decir, en volverme a mi casa, y a mi mujer, y a mis hijos, y sustentarla y criarlos con lo que Dios fue servido de darme, y no andarme tras vuesa merced por caminos sin camino y por sendas y carreras que no las tienen, bebiendo mal y comiendo peor. Pues, ¡tomadme el dormir! Contad, hermano escudero, siete pies de tierra, y si quisiéredes más, tomad otros tantos, que en vuestra mano está escudillar, y tendeos a todo vuestro buen talante; que quemado vea yo y hecho polvos al primero que dio puntada en la andante caballería, o, a lo menos, al primero que quiso ser escudero de tales tontos como debieron ser todos los caballeros andantes pasados. De los presentes no digo nada, que, por ser vuestra merced uno dellos, los tengo respeto, y porque sé que sabe vuesa merced un punto más que el diablo en cuanto habla y en cuanto piensa. »Bei Gott!« erwiderte Sancho, »da hat mich Euer Gnaden aus einer großen Ungewißheit gerissen und hat mich mit den hübschesten Ausdrücken darüber aufgeklärt. Ei, zum Kuckuck, war denn die Ursache meines Schmerzes so verborgen, daß man mich erst belehren mußte, es schmerze mich all das, was der Stecken getroffen hat? Wenn mir die Knöchel am Fuß weh täten, da könnte man allenfalls herumraten, weshalb sie mir weh tun; aber daß mir weh tut, was Prügel gespürt hat, das zu erraten ist keine Kunst. Wahrlich, mein werter Dienstherr, fremdes Leid hängt einem am Haar und schüttelt sich leicht ab. Jeden Tag entdecke ich aufs neue, wie wenig ich von der Kameradschaft mit Euch zu erwarten habe; denn wenn Ihr mich diesmal habt prügeln lassen, werden wir noch einmal und noch hundertmal zu dem Wippen von damals wiederkommen und zu andern Gassenbübereien, und habe ich diese diesmal auf dem Rücken verspürt, so werde ich sie künftig über die Augen kriegen. Weit besser tat ich - nur bin ich leider ein Es;el und werde in meinem ganzen Leben nichts Gescheites tun! -, weit besser tat ich, sag ich nochmals, wenn ich zu meinem Hause und meiner Frau und meinen Kindern heimkehrte und täte mit dem, was mir Gott in seiner Gnade beschert, meine Frau ernähren und meine Kinder erziehen und nicht mit Euch herumziehen auf weglosen Wegen, auf Pfaden und Bahnen, wo weder Pfad noch Bahn ist, und das bei schlechtem Trunk und noch schlechterem Essen. Und dann erst das Schlafen! Zähle, mein lieber Knappe, sieben Fuß Erdboden ab, und wünschest du mehr, nimm noch einmal soviel, denn es steht bei dir, darüber frei zu verfügen, und strecke dich ganz nach deinem Belieben aus. O daß ich doch den auf dem Scheiterhaufen und zu Staub verbrannt sähe, der sich zuerst auf das fahrende Rittertum geworfen, oder wenigstens den ersten, der sich zum Schildknappen hergegeben solcher tollen Kerle, wie es die bisherigen fahrenden Ritter alle gewesen sein müssen! Von den heutigen sage ich nichts; denn weil Euer Gnaden einer von ihnen ist, so hab ich Respekt vor ihnen und insbesondere, weil ich weiß, daß Ihr in allem, was Ihr redet und denkt, dem Teufel selbst an Gescheitheit immer um einen Schritt voraus seid.«
-Haría yo una buena apuesta con vos, Sancho -dijo don Quijote-: que ahora que vais hablando sin que nadie os vaya a la mano, que no os duele nada en todo vuestro cuerpo. Hablad, hijo mío, todo aquello que os viniere al pensamiento y a la boca; que, a trueco de que a vos no os duela nada, tendré yo por gusto el enfado que me dan vuestras impertinencias. Y si tanto deseáis volveros a vuestra casa con vuestra mujer y hijos, no permita Dios que yo os lo impida; dineros tenéis míos: mirad cuánto ha que esta tercera vez salimos de nuestro pueblo, y mirad lo que podéis y debéis ganar cada mes, y pagaos de vuestra mano. »Ich möchte eine ordentliche Wette mit Ihm anstellen, Sancho«, erklärte Don Quijote, »daß jetzt, wo Er in einem fort schwatzt, ohne daß jemand ihm dazwischenfährt, ihm an Seinem ganzen Leibe nichts weh tut. Rede Er, mein Sohn, was Ihm nur in den Sinn und auf die Lippen kommt; denn sofern Ihn nur nichts mehr schmerzet, will ich mir dafür die Langeweile, die mir Sein ungereimtes Zeug verursacht, zum Vergnügen gereichen lassen. Und wenn Er sich so sehr nach Hause zu Weib und Kindern sehnt, so wolle Gott nicht, daß ich Ihn daran hindere; Er hat ja Geld von mir bei sich, überlege Er sich, wie lang es her ist, seit wir dies dritte Mal aus unsrem Dorf auszogen, überlege Er, wieviel Er jeden Monat verdient haben kann und muß, und mache Er sich selbst bezahlt.«
-Cuando yo servía -respondió Sancho- a Tomé Carrasco, el padre del bachiller Sansón Carrasco, que vuestra merced bien conoce, dos ducados ganaba cada mes, amén de la comida; con vuestra merced no sé lo que puedo ganar, puesto que sé que tiene más trabajo el escudero del caballero andante que el que sirve a un labrador; que, en resolución, los que servimos a labradores, por mucho que trabajemos de día, por mal que suceda, a la noche cenamos olla y dormimos en cama, en la cual no he dormido después que ha que sirvo a vuestra merced. Si no ha sido el tiempo breve que estuvimos en casa de don Diego de Miranda, y la jira que tuve con la espuma que saqué de las ollas de Camacho, y lo que comí y bebí y dormí en casa de Basilio, todo el otro tiempo he dormido en la dura tierra, al cielo abierto, sujeto a lo que dicen inclemencias del cielo, sustentándome con rajas de queso y mendrugos de pan, y bebiendo aguas, ya de arroyos, ya de fuentes, de las que encontramos por esos andurriales donde andamos. »Als ich«, erwiderte Sancho, »bei Tomé Carrasco, dem Vater des Baccalaur Sansón Carrasco, diente, den Euer Gnaden gut kennt, verdiente ich zwei Taler den Monat außer dem Essen. Was ich bei Euer Gnaden verdienen soll, weiß ich nicht, obzwar ich weiß, daß der Knappe des fahrenden Ritters sich mehr abplagen muß, als wer bei einem Bauersmann dient. Denn wirklich, wer bei Bauern arbeitet, mag noch soviel bei Tag schaffen müssen, er hat doch schlimmstenfalls zur Nacht seine Fleischsuppe zu essen und ein Bett zum Schlafen; in einem solchen aber hab ich nicht geschlafen, seit ich Euer Gnaden diene, ausgenommen die kurze Zeit, wo wir im Hause des Don Diego de Miranda verweilten; und ferner den Schmaus mit den guten Sachen, die ich aus Camachos Fleischtöpfen abschöpfte, und ferner, was ich in Basilios Haus genossen habe an Essen, Trinken und Schlafen. Die ganze übrige Zeit hab ich auf harter Erde unter freiem Himmel geschlafen, allem preisgegeben, was man die Ungunst des Wetters nennt, und habe mich von ein paar Schnitzeln Käse und Brotkrumen genährt und Wasser getrunken, bald aus den Bächen, bald aus den Quellen, wie wir sie in den unwegsamen Gegenden finden, durch die wir unsern Weg nehmen.«
-Confieso -dijo don Quijote- que todo lo que dices, Sancho, sea verdad. ¿Cuánto parece que os debo dar más de lo que os daba Tomé Carrasco. »Ich gebe zu«, sagte Don Quijote, »alles, was du sagst, mag wahr sein; wieviel, meint Er, soll ich Ihm mehr geben, als Tomé Carrasco Ihm gab?«
-A mi parecer -dijo Sancho-, con dos reales más que vuestra merced añadiese cada mes me tendría por bien pagado. Esto es cuanto al salario de mi trabajo; pero, en cuanto a satisfacerme a la palabra y promesa que vuestra merced me tiene hecha de darme el gobierno de una ínsula, sería justo que se me añadiesen otros seis reales, que por todos serían treinta. »Meiner Meinung nach«, sprach Sancho, »da würde ich mit zwei Realen, die mir Euer Gnaden jeden Monat drauflegte, mich für gut bezahlt erachten, das heißt, soviel den Lohn angeht. Aber sofern es sich um die Abfindung handelt für Euer Wort und Versprechen, mir die Statthalterschaft einer Insul zu verleihen, da wäre es recht und billig, daß Ihr mir noch weitere sechs Realen drauflegtet, und das würde im ganzen dreißig Realen ausmachen.«
-Está muy bien -replicó don Quijote-; y, conforme al salario que vos os habéis señalado, 23 días ha que salimos de nuestro pueblo: contad, Sancho, rata por cantidad, y mirad lo que os debo, y pagaos, como os tengo dicho, de vuestra mano. »Gut«, versetzte Don Quijote, »und nach diesem Lohne, den Er sich selber ausgeworfen hat, fünfundzwanzig Tage ist's her, seit wir aus unsrem Dorf ausgezogen, rechne Er es nach Verhältnis aus, Sancho, und sehe Er zu, was ich Ihm schulde, und mache Er sich, wie gesagt, mit eigenen Händen bezahlt.«
-¡Oh, cuerpo de mí! -dijo Sancho-, que va vuestra merced muy errado en esta cuenta, porque en lo de la promesa de la ínsula se ha de contar desde el día que vuestra merced me la prometió hasta la presente hora en que estamos. »Ei, der Kuckuck«, sprach Sancho, »Euer Gnaden geht ganz fehl in Dero Rechnung, denn bei dem Versprechen der Insul muß von dem Tag an gerechnet werden, wo Euer Gnaden sie mir versprach, bis zur gegenwärtigen Stunde, darin wir leben.«
-Pues, ¿qué tanto ha, Sancho, que os la prometí? -dijo don Quijote. »Wie? Ist es denn so lang her, Sancho, daß ich sie Ihm versprach?« sagte Don Quijote.
-Si yo mal no me acuerdo -respondió Sancho-, debe de haber más de veinte años, tres días más a menos. »Wenn ich mich recht entsinne«, antwortete Sancho, »muß es mehr als zwanzig Jahre her sein, drei Tage mehr oder minder.«
Diose don Quijote una gran palmada en la frente, y comenzó a reír muy de gana, y dijo. Don Quijote schlug sich mit aller Macht vor die Stirn, brach in herzliches Lachen aus und sprach:
-Pues no anduve yo en Sierra Morena, ni en todo el discurso de nuestras salidas, sino dos meses apenas, y ¿dices, Sancho, que ha veinte años que te prometí la ínsula? Ahora digo que quieres que se consuman en tus salarios el dinero que tienes mío; y si esto es así, y tú gustas dello, desde aquí te lo doy, y buen provecho te haga; que, a trueco de verme sin tan mal escudero, holgaréme de quedarme pobre y sin blanca. Pero dime, prevaricador de las ordenanzas escuderiles de la andante caballería, ¿ dónde has visto tú, o leído, que ningún escudero de caballero andante se haya puesto con su señor en tanto más cuánto me habéis de dar cada mes porque os sirva? Éntrate, éntrate, malandrín, follón y vestiglo, que todo lo pareces; éntrate, digo, por el mare magnum de sus historias, y si hallares que algún escudero haya dicho, ni pensado, lo que aquí has dicho, quiero que me le claves en la frente, y, por añadidura, me hagas cuatro mamonas selladas en mi rostro. Vuelve las riendas, o el cabestro, al rucio, y vuélvete a tu casa, porque un solo paso desde aquí no has de pasar más adelante conmigo. ¡Oh pan mal conocido!. ¡Oh promesas mal colocadas! ¡Oh hombre que tiene más de bestia que de persona! ¿Ahora, cuando yo pensaba ponerte en estado, y tal, que a pesar de tu mujer te llamaran señoría, te despides? ¿Ahora te vas, cuando yo venía con intención firme y valedera de hacerte señor de la mejor ínsula del mundo? En fin, como tú has dicho otras veces, no es la miel... etc. Asno eres, y asno has de ser, y en asno has de parar cuando se te acabe el curso de la vida; que para mí tengo que antes llegará ella a su último término que tú caigas y des en la cuenta de que eres bestia. »Bin ich doch in der Sierra Morena und im ganzen Verlauf unsrer Fahrten höchstens kaum zwei Monate umhergezogen, und du behauptest, Sancho, es sei zwanzig Jahre her, daß ich dir die Insul versprochen? Da seh ich allerdings, du willst, daß das Geld, das du von mir hast, gänzlich für deinen Lohn drauf geht; und wenn das so ist und du Lust dazu hast, so schenke ich dir gleich auf der Stelle, und wohl bekomm es dir! Denn um nur eines so schlechten Schildknappen ledig zu sein, will ich mit Vergnügen arm und ohne einen Pfennig bleiben. Aber sage mir, du Übertreter aller schildknapplichen Gesetze des fahrenden Rittertums, wo hast du gehört oder gelesen, daß jemals eines fahrenden Ritters Schildknappe sich mit seinem Herrn auf solches Feilschen eingelassen hat: soundso viel mehr müßt Ihr mir geben, damit ich Euch diene? Forsche doch, forsche doch, du Bösewicht, du elender Feigling, du Scheusal, denn wie all dieses kommst du mir vor, forsche doch die Flut ihrer Geschichten durch, und so du findest, daß jemals ein Schildknappe gesagt oder nur gedacht hat, was du jetzt sagst, so sollst du es mir auf die Stirne nageln und als Zugabe mit vier Nasenstüber ins Gesicht zeichnen. Wende deinem Grautier die Zügel oder vielmehr das Halfter und kehre heim zu deinem Hause, denn nicht einen winzigen Schritt mehr sollst du von heut an mit mir ziehen. O welch schlechter Dank für mein Brot! O übel angebrachte Versprechungen! O du, der mehr von einer Bestie als von einem Menschen an sich hat! Jetzt, wo ich dachte, dich zu Würden zu bringen, und zwar zu solchen, daß man dich, deiner Frau zum Trotz, Euer Herrlichkeit nennen müßte, jetzt willst du mich verlassen? Jetzt gehst du, wo ich des festen und der Ausführung sichern Vorsatzes lebte, dich zum Herrn der besten Insul der Welt zu machen? Aber in Wahrheit, wie du schon früher etlichemal gesagt hast, der Honig ist nicht da für des Esels Maul. Ein Esel bist du, und ein Esel wirst du bleiben, und als Esel wirst du enden, wann du einst deinen Lebenslauf abschließest; denn ich bin überzeugt, dein Leben wird eher sein letztes Ziel erreichen, ehe du merkst und einsiehst, daß du ein dummes Vieh bist.«
Miraba Sancho a don Quijote de en hito en hito, en tanto que los tales vituperios le decía, y compungióse de manera que le vinieron las lágrimas a los ojos, y con voz dolorida y enferma le dijo. Während Don Quijote ihn mit solchen Scheltworten überhäufte, schaute Sancho seinen Herrn starren, unverwandten Blickes an, und es kam eine solche Zerknirschung über ihn, daß ihm Tränen in die Augen traten und er endlich mit schmerzbewegter und wehleidiger Stimme zu ihm sagte:
-Señor mío, yo confieso que para ser del todo asno no me falta más de la cola; si vuestra merced quiere ponérmela, yo la daré por bien puesta, y le serviré como jumento todos los días que me quedan de mi vida. Vuestra merced me perdone y se duela de mi mocedad, y advierta que sé poco, y que si hablo mucho, más procede de enfermedad que de malicia; mas, quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda. »Herre mein, ich gesteh es zu, zum vollständigen Esel fehlt mir nur der Schwanz; will Euer Gnaden mir den ansetzen, so will ich gerne sagen, der Schwanz gehöre mir von Rechts wegen zu, und will Euch zum Esel dienen alle meine noch übrigen Lebtage. Verzeihet mir, habt Mitleid mit meiner Jugend und bedenket, daß ich gar unwissend bin und daß, wenn ich viel rede, das mehr von Schwäche als von Bosheit kommt; doch: Wer fehlt und sich Besserung vorgenommen, darf hoffen, vor Gottes Thron zu kommen.«
-Maravillárame yo, Sancho, si no mezclaras algún refrancico en tu coloquio. Ahora bien, yo te perdono, con que te emiendes, y con que no te muestres de aquí adelante tan amigo de tu interés, sino que procures ensanchar el corazón, y te alientes y animes a esperar el cumplimiento de mis promesas, que, aunque se tarda, no se imposibilita. »Ich hätte mich gewundert, Sancho, wenn du nicht wieder ein Sprüchlein in deine Rede eingestreut hättest. Nun gut, ich verzeihe dir, mit dem Beding, daß du dich besserst und daß du von jetzt an nicht mehr so an deinen Vorteil denkst, sondern daß du dich bestrebst, dein Herz weit zu machen, und Mut und Zuversicht fassest, die Erfüllung meiner Zusagen abzuwarten; denn wenn es sich auch verzögert, so wird es darum nicht unmöglich.«
Sancho respondió que sí haría, aunque sacase fuerzas de flaqueza. Sancho versprach, er würde demgemäß handeln, wenn er auch den Mut dazu nur aus seiner Schwäche schöpfen könnte.
Con esto, se metieron en la alameda, y don Quijote se acomodó al pie de un olmo, y Sancho al de una haya; que estos tales árboles y otros sus semejantes siempre tienen pies, y no manos. Sancho pasó la noche penosamente, porque el varapalo se hacía más sentir con el sereno. Don Quijote la pasó en sus continuas memorias; pero, con todo eso, dieron los ojos al sueño, y al salir del alba siguieron su camino buscando las riberas del famoso Ebro, donde les sucedió lo que se contará en el capítulo venidero. Hiermit begaben sie sich in das Wäldchen, und Don Quijote lagerte sich am Fuß einer Ulme, Sancho am Fuß einer Buche; denn diese Bäume und andre ihresgleichen haben immer nur Füße und niemals Hände. Sancho verbrachte die Nacht unter Schmerzen, denn der lange Stecken machte sich bei der nächtlichen Kühle stärker bemerklich; Don Quijote verbrachte sie unter seinen üblichen beständigen Erinnerungen. Aber trotz alledem gaben beide ihre Augen dem Schlummer hin, und beim Anbrechen der Morgenröte setzten sie ihren Weg fort, um die Gestade des Ebro aufzusuchen, wobei ihnen begegnete, was im kommenden Kapitel erzählt werden soll.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXIX. De la famosa aventura del barco encantado.

29. Kapitel Von dem merkwürdigen Abenteuer mit dem verzauberten Nachen

Por sus pasos contados y por contar, dos días después que salieron de la alameda, llegaron don Quijote y Sancho al río Ebro, y el verle fue de gran gusto a don Quijote, porque contempló y miró en él la amenidad de sus riberas, la claridad de sus aguas, el sosiego de su curso y la abundancia de sus líquidos cristales, cuya alegre vista renovó en su memoria mil amorosos pensamientos. Especialmente fue y vino en lo que había visto en la cueva de Montesinos; que, puesto que el mono de maese Pedro le había dicho que parte de aquellas cosas eran verdad y parte mentira, él se atenía más a las verdaderas que a las mentirosas, bien al revés de Sancho, que todas las tenía por la mesma mentira. Auf den hergebrachten - oder noch nicht hergebrachten - Wegen erreichten Don Quijote und Sancho - zwei Tage, nachdem sie das Wäldchen verlassen hatten - den Fluß Ebro, und Don Quijote freute sich sehr seines Anblicks. Er betrachtete lange die Lieblichkeit seiner Gestade, die Klarheit seiner Gewässer, die ernste Ruhe seiner Strömung, die Fülle seiner flüssigen Kristalle; und dieser heitre Anblick erneute in seiner Erinnerung tausend Liebesgedanken. Vorzugsweise aber kam ihm in Sinn und Gedanken, was er in der Höhle des Montesinos gesehen; denn wenn auch Meister Pedros Affe ihm gesagt hatte, ein Teil jener Geschichten sei Wahrheit, ein Teil aber Lüge, so hielt er sich mehr an die wahrhaften, ganz im Gegensatze zu Sancho, der sie sämtlich für die Lüge selbst hielt.
Yendo, pues, desta manera, se le ofreció a la vista un pequeño barco sin remos ni otras jarcias algunas, que estaba atado en la orilla a un tronco de un árbol que en la ribera estaba. Miró don Quijote a todas partes, y no vio persona alguna; y luego, sin más ni más, se apeó de Rocinante y mandó a Sancho que lo mesmo hiciese del rucio, y que a entrambas bestias las atase muy bien, juntas, al tronco de un álamo o sauce que allí estaba. Preguntóle Sancho la causa de aquel súbito apeamiento y de aquel ligamiento. Respondió don Quijote. Indem er nun in solchen Gedanken dahinzog, fiel ihm ein kleiner Nachen ohne Ruder in die Augen, der an einen Baumstamm am Ufer angebunden war. Don Quijote blickte sich nach allen Seiten um und sah niemanden, und ohne weiteres stieg er von Rosinante ab und befahl Sancho, gleichfalls von seinem Grauen abzusitzen und beide Tiere zusammen an den Stamm einer dort stehenden Pappel oder Weide fest anzubinden. Sancho fragte ihn nach der Ursache dieses unerwarteten Beginnens. Don Quijote antwortete:
-Has de saber, Sancho, que este barco que aquí está, derechamente y sin poder ser otra cosa en contrario, me está llamando y convidando a que entre en él, y vaya en él a dar socorro a algún caballero, o a otra necesitada y principal persona, que debe de estar puesta en alguna grande cuita, porque éste es estilo de los libros de las historias caballerescas y de los encantadores que en ellas se entremeten y platican: cuando algún caballero está puesto en algún trabajo, que no puede ser librado dél sino por la mano de otro caballero, puesto que estén distantes el uno del otro dos o tres mil leguas, y aun más, o le arrebatan en una nube o le deparan un barco donde se entre, y en menos de un abrir y cerrar de ojos le llevan, o por los aires, o por la mar, donde quieren y adonde es menester su ayuda; así que, ¡oh Sancho!, este barco está puesto aquí para el mesmo efecto; y esto es tan verdad como es ahora de día; y antes que éste se pase, ata juntos al rucio y a Rocinante, y a la mano de Dios, que nos guíe, que no dejaré de embarcarme si me lo pidiesen frailes descalzos. »Du mußt wissen, Sancho, der Nachen hier ist dazu da, und anders kann es nicht sein, mich zu rufen und aufzufordern, daß ich hineinsteige und darin fortschiffe, um Beistand zu leisten irgendeinem Ritter oder sonst einer hilfsbedürftigen vornehmen Persönlichkeit, die gewißlich von großen Nöten bedrängt sein muß; denn so pflegt es in den Ritterbüchern zu sein und bei den Zauberern, die mit solchen Geschichten zu tun haben; wenn ein Ritter sich in einer Drangsal befindet und aus selbiger nur durch eines andern Ritters Hand erlöst werden kann, obgleich sie zwei- oder dreitausend Meilen, ja noch weiter voneinander entfernt sind, da entführen sie ihn gewaltsam in einer Wolke oder bieten ihm einen Nachen dar, damit er dareinsteige, und in kürzerer Zeit, als man die Augen öffnet und schließt, führen sie ihn davon, sei es durch die Lüfte, sei es das Meer hindurch, wie es ihnen beliebt und wo sein Beistand notwendig ist. Sonach, o Sancho, befindet sich dieser Nachen zum nämlichen Zwecke hier; und dies ist so sicher, wie der Tag jetzo scheinet, und ehe denn derselbe vorübergehe, binde den Grauen und Rosinante zusammen an; und nun in Gottes Namen, möge Er uns geleiten! Denn ich werde von meiner Einschiffung nicht abstehen, und kämen selbst Barfüßermönche und bäten mich darum.«
-Pues así es -respondió Sancho-, y vuestra merced quiere dar a cada paso en estos que no sé si los llame disparates, no hay sino obedecer y bajar la cabeza, atendiendo al refrán "haz lo que tu amo te manda, y siéntate con él a la mesa"; pero, con todo esto, por lo que toca al descargo de mi conciencia, quiero advertir a vuestra merced que a mí me parece que este tal barco no es de los encantados, sino de algunos pescadores deste río, porque en él se pescan las mejores sabogas del mundo. »Wenn es denn einmal so ist«, entgegnete Sancho, »und Euer Gnaden verfällt mit aller Gewalt bei jedem Schritt auf solcherlei, ich weiß nicht, soll ich sagen Unsinn, so bleibt nichts übrig, als zu schweigen und den Kopf zu neigen nach dem Sprichwort: Tu, was dein Herr gebeut, und setze dich mit ihm zu Tische. Aber trotzdem will ich, da ich mein Gewissen von Schuld frei halten will, Euer Gnaden ernstlich sagen, mir wenigstens kommt es so vor, dieser Nachen gehört nicht zu den verzauberten, sondern gehört irgendwelchen Fischern hier am Flusse, in dem die besten Eisen auf der Welt gefangen werden.«
Esto decía, mientras ataba las bestias, Sancho, dejándolas a la proteción y amparo de los encantadores, con harto dolor de su ánima. Don Quijote le dijo que no tuviese pena del desamparo de aquellos animales, que el que los llevaría a ellos por tan longincuos caminos y regiones tendría cuenta de sustentarlos. So sprach Sancho, während er die Tiere anband, die er mit großem Seelenschmerz dem Schutz und Schirm der Zauberer überlassen mußte. Don Quijote ermahnte ihn, ob der Tiere unbekümmert zu sein, denn der, welcher sie selbst in fernsten Distanzen über Pfade und Lande führen werde, der werde auch Sorge tragen, sie zu nähren.
-No entiendo eso de logicuos -dijo Sancho-, ni he oído tal vocablo en todos los días de mi vida. »Was ist das für ein Tanz, der Dißtanz?« sagte Sancho; »ich verstehe das nicht, habe ein solches Wort all mein Lebtag nicht gehört.«
-Longincuos -respondió don Quijote- quiere decir apartados; y no es maravilla que no lo entiendas, que no estás tú obligado a saber latín, como algunos que presumen que lo saben, y lo ignoran. »Distanz heißt Entfernung«, erwiderte Don Quijote, »und es ist kein Wunder, daß du es nicht verstehst, denn du bist nicht verpflichtet, Latein zu können wie so manche, die so tun, als könnten sie es, und doch nichts davon verstehen.«
-Ya están atados -replicó Sancho-. ¿Qué hemos de hacer ahora. »Jetzt wären sie also angebunden«, fiel Sancho ein; »was haben wir nun zu tun?«
-¿Qué? -respondió don Quijote-. Santiguarnos y levar ferro; quiero decir, embarcarnos y cortar la amarra con que este barco está atado. »Was?« antwortete Don Quijote; »ein Kreuz schlagen und den Anker lichten, ich meine uns einschiffen und das Tau kappen, womit dieser Nachen vor Ufer festliegt.« Und mit einem Sprung schwang er sich hinein, Sancho folgte ihm, er schnitt das Seil durch, und der Nachen entfernte sich allmählich vom Ufer.
Y, dando un salto en él, siguiéndole Sancho, cortó el cordel, y el barco se fue apartando poco a poco de la ribera; y cuando Sancho se vio obra de dos varas dentro del río, comenzó a temblar, temiendo su perdición; pero ninguna cosa le dio más pena que el oír roznar al rucio y el ver que Rocinante pugnaba por desatarse, y díjole a su señor. Als sich aber Sancho ungefähr zwei Ellen weit im Gewässer des Flusses sah, begann er zu zittern und sein Verderben zu fürchten; aber nichts machte ihm so viel Kummer, als daß er seinen Esel iahen hörte und sah, wie sich Rosinante abarbeitete, um loszukommen. Da sprach er zu seinem Herrn:
-El rucio rebuzna, condolido de nuestra ausencia, y Rocinante procura ponerse en libertad para arrojarse tras nosotros. ¡Oh carísimos amigos, quedaos en paz, y la locura que nos aparta de vosotros, convertida en desengaño, nos vuelva a vuestra presencia. »Mein Grauer schreit iah im Schmerz ob unsrer Entfernung, und Rosinante müht sich, loszukommen, um sich uns nachzustürzen. O liebste Freunde, bleibt in Frieden allhier, und möge auf die Torheit, die uns von euch fortführt, die Enttäuschung bald folgen und uns dann zum holden Zusammensein mit euch zurückbringen!«
Y, en esto, comenzó a llorar tan amargamente que don Quijote, mohíno y colérico, le dijo. Und hiermit begann er so bitterlich zu weinen, daß Don Quijote ärgerlich und auffahrend zu ihm sagte:
-¿De qué temes, cobarde criatura? ¿De qué lloras, corazón de mantequillas? ¿Quién te persigue, o quién te acosa, ánimo de ratón casero, o qué te falta, menesteroso en la mitad de las entrañas de la abundancia? ¿Por dicha vas caminando a pie y descalzo por las montañas rifeas, sino sentado en una tabla, como un archiduque, por el sesgo curso deste agradable río, de donde en breve espacio saldremos al mar dilatado? Pero ya habemos de haber salido, y caminado, por lo menos, setecientas o ochocientas leguas; y si yo tuviera aquí un astrolabio con que tomar la altura del polo, yo te dijera las que hemos caminado; aunque, o yo sé poco, o ya hemos pasado, o pasaremos presto, por la línea equinocial, que divide y corta los dos contrapuestos polos en igual distancia. »Was fürchtest du, feiges Geschöpf? Worüber weinst du, Butterherz? Wer verfolgt dich, wer bedrängt dich, du Maus, die sich im Loche duckt? Oder was geht dir ab, und darbst du etwa im Schoße des Überflusses? Pilgerst du etwa zu Fuß und barfüßig über die Rhypäischen Gebirge, oder sitzest du nicht vielmehr hier, wo eine breite Planke dir einen Sitz gewährt wie einem Erzherzog, auf der geruhsamen Strömung dieses lieblichen Flusses, von wo wir nach kurzer Weile in das weite Meer hinausfahren werden? Aber schon müssen wir hinausgekommen und mindestens sieben- oder achthundert Meilen weit gefahren sein, und wenn ich ein Astrolabium hier hätte, um die Polhöhe damit zu bestimmen, würde ich dir sagen, wie viele der Meilen wir gefahren sind; indessen, ich verstehe entweder nicht viel davon, oder wir haben die Linie der Nachtgleiche, die die beiden entgegengesetzten Pole teilt und sich in gleichem Abstände von ihnen hinzieht, bereits durchschnitten oder werden sie bald durchschneiden.«
-Y cuando lleguemos a esa leña que vuestra merced dice -preguntó Sancho-, ¿cuánto habremos caminado. »Und wann wir zu diesem Linchen mit dem Nachtleibchen kommen«, fragte Sancho, »wieviel haben wir dann zurückgelegt?«
-Mucho -replicó don Quijote-, porque de trecientos y sesenta grados que contiene el globo, del agua y de la tierra, según el cómputo de Ptolomeo, que fue el mayor cosmógrafo que se sabe, la mitad habremos caminado, llegando a la línea que he dicho. »Viel«, antwortete Don Quijote, »denn von den dreihundertsechzig Graden, welche die aus Erde und Wasser zusammengesetzte Kugel enthält nach der Kalkulation und Berechnung des Ptolemäus, jenes größten Kosmographen, den man kennt, werden wir die Hälfte zurückgelegt haben, sobald wir an die erwähnte Linie kommen.«
-Por Dios -dijo Sancho-, que vuesa merced me trae por testigo de lo que dice a una gentil persona, puto y gafo, con la añadidura de meón, o meo, o no sé cómo. »Bei Gott«, sprach Sancho, »da bringt Ihr mir zum Zeugen Eurer Angaben einen schönen Kerl daher, einen, der Kalk im Latz hat, einen Polen, der mäh sagt, und dazu einen Possengrafen, den man kennt.«
Rióse don Quijote de la interpretación que Sancho había dado al nombre y al cómputo y cuenta del cosmógrafo Ptolomeo, y díjole. Don Quijote lachte laut auf über die Auslegung, die Sancho der Kalkulation und dem Ptolemäus und dem Kosmographen gegeben, und sagte ihm:
-Sabrás, Sancho, que los españoles y los que se embarcan en Cádiz para ir a las Indias Orientales, una de las señales que tienen para entender que han pasado la línea equinocial que te he dicho es que a todos los que van en el navío se les mueren los piojos, sin que les quede ninguno, ni en todo el bajel le hallarán, si le pesan a oro; y así, puedes, Sancho, pasear una mano por un muslo, y si topares cosa viva, saldremos desta duda; y si no, pasado habemos. »Du mußt wissen, Sancho, wenn die Spanier und überhaupt die Reisenden sich in Cádiz nach Ostindien einschiffen, so haben sie ihre Merkzeichen, woran sie erkennen, daß sie über die Linie der Nachtgleiche, von der ich dir sagte, hinausgekommen sind, und eines davon besteht darin, daß bei allen Leuten im Schiffe die Läuse absterben, ohne daß eine einzige übrigbleibt, und im ganzen Schiff würde man keine finden, wenn man sie auch mit Gold aufwiegen wollte. Sonach, Sancho, magst du dir nur mit der Hand über den Schenkel fahren, und falls du eine am Leben findest, so sind wir gleich aus dem Zweifel; wenn aber nicht, so sind wir über die Linie hinaus.«
-Yo no creo nada deso -respondió Sancho-, pero, con todo, haré lo que vuesa merced me manda, aunque no sé para qué hay necesidad de hacer esas experiencias, pues yo veo con mis mismos ojos que no nos habemos apartado de la ribera cinco varas, ni hemos decantado de donde están las alemañas dos varas, porque allí están Rocinante y el rucio en el propio lugar do los dejamos; y tomada la mira, como yo la tomo ahora, voto a tal que no nos movemos ni andamos al paso de una hormiga. »Ich glaube nichts von alledem«, entgegnete Sancho; »aber doch will ich tun, was Euer Gnaden mir befiehlt. Zwar weiß ich nicht, wozu wir solche Proben anstellen sollen, da ich mit meinen eignen Augen sehe, daß wir uns noch keine fünf Ellen weit vom Ufer entfernt haben, ja, wir sind nicht einmal zwei Ellen von dem Ort weg, wo unsre Tiere stehen, denn dorten stehen Rosinante und mein Grauer am gleichen Fleck, wo wir sie gelassen, und wenn ich den Augenpunkt nehme, wie ich es jetzt tue, so schwör ich's bei dem und jenem, wir bewegen uns überhaupt nicht, wir kommen nicht einmal so geschwind vom Fleck wie eine Ameise.«
-Haz, Sancho, la averiguación que te he dicho, y no te cures de otra, que tú no sabes qué cosa sean coluros, líneas, paralelos, zodíacos, clíticas, polos, solsticios, equinocios, planetas, signos, puntos, medidas, de que se compone la esfera celeste y terrestre; que si todas estas cosas supieras, o parte dellas, vieras claramente qué de paralelos hemos cortado, qué de signos visto y qué de imágines hemos dejado atrás y vamos dejando ahora. Y tórnote a decir que te tientes y pesques, que yo para mí tengo que estás más limpio que un pliego de papel liso y blanco. »Mach nur die Probe, die ich dir angegeben habe, Sancho«, befahl Don Quijote, »kümmere dich um keine andre, denn du weißt nicht, was Koluren und Linien sind, Parallelen und Tierkreise, Ekliptik und Pol, Sonnenwende und Nachtgleiche, Planeten, Sternbilder, die Punkte und Grade, nach denen die Himmels- und die Erdkugel eingeteilt wird; denn wenn du dies oder auch nur einen Teil davon wüßtest, so würdest du deutlich sehen, wieviel Parallelkreise wir durchschnitten, wieviel Himmelszeichen wir erblickt, wieviel Sternbilder wir hinter uns gelassen haben und noch hinter uns lassen werden. Und nochmals sage ich dir, du sollst dich befühlen und Jagd machen, denn ich bin überzeugt, du bist jetzt sauberer als ein Bogen glattes weißes Papier.«
Tentóse Sancho, y, llegando con la mano bonitamente y con tiento hacia la corva izquierda, alzó la cabeza y miró a su amo, y dijo. Sancho befühlte sich, griff mit der Hand sachte und vorsichtig an die linke Hüfte, hob den Kopf, sah seinen Herrn starr an und sagte:
-O la experiencia es falsa, o no hemos llegado adonde vuesa merced dice, ni con muchas leguas. »Entweder taugt die Probe nicht, oder wir sind noch nicht dahin gelangt, wo Euer Gnaden meint, ja auf viele Meilen nicht.«
-Pues ¿qué? -preguntó don Quijote-, ¿has topado algo? »Wie denn?« fragte Don Quijote, »hast du etwas gefunden?«
-¡Y aun algos! -respondió Sancho. »Sogar mehr als etwas«, antwortete Sancho.
Y, sacudiéndose los dedos, se lavó toda la mano en el río, por el cual sosegadamente se deslizaba el barco por mitad de la corriente, sin que le moviese alguna inteligencia secreta, ni algún encantador escondido, sino el mismo curso del agua, blando entonces y suave. Er schüttelte die Finger ab und wusch sich die ganze Hand im Flusse, auf dem der Nachen sanft dahinglitt, ohne daß ihn eine geheime Kraft oder ein verborgener Zauberer in Bewegung setzte außer des Wassers eigener Strömung, die jetzt still und freundlich hinwallte.
En esto, descubrieron unas grandes aceñas que en la mitad del río estaban; y apenas las hubo visto don Quijote, cuando con voz alta dijo a Sancho. Indem wurden sie mitten im Flusse Wassermühlen gewahr, und kaum hatte Don Quijote sie erblickt, als er mit lauter Stimme zu Sancho sprach:
-¿Vees? Allí, ¡oh amigo!, se descubre la ciudad, castillo o fortaleza donde debe de estar algún caballero oprimido, o alguna reina, infanta o princesa malparada, para cuyo socorro soy aquí traído. »Siehst du dort, o mein Freund, da tritt hervor die Stadt, Burg oder Feste, worin irgendein schwerbedrückter Rittersmann oder eine mißhandelte Königin, Infantin oder Prinzessin gefangenliegen muß, und zu deren Beistand bin ich hierhergeführt worden.«
-¿Qué diablos de ciudad, fortaleza o castillo dice vuesa merced, señor? -dijo Sancho-. ¿No echa de ver que aquéllas son aceñas que están en el río, donde se muele el trigo? »Was, zum Teufel, für Stadt, Feste oder Burg meint Euer Gnaden, Señor?« fragte Sancho Pansa. »Seht Ihr denn nicht, daß es Wassermühlen im Flusse sind, wo das Getreide gemahlen wird?«
-Calla, Sancho -dijo don Quijote-; que, aunque parecen aceñas, no lo son; y ya te he dicho que todas las cosas trastruecan y mudan de su ser natural los encantos. No quiero decir que las mudan de en uno en otro ser realmente, sino que lo parece, como lo mostró la experiencia en la transformación de Dulcinea, único refugio de mis esperanzas. »Schweig, Sancho«, sagte Don Quijote; »denn wenn sie auch wie Wassermühlen aussehen, so sind es doch keine. Ich habe dir ja schon gesagt, daß Zauberei alles verwandelt und aus seinem angebornen Wesen zu einem andern umgestaltet; damit will ich nicht sagen, daß sie das eine zum andern wirklich umgestaltet, sondern es scheint nur äußerlich so. Das hat die Erfahrung uns gezeigt in der Verwandlung meiner Dulcinea, dieser einzigen Zuflucht meiner Hoffnungen.«
En esto, el barco, entrado en la mitad de la corriente del río, comenzó a caminar no tan lentamente como hasta allí. Los molineros de las aceñas, que vieron venir aquel barco por el río, y que se iba a embocar por el raudal de las ruedas, salieron con presteza muchos dellos con varas largas a detenerle, y, como salían enharinados, y cubiertos los rostros y los vestidos del polvo de la harina, representaban una mala vista. Daban voces grandes, diciendo. Unterdessen war der Nachen mitten in die Strömung geraten und begann rascher zu treiben als bisher. Als die Leute auf den Wassermühlen sahen, wie der Nachen auf dem Flusse herankam und nahe daran war, gerade in den Wassersturz des Mühlkanals hineinzutreiben, sprangen viele von ihnen eiligst mit langen Stangen heraus, um ihn aufzuhalten, und da sie ganz weiß aussahen und ihre Gesichter und Kleider mit Mehl bestäubt waren, so boten sie einen unangenehmen Anblick. Sie stießen ein großes Geschrei aus und riefen:
-¡Demonios de hombres! ¿Dónde vais? ¿Venís desesperados? ¿Qué queréis, ahogaros y haceros pedazos en estas ruedas. »Ihr verdammten Kerle, wohin wollt ihr? Seid ihr lebensmüde? Was? Wollt ihr zwischen den Rädern ersaufen und zerschellen?«
-¿No te dije yo, Sancho -dijo a esta sazón don Quijote-, que habíamos llegado donde he de mostrar a dó llega el valor de mi brazo? Mira qué de malandrines y follones me salen al encuentro, mira cuántos vestiglos se me oponen, mira cuántas feas cataduras nos hacen cocos... Pues ¡ahora lo veréis, bellacos. »Sagte ich dir nicht, Sancho«, sagte Don Quijote jetzt, »daß wir die Stelle erreicht haben, wo ich zeigen soll, wie weit die Kraft meines Armes reicht? Schau hin, wieviel Wegelagerer und feige Schurken sich mir entgegenwerfen; schau hin, wieviel Scheusale mir Widerpart halten; schau hin, wieviel häßliche Fratzen einherkommen und uns Gesichter schneiden. Aber gleich sollt ihr es erfahren, Schelmengezücht!«
Y, puesto en pie en el barco, con grandes voces comenzó a amenazar a los molineros, diciéndoles: Und er stellte sich im Nachen aufrecht, begann mit mächtiger Stimme die Müller zu bedräuen und rief:
-Canalla malvada y peor aconsejada, dejad en su libertad y libre albedrío a la persona que en esa vuestra fortaleza o prisión tenéis oprimida, alta o baja, de cualquiera suerte o calidad que sea, que yo soy , llamado el Caballero de los Leones por otro nombre, a quien está reservada por orden de los altos cielos el dar fin felice a esta aventura. »Schlechtgesinntes und noch schlechter beratenes Lumpenpack, laßt in Freiheit, laßt ungehindert über sich selbst verfügen die Person, die ihr in eurer Feste oder Zwingburg geknechtet haltet, ob sie hoch oder niedrig, welchen Standes oder Ranges sie sein möge; denn ich bin Don Quijote von der Mancha, der Löwenritter genannt, welchem durch des hohen Himmels Gebot es vorbehalten ist, dies Abenteuer zu glücklichem Ende zu führen!«
Y, diciendo esto, echó mano a su espada y comenzó a esgrimirla en el aire contra los molineros; los cuales, oyendo y no entendiendo aquellas sandeces, se pusieron con sus varas a detener el barco, que ya iba entrando en el raudal y canal de las ruedas. Und mit diesen Worten griff er zum Schwerte und begann damit Lufthiebe gegen die Müller zu führen; diese aber, die die Narreteien wohl hörten, aber nicht verstanden, mühten sich, mit ihren Stangen den Nachen aufzuhalten, der schon im Begriff war, in den Strudel des Mühlkanals hineinzutreiben.
Púsose Sancho de rodillas, pidiendo devotamente al cielo le librase de tan manifiesto peligro, como lo hizo, por la industria y presteza de los molineros, que, oponiéndose con sus palos al barco, le detuvieron, pero no de manera que dejasen de trastornar el barco y dar con don Quijote y con Sancho al través en el agua; pero vínole bien a don Quijote, que sabía nadar como un ganso, aunque el peso de las armas le llevó al fondo dos veces; y si no fuera por los molineros, que se arrojaron al agua y los sacaron como en peso a entrambos, allí había sido Troya para los dos. Sancho warf sich auf die Knie und betete andächtig zum Himmel, ihn aus einer so offenbaren Gefahr zu erlösen, und der Himmel tat es auch vermittels der Geschicklichkeit und Behendigkeit der Müller, die sich mit ihren Stangen wider den Nachen stemmten und ihn zurückhielten, jedoch nicht verhindern konnten, daß der Nachen umschlug und der Ritter und sein Schildknappe kopfüber ins Wasser stürzten. Indessen ging es für Don Quijote gut aus, da er schwimmen konnte wie ein Gänserich, obwohl das Gewicht der Rüstung ihn zweimal auf den Grund hinunterzog; und wären die Müller nicht gewesen, die sich ins Wasser stürzten und sie herauszogen, so wäre für beide hier ein Troja gewesen.
Puestos, pues, en tierra, más mojados que muertos de sed, Sancho, puesto de rodillas, las manos juntas y los ojos clavados al cielo, pidió a Dios con una larga y devota plegaria le librase de allí adelante de los atrevidos deseos y acometimientos de su señor. Als sie nun ans Land gebracht und freilich mehr durchnäßt als durstig waren, warf sich Sancho auf die Knie, faltete die Hände, heftete die Blicke gen Himmel und flehte zu Gott in langem andächtigem Gebete, ihn fürderhin von den tollkühnen Anschlägen und Wagnissen seines Herrn zu erlösen.
Llegaron en esto los pescadores dueños del barco, a quien habían hecho pedazos las ruedas de las aceñas; y, viéndole roto, acometieron a desnudar a Sancho, y a pedir a don Quijote se lo pagase; el cual, con gran sosiego, como si no hubiera pasado nada por él, dijo a los molineros y pescadores que él pagaría el barco de bonísima gana, con condición que le diesen libre y sin cautela a la persona o personas que en aquel su castillo estaban oprimidas. Inzwischen kamen die Fischer herbei, die Eigentümer des Nachens, welchen die Mühlräder in Trümmer zerschlagen hatten; und da sie ihn zerschellt sahen, gingen sie sofort daran, Sancho die Kleider auszuziehen und zugleich von Don Quijote Schadenersatz zu fordern. Der Ritter aber, mit größter Gemütsruhe, als ob er an der ganzen Sache unbeteiligt wäre, versicherte den Müllern und Fischern, er werde den Nachen mit Vergnügen bezahlen, wenn man ihm die Person oder die Personen, die in dieser ihrer Burg gefangenlägen, frei und sonder hinterhaltige Tücke herausgebe.
-¿Qué personas o qué castillo dice -respondió uno de los molineros-, hombre sin juicio? ¿Quiéreste llevar por ventura las que vienen a moler trigo a estas aceñas. »Was für Personen oder was für eine Burg meint Ihr, närrischer Mensch?« entgegnete einer von den Müllern. »Wollt Ihr vielleicht die Personen mitschleppen, die in unsre Mühlen kommen, um ihr Getreide zu mahlen?«
-¡Basta! -dijo entre sí don Quijote-. Aquí será predicar en desierto querer reducir a esta canalla a que por ruegos haga virtud alguna. Y en esta aventura se deben de haber encontrado dos valientes encantadores, y el uno estorba lo que el otro intenta: el uno me deparó el barco, y el otro dio conmigo al través. Dios lo remedie, que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más. »Jetzt genug«, sprach Don Quijote zu sich selber; »da war ich ein Prediger in der Wüste, wollte ich dieses Gesindel dazu bewegen, für gute Worte eine gute Tat zu tun. Bei diesem Abenteuer müssen zwei mächtige Zauberer aufeinandergestoßen sein, und der eine hindert, was der andre plant; der eine bescherte mir den Nachen, der andre ließ mich scheitern. Gott besser's! Besteht doch diese ganze Welt nur aus Anschlägen und geheimen Plänen, von denen einer immer dem andern feindlich entgegenwirkt. Mehr kann ich nicht tun.«
Y, alzando la voz, prosiguió diciendo, y mirando a las aceñas. Hierauf erhob er seine Stimme und fuhr in seiner Rede fort, indem er die Mühlen ins Auge faßte:
-Amigos, cualesquiera que seáis, que en esa prisión quedáis encerrados, perdonadme; que, por mi desgracia y por la vuestra, yo no os puedo sacar de vuestra cuita. Para otro caballero debe de estar guardada y reservada esta aventura. »Freunde ihr, wer ihr auch sein möget, die ihr in diesem Kerker eingesperrt weilet, vergebt mir! Um meines Mißgeschicks willen und zu eurem Unglück kann ich euch nicht aus euren Nöten lösen; für einen andern Ritter muß dies Abenteuer vorbehalten und aufbewahrt sein.«
En diciendo esto, se concertó con los pescadores, y pagó por el barco cincuenta reales, que los dio Sancho de muy mala gana, diciendo. Und dann verglich er sich auch gleich mit den Fischern und bezahlte für den Nachen fünfzig Realen, welche Sancho gar ungern hergab, wobei er sagte:
-A dos barcadas como éstas, daremos con todo el caudal al fondo. »Bei zwei Kahnfahrten wie dieser würde unser ganzes Hab und Gut scheitern gehen.«
Los pescadores y molineros estaban admirados, mirando aquellas dos figuras tan fuera del uso, al parecer, de los otros hombres, y no acababan de entender a dó se encaminaban las razones y preguntas que don Quijote les decía; y, teniéndolos por locos, les dejaron y se recogieron a sus aceñas, y los pescadores a sus ranchos. Volvieron a sus bestias, y a ser bestias, don Quijote y Sancho, y este fin tuvo la aventura del encantado barco. Den Fischern erschien es als ein seltsam Schauspiel, wie diese zwei Gestalten so ganz anders als alle andern Menschen in ihrer Erscheinung waren, und sie konnten mit Don Quijotes Reden und Fragen nicht das geringste anfangen; und da sie beide für verrückt hielten, ließen sie sie stehen und kehrten heim, die einen zu ihren Mühlen, die Fischer zu ihren Hütten. Don Quijote und Sancho aber kehrten zurück zu ihren Tieren, um selber dumme Tiere zu bleiben, und so endete das Abenteuer mit dem verzauberten Nachen.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXX. De lo que le avino a don Quijote con una bella cazadora.

30. Kapitel Von dem, was Don Quijote mit einereiner schönen Jägerin begegnete

Asaz melancólicos y de mal talante llegaron a sus animales caballero y escudero, especialmente Sancho, a quien llegaba al alma llegar al caudal del dinero, pareciéndole que todo lo que dél se quitaba era quitárselo a él de las niñas de sus ojos. Finalmente, sin hablarse palabra, se pusieron a caballo y se apartaron del famoso río, don Quijote sepultado en los pensamientos de sus amores, y Sancho en los de su acrecentamiento, que por entonces le parecía que estaba bien lejos de tenerle; porque, maguer era tonto, bien se le alcanzaba que las acciones de su amo, todas o las más, eran disparates, y buscaba ocasión de que, sin entrar en cuentas ni en despedimientos con su señor, un día se desgarrase y se fuese a su casa. Pero la fortuna ordenó las cosas muy al revés de lo que él temía. Recht schwermütig und mißlaunisch kehrten Ritter und Knappe zu ihren Tieren zurück, insbesondere Sancho, dem es ans Herz griff, den Geldvorrat anzugreifen; denn alles, was daraus entnommen wurde, schien ihm von seinem Fleisch und Blut genommen. Und wortlos setzten sie sich alsbald in den Sattel und entfernten sich von dem vielgerühmten Flusse, Don Quijote in Gedanken an seine Liebe versunken, Sancho in Gedanken an sein Emporkommen; dieses schien ihm jetzt weiter entfernt zu sein denn je. Denn so einfältig er auch war, sah er doch ein, daß die Handlungen seines Herrn, insgesamt oder doch größtenteils, widersinniges Zeug waren, und er suchte nach einer Gelegenheit, wo er eines Tages, ohne Abrechnung oder Verabschiedung, sich aus seines Herrn Klauen losmachen und heimkehren könnte. Allein das Schicksal lenkte die Dinge gerade zum Gegenteil dessen, was er befürchtete.
Sucedió, pues, que otro día, al poner del sol y al salir de una selva, tendió don Quijote la vista por un verde prado, y en lo último dél vio gente, y, llegándose cerca, conoció que eran cazadores de altanería. Llegóse más, y entre ellos vio una gallarda señora sobre un palafrén o hacanea blanquísima, adornada de guarniciones verdes y con un sillón de plata. Venía la señora asimismo vestida de verde, tan bizarra y ricamente que la misma bizarría venía transformada en ella. En la mano izquierda traía un azor, señal que dio a entender a don Quijote ser aquélla alguna gran señora, que debía serlo de todos aquellos cazadores, como era la verdad; y así, dijo a Sancho: Es geschah nämlich, daß am nächsten Tage beim Sonnenuntergang, als sie eben aus einem Walde herauskamen, Don Quijote seine Blicke über eine grünende Flur schweifen ließ und an deren äußerstem Rand Leute erblickte, in denen er beim Näherkommen Falkenjäger erkannte. Er ritt noch näher heran und sah unter ihnen eine stattliche Dame auf einem schneeweißen Zelter oder Damenpferd, das in grünem Reitzeug prangte und einen silbernen Frauensattel trug. Die Dame war ebenfalls in grüne Tracht gekleidet, so reich und glanzvoll, daß es schien, die Pracht selber habe sich in ihre Gestalt verwandelt. Auf ihrer linken Hand trug sie einen Jagdfalken, woran Don Quijote erkannte, sie sei eine höchst vornehme Dame und müsse die Gebieterin des ganzen Jagdgefolges sein; und dies war wirklich der Fall. Daher sprach er zu Sancho:
-Corre, hijo Sancho, y di a aquella señora del palafrén y del azor que yo, el Caballero de los Leones, besa las manos a su gran fermosura, y que si su grandeza me da licencia, se las iré a besar, y a servirla en cuanto mis fuerzas pudieren y su alteza me mandare. Y mira, Sancho, cómo hablas, y ten cuenta de no encajar algún refrán de los tuyos en tu embajada. »Eile, mein Sohn Sancho, und sag jener Dame auf dem Zelter mit dem Falken auf der Hand, ich, der Löwenritter, küsse ihrer hohen Schönheit die Hände, und wenn Ihre Hoheit es gestatte, so würde ich mich ihr zum Handkuß bieten und würde ihr in allem zu Diensten sein, was meine Kräfte leisten könnten und Ihre Hoheit mir gebieten wollte. Und bedenke wohl, Sancho, wie du dich ausdrückst, und sei darauf bedacht, in deine Botschaft keines von deinen üblichen Sprichwörtern hineinzuflicken.«
-¡Hallado os le habéis el encajador! -respondió Sancho-. ¡A mí con eso! ¡Sí, que no es ésta la vez primera que he llevado embajadas a altas y crecidas señoras en esta vida. »Jawohl, da habt Ihr den rechten Flickschneider gefunden«, erwiderte Sancho; »kommt mir nur nicht mit so etwas! Wahrlich, es ist nicht das erstemal in meinem Leben, daß ich Botschaften an hochgeborne und hochgewachsene Frauenzimmer überbracht habe.«
-Si no fue la que llevaste a la señora Dulcinea -replicó don Quijote-, yo no sé que hayas llevado otra, a lo menos en mi poder. »Außer der, so du dem Fräulein Dulcinea ausgerichtet«, versetzte Don Quijote, »wüßte ich nicht, daß du eine andre ausgerichtet, wenigstens nicht in meinen Diensten.«
-Así es verdad -respondió Sancho-, pero al buen pagador no le duelen prendas, y en casa llena presto se guisa la cena; quiero decir que a mí no hay que decirme ni advertirme de nada, que para todo tengo y de todo se me alcanza un poco. »Das ist wahr«, entgegnete Sancho, »aber dem guten Zahler tut's um kein Pfand leid, und in vollem Haus ist bald gericht' der Schmaus; ich meine, man braucht mir nichts zu sagen und mich auf nichts aufmerksam zu machen; denn ich hab von allem etwas, und ich versteh ein wenig von allem.«
-Yo lo creo, Sancho -dijo don Quijote-; ve en buena hora, y Dios te guíe. »Das glaub ich, Sancho«, sprach Don Quijote; »geh hin zu guter Stunde, und Gott geleite dich.«
Partió Sancho de carrera, sacando de su paso al rucio, y llegó donde la bella cazadora estaba, y, apeándose, puesto ante ella de hinojos, le dijo. Sancho flog im gestreckten Galopp davon, nachdem er den Grauen aus seinem gewöhnlichen Schritt getrieben, und kam zur Stelle, wo die schöne Jägerin hielt; er stieg ab, warf sich vor ihr auf die Knie und redete sie so an:
-Hermosa señora, aquel caballero que allí se parece, llamado el Caballero de los Leones, es mi amo, y yo soy un escudero suyo, a quien llaman en su casa Sancho Panza. Este tal Caballero de los Leones, que no ha mucho que se llamaba el de la Triste Figura, envía por mí a decir a vuestra grandeza sea servida de darle licencia para que, con su propósito y beneplácito y consentimiento, él venga a poner en obra su deseo, que no es otro, según él dice y yo pienso, que de servir a vuestra encumbrada altanería y fermosura; que en dársela vuestra señoría hará cosa que redunde en su pro, y él recibirá señaladísima merced y contento. »Schöne Dame, jener Ritter, der sich dorten zeigt und der Löwenritter heißt, ist mein Herr, und ich bin ein Schildknappe in seinem Dienste, den man in seiner Heimat Sancho Pansa benamset. Der besagte Löwenritter, der sich noch vor kurzem der Ritter von der traurigen Gestalt nannte, sendet her und läßt Eurer großmögenden Herrlichkeit sagen, Ihr möchtet geruhen, ihm zu gestatten, daß er mit Dero Willen, Gutheißen und Zustimmung sein Begehren ins Werk setzen dürfe, welches kein andres ist, wie er selber sagt und ich glaube, als Eurer erhabenen Falkenier- Hoheit und Huldseligkeit dienstbar zu sein; und so Eure Herrlichkeit ihm solches erlaubt, da werden Hochdieselben tun, was zu Hochdero Bestem gereichet, und er wird sich dadurch mit hochansehnlichster Gunst und Herzensfreude begnadet sehen.«
-Por cierto, buen escudero -respondió la señora-, vos habéis dado la embajada vuestra con todas aquellas circunstancias que las tales embajadas piden. Levantaos del suelo, que escudero de tan gran caballero como es el de la Triste Figura, de quien ya tenemos acá mucha noticia, no es justo que esté de hinojos; levantaos, amigo, y decid a vuestro señor que venga mucho en hora buena a servirse de mí y del duque mi marido, en una casa de placer que aquí tenemos. »Wahrlich, mein wackerer Schildknappe«, entgegnete die Dame, »Ihr habt Eure Botschaft mit all jenen Umständlichkeiten ausgerichtet, welche bei solchen Botschaften erforderlich sind. Erhebt Euch vom Boden; der Schildknappe eines so ausgezeichneten Ritters, wie es Der von der traurigen Gestalt ist, von dem wir hierzulande schon vieles vernommen, darf gebührendermaßen nicht auf den Knien liegen; steht auf, werter Freund, und sagt Eurem Herrn, er möge kommen, es sei uns dieses sehr erwünscht, und möge meine und meines Gemahls, des Herzogs, Gastfreundschaft freundlichst annehmen in dem Lustschloß, das wir hier besitzen.«
Levantóse Sancho admirado, así de la hermosura de la buena señora como de su mucha crianza y cortesía, y más de lo que le había dicho que tenía noticia de su señor el Caballero de la Triste Figura, y que si no le había llamado el de los Leones, debía de ser por habérsele puesto tan nuevamente. Preguntóle la duquesa, cuyo título aún no se sabe. Sancho stand auf, höchlich verwundert über die Schönheit der freundlichen Dame wie über ihre so äußerst feine und höfliche Art, noch mehr aber darüber, daß sie ihm gesagt, sie habe von seinem Herrn, dem Ritter von der traurigen Gestalt, vernommen; und wenn sie ihn nicht den Löwenritter genannt habe, so müsse der Grund wohl sein, daß er sich diesen Namen erst kürzlich beigelegt. Die Herzogin, deren Stammsitz und Namen man bis jetzt noch nicht in Erfahrung gebracht hat, fragte ihn nun:
-Decidme, hermano escudero: este vuestro señor, ¿no es uno de quien anda impresa una historia que se llama del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que tiene por señora de su alma a una tal Dulcinea del Toboso. »Lieber Schildknappe, sagt mir doch, ist dieser Euer Herr nicht jener, von dem eine Geschichte, die sich nennt die des sinnreichen Junkers Don Quijote von der Mancha, IIm Druck umläuft und der zur Gebieterin seines Herzens eine gewisse Dulcinea von Toboso erkoren hat?«
-El mesmo es, señora -respondió Sancho-; y aquel escudero suyo que anda, o debe de andar, en la tal historia, a quien llaman Sancho Panza, soy yo, si no es que me trocaron en la cuna; quiero decir, que me trocaron en la estampa. »Ganz derselbe ist es, Señora«, antwortete Sancho, »und jener Schildknappe, der in besagter Geschichte vorkommt oder vorkommen sollte und der Sancho Pansa heißt, bin ich, wenn man mich nicht etwa in der Wiege verwechselt hat, ich meine, wenn man mich nicht im Druck verwechselt hat.«
-De todo eso me huelgo yo mucho -dijo la duquesa-. Id, hermano Panza, y decid a vuestro señor que él sea el bien llegado y el bien venido a mis estados, y que ninguna cosa me pudiera venir que más contento me diera. »Über all das bin ich hocherfreut«, sprach die Herzogin. »Geht, Freund Pansa, und sagt Euerm Herrn, er würde auf meinem Grund und Boden willkommen und wohlaufgenommen sein, und nichts könnte mir begegnen, das mir größeres Vergnügen bereiten würde.«
Sancho, con esta tan agradable respuesta, con grandísimo gusto volvió a su amo, a quien contó todo lo que la gran señora le había dicho, levantando con sus rústicos términos a los cielos su mucha fermosura, su gran donaire y cortesía. Don Quijote se gallardeó en la silla, púsose bien en los estribos, acomodóse la visera, arremetió a Rocinante, y con gentil denuedo fue a besar las manos a la duquesa; la cual, haciendo llamar al duque, su marido, le contó, en tanto que don Quijote llegaba, toda la embajada suya; y los dos, por haber leído la primera parte desta historia y haber entendido por ella el disparatado humor de don Quijote, con grandísimo gusto y con deseo de conocerle le atendían, con prosupuesto de seguirle el humor y conceder con él en cuanto les dijese, tratándole como a caballero andante los días que con ellos se detuviese, con todas las ceremonias acostumbradas en los libros de caballerías, que ellos habían leído, y aun les eran muy aficionados. Mit einem so erwünschten Bescheid kehrte Sancho in höchster Freude zu seinem Herrn zurück und berichtete diesem alles, was ihm die vornehme Dame gesagt, wobei er mit seinen gewohnten bäurischen Ausdrücken ihre große Schönheit, Liebenswürdigkeit und leutselige Art bis in den Himmel erhob. Da brüstete sich Don Quijote in seinem Sattel, trat fest in die Bügel, rückte sein Visier zurecht, spornte Rosinante mit Macht und ritt mit edlem Anstand heran, um der Herzogin die Hände zu küssen. Diese aber hatte inzwischen den Herzog, ihren Gemahl, rufen lassen und erzählte ihm, während Don Quijote sich näherte, dessen ganze Botschaft; und da beide den ersten Teil unserer Geschichte gelesen und daraus die närrischen Grillen Don Quijotes erfahren hatten, so erwarteten sie ihn mit größtem Vergnügen und mit einer wahren Sehnsucht, ihn kennenzulernen, und mit der entschiedenen Absicht, auf seine Grillen einzugehen, allem zuzustimmen, was er ihnen sagen würde, und ihn, solang er bei ihnen weile, als fahrenden Ritter zu behandeln und dabei getreulich all die Förmlichkeiten zu beobachten, wie sie bräuchlich in den Ritterbüchern, die sie gelesen hatten, ja, die sie sehr liebten.
En esto, llegó don Quijote, alzada la visera; y, dando muestras de apearse, acudió Sancho a tenerle el estribo; pero fue tan desgraciado que, al apearse del rucio, se le asió un pie en una soga del albarda, de tal modo que no fue posible desenredarle, antes quedó colgado dél, con la boca y los pechos en el suelo. Don Quijote, que no tenía en costumbre apearse sin que le tuviesen el estribo, pensando que ya Sancho había llegado a tenérsele, descargó de golpe el cuerpo, y llevóse tras sí la silla de Rocinante, que debía de estar mal cinchado, y la silla y él vinieron al suelo, no sin vergüenza suya y de muchas maldiciones que entre dientes echó al desdichado de Sancho, que aún todavía tenía el pie en la corma. Inzwischen nahte Don Quijote mit aufgeschlagenem Visier, und da er Miene machte, vom Pferde zu steigen, kam Sancho herbei, ihm den Bügel zu halten; aber diesem begegnete das Unglück, daß beim Absteigen von seinem Grauen ein Fuß sich ihm in einem Strick des Eselssattels verfing, so daß es ihm unmöglich war, sich loszumachen, und er mit dem Bein hängenblieb, Mund und Brust im Staube schleppend. Don Quijote, der nicht gewohnt war abzusteigen, ohne daß man ihm den Bügel hielt, glaubte, Sancho stehe schon da, um ihm diesen zu halten, schwang sich mit ganzem Körper auf einmal hernieder und riß Rosinantes Sattel mit sich, der offenbar nicht fest genug gegürtet war, und Sattel und Mann stürzten zu Boden, nicht ohne daß sich der Ritter herzlich schämte und leise für sich eine Masse von Flüchen gegen den Unglücksmenschen von Sancho ausstieß, der noch immer den Fuß in der Schlinge hatte.
El duque mandó a sus cazadores que acudiesen al caballero y al escudero, los cuales levantaron a don Quijote maltrecho de la caída, y, renqueando y como pudo, fue a hincar las rodillas ante los dos señores; pero el duque no lo consintió en ninguna manera, antes, apeándose de su caballo, fue a abrazar a don Quijote, diciéndole. Der Herzog befahl seinen Jägern, dem Ritter und dem Knappen zu Hilfe zu eilen; sie hoben Don Quijote auf, dem der Fall übel mitgespielt hatte und der, so gut es eben anging, herbeihinkte, um sich vor dem erlauchten Paar auf die Knie zu werfen. Allein der Herzog ließ dies durchaus nicht zu, stieg vielmehr von seinem Pferde, eilte auf Don Quijote zu, umarmte ihn und sprach zu ihm:
-A mí me pesa, señor Caballero de la Triste Figura, que la primera que vuesa merced ha hecho en mi tierra haya sido tan mala como se ha visto; pero descuidos de escuderos suelen ser causa de otros peores sucesos. »Es tut mir leid, Herr Ritter von der traurigen Gestalt, daß die erste Gestalt, in der sich Euer Gnaden auf meinem Grund und Boden gezeigt hat, eine so traurige war, wie wir eben gesehen; aber die Nachlässigkeit der Schildknappen ist häufig schuld an noch schlimmeren Zufällen.«
-El que yo he tenido en veros, valeroso príncipe -respondió don Quijote-, es imposible ser malo, aunque mi caída no parara hasta el profundo de los abismos, pues de allí me levantara y me sacara la gloria de haberos visto. Mi escudero, que Dios maldiga, mejor desata la lengua para decir malicias que ata y cincha una silla para que esté firme; pero, comoquiera que yo me halle, caído o levantado, a pie o a caballo, siempre estaré al servicio vuestro y al de mi señora la duquesa, digna consorte vuestra, y digna señora de la hermosura y universal princesa de la cortesía. »Der Zufall, der mir vergönnte, Euch zu sehen, hochherziger Fürst«, entgegnete Don Quijote, »kann unmöglich ein schlimmer sein, und wäre selbst mein Sturz so tief gewesen, daß er erst an dem Schlunde des Abgrunds haltgemacht hätte; denn auch von da würde das stolze Bewußtsein, Euch gesehen zu haben, mich wieder emporheben und heraufholen. Mein Schildknappe, den Gott verdamme, versteht sich besser darauf, den Zügel der Zunge zu losen Reden loszubinden, als den Sattel so zu schnallen, daß er einen sicheren Sitz beut; aber in welcher Lage ich mich auch befinden möge, gefallen oder aufrechtstehend, zu Fuß oder zu Rosse, werde ich immer Euch zu Diensten sein, wie auch meiner gnädigen Frau Herzogin, Eurer würdigen Gemahlin, der würdigen Herrin der Schönheit und allwaltenden Fürstin der edlen Sitte.«
-¡Pasito, mi señor don Quijote de la Mancha! -dijo el duque-, que adonde está mi señora doña Dulcinea del Toboso no es razón que se alaben otras fermosuras. »Sachte, mein verehrter Señor Don Quijote«, sprach der Herzog; »solange mein gnädiges Fräulein Dulcinea von Toboso da ist, mag es nicht gebührend sein, die Schönheit anderer zu preisen.«
Ya estaba a esta sazón libre Sancho Panza del lazo, y, hallándose allí cerca, antes que su amo respondiese, dijo. Inzwischen war Sancho Pansa bereits aus der Schlinge befreit, und da er in der Nähe stand, so sprach er, ehe noch sein Herr antworten konnte:
-No se puede negar, sino afirmar, que es muy hermosa mi señora Dulcinea del Toboso, pero donde menos se piensa se levanta la liebre; que yo he oído decir que esto que llaman naturaleza es como un alcaller que hace vasos de barro, y el que hace un vaso hermoso también puede hacer dos, y tres y ciento; dígolo porque mi señora la duquesa a fee que no va en zaga a mi ama la señora Dulcinea del Toboso. »Es ist nicht zu leugnen, vielmehr zu behaupten, daß unser Fräulein Dulcinea von Toboso ausbündig schön ist; aber wo man sich's am wenigsten versieht, springt der Hase aus dem Kraut. Ich habe sagen hören, was man Natur nennt, ist wie ein Töpfer, der Gefäße aus Ton macht, und wer ein schönes Gefäß macht, kann auch zwei und auch drei und auch hundert machen. Damit will ich sagen, daß unsere gnädige Frau Herzogin keineswegs meiner Gebieterin, dem Fräulein Dulcinea von Toboso, nachsteht.«
Volvióse don Quijote a la duquesa y dijo: Don Quijote wandte sich zur Herzogin und sprach zu ihr:
-Vuestra grandeza imagine que no tuvo caballero andante en el mundo escudero más hablador ni más gracioso del que yo tengo, y él me sacará verdadero si algunos días quisiere vuestra gran celsitud servirse de mí. »Eure Hoheit möge mir glauben, daß kein fahrender Ritter jemals auf Erden einen größeren Schwätzer und Lustigmacher zum Schildknappen gehabt hat als ich, und er wird dartun, daß ich hierin die Wahrheit rede, wenn es Euer erhabenen Herrlichkeit beliebt, einige Tage lang meine Dienste anzunehmen.«
A lo que respondió la duquesa. Darauf erwiderte die Herzogin:
-De que Sancho el bueno sea gracioso lo estimo yo en mucho, porque es señal que es discreto; que las gracias y los donaires, señor don Quijote, como vuesa merced bien sabe, no asientan sobre ingenios torpes; y, pues el buen Sancho es gracioso y donairoso, desde aquí le confirmo por discreto. »Daß der wackere Sancho ein Lustigmacher ist, das schätze ich hoch, denn es ist ein Zeichen seines Verstandes; Scherz und Witz, Señor Don Quijote, wie Euer Gnaden wohl weiß, kehren nicht bei stumpfen Geistern ein; und da der wackere Sancho ein lustiger und witziger Kopf ist, so erkläre ich ihn von vornherein auch für einen gescheiten Kopf.«
-Y hablador -añadió don Quijote. »Und für einen Vielschwätzer«, fügte Don Quijote beII.
-Tanto que mejor -dijo el duque-, porque muchas gracias no se pueden decir con pocas palabras. Y, porque no se nos vaya el tiempo en ellas, venga el gran Caballero de la Triste Figura. . »Desto besser«, sagte der Herzog; »denn sind's der Spaße viele, so lassen sie sich nicht mit wenigen Worten sagen. Aber mit solchen Worten wollen wir nicht die Zeit verlieren; darum komme der Ritter von der traurigen Gestalt ...«
-De los Leones ha de decir vuestra alteza -dijo Sancho-, que ya no hay Triste Figura, ni figuro. »Der Löwenritter, muß Euer Hoheit sagen«, sprach Sancho; »es gibt keine traurige Gestalt noch Ungestalt mehr.«
-Sea el de los Leones- prosiguió el duque-. Digo que venga el señor Caballero de los Leones a un castillo mío que está aquí cerca, donde se le hará el acogimiento que a tan alta persona se debe justamente, y el que yo y la duquesa solemos hacer a todos los caballeros andantes que a él llegan. »Also der Löwenritter«, fuhr der Herzog fort. »Ich sage denn: es komme der Herr Löwenritter nach dem Schlosse, das ich hier in der Nähe habe, allwo ihm die Aufnahme werden soll, wie sie einer so hohen Persönlichkeit von Rechts wegen gebührt und wie ich und die Herzogin sie stets allen Rittern zuteil werden lassen, die unser Schloß beehren.«
Ya en esto, Sancho había aderezado y cinchado bien la silla a Rocinante; y, subiendo en él don Quijote, y el duque en un hermoso caballo, pusieron a la duquesa en medio y encaminaron al castillo. Mandó la duquesa a Sancho que fuese junto a ella, porque gustaba infinito de oír sus discreciones. No se hizo de rogar Sancho, y entretejióse entre los tres, y hizo cuarto en la conversación, con gran gusto de la duquesa y del duque, que tuvieron a gran ventura acoger en su castillo tal caballero andante y tal escudero andado. Mittlerweile hatte Sancho Rosinantes Sattel wieder in Ordnung gebracht und den Gurt festgeschnallt; Don Quijote bestieg seinen Gaul und der Herzog ein prächtiges Roß, sie nahmen die Herzogin in die Mitte und ritten den Weg zum Schloß. Die Herzogin befahl Sancho, neben ihr zu reiten, weil sie unendliches Vergnügen an seinen gescheiten Einfallen hatte. Sancho ließ sich nicht lange bitten; er mischte sich unter die Gesellschaft und gab den vierten Mann bei der Unterhaltung ab, zum großen Ergötzen der Herzogin und des Herzogs, die es für ein großes Glück hielten, einen solchen fahrenden Ritter und einen solchen erfahrenen Schildknappen in ihrem Schlosse aufnehmen zu können.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXI. Que trata de muchas y grandes cosas.

31. Kapitel Welches von vielen und wichtigen Dingen handelt

Suma era la alegría que llevaba consigo Sancho, viéndose, a su parecer, en privanza con la duquesa, porque se le figuraba que había de hallar en su castillo lo que en la casa de don Diego y en la de Basilio, siempre aficionado a la buena vida; y así, tomaba la ocasión por la melena en esto del regalarse cada y cuando que se le ofrecía. Unsäglich groß war die Freude, die Sancho in seinem Herzen trug, als er sich seiner Meinung nach in hoher Gunst bei der Herzogin sah; denn alsbald kam ihm der Gedanke, er werde in ihrem Schlosse dasselbe finden, was er in Don Diegos und in Basilios Hause gefunden, wie er denn stets aufs Wohlleben erpicht war; und daher ergriff er die Gelegenheit, sich gütlich zu tun, beim Schopfe, wann und wo sie sich ihm darbot.
Cuenta, pues, la historia, que antes que a la casa de placer o castillo llegasen, se adelantó el duque y dio orden a todos sus criados del modo que habían de tratar a don Quijote; el cual, como llegó con la duquesa a las puertas del castillo, al instante salieron dél dos lacayos o palafreneros, vestidos hasta en pies de unas ropas que llaman de levantar, de finísimo raso carmesí, y, cogiendo a don Quijote en brazos, sin ser oído ni visto, le dijeron. Hier erzählt die Geschichte, daß, ehe sie zu dem Lusthaus oder Schloß kamen, der Herzog vorausritt und seiner gesamten Dienerschaft Befehl erteilte, auf welche Art und Weise sie Don Quijote behandeln sollten. Als dieser nun mit der Herzogin an der Pforte des Schlosses anlangte, traten im Augenblick zwei Lakaien oder Reitknechte heraus, gekleidet in prächtige bis auf die Füße herabfallende Röcke, sogenannte Hausröcke vom feinsten karmesinroten Atlas, und ehe Don Quijote sie nur recht gesehen oder gehört hatte, hoben sie ihn in ihren Armen vom Pferde und sagten ihm:
-Vaya la vuestra grandeza a apear a mi señora la duquesa. »Wolle Euer Herrlichkeit sich bemühen, unserer gnädigen Frau Herzogin absteigen zu helfen.«
Don Quijote lo hizo, y hubo grandes comedimientos entre los dos sobre el caso; pero, en efecto, venció la porfía de la duquesa, y no quiso decender o bajar del palafrén sino en los brazos del duque, diciendo que no se hallaba digna de dar a tan gran caballero tan inútil carga. En fin, salió el duque a apearla; y al entrar en un gran patio, llegaron dos hermosas doncellas y echaron sobre los hombros a don Quijote un gran manto de finísima escarlata, y en un instante se coronaron todos los corredores del patio de criados y criadas de aquellos señores, diciendo a grandes voces. Don Quijote tat also, und es gab große Höflichkeitsbezeigungen von beiden Seiten über den Gegenstand; aber zuletzt siegte die Beharrlichkeit der Herzogin, die nur in den Armen des Herzogs von ihrem Zelter steigen oder sich herabheben lassen wollte, indem sie sagte, sie finde sich nicht würdig, einen so hohen Ritter mit so unnützer Beschwer zu belästigen. Der Herzog erschien denn endlich, um ihr herabzuhelfen, und beim Eintritt in den großen Innenhof nahten zwei schöne Jungfrauen und warfen dem Ritter einen weiten Mantel aus feinstem Scharlach über die Schultern; und im Nu füllten sich alle Galerien um den Hof her mit Dienern und Dienerinnen des herzoglichen Paares, die mit lauter Stimme riefen:
-¡Bien sea venido la flor y la nata de los caballeros andantes. »Willkommen sei die Blume und Perle der fahrenden Ritter!«
Y todos, o los más, derramaban pomos de aguas olorosas sobre don Quijote y sobre los duques, de todo lo cual se admiraba don Quijote; y aquél fue el primer día que de todo en todo conoció y creyó ser caballero andante verdadero, y no fantástico, viéndose tratar del mesmo modo que él había leído se trataban los tales caballeros en los pasados siglos. Und gleichzeitig gossen sie wohlriechendes Wasser über Don Quijote und das herzogliche Paar. Über alles dies war Don Quijote höchlich verwundert, und es war dies der erste Tag, wo er ganz und gar an sich glaubte und erkannte, daß er in Wirklichkeit und nicht bloß in der Einbildung ein fahrender Ritter sei, da er sich ganz auf dieselbe Art behandelt sah, wie er es von den besagten Rittern in vergangenen Zeiten gelesen hatte.
Sancho, desamparando al rucio, se cosió con la duquesa y se entró en el castillo; y, remordiéndole la conciencia de que dejaba al jumento solo, se llegó a una reverenda dueña, que con otras a recebir a la duquesa había salido, y con voz baja le dijo. Sancho ließ seinen Esel im Stich und hing sich an die Herzogin, er trat in das Schloß ein, und da er doch Gewissensbisse empfand, daß er seinen Grauen allein gelassen, wandte er sich an eine ehrwürdige Kammerfrau, die mit den anderen zur Begrüßung der Herzogin herausgekommen, und sagte zu ihr leise:
-Señora González, o como es su gracia de vuesa merced... . »Señora Gonzalez oder wie sonst Euer Gnaden Name lautet...«
-Doña Rodríguez de Grijalba me llamo -respondió la dueña-. ¿Qué es lo que mandáis, hermano. »Doña Rodríguez de Grijalba heiße ich«, antwortete die Kammerfrau; »was wünschet Ihr, guter Freund?«
A lo que respondió Sancho. Sancho antwortete:
-Querría que vuesa merced me la hiciese de salir a la puerta del castillo, donde hallará un asno rucio mío; vuesa merced sea servida de mandarle poner, o ponerle, en la caballeriza, porque el pobrecito es un poco medroso, y no se hallará a estar solo en ninguna de las maneras. »Ich wünschte, Euer Gnaden erwiese mir die Gnade, sich vors Tor des Schlosses zu verfügen, wo Ihr einen mir gehörigen grauen Esel finden werdet; Euer Gnaden geliebe, ihn in den Stall bringen zu lassen oder hineinzubringen, denn das arme Tierchen ist ein wenig furchtsam und wird sich unter keiner Bedingung darein finden, allein zu bleiben.«
-Si tan discreto es el amo como el mozo -respondió la dueña-, ¡medradas estamos! Andad, hermano, mucho de enhoramala para vos y para quien acá os trujo, y tened cuenta con vuestro jumento, que las dueñas desta casa no estamos acostumbradas a semejantes haciendas. »Wenn der Herr so anständig ist wie der Diener«, antwortete die Kammerfrau, »so sind wir gut daran! Geht selber, guter Freund, geht zum Henker, Ihr und der Euch hergebracht hat! Geht und sorgt für Euren Esel; wir Kammerfrauen in diesem Hause sind dergleichen Verrichtungen nicht gewohnt.«
-Pues en verdad -respondió Sancho- que he oído yo decir a mi señor, que es zahorí de las historias, contando aquella de Lanzarote. »Aber wirklich«, entgegnete Sancho, »ich habe von meinem Herrn gehört, der hat alle Geschichten mit der Wünschelrute aufgespürt, wie er die Geschichte von Lanzelot erzählte, da sagte er, daß,
cuando de Bretaña vino,
que damas curaban dél;
y dueñas del su rocino.
Als er herkam aus Britannien,
Edeldamen seiner pflagen,
Kammerfrauen seines Rosses;
y que en el particular de mi asno, que no le trocara yo con el rocín del señor Lanzarote. und was insbesondere mein Grautier betrifft, würde ich's nicht gegen das Roß des Señor Lanzelot tauschen.«
-Hermano, si sois juglar- replicó la dueña-, guardad vuestras gracias para donde lo parezcan y se os paguen, que de mi no podréis llevar sino una higa. »Guter Freund, seid Ihr von Beruf ein Possenreißer«, entgegnete die Kammerfrau, »so hebt Eure Witze für Gelegenheiten auf, wo man sie für Witze hält und sie Euch bezahlt; bei mir könnt Ihr nichts weiter gewinnen als Verachtung.«
-¡Aun bien -respondió Sancho- que será bien madura, pues no perderá vuesa merced la quínola de sus años por punto menos. »Wahrhaftig, Euer Gnaden«, erwiderte Sancho, »bei Euern Jahren hat das Spiel nicht viel Punkte mehr zu vergeben.«
-Hijo de puta -dijo la dueña, toda ya encendida en cólera-, si soy vieja o no, a Dios daré la cuenta, que no a vos, bellaco, harto de ajos. »Du Hurensohn«, rief die Kammerfrau zornentbrannt, »ob ich alt bin oder nicht, darüber habe ich meine Rechnung mit dem Himmel zu machen, aber nicht mit dir, Schelm, Knoblauchfresser!«
Y esto dijo en voz tan alta, que lo oyó la duquesa; y, volviendo y viendo a la dueña tan alborotada y tan encarnizados los ojos, le preguntó con quién las había. Sie schrie das so laut, daß die Herzogin es hörte; und als sie sich umwendete und die Kammerfrau so aufgeregt sah, die Augen mit Blut unterlaufen, fragte sie, mit wem sie's habe.
-Aquí las he -respondió la dueña- con este buen hombre, que me ha pedido encarecidamente que vaya a poner en la caballeriza a un asno suyo que está a la puerta del castillo, trayéndome por ejemplo que así lo hicieron no sé dónde, que unas damas curaron a un tal Lanzarote, y unas dueñas a su rocino, y, sobre todo, por buen término me ha llamado vieja. »Mit dem da«, antwortete die Kammerfrau, »mit dem sauberen Burschen, der mit aller Gewalt von mir verlangt hat, ich solle seinen Esel, der da vor dem Schloßtor steht, in den Stall bringen, und mir als Beispiel aufstellt, daß es schon einmal so vorgekommen wäre, ich weiß nicht wo, und daß Edeldamen einen gewissen Lanzelot und Kammerfrauen sein Roß gepflegt hätten, und obendrein hat er mich in seiner Höflichkeit eine alte Person geheißen.«
-Eso tuviera yo por afrenta -respondió la duquesa-, más que cuantas pudieran decirme. »Das würde ich für eine Beleidigung halten«, versetzte die Herzogin, »ärger als jede andere, die man gegen mich ausstoßen könnte.«
Y, hablando con Sancho, le dijo. Und das Wort an Sancho richtend, sagte sie:
-Advertid, Sancho amigo, que doña Rodríguez es muy moza, y que aquellas tocas más las trae por autoridad y por la usanza que por los años. »Merkt Euch, Freund Sancho, daß Doña Rodríguez noch sehr jung ist und daß sie ihre Haube mehr um ihrer Würde willen und dem Herkommen zuliebe trägt als ihrer Jahre wegen.«
-Malos sean los que me quedan por vivir -respondió Sancho-, si lo dije por tanto; sólo lo dije porque es tan grande el cariño que tengo a mi jumento, que me pareció que no podía encomendarle a persona más caritativa que a la señora doña Rodríguez. »Meine eigenen Jahre, soviel ich noch zu leben habe«, entgegnete Sancho, »sollen lauter Unglück sein, wenn ich es darum gesagt habe; ich hab's nur gesagt, weil ich meinen Esel so gern habe, daß es mich bedünkte, ich könnte ihn keiner barmherzigeren Person anvertrauen als der Señora Doña Rodríguez.«
Don Quijote, que todo lo oía, le dijo. Don Quijote, der allem zugehört hatte, sprach zu ihm:
-¿Pláticas son éstas, Sancho, para este lugar. »Sind das Äußerungen für diesen Ort, Sancho?«
-Señor -respondió Sancho-, cada uno ha de hablar de su menester dondequiera que estuviere; aquí se me acordó del rucio, y aquí hablé dél; y si en la caballeriza se me acordara, allí hablara. »Señor«, antwortete Sancho, »jeder muß seine Not da klagen, wo er sich gerade befindet; hier ist mir mein Esel in den Sinn gekommen, und hier hab ich von ihm gesprochen; und wenn ich im Stall an ihn gedacht hätte, so hätte ich im Stall von ihm gesprochen.«
A lo que dijo el duque. Darauf sagte der Herzog:
-Sancho está muy en lo cierto, y no hay que culparle en nada; al rucio se le dará recado a pedir de boca, y descuide Sancho, que se le tratará como a su mesma persona. »Sancho hat vollkommen recht, und es ist kein Grund, ihm irgendeinen Vorwurf zu machen. Der Esel soll sein Futter nach Herzenslust bekommen, und Sancho soll nur außer Sorge sein, man wird den Esel behandeln wie ihn selber.«
Con estos razonamientos, gustosos a todos sino a don Quijote, llegaron a lo alto y entraron a don Quijote en una sala adornada de telas riquísimas de oro y de brocado; seis doncellas le desarmaron y sirvieron de pajes, todas industriadas y advertidas del duque y de la duquesa de lo que habían de hacer, y de cómo habían de tratar a don Quijote, para que imaginase y viese que le trataban como caballero andante. Quedó don Quijote, después de desarmado, en sus estrechos greguescos y en su jubón de camuza, seco, alto, tendido, con las quijadas, que por de dentro se besaba la una con la otra; figura que, a no tener cuenta las doncellas que le servían con disimular la risa -que fue una de las precisas órdenes que sus señores les habían dado-, reventaran riendo. Unter diesen Gesprächen, die allen ergötzlich waren, nur nicht dem Ritter, langte man im oberen Geschoß an und führte Don Quijote in einen mit den reichsten Gold- und Brokatstoffen geschmückten Saal. Sechs Fräulein nahmen ihm Wehr und Waffen ab und dienten ihm als Edelknaben, alle vom Herzog und der Herzogin unterwiesen, was sie zu tun hatten und wie sie Don Quijote behandeln sollten, damit er glaube und sehe, daß man ihn als fahrenden Ritter behandelte. Nachdem ihm die Waffen abgenommen waren, stand Don Quijote in seinen engen Kniehosen da und in seinem gemsledernen Wams, hager, lang und dürr, mit Backenknochen, die von innen einander zu küssen schienen - eine Gestalt, daß die Mädchen, die ihn bedienten, wenn sie sich nicht ganz gehörig in acht genommen hätten, um das Lachen zu verbeißen - was eine der ausdrücklichen Vorschriften war, die ihre Herrschaft ihnen erteilt hatte -, vor Lachen gewiß hätten bersten müssen.
Pidiéronle que se dejase desnudar para una camisa, pero nunca lo consintió, diciendo que la honestidad parecía tan bien en los caballeros andantes como la valentía. Con todo, dijo que diesen la camisa a Sancho, y, encerrándose con él en una cuadra donde estaba un rico lecho, se desnudó y vistió la camisa; y, viéndose solo con Sancho, le dijo. Sie baten ihn, sich entkleiden zu lassen, um ihm ein Hemd anzulegen; allein dies wollte er nun und nimmer zugeben, indem er sagte, Sittsamkeit stehe den fahrenden Rittern ebenso wohl an wie Tapferkeit. Jedoch ersuchte er sie, das Hemd Sancho zu überreichen; dann schloß er sich mit diesem in ein Gemach ein, wo ein prachtvolles Bett stand, entkleidete sich und zog das Hemd an. Und da er sich nun mit Sancho allein sah, sprach er zu ihm:
-Dime, truhán moderno y majadero antiguo: ¿parécete bien deshonrar y afrentar a una dueña tan veneranda y tan digna de respeto como aquélla? ¿Tiempos eran aquéllos para acordarte del rucio, o señores son éstos para dejar mal pasar a las bestias, tratando tan elegantemente a sus dueños? Por quien Dios es, Sancho, que te reportes, y que no descubras la hilaza de manera que caigan en la cuenta de que eres de villana y grosera tela tejido. Mira, pecador de ti, que en tanto más es tenido el señor cuanto tiene más honrados y bien nacidos criados, y que una de las ventajas mayores que llevan los príncipes a los demás hombres es que se sirven de criados tan buenos como ellos. ¿No adviertes, angustiado de ti, y malaventurado de mí, que si veen que tú eres un grosero villano, o un mentecato gracioso, pensarán que yo soy algún echacuervos, o algún caballero de mohatra? No, no, Sancho amigo, huye, huye destos inconvinientes, que quien tropieza en hablador y en gracioso, al primer puntapié cae y da en truhán desgraciado. Enfrena la lengua, considera y rumia las palabras antes que te salgan de la boca, y advierte que hemos llegado a parte donde, con el favor de Dios y valor de mi brazo, hemos de salir mejorados en tercio y quinto en fama y en hacienda. »Sage mir, du neugebackener Hofnarr und altbackener Lümmel, dünkt es dich wohlgetan, eine so ehrwürdige und achtungswerte Kammerdame wie jene an ihrer Ehre anzugreifen und zu beleidigen? War es etwa Zeit, dich deines Esels zu erinnern? Oder sind dies Herrschaften, von denen anzunehmen ist, sie werden die Tiere Not leiden lassen, nachdem sie deren Besitzer mit so feiner Art behandelt haben? Um Gottes willen, Sancho, nimm dich zusammen und laß nicht die Fäden an dir sehen, damit die Leute nicht dahinterkommen, aus wie gemeinem grobem Stoffe du gewebt bist. Bedenke, du Sündenmensch, daß der Herr um so höher gewertet wird, je ehrsamer und anständiger seine Diener sind, und daß es einer der größten Vorzüge ist, welche fürstliche Personen vor andern voraushaben, daß sie Diener um sich haben, die so trefflich sind wie sie selber. Siehst du denn nicht ein, o du beschränkter Kopf! o ich vom Glück Verfolgter! daß, wenn du wie ein grober Bauer oder ein possenreißender Dummerjan auftrittst, sie mich für einen Windbeutel halten müssen oder einen Schmarotzer, der mit dem Rittertum wuchern will? Nein, nein, Freund Sancho, laß ab von solchen Unzuträglichkeiten; denn wer als Schwätzer und Witzmacher herumstolpert, fällt beim ersten falschen Tritt zu Boden und wird zum verhöhnten Allerweltsnarren. Zügle deine Zunge; jedes Wort mußt du überlegen und wiederkäuen, bevor es dir über die Lippen kommt, und bedenke, daß wir in eine Umgebung gelangt sind, aus der wir durch Gottes Beistand und meines Armes Kraft mit dem größtmöglichen Erbteil an Ruhm, sowie bereichert an Hab und Gut scheiden sollen.«
Sancho le prometió con muchas veras de coserse la boca, o morderse la lengua, antes de hablar palabra que no fuese muy a propósito y bien considerada, como él se lo mandaba, y que descuidase acerca de lo tal, que nunca por él se descubriría quién ellos eran. Sancho versprach ihm eifrig, sich lieber den Mund zu vernähen oder sich in die Zunge zu beißen, als ein Wort zu sagen, das nicht passend und wohlerwogen wäre, wie er es ihm geboten habe; der Ritter möge deswegen ganz ohne Sorge sein, denn durch ihn werde es niemals herauskommen, wer sie seien.
Vistióse don Quijote, púsose su tahalí con su espada, echóse el mantón de escarlata a cuestas, púsose una montera de raso verde que las doncellas le dieron, y con este adorno salió a la gran sala, adonde halló a las doncellas puestas en ala, tantas a una parte como a otra, y todas con aderezo de darle aguamanos, la cual le dieron con muchas reverencias y ceremonias. Don Quijote kleidete sich an, legte sich sein Wehrgehänge mit dem Schwert um die Schulter, warf den weiten Scharlachmantel um, setzte sich eine Jagdmütze von grünem Atlas auf, welche die Jungfräulein ihm gegeben, und verfügte sich in diesem Staat nach dem großen Saal, wo er die Fräulein in zwei gleich langen Reihen aufgestellt fand, alle mit dem Erforderlichen versehen, um ihm Wasser über die Hände zu gießen, was sie denn auch mit vielen Verbeugungen und Förmlichkeiten taten.
Luego llegaron doce pajes con el maestresala, para llevarle a comer, que ya los señores le aguardaban. Cogiéronle en medio, y, lleno de pompa y majestad, le llevaron a otra sala, donde estaba puesta una rica mesa con solos cuatro servicios. La duquesa y el duque salieron a la puerta de la sala a recebirle, y con ellos un grave eclesiástico, destos que gobiernan las casas de los príncipes; destos que, como no nacen príncipes, no aciertan a enseñar cómo lo han de ser los que lo son; destos que quieren que la grandeza de los grandes se mida con la estrecheza de sus ánimos; destos que, queriendo mostrar a los que ellos gobiernan a ser limitados, les hacen ser miserables; destos tales, digo que debía de ser el grave religioso que con los duques salió a recebir a don Quijote. Hiciéronse mil corteses comedimientos, y, finalmente, cogiendo a don Quijote en medio, se fueron a sentar a la mesa. Sofort traten zwölf Edelknaben mit dem Haushofmeister herzu, um ihn zur Tafel zu führen, da die Herrschaften ihn schon erwarteten. Sie nahmen ihn in die Mitte und geleiteten ihn mit feierlichem Pomp und majestätischer Würde in einen andern Saal, wo ein prachtvoller Tisch mit nur vier Gedecken bereitstand. Die Herzogin und der Herzog gingen ihm bis zur Tür des Saals entgegen, um ihn zu empfangen, und mit ihnen ein Geistlicher von ernstem Aussehen, einer von jenen, die in fürstlichen Häusern das Regiment führen; einer von jenen, welche, da sie nicht selbst als Fürsten geboren sind, es nimmer lernen, diejenigen, die es sind, anzuweisen, wie sie es sein sollen; einer von jenen, die begehren, daß die Großen das Maß ihrer Größe von der Kleinlichkeit ihres Geistes abnehmen sollen; von jenen, welche die Großen, die sie unter ihrer Leitung halten, lehren wollen, sich einzuschränken, sie aber in Wirklichkeit zu Knausern machen. Zu diesen, sage ich, mochte wohl der ernst aussehende Geistliche gehören, der mit dem herzoglichen Paar dem Ritter zur Begrüßung entgegenging. Sie wechselten tausend Höflichkeiten und artige Reden miteinander, und dann nahmen sie ihn in die Mitte und führten ihn zur Tafel, um Platz zu nehmen.
Convidó el duque a don Quijote con la cabecera de la mesa, y aunque él lo rehusó, las importunaciones del duque fueron tantas que la hubo de tomar. El eclesiástico se sentó frontero, y el duque y la duquesa a los dos lados. Der Herzog lud Don Quijote auf den Ehrensitz am oberen Ende des Tisches, und obschon er es ablehnte, drang der Herzog so in ihn, daß er den Sitz annehmen mußte. Der Geistliche setzte sich gegenüber und Herzog und Herzogin zu beiden Seiten der Tafel
A todo estaba presente Sancho, embobado y atónito de ver la honra que a su señor aquellos príncipes le hacían; y, viendo las muchas ceremonias y ruegos que pasaron entre el duque y don Quijote para hacerle sentar a la cabecera de la mesa, dijo. . Sancho war bei allem zugegen und sperrte Mund und Nase auf vor Erstaunen ob all der Ehren, die diese fürstlichen Personen seinem Herrn erwiesen; als er aber die vielen Förmlichkeiten und Bitten sah, die zwischen dem Herzog und dem Ritter hin und her gingen, um diesen an den Ehrenplatz am oberen Ende der Tafel zu nötigen, da sagte er:
-Si sus mercedes me dan licencia, les contaré un cuento que pasó en mi pueblo acerca desto de los asientos. »Wenn Euer Gnaden es mir erlaubt, so will ich Euch eine Geschichte erzählen, die sich wegen der Plätze bei Tisch in meinem Dorf zugetragen hat.«
Apenas hubo dicho esto Sancho, cuando don Quijote tembló, creyendo sin duda alguna que había de decir alguna necedad. Miróle Sancho y entendióle, y dijo. Kaum hatte Sancho dies gesagt, als Don Quijote von Zittern befallen wurde, da er fürchtete, Sancho werde ohne allen Zweifel irgendwelche Albernheit sagen. Sancho blickte ihn an, verstand ihn wohl und sprach:
-No tema vuesa merced, señor mío, que yo me desmande, ni que diga cosa que no venga muy a pelo, que no se me han olvidado los consejos que poco ha vuesa merced me dio sobre el hablar mucho o poco, o bien o mal. »Euer Gnaden braucht nicht zu fürchten, Herre mein, daß ich mich vergesse oder etwas Unrechtes sage; die guten Lehren sind mir noch unvergessen, die mir Euer Gnaden über das Wenig oder Viel, das Gut- oder Schlechtsprechen gegeben hat.«
-Yo no me acuerdo de nada, Sancho -respondió don Quijote-; di lo que quisieres, como lo digas presto. »Ich entsinne mich nichts dergleichen, Sancho«, entgegnete Don Quijote; »sag, was du willst, aber mach es kurz.«
-Pues lo que quiero decir -dijo Sancho- es tan verdad, que mi señor don Quijote, que está presente, no me dejará mentir. »Was ich also sagen will«, sprach Sancho, »ist so vollkommene Wahrheit, daß mein Herr Don Quijote, der hier zugegen ist, mich nicht Lügen strafen wird.«
-Por mí -replicó don Quijote-, miente tú, Sancho, cuanto quisieres, que yo no te iré a la mano, pero mira lo que vas a decir. »Meinetwegen lüge du, soviel du Lust hast«, versetzte Don Quijote, »ich werde dich nicht daran hindern; aber bedenke wohl, was du sagen willst.«
-Tan mirado y remirado lo tengo, que a buen salvo está el que repica, como se verá por la obra. »Ich hab es so bedacht und wieder bedacht, daß der wenig zu tun hat, der dran mäkeln will, wie sich sogleich zeigen soll.«
-Bien será -dijo don Quijote- que vuestras grandezas manden echar de aquí a este tonto, que dirá mil patochadas. »Es wäre geraten«, sprach Don Quijote, »Eure Hoheiten ließen diesen Toren hinauswerfen, der Blödsinn ohne Ende vorbringen wird.«
-Por vida del duque -dijo la duquesa-, que no se ha de apartar de mí Sancho un punto: quiérole yo mucho, porque sé que es muy discreto. »Bei des Herzogs Leben«, sprach die Herzogin, »Sancho soll mir nicht einen Augenblick von der Seite kommen; ich mag ihn wohl leiden, denn ich weiß, er ist ein Mann von heiterem Witz.«
-Discretos días -dijo Sancho- viva vuestra santidad por el buen crédito que de mí tiene, aunque en mí no lo haya. Y el cuento que quiero decir es éste: « Convidó un hidalgo de mi pueblo, muy rico y principal, porque venía de los Álamos de Medina del Campo, que casó con doña Mencía de Quiñones, que fue hija de don Alonso de Marañón, caballero del hábito de Santiago, que se ahogó en la Herradura, por quien hubo aquella pendencia años ha en nuestro lugar, que, a lo que entiendo, mi señor don Quijote se halló en ella, de donde salió herido Tomasillo el Travieso, el hijo de Balbastro el herrero...» ¿No es verdad todo esto, señor nuestro amo? Dígalo, por su vida, porque estos señores no me tengan por algún hablador mentiroso. »Heitere Tage möge Euer Herrlichkeit verleben«, sprach Sancho, »weil ich bei Euch in so gutem Ruf stehe, wenn ich auch selber gar keinen habe. Meine Geschichte aber ist folgende: Ein Junker aus meinem Dorfe, ein sehr reicher und angesehener Mann, denn er stammte von den Alamos aus Medina del Campo und war verheiratet mit Doña Mencia de Quiñones, welche eine Tochter war von Don Alonso de Marañón, einem Ritter des Ordens von Santiago, der im Hafen La Herradura ertrank, von dessentwegen in unsrem Dorf vor Jahren jene Schlägerei stattgefunden, an welcher, wie ich meine, auch mein Herr Don Quijote teilgenommen hat, bei welcher der kleine Lausbub Tomasillo eine Wunde davongetragen hat, der Sohn von Balbastro dem Schmied ... ist das nicht alles wahr, werter Herr und Gebieter? So wahr ich lebe, Ihr müßt es sagen, damit die Herrschaften mich nicht für einen lügenhaften Schwätzer halten.«
-Hasta ahora -dijo el eclesiástico-, más os tengo por hablador que por mentiroso, pero de aquí adelante no sé por lo que os tendré. »Bis jetzt«, fiel der Geistliche ein, »halte ich Euch mehr für einen Schwätzer als für einen Lügner; aber wofür ich Euch fernerhin halten werde, weiß ich noch nicht.«
-Tú das tantos testigos, Sancho, y tantas señas, que no puedo dejar de decir que debes de decir verdad. Pasa adelante y acorta el cuento, porque llevas camino de no acabar en dos días. »Du bringst so viele Zeugen bei, Sancho«, erklärte Don Quijote, »und so viele Merkzeichen, daß ich dir das Zugeständnis nicht versagen kann, daß du sicher die Wahrheit sagen wirst. Fahre fort und kürze die Erzählung ab, denn es sieht geradeso aus, als solltest du in ein paar Tagen nicht fertigwerden.«
-No ha de acortar tal -dijo la duquesa-, por hacerme a mí placer; antes, le ha de contar de la manera que le sabe, aunque no le acabe en seis días; que si tantos fuesen, serían para mí los mejores que hubiese llevado en mi vida. »Er soll seine Geschichte keineswegs abkürzen, um mir etwa gefällig zu sein«, sprach die Herzogin; »vielmehr soll er sie so erzählen, wie er es eben versteht, wenn er auch in ganzen sechs Tagen nicht zu Ende käme; und falls es wirklich der Tage so viele würden, so hätte ich gewiß keine angenehmeren in meinem ganzen Leben verbracht.«
-« Digo, pues, señores míos -prosiguió Sancho-, que este tal hidalgo, que yo conozco como a mis manos, porque no hay de mi casa a la suya un tiro de ballesta, convidó un labrador pobre, pero honrado. »So sag ich denn, meine Herrschaften«, fuhr Sancho fort, »daß dieser besagte Junker, denn ich kenne ihn wie hier meine Hand, denn es ist von meinem Haus zu seinem keinen Flintenschuß weit, einen armen, aber ehrbaren Bauersmann zu Tische lud ...«
-Adelante, hermano -dijo a esta sazón el religioso-, que camino lleváis de no parar con vuestro cuento hasta el otro mundo. »Vorwärts, Freund«, fiel hier der Geistliche ein, »denn es sieht so aus, als wolltet Ihr mit Eurer Erzählung erst in der andern Welt zum Ziele kommen.«
-A menos de la mitad pararé, si Dios fuere servido -respondió Sancho-. « Y así, digo que, llegando el tal labrador a casa del dicho hidalgo convidador, que buen poso haya su ánima, que ya es muerto, y por más señas dicen que hizo una muerte de un ángel, que yo no me hallé presente, que había ido por aquel tiempo a segar a Tembleque. . »Weniger als halbwegs dahin werde ich zum Ziele kommen, so Gott will«, entgegnete Sancho. »Ich sage also, wie der besagte Bauersmann ins Haus des erwähnten Junkers eingeladen hinkam, Gott hab ihn selig, sintemal er schon tot ist, ja zum genaueren Wahrzeichen sagt man, er sei heilig wie ein Engel gestorben, denn ich war nicht dabei, denn ich war zur selben Zeit nach Tembleque ins Heu gegangen ...«
-Por vida vuestra, hijo, que volváis presto de Tembleque, y que, sin enterrar al hidalgo, si no queréis hacer más exequias, acabéis vuestro cuento. »So lieb Euch Euer Leben ist, mein Sohn«, sprach hier der Geistliche, »kehrt schleunigst von Tembleque zurück, und ohne den Junker zu begraben, bringt Eure Erzählung zu Ende, wenn Ihr nicht noch mehr Leichenbegängnisse halten wollt.«
-« Es, pues, el caso -replicó Sancho- que, estando los dos para asentarse a la mesa, que parece que ahora los veo más que nunca. . »Die Sache ist nun die«, versetzte Sancho, »daß die beiden sich gerade zu Tisch setzen wollten, ich meine, ich sehe sie lebendiger vor mir als je ...«
Gran gusto recebían los duques del disgusto que mostraba tomar el buen religioso de la dilación y pausas con que Sancho contaba su cuento, y don Quijote se estaba consumiendo en cólera y en rabia. Das herzogliche Paar hatte großes Vergnügen an dem Mißvergnügen, das der biedere Geistliche über die Umschweife und Unterbrechungen bezeigte, mit welchen Sancho seine Geschichte erzählte und worüber Don Quijote sich schier in Grimm und Wut verzehrte.
-« Digo, así -dijo Sancho-, que, estando, como he dicho, los dos para sentarse a la mesa, el labrador porfiaba con el hidalgo que tomase la cabecera de la mesa, y el hidalgo porfiaba también que el labrador la tomase, porque en su casa se había de hacer lo que él mandase; pero el labrador, que presumía de cortés y bien criado, jamás quiso, hasta que el hidalgo, mohíno, poniéndole ambas manos sobre los hombros, le hizo sentar por fuerza, diciéndole: ''Sentaos, majagranzas, que adondequiera que yo me siente será vuestra cabecera''. Y éste es el cuento, y en verdad que creo que no ha sido aquí traído fuera de propósito. »Ich sage also«, fuhr Sancho fort, »daß, wie die beiden im Begriff waren, sich zu Tisch zu setzen, der Bauer hartnäckig darauf bestand, der Junker müsse sich obenan setzen, und der Junker bestand in gleicher Weise darauf, der Bauer müsse sich dahin setzen, weil in seinem Hause stets geschehen müsse, was er befehle; jedoch der Bauer, der als höflich und wohlgesittet gelten wollte, gab einfach nicht nach, bis der Junker ärgerlich ihm beide Hände auf die Schultern legte, ihn mit Gewalt auf den Stuhl niedersetzte und zu ihm sagte: ,Setz dich, du Lümmel, denn wo ich sitze, ist immer oben.' Und das ist meine Geschichte, und wahrlich, ich glaube, ich habe sie hier nicht unschicklich beigebracht.«
Púsose don Quijote de mil colores, que sobre lo moreno le jaspeaban y se le parecían; los señores disimularon la risa, porque don Quijote no acabase de correrse, habiendo entendido la malicia de Sancho; y, por mudar de plática y hacer que Sancho no prosiguiese con otros disparates, preguntó la duquesa a don Quijote que qué nuevas tenía de la señora Dulcinea, y que si le había enviado aquellos días algunos presentes de gigantes o malandrines, pues no podía dejar de haber vencido muchos. A lo que don Quijote respondió. Don Quijotes Gesicht überzog sich mit tausend wechselnden Farben, die seine braune Haut mit Flecken bedeckten und auf dem dunklen Grunde deutlich hervortraten. Herzog und Herzogin verbissen sich das Lachen, damit Don Quijotes Zorn nicht noch höher steige, da er Sanchos Bosheit wohl verstanden hatte; und um dem Gespräch eine andre Wendung zu geben, fragte die Herzogin den Ritter, was für Nachrichten er von Fräulein Dulcinea habe und ob er ihr dieser Tage etwelche Geschenke an Riesen oder Wegelagerern zugesendet habe; denn es könne doch nicht fehlen, daß er deren viele besiegt habe. Darauf antwortete Don Quijote:
-Señora mía, mis desgracias, aunque tuvieron principio, nunca tendrán fin. Gigantes he vencido, y follones y malandrines le he enviado, pero ¿adónde la habían de hallar, si está encantada y vuelta en la más fea labradora que imaginar se puede. »Herrin mein, meine Mißgeschicke hatten zwar einen Anfang, aber ein Ende werden sie nimmer haben. Riesen habe ich besiegt, und feige Schelme und Wegelagerer habe ich ihr zugesendet; aber wo, wo sollten sie sie finden, wenn sie doch verzaubert und in die scheußlichste Bäuerin verwandelt ist, die man sich vorstellen kann?«
-No sé -dijo Sancho Panza-, a mí me parece la más hermosa criatura del mundo; a lo menos, en la ligereza y en el brincar bien sé yo que no dará ella la ventaja a un volteador; a buena fe, señora duquesa, así salta desde el suelo sobre una borrica como si fuera un gato. »Ich weiß nicht«, fiel Sancho Pansa ein, »mir doch scheint sie das schönste Geschöpf auf der Welt; wenigstens in der Leichtigkeit und im Springen, weiß ich, steht sie keinem Seiltänzer nach. Wahr und wahrhaftig, Frau Herzogin, sie springt vom Boden auf einen Esel hinauf, als war sie eine Katze!«
-¿Habéisla visto vos encantada, Sancho? -preguntó el duque. »Und habt Ihr sie verzaubert gesehen, Sancho?« fragte der Herzog.
-Y ¡cómo si la he visto! -respondió Sancho-. Pues, ¿quién diablos sino yo fue el primero que cayó en el achaque del encantorio? ¡Tan encantada está como mi padre. »Ob ich sie gesehen habe!« antwortete Sancho; »wer, zum Teufel, anders als ich ist denn der erste gewesen, der hinter die Geschichte mit der Verzauberei gekommen ist? Sie ist geradeso verzaubert wie mein Vater selig.«
El eclesiástico, que oyó decir de gigantes, de follones y de encantos, cayó en la cuenta de que aquél debía de ser don Quijote de la Mancha, cuya historia leía el duque de ordinario, y él se lo había reprehendido muchas veces, diciéndole que era disparate leer tales disparates; y, enterándose ser verdad lo que sospechaba, con mucha cólera, hablando con el duque, le dijo. Der Geistliche, der von Riesen, feigen Schelmen und Verzauberungen reden hörte, kam jetzt darauf, daß dies Don Quijote von der Mancha sein müsse, dessen Geschichte der Herzog tagtäglich las, worüber er ihm öfters Vorwürfe gemacht hatte, indem er ihm sagte, es sei ein Unsinn, solchen Unsinn zu lesen. Als er sich nun überzeugte, daß sein Verdacht vollkommen richtig war, sprach er in vollem Zorn zu dem Herzog:
-Vuestra Excelencia, señor mío, tiene que dar cuenta a Nuestro Señor de lo que hace este buen hombre. Este don Quijote, o don Tonto, o como se llama, imagino yo que no debe de ser tan mentecato como Vuestra Excelencia quiere que sea, dándole ocasiones a la mano para que lleve adelante sus sandeces y vaciedades. »Gnädiger Herr, Euer Durchlaucht hat dereinst unsrem Gott und Herrn Rechenschaft zu geben für das Tun und Lassen dieses armen Menschen. Dieser Don Quijote, oder Don Hans Narr oder wie er heißen mag, ist meiner Meinung nach noch nicht bis zu dem Punkte verrückt, auf dem ihn Euer Durchlaucht gern sehen möchte, und darum gebt Ihr ihm Gelegenheit, seine Narreteien und Tollheiten immer noch weiter zu spinnen.«
Y, volviendo la plática a don Quijote, le dijo. Und das Wort an Don Quijote richtend, sprach er zu diesem:
-Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en el celebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes y prendéis malandrines? Andad en hora buena, y en tal se os diga: volveos a vuestra casa, y criad vuestros hijos, si los tenéis, y curad de vuestra hacienda, y dejad de andar vagando por el mundo, papando viento y dando que reír a cuantos os conocen y no conocen. ¿En dónde, nora tal, habéis vos hallado que hubo ni hay ahora caballeros andantes? ¿Dónde hay gigantes en España, o malandrines en la Mancha, ni Dulcineas encantadas, ni toda la caterva de las simplicidades que de vos se cuentan. »Und Ihr, Ihr liebe Einfalt, wer hat Euch in den Kopf gesetzt, daß Ihr ein fahrender Ritter seid, Riesen besiegt und Wegelagerer aufgreift? Geht in Gottes Namen, und in Gottes Namen laßt Euch gesagt sein: kehrt heim zu Eurem Hause und erzieht Eure Kinder, wenn Ihr deren habt, und sorgt für Euer Hab und Gut und laßt ab davon, in der Welt herumzustrolchen, Maulaffen feilzuhalten und jedem, der Euch kennt und nicht kennt, etwas zum Lachen zu geben. Wo, zum Henker! habt Ihr gefunden, daß es fahrende Ritter gegeben hat oder heutzutage noch gibt? Wo gibt es in Spanien Riesen oder Wegelagerer in der Mancha oder verzauberte Dulcineas oder die ganze Masse von Albernheiten, die man von Euch erzählt?«
Atento estuvo don Quijote a las razones de aquel venerable varón, y, viendo que ya callaba, sin guardar respeto a los duques, con semblante airado y alborotado rostro, se puso en pie y dijo. . Don Quijote horchte aufmerksam auf die Worte des ehrwürdigen Mannes, und als er sah, daß dieser nunmehr schwieg, stand er von seinem Stuhle auf, und ohne die gebührende Rücksicht auf das herzogliche Paar zu nehmen, sprach er mit zornerfülltem Antlitz und drohender Miene: . ..
Pero esta respuesta capítulo por sí merece. allein seine Antwort verdient ein besonderes Kapitel.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXII. De la respuesta que dio don Quijote a su reprehensor, con otros graves y graciosos sucesos.

32. Kapitel Von der Antwort, die Don Quijote seinem Tadler erteilte, benebst anderen ernsten und lustigen Begebenheiten

Levantado, pues, en pie don Quijote, temblando de los pies a la cabeza como azogado, con presurosa y turbada lengua, dijo. Als nun Don Quijote sich erhoben hatte, sprach er, vom Kopf bis zu den Füßen zitternd, als hätte er Quecksilber im Leibe, mit hastiger, unsicherer Stimme:
-El lugar donde estoy, y la presencia ante quien me hallo y el respeto que siempre tuve y tengo al estado que vuesa merced profesa tienen y atan las manos de mi justo enojo; y, así por lo que he dicho como por saber que saben todos que las armas de los togados son las mesmas que las de la mujer, que son la lengua, entraré con la mía en igual batalla con vuesa merced, de quien se debía esperar antes buenos consejos que infames vituperios. Las reprehensiones santas y bien intencionadas otras circunstancias requieren y otros puntos piden: a lo menos, el haberme reprehendido en público y tan ásperamente ha pasado todos los límites de la buena reprehensión, pues las primeras mejor asientan sobre la blandura que sobre la aspereza, y no es bien que, sin tener conocimiento del pecado que se reprehende, llamar al pecador, sin más ni más, mentecato y tonto. Si no, dígame vuesa merced: ¿por cuál de las mentecaterías que en mí ha visto me condena y vitupera, y me manda que me vaya a mi casa a tener cuenta en el gobierno della y de mi mujer y de mis hijos, sin saber si la tengo o los tengo? ¿No hay más sino a troche moche entrarse por las casas ajenas a gobernar sus dueños, y, habiéndose criado algunos en la estrecheza de algún pupilaje, sin haber visto más mundo que el que puede contenerse en veinte o treinta leguas de distrito, meterse de rondón a dar leyes a la caballería y a juzgar de los caballeros andantes? ¿Por ventura es asumpto vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en vagar por el mundo, no buscando los regalos dél, sino las asperezas por donde los buenos suben al asiento de la inmortalidad? Si me tuvieran por tonto los caballeros, los magníficos, los generosos, los altamente nacidos, tuviéralo por afrenta inreparable; pero de que me tengan por sandio los estudiantes, que nunca entraron ni pisaron las sendas de la caballería, no se me da un ardite: caballero soy y caballero he de morir si place al Altísimo. Unos van por el ancho campo de la ambición soberbia; otros, por el de la adulación servil y baja; otros, por el de la hipocresía engañosa, y algunos, por el de la verdadera religión; pero yo, inclinado de mi estrella, voy por la angosta senda de la caballería andante, por cuyo ejercicio desprecio la hacienda, pero no la honra. Yo he satisfecho agravios, enderezado tuertos, castigado insolencias, vencido gigantes y atropellado vestiglos; yo soy enamorado, no más de porque es forzoso que los caballeros andantes lo sean; y, siéndolo, no soy de los enamorados viciosos, sino de los platónicos continentes. Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines, que son de hacer bien a todos y mal a ninguno; si el que esto entiende, si el que esto obra, si el que desto trata merece ser llamado bobo, díganlo vuestras grandezas, duque y duquesa excelentes. »DerOrt, wo ich weile,und die Persönlichkeiten, vor denen ich stehe, und die Achtung, die ich von jeher vor dem Stand hegte und hege, dem Ihr angehört, dies alles hält und fesselt meinem gerechten Ingrimm die Hände; und sowohl aus diesen Gründen als auch darum, weil ich weiß, was alle wissen, daß die Waffen der Träger des Bürgergewandes dieselben sind wie die des Weibes, nämlich die Zunge, so will ich mit der meinigen mich in einen gleichen Kampf einlassen mit Euch, von dem man eher weise Lehren erwarten sollte als ruchlose Schmähungen. Frommer und wohlmeinender Tadel würde eine andre Umgebung und andre Formen erheischen; so viel aber ist sicher: mich öffentlich und in so herber Weise zu tadeln, dies hat alle Grenzen eines ehrlichen Tadels überschritten. Denn der erste Tadel, den jemand ausspricht, stützt sich schicklicher auf Milde als auf Härte, und es ist nicht wohlgetan, wenn man, ohne die Natur des Fehlers, den man tadelt, näher zu kennen, den Sünder ohne weiteres einen Verrückten und Hans Narren heißt. Oder saget mir doch: ob welcher von all den Verrücktheiten, die Ihr bei mir gefunden habt, verurteilt und schmäht Ihr mich und heißt mich heimgehen und für mein Hausregiment und mein Weib und meine Kinder sorgen, ohne daß Ihr wißt, ob ich solche besitze oder nicht? Braucht man weiter nichts, als sich auf schiefen und krummen Wegen in fremde Häuser einzudrängen, um da über die Herrschaft das Regiment zu führen und sich herauszunehmen, während mancher in der beengten Dürftigkeit eines Kosthauses aufgewachsen ist, ohne mehr von der Welt gesehen zu haben, als in zwanzig, dreißig Meilen Umgegend zu finden ist, als sich herauszunehmen, sag ich, mit dreister Unerfahrenheit der Ritterschaft Gesetze vorzuschreiben und über die fahrenden Ritter Urteile zu fällen? Ist es vielleicht ein eitles Beginnen, oder ist es Zeitverschwendung, wenn man die Welt durchwandert, nicht um deren Genüsse aufzusuchen, sondern ihre harte Mühsal, durch welche die Edlen zum Sitze der Unsterblichkeit emporgehoben werden? Wenn mich die Ritter, die Erlauchten, die Hochgebornen für einen Hans Narren hielten, so würde ich das für eine nie wieder gutzumachende Beschimpfung halten; wenn aber studierte Leute, die den Pfaden des Rittertums nie genaht, geschweige denn sie betreten haben, mich für einfältig halten, darum geb ich keinen Deut. Ein Ritter bin ich, als Ritter werde ich sterben, wenn es dem Höchsten gefällt. Etliche suchen ihren Weg auf dem weiten Felde der hochmütigen Ehrsucht, andre auf dem Felde niedriger Speichelleckerei, andre auf dem trügerischer Scheinheiligkeit, andre auf dem der wahren Gottesfurcht; jedoch ich, von meinem Stern geleitet, wandle den schmalen Pfad des fahrenden Rittertums, und um dieser Aufgabe willen verschmähe und veracht ich Hab und Gut, aber nicht die Ehre. Ich habe der Unbill gesteuert, Unrecht wieder zurechtgebracht, Übermut gezüchtigt, Riesen besiegt, Ungeheuer niedergeworfen. Ich bin verliebt, aber aus keinem andern Grund, als weil jeder fahrende Ritter es notwendig sein muß; und indem ich es bin, gehör ich doch nicht zu denen, die sinnlich lieben, sondern zu den enthaltsamen Platonikern. Meine Absichten richte ich stets auf tugendsame Zwecke, welche darin bestehen, jedem Gutes und keinem Böses zu tun; und wenn, wer solches beabsichtigt, wenn, wer solches ins Werk setzt, ein Narr genannt zu werden verdient, so mögen es Eure Hoheiten aussprechen, edler Herzog und edle Herzogin.«
-¡Bien, por Dios! -dijo Sancho-. No diga más vuestra merced, señor y amo mío, en su abono, porque no hay más que decir, ni más que pensar, ni más que perseverar en el mundo. Y más, que, negando este señor, como ha negado, que no ha habido en el mundo, ni los hay, caballeros andantes, ¿qué mucho que no sepa ninguna de las cosas que ha dicho. »Bei Gott, sehr gut!« fiel Sancho ein; »sagt kein Wort mehr zu Euren Gunsten, mein Herr und Gebieter; denn es läßt sich auf der ganzen weiten Welt nichts Besseres drüber sagen und nichts Besseres erdenken und nichts Besseres tun, als dabei zu bleiben. Und wenn der Herr da leugnet, wie er's denn wirklich geleugnet hat, daß es auf der Welt fahrende Ritter gegeben hat und gibt, was Wunder, daß er von allem, was er gesagt hat, auch nicht das geringste versteht?«
-¿Por ventura -dijo el eclesiástico- sois vos, hermano, aquel Sancho Panza que dicen, a quien vuestro amo tiene prometida una ínsula. »Seid Ihr vielleicht, guter Freund«, fragte der Geistliche, »jener Sancho Pansa, von dem es heißt, sein Herr habe ihm eine Insul versprochen?«
-Sí soy -respondió Sancho-; y soy quien la merece tan bien como otro cualquiera; soy quien "júntate a los buenos y serás uno dellos", y soy yo de aquellos "no con quien naces, sino con quien paces", y de los "quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija". Yo me he arrimado a buen señor, y ha muchos meses que ando en su compañía, y he de ser otro como él, Dios queriendo; y viva él y viva yo: que ni a él le faltarán imperios que mandar ni a mí ínsulas que gobernar. »Freilich bin ich der«, antwortete Sancho, »und ich verdiene sie ebensogut wie irgendein andrer. Ich bin der Mann, der sagt: Sollst dir gute Gesellen wählen, wirst bald selbst zu den Guten zählen; und ich gehöre zu denen, von denen es heißt: Frag nicht, wo seine Wiege steht, frag, mit wem er zur Atzung geht; und zu denen, die da sagen: Wer unter guten Baum sich streckt, der wird von gutem Schatten gedeckt. Ich habe mich unter den Schatten eines guten Herrn gestreckt, und es ist viele Monate her, seit ich bei ihm bin, und ich will werden wie er selber, wenn es Gott gefällt und er am Leben bleibt und ich am Leben bleibe; und ihm wird's weder an Kaisertümern zum Herrschen fehlen noch mir an Insuln zum Statthalter.«
-No, por cierto, Sancho amigo -dijo a esta sazón el duque-, que yo, en nombre del señor don Quijote, os mando el gobierno de una que tengo de nones, de no pequeña calidad. »Gewiß nicht, Freund Sancho«, fiel hier der Herzog ein; »denn ich, im Namen des Señor Don Quijote, befehle Euch die Statthalterschaft einer mir gehörigen und gerade nicht vergebenen Insul von nicht geringer Bedeutung.«
-Híncate de rodillas, Sancho -dijo don Quijote-, y besa los pies a Su Excelencia por la merced que te ha hecho. »Wirf dich auf die Knie nieder, Sancho«, sprach Don Quijote, »und küsse Seiner Durchlaucht die Füße für die Gnade, so er dir erwiesen.«
Hízolo así Sancho; lo cual visto por el eclesiástico, se levantó de la mesa, mohíno además, diciendo. Sancho tat es; als aber der Geistliche das sah, stand er voll Empörung von der Tafel auf und sagte:
-Por el hábito que tengo, que estoy por decir que es tan sandio Vuestra Excelencia como estos pecadores. ¡Mirad si no han de ser ellos locos, pues los cuerdos canonizan sus locuras! Quédese Vuestra Excelencia con ellos; que, en tanto que estuvieren en casa, me estaré yo en la mía, y me escusaré de reprehender lo que no puedo remediar. »Bei dem Ordenskleide, das ich trage, beinahe möchte ich sagen, Euer Durchlaucht ist geradeso einfältig wie diese Sünder hier. Bedenkt nur, müssen sie nicht zu Narren werden, wenn ihre Narrheiten von den Verständigen heiliggesprochen werden? Halte Euer Durchlaucht nur immer Gesellschaft mit ihnen; solange sie hier hausen, werde ich dort in meiner Zelle hausen, und ich werde mich enthalten, meine Mißbilligung über Dinge auszusprechen, die ich nicht bessern kann.«
Y, sin decir más ni comer más, se fue, sin que fuesen parte a detenerle los ruegos de los duques; aunque el duque no le dijo mucho, impedido de la risa que su impertinente cólera le había causado. Acabó de reír y dijo a don Quijote. Ohne ein Wort weiter zu sagen und einen Bissen weiter zu essen, ging er von dannen, ohne daß die Bitten des Herzogs und der Herzogin ihn zurückzuhalten vermochten; allerdings sagte der Herzog nicht viel, denn er erstickte schier an dem Lachen, zu dem der ungebührliche Zorn des Geistlichen ihn gereizt hatte. Als er sich endlich satt gelacht, sprach er zu Don Quijote:
-Vuesa merced, señor Caballero de los Leones, ha respondido por sí tan altamente que no le queda cosa por satisfacer deste que, aunque parece agravio, no lo es en ninguna manera; porque, así como no agravian las mujeres, no agravian los eclesiásticos, como vuesa merced mejor sabe. »Herr Löwenritter, Ihr habt so großartig für Euch geantwortet, daß Euch nichts mehr zu tun bleibt zur Abwehr dieser scheinbaren Beleidigung, die in Wirklichkeit gar keine ist, denn so wenig ein Weib beleidigen kann, so wenig kann es ein Geistlicher, wie Euer Gnaden am besten weiß.«
-Así es -respondió don Quijote-, y la causa es que el que no puede ser agraviado no puede agraviar a nadie. Las mujeres, los niños y los eclesiásticos, como no pueden defenderse, aunque sean ofendidos, no pueden ser afrentados; porque entre el agravio y la afrenta hay esta diferencia, como mejor Vuestra Excelencia sabe: la afrenta viene de parte de quien la puede hacer, y la hace y la sustenta; el agravio puede venir de cualquier parte, sin que afrente. Sea ejemplo: está uno en la calle descuidado, llegan diez con mano armada, y, dándole de palos, pone mano a la espada y hace su deber, pero la muchedumbre de los contrarios se le opone, y no le deja salir con su intención, que es de vengarse; este tal queda agraviado, pero no afrentado. Y lo mesmo confirmará otro ejemplo: está uno vuelto de espaldas, llega otro y dale de palos, y en dándoselos huye y no espera, y el otro le sigue y no alcanza; este que recibió los palos, recibió agravio, mas no afrenta, porque la afrenta ha de ser sustentada. Si el que le dio los palos, aunque se los dio a hurta cordel, pusiera mano a su espada y se estuviera quedo, haciendo rostro a su enemigo, quedara el apaleado agraviado y afrentado juntamente: agraviado, porque le dieron a traición; afrentado, porque el que le dio sustentó lo que había hecho, sin volver las espaldas y a pie quedo. Y así, según las leyes del maldito duelo, yo puedo estar agraviado, mas no afrentado; porque los niños no sienten, ni las mujeres, ni pueden huir, ni tienen para qué esperar, y lo mesmo los constituidos en la sacra religión, porque estos tres géneros de gente carecen de armas ofensivas y defensivas; y así, aunque naturalmente estén obligados a defenderse, no lo están para ofender a nadie. Y, aunque poco ha dije que yo podía estar agraviado, agora digo que no, en ninguna manera, porque quien no puede recebir afrenta, menos la puede dar; por las cuales razones yo no debo sentir, ni siento, las que aquel buen hombre me ha dicho; sólo quisiera que esperara algún poco, para darle a entender en el error en que está en pensar y decir que no ha habido, ni los hay, caballeros andantes en el mundo; que si lo tal oyera Amadís, o uno de los infinitos de su linaje, yo sé que no le fuera bien a su merced. »So ist es«, entgegnete Don Quijote, »und zwar weil der, welcher selbst nicht beleidigt werden kann, keinen beleidigen kann. Weil Frauen, Kinder und Geistliche sich nicht gegen Beleidigungen verteidigen können, so kann ihre Ehre nicht gekränkt werden; denn zwischen Beleidigung und Ehrenkränkung ist dies der Unterschied, wie Euer Durchlaucht wissen. Die Ehrenkränkung kommt von jemandem, der sie zu begehen vermag, sie begeht und dem Gekränkten die Stirn bietet; die Beleidigung kann von jedem Beliebigen kommen, ohne daß sie die Ehre kränkt. Zum Beispiel: es steht jemand achtlos auf der Straße, es kommen zehn mit gewaffneter Hand und geben ihm Stockprügel, er zieht das Schwert und tut seine Schuldigkeit, aber die Überzahl der Feinde tritt ihm entgegen und macht es ihm unmöglich, sein Vorhaben durchzusetzen, das heißt, sich zu rächen; der Betreffende ist nun zwar beleidigt, aber nicht an seiner Ehre gekränkt. Ein andres Beispiel wird dies mehr bekräftigen: es steht jemand da und hat den Rücken gewendet, es kommt ein andrer und gibt ihm Stockprügel, und im Augenblick darauf flieht er davon und stellt sich dem andern nicht, und der andre eilt ihm nach und holt ihn nicht ein: der Mann, der die Prügel empfing, hat eine Beleidigung empfangen, aber keine Ehrenkränkung; denn bei der Ehrenkränkung muß man dem Gekränkten sofort die Stirne bieten. Wenn derjenige, der die Prügel gegeben, wiewohl er sie ihm hinterrücks im Überfall gegeben, das Schwert zöge und ruhig wartend dastünde, seinem Gegner die Stirn zu bieten, dann wäre der Geprügelte zugleich beleidigt und an seiner Ehre gekränkt: beleidigt, weil er hinterrücks geprügelt worden; an der Ehre gekränkt, weil, der ihm die Prügel gab, den Rücken nicht wendete, festen Mutes aushielt und Stirn gegen Stirn für seine Tat einstand. So kann ich denn nach den Gesetzen des fluchwürdigen Zweikampfs mich beleidigt fühlen, aber nicht an meiner Ehre gekränkt; denn Kinder und Frauen haben kein Gefühl dafür, können nicht fliehen und haben auch keinen Grund, dem Gegner standzuhalten; und ebenso ist's mit denen, die sich dem Dienst der heiligen Kirche gewidmet haben, weil es diesen drei Klassen von Menschen an Waffen zu Schutz und Trutz fehlt und sie daher, obwohl von der Natur darauf angewiesen, sich zu verteidigen, keineswegs gehalten sind, irgend jemand anzugreifen. Und obschon ich eben erst gesagt habe, ich könnte mich möglichenfalls beleidigt fühlen, so sag ich jetzt: nein, in keinem Falle; denn wer nicht an seiner eignen Ehre gekränkt werden kann, der kann noch weniger einen andern an der Ehre kränken. Aus diesen Gründen darf ich die Kränkungen, die jener wackere Mann mir mit seinen Worten angetan, nicht empfinden und empfinde sie wirklich nicht. Nur hätte ich gewünscht, er wäre noch ein wenig dageblieben, um ihn des Irrtums zu überführen, in dem er sich befindet, wenn er meint und sagt, fahrende Ritter habe es in der Welt weder gegeben noch gebe es solche anjetzt; denn wenn Amadís das gehört hätte oder einer der unzähligen aus seiner Nachkommenschaft, so weiß ich, es wäre Seiner Gnaden nicht gut bekommen.«
-Eso juro yo bien -dijo Sancho-: cuchillada le hubieran dado que le abrieran de arriba abajo como una granada, o como a un melón muy maduro. ¡Bonitos eran ellos para sufrir semejantes cosquillas! Para mi santiguada, que tengo por cierto que si Reinaldos de Montalbán hubiera oído estas razones al hombrecito, tapaboca le hubiera dado que no hablara más en tres años. ¡No, sino tomárase con ellos y viera cómo escapaba de sus manos! »Darauf schwör ich selber ganz gewiß«, sprach Sancho; »einen Schwerthieb hätten sie ihm versetzt, daß sie ihn von oben bis unten auseinandergehauen hätten wie einen Granatapfel oder wie eine überreife Melone. Ja, die waren die Rechten, um sich so etwas gefallen zu lassen! Beim heiligen Kreuzeszeichen, ich bin sicher, hätte Rinald von Montalbán solche Redensarten von dem Männlein gehört, so hätte er ihm das Maul mit einem Streich gestopft, daß er in drei Jahren kein Wort mehr geschwatzt hätte; ja, er hätte nur mit ihnen anbinden sollen, und da hätte er sehen mögen, wie er aus ihren Händen losgekommen wäre!«
Perecía de risa la duquesa en oyendo hablar a Sancho, y en su opinión le tenía por más gracioso y por más loco que a su amo; y muchos hubo en aquel tiempo que fueron deste mismo parecer. Finalmente, don Quijote se sosegó, y la comida se acabó, y, en levantando los manteles, llegaron cuatro doncellas, la una con una fuente de plata, y la otra con un aguamanil, asimismo de plata, y la otra con dos blanquísimas y riquísimas toallas al hombro, y la cuarta descubiertos los brazos hasta la mitad, y en sus blancas manos -que sin duda eran blancas- una redonda pella de jabón napolitano. Llegó la de la fuente, y con gentil donaire y desenvoltura encajó la fuente debajo de la barba de don Quijote; el cual, sin hablar palabra, admirado de semejante ceremonia, creyendo que debía ser usanza de aquella tierra en lugar de las manos lavar las barbas, y así tendió la suya todo cuanto pudo, y al mismo punto comenzó a llover el aguamanil, y la doncella del jabón le manoseó las barbas con mucha priesa, levantando copos de nieve, que no eran menos blancas las jabonaduras, no sólo por las barbas, mas por todo el rostro y por los ojos del obediente caballero, tanto, que se los hicieron cerrar por fuerza. Die Herzogin wollte schier vor Lachen sterben, als sie Sancho so reden hörte, und innerlich hielt sie ihn für kurzweiliger und verrückter als seinen Herrn; und es gab zu jener Zeit nicht wenige, die ebenso urteilten. Don Quijote beruhigte sich endlich, und die Mahlzeit kam zu Ende. Während der Tisch abgedeckt wurde, traten vier Mägdlein herzu, die eine mit einem silbernen Becken, die andre mit einer ebenfalls silbernen Kanne, die andre mit zwei schneeweißen reichverzierten Handtüchern über der Schulter, und die vierte, ihre Arme bis zum Ellenbogen entblößt, hielt in ihren weißen Händen - denn weiß waren sie selbstverständlich! - eine neapolitanische Seifenkugel. Die Zofe mit dem Waschbecken trat heran und hielt dieses mit edlem Anstand und höchst unbefangen unter Don Quijotes Bart, und der Ritter, ohne ein Wort zu sagen, verwundert ob einer derartigen Förmlichkeit, war des Glaubens, es müßte in diesen Landen der Brauch sein, statt der Hände den Bart zu waschen, und somit streckte er den seinigen, so tief er nur konnte, ins Becken. Sogleich begann die andre Zofe, Wasser mit der Kanne einzugießen, und die Zofe mit der Seife beeilte sich, ihm den Bart einzureihen, und überzog mit Schneeflocken - denn nicht minder weiß war der Seifenschaum - nicht nur den Bart, sondern das ganze Gesicht des gehorsamen Ritters samt den Augen, so daß der Schaum ihn mit Gewalt nötigte, sie zu schließen.
El duque y la duquesa, que de nada desto eran sabidores, estaban esperando en qué había de parar tan extraordinario lavatorio. La doncella barbera, cuando le tuvo con un palmo de jabonadura, fingió que se le había acabado el agua, y mandó a la del aguamanil fuese por ella, que el señor don Quijote esperaría. Hízolo así, y quedó don Quijote con la más estraña figura y más para hacer reír que se pudiera imaginar. Der Herzog und die Herzogin, die von alledem nichts gewußt hatten, standen erwartend da, wo eine so ungewöhnliche Abwaschung hinauswolle. Als das Bartputzermägdlein ihn mit einem faustdicken Seifenschaum dasitzen hatte, stellte sie sich an, als sei ihr das Wasser ausgegangen, und hieß die Kannenträgerin frisches holen; Señor Don Quijote werde sich so lange gedulden. Sie tat es, und Don Quijote saß nun da mit dem seltsamsten und lächerlichsten Aussehen, das man sich nur denken kann.
Mirábanle todos los que presentes estaban, que eran muchos, y como le veían con media vara de cuello, más que medianamente moreno, los ojos cerrados y las barbas llenas de jabón, fue gran maravilla y mucha discreción poder disimular la risa; las doncellas de la burla tenían los ojos bajos, sin osar mirar a sus señores; a ellos les retozaba la cólera y la risa en el cuerpo, y no sabían a qué acudir: o a castigar el atrevimiento de las muchachas, o darles premio por el gusto que recibían de ver a don Quijote de aquella suerte. Alle Anwesenden, und deren waren viele, starrten ihn an, und wie sie ihn so mit seinem ellenlangen und ungewöhnlich braunen Halse sahen, die Augen geschlossen, den Bart voll Seife, da war es ein großes Wunder und eine seltene Selbstüberwindung, daß sie das Lachen zu verbeißen vermochten. Illustration Die Veranstalterinnen der Posse hielten ihre Augen niedergeschlagen und wagten ihre Herrschaft nicht anzusehen; dem herrschaftlichen Paare zuckte bald Zorn, bald Lachlust durch den ganzen Körper, und beide wußten nicht, welchem Drang sie nachgeben sollten, ob sie das dreiste Unterfangen der Mädchen bestrafen oder sie belohnen sollten für das Vergnügen, Don Quijote in solchem Zustande zu sehn.
Finalmente, la doncella del aguamanil vino, y acabaron de lavar a don Quijote, y luego la que traía las toallas le limpió y le enjugó muy reposadamente; y, haciéndole todas cuatro a la par una grande y profunda inclinación y reverencia, se querían ir; pero el duque, porque don Quijote no cayese en la burla, llamó a la doncella de la fuente, diciéndole. Endlich kam die Zofe mit der Kanne, Don Quijotes Abwaschung wurde beendet, und sofort kam das Mädchen mit den Handtüchern, ihn ernst und gelassen zu reinigen und abzutrocknen. Dann machten ihm alle vier zugleich eine tiefe und lange Verbeugung und wollten gehen; aber der Herzog, damit Don Quijote den ihm gespielten Streich nicht merke, rief die Zofe mit dem Becken herbei und sagte zu ihr:
-Venid y lavadme a mí, y mirad que no se os acabe el agua. »Kommet her und waschet auch mich, gebt aber acht, daß euch das «Wasser nicht ausgeht.«
La muchacha, aguda y diligente, llegó y puso la fuente al duque como a don Quijote, y, dándose prisa, le lavaron y jabonaron muy bien, y, dejándole enjuto y limpio, haciendo reverencias se fueron. Después se supo que había jurado el duque que si a él no le lavaran como a don Quijote, había de castigar su desenvoltura, lo cual habían enmendado discretamente con haberle a él jabonado. Das Mädchen, gescheit und gewandt, trat herzu und hielt dem Herzog das Becken unter wie zuerst dem Ritter; sie machten sich eilig daran, ihn recht tüchtig zu waschen und einzuseifen, und nachdem sie ihn gereinigt und abgetrocknet, machten sie ihre Verbeugungen und gingen von dannen. Später hat man erfahren, der Herzog habe geschworen, wenn sie ihn nicht ganz ebenso waschen würden wie Don Quijote, so würde er ihre Keckheit strafen; sie machten dieses aber auf klügliche Weise wieder gut, indem sie ihn selbst ebenfalls einseiften.
Estaba atento Sancho a las ceremonias de aquel lavatorio, y dijo entre sí. Sancho sah den Förmlichkeiten der Abwaschung aufmerksam zu und sagte zu sich selber:
-¡Válame Dios! ¿Si será también usanza en esta tierra lavar las barbas a los escuderos como a los caballeros? Porque, en Dios y en mi ánima que lo he bien menester, y aun que si me las rapasen a navaja, lo tendría a más beneficio. Gott steh mir bei! Vielleicht ist es hierzulande der Brauch, den Schildknappen den Bart zu waschen wie den Rittern? Denn bei Gott und meiner armen Seele, ich hab es sehr nötig; ja, wenn sie mir ihn mit dem Schermesser kürzen täten, das würde ich mir für eine noch größere Wohltat erachten.
-¿Qué decís entre vos, Sancho? -preguntó la duquesa. »Was redet Ihr so für Euch, Sancho?« fragte die Herzogin.
-Digo, señora -respondió él-, que en las cortes de los otros príncipes siempre he oído decir que en levantando los manteles dan agua a las manos, pero no lejía a las barbas; y que por eso es bueno vivir mucho, por ver mucho; aunque también dicen que el que larga vida vive mucho mal ha de pasar, puesto que pasar por un lavatorio de éstos antes es gusto que trabajo. »Ich sage, Señora«, antwortete er, »daß an andern Fürstenhöfen, wie ich habe sagen hören, beim Abdecken Wasser für die Hände gereicht wird, aber nicht Seifenwasser für den Bart. Darum ist's gut, wenn man lang lebt, dann erlebt man viel; zwar heißt es auch: wer viele Jahre lebt, hat viel Böses durchzumachen, aber eine solche Abwaschung ist doch eher ein Vergnügen als eine Mühsal.«
-No tengáis pena, amigo Sancho -dijo la duquesa-, que yo haré que mis doncellas os laven, y aun os metan en colada, si fuere menester. »Macht Euch darum keinen Kummer, Freund Sancho«, sagte die Herzogin; »ich will's schon machen, daß meine Zofen Euch waschen, ja Euch mit Haut und Haaren einweichen, wenn es nötig ist.«
-Con las barbas me contento -respondió Sancho-, por ahora a lo menos, que andando el tiempo, Dios dijo lo que será. »Mit dem Barte bin ich schon zufrieden«, erwiderte Sancho, »wenigstens für jetzt; was weiter werden soll, dafür wird Gott schon sorgen.«
-Mirad, maestresala -dijo la duquesa-, lo que el buen Sancho pide, y cumplidle su voluntad al pie de la letra. »Merkt Euch, Haushofmeister«, sprach die Herzogin, »was der wackere Sancho wünscht, und erfüllt buchstäblich sein Begehr.«
El maestresala respondió que en todo sería servido el señor Sancho, y con esto se fue a comer, y llevó consigo a Sancho, quedándose a la mesa los duques y don Quijote, hablando en muchas y diversas cosas; pero todas tocantes al ejercicio de las armas y de la andante caballería. Der Haushofmeister antwortete, man werde dem Herrn Sancho in allem zu Diensten sein; und hiermit entfernte er sich, um seine Mahlzeit zu halten, und nahm Sancho mit, während Herzog und Herzogin mit Don Quijote bei der Tafel sitzen blieben und sich über viele und verschiedenartige Dinge unterhielten, die sich jedoch alle auf das Waffenwerk und das fahrende Rittertum bezogen.
La duquesa rogó a don Quijote que le delinease y describiese, pues parecía tener felice memoria, la hermosura y facciones de la señora Dulcinea del Toboso; que, según lo que la fama pregonaba de su belleza, tenía por entendido que debía de ser la más bella criatura del orbe, y aun de toda la Mancha. Sospiró don Quijote, oyendo lo que la duquesa le mandaba, y dijo. Die Herzogin ersuchte Don Quijote, da er doch ein gutes Gedächtnis zu besitzen scheine, so möge er ihr die Schönheit und die Gesichtszüge des Fräuleins Dulcinea von Toboso zeichnen und beschreiben; denn nach dem, was der Ruf von ihren Reizen verkünde, müsse sie das schönste Geschöpf auf dem Erdkreise und sogar in der ganzen Mancha sein. Don Quijote seufzte, als er den Wunsch der Herzogin vernahm, und sprach:
-Si yo pudiera sacar mi corazón y ponerle ante los ojos de vuestra grandeza, aquí, sobre esta mesa y en un plato, quitara el trabajo a mi lengua de decir lo que apenas se puede pensar, porque Vuestra Excelencia la viera en él toda retratada; pero, ¿para qué es ponerme yo ahora a delinear y describir punto por punto y parte por parte la hermosura de la sin par Dulcinea, siendo carga digna de otros hombros que de los míos, empresa en quien se debían ocupar los pinceles de Parrasio, de Timantes y de Apeles, y los buriles de Lisipo, para pintarla y grabarla en tablas, en mármoles y en bronces, y la retórica ciceroniana y demostina para alabarla. »Könnte ich mir das Herz herausreißen und es hier auf diesem Tische in einer Schüssel Euer Hoheit vor Augen legen, dann würde ich meine Zunge der Mühe überheben, zu sagen, was kaum der Gedanke fassen kann; denn Euer Durchlaucht würden in meinem Herzen sie getreu abgebildet erblicken. Aber wie soll ich jetzo, Punkt für Punkt und Zug für Zug, die Schönheit der unvergleichlichen Dulcinea zeichnen und beschreiben? Da dies eine Bürde ist, für andre Schultern geeigneter als für die meinen, eine Aufgabe, mit der sich der Pinsel eines Parrhasios, eines Timanthes und eines Apelles und der Meißel eines Lysippos beschäftigen sollte, um sie auf Leinwand, in Marmor oder in Erz zu malen und einzugraben, und die Ciceronische und Demosthenische Redekunst, um sie zu preisen.«
-¿Qué quiere decir demostina, señor don Quijote -preguntó la duquesa-, que es vocablo que no le he oído en todos los días de mi vida. »Was bedeutet demosthenisch, Señor Don Quijote?« fragte die Herzogin; »das ist ein Wort, das ich all meiner Lebtage nicht gehört habe.«
-Retórica demostina -respondió don Quijote- es lo mismo que decir retórica de Demóstenes, como ciceroniana, de Cicerón, que fueron los dos mayores retóricos del mundo. »Demosthenische Redekunst«, antwortete Don Quijote, »bedeutet dasselbe wie Redekunst des Demosthenes, gerade wie Ciceronische die des Cicero, und beide waren die zwei größten Redner der Welt.«
-Así es -dijo el duque-, y habéis andado deslumbrada en la tal pregunta. Pero, con todo eso, nos daría gran gusto el señor don Quijote si nos la pintase; que a buen seguro que, aunque sea en rasguño y bosquejo, que ella salga tal, que la tengan invidia las más hermosas. »So ist's«, sagte der Herzog, »und Ihr habt einen argen Fehler gemacht, daß Ihr das gefragt habt. Aber trotz alledem würde uns Señor Don Quijote ein großes Vergnügen machen, wenn er uns ihre Züge malen wollte; und wenn er es auch nur mit flüchtigen Strichen und Umrissen täte, so würde ihr Bild doch so hervortreten, daß die schönsten Damen sie beneiden müßten.«
-Sí hiciera, por cierto -respondió don Quijote-, si no me la hubiera borrado de la idea la desgracia que poco ha que le sucedió, que es tal, que más estoy para llorarla que para describirla; porque habrán de saber vuestras grandezas que, yendo los días pasados a besarle las manos, y a recebir su bendición, beneplácito y licencia para esta tercera salida, hallé otra de la que buscaba: halléla encantada y convertida de princesa en labradora, de hermosa en fea, de ángel en diablo, de olorosa en pestífera, de bien hablada en rústica, de reposada en brincadora, de luz en tinieblas, y, finalmente, de Dulcinea del Toboso en una villana de Sayago. »Gewiß würde ich es tun«, erwiderte Don Quijote, »hätte das Unglück, das ihr vor kurzem widerfuhr, sie nicht aus meiner Erinnerung gelöscht, und dieses Unglück ist von solcher Art, daß ich sie eher beweinen als beschreiben möchte. Denn Eure Hoheiten müssen wissen: als ich in den letzten Tagen mich aufmachte, ihr die Hände zu küssen und von ihr Segen, Gutheißung und Urlaub zu dieser dritten Ausfahrt zu empfahen, fand ich in ihr eine ganz andere, als die ich suchte. Ich fand sie verzaubert und aus einer Prinzessin in eine Bauerndirne verwandelt, aus einer schönen Jungfrau in eine häßliche, aus einem Engel in eine Teufelin, aus einer wohlduftenden in eine verpestete, aus einer wohlredenden in eine bäurisch polternde, aus einer würdig ernsten in eine Luftspringerin, aus Licht in Finsternis, in einem Wort: aus Dulcinea von Toboso in eine Dorfbewohnerin aus Sayago.«
-¡Válame Dios! -dando una gran voz, dijo a este instante el duque-. ¿Quién ha sido el que tanto mal ha hecho al mundo? ¿Quién ha quitado dél la belleza que le alegraba, el donaire que le entretenía y la honestidad que le acreditaba? »Hilf Himmel!« rief hier der Herzog mit einem lauten Aufschrei; »wer war es, der der Welt soviel Böses angetan hat? Wer hat dem Erdenkreise die Schönheit geraubt, die ihm Freude schuf, die geistreiche Anmut, die ihm Stoff zu heiterer Unterhaltung gab, die Sittsamkeit, die ihm Ehre und Ruhm war?«
-¿Quién? -respondió don Quijote-. ¿Quién puede ser sino algún maligno encantador de los muchos invidiosos que me persiguen? Esta raza maldita, nacida en el mundo para escurecer y aniquilar las hazañas de los buenos, y para dar luz y levantar los fechos de los malos. Perseguido me han encantadores, encantadores me persiguen y encantadores me persiguirán hasta dar conmigo y con mis altas caballerías en el profundo abismo del olvido; y en aquella parte me dañan y hieren donde veen que más lo siento, porque quitarle a un caballero andante su dama es quitarle los ojos con que mira, y el sol con que se alumbra, y el sustento con que se mantiene. Otras muchas veces lo he dicho, y ahora lo vuelvo a decir: que el caballero andante sin dama es como el árbol sin hojas, el edificio sin cimiento y la sombra sin cuerpo de quien se cause. »Wer?« antwortete Don Quijote; »wer kann es sein als irgendein boshafter Zauberer aus der Zahl der vielen Neidharte, die mich verfolgen? Diese gottverfluchte Sippschaft, zur Welt geboren, um die Taten der Guten zu verdunkeln und zunichte zu machen und die Handlungen der Schlechten ins Licht zu stellen und zu erhöhen. Verfolgt haben mich die Zauberer, Zauberer verfolgen mich, und Zauberer werden mich verfolgen, bis sie mich und meine hohen Rittertaten in den tiefen Abgrund der Vergessenheit hinabgestoßen haben; und gerade an jener Stelle tun sie mir weh und verwunden sie mich, wo sie wissen, daß ich es am schmerzlichsten empfinde, denn einem fahrenden Ritter die Dame seines Herzens entreißen heißt ihm die Augen rauben, mit denen er sieht, und die Sonne, von der er Licht empfahet, und den Lebensunterhalt, mit dem er sein Dasein fristet. Schon oftmalen hab ich es gesaget, und anitzo sage ich es aufs neue: der fahrende Ritter ohne eine Dame seines Herzens ist wie ein Baum ohne Blätter, ein Gebäude ohne Grundmauer, ein Schatten ohne den Körper, der ihn wirft.«
-No hay más que decir -dijo la duquesa-; pero si, con todo eso, hemos de dar crédito a la historia que del señor don Quijote de pocos días a esta parte ha salido a la luz del mundo, con general aplauso de las gentes, della se colige, si mal no me acuerdo, que nunca vuesa merced ha visto a la señora Dulcinea, y que esta tal señora no es en el mundo, sino que es dama fantástica, que vuesa merced la engendró y parió en su entendimiento, y la pintó con todas aquellas gracias y perfeciones que quiso. »Weiter bedarf es keiner Worte«, sprach die Herzogin; »wenn wir jedoch der Geschichte von den Taten des Señor Don Quijote Glauben schenken sollen, die erst wenige Tage vor unserem Zusammentreffen unter großem Beifall des Publikums ans Licht der Welt getreten ist, so geht daraus hervor, wenn ich mich recht entsinne, daß Euer Gnaden das Fräulein Dulcinea niemals gesehen hat und daß ein solches Fräulein gar nicht auf der Welt vorhanden, sondern daß es eine erträumte Dame ist, die Ihr in Eurem Geiste erzeugt und geboren und mit allen den Reizen und Vollkommenheiten ausgemalt habt, die Euch beliebten.«
-En eso hay mucho que decir -respondió don Quijote-. Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica; y éstas no son de las cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo. Ni yo engendré ni parí a mi señora, puesto que la contemplo como conviene que sea una dama que contenga en sí las partes que puedan hacerla famosa en todas las del mundo, como son: hermosa, sin tacha, grave sin soberbia, amorosa con honestidad, agradecida por cortés, cortés por bien criada, y, finalmente, alta por linaje, a causa que sobre la buena sangre resplandece y campea la hermosura con más grados de perfeción que en las hermosas humildemente nacidas. »Darüber läßt sich viel sagen«, entgegnete Don Quijote; »Gott allein weiß, ob es eine Dulcinea in der Welt gibt oder nicht, oder ob sie ein Traumbild ist oder nicht; dies gehört nicht zu den Dingen, deren Ergründung man bis zum letzten Punkte durchführen darf. Ich habe meine Herzensgebieterin weder erzeugt noch geboren, wiewohl ich mir sie so vorstelle, wie eine Dame sein muß, die in sich alle Eigenschaften vereinigt, welche sie in allen Landen der Welt berühmt machen könnten, wie zum Beispiel: schön ohne Makel, würdevoll ohne Hochmut, liebefühlend mit Züchtigkeit, dankbar, weil sie fein gesittet ist, fein gesittet weil wohlerzogen, und endlich hochgestellt durch Abstammung, denn über adligem Blute strahlt und waltet die Schönheit mit höherem Grade von Vollkommenheit als bei den Schönen von niedriger Abkunft.«
-Así es -dijo el duque-; pero hame de dar licencia el señor don Quijote para que diga lo que me fuerza a decir la historia que de sus hazañas he leído, de donde se infiere que, puesto que se conceda que hay Dulcinea, en el Toboso o fuera dél, y que sea hermosa en el sumo grado que vuesa merced nos la pinta, en lo de la alteza del linaje no corre parejas con las Orianas, con las Alastrajareas, con las Madásimas, ni con otras deste jaez, de quien están llenas las historias que vuesa merced bien sabe. »Das ist richtig«, sagte der Herzog; »allein Señor Don Quijote muß mir gestatten zu bemerken, was das Buch von seinen Taten mich zu sagen nötigt. Es ist daraus nämlich zu entnehmen: wenn man auch zugeben will, es habe in oder außerhalb Toboso eine Dulcinea gelebt und sie habe den höchsten Grad der Schönheit besessen, den Euer Gnaden uns schildert, so kommt sie doch im Punkte der hohen Geburt den Orianen, den Alastrajareas, den Madásimas nicht gleich, noch andern von solcherlei Sippschaft, von denen die Geschichtsbücher voll sind, die Euer Gnaden wohl kennt.«
-A eso puedo decir -respondió don Quijote- que Dulcinea es hija de sus obras, y que las virtudes adoban la sangre, y que en más se ha de estimar y tener un humilde virtuoso que un vicioso levantado; cuanto más, que Dulcinea tiene un jirón que la puede llevar a ser reina de corona y ceptro; que el merecimiento de una mujer hermosa y virtuosa a hacer mayores milagros se estiende, y, aunque no formalmente, virtualmente tiene en sí encerradas mayores venturas. »Hierauf kann ich entgegnen«, sagte Don Quijote, »daß Dulcinea die Tochter ihrer Taten ist und daß Tugenden das Blut veredeln und daß der Niedriggeborene, wenn tugendhaft, mehr zu schätzen und höherzuhalten ist als der Lasterhafte von hoher Stellung. Und dies gilt hier um so mehr, als Dulcinea einen Zierat besitzt, der sie einst zur Königin mit Krone und Zepter erheben kann, denn das Verdienst eines schönen und tugendsamen Weibes reicht so weit, daß es noch größere Wunder vollbringen kann, und wenn auch noch nicht in der Wirklichkeit, doch der inneren Berechtigung nach trägt sie in sich die Gewißheit weit größerer Glückesgaben.«
-Digo, señor don Quijote -dijo la duquesa-, que en todo cuanto vuestra merced dice va con pie de plomo, y, como suele decirse, con la sonda en la mano; y que yo desde aquí adelante creeré y haré creer a todos los de mi casa, y aun al duque mi señor, si fuere menester, que hay Dulcinea en el Toboso, y que vive hoy día, y es hermosa, y principalmente nacida y merecedora que un tal caballero como es el señor don Quijote la sirva; que es lo más que puedo ni sé encarecer. Pero no puedo dejar de formar un escrúpulo, y tener algún no sé qué de ojeriza contra Sancho Panza: el escrúpulo es que dice la historia referida que el tal Sancho Panza halló a la tal señora Dulcinea, cuando de parte de vuestra merced le llevó una epístola, ahechando un costal de trigo, y, por más señas, dice que era rubión: cosa que me hace dudar en la alteza de su linaje. »Ich muß sagen, Señor Don Quijote«, versetzte die Herzogin, »in allem, was Ihr sprecht, geht Ihr so vorsichtig zu Werke, als trügt Ihr Blei an den Füßen und als hättet Ihr, wie die Seeleute sagen, das Senkblei in der Hand, und von nun an werde ich glauben und werde allen Leuten meines Hauses und nötigenfalls selbst dem Herzog, meinem Gemahl, den Glauben beibringen, daß es eine Dulcinea von Toboso gibt und daß sie heutigentags lebt und schön ist und von vornehmer Geburt und es verdient, daß ein solcher Ritter wie der Señor Don Quijote ihr in Liebe dient; dies ist das Höchste, was ich von ihr zu rühmen vermag und weiß. Dennoch kann ich nicht umhin, einen Zweifel auszusprechen und ich weiß nicht was für einen kleinen Groll gegen Sancho Pansa zu hegen. Der Zweifel ist, daß die erwähnte Geschichte berichtet, besagter Sancho Pansa habe das besagte Fräulein Dulcinea, als er ihr einen Brief von Euch brachte, gefunden, wie sie einen Sack Weizen siebte, und zu besonderem Wahrzeichen erzählt die Geschichte, es sei gemeiner gelber Weizen gewesen; und dies ist etwas, das mich an ihrer hohen Geburt zweifeln läßt.«
A lo que respondió don Quijote. Darauf gab Don Quijote zur Antwort:
-Señora mía, sabrá la vuestra grandeza que todas o las más cosas que a mí me suceden van fuera de los términos ordinarios de las que a los otros caballeros andantes acontecen, o ya sean encaminadas por el querer inescrutable de los hados, o ya vengan encaminadas por la malicia de algún encantador invidioso; y, como es cosa ya averiguada que todos o los más caballeros andantes y famosos, uno tenga gracia de no poder ser encantado, otro de ser de tan impenetrables carnes que no pueda ser herido, como lo fue el famoso Roldán, uno de los doce Pares de Francia, de quien se cuenta que no podía ser ferido sino por la planta del pie izquierdo, y que esto había de ser con la punta de un alfiler gordo, y no con otra suerte de arma alguna; y así, cuando Bernardo del Carpio le mató en Roncesvalles, viendo que no le podía llagar con fierro, le levantó del suelo entre los brazos y le ahogó, acordándose entonces de la muerte que dio Hércules a Anteón, aquel feroz gigante que decían ser hijo de la Tierra. Quiero inferir de lo dicho, que podría ser que yo tuviese alguna gracia déstas, no del no poder ser ferido, porque muchas veces la experiencia me ha mostrado que soy de carnes blandas y no nada impenetrables, ni la de no poder ser encantado, que ya me he visto metido en una jaula, donde todo el mundo no fuera poderoso a encerrarme, si no fuera a fuerzas de encantamentos; pero, pues de aquél me libré, quiero creer que no ha de haber otro alguno que me empezca; y así, viendo estos encantadores que con mi persona no pueden usar de sus malas mañas, vénganse en las cosas que más quiero, y quieren quitarme la vida maltratando la de Dulcinea, por quien yo vivo; y así, creo que, cuando mi escudero le llevó mi embajada, se la convirtieron en villana y ocupada en tan bajo ejercicio como es el de ahechar trigo; pero ya tengo yo dicho que aquel trigo ni era rubión ni trigo, sino granos de perlas orientales; y para prueba desta verdad quiero decir a vuestras magnitudes cómo, viniendo poco ha por el Toboso, jamás pude hallar los palacios de Dulcinea; y que otro día, habiéndola visto Sancho, mi escudero, en su mesma figura, que es la más bella del orbe, a mí me pareció una labradora tosca y fea, y no nada bien razonada, siendo la discreción del mundo; y, pues yo no estoy encantado, ni lo puedo estar, según buen discurso, ella es la encantada, la ofendida y la mudada, trocada y trastrocada, y en ella se han vengado de mí mis enemigos, y por ella viviré yo en perpetuas lágrimas, hasta verla en su prístino estado. Todo esto he dicho para que nadie repare en lo que Sancho dijo del cernido ni del ahecho de Dulcinea; que, pues a mí me la mudaron, no es maravilla que a él se la cambiasen. Dulcinea es principal y bien nacida, y de los hidalgos linajes que hay en el Toboso, que son muchos, antiguos y muy buenos, a buen seguro que no le cabe poca parte a la sin par Dulcinea, por quien su lugar será famoso y nombrado en los venideros siglos, como lo ha sido Troya por Elena, y España por la Cava, aunque con mejor título y fama. Por otra parte, quiero que entiendan vuestras señorías que Sancho Panza es uno de los más graciosos escuderos que jamás sirvió a caballero andante; tiene a veces unas simplicidades tan agudas, que el pensar si es simple o agudo causa no pequeño contento; tiene malicias que le condenan por bellaco, y descuidos que le confirman por bobo; duda de todo y créelo todo; cuando pienso que se va a despeñar de tonto, sale con unas discreciones, que le levantan al cielo. Finalmente, yo no le trocaría con otro escudero, aunque me diesen de añadidura una ciudad; y así, estoy en duda si será bien enviarle al gobierno de quien vuestra grandeza le ha hecho merced; aunque veo en él una cierta aptitud para esto de gobernar, que atusándole tantico el entendimiento, se saldría con cualquiera gobierno, como el rey con sus alcabalas; y más, que ya por muchas experiencias sabemos que no es menester ni mucha habilidad ni muchas letras para ser uno gobernador, pues hay por ahí ciento que apenas saber leer, y gobiernan como unos girifaltes; el toque está en que tengan buena intención y deseen acertar en todo; que nunca les faltará quien les aconseje y encamine en lo que han de hacer, como los gobernadores caballeros y no letrados, que sentencian con asesor. Aconsejaríale yo que ni tome cohecho, ni pierda derecho, y otras cosillas que me quedan en el estómago, que saldrán a su tiempo, para utilidad de Sancho y provecho de la ínsula que gobernare. »Herrin mein, Eure Hoheit muß wissen, daß alles oder beinahe alles, was mir begegnet, sich ganz außerhalb des gewöhnlichen Verlaufs der Dinge hält, die den andern fahrenden Rittern begegnen; ob es nun durch den unerforschlichen Willen des Schicksals so gelenkt wird oder durch die Bosheit irgendeines mißgünstigen Zauberers. Nun ist es eine erwiesene Tatsache, daß alle oder die meisten fahrenden Ritter von Ruf einesteils die Himmelsgabe hatten, nicht verzaubert werden zu können, andernteils eine so undurchdringliche Haut besaßen, daß sie nicht verwundet werden konnten, wie das der Fall war mit dem berühmten Roldán, einem der zwölf Pairs von Frankreich, von dem man erzählt, daß er nur an der Sohle des linken Fußes verwundet werden konnte, und auch das nur mit der Spitze einer großen Stecknadel und durchaus mit keiner andern Waffe; weshalb ihn denn Bernardo del Carpio, als er ihn in Roncesvalles umbringen wollte und sah, daß er ihn nicht mittels des Eisens verwunden konnte, vom Boden aufhob und erwürgte, indem er sich daran erinnerte, wie Herkules den Antäus getötet hatte, jenen Riesen, den man für einen Sohn der Erde ausgibt. Aus dem Gesagten will ich folgern, daß ich wohl möglicherweise eine solche Himmelsgabe besitzen könnte; keineswegs zwar die, nicht verwundet werden zu können, weil mir die Erfahrung oftmalen bewiesen, daß ich eine zarte und durchaus nicht undurchdringliche Haut habe; ebensowenig die, nicht verzaubert werden zu können, denn ich habe mich bereits einmal in einem Käfig gefangen gesehen, worein die ganze Welt mich einzusperren nicht vermocht hätte, wenn es nicht durch Zauberkraft geschehen wäre. Jedoch, da ich mich aus dieser Verzauberung befreit habe, will ich gerne glauben, daß mich keine andre auf Erden künftig mehr schädigen kann; und da so jene Zauberer sehen, daß ihre argen Tücken mir nichts anhaben können, so rächen sie sich an den Wesen, die mir die liebsten sind, und um mir das Leben zu nehmen, quälen und entstellen sie das Leben Dulcineas, durch die allein ich Leben habe. Mithin glaube ich, als mein Schildknappe ihr meine Botschaft überbrachte, verwandelten sie sie in eine Bauernmagd, die mit so niedriger Arbeit beschäftigt war, wie es das Weizensieben ist. Aber ich habe schon seinerzeit gesagt, jener Weizen war weder vom gemeinen gelben noch war es überhaupt Weizen, sondern es waren Perlen aus dem Morgenland; und zum Erweis dieser Tatsache will ich Euern Durchlauchtigkeiten sagen, daß ich vor kurzem, als ich durch Toboso kam, Dulcineas Palast nirgends finden konnte und daß am andern Tage, während mein Schildknappe Sancho sie in ihrer eignen Gestalt, der schönsten des Erdkreises, erblickte, sie mir wie eine grobe häßliche Bäuerin vorkam, und zwar eine durchaus nicht verständig redende, während sie doch der Inbegriff aller Verständigkeit ist. Da ich nun nicht verzaubert bin und nach menschlichem Ermessen nicht verzaubert werden kann, so ist sie die Verzauberte, die schwer Geschädigte, die Verwandelte, die Verwechselte und Vertauschte, und an ihrer Person haben meine Feinde ihre Rache gegen mich geübt, und um ihretwillen werde ich in unaufhörlichen Tränen dahinleben, bis ich sie wieder in ihrem vorigen Zustande sehe. Das alles hab ich gesagt, damit sich niemand daran stoße, was Sancho vom Sieben und vom Fegen Dulcineas erzählt hat; denn wenn sie sie mir umgestaltet haben, ist's kein Wunder, daß sie sie auch ihm verwandelt haben. Dulcinea ist eine angesehene Dame von guter Geburt und stammt von den adligen Geschlechtern in Toboso, deren es viele alte und sehr gute gibt. Ganz gewiß ist ihr Heimatort ihr nicht wenig Dank schuldig, da er durch sie berühmt und in künftigen Zeitaltern viel genannt werden wird, wie es Troja durch Helena und Spanien durch die Cava geworden ist, obzwar Toboso aus besserem Anlaß und mit höherem Ruhm. Andererseits wünsche ich auch Euern Herrlichkeiten klarzumachen, daß Sancho Pansa einer der kurzweiligsten Schildknappen ist, der jemals in eines fahrenden Ritters Diensten gestanden. Er äußert manchmal so scharfsinnige Albernheiten, daß das Nachdenken darüber, ob er albern oder scharfsinnig ist, nicht geringes Vergnügen macht; er hat Tücke in sich, daß man ihn als einen Schelmen verurteilen müßte, und kommt dann wieder mit so gedankenlosen Verkehrtheiten, daß das Urteil über ihn als einen Hausnarren aufs neue Bestätigung erhält; er zweifelt an allem und glaubt alles, und wenn ich meine, er wird vor lauter Dummheit in den Abgrund hinunterstürzen, so bricht er plötzlich mit den verständigsten Äußerungen hervor, die ihn zum Himmel hinaufheben. Kurz, ich würde ihn für keinen andern Schildknappen hergeben, und wenn man mir noch eine große Stadt darauf herausgäbe; und daher bin ich im Zweifel, ob es recht getan sein wird, ihn zu der Statthalterschaft zu entsenden, mit welcher Euer Hoheit ihn beehrt hat, wiewohl ich in ihm eine gewisse Tauglichkeit für das Statthalteramt finde; wenn man seinem Geiste die Auswüchse ein klein wenig beschneidet, wird er mit jeder beliebigen Statthalterschaft so gut wie der König mit seinem Steuerwesen fertigwerden. Zudem wissen wir bereits aus vielfacher Erfahrung, daß es weder großer Geschicklichkeit noch großer Kenntnisse bedarf, um Statthalter zu sein, denn es gibt hierzulande an die hundert, die kaum lesen können und doch scharf auf ihre Amtsgeschäfte sehen wie ein Jagdfalke. Der Punkt, auf den es ankommt, ist, das Gute zu wollen und in allen Dingen nach dem Rechten und Richtigen zu streben; denn es wird ihm nie an jemandem fehlen, der ihm Rat und Anleitung für seine Obliegenheiten erteilt, wie das bei Statthaltern der Fall ist, welche als Ritter erzogen und nicht Studierte sind und welche daher mit Hilfe eines Beisitzers Recht sprechen. Ich würde ihm raten: Laß dir nichts schenken, laß das Recht nicht kränken; und andere Sächelchen mehr, die ich noch auf dem Herzen habe und die seinerzeit zum Vorschein kommen sollen, zum Nutzen für Sancho und zum Besten der Insul, die er etwa zum Statthaltern bekommen würde.«
A este punto llegaban de su coloquio el duque, la duquesa y don Quijote, cuando oyeron muchas voces y gran rumor de gente en el palacio; y a deshora entró Sancho en la sala, todo asustado, con un cernadero por babador, y tras él muchos mozos, o, por mejor decir, pícaros de cocina y otra gente menuda, y uno venía con un artesoncillo de agua, que en la color y poca limpieza mostraba ser de fregar; seguíale y perseguíale el de la artesa, y procuraba con toda solicitud ponérsela y encajársela debajo de las barbas, y otro pícaro mostraba querérselas lavar. So weit waren der Herzog, die Herzogin und Don Quijote in ihrer Unterhaltung gekommen, als sie großes Geschrei und großes Gelärm im Palaste hörten; plötzlich stürzte Sancho in den Saal, in großen Ängsten, einen Scheuerlappen als Barbiertuch vor dem Halse, und hinter ihm her eine Menge Diener oder, richtiger gesagt, Küchenschlingel und anderes geringes Hausgesinde, und einer davon hatte einen kleinen Kübel voll Wasser, dem man an der Färbung und Unsauberkeit ansah, daß es Spülwasser war. Der mit dem Kübel folgte und verfolgte ihn und gab sich die größte Mühe, ihm das Gefäß unter dem Barte festzuhalten und anzubinden, und ein anderer Küchenjunge machte Miene, ihm den Bart zu waschen.
-¿Qué es esto, hermanos? -preguntó la duquesa-. ¿Qué es esto? ¿Qué queréis a ese buen hombre? ¿Cómo y no consideráis que está electo gobernador. »Was ist das, Kinder?« fragte die Herzogin; »was ist das? Was wollt ihr mit diesem wackern Mann? Wie? Bedenkt ihr nicht, daß ihr in ihm einen erwählten Statthalter vor euch habt?«
A lo que respondió el pícaro barbero. Darauf antwortete der den Barbier spielende Küchenjunge:
-No quiere este señor dejarse lavar, como es usanza, y como se la lavó el duque mi señor y el señor su amo. »Dieser Herr will sich nicht waschen lassen, wie es der Brauch ist und wie sich unser gnädiger Herr, der Herzog, und sein eigener Herr haben waschen lassen.«
-Sí quiero -respondió Sancho con mucha cólera-, pero querría que fuese con toallas más limpias, con lejía mas clara y con manos no tan sucias; que no hay tanta diferencia de mí a mi amo, que a él le laven con agua de ángeles y a mí con lejía de diablos. Las usanzas de las tierras y de los palacios de los príncipes tanto son buenas cuanto no dan pesadumbre, pero la costumbre del lavatorio que aquí se usa peor es que de diciplinantes. Yo estoy limpio de barbas y no tengo necesidad de semejantes refrigerios; y el que se llegare a lavarme ni a tocarme a un pelo de la cabeza, digo, de mi barba, hablando con el debido acatamiento, le daré tal puñada que le deje el puño engastado en los cascos; que estas tales ceremonias y jabonaduras más parecen burlas que gasajos de huéspedes. »Freilich will ich's«, entgegnete Sancho in höchstem Zorn, »aber ich verlangte, daß es mit reinlicheren Handtüchern geschehen sollte und hellerem Waschwasser und mit nicht so schmutzigen Händen; denn so groß ist der Unterschied nicht zwischen mir und meinem Herrn, daß man ihn mit Engelswasser und mich mit Teufelslauge waschen muß. Die Bräuche in den Landen und Palästen der Großen sind ja insoweit ganz gut, als sie einem nicht lästig werden, aber die Art, wie hier der Bart gewaschen wird, ist ärger, als wie sich die Büßer bei Wallfahrten den Rücken kitzeln. Ich hab einen sauberen Bart und habe derlei Abkühlungen nicht nötig, und wer da herkommt und will mich waschen oder will mir nur ein Haar anrühren auf meinem Kopf, ich meine an meinem Bart, dem will ich, mit Respekt zu sagen, einen derartigen Schlag mit meiner Faust versetzen, daß sie ihm im Hirnkasten steckenbleiben soll. Denn all diese Ziermonjen und Einseifungen sehen eher aus, als wollte man die Gäste foppen, nicht aber mit Artigkeiten erfreuen.«
Perecida de risa estaba la duquesa, viendo la cólera y oyendo las razones de Sancho, pero no dio mucho gusto a don Quijote verle tan mal adeliñado con la jaspeada toalla, y tan rodeado de tantos entretenidos de cocina; y así, haciendo una profunda reverencia a los duques, como que les pedía licencia para hablar, con voz reposada dijo a la canalla. Die Herzogin starb schier vor Lachen, als sie Sanchos Ingrimm sah und seine Äußerungen hörte. Don Quijote jedoch war nicht sehr entzückt, ihn mit dem schmutzigen Handtuch so übel aufgeputzt und von so vielen Küchengehilfen umringt zu sehen; und daher machte er eine tiefe Verbeugung vor den herzoglichen Ehegatten, als ob er sie um Erlaubnis bäte zu reden, und sprach mit gelassener ernster Stimme zu dem Küchenvolk:
-¡Hola, señores caballeros! Vuesas mercedes dejen al mancebo, y vuélvanse por donde vinieron, o por otra parte si se les antojare, que mi escudero es limpio tanto como otro, y esas artesillas son para él estrechas y penantes búcaros. Tomen mi consejo y déjenle, porque ni él ni yo sabemos de achaque de burlas. »Holla, edle Herren, wollet mir den Burschen in Ruhe lassen und hingehen, wo ihr hergekommen seid, oder meinetwegen anderswohin, wenn ihr Lust habt; mein Schildknappe ist so sauber wie irgendeiner, und die Kübel da sind für ihn zu kleine und zu enghalsige Krüglein. Nehmt meinen Rat an und laßt ihn in Ruhe, denn er und ich verstehen keinen Spaß.«
Cogióle la razón de la boca Sancho, y prosiguió diciendo. Sancho nahm ihm das Wort aus dem Munde und fuhr statt seiner also fort:
-¡No, sino lléguense a hacer burla del mostrenco, que así lo sufriré como ahora es de noche! Traigan aquí un peine, o lo que quisieren, y almohácenme estas barbas, y si sacaren dellas cosa que ofenda a la limpieza, que me trasquilen a cruces. »Nein doch, kommt nur her und treibt euern Spaß mit dem Landstreicher, und ihr sollt sehen, ich laß es mir so wenig gefallen, als es jetzt nachtschlafende Zeit ist. Bringt einen Kamm her, oder was ihr sonst wollt, und striegelt mir meinen Bart, und wenn ihr etwas daraus hervorholt, was der Reinlichkeit zuwider ist, so könnt ihr mir ihn kreuzweise verschneiden.«
A esta sazón, sin dejar la risa, dijo la duquesa: Jetzt sprach die Herzogin, ohne daß sie darum zu lachen aufhörte:
-Sancho Panza tiene razón en todo cuanto ha dicho, y la tendrá en todo cuanto dijere: él es limpio, y, como él dice, no tiene necesidad de lavarse; y si nuestra usanza no le contenta, su alma en su palma, cuanto más, que vosotros, ministros de la limpieza, habéis andado demasiadamente de remisos y descuidados, y no sé si diga atrevidos, a traer a tal personaje y a tales barbas, en lugar de fuentes y aguamaniles de oro puro y de alemanas toallas, artesillas y dornajos de palo y rodillas de aparadores. Pero, en fin, sois malos y mal nacidos, y no podéis dejar, como malandrines que sois, de mostrar la ojeriza que tenéis con los escuderos de los andantes caballeros. »Sancho Pansa hat recht mit allem, was er gesagt hat, und wird in allem recht haben, was er sagen wird; er ist sauber und hat, wie er sagt, das Waschen nicht nötig, und wenn unser Brauch ihm nicht gefällt: wohl, des Menschen Wille ist sein Himmelreich; zumal da ihr, die Fürsorger der Reinlichkeit, so über alles Maß nachlässig und leichtsinnig, ich will nicht sagen vermessen wäret, für eine solche Persönlichkeit und einen solchen Bart anstatt Becken und Kamm von reinem Gold und statt deutscher Leintücher Kübel und Näpfe von Holz zu bringen und Wischlappen für einen Schenktisch. Aber ihr seid nun einmal schlechte, ungezogene Burschen, und ihr könnt es nicht lassen, ihr Schlingel, euren Groll gegen die Schildknappen fahrender Ritter zu zeigen.«
Creyeron los apicarados ministros, y aun el maestresala, que venía con ellos, que la duquesa hablaba de veras; y así, quitaron el cernadero del pecho de Sancho, y todos confusos y casi corridos se fueron y le dejaron; el cual, viéndose fuera de aquel, a su parecer, sumo peligro, se fue a hincar de rodillas ante la duquesa y dijo. Die schelmischen Diener und selbst der Haushofmeister, der mit ihnen gekommen war, glaubten, die Herzogin habe im Ernste gesprochen; sie nahmen daher Sancho den Scheuerlappen von der Brust weg, gingen ganz bestürzt und beinahe beschämt von dannen und ließen ihn stehen. Als Sancho sich dieser Gefahr entledigt sah, die nach seiner Meinung eine außerordentlich große war, warf er sich vor der Herzogin auf die Knie und sagte:
-De grandes señoras, grandes mercedes se esperan; esta que la vuestra merced hoy me ha fecho no puede pagarse con menos, si no es con desear verme armado caballero andante, para ocuparme todos los días de mi vida en servir a tan alta señora. Labrador soy, Sancho Panza me llamo, casado soy, hijos tengo y de escudero sirvo: si con alguna destas cosas puedo servir a vuestra grandeza, menos tardaré yo en obedecer que vuestra señoría en mandar. »Von großen Damen erwartet man große Gnaden; diese, so mir Euer Gnaden heut erzeigt hat, kann gar nicht anders vergolten werden als mit dem Wunsche, daß ich zum fahrenden Ritter geschlagen werde, um alle Tage meines Lebens hinfort dem Dienste einer so hohen Frau zu widmen. Ich bin ein Bauer, Sancho Pansa heiße ich, ich bin verheiratet, habe Kinder und diene als Schildknappe; wenn ich mit irgendwas hiervon Euer Hoheit dienen kann, so werde ich kürzere Zeit mit dem Gehorchen zögern als Eure Herrlichkeit mit dem Befehlen.«
-Bien parece, Sancho -respondió la duquesa-, que habéis aprendido a ser cortés en la escuela de la misma cortesía; bien parece, quiero decir, que os habéis criado a los pechos del señor don Quijote, que debe de ser la nata de los comedimientos y la flor de las ceremonias, o cirimonias, como vos decís. Bien haya tal señor y tal criado: el uno, por norte de la andante caballería; y el otro, por estrella de la escuderil fidelidad. Levantaos, Sancho amigo, que yo satisfaré vuestras cortesías con hacer que el duque mi señor, lo más presto que pudiere, os cumpla la merced prometida del gobierno. »Wohl sieht man, Sancho«, erwiderte die Herzogin, »höflich zu sein habt Ihr in der Schule der Höflichkeit selbst gelernt; wohl sieht man, will ich damit sagen, Ihr seid am Busen des Señor Don Quijote großgezogen, welcher gewiß die Perle aller Höflichkeiten ist und die Blume aller Zeremonien, oder Ziermonjen, wie Ihr sagt. Heil einem solchen Herrn und einem solchen Diener, dem einen als dem Polarstern der fahrenden Ritterschaft, dem andern als dem Leitstern schildknapplicher Treue! Steht auf, Freund Sancho, ich will Euer höfliches Benehmen damit vergelten, daß ich den Herzog, meinen Gemahl, veranlasse, so schnell, als er es vermag, Euch die gnädige Zusage einer Statthalterschaft zu erfüllen.«
Con esto cesó la plática, y don Quijote se fue a reposar la siesta, y la duquesa pidió a Sancho que, si no tenía mucha gana de dormir, viniese a pasar la tarde con ella y con sus doncellas en una muy fresca sala. Sancho respondió que, aunque era verdad que tenía por costumbre dormir cuatro o cinco horas las siestas del verano, que, por servir a su bondad, él procuraría con todas sus fuerzas no dormir aquel día ninguna, y vendría obediente a su mandado, y fuese. El duque dio nuevas órdenes como se tratase a don Quijote como a caballero andante, sin salir un punto del estilo como cuentan que se trataban los antiguos caballeros. Hiermit endigte das Gespräch; Don Quijote ging, seine Mittagsruhe zu halten, und die Herzogin ersuchte Sancho, falls er nicht allzu große Lust zu schlafen habe, möchte er den Nachmittag mit ihr und ihren Zofen in einem ganz kühlen Saale verbringen. Sancho antwortete darauf, obschon er wirklich die Gewohnheit habe, im Sommer vier oder fünf Stunden lang einen Mittagsschlaf zu halten, so werde er doch, um ihrer Güte sich gefällig zu erweisen, mit all seinen Kräften sich bemühen, heute gar nicht zu schlafen, und ihrem Befehl gehorsamen. Damit ging er von dannen. Der Herzog gab aufs neue Anweisungen, Don Quijote als fahrenden Ritter zu behandeln, ohne im allergeringsten von der Art abzuweichen, wie, nach den vorliegenden Berichten, die alten Ritter behandelt wurden.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXIII. De la sabrosa plática que la duquesa y sus doncellas pasaron con Sancho Panza, digna de que se lea y de que se note.

33. Kapitel Von dem ergötzlichen Gespräche, so von der Herzogin und ihren Jungfräulein mit Sancho Pansa geführt worden und das wohl wert ist, daß man es lesen und sich merken soll

Cuenta, pues, la historia, que Sancho no durmió aquella siesta, sino que, por cumplir su palabra, vino en comiendo a ver a la duquesa; la cual, con el gusto que tenía de oírle, le hizo sentar junto a sí en una silla baja, aunque Sancho, de puro bien criado, no quería sentarse; pero la duquesa le dijo que se sentase como gobernador y hablase como escudero, puesto que por entrambas cosas merecía el mismo escaño del Cid Ruy Díaz Campeador. Wie nun die Geschichte erzählt, hielt Sancho diesmal keinen Mittagsschlaf, sondern begab sich, um sein Versprechen zu erfüllen, nach seinem Essen zur Herzogin; und diese, weil sie großes Vergnügen daran hatte, ihm zuzuhören, hieß ihn auf einem niedrigen Stuhle neben sich niedersitzen, obwohl Sancho aus lauter Höflichkeit sich nicht setzen wollte. Allein die Herzogin sagte ihm, er solle als Statthalter Platz nehmen und als Schildknappe sprechen, wiewohl schon jedes einzelne dieser beiden Ämter ihn würdig mache, selbst den Stuhl des Cid Ruy Diaz, des großen Kämpen, einzunehmen.
Encogió Sancho los hombros, obedeció y sentóse, y todas las doncellas y dueñas de la duquesa la rodearon, atentas, con grandísimo silencio, a escuchar lo que diría; pero la duquesa fue la que habló primero, diciendo. Sancho zog demütig den Kopf zwischen die Schultern und setzte sich, und alle Mägdlein und Frauen der Herzogin umringten ihn, tief schweigend und gespannt, zu vernehmen, was er sagen würde; aber die Herzogin ergriff als erste das Wort und sprach:
-Ahora que estamos solos, y que aquí no nos oye nadie, querría yo que el señor gobernador me asolviese ciertas dudas que tengo, nacidas de la historia que del gran don Quijote anda ya impresa; una de las cuales dudas es que, pues el buen Sancho nunca vio a Dulcinea, digo, a la señora Dulcinea del Toboso, ni le llevó la carta del señor don Quijote, porque se quedó en el libro de memoria en Sierra Morena, cómo se atrevió a fingir la respuesta, y aquello de que la halló ahechando trigo, siendo todo burla y mentira, y tan en daño de la buena opinión de la sin par Dulcinea, y todas que no vienen bien con la calidad y fidelidad de los buenos escuderos. »Jetzt, da wir allein sind und keiner uns hier hört, wünschte ich, daß der Herr Statthalter mir einige Zweifel lösen möchte, die in mir beim Lesen der Geschichte entstanden sind, welche von dem großen Don Quijote bereits im Druck verbreitet ist. Einer von diesen Zweifeln ist folgender: Da der wackere Sancho die Dulcinea, ich will sagen, das Fräulein Dulcinea von Toboso nie gesehen und ihr auch den Brief des Señor Don Quijote nie gebracht hat, weil dieser in der Sierra Morena im Taschenbuch zurückblieb, wie konnte er wagen, die Antwort zu erfinden, nebst dem Geschichtchen, daß er sie beim Weizensieben angetroffen habe, während doch alles nur ein Possenstreich und eine Lüge und dem guten Rufe der unvergleichlichen Dulcinea so äußerst nachteilig war, alles Dinge, die nicht zur Stellung und Treue eines braven Schildknappen stimmen?«
A estas razones, sin responder con alguna, se levantó Sancho de la silla, y, con pasos quedos, el cuerpo agobiado y el dedo puesto sobre los labios, anduvo por toda la sala levantando los doseles; y luego, esto hecho, se volvió a sentar y dijo. Ohne auf diese Worte eine Silbe zu erwidern, erhob sich Sancho vom Stuhle und ging sachten Schrittes mit vorgebeugtem Körper, den Daumen auf die Lippen gelegt, im ganzen Zimmer umher, wobei er die Vorhangteppiche einen nach dem andern in die Höhe hob, setzte sich dann wieder und sprach:
-Ahora, señora mía, que he visto que no nos escucha nadie de solapa, fuera de los circunstantes, sin temor ni sobresalto responderé a lo que se me ha preguntado, y a todo aquello que se me preguntare; y lo primero que digo es que yo tengo a mi señor don Quijote por loco rematado, puesto que algunas veces dice cosas que, a mi parecer, y aun de todos aquellos que le escuchan, son tan discretas y por tan buen carril encaminadas, que el mesmo Satanás no las podría decir mejores; pero, con todo esto, verdaderamente y sin escrúpulo, a mí se me ha asentado que es un mentecato. Pues, como yo tengo esto en el magín, me atrevo a hacerle creer lo que no lleva pies ni cabeza, como fue aquello de la respuesta de la carta, y lo de habrá seis o ocho días, que aún no está en historia; conviene a saber: lo del encanto de mi señora doña Dulcinea, que le he dado a entender que está encantada, no siendo más verdad que por los cerros de Úbeda. »Jetzt, Herrin mein, da ich gesehen habe, daß außer den Anwesenden keiner da ist, uns aus dem Hinterhalt zuzuhören, will ich ohne Furcht und Scheu beantworten, was ich bin gefragt worden und was ich etwa noch weiter gefragt werde. Das erste, was ich zu sagen habe, ist, daß ich meinen Herrn Don Quijote für einen unheilbaren Narren halte, wiewohl er manchmal Dinge sagt, die nach meiner Meinung und auch nach der Meinung aller, die ihm zuhören, so gescheit sind und in so richtigem Geleise gehen, daß der Satan selber sie nicht besser äußern könnte; aber trotz alledem steht es vollständig und einwandfrei bei mir fest, daß er verrückt ist. Weil ich nun diese Überzeugung habe, so nehme ich mir heraus, ihm Dinge weiszumachen, die weder Hand noch Fuß haben, wie jene Geschichte mit der Antwort auf den Brief und jene von vor sechs oder acht Tagen, die noch nicht in einem Buch steht, nämlich die Geschichte mit der Verzauberung unseres Fräuleins Doña Dulcinea. Denn ich hab ihm den Glauben beigebracht, sie sei verzaubert, was geradeso wahr ist, wie daß das Wasser den Berg hinaufläuft.«
Rogóle la duquesa que le contase aquel encantamento o burla, y Sancho se lo contó todo del mesmo modo que había pasado, de que no poco gusto recibieron los oyentes; y, prosiguiendo en su plática, dijo la duquesa. Die Herzogin bat ihn, ihr diese Verzauberung oder Posse zu erzählen, und Sancho berichtete ihr alles genauso, wie es geschehen war, woran die Zuhörer sich nicht wenig ergötzten. Dann fuhr die Herzogin in ihren Fragen folgendermaßen fort:
-De lo que el buen Sancho me ha contado me anda brincando un escrúpulo en el alma y un cierto susurro llega a mis oídos, que me dice: ''Pues don Quijote de la Mancha es loco, menguado y mentecato, y Sancho Panza su escudero lo conoce, y, con todo eso, le sirve y le sigue y va atenido a las vanas promesas suyas, sin duda alguna debe de ser él más loco y tonto que su amo; y, siendo esto así, como lo es, mal contado te será, señora duquesa, si al tal Sancho Panza le das ínsula que gobierne, porque el que no sabe gobernarse a sí, ¿cómo sabrá gobernar a otros?'. »Über das, was der wackere Sancho erzählt hat, habe ich ein Bedenken, das mir im Geiste hin und her hüpft, und es flüstert mir was ins Ohr und sagt mir: Da Don Quijote von der Mancha toll und blödsinnig und verrückt ist und Sancho Pansa, sein Schildknappe, es weiß und trotzdem ihm dient und nachläuft und fortwährend auf seine eitlen Versprechungen baut, so muß er ohne allen Zweifel noch toller und dümmer als sein Herr sein; und da dies wirklich so ist, so wird es dir übel angerechnet werden, Frau Herzogin, wenn du dem nämlichen Sancho Pansa eine Insul gibst, um sie als Statthalter zu regieren; denn wer nicht den Verstand hat, sich selbst zu führen und zu beaufsichtigen, wie kann der die Führung und Aufsicht über andre üben?«
-Par Dios, señora -dijo Sancho-, que ese escrúpulo viene con parto derecho; pero dígale vuesa merced que hable claro, o como quisiere, que yo conozco que dice verdad: que si yo fuera discreto, días ha que había de haber dejado a mi amo. Pero ésta fue mi suerte, y ésta mi malandanza; no puedo más, seguirle tengo: somos de un mismo lugar, he comido su pan, quiérole bien, es agradecido, diome sus pollinos, y, sobre todo, yo soy fiel; y así, es imposible que nos pueda apartar otro suceso que el de la pala y azadón. Y si vuestra altanería no quisiere que se me dé el prometido gobierno, de menos me hizo Dios, y podría ser que el no dármele redundase en pro de mi conciencia; que, maguera tonto, se me entiende aquel refrán de ''por su mal le nacieron alas a la hormiga''; y aun podría ser que se fuese más aína Sancho escudero al cielo, que no Sancho gobernador. Tan buen pan hacen aquí como en Francia; y de noche todos los gatos son pardos, y asaz de desdichada es la persona que a las dos de la tarde no se ha desayunado; y no hay estómago que sea un palmo mayor que otro, el cual se puede llenar, como suele decirse, de paja y de heno; y las avecitas del campo tienen a Dios por su proveedor y despensero; y más calientan cuatro varas de paño de Cuenca que otras cuatro de límiste de Segovia; y al dejar este mundo y meternos la tierra adentro, por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del Papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro; que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos, o nos hacen ajustar y encoger, mal que nos pese y a buenas noches. Y torno a decir que si vuestra señoría no me quisiere dar la ínsula por tonto, yo sabré no dárseme nada por discreto; y yo he oído decir que detrás de la cruz está el diablo, y que no es oro todo lo que reluce, y que de entre los bueyes, arados y coyundas sacaron al labrador Wamba para ser rey de España, y de entre los brocados, pasatiempos y riquezas sacaron a Rodrigo para ser comido de culebras, si es que las trovas de los romances antiguos no mienten. »Bei Gott, Señora«, erwiderte Sancho, »diese Bedenklichkeit ist keine Fehlgeburt; aber befehlt ihr nur, deutlich, oder wie sie sonst will zu reden; denn ich sehe es wohl ein, sie redet wahr, und war ich gescheit, so hätte ich schon längst meinen Herrn im Stiche lassen müssen. Aber das ist einmal mein Schicksal, das ist einmal mein Pech: ich kann nicht anders, ich muß ihm überallhin folgen; wir sind aus demselben Ort, ich habe sein Brot gegessen, ich habe ihn lieb, er ist dankbar, er hat mir seine Esel geschenkt; und vor allem, ich bin treu, und sonach ist es ausgeschlossen, daß uns je etwas anderes trennen könnte als Schaufel und Spaten. Und wenn Eure Hochmütigkeit keine Lust hat, mir die versprochene Statthalterschaft geben zu lassen - mir auch recht, denn aus Staub hat mich Gott geschaffen, und, möglicherweise, wenn man mir sie nicht gibt, könnte dies meiner Seele zum Heil gereichen; denn bin ich auch ein Dummkopf, verstehe ich doch jenes Sprichwort: Der Ameise sind zu ihrem Unglück Flügel gewachsen; es wäre ja auch möglich, daß Sancho der Schildknappe geschwinder in den Himmel kommt als Sancho der Statthalter. Man backt hier geradeso gutes Brot wie in Frankreich, und bei Nacht sind alle Katzen grau; und der Mensch hat Pech zur Genüge, der nachmittags um zwei noch kein Frühstück bekommen hat; kein Magen ist eine Spanne größer als der andre, so daß man ihn, wie es im Sprichwort heißt, nur mit Heu und Stroh stopfen kann; und die Vöglein auf dem Felde haben Gott zum Versorger und Ernährer; und vier Ellen grobes Tuch von Cuenca halten wärmer als vier Ellen hochfeines Tuch von Segovia; und wenn wir von dieser Welt scheiden und uns hinunter in die Erde legen, da muß der Fürst über einen ebenso engen Pfad wie der Taglöhner; und des Papstes Leichnam braucht nicht mehr Raum als des Küsters, obwohl jener soviel höher steht als dieser; und wenn wir in die Grube fahren, da drücken wir uns alle zusammen und ziehen die Glieder ein, oder andre drücken und ziehen uns zusammen, ob wir nun wollen oder nicht, und darin gute Nacht. Und ich sage nochmals, wenn Euer Herrlichkeit keinen Insuln-Statthalter aus mir machen will, weil ich zu dumm bin, so bin ich gescheit genug, mir nichts daraus zu machen. Und ich habe immer sagen hören, hinter dem Kreuze steckt der Teufel, und es ist nicht alles Gold, was gleißt, und hinter den Stieren, dem Pflug und dem Ochsenjoch haben sie den Bauern Wamba hervorgeholt, um König von Spanien zu werden, und mitten aus seinen Goldstoffen, Lustbarkeiten und Reichtümern haben sie den Rodrigo herausgerissen, um ihn den Schlangen vorzuwerfen, falls nämlich die alten Romanzen nicht lügen.«
-Y ¡cómo que no mienten! -dijo a esta sazón doña Rodríguez la dueña, que era una de las escuchantes-: que un romance hay que dice que metieron al rey Rodrigo, vivo vivo, en una tumba llena de sapos, culebras y lagartos, y que de allí a dos días dijo el rey desde dentro de la tumba, con voz doliente y baja. »Ganz sicher lügen sie nicht!« fiel hier Doña Rodríguez ein, die Kammerfrau, die unter den Zuhörerinnen war; »denn es gibt eine Romanze, die sagt, sie haben den König lebendig in eine Grube voll Kröten, Schlangen und Eidechsen geworfen, und der König hat noch zwei Tage lang in der Grube mit kläglicher schwacher Stimme gesungen:
Ya me comen, ya me comen
por do más pecado había.
Ach, sie fressen schon, sie fressen,
Womit am meisten ich gesündigt!
y, según esto, mucha razón tiene este señor en decir que quiere más ser más labrador que rey, si le han de comer sabandijas. Und darum hat der Herr sehr recht, wenn er sagt, er wolle lieber ein Bauer als ein König sein, wenn er vom Gewürm gefressen werden soll.«
No pudo la duquesa tener la risa, oyendo la simplicidad de su dueña, ni dejó de admirarse en oír las razones y refranes de Sancho, a quien dijo: Die Herzogin konnte sich des Lachens nicht erwehren, als sie die Einfalt ihrer Kammerfrau hörte, so wie sie auch nicht umhinkonnte, sich über Sanchos Reden und Sprichwörter zu verwundern, und sie sprach zu diesem:
-Ya sabe el buen Sancho que lo que una vez promete un caballero procura cumplirlo, aunque le cueste la vida. El duque, mi señor y marido, aunque no es de los andantes, no por eso deja de ser caballero, y así, cumplirá la palabra de la prometida ínsula, a pesar de la invidia y de la malicia del mundo. Esté Sancho de buen ánimo, que cuando menos lo piense se verá sentado en la silla de su ínsula y en la de su estado, y empuñará su gobierno, que con otro de brocado de tres altos lo deseche. Lo que yo le encargo es que mire cómo gobierna sus vasallos, advirtiendo que todos son leales y bien nacidos. »Der wackere Sancho weiß ja, daß, was ein Ritter einmal versprochen hat, er zu erfüllen bestrebt ist, und sollte es ihn auch das Leben kosten. Der Herzog, mein Herr Gemahl, gehört zwar nicht zu den fahrenden, aber nichtsdestoweniger ist er ein Ritter und wird darum sein Wort betreffs der versprochenen Insul erfüllen, aller Mißgunst und Bosheit der Welt zum Trotz. Seid nur guten Mutes, Sancho; ehe Ihr Euch's verseht, werdet Ihr auf dem Thron Eurer Insul und Herrschaft sitzen und den Zepter Eurer Statthalterschaft in Händen haben, welche Ihr gegen eine andre von eitel Gold und Juwelen nicht hergeben würdet. Was ich Euch aber anrate, ist, daß Ihr Euch wohl überlegt, wie Ihr als Statthalter Eure Untertanen regieren sollt.«
-Eso de gobernarlos bien -respondió Sancho- no hay para qué encargármelo, porque yo soy caritativo de mío y tengo compasión de los pobres; y a quien cuece y amasa, no le hurtes hogaza; y para mi santiguada que no me han de echar dado falso; soy perro viejo, y entiendo todo tus, tus, y sé despabilarme a sus tiempos, y no consiento que me anden musarañas ante los ojos, porque sé dónde me aprieta el zapato: dígolo porque los buenos tendrán conmigo mano y concavidad, y los malos, ni pie ni entrada. Y paréceme a mí que en esto de los gobiernos todo es comenzar, y podría ser que a quince días de gobernador me comiese las manos tras el oficio y supiese más dél que de la labor del campo, en que me he criado. »In betreff des Gutregierens«, antwortete Sancho, »brauche ich keinen Rat, denn ich bin schon von mir aus gutherzig und habe Mitleid mit den Armen; wer sich mit Kochen und Backen muß quälen, dem sollst du seinen Laib Brot nicht stehlen. Aber beim heiligen Kreuzeszeichen, mir darf man nicht mit falschen Würfeln spielen; ich bin ein alter Jagdhund und verstehe mich auf jedes Hussah-heh! und reibe mir auch zu rechter Zeit den Schlaf aus den Augen und lasse mir keinen blauen Dunst vormachen, denn ich weiß, wo mich der Schuh drückt. Das sag ich von dessentwegen, weil ich für die Guten zugänglich und bei der Hand sein will und die Schlechten bei mir keinen Schritt und keinen Fuß hereinsetzen sollen. Und mir scheint, bei dem Statthaltern und Regieren kommt alles auf den Anfang an, und es wäre möglich, daß nach vierzehn Tagen Statthalterschaft ich mir aus lauter Vergnügen daran die Finger nach dem Amt lecken täte und mehr davon verstünde als von der Feldarbeit, bei der ich aufgewachsen bin.«
-Vos tenéis razón razón, Sancho -dijo la duquesa-, que nadie nace enseñado, y de los hombres se hacen los obispos, que no de las piedras. Pero, volviendo a la plática que poco ha tratábamos del encanto de la señora Dulcinea, tengo por cosa cierta y más que averiguada que aquella imaginación que Sancho tuvo de burlar a su señor y darle a entender que la labradora era Dulcinea, y que si su señor no la conocía debía de ser por estar encantada, toda fue invención de alguno de los encantadores que al señor don Quijote persiguen; porque real y verdaderamente yo sé de buena parte que la villana que dio el brinco sobre la pollina era y es Dulcinea del Toboso, y que el buen Sancho, pensando ser el engañador, es el engañado; y no hay poner más duda en esta verdad que en las cosas que nunca vimos; y sepa el señor Sancho Panza que también tenemos acá encantadores que nos quieren bien, y nos dicen lo que pasa por el mundo, pura y sencillamente, sin enredos ni máquinas; y créame Sancho que la villana brincadora era y es Dulcinea del Toboso, que está encantada como la madre que la parió; y cuando menos nos pensemos, la habemos de ver en su propia figura, y entonces saldrá Sancho del engaño en que vive. »Ihr habt recht, Sancho«, sagte die Herzogin; »es fällt kein Meister vom Himmel, und aus Menschen macht man Bischöfe und nicht aus Steinen. Aber um wieder auf unser voriges Gespräch zurückzukommen, nämlich über die Verzauberung des Fräulein Dulcinea, so halte ich für sicher und mehr als erwiesen, daß jener Einfall Sanchos, seinen Herrn zum besten zu haben und ihm weiszumachen, die Bäuerin sei Dulcinea, und wenn er sie nicht erkenne, so müsse sie verzaubert sein - daß dieser Einfall in der Tat eine Erfindung der Zauberer war, die den Señor Don Quijote verfolgen. Denn tatsächlich weiß ich aus guter Quelle, daß jene Bäuerin, die den Sprung auf ihre Eselin tat, Dulcinea von Toboso war und ist und daß der wackere Sancho, während er meinte, der Betrüger zu sein, der Betrogene ist; und an dieser Tatsache ist so wenig zu zweifeln wie an alledem, was wir nie mit Augen gesehen. Ja, der Señor Sancho Pansa soll wissen, daß wir auch hierzulande Zauberer haben, die uns wohlgesinnt sind und uns glatt und einfach, ohne Arglist und Ränke sagen, was in der Welt vorgeht; und Ihr könnt mir glauben, Sancho, daß die eselspringerische Bauerndirne wirklich Dulcinea von Toboso war und ist und geradeso verzaubert ist wie ihre Mutter, die sie zur Welt geboren; und dereinst, wann wir es uns am wenigsten versehen, werden wir sie sicherlich in ihrer wahren Gestalt erblicken, und dann wird Sancho von dem Irrtum frei werden, in dem er sich jetzo befindet.«
-Bien puede ser todo eso -dijo Sancho Panza-; y agora quiero creer lo que mi amo cuenta de lo que vio en la cueva de Montesinos, donde dice que vio a la señora Dulcinea del Toboso en el mesmo traje y hábito que yo dije que la había visto cuando la encanté por solo mi gusto; y todo debió de ser al revés, como vuesa merced, señora mía, dice, porque de mi ruin ingenio no se puede ni debe presumir que fabricase en un instante tan agudo embuste, ni creo yo que mi amo es tan loco que con tan flaca y magra persuasión como la mía creyese una cosa tan fuera de todo término. Pero, señora, no por esto será bien que vuestra bondad me tenga por malévolo, pues no está obligado un porro como yo a taladrar los pensamientos y malicias de los pésimos encantadores: yo fingí aquello por escaparme de las riñas de mi señor don Quijote, y no con intención de ofenderle; y si ha salido al revés, Dios está en el cielo, que juzga los corazones. »Alles das kann wohl sein«, entgegnete Sancho Pansa, »und jetzt will ich auch glauben, was mein Herr von den Merkwürdigkeiten erzählt hat, die er in der Höhle des Montesinos gesehen, wo er nach seinen Worten das Fräulein Dulcinea von Toboso in derselben Tracht und Kleidung erblickte, wie ich angab sie gesehen zu haben, als ich lediglich zu meinem persönlichen Vergnügen sie verzauberte. Gerade das Gegenteil davon muß wahr gewesen sein. Denn von meinem armseligen Verstand kann und darf man nicht annehmen, daß er eine so spitzfindige Schelmerei im Nu ausgeheckt hätte. Auch halte ich meinen Herrn nicht für so verrückt, als daß er auf eine so dürftige und magere Versicherung wie die meinige etwas glauben würde, das wider alle menschliche Vernunft ist. Indessen, Señora, wäre es darum doch nicht recht, wenn Hochdero Gütigkeit mich darum für einen böswilligen Menschen halten wollte; denn ein Klotzkopf wie ich ist nicht gehalten, die Gedanken und Bosheiten der abscheulichen Zauberer zu kennen. Ich habe die Geschichte ersonnen, um dem Schelten meines Herrn Don Quijote zu entgehen, und nicht in der Absicht, ihm weh zu tun; und wenn es umgekehrt ausgefallen ist, so lebt ein Gott im Himmel, der Herzen und Nieren prüft.«
-Así es la verdad -dijo la duquesa-; pero dígame agora, Sancho, qué es esto que dice de la cueva de Montesinos, que gustaría saberlo. »So ist's in Wahrheit«, sprach die Herzogin. »Aber sagt mir jetzt, Sancho, was ist es denn eigentlich mit der Höhle des Montesinos? Es wäre mir angenehm, das zu wissen.«
Entonces Sancho Panza le contó punto por punto lo que queda dicho acerca de la tal aventura. Oyendo lo cual la duquesa, dijo. Darauf erzählte ihr Sancho Punkt für Punkt, was über dies Abenteuer berichtet worden; und als die Herzogin es vernommen, sagte sie:
-Deste suceso se puede inferir que, pues el gran don Quijote dice que vio allí a la mesma labradora que Sancho vio a la salida del Toboso, sin duda es Dulcinea, y que andan por aquí los encantadores muy listos y demasiadamente curiosos. »Aus diesem Vorgang läßt sich schließen: weil der große Don Quijote sagt, er habe dort die nämliche Bäuerin gesehen wie Sancho am Ausgang von Toboso, so unterliegt es keinem Zweifel, daß es Dulcinea ist und daß die Zauberer hier in der Gegend sehr rührig sind und alles und jedes mit größter Aufmerksamkeit verfolgen.«
-Eso digo yo -dijo Sancho Panza-, que si mi señora Dulcinea del Toboso está encantada, su daño; que yo no me tengo de tomar, yo, con los enemigos de mi amo, que deben de ser muchos y malos. Verdad sea que la que yo vi fue una labradora, y por labradora la tuve, y por tal labradora la juzgué; y si aquélla era Dulcinea, no ha de estar a mi cuenta, ni ha de correr por mí, o sobre ello, morena. No, sino ándense a cada triquete conmigo a dime y direte, "Sancho lo dijo, Sancho lo hizo, Sancho tornó y Sancho volvió", como si Sancho fuese algún quienquiera, y no fuese el mismo Sancho Panza, el que anda ya en libros por ese mundo adelante, según me dijo Sansón Carrasco, que, por lo menos, es persona bachillerada por Salamanca, y los tales no pueden mentir si no es cuando se les antoja o les viene muy a cuento; así que, no hay para qué nadie se tome conmigo, y pues que tengo buena fama, y, según oí decir a mi señor, que más vale el buen nombre que las muchas riquezas, encájenme ese gobierno y verán maravillas; que quien ha sido buen escudero será buen gobernador. »Das sag ich auch«, versetzte Sancho Pansa; »wenn unser Fräulein Dulcinea von Toboso verzaubert ist, so ist's ihr eigner Schaden; ich aber, ich will nicht mit den Feinden meines Herrn anbinden, sie müssen allzu zahlreich und bösartig sein. Wahr bleibt es, die ich gesehen habe, war eine Bäuerin, und für eine Bäuerin hab ich sie gehalten, und für eine Bäuerin, wie gesagt, hab ich sie erkannt; und wenn sie dennoch Dulcinea war, so geht das nicht auf meine Rechnung und darf mir nicht zu Lasten geschrieben werden; oder wer's tut, soll mir schwer davon zu tragen haben. Aber das ist die alte Leier: Sancho hat's gesagt, Sancho hat's getan, Sancho ist hinüber, Sancho ist herüber - als ob Sancho so der erste beste wäre und nicht derselbe Sancho, der bereits in Büchern weit und breit durch die Welt geht, wie mir Sansón Carrasco gesagt hat, der nichts Geringeres ist als ein gelehrtes Haus, ein Mann, den sie in Salamanca selbst zum Baccalaur gemacht haben; und solche Personen können nicht lügen, höchstens wenn sie gerade Lust dazu haben oder es ihnen ganz besonders dient. Also braucht keiner mit mir anzubinden, und da ich einen guten Leumund habe und ein guter Name, wie ich von meinem Herrn gehört habe, mehr wert ist als großer Reichtum, so mache man mir nur immer die Statthalterschaft einstweilen zurecht, und man wird sein blaues Wunder sehen; denn wer ein guter Schildknappe gewesen ist, wird auch ein guter Statthalter sein.«
-Todo cuanto aquí ha dicho el buen Sancho -dijo la duquesa- son sentencias catonianas, o, por lo menos, sacadas de las mesmas entrañas del mismo Micael Verino, florentibus occidit annis. En fin, en fin, hablando a su modo, debajo de mala capa suele haber buen bebedor. »Alles, was der wackere Sancho da gesagt hat«, sprach die Herzogin, »sind lauter Catonische Denksprüche oder, zum wenigsten, dem Michael Verino, florentibus occidit annis, aus der Seele gesprochen. Wirklich, wirklich, um nach seiner Art zu reden, unter einem schlechten Mantel steckt in der Regel ein guter Trinker.«
-En verdad, señora -respondió Sancho-, que en mi vida he bebido de malicia; con sed bien podría ser, porque no tengo nada de hipócrita: bebo cuando tengo gana, y cuando no la tengo y cuando me lo dan, por no parecer o melindroso o malcriado; que a un brindis de un amigo, ¿qué corazón ha de haber tan de mármol que no haga la razón? Pero, aunque las calzo, no las ensucio; cuanto más, que los escuderos de los caballeros andantes, casi de ordinario beben agua, porque siempre andan por florestas, selvas y prados, montañas y riscos, sin hallar una misericordia de vino, si dan por ella un ojo. »Wahrlich, Señora«, entgegnete Sancho, »ich hab in meinem ganzen Leben niemals aus bösem Vorsatz getrunken; aus Durst, ja, das wäre möglich, denn ich habe nichts vom Heuchler an mir; ich trinke, wann ich Lust habe, und wann ich keine Lust habe und man mir zu trinken gibt, damit ich nicht zimperlich oder unmanierlich aussehe; denn wenn ein Freund dir zutrinkt, welch ein Herz ist so steinern, nicht Bescheid zu tun? Hosen, die zieh ich an, aber mache sie nicht schmutzig; trinken tu ich, aber nicht saufen, zumal die Schildknappen der fahrenden Ritter für gewöhnlich nur Wasser trinken, dieweil sie stets durch Forsten, Wälder und Felder, über Berge und Felsklippen ziehen, ohne nur einen barmherzigen Tropfen Wein zu bekommen, und wenn sie ein Auge darum geben wollten.«
-Yo lo creo así -respondió la duquesa-. Y por ahora, váyase Sancho a reposar, que después hablaremos más largo y daremos orden como vaya presto a encajarse, como él dice, aquel gobierno. »Das glaube ich wohl«, sagte die Herzogin darauf, »und für jetzt mag Sancho schlafen gehen; später wollen wir weiter miteinander reden und Anordnung treffen, daß ihm die bewußte Statthalterschaft schleunigst zurechtgemacht werde, wie er sich ausdrückt.«
De nuevo le besó las manos Sancho a la duquesa, y le suplicó le hiciese merced de que se tuviese buena cuenta con su rucio, porque era la lumbre de sus ojos. Abermals küßte Sancho der Herzogin die Hände und bat sie, ihm die Gnade zu erweisen, daß für seinen Grauen gut gesorgt werde, denn der sei sein Herz und seine Seele und das Licht seiner Augen.
-¿Qué rucio es éste? -preguntó la duquesa. »Was ist das für ein Grauer?« fragte die Herzogin.
-Mi asno -respondió Sancho-, que por no nombrarle con este nombre, le suelo llamar el rucio; y a esta señora dueña le rogué, cuando entré en este castillo, tuviese cuenta con él, y azoróse de manera como si la hubiera dicho que era fea o vieja, debiendo ser más propio y natural de las dueñas pensar jumentos que autorizar las salas. ¡Oh, válame Dios, y cuán mal estaba con estas señoras un hidalgo de mi lugar! .
-Sería algún villano -dijo doña Rodríguez, la dueña-, que si él fuera hidalgo y bien nacido, él las pusiera sobre el cuerno de la luna.
»Mein Esel«, antwortete Sancho; »um ihn nicht mit diesem Namen zu nennen, heiße ich ihn gewöhnlich meinen Grauen. Die Frau Kammerfrau da hab ich gebeten, als ich hier ins Schloß kam, sie möchte für ihn sorgen, und sie ward darob so entrüstet, als ob ich ihr gesagt hätte, sie sei eine häßliche oder alte Jungfer, während es doch viel passender und natürlicher für Kammerfrauen sein muß, den Eseln ihr Futter zu geben, als in den Schloßzimmern vornehm zu tun. Gott soll's wissen, wie hat sich einmal ein Junker in meinem Dorf mit diesen Damen so schlimm gestanden!« »Das muß wohl ein gemeiner Bauer gewesen sein«, versetzte Doña Rodríguez, die Kammerfrau; »wär er ein Junker gewesen und edel von Geburt, so hätte er sie bis über die Hörner des Monds und die Sterne erhoben.«
-Agora bien -dijo la duquesa-, no haya más: calle doña Rodríguez y sosiéguese el señor Panza, y quédese a mi cargo el regalo del rucio; que, por ser alhaja de Sancho, le pondré yo sobre las niñas de mis ojos. »Schon gut, nicht weiter!« sprach die Herzogin; »Doña Rodríguez soll schweigen, und Señor Pansa soll sich zufriedengeben, und die Verpflegung des Grauen soll meine Sorge sein; denn da er Sanchos Kleinod ist, will ich ihn wie meinen Augapfel hüten und auf den Händen tragen.«
-En la caballeriza basta que esté -respondió Sancho-, que sobre las niñas de los ojos de vuestra grandeza ni él ni yo somos dignos de estar sólo un momento, y así lo consintiría yo como darme de puñaladas; que, aunque dice mi señor que en las cortesías antes se ha de perder por carta de más que de menos, en las jumentiles y así niñas se ha de ir con el compás en la mano y con medido término. »Wofern er nur im Stalle steht, so ist das schon genug«, entgegnete Sancho; »denn auf Euer Hoheit Händen sind weder er noch ich wert einen Augenblick getragen zu werden, und das würde ich ebensowenig erlauben, als daß mir einer Dolchstöße versetzte; denn wenn auch mein Herr sagt, daß man in betreff der Höflichkeiten eher durch eine Karte zuwenig als zuviel das Spiel verliert, so muß man doch, wenn es Esel und andere Langohren betrifft, stets die Richtschnur an der Hand haben und maßhalten.«
-Llévele -dijo la duquesa- Sancho al gobierno, y allá le podrá regalar como quisiere, y aun jubilarle del trabajo. »Sancho soll ihn mit zur Statthalterschaft befördern«, sprach die Herzogin, »dort kann er ihn pflegen, wie er will, ja auch ihn in den Ruhestand versetzen.«
-No piense vuesa merced, señora duquesa, que ha dicho mucho -dijo Sancho-; que yo he visto ir más de dos asnos a los gobiernos, y que llevase yo el mío no sería cosa nueva. »Frau Herzogin«, sprach Sancho, »Euer Gnaden braucht nicht zu denken, Ihr hättet da zuviel gesagt; ich habe wohl schon zwei Esel und noch mehr zu Statthalterschaften kommen sehen, und daß ich den meinigen dazu beförderte, wäre gerade nichts Neues.«
Las razones de Sancho renovaron en la duquesa la risa y el contento; y, enviándole a reposar, ella fue a dar cuenta al duque de lo que con él había pasado, y entre los dos dieron traza y orden de hacer una burla a don Quijote que fuese famosa y viniese bien con el estilo caballeresco, en el cual le hicieron muchas, tan propias y discretas, que son las mejores aventuras que en esta grande historia se contienen. Sanchos Worte weckten aufs neue bei der Herzogin soviel Lachen wie Vergnügen; sie schickte ihn zur Ruhe und ging zum Herzog, um ihm zu erzählen, wie sie sich mit Sancho unterhalten. Beide verabredeten unter sich einen Plan und alle Vorbereitungen, um Don Quijote einen Possen zu spielen, der ganz ausgezeichnet und der Manier der Ritterbücher wohl angepaßt sein sollte, einer Manier, in der sie ihm noch andere Streiche spielten, alle so sachgemäß und so gescheit angelegt, daß es die besten Abenteuer sind, die in dieser großen Geschichte vorkommen.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXIV. Que cuenta de la noticia que se tuvo de cómo se había de desencantar la sin par Dulcinea del Toboso, que es una de las aventuras más famosas deste libro.

34. Kapitel Welches berichtet, wie man Kunde erhielt, auf welche Weise die unvergleichliche Dulcinea solle entzaubert werden, eine der preisenswertesten Aventüren in diesem Buche

Grande era el gusto que recebían el duque y la duquesa de la conversación de don Quijote y de la de Sancho Panza; y, confirmándose en la intención que tenían de hacerles algunas burlas que llevasen vislumbres y apariencias de aventuras, tomaron motivo de la que don Quijote ya les había contado de la cueva de Montesinos, para hacerle una que fuese famosa (pero de lo que más la duquesa se admiraba era que la simplicidad de Sancho fuese tanta que hubiese venido a creer ser verdad infalible que Dulcinea del Toboso estuviese encantada, habiendo sido él mesmo el encantador y el embustero de aquel negocio); y así, habiendo dado orden a sus criados de todo lo que habían de hacer, de allí a seis días le llevaron a caza de montería, con tanto aparato de monteros y cazadores como pudiera llevar un rey coronado. Diéronle a don Quijote un vestido de monte y a Sancho otro verde, de finísimo paño; pero don Quijote no se le quiso poner, diciendo que otro día había de volver al duro ejercicio de las armas y que no podía llevar consigo guardarropas ni reposterías. Sancho sí tomó el que le dieron, con intención de venderle en la primera ocasión que pudiese. Groß war das Vergnügen, das der Herzog und die Herzogin an der Unterhaltung mit Don Quijote und Sancho Pansa fanden; sie wurden dadurch in ihrem Vorhaben bestärkt, die beiden mit ein paar lustigen Streichen anzuführen, die ganz wie Abenteuer aussähen und wirkten, und was ihnen Sancho Pansa von der Höhle des Montesinos erzählt hatte, diente ihnen als Ausgangspunkt, um dem fahrenden Paar einen Possen von ganz besondrer Art zu spielen. Worüber sich indessen die Herzogin am meisten wunderte, war, daß Sanchos Einfalt so weit ging, zuletzt an Dulcineas Verzauberung als eine unfehlbare Wahrheit zu glauben, während er doch selbst bei dieser Sache der Zauberkünstler und der Anstifter gewesen. Nachdem sie nun ihren Dienern Anweisung erteilt hatten, was sie alles tun sollten, führten sie Don Quijote sechs Tage später zu einer Treibjagd mit einem solchen Gefolge von Jägern und Schützen, wie es nur ein gekrönter König hätte mitführen können. Sie gaben Don Quijote einen Jagdanzug und Sancho gleichfalls einen solchen von feinstem grünem Tuch; allein Don Quijote wollte ihn nicht anlegen, weil er nächster Tage zum rauhen Waffenhandwerk zurückkehren müsse und keinen Kleiderkasten noch Schränke mitnehmen könne. Sancho jedoch nahm den ihm geschenkten an in der Absicht, ihn bei der ersten besten Gelegenheit zu verkaufen.
Llegado, pues, el esperado día, armóse don Quijote, vistióse Sancho, y, encima de su rucio, que no le quiso dejar aunque le daban un caballo, se metió entre la tropa de los monteros. La duquesa salió bizarramente aderezada, y don Quijote, de puro cortés y comedido, tomó la rienda de su palafrén, aunque el duque no quería consentirlo, y, finalmente, llegaron a un bosque que entre dos altísimas montañas estaba, donde, tomados los puestos, paranzas y veredas, y repartida la gente por diferentes puestos, se comenzó la caza con grande estruendo, grita y vocería, de manera que unos a otros no podían oírse, así por el ladrido de los perros como por el son de las bocinas. Als nun der erwartete Tag herangekommen war, legte Don Quijote seine Rüstung an, Sancho aber sein Jagdkleid, und auf seinem Grauen, von dem er sich, obschon man ihm ein Pferd gab, nicht trennen wollte, mischte er sich unter die Schar der Jäger. Die Herzogin erschien in prächtigem Aufzug, und Don Quijote führte aus lauter Höflichkeit und feiner Sitte ihren Zelter am Zügel, obwohl der Herzog es nicht zugeben wollte. Endlich kamen sie zu einem Gehölz zwischen zwei sehr hohen Bergen, wo, nachdem die Jagdstände besetzt und die Treiber ordentlich verteilt waren, die Jagd mit großem Hallo, Rufen und Schreien begann, so daß einer den andern vor lauter Hundegebell und dem Schall der Hifthörner nicht hören konnte.
Apeóse la duquesa, y, con un agudo venablo en las manos, se puso en un puesto por donde ella sabía que solían venir algunos jabalíes. Apeóse asimismo el duque y don Quijote, y pusiéronse a sus lados; Sancho se puso detrás de todos, sin apearse del rucio, a quien no osara desamparar, porque no le sucediese algún desmán. Y, apenas habían sentado el pie y puesto en ala con otros muchos criados suyos, cuando, acosado de los perros y seguido de los cazadores, vieron que hacia ellos venía un desmesurado jabalí, crujiendo dientes y colmillos y arrojando espuma por la boca; y en viéndole, embrazando su escudo y puesta mano a su espada, se adelantó a recebirle don Quijote. Lo mesmo hizo el duque con su venablo; pero a todos se adelantara la duquesa, si el duque no se lo estorbara. Sólo Sancho, en viendo al valiente animal, desamparó al rucio y dio a correr cuanto pudo, y, procurando subirse sobre una alta encina, no fue posible; antes, estando ya a la mitad dél, asido de una rama, pugnando subir a la cima, fue tan corto de ventura y tan desgraciado, que se desgajó la rama, y, al venir al suelo, se quedó en el aire, asido de un gancho de la encina, sin poder llegar al suelo. Y, viéndose así, y que el sayo verde se le rasgaba, y pareciéndole que si aquel fiero animal allí allegaba le podía alcanzar, comenzó a dar tantos gritos y a pedir socorro con tanto ahínco, que todos los que le oían y no le veían creyeron que estaba entre los dientes de alguna fiera. Die Herzogin stieg ab. Einen scharfen Jagdspieß in der Hand, stellte sie sich an einem Punkt auf, wo sie wußte, daß Wildsauen zu wechseln pflegten. Auch der Herzog und Don Quijote stiegen ab und stellten sich ihr zur Seite. Sancho nahm seinen Posten hinter ihnen allen, ohne von seinem Grauen abzusteigen, den er nicht unbeschützt zu lassen wagte, damit ihm nichts zustieße. Kaum hatten sie Posten gefaßt und sich mit zahlreichen Dienern im Flügel aufgestellt, als ein ungeheurer Keiler, von den Hunden gehetzt und von den Jägern verfolgt, gegen sie heranstürzte, die Zähne und Hauer wetzend und Schaum aus dem Rachen sprühend. Sobald Don Quijote ihn erblickte, nahm er den Schild in den Arm, zog das Schwert und trat vor, um ihn anrennen zu lassen, und das nämliche tat der Herzog mit seinem Jagdspieß. Allen aber wäre die Herzogin zuvorgekommen, wenn der Herzog sie nicht daran gehindert hätte. Nur Sancho, als er das gewaltige Tier zu Gesicht bekam, ließ seinen Grauen im Stich, rannte aus Leibeskräften davon und wollte auf eine hohe Eiche klettern, aber es gelang ihm nicht; vielmehr, als er schon bis zur Mitte des Baumes gestiegen war und, einen Ast ergreifend, sich abarbeitete, um auf den Gipfel zu gelangen, da sah er sich so vom Glück verlassen und so vom Mißgeschick heimgesucht, daß der Ast brach und er beim Herabfallen an einem Aststummel hängenblieb, ohne zum Boden hinabgelangen zu können. Wie er sich nun in solcher Lage sah, den grünen Jagdrock zerrissen, und es ihn deuchte, wenn das grimme Tier bis zu dieser Stelle käme, so könnte es zu ihm hinaufreichen, begann er so durchdringend zu schreien und so gewaltig um Hilfe zu rufen, daß alle, die ihn hörten und ihn nicht sahen, glaubten, er stecke einer wilden Bestie zwischen den Zähnen.
Finalmente, el colmilludo jabalí quedó atravesado de las cuchillas de muchos venablos que se le pusieron delante; y, volviendo la cabeza don Quijote a los gritos de Sancho, que ya por ellos le había conocido, viole pendiente de la encina y la cabeza abajo, y al rucio junto a él, que no le desamparó en su calamidad; y dice Cide Hamete que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban. Doch der Keiler mit den mächtigen Hauern wurde endlich durchbohrt vom Eisen zahlreicher Jagdspieße, die man ihm entgegenstreckte; und als Don Quijote seine Augen nach Sanchos Geschrei hinwendete, sah er ihn mit dem Kopf nach unten an der Eiche hangen, und bei ihm stand der Graue, der ihn in seinem Unglück nicht im Stiche lassen wollte. Auch sagt Sidi Hamét, er habe gar selten Sancho Pansa ohne den Esel und den Esel ohne Sancho Pansa gesehen; so große Freundschaft und Treue bewahrten sie einander.
Llegó don Quijote y descolgó a Sancho; el cual, viéndose libre y en el suelo, miró lo desgarrado del sayo de monte, y pesóle en el alma; que pensó que tenía en el vestido un mayorazgo. En esto, atravesaron al jabalí poderoso sobre una acémila, y, cubriéndole con matas de romero y con ramas de mirto, le llevaron, como en señal de vitoriosos despojos, a unas grandes tiendas de campaña que en la mitad del bosque estaban puestas, donde hallaron las mesas en orden y la comida aderezada, tan sumptuosa y grande, que se echaba bien de ver en ella la grandeza y magnificencia de quien la daba. Sancho, mostrando las llagas a la duquesa de su roto vestido, dijo. Don Quijote kam herbei und holte Sancho vom Baume herunter, und als dieser sich frei und auf dem sicheren Boden sah, betrachtete er die Risse in seinem Jagdrock, und es tat ihm in der Seele weh, denn er meinte, er besitze in dem Rock ein Rittergut. Indem brachte man den gewaltigen Keiler, auf einem Saumtier querüber liegend und mit Büscheln Rosmarin und Myrtenzweigen bedeckt, als Siegesbeute nach einem großen Jagdzelt, das mitten im Gehölze aufgeschlagen war. Hier fand man die Tische schon in Ordnung und das Mahl bereit, so kostbar und großartig, daß man daran wohl die hohe Würde und Prachtliebe des Gastgebers erkennen konnte. Sancho zeigte der Herzogin die offenen Wunden seines zerrissenen Kleides und sagte:
-Si esta caza fuera de liebres o de pajarillos, seguro estuviera mi sayo de verse en este estremo. Yo no sé qué gusto se recibe de esperar a un animal que, si os alcanza con un colmillo, os puede quitar la vida; yo me acuerdo haber oído cantar un romance antiguo que dice. »Wäre dies eine Jagd auf Hasen oder Kleingeflügel gewesen, dann wäre mein Rock vor solchen Nöten sicher geblieben. Ich weiß wirklich nicht, was man für Vergnügen daran haben kann, zu warten, bis so eine Bestie herankommt, die, wenn sie euch mit einem Hauer trifft, euch das Leben nehmen kann. Ich erinnere mich, ich habe einmal eine alte Romanze singen hören, in der es heißt:
De los osos seas comido.
como Favila el nombrado.
Mögen dich die Bären fressen,
Gleich wie Fávila den Hehren.«
-Ése fue un rey godo -dijo don Quijote-, que, yendo a caza de montería, le comió un oso. »Dieser Favila war ein gotischer König«, sagte Don Quijote, »den ein Bär auffraß, als er jagen ging.«
-Eso es lo que yo digo -respondió Sancho-: que no querría yo que los príncipes y los reyes se pusiesen en semejantes peligros, a trueco de un gusto que parece que no le había de ser, pues consiste en matar a un animal que no ha cometido delito alguno. »Das sag ich ja gerade«, versetzte Sancho; »ich kann es nicht leiden, wenn sich die Fürsten und Könige in dergleichen Gefahren begeben, einem Vergnügen zuliebe, das meiner Meinung nach keines sein sollte, da es darin besteht, ein Tier umzubringen, das gar nichts Böses getan hat.«
-Antes os engañáis, Sancho -respondió el duque-, porque el ejercicio de la caza de monte es el más conveniente y necesario para los reyes y príncipes que otro alguno. La caza es una imagen de la guerra: hay en ella estratagemas, astucias, insidias para vencer a su salvo al enemigo; padécense en ella fríos grandísimos y calores intolerables; menoscábase el ocio y el sueño, corrobóranse las fuerzas, agilítanse los miembros del que la usa, y, en resolución, es ejercicio que se puede hacer sin perjuicio de nadie y con gusto de muchos; y lo mejor que él tiene es que no es para todos, como lo es el de los otros géneros de caza, excepto el de la volatería, que también es sólo para reyes y grandes señores. Así que, ¡oh Sancho!, mudad de opinión, y, cuando seáis gobernador, ocupaos en la caza y veréis como os vale un pan por ciento. »Im Gegenteil, Ihr seid im Irrtum, Sancho«, entgegnete der Herzog; »denn die hohe Jagd ist eine körperliche Übung, die für Könige und Fürsten notwendiger ist als irgendeine. Die Jagd ist ein Abbild des Kriegs, bei ihr haben wir gar manche Kriegslist, manchen schlauen Anschlag und Hinterhalt, um den Feind ohne Gefahr zu besiegen; bei ihr erduldet man die strengste Kälte und unerträgliche Hitze und vergißt Schlaf und Müßiggang; die Kräfte werden gestärkt und die Glieder geschmeidig gemacht - kurz, es ist eine Leibesübung, die vielen Vergnügen macht und keinem schadet; und das beste daran ist, daß sie nicht für jedermann ist, wie es die übrigen Arten der Jagd sind, ausgenommen die Falkenjagd, die auch nur für Könige und große Herren ist. Also, werter Sancho, ändert Eure Ansicht, und wenn Ihr einmal Statthalter seid, beschäftigt Euch mit der Jagd, und Ihr werdet sehen, für einen ausgelegten Groschen trägt sie Euch hundert ein.«
-Eso no -respondió Sancho-: el buen gobernador, la pierna quebrada y en casa. ¡Bueno sería que viniesen los negociantes a buscarle fatigados y él estuviese en el monte holgándose! ¡Así enhoramala andaría el gobierno! Mía fe, señor, la caza y los pasatiempos más han de ser para los holgazanes que para los gobernadores. En lo que yo pienso entretenerme es en jugar al triunfo envidado las pascuas, y a los bolos los domingos y fiestas; que esas cazas ni cazos no dicen con mi condición ni hacen con mi conciencia. »Das nicht«, entgegnete Sancho. »Was ein guter Statthalter ist, bleibt daheim, mag nicht hinaus, bricht lieber das Bein und bleibt zu Haus. Das war nicht übel, wenn die Geschäftsleute zu ihm kämen, ganz müde vom Weg, und er wäre im Wald, sich zu erlusten; da ging's mit dem Statthaltern schön bergab! Meiner Treu, Jagd und sonstiger Zeitvertreib sind gewiß eher für Tagediebe da als für Statthalter. Womit ich mich aber zu unterhalten gedenke, das ist das Trumpfspiel an den vier hohen Festtagen und Kegelschieben an Sonn- und kleinen Feiertagen, denn all das Jagen widersteht meinem Sinn und geht mir wider das Gewissen.«
-Plega a Dios, Sancho, que así sea, porque del dicho al hecho hay gran trecho. »Gott gebe, daß es sich so bewähre, Sancho«, meinte der Herzog, »denn vom Gesagt zum Getan ist's eine lange Bahn.«
-Haya lo que hubiere -replicó Sancho-, que al buen pagador no le duelen prendas, y más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga, y tripas llevan pies, que no pies a tripas; quiero decir que si Dios me ayuda, y yo hago lo que debo con buena intención, sin duda que gobernaré mejor que un gerifalte. ¡No, sino pónganme el dedo en la boca y verán si aprieto o no. »Mag sie so lang sein, wie sie mag«, versetzte Sancho; »den guten Zahler drückt kein Pfand, und besser schafft, wem Gott beisteht, als wer noch so früh aufsteht; und der Bauch ernährt die Füße, nicht aber die Füße den Bauch. Damit will ich sagen: wenn Gott mir beisteht und ich tue nach Wissen und Gewissen meine Pflicht, so werde ich gewiß beim Regieren meinen Weg besser finden als ein Jagdfalke. Oder es soll mir einer einmal auf den Zahn fühlen, und da kann er sehen, ob ich zubeiße oder nicht!«
-¡Maldito seas de Dios y de todos sus santos, Sancho maldito -dijo don Quijote-, y cuándo será el día, como otras muchas veces he dicho, donde yo te vea hablar sin refranes una razón corriente y concertada! Vuestras grandezas dejen a este tonto, señores míos, que les molerá las almas, no sólo puestas entre dos, sino entre dos mil refranes, traídos tan a sazón y tan a tiempo cuanto le dé Dios a él la salud, o a mí si los querría escuchar. »Vermaledeit sollst du sein von Gott und all seinen Heiligen, vermaledeiter Sancho«, sprach Don Quijote. »Wann wird einmal der Tag kommen, wie ich dir schon so oft gesagt habe, wo ich dich einen glatten zusammenhängenden Satz ohne Sprichwörter sagen höre? Wollen doch Eure Hoheiten diesen Toren gehen lassen, verehrte Herrschaften; er wird Euren Geist wie zwischen Mühlsteinen nicht zwischen zwei, sondern zwischen zweitausend Sprichwörtern zerreiben, die er so passend und so im richtigen Augenblick beibringen wird, so wahr Gott ihm Gesundheit verleihen möge - oder mir, wenn ich sie anhören wollte.«
-Los refranes de Sancho Panza -dijo la duquesa-, puesto que son más que los del Comendador Griego, no por eso son en menos de estimar, por la brevedad de las sentencias. De mí sé decir que me dan más gusto que otros, aunque sean mejor traídos y con más sazón acomodados. »Sancho Pansas Sprichwörter«, bemerkte die Herzogin, »sind zwar zahlreicher als die des griechischen Komturs, aber darum nicht weniger zu schätzen wegen der Kürze ihres kernigen Ausdrucks. Von mir wenigstens kann ich sagen, daß sie mir mehr Vergnügen machen als andere, auch wenn diese passender beigebracht und schicklicher angewendet würden.«
Con estos y otros entretenidos razonamientos, salieron de la tienda al bosque, y en requerir algunas paranzas, y presto, se les pasó el día y se les vino la noche, y no tan clara ni tan sesga como la sazón del tiempo pedía, que era en la mitad del verano; pero un cierto claroescuro que trujo consigo ayudó mucho a la intención de los duques; y, así como comenzó a anochecer, un poco más adelante del crepúsculo, a deshora pareció que todo el bosque por todas cuatro partes se ardía, y luego se oyeron por aquí y por allí, y por acá y por acullá, infinitas cornetas y otros instrumentos de guerra, como de muchas tropas de caballería que por el bosque pasaba. La luz del fuego, el son de los bélicos instrumentos, casi cegaron y atronaron los ojos y los oídos de los circunstantes, y aun de todos los que en el bosque estaban. Luego se oyeron infinitos lelilíes, al uso de moros cuando entran en las batallas, sonaron trompetas y clarines, retumbaron tambores, resonaron pífaros, casi todos a un tiempo, tan contino y tan apriesa, que no tuviera sentido el que no quedara sin él al son confuso de tantos intrumentos. Pasmóse el duque, suspendióse la duquesa, admiróse don Quijote, tembló Sancho Panza, y, finalmente, aun hasta los mesmos sabidores de la causa se espantaron. Con el temor les cogió el silencio, y un postillón que en traje de demonio les pasó por delante, tocando en voz de corneta un hueco y desmesurado cuerno, que un ronco y espantoso son despedía. Unter diesen und andern unterhaltenden Gesprächen begaben sie sich aus dem Zelte in den Wald, und mit dem Absuchen verschiedener Jagdstände verging ihnen der Tag, und es brach die Dunkelheit über sie herein. Jedoch war der Abend nicht so hell und nicht so ruhig, wie es die Jahreszeit erheischte - es war nämlich um die Mitte des Sommers -, vielmehr herrschte ein gewisses Helldunkel, das dem Vorhaben des herzoglichen Paares äußerst dienlich war. Kurz vor der Dämmerung schien nämlich mit einemmal der Wald auf allen vier Seiten in Brand zu stehen, und plötzlich hörte man hier und dort, hüben und drüben, unzählige Schlachthörner und andres Kriegsgetöne, als ob zahlreiche Reiterscharen den Wald durchzögen. Der Schein des Feuers, der Klang der kriegerischen Instrumente blendete und betäubte Augen und Ohren der Umstehenden, ja aller, die sich im Walde befanden. Alsbald hörte man tausendfaches La-Illáh-il-Alláh nach Art der Mauren, wenn sie in die Schlacht ziehen; es erschollen Trompeten und Zinken, wirbelten Trommeln, erklangen Pfeifen, alle fast auf einmal, so anhaltend und so stürmisch, daß man nicht hätte bei Sinnen sein müssen, um nicht von Sinnen zu kommen bei dem wirren Zusammenklang so vieler Instrumente. Der Herzog war ganz außer sich, die Herzogin war starr, Don Quijote in großer Verwunderung, Sancho zitterte, ja selbst die Mitwisser erschraken. Mit der Furcht, die sie packte, kam über sie eine tiefe Stille, und zugleich ritt ein Postillon in der Tracht eines Dämons vor sie hin, der ein ungeheures ausgehöhltes Ochsenhorn blies, das einen heiser schnarrenden entsetzlichen Ton von sich gab.
-¡Hola, hermano correo! -dijo el duque-, ¿quién sois, adónde vais, y qué gente de guerra es la que por este bosque parece que atraviesa. »Holla, Freund Kurier«, rief der Herzog, »wer seid Ihr, und wohin wollt Ihr?«
A lo que respondió el correo con voz horrísona y desenfadada. Darauf antwortete der Kurier mit grausiger und wilder Stimme:
-Yo soy el Diablo; voy a buscar a don Quijote de la Mancha; la gente que por aquí viene son seis tropas de encantadores, que sobre un carro triunfante traen a la sin par Dulcinea del Toboso. Encantada viene con el gallardo francés Montesinos, a dar orden a don Quijote de cómo ha de ser desencantada la tal señora. »Ich bin der Teufel; ich suche den Don Quijote von der Mancha. Die Leute, die da heranziehen, sind sechs Scharen Zauberer, welche auf einem Triumphwagen die unvergleichliche Dulcinea von Toboso mit sich führen; sie kommt verzaubert daher mit dem tapferen Franzosen Montesinos, um Don Quijote anzuweisen, wie besagtes Fräulein zu entzaubern sei.«
-Si vos fuérades diablo, como decís y como vuestra figura muestra, ya hubiérades conocido al tal caballero don Quijote de la Mancha, pues le tenéis delante. »Wenn Ihr der Teufel wäret, wie Ihr sagt und wie Euer Aussehen zeigt«, sprach der Herzog, »hättet Ihr bereits den Ritter Don Quijote von der Mancha erkannt, da Ihr ihn vor Euch habt.«
-En Dios y en mi conciencia -respondió el Diablo- que no miraba en ello, porque traigo en tantas cosas divertidos los pensamientos, que de la principal a que venía se me olvidaba. »Bei Gott und meinem Gewissen«, antwortete der Teufel, »ich habe nicht darauf achtgegeben, denn ich muß meine Gedanken nach allen Seiten auf so vielerlei Sachen richten, daß mir die Hauptsache, derentwegen ich herkam, in Vergessenheit geraten ist.«
-Sin duda -dijo Sancho- que este demonio debe de ser hombre de bien y buen cristiano, porque, a no serlo, no jurara en Dios y en mi conciencia. Ahora yo tengo para mí que aun en el mesmo infierno debe de haber buena gente. »Ganz gewiß«, sprach Sancho, »muß dieser Teufel ein braver Kerl und frommer Christ sein, sonst tat er nicht bei Gott und seinem Gewissen schwören. Jetzt bin ich überzeugt, daß es sogar in der Hölle brave Leute gibt.«
Luego el Demonio, sin apearse, encaminando la vista a don Quijote, dijo. Alsbald wandte der Teufel sein Antlitz dem Ritter Don Quijote zu und sprach, ohne abzusteigen: -
-A ti, el Caballero de los Leones (que entre las garras dellos te vea yo), me envía el desgraciado pero valiente caballero Montesinos, mandándome que de su parte te diga que le esperes en el mismo lugar que te topare, a causa que trae consigo a la que llaman Dulcinea del Toboso, con orden de darte la que es menester para desencantarla. Y, por no ser para más mi venida, no ha de ser más mi estada: los demonios como yo queden contigo, y los ángeles buenos con estos señores. »Zu dir, dem Löwenritter könnte ich dich doch in den Klauen der Löwen sehen! -, sendet mich der unglückselige, aber tapfere Ritter Montesinos und läßt dir in seinem Namen sagen, just an dem Orte, wo ich dich finden würde, sollest du ihn erwarten, dieweil er die Dame mit sich führt, die man Dulcinea von Toboso benennet, auf daß er dir die Weisung erteile, wie ihre Entzauberung zu bewerkstelligen ist. Und weil mein Kommen weiter keinen Zweck hat, ist meines Bleibens länger nicht. Dich mögen Teufel geleiten wie ich, gute Engel aber diese Herrschaften!«
Y, en diciendo esto, tocó el desaforado cuerno, y volvió las espaldas y fuese, sin esperar respuesta de ninguno. Darauf blies er wieder sein ungeheuerliches Hörn, wendete den Rücken und zog von dannen, ohne eine Antwort abzuwarten.
Renovóse la admiración en todos, especialmente en Sancho y don Quijote: en Sancho, en ver que, a despecho de la verdad, querían que estuviese encantada Dulcinea; en don Quijote, por no poder asegurarse si era verdad o no lo que le había pasado en la cueva de Montesinos. Y, estando elevado en estos pensamientos, el duque le dijo. In neues Erstaunen gerieten hier alle, besonders Sancho und Don Quijote: Sancho, weil er sah, daß der Wahrheit zum Trotz Dulcinea verzaubert sein sollte; Don Quijote, weil er noch immer nicht zur Gewißheit kommen konnte, ob seine Erlebnisse in der Höhle des Montesinos Wirklichkeit seien oder nicht. Während er noch immer in diesen Gedanken verzückt war, fragte ihn der Herzog:
-¿Piensa vuestra merced esperar, señor don Quijote? »Gedenket Euer Gnaden zu warten, Señor Don Quijote?«
-Pues ¿no? -respondió él-. Aquí esperaré intrépido y fuerte, si me viniese a embestir todo el infierno. »Warum nicht?« antwortete er; »hier will ich unverzagt und starkmütig warten, und käm auch die ganze Hölle, mich anzufallen. «
-Pues si yo veo otro diablo y oigo otro cuerno como el pasado, así esperaré yo aquí como en Flandes -dijo Sancho. »Ich aber«, sagte Sancho, »wenn ich wieder einen Teufel zu sehen und ein Hörn zu hören bekomme wie vorhin, dann warte ich hier am Ort so gewiß, als ich jetzt draußen bei den Truppen in Flandern stehe.«
En esto, se cerró más la noche, y comenzaron a discurrir muchas luces por el bosque, bien así como discurren por el cielo las exhalaciones secas de la tierra, que parecen a nuestra vista estrellas que corren. Oyóse asimismo un espantoso ruido, al modo de aquel que se causa de las ruedas macizas que suelen traer los carros de bueyes, de cuyo chirrío áspero y continuado se dice que huyen los lobos y los osos, si los hay por donde pasan. Añadióse a toda esta tempestad otra que las aumentó todas, que fue que parecía verdaderamente que a las cuatro partes del bosque se estaban dando a un mismo tiempo cuatro rencuentros o batallas, porque allí sonaba el duro estruendo de espantosa artillería, acullá se disparaban infinitas escopetas, cerca casi sonaban las voces de los combatientes, lejos se reiteraban los lililíes agarenos. Unterdessen war die Nacht tiefer hereingebrochen, und es begannen zahlreiche Lichter durch den Wald zu irren, geradeso wie am Himmel die trockenen Ausdünstungen der Erde umherschweifen, welche unsern Augen wie fallende Sterne erscheinen. Zugleich vernahm man ein grausiges Gepolter, ähnlich dem jener schweren Balkenräder, die man an Ochsenkarren sieht und vor deren fortwährendem heftigem Stoßen und Knarren, wie man sagt, die Wölfe und Bären flüchten, wenn es solche da gibt, wo diese Karren vorüberfahren. Zu diesem ganzen Unwetter kam noch eines, das alles andre übertobte: es schien nämlich geradeso, als ob auf allen vier Seiten des Waldes zugleich vier Treffen oder Schlachten geliefert würden, denn an einer Seite erscholl das mächtige Donnern furchtbarer Geschütze, anderwärts wurde aus unzähligen Musketen gefeuert, schier dicht dabei erschollen die Rufe der kämpfenden Krieger, weiterhin hörte man aufs neue das La-Illáh-il-Alláh der Söhne Hagars.
Finalmente, las cornetas, los cuernos, las bocinas, los clarines, las trompetas, los tambores, la artillería, los arcabuces, y, sobre todo, el temeroso ruido de los carros, formaban todos juntos un son tan confuso y tan horrendo, que fue menester que don Quijote se valiese de todo su corazón para sufrirle; pero el de Sancho vino a tierra, y dio con él desmayado en las faldas de la duquesa, la cual le recibió en ellas, y a gran priesa mandó que le echasen agua en el rostro. Hízose así, y él volvió en su acuerdo, a tiempo que ya un carro de las rechinantes ruedas llegaba a aquel puesto. Kurz, die Jagd- und Waldhörner, die Ochsenhörner, die Trompeten, die Oboen und Zinken, die Trommeln, das Geschütz, die Musketen und vor allem das erschreckliche Knarren und Dröhnen der Karren, das alles zusammen bildete ein so wirres, so grausiges Gelärm, daß Don Quijote all seine Herzhaftigkeit zu Hilfe nehmen mußte, um es auszuhalten. Aber Sanchos Mut sank danieder, er fiel ohnmächtig der Herzogin gerade in die Schöße ihres Gewandes; sie fing ihn darin auf und befahl eiligst, ihm Wasser ins Gesicht zu spritzen. Das geschah, und er kam wieder zu sich, im Augenblick, wo gerade einer der Karren mit den knarrenden Rädern dort bei dem Jagdstand anlangte.
Tirábanle cuatro perezosos bueyes, todos cubiertos de paramentos negros; en cada cuerno traían atada y encendida una grande hacha de cera, y encima del carro venía hecho un asiento alto, sobre el cual venía sentado un venerable viejo, con una barba más blanca que la mesma nieve, y tan luenga que le pasaba de la cintura; su vestidura era una ropa larga de negro bocací, que, por venir el carro lleno de infinitas luces, se podía bien divisar y discernir todo lo que en él venía. Guiábanle dos feos demonios vestidos del mesmo bocací, con tan feos rostros, que Sancho, habiéndolos visto una vez, cerró los ojos por no verlos otra. Llegando, pues, el carro a igualar al puesto, se levantó de su alto asiento el viejo venerable, y, puesto en pie, dando una gran voz, dijo. Es zogen ihn vier langsam schreitende Ochsen, alle prächtig mit schwarzen Schabracken behangen; an jedem Hörn trugen sie eine brennende Wachsfackel festgebunden, und oben auf dem Karren war ein hoher Sitz angebracht, auf dem ein ehrwürdiger Greis saß mit einem Barte, weißer als Schnee und so lang, daß er ihm bis unter den Gürtel reichte; bekleidet war er mit einem langen Mantel von schwarzem Barchent. Da der Karren mit zahllosen Lichtern besteckt war, konnte man alles darauf Befindliche erkennen und unterscheiden. Den Karren führten vier scheußliche Teufel, in den nämlichen Barchent gekleidet, mit so scheußlichen Gesichtern, daß Sancho, nachdem er sie einmal angeblickt, die Augen schloß, um sie nicht noch einmal zu sehen. Als nun der Karren ganz herangekommen war, erhob sich der ehrwürdige Greis von seinem Sitze, stellte sich aufrecht und rief mit mächtiger Stimme:
-Yo soy el sabio Lirgandeo. »Ich bin der Zauberer Lirgandéo«;
Y pasó el carro adelante, sin hablar más palabra. Tras éste pasó otro carro de la misma manera, con otro viejo entronizado; el cual, haciendo que el carro se detuviese, con voz no menos grave que el otro, dijo. und der Karren zog fürbaß, ohne daß der Greis ein Wort hinzugefügt hätte. Diesem Karren folgte ein andrer von gleicher Art, auf dem wieder ein Greis thronend saß; dieser ließ den Karren halten und sprach mit nicht minder feierlichem Ton:
-Yo soy el sabio Alquife, el grande amigo de Urganda la Desconocida. »Ich bin der Zauberer Alquife, der vertraute Freund Urgandas der Unerkannten.«
Y pasó adelante. - Und er zog fürbaß.
Luego, por el mismo continente, llegó otro carro; pero el que venía sentado en el trono no era viejo como los demás, sino hombrón robusto y de mala catadura, el cual, al llegar, levantándose en pie, como los otros, dijo con voz más ronca y más endiablada. Alsbald kam ein dritter Karren, von außen und innen wie der vorige; aber auf dem Throne saß kein Greis wie die andern, sondern ein kräftiger Mann von bösartigem Aussehen, der, als er herannahte, wie die andern aufstand und mit einer noch rauheren, teuflischeren Stimme sprach:
-Yo soy Arcaláus el encantador, enemigo mortal de Amadís de Gaula y de toda su parentela. »Ich bin Arkalaus der Zauberer, der Todfeind des Amadís von Gallien und seiner ganzen Sippschaft.«
Y pasó adelante. Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruido, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal; y así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba. - Und er zog fürbaß. Nicht weit von da machten die drei Karren halt, das widerwärtige Gelärm ihrer Räder hörte auf, und man vernahm dafür ein andres, nicht Gelärm, sondern Getöne, von einer süßen und wohlklingenden Musik herrührend. Darob ward Sancho froh und hielt es für ein gutes Zeichen, und er sprach daher zur Herzogin, von der er sich keinen Augenblick und keinen Schritt weit entfernte:
-Señora, donde hay música no puede haber cosa mala. »Señora, wo Musik ist, da kann nichts Böses sein.«
-Tampoco donde hay luces y claridad -respondió la duquesa. »Auch wo Licht und Helle ist«, erwiderte die Herzogin.
A lo que replicó Sancho. Darauf entgegnete aber Sancho:
-Luz da el fuego y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan, y bien podría ser que nos abrasasen, pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas. »Licht gibt auch das Feuer und Helle der Scheiterhaufen, wie wir es an den Flammen sehen, die uns umringen, und es wäre wohl möglich, daß sie uns verbrennen; aber die Musik ist immer ein Zeichen der Freuden und Festlichkeiten.«
-Ello dirá -dijo don Quijote, que todo lo escuchaba. »Das wird sich finden«, sagte Don Quijote, der alles mit angehört hatte;
Y dijo bien, como se muestra en el capítulo siguiente. und er sagte wahr, wie sich in folgendem Kapitel zeigen wird.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXV. Donde se prosigue la noticia que tuvo don Quijote del desencanto de Dulcinea, con otros admirables sucesos.que tuvo don Quijote del desencanto de Dulcinea, con otros admirables sucesos.

35. Kapitel Wo über die Weisung, die Don Quijote betreffs der Entzauberung Dulcineas erhielt, weiter berichtet wird, nebst anderen, staunenswerten Begebnissen

Al compás de la agradable música vieron que hacia ellos venía un carro de los que llaman triunfales tirado de seis mulas pardas, encubertadas, empero, de lienzo blanco, y sobre cada una venía un diciplinante de luz, asimesmo vestido de blanco, con una hacha de cera grande encendida en la mano. Era el carro dos veces, y aun tres, mayor que los pasados, y los lados, y encima dél, ocupaban doce otros diciplinantes albos como la nieve, todos con sus hachas encendidas, vista que admiraba y espantaba juntamente; y en un levantado trono venía sentada una ninfa, vestida de mil velos de tela de plata, brillando por todos ellos infinitas hojas de argentería de oro, que la hacían, si no rica, a lo menos vistosamente vestida. Traía el rostro cubierto con un transparente y delicado cendal, de modo que, sin impedirlo sus lizos, por entre ellos se descubría un hermosísimo rostro de doncella, y las muchas luces daban lugar para distinguir la belleza y los años, que, al parecer, no llegaban a veinte ni bajaban de diez y siete. Nach dem Takte der lieblichen Musik kam ein Karren oder Wagen auf sie zu, einer von der Art, die man Triumphwagen nennt, von sechs grauen Maultieren gezogen, die mit weißem Linnen behangen waren. Auf jeglichem saß ein Kerl, aussehend wie einer, der zur Kirchenbuße geführt wird, das heißt ebenfalls weißgekleidet und mit einer großen brennenden Wachsfackel in der Hand. Der Karren war zwei- oder auch dreimal so groß als die vorigen, und an den Seiten, sowie oben darauf, befanden sich noch zwölf solcher Bußbrüder in schneeweißen Kitteln, alle mit brennenden Fackeln, ein Anblick, der ebenso wunderbar wie schauerlich war; und auf einem hohen Throne saß eine Maid, gehüllt in zahllose Schleier aus Silberflor, durch welche allwärts zahllose Goldflitter hindurchglitzerten, so daß ihr Gewand wenn nicht reich, so doch blendend war. Ihr Angesicht war in einen feinen durchsichtigen Schleier gehüllt, dessen Gewebe nicht hinderte, daß man ein wunderschönes Mädchengesicht erblickte, und die vielen Lichter gestatteten es, dessen Schönheit und Alter zu erkennen, das zwischen zwanzig und siebzehn Jahren zu liegen schien.
Junto a ella venía una figura vestida de una ropa de las que llaman rozagantes, hasta los pies, cubierta la cabeza con un velo negro; pero, al punto que llegó el carro a estar frente a frente de los duques y de don Quijote, cesó la música de las chirimías, y luego la de las arpas y laúdes que en el carro sonaban; y, levantándose en pie la figura de la ropa, la apartó a entrambos lados, y, quitándose el velo del rostro, descubrió patentemente ser la mesma figura de la muerte, descarnada y fea, de que don Quijote recibió pesadumbre y Sancho miedo, y los duques hicieron algún sentimiento temeroso. Alzada y puesta en pie esta muerte viva, con voz algo dormida y con lengua no muy despierta, comenzó a decir desta manera Neben ihr saß eine Gestalt, in ein langes Schleppkleid bis über die Füße gehüllt, den Kopf mit einem schwarzen Schleier bedeckt. Im Augenblick aber, wo der Wagen dem herzoglichen Paare und Don Quijote gegenüber hielt, schwiegen die Oboen und gleich darauf die Harfen und Lauten, die auf dem Karren erklangen, und die Gestalt im Schleppkleide erhob sich, schlug das Gewand nach beiden Seiten auseinander, nahm den Schleier vom Kopf und zeigte sich allen Augen als die leibhaftige Gestalt des Todes, des häßlichen Gerippes. Darüber empfand Don Quijote Mißbehagen, Sancho zitterte vor Furcht, und auch Herzog und Herzogin zeigten sich ein wenig ängstlich. Dieser lebendige Tod erhob sich, stellte sich aufrecht und begann mit einer Stimme, die ziemlich schläfrig, und einer Sprache, die gerade nicht sehr aufgeweckt war, folgendermaßen zu reden:
-Yo soy Merlín, aquel que las historias
dicen que tuve por mi padre al diablo
(mentira autorizada de los tiempos) ,
príncipe de la Mágica y monarca
y archivo de la ciencia zoroástrica,
émulo a las edades y a los siglos
que solapar pretenden las hazañas
de los andantes bravos caballeros
a quien yo tuve y tengo gran cariño.
Y, puesto que es de los encantadores,
de los magos o mágicos contino
dura la condición, áspera y fuerte,
la mía es tierna, blanda y amorosa,
y amiga de hacer bien a todas gentes.
En las cavernas lóbregas de Dite,
donde estaba mi alma entretenida
en formar ciertos rombos y caráteres,
llegó la voz doliente de la bella
y sin par Dulcinea del Toboso.
Supe su encantamento y su desgracia,
y su trasformación de gentil dama
en rústica aldeana; condolíme,
y, encerrando mi espíritu en el hueco
desta espantosa y fiera notomía,
después de haber revuelto cien mil libros
desta mi ciencia endemoniada y torpe,
vengo a dar el remedio que conviene
a tamaño dolor, a mal tamaño.
¡Oh tú, gloria y honor de cuantos visten
las túnicas de acero y de diamante,
luz y farol, sendero, norte y guía
de aquellos que, dejando el torpe sueño
y las ociosas plumas, se acomodan
a usar el ejercicio intolerable
de las sangrientas y pesadas armas!
A ti digo ¡oh varón, como se debe
por jamás alabado!, a ti, valiente
juntamente y discreto don Quijote,
de la Mancha esplendor, de España estrella,
que para recobrar su estado primo
la sin par Dulcinea del Toboso,
es menester que Sancho, tu escudero,
se dé tres mil azotes y trecientos
en ambas sus valientes posaderas,
al aire descubiertas, y de modo
que le escuezan, le amarguen y le enfaden.
Y en esto se resuelven todos cuantos
de su desgracia han sido los autores,
y a esto es mi venida, mis señores.
»Ich bin Merlin, der, wie in den Geschichten
Es heißt, den Teufel selbst zum Vater hatte;
's ist Lüge, die allmählich Glauben fand.
Ich bin der Fürst der Zauberkunst, der König
Und Inbegriff von Zoroasters Weisheit,
Im Kampf stets mit der Feindschaft der Jahrhunderte,
Die zu verdunkeln trachtet die gewaltgen
Großtaten der beherzten fahrenden Ritter,
Die ich in Liebe stets gehegt und hege.
Und wenn auch allezeit die weisen Zaubrer,
Die Magier oder Magiker, die schlauen,
Hart von Gemüte sind und rauh und strenge,
Das meine doch ist weich und mild und liebreich,
Und allem Volke wohlzutun geneiget.
Es drang zu Plutos traurig dunkeln Höhlen
(Wo meine Seele sich damit vergnügte,
Zu ziehn gewisse Linien und Figuren)
Der Schmerzensruf der Jungfrau ohnegleichen,
Der schönen Dulcinea von Toboso.
Ihr Unglück samt Verzauberung vernahm ich,
Und die Verwandelung aus edler Dame
Zu einer Bäuerin vom Dorf; mich schmerzt' es,
Und ich durchblättert' hunderttausend Bücher,
Die meine teuflisch argen Künste lehren,
Und sperrte meinen Geist dann in den hohlen
Raum dieses grimmen schrecklichen Gerippes
Und komme nun, das Rettungsmittel spendend,
Das hilfreich solchem Schmerz und solchem Wehe.
Du aber, Ruhm und Ehr all derer, welche
Sich kleiden ins Gewand von Stahl und Demant,
Du Licht und Leuchte, Leitstern, Pfad und Führer
All jener, die, sich dumpfem Schlaf entreißend
Und trägen Daunen, eifrig sich bereiten,
Das unerträglich harte Werk zu üben
Der blutigen und drückend schweren Waffen:
Dir sag ich, edler Mann, du nie so würdig,
Wie dir gebührt, gepriesner, du mannhafter
Zugleich und hochverständiger Don Quijote,
O du, der Mancha Glanz, der Stern Hispaniens:
Damit sie ihren früheren Zustand wieder
Erlangen möge, sie, die ohnegleichen,
Die hohe Dulcinea von Toboso,
Ist's nötig, daß sich selbst dein Knappe Sancho
Dreitausend Hiebe und dreihundert gebe
Hier auf sein mächtig Paar Sitzteile, beide
Den Lüften ganz entblößt, und zwar so kräftig,
Daß ihn die Hiebe brennen, schmerzen, ärgern.
Dies ist Beschluß all jener Zaubrer, deren
Gewalt die Maid mit solchem Gram beschwerte,
Und dies ist meines Kommens Zweck, Verehrte.«
-¡Voto a tal! -dijo a esta sazón Sancho-. No digo yo tres mil azotes, pero así me daré yo tres como tres puñaladas. ¡Válate el diablo por modo de desencantar! ¡Yo no sé qué tienen que ver mis posas con los encantos! ¡Par Dios que si el señor Merlín no ha hallado otra manera como desencantar a la señora Dulcinea del Toboso, encantada se podrá ir a la sepultura! »Hol mich der und jener!« rief Sancho; »dreitausend Hiebe? Auch nur drei gebe ich mir ebensowenig wie drei Dolchstöße. Hol der Teufel diese Entzauberungs-Manier; ich weiß nicht, was meine Sitzteile mit den Zaubersachen zu tun haben. Bei Gott, wenn der Herr Merlin keine andre Manier gefunden hat, das Fräulein Dulcinea von Toboso zu entzaubern, kann sie verzaubert in die Grube fahren.«
-Tomaros he yo -dijo don Quijote-, don villano, harto de ajos}>, y amarraros he a un árbol, desnudo como vuestra madre os parió; y no digo yo tres mil y trecientos, sino seis mil y seiscientos azotes os daré, tan bien pegados que no se os caigan a tres mil y trecientos tirones. Y no me repliquéis palabra, que os arrancaré el alma. »Wahrlich, ich will Ihn fassen«, rief Don Quijote, »Er Bauernlümmel, Er Knoblauchfresser, und will Ihn an einen Baum anbinden, nackt und bloß, wie Er aus dem Mutterleib gekommen, und will Ihm, ich sage nicht dreitausenddreihundert, sondern scchstausendsechshundert Hiebe aufmessen, und die sollen so gut sitzen, daß Er sich dreitausenddreihundertmal schütteln kann und schüttelt sie nicht ab; und sag Er mir kein Wort, oder ich reiße Ihm die Seele aus dem Leib!«
Oyendo lo cual Merlín, dijo. Als Merlin das hörte, sagte er:
-No ha de ser así, porque los azotes que ha de recebir el buen Sancho han de ser por su voluntad, y no por fuerza, y en el tiempo que él quisiere; que no se le pone término señalado; pero permítesele que si él quisiere redemir su vejación por la mitad de este vapulamiento, puede dejar que se los dé ajena mano, aunque sea algo pesada. »Nein, so darf es nicht sein, denn die Hiebe, die er empfangen soll, darf er nur aus freiem Willen und nicht mit Gewalt bekommen und nur dann, wann er es will, da ihm keine Frist dazu gesetzt ist. Jedoch wenn er die ihm auferlegte Pön mit der Hälfte dieser Prügel abkaufen will, darf er sie sich von fremder Hand geben lassen, wenn es auch eine etwas schwere Hand sein sollte.«
-Ni ajena, ni propia, ni pesada, ni por pesar -replicó Sancho- a mí no me ha de tocar alguna mano. ¿Parí yo, por ventura, a la señora Dulcinea del Toboso, para que paguen mis posas lo que pecaron sus ojos? El señor mi amo sí, que es parte suya, pues la llama a cada paso mi vida, mi alma, sustento y arrimo suyo, se puede y debe azotar por ella y hacer todas las diligencias necesarias para su desencanto; pero, ¿azotarme yo...? ¡Abernuncio. »Weder fremde noch eigene Hand, weder eine schwere noch eine beschwerte«, entgegnete Sancho; »mich soll keine Hand berühren. Hab ich vielleicht das Fräulein Dulcinea von Toboso auf die Welt gesetzt, daß meine Sitzteile büßen sollen, was ihre Augen gesündigt haben? Mein Herr, der Ritter, ist der Mann dazu, denn sie ist ein Teil von ihm selbst; da er sie auf Schritt und Tritt ,mein Leben' und ,meine Seele' nennt, seine Stütze und seinen Stab, so kann und soll er sich die Hiebe für sie aufstreichen und alle erforderlichen Maßregeln zu ihrer Entzauberung vornehmen; aber ich mir Hiebe versetzen? Da sei Gott für!«
Apenas acabó de decir esto Sancho, cuando, levantándose en pie la argentada ninfa que junto al espíritu de Merlín venía, quitándose el sutil velo del rostro, le descubrió tal, que a todos pareció mas que demasiadamente hermoso, y, con un desenfado varonil y con una voz no muy adamada, hablando derechamente con Sancho Panza, dijo. Kaum hatte Sancho ausgesprochen, als die Maid im Silbergewand, die bei Merlins Geist saß, sich erhob, den dünnen Schleier zurückschlug und ein Antlitz zeigte, das allen mehr als allzu reizend erschien; dann aber wendete sie sich mit der dreisten Unbefangenheit eines Mannes geradeswegs an Sancho und sprach mit einer nicht gerade weiblichen Stimme:
-¡Oh malaventurado escudero, alma de cántaro, corazón de alcornoque, de entrañas guijeñas y apedernaladas! Si te mandaran, ladrón desuellacaras, que te arrojaras de una alta torre al suelo; si te pidieran, enemigo del género humano, que te comieras una docena de sapos, dos de lagartos y tres de culebras; si te persuadieran a que mataras a tu mujer y a tus hijos con algún truculento y agudo alfanje, no fuera maravilla que te mostraras melindroso y esquivo; pero hacer caso de tres mil y trecientos azotes, que no hay niño de la doctrina, por ruin que sea, que no se los lleve cada mes, admira, adarva, espanta a todas las entrañas piadosas de los que lo escuchan, y aun las de todos aquellos que lo vinieren a saber con el discurso del tiempo. Pon, ¡oh miserable y endurecido animal!, pon, digo, esos tus ojos de machuelo espantadizo en las niñas destos míos, comparados a rutilantes estrellas, y veráslos llorar hilo a hilo y madeja a madeja, haciendo surcos, carreras y sendas por los hermosos campos de mis mejillas. Muévate, socarrón y malintencionado monstro, que la edad tan florida mía, que aún se está todavía en el diez y... de los años, pues tengo diez y nueve y no llego a veinte, se consume y marchita debajo de la corteza de una rústica labradora; y si ahora no lo parezco, es merced particular que me ha hecho el señor Merlín, que está presente, sólo porque te enternezca mi belleza; que las lágrimas de una afligida hermosura vuelven en algodón los riscos, y los tigres en ovejas. Date, date en esas carnazas, bestión indómito, y saca de harón ese brío, que a sólo comer y más comer te inclina, y pon en libertad la lisura de mis carnes, la mansedumbre de mi condición y la belleza de mi faz; y si por mí no quieres ablandarte ni reducirte a algún razonable término, hazlo por ese pobre caballero que a tu lado tienes; por tu amo, digo, de quien estoy viendo el alma, que la tiene atravesada en la garganta, no diez dedos de los labios, que no espera sino tu rígida o blanda repuesta, o para salirse por la boca, o para volverse al estómago. »O du unglückseliger Schildknappe, du Waschlappenseele, du Herz von Eichenholz, du Gemüt von Kiesel und Feuerstein! Wenn man dir geböte, du Schelm, du frecher Geselle, du solltest dich von einem hohen Turme herabstürzen; wenn man von dir verlangte, du Feind des Menschengeschlechts, du solltest ein Dutzend Kröten, zwei Dutzend Eidechsen und drei Dutzend Schlangen aufessen; wenn man dir zumuten wollte, du solltest dein Weib und deine Kinder mit einem grausigen scharfen Mohrensäbel morden, da war's kein Wunder, wenn du dich sträubtest und wehrtest. Aber aus dreitausenddreihundert Hieben sich was zu machen, die doch der nichtsnutzigste Schulknabe allmonatlich bekommt, das erstaunt, erschüttert, entsetzt die erbarmungsreichen Herzen derer, so es anhören, ja all jener, die einst im Verlauf der Zeiten dessen Kunde erlangen werden. Wende, o du elende und herzverhärtete Bestie, wende, sag ich, diese deine scheuen Eulenaugen, wende sie auf die Pupillen meiner Äuglein hier, die vergleichbar funkelnden Sternen, und du wirst sehen, wie sie Tränen vergießen, Tropfen um Tropfen und Bäche auf Bäche, die da Furchen und Pfade und Wege eingraben auf den holden Fluren meiner Wangen. Erbarme dich, du böswilliges Ungetüm, meines blühenden Alters, das die Zwanzig noch nicht erreicht hat, denn ich zähle erst neunzehn Jahre, und das sich verzehren und welken muß unter der Rinde einer Bauerndirne, die ackert und pflügt; und wenn ich anitzo nicht als solche erscheine, so ist's eine besondere Gnade, die mir der hier gegenwärtige Señor Merlin nur deshalb erwiesen hat, damit meine Reize dich erweichen mögen; können doch die Tränen einer schmerzbedrückten Schönheit Felsen in Baumwollflocken und Tiger in Lämmer verwandeln. Haue dir, haue dir auf dein strotzendes Fleisch, du ungezähmtes Untier, und reiß aus seiner Trägheit heraus deinen Mut, der dich bis jetzt nur zum Essen und immer Essen antreibt, und setze in Freiheit die Glätte meiner Haut, die Zartheit meiner Gestaltung und die Reize meines Angesichts. Und willst du dich nicht um meinetwillen erweichen und zur Vernunft bringen lassen, so tu es um dieses armen Ritters willen, den du hier dir zur Seite siehst; um deines Freundes willen, sag ich, denn ich sehe seine Seele ihm schon quer in der Kehle stecken, keine zehn Zoll weit von den Lippen, und sie wartet nur auf deine grausame oder freundliche Antwort, um entweder zum Munde herauszufahren oder wieder in den Magen zurückzukehren.«
Tentóse, oyendo esto, la garganta don Quijote y dijo, volviéndose al duque. Als Don Quijote das hörte, fühlte er sich an die Kehle und sagte, zum Herzog gewendet:
-Por Dios, señor, que Dulcinea ha dicho la verdad, que aquí tengo el alma atravesada en la garganta, como una nuez de ballesta. »Bei Gott, Señor, Dulcinea hat wahr geredet; hier hab ich die Seele quer in der Kehle sitzen wie die Nuß an der Armbrust.«
-¿Qué decís vos a esto, Sancho? -preguntó la duquesa. »Was sagt Ihr aber dazu, Sancho?« fragte die Herzogin.
-Digo, señora -respondió Sancho-, lo que tengo dicho que de los azotes, abernuncio. »Ich sage, Señora«, antwortete Sancho, »was die Hiebe angeht: Da sei Gott für!«
-Abrenuncio habéis de decir, Sancho, y no como decís -dijo el duque. »Da sei Gott vor, müßt Ihr sagen, Sancho, und nicht so, wie Ihr Euch ausdrückt«, sprach der Herzog.
-Déjeme vuestra grandeza -respondió Sancho-, que no estoy agora para mirar en sotilezas ni en letras más a menos; porque me tienen tan turbado estos azotes que me han de dar, o me tengo de dar, que no sé lo que me digo, ni lo que me hago. Pero querría yo saber de la señora mi señora doña Dulcina del Toboso adónde aprendió el modo de rogar que tiene viene a pedirme que me abra las carnes a azotes, y llámame alma de cántaro y bestión indómito, con una tiramira de malos nombres, que el diablo los sufra. ¿Por ventura son mis carnes de bronce, o vame a mí algo en que se desencante o no? ¿Qué canasta de ropa blanca, de camisas, de tocadores y de escarpines, anque no los gasto, trae delante de sí para ablandarme, sino un vituperio y otro, sabiendo aquel refrán que dicen por ahí, que un asno cargado de oro sube ligero por una montaña, y que dádivas quebrantan peñas, y a Dios rogando y con el mazo dando, y que más vale un "toma" que dos "te daré"? Pues el señor mi amo, que había de traerme la mano por el cerro y halagarme para que yo me hiciese de lana y de algodón cardado, dice que si me coge me amarrará desnudo a un árbol y me doblará la parada de los azotes; y habían de considerar estos lastimados señores que no solamente piden que se azote un escudero, sino un gobernador; como quien dice "bebe con guindas". Aprendan, aprendan mucho de enhoramala a saber rogar, y a saber pedir, y a tener crianza, que no son todos los tiempos unos, ni están los hombres siempre de un buen humor. Estoy yo ahora reventando de pena por ver mi sayo verde roto, y vienen a pedirme que me azote de mi voluntad, estando ella tan ajena dello como de volverme cacique. »Laßt mich, bitt ich Eure Hoheit«, entgegnete Sancho; »ich bin jetzt nicht in der Stimmung, auf Spitzfindigkeiten zu sehen oder auf einen Buchstaben mehr oder weniger, denn ich bin so verstört über die Hiebe, die ich bekommen oder mir selber aufmessen soll, daß ich nicht weiß, was ich sage und was ich tue. Aber ich möchte wohl von meinem gnädigen Fräulein, dem Fräulein Dulcinea von Toboso, hören, wo sie ihre besondere Manier zu bitten gelernt hat. Sie kommt und verlangt von mir, ich soll mir die Haut mit Hieben zerfetzen, und heißt mich eine Waschlappenseele und ein ungezähmtes Untier nebst einem ganzen Haufen von ähnlichen Schimpfnamen, der Teufel mag sie sich gefallen lassen. Hab ich etwa Haut: und Fleisch von Erz? Oder steht bei mir etwas auf dem Spiel, ob sie entzaubert oder nicht entzaubert wird? Was für einen Korb mit Weißzeug, Hemden, Kopftüchern und Socken, obgleich ich dergleichen nicht trage, bringt sie mir her, um mich freundlich zu stimmen? Nichts als ein Schimpfwort über das andere, während sie doch das Sprichwort kennt, das hierzulande bräuchlich ist: Ein Esel mit Gold beladen klettert leicht über den Berg, und Geschenke sprengen Felsen, und auf Gott sollst du vertrauen und mit der Keule hauen; und ein Hab-ich ist mehr wert als zwei Hätt-ich. Und hier der Señor, mein Dienstherr, der mir gütlich über den Berg helfen sollte, und sollte mich hätscheln, damit ich weich würde wie Wolle und gekrempelte Baumwolle, der sagt, wenn er mich zu fassen kriegt, will er mich nackt und bloß an einen Baum anbinden und mir doppelt so viele Hiebe geben. Und doch hätten diese Herrschaften in ihrem großen Mitleid bedenken sollen, daß sie nicht nur einem Schildknappen, sondern einem Statthalter zumuten, sich durchzuhauen; wie man zum Durstigen sagt: Trinke mit Sauerkirschen! Ihr sollt lernen, Schwerenot! Ihr sollt erst lernen, wie man zu bitten hat und wie man zu verlangen hat und wie man sich höflich benimmt; denn eine Zeit ist nicht wie die andere, und die Menschen sind nicht immer bei guter Laune. Jetzt im Augenblick möcht ich bersten vor Leid, weil ich meinen grünen Rock zerfetzt an mir sehe, und da kommen sie und verlangen von mir, ich soll mich aus freiem Willen hauen, während mein freier Wille so wenig damit zu tun hat, als daß ich ein Kazike werde.«
-Pues en verdad, amigo Sancho -dijo el duque-, que si no os ablandáis más que una breva madura, que no habéis de empuñar el gobierno. ¡Bueno sería que yo enviase a mis insulanos un gobernador cruel, de entrañas pedernalinas, que no se doblega a las lágrimas de las afligidas doncellas, ni a los ruegos de discretos, imperiosos y antiguos encantadores y sabios! En resolución, Sancho, o vos habéis de ser azotado, o os han de azotar, o no habéis de ser gobernador. »Nun dann, Freund Sancho«, sprach der Herzog, »wenn Ihr nicht doch noch weich werdet wie eine reife Feige, wahrlich, da sollt Ihr die Statthalterschaft nicht bekommen. Das wäre nicht übel, daß ich meinen Insulanern einen Statthalter schickte, der grausam und steinernen Herzens ist und den weder die Tränen bedrängter Jungfrauen rühren noch die Bitten verständiger, hochgebietender und alterfahrener Zauberer und Weiser. Mit einem Wort, Sancho, entweder Ihr müßt Euch Eure Hiebe aufzählen oder sie aufgezählt bekommen, oder Ihr könnt kein Statthalter werden.«
-Señor -respondió Sancho-, ¿no se me darían dos días de término para pensar lo que me está mejor? »Señor«, entgegnete Sancho, »könnte ich nicht zwei Tage Frist bekommen, um zu bedenken, was für mich am besten ist?«
-No, en ninguna manera -dijo Merlín-; aquí, en este instante y en este lugar, ha de quedar asentado lo que ha de ser deste negocio, o Dulcinea volverá a la cueva de Montesinos y a su prístino estado de labradora, o ya, en el ser que está, será llevada a los Elíseos Campos, donde estará esperando se cumpla el número del vápulo. »Nein, unter keiner Bedingung«, fiel Merlin jetzt ein; »hier auf der Stelle muß festgesetzt werden, was aus diesem Handel werden soll. Entweder kehrt Dulcinea in die Höhle des Montesinos und in ihren vorigen Zustand als Bäuerin zurück, oder aber sie wird in ihrer gegenwärtigen Gestalt in die elysäischen Gefilde entrückt, wo sie weilen und erwarten wird, daß die Zahl der Hiebe erfüllt werde.«
-Ea, buen Sancho -dijo la duquesa-, buen ánimo y buena correspondencia al pan que habéis comido del señor don Quijote, a quien todos debemos servir y agradar, por su buena condición y por sus altas caballerías. Dad el sí, hijo, desta azotaina, y váyase el diablo para diablo y el temor para mezquino; que un buen corazón quebranta mala ventura, como vos bien sabéis. »Auf, guter Sancho«, sprach die Herzogin, »zeigt guten Mut und ein gutes Herz und Dankbarkeit für das Brot, das Ihr bei Eurem Herrn Don Quijote gegessen habt, dem wir alle zu Diensten und gefällig sein müssen für seine guten Eigenschaften und seine hohen Rittertaten. Gebt Euer Jawort, lieber Junge, zu dieser Prügelsuppe, und mag der Teufel zum Teufel fahren und die Furcht zu den Hasenfüßen, denn guter Mut überwindet böses Geschick, wie Ihr wohl wisset.«
A estas razones respondió con éstas disparatadas Sancho, que, hablando con Merlín, le preguntó. Auf diese Ansprache antwortete Sancho mit einer ganz abwegigen Frage, die er an Merlin richtete:
-Dígame vuesa merced, señor Merlín cuando llegó aquí el diablo correo y dio a mi amo un recado del señor Montesinos, mandándole de su parte que le esperase aquí, porque venía a dar orden de que la señora doña Dulcinea del Toboso se desencantase, y hasta agora no hemos visto a Montesinos, ni a sus semejas. »Sagt mir doch, Señor Merlin, wie der Teufel als Kurier herkam, brachte er meinem Herrn eine Meldung vom Señor Montesinos, nämlich er trug ihm in dessen Namen auf, ihn hier zu erwarten, weil er zur Entzauberung des Fräuleins Dulcinea Anstalt treffen solle; bis jetzt aber haben wir weder den Montesinos gesehen noch irgend etwas, das ihm ähnlich sieht.«
A lo cual respondió Merlín. Darauf antwortete Merlin:
-El Diablo, amigo Sancho, es un ignorante y un grandísimo bellaco yo le envié en busca de vuestro amo, pero no con recado de Montesinos, sino mío, porque Montesinos se está en su cueva entendiendo, o, por mejor decir, esperando su desencanto, que aún le falta la cola por desollar. Si os debe algo, o tenéis alguna cosa que negociar con él, yo os lo traeré y pondré donde vos más quisiéredes. Y, por agora, acabad de dar el sí desta diciplina, y creedme que os será de mucho provecho, así para el alma como para el cuerpo para el alma, por la caridad con que la haréis; para el cuerpo, porque yo sé que sois de complexión sanguínea, y no os podrá hacer daño sacaros un poco de sangre. »Der Teufel, Freund Sancho, ist ein dummer Kerl und der allergrößte Spitzbube. Ich habe ihn ausgeschickt, um Euern Herrn aufzusuchen; aber nicht mit einer Meldung von Montesinos, sondern von mir; denn Montesinos weilt ruhig in seiner Höhle, wo er auf seine Entzauberung bedacht ist oder, richtiger gesagt, auf sie wartet; denn es fehlt nur noch der Schwanz, so ist ihm die ganze Haut abgezogen. Ist er Euch etwas schuldig oder habt Ihr ein Geschäft mit ihm, so will ich ihn Euch dahin schaffen und zur Stelle bringen, wohin Ihr ihn nur immer haben wollt. Für jetzt aber gebt endlich das Jawort zu Eurer Geißelung und glaubt mir, sie wird Euch zu großem Heil gereichen, sowohl für die Seele als auch für den Leib: für die Seele um der Nächstenliebe willen, mit der Ihr sie verrichten werdet; für den Leib, weil ich weiß, Ihr seid vollblütig von Natur, und es kann Euch keinen Schaden tun, Euch ein wenig Blut abzuzapfen.«
-Muchos médicos hay en el mundo hasta los encantadores son médicos -replicó Sancho-; pero, pues todos me lo dicen, aunque yo no me lo veo, digo que soy contento de darme los tres mil y trecientos azotes, con condición que me los tengo de dar cada y cuando que yo quisiere, sin que se me ponga tasa en los días ni en el tiempo; y yo procuraré salir de la deuda lo más presto que sea posible, porque goce el mundo de la hermosura de la señora doña Dulcinea del Toboso, pues, según parece, al revés de lo que yo pensaba, en efecto es hermosa. Ha de ser también condición que no he de estar obligado a sacarme sangre con la diciplina, y que si algunos azotes fueren de mosqueo, se me han de tomar en cuenta. Iten, que si me errare en el número, el señor Merlín, pues lo sabe todo, ha de tener cuidado de contarlos y de avisarme los que me faltan o los que me sobran. »Es gibt viel Ärzte auf der Welt, selbst die Zauberer sind Ärzte«, versetzte Sancho. »Aber da alle mir dasselbe sagen, wiewohl ich meinesteils es nicht einsehe, so sag ich denn, ich bin's zufrieden, mir die dreitausenddreihundert Hiebe zu geben unter der Bedingung, daß ich sie mir geben darf, wann und wo ich will, und daß man mir keine Vorschriften macht von wegen bestimmter Tage und Fristen; und alsdann will ich danach trachten, meine Schuld so bald als möglich loszuwerden, auf daß die Welt endlich die Schönheit des Fräuleins Dulcinea von Toboso zu genießen bekomme, sintemal sie ja nun offenbar und ganz entgegen meiner eigenen früheren Ansicht wirklich schön ist. Eine weitere Bedingung ist, daß ich nicht gehalten bin, die Geißel so zu brauchen, daß Blut fließt und daß, wenn auch einmal ein paar Hiebe leicht fallen wie beim Mückenscheuchen, sie mir doch in Anrechnung zu bringen sind. Item, wenn ich mich verzählen sollte, so muß der Señor Merlin, der ja alles weiß, das Zählen selber übernehmen und mich benachrichtigen, ob etliche fehlen oder ob etliche zuviel sind.«
-De las sobras no habrá que avisar -respondió Merlín-, porque, llegando al cabal número, luego quedará de improviso desencantada la señora Dulcinea, y vendrá a buscar, como agradecida, al buen Sancho, y a darle gracias, y aun premios, por la buena obra. Así que no hay de qué tener escrúpulo de las sobras ni de las faltas, ni el cielo permita que yo engañe a nadie, aunque sea en un pelo de la cabeza. »Über das Zuviel wird es keiner Benachrichtigung bedürfen«, entgegnete Merlin; »denn sobald die Zahl voll ist, so wird im Nu und ohne daß man sich's versieht, das Fräulein Dulcinea entzaubert sein und voll Erkenntlichkeit den biedern Sancho aufsuchen und ihm Dank und auch Belohnung für das gute Werk spenden. Also braucht Ihr Euch nicht um das Zuviel oder Zuwenig zu sorgen, und Gott verhüte, daß ich jemanden betröge, war es auch nur um ein Haar seines Hauptes.«
-¡Ea, pues, a la mano de Dios! -dijo Sancho-. Yo consiento en mi mala ventura; digo que yo acepto la penitencia con las condiciones apuntadas. »Nun wohlan, in Gottes Namen«, sagte Sancho; »ich willige in mein eigen Unglück ein; ich erkläre, ich nehme die Buße an unter den festgesetzten Bedingungen.«
Apenas dijo estas últimas palabras Sancho, cuando volvió a sonar la música de las chirimías y se volvieron a disparar infinitos arcabuces, y don Quijote se colgó del cuello de Sancho, dándole mil besos en la frente y en las mejillas. La duquesa y el duque y todos los circunstantes dieron muestras de haber recebido grandísimo contento, y el carro comenzó a caminar; y, al pasar, la hermosa Dulcinea inclinó la cabeza a los duques y hizo una gran reverencia a Sancho. Kaum hatte Sancho diese letzten Worte gesprochen, so begann aufs neue die Musik der Oboen zu ertönen, abermals begannen unzählige Musketen zu feuern, und Don Quijote fiel um Sanchos Hals und gab ihm tausend Küsse auf Stirn und Wangen. Die Herzogin und der Herzog und alle Umstehenden bezeigten große Freude; der Karren setzte sich in Bewegung, und beim Vorüberfahren neigte die schöne Dulcinea ihr Haupt vor dem herzoglichen Paare und machte vor Sancho eine tiefe Verbeugung.
Y ya, en esto, se venía a más andar el alba, alegre y risueña las florecillas de los campos se descollaban y erguían, y los líquidos cristales de los arroyuelos, murmurando por entre blancas y pardas guijas, iban a dar tributo a los ríos que los esperaban. La tierra alegre, el cielo claro, el aire limpio, la luz serena, cada uno por sí y todos juntos, daban manifiestas señales que el día, que al aurora venía pisando las faldas, había de ser sereno y claro. Y, satisfechos los duques de la caza y de haber conseguido su intención tan discreta y felicemente, se volvieron a su castillo, con prosupuesto de segundar en sus burlas, que para ellos no había veras que más gusto les diesen. Und jetzt kam schon eiligen Schrittes die heiter lächelnde Morgenröte; die Blümlein des Feldes erschlossen sich und reckten die Köpfchen empor, und die flüssigen Kristalle der Bächlein, zwischen weißen und grauen Kieseln hinmurmelnd, eilten hinab, um den ihnen entgegenharrenden Strömen ihren Zoll zu entrichten; die Erde so freudig, der Himmel so hell, die Luft so rein, das Licht so heiter, jedes für sich allein und alles vereint deutete mit voller Gewißheit darauf, daß der Tag, der bereits auf Aurorens Schleppe trat, nicht minder hell und heiter sein würde. Die herzoglichen Gatten aber, zufrieden mit ihrer Jagd und vergnügt über die geschickte und geglückte Ausführung ihres Planes, kehrten zu ihrem Schlosse zurück mit dem Vorsatz, noch mehr solcher lustiger Streiche zu spielen. Denn es gab für sie nichts Ernstes, das ihnen größere Ergötzlichkeit schaffen konnte als diese Scherze.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXVII. Donde se cuenta la estraña y jamás imaginada aventura de la dueña Dolorida, alias de la condesa Trifaldi, con una carta que Sancho Panza escribió a su mujer Teresa Panza.

36. Kapitel Darin das seltsamliche und bis heut unerhörte Abenteuer mit der Kammerfrau Schmerzenreich, sonst auch Gräfin Trifaldi geheißen, berichtet wird, benebst einem Brief, welchen Sancho Pansa an seine Frau Teresa Pansa geschrieben

Tenía un mayordomo el duque de muy burlesco y desenfadado ingenio, el cual hizo la figura de Merlín y acomodó todo el aparato de la aventura pasada, compuso los versos y hizo que un paje hiciese a Dulcinea. Finalmente, con intervención de sus señores, ordenó otra del más gracioso y estraño artificio que puede imaginarse. Der Herzog hatte einen Haushofmeister, der große Lust an Scherzen hatte und stets heiterer Laune war. Er war es, der die Rolle des Merlin gespielt und alle Vorkehrungen zum vorigen Abenteuer getroffen, die Verse verfaßt und einen Edelknaben die Rolle der Dulcinea hatte spielen lassen. Jetzt, unter Mitwirkung seiner Herrschaft, traf er nun Anstalt zu einem andern Abenteuer von so komischer und kunstvoller Erfindung, wie man sich nur denken kann.
Preguntó la duquesa a Sancho otro día si había comenzado la tarea de la penitencia que había de hacer por el desencanto de Dulcinea. Dijo que sí, y que aquella noche se había dado cinco azotes. Preguntóle la duquesa que con qué se los había dado. Respondió que con la mano. Am folgenden Tage richtete die Herzogin an Sancho die Frage, ob er das Werk der Buße schon begonnen habe, das er für Dulcineas Entzauberung vollbringen solle. Er bejahte dies und erklärte, er habe sich diese Nacht schon fünf Hiebe gegeben. Die Herzogin fragte: »Womit denn?« Er antwortete: »Mit der Hand.«
-Eso -replicó la duquesa- más es darse de palmadas que de azotes. Yo tengo para mí que el sabio Merlín no estará contento con tanta blandura; menester será que el buen Sancho haga alguna diciplina de abrojos, o de las de canelones, que se dejen sentir; porque la letra con sangre entra, y no se ha de dar tan barata la libertad de una tan gran señora como lo es Dulcinea por tan poco precio; y advierta Sancho que las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito ni valen nada. »Das«, sagte die Herzogin, »heißt eher sich mit der Hand klatschen als sich Hiebe aufmessen. Ich glaube, mit einem so gelinden Verfahren wird sich der weise Merlin nicht zufriedengeben. Es wird erforderlich sein, daß der wackere Sancho etwa eine Stachel- oder Knotengeißel anwendet, die man gehörig fühlt; denn sollen die Buchstaben fest sitzen, muß der Buckel Blut schwitzen, und so billig ist die Erlösung einer hohen Dame wie Dulcinea nicht zu haben und nicht um so geringen Preis. Auch möge Sancho bedenken, daß gute Werke, wenn sie schlaff und lau verrichtet werden, unverdienstlich und wertlos sind.«
A lo que respondió Sancho. Sancho entgegnete darauf:
-Déme vuestra señoría alguna diciplina o ramal conveniente, que yo me daré con él como no me duela demasiado, porque hago saber a vuesa merced que, aunque soy rústico, mis carnes tienen más de algodón que de esparto, y no será bien que yo me descríe por el provecho ajeno. »Wolle mir Eure Herrlichkeit eine richtige Geißel oder einen Strick geben, dann will ich mir damit Hiebe aufzählen, wenn es mir nur nicht allzu weh tut; denn ich tue Euer Gnaden zu wissen, wenn ich auch ein Bauer bin, hat meine Haut doch mehr von Baumwolle an sich als von Esparto, und es wäre nicht recht, mich für einen andern gar zu zerfleischen.«
-Sea en buena hora -respondió la duquesa- yo os daré mañana una diciplina que os venga muy al justo y se acomode con la ternura de vuestras carnes, como si fueran sus hermanas propias. »Ganz recht«, versetzte die Herzogin, »ich will Euch morgen eine Geißel geben, die für Euch gerade wie gemacht ist und die sich mit der Zartheit Eurer Haut so gut vertragen soll, als wären es leibliche Geschwister.«
A lo que dijo Sancho. Hierauf sagte Sancho:
-Sepa vuestra alteza, señora mía de mi ánima, que yo tengo escrita una carta a mi mujer Teresa Panza, dándole cuenta de todo lo que me ha sucedido después que me aparté della; aquí la tengo en el seno, que no le falta más de ponerle el sobreescrito; querría que vuestra discreción la leyese, porque me parece que va conforme a lo de gobernador, digo, al modo que deben de escribir los gobernadores. »Liebste Herzens-Herzogin, Eure Hoheit muß auch wissen, daß ich meiner Frau Teresa Pansa einen Brief geschrieben habe, der ihr alles kundtut, was mir begegnet ist, seit ich von ihr Abschied genommen. Hier hab ich ihn vorn auf der Brust, es fehlt weiter nichts daran als die Aufschrift. Ich wünschte, Euer Wohlverständigkeit möchte ihn lesen, weil ich meine, er stimmt völlig zum Statthalterwesen, ich meine, zu der Art, wie Statthalter schreiben müssen.«
-¿Y quién la notó? -preguntó la duquesa. »Und wer hat ihn denn aufgesetzt?« fragte die Herzogin.
-¿Quién la había de notar sino yo, pecador de mí? -respondió Sancho. »Wer sollte ihn denn aufgesetzt haben als ich armer Sündenmensch?« antwortete Sancho.
-¿Y escribístesla vos? -dijo la duquesa. »Habt Ihr ihn denn auch selber geschrieben?« sagte die Herzogin.
-Ni por pienso -respondió Sancho-, porque yo no sé leer ni escribir, puesto que sé firmar. »Da ist kein Gedanke daran«, antwortete Sancho, »denn ich kann weder lesen noch schreiben, wenn ich auch meinen Namen unterzeichnen kann.«
-Veámosla -dijo la duquesa-, que a buen seguro que vos mostréis en ella la calidad y suficiencia de vuestro ingenio. »Wir wollen ihn ansehen«, versetzte die Herzogin; »ganz gewiß habt Ihr in dem Briefe die Eigentümlichkeit und Tüchtigkeit Eurer Geistesgaben an den Tag gelegt.«
Sacó Sancho una carta abierta del seno, y, tomándola la duquesa, vio que decía desta manera. Sancho zog einen offenen Brief aus dem Busen hervor; die Herzogin nahm ihn und las folgendes:
Carta de Sancho Panza a Teresa Panza, su mujer. Brief Sancho Pansas an seine Frau Teresa, Pansa
Si buenos azotes me daban, bien caballero me iba; si buen gobierno me tengo, buenos azotes me cuesta. Esto no lo entenderás tú, Teresa mía, por ahora; otra vez lo sabrás. Has de saber, Teresa, que tengo determinado que andes en coche, que es lo que hace al caso, porque todo otro andar es andar a gatas. Mujer de un gobernador eres, ¡mira si te roerá nadie los zancajos! Ahí te envío un vestido verde de cazador, que me dio mi señora la duquesa; acomódale en modo que sirva de saya y cuerpos a nuestra hija. Don Quijote, mi amo, según he oído decir en esta tierra, es un loco cuerdo y un mentecato gracioso, y que yo no le voy en zaga. Hemos estado en la cueva de Montesinos, y el sabio Merlín ha echado mano de mí para el desencanto de Dulcinea del Toboso, que por allá se llama Aldonza Lorenzo con tres mil y trecientos azotes, menos cinco, que me he de dar, quedará desencantada como la madre que la parió. No dirás desto nada a nadie, porque pon lo tuyo en concejo, y unos dirán que es blanco y otros que es negro. De aquí a pocos días me partiré al gobierno, adonde voy con grandísimo deseo de hacer dineros, porque me han dicho que todos los gobernadores nuevos van con este mesmo deseo; tomaréle el pulso, y avisaréte si has de venir a estar conmigo o no. El rucio está bueno, y se te encomienda mucho; y no le pienso dejar, aunque me llevaran a ser Gran Turco. La duquesa mi señora te besa mil veces las manos; vuélvele el retorno con dos mil, que no hay cosa que menos cueste ni valga más barata, según dice mi amo, que los buenos comedimientos. No ha sido Dios servido de depararme otra maleta con otros cien escudos, como la de marras, pero no te dé pena, Teresa mía, que en salvo está el que repica, y todo saldrá en la colada del gobierno; sino que me ha dado gran pena que me dicen que si una vez le pruebo, que me tengo de comer las manos tras él; y si así fuese, no me costaría muy barato, aunque los estropeados y mancos ya se tienen su calonjía en la limosna que piden; así que, por una vía o por otra, tú has de ser rica, de buena ventura. Dios te la dé, como puede, y a mí me guarde para servirte. Deste castillo, a veinte de julio de 1614. Kriegt ich Hiebe schwer und mächtig, ritt ich auch einher gar prächtig; hab ich eine schöne Statthalterschaft, so kostet's mich auch schöne Geißelhiebe. Das, meine Teresa, wirst du für jetzt nicht verstehen; ein andermal sollst du's erfahren. Du mußt wissen, Teresa, daß ich mich entschlossen habe, du sollst in der Kutsche fahren, das ist die Hauptsache, denn jede andre Art fortzukommen ist gerade, als wenn man auf allen vieren kriecht. Du bist eines Statthalters Frau; sieh, ob jemand wagen wird, dich in die Ferse zu beißen. Hier schicke ich dir ein grünes Jägerkleid, meine gnädige Frau Herzogin hat mir's geschenkt; mach es zurecht, daß es Rock und Leibchen für unsre Tochter gibt. Don Quijote, mein Dienstherr, ich hab hierzulande sagen hören, er wäre ein Narr voller Gescheitheit und ein Tollhäusler voll hübscher Einfalle und ich stünde nicht hinter ihm zurück. Wir sind in der Höhle des Montesinos gewesen, und der weise Zauberer Merlin hat ein Auge auf mich geworfen behufs Entzauberung der Dulcinea von Toboso, die dorten bei Euch Aldonza Lorenzo heißt. Mit dreitausenddreihundert Geißelhieben weniger fünf, die ich mir geben soll, soll sie aus aller Verzauberung sein, so wie ihre leibliche Mutter gewesen. Sag aber niemandem etwas davon, denn willst du um Rat deine Nachbarn fragen, wird einer weiß, der andre schwarz sagen. Heut über etliche Tage will ich nach meiner Statthalterei abgehen, und ich hab die allergrößte Lust, mir ein tüchtiges Stück Geld zu machen, denn es ist mir gesagt worden, jeder neue Statthalter geht mit demselben Verlangen hin. Ich will der Statthalterei den Puls fühlen und dir dann Nachricht geben, ob du kommen und bei mir bleiben sollst oder nicht. Unser Grauer befindet sich wohl und schickt dir viele Grüße, und ich gedenke ihn nicht von mir zu lassen, und wenn man mich zum Großtürken machen wollte. Die Herzogin, meine Gebieterin, küßt dir die Hände tausendmal, schick ihr dafür zweitausend Handküsse zurück; es gibt ja nichts, was weniger kostet und mehr einträgt als höfliche Manieren, wie mein Herr sagt. Es hat Gott nicht gefallen, mir abermals einen Mantelsack mit abermals hundert Goldstücken zu bescheren wie den von dazumal; aber das braucht dir keinen Kummer zu machen, Teresa mein, denn wer im Turme Sturm läutet, ist sicher vor der Gefahr draußen, und im letzten Aufwasch findet sich alles bei der StatthaltereII. Aber es hat mir große Sorge gemacht, daß die Leute mir sagen, wenn ich sie einmal geschmeckt habe, würde ich mir danach alle Finger aufessen; und wenn das der Fall wäre, würde sie mich nicht billig zu stehen kommen. Zwar stehen sich die Lahmen und die Krüppel mit dem, was sie erbetteln, nicht schlechter als die Domherren mit ihrer Pfründe. Mithin wirst du sicher auf die eine oder die andre Art reich werden und im Glück sitzen. Solches Glück wolle Gott dir verleihen und mir Leben und Gesundheit zu deinem Besten. Gegeben auf diesem Schlosse, am 20. Julius 1614
Tu marido el gobernador,
Sancho Panza.
Dein Mann, der Statthalter Sancho Pansa
En acabando la duquesa de leer la carta, dijo a Sancho. Als die Herzogin den Brief zu Ende gelesen, sprach sie zu Sancho:
-En dos cosas anda un poco descaminado el buen gobernador la una, en decir o dar a entender que este gobierno se le han dado por los azotes que se ha de dar, sabiendo él, que no lo puede negar, que cuando el duque, mi señor, se le prometió, no se soñaba haber azotes en el mundo; la otra es que se muestra en ella muy codicioso, y no querría que orégano fuese, porque la codicia rompe el saco, y el gobernador codicioso hace la justicia desgobernada. »In zwei Punkten ist der wackere Statthalter ein wenig irregegangen. Erstens, wenn er sagt oder zu verstehen gibt, diese Statthalterschaft sei ihm für die Geißelhiebe gegeben worden, die er sich aufmessen soll, während er doch weiß und es nicht leugnen kann, daß, als der Herzog, mein Gemahl, sie ihm versprach, man noch nicht einmal im Traum daran dachte, daß es Geißelhiebe auf der Welt gäbe. Der andre Punkt ist, daß er sich in dem Brief sehr habgierig zeigt, und ich möchte nicht, daß er sich in den Finger schneidet; Habsucht zerreißt den Sack, und unter einem habgierigen Statthalter kann das Recht nicht seine rechte Statt finden.«
-Yo no lo digo por tanto, señora -respondió Sancho-; y si a vuesa merced le parece que la tal carta no va como ha de ir, no hay sino rasgarla y hacer otra nueva, y podría ser que fuese peor si me lo dejan a mi caletre. »So hab ich das nicht gemeint, Señora«, entgegnete Sancho; »und wenn Euer Gnaden meint, selbiger Brief wäre nicht so, wie er sein soll, so braucht's nichts weiter, als ihn zu zerreißen und einen andern zu schreiben, und da war's möglich, er würde noch schlechter, wenn's meinem eignen Hirnkasten überlassen bleibt.«
-No, no -replicó la duquesa-, buena está ésta, y quiero que el duque la vea. »Nein, nein«, versetzte die Herzogin, »der Brief ist gut so, und der Herzog soll ihn auch lesen.«
Con esto se fueron a un jardín, donde habían de comer aquel día. Mostró la duquesa la carta de Sancho al duque, de que recibió grandísimo contento. Comieron, y después de alzado los manteles, y después de haberse entretenido un buen espacio con la sabrosa conversación de Sancho, a deshora se oyó el son tristísimo de un pífaro y el de un ronco y destemplado tambor. Todos mostraron alborotarse con la confusa, marcial y triste armonía, especialmente don Quijote, que no cabía en su asiento de puro alborotado; de Sancho no hay que decir sino que el miedo le llevó a su acostumbrado refugio, que era el lado o faldas de la duquesa, porque real y verdaderamente el son que se escuchaba era tristísimo y malencólico. Hiermit begaben sie sich in den Garten, wo man diesen Tag die Tafel halten wollte. Die Herzogin zeigte dem Herzog Sanchos Brief, der ihm den größten Spaß machte. Es wurde gespeist, und nachdem abgedeckt war und die Gastgeber sich geraume Zeit an Sanchos gewürzter Unterhaltung ergötzt hatten, vernahm man plötzlich den schwermütig klagenden Ton einer Querpfeife und den Schall einer heiseren gedämpften Trommel. In allen Gesichtern zeigte sich der Ausdruck der Bestürzung ob dieser mißtönigen kriegerischen und trübseligen Musik; am meisten bei Don Quijote, der es vor lauter Unruhe nicht auf seinem Stuhl aushaken konnte. Von Sancho braucht man nichts weiter zu sagen, als daß die große Angst ihn zu seiner gewöhnlichen Zufluchtsstätte trieb, nämlich in die nächste Nähe oder hinter die Rockschöße der Herzogin; denn das Getön, das sich hören ließ, war wirklich und wahrhaftig; höchst kläglich und wehmütig.
Y, estando todos así suspensos, vieron entrar por el jardín adelante dos hombres vestidos de luto, tan luego y tendido que les arrastraba por el suelo; éstos venían tocando dos grandes tambores, asimismo cubiertos de negro. A su lado venía el pífaro, negro y pizmiento como los demás. Seguía a los tres un personaje de cuerpo agigantado, amantado, no que vestido, con una negrísima loba, cuya falda era asimismo desaforada de grande. Por encima de la loba le ceñía y atravesaba un ancho tahelí, también negro, de quien pendía un desmesurado alfanje de guarniciones y vaina negra. Venía cubierto el rostro con un trasparente velo negro, por quien se entreparecía una longísima barba, blanca como la nieve. Movía el paso al son de los tambores con mucha gravedad y reposo. En fin, su grandeza, su contoneo, su negrura y su acompañamiento pudiera y pudo suspender a todos aquellos que sin conocerle le miraron. Als sie nun alle so in gespannter Erwartung dastanden, sahen sie, wie zwei Männer in den Garten traten und näher kamen, beide in Trauergewändern, so lang und tief herunterfallend, daß sie ihnen auf dem Boden nachschleiften, und diese Männer schlugen zwei große Trommeln, die ebenfalls schwarz verhängt waren. Ihnen zur Seite schritt der Pfeifer, raben- und pechschwarz wie die andern beiden. Auf diese dreie folgte ein Mann von riesenhafter Gestalt, in einen gleichfalls dunkelschwarzen Talar nicht sowohl gekleidet als auch vielmehr vermummt, dessen Schleppe wie bei den andern vor Länge ganz ungeheuerlich aussah. Über dem Talar ging ihm rings um die Hüften und quer über die Brust ein Wehrgehenk, ebenfalls schwarz, von dem ein übermäßig langer und breiter Pallasch herabhing, daran das Gefäß und die Beschläge und die Scheide schwarz waren. Er trug das Gesicht mit einem durchsichtigen schwarzen Schleier bedeckt, durch den ein ungewöhnlich langer schneeweißer Bart hindurchschimmerte. Seine Schritte bewegten sich nach dem Schall der Trommeln mit ernster Würde und Gelassenheit. Alles in allem war die Größe seiner Gestalt, sein gemessener Schritt, seine schwarze Tracht und sein Geleite ganz dazu angetan, jeden ängstlich zu machen, und machte wirklich jeden ängstlich, der ihn ansah und nicht kannte.
Llegó, pues, con el espacio y prosopopeya referida a hincarse de rodillas ante el duque, que en pie, con los demás que allí estaban, le atendía; pero el duque en ninguna manera le consintió hablar hasta que se levantase. Hízolo así el espantajo prodigioso, y, puesto en pie, alzó el antifaz del rostro y hizo patente la más horrenda, la más larga, la más blanca y más poblada barba que hasta entonces humanos ojos habían visto, y luego desencajó y arrancó del ancho y dilatado pecho una voz grave y sonora, y, poniendo los ojos en el duque, dijo. Mit diesem langsamen Gange und gelassenen Gebaren näherte er sich und warf sich auf die Knie vor dem Herzog, der ihn mit den andern Anwesenden stehend erwartete. Allein der Herzog wollte ihm durchaus nicht eher zu reden gestatten, bis er sich vom Boden erhöbe. Die riesige Schreckgestalt tat also, und sobald er sich aufgerichtet, hob er den Schleier von seinem Angesicht und ließ den greulichsten, längsten, weißesten, dichtesten Bart sehen, den bis jetzt Menschenaugen erschaut hatten, und sofort aus seiner breiten gewaltigen Brust eine tiefe klangvolle Stimme heraufholend und herauspressend und die Augen auf den Herzog heftend, sprach er:
-Altísimo y poderoso señor, a mí me llaman Trifaldín el de la Barba Blanca; soy escudero de la condesa Trifaldi, por otro nombre llamada la Dueña Dolorida, de parte de la cual traigo a vuestra grandeza una embajada, y es que la vuestra magnificencia sea servida de darla facultad y licencia para entrar a decirle su cuita, que es una de las más nuevas y más admirables que el más cuitado pensamiento del orbe pueda haber pensado. Y primero quiere saber si está en este vuestro castillo el valeroso y jamás vencido caballero don Quijote de la Mancha, en cuya busca viene a pie y sin desayunarse desde el reino de Candaya hasta este vuestro estado, cosa que se puede y debe tener a milagro o a fuerza de encantamento. Ella queda a la puerta desta fortaleza o casa de campo, y no aguarda para entrar sino vuestro beneplácito. Dije. »Erhabenster und großmächtiger Herr, man nennt mich Trifaldin den Weißbart; ich bin Kammerjunker bei der Gräfin Trifaldi, die auch den Namen die Kammerfrau Schmerzenreich trägt; und von dieser bringe ich Euer Hoheit eine Botschaft, nämlich daß Euer Herrlichkeit geruhen möchte, ihr Vergunst und Urlaub zu gewähren, daß sie nahen dürfe, Euch ihr Leid und Weh kundzutun, welches wohl das unerhörteste und wundersamste Leid und Weh ist, so die leidvollste Phantasie auf Erden sich erdenken kann. Und zuvörderst begehrt sie zu vernehmen, ob in diesem Eurem Schlosse der mannhafte und nie besiegte Ritter Don Quijote von der Mancha weilt; denn sie ist auf der Suche nach ihm, zu Fuße und mit nüchternem Magen, vom Königreich Candaya bis zu diesem Eurem Herzogtum, was man für ein Wunder oder für ein Werk der Zauberei halten kann und muß. Sie harret an der Pforte dieser Feste oder dieses Lustschlosses und erwartet, um einzutreten, nur Eure Gutheißung. Ich habe gesprochen.«
Y tosió luego y manoseóse la barba de arriba abajo con entrambas manos, y con mucho sosiego estuvo atendiendo la respuesta del duque, que fue. Hierauf räusperte er sich, strich sich den Bart von oben bis unten mit beiden Händen und blieb in Ruhe und Schweigsamkeit der Antwort des Herzogs gewärtig, welche also lautete:
-Ya, buen escudero Trifaldín de la Blanca Barba, ha muchos días que tenemos noticia de la desgracia de mi señora la condesa Trifaldi, a quien los encantadores la hacen llamar la Dueña Dolorida; bien podéis, estupendo escudero, decirle que entre y que aquí está el valiente caballero don Quijote de la Mancha, de cuya condición generosa puede prometerse con seguridad todo amparo y toda ayuda; y asimismo le podréis decir de mi parte que si mi favor le fuere necesario, no le ha de faltar, pues ya me tiene obligado a dársele el ser caballero, a quien es anejo y concerniente favorecer a toda suerte de mujeres, en especial a las dueñas viudas, menoscabadas y doloridas, cual lo debe estar su señoría. »Bereits, mein wackerer Kammerjunker Trifaldin Weißbart, ist's viele Tage her, seit wir Kunde von dem Mißgeschick unsrer Frau Gräfin Trifaldi haben, welche die Zauberer mit dem Namen Kammerfrau Schmerzenreich belegt haben. Allerdings könnt Ihr, staunenswerter Kammerjunker, ihr sagen, sie möge eintreten, und es befinde sich hier der mannhafte Ritter Don Quijote von der Mancha, von dessen großherzigem Sinne sie sich mit vollster Zuversicht jeden Schutz und jede Hilfe versprechen darf; und imgleichen könnt Ihr auch in meinem Namen ihr sagen, wenn sie meines Beistandes bedürfen sollte, so solle er ihr nicht fehlen; denn ihr ihn zu gewähren, bin ich schon darum verpflichtet, weil ich ein Ritter bin, in dessen Beruf es liegt und dem es zukommt, aller Art Frauen zu beschirmen, insbesondere würdige Damen, so verwitwet und an Ehre oder Gut geschädigt und schmerzenreich sind, wie es Hochdero Gnaden zweifelsohne sein muß.«
Oyendo lo cual Trifaldín, inclinó la rodilla hasta el suelo, y, haciendo al pífaro y tambores señal que tocasen, al mismo son y al mismo paso que había entrado, se volvió a salir del jardín, dejando a todos admirados de su presencia y compostura. Y, volviéndose el duque a don Quijote, le dijo. Trifaldin, da er solches vernommen, bog die Knie bis zum Boden, gab dem Pfeifer nebst den Trommlern ein Zeichen, aufzuspielen, ging unter derselben Musik und mit demselben Schritt, wie er hereingekommen, wieder zum Garten hinaus und ließ alle Anwesenden voller Verwunderung zurück ob seines Aussehens und seines Gebarens. Jetzt wendete sich der Herzog zu Don Quijote und sagte ihm:
-En fin, famoso caballero, no pueden las tinieblas de malicia ni de la ignorancia encubrir y escurecer la luz del valor y de la virtud. Digo esto porque apenas ha seis días que la vuestra bondad está en este castillo, cuando ya os vienen a buscar de lueñas y apartadas tierras, y no en carrozas ni en dromedarios, sino a pie y en ayunas; los tristes, los afligidos, confiados que han de hallar en ese fortísimo brazo el remedio de sus cuitas y trabajos, merced a vuestras grandes hazañas, que corren y rodean todo lo descubierto de la tierra. »Auf die Dauer, ruhmvoller Ritter, können die Finsternisse der Bosheit und Unwissenheit doch das Licht der Tapferkeit und Tugend nicht verdecken und verdunkeln. Ich sage dies, dieweil es kaum sechs Tage her ist, seit Eure Fürtrefflichkeit in diesem Schlosse weilt, und schon aus fernen und entlegenen Landen, nicht in Staats wagen oder auf Dromedaren, sondern zu Fuß und nüchternen Magens, kommen die Mühseligen und Beladenen, Euch aufzusuchen, voll Zuversicht, in diesem mächtigen Arme Hilfe zu finden für ihre Nöte und Drangsale; also ist's dank Euren hohen Heldentaten, deren Ruhm über alle bis heute entdeckten Erdstriche verbreitet ist.«
-Quisiera yo, señor duque -respondió don Quijote-, que estuviera aquí presente aquel bendito religioso que a la mesa el otro día mostró tener tan mal talante y tan mala ojeriza contra los caballeros andantes, para que viera por vista de ojos si los tales caballeros son necesarios en el mundo tocara, por lo menos, con la mano que los extraordinariamente afligidos y desconsolados, en casos grandes y en desdichas inormes no van a buscar su remedio a las casas de los letrados, ni a la de los sacristanes de las aldeas, ni al caballero que nunca ha acertado a salir de los términos de su lugar, ni al perezoso cortesano que antes busca nuevas para referirlas y contarlas, que procura hacer obras y hazañas para que otros las cuenten y las escriban; el remedio de las cuitas, el socorro de las necesidades, el amparo de las doncellas, el consuelo de las viudas, en ninguna suerte de personas se halla mejor que en los caballeros andantes, y de serlo yo doy infinitas gracias al cielo, y doy por muy bien empleado cualquier desmán y trabajo que en este tan honroso ejercicio pueda sucederme. Venga esta dueña y pida lo que quisiere, que yo le libraré su remedio en la fuerza de mi brazo y en la intrépida resolución de mi animoso espíritu. »Ich möchte wohl, Herr Herzog«, entgegnete Don Quijote, »jener heilige Mann, der Geistliche, der neulich bei der Tafel so bösen Willen und so argen Groll gegen die fahrende Ritterschaft an den Tag legte, wäre hier zugegen, auf daß er mit seinen eignen Augen sähe, ob solche Ritter in der Welt nötig sind; jetzt könnte er mit Händen greifen, daß die, so in außergewöhnlichem Grade bedrängt und des Trostes bar sind, ihre Zuflucht in hochwichtigen Fällen und im schlimmsten Unglück nicht in den Häusern der Studierten noch der Dorfküster suchen noch bei dem Ritter, der es nie über die Gemarkung seines Dorfes hinausgebracht, noch bei dem müßigen Hofmann, der sich lieber nach Neuigkeiten umtut, um sie zu erzählen und zu verbreiten, als selber Werke und Taten zu verrichten, damit andre sie erzählen und niederschreiben. Zuflucht in Nöten, Hilfe in Bedrängnissen, Beschirmung der Jungfrauen, Trost der Witwen, das findet sich bei keinerlei Art von Menschen besser als bei den fahrenden Rittern; und daß ich es bin, dafür sag ich dem Himmel unendlichen Dank, und für hohen Gewinn erachte ich jegliche Widerwärtigkeit und Drangsal, die mich in diesem so ehrenvollen Berufe treffen könnte. So komme denn diese Kammerfrau und begehre, was ihr beliebt; ich biete ihr Hilfe und Rettung in der Kraft meines Arms und in der furchtlosen Entschlossenheit meines kampfbegierigen Geistes.«





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXVIII. Donde se prosigue la famosa aventura de la dueña Dolorida.

37. Kapitel Allwo die fürtreffliche Aventüre mit der Kammerfrau Schmerzenreich fortgesetzt wird

En estremo se holgaron el duque y la duquesa de ver cuán bien iba respondiendo a su intención don Quijote, y a esta sazón dijo Sancho. Hocherfreut waren der Herzog und die Herzogin, zu sehen, wie bereitwillig Don Quijote auf ihren Plan einging. Sancho aber sagte dazu:
-No querría yo que esta señora dueña pusiese algún tropiezo a la promesa de mi gobierno, porque yo he oído decir a un boticario toledano que hablaba como un silguero que donde interviniesen dueñas no podía suceder cosa buena. ¡Válame Dios, y qué mal estaba con ellas el tal boticario! De lo que yo saco que, pues todas las dueñas son enfadosas e impertinentes, de cualquiera calidad y condición que sean, ¿qué serán las que son doloridas, como han dicho que es esta condesa Tres Faldas, o Tres Colas?; que en mi tierra faldas y colas, colas y faldas, todo es uno. »Ich möchte nicht, daß diese geehrte Kammerfrau meiner versprochenen Statthalterschaft einen Stein in den Weg legt; denn ich habe einen Toledaner Apotheker, der wie ein Starmatz schwatzte, sagen hören, wo Zofen und Kammerfrauen dabei seien, da könne nichts Gutes herauskommen. Gott steh mir bei, wie übel war selbiger Apotheker auf die Kammerfrauen zu sprechen! Woraus ich denn entnehme, sintemal alle Kammerfrauen lästig und unangenehm sind, wes Ranges und Standes sie sein mögen: was werden erst die schmerzenreichen sein, welches diese Gräfin mit den drei Falten oder den drei Schleppen sein soll? Denn bei mir zulande ist Falten und Schleppe, Schleppe und Falten alles einerlei.«
-Calla, Sancho amigo -dijo don Quijote-, que, pues esta señora dueña de tan lueñes tierras viene a buscarme, no debe ser de aquellas que el boticario tenía en su número, cuanto más que ésta es condesa, y cuando las condesas sirven de dueñas, será sirviendo a reinas y a emperatrices, que en sus casas son señorísimas que se sirven de otras dueñas. »Schweige, Freund Sancho«, fiel Don Quijote ein; »denn sintemal diese geehrte Kammerfrau von so fernen Landen kommt, um mich aufzusuchen, wird sie wohl nicht zu denen gehören, die der Apotheker in seinem Register hatte, und dies um so gewisser, als diese eine Gräfin ist, und wenn Gräfinnen als Kammerfrauen dienen, so kann dies sicher nur bei einer Königin oder Kaiserin sein, und in ihrem eignen Hause sind sie höchste Gebieterinnen und lassen sich selbst von Kammerfrauen bedienen.«
A esto respondió doña Rodríguez, que se halló presente. Darauf versetzte Doña Rodríguez, die zugegen war:
-Dueñas tiene mi señora la duquesa en su servicio, que pudieran ser condesas si la fortuna quisiera, pero allá van leyes do quieren reyes; y nadie diga mal de las dueñas, y más de las antiguas y doncellas; que, aunque yo no lo soy, bien se me alcanza y se me trasluce la ventaja que hace una dueña doncella a una dueña viuda; y quien a nosotras trasquiló, las tijeras le quedaron en la mano. »Meine gnädige Frau Herzogin hat Kammerfrauen in ihren Diensten, die Herzoginnen sein könnten, wenn das Glück es nur wollte; aber wohin des Königs Wille geht, dahin wird das Gesetz gedreht; und keiner soll den Kammerfrauen was Böses nachsagen, vorab den alten und den unverheirateten. Denn wiewohl ich beides nicht bin, kann ich's doch begreifen und habe doch eine Vorstellung davon, wieviel eine noch unverheiratete Kammerdame vor einer verwitweten voraushat; wer uns aber zwacken und scheren will, dem bricht und sticht die Schere in Hand und Finger.«
-Con todo eso -replicó Sancho-, hay tanto que trasquilar en las dueñas, según mi barbero, cuanto será mejor no menear el arroz, aunque se pegue. »Nichtsdestoweniger gibt es bei den Kammerfrauen viel zu scheren«, entgegnete Sancho, »nach dem, was mein Barbier sagt, gerade wie es besser ist, den Reis nicht umzurühren, wenn er sich auch unten am Topf ansetzen will.«
-Siempre los escuderos -respondió doña Rodríguez- son enemigos nuestros; que, como son duendes de las antesalas y nos veen a cada paso, los ratos que no rezan, que son muchos, los gastan en murmurar de nosotras, desenterrándonos los huesos y enterrándonos la fama. Pues mándoles yo a los leños movibles, que, mal que les pese, hemos de vivir en el mundo, y en las casas principales, aunque muramos de hambre y cubramos con un negro monjil nuestras delicadas o no delicadas carnes, como quien cubre o tapa un muladar con un tapiz en día de procesión. A fe que si me fuera dado, y el tiempo lo pidiera, que yo diera a entender, no sólo a los presentes, sino a todo el mundo, cómo no hay virtud que no se encierre en una dueña. »Die Schildknappen«, entgegnete Doña Rodríguez, »sind uns beständig so feind, daß sie, da sie stets in den Vorzimmern als Kobolde herumgeistern und uns auf Schritt und Tritt zu Gesicht bekommen, all die Augenblicke, wo sie nicht beten - und dieser Augenblicke sind viele! -, darauf verwenden, uns zu lästern, uns bis auf die Haut auszuziehen und unsern guten Ruf ins Grab zu legen. Aber diesen Holzklötzen auf zwei Beinen, denen sag ich ernstlich: Mag es sie noch so sehr ärgern, so werden wir nach wie vor auf der Welt sein und in vornehmen Häusern leben, und sollten wir auch vor Hunger sterben und unsre zarten oder nicht zarten Glieder mit einem schwarzen Nonnenrock bedecken müssen, wie man am Tag einer Prozession einen Misthaufen mit einem Teppich zudeckt. Wahrhaftig, wenn es mir nur gestattet wäre oder die Gelegenheit es erheischte, würde ich nicht nur den Anwesenden, sondern der ganzen Welt klarmachen, daß es keine gute Eigenschaft gibt, die sich nicht bei einer Kammerfrau findet.«
-Yo creo -dijo la duquesa- que mi buena doña Rodríguez tiene razón, y muy grande; pero conviene que aguarde tiempo para volver por sí y por las demás dueñas, para confundir la mala opinión de aquel mal boticario, y desarraigar la que tiene en su pecho el gran Sancho Panza. »Ich glaube«, sagte die Herzogin, »meine brave Doña Rodríguez hat recht und sehr recht; aber sie wartet wohl am besten eine gelegene Zeit ab, um ihre und der andern Kammerfrauen Sache zu führen, die üble Meinung jenes bösen Apothekers zuschanden zu machen und auch diejenige, die der große Sancho Pansa in seinem Busen hegt, mit der Wurzel herauszureißen.«
A lo que Sancho respondió. Darauf entgegnete Sancho:
-Después que tengo humos de gobernador se me han quitado los váguidos de escudero, y no se me da por cuantas dueñas hay un cabrahígo. »Seit ich mit Statthalteraussichten schwanger gehe, ist mir der Schildknappenschwindel vergangen, und ich gebe für alle Kammerfrauen unter der Sonne nicht einen Holzapfel«.
Adelante pasaran con el coloquio dueñesco, si no oyeran que el pífaro y los tambores volvían a sonar, por donde entendieron que la dueña Dolorida entraba. Preguntó la duquesa al duque si sería bien ir a recebirla, pues era condesa y persona principal. Sie hätten das Kammerfrauengespräch noch weiter fortgesetzt, wenn sie nicht abermals den Pfeifer und die Trommler gehört hätten, woraus sie denn entnahmen, daß die Kammerfrau Schmerzenreich im Anzug seII. Die Herzogin fragte den Herzog, ob es sich wohl schicke, ihr zur Begrüßung entgegenzugehen, da sie doch eine Gräfin und vornehme Person seII.
-Por lo que tiene de condesa -respondió Sancho, antes que el duque respondiese-, bien estoy en que vuestras grandezas salgan a recebirla; pero por lo de dueña, soy de parecer que no se muevan un paso. »Soweit sie was von einer Gräfin an sich hat«, entgegnete Sancho, ehe noch der Herzog antworten konnte, »da halte ich zwar für gut, wenn von dessentwegen Eure Hoheiten ihr entgegengehen; aber von wegen der Kammerfrau, da bin ich der Meinung, Ihr dürft nicht einen einzigen Schritt gehen.«
-¿Quién te mete a ti en esto, Sancho? -dijo don Quijote. »Wer heißt dich, Sancho, dich da hineinzumischen?« sagte Don Quijote.
-¿Quién, señor? -respondió Sancho-. Yo me meto, que puedo meterme, como escudero que ha aprendido los términos de la cortesía en la escuela de vuesa merced, que es el más cortés y bien criado caballero que hay en toda la cortesanía; y en estas cosas, según he oído decir a vuesa merced, tanto se pierde por carta de más como por carta de menos; y al buen entendedor, pocas palabras. »Wer, Señor?« antwortete Sancho; »ich, ich mische mich hinein, und ich darf mich wohl hineinmischen als ein Schildknappe, der die Regeln der Höflichkeit in Euer Gnaden Schule gelernt hat; denn Euer Gnaden ist der höflichste und wohlgesittetste Ritter in der ganzen Höflichkeitswelt. Auch pflegt man ja in derlei Dingen, wie ich aus Euer Gnaden Mund gehört, mit einer Karte zuviel ebensoleicht zu verlieren als mit einer Karte zuwenig; und Gelehrten ist gut predigen.«
-Así es, como Sancho dice -dijo el duque- veremos el talle de la condesa, y por él tantearemos la cortesía que se le debe. »Es ist ganz so, wie Sancho sagt«, versetzte der Herzog; »wir wollen abwarten, wie die Gräfin aussieht, und danach wollen wir bemessen, wieviel Höflichkeit ihr gebührt.«
En esto, entraron los tambores y el pífaro, como la vez primera. Indem schritten die Trommler und der Pfeifer herein wie das erstemal.
Y aquí, con este breve capítulo, dio fin el autor, y comenzó el otro, siguiendo la mesma aventura, que es una de las más notables de la historia. Und hiermit beschließt der Verfasser dieses kurze Kapitel und fängt das folgende an, worin er dasselbe Abenteuer fortsetzt, welches eines der bemerkenswertesten in dem ganzen Buche ist.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXVIII. Donde se cuenta la que dio de su mala andanza la dueña Dolorida.

38. Kapitel Allwo Bericht gegeben wird vom Berichte, welchen die Kammerfrau Schmerzenreich über ihr eigenes Mißgeschick erstattet hat

Detrás de los tristes músicos comenzaron a entrar por el jardín adelante hasta cantidad de doce dueñas, repartidas en dos hileras, todas vestidas de unos monjiles anchos, al parecer, de anascote batanado, con unas tocas blancas de delgado canequí, tan luengas que sólo el ribete del monjil descubrían. Tras ellas venía la condesa Trifaldi, a quien traía de la mano el escudero Trifaldín de la Blanca Barba, vestida de finísima y negra bayeta por frisar, que, a venir frisada, descubriera cada grano del grandor de un garbanzo de los buenos de Martos. La cola, o falda, o como llamarla quisieren, era de tres puntas, las cuales se sustentaban en las manos de tres pajes, asimesmo vestidos de luto, haciendo una vistosa y matemática figura con aquellos tres ángulos acutosque las tres puntas formaban, por lo cual cayeron todos los que la falda puntiaguda miraron que por ella se debía llamar la condesa Trifaldi, como si dijésemos la condesa de las Tres Faldas; y así dice Benengeli que fue verdad, y que de su propio apellido se llama la condesa Lobuna, a causa que se criaban en su condado muchos lobos, y que si como eran lobos fueran zorras, la llamaran la condesa Zorruna, por ser costumbre en aquellas partes tomar los señores la denominación de sus nombres de la cosa o cosas en que más sus estados abundan; empero esta condesa, por favorecer la novedad de su falda, dejó el Lobuna y tomó el Trifaldi. Hinter den trübseligen Musikern schritten nun in den Garten herein etwa zwölf Kammerfrauen, in zwei Reihen verteilt, alle in weite Nonnenkleider gehüllt, die dem Anscheine nach von gewalktem Wollstoff waren, mit weißen Schleiern von dünnem Musselin, so lang, daß sie bloß den untern Saum des Kleides sehen ließen. Hinter ihnen kam die Gräfin Trifaldi einher, die der Kammerjunker Trifaldin Weißbart an der Hand führte; gekleidet war sie in feinsten schwarzen Zwilch, der nicht gekrempelt war, und war er das schon gewesen, so hätte sich jede Flocke an dem Zeug so dick wie eine Kichererbse gezeigt, und zwar wie eine jener großen Kichererbsen aus Martos; die Schleppe - oder Falte oder Schoß oder wie man es nennen will - lief in drei Spitzen aus, die von den Händen dreier ebenfalls in Trauer gekleideter Edelknaben getragen wurden; diese drei Spitzen, welche spitze Winkel bildeten, stellten eine in die Augen fallende geometrische Figur dar. Und daraus schlossen alle, welche die drei spitzwinkligen Rockfalten oder Schöße betrachteten, sie müsse deshalb die Gräfin Trifaldi heißen; das ist ungefähr, als wenn wir sagten: die Gräfin mit den drei Falten. Und Benengelí bemerkt, dies ist in der Tat der Fall gewesen und sie habe mit ihrem wirklichen Namen Gräfin Lobuna, Wolfhausen, geheißen, und zwar aus dem Grunde, weil in ihrer Grafschaft viele lobos, das ist Wölfe, hausten; und wenn anstatt der Wölfe es Füchse, zorros, gewesen wären, so würde man sie Gräfin Zorruna, Fuchshausen, geheißen haben, weil es dortzulande der Brauch ist, daß die Herrschaften ihre Namen von den Dingen entlehnen, woran ihre Güter besonders reich sind. Indessen hat diese Gräfin, um der neuen Mode ihrer Falte oder Schleppe Eingang zu verschaffen, den Namen Lobuna oder Wolfhausen aufgegeben und den Namen Trifaldi oder Dreischlepp angenommen.
Venían las doce dueñas y la señora a paso de procesión, cubiertos los rostros con unos velos negros y no trasparentes como el de Trifaldín, sino tan apretados que ninguna cosa se traslucían. Die zwölf Kammerfrauen und die Gräfin kamen in feierlichem Prozessionsschritt einher, die Gesichter mit Schleiern bedeckt, die schwarz, aber nicht wie der des Trifaldin durchsichtig waren, sondern so dicht, daß man nicht hindurchsehen konnte.
Así como acabó de parecer el dueñesco escuadrón, el duque, la duquesa y don Quijote se pusieron en pie, y todos aquellos que la espaciosa procesión miraban. Pararon las doce dueñas y hicieron calle, por medio de la cual la Dolorida se adelantó, sin dejarla de la mano Trifaldín, viendo lo cual el duque, la duquesa y don Quijote, se adelantaron obra de doce pasos a recebirla. Ella, puesta las rodillas en el suelo, con voz antes basta y ronca que sutil y dilicada, dijo. Sobald die kammerfrauliche Truppe aufmarschiert war, standen der Herzog, die Herzogin und Don Quijote auf und ebenso die andern alle, die dem langsam schreitenden Aufzug zusahen. Die zwölf Kammerfrauen machten halt und bildeten ein Spalier, durch welches die Schmerzenreich hinschritt, ohne daß Trifaldin sie von der Hand ließ. Als der Herzog, die Herzogin und Don Quijote dies sahen, gingen sie ihr etwa zwölf Schritte weit entgegen, um sie zu begrüßen. Sie warf sich jetzt auf die Knie nieder und sprach mit einer Stimme, die eher grob und rauh als fein und zart war:
-Vuestras grandezas sean servidas de no hacer tanta cortesía a este su criado; digo, a esta su criada, porque, según soy de dolorida, no acertaré a responder a lo que debo, a causa que mi estraña y jamás vista desdicha me ha llevado el entendimiento no sé adónde, y debe de ser muy lejos, pues cuanto más le busco menos le hallo. »Eure Hoheiten wollen geruhen, diesem Eurem Diener, ich will sagen dieser Eurer Dienerin, nicht so große Höflichkeit zu erweisen, denn sintemal ich so schmerzenreich bin, würde ich nicht imstande sein, meiner Schuldigkeit zu genügen, dieweil mein nie erhörtes und nie geschautes Mißgeschick mir meinen Verstand, ich weiß nicht wohin, entführt hat, jedenfalls sehr weithin, denn je mehr ich ihn suche, desto weniger kann ich ihn wiederfinden.«
-Sin él estaría -respondió el duque-, señora condesa, el que no descubriese por vuestra persona vuestro valor, el cual, sin más ver, es merecedor de toda la nata de la cortesía y de toda la flor de las bien criadas ceremonias. »Ohne Verstand wäre der, Frau Gräfin«, entgegnete der Herzog, »der nicht aus Eurem ganzen Wesen Euren großen Wert ersähe, welcher, auch ohne daß man mehr von Euch erblickt, würdig ist, alle Perlen der Höflichkeit und alle Blüte wohlgezogenster und feinster Förmlichkeiten zu empfangen.«
Y, levantándola de la mano, la llevó a asentar en una silla junto a la duquesa, la cual la recibió asimismo con mucho comedimiento. Alsbald zog er sie an der Hand empor und führte sie zu einem Sitze neben der Herzogin, welche sie ebenfalls mit großer Höflichkeit begrüßte.
Don Quijote callaba, y Sancho andaba muerto por ver el rostro de la Trifaldi y de alguna de sus muchas dueñas, pero no fue posible hasta que ellas de su grado y voluntad se descubrieron. Don Quijote schwieg, und Sancho starb schier vor Begierde, das Gesicht der Trifaldi und irgendeiner ihrer vielen Kammerfrauen zu sehn; allein dies war nicht möglich, bis sie später aus eigenem Antrieb und freiem Willen sich entschleierten.
Sosegados todos y puestos en silencio, estaban esperando quién le había de romper, y fue la dueña Dolorida con estas palabras. Als nun alles ruhig geworden und tiefes Schweigen beobachtete, in Erwartung, wer dasselbe zuerst brechen würde, da war es die Kammerfrau Schmerzenreich, die das Gespräch mit folgenden Worten eröffnete:
-Confiada estoy, señor poderosísimo, hermosísima señora y discretísimos circunstantes, que ha de hallar mi cuitísima en vuestros valerosísimos pechos acogimiento no menos plácido que generoso y doloroso, porque ella es tal, que es bastante a enternecer los mármoles, y a ablandar los diamantes, y a molificar los aceros de los más endurecidos corazones del mundo; pero, antes que salga a la plaza de vuestros oídos, por no decir orejas, quisiera que me hicieran sabidora si está en este gremio, corro y compañía el acendradísimo caballero don Quijote de la Manchísima y su escuderísimo Panza. »Ich hege die Zuversicht, allermächtigster Herr und allerschönste Herrin und ihr, allerverständigste Anwesende, daß meine Allerbedrängtestheit in Euren alleredelsten Herzen einen nicht weniger freundlichen als großsinnigen und schmerzenreichen Empfang finden wird: denn selbige ist solcher Art, daß sie ausreicht, zu rühren Marmelsteine, zu schmelzen Demanten und den Stahl der allerhärtesten Herzen von der Welt. Doch bevor sie in den Bereich Eures Gehörs, um nicht zu sagen Eurer Ohren dringt, möchte ich wohl, daß Ihr mich wissend machet, ob in diesem Verein, Kreis und geselligem Zirkel der allerseelenreinste Ritter Don Quijote von der allergemanschtesten Mancha anwesend ist, imgleichen sein allerschildknapplichster Sancho Pansa.«
-El Panza -antes que otro respondiese, dijo Sancho- aquí esta, y el don Quijotísimo asimismo; y así, podréis, dolorosísima dueñísima, decir lo que quisieridísimis, que todos estamos prontos y aparejadísimos a ser vuestros servidorísimos. »Der Pansa ist hier«, sagte Sancho, eh noch ein andrer antworten konnte, »und der Don Allerquijotischste ebenfalls; und mithin, allerschmerzenreichste kammerfraulichste Dame, könnt Ihr sagen, was Euch allerbeliebtest; wir alle sind eifrigst und allerbereitest, Euch aufs allerdienerischste allergefälligst zu sein.«
En esto se levantó don Quijote, y, encaminando sus razones a la Dolorida dueña, dijo. Jetzt erhob sich Don Quijote, und sich zur schmerzenreichen Kammerfrau wendend, sprach er:
-Si vuestras cuitas, angustiada señora, se pueden prometer alguna esperanza de remedio por algún valor o fuerzas de algún andante caballero, aquí están las mías, que, aunque flacas y breves, todas se emplearán en vuestro servicio. Yo soy don Quijote de la Mancha, cuyo asumpto es acudir a toda suerte de menesterosos, y, siendo esto así, como lo es, no habéis menester, señora, captar benevolencias ni buscar preámbulos, sino, a la llana y sin rodeos, decir vuestros males, que oídos os escuchan que sabrán, si no remediarlos, dolerse dellos. »Wenn Eure Bedrängnisse, hochbedrängte Dame, sich irgendwelche Hoffnung der Abhilfe versprechen können von irgendwelcher Tapferkeit oder Heldenhaftigkeit irgendwelchen fahrenden Ritters - allhie ist die meinige, die, obschon schwach und gering, ganz Euren Diensten geweiht werden soll. Ich bin Don Quijote von der Mancha, dessen Aufgabe es ist, aller Art von Hilfsbedürftigen beizustehn, und so habt Ihr nicht nötig, Señora, um jemandes Wohlwollen zu werben oder erst nach Vorreden zu suchen, sondern nur, ganz einfach und ohne Umschweife, Eure Leiden zu erzählen, denn Euch hören die Ohren solcher, die, wenn sie ihnen nicht abzuhelfen vermögen, doch sie schmerzlich mitfühlen werden.«
Oyendo lo cual, la Dolorida dueña hizo señal de querer arrojarse a los pies de don Quijote, y aun se arrojó, y, pugnando por abrazárselos, decía Als dies die schmerzenreiche Kammerfrau hörte, machte sie Miene, sich zu Don Quijotes Füßen werfen zu wollen, ja sie warf sich wirklich vor sie hin, gab sich alle Mühe, sie mit den Armen zu umschlingen, und sagte:
-Ante estos pies y piernas me arrojo, ¡oh caballero invicto!, por ser los que son basas y colunas de la andante caballería; estos pies quiero besar, de cuyos pasos pende y cuelga todo el remedio de mi desgracia, ¡oh valeroso andante, cuyas verdaderas fazañas dejan atrás y escurecen las fabulosas de los Amadises, Esplandianes y Belianises! »Vor diese Füße und Beine werfe ich mich hin, o unbesiegter Ritter, denn sie sind die Träger und Säulen der fahrenden Ritterschaft; diese Füße will ich küssen, an deren Schritten die Rettung aus meinem Unglück hängt und geknüpft ist. O fahrender Held, dessen wirkliche und wahre Kampfestaten jene fabelhaften der Amadíse, Esplandiane und Belianíse hinter sich lassen und verdunkeln!«
Y, dejando a don Quijote, se volvió a Sancho Panza, y, asiéndole de las manos, le dijo. Jetzt wandte sie sich von Don Quijote hinweg zu Sancho Pansa, ergriff seine Hände und sprach zu ihm:
-¡Oh tú, el más leal escudero que jamás sirvió a caballero andante en los presentes ni en los pasados siglos, más luengo en bondad que la barba de Trifaldín, mi acompañador, que está presente!, bien puedes preciarte que en servir al gran don Quijote sirves en cifra a toda la caterva de caballeros que han tratado las armas en el mundo. Conjúrote, por lo que debes a tu bondad fidelísima, me seas buen intercesor con tu dueño, para que luego favorezca a esta humilísima y desdichadísima condesa. »O du, redlichster Schildknappe, so jemals in gegenwärtigen oder in vergangenen Jahrhunderten fahrenden Rittern bedienstet gewesen, du, dessen Vortrefflichkeit größer ist als der Bart Trifaldins, meines Geleiters, der allhier zugegen ist! Wohl magst du dich rühmen, daß du, indem du dem großen Don Quijote dienst, dem Inbegriff der gesamten Ritterwelt dienest, welche jemals auf Erden das Waffenwerk hat betrieben. Ich beschwöre dich bei allem, was du deiner eignen allergetreusten Vortrefflichkeit schuldest, daß du mir ein trefflicher Fürbitter bei deinem Dienstherrn seiest, auf daß er sofort einer allerdemütigsten und allerunglücklichsten Gräfin wie mir seine Hilfe zuwenden wolle.«
A lo que respondió Sancho. Sancho entgegnete hierauf:
-De que sea mi bondad, señoría mía, tan larga y grande como la barba de vuestro escudero, a mí me hace muy poco al caso; barbada y con bigotes tenga yo mi alma cuando desta vida vaya, que es lo que importa, que de las barbas de acá poco o nada me curo; pero, sin esas socaliñas ni plegarias, yo rogaré a mi amo, que sé que me quiere bien, y más agora que me ha menester para cierto negocio, que favorezca y ayude a vuesa merced en todo lo que pudiere. Vuesa merced desembaúle su cuita y cuéntenosla, y deje hacer, que todos nos entenderemos. »Ob meine Vortrefflichkeit, Herrin mein, so groß und umfänglich ist wie der Bart Eures Kammerjunkers, da liegt mir entsetzlich wenig dran; wenn dereinst meine Seele aus diesem Leben scheidet, dann möge sie in Kinn- und Knebelbart stolzieren, denn das ist von Wichtigkeit; aber um die Bärte im Diesseits kümmre ich mich nicht. Allein auch ohne diesen ganzen Schwindel und ohne dieses demütige Flehen bitte ich meinen Herrn - der mich, ich weiß es, sehr lieb und mich gerade zu einem gewissen Handel sehr nötig hat -, daß er Euer Gnaden in allem, was er vermag, helfen und beistehen möge. Also wolle Euer Gnaden Dero Bedrängnis auspacken und sie uns erzählen und uns nur gewähren lassen, wir werden uns schon alle miteinander verständigen.«
Reventaban de risa con estas cosas los duques, como aquellos que habían tomado el pulso a la tal aventura, y alababan entre sí la agudeza y disimulación de la Trifaldi, la cual, volviéndose a sentar, dijo. Über all dieses wollten Herzog und Herzogin schier vor Lachen bersten, da sie ja selbst um das Geheimnis dieses Abenteuers wußten, und sie lobten im stillen den Witz und die Verstellungskunst der TrifaldII. Diese aber setzte sich wieder und sprach:
-« Del famoso reino de Candaya, que cae entre la gran Trapobana y el mar del Sur, dos leguas más allá del cabo Comorín, fue señora la reina doña Maguncia, viuda del rey Archipiela, su señor y marido, de cuyo matrimonio tuvieron y procrearon a la infanta Antonomasia, heredera del reino, la cual dicha infanta Antonomasia se crió y creció debajo de mi tutela y doctrina, por ser yo la más antigua y la más principal dueña de su madre. Sucedió, pues, que, yendo días y viniendo días, la niña Antonomasia llegó a edad de catorce años, con tan gran perfeción de hermosura, que no la pudo subir más de punto la naturaleza. ¡Pues digamos agora que la discreción era mocosa! . Así era discreta como bella, y era la más bella del mundo, y lo es, si ya los hados invidiosos y las parcas endurecidas no la han cortado la estambre de la vida. Pero no habrán, que no han de permitir los cielos que se haga tanto mal a la tierra como sería llevarse en agraz el racimo del más hermoso veduño del suelo. De esta hermosura, y no como se debe encarecida de mi torpe lengua, se enamoró un número infinito de príncipes, así naturales como estranjeros, entre los cuales osó levantar los pensamientos al cielo de tanta belleza un caballero particular que en la corte estaba, confiado en su mocedad y en su bizarría, y en sus muchas habilidades y gracias, y facilidad y felicidad de ingenio; porque hago saber a vuestras grandezas, si no lo tienen por enojo, que tocaba una guitarra que la hacía hablar, y más que era poeta y gran bailarín, y sabía hacer una jaula de pájaros, que solamente a hacerlas pudiera ganar la vida cuando se viera en estrema necesidad, que todas estas partes y gracias son bastantes a derribar una montaña, no que una delicada doncella. Pero toda su gentileza y buen donaire y todas sus gracias y habilidades fueran poca o ninguna parte para rendir la fortaleza de mi niña, si el ladrón desuellacaras no usara del remedio de rendirme a mí primero. Primero quiso el malandrín y desalmado vagamundo granjearme la voluntad y cohecharme el gusto, para que yo, mal alcaide, le entregase las llaves de la fortaleza que guardaba. En resolución él me aduló el entendimiento y me rindió la voluntad con no sé qué dijes y brincos que me dio, pero lo que más me hizo postrar y dar conmigo por el suelo fueron unas coplas que le oí cantar una noche desde una reja que caía a una callejuela donde él estaba, que, si mal no me acuerdo, decían »In dem weitberühmten Königreich Candaya, das zwischen dem großen Trapobana und dem Südmeer liegt, zwei Meilen jenseits des Kap Comorin, führte die Herrschaft die Königin Doña Maguncia, die Witwe des Königs Archipél, ihres Herrn und Gemahls. In dieser Ehe bekamen und erzeugten sie die Infantin Antonomásia, die Erbin des Reiches, welche Infantin Antonomásia unter meiner Leitung und Lehre erzogen wurde und heranwuchs, dieweil ich die älteste und vornehmste unter den Kammerfrauen ihrer Mutter war. Es fügte sich nun, wie die Tage kamen und gingen und das Kindlein Antonomásia das Alter von vierzehn Jahren erreichte, daß es eine so vollkommene Schönheit besaß, daß die Natur sie nicht auf eine noch vollkommenere Stufe zu erheben vermochte. Wollen wir nun sagen, daß ihr Verstand noch etwas feuchtnasig war? Nein, sie war so verständig wie schön; ja sie war die Allerschönste auf Erden und ist es noch, wenn nicht etwa die mißgünstigen Schicksalsgötter ihres Lebens Faden schon abgeschnitten haben. Jedoch sie werden es nicht getan haben; der Himmel wird nicht zugeben, daß der Erde so großes Leid geschehe, wie es geschähe, wenn von der schönsten Rebe auf Erden die Traube unreif abgepflückt würde. In diese Schönheit, in diese von meiner unbeholfenen Zunge nie nach Gebühr gepriesene Schönheit verliebten sich eine unendliche Anzahl Prinzen, sowohl einheimische als auch fremde, und unter ihnen wagte auch ein schlichter Edelmann am Hofe seine Gedanken zum Himmel so hoher Huldseligkeit emporzuheben, im Vertrauen auf seine Jugendblüte und seine Stattlichkeit, auf seine großen Talente und seine Liebenswürdigkeit, die Gewandtheit und die glücklichen Anlagen seines Geistes; denn ich tue Euern Hoheiten kund - wenn es Hochdenselben nicht unangenehm ist -, daß er die Gitarre spielte, als wenn er ihr Sprache verliehe, und daß er ferner ein Poet und ein ausgezeichneter Tänzer war und Vogelkäfige so schön zu fertigen verstand, daß er damit sein Brot hätte verdienen können, wenn er in Not geraten wäre: lauter Eigenschaften und Vorzüge, die ausgereicht hätten, einen Berg zu erschüttern, geschweige denn ein zartes Mägdlein. Indessen hätten all seine Artigkeiten und gewinnende Anmut, seine ganze Liebenswürdigkeit und seine Talente ihm wenig oder nichts geholfen, die Festung meiner kleinen Prinzessin zu erobern, wenn der unverschämte Spitzbube sich nicht des Mittels bedient hätte, zuerst mich selber zu erobern. Der Räuber und gewissenlose Strolch wollte zuerst meine Neigung gewinnen und meinen Sinn bestechen, damit ich als ein schlechter Burgvogt ihm die Schlüssel der Burg ausliefern sollte, die ich hütete. Kurz, er beschmeichelte meinen Geist und eroberte meine Zuneigung mit, ich weiß nicht was für Spielsächelchen und Flittern, die er mir schenkte. Was mich aber ganz besonders dahin brachte, mich vor ihm zu beugen und daniederzuwerfen, das waren die Verse, die ich ihn eines Abends vor meinem Fenstergitter singen hörte, das auf ein Gäßchen hinausging, wo er harrend stand; und wenn ich mich recht entsinne, lauteten sie folgendermaßen:
De la dulce mi enemiga.
nace un mal que al alma hiere,
y, por más tormento, quiere
que se sienta y no se diga.

Tiefe Wunden mir geschlagen
Hat die süße Feindin mein,
Und zu mehren meine Pein,
Soll ich dulden und nicht klagen.
Parecióme la trova de perlas, y su voz de almíbar, y después acá, digo, desde entonces, viendo el mal en que caí por estos y otros semejantes versos, he considerado que de las buenas y concertadas repúblicas se habían de desterrar los poetas, como aconsejaba Platón, a lo menos, los lascivos, porque escriben unas coplas, no como las del marqués de Mantua, que entretienen y hacen llorar los niños y a las mujeres, sino unas agudezas que, a modo de blandas espinas, os atraviesan el alma, y como rayos os hieren en ella, dejando sano el vestido. Y otra vez cantó. Dieses Lied schien mir ein wahres Juwel und seine Stimme Honigseim, und seit ich gesehen, in welches tiefe Weh ich durch diese und ähnliche Verse gefallen, habe ich mir überlegt, daß aus jedem rechten wohlgeordneten Gemeinwesen die Dichter verbannt werden müßten, wie schon Plato angeraten, zum mindesten die lüsternen, weil sie Verse schreiben, nicht wie die vom Markgrafen von Mantua, welche die Kinder und Weiber ergötzen und zum Weinen bringen, sondern Spitzfindigkeiten, die wie ein sacht ins Fleisch gleitender Dorn sich Euch durch die Seele bohren und sie wie ein Blitzstrahl versehren und nur das äußere Gewand unversehrt lassen. Ein andermal wieder sang er:
Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta venir,
porque el placer del morir
no me torne a dar la vida.
Komm, o Tod, schweb leis hernieder,
Daß dein Nahn mir unbewußt,
Denn des Sterbens süße Lust
Gibt mir sonst das Leben wieder.
Y deste jaez otras coplitas y estrambotes, que cantados encantan y escritos suspenden. Pues, ¿qué cuando se humillan a componer un género de verso que en Candaya se usaba entonces, a quien ellos llamaban seguidillas? Allí era el brincar de las almas, el retozar de la risa, el desasosiego de los cuerpos y, finalmente, el azogue de todos los sentidos. Y así, digo, señores míos, que los tales trovadores con justo título los debían desterrar a las islas de los Lagartos. Pero no tienen ellos la culpa, sino los simples que los alaban y las bobas que los creen; y si yo fuera la buena dueña que debía, no me habían de mover sus trasnochados conceptos, ni había de creer ser verdad aquel decir "Vivo muriendo, ardo en el yelo, tiemblo en el fuego, espero sin esperanza, pártome y quédome", con otros imposibles desta ralea, de que están sus escritos llenos. Pues, ¿qué cuando prometen el fénix de Arabia, la corona de Aridiana, los caballos del Sol, del Sur las perlas, de Tíbar el oro y de Pancaya el bálsamo? Aquí es donde ellos alargan más la pluma, como les cuesta poco prometer lo que jamás piensan ni pueden cumplir. Pero, ¿dónde me divierto?. ¡Ay de mí, desdichada! ¿Qué locura o qué desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías? ¡Ay de mí, otra vez, sin ventura!, que no me rindieron los versos, sino mi simplicidad; no me ablandaron las músicas, sino mi liviandad mi mucha ignorancia y mi poco advertimiento abrieron el camino y desembarazaron la senda a los pasos de don Clavijo, que éste es el nombre del referido caballero; y así, siendo yo la medianera, él se halló una y muy muchas veces en la estancia de la por mí, y no por él, engañada Antonomasia, debajo del título de verdadero esposo; que, aunque pecadora, no consintiera que sin ser su marido la llegara a la vira de la suela de sus zapatillas. ¡No, no, eso no el matrimonio ha de ir adelante en cualquier negocio destos que por mí se tratare! Solamente hubo un daño en este negocio, que fue el de la desigualdad, por ser don Clavijo un caballero particular, y la infanta Antonomasia heredera, como ya he dicho, del reino. Algunos días estuvo encubierta y solapada en la sagacidad de mi recato esta maraña, hasta que me pareció que la iba descubriendo a más andar no sé qué hinchazón del vientre de Antonomasia, cuyo temor nos hizo entrar en bureo a los tres, y salió dél que, antes que se saliese a luz el mal recado, don Clavijo pidiese ante el vicario por su mujer a Antonomasia, en fe de una cédula que de ser su esposa la infanta le había hecho, notada por mi ingenio, con tanta fuerza, que las de Sansón no pudieran romperla. Hiciéronse las diligencias, vio el vicario la cédula, tomó el tal vicario la confesión a la señora, confesó de plano, mandóla depositar en casa de un alguacil de corte muy honrado. . Und noch andere Verschen und Lieder solcher Art, die, wenn die Männer sie uns singen, ins Herze dringen, und wenn sie sie uns schreiben, uns die Seele aufregen. Wie aber erst, wenn sie sich so tief vor uns demütigen, eine gewisse Art von Versen zu dichten, die in Candaya damals üblich waren und welchen sie den Namen Seguidillas gaben? Da hüpften die Herzen, da spürte man Kitzel, zu lachen, da zappelten die Glieder ohne Aufhören, da befiel quecksilbriges Zittern alle Sinne. Und deshalb sage ich, meine Herrschaften, solche Minnesänger sollte man von Rechts wegen auf die Eidechseninseln verbannen. Aber sie selbst tragen nicht die Schuld, sondern die Einfaltspinsel, die ihnen Lob spenden, und die Närrinnen, die ihnen Glauben schenken. Wäre ich die redliche Aufseherin gewesen, die ich hätte sein sollen, so hätte sein hohles Wortgedrechsel mein Herz nicht rühren dürfen, ich hätte es nicht für Wahrheit halten dürfen, wenn er zu mir sagte: ,Ich lebe in stetem Sterben, ich brenne im Frost, in Feuersglut friere ich, ich hoffe sonder Hoffnung, ich scheide und bleibe zugleich', nebst andern Unmöglichkeiten derselben Gattung, von denen ihre Schriften voll sind. Und vollends, wenn sie uns den Phönix Arabiens, die Krone Ariadnes, die Pferde des Sonnengottes, des Südens Perlen, Tibars Gold und den Balsam von Pancaya verheißen! Da lassen sie erst recht ihrer Feder freien Lauf, weil es sie gar wenig kostet zu versprechen, was sie zu halten weder gedenken noch vermögen. Aber wohin verirre ich mich? Weh mir Unglücklichen! Welche Torheit, welcher Wahnsinn reißt mich hin, fremde Sünden zu erzählen, wo ich soviel von den meinigen zu sagen habe? O ich aber- und abermal Unglückselige! Nicht die Verse haben mich besiegt, sondern meine eigne Einfalt; nicht seine Lieder haben mich schwach werden lassen, sondern mein eigner Leichtsinn; meine zu große Unerfahrenheit und meine zu geringe Überlegung haben den Schritten Don Clavijos, dies ist der Name des besagten Ritters, den Weg geöffnet und den Pfad gebahnt. Und so ward ich die Vermittlerin, daß er einmal, ja vielmals im Gemach der durch mich, nicht durch ihn betrogenen Antonomásia als ihr rechtmäßig erklärter Gatte weilen durfte; denn bin ich auch eine Sünderin, so hätte ich doch nie zugegeben, daß er, ohne ihr Ehegemahl zu sein, ihr nur bis an den Rand ihrer Schuhsohlen nahe gekommen wäre. Nein, nein, das nicht; bei allen Händeln solcher Art, wenn ich mich damit befassen soll, muß die Heirat vorangehn. Bei diesem Handel war nur ein böser Umstand, nämlich die Ungleichheit des Standes; denn Don Clavijo war ein einfacher Edelmann, die Infantin Antonomásia aber die Erbin des Königreichs, wie ich schon gesagt habe. Eine Zeitlang blieb dieser gefährliche Handel verborgen und mit dem Mantel meiner schlauen Vorsicht bedeckt, bis es mir vorkam, als müsse ihn doch, ich weiß nicht was für ein Anschwellen von Antonomásias Leibe sehr bald aller Welt offenbaren. Diese Besorgnis veranlaßte uns drei zu einer geheimen Beratung, und wir beschlossen, noch ehe der schlimme Handel ans Licht käme, solle Don Clavijo bei dem geistlichen Gericht Antonomásia zur Ehefrau begehren, gestützt auf ein Eheversprechen, das die Infantin ihm ausgestellt hatte; mein schlauer Geist hatte es so bündig und fest aufgesetzt, daß selbst Simsons Stärke es nicht hätte zerreißen können. Die Schritte bei Amt wurden getan, der Vikar beim geistlichen Gericht prüfte das Eheversprechen; besagter Vikar nahm der Prinzessin die Beichte ab, sie beichtete ohne alle Umstände, er ließ sie im Hause eines hochgeachteten Hofrichters in Verwahr halten.«
A esta sazón, dijo Sancho. Hier fiel Sancho ein: »Auch in Candaya gibt es Hofrichter,
-También en Candaya hay alguaciles de corte, poetas y seguidillas, por lo que puedo jurar que imagino que todo el mundo es uno. Pero dése vuesa merced priesa, señora Trifaldi, que es tarde y ya me muero por saber el fin desta tan larga historia. Poeten und Seguidillas? Sonach kann ich drauf schwören, daß die Welt überall ein und dieselbe ist. Aber Señora Trifaldi, Euer Gnaden wolle sich was sputen, denn es wird spät, und ich kann's nicht länger aushaken, daß ich den Ausgang der gar so langen Geschichte erfahre.«
-Sí haré -respondió la condesa. »Ich will mich sputen«, antwortete die Gräfin.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XXXIX. Donde la Trifaldi prosigue su estupenda y memorable historia.

39. Kapitel Wo dieTrifaldi ihre erstaunliche und denkwürdige Geschichte fortsetzt

De cualquiera palabra que Sancho decía, la duquesa gustaba tanto como se desesperaba don Quijote; y, mandándole que callase, la Dolorida prosiguió diciendo.. An jedem Worte, das Sancho sprach, hatte die Herzogin ebensoviel Vergnügen als Don Quijote Ärger; er gebot ihm Schweigen, und die Schmerzenreich fuhr fort und sprach:
-« En fin, al cabo de muchas demandas y respuestas, como la infanta se estaba siempre en sus trece, sin salir ni variar de la primera declaración, el vicario sentenció en favor de don Clavijo, y se la entregó por su legítima esposa, de lo que recibió tanto enojo la reina doña Maguncia, madre de la infanta Antonomasia, que dentro de tres días la enterramos. »Endlich, nach vielen Fragen und Aussagen, da die Infantin beständig auf ihrem Kopfe blieb, ohne von ihrer gleich von vornherein gegebenen Erklärung abzugehn, fällte das geistliche Gericht seinen Spruch zugunsten Don Clavijos und überantwortete sie ihm zu seiner rechtmäßigen Gemahlin, worüber die Königin Doña Maguncia so großen Verdruß empfand, daß wir sie begruben, eh drei Tage vorüber waren.«
-Debió de morir, sin duda -dijo Sancho. »Da mußte sie wohl gestorben sein?« bemerkte Sancho.
-¡Claro está! -respondió Trifaldín-, que en Candaya no se entierran las personas vivas, sino las muertas. »Das ist klar«, entgegnete Trifaldin; »in Candaya werden nicht die Lebendigen begraben, sondern die Toten.«
-Ya se ha visto, señor escudero -replicó Sancho-, enterrar un desmayado creyendo ser muerto, y parecíame a mí que estaba la reina Maguncia obligada a desmayarse antes que a morirse; que con la vida muchas cosas se remedian, y no fue tan grande el disparate de la infanta que obligase a sentirle tanto. Cuando se hubiera casado esa señora con algún paje suyo, o con otro criado de su casa, como han hecho otras muchas, según he oído decir, fuera el daño sin remedio; pero el haberse casado con un caballero tan gentilhombre y tan entendido como aquí nos le han pintado, en verdad en verdad que, aunque fue necedad, no fue tan grande como se piensa; porque, según las reglas de mi señor, que está presente y no me dejará mentir, así como se hacen de los hombres letrados los obispos, se pueden hacer de los caballeros, y más si son andantes, los reyes y los emperadores. »Man hat's schon erlebt, Herr Kammerjunker«, versetzte Sancho, »daß einer, der in Ohnmacht lag, begraben wurde, weil man glaubte, er wäre tot; und ich meine, die Königin hätte lieber in Ohnmacht fallen sollen als sterben; denn solange einer noch lebt, kann zu vielen Dingen Rat werden, und der verrückte Streich der Infantin war doch nicht so arg, daß man ihn sich so tief zu Herzen nehmen mußte. Hätte sich das Fräulein mit einem Pagen oder sonst mit einem Diener an ihrem Hofe verheiratet, was schon oft vorgekommen ist, wie ich mir hab sagen lassen, dann freilich war das Unglück nicht mehr gutzumachen; aber daß sie sich mit einem Ritter verheiratet hat, der von so feiner, vornehmer Art und so verständig, wie er uns eben geschildert worden - wahrhaftig, wahrhaftig, obzwar es eine Dummheit war, so war sie doch nicht so groß, wie man sich's denkt. Denn nach den Regeln meines Herrn, der hier zugegen ist und mir keine Lüge erlauben würde, so wie aus Studenten Bischöfe werden, so können Ritter, zumal die fahrenden, Könige und Kaiser werden.«
-Razón tienes, Sancho -dijo don Quijote-, porque un caballero andante, como tenga dos dedos de ventura, está en potencia propincua de ser el mayor señor del mundo. Pero, pase adelante la señora Dolorida, que a mí se me trasluce que le falta por contar lo amargo desta hasta aquí dulce historia. »Du hast recht, Sancho«, sprach Don Quijote; »denn ein fahrender Ritter, wenn er nur ein paar Fingerbreit Glück hat, besitzt in seinem inneren Werte die nächsten Ansprüche, der höchste Herr auf der Welt zu werden. Aber das Fräulein Schmerzenreich wolle gefälligst fortfahren, denn mir schwant, es bleibt ihr noch das Bittere zu erzählen von dieser bis hierhin süßen Geschichte.«
-Y ¡cómo si queda lo amargo! -respondió la condesa-, y tan amargo que en su comparación son dulces las tueras y sabrosas las adelfas. « Muerta, pues, la reina, y no desmayada, la enterramos; y, apenas la cubrimos con la tierra y apenas le dimos el último vale, cuando. »Und ob!« erwiderte die Gräfin; »und ob noch das Bittere erübrigt! Und zwar so bitter, daß im Vergleich damit Koloquinten süß und Oleanderblätter wohlschmeckend sind. Nachdem die Königin gestorben, also nicht in Ohnmacht gefallen war, begruben wir sie, und kaum hatten wir sie mit Erde bedeckt und kaum ihr das letzte Lebewohl gesagt, ach!
quis talia fando temperet a lachrymis?. Quis talia fando temperet a lacrimis?
puesto sobre un caballo de madera, pareció encima de la sepultura de la reina el gigante Malambruno, primo cormano de Maguncia, que junto con ser cruel era encantador, el cual con sus artes, en venganza de la muerte de su cormana, y por castigo del atrevimiento de don Clavijo, y por despecho de la demasía de Antonomasia, los dejó encantados sobre la mesma sepultura a ella, convertida en una jimia de bronce, y a él, en un espantoso cocodrilo de un metal no conocido, y entre los dos está un padrón, asimismo de metal, y en él escritas en lengua siríaca unas letras que, habiéndose declarado en la candayesca, y ahora en la castellana, encierran esta sentencia ‘
No cobrarán su primera forma estos dos atrevidos amantes hasta que el valeroso manchego venga conmigo a las manos en singular batalla, que para solo su gran valor guardan los hados esta nunca vista aventura."
Hecho esto, sacó de la vaina un ancho y desmesurado alfanje, y, asiéndome a mí por los cabellos, hizo finta de querer segarme la gola y cortarme cercen la cabeza. Turbéme, pegóseme la voz a la garganta, quedé mohína en todo estremo, pero, con todo, me esforcé lo más que pude, y, con voz tembladora y doliente, le dije tantas y tales cosas, que le hicieron suspender la ejecución de tan riguroso castigo. Finalmente, hizo traer ante sí todas las dueñas de palacio, que fueron estas que están presentes, y, después de haber exagerado nuestra culpa y vituperado las condiciones de las dueñas, sus malas mañas y peores trazas, y cargando a todas la culpa que yo sola tenía, dijo que no quería con pena capital castigarnos, sino con otras penas dilatadas, que nos diesen una muerte civil y continua; y, en aquel mismo momento y punto que acabó de decir esto, sentimos todas que se nos abrían los poros de la cara, y que por toda ella nos punzaban como con puntas de agujas. Acudimos luego con las manos a los rostros, y hallámonos de la manera que ahora veréis.
da, auf einem hölzernen Pferde sitzend, erschien über der Grabstätte der Königin der Riese Malambruno, Maguncias leiblicher Vetter, der nicht nur ein grausamer Mensch, sondern auch noch ein Zauberer ist; und um Don Clavijo für seine Vermessenheit zu strafen sowie aus Ärger über Antonomasias Maß- und Zuchtlosigkeit verzauberte er beide auf der Grabstätte selbst und bannte sie da fest, sie in einen Affen aus Erz verwandelt und ihn in ein scheußliches Krokodil aus einem unbekannten Metall; und zwischen beiden ein Gedenkmal, ebenfalls aus Metall; mit einer Inschrift in syrischer Sprache, die, auf candayisch und jetzt auf spanisch wiedergegeben, folgenden Spruch enthält:

Nicht eher wird dies vermessene Liebespaar bis der kriegsmutige Manchaner sich mit mir im Einzelkampfe misset, denn seiner Heldenhaftigkeit allein will das Geschick dies
nie noch dagewesene Abenteuer vorbehalten. Dies vollbracht, zog er seinen breiten ungeheuren Säbel aus der Scheide, packte mich an den Haaren und machte Miene, als wolle er mir die Gurgel durchschneiden und mir, Rumpf und Stumpf, den Kopf abhauen. Ich erstarrte vor Angst, die Zunge klebte mir am Gaumen, ich war außer mir; aber dabei nahm ich dennoch alle Kraft zusammen und beschwor ihn mit zitternder, kläglicher Stimme so, daß er die Vollziehung einer so strengen Strafe einstweilen vertagte. Endlich hieß er sämtliche Kammerfrauen des Palastes vor sich bringen, es waren dies die hier anwesenden, und nachdem er uns unsere Schuld mit großer Übertreibung zu Gemüte geführt und die Sinnesart der Kammerfrauen, ihre argen Ränke und noch ärgeren Anschläge tüchtig gescholten und allen die Schuld aufgebürdet hatte, die doch nur die meinige war, sagte er, er wolle uns nicht mit der Todesstrafe büßen lassen, sondern mit andern lang wirksamen Strafen, die uns für immer bürgerlich tot machen sollten. Und im Nu und im nämlichen Augenblick, als das letzte Wort gesprochen, fühlten wir alle, wie sich uns die Poren im Antlitz öffneten und wie es uns im ganzen Gesicht wie mit Nadelspitzen stach. Sogleich fuhren wir mit den Händen über Kinn und Wangen und fanden uns in dem Zustande, welchen ihr jetzt sehen sollt.«
Y luego la Dolorida y las demás dueñas alzaron los antifaces con que cubiertas venían, y descubrieron los rostros, todos poblados de barbas, cuáles rubias, cuáles negras, cuáles blancas y cuáles albarrazadas, de cuya vista mostraron quedar admirados el duque y la duquesa, pasmados don Quijote y Sancho, y atónitos todos los presentes. Und die Schmerzenreich und die andern Kammerfrauen hoben sofort die Schleier, in die sie bisher verhüllt waren, und ließen ihre Gesichter, ganz mit Bärten bewachsen, sehen, hier mit blonden, dort mit schwarzen, hier mit weißen, dort mit grauen. Über diesen Anblick zeigten sich der Herzog und die Herzogin höchlich verwundert, Don Quijote und Sancho starr vor Erstaunen und alle anderen Anwesenden außer sich vor Überraschung.
Y la Trifaldi prosiguió. Und die Trifaldi fuhr fort:
-« Desta manera nos castigó aquel follón y malintencionado de Malambruno, cubriendo la blandura y morbidez de nuestros rostros con la aspereza destas cerdas, que pluguiera al cielo que antes con su desmesurado alfanje nos hubiera derribado las testas, que no que nos asombrara la luz de nuestras caras con esta borra que nos cubre; porque si entramos en cuenta, señores míos (y esto que voy a decir agora lo quisiera decir hechos mis ojos fuentes, pero la consideración de nuestra desgracia, y los mares que hasta aquí han llovido, los tienen sin humor y secos como aristas, y así, lo diré sin lágrimas), digo, pues, que ¿adónde podrá ir una dueña con barbas? ¿Qué padre o qué madre se dolerá della? ¿Quién la dará ayuda? Pues, aun cuando tiene la tez lisa y el rostro martirizado con mil suertes de menjurjes y mudas, apenas halla quien bien la quiera, ¿qué hará cuando descubra hecho un bosque su rostro? ¡Oh dueñas y compañeras mías, en desdichado punto nacimos, en hora menguada nuestros padres nos engendraron!. »Solchergestalt hat uns der feige Bösewicht, der Schelm von Malambruno, mißhandelt, hat die Zartheit und schwellende Weichheit unsrer Angesichter mit der struppigen Rauheit dieser Borsten überdeckt. O wollte der Himmel, er hätte uns lieber mit seinem Ungeheuern Säbel die Hirnschale eingeschlagen, als daß er das Licht unserer Wangen mit diesem üblen Werg überschattet hätte, das uns nun umhüllt! Denn, meine Herrschaften, wenn wir uns die Sache recht überlegen - und was ich anitzo sagen will, da möchte ich, daß bei meinen Worten meine Augen zu lebendigen Bronnen würden; allein die ständige Betrachtung unseres Unglücks und all die Meere von Tränen, die diese Augen bisher schon herniedergeregnet haben, die haben ihnen alles Naß entzogen und sie so trocken gemacht wie Stroh, und mithin will ich es ohne Tränen sagen -, so sag ich denn: wohin soll eine Kammerfrau mit Bart sich wenden? Welchen Vater oder welche Mutter wird es ihrer erbarmen? Wer wird ihr Hilfe spenden? Denn sogar wenn sie eine glatte Haut hat und selbige mit tausenderlei Salben und Pomaden martert, findet sie kaum einen, der sie mag; was aber soll sie anfangen, wenn sie ein Gesicht aufweist, das zum Buschwald geworden? O werte Kammerfrauen und Gefährtinnen! In einem unseligen Augenblicke sind wir zur Welt geboren, zu unglücklicher Stunde haben unsre Väter uns gezeugt!«
Y, diciendo esto, dio muestras de desmayarse. Und bei diesen Worten war es, als wolle sie in Ohnmacht fallen.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XL. De cosas que atañen y tocan a esta aventura y a esta memorable historia.

40. Kapitel Von allerhand, was diese Aventüre und denkwürdige Geschichte angeht und betrifft

Real y verdaderamente, todos los que gustan de semejantes historias como ésta deben de mostrarse agradecidos a Cide Hamete, su autor primero, por la curiosidad que tuvo en contarnos las semínimas della, sin dejar cosa, por menuda que fuese, que no la sacase a luz distintamente: pinta los pensamientos, descubre las imaginaciones, responde a las tácitas, aclara las dudas, resuelve los argumentos; finalmente, los átomos del más curioso deseo manifiesta. ¡Oh autor celebérrimo! ¡Oh don Quijote dichoso! ¡Oh Dulcinea famosa! ¡Oh Sancho Panza gracioso! Todos juntos y cada uno de por sí viváis siglos infinitos, para gusto y general pasatiempo de los vivientes. In Wahrheit und Wirklichkeit muß ein jeglicher, der an solcherlei Geschichten wie dieser Gefallen findet, dem Sidi Hamét, ihrem ursprünglichen Verfasser, dankbar sein ob der Sorgsamkeit, mit der er selbst die kleinsten Sechzehntelnoten von ihrer Melodie uns hören läßt und auch am Geringfügigsten nicht vorbeigeht, ohne es klar ans Licht zu ziehen. Er zeigt uns die Gedanken, zieht den Vorhang von den Gebilden der Phantasie, antwortet auf die stillen Einwürfe des Lesers, hellt die Zweifel auf, entscheidet im Streit der Meinungen und Behauptungen und läßt selbst den wißbegierigsten Menschen die Atome des Gewünschten deutlich erschauen. O berühmter Schriftsteller! O beglückter Don Quijote! O ruhmreiche Dulcinea! O Sancho, du witziger Kopf! Ihr alle miteinander, und jeder für sich, möchtet ihr unzählige Jahrhunderte leben zum Vergnügen und allgemeinen Zeitvertreib aller Lebenden!
Dice, pues, la historia que, así como Sancho vio desmayada a la Dolorida, dijo. Es sagt nun die Geschichte, daß Sancho, wie er die Schmerzenreich in Ohnmacht sinken sah, ausrief:
-Por la fe de hombre de bien, juro, y por el siglo de todos mis pasados los Panzas, que jamás he oído ni visto, ni mi amo me ha contado, ni en su pensamiento ha cabido, semejante aventura como ésta. Válgate mil satanases, por no maldecirte por encantador y gigante, Malambruno; y ¿no hallaste otro género de castigo que dar a estas pecadoras sino el de barbarlas? ¿Cómo y no fuera mejor, y a ellas les estuviera más a cuento, quitarles la mitad de las narices de medio arriba, aunque hablaran gangoso, que no ponerles barbas? Apostaré yo que no tienen hacienda para pagar a quien las rape. »Bei meiner Ehre als ehrlicher Mann und bei der Seel und Seligkeit all meiner Vorvordern, der Pansas, schwör ich, ein Abenteuer wie dieses hab ich nie gehört noch gesehen, noch ist dergleichen mir von meinem Herrn je erzählt worden noch ihm jemals in den Sinn gekommen. Daß doch, denn ich will dir nicht fluchen, tausend Teufel dich holten, du Zauberer und Riese Malambruno! Hast du denn für diese armen Sünderinnen keine andre Art Bestrafung gefunden, als sie zu bebarten? Ei, war es nicht besser und für sie viel passender gewesen, ihnen die Nase von unten bis oben zu schlitzen, wenn sie auch nachher beim Sprechen genäselt hätten, als ihnen Barte anzusetzen? Ich will wetten, sie haben nicht einmal Geld, um einen Bartscherer zu bezahlen.«
-Así es la verdad, señor -respondió una de las doce-, que no tenemos hacienda para mondarnos; y así, hemos tomado algunas de nosotras por remedio ahorrativo de usar de unos pegotes o parches pegajosos, y aplicándolos a los rostros, y tirando de golpe, quedamos rasas y lisas como fondo de mortero de piedra; que, puesto que hay en Candaya mujeres que andan de casa en casa a quitar el vello y a pulir las cejas y hacer otros menjurjes tocantes a mujeres, nosotras las dueñas de mi señora por jamás quisimos admitirlas, porque las más oliscan a terceras, habiendo dejado de ser primas; y si por el señor don Quijote no somos remediadas, con barbas nos llevarán a la sepultura. »So ist es in der Tat, Señor«, antwortete eine von den zwölfen, »wir haben kein Geld, um uns den Bart putzen zu lassen; und darum sind etliche von uns aus Sparsamkeit auf gepichtes Linnen oder Pechpflaster gekommen, das wir fest ans Gesicht drücken; und wenn wir es dann mit einem Ruck abreißen, so sind wir auf der Stelle sauber und glatt wie der Boden eines steinernen Mörsers. Obschon es in Candaya Weiber gibt, die von Haus zu Haus gehen, um die Härchen aus der Haut zu zupfen und die Augenbrauen zu glätten und allerhand Salben, wie Frauen sie brauchen, zu besorgen, so haben doch wir, die Kammerfrauen unsrer Prinzessin, ihnen nie Zutritt ins Schloß gestatten mögen; denn meist sind es herabgekommene Weiber, die zu uns heraufkommen wollten, sie bieten allerhand Mittel feil und sind feile Vermittlerinnen. Wenn uns vom Señor Don Quijote nicht Hilfe wird, so wird man uns mit Bärten zu Grabe tragen.«
-Yo me pelaría las mías -dijo don Quijote- en tierra de moros, si no remediase las vuestras. »Ich will mir den meinigen«, versetzte Don Quijote, »im Maurenlande ausraufen lassen, wenn ich euch nicht von den eurigen helfe.«
A este punto, volvió de su desmayo la Trifaldi y dijo. In diesem Augenblick kam die Trifaldi aus ihrer Ohnmacht wieder zu sich und sagte:
-El retintín desa promesa, valeroso caballero, en medio de mi desmayo llegó a mis oídos, y ha sido parte para que yo dél vuelva y cobre todos mis sentidos; y así, de nuevo os suplico, andante ínclito y señor indomable, vuestra graciosa promesa se convierta en obra. »Das liebliche Geläut dieser Verheißung, mannhafter Ritter, ist mitten in meiner Ohnmacht mir ins Ohr gedrungen und hat bewirkt, daß ich wieder zu mir kam und all meiner Sinne mächtig wurde; und so flehe ich Euch abermals an, o ruhmbekränzter Fahrender, o unbezähmbarer Mann, Euer gnadenreiches Versprechen zur Tat zu machen.«
-Por mí no quedará -respondió don Quijote-: ved, señora, qué es lo que tengo de hacer, que el ánimo está muy pronto para serviros. »An mir soll es nicht fehlen«, erwiderte Don Quijote; »sagt mir, Señora, was ich tun soll; der Geist ist willig und gleich bereit, Euch zu dienen.«
-Es el caso -respondió la Dolorida -que desde aquí al reino de Candaya, si se va por tierra, hay cinco mil leguas, dos más a menos; pero si se va por el aire y por la línea recta, hay tres mil y docientas y veinte y siete. Es también de saber que Malambruno me dijo que cuando la suerte me deparase al caballero nuestro libertador, que él le enviaría una cabalgadura harto mejor y con menos malicias que las que son de retorno, porque ha de ser aquel mesmo caballo de madera sobre quien llevó el valeroso Pierres robada a la linda Magalona, el cual caballo se rige por una clavija que tiene en la frente, que le sirve de freno, y vuela por el aire con tanta ligereza que parece que los mesmos diablos le llevan. Este tal caballo, según es tradición antigua, fue compuesto por aquel sabio Merlín; prestósele a Pierres, que era su amigo, con el cual hizo grandes viajes, y robó, como se ha dicho, a la linda Magalona, llevándola a las ancas por el aire, dejando embobados a cuantos desde la tierra los miraban; y no le prestaba sino a quien él quería, o mejor se lo pagaba; y desde el gran Pierres hasta ahora no sabemos que haya subido alguno en él. De allí le ha sacado Malambruno con sus artes, y le tiene en su poder, y se sirve dél en sus viajes, que los hace por momentos, por diversas partes del mundo, y hoy está aquí y mañana en Francia y otro día en Potosí; y es lo bueno que el tal caballo ni come, ni duerme ni gasta herraduras, y lleva un portante por los aires, sin tener alas, que el que lleva encima puede llevar una taza llena de agua en la mano sin que se le derrame gota, según camina llano y reposado; por lo cual la linda Magalona se holgaba mucho de andar caballera en él. »Die Sache ist die«, antwortete die Schmerzenreich, »daß es von hier bis zum Königreich Candaya, wenn man zu Lande reist, fünftausend Meilen weit ist, etwa zwei mehr oder weniger, wenn man aber durch die Luft und in gerader Linie reist, so sind es dreitausendzweihundertundsiebenundzwanzig. Auch ist noch zu bemerken, daß Malambruno mir sagte, wenn das Schicksal mir den Ritter, unsern Befreier, bescheren würde, so wolle er ihm einen besonderen Reitgaul schicken, einen weit tüchtigeren und nicht so bösartigen, als sonst die Mietgäule sind, denn es soll jenes nämliche hölzerne Pferd sein, auf welchem der tapfere Peter die schöne Magelone entführte, welches Pferd mittels eines Zapfens gelenkt wird, den es auf der Stirn hat und der als Zaum dient, und es fliegt mit solcher Geschwindigkeit durch die Lüfte, daß es aussieht, als ob der Teufel selber es holte. Dieses besagte Pferd ist nach der alten Sage von dem Zauberer Merlin angefertigt. Er lieh es dem Peter, der sein Freund war, und der machte auf ihm große Reisen und raubte, wie gesagt, die schöne Magelone; er führte sie auf der Kruppe durch die Lüfte, und alle, die ihm vom Erdboden aus nachsahen, sperrten Mund und Nase auf. Aber er lieh das Pferd nur, wem er hold war oder wer ihn am besten bezahlte, und seit dem großen Peter haben wir bis heute von keinem vernommen, der das Pferd bestiegen hätte. Aus Merlins Besitz hat Malambruno es mit seinen Künsten entführt und hat es jetzt in seiner Gewalt und bedient sich seiner auf den Reisen, die er alle Augenblicke durch verschiedene Teile der Welt unternimmt; heut ist er hier und morgen in Frankreich und nächsten Tages in PotosII. Und das Gute dabei ist, daß das besagte Pferd weder frißt noch schläft noch beschlagen werden muß; und es geht ohne Flügel einen solchen Paßgang in den Lüften, daß der Reiter, den es trägt, eine Tasse Wasser in der Hand halten kann, ohne einen Tropfen zu verschütten, so sachte und ruhig zieht es seines Weges; weshalb auch die schöne Magelone soviel Vergnügen daran fand, auf ihm zu reiten.«
A esto dijo Sancho. Hier fiel Sancho ein: »Was den ruhigen Gang anbetrifft,
-Para andar reposado y llano, mi rucio, puesto que no anda por los aires; pero por la tierra, yo le cutiré con cuantos portantes hay en el mundo. geht nichts über meinen Esel. Zwar geht er nicht durch die Lüfte, aber auf dem Erdboden, da will ich ihn mit jedem Paßgänger in der Welt um die Wette gehen lassen.«
Riéronse todos, y la Dolorida prosiguió: Alles brach in Lachen aus, und die Schmerzenreich fuhr fort:
-Y este tal caballo, si es que Malambruno quiere dar fin a nuestra desgracia, antes que sea media hora entrada la noche, estará en nuestra presencia, porque él me significó que la señal que me daría por donde yo entendiese que había hallado el caballero que buscaba, sería enviarme el caballo, donde fuese con comodidad y presteza. »Und dies besagte Pferd wird, sofern Malambruno wirklich unser Unglück zu beenden gewillt ist, spätestens eine halbe Stunde nach Anbruch der Dunkelheit vor unsern Augen dastehen; denn er hat mir bedeutet, zum Zeichen, daß ich den von mir gesuchten Ritter gefunden habe, wolle er mir so rasch als möglich das Pferd dahin senden, wo dieser Ritter sich befinde.«
-Y ¿cuántos caben en ese caballo? -preguntó Sancho. »Und wie viele haben auf dem Pferd Platz?« fragte Sancho.
La Dolorida respondió. Die Schmerzenreich antwortete: »Zwei Personen,
-Dos personas: la una en la silla y la otra en las ancas; y, por la mayor parte, estas tales dos personas son caballero y escudero, cuando falta alguna robada doncella. eine auf dem Sattel und eine auf der Kruppe, und meistenteils sind diese zwei Personen Ritter und Schildknappe, falls es kein Fräulein zu entführen gilt.«
-Querría yo saber, señora Dolorida -dijo Sancho-, qué nombre tiene ese caballo. »Da möchte ich wohl wissen, Señora Schmerzenreich«, sagte Sancho, »wie das Pferd heißt.«
-El nombre -respondió la Dolorida- no es como el caballo de Belorofonte, que se llamaba Pegaso, ni como el del Magno Alejandro, llamado Bucéfalo, ni como el del furioso Orlando, cuyo nombre fue Brilladoro, ni menos Bayarte, que fue el de Reinaldos de Montalbán, ni Frontino, como el de Rugero, ni Bootes ni Peritoa, como dicen que se llaman los del Sol, ni tampoco se llama Orelia, como el caballo en que el desdichado Rodrigo, último rey de los godos, entró en la batalla donde perdió la vida y el reino. »Es heißt nicht Pegasus wie das Roß des Bellerophon«, antwortete die Schmerzenreich, »auch nicht Bukephalus wie das Pferd Alexanders des Großen oderBrigliadoro wie das des rasenden Roldán; auch nicht Bajardo wie das des Rinald von Montalbán oder Frontino wie das von Rüdiger; noch Bootes oder Peritoa wie die Rosse des Sonnengottes oder Orelia wie das Roß, auf welchem der unglückliche Don Rodrigo, der letzte Gotenkönig, in die Schlacht zog, wo er Leben und Thron verlor.«
-Yo apostaré -dijo Sancho- que, pues no le han dado ninguno desos famosos nombres de caballos tan conocidos, que tampoco le habrán dado el de mi amo, Rocinante, que en ser propio excede a todos los que se han nombrado. »Ich will wetten«, sprach Sancho, »wenn man ihm keinen von den berühmten Namen jener weltbekannten Gäule gegeben hat, so heißt es auch sicher nicht wie meines Herrn Pferd Rosinante, das für sich allein alle bei weitem übertrifft, die Ihr genannt habt.«
-Así es -respondió la barbada condesa-, pero todavía le cuadra mucho, porque se llama Clavileño el Alígero, cuyo nombre conviene con el ser de leño, y con la clavija que trae en la frente, y con la ligereza con que camina; y así, en cuanto al nombre, bien puede competir con el famoso Rocinante. »So ist's«, entgegnete die Gräfin im Barte; »aber immerhin paßt sein Name sehr gut, denn es heißt Holzzapferich der Geflügelte, und dieser Name stimmt dazu, daß es von Holz ist, und auch zu dem Zapfen, den es auf der Stirn trägt, und zu der Leichtigkeit, mit der es von dannen fährt; und daher kann es, soviel den Namen betrifft, sich wohl mit dem berühmten Rosinante messen.«
-No me descontenta el nombre -replicó Sancho-, pero ¿con qué freno o con qué jáquima se gobierna. »Der Name gefällt mir nicht schlecht«, versetzte Sancho; »aber mit was für einem Zaum oder was für einem Halfterstrick wird das Pferd gelenkt?«
-Ya he dicho -respondió la Trifaldi- que con la clavija, que, volviéndola a una parte o a otra, el caballero que va encima le hace caminar como quiere, o ya por los aires, o ya rastreando y casi barriendo la tierra, o por el medio, que es el que se busca y se ha de tener en todas las acciones bien ordenadas. »Ich habe es schon gesagt«, antwortete die Trifaldi, »mit dem Zapfen; je nachdem diesen der Ritter, der darauf reitet, nach der einen oder andern Seite dreht, muß das Pferd hin, wo er will, sei es hoch in den Lüften, sei es nah an der Erde, gewissermaßen den Boden fegend, sei es zwischen beidem in der richtigen Mitte, die man ja bei jedem wohlüberlegten Vorhaben suchen und einhalten muß.«
-Ya lo querría ver -respondió Sancho-, pero pensar que tengo de subir en él, ni en la silla ni en las ancas, es pedir peras al olmo. ¡Bueno es que apenas puedo tenerme en mi rucio, y sobre un albarda más blanda que la mesma seda, y querrían ahora que me tuviese en unas ancas de tabla, sin cojín ni almohada alguna! Pardiez, yo no me pienso moler por quitar las barbas a nadie: cada cual se rape como más le viniere a cuento, que yo no pienso acompañar a mi señor en tan largo viaje. Cuanto más, que yo no debo de hacer al caso para el rapamiento destas barbas como lo soy para el desencanto de mi señora Dulcinea. »Das möcht ich wohl mit ansehen«, entgegnete Sancho; »aber wenn einer meint, ich würde hinaufsteigen in den Sattel oder auf die Kruppe, da könnte er ebensogut Birnen vom Ulmenbaum holen wollen. Das wäre schön! Wenn ich mich kaum auf meinem Grauen halten kann, auf meinem Sattel, der weicher ist als Seide, und da sollten sie jetzt verlangen, ich soll mich auf einer bretternen Kruppe oben halten, ohne Kissen und Polster! Gott's Blitz, es fällt mir gar nicht ein, mich rädern zu lassen, um jemandem seinen Bart abzunehmen, wer's auch sei! Jeder soll sich den Bart scheren lassen, wie's ihm am besten paßt, ich aber denke nicht dran, meinen Herrn auf einer so weiten Reise zu begleiten; zumal ich doch für das Abscheren dieser Barte sicherlich nicht so nötig bin wie zur Entzauberung unsres Fräuleins Dulcinea.«
-Sí sois, amigo -respondió la Trifaldi-, y tanto, que, sin vuestra presencia, entiendo que no haremos nada. »Freilich seid Ihr es, Freund«, entgegnete die Trifaldi, »und so sehr, daß wir ohne Euch bestimmt nichts ausrichten würden.«
-¡Aquí del rey! -dijo Sancho-: ¿qué tienen que ver los escuderos con las aventuras de sus señores? ¿Hanse de llevar ellos la fama de las que acaban, y hemos de llevar nosotros el trabajo? ¡Cuerpo de mí! Aun si dijesen los historiadores: "El tal caballero acabó la tal y tal aventura, pero con ayuda de fulano, su escudero, sin el cual fuera imposible el acabarla". Pero, ¡que escriban a secas: "Don Paralipomenón de las Tres Estrellas acabó la aventura de los seis vestiglos", sin nombrar la persona de su escudero, que se halló presente a todo, como si no fuera en el mundo! Ahora, señores, vuelvo a decir que mi señor se puede ir solo, y buen provecho le haga, que yo me quedaré aquí, en compañía de la duquesa mi señora, y podría ser que cuando volviese hallase mejorada la causa de la señora Dulcinea en tercio y quinto; porque pienso, en los ratos ociosos y desocupados, darme una tanda de azotes que no me la cubra pelo. »Zu Hilfe, ihr Leute des Königs!« rief Sancho. »Was gehen die Abenteuer der Ritter die Schildknappen an? Wenn die Ritter solche glücklich bestehen, sollen sie den Ruhm davontragen, und wir, wir sollen die Mühsal tragen? Herrgott im Himmelreich! Ja, wenn es noch wenigstens bei den Geschichtsschreibern hieße: Der und jener Ritter hat dies und jenes Abenteuer glücklich bestanden, aber mit Hilfe des N. N., seines Schildknappen, ohne den er es nicht zu bestehen vermocht hätte! Aber was soll man sagen, wenn sie ganz kurz hinschreiben: ,Don Paralipómenon von den drei Sternen bestand glücklich das Abenteuer mit den sechs Ungeheuern', ohne daß die Person seines Schildknappen, der bei allem zugegen war, auch nur genannt wird, gerade als wäre er gar nicht auf der Welt gewesen! Jetzt, werte Herrschaften, sag ich noch einmal, mein Herr mag allein hinziehen, und wohl bekomm es ihm; ich aber bleibe hier bei meiner gnädigen Frau Herzogin. Auch wäre es ja möglich, daß er bei seiner Rückkehr die Angelegenheit des Fräulein Dulcinea ums Drittel oder ums Fünftel gebessert fände; denn ich gedenke, wenn ich Zeit und nichts zu tun habe, mir eine Tracht Hiebe zu geben, daß kein Härchen mehr auf der Haut wachsen soll.«
-Con todo eso, le habéis de acompañar si fuere necesario, buen Sancho, porque os lo rogarán buenos; que no han de quedar por vuestro inútil temor tan poblados los rostros destas señoras; que, cierto, sería mal caso. »Trotz alledem müßt Ihr ihn begleiten, wenn es nötig sein sollte, biederer Sancho«, erklärte die Herzogin, »weil Euch Biedermänner darum bitten werden. Wegen Eurer törichten Angst dürfen die Gesichter dieser Damen nicht so behaart bleiben; das wäre wirklich ein übler Kasus.«
-¡Aquí del rey otra vez! -replicó Sancho-. Cuando esta caridad se hiciera por algunas doncellas recogidas, o por algunas niñas de la doctrina, pudiera el hombre aventurarse a cualquier trabajo, pero que lo sufra por quitar las barbas a dueñas, ¡mal año! , Mas que las viese yo a todas con barbas, desde la mayor hasta la menor, y de la más melindrosa hasta la más repulgada. »Hier sag ich nochmals: Zu Hilfe, ihr Leute des Königs!« entgegnete Sancho. »Wenn dieses Liebeswerk für züchtige Fräulein oder für Mädchen aus der Waisenschule getan werden sollte, könnte sich der Mensch auf jederlei Mühsal einlassen; aber um diesen Kammerfrauen den Bart wegzuschaffen, das ist zu stark! Sah ich sie doch lieber alle mit Bärten, alle, von der größten bis zur kleinsten, von der verzwicktesten Zimperliese bis zur aufgedonnertsten Madam!«
-Mal estáis con las dueñas, Sancho amigo -dijo la duquesa-: mucho os vais tras la opinión del boticario toledano. Pues a fe que no tenéis razón; que dueñas hay en mi casa que pueden ser ejemplo de dueñas, que aquí está mi doña Rodríguez, que no me dejará decir otra cosa. Ihr steht Euch schlecht mit den Kammerfrauen, Freund Sancho«, sagte die Herzogin; »Ihr haltet es allzusehr mit dem Apotheker von Toledo. Ihr habt wahrlich nicht recht; es sind Kammerfrauen in meinem Hause, die ein Muster aller Kammerfrauen sein können, und hier ist meine Doña Rodríguez, die mir gewiß nicht die Möglichkeit lassen wird, was andres zu sagen.«
-Mas que la diga vuestra excelencia -dijo Rodríguez-, que Dios sabe la verdad de todo, y buenas o malas, barbadas o lampiñas que seamos las dueñas, también nos parió nuestra madre como a las otras mujeres; y, pues Dios nos echó en el mundo, Él sabe para qué, y a su misericordia me atengo, y no a las barbas de nadie. »Mag Euer Exzellenz immerhin was andres sagen«, versetzte die Rodríguez, »Gott weiß von allem das Wahre; und mögen wir Kammerfrauen nun gut oder böse, bärtig oder glatthäutig sein, auch uns haben unsre Mütter zur Welt geboren wie alle andern Weiber; und da Gott uns auf die Welt gesetzt hat, so weiß er schon warum, und an seine Barmherzigkeit halte ich mich und an niemandes Bart.«
-Ahora bien, señora Rodríguez -dijo don Quijote-, y señora Trifaldi y compañía, yo espero en el cielo que mirará con buenos ojos vuestras cuitas, que Sancho hará lo que yo le mandare, ya viniese Clavileño y ya me viese con Malambruno; que yo sé que no habría navaja que con más facilidad rapase a vuestras mercedes como mi espada raparía de los hombros la cabeza de Malambruno; que Dios sufre a los malos, pero no para siempre. »Nun gut, Señora Rodríguez und Señora Trifaldi nebst Gesellschaft«, sprach Don Quijote, »ich hoffe zum Himmel, er wird mit erbarmendem Auge auf Euer Leid herabsehen und Sancho wird tun, was ich ihm gebiete. Käme nur der Holzzapferich! Sähe ich mich schon dem Malambruno gegenüber! Ich weiß, es gibt kein Schermesser auf Erden, das Eure Herrlichkeiten leichter scheren könnte als mein Schwert dem Malambruno seinen Kopf von den Schultern. Gott duldet die Bösen, aber nicht ewig.«
-¡Ay! -dijo a esta sazón la Dolorida-, con benignos ojos miren a vuestra grandeza, valeroso caballero, todas las estrellas de las regiones celestes, e infundan en vuestro ánimo toda prosperidad y valentía para ser escudo y amparo del vituperoso y abatido género dueñesco, abominado de boticarios, murmurado de escuderos y socaliñado de pajes; que mal haya la bellaca que en la flor de su edad no se metió primero a ser monja que a dueña. ¡Desdichadas de nosotras las dueñas, que, aunque vengamos por línea recta, de varón en varón, del mismo Héctor el troyano, no dejaran de echaros un vos nuestras señoras, si pensasen por ello ser reinas! ¡Oh gigante Malambruno, que, aunque eres encantador, eres certísimo en tus promesas!, envíanos ya al sin par Clavileño, para que nuestra desdicha se acabe, que si entra el calor y estas nuestras barbas duran, ¡guay de nuestra ventura. »Ach!« sagte jetzt die Schmerzenreich, »mögen alle Sterne in den Himmelskreisen auf Eure Hoheit, mutbeseelter Ritter, mit gnädigen Augen herabsehen und in Euer Gemüt alles Heil und alle Tapferkeit eingießen, auf daß Ihr Schild und Schirm seiet des kammerfraulichen Geschlechtes, des vielgeschmähten und niedergedrückten, des von Apothekern verabscheuten, des von Schildknappen gelästerten, des von jugendlichen Hausdienern verhöhnten! Wehe der Schelmin, die in der Blüte ihres Alters nicht lieber eine Nonne werden wollte als eine Kammerfrau! Wir unglückliches Kammergesinde! Wenn wir auch in gerader Linie von Hektor dem Trojaner herkommen, so werden unsre Herrschaften doch nie aufhören, uns Worte wie ,will Sie wohl!' ins Gesicht zu schleudern, gerade als dächten sie, durch so etwas Königinnen zu werden. O du Riese Malambruno, der du, wenn auch ein Zauberer, doch in deinen Versprechungen höchst zuverlässig bist, sende uns alsbald den unvergleichlichen Holzzapferich, damit unser Unglück ein Ende nehme; denn wenn die Hitze hereinbricht und diese unsere Barte noch stehen, weh dann unserm Geschicke!«
Dijo esto con tanto sentimiento la Trifaldi, que sacó las lágrimas de los ojos de todos los circunstantes, y aun arrasó los de Sancho, y propuso en su corazón de acompañar a su señor hasta las últimas partes del mundo, si es que en ello consistiese quitar la lana de aquellos venerables rostros. Die Trifaldi sagte das mit so schmerzlichem Ausdruck, daß sie allen Anwesenden Tränen aus den Augen entlockte und selbst diejenigen Sanchos mit Naß füllte; und er nahm sich in seinem Herzen vor, seinen Herrn bis an das äußerste Ende der Welt zu begleiten, falls es wirklich hierauf ankäme, um diese ehrwürdigen Angesichter von ihrem Werg zu erlösen.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLI. De la venida de Clavileño, con el fin desta dilatada aventura.

41. Kapitel Von der Ankunft des Holzzapferich, benebst dem Ausgang dieser weitläufigen Aventüre

Llegó en esto la noche, y con ella el punto determinado en que el famoso caballo Clavileño viniese, cuya tardanza fatigaba ya a don Quijote, pareciéndole que, pues Malambruno se detenía en enviarle, o que él no era el caballero para quien estaba guardada aquella aventura, o que Malambruno no osaba venir con él a singular batalla. Pero veis aquí cuando a deshora entraron por el jardín cuatro salvajes, vestidos todos de verde yedra, que sobre sus hombros traían un gran caballo de madera. Pusiéronle de pies en el suelo, y uno de los salvajes dijo. Mittlerweilen kam die Nacht heran und mit ihr der vorbestimmte Augenblick, wo das berühmte Pferd Holzzapferich anlangen sollte, dessen langes Ausbleiben Don Quijote schon beunruhigte; denn es deuchte ihn, da Malambruno mit dessen Zusendung zögerte, so sei entweder er nicht der Ritter, dem dies Abenteuer vorbehalten sei, oder aber Malambruno wage nicht, sich mit ihm auf einen Zweikampf einzulassen. Aber siehe, da traten urplötzlich vier wilde Männer in den Garten, sämtlich mit grünem Efeu bekleidet, und auf ihren Schultern trugen sie ein großes hölzernes Pferd. Sie stellten es aufrecht auf den Boden, und einer von den wilden Männern sprach:
-Suba sobre esta máquina el que tuviere ánimo para ello. »Auf dieses Holzgerüste steige der Ritter, der Mut dazu hat.«
-Aquí -dijo Sancho- yo no subo, porque ni tengo ánimo ni soy caballero. »Also steige ich nicht darauf«, sagte Sancho, »denn ich habe keinen Mut und bin kein Ritter.«
Y el salvaje prosiguió diciendo. Der wilde Mann fuhr fort: »Und auf die Kruppe setze sich der Schildknappe,
-Y ocupe las ancas el escudero, si es que lo tiene, y fíese del valeroso Malambruno, que si no fuere de su espada, de ninguna otra, ni de otra malicia, será ofendido; y no hay más que torcer esta clavija que sobre el cuello trae puesta, que él los llevará por los aires adonde los atiende Malambruno; pero, porque la alteza y sublimidad del camino no les cause váguidos, se han de cubrir los ojos hasta que el caballo relinche, que será señal de haber dado fin a su viaje. sofern der Ritter einen hat, und er vertraue dem mannhaften Malambruno, denn wenn nicht von seinem Schwerte, wird er von keinem andern gefährdet werden, ebensowenig wie von sonst irgendwelcher Bosheit. Er braucht nur diesen Zapfen, den das Pferd auf seinem Nacken hat, zu drehen, und es wird sie beide durch die Lüfte hintragen, wo Malambruno sie erwartet; aber damit ihnen der Aufstieg und die Höhe des Weges keinen Schwindel verursachen, müssen sie sich die Augen verbinden, bis das Pferd wiehert; das wird das Zeichen sein, daß sie ihre Reise vollendet haben.«
Esto dicho, dejando a Clavileño, con gentil continente se volvieron por donde habían venido. La Dolorida, así como vio al caballo, casi con lágrimas dijo a don Quijote. Mit diesen Worten ließen die viere den Holzzapferich stehen und kehrten mit höflichem Gebaren zurück des Weges, woher sie gekommen. Als die Schmerzenreich das Pferd erblickte, sprach sie unter Tränen zu Don Quijote:
-Valeroso caballero, las promesas de Malambruno han sido ciertas el caballo está en casa, nuestras barbas crecen, y cada una de nosotras y con cada pelo dellas te suplicamos nos rapes y tundas, pues no está en más sino en que subas en él con tu escudero y des felice principio a vuestro nuevo viaje. »Heldenhafter Ritter, Malambruno hat Wort gehalten, das Pferd ist zur Stelle, unsre Barte wachsen noch immer, und eine jegliche von uns, mit jedem Haar in unsern Barten flehen wir zu dir, sie uns zu scheren und zu schneiden, da du nun ja nichts weiter zu tun hast, als mit deinem Knappen das Pferd zu besteigen und diese Reise von so neuer Art glücklich zu beginnen.«
-Eso haré yo, señora condesa Trifaldi, de muy buen grado y de mejor talante, sin ponerme a tomar cojín, ni calzarme espuelas, por no detenerme tanta es la gana que tengo de veros a vos, señora, y a todas estas dueñas rasas y mondas. »Das werde ich tun, Frau Gräfin Trifaldi«, sprach Don Quijote, »und zwar mit großer Bereitwilligkeit und noch größerer Freudigkeit, ohne daß ich mich erst damit aufhalte, ein Kissen zu nehmen oder Sporen anzuschnallen, weil ich mich nicht aufhalten mag; so großen Drang fühl ich, Euch, Señora, und diese sämtlichen Kammerfrauen glattgeschoren und mit sauberm Kinn zu sehen.«
-Eso no haré yo -dijo Sancho-, ni de malo ni de buen talante, en ninguna manera; y si es que este rapamiento no se puede hacer sin que yo suba a las ancas, bien puede buscar mi señor otro escudero que le acompañe, y estas señoras otro modo de alisarse los rostros; que yo no soy brujo, para gustar de andar por los aires. Y ¿qué dirán mis insulanos cuando sepan que su gobernador se anda paseando por los vientos? Y otra cosa más que habiendo tres mil y tantas leguas de aquí a Candaya, si el caballo se cansa o el gigante se enoja, tardaremos en dar la vuelta media docena de años, y ya ni habrá ínsula ni ínsulos en el mundo que me conozan; y, pues se dice comúnmente que en la tardanza va el peligro, y que cuando te dieren la vaquilla acudas con la soguilla, perdónenme las barbas destas señoras, que bien se está San Pedro en Roma; quiero decir que bien me estoy en esta casa, donde tanta merced se me hace y de cuyo dueño tan gran bien espero como es verme gobernador. »Ich aber werde das nicht tun«, versetzte Sancho, »weder mit großer noch mit kleiner Bereitwilligkeit, in keinerlei Weise; und wenn wirklich diese Schererei nicht vor sich gehen kann, ohne daß ich mich auf die Kruppe setze, so mag mein Herr sich nur nach einem andern Schildknappen als Begleiter umtun und diese Damen nach einer andren Manier, sich die Gesichter glattzuputzen. Ich bin kein Hexenmeister, der sein Vergnügen daran hat, in den Lüften herumzufahren. Und was werden meine Insulaner sagen, wenn sie erfahren, daß ihr Statthalter droben in den Lüften spazierenfährt? Und dann noch mehr, nämlich da es dreitausend und soviel mehr Meilen von hier bis Candaya sind, so wird es, wenn das Pferd müde oder der Riese ärgerlich wird, länger als ein halb Dutzend Jahre dauern, bis wir heimkehren, und da wird es keine Insuln und keine Insulten mehr in der Welt geben, die etwas von mir wissen wollen. Und sintemalen man gemeiniglich sagt: Wer zaudert, der scheitert, und: Schenkt dir einer die Kuh, lauf mit dem Strick herzu, so bitt ich die Bärte dieser Damen, mich zu entschuldigen. In Rom ist es dem heiligen Petrus am wohlsten; ich meine, mir ist es am wohlsten in diesem Hause, wo man mir soviel Gnaden erweist und von dessen Herrn ich das hohe Glück erhoffe, Statthalter zu werden.«
A lo que el duque dijo. Darauf sagte der Herzog: »Freund Sancho,
-Sancho amigo, la ínsula que yo os he prometido no es movible ni fugitiva raíces tiene tan hondas, echadas en los abismos de la tierra, que no la arrancarán ni mudarán de donde está a tres tirones; y, pues vos sabéis que sé yo que no hay ninguno género de oficio destos de mayor cantía que no se granjee con alguna suerte de cohecho, cuál más, cuál menos, el que yo quiero llevar por este gobierno es que vais con vuestro señor don Quijote a dar cima y cabo a esta memorable aventura; que ahora volváis sobre Clavileño con la brevedad que su ligereza promete, ora la contraria fortuna os traiga y vuelva a pie, hecho romero, de mesón en mesón y de venta en venta, siempre que volviéredes hallaréis vuestra ínsula donde la dejáis, y a vuestros insulanos con el mesmo deseo de recebiros por su gobernador que siempre han tenido, y mi voluntad será la mesma; y no pongáis duda en esta verdad, señor Sancho, que sería hacer notorio agravio al deseo que de serviros tengo. die Insul, die ich Euch versprochen habe, läuft oder schwimmt Euch nicht davon, sie hat so tiefe Wurzeln in die Abgründe der Erde getrieben, daß man sie mit aller erdenklichen Anstrengung nicht herausreißen oder an eine andre Stelle bringen kann. Und da Ihr wohl wißt, daß ich weiß, wie es unter den höheren Ämtern keines gibt, das man nicht gewissermaßen mittels einer Art von Bestechung erlangt, bei dem einen mit mehr, bei dem andern mit weniger, so besteht diejenige, die ich mir für Eure Statthalterschaft geben lassen will, darin, daß Ihr mit Eurem Herrn Don Quijote hinzieht, um dies denkwürdige Abenteuer zum Ende und Ziel zu führen. Und ob Ihr nun auf dem Holzzapferich in der kurzen Frist zurückkehrt, die seine Schnelligkeit verheißt, oder ob Euch Euer feindseliges Geschick zu Fuße zurückführt, als Pilger von Herberge zu Herberge und von Schenke zu Schenke ziehend, stets findet Ihr, wann auch Eure Rückkehr stattfinde, Eure Insul da, wo Ihr sie gelassen habt, und Eure Insulaner vom nämlichen Wunsche beseelt, den sie immer gehegt, Euch als ihren Statthalter zu begrüßen, und mein Wille wird der nämliche bleiben; und setzet keinen Zweifel in diese Versicherung, denn Ihr würdet sonst meinem Wunsch, Euch gefällig zu sein, damit zu nahe treten.«
-No más, señor -dijo Sancho- yo soy un pobre escudero y no puedo llevar a cuestas tantas cortesías; suba mi amo, tápenme estos ojos y encomiéndenme a Dios, y avísenme si cuando vamos por esas altanerías podré encomendarme a Nuestro Señor o invocar los ángeles que me favorezcan. »Nicht weiter, Señor«, sprach Sancho; »ich bin ein armer Schildknappe, und meine Schultern können soviel Freundlichkeit nicht tragen. So mag denn mein Herr aufsitzen, so mag man mir meine Augen verbinden und mich Gott dem Herrn befehlen; auch möge man mich wissen lassen, ob ich, wann wir in jenen Vogelflughöhen dahinziehen, mich Gott unsrem Herrn anbefehlen oder die Engel anrufen darf, mir beizustehen.«
A lo que respondió Trifaldi. Hierauf antwortete die Trifaldi:
-Sancho, bien podéis encomendaros a Dios o a quien quisiéredes, que Malambruno, aunque es encantador, es cristiano, y hace sus encantamentos con mucha sagacidad y con mucho tiento, sin meterse con nadie. »Sancho, freilich dürft Ihr Euch Gott befehlen oder wem Ihr möget, denn Malambruno, obschon ein Zauberer, ist ein Christ und betreibt seine Zaubersachen mit vielem Verständnis und großer Einsicht, ohne sich mit jemandem zu überwerfen.«
-¡Ea, pues -dijo Sancho-, Dios me ayude y la Santísima Trinidad de Gaeta!. »Wohlauf denn«, sagte Sancho, »Gott steh mir bei und die Heilige Dreifaltigkeit von Gaeta.«
-Desde la memorable aventura de los batanes -dijo don Quijote-, nunca he visto a Sancho con tanto temor como ahora, y si yo fuera tan agorero como otros, su pusilanimidad me hiciera algunas cosquillas en el ánimo. Pero llegaos aquí, Sancho, que con licencia destos señores os quiero hablar aparte dos palabras. »Seit der denkwürdigen Aventüre mit den Walkmühlen«, sprach Don Quijote, »hab ich Sancho nie in solcher Angst gesehen wie jetzt, und wenn ich so an Vorbedeutungen glaubte wie andre, würde mir sein Kleinmut allerhand Bedenklichkeit in den Kopf setzen. Aber komm Er einmal hierher, Sancho; mit Erlaubnis dieser Herrschaften habe ich Ihm ein paar Worte unter uns zu sagen.«
Y, apartando a Sancho entre unos árboles del jardín y asiéndole ambas las manos, le dijo. Damit führte er Sancho beiseite in ein Gebüsch des Gartens, ergriff seine beiden Hände und sagte zu ihm:
-Ya vees, Sancho hermano, el largo viaje que nos espera, y que sabe Dios cuándo volveremos dél, ni la comodidad y espacio que nos darán los negocios; así, querría que ahora te retirases en tu aposento, como que vas a buscar alguna cosa necesaria para el camino, y, en un daca las pajas, te dieses, a buena cuenta de los tres mil y trecientos azotes a que estás obligado, siquiera quinientos, que dados te los tendrás, que el comenzar las cosas es tenerlas medio acabadas. »Du siehst nun, Freund Sancho, welch ferne Reise unser wartet, und Gott weiß, wann wir von ihr zurückkehren oder welche Gelegenheit und Zeit uns dieses Unternehmen lassen wird. Darum möchte ich, du zögest dich jetzt in dein Gemach zurück, als ob du etwas für die Reise Nötiges holen wolltest, und gäbst dir da im Handumdrehen auf Rechnung der dreitausenddreihundert Hiebe, zu denen du dich verpflichtet hast, mindestens fünfhundert; die hast du dann schon einmal hinter dir, und frisch gewagt ist halb gewonnen.«
-¡Par Dios -dijo Sancho-, que vuestra merced debe de ser menguado! Esto es como aquello que dicen "¡en priesa me vees y doncellez me demandas!" ¿Ahora que tengo de ir sentado en una tabla rasa, quiere vuestra merced que me lastime las posas? En verdad en verdad que no tiene vuestra merced razón. Vamos ahora a rapar estas dueñas, que a la vuelta yo le prometo a vuestra merced, como quien soy, de darme tanta priesa a salir de mi obligación, que vuestra merced se contente, y no le digo más. »Bei Gott«, entgegnete Sancho, »Euer Gnaden ist wohl nicht recht bei Troste. Das klingt gerade, wie man gemeiniglich sagt: ,Du siehst, ich bin in Eile, und verlangst von mir die Jungfernschaft!' Jetzt, wo ich auf einem bloßen Brett reiten soll, will Euer Gnaden, ich soll meine Sitzteile erst verdonnern? Wahrlich, wahrlich, Euer Gnaden ist nicht bei Verstand. Ziehen wir jetzt hin, diese Kammerfrauen zu scheren, und bei der Rückkehr, das versprech ich Euer Gnaden als Ehrenmann, will ich meine Verpflichtung so schnell abdienen, daß Euer Gnaden zufrieden sein wird, und mehr brauche ich Euch nicht zu sagen.«
Y don Quijote respondió. Don Quijote erwiderte: »Nun denn, mit diesem Versprechen, mein guter Sancho, will ich mich zufriedengeben;
-Pues con esa promesa, buen Sancho, voy consolado, y creo que la cumplirás, porque, en efecto, aunque tonto, eres hombre verídico. ich glaube, du wirst es erfüllen, denn wenn auch dein Witz oft gar dürr ist, so bleibt doch deine Wahrheitsliebe immer grün.«
-No soy verde, sino moreno -dijo Sancho-, pero aunque fuera de mezcla, cumpliera mi palabra. »Ich bin nicht grün«, entgegnete Sancho, »sondern braun; wäre ich aber auch gescheckt, so würde ich doch mein Wort halten.«
Y con esto se volvieron a subir en Clavileño, y al subir dijo don Quijote. Und hiermit gingen sie zurück zur Gesellschaft, um den Holzzapferich zu besteigen; und beim Aufsteigen sprach Don Quijote:
-Tapaos, Sancho, y subid, Sancho, que quien de tan lueñes tierras envía por nosotros no será para engañarnos, por la poca gloria que le puede redundar de engañar a quien dél se fía; y, puesto que todo sucediese al revés de lo que imagino, la gloria de haber emprendido esta hazaña no la podrá escurecer malicia alguna. »Verbinde Er sich die Augen, Sancho, und steige Er auf, Sancho; denn wer aus so fernen Landen nach uns sendet, der tut es nicht, um uns zu hintergehen, schon um des geringen Ruhmes willen, der ihm daraus erwachsen kann, jemanden zu hintergehen, der ihm vertraut. Wenn aber auch alles ganz gegen meine Erwartung ausfallen sollte, so kann der Ruhm, dies Heldenstück unternommen zu haben, durch keine Bosheit je verdunkelt werden.«
-Vamos, señor -dijo Sancho-, que las barbas y lágrimas destas señoras las tengo clavadas en el corazón, y no comeré bocado que bien me sepa hasta verlas en su primera lisura. Suba vuesa merced y tápese primero, que si yo tengo de ir a las ancas, claro está que primero sube el de la silla. »Auf denn, Señor!« sprach Sancho; »die Bärte und Tränen dieser Damen sitzen mir tief im Herzen, und kein Bissen wird mir schmecken, bis ich sie wieder in ihrer ursprünglichen glatten Haut sehe. Sitzt auf, gnädiger Herr, und verbindet Euch zuerst die Augen, denn wenn ich auf der Kruppe sitzen soll, so ist klar, daß der zuerst aufsteigen muß, der in den Sattel kommt.«
-Así es la verdad -replicó don Quijote. »So ist es in der Tat«, erwiderte Don Quijote.
Y, sacando un pañuelo de la faldriquera, pidió a la Dolorida que le cubriese muy bien los ojos, y, habiéndoselos cubierto, se volvió a descubrir y dijo. Darauf nahm er ein Schnupftuch aus der Tasche und bat die Schmerzenreich, ihm die Augen gut zu verbinden. Nachdem sie jedoch dies getan, band er es sich wieder auf und sagte:
-Si mal no me acuerdo, yo he leído en Virgilio aquello del Paladión de Troya, que fue un caballo de madera que los griegos presentaron a la diosa Palas, el cual iba preñado de caballeros armados, que después fueron la total ruina de Troya; y así, será bien ver primero lo que Clavileño trae en su estómago. »Wenn ich mich recht entsinne, habe ich im Vergil die Geschichte vom trojanischen Palladium gelesen, einem hölzernen Roß, das die Griechen der Göttin Pallas zur Opfergabe darbrachten und dessen Bauch mit gewaffneten Rittern angefüllt war, die nachher Troja den Untergang brachten; und so wird es geraten sein, erst einmal nachzusehen, was der Holzzapferich in seinem Magen hat.«
-No hay para qué -dijo la Dolorida-, que yo le fío y sé que Malambruno no tiene nada de malicioso ni de traidor; vuesa merced, señor don Quijote, suba sin pavor alguno, y a mi daño si alguno le sucediere. »Das ist nicht nötig«, versetzte die Schmerzenreich; »ich bürge für ihn und ich weiß, daß Malambruno nichts vom Heimtücker oder vom Verräter an sich hat. Steigt nur ohne die geringste Furcht auf, und wenn Euch etwas geschieht, so komme alles Böse auf mein Haupt.«
Parecióle a don Quijote que cualquiera cosa que replicase acerca de su seguridad sería poner en detrimento su valentía; y así, sin más altercar, subió sobre Clavileño y le tentó la clavija, que fácilmente se rodeaba; y, como no tenía estribos y le colgaban las piernas, no parecía sino figura de tapiz flamenco pintada o tejida en algún romano triunfo. De mal talante y poco a poco llegó a subir Sancho, y, acomodándose lo mejor que pudo en las ancas, las halló algo duras y no nada blandas, y pidió al duque que, si fuese posible, le acomodasen de algún cojín o de alguna almohada, aunque fuese del estrado de su señora la duquesa, o del lecho de algún paje, porque las ancas de aquel caballo más parecían de mármol que de leño. Don Quijote hatte das Gefühl, wenn er noch irgend etwas in betreff seiner persönlichen Sicherheit sagen würde, so könnte dies seinen Heldenmut in übles Licht stellen, und daher stieg er ohne weitere Worte auf den Holzzapferich und befühlte den Zapfen, der sich leicht herumdrehen ließ; da er keine Steigbügel hatte und ihm die Beine herunterhingen, sah er geradeso aus wie eine Figur aus einem römischen Triumphzug auf einem flämischen Teppich. Sehr widerwillig und zögernd, kam Sancho zum Aufsteigen herbei, und als er sich so gut wie möglich auf der Kruppe zurechtgesetzt, fand er sie ziemlich hart, wenigstens sicherlich nicht weich, und bat den Herzog, man möchte ihn womöglich mit einem Kissen oder einem Polster versorgen, und wenn es auch vom Staatssessel der Frau Herzogin oder aus dem Bett eines Hausdieners wäre, denn die Kruppe dieses Pferdes scheine eher von Marmelstein als von Holz.
A esto dijo la Trifaldi que ningún jaez ni ningún género de adorno sufría sobre sí Clavileño; que lo que podía hacer era ponerse a mujeriegas, y que así no sentiría tanto la dureza. Hízolo así Sancho, y, diciendo ''a Dios'', se dejó vendar los ojos, y, ya después de vendados, se volvió a descubrir, y, mirando a todos los del jardín tiernamente y con lágrimas, dijo que le ayudasen en aquel trance con sendos paternostres y sendas avemarías, porque Dios deparase quien por ellos los dijese cuando en semejantes trances se viesen. A lo que dijo don Quijote. Hierauf entgegnete die Trifaldi, Holzzapferich leide kein Sattelzeug und keinerlei Zierat auf sich; was er aber tun könnte, sei, nach Weiberart aufzusitzen, da werde er die Härte des Holzes nicht so sehr spüren. Sancho tat also, sagte Lebewohl und ließ sich die Augen verbinden, band sie sich aber gleich wieder auf, schaute alle im Garten Anwesenden gerührt und mit Tränen an und bat sie, ihm in diesem gefahrvollen Augenblick mit etlichen Vaterunser und Avemarias beizuspringen, auf daß Gott auch ihnen jemanden sende, der diese Gebete für sie hersage, wenn sie dereinst in ähnliche Gefahr kämen. Da sprach Don Quijote:
-Ladrón, ¿estás puesto en la horca por ventura, o en el último término de la vida, para usar de semejantes plegarias? ¿No estás, desalmada y cobarde criatura, en el mismo lugar que ocupó la linda Magalona, del cual decendió, no a la sepultura, sino a ser reina de Francia, si no mienten las historias? Y yo, que voy a tu lado, ¿no puedo ponerme al del valeroso Pierres, que oprimió este mismo lugar que yo ahora oprimo? Cúbrete, cúbrete, animal descorazonado, y no te salga a la boca el temor que tienes, a lo menos en presencia mía. »Du Erzdieb, stehst du etwa unter dem Galgen oder nah dem Ende deines Lebens, daß du solche flehentlichen Bitten gebrauchst? Sitzest du nicht, feiges Geschöpf, auf demselben Platz, den die schöne Magelone eingenommen hat und von welchem sie abstieg, nicht um ins Grab zu kommen, sondern um Königin von Frankreich zu werden, wenn die Geschichtsbücher nicht lügen? Und ich, der ich dir zur Seite sitze, kann ich mich nicht dem streitbaren Peter an die Seite stellen, der einst am selben Platz gesessen hat wie ich? Umhülle dir die Augen, umhülle sie dir, mutlose Bestie, und laß deine Furchtsamkeit nicht auf deine Lippen heraustreten, wenigstens nicht in meiner Gegenwart.«
-Tápenme -respondió Sancho-; y, pues no quieren que me encomiende a Dios ni que sea encomendado, ¿qué mucho que tema no ande por aquí alguna región de diablos que den con nosotros en Peralvillo?. »Verbindet mir also die Augen«, entgegnete Sancho, »und da man nicht will, daß ich mich Gott befehle oder ihm von andern anbefohlen werde, was Wunder, wenn ich fürchte, daß ein ganzes Heer von Teufeln hier umgeht und uns nach Peralvillo schleppen will?«
Cubriéronse, y, sintiendo don Quijote que estaba como había de estar, tentó la clavija, y, apenas hubo puesto los dedos en ella, cuando todas las dueñas y cuantos estaban presentes levantaron las voces, diciendo. So ließen sie sich denn die Augen verbinden, und sobald Don Quijote spürte, daß er richtig saß, fühlte er an den Zapfen, und kaum hatte er die Finger an ihn gelegt, da erhoben die sämtlichen Kammerfrauen und anderen Anwesenden ihre Stimmen und riefen:
-¡Dios te guíe, valeroso caballero. »Gott sei dein Führer, heldenhafter Ritter!
-¡Dios sea contigo, escudero intrépido. Gott sei mit dir, tapferer Knappe!
-¡Ya, ya vais por esos aires, rompiéndolos con más velocidad que una saeta! Schon, schon zieht ihr in jenen Lüften hin und durchschifft sie rascher beflügelt als ein Pfeil;
-¡Ya comenzáis a suspender y admirar a cuantos desde la tierra os están mirando. schon beginnt ihr Staunen und Verwunderung bei allen zu erregen, die euch von der Erde aus mit ihren Blicken folgen.
-¡Tente, valeroso Sancho, que te bamboleas! ¡Mira no cayas, que será peor tu caída que la del atrevido mozo que quiso regir el carro del Sol, su padre. Halte dich fest, heldenkühner Sancho, du beginnst zu wanken; gib acht, daß du nicht fällst, denn dein Fall wäre schrecklicher als der jenes vermessenen Knaben, der den Wagen des Sonnengottes, seines Vaters, lenken wollte.«
Oyó Sancho las voces, y, apretándose con su amo y ciñiéndole con los brazos, le dijo. Sancho vernahm die Zurufe und drückte sich fest an seinen Herrn, umschlang ihn mit den Armen und sprach zu ihm:
-Señor, ¿cómo dicen éstos que vamos tan altos, si alcanzan acá sus voces, y no parecen sino que están aquí hablando junto a nosotros. »Señor, wie können die dort sagen, daß wir so hoch hinziehen, wenn doch ihre Worte bis hierher schallen und es sich nicht anders anhört, als ob sie dicht neben uns sprächen?«
-No repares en eso, Sancho, que, como estas cosas y estas volaterías van fuera de los cursos ordinarios, de mil leguas verás y oirás lo que quisieres. Y no me aprietes tanto, que me derribas; y en verdad que no sé de qué te turbas ni te espantas, que osaré jurar que en todos los días de mi vida he subido en cabalgadura de paso más llano no parece sino que no nos movemos de un lugar. Destierra, amigo, el miedo, que, en efecto, la cosa va como ha de ir y el viento llevamos en popa. »Stoße dich nicht daran, Sancho«, erwiderte Don Quijote, »denn da all dieses und diese ganze Luftreise außerhalb des gewöhnlichen Laufs der Dinge liegen, wirst du tausend Meilen weit sehen und hören, was du nur immer willst. Drücke mich auch nicht so stark, du wirfst mich hinab; und ich weiß in der Tat nicht, worüber du dich so ängstigst und entsetzest, denn ich kann beschwören, ich habe all meiner Lebtag kein Tier von ruhigerem Gang bestiegen; es ist gerade, als ob wir uns nicht von der Stelle bewegten. Verbanne, Freund, die Furcht; denn die Sache geht aufs beste, und wir haben den Wind im Rücken.«
-Así es la verdad -respondió Sancho-, que por este lado me da un viento tan recio, que parece que con mil fuelles me están soplando. »Das ist wahr«, erwiderte Sancho; »von dieser Seite her weht ein so starker Wind, daß es geradeso ist, als bliesen mir tausend Blasebälge ins Gesicht.«
Y así era ello, que unos grandes fuelles le estaban haciendo aire tan bien trazada estaba la tal aventura por el duque y la duquesa y su mayordomo, que no le faltó requisito que la dejase de hacer perfecta. Und so war es wirklich; es wurde ihnen aus großen Blasebälgen Luft zugeweht. Dies Abenteuer war vom Herzog und der Herzogin und vom Haushofmeister so gut angelegt worden, daß nicht das geringste Erfordernis zu seiner Vollständigkeit fehlte.
Sintiéndose, pues, soplar don Quijote, dijo Als nun Don Quijote sich vom Winde heftig angeweht spürte, sagte er:
-Sin duda alguna, Sancho, que ya debemos de llegar a la segunda región del aire, adonde se engendra el granizo, las nieves; los truenos, los relámpagos y los rayos se engendran en la tercera región, y si es que desta manera vamos subiendo, presto daremos en la región del fuego, y no sé yo cómo templar esta clavija para que no subamos donde nos abrasemos. »Ohne Zweifel, Sancho, müssen wir schon in die zweite Luftregion gekommen sein, wo der Hagel und der Schnee erzeugt werden. Der Donner, Blitz und Wetterstrahl entstehen in der dritten Region, und wenn wir auf diese rasche Weise immer höher steigen, so müssen wir baldigst in die Region des Feuers gelangen, und ich weiß nicht, wie ich die Kraft dieses Zapfens mäßigen soll, damit wir nicht zu einer Höhe steigen, wo wir verbrennen.«
En esto, con unas es as ligeras de encenderse y apagarse, desde lejos, pendientes de una caña, les calentaban los rostros. Sancho, que sintió el calor, dijo. Jetzt hielt man ihnen von weitem an einem Stabe Flocken Werg entgegen, die leicht anzuzünden und auszulöschen waren, und machte ihnen die Gesichter damit heiß. Sancho spürte die Hitze und schrie:
-Que me maten si no estamos ya en el lugar del fuego, o bien cerca, porque una gran parte de mi barba se me ha chamuscado, y estoy, señor, por descubrirme y ver en qué parte estamos. »Ich will mich totschlagen lassen, wenn wir nicht schon in der Gegend des Feuers oder ganz nahe daran sind, denn ein groß Stück vom Bart ist mir schon angebrannt. Ich möchte mir am liebsten das Schnupftuch herunterreißen, um zu sehen, wo wir sind!«
-No hagas tal -respondió don Quijote-, y acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba, a quien llevaron los diablos en volandas por el aire, caballero en una caña, cerrados los ojos, y en doce horas llegó a Roma, y se apeó en Torre de Nona, que es una calle de la ciudad, y vio todo el fracaso y asalto y muerte de Borbón, y por la mañana ya estaba de vuelta en Madrid, donde dio cuenta de todo lo que había visto; el cual asimismo dijo que cuando iba por el aire le mandó el diablo que abriese los ojos, y los abrió, y se vio tan cerca, a su parecer, del cuerpo de la luna, que la pudiera asir con la mano, y que no osó mirar a la tierra por no desvanecerse. Así que, Sancho, no hay para qué descubrirnos; que, el que nos lleva a cargo, él dará cuenta de nosotros, y quizá vamos tomando puntas y subiendo en alto para dejarnos caer de una sobre el reino de Candaya, como hace el sacre o neblí sobre la garza para cogerla, por más que se remonte; y, aunque nos parece que no ha media hora que nos partimos del jardín, creéme que debemos de haber hecho gran camino. »Tu das nicht«, versetzte Don Quijote, »und denk an die wahre Geschichte vom Lizentiaten Torralva, den die Teufel im Flug auf einem Rohrstab reitend und mit geschlossenen Augen durch die Luft führten, und in zwölf Stunden gelangte er nach Rom und stieg an der Torre di Nona hernieder, was eine Straße der Stadt ist, und da sah er all das Getümmel und den Sturm und den Tod des Konnetabel von Bourbon, und am Morgen war er schon wieder in Madrid zurück, wo er alles erzählte, was er gesehen hatte; er sagte auch, daß ihn beim Reiten durch die Luft der Teufel die Augen öffnen hieß, und er öffnete sie wirklich und sah sich nach seiner Meinung so nahe bei der Mondscheibe, daß er sie hätte greifen können und daß er nicht nach der Erde zu blicken wagte, um nicht schwindlig zu werden. Sonach, Sancho, ist gar kein Grund, unsre Binde abzunehmen; jener, der die Sorge für uns übernommen hat, hat die Verantwortung für uns zu tragen. Vielleicht auch machen wir jetzt Vorstöße in die Luft und steigen in die Höhe, um dann mit einem Male auf das Königreich Candaya hinabzustoßen, wie die Jagdfalken oder Habichte auf den Reiher herabstoßen, um ihn zu packen, wenn er auch noch so hoch in die Lüfte steigen will. Und wiewohl es uns so vorkommt, als seien wir noch keine halbe Stunde vom Garten weggeflogen, so müssen wir dennoch, glaube ich, einen weiten Weg zurückgelegt haben.«
-No sé lo que es -respondió Sancho Panza-, sólo sé decir que si la señora Magallanes o Magalona se contentó destas ancas, que no debía de ser muy tierna de carnes. »Mag das sein, wie es will«, entgegnete Sancho Pansa; »ich kann nur so viel sagen, wenn das Fräulein Magellan oder Magelone mit diesem Sitz auf der Kruppe zufrieden war, so muß sie nicht gar so zart von Gliedern gewesen sein.«
Todas estas pláticas de los dos valientes oían el duque y la duquesa y los del jardín, de que recibían estraordinario contento; y, queriendo dar remate a la estraña y bien fabricada aventura, por la cola de Clavileño le pegaron fuego con unas es as, y al punto, por estar el caballo lleno de cohetes tronadores, voló por los aires, con estraño ruido, y dio con don Quijote y con Sancho Panza en el suelo, medio chamuscados. Diesem ganzen Gespräch der beiden Tapfern hörten der Herzog und die Herzogin zu sowie die andern im Garten Anwesenden, und alle hatten das größte Vergnügen daran, und da man jetzt das seltsame und trefflich angelegte Abenteuer zu Ende bringen wollte, so legte man mittels einiger Flocken Werg Feuer an den Schwanz des Holzzapferich, und da das Pferd mit prasselnden Raketen angefüllt war, so flog es mit gewaltigem Krachen in die Luft und warf Don Quijote und Sancho halb versengt zu Boden.
En este tiempo ya se habían desparecido del jardín todo el barbado escuadrón de las dueñas y la Trifaldi y todo, y los del jardín quedaron como desmayados, tendidos por el suelo. Don Quijote y Sancho se levantaron maltrechos, y, mirando a todas partes, quedaron atónitos de verse en el mesmo jardín de donde habían partido y de ver tendido por tierra tanto número de gente; y creció más su admiración cuando a un lado del jardín vieron hincada una gran lanza en el suelo y pendiente della y de dos cordones de seda verde un pergamino liso y blanco, en el cual, con grandes letras de oro, estaba escrito lo siguiente. Inzwischen war bereits die bärtige Schar der Kammerfrauen und die Trifaldi und alles aus dem Garten verschwunden, und die andern im Garten noch Weilenden lagen wie ohnmächtig auf der Erde hingestreckt. Don Quijote und Sancho erhoben sich in übler Verfassung vom Boden, schauten sich nach allen Seiten um und wurden von Bestürzung erfaßt, als sie so viele Leute auf der platten Erde liegen sahen; aber ihr Erstaunen stieg noch höher, als sie seitwärts auf einer Stelle des Gartens einen Speer im Boden und an ihm ein glänzend weißes Pergament an zwei grünseidenen Schnüren hängen sahen, worauf mit großen goldenen Buchstaben das Folgende geschrieben stand:
El ínclito caballero don Quijote de la Mancha feneció y acabó la aventura de la condesa Trifaldi, por otro nombre llamada la dueña Dolorida, y compañía, con sólo intentarla. Der ruhmstrahlende Ritter Don Quijote von der Mancha hat die Aventüre mit der Gräfin Trifaldi, sonst auch genannt die Kammerfrau Schmerzenreich, und Genossen glücklich bestanden und schon dadurch zu Ende geführt, daß er sich vorgenommen, sie zu vollenden.
Malambruno se da por contento y satisfecho a toda su voluntad, y las barbas de las dueñas ya quedan lisas y mondas, y los reyes don Clavijo y Antonomasia en su prístino estado. Y, cuando se cumpliere el escuderil vápulo, la blanca paloma se verá libre de los pestíferos girifaltes que la persiguen, y en brazos de su querido arrullador; que así está ordenado por el sabio Merlín, protoencantador de los encantadores. Malambruno erklärt sich für befriedigt, und alles sei ganz nach seinem Wunsche erledigt, und die Gesichter der Kammerfrauen sind bereits wieder glatt und sauber, und das Königspaar Don Clavijo und Antonomásia befindet sich in seinem früheren Zustand. Und sobald die Geißelung des Schildknappen vollbracht ist, wird sich die weiße Taube von den pesthauchenden Jagdfalken, die sie verfolgen, befreit und in den geliebten Armen ihres girrenden Täuberichs sehen. Denn also ist es verordnet durch den gelahrten Merlin, den obersten Zaubermeister aller Zauberkünstler.
Habiendo, pues, don Quijote leído las letras del pergamino, claro entendió que del desencanto de Dulcinea hablaban; y, dando muchas gracias al cielo de que con tan poco peligro hubiese acabado tan gran fecho, reduciendo a su pasada tez los rostros de las venerables dueñas, que ya no parecían, se fue adonde el duque y la duquesa aún no habían vuelto en sí, y, trabando de la mano al duque, le dijo. Als nun Don Quijote die Inschrift des Pergaments gelesen hatte, begriff er sofort, daß hier von Dulcineas Entzauberung die Rede war; und nachdem er dem Himmel vielfach dafür gedankt, daß er mit so wenig Gefahr ein so großes Heldenwerk vollbracht und den Gesichtern der ehrwürdigen Kammerfrauen - die bereits nicht mehr zu sehen waren - ihre frühere Glätte wiedergegeben, schritt er zu der Stelle hin, wo der Herzog und die Herzogin noch in tiefer Ohnmacht lagen, ergriff den Herzog bei der Hand und sprach zu ihm:
-¡Ea, buen señor, buen ánimo; buen ánimo, que todo es nada! La aventura es ya acabada sin daño de barras, como lo muestra claro el escrito que en aquel padrón está puesto. »Frischauf, mein trefflicher Fürst, guten Mut, guten Mut! Denn alles ist nichts! Das Abenteuer ist schon beendet ohne jemandes Schaden, wie es deutlich die Schrift zeigt, die dort an der Stange hängt.«
El duque, poco a poco, y como quien de un pesado sueño recuerda, fue volviendo en sí, y por el mismo tenor la duquesa y todos los que por el jardín estaban caídos, con tales muestras de maravilla y espanto, que casi se podían dar a entender haberles acontecido de veras lo que tan bien sabían fingir de burlas. Leyó el duque el cartel con los ojos medio cerrados, y luego, con los brazos abiertos, fue a abrazar a don Quijote, diciéndole ser el más buen caballero que en ningún siglo se hubiese visto. Der Herzog kam allmählich, wie noch in schwerem Traum befangen, wieder zu sich, und auf dieselbe Art und Weise die Herzogin, und ebenso alle anderen, die im Garten hingestreckt lagen, mit so lebhaften Zeichen des Erstaunens, ja des Entsetzens, daß man schier meinte, es sei ihnen das im Ernste begegnet, was sie so gut im Scherz zu spielen wußten. Der Herzog las den Zettel mit halb geschlossenen Augen, eilte sogleich mit offenen Armen auf DonQuijote zu, ihn zu begrüßen, und sagte ihm, er sei der beste Ritter, der je auf Erden gelebt habe.
Sancho andaba mirando por la Dolorida, por ver qué rostro tenía sin las barbas, y si era tan hermosa sin ellas como su gallarda disposición prometía, pero dijéronle que, así como Clavileño bajó ardiendo por los aires y dio en el suelo, todo el escuadrón de las dueñas, con la Trifaldi, había desaparecido, y que ya iban rapadas y sin cañones. Preguntó la duquesa a Sancho que cómo le había ido en aquel largo viaje. A lo cual Sancho respondió. Sancho suchte mit den Augen ringsherum nach der Schmerzenreich, um zu sehen, wie ihr Gesicht sich ohne Bart ausnehme und ob sie ohne diesen wirklich so schön sei, wie ihr ganzes stattliches Wesen verhieß; man sagte ihm aber, als der Holzzapferich brennend aus der Luft herabgefahren und auf den Erdboden gestürzt sei, da sei der Trupp Kammerfrauen mit der Trifaldi verschwunden und sie seien nun bereits glattgeschoren und ohne S peln. Die Herzogin fragte Sancho, wie es ihm auf der weiten Reise ergangen seII. Sancho antwortete:
-Yo, señora, sentí que íbamos, según mi señor me dijo, volando por la región del fuego, y quise descubrirme un poco los ojos, pero mi amo, a quien pedí licencia para descubrirme, no la consintió; mas yo, que tengo no sé qué briznas de curioso y de desear saber lo que se me estorba y impide, bonitamente y sin que nadie lo viese, por junto a las narices aparté tanto cuanto el pañizuelo que me tapaba los ojos, y por allí miré hacia la tierra, y parecióme que toda ella no era mayor que un grano de mostaza, y los hombres que andaban sobre ella, poco mayores que avellanas; porque se vea cuán altos debíamos de ir entonces. »Ich, Señora, spürte, daß wir, wie mein Herr mir sagte, durch die Region des Feuers flogen, und da wollte ich mir die Augen ein wenig aufbinden; aber mein Herr, den ich um Erlaubnis dazu bat, gab es nicht zu. Ich indessen, der ich in mir, ich weiß nicht was für ein paar Körnlein Neugier und Wissensdrang habe, gerade das zu erfahren, was man mir verwehrt und verbietet, ich habe mir ganz sachte, und ohne daß einer es sehen konnte, das Tüchlein dicht an der Nase ein klein bißchen von den Augen geschoben und nach der Erde hinuntergeblickt, und da kam es mir vor, daß die ganze Erde nicht größer war als ein Senfkorn und die Leute, die sich auf ihr herumtrieben, wenig größer als eine Haselnuß, woraus man sehen kann, wie hoch wir damals geflogen sein mußten.«
A esto dijo la duquesa. Darauf sprach die Herzogin:
-Sancho amigo, mirad lo que decís, que, a lo que parece, vos no vistes la tierra, sino los hombres que andaban sobre ella; y está claro que si la tierra os pareció como un grano de mostaza, y cada hombre como una avellana, un hombre solo había de cubrir toda la tierra. »Freund Sancho, überlegt Euch, was Ihr sagt; wie es mich bedünkt, habt Ihr die Erde nicht gesehen, sondern nur die Menschen, die sich auf ihr bewegten; und es ist klar, wenn die Erde Euch wie ein Senfkorn vorkam und jeder Mensch wie eine Haselnuß, so mußte ja ein Mensch allein schon die ganze Erde bedecken.«
-Así es verdad -respondió Sancho-, pero, con todo eso, la descubrí por un ladito, y la vi toda. »Das ist wahr«, erwiderte Sancho, »aber trotzdem habe ich ein Eckchen von ihr erblickt und habe sie ganz gesehen.«
-Mirad, Sancho -dijo la duquesa-, que por un ladito no se vee el todo de lo que se mira. »Bedenket, Sancho«, entgegnete die Herzogin, »wer ein Eckchen von etwas erblickt, sieht nicht das Ganze von dem, was er betrachtet.«
-Yo no sé esas miradas -replicó Sancho- sólo sé que será bien que vuestra señoría entienda que, pues volábamos por encantamento, por encantamento podía yo ver toda la tierra y todos los hombres por doquiera que los mirara; y si esto no se me cree, tampoco creerá vuestra merced cómo, descubriéndome por junto a las cejas, me vi tan junto al cielo que no había de mí a él palmo y medio, y por lo que puedo jurar, señora mía, que es muy grande además. Y sucedió que íbamos por parte donde están las siete cabrillas; y en Dios y en mi ánima que, como yo en mi niñez fui en mi tierra cabrerizo, que así como las vi, ¡me dio una gana de entretenerme con ellas un rato...! Y si no le cumpliera me parece que reventara. Vengo, pues, y tomo, y ¿qué hago?, Sin decir nada a nadie, ni a mi señor tampoco, bonita y pasitamente me apeé de Clavileño, y me entretuve con las cabrillas, que son como unos alhelíes y como unas flores, casi tres cuartos de hora, y Clavileño no se movió de un lugar, ni pasó adelante. »Von derlei Betrachtungen verstehe ich nichts«, versetzte Sancho; »ich weiß nur, daß es gut wäre, wenn Eure Herrlichkeit im Sinn hielte, daß wir mittels Zauberei geflogen sind und ich also mittels Zauberei ganz wohl die ganze Erde sehen konnte und die Menschen alle, von wo aus ich dieselben auch betrachtet haben mag. Und wenn mir das nicht geglaubt wird, so wird mir Euer Gnaden auch nicht glauben, daß ich, als ich mir einmal das Tuch dicht an den Augenbrauen wegschob, mich so nah beim Himmel gesehen habe, daß es von mir bis zu ihm anderthalb Spannen weit war, und ich kann's beschwören, Señora, er ist groß über alle Maßen. Nun trug es sich auch zu, daß wir in die Gegend kamen, wo sich die sieben Zicklein befinden, und bei Gott und meiner Seelen Seligkeit, sowie ich sie sah, denn als Kind bin ich in meiner Heimat ein Ziegenhüter gewesen, befiel mich die Lust, mich eine Weile mit ihnen zu unterhalten, und hätte ich dem nicht nachgegeben, so glaub ich, es hätte mir das Herz abgedrückt. Ich mach mich also dran und drauflos, und was tu ich? Ohne jemandem ein Wort zu sagen, auch meinem Herrn nicht, bin ich sachte und still vom Holzzapferich abgestiegen und hab mich mit den Zicklein unterhalten. Das sind wahre Goldveigelein, wahre Blumen an Schönheit! Beinahe dreiviertel Stunden, und der Holzzapferich rührte sich nicht von der Stelle und tat keinen Schritt vorwärts.«
-Y, en tanto que el buen Sancho se entretenía con las cabras -preguntó el duque-, ¿en qué se entretenía el señor don Quijote?. »Und während der wackere Sancho sich mit den Ziegen unterhielt«, fragte der Herzog, »womit unterhielt sich der Señor Don Quijote?«
A lo que don Quijote respondió. Darauf antwortete Don Quijote:
-Como todas estas cosas y estos tales sucesos van fuera del orden natural, no es mucho que Sancho diga lo que dice. De mí sé decir que ni me descubrí por alto ni por bajo, ni vi el cielo ni la tierra, ni la mar ni las arenas. Bien es verdad que sentí que pasaba por la región del aire, y aun que tocaba a la del fuego; pero que pasásemos de allí no lo puedo creer, pues, estando la región del fuego entre el cielo de la luna y la última región del aire, no podíamos llegar al cielo donde están las siete cabrillas que Sancho dice, sin abrasarnos; y, pues no nos asuramos, o Sancho miente o Sancho sueña. »Da all diese Dinge und die Vorgänge solcher Art außerhalb der natürlichen Ordnung der Dinge sind, so ist es nicht besonders zu verwundern, wenn Sancho sagt, was er sagt; von mir aber muß ich sagen, daß ich mir das Tuch weder nach oben noch nach unten wegschob und weder Himmel noch Erde, weder Meer noch Ufer erblickt habe. Allerdings spürte ich, daß ich durch die Region der Luft schwebte und sogar der des Feuers nahe kam; aber daß wir über diese hinausgekommen wären, das kann ich nicht glauben. Denn da die Region des Feuers zwischen dem Mondhimmel und der letzten Luftregion ist, so konnten wir zu dem Himmel, wo sich die sieben Zicklein befinden, nicht hingelangen, ohne zu verbrennen; und da wir nicht angebrannt sind, so hat Sancho entweder gelogen oder geträumt.«
-Ni miento ni sueño -respondió Sancho- si no, pregúntenme las señas de las tales cabras, y por ellas verán si digo verdad o no. »Ich lüge nicht und träume nicht«, entgegnete Sancho; »oder aber fragt mich nur nach den Merkzeichen der besagten Zicklein, und ihr werdet erkennen, ob ich die Wahrheit sage oder nicht.«
-Dígalas, pues, Sancho -dijo la duquesa. »So sagt die Merkzeichen, Sancho«, sprach die Herzogin.
-Son -respondió Sancho- las dos verdes, las dos encarnadas, las dos azules, y la una de mezcla. »Zwei von ihnen«, erwiderte Sancbo, »sind grün, zwei rot, zwei blau, und eines ist buntgefleckt.«
-Nueva manera de cabras es ésa -dijo el duque-, y por esta nuestra región del suelo no se usan tales colores; digo, cabras de tales colores. »Das ist eine neue Art Ziegen«, bemerkte der Herzog, »und auf dieser unserer Erde kommen solche Farben nicht vor, ich meine Ziegen von solchen Farben.«
-Bien claro está eso -dijo Sancho-; sí, que diferencia ha de haber de las cabras del cielo a las del suelo. »Das ist sehr klar«, sagte Sancho; »es muß doch ein Unterschied sein zwischen den himmlischen und denen auf Erden.«
-Decidme, Sancho -preguntó el duque- ¿vistes allá en entre esas cabras algún cabrón. »Sagt mir, Sancho«, fragte der Herzog, »habt Ihr dort unter jenen Ziegen auch einen Geißbock gesehen?«
-No, señor -respondió Sancho-, pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna. »Nein, Señor«, antwortete Sancho; »aber ich habe sagen hören, es komme kein Bock über die Hörner des Mondes hinaus.«
No quisieron preguntarle más de su viaje, porque les pareció que llevaba Sancho hilo de pasearse por todos los cielos, y dar nuevas de cuanto allá pasaba, sin haberse movido del jardín. Man mochte ihn nicht weiter über seine Reise ausfragen, denn es kam ihnen vor, als hätte Sancho einen hinreichend langen Faden gesponnen, um daran durch alle Himmel hindurchzuspazieren und von allem, was dort vorging, Bericht zu geben, ohne einen Fuß aus dem Garten gesetzt zu haben.
En resolución, éste fue el fin de la aventura de la dueña Dolorida, que dio que reír a los duques, no sólo aquel tiempo, sino el de toda su vida, y que contar a Sancho siglos, si los viviera; y, llegándose don Quijote a Sancho, al oído le dijo. Genug, dies war das Ende des Abenteuers mit der Kammerfrau Schmerzenreich, das dem herzoglichen Paare nicht nur für jetzt, sondern für ihr ganzes Leben Stoff zum Lachen gab und Sancho Stoff, jahrhundertelang zu erzählen, wenn er so lang gelebt hätte. Don Quijote aber trat dicht an Sancho heran und flüsterte ihm ins Ohr:
-Sancho, pues vos queréis que se os crea lo que habéis visto en el cielo, yo quiero que vos me creáis a mí lo que vi en la cueva de Montesinos; y no os digo más. »Sancho, da Er will, ich soll Ihm glauben, was Er im Himmel gesehen hat, so will ich, Er soll mir glauben, was ich in der Höhle des Montesinos gesehen. Mehr sag ich Ihm nicht.«





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLIII. De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas.

42. Kapitel Von den guten Lehren, so Don Quijote seinem Sancho Pansa gab, nebst andern wohlerwogenen Dingen

Con el felice y gracioso suceso de la aventura de la Dolorida, quedaron tan contentos los duques, que determinaron pasar con las burlas adelante, viendo el acomodado sujeto que tenían para que se tuviesen por veras; y así, habiendo dado la traza y órdenes que sus criados y sus vasallos habían de guardar con Sancho en el gobierno de la ínsula prometida, otro día, que fue el que sucedió al vuelo de Clavileño, dijo el duque a Sancho que se adeliñase y compusiese para ir a ser gobernador, que ya sus insulanos le estaban esperando como el agua de mayo. Sancho se le humilló y le dijo Der Herzog und die Herzogin fanden solches Vergnügen an dem Ausgang des Abenteuers mit der Schmerzenreich, daß sie sich vornahmen, noch mehr Possenstreiche zu spielen; sie sahen, daß sie die rechten Leute dazu hatten, die Spaße für Ernst zu nehmen. Nachdem sie daher ihren Plan entworfen sowie Anweisungen ihren Dienern und Untertanen erteilt hatten, wie sie sich gegenüber Sancho bei dessen Statthalterschaft über die versprochene Insul verhalten sollten, sagte der Herzog zu Sancho am Tage nach der Luftfahrt des Holzzapferich, er möge sich zurechtmachen und herrichten, um die Reise zu seinem Statthalterposten anzutreten, denn seine Insulaner erwarteten ihn bereits sehnlich wie einen Maienregen. Sancho verbeugte sich tief und sagte:
-Después que bajé del cielo, y después que desde su alta cumbre miré la tierra y la vi tan pequeña, se templó en parte en mí la gana que tenía tan grande de ser gobernador; porque, ¿qué grandeza es mandar en un grano de mostaza, o qué dignidad o imperio el gobernar a media docena de hombres tamaños como avellanas, que, a mi parecer, no había más en toda la tierra? Si vuestra señoría fuese servido de darme una tantica parte del cielo, aunque no fuese más de media legua, la tomaría de mejor gana que la mayor ínsula del mundo. »Seit ich vom Himmel herabgefahren bin und seit ich von dessen hohem Dach die Erde betrachtet und sie so klein gesehen habe, seitdem hat sich meine früher so große Lust, Statthalter zu werden, einigermaßen abgekühlt; denn was ist's schon für eine hohe Stellung, auf einem Senfkorn den Befehl zu führen, oder was für eine Würde und Herrschaft, ein halb Dutzend Menschen von der Größe einer Haselnuß zu regieren? Denn eine größere Anzahl schien mir auf der ganzen Erde nicht vorhanden. Wenn Euere Herrlichkeit geruhen wollte, mir so ein ganz klein Teilchen vom Himmel zu schenken, wenn's auch nicht größer war als eine halbe Meile, ich nahm es bei weitem lieber als die größte Insul auf der Welt.«
-Mirad, amigo Sancho -respondió el duque- yo no puedo dar parte del cielo a nadie, aunque no sea mayor que una uña, que a solo Dios están reservadas esas mercedes y gracias. Lo que puedo dar os doy, que es una ínsula hecha y derecha, redonda y bien proporcionada, y sobremanera fértil y abundosa, donde si vos os sabéis dar maña, podéis con las riquezas de la tierra granjear las del cielo. »Bedenkt, Freund Sancho«, entgegnete der Herzog, »ich kann keinem ein Teil vom Himmel geben, wäre es auch nicht größer als eines Nagels Breite; dem lieben Gott allein ist die Spendung solcher Gnaden und Hulden vorbehalten. Was ich zu geben vermag, geb ich Euch, nämlich eine echte rechte Insul, rund und gesund und in schönster Ordnung und über die Maßen fruchtbar und ergiebig, allwo Ihr, wenn Ihr es am rechten Ende anzufangen wißt, nebst den Schätzen der Erde die des Himmels einheimsen könnt.«
-Ahora bien -respondió Sancho-, venga esa ínsula, que yo pugnaré por ser tal gobernador que, a pesar de bellacos, me vaya al cielo; y esto no es por codicia que yo tenga de salir de mis casillas ni de levantarme a mayores, sino por el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gobernador. »Wohlan«, versetzte Sancho, »so mag denn die Insul nur herankommen; ich will mir alle Mühe geben, ein solcher Statthalter zu sein, daß ich allen Schelmen zu Trotz in den Himmel gelange; und dies tue ich nicht aus Gierde, meinen niederen Stand zu verlassen oder mich zu höherer Stufe zu erheben, sondern weil ich einmal versuchen möchte, wie es schmeckt, Statthalter zu sein.«
-Si una vez lo probáis, Sancho -dijo el duque-, comeros heis las manos tras el gobierno, por ser dulcísima cosa el mandar y ser obedecido. A buen seguro que cuando vuestro dueño llegue a ser emperador, que lo será sin duda, según van encaminadas sus cosas, que no se lo arranquen comoquiera, y que le duela y le pese en la mitad del alma del tiempo que hubiere dejado de serlo. »Wenn Ihr es einmal gekostet habt, Sancho«, sprach der Herzog, »so werdet Ihr Euch alle Finger nach dem Statthaltertum lecken, weil es eine gar süße Sache ist, zu befehlen und gehorcht zu bekommen. Ganz gewiß, sobald Euer Herr einmal Kaiser wird - und nach dem Gange, den seine Angelegenheiten gehen, wird er das ohne Zweifel -, dann wahrlich wird ihm das keiner mehr nach Belieben entreißen, und es wird ihm in der Seele schmerzen und weh tun, daß er so lange Zeit hingehen ließ, bis er es geworden.«
-Señor -replicó Sancho-, yo imagino que es bueno mandar, aunque sea a un hato de ganado. »Señor«, entgegnete Sancho, »ich denke mir, es ist was Schönes, zu befehlen, wäre es auch nur über eine Herde Schafe.«
-Con vos me entierren, Sancho, que sabéis de todo -respondió el duque-, y yo espero que seréis tal gobernador como vuestro juicio promete, y quédese esto aquí y advertid que mañana en ese mesmo día habéis de ir al gobierno de la ínsula, y esta tarde os acomodarán del traje conveniente que habéis de llevar y de todas las cosas necesarias a vuestra partida. »Mit Euch will ich leben und sterben, Sancho, Ihr versteht von allem etwas«, sagte der Herzog darauf. »Ich hoffe, Ihr werdet ein solcher Statthalter, wie Euer Verstand verheißt; und lassen wir es dabei bewenden und merkt Euch, daß Ihr morgen die Statthalterschaft auf der Insul übernehmen sollt; und heut nachmittag wird man Euch mit der schicklichen Kleidung versehen, die Ihr tragen sollt, sowie mit allem anderen, was zu Eurer Reise nötig.«
-Vístanme -dijo Sancho- como quisieren, que de cualquier manera que vaya vestido seré Sancho Panza. »Möge man mich kleiden, wie man will«, sagte Sancho; »wie ich auch angezogen bin, werde ich immer Sancho Pansa bleiben.«
-Así es verdad -dijo el duque-, pero los trajes se han de acomodar con el oficio o dignidad que se profesa, que no sería bien que un jurisperito se vistiese como soldado, ni un soldado como un sacerdote. Vos, Sancho, iréis vestido parte de letrado y parte de capitán, porque en la ínsula que os doy tanto son menester las armas como las letras, y las letras como las armas. »Ganz richtig«, versetzte der Herzog. »Allein die Kleidung muß sich nach dem Amt oder Stande richten, dem man angehört; es wäre nicht passend, wenn ein Rechtsgelehrter sich wie ein Soldat trüge oder ein Soldat wie ein Priester. Ihr, Sancho, sollt halb als studierter Beamter, halb als Kriegshauptmann gekleidet gehen, weil auf der Insul, die ich Euch verleihe, die Waffen so notwendig sind wie die Wissenschaft und die Wissenschaft wie die Waffen.«
-Letras -respondió Sancho-, pocas tengo, porque aún no sé el A, B, C; pero bástame tener el Christus en la memoria para ser buen gobernador. De las armas manejaré las que me dieren, hasta caer, y Dios delante. »Wissenschaft«, entgegnete Sancho, »deren hab ich gar wenig, denn ich kann nicht einmal das Abc; aber es ist mir schon genug, das Kruzifix vorn im Abc-Buch im Gedächtnis zu haben, um ein guter Statthalter zu sein. Was die Waffen angeht, will ich die führen, die man mir in die Hand gibt, bis ich tot hinfalle, und Gottes Wille sei vor allem!«
-Con tan buena memoria -dijo el duque-, no podrá Sancho errar en nada. »Mit einem so guten Gedächtnis«, sagte der Herzog, »kann Sancho niemals fehlgehen.«
En esto llegó don Quijote, y, sabiendo lo que pasaba y la celeridad con que Sancho se había de partir a su gobierno, con licencia del duque le tomó por la mano y se fue con él a su estancia, con intención de aconsejarle cómo se había de haber en su oficio. Hier kam Don Quijote herzu, und als er hörte, was vorging und wie schleunig Sancho nach seiner Statthalterschaft abgehen solle, nahm er ihn mit des Herzogs Erlaubnis bei der Hand und ging mit ihm in sein Zimmer, da er ihm Rat erteilen wollte, wie er sich in seinem Amte zu verhalten habe. Als sie nun eingetreten, schloß er die Tür hinter sich zu, zwang Sancho beinahe mit Gewalt, sich neben ihn zu setzen, und sprach zu ihm mit gemessener Stimme:
Entrados, pues, en su aposento, cerró tras sí la puerta, y hizo casi por fuerza que Sancho se sentase junto a él, y con reposada voz le dijo. TRANSLATION MISSING
-Infinitas gracias doy al cielo, Sancho amigo, de que, antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha, te haya salido a ti a recebir y a encontrar la buena ventura. Yo, que en mi buena suerte te tenía librada la paga de tus servicios, me veo en los principios de aventajarme, y tú, antes de tiempo, contra la ley del razonable discurso, te vees premiado de tus deseos. Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden; y llega otro, y sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. Tú, que para mí, sin duda alguna, eres un porro, sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna, con solo el aliento que te ha tocado de la andante caballería, sin más ni más te vees gobernador de una ínsula, como quien no dice nada. Todo esto digo, ¡oh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recebida, sino que des gracias al cielo, que dispone suavemente las cosas, y después las darás a la grandeza que en sí encierra la profesión de la caballería andante. Dispuesto, pues, el corazón a creer lo que te he dicho, está, ¡oh hijo!, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto deste mar proceloso donde vas a engolfarte; que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones. Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada. Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra. »Unendlichen Dank sage ich dem Himmel, Freund Sancho, daß, ehe und bevor ich auf meinen Wegen irgendein glückliches Los gefunden, dir das glückliche Los entgegengekommen ist, um dich zu grüßen und aufzusuchen. Ich, der ich zu Zeiten meines Wohlergehens dir den Lohn deiner Dienste angewiesen hatte, sehe mich erst in den Anfängen des Emporkommens, du aber siehst vor der Zeit und gegen das Gesetz der Vernunft deine Wünsche mit Erfüllung gekrönt. Andre bestechen, überlaufen die Leute, bewerben sich, stehen früh auf, bitten, drängen beharrlich und erreichen nicht, wonach sie streben; und da kommt ein anderer, und ohne zu wissen, wann und wie, hat er unversehens Stelle und Amt, wonach soviel andre getrachtet. Hier paßt es wohl, wenn man sagt: Nur Glück oder Unglück entscheiden bei Bewerbungen. Du, der du meiner Meinung nach ein Schafskopf bist, der weder früh aufsteht noch die Nächte durchwacht noch irgend Fleiß und Mühe an irgend etwas wendet - bloß weil dich der Hauch des fahrenden Rittertums berührt hat, wachst du eines Morgens auf als der Statthalter einer Insul, gerade als ob das nur ein Pfifferling wäre. Dies alles sag ich dir, mein Sancho, auf daß du die empfangene Gnade nicht deinen Verdiensten zuschreibest, sondern dem Himmel Dank sagest, der alles so milde fügt, und Dank auch sagest dem hohen Range, den der Beruf des fahrenden Rittertums einnimmt. Wenn du sonach dein Gemüt geneigt hast, meinen Worten gläubig zu horchen, so sei, o mein Sohn, achtsam auf mich, deinen Cato, der dich beraten und dir Polarstern und Führer sein will, um dich zu leiten und herauszuführen zu sicherem Hafen aus diesem stürmischen Meere, in dessen Weite jetzt dein Schifflein hinaussegeln will; denn Ämter und hohe Stellen sind nichts anderes als ein tiefes Meer der Wirrsale. Zum ersten, o mein Sohn, mußt du Gott fürchten, denn in Gottesfurcht besteht alle Weisheit, und bist du weise, so kannst du in nichts fehlgehen. Zum zweiten mußt du im Auge behalten, wer du bist, und solchergestalt bestrebt sein, dich selbst zu erkennen, was die schwerste Kenntnis ist, die sich denken läßt. Aus der Kenntnis deiner selbst folgt sofort, daß du dich nicht aufblasen sollst wie der Frosch, der dem Ochsen an Größe gleich sein wollte; denn tätest du das, so würde die Erinnerung, daß du daheim die Schweine gehütet hast, dir das häßliche Füßepaar sein zum Pfauenrad deiner Torheit.«
-Así es la verdad -respondió Sancho-, pero fue cuando muchacho; pero después, algo hombrecillo, gansos fueron los que guardé, que no puercos; pero esto paréceme a mí que no hace al caso, que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes. »Das ist wahr«, entgegnete Sancho; »aber da war ich noch ein Junge; nachher, als ich beinah schon ein Männlein geworden, hab ich Gänse gehütet, nicht Schweine. Aber ich glaube, das gehört nicht hierher, denn nicht alle, die regieren oder Statthaltern, kommen aus königlichem Geschlecht.«
-Así es verdad -replicó don Quijote-, por lo cual los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape. Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque, viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Inumerables son aquellos que, de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran. Mira, Sancho si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen de príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale. Siendo esto así, como lo es, que si acaso viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le deseches ni le afrentes; antes le has de acoger, agasajar y regalar, que con esto satisfarás al cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que él hizo, y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien concertada. Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta. Si acaso enviudares, cosa que puede suceder, y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal, que te sirva de anzuelo y de caña de pescar, y del no quiero de tu capilla, porque en verdad te digo que de todo aquello que la mujer del juez recibiere ha de dar cuenta el marido en la residencia universal, donde pagará con el cuatro tanto en la muerte las partidas de que no se hubiere hecho cargo en la vida. Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre. Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia. Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso. No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres, las más veces, serán sin remedio; y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda. Si alguna mujer hermosa veniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros. Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones. Al culpado que cayere debajo de tu juridición considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia. Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte, en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos. Esto que hasta aquí te he dicho son documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir para adorno del cuerpo. »Ganz richtig«, versetzte Don Quijote; »deshalb müssen Leute von nicht edlem Ursprung zu der ernsten Würde des Amtes, das sie ausüben, eine milde Freundlichkeit gesellen, damit diese, von Klugheit geleitet, die hämische Nachrede von ihnen fernhalte, welcher kein Stand leicht entgeht. Zeige dich stolz, Sancho, auf deine niedere Herkunft und halte es nicht für unter deiner Würde, zu sagen, daß du von Bauern stammst; wenn man sieht, daß du dich dessen nicht schämst, wird es keinem einfallen, dich damit beschämen zu wollen, und sei lieber als Niedriggeborener ein braver Mann denn in Hochmut ein Sünder. Zahllos sind die Männer von einfacher Herkunft, die zur höchsten, der päpstlichen oder kaiserlichen Würde emporgestiegen sind, und von dieser allbekannten Tatsache könnte ich dir so viele Beispiele anführen, daß sie dich ermüden würden. Sieh, Sancho, wenn du die Tugend zur Richtschnur deines Handelns nimmst und deinen Ruhm darin suchst, tugendsame Taten zu verrichten, brauchst du die nicht zu beneiden, die statt solcher Taten nur Fürsten und Herren zu Ahnen haben; denn das Blut wird ererbt, und die Tugend wird erworben, und die Tugend hat ihren Wert für sich allein, das Blut für sich allein hat jedoch keinen. Da dem nun so ist, sage ich: falls dich etwa auf der Insul einer deiner Verwandten besuchen sollte, darfst du ihn nicht abweisen oder beschämen, vielmehr mußt du ihn willkommen heißen, gut aufnehmen und freundlich behandeln; damit gehorchst du den Geboten des Himmels, der nicht will, daß jemand etwas verachte, was er geschaffen hat, und wirst dem genügen, was du der weisen Ordnung der Natur schuldig bist. Wenn du deine Frau mit dir nimmst - denn es ist nicht gut, daß, wer einem Regierungsamt vorsteht, lange Zeit ohne sein eigenes Weib lebe -, so belehre sie, unterweise sie und schleife ihr ihre anfängliche Roheit ab, denn soviel ein verständiger Statthalter vor sich zu bringen weiß, das alles verdirbt und verbringt ein rohes dummes Weib. Würdest du etwa Witwer - was ja immerhin möglich ist - und wolltest mit dem höheren Amte auch bei der Wahl einer Lebensgefährtin höher gehen, nimm keine solche, die du als Köder und Angelrute und zu jener Heuchelrede benutzest: Ich nehme nichts, ich will nichts, aber werft mir's in die Kapuze! Denn wahrlich, ich sage dir, für alles, was eines Richters Frau annimmt, muß dereinst der Mann Rechenschaft geben bei der allgemeinen Rechnungslegung, wo er im Tode die Rechnungen vierfach zahlen muß, die er im Leben nicht auf seinen eigenen Beutel übernommen hat. Nie leite dich das Gesetz der eigenen Willkür, welchem gewöhnlich die Dummen folgen, die sich für gescheit halten. Die Tränen des Armen sollen bei dir mehr Mitleid, aber nicht mehr Gerechtigkeit finden als die Beweisgründe des Reichen. Suche die Wahrheit unter den Versprechungen und Geschenken des Reichen herauszufinden ebenso wie unter dem Schluchzen und dem aufdringlichen Bitten des Armen. Wo die Billigkeit walten kann und darf, da belaste den Verbrecher nicht mit der ganzen Strenge des Gesetzes; der Ruf des strengen Richters ist keineswegs besser als der des mitleidigen. Solltest du jemals den Stab der Gerechtigkeit beugen, so beuge ihn nicht unter dem Gewicht eines Geschenkes, sondern unter dem der Barmherzigkeit. Solltest du einmal in der Rechtssache eines Feindes von dir ein Urteil fällen müssen, so halte deine Gedanken fern von dem dir zugefügten Unrecht und richte sie einzig und allein auf die wahren Umstände des Falls. Nie soll dich deine eigne Leidenschaft blind machen in einer fremden Sache; für die Fehler, die du in ihr begehen würdest, gibt es keine Abhilfe, und wenn es eine solche gäbe, so doch nur auf Kosten deines Ansehens und sogar deines Geldbeutels. Wenn ein schönes Weib kommt und verlangt Gerechtigkeit von dir, wende die Augen ab von ihren Tränen und die Ohren von ihren Seufzern und erwäge mit Ruhe und Muße den sachlichen Inhalt ihres Gesuches, wenn du nicht willst, daß deine Vernunft in ihren Tränen ertrinke und deine Rechtlichkeit in ihren Seufzern. Wen du mit Werken strafen mußt, den mißhandle nicht mit Worten; denn für den Unglücklichen ist die körperliche Strafe schon genug ohne die Zugabe harter Worte. Den Angeklagten, den du verurteilen mußt, betrachte als einen Unglücklichen, der den Bedingungen unsrer verderbten Natur unterworfen ist, und in allem, was von dir aus geschehen kann, ohne der Sache des Gegners Unrecht zu tun, zeige dich ihm mildherzig und erbarmend; denn obschon Gottes Eigenschaften alle gleich groß sind, so ist's doch nach unsrer Anschauung die Barmherzigkeit, die mehr glänzt und hervorstrahlt als die Gerechtigkeit. Wenn du diese Vorschriften und diese Lehren befolgst, dann, Sancho, werden deiner Tage viele sein, dein guter Name wird ewig, dein Lohn in erwünschter Fülle, deine Glückseligkeit unsäglich sein; du wirst deine Kinder nach Wunsch verheiraten, sie und deine Enkel werden Adelsrang und Güter besitzen; du wirst leben in Frieden, den Menschen ein Wohlgefallen, und bei den letzten Schritten auf deiner Lebensbahn wird dich der nahende Schritt des Todes in freundlichem und ausgereiftem Alter treffen, und es werden die zarten lieben Hände deiner Urenkelchen dir die Augen schließen. Was ich dir bis jetzt gesagt habe, sind Lehren, die deiner Seele zur Zierde gereichen sollen; höre nun die, so zur Zier deines Körpers dienen sollen.«





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLIII. De los consejos segundos que dio don Quijote a Sancho Panza.

43. Kapitel Von den guten Lehren, welche Don Quijote seinem Sancho Pansa noch ferner erteilte

¿Quién oyera el pasado razonamiento de don Quijote que no le tuviera por persona muy cuerda y mejor intencionada? Pero, como muchas veces en el progreso desta grande historia queda dicho, solamente disparaba en tocándole en la caballería, y en los demás discursos mostraba tener claro y desenfadado entendimiento, de manera que a cada paso desacreditaban sus obras su juicio, y su juicio sus obras; pero en ésta destos segundos documentos que dio a Sancho, mostró tener gran donaire, y puso su discreción y su locura en un levantado punto. Wer die vorigen Reden Don Quijotes gehört, hätte der ihn nicht für einen Mann von gutem Verstande und noch bessrem Herzen halten müssen? Allein wie es oftmals im Verlauf dieser Geschichte gesagt worden, er verfiel in Unsinn nur, wenn man bei ihm an das Ritterwesen rührte, und in all seinen Reden zeigte er einen hellen, offenen Kopf, so daß bei jeder Gelegenheit seine Taten seinen Verstand und sein Verstand seine Taten Lügen strafte. Aber in dieser seiner neuesten Tat, nämlich der Fortsetzung seiner Weisheitslehren, zeigte er liebenswürdigste Anmut und trieb seine Klugheit wie seine Narrheit auf den höchsten Grad. Mit gespannter Aufmerksamkeit hörte ihm
Atentísimamente le escuchaba Sancho, y procuraba conservar en la memoria sus consejos, como quien pensaba guardarlos y salir por ellos a buen parto de la preñez de su gobierno. Prosiguió, pues, don Quijote, y dijo. Sancho zu und gab sich Mühe, seine Lehren im Gedächtnis festzuhalten als redlicher Schüler, der gewillt war, sie zu befolgen und, da er jetzt mit seiner Statthalterschaft schwanger ging, durch ihre Hilfe mit einer glücklichen Geburt gesegnet zu werden. Don Quijote fuhr also fort und sprach:
-En lo que toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen, a quien su ignorancia les ha dado a entender que las uñas largas les hermosean las manos, como si aquel escremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero puerco y extraordinario abuso. No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado, si ya la descompostura y flojedad no cae debajo de socarronería, como se juzgó en la de Julio César. Toma con discreción el pulso a lo que pudiere valer tu oficio, y si sufriere que des librea a tus criados, dásela honesta y provechosa más que vistosa y bizarra, y repártela entre tus criados y los pobres quiero decir que si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo; y este nuevo modo de dar librea no la alcanzan los vanagloriosos. No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala. Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie. »Was die Frage betrifft, wie du dich und dein Haus regieren sollst, so ist das erste, was ich dir rate, reinlich zu sein und dir die Nägel zu schneiden, nicht aber sie wachsen zu lassen, wie etliche tun, die in ihrer Ungebildetheit meinen, lange Nägel verschönern die Hände, als wenn dieser Auswuchs, dies Anhängsel, das sie wegzuschneiden verschmähen, wirklich Fingernägel wären, wo es doch vielmehr Krallen eines eidechsenfangenden Aasgeiers sind: eine schlechte Gewohnheit, schweinisch und unerhört widerwärtig. Gehe nicht mit losem Gurt und schlampig einher, denn ein unordentlicher Anzug verrät immer einen schlaffen Geist, wenn nicht etwa solche Unordentlichkeit und Nachlässigkeit zu den Mitteln schlauer Verstellung gehört, wie man sie Julius Cäsar nachsagt. Fühle deinem Amte mit Überlegung den Puls, was es abwerfen kann, und wenn es dir gestattet, deinen Dienern Livree zu geben, so gib sie ihnen lieber anständig und dauerhaft als in die Augen fallend und prunkvoll, und teile sie zwischen deiner Dienerschaft und den Armen; ich will damit sagen, wenn du sechs Hausdiener kleiden kannst, so kleide ihrer drei und dazu drei Arme; so wirst du Diener im Himmel und auf Erden haben. Aber für diese neue Art, Livree zu geben, wird eitlen Prahlern immer das Verständnis fehlen. Iß weder Knoblauch noch Zwiebeln, damit die Leute nicht am Geruch deine niedrige Herkunft erkennen. Geh mit langsamen Schritten, sprich mit ruhiger Gelassenheit, aber nicht so, daß es aussieht, als wolltest du dir selbst zuhören, denn alle Ziererei ist vom Übel. Iß wenig zu Mittag und noch weniger zu Abend, denn die Gesundheit des ganzen Leibes wird in der Werkstätte des Magens bereitet. Sei mäßig im Trinken und bedenke, daß Wein im Übermaß weder Geheimnisse bewahrt noch Wort hält. Hüte dich, mit beiden Backen zugleich zu kauen und vor anderen Leuten zu eruktieren.«
-Eso de erutar no entiendo -dijo Sancho. »Das Ding mit dem Eruktieren, das versteh ich nicht«, sagte Sancho.
Y don Quijote le dijo. Don Quijote entgegnete: »Eruktieren, Sancho,
-Erutar, Sancho, quiere decir regoldar, y éste es uno de los más torpes vocablos que tiene la lengua castellana, aunque es muy sinificativo; y así, la gente curiosa se ha acogido al latín, y al regoldar dice erutar, y a los regüeldos, erutaciones; y, cuando algunos no entienden estos términos, importa poco, que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso. heißt rülpsen. Dies Wort ist zwar sehr bezeichnend, jedoch eines der unschicklichsten Wörter in unserer Sprache; und darum haben die Leute, die auf feinen Ausdruck halten, ihre Zuflucht zum Latein genommen und sagen eruktieren für rülpsen und statt Rülpser Eruktation. Und wenn auch der und jener diese Ausdrücke nicht verstehen sollte, so macht das wenig aus; der Gebrauch wird sie mit der Zeit allmählich einführen, bis sie mit Leichtigkeit verstanden werden; und dies heißt die Sprache bereichern, über welche die gemeine Menge und der Gebrauch alle Macht haben.«
-En verdad, señor -dijo Sancho-, que uno de los consejos y avisos que pienso llevar en la memoria ha de ser el de no regoldar, porque lo suelo hacer muy a menudo. »Wahrhaftig, Señor«, sagte Sancho, »eine Eurer Ermahnungen und Belehrungen, die ich ernstlich im Gedächtnis behalten will, wird die sein, nicht zu rülpsen, denn ich pflege das häufig zu tun.«
-Erutar, Sancho, que no regoldar -dijo don Quijote. »Eruktieren, nicht rülpsen«, fiel Don Quijote ein.
-Erutar diré de aquí adelante -respondió Sancho-, y a fee que no se me olvide. »Eruktieren will ich von nun an sagen«, entgegnete Sancho, »und wahrlich, ich werde es nicht vergessen.«
-También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; que, puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias. »Ferner, Sancho, sollst du in deine Rede nicht die Menge Sprichwörter einmischen, wie du zu tun pflegst. Sprichwörter sind zwar gute Sinnsprüche, ziehst du sie aber öfter bei den Haaren herbei, scheinen sie eher Ungereimtheiten als Sinnsprüche.«
-Eso Dios lo puede remediar -respondió Sancho-, porque sé más refranes que un libro, y viénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir unos con otros, pero la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo. Mas yo tendré cuenta de aquí adelante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo, que en casa llena presto se guisa la cena, y quien destaja no baraja, y a buen salvo está el que repica, y el dar y el tener seso ha menester. »Da kann nur Gott helfen«, erwiderte Sancho; »denn ich weiß mehr Sprichwörter, als im Buch stehen; und wenn ich rede, kommen mir so viele auf einmal in den Mund, daß sie sich stoßen und drängen, um miteinander herauszukommen; aber die Zunge stößt eben diejenigen hinaus, die ihr zuerst in den Weg kommen, wenn sie auch nicht zur Sache passen. Ich will aber von jetzt an aufpassen, daß ich nur diejenigen herauslasse, die sich zur Würde meines Amtes schicken. In vollem Haus ist bald gerüstet der Schmaus, und wer die Karten abhebt, der hat nicht zu mischen; und wer Sturm läutet, ist sicher vor der Gefahr; und: Gib's aus der Hand und behält's in der Hand, zu beidem brauchst du Verstand.«
-¡Eso sí, Sancho! -dijo don Quijote- ¡encaja, ensarta, enhila refranes, que nadie te va a la mano! ¡Castígame mi madre, y yo trómpogelas! Estoyte diciendo que escuses refranes, y en un instante has echado aquí una letanía dellos, que así cuadran con lo que vamos tratando como por los cerros de Úbeda. Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito, pero cargar y ensartar refranes a troche moche hace la plática desmayada y baja. Cuando subieres a caballo, no vayas echando el cuerpo sobre el arzón postrero, ni lleves las piernas tiesas y tiradas y desviadas de la barriga del caballo, ni tampoco vayas tan flojo que parezca que vas sobre el rucio que el andar a caballo a unos hace caballeros; a otros, caballerizos. Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del día; y advierte, ¡oh Sancho!, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza, su contraria, jamás llegó al término que pide un buen deseo. Este último consejo que ahora darte quiero, puesto que no sirva para adorno del cuerpo, quiero que le lleves muy en la memoria, que creo que no te será de menos provecho que los que hasta aquí te he dado; y es que jamás te pongas a disputar de linajes, a lo menos, comparándolos entre sí, pues, por fuerza, en los que se comparan uno ha de ser el mejor, y del que abatieres serás aborrecido, y del que levantares en ninguna manera premiado. Tu vestido será calza entera, ropilla larga, herreruelo un poco más largo; greguescos, ni por pienso, que no les están bien ni a los caballeros ni a los gobernadores. Por ahora, esto se me ha ofrecido, Sancho, que aconsejarte; andará el tiempo, y, según las ocasiones, así serán mis documentos, como tú tengas cuidado de avisarme el estado en que te hallares. »Immer drauf, Sancho!« fiel Don Quijote ein. »Nur immer Sprichwörter zusammengebracht, aneinandergeflickt, auf eine Schnur gezogen! Keiner wehrt es dir. Meine Mutter zankt mich, und ich tanze ihr auf der Nase herum! Eben erst sage ich dir, du sollst die Sprichwörter beiseite lassen, und im gleichen Augenblick gibst du wieder eine ganze Litanei davon zum besten, die zu dem Gegenstand unsrer Besprechung geradeso passen wie die Faust aufs Auge. Sieh, Sancho, ich sage ja nicht, daß ein am rechten Ort angewendetes Sprichwort sich übel ausnimmt; aber wenn man Sprichwörter kreuz und quer aufeinanderhäuft und aneinanderreiht, wird die Rede niedrig und gemein. Wenn du reitest, lehne den Körper nicht auf den hinteren Sattelbogen zurück und halte die Beine nicht steif ausgestreckt und vom Bauch des Pferdes weg; hänge aber auch nicht so auf dem Sattel, daß es aussieht, als säßest du auf deinem Grauen, denn am Reiten zeigt es sich, ob einer ein Ritter oder ein Stallknecht ist. Halte maß im Schlafen, denn wer nicht früh mit der Sonne aufsteht, genießt den Tag nicht; und merke dir, Sancho, Fleiß ist der Vater des Glücks, und Trägheit, seine Feindin, erreicht nie das Ziel redlichen Willens. Die letzte Lehre, die ich dir jetzt geben will, hat zwar nichts mit der Anständigkeit der äußeren Erscheinung zu tun; du sollst sie aber doch wohl im Gedächtnis behalten, denn ich glaube, sie wird dir von nicht minderem Nutzen sein, als die ich dir bisher gegeben. Es ist nämlich folgende: Laß dich niemals darauf ein, über die Herkunft der Familien zu streiten, wenigstens nicht so, daß du sie miteinander vergleichst; denn unter den verglichenen muß notwendig eine die vornehmere sein, und die, welche du niedriger stellst, wird dich gründlich hassen, und die, welche du höher stellst, wird dir es nicht im geringsten lohnen. Deine Kleidung sei eine lange Hose, ein weiter Leibrock und ein noch etwas weiterer Mantel; kurze Hosen unter keiner Bedingung, denn sie passen weder für Ritter noch für Statthalter. Dies ist's, was mir vorderhand an guten Lehren für dich in den Sinn gekommen ist; mit der Zeit wird sich andres finden, und ich werde dann nicht verfehlen, dir weitere Ratschläge zukommen zu lassen, ja nachdem du daran denken wirst, mich von deinen Umständen in Kenntnis zu setzen.«
-Señor -respondió Sancho-, bien veo que todo cuanto vuestra merced me ha dicho son cosas buenas, santas y provechosas, pero ¿de qué han de servir, si de ninguna me acuerdo? Verdad sea que aquello de no dejarme crecer las uñas y de casarme otra vez, si se ofreciere, no se me pasará del magín, pero esotros badulaques y enredos y revoltillos, no se me acuerda ni acordará más dellos que de las nubes de antaño, y así, será menester que se me den por escrito, que, puesto que no sé leer ni escribir, yo se los daré a mi confesor para que me los encaje y recapacite cuando fuere menester. »Señor«, entgegnete Sancho, »ich sehe wohl ein, was Euer Gnaden mir gesagt hat, ist alles gut und fromm und nützlich; aber wozu soll mir's helfen, wenn ich mich an nichts von alledem erinnere? Es mag sein, daß die Geschichte mit den Nägeln, die ich mir nicht wachsen lassen soll, und mit dem Wiederverheiraten, wenn sich die Gelegenheit bietet, mir nicht aus dem Sinn kommen wird; was aber den übrigen Krimskrams und all den närrischen Schnickschnack angeht, darauf besinn ich mich nicht mehr und werde auch künftig mich ebensowenig darauf besinnen können wie auf die Wolken vom vorigen Jahr, und darum müßt Ihr sie mir schriftlich geben; wenn ich auch nicht lesen und schreiben kann, ich werde sie meinem Beichtvater geben, damit er sie mir einprägt und wieder ins Gedächtnis bringt, wo's nötig ist.«
-¡Ah, pecador de mí -respondió don Quijote-, y qué mal parece en los gobernadores el no saber leer ni escribir!; porque has de saber, ¡oh Sancho!, que no saber un hombre leer, o ser zurdo, arguye una de dos cosas o que fue hijo de padres demasiado de humildes y bajos, o él tan travieso y malo que no pudo entrar en el buen uso ni la buena doctrina. Gran falta es la que llevas contigo, y así, querría que aprendieses a firmar siquiera. »Gott verzeih mir meine Sünden!« versetzte Don Quijote; »wie schlecht steht es um einen Statthalter, der nicht lesen noch schreiben kann! Denn du mußt wissen, mein Sancho, wenn ein Mensch nicht lesen kann oder linkshändig ist, so beweist das zweierlei: daß entweder seine Eltern zu arm und zu gering waren oder er so verkehrt und schlecht geartet, daß er nicht imstande war, gute Sitte und gute Lehre anzunehmen. Das ist ein großer Mangel an dir, und ich wünschte daher, daß du wenigstens unterschreiben lerntest.«
-Bien sé firmar mi nombre -respondió Sancho-, que cuando fui prioste en mi lugar, aprendí a hacer unas letras como de marca de fardo, que decían que decía mi nombre; cuanto más, que fingiré que tengo tullida la mano derecha, y haré que firme otro por mí; que para todo hay remedio, si no es para la muerte; y, teniendo yo el mando y el palo, haré lo que quisiere; cuanto más, que el que tiene el padre alcalde... Y, siendo yo gobernador, que es más que ser alcalde, ¡llegaos, que la dejan ver! No, sino popen y calóñenme, que vendrán por lana y volverán trasquilados; y a quien Dios quiere bien, la casa le sabe; y las necedades del rico por sentencias pasan en el mundo; y, siéndolo yo, siendo gobernador y juntamente liberal, como lo pienso ser, no habrá falta que se me parezca. No, sino haceos miel, y paparos han moscas; tanto vales cuanto tienes, decía una mi agüela, y del hombre arraigado no te verás vengado. »Meinen Namen kann ich schon unterschreiben«, erwiderte Sancho; »denn als ich Einnehmer in meinem Dorfe war, lernte ich ein paar Buchstaben malen, wie man sie auf Warenballen macht, und die Leute sagten, die bedeuteten meinen Namen. Außerdem kann ich tun, als hätte ich die Gicht an der rechten Hand, und einen andern für mich unterzeichnen lassen; es gibt für alles ein Kraut, nur nicht für den Tod. Und wenn ich einmal den Befehl und den Stab in Händen habe, kann ich tun, was mir gut dünkt; zudem, wenn einer den Schultheiß zum Vater hat. ... Und wenn ich Statthalter bin, was doch mehr als Schultheiß ist, da sollen sie mir nur kommen, sie sollen schon sehen! Oder sie sollen mich einmal schief ansehen und mir nachreden! Aber, aber, da gehen sie nach Wolle aus und kommen geschoren nach Haus. Und wen Gott liebhat, dem merkt es alle Welt an; und des Reichen dumme Redensarten gelten in der Welt für Sprüche Salomonis; und da ich reich sein werde, wenn ich Statthalter bin, und dazu freigebig sein will, so wird kein Fehler an mir zu sehen sein. Nein, macht euch nur zu Honig, so fressen euch die Fliegen; du giltst soviel, wie du hast, sagte meine Großmutter, und wer ein Rittergut hat und adlig Geschlecht, denk nicht, daß einer an dem dich rächt.«
-¡Oh, maldito seas de Dios, Sancho! -dijo a esta sazón don Quijote-. ¡Sesenta mil satanases te lleven a ti y a tus refranes! Una hora ha que los estás ensartando y dándome con cada uno tragos de tormento. Yo te aseguro que estos refranes te han de llevar un día a la horca; por ellos te han de quitar el gobierno tus vasallos, o ha de haber entre ellos comunidades. Dime, ¿dónde los hallas, ignorante, o cómo los aplicas, mentecato, que para decir yo uno y aplicarle bien, sudo y trabajo como si cavase. »O daß dich Gott verdamme, Sancho!« fiel hier Don Quijote ein, »daß sechzigtausend Teufel dich und deine Sprichwörter holten! Schon seit einer Stunde häufst du eins aufs andre und trichterst sie mir ein wie Wasser auf der Folter. Ich versichere dir, diese Sprichwörter bringen dich noch eines Tages an den Galgen; um ihretwillen nehmen dir deine Untertanen die Statthalterschaft, oder es bilden sich Bündnisse unter den Ortschaften gegen dich. Sage mir nur, wo du sie her hast, du unwissender Mensch? Oder wie du sie anwendest, du Einfaltspinsel? Ich, wenn ich nur eines beibringen und richtig anwenden will, ich schwitze und mühe mich ab, als wäre ich ein Schatzgräber.«
-Por Dios, señor nuestro amo -replicó Sancho-, que vuesa merced se queja de bien pocas cosas. ¿A qué diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes? Y ahora se me ofrecen cuatro que venían aquí pintiparados, o como peras en tabaque, pero no los diré, porque al buen callar llaman Sancho. »Um Gottes willen, lieber Herr und Gebieter«, antwortete Sancho, »wie regt sich Euer Gnaden doch über gar geringe Dinge auf! Was, zum Teufel, macht es Euch aus, wenn ich mein Eigentum ausnütze? Ich habe ja kein andres und weiter kein Vermögen als Sprichwörter und immer wieder Sprichwörter. Und jetzt eben kommen mir ihrer vier in den Sinn, die aufs Härchen hierhergehören wie Birnen in den Obstkorb; aber ich gebe sie nicht her, denn das Schweigen zur rechten Zeit ist ein großer Heiliger.«
-Ese Sancho no eres tú -dijo don Quijote-, porque no sólo no eres buen callar, sino mal hablar y mal porfiar; y, con todo eso, querría saber qué cuatro refranes te ocurrían ahora a la memoria que venían aquí a propósito, que yo ando recorriendo la mía, que la tengo buena, y ninguno se me ofrece. »Dieser Heilige bist du nicht«, sagte Don Quijote, »denn das Schweigen zu rechter Zeit ist deine Sache nicht, wohl aber das Reden und immerfort Reden zu unrechter Zeit. Aber trotzdem möchte ich wohl wissen, welche vier Sprichwörter dir jetzt in den Sinn gekommen sind, die hierher passen sollten; ich wenigstens, der ich ein gutes Gedächtnis habe, suche überall darin herum, und kein passendes Sprichwort will mir einfallen.«
-¿Qué mejores -dijo Sancho- que "entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares", y "a idos de mi casa y qué queréis con mi mujer, no hay responder", y "si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro", todos los cuales vienen a pelo? Que nadie se tome con su gobernador ni con el que le manda, porque saldrá lastimado, como el que pone el dedo entre dos muelas cordales, y aunque no sean cordales, como sean muelas, no importa; y a lo que dijere el gobernador no hay que replicar, como al "salíos de mi casa y qué queréis con mi mujer". Pues lo de la piedra en el cántaro un ciego lo verá. Así que, es menester que el que vee la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo, porque no se diga por él "espantóse la muerta de la degollada", y vuestra merced sabe bien que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena. »Was kann es für bessere geben«, sagte Sancho, »als die: Man soll den Daumen nie zwischen die Backenzähne stecken, und: Auf ein ,Pack dich aus meinem Hause!' und ,Was willst du mit meinem Weib?' läßt sich nichts antworten; und: Ob Krug wider Stein oder Stein wider Krug, der Krug ist der Verlierer. Alle diese passen aufs Härchen. Mit dem Statthalter soll niemand anbinden, überhaupt mit keinem, der ihm zu befehlen hat, denn er wird den Schaden davon haben, gerade wie der, der den Finger zwischen die Backenzähne hinten steckt; und wenn sie auch nicht hinten sind, falls es nur Backenzähne sind, 's ist kein Unterschied. Und gegen das, was der Statthalter sagt, darauf läßt sich nichts antworten, so wenig wie auf das ,Pack dich!' und ,mein Weib laß ungeschoren!' Und was das mit dem Stein wider Krug betrifft, das kann ja ein Blinder sehen. Demnach muß notwendig, wer den Splitter im fremden Auge sieht, den Balken im seinigen sehen, damit man nicht von ihm sagt: Eine Gestorbene ist arg erschrocken, als sie eine Geköpfte zu sehen bekam. Auch weiß Euer Gnaden ja: Der Dummkopf weiß in seinem Hause mehr als der gescheite Kopf im fremden.«
-Eso no, Sancho -respondió don Quijote-, que el necio en su casa ni en la ajena sabe nada, a causa que sobre el aumento de la necedad no asienta ningún discreto edificio. Y dejemos esto aquí, Sancho, que si mal gobernares, tuya será la culpa, y mía la vergüenza; mas consuélome que he hecho lo que debía en aconsejarte con las veras y con la discreción a mí posible con esto salgo de mi obligación y de mi promesa. Dios te guíe, Sancho, y te gobierne en tu gobierno, y a mí me saque del escrúpulo que me queda que has de dar con toda la ínsula patas arriba, cosa que pudiera yo escusar con descubrir al duque quién eres, diciéndole que toda esa gordura y esa personilla que tienes no es otra cosa que un costal lleno de refranes y de malicias. »Das ist nicht so, Sancho«, entgegnete Don Quijote; »der Dummkopf, in seinem Haus wie im fremden, weiß nichts, weil auf der Grundmauer der Dummheit kein vernünftiges Gebäude stehen kann. Aber lassen wir das hier auf sich beruhen, Sancho. Wenn du ein schlechter Statthalter wirst, so hast du die Schuld und ich die Schande davon; aber ich tröste mich damit, daß ich meine Schuldigkeit getan, da ich so ernstlich und vernünftig, als ich vermochte, dir meinen guten Rat erteilt habe; und damit habe ich meine Pflicht und mein Versprechen gelöst. Gott geleite dich, Sancho, und regiere dich bei deiner Regierung, mich aber befreie er von der Angst, die ich im Gewissen fühle, du möchtest auf der ganzen Insul das Oberste zuunterst kehren, was ich hätte verhindern können, wenn ich dem Herzog offenbart hätte, was du für ein Mensch bist, und ihm gesagt hätte, daß dein ganzer Dickwanst und deine ganze zwerghafte Person weiter nichts als ein Sack voller Sprichwörter und Tücken ist.«
-Señor -replicó Sancho-, si a vuestra merced le parece que no soy de pro para este gobierno, desde aquí le suelto, que más quiero un solo negro de la uña de mi alma que a todo mi cuerpo; y así me sustentaré Sancho a secas con pan y cebolla, como gobernador con perdices y capones; y más que, mientras se duerme, todos son iguales, los grandes y los menores, los pobres y los ricos; y si vuestra merced mira en ello, verá que sólo vuestra merced me ha puesto en esto de gobernar que yo no sé más de gobiernos de ínsulas que un buitre; y si se imagina que por ser gobernador me ha de llevar el diablo, más me quiero ir Sancho al cielo que gobernador al infierno. »Señor«, erwiderte Sancho, »wenn Euer Gnaden der Meinung ist, daß ich für selbige Statthalterschaft nicht tauge, so laß ich sie auf der Stelle fahren; denn von meiner Seele ist mir das Schwarze am Fingernagel schon allein weit lieber als mein ganzer Leib, und ich kann als Sancho von Brot und Zwiebeln ebensogut leben wie als Statthalter von Rebhühnern und Kapaunen; zumal die Menschen im Schlaf alle gleich sind, Große und Kleine, Arme und Reiche. Und wenn Euer Gnaden es recht bedenkt, werdet Ihr sehen, Ihr allein habt mich zum Statthaltern gebracht, denn ich versteh den Geier davon, wie man Statthalter über Insuln ist; und wenn Ihr glaubt, daß mich, wenn ich Statthalter werde, der Teufel holt, da will ich lieber als Sancho in den Himmel denn als Statthalter in die Hölle kommen.«
-Por Dios, Sancho -dijo don Quijote-, que, por solas estas últimas razones que has dicho, juzgo que mereces ser gobernador de mil ínsulas buen natural tienes, sin el cual no hay ciencia que valga; encomiéndate a Dios, y procura no errar en la primera intención; quiero decir que siempre tengas intento y firme propósito de acertar en cuantos negocios te ocurrieren, porque siempre favorece el cielo los buenos deseos. Y vámonos a comer, que creo que ya estos señores nos aguardan. »Bei Gott, Sancho«, sprach Don Quijote hierauf, »ob dieser letzten Worte, die du geredet, erachte ich, daß du verdienst, über tausend Insuln Statthalter zu sein. Du hast ein gutes Herz, ohne das keinerlei Wissen Wert hat, befiehl dich Gott dem Herrn und trachte von Anfang an, bei deinen Vorsätzen nicht fehlzugehen; ich meine, du sollst stets die Absicht und den festen Vorsatz haben, bei allen Angelegenheiten, die dir vorkommen, das Rechte zu tun, denn der Himmel ist stets dem guten Wollen günstig. Jetzt aber gehen wir zum Mittagsmahl; ich glaube, die Herrschaften erwarten uns schon.«





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLIV. Cómo Sancho Panza fue llevado al gobierno, y de la estraña aventura que en el castillo sucedió a don Quijote.

44. Kapitel Wie Sancho Pansa zu seiner Statthalterschaft gesendet wurde, und von dem merkwürdigen Abenteuer, das Don Quijote im Schlosse begegnete

Dicen que en el propio original desta historia se lee que, llegando Cide Hamete a escribir este capítulo, no le tradujo su intérprete como él le había escrito, que fue un modo de queja que tuvo el moro de sí mismo, por haber tomado entre manos una historia tan seca y tan limitada como esta de don Quijote, por parecerle que siempre había de hablar dél y de Sancho, sin osar estenderse a otras digresiones y episodios más graves y más entretenidos; y decía que el ir siempre atenido el entendimiento, la mano y la pluma a escribir de un solo sujeto y hablar por las bocas de pocas personas era un trabajo incomportable, cuyo fruto no redundaba en el de su autor, y que, por huir deste inconveniente, había usado en la primera parte del artificio de algunas novelas, como fueron la del Curioso impertinente y la del Capitán cautivo, que están como separadas de la historia, puesto que las demás que allí se cuentan son casos sucedidos al mismo don Quijote, que no podían dejar de escribirse. También pensó, como él dice, que muchos, llevados de la atención que piden las hazañas de don Quijote, no la darían a las novelas, y pasarían por ellas, o con priesa o con enfado, sin advertir la gala y artificio que en sí contienen, el cual se mostrara bien al descubierto cuando, por sí solas, sin arrimarse a las locuras de don Quijote ni a las sandeces de Sancho, salieran a luz. Y así, en esta segunda parte no quiso ingerir novelas sueltas ni pegadizas, sino algunos episodios que lo pareciesen, nacidos de los mesmos sucesos que la verdad ofrece; y aun éstos, limitadamente y con solas las palabras que bastan a declararlos; y, pues se contiene y cierra en los estrechos límites de la narración, teniendo habilidad, suficiencia y entendimiento para tratar del universo todo, pide no se desprecie su trabajo, y se le den alabanzas, no por lo que escribe, sino por lo que ha dejado de escribir. Es heißt, daß in der eigentlichen Urschrift dieser Geschichte, da wo Sidi Hamét an die Abfassung dieses Kapitels kommt - welches sein Übersetzer nicht so wiedergegeben, wie er es geschrieben hatte -, daß da eine Art von Bedauern zum Ausdruck kam, das der maurische Verfasser über sich selbst empfunden, weil er eine Geschichte wie die des Don Quijote unter die Hände genommen, die so trocken und in so enge Grenzen gebannt sei, da er immer, wie es ihn bedünke, nur von dem Ritter und von Sancho sprechen müsse, ohne daß er wagen dürfe, sich in sonstigen Abschweifungen und Einschaltungen ernsteren und auch unterhaltenderen Inhalts zu verlieren. Er fügte bei, wenn Geist, Hand und Feder beständig daran gebunden seien, von einem einzigen Gegenstande zu schreiben und durch den Mund weniger Personen zu sprechen, so sei dies eine unerträgliche Mühsal, deren Ergebnis ohne Ergebnis für des Verfassers Ruhm bleibe, und um diesen Mißstand zu vermeiden, habe er sich im ersten Teile des Kunstgriffs bedient, etliche Novellen einzuflechten, wie die vom törichten Vorwitz und die vom Hauptmann in der Sklaverei, welche von der eigentlichen Geschichte so gut wie unabhängig sind, während die übrigen dort berichteten Vorgänge dem Ritter selbst begegnet sind, also unbedingt erzählt werden mußten. Allein er dachte sich auch, wie er sagt, daß viele Leser, hingerissen von der Teilnahme, welche Don Quijotes Heldentaten in Anspruch nehmen, den Novellen keine widmen und flüchtig oder widerwillig über sie hinwegeilen würden, ohne die feine Arbeit und Kunst in ihnen zu beachten, die man klar erkennen müßte, sobald sie für sich allein, ohne die Narreteien Don Quijotes und Sanchos Einfältigkeiten, ans Licht getreten wären. Daher wollte er in diesen zweiten Teil weder selbständige noch in die Geschichte verflochtene Novellen einfügen, sondern nur einige Episoden, die sich sofort als solche erkennen lassen und die aus den Begebenheiten selbst, wie sie unsre Geschichte darbietet, hervorgegangen sind; und auch diese nur in beschränktem Maße und ohne größeren Aufwand, an Worten, als gerade genügt, um sie vorzutragen. Da er sich mithin in den engen Grenzen seiner Erzählung hält, während er doch Geschick, hinlängliche Fähigkeit und Verstand hat, um über das ganze Weltall zu schreiben, so bittet er, man solle seine Arbeit nicht mißachten, vielmehr ihm Lob spenden, nicht für das, was er schreibt, sondern für das, was er zu schreiben unterlassen hat.
Y luego prosigue la historia diciendo que, en acabando de comer don Quijote, el día que dio los consejos a Sancho, aquella tarde se los dio escritos, para que él buscase quien se los leyese; pero, apenas se los hubo dado, cuando se le cayeron y vinieron a manos del duque, que los comunicó con la duquesa, y los dos se admiraron de nuevo de la locura y del ingenio de don Quijote; y así, llevando adelante sus burlas, aquella tarde enviaron a Sancho con mucho acompañamiento al lugar que para él había de ser ínsula. Und hierauf fährt er fort und sagt, daß Don Quijote, als er Sancho die Lehren erteilt hatte, ihm diese nach dem Essen noch am nämlichen Nachmittag schriftlich übergab, damit er jemanden suchen könne, der sie ihm vorlese. Aber kaum hatte er sie ihm gegeben, so verlor dieser sie wieder, und sie gelangten in die Hände des Herzogs, der sie der Herzogin mitteilte; und beide verwunderten sich aufs neue über Don Quijotes Verrücktheit und Verstand. Sie fuhren daher mit ihren lustigen Streichen fort und sandten noch denselben Abend Sancho mit zahlreicher Begleitung nach der Ortschaft, die für ihn eine Insul sein sollte.
Acaeció, pues, que el que le llevaba a cargo era un mayordomo del duque, muy discreto y muy gracioso -que no puede haber gracia donde no hay discreción-, el cual había hecho la persona de la condesa Trifaldi, con el donaire que queda referido; y con esto, y con ir industriado de sus señores de cómo se había de haber con Sancho, salió con su intento maravillosamente. Digo, pues, que acaeció que, así como Sancho vio al tal mayordomo, se le figuró en su rostro el mesmo de la Trifaldi, y, volviéndose a su señor, le dijo. Es traf sich nun, daß derjenige, dem Sanchos Überwachung aufgetragen worden, ein Haushofmeister des Herzogs, ein sehr gescheiter und witziger Mann war - denn es gibt keinen Witz ohne Gescheitheit -, derselbe, welcher die Rolle der Gräfin Trifaldi mit so vieler Laune gespielt hatte, wie berichtet; und mit diesen Geistesgaben und mit Anweisungen, die ihm seine Herrschaft darüber erteilt hatte, wie er sich Sancho gegenüber zu verhalten habe, gelang es ihm, den Plan wunderbar auszuführen. Als nun Sancho diesen Haushofmeister erblickte, fiel ihm sofort das Gesicht der Trifaldi ein, und er wendete sich zu seinem Herrn und sprach:
-Señor, o a mí me ha de llevar el diablo de aquí de donde estoy, en justo y en creyente, o vuestra merced me ha de confesar que el rostro deste mayordomo del duque, que aquí está, es el mesmo de la Dolorida. »Señor, entweder soll mich der Teufel auf dieser Stelle holen, so wahr ich ein gerechter und rechtgläubiger Mensch bin, oder Euer Gnaden muß mir zugestehen, daß das Gesicht dieses herzoglichen Haushofmeisters da vor uns das Gesicht der Schmerzenreich selber ist.«
Miró don Quijote atentamente al mayordomo, y, habiéndole mirado, dijo a Sancho. Don Quijote betrachtete den Haushofmeister aufmerksam und sagte sodann zu Sancho:
-No hay para qué te lleve el diablo, Sancho, ni en justo ni en creyente, que no sé lo que quieres decir; que el rostro de la Dolorida es el del mayordomo, pero no por eso el mayordomo es la Dolorida; que, a serlo, implicaría contradición muy grande, y no es tiempo ahora de hacer estas averiguaciones, que sería entrarnos en intricados laberintos. Créeme, amigo, que es menester rogar a Nuestro Señor muy de veras que nos libre a los dos de malos hechiceros y de malos encantadores. »Es ist kein Grund, daß dich der Teufel hole, weder als gerechten noch als rechtgläubigen Menschen - ich weiß zwar nicht, was du damit meinst -: das Gesicht der Schmerzenreich ist das des Haushofmeisters; aber der Haushofmeister ist darum noch nicht die Schmerzenreich. Wäre er es, so wäre das doch recht widersinnig, und es ist jetzt nicht Zeit, eine gründliche Untersuchung darüber anzustellen, denn das würde uns in ein verworrenes Labyrinth führen. Glaube mir, Freund, es tut uns not, inbrünstig zu Gott dem Herrn zu beten, daß er uns beide von bösen Hexenmeistern und Zauberern erlöse.«
-No es burla, señor -replicó Sancho-, sino que denantes le oí hablar, y no pareció sino que la voz de la Trifaldi me sonaba en los oídos. Ahora bien, yo callaré, pero no dejaré de andar advertido de aquí adelante, a ver si descubre otra señal que confirme o desfaga mi sospecha. »Es ist wirklich kein Spaß, Señor«, versetzte Sancho; »sondern ich hab ihn gerade sprechen hören, und es war genauso, als ob die Stimme der Trifaldi mir in die Ohren klänge. Nun gut, ich will für jetzt still sein; aber ich will künftighin doch genau Obacht geben, ob ich nicht noch ein Merkmal entdecke, das meinen Verdacht bestätigt oder gänzlich beseitigt.«
-Así lo has de hacer, Sancho -dijo don Quijote-, y darásme aviso de todo lo que en este caso descubrieres y de todo aquello que en el gobierno te sucediere. »Das mußt du tun, Sancho«, sprach Don Quijote, »und mir von allem Nachricht geben, was du in dieser Sache etwa entdecken magst, sowie von allem, was dir in deiner Statthalterschaft begegnet.«
Salió, en fin, Sancho, acompañado de mucha gente, vestido a lo letrado, y encima un gabán muy ancho de chamelote de aguas leonado, con una montera de lo mesmo, sobre un macho a la jineta, y detrás dél, por orden del duque, iba el rucio con jaeces y ornamentos jumentiles de seda y flamantes. Volvía Sancho la cabeza de cuando en cuando a mirar a su asno, con cuya compañía iba tan contento que no se trocara con el emperador de Alemaña. Sancho reiste endlich ab, von großem Gefolge begleitet, in der Tracht eines richterlichen Beamten, darüber einen weiten Mantel von hellbraunem gewässertem Kamelott, mit einer Mütze von demselben Stoff. Er ritt auf einem Maulesel mit kurzgeschnallten Bügeln, und hinter ihm zog auf Befehl des Herzogs sein Grautier einher mit Eselsgeschirr und Aufputz, alles von Seide und hell erglänzend. Von Zeit zu Zeit wandte sich Sancho nach seinem Esel um und schaute ihn an und ritt in dessen Gesellschaft so vergnügt dahin, daß er nicht mit dem deutschen Kaiser getauscht hätte.
Al despedirse de los duques, les besó las manos, y tomó la bendición de su señor, que se la dio con lágrimas, y Sancho la recibió con pucheritos. Beim Abschied vom Herzog und von der Herzogin küßte er ihnen die Hände und bat seinen Herrn um seinen Segen; dieser gab ihn unter Tränen, und Sancho empfing ihn mit Flennen.
Deja, lector amable, ir en paz y en hora buena al buen Sancho, y espera dos fanegas de risa, que te ha de causar el saber cómo se portó en su cargo, y, en tanto, atiende a saber lo que le pasó a su amo aquella noche; que si con ello no rieres, por lo menos desplegarás los labios con risa de jimia, porque los sucesos de don Quijote, o se han de celebrar con admiración, o con risa. Laß nun, freundlicher Leser, den wackern Sancho in Frieden und in Gottes Namen ziehen und mache dich auf zwei Scheffel Gelächter gefaßt, welches die Kunde davon, wie er sich in seinem Amte benahm, bei dir sicherlich hervorrufen wird; inzwischen aber vernimm mit Bedacht, was seinem Herrn in dieser Nacht widerfuhr, und wenn du darüber nicht in helles Lachen ausbrichst, wirst du wenigstens den Mund zur spöttischen Miene eines Affen verziehen; denn Don Quijotes Erlebnisse müssen entweder mit Bewunderung oder mit Gelächter begrüßt werden.
Cuéntase, pues, que, apenas se hubo partido Sancho, cuando don Quijote sintió su soledad; y si le fuera posible revocarle la comisión y quitarle el gobierno, lo hiciera. Conoció la duquesa su melancolía, y preguntóle que de qué estaba triste; que si era por la ausencia de Sancho, que escuderos, dueñas y doncellas había en su casa que le servirían muy a satisfación de su deseo. Es wird also erzählt, daß Sancho kaum abgereist war, als Don Quijote schon sich einsam fühlte, und wäre es ihm möglich gewesen, die Bestallung widerrufen zu lassen und ihm die Statthalterschaft wieder abzunehmen, so hätte er es sicherlich getan. Die Herzogin bemerkte seinen Trübsinn und fragte ihn, weshalb er traurig sei; wenn es wegen Sanchos Abwesenheit wäre, so gäbe es Schildknappen, Kammerfrauen und Zofen in ihrem Hause, die ihn ganz seinem Wunsch entsprechend bedienen würden.
-Verdad es, señora mía -respondió don Quijote-, que siento la ausencia de Sancho, pero no es ésa la causa principal que me hace parecer que estoy triste, y, de los muchos ofrecimientos que vuestra excelencia me hace, solamente acepto y escojo el de la voluntad con que se me hacen, y, en lo demás, suplico a Vuestra Excelencia que dentro de mi aposento consienta y permita que yo solo sea el que me sirva. »Es ist wahr, Herrin mein«, antwortete Don Quijote, »daß ich Sanchos Abwesenheit schmerzlich fühle; aber dies ist nicht der Hauptgrund, daß ich niedergeschlagen aussehe, und von den vielen Anerbietungen, mit denen Euer Exzellenz mich beehrt, nehme ich nur eine an, nämlich die huldvolle Gesinnung, von der sie ausgehen, und im übrigen bitte ich Euer Exzellenz dringend, zu gestatten und zu erlauben, daß innerhalb meines Gemaches ich mich selbst bediene.«
-En verdad -dijo la duquesa-, señor don Quijote, que no ha de ser así que le han de servir cuatro doncellas de las mías, hermosas como unas flores. »Wahrlich, Señor Don Quijote, das darf nicht sein; vier meiner Fräulein sollen Euch bedienen, alle vier schön wie die Blumen.«
-Para mí -respondió don Quijote- no serán ellas como flores, sino como espinas que me puncen el alma. Así entrarán ellas en mi aposento, ni cosa que lo parezca, como volar. Si es que vuestra grandeza quiere llevar adelante el hacerme merced sin yo merecerla, déjeme que yo me las haya conmigo, y que yo me sirva de mis puertas adentro, que yo ponga una muralla en medio de mis deseos y de mi honestidad; y no quiero perder esta costumbre por la liberalidad que vuestra alteza quiere mostrar conmigo. Y, en resolución, antes dormiré vestido que consentir que nadie me desnude. »Mir wären sie nicht wie Blumen«, entgegnete Don Quijote, »sondern wie Dornen, die mir in die Seele stechen würden. Weder sie noch irgend jemand ihresgleichen soll in mein Zimmer kommen, geradesowenig, wie sie hineinfliegen können. Sofern Euer Hoheit fortfahren will, mir Gnade zu erweisen, wenn ich sie auch nicht verdiene, so gestattet, daß ich allein in meinem Zimmer bleibe und mich selbst bediene, auf daß ich eine Mauer ziehe zwischen meiner Begehrlichkeit und meiner Sittsamkeit, und ich will von dieser meiner Gewohnheit nicht abgehn um der hochherzigen Güte willen, die Euer Hoheit mir erzeigen will. Mit einem Wort, ich will lieber in meinen Kleidern schlafen als gestatten, daß mich jemand entkleidet.«
-No más, no más, señor don Quijote -replicó la duquesa-. Por mí digo que daré orden que ni aun una mosca entre en su estancia, no que una doncella; no soy yo persona, que por mí se ha de descabalar la decencia del señor don Quijote; que, según se me ha traslucido, la que más campea entre sus muchas virtudes es la de la honestidad. Desnúdese vuesa merced y vístase a sus solas y a su modo, como y cuando quisiere, que no habrá quien lo impida, pues dentro de su aposento hallará los vasos necesarios al menester del que duerme a puerta cerrada, porque ninguna natural necesidad le obligue a que la abra. Viva mil siglos la gran Dulcinea del Toboso, y sea su nombre estendido por toda la redondez de la tierra, pues mereció ser amada de tan valiente y tan honesto caballero, y los benignos cielos infundan en el corazón de Sancho Panza, nuestro gobernador, un deseo de acabar presto sus diciplinas, para que vuelva a gozar el mundo de la belleza de tan gran señora. »Nicht weiter, nicht weiter, Señor Don Quijote«, erwiderte die Herzogin; »jetzt sage ich meinesteils, ich werde anordnen, daß nicht einmal eine Fliege in Euer Gernach kommt, geschweige eine Jungfrau. Ich bin nicht die Frau, durch deren Schuld die Züchtigkeit des Señor Don Quijote die mindeste Beeinträchtigung erleiden soll; denn wie es mich schier bedünken will, steht unter seinen vielen Tugenden die der Keuschheit obenan. Ihr mögt Euch ganz allein und nach Eurer gewohnten Weise auskleiden und anziehn, wie und wann Ihr's wollet; niemand wird Euch daran hindern, und Ihr sollt in Eurem Gemache die Gefäße finden, deren einer bedarf, der bei verschlossenen Türen schläft, damit kein natürliches Bedürfnis Euch zwinge, sie zu öffnen. Es lebe die erhabene Dulcinea von Toboso tausend Jahrhunderte lang, und es verbreite sich ihr Name über das ganze Erdenrund, da sie würdig war, von einem so mannhaften und so keuschen Ritter geliebt zu werden; und möge der gütige Himmel dem Herzen Sancho Pansas, unsres Statthalters, das innige Verlangen einflößen, seine Geißelung baldigst zu vollenden, damit die Welt endlich der Schönheit einer so hohen Dame aufs neue genießen möge.«
A lo cual dijo don Quijote Darauf sagte Don Quijote:
-Vuestra altitud ha hablado como quien es, que en la boca de las buenas señoras no ha de haber ninguna que sea mala; y más venturosa y más conocida será en el mundo Dulcinea por haberla alabado vuestra grandeza, que por todas las alabanzas que puedan darle los más elocuentes de la tierra. »Eure Hoheit hat gesprochen als die würdige Herrin, die Ihr seid, denn von einer edlen Frau kann keine unedle in den Mund genommen werden; und Dulcinea wird durch das Lob Eurer Hoheit glücklicher und berühmter in der Welt werden als durch alle Lobpreisungen der größten Meister der Beredsamkeit.«
-Agora bien, señor don Quijote -replicó la duquesa-, la hora de cenar se llega, y el duque debe de esperar venga vuesa merced y cenemos, y acostaráse temprano, que el viaje que ayer hizo de Candaya no fue tan corto que no haya causado algún molimiento. »Nun gut, Señor Don Quijote«, versetzte die Herzogin; »die Stunde des Abendessens naht heran, und der Herzog wird wohl schon warten; kommt, wir wollen das Abendmahl halten. Auch werdet Ihr Euch wohl zeitig niederlegen; Eure gestrige Reise nach Candaya war nicht so kurz, daß sie Euch nicht einigermaßen ermüdet hätte.«
-No siento ninguno, señora -respondió don Quijote-, porque osaré jurar a Vuestra Excelencia que en mi vida he subido sobre bestia más reposada ni de mejor paso que Clavileño; y no sé yo qué le pudo mover a Malambruno para deshacerse de tan ligera y tan gentil cabalgadura, y abrasarla así, sin más ni más. »Ich fühle keine Müdigkeit, Señora«, erwiderte Don Quijote; »denn ich kann Euer Hoheit schwören, in meinem ganzen Leben hab ich kein ruhigeres und sanfter gehendes Tier geritten als den Holzzapferich, und ich weiß nicht, was den Malambruno bewogen haben kann, sich eines so leichten, sanften Gaules zu berauben und ihn so mir nichts, dir nichts zu verbrennen.«
-A eso se puede imaginar -respondió la duquesa- que, arrepentido del mal que había hecho a la Trifaldi y compañía, y a otras personas, y de las maldades que como hechicero y encantador debía de haber cometido, quiso concluir con todos los instrumentos de su oficio, y, como a principal y que más le traía desasosegado, vagando de tierra en tierra, abrasó a Clavileño; que con sus abrasadas cenizas y con el trofeo del cartel queda eterno el valor del gran don Quijote de la Mancha. »Vielleicht kann man annehmen«, antwortete die Herzogin, »daß er aus Reue ob des Bösen, das er der Trifaldi und ihren Genossen und andern Personen angetan, und ob der Missetaten, die er als Hexenmeister und Zauberer jedenfalls verübt haben muß, alle Werkzeuge seines bisherigen Treibens vernichten wollte; und als das hauptsächlichste, das, weil es von Land zu Land schweifte, ihn am meisten in Unruhe versetzte, hat er den Holzzapferich verbrannt. Durch dessen glühende Asche und durch das Siegeszeichen jener Inschrift aber lebt für alle Zeiten fort die Heldenkühnheit des großen Don Quijote von der Mancha.«
De nuevo nuevas gracias dio don Quijote a la duquesa, y, en cenando, don Quijote se retiró en su aposento solo, sin consentir que nadie entrase con él a servirle tanto se temía de encontrar ocasiones que le moviesen o forzasen a perder el honesto decoro que a su señora Dulcinea guardaba, siempre puesta en la imaginación la bondad de Amadís, flor y espejo de los andantes caballeros. Cerró tras sí la puerta, y a la luz de dos velas de cera se desnudó, y al descalzarse -¡oh desgracia indigna de tal persona!- se le soltaron, no suspiros, ni otra cosa, que desacreditasen la limpieza de su policía, sino hasta dos docenas de puntos de una media, que quedó hecha celosía. Afligióse en estremo el buen señor, y diera él por tener allí un adarme de seda verde una onza de plata; digo seda verde porque las medias eran verdes. Aufs neue sprach Don Quijote der Herzogin seinen Dank aus, und nachdem er zu Abend gespeist, zog er sich allein in sein Gemach zurück, ohne jemandem den Eintritt zu seiner Bedienung zu gestatten; so sehr fürchtete er, daß eine etwaige Gelegenheit ihn verführen könnte, die treue Sittsamkeit einzubüßen, die er seiner Herrin Dulcinea um so mehr bewahrte, als die Tugend des Amadís, der fahrenden Ritter Blume und Spiegel, in seiner Vorstellung stets lebendig war. Er schloß die Tür hinter sich zu, zog sich beim Lichte zweier Wachskerzen aus, und als er sich seiner Fußbekleidung entledigte, o Mißgeschick, unwürdig einer solchen Persönlichkeit! da lösten sich ihm nicht Seufzer aus seinem Innern noch irgend etwas andres, das die Säuberlichkeit seiner feinen Lebensart hätte verdächtigen können, sondern es lösten sich ihm an einem Strumpfe zwei Dutzend Maschen auf, und der Strumpf wurde zu einem Fenstergitter. Das betrübte den wackern Herrn über die Maßen, und er hätte eine Unze Silber darum gegeben, ein Quentchen grüne Seide an Ort und Stelle zu haben, ich sage grüne Seide, denn die Strümpfe waren grün.
Aquí exclamó Benengeli, y, escribiendo, dijo ''¡Oh pobreza, pobreza! ¡No sé yo con qué razón se movió aquel gran poeta cordobés a llamarte Hier hat Benengelí ausgerufen und geschrieben: »O Armut! Armut! Ich weiß nicht, aus welchem Grunde der große Dichter aus Córdoba dich nannte:
dádiva santa desagradecida! . Heilige, unbedankte Himmelsgabe!
Yo, aunque moro, bien sé, por la comunicación que he tenido con cristianos, que la santidad consiste en la caridad, humildad, fee, obediencia y pobreza; pero, con todo eso, digo que ha de tener mucho de Dios el que se viniere a contentar con ser pobre, si no es de aquel modo de pobreza de quien dice uno de sus mayores santos "Tened todas las cosas como si no las tuviésedes"; y a esto llaman pobreza de espíritu; pero tú, segunda pobreza, que eres de la que yo hablo, ¿por qué quieres estrellarte con los hidalgos y bien nacidos más que con la otra gente? ¿Por qué los obligas a dar pantalia a los zapatos, y a que los botones de sus ropillas unos sean de seda, otros de cerdas, y otros de vidro? ¿Por qué sus cuellos, por la mayor parte, han de ser siempre escarolados, y no abiertos
con molde?'' Y en esto se echará de ver que es antiguo el uso del almidón y de los cuellos abiertos. Y prosiguió ''¡Miserable del bien nacido que va dando pistos a su honra, comiendo mal y a puerta cerrada, haciendo hipócrita al palillo de dientes con que sale a la calle después de no haber comido cosa que le obligue a limpiárselos! ¡Miserable de aquel, digo, que tiene la honra espantadiza, y piensa que desde una legua se le descubre el remiendo del zapato, el trasudor del sombrero, la hilaza del herreruelo y la hambre de su estómago!'.
Ich, wiewohl ein Maure, weiß von meinem Umgang mit Christen her, daß die Heiligkeit in Liebe, Demut, Glaube, Gehorsam und Armut besteht; aber trotzdem sage ich, der muß viele Gnade von Gott haben, der freudig in Armut lebt, wenn es nicht eine Armut jener Art ist, von welcher einer ihrer größten Heiligen sagt: ,Brauchet aller Dinge, als ob ihr ihrer nicht brauchet', und das nennt man die Armut im Geiste. Aber du andre Armut - von dir nämlich rede ich -, warum hängst du dich immer lieber an die Junker und Edelgebornen als an andere Leute? Warum nötigst du sie, die Löcher an ihren Schuhen schwarz zu überstreichen und an ihren Röcken Knöpfe zu haben, von denen die einen von Seide, die andern von Roßhaar und andre von Glas sind? Warum müssen meistens ihre Halskragen platt aufliegen mit unordentlichen Falten vom Waschen her und nicht frei stehn als gesteifte Krausen, denen mit dem Brenneisen die Hohlfalten gerundet wurden?« Und hieraus ist zu ersehen, daß der Gebrauch der Stärke und der Kragen mit runden Hohlfalten schon alt ist. Dann fährt er fort: »Oh, elend ist der Mann von guter Geburt, der seiner Ehre ein Krankentränklein eingibt, indem er bei verschlossener Tür ein schlechtes Mahl verzehrt und den Zahnstocher zum Heuchler macht, mit dem er auf die Straße hinausgeht, ohne daß er etwas gegessen hätte, das ihn nötigte, sich in den Zähnen zu stochern! Elend ist er, sage ich, der ein scheues, zaghaftes Ehrgefühl hat und immer meint, man sähe eine Meile weit die Flicken an seinen Schuhen, die durchgeschwitzten Stellen an seinem Hut, das Fadenscheinige an seinem Mantel und den Hunger in seinem Magen.«
Todo esto se le renovó a don Quijote en la soltura de sus puntos, pero consolóse con ver que Sancho le había dejado unas botas de camino, que pensó ponerse otro día. Finalmente, él se recostó pensativo y pesaroso, así de la falta que Sancho le hacía como de la inreparable desgracia de sus medias, a quien tomara los puntos, aunque fuera con seda de otra color, que es una de las mayores señales de miseria que un hidalgo puede dar en el discurso de su prolija estrecheza. Mató las velas; hacía calor y no podía dormir; levantóse del lecho y abrió un poco la ventana de una reja que daba sobre un hermoso jardín, y, al abrirla, sintió y oyó que andaba y hablaba gente en el jardín. Púsose a escuchar atentamente. Levantaron la voz los de abajo, tanto, que pudo oír estas razones. All dieses trat auch vor Don Quijotes Seele, als ihm seine Maschen aufgingen; aber er schöpfte Trost, als er sah, daß Sancho ein Paar Reisestiefel zurückgelassen hatte, und diese gedachte er am nächsten Tage anzuziehen. Endlich legte er sich nieder, nachdenklich und bekümmert, sowohl weil er Sancho entbehren mußte als auch wegen des unheilbaren Mißgeschicks seiner Strümpfe, deren Maschen er gern wieder aufgenommen hätte, wenn auch mit Seide von andrer Farbe, was doch eines der deutlichsten Zeichen von Elend ist, die ein Edelmann im Verlauf einer langwährenden Dürftigkeit von sich geben kann. Er löschte die Kerzen aus, aber es war heiß, und er konnte nicht schlafen; er erhob sich vom Bette und öffnete das Gitterfenster, das auf einen herrlichen Garten hinausging. Beim öffnen aber hörte er, daß Leute sich im Garten bewegten und miteinander sprachen. Er horchte aufmerksam; die Stimmen von unten wurden lauter, so daß er folgende Worte vernehmen konnte:
-No me porfíes, ¡oh Emerencia!, que cante, pues sabes que, desde el punto que este forastero entró en este castillo y mis ojos le miraron, yo no sé cantar, sino llorar; cuanto más, que el sueño de mi señora tiene más de ligero que de pesado, y no querría que nos hallase aquí por todo el tesoro del mundo. Y, puesto caso que durmiese y no despertase, en vano sería mi canto si duerme y no despierta para oírle este nuevo Eneas, que ha llegado a mis regiones para dejarme escarnida. »Dringe nicht weiter in mich, o Emerencia, daß ich singen soll; du weißt ja, seit dieser Fremde in unser Schloß gekommen ist und meine Augen ihn erblickt haben, kann ich nicht mehr singen, sondern nur weinen, zumal der Schlaf unsrer Herzogin eher leicht als schwer ist und ich um alle Schätze der Welt nicht möchte, daß sie uns hier fände. Und gesetzt den Fall, sie schliefe fest und würde nicht wach, so wäre dennoch mein Gesang vergeblich, wenn er doch schläft und ihn nicht hört, dieser mein Äneas, der in meine Lande gekommen, um mich zu verhöhnen und zu verlassen.«
-No des en eso, Altisidora amiga -respondieron-, que sin duda la duquesa y cuantos hay en esa casa duermen, si no es el señor de tu corazón y el despertador de tu alma, porque ahora sentí que abría la ventana de la reja de su estancia, y sin duda debe de estar despierto; canta, lastimada mía, en tono bajo y suave al son de tu arpa, y, cuando la duquesa nos sienta, le echaremos la culpa al calor que hace. »Laß dir doch so was nicht einfallen, Freundin Altisidora«, wurde geantwortet. »Ganz gewiß schläft die Herzogin jetzt und das ganze übrige Haus, ausgenommen der Gebieter und Auferwecker deines Herzens; denn eben habe ich bemerkt, daß er das Fenster seines Zimmers geöffnet hat, und er muß ganz gewiß wach sein; singe, mein armes Kind, mit leisem süßem Tone zum Klang deiner Harfe, und sollte die Herzogin uns hören, so geben wir der Hitze dieser Nacht die Schuld.«
-No está en eso el punto, ¡oh Emerencia! -respondió la Altisidora-, sino en que no querría que mi canto descubriese mi corazón y fuese juzgada de los que no tienen noticia de las fuerzas poderosas de amor por doncella antojadiza y liviana. Pero venga lo que viniere, que más vale vergüenza en cara que mancilla en corazón. »Darin liegt mein Bedenken nicht, o Emerencia«, gab Altisidora zur Antwort, »sondern darin, daß ich nicht möchte, daß mein Gesang mein Herz verriete und ich von denen, die Amors gewaltige Macht nicht kennen, für ein lüsternes und leichtfertiges Mägdlein gehalten würde. Aber komme, was kommen mag, besser ist Schamröte im Gesicht als eine Wunde im Herzen.«
Y, en esto, sintió tocar una arpa suavísimamente. Oyendo lo cual, quedó don Quijote pasmado, porque en aquel instante se le vinieron a la memoria las infinitas aventuras semejantes a aquélla, de ventanas, rejas y jardines, músicas, requiebros y desvanecimientos que en los sus desvanecidos libros de caballerías había leído. Luego imaginó que alguna doncella de la duquesa estaba dél enamorada, y que la honestidad la forzaba a tener secreta su voluntad; temió no le rindiese, y propuso en su pensamiento el no dejarse vencer; y, encomendándose de todo buen ánimo y buen talante a su señora Dulcinea del Toboso, determinó de escuchar la música; y, para dar a entender que allí estaba, dio un fingido estornudo, de que no poco se alegraron las doncellas, que otra cosa no deseaban sino que don Quijote las oyese. Recorrida, pues, y afinada la arpa, Altisidora dio principio a este romance Hiermit begann sie die Harfe in süßesten Tönen zu spielen. Als Don Quijote dies hörte, geriet er vor Staunen ganz außer sich, denn im Augenblick fielen ihm die zahllosen ähnlichen Abenteuer von Fenstern, Gittern und Gärten, Ständchen, Liebesgetändel und ähnlichen Narrheiten ein, die er in seinen törichten Ritterbüchern gelesen hatte. Sogleich stellte er sich vor, irgendein Fräulein der Herzogin sei in ihn verliebt und ihre Sittsamkeit zwinge sie, ihre Neigung geheimzuhalten. Er fürchtete, sie möchte ihn besiegen, und nahm sich in seinen Gedanken vor, sich nicht bezwingen zu lassen; und indem er aus vollem Herzen und mit den besten Vorsätzen sich seiner Herrin Dulcinea von Toboso anbefahl, beschloß er, der Musik zu lauschen; und damit man merke, daß er da sei, tat er, als müsse er niesen, worüber sich die Mädchen nicht wenig freuten, da sie nichts andres wünschten, als daß Don Quijote ihnen lausche. Als nun die Harfe gestimmt und geprobt war, begann Altisidora folgende Romanze;
-¡Oh, tú, que estás en tu lecho.
entre sábanas de holanda.
durmiendo a pierna tendid.
de la noche a la mañana,
caballero el más valient.
que ha producido la Mancha.
más honesto y más bendit.
que el oro fino de Arabia.
Oye a una triste doncella.
bien crecida y mal lograda.
que en la luz de tus dos sole.
se siente abrasar el alma.
Tú buscas tus aventuras.
y ajenas desdichas hallas.
das las feridas, y niegas
el remedio de sanarlas.
Dime, valeroso joven.
que Dios prospere tus ansias.
si te criaste en la Libia.
o en las montañas de Jaca.
si sierpes te dieron leche.
si, a dicha, fueron tus amas
la aspereza de las selva.
y el horror de las montañas.
Muy bien puede Dulcinea.
doncella rolliza y sana.
preciarse de que ha rendid.
a una tigre y fiera brava.
Por esto será famosa
desde Henares a Jarama.
desde el Tajo a Manzanares.
desde Pisuerga hasta Arlanza.
Trocáreme yo por ella.
y diera encima una say.
de las más gayadas mías.
que de oro le adornan franjas.
¡Oh, quién se viera en tus brazos.
o si no, junto a tu cama.
rascándote la cabez.
y matándote la caspa.
Mucho pido, y no soy dign.
de merced tan señalada.
los pies quisiera traerte.
que a una humilde esto le basta.
¡Oh, qué de cofias te diera.
qué de escarpines de plata.
qué de calzas de damasco.
qué de herreruelos de holanda.
¡Qué de finísimas perlas,
cada cual como una agalla.
que, a no tener compañeras.
Las solas fueran llamadas.
No mires de tu Tarpey.
este incendio que me abrasa.
Nerón manchego del mundo.
ni le avives con tu saña.
Niña soy, pulcela tierna.
mi edad de quince no pasa
catorce tengo y tres meses.
te juro en Dios y en mi ánima.
No soy renca, ni soy coja.
ni tengo nada de manca.
los cabellos, como lirios.
que, en pie, por el suelo arrastran.
Y, aunque es mi boca aguileña.
y la nariz algo chata.
ser mis dientes de acios.
mi belleza al cielo ensalza.
Mi voz, ya ves, si me escuchas.
que a la que es más dulce iguala.
y soy de disposición.
algo menos que mediana.
Estas y otras gracias mías.
son despojos de tu aljaba.
desta casa soy doncella.
y Altisidora me llaman.
O du, der du dort auf feinstem
Linnen ohne Sorg und Plage
Schläfst mit ausgestreckten Beinen
All die Nacht bis hell am Tage;
Du, der kühnste aller Ritter,
Die zur Welt die Mancha sandte,
Du, geehrt mehr und gesegnet
Als das Gold aus Yemens Lande;
Hör ein Mägdlein an aus gutem
Hause, dem es schlecht ergangen,
Das am Lichte deiner beiden
Sonnen Feuer hat gefangen.
Schlagen willst du dich mit Rittern
Und hast Herzen wund geschlagen,
Und wen du verwundest, schnöde
Willst du Heilung ihm versagen.
Sag mir, heldenhafter Jüngling,
Dem Gott heile seine Plagen,
Ob in Libyen du geboren,
Ob, wo Jacas Berge ragen?
Sag, ob Schlangen dich gesäugt?
Sage, war wohl deine Amme
Waldes Schauer und das Grausen
Hoch auf des Gebirges Kamme?
Preisen darf sich Dulcinea,
Maid von vollen derben Wangen,
Daß sie eines Tigers, eines
Wilden Untiers Herz gefangen.
Darum wird ihr Ruhm ertönen
Vom Jarama zum Henares,
Vom Pisuerga zum Arlanza,
Vom Tajo zum Manzanares.
Gerne möcht ich mit ihr tauschen,
Gäb mein Wams, geschmückt mit Spangen,
Ihr noch gern heraus, das schönste,
Daran goldne Fransen hangen.
Oh, ruht' ich in deinen Armen,
Mindstens auf dem lieben Platze
Vor dem Bett, daß ich den Kopf dir
Und vom Haar die Schuppen kratze!
Viel begehr ich, und ich bin doch
Unwert solcher Gnadengaben;
Nur, und dies genügt mir Armen,
Möcht ich dir die Füße schaben.
Oh, wieviel Nachtmützen gab ich,
Socken dir von feinstem Baste,
Mäntel aus holländschem Linnen,
Strumpf und Hosen von Damaste!
Und mit Perlen, wie Galläpfel
Dick, wollt ich dich gern begaben,
Die man Solitaire nennt,
Weil sie keinesgleichen haben.
Schau nicht vom Tarpeja auf mich,
nn in Glut brech ich zusammen
Größter Nero aus der Mancha,
Fache nicht noch mehr die Flammen.
Ich, ein Kind, ein zartes Mägdlein,
Zähle noch nicht fünfzehn Jahre;
Vierzehn zähl ich und drei Monde,
So wahr Gott mich fromm bewahre!
Bin nicht lahm und nicht verkrüppelt,
Frisch und schön bin ich vor allen;
Meine Haare Lilienstengel,
Die bis auf den Boden wallen.
Meine Schönheit preist den Schöpfer,
Ob auch etwas platt die Nase;
Ist mein Mund wie Adlers Schnabel,
Sind die Zähne doch ase.
Meine Stimme, wie du hörest,
Ist vom allersüßten Klange;
Unter Mittelgröße bin ich,
Fein von Wuchs und stolz von Gange.
Diese Reize sind zur Beute
Deinem Köcher jetzt gefallen,
Und ich heiß Altisidora,
Dien als Zof in diesen Hallen.
Aquí dio fin el canto de la malferida Altisidora, y comenzó el asombro del requirido don Quijote, el cual, dando un gran suspiro, dijo entre sí. Hier endete der Gesang der herzenswunden Altisidora und begann das Entsetzen des liebesumworbenen Don Quijote, welcher mächtig aufseufzend zu sich selber sagte:
-¡Que tengo de ser tan desdichado andante, que no ha de haber doncella que me mire que de mí no se enamore...! ¡Que tenga de ser tan corta de ventura la sin par Dulcinea del Toboso, que no la han de dejar a solas gozar de la incomparable firmeza mía...! ¿Qué la queréis, reinas? ¿A qué la perseguís, emperatrices? ¿Para qué la acosáis, doncellas de a catorce a quince años? Dejad, dejad a la miserable que triunfe, se goce y ufane con la suerte que Amor quiso darle en rendirle mi corazón y entregarle mi alma. Mirad, caterva enamorada, que para sola Dulcinea soy de masa y de alfenique, y para todas las demás soy de pedernal; para ella soy miel, y para vosotras acíbar; para mí sola Dulcinea es la hermosa, la discreta, la honesta, la gallarda y la bien nacida, y las demás, las feas, las necias, las livianas y las de peor linaje; para ser yo suyo, y no de otra alguna, me arrojó la naturaleza al mundo. Llore o cante Altisidora; desespérese Madama, por quien me aporrearon en el castillo del moro encantado, que yo tengo de ser de Dulcinea, cocido o asado, limpio, bien criado y honesto, a pesar de todas las potestades hechiceras de la tierra. Was muß ich doch für ein unseliger fahrender Ritter sein, daß es kein Fräulein geben kann, das sich nicht gleich in mich verliebt! Wie glückverlassen muß doch die unvergleichliche Dulcinea von Toboso sein, daß man sie meine Treue ohnegleichen nicht allein genießen lassen will! Was wollt ihr von ihr, o Königinnen? Zu welchem Zweck verfolgt ihr sie, ihr Kaiserinnen? Warum bedrängt ihr sie, ihr Mägdlein von vierzehn bis fünfzehn Jahren? Lasset doch, lasset doch die Arme triumphieren, sich erfreuen und stolz sein ob des Loses, das Amor ihr zuteilen wollte, indem er ihr mein Herz unterwarf und ihr meine Seele dahingab. Bedenke, o verliebte Schar, ich bin nur für Dulcinea von Teig und Zuckerkuchen und für alle andern von Marmelstein. Für sie bin ich Honig und für euch Wermut; für mich ist Dulcinea allein die Schöne, die Verständige, die Züchtige, die Edelgeborne, und die andern all sind die Häßlichen, die Dummen, die Leichtfertigen, die von niedrigster Geburt. Für sie, für keine andere hat mich die Natur auf die Welt geschleudert, ob nun Altisidora weine oder singe, ob nun die Dame verzweifle, um derentwillen man mich in der Burg des verzauberten Mohren durchgeprügelt hat; möge man mich kochen oder braten, ich gehöre Dulcinea an, stets lauter, adelig und keusch, trotz allen Zaubermächten auf Erden.
Y, con esto, cerró de golpe la ventana, y, despechado y pesaroso, como si le hubiera acontecido alguna gran desgracia, se acostó en su lecho, donde le dejaremos por ahora, porque nos está llamando el gran Sancho Panza, que quiere dar principio a su famoso gobierno. Hiermit schlug er das Fenster zu und legte sich mißmutig und gramvoll, als sei ihm ein großes Unglück begegnet, in sein Bett, wo wir ihn für jetzt lassen werden; denn bereits ruft uns der große Sancho Pansa, der gerade seine gepriesene Statthalterschaft antreten will.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLV. De cómo el gran Sancho Panza tomó la posesión de su ínsula, y del modo que comenzó a gobernar.

45. Kapitel Wie der große Sancho Pansa Besitz von seiner Insul ergriff und wie er zu statthaltern angefangen

¡Oh perpetuo descubridor de los antípodas, hacha del mundo, ojo del cielo, meneo dulce de las cantimploras, Timbrio aquí, Febo allí, tirador acá, médico acullá, padre de la Poesía, inventor de la Música tú que siempre sales, y, aunque lo parece, nunca te pones! A ti digo, ¡oh sol, con cuya ayuda el hombre engendra al hombre! ; a ti digo que me favorezcas, y alumbres la escuridad de mi ingenio, para que pueda discurrir por sus puntos en la narración del gobierno del gran Sancho Panza; que sin ti, yo me siento tibio, desmazalado y confuso. O du, der du ständig die Gegenfüßler heimsuchst, Fackel der Welt, Auge des Himmels, du lieblicher Hin- und Herbeweger der Kühlgefäße! Thymbräer hier genannt, Phöbos dort, als Bogenschütze an jenem Ort verehrt, als Arzt an diesem! Vater der Poesie, Erfinder der Musik, du, der du immer aufgehst und, wenn es auch anders scheint, niemals untergehst! Dich rufe ich an, o Sonne, mit deren Beistand der Mensch den Menschen erzeugt, dich flehe ich an, mir hilfreich zu sein und das Dunkel meines Geistes zu erleuchten, damit ich die Erzählung von der Statthalterschaft des großen Sancho Pansa Punkt für Punkt vortragen kann; ohne dich fühle ich mich schwach, matt und voller Verwirrung.
Digo, pues, que con todo su acompañamiento llegó Sancho a un lugar de hasta mil vecinos, que era de los mejores que el duque tenía. Diéronle a entender que se llamaba la ínsula Barataria, o ya porque el lugar se llamaba Baratario, o ya por el barato con que se le había dado el gobierno. Al llegar a las puertas de la villa, que era cercada, salió el regimiento del pueblo a recebirle; tocaron las campanas, y todos los vecinos dieron muestras de general alegría, y con mucha pompa le llevaron a la iglesia mayor a dar gracias a Dios, y luego, con algunas ridículas ceremonias, le entregaron las llaves del pueblo, y le admitieron por perpetuo gobernador de la ínsula Barataria. Ich sage also, daß Sancho mit seiner ganzen Begleitung nach einem Orte von etwa tausend Bürgern kam, einem der ansehnlichsten, die der Herzog besaß. Man gab ihm an, es sei dies die Insul Baratária, entweder weil der Ort wirklich Baratária hieß oder weil er so wohlfeilen Kaufes, was in der Landessprache barato heißt, die Statthalterschaft bekommen hatte. Bei der Ankunft vor den Toren des Städtchens, das von Mauern umgeben war, kam ihm der Gemeinderat entgegen; die Glocken läuteten, die gesamte Einwohnerschaft erging sich in Freudenbezeigungen und führte ihn mit großem Pomp zur Hauptkirche, um Gott zu danken; und alsbald übergab man ihm unter wunderlichen Förmlichkeiten die Schlüssel der Stadt und erkannte ihn als immerwährenden Statthalter der Insel Baratária an.
El traje, las barbas, la gordura y pequeñez del nuevo gobernador tenía admirada a toda la gente que el busilis del cuento no sabía, y aun a todos los que lo sabían, que eran muchos. Finalmente, en sacándole de la iglesia, le llevaron a la silla del juzgado y le sentaron en ella; y el mayordomo del duque le dijo. Der Anzug, der Bart, die dicke und kleine Gestalt des neuen Statthalters versetzte die Leute alle, die nicht wußten, wo die Sache ihren Knoten hatte, in große Verwunderung, ja auch alle, die es wußten, und deren waren viele. Sodann führte man ihn aus der Kirche zum Richterstuhl, setzte ihn darauf, und der Haushofmeister des Herzogs sagte zu ihm:
-Es costumbre antigua en esta ínsula, señor gobernador, que el que viene a tomar posesión desta famosa ínsula está obligado a responder a una pregunta que se le hiciere, que sea algo intricada y dificultosa, de cuya respuesta el pueblo toma y toca el pulso del ingenio de su nuevo gobernador; y así, o se alegra o se entristece con su venida. »Es ist alter Brauch auf dieser Insul, Herr Statthalter, daß der, so von dieser gepriesenen Insul Besitz ergreift, gehalten ist, eine Frage zu beantworten, die man ihm stellt und die einigermaßen verwickelt und schwierig sein muß; mittels selbiger Antwort fühlt die Stadt dem neuen Statthalter den Puls und kann sich mithin ob seines Hierherkommens freuen oder betrüben.«
En tanto que el mayordomo decía esto a Sancho, estaba él mirando unas grandes y muchas letras que en la pared frontera de su silla estaban escritas; y, como él no sabía leer, preguntó que qué eran aquellas pinturas que en aquella pared estaban. Fuele respondido. Während dieser Worte des Haushofmeisters betrachtete Sancho eine Anzahl großer Buchstaben, die an die Wand gegenüber seinem Stuhl geschrieben waren, und da er nicht lesen konnte, fragte er, was die Malereien auf der Wand dort bedeuten sollten. Man gab ihm zur Antwort:
-Señor, allí esta escrito y notado el día en que Vuestra Señoría tomó posesión desta ínsula, y dice el epitafio Hoy día, a tantos de tal mes y de tal año, tomó la posesión desta ínsula el señor don Sancho Panza, que muchos años la goce. »Señor, dort steht der Tag geschrieben und verzeichnet, an welchem Euer Gnaden von dieser Insul Besitz ergriffen hat, und die Inschrift besagt: Heute, am soundsovielten in dem und dem Monat und dem und dem Jahr, hat Besitz von dieser Insul ergriffen der Señor Don Sancho Pansa, welcher sie lange Jahre beherrschen möge.«
-Y ¿a quién llaman don Sancho Panza? -preguntó Sancho. »Und wen nennt man Don Sancho Pansa?« fragte Sancho.
-A vuestra señoría -respondió el mayordomo-, que en esta ínsula no ha entrado otro Panza sino el que está sentado en esa silla. »Euer Gnaden«, antwortete der Haushofmeister; »diese Insul hat kein andrer Pansa betreten als der, welcher auf diesem Stuhle sitzt.«
-Pues advertid, hermano -dijo Sancho-, que yo no tengo don, ni en todo mi linaje le ha habido Sancho Panza me llaman a secas, y Sancho se llamó mi padre, y Sancho mi agüelo, y todos fueron Panzas, sin añadiduras de dones ni donas; y yo imagino que en esta ínsula debe de haber más dones que piedras; pero basta Dios me entiende, y podrá ser que, si el gobierno me dura cuatro días, yo escardaré estos dones, que, por la muchedumbre, deben de enfadar como los mosquitos. Pase adelante con su pregunta el señor mayordomo, que yo responderé lo mejor que supiere, ora se entristezca o no se entristezca el pueblo. »So merkt Euch denn, Freund«, sprach Sancho, »daß ich kein Don führe und es in meiner ganzen Familie niemals einen Don gegeben hat; Sancho Pansa heiße ich kurzweg, und Sancho hieß mein Vater und Sancho mein Großvater, und sie alle waren Pansas ohne Hinzufügung von Dons oder Doñas, und mir scheint, auf dieser Insul gibt es mehr Dons als Kieselsteine. Aber genug damit, Gott versteht mich, und es kann geschehen, daß ich, wenn die Statthalterschaft nur vier Tage in meinen Händen bleibt, diese Dons ausjäte, die ob ihrer Menge so lästig fallen müssen wie die Stechfliegen. Der Herr Haushofmeister wolle nun mit seiner Frage kommen; ich will so gut: antworten, wie ich nur immer kann, ob sich nun die Stadt darüber betrüben oder nicht betrüben wird.«
A este instante entraron en el juzgado dos hombres, el uno vestido de labrador y el otro de sastre, porque traía unas tijeras en la mano, y el sastre dijo. In diesem Augenblick traten zwei Männer in die Gerichtsstube, der eine in der Tracht eines Bauern, der andre in der eines Schneiders - er hatte nämlich eine große Schere in der Hand -; und der Schneider sprach:
-Señor gobernador, yo y este hombre labrador venimos ante vuestra merced en razón que este buen hombre llegó a mi tienda ayer (que yo, con perdón de los presentes, soy sastre examinado, que Dios sea bendito), y, poniéndome un pedazo de paño en las manos, me preguntó ''Señor, ¿habría en esto paño harto para hacerme una caperuza?'' Yo, tanteando el paño, le respondí que sí; él debióse de imaginar, a lo que yo imagino, e imaginé bien, que sin duda yo le quería hurtar alguna parte del paño, fundándose en su malicia y en la mala opinión de los sastres, y replicóme que mirase si habría para dos; adivinéle el pensamiento y díjele que sí; y él, caballero en su dañada y primera intención, fue añadiendo caperuzas, y yo añadiendo síes, hasta que llegamos a cinco caperuzas, y ahora en este punto acaba de venir por ellas yo se las doy, y no me quiere pagar la hechura, antes me pide que le pague o vuelva su paño. »Herr Statthalter, ich und dieser Bauersmann erscheinen deshalb vor Euer Gnaden, weil dieser wackre Mann gestern in meine Bude kam - ich bin nämlich, mit Verlaub der geehrten Gesellschaft, Gott sei Dank! ein gelernter und geprüfter Schneider - und mir ein Stück Tuch in die Hand gab und mich fragte: ,Señor, ist das wohl genug Tuch, um mir eine Mütze zu machen?' Ich überschlug, wieviel Tuch es wäre, und antwortete mit Ja. Er mußte nun wohl meinen, wie ich meine - und ich habe ganz richtig gemeint -, ich wolle ihm sicher ein Stück von dem Tuche stehlen, und darauf brachte ihn nur seine eigne Schlechtigkeit und der arge Ruf, in dem die Schneider stehen; so erwiderte er mir, ich möchte doch sehen, ob es nicht für zwei Mützen reiche. Ich erriet seine Gedanken und sagte ihm ja; er aber, der das Steckenpferd seines verwünschten ersten Argwohns ritt, legte eine Mütze nach der andern zu, und ich legte ein Ja nach dem andern zu, bis wir auf fünf Mützen kamen. Eben jetzt hat er sie abholen wollen, ich gebe sie ihm, und er will mir den Macherlohn nicht zahlen, verlangt vielmehr, ich soll ihm sein Tuch zahlen oder zurückgeben.«
-¿Es todo esto así, hermano? -preguntó Sancho. »Verhält sich dies alles so, Freund?« fragte Sancho.
-Sí, señor -respondió el hombre-, pero hágale vuestra merced que muestre las cinco caperuzas que me ha hecho. »Ja, Señor«, antwortete der Mann; »aber laßt Euch nur einmal die fünf Mützen zeigen, die er mir gemacht hat.«
-De buena gana -respondió el sastre. »Sehr gern«, erwiderte der Schneider.
Y, sacando encontinente la mano debajo del herreruelo, mostró en ella cinco caperuzas puestas en las cinco cabezas de los dedos de la mano, y dijo. Und sofort zog er die Hand unter dem Mantel hervor, wies an ihr die fünf Mützen, die auf den fünf Fingerspitzen saßen, und sagte:
-He aquí las cinco caperuzas que este buen hombre me pide, y en Dios y en mi conciencia que no me ha quedado nada del paño, y yo daré la obra a vista de veedores del oficio. »Hier sind die fünf Mützen, die dieser wackere Mann bei mir bestellt hat, und bei Gott und meiner armen Seele, es ist mir nichts von dem Tuch übriggeblieben, und ich bin bereit, die Sache den Geschworenen des Handwerks zur Untersuchung vorzulegen.«
Todos los presentes se rieron de la multitud de las caperuzas y del nuevo pleito. Sancho se puso a considerar un poco, y dijo. Alle Anwesenden lachten über die Menge der Mützen und über diesen neuartigen Rechtsstreit. Sancho überlegte sich die Sache eine kurze Weile und sprach dann:
-Paréceme que en este pleito no ha de haber largas dilaciones, sino juzgar luego a juicio de buen varón; y así, yo doy por sentencia que el sastre pierda las hechuras, y el labrador el paño, y las caperuzas se lleven a los presos de la cárcel, y no haya más. »Mich dünkt, in diesem Rechtsstreit braucht es keines langen Verzuges, sondern es kann ein sofortiger Spruch nach redlichem Gutbefinden erfolgen; und sonach ergeht mein Urteil dahin: der Schneider verliert seinen Macherlohn und der Bauer sein Tuch, und die Mützen sollen an die Sträflinge im Gefängnis abgegeben werden, und damit abgemacht.«
Si la sentencia pasada de la bolsa del ganadero movió a admiración a los circunstantes, ésta les provocó a risa; pero, en fin, se hizo lo que mandó el gobernador; ante el cual se presentaron dos hombres ancianos; el uno traía una cañaheja por báculo, y el sin báculo dijo. Wenn der Urteilsspruch, den er späterhin in betreff der Börse des Herdenbesitzers fällte, bei den Zuhörern Bewunderung erregte, so reizte dieser Spruch sie zum Lachen; aber zuletzt wurde des Statthalters Spruch doch vollzogen. Jetzt erschienen vor ihm zwei alte Männer; der eine trug einen Rohrstock, und der ohne Stock sprach:
-Señor, a este buen hombre le presté días ha diez escudos de oro en oro, por hacerle placer y buena obra, con condición que me los volviese cuando se los pidiese; pasáronse muchos días sin pedírselos, por no ponerle en mayor necesidad de volvérmelos que la que él tenía cuando yo se los presté; pero, por parecerme que se descuidaba en la paga, se los he pedido una y muchas veces, y no solamente no me los vuelve, pero me los niega y dice que nunca tales diez escudos le presté, y que si se los presté, que ya me los ha vuelto. Yo no tengo testigos ni del prestado ni de la vuelta, porque no me los ha vuelto; querría que vuestra merced le tomase juramento, y si jurare que me los ha vuelto, yo se los perdono para aquí y para delante de Dios. »Señor, diesem wackern Mann habe ich vor manchen Tagen zehn Goldtaler geliehen, um ihm einen Gefallen und ein gutes Werk zu tun, unter der Bedingung, daß er sie mir wiedergebe, sobald ich sie von ihm verlangen würde. Nun sind viele Tage vergangen, ohne daß ich sie von ihm verlangte, weil ich ihn durch das Wiedergeben nicht in eine noch größere Not bringen wollte, als die er zu der Zeit erlitt, wo ich sie ihm lieh. Aber weil es mir vorkam, als denke er überhaupt nicht ans Zahlen, habe ich sie einmal und dann vielmals von ihm verlangt; aber er gibt sie mir nicht nur nicht wieder, sondern er leugnet sie mir ab und sagt, ich hätte ihm niemals zehn Goldtaler geliehen, und wenn ich sie ihm doch geliehen, so habe er sie mir bereits wiedergegeben. Zeugen habe ich keine, weder für das Darlehen noch für die Rückzahlung, weil er sie mir nicht wiedergegeben hat. Ich möchte nun, daß Euer Gnaden ihn unter Eid vernähme, und falls er schwören sollte, daß er mir sie wiedergegeben, so will ich, hier und vor Gottes Angesicht, sie ihm erlassen.«
-¿Qué decís vos a esto, buen viejo del báculo? -dijo Sancho. »Was sagt Ihr dazu, Ihr braver Alter mit dem Stock?« sprach Sancho.
A lo que dijo el viejo. Darauf sagte der Alte:
-Yo, señor, confieso que me los prestó, y baje vuestra merced esa vara; y, pues él lo deja en mi juramento, yo juraré como se los he vuelto y pagado real y verdaderamente. »Ich, Señor, bekenne, daß er sie mir geliehen hat; aber wollet nur Euern Richterstab senken, und da er es auf einen Eid stellt, so will ich schwören, daß ich sie ihm wahr und wirklich wiedergegeben und bezahlt habe.«
Bajó el gobernador la vara, y, en tanto, el viejo del báculo dio el báculo al otro viejo, que se le tuviese en tanto que juraba, como si le embarazara mucho, y luego puso la mano en la cruz de la vara, diciendo que era verdad que se le habían prestado aquellos diez escudos que se le pedían; pero que él se los había vuelto de su mano a la suya, y que por no caer en ello se los volvía a pedir por momentos. Viendo lo cual el gran gobernador, preguntó al acreedor qué respondía a lo que decía su contrario; y dijo que sin duda alguna su deudor debía de decir verdad, porque le tenía por hombre de bien y buen cristiano, y que a él se le debía de haber olvidado el cómo y cuándo se los había vuelto, y que desde allí en adelante jamás le pidiría nada. Tornó a tomar su báculo el deudor, y, bajando la cabeza, se salió del juzgado. Visto lo cual Sancho, y que sin más ni más se iba, y viendo también la paciencia del demandante, inclinó la cabeza sobre el pecho, y, poniéndose el índice de la mano derecha sobre las cejas y las narices, estuvo como pensativo un pequeño espacio, y luego alzó la cabeza y mandó que le llamasen al viejo del báculo, que ya se había ido. Trujéronsele, y, en viéndole Sancho, le dijo. Der Statthalter senkte seinen Richterstab, und der Alte mit dem Stock gab diesen inzwischen dem andern, ihn während des Schwörens zu halten, als ob er ihm hinderlich wäre; dann legte er die Hand auf das Kreuz am Griff des Stabes und erklärte, es sei wahr, die geforderten zehn Goldtaler seien ihm geliehen worden, aber er habe sie dem andern mit eigner Hand in die seinige zurückgegeben, und weil jener nicht daran denke, fordere er sie immer aufs neue von ihm zurück. Als der hohe Statthalter dies vernahm, fragte er den Gläubiger, was er auf die Behauptung seines Gegners zu antworten habe. Dieser erklärte, sein Schuldner werde jedenfalls die Wahrheit geredet haben, da er ihn für einen braven Mann und guten Christen halte; er müsse also vergessen haben, wie und wann jener das Geld ihm zurückerstattet habe, und er werde jetzt nie mehr etwas von ihm fordern. Der Schuldner nahm seinen Stock wieder, verbeugte sich und verließ die Gerichtsstube. Als Sancho dies sah und bemerkte, wie der Beklagte ohne weiteres sich entfernte und der Kläger so geduldig und gelassen dastand, neigte er das Haupt auf die Brust, legte den Zeigefinger der rechten Hand an Augenbrauen und Nase, saß eine kurze Weile wie nachdenkend da, erhob dann den Kopf und gebot, man solle ihm den Alten mit dem Stock rufen, der sich schon entfernt hatte. Man brachte ihn herbei, und als Sancho ihn erblickte, sagte er zu ihm:
-Dadme, buen hombre, ese báculo, que le he menester. »Guter Freund, gebt mir Euren Stock, ich brauche ihn.«
-De muy buena gana -respondió el viejo- hele aquí, señor. »Sehr gern«, antwortete der Alte; »hier ist er, Señor.«
Y púsosele en la mano. Tomóle Sancho, y, dándosele al otro viejo, le dijo Und er gab ihn ihm in die Hand. Sancho nahm den Stock, reichte ihn dem andern Alten und sagte zu diesem:
-Andad con Dios, que ya vais pagado. »Geht mit Gott, Ihr seid nunmehr bezahlt.«
-¿Yo, señor? -respondió el viejo-. Pues, ¿vale esta cañaheja diez escudos de oro. »Ich, Señor?« entgegnete der Alte; »ist denn dies Rohr zehn Goldtaler wert?«
-Sí -dijo el gobernador-; o si no, yo soy el mayor porro del mundo. Y ahora se verá si tengo yo caletre para gobernar todo un reino. »Allerdings«, sagte der Statthalter; »oder wenn nicht, so bin ich der größte Tölpel von der Welt. Jetzt soll's zutage kommen, ob ich Grütze genug habe, ein ganzes Königreich zu regieren.«
Y mandó que allí, delante de todos, se rompiese y abriese la caña. Hízose así, y en el corazón della hallaron diez escudos en oro. Quedaron todos admirados, y tuvieron a su gobernador por un nuevo Salomón. Und sogleich befahl er, das Rohr vor aller Augen entzweizubrechen und aufzuspalten. Es geschah, und im Hohlraum des Stocks fand man zehn Taler in Gold. Alle staunten voll Bewunderung und hielten ihren Statthalter für einen neuen Salomo.
Preguntáronle de dónde había colegido que en aquella cañaheja estaban aquellos diez escudos, y respondió que de haberle visto dar el viejo que juraba, a su contrario, aquel báculo, en tanto que hacía el juramento, y jurar que se los había dado real y verdaderamente, y que, en acabando de jurar, le tornó a pedir el báculo, le vino a la imaginación que dentro dél estaba la paga de lo que pedían. De donde se podía colegir que los que gobiernan, aunque sean unos tontos, tal vez los encamina Dios en sus juicios; y más, que él había oído contar otro caso como aquél al cura de su lugar, y que él tenía tan gran memoria, que, a no olvidársele todo aquello de que quería acordarse, no hubiera tal memoria en toda la ínsula. Finalmente, el un viejo corrido y el otro pagado, se fueron, y los presentes quedaron admirados, y el que escribía las palabras, hechos y movimientos de Sancho no acababa de determinarse si le tendría y pondría por tonto o por discreto. Man fragte ihn, woraus er geschlossen habe, daß die zehn Goldtaler sich in dem Stocke befänden, und er antwortete: Weil er gesehen, wie der Alte seinem Gegner den Stock übergab, während er den Eid leistete und schwur, er habe die geliehenen Taler wahr und wirklich zurückgegeben, und nach der Eidesleistung den Stock von ihm zurückforderte, so sei es ihm deswegen in den Sinn gekommen, daß in dem Stock der geforderte Betrag sein müsse. Daraus könne man denn ersehen, daß Leute, die da regieren, auch wenn sie Dummköpfe sind, manchmal bei ihren Urteilssprüchen von Gott selbst geleitet werden. Außerdem habe er den Pfarrer seines Dorfs einen ähnlichen Fall wie diesen erzählen hören, und er habe ein so gutes Gedächtnis, daß, wenn er nicht gerade all das vergäße, was er behalten möchte, kein so gutes Gedächtnis auf der ganzen Insul zu finden sein würde. Genug, die beiden Alten gingen von dannen, der eine beschämt, der andre bezahlt; die Anwesenden waren voll Verwunderung, und der Schreiber, der Sanchos Worte, Taten und ganzes Gebaren zu verzeichnen hatte, konnte nicht mit sich einig werden, ob er ihn unter die dummen oder gescheiten Köpfe rechnen und einschreiben sollte. Illustration
Luego, acabado este pleito, entró en el juzgado una mujer asida fuertemente de un hombre vestido de ganadero rico, la cual venía dando grandes voces, diciendo Kaum war dieser Rechtsstreit zu Ende, so trat in die Gerichtsstube ein Weib, das einen Mann in der Tracht eines reichen Viehzüchters am Arme festhielt und laut schreiend rief:
-¡Justicia, señor gobernador, justicia, y si no la hallo en la tierra, la iré a buscar al cielo! Señor gobernador de mi ánima, este mal hombre me ha cogido en la mitad dese campo, y se ha aprovechado de mi cuerpo como si fuera trapo mal lavado, y, ¡desdichada de mí!, me ha llevado lo que yo tenía guardado más de veinte y tres años ha, defendiéndolo de moros y cristianos, de naturales y estranjeros; y yo, siempre dura como un alcornoque, conservándome entera como la salamanquesa en el fuego, o como la lana entre las zarzas, para que este buen hombre llegase ahora con sus manos limpias a manosearme. »Gerechtigkeit, Herr Statthalter, Gerechtigkeit! Und wenn ich sie auf Erden nicht finde, so will ich sie droben im Himmel suchen. Lieber Herr Herzens-Statthalter, dieser schlechte Mensch hat mich mitten im Felde dort gepackt und hat meinen Körper gebraucht, als wär es ein ungewaschener Lumpen, und, o ich Unglückliche, er hat mir geraubt, was ich seit mehr als dreiundzwanzig Jahren gehütet habe und hab es gegen Heiden und Christen, gegen Einheimische und Fremde verteidigt, und war immer hart wie eine Korkeiche und erhielt mich rein und unberührt wie der Salamander im Feuer oder wie die Wolle in den Dornen, damit jetzt der Kerl da kommt und mich mit seinen saubern Händen betastet!«
-Aun eso está por averiguar si tiene limpias o no las manos este galán -dijo Sancho. »Das ist erst noch festzustellen«, sagte Sancho, »ob der feine Junge saubere Hände hat oder nicht.«
Y, volviéndose al hombre, le dijo qué decía y respondía a la querella de aquella mujer. El cual, todo turbado, respondió. Und sich zu dem Manne wendend, fragte er ihn, was er auf die Klage dieses Weibes zu antworten habe. Der aber entgegnete voller Bestürzung:
-Señores, yo soy un pobre ganadero de ganado de cerda, y esta mañana salía deste lugar de vender, con perdón sea dicho, cuatro puercos, que me llevaron de alcabalas y socaliñas poco menos de lo que ellos valían; volvíame a mi aldea, é en el camino a esta buena dueña, y el diablo, que todo lo añasca y todo lo cuece, hizo que yogásemos juntos; paguéle lo soficiente, y ella, mal contenta, asió de mí, y no me ha dejado hasta traerme a este puesto. Dice que la forcé, y miente, para el juramento que hago o pienso hacer; y ésta es toda la verdad, sin faltar meaja. »Meine Herren, ich bin ein unglücklicher Züchter von Borstenvieh, und heut morgen ging ich hier aus der Stadt, wo ich vier, mit Respekt zu vermelden, Schweine verkauft hatte, die mir für Viehzoll und Steuern kaum weniger Geld wegnahmen, als sie eingetragen hatten. Ich kehrte in mein Dorf zurück, traf unterwegs diese alte Schachtel, und der Teufel, der immer das Oberste zuunterst kehrt und bei allem die Hand im Spiel hat, der hat's so gemacht, daß wir uns zusammen erlusteten; ich zahlte ihr, was sich gehört, sie aber war nicht zufrieden damit und packte mich und ließ mich nicht los, bis sie mich hierher vors Amt geschleppt hat. Sie sagt, ich hätte sie mit Gewalt geschwächt, und das lügt sie, bei dem Eid, den ich leiste oder zu leisten willens bin, und dies ist die ganze Wahrheit, ohne daß ein Deut daran fehlt.«
Entonces el gobernador le preguntó si traía consigo algún dinero en plata; él dijo que hasta veinte ducados tenía en el seno, en una bolsa de cuero. Mandó que la sacase y se la entregase, así como estaba, a la querellante; él lo hizo temblando; tomóla la mujer, y, haciendo mil zalemas a todos y rogando a Dios por la vida y salud del señor gobernador, que así miraba por las huérfanas menesterosas y doncellas; y con esto se salió del juzgado, llevando la bolsa asida con entrambas manos, aunque primero miró si era de plata la moneda que llevaba dentro. Nun fragte ihn der Statthalter, ob er etwas Silbergeld bei sich habe; er antwortete, er habe gegen zwanzig Taler in einem ledernen Beutel im Busen stecken. Sancho befahl ihm, den Beutel hervorzuholen und ihn, so wie er sei, der Klägerin zu übergeben. Er tat es mit Zittern; das Weib nahm ihn, machte allen ringsum tausend Bücklinge, bat Gott, den Herrn Statthalter bei Leben und Gesundheit zu erhalten, der so sehr für bedrängte jungfräuliche Waisen sorge, und ging hiermit zur Gerichtsstube hinaus; den Beutel hielt sie mit beiden Händen fest, doch nicht ohne erst nachzusehen, ob das Geld darin wirklich Silbermünze seII.
Apenas salió, cuando Sancho dijo al ganadero, que ya se le saltaban las lágrimas, y los ojos y el corazón se iban tras su bolsa. Kaum war sie draußen, da sagte Sancho zu dem Viehzüchter, dem schon die Tränen hervordrangen und Augen und Herz dem Beutel nachfolgten:
-Buen hombre, id tras aquella mujer y quitadle la bolsa, aunque no quiera, y volved aquí con ella. »Guter Freund, geht dem Weibsstück nach und nehmt ihr den Beutel weg, wenn sie sich auch noch so sehr sträubt, und kommt mit ihm wieder hierher.«
Y no lo dijo a tonto ni a sordo, porque luego partió como un rayo y fue a lo que se le mandaba. Todos los presentes estaban suspensos, esperando el fin de aquel pleito, y de allí a poco volvieron el hombre y la mujer más asidos y aferrados que la vez primera ella la saya levantada y en el regazo puesta la bolsa, y el hombre pugnando por quitársela; mas no era posible, según la mujer la defendía, la cual daba voces diciendo Das hieß nicht tauben Ohren predigen, wie sich sogleich zeigte, denn der Mann eilte wie der Blitz hinaus und machte sich an die Ausführung des Befehls. Alle Anwesenden waren gespannt auf den Ausgang dieses Rechtsstreits, und kurz darauf kam der Mann mit dem Weibe zurück, beide fester aneinanderhängend und zusammengekettet als das erstemal; sie, mit aufgerafftem Rock, hielt den Beutel im Schoß, während der Mann sich aufs äußerste abmühte, ihn ihr zu entreißen. Aber dies gelang ihm nicht, so gut wußte sie den Beutel zu verteidigen, und heftig schreiend stieß sie die Worte aus:
-¡Justicia de Dios y del mundo! Mire vuestra merced, señor gobernador, la poca vergüenza y el poco temor deste desalmado, que, en mitad de poblado y en mitad de la calle, me ha querido quitar la bolsa que vuestra merced mandó darme. »Gerechtigkeit vor Gott und der Welt! Seht, Herr Statthalter, wie wenig der Bösewicht Scham und Furcht hat, denn mitten im Ort und mitten auf der Straße hat er mir den Beutel wegnehmen wollen, den Euer Gnaden mir zugesprochen hat!«
-Y ¿háosla quitado? -preguntó el gobernador. »Und hat er ihn Euch weggenommen?« fragte der Statthalter.
-¿Cómo quitar? -respondió la mujer-. Antes me dejara yo quitar la vida que me quiten la bolsa. ¡Bonita es la niña! ¡Otros gatos me han de echar a las barbas, que no este desventurado y asqueroso! ¡Tenazas y martillos, mazos y escoplos no serán bastantes a sacármela de las uñas, ni aun garras de leones antes el ánima de en mitad en mitad de las carnes. »Was heißt wegnehmen?« antwortete das Weib. »Eher ließ ich mir das Leben nehmen als den Beutel! Jawohl, so ein gutmütig Kind sollt ich sein! Da müßten mir ganz andre Katzen ins Gesicht springen als so ein jämmerlicher schmutziger Kerl! Da wären Zangen und Hämmer, Schlägel und Meißel nicht genug, um ihn mir aus den Krallen zu reißen, ja nicht einmal die Tatzen eines Löwen; eher meine Seele mitten aus dem Leibe heraus!«
-Ella tiene razón -dijo el hombre-, y yo me doy por rendido y sin fuerzas, y confieso que las mías no son bastantes para quitársela, y déjola. »Sie hat recht«, sagte der Mann; »ich gebe mich überwunden; ich habe nicht Kraft genug und bekenne, daß die meinige nicht ausreicht, um ihr den Beutel zu nehmen.« Und hiermit ließ er sie los.
Entonces el gobernador dijo a la mujer. Da sagte der Statthalter zu dem Weibe:
-Mostrad, honrada y valiente, esa bolsa. »Zeigt einmal den Beutel her, züchtiges, tapferes Weib.«
Ella se la dio luego, y el gobernador se la volvió al hombre, y dijo a la esforzada y no forzada Sie reichte ihm denselben sogleich, und der Statthalter gab ihn dem Manne zurück und sagte zu der so gewaltig Starken, aber keineswegs gewaltsam Geschwächten:
-Hermana mía, si el mismo aliento y valor que habéis mostrado para defender esta bolsa le mostrárades, y aun la mitad menos, para defender vuestro cuerpo, las fuerzas de Hércules no os hicieran fuerza. Andad con Dios, y mucho de enhoramala, y no paréis en toda esta ínsula ni en seis leguas a la redonda, so pena de docientos azotes. ¡Andad luego digo, churrillera, desvergonzada y embaidora. »Werte Frau, wenn Ihr ebensoviel Mut und Tapferkeit, wie Ihr bei Verteidigung dieses Beutels bewiesen habt, ja auch nur die Hälfte davon bei Verteidigung Eures Körpers bewiesen hättet, so hätte alle Gewalt des Herkules Euch keine Gewalt antun können. Geht mit Gott oder zu allen Teufeln und kommt mir nicht mehr auf die Insul hierher noch auf sechs Meilen im Umkreis, bei Strafe von zweihundert Geißelhieben; packt Euch auf der Stelle, sag ich, Lügenmaul, unverschämte Person, Betrügerin.«
Espantóse la mujer y fuese cabizbaja y mal contenta, y el gobernador dijo al hombre. Das Weib schrak zusammen, ließ den Kopf hängen und entfernte sich höchst mißvergnügt; der Statthalter aber sagte zu dem Manne:
-Buen hombre, andad con Dios a vuestro lugar con vuestro dinero, y de aquí adelante, si no le queréis perder, procurad que no os venga en voluntad de yogar con nadie. »So, mein Lieber, geht in Gottes Namen nach Eurem Dorfe heim mit Eurem Gelde, und künftig, wenn Ihr es nicht einbüßen wollt, laßt Euch nicht wieder in den Sinn kommen, Euch mit jemandem zu erlusten.«
El hombre le dio las gracias lo peor que supo, y fuese, y los circunstantes quedaron admirados de nuevo de los juicios y sentencias de su nuevo gobernador. Todo lo cual, notado de su coronista, fue luego escrito al duque, que con gran deseo lo estaba esperando. Der Mann dankte ihm so unbeholfen, als er nur konnte, und ging; und die Zuhörer standen abermals voll Bewunderung der Urteile und Sprüche ihres neuen Statthalters. Alles dies wurde von seinem Chronisten aufgezeichnet und dem Herzog schriftlich mitgeteilt, der mit großer Ungeduld darauf wartete.
Y quédese aquí el buen Sancho, que es mucha la priesa que nos da su amo, alborozado con la música de Altisidora. Hier verlassen wir nun den guten Sancho, denn es treibt uns mit großer Eile zu seinem von Altisidoras Ständchen freudig aufgeregten Herrn und Meister.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLVI. Del temeroso espanto cencerril y gatuno que recibió don Quijote en el discurso de los amores de la enamorada Altisidora.

46. Kapitel Von dem furchtbaren Schellen- und Katzenstreit, welchen Don Quijote im Verlauf des Liebeshandels der verliebten Altisidora ausstund

Dejamos al gran don Quijote envuelto en los pensamientos que le habían causado la música de la enamorada doncella Altisidora. Acostóse con ellos, y, como si fueran pulgas, no le dejaron dormir ni sosegar un punto, y juntábansele los que le faltaban de sus medias; pero, como es ligero el tiempo, y no hay barranco que le detenga, corrió caballero en las horas, y con mucha presteza llegó la de la mañana. Lo cual visto por don Quijote, dejó las blandas plumas, y, no nada perezoso, se vistió su acamuzado vestido y se calzó sus botas de camino, por encubrir la desgracia de sus medias; arrojóse encima su mantón de escarlata y púsose en la cabeza una montera de terciopelo verde, guarnecida de pasamanos de plata; colgó el tahelí de sus hombros con su buena y tajadora espada, asió un gran rosario que consigo contino traía, y con gran prosopopeya y contoneo salió a la antesala, donde el duque y la duquesa estaban ya vestidos y como esperándole; y, al pasar por una galería, estaban aposta esperándole Altisidora y la otra doncella su amiga, y, así como Altisidora vio a don Quijote, fingió desmayarse, y su amiga la recogió en sus faldas, y con gran presteza la iba a desabrochar el pecho. Don Quijote, que lo vio, llegándose a ellas, dijo Wir verließen den großen Don Quijote in den Gedanken befangen, die das Ständchen des verliebten Fräuleins in ihm erweckt hatte. Er legte sich mit ihnen zu Bett, und wie wenn es Flöhe wären, ließen sie ihn keinen Augenblick schlafen noch zur Ruhe kommen, und dazu kamen noch die Maschen, die ihm an seinen Strümpfen fehlten. Aber da die Zeit flüchtig ist und nirgends ein tiefer Einschnitt auf ihrem Wege sie hemmt, so eilte sie von dannen wie auf den Stunden dahinreitend, und die Stunde des Morgens kam schleunigst heran. Als Don Quijote dies gewahrte, verließ er die weichen Federn, kleidete sich, nimmer lässig, in seine lederne Kleidung und legte seine Reisestiefel an, weil er das Mißgeschick seiner Strümpfe gerne verbergen mochte. Er warf seinen Scharlachmantel um, setzte auf sein Haupt eine Jägermütze von grünem Samt, mit silbernen Borten besetzt; er hing das Wehrgehenk über seine Schultern, mit seinem guten scharfen Schwert; er ergriff einen großen Rosenkranz, den er beständig bei sich führte, und schritt in großer Haltung und steifer Feierlichkeit nach dem Vorsaal, wo sich der Herzog und die Herzogin befanden, bereits angekleidet und wie in Erwartung des Ritters. Auf seinem Wege, der durch eine Galerie führte, hatten sich Altisidora und die andre Zofe, ihre Freundin, aufgestellt, um sein zu harren, und sobald Altisidora den Ritter erblickte, tat sie, als fiele sie in Ohnmacht; ihre Freundin fing sie in den Schößen ihres Gewandes auf und wollte ihr eiligst den Busen aufschnüren. Don Quijote sah dies, näherte sich ihnen und sagte:
-Ya sé yo de qué proceden estos accidentes. »Ich weiß schon, woher diese Zufälle kommen.«
-No sé yo de qué -respondió la amiga-, porque Altisidora es la doncella más sana de toda esta casa, y yo nunca la he sentido un ¡ay! en cuanto ha que la conozco, que mal hayan cuantos caballeros andantes hay en el mundo, si es que todos son desagradecidos. Váyase vuesa merced, señor don Quijote, que no volverá en sí esta pobre niña en tanto que vuesa merced aquí estuviere. »Ich aber weiß es nicht«, antwortete die Freundin, »Altisidora ist das gesündeste Mädchen im Hause, und ich habe nie ein Ach von ihr gehört all die Zeit, seit ich sie kenne. Daß doch des Himmels Strafe all die fahrenden Ritter treffe, die es auf Erden gibt! Das heißt, wenn sie alle undankbaren Herzens sind. Geht nur, Señor Don Quijote, denn das arme Kind kommt nicht wieder zu sich, solang Euer Gnaden hierbleibt.«
A lo que respondió don Quijote. Darauf entgegnete Don Quijote:
-Haga vuesa merced, señora, que se me ponga un laúd esta noche en mi aposento, que yo consolaré lo mejor que pudiere a esta lastimada doncella; que en los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados. »Señora, laßt mir diese Nacht eine Laute in mein Zimmer legen, ich will diesem bekümmerten Fräulein Trost spenden, so gut ich es vermag; im Anfang einer Leidenschaft des Herzens ist unverzügliche Enttäuschung ein bewährtes Heilmittel.«
Y con esto se fue, porque no fuese notado de los que allí le viesen. No se hubo bien apartado, cuando, volviendo en sí la desmayada Altisidora, dijo a su compañera. Mit diesen Worten entfernte er sich, damit er nicht von denen, die ihn etwa dort sähen, üble Nachrede zu erleiden hätte. Er hatte sich noch nicht weit entfernt, da kam die ohnmächtige Altisidora wieder zu sich und sagte zu ihrer Gefährtin:
-Menester será que se le ponga el laúd, que sin duda don Quijote quiere darnos música, y no será mala, siendo suya. »Unbedingt muß man ihm die Laute hinlegen; ohne Zweifel will uns Don Quijote ein Ständchen bringen, und das kann nicht schlecht ausfallen, da es von ihm kommt.«
Fueron luego a dar cuenta a la duquesa de lo que pasaba y del laúd que pedía don Quijote, y ella, alegre sobremodo, concertó con el duque y con sus doncellas de hacerle una burla que fuese más risueña que dañosa, y con mucho contento esperaban la noche, que se vino tan apriesa como se había venido el día, el cual pasaron los duques en sabrosas pláticas con don Quijote. Y la duquesa aquel día real y verdaderamente despachó a un paje suyo, que había hecho en la selva la figura encantada de Dulcinea, a Teresa Panza, con la carta de su marido Sancho Panza, y con el lío de ropa que había dejado para que se le enviase, encargándole le trujese buena relación de todo lo que con ella pasase. Sofort gingen sie zur Herzogin und meldeten ihr das Vorgefallene und Don Quijotes Verlangen nach einer Laute; sie freute sich darob über die Maßen und verabredete mit dem Herzog und ihren Zofen, ihm einen Possen zu spielen, der jedoch mehr zum Lachen als jemandem zum Schaden sein sollte. In heiterster Stimmung erwarteten sie die Nacht, die ebenso schnell kam, als der Tag gekommen war, welchen das herzogliche Paar in behaglichen Gesprächen mit Don Quijote verbrachte. An dem nämlichen Tage sandte die Herzogin in Wahrheit und Wirklichkeit einen ihrer Edelknaben, denselben, der im Wald die Rolle der verzauberten Dulcinea gespielt hatte, zu Teresa Pansa mit dem Briefe ihres Mannes Sancho Pansa und dem Bündel Kleidungsstücke, die er dagelassen hatte, damit man sie ihr übersende, und mit dem Auftrag, ausführlichen Bericht über alles zurückzubringen, was zwischen ihm und ihr vorfallen werde.
Hecho esto, y llegadas las once horas de la noche, halló don Quijote una vihuela en su aposento; templóla, abrió la reja, y sintió que andaba gente en el jardín; y, habiendo recorrido los trastes de la vihuela y afinándola lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego, con una voz ronquilla, aunque entonada, cantó el siguiente romance, que él mismo aquel día había compuesto Als dies geschehen und es elf Uhr nachts geworden, fand Don Quijote eine Gitarre in seinem Gemach; er stimmte sie, öffnete das Gitterfenster und bemerkte, daß Leute im Garten waren; nachdem er über die Saiten gefahren und die Gitarre so rein als möglich gestimmt hatte, räusperte er sich, machte sich die Kehle frei und begann alsbald mit einer etwas rauhen, aber doch rein klingenden Stimme folgende Romanze zu singen, die er selbst an diesem nämlichen Tage gedichtet hatte:
-Suelen las fuerzas de amor
sacar de quicio a las almas,
tomando por instrumento
la ociosidad descuidada.
Suele el coser y el labrar,
y el estar siempre ocupada,
ser antídoto al veneno
de las amorosas ansias.
Las doncellas recogidas
que aspiran a ser casadas,
la honestidad es la dote
y voz de sus alabanzas.
Los andantes caballeros,
y los que en la corte andan,
requiébranse con las libres,
con las honestas se casan.
Hay amores de levante,
que entre huéspedes se tratan,
que llegan presto al poniente,
porque en el partirse acaban.
El amor recién venido,
que hoy llegó y se va mañana,
las imágines no deja
bien impresas en el alma.
Pintura sobre pintura
ni se muestra ni señala;
y do hay primera belleza,
la segunda no hace baza.
Dulcinea del Toboso
del alma en la tabla rasa
tengo pintada de modo
que es imposible borrarla.
La firmeza en los amantes
es la parte más preciada,
por quien hace amor milagros,
y asimesmo los levanta.

Aus den Angeln hebt den Geist oft
Die Gewalt des Liebesdranges,
Nimmt dabei zu ihrem Werkzeug
Süßigkeit des Müßigganges.
Nähn und weben und der Arbeit
Den Tribut allstündlich zahlen
Ist das beste Gegenmittel
Für das Gift der Liebesqualen.
Mägdlein, still und eingezogen,
Sehnt sich's nach dem Ehebande,
So ist Züchtigkeit die Mitgift,
Die man preist im ganzen Lande.
Ritter, ob sie abenteuern
Oder Dienst am Hofe nahmen,
Liebeln mit den leichtgesinnten,
Freien nur die züchtgen Damen.
Oft geht morgens auf die Liebe,
Rasch, daß sie dem Gast behage,
Und am Abend geht sie unter,
Endet mit des Scheidens Tage.
Flüchtge Liebschaft, heut gekommen
Und dann morgen schon gegangen,
Läßt im Geist kein dauernd Bildnis
Und im Herzen kein Verlangen.
Malst ein Bild du auf das andre,
Wird's verschwimmen und verflachen;
Macht die erste Schönheit Stiche,
Kann die zweite keine machen.
Dulcinea von Toboso
Steht im Herzen mein gemalet
Auf noch nie berührter Tafel,
Und nie löscht, was dorten strahlet.
Denn bei einem Liebespaare
Schätzt man feste Treu vor allen;
Für dies Paar tut Amor Wunder,
Hebt es zu des Ruhmes Hallen.
Aquí llegaba don Quijote de su canto, a quien estaban escuchando el duque y la duquesa, Altisidora y casi toda la gente del castillo, cuando de improviso, desde encima de un corredor que sobre la reja de don Quijote a plomo caía, descolgaron un cordel donde venían más de cien cencerros asidos, y luego, tras ellos, derramaron un gran saco de gatos, que asimismo traían cencerros menores atados a las colas. Fue tan grande el ruido de los cencerros y el mayar de los gatos, que, aunque los duques habían sido inventores de la burla, todavía les sobresaltó; y, temeroso, don Quijote quedó pasmado. Y quiso la suerte que dos o tres gatos se entraron por la reja de su estancia, y, dando de una parte a otra, parecía que una región de diablos andaba en ella. Apagaron las velas que en el aposento ardían, y andaban buscando por do escaparse. El descolgar y subir del cordel de los grandes cencerros no cesaba; la mayor parte de la gente del castillo, que no sabía la verdad del caso, estaba suspensa y admirada. So weit war Don Quijote mit seinem Gesange gekommen, dem der Herzog und die Herzogin, Altisidora und fast alle Leute im Schloß zuhörten, als unversehens von einem Altan senkrecht über Don Quijotes Fenster ein Seil heruntergelassen wurde, an welchem über hundert Schellen befestigt waren, und gleich darauf ward ein Sack voll Katzen ausgeschüttet, denen ebenfalls Schellen, aber kleinere, an die Schwänze gebunden waren. So gewaltig erscholl das Gerassel der Schellen und das Miauen der Katzen, daß das herzogliche Paar, das doch selbst den Spaß ausgedacht hatte, darüber in Schrecken geriet und Don Quijote vor Entsetzen schier von Sinnen kam; und das Schicksal fügte es, daß zwei oder drei Katzen durchs Fenster in sein Zimmer hineinsprangen, hier von einer Ecke zur andern jagten, und es war, als ob ein ganzes Lager voll Teufel im Zimmer umginge; sie verlöschten die Kerzen, die im Gemache brannten, fuhren hin und her und suchten, wo sie entwischen könnten. Das Seil mit den großen Schellen wurde inzwischen unaufhörlich hinaufgezogen und herabgelassen; die meisten von den Leuten im Schlosse, die den wahren Sachverhalt nicht kannten, gerieten vor Erstaunen und Verwunderung ganz außer sich.
Levantóse don Quijote en pie, y, poniendo mano a la espada, comenzó a tirar estocadas por la reja y a decir a grandes voces. Don Quijote fuhr in die Höhe, zog das Schwert und begann zum Fenster hinaus Stiche mit seiner Klinge auszuteilen und gewaltig laut zu rufen:
-¡Afuera, malignos encantadores! ¡Afuera, canalla hechiceresca, que yo soy don Quijote de la Mancha, contra quien no valen ni tienen fuerza vuestras malas intenciones. »Fort mit euch, ihr boshaften Zauberer! Fort, du hexenmeisterlich Gesindel! Ich bin Don Quijote von der Mancha, gegen den euer böser Wille nichts vermag und sonder Gewalt ist!«
Y, volviéndose a los gatos que andaban por el aposento, les tiró muchas cuchilladas; ellos acudieron a la reja, y por allí se salieron, aunque uno, viéndose tan acosado de las cuchilladas de don Quijote, le saltó al rostro y le asió de las narices con las uñas y los dientes, por cuyo dolor don Quijote comenzó a dar los mayores gritos que pudo. Oyendo lo cual el duque y la duquesa, y considerando lo que podía ser, con mucha presteza acudieron a su estancia, y, abriendo con llave maestra, vieron al pobre caballero pugnando con todas sus fuerzas por arrancar el gato de su rostro. Entraron con luces y vieron la desigual pelea; acudió el duque a despartirla, y don Quijote dijo a voces Jetzt wandte er sich gegen die Katzen, die in seinem Gemach umhertobten, und führte zahllose Schwerthiebe nach ihnen; sie liefen zum Fenster und sprangen hinaus. Eine aber, die sich von Don Quijotes Schwertstreichen arg in die Klemme gebracht sah, sprang ihm ins Gesicht, packte ihn mit Krallen und Zähnen an der Nase, und Don Quijote begann vor Schmerz darüber aus Leibeskräften zu schreien. Als der Herzog und die Herzogin das hörten, konnten sie sich wohl denken, was geschehen war; sie eilten mit größter Schnelligkeit nach seinem Zimmer, öffneten es mit dem Hauptschlüssel und erblickten den armen Ritter, wie er aus allen Kräften sich mühte, die Katze von seinem Gesicht loszureißen. Sie traten mit Lichtern hinein und sahen den ungleichen Kampf; der Herzog sprang hinzu, um die Gegner auseinanderzubringen; aber Don Quijote rief: »
-¡No me le quite nadie! ¡Déjenme mano a mano con este demonio, con este hechicero, con este encantador, que yo le daré a entender de mí a él quién es don Quijote de la Mancha. Keiner soll ihn von mir wegreißen! Laßt mich Mann gegen Mann mit diesem Teufel fertigwerden, mit diesem Hexenmeister, diesem Zauberer! Ich will ihn lehren, ich allein gegen ihn, wer Don Quijote von der Mancha ist!«
Pero el gato, no curándose destas amenazas, gruñía y apretaba. Mas, en fin, el duque se le desarraigó y le echó por la reja. Aber die Katze kümmerte sich nicht um diese Drohungen, sondern fauchte und krallte sich fester an. Doch der Herzog riß sie endlich los und warf sie zum Fenster hinaus.
Quedó don Quijote acribado el rostro y no muy sanas las narices, aunque muy despechado porque no le habían dejado fenecer la batalla que tan trabada tenía con aquel malandrín encantador. Hicieron traer aceite de Aparicio, y la misma Altisidora, con sus blanquísimas manos, le puso unas vendas por todo lo herido; y, al ponérselas, con voz baja le dijo. Don Quijote stand da, das Gesicht zerkratzt und zerlöchert wie ein Sieb und die Nase nicht im besten Zustand, und dennoch sehr ärgerlich, weil man ihn den Kampf nicht zu Ende führen ließ, in welchen er mit jenem schurkischen Zauberer so eng verstrickt war. Man ließ heilendes Wundöl bringen, und Altisidora selbst legte mit ihren schneeweißen Händen einen Verband auf jede verletzte Stelle, und beim Auflegen der Binden sagte sie ihm mit leiser Stimme:
-Todas estas malandanzas te suceden, empedernido caballero, por el pecado de tu dureza y pertinacia; y plega a Dios que se le olvide a Sancho tu escudero el azotarse, porque nunca salga de su encanto esta tan amada tuya Dulcinea, ni tú lo goces, ni llegues a tálamo con ella, a lo menos viviendo yo, que te adoro. »All diese Widerwärtigkeiten begegnen dir, Ritter mit dem steinernen Busen, ob der Sünde deiner Hartherzigkeit und deines Starrsinns; wollte Gott, daß Sancho, dein Schildknappe, nimmer daran dächte, sich zu geißeln, damit deine so heißgeliebte Dulcinea niemals ihrer Verzauberung ledig werde und du ihrer weder genießest noch das Ehebett mit ihr besteigest, wenigstens solange ich lebe, die ich dich anbete.«
A todo esto no respondió don Quijote otra palabra si no fue dar un profundo suspiro, y luego se tendió en su lecho, agradeciendo a los duques la merced, no porque él tenía temor de aquella canalla gatesca, encantadora y cencerruna, sino porque había conocido la buena intención con que habían venido a socorrerle. Los duques le dejaron sosegar, y se fueron, pesarosos del mal suceso de la burla; que no creyeron que tan pesada y costosa le saliera a don Quijote aquella aventura, que le costó cinco días de encerramiento y de cama, donde le sucedió otra aventura más gustosa que la pasada, la cual no quiere su historiador contar ahora, por acudir a Sancho Panza, que andaba muy solícito y muy gracioso en su gobierno. Auf all dies gab Don Quijote weiter keine Antwort als einen tiefen Seufzer, und alsbald streckte er sich auf sein Bett und dankte dem herzoglichen Paar für die erwiesene Gnade, nicht als ob er vor jenem katzenhaften Zauberer- und Schellenklingelgesindel sich gefürchtet, sondern weil er die freundliche Gesinnung erkannt habe, mit der sie ihm zu Hilfe gekommen. Herzog und Herzogin überließen ihn nun seiner Ruhe und entfernten sich, bekümmert über den schlechten Ausgang des gespielten Streiches. Sie hatten nicht gedacht, diese Aventüre werde ihn so schlimm und so teuer zu stehen kommen, und nun kostete sie ihn fünf Tage Haft in Zimmer und Bett; aber hierbei begegnete ihm ein anderes Abenteuer, das vergnüglicher war als das vorige und welches sein Geschichtsschreiber für jetzt nicht erzählen will, um sich nach Sancho Pansa umzusehen, der sich in seiner Statthalterschaft sehr tätig und sehr launig zeigte.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLVII. Donde se prosigue cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno.

47. Kapitel Wo weitererzählt wird, wie sich Sancho Pansa in seiner Statthalterschaft benommen

Cuenta la historia que desde el juzgado llevaron a Sancho Panza a un suntuoso palacio, adonde en una gran sala estaba puesta una real y limpísima mesa; y, así como Sancho entró en la sala, sonaron chirimías, y salieron cuatro pajes a darle aguamanos, que Sancho recibió con mucha gravedad. Es erzählt die Geschichte, daß Sancho Pansa aus der Gerichtsstube zu einem prachtvollen Palast geführt wurde, wo in einem weiten Saale eine königlich besetzte Tafel aufs feinste hergerichtet war. Sobald Sancho in den Saal trat, ertönte Oboenklang und erschienen vier jugendliche Diener, ihm Wasser für die Hände zu reichen, was Sancho mit großer Würde entgegennahm.
Cesó la música, sentóse Sancho a la cabecera de la mesa, porque no había más de aquel asiento, y no otro servicio en toda ella. Púsose a su lado en pie un personaje, que después mostró ser médico, con una varilla de ballena en la mano. Levantaron una riquísima y blanca toalla con que estaban cubiertas las frutas y mucha diversidad de platos de diversos manjares; uno que parecía estudiante echó la bendición, y un paje puso un babador randado a Sancho; otro que hacía el oficio de maestresala, llegó un plato de fruta delante; pero, apenas hubo comido un bocado, cuando el de la varilla tocando con ella en el plato, se le quitaron de delante con grandísima celeridad; pero el maestresala le llegó otro de otro manjar. Iba a probarle Sancho; pero, antes que llegase a él ni le gustase, ya la varilla había tocado en él, y un paje alzádole con tanta presteza como el de la fruta. Visto lo cual por Sancho, quedó suspenso, y, mirando a todos, preguntó si se había de comer aquella comida como juego de maesecoral. A lo cual respondió el de la vara. Die Musik hörte auf, und Sancho setzte sich auf den Ehrenplatz an der Tafel, weil kein anderer Sitz und auf dem ganzen Tisch kein andres Gedeck vorhanden war. Ihm zur Seite stellte sich ein Mann, der sich nachher als Arzt zu erkennen gab, mit einem Fischbeinstäbchen in der Hand. Das reichgestickte weiße Leintuch wurde weggenommen, mit welchem das Obst und eine große Auswahl von Schüsseln mit mannigfachen Gerichten zugedeckt war. Einer, der wie ein studierter Mann aussah, sprach den Segen, und ein Hausdiener legte Sancho ein spitzenbesetztes Vorstecktuch um; ein anderer, der das Amt des Truchsessen versah, setzte eine Platte mit Obst vor ihn hin; aber kaum hatte er einen Bissen verzehrt, da berührte der Mann neben ihm die Platte mit dem Stäbchen, worauf sie mit größter Geschwindigkeit abgetragen wurde. Indes setzte der Truchseß dem Statthalter von einem andern Gerichte vor; Sancho machte sich daran, es zu versuchen; allein ehe er noch zur Schüssel gelangte oder sie versuchte, hatte das Stäbchen sie schon berührt und ein Diener sie ebenso schnell wie den Teller mit Obst abgetragen. Als Sancho dies sah, war er starr vor Staunen, schaute einem nach dem andern ins Gesicht und fragte, ob dies Mahl in ähnlicher Weise verzehrt werden solle, wie bei der Taschenspielerei die Kügelchen verschwinden. Der mit dem Stäbchen antwortete:
-No se ha de comer, señor gobernador, sino como es uso y costumbre en las otras ínsulas donde hay gobernadores. Yo, señor, soy médico, y estoy asalariado en esta ínsula para serlo de los gobernadores della, y miro por su salud mucho más que por la mía, estudiando de noche y de día, y tanteando la complexión del gobernador, para acertar a curarle cuando cayere enfermo; y lo principal que hago es asistir a sus comidas y cenas, y a dejarle comer de lo que me parece que le conviene, y a quitarle lo que imagino que le ha de hacer daño y ser nocivo al estómago; y así, mandé quitar el plato de la fruta, por ser demasiadamente húmeda, y el plato del otro manjar también le mandé quitar, por ser demasiadamente caliente y tener muchas especies, que acrecientan la sed; y el que mucho bebe mata y consume el húmedo radical, donde consiste la vida. »Hier darf nicht anders gespeist werden, als wie es Brauch und Sitte auf allen andern Insuln ist, wo Statthalter regieren. Ich, Señor, bin Arzt und werde auf dieser Insul besoldet, um deren Statthalter ärztlich zu behandeln, und auf deren Gesundheit bin ich weit mehr bedacht als auf die meinige. Zu diesem Zweck studiere ich Tag und Nacht und erforsche und ergrüble die Leibesbeschaffenheit des Statthalters, um ihn in richtiger Weise zu behandeln, wenn er in Krankheit verfallen sollte; und meine Haupttätigkeit besteht darin, daß ich seinen Mittags- und Abendmahlzeiten beiwohne, um ihn von den Speisen genießen zu lassen, die ihm nach meiner Meinung heilsam sind, und ihm das wegzunehmen, was ich für ihn und seinen Magen als nachteilig und schädlich erachte. Deshalb auch habe ich die Platte mit Obst wegnehmen lassen, weil Obst allzuviel Feuchtigkeit enthält, und ebenso die Schüssel mit dem andern Gericht, weil es allzu heiß war und viel Gewürze enthielt, die den Durst mehren, und wer zuviel trinkt, der vernichtet und zerstört jene Urfeuchtigkeit, die der Grundstoff des Lebens ist.«
-Desa manera, aquel plato de perdices que están allí asadas, y, a mi parecer, bien sazonadas, no me harán algún daño. »Dann wird jene Schüssel mit Rebhühnern, die dort gebraten zu sehn und meines Erachtens trefflich zubereitet sind, mir gewiß nicht schaden«, meinte Sancho.
A lo que el médico respondió Rasch entgegnete der Arzt:
-Ésas no comerá el señor gobernador en tanto que yo tuviere vida. »Die soll der Herr Statthalter nicht zu essen bekommen, solange ich am Leben bin.«
-Pues, ¿por qué? -dijo Sancho. »Aber warum?« fragte Sancho.
Y el médico respondió. Der Arzt antwortete: »Weil
-Porque nuestro maestro Hipócrates, norte y luz de la medicina, en un aforismo suyo, dice Omnis saturatio mala, perdices autem pessima. Quiere decir "Toda hartazga es mala; pero la de las perdices, malísima". unser aller Meister Hippokrates, der Leitstern und das Licht der Heilkunst, in einem seiner Lehrsprüche sagt: Omnis saturatio mala, perdices autem pessima; das heißt: Jede Sättigung ist schädlich, die Sättigung mit Rebhühnern aber am schädlichsten.«
-Si eso es así -dijo Sancho-, vea el señor doctor de cuantos manjares hay en esta mesa cuál me hará más provecho y cuál menos daño, y déjeme comer dél sin que me le apalee; porque, por vida del gobernador, y así Dios me le deje gozar, que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le pese al señor doctor y él más me diga, antes será quitarme la vida que aumentármela. »Wenn dem so ist«, versetzte Sancho, »so seht zu, Herr Doktor, welches unter all den Gerichten auf diesem Tische mir am zuträglichsten und welches mir am wenigsten schädlich ist, und laßt mich davon essen und schlagt mir mit Euerm Stecken nicht darauf, denn so wahr ich Statthalter bin und so wahr mein Leben mir von Gott noch lange soll erhalten bleiben, ich sterbe vor Hunger. Wenn man mich aber am Essen hindert, dann - und da mag der Herr Doktor sagen, was er will - raubt man mir eher das Leben, als es zu verlängern.«
-Vuestra merced tiene razón, señor gobernador -respondió el médico-; y así, es mi parecer que vuestra merced no coma de aquellos conejos guisados que allí están, porque es manjar peliagudo. De aquella ternera, si no fuera asada y en adobo, aún se pudiera probar, pero no hay para qué. »Euer Gnaden hat recht, Herr Statthalter«, entgegnete der Arzt, »und sonach halte ich dafür, daß Euer Gnaden nicht von dem Kaninchen-Ragout dort essen darf, denn es ist ein Gericht, in dem man leicht ein Haar findet. Von dem Kalbfleisch hier könntet Ihr schon was versuchen, wenn es nicht ein gedämpftes wäre; so aber darf es nicht sein.«
Y Sancho dijo. Und Sancho sprach: »Die große Schüssel, die dort vorne dampft,
-Aquel platonazo que está más adelante vahando me parece que es olla podrida, que por la diversidad de cosas que en las tales ollas podridas hay, no podré dejar de ar con alguna que me sea de gusto y de provecho. scheint mir Olla podrida zu sein, und da sich eine so große Mannigfaltigkeit von Eßbarem in derlei Ollas podridas findet, so kann mir's ja nicht fehlen, daß ich irgendwas drin finde, das mir schmeckt und zuträglich ist.«
-Absit! -dijo el médico-. Vaya lejos de nosotros tan mal pensamiento no hay cosa en el mundo de peor mantenimiento que una olla podrida. Allá las ollas podridas para los canónigos, o para los retores de colegios, o para las bodas labradorescas, y déjennos libres las mesas de los gobernadores, donde ha de asistir todo primor y toda atildadura; y la razón es porque siempre y a doquiera y de quienquiera son más estimadas las medicinas simples que las compuestas, porque en las simples no se puede errar y en las compuestas sí, alterando la cantidad de las cosas de que son compuestas; mas lo que yo sé que ha de comer el señor gobernador ahora, para conservar su salud y corroborarla, es un ciento de cañutillos de suplicaciones y unas tajadicas subtiles de carne de membrillo, que le asienten el estómago y le ayuden a la digestión. »Auf keinen Fall!« sagte der Arzt; »fern von uns bleibe ein so böser Gedanke; es gibt nichts in der Welt, das schwerer verdaulich wäre! Das ist recht für Domherren oder für Schulrektoren oder für Bauernhochzeiten, aber nichts für Statthalter, wo nur das Allerbeste und Allerleckerste hinkommen darf; und zwar deshalb, weil stets einfache Heilmittel den zusammengesetzten vorzuziehen sind; denn bei den einfachen kann man sich nicht irren, wohl aber bei den zusammengesetzten, indem man Gewicht und Menge der Bestandteile nicht richtig einhält. Indessen was nach meiner Erfahrung der Herr Statthalter essen soll, um seine Gesundheit zu erhalten und zu stärken, das ist ein Hundert Waffelröhrchen nebst dünnen Scheiben Quittenfleisch, die Euch den Magen in Ordnung bringen und die Verdauung befördern.«
Oyendo esto Sancho, se arrimó sobre el espaldar de la silla y miró de hito en hito al tal médico, y con voz grave le preguntó cómo se llamaba y dónde había estudiado. A lo que él respondió. Als Sancho das hörte, stemmte er seinen Rücken gegen die Lehne des Sessels, sah dem so trefflichen Arzt starr und unverwandt ins Gesicht und fragte ihn mit ernstem strengem Ton, wie er heiße und wo er studiert habe. Er antwortete:
-Yo, señor gobernador, me llamo el doctor Pedro Recio de Agüero, y soy natural de un lugar llamado Tirteafuera, que está entre Caracuel y Almodóvar del Campo, a la mano derecha, y tengo el grado de doctor por la universidad de Osuna. »Ich, Herr Statthalter, heiße Doktor Peter Stark von Deutungen, bin gebürtig aus Machdichfort, einem Dorf, das zwischen Caracuel und Almodóvar del Campo zur rechten Hand liegt, und habe promoviert an der Universität Osuna.«
A lo que respondió Sancho, todo encendido en cólera. Da sprach Sancho, ganz von Zorn entbrannt:
-Pues, señor doctor Pedro Recio de Mal Agüero, natural de Tirteafuera, lugar que está a la derecha mano como vamos de Caracuel a Almodóvar del Campo, graduado en Osuna, quíteseme luego delante, si no, voto al sol que tome un garrote y que a garrotazos, comenzando por él, no me ha de quedar médico en toda la ínsula, a lo menos de aquellos que yo entienda que son ignorantes; que a los médicos sabios, prudentes y discretos los pondré sobre mi cabeza y los honraré como a personas divinas. Y vuelvo a decir que se me vaya, Pedro Recio, de aquí; si no, tomaré esta silla donde estoy sentado y se la estrellaré en la cabeza; y pídanmelo en residencia, que yo me descargaré con decir que hice servicio a Dios en matar a un mal médico, verdugo de la república. Y denme de comer, o si no, tómense su gobierno, que oficio que no da de comer a su dueño no vale dos habas. »Also denn, Herr Doktor Peter Stark von bösen Deutungen, gebürtig aus Machdichfort, einem Dorf, das zwischen Caracuel und Almodóvar del Campo zur rechten Hand liegt, der Ihr in Osuna promoviert habt, verschwindet auf der Stelle; andernfalls schwör ich beim Licht der Sonne, ich nehm einen Prügel und treibe zuerst Euch und dann alle anderen Ärzte mit Stockprügeln hinaus, daß mir keiner auf der Insul bleiben soll, wenigstens keiner von denen, welche ich als Dummköpfe erfinde, die nichts verstehen; die gelehrten, einsichtigen und verständigen Ärzte aber, vor denen will ich mein Haupt in Demut neigen und sie als göttliche Männer verehren. Und nun sag ich nochmals, Peter Stark soll verschwinden, sonst nehm ich den Sessel hier, auf dem ich sitze, und schlag ihn an seinem Kopf in tausend Stücke; und wenn meine Amtsführung zur Untersuchung kommt, mag man dafür Rechenschaft von mir fordern, da werde ich erklären, ich hätte Gott einen Dienst damit getan, daß ich einen schlechten Arzt, einen Henkersknecht und Verderber des Gemeinwesens aus der Welt geschafft habe. Aber nun gebt mir zu essen, andernfalls nehmt meine Statthalterschaft wieder an Euch; ein Amt, das seinen Mann nicht nährt, ist keine Bohne wert.«
Alborotóse el doctor, viendo tan colérico al gobernador, y quiso hacer tirteafuera de la sala, sino que en aquel instante sonó una corneta de posta en la calle, y, asomándose el maestresala a la ventana, volvió diciendo. Der Doktor geriet in Angst, als er den Statthalter so zornig sah, und wollte eben das Machdichfort aus dem Saal spielen, wenn nicht im nämlichen Augenblick ein Posthorn auf der Straße geblasen hätte; der Truchseß sah zum Fenster hinaus und wandte sich mit den Worten ins Zimmer zurück:
-Correo viene del duque mi señor; algún despacho debe de traer de importancia. »Da kömmt ein Eilbote von meinem Herrn, dem Herzog; er muß eine Meldung von Wichtigkeit bringen.«
Entró el correo sudando y asustado, y, sacando un pliego del seno, le puso en las manos del gobernador, y Sancho le puso en las del mayordomo, a quien mandó leyese el sobreescrito, que decía así A don Sancho Panza, gobernador de la ínsula Barataria, en su propia mano o en las de su secretario. Oyendo lo cual, Sancho dijo. Der Eilbote trat schwitzend und ängstlich in den Saal, nahm einen verschlossenen Brief aus dem Busen und überreichte ihn dem Statthalter; Sancho übergab ihn dem Haushofmeister und hieß ihn die Aufschrift lesen, welche lautete: An Don Sancho Pansa, Statthalter der Insul Baratária, zu eigenen Händen oder zu denen seines Geheimschreibers. Als Sancho dies hörte, fragte er:
-¿Quién es aquí mi secretario. »Wer ist hier mein Geheimschreiber?«
Y uno de los que presentes estaban respondió. Einer der Anwesenden antwortete: »Ich, Señor,
-Yo, señor, porque sé leer y escribir, y soy vizcaíno. denn ich kann lesen und schreiben und bin ein Biskayer.«
-Con esa añadidura -dijo Sancho-, bien podéis ser secretario del mismo emperador. Abrid ese pliego, y mirad lo que dice. »Damit könntet Ihr auch beim Kaiser selber Geheimschreiber sein«, sagte Sancho. »öffnet den Brief und seht nach, was er besagt.«
Hízolo así el recién nacido secretario, y, habiendo leído lo que decía, dijo que era negocio para tratarle a solas. Mandó Sancho despejar la sala, y que no quedasen en ella sino el mayordomo y el maestresala, y los demás y el médico se fueron; y luego el secretario leyó la carta, que así decía. Der neugebackene Geheimschreiber tat so, und nachdem er den Inhalt gelesen, bemerkte er, es sei eine Angelegenheit, die unter vier Augen verhandelt werden müsse. Sancho befahl, den Saal zu räumen; es solle niemand als der Haushofmeister und der Truchseß dableiben. Die andern entfernten sich, auch der Arzt; und sofort las der Geheimschreiber den Brief vor, welcher folgendermaßen lautete:
A mi noticia ha llegado, señor don Sancho Panza, que unos enemigos míos y desa ínsula la han de dar un asalto furioso, no sé qué noche; conviene velar y estar alerta, porque no le tomen desapercebido. Sé también, por espías verdaderas, que han entrado en ese lugar cuatro personas disfrazadas para quitaros la vida, porque se temen de vuestro ingenio; abrid el ojo, y mirad quién llega a hablaros, y no comáis de cosa que os presentaren. Yo tendré cuidado de socorreros si os viéredes en trabajo, y en todo haréis como se espera de vuestro entendimiento. Deste lugar, a 16 de agosto, a las cuatro de la mañana. Es ist zu meiner Kenntnis gekommen, Señor Don Sancho Pansa, daß Feinde von mir und Eurer Insul einen schweren Angriff auf sie unternehmen wollen, ich weiß nicht in welcher Nacht; es gilt also, wachsam und auf der Hut zu sein, damit sie Euch nicht unvorbereitet überfallen. Ich erfahre auch durch zuverlässige Kundschafter, daß vier Leute verkleidet in Eure Stadt gekommen sind, um Euch das Leben zu rauben, weil sie sich vor Eurer geistigen Überlegenheit fürchten; haltet die Augen offen und beobachtet scharf, wer Euch zu sprechen kommt, und eßt von nichts, was man Euch vorsetzt. Ich werde darauf bedacht sein, Euch zu Hilfe zu kommen, wenn Ihr Euch in Nöten seht; Ihr aber werdet in allem handeln, wie von Eurer Einsicht zu erwarten steht. Gegeben dahier, am sechzehnten August, um vier Uhr morgens.
Vuestro amigo,
El Duque.
Euer Freund, der Herzog
Quedó atónito Sancho, y mostraron quedarlo asimismo los circunstantes; y, volviéndose al mayordomo, le dijo. Sancho geriet in großen Schrecken, und die Umstehenden zeigten die gleiche Bestürzung. Er wandte sich zum Haushofmeister und sagte ihm:
-Lo que agora se ha de hacer, y ha de ser luego, es meter en un calabozo al doctor Recio; porque si alguno me ha de matar, ha de ser él, y de muerte adminícula y pésima, como es la de la hambre. »Was jetzo zu tun ist, muß auf der Stelle geschehen: der Doktor Stark muß in ein Kerkerloch geworfen werden, denn wenn irgendeiner mich tot haben will, so ist er es sicherlich, und zwar mit dem langsamsten, ärgsten Tod, nämlich dem Hungertod.«
-También -dijo el maestresala- me parece a mí que vuesa merced no coma de todo lo que está en esta mesa, porque lo han presentado unas monjas, y, como suele decirse, detrás de la cruz está el diablo. »Auch ich bin der Meinung«, sagte der Truchseß, »daß Euer Gnaden nichts von alldem essen soll, was hier auf der Tafel steht, denn Nonnen haben es hergeschickt, und wie man zu sagen pflegt, hinter dem Kreuze steht der Teufel auf der Lauer.«
-No lo niego -respondió Sancho-, y por ahora denme un pedazo de pan y obra de cuatro libras de uvas, que en ellas no podrá venir veneno; porque, en efecto, no puedo pasar sin comer, y si es que hemos de estar prontos para estas batallas que nos amenazan, menester será estar bien mantenidos, porque tripas llevan corazón, que no corazón tripas. Y vos, secretario, responded al duque mi señor y decidle que se cumplirá lo que manda como lo manda, sin faltar punto; y daréis de mi parte un besamanos a mi señora la duquesa, y que le suplico no se le olvide de enviar con un propio mi carta y mi lío a mi mujer Teresa Panza, que en ello recibiré mucha merced, y tendré cuidado de servirla con todo lo que mis fuerzas alcanzaren; y de camino podéis encajar un besamanos a mi señor don Quijote de la Mancha, porque vea que soy pan agradecido; y vos, como buen secretario y como buen vizcaíno, podéis añadir todo lo que quisiéredes y más viniere a cuento. Y álcense estos manteles, y denme a mí de comer, que yo me avendré con cuantas espías y matadores y encantadores vinieren sobre mí y sobre mi ínsula. »Das kann ich nicht leugnen«, erwiderte Sancho; »so gebt mir für jetzt ein Stück Brot und etwa vier Pfund Trauben, in denen kann kein Gift stecken; denn wahrlich, ich kann's nicht aushalten, ohne was zu essen. Und wenn wir uns wirklich für die bewußten Schlachten bereithalten sollen, die uns dräuen, so müssen wir notwendigerweise gehörig genährt sein, denn der Magen hält das Herz aufrecht und nicht das Herz den Magen. Ihr aber, Geheimschreiber, verfaßt eine Antwort an den Herzog, meinen Herrn, und sagt ihm, es soll alles ausgeführt werden, was er befiehlt und wie er es befiehlt, ohne daß ein Tüpfelchen daran fehlt. Gebt auch der Herzogin, meiner gnädigen Frau, einen Handkuß von mir, und ich lasse sie bitten, sie möge nicht vergessen, meinen Brief und mein Bündel mit einem besonderen Boten an meine Frau Teresa Pansa zu senden; sie würde mir dadurch eine große Gnade erweisen, und ich würde mich bemühen, ihr in allem, was meine Kräfte vermögen, zu dienen. Ihr könnt auch einen Handkuß für meinen Herrn Don Quijote einflicken, damit er sieht, daß ich für sein Brot dankbar bin. Und als ein guter Geheimschreiber und ein guter Biskayer könnt Ihr noch beifügen, soviel Ihr Lust habt und was sich am besten schickt. Jetzt aber deckt ab oder gebt mir was zu essen, und ich meinesteils will schon mit allen Kundschaftern und Mördern und Zauberern fertigwerden, die etwa mich und meine Insul angreifen wollen.«
En esto entró un paje, y dijo. Indem trat ein Hausdiener ein und sagte:
-Aquí está un labrador negociante que quiere hablar a Vuestra Señoría en un negocio, según él dice, de mucha importancia. »Es ist ein Bauer da, der ein Anliegen hat, und er will über das Anliegen, das, wie er sagt, sehr wichtig ist, mit Euer Gnaden sprechen.«
-Estraño caso es éste -dijo Sancho- destos negociantes. ¿Es posible que sean tan necios, que no echen de ver que semejantes horas como éstas no son en las que han de venir a negociar? ¿Por ventura los que gobernamos, los que somos jueces, no somos hombres de carne y de hueso, y que es menester que nos dejen descansar el tiempo que la necesidad pide, sino que quieren que seamos hechos de piedra marmol? Por Dios y en mi conciencia que si me dura el gobierno (que no durará, según se me trasluce), que yo ponga en pretina a más de un negociante. Agora decid a ese buen hombre que entre; pero adviértase primero no sea alguno de los espías, o matador mío. »Das ist ein seltsam Ding mit den Leuten, die ein Anliegen haben«, sprach Sancho; »können sie so dumm sein und nicht einsehen, daß derlei Stunden wie die jetzige nicht die Zeit sind, wo man kommt und über ein Anliegen verhandelt? Sind vielleicht wir Statthalter, wir Richter nicht auch Menschen von Fleisch und Blut? Kann man uns denn nicht so lange ausruhen lassen, als unser Bedürfnis erfordert? Sollen wir denn aus Marmelstein sein? Bei Gott und meiner armen Seele, wenn meine Statthalterschaft länger dauert - sie wird aber nicht dauern, wie ich schon merke -, so will ich mehr als einen von denen, die mit Anliegen kommen, gehörig vornehmen. Jetzt sagt dem Menschen, er soll eintreten; aber man soll vorher achthaben, daß er nicht einer von den Kundschaftern ist oder gar mein Mörder.«
-No, señor -respondió el paje-, porque parece una alma de cántaro, y yo sé poco, o él es tan bueno como el buen pan. »Gewiß nicht, Señor«, antwortete der Diener, »denn er sieht aus wie einer, der das Pulver nicht erfunden hat, und ich müßte mich nicht drauf verstehen, wenn er nicht so unschuldig ist wie das liebe Brot.«
-No hay que temer -dijo el mayordomo-, que aquí estamos todos. »Es ist nichts zu fürchten«, sagte der Haushofmeister, »wir sind ja alle hier zur Hand.«
-¿Sería posible -dijo Sancho-, maestresala, que agora que no está aquí el doctor Pedro Recio, que comiese yo alguna cosa de peso y de sustancia, aunque fuese un pedazo de pan y una cebolla. »Ginge es nicht an, Truchseß«, sprach Sancho, »daß ich jetzt, wo der Doktor Stark nicht da ist, etwas Tüchtiges und Nahrhaftes zu mir nähme, wäre es auch nur ein Stück Brot und eine Zwiebel?«
-Esta noche, a la cena, se satisfará la falta de la comida, y quedará Vuestra Señoría satisfecho y pagado -dijo el maestresala. »Diesen Abend beim Nachtmahl soll die Entbehrung des Mittagessens wiedergutgemacht und soll Euer Gnaden zufriedengestellt und schadlos gehalten werden«, sagte der Truchseß.
-Dios lo haga -respondió Sancho. »Das gebe Gott«, entgegnete Sancho.
Y, en esto, entró el labrador, que era de muy buena presencia, y de mil leguas se le echaba de ver que era bueno y buena alma. Lo primero que dijo fue. Indem trat der Bauer ein; er sah ganz anständig aus, und man konnte ihm auf tausend Meilen die Ehrlichkeit und Gutmütigkeit aus dem Gesichte lesen. Das erste, was er sagte, war:
-¿Quién es aquí el señor gobernador. »Wer ist hier der Herr Statthalter?«
-¿Quién ha de ser -respondió el secretario-, sino el que está sentado en la silla. »Wer soll es sein«, antwortete der Geheimschreiber, »als der Herr, der auf dem Sessel sitzt!«
-Humíllome, pues, a su presencia -dijo el labrador. »Dann bücke ich mich in Ehrerbietung vor ihm«, sagte der Bauer,
Y, poniéndose de rodillas, le pidió la mano para besársela. Negósela Sancho, y mandó que se levantase y dijese lo que quisiese. Hízolo así el labrador, y luego dijo. warf sich auf die Knie und erbat sich seine Hand, um sie zu küssen. Sancho verweigerte sie ihm und hieß ihn aufstehen und sagen, was er wolle. Der Bauer tat also und sprach sodann:
-Yo, señor, soy labrador, natural de Miguel Turra, un lugar que está dos leguas de Ciudad Real. »Ich, Señor, bin ein Bauer aus Miguel Turra, einem Ort zwei Meilen von Ciudad Real.«
-¡Otro Tirteafuera tenemos! -dijo Sancho-. Decid, hermano, que lo que yo os sé decir es que sé muy bien a Miguel Turra, y que no está muy lejos de mi pueblo. »Haben wir schon wieder ein Machdichfort?« entgegnete Sancho. »Redet nur zu, mein Lieber; ich kann Euch sagen, daß ich Miguel Turra sehr gut kenne und daß es nicht weit von meinem Dorf ist.«
-Es, pues, el caso, señor -prosiguió el labrador-, que yo, por la misericordia de Dios, soy casado en paz y en haz de la Santa Iglesia Católica Romana; tengo dos hijos estudiantes que el menor estudia para bachiller y el mayor para licenciado; soy viudo, porque se murió mi mujer, o, por mejor decir, me la mató un mal médico, que la purgó estando preñada, y si Dios fuera servido que saliera a luz el parto, y fuera hijo, yo le pusiere a estudiar para doctor, porque no tuviera invidia a sus hermanos el bachiller y el licenciado. »Die Sache ist die, Señor«, fuhr der Bauer fort, »daß ich durch Gottes Barmherzigkeit mich seinerzeit im Licht und Angesicht der heiligen römisch-katholischen Kirche verheiratet habe; ich habe zwei Söhne, die studieren, und der jüngere studiert auf den Baccalaureus und der ältere auf den Lizentiaten. Ich bin Witwer, denn meine Frau ist gestorben, oder richtiger gesagt, ein schlechter Arzt hat sie mir umgebracht, indem er ihr etwas zum Abführen eingab, während sie schwanger war, und wäre es Gottes Wille gewesen, daß das Kind richtig zur Welt gekommen wäre, und es wäre ein Knabe gewesen, so hätt ich ihn auf den Doktor studieren lassen, damit er auf seine Brüder, den Baccalaur und den Lizentiaten, keinen Neid zu haben brauchte.«
-De modo -dijo Sancho- que si vuestra mujer no se hubiera muerto, o la hubieran muerto, vos no fuérades agora viudo. »Demnach«, sagte Sancho, »wäre Eure Frau nicht ums Leben gekommen oder ums Leben gebracht worden, so wäret Ihr anitzo kein Witwer.«
-No, señor, en ninguna manera -respondió el labrador. »Nein, Señor, gewiß nicht«, antwortete der Bauer.
-¡Medrados estamos! -replicó Sancho-. Adelante, hermano, que es hora de dormir más que de negociar. »Hiermit also wären wir im reinen«, versetzte Sancho. »Weiter, mein Lieber, es ist jetzt eher Zeit zum Schlafen, als derlei Anliegen zu erledigen.«
-Digo, pues -dijo el labrador-, que este mi hijo que ha de ser bachiller se enamoró en el mesmo pueblo de una doncella llamada Clara Perlerina, hija de Andrés Perlerino, labrador riquísimo; y este nombre de Perlerines no les viene de abolengo ni otra alcurnia, sino porque todos los deste linaje son perláticos, y por mejorar el nombre los llaman Perlerines; aunque, si va decir la verdad, la doncella es como una perla oriental, y, mirada por el lado derecho, parece una flor del campo; por el izquierdo no tanto, porque le falta aquel ojo, que se le saltó de viruelas; y, aunque los hoyos del rostro son muchos y grandes, dicen los que la quieren bien que aquéllos no son hoyos, sino sepulturas donde se sepultan las almas de sus amantes. Es tan limpia que, por no ensuciar la cara, trae las narices, como dicen, arremangadas, que no parece sino que van huyendo de la boca; y, con todo esto, parece bien por estremo, porque tiene la boca grande, y, a no faltarle diez o doce dientes y muelas, pudiera pasar y echar raya entre las más bien formadas. De los labios no tengo qué decir, porque son tan sutiles y delicados que, si se usaran aspar labios, pudieran hacer dellos una madeja; pero, como tienen diferente color de la que en los labios se usa comúnmente, parecen milagrosos, porque son jaspeados de azul y verde y aberenjenado; y perdóneme el señor gobernador si por tan menudo voy pintando las partes de la que al fin al fin ha de ser mi hija, que la quiero bien y no me parece mal. »Ich sage also«, sprach der Bauer, »daß mein Sohn, derjenige, der Baccalaur werden soll, sich in ein Mädchen in derselben Stadt verliebt hat namens Clara Perlerina, die Tochter des Andres Perlerino, eines sehr reichen Bauern; und diesen Namen Perlerino haben sie nicht ihrer Abstammung oder sonst ihrer Familie wegen, sondern weil alle aus diesem Hause perlatisch, das heißt gichtbrüchig sind, und damit der Name besser klingt, heißt man sie nicht Perlatische, sondern Perlerins. Allerdings ist auch das Mädchen, wenn man die Wahrheit sagen soll, wie eine Perle vom Morgenland, und wenn man sie auf der rechten Seite anschaut, sieht sie aus wie eine Blume im Feld; aber auf der linken ist's nicht ganz so, denn es fehlt ihr das linke Auge, das ist ihr von den Blattern ausgelaufen. Und wiewohl die Pockennarben in ihrem Gesicht zahlreich und groß sind, so sagen doch die Leute, die die Clara liebhaben, es wären keine Narben, sondern Gräber, darin die Herzen ihrer Liebhaber begraben werden. Sie liebt die Reinlichkeit so sehr, daß sie, um ihr Gesicht nicht zu verunreinigen, die Nase sozusagen aufgestülpt trägt, so daß es ganz den Anschein hat, als wollte die Nase vor dem Mund davonlaufen. Trotz alledem sieht sie ausnehmend schön aus, denn sie hat einen großen Mund, und wenn nicht darin zehn oder zwölf Vorder- und Backenzähne fehlten, könnte der Mund unter den schönstgeformten mitgehen, ja sich hervortun. Von den Lippen habe ich nichts zu sagen, denn sie sind so dünn und fein, daß, wenn es der Brauch wäre, Lippen aufzuhaspeln, man sie zu einem Strang Zwirn brauchen könnte; doch da ihre Farbe verschieden von der sonst bei Lippen gewöhnlichen ist, so sehen sie gar wunderbar aus, blau und grün und violett gesprenkelt. Aber verzeiht mir, Herr Statthalter, wenn ich so ins einzelne die Züge des Mädchens male, das am Ende doch immerhin meine Tochter werden soll; ich habe sie sehr lieb, und sie mißfällt mir gar nicht.«
-Pintad lo que quisiéredes -dijo Sancho-, que yo me voy recreando en la pintura, y si hubiera comido, no hubiera mejor postre para mí que vuestro retrato. »Malt, was Ihr Lust habt«, entgegnete Sancho; »ich habe meine Freude an Eurem Gemälde, und wenn ich nur gegessen hätte, so gab's keinen besseren Nachtisch für mich als Eure Konterfeiung.«
-Eso tengo yo por servir -respondió el labrador-, pero tiempo vendrá en que seamos, si ahora no somos. Y digo, señor, que si pudiera pintar su gentileza y la altura de su cuerpo, fuera cosa de admiración; pero no puede ser, a causa de que ella está agobiada y encogida, y tiene las rodillas con la boca, y, con todo eso, se echa bien de ver que si se pudiera levantar, diera con la cabeza en el techo; y ya ella hubiera dado la mano de esposa a mi bachiller, sino que no la puede estender, que está añudada; y, con todo, en las uñas largas y acanaladas se muestra su bondad y buena hechura. »Dafür muß ich ergebensten Dank sagen«, erwiderte der Bauer; »aber was nicht ist, kann noch werden. Und ich sage Euch, Señor, wenn ich ihr liebreizendes Wesen und ihren hohen Wuchs malen könnte, so wäre es etwas Wunderbares; aber ich kann's nicht, weil sie bucklig ist und der Hals ihr in den Schultern steckt und ihre Knie zum Mund heraufgezogen sind, und bei alledem kann man wohl sehen, daß sie, wenn sie sich aufrichten könnte, mit dem Kopf ans Dach stoßen würde. Auch würde sie meinem Baccalaur schon längst die Hand zur Ehe gereicht haben, nur daß sie sie nicht ausstrecken kann, well sie lauter Knollen an den Gelenken hat; aber trotzdem sieht man an ihren breiten gerieften Nägeln, daß sie vom echten Schlag und von guter Art ist.«
-Está bien -dijo Sancho-, y haced cuenta, hermano, que ya la habéis pintado de los pies a la cabeza. ¿Qué es lo que queréis ahora? Y venid al punto sin rodeos ni callejuelas, ni retazos ni añadiduras. »Gut jetzt«, fiel Sancho ein, »und bedenkt, daß Ihr sie bereits von Kopf zu Fuß abgeschildert habt. Was wollt Ihr eigentlich? Kommt zur Sache ohne Umwege und Nebenwege, ohne Lappalien und Anhängsel.«
-Querría, señor -respondió el labrador-, que vuestra merced me hiciese merced de darme una carta de favor para mi consuegro, suplicándole sea servido de que este casamiento se haga, pues no somos desiguales en los bienes de fortuna, ni en los de la naturaleza; porque, para decir la verdad, señor gobernador, mi hijo es endemoniado, y no hay día que tres o cuatro veces no le atormenten los malignos espíritus; y de haber caído una vez en el fuego, tiene el rostro arrugado como pergamino, y los ojos algo llorosos y manantiales; pero tiene una condición de un ángel, y si no es que se aporrea y se da de puñadas él mesmo a sí mesmo, fuera un bendito. »Ich wünschte, Señor«, erwiderte der Bauer, »Euer Gnaden möchte mir die Gnade erweisen, mir einen Empfehlungsbrief an meinen Gegenschwäher mitzugeben und ihn zu bitten, er möchte die Gewogenheit haben und in diese Heirat willigen, da wir an Gütern des Glücks und der Natur nicht ungleich sind; denn die Wahrheit zu sagen, Herr Statthalter, mein Sohn ist vom Teufel besessen, und es vergeht kein Tag, wo ihn die bösen Geister nicht drei- oder viermal heimsuchen. Und weil er einmal ins Feuer gefallen ist, davon hat er das Gesicht verrunzelt wie Pergament, und die Augen tränen und fließen ihm ein wenig. Aber er hat ein Gemüt wie ein Engel, und wenn er sich nicht manchmal selbst zerprügelte und sich Faustschläge gäbe, wäre er ein gottseliger Junge.«
-¿Queréis otra cosa, buen hombre? -replicó Sancho. »Wünscht Ihr sonst noch was, braver Mann?« sprach Sancho dagegen.
-Otra cosa querría -dijo el labrador-, sino que no me atrevo a decirlo; pero vaya, que, en fin, no se me ha de podrir en el pecho, pegue o no pegue. Digo, señor, que querría que vuesa merced me diese trecientos o seiscientos ducados para ayuda a la dote de mi bachiller; digo para ayuda de poner su casa, porque, en fin, han de vivir por sí, sin estar sujetos a las impertinencias de los suegros. »Ich wünschte wohl noch was«, antwortete der Bauer, »nur wage ich es nicht zu sagen; indessen heraus damit, denn zuletzt soll mir's doch nicht im Leibe verfaulen, mag's nun glücken oder mißglücken. Ich sage also, Señor, Ich wünschte, Euer Gnaden gäbe mir dreihundert oder sechshundert Taler für die Ausstattung meines Baccalaur, ich meine für die Einrichtung seines Hauses, denn am Ende müssen sie doch selbständig für sich leben, ohne den bösen Launen der Schwiegereltern ausgesetzt zu sein.«
-Mirad si queréis otra cosa -dijo Sancho-, y no la dejéis de decir por empacho ni por vergüenza. »Überlegt Euch, ob Ihr sonst noch was wollt«, sagte Sancho, »und laßt Euch nicht etwa durch Blödigkeit oder Verschämtheit abhalten, es zu sagen.«
-No, por cierto -respondió el labrador. »Nein, gewiß nicht«, antwortete der Bauer.
Y, apenas dijo esto, cuando, levantándose en pie el gobernador, asió de la silla en que estaba sentado y dijo. Und kaum hatte er das gesagt, als der Statthalter auf beide Füße sprang, den Sessel ergriff, auf dem er gesessen hatte, und ausrief:
-¡Voto a tal, don patán rústico y mal mirado, que si no os apartáis y ascondéis luego de mi presencia, que con esta silla os rompa y abra la cabeza! Hideputa bellaco, pintor del mesmo demonio, ¿y a estas horas te vienes a pedirme seiscientos ducados?; y ¿dónde los tengo yo, hediondo?; y ¿por qué te los había de dar, aunque los tuviera, socarrón y mentecato? ; y ¿qué se me da a mí de Miguel Turra, ni de todo el linaje de los Perlerines? ¡Va de mí, digo; si no, por vida del duque mi señor, que haga lo que tengo dicho! Tú no debes de ser de Miguel Turra, sino algún socarrón que, para tentarme, te ha enviado aquí el infierno. Dime, desalmado, aún no ha día y medio que tengo el gobierno, y ¿ya quieres que tenga seiscientos ducados. »Ich schwor's bei dem und jenem, Er Klumpfuß, Er Bauernlümmel, Er Esel, wenn Er mir nicht gleich aus den Augen geht und verschwindet, so will ich Ihm mit diesem Stuhl den Kopf zerschlagen und entzweispalten! Du Schelm von einem Hurensohn, du Hofmaler beim Teufel selber! Jetzt kommst du und verlangst sechshundert Taler von mir? Wo soll ich sie denn hernehmen, du Rotzbub? Und warum soll ich sie dir geben, selbst wenn ich sie hätte, du Gauner, du hirnverbrannter Kerl? Was liegt mir an Miguel Turra und der ganzen Sippschaft der Perlerins? Fort mit dir, sag ich; oder, beim Leben des Herzogs, meines Herrn, ich tue, was ich gesagt. Du bist sicher nicht aus Miguel Turra, sondern bist so ein Spitzbube, den die Hölle hergeschickt hat, um mich zu versuchen. Sag mir doch, Verruchter, es ist noch nicht einmal anderthalb Tage her, seit ich Statthalter bin, und du willst, ich soll schon sechshundert Taler haben?«
Hizo de señas el maestresala al labrador que se saliese de la sala, el cual lo hizo cabizbajo y, al parecer, temeroso de que el gobernador no ejecutase su cólera, que el bellacón supo hacer muy bien su oficio. Der Truchseß winkte dem Bauern, er solle den Saal verlassen; der ließ den Kopf hängen und ging, scheinbar voller Furcht, der Statthalter möchte seine Drohung ausführen; der arge Schelm wußte seine Rolle aufs beste zu spielen.
Pero dejemos con su cólera a Sancho, y ándese la paz en el corro, y volvamos a don Quijote, que le dejamos vendado el rostro y curado de las gatescas heridas, de las cuales no sanó en ocho días, en uno de los cuales le sucedió lo que Cide Hamete promete de contar con la puntualidad y verdad que suele contar las cosas desta historia, por mínimas que sean. Aber lassen wir Sancho jetzt mit seinem Zorn, lassen wir Frieden im Kreise dort walten und kehren wir zurück zu Don Quijote, den wir mit verbundenem Gesicht verlassen haben, der Heilung seiner Kratzwunden obliegend, von welchen er in acht Tagen noch nicht völlig hergestellt war. An einem dieser acht Krankentage begegnete ihm etwas, was Sidi Hamét mit derselben Genauigkeit und Wahrheitsliebe zu erzählen verspricht, wie er alle Umstände in dieser Geschichte zu erzählen pflegt, so geringfügig sie auch seien.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLVIII. De lo que le sucedió a don Quijote con doña Rodríguez, la dueña de la duquesa, con otros acontecimientos dignos de escritura y de memoria eterna.

48. Kapitel Von der Begebenheit zwischen Don Quijote und Doña Rodríguez, der Kammerfrau der Herzogin, nebst andern Ereignissen, so des Niederschreiben und ewigen Gedächtnisses würdig sind

Además estaba mohíno y malencólico el mal ferido don Quijote, vendado el rostro y señalado, no por la mano de Dios, sino por las uñas de un gato, desdichas anejas a la andante caballería. Seis días estuvo sin salir en público, en una noche de las cuales, estando despierto y desvelado, pensando en sus desgracias y en el perseguimiento de Altisidora, sintió que con una llave abrían la puerta de su aposento, y luego imaginó que la enamorada doncella venía para sobresaltar su honestidad y ponerle en condición de faltar a la fee que guardar debía a su señora Dulcinea del Toboso. Äußerst traurig und niedergeschlagen saß der sehr wunde Don Quijote da; sein Gesicht war verbunden und nicht von Gottes Hand, sondern von Katzenkrallen gezeichnet; ein Mißgeschick solcher Art, wie es eben dem fahrenden Rittertum anhängt. Sechs Tage verbrachte er, ohne unter die Leute zu gehen. Während dieser Zeit lag er einmal eines Nachts wach und ruhelos und dachte an sein Unglück und an Altisidoras Verfolgungen; da hörte er, wie die Tür seines Gemaches mit einem Schlüssel geöffnet wurde, und sogleich kam er auf die Vermutung, das verliebte Fräulein nahe sich, um einen Sturm auf seine Keuschheit zu unternehmen und ihn in eine Lage zu bringen, daß er die Treue brechen müsse, die er seiner Herrin Dulcinea von Toboso schuldete.
-No -dijo creyendo a su imaginación, y esto, con voz que pudiera ser oída-; no ha de ser parte la mayor hermosura de la tierra para que yo deje de adorar la que tengo grabada y estampada en la mitad de mi corazón y en lo más escondido de mis entrañas, ora estés, señora mía, transformada en cebolluda labradora, ora en ninfa del dorado Tajo, tejiendo telas de oro y sirgo compuestas, ora te tenga Merlín, o Montesinos, donde ellos quisieren; que, adondequiera eres mía, y adoquiera he sido yo, y he de ser, tuyo. »Nein«, sagte er, bereits fest glaubend, was seine Einbildung ihm vorspiegelte - und er sagte es so laut, daß man es draußen hören konnte -, »nicht die größte Schönheit auf Erden soll die Macht haben, daß ich die anzubeten aufhöre, die ich in meines Herzens Mitte und an der verborgensten Stelle meines Innern eingegraben und eingezeichnet trage; ob du nun, meine geliebte Herrin, in eine zwiebelrunde Bäuerin verwandelt seiest oder in eine Nymphe des goldenen Tajo, die da aus Gold und Seide Gewebe webt, oder ob Merlin oder Montesinos dich an einem Ort festgebannt halten, wo es sie gelüstet, denn allerorten, wo du sein magst, bist du mein, und allwärts, wo ich sein mag, bleibe ich der Deine.«
El acabar estas razones y el abrir de la puerta fue todo uno. Púsose en pie sobre la cama, envuelto de arriba abajo en una colcha de raso amarillo, una galocha en la cabeza, y el rostro y los bigotes vendados el rostro, por los aruños; los bigotes, porque no se le desmayasen y cayesen; en el cual traje parecía la más extraordinaria fantasma que se pudiera pensar. Im gleichen Augenblick, da er diese Worte zu Ende sprach, sah er die Tür aufgehen. Er stellte sich auf seinem Bette aufrecht, von oben bis unten in eine Decke von gelbem Atlas eingehüllt, ein Nachtkäppchen auf dem Kopf, das Gesicht und den Schnurrbart verbunden: das Gesicht wegen der Schrammen von den Katzenkrallen, den Schnurrbart, damit er sich nicht in Unordnung auflöse und herabfalle. In diesem Aufzug sah er aus wie der seltsamste Spuk, der sich erdenken läßt.
Clavó los ojos en la puerta, y, cuando esperaba ver entrar por ella a la rendida y lastimada Altisidora, vio entrar a una reverendísima dueña con unas tocas blancas repulgadas y luengas, tanto, que la cubrían y enmantaban desde los pies a la cabeza. Entre los dedos de la mano izquierda traía una media vela encendida, y con la derecha se hacía sombra, porque no le diese la luz en los ojos, a quien cubrían unos muy grandes antojos. Venía pisando quedito, y movía los pies blandamente. Er heftete die Augen starr auf die Tür, und als er schon erwartete, die ihrem Sieger hingegebene liebeskranke Altisidora werde hereinschreiten, sah er eine äußerst ehrwürdige Kammerfrau eintreten, in einer weißen Haube mit so breiten und langen Säumen, daß sie damit von Kopf zu Füßen umhüllt und umschleiert war. In den Fingern der linken Hand hielt sie ein brennendes Kerzenstümpfchen, und mit der rechten beschattete sie ihr Gesicht, damit ihr das Licht nicht in die Augen schien, vor welchen sie eine große Brille trug. Sie schritt leise einher und setzte ihre Füße sachte auf.
Miróla don Quijote desde su atalaya, y cuando vio su adeliño y notó su silencio, pensó que alguna bruja o maga venía en aquel traje a hacer en él alguna mala fechuría, y comenzó a santiguarse con mucha priesa. Fuese llegando la visión, y, cuando llegó a la mitad del aposento, alzó los ojos y vio la priesa con que se estaba haciendo cruces don Quijote; y si él quedó medroso en ver tal figura, ella quedó espantada en ver la suya, porque, así como le vio tan alto y tan amarillo, con la colcha y con las vendas, que le desfiguraban, dio una gran voz, diciendo. Don Quijote schaute von seiner Warte auf sie hernieder, und als er ihren Aufzug sah und ihr Stillschweigen gewahrte, glaubte er, es komme eine Hexe oder Zauberin daher, um an ihm etwelche arge Freveltat zu verüben, und begann in aller Hast sich zu bekreuzen. Die Erscheinung trat näher, und als sie bis zur Mitte des Zimmers gekommen, erhob sie die Augen und sah, wie hastig Don Quijote sich bekreuzte; und wenn, er erschrocken war, eine solche Gestalt zu sehen, so war sie ganz entsetzt, die seinige zu erblicken; und als sie ihn so hochgestreckt und so gelb von Gesicht sah, mit der Bettdecke und dem Verband, der ihn entstellte, schrie sie laut auf und rief:
-¡Jesús! ¿Qué es lo que veo. »Jesus! Was seh ich?«
Y con el sobresalto se le cayó la vela de las manos; y, viéndose a escuras, volvió las espaldas para irse, y con el miedo tropezó en sus faldas y dio consigo una gran caída. Don Quijote, temeroso, comenzó a decir. Vor Schreck fiel ihr die Kerze aus der Hand, und als sie sich im Dunkeln fand, wendete sie den Rücken, um davonzulaufen, stolperte vor lauter Bestürzung über ihre Schleppe und tat einen schweren Fall. Don Quijote fing vor Angst zu schreien an:
-Conjúrote, fantasma, o lo que eres, que me digas quién eres, y que me digas qué es lo que de mí quieres. Si eres alma en pena, dímelo, que yo haré por ti todo cuanto mis fuerzas alcanzaren, porque soy católico cristiano y amigo de hacer bien a todo el mundo; que para esto tomé la orden de la caballería andante que profeso, cuyo ejercicio aun hasta hacer bien a las ánimas de purgatorio se estiende. »Ich beschwöre dich, Gespenst, oder was du sein magst, sag mir, wer du bist, und sag mir, was du von mir willst. Bist du eine Seele aus dem Fegefeuer, so sage mir's, ich will für dich tun, soviel meine Kräfte vermögen, denn ich bin ein katholischer Christ und tue gern Gutes an jedermann, und darum hab ich mir den Orden der fahrenden Ritterschaft erkoren, zu dem ich mich bekenne und dessen Amt sich selbst darauf erstreckt, den Seelen im Fegfeuer wohlzutun.«
La brumada dueña, que oyó conjurarse, por su temor coligió el de don Quijote, y con voz afligida y baja le respondió. Die von ihrem Fall gequetschte Kammerfrau, die sich also beschwören hörte, schloß aus ihrer Furcht auf die Don Quijotes und antwortete ihm mit schmerzlichem leisem Tone:
-Señor don Quijote, si es que acaso vuestra merced es don Quijote, yo no soy fantasma, ni visión, ni alma de purgatorio, como vuestra merced debe de haber pensado, sino doña Rodríguez, la dueña de honor de mi señora la duquesa, que, con una necesidad de aquellas que vuestra merced suele remediar, a vuestra merced vengo. »Señor Don Quijote - sofern etwa Euer Gnaden wirklich Don Quijote ist -, ich bin kein Gespenst und keine Erscheinung und keine Seele aus dem Fegfeuer, sondern Doña Rodríguez, die Ehrendame der gnädigen Frau Herzogin, und will in einer von jenen Nöten, denen Ihr Abhilfe zu schaffen pflegt, mich an Euer Gnaden wenden.«
-Dígame, señora doña Rodríguez -dijo don Quijote- ¿por ventura viene vuestra merced a hacer alguna tercería? Porque le hago saber que no soy de provecho para nadie, merced a la sin par belleza de mi señora Dulcinea del Toboso. Digo, en fin, señora doña Rodríguez, que, como vuestra merced salve y deje a una parte todo recado amoroso, puede volver a encender su vela, y vuelva, y departiremos de todo lo que más mandare y más en gusto le viniere, salvando, como digo, todo incitativo melindre. »Sagt mir, Señora Doña Rodríguez«, sprach Don Quijote, »kommt Ihr vielleicht in der Absicht, hier eine Kuppelei zu versuchen? Denn ich tu Euch zu wissen, ich bin für niemand nütze, dank der unvergleichlichen Schönheit meiner Gebieterin Dulcinea von Toboso. Ich sag Euch also, Señora Doña Rodríguez, sofern Ihr jede Liebesbotschaft vermeidet und beiseite laßt, könnt Ihr Eure Kerze wieder anzünden, und dann kommt wieder, und dann wollen wir über alles sprechen, was Ihr mir auftragen wollt und wozu Ihr Lust habt, doch jede aufregende Süßrednerei ausgenommen.«
-¿Yo recado de nadie, señor mío? -respondió la dueña-. Mal me conoce vuestra merced; sí, que aún no estoy en edad tan prolongada que me acoja a semejantes niñerías, pues, Dios loado, mi alma me tengo en las carnes, y todos mis dientes y muelas en la boca, amén de unos pocos que me han usurpado unos catarros, que en esta tierra de Aragón son tan ordinarios. Pero espéreme vuestra merced un poco; saldré a encender mi vela, y volveré en un instante a contar mis cuitas, como a remediador de todas las del mundo. »Ich von jemandem Liebesbotschaft, verehrter Herr?« entgegnete die Kammerfrau. »Da kennt mich Euer Gnaden schlecht. Jawohl, noch bin ich nicht so alt, daß ich mich auf solche Kindereien einlassen sollte; Gott sei Dank habe ich noch meinen vollen Verstand im Leibe und habe all meine Vorder- und Backenzähne im Mund, ausgenommen etliche wenige, um die mich ein böses Flußfieber schändlich gebracht hat, wie es in unsrem aragonischen Lande so häufig vorkommt. Aber wartet ein wenig, Herr Ritter, ich geh hinaus und zünde eine Kerze an und komme in einem Augenblick zurück, um Euch meine Bekümmernisse zu klagen, als dem Manne, der allen Bekümmernissen auf der Welt Abhilfe schafft.«
Y, sin esperar respuesta, se salió del aposento, donde quedó don Quijote sosegado y pensativo esperándola; pero luego le sobrevinieron mil pensamientos acerca de aquella nueva aventura, y parecíale ser mal hecho y peor pensado ponerse en peligro de romper a su señora la fee prometida, y decíase a sí mismo. Ohne auf eine Antwort zu warten, verließ sie das Gemach, während Don Quijote dortblieb und sie geruhsam und nachdenklich erwartete. Aber bald bestürmten ihn tausend Gedanken ob dieses neuen Abenteuers; es schien ihm, er habe nicht recht gehandelt und noch weniger es recht bedacht, daß er sich in die Gefahr begebe, seiner Gebieterin die verheißene Treue zu brechen, und er sprach zu sich selbst:
-¿Quién sabe si el diablo, que es sutil y mañoso, querrá engañarme agora con una dueña, lo que no ha podido con emperatrices, reinas, duquesas, marquesas ni condesas? Que yo he oído decir muchas veces y a muchos discretos que, si él puede, antes os la dará roma que aguileña. Y ¿quién sabe si esta soledad, esta ocasión y este silencio despertará mis deseos que duermen, y harán que al cabo de mis años venga a caer donde nunca he tropezado? Y, en casos semejantes, mejor es huir que esperar la batalla. Pero yo no debo de estar en mi juicio, pues tales disparates digo y pienso; que no es posible que una dueña toquiblanca, larga y antojuna pueda mover ni levantar pensamiento lascivo en el más desalmado pecho del mundo. ¿Por ventura hay dueña en la tierra que tenga buenas carnes? ¿Por ventura hay dueña en el orbe que deje de ser impertinente, fruncida y melindrosa? ¡Afuera, pues, caterva dueñesca, inútil para ningún humano regalo! ¡Oh, cuán bien hacía aquella señora de quien se dice que tenía dos dueñas de bulto con sus antojos y almohadillas al cabo de su estrado, como que estaban labrando, y tanto le servían para la autoridad de la sala aquellas estatuas como las dueñas verdaderas! Wer weiß, ob nicht der Teufel, der schlau und voller Tücken ist, mich jetzt mit einer Kammerfrau berücken will, was er mit Kaiserinnen, Königinnen, Herzoginnen, Markgräfinnen und Gräfinnen nicht vermocht hat? Oftmals habe ich, und zwar von vielen einsichtsvollen Leuten, sagen hören, wenn er es nur irgendwie vermag, hat er dich lieber mit einer stumpfen Nase als mit einer Adlernase zum besten; und wer weiß, ob nicht diese Einsamkeit, diese Gelegenheit, diese Stille meine schlummernden Begierden aufwecken und bewirken werden, daß ich am Ende meiner Jahre da falle, wo ich noch nie gestrauchelt bin? In dergleichen Fällen ist fliehen besser als den Kampf erwarten. Doch ich muß wohl nicht recht bei Verstande sein, da ich solchen Unsinn sage und denke. Es ist nicht möglich, daß eine alte, weißbehaubte, lange und bebrillte Kammerfrau einen lüsternen Gedanken auch nur in dem ruchlosesten Herzen auf Erden erregen oder aufjagen kann. Gibt es vielleicht eine Kammerfrau auf dem weiten Erdenkreis, die anders als widerwärtig, sauertöpfisch und zieräffisch wäre? Fort also, du kammerfrauliche Sippschaft, untauglich zu jedem frohen Genuß der Menschheit! O wie recht hat jene Dame getan, von der man sagte, sie habe zwei alte Kammerfrauen, nämlich Puppen mit Lappen ausges ft, mit ihren Brillen und Nähkissen neben ihrem Sessel stehen, gerade als ob sie Handarbeiten verrichteten, und diese Puppen hätten ihr für die Erhaltung der Hausordnung ganz dieselben Dienste geleistet wie leibhaftige Kammerfrauen.
Y, diciendo esto, se arrojó del lecho, con intención de cerrar la puerta y no dejar entrar a la señora Rodríguez; mas, cuando la llegó a cerrar, ya la señora Rodríguez volvía, encendida una vela de cera blanca, y cuando ella vio a don Quijote de más cerca, envuelto en la colcha, con las vendas, galocha o becoquín, temió de nuevo, y, retirándose atrás como dos pasos, dijo. Mit diesen Worten sprang er aus dem Bett, um die Tür abzuschließen und die Frau Rodríguez nicht hereinzulassen; aber gerade als er beim Zuschließen war, da kehrte schon Frau Rodríguez mit einer brennenden Kerze von weißem Wachs zurück, und als sie Don Quijote nun von nahem, sah, eingewickelt in seine Bettdecke, mit seinem Verbände und seinem Nachtkäppchen oder Mützchen mit Ohrlappen, bekam sie abermals Furcht, zog sich etwa zwei Schritte zurück und sagte:
-¿Estamos seguras, señor caballero? Porque no tengo a muy honesta señal haberse vuesa merced levantado de su lecho. »Sind wir Damen hier sicher, Herr Ritter? Denn ich erachte es nicht für ein Zeichen besonderer Züchtigkeit, daß Euer Gnaden vom Bett aufgestanden ist.«
-Eso mesmo es bien que yo pregunte, señora -respondió don Quijote-; y así, pregunto si estaré yo seguro de ser acometido y forzado. »Das nämliche habe auch ich Anlaß zu fragen, Señora«, antwortete Don Quijote; »und sonach frage ich, ob ich sicher davor bin, daß ich nicht angefallen und mir Gewalt angetan werde.«
-¿De quién o a quién pedís, señor caballero, esa seguridad? -respondió la dueña. »Gegen wen oder von wem verlangt Ihr, Herr Ritter, diese Sicherheit?« entgegnete die Alte.
-A vos y de vos la pido -replicó don Quijote-, porque ni yo soy de mármol ni vos de bronce, ni ahora son las diez del día, sino media noche, y aun un poco más, según imagino, y en una estancia más cerrada y secreta que lo debió de ser la cueva donde el traidor y atrevido Eneas gozó a la hermosa y piadosa Dido. Pero dadme, señora, la mano, que yo no quiero otra seguridad mayor que la de mi continencia y recato, y la que ofrecen esas reverendísimas tocas. »Von Euch und gegen Euch verlange ich sie«, antwortete Don Quijote, »denn ich bin weder von Marmelstein, noch seid Ihr von Erz; und jetzt ist auch nicht zehn Uhr morgens, sondern Mitternacht und sogar noch was darüber, wie ich meine; und wir befinden uns in einem fester verschlossenen und heimlicheren Raum, als es jene Höhle sein mochte, wo der verräterische, vermessene Äneas die Liebe der schönen frommen Dido genoß. Aber reicht mir die Hand, Señora; ich will keine größere Sicherheit als die, so meine Enthaltsamkeit und Keuschheit und Eure höchst ehrwürdige Haube mir gewähren.«
Y, diciendo esto, besó su derecha mano, y le asió de la suya, que ella le dio con las mesmas ceremonias. Mit diesen Worten küßte er ihr die rechte Hand und bot ihr die seinige, und sie reichte ihm die ihre mit den nämlichen Umständlichkeiten.
Aquí hace Cide Hamete un paréntesis, y dice que por Mahoma que diera, por ver ir a los dos así asidos y trabados desde la puerta al lecho, la mejor almalafa de dos que tenía. Hier schaltet Sidi Hamét eine Äußerung zwischen Klammern ein; nämlich er versichert beim Mohammed, um die zwei, so innig Hand in Hand verschlungen, miteinander von der Tür nach dem Bett gehen zu sehen, würde er den besten Kaftan hergeben von den zweien, die er besitze.
Entróse, en fin, don Quijote en su lecho, y quedóse doña Rodríguez sentada en una silla, algo desviada de la cama, no quitándose los antojos ni la vela. Don Quijote se acorrucó y se cubrió todo, no dejando más de el rostro descubierto; y, habiéndose los dos sosegado, el primero que rompió el silencio fue don Quijote, diciendo Don Quijote legte sich alsdann in sein Bett, und Doña Rodríguez setzte sich etwas entfernt davon auf einen Stuhl, ohne die Brille oder die Kerze wegzulegen. Don Quijote kauerte sich zusammen, zog die Decke ganz über sich und ließ nichts weiter als das Gesicht freII. Nachdem beide sich nun völlig beruhigt, brach Don Quijote zuerst das Schweigen mit diesen Worten:
-Puede vuesa merced ahora, mi señora doña Rodríguez, descoserse y desbuchar todo aquello que tiene dentro de su cuitado corazón y lastimadas entrañas, que será de mí escuchada con castos oídos, y socorrida con piadosas obras. »Meine verehrte Doña Rodríguez, Ihr könnt Euch jetzt offenbaren und alles von Euch geben, was Ihr auf Eurem bekümmerten Herzen und in Eurem betrübten Gemüte habt, und Ihr sollt von mir mit keuschen Ohren angehört und mit Werken der Barmherzigkeit unterstützt und errettet werden.«
-Así lo creo yo -respondió la dueña-, que de la gentil y agradable presencia de vuesa merced no se podía esperar sino tan cristiana respuesta. « Es, pues, el caso, señor don Quijote, que, aunque vuesa merced me vee sentada en esta silla y en la mitad del reino de Aragón, y en hábito de dueña aniquilada y asendereada, soy natural de las Asturias de Oviedo, y de linaje que atraviesan por él muchos de los mejores de aquella provincia; pero mi corta suerte y el descuido de mis padres, que empobrecieron antes de tiempo, sin saber cómo ni cómo no, me trujeron a la corte, a Madrid, donde por bien de paz y por escusar mayores desventuras, mis padres me acomodaron a servir de doncella de labor a una principal señora; y quiero hacer sabidor a vuesa merced que en hacer vainillas y labor blanca ninguna me ha echado el pie adelante en toda la vida. Mis padres me dejaron sirviendo y se volvieron a su tierra, y de allí a pocos años se debieron de ir al cielo, porque eran además buenos y católicos cristianos. Quedé huérfana, y atenida al miserable salario y a las angustiadas mercedes que a las tales criadas se suele dar en palacio; y, en este tiempo, sin que diese yo ocasión a ello, se enamoró de mi un escudero de casa, hombre ya en días, barbudo y apersonado, y, sobre todo, hidalgo como el rey, porque era montañés. No tratamos tan secretamente nuestros amores que no viniesen a noticia de mi señora, la cual, por escusar dimes y diretes, nos casó en paz y en haz de la Santa Madre Iglesia Católica Romana, de cuyo matrimonio nació una hija para rematar con mi ventura, si alguna tenía; no porque yo muriese del parto, que le tuve derecho y en sazón, sino porque desde allí a poco murió mi esposo de un cierto espanto que tuvo, que, a tener ahora lugar para contarle, yo sé que vuestra merced se admirara. »Das glaube ich gerne«, versetzte die alte Kammerfrau, »denn von dem edlen und freundlichen Aussehen Euer Gnaden ließ sich nur eine so christliche Erwiderung erwarten. Es ist die Sache nun die: Wiewohl mich Euer Gnaden auf diesem Stuhle, mitten im Königreich Aragon, in der Tracht einer demütigen und tiefbekümmerten Kammerfrau sieht, so bin ich doch aus der asturischen Landschaft Oviedo gebürtig und stamme von einem Geschlechte, mit welchem viele von den Vornehmsten jener Landschaft versippt sind; aber mein Unglück und die Lässigkeit meiner Eltern, welche vor der Zeit verarmten, ohne zu wissen wann und wie, führten mich in die Residenz nach Madrid, wo, in der allerbesten Absicht und um größeres Unheil zu verhüten, meine Eltern mich bei einer vornehmen Dame unterbrachten, um da als Haus- und Nähmädchen zu dienen. Und ich muß Euer Gnaden zu wissen tun, im Hohlsäumen und im Weißnähen hat es mir in meinem ganzen Leben nie eine andre zuvorgetan. Meine Eltern ließen mich im Dienst und kehrten nach ihrer Heimat zurück, und wenige Jahre nachher sind sie hingeschieden und gewiß in den Himmel eingegangen, denn sie waren gute katholische Christen. Ich war nun verwaist und mußte mit dem elenden Lohn auskommen und den erbärmlichen Geschenken, die man dergleichen Dienerinnen in einem vornehmen Hause zu geben pflegt. Um diese Zeit, ohne daß ich Anlaß dazu gegeben hätte, verliebte sich einer unsrer Kammerjunker in mich, ein Mann schon bei Jahren, mit hübschem Bart und stattlichem Aussehen, insbesondere aber von so gutem Adel wie der König, denn er stammte aus dem Gebirge. Unser Liebesverhältnis blieb nicht so geheim, daß es nicht zur Kenntnis meiner gnädigen Frau hätte kommen müssen, und diese, um allem Geschwätz und Gerede vorzubeugen, verheiratete uns mit Zustimmung und angesichts unsrer hl. Mutter, der römisch-katholischen Kirche. Aus dieser Ehe entsproßte eine Tochter, um all meinem Glück, wenn ich je glücklich gewesen, den Todesstoß zu versetzen; nicht als ob ich an der Geburt des Kindes gestorben wäre, denn ich bekam es ganz in der Ordnung und zu rechter Zeit, sondern weil kurz nachher mein Gatte an einem gewissen Schreck, den er hatte, starb, und wäre es jetzt an der Zeit, den Vorfall zu erzählen, so weiß ich, Euer Gnaden würde sich höchlich wundern.«
Y, en esto, comenzó a llorar tiernamente, y dijo. Hierbei begann sie kläglich zu weinen und fuhr folgendermaßen fort:
-Perdóneme vuestra merced, señor don Quijote, que no va más en mi mano, porque todas las veces que me acuerdo de mi mal logrado se me arrasan los ojos de lágrimas. ¡Válame Dios, y con qué autoridad llevaba a mi señora a las ancas de una poderosa mula, negra como el mismo azabache! Que entonces no se usaban coches ni sillas, como agora dicen que se usan, y las señoras iban a las ancas de sus escuderos. Esto, a lo menos, no puedo dejar de contarlo, porque se note la crianza y puntualidad de mi buen marido. « Al entrar de la calle de Santiago, en Madrid, que es algo estrecha, venía a salir por ella un alcalde de corte con dos alguaciles delante, y, así como mi buen escudero le vio, volvió las riendas a la mula, dando señal de volver a acompañarle. Mi señora, que iba a las ancas, con voz baja le decía ''-¿Qué hacéis, desventurado? ¿No veis que voy aquí?'' El alcalde, de comedido, detuvo la rienda al caballo y díjole ''-Seguid, señor, vuestro camino, que yo soy el que debo acompañar a mi señora doña Casilda'', que así era el nombre de mi ama. Todavía porfiaba mi marido, con la gorra en la mano, a querer ir acompañando al alcalde, viendo lo cual mi señora, llena de cólera y enojo, sacó un alfiler gordo, o creo que un punzón, del estuche, y clavósele por los lomos, de manera que mi marido dio una gran voz y torció el cuerpo, de suerte que dio con su señora en el suelo. Acudieron dos lacayos suyos a levantarla, y lo mismo hizo el alcalde y los alguaciles; alborotóse la Puerta de Guadalajara, digo, la gente baldía que en ella estaba; vínose a pie mi ama, y mi marido acudió en casa de un barbero diciendo que llevaba pasadas de parte a parte las entrañas. Divulgóse la cortesía de mi esposo, tanto, que los muchachos le corrían por las calles, y por esto y porque él era algún tanto corto de vista, mi señora la duquesa le despidió, de cuyo pesar, sin duda alguna, tengo para mí que se le causó el mal de la muerte. Quedé yo viuda y desamparada, y con hija a cuestas, que iba creciendo en hermosura como la espuma de la mar. Finalmente, como yo tuviese fama de gran labrandera, mi señora la duquesa, que estaba recién casada con el duque mi señor, quiso traerme consigo a este reino de Aragón y a mi hija ni más ni menos, adonde, yendo días y viniendo días, creció mi hija, y con ella todo el donaire del mundo canta como una calandria, danza como el pensamiento, baila como una perdida, lee y escribe como un maestro de escuela, y cuenta como un avariento. De su limpieza no digo nada que el agua que corre no es más limpia, y debe de tener agora, si mal no me acuerdo, diez y seis años, cinco meses y tres días, uno más a menos. En resolución de esta mi muchacha se enamoró un hijo de un labrador riquísimo que está en una aldea del duque mi señor, no muy lejos de aquí. En efecto, no sé cómo ni cómo no, ellos se juntaron, y, debajo de la palabra de ser su esposo, burló a mi hija, y no se la quiere cumplir; y, aunque el duque mi señor lo sabe, porque yo me he quejado a él, no una, sino muchas veces, y pedídole mande que el tal labrador se case con mi hija, hace orejas de mercader y apenas quiere oírme; y es la causa que, como el padre del burlador es tan rico y le presta dineros, y le sale por fiador de sus trampas por momentos, no le quiere descontentar ni dar pesadumbre en ningún modo. Querría, pues, señor mío, que vuesa merced tomase a cargo el deshacer este agravio, o ya por ruegos, o ya por armas, pues, según todo el mundo dice, vuesa merced nació en él para deshacerlos y para enderezar los tuertos y amparar los miserables; y póngasele a vuesa merced por delante la orfandad de mi hija, su gentileza, su mocedad, con todas las buenas partes que he dicho que tiene; que en Dios y en mi conciencia que de cuantas doncellas tiene mi señora, que no hay ninguna que llegue a la suela de su zapato, y que una que llaman Altisidora, que es la que tienen por más desenvuelta y gallarda, puesta en comparación de mi hija, no la llega con dos leguas. Porque quiero que sepa vuesa merced, señor mío, que no es todo oro lo que reluce; porque esta Altisidorilla tiene más de presunción que de hermosura, y más de desenvuelta que de recogida, además que no está muy sana que tiene un cierto allento cansado, que no hay sufrir el estar junto a ella un momento. Y aun mi señora la duquesa... Quiero callar, que se suele decir que las paredes tienen oídos. »Señor Don Quijote, Euer Gnaden wolle mich entschuldigen, ich kann nicht länger an mich halten, denn jedesmal, wenn ich an meinen unglücklichen Verstorbenen denke, füllen sich meine Augen mit Tränen. So wahr mir Gott helfe, wie vornehm sah er aus, wenn er meine gnädige Frau geleitete und sie hinter ihm auf der Kruppe eines mächtigen Maultieres ritt, das schwarz war wie Ebenholz. Damals gab es weder Kutschen noch Tragsessel, wie sie jetzt bräuchlich sein sollen, und die Damen ritten auf der Kruppe hinter ihren Kammerjunkern. Aber dies wenigstens kann ich nicht umhin Euch zu erzählen, damit Ihr seht, welch feine Lebensart mein guter Mann hatte und wie peinlich er in allem auf Anstand hielt. Beim Einbiegen in die Santiagostraße zu Madrid, die etwas eng ist, kam ihm ein Oberhofrichter mit zwei Gerichtsdienern entgegen, und sobald mein lieber Kammerjunker ihn erblickte, wendete er, so daß man sah, er wolle dem Herrn das Geleite geben. Meine Gebieterin, die auf der Kruppe ritt, sagte leise zu ihm: ,Was tut Ihr, einfältiger Mensch? Wißt Ihr nicht etwa, daß ich da bin?' Der Hofrichter hielt als höflicher Mann sein Pferd an und sprach zu ihm: .Reitet nur Eures Weges weiter, Señor; mir kommt es zu, meiner gnädigen Frau Doña Casildéa' - so hieß meine Dienstherrin - ,das Geleite zu geben'. Trotzdem bestand mein Mann darauf, seine Mütze in der Hand, dem Hofrichter das Geleite zu geben. Als meine Gnädige das sah, zog sie voll Zorn und Ärger eine große Stecknadel, oder, ich glaub, es war eine Ahle, aus ihrem Besteck und stach sie ihm in die Lenden, so daß mein Mann laut aufschrie und sich so winden und krümmen mußte, daß er seine Gebieterin zu Boden warf. Zwei ihrer Lakaien eilten herbei, um sie aufzuheben, und dasselbe tat der Hofrichter mit den Gerichtsdienern. Das ganze Guadalajar-Tor geriet in Aufruhr, ich meine das müßige Volk, das sich dort umhertrieb. Meine Gebieterin ging zu Fuß nach Hause, und mein Mann lief zu einem Barbier und klagte, ihm seien die Eingeweide durch und durch gestochen. Das höfliche Benehmen meines Mannes wurde bekannt, und zwar so allgemein, daß ihm die Jungen auf den Gassen nachliefen, und deshalb, und weil er kurzsichtig war, hat ihn meine Gebieterin verabschiedet; und von dem Kummer darüber, glaub ich ganz gewiß, ist ihm seine tödliche Krankheit gekommen. Ich war nun Witwe, ohne Beschützer und mit einer Tochter auf dem Hals, die an Schönheit ständig zunahm wie der Schaum im Meer. Zuletzt, da ich im Ruf der vorzüglichsten Näherin stand, geruhte meine gnädige Frau, die Herzogin, die mit dem Herzog, meinem Herrn, erst kürzlich vermählt war, mich hierher in das Königreich Aragonien mitzunehmen, ja meine Tochter auch. Und wie die Tage kamen und gingen, wuchs meine Tochter heran und in ihr alle Reize der Welt; sie singt wie eine Lerche, tanzt, springt im Reigen wie der Gedanke so flüchtig und tanzt jeden Kunstreigen wie besessen; sie liest und schreibt wie ein Schulmeister und rechnet wie ein Geizhals; wie sie sich sauberhält, davon will ich gar nichts sagen, das fließende Wasser ist nicht sauberer; sie muß jetzt, wenn ich mich recht entsinne, sechzehn Jahre, fünf Monate und drei Tage alt sein, einen vielleicht mehr oder weniger. Kurz, in diese meine Tochter hat sich der Sohn eines sehr reichen Bauern verliebt; er wohnt in einem Dorf, nicht weit von hier, das dem Herzog, meinem Herrn, gehört. Zuletzt, ich weiß nicht wann noch wie, sind sie zusammengekommen, und mit einem Eheversprechen hat er dann meine Tochter betrogen und will ihr das Versprechen nicht halten. Und wiewohl der Herzog, mein Herr, es weiß, denn ich habe mich bei ihm nicht einmal, sondern oftmals beschwert und ihn gebeten, dem Bauern zu befehlen, daß er meine Tochter heiratet, so hat er für mich Ohren wie ein Handelsmann, dem man von seinen Schulden spricht; er hört mich kaum an, und der Grund ist, weil der Vater des Verführers so reich ist und ihm Geld leiht und ihm jeden Augenblick als Bürge einsteht für seine leichtsinnigen Schulden, so will er ihn nicht verärgern und ihm keine Unannehmlichkeiten bereiten. Ich wünschte also, verehrter Herr, Ihr möchtet es auf Euch nehmen, diese Ungebühr abzustellen, sei es mittels Bitten, sei es mittels der Waffen, da, wie die ganze Welt sagt, Euer Gnaden zur Welt gekommen, um Ungebührlichkeiten abzustellen, Unrecht wieder zurechtbringen und die im Elend liegen zu schirmen. Stelle sich Euer Gnaden die Verwaistheit meiner Tochter vor, ihr reizendes Wesen, ihre Jugend und all ihre guten Eigenschaften, wie ich gesagt; ja bei Gott und meiner armen Seele, von allen Fräulein, die meine gnädige Frau hat, ist keine einzige, die ihr nur bis an die Schuhsohlen reicht. Da ist eine namens Altisidora, die sie für die aufgeweckteste und allerliebste halten, aber meiner Tochter kann sie sich nicht auf zwei Meilen nähern, denn Ihr müßt wissen, verehrter Herr, es ist nicht alles Gold, was gleißt, und diese Altisidora hat mehr Selbstüberhebung als Schönheit und ist mehr dreist als sittsam. Außerdem ist sie auch nicht recht gesund und hat so einen widerlichen Atem, daß man es keinen Augenblick bei ihr aushaken kann. Ja, auch meine gnädige Frau, die Herzogin ... Aber ich will schweigen, denn, wie man zu sagen pflegt, die Wände haben Ohren.«
-¿Qué tiene mi señora la duquesa, por vida mía, señora doña Rodríguez? -preguntó don Quijote. »Woran denn hapert es bei der Frau Herzogin? Bei meinem Leben beschwör ich Euch, Señora Doña Rodríguez?!« fragte Don Quijote.
-Con ese conjuro -respondió la dueña-, no puedo dejar de responder a lo que se me pregunta con toda verdad. ¿Vee vuesa merced, señor don Quijote, la hermosura de mi señora la duquesa, aquella tez de rostro, que no parece sino de una espada acicalada y tersa, aquellas dos mejillas de leche y de carmín, que en la una tiene el sol y en la otra la luna, y aquella gallardía con que va pisando y aun despreciando el suelo, que no parece sino que va derramando salud donde pasa? Pues sepa vuesa merced que lo puede agradecer, primero, a Dios, y luego, a dos fuentes que tiene en las dos piernas, por donde se desagua todo el mal humor de quien dicen los médicos que está llena. »Nach solcher Beschwörung«, antwortete die Kammerfrau, »kann ich nicht umhin, auf die mir gestellte Frage nach voller Wahrheit zu antworten. Seht Ihr, Señor Don Quijote, die Schönheit meiner gnädigen Frau Herzogin? Den zarten Schmelz ihres Gesichts, der geradeso aussieht wie der Glanz eines geschliffenen polierten Schwertes? Die beiden Wangen von Milch und Blut, deren eine strahlt wie die Sonne und die andre wie der Mond? Und den lieblichen Anstand, mit dem sie über den Boden schreitet, ja ihn zu betreten verschmäht, so daß es aussieht, als gieße sie Gesundheit aus auf jede Stelle, über die sie hinwandelt? Nun, so hört denn, daß sie es zunächst zwar Gott zu danken hat, sodann aber zwei Fontänen, die sie an beiden Beinen hat und aus denen all die bösen Säfte abfließen, deren sie voll ist, wie die Ärzte sagen.«
-¡Santa María! -dijo don Quijote-. Y ¿es posible que mi señora la duquesa tenga tales desaguaderos? No lo creyera si me lo dijeran frailes descalzos; pero, pues la señora doña Rodríguez lo dice, debe de ser así. Pero tales fuentes, y en tales lugares, no deben de manar humor, sino ámbar líquido. Verdaderamente que ahora acabo de creer que esto de hacerse fuentes debe de ser cosa importante para salud. »Heilige Maria!« sprach Don Quijote; »ist es möglich, daß die gnädige Frau Herzogin solche Abflußkanäle hat? Ich hätte es niemals geglaubt, selbst wenn es mir die Barfüßermönche gesagt hätten; allein wenn Señora Doña Rodríguez es sagt, so muß es wahr sein. Jedoch müssen solche Fontänen an solcher Stelle nicht böse Säfte, sondern flüssiges Ambra ausgießen. Wahrlich, jetzt erst bin ich völlig, überzeugt, daß der Besitz solcher Quellflüsse von hoher Wichtigkeit für die Gesundheit ist.«
Apenas acabó don Quijote de decir esta razón, cuando con un gran golpe abrieron las puertas del aposento, y del sobresalto del golpe se le cayó a doña Rodríguez la vela de la mano, y quedó la estancia como boca de lobo, como suele decirse. Luego sintió la pobre dueña que la asían de la garganta con dos manos, tan fuertemente que no la dejaban gañir, y que otra persona, con mucha presteza, sin hablar palabra, le alzaba las faldas, y con una, al parecer, chinela, le comenzó a dar tantos azotes, que era una compasión; y, aunque don Quijote se la tenía, no se meneaba del lecho, y no sabía qué podía ser aquello, y estábase quedo y callando, y aun temiendo no viniese por él la tanda y tunda azotesca. Y no fue vano su temor, porque, en dejando molida a la dueña los callados verdugos (la cual no osaba quejarse), acudieron a don Quijote, y, desenvolviéndole de la sábana y de la colcha, le pellizcaron tan a menudo y tan reciamente, que no pudo dejar de defenderse a puñadas, y todo esto en silencio admirable. Duró la batalla casi media hora; saliéronse las fantasmas, recogió doña Rodríguez sus faldas, y, gimiendo su desgracia, se salió por la puerta afuera, sin decir palabra a don Quijote, el cual, doloroso y pellizcado, confuso y pensativo, se quedó solo, donde le dejaremos deseoso de saber quién había sido el perverso encantador que tal le había puesto. Pero ello se dirá a su tiempo, que Sancho Panza nos llama, y el buen concierto de la historia lo pide. Kaum hatte Don Quijote seinen Satz zu Ende gesprochen, als die Türen des Gemaches mit einem kräftigen Ruck aufgerissen wurden; vor plötzlichem Schreck fiel der Doña Rodríguez die Kerze aus der Hand, und es wurde so finster im Zimmer wie in einem Wolfsrachen, wie man zu sagen pflegt. Gleich darauf fühlte die arme Kammerfrau, wie jemand sie mit beiden Händen so fest an der Kehle packte, daß sie nicht einmal keuchen konnte, und wie eine andre Person mit größter Geschwindigkeit, ohne ein Wort zu reden, ihr den Rock aufhob und mit einem Ding, das ein Pantoffel schien, ihr alsbald so viel Hiebe aufzählte, daß es zum Erbarmen war. Und wiewohl Don Quijote dies Erbarmen wirklich mit ihr fühlte, rührte er sich nicht aus seinem Bette und blieb ruhig und still, ja sogar voller Furcht, es werde ein voll gerüttelt und geschüttelt Maß Prügel nun auch ihm zugute kommen. Und seine Furcht war nicht vergebens; denn sobald die schweigsamen Peiniger die Kammerfrau, die nicht einmal zu jammern wagte, genugsam zerbleut hatten, machten sie sich an Don Quijote, wickelten ihn aus dem Bettlaken und der Decke heraus und kneipten ihn so unablässig und so stark, daß er nicht anders konnte, er mußte sich mit Faustschlägen verteidigen, und all dies in wunderbarem Schweigen. Der Kampf dauerte etwa eine halbe Stunde; die Spukgestalten entfernten sich; Doña Rodríguez nahm ihre Röcke zusammen und ging, ihr Mißgeschick beseufzend, zur Tür hinaus, ohne ein Wort zu Don Quijote zu sagen. Dieser aber, schmerzensreich und wohlgekneipt, in Unklarheit über alles und in tiefem Nachdenken, blieb allein zurück; und da wollen wir ihn lassen mit seinem sehnlichen Verlangen, zu erfahren, wer der verruchte Zauberer gewesen, der ihn so zugerichtet. Aber dies wird sich seinerzeit schon finden; Sancho Pansa ruft uns, wie es der Zusammenhang der Geschichte verlangt.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo XLIX. De lo que le sucedió a Sancho Panza rondando su ínsula.

49. Kapitel Von dem, was unserm Sancho Pansa begegnete, da er auf seiner Insul die Runde machte

Dejamos al gran gobernador enojado y mohíno con el labrador pintor y socarrón, el cual, industriado del mayordomo, y el mayordomo del duque, se burlaban de Sancho; pero él se las tenía tiesas a todos, maguera tonto, bronco y rollizo, y dijo a los que con él estaban, y al doctor Pedro Recio, que, como se acabó el secreto de la carta del duque, había vuelto a entrar en la sala. Wir verließen den großen Statthalter ärgerlich und aufgebracht über den verschmitzten Bauern, der so schön zu konterfeien wußte. Er war von dem Haushofmeister angeleitet, wie dieser von dem Herzog, um Sancho zum besten zu haben; aber dieser, obschon einfältig, plump und derb, war Manns genug gegen all und jeden. Er sprach zu den Umstehenden - auch zum Doktor Peter Stark, der, nachdem man mit dem Geheimnis im Brief des Herzogs fertiggeworden, wieder in den Saal gekommen war:
-Ahora verdaderamente que entiendo que los jueces y gobernadores deben de ser, o han de ser, de bronce, para no sentir las importunidades de los negociantes, que a todas horas y a todos tiempos quieren que los escuchen y despachen, atendiendo sólo a su negocio, venga lo que viniere; y si el pobre del juez no los escucha y despacha, o porque no puede o porque no es aquél el tiempo diputado para darles audiencia, luego les maldicen y murmuran, y les roen los huesos, y aun les deslindan los linajes. Negociante necio, negociante mentecato, no te apresures; espera sazón y coyuntura para negociar no vengas a la hora del comer ni a la del dormir, que los jueces son de carne y de hueso y han de dar a la naturaleza lo que naturalmente les pide, si no es yo, que no le doy de comer a la mía, merced al señor doctor Pedro Recio Tirteafuera, que está delante, que quiere que muera de hambre, y afirma que esta muerte es vida, que así se la dé Dios a él y a todos los de su ralea digo, a la de los malos médicos, que la de los buenos, palmas y lauros merecen. »Jetzt sehe ich es in der Tat ein, daß Richter und Statthalter von Erz sein oder werden müssen, um nicht die Zudringlichkeit der Leute zu empfinden, die ein Anliegen haben und verlangen, daß man sie zu jeder Stunde und zu jeder Zeit anhören und abfertigen und sich bloß mit ihrem Anliegen beschäftigen soll, mag dazwischenkommen, was mag; und wenn der arme Kerl von Richter sie nicht anhört und abfertigt, entweder weil er nicht kann oder weil er gerade keine Sprechstunde hat, gleich verwünschen sie ihn und murren über ihn und zerreißen ihn bis auf die Knochen, ja sie hecheln sogar seine Familie durch. Du dummer Mensch mit deinem Anliegen! Hab doch nicht solche Eile, warte Zeit und Gelegenheit ab, um deine Sache zu betreiben! Komm doch nicht zur Essenszeit und nicht zur Schlafenszeit; die Richter sind auch von Fleisch und Blut und müssen der Natur den Zoll entrichten, den sie von ihnen nach dem Naturgesetz verlangt; ausgenommen ich, der ich meiner Natur nichts zu essen gebe, dank dem Herrn Doktor Peter Stark aus Machdichfort, der da vor mir steht und der mich Hungers sterben lassen will und behauptet, solch ein Sterben sei Leben. So gebe ihm Gott ein solches Leben, ihm und allen denen von seiner Sippschaft! Ich meine die Sippschaft der schlechten Ärzte, denn die guten verdienen Palmen und Lorbeer.«
Todos los que conocían a Sancho Panza se admiraban, oyéndole hablar tan elegantemente, y no sabían a qué atribuirlo, sino a que los oficios y cargos graves, o adoban o entorpecen los entendimientos. Finalmente, el doctor Pedro Recio Agüero de Tirteafuera prometió de darle de cenar aquella noche, aunque excediese de todos los aforismos de Hipócrates. Con esto quedó contento el gobernador, y esperaba con grande ansia llegase la noche y la hora de cenar; y, aunque el tiempo, al parecer suyo, se estaba quedo, sin moverse de un lugar, todavía se llegó por él el tanto deseado, donde le dieron de cenar un salpicón de vaca con cebolla, y unas manos cocidas de ternera algo entrada en días. Entregóse en todo con más gusto que si le hubieran dado francolines de Milán, faisanes de Roma, ternera de Sorrento, perdices de Morón, o gansos de Lavajos; y, entre la cena, volviéndose al doctor, le dijo. Alle, die Sancho Pansa kannten, waren voll Verwunderung, ihn so gebildet reden zu hören, und wußten nicht, welchem Umstände dies zuzuschreiben, wenn nicht dem, daß wichtige Ämter und Dienstpflichten den Verstand schärfen, falls sie ihn nicht gänzlich lähmen. Zuletzt versprach der Doktor Peter Stark von Deutungen aus Machdichfort, ihm diesen Abend ein Nachtessen zu verabreichen, obwohl er damit alle Lehrsätze des Hippokrates übertrete. Hiermit gab sich der Statthalter zufrieden und wartete mit großer Sehnsucht auf den Anbrach der Nacht und die Stunde des Abendessens; und obschon es ihm vorkam, als stünde die Zeit still und bewegte sich nicht von der Stelle, so kam doch endlich die ersehnte Stunde; er bekam gehacktes Rindfleisch mit Zwiebeln und ein paar gedämpfte Kalbsfüße, die schon etwas bei Jahren waren. Er machte sich über all dieses mit größerem Genusse her, als wenn man ihm Mailänder Haselhühner, römische Fasanen, Kalbfleisch von Sorrent, Rebhühner von Moron oder Gänse von Lavajos vorgesetzt hätte; und während des Essens wandte er sich an den Doktor und sagte zu ihm:
-Mirad, señor doctor de aquí adelante no os curéis de darme a comer cosas regaladas ni manjares esquisitos, porque será sacar a mi estómago de sus quicios, el cual está acostumbrado a cabra, a vaca, a tocino, a cecina, a nabos y a cebollas; y, si acaso le dan otros manjares de palacio, los recibe con melindre, y algunas veces con asco. Lo que el maestresala puede hacer es traerme estas que llaman ollas podridas, que mientras más podridas son, mejor huelen, y en ellas puede embaular y encerrar todo lo que él quisiere, como sea de comer, que yo se lo agradeceré y se lo pagaré algún día; y no se burle nadie conmigo, porque o somos o no somos vivamos todos y comamos en buena paz compaña, pues, cuando Dios amanece, para todos amanece. Yo gobernaré esta ínsula sin perdonar derecho ni llevar cohecho, y todo el mundo traiga el ojo alerta y mire por el virote, porque les hago saber que el diablo está en Cantillana, y que, si me dan ocasión, han de ver maravillas. No, sino haceos miel, y comeros han moscas. »Merkt Euch, Herr Doktor, gebt Euch künftig keine Mühe, mir kostbare Sachen und ausgesuchte Gerichte zum Essen bringen zu lassen, denn damit würdet Ihr meinen Magen aus seinem Geleise bringen, da er an Ziegen- oder Rindfleisch, an Speck und Dörrfleisch, an Rüben und Zwiebeln gewöhnt ist, und vielleicht, wenn man ihm herrschaftliche Gerichte bietet, nimmt er sie mit Widerwillen zu sich, ja zuweilen mit Ekel. Was der Truchseß tun kann, ist, daß er mir öfter eine Olla podrida vorsetzt, wo alles wie Kraut und Rüben untereinander ist, und je ärger das Untereinander, desto besser schmeckt es, und er kann alles, was er will, wenn es nur was zu essen ist, hineintun und daruntermengen, und ich werd es ihm schon einmal danken und vergelten. Auch soll keiner sich unterstehen, mich zum Narren zu halten, denn entweder wir sind da oder wir sind nicht da. So wollen wir denn alle in Frieden und Freundschaft miteinander leben, denn wenn Gott die Sonne aufgehen läßt, so geht sie für jedermann auf. Ich will in dieser Insul als Statthalter regieren und lasse das Recht nicht brechen und mich nicht bestechen; und jedermänniglich soll die Augen auftun und Achtung geben, daß ihn keiner zum Hanswurst macht, denn ich sag ihm, bei mir sind alle Teufel los, und wenn man mich reizt, so soll man sein blaues Wunder erleben. Ja freilich, macht euch nur zu Honig, so fressen euch die Fliegen!«
-Por cierto, señor gobernador -dijo el maestresala-, que vuesa merced tiene mucha razón en cuanto ha dicho, y que yo ofrezco en nombre de todos los insulanos desta ínsula que han de servir a vuestra merced con toda puntualidad, amor y benevolencia, porque el suave modo de gobernar que en estos principios vuesa merced ha dado no les da lugar de hacer ni de pensar cosa que en deservicio de vuesa merced redunde. »Gewiß, Herr Statthalter«, sagte der Truchseß, »Euer Gnaden hat vollkommen recht mit allem, was Ihr sagt; und im Namen aller Insulaner auf dieser Insul, die Euch aufs pünktlichste zu dienen stets bereit sind, biete ich Euch Liebe und Freundschaft dar; denn Eure milde Regierungsweise in diesen Anfängen Eurer Statthalterschaft läßt ihnen keine Möglichkeit, irgend etwas zu tun oder zu wollen, das gegen Euer Gnaden Bestes wäre.«
-Yo lo creo -respondió Sancho-, y serían ellos unos necios si otra cosa hiciesen o pensasen. Y vuelvo a decir que se tenga cuenta con mi sustento y con el de mi rucio, que es lo que en este negocio importa y hace más al caso; y, en siendo hora, vamos a rondar, que es mi intención limpiar esta ínsula de todo género de inmundicia y de gente vagamunda, holgazanes, y mal entretenida; porque quiero que sepáis, amigos, que la gente baldía y perezosa es en la república lo mesmo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las trabajadoras abejas hacen. Pienso favorecer a los labradores, guardar sus preeminencias a los hidalgos, premiar los virtuosos y, sobre todo, tener respeto a la religión y a la honra de los religiosos. ¿Qué os parece desto, amigos? ¿Digo algo, o quiébrome la cabeza. »Das glaub ich wohl«, entgegnete Sancho, »und sie wären Narren, wenn sie was anderes täten oder wollten; und ich wiederhole, man soll auf meinen Unterhalt wohl bedacht sein wie auch auf den meines Grauen, was bei diesem ganzen Handel das Wichtigste ist und worauf es am allermeisten ankommt. Sobald es aber Zeit ist, wollen wir die Runde machen; es ist meine Absicht, diese Insul von allem Unrat und von landstreicherischem, faulem und sittenlosem Gesindel zu säubern; denn ihr müßt wissen, Freunde, das unnütze träge Volk ist im Gemeinwesen ganz das nämliche wie die Drohnen im Bienenstock, die den Honig verzehren, den die Arbeitsbienen bereiten. Ich gedenke den Bauern aufzuhelfen, den Edelleuten ihre Vorrechte zu wahren, die Tugendhaften zu belohnen und vor allem die Religion und die Würde der Geistlichen in Ehren zu halten. Was meint ihr dazu, Freunde? Habe ich recht, oder habe ich Stroh im Hirn?«
-Dice tanto vuesa merced, señor gobernador -dijo el mayordomo-, que estoy admirado de ver que un hombre tan sin letras como vuesa merced, que, a lo que creo, no tiene ninguna, diga tales y tantas cosas llenas de sentencias y de avisos, tan fuera de todo aquello que del ingenio de vuesa merced esperaban los que nos enviaron y los que aquí venimos. Cada día se veen cosas nuevas en el mundo las burlas se vuelven en veras y los burladores se hallan burlados. »Euer Gnaden hat so sehr recht, Herr Statthalter«, antwortete der Haushofmeister, »daß ich erstaunt bin, wie ein Mann so ganz ohne Schulbildung wie Ihr - denn soviel ich glaube, habt Ihr gar keine - solches und so vieles sagen kann, was voller Kernsprüche und Belehrung ist, während dies doch so fernab liegt von allem, was diejenigen von Euer Gnaden Geistesgaben erwartet haben, welche uns hierhergesendet, und ebenso wir, die wir hierhergekommen sind. Jeden Tag erlebt man Neues auf der Welt; Spott und Scherz wird zu Ernst, und die Spötter werden am Ende selbst zum Spott.«
Llegó la noche, y cenó el gobernador, con licencia del señor doctor Recio. Aderezáronse de ronda; salió con el mayordomo, secretario y maestresala, y el coronista que tenía cuidado de poner en memoria sus hechos, y alguaciles y escribanos, tantos que podían formar un mediano escuadrón. Iba Sancho en medio, con su vara, que no había más que ver, y pocas calles andadas del lugar, sintieron ruido de cuchilladas; acudieron allá, y hallaron que eran dos solos hombres los que reñían, los cuales, viendo venir a la justicia, se estuvieron quedos; y el uno dellos dijo. Es kam die Nacht, und der Statthalter hatte sich gesättigt, mit Erlaubnis des Herrn Doktor Stark. Man versah sich nun mit allem Erforderlichen zur Runde; Sancho verließ seine Wohnung mit dem Haushofmeister, dem Geheimschreiber und dem Truchseß, mit dem Chronisten, dem es oblag, Sanchos Taten zum steten Gedächtnis aufzuzeichnen, und mit so viel Häschern und Gerichtsschreibern, daß sie schon einen hübschen Trupp ausmachen konnten. Sancho ging in der Mitte mit seinem Richterstab; man konnte nichts Stattlicheres sehen. Nachdem sie einige Straßen durchzogen hatten, hörten sie Schwertergeklirr; sie eilten hinzu und fanden zwei Männer, die miteinander fochten. Als diese aber die Gerichtsbeamten kommen sahen, hielten sie inne, und einer von ihnen rief:
-¡Aquí de Dios y del rey! ¿Cómo y que se ha de sufrir que roben en poblado en este pueblo, y que salga a saltear en él en la mitad de las calles. »Hierher, in Gottes und des Königs Namen! Was, soll man es ertragen, daß mitten unter Menschen in dieser Stadt Raub getrieben wird und daß man mitten auf der Straße wie Wegelagerer die Leute anfällt?«
-Sosegaos, hombre de bien -dijo Sancho-, y contadme qué es la causa desta pendencia, que yo soy el gobernador. »Beruhigt Euch, braver Mann«, sprach Sancho, »und erzählt mir, warum Ihr Euch schlagt; ich bin der Statthalter.«
El otro contrario dijo. Der andre der zwei Streitenden sprach:
-Señor gobernador, yo la diré con toda brevedad. Vuestra merced sabrá que este gentilhombre acaba de ganar ahora en esta casa de juego que está aquí frontero más de mil reales, y sabe Dios cómo; y, hallándome yo presente, juzgué más de una suerte dudosa en su favor, contra todo aquello que me dictaba la conciencia; alzóse con la ganancia, y, cuando esperaba que me había de dar algún escudo, por lo menos, de barato, como es uso y costumbre darle a los hombres principales como yo, que estamos asistentes para bien y mal pasar, y para apoyar sinrazones y evitar pendencias, él embolsó su dinero y se salió de la casa. Yo vine despechado tras él, y con buenas y corteses palabras le he pedido que me diese siquiera ocho reales, pues sabe que yo soy hombre honrado y que no tengo oficio ni beneficio, porque mis padres no me le enseñaron ni me le dejaron, y el socarrón, que no es más ladrón que Caco, ni más fullero que Andradilla, no quería darme más de cuatro reales; ¡porque vea vuestra merced, señor gobernador, qué poca vergüenza y qué poca conciencia! Pero a fee que, si vuesa merced no llegara, que yo le hiciera vomitar la ganancia, y que había de saber con cuántas entraba la romana. »Herr Statthalter, ich will es Euch in kurzen Worten sagen. Euer Gnaden soll erfahren, daß dieser Biedermann soeben in dem Spielhause dort drüben über tausend Realen gewonnen hat, Gott weiß wie; ich war dabei und habe mehr als einen zweifelhaften Wurf mit meinem Schiedsspruch zu seinen Gunsten entschieden, gegen das Gebot meines eigenen Gewissens. Er stand mit seinem Gewinn auf, und während ich erwartete, er würde mir wenigstens so ein paar Tälerchen Gewinstanteil verehren, wie das Sitte und Brauch ist gegenüber angesehenen Leuten wie mir, die wir für alle Fälle, für gute wie böse, dem Spiele beiwohnen, um ungerechte Ansprüche zu unterstützen und Streitigkeiten zu verhüten, sackte er sein Geld ein und entfernte sich aus dem Hause. Aufgebracht lief ich ihm nach und bat ihn mit freundlichen und höflichen Worten, mir wenigstens acht Realen zu geben, da er weiß, daß ich ein Ehrenmann bin und zum Leben weder ein Gewerbe noch ein Vermögen habe, denn jenes haben meine Eltern mich nicht gelehrt und dieses mir nicht hinterlassen; und der Spitzbube, der als Dieb nicht hinter Kakus zurücksteht und als Falschspieler nicht hinter Andradilla, wollte mir nicht mehr als vier Realen geben, woraus Ihr, Herr Statthalter, ersehen könnt, wie der Mensch keine Scham und kein Gewissen hat. Aber wahrlich, wäre Euer Gnaden nicht dazugekommen, so hätte er mir seinen Gewinn schon wieder herauswürgen und lernen sollen, wieviel Gewicht nötig ist, damit das Zünglein der Waage einspielt.«
-¿Qué decís vos a esto? -preguntó Sancho. »Was sagt Ihr dazu?« fragte Sancho.
Y el otro respondió que era verdad cuanto su contrario decía, y no había querido darle más de cuatro reales porque se los daba muchas veces; y los que esperan barato han de ser comedidos y tomar con rostro alegre lo que les dieren, sin ponerse en cuentas con los gananciosos, si ya no supiesen de cierto que son fulleros y que lo que ganan es mal ganado; y que, para señal que él era hombre de bien y no ladrón, como decía, ninguna había mayor que el no haberle querido dar nada; que siempre los fulleros son tributarios de los mirones que los conocen. Der andre antwortete, es sei alles wahr, was sein Gegner gesagt habe, und er habe ihm nur vier Realen geben wollen, weil er ihm häufig soviel verabreiche; und die Leute, die auf einen Gewinnanteil ausgehen, müssen höflich sein und mit vergnügtem Gesicht annehmen, was man ihnen gibt, wenn sie nicht etwa bestimmt wissen, daß es Falschspieler sind, die ihren Gewinn auf unrechte Weise gemacht haben. Er aber sei ein ehrlicher Mann und keineswegs ein Dieb, wie jener sage, und dafür gebe es keinen besseren Beweis, als daß er ihm nichts habe geben wollen, während die Falschspieler immer den gewohnheitsmäßigen Zusehern, die sie kennen, zinspflichtig sind.
-Así es -dijo el mayordomo-. Vea vuestra merced, señor gobernador, qué es lo que se ha de hacer destos hombres. »Das ist richtig«, sagte der Haushofmeister; »wollet nun erwägen, Herr Statthalter, was mit diesen Leuten geschehen soll.«
-Lo que se ha de hacer es esto -respondió Sancho- vos, ganancioso, bueno, o malo, o indiferente, dad luego a este vuestro acuchillador cien reales, y más, habéis de desembolsar treinta para los pobres de la cárcel; y vos, que no tenéis oficio ni beneficio y andáis de nones en esta ínsula, tomad luego esos cien reales, y mañana en todo el día salid desta ínsula desterrado por diez años, so pena, si lo quebrantáredes, los cumpláis en la otra vida, colgándoos yo de una picota, o, a lo menos, el verdugo por mi mandado; y ninguno me replique, que le asentaré la mano. »Was geschehen soll«, antwortete Sancho, »ist dies: Ihr, der Ihr gewonnen habt, ob auf rechtliche oder unrechtliche oder einerlei was für Weise, gebt auf der Stelle dem Angreifer hundert Realen von Eurem Geld, und außerdem habt Ihr für die armen Leute im Gefängnis dreißig Realen herauszurücken; Ihr aber, der Ihr ohne Gewerbe und Vermögen seid und als Faulenzer auf dieser Insul herumlungert, nehmt auf der Stelle die hundert Realen, und morgen habt Ihr den ganzen Tag Zeit, um von der Insul zu verschwinden, und seid auf zehn Jahre verbannt, bei Strafe, daß Ihr, wenn Ihr das Gebot brecht, die zehn Jahre in der andern Welt abmachen sollt, denn ich will Euch an einen hohen Galgen hängen, oder vielmehr der Henker soll es auf meinen Befehl tun. Und keiner soll mir was dagegensagen, sonst laß ich ihn meine Hand fühlen.«
Desembolsó el uno, recibió el otro, éste se salió de la ínsula, y aquél se fue a su casa, y el gobernador quedó diciendo. Der eine zahlte, der andre sackte ein; dieser verließ die Insul, jener begab sich nach Hause, und der Statthalter blieb noch stehen und sagte:
-Ahora, yo podré poco, o quitaré estas casas de juego, que a mí se me trasluce que son muy perjudiciales. »Jetzt denke ich, entweder hab ich dazu nicht Macht genug, oder ich schaffe diese Spielhäuser ab, denn wie ich sehe, sind sie höchst verderblich.«
-Ésta, a lo menos -dijo un escribano-, no la podrá vuesa merced quitar, porque la tiene un gran personaje, y más es sin comparación lo que él pierde al año que lo que saca de los naipes. Contra otros garitos de menor cantía podrá vuestra merced mostrar su poder, que son los que más daño hacen y más insolencias encubren; que en las casas de los caballeros principales y de los señores no se atreven los famosos fulleros a usar de sus tretas; y, pues el vicio del juego se ha vuelto en ejercicio común, mejor es que se juegue en casas principales que no en la de algún oficial, donde cogen a un desdichado de media noche abajo y le desuellan vivo. »Dies Spielhaus jedoch«, sprach ein Amtsschreiber, »wird Euer Gnaden nicht aufheben können, denn es wird von einem vornehmen Herrn gehalten, und er verliert ohne allen Vergleich jährlich mehr, als er aus den Karten an Einnahme zieht. Gegen andre Spielbuden geringerer Art kann Euer Gnaden Dero Macht zeigen, die schaden auch am meisten und bergen am meisten Unfug; in den Häusern ansehnlicher Edelleute und großer Herren wagen die Falschspieler nicht, von ihren Kniffen Gebrauch zu machen. Und da das Laster des Spiels zur allgemeinen Gewohnheit geworden, so ist es besser, wenn in einem vornehmen Hause gespielt wird als in dem irgendeines Handwerksmannes, wo sie einen Pechvogel nach Mitternacht und noch später einfangen und bei lebendigem Leibe schinden.«
-Agora, escribano -dijo Sancho-, yo sé que hay mucho que decir en eso. »Allerdings, Gerichtsschreiber«, entgegnete Sancho, »ich weiß, darüber läßt sich viel sagen.«
Y, en esto, llegó un corchete que traía asido a un mozo, y dijo. Indem kam ein Nachtwächter herzu, der einen jungen Menschen gefangen führte, und sagte:
-Señor gobernador, este mancebo venía hacia nosotros, y, así como columbró la justicia, volvió las espaldas y comenzó a correr como un gamo, señal que debe de ser algún delincuente. Yo partí tras él, y, si no fuera porque tropezó y cayó, no le alcanzara jamás. »Herr Statthalter, dieser Bursche kam gerade auf uns zu, als er aber die Obrigkeit gewahrte, nahm er Reißaus und lief davon wie ein Wiesel, woraus zu ersehen, daß es ein Übeltäter sein muß. Ich war eilig hinter ihm her, wäre er aber nicht gestolpert und gefallen, so hätte ich ihn nie eingeholt.«
-¿Por qué huías, hombre? -preguntó Sancho. »Warum bist du weggelaufen, Mensch?« fragte Sancho.
A lo que el mozo respondió. Der junge Mann antwortete:
-Señor, por escusar de responder a las muchas preguntas que las justicias hacen. »Señor, um den vielen Fragen zu entgehen, welche die Herren vom Gericht immer stellen.«
-¿Qué oficio tienes. »Was hast du für ein Handwerk?«
-Tejedor. »Weber.«
-¿Y qué tejes. »Und was webst du?«
-Hierros de lanzas, con licencia buena de vuestra merced. »Lanzenspitzen, mit Euer Gnaden Verlaub.«
-¿Graciosico me sois? ¿De chocarrero os picáis? ¡Está bien! Y ¿adónde íbades ahora. »Du willst den Hanswurst spielen, willst den Possenreißer machen? Gut; aber wo wolltest du jetzt eben hin?«
-Señor, a tomar el aire. »Ich wollte frische Luft schöpfen, Señor.«
-Y ¿adónde se toma el aire en esta ínsula. »Und wo schöpft man frische Luft auf dieser Insul?«
-Adonde sopla. »Wo sie weht.«
-¡Bueno respondéis muy a propósito! Discreto sois, mancebo; pero haced cuenta que yo soy el aire, y que os soplo en popa, y os encamino a la cárcel. ¡Asilde, hola, y llevadle, que yo haré que duerma allí sin aire esta noche. »Schön, Eure Antworten sind sehr treffend; Ihr habt Kopf, junger Mann; aber jetzt nehmt einmal an, ich sei die frische Luft und wehe Euch im Rücken an und treibe Euch voran bis ins Gefängnis. Greift ihn, holla, und führt ihn hin! Dort will ich ihn diese Nacht ohne frische Luft schlafen lassen.«
-¡Par Dios -dijo el mozo-, así me haga vuestra merced dormir en la cárcel como hacerme rey. »Bei Gott«, sprach der junge Mann, »Ihr könnt es geradesowenig fertigbringen, mich im Gefängnis schlafen zu lassen, wie mich zum König zu machen.«
-Pues, ¿por qué no te haré yo dormir en la cárcel? -respondió Sancho-. ¿No tengo yo poder para prenderte y soltarte cada y cuando que quisiere. »Warum denn sollte ich es nicht fertigbringen, dich im Gefängnis schlafen zu lassen?« entgegnete Sancho. »Habe ich nicht die Macht, dich gefangenzunehmen und wieder loszulassen, wann und wie oft ich es will?«
-Por más poder que vuestra merced tenga -dijo el mozo-, no será bastante para hacerme dormir en la cárcel. »Mag Euer Gnaden auch noch soviel Macht haben«, sagte der junge Mann, »so werdet Ihr es doch niemals fertigbringen, mich im Gefängnis schlafen zu lassen.«
-¿Cómo que no? -replicó Sancho-. Llevalde luego donde verá por sus ojos el desengaño, aunque más el alcaide quiera usar con él de su interesal liberalidad; que yo le pondré pena de dos mil ducados si te deja salir un paso de la cárcel. »Warum nicht?« versetzte Sancho; »führt ihn sogleich hin, er soll dort mit seinen eigenen Augen sehen, daß er sich geirrt hat, wenn auch der Gefängnisaufseher noch so gern seine übliche eigennützige Nachsicht gegen ihn zeigen möchte; dem setze ich eine Strafe von zweitausend Talern an, wenn er dir erlaubt, einen Schritt aus dem Gefängnis zu tun.«
-Todo eso es cosa de risa -respondió el mozo-. El caso es que no me harán dormir en la cárcel cuantos hoy viven. »Alles das ist ja zum Lachen«, entgegnete der junge Mann, »die Sache ist die, daß alle Menschen insgesamt, soviel ihrer heute auf Erden leben, es nicht fertigbringen können, mich im Gefängnis schlafen zu lassen.«
-Dime, demonio -dijo Sancho-, ¿tienes algún ángel que te saque y que te quite los grillos que te pienso mandar echar. »Sag mir, Teufelskerl«, sprach Sancho, »hast du einen Engel, der dich herausholt und dir die Handschellen abnimmt, die ich dir will anlegen lassen?«
-Ahora, señor gobernador -respondió el mozo con muy buen donaire-, estemos a razón y vengamos al punto. Prosuponga vuestra merced que me manda llevar a la cárcel, y que en ella me echan grillos y cadenas, y que me meten en un calabozo, y se le ponen al alcaide graves penas si me deja salir, y que él lo cumple como se le manda; con todo esto, si yo no quiero dormir, y estarme despierto toda la noche, sin pegar pestaña, ¿será vuestra merced bastante con todo su poder para hacerme dormir, si yo no quiero. »Nun, Herr Statthalter«, antwortete der junge Mann voll liebenswürdigster Laune, »wir wollen uns jetzt einmal verständigen und zu dem Punkte kommen, auf den es ankommt. Nehme Euer Gnaden einmal an, Ihr befehlt, mich ins Gefängnis zu setzen, und da legt man mir Handschellen und Ketten an und wirft mich in ein tiefes Loch, und dem Gefängnisaufseher werden schwere Strafen angesetzt, wenn er mich herausläßt, und er tut alles genau, wie ihm befohlen: trotz alledem, wenn ich nicht schlafen will und will die ganze Nacht wachbleiben, ohne ein Auge zuzutun, wird Euer Gnaden mit all Eurer Macht es fertigbringen, daß ich schlafe, wenn ich nicht will?«
-No, por cierto -dijo el secretario-, y el hombre ha salido con su intención. »Gewiß nicht«, sagte der Geheimschreiber, »und der Mann hat seine Behauptung erwiesen.«
-De modo -dijo Sancho- que no dejaréis de dormir por otra cosa que por vuestra voluntad, y no por contravenir a la mía. »Hiernach«, fiel Sancho ein, »würdest du dich aus keinem andern Grund Schlafens enthalten, als weil du einmal den Willen dazu hast, und nicht, weil du meinem Willen entgegenzuhandeln beabsichtigst?«
-No, señor -dijo el mozo-, ni por pienso. »Nein, Señor«, antwortete der Jüngling, »daran denke ich nicht im entferntesten.«
-Pues andad con Dios -dijo Sancho-; idos a dormir a vuestra casa, y Dios os dé buen sueño, que yo no quiero quitárosle; pero aconséjoos que de aquí adelante no os burléis con la justicia, porque aréis con alguna que os dé con la burla en los cascos. »So geht denn mit Gott«, sprach Sancho; »geht nach Hause und schlaft dorten, und Gott verleihe Euch einen gesunden Schlummer, ich will ihn Euch nicht rauben. Aber ich rate Euch, künftighin treibt keinen Spaß mehr mit dem Gericht; Ihr könntet einmal auf ein Gericht stoßen, das Euch den Spaß auf Euren Hirnschädel fallen ließe.«
Fuese el mozo, y el gobernador prosiguió con su ronda, y de allí a poco vinieron dos corchetes que traían a un hombre asido, y dijeron Der Jüngling entfernte sich, und der Statthalter setzte seine Runde fort. Gleich darauf kamen zwei Häscher, die einen Mann herbeiführten und sagten:
-Señor gobernador, este que parece hombre no lo es, sino mujer, y no fea, que viene vestida en hábito de hombre. »Herr Statthalter, dies hier scheint ein Mann, ist es aber nicht, sondern ein Weib, und zwar kein häßliches, das sich als Mann verkleidet hat.«
Llegáronle a los ojos dos o tres lanternas, a cuyas luces descubrieron un rostro de una mujer, al parecer, de diez y seis o pocos más años, recogidos los cabellos con una redecilla de oro y seda verde, hermosa como mil perlas. Miráronla de arriba abajo, y vieron que venía con unas medias de seda encarnada, con ligas de tafetán blanco y rapacejos de oro y aljófar; los greguescos eran verdes, de tela de oro, y una saltaembarca o ropilla de lo mesmo, suelta, debajo de la cual traía un jubón de tela finísima de oro y blanco, y los zapatos eran blancos y de hombre. No traía espada ceñida, sino una riquísima daga, y en los dedos, muchos y muy buenos anillos. Finalmente, la moza parecía bien a todos, y ninguno la conoció de cuantos la vieron, y los naturales del lugar dijeron que no podían pensar quién fuese, y los consabidores de las burlas que se habían de hacer a Sancho fueron los que más se admiraron, porque aquel suceso y hallazgo no venía ordenado por ellos; y así, estaban dudosos, esperando en qué pararía el caso. Sie hielten ihr zwei oder drei Laternen unter die Augen, bei deren Schein man das Antlitz eines Mädchens erblickte, das sechzehn Jahre oder wenig mehr zählen mochte, die Haare in ein Netz von Gold und grüner Seide zurückgebunden, schön wie die Maienblumen. Man betrachtete sie von oben bis unten und sah, daß sie Strümpfe von rosa Seide trug mit Kniebändern von weißem Taft und Fransen von Gold mit kleinen Perlchen; die Pluderhosen waren von golddurchwirktem grünem Stoff, der Überwurf von demselben Zeug war offen, und darunter trug sie ein Wams vom feinsten Zeug, weiß mit Gold; als Fußbekleidung trug sie weiße Männerschuhe. Sie hatte kein Schwert umgegürtet, sondern einen reichverzierten Dolch, und an den Fingern trug sie viele und wertvolle Ringe. Kurz, das Mädchen gefiel allen wohl, und es kannte sie keiner von allen, die sie sahen; auch die Leute aus dem Ort erklärten, sie hätten keine Ahnung, wer es sein könne. Die Mitwisser bei den Possenstreichen, die man mit Sancho vorhatte, fanden sich gerade am meisten überrascht, denn dieser Vorfall und die Festnahme dieses Mädchens war kein von ihnen angelegter Plan, und so standen sie in Ungewißheit da und in zweifelnder Erwartung, worauf die Sache hinauslaufen würde.
Sancho quedó pasmado de la hermosura de la moza, y preguntóle quién era, adónde iba y qué ocasión le había movido para vestirse en aquel hábito. Ella, puestos los ojos en tierra con honestísima vergüenza, respondió. Sancho war ganz außer sich ob der Schönheit des Mädchens und fragte sie, wer sie sei, wohin sie wolle und welcher Grund sie bewogen habe, diese Tracht anzulegen. Mit niedergeschlagenen Augen und voll züchtiger Verschämtheit antwortete sie:
-No puedo, señor, decir tan en público lo que tanto me importaba fuera secreto; una cosa quiero que se entienda que no soy ladrón ni persona facinorosa, sino una doncella desdichada a quien la fuerza de unos celos ha hecho romper el decoro que a la honestidad se debe. »Señor, ich kann das nicht so öffentlich sagen, was mir so wichtig wäre geheimzuhalten. Eines jedoch wünsche ich Euch von vornherein zu bemerken, nämlich daß ich weder ein Dieb noch ein Missetäter bin, sondern ein unglückliches Mädchen, das sich von der Macht der Eifersucht gezwungen gesehen, die Schicklichkeit zu verletzen, welche die Sittsamkeit uns sonst auferlegt.«
Oyendo esto el mayordomo, dijo a Sancho. Als der Haushofmeister dies hörte, sagte er:
-Haga, señor gobernador, apartar la gente, porque esta señora con menos empacho pueda decir lo que quisiere. »Herr Statthalter, lasset die Leute beiseite treten, damit diese Dame sich nicht so in Verlegenheit finde, Euch mitzuteilen, was sie auf dem Herzen hat.«
Mandólo así el gobernador; apartáronse todos, si no fueron el mayordomo, maestresala y el secretario. Viéndose, pues, solos, la doncella prosiguió diciendo. Der Statthalter erteilte den Befehl dazu; alle traten beiseite außer dem Haushofmeister, dem Truchseß und dem Geheimschreiber. Als sie sich nun allein sahen, fuhr das Mädchen folgendermaßen fort:
-« Yo, señores, soy hija de Pedro Pérez Mazorca, arrendador de las lanas deste lugar, el cual suele muchas veces ir en casa de mi padre. »Ich, meine Herren, bin die Tochter von Pedro Perez Mazorca, dem Schafwollpächter hier, der häufig in meines Vaters Haus zu kommen pflegt.«
-Eso no lleva camino -dijo el mayordomo-, señora, porque yo conozco muy bien a Pedro Pérez y sé que no tiene hijo ninguno, ni varón ni hembra; y más, que decís que es vuestro padre, y luego añadís que suele ir muchas veces en casa de vuestro padre. »Das kann nicht richtig sein, Senorita«, sagte der Haushofmeister; »ich kenne den Pedro Perez sehr gut und weiß, daß er kein Kind hat, weder Sohn noch Tochter. Zudem sagt Ihr, er sei Euer Vater, und setzt gleich hinzu, daß er häufig in Eures Vaters Haus zu kommen pflegt.«
-Ya yo había dado en ello -dijo Sancho. »Das ist mir auch aufgefallen«, sprach Sancho.
-Ahora, señores, yo estoy turbada, y no sé lo que me digo -respondió la doncella-; pero la verdad es que yo soy hija de Diego de la Llana, que todos vuesas mercedes deben de conocer. »Jetzt, meine Herren«, erwiderte das Mädchen, »bin ich so verwirrt, daß ich nicht weiß, was ich sage; aber die Wahrheit ist, daß ich die Tochter des Diego de la Llana bin, den Euer Gnaden wohl alle kennen.«
-Aún eso lleva camino -respondió el mayordomo-, que yo conozco a Diego de la Llana, y sé que es un hidalgo principal y rico, y que tiene un hijo y una hija, y que después que enviudó no ha habido nadie en todo este lugar que pueda decir que ha visto el rostro de su hija; que la tiene tan encerrada que no da lugar al sol que la vea; y, con todo esto, la fama dice que es en estremo hermosa. »Das allerdings kann richtig sein«, entgegnete der Haushofmeister. »Ich kenne den Diego de la Llana und weiß, daß er ein vornehmer und reicher Junker ist und einen Sohn und eine Tochter hat und daß keiner in der ganzen Stadt, seit er Witwer geworden, sagen kann, er habe jemals seine Tochter von Angesicht gesehen; er hält sie so abgeschlossen, daß er nicht einmal der Sonne ihren Anblick verstattet; aber trotz alledem rühmt das Gerücht sie als eine außerordentliche Schönheit.«
-Así es la verdad -respondió la doncella-, y esa hija soy yo; si la fama miente o no en mi hermosura ya os habréis, señores, desengañado, pues me habéis visto. »Es ist wahr«, antwortete das Mädchen, »und diese Tochter bin ich, und ob in betreff meiner Schönheit der Ruf lügt oder nicht, darüber werdet Ihr jetzt bereits enttäuscht sein, da Ihr mich gesehen habt.«
Y, en esto, comenzó a llorar tiernamente; viendo lo cual el secretario, se llegó al oído del maestresala y le dijo muy paso. Hier begann sie bitterlich zu weinen. Als der Geheimschreiber dies sah, trat er näher zu dem Truchseß heran und sagte ihm ganz leise ins Ohr:
-Sin duda alguna que a esta pobre doncella le debe de haber sucedido algo de importancia, pues en tal traje, y a tales horas, y siendo tan principal, anda fuera de su casa. »Ohne Zweifel muß dem armen Mädchen etwas Besonderes zugestoßen sein, da sie in solchem Aufzug und zu solcher Stunde aus dem Hause läuft, wo sie aus so guter Familie ist.«
-No hay dudar en eso -respondió el maestresala-; y más, que esa sospecha la confirman sus lágrimas. »Daran ist nicht zu zweifeln«, versetzte der Truchseß, »besonders da ihre Tränen Eure Vermutung bestärken.«
Sancho la consoló con las mejores razones que él supo, y le pidió que sin temor alguno les dijese lo que le había sucedido; que todos procurarían remediarlo con muchas veras y por todas las vías posibles. Sancho sprach ihr Trost zu mit den bestmöglichen Worten, die er finden konnte, und bat sie, ihnen ohne alle Scheu zu sagen, was ihr zugestoßen sei; sie alle würden bestrebt sein, ihr aufrichtig und auf jede mögliche Weise zu helfen.
-« Es el caso, señores -respondió ella-, que mi padre me ha tenido encerrada diez años ha, que son los mismos que a mi madre come la tierra. En casa dicen misa en un rico oratorio, y yo en todo este tiempo no he visto que el sol del cielo de día, y la luna y las estrellas de noche, ni sé qué son calles, plazas, ni templos, ni aun hombres, fuera de mi padre y de un hermano mío, y de Pedro Pérez el arrendador, que, por entrar de ordinario en mi casa, se me antojó decir que era mi padre, por no declarar el mío. Este encerramiento y este negarme el salir de casa, siquiera a la iglesia, ha muchos días y meses que me trae muy desconsolada; quisiera yo ver el mundo, o, a lo menos, el pueblo donde nací, pareciéndome que este deseo no iba contra el buen decoro que las doncellas principales deben guardar a sí mesmas. Cuando oía decir que corrían toros y jugaban cañas, y se representaban comedias, preguntaba a mi hermano, que es un año menor que yo, que me dijese qué cosas eran aquéllas y otras muchas que yo no he visto; él me lo declaraba por los mejores modos que sabía, pero todo era encenderme más el deseo de verlo. Finalmente, por abreviar el cuento de mi perdición, digo que yo rogué y pedí a mi hermano, que nunca tal pidiera ni tal rogara...» »Die Sache ist die, meine Herren«, antwortete sie, »daß mein Vater mich seit zehn Jahren von aller Welt abgeschlossen hält, also seit meine Mutter im Grab liegt. Zu Hause wird in einem reichgeschmückten Betsaal Messe gelesen; und während dieser ganzen Zeit habe ich bei Tag nur die Sonne und bei Nacht nur den Mond und die Sterne gesehen. Ich weiß nicht, was Straßen, Plätze und Kirchen sind, nicht einmal, was Männer sind, ausgenommen meinen Vater und meinen Bruder und Pedro Perez den Pächter; und weil dieser so häufig in unser Haus kommt, kam ich auf den Gedanken, ihn für meinen Vater auszugeben, um den wirklichen nicht nennen zu müssen. Diese Einkerkerung, dieses Verbot jedes Gangs aus dem Hause und selbst zur Kirche macht mich seit vielen Tagen und Monden ganz untröstlich; ich wollte die Welt sehen oder wenigstens die Stadt, wo ich geboren bin, und es bedünkte mich, daß dieses Verlangen nicht gegen die gute Sitte und Schicklichkeit sei, die zu wahren ein Fräulein von Stande sich selbst schuldig ist. Als ich von Stiergefechten, Ringelrennen und Komödien hörte, bat ich meinen Bruder, der ein Jahr jünger ist als ich, mir zu sagen, was das für Dinge seien und ebenso noch vieles andere, was ich noch nie gesehen hatte; er setzte mir es auseinander, so gut er konnte, aber dies alles fachte nur meine Begierde, es selber zu sehen, noch heftiger an. Zuletzt, um die Erzählung von meinem Verderben abzukürzen, zuletzt, bekenne ich, verlangte und erbat ich von meinem Bruder ... O hätte ich nie so etwas verlangt, nie so etwas erbeten!«
Y tornó a renovar el llanto. El mayordomo le dijo. Hier begann sie aufs neue zu weinen. Der Haushofmeister sagte zu ihr:
-Prosiga vuestra merced, señora, y acabe de decirnos lo que le ha sucedido, que nos tienen a todos suspensos sus palabras y sus lágrimas. »Fahrt fort, Señorita, und erzählt uns alles zu Ende, was Euch begegnet ist; nach Euren Worten und Euren Tränen sind wir alle in gespannter Erwartung.«
-Pocas me quedan por decir -respondió la doncella-, aunque muchas lágrimas sí que llorar, porque los mal colocados deseos no pueden traer consigo otros descuentos que los semejantes. »Wenige Worte habe ich noch zu sagen«, antwortete das Fräulein, »aber viele Tränen zu weinen, denn wenn Wünsche auf ein schlechtes Ziel gerichtet sind, so können sie nur arge Enttäuschungen wie diese nach sich ziehen.«
Habíase sentado en el alma del maestresala la belleza de la doncella, y llegó otra vez su lanterna para verla de nuevo; y parecióle que no eran lágrimas las que lloraba, sino aljófar o rocío de los prados, y aun las subía de punto y las llegaba a perlas orientales, y estaba deseando que su desgracia no fuese tanta como daban a entender los indicios de su llanto y de sus suspiros. Desesperábase el gobernador de la tardanza que tenía la moza en dilatar su historia, y díjole que acabase de tenerlos más suspensos, que era tarde y faltaba mucho que andar del pueblo. Ella, entre interrotos sollozos y mal formados suspiros, dijo. Die Schönheit des Mädchens war dem Truchseß tief ins Herz gedrungen; er hielt noch einmal seine Laterne näher hin, und es deuchte ihn, es seien nicht Tränen, die sie weinte, sondern Perlenstaub oder Tau von den Wiesen - ja, er hielt diese Tränen für noch Höheres und stellte sie Perlen aus dem Morgenlande gleich und wünschte beständig, ihr Unglück möchte doch nicht so groß sein, als ihre Tränen und Seufzer es anzudeuten schienen. Der Statthalter verzweifelte schier darüber, wie das Mädchen seine Erzählung immer weiter hinauszog, und sagte ihr, sie möchte endlich aufhören, sie noch länger in Spannung zu halten; es sei schon spät und noch ein großer Teil der Stadt übrig, wo er die Runde zu machen habe. Stets von Schluchzen unterbrochen und unter halberstickten Seufzern sprach sie:
-« No es otra mi desgracia, ni mi infortunio es otro sino que yo rogué a mi hermano que me vistiese en hábitos de hombre con uno de sus vestidos y que me sacase una noche a ver todo el pueblo, cuando nuestro padre durmiese; él, importunado de mis ruegos, condecendió con mi deseo, y, poniéndome este vestido y él vestiéndose de otro mío, que le está como nacido, porque él no tiene pelo de barba y no parece sino una doncella hermosísima, esta noche, debe de haber una hora, poco más o menos, nos salimos de casa; y, guiados de nuestro mozo y desbaratado discurso, hemos rodeado todo el pueblo, y cuando queríamos volver a casa, vimos venir un gran tropel de gente, y mi hermano me dijo ''Hermana, ésta debe de ser la ronda aligera los pies y pon alas en ellos, y vente tras mí corriendo, porque no nos conozcan, que nos será mal contado''. Y, diciendo esto, volvió las espaldas y comenzó, no digo a correr, sino a volar; yo, a menos de seis pasos, caí, con el sobresalto, y entonces llegó el ministro de la justicia que me trujo ante vuestras mercedes, adonde, por mala y antojadiza, me veo avergonzada ante tanta gente. »Mein Unglück ist kein andres, mein Mißgeschick ist kein andres, als daß ich meinen Bruder bat, er solle mich mit einem seiner Anzüge als Mann verkleiden und mich eines Nachts mit aus dem Hause nehmen, um den ganzen Ort zu sehen, während unser Vater schliefe. Von meinen Bitten gedrängt, gab er endlich meinen Wünschen nach; ich zog diese Kleidung an, er legte eine von mir an, die ihm paßt wie angegossen, denn er hat kein Härchen Bart und sieht aus wie ein wunderschönes Mädchen; und diese Nacht, es mag eine Stunde her sein, kaum mehr oder weniger, schlüpften wir aus dem Hause, und von unsrem kindlichen und unbesonnenen Vorhaben weitergeführt, sind wir durch die ganze Stadt gestreift. Als wir aber wieder nach Hause wollten, sahen wir einen großen Trupp Leute kommen, und mein Bruder sagte zu mir: ,Schwester, das wird die Runde sein; beschleunige deine Schritte und leg ihnen Flügel an und laufe eilig hinter mir her, damit man uns nicht erkenne, denn sonst ergeht es uns übel.' Mit diesen Worten wandte er den Rücken und fing an, ich sage nicht: zu laufen, sondern zu fliegen; ich, nach kaum sechs Schritten, falle vor Schreck zu Boden, und da kommt der Gerichtsdiener und bringt mich hierher vor euch Herren, wo ich vor so vielen Leuten in Schande stehe, als ob ich ein ungeratenes leichtfertiges Ding wäre.«
-¿En efecto, señora -dijo Sancho-, no os ha sucedido otro desmán alguno, ni celos, como vos al principio de vuestro cuento dijistes, no os sacaron de vuestra casa. »Sonach, Señorita«, sprach Sancho, »hat Euch sonst keine Widerwärtigkeit betroffen und hat Euch auch keine Eifersucht, wie Ihr zu Anfang Eurer Erzählung gesagt, aus Eurem Hause hinausgetrieben?«
-No me ha sucedido nada, ni me sacaron celos, sino sólo el deseo de ver mundo, que no se estendía a más que a ver las calles de este lugar. »Nichts hat mich betroffen, und nicht Eifersucht hat mich herausgetrieben, sondern nur das Verlangen, die Welt zu sehen, und auch nicht mehr als die Straßen dieser Stadt,«
Y acabó de confirmar ser verdad lo que la doncella decía llegar los corchetes con su hermano preso, a quien alcanzó uno dellos cuando se huyó de su hermana. No traía sino un faldellín rico y una mantellina de damasco azul con pasamanos de oro fino, la cabeza sin toca ni con otra cosa adornada que con sus mesmos cabellos, que eran sortijas de oro, según eran rubios y enrizados. Apartáronse con el gobernador, mayordomo y maestresala, y, sin que lo oyese su hermana, le preguntaron cómo venía en aquel traje, y él, con no menos vergüenza y empacho, contó lo mesmo que su hermana había contado, de que recibió gran gusto el enamorado maestresala. Pero el gobernador les dijo Daß die Angaben des Mädchens auf Wahrheit beruhten, wurde vollends dadurch bestätigt, daß die Häscher nun auch mit ihrem inzwischen eingefangenen Bruder kamen, den einer von ihnen eingeholt, als er von seiner Schwester geflüchtet war. Er trug nur einen kostbaren Rock und einen Überwurf aus blauem Damast mit Tressen von feinstem Gold, den Kopf ohne Schleiertuch, mit nichts andrem geschmückt als mit seinen eigenen Haaren, die goldne Ringe schienen, so blond und gelockt waren sie. Der Statthalter, der Haushofmeister und der Truchseß gingen mit ihm beiseite und fragten ihn, ohne daß seine Schwester es hören konnte, warum er in dieser Tracht gehe, und er, mit nicht geringerer Scham und Verlegenheit als vorher sie, erzählte dasselbe wie seine Schwester, was dem verliebten Truchseß gar großes Vergnügen machte. Der Statthalter aber sagte zu ihnen:
-Por cierto, señores, que ésta ha sido una gran rapacería, y para contar esta necedad y atrevimiento no eran menester tantas largas, ni tantas lágrimas y suspiros; que con decir ''Somos fulano y fulana, que nos salimos a espaciar de casa de nuestros padres con esta invención, sólo por curiosidad, sin otro designio alguno'', se acabara el cuento, y no gemidicos, y lloramicos, y darle. »Ganz gewiß, ihr jungen Leute, war dies alles eine große Kinderei, und um so einen törichten Streich zu erzählen, waren nicht so viele Weitläufigkeiten nötig und nicht so viele Tränen und Seufzer; denn hättet Ihr bloß gesagt, wir sind der und die und haben uns dieses Kunstgriffs bedient, um aus dem elterlichen Hause zu kommen und herumzuspazieren, bloß aus Neugier, ohne sonst einen Zweck, so wäre die Mär damit fertig gewesen ohne Seufzerei und Geflenn.«
-Así es la verdad -respondió la doncella-, pero sepan vuesas mercedes que la turbación que he tenido ha sido tanta, que no me ha dejado guardar el término que debía. »Das ist wahr«, entgegnete das Mädchen; »aber ihr müßt wissen, meine Herren, meine Verwirrung war so groß, daß sie mir gar nicht erlaubte, mich so zu benehmen, wie ich hätte sollen.«
-No se ha perdido nada -respondió Sancho-. Vamos, y dejaremos a vuesas mercedes en casa de su padre; quizá no los habrá echado menos. Y, de aquí adelante, no se muestren tan niños, ni tan deseosos de ver mundo, que la doncella honrada, la pierna quebrada, y en casa; y la mujer y la gallina, por andar se pierden aína; y la que es deseosa de ver, también tiene deseo de ser vista. No digo más. »Das macht nichts«, versetzte Sancho; »wir wollen gehen und von euch beiden, sobald ihr im Hause eures Vaters seid, Abschied nehmen; vielleicht hat er euch noch nicht vermißt. Künftig aber benehmt euch nicht so kindisch und seid nicht so neugierig darauf, die Welt zu sehen; denn ein brav Mägdlein mag nicht hinaus, bricht lieber das Bein und bleibt zu Haus; und: Streichen sie draußen vor den Toren, ist ein Weib und ein Huhn gar bald verloren; und: Die es gelüstet zu sehen, die gelüstet's auch, gesehen zu werden. Mehr sag ich nicht.«
El mancebo agradeció al gobernador la merced que quería hacerles de volverlos a su casa, y así, se encaminaron hacia ella, que no estaba muy lejos de allí. Llegaron, pues, y, tirando el hermano una china a una reja, al momento bajó una criada, que los estaba esperando, y les abrió la puerta, y ellos se entraron, dejando a todos admirados, así de su gentileza y hermosura como del deseo que tenían de ver mundo, de noche y sin salir del lugar; pero todo lo atribuyeron a su poca edad. Der Jüngling dankte dem Statthalter, daß er ihnen die Gnade erweisen wolle, sie wieder nach Hause zu bringen, und so nahmen sie ihren Weg dahin; es war nicht sehr weit. Als sie ankamen, warf der Bruder einen kleinen Kiesel gegen ein Fenstergitter, und alsbald kam eine Dienerin herunter, die auf sie gewartet hatte und ihnen die Tür öffnete; sie traten ein und ließen die ganze Gesellschaft in Verwunderung über ihre anmutige Art und ihre Schönheit wie über ihr Verlangen, die Welt zu sehen, und zwar bei Nacht und ohne aus der Stadt hinauszukommen. Indessen schrieben sie dies alles auf Rechnung ihres jugendlichen Alters.
Quedó el maestresala traspasado su corazón, y propuso de luego otro día pedírsela por mujer a su padre, teniendo por cierto que no se la negaría, por ser él criado del duque; y aun a Sancho le vinieron deseos y barruntos de casar al mozo con Sanchica, su hija, y determinó de ponerlo en plática a su tiempo, dándose a entender que a una hija de un gobernador ningún marido se le podía negar. Der Truchseß fühlte sich mitten ins Herz getroffen und nahm sich auf der Stelle vor, am nächsten Tage bei ihrem Vater um ihre Hand anzuhalten, da er es für sicher hielt, er würde sie ihm als einem Manne in des Herzogs Diensten nicht abschlagen. Ja auch in Sancho entstanden Wünsche und Pläne in unklaren Umrissen, den jungen Mann mit seiner Tochter Sanchica zu verheiraten, und er beschloß, dies seinerzeit zur Sprache zu bringen, da er nicht zweifelte, daß man einer Statthalterstochter keinen Gatten abschlagen könne.
Con esto, se acabó la ronda de aquella noche, y de allí a dos días el gobierno, con que se destroncaron y borraron todos sus designios, como se verá adelante. Hiermit ging die Runde dieser Nacht zu Ende und ein paar Tage später auch die ganze Statthalterschaft, womit all seine Pläne über den Haufen geworfen und ausgelöscht wurden, wie man nachher ersehen wird.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo L. Donde se declara quién fueron los encantadores y verdugos que azotaron a la dueña y pellizcaron y arañaron a don Quijote, con el suceso que tuvo el paje que llevó la carta a Teresa Sancha, mujer de Sancho Panza.

50. KapitelWorin dargelegt wird, wer die Zauberer und Peiniger waren, so die Kammerfrau pantoffelierten und Don Quijote kneipten und kratzten, nebst den Erlebnissen des Edelknaben, der den Brief an Teresa Pansa, die Hausfrau Sancho Pansas, überbrachte

Dice Cide Hamete, puntualísimo escudriñador de los átomos desta verdadera historia, que al tiempo que doña Rodríguez salió de su aposento para ir a la estancia de don Quijote, otra dueña que con ella dormía lo sintió, y que, como todas las dueñas son amigas de saber, entender y oler, se fue tras ella, con tanto silencio, que la buena Rodríguez no lo echó de ver; y, así como la dueña la vio entrar en la estancia de don Quijote, porque no faltase en ella la general costumbre que todas las dueñas tienen de ser chismosas, al momento lo fue a poner en pico a su señora la duquesa, de cómo doña Rodríguez quedaba en el aposento de don Quijote. Es sagt Sidi Hamét, der überaus gründliche Erforscher jedes kleinsten Pünktchens in unserer Geschichte, daß damals, als Doña Rodríguez sich aus ihrem Gemach entfernte, um sich in Don Quijotes Zimmer zu begeben, eine andere Zofe, die mit ihr zusammen schlief, es gewahr wurde; und wie nun denn alle Zofen gar gern alles hören, sehen und riechen, so schlich sie ihr so leise nach, daß die biedere Doña Rodríguez es nicht merkte; sobald sie jene in Don Quijotes Zimmer eintreten sah, lief sie augenblicks, getreu dem allgemeinen Brauch der Zofen, die Klatschbasen zu spielen, zu ihrer gnädigen Frau, der Herzogin, um ihr zu hinterbringen, daß Doña Rodríguez sich im Gemach Don Quijotes befinde.
La duquesa se lo dijo al duque, y le pidió licencia para que ella y Altisidora viniesen a ver lo que aquella dueña quería con don Quijote; el duque se la dio, y las dos, con gran tiento y sosiego, paso ante paso, llegaron a ponerse junto a la puerta del aposento, y tan cerca, que oían todo lo que dentro hablaban; y, cuando oyó la duquesa que Rodríguez había echado en la calle el Aranjuez de sus fuentes, no lo pudo sufrir, ni menos Altisidora; y así, llenas de cólera y deseosas de venganza, entraron de golpe en el aposento, y acrebillaron a don Quijote y vapularon a la dueña del modo que queda contado; porque las afrentas que van derechas contra la hermosura y presunción de las mujeres, despierta en ellas en gran manera la ira y enciende el deseo de vengarse. Die Herzogin sagte es dem Herzog und bat ihn um die Erlaubnis, mit Altisidora hinzugehen, um festzustellen, was die Kammerfrau bei Don Quijote wolle. Der Herzog war einverstanden, und beide schlichen sich vorsichtig und leise bis vor die T! üre des Gemaches und stellten sich so dicht daran, daß sie alles vernahmen, was drinnen gesprochen wurde.Als nun die Herzogin hörte, wie die Rodríguez das reichquellende Aranjuez ihrer Fontänen an die große Glocke hing, konnte sie es nicht länger aushalten, und Altisidora ebensowenig; zornerfüllt und rachedürstend stießen sie die Tür auf, stürzten ins Zimmer, peinigten Don Quijote und zerbleuten die Kammerfrau auf die bereits erzählte Weise; denn Beleidigungen, die geradewegs gegen die Schönheit und Eitelkeit der Weiber gerichtet sind, erwecken einen besonderen Ingrimm und entzünden Rachgier in ihnen.
Contó la duquesa al duque lo que le había pasado, de lo que se holgó mucho, y la duquesa, prosiguiendo con su intención de burlarse y recibir pasatiempo con don Quijote, despachó al paje que había hecho la figura de Dulcinea en el concierto de su desencanto -que tenía bien olvidado Sancho Panza con la ocupación de su gobierno- a Teresa Panza, su mujer, con la carta de su marido, y con otra suya, y con una gran sarta de corales ricos presentados. Die Herzogin berichtete sodann dem Herzog, was vorgefallen, worüber er großes Vernügen empfand; und da sie Don Quijote noch immer weiter zum besten haben und sich die Zeit mit ihm vertreiben wollte, so sandte sie den Edelknaben, der die Rolle der Dulcinea bei dem wohlgeplanten Schauspiel von ihrer Entzauberung gespielt - welches Sancho Pansa über seinen Statthalterschaftssorgen gründlich vergessen hatte -, zu Teresa Pansa, sein! er Frau, mit dem Brief ihres Mannes und mit einem andern von ihr selbst nebst einer wertvollen großen Korallenkette als Geschenk.
Dice, pues, la historia, que el paje era muy discreto y agudo, y, con deseo de servir a sus señores, partió de muy buena gana al lugar de Sancho; y, antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza, mujer de un cierto Sancho Panza, escudero de un caballero llamado don Quijote de la Mancha, a cuya pregunta se levantó en pie una mozuela que estaba lavando, y dijo. Die Geschichte berichtet nun, daß der Edelknabe ein sehr gescheiter, witziger Kopf war, und mit dem lebhaften Wunsche, seiner Herrschaft einen Dienst zu erweisen, ritt er gern und bereitwillig nach Sanchos Dorf. Vor dessen Eingang sah er eine Anzahl Weiber am Bache mit Waschen beschäftigt und fragte sie, ob vielleicht an diesem Ort eine Frau namens Teresa Pansa wohne, die Frau eines gewissen Sancho Pansa, welcher Schildknappe eines Ritters namens Don Quijote von der Mancha seII. Auf diese Frage sprang ein junges Mädchen auf, die ebenfalls beim Waschen war, und sagte:
-Esa Teresa Panza es mi madre, y ese tal Sancho, mi señor padre, y el tal caballero, nuestro amo. »Die Teresa Pansa ist meine Mutter, und der besagte Sancho Pansa ist mein Vater und der besagte Ritter unser Dienstherr.«
-Pues venid, doncella -dijo el paje-, y mostradme a vuestra madre, porque le traigo una carta y un presente del tal vuestro padre. »So kommt denn, Jungfrau«, sprach der Edelknabe, »und laßt mich Eure Mutter sehen, denn ich bringe ihr einen Brief und ein Geschenk von Eurem besagten Vater.«
-Eso haré yo de muy buena gana, señor mío -respondió la moza, que mostraba ser de edad de catorce años, poco más a menos. »Das tu ich mit großem Vergnügen, Herre mein«, erwiderte das Mädchen, das dem Aussehen nach etwa vierzehn Jahre alt sein mochte.
Y, dejando la ropa que lavaba a otra compañera, sin tocarse ni calzarse, que estaba en piernas y desgreñada, saltó delante de la cabalgadura del paje, y dijo Sie überließ ihre Wäsche einer Freundin, und ohne die Haare aufzubinden oder Schuhe anzuziehen - denn ihre Beine und Füße waren bloß, und ihre Haare hingen wirr um sie herum -, sprang sie vor dem Pferde des Edelknaben her und sagte:
-Venga vuesa merced, que a la entrada del pueblo está nuestra casa, y mi madre en ella, con harta pena por no haber sabido muchos días ha de mi señor padre. »Kommt, gnädiger Herr, gleich beim Eingang des Dorfes ist unser Haus, und meine Mutter ist daheim in großen Sorgen, weil sie seit langer Zeit nichts von meinem Herrn Vater gehört hat.«
-Pues yo se las llevo tan buenas -dijo el paje- que tiene que dar bien gracias a Dios por ellas. »Nun, ich bringe ihr so gute Nachrichten«, sagte der Edelknabe, »daß sie Gott recht sehr dafür zu danken hat.«
Finalmente, saltando, corriendo y brincando, llegó al pueblo la muchacha, y, antes de entrar en su casa, dijo a voces desde la puerta. Allgemach kam das Mädchen, springend, laufend, hüpfend, zum Dorfe, und noch ehe sie ins Haus trat, rief sie schon an der Türe mit lauter Stimme:
-Salga, madre Teresa, salga, salga, que viene aquí un señor que trae cartas y otras cosas de mi buen padre. »Kommt heraus, Mutter Teresa, kommt, kommt heraus! Hier kommt ein Herr, der bringt Briefe und noch anderes von meinem guten Vater.«
A cuyas voces salió Teresa Panza, su madre, hilando un copo de es a, con una saya parda. Parecía, según era de corta, que se la habían cortado por vergonzoso lugar, con un corpezuelo asimismo pardo y una camisa de pechos. No era muy vieja, aunque mostraba pasar de los cuarenta, pero fuerte, tiesa, nervuda y avellanada; la cual, viendo a su hija, y al paje a caballo, le dijo. Auf diesen Ruf kam ihre Mutter Teresa heraus; sie spann Werg an einem Rocken und hatte einen dunkelgrauen Rock an, so kurz, als wäre er am Sitz der Scham abgeschnitten. Dazu trug sie ein Leibchen, ebenfalls dunkelgrau, mit einem oben ausgeschnittenen Hemd; sie war noch nicht sehr alt, obschon sie über vierzig Jahre aussah, aber stark, derb, nervig und untersetzt. Als sie ihre Tochter erblickte mit dem Edelknaben zu Pferd, fragte sie:
-¿Qué es esto, niña? ¿Qué señor es éste. »Was ist das, Kind? Wer ist der Herr da?«
-Es un servidor de mi señora doña Teresa Panza -respondió el paje. »Das ist ein Diener seiner gnädigen Frau Doña Teresa Pansa«, antwortete der Edelknabe.
Y, diciendo y haciendo, se arrojó del caballo y se fue con mucha humildad a poner de hinojos ante la señora Teresa, diciendo Und den Worten folgte die Tat; er sprang rasch vom Pferde, warf sich gar demütiglich vor der gnädigen Frau Teresa auf die Knie und sprach:
-Déme vuestra merced sus manos, mi señora doña Teresa, bien así como mujer legítima y particular del señor don Sancho Panza, gobernador propio de la ínsula Barataria. »Reicht mir die Hände zum Kuß, Doña Teresa, meine gnädige Herrin, denn das seid Ihr als die rechtmäßige und ihm allein eigene Gattin des Señor Don Sancho Pansa, wirklichen Statthalters der Insul Baratária.«
-¡Ay, señor mío, quítese de ahí; no haga eso -respondió Teresa-, que yo no soy nada palaciega, sino una pobre labradora, hija de un estripaterrones y mujer de un escudero andante, y no de gobernador alguno. »Ach, ach, Herre mein, steht doch auf von da, laßt das doch«, entgegnete Teresa; »ich bin nicht in Schlössern daheim, sondern eine arme Bäuerin, die Tochter eines Feldarbeiters und die Frau eines fahrenden Schildknappen und gewiß keines Statthalters.«
-Vuesa merced -respondió el paje- es mujer dignísima de un gobernador archidignísimo; y, para prueba desta verdad, reciba vuesa merced esta carta y este presente. »Euer Gnaden«, antwortete der Edelknabe, »ist die würdigste Gemahlin eines über alle Würdigkeit würdigen Statthalters; und zum Erweis der Wahrheit meiner Worte wolle Euer Gnaden diesen Brief und dies Geschenk entgegennehmen.«
Y sacó al instante de la faldriquera una sarta de corales con estremos de oro, y se la echó al cuello y dijo. Und augenblicklich zog er eine Korallenschnur mit goldenen Schließen aus der Tasche, legte sie ihr um den Hals und sagte:
-Esta carta es del señor gobernador, y otra que traigo y estos corales son de mi señora la duquesa, que a vuestra merced me envía. »Dieser Brief ist vom Herrn Statthalter, und diese Korallen sind von meiner gnädigen Frau, der Herzogin, welche mich zu Euer Gnaden sendet.«
Quedó pasmada Teresa, y su hija ni más ni menos, y la muchacha dijo. Teresa war starr vor Staunen und ihre Tochter nicht mehr noch minder. Das Mädchen sagte:
-Que me maten si no anda por aquí nuestro señor amo don Quijote, que debe de haber dado a padre el gobierno o condado que tantas veces le había prometido. »Ich will des Todes sein, wenn nicht unser Herr Don Quijote dahintersteckt; er hat ganz gewiß dem Vater die Statthalterschaft oder Grafschaft gegeben, die er ihm so oft versprochen hat.«
-Así es la verdad -respondió el paje- que, por respeto del señor don Quijote, es ahora el señor Sancho gobernador de la ínsula Barataria, como se verá por esta carta. »So ist es allerdings«, versetzte der Edelknabe, »denn aus Rücksicht auf den Señor Don Quijote ist Señor Sancho nunmehr Statthalter der Insul Baratária geworden, wie aus diesem Brief erhellen wird.«
-Léamela vuesa merced, señor gentilhombre -dijo Teresa-, porque, aunque yo sé hilar, no sé leer migaja. »Lest mir ihn vor, Herr Edelmann«, sagte Teresa, »denn ich kann zwar spinnen, aber kein Sterbenswörtchen lesen.«
-Ni yo tampoco -añadió Sanchica-; pero espérenme aquí, que yo iré a llamar quien la lea, ora sea el cura mesmo, o el bachiller Sansón Carrasco, que vendrán de muy buena gana, por saber nuevas de mi padre. »Auch ich nicht«, fügte Sanchica bei; »aber wartet hier auf mich, ich will jemand rufen, der ihn liest, entweder den Pfarrer selbst oder den Baccalaur Sansón Carrasco; die kommen gewiß sehr gern, weil sie Nachricht von meinem Vater hören wollen.«
-No hay para qué se llame a nadie, que yo no sé hilar, pero sé leer, y la leeré. »Es ist nicht nötig, jemand zu rufen«, erwiderte der Edelknabe; »ich kann zwar nicht spinnen, aber ich kann lesen, und ich will ihn euch gern vorlesen.«
Y así, se la leyó toda, que, por quedar ya referida, no se pone aquí; y luego sacó otra de la duquesa, que decía desta manera. Er las ihn nun von Anfang bis zu Ende; aber weil er schon früher mitgeteilt worden, so wird er hier nicht wiederholt. Sofort zog er dann den andern heraus, der von der Herzogin war und folgendermaßen lautete:
Amiga Teresa. Freundin Teresa,
Las buenas partes de la bondad y del ingenio de vuestro marido Sancho me movieron y obligaron a pedir a mi marido el duque le diese un gobierno de una ínsula, de muchas que tiene. Tengo noticia que gobierna como un girifalte, de lo que yo estoy muy contenta, y el duque mi señor, por el consiguiente; por lo que doy muchas gracias al cielo de no haberme engañado en haberle escogido para el tal gobierno; porque quiero que sepa la señora Teresa que con dificultad se halla un buen gobernador en el mundo, y tal me haga a mí Dios como Sancho gobierna. die guten Eigenschaften, die Euer Mann Sancho in seinem trefflichen Charakter und in seiner geistigen Tüchtigkeit besitzt, haben mich bewogen und es mir zur Pflicht gemacht, meinen Gemahl, den Herzog, zu bitten, ihm über eine seiner vielen Insuln die Statthalterschaft zu verleihen. Es ward mir die Kunde, daß er in derselben regiert wie ein königlicher Aar, was mir viel Vergnügen macht und folglich auch dem Herzog, meinem Gemahl; und deshalb danke ich dem Himmel vielmals, daß ich mich nicht getäuscht habe, als ich ihn zu besagter Statthalterschaft erkor. Denn ich tue Frau Teresa kund, daß ein guter Statthalter gar schwer auf Erden zu finden ist, und Gott möge es mit mir so gut meinen, wie Sancho regiert!
Ahí le envío, querida mía, una sarta de corales con estremos de oro; yo me holgara que fuera de perlas orientales, pero quien te da el hueso, no te querría ver muerta tiempo vendrá en que nos conozcamos y nos comuniquemos, y Dios sabe lo que será. Encomiéndeme a Sanchica, su hija, y dígale de mi parte que se apareje, que la tengo de casar altamente cuando menos lo piense. Hier schicke ich Euch, liebe Freundin, eine Korallenschnur mit goldenen Schließen; ich wollte, es wären Perlen aus dem Morgenland; aber wer dir auch nur einen Knochen gibt, zeigt damit schon, daß er dich nicht Hungers sterben lassen will. Es wird schon die Zeit kommen, wo wir uns kennenlernen und miteinander umgehen werden, und Gott allein weiß, was dereinst alles geschehen wird. Empfehlt mich Eurer Tochter Sanchica und sagt ihr, ich würde sie vornehm verheiraten, wenn sie sich dessen am wenigsten versieht.
Dícenme que en ese lugar hay bellotas gordas envíeme hasta dos docenas, que las estimaré en mucho, por ser de su mano, y escríbame largo, avisándome de su salud y de su bienestar; y si hubiere menester alguna cosa, no tiene que hacer más que boquear que su boca será medida, y Dios me la guarde. Deste lugar. Ich höre, in Eurem Dorf gibt es große süße Eicheln, schickt mir etwa zwei Dutzend davon; sie werden mir von besonderem Werte sein, da sie von Eurer Hand kommen. Schreibt mir auch recht ausführlich und gebt mir Nachricht von Eurer Gesundheit und Eurem Wohlbefinden; und wenn Ihr was nötig habt, so braucht es nicht mehr, als den Mund aufzutun, und Ihr bekommt, soviel hineingeht. Gott erhalte Euch mir noch lange. Gegeben an diesem Ort.
Su amiga, que bien la quiere.
La Duquesa.
Eure Euch herzlich liebende Freundindie Herzogin
-¡Ay -dijo Teresa en oyendo la carta-, y qué buena y qué llana y qué humilde señora! Con estas tales señoras me entierren a mí, y no las hidalgas que en este pueblo se usan, que piensan que por ser hidalgas no las ha de tocar el viento, y van a la iglesia con tanta fantasía como si fuesen las mesmas reinas, que no parece sino que tienen a deshonra el mirar a una labradora; y veis aquí donde esta buena señora, con ser duquesa, me llama amiga, y me trata como si fuera su igual, que igual la vea yo con el más alto campanario que hay en la Mancha. Y, en lo que toca a las bellotas, señor mío, yo le enviaré a su señoría un celemín, que por gordas las pueden venir a ver a la mira y a la maravilla. Y por ahora, Sanchica, atiende a que se regale este señor pon en orden este caballo, y saca de la caballeriza güevos, y corta tocino adunia, y démosle de comer como a un príncipe, que las buenas nuevas que nos ha traído y la buena cara que él tiene lo merece todo; y, en tanto, saldré yo a dar a mis vecinas las nuevas de nuestro contento, y al padre cura y a maese Nicolás el barbero, que tan amigos son y han sido de tu padre. »Ach je!« sagte Teresa, als sie den Brief hörte, »was für eine gute, einfache, herablassende Herrschaft! So eine Herrschaft will ich mir bis ins Grab gefallen lassen, aber nicht die adligen Weiber, wie wir sie in unserm Dorfe haben, die da meinen, weil sie adlig sind, dürfe kein Lüftchen an sie rühren, und die so hochmütig zur Kirche gehen, als wären sie die Königin selber, daß es geradeso aussieht, als hielten sie es für eine Unehre, sich nach einer Bäuerin umzuschauen. Aber sieh mir einer da die gute Herrschaft an; wiewohl sie eine Herzogin ist, heißt sie mich ihre Freundin und behandelt mich, als war ich ihresgleichen. Oh, ich wollte, ich sähe sie so hochstehend wie den höchsten Glockenturm in der ganzen Mancha! Was aber die Eicheln betriff t, Herre mein, so will ich Ihro Gnaden einen Scheffel voll schicken, die sollen so dick sein, daß die Leute herbeikommen, um sie anzustaunen.Für jetzt aber, Sanchica, sorg dafür, daß der Herr sich gütlich tut; versorge sein Pferd, hole Eier aus dem Stall und schneide ein groß Stück Speck; er soll zu essen bekommen wie ein Prinz; die guten Nachrichten, die er uns gebracht hat, und sein freundliches Gesicht sind es wert. Währenddessen will ich ausgehen und unsren Nachbarinnen unser Glück erzählen, auch dem Pater Pfarrer und Meister Nikolas, dem Barbier, die mit deinem Vater von jeher so gut Freund gewesen sind.«
-Sí haré, madre -respondió Sanchica-; pero mire que me ha de dar la mitad desa sarta; que no tengo yo por tan boba a mi señora la duquesa, que se la había de enviar a ella toda. »Das will ich tun, Mutter«, erwiderte Sanchica; »aber bedenkt, daß Ihr mir die Hälfte von der Schnur da geben müßt, ich halte unsre gnädige Frau Herzogin nicht für so dumm, daß sie sie ganz für Euch allein schicken sollte.«
-Todo es para ti, hija -respondió Teresa-, pero déjamela traer algunos días al cuello, que verdaderamente parece que me alegra el corazón. »Sie gehört dir ganz, Kind«, antwortete Teresa, »aber laß mich sie ein paar Tage um den Hals tragen, denn es kommt mir vor, als mache sie mir das Herz froh.«
-También se alegrarán -dijo el paje- cuando vean el lío que viene en este portamanteo, que es un vestido de paño finísimo que el gobernador sólo un día llevó a caza, el cual todo le envía para la señora Sanchica. »Ihr werdet Euch ebenfalls freuen«, sagte der Edelknabe, »wenn Ihr das Bündel seht, das sich in dem Mantelsack hier befindet; es ist ein Anzug vom feinsten Tuch, den der Herr Statthalter ein einziges Mal auf der Jagd trug, und alles das schickt er für Fräulein Sanchica.«
-Que me viva él mil años -respondió Sanchica-, y el que lo trae, ni más ni menos, y aun dos mil, si fuere necesidad. »Tausend Jahre soll er mir am Leben bleiben!« sprach Sanchica hierauf, »und der Überbringer nicht minder, ja meinetwegen zweitausend, wenn's not täte!«
Salióse en esto Teresa fuera de casa, con las cartas, y con la sarta al cuello, y iba tañendo en las cartas como si fuera en un pandero; y, encontrándose acaso con el cura y Sansón Carrasco, comenzó a bailar y a decir. Jetzo eilte Teresa aus dem Hause, mit den Briefen und mit der Schnur um den Hals, und dabei trommelte sie auf den Briefen, als schlüge sie das Tamburin, und als sie zufällig dem Pfarrer und Sansón Carrasco begegnete, tanzte sie umher und sprach:
-¡A fee que agora que no hay pariente pobre! ¡Gobiernito tenemos! ¡No, sino tómese conmigo la más pintada hidalga, que yo la pondré como nueva. »Wahrlich, jetzt gibt's keine Armut mehr in der Verwandtschaft! Wir haben sie, unsere allerliebste Statthalterschaft! Nein, jetzt soll einmal die hochnäsigste Edelfrau kommen und sich mit mir messen, ich will ihr den Hochmut ausziehen.«
-¿Qué es esto, Teresa Panza? ¿Qué locuras son éstas, y qué papeles son ésos. »Was ist das, Teresa Pansa?« fragte der Pfarrer, »was sind das für Narreteien? Was sind das für Papiere?«
-No es otra la locura sino que éstas son cartas de duquesas y de gobernadores, y estos que traigo al cuello son corales finos; las avemarías y los padres nuestros son de oro de martillo, y yo soy gobernadora. »Das ist weiter keine Narretei, als daß dies hier Briefe von Herzoginnen und Statthaltern sind«, erklärte Teresa, »und was ich da um den Hals trage, sind echte Korallen; die Avemarias daran und die Paternosters daran sind von geschlagenem Gold, und ich bin eine Statthaltersfrau.«
-De Dios en ayuso, no os entendemos, Teresa, ni sabemos lo que os decís. »Bei Gott und seinen Heerscharen, wir verstehen Euch nicht«, sagte der Baccalaureus, »und wir wissen nicht, was Ihr damit sagen wollt.«
-Ahí lo podrán ver ellos -respondió Teresa. »Hier könnt ihr es sehen«, antwortete Teresa
Y dioles las cartas. Leyólas el cura de modo que las oyó Sansón Carrasco, y Sansón y el cura se miraron el uno al otro, como admirados de lo que habían leído; y preguntó el bachiller quién había traído aquellas cartas. Respondió Teresa que se viniesen con ella a su casa y verían el mensajero, que era un mancebo como un pino de oro, y que le traía otro presente que valía más de tanto. Quitóle el cura los corales del cuello, y mirólos y remirólos, y, certificándose que eran finos, tornó a admirarse de nuevo, y dijo. und reichte ihnen die Briefe hin. Der Pfarrer las sie so laut, daß Sansón Carrasco zuhören konnte, und Sansón und der Pfarrer sahen einander an, als ob sie nicht begriffen, was sie gelesen hatten, und der Baccalaureus fragte, wer die Briefe gebracht habe. Teresa antwortete, sie möchten mit ihr nach Hause kommen, da würden sie den Boten sehen, es sei ein junger Mann, ein wahrer Goldmensch, und er bringe ihr noch ein Geschenk, das mehr als ebensoviel wert sei.Der Pfarrer nahm ihr die Korallen vom Hals, sah sie an und sah sie wieder an, und da er sich überzeugte, daß sie echt waren, wunderte er sich aufs neue und sprach:
-Por el hábito que tengo, que no sé qué me diga ni qué me piense de estas cartas y destos presentes por una parte, veo y toco la fineza de estos corales, y por otra, leo que una duquesa envía a pedir dos docenas de bellotas. »Bei dem Priestergewand, das ich trage, ich weiß nicht, was ich sagen, noch was ich von diesen Briefen und diesen Korallen denken soll; einerseits seh ich und greife ich mit Händen, daß die Korallen hier echt sind, und andrerseits lese ich, daß eine Herzogin sich brieflich zwei Dutzend Eicheln ausbittet.«
-¡Aderézame esas medidas! -dijo entonces Carrasco-. Agora bien, vamos a ver al portador deste pliego, que dél nos informaremos de las dificultades que se nos ofrecen. »Das soll mir der Kuckuck zusammenreimen«, sprach jetzt Carrasco. »Nun gut, wir wollen gehen und uns den Überbringer dieses Papiers ansehen; er soll uns diese Rätsel aufklären.«
Hiciéronlo así, y volvióse Teresa con ellos. Hallaron al paje cribando un poco de cebada para su cabalgadura, y a Sanchica cortando un torrezno para empedrarle con güevos y dar de comer al paje, cuya presencia y buen adorno contentó mucho a los dos; y, después de haberle saludado cortésmente, y él a ellos, le preguntó Sansón les dijese nuevas así de don Quijote como de Sancho Panza; que, puesto que habían leído las cartas de Sancho y de la señora duquesa, todavía estaban confusos y no acababan de atinar qué sería aquello del gobierno de Sancho, y más de una ínsula, siendo todas o las más que hay en el mar Mediterráneo de Su Majestad. A lo que el paje respondió. Sie taten also, und Teresa kehrte mit ihnen zurück. Sie fanden den Edelknaben damit beschäftigt, etwas Gerste für sein Pferd zu sieben, und Sanchica damit, eine geräucherte Speckseite zu zerlegen, um Eier darüberzuschlagen und dem Edelknaben zu essen zu rüsten, dessen Aussehen und feiner Anzug den beiden Besuchern wohl gefielen. Nachdem sie ihn und er sie höflich begrüßt, fragte ihn Sansón nach Don Quijote wie auch nach Sancho Pansa, denn wenn sie auch die Briefe Sanchos und der Frau Herzogin gelesen hätten, so seien sie doch noch im unklaren und könnten nicht begreifen, was es mit Sanchos Statthalterschaft auf sich habe, zumal über eine Insul, da doch alle oder die meisten im Mittelländischen Meer Seiner Majestät gehörten. Der Edelknabe gab zur Antwort:
-De que el señor Sancho Panza sea gobernador, no hay que dudar en ello; de que sea ínsula o no la que gobierna, en eso no me entremeto, pero basta que sea un lugar de más de mil vecinos; y, en cuanto a lo de las bellotas, digo que mi señora la duquesa es tan llana y tan humilde, que no -decía él- enviar a pedir bellotas a una labradora, pero que le acontecía enviar a pedir un peine prestado a una vecina suya. Porque quiero que sepan vuestras mercedes que las señoras de Aragón, aunque son tan principales, no son tan puntuosas y levantadas como las señoras castellanas; con más llaneza tratan con las gentes. »Daß Herr Sancho Pansa Statthalter ist, daran ist nicht zu zweifeln; ob es eine Insul ist oder nicht, über die er die Statthalterschaft, führt, darauf lasse ich mich nicht ein; genug, es ist ein Ort von mehr als tausend Bürgern. Und was die Eicheln betrifft, sag ich Euch, daß meine gnädige Frau, die Herzogin, so einfach und herablassend ist, daß sie nicht nur eine Bäuerin um Eicheln bittet; sie hat schon wegen eines Kamms zu einer Nachbarin geschickt. Denn Euer Gnaden müssen wissen, daß die Edeldamen in Aragon, wenn auch so hohen Ranges, nicht so förmlich und hochnäsig sind wie die kastilischen Edelfrauen; sie gehen mit den Leuten viel einfacher und zutraulicher um.«
Estando en la mitad destas pláticas, saltó Sanchica con un halda de güevos, y preguntó al paje. Während sie mitten in diesem Gespräche waren, kam Sanchica mit einer Schürze voll Eier hereingesprungen und fragte den Edelknaben:
-Dígame, señor ¿mi señor padre trae por ventura calzas atacadas después que es gobernador. »Sagt mir, Señor, trägt mein Vater vielleicht feine Strumpfhosen, seit er Statthalter ist?«
-No he mirado en ello -respondió el paje-, pero sí debe de traer. »Darauf habe ich nicht achtgegeben«, antwortete der Edelknabe; »aber wahrscheinlich wird er wohl solche tragen.«
-¡Ay Dios mío -replicó Sanchica-, y que será de ver a mi padre con pedorreras! ¿No es bueno sino que desde que nací tengo deseo de ver a mi padre con calzas atacadas? »O du lieber Gott!« versetzte Sanchica; »wie herrlich muß mein Vater in auswattierten Strumpfhosen aussehen! Ist das nicht hübsch, daß ich von Geburt an immer den Wunsch hatte, meinen Vater in Strumpfhosen zu sehen?«
-Como con esas cosas le verá vuestra merced si vive -respondió el paje-. Par Dios, términos lleva de caminar con papahígo, con solos dos meses que le dure el gobierno. »In dergleichen Kleidungsstücken wird Euer Gnaden ihn sehen, wenn Ihr's erlebt«, entgegnete der Edelknabe. »Bei Gott, er wird womöglich mit einer Reisemaske gegen Wind und Wetter umhergehen, wenn seine Statthalterschaft nur noch zwei Monate dauert.«
Bien echaron de ver el cura y el bachiller que el paje hablaba socarronamente, pero la fineza de los corales y el vestido de caza que Sancho enviaba lo deshacía todo; que ya Teresa les había mostrado el vestido. Y no dejaron de reírse del deseo de Sanchica, y más cuando Teresa dijo. Der Pfarrer und der Baccalaureus merkten wohl, daß der Edelknabe nur aus Spott und Schelmerei so sprach, aber die echten Korallen und der Jagdanzug, den Sancho schickte - Teresa hatte ihnen das Kleid bereits gezeigt -, schlugen alle ihre Überlegungen wieder aus dem Felde. Sie konnten indessen nicht umhin, über Sanchicas Wunsch laut zu lachen; und noch lauter, als Teresa sagte:
-Señor cura, eche cata por ahí si hay alguien que vaya a Madrid, o a Toledo, para que me compre un verdugado redondo, hecho y derecho, y sea al uso y de los mejores que hubiere; que en verdad en verdad que tengo de honrar el gobierno de mi marido en cuanto yo pudiere, y aun que si me enojo, me tengo de ir a esa corte, y echar un coche, como todas; que la que tiene marido gobernador muy bien le puede traer y sustentar. »Herr Pfarrer, seht Euch doch im Dorf um, ob einer etwa nach Madrid oder nach Toledo reist, er soll mir einen runden Wulst für unter den Rock kaufen, einen echten und rechten nach der Mode, einen von den allerbesten, die zu finden sind; denn wahrlich, wahrlich, ich will in allem, wozu ich imstande bin, der Statthalterschaft meines Mannes Ehre machen; ja sogar, wenn ich bös werde, bin ich imstand und geh in die Residenz und schaffe mir Kutsche und Pferde an wie alle die Damen; wer einen Statthalter zum Mann hat, kann so was schon halten und behalten.«
-Y ¡cómo, madre! -dijo Sanchica-. Pluguiese a Dios que fuese antes hoy que mañana, aunque dijesen los que me viesen ir sentada con mi señora madre en aquel coche ''¡Mirad la tal por cual, hija del harto de ajos, y cómo va sentada y tendida en el coche, como si fuera una papesa!'' Pero pisen ellos los lodos, y ándeme yo en mi coche, levantados los pies del suelo. ¡Mal año y mal mes para cuantos murmuradores hay en el mundo, y ándeme yo caliente, y ríase la gente! ¿Digo bien, madre mía. »Ei, freilich, Mutter«, sagte Sanchica; »wollte Gott, es wäre lieber heut als morgen, und mögen die Leute auch immer sagen, wenn sie mich mit meiner Frau Mutter in der Kutsche sitzen sehen: ,Seht nur einmal die Dingsda, die Tochter von dem Knoblauchfresser, wie sitzt sie da und streckt sich da in der Kutsche, gerade als ob sie dem Papst seine Frau wäre!' Aber sie mögen nur immerzu im Dreck patschen, ich will in meiner Kutsche fahren und die Füße hoch über dem Boden haben. Hol der Kuckuck alle Lästermäuler, soviel es auf der Welt gibt! Sitz ich warm und wohlgeborgen, macht mir der Leute Spott keine Sorgen. Hab ich recht, Mutter mein?«
-Y ¡cómo que dices bien, hija! -respondió Teresa-. Y todas estas venturas, y aun mayores, me las tiene profetizadas mi buen Sancho, y verás tú, hija, cómo no para hasta hacerme condesa que todo es comenzar a ser venturosas; y, como yo he oído decir muchas veces a tu buen padre, que así como lo es tuyo lo es de los refranes, cuando te dieren la vaquilla, corre con soguilla cuando te dieren un gobierno, cógele; cuando te dieren un condado, agárrale, y cuando te hicieren tus, tus, con alguna buena dádiva, envásala. ¡No, sino dormíos, y no respondáis a las venturas y buenas dichas que están llamando a la puerta de vuestra casa. »Und ob du recht hast, Kind!« antwortete Teresa. »All diese Glücksumstände, und noch größere, hat mir mein lieber Sancho proffenzeit, und du wirst sehen, Kind, daß er nicht stehenbleibt, bis er mich zur Gräfin gemacht hat, denn um glücklich zu werden, ist der Anfang alles, und ich hab oft von deinem Vater das Sprichwort gehört, und geradeso wie er dein Vater ist, so ist er auch der Sprichwörter Vater: Schenkt dir einer die Kuh, lauf mit dem Strick herzu. Schenkt dir einer eine Statthalterschaft, so halt sie fest! Schenkt dir einer eine Grafschaft, so greife mit allen Fingern zu; und hält dir einer ein gutes Geschenk hin und lockt dich mit ,hierher, hierher!' so sacke es in deinen Ranzen ein. Nein, wahrhaftig, schlafe nur und rufe nicht ,Herein!' wenn Glück und Zufalls Gunst an deiner Haustür pochen!«
-Y ¿qué se me da a mí -añadió Sanchica- que diga el que quisiere cuando me vea entonada y fantasiosa "Viose el perro en bragas de cerro. .", y lo demás?. »Und was liegt mir denn daran«, fuhr Sanchica fort, »daß irgendein Beliebiger sagt, wenn er mich in Stolz und Pracht einhergehen sieht: Dem Hunde zog man an seinen Beinen Hosen an von blankem Leinen, und so weiter.«
Oyendo lo cual el cura, dijo. Als der Pfarrer dies hörte, sagte er:
-Yo no puedo creer sino que todos los deste linaje de los Panzas nacieron cada uno con un costal de refranes en el cuerpo ninguno dellos he visto que no los derrame a todas horas y en todas las pláticas que tienen. »Ich kann nicht anders glauben, als daß die vom Geschlechte der Pansas sämtlich mit einem Sack voll Sprichwörter im Leibe auf die Welt gekommen sind; ich habe nie einen von ihnen gesehen, der nicht zu jeder Stunde und bei jeder Unterhaltung damit um sich wirft.«
-Así es la verdad -dijo el paje-, que el señor gobernador Sancho a cada paso los dice, y, aunque muchos no vienen a propósito, todavía dan gusto, y mi señora la duquesa y el duque los celebran mucho. »Das ist wahr«, versetzte der Edelknabe; »der Herr Statthalter Sancho gibt sie bei jeder Gelegenheit her, und wenn auch viele nicht zur Sache passen, so machen sie doch Vergnügen, und meine gnädige Frau, die Herzogin, und der Herzog haben ihre große Freude daran.«
-¿Que todavía se afirma vuestra merced, señor mío -dijo el bachiller-, ser verdad esto del gobierno de Sancho, y de que hay duquesa en el mundo que le envíe presentes y le escriba? Porque nosotros, aunque tocamos los presentes y hemos leído las cartas, no lo creemos, y pensamos que ésta es una de las cosas de don Quijote, nuestro compatrioto, que todas piensa que son hechas por encantamento; y así, estoy por decir que quiero tocar y palpar a vuestra merced, por ver si es embajador fantástico o hombre de carne y hueso. »Wie? Ihr bleibt noch immer dabei, lieber Herr«, sprach der Baccalaureus, »daß die Geschichte mit Sanchos Statthalterschaft auf Wahrheit beruht und daß es eine Herzogin auf Erden gibt, die ihm Geschenke schickt und ihm schreibt? Denn wir, obschon wir die Geschenke mit Händen greifen und die Briefe gelesen haben, wir glauben es nicht und meinen, es ist eine von den Geschichten unsres Landsmannes Don Quijote, die alle seiner Meinung nach mit Zauberei zugehen; und daher möchte ich beinahe sagen, ich will Euch befühlen und betasten, um zu sehen, ob Ihr das Schattenbild von einem Abgesandten oder ein Mensch von Fleisch und Bein seid.«
-Señores, yo no sé más de mí -respondió el paje- sino que soy embajador verdadero, y que el señor Sancho Panza es gobernador efectivo, y que mis señores duque y duquesa pueden dar, y han dado, el tal gobierno; y que he oído decir que en él se porta valentísimamente el tal Sancho Panza; si en esto hay encantamento o no, vuestras mercedes lo disputen allá entre ellos, que yo no sé otra cosa, para el juramento que hago, que es por vida de mis padres, que los tengo vivos y los amo y los quiero mucho. »Meine Herren«, versetzte der Edelknabe, »aus eigener Kenntnis weiß ich nichts weiter, als daß ich ein wirklicher Abgesandter bin und der Herr Sancho Pansa in aller Wahrheit ein Statthalter ist und daß meine Herrschaft, der Herzog und die Herzogin, die besagte Statthalterschaft verleihen können und verliehen haben; auch daß ich vernommen habe, daß der mehrerwähnte Sancho Pansa sich in seinem Amte aufs allertüchtigste benimmt. Ob Zauberkunst dabei im Spiel ist oder nicht, darüber mögt ihr Herren unter euch streiten; ich meinesteils weiß nichts andres, bei dem einzigen Eid, den ich schwöre, nämlich beim Leben meiner Eltern, die beide noch am Leben sind und die ich herzlich liebe und verehre.«
-Bien podrá ello ser así -replicó el bachiller-, pero dubitat Augustinus. »Das kann alles sein«, versetzte der Baccalaureus; »jedoch dubitat Augustinus.«
-Dude quien dudare -respondió el paje-, la verdad es la que he dicho, y esta que ha de andar siempre sobre la mentira,como el aceite sobre el agua; y si no, operibus credite, et non verbis véngase alguno de vuesas mercedes conmigo, y verán con los ojos lo que no creen por los oídos. »Mag zweifeln, wer Lust hat«, entgegnete der Edelknabe; »die Wahrheit ist so, wie ich gesagt, und die wird immer über der Lüge oben bleiben wie Öl über dem Wasser. Andernfalls operibus credite, et non verbis. Möge einer von euch mit mir heimreisen, und ihr werdet mit euren Augen sehen, was ihr mit euren Ohren nicht glauben wollt.«
-Esa ida a mí toca -dijo Sanchica- lléveme vuestra merced, señor, a las ancas de su rocín, que yo iré de muy buena gana a ver a mi señor padre. »Diese Reise ist meine Sache«, sprach Sanchica; »nehmt mich, Señor, auf die Kruppe Eures Gauls, ich möchte gar gern meinen Herrn Vater besuchen.«
-Las hijas de los gobernadores no han de ir solas por los caminos, sino acompañadas de carrozas y literas y de gran número de sirvientes. »Töchter von Statthaltern dürfen nicht allein über Land reisen«, erwiderte der Edelknabe, »sondern nur in Begleitung von Kutschen und Sänften und zahlreicher Dienerschaft.«
-Par Dios -respondió Sancha-, tan bién me vaya yo sobre una pollina como sobre un coche. ¡Hallado la habéis la melindrosa. »Bei Gott«, entgegnete Sanchica, »ich komme ebensogut auf einer Eselin fort wie in einer Kutsche; solch eine Ziererei wäre das Rechte für mich!«
-Calla, mochacha -dijo Teresa-, que no sabes lo que te dices, y este señor está en lo cierto que tal el tiempo, tal el tiento; cuando Sancho, Sancha, y cuando gobernador, señora, y no sé si diga algo. »Schweig, Mädchen«, sprach Teresa, »du weißt nicht, was du redest; der Herr hat ganz recht, denn andre Zeit, andrer Sinn; war er Sancho, warst du Sancha, ist er Statthalter, bist du ein Fräulein; aber ich weiß nicht, wenn ich so rede, ob ich rede, was recht ist.«
-Más dice la señora Teresa de lo que piensa -dijo el paje-; y denme de comer y despáchenme luego, porque pienso volverme esta tarde. »Frau Teresa spricht da noch weit richtiger, als sie glaubt«, sagte der Edelknabe. »Aber gebt mir was zu essen und fertigt mich baldigst ab, denn ich will noch diesen Nachmittag heimkehren.«
A lo que dijo el cura. Hier sagte der Pfarrer: »Euer Gnaden wird wohl kommen und bei mir die Fastenspeise annehmen,
-Vuestra merced se vendrá a hacer penitencia conmigo, que la señora Teresa más tiene voluntad que alhajas para servir a tan buen huésped. denn Frau Teresa hat mehr guten Willen als Vorrat im Hause, um einen so trefflichen Gast zu bewirten.«
Rehusólo el paje; pero, en efecto, lo hubo de conceder por su mejora, y el cura le llevó consigo de buena gana, por tener lugar de preguntarle de espacio por don Quijote y sus hazañas. Der Edelknabe lehnte ab, aber zuletzt mußte er zu seinem eignen Besten nachgeben, und der Pfarrer nahm ihn sehr gern mit, um ihn bei dieser Gelegenheit mit Muße über Don Quijote und seine Taten auszufragen.
El bachiller se ofreció de escribir las cartas a Teresa de la respuesta, pero ella no quiso que el bachiller se metiese en sus cosas, que le tenía por algo burlón; y así, dio un bollo y dos huevos a un monacillo que sabía escribir, el cual le escribió dos cartas, una para su marido y otra para la duquesa, notadas de su mismo caletre, que no son las peores que en esta grande historia se ponen, como se verá adelante. Der Baccalaureus bot Teresa an, für sie die Briefe zur Antwort zu schreiben; aber sie wollte nicht, daß er sich in ihre Angelegenheiten mischen sollte, weil sie ihn für einen Spottvogel hielt; und daher gab sie einem Chorknaben, der schreiben konnte, eine Semmel und zwei Eier, um für sie zwei Briefe zu schreiben, einen an ihren Mann und einen an die Herzogin; er verfaßte sie ganz nach den Eingebungen ihres Hirns, und sie sind nicht die schlechtesten, die in dieser großen Geschichte vorkommen, wie man nachher sehen wird.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LI. Del progreso del gobierno de Sancho Panza, con otros sucesos tales como buenos.

51. Kapitel Vom Fortgang der Statthalterschaft Sancho Pansas, nebst andern Begebnissen, die ebenfalls so ausseben, als wären sie nicht übel

Amaneció el día que se siguió a la noche de la ronda del gobernador, la cual el maestresala pasó sin dormir, ocupado el pensamiento en el rostro, brío y belleza de la disfrazada doncella; y el mayordomo ocupó lo que della faltaba en escribir a sus señores lo que Sancho Panza hacía y decía, tan admirado de sus hechos como de sus dichos porque andaban mezcladas sus palabras y sus acciones, con asomos discretos y tontos. Es kam der Morgen nach jener Nacht, wo der Statthalter die Runde gemacht hatte. Der Truchseß hatte sie schlaflos zugebracht, denn seine Gedanken waren völlig mit dem Angesicht, der jugendlichen Frische und der Schönheit des verkleideten Mädchens beschäftigt. Der Haushofmeister hatte den noch übrigen Teil der Nacht dazu verwendet, seiner Herrschaft zu schreiben, was Sancho Pansa tue und rede, über seine Taten ebenso verwundert wie über seine Reden, denn in seinen Worten und Handlungen waren Züge von Verstand und Albernheit stets untereinandergemischt.
Levantóse, en fin, el señor gobernador, y, por orden del doctor Pedro Recio, le hicieron desayunar con un poco de conserva y cuatro tragos de agua fría, cosa que la trocara Sancho con un pedazo de pan y un racimo de uvas; pero, viendo que aquello era más fuerza que voluntad, pasó por ello, con harto dolor de su alma y fatiga de su estómago, haciéndole creer Pedro Recio que los manjares pocos y delicados avivaban el ingenio, que era lo que más convenía a las personas constituidas en mandos y en oficios graves, donde se han de aprovechar no tanto de las fuerzas corporales como de las del entendimiento. Endlich stand der Herr Statthalter vom Bette auf, und auf Anordnung des Herrn Doktor Peter Stark ließ man ihn mit ein wenig Eingemachtem und vier Schluck frischen Wassers frühstücken, was alles Sancho gern mit einem Stück Brot und einer Weintraube vertauscht hätte. Aber da er sah, daß hier mehr Zwang als Willensfreiheit herrschte, ließ er es über sich ergehen, seinem! Gemüte zum großen Schmerz und seinem Magen zum Verdruß, wiewohl Peter Stark ihm einreden wollte, daß wenige und leichte Gerichte den Geist kräftigen, und das sei gerade für Personen, die in bedeutenden Ämtern und Würden stehen, besonders wichtig, da sie in diesen nicht sowohl die Kräfte des Körpers als auch die des Geistes zu gebrauchen hätten.
Con esta sofistería padecía hambre Sancho, y tal, que en su secreto maldecía el gobierno y aun a quien se le había dado; pero, con su hambre y con su conserva, se puso a juzgar aquel día, y lo primero que se le ofreció fue una pregunta que un forastero le hizo, estando presentes a todo el mayordomo y los demás acólitos, que fue. Bei solchen Spitzfindigkeiten hatte Sancho Hunger zu leiden, und so argen Hunger, daß er die Statthalterschaft, ja auch den, der sie ihm verliehen, in seinem Innern verwünschte. Aber mit seinem Hunger und mit seinem Eingemachten ging er dennoch dieses Tages hin und saß zu Gericht. Das erste, was er zu hören bekam, war eine Frage, die ein Fremder in Anwesenheit des Haushofmeisters und der übrigen Mithelfer bei ihm vorbrachte und die folgendermaßen lautete:
-Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío (y esté vuestra merced atento, porque el caso es de importancia y algo dificultoso). Digo, pues, que sobre este río estaba una puente, y al cabo della, una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, de la puente y del señorío, que era en esta forma "Si alguno pasare por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar; y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna". Sabida esta ley y la rigurosa condición della, pasaban muchos, y luego en lo que juraban se echaba de ver que decían verdad, y los jueces los dejaban pasar libremente. Sucedió, pues, que, tomando juramento a un hombre, juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento y dijeron ''Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y, conforme a la ley, debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre''. Pídese a vuesa merced, señor gobernador, qué harán los jueces del tal hombre; que aun hasta agora están dudosos y suspensos. Y, habiendo tenido noticia del agudo y elevado entendimiento de vuestra merced, me enviaron a mí a que suplicase a vuestra merced de su parte diese su parecer en tan intricado y dudoso caso. »Señor, ein wasserreicher Fluß trennte die zwei Hälften einer und derselben Herrschaft. Euer Gnaden wolle wohl aufmerken, denn der Fall ist von Wichtigkeit und einigermaßen schwierig. Ich sage also, über diesen Fluß führte eine Brücke, und am Ende dieser stand ein Galgen und eine Art Gerichtshaus, in dem für gewöhnlich vier Richter ihren Sitz hatten und Recht sprachen nach dem Gesetz, das der Herr des Flusses, der Brücke und der Herrschaft gegeben hatte. Dies Gesetz lautete: Wenn einer über diese Brücke vom einen Ufer zum andern hinübergeht, muß er erst eidlich erklären, wohin und zu welchem Zwecke er dahin geht, und wenn er die Wahrheit sagt, so sollen sie ihn hinüberlassen, und wenn er lügt, soll er dafür an dem Galgen, der allda ! vor aller Augen steht, ohne alle Gnade hängen und sterben. Nachdem nun dies Gesetz und dessen strenge Verfügungen bekanntgeworden, gingen viele hinüber, und man konnte sogleich an dem, was sie beeideten, ersehen, daß sie die Wahrheit sagten, und die Richter ließen sie unbehelligt hinübergehen. Nun geschah es einmal, daß ein Mann bei der Eidesleistung erklärte, er gehe hinüber, um an dem Galgen dort zu sterben, und zu keinem andern Zweck. Die Richter stutzten bei diesem Eidschwur und sagten: ,Lassen wir diesen Mann frei hinüber, so hat er einen Meineid geschworen und muß gemäß dem Gesetze sterben; hängen wir ihn aber, so hat er geschworen, er gehe hinüber, um an diesem Galgen zu sterben, und da er also die Wahrheit gesagt hat, muß er nach dem nämlichen Gesetz frei ausgehen.' Nun verlangt man von Euer Gnaden zu wissen, Herr Statthalter, was sollen die Richter mit diesem Manne anfangen? Denn bis jetzt sind sie noch immer in Zweifeln befangen und unentschieden. Da sie aber von dem hohen und scharfen Verstande Euer Gnaden gehört, so haben sie mich hergesendet, um Euch in ihrem Namen zu bitten, Ihr möchtet Euer Gutachten in einem so verwickelten und zweifelhaften Falle erteilen.«
A lo que respondió Sancho. Sancho gab hierauf zur Antwort:
-Por cierto que esos señores jueces que a mí os envían lo pudieran haber escusado, porque yo soy un hombre que tengo más de mostrenco que de agudo; pero, con todo eso, repetidme otra vez el negocio de modo que yo le entienda quizá podría ser que diese en el hito. »Wahrlich, Eure Herren Richter, die Euch an mich senden, hätten das wohl unterlassen dürfen, denn ich bin ein Mann, der eher schwer von Begriff als scharfsinnig ist. Aber wiederholt mir den Handel immerhin noch einmal, so daß ich's verstehen kann; vielleicht ist es doch möglich, daß ich ins Schwarze schieße.«
Volvió otra y otra vez el preguntante a referir lo que primero había dicho, y Sancho dijo Der Fragesteller setzte wiederum und zum drittenmal auseinander, was er zuvor gesagt hatte, und Sancho sprach:
-A mi parecer, este negocio en dos paletas le declararé yo, y es así el tal hombre jura que va a morir en la horca, y si muere en ella, juró verdad, y por la ley puesta merece ser libre y que pase la puente; y si no le ahorcan, juró mentira, y por la misma ley merece que le ahorquen. »Meines Erachtens läßt sich der ganze Handel im Handumdrehen ins klare bringen. Die Sache ist nämlich die: Der bewußte Mann hat geschworen, daß er hinübergeht, um am Galgen zu sterben. Und wenn er am Galgen stirbt, hat er die Wahrheit geschworen und ist kraft des Gesetzes berechtigt, frei zu bleiben und über die Brücke zu gehen. Und wenn er nicht gehängt wird, hat er falsch geschworen und verdient kraft desselben Gesetzes, gehängt zu werden?«
-Así es como el señor gobernador dice -dijo el mensajero-; y cuanto a la entereza y entendimiento del caso, no hay más que pedir ni que dudar. »Genauso ist es, wie der Herr Statthalter sagt«, bemerkte der Bote, »und was die Vollständigkeit und das Verständnis des Falles betrifft, so läßt sich nicht mehr verlangen und ist weiter kein Zweifel möglich.«
-Digo yo, pues, agora -replicó Sancho- que deste hombre aquella parte que juró verdad la dejen pasar, y la que dijo mentira la ahorquen, y desta manera se cumplirá al pie de la letra la condición del pasaje. »Nun, so sag ich jetzt«, versetzte Sancho, »man soll diejenige Hälfte von dem Manne, die wahr geschworen hat, hinübergehen lassen und die Hälfte, die gelogen hat, an den Galgen hängen; und auf diese Weise wird das Gesetz buchstäblich erfüllt.«
-Pues, señor gobernador -replicó el preguntador-, será necesario que el tal hombre se divida en partes, en mentirosa y verdadera; y si se divide, por fuerza ha de morir, y así no se consigue cosa alguna de lo que la ley pide, y es de necesidad espresa que se cumpla con ella.
-Venid acá, señor buen hombre -respondió Sancho-; este pasajero que decís, o yo soy un porro, o él tiene la misma razón para morir que para vivir y pasar la puente; porque si la verdad le salva, la mentira le condena igualmente; y, siendo esto así, como lo es, soy de parecer que digáis a esos señores que a mí os enviaron que, pues están en un fil las razones de condenarle o asolverle, que le dejen pasar libremente, pues siempre es alabado más el hacer bien que mal, y esto lo diera firmado de mi nombre, si supiera firmar; y yo en este caso no he hablado de mío, sino que se me vino a la memoria un precepto, entre otros muchos que me dio mi amo don Quijote la noche antes que viniese a ser gobernador desta ínsula que fue que, cuando la justicia estuviese en duda, me decantase y acogiese a la misericordia; y ha querido Dios que agora se me acordase, por venir en este caso como de molde. »Kommt einmal her, wackerer Herr«, entgegnete Sancho. »Entweder bin ich ein Klotzkopf, oder für Euren Brückengänger ist ebensoviel Grund vorhanden zu sterben, als zu leben und über die Brücke zu gehen; denn wenn die Wahrheit ihn errettet, so verurteilt ihn die Lüge gleicherweise. Und daher müßt Ihr meiner Meinung nach den Herren, die Euch zu mir geschickt haben, sagen: Da in betreff der Gründe, ihn zu verurteilen oder ihn freizusprechen, das Zünglein der Waage mitten inne steht, sollen sie ihn frei hinüberlassen, sintemal Gutes tun mehr als Böses gepriesen wird; und das würde ich ihnen schriftlich mit meines Namens Unterschrift geben, wenn ich schreiben könnte. Das ist aber nicht meine eigene Weisheit, sondern mir ist eine Lehre eingefallen, die hat mir unter vielen andern mein Herr Don Quijote gegeben am Abend, eh ich hierherkam, um Statthalter auf dieser Insul zu werden, und sie lautete: Wenn Recht und Richter ! in Zweifel sind, solle ich ein Stückchen nachgeben und mich zur Barmherzigkeit halten; und Gott hat es so gefügt, daß mir das jetzt eben eingefallen ist, weil es auf diesen Fall paßt, als wär es dafür gemacht.«
Así es -respondió el mayordomo-, y tengo para mí que el mismo Licurgo, que dio leyes a los lacedemonios, no pudiera dar mejor sentencia que la que el gran Panza ha dado. Y acábese con esto la audiencia desta mañana, y yo daré orden como el señor gobernador coma muy a su gusto. »Ganz richtig«, bemerkte der Haushofmeister, »und ich bin überzeugt, daß Lykurgus selbst, der Gesetzgeber der Lakedämonier, keine bessere Entscheidung hätte fällen können als die des großen Sancho Pansa. Hiermit aber mag die Sitzung des heutigen Morgens zu Ende sein, und ich will anordnen, daß der Herr Statthalter ein Mahl ganz nach seinem Belieben erhält.«
-Eso pido, y barras derechas -dijo Sancho- denme de comer, y lluevan casos y dudas sobre mí, que yo las despabilaré en el aire. »Das will ich ja haben, und ehrlich Spiel!« sagte Sancho. »Gebt mir zu essen, und dann mögen Rechtsfälle auf mich niederregnen und dunkle Rechtsfragen kommen, ich will ihnen mit einem Griff den Docht schneuzen!«
Cumplió su palabra el mayordomo, pareciéndole ser cargo de conciencia matar de hambre a tan discreto gobernador; y más, que pensaba concluir con él aquella misma noche haciéndole la burla última que traía en comisión de hacerle. Der Haushofmeister hielt Wort, da es sein Gewissen gedrückt hätte, einen so verständigen Statthalter verhungern zu lassen. Zudem hatte er vor, noch in dieser Nacht mit ihm ein Ende zu machen, indem er ihm einen letzten Possen spielen wollte, wozu er den förmlichen Auftrag erhalten hatte.
Sucedió, pues, que, habiendo comido aquel día contra las reglas y aforismos del doctor Tirteafuera, al levantar de los manteles, entró un correo con una carta de don Quijote para el gobernador. Mandó Sancho al secretario que la leyese para sí, y que si no viniese en ella alguna cosa digna de secreto, la leyese en voz alta. Hízolo así el secretario, y, repasándola primero, dijo. Nachdem nun Sancho diesen Tag gegen die Regeln und Lehrsprüche des Doktors Machdichfort gespeist hatte, trat während des Abdeckens ein Eilbote herein und brachte einen Brief Don Quijotes an den Statthalter. Sancho befahl dem Geheimschreiber, ihn für sich zu lesen, und wenn sich nichts darin fände, was geheimzuhalten wäre, so solle er ihn laut vorlesen. Der Geheimschreiber gehorchte, und nachdem er den Brief durchgesehen, sagte er:
-Bien se puede leer en voz alta, que lo que el señor don Quijote escribe a vuestra merced merece estar estampado y escrito con letras de oro, y dice así. »Ganz gut kann der Brief laut vorgelesen werden, denn was Señor Don Quijote an Euer Gnaden schreibt, verdient mit goldenen Buchstaben gedruckt und geschrieben zu werden.«
Carta de don Quijote de la Mancha a Sancho Panza, gobernador de la ínsula Baratari. Brief Don Quijotes von der Mancha an Sancho Pansa, Statthalter der Insul Baratária
Cuando esperaba oír nuevas de tus descuidos e impertinencias, Sancho amigo, las oí de tus discreciones, de que di por ello gracias particulares al cielo, el cual del estiércol sabe levantar los pobres, y de los tontos hacer discretos. Dícenme que gobiernas como si fueses hombre, y que eres hombre como si fueses bestia, según es la humildad con que te tratas; y quiero que adviertas, Sancho, que muchas veces conviene y es necesario, por la autoridad del oficio, ir contra la humildad del corazón; porque el buen adorno de la persona que está puesta en graves cargos ha de ser conforme a lo que ellos piden, y no a la medida de lo que su humilde condición le inclina. Vístete bien, que un palo compuesto no parece palo. No digo que traigas dijes ni galas, ni que siendo juez te vistas como soldado, sino que te adornes con el hábito que tu oficio requiere, con tal que sea limpio y bien compuesto. Während ich erwartete, von deinen Unbesonnenheiten und Mißgriffen Nachricht zu erhalten, Freund Sancho, erhielt ich solche von deinem verständigen Benehmen, wofür ich dem Himmel ganz besondern Dank sage, der die Armen aus dem Mist emporhebt und Dummköpfe zu verständigen Leuten schafft. Ich höre, daß du regierst, wie wenn du ein Mensch wärest, und daß du ein Mensch bist, wie wenn du ein niederes Tier wärst, so groß ist die Demut, mit der du dich benimmst; du sollst dir aber merken, Sancho, daß es in vielen Fällen angemessen und für das amtliche Ansehen unentbehrlich ist, der Demut des eignen Herzens entgegenzutreten, denn die äußere Erscheinung eines Mannes, der einem wichtigen Amte vorsteht, muß diesem entsprechen, nicht aber dem Maßstabe dessen, wozu sein demütiger Sinn ihn hinneigt. Kleide dich gut; ein Stück Holz, wenn schön angezogen, sieht nicht wie ein Stück Holz aus. Ich sage nicht, du s! ollst in Flitterschmuck und Staat einhergehen, sollst auch nicht Soldatentracht anlegen, da du doch ein Richter bist, sondern du sollst dich mit der Tracht schmücken, die dein Amt erheischt, und sie reinlich und gut halten.
Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras has de hacer dos cosas la una, ser bien criado con todos, aunque esto ya otra vez te lo he dicho; y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos; que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que la hambre y la carestía. Um die Zuneigung der Leute zu gewinnen, über die du Statthalter bist, hast du unter andrem zweierlei zu tun: erstens, gegen jedermann höflichen Anstand zu beobachten, was ich dir indessen schon einmal gesagt habe; und zweitens, für reichlichen Vorrat an Lebensmitteln zu sorgen, da nichts den Armen so reizt wie Hunger und Teuerung.
No hagas muchas pragmáticas; y si las hicieres, procura que sean buenas, y, sobre todo, que se guarden y cumplan; que las pragmáticas que no se guardan, lo mismo es que si no lo fuesen; antes dan a entender que el príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas, no tuvo valor para hacer que se guardasen; y las leyes que atemorizan y no se ejecutan, vienen a ser como la viga, rey de las ranas que al principio las espantó, y con el tiempo la menospreciaron y se subieron sobre ella. Gib nicht viele Gesetze, und wenn du ihrer gibst, so sorge dafür, daß es gute Gesetze sind, besonders aber, daß sie gehalten und befolgt werden; denn Gesetze, die nicht gehalten werden, sind geradeso, als wären sie nicht vorhanden; ja sogar erwecken sie die Meinung, daß der Fürst, der die Einsicht und Befugnis hatte, die Gesetze zu erlassen, nicht die Macht besaß, ihre Befolgung durchzusetzen. Gesetze aber, welche drohen und nicht zur Ausführung kommen, werden am Ende gleich dem Klotz, dem Froschkönig: anfangs setzte er die Frösche in Schrecken, und mit der Zeit verachteten sie ihn und sprangen auf ihm herum.
Sé padre de las virtudes y padrastro de los vicios. No seas siempre riguroso, ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos estremos, que en esto está el punto de la discreción. Visita las cárceles, las carnicerías y las plazas, que la presencia del gobernador en lugares tales es de mucha importancia consuela a los presos, que esperan la brevedad de su despacho; es coco a los carniceros, que por entonces igualan los pesos, y es espantajo a las placeras, por la misma razón. No te muestres, aunque por ventura lo seas -lo cual yo no creo-, codicioso, mujeriego ni glotón; porque, en sabiendo el pueblo y los que te tratan tu inclinación determinada, por allí te darán batería, hasta derribarte en el profundo de la perdición. Sei ein Vater der Tugenden und den Lastern ein Stiefvater. Sei nicht immer streng und nicht immer mild und suche dir die Mitte zwischen diesen zwei Gegensätzen; darin beruhen Anfang und Ende der Weisheit. Besuche die Gefängnisse, die Fleischbänke und die Marktplätze, denn die Anwesenheit des Statthalters ist an solchen Orten von großer Wichtigkeit. Sprich den Gefangenen Trost zu, welche die baldige Entscheidung ihres Loses erhoffen. Sei ein Popanz den Fleischern, und diese werden alsdann richtiges Gewicht halten; und aus demselben Grunde sei der Schrecken der Marktweiber. Zeige dich nicht - wenn du es auch vielleicht wärest, was ich nicht glaube - als ein Habgieriger, als ein Weiber Jäger, als ein Vielfraß; denn sobald das Volk und seine Umgebung an dir einen bestimmten Hang ausfindig machen, werden sie von dieser Seite her ihre Geschütze gegen dich spielen lassen, bis sie dich in den Abgrund des Verderbens hinabgeschleudert haben.
Mira y remira, pasa y repasa los consejos y documentos que te di por escrito antes que de aquí partieses a tu gobierno, y verás como hallas en ellos, si los guardas, una ayuda de costa que te sobrelleve los trabajos y dificultades que a cada paso a los gobernadores se les ofrecen. Escribe a tus señores y muéstrateles agradecido, que la ingratitud es hija de la soberbia, y uno de los mayores pecados que se sabe, y la persona que es agradecida a los que bien le han hecho, da indicio que también lo será a Dios, que tantos bienes le hizo y de contino le hace. Die Ratschläge und Belehrungen, die ich dir schriftlich gegeben, ehe du zu deiner Statthalterschaft aufbrachst, erwäge sie und erwäge sie wieder, gehe sie durch und gehe sie immer wieder durch, und da wirst du sehen, wie du in ihnen, wenn du sie treulich beobachtest, ein Hilfsmittel finden wirst, das dir die Drangsale und Schwierigkeiten erleichtert, denen ein Statthalter bei jedem Schritt begegnet. Schreibe deiner Herrschaft und zeige dich ihr dankbar; die Undankbarkeit ist die Tochter des Hochmuts und eine der größten Sünden, die wir kennen. Wer aber denen dankbar ist, die ihm Gutes getan, der zeigt damit, daß er auch Gott dankbar sein wird, der ihm soviel Gutes getan hat und fortwährend tut.
La señora duquesa despachó un propio con tu vestido y otro presente a tu mujer Teresa Panza; por momentos esperamos respuesta. Die Frau Herzogin hat einen besonderen Boten mit deinem Anzug und noch einem Geschenk an deine Frau Teresa Pansa abgehen lassen; wir erwarten jeden Augenblick Antwort.
Yo he estado un poco mal dispuesto de un cierto gateamiento que me sucedió no muy a cuento de mis narices; pero no fue nada, que si hay encantadores que me maltraten, también los hay que me defiendan. Ich war etwas unwohl infolge einer gewissen Katzbalgerei, die sich mit mir, nicht sehr zum Besten meiner Nase, zugetragen hat; aber es war am Ende doch nichts, denn wenn es Zauberer gibt, die mich mißhandeln, gibt es ihrer auch solche, die mich beschützen.
Avísame si el mayordomo que está contigo tuvo que ver en las acciones de la Trifaldi, como tú sospechaste, y de todo lo que te sucediere me irás dando aviso, pues es tan corto el camino; cuanto más, que yo pienso dejar presto esta vida ociosa en que estoy, pues no nací para ella. Benachrichtige mich, ob der Haushofmeister, der sich bei dir befindet, mit dem Tun und Lassen der Trifaldi etwas zu schaffen hatte, wie du geargwöhnt hast. Überhaupt wirst du mir stets von allem, was dir begegnet, Nachricht geben, sintemal der Weg so kurz ist; übrigens gedenke ich das müßige Leben, das ich führe, bald aufzugeben, da ich für ein solches nicht geboren bin.
Un negocio se me ha ofrecido, que creo que me ha de poner en desgracia destos señores; pero, aunque se me da mucho, no se me da nada, pues, en fin en fin, tengo de cumplir antes con mi profesión que con su gusto, conforme a lo que suele decirse amicus Plato, sed magis amica veritas. Dígote este latín porque me doy a entender que, después que eres gobernador, lo habrás aprendido. Y a Dios, el cual te guarde de que ninguno te tenga lástima. Ich bin in eine Angelegenheit verwickelt worden, die mich, wie ich glaube, bei den Herrschaften hier in Ungnade bringen wird; aber wenn mir auch viel daran liegt, so liegt mir eigentlich gar nichts daran. Denn zuletzt und am Ende muß ich eher die Pflichten meines Berufs als ihr Belieben zur Richtschnur nehmen, gemäß dem oft gehörten Spruche: Amicus Plato, sed magis amica veritas. Ich sage dir diesen Spruch aus dem Lateinischen, weil ich mir denke, seit du Statthalter bist, wirst du es gelernt haben. Und nun Gott befohlen; er behüte dich davor, daß jemand jemals Mitleid mit dir haben müsse.
Tu amigo, Dein Freund
Don Quijote de la Mancha. Don Quijote von der Mancha
Oyó Sancho la carta con mucha atención, y fue celebrada y tenida por discreta de los que la oyeron; y luego Sancho se levantó de la mesa, y, llamando al secretario, se encerró con él en su estancia, y, sin dilatarlo más, quiso responder luego a su señor don Quijote, y dijo al secretario que, sin añadir ni quitar cosa alguna, fuese escribiendo lo que él le dijese, y así lo hizo; y la carta de la respuesta fue del tenor siguiente. Sancho hörte mit größter Aufmerksamkeit den Brief an, welcher von allen Hörern gepriesen und als hochverständig erachtet wurde. Sancho aber erhob sich sofort vom Tische, rief den Geheimschreiber und schloß sich mit ihm in sein Zimmer ein; er wollte nämlich auf der Stelle seinem Herrn Don Quijote antworten. Er befahl dem Geheimschreiber, alles, was er ihm vorsagen werde, genau niederzuschreiben, ohne etwas hinzuzufügen oder wegzulassen; jener gehorchte, und das Antwortschreiben bekam folgenden Inhalt:
Carta de Sancho Panza a don Quijote de la Mancha. Brief Sancho Pansas an Don Quijote von der Mancha
La ocupación de mis negocios es tan grande que no tengo lugar para rascarme la cabeza, ni aun para cortarme las uñas; y así, las traigo tan crecidas cual Dios lo remedie. Digo esto, señor mío de mi alma, porque vuesa merced no se espante si hasta agora no he dado aviso de mi bien o mal estar en este gobierno, en el cual tengo más hambre que cuando andábamos los dos por las selvas y por los despoblados. Ich habe so viel mit meinen Geschäften zu tun, daß ich keine Zeit habe, mir den Kopf zu kratzen, ja nicht einmal, mir die Nägel zu schneiden, und daher habe ich sie so lang, daß Gott erbarm. Ich sage das, allerliebster Herre mein, damit Ihr nicht erschreckt, wenn ich bis jetzt noch keine Nachricht von meinem Wohl- oder Übelergehen in der Statthalterschaft dahier gegeben habe, in der ich mehr Hunger leide, als da wir beide durch Wälder und Wüsteneien zogen.
Escribióme el duque, mi señor, el otro día, dándome aviso que habían entrado en esta ínsula ciertas espías para matarme, y hasta agora yo no he descubierto otra que un cierto doctor que está en este lugar asalariado para matar a cuantos gobernadores aquí vinieren llámase el doctor Pedro Recio, y es natural de Tirteafuera ¡porque vea vuesa merced qué nombre para no temer que he de morir a sus manos! Este tal doctor dice él mismo de sí mismo que él no cura las enfermedades cuando las hay, sino que las previene, para que no vengan; y las medecinas que usa son dieta y más dieta, hasta poner la persona en los huesos mondos, como si no fuese mayor mal la flaqueza que la calentura. Finalmente, él me va matando de hambre, y yo me voy muriendo de despecho, pues cuando pensé venir a este gobierno a comer caliente y a beber frío, y a recrear el cuerpo entre sábanas de holanda, sobre colchones de pluma, he venido a hacer penitencia, como si fuera ermitaño; y, como no la hago de mi voluntad, pienso que, al cabo al cabo, me ha de llevar el diablo. Der Herzog, mein Herr, hat mir neulich geschrieben und Nachricht gegeben, es seien gewisse Kundschafter in meine Insul gekommen, um mich umzubringen; bis jetzt aber hab ich noch keinen andern entdeckt als einen gewissen Doktor, der hier am Orte besoldet wird, um alle Statthalter, die herkommen, umzubringen; er heißt Doktor Peter Stark und ist gebürtig aus Machdichfort; aus diesem Namen möge Euer Gnaden ersehen, daß man wirklich Angst haben kann, durch diesen Mann vom Leben zum Tode gebracht zu werden. Dieser genannte Doktor sagt selbst von sich, daß er keine Krankheiten heilt, wenn sie da sind, sondern daß er ihnen zuvorkommt, damit sie nicht kommen, und die Heilmittel, die er anwendet, sind wenig essen und immer weniger essen, bis daß er den Leuten nichts weiter als die puren Knochen gelassen hat, als ob die Auszehrung nicht ein größer Übel wäre als das Fieber. Zuletzt wird er mich Hungers sterben lassen, und zuletzt werde ich vor Ärger des Todes sein; denn während ich dachte, ich käme an die Statthalterschaft hier, um warm zu essen und kühl zu trinken und meinen Leib auf Bettlaken von feinem Linnen und auf Federpfühlen zu pflegen, bin ich hierhergekommen, um mit Fasten Buße zu tun, gerade als war ich ein Einsiedler, und da ich die Buße nicht aus eignem Willen tue, so meine ich, am Ende und zu guter Letzt holt mich noch der Teufel.
Hasta agora no he tocado derecho ni llevado cohecho, y no puedo pensar en qué va esto; porque aquí me han dicho que los gobernadores que a esta ínsula suelen venir, antes de entrar en ella, o les han dado o les han prestado los del pueblo muchos dineros, y que ésta es ordinaria usanza en los demás que van a gobiernos, no solamente en éste. Bis jetzt hab ich weder etwas an Gebühren eingestrichen noch auf Nebenwegen erschlichen, und ich weiß nicht, woran das liegt, denn ich habe mir hier sagen lassen, daß die Statthalter, die auf diese Insul zu kommen pflegen, bevor sie selbige noch betreten, von den Leuten in der Stadt viel Geld geschenkt oder geliehen bekommen und daß dies gewöhnlicher Brauch ist bei allen andern, die zu Statthaltereien kommen, und nicht bloß bei dieser hier.
Anoche, andando de ronda, é una muy hermosa doncella en traje de varón y un hermano suyo en hábito de mujer; de la moza se enamoró mi maestresala, y la escogió en su imaginación para su mujer, según él ha dicho, y yo escogí al mozo para mi yerno; hoy los dos pondremos en plática nuestros pensamientos con el padre de entrambos, que es un tal Diego de la Llana, hidalgo y cristiano viejo cuanto se quiere. Vorige Nacht, als ich die Runde machte, traf ich ein sehr schönes Mädchen in Mannstracht und einen Bruder von ihr in Weiberkleidern; in das Mädchen hat sich meinTruchseß verliebt und sie in seinen Gedanken zu seiner Frau erkoren, wie er sagte, ich aber habe den jungen Burschen zu meinem Schwiegersohn erwählt. Noch heute wollen wir beide unsre Absichten bei dem Vater der zwei zur Sprache bringen; er ist ein gewisser Diego de la Llana, ein Junker und ein so alter Christ, wie man sich nur wünschen kann.
Yo visito las plazas, como vuestra merced me lo aconseja, y ayer hallé una tendera que vendía avellanas nuevas, y averigüéle que había mezclado con una hanega de avellanas nuevas otra de viejas, vanas y podridas; apliquélas todas para los niños de la doctrina, que las sabrían bien distinguir, y sentenciéla que por quince días no entrase en la plaza. Hanme dicho que lo hice valerosamente; lo que sé decir a vuestra merced es que es fama en este pueblo que no hay gente más mala que las placeras, porque todas son desvergonzadas, desalmadas y atrevidas, y yo así lo creo, por las que he visto en otros pueblos. Ich besuche die Marktplätze, wie es Euer Gnaden mir anrät, und gestern habe ich ein Marktweib gefunden, das heurige Haselnüsse verkauft; ich habe aber herausgefunden, daß sie unter einen Scheffel heurige Haselnüsse einen Scheffel alte gemengt hat, die taub und schimmelig waren. Ich habe sie sämtlich den Schülern der Armenschule gegeben, die schon die guten von den schlechten sondern werden, und das Weib darf zur Strafe vierzehn Tage lang nicht auf den Markt. Mir ist gesagt worden, ich hätte da tapfer zugegriffen. Ich muß hierbei Euer Gnaden sagen, daß es in dieser Stadt allgemein heißt, es gebe kein schlimmeres Volk als die Marktweiber; denn sie sind alle unverschämt, gewissenlos und frech; und ich glaube es wohl nach dem, was ich an andern Orten gesehen habe.
De que mi señora la duquesa haya escrito a mi mujer Teresa Panza y enviádole el presente que vuestra merced dice, estoy muy satisfecho, y procuraré de mostrarme agradecido a su tiempo bésele vuestra merced las manos de mi parte, diciendo que digo yo que no lo ha echado en saco roto, como lo verá por la obra. Daß die gnädige Frau Herzogin meiner Frau Teresa Pansa geschrieben hat und hat ihr das Geschenk geschickt, wovon Euer Gnaden spricht, das ist mir sehr angenehm, und ich will mich bestreben, mich ihr seinerzeit dankbar zu erweisen. Küßt ihr von meinetwegen die Hände und sagt ihr, ich sage, sie hat es nicht in einen Sack mit Löchern geworfen, und dies soll ihr durch die Tat bewiesen werden.
No querría que vuestra merced tuviese trabacuentas de disgusto con esos mis señores, porque si vuestra merced se enoja con ellos, claro está que ha de redundar en mi daño, y no será bien que, pues se me da a mí por consejo que sea agradecido, que vuestra merced no lo sea con quien tantas mercedes le tiene hechas y con tanto regalo ha sido tratado en su castillo. Ich möchte nicht, daß Ihr in verdrießliche Hängereien mit meiner Herrschaft dorten kämt; denn wenn Ihr mit ihr böse werdet, so muß es offenbar mir zum Schaden ausschlagen. Auch wäre es nicht recht, da mir die Lehre gegeben wird, ich solle dankbar sein, wenn Euer Gnaden es nicht wäre gegen Personen, die Euch so viele Gunst erwiesen haben, und Ihr seid in ihrem Schloß so köstlich und glänzend aufgenommen worden.
Aquello del gateado no entiendo, pero imagino que debe de ser alguna de las malas fechorías que con vuestra merced suelen usar los malos encantadores; yo lo sabré cuando nos veamos. Die Geschichte mit der Katzbalgerei verstehe ich nicht, aber ich denke mir, es wird wieder eine von den schändlichen Untaten sein, wie sie die Zauberer gegen Euer Gnaden zu verüben pflegen; ich werde es erfahren, sobald wir uns wiedersehen.
Quisiera enviarle a vuestra merced alguna cosa, pero no sé qué envíe, si no es algunos cañutos de jeringas, que para con vejigas los hacen en esta ínsula muy curiosos; aunque si me dura el oficio, yo buscaré qué enviar de haldas o de mangas. Ich möchte Euch gern etwas schicken, aber ich weiß nicht, was ich schicken soll, wenn nicht etwa ein paar Röhrchen zu Klistierspritzen; die macht man auf dieser Insul sehr hübsch für an Schweinsblasen zu befestigen. Indessen wenn mein Amt mir eine Zeitlang bleibt, will ich suchen, was ich von Rechts wegen oder von Unrechts wegen bekomme, davon etwas zu schicken.
Si me escribiere mi mujer Teresa Panza, pague vuestra merced el porte y envíeme la carta,que tengo grandísimo deseo de saber del estado de mi casa, de mi mujer y de mis hijos. Y con esto, Dios libre a vuestra merced de mal intencionados encantadores, y a mí me saque con bien y en paz deste gobierno, que lo dudo, porque le pienso dejar con la vida, según me trata el doctor Pedro Recio. Falls mir meine Frau Teresa Pansa schreiben sollte, so wolle Euer Gnaden das Postgeld bezahlen und mir den Brief schicken; ich habe das allergrößte Verlangen, zu erfahren, wie es bei mir zu Hause steht, bei meiner Frau und bei meinen Kindern. Und hiermit bitte ich Gott, Euer Gnaden von schlechtgesinnten Zauberern zu befreien und mich froh und friedlich dieser Statthalterschaft zu entledigen, woran ich zweifle, denn ich meine, ich werde aus ihr nur mit dem Leben scheiden, so behandelt mich der Doktor Peter Stark. -
Criado de vuestra merced. Euer Gnaden Diener,
Sancho Panza, el Gobernador. Sancho Pansa, Statthalter
Cerró la carta el secretario y despachó luego al correo; y, juntándose los burladores de Sancho, dieron orden entre sí cómo despacharle del gobierno; y aquella tarde la pasó Sancho en hacer algunas ordenanzas tocantes al buen gobierno de la que él imaginaba ser ínsula, y ordenó que no hubiese regatones de los bastimentos en la república, y que pudiesen meter en ella vino de las partes que quisiesen, con aditamento que declarasen el lugar de donde era, para ponerle el precio según su estimación, bondad y fama, y el que lo aguase o le mudase el nombre, perdiese la vida por ello. Der Geheimschreiber versiegelte den Brief und fertigte sogleich den Boten ab. Dann traten die Personen zusammen, die ihr Spiel mit Sancho Pansa trieben, und verabredeten unter sich, wie sie seiner Statthalterschaft ein Ende machen sollten. Den Nachmittag verbrachte Sancho mit dem Erlaß einiger Verordnungen in betreff der guten Verwaltung seiner vermeintlichen Insul. Er verordnete, es sollten Auf- und Wiederverkäufer von Lebensmitteln im Gemeinwesen nicht geduldet werden; Wein sollte man einführen dürfen, woher man wolle, doch unter der Bedingung, daß der Ort angegeben werden müsse, woher er sei, damit man seinen Preis nach seinem veranschlagten Wert, seiner Güte und seinem Ruf festsetzte, und wer ihn mit Wasser vermische oder ihn unter anderem Namen ausbiete, solle das mit dem Leben büßen.
Moderó el precio de todo calzado, principalmente el de los zapatos, por parecerle que corría con exorbitancia; puso tasa en los salarios de los criados, que caminaban a rienda suelta por el camino del interese; puso gravísimas penas a los que cantasen cantares lascivos y descompuestos, ni de noche ni de día. Ordenó que ningún ciego cantase milagro en coplas si no trujese testimonio auténtico de ser verdadero, por parecerle que los más que los ciegos cantan son fingidos, en perjuicio de los verdaderos. Er setzte den Preis aller Fußbekleidung herab, besonders den der Schuhe, weil er ihm übermäßig hoch schien. Für die Dienstbotenlöhne stellte er einen Tarif auf, da diese sich jetzt auf den Wegen groben Eigennutzes züge! llos ergingen. Er verhängte sehr strenge Strafen über diejenigen, die bei Tag oder bei Nacht schlüpfrige oder unziemliche Lieder sängen. Er verbot jedem Blinden, Lieder von Wundern zu singen, wenn er nicht ein glaubhaftes Zeugnis bei sich habe, daß das Wunder echt und wahr sei; denn es bedünkte ihn, daß die meisten Wunder von denen, welche Wunder singen, erfunden seien und den wahren Wundern Abbruch tun.
Hizo y creó un alguacil de pobres, no para que los persiguiese, sino para que los examinase si lo eran, porque a la sombra de la manquedad fingida y de la llaga falsa andan los brazos ladrones y la salud borracha. En resolución él ordenó cosas tan buenas que hasta hoy se guardan en aquel lugar, y se nombran Las constituciones del gran gobernador Sancho Panza. Er schuf und besetzte die Stelle eines Armenvogts, nicht damit er die Armen verfolgen solle, sondern damit er untersuche, ob sie wirklich arm seien, denn unter dem Deckmantel erdichteter Verkrüppelung und vorgeblicher Wunden werden die Arme und Hände zu Dieben und die Gesundheit zur Trunksucht. Kurz, er erließ so treffliche Verordnungen, daß sie bis zum heutigen Tage an jenem Orte beobachtet werden und den Namen tragen: Verordnungen des großen Statthalters Sancho Pansa.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LII. Donde se cuenta la aventura de la segunda dueña Dolorida, o Angustiada, llamada por otro nombre doña Rodríguez.

52. Kapitel Wo das Abenteuer mit der zweiten Kammerfrau Schmerzenreich oder Vielbedrängt berichtet wird, welche sonst auch den Namen Doña Rodríguez führt

Cuenta Cide Hamete que estando ya don Quijote sano de sus aruños, le pareció que la vida que en aquel castillo tenía era contra toda la orden de caballería que profesaba, y así, determinó de pedir licencia a los duques para partirse a Zaragoza, cuyas fiestas llegaban cerca, adonde pensaba ganar el arnés que en las tales fiestas se conquista. Sidi Hamét erzählt: Sobald Don Quijote von seinen Schrammen im Gesicht wieder geheilt war, schien ihm das Leben, das er in diesem Schlosse führte, völlig unverträglich mit dem Ritterorden, zu dem er sich bekenne. Er beschloß daher, sich von dem herzoglichen Paar Urlaub zu erbitten, um nach der Stadt Zaragoza abzureisen, deren Festspiele schon herannahten, wo er den Harnisch zu erringen dachte, der bei diesen Festlichkeiten dem Sieger zuteil wird.
Y, estando un día a la mesa con los duques, y comenzando a poner en obra su intención y pedir la licencia, veis aquí a deshora entrar por la puerta de la gran sala dos mujeres, como después pareció, cubiertas de luto de los pies a la cabeza, y la una dellas, llegándose a don Quijote, se le echó a los pies tendida de largo a largo, la boca cosida con los pies de don Quijote, y daba unos gemidos tan tristes, tan profundos y tan dolorosos, que puso en confusión a todos los que la oían y miraban; y, aunque los duques pensaron que sería alguna burla que sus criados querían hacer a don Quijote, todavía, viendo con el ahínco que la mujer suspiraba, gemía y lloraba, los tuvo dudosos y suspensos, hasta que don Quijote, compasivo, la levantó del suelo y hizo que se descubriese y quitase el manto de sobre la faz llorosa. Als er nun eines Tages mit Herzog und Herzogin zu Tisch saß und gerade im Begriff war, sein Vorhaben ins Werk zu setzen und den Urlaub zu erbitten, siehe, da traten unversehens zur Tür des großen Saals zwei Frauen herein, von Kopf zu Füßen in Trauer gehüllt; eine derselben näherte sich dem Ritter, warf sich, so lang sie war, auf den Boden vor ihm und preßte den Mund auf Don Quijotes Füße und stieß so klägliche, so tiefe, so schmerzliche Seufzer aus, daß alle, die s! ie hörten und anschauten, wie ganz verwirrt dastanden. Wiewohl der Herzog und die Herzogin dachten, es sei dies nur ein Possen, den ihre Diener dem Ritter spielen wollten, so blieben sie doch in Zweifel und Spannung, als sie sahen, mit welcher Leidenschaftlichkeit die Frau stöhnte und weinte, bis endlich Don Quijote voll Mitleids sie vom Boden emporhob und sie hieß, sich zu enthüllen und den Schleier von dem tränenreichen Antlitze abzunehmen.
Ella lo hizo así, y mostró ser lo que jamás se pudiera pensar, porque descubrió el rostro de doña Rodríguez, la dueña de casa, y la otra enlutada era su hija, la burlada del hijo del labrador rico. Admiráronse todos aquellos que la conocían, y más los duques que ninguno; que, puesto que la tenían por boba y de buena pasta, no por tanto que viniese a hacer locuras. Finalmente, doña Rodríguez, volviéndose a los señores, les dijo Sie tat es und ließ die Anwesenden sehen, was sie nimmer erwartet hätten, denn sie entschleierte das Gesicht der Doña Rodríguez, der Kammerfrau vom Hause; und die andre in Trauer war ihre Tochter, das von dem Sohne des reichen Bauern betrogene Mägdlein. Alle, die sie kannten, verwunderten sich höchlich und der Herzog und die Herzogin mehr als alle; denn sie hielten sie zwar für dumm und albern, aber doch nicht so sehr, daß sie sich bis zu förmlichen Narrenstreichen versteigen sollte. Endlich sprach Doña Rodríguez, zu den Herrschaften gewendet:
-Vuesas excelencias sean servidos de darme licencia que yo departa un poco con este caballero, porque así conviene para salir con bien del negocio en que me ha puesto el atrevimiento de un mal intencionado villano. »GeruhenEure Exzellenzen zu gestatten, daß ich mit dem Ritter hier mich ein weniges bespreche; denn also ist's unerläßlich, um mich glücklich aus einer Verwicklung zu ziehen, in welche mich die Frechheit eines nichtswürdigen Buben gebracht hat.«
El duque dijo que él se la daba, y que departiese con el señor don Quijote cuanto le viniese en deseo. Ella, enderezando la voz y el rostro a don Quijote, dijo. Der Herzog gewährte ihr die Erlaubnis, mit dem Señor Don Quijote zu besprechen, soviel sie nur Lust habe. Sie richtete nun ihre Rede und ihre Blicke auf Don Quijote und sprach:
-Días ha, valeroso caballero, que os tengo dada cuenta de la sinrazón y alevosía que un mal labrador tiene fecha a mi muy querida y amada fija, que es esta desdichada que aquí está presente, y vos me habedes prometido de volver por ella, enderezándole el tuerto que le tienen fecho, y agora ha llegado a mi noticia que os queredes partir deste castillo, en busca de las buenas venturas que Dios os depare; y así, querría que, antes que os escurriésedes por esos caminos, desafiásedes a este rústico indómito, y le hiciésedes que se casase con mi hija, en cumplimiento de la palabra que le dio de ser su esposo, antes y primero que yogase con ella; porque pensar que el duque mi señor me ha de hacer justicia es pedir peras al olmo, por la ocasión que ya a vuesa merced en puridad tengo declarada. Y con esto, Nuestro Señor dé a vuesa merced mucha salud, y a nosotras no nos desampare. »Etliche Tage ist es her, tapferer Ritter, seit ich Euch von dem Unrecht und Treubruch berichtet habe, so ein schlechter Bauer gegen mein sehr teures und hochgeliebtes Töchterlein verübt; es ist die Unglückselige, so hier gegenwärtig ist; Ihr nun habt mir verheißen, Euch ihrer anzunehmen und das Unrecht wieder zurechtzubringen, so man ihr angetan. Jetzt aber ist mir zu Ohren gekommen, daß Ihr dieses Schloß verlassen wollt, um auf glückliche Abenteuer auszugehen, welche Gott Euch bescheren wolle. So bitte ich Euch denn, ehe Ihr auf ferne Pfade hinauszieht, daß Ihr selbiges Ungetüm von einem Bauern zum Kampfe fordert und ihn dazu zwingt, daß er meine Tochter ehelicht und so das Eheversprechen einlöst, das er ihr gegeben hat, bevor und ehe er sich mit ihr erlustete. Denn zu glauben, der Herzog, mein Herr, werde mir zu meinem Recht verhelfen, hieße Birnen ! vom Ulmenbaum brechen wollen, eben aus dem Grunde und Anlaß, den ich Euer Gnaden in aller Heimlichkeit dargelegt. Und hiermit bitte ich zu Gott, daß er Euch Gesundheit zur Genüge verleihe, wir aber seines Schutzes nimmer verlustig gehen mögen.«
A cuyas razones respondió don Quijote, con mucha gravedad y prosopopeya Auf diese Worte entgegnete Don Quijote mit würdigem Ernst und Selbstgefühl:
-Buena dueña, templad vuestras lágrimas, o, por mejor decir, enjugadlas y ahorrad de vuestros suspiros, que yo tomo a mi cargo el remedio de vuestra hija, a la cual le hubiera estado mejor no haber sido tan fácil en creer promesas de enamorados, las cuales, por la mayor parte, son ligeras de prometer y muy pesadas de cumplir; y así, con licencia del duque mi señor, yo me partiré luego en busca dese desalmado mancebo, y le hallaré, y le desafiaré, y le mataré cada y cuando que se escusare de cumplir la prometida palabra; que el principal asumpto de mi profesión es perdonar a los humildes y castigar a los soberbios; quiero decir acorrer a los miserables y destruir a los rigurosos. »Treffliche Kammerdame, mindert Eure Tränen, oder besser gesagt, trocknet sie und spart Eure Seufzer; ich nehme es auf mich, Eurer Tochter zu helfen. Zwar wäre es besser für sie gewesen, wenn sie sich nicht so leicht und rasch dem Glauben an verliebter Jünglinge Versprechungen hingegeben hätte, denn diese werden schneller hingesagt als erfüllt. Sonach werde ich, mit Erlaubnis des Herzogs, meines Herrn, sofort auf die Suche nach diesem ruchlosen Jüngling ausziehen und werde ihn finden und werde ihn zum Kampfe fordern und werde ihn erschlagen, sofern und sobald er Winkelzüge macht und der Erfüllung seines gegebenen Wortes ausweichen will. Ist ja doch der fürnehmste Zweck meines Berufs, die Demütigen zu schonen und die Hochmütigen zu strafen; ich meine, den von Elend Bedrängten beizuspringen und die Bedränger zu vernichten.«
-No es menester -respondió el duque- que vuesa merced se ponga en trabajo de buscar al rústico de quien esta buena dueña se queja, ni es menester tampoco que vuesa merced me pida a mí licencia para desafiarle; que yo le doy por desafiado, y tomo a mi cargo de hacerle saber este desafío, y que le acete, y venga a responder por sí a este mi castillo, donde a entrambos daré campo seguro, guardando todas las condiciones que en tales actos suelen y deben guardarse, guardando igualmente su justicia a cada uno, como están obligados a guardarla todos aquellos príncipes que dan campo franco a los que se combaten en los términos de sus señoríos. »Es ist nicht nötig«, entgegnete der Herzog, »daß Euer Gnaden sich die Mühe auferlege, den Bauern zu suchen, über den diese wackere Kammerfrau Klage führt; auch braucht Ihr von mir keine Erlaubnis, ihn herauszufordern, vielmehr sehe ich ihn als bereits gefordert an und mache mich dafür verbindlich, daß diese Forderung zu seiner Kenntnis kommt und er sie annimmt und, um sich zu verantworten, hierher zu diesem Schlosse kommt, allwo ich beiden freies und sicheres Feld zum Kampf gewähren werde, unter Beobachtung aller bei solchen Fällen üblichen Regeln, wobei ich auch jedem gleiches Recht wahren werde; wie das zu wahren all jene Fürsten verpflichtet sind, welche denen freies Kampffeld gewähren, die innerhalb der Grenzen ihres herrschaftlichen Gebietes sich schlagen.«
-Pues con ese seguro y con buena licencia de vuestra grandeza -replicó don Quijote-, desde aquí digo que por esta vez renuncio a mi hidalguía, y me allano y ajusto con la llaneza del dañador, y me hago igual con él, habilitándole para poder combatir conmigo; y así, aunque ausente, le desafío y repto, en razón de que hizo mal en defraudar a esta pobre, que fue doncella y ya por su culpa no lo es, y que le ha de cumplir la palabra que le dio de ser su legítimo esposo, o morir en la demanda. »Unter dieser Zusicherung also und mit freundwilligem Urlaub Eurer Hoheit«, versetzte Don Quijote, »erkläre ich, daß ich mich für diesmal meines Adelsstands entäußere, mich zum niedren Stand des Übeltäters herablasse und selbigem Stand mich anbequeme, mich zu seinesgleichen mache und ihn in den Stand setze, mit mir zu kämpfen. Und so, ob er auch abwesend, fordere ich ihn und heische ihn zur Verantwortung darum, daß er übel daran getan, diese arme Person, so eine Jungfrau war und jetzo durch sein Verschulden nicht mehr ist, zu betrügen, und daß er die Zusage, ihr rechtmäßiger Ehegemahl zu werden, halten oder durch meine Hand sterben muß.«
Y luego, descalzándose un guante, le arrojó en mitad de la sala, y el duque le alzó, diciendo que, como ya había dicho, él acetaba el tal desafío en nombre de su vasallo, y señalaba el plazo de allí a seis días; y el campo, en la plaza de aquel castillo; y las armas, las acostumbradas de los caballeros lanza y escudo, y arnés tranzado, con todas las demás piezas, sin engaño, superchería o superstición alguna, examinadas y vistas por los jueces del campo. Und sogleich zog er einen Handschuh aus und warf ihn mitten in den Saal; der Herzog hob ihn auf und erklärte, wie schon gesagt, nehme er die besagte Forderung im Namen seines Untertans an; er bestimme den sechsten Tag nach dem heutigen für den Kampf und als Kampfplatz den großen Hof des Schlosses, als Waffen die gewöhnlichen der Ritter, Speer und Schild und Harnisch mit Panzerringen, nebst allen andern Bewaffnungsstücken, die sonder Trug noch Falsch, ohne Hinterlist oder Zaubermittel, von den Kampfrichtern untersucht und richtig befunden würden.
-Pero, ante todas cosas, es menester que esta buena dueña y esta mala doncella pongan el derecho de su justicia en manos del señor don Quijote; que de otra manera no se hará nada, ni llegará a debida ejecución el tal desafío. »Jedoch vor allen Dingen«, fuhr der Herzog fort, »müssen diese brave Kammerfrau und diese nicht brave Maid ihre Sache ganz in die Hände des Señor Don Quijote legen; andernfalls läßt sich nichts tun, noch kann diese Forderung zu gebührender Ausführung gelangen.«
-Yo sí pongo -respondió la dueña. »Gewiß lege ich es in seine Hände«, erwiderte die Kammerfrau.
-Y yo también -añadió la hija, toda llorosa y toda vergonzosa y de mal talante. »Ich auch«, fügte die Tochter hinzu, ganz in Tränen zerfließend, voller Beschämung und in gar übler Verfassung.
Tomado, pues, este apuntamiento, y habiendo imaginado el duque lo que había de hacer en el caso, las enlutadas se fueron, y ordenó la duquesa que de allí adelante no las tratasen como a sus criadas, sino como a señoras aventureras que venían a pedir justicia a su casa; y así, les dieron cuarto aparte y las sirvieron como a forasteras, no sin espanto de las demás criadas, que no sabían en qué había de parar la sandez y desenvoltura de doña Rodríguez y de su malandante hija. Nachdem nun diese Bestimmungen getroffen worden und der Herzog sich ausgedacht hatte, was zu tun sei, gingen die beiden im Trauergewand von dannen, und die Herzogin ordnete an, sie sollten fernerhin nicht als ihre Dienerinnen behandelt werden, sondern als abenteuernde Damen, die zu ihrem Schlosse gekommen seien, um ihr Recht zu suchen. Es wurde ihnen also ein besonderes Zimmer angewiesen, und sie wurden wie Fremde bedient, zu nicht geringem Erstaunen der übrigen Dienerinnen, die nicht wußten, was es mit der Einfältigkeit und Dreistigkeit der Doña Rodríguez und ihrer trotz dem fahrenden Ritter so übel fahrenden Tochter für ein Ende nehmen sollte.
Estando en esto, para acabar de regocijar la fiesta y dar buen fin a la comida, veis aquí donde entró por la sala el paje que llevó las cartas y presentes a Teresa Panza, mujer del gobernador Sancho Panza, de cuya llegada recibieron gran contento los duques, deseosos de saber lo que le había sucedido en su viaje; y, preguntándoselo, respondió el paje que no lo podía decir tan en público ni con breves palabras que sus excelencias fuesen servidos de dejarlo para a solas, y que entretanto se entretuviesen con aquellas cartas. Y, sacando dos cartas, las puso en manos de la duquesa. La una decía en el sobreescrito Carta para mi señora la duquesa tal, de no sé dónde, y la otra A mi marido Sancho Panza, gobernador de la ínsula Barataria, que Dios prospere más años que a mí. No se le cocía el pan, como suele decirse, a la duquesa hasta leer su carta, y abriéndola y leído para sí, y viendo que la podía leer en voz alta para que el duque y los circunstantes la oyesen, leyó desta manera. Wie man so weit war, um das Fest in noch höherem Maße zu erheitern und dem Mahl ein fröhliches Ende zu bereiten, trat der Edelknabe zum Saal herein, der die Briefe und Geschenke an Teresa Pansa, die Frau des Statthalters Sancho Pansa, überbracht hatte. Über seine Ankunft waren Herzog und Herzogin hochvergnügt, da sie begierig waren zu erfahren, was ihm auf seiner Reise begegnet sei; aber als sie ihn danach fragten, antwortete er, er könne dies nicht so öffentlich und auch nicht mit wenigen Worten sagen; Ihre Exzellenzen möchten sich gedulden, bis er sie allein sprechen könne, einstweilen aber möchten sie sich mit diesen Briefen unterhalten. Darauf holte er zwei Briefe hervor und überreichte sie zu Händen der Herzogin. Der eine trug die Aufschrift: »Brief an meine gnädige Frau, die Herzogin N. N., wohnhaft wo weiß ich nicht«, und der andre: »An meinen Mann Sancho Pansa, Statthalter der Insul Baratária, welc! hem Gott mehr glückliche Jahre schenke als mir.« Der Herzogin ließ es keine Ruhe, bis sie ihren Brief lesen konnte; sie öffnete ihn, und nachdem sie ihn für sich durchgegangen und gefunden, daß er sich zum Vorlesen vor dem Herzog und den Umstehenden eigne, trug sie ihn laut vor. Er lautete folgendermaßen:
Carta de Teresa Panza a la Duques. Brief von Teresa Pansa an die Herzogin
Mucho contento me dio, señora mía, la carta que vuesa grandeza me escribió, que en verdad que la tenía bien deseada. La sarta de corales es muy buena, y el vestido de caza de mi marido no le va en zaga. De que vuestra señoría haya hecho gobernador a Sancho, mi consorte, ha recebido mucho gusto todo este lugar, puesto que no hay quien lo crea, principalmente el cura, y mase Nicolás el barbero, y Sansón Carrasco el bachiller; pero a mí no se me da nada; que, como ello sea así, como lo es, diga cada uno lo que quisiere; aunque, si va a decir verdad, a no venir los corales y el vestido, tampoco yo lo creyera, porque en este pueblo todos tienen a mi marido por un porro, y que, sacado de gobernar un hato de cabras, no pueden imaginar para qué gobierno pueda ser bueno. Dios lo haga, y lo encamine como vee que lo han menester sus hijos. Viel Vergnügen hat mir, o Herrin, der Brief gemacht, den Euer Hoheit mir geschrieben; ich hatte wirklich groß Verlangen danach. Die Korallenschnur ist sehr schön, und der Jagdanzug meines Mannes steht nicht hinter ihr zurück. Daß Euer Hoheit meinen Gatten Sancho zum Statthalter gemacht hat, darüber ist das ganze Dorf sehr vergnügt, wiewohl es kein Mensch glaubt, vor allem der Pfarrer und Meister Nikolas der Barbier und Sansón Carrasco derBaccalaur nicht; aber ich gebe keinen Deut darum; wenn es so ist - und es ist wirklich so -, da mag jeder sagen, was er Lust hat. Freilich, ohne die Korallen und den Anzug täte ich es auch nicht glauben, denn hier im Dorf hält jeder meinen Mann für einen einfältigen Tropf, und nachdem er eben erst eines Gutsherrn Statthalter über eine Herde Ziegen gewesen, können sie sich nicht denken, zu was für einer anderen Statthalterschaft er gut sein soll. Gott gebe ihm seinen Segen und leite se! ine Schritte so, wie er es für seine Kinder nötig hält.
Yo, señora de mi alma, estoy determinada, con licencia de vuesa merced, de meter este buen día en mi casa, yéndome a la corte a tenderme en un coche, para quebrar los ojos a mil envidiosos que ya tengo; y así, suplico a vuesa excelencia mande a mi marido me envíe algún dinerillo, y que sea algo qué, porque en la corte son los gastos grandes que el pan vale a real, y la carne, la libra, a treinta maravedís, que es un juicio; y si quisiere que no vaya, que me lo avise con tiempo, porque me están bullendo los pies por ponerme en camino; que me dicen mis amigas y mis vecinas que, si yo y mi hija andamos orondas y pomposas en la corte, vendrá a ser conocido mi marido por mí más que yo por él, siendo forzoso que pregunten muchos ''-¿Quién son estas señoras deste coche?'' Y un criado mío responder ''-La mujer y la hija de Sancho Panza, gobernador de la ínsula Barataria''; y desta manera será conocido Sancho, y yo seré estimada, y a Roma por todo. Ich, liebe Frau Herzens-Herzogin, bin mit Verlaub von Euer Gnaden entschlossen, mir das gute Glück zunutze zu machen; ich will in die Residenz gehen und mich da in einer Kutsche ausstrecken, damit den tausend Neidhammeln, die ich schon habe, die Augen aus dem Kopf springen. Daher bitte ich Euer Exzellenz, meinem Mann zu befehlen, er soll mir ein wenig Geld schicken; es muß aber was Rechtes sein, denn in der Residenz sind die Ausgaben groß; das Brot kostet einen Real und Fleisch das Pfund dreißig Maravedis, daß es ein wahrer Jammer ist. Will er aber, daß ich nicht hingehe, so soll er mich beizeiten in Kenntnis setzen, denn es kribbelt mir schon in den Füßen vor lauter Lust, mich auf den Weg zu machen. Auch sagen mir meine Freundinnen und Nachbarinnen, wenn ich und meine Tochter in Pracht und Prunk in der Residenz herumsteigen, da muß am Ende mein Mann durch mich bekannt werden, mehr als ich durch ihn, dieweil notwendigerweise viele Leute fragen werd! en: Wer sind die Damen in dieser Kutsche? Und da wird einer von meiner Dienerschaft antworten: die Frau und die Tochter von Sancho Pansa, dem Statthalter der Insul Baratária. Und auf die Art wird Sancho bekannt, ich aber geehrt werden, und - was dein Herze gelüstet, geh nach Rom, da findest du's.
Pésame, cuanto pesarme puede, que este año no se han cogido bellotas en este pueblo; con todo eso, envío a vuesa alteza hasta medio celemín, que una a una las fui yo a coger y a escoger al monte, y no las hallé más mayores; yo quisiera que fueran como huevos de avestruz. Es tut mir leid, sosehr mir was leid tun kann, daß es dies Jahr in unserm Dorf keine Eicheln gegeben hat; trotzdem schicke ich Euer Hoheit fast ein halb Viertel, die bin ich selbst in den Wald gegangen aufzulesen und auszulesen, habe sie aber nicht größer gefunden. Ich wünschte gern, sie wären wie Straußeneier.
No se le olvide a vuestra pomposidad de escribirme, que yo tendré cuidado de la respuesta, avisando de mi salud y de todo lo que hubiere que avisar deste lugar, donde quedo rogando a Nuestro Señor guarde a vuestra grandeza, y a mí no olvide. Sancha, mi hija, y mi hijo besan a vuestra merced las manos. Euer Oberherrlichkeit wollen nicht vergessen, mir zu schreiben, ich will schon auf die Antwort bedacht sein und Euch über mein Wohlbefinden berichten und über alles, was aus unsrem Dorf zu berichten ist, allwo ich beständig zu Gott bitte, Euer Hoheit in Obhut zu nehmen und meiner nicht zu vergessen.
La que tiene más deseo de ver a vuestra señoría que de escribirla, su criada.
Teresa Panza.
Es empfiehlt sich diejenige, die mehr Lust hat, Euer Herrlichkeit zu sehen, als brieflich zu begrüßen: Eure Dienerin Teresa Pansa
Grande fue el gusto que todos recibieron de oír la carta de Teresa Panza, principalmente los duques, y la duquesa pidió parecer a don Quijote si sería bien abrir la carta que venía para el gobernador, que imaginaba debía de ser bonísima. Don Quijote dijo que él la abriría por darles gusto, y así lo hizo, y vio que decía desta manera. Groß war das Vergnügen, das die Hörer alle über Teresa Pansas Brief empfanden, vor allen der Herzog und die Herzogin. Die letztere bat Don Quijote um seine Ansicht darüber, ob man wohl auch den für den Statthalter gekommenen Brief öffnen dürfe, der nach ihrer Meinung ganz vortrefflich sein müsse. Don Quijote erwiderte, er wolle ihn öffnen, um ihnen Vergnügen zu machen; er tat also und fand, daß der Brief folgendermaßen lautete:
Carta de Teresa Panza a Sancho Panza su marid. Brief von Teresa Pansa an ihren Ehemann Sancho Pansa
Tu carta recibí, Sancho mío de mi alma, y yo te prometo y juro como católica cristiana que no faltaron dos dedos para volverme loca de contento. Mira, hermano cuando yo llegué a oír que eres gobernador, me pensé allí caer muerta de puro gozo, que ya sabes tú que dicen que así mata la alegría súbita como el dolor grande. A Sanchica, tu hija, se le fueron las aguas sin sentirlo, de puro contento. El vestido que me enviaste tenía delante, y los corales que me envió mi señora la duquesa al cuello, y las cartas en las manos, y el portador dellas allí presente, y, con todo eso, creía y pensaba que era todo sueño lo que veía y lo que tocaba; porque, ¿quién podía pensar que un pastor de cabras había de venir a ser gobernador de ínsulas? Ya sabes tú, amigo, que decía mi madre que era menester vivir mucho para ver mucho dígolo porque pienso ver más si vivo más; porque no pienso parar hasta verte arrendador o alcabalero, que son oficios que, aunque lleva el diablo a quien mal los usa, en fin en fin, siempre tienen y manejan dineros. Mi señora la duquesa te dirá el deseo que tengo de ir a la corte; mírate en ello, y avísame de tu gusto, que yo procuraré honrarte en ella andando en coche. Ich habe deinen Brief erhalten, herzlieber Sancho, und ich versichere und schwör dir's als eine katholische Christin, daß nicht zwei Finger breit dran fehlten, so war ich vor Vergnügen verrückt geworden. Siehst du, lieber Freund, als ich zu hören bekam, daß du Statthalter bist, meinte ich vor lauter Seligkeit tot hinzufallen; du weißt, was man sagt, plötzliche Freude bringt die Leute ebenso um wie großer Schmerz. Deine Tochter Sanchica ließ vor lauter Vergnügen das Wasser unter sich gehen, ohne es zu merken. Den Anzug, den du mir geschickt hast, hatte ich vor Augen, und die Korallen, die mir die gnädige Frau Herzogin schickte, hatte ich um den Hals und die Briefe in Händen, und den Überbringer derselben hatte ich da vor mir stehen, und bei alledem glaubte und dachte ich, es sei alles nur ein Traum, was ich sah und mit Händen griff; denn wer konnte denken, daß ein Ziegenhirt es so weit bringen sollte, ein Statthalte! r über Insuln zu werden? Du weißt ja, lieber Freund, meine Mutter hat gesagt: Wer lang lebt, erlebt viel. Ich sage das, weil ich noch mehr zu erleben gedenke, wenn ich noch mehr Jahre lebe, denn es läßt mir keine Ruhe, bis ich dich als Pächter oder Steuereinnehmer sehe. Das sind Stellen, wobei einen freilich der Teufel holt, wenn man sie zu schlechten Zwecken benutzt, wobei man aber zuletzt doch immer Geld hat und mit Geld umgeht. Meine gnädige Frau Herzogin wird dir sagen, daß ich den Wunsch habe, nach der Residenz zu kommen; überlege dir das und sage mir, was du haben willst; ich will bestrebt sein, dir dort Ehre zu machen, weil ich in der Kutsche fahren will.
El cura, el barbero, el bachiller y aun el sacristán no pueden creer que eres gobernador, y dicen que todo es embeleco, o cosas de encantamento, como son todas las de don Quijote tu amo; y dice Sansón que ha de ir a buscarte y a sacarte el gobierno de la cabeza, y a don Quijote la locura de los cascos; yo no hago sino reírme, y mirar mi sarta, y dar traza del vestido que tengo de hacer del tuyo a nuestra hija. Der Pfarrer, der Barbier, der Baccalaur, ja auch der Küster können nicht glauben, daß du Statthalter bist, und sagen, alles sei Betrug oder Zauberergeschichten, wie es alle die Geschichten deines Dienstherrn Don Quijote sind; und Sansón sagt, er will hingehen und dich aufsuchen und dir die Statthalterschaft aus dem Kopf und dem Don Quijote die Narretei aus dem Hirn treiben. Ich aber tue weiter nichts als sie auslachen und meine Schnur ansehen und überlegen, wie ich aus deinem Anzug einen für unsre Tochter zurechtmachen kann.
Unas bellotas envié a mi señora la duquesa; yo quisiera que fueran de oro. Envíame tú algunas sartas de perlas, si se usan en esa ínsula. Ich habe meiner gnädigen Frau Herzogin Eicheln geschickt, ich wollte, sie wären von Gold gewesen. Schicke du mir Perlenschnüre, wenn man sie auf deiner Insul trägt.
Las nuevas deste lugar son que la Berrueca casó a su hija con un pintor de mala mano, que llegó a este pueblo a pintar lo que saliese; mandóle el Concejo pintar las armas de Su Majestad sobre las puertas del Ayuntamiento, pidió dos ducados, diéronselos adelantados, trabajó ocho días, al cabo de los cuales no pintó nada, y dijo que no acertaba a pintar tantas baratijas; volvió el dinero, y, con todo eso, se casó a título de buen oficial; verdad es que ya ha dejado el pincel y tomado el azada, y va al campo como gentilhombre. El hijo de Pedro de Lobo se ha ordenado de grados y corona, con intención de hacerse clérigo; súpolo Minguilla, la nieta de Mingo Silvato, y hale puesto demanda de que la tiene dada palabra de casamiento; malas lenguas quieren decir que ha estado encinta dél, pero él lo niega a pies juntillas. Das Neueste aus unserm Dorf ist, daß die Berrueca ihre Tochter mit einem Maler verheiratet hat, der nichts kann; der ist hierhergekommen, um zu malen, was eben vorkäme. Der Gemeinderat hat ihn beauftragt, das Wappen Seiner Majestät über die Tür des Rathauses zu malen; er verlangte zwei Taler, und man hat sie ihm im voraus gegeben; er hat acht Tage daran gearbeitet, und als sie herum waren, hatte er nichts gemalt und sagte, er könne es nicht über sich gewinnen, soviel geringfügigen Plunder zu malen; er hat das Geld zurückgegeben, und trotzdem, auf den Grund seiner Tüchtigkeit als Handwerksmann, hat er sich verheiratet. Freilich hat er den Pinsel beiseite gelegt und die Hacke zur Hand genommen und geht aufs Feld als ein recht braver Kerl. Der Sohn von Pedro de Lobo hat die niederen Weihen genommen und die Tonsur dazu, in der Absicht, geistlich zu werden; das hat Minguilla erfahren, die Enkelin von Mingo Silvato, und hat eine Klage gegen ihn angest! ellt, weil er ihr die Ehe versprochen hat. Böse Zungen wollen wissen, sie sei von ihm in andern Umständen, er aber leugnet es Stein und Bein.
Hogaño no hay aceitunas, ni se halla una gota de vinagre en todo este pueblo. Por aquí pasó una compañía de soldados; lleváronse de camino tres mozas deste pueblo; no te quiero decir quién son quizá volverán, y no faltará quien las tome por mujeres, con sus tachas buenas o malas. Heuer gibt es keine Oliven, auch findet sich kein Tropfen Essig im ganzen Dorf. Eine Kompanie Soldaten ist hier durchgekommen, sie haben auf ihrem Marsch drei Mädchen aus unserm Dorf mitgenommen. Ich will dir nicht sagen, wer sie sind; vielleicht, daß sie wiederkommen, und da wird's auch nicht an Männern fehlen, die sie heiraten mit den guten oder bösen Flecken auf ihrem Ruf.
Sanchica hace puntas de randas; gana cada día ocho maravedís horros, que los va echando en una alcancía para ayuda a su ajuar; pero ahora que es hija de un gobernador, tú le darás la dote sin que ella lo trabaje. La fuente de la plaza se secó; un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas. Sanchica klöppelt jetzt Spitzen von Leinenzwirn, verdient täglich ihre acht Maravedis über die Kosten und legt sie in eine Sparbüchse als Beisteuer für ihre Ausstattung; aber jetzt, wo sie eines Statthalters Tochter ist, wirst du ihr schon die Mitgift stellen, ohne daß sie dafür arbeitet. Der Brunnen auf dem Markt ist versiegt. Der Blitz hat in den Galgen geschlagen, aber es liegt mir den Kuckuck dran.
Espero respuesta désta y la resolución de mi ida a la corte; y, con esto, Dios te me guarde más años que a mí o tantos, porque no querría dejarte sin mí en este mundo. Ich erwarte auf Gegenwärtiges Antwort und Bescheid über meine Reise nach der Residenz. Und hiermit bitte ich Gott, dir längeres Leben als mir zu gewähren oder ein ebenso langes, denn ich möchte dich nicht ohne mich in dieser Welt zurücklassen.
Tu mujer.
Teresa Panza.
Deine Frau Teresa Pansa
Las cartas fueron solenizadas, reídas, estimadas y admiradas; y, para acabar de echar el sello, llegó el correo, el que traía la que Sancho enviaba a don Quijote, que asimesmo se leyó públicamente, la cual puso en duda la sandez del gobernador. Die Briefe wurden hoch gefeiert und belacht, gepriesen und bewundert, und um das letzte Siegel auf die Freude zu drücken, kam auch noch der Eilbote, der den Brief Sanchos an Don Quijote überbrachte. Dieser Brief wurde ebenfalls öffentlich verlesen und erweckte Zweifel an der Einfältigkeit des Statthalters.
Retiróse la duquesa, para saber del paje lo que le había sucedido en el lugar de Sancho, el cual se lo contó muy por estenso, sin dejar circunstancia que no refiriese; diole las bellotas, y más un queso que Teresa le dio, por ser muy bueno, que se aventajaba a los de Tronchón Recibiólo la duquesa con grandísimo gusto, con el cual la dejaremos, por contar el fin que tuvo el gobierno del gran Sancho Panza, flor y espejo de todos los insulanos gobernadores. Die Herzogin zog sich zurück, um von dem Edelknaben zu hören, was in Sanchos Dorf vorgegangen; er berichtete es ihr ganz ausführlich, ohne den geringsten Umstand unerwähnt zu lassen; er überreichte ihr die Eicheln und dazu einen Käse, den ihm Teresa mitgegeben, weil er noch besser sei als der Käse von Tronchon. Die Herzogin empfing alles mit dem größten Vergnügen, und dabei wollen wir sie lassen, um zu erzählen, welch ein Ende die Statthalterschaft des großen Sancho Pansa genommen, der die Blume und der Spiegel war aller insulanischen Statthalter.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


@@ II. Capítulo LIII. Del fatigado fin y remate que tuvo el gobierno de Sancho Panza.

53. Kapitel Von dem trübseligen Ausgang und Ende, so Sancho Pansas Statthalterschaft genommen

''Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado; antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda la primavera sigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno, y el invierno a la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el tiempo, sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten''. Esto dice Cide Hamete, filósofo mahomético; porque esto de entender la ligereza e instabilidad de la vida presente, y de la duración de la eterna que se espera, muchos sin lumbre de fe, sino con la luz natural, lo han entendido; pero aquí, nuestro autor lo dice por la presteza con que se acabó, se consumió, se deshizo, se fue como en sombra y humo el gobierno de Sancho. Wer da glaubt, daß hienieden die Dinge dieser Welt immer in demselben Zustande bleiben werden, der lebt in einem großen Irrtum. Im Gegenteil scheint es, daß alles hienieden stets im Kreise geht, ich meine, sich rundum dreht. Dem Frühling folgt der Sommer, dem Sommer der Hochsommer, dem Hochsommer der Herbst, dem Herbst der Winter und dem Winter der Frühling, und so dreht sich die Zeit fort und fort in diesem ewigen Kreislauf. Nur das menschliche Leben eilt zu seinem Ende flüchtiger als die Zeit, ohne die Hoffnung, sich wieder zu erneuern, außer in jenem Leben, das keine Schranken kennt, die es begrenzen. Also spricht Sidi Hamét, der mohammedanische Weise, denn die Erkenntnis von der Flüchtigkeit und dem Unbestande des irdischen Lebens und der Dauer des ewigen, das wir erhoffen, haben viele gehabt ohne die Leuchte des Glaubens und es lediglich am Lichte der Natur erkannt. Hier aber sagt es unser Autor nur aus Anlaß der kurzen Zeit, die Sanchos Statthalterschaft brauchte, um zu Ende zu gehen, zu zerfallen, sich aufzulösen und wie Schatten und Rauch zu entschwinden.
El cual, estando la séptima noche de los días de su gobierno en su cama, no harto de pan ni de vino, sino de juzgar y dar pareceres y de hacer estatutos y pragmáticas, cuando el sueño, a despecho y pesar de la hambre, le comenzaba a cerrar los párpados, oyó tan gran ruido de campanas y de voces, que no parecía sino que toda la ínsula se hundía. Sentóse en la cama, y estuvo atento y escuchando, por ver si daba en la cuenta de lo que podía ser la causa de tan grande alboroto; pero no sólo no lo supo, pero, añadiéndose al ruido de voces y campanas el de infinitas trompetas y atambores, quedó más confuso y lleno de temor y espanto; y, levantándose en pie, se puso unas chinelas, por la humedad del suelo, y, sin ponerse sobrerropa de levantar, ni cosa que se pareciese, salió a la puerta de su aposento, a tiempo cuando vio venir por unos corredores más de veinte personas con hachas encendidas en las manos y con las espadas desenvainadas, gritando todos a grandes voces. Sancho lag zu Bett, es war in den Tagen seiner Statthalterschaft die siebente Nacht; er war satt, nicht von Brot und Wein, sondern vom Gerichthalten und vom Erteilen von Gutachten und vom Erlassen neuer Gesetze und Verordnungen; und wie endlich der Schlaf, unerachtet und trotz des Hungers, ihm die Augen zu schließen begann, da hörte er großes Gelärm von Glocken und schreienden Stimmen, als wollte die ganze Insul in den Erdboden versinken. Er setzte sich im Bette aufrecht und horchte, um herauszufinden, was die Ursache eines so großen Aufruhrs sein könnte; aber nicht nur erriet er es nicht, sondern da dem Geschrei und Glockengeläute sich noch der Schall unzähliger Trompeten und Trommeln beigesellte, so wuchs seine Verwirrung noch mehr als seine Angst und sein Entsetzen; er sprang auf die Beine, zog sich wegen der Feuchtigkeit des Bodens Pantoffeln an, und ohne einen Schlafrock oder etwas dergleichen umzuwerfen, lief er zur Tür seines Zimmers; da sah! er mit einem Male zwanzig und mehr Leute mit brennenden Fackeln in der Hand und bloßen Schwertern über die Gänge herlaufen, und die schrien überlaut:
-¡Arma, arma, señor gobernador, arma!; que han entrado infinitos enemigos en la ínsula, y somos perdidos si vuestra industria y valor no nos socorre. »Zu den Waffen, zu den Waffen, Herr Statthalter! Auf zu den Waffen! Feinde ohne Zahl sind in die Insul eingedrungen, und wir sind verloren, wenn Eure Vorkehrungen und Eure Tapferkeit uns nicht retten!«
Con este ruido, furia y alboroto llegaron donde Sancho estaba, atónito y embelesado de lo que oía y veía; y, cuando llegaron a él, uno le dijo. Unter solchem Lärmen, Wüten und Toben drangen sie zur Tür, wo Sancho in Betäubung dastand und in Entsetzen über alles, was er sah und hörte; und als sie ihn erblickten, sprach einer zu ihm:
-¡Ármese luego vuestra señoría, si no quiere perderse y que toda esta ínsula se pierda. »Euer Gnaden muß sich auf der Stelle waffnen, wenn Ihr nicht verloren sein wollt und nicht die ganze Insul verloren sein soll.«
-¿Qué me tengo de armar -respondió Sancho-, ni qué sé yo de armas ni de socorros? Estas cosas mejor será dejarlas para mi amo don Quijote, que en dos paletas las despachará y pondrá en cobro; que yo, pecador fui a Dios, no se me entiende nada destas priesas. »Wie, ich soll mich waffnen?« entgegnete Sancho; »aber was weiß ich von Waffen oder von Retten? Solche Sachen überläßt man am besten meinem Herrn Don Quijote, der sie im Handumdrehen in Ordnung bringen wird; ich aber, ich Sünder vor Gott und den Menschen, ich verstehe gar nichts von dergleichen Fechtereien.«
-¡Ah, señor gobernador! -dijo otro-. ¿Qué relente es ése? Ármese vuesa merced, que aquí le traemos armas ofensivas y defensivas, y salga a esa plaza, y sea nuestra guía y nuestro capitán, pues de derecho le toca el serlo, siendo nuestro gobernador. »Oho, Herr Statthalter«, schrie ein andrer, »was soll diese Weichmütigkeit? Euer Gnaden wolle sich sofort waffnen; hier bringen wir Euch Waffen zu Schutz und Trutz, kommt heraus auf den Marktplatz dort, seid unser Führer und unser Hauptmann, denn das gehört sich für Euch als unsern Statthalter.«
-Ármenme norabuena -replicó Sancho. »So waffnet mich denn in Gottes Namen«, versetzte Sancho.
Y al momento le trujeron dos paveses, que venían proveídos dellos, y le pusieron encima de la camisa, sin dejarle tomar otro vestido, un pavés delante y otro detrás, y, por unas concavidades que traían hechas, le sacaron los brazos, y le liaron muy bien con unos cordeles, de modo que quedó emparedado y entablado, derecho como un huso, sin poder doblar las rodillas ni menearse un solo paso. Pusiéronle en las manos una lanza, a la cual se arrimó para poder tenerse en pie. Cuando así le tuvieron, le dijeron que caminase, y los guiase y animase a todos; que, siendo él su norte, su lanterna y su lucero, tendrían buen fin sus negocios. Und sogleich brachten sie ihm zwei große Schilde herbei, mit denen sie sich zum voraus versehen hatten, und schnürten sie ihm über das Hemd, ohne ihn erst ein andres Kleidungsstück anziehen zu lassen, einen Schild vorn und einen hinten, zogen ihm die Arme durch ein paar runde Löcher, die sie bereits angebracht hatten, und banden ihn ringsum mit Stricken so fest, daß er eingemauert und in Bretter eingeklemmt dastand, steif und gerade in die Höhe wie eine Spindel, ohne die Knie biegen oder nur einen Schritt tun zu können. Sie gaben ihm einen Speer in die Hand, auf den er sich stützte, um sich nur auf den Füßen halten zu können. Als sie ihn nun so hergerichtet hatten, sagten sie ihm, er solle gehen und sie führen und alle zu Mut entflammen, und da er ihr leuchtendes Merkziel, ihre Laterne und ihr Morgenstern sei, so würden ihre Angelegenheiten gewiß zu gutem Ende kommen.
-¿Cómo tengo de caminar, desventurado yo -respondió Sancho-, que no puedo jugar las choquezuelas de las rodillas, porque me lo impiden estas tablas que tan cosidas tengo con mis carnes? Lo que han de hacer es llevarme en brazos y ponerme, atravesado o en pie, en algún postigo, que yo le guardaré, o con esta lanza o con mi cuerpo. »Wie soll ich gehen, ich Unglückseliger«, erwiderte Sancho, »wo ich nicht mal die Kniescheiben bewegen kann? Denn daran hindern mich diese Bretter, die mir so dicht ans Fleisch geschnürt sind. Das einzige, was ihr tun könnt, ist: ihr nehmt mich auf die Arme und gebt mir meinen Platz, querliegend oder aufrecht stehend, an irgendeinem Torweg, und den will ich verteidigen, entweder mit diesem Speer oder mit meinem Leibe.«
-Ande, señor gobernador -dijo otro-, que más el miedo que las tablas le impiden el paso; acabe y menéese, que es tarde, y los enemigos crecen, y las voces se aumentan y el peligro carga. »Geht doch, Herr Statthalter!« sagte ein dritter, »die Furcht hindert Euch mehr am Gehen als die Bretter; macht fort und rührt Euch, es ist spät, und die Zahl der Feinde wächst, das Geschrei wird stärker, und die Gefahr drängt.«
Por cuyas persuasiones y vituperios probó el pobre gobernador a moverse, y fue dar consigo en el suelo tan gran golpe, que pensó que se había hecho pedazos. Quedó como galápago encerrado y cubierto con sus conchas, o como medio tocino metido entre dos artesas, o bien así como barca que da al través en la arena; y no por verle caído aquella gente burladora le tuvieron compasión alguna; antes, apagando las antorchas, tornaron a reforzar las voces, y a reiterar el ¡arma! con tan gran priesa, pasando por encima del pobre Sancho, dándole infinitas cuchilladas sobre los paveses, que si él no se recogiera y encogiera, metiendo la cabeza entre los paveses, lo pasara muy mal el pobre gobernador, el cual, en aquella estrecheza recogido, sudaba y trasudaba, y de todo corazón se encomendaba a Dios que de aquel peligro le sacase. Auf dies Zureden und diese Vorwürfe versuchte der arme Statthalter, sich zu bewegen, und stürzte alsbald mit einem so gewaltigen Schlag zu Boden, daß er glaubte, er habe sich alle Glieder entzweigebrochen. Er lag da wie eine Schildkröte, die von ihren Schalen umschlossen und überdeckt, oder wie ein Stück Speck, zwischen zwei Mulden eingeklemmt, oder wie ein Kahn, der umgeschlagen im Sande des Ufers liegt. Aber diese Sippschaft, die nur auf Schimpf und Spott ausging, hatte, als sie ihn hinstürzen sah, darum noch kein Erbarmen mit ihm; vielmehr löschten sie die Fackeln aus und erhoben aufs neue ein Geschrei, gewaltiger als zuvor, wiederholten den Ruf »Zu den Waffen!« in stürmischerer Hast, stampften über den armen Sancho weg und führten unzählige Schwerthiebe auf die Schilde, und wenn er nicht die Glieder eingezogen und den Kopf tief zwischen die Schilde gesteckt hätte, so wäre es dem armen Statthalter sehr übel er! gangen, der in dieser Enge zusammengekauert schwitzte, ja in Schweiß zerfloß und sich von ganzem Herzen Gott dem Herrn befahl, daß er ihn aus dieser Gefahr erlöse.
Unos tropezaban en él, otros caían, y tal hubo que se puso encima un buen espacio, y desde allí, como desde atalaya, gobernaba los ejércitos, y a grandes voces decía. Etliche strauchelten über ihn, andre fielen auf ihn; ja einer stellte sich eine geraume Weile auf ihn und lenkte von da wie von einer Warte herab die Heere und rief mit lauter Stimme:
-¡Aquí de los nuestros, que por esta parte cargan más los enemigos! ¡Aquel portillo se guarde, aquella puerta se cierre, aquellas escalas se tranquen! ¡Vengan alcancías, pez y resina en calderas de aceite ardiendo! ¡Trinchéense las calles con colchones. »Hierher, wer zu den Unsern gehört! Von dieser Seite her drängen die Feinde am heftigsten heran! Die schwache Stelle dort wohl gehütet! Dieses Tor rasch verschlossen! Die Treppen dort verrammelt! Herbei mit Granaten, mit Pech und Harz in Kesseln siedenden Öles! Versperrt die Straßen mit Bettpfühlen!«
En fin, él nombraba con todo ahínco todas las baratijas e instrumentos y pertrechos de guerra con que suele defenderse el asalto de una ciudad, y el molido Sancho, que lo escuchaba y sufría todo, decía entre sí. Kurz, er nannte in wütender Hast allen Plunder und alle Gerätschaften und Werkzeuge des Kriegs, womit man den Sturm auf eine Stadt abzuwehren pflegt, und der arme zerquetschte Sancho, der alles anhörte und aushaken mußte, sagte zu sich selbst:
-¡Oh, si mi Señor fuese servido que se acabase ya de perder esta ínsula, y me viese yo o muerto o fuera desta grande angustia. O wollte doch mein Herrgott, diese Insul w 'e4re endlich vollständig verloren und ich war entweder tot oder aus dieser großen Not erlöst!
Oyó el cielo su petición, y, cuando menos lo esperaba, oyó voces que decían. Der Himmel hörte sein Flehen, und als er es am wenigsten zu hoffen wagte, hörte er plötzlich ringsher rufen:
-¡Vitoria, vitoria! ¡Los enemigos van de vencida! ¡Ea, señor gobernador, levántese vuesa merced y venga a gozar del vencimiento y a repartir los despojos que se han tomado a los enemigos, por el valor dese invencible brazo. »Sieg, Sieg! Die Feinde, geschlagen, ziehen ab! Auf, Herr Statthalter, Euer Gnaden wolle sich erheben und sich des Sieges freuen und die Beute verteilen, die durch die Heldenhaftigkeit dieses unbesiegbaren Armes den Feinden abgenommen worden.«
-Levántenme -dijo con voz doliente el dolorido Sancho. »Hebt mich auf«, sagte mit schmerzlich zitternder Stimme der schmerzensreiche Sancho.
Ayudáronle a levantar, y, puesto en pie, dijo. Sie halfen ihm auf, und als er auf seinen Füßen stand, sagte er:
-El enemigo que yo hubiere vencido quiero que me le claven en la frente. Yo no quiero repartir despojos de enemigos, sino pedir y suplicar a algún amigo, si es que le tengo, que me dé un trago de vino, que me seco, y me enjugue este sudor, que me hago agua. »Der Feind, den ich besiegt haben soll, den soll man mir meinetwegen auf die Stirne nageln. Ich will nicht Beute von Feinden verteilen, sondern einen Freund, sofern ich einen habe, bitten und anflehen, mir einen Schluck Wein zu geben, denn ich verschmachte, und mir den Schweiß abzutrocknen, denn ich zerfließe zu Wasser.«
Limpiáronle, trujéronle el vino, desliáronle los paveses, sentóse sobre su lecho y desmayóse del temor, del sobresalto y del trabajo. Ya les pesaba a los de la burla de habérsela hecho tan pesada; pero el haber vuelto en sí Sancho les templó la pena que les había dado su desmayo. Preguntó qué hora era, respondiéronle que ya amanecía. Calló, y, sin decir otra cosa, comenzó a vestirse, todo sepultado en silencio, y todos le miraban y esperaban en qué había de parar la priesa con que se vestía. Vistióse, en fin, y poco a poco, porque estaba molido y no podía ir mucho a mucho, se fue a la caballeriza, siguiéndole todos los que allí se hallaban, y, llegándose al rucio, le abrazó y le dio un beso de paz en la frente, y, no sin lágrimas en los ojos, le dijo. Sie trockneten ihn ab, brachten ihm den Wein, banden ihm die Schilde ab; er setzte sich auf sein Bett und wurde ohnmächtig von der Angst, dem Schrecken und der erlittenen Drangsal. Den Anstiftern der bösen Posse tat es schon leid, sie bis zu einem so bitteren Ernste getrieben zu haben; aber seine sofortige Rückkehr zur Besinnung mäßigte das unerquickliche Gefühl, das seine Ohnmacht bei ihnen hervorgerufen hatte. Er fragte, wieviel Uhr es sei; sie antworteten ihm, der Morgen breche schon an. Er schwieg, und ohne weiter ein Wort zu sagen, begann er sich anzukleiden, in tiefe Stille versenkt, und alle schauten ihm gespannt zu, voll Erwartung, was sein eilfertiges Ankleiden bedeuten möge. Endlich war er fertig, und Schritt für Schritt, denn er war ganz gerädert und vermochte nicht schnell zu gehn, begab er sich nach dem Stalle, und alle folgten ihm dahin. Er ging zu seinem Grauen, umarmte ihn, gab ihm einen Friedenskuß auf die Stirn und sprach zu ihm, nicht ohne Tränen in den Augen:
-Venid vos acá, compañero mío y amigo mío, y conllevador de mis trabajos y miserias cuando yo me avenía con vos y no tenía otros pensamientos que los que me daban los cuidados de remendar vuestros aparejos y de sustentar vuestro corpezuelo, dichosas eran mis horas, mis días y mis años; pero, después que os dejé y me subí sobre las torres de la ambición y de la soberbia, se me han entrado por el alma adentro mil miserias, mil trabajos y cuatro mil desasosiegos. »Komm du her, du mein Kamerad, mein Freund und Miterdulder meiner Drangsale und Leiden. Als ich mit dir eines Sinnes hinlebte und keine anderen Gedanken hatte, als daß ich dafür sorgen müßte, dein Geschirr zu flicken und dein Bäuchlein zu pflegen, da waren meine Stunden, meine Tage und meine Jahre glückselig; aber seit ich dich verlassen und auf die Turmhöhe des Ehrgeizes und Hochmutes gestiegen, seitdem sind mir tausend Quälereien, tausend Drangsale und zehntausend Kümmernisse in die Seele gedrungen.«
Y, en tanto que estas razones iba diciendo, iba asimesmo enalbardando el asno, sin que nadie nada le dijese. Enalbardado, pues, el rucio, con gran pena y pesar subió sobre él, y, encaminando sus palabras y razones al mayordomo, al secretario, al maestresala y a Pedro Recio el doctor, y a otros muchos que allí presentes estaban, dijo. Während er diese Worte sprach, sattelte er zugleich seinen Esel, ohne daß jemand ein Wort sagte; und sobald der Sattel aufgelegt war, stieg er mit großen Schmerzen und Beschwerden auf seinen Grauen, wandte sich zu dem Haushofmeister, dem Geheimschreiber, zu dem Truchseß und zu Peter Stark, dem Doktor, und zu den andern, die in großer Zahl zugegen waren, und sprach:
-Abrid camino, señores míos, y dejadme volver a mi antigua libertad; dejadme que vaya a buscar la vida pasada, para que me resucite de esta muerte presente. Yo no nací para ser gobernador, ni para defender ínsulas ni ciudades de los enemigos que quisieren acometerlas. Mejor se me entiende a mí de arar y cavar, podar y ensarmentar las viñas, que de dar leyes ni de defender provincias ni reinos. Bien se está San Pedro en Roma quiero decir, que bien se está cada uno usando el oficio para que fue nacido. Mejor me está a mí una hoz en la mano que un cetro de gobernador; más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre; y más quiero recostarme a la sombra de una encina en el verano y arroparme con un zamarro de dos pelos en el invierno, en mi libertad, que acostarme con la sujeción del gobierno entre sábanas de holanda y vestirme de martas cebollinas. Vuestras mercedes se queden con Dios, y digan al duque mi señor que, desnudo nací, desnudo me hallo ni pierdo ni gano; quiero decir, que sin blanca entré en este gobierno y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas. Y apártense déjenme ir, que me voy a bizmar; que creo que tengo brumadas todas las costillas, merced a los enemigos que esta noche se han paseado sobre mí. »Macht Platz, meine Herren, und laßt mich zu meiner alten Freiheit zurückkehren; laßt mich wieder mein vergangenes Leben aufsuchen, damit ich auferstehe aus diesem jetzigen Tode. Ich bin nicht geboren, ein Statthalter zu sein, noch Insuln oder Städte zu verteidigen gegen die Feinde, die sie angreifen wollen. Besser verstehe ich mich darauf, zu ackern und zu graben, Reben zu beschneiden und zu stocken, als Gesetze zu geben oder Länder und Königreiche zu verteidigen. Am wohlsten ist es dem heiligen Petrus in Rom; ich meine, jedem ist es am wohlsten, wenn er das Gewerbe treibt, f_ fcr das er geboren ist. Eine Sichel steht mir besser zur Hand als eines Statthalters Zepter; lieber will ich mich an einer Krautsuppe satt essen als mich der Quälerei eines aufdringlichen Arztes unterwerfen, der mich durch Hunger umbringen will; und lieber will ich mich sommers in dem Schatten einer Eiche zur Rast legen und winters mich in einen abgeschabten Schafpelz wickeln und dabei in meiner Freiheit bleiben, als in der Knechtschaft einer Statthalterei unter Bettlaken von feinem Linnen liegen und mich in Zobelpelz kleiden. Gott sei mit euch, ihr Herren, und sagt meinem gnädigen Herzog: Nackt bin ich heut, nackt ward ich geboren, hab nichts gewonnen und nichts verloren; ich meine, ich bin ohne einen Pfennig in diese Statthalterschaft gekommen, und ohne einen Pfennig verlasse ich sie wieder, ganz gegen die Gewohnheit anderer Statthalter, wenn sie aus anderen Insuln scheiden. Jetzt tretet beiseite und laßt mich gehen, ich will mir Pflaster auflegen; ich glaube, al! le meine Rippen sind mir zerquetscht dank den Feinden, die heute nacht auf mir herumspaziert sind.«
-No ha de ser así, señor gobernador -dijo el doctor Recio-, que yo le daré a vuesa merced una bebida contra caídas y molimientos, que luego le vuelva en su prístina entereza y vigor; y, en lo de la comida, yo prometo a vuesa merced de enmendarme, dejándole comer abundantemente de todo aquello que quisiere. »Nein, das darf nicht sein, Herr Statthalter«, sagte der Doktor Stark; »ich will Euer Gnaden ein Tränklein geben, das gegen die Schmerzen vom Fall und gegen die Quetschungen hilft und Euch sofort in Eurer vorigen Gesundheit und Kraft wiederherstellt. Was aber das Essen betrifft, so verspreche ich Euer Gnaden, mich zu bessern und Euch in Fülle essen zu lassen, worauf Ihr nur Lust habt.«
-¡Tarde piache! -respondió Sancho-. Así dejaré de irme como volverme turco. No son estas burlas para dos veces. Por Dios que así me quede en éste, ni admita otro gobierno, aunque me le diesen entre dos platos, como volar al cielo sin alas. Yo soy del linaje de los Panzas, que todos son testarudos, y si una vez dicen nones, nones han de ser, aunque sean pares, a pesar de todo el mundo. Quédense en esta caballeriza las alas de la hormiga, que me levantaron en el aire para que me comiesen vencejos y otros pájaros, y volvámonos a andar por el suelo con pie llano, que, si no le adornaren zapatos picados de cordobán, no le faltarán alpargatas toscas de cuerda. Cada oveja con su pareja, y nadie tienda más la pierna de cuanto fuere larga la sábana; y déjenme pasar, que se me hace tarde. »Zu spät«, antwortete Sancho; »ebenso sicher verzichte ich aufs Fortgehen, wie ich ein Türke werde. Solche Spaße erträgt man nicht zweimal. Bei Gott, ebensowenig bleibe ich bei dieser Statthalterschaft oder nehme eine andre an, und wenn man sie mir auf dem Präsentierteller reichte, als ich ohne Flügel gen Himmel fliege. Ich bin aus dem Geschlecht der Pansas, die alle einen harten Kopf haben, und wenn sie einmal ungerade sagen, so bleibt's bei ungerade, wenn auch gerade geworfen ist, der ganzen Welt zu Trotz. In diesem Stalle sollen die Flügel abfallen, die mir, der Ameise, gewachsen waren und mich in die Luft emportrugen, um von den Schwalben und andren Vögeln gefressen zu werden; wir wollen wiederum unten auf ebnem Boden die Füße aufsetzen, und wenn auch diese Füße nicht mehr in verzierten Schuhen von Korduan prangen, so wird es ihnen doch nicht an Bauernlatschen aus Hanfschnüren fehlen; jeder geselle sich zu sein! esgleichen, jeder strecke sich nach der Decke. Jetzt aber laßt mich fort, es wird mir schon zu spät.«
A lo que el mayordomo dijo. Darauf sagte der Haushofmeister:
-Señor gobernador, de muy buena gana dejáramos ir a vuesa merced, puesto que nos pesará mucho de perderle, que su ingenio y su cristiano proceder obligan a desearle; pero ya se sabe que todo gobernador está obligado, antes que se ausente de la parte donde ha gobernado, dar primero residencia déla vuesa merced de los diez días que ha que tiene el gobierno, y váyase a la paz de Dios. »Herr Statthalter, wir wollen Euer Gnaden recht gern ziehen lassen, sosehr es auch uns leid tun wird, Euch zu verlieren; denn ob Eurer Talente und Eures wahrhaft christlichen Verfahrens willen müssen wir notwendig Euer Bleiben wünschen. Allein es ist bekannt, daß jeder Statthalter verpflichtet ist, ehe er von dem Sitze seiner Statthalterschaft scheidet, vorher Rechenschaft abzulegen. Legt Rechenschaft ab über die zehn Tage, die Ihr das Amt innegehabt, und dann mögt Ihr mit Gott in Frieden hinziehen.«
-Nadie me la puede pedir -respondió Sancho-, si no es quien ordenare el duque mi señor; yo voy a verme con él, y a él se la daré de molde; cuanto más que, saliendo yo desnudo, como salgo, no es menester otra señal para dar a entender que he gobernado como un ángel. »Keiner kann Rechenschaft von mir fordern«, entgegnete Sancho, »außer wen der Herzog, mein Herr, dazu verordnen will; ich will eben zu ihm gehen, und ihm werde ich sie aufs allerbeste ablegen. Zudem, wenn ich so nackt aus dem Amt gehe, wie ich es tue, so bedarf es keines andren Beweises, daß ich regiert habe wie die lieben Engelein.«
-Par Dios que tiene razón el gran Sancho -dijo el doctor Recio-, y que soy de parecer que le dejemos ir, porque el duque ha de gustar infinito de verle. »Bei Gott, der große Sancho hat recht«, sagte der Doktor Stark, »und ich bin der Meinung, wir lassen ihn ziehen, denn der Herzog wird unendlich erfreut sein, ihn wiederzusehen.«
Todos vinieron en ello, y le dejaron ir, ofreciéndole primero compañía y todo aquello que quisiese para el regalo de su persona y para la comodidad de su viaje. Sancho dijo que no quería más de un poco de cebada para el rucio y medio queso y medio pan para él; que, pues el camino era tan corto, no había menester mayor ni mejor repostería. Abrazáronle todos, y él, llorando, abrazó a todos, y los dejó admirados, así de sus razones como de su determinación tan resoluta y tan discreta. Alle waren damit einverstanden und ließen ihn gehen, nachdem sie ihm ihre Begleitung angeboten sowie alles sonstige, was er zur Pflege seiner Person und zur Bequemlichkeit seiner Reise wünschen möchte. Sancho antwortete, er wünsche nichts weiter als ein wenig Gerste für seinen Grauen und einen halben Käse und ein halbes Brot für sich; denn da der Weg so kurz sei, so habe er keinen größern noch bessern Speisevorrat nötig. Sie umarmten ihn alle, und auch er umarmte sie alle unter Tränen und ließ sie voll Verwunderung zurück, sowohl über seine Äußerungen als über seinen so festen und so verständigen Entschluß.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LIV. Que trata de cosas tocantes a esta historia, y no a otra alguna.

54. Kapitel Welches von Dingen handelt, so diese Geschichte und keine andere betreffen (does not match)

Resolviéronse el duque y la duquesa de que el desafío que don Quijote hizo a su vasallo, por la causa ya referida, pasase adelante; y, puesto que el mozo estaba en Flandes, adonde se había ido huyendo, por no tener por suegra a doña Rodríguez, ordenaron de poner en su lugar a un lacayo gascón, que se llamaba Tosilos, industriándole primero muy bien de todo lo que había de hacer. Der Herzog und die Herzogin beschlossen, der Herausforderung, welche Don Quijote aus dem bereits erwähnten Anlaß gegen ihren Untertan gerichtet hatte, ihren Lauf zu lassen. Da jedoch der junge Mann sich in Flandern befand, wohin er geflüchtet war, um Doña Rodríguez nicht zur Schwiegermutter zu bekommen, so ordneten sie an, daß an seine Stelle ein Lakai aus der Gaskogne treten sollte, namens Tosílos, dem sie vorher genaue Anweisung erteilten, wie er sich zu benehmen habe.
De allí a dos días dijo el duque a don Quijote como desde allí a cuatro vendría su contrario, y se presentaría en el campo, armado como caballero, y sustentaría como la doncella mentía por mitad de la barba, y aun por toda la barba entera, si se afirmaba que él le hubiese dado palabra de casamiento. Don Quijote recibió mucho gusto con las tales nuevas, y se prometió a sí mismo de hacer maravillas en el caso, y tuvo a gran ventura habérsele ofrecido ocasión donde aquellos señores pudiesen ver hasta dónde se estendía el valor de su poderoso brazo; y así, con alborozo y contento, esperaba los cuatro días, que se le iban haciendo, a la cuenta de su deseo, cuatrocientos siglos. Nach zwei Tagen sagte der Herzog zu Don Quijote, sein Gegner werde in vier Tagen kommen, sich in voller Rüstung auf dem Kampfplatz stellen und mannlich verfechten, daß die Maid in ihren halben Bart, ja in ihren ganzen Bart hineinlüge, wenn sie auf ihrer Behauptung bestehe, daß er ihr die Ehe versprochen habe. Don Quijote freute sich höchlich ob dieser Zeitung; er versprach sich selber, bei dieser Gelegenheit Wunder der Tapferkeit zu verrichten, und er betrachtete es als großen Glücksfall, daß sich ihm eine Gelegenheit darbot, diesen Herrschaften zu zeigen, wie weit sich die Kraft seines gewaltigen Armes erstrecke. Und so wartete er in froher Aufregung und vergnügter Stimmung die vier Tage ab, die in der Rechnung seiner Sehnsucht vierhundert Jahrhunderte ausmachten.
Dejémoslos pasar nosotros, como dejamos pasar otras cosas, y vamos a acompañar a Sancho, que entre alegre y triste venía caminando sobre el rucio a buscar a su amo, cuya compañía le agradaba más que ser gobernador de todas las ínsulas del mundo. Wir wollen sie vorübergehen lassen, wie wir schon soviel andres haben vorübergehen lassen, und wollen Sancho begleiten, der halb vergnügt, halb traurig auf seinem Grautier dahinzog, seinen Herrn zu suchen, dessen Gesellschaft ihm besser behagte als die Statthalterschaft über alle Insuln der Welt.
Sucedió, pues, que, no habiéndose alongado mucho de la ínsula del su gobierno -que él nunca se puso a averiguar si era ínsula, ciudad, villa o lugar la que gobernaba-, vio que por el camino por donde él iba venían seis peregrinos con sus bordones, de estos estranjeros que piden la limosna cantando, los cuales, en llegando a él, se pusieron en ala, y, levantando las voces todos juntos, comenzaron a cantar en su lengua lo que Sancho no pudo entender, si no fue una palabra que claramente pronunciaba limosna, por donde entendió que era limosna la que en su canto pedían; y como él, según dice Cide Hamete, era caritativo además, sacó de sus alforjas medio pan y medio queso, de que venía proveído, y dióselo, diciéndoles por señas que no tenía otra cosa que darles. Ellos lo recibieron de muy buena gana, y dijeron. Es begab sich nun, als er sich noch nicht sehr weit von seiner Statthalterinsul entfernt hatte - es war ihm nämlich nie eingefallen, sich zu erkundigen, ob er eine Insul, eine Stadt, ein Städtchen oder Dorf bestatthalterte -, daß er dort auf seinem Wege sechs Pilger mit ihren Wanderstäben einherkommen sah, die zu jenen Ausländern gehörten, welche mit Gesang um Almosen bitten. Als sie näher kamen, stellten sie sich in eine Reihe, erhoben alle zusammen ihre Stimmen und begannen in ihrer Sprache zu singen, was Sancho nicht verstehen konnte, ausgenommen ein Wort, das deutlich ,Almosen' lautete; daraus wurde ihm denn klar, daß es eben ein Almosen war, ! um was sie in ihrem Gesang baten. Da er nun, wie Sidi Hamét sagt, über die Maßen mildherzig war, so zog er aus seinem Zwerchsack das halbe Brot und den halben Käse, womit er sich versehen hatte, und reichte es ihnen hin, wobei er ihnen durch Zeichen zu verstehen gab, daß er sonst nichts für sie habe. Sie nahmen es sehr gern und sagten in deutscher Sprache:
-¡Guelte! ¡Guelte. »Geld, Geld.«
-No entiendo -respondió Sancho- qué es lo que me pedís, buena gente. »Ich verstehe nicht, was ihr von mir wollt, liebe Leute«, antwortete Sancho.
Entonces uno de ellos sacó una bolsa del seno y mostrósela a Sancho, por donde entendió que le pedían dineros; y él, poniéndose el dedo pulgar en la garganta y estendiendo la mano arriba, les dio a entender que no tenía ostugo de moneda, y, picando al rucio, rompió por ellos; y, al pasar, habiéndole estado mirando uno dellos con mucha atención, arremetió a él, echándole los brazos por la cintura; en voz alta y muy castellana, dijo. Da zog einer von ihnen einen Geldbeutel aus dem Busen und wies ihn Sancho hin, woraus diesem klarwurde, daß sie Geld von ihm verlangten; er aber legte den Daumen an die Kehle, hielt die Hand in die Höhe und streckte die Finger aus, womit er ihnen zu verstehen gab, daß er nicht die Spur von Geld habe, spornte seinen Esel und ritt durch sie hindurch. Als er indessen beim Vorüberreiten einen von ihnen aufmerksamer ansah, stürzte dieser auf ihn los, warf ihm die Arme um die Brust und rief laut in gut kastilianischer Sprache:
-¡Válame Dios! ¿Qué es lo que veo? ¿Es posible que tengo en mis brazos al mi caro amigo, al mi buen vecino Sancho Panza? Sí tengo, sin duda, porque yo ni duermo, ni estoy ahora borracho. »Gott steh mir bei! Was seh ich? Ist's möglich, daß ich meinen lieben Freund, meinen braven Nachbarn Sancho Pansa in den Armen halte? Ja, er ist's ohne Zweifel; ich liege ja nicht im Schlafe und bin jetzt nicht betrunken.«
Admiróse Sancho de verse nombrar por su nombre y de verse abrazar del estranjero peregrino, y, después de haberle estado mirando sin hablar palabra, con mucha atención, nunca pudo conocerle; pero, viendo su suspensión el peregrino, le dijo. Sancho war erstaunt, als er von dem ausländischen Pilger bei Namen genannt und gar umarmt wurde; er sah ihn lange an, ohne ein Wort zu reden, mit größter Aufmerksamkeit, und konnte ihn dennoch nimmer erkennen. Als der Pilger ihn so verlegen sah, sprach er zu ihm:
-¿Cómo, y es posible, Sancho Panza hermano, que no conoces a tu vecino Ricote el morisco, tendero de tu lugar. »Wie? Ist's möglich, Sancho Pansa, du alter Freund, daß du deinen Nachbarn Ricote nicht kennst, den Morisken, den Krämer in deinem Dorfe?«
Entonces Sancho le miró con más atención y comenzó a rafigurarle, y , finalmente, le vino a conocer de todo punto, y, sin apearse del jumento, le echó los brazos al cuello, y le dijo. Jetzt betrachtete ihn Sancho mit noch größerer Aufmerksamkeit, stellte sich seine Gesichtszüge aufs neue vor und erkannte ihn zuletzt ganz und gar; und ohne von seinem Tier abzusteigen, warf er ihm die Arme um den Hals und sagte:
-¿Quién diablos te había de conocer, Ricote, en ese traje de moharracho que traes? Dime ¿quién te ha hecho franchote, y cómo tienes atrevimiento de volver a España, donde si te cogen y conocen tendrás harta mala ventura. »Wer zum Teufel hätte dich erkennen sollen, Ricote, in dieser Fastnachtstracht, die du trägst? Sage, wer hat dich zum Franzmann gemacht, und wie traust du dich denn wieder nach Spanien hinein, wo es dir sehr schlecht ergehen wird, wenn sie dich ertappen und erkennen?«
-Si tú no me descubres, Sancho -respondió el peregrino-, seguro estoy que en este traje no habrá nadie que me conozca; y apartémonos del camino a aquella alameda que allí parece, donde quieren comer y reposar mis compañeros, y allí comerás con ellos, que son muy apacible gente. Yo tendré lugar de contarte lo que me ha sucedido después que me partí de nuestro lugar, por obedecer el bando de Su Majestad, que con tanto rigor a los desdichados de mi nación amenazaba, según oíste. »Wenn du mich nicht verrätst, Sancho«, antwortete der Pilger, »bin ich sicher; in dieser Tracht wird niemand mich erkennen. Aber gehen wir etwas abseits vom Wege nach jenem Wäldchen dort drüben; da wollen meine Kameraden essen und rasten, und dort sollst du mit ihnen essen; es sind sehr freundliche Leute. Da kann ich dir dann auch erzählen, was mir begegnet ist, seit ich unser Dorf verlassen habe, um dem Ausweisungsbefehl Seiner Majestät zu gehorchen, der die unglücklichen Angehörigen meines Volkes mit solcher Strenge bedroht, wie du gehört hast.«
Hízolo así Sancho, y, hablando Ricote a los demás peregrinos, se apartaron a la alameda que se parecía, bien desviados del camino real. Arrojaron los bordones, quitáronse las mucetas o esclavinas y quedaron en pelota, y todos ellos eran mozos y muy gentileshombres, excepto Ricote, que ya era hombre entrado en años. Todos traían alforjas, y todas, según pareció, venían bien proveídas, a lo menos, de cosas incitativas y que llaman a la sed de dos leguas. Sancho tat also, Ricote sprach mit den übrigen Pilgern, und diese gingen zu dem Wäldchen hin, das sich vor ihnen zeigte, und entfernten sich ziemlich weit von der Heerstraße. Sie warfen ihre Stäbe hin, legten ihre weiten Kragen oder Pilgermäntel ab und standen nun in ihren Unterkleidern da; alle waren junge, hübsche Leute, außer Ricote, der schon bei Jahren war. Alle hatten Zwerchsäcke bei sich, welche dem Anscheine nach sämtlich wohlgefüllt waren, wenigstens mit solchen Dingen, die die Kehle reizen und den Durst auf zwei Meilen weit herbeirufen.
Tendiéronse en el suelo, y, haciendo manteles de las yerbas, pusieron sobre ellas pan, sal, cuchillos, nueces, rajas de queso, huesos mondos de jamón, que si no se dejaban mascar, no defendían el ser chupados. Pusieron asimismo un manjar negro que dicen que se llama cavial, y es hecho de huevos de pescados, gran despertador de la colambre. No faltaron aceitunas, aunque secas y sin adobo alguno, pero sabrosas y entretenidas. Pero lo que más campeó en el campo de aquel banquete fueron seis botas de vino, que cada uno sacó la suya de su alforja; hasta el buen Ricote, que se había transformado de morisco en alemán o en tudesco, sacó la suya, que en grandeza podía competir con las cinco. Sie lagerten sich auf dem Boden, machten das Gras zum Tischtuch und legten darauf Brot, Salz, Messer, Nüsse, Stückchen Käse, saubre Schinkenbeine, an denen zwar nichts zu beißen war, an denen sich aber saugen ließ. Sie stellten auch ein schwarzes Gericht auf, das sie Kaviar benannten und das aus Eiern von Fischen besteht - ein großer Dursterwecker! Es fehlte auch nicht an ! Oliven, die zwar getrocknet und ohne Brühe, doch wohlschmeckend und lecker waren; aber was am herrlichsten war bei all der Herrlichkeit dieses Festmahls, das waren sechs Lederflaschen voll Wein, sechs, denn jeder holte die seinige aus seinem Zwerchsack hervor; und auch der wackre Ricote, der sich aus einem Morisken in einen Deutschen oder Niederländer verwandelt hatte, holte die seinige heraus, die es an Größe mit allen fünfen aufnehmen konnte.
Comenzaron a comer con grandísimo gusto y muy de espacio, saboreándose con cada bocado, que le tomaban con la punta del cuchillo, y muy poquito de cada cosa, y luego, al punto, todos a una, levantaron los brazos y las botas en el aire; puestas las bocas en su boca, clavados los ojos en el cielo, no parecía sino que ponían en él la puntería; y desta manera, meneando las cabezas a un lado y a otro, señales que acreditaban el gusto que recebían, se estuvieron un buen espacio, trasegando en sus estómagos las entrañas de las vasijas. Sie begannen nun mit dem größten Behagen und sehr gemächlich zu essen und labten sich so recht an jedem Bissen, den sie nur mit der Messerspitze nahmen, und zwar von jedem Gericht ganz wenig, und dann hoben alle zugleich wie ein Mann die Arme und die Lederflaschen in die Höhe, und jeder legte seinen Mund an den Mund seiner Flasche und blickte starr nach dem Himmel empor, gerade als ob sie nach ihm zielen wollten; und in dieser Stellung, mit den Köpfen nach links und rechts wackelnd zum Zeichen, wieviel V! ergnügen ihnen das machte, verharrten sie eine geraume Weile und leerten das Herzblut der Flaschen in ihre Mägen hinunter.
Todo lo miraba Sancho, y de ninguna cosa se dolía; antes, por cumplir con el refrán, que él muy bien sabía, de "cuando a Roma fueres, haz como vieres", pidió a Ricote la bota, y tomó su puntería como los demás, y no con menos gusto que ellos. Sancho saß und schaut' es alles; nichts von allem tat ihn schmerzen - im Gegenteil, um dem Sprichwort zu folgen, das er so gut kannte: Kommst du nach Rom, sieh zu, was die andern tun, das tue du, bat er Ricote um die Lederflasche und nahm den Zielpunkt im Himmel wie die andren und mit nicht geringerem Vergnügen als sie.
Cuatro veces dieron lugar las botas para ser empinadas; pero la quinta no fue posible, porque ya estaban más enjutas y secas que un esparto, cosa que puso mustia la alegría que hasta allí habían mostrado. De cuando en cuando, juntaba alguno su mano derecha con la de Sancho, y decía Viermal hielten es die Flaschen aus, daß man sie an den Mund setzte, aber zum fünftenmal war es nicht mehr möglich, denn bereits waren, sie dürrer und trockner als Stroh, und das verwandelte die Heiterkeit, die sie bisher an den Tag gelegt, in eine gar trübe Stimmung. Von Zeit zu Zeit legte einer seine rechte Hand in diejenige Sanchos und sagte:
-Español y tudesqui, tuto uno bon compaño. »Spanisch und deutsch all eins, gut Kamerad.«
Y Sancho respondía Bon compaño, jura Di. Und Sancho antwortete: »Gut Kamerad, schwör Gott!«
Y disparaba con una risa que le duraba un hora, sin acordarse entonces de nada de lo que le había sucedido en su gobierno; porque sobre el rato y tiempo cuando se come y bebe, poca jurisdición suelen tener los cuidados. Finalmente, el acabársele el vino fue principio de un sueño que dio a todos, quedándose dormidos sobre las mismas mesas y manteles; solos Ricote y Sancho quedaron alerta, porque habían comido más y bebido menos; y, apartando Ricote a Sancho, se sentaron al pie de una haya, dejando a los peregrinos sepultados en dulce sueño; y Ricote, sin tropezar nada en su lengua morisca, en la pura castellana le dijo las siguientes razones. und brach in ein Lachen aus, das eine Stunde dauerte, und dachte an nichts mehr von allem, was ihm in seiner Statthalterschaft begegnet war; denn über die Zeit, während gegessen und getrunken wird, haben die Sorgen stets nur geringe Gewalt. Das Ende ihres Weinvorrats wurde nun der Anfang eines Schlummers, der sie alle überwältigte, sie schliefen ein auf ihren Tischen und Tischtüchern; nur Ricote und Sancho blieben wach, denn sie hatten mehr gegessen und weniger getrunken. Ricote führte Sancho abseits, sie setzten sich unter eine Buche nieder und ließen die Pilger in süßen Schlaf versenkt liegen; und Ricote sprach in reinem Kastilianisch, ohne daß er dabei irgendwie über seine Moriskensprache gestolpert wäre, die folgenden Worte:
-« Bien sabes, ¡oh Sancho Panza, vecino y amigo mío!, como el pregón y bando que Su Majestad mandó publicar contra los de mi nación puso terror y espanto en todos nosotros; a lo menos, en mí le puso de suerte que me parece que antes del tiempo que se nos concedía para que hiciésemos ausencia de España, ya tenía el rigor de la pena ejecutado en mi persona y en la de mis hijos. Ordené, pues, a mi parecer como prudente, bien así como el que sabe que para tal tiempo le han de quitar la casa donde vive y se provee de otra donde mudarse; ordené, digo, de salir yo solo, sin mi familia, de mi pueblo, y ir a buscar donde llevarla con comodidad y sin la priesa con que los demás salieron; porque bien vi, y vieron todos nuestros ancianos, que aquellos pregones no eran sólo amenazas, como algunos decían, sino verdaderas leyes, que se habían de poner en ejecución a su determinado tiempo; y forzábame a creer esta verdad saber yo los ruines y disparatados intentos que los nuestros tenían, y tales, que me parece que fue inspiración divina la que movió a Su Majestad a poner en efecto tan gallarda resolución, no porque todos fuésemos culpados, que algunos había cristianos firmes y verdaderos; pero eran tan pocos que no se podían oponer a los que no lo eran, y no era bien criar la sierpe en el seno, teniendo los enemigos dentro de casa. Finalmente, con justa razón fuimos castigados con la pena del destierro, blanda y suave al parecer de algunos, pero al nuestro, la más terrible que se nos podía dar. Doquiera que estamos lloramos por España, que, en fin, nacimos en ella y es nuestra patria natural; en ninguna parte hallamos el acogimiento que nuestra desventura desea, y en Berbería, y en todas las partes de África, donde esperábamos ser recebidos, acogidos y regalados, allí es donde más nos ofenden y maltratan. No hemos conocido el bien hasta que le hemos perdido; y es el deseo tan grande, que casi todos tenemos de volver a España, que los más de aquellos, y son muchos, que saben la lengua como yo, se vuelven a ella, y dejan allá sus mujeres y sus hijos desamparados tanto es el amor que la tienen; y agora conozco y experimento lo que suele decirse que es dulce el amor de la patria. Salí, como digo, de nuestro pueblo, entré en Francia, y, aunque allí nos hacían buen acogimiento, quise verlo todo. Pasé a Italia y llegué a Alemania, y allí me pareció que se podía vivir con más libertad, porque sus habitadores no miran en muchas delicadezas cada uno vive como quiere, porque en la mayor parte della se vive con libertad de conciencia. Dejé tomada casa en un pueblo junto a Augusta; juntéme con estos peregrinos, que tienen por costumbre de venir a España muchos dellos, cada año, a visitar los santuarios della, que los tienen por sus Indias, y por certísima granjería y conocida ganancia. Ándanla casi toda, y no hay pueblo ninguno de donde no salgan comidos y bebidos, como suele decirse, y con un real, por lo menos, en dineros, y al cabo de su viaje salen con más de cien escudos de sobra que, trocados en oro, o ya en el hueco de los bordones, o entre los remiendos de las esclavinas, o con la industria que ellos pueden, los sacan del reino y los pasan a sus tierras, a pesar de las guardas de los puestos y puertos donde se registran. Ahora es mi intención, Sancho, sacar el tesoro que dejé enterrado, que por estar fuera del pueblo lo podré hacer sin peligro y escribir o pasar desde Valencia a mi hija y a mi mujer, que sé que está en Argel, y dar traza como traerlas a algún puerto de Francia, y desde allí llevarlas a Alemania, donde esperaremos lo que Dios quisiere hacer de nosotros; que, en resolución, Sancho, yo sé cierto que la Ricota mi hija y Francisca Ricota, mi mujer, son católicas cristianas, y, aunque yo no lo soy tanto, todavía tengo más de cristiano que de moro, y ruego siempre a Dios me abra los ojos del entendimiento y me dé a conocer cómo le tengo de servir. Y lo que me tiene admirado es no saber por qué se fue mi mujer y mi hija antes a Berbería que a Francia, adonde podía vivir como cristiana. »Wohl weißt du, Sancho Pansa, mein Nachbar und Freund, wie der allgemeine Erlaß und Bannbefehl, den Seine Majestät gegen die Angehörigen meines Volkes verkündigen ließ, alle mit Furcht und Schrecken erfüllte; ich wenigstens war in solcher Angst, daß es mich jetzt bedünkt, ich habe schon vor der Frist, die man uns zur Auswanderung aus Spanien gewährte, die harte Strafe an mir und meinen Kindern selbst vollstreckt. Ich traf nämlich die Anordnung - meiner Meinung nach als vorsorgender Mann, ich meine, als einer, der wohl weiß, daß man ihm in einer bestimmten Zeit das Haus, in dem er lebt, wegnehmen wird, und der daher für ein andres sorgt, um dahin überzusiedeln -, ich richtete es so ein, sage ich, daß ich allein, ohne meine Familie, mein Dorf verließ, um einen Ort zu suchen, wohin ich sie mit Bequemlichkeit bringen könnte, ohne die Übereilung, mit welcher die andern auswanderten. Denn ich sah wohl ein, u! nd ebenso unsre Ältesten, daß diese Erlasse nicht bloß Drohungen waren, wie mancher behauptete, sondern ernstgemeinte Gesetze, die in ihrer bestimmten Frist zur Vollziehung gelangen würden; und dies für wahr zu halten nötigte mich selbst der Umstand, daß ich die verderblichen unsinnigen Anschläge der Unsrigen kannte, die derart waren, daß es mich bedünkt, eine wahrhaft göttliche Eingebung habe Seine Majestät bewegen, einen so mutigen Entschluß in Ausführung zu bringen; nicht weil wir etwa alle schuldig gewesen wären, denn es gab unter uns manchen standhaften wahren Christen, aber ihrer waren so wenige, daß sie denen nicht entgegentreten konnten, die es nicht waren, und es wäre nicht vernünftig gewesen, die Schlange an seinem Busen zu nähren, ich meine, die Feinde im eignen Hause zu behalten. Kurz, aus gerechten Gründen wurden wir mit der Strafe der Landesverweisung gezüchtigt, die manchen mild und gelinde, uns aber die schrecklichste dünkte, die man uns auferlegen konnte. Wo immer wir sind, weinen wir um Spanien, denn am Ende sind wir doch hier geboren; es ist unser angestammtes Vaterland. Nirgends finden wir die Aufnahme, die unser Unglück verlangen darf, und in der Berberei und in allen Landschaften Afrikas, wo wir hofften, wohlaufgenommen, willkommen geheißen und freundlichst behandelt zu werden, dort kränkt und mißhandelt man uns am meisten. Wir haben unser Glück nicht eher erkannt, als bis wir es verloren hatten, und die Sehnsucht nach Spanien ist bei fast allen den Unsrigen so groß, daß die meisten - und ihrer sind viele -, die die Sprache wie ich verstehen, hierher zurückkehren und ihre Frauen und Kinder schutzlos in der Ferne lassen. So mächtig ist die Liebe, die sie zu Spanien fühlen! Und jetzt erst erkenne ich und! erfahre ich an mir die Wahrheit des Spruches: Süß ist die Liebe zum Vaterland. Ich zog fort, wie gesagt, aus unsrem Dorfe, ging nach Frankreich, und wiewohl man uns dort gut aufnahm, wollte ich mich doch überall umsehen. Ich ging nach Italien, kam nach Deutschland, und dort, kam es mir vor, könne man mit größerer Freiheit weilen, weil die Bewohner des Landes es mit vielen Dingen nicht so genau nehmen; jeder lebt, wie es ihm behagt, denn in dem größten Teile des Landes herrscht Gewissensfreiheit. Nachdem ich zuerst in einem Dorfe nahe bei Augsburg feste Wohnung genommen, schloß ich mich diesen Pilgern an, von denen viele nach ihrer Gewohnheit jährlich nach Spanien ziehen, um die Heiligtümer des Landes zu besuchen, die sie als ihr Indien und als ihr sicherstes Erwerbsmittel und zweifellosen Geschäftsgewinn betrachten. Sie durchwandern fast das ganze Land, und es gibt kein Dorf, aus welchem sie nicht ,gegessen und getrunken', wie die Redensart lautet, und mindestens mit einem Real baren Geldes scheiden, und am E! nde ihrer Reise ziehen sie mit mehr als hundert Talern Überschuß von dannen; dieses Geld wechseln sie in Gold um, schleppen es aus dem Königreich mit fort, entweder in ihren ausgehöhlten Stäben oder unter den Flicklappen ihrer Pilgermäntel, oder wie sonst ihre List es sie lehrt, und nehmen es in ihre Heimat mit, trotz den Wachen in den Grenzplätzen und Häfen, wo sie durchsucht werden. Jetzt ist es meine Absicht, Sancho, den Schatz zu holen, den ich vergraben zurückließ; da er außerhalb des Dorfes liegt, kann ich es ohne Gefahr tun. Dann will ich von Valencia aus an meine Tochter und meine Frau, die, wie ich weiß, in Algier sind, schreiben oder zu ihnen hinreisen und ein Mittel aussinnen, wie ich sie nach einem französischen Hafen bringen und von dort nach Deutschland führen kann, wo wir abwarten wollen, was Gott über uns verhängen wird. Denn im Grunde, Sancho, weiß ich doch ganz sicher, daß die Ricota, meine Tochter, und Franziska Ricota, meine Frau, gut katholische Christinnen sind; und wenn ich es auch nicht so völlig bin wie sie, so bin ich doch mehr Christ als Maure und bitte beständig zu Gott, mir die Augen meines Verstandes zu öffnen und mir die Erkenntnis zu geben, wie ich ihm dienen soll. Was mich aber wundert: ich weiß gar nicht, warum meine Frau und meine Tochter lieber nach der Berberei gegangen sind al! s nach Frankreich, wo sie als Christinnen hätten leben können.«
A lo que respondió Sancho Sancho entgegnete hierauf:
-Mira, Ricote, eso no debió estar en su mano, porque las llevó Juan Tiopieyo, el hermano de tu mujer; y, como debe de ser fino moro, fuese a lo más bien parado, y séte decir otra cosa que creo que vas en balde a buscar lo que dejaste encerrado; porque tuvimos nuevas que habían quitado a tu cuñado y tu mujer muchas perlas y mucho dinero en oro que llevaban por registrar. »Bedenke, Ricote, das mochte wohl nicht von ihnen abhängen; denn wer sie mitgenommen hat, war Juan Tiopieyo, der Bruder deiner Frau, und da er wohl ein echter Moslem ist, so ist er dahin gegangen, wo es ihm am angenehmsten schien. Ich kann dir aber noch etwas andres sagen. Ich glaube nämlich, daß du vergeblich suchen willst, was du vergraben hast, denn wir haben erfahren, daß man deinem Schwager und deiner Frau viele Perlen und große Summen in Gold abgenommen hat, die sie heimlich hatten fortschleppen wollen.«
-Bien puede ser eso -replicó Ricote-, pero yo sé, Sancho, que no tocaron a mi encierro, porque yo no les descubrí dónde estaba, temeroso de algún desmán; y así, si tú, Sancho, quieres venir conmigo y ayudarme a sacarlo y a encubrirlo, yo te daré docientos escudos, con que podrás remediar tus necesidades, que ya sabes que sé yo que las tienes muchas. »Das kann wohl sein«, versetzte Ricote; »aber ich weiß, Sancho, sie haben an mein Vergrabenes nicht gerührt, denn ich habe ihnen nicht verraten, wo es sich befand, weil ich irgendeinen Unfall fürchtete. Wenn du also mit mir gehen und mir helfen willst, es auszugraben und es zu verbergen, so gebe ich dir zweihundert Goldtaler, womit du deiner Not abhelfen kannst; denn du weißt ja, ich weiß, daß die bei dir nicht gering ist.«
-Yo lo hiciera -respondió Sancho-, pero no soy nada codicioso; que, a serlo, un oficio dejé yo esta mañana de las manos, donde pudiera hacer las paredes de mi casa de oro, y comer antes de seis meses en platos de plata; y, así por esto como por parecerme haría traición a mi rey en dar favor a sus enemigos, no fuera contigo, si como me prometes docientos escudos, me dieras aquí de contado cuatrocientos. »Ich würde es schon tun«, erwiderte Sancho, »aber ich bin durchaus nicht habgierig; wäre ich es, so hätte ich nicht heute morgen ein Amt aufgegeben, wo ich die Wände meines Hauses vergolden und vor Ablauf von sechs Monaten von silbernen Tellern hätte essen können. Darum also, und auch weil es mir wie ein Verrat an meinem Könige vorkäme, wenn ich seinen Feinden hülfe, darum will ich nicht mit dir gehen, und wenn du mir auch statt der versprochenen zweihundert Goldtaler vierhundert bar in die Hände gäbst.«
-Y ¿qué oficio es el que has dejado, Sancho? -preguntó Ricote. »Und was für ein Amt hast du denn aufgegeben, Sancho?« fragte Ricote.
-He dejado de ser gobernador de una ínsula -respondió Sancho-, y tal, que a buena fee que no hallen otra como ella a tres tirones. »Die Statthalterschaft über eine Insul«, antwortete Sancho, »und zwar über eine, daß man wahrlich in der Welt nicht so leicht eine andre finden könnte wie sie.«
-¿Y dónde está esa ínsula? -preguntó Ricote. »Und wo ist diese Insul?« fragte Ricote.
-¿Adónde? -respondió Sancho-. Dos leguas de aquí, y se llama la ínsula Barataria. »Wo?« antwortete Sancho; »zwei Meilen von hier, und sie heist die Insul Baratária.«
-Calla, Sancho -dijo Ricote-, que las ínsulas están allá dentro de la mar; que no hay ínsulas en la tierra firme. »Schweig nur still, Sancho«, sagte Ricote. »Die Insuln liegen weit draußen mitten im Meer, es gibt keine Insuln auf dem festen Land.«
-¿Cómo no? -replicó Sancho-. Dígote, Ricote amigo, que esta mañana me partí della, y ayer estuve en ella gobernando a mi placer, como un sagitario; pero, con todo eso, la he dejado, por parecerme oficio peligroso el de los gobernadores. »Was heißt keine?« entgegnete Sancho; »ich sage dir, Freund Ricote, diesen Morgen bin ich aus ihr fort, und gestern hab ich in ihr als Statthalter regiert nach meinem Belieben wie ein Bogenschütz. Aber trotzdem habe ich sie aufgegeben, weil mir das Statthaltern gefährlich vorkam.«
-Y ¿qué has ganado en el gobierno? -preguntó Ricote. »Und was hat dir die Statthalterschaft eingetragen?« fragte Ricote.
-He ganado -respondió Sancho- el haber conocido que no soy bueno para gobernar, si no es un hato de ganado, y que las riquezas que se ganan en los tales gobiernos son a costa de perder el descanso y el sueño, y aun el sustento; porque en las ínsulas deben de comer poco los gobernadores, especialmente si tienen médicos que miren por su salud. »Sie hat mir eingetragen«, antwortete Sancho, »daß ich zur Einsicht gekommen bin, daß ich zum Regieren nicht tauge, außer etwa über eine Schafherde, und daß die Reichtümer, die man bei solchen Statthaltereien erwirbt, einen die Ruhe und den Schlaf, ja sogar das tägliche Brot kosten, denn auf den Insuln dürfen die Statthalter nur wenig essen, besonders wenn sie einen Arzt haben, der auf ihre Gesundheit sieht.«
-Yo no te entiendo, Sancho -dijo Ricote-, pero paréceme que todo lo que dices es disparate; que, ¿quién te había de dar a ti ínsulas que gobernases? ¿Faltaban hombres en el mundo más hábiles para gobernadores que tú eres? Calla, Sancho, y vuelve en ti, y mira si quieres venir conmigo, como te he dicho, a ayudarme a sacar el tesoro que dejé escondido; que en verdad que es tanto, que se puede llamar tesoro, y te daré con que vivas, como te he dicho. »Ich verstehe dich nicht, Sancho«, sagte Ricote; »aber mir scheint, du schwätzt lauter Unsinn. Wer hätte dir Insuln zu regieren geben sollen? Gibt es denn auf der Welt keine geschickteren Leute als dich, um einen Statthalter daraus zu machen? Schweig, Sancho, und komme wieder zu dir und überlege dir, ob du mit mir kommen willst, wie ich dir gesagt, um mir meinen versteckten Schatz heben zu helfen; wahrlich, er ist so groß, daß man ihn wirklich einen Schatz nennen kann, und ich will dir so viel geben, daß du davon leben kannst, wie gesagt.«
-Ya te he dicho, Ricote -replicó Sancho-, que no quiero; conténtate que por mí no serás descubierto, y prosigue en buena hora tu camino, y déjame seguir el mío; que yo sé que lo bien ganado se pierde, y lo malo, ello y su dueño. »Ich habe dir schon gesagt, Ricote«, versetzte Sancho, »ich will nicht; sei zufrieden, daß ich dich nicht verrate, und setze in Gottes Namen deinen Weg fort und laß mich den meinigen verfolgen; ich weiß, rechtmäßiger Erwerb kann verlorengehen, unrechtmäßiger aber geht verloren und der Besitzer mit.«
-No quiero porfiar, Sancho -dijo Ricote-, pero dime ¿hallástete en nuestro lugar, cuando se partió dél mi mujer, mi hija y mi cuñado. »Ich will nicht weiter in dich dringen, Sancho«, sagte Ricote; »aber sage mir, warst du in unsrem Dorf anwesend, als meine Frau, meine Tochter und mein Schwager wegzogen?«
-Sí hallé -respondió Sancho-, y séte decir que salió tu hija tan hermosa que salieron a verla cuantos había en el pueblo, y todos decían que era la más bella criatura del mundo. Iba llorando y abrazaba a todas sus amigas y conocidas, y a cuantos llegaban a verla, y a todos pedía la encomendasen a Dios y a Nuestra Señora su madre; y esto, con tanto sentimiento, que a mí me hizo llorar, que no suelo ser muy llorón. Y a fee que muchos tuvieron deseo de esconderla y salir a quitársela en el camino; pero el miedo de ir contra el mandado del rey los detuvo. Principalmente se mostró más apasionado don Pedro Gregorio, aquel mancebo mayorazgo rico que tú conoces, que dicen que la quería mucho, y después que ella se partió, nunca más él ha parecido en nuestro lugar, y todos pensamos que iba tras ella para robarla; pero hasta ahora no se ha sabido nada. »Freilich war ich anwesend«, antwortete Sancho, »und ich kann dir sagen, als deine Tochter von dannen ging, war sie so schön, daß alles im Dorfe aus den Häusern lief, um sie zu sehen, und jeder sagte, es sei das reizendste Geschöpf von der Welt. Sie ging unter Tränen, umarmte alle ihre Freundinnen und Bekannten und jeden, der da kam, sie zu sehen; und sie bat alle, sie Gott und Unsrer Lieben Frau, seiner Mutter, zu befehlen, und tat das mit so rührendem Ausdruck, daß sie sogar mich zum Weinen brachte, der ich doch sonst nicht so leicht weine. Und wahrhaftig, viele hatten Lust, sie zu verstecken, und wollten ihr nach, um sie unterwegs zu entführen; nur die Furcht, dem Befehl des Königs zuwiderzuhandeln, hielt sie zurück. Besonders Don Gaspár Gregorio zeigte sich höchst leidenschaftlich, jener junge und reiche Majoratsherr, den du kennst, der sie sehr liebhatte, wie die Leute sagen. Seit sie fort ist, hat er sich nimme! r in unsrem Dorfe sehen lassen, und wir alle meinten, er sei ihr nach, um sie zu entführen; aber bis jetzt hat man nichts erfahren.«
-Siempre tuve yo mala sospecha -dijo Ricote- de que ese caballero adamaba a mi hija; pero, fiado en el valor de mi Ricota, nunca me dio pesadumbre el saber que la quería bien; que ya habrás oído decir, Sancho, que las moriscas pocas o ninguna vez se mezclaron por amores con cristianos viejos, y mi hija, que, a lo que yo creo, atendía a ser más cristiana que enamorada, no se curaría de las solicitudes de ese señor mayorazgo. »Ich hatte immer den Verdacht«, sagte Ricote, »dieser Edelmann sei in meine Tochter verliebt; aber ich vertraue auf die Bravheit meiner Ricota, und es machte mir niemals Kummer, daß er sie liebhatte. Du wirst ja schon gehört haben, Sancho, daß die Moriskinnen sich selten oder nie in Liebeshändel mit Altchristen einlassen, und meine Tochter, die, wie ich glaube, mehr ihr Christentum als die Liebe im Kopfe hatte, würde sich gewiß nie um die Werbungen dieses Majoratsherrn gekümmert haben.«
-Dios lo haga -replicó Sancho-, que a entrambos les estaría mal. Y déjame partir de aquí, Ricote amigo, que quiero llegar esta noche adonde está mi señor don Quijote. »Das gebe Gott«, versetzte Sancho, »denn sonst würde es für beide schlimm sein. Jetzt aber laß mich gehen, Freund Ricote; ich will noch heute abend zu meinem Herrn Don Quijote.«
-Dios vaya contigo, Sancho hermano, que ya mis compañeros se rebullen, y también es hora que prosigamos nuestro camino. »Gott sei mit dir, Freund Sancho«, sprach Ricote; »meine Kameraden rühren sich schon, und es ist wirklich Zeit, auch unsren Weg fortzusetzen.«
Y luego se abrazaron los dos, y Sancho subió en su rucio, y Ricote se arrimó a su bordón, y se apartaron. Nun umarmten sich die beiden, Sancho stieg auf seinen Grauen, Ricote nahm seinen Pilgerstab, und so schieden sie voneinander.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LV. De cosas sucedidas a Sancho en el camino, y otras que no hay más que ver.

55. Kapitel Von allerlei Dingen, die Sancho unterwegs begegneten, nebst etlichen andern solcher Art, daß man sich nichts Wundersameres erdenken kann

El haberse detenido Sancho con Ricote no le dio lugar a que aquel día llegase al castillo del duque, puesto que llegó media legua dél, donde le tomó la noche, algo escura y cerrada; pero, como era verano, no le dio mucha pesadumbre; y así, se apartó del camino con intención de esperar la mañana; y quiso su corta y desventurada suerte que, buscando lugar donde mejor acomodarse, cayeron él y el rucio en una honda y escurísima sima que entre unos edificios muy antiguos estaba, y al tiempo del caer, se encomendó a Dios de todo corazón, pensando que no había de parar hasta el profundo de los abismos. Y no fue así, porque a poco más de tres estados dio fondo el rucio, y él se halló encima dél, sin haber recebido lisión ni daño alguno. Der Umstand, daß Sancho sich so lange mit Ricote aufgehalten, gestattete ihm nicht, an diesem Tage das Schloß des Herzogs zu erreichen, wenn er auch so weit gelangte, daß er nur noch eine halbe Meile davon entfernt war; da aber überraschte ihn die Nacht, und es wurde rasch stockfinster. Da es indessen Sommer war, machte das ihm keinen großen Kummer, und so wendete er sich abseits vom Weg in der Absicht, den Morgen zu erwarten. Da fügte es sein unglückliches, mißgünstiges Geschick, daß er, während er gerade eine Stelle suchte, wo er es sich bequem machen könnte, mit seinem Esel in eine tiefe, ganz dunkle Grube fiel, die sich zwischen sehr alten Bauten befand. Im Hinunterfallen befahl er sich Gott von ganzem Herzen, da er dachte, er würde im Stürzen erst in der tiefsten Unterwelt haltmachen. Aber so war es doch nicht, denn in drei Mannslängen Tiefe kam der Esel auf den Grund, und Sancho saß noch auf ihm, ohne die ger! ingste Verletzung oder Schädigung erlitten zu haben.
Tentóse todo el cuerpo, y recogió el aliento, por ver si estaba sano o agujereado por alguna parte; y, viéndose bueno, entero y católico de salud, no se hartaba de dar gracias a Dios Nuestro Señor de la merced que le había hecho, porque sin duda pensó que estaba hecho mil pedazos. Tentó asimismo con las manos por las paredes de la sima, por ver si sería posible salir della sin ayuda de nadie; pero todas las halló rasas y sin asidero alguno, de lo que Sancho se congojó mucho, especialmente cuando oyó que el rucio se quejaba tierna y dolorosamente; y no era mucho, ni se lamentaba de vicio, que, a la verdad, no estaba muy bien parado. Er befühlte sich am ganzen Körper und hielt den Atem an, um zu sehen, ob er unversehrt oder ob ihm irgendein Loch in den Körper geschlagen sei; da er sich aber heil und ganz fand und völlig gesund am Leibe, so konnte er gar nicht fertigwerden, Gott dem Herrn zu danken für die Gnade, die er ihm erwiesen, denn er hatte wirklich gemeint, er sei in tausend Stücke zerschlagen. Dann tastete er mit den Händen an den Wänden der Grube herum, um festzustellen, ob es möglich wäre, ohne fremde Hilfe herauszukommen; aber er fand sie überall glatt und ohne irgendeine Stelle, um sich daran festzuhalten, worüber er sehr betrübt war, besonders als er den Grauen jammervoll und schmerzlich klagen hörte; und das war kein Wunder, und er jammerte nicht aus Übermut, denn wirklich war er ziemlich übel zugerichtet.
-¡Ay -dijo entonces Sancho Panza-, y cuán no pensados sucesos suelen suceder a cada paso a los que viven en este miserable mundo! ¿Quién dijera que el que ayer se vio entronizado gobernador de una ínsula, mandando a sus sirvientes y a sus vasallos, hoy se había de ver sepultado en una sima, sin haber persona alguna que le remedie, ni criado ni vasallo que acuda a su socorro? Aquí habremos de perecer de hambre yo y mi jumento, si ya no nos morimos antes, él de molido y quebrantado, y yo de pesaroso. A lo menos, no seré yo tan venturoso como lo fue mi señor cuando decendió y bajó a la cueva de aquel encantado Montesinos, donde halló quien le regalase mejor que en su casa, que no parece sino que se fue a mesa puesta y a cama hecha. Allí vio él visiones hermosas y apacibles, y yo veré aquí, a lo que creo, sapos y culebras. ¡Desdichado de mí, y en qué han parado mis locuras y fantasías! De aquí sacarán mis huesos, cuando el cielo sea servido que me descubran, mondos, blancos y raídos, y los de mi buen rucio con ellos, por donde quizá se echará de ver quién somos, a lo menos de los que tuvieren noticia que nunca Sancho Panza se apartó de su asno, ni su asno de Sancho Panza. Otra vez digo ¡miserables de nosotros, que no ha querido nuestra corta suerte que muriésemos en nuestra patria y entre los nuestros, donde ya que no hallara remedio nuestra desgracia, no faltara quien dello se doliera, y en la hora última de nuestro pasamiento nos cerrara los ojos! ¡Oh compañero y amigo mío, qué mal pago te he dado de tus buenos servicios! Perdóname y pide a la fortuna, en el mejor modo que supieres, que nos saque deste miserable trabajo en que estamos puestos los dos; que yo prometo de ponerte una corona de laurel en la cabeza, que no parezcas sino un laureado poeta, y de darte los piensos doblados. »Ach!« rief jetzt Sancho Pansa aus, »wie ganz ungeahnte Ereignisse begegnen doch bei jedem Schritt denen, so auf dieser elenden Welt leben! Wer hätte gedacht, daß der Mann, der gestern als Statthalter einer Insul thronte und seinen Dienern und Untertanen gebot, sich heute in einer Grube begraben sehen würde, ohne einen Menschen zu haben, der ihm beistünde, oder einen Diener oder Untertan, der ihm zu Hilfe käme? Hier werden wir vor Hunger umkommen müssen, ich und mein Esel, wenn wir nicht vorher sterben, er, weil zermalmt und zerschlagen, und ich, weil voll Herzeleid. Jedenfalls werde ich nicht soviel Glück haben wie mein Herr Don Quijote von der Mancha, als er in die Höhle jenes verzauberten Montesinos hinabstieg und eindrang, wo er Leute fand, die ihn besser pflegten als in seinem Hause, so daß es gerade aussah, als wäre er an einen gedeckten Tisch und in ein gemachtes Bett gekommen. Dort sah er schöne und liebliche Erscheinungen, u! nd ich, wie ich glaube, bekomme hier nur Kröten und Schlangen zu sehen. Ich Unglückseliger, welch ein Ende haben meine Narreteien und Hirngespinste gefunden! Aus dieser Stätte, wenn es dereinst dem Himmel beliebt, mich hier auffinden zu lassen, wird man meine Gebeine sauber, gebleicht und abgenagt heraufholen und mit ihnen die meines Esels, und daran werden wir vielleicht erkannt werden, zum mindesten von denen, die gehört haben, daß Sancho Pansa sich nie von seinem Esel und sein Esel sich nie von Sancho Pansa getrennt hat. Nochmals sag ich: O wie elend sind wir, daß unser mißgünstiges Geschick uns nicht vergönnt hat, in unsrer Heimat und inmitten der Unsrigen zu sterben! Und wenn auch dort unser Unglück keine Abhilfe fände, so hätte es doch nicht an einem Freunde gefehlt, der teilnehmenden Schmerz empfunden und uns in der letzten Stunde unsres Bewußtseins die Augen zugedrückt hätte. O mein Kamerad und Freund, welch schlechten Lo! hn habe ich dir für deine treuen Dienste gezahlt! Vergib mir und bitte das Schicksal, so gut du eben kannst, uns aus den jämmerlichen Drangsalen zu erlösen, darin wir uns beide befinden, und ich verspreche, dir eine Lorbeerkrone aufs Haupt zu setzen, daß du geradeso aussehen sollst wie ein gekrönter Poet, und dir doppeltes Futter zu reichen.«
Desta manera se lamentaba Sancho Panza, y su jumento le escuchaba sin responderle palabra alguna tal era el aprieto y angustia en que el pobre se hallaba. Finalmente, habiendo pasado toda aquella noche en miserables quejas y lamentaciones, vino el día, con cuya claridad y resplandor vio Sancho que era imposible de toda imposibilidad salir de aquel pozo sin ser ayudado, y comenzó a lamentarse y dar voces, por ver si alguno le oía; pero todas sus voces eran dadas en desierto, pues por todos aquellos contornos no había persona que pudiese escucharle, y entonces se acabó de dar por muerto. So wehklagte Sancho, und sein Esel hörte ihm zu, ohne ein Wort zu erwidern; so groß war die Trübsal und Bedrängnis, in der sich das arme Tier befand. Endlich, nachdem er die ganze Nacht unter erbärmlichem Weheklagen und Jammern verbracht, kam der Tag, bei dessen Licht und Glanz Sancho erkannte, es sei das Unmöglichste unter allen Unmöglichkeiten, ohne Beihilfe aus diesem tiefen Loch herauszukommen. Jetzt begann er aufs neue zu jammern und laut zu schreien, um zu versuchen, ob ihn jemand höre; aber all sein Schreien war die Stimme des Predigers in der Wüste, denn es war in der ganzen Gegend niemand, der ihn hätte hören können, und nun hielt er sich wirklich für tot und begraben.
Estaba el rucio boca arriba, y Sancho Panza le acomodó de modo que le puso en pie, que apenas se podía tener; y, sacando de las alforjas, que también habían corrido la mesma fortuna de la caída, un pedazo de pan, lo dio a su jumento, que no le supo mal, y díjole Sancho, como si lo entendiera Der Graue lag auf dem Rücken da, und Sancho brachte ihn endlich wieder auf die Beine; er konnte sich aber kaum aufrecht halten. Sancho nahm aus dem Zwerchsack, welcher das Schicksal des Sturzes mit ihm geteilt hatte, ein Stück Brot, gab es seinem Esel, dem es nicht schlecht schmeckte, und sprach zu ihm, als ob er es verstünde:
-Todos los duelos con pan son buenos. »Jegliche Not erträgt sich mit Brot.«
En esto, descubrió a un lado de la sima un agujero, capaz de caber por él una persona, si se agobiaba y encogía. Acudió a él Sancho Panza, y, agazapándose, se entró por él y vio que por de dentro era espacioso y largo, y púdolo ver, porque por lo que se podía llamar techo entraba un rayo de sol que lo descubría todo. Vio también que se dilataba y alargaba por otra concavidad espaciosa; viendo lo cual, volvió a salir adonde estaba el jumento, y con una piedra comenzó a desmoronar la tierra del agujero, de modo que en poco espacio hizo lugar donde con facilidad pudiese entrar el asno, como lo hizo; y, cogiéndole del cabestro, comenzó a caminar por aquella gruta adelante, por ver si hallaba alguna salida por otra parte. A veces iba a escuras, y a veces sin luz, pero ninguna vez sin miedo. Jetzt entdeckte er an einer Seite der Grube ein Loch, groß genug, daß ein Mann darin Raum fand, wenn er sich duckte und zusammenkauerte. Sancho Pansa machte sich sogleich an die Stelle, bückte sich und kroch hinein und sah, daß die Höhlung geräumig und weit war; und er konnte das sehen, weil durch die Decke derselben - wenn man es so nennen konnte - ein Sonnenstrahl hereinfiel, der alles deutlich zeigte. Er sah auch, daß sie sich nach einer andern geräumigen Höhlung hin ausdehnte und erweiterte, und als er dies bemerkte, kehrte er wieder zu seinem Esel zurück und begann mit einem Steine die Erde im Loch abzugraben, so daß er in kurzer Zeit Raum genug schaffte, daß sein Esel mit Leichtigkeit hineinkommen konnte, wie er es denn auch tat. Sancho nahm den Esel am Halfter und begann in dieser Höhle voranzuschreiten, um zu sehen, ob er an einer andern Stelle einen Ausweg fände; manchmal tappte er im Dunkeln, manchmal ohne Lich! t zu sehen, aber niemals ohne Furcht.
-¡Válame Dios todopoderoso! -decía entre sí-. Esta que para mí es desventura, mejor fuera para aventura de mi amo don Quijote. Él sí que tuviera estas profundidades y mazmorras por jardines floridos y por palacios de Galiana, y esperara salir de esta escuridad y estrecheza a algún florido prado; pero yo, sin ventura, falto de consejo y menoscabado de ánimo, a cada paso pienso que debajo de los pies de improviso se ha de abrir otra sima más profunda que la otra, que acabe de tragarme. ¡Bien vengas mal, si vienes solo. So wahr helfe mir Gott, der Allmächtige! sagte er zu sich selber, hier habe ich Pech ganz ungeheuer, und hier hätte mein Herr ein prächtig Abenteuer. Er wahrlich, er würde diesen Abgrund, dies Kerkerloch für einen blühenden Garten und für Galianas Palast halten und nicht zweifeln, daß er aus dieser Finsternis und Bedrängnis sich zu einem blumenreichen Gefilde hinausfinden würde; aber ich, der ohne Glück ist, dem guter Rat fehlt und rechter Mut abgeht, ich denke, bei jedem Schritt wird sich unter meinen Füßen ein neuer Abgrund, tiefer als der vorige, auftun und mich ganz hinunterschlingen. Sei willkommen, Unglück, wenn du allein kommst.
Desta manera y con estos pensamientos le pareció que habría caminado poco más de media legua, al cabo de la cual descubrió una confusa claridad, que pareció ser ya de día, y que por alguna parte entraba, que daba indicio de tener fin abierto aquel, para él, camino de la otra vida. So und mit diesen Gedanken war er wenig über eine halbe Meile, wie ihm schien, fortgewandert, nach deren Zurücklegung er eine dämmernde Helle erblickte, die schon das Tageslicht zu sein schien und die durch irgendeine Öffnung hereinfiel, die ihm zeigte, daß dieser Weg, den er für den Pfad ins andre Leben hielt, doch irgendwo zutage ausgehen müsse.
Aquí le deja Cide Hamete Benengeli, y vuelve a tratar de don Quijote, que, alborozado y contento, esperaba el plazo de la batalla que había de hacer con el robador de la honra de la hija de doña Rodríguez, a quien pensaba enderezar el tuerto y desaguisado que malamente le tenían fecho. Hier verläßt ihn Sidi Hamét Benengelí und kehrt in seiner Erzählung zu Don Quijote zurück, welcher freudig bewegt und selbstzufrieden den festgesetzten Tag des Kampfes erwartete, den er mit dem Räuber der Ehre der Tochter von Doña Rodríguez ausfechten sollte, da er gedachte, dieser Maid die Unbill und das Unrecht zurechtzubringen, das ihr angetan worden.
Sucedió, pues, que, saliéndose una mañana a imponerse y ensayarse en lo que había de hacer en el trance en que otro día pensaba verse, dando un repelón o arremetida a Rocinante, llegó a poner los pies tan junto a una cueva, que, a no tirarle fuertemente las riendas, fuera imposible no caer en ella. En fin, le detuvo y no cayó, y, llegándose algo más cerca, sin apearse, miró aquella hondura; y, estándola mirando, oyó grandes voces dentro; y, escuchando atentamente, pudo percebir y entender que el que las daba decía. Als er nun eines Morgens ausritt, um sich in dem zu üben und zu versuchen, was ihm in der Kampfesnot obliegen werde, die ihm bevorstand, und indem er Rosinante in kurzen Galopp setzte und ihn springen lassen wollte, setzte das Pferd seine Füße so dicht an den Rand einer Höhlung, daß es unfehlbar hineingestürzt wäre, wenn der Ritter es nicht mit aller Gewalt zurückgerissen hätte. Jedoch gelang es ihm, das Pferd zu parieren, es fiel nicht, und indem er dann sich etwas näherte, um die Höhlung zu betrachten, ohne abzusteigen, hörte er von innen lautes Sc! hreien; er horchte aufmerksam, so daß er hören und verstehen konnte, wie jemand rief:
-¡Ah de arriba! ¿Hay algún cristiano que me escuche, o algún caballero caritativo que se duela de un pecador enterrado en vida, o un desdichado desgobernado gobernador. »Hallo da oben! Ist denn kein Christenmensch da, der mich hört? Kein barmherziger Rittersmann, der Mitleid hat mit einem lebendig begrabenen Sünder, mit einem unglücklichen Statthalter, der ausgestatthaltert hat?«
Parecióle a don Quijote que oía la voz de Sancho Panza, de que quedó suspenso y asombrado, y, levantando la voz todo lo que pudo, dijo. Don Quijote kam es vor, als hörte er Sancho Pansas Stimme, und darüber in Staunen und Bestürzung, rief er:
-¿Quién está allá bajo? ¿Quién se queja. »Wer ist dort unten? Wer jammert so?«
-¿Quién puede estar aquí, o quién se ha de quejar -respondieron-, sino el asendereado de Sancho Panza, gobernador, por sus pecados y por su mala andanza, de la ínsula Barataria, escudero que fue del famoso caballero don Quijote de la Mancha. »Wer kann hier unten sein, wer soll hier so jammern«, war die Antwort, »als Sancho Pansa, der auf unbekannten Wegen verirrte, von wegen seiner Sünden und seines Pechs Statthalter der Insul Baratária, gewesener Schildknappe des ruhmvollen Ritters Don Quijote von der Mancha?«
Oyendo lo cual don Quijote, se le dobló la admiración y se le acrecentó el pasmo, viniéndosele al pensamiento que Sancho Panza debía de ser muerto, y que estaba allí penando su alma, y llevado desta imaginación dijo Als Don Quijote dies hörte, verdoppelte sich seine Verwunderung, und seine Bestürzung wuchs mehr und mehr, da es ihm in den Sinn kam, Sancho Pansa müsse tot sein und seine Seele erleide an diesem Orte die Qualen des Fegefeuers; und von diesem Wahn überwältigt, rief er:
-Conjúrote por todo aquello que puedo conjurarte como católico cristiano, que me digas quién eres; y si eres alma en pena, dime qué quieres que haga por ti; que, pues es mi profesión favorecer y acorrer a los necesitados deste mundo, también lo seré para acorrer y ayudar a los menesterosos del otro mundo, que no pueden ayudarse por sí propios. »Ich beschwöre dich bei allem, wobei ich als katholischer Christ dich beschwören kann, sage mir, wer du bist! Und wenn du eine Seele in Fegefeuers Qualen bist, sage mir, was für dich zu tun du von mir begehrest; denn dieweil es meines Berufes ist, den Bedrängten in dieser Welt beizustehen und zu helfen, so will ich auch den Hilfsbedürftigen aus der andern Welt beistehen und zu Hilfe eilen, die sich mit eigner Kraft nicht helfen können.«
-Desa manera -respondieron-, vuestra merced que me habla debe de ser mi señor don Quijote de la Mancha, y aun en el órgano de la voz no es otro, sin duda. »Hiernach«, kam die Antwort herauf, »müßt Ihr, der Ihr mit mir sprecht, mein Herr Don Quijote von der Mancha sein, und auch nach dem Ton der Stimme ist es sicherlich kein andrer.«
-Don Quijote soy -replicó don Quijote-, el que profeso socorrer y ayudar en sus necesidades a los vivos y a los muertos. Por eso dime quién eres, que me tienes atónito; porque si eres mi escudero Sancho Panza, y te has muerto, como no te hayan llevado los diablos, y, por la misericordia de Dios, estés en el purgatorio, sufragios tiene nuestra Santa Madre la Iglesia Católica Romana bastantes a sacarte de las penas en que estás, y yo, que lo solicitaré con ella, por mi parte, con cuanto mi hacienda alcanzare; por eso, acaba de declararte y dime quién eres. »Ich bin Don Quijote«, versetzte der Ritter, »ich bin's, dessen Beruf es ist, männiglich in seinen Bedrängnissen hilfreich zu sein und Beistand zu leisten, so den Lebendigen wie den Toten. Darum sage mir, wer du bist, der du mich in Bestürzung versetzest; denn bist du mein Schildknappe Sancho Pansa und bist gestorben und es hat dich der Teufel nicht geholt und du weilest durch Gottes Barmherzigkeit im Fegefeuer, so hat unsre heilige Mutter, die römisch-katholische Kirche, Gnadenmittel genug, um dich aus deinen Qualen zu erlösen, und ich meinesteils will ihre Hilfe für dich in Anspruch nehmen, soweit meine Habe reicht. Darum künde mir alles und sage mir, wer du bist.«
-¡Voto a tal! -respondieron-, y por el nacimiento de quien vuesa merced quisiere, juro, señor don Quijote de la Mancha, que yo soy su escudero Sancho Panza, y que nunca me he muerto en todos los días de mi vida; sino que, habiendo dejado mi gobierno por cosas y causas que es menester más espacio para decirlas, anoche caí en esta sima donde yago, el rucio conmigo, que no me dejará mentir, pues, por más señas, está aquí conmigo. »Ich schwor's bei dem und jenem«, erscholl es von unten, »ich schwor's bei der Geburt von ... nun, von wem Euer Gnaden will, ich schwör es, Señor Don Quijote von der Mancha, daß ich Euer Schildknappe Sancho Pansa bin und daß ich all meiner Lebtage noch nicht gestorben bin; vielmehr habe ich meine Statthalterschaft aufgegeben wegen allerhand Sachen und Ursachen, deren Erzählung längere Zeit erfordern würde, und bin dann in diesen Abgrund gefallen, in dem ich liege und der Graue mit mir, der mich nicht Lügen strafen wird, denn zum weiteren Wahrzeichen steht er selber hier bei mir.«
Y hay más que no parece sino que el jumento entendió lo que Sancho dijo, porque al momento comenzó a rebuznar, tan recio, que toda la cueva retumbaba. Ja, noch mehr; es schien, als ob der Esel verstünde, was Sancho gesagt, denn augenblicklich begann er so kräftig zu iahen, daß die ganze Höhle widerhallte.
-¡Famoso testigo! -dijo don Quijote-. El rebuzno conozco como si le pariera, y tu voz oigo, Sancho mío. Espérame; iré al castillo del duque, que está aquí cerca, y traeré quien te saque desta sima, donde tus pecados te deben de haber puesto. »Ein prächtiger Zeuge!« sprach Don Quijote; »das Iahen kenne ich, als ob ich ihn selbst erzeugt hätte, und ich höre auch deine Stimme, Sancho mein, warte eine kurze Weile, ich reite ins Schloß des Herzogs, das hier in der Nähe ist, und bringe Leute herbei, um dich aus dieser Grube zu ziehen, in die dich deine Sünden gestürzt haben müssen.«
-Vaya vuesa merced -dijo Sancho-, y vuelva presto, por un solo Dios, que ya no lo puedo llevar el estar aquí sepultado en vida, y me estoy muriendo de miedo. »Reitet zu, gnädiger Herr«, sprach Sancho, »und kehrt um Gott des Einzigen willen bald zurück; ich kann's nicht mehr aushalten, hier lebendig begraben zu sein, und ich sterbe schier vor Angst.«
Dejóle don Quijote, y fue al castillo a contar a los duques el suceso de Sancho Panza, de que no poco se maravillaron, aunque bien entendieron que debía de haber caído por la correspondencia de aquella gruta que de tiempos inmemoriales estaba allí hecha; pero no podían pensar cómo había dejado el gobierno sin tener ellos aviso de su venida. Finalmente, como dicen, llevaron sogas y maromas; y, a costa de mucha gente y de mucho trabajo, sacaron al rucio y a Sancho Panza de aquellas tinieblas a la luz del sol. Viole un estudiante, y dijo Don Quijote verließ ihn und eilte nach dem Schlosse, um dem herzoglichen Paar den Unfall Sancho Pansas zu erzählen, worüber sie sich nicht wenig wunderten, wiewohl es ihnen sofort klar war, daß er in einen Ausläufer jener Höhle gefallen sein müsse, die vor undenklichen Zeiten dort gegraben worden; aber sie konnten sich nicht vorstellen, wie er seine Statthalterschaft verlassen habe, ohne daß sie Nachricht von seiner Ankunft erhielten. Endlich holte man, wie man im Scherze sagt, Stricke und Galgenstricke herbei, und mit vieler Hände Hilfe und mit schwerer Mühsal zog man den Esel und Sancho Pansa aus den Finsternissen dort unten ans Licht der Sonne herauf. Ein Student sah das mit an und sagte:
-Desta manera habían de salir de sus gobiernos todos los malos gobernadores, como sale este pecador del profundo del abismo muerto de hambre, descolorido, y sin blanca, a lo que yo creo. »Auf solche Weise sollten alle schlechten Statthalter aus ihren Statthaltereien heimkehren wie dieser Sünder aus den Tiefen des Abgrunds, halbtot vor Hunger, ganz blaß, und ohne einen blassen Pfennig in der Tasche, wie mir es vorkommt.«
Oyólo Sancho, y dijo. Sancho hörte es und sprach:
-Ocho días o diez ha, hermano murmurador, que entré a gobernar la ínsula que me dieron, en los cuales no me vi harto de pan siquiera un hora; en ellos me han perseguido médicos, y enemigos me han brumado los güesos; ni he tenido lugar de hacer cohechos, ni de cobrar derechos; y, siendo esto así, como lo es, no merecía yo, a mi parecer, salir de esta manera; pero el hombre pone y Dios dispone, y Dios sabe lo mejor y lo que le está bien a cada uno; y cual el tiempo, tal el tiento; y nadie diga "desta agua no beberé", que adonde se piensa que hay tocinos, no hay estacas; y Dios me entiende, y basta, y no digo más, aunque pudiera. »Acht oder zehn Tage sind's her, Freund Lästermaul, seit ich die Statthalterschaft über die mir verliehene Insul antrat, und während all dieser Tage habe ich mich keine Stunde auch nur an Brot satt gegessen. Während dieser Zeit haben Ärzte mich verfolgt und Feinde mir die Knochen zusammengetreten; ich habe keine Nebenverdienste erhascht und keine Gebühren in die Taschen gesteckt, zu alledem hatte ich keine Gelegenheit. Und da dies so ist, habe ich meiner Meinung nach keineswegs verdient, auf solche Weise vom Amte zu kommen. Aber der Mensch denkt, und Gott lenkt, und Gott weiß, was das Beste ist und was einem jeden gut ist; und in die Zeit muß man sich schicken; und keiner darf sagen: Von dem Wasser werd ich nimmer trinken, denn glaubst du, im Haus gab's Speck die Mengen, gibt's nicht mal Stangen, ihn dranzuhängen; und Gott versteht mich, und damit genug, und mehr sage ich nicht, wenn ich es auch kö! nnte.«
-No te enojes, , ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será nunca acabar ven tú con segura conciencia, y digan lo que dijeren; y es querer atar las lenguas de los maldicientes lo mesmo que querer poner puertas al campo. Si el gobernador sale rico de su gobierno, dicen dél que ha sido un ladrón, y si sale pobre, que ha sido un para poco y un mentecato. »Ärgere dich nicht, Sancho«, erwiderte Don Quijote, »laß dich nicht kränken, was du auch hören magst, denn sonst würdest du nie fertig. Lebe du weiter mit deinem guten Gewissen und laß die Leute sagen, was sie sagen wollen, und wenn man den Leuten die Zunge anbinden will, ist's gerade, als wollte man das freie Feld mit Türen zuschließen. Wenn der Statthalter in Reichtum aus seiner Statthalterschaft scheidet, so sagen sie ihm nach, er sei ein Dieb gewesen, und wenn er in Armut scheidet, er sei ein Tunichtgut und ein einfältiger Mensch gewesen.«
-A buen seguro -respondió Sancho- que por esta vez antes me han de tener por tonto que por ladrón. »Wahrlich«, entgegnete Sancho, »diesmal werden sie mich eher für einen Dummkopf als für einen Dieb halten müssen.«
En estas pláticas llegaron, rodeados de muchachos y de otra mucha gente, al castillo, adonde en unos corredores estaban ya el duque y la duquesa esperando a don Quijote y a Sancho, el cual no quiso subir a ver al duque sin que primero no hubiese acomodado al rucio en la caballeriza, porque decía que había pasado muy mala noche en la posada; y luego subió a ver a sus señores, ante los cuales, puesto de rodillas, dijo. Unter solcherlei Gesprächen gelangten sie, von Gassenjungen und viel andrem Volk umringt, zu dem Schlosse, wo der Herzog und die Herzogin bereits auf einer Galerie standen und Don Quijote und Sancho erwarteten; dieser aber wollte nicht eher hinaufgehen, um den Herzog zu begrüßen, ehe er den Grauen im Stall untergebracht hatte; denn er sagte, sein Tier habe eine gar schlechte Nacht in seiner Herberge verbracht. Dann erst ging er hinauf, sich den Herrschaften vorzustellen, kniete vor ihnen nieder und sagte:
-Yo, señores, porque lo quiso así vuestra grandeza, sin ningún merecimiento mío, fui a gobernar vuestra ínsula Barataria, en la cual entré desnudo, y desnudo me hallo ni pierdo, ni gano. Si he gobernado bien o mal, testigos he tenido delante, que dirán lo que quisieren. He declarado dudas, sentenciado pleitos, siempre muerto de hambre, por haberlo querido así el doctor Pedro Recio, natural de Tirteafuera, médico insulano y gobernadoresco. Acometiéronnos enemigos de noche, y, habiéndonos puesto en grande aprieto, dicen los de la ínsula que salieron libres y con vitoria por el valor de mi brazo, que tal salud les dé Dios como ellos dicen verdad. En resolución, en este tiempo yo he tanteado las cargas que trae consigo, y las obligaciones, el gobernar, y he hallado por mi cuenta que no las podrán llevar mis hombros, ni son peso de mis costillas, ni flechas de mi aljaba; y así, antes que diese conmigo al través el gobierno, he querido yo dar con el gobierno al través, y ayer de mañana dejé la ínsula como la hallé con las mismas calles, casas y tejados que tenía cuando entré en ella. No he pedido prestado a nadie, ni metídome en granjerías; y, aunque pensaba hacer algunas ordenanzas provechosas, no hice ninguna, temeroso que no se habían de guardar que es lo mesmo hacerlas que no hacerlas. Salí, como digo, de la ínsula sin otro acompañamiento que el de mi rucio; caí en una sima, víneme por ella adelante, hasta que, esta mañana, con la luz del sol, vi la salida, pero no tan fácil que, a no depararme el cielo a mi señor don Quijote, allí me quedara hasta la fin del mundo. Así que, mis señores duque y duquesa, aquí está vuestro gobernador Sancho Panza, que ha granjeado en solos diez días que ha tenido el gobierno a conocer que no se le ha de dar nada por ser gobernador, no que de una ínsula, sino de todo el mundo; y, con este presupuesto, besando a vuestras mercedes los pies, imitando al juego de los muchachos, que dicen "Salta tú, y dámela tú", doy un salto del gobierno, y me paso al servicio de mi señor don Quijote; que, en fin, en él, aunque como el pan con sobresalto, hártome, a lo menos, y para mí, como yo esté harto, eso me hace que sea de zanahorias que de perdices. »Ich, meine Gnädigsten, bin hingegangen, weil es Eure Hoheit so gewollt, ohne daß ich es verdient hätte, Statthalter zu werden auf Eurer Insul Baratária; nackt und bloß zog ich ein, war nackt und bloß geboren, so hab ich nichts gewonnen, nichts verloren. Ob ich schlecht oder gut regiert habe, dafür hab ich Zeugen um mich gehabt, die mögen sagen, was ihnen gutdünkt. Ich habe Zweifelsfragen gelöst, Prozesse entschieden, ! und immer bin ich vor Hunger fast gestorben, denn so wollte es der Doktor Peter Stark, gebürtig aus Machdichfort, der insulanische und statthalterische Leibarzt. Der Feind hat uns bei Nacht überfallen, und nachdem er uns in große Bedrängnis gebracht, sagten die Leute von der Insul, sie hätten durch die Kraft meines Armes Befreiung und Sieg errungen; Gott schenke ihnen ebenso ein gesundes Leben, wie sie die Wahrheit sagen. Schließlich habe ich im Verlauf dieser Zeit die Lasten und Pflichten erwogen, die das Regieren mit sich bringt, und habe für mein Teil gefunden, daß meine Schultern sie nicht tragen können, daß es keine Bürden für meinen Rücken und keine Pfeile für meinen Köcher sind; und darum, ehe die Statthalterschaft mich über Bord werfen sollte, hab ich die Statthalterschaft über Bord geworfen und habe gestern morgen die Insul verlassen, wie ich sie gefunden, mit den nämlichen Gassen, Häusern und Dächern, wie! sie sie bei meiner Ankunft hatte. Ich habe von niemandem was geborgt und mich auf keine Erwerbsgeschäfte eingelassen. Zwar gedachte ich ein paar nützliche Verordnungen zu erlassen, habe aber keine erlassen, aus Besorgnis, sie würden nicht befolgt werden, wo es dann dasselbe wäre, sie zu erlassen oder sie nicht zu erlassen. Ich habe die Insul, wie gesagt, ohne eine andre Begleitung verlassen als die meines Grauen; ich fiel in einen tiefen Graben und tappte in ihm weiter, bis ich diesen Morgen mit dem Licht der Sonne den Ausgang sah, der aber nicht so leicht war; und hätte mir der Himmel nicht meinen Herrn Don Quijote gesendet, so wäre ich bis zum Ende der Welt dort unten geblieben. Mithin, Herr Herzog und Frau Herzogin Gnaden, steht hier Dero Statthalter vor Euch, der schon in den wenigen zehn Tagen seiner Regierung die Erkenntnis sich erworben, daß es keinen Wert für ihn hat, Statthalter zu sein, ich sage nicht bloß über eine Insul, sondern über die ganze Welt. Und mit dieser Erklärung küsse ich Euer Gna! den die Füße und mach es wie die Knaben bei ihrem Spiel, wenn sie sagen: Spring du aus der Reih und laß mich hinein! Geradeso spring ich aus der Statthaltern heraus und trete wieder in den Dienst meines Herrn Don Quijote, wo ich zwar mein Brot mit Angst und Schrecken esse, aber mich doch wenigstens satt esse; und mir, wenn ich nur satt bin, mir ist's einerlei, ob von Rüben oder von Rebhühnern.«
Con esto dio fin a su larga plática Sancho, temiendo siempre don Quijote que había de decir en ella millares de disparates; y, cuando le vio acabar con tan pocos, dio en su corazón gracias al cielo, y el duque abrazó a Sancho, y le dijo que le pesaba en el alma de que hubiese dejado tan presto el gobierno; pero que él haría de suerte que se le diese en su estado otro oficio de menos carga y de más provecho. Abrazóle la duquesa asimismo, y mandó que le regalasen, porque daba señales de venir mal molido y peor parado. Hiermit beschloß Sancho seine langatmige Rede, wobei Don Quijote beständig in Angst war, er würde sie mit tausend Ungereimtheiten vollpfropfen; als er aber sah, daß er sie mit so wenigen zu Ende führte, dankte er dem Himmel in seinem Herzen. Der Herzog umarmte Sancho und sagte ihm, es tue ihm in der Seele weh, daß er die Statthalterschaft so rasch aufgegeben, aber er würde es schon so einrichten, daß ihm ein Amt von geringerer Beschwer und größerem Erträgnis zuteil werde. Auch die Herzogin umarmte ihn und befahl, ihn gut zu pflegen; denn man sah es ihm an, er hatte unter arger Mißhandlung und noch ärgerer Verpflegung zu leiden gehabt.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LVI. De la descomunal y nunca vista batalla que pasó entre don Quijote de la Mancha y el lacayo Tosilos, en la defensa de la hija de la dueña doña Rodríguez.

56. Kapitel Von dem ungeheuerlichen und unerhörten Kampfe, den Don Quijote von der Mancha mit dem Lakaien Tosílos bestand, um einzustehen für die Ehre der Tochter von Doña Rodríguez, der Kammerfrau.

No quedaron arrepentidos los duques de la burla hecha a Sancho Panza del gobierno que le dieron; y más, que aquel mismo día vino su mayordomo, y les contó punto por punto, todas casi, las palabras y acciones que Sancho había dicho y hecho en aquellos días, y finalmente les encareció el asalto de la ínsula, y el miedo de Sancho, y su salida, de que no pequeño gusto recibieron. Der Herzog und die Herzogin bereuten keineswegs den Streich, den sie Sancho Pansa mit der ihm verliehenen Statthalterschaft gespielt hatten, zumal noch am nämlichen Tage ihr Haushofmeister ankam und ihnen so ziemlich alle Äußerungen und Handlungen Punkt für Punkt erzählte, die Sancho während jener Tage getan und vorgenommen hatte; und zuletzt hob er ganz besonders den Sturm auf die Insul hervor sowie Sanchos Angst und seinen Abschied vom Amte, was ihnen nicht wenig Vergnügen bereitete.
Después desto, cuenta la historia que se llegó el día de la batalla aplazada, y, habiendo el duque una y muy muchas veces advertido a su lacayo Tosilos cómo se había de avenir con don Quijote para vencerle sin matarle ni herirle, ordenó que se quitasen los hierros a las lanzas, diciendo a don Quijote que no permitía la cristiandad, de que él se preciaba, que aquella batalla fuese con tanto riesgo y peligro de las vidas, y que se contentase con que le daba campo franco en su tierra, puesto que iba contra el decreto del Santo Concilio, que prohíbe los tales desafíos, y no quisiese llevar por todo rigor aquel trance tan fuerte. Hierauf, so erzählt die Geschichte, nahte der Tag des anberaumten Kampfes, und nachdem der Herzog nicht einmal, sondern sehr viele Male seinen Lakaien Tosílos unterwiesen hatte, wie er sich gegen Don Quijote benehmen müsse, um ihn zu besiegen, ohne ihn zu töten oder auch nur zu verwunden, befahl er, die eisernen Spitzen von den Lanzen abzunehmen, wobei er dem Ritter erklärte, die christliche Lehre, die er sich doch zur Richtschnur nehme, gestatte nicht, daß bei diesem Kampf das Leben so aufs Spiel gesetzt und gefährdet werde, und er möge damit zufrieden sein, daß er ihm auf seinem Gebiet freies Feld zum Gefecht gewähre, obwohl er damit gegen die Satzung des heiligen Tridentinischen Konzils handle, welches dergleichen Zweikämpfe verbiete; er möge also eine so bedrohliche Fehde nicht bis aufs Äußerste treiben.
Don Quijote dijo que Su Excelencia dispusiese las cosas de aquel negocio como más fuese servido; que él le obedecería en todo. Llegado, pues, el temeroso día, y habiendo mandado el duque que delante de la plaza del castillo se hiciese un espacioso cadahalso, donde estuviesen los jueces del campo y las dueñas, madre y hija, demandantes, había acudido de todos los lugares y aldeas circunvecinas infinita gente, a ver la novedad de aquella batalla; que nunca otra tal no habían visto, ni oído decir en aquella tierra los que vivían ni los que habían muerto. Don Quijote entgegnete, Seine Exzellenz möge die Einzelheiten dieses Handels so bestimmen, wie es ihm genehm sei; er würde ihm in allem gehorsamen. Als nun der furchtbare Tag erschienen und der Herzog auf dem Platze vor dem Schloß eine geräumige Bühne hatte aufschlagen lassen, wo die Kampfrichter und die beiden Klägerinnen, Mutter und Tochter, ihren Sitz nehmen sollten, da war aus allen benachbarten Dörfern und Weilern eine zahllose Menge Volks herbeigeströmt, um das neue Schauspiel dieses Kampfes mit anzuschauen, dessengleichen in jener Gegend die Lebenden und auch die Verstorbenen nie ersehen noch erhört hatten.
El primero que entró en el campo y estacada fue el maestro de las ceremonias, que tanteó el campo, y le paseó todo, porque en él no hubiese algún engaño, ni cosa encubierta donde se tropezase y cayese; luego entraron las dueñas y se sentaron en sus asientos, cubiertas con los mantos hasta los ojos y aun hasta los pechos, con muestras de no pequeño sentimiento. Presente don Quijote en la estacada, de allí a poco, acompañado de muchas trompetas, asomó por una parte de la plaza, sobre un poderoso caballo, hundiéndola toda, el grande lacayo Tosilos, calada la visera y todo encambronado, con unas fuertes y lucientes armas. El caballo mostraba ser frisón, ancho y de color tordillo; de cada mano y pie le pendía una arroba de lana. Der erste, welcher auf den Kampfplatz und in die Schranken trat, war der Turnierwart, der das Feld untersuchte und es ganz durchschritt, auf daß daselbst keinerlei Gefährde sei noch etwas Verstecktes, um darüber zu stolpern oder zu fallen. Sodann erschienen die zwei Frauen und nahmen ihre Sitze ein, in Schleier gehüllt bis über die Augen, ja bis zum Busen herab; sie verrieten nicht geringe Gemütsbewegung, da Don Quijote bereits in den Schranken hielt. Kurz darauf erschien unter dem Geleite zahlreicher Trompeter von der andern Seite des Schloßplatzes her auf einem gewaltigen Roß, das den ganzen Platz zerstampfte, der hochgewachsene Lakai Tosílos mit heruntergeschlagenem Visier, ganz umschanzt mit starken und glänzenden Waffen. Das Roß war dem Aussehen nach ein Friesländer, mit breiter Brust, ein Schwarzschimmel, und an jedem Vorder- und Hinterfuß hing ihm schier ein Viertelzentner wolliges Haar herab.
Venía el valeroso combatiente bien informado del duque su señor de cómo se había de portar con el valeroso don Quijote de la Mancha, advertido que en ninguna manera le matase, sino que procurase huir el primer encuentro por escusar el peligro de su muerte, que estaba cierto si de lleno en lleno le encontrase. Paseó la plaza, y, llegando donde las dueñas estaban, se puso algún tanto a mirar a la que por esposo le pedía. Llamó el maese de campo a don Quijote, que ya se había presentado en la plaza, y junto con Tosilos habló a las dueñas, preguntándoles si consentían que volviese por su derecho don Quijote de la Mancha. Ellas dijeron que sí, y que todo lo que en aquel caso hiciese lo daban por bien hecho, por firme y por valedero. Der streitbare Kämpe! war, wie gesagt, vom Herzog genau unterrichtet, was er dem streitbaren Don Quijote von der Mancha gegenüber zu tun habe; er war also angewiesen, ihn unter keiner Bedingung zu töten, sondern er solle bestrebt sein, dem ersten Zusammenstoß auszuweichen, damit der Ritter der Gefahr des Todes entginge, die zweifellos war, wenn Tosílos ihn Speer gegen Speer anrennen würde. Er ritt über den Kampfplatz, und als er an die Stelle kam, wo die Frauen saßen, hielt er eine Zeitlang und betrachtete das Mädchen, das ihn zum Gatten begehrte. Der Turnierwart rief Don Quijote auf, der sich bereits auf der Bahn eingestellt hatte, und richtete gemeinsam mit Tosílos die Frage an die beiden Frauen, ob sie damit einverstanden seien, daß Don Quijote für ihr Recht eintrete. Sie bejahten dies; alles, was er in der Sache tun werde, erklärten sie für wohlgetan, unverbrüchlich und rechtsgültig.
Ya en este tiempo estaban el duque y la duquesa puestos en una galería que caía sobre la estacada, toda la cual estaba coronada de infinita gente, que esperaba ver el riguroso trance nunca visto. Fue condición de los combatientes que si don Quijote vencía, su contrario se había de casar con la hija de doña Rodríguez; y si él fuese vencido, quedaba libre su contendor de la palabra que se le pedía, sin dar otra satisfación alguna. Inzwischen hatten der Herzog und die Herzogin auf einer Galerie Platz genommen, die auf die Schranken hinausging, welche ringsum von zahllosem Volk umkränzt waren, das den furchtbaren Ausgang des nie geschauten Kampfes erwartete. Unter den beiden Kämpen war ausbedungen, wenn Don Quijote siege, so müsse sein Gegner sich mit der Tochter der Doña Rodríguez vermählen, und wenn er besiegt werde, so sei der Widersacher frei und ledig des Eheversprechens, dessentwegen man gegen ihn klagte, ohne irgendeine weitere Genugtuung zu geben.
Partióles el maestro de las ceremonias el sol, y puso a los dos cada uno en el puesto donde habían de estar. Sonaron los atambores, llenó el aire el son de las trompetas, temblaba debajo de los pies la tierra; estaban suspensos los corazones de la mirante turba, temiendo unos y esperando otros el bueno o el mal suceso de aquel caso. Finalmente, don Quijote, encomendándose de todo su corazón a Dios Nuestro Señor y a la señora Dulcinea del Toboso, estaba aguardando que se le diese señal precisa de la arremetida; empero, nuestro lacayo tenía diferentes pensamientos no pensaba él sino en lo que agora diré. Der Turnierwart teilte Sonne und Wind zwischen ihnen und wies jedem von beiden den Platz an, wo er halten sollte. Die Trommeln wirbelten, Trompetenschall erfüllte die Luft, die Erde bebte unter den Füßen, die Herzen der zuschauenden Menge bangten vor gespannter Erwartung; die einen fürchteten, die andern hofften den guten oder schlimmen Ausgang dieses Handels. Don Quijote befahl sich jetzt von ganzem Herzen Gott unserm Herrn und dem Fräulein Dulcinea von Toboso und wartete auf das Zeichen zum Angriff. Aber unser Lakai hatte ganz andre Gedanken, und was er dachte, werde ich sogleich erzählen.
Parece ser que, cuando estuvo mirando a su enemiga, le pareció la más hermosa mujer que había visto en toda su vida, y el niño ceguezuelo, a quien suelen llamar de ordinario Amor por esas calles, no quiso perder la ocasión que se le ofreció de triunfar de una alma lacayuna y ponerla en la lista de sus trofeos; y así, llegándose a él bonitamente, sin que nadie le viese, le envasó al pobre lacayo una flecha de dos varas por el lado izquierdo, y le pasó el corazón de parte a parte; y púdolo hacer bien al seguro, porque el Amor es invisible, y entra y sale por do quiere, sin que nadie le pida cuenta de sus hechos. Als er nämlich seine Gegnerin aufmerksam betrachtete, erschien sie ihm offenbar als das schönste Weib, das er in seinem Leben gesehen hatte, und der blinde Knabe, den man weit und breit Amor zu nennen pflegt, wollte die ihm hier gebotene Gelegenheit sich nicht entgehen lassen, über eine Lakaienseele zu triumphieren und sie in die Zahl seiner Trophäen aufzunehmen; er näherte sich ihm sachte, leise, ungesehen von allen, und jagte dem armen Lakaien in die linke Seite einen ellenlangen Pfeil, der ihm durch das Herz von einer Seite zur andern hindurchfuhr. Freilich konnte er dies ungefährdet tun, denn Amor ist unsichtbar und geht aus und ein, wo er will, ohne daß jemand Rechenschaft für seine Taten von ihm fordert.
Digo, pues, que, cuando dieron la señal de la arremetida, estaba nuestro lacayo transportado, pensando en la hermosura de la que ya había hecho señora de su libertad, y así, no atendió al son de la trompeta, como hizo don Quijote, que, apenas la hubo oído, cuando arremetió, y, a todo el correr que permitía Rocinante, partió contra su enemigo; y, viéndole partir su buen escudero Sancho, dijo a grandes voces. So sage ich denn: als das Zeichen zum Angriff gegeben ward, saß unser Lakai ganz verzückt auf seinem Gaul und träumte von der Schönheit der Maid, die er bereits zur Herrin seines freien Willens gemacht, und daher achtete er nicht auf den Schall der Trompete, wie seinerseits Don Quijote es tat, welcher sie kaum gehört hatte, als er schon zum Angriff stürmte und in so raschem Lauf, als Rosinanten möglich war, auf seinen Feind lossprengte. Als sein wackerer Knappe Sancho ihn ansprengen sah, rief er überlaut:
-¡Dios te guíe, nata y flor de los andantes caballeros! ¡Dios te dé la vitoria, pues llevas la razón de tu parte. »Gott geleite dich, du Blume und Perle der fahrenden Ritter! Gott verleihe dir den Sieg, denn du hast das Recht auf deiner Seite.«
Y, aunque Tosilos vio venir contra sí a don Quijote, no se movió un paso de su puesto; antes, con grandes voces, llamó al maese de campo, el cual venido a ver lo que quería, le dijo. Wiewohl nun Tosílos Don Quijotes Angriff sah, rührte er sich doch keinen Schritt von seinem Platze, sondern rief dem Turnierwart mit lauter Stimme zu, und als dieser gekommen, um nach seinem Begehr zu fragen, sprach er zu ihm:
-Señor, ¿esta batalla no se hace porque yo me case, o no me case, con aquella señora. »Señor, geschieht dieser Kampf nicht zu dem Zwecke, daß ich dieses Fräulein heirate oder nicht heirate?«
-Así es -le fue respondido. »So ist es«, wurde ihm zur Antwort.
-Pues yo -dijo el lacayo- soy temeroso de mi conciencia, y pondríala en gran cargo si pasase adelante en esta batalla; y así, digo que yo me doy por vencido y que quiero casarme luego con aquella señora. »Nun denn«, sagte der Lakai, »ich bin ängstlich in meinem Gewissen und würde dasselbe sehr beschweren, wenn ich in diesem Kampfe weiter ginge; und somit erkläre ich mich für besiegt und bin bereit, dieses Fräulein auf der Stelle zu heiraten.«
Quedó admirado el maese de campo de las razones de Tosilos; y, como era uno de los sabidores de la máquina de aquel caso, no le supo responder palabra. Detúvose don Quijote en la mitad de su carrera, viendo que su enemigo no le acometía. El duque no sabía la ocasión porque no se pasaba adelante en la batalla, pero el maese de campo le fue a declarar lo que Tosilos decía, de lo que quedó suspenso y colérico en estremo. Diese Worte des Tosílos setzten den Turnierwart in Erstaunen, und da er einer der Mitwisser des ganzen Anschlages war, wußte er gar nicht, was er ihm antworten sollte. Don Quijote blieb mitten in seinem Ansturm halten, da er sah, daß sein Feind ihm nicht entgegensprengte. Der Herzog wußte nicht, warum es mit dem Kampfe nicht vorwärts wollte, bis der Turnierwart kam und ihm mitteilte, was Tosílos gesagt, worüber er sehr in Verwunderung und Zorn geriet.
En tanto que esto pasaba, Tosilos se llegó adonde doña Rodríguez estaba, y dijo a grandes voces. Indem näherte sich Tosílos dem Sitze der Doña Rodríguez und sprach mit schallender Stimme:
-Yo, señora, quiero casarme con vuestra hija, y no quiero alcanzar por pleitos ni contiendas lo que puedo alcanzar por paz y sin peligro de la muerte. »Ich, Señora, will Eure Tochter heiraten und will nicht erst durch Kampf erlangen, was ich in Frieden und ohne Todesgefahr erlangen kann.«
Oyó esto el valeroso don Quijote, y dijo Das hörte der streitbare Don Quijote und sprach:
-Pues esto así es, yo quedo libre y suelto de mi promesa cásense en hora buena, y, pues Dios Nuestro Señor se la dio, San Pedro se la bendiga. »Da dem nun also ist, so gehe ich meines Versprechens frei und ledig; verheiratet Euch in Gottes Namen, und da Gott unser Herr sie Euch gegeben, so mag Sankt Peter sie Euch gesegnen.«
El duque había bajado a la plaza del castillo, y, llegándose a Tosilos, le dijo. Der Herzog war inzwischen auf den Schloßplatz heruntergekommen; er trat zu Tosílos und sagte zu ihm:
-¿Es verdad, caballero, que os dais por vencido, y que, instigado de vuestra temerosa conciencia, os queréis casar con esta doncella. »Ist es wahr, Ritter, daß Ihr Euch für besiegt erklärt und daß Ihr, von Eurem ängstlichen Gewissen getrieben, Euch mit diesem Fräulein vermählen wollt?«
-Sí, señor -respondió Tosilos. »Ja, Señor«, antwortete Tosílos.
-Él hace muy bien -dijo a esta sazón Sancho Panza-, porque lo que has de dar al mur, dalo al gato, y sacarte ha de cuidado. »Daran tut er sehr wohl«, fiel hier Sancho Pansa ein, »denn was du der Maus geben mußt, gib's lieber der Katze, und die wird dir die Hausplage vom Halse schaffen.«
Íbase Tosilos desenlazando la celada, y rogaba que apriesa le ayudasen, porque le iban faltando los espíritus del aliento, y no podía verse encerrado tanto tiempo en la estrecheza de aquel aposento. Quitáronsela apriesa, y quedó descubierto y patente su rostro de lacayo. Viendo lo cual doña Rodríguez y su hija, dando grandes voces, dijeron. Tosílos mühte sich, den Helm abzuschnallen, und bat um eilige Hilfe, denn der Atem gehe ihm bald aus und sein Kopf könne nicht so lange in diesem engen Gehäuse eingesperrt bleiben. Man nahm ihm eilends den Helm ab, und unbedeckt und allen offenbar zeigte sich sein Lakaiengesicht. Bei diesem Anblick schrien Doña Rodríguez und ihre Tochter laut auf:
-¡Éste es engaño, engaño es éste! ¡A Tosilos, el lacayo del duque mi señor, nos han puesto en lugar de mi verdadero esposo! ¡Justicia de Dios y del Rey, de tanta malicia, por no decir bellaquería. »Betrug, Betrug! Man hat uns Tosílos, den Lakaien unsres gnädigen Herzogs, anstatt des wahren Bräutigams untergeschoben; von Gott und dem König heischen wir Recht gegen solche Bosheit, um nicht zu sagen Schurkerei!«
-No vos acuitéis, señoras -dijo don Quijote-, que ni ésta es malicia ni es bellaquería; y si la es, y no ha sido la causa el duque, sino los malos encantadores que me persiguen, los cuales, invidiosos de que yo alcanzase la gloria deste vencimiento, han convertido el rostro de vuestro esposo en el de este que decís que es lacayo del duque. Tomad mi consejo, y, a pesar de la malicia de mis enemigos, casaos con él, que sin duda es el mismo que vos deseáis alcanzar por esposo. »Habt keine Sorge, meine edlen Frauen«, sprach Don Quijote; »dies ist weder Bosheit noch Schurkerei; und wenn es das wäre, so trägt nicht der Herzog die Schuld, sondern die bösartigen Zauberer, die mich verfolgen und die aus Neid darüber, daß ich die Gloria dieses Sieges erringen würde, das Angesicht Eures Bräutigams in das jenes Mannes verwandelt haben, den Ihr als den Lakaien des Herzogs bezeichnet. Nehmt meinen Rat an und der Bosheit meiner Feinde zum Trutz heiratet ihn, denn ohne allen Zweifel ist er der nämliche, den Ihr zum Gemahl zu erhalten begehret.«
El duque, que esto oyó, estuvo por romper en risa toda su cólera, y dijo. Als der Herzog dies hörte, war er nahe daran, seinen ganzen Zorn in Lachen auszuschütten, und sprach:
-Son tan extraordinarias las cosas que suceden al señor don Quijote que estoy por creer que este mi lacayo no lo es; pero usemos deste ardid y maña dilatemos el casamiento quince días, si quieren, y tengamos encerrado a este personaje que nos tiene dudosos, en los cuales podría ser que volviese a su prístina figura; que no ha de durar tanto el rancor que los encantadores tienen al señor don Quijote, y más, yéndoles tan poco en usar estos embelecos y transformaciones. »So außerordentlich ist alles, was dem Señor Don Quijote begegnet, daß ich beinah glaube, dieser Lakai sei nicht mein Lakai. Wir wollen indessen eine List, einen Kunstgriff anwenden, nämlich die Heirat um vierzehn Tage verschieben, wenn es euch recht ist, und diesen Menschen, der uns in Ungewißheit hält, so lange eingesperrt halten, da er ja möglicherweise binnen dieser Zeit seine frühere Gestalt wiedererlangen kann; denn so lange kann doch der Groll nicht dauern, den die Zauberer gegen den Señor Don Quijote hegen, zumal ihnen gar nicht viel daran liegen kann, sich solcher Ränke und Verwandlungen zu bedienen.«
-¡Oh señor! -dijo Sancho-, que ya tienen estos malandrines por uso y costumbre de mudar las cosas, de unas en otras, que tocan a mi amo. Un caballero que venció los días pasados, llamado el de los Espejos, le volvieron en la figura del bachiller Sansón Carrasco, natural de nuestro pueblo y grande amigo nuestro, y a mi señora Dulcinea del Toboso la han vuelto en una rústica labradora; y así, imagino que este lacayo ha de morir y vivir lacayo todos los días de su vida. »O Señor«, sagte Sancho, »dieses Gezücht hat eben einmal zu Brauch und Gewohnheit, alles, was meinen Herrn angeht, zu verwandeln. Sie haben ihm einen Ritter, den er letzter Tage überwand, er hieß der Spiegelritter, in die Gestalt des Baccalaur Sansón Carrasco verwandelt, der aus unserm Dorfe und ein naher Freund von uns ist, und unser Fräulein Dulcinea von Toboso haben sie in eine Bäurin vom Ackerfeld verwandelt; und demnach meine ich, dieser Lakai wird all seiner Lebtage als Lakai leben und sterben.«
A lo que dijo la hija de Rodríguez. Hierauf sagte die Tochter der Doña Rodríguez:
-Séase quien fuere este que me pide por esposa, que yo se lo agradezco; que más quiero ser mujer legítima de un lacayo que no amiga y burlada de un caballero, puesto que el que a mí me burló no lo es. »Sei er, wer er wolle, der mich zur Ehe begehrt, ich bin ihm dankbar dafür, denn ich will lieber die rechtmäßige Frau eines Lakaien sein als die betrogene Geliebte eines Ritters, obschon der Mann, der mich betrogen hat, kein Ritter ist.«
En resolución, todos estos cuentos y sucesos pararon en que Tosilos se recogiese, hasta ver en qué paraba su transformación; aclamaron todos la vitoria por don Quijote, y los más quedaron tristes y melancólicos de ver que no se habían hecho pedazos los tan esperados combatientes, bien así como los mochachos quedan tristes cuando no sale el ahorcado que esperan, porque le ha perdonado, o la parte, o la justicia. Fuese la gente, volviéronse el duque y don Quijote al castillo, encerraron a Tosilos, quedaron doña Rodríguez y su hija contentísimas de ver que, por una vía o por otra, aquel caso había de parar en casamiento, y Tosilos no esperaba menos. Indessen kam all dies Gerede und Getue zu dem Schluß, daß Tosílos eingesponnen wurde, bis man sehen würde, was für ein Ende es mit seiner Verwandlung nehme. Alle riefen Don Quijote als Sieger aus, doch die meisten waren betrübt und mißmutig, daß die zwei so sehnlich erwarteten Kämpen sich nicht in Stücke gehauen hatten, geradeso wie die Gassenbuben ärgerlich werden, wenn der arme Sünder, der an den Galgen soll, nicht hinausgeführt wird, weil ihm die Gegenpartei oder die Justiz Gnade zuteil werden ließ. Die Menge zerstreute sich, der Herzog und Don Quijote kehrten ins Schloß zurück, Tosílos wurde eingesperrt, Doña Rodríguez und ihre Tochter waren seelenglücklich, daß der Fall mit einer Hochzeit ausgehen sollte, und Tosílos hoffte nichts andres.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo. Que trata de cómo don Quijote se despidió del duque, y de lo que le sucedió con la discreta y desenvuelta Altisidora, doncella de la duquesa.

57. Kapitel Welches davon bandelt, daß und wie Don Quijote von dem Herzog Abschied nahm, auch was ihm begegnete mit der klugen und leichtfertigen Altisidora, dem Fräulein der Herzogin

Ya le pareció a don Quijote que era bien salir de tanta ociosidad como la que en aquel castillo tenía; que se imaginaba ser grande la falta que su persona hacía en dejarse estar encerrado y perezoso entre los infinitos regalos y deleites que como a caballero andante aquellos señores le hacían, y parecíale que había de dar cuenta estrecha al cielo de aquella ociosidad y encerramiento; y así, pidió un día licencia a los duques para partirse. Diéronsela, con muestras de que en gran manera les pesaba de que los dejase. Dio la duquesa las cartas de su mujer a Sancho Panza, el cual lloró con ellas, y dijo. Lange schon dünkte es Don Quijote rätlich, aus so müßigem Leben endlich zu scheiden, wie er es auf diesem Schlosse führte; er war der Meinung, daß man seine Person allerorten schmerzlich vermisse, wenn er sich so abgeschlossen und müßig bei den zahllosen Festen und Ergötzlichkeiten zurückhalten lasse, mit welchen diese Herrschaften ihn als einen fahrenden Ritter beehrten; und er dachte sich, er würde dereinst dem Himmel strenge Rechenschaft ablegen müssen für dieses tatenlose zurückgezogene Leben. Somit erbat er sich eines Tages Urlaub von dem herzoglichen Paar, um von dannen zu ziehen. Sie gewährten ihm diesen unter Bezeigungen des größten Leidwesens, daß er sie verlasse. Die Herzogin übergab Sancho Pansa die Briefe seiner Frau, und Sancho weinte über sie und sagte:
-¿Quién pensara que esperanzas tan grandes como las que en el pecho de mi mujer Teresa Panza engendraron las nuevas de mi gobierno habían de parar en volverme yo agora a las arrastradas aventuras de mi amo? Con todo esto, me contento de ver que mi Teresa correspondió a ser quien es, enviando las bellotas a la duquesa; que, a no habérselas enviado, quedando yo pesaroso, me mostrara ella desagradecida. Lo que me consuela es que esta dádiva no se le puede dar nombre de cohecho, porque ya tenía yo el gobierno cuando ella las envió, y está puesto en razón que los que reciben algún beneficio, aunque sea con niñerías, se muestren agradecidos. En efecto, yo entré desnudo en el gobierno y salgo desnudo dél; y así, podré decir con segura conciencia, que no es poco "Desnudo nací, desnudo me hallo ni pierdo ni gano". »Wer hätte denken sollen, daß so große Hoffnungen, wie sie die Nachricht von meiner Statthalterschaft im Busen meiner Frau Ter! esa Pansa erweckt hatte, damit enden würden, daß ich jetzt wieder zu den mühseligen Abenteuern meines Herrn Don Quijote von der Mancha zurückkehre? Bei alledem freut es mich zu sehen, daß meine Teresa sich so benommen hat, wie es einer Person wie ihr zukommt; ich meine, daß sie der Herzogin die Eicheln geschickt hat; hätte sie sie nicht geschickt, so hätte ich großen Verdruß gehabt und sie sich undankbar erwiesen. Was mich tröstet, ist, daß man dieses Geschenk nicht eine Bestechung nennen kann, denn ich war ja schon Statthalter, als sie die Eicheln schickte; auch ist es ganz natürlich, daß einer, dem man eine Wohltat erweist, sich dafür dankbar bezeigt, wenn auch nur mit Kleinigkeiten. Ich aber, ich bin nackt und bloß in die Statthalterschaft gekommen, und nackt und bloß scheide ich aus ihr, und so kann ich mit ruhigem Gewissen sagen, was nicht wenig heißen will: Nackt bin ich heut, nackt war ich geboren, hab nichts gewo! nnen und nichts verloren.«
Esto pasaba entre sí Sancho el día de la partida; y, saliendo don Quijote, habiéndose despedido la noche antes de los duques, una mañana se presentó armado en la plaza del castillo. Mirábanle de los corredores toda la gente del castillo, y asimismo los duques salieron a verle. Estaba Sancho sobre su rucio, con sus alforjas, maleta y repuesto, contentísimo, porque el mayordomo del duque, el que fue la Trifaldi, le había dado un bolsico con docientos escudos de oro, para suplir los menesteres del camino, y esto aún no lo sabía don Quijote. So sprach Sancho zu sich selber am Tage der Abreise, und Don Quijote, nachdem er am Abend vorher von dem herzoglichen Paare Abschied genommen, erschien morgens früh in seiner Rüstung auf dem Schloßplatz. Aus den Galerien blickten ihm alle Leute des Schlosses nach, und auch der Herzog und die Herzogin erschienen, um ihn zu begrüßen. Sancho saß auf seinem Esel, mit seinem Zwerchsack, Felleisen und Reisevorrat, höchst vergnügt, weil der Haushofmeister des Herzogs, derselbe, der die Rolle der Trifaldi gespielt, ihm ein Beutelchen mit zweihundert Goldtalern zugesteckt hatte, um die Bedürfnisse der Reise zu bestreiten, wovon jedoch Don Quijote nichts wußte.
Estando, como queda dicho, mirándole todos, a deshora, entre las otras dueñas y doncellas de la duquesa, que le miraban, alzó la voz la desenvuelta y discreta Altisidora, y en son lastimero dijo Während nun, wie gesagt, alle auf ihn blickten, da plötzlich, unter den andern Frauen und Fräulein der Herzogin, die da zuschauten, erhob ihre Stimme die leichtfertige und kluge Altisidora und rief in klagendem Tone:
-Escucha, mal caballero;
detén un poco las riendas;
no fatigues las ijadas
de tu mal regida bestia.
Mira, falso, que no huyas
de alguna serpiente fiera,
sino de una corderilla
que está muy lejos de oveja.
Tú has burlado, monstruo horrendo,
la más hermosa doncella
que Dïana vio en sus montes,
que Venus miró en sus selvas.
Cruel Vireno, fugitivo Eneas,
Barrabás te acompañe; allá te avengas.
Tú llevas, ¡llevar impío!,
en las garras de tus cerras
las entrañas de una humilde,
como enamorada, tierna.
Llévaste tres tocadores,
y unas ligas, de unas piernas
que al mármol puro se igualan
en lisas, blancas y negras.
Llévaste dos mil suspiros,
que, a ser de fuego, pudieran
abrasar a dos mil Troyas,
si dos mil Troyas hubiera.
Cruel Vireno, fugitivo Eneas,
Barrabás te acompañe; allá te avengas.
De ese Sancho, tu escudero,
las entrañas sean tan tercas
y tan duras, que no salga
de su encanto Dulcinea.
De la culpa que tú tienes
lleve la triste la pena;
que justos por pecadores
tal vez pagan en mi tierra.
Tus más finas aventuras
en desventuras se vuelvan,
en sueños tus pasatiempos,
en olvidos tus firmezas.
Cruel Vireno, fugitivo Eneas,
Barrabás te acompañe; allá te avengas.
Seas tenido por falso
desde Sevilla a Marchena,
desde Granada hasta Loja,
de Londres a Inglaterra.
Si jugares al reinado,
los cientos, o la primera,
los reyes huyan de ti;
ases ni sietes no veas.
Si te cortares los callos,
sangre las heridas viertan,
y quédente los raigones
si te sacares las muelas.
Cruel Vireno, fugitivo Eneas,
Barrabás te acompañe; allá te avengas.
Hör und halt die Zügel an,
Ritter, der du arg mich kränkest;
Drücke nicht so fest die Weichen
Deines Gauls, den schlecht du
's ist ja keine Natter, die du
Fliehst, untreuster Mensch auf Erden;
Nein, ein Lämmchen ist's, das lange
Zeit noch hat, ein Schaf zu werden.
Unhold, muß von dir verhöhnt die
Schönste Maid im Schmerz vergehen,
Die man in Dianas Wald je,
Je in Venus' Hain gesehen!
Du fliehender Äneas, du grausamer Birén!
Fahr hin mit Barrabas! Magst du zum Henker gehn!
Ha, du raubst - o ruchlos' Rauben! -
Mit den Krallen deiner Hände
Dieses Herz, das dir in Demut
Weihte seines Liebens Spende.
Hast geraubt mir drei Nachthäubchen
Und ein Strumpfband - eines Beines,
Das dem reinen Marmor gleich ist,
Glatt und glänzend -, weiß und schwarz.
Raubtest mir zweitausend Seufzer,
Die, wenn sie von Feuer wären
Und es gab zweitausend Trojas,
Würden all' in Brand verzehren.
Du fliehender Äneas, du grausamer Birén!
Fahr hin mit Barrabas! Magst du zum Henker gehn!
Hart sei deines Knappen Sancho
Herz, sein Ohr taub deinem Flehen,
Daß aus der Verzaubrung nimmer
Er erlöse Dulcineen.
Deines Frevels Straf erleide
Sie umstrickt von Zaubermächten -
Wie bei mir zu Land oft büßen
Für die Sünder die Gerechten. -
Deiner Abenteuer schönstes
Soll mit Pech der Himmel tränken;
Zum Vergessen werde deine
Treu, zum schnöden Traum dein Denken.
Du fliehender Äneas, du grausamer Biren!
Fahr hin mit Barrabas! Magst du zum Henker gehn!
Falscher Mann: so nenne jeder
Von Guadalquivirs Stromrändern
Bis Sevilla dich, von London
Hin bis zu den Engelländern.
Spielst du Skat, Piquet und L'hombre,
Sollen dir den Rücken drehen
Die vier Kön'ge, bei dir seien
As und Sieben nie zu sehen.
Schneidst du dir die Hühneraugen,
Soll vom Schnitt ein Blutstrom gehen;
Wenn du einen Zahn dir ausziehst,
Bleibe stets die Wurzel stehen.
Du fliehender Äneas, du grausamer Biren!
Fahr hin mit Barrabas! Magst du zum Henker gehn!
En tanto que, de la suerte que se ha dicho, se quejaba la lastimada Altisidora, la estuvo mirando don Quijote, y, sin responderla palabra, volviendo el rostro a Sancho, le dijo. Während die tiefbetrübte Altisidora solchergestalt jammerte, sah Don Quijote sie beständig an; dann, ohne ihr ein Wort zu erwidern, wendete er sich zu Sancho und sagte:
-Por el siglo de tus pasados, Sancho mío, te conjuro que me digas una verdad. Dime, ¿llevas por ventura los tres tocadores y las ligas que esta enamorada doncella dice. »Bei der ewigen Seligkeit deiner Ahnen, Sancho mein, beschwöre ich dich, mir die Wahrheit zu bekennen. Sage mir, hast du vielleicht die drei Häubchen und die Strumpfbänder mitgenommen, von denen dieses verliebte Fräulein spricht?«
A lo que Sancho respondió. Sancho antwortete:
-Los tres tocadores sí llevo; pero las ligas, como por los cerros de Úbeda. »Die drei Häubchen habe ich allerdings mitgenommen; aber die Strumpfbänder? Nicht um die Welt!«
Quedó la duquesa admirada de la desenvoltura de Altisidora, que, aunque la tenía por atrevida, graciosa y desenvuelta, no en grado que se atreviera a semejantes desenvolturas; y, como no estaba advertida desta burla, creció más su admiración. El duque quiso reforzar el donaire, y dijo. Die Herzogin war über Altisidoras Mutwillen höchlich verwundert, denn wenn sie sie auch für keck, lustig und übermütig hielt, so doch nicht bis zu dem Grade, daß sie sich solche Leichtfertigkeiten erlauben würde; und da sie von diesem Possenstreich nicht vorher unterrichtet worden, so wuchs ihr Erstaunen um so mehr. Der Herzog wollte den Scherz noch weiter treiben und sprach:
-No me parece bien, señor caballero, que, habiendo recebido en este mi castillo el buen acogimiento que en él se os ha hecho, os hayáis atrevido a llevaros tres tocadores, por lo menos, si por lo más las ligas de mi doncella; indicios son de mal pecho y muestras que no corresponden a vuestra fama. Volvedle las ligas; si no, yo os desafío a mortal batalla, sin tener temor que malandrines encantadores me vuelvan ni muden el rostro, como han hecho en el de Tosilos mi lacayo, el que entró con vos en batalla. »Es scheint mir nicht recht, Herr Ritter, daß Ihr, nach der freundlichen Aufnahme, die Ihr in meinem Schloß erhalten, Euch erkühnt, drei Häubchen mindestens und wohl noch ein mehreres, nämlich die Strumpfbänder meines Fräuleins, mitzunehmen. Das sind Zeichen eines bösen Gemüts, das sind Handlungen, die Eurem Rufe nicht entsprechen. Gebt ihr die Strumpfbänder zurück; wo nicht, fordre ich Euch zum Kampf auf Leben und Tod und fürchte keineswegs, daß schurkische Zauberer mein Gesicht verändern und umgestalten, wie sie es mit dem! Gesicht meines Lakaien Tosílos getan, des Mannes, der mit Euch in den Kampf ging.«
-No quiera Dios -respondió don Quijote- que yo desenvaine mi espada contra vuestra ilustrísima persona, de quien tantas mercedes he recebido; los tocadores volveré, porque dice Sancho que los tiene; las ligas es imposible, porque ni yo las he recebido ni él tampoco; y si esta vuestra doncella quisiere mirar sus escondrijos, a buen seguro que las halle. Yo, señor duque, jamás he sido ladrón, ni lo pienso ser en toda mi vida, como Dios no me deje de su mano. Esta doncella habla, como ella dice, como enamorada, de lo que yo no le tengo culpa; y así, no tengo de qué pedirle perdón ni a ella ni a Vuestra Excelencia, a quien suplico me tenga en mejor opinión, y me dé de nuevo licencia para seguir mi camino. »Das wolle Gott nicht«, entgegnete Don Quijote, »daß ich mein Schwert gegen Eure erlauchte Person ziehe, von welcher ich so viele Gnaden empfangen habe. Die Hauben werde ich zurückgeben, da Sancho sagt, er habe sie; die Strumpfbänder aber, das ist unmöglich, denn weder ich habe sie bekommen noch er; und wenn Euer Hoffräulein ihre geheimen Schubfächer nachsieht, so wird sie dieselben ganz gewiß finden. Ich, Herr Herzog, bin nie ein Dieb gewesen, gedenke auch meiner Lebtage keiner zu werden, wenn Gott seine Hand nicht von mir abzieht. Dieses Fräulein, wie sie selber sagt, spricht als Verliebte, woran ich keine Schuld habe, und daher habe ich auch keinen Grund, sie um Verzeihung zu bitten, weder sie noch Euer Exzellenz. Euch flehe ich aber an, eine bessere Meinung von mir zu haben und mir aufs neue Urlaub zu gewähren, daß ich meine Ritterfahrt antrete.«
-Déosle Dios tan bueno -dijo la duquesa-, señor don Quijote, que siempre oigamos buenas nuevas de vuestras fechurías. Y andad con Dios; que, mientras más os detenéis, más aumentáis el fuego en los pechos de las doncellas que os miran; y a la mía yo la castigaré de modo, que de aquí adelante no se desmande con la vista ni con las palabras. »Gott beschere Euch eine so gute Fahrt, Señor Don Quijote«, sprach die Herzogin, »daß wir immer gute Nachricht von Euren Heldentaten bekommen, und geht mit Gott; denn je länger Ihr zögert, desto stärker facht Ihr das Feuer an in der Brust der Jungfrauen, die Euch anschauen. Mein Hoffräulein aber werde ich so bestrafen, daß sie sich künftiglich mit keinem Blick, viel weniger mit Worten ungebührlich aufführen soll.«
-Una no más quiero que me escuches, ¡oh valeroso don Quijote! -dijo entonces Altisidora-; y es que te pido perdón del latrocinio de las ligas, porque, en Dios y en mi ánima que las tengo puestas, y he caído en el descuido del que yendo sobre el asno, le buscaba. »Nur ein einziges Wort von mir und nicht mehr sollst du anhören, du streitbarer Don Quijote«, sagte jetzt Altisidora, »nämlich dies: Ich bitte dich um Verzeihung wegen des Strumpfbänderdiebstahls, denn bei Gott und meiner armen Seele, ich habe sie umgebunden, und ich war so zerstreut wie jener, der den Esel suchte und auf ihm ritt.«
-¿No lo dije yo? -dijo Sancho-. ¡Bonico soy yo para encubrir hurtos! Pues, a quererlos hacer, de paleta me había venido la ocasión en mi gobierno. »Hab ich's nicht gesagt?« sprach Sancho; »ich bin der Rechte, um einen Diebstahl zu verhehlen! Hätte ich stehlen wollen, so hätte ich jeden Tag Gelegenheit dazu gehabt in meiner Statthalterschaft.«
Abajó la cabeza don Quijote y hizo reverencia a los duques y a todos los circunstantes, y, volviendo las riendas a Rocinante, siguiéndole Sancho sobre el rucio, se salió del castillo, enderezando su camino a Zaragoza. Don Quijote neigte sein Haupt und verbeugte sich vor dem herzoglichen Paar und allen Umstehenden; dann wendete er Rosinante, Sancho folgte ihm auf seinem Grauen, und so schied er aus dem Schloß und schlug den Weg nach Zaragoza ein.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LVIII. Que trata de cómo menudearon sobre don Quijote aventuras tantas, que no se daban vagar unas a otras.

58. Kapitel Welches berichtet, wie so viel Abenteuer auf Don Quijote einstürmten, daß eines dem andern gar keinen Raum ließ

Cuando don Quijote se vio en la campaña rasa, libre y desembarazado de los requiebros de Altisidora, le pareció que estaba en su centro, y que los espíritus se le renovaban para proseguir de nuevo el asumpto de sus caballerías, y, volviéndose a Sancho, le dijo. Als Don Quijote sich in freiem Felde sah, ledig und erlöst von den Liebeswerbungen Altisidoras, fühlte er sich ganz in seinem Elemente, als wenn all seine Lebensgeister sich in ihm erneuten, um aufs neue dem Berufe seines Rittertums nachzugehen. Er wendete sich zu Sancho und sprach zu ihm:
-La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo. »Die Freiheit, Sancho, ist eine der köstlichsten Gaben, die der Himmel dem Menschen verliehen; mit ihr können sich nicht die Schätze vergleichen, welche die Erde in sich schließt noch die das Meer bedeckt. Für die Freiheit wie für die Ehre darf und muß man das Leben wagen; Gefangenschaft dagegen ist das größte Unglück, das den Menschen treffen kann. Dies sage ich, Sancho, weil du wohl gesehen hast, welche Gastlichkeit, welchen Überfluß wir in diesem Schloß gefunden haben, das wir jetzt verlassen; und dennoch: bei all jenen üppigen Festmahlen und jenen in Schnee gekühlten Getränken war mir geradeso zumute, als säße ! ich mitten in den Bedrängnissen des Hungers, denn ich genoß es nicht mit der Freiheit, mit der ich es genossen hätte, wenn alles mein Eigentum gewesen wäre. Die Verpflichtungen, die uns empfangene Wohltaten und Gunstbezeigungen auferlegen, sind Fesseln, die den Geist nicht frei walten lassen. Glücklich, wem der Himmel ein Stück Brot gegeben, ohne daß ihm die Verpflichtung obliegt, einem andern als dem Himmel selbst dafür zu danken.«
-Con todo eso -dijo Sancho- que vuesa merced me ha dicho, no es bien que se quede sin agradecimiento de nuestra parte docientos escudos de oro que en una bolsilla me dio el mayordomo del duque, que como píctima y confortativo la llevo puesta sobre el corazón, para lo que se ofreciere; que no siempre hemos de hallar castillos donde nos regalen, que tal vez aremos con algunas ventas donde nos apaleen. »Bei alldem, was Euer Gnaden mir da gesagt hat«, meinte Sancho, »wäre es doch nicht recht, wenn die zweihundert Goldtaler ohne Dank unsrerseits blieben, welche der Haushofmeister des Herzogs mir gegeben und die ich als Magenpflaster und Stärkungsmittel für vorkommende Fälle auf dem Herzen trage; denn wir werden nicht immer Schlösser finden, wo man uns gastlich pflegt; manchmal werden wir auch Schenken antreffen, wo man uns mit Prügeln bewirtet.«
En estos y otros razonamientos iban los andantes, caballero y escudero, cuando vieron, habiendo andado poco más de una legua, que encima de la yerba de un pradillo verde, encima de sus capas, estaban comiendo hasta una docena de hombres, vestidos de labradores. Junto a sí tenían unas como sábanas blancas, con que cubrían alguna cosa que debajo estaba; estaban empinadas y tendidas, y de trecho a trecho puestas. Llegó don Quijote a los que comían, y, saludándolos primero cortésmente, les preguntó que qué era lo que aquellos lienzos cubrían. Uno dellos le respondió. Unter diesen und andern Gesprächen zog der fahrende Ritter mit dem fahrenden Knappen dahin, und sie hatten wenig mehr als eine Meile zurückgelegt, als sie auf dem Gras eines grünen Angers ein Dutzend Männer in Bauerntracht erblickten, die auf ihren Mänteln saßen und speisten. Neben sich hatten sie weiße Leintücher, mit denen etwas zugedeckt war; die Tücher lagen hier aufgebauscht, dort flach ausgebreitet. Don Quijote näherte sich der tafelnden Gesellschaft, und nachdem er sie höflich gegrüßt, fragte er sie, was unter diesen Leintüchern verdeckt liege. Einer aus der Gesellschaft antwortete:
-Señor, debajo destos lienzos están unas imágines de relieve y entabladura que han de servir en un retablo que hacemos en nuestra aldea; llevámoslas cubiertas, porque no se desfloren, y en hombros, porque no se quiebren. »Unter diesen Tüchern haben wir Bildwerke in erhabener und geschnitzter Arbeit; sie sind für einen Altar bestimmt, den wir in unserem Dorfe errichten. Wir tragen sie verdeckt, damit sie ihre Frische nicht verlieren, und auf den Schultern, damit sie nicht zerbrechen.«
-Si sois servidos -respondió don Quijote-, holgaría de verlas, pues imágines que con tanto recato se llevan, sin duda deben de ser buenas. »Wenn es euch gefällig ist«, entgegnete Don Quijote, »würde ich mich freuen, sie zu sehen; denn Bilder, die man mit so großer Vorsicht befördert, müssen gewiß vortrefflich sein.«
-Y ¡cómo si lo son! -dijo otro-. Si no, dígalo lo que cuesta que en verdad que no hay ninguna que no esté en más de cincuenta ducados; y, porque vea vuestra merced esta verdad, espere vuestra merced, y verla ha por vista de ojos. »Ob sie es sind!« sagte ein andrer; »jedenfalls spricht ihr Preis dafür, denn wahrlich, es ist keines dabei, das nicht auf mehr als fünfzig Taler zu stehen kommt. Damit Euer Gnaden sehen kann, wie wahr dies ist, wartet einen Augenblick, und Ihr sollt mit Euren eignen Augen darüber urteilen.«
Y, levantándose, dejó de comer y fue a quitar la cubierta de la primera imagen, que mostró ser la de San Jorge puesto a caballo, con una serpiente enroscada a los pies y la lanza atravesada por la boca, con la fiereza que suele pintarse. Toda la imagen parecía una ascua de oro, como suele decirse. Viéndola don Quijote, dijo Er stand vom Essen auf, nahm die Decke von dem ersten Bilde, und es zeigte sich, daß es den heiligen Georg zu Pferde vorstellte, mit einem Lindwurm, der zu seinen Füßen den Schweif ringelte und dem er mit dem grimmigen Mute, wie man es gewöhnlich darstellt, den Speer in den Rachen stieß. Das ganze Bildwerk war einem goldschimmernden Kleinod zu vergleichen. Don Quijote betrachtete es und sagte:
-Este caballero fue uno de los mejores andantes que tuvo la milicia divina llamóse don San Jorge, y fue además defendedor de doncellas. Veamos esta otra. »Dies war einer der trefflichsten unter den fahrenden Rittern der himmlischen Heerschar; er hieß Sankt Georg und war überdies ein Verteidiger der Jungfrauen. Laßt nun das andre hier sehen.«
Descubrióla el hombre, y pareció ser la de San Martín puesto a caballo, que partía la capa con el pobre; y, apenas la hubo visto don Quijote, cuando dijo. Der Mann deckte es auf, und es zeigte sich, daß es der heilige Martin zu Pferde war, wie er seinen Mantel mit einem Armen teilte. Kaum hatte Don Quijote das Bild gesehen, als er sagte:
-Este caballero también fue de los aventureros cristianos, y creo que fue más liberal que valiente, como lo puedes echar de ver, Sancho, en que está partiendo la capa con el pobre y le da la mitad; y sin duda debía de ser entonces invierno, que, si no, él se la diera toda, según era de caritativo. »Auch dieser Ritter gehörte zu den frommen Christen, die auf Abenteuer auszogen, und ich glaube, seine Freigebigkeit war noch größer als seine Tapferkeit, wie du daran sehen kannst, Sancho, daß er seinen Mantel mit dem Armen teilt; er gibt ihm die Hälfte, und es muß damals Winter gewesen sein, sonst hätte er ihm den ganzen Mantel gegeben, so mildtätig war er.«
-No debió de ser eso -dijo Sancho-, sino que se debió de atener al refrán que dicen que para dar y tener, seso es menester. »Das wird nicht der Grund gewesen sein«, sagte Sancho, »sondern er wird sich an das Sprichwort gehalten haben: Beim Geben wie beim Behalten, Verstand muß da schalten und walten.«
Rióse don Quijote y pidió que quitasen otro lienzo, debajo del cual se descubrió la imagen del Patrón de las Españas a caballo, la espada ensangrentada, atropellando moros y pisando cabezas; y, en viéndola, dijo don Quijote. Don Quijote lachte und bat die Leute, auch noch das andre Tuch wegzunehmen; unter diesem kam das Bild des Schutzheiligen Spaniens zum Vorschein, der hoch zu Rosse saß, das Schwert blutig gefärbt und über Schädeln hinreitend. Don Quijote sprach bei dem Anblick:
-Éste sí que es caballero, y de las escuadras de Cristo; éste se llama don San Diego Matamoros, uno de los más valientes santos y caballeros que tuvo el mundo y tiene agora el cielo. »Auch dieser ist ein Ritter, einer von Christi Heerscharen, er heißt Don Santiago der Maurentöter, einer der streitbarsten Heiligen und Ritter, welche die Welt besessen hat und der Himmel jetzt besitzt.«
Luego descubrieron otro lienzo, y pareció que encubría la caída de San Pablo del caballo abajo, con todas las circunstancias que en el retablo de su conversión suelen pintarse. Cuando le vido tan al vivo, que dijeran que Cristo le hablaba y Pablo respondía. Alsbald deckten sie wieder ein andres Tuch auf, unter dem der Sturz des heiligen Paulus von seinem Pferde zu sehen war, nebst allen Umständen, mit denen man auf den Altartafeln seine Bekehrung darzustellen pflegt. Als Don Quijote ihn so lebenstreu abgebildet sah, daß man hätte sagen mögen, Christus rede mit ihm und Paulus antworte, da sprach er:
-Éste -dijo don Quijote- fue el mayor enemigo que tuvo la Iglesia de Dios Nuestro Señor en su tiempo, y el mayor defensor suyo que tendrá jamás caballero andante por la vida, y santo a pie quedo por la muerte, trabajador incansable en la viña del Señor, doctor de las gentes, a quien sirvieron de escuelas los cielos y de catedrático y maestro que le enseñase el mismo Jesucristo. »Dieser war der größte Feind, den die Kirche Gottes unsres Herrn seinerzeit hatte, und der größte Verteidiger, den sie jemals haben wird; für den Glauben war er ein fahrender Ritter im Leben, ein heiliger Streiter festen Fußes im Tode; ein unermüdlicher Arbeiter im Weinberg des Herrn, der Lehrer der Heiden, der zur hohen Schule den Himmel, zum Lehrer und Meister Jesum Christum selber hatte.«
No había más imágines, y así, mandó don Quijote que las volviesen a cubrir, y dijo a los que las llevaban. Da keine weiteren Bilder da waren, bat Don Quijote, sie alle wieder zuzudecken, und sagte zu den Trägern:
-Por buen agüero he tenido, hermanos, haber visto lo que he visto, porque estos santos y caballeros profesaron lo que yo profeso, que es el ejercicio de las armas; sino que la diferencia que hay entre mí y ellos es que ellos fueron santos y pelearon a lo divino, y yo soy pecador y peleo a lo humano. Ellos conquistaron el cielo a fuerza de brazos, porque el cielo padece fuerza, y yo hasta agora no sé lo que conquisto a fuerza de mis trabajos; pero si mi Dulcinea del Toboso saliese de los que padece, mejorándose mi ventura y adobándoseme el juicio, podría ser que encaminase mis pasos por mejor camino del que llevo. »Für ein gutes Vorzeichen habe ich es gehalten, meine Freunde, daß ich gesehen habe, was ihr mir gezeigt habt; denn diese Heiligen und Ritter haben sich demselben Werk gewidmet wie ich, nämlich dem Waffenwerk; nur mit dem Unterschied, daß sie Heilige waren und in göttlicher Weise kämpften, ich aber ein Sünder bin und auf menschliche Weise kämpfe. Sie errangen den Himmel durch ihrer Arme Gewalt; denn der Himmel erschließt sich zuweilen der Gewalt, ich aber weiß bis jetzt nicht, was ich durch die Gewalt meiner mühseligen Taten gewinne; doch wenn Dulcinea von ihren Leiden erlöst würde, dann würde mein Schicksal sich erfreulicher gestalten und mein Verstand so aufgehellt werden, daß ich vielleicht meine Schritte einen besseren Weg leiten könnte, als den ich jetzt gehe.«
-Dios lo oiga y el pecado sea sordo -dijo Sancho a esta ocasión. »Möge Gott das hören und der Vater der Sünden taub sein!« fiel hier Sancho ein.
Admiráronse los hombres, así de la figura como de las razones de don Quijote, sin entender la mitad de lo que en ellas decir quería. Acabaron de comer, cargaron con sus imágines, y, despidiéndose de don Quijote, siguieron su viaje. Die Landleute wunderten sich sehr über Don Quijotes Aussehen wie über seine Äußerungen, deren Sinn sie nicht zur Hälfte verstanden; sie beendeten ihr Mahl, luden ihre Bilder auf, nahmen Abschied von Don Quijote und zogen ihres Weges.
Quedó Sancho de nuevo como si jamás hubiera conocido a su señor, admirado de lo que sabía, pareciéndole que no debía de haber historia en el mundo ni suceso que no lo tuviese cifrado en la uña y clavado en la memoria, y díjole. Sancho stand da, als hätte er seinen Herrn nie gekannt, abermals staunend, daß er so vieles wisse, und es kam ihm vor, als könnte es keine Geschichte und keinen Vorgang auf der Welt geben, den er nicht an den Fingern herzählen könne und im Gedächtnis habe. Er sagte zu ihm:
-En verdad, señor nuestramo, que si esto que nos ha sucedido hoy se puede llamar aventura, ella ha sido de las más suaves y dulces que en todo el discurso de nuestra peregrinación nos ha sucedido della habemos salido sin palos y sobresalto alguno, ni hemos echado mano a las espadas, ni hemos batido la tierra con los cuerpos, ni quedamos hambrientos. Bendito sea Dios, que tal me ha dejado ver con mis propios ojos. »Wahrlich, guter, lieber Herr, wenn man das, was uns heute begegnet ist, ein Abenteuer nennen kann, so war es eines von den angenehmsten und allerliebsten, die uns im ganzen Verlauf unserer Pilgerschaft begegnet sind; aus diesem Abenteuer sind wir ohne Prügel und Angst davongekommen, haben keine Hand ans Schwert gelegt, haben den Boden nicht mit unsren Leibern gemessen und keinen Hunger leiden müssen. Gelobt sei Gott, der mich so etwas mit meinen eignen Augen hat sehen lassen!«
-Tú dices bien, Sancho -dijo don Quijote-, pero has de advertir que no todos los tiempos son unos, ni corren de una misma suerte, y esto que el vulgo suele llamar comúnmente agüeros, que no se fundan sobre natural razón alguna, del que es discreto han de ser tenidos y juzgar por buenos acontecimientos. Levántase uno destos agoreros por la mañana, sale de su casa, encuéntrase con un fraile de la orden del bienaventurado San Francisco, y, como si hubiera encontrado con un grifo, vuelve las espaldas y vuélvese a su casa. Derrámasele al otro Mendoza la sal encima de la mesa, y derrámasele a él la melancolía por el corazón, como si estuviese obligada la naturaleza a dar señales de las venideras desgracias con cosas tan de poco momento como las referidas. El discreto y cristiano no ha de andar en puntillos con lo que quiere hacer el cielo. Llega Cipión a África, tropieza en saltando en tierra, tiénenlo por mal agüero sus soldados; pero él, abrazándose con el suelo, dijo ''No te me podrás huir, África, porque te tengo asida y entre mis brazos''. Así que, Sancho, el haber encontrado con estas imágines ha sido para mí felicísimo acontecimiento. »Wohl gesprochen, Sancho«, erwiderte Don Quijote; »aber du mußt im Auge behalten, daß die Zeiten nicht alle gleich sind und nicht ein Tag ist wie der andere. Was der gemeine Mann gewöhnlich Vorzeichen nennt, die nicht auf natürlichen Vernunftgründen beruhen, die müssen von den Verständigen für Glücksfälle gehalten und als solche beurteilt werden. Einer von jenen abergläubischen Menschen steht morgens früh auf, ihm begegnet ein Bruder vom Orden des heiligen Franziskus, und gerade als wäre ihm ein Vogel Greif entgegengeflogen, wendet er den Rücken und kehrt nach Hause zurück. Ein anderer, ein zweiter Mendoza, verschüttet das Salz auf dem Tische, und gleich überschüttet ihm Trübsinn das ganze Herz, als wenn die Natur die Aufgabe hätte, künftiges Unglück mittels so unbedeutender Dinge wie der erwähnten im voraus anzuzeigen. Ein verständiger Mann und ein Christ hat nicht zu grübeln u! nd nachzusinnen, was der Himmel beschlossen hat. Scipio landet in Afrika, er strauchelt, als er ans Land springt; seine Soldaten halten es für ein schlimmes Vorzeichen; er aber faßt den Boden mit den Händen und ruft: ,Du kannst mir nimmer entgehen, Afrika, denn ich halte dich umfaßt mit meinen Armen.' So ist es für mich also nur ein höchst glücklicher Zufall, daß ich diese Bilder auf meinem Weg getroffen habe, Sancho.«
-Yo así lo creo -respondió Sancho-, y querría que vuestra merced me dijese qué es la causa por que dicen los españoles cuando quieren dar alguna batalla, invocando aquel San Diego Matamoros "¡Santiago, y cierra, España! " ¿Está por ventura España abierta, y de modo que es menester cerrarla, o qué ceremonia es ésta. »Das glaube ich auch«, entgegnete Sancho; »aber ich wünschte von Euch zu erfahren, aus welchem Grunde die Spanier, wenn sie in die Schlacht gehen, den Santiago, den Maurentöter, mit den Worten anrufen: .Santiago, und halte fest, Spanien!' Ist Spanien vielleicht so schwach auf den Beinen, daß man es festhalten muß? Oder was ist das für ein seltsamer Brauch?«
-Simplicísimo eres, Sancho -respondió don Quijote-; y mira que este gran caballero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo, especialmente en los rigurosos trances que con los moros los españoles han tenido; y así, le invocan y llaman como a defensor suyo en todas las batallas que acometen, y muchas veces le han visto visiblemente en ellas, derribando, atropellando, destruyendo y matando los agarenos escuadrones; y desta verdad te pudiera traer muchos ejemplos que en las verdaderas historias españolas se cuentan. »Du bist gar zu einfältig, Sancho«, antwortete Don Quijote. »Bedenke, diesen mächtigen Ritter vom roten Kreuze hat Gott unsrem Spanien als Schutzheiligen gegeben, zumal in den harten Kampfesnöten, die die Spanier mit den Mauren bestanden; und darum rufen sie ihn an und schreien zu ihm als ihrem Verteidiger in allen Schlachten, die sie schlagen, in denen man ihn oft mit Augen gesehen, wie er die Heerhaufen der Araber niederwarf, zu Boden trat, vernichtete und in den Tod schickte; hierfür könnte ich dir viele Beispiele beibringen, die in zuverlässigen spanischen Geschichtsbüchern erzählt werden.«
Mudó Sancho plática, y dijo a su amo. Sancho gab dem Gespräch eine andere Wendung, indem er zu seinem Herrn sagte:
-Maravillado estoy, señor, de la desenvoltura de Altisidora, la doncella de la duquesa bravamente la debe de tener herida y traspasada aquel que llaman Amor, que dicen que es un rapaz ceguezuelo que, con estar lagañoso, o, por mejor decir, sin vista, si toma por blanco un corazón, por pequeño que sea, le acierta y traspasa de parte a parte con sus flechas. He oído decir también que en la vergüenza y recato de las doncellas se despuntan y embotan las amorosas saetas, pero en esta Altisidora más parece que se aguzan que despuntan. »Ich bin erstaunt, Señor, über die Keckheit Altisidoras, des Hoffräuleins der Herzogin. Der Bursche, den sie Amor heißen, muß sie doch tüchtig verwundet und durchbohrt haben; die Leute sagen, er sei ein blindes Jüngelchen, und obzwar er den Star oder, richtiger gesagt, überhaupt keine Augen hat, wenn er ein Herz, sei es auch noch so ein winziges, zum Ziel nimmt, so trifft er es und schießt es mit seinen Pfeilen durch und durch. Ich habe mir auch sagen lassen, an der Verschämtheit und Zurückhaltung der Jungfrauen täten die Liebespfeile ihre Spitze brechen und stumpf werden; aber an dieser Altisidora scheinen sie eher spitziger als stumpfer zu werden.«
-Advierte, Sancho -dijo don Quijote-, que el amor ni mira respetos ni guarda términos de razón en sus discursos, y tiene la misma condición que la muerte que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores, y cuando toma entera posesión de una alma, lo primero que hace es quitarle el temor y la vergüenza; y así, sin ella declaró Altisidora sus deseos, que engendraron en mi pecho antes confusión que lástima. »Du mußt eben bedenken, Sancho«, sprach Don Quijote, »daß die Liebe keine Rücksichten kennt noch sich in vernünftigen Grenzen hält und daß sie genau von derselben Art ist wie der Tod, der über die hohen Burgen der Könige ebenso herfällt wie über die demütigen Hütten der Schäfer. Wenn sie von einem Herzen völlig Besitz ergriffen hat, so ist das erste, was sie tut, daß sie ihm die Scheu und die Scham benimmt, und darum hat ohne Scham Altisidora ihren Wünschen Worte geliehen, die in meinem Busen eher Unmut als schmerzliches Mitgefühl erregten.«
-¡Crueldad notoria! -dijo Sancho-. ¡Desagradecimiento inaudito! Yo de mí sé decir que me rindiera y avasallara la más mínima razón amorosa suya. ¡Hideputa, y qué corazón de mármol, qué entrañas de bronce y qué alma de argamasa! Pero no puedo pensar qué es lo que vio esta doncella en vuestra merced que así la rindiese y avasallase qué gala, qué brío, qué donaire, qué rostro, que cada cosa por sí déstas, o todas juntas, le enamoraron; que en verdad en verdad que muchas veces me paro a mirar a vuestra merced desde la punta del pie hasta el último cabello de la cabeza, y que veo más cosas para espantar que para enamorar; y, habiendo yo también oído decir que la hermosura es la primera y principal parte que enamora, no teniendo vuestra merced ninguna, no sé yo de qué se enamoró la pobre. »Das ist ja offenbare Grausamkeit«, sprach Sancho, »eine Undankbarkeit ohnegleichen! Von mir muß ich sagen, mich hätte das kleinste Liebeswort von ihr besiegt und unterworfen. O zum Kuckuck, was für ein Herz von Marmelstein, was für ein Gemüt von Erz, was für eine Seele von grobem Mörtel! Jedoch ich kann mir gar nicht vorstellen, was denn eigentlich das Fräulein an Eurer Person gefunden hat, daß Ihr sie so besiegt und Euch unterworfen habt. Was für ein stattliches Aussehen, was für Jugendglanz, was für Lieblichkeit, was für ein Gesicht, welcher von all diesen Reizen für sich, oder waren es alle zusammen, hat sie verliebt gemacht? Wahrlich, wahrlich, gar oft steh ich da und betrachte Euer Gnaden von der Fußspitze bis zum letzten Haar am Kopfe und sehe immer mehr Dinge zum Abschrecken als zum Verliebtmachen; und da ich auch gehört habe, Schönheit sei die erste und hauptsächlichste Eigenschaft, die ver! liebt macht, und da Euer Gnaden keine besitzt, so kann ich nicht herausbringen, worein das arme Ding sich verliebt hat.«
-Advierte, Sancho -respondió don Quijote-, que hay dos maneras de hermosura una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas. Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme; y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho. »Merke dir, Sancho«, entgegnete Don Quijote, »daß es zweierlei Schönheiten gibt, die der Seele und die des Körpers. Die der Seele waltet und erscheint im Geiste, in der Sittsamkeit, im edlen Benehmen, in der Freigebigkeit, in der feinen Bildung, lauter Eigenschaften, die sich auch in einem häßlichen Manne finden können; und wenn der Blick sich auf diese Schönheit und nicht auf die des Körpers richtet, pflegen diese Eigenschaften die Liebe mit Ungestüm und größerer Macht als sonst zu entfachen. Ich, Sancho, sehe wohl, daß ich nicht schön bin, aber ich weiß auch, daß ich nicht mißgestaltet bin; und für einen braven Mann, wenn er nur die Gaben der Seele besitzt, die ich aufgezählt habe, genügt es schon, daß er kein Ungeheuer ist, um von Herzen geliebt zu werden.«
En estas razones y pláticas se iban entrando por una selva que fuera del camino estaba, y a deshora, sin pensar en ello, se halló don Quijote enredado entre unas redes de hilo verde, que desde unos árboles a otros estaban tendidas; y, sin poder imaginar qué pudiese ser aquello, dijo a Sancho. Unter solchen Reden und Gegenreden kamen sie in einen Wald abseits vom Wege; und plötzlich, und ohne daß er sich versah, fand sich Don Quijote in ein Netz von grünen Fäden verwickelt, die von einem Baum zum andern ausgespannt waren. Er konnte sich nicht vorstellen, was das sein sollte, und sagte zu Sancho:
-Paréceme, Sancho, que esto destas redes debe de ser una de las más nuevas aventuras que pueda imaginar. Que me maten si los encantadores que me persiguen no quieren enredarme en ellas y detener mi camino, como en venganza de la riguridad que con Altisidora he tenido. Pues mándoles yo que, aunque estas redes, si como son hechas de hilo verde fueran de durísimos diamantes, o más fuertes que aquélla con que el celoso dios de los herreros enredó a Venus y a Marte, así la rompiera como si fuera de juncos marinos o de hilachas de algodón. »Mich bedünkt, die Sache mit diesem Netz muß eines der unerhörtesten Abenteuer sein, die ich mir denken kann. Ich will des Todes sein, wenn die Zauberer, die mich verfolgen, mich nicht darein verwickeln und meinen Weg hemmen wollen, wie zur Rache für den harten Sinn, den ich gegen Altisidora bewiesen; aber ich tue ihnen zu wissen: wenn auch dieses Netz, so wie es aus grünen Fäden geschlungen ist, aus härtestem Demant oder stärker wäre als jenes, womit der eifersüchtige Gott der Schmiede Venus und Mars umstrickt hielt, so würde ich es doch zerreißen, als wäre es aus Seegras oder aus Baumwollfäden.«
Y, queriendo pasar adelante y romperlo todo, al improviso se le ofrecieron delante, saliendo de entre unos árboles, dos hermosísimas pastoras; a lo menos, vestidas como pastoras, sino que los pellicos y sayas eran de fino brocado, digo, que las sayas eran riquísimos faldellines de tabí de oro. Traían los cabellos sueltos por las espaldas, que en rubios podían competir con los rayos del mismo sol; los cuales se coronaban con dos guirnaldas de verde laurel y de rojo amaranto tejidas. La edad, al parecer, ni bajaba de los quince ni pasaba de los diez y ocho. Und als er nun vordringen und alles zerreißen wollte, da boten sich plötzlich seinen Blicken, zwischen den Bäumen hervortretend, zwei wunderschöne Schäferinnen; wenigstens waren sie als Schäferinnen gekleidet, nur was sonst Schäferpelze und Bauernröcke sind, das war alles vom feinsten Brokat, und der ganze Anzug bestand aus golddurchwirktem Taft. Ihre Haare hingen ihnen aufgelöst über die Schultern herab und konnten in blondem Schimmer mit den Strahlen der Sonne wetteifern; sie waren bekränzt mit Gewinden aus grünem Lorbeer und rotem Amarant und schienen nicht jünger als fünfzehn und nicht älter als achtzehn Jahre zu sein.
Vista fue ésta que admiró a Sancho, suspendió a don Quijote, hizo parar al sol en su carrera para verlas, y tuvo en maravilloso silencio a todos cuatro. En fin, quien primero habló fue una de las dos zagalas, que dijo a don Quijote. Es war ein Anblick, der Sancho in Verwunderung setzte, Don Quijote mit Staunen erfüllte und die Sonne zum Stillstehen zwang, um die beiden Jungfrauen zu schauen; und alle vier standen in wundersamem Schweigen gefesselt. Wer endlich zuerst zu sprechen begann, das war eine der beiden Hirtinnen, die Don Quijote so anredete:
-Detened, señor caballero, el paso, y no rompáis las redes, que no para daño vuestro, sino para nuestro pasatiempo, ahí están tendidas; y, porque sé que nos habéis de preguntar para qué se han puesto y quién somos, os lo quiero decir en breves palabras. En una aldea que está hasta dos leguas de aquí, donde hay mucha gente principal y muchos hidalgos y ricos, entre muchos amigos y parientes se concertó que con sus hijos, mujeres y hijas, vecinos, amigos y parientes, nos viniésemos a holgar a este sitio, que es uno de los más agradables de todos estos contornos, formando entre todos una nueva y pastoril Arcadia, vistiéndonos las doncellas de zagalas y los mancebos de pastores. Traemos estudiadas dos églogas, una del famoso poeta Garcilaso, y otra del excelentísimo Camoes, en su misma lengua portuguesa, las cuales hasta agora no hemos representado. Ayer fue el primero día que aquí llegamos; tenemos entre estos ramos plantadas algunas tiendas, que dicen se llaman de campaña, en el margen de un abundoso arroyo que todos estos prados fertiliza; tendimos la noche pasada estas redes de estos árboles para engañar los simples pajarillos, que, ojeados con nuestro ruido, vinieren a dar en ellas. Si gustáis, señor, de ser nuestro huésped, seréis agasajado liberal y cortésmente; porque por agora en este sitio no ha de entrar la pesadumbre ni la melancolía. »Hemmt Euren Schritt, Herr Ritter, und zerreißt die Netze nicht, die nicht zu Eurem Schaden, sondern zu unserm Zeitvertreib hier ausgespannt sind; und da ich im voraus weiß, Ihr werdet uns fragen, zu welchem Zwecke wir sie ausgelegt haben und wer wir sind, so will ich es Euch in kurzen Worten sagen, In einem Dorfe, etwa zwei Meilen von hier, wo viele vornehme Familien und viele Junker und reiche Leute wohnen, ist unter einer Anzahl Freunden und Verwandten verabredet worden, mit Söhnen, Frauen und Töchtern, Nachbarn und Bekannten hierherzukommen, um an diesem Orte, der einer der angenehmsten in dieser ganzen Gegend ist, uns dadurch zu erlustigen, daß wir alle zusammen ein neues schäferliches Arkadien schaffen. Wir Mädchen kleiden uns alle als Schäferinnen, die jungen Männer als Hirten; wir haben zwei Schäferspiele einstudiert, das eine von de! m weitgepriesenen Dichter Garcilaso, das andere von dem vortrefflichen Camoëns in seiner eigenen portugiesischen Sprache; wir haben sie aber bis jetzt noch nicht aufgeführt. Gestern sind wir hier eingetroffen; wir haben unter diesen Zweigen am Ufer eines wasserreichen Baches, der all diese Wiesen befruchtet, Zelte aufgeschlagen von der Art, die man Reisezelte nennt. In der verflossenen Nacht haben wir hier an den Bäumen diese Netze ausgespannt, um die einfältigen Vöglein zu berücken, damit sie, von unsrem Lärmen aufgeschreckt, hineinfliegen. Ist es Euch angenehm, unser Gast zu sein, Señor, so sollt Ihr freundlich und höflich aufgenommen werden; denn jetzt darf an diesem Ort weder Kummer noch Trübsinn Einlaß finden.«
Calló y no dijo más. A lo que respondió don Quijote Hiermit endete sie und schwieg. Don Quijote gab ihr zur Antwort:
-Por cierto, hermosísima señora, que no debió de quedar más suspenso ni admirado Anteón cuando vio al improviso bañarse en las aguas a Diana, como yo he quedado atónito en ver vuestra belleza. Alabo el asumpto de vuestros entretenimientos, y el de vuestros ofrecimientos agradezco; y, si os puedo servir, con seguridad de ser obedecidas me lo podéis mandar; porque no es ésta la profesión mía, sino de mostrarme agradecido y bienhechor con todo género de gente, en especial con la principal que vuestras personas representa; y, si como estas redes, que deben de ocupar algún pequeño espacio, ocuparan toda la redondez de la tierra, buscara yo nuevos mundos por do pasar sin romperlas; y porque deis algún crédito a esta mi exageración, ved que os lo promete, por lo menos, don Quijote de la Mancha, si es que ha llegado a vuestros oídos este nombre. »Gewiß, schönstes Fräulein, größer konnten das Staunen und die Bewunderung Aktäons nicht sein, da er plötzlich Diana sich in den Fluten baden sah, als meine Überraschung war bei dem Anblick Eurer Reize. Ich lobe die Absicht, Euch hier so zu unterhalten, und für Euer Anerbieten danke ich Euch höflich. Wenn ich Euch dienen kann, so dürft Ihr nur befehlen und könnt sicher sein, Gehorsam zu finden; denn mein Beruf ist kein anderer, als mich dankbar und wohltätig zu erweisen gegen Leute aller Art, zumal gegen so hochgestellte, wie Ihr es offenbar seid. Wenn diese Netze, die wohl nur einen kleinen Raum umfassen können, das ganze Erdenrund umspannten, so würde ich neue Welten aufsuchen, um durch sie mir einen Weg zu bahnen, damit ich Eure Netze nicht zerreißen müßte. Damit Ihr aber meinen hochtönenden Äußerungen einigen Glauben schenket, s! o beachtet wohl, der Euch dieses verheißt, ist kein Geringerer als Don Quijote von der Mancha, wenn vielleicht dieser Name zu Euren Ohren gedrungen ist.«
-¡Ay, amiga de mi alma -dijo entonces la otra zagala-, y qué ventura tan grande nos ha sucedido! ¿Ves este señor que tenemos delante? Pues hágote saber que es el más valiente, y el más enamorado, y el más comedido que tiene el mundo, si no es que nos miente y nos engaña una historia que de sus hazañas anda impresa y yo he leído. Yo apostaré que este buen hombre que viene consigo es un tal Sancho Panza, su escudero, a cuyas gracias no hay ningunas que se le igualen. »O Herzensfreundin«, sagte hier die andere Schäferin, »welch großes Heil ist uns widerfahren! Siehst du diesen Herrn, den wir vor unsern Augen haben? Wohl denn, so wisse, er ist der tapferste, der verliebteste, der höflichste Ritter von der Welt, wenn anders die Geschichte uns nicht belügt und betrügt, die von seinen Großtaten im Druck verbreitet ist und die ich gelesen habe. Ich will wetten, der wackere Mann, der ihn begleitet, ist ein gewisser Sancho Pansa, sein Schildknappe, mit dessen kurzweiliger Art sich nichts auf der Welt vergleichen läßt.«
-Así es la verdad -dijo Sancho- que yo soy ese gracioso y ese escudero que vuestra merced dice, y este señor es mi amo, el mismo don Quijote de la Mancha historiado y referido. »Freilich ist es so«, sprach Sancho; »ich bin der kurzweilige Geselle, der Schildknappe, von dem Euer Gnaden spricht, und dieser Ritter ist mein Dienstherr, derselbige Don Quijote von der Mancha, von dem in Geschichten und Berichten gesagt wird.«
-¡Ay! -dijo la otra-. Supliquémosle, amiga, que se quede; que nuestros padres y nuestros hermanos gustarán infinito dello, que también he oído yo decir de su valor y de sus gracias lo mismo que tú me has dicho, y, sobre todo, dicen dél que es el más firme y más leal enamorado que se sabe, y que su dama es una tal Dulcinea del Toboso, a quien en toda España la dan la palma de la hermosura. »Ach, liebe Freundin«, rief die andere, »wir wollen ihn bitten zu bleiben, unsere Eltern und Brüder werden sich unendlich darüber freuen. Auch ich habe von seiner Tapferkeit und Liebenswürdigkeit dasselbe gehört, was du sagst, und insbesondere erzählt man von ihm, er sei der treueste und beständigste Liebhaber, den man kennt, und seine Dame sei eine gewisse Dulcinea von Toboso, der man in ganz Spanien die Palme der Schönheit zuerkennt.«
-Con razón se la dan -dijo don Quijote-, si ya no lo pone en duda vuestra sin igual belleza. No os canséis, señoras, en detenerme, porque las precisas obligaciones de mi profesión no me dejan reposar en ningún cabo. »Mit Recht erkennt man sie ihr zu«, versetzte Don Quijote, »wenn nicht etwa Eure unvergleichliche Schönheit es in Frage stellt. Bemüht euch nicht, meine Fräulein, mich aufzuhalten, denn die ausdrücklichen Vorschriften meines Berufes gestatten mir an keinerlei Stätte zu rasten.«
Llegó, en esto, adonde los cuatro estaban un hermano de una de las dos pastoras, vestido asimismo de pastor, con la riqueza y galas que a las de las zagalas correspondía; contáronle ellas que el que con ellas estaba era el valeroso don Quijote de la Mancha, y el otro, su escudero Sancho, de quien tenía él ya noticia, por haber leído su historia. Ofreciósele el gallardo pastor, pidióle que se viniese con él a sus tiendas; húbolo de conceder don Quijote, y así lo hizo. Inzwischen näherte sich ihnen der Bruder einer der beiden Schäferinnen, ebenfalls als Schäfer und mit einer Pracht und einem Reichtum gekleidet, welcher dem der Schäferinnen gleichkam. Sie erzählten ihm, daß der Mann bei ihnen der mannhafte Don Quijote von der Mancha und der andere sein Schildknappe Sancho sei, von denen er schon gehört habe, da er ihre Geschichte gelesen. Der stattliche Hirt erbot sich ihm zu allen Diensten und bat ihn, mit zu ihren Zelten zu kommen; Don Quijote mußte nachgeben und kam mit.
Llegó, en esto, el ojeo, llenáronse las redes de pajarillos diferentes que, engañados de la color de las redes, caían en el peligro de que iban huyendo. Juntáronse en aquel sitio más de treinta personas, todas bizarramente de pastores y pastoras vestidas, y en un instante quedaron enteradas de quiénes eran don Quijote y su escudero, de que no poco contento recibieron, porque ya tenían dél noticia por su historia. Acudieron a las tiendas, hallaron las mesas puestas, ricas, abundantes y limpias; honraron a don Quijote dándole el primer lugar en ellas; mirábanle todos, y admirábanse de verle. Indem begannen die Jagdgehilfen auf die Büsche zu schlagen, die Netze füllten sich mit mannigfaltigen Vögelein, die, durch die Farbe der Netze getäuscht, sich in die Gefahr stürzten, vor der sie fliehen wollten. Mehr als dreißig Personen kamen nach und nach zusammen, alle prachtvoll als Schäfer und Schäferinnen gekleidet, und augenblicklich waren sie alle in Kenntnis gesetzt, wer Don Quijote und sein Schildkna! ppe seien, und sie waren darob nicht wenig erfreut, da sie schon durch seine Geschichte von ihm erfahren hatten. Alles begab sich nun nach den Zelten; man fand die Tafeln gedeckt und reich, üppig und zierlich besetzt; man erwies Don Quijote alle Ehre, indem man ihm den obersten Platz an der Tafel gab; aller Augen waren auf ihn gerichtet, und alle wunderten sich über ihn.
Finalmente, alzados los manteles, con gran reposo alzó don Quijote la voz, y dijo Als sodann abgedeckt worden, erhob Don Quijote ernst und gelassen seine Stimme und sprach:
-Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse que de los desagradecidos está lleno el infierno. Este pecado, en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón; y si no puedo pagar las buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar los deseos de hacerlas, y cuando éstos no bastan, las publico; porque quien dice y publica las buenas obras que recibe, también las recompensara con otras, si pudiera; porque, por la mayor parte, los que reciben son inferiores a los que dan; y así, es Dios sobre todos, porque es dador sobre todos y no pueden corresponder las dádivas del hombre a las de Dios con igualdad, por infinita distancia; y esta estrecheza y cortedad, en cierto modo, la suple el agradecimiento. Yo, pues, agradecido a la merced que aquí se me ha hecho, no pudiendo corresponder a la misma medida, conteniéndome en los estrechos límites de mi poderío, ofrezco lo que puedo y lo que tengo de mi cosecha; y así, digo que sustentaré dos días naturales en metad de ese camino real que va a Zaragoza, que estas señoras zagalas contrahechas que aquí están son las más hermosas doncellas y más corteses que hay en el mundo, excetado sólo a la sin par Dulcinea del Toboso, única señora de mis pensamientos, con paz sea dicho de cuantos y cuantas me escuchan. »Unter den schwersten Sünden, die die Menschen begehen, bezeichnen etliche den Hochmut als die ärgste; ich aber sage, es ist die Undankbarkeit, und ich halte mich dabei an den üblichen Spruch, daß der Undankbaren die Hölle voll ist. Diese Sünde habe ich, soviel an mir lag, immer möglichst zu vermeiden gestrebt von dem Augenblicke an, wo mir der Gebrauch der Vernunft geworden, und wenn ich die guten Werke, die man mir erweist, nicht auch mit guten Werken vergelten kann, so setze ich an deren Stelle den innigen Wunsch, sie zu vollbringen; und wenn dies nicht genügt, so mache ich sie öffentlich bekannt; denn wer die Wohltaten, die er empfängt, öffentlich erzählt und verkündiget, der würde sie auch mit seinen Wohltaten vergelten, wenn er es vermöchte, denn großenteils stehen die, welche empfangen, weit unter denen, welche geben; und so ist Gott über allen, weil er allen der Geber ist, und die Gaben des Menschen ! können denen Gottes nimmer gleichkommen, da ein unendlicher Abstand dazwischen ist. Aber dieses Unvermögen, diese Armut wird gewissermaßen durch die Dankbarkeit ersetzt. Ich nun, der ich dankbar bin für die Gunst, die man mir hier erwies, und sie nicht im selben Maße vergelten kann, ich halte mich in den engen Grenzen meines Könnens und biete an, was ich vermag und was auf meinem eigenen Felde gewachsen ist; und somit erkläre ich, daß ich zwei Tage, vom Morgen zum Abend, mitten auf dieser Landstraße, die nach Zaragoza führt, gegen männiglich behaupten und verfechten werde, daß diese als Schäferinnen verkleideten Fräulein, die allhier weilen, die schönsten und feinsten Jungfräulein sind, so auf Erden zu finden, ausgenommen nur die unvergleichliche Dulcinea von Toboso, die alleinige Herrin meiner Gedanken; das sage ich mit Gunst und Verlaub aller Ritter und Damen, so mich hören.«
Oyendo lo cual, Sancho, que con grande atención le había estado escuchando, dando una gran voz, dijo. Sancho, der seinem Herrn mit größter Aufmerksamkeit zugehört hatte, schrie bei diesen Worten plötzlich auf und sagte:
-¿Es posible que haya en el mundo personas que se atrevan a decir y a jurar que este mi señor es loco? Digan vuestras mercedes, señores pastores ¿hay cura de aldea, por discreto y por estudiante que sea, que pueda decir lo que mi amo ha dicho, ni hay caballero andante, por más fama que tenga de valiente, que pueda ofrecer lo que mi amo aquí ha ofrecido. »Ist's denn möglich, daß jemand auf der Welt sich erfrechen kann, zu sagen und zu beschwören, dieser mein Herr sei ein Narr? Sagt mir, ihr gnädigen Herren Schäfer, gibt's einen Dorfpfarrer, und sei er auch noch so gescheit und studiert, der so reden könnte, wie mein Herr eben geredet hat? Oder gibt es einen fahrenden Ritter, mag er auch noch so sehr im Ruf eines Helden stehen, der so etwas anbieten könnte, was mein Herr eben hier geboten hat?«
Volvióse don Quijote a Sancho, y, encendido el rostro y colérico, le dijo. Don Quijote wendete sich zu Sancho und sprach mit zornglühendem Gesicht:
-¿Es posible, ¡oh Sancho!, que haya en todo el orbe alguna persona que diga que no eres tonto, aforrado de lo mismo, con no sé qué ribetes de malicioso y de bellaco? ¿Quién te mete a ti en mis cosas, y en averiguar si soy discreto o majadero? Calla y no me repliques, sino ensilla, si está desensillado Rocinante vamos a poner en efecto mi ofrecimiento, que, con la razón que va de mi parte, puedes dar por vencidos a todos cuantos quisieren contradecirla. »Ha, Sancho, kann auf dem ganzen Erdenrund ein Mensch leugnen, daß du ein Dummkopf bist, mit Dummheit ausgefüttert und verbrämt mit allerhand Bosheit und Spitzbüberei? Wer heißt dich an meine Angelegenheiten rühren und erörtern, ob ich gescheit oder verrückt bin? ... Schweig und antworte mir nicht, sondern sattle Rosinante, wenn er abgesattelt ist; wir wollen mein Anerbieten in Ausführung bringen, und da das Recht auf meiner Seite ist, so kannst du jeglichen, der dasselbe zu bestreiten wagen würde, zum voraus als besiegt ansehen.«
Y, con gran furia y muestras de enojo, se levantó de la silla, dejando admirados a los circunstantes, haciéndoles dudar si le podían tener por loco o por cuerdo. Finalmente, habiéndole persuadido que no se pusiese en tal demanda, que ellos daban por bien conocida su agradecida voluntad y que no eran menester nuevas demostraciones para conocer su ánimo valeroso, pues bastaban las que en la historia de sus hechos se referían, con todo esto, salió don Quijote con su intención; y, puesto sobre Rocinante, embrazando su escudo y tomando su lanza, se puso en la mitad de un real camino que no lejos del verde prado estaba. Siguióle Sancho sobre su rucio, con toda la gente del pastoral rebaño, deseosos de ver en qué paraba su arrogante y nunca visto ofrecimiento. In stürmischer Wut und mit allen Zeichen der Entrüstung sprang er von seinem Sitze auf, daß alle Umstehenden staunten und in Zweifel gerieten, ob sie ihn für einen Narren oder für einen verständigen Menschen halten sollten. Indessen wollten sie ihm zureden, doch nicht auf ein derartiges Unternehmen auszuziehen; sie nähmen ja seine dankbare Gesinnung als völlig bekannt an, und es bedürfe keiner neuen Beweise für seinen streitbaren Mut, da diejenigen schon genügten, die in der Geschichte seiner Taten erzählt seien. Aber all dessen unerachtet beharrte er auf der Ausführung seines Vorhabens; er bestieg Rosinante, faßte seinen Schild in den Arm, ergriff seinen Speer und stellte sich mitten auf der Heerstraße hin, die nicht weit von der Flur vorbeiführte. Sancho folgte ihm auf seinem Esel und mit ihm die ganze schäferliche Sippschaft, alle begierig, zu sehen, was es mit seinem kühnen und unerhörten Anerbieten werden sollte. par
Puesto, pues, don Quijote en mitad del camino -como os he dicho-, hirió el aire con semejantes palabras. Don Quijote also, wie gesagt, mitten auf dem Wege haltend, ließ die Lüfte von folgenden Worten widerhallen:
-¡Oh vosotros, pasajeros y viandantes, caballeros, escuderos, gente de a pie y de a caballo que por este camino pasáis, o habéis de pasar en estos dos días siguientes! Sabed que don Quijote de la Mancha, caballero andante, está aquí puesto para defender que a todas las hermosuras y cortesías del mundo exceden las que se encierran en las ninfas habitadoras destos prados y bosques, dejando a un lado a la señora de mi alma Dulcinea del Toboso. Por eso, el que fuere de parecer contrario, acuda, que aquí le espero. »O ihr Wanderer und Wegefahrer, Ritter, Schildknappen, Leute zu Fuß und zu Roß, die ihr dieses Weges kommt oder in den zwei nächsten Tagen kommen werdet! Wisset, daß Don Quijote von der Mancha, ein fahrender Ritter, hier auf dieser Stelle hält, um seine Behauptung zu verfechten, daß alle Schönheit und Liebenswürdigkeit der Welt übertroffen wird von derjenigen, so an den Nymphen glänzet, welche diese Gefilde und Haine bewohnen, ausgenommen allein die holde Dulcinea von Toboso, die Gebieterin meines Herzens. Darum und von dessentwegen, wer entgegengesetzten Sinnes ist, der komme her, hier bin ich seiner gewärtig.«
Dos veces repitió estas mismas razones, y dos veces no fueron oídas de ningún aventurero; pero la suerte, que sus cosas iba encaminando de mejor en mejor, ordenó que de allí a poco se descubriese por el camino muchedumbre de hombres de a caballo, y muchos dellos con lanzas en las manos, caminando todos apiñados, de tropel y a gran priesa. No los hubieron bien visto los que con don Quijote estaban, cuando, volviendo las espaldas, se apartaron bien lejos del camino, porque conocieron que si esperaban les podía suceder algún peligro; sólo don Quijote, con intrépido corazón, se estuvo quedo, y Sancho Panza se escudó con las ancas de Rocinante. Zweimal wiederholte er diese nämlichen Worte, und beide Male wurden sie von keinem abenteuernden Ritter vernommen. Jedoch das Schicksal, welches seine Angelegenheiten vom Guten zum Besseren lenken wollte, fügte es so, daß sich gleich nachher auf der Landstraße eine Menge Leute zu Pferd sehen ließen; viele von ihnen mit Speeren in den Händen, ritten sie alle in einem dichten Haufen und in größter Eile dahin. Kaum hatten Don Quijotes Begleiter jene erblickt, als sie die Flucht ergriffen und sich weit von der Straße entfernten; denn sie sahen wohl, daß sie sich einer großen Gefahr aussetzten, wenn sie zögerten. Nur Don Quijote hielt stand mit unerschrockenem Herzen, Sancho aber deckte sich mit Rosinantens Kruppe wie mit einem Schild.
Llegó el tropel de los lanceros, y uno dellos, que venía más delante, a grandes voces comenzó a decir a don Quijote. Der Trupp der Speerträger kam näher, und einer von ihnen, der voranritt, rief Don Quijote mit lauter Stimme zu:
-¡Apártate, hombre del diablo, del camino, que te harán pedazos estos toros. »Mach dich aus dem Wege, du Teufelskerl, sonst werden dich die Stiere dort in! Stücke zerstampfen!«
-¡Ea, canalla -respondió don Quijote-, para mí no hay toros que valgan, aunque sean de los más bravos que cría Jarama en sus riberas! Confesad, malandrines, así a carga cerrada, que es verdad lo que yo aquí he publicado; si no, conmigo sois en batalla. »Ha, Gesindel!« erwiderte Don Quijote, »was gehen mich eure Stiere an, und wären es auch die wildesten, die der Jarama an seinen Ufern züchtet. Bekennet, ihr Schurken, jetzt gleich, bekennet alle auf einen Schlag, daß Wahrheit ist, was ich hier verkündet habe; wo nicht, so sage ich euch Fehde an.«
No tuvo lugar de responder el vaquero, ni don Quijote le tuvo de desviarse, aunque quisiera; y así, el tropel de los toros bravos y el de los mansos cabestros, con la multitud de los vaqueros y otras gentes que a encerrar los llevaban a un lugar donde otro día habían de correrse, pasaron sobre don Quijote, y sobre Sancho, Rocinante y el rucio, dando con todos ellos en tierra, echándole a rodar por el suelo. Quedó molido Sancho, espantado don Quijote, aporreado el rucio y no muy católico Rocinante; pero, en fin, se levantaron todos, y don Quijote, a gran priesa, tropezando aquí y cayendo allí, comenzó a correr tras la vacada, diciendo a voces. Der Ochsentreiber fand keine Zeit, zu antworten, und Don Quijote keine, um vom Wege zu weichen, wenn er auch gewollt hätte, und die ganze Herde der wilden Stiere und der zahmen Leitochsen, nebst der Menge von Treibern und andern Leuten, welche die Tiere an den Ort führen wollten, wo am nächsten Tage ein Stiergefecht: sein sollte, überrannten Don Quijote und Rosinante, Sancho und den Esel und warfen sie alle zu Boden, daß sie über das Feld hinkugelten, Sancho war wie gerädert, Don Quijote von Entsetzen betäubt, der Esel zerschlagen und Rosinante nicht im besten Zustand; doch endlich rafften sie sich alle wieder auf, und Don Quijote begann in großer Hast, bald stolpernd und bald zu Boden stürzend, der Ochsenherde nachzulaufen und laut zu schreien:
-¡Deteneos y esperad, canalla malandrina, que un solo caballero os espera, el cual no tiene condición ni es de parecer de los que dicen que al enemigo que huye, hacerle la puente de plata. »Haltet stand und wartet, schurkisches Gesindel! Ein Ritter allein stellt sich euch, und der ist nicht so geartet und nicht so gesinnt wie die Leute, die da sagen: Man muß dem fliehen! den Feind eine goldene Brücke bauen!«
Pero no por eso se detuvieron los apresurados corredores, ni hicieron más caso de sus amenazas que de las nubes de antaño. Detúvole el cansancio a don Quijote, y, más enojado que vengado, se sentó en el camino, esperando a que Sancho, Rocinante y el rucio llegasen. Llegaron, volvieron a subir amo y mozo, y, sin volver a despedirse de la Arcadia fingida o contrahecha, y con más vergüenza que gusto, siguieron su camino. Aber die eilig hinstürmenden Treiber ließen sich dadurch nicht aufhalten und machten sich aus seinen Drohungen nicht mehr als aus den Wolken vom vorigen Jahr. Die Ermattung zwang endlich Don Quijote zurückzubleiben, und vom Laufen geschwächt, jedoch nicht gerächt, setzte er sich am Wege nieder und wartete, bis Sancho, Rosinante und der Graue kamen. Und sie kamen; Herr und Diener stiegen wieder auf, und ohne erst umzukehren, um von dem nachgeahmten oder nachgeäfften Arkadien Abschied zu nehmen, und mehr beschämt als vergnügt, zogen sie ihres Weges weiter.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LIX. Donde se cuenta del extraordinario suceso, que se puede tener por aventura, que le sucedió a don Quijote.

59. Kapitel Worin der außerordentliche Vorfall erzählt wird, welcher Don Quijote begegnete und den man wohl für ein Abenteuer halten darf

Al polvo y al cansancio que don Quijote y Sancho sacaron del descomedimiento de los toros, socorrió una fuente clara y limpia que entre una fresca arboleda hallaron, en el margen de la cual, dejando libres, sin jáquima y freno, al rucio y a Rocinante, los dos asendereados amo y mozo se sentaron. Acudió Sancho a la repostería de su alforjas, y dellas sacó de lo que él solía llamar condumio; enjuagóse la boca, lavóse don Quijote el rostro, con cuyo refrigerio cobraron aliento los espíritus desalentados. No comía don Quijote, de puro pesaroso, ni Sancho no osaba tocar a los manjares que delante tenía, de puro comedido, y esperaba a que su señor hiciese la salva; pero, viendo que, llevado de sus imaginaciones, no se acordaba de llevar el pan a la boca, no abrió la suya, y, atropellando por todo género de crianza, comenzó a embaular en el estómago el pan y queso que se le ofrecía. Gegen den Staub und die Erschöpfung, welche Don Quijote und Sancho von der unhöflichen Behandlung der Stiere davontrugen, bot ein reiner klarer Quell ihnen Hilfe, den sie in einem kühlen Wäldchen fanden. An dessen Rande setzten sich die beiden Wegemüden, Herr und Diener, und ließen den Grauen und Rosinante frei laufen ohne Halfter und Zügel. Sancho machte sich an den Proviant in seinem Zwerchsack und nahm daraus »etwas Beikost«, wie er es zu nennen pflegte; er spülte sich den Mund aus, und Don Quijote wusch sich das Gesicht, und durch diese Abkühlung gewannen ihre entkräfteten Lebensgeister neue Kraft. Aber Don Quijote mochte vor lauter Verdruß nicht essen, und Sancho wagte aus lauter Höflichkeit nicht, an die Speisen zu rühren, die er vor sich hatte, und hoffte, sein Herr werde durch eigenes Zugreifen ihm das Zeichen zum Essen geben; aber als er sah, daß jener, in seinen Träumereien befangen, gar nicht daran da! chte, das Brot zum Munde zu führen, tat er den Mund auf, aber nicht zum Reden, sondern er warf alle gute Lebensart beiseite und begann seinen Vorrat an Brot und Käse in den Magen einzusacken.
-Come, Sancho amigo -dijo don Quijote-, sustenta la vida, que más que a mí te importa, y déjame morir a mí a manos de mis pensamientos y a fuerzas de mis desgracias. Yo, Sancho, nací para vivir muriendo, y tú para morir comiendo; y, porque veas que te digo verdad en esto, considérame impreso en historias, famoso en las armas, comedido en mis acciones, respetado de príncipes, solicitado de doncellas; al cabo al cabo, cuando esperaba palmas, triunfos y coronas, granjeadas y merecidas por mis valerosas hazañas, me he visto esta mañana pisado y acoceado y molido de los pies de animales inmundos y soeces. Esta consideración me embota los dientes, entorpece las muelas, y entomece las manos, y quita de todo en todo la gana del comer, de manera que pienso dejarme morir de hambre muerte la más cruel de las muertes. »Iß, Freund Sancho«, sprach Don Quijote; »friste das Leben, das dir mehr gilt als mir, mich aber laß sterben unter dem Ansturm meiner Gedanken und der feindlichen Gewalt meines Unglücks. Ich, Sancho, bin geboren, um beständig sterbend zu leben, und du, um essend zu sterben; und daß du erkennst, wie wahr ich rede, sieh mich in Geschichtsbüchern gedruckt, weitberufen im Waffenwerk, voll Anstands in meinem Tun, von Fürsten geehrt, von Jungfrauen umworben, und zuletzt, zuletzt, da ich Palmen, Triumphe und Siegeskränze erhoffte, die meine mannhaften Taten errangen und verdienten, habe; ich mich heute morgen niedergetreten und zerstoßen und zermalmt gesehen von den Füßen schmutziger, unflätiger Tiere. Diese Betrachtung stumpft mir die Zähne, lahmt mir die Kinnladen, entkräftet mir die Hände und raubt mir ganz und gar die Lust zu essen, so daß ich gedenke, mich vom Hunger töten zu lassen, die grausamste unter ! allen Todesarten.«
-Desa manera -dijo Sancho, sin dejar de mascar apriesa- no aprobará vuestra merced aquel refrán que dicen "muera Marta, y muera harta". Yo, a lo menos, no pienso matarme a mí mismo; antes pienso hacer como el zapatero, que tira el cuero con los dientes hasta que le hace llegar donde él quiere; yo tiraré mi vida comiendo hasta que llegue al fin que le tiene determinado el cielo; y sepa, señor, que no hay mayor locura que la que toca en querer desesperarse como vuestra merced, y créame, y después de comido, échese a dormir un poco sobre los colchones verdes destas yerbas, y verá como cuando despierte se halla algo más aliviado. »Demnach«, sagte Sancho, ohne mit seinem hastigen Kauen aufzuhören, »wird Euer Gnaden mit jenem Sprichwort nicht übereinstimmen: Wenn's gestorben sein soll, eß ich mich erst voll. Ich für mein Teil gedenke mich bestimmt nicht umzubringen, sondern ich mache es lieber wie der Schuster, der mit den Zähnen am Leder zieht, bis er es so lang hat, als er es haben will. Ich will mein Leben mit Essen so lang hinziehen, bis es so weit gelangt, wie der Himmel ihm bestimmt hat. Laßt Euch sagen, Señor, es gibt keine größere Narretei als eine, die freiwillig aufs Verzweifeln ausgeht, wie Euer Gnaden tun will. Folgt mir, erst etwas gegessen, und dann legt Euch ein wenig schlafen auf den grünen Pfuhl des Grases hier, und Ihr sollt sehen, beim Erwachen werdet Ihr Euch nicht wenig erquickt fühlen.«
Hízolo así don Quijote, pareciéndole que las razones de Sancho más eran de filósofo que de mentecato, y díjole. Don Quijote tat nach dem Rat, da es ihn bedünkte, Sanchos Worte seien eher die eines Weisen als eines Dummkopfs, und er sprach zu ihm:
-Si tú, ¡oh Sancho!, quisieses hacer por mí lo que yo ahora te diré, serían mis alivios más ciertos y mis pesadumbres no tan grandes; y es que, mientras yo duermo, obedeciendo tus consejos, tú te desviases un poco lejos de aquí, y con las riendas de Rocinante, echando al aire tus carnes, te dieses trecientos o cuatrocientos azotes a buena cuenta de los tres mil y tantos que te has de dar por el desencanto de Dulcinea; que es lástima no pequeña que aquella pobre señora esté encantada por tu descuido y negligencia. »Wenn du, mein Sancho, für mich tun wolltest, was ich dir jetzt sagen will, dann würde meine Erquickung um so gewisser und mein Kummer nicht so schwer sein; und zwar solltest du, während ich, deinem Rate folgend, schlafe, ein wenig abseits von hier gehen, deinen Leib den Lüften zur Schau stellen und dir auf selbigen mit Rosinantes Zügeln drei- oder vierhundert Geißelhiebe geben, auf Abrechnung der dreitausend und soundso viel, die du dir zur Entzauberung Dulcineas aufmessen sollst; wahrlich, es ist kein geringer Jammer, daß dies arme Fräulein durch deine Saumseligkeit und Vernachlässigung verzaubert bleiben muß.«
-Hay mucho que decir en eso -dijo Sancho-. Durmamos, por ahora, entrambos, y después, Dios dijo lo que será. Sepa vuestra merced que esto de azotarse un hombre a sangre fría es cosa recia, y más si caen los azotes sobre un cuerpo mal sustentado y peor comido tenga paciencia mi señora Dulcinea, que, cuando menos se cate, me verá hecho una criba, de azotes; y hasta la muerte, todo es vida; quiero decir que aún yo la tengo, junto con el deseo de cumplir con lo que he prometido. »Darüber läßt sich viel sagen«, versetzte Sancho; »für jetzt wollen wir zwei beide schlafen, und nachher steht's bei Gott, was kommen wird. Euer Gnaden muß bedenken, daß es keine Kleinigkeit ist, wenn sich ein Mensch bei kaltem Blute geißeln soll, besonders wenn die Hiebe auf einen schlecht gepflegten und noch schlechter genährten Körper fallen. Unser Fräulein Dulcinea soll Geduld haben, und wenn sie sich's am wenigsten versieht, wird sie's erleben, daß meine Haut vor lauter Hieben zu einem Sieb geworden ist, und solang einer nicht gestorben ist, so lange hat er's Leben; ich meine, auch ich habe noch das Leben nebst dem Wunsche, mein Versprechen zu halten.«
Agradeciéndoselo don Quijote, comió algo, y Sancho mucho, y echáronse a dormir entrambos, dejando a su albedrío y sin orden alguna pacer del abundosa yerba de que aquel prado estaba lleno a los dos continuos compañeros y amigos Rocinante y el rucio. Despertaron algo tarde, volvieron a subir y a seguir su camino, dándose priesa para llegar a una venta que, al parecer, una legua de allí se descubría. Digo que era venta porque don Quijote la llamó así, fuera del uso que tenía de llamar a todas las ventas castillos. Don Quijote sagte ihm Dank dafür, aß ein wenig und Sancho viel, beide legten sich schlafen und ließen die zwei beständigen Kameraden und Freunde, Rosinante und den Grauen, nach ihrem freien Willen und ohne bestimmte Anweisung auf dem üppigen Grase weiden, das reichlich auf der Wiese wuchs. Sie erwachten etwas spät, stiegen wieder auf, setzten ihren Weg fort und eilten vorwärts, um eine Schenke zu erreichen, die dem Anscheine nach eine Meile von da entfernt sich zeigte; ich sage, es war eine Schenke, denn Don Quijote nannte sie so, ganz gegen seine Gewohnheit, alle Schenken Burgen zu nennen.
Llegaron, pues, a ella; preguntaron al huésped si había posada. Fueles respondido que sí, con toda la comodidad y regalo que pudiera hallar en Zaragoza. Apeáronse y recogió Sancho su repostería en un aposento, de quien el huésped le dio la llave; llevó las bestias a la caballeriza, echóles sus piensos, salió a ver lo que don Quijote, que estaba sentado sobre un poyo, le mandaba, dando particulares gracias al cielo de que a su amo no le hubiese parecido castillo aquella venta. So kamen sie denn zu der Schenke und fragten den Wirt, ob er sie aufnehmen könne. Dieser bejahte und versicherte sie aller Bequemlichkeit und Pflege, die sie in Zaragoza selbst finden würden. Sie stiegen ab, und Sancho schaffte seinen Proviantsack in ein Zimmer, zu dem ihm der Wirt den Schlüssel gab. Er führte die Tiere in den Stall, gab ihnen! ihr Futter, ging dann, um Don Quijote, der auf einer Steinbank saß, nach seinen Befehlen zu fragen, und sagte dem Himmel besonderen Dank dafür, daß sein Herr diese Schenke nicht wieder für eine Burg gehalten habe.
Llegóse la hora del cenar; recogiéronse a su estancia; preguntó Sancho al huésped que qué tenía para darles de cenar. A lo que el huésped respondió que su boca sería medida; y así, que pidiese lo que quisiese que de las pajaricas del aire, de las aves de la tierra y de los pescados del mar estaba proveída aquella venta. Es kam die Stunde des Abendessens, sie zogen sich auf ihre Zimmer zurück; Sancho fragte den Wirt, was er ihnen zu essen geben könne. Der Wirt antwortete, sie würden nach Herzenslust bedient werden; er möge also nur bestellen, was er wolle, seine Schenke sei versehen mit den Vöglein aus den Lüften, mit dem Geflügel der Erde und mit den Fischen des Meeres.
-No es menester tanto -respondió Sancho-, que con un par de pollos que nos asen tendremos lo suficiente, porque mi señor es delicado y come poco, y yo no soy tragantón en demasía. »Soviel ist nicht nötig«, antwortete Sancho; »mit einem Paar zartgebratener Hähnchen haben wir genug, denn mein Herr ist ein bißchen wählerisch und mag nicht viel essen, und ich bin auch kein so arger Fresser.«
Respondióle el huésped que no tenía pollos, porque los milanos los tenían asolados. Der Wirt erwiderte, Hähnchen habe er nicht, die Hühnergeier hätten sie geraubt.
-Pues mande el señor huésped -dijo Sancho- asar una polla que sea tierna. »Dann lasse der Herr Wirt ein Huhn braten«, sagte Sancho, »aber zart muß es sein.«
-¿Polla? ¡Mi padre!, -respondió el huésped-. En verdad en verdad que envié ayer a la ciudad a vender más de cincuenta; pero, fuera de pollas, pida vuestra merced lo que quisiere. »Ein Huhn? O du meine Güte!« antwortete der Wirt. »Wahrhaftig, wahrhaftig, gestern habe ich mehr als fünfzig zum Verkauf in die Stadt geschickt, aber außer Hühnern kann Euer Gnaden bestellen, was Ihr wollt.«
-Desa manera -dijo Sancho-, no faltará ternera o cabrito. »Dann wird's nicht an Kalb- und Ziegenfleisch fehlen«, meinte Sancho.
-En casa, por ahora -respondió el huésped-, no lo hay, porque se ha acabado; pero la semana que viene lo habrá de sobra. »Im Hause habe ich jetzt keines«, entgegnete der Wirt, »denn es ist ausgegangen; aber die nächste Woche wird übergenug dasein.«
-¡Medrados estamos con eso! -respondió Sancho-. Yo pondré que se vienen a resumirse todas estas faltas en las sobras que debe de haber de tocino y huevos. »Damit kommen wir weit!« entgegnete Sancho; »ich will aber wetten, all dieser Mangel wird am Ende zum Überfluß an Schinken und Eiern, der doch dasein muß.«
-¡Por Dios -respondió el huésped-, que es gentil relente el que mi huésped tiene!, pues hele dicho que ni tengo pollas ni gallinas, y ¿quiere que tenga huevos? Discurra, si quisiere, por otras delicadezas, y déjese de pedir gallinas. »Bei Gott«, rief der Wirt, »es ist ein guter Witz, den mein Gast da macht! Wenn ich Euch gesagt habe, daß ich weder Hühner noch Hähnchen habe, wollt Ihr, ich soll Eier bringen? Denkt, ich bitt Euch, auf andre Leckerbissen und fragt nicht mehr nach Hühnern.«
-Resolvámonos, cuerpo de mí -dijo Sancho-, y dígame finalmente lo que tiene, y déjese de discurrimientos, señor huésped. »So kommt doch in Henkers Namen zur Sache«, schrie Sancho, »und sagt mir endlich, was Ihr habt, und laßt die Redensarten.«
Dijo el ventero. »Herr Gast«, sagte der Wirt,
-Lo que real y verdaderamente tengo son dos uñas de vaca que parecen manos de ternera, o dos manos de ternera que parecen uñas de vaca; están cocidas con sus garbanzos, cebollas y tocino, y la hora de ahora están diciendo ''¡Coméme! ¡Coméme! '. »was ich wahr und wirklich habe, das sind ein paar Ochsenfüße, die wie Kalbsfüße aussehen, oder auch zwei Kalbsfüße, die wie Ochsenfüße aussehen; sie sind gekocht mit ihren zugehörigen Kichererbsen, Zwiebeln und Speck, und jetzt im Augenblick rufen sie beständig: Iß mich auf! Iß mich auf!«
-Por mías las marco desde aquí -dijo Sancho-; y nadie las toque, que yo las pagaré mejor que otro, porque para mí ninguna otra cosa pudiera esperar de más gusto, y no se me daría nada que fuesen manos, como fuesen uñas. »Die stemple ich auf der Stelle zu meinem Eigentum«, sagte Sancho, »und keiner rühre sie mir an! Ich zahle sie besser als jeder andre, denn für mich wüßte ich nichts, was besser schmeckte, und ich gebe keinen Deut darum, ob es Kalbs- oder Ochsenfüße sind, wenn's nur Klauen sind.«
-Nadie las tocará -dijo el ventero-, porque otros huéspedes que tengo, de puro principales, traen consigo cocinero, despensero y repostería. »Keiner wird daran rühren«, sagte der Wirt; »denn meine andern Gäste führen als vornehme Leute ihren Koch, Vorschneider und Speisevorrat mit sich.«
-Si por principales va -dijo Sancho-, ninguno más que mi amo; pero el oficio que él trae no permite despensas ni botillerías ahí nos tendemos en mitad de un prado y nos hartamos de bellotas o de nísperos. »Wenn es sich ums Vornehmsein handelt«, versetzte Sancho, »so ist keiner vornehmer als mein Herr; allein der Beruf, dem er obliegt, erlaubt weder Küche noch Keller mitzuführen; wir lagern auf grünem Anger und essen uns satt an Eicheln oder Mispeln.«
Esta fue la plática que Sancho tuvo con el ventero, sin querer Sancho pasar adelante en responderle; que ya le había preguntado qué oficio o qué ejercicio era el de su amo. So besprach sich Sancho mit dem Wirt; er wollte ihm aber nicht weiter antworten, als der Wirt ihn fragte, welches denn das Amt oder der Beruf seines Herrn sei.
Llegóse, pues, la hora del cenar, recogióse a su estancia don Quijote, trujo el huésped la olla, así como estaba, y sentóse a cenar muy de propósito. Parece ser que en otro aposento que junto al de don Quijote estaba, que no le dividía más que un sutil tabique, oyó decir don Quijote. Nun kam die Stunde des Abendessens, Don Quijote zog sich auf sein Zimmer zurück, der Wirt brachte das Gericht, wie er es beschrieben, und setzte sich, um allen Ernstes mitzuessen. Nun geschah es, daß im Zimmer nebenan, welches von dem Don Quijotes nur durch eine dünne Wand von Fachwerk getrennt war, der Ritter folgendes sagen hörte:
-Por vida de vuestra merced, señor don Jerónimo, que en tanto que trae la cena leamos otro capítulo de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha. »Ich bitte Euch um alles, Senior Don Gerónimo, bis man uns das Essen bringt, wollen wir noch ein Kapitel im zweiten Teil des Don Quijote von der Mancha lesen.«
Apenas oyó su nombre don Quijote, cuando se puso en pie, y con oído alerto escuchó lo que dél trataban, y oyó que el tal don Jerónimo referido respondió Kaum hörte Don Quijote seinen Namen, als er aufsprang und aufmerksamen Ohres horchte, was von ihm gesprochen werde; und er hörte den erwähnten Don Gerónimo antworten:
-¿Para qué quiere vuestra merced, señor don Juan, que leamos estos disparates? Y el que hubiere leído la primera parte de la historia de don Quijote de la Mancha no es posible que pueda tener gusto en leer esta segunda. »Warum wollt Ihr, Señor Don Juan, daß wir den Unsinn lesen, da doch ganz unmöglich, wer den ersten Teil der Geschichte des Don Quijote von der Mancha, gelesen hat, Vergnügen daran finden kann, diesen zweiten zu lesen.«
-Con todo eso -dijo el don Juan-, será bien leerla, pues no hay libro tan malo que no tenga alguna cosa buena. Lo que a mí en éste más desplace es que pinta a don Quijote ya desenamorado de Dulcinea del Toboso. »Trotzdem mag es nützlich sein, ihn zu lesen«, sagte der Herr, der Don Juan genannt wurde; »denn kein Buch ist so schlecht, daß nicht etwas Gutes darin wäre. Was mir aber in diesem Buche am meisten mißfällt, ist, daß es uns den Don Quijote schildert als einen Mann, der sich seiner Liebe zu Dulcinea von Toboso bereits entschlagen hat.«
Oyendo lo cual don Quijote, lleno de ira y de despecho, alzó la voz y dijo. Als Don Quijote das hörte, erhob er voll Zorn und Ingrimm seine Stimme und rief:
-Quienquiera que dijere que don Quijote de la Mancha ha olvidado, ni puede olvidar, a Dulcinea del Toboso, yo le haré entender con armas iguales que va muy lejos de la verdad; porque la sin par Dulcinea del Toboso ni puede ser olvidada, ni en don Quijote puede caber olvido su blasón es la firmeza, y su profesión, el guardarla con suavidad y sin hacerse fuerza alguna. »Wer da auch immer sagt, Don Quijote habe Dulcinea von Toboso vergessen oder könne sie vergessen, dem will ich Schwert gegen Schwert beweisen, daß er weit von der Wahrheit abweicht; denn weder kann die unvergleichliche Dulcinea von Toboso vergessen werden, noch kann in Don Quijotes Busen Vergessenheit Raum finden. Sein Wahlspruch ist die Beständigkeit, und sein Beruf ist, sie zu wahren, mit Freudigkeit, und ohne sich Zwang anzutun.«
-¿Quién es el que nos responde? -respondieron del otro aposento. »Wer spricht da mit uns?« rief man aus dem andern Zimmer.
-¿Quién ha de ser -respondió Sancho- sino el mismo don Quijote de la Mancha, que hará bueno cuanto ha dicho, y aun cuanto dijere?; que al buen pagador no le duelen prendas. »Wer wird's sein«, antwortete Sancho, »als Don Quijote von der Mancha selber, der für alles einstehen wird, was er gesagt hat und auch was er noch künftig sagen wird, denn den guten Zahler drückt kein Pfand.«
Apenas hubo dicho esto Sancho, cuando entraron por la puerta de su aposento dos caballeros, que tales lo parecían, y uno dellos echando los brazos al cuello de don Quijote, le dijo. Kaum hatte Sancho dies gesprochen, als zwei Edelleute, denn nach ihrem Aussehen mußten es solche sein, zur Tür des Zimmers eintraten; und einer von ihnen schlang die Arme um Don Quijotes Hals und sprach zu ihm:
-Ni vuestra presencia puede desmentir vuestro nombre, ni vuestro nombre puede no acreditar vuestra presencia sin duda, vos, señor, sois el verdadero don Quijote de la Mancha, norte y lucero de la andante caballería, a despecho y pesar del que ha querido usurpar vuestro nombre y aniquilar vuestras hazañas, como lo ha hecho el autor deste libro que aquí os entrego. »Euer Aussehen kann Euren Namen nicht Lügen strafen, und Euer Name kann nicht verfehlen, Eurem Aussehen die rechte Bedeutung zu geben. Ihr, Señor, seid ohne Zweifel der wahre Don Quijote von der Mancha, der Polar- und Morgenstern des fahrenden Rittertums, jenem zu Trutz und Ärger, der sich Euren Namen anmaßen und Eure Taten zunichte machen wollte, wie es der Verfasser dieses Buches getan, welches ich Euch hier überreiche.«
Y, poniéndole un libro en las manos, que traía su compañero, le tomó don Quijote, y, sin responder palabra, comenzó a hojearle, y de allí a un poco se le volvió, diciendo. Er gab ihm ein Buch in die Hand, das sein Gefährte bei sich hatte; Don Quijote nahm es, und ohne ein Wort zu entgegnen, begann er es durchzublättern; nach kurzer Weile gab er es ihm zurück mit den Worten:
-En esto poco que he visto he hallado tres cosas en este autor dignas de reprehensión. La primera es algunas palabras que he leído en el prólogo; la otra, que el lenguaje es aragonés, porque tal vez escribe sin artículos, y la tercera, que más le confirma por ignorante, es que yerra y se desvía de la verdad en lo más principal de la historia; porque aquí dice que la mujer de Sancho Panza mi escudero se llama Mari Gutiérrez, y no llama tal, sino Teresa Panza; y quien en esta parte tan principal yerra, bien se podrá temer que yerra en todas las demás de la historia. »In dem wenigen, was ich hier gesehen, habe ich drei Dinge gefunden, in denen dieser Schriftsteller Tadel verdient. Das erste sind einige Worte, die ich in der Vorrede gelesen; das andre, daß die Sprache Aragonesisch ist, da er manchmal die Artikel ausläßt; und das dritte, was ihn am meisten als unwissenden Menschen kennzeichnet, daß er in dem wichtigsten Punkte der Geschichte irrt und von der Wahrheit abweicht; denn er sagt hier, die Frau meines Schildknappen Sancho Pansa heiße Mari-Gutiérrez, während sie doch Teresa Pansa heißt; und wer in einem solchen Hauptpunkt irrt, von dem kann man auch wohl besorgen, daß er in allen übrigen Punkten der Geschichte irrt.«
A esto dijo Sancho Hier fiel Sancho ein: »Ein schöner Kerl von einem Geschichtsschreiber, wahrhaftig!
-¡Donosa cosa de historiador! ¡Por cierto, bien debe de estar en el cuento de nuestros sucesos, pues llama a Teresa Panza, mi mujer, Mari Gutiérrez! Torne a tomar el libro, señor, y mire si ando yo por ahí y si me ha mudado el nombre. Der muß gut in unsren Erlebnissen zu Hause sein, da er Teresa Pansa, meine Frau, Mari-Gutiérrez nennt. Nehmt das Buch noch einmal, Señor, und seht nach, ob auch ich darin vorkomme und ob er meinen Namen verändert hat.«
-Por lo que he oído hablar, amigo -dijo don Jerónimo-, sin duda debéis de ser Sancho Panza, el escudero del señor don Quijote. »Nach dem, was ich hier eben gehört habe, guter Freund«, sprach Don Ger6nimo, »müßt Ihr sicherlich Sancho Pansa sein, der Schildknappe des Señor Don Quijote.«
-Sí soy -respondió Sancho-, y me precio dello. »Freilich bin ich's«, antwortete Sancho, »und bin stolz darauf.«
-Pues a fe -dijo el caballero- que no os trata este autor moderno con la limpieza que en vuestra persona se muestra píntaos comedor, y simple, y no nada gracioso, y muy otro del Sancho que en la primera parte de la historia de vuestro amo se describe. »Nun wahrhaftig«, sagte der Edelmann, »dieser neue Schriftsteller behandelt Euch nicht so manierlich, wie Ihr Euch selber zeigt; er schildert Euch als Vielfraß, als einfältigen und keineswegs kurzweiligen Manschen und ganz anders als den Sancho, der im ersten Teil der Geschichte Eures Herrn beschrieben wird.«
-Dios se lo perdone -dijo Sancho-. Dejárame en mi rincón, sin acordarse de mí, porque quien las sabe las tañe, y bien se está San Pedro en Roma. »Gott verzeih es ihm«, entgegnete Sancho; »er hätte mich in meinem Winkel sitzen lassen sollen, ohne meiner zu gedenken; denn nur wer Musik kann, soll aufspielen, und Sankt Peter fühlt sich nirgends wohler als in Rom.«
Los dos caballeros pidieron a don Quijote se pasase a su estancia a cenar con ellos, que bien sabían que en aquella venta no había cosas pertenecientes para su persona. Don Quijote, que siempre fue comedido, condecenció con su demanda y cenó con ellos; quedóse Sancho con la olla con mero mixto imperio; sentóse en cabecera de mesa, y con él el ventero, que no menos que Sancho estaba de sus manos y de sus uñas aficionado. Die beiden Edelleute luden Don Quijote ein, auf ihr Zimmer zu kommen und das Abendessen mit ihnen einzunehmen, denn sie wüßten, daß es in dieser Schenke nichts gebe, was sich für ihn zu essen schicke. Don Quijote, stets höflich, fügte sich ihrer Bitte und speiste mit ihnen; Sancho blieb zurück als unumschränkter Herrscher über sein kälbernes Gericht, setzte sich am Tisch obenan und neben ihn der Wirt, der nicht weniger als Sancho ein Liebhaber seiner Kalbsfüße oder Ochsenklauen war.
En el discurso de la cena preguntó don Juan a don Quijote qué nuevas tenía de la señora Dulcinea del Toboso si se había casado, si estaba parida o preñada, o si, estando en su entereza, se acordaba -guardando su honestidad y buen decoro- de los amorosos pensamientos del señor don Quijote. A lo que él respondió. Während des Mahles fragte Don Juan unsern Don Quijote, welche Kunde er von dem Fräulein Dulcinea von Toboso habe, ob sie verheiratet sei und schon Kinder habe oder erst in gesegneten Umständen sei oder ob sie sich noch im Stand einer reinen Jungfrau befinde und unter Wahrung ihrer Keuschheit und guten Sitte der Liebessehnsucht des Señor Don Quijote gedenke. Darauf antwortete er:
-Dulcinea se está entera, y mis pensamientos, más firmes que nunca; las correspondencias, en su sequedad antigua; su hermosura, en la de una soez labradora transformada. »Dulcinea ist Jungfrau und meine Liebe beständiger denn je, unser Gedankenaustausch so spärlich wie immer, ihre Schönheit in die einer unsaubern Bäuerin verwandelt.«
Y luego les fue contando punto por punto el encanto de la señora Dulcinea, y lo que le había sucedido en la cueva de Montesinos, con la orden que el sabio Merlín le había dado para desencantarla, que fue la de los azotes de Sancho. Und sofort erzählte er ihnen Punkt für Punkt die Verzauberung des Fräuleins Dulcinea, sein Abenteuer in der Höhle des Montesinos nebst der Anweisung, die ihm der weise Merlin gegeben, um sie zu entzaubern, nämlich der Anweisung an Sancho, sich zu geißeln.
Sumo fue el contento que los dos caballeros recibieron de oír contar a don Quijote los estraños sucesos de su historia, y así quedaron admirados de sus disparates como del elegante modo con que los contaba. Aquí le tenían por discreto, y allí se les deslizaba por mentecato, sin saber determinarse qué grado le darían entre la discreción y la locura. Die beiden Edelleute fanden das höchste Vergnügen daran, Don Quijote die seltsamen Begebnisse seiner Geschichte erzählen zu hören, und sie staunten ebensosehr über seine Narreteien wie über die feingebildete Art, wie er sie erzählte. Bald hielten sie ihn für einen verständigen Menschen, bald sank er vor ihren Augen bis zur Verrücktheit herab, und sie konnten sich nicht entscheiden, welche Stufe sie ihm zwischen Gescheitheit und Tollheit zuweisen sollten.
Acabó de cenar Sancho, y, dejando hecho equis al ventero, se pasó a la estancia de su amo; y, en entrando, dijo. Als Sancho mit seinem Essen fertig war, verließ er den Wirt, der nur noch torkelte, begab sich zu seinem Herrn aufs Zimmer und sprach beim Eintreten:
-Que me maten, señores, si el autor deste libro que vuesas mercedes tienen quiere que no comamos buenas migas juntos; yo querría que, ya que me llama comilón, como vuesas mercedes dicen, no me llamase también borracho. »Ich will mich totschlagen lassen, meine Herren, wenn der Verfasser dieses Buches, das Euer Gnaden da haben, nicht will, daß wir ein Hühnchen zusammen rupfen sollen. Wenn er mich nun doch einmal einen Vielfraß nennt, wie Euer Gnaden sagen, so möchte ich doch wenigstens, daß er mich nicht auch noch einen Trunkenbold hieße.«
-Sí llama -dijo don Jerónimo-, pero no me acuerdo en qué manera, aunque sé que son malsonantes las razones, y además, mentirosas, según yo echo de ver en la fisonomía del buen Sancho que está presente. »Doch, er heißt Euch so«, sagte Don Gerónimo; »aber ich erinnere mich nicht mehr genau, mit welchen Ausdrücken er das tut, wenn ich auch ganz genau weiß, daß seine Äußerungen gar schlecht lauten und zudem lügenhaft sind, wie ich das an den Gesichtszügen des wackern Sancho hier deutlich erkenne.«
-Créanme vuesas mercedes -dijo Sancho- que el Sancho y el don Quijote desa historia deben de ser otros que los que andan en aquella que compuso Cide Hamete Benengeli, que somos nosotros mi amo, valiente, discreto y enamorado; y yo, simple gracioso, y no comedor ni borracho. »Euer Gnaden können mir glauben«, erklärte Sancho, »der Sancho und der Don Quijote in dieser Geschichte müssen ganz andere sein, als die in dem Buche vorkommen, das Sidi Hamét Benengelí verfaßt hat; die letzteren sind wir nämlich selbst: mein Herr, tapfer, verständig und verliebt; und ich, einfältigen Gemüts, kurzweilig und weder ein Fresser noch ein Trunkenbold.«
-Yo así lo creo -dijo don Juan-; y si fuera posible, se había de mandar que ninguno fuera osado a tratar de las cosas del gran don Quijote, si no fuese Cide Hamete, su primer autor, bien así como mandó Alejandro que ninguno fuese osado a retratarle sino Apeles. »Ja, das glaube ich«, sagte Don Juan, »und wenn es möglich wäre, müßte eine Verordnung ergehen, daß niemand sich erdreisten dürfe, über den großen Don Quijote und alles, was ihn betrifft, zu schreiben, außer Sidi Hamét Benengelí, sein erster Geschichtsschreiber, geradeso wie Alexander anordnete, daß keiner sich erkühnen solle, ihn zu malen, außer Apelles.«
-Retráteme el que quisiere -dijo don Quijote-, pero no me maltrate; que muchas veces suele caerse la paciencia cuando la cargan de injurias. »Malen mag mich, wer da will«, bemerkte Don Quijote, »aber mißhandeln lasse ich mich nicht; denn gar manchmal bricht die Geduld danieder, wenn man sie mit Beleidigungen überlastet.«
-Ninguna -dijo don Juan- se le puede hacer al señor don Quijote de quien él no se pueda vengar, si no la repara en el escudo de su paciencia, que, a mi parecer, es fuerte y grande. »Keine Beleidigung«, erwiderte Don Juan, »kann man dem Señor Don Quijote zufügen, die er nicht zu rächen wüßte, falls er sie nicht mit dem Schilde seiner Geduld abwehrt, der meines Dafürhaltens stark und groß ist.«
En estas y otras pláticas se pasó gran parte de la noche; y, aunque don Juan quisiera que don Quijote leyera más del libro, por ver lo que discantaba, no lo pudieron acabar con él, diciendo que él lo daba por leído y lo confirmaba por todo necio, y que no quería, si acaso llegase a noticia de su autor que le había tenido en sus manos, se alegrase con pensar que le había leído; pues de las cosas obscenas y torpes, los pensamientos se han de apartar, cuanto más los ojos. Preguntáronle que adónde llevaba determinado su viaje. Respondió que a Zaragoza, a hallarse en las justas del arnés, que en aquella ciudad suelen hacerse todos los años. Díjole don Juan que aquella nueva historia contaba como don Quijote, sea quien se quisiere, se había hallado en ella en una sortija, falta de invención, pobre de letras, pobrísima de libreas, aunque rica de simplicidades. Unter diesen und andern Gesprächen verging ein großer Teil der Nacht, und obwohl Don Juan wünschte, daß Don Quijote noch mehr in dem Buche lese, um zu sehen, wie er sich darüber auslassen würde, konnte man ihn doch nicht dazu bewegen; er sagte, er nähme es als gelesen an, und erklärte es wiederholt für ein durchaus albernes Buch; er wünsche nicht, daß der Verfasser, wenn er vielleicht erführe, daß er es in Händen gehabt, in der Vorstellung schwelge, daß er es gelesen, weil von unzüchtigen und schändlichen Dingen die Gedanken sich abwenden müßten, wieviel mehr die Augen. Die beiden fragten ihn, wohin er seine Fahrt zu richten beschlossen habe. Er antwortete, nach Zaragoza, weil er dem Turnier um den Siegespreis des Harnischs beiwohnen wolle, welches in jener Stadt jedes Jahr abgehalten wird. Don Juan machte ihn darauf aufmerksam, diese neue Geschichte erzähle, daß Don Quijote, möge er nun sein, wer er wolle, dort bei einem Ringelrennen zugegen gewesen, dessen Beschreibung ohne alle Erfindungsgabe sei, dürftig an Wappensprüchen, höchst ärmlich an Rittertrachten, doch reich an Albernheiten.
-Por el mismo caso -respondió don Quijote-, no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno, y echarán de ver las gentes como yo no soy el don Quijote que él dice. »In diesem Falle«, entgegnete Don Quijote, »werde ich keinen Fuß in die Stadt Zaragoza setzen und auf solche Weise vor der ganzen Welt die Lüge dieses neuen Geschichtsschreibers offenbar machen; dann sollen die Leute sehen, daß ich nicht der Don Quijote bin, von dem jener spricht.«
-Hará muy bien -dijo don Jerónimo-; y otras justas hay en Barcelona, donde podrá el señor don Quijote mostrar su valor. »Daran werdet Ihr sehr wohl tun«, sagte Don Gerónimo; »es gibt ja auch ein Turnier in Barcelona, bei welchem der Señor Don Quijote seine Tapferkeit wird zeigen können.«
-Así lo pienso hacer -dijo don Quijote-; y vuesas mercedes me den licencia, pues ya es hora para irme al lecho, y me tengan y pongan en el número de sus mayores amigos y servidores. »So gedenke ich zu tun«, sprach Don Quijote; »und nun, weil es Zeit ist, wollet mir Urlaub geben, zu Bette zu gehen, und nehmt mich auf unter die Zahl Eurer ergebensten Freunde und Diener.«
-Y a mí también -dijo Sancho- quizá seré bueno para algo. »Mich auch«, sagte Sancho; »vielleicht bin ich künftig einmal auch zu etwas gut.«
Con esto se despidieron, y don Quijote y Sancho se retiraron a su aposento, dejando a don Juan y a don Jerónimo admirados de ver la mezcla que había hecho de su discreción y de su locura; y verdaderamente creyeron que éstos eran los verdaderos don Quijote y Sancho, y no los que describía su autor aragonés. Hiermit schieden sie voneinander; Don Quijote und Sancho zogen sich auf ihr Zimmer zurück und ließen Don Juan und Don Gerónimo in großer Verwunderung über die Vermischung von Verstand und Torheit, die der Ritter gezeigt. Jetzt waren sie fest überzeugt, daß dies der echte Don Quijote und der echte Sancho waren, nicht aber jene, die ihr aragonischer Erfinder beschreibt.
Madrugó don Quijote, y, dando golpes al tabique del otro aposento, se despidió de sus huéspedes. Pagó Sancho al ventero magníficamente, y aconsejóle que alabase menos la provisión de su venta, o la tuviese más proveída. Don Quijote stand früh am Morgen auf, klopfte an die Wand des nachbarlichen Zimmers und verabschiedete sich von den Herren, die ihn bewirtet. Sancho bezahlte den Gastwirt reichlich und riet ihm, den Speisevorrat seiner Schenke weniger zu rühmen oder sie mit besserem Vorrat zu versorgen.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LX. De lo que sucedió a don Quijote yendo a Barcelona.

60. Kapitel Von dem, was dem Ritter Don Quijote begegnete, da er gen Barcelona zog

Era fresca la mañana, y daba muestras de serlo asimesmo el día en que don Quijote salió de la venta, informándose primero cuál era el más derecho camino para ir a Barcelona sin tocar en Zaragoza tal era el deseo que tenía de sacar mentiroso aquel nuevo historiador que tanto decían que le vituperaba. Der Morgen war kühl und ließ zum voraus erkennen, nicht minder kühl werde dieser Tag sein, an welchem Don Quijote aus dem Wirtshause schied. Er hatte sich vorher erkundigt, welches der nächste Weg nach Barcelona sei, ohne Zaragoza zu berühren; so sehr drängte es ihn, den neuen Geschichtsschreiber Lügen zu strafen, der, wie man ihm sagte, ihn so tief herabsetzte.
Sucedió, pues, que en más de seis días no le sucedió cosa digna de ponerse en escritura, al cabo de los cuales, yendo fuera de camino, le tomó la noche entre unas espesas encinas o alcornoques; que en esto no guarda la puntualidad Cide Hamete que en otras cosas suele. Es fügte sich nun, daß in mehr als sechs Tagen ihm nichts begegnete, was des Niederschreibens wert wäre. Am Abend des sechsten Tages, als er gerade abseits von der Landstraße dahinritt, überraschte ihn die Nacht unter dicht verwachsenen Eichen, oder waren es Korkbäume; hierin eben beobachtet Sidi Hamét nicht die Genauigkeit, die er bei andern Dingen einzuhalten pflegt.
Apeáronse de sus bestias amo y mozo, y, acomodándose a los troncos de los árboles, Sancho, que había merendado aquel día, se dejó entrar de rondón por las puertas del sueño; pero don Quijote, a quien desvelaban sus imaginaciones mucho más que la hambre, no podía pegar sus ojos; antes iba y venía con el pensamiento por mil géneros de lugares. Ya le parecía hallarse en la cueva de Montesinos; ya ver brincar y subir sobre su pollina a la convertida en labradora Dulcinea; ya que le sonaban en los oídos las palabras del sabio Merlín que le referían las condiciones y diligencias que se habían de hacer y tener en el desencanto de Dulcinea. Desesperábase de ver la flojedad y caridad poca de Sancho su escudero, pues, a lo que creía, solos cinco azotes se había dado, número desigual y pequeño para los infinitos que le faltaban; y desto recibió tanta pesadumbre y enojo, que hizo este discurso. Herr und Diener stiegen ab und machten sich die Baumstämme zu Kopfkissen; Sancho, der an diesem Tage ein Vesperbrot eingenommen hatte, ging ohne weiteres zu den Pforten des Schlummers ein; aber Don Quijote, den seine Phantasien mehr als der Hunger wachhielten, konnte die Augen nicht schließen, und er schweifte mit seinen Gedanken an tausend verschiedenen Orten hin und her. Bald kam es ihm vor, als befände er sich in der Höhle des Montesinos; bald, als sehe er die in eine Bäuerin verwandelte Dulcinea umherhüpfen und auf ihre Eselin springen; bald, als tönten ihm ins Ohr die Worte des weisen Merlin, die ihm die Bedingungen und Bemühungen verkündeten, welche man zur Entzauberung Dulcineas erfüllen und beharrlich einhalten müsse. Er verzweifelte schier über die Lässigkeit seines Knappen Sancho und über dessen Mangel an Nächstenliebe, da dieser sich seines Wissens nur fünf Hiebe versetzt hatte, eine unschickliche und ge! ringe Zahl im Verhältnis zu der großen Menge Hiebe, die noch fehlten; und hierüber betrübte und ärgerte er sich so sehr, daß er zu folgenden Erwägungen kam:
-Si nudo gordiano cortó el Magno Alejandro, diciendo ''Tanto monta cortar como desatar'', y no por eso dejó de ser universal señor de toda la Asia, ni más ni menos podría suceder ahora en el desencanto de Dulcinea, si yo azotase a Sancho a pesar suyo; que si la condición deste remedio está en que Sancho reciba los tres mil y tantos azotes, ¿qué se me da a mí que se los dé él, o que se los dé otro, pues la sustancia está en que él los reciba, lleguen por do llegaren. Wenn Alexander der Große den gordischen Knoten mit den Worten durchgehauen hat: »Zerhauen ist ebensogut wie Aufknoten«, und darum dennoch Herr von ganz Asien wurde, so könnte es jetzt bei der Entzauberung Dulcineas ebensogut gehen, wenn ich selber Sancho wider seinen Willen die Hiebe gäbe; denn wenn diese Erlösung davon abhängt, daß Sancho die dreitausend und soundso viel Streiche bekommt, was liegt daran, ob er sie sich selbst gibt oder ob sie ihm ein andrer aufzählt, da doch das Wesentliche ist, daß er sie bekommt, woher sie auch kommen mögen?
Con esta imaginación se llegó a Sancho, habiendo primero tomado las riendas de Rocinante, y acomodádolas en modo que pudiese azotarle con ellas, comenzóle a quitar las cintas, que es opinión que no tenía más que la delantera, en que se sustentaban los greguescos; pero, apenas hubo llegado, cuando Sancho despertó en todo su acuerdo, y dijo. Nach dieser Überlegung nahm er Rosinantes Zügel, legte sie sich so zurecht, daß er bequem damit hauen konnte, trat dann zu Sancho heran und begann ihm die Leibriemen zu lösen, wiewohl man allgemein sagt, daß Sancho nur einen hatte, nämlich den, der ihm die Hosen hinaufhielt. Doch kaum war Don Quijote ihm nahe gekommen, als Sancho zu vollem Bewußtsein erwachte und rief:
-¿Qué es esto? ¿Quién me toca y desencinta. »Was ist das? Wer rührt mich an und macht mir den Riemen auf?«
-Yo soy -respondió don Quijote-, que vengo a suplir tus faltas y a remediar mis trabajos véngote a azotar, Sancho, y a descargar, en parte, la deuda a que te obligaste. Dulcinea perece; tú vives en descuido; yo muero deseando; y así, desatácate por tu voluntad, que la mía es de darte en esta soledad, por lo menos, dos mil azotes. »Ich bin's«, antwortete Don Quijote; »ich will deine Unterlassungssünde wiedergutmachen und meinen Drangsalen Abhilfe schaffen; ich will dich geißeln und dich von der Schuld, die du übernommen, wenigstens zum Teil entlasten. Dulcinea vergeht in Elend, du lebst unbekümmert, ich sterbe vor Sehnsucht; also löse deinen Hosenriemen aus eignem freiem Willen, denn ich bin gewillt, dir an diesem einsamen Orte mindestens zweitausend Geißelhiebe zu geben.«
-Eso no -dijo Sancho-; vuesa merced se esté quedo; si no, por Dios verdadero que nos han de oír los sordos. Los azotes a que yo me obligué han de ser voluntarios, y no por fuerza, y ahora no tengo gana de azotarme; basta que doy a vuesa merced mi palabra de vapularme y mosquearme cuando en voluntad me viniere. »Daraus wird nichts, Euer Gnaden«, sagte Sancho; »haltet Ruh, sonst, bei dem wahrhaftigen Gott, schlage ich einen Lärm, daß Taube uns hören sollen. Die Hiebe, zu denen ich mich verpflichtet habe, müssen freiwillig und nicht erzwungen sein, und ich habe jetzt keine Lust, mich zu geißeln; genug, daß ich Euer Gnaden mein Wort gebe, mich zu hauen und mir das Fell zu gerben, sobald mir die Lust dazu kommt.«
-No hay dejarlo a tu cortesía, Sancho -dijo don Quijote-, porque eres duro de corazón, y, aunque villano, blando de carnes. »Dies deiner Dienstwilligkeit zu überlassen geht nicht an, Sancho«, erklärte Don Quijote, »denn du bist harten Herzens, und obwohl ein Bauer, hast du gar empfindliches Fleisch.«
Y así, procuraba y pugnaba por desenlazarle. Viendo lo cual Sancho Panza, se puso en pie, y, arremetiendo a su amo, se abrazó con él a brazo partido, y, echándole una zancadilla, dio con él en el suelo boca arriba; púsole la rodilla derecha sobre el pecho, y con las manos le tenía las manos, de modo que ni le dejaba rodear ni alentar. Don Quijote le decía. Nun mühte er sich und rang mit ihm, um ihm den Hosenriemen aufzuschnallen; als aber Sancho diese Absicht merkte, sprang er auf die Füße, fiel über seinen Herrn her, faßte ihn um den Leib, stellte ihm ein Bein und warf ihn nieder, daß er den Mund gen Himmel aufsperrte; er setzte ihm das rechte Knie auf die Brust und hielt ihm die Hände mit seinen Händen, daß er sich weder rühren noch atmen konnte. Don Quijote aber rief:
-¿Cómo, traidor? ¿Contra tu amo y señor natural te desmandas? ¿Con quien te da su pan te atreves. »Wie, du Bösewicht, gegen deinen Gebieter und angebornen Herrn lehnst du dich auf? Der dir sein Brot gibt, an dem vergreifst du dich?«
-Ni quito rey, ni pongo rey -respondió Sancho-, sino ayúdome a mí, que soy mi señor. Vuesa merced me prometa que se estará quedo, y no tratará de azotarme por agora, que yo le dejaré libre y desembarazado; donde no. »Ich setze keinen König ab und setzte keinen König ein«, antwortete Sancho, »ich wehre mich nur meiner Haut, über die ich doch der angeborne Herr bin. Versprecht mir, daß Ihr Ruhe halten und für jetzt nicht darauf ausgehen wollt, mich zu hauen, dann lasse ich Euch frei und ledig; wo nicht:
Aquí morirás, traidor.
enemigo de doña Sancha.
Hier sollst du, Verräter, sterben,
Du der Feind von Doña Sancha!«
Prometióselo don Quijote, y juró por vida de sus pensamientos no tocarle en el pelo de la ropa, y que dejaría en toda su voluntad y albedrío el azotarse cuando quisiese. Don Quijote versprach es ihm und schwur beim Leben der Herrin seiner Gedanken, an kein Fädchen seines Kleides zu rühren und es gänzlich seinem Belieben und freien Willen zu überlassen, wann er sich geißeln wolle.
Levantóse Sancho, y desvióse de aquel lugar un buen espacio; y, yendo a arrimarse a otro árbol, sintió que le tocaban en la cabeza, y, alzando las manos, ó con dos pies de persona, con zapatos y calzas. Tembló de miedo; acudió a otro árbol, y sucedióle lo mesmo. Dio voces llamando a don Quijote que le favoreciese. Hízolo así don Quijote, y, preguntándole qué le había sucedido y de qué tenía miedo, le respondió Sancho que todos aquellos árboles estaban llenos de pies y de piernas humanas. Tentólos don Quijote, y cayó luego en la cuenta de lo que podía ser, y díjole a Sancho. Sancho erhob sich, ging eine gute Strecke von der Stelle weg und wollte sich an einen andern Baum anlehnen, da fühlte er, daß ihm etwas den Kopf berührte, er streckte die Hände empor und ergriff zwei Menschenfüße mit Schuhen und Strümpfen. Er zitterte vor Schreck, lief an einen andern Baum, wo ihm dasselbe widerfuhr; da rief er mit lauter Stimme Don Quijote zu Hilfe. Don Quijote kam, und als er fragte, was ihm zugestoßen sei und wovor er solche Angst habe, antwortete ihm Sancho, alle diese Bäume hingen voller Füße und Beine von Menschen. Don Quijote griff hinauf, erriet sogleich, was es sein müsse, und sagte zu Sancho:
-No tienes de qué tener miedo, porque estos pies y piernas que tientas y no vees, sin duda son de algunos forajidos y bandoleros que en estos árboles están ahorcados; que por aquí los suele ahorcar la justicia cuando los coge, de veinte en veinte y de treinta en treinta; por donde me doy a entender que debo de estar cerca de Barcelona. »Du brauchst keine Angst zu haben, denn diese Füße und Beine, die du berührst und nicht siehst, gehören sicherlich Buschkleppern und Räubern, die an diesen Bäumen aufgehängt sind; hier im Walde pflegt die Gerechtigkeit sie, wenn sie sie ergreift, zu zwanzigen oder dreißigen zu häng! en, und daraus schließe ich, daß wir nahe bei Barcelona sein müssen.«
Y así era la verdad como él lo había imaginado. Al amanecer Al parecer alzaron los ojos, y vieron los racimos de aquellos árboles, que eran cuerpos de bandoleros. Ya, en esto, amanecía, y si los muertos los habían espantado, no menos los atribularon más de cuarenta bandoleros vivos que de improviso les rodearon, diciéndoles en lengua catalana que estuviesen quedos, y se detuviesen, hasta que llegase su capitán. Es war auch in der Tat so, wie er vermutet hatte; als die Morgenröte erschien, erhoben sie ihre Augen und sahen, daß die Früchte jener Bäume wirklich Leichname von Räubern waren. Indem wurde es voller Tag, und wenn die Toten sie in Schrecken gesetzt hatten, so gerieten sie in nicht mindere Bestürzung bei dem Anblick von mehr als vierzig lebendigen Räubern, die plötzlich sie umringten und ihnen auf katalonisch zuriefen, stillzuhalten und zu warten, bis ihr Hauptmann käme.
Hallóse don Quijote a pie, su caballo sin freno, su lanza arrimada a un árbol, y, finalmente, sin defensa alguna; y así, tuvo por bien de cruzar las manos e inclinar la cabeza, guardándose para mejor sazón y coyuntura. Don Quijote war zu Fuß, sein Roß nicht aufgezäumt, sein Speer war an einen Baum gelehnt und er, in einem Wort, wehrlos; und daher fand er es geraten, die Arme zu kreuzen und sein Haupt zu beugen, um sich für beßre Zeit und Gelegenheit aufzusparen.
Acudieron los bandoleros a espulgar al rucio, y a no dejarle ninguna cosa de cuantas en las alforjas y la maleta traía; y avínole bien a Sancho que en una ventrera que tenía ceñida venían los escudos del duque y los que habían sacado de su tierra, y, con todo eso, aquella buena gente le escardara y le mirara hasta lo que entre el cuero y la carne tuviera escondido, si no llegara en aquella sazón su capitán, el cual mostró ser de hasta edad de treinta y cuatro años, robusto, más que de mediana proporción, de mirar grave y color morena. Venía sobre un poderoso caballo, vestida la acerada cota, y con cuatro pistoletes -que en aquella tierra se llaman pedreñales- a los lados. Vio que sus escuderos, que así llaman a los que andan en aquel ejercicio, iban a despojar a Sancho Panza; mandóles que no lo hiciesen, y fue luego obedecido; y así se escapó la ventrera. Admiróle ver lanza arrimada al árbol, escudo en el suelo, y a don Quijote armado y pensativo, con la más triste y melancólica figura que pudiera formar la misma tristeza. Llegóse a él diciéndole Die Räuber machten sich über den Grauen her und suchten ihn durch und ließen ihm nichts von allem, was er im Zwerchsack und im Felleisen trug, und es war ein Glück für Sancho, daß er die Goldtaler des Herzogs sowie die von Hause mitgebrachten in einer Katze um den Leib trug; aber trotzdem hätte die wackere Sippschaft ihn noch gründlicher durchsucht und sogar nachgesehen, was e! r etwa zwischen Haut und Fleisch verborgen trage, wenn nicht gerade jetzt ihr Hauptmann gekommen wäre. Dem Aussehen nach mochte es ein Mann von etwa vierunddreißig Jahren sein; er war kräftig gebaut, von mehr als mittlerer Größe, ernsten Blickes und braun von Gesichtsfarbe. Er ritt auf einem mächtigen Gaul, trug ein stählernes Panzerhemd und zu beiden Seiten vier Pistolen, die man in jener Gegend Stutzen nennt. Er sah, daß seine Knappen, denn so heißt man die Leute dieses Gewerbes, im Begriffe waren, Sancho Pansa auszuplündern; er befahl ihnen, es zu unterlassen, es wurde ihm sofort gehorcht, und so schlüpfte die Geldkatze durch. Er wunderte sich, den Speer an den Baum gelehnt zu sehen, den Schild auf dem Boden und Don Quijote in Rüstung und in tiefem Nachsinnen, mit dem traurigsten und schwermütigsten Gesicht, das leibhaftige Bild der Traurigkeit. Er näherte sich ihm und sagte:
-No estéis tan triste, buen hombre, porque no habéis caído en las manos de algún cruel Osiris, sino en las de Roque Guinart, que tienen más de compasivas que de rigurosas. »Seid nicht so bekümmert, guter Freund; Ihr seid! nicht in die Hände eines grausamen Busiris gefallen, sondern in die des Roque Guinart, in denen mehr das Mitleid als die Strenge waltet.«
-No es mi tristeza -respondió don Quijote- haber caído en tu poder, ¡oh valeroso Roque, cuya fama no hay límites en la tierra que la encierren! , sino por haber sido tal mi descuido, que me hayan cogido tus soldados sin el freno, estando yo obligado, según la orden de la andante caballería, que profeso, a vivir contino alerta, siendo a todas horas centinela de mí mismo; porque te hago saber, ¡oh gran Roque!, que si me hallaran sobre mi caballo, con mi lanza y con mi escudo, no les fuera muy fácil rendirme, porque yo soy don Quijote de la Mancha, aquel que de sus hazañas tiene lleno todo el orbe. »Nicht deshalb bin ich voll Kümmernis;«, entgegnete Don Quijote, »weil ich in deine Gewalt gefallen bin, o tapferer Roque, dessen Ruhm auf Erden keine Grenzen hat, sondern weil meine Sorglosigkeit so groß gewesen, daß deine Leute mich überraschen konnten, ohne daß mein Pferd aufgezäumt war, während ich doch gemäß dem Orden der fahrenden Ritterschaft, zu dem ich mich bekenne, verpflichtet bin, stets auf der Hut und zu jeder Stunde meine eigene Schildwache zu sein. Denn ich tue dir zu wissen, o großer Roque, wenn sie mich auf meinem Rosse mit meinem Speer und meinem Schild angetroffen hätten, so wäre es ihnen nicht sehr leicht geworden, über mich zu siegen, dieweil ich Don Quijote von der Mancha bin, der Mann, der mit seinen Großtaten das ganze Erdenrund erfüllt hat.«
Luego Roque Guinart conoció que la enfermedad de don Quijote tocaba más en locura que en valentía, y, aunque algunas veces le había oído nombrar, nunca tuvo por verdad sus hechos, ni se pudo persuadir a que semejante humor reinase en corazón de hombre; y holgóse en estremo de haberle encontrado, para tocar de cerca lo que de lejos dél había oído; y así, le dijo. Roque Guinart merkte sofort, daß Don Quijotes schwache Seite weit mehr die Narrheit als die Tapferkeit war, und obwohl er schon manchmal von ihm gehört, so hatte er doch seine Taten nie für Wirklichkeit gehalten und konnte sich nicht überreden, daß eine so verrückte Liebhaberei wirklich in der Seele eines Mannes herrschen könne; nun aber freute er sich außerordentlich, ihm begegnet zu sein, um mit den Händen zu greifen, was er bisher nur aus der Ferne über ihn vernommen hatte. Daher sagte er zu ihm:
-Valeroso caballero, no os despechéis ni tengáis a siniestra fortuna ésta en que os halláis, que podía ser que en estos tropiezos vuestra torcida suerte se enderezase; que el cielo, por estraños y nunca vistos rodeos, de los hombres no imaginados, suele levantar los caídos y enriquecer los pobres. »Tapferer Ritter, seid nicht unmutig und haltet das Los, das Euch zugefallen, nicht für ein unglückliches; denn wohl möchte es geschehen, daß gerade, wenn Euer Fuß hier strauchelt, der krumme Pfad Eures Geschickes sich wieder geraderichtete, sintemalen auf Umwegen, die oft gar seltsam und von Menschen noch nimmer erschaut und nimmer geahnt worden, der Himmel die Gefallenen zu erheben und die Armen reich zu machen pflegt.«
Ya le iba a dar las gracias don Quijote, cuando sintieron a sus espaldas un ruido como de tropel de caballos, y no era sino un solo, sobre el cual venía a toda furia un mancebo, al parecer de hasta veinte años, vestido de damasco verde, con pasamanos de oro, greguescos y saltaembarca, con sombrero terciado, a la valona, botas enceradas y justas, espuelas, daga y espada doradas, una escopeta pequeña en las manos y dos pistolas a los lados. Al ruido volvió Roque la cabeza y vio esta hermosa figura, la cual, en llegando a él, dijo. Don Quijote war schon im Begriff, ihm seinen Dank auszusprechen, als sie hinter sich ein Stampfen hörten wie von einem ganzen Trupp Pferde; es war jedoch nur ein einziges, auf welchem ein Jüngling in rasendem Sturm einhergejagt kam. Er schien gegen zwanzig Jahre alt zu sein, war in grünen Damast mit goldenen Tressen gekleidet, trug enge Beinkleider und einen Schiffermantel, einen Hut auf wallonische Art mit geschweiften Krempen, knapp anliegende gewichste Stiefel, Sporen, Dolch und Degen vergoldet, eine Stutzbüchse in der Hand und ein Paar Pistolen im Gürtel. Bei dem Pferdegestampf wandte Roque den Kopf und erblickte diese reizende Gestalt, die beim Näherkommen ihn so anredete:
-En tu busca venía, ¡oh valeroso Roque!, para hallar en ti, si no remedio, a lo menos alivio en mi desdicha; y, por no tenerte suspenso, porque sé que no me has conocido, quiero decirte quién soy y soy Claudia Jerónima, hija de Simón Forte, tu singular amigo y enemigo particular de Clauquel Torrellas, que asimismo lo es tuyo, por ser uno de los de tu contrario bando; y ya sabes que este Torrellas tiene un hijo que don Vicente Torrellas se llama, o, a lo menos, se llamaba no ha dos horas. Éste, pues, por abreviar el cuento de mi desventura, te diré en breves palabras la que me ha causado. Viome, requebróme, escuchéle, enamoréme, a hurto de mi padre; porque no hay mujer, por retirada que esté y recatada que sea, a quien no le sobre tiempo para poner en ejecución y efecto sus atropellados deseos. Finalmente, él me prometió de ser mi esposo, y yo le di la palabra de ser suya, sin que en obras pasásemos adelante. Supe ayer que, olvidado de lo que me debía, se casaba con otra, y que esta mañana iba a desposarse, nueva que me turbó el sentido y acabó la paciencia; y, por no estar mi padre en el lugar, le tuve yo de ponerme en el traje que vees, y apresurando el paso a este caballo, alcancé a don Vicente obra de una legua de aquí; y, sin ponerme a dar quejas ni a oír disculpas, le disparé estas escopetas, y, por añadidura, estas dos pistolas; y, a lo que creo, le debí de encerrar más de dos balas en el cuerpo, abriéndole puertas por donde envuelta en su sangre saliese mi honra. Allí le dejo entre sus criados, que no osaron ni pudieron ponerse en su defensa. Vengo a buscarte para que me pases a Francia, donde tengo parientes con quien viva, y asimesmo a rogarte defiendas a mi padre, porque los muchos de don Vicente no se atrevan a tomar en él desaforada venganza. »Ich kam hierher, dich aufzusuchen, o tapferer Roque, um bei dir, wenn nicht Hilfe, doch Erleichterung meines Elends zu finden; und um dich nicht in Ungewißheit zu lassen, weil ich weiß, du hast mich nicht erkannt, will ich dir sagen, wer ich bin. Ich bin Claudia Gerónima, die Tochter von Simón Porte, der stets dein inniger Freund war und zugleich ein Todfeind von Clauquel Torrellas, der auch dein Feind ist, da er zu deiner Gegenpartei gehört; du weißt auch, daß dieser Torrellas einen Sohn hat, der Don Vicente Torrellas heißt oder wenigstens vor noch nicht zwei Stunden so hieß. Dieser nun - um die Erzählung meines Unglücks kurz zu fassen, will ich dir in wenigen Worten sagen, welches Leid er mir zugefügt hat, Er sah mich, er machte mir den Hof, ich hörte ihn an, ich verliebte mich hinter dem Rüc! ken meines Vaters, denn es gibt kein Weib, so behutsam und zurückhaltend es auch sei, das nicht mehr als genug Zeit dazu fände, seine stürmischen Wünsche zur Tat werden zu lassen. Kurz, er versprach mir die Ehe, ich gab ihm darauf das Wort, ihm zu gehören, jedoch ohne daß wir weiter gingen. Gestern erfuhr ich, daß er, vergessend, was er mir schuldet, sich mit einer andren vermählen und heute morgen sich trauen lassen wollte, eine Nachricht, die mir die Besinnung und meine Geduld raubte; und da mein Vater nicht zu Hause war, so legte ich rasch die Tracht an, die du siehst, bestieg mein Pferd und trieb es zur Eile, erreichte Don Vicente ungefähr eine Meile von hier, und ohne mich damit aufzuhalten, Klagen auszustoßen und Entschuldigungen anzuhören, schoß ich diese Büchse auf ihn ab und obendrein diese zwei Pistolen, und ich glaube, ich habe ihm mehr Kugeln als nötig in den Leib gejagt und an seiner Brust Pforten geöffnet, aus denen! , von seinem Blut umgossen, meine Ehre gerächt hervorging. Dort ließ ich ihn nun unter den Händen seiner Diener, die an seine Verteidigung zu denken weder wagten noch vermochten; ich komme zu dir, damit: du mich hinüber nach Frankreich bringst, wo ich Verwandte habe, bei denen ich leben kann, und bitte dich zugleich, meines Vaters Verteidigung zu übernehmen, damit die zahlreichen Freunde Don Vicentes es nicht wagen, an ihm eine frevelhafte Rache zu üben.«
Roque, admirado de la gallardía, bizarría, buen talle y suceso de la hermosa Claudia, le dijo Roque, voll Verwunderung ob des Mutes, der glänzenden Tracht, der schönen Gestalt und der Schicksale der reizenden Claudia, sprach zu ihr:
-Ven, señora, y vamos a ver si es muerto tu enemigo, que después veremos lo que más te importare. »Komm, Señora, wir wollen sehen, ob dein Feind tot ist, und dann wollen wir erwägen, was dir am meisten frommt.«
Don Quijote, que estaba escuchando atentamente lo que Claudia había dicho y lo que Roque Guinart respondió, dijo. Don Quijote, der aufmerksam zugehört hatte, was Claudia gesagt und was Roque Guinart antwortete, sprach:
-No tiene nadie para qué tomar trabajo en defender a esta señora, que lo tomo yo a mi cargo denme mi caballo y mis armas, y espérenme aquí, que yo iré a buscar a ese caballero, y, muerto o vivo, le haré cumplir la palabra prometida a tanta belleza. »Niemand braucht sich mit der Verteidigung dieses Fräuleins zu bemühen, ich nehme sie auf mich; man gebe mir mein Roß und meine Waffen und erwarte mich hier; ich will jenen Ritter aufsuchen und will ihn tot oder lebendig zur Erfüllung des Wortes zwingen, das er einer so großen Schönheit gegeben.«
-Nadie dude de esto -dijo Sancho-, porque mi señor tiene muy buena mano para casamentero, pues no ha muchos días que hizo casar a otro que también negaba a otra doncella su palabra; y si no fuera porque los encantadores que le persiguen le mudaron su verdadera figura en la de un lacayo, ésta fuera la hora que ya la tal doncella no lo fuera. »Daran darf keiner zweifeln«, sprach Sancho, »denn mein Herr hat eine sehr glückliche Hand als Ehevermittler. Hat er doch vor wenigen Tagen erst einen andren zur Heirat gezwungen, der ebenfalls einer Jungfrau sein Wort nicht halten wollte; und wären nicht die Zauberer, die ihn verfolgen, gekommen und hätten dessen wahre Gestalt in die eines Lakaien verwandelt, so wäre schon jetzt die besagte Jungfrau keine solche mehr.«
Roque, que atendía más a pensar en el suceso de la hermosa Claudia que en las razones de amo y mozo, no las entendió; y, mandando a sus escuderos que volviesen a Sancho todo cuanto le habían quitado del rucio, mandándoles asimesmo que se retirasen a la parte donde aquella noche habían estado alojados, y luego se partió con Claudia a toda priesa a buscar al herido, o muerto, don Vicente. Llegaron al lugar donde le encontró Claudia, y no hallaron en él sino recién derramada sangre; pero, tendiendo la vista por todas partes, descubrieron por un recuesto arriba alguna gente, y diéronse a entender, como era la verdad, que debía ser don Vicente, a quien sus criados, o muerto o vivo, llevaban, o para curarle, o para enterrarle; diéronse priesa a alcanzarlos, que, como iban de espacio, con facilidad lo hicieron. Roque, dessen Gedanken sich mehr mit den Geschicken der schönen Claudia beschäftigten als mit dem Gerede des Herrn und des Dieners, hörte es nicht einmal, und nachdem er seinen Knappen befohlen, Sancho alles wiederzugeben, was sie vom Gepäck des Esels genommen, und sie angewiesen, an den Ort zurückzukehren, wo sie vergangene Nacht gelagert hatten, entfernte er sich in aller Eile mit Claudia, um den verwundeten oder toten Don Vicente aufzusuchen. Sie kamen an die Stelle, wo Claudia ihn angetroffen, und fanden dort nichts als frisch vergossenes Blut; aber als sie ihre Blicke nach allen Seiten hin aussendeten, entdeckten sie oben auf einem Hügel einige Leute und vermuteten, wie es auch wirklich der Fall war, es müsse Don Vicente sein, den seine Diener tot oder lebendig fortschafften, entweder um ihn verbinden zu lassen oder um ihn zu begraben. Sie beeilten sich, die Leute einzuholen, und da diese einen sehr langsamen Schritt einhielten, so kon! nte dies leicht geschehen.
Hallaron a don Vicente en los brazos de sus criados, a quien con cansada y debilitada voz rogaba que le dejasen allí morir, porque el dolor de las heridas no consentía que más adelante pasase. Sie fanden Don Vicente in den Armen seiner Diener, die er mit matter, schwacher Stimme bat, sie möchten ihn dort sterben lassen, weil der Schmerz der Wunden es ihm unmöglich mache weiterzukommen.
Arrojáronse de los caballos Claudia y Roque, llegáronse a él, temieron los criados la presencia de Roque, y Claudia se turbó en ver la de don Vicente; y así, entre enternecida y rigurosa, se llegó a él, y asiéndole de las manos, le dijo. Claudia und Roque sprangen von ihren Pferden und eilten zu ihm hin; die Diener erschraken vor Roques Anblick, und Claudia war über denjenigen Don Vicentes entsetzt; und halb zärtlich und halb ergrimmt trat sie ihm zur Seite, ergriff seine Hand und sagte:
-Si tú me dieras éstas, conforme a nuestro concierto, nunca tú te vieras en este paso. »Hättest du mir diese gereicht, unsrer Abrede gemäß, so wäre es nie so weit gekommen.«
Abrió los casi cerrados ojos el herido caballero, y, conociendo a Claudia, le dijo Der verwundete Edelmann öffnete die halbgeschlossenen Augen, und als er Claudia erkannte, sprach er:
-Bien veo, hermosa y engañada señora, que tú has sido la que me has muerto pena no merecida ni debida a mis deseos, con los cuales, ni con mis obras, jamás quise ni supe ofenderte. »Wohl seh ich's, meine schöne, meine betrogene Geliebte, du warst es, die mich getötet; du hast mir gelohnt, wie es mein liebendes Herz nimmer verdient und wie es ihm nie gebührte, denn weder mit Gedanken noch Taten habe ich dich je gekränkt oder dich kränken können.«
-Luego, ¿no es verdad -dijo Claudia- que ibas esta mañana a desposarte con Leonora, la hija del rico Balvastro. »Also ist es nicht wahr«, fragte Claudia, »daß du dich heut morgen mit Leonora vermählen wolltest, der Tochter des reichen Balbastro?«
-No, por cierto -respondió don Vicente-; mi mala fortuna te debió de llevar estas nuevas, para que, celosa, me quitases la vida, la cual, pues la dejo en tus manos y en tus brazos, tengo mi suerte por venturosa. Y, para asegurarte desta verdad, aprieta la mano y recíbeme por esposo, si quisieres, que no tengo otra mayor satisfación que darte del agravio que piensas que de mí has recebido. »Wahrlich nicht«, antwortete Don Vicente; »mein Unstern muß dir eine solche Nachricht zugebracht haben, damit du mir aus Eifersucht das Leben rauben solltest, und dennoch preise ich mich glücklich, da ich dies Leben von deiner Hand, da ich es in deinen Armen verliere. Und willst du dich überzeugen, wie ernst und wahr meine Worte, so drücke mir die Hand und nimm mich als deinen Gatten an, falls du es wünschest; eine größere Genugtuung kann ich dir für die Kränkung nicht geben, die du wähnst von mir erlitten zu haben.«
Apretóle la mano Claudia, y apretósele a ella el corazón, de manera que sobre la sangre y pecho de don Vicente se quedó desmayada, y a él le tomó un mortal parasismo. Confuso estaba Roque, y no sabía qué hacerse. Acudieron los criados a buscar agua que echarles en los rostros, y trujéronla, con que se los bañaron. Volvió de su desmayo Claudia, pero no de su parasismo don Vicente, porque se le acabó la vida. Visto lo cual de Claudia, habiéndose enterado que ya su dulce esposo no vivía, rompió los aires con suspiros, hirió los cielos con quejas, maltrató sus cabellos, entregándolos al viento, afeó su rostro con sus propias manos, con todas las muestras de dolor y sentimiento que de un lastimado pecho pudieran imaginarse. Claudia drückte ihm die Hand, und so heftig krampfte sich ihr hierbei das Herz zusammen, daß sie über Don Vicentes blutende Brust ohnmächtig hinsank, und ihn überkam ein Anfall tödlichen Krampfes. Roque war bestürzt und wußte nicht, was tun. Die Diener eilten, Wasser zu holen, um es ihnen ins Gesicht zu spritzen; sie brachten es herbei und besprengten sie damit, Claudia kam aus ihrer Ohnmacht wieder zu sich, aber nicht Don Vicente von seinem Anfall; sein Leben war zu Ende. Als Claudia dies sah, als sie sich überzeugt hatte, daß ihr teurer Gatte nicht mehr lebe, erschütterte sie die Luft mit ihren Seufzern, ließ sie den Himmel von ihrem Jammer widerhallen, raufte sich die Haare und gab sie den Winden preis, zerfleischte ihr Gesicht mit ihren eignen Händen und ließ allen Schmerz und alles Weh schauen, wie man es von einem gequälten Herzen sich nur erdenken kann.
-¡Oh cruel e inconsiderada mujer -decía-, con qué facilidad te moviste a poner en ejecución tan mal pensamiento! ¡Oh fuerza rabiosa de los celos, a qué desesperado fin conducís a quien os da acogida en su pecho! ¡Oh esposo mío, cuya desdichada suerte, por ser prenda mía, te ha llevado del tálamo a la sepultura. »O du grausames, unbesonnenes Weib!« rief sie; »! wie so leicht ließest du dich hinreißen, einem so argen Gedanken die Tat folgen zu lassen! O wahnsinnige Gewalt der Eifersucht, zu welch verzweiflungsvollem Ziele führst du den, der dir Einlaß in seinen Busen verstattet! O mein Gemahl, den sein Unglück, weil er der Geliebte meines Herzens war, vom Brautbett ins Grab gestürzt hat!«
Tales y tan tristes eran las quejas de Claudia, que sacaron las lágrimas de los ojos de Roque, no acostumbrados a verterlas en ninguna ocasión. Lloraban los criados, desmayábase a cada paso Claudia, y todo aquel circuito parecía campo de tristeza y lugar de desgracia. Finalmente, Roque Guinart ordenó a los criados de don Vicente que llevasen su cuerpo al lugar de su padre, que estaba allí cerca, para que le diesen sepultura. Claudia dijo a Roque que querría irse a un monasterio donde era abadesa una tía suya, en el cual pensaba acabar la vida, de otro mejor esposo y más eterno acompañada. Alabóle Roque su buen propósito, ofreciósele de acompañarla hasta donde quisiese, y de defender a su padre de los parientes y de todo el mundo, si ofenderle quisiese. No quiso su compañía Claudia, en ninguna manera, y, agradeciendo sus ofrecimientos con las mejores razones que supo, se despedió dél llorando. Los criados de don Vicente llevaron su cuerpo, y Roque se volvió a los suyos, y este fin tuvieron los amores de Claudia Jerónima. Pero, ¿qué mucho, si tejieron la trama de su lamentable historia las fuerzas invencibles y rigurosas de los celos. So innig, so schmerzlich war Claudias Jammerklage, daß sie Tränen aus Roques Augen entlockte, die nicht gewohnt waren, sie um irgendeines Anlasses willen zu vergießen. Auch die Diener weinten, Claudia wurde immer von neuem ohnmächtig, und der ganze Umkreis schien ein Feld der Trauer und eine Stätte des Unheils. Endlich gebot Roque Guinart den Dienern Don Vicentes, dessen Leiche zu dem nahen Wohnort des Vaters zu tragen, um ihn der Gruft zu übergeben. Claudia erklärte dem Roque, sie wolle in ein Kloster gehen, wo eine Tante von ihr Äbtissin sei, und dort gedenke sie ihr Leben an der Hand eines besseren, der Sterblichkeit nicht so unterworfenen Bräutigams zu beschließen; Roque pries ihren frommen Entschluß und erbot sich, sie zu begleiten, wohin sie auch wolle, und ihren Vater gegen die Verwandten Don Vicentes, ja gegen die ganze Welt zu verteidigen, wenn man ihn antasten wolle. Claudia wollte indes seine Begleitung unter keiner Bedingung annehmen, dankte ihm mit den herzlichsten Worten für sein Anerbieten und nahm unter Tränen von ihm Abschied. Die Diener Don Vicentes trugen seinen Leichnam von dannen, und Roque kehrte zu den Seinigen zurück. So endete das Liebesabenteuer der Claudia Gerónima. Aber wie konnte es anders sein, da die Fäden ihrer jammervollen Geschichte von der unbesiegbaren und grausamen Gewalt ihrer Eifersucht gesponnen waren!
Halló Roque Guinart a sus escuderos en la parte donde les había ordenado, y a don Quijote entre ellos, sobre Rocinante, haciéndoles una plática en que les persuadía dejasen aquel modo de vivir tan peligroso, así para el alma como para el cuerpo; pero, como los más eran gascones, gente rústica y desbaratada, no les entraba bien la plática de don Quijote. Llegado que fue Roque, preguntó a Sancho Panza si le habían vuelto y restituido las alhajas y preseas que los suyos del rucio le habían quitado. Sancho respondió que sí, sino que le faltaban tres tocadores, que valían tres ciudades. Roque Guinart fand seine Knappen, wohin er sie beschieden hatte, und den Ritter Don Quijote bei ihnen; er saß auf seinem Rosinante und hielt eine Ansprache an sie, um sie zu überreden, sie möchten von ihrer Lebensweise lassen, die so gefährlich für die Seele wie für den Körper sei. Aber da die meisten von ihnen Gaskogner waren, rohes, liederliches Gesindel, so ging ihnen Don Quijotes Rede nicht sehr zu Herzen. Gleich nach seiner Ankunft fragte Roque den Schildknappen Sancho, ob seine Leute die Kostbarkeiten und Wertsachen, die sie dem Esel abgenommen, ihm wiedergegeben und zurückerstattet hätten. Sancho antwortete mit Ja, nur fehlten ihm drei Nachthauben, die soviel wert seien wie drei große Städte.
-¿Qué es lo que dices, hombre? -dijo uno de los presentes-, que yo los tengo, y no valen tres reales. »Was sagst du, Bursche?« sagte einer der Anwesenden; »ich habe sie, und sie sind keine drei Realen wert.«
-Así es -dijo don Quijote-, pero estímalos mi escudero en lo que ha dicho, por habérmelos dado quien me los dio. »Das ist allerdings wahr«, sagte Don Quijote: »aber mein Schildknappe schätzt sie so hoch, wie er gesagt hat, und zwar um des Gebers willen, dem ich sie verdanke.«
Mandóselos volver al punto Roque Guinart, y, mandando poner los suyos en ala, mandó traer allí delante todos los vestidos, joyas, y dineros, y todo aquello que desde la última repartición habían robado; y, haciendo brevemente el tanteo, volviendo lo no repartible y reduciéndolo a dineros, lo repartió por toda su compañía, con tanta legalidad y prudencia que no pasó un punto ni defraudó nada de la justicia distributiva. Hecho esto, con lo cual todos quedaron contentos, satisfechos y pagados, dijo Roque a don Quijote. Roque Guinart befahl, sie ihm auf der Stelle wiederzugeben; dann ließ er die Seinigen sich in einer Reihe aufstellen und sämtliche Kleidungsstücke, Kostbarkeiten und baren Gelder sowie alles, was sie seit der letzten Teilung erbeutet, vor aller Augen an Ort und Stelle bringen. Er nahm kurzerhand eine Schätzung vor; was sich nicht teilen ließ, rechnete er in Geld um und verteilte das Ganze unter seine sämtlichen Kameraden so gerecht und einsichtig, daß er das Gesetz der austeilenden Gerechtigkeit nicht in einem Punkte verletzte. Nachdem dies geschehen und alle einverstanden, zufriedengestellt und ausbezahlt waren, sagte Roque zu Don Quijote:
-Si no se guardase esta puntualidad con éstos, no se podría vivir con ellos. »Wenn man es mit diesen Leuten nicht genau nähme, so könnte man nimmer mit ihnen auskommen.«
A lo que dijo Sancho. Hierauf bemerkte Sancho:
-Según lo que aquí he visto, es tan buena la justicia, que es necesaria que se use aun entre los mesmos ladrones. »Wie ich sehe, ist die Gerechtigkeit so was Gutes, daß sie selbst unter Spitzbuben geübt werden muß.«
Oyólo un escudero, y enarboló el mocho de un arcabuz, con el cual, sin duda, le abriera la cabeza a Sancho, si Roque Guinart no le diera voces que se detuviese. Pasmóse Sancho, y propuso de no descoser los labios en tanto que entre aquella gente estuviese. Dieses hörte einer der Knappen, hob den Flintenkolben und hätte ganz sicher Sanchos Schädel damit zerschmettert, wenn Roque Guinart ihm nicht zugeschrien hätte, einzuhalten. Sancho wurde fast ohnmächtig vor Schrecken und nahm sich vor, den Mund nicht mehr aufzutun, solange er sich unter dieser Sippschaft befinde.
Llegó, en esto, uno o algunos de aquellos escuderos que estaban puestos por centinelas por los caminos para ver la gente que por ellos venía y dar aviso a su mayor de lo que pasaba, y éste dijo. In diesem Augenblick kamen einer oder einige von den Knappen, die als Feldwachen auf den Wegen aufgestellt waren, um zu erspähen, was für Leute vorüberzogen, und ihrem Hauptmann alles zu melden. Der Kundschafter sagte:
-Señor, no lejos de aquí, por el camino que va a Barcelona, viene un gran tropel de gente. »Señor, nicht weit von hier auf der Straße, die nach Barcelona führt, kommt ein großer Trupp Leute.«
A lo que respondió Roque Roque erwiderte:
-¿Has echado de ver si son de los que nos buscan, o de los que nosotros buscamos. »Hast du gesehen, ob sie zu den Leuten gehören, die uns suchen, oder zu denen, die wir suchen?«
-No, sino de los que buscamos -respondió el escudero. »Nur zu denen, die wir suchen«, antwortete der Knappe.
-Pues salid todos -replicó Roque-, y traédmelos aquí luego, sin que se os escape ninguno. »Dann zieht alle hin«, versetzte Roque, »und bringt mir sie sogleich hierher und lasset keinen entwischen!«
Hiciéronlo así, y, quedándose solos don Quijote, Sancho y Roque, aguardaron a ver lo que los escuderos traían; y, en este entretanto, dijo Roque a don Quijote. Sie taten wie befohlen. Don Quijote, Sancho und Roque blieben allein zurück und erwarteten, was für Gefangene die Knappen bringen würden. In der Zwischenzeit sprach Roque zu Don Quijote:
-Nueva manera de vida le debe de parecer al señor don Quijote la nuestra, nuevas aventuras, nuevos sucesos, y todos peligrosos; y no me maravillo que así le parezca, porque realmente le confieso que no hay modo de vivir más inquieto ni más sobresaltado que el nuestro. A mí me han puesto en él no sé qué deseos de venganza, que tienen fuerza de turbar los más sosegados corazones; yo, de mi natural, soy compasivo y bien intencionado; pero, como tengo dicho, el querer vengarme de un agravio que se me hizo, así da con todas mis buenas inclinaciones en tierra, que persevero en este estado, a despecho y pesar de lo que entiendo; y, como un abismo llama a otro y un pecado a otro pecado, hanse eslabonado las venganzas de manera que no sólo las mías, pero las ajenas tomo a mi cargo; pero Dios es servido de que, aunque me veo en la mitad del laberinto de mis confusiones, no pierdo la esperanza de salir dél a puerto seguro. »Unsre Lebensweise, Señor Don Quijote, muß Euch als eine ganz neue vorkommen, neu unsre Abenteuer, neu unsre Erlebnisse, alle aber gefahrvoll, und ich wundere mich nicht, wenn es Euch so vorkommt, denn ich gestehe, es gibt tatsächlich kein unruhigeres und aufgeregteres Leben. Zu ihm hat mich einst irgendein Drang nach Rache verlockt, ein Drang, dessen Macht das ruhigste Gemüt in Wallung bringen kann. Ich bin von Natur mitleidig und hege die besten Absichten; allein, wie gesagt, der Durst nach Rache für eine mir angetane Beleidigung wirft meine besseren Triebe so völlig danieder, daß ich meiner besseren Einsicht zum Trotz bei dieser Lebensweise verharre; und so wie ein Abgrund zum andern führt und eine Suade die andre nachzieht, so haben sich ! die Ringe an der Kette meiner Rachetaten so aneinandergefügt, daß ich nicht nur Rache für mich selbst, sondern auch Rache für dritte Personen auf mich nehme. Allein Gott ist so gnädig, daß ich, wiewohl mitten im Labyrinth meiner Verirrungen, doch nicht die Hoffnung aufgebe, aus ihm dereinst in einen sicheren Hafen zu gelangen.«
Admirado quedó don Quijote de oír hablar a Roque tan buenas y concertadas razones, porque él se pensaba que, entre los de oficios semejantes de robar, matar y saltear no podía haber alguno que tuviese buen discurso, y respondióle. Don Quijote war höchlich verwundert, Roque so fromm und verständig reden zu hören, denn er hatte bei sich gedacht, daß unter den Leuten, die das Geschäft des Stehlens und Raubens und Mordens betreiben, keiner sein könnte, bei dem vernünftige Überlegung Raum fände. Er entgegnete ihm:
-Señor Roque, el principio de la salud está en conocer la enfermedad y en querer tomar el enfermo las medicinas que el médico le ordena vuestra merced está enfermo, conoce su dolencia, y el cielo, o Dios, por mejor decir, que es nuestro médico, le aplicará medicinas que le sanen, las cuales suelen sanar poco a poco y no de repente y por milagro; y más, que los pecadores discretos están más cerca de enmendarse que los simples; y, pues vuestra merced ha mostrado en sus razones su prudencia, no hay sino tener buen ánimo y esperar mejoría de la enfermedad de su conciencia; y si vuestra merced quiere ahorrar camino y ponerse con facilidad en el de su salvación, véngase conmigo, que yo le enseñaré a ser caballero andante, donde se pasan tantos trabajos y desventuras que, tomándolas por penitencia, en dos paletas le pondrán en el cielo. »Señor Roque, der Anfang der Genesung besteht darin, daß die Krankheit erkannt wird und daß der Kranke die Heilmittel willig einnimmt, die der Arzt ihm verordnet. Ihr seid krank, Ihr kennt Euer Leiden, und der Himmel, oder richtiger gesagt Gott, der unser aller Arzt ist, wird bei Euch ärztliche Mittel anwenden, die Euch heilen, die aber in der Regel nur allmählich Heilung bringen, nicht mit einemmal auf wunderbare Weise. Zudem sind die einsichtigen Sünder der Besserung viel näher als die einfältigen; und da Ihr in Euern Äußerungen Euern verständigen Geist gezeigt habt, so braucht Ihr nur mutige Zuversicht zu hegen und fe! st auf Besserung der Krankheit Eures Gewissens zu hoffen. Wollt Ihr aber Euern Weg abkürzen und mühelos den Weg Eures Seelenheils einschlagen, so folget mir nach; ich will Euch lehren, ein fahrender Ritter zu werden, ein Beruf, den so viele Drangsale und Mißgeschicke heimsuchen, daß sie, wenn Ihr sie als Bußübung hinnehmt, Euch im Handumdrehen in den Himmel versetzen werden.«
Rióse Roque del consejo de don Quijote, a quien, mudando plática, contó el trágico suceso de Claudia Jerónima, de que le pesó en estremo a Sancho, que no le había parecido mal la belleza, desenvoltura y brío de la moza. Roque lachte hellauf über Don Quijotes guten Rat, und um dem Gespräch eine andre Wendung zu geben, erzählte er ihm den traurigen Vorgang mit Claudia Gerónima, worüber Sancho sich herzlich betrübte, denn die Schönheit, Entschlossenheit und Kühnheit des Mädchens hatten es ihm angetan.
Llegaron, en esto, los escuderos de la presa, trayendo consigo dos caballeros a caballo, y dos peregrinos a pie, y un coche de mujeres con hasta seis criados, que a pie y a caballo las acompañaban, con otros dos mozos de mulas que los caballeros traían. Cogiéronlos los escuderos en medio, guardando vencidos y vencedores gran silencio, esperando a que el gran Roque Guinart hablase, el cual preguntó a los caballeros que quién eran y adónde iban, y qué dinero llevaban. Uno dellos le respondió. Mittlerweile kamen die Knappen mit ihrem Fang; sie brachten zwei Edelleute zu Pferde, zwei Pilger zu Fuß und eine Kutsche mit Frauenzimmern nebst etwa einem Halbdutzend Dienern, welche die Damen teils zu Fuß, teils zu Pferde begleiteten; dann noch zwei Maultiertreiber, die zu den Edelleuten gehörten. Die Knappen hatten sie in die Mitte genommen, und Sieger und Besiegte beobachteten tiefes Schweigen und erwarteten, daß der große Roque Guinart das Wort nehme. Dieser fragte zuerst die Edelleute, wer sie seien, wohin sie reisten und wieviel Geld sie bei sich hätten. Einer von ihnen antwortete ihm:
-Señor, nosotros somos dos capitanes de infantería española; tenemos nuestras compañías en Nápoles y vamos a embarcarnos en cuatro galeras, que dicen están en Barcelona con orden de pasar a Sicilia; llevamos hasta docientos o trecientos escudos, con que, a nuestro parecer, vamos ricos y contentos, pues la estrecheza ordinaria de los soldados no permite mayores tesoros. »Señor, wir sind Hauptleute vom spanischen Fußvolk, haben unsre Kompanien in Neapel und wollen uns auf einer von den vier Galeeren einschiffen, die in Barcelona liegen sollen, um nach Sizilien zu fahren; wir haben etwa zwei- bis dreihundert Goldtaler bei uns, womit wir uns reich und glücklich schätzen, denn der Soldat ist bei seinem dür! ftigen Sold keine größeren Schätze gewohnt.«
Preguntó Roque a los peregrinos lo mesmo que a los capitanes; fuele respondido que iban a embarcarse para pasar a Roma, y que entre entrambos podían llevar hasta sesenta reales. Quiso saber también quién iba en el coche, y adónde, y el dinero que llevaban; y uno de los de a caballo dijo. Roque fragte nun die Pilger das nämliche wie die Hauptleute; sie antworteten ihm, sie seien im Begriff, sich nach Rom einzuschiffen, und hätten beide zusammen etwa sechzig Realen bei sich. Jetzt wollte er auch hören, wer sich in der Kutsche befinde, wohin sie wollten und wieviel Geld sie mit sich führten. Einer von den Begleitern zu Pferd antwortete:
-Mi señora doña Guiomar de Quiñones, mujer del regente de la Vicaría de Nápoles, con una hija pequeña, una doncella y una dueña, son las que van en el coche; acompañámosla seis criados, y los dineros son seiscientos escudos. »Meine gnädige Frau Doña Guiomar de Quiñones, die Gemahlin des Präsidenten am Gerichtshofe zu Neapel, nebst einem Töchterchen, einer Zofe und einer Kammerfrau sind in dieser Kutsche; wir sechs Diener begleiten sie, und wir haben sechshundert Goldtaler bei uns.«
-De modo -dijo Roque Guinart-, que ya tenemos aquí novecientos escudos y sesenta reales; mis soldados deben de ser hasta sesenta; mírese a cómo le cabe a cada uno, porque yo soy mal contador. »Demnach haben wir hier schon neunhundert Goldtaler und sechzig Realen«, sagte Roque Guinart; »meiner Leute werden etwa siebzig sein; seht, wieviel auf einen jeden kommt, denn ich bin ein schlechter Rechner.«
Oyendo decir esto los salteadores, levantaron la voz, diciendo. Bei diesen Worten erhoben die Räuber ihre Stimmen und riefen:
-¡Viva Roque Guinart muchos años, a pesar de los lladres que su perdición procuran. »Tausend Jahre möge Roque Guinart leben, den schofeln Kerlen zum Trutz, die auf sein Verderben ausgehen.«
Mostraron afligirse los capitanes, entristecióse la señora regenta, y no se holgaron nada los peregrinos, viendo la confiscación de sus bienes. Túvolos así un rato suspensos Roque, pero no quiso que pasase adelante su tristeza, que ya se podía conocer a tiro de arcabuz, y, volviéndose a los capitanes, dijo. Die beiden Hauptleute zeigten große Betrübnis, die Frau Präsidentin war sehr niedergeschlagen, und die Pilger waren auch nicht besonders vergnügt, als sie sahen, daß ihr Vermögen beschlagnahmt werden sollte. Roque hielt sie einen Augenblick so in der Angst; er wollte aber ihre Betrübnis, die man ihnen auf Büchsenschußweite ansehen konnte, nicht länger dauern lassen und sprach, zu den Hauptleuten gewendet:
-Vuesas mercedes, señores capitanes, por cortesía, sean servidos de prestarme sesenta escudos, y la señora regenta ochenta, para contentar esta escuadra que me acompaña, porque el abad, de lo que canta yanta, y luego puédense ir su camino libre y desembarazadamente, con un salvoconduto que yo les daré, para que, si aren otras de algunas escuadras mías que tengo divididas por estos contornos, no les hagan daño; que no es mi intención de agraviar a soldados ni a mujer alguna, especialmente a las que son principales. »Meine Herren Hauptleute, wollet so freundlich sein, mir sechzig Goldtaler zu leihen, und die Frau Präsidentin achtzig, damit ich meine Leute zufriedenstellen kann, denn wovon soll der Pfaff essen, wenn nicht von der Messen? Dann könnt ihr frei und ledig eurer Wege ziehen. Ich werde euch einen Geleitbrief geben, damit man euch nichts Böses zufüge, wenn ihr auf einen andern von meinen Haufen stoßt, die ich in der ganzen Gegend verteilt habe; denn ich habe nicht vor, Soldaten zu kränken oder Frauen, zumal solche! von Stande.«
Infinitas y bien dichas fueron las razones con que los capitanes agradecieron a Roque su cortesía y liberalidad, que, por tal la tuvieron, en dejarles su mismo dinero. La señora doña Guiomar de Quiñones se quiso arrojar del coche para besar los pies y las manos del gran Roque, pero él no lo consintió en ninguna manera; antes le pidió perdón del agravio que le hacía, forzado de cumplir con las obligaciones precisas de su mal oficio. Mandó la señora regenta a un criado suyo diese luego los ochenta escudos que le habían repartido, y ya los capitanes habían desembolsado los sesenta. Iban los peregrinos a dar toda su miseria, pero Roque les dijo que se estuviesen quedos, y volviéndose a los suyos, les dijo. Mit vielen und beredten Worten dankten die Hauptleute für Roques freundliche Art und Freigebigkeit; denn als solche betrachteten sie es, daß er ihnen ihr eignes Geld ließ. Die Señora Doña Guiomar de Quiñones wollte aus dem Wagen herausstürzen, um dem großen Roque Hände und Füße zu küssen, aber er ließ es nicht zu, bat sie vielmehr um Verzeihung für die ihr zugefügte Unbill, zu der er durch die strengen Obliegenheiten seines argen Berufes genötigt sei. Die Frau Präsidentin befahl einem ihrer Diener, sofort die achtzig Goldtaler herzugeben, die auf ihren Teil kamen, und die Hauptleute hatten bereits ihre sechzig abgeliefert. Die Pilger wollten eben ihr ganzes bißchen Armut hergeben, da sagte ihnen Roque, sie sollten es nur gut sein lassen. Hierauf wendete er sich zu den Seinigen und sagte ihnen:
-Destos escudos dos tocan a cada uno, y sobran veinte los diez se den a estos peregrinos, y los otros diez a este buen escudero, porque pueda decir bien de esta aventura. »Von diesen Goldtalern kommen zwei auf jeden von euch, bleiben zwanzig übrig, davon sollen zehn den Pilgern hi! er gegeben werden und die andern zehn diesem wackern Schildknappen, damit er diesem Abenteuer Gutes nachsagen kann.«
Y, trayéndole aderezo de escribir, de que siempre andaba proveído, Roque les dio por escrito un salvoconduto para los mayorales de sus escuadras, y, despidiéndose dellos, los dejó ir libres, y admirados de su nobleza, de su gallarda disposición y estraño proceder, teniéndole más por un Alejandro Magno que por ladrón conocido. Uno de los escuderos dijo en su lengua gascona y catalana. Man brachte ihm Schreibzeug, das er immer mit sich führte, und er schrieb ihnen einen Geleitbrief für die Führer seiner Räuberhaufen. Dann nahm er Abschied von ihnen und entließ sie in Freiheit und in Bewunderung seines edlen Anstands, seines feinen Benehmens und seines eigentümlichen Verfahrens, ob dessen sie ihn eher für einen Alexander von Mazedonien als für einen ausgemachten Straßenräuber hielten. Einer von den Knappen aber sagte in seiner halb gaskognischen, halb katalanischen Mundart:
-Este nuestro capitán más es para frade que para bandolero si de aquí adelante quisiere mostrarse liberal séalo con su hacienda y no con la nuestra. »Unser Hauptmann da, der paßt besser zum Klosterpfaffen als zum Räuber; wenn er künftig den Freigebigen spielen will, dann soll er es mit seinem Gelde tun und nicht mit dem unsrigen.«
No lo dijo tan paso el desventurado que dejase de oírlo Roque, el cual, echando mano a la espada, le abrió la cabeza casi en dos partes, diciéndole Der Unglückliche hatte dies nicht so leise gesagt, daß es Roques Ohr entgangen wäre; dieser zog sein Schwert und spaltete ihm den Kopf fast in zwei Hälften mit den Worten:
-Desta manera castigo yo a los deslenguados y atrevidos. »So züchtige ich freche böse Mäuler.«
Pasmáronse todos, y ninguno le osó decir palabra tanta era la obediencia que le tenían. Alle fuhren vor Schreck zusammen, und keiner wagte ein Wort zu sagen, so sehr wußte er sie in Zucht zu halten.
Apartóse Roque a una parte y escribió una carta a un su amigo, a Barcelona, dándole aviso como estaba consigo el famoso don Quijote de la Mancha, aquel caballero andante de quien tantas cosas se decían; y que le hacía saber que era el más gracioso y el más entendido hombre del mundo, y que de allí a cuatro días, que era el de San Juan Bautista, se le pondría en mitad de la playa de la ciudad, armado de todas sus armas, sobre Rocinante, su caballo, y a su escudero Sancho sobre un asno, y que diese noticia desto a sus amigos los Niarros, para que con él se solazasen; que él quisiera que carecieran deste gusto los Cadells, sus contrarios, pero que esto era imposible, a causa que las locuras y discreciones de don Quijote y los donaires de su escudero Sancho Panza no podían dejar de dar gusto general a todo el mundo. Despachó estas cartas con uno de sus escuderos, que, mudando el traje de bandolero en el de un labrador, entró en Barcelona y la dio a quien iba. Roque ging dann beiseite und schrieb einen Brief an einen seiner Freunde in Barcelona, worin er ihm mitteilte, der berühmte Don Quijote von der Mancha befinde sich bei ihm; es sei der kurzweiligste und verständigste Mensch von der Welt, und nach vier Tagen, auf Sankt Johannis, werde er ihn auf den Strand vor die Stadt bringen, in voller Wehr, auf seinem Rosse Rosinante, und zugleich auch seinen Knappen Sancho auf seinem Esel; er möge seine Freunde, die Niarros, davon in Kenntnis setzen, damit sie sich an ihm erlustigten; es wäre ihm zwar lieber, wenn seine Feinde, die Cadells, um dies Vergnügen kämen, aber dies sei unmöglich, weil Don Quijotes Narretei und Gescheitheit und die witzigen Einfalle seines Knappen Sancho Pansa jedenfalls der ganzen Welt Vergnügen machen müßten. Diesen Brief schickte er durch einen seiner Knappen ab, der d! ie Tracht eines Räubers gegen die eines Bauern vertauschte, nach Barcelona kam und den Brief richtig dem Manne ablieferte, an den er gerichtet war.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXI. De lo que le sucedió a don Quijote en la entrada de Barcelona, con otras cosas que tienen más de lo verdadero que de lo discreto.

61. Kapitel Von den Erlebnissen Don Quijotes beim Einzug in Barcelona, nebst mancherlei, worin mehr Wahres als Gescheites enthalten

Tres días y tres noches estuvo don Quijote con Roque, y si estuviera trecientos años, no le faltara qué mirar y admirar en el modo de su vida aquí amanecían, acullá comían; unas veces huían, sin saber de quién, y otras esperaban, sin saber a quién. Dormían en pie, interrompiendo el sueño, mudándose de un lugar a otro. Todo era poner espías, escuchar centinelas, soplar las cuerdas de los arcabuces, aunque traían pocos, porque todos se servían de pedreñales. Roque pasaba las noches apartado de los suyos, en partes y lugares donde ellos no pudiesen saber dónde estaba; porque los muchos bandos que el visorrey de Barcelona había echado sobre su vida le traían inquieto y temeroso, y no se osaba fiar de ninguno, temiendo que los mismos suyos, o le habían de matar, o entregar a la justicia vida, por cierto, miserable y enfadosa. Drei Tage und drei Nächte verweilte Don Quijote bei Roque, und wenn er dreihundert Jahre verweilt hätte, so hätte er an dessen Lebensweise immer mehr als genug zu beobachten und zu bewundern gefunden. An einem Orte erwarteten sie den Sonnenaufgang, an dem andern aßen sie zu Mittag; einmal flohen sie, ohne zu wissen wovor, ein andermal harrten sie lange, ohne zu wissen worauf. Sie schliefen stehend, dann unterbrachen sie ihren Schlummer, um von einem Orte zum andern zu ziehen. Beständig galt es, Kundschafter aufzustellen, Schildwachen abzuhören, die Lunten ihrer Büchsen anzublasen, obschon sie deren nicht viel hatten, da sie Stutzen mit Feuersteinschlössern benützten. Roque verbrachte die Nächte getrennt von den Seinigen an Orten, die sie nicht erraten konnten; denn die vielen Achtserklärungen, die der Vizekönig in Barcelona gegen ihn erlassen hatte, hielten ihn in beständiger Unruhe und Besorgnis; er wagte sich niemandem an! zuvertrauen und fürchtete, daß seine eignen Leute ihn entweder umbringen oder der Gerechtigkeit überliefern würden: gewiß ein elendes, qualvolles Leben.
En fin, por caminos desusados, por atajos y sendas encubiertas, partieron Roque, don Quijote y Sancho con otros seis escuderos a Barcelona. Llegaron a su playa la víspera de San Juan en la noche, y, abrazando Roque a don Quijote y a Sancho, a quien dio los diez escudos prometidos, que hasta entonces no se los había dado, los dejó, con mil ofrecimientos que de la una a la otra parte se hicieron. Endlich zogen Roque, Don Quijote und Sancho mit sechs von den Knappen auf unbetretenen Wegen, auf Nebenpfaden und verborgenen Stegen nach Barcelona. Sie kamen in der Nacht vor dem Johannisfeste am Strande an, Roque umarmte Don Quijote und Sancho, gab letzterem die zehn versprochenen Goldtaler, die er ihm bis jetzt noch nicht ausgehändigt hatte, und verließ sie unter tausend gegenseitigen Höflichkeitsbezeigungen und Freundschaftsversicherungen.
Volvióse Roque; quedóse don Quijote esperando el día, así, a caballo, como estaba, y no tardó mucho cuando comenzó a descubrirse por los balcones del Oriente la faz de la blanca aurora, alegrando las yerbas y las flores, en lugar de alegrar el oído; aunque al mesmo instante alegraron también el oído el son de muchas chirimías y atabales, ruido de cascabeles, ''¡trapa, trapa, aparta, aparta! '' de corredores, que, al parecer, de la ciudad salían. Dio lugar la aurora al sol, que, un rostro mayor que el de una rodela, por el más bajo horizonte, poco a poco, se iba levantando. Roque ritt zurück, Don Quijote erwartete so zu Pferde, wie er gekommen, den Tag, und in der Tat dauerte es nicht lange, bis von den Balkonen des Ostens her das Gesicht der hellen Morgenröte sich entschleierte, die Krauter und Blumen erfreuend, aber freilich nicht das Gehör der Menschen. Indessen bekamen im nämlichen Augenblick die Ohren doch genug des Genusses am Getöse zahlreicher Schalmeien und Mohrentrommeln, man hörte Schellen klingen und das Trapp-Trapp, das »Macht-Platz! Macht Platz!« der Reiter, die offensichtlich aus der Stadt kamen. Die Morgenröte wich der Sonne, die mit einem Angesicht, größer als das Rund eines Schildes, vom tiefsten Horizont allmählich emporstieg.
Tendieron don Quijote y Sancho la vista por todas partes vieron el mar, hasta entonces dellos no visto; parecióles espaciosísimo y largo, harto más que las lagunas de Ruidera, que en la Mancha habían visto; vieron las galeras que estaban en la playa, las cuales, abatiendo las tiendas, se descubrieron llenas de flámulas y gallardetes, que tremolaban al viento y besaban y barrían el agua; dentro sonaban clarines, trompetas y chirimías, que cerca y lejos llenaban el aire de suaves y belicosos acentos. Comenzaron a moverse y a hacer modo de escaramuza por las sosegadas aguas, correspondiéndoles casi al mismo modo infinitos caballeros que de la ciudad sobre hermosos caballos y con vistosas libreas salían. Los soldados de las galeras disparaban infinita artillería, a quien respondían los que estaban en las murallas y fuertes de la ciudad, y la artillería gruesa con espantoso estruendo rompía los vientos, a quien respondían los cañones de crujía de las galeras. El mar alegre, la tierra jocunda, el aire claro, sólo tal vez turbio del humo de la artillería, parece que iba infundiendo y engendrando gusto súbito en todas las gentes. Don Quijote und Sancho ließen ihre Blicke nach allen Seiten schweifen, sie erblickten das Meer, das von ihnen noch nie erschaut worden, und es schien ihnen weit, unermeßlich zu sein, viel größer als die Teiche der Ruidera, die sie in der Manch! a gesehen hatten. Sie erblickten die Galeeren, die am Strande vor Anker lagen, ihre Schirmdächer herabließen und sich dann mit Wimpeln und Fähnchen bedeckt zeigten, die im Winde flatterten und die Wogen streiften und küßten; im Innern ertönten Oboen, Trompeten und Schalmeien, welche die Luft nah und fern mit lieblichen und kriegerischen Klängen erfüllten. Die Schiffe begannen sich in Bewegung zu setzen und eine Art von Seegefecht auf den ruhigen Gewässern aufzuführen, und schier ein Seitenstück dazu führten die zahllosen Reiter auf, die auf schönen Rossen und in glänzenden Trachten aus der Stadt herausgeritten kamen. Die Soldaten auf den Galeeren feuerten zahlloses Geschütz ab, worauf die Mannschaften auf den Mauern und Schanzen der Stadt antworteten; das schwere Geschütz krachte mit furchtbarem Donner durch die Lüfte, und ihm antworteten die Kanonen auf dem Verdeck der Galeeren. Das ruhig heitere Meer, das froh bewegte Ges! tade, die reine Luft, die nur zuweilen durch den Rauch des Geschützes getrübt wurde, schienen aller Welt plötzlich eine freudige Stimmung einzuflößen und neu zu wecken.
No podía imaginar Sancho cómo pudiesen tener tantos pies aquellos bultos que por el mar se movían. En esto, llegaron corriendo, con grita, lililíes y algazara, los de las libreas adonde don Quijote suspenso y atónito estaba, y uno dellos, que era el avisado de Roque, dijo en alta voz a don Quijote. Sancho konnte nicht begreifen, wie diese mächtigen Körper, die sich im Meere hinbewegten, so viele Füße haben konnten. Mittlerweile kamen die Männer in Rittertracht mit wildem Rufen, Schlachtgeschrei und Jauchzen herangesprengt bis zu der Stelle, wo Don Quijote voll Staunen und Verwunderung hielt, und einer von ihnen, derselbe, dem Roque die Nachricht hatte zukommen lassen, rief Don Quijote mit lauter Stimme an:
-Bien sea venido a nuestra ciudad el espejo, el farol, la estrella y el norte de toda la caballería andante, donde más largamente se contiene. Bien sea venido, digo, el valeroso don Quijote de la Mancha no el falso, no el ficticio, no el apócrifo que en falsas historias estos días nos han mostrado, sino el verdadero, el legal y el fiel que nos describió Cide Hamete Benengeli, flor de los historiadores. »Willkommen sei er in unsrer Stadt, der Spiegel, der Leuchtturm, die Sonne, der Leitstern der gesamten fahrenden Ritterschaft, wie es andern Ortes ausführlicher geschrieben steht! Willkommen sei, sag ich, der streitbare Don Quijote von der Mancha! Nicht der unechte, der gefälschte, der untergeschobene, welchen man uns dieser Tage in erlogenen Geschichten vorgeführt hat, sondern der wahre, rechtmäßige und echte, den uns Sidi Hamét Benengelí beschrieben hat, die Blume aller Geschichtsschreiber.«
No respondió don Quijote palabra, ni los caballeros esperaron a que la respondiese, sino, volviéndose y revolviéndose con los demás que los seguían, comenzaron a hacer un revuelto caracol al derredor de don Quijote; el cual, volviéndose a Sancho, dijo. Don Quijote erwiderte kein Wort, auch warteten die Reiter nicht auf eine Antwort, sondern sie ritten mit ihrem Gefolge in allerhand Wendungen hin und wider und tummelten sich im Kreise rings um Don Quijote; und dieser wendete sich zu Sancho und sprach:
-Éstos bien nos han conocido yo apostaré que han leído nuestra historia y aun la del aragonés recién impresa. »Diese Herren haben uns richtig erkannt; ich wette, sie haben unsre Geschichte gelesen, ja auch die kürzlich gedruckte des Aragonesen.«
Volvió otra vez el caballero que habló a don Quijote, y díjole. Der Reiter, welcher Don Quijote angeredet hatte, kehrte wieder zu ihm zurück und sagte:
-Vuesa merced, señor don Quijote, se venga con nosotros, que todos somos sus servidores y grandes amigos de Roque Guinart. »Señor Don Quijote, seid so freundlich, mit uns zu kommen, wir sind insgesamt Eure Diener und nah befreundet mit Roque Guinart.«
A lo que don Quijote respondió. Don Quijote antwortete:
-Si cortesías engendran cortesías, la vuestra, señor caballero, es hija o parienta muy cercana de las del gran Roque. Llevadme do quisiéredes, que yo no tendré otra voluntad que la vuestra, y más si la queréis ocupar en vuestro servicio. »Wenn feine Lebensart wiederum feine Lebensart erzeugt, so ist die Eure, Herr Ritter, eine Tochter oder nahe Verwandte derjenigen des großen Roque. Führt mich, wohin es Euch beliebt; ich habe keinen andern Willen als den Eurigen, zumal wenn Ihr ihn für Eure Dienste in Anspruch nehmen wollt.«
Con palabras no menos comedidas que éstas le respondió el caballero, y, encerrándole todos en medio, al son de las chirimías y de los atabales, se encaminaron con él a la ciudad, al entrar de la cual, el malo, que todo lo malo ordena, y los muchachos, que son más malos que el malo, dos dellos traviesos y atrevidos se entraron por toda la gente, y, alzando el uno de la cola del rucio y el otro la de Rocinante, les pusieron y encajaron sendos manojos de aliagas. Sintieron los pobres animales las nuevas espuelas, y, apretando las colas, aumentaron su disgusto, de manera que, dando mil corcovos, dieron con sus dueños en tierra. Don Quijote, corrido y afrentado, acudió a quitar el plumaje de la cola de su matalote, y Sancho, el de su rucio. Quisieran los que guiaban a don Quijote castigar el atrevimiento de los muchachos, y no fue posible, porque se encerraron entre más de otros mil que los seguían. Mit nicht weniger höflichen Worten antwortete ihm der Edelmann; dann nahmen sie alle Don Quijote in die Mitte und ritten beim Klange der Schalmeien und Mohrentrommeln mit ihm nach der Stadt. Beim Einzug aber in dieselbe trieb der Böse sein Spiel, der alles Böse anstiftet, im Verein mit den Gassenbuben, die noch böser sind als der Böse; zwei derselben, mutwillig und frech, drängten sich durch die Menge hindurch, einer von ihnen hob dem Esel und der andre dem Rosinante den Schwanz in die Höhe, und sie schoben und befestigten darunter ein paar Büschel Stachelginster. Die armen Tiere spürten diese neue Art von Sporen, und da sie die Schwänze fest andrückten, steigerten sie selbst ihren Schmerz, so daß sie sich bäumten und mit tausend Seitensprüngen ihre Reiter abwarfen. Don Quijote, erzürnt und beschämt, eilte, den Federbusch unter dem Schwanz seiner Mähre hervorzureißen, und ebenso Sancho unter dem seines Grauti! ers. Don Quijotes Begleiter wollten die Frechheit der Gassenbuben bestrafen, aber das war nicht möglich, da es diesen leicht gelang, sich inmitten von mehr als tausend ihresgleichen, die ihnen nachliefen, zu verbergen.
Volvieron a subir don Quijote y Sancho; con el mismo aplauso y música llegaron a la casa de su guía, que era grande y principal, en fin, como de caballero rico; donde le dejaremos por agora, porque así lo quiere Cide Hamete. Don Quijote und Sancho stiegen wieder auf, und unter denselben Jubelrufen und Klängen der Musik gelangten sie zum Hause ihres Führers;, dem man an seiner Größe und Schönheit ansah, daß es einem reichen Edelmann gehörte. Hier wollen wir ihn für jetzt lassen, da Sidi Hamét es so will.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXII. Que trata de la aventura de la cabeza encantada, con otras niñerías que no pueden dejar de contarse.

62. Kapitel Das von dem Abenteuer mit dem Zauberkopf und von anderen Kindereien handelt, die unbedingt hier berichtet werden müssen

Don Antonio Moreno se llamaba el huésped de don Quijote, caballero rico y discreto, y amigo de holgarse a lo honesto y afable, el cual, viendo en su casa a don Quijote, andaba buscando modos como, sin su perjuicio, sacase a plaza sus locuras; porque no son burlas las que duelen, ni hay pasatiempos que valgan si son con daño de tercero. Lo primero que hizo fue hacer desarmar a don Quijote y sacarle a vistas con aquel su estrecho y acamuzado vestido -como ya otras veces le hemos descrito y pintado- a un balcón que salía a una calle de las más principales de la ciudad, a vista de las gentes y de los muchachos, que como a mona le miraban. Corrieron de nuevo delante dél los de las libreas, como si para él solo, no para alegrar aquel festivo día, se las hubieran puesto; y Sancho estaba contentísimo, por parecerle que se había hallado, sin saber cómo ni cómo no, otras bodas de Camacho, otra casa como la de don Diego de Miranda y otro castillo como el del duque. Don Antonio Moreno hieß der gastliche Wirt Don Quijotes, ein reicher und geistvoller Edelmann und ein Freund eines anständigen und harmlosen Spaßes. Als er jetzt Don Quijote in seinem Hause sah, sann er auf Mittel, dessen Narreteien ans Licht des Tages zu ziehen, ohne ihm jedoch damit zu schaden; denn Possenstreiche hören auf, es zu sein, wenn sie weh tun, und kein Zeitvertreib ist statthaft, wenn er einem Dritten zum Nachteil gereicht. Das erste, was er tat, war, daß er Don Quijote die Rüstung abnehmen ließ und ihn in seiner engen gemsledernen Kleidung, wie wir ihn schon manchmal beschrieben und geschildert haben, auf einen Balkon hinausführte, der auf eine der Hauptstraßen der Stadt ging, so daß er allen Leuten und den Gassenbuben zur Schau stand, die ihn anstarrten wie einen Affen. Die Herren in Rittertracht hielten aufs neue ihr Rennen vor ihm, als hätten sie sich allein für ihn so geschmückt und nicht, um den festlichen Tag froh zu begehen. Sancho aber war höchst vergnügt, weil er glaubte, er habe, ohne zu wissen wann und wie, wieder eine Hochzeit des Camacho gefunden, wieder ein Haus wie das des Don Diego de Miranda und wieder ein Schloß wie das des Herzogs.
Comieron aquel día con don Antonio algunos de sus amigos, honrando todos y tratando a don Quijote como a caballero andante, de lo cual, hueco y pomposo, no cabía en sí de contento. Los donaires de Sancho fueron tantos, que de su boca andaban como colgados todos los criados de casa y todos cuantos le oían. Estando a la mesa, dijo don Antonio a Sancho. An diesem Tage speisten bei Don Antonio einige seiner Freunde, und alle behandelten und ehrten Don Quijote als einen fahrenden Ritter, worüber er, eitel und aufgeblasen, vor lauter Vergnügen schier aus dem! Häuschen war. Sanchos spaßhafte Einfalle ergossen sich so reichlich, daß die Diener des Hauses an seinem Munde hingen wie alle, die ihn hörten. Während sie noch bei Tische saßen, begann Don Antonio zu Sancho:
-Acá tenemos noticia, buen Sancho, que sois tan amigo de manjar blanco y de albondiguillas, que, si os sobran, las guardáis en el seno para el otro día. »Wir haben hier gehört, mein wackrer Sancho, Ihr seid ein so großer Freund von gehackten Hühnerbrüsten und Fleischklößchen, daß Ihr, wenn Euch welche übrigbleiben, sie für den andern Tag im Busen aufhebt.«
-No, señor, no es así -respondió Sancho-, porque tengo más de limpio que de goloso, y mi señor don Quijote, que está delante, sabe bien que con un puño de bellotas, o de nueces, nos solemos pasar entrambos ocho días. Verdad es que si tal vez me sucede que me den la vaquilla, corro con la soguilla; quiero decir que como lo que me dan, y uso de los tiempos como los hallo; y quienquiera que hubiere dicho que yo soy comedor aventajado y no limpio, téngase por dicho que no acierta; y de otra manera dijera esto si no mirara a las barbas honradas que están a la mesa. »Nein, Señor, das ist nicht wahr«, entgegnete Sancho; »ich halte auf Reinlichkeit mehr als aufs gute Essen, und mein Herr Don Quijote, den Ihr hier vor Euch seht, weiß, daß wir beide oft acht Tage mit einer Handvoll Eicheln oder Nüssen aushalten. Freilich trägt es sich einmal zu, und schenkt man mir die Kuh, lauf ich mit dem. Strick herzu; ich meine, ich esse, was man mir vorsetzt, und benutze Zeit und Gelegenheit, wie ich sie finde. Wer aber auch immer erzählt haben mag, ich sei ein ganz besonderer und dazu unsauberer Fresser, der mag sich's gesagt sein lassen, er hat nicht das Rechte getroffen; und das würde ich noch ganz anders ausdrücken, wenn ich nicht vor den ehrenwerten Herren im Bart da am Tisch zuviel Achtung hätte.«
-Por cierto -dijo don Quijote-, que la parsimonia y limpieza con que Sancho come se puede escribir y grabar en láminas de bronce, para que quede en memoria eterna de los siglos venideros. Verdad es que, cuando él tiene hambre, parece algo tragón, porque come apriesa y masca a dos carrillos; pero la limpieza siempre la tiene en su punto, y en el tiempo que fue gobernador aprendió a comer a lo melindroso tanto, que comía con tenedor las uvas y aun los granos de la granada. »Gewiß«, sagte Don Quijote, »die Genügsamkeit und Reinlichkeit, die Sancho beim Essen beobachtet, darf man auf eherne Tafeln schreiben und eingraben, damit sie zu ewigem Gedächtnis bleiben in den kommenden Jahrhunderten. Allerdings, wenn er Hunger hat, sieht's aus, als schlucke er große Bissen hinunter, denn alsdann ißt er eilig und kaut mit beiden Backen; aber er hält immer die Reinlichkeit hoch, und zur Zeit, wo er Statthalter war, lernte er sogar auf gezierte Manier essen, dergestalt, daß er die Trauben und selbst die Granatkerne mit der Gabel aß.«
-¡Cómo! -dijo don Antonio-. ¿Gobernador ha sido Sancho. »Wie«, fragte Don Antonio, »Statthalter ist Sancho gewesen?«
-Sí -respondió Sancho-, y de una ínsula llamada la Barataria. Diez días la goberné a pedir de boca; en ellos perdí el sosiego, y aprendí a despreciar todos los gobiernos del mundo; salí huyendo della, caí en una cueva, donde me tuve por muerto, de la cual salí vivo por milagro. »Freilich«, antwortete Sancho, »und zwar über eine Insul des Namens Baratária. Zehn Tage habe ich sie regiert, so trefflich, Herz, was begehrst du; dazumalen habe ich meine Ruhe verloren und habe gelernt, alle Statthalterschaften der Welt zu verachten. Ich habe mich von dort geflüchtet, bin in eine Höhle gefallen und habe mich da schon für tot gehalten, bin aber durch ein Wunder wieder lebendig herausgekommen.«
Contó don Quijote por menudo todo el suceso del gobierno de Sancho, con que dio gran gusto a los oyentes. Don Quijote erzählte nun in allen Einzelheiten die ganze Geschichte von Sanchos Statthalterschaft, woran sich die Zuhörer höchlichst ergötzten.
Levantados los manteles, y tomando don Antonio por la mano a don Quijote, se entró con él en un apartado aposento, en el cual no había otra cosa de adorno que una mesa, al parecer de jaspe, que sobre un pie de lo mesmo se sostenía, sobre la cual estaba puesta, al modo de las cabezas de los emperadores romanos, de los pechos arriba, una que semejaba ser de bronce. Paseóse don Antonio con don Quijote por todo el aposento, rodeando muchas veces la mesa, después de lo cual dijo. Nachdem abgedeckt war, nahm Don Antonio den Ritter Don Quijote an der Hand und begab sich mit ihm in ein abgelegenes Zimmer, welches mit nichts anderem ausgestattet war als einem Tische, dem Aussehen nach von Jaspis, der auf einem Fuße von demselben Stein ruhte; darauf stand eine Büste nach Art der Brustbilder der römischen Kaiser, welche von Erz zu sein schien. Don Antonio ging mit Don Quijote im ganzen Zimmer hin und her und öfters um den Tisch herum, worauf er sagte:
-Agora, señor don Quijote, que estoy enterado que no nos oye y escucha alguno, y está cerrada la puerta, quiero contar a vuestra merced una de las más raras aventuras, o, por mejor decir, novedades que imaginarse pueden, con condición que lo que a vuestra merced dijere lo ha de depositar en los últimos retretes del secreto. »Jetzt, Señor Don Quijote, wo ich sicher bin, daß uns keiner hört und belauscht und die Tür verschlossen ist, will ich Euer Gnaden eines der seltsamsten Abenteuer oder vielmehr eines der unerhörtesten Wunder zeigen, die man sich vorstellen kann, unter der Bedingung, daß Ihr, was ich Euch sagen werde, in die tiefste Gruft des Geheimnisses verschließt.«
-Así lo juro -respondió don Quijote-, y aun le echaré una losa encima, para más seguridad; porque quiero que sepa vuestra merced, señor don Antonio -que ya sabía su nombre-, que está hablando con quien, aunque tiene oídos para oír, no tiene lengua para hablar; así que, con seguridad puede vuestra merced trasladar lo que tiene en su pecho en el mío y hacer cuenta que lo ha arrojado en los abismos del silencio. »Das schwör ich«, entgegnete Don Quijote, »ja zu größerer Sicherheit will ich noch eine Steinplatte auf diese Gruft legen; denn ich muß Euch sagen, Señor Don Antonio« - er wußte nämlich schon seinen Namen -, »daß Ihr mit einem Manne redet, der zwar Ohren hat, zu hören, aber keine Zunge, zu sprechen; und daher könnt Ihr mit voller Sicherheit, was Ihr in Eurer Brust hegt, der meinigen anvertrauen und darauf zählen, daß Ihr es in den Abgrund des Stillschweigens versenkt habt.«
-En fee de esa promesa -respondió don Antonio-, quiero poner a vuestra merced en admiración con lo que viere y oyere, y darme a mí algún alivio de la pena que me causa no tener con quien comunicar mis secretos, que no son para fiarse de todos. »Im Vertrauen auf diese Zusage«, versetzte Don Antonio, »will ich Euch Dinge sehen und hören lassen, die Euch in Verwunderung setzen werden, und will mir zu gleicher Zeit das unangenehme Gefühl erleichtern, daß ich niemanden habe, dem ich meine Geheimnisse mitteilen könnte, da diese nicht derart sind, daß man sie jedem anvertrauen möchte.«
Suspenso estaba don Quijote, esperando en qué habían de parar tantas prevenciones. En esto, tomándole la mano don Antonio, se la paseó por la cabeza de bronce y por toda la mesa, y por el pie de jaspe sobre que se sostenía, y luego dijo. Don Quijote war höchst gespannt, wohin so viele Einleitungen hinauswollten. Indem ergriff Antonio seine Hand und führte sie über den ehernen Kopf, über den ganzen Tisch und über dessen Fuß von Jaspis und sagte dann:
-Esta cabeza, señor don Quijote, ha sido hecha y fabricada por uno de los mayores encantadores y hechiceros que ha tenido el mundo, que creo era polaco de nación y dicípulo del famoso Escotillo, de quien tantas maravillas se cuentan; el cual estuvo aquí en mi casa, y por precio de mil escudos que le di, labró esta cabeza, que tiene propiedad y virtud de responder a cuantas cosas al oído le preguntaren. Guardó rumbos, pintó carácteres, observó astros, miró puntos, y, finalmente, la sacó con la perfeción que veremos mañana, porque los viernes está muda, y hoy, que lo es, nos ha de hacer esperar hasta mañana. En este tiempo podrá vuestra merced prevenirse de lo que querrá preguntar, que por esperiencia sé que dice verdad en cuanto responde. »Dieser Kopf, Señor Don Quijote, ist die Arbeit eines der größten Zauberer und Hexenmeister, den die Welt je gekannt; er war, glaub ich, ein Pole und ein Schüler des berühmten Escotillo, von dem so viele Wunder erzählt werden; er war bei mir in meinem Hause, und um den Preis von tausend Goldtalern, die ich ihm gab, verfertigte er diesen Kopf, der die Eigenschaft und Kraft besitzt, auf alle Fragen Antwort zu geben, die man ihm ins Ohr sagt. Der Künstler beobachtete die Richtungen des Windes, zeichnete Zauberfiguren, studierte die Gestirne, beobachtete astrologische Punkte, und nach alledem brachte er das Werk fertig mit der Vollkommenheit, die wir morgen sehen werden, denn freitags ist er stumm, und heute, wo! Freitag ist, wird er uns bis morgen warten lassen. Bis dahin könnt Ihr Euch vorbereiten, was Ihr ihn fragen wollt, denn ich weiß aus Erfahrung, daß er bei all seinen Antworten die Wahrheit sagt.«
Admirado quedó don Quijote de la virtud y propiedad de la cabeza, y estuvo por no creer a don Antonio; pero, por ver cuán poco tiempo había para hacer la experiencia, no quiso decirle otra cosa sino que le agradecía el haberle descubierto tan gran secreto. Salieron del aposento, cerró la puerta don Antonio con llave, y fuéronse a la sala, donde los demás caballeros estaban. En este tiempo les había contado Sancho muchas de las aventuras y sucesos que a su amo habían acontecido. Don Quijote staunte ob der zauberischen Kraft und Eigenschaft des Kopfes, und beinahe hätte er Don Antonio keinen Glauben geschenkt; aber da er bedachte, wie wenig Zeit nur noch fehle, um den Versuch anzustellen, wollte er ihm nichts weiter sagen, als daß er ihm dafür danke, ein so großes Geheimnis ihm entdeckt zu haben. Sie verließen das Gemach, Don Antonio schloß die Tür mit dem Schlüssel ab, und sie begaben sich nach dem Saal, wo die andern Edelleute sich befanden. Diesen hatte Sancho inzwischen viel von den Abenteuern und Begebnissen erzählt, die seinem Herrn zugestoßen waren.
Aquella tarde sacaron a pasear a don Quijote, no armado, sino de rúa, vestido un balandrán de paño leonado, que pudiera hacer sudar en aquel tiempo al mismo yelo. Ordenaron con sus criados que entretuviesen a Sancho de modo que no le dejasen salir de casa. Iba don Quijote, no sobre Rocinante, sino sobre un gran macho de paso llano, y muy bien aderezado. Pusiéronle el balandrán, y en las espaldas, sin que lo viese, le cosieron un pargamino, donde le escribieron con letras grandes: Am Nachmittag nahmen sie Don Quijote zu einem Spazierritt mit, nicht in Rüstung, sondern im bürgerlichen Straßenanzug, mit einem weiten Überrock von hellbraunem Tuch, der in dieser Jahreszeit den Frost selber zum Schwitzen gebracht hätte. Sie wiesen ihre Diener an, Sancho zu unterhalten und ihn nicht aus dem Hause zu lassen. Don Quijote ritt nicht auf Rosinante. sondern auf einem hochbeinigen, glänzend aufgeputzten Maulesel mit sanftem Gang. Als sie dem Ritter den Überrock anzogen, hefteten sie ihm, ohne daß er es bemerkte, auf den Rücken ein Pergament, auf das sie mit großen Buchstaben geschrieben hatten:
Éste es don Quijote de la Mancha. En comenzando el paseo, llevaba el rétulo los ojos de cuantos venían a verle, y como leían Éste es don Quijote de la Mancha, admirábase don Quijote de ver que cuantos le miraban le nombraban y conocían; y, volviéndose a don Antonio, que iba a su lado, le dijo -Grande es la prerrogativa que encierra en sí la andante caballería, pues hace conocido y famoso al que la profesa por todos los términos de la tierra; si no, mire vuestra merced, señor don Antonio, que hasta los muchachos desta ciudad, sin nunca haberme visto, me conocen. »Dies ist Don Quijote von der Mancha.« Gleich beim Beginn des Rittes zog der Zettel die Augen aller Vorübergehenden auf sich, und da sie die Inschrift lasen, war Don Quijote in beständiger Verwunderung, daß alle, die ihn ansahen, ihn kannten und nannten. Er wendete sich zu Don Antonio, der ihm zur Seite ritt, und sprach: »Groß ist doch der Vorzug des fahrenden Rittertums, daß es den, welcher sich ihm widmet, in allen Landen des Erdenrundes bekannt und berühmt macht. Seht doch nur, Señor Don Antonio, selbst die Gassenjungen in dieser Stadt: kennen mich, ohne mich je gesehen zu haben.«
-Así es, señor don Quijote -respondió don Antonio-, que, así como el fuego no puede estar escondido y encerrado, la virtud no puede dejar de ser conocida, y la que se alcanza por la profesión de las armas resplandece y campea sobre todas las otras. »So ist es, Señor Don Quijote«, erwiderte Don Antonio; »wie das Feuer nicht verborgen und verschlossen bleiben kann, so kann es nicht fehlen, daß die Tugend allbekannt ist, und die Tugend, die sich im Dienste der Waffen bewährt hat, strahlt und thront über allen andern.«
Acaeció, pues, que, yendo don Quijote con el aplauso que se ha dicho, un castellano que leyó el rétulo de las espaldas, alzó la voz, diciendo. Während nun Don Quijote unter dem ständigen Jubelrufen einherritt, begab es sich, daß ein Kastilianer, der die Inschrift auf dem Rücken gelesen, seine Stimme erhob und rief:
-¡Válgate el diablo por don Quijote de la Mancha! ¿Cómo que hasta aquí has llegado, sin haberte muerto los infinitos palos que tienes a cuestas? Tu eres loco, y si lo fueras a solas y dentro de las puertas de tu locura, fuera menos mal; pero tienes propiedad de volver locos y mentecatos a cuantos te tratan y comunican; si no, mírenlo por estos señores que te acompañan. Vuélvete, mentecato, a tu casa, y mira por tu hacienda, por tu mujer y tus hijos, y déjate destas vaciedades que te carcomen el seso y te desnatan el entendimiento. »Hol dich der Teufel, wenn du doch Don Quijote von der Mancha bist! Wie hast du nur bis hierher kommen können, ohne daß dich die zahllosen Prügel umgebracht haben, die du auf dem Buckel trägst? Du bist ein Narr, und wärst du es für dich allein und bliebst an der heimatlichen Wohnstätte deiner Narrheit, so war es noch nicht so arg; aber du hast die Eigentümlichkeit, alle andern, die mit dir umgehen und verkehren, auch zu Narren und zu Verrückten zu machen. Man sehe sich doch nur einmal die Herren an, die neben dir herziehen! Geh heim, verrückter Kerl, zu deinem Hause und kümmre dich um dein Hab und Gut, dein Weib und deine Kinder und laß diese albernen Possen, die dir das Gehirn anfressen und den Rahm von deinem Verstand abschöpfen!«! ar
-Hermano -dijo don Antonio-, seguid vuestro camino, y no deis consejos a quien no os los pide. El señor don Quijote de la Mancha es muy cuerdo, y nosotros, que le acompañamos, no somos necios; la virtud se ha de honrar dondequiera que se hallare, y andad en hora mala, y no os metáis donde no os llaman. »Guter Freund«, sagte Don Antonio, »geht Eurer Wege und gebt keinem Euren Rat, der ihn nicht von Euch verlangt. Der Señor Don Quijote von der Mancha ist durchaus verständig, und wir, die wir ihn begleiten, sind auch keine Narren. Man muß das Verdienst ehren, wo es sich findet; und nun geht zum Teufel! Und wo man Euch nicht hinruft, da steckt die Nase nicht hinein.«
-Pardiez, vuesa merced tiene razón -respondió el castellano-, que aconsejar a este buen hombre es dar coces contra el aguijón; pero, con todo eso, me da muy gran lástima que el buen ingenio que dicen que tiene en todas las cosas este mentecato se le desagüe por la canal de su andante caballería; y la enhoramala que vuesa merced dijo, sea para mí y para todos mis descendientes si de hoy más, aunque viviese más años que Matusalén, diere consejo a nadie, aunque me lo pida. »So wahr mir Gott helfe! Euer Gnaden hat recht«, antwortete der Kastilianer; »diesem Biedermann einen Rat geben heißt wider den Stachel locken. Aber trotz alledem tut mir es leid, daß der klare Verstand, den dieser Narr, wie man sagt, in allen andern Dingen zeigt, durch den Kanal seines fahrenden Rittertums abfließt und versickert, und ich und alle meine Nachkommen mögen nach Eurem Wunsche zum Teufel gehen, wenn ich künftig wieder, und würde ich älter als Methusalem, irgendeinem einen Rat gebe, selbst wenn er es von mir verlangt.«
Apartóse el consejero; siguió adelante el paseo; pero fue tanta la priesa que los muchachos y toda la gente tenía leyendo el rétulo, que se le hubo de quitar don Antonio, como que le quitaba otra cosa. Der Ratgeber zog ab, der Spazierritt nahm seinen weiteren Verlauf; aber der Andrang der Gassenjungen und des andern Volks, um den Zettel zu lesen, war so groß, daß Don Antonio sich genötigt sah, ihn Don Quijote unvermerkt, als wäre es sonst etwas andres, wieder abzunehmen.
Llegó la noche, volviéronse a casa; hubo sarao de damas, porque la mujer de don Antonio, que era una señora principal y alegre, hermosa y discreta, convidó a otras sus amigas a que viniesen a honrar a su huésped y a gustar de sus nunca vistas locuras. Vinieron algunas, cenóse espléndidamente y comenzóse el sarao casi a las diez de la noche. Entre las damas había dos de gusto pícaro y burlonas, y, con ser muy honestas, eran algo descompuestas, por dar lugar que las burlas alegrasen sin enfado. Éstas dieron tanta priesa en sacar a danzar a don Quijote, que le molieron, no sólo el cuerpo, pero el ánima. Era cosa de ver la figura de don Quijote, largo, tendido, flaco, amarillo, estrecho en el vestido, desairado, y, sobre todo, no nada ligero. Requebrábanle como a hurto las damiselas, y él, también como a hurto, las desdeñaba; pero, viéndose apretar de requiebros, alzó la voz y dijo Der Abend kam, sie kehrten nach Hause; dort gab es einen Ball, da Don Antonios Gattin, eine feingebildete, heitere, schöne und kluge Dame, ihre Freundinnen eingeladen hatte, um ihrem Gast Ehre zu erweisen und sich an seinen noch nie erlebten Narreteien zu belustigen. Verschiedene von ihnen waren erschienen, es gab ein prachtvolles Abendessen, und etwa um zehn Uhr begann der Ball. Unter den Damen waren zwei, die Scherz und Witz liebten und, obschon von sittsamstem Charakter, sich manchmal einige Freiheiten gestatteten, um dem Scherze Raum zu geben und heitere Stimmung ohne Überdruß zu verbreiten. Diese Damen waren so unablässig bemüht, Don Quijote zum Tanze zu holen, daß er sich zuletzt nicht nur körperlich, sondern auch geistig ganz zerschlagen fühlte. Es war der Mühe wert, Don Quijotes Gestalt zu sehen, lang, ausgestreckt, schlotternd, blaßgelb, eingezwängt in seine Kleidung, linkisch und vor allem nichts weniger als leichtfð cßig. Die Dämchen warfen ihm verstohlene Liebesblicke zu, und er zeigte ihnen ebenfalls verstohlen seine Ablehnung; als er sich aber von Zärtlichkeiten zu sehr bedrängt sah, erhob er die Stimme und rief:
-Fugite, partes adversae! dejadme en mi sosiego, pensamientos mal venidos. Allá os avenid, señoras, con vuestros deseos, que la que es reina de los míos, la sin par Dulcinea del Toboso, no consiente que ningunos otros que los suyos me avasallen y rindan. »Fugite, partes adversae! Laßt mich in Ruhe, ihr argen Gedanken; macht euch von dannen, holde Damen, mit euren Wünschen, denn sie, die meiner Wünsche Königin ist, die unvergleichliche Dulcinea vov Toboso, duldet nicht, daß andre als die ihrigen mich unterjochen und knechten.« Mit diesen Worten setzte er sich mitten im Saal zu Boden, zermalmt und zerschlagen von so unendlicher Tanzübung.
Y, diciendo esto, se sentó en mitad de la sala, en el suelo, molido y quebrantado de tan bailador ejercicio. Hizo don Antonio que le llevasen en peso a su lecho, y el primero que asió dél fue Sancho, diciéndole. Don Antonio hieß ihn aufheben und in sein Bett tragen, und der erste, der Hand anlegte, war Sancho, der zu ihm sprach:
-¡Nora en tal, señor nuestro amo, lo habéis bailado! ¿Pensáis que todos los valientes son danzadores y todos los andantes caballeros bailarines? Digo que si lo pensáis, que estáis engañado; hombre hay que se atreverá a matar a un gigante antes que hacer una cabriola. Si hubiérades de zapatear, yo supliera vuestra falta, que zapateo como un girifalte; pero en lo del danzar, no doy puntada. »In des Kuckucks Namen, allerliebster Herr, nun habt Ihr mal getanzt! Meint Ihr, alle Helden seien Tänzer und alle fahrenden Ritter Luftspringer? Ich sage Euch, wenn Ihr das denkt, so seid Ihr im Irrtum; mancher mag es wagen, einen Riesen umzubringen, ehe er nur einen Bocksprung macht. Hättet Ihr den Bauerntanz zu tanzen gehabt, da hätte ich für Euch eintreten können, denn den tanze ich wie ein Böcklein; aber was das Balltanzen anbelangt, da laß ich mich nicht drauf ein.«
Con estas y otras razones dio que reír Sancho a los del sarao, y dio con su amo en la cama, arropándole para que sudase la frialdad de su baile. Mit diesen und ähnlichen Äußerungen brachte Sancho die Ballgäste zum Lachen und seinen Herrn ins Bett; er deckte ihn zu, damit er die Erkältung nach seinem Tanz ausschwitzte.
Otro día le pareció a don Antonio ser bien hacer la experiencia de la cabeza encantada, y con don Quijote, Sancho y otros dos amigos, con las dos señoras que habían molido a don Quijote en el baile, que aquella propia noche se habían quedado con la mujer de don Antonio, se encerró en la estancia donde estaba la cabeza. Contóles la propiedad que tenía, encargóles el secreto y díjoles que aquél era el primero día donde se había de probar la virtud de la tal cabeza encantada; y si no eran los dos amigos de don Antonio, ninguna otra persona sabía el busilis del encanto, y aun si don Antonio no se le hubiera descubierto primero a sus amigos, también ellos cayeran en la admiración en que los demás cayeron, sin ser posible otra cosa con tal traza y tal orden estaba fabricada. Am nächsten Tage schien es Don Antonio angemessen, den Versuch mit dem verzauberten Kopf anzustellen, und so schloß er sich denn mit Don Quijote, Sancho und noch zwei Freunden nebst den beiden Damen, welche den Ritter so müde getanzt hatten und diese Nacht bei Don Antonios Gemahlin geblieben waren, in das Zimmer ein, wo der verzauberte Kopf stand. Er erzählte ihnen, welche Eigenschaft der Kopf besitze, erlegte ihnen Stillschweigen auf und bemerkte ihnen, dies sei das erstemal, daß die Kraft des Zauberkopfes erprobt werden solle. Mit Ausnahme der beiden Freunde Don Antonios kannte niemand sonst das Geheimnis dieser Zauberkunst; und hätte Don Antonio es ihnen nicht vorher entdeckt, so wären sie unbedingt in dasselbe Staunen geraten wie die andern, mit solcher Kunst und solchem Geschick war der Kopf eingerichtet.
El primero que se llegó al oído de la cabeza fue el mismo don Antonio, y díjole en voz sumisa, pero no tanto que de todos no fuese entendida. Der erste, der sich dem Ohr des ehernen Kopfes näherte, war Don Antonio selbst; er fragte ihn mit gedämpfter Stimme, doch so, daß er von allen vernommen werden konnte:
-Dime, cabeza, por la virtud que en ti se encierra ¿qué pensamientos tengo yo agora. »Sage mir, Kopf, vermöge der Kraft, die in dir verborgen ist, welche Gedanken habe ich jetzt?«
Y la cabeza le respondió, sin mover los labios, con voz clara y distinta, de modo que fue de todos entendida, esta razón. Und der Kopf antwortete, ohne die Lippen zu bewegen, mit heller, deutlicher Stimme, so daß seine Worte von allen vernommen wurden:
-Yo no juzgo de pensamientos. »Über Gedanken habe ich kein Urteil.«
Oyendo lo cual, todos quedaron atónitos, y más viendo que en todo el aposento ni al derredor de la mesa no había persona humana que responder pudiese. Alle Hörer waren starr vor Erstaunen, zumal sie sahen, daß in dem ganzen Zimmer und rings um den Tisch kein menschliches Wesen war, das hätte antworten können.
-¿Cuántos estamos aquí? -tornó a preguntar don Antonio. »Wieviel sind unser hier?« fragte wiederum Don Antonio,
Y fuele respondido por el propio tenor, paso. und die Antwort kam ebenso leise:
-Estáis tú y tu mujer, con dos amigos tuyos, y dos amigas della, y un caballero famoso llamado don Quijote de la Mancha, y un su escudero que Sancho Panza tiene por nombre. »Hier bist du und deine Frau, mit zwei Freunden von dir und zwei Freundinnen von ihr, und ein weltberühmter Ritter, namens Don Quijote von der Mancha, und ein Schildknappe von ihm, der den Namen Sancho Pansa führt.«
¡Aquí sí que fue el admirarse de nuevo, aquí sí que fue el erizarse los cabellos a todos de puro espanto! Y, apartándose don Antonio de la cabeza, dijo. Jetzt begann das Staunen aufs neue; jetzt standen vor Schreck allen die Haare zu Berge. Don Antonio trat von dem Kopfe zurück und sagte:
-Esto me basta para darme a entender que no fui engañado del que te me vendió, ¡cabeza sabia, cabeza habladora, cabeza respondona y admirable cabeza! Llegue otro y pregúntele lo que quisiere. »Dies genügt, um mich zu überzeugen, daß ich von dem Manne nicht betrogen worden bin, der dich mir verkaufte, du weiser Kopf, du redekundiger, orakelspendender, du bewundernswerter Kopf. Jetzt wolle ein andrer hierhertreten und ihn fragen, was er Lust hat.«
Y, como las mujeres de ordinario son presurosas y amigas de saber, la primera que se llegó fue una de las dos amigas de la mujer de don Antonio, y lo que le preguntó fue. Und da die Frauen gewöhnlich alles gern möglichst geschwind wissen möchten, so näherte sich nun zuerst eine der beiden Freundinnen von Don Antonios Gemahlin und fragte:
-Dime, cabeza, ¿qué haré yo para ser muy hermosa. »Sage mir, Kopf, was soll ich tun, um recht schön zu sein?«
Y fuele respondido. »Sei recht sittsam«,
-Sé muy honesta. lautete die Antwort.
-No te pregunto más -dijo la preguntanta. »Ich werde dich nicht wieder fragen«, sagte die Fragerin.
Llegó luego la compañera, y dijo. Sofort trat ihre Begleiterin herzu und sprach:
-Querría saber, cabeza, si mi marido me quiere bien, o no. »Ich möchte wissen, Kopf, ob mein Gemahl mich liebhat oder nicht.«
Y respondiéronle Und es kam ihr die Antwort:
-Mira las obras que te hace, y echarlo has de ver. »Gib acht, wie er sich gegen dich benimmt, dann weißt du es.«
Apartóse la casada diciendo. Die junge Frau trat zurück und sagte:
-Esta respuesta no tenía necesidad de pregunta, porque, en efecto, las obras que se hacen declaran la voluntad que tiene el que las hace. »Zu einer solchen Antwort bedurfte es keiner Frage, denn in der Tat erkennen wir die Gesinnung des Menschen an seinem Benehmen gegen uns.«
Luego llegó uno de los dos amigos de don Antonio, y preguntóle. Hierauf trat einer von Don Antonios zwei Freunden heran und fragte:
-¿Quién soy yo. »Wer bin ich?«
Y fuele respondido. Und es wurde ihm geantwortet:
-Tú lo sabes. »Du weißt es.«
-No te pregunto eso -respondió el caballero-, sino que me digas si me conoces tú. »Das frage ich dich nicht«, antwortete derEdelmann, »sondern du sollst mir sagen, ob du mich kennst.«
-Sí conozco -le respondieron-, que eres don Pedro Noriz. »Allerdings kenne ich dich«, wurde ihm geantwortet, »du bist Don Pedro Noriz.«
-No quiero saber más, pues esto basta para entender, ¡oh cabeza!, que lo sabes todo. »Mehr will ich nicht wissen«, erwiderte Don Pedro, »weil dies mir schon genügt, um einzusehen, o Kopf, daß du alles weißt.«
Y, apartándose, llegó el otro amigo y preguntóle Er trat beiseite; der andre Freund näherte sich und fragte:
-Dime, cabeza, ¿qué deseos tiene mi hijo el mayorazgo. »Sage mir, Kopf, was für Wünsche hegt mein Sohn, der Majoratserbe?«
-Ya yo he dicho -le respondieron- que yo no juzgo de deseos, pero, con todo eso, te sé decir que los que tu hijo tiene son de enterrarte. »Ich habe schon gesagt«, wurde ihm geantwortet, »daß ich über Wünsche kein Urteil habe; indessen kann ich dir doch sagen, die deines Sohnes gehen dahin, dich ins Grab zu legen.«
-Eso es -dijo el caballero- lo que veo por los ojos, con el dedo lo señalo. »Das sehe ich mit den Augen und greife es mit den Händen«, sagte der Edelmann,
Y no preguntó más. Llegóse la mujer de don Antonio, y dijo. »ich frage nichts weiter.« Nun trat Don Antonios Gemahlin heran und sagte:
-Yo no sé, cabeza, qué preguntarte; sólo querría saber de ti si gozaré muchos años de buen marido. »Ich weiß nicht, Kopf, was ich dich fragen soll; nur möchte ich von dir wissen, ob ich mich noch viele Jahre meines guten Mannes erfreuen werde.«
Y respondiéronle. Und es wurde ihr geantwortet:
-Sí gozarás, porque su salud y su templanza en el vivir prometen muchos años de vida, la cual muchos suelen acortar por su destemplanza. »Ja, du wirst es, denn seine Gesundheit und seine mäßige Lebensweise versprechen ihm ein langes Leben, während viele es durch ihre Unmäßigkeit verkürzen.«
Llegóse luego don Quijote, y dijo Jetzt trat Don Quijote herzu und sprach:
-Dime tú, el que respondes ¿fue verdad o fue sueño lo que yo cuento que me pasó en la cueva de Montesinos? ¿Serán ciertos los azotes de Sancho mi escudero? ¿Tendrá efeto el desencanto de Dulcinea. »Sage mir, der du auf alles antwortest, war es Wahrheit oder Traum, was ich von meinen Erlebnissen in der Höhle des Montesinos erzählt habe? Werden die Geißelhiebe meines Schildknappen Sancho zur Wahrheit werden? Wird Dulcineas Entzauberung erfolgen?«
-A lo de la cueva -respondieron- hay mucho que decir de todo tiene; los azotes de Sancho irán de espacio, el desencanto de Dulcinea llegará a debida ejecución. »Über die Geschichte mit der Höhle«, antwortete der Kopf, »läßt sich viel sagen, es ist von allem was daran; mit Sanchos Hieben wird es langsam gehen; Dulcineas Entzauberung wird zu gebührender Vollendung kommen.«
-No quiero saber más -dijo don Quijote-; que como yo vea a Dulcinea desencantada, haré cuenta que vienen de golpe todas las venturas que acertare a desear. »Mehr will ich nicht wissen«, sagte Don Quijote; »wenn ich nur Dulcinea entzaubert sehe, so ist es mir, als käme auf einen Schlag alles Glück, das ich nur wünschen kann.«
El último preguntante fue Sancho, y lo que preguntó fue. Der letzte Frager war Sancho, und er fragte folgendes:
-¿Por ventura, cabeza, tendré otro gobierno? ¿Saldré de la estrecheza de escudero? ¿Volveré a ver a mi mujer y a mis hijos. »Bekomme ich, o Kopf, vielleicht noch eine Statthalterschaft zu regieren? Werde ich jemals die Schindereien des Knappenstandes loswerden? Werde ich Weib und Kinder wiedersehen?«
A lo que le respondieron. Darauf wurde geantwortet:
-Gobernarás en tu casa; y si vuelves a ella, verás a tu mujer y a tus hijos; y, dejando de servir, dejarás de ser escudero. »Regieren wirst du in deinem Hause, und wenn du heimkehrst, wirst du Frau und Kinder wiedersehen, und wenn du aus deinem Dienste trittst, wirst du des Knappenstandes ledig sein.«
-¡Bueno, par Dios! -dijo Sancho Panza-. Esto yo me lo dijera no dijera más el profeta Perogrullo. »Sehr gut, beim Himmel!« sagte Sancho Pansa; »das hätte ich mir selber auch sagen können; besser hätte es der Prophet Perogrullo auch nicht gesagt.«
-Bestia -dijo don Quijote-, ¿qué quieres que te respondan? ¿No basta que las respuestas que esta cabeza ha dado correspondan a lo que se le pregunta. »Dummer Kerl«, sagte Don Quijote, »was willst du denn geantwortet haben? Ist's nicht genug, daß die Antworten, die dieser Kopf gibt, auf die Fragen passen, die man ihm stellt?«
-Sí basta -respondió Sancho-, pero quisiera yo que se declarara más y me dijera más. »Freilich ist es genug«, antwortete Sancho; »indessen wollte ich doch, er hätte sich deutlicher erklärt und mir mehr gesagt.«
Con esto se acabaron las preguntas y las respuestas, pero no se acabó la admiración en que todos quedaron, excepto los dos amigos de don Antonio, que el caso sabían. El cual quiso Cide Hamete Benengeli declarar luego, por no tener suspenso al mundo, creyendo que algún hechicero y extraordinario misterio en la tal cabeza se encerraba; y así, dice que don Antonio Moreno, a imitación de otra cabeza que vio en Madrid, fabricada por un estampero, hizo ésta en su casa, para entretenerse y suspender a los ignorantes; y la fábrica era de esta suerte la tabla de la mesa era de palo, pintada y barnizada como jaspe, y el pie sobre que se sostenía era de lo mesmo, con cuatro garras de águila que dél salían, para mayor firmeza del peso. La cabeza, que parecía medalla y figura de emperador romano, y de color de bronce, estaba toda hueca, y ni más ni menos la tabla de la mesa, en que se encajaba tan justamente, que ninguna señal de juntura se parecía. El pie de la tabla era ansimesmo hueco, que respondía a la garganta y pechos de la cabeza, y todo esto venía a responder a otro aposento que debajo de la estancia de la cabeza estaba. Por todo este hueco de pie, mesa, garganta y pechos de la medalla y figura referida se encaminaba un cañón de hoja de lata, muy justo, que de nadie podía ser visto. En el aposento de abajo correspondiente al de arriba se ponía el que había de responder, pegada la boca con el mesmo cañón, de modo que, a modo de cerbatana, iba la voz de arriba abajo y de abajo arriba, en palabras articuladas y claras; y de esta manera no era posible conocer el embuste. Un sobrino de don Antonio, estudiante agudo y discreto, fue el respondiente; el cual, estando avisado de su señor tío de los que habían de entrar con él en aquel día en el aposento de la cabeza, le fue fácil responder con presteza y puntualidad a la primera pregunta; a las demás respondió por conjeturas, y, como discreto, discretamente. Y dice más Cide Hamete que hasta diez o doce días duró esta maravillosa máquina; pero que, divulgándose por la ciudad que don Antonio tenía en su casa una cabeza encantada, que a cuantos le preguntaban respondía, temiendo no llegase a los oídos de las despiertas centinelas de nuestra Fe, habiendo declarado el caso a los señores inquisidores, le mandaron que lo deshiciese y no pasase más adelante, porque el vulgo ignorante no se escandalizase; pero en la opinión de don Quijote y de Sancho Panza, la cabeza quedó por encantada y por respondona, más a satisfación de don Quijote que de Sancho. Hiermit hatten die Fragen und Antworten ein Ende, nicht aber die Bewunderung, die sich aller bemächtigt hatte, ausgenommen die beiden Freunde Don Antonios, die das Geheimnis kannten. Dieses hat Sidi Hamét Benengelí auch sogleich erklären wollen, um die Welt nicht in Spannung und in dem Glauben zu erhalten, daß der Kopf irgendein zauberhaftes und außerordentliches Geheimnis in sich berge. Er sagt daher, daß Don Antonio Moreno nach dem Muster eines andern von einem Holzschnitzer angefertigten Kopfes, den er in Madrid gesehen, diesen in seinem Hause hatte machen lassen, um sich damit zu unterhalten und die Uneingeweihten in Staunen zu setzen. Die Vorrichtung war folgende: die Tischplatte war von Holz, wie Jaspis gemalt und gefirnißt, und ebenso das Fußgestell, an welchem vier Adlerklauen hervorsprangen, um die Last besser zu tragen. Der Kopf, der einer Schaumünze oder vielmehr der Büste eines römischen Kaisers glich und die Farb! e des Erzes trug, war hohl, ebenso wie die Tischplatte, in die der Kopf so fest eingelassen war, daß man keine Spur einer Fuge bemerkte. Der Tischfuß war ebenfalls hohl und hing mit Brust und Hals des Kopfes zusammen; und das Ganze stand in Verbindung mit einem andern Gemach, das sich gerade unter dem Zimmer mit dem Kopf befand. Durch diese ganze Höhlung von Fußgestell und Tisch, von Brust und Hals der erwähnten Büste lief eine Blechröhre, die so genau eingefügt war, daß niemand sie bemerken konnte. In dem unteren Zimmer, das mit dem obern in Verbindung stand, befand sich derjenige, der die Antworten zu geben hatte, und hielt den Mund dicht an die Röhre, so daß wie durch ein Sprachrohr die Stimme von oben nach unten und von unten nach oben drang und deutlich vernehmbare Worte mitteilte; auf diese Art war es nicht möglich, hinter die Täuschung zu kommen. Ein Neffe Don Antonios, ein gescheiter und geistreicher Student, gab die Antworten,! und da sein Herr Oheim ihn in Kenntnis gesetzt hatte, wer an diesem Tage mit ihm das Zimmer mit dem Kopf besuchen würde, so war es ihm leicht, auf die erste Frage geschwind und richtig zu antworten; die andern beantwortete er mit Hilfe von Vermutungen und als ein kluger Mann auf kluge Weise. Sidi Hamét sagt ferner, daß dieses wunderbare Kunstwerk etwa zehn oder zwölf Tage lang befragt wurde; nachher aber habe es sich in der Stadt verbreitet, Don Antonio besitze in seinem Haus einen verzauberten Kopf, der jedem auf seine Fragen antworte, und da habe er gefürchtet, die Sache könnte zu den Ohren der wachsamen Hüter unseres Glaubens gelangen. Nachdem er hierauf den Herren Inquisitoren den Sachverhalt dargelegt, geboten sie ihm, den Kopf zu zerstören und sich nicht weiter damit zu befassen, damit die unwissende Menge nicht Ärgernis daran nähme. Aber für Don Quijote und Sancho Pansa blieb der Kopf ein Zauberwerk und Orakelspender; nur war Don Quijote zufriedener mit ihm als Sancho Pansa.
Los caballeros de la ciudad, por complacer a don Antonio y por agasajar a don Quijote y dar lugar a que descubriese sus sandeces, ordenaron de correr sortija de allí a seis días; que no tuvo efecto por la ocasión que se dirá adelante. Diole gana a don Quijote de pasear la ciudad a la llana y a pie, temiendo que, si iba a caballo, le habían de perseguir los mochachos, y así, él y Sancho, con otros dos criados que don Antonio le dio, salieron a pasearse. Um Don Antonio gefällig zu sein und um Don Quijote zu ehren, aber auch um diesem Gelegenheit zu geben, seine Torheiten an den Tag zu legen, beschlossen die Edelleute in der Stadt, nach sechs Tagen ein Ringelrennen zu veranstalten; es fand jedoch nicht statt, aus einem Grunde, der später erzählt werden wird.
Sucedió, pues, que, yendo por una calle, alzó los ojos don Quijote, y vio escrito sobre una puerta, con letras muy grandes Aquí se imprimen libros; de lo que se contentó mucho, porque hasta entonces no había visto emprenta alguna, y deseaba saber cómo fuese. Entró dentro, con todo su acompañamiento, y vio tirar en una parte, corregir en otra, componer en ésta, enmendar en aquélla, y, finalmente, toda aquella máquina que en las emprentas grandes se muestra. Llegábase don Quijote a un cajón y preguntaba qué era aquéllo que allí se hacía; dábanle cuenta los oficiales, admirábase y pasaba adelante. Llegó en otras a uno, y preguntóle qué era lo que hacía. El oficial le respondió. Don Quijote bekam Lust, die Stadt in einfacher Kleidung und zu Fuße zu durchwandern, da er befürchtete, wenn er zu Pferde käme, würden ihn die Gassenjungen verfolgen; und so ging er denn mit Sancho und zwei Dienern spazieren, die ihm Antonio mitgab. Da geschah es nun, daß er, beim Durchwandern einer Straße zufällig in die Höhe blickend, über einer Tür mit sehr großen Buchstaben angeschrieben sah: »Hier werden Bücher gedruckt.« Darob freute er sich sehr, denn er hatte bis dahin noch nie eine Druckerei gesehen und wollte gern wissen, wie es darin zuging. Er begab sich mit seiner ganzen Begleitung hinein, sah an einer Stelle Druckbogen abziehen, an einer andern korrigieren, hier setzen, dort den Satz verbessern, kurz, die ganze Einrichtung einer großen Druckerei. Don Quijote trat zu einem Setzkasten und fragte, was denn eigentlich hier vorgenommen werde. Die Gehilfen gaben ihm Auskunft; er war voller Bewunderung und gin! g weiter. Dann trat er zu einem andern Gehilfen und fragte ihn, was er tue; dieser antwortete:
-Señor, este caballero que aquí está -y enseñóle a un hombre de muy buen talle y parecer y de alguna gravedad- ha traducido un libro toscano en nuestra lengua castellana, y estoyle yo componiendo, para darle a la estampa. »Señor, der Herr hier« - und er zeigte ihm einen Mann von schöner Gestalt und feinem Aussehen und zugleich von würdiger Haltung - »hat ein italienisches Buch in unsre kastilianische Sprache übertragen, und ich setze es für ihn, um es zur Presse zu geben.«
-¿Qué título tiene el libro? -preguntó don Quijote. »Welchen Titel hat das Buch?« fragte Don Quijote.
-A lo que el autor respondió. Der Schriftsteller antwortete:
-Señor, el libro, en toscano, se llama Le bagatele. »Señor, das Buch heißt auf italienisch Le bagatelle.«
-Y ¿qué responde le bagatele en nuestro castellano? -preguntó don Quijote. »Und was bedeutet ,Le bagatelle' in unsrer Sprache?« fragte Don Quijote.
-Le bagatele -dijo el autor- es como si en castellano dijésemos los juguetes; y, aunque este libro es en el nombre humilde, contiene y encierra en sí cosas muy buenas y sustanciales. »,Le bagatelle'«, sagte der Schriftsteller, »heißt in unsrer Sprache soviel wie ,Kleinigkeiten' oder ,Spielereien'; und obwohl dieses Buch so bescheiden in seinem Namen ist, so enthält und bietet es doch sehr gute Dinge von wesentlichem Wert.«
-Yo -dijo don Quijote- sé algún tanto de el toscano, y me precio de cantar algunas estancias del Ariosto. Pero dígame vuesa merced, señor mío, y no digo esto porque quiero examinar el ingenio de vuestra merced, sino por curiosidad no más ¿ha hallado en su escritura alguna vez nombrar piñata? . »Ich verstehe ein wenig Italienisch«, sagte Don Quijote, »und bin stolz darauf, einige Stanzen aus dem Ariost singen zu können. Aber sagt mir doch, mein verehrter Herr - und ich frage das nicht, um Euer Talent auf die Probe zu stellen, sondern nur aus Neugierde -, habt Ihr in Eurem Buch ein oder das andremal das Wort ,pignata' gefunden?«
-Sí, muchas veces -respondió el autor. »Gewiß, mehrmals«, antwortete der Schriftsteller.
-Y ¿cómo la traduce vuestra merced en castellano? -preguntó don Quijote. »Und wie übersetzt Ihr es in unsre Sprache?« fragte Don Quijote.
-¿Cómo la había de traducir -replicó el autor-, sino diciendo olla. »Wie soll ich es übersetzen«, entgegnete der Schriftsteller, »als mit , f'?«
-¡Cuerpo de tal -dijo don Quijote-, y qué adelante está vuesa merced en el toscano idioma! Yo apostaré una buena apuesta que adonde diga en el toscano piache, dice vuesa merced en el castellano place; y adonde diga più, dice más, y el su declara con arriba, y el giù con abajo. »Nun, beim Himmel droben«, sagte Don Quijote, »wie weit habt Ihr's doch im Italienischen gebracht! Ich wette um etwas ganz Erkleckliches, wo es im Italienischen ,piace' heißt, da sagt Ihr in unsrer Sprache ,es gefällt', und wo es ,piu' heißt, da sagt Ihr ,mehr', und das ,su' übersetzt Ihr mit ,hinauf' und das ,giu' mit ,hinab'.«
-Sí declaro, por cierto -dijo el autor-, porque ésas son sus propias correspondencias. »Ganz gewiß übersetze ich es so«, sagte der Schriftsteller, »denn das sind die entsprechenden Ausdrücke.«
-Osaré yo jurar -dijo don Quijote- que no es vuesa merced conocido en el mundo, enemigo siempre de premiar los floridos ingenios ni los loables trabajos. ¡Qué de habilidades hay perdidas por ahí! ¡Qué de ingenios arrinconados! ¡Qué de virtudes menospreciadas! Pero, con todo esto, me parece que el traducir de una lengua en otra, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que, aunque se veen las figuras, son llenas de hilos que las escurecen, y no se veen con la lisura y tez de la haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel. Y no por esto quiero inferir que no sea loable este ejercicio del traducir; porque en otras cosas peores se podría ocupar el hombre, y que menos provecho le trujesen. Fuera desta cuenta van los dos famosos traductores el uno, el doctor Cristóbal de Figueroa, en su Pastor Fido, y el otro, don Juan de Jáurigui, en su Aminta, donde felizmente ponen en duda cuál es la tradución o cuál el original. Pero dígame vuestra merced este libro, ¿imprímese por su cuenta, o tiene ya vendido el privilegio a algún librero. »Ich wollte drauf schwören«, sagte Don Quijote, »daß Euch die Welt gar nicht kennt, die sich immer dagegen sträubt, talentvolle Köpfe und preiswürdige Arbeiten zu belohnen. Wie viele Talente gehen weit und breit verloren! wie viele gute Köpfe bleiben im Winkel verborgen! wie viele schöne. Gaben werden verkannt! Und trotz alledem scheint es mir, daß es sich mit dem Übersetzen von einer Sprache in die andre - es wäre denn aus den Königinnen unter den Sprachen, der griechischen und lateinischen - so verhält, wie wenn einer flandrische Tapeten von der Rückseite betrachtet; man sieht zwar die Figuren, aber sie werden durch die Menge von Fäden ganz entstellt, und man sieht sie nicht in der Glätte und Farbenfrische der Vorderseite. Das Übersetzen aus nah verwandten Sprachen beweist weder Geist noch Sprachgewandtheit, sowenig wie das Übertragen oder Abschreiben von einem Papier auf das andre. Ich will aber aus! dem Gesagten nicht die Schlußfolgerung ziehen, daß die Arbeit des Übersetzens keine löbliche sei, denn der Mensch könnte sich mit noch schlechteren Dingen beschäftigen und mit solchen, die ihm weniger Nutzen bringen. Davon muß man aber die beiden berühmten Übersetzer ausnehmen, nämlich den Doktor Cristóbal de Figueroa mit seinem Pastor Fido und den andren, Don Juan de Jauregui mit seinem Aminta, deren glücklich gelungene Arbeiten zweifeln lassen, was die Übersetzung ist und was die Urschrift. Aber sagt mir, werter Herr, wird dies Buch auf Eure Kosten gedruckt, oder habt Ihr das Verlagsrecht bereits an einen Buchhändler verkauft?«
-Por mi cuenta lo imprimo -respondió el autor-, y pienso ganar mil ducados, por lo menos, con esta primera impresión, que ha de ser de dos mil cuerpos, y se han de despachar a seis reales cada uno, en daca las pajas. »Ich lasse es auf meine Kosten drucken«, antwortete der Schriftsteller, »und denke wenigstens tausend Taler bei dieser ersten Auflage zu verdienen; sie wird aus zweitausend Stücken bestehen, die, zu sechs Realen ein jedes, im Handumdrehen verkauft werden müssen.«
-¡Bien está vuesa merced en la cuenta! -respondió don Quijote-. Bien parece que no sabe las entradas y salidas de los impresores, y las correspondencias que hay de unos a otros; yo le prometo que, cuando se vea cargado de dos mil cuerpos de libros, vea tan molido su cuerpo, que se espante, y más si el libro es un poco avieso y no nada picante. »Ihr versteht Euch vortrefflich auf dies Geschäft!« entgegnete Don Quijote; »man sieht wohl, daß Ihr nicht wißt, was die Buchdrucker Euch ankreiden werden und in welchem Verkehr sie miteinander stehen. Ich sage Euch zum voraus, wenn Ihr Eure zweitausend Stücke auf dem Halse habt, wird Euch das den Hals so zusammenschnüren, daß Ihr von Sinnen kommt, zumal wenn das Buch ein bißchen trocken ist und nichts hat, um die Neu-gierde zu reizen.«
-Pues, ¿qué? -dijo el autor-. ¿Quiere vuesa merced que se lo dé a un librero, que me dé por el privilegio tres maravedís, y aún piensa que me hace merced en dármelos? Yo no imprimo mis libros para alcanzar fama en el mundo, que ya en él soy conocido por mis obras provecho quiero, que sin él no vale un cuatrín la buena fama. »Wie denn, verehrter Herr?« sagte der Schriftsteller; »wollt Ihr, ich soll es einem Buchhändler geben, damit er mir für das Verlagsrecht drei Maravedis bezahlt und noch meint, er erweise mir dadurch eine große Gnade? Ich lasse meine Bücher nicht drucken, um Ruhm in der Welt zu erlangen, ich bin ihr schon durch meine Werke bekannt; Nutzen will ich haben, denn ohne den ist der Ruhm nicht einen Pfennig wert.«
-Dios le dé a vuesa merced buena manderecha -respondió don Quijote. »Gott gebe, daß Ihr eine glückliche Hand dabei habt«, entgegnete Don Quijote
Y pasó adelante a otro cajón, donde vio que estaban corrigiendo un pliego de un libro que se intitulaba Luz del alma; y,en viéndole, dijo. und ging weiter zu einem andern Setzkasten, wo er einen Bogen eines andern Buches korrigieren sah, das den Titel Licht der Seele trug.
-Estos tales libros, aunque hay muchos deste género, son los que se deben imprimir, porque son muchos los pecadores que se usan, y son menester infinitas luces para tantos desalumbrados. »Das sind die Bücher«, sagte er, »obwohl es schon viele dieser Art gibt, die man drucken soll; denn der Sünder sind auch gar viele, die heutzutage leben, und für so viele, die in der Finsternis wandeln, bedarf es unendlicher Erleuchtung.«
Pasó adelante y vio que asimesmo estaban corrigiendo otro libro; y, preguntando su título, le respondieron que se llamaba la Segunda parte del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal vecino de Tordesillas. Er ging weiter und sah, daß man eben noch ein andres Buch korrigierte; auf seine Frage nach dem Titel antwortete man ihm, es heiße Der zweite Teil des sinnreichen Junkers Don Quijote von der Mancha, verfaßt von einem Gewissen, wohnhaft zu Tordesillas.
-Ya yo tengo noticia deste libro -dijo don Quijote-, y en verdad y en mi conciencia que pensé que ya estaba quemado y hecho polvos, por impertinente; pero su San Martín se le llegará, como a cada puerco, que las historias fingidas tanto tienen de buenas y de deleitables cuanto se llegan a la verdad o la semejanza della, y las verdaderas tanto son mejores cuanto son más verdaderas. »Von diesem Buche habe ich schon gehört«, sagte Don Quijote; »und wahrlich, ich sage es aus voller Überzeugung, ich glaubte, dies ungereimte Zeug wäre längst verbrannt und zu Staub zermahlen. Aber sein Sankt-Martins-Tag wird ihm kommen wie jedem Schwein. Erdichtete Erzählungen sind insoweit gut und ergötzlich, als sie sich der Wahrheit oder der Wahrscheinlichkeit nähern, und die wahren sind um so besser, je wahrer sie sind.«
Y, diciendo esto, con muestras de algún despecho, se salió de la emprenta. Y aquel mesmo día ordenó don Antonio de llevarle a ver las galeras que en la playa estaban, de que Sancho se regocijó mucho, a causa que en su vida las había visto. Avisó don Antonio al cuatralbo de las galeras como aquella tarde había de llevar a verlas a su huésped el famoso don Quijote de la Mancha, de quien ya el cuatralbo y todos los vecinos de la ciudad tenían noticia; y lo que le sucedió en ellas se dirá en el siguiente capítulo. Mit diesen Worten verließ er die Druckerei, nicht ohne einigen Ärger an den Tag zu legen. Noch am nämlichen Tage traf Don Antonio Anstalt, ihn zur Besichtigung der Galeeren zu führen, die am Strande vor Anker lagen, und Sancho freute sich sehr hierüber, weil er in seinem Leben noch keine gesehen. Don Antonio benachrichtigte den Oberbefehlshaber der Galeeren, er werde an diesem Nachmittage seinen Gast hinführen, den berühmten Don Quijote von der Mancha, von dem der Befehlshaber sowie alle Bewohner der Stadt schon gehört hatten. Was ihm auf den Galeeren begegnete, wird im folgenden Kapitel erzählt werden. 





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXIII. De lo mal que le avino a Sancho Panza con la visita de las galeras, y la nueva aventura de la hermosa morisca.

63. Kapitel Von der Unannehmlichkeit, die Sancho Pansa bei dem Besuch der Galeeren erlitt, und von dem sonderlichen Abenteuer mit der schönen Moriskin

Grandes eran los discursos que don Quijote hacía sobre la respuesta de la encantada cabeza, sin que ninguno dellos diese en el embuste, y todos paraban con la promesa, que él tuvo por cierto, del desencanto de Dulcinea. Allí iba y venía, y se alegraba entre sí mismo, creyendo que había de ver presto su cumplimiento; y Sancho, aunque aborrecía el ser gobernador, como queda dicho, todavía deseaba volver a mandar y a ser obedecido; que esta mala ventura trae consigo el mando, aunque sea de burlas. Über die Antwort des verzauberten Kopfes stellte Don Quijote vielfache Betrachtungen an, aber mit keiner von allen kam er hinter den Betrug, und alle fanden ihren Abschluß in der Verheißung, die er für untrüglich hielt, Dulcinea werde entzaubert werden. Darum drehten sich alle seine Gedanken, und darüber freute er sich in seinem Herzen, weil er hoffte, die Erfüllung baldigst zu sehen. Sancho aber, sosehr er, wie gesagt, einen Abscheu davor hatte, Statthalter zu sein, wünschte doch wieder zu befehlen und Gehorsam zu finden; - das ist die unheilvolle Folge der Macht, mag sie auch nur eine scheinbare sein.
En resolución, aquella tarde don Antonio Moreno, su huésped, y sus dos amigos, con don Quijote y Sancho, fueron a las galeras. El cuatralbo, que estaba avisado de su buena venida, por ver a los dos tan famosos Quijote y Sancho, apenas llegaron a la marina, cuando todas las galeras abatieron tienda, y sonaron las chirimías; arrojaron luego el esquife al agua, cubierto de ricos tapetes y de almohadas de terciopelo carmesí, y, en poniendo que puso los pies en él don Quijote, disparó la capitana el cañón de crujía, y las otras galeras hicieron lo mesmo, y, al subir don Quijote por la escala derecha, toda la chusma le saludó como es usanza cuando una persona principal entra en la galera, diciendo ‘‘¡Hu, hu, hu!’’ tres veces. Diole la mano el general, que con este nombre le llamaremos, que era un principal caballero valenciano; abrazó a don Quijote, diciéndole. Indessen begaben sich an demselben Nachmittag Don Antonio Moreno, sein Wirt, und dessen beide Freunde mit Don Quijote und Sancho zu den Galeeren. Der Oberbefehlshaber, von ihrer Ankunft benachrichtigt, freute sich sehr, die beiden so berühmten Männer Quijote und Sancho kennenzulernen; und kaum waren sie am Hafen angelangt, als alle Galeeren ihre Sonnenzelte einzogen und die Schiffsmusik ertönte. Sogleich wurde das Boot ausgesetzt, es war mit reichen Teppichen und Kissen von karmesinrotem Samt belegt; und sobald Don Quijote den Fuß daraufsetzte, feuerte die Admiralsgaleere ihr Vordergeschütz ab, und die andern Galeeren taten dasselbe. Als er die Treppe am Steuerbord hinaufstieg, begrüßte ihn die ganze Rudermannschaft mit dem dreimaligen Rufe Hu! Hu! Hu! wie es Brauch ist, wenn eine vornehme Person an Bord kommt. Der General - so wollen wir ihn nennen -, ein vornehmer valencianischer Edelmann, umarmte Don Quijote und sprach:
–Este día señalaré yo con piedra blanca, por ser uno de los mejores que pienso llevar en mi vida, habiendo visto al señor don Quijote de la Mancha tiempo y señal que nos muestra que en él se encierra y cifra todo el valor del andante caballería. »Diesen Tag wer! de ich mit einem roten Strich im Kalender bezeichnen als einen der schönsten, die ich wohl je erleben werde, da ich heute den Señor Don Quijote von der Mancha gesehen, den Mann, in dem aller Glanz des fahrenden Rittertums enthalten und Inbegriffen ist.«
Con otras no menos corteses razones le respondió don Quijote, alegre sobremanera de verse tratar tan a lo señor. Entraron todos en la popa, que estaba muy bien aderezada, y sentáronse por los bandines, pasóse el cómitre en crujía, y dio señal con el pito que la chusma hiciese fuera ropa, que se hizo en un instante. Sancho, que vio tanta gente en cueros, quedó pasmado, y más cuando vio hacer tienda con tanta priesa, que a él le pareció que todos los diablos andaban allí trabajando; pero esto todo fueron tortas y pan pintado para lo que ahora diré. Estaba Sancho sentado sobre el estanterol, junto al espalder de la mano derecha, el cual ya avisado de lo que había de hacer, asió de Sancho, y, levantándole en los brazos, toda la chusma puesta en pie y alerta, comenzando de la derecha banda, le fue dando y volteando sobre los brazos de la chusma de banco en banco, con tanta priesa, que el pobre Sancho perdió la vista de los ojos, y sin duda pensó que los mismos demonios le llevaban, y no pararon con él hasta volverle por la siniestra banda y ponerle en la popa. Quedó el pobre molido, y jadeando, y trasudando, sin poder imaginar qué fue lo que sucedido le había. In nicht weniger höflichen Ausdrücken antwortete ihm Don Quijote, über die Maßen vergnügt, sich so ganz als großen Herrn behandelt zu sehen. Nun begaben sich alle nach dem Achterdeck der Galeere, das schön geschmückt war, und nahmen auf den Seitenbänken Platz; der Galeerenvogt ging durch den Mittelgang nach der Vorderschanze und gab mit der Pfeife der Rudermannschaft das Zeichen, die Kleider abzulegen, was in einem Augenblick geschehen war. Sancho war starr vor Staunen, soviel pudelnackte Burschen zu sehen, und staunte noch mehr, als er die Sonnenzelte mit solcher Geschwindigkeit aufziehn sah, daß er meinte, es hätten alle Teufel dabei geholfen. Aber alles dieses war nur Zuckerbrot gegen andres, was ich jetzt erzählen will. Sancho saß ganz still auf der Laufplanke neben dem Vormann auf der Steuerbordseite, als dieser, von seiner Rolle bereits unterrichtet, Sancho um den Leib faßte und ihn mit den Armen in die Höhe schwang; das ganze Rudervolk war auf den Beinen und auf der Lauer und schwang und warf ihn, auf der Steuerbordseite anfangend, von Ruderbank zu Ruderbank, mit solcher Geschwindigkeit, daß es dem armen Sancho vor den Augen nebelte und er glaubte, die Teufel in eigner Person führten ihn von dannen; die Ruderleute aber machten nicht eher halt, bis sie ihn die ganze Backbordseite entlang zurückgeschleudert und auf dem Achterdeck säuberlich hingesetzt hatten. Der arme Mensch war ganz zerschlagen; er keuchte und schwitzte und wußte überhaupt nicht, wie ihm geschehen war.
Don Quijote, que vio el vuelo sin alas de Sancho, preguntó al general si eran ceremonias aquéllas que se usaban con los primeros que entraban en las galeras; porque si acaso lo fuese, él, que no tenía intención de profesar en ellas, no quería hacer semejantes ejercicios, y que votaba a Dios que, si alguno llegaba a asirle para voltearle, que le había de sacar el alma a puntillazos; y, diciendo esto, se levantó en pie y empuñó la espada. Als Don Quijote seinen Sancho ohne Flügel so fliegen sah, fragte er den General, ob das die Begrüßung sei, die jedem zuteil werde, der zum erstenmal die Galeeren besuche; denn wenn dies der Fall wäre, so wolle er Seinesteils, da er nicht beabsichtige, sich dem Schiffsdienste zu widmen, keineswegs derlei Übungen mitmachen, und er schwöre zu Gott, wenn jemand ihn anfassen wolle, um Fangball mit ihm zu spielen, so werde er ihm mit Fußtritten die Seele aus dem Leib herausstampfen. Mit diesen Worten stand er auf und legte die Hand ans Schwert.
A este instante abatieron tienda, y con grandísimo ruido dejaron caer la entena de alto abajo. Pensó Sancho que el cielo se desencajaba de sus quicios y venía a dar sobre su cabeza; y, agobiándola, lleno de miedo, la puso entre las piernas. No las tuvo todas consigo don Quijote; que también se estremeció y encogió de hombros y perdió la color del rostro. La chusma izó la entena con la misma priesa y ruido que la habían amainado, y todo esto, callando, como si no tuvieran voz ni aliento. Hizo señal el cómitre que zarpasen el ferro, y, saltando en mitad de la crujía con el corbacho o rebenque, comenzó a mosquear las espaldas de la chusma, y a largarse poco a poco a la mar. Cuando Sancho vio a una moverse tantos pies colorados, que tales pensó él que eran los remos, dijo entre sí. In diesem Augenblick zog man die Sonnenzelte wieder ein und ließ mit ungeheurem Krach die Hauptrah von hoch oben herunterfallen. Sancho meinte, der Himmel ginge aus den Angeln und stürze ihm gerade auf seinen Kopf; vor Angst duckte er sich und steckte den Kopf zwischen die Beine. Auch Don Quijote behielt seine Fassung nicht völlig; auch er entsetzte sich, zog den Kopf zwischen die Schultern und ver! lor alle Farbe aus dem Gesicht. Die Mannschaft hißte die Rahe mit demselben Hasten und Tosen auf, wie sie sie eingezogen hatte, und alles das in tiefem Schweigen, als ob die Leute weder Stimme noch Atem hätten. Der Schiffsvogt gab das Zeichen, den Anker zu lichten, sprang dann mitten in den Gang zwischen den Bänken mit seinem Farrenschwanz, der Sklavengeißel, und begann damit über die Rücken der Ruderknechte hinzufahren, und die Galeere stach langsam in die See. Als Sancho so viele rotbemalte Füße, denn dafür hielt er die Ruder, sich auf einmal in Bewegung setzen sah, sagte er zu sich selber:
–Éstas sí son verdaderamente cosas encantadas, y no las que mi amo dice. ¿Qué han hecho estos desdichados, que ansí los azotan, y cómo este hombre solo, que anda por aquí silbando, tiene atrevimiento para azotar a tanta gente? Ahora yo digo que éste es infierno, o, por lo menos, el purgatorio. Das sind wirklich Zaubergeschichten, nicht aber, was mein Herr für solche ausgibt. Was haben diese Unglücklichen getan, daß man sie so peitscht? Und wie kann dieser Mensch ganz allein, der da umhergeht und pfeift, die Frechheit haben, so viele Leute durchzuhauen? Da sag ich wahrlich, das ist die Hölle oder wenigstens das Fegfeuer.
Don Quijote, que vio la atención con que Sancho miraba lo que pasaba, le dijo. Don Quijote, der sah, mit welcher Aufmerksamkeit Sancho den Vorgang betrachtete, sprach zu ihm:
–¡Ah Sancho amigo, y con qué brevedad y cuán a poca costa os podíades vos, si quisiésedes, desnudar de medio cuerpo arriba, y poneros entre estos señores, y acabar con el desencanto de Dulcinea! Pues con la miseria y pena de tantos, no sentiríades vos mucho la vuestra; y más, que podría ser que el sabio Merlín tomase en cuenta cada azote déstos, por ser dados de buena mano, por diez de los que vos finalmente os habéis de dar. »Ha, Freund Sancho, wie geschwind und mit wie wenig Mühe könntest du, wenn du wolltest, deinen Oberkörper entkleiden und dich mit unter diese Herrschaften setzen und auf diese Weise Dulcineas Entzauberung vollenden! Denn bei dem Leid und Schmerz so vieler würdest du das deine nicht sonderlich spüren; und zumal könnt es auch sein, daß der weise Merlin jeden von diesen Hieben, da sie von so kräftiger Hand ausgeteilt werden, für zehn von denen anrechnete, die du dir doch am Ende aufzählen mußt.«
Preguntar quería el general qué azotes eran aquéllos, o qué desencanto de Dulcinea, cuando dijo el marinero. Der General wollte gerade fragen, was das für Hiebe seien und was es mit der Entzauberung Dulcineas auf sich habe, als der wachhabende Matrose rief:
–Señal hace Monjuí de que hay bajel de remos en la costa por la banda del poniente. »Festung Monjuich meldet ein Ruderschiff an der Küste westwärts in Sicht.«
Esto oído, saltó el general en la crujía, y dijo. Bei diesen Worten sprang der General auf die Laufplanke und rief:
–¡Ea hijos, no se nos vaya! Algún bergantín de cosarios de Argel debe de ser éste que la atalaya nos señala. »Drauflos, Kinder! daß es uns nicht entkommt! Es muß eine Brigantine von algerischen Korsaren sein, die uns der Wartturm meldet.«
Llegáronse luego las otras tres galeras a la capitana, a saber lo que se les ordenaba. Mandó el general que las dos saliesen a la mar, y él con la otra iría tierra a tierra, porque ansí el bajel no se les escaparía. Apretó la chusma los remos, impeliendo las galeras con tanta furia, que parecía que volaban. Las que salieron a la mar, a obra de dos millas descubrieron un bajel, que con la vista le marcaron por de hasta catorce o quince bancos, y así era la verdad; el cual bajel, cuando descubrió las galeras, se puso en caza, con intención y esperanza de escaparse por su ligereza; pero avínole mal, porque la galera capitana era de los más ligeros bajeles que en la mar navegaban, y así le fue entrando, que claramente los del bergantín conocieron que no podían escaparse; y así, el arráez quisiera que dejaran los remos y se entregaran, por no irritar a enojo al capitán que nuestras galeras regía. Pero la suerte, que de otra manera lo guiaba, ordenó que, ya que la capitana llegaba tan cerca que podían los del bajel oír las voces que desde ella les decían que se rindiesen, dos toraquís, que es como decir dos turcos borrachos, que en el bergantín venían con estos doce, dispararon dos escopetas, con que dieron muerte a dos soldados que sobre nuestras arrumbadas venían. Viendo lo cual, juró el general de no dejar con vida a todos cuantos en el bajel tomase, y, llegando a embestir con toda furia, se le escapó por debajo de la palamenta. Pasó la galera adelante un buen trecho; los del bajel se vieron perdidos, hicieron vela en tanto que la galera volvía, y de nuevo, a vela y a remo, se pusieron en caza; pero no les aprovechó su diligencia tanto como les dañó su atrevimiento, porque, alcanzándoles la capitana a poco más de media milla, les echó la palamenta encima y los cogió vivos a todos. Sogleich steuerten die andren drei Galeeren zum Admiralsschiff heran, um Befehle einzuholen. Der General befahl, zwei von ihnen sollten in See stechen; er selbst wolle mit der dritten die Küste entlangfahren, da ihnen auf solche Weise das Schiff nicht entkommen könne. Das Schiffsvolk schlug die Ruder mächtig ins Wasser und trieb die Galeeren mit solcher Gewalt vorwärts, daß sie zu fliegen schienen. Die beiden, die in See gestochen waren, entdeckten auf ungefähr zwei Meilen Entfernung ein Schiff, das sie dem Augenmaß nach auf ein Fahrzeug von etwa vierzehn bis fünfzehn Ruderbänken schätzten, wie es auch wirklich der Fall war; sobald das Schiff die Galeeren gewahr wurde, setzte es alle Ruder bei, in der Absicht und Hoffnung, durch seine Leichtigkeit zu entkommen. Aber dies geriet ihm schlecht, denn die Admiralsgaleere war eines der leichtesten Fahrzeuge auf See und bedrängte es so, daß die Leute auf der Brigantine einsahen, daß an ein Ent! irinnen nicht zu denken war. Ihr Schiffshauptmann oder Arráez wollte daher, sie sollten die Ruder fallen lassen und sich ergeben, um den Befehlshaber unsrer Galeere nicht zu reizen; allein das Schicksal hatte es anders beschlossen, und als die Admiralsgaleere schon so nah war, daß die Leute auf dem Schiff die Stimmen hören konnten, die ihnen zuriefen, sich zu ergeben, da geschah es, daß zwei Torakis, was ungefähr soviel bedeutet wie zwei besoffene Türken, die mit zwölf andren die Besatzung der Brigantine bildeten, ihre Büchsen abfeuerten und mit ihren Schüssen zwei Soldaten auf unserem Vordersteven töteten. Bei diesem Anblick schwur der General, keinen von allen, die er auf dem Schiffe fangen würde, am Leben zu lassen; er griff mit höchster Wut an, aber das Schiff entschlüpfte ihm unter den Rudern weg. Indessen überholte die Galeere es bald um eine tüchtige Strecke, und die Leute im Schiff sahen sich verloren; noch setzten sie al! le Segel, während die Galeere wendete, und taten abermals ihr Äußerstes mit Segeln und Rudern, aber alle ihre Anstrengung half ihnen nicht soviel, als ihre Verwegenheit ihnen schadete, denn die Admiralsgaleere holte sie eine halbe Meile später ein, warf die Enterhaken aus und machte die ganze Besatzung lebendig zu Gefangenen.
Llegaron en esto las otras dos galeras, y todas cuatro con la presa volvieron a la playa, donde infinita gente los estaba esperando, deseosos de ver lo que traían. Dio fondo el general cerca de tierra, y conoció que estaba en la marina el virrey de la ciudad. Mandó echar el esquife para traerle, y mandó amainar la entena para ahorcar luego luego al arráez y a los demás turcos que en el bajel había cogido, que serían hasta treinta y seis personas, todos gallardos, y los más, escopeteros turcos. Preguntó el general quién era el arráez del bergantín y fuele respondido por uno de los cautivos, en lengua castellana, que después pareció ser renegado español. Inzwischen waren die zwei andern Galeeren herangekommen, und alle vier kehrten mit dem genommenen Schiff nach dem Strande zurück, wo eine unzählige Menge Volk es sie erwartete, begierig zu sehen, was sie mitbrächten. Der General ging nah am Land vor Anker, wo er erfuhr, daß der Vizekönig von Barcelona am Hafenplatz anwesend war. Er ließ das Boot aussetzen, um ihn an Bord zu holen, und befahl, die Rah herunterzulassen, um auf der Stelle den Arráez und die übrigen Türken, die er auf dem Schiff gefangengenommen, zu hängen; es mochten ihrer gegen sechsunddreißig Mann sein, alles rüstige Leute und meistens türkische Scharfschützen. Der General fragte, wer der Arráez auf der Brigantine sei, und einer der Gefangenen, der nachher als ein spanischer Renegat erkannt wurde, antwortete ihm auf kastilianisch:
–Este mancebo, señor, que aquí vees es nuestro arráez. »Der junge Mann hier ist unser Arráez, Señor.«
Y mostróle uno de los más bellos y gallardos mozos que pudiera pintar la humana imaginación. La edad, al parecer, no llegaba a veinte años. Preguntóle el general. Und hierbei zeigte er auf einen Jüngling, einen der schönsten und stattlichsten, die die menschliche Phantasie sich nur hätte malen können. Seinem Aussehen nach war er noch keine zwanzig Jahre alt.
–Dime, mal aconsejado perro, ¿quién te movió a matarme mis soldados, pues veías ser imposible el escaparte? ¿Ese respeto se guarda a las capitanas? ¿No sabes tú que no es valentía la temeridad? Las esperanzas dudosas han de hacer a los hombres atrevidos, pero no temerarios. Der General fragte ihn: »Sag mir, frecher Hund, was bewog dich, mir meine Soldaten zu töten, da du doch sahst, daß es unmöglich war zu entkommen? Ist das die Achtung, die man einer Admiralsgaleere schuldet? Weißt du nicht, daß Tollkühnheit keine Tapferkeit ist? Zweifelhafte Aussichten dürfen den Menschen kühn, aber nicht tollkühn machen.«
Responder quería el arráez; pero no pudo el general, por entonces, oír la respuesta, por acudir a recebir al virrey, que ya entraba en la galera, con el cual entraron algunos de sus criados y algunas personas del pueblo. Der Arráez wollte antworten, aber der General konnte ihn für den Augenblick nicht anhören, weil er dem Vizekönig zur Begrüßung entgegengehen mußte, der soeben mit mehreren Dienern und einigen Personen aus der Stadt an Bord gestiegen war.
–¡Buena ha estado la caza, señor general! –dijo el virrey. »Die Beute war gut, Herr General«, sagte der Vizekönig.
–Y tan buena –respondió el general– cual la verá Vuestra Excelencia agora colgada de esta entena. »Wie gut sie war«, antwortete der General, »werden Euer Exzellenz sogleich sehen, wenn sie an dieser Rah hängt.«
–¿Cómo ansí? –replicó el virrey. »Warum das?« fragte der Vizekönig.
–Porque me han muerto –respondió el general–, contra toda ley y contra toda razón y usanza de guerra, dos soldados de los mejores que en estas galeras venían, y yo he jurado de ahorcar a cuantos he cautivado, principalmente a este mozo, que es el arráez del bergantín. »Weil sie mir«, antwortete der General, »gegen alles Recht und gegen Vernunft und Kriegsbrauch zwei von den besten Soldaten umgebracht haben, die ich auf diesen Galeeren hatte, und ich habe geschworen, alle Gefangenen aufzuknüpfen, besonders diesen Burschen, welcher der Arráez der Brigantine ist.«
Y enseñóle al que ya tenía atadas las manos y echado el cordel a la garganta, esperando la muerte. Hierbei zeigte er ihm den jungen Mann, der schon die Hände gebunden und den Strick um die Kehle hatte und den Tod erwartete.
Miróle el virrey, y, viéndole tan hermoso, y tan gallardo, y tan humilde, dándole en aquel instante una carta de recomendación su hermosura, le vino deseo de escusar su muerte; y así, le preguntó. Der Vizekönig betrachtete ihn, und da er ihn so schön und so stattlich und so demütig dastehen sah und seine Schönheit ihm in diesem Augenblick höchster Gefahr einen Empfehlungsbrief gab, so stieg in dem Vizekönig der Wunsch auf, ihn dem Tod zu entreißen; er fragte ihn daher:
–Dime, arráez, ¿eres turco de nación, o moro, o renegado. »Sag mir, Arráez, bist du ein Türke oder ein Maure oder ein Renegat?«
A lo cual el mozo respondió, en lengua asimesmo castellana Darauf antwortete der Jüngling, ebenfalls auf kastilianisch:
–Ni soy turco de nación, ni moro, ni renegado. »Ich bin weder ein Türke noch ein Maure noch ein Renegat.«
–Pues, ¿qué eres? –replicó el virrey. »Was bist du denn dann?« entgegnete der Vizekönig.
–Mujer cristiana –respondió el mancebo. »Ein Weib, eine Christin«, antwortete der Jüngling.
–¿Mujer y cristiana, y en tal traje y en tales pasos? Más es cosa para admirarla que para creerla. »Ein Weib, eine Christin, und in solcher Tracht und in solcher Lage? Über so etwas kann man sich eher wundern als es glauben.«
–Suspended –dijo el mozo–, ¡oh señores!, la ejecución de mi muerte, que no se perderá mucho en que se dilate vuestra venganza en tanto que yo os cuente mi vida. »Verschiebt, o liebe Herren, die Vollstreckung meines Todesurteils«, sagte der Jüngling; »es kann nicht viel verlorengehen, wenn Eure Rache so lange zögert, bis ich Euch meine Lebensgeschichte erzählt habe.«
¿Quién fuera el de corazón tan duro que con estas razones no se ablandara, o, a lo menos, hasta oír las que el triste y lastimado mancebo decir quería? El general le dijo que dijese lo que quisiese, pero que no esperase alcanzar perdón de su conocida culpa. Con esta licencia, el mozo comenzó a decir desta manera. Wer wäre so harten Herzens gewesen, daß er sich durch diese Worte nicht hätte erweichen lassen oder wenigstens hätte anhören wollen, was der betrübte und. kummervolle Jüngling zu sagen wünschte? Der General gestattete ihm vorzubringen, was er zu sagen habe; er möge aber nicht hoffen, Vergebung für seine erwiesene Schuld zu erlangen. Der Jüngling benutzte diese Erlaubnis zu folgender Erzählung:
–« De aquella nación más desdichada que prudente, sobre quien ha llovido estos días un mar de desgracias, nací yo, de moriscos padres engendrada. En la corriente de su desventura fui yo por dos tíos míos llevada a Berbería, sin que me aprovechase decir que era cristiana, como, en efecto, lo soy, y no de las fingidas ni aparentes, sino de las verdaderas y católicas. No me valió, con los que tenían a cargo nuestro miserable destierro, decir esta verdad, ni mis tíos quisieron creerla; antes la tuvieron por mentira y por invención para quedarme en la tierra donde había nacido, y así, por fuerza más que por grado, me trujeron consigo. Tuve una madre cristiana y un padre discreto y cristiano, ni más ni menos; mamé la fe católica en la leche; criéme con buenas costumbres; ni en la lengua ni en ellas jamás, a mi parecer, di señales de ser morisca. Al par y al paso destas virtudes, que yo creo que lo son, creció mi hermosura, si es que tengo alguna; y, aunque mi recato y mi encerramiento fue mucho, no debió de ser tanto que no tuviese lugar de verme un mancebo caballero, llamado don Gaspar Gregorio, hijo mayorazgo de un caballero que junto a nuestro lugar otro suyo tiene. Cómo me vio, cómo nos hablamos, cómo se vio perdido por mí y cómo yo no muy ganada por él, sería largo de contar, y más en tiempo que estoy temiendo que, entre la lengua y la garganta, se ha de atravesar el riguroso cordel que me amenaza; y así, sólo diré cómo en nuestro destierro quiso acompañarme don Gregorio. Mezclóse con los moriscos que de otros lugares salieron, porque sabía muy bien la lengua, y en el viaje se hizo amigo de dos tíos míos que consigo me traían; porque mi padre, prudente y prevenido, así como oyó el primer bando de nuestro destierro, se salió del lugar y se fue a buscar alguno en los reinos estraños que nos acogiese. »Ich stamme von jenem Volke, dessen Unglück größer ist als seine Besonnenheit und auf welches in diesen Tagen ein Meer des Unheils herabgeströmt ist; meine Eltern sind Morisken. Im Verlauf ihres unglücklichen Geschickes wurde ich von zweien meiner Oheime nach der Berberei gebracht, ohne daß es mir etwas half, als ich ihnen erklärte, daß ich eine Christin sei, wie ich es wirklich bin, und zwar keine Scheinchristin, sondern eine wahre und echte. Bei den Beamten, die unsre jammervolle Austreibung zu überwachen hatten, half es mir nichts, dieses wahrhafte Bekenntnis abzulegen, und ebensowenig wollten ihm meine Oheime Glauben schenken; vielmehr hielten sie es für eine Lüge, erfunden zu dem Zwecke, daß ich in dem Lande meiner Geburt bleiben könnte; und so schleppten sie mich mit Gewalt fort. Ich hatte eine Christin zur Mutter und einen Vater, der verständig und nicht minder dem Christentum ergeben war; ich sog den katholis! chen Glauben mit der Muttermilch ein und war im sittlichen Wandel erzogen, und weder hierin, wie ich glaube, noch in der Sprache verriet ich jemals die Moriskin. Mit diesen Tugenden - denn ich glaube, daß es solche sind - hielten meine Reize, wenn ich einige besitze, gleichen Schritt und wuchsen mit ihnen, und obwohl mein Leben gewiß ein sehr sittsames und eingezogenes war, so genügte meine Zurückgezogenheit doch wohl nicht, um einem jungen Edelmann namens Don Gaspár Gregorio die Gelegenheit zu versagen, mich zu sehen. Er war der Sohn und Majoratserbe eines Herrn, der nah bei unsrem Dorfe seinen Edelsitz hatte. Wie er dazu gelangte, mich zu sehen und mich zu sprechen, wie er sich sterblich in mich verliebte und wie ich mich dennoch nicht ganz von ihm gewinnen ließ, das wäre zu weitläufig zu erzählen, zumal in einem Augenblick, wo ich fürchten muß, daß der grausame Strick, der mich bedroht, sich mir zwischen Zunge und Kehle zusammenschnð cren wird; und so will ich nur sagen, daß Don Gaspár mich bei unsrer Auswanderung begleiten wollte. Er mischte sich unter die Morisken, die aus andern Orten auszogen, da er deren Sprache sehr gut verstand, und während der Reise schloß er Freundschaft mit meinen beiden Oheimen, die mich mitgenommen hatten; denn mein Vater, ein kluger und vorsichtiger Mann, hatte bereits nach der ersten Bekanntmachung des Ausweisungsbefehls unser Dorf verlassen und suchte in fremden Landen, wer uns aufnehmen möchte.
Dejó encerradas y enterradas, en una parte de quien yo sola tengo noticia, muchas perlas y piedras de gran valor, con algunos dineros en cruzados y doblones de oro. Mandóme que no tocase al tesoro que dejaba en ninguna manera, si acaso antes que él volviese nos desterraban. Hícelo así, y con mis tíos, como tengo dicho, y otros parientes y allegados pasamos a Berbería; y el lugar donde hicimos asiento fue en Argel, como si le hiciéramos en el mismo infierno. Tuvo noticia el rey de mi hermosura, y la fama se la dio de mis riquezas, que, en parte, fue ventura mía. Llamóme ante sí, preguntóme de qué parte de España era y qué dineros y qué joyas traía. Díjele el lugar, y que las joyas y dineros quedaban en él enterrados, pero que con facilidad se podrían cobrar si yo misma volviese por ellos. Todo esto le dije, temerosa de que no le cegase mi hermosura, sino su codicia. Estando conmigo en estas pláticas, le llegaron a decir cómo venía conmigo uno de los más gallardos y hermosos mancebos que se podía imaginar. Luego entendí que lo decían por don Gaspar Gregorio, cuya belleza se deja atrás las mayores que encarecer se pueden. Turbéme, considerando el peligro que don Gregorio corría, porque entre aquellos bárbaros turcos en más se tiene y estima un mochacho o mancebo hermoso que una mujer, por bellísima que sea. Er hatte an einer Stelle, die ich allein kenne, viele Perlen und Steine von hohem Wert nebst einigem Barvorrat an goldenen Cruzados und Dublonen vergraben und verborgen zurückgelassen. Er gebot mir, unter keiner Bedingung jemals an diesen Schatz zu rühren, wenn man uns etwa vor seiner Rückkehr vertreiben sollte. Ich gehorchte und zog, wie gesagt, mit meinen Oheimen und andren Verwandten und Bekannten nach der Berberei, und der Ort, wo wir uns niederließen, war Algier; es war, als wären wir in die Hölle gekommen. Der König erhielt von meiner Schönheit unverzüglich Nachricht, und der Ruf gab sie ihm auch von meinen Reichtümern, was teilweise mir zum Glück ausschlug. Er berief mich zu sich und fragte mich, aus welcher Gegend von Spanien ich sei und was für Geld und Kleinodien ich mitbrächte. Ich nannte ihm das Dorf und fügte bei, Geld und Kleinodien seien dort vergraben; sie seien aber mit Leichtigkeit in Besitz zu nehmen, wenn ich selber zurückkehrte, sie zu holen. Alles dieses sagte ich ihm aus Furcht, daß meine Schönheit, und in der Absicht, daß vielmehr seine Habsucht ihn verblenden möchte. Während er sich so mit mir unterhielt, meldete man ihm, mit mir zusammen sei einer der stattlichsten und schönsten Jünglinge gekommen, die man sich denken könne. Es war mir sogleich klar, daß damit Don Gaspár Gregorio gemeint sei, dessen Schönheit in der Tat die herrlichste und gepriesenste übertrifft. Ich geriet in Bestürzung, da! ich die Gefahr erwog, in welcher Don Gáspar schwebte; denn unter jenen türkischen Barbaren wird ein schöner Knabe oder Jüngling höher gehalten und geschätzt als ein Weib, und wenn es noch so reizend wäre.
Mandó luego el rey que se le trujesen allí delante para verle, y preguntóme si era verdad lo que de aquel mozo le decían. Entonces yo, casi como prevenida del cielo, le dije que sí era; pero que le hacía saber que no era varón, sino mujer como yo, y que le suplicaba me la dejase ir a vestir en su natural traje, para que de todo en todo mostrase su belleza y con menos empacho pareciese ante su presencia. Díjome que fuese en buena hora, y que otro día hablaríamos en el modo que se podía tener para que yo volviese a España a sacar el escondido tesoro. Hablé con don Gaspar, contéle el peligro que corría el mostrar ser hombre; vestíle de mora, y aquella mesma tarde le truje a la presencia del rey, el cual, en viéndole, quedó admirado y hizo disignio de guardarla para hacer presente della al Gran Señor; y, por huir del peligro que en el serrallo de sus mujeres podía tener y temer de sí mismo, la mandó poner en casa de unas principales moras que la guardasen y la sirviesen, adonde le llevaron luego. Lo que los dos sentimos (que no puedo negar que no le quiero) se deje a la consideración de los que se apartan si bien se quieren. Dio luego traza el rey de que yo volviese a España en este bergantín y que me acompañasen dos turcos de nación, que fueron los que mataron vuestros soldados. Vino también conmigo este renegado español –señalando al que había hablado primero–, del cual sé yo bien que es cristiano encubierto y que viene con más deseo de quedarse en España que de volver a Berbería; la demás chusma del bergantín son moros y turcos, que no sirven de más que de bogar al remo. Los dos turcos, codiciosos e insolentes, sin guardar el orden que traíamos de que a mí y a este renegado en la primer parte de España, en hábito de cristianos, de que venimos proveídos, nos echasen en tierra, primero quisieron barrer esta costa y hacer alguna presa, si pudiesen, temiendo que si primero nos echaban en tierra, por algún acidente que a los dos nos sucediese, podríamos descubrir que quedaba el bergantín en la mar, y si acaso hubiese galeras por esta costa, los tomasen. Anoche descubrimos esta playa, y, sin tener noticia destas cuatro galeras, fuimos descubiertos, y nos ha sucedido lo que habéis visto. En resolución don Gregorio queda en hábito de mujer entre mujeres, con manifiesto peligro de perderse, y yo me veo atadas las manos, esperando, o, por mejor decir, temiendo perder la vida, que ya me cansa. Éste es, señores, el fin de mi lamentable historia, tan verdadera como desdichada; lo que os ruego es que me dejéis morir como cristiana, pues, como ya he dicho, en ninguna cosa he sido culpante de la culpa en que los de mi nación han caído. Der König befahl sogleich, den Jüngling herbeizuführen, um ihn zu sehen, und fragte mich, ob es wahr sei, was man von dem jungen Mann sage. Ich nun, als hätte ich plötzlich vom Himmel eine Eingebung erhalten, sagte, es sei allerdings so, aber ich müsse ihm mitteilen, er sei kein Mann, sondern ein Weib wie ich, und ich bäte ihn, mir zu gestatten, daß ich ihm die Kleidung seines Geschlechts anlege, damit seine Schönheit sich in ihrem vollen Glanze zeigen und er ohne Verlegenheit vor seinen Augen erscheinen könne. Er antwortete mir, ich möchte nur immer hingehen und dies tun, und am nächsten Tage wollten wir besprechen, wie man es anfangen solle, daß ich nach Spanien zurückkehren könne, um den verborgenen Scha! tz zu heben. Ich sprach mit Don Gaspár, erzählte ihm die Gefahr, die ihm drohe, wenn er sich als Mann zeige, kleidete ihn in die Tracht einer Maurin und führte ihn noch an dem nämlichen Nachmittag vor den König, welcher das vermeinte Mädchen voll Bewunderung sah und sich vornahm, es als Geschenk für den Großherrn zu behalten. Da er die Gefahr vermeiden wollte, die ihr im Serail seiner Frauen drohen konnte, und da er sich vor sich selbst fürchtete, befahl er, sie zu vornehmen maurischen Damen zu bringen, welche sie bewachen und bedienen sollten, und so geschah es unverzüglich. Was wir beide empfanden - denn ich leugne nicht, daß ich ihn liebe -, mögen diejenigen würdigen, welche voneinander scheiden mußten, wenn sie sich von Herzen liebten. Der König befahl sogleich, ich solle auf dieser Brigantine nach Spanien zurückkehren, begleitet von zwei seiner türkischen Soldaten; es waren dieselben, die Eure Soldaten erschossen haben. Auch fuhr dieser spanische Renegat mit mir herüber - und hierbei deutete sie auf den, welcher zuerst gesprochen hatte -; »ich kenne ihn als einen heimlichen Christen, der weit lieber in Spanien bleiben als nach der Berberei zurückkehren möchte. Die übrige Mannschaft der Brigantine besteht aus Mauren und Türken, die nur zum Rudern zu gebrauchen sind. Die beiden Türken, habgierige und freche Leute, wollten dem Befehl nicht Folge leisten, mich und diesen Renegaten an der nächsten spanischen Küste in der Tracht von Christen, mit welcher wir versehen sind, an Land zu setzen; vielmehr beabsichtigten sie, erst an dieser Küste auf Kaperei zu kreuzen und womöglich irgendein Schiff zu erbeuten. Sie fürchteten, wenn sie uns vorher ans Land setzten, so kð 6nnten wir zwei durch irgendeinen Zufall verraten, daß die Brigantine noch auf See kreuze, und wenn etwa Galeeren an der Küste wären, würden diese das Schiff aufbringen. In letzter Nacht kam uns der Strand hier in Sicht, und ohne diese vier Galeeren zu bemerken, wurden wir von ihnen aufgespürt, und dann geschah, was Ihr gesehen habt. Es ist mithin so gekommen, daß Don Gaspár Gregorio in Frauenkleidern unter Frauen weilt, in augenscheinlicher Gefahr, ins Verderben zu geraten, und daß ich hier mit gebundenen Händen stehe, in der Erwartung, mein Leben zu verlieren, welches mir ohnehin schon zur Last wird. Dies ist, meine Herren, das Ende meiner traurigen Geschichte, die ebenso wahr als traurig ist. Ich bitte Euch: laßt mich als Christin sterben; denn, wie ich schon gesagt, in keinem Punkt war ich mitschuldig an der Schuld, in welche die Angehörigen meines Volkes gefallen sind.«
Y luego calló, preñados los ojos de tiernas lágrimas, a quien acompañaron muchas de los que presentes estaban. El virrey, tierno y compasivo, sin hablarle palabra, se llegó a ella y le quitó con sus manos el cordel que las hermosas de la mora ligaba. Hier schwieg sie, ihre Augen füllten sich mit schmerzlichen Tränen, und viele von den Anwesenden weinten mit ihr. Der Vizekönig, gerührt und voll Mitleid, trat zu ihr hin, ohne ein Wort zu sagen, und löste mit seinen eignen Händen den Strick von den schönen Händen der Maurin, der sie zusammengebunden hielt.
En tanto, pues, que la morisca cristiana su peregrina historia trataba, tuvo clavados los ojos en ella un anciano peregrino que entró en la galera cuando entró el virrey; y, apenas dio fin a su plática la morisca, cuando él se arrojó a sus pies, y, abrazado dellos, con interrumpidas palabras de mil sollozos y suspiros, le dijo. Während aber die christliche Moriskin ihre merkwürdige Geschichte erzählte, hielt ein alter Pilger, der zugleich mit dem Vizekönig an Bord der Galeere gekommen, die Augen auf sie geheftet, und kaum hatte die Moriskin ihre Rede beendet, als er sich vor ihr niederwarf, ihre Füße mit den Armen umfaßte und, von Schluchzen und Seufzen tausendmal unterbrochen, zu ihr sprach:
–¡Oh Ana Félix, desdichada hija mía! Yo soy tu padre Ricote, que volvía a buscarte por no poder vivir sin ti, que eres mi alma. »O Ana Felix, meine unglückliche Tochter, ich bin dein Vater Ricote, der zurückgekehrt ist, um dich aufzusuchen, weil ich ohne dich nicht leben kann, die du meine Seele bist!«
A cuyas palabras abrió los ojos Sancho, y alzó la cabeza (que inclinada tenía, pensando en la desgracia de su paseo), y, mirando al peregrino, conoció ser el mismo Ricote que ó el día que salió de su gobierno, y confirmóse que aquélla era su hija, la cual, ya desatada, abrazó a su padre, mezclando sus lágrimas con las suyas; el cual dijo al general y al virrey. Bei diesen Worten riß Sancho seine Augen weit auf und hob den Kopf in die Höhe, den er im Nachsinnen über das Mißgeschick seiner Luftfahrt bisher gesenkt hielt, sah den Pilger aufmerksam an, erkannte in ihm denselben Ricote, den er an dem Tage angetroffen, wo er seine Statthalterschaft verließ, und erkannte nun auch seine Tochter, welche, jetzt ihrer Bande ledig, ihren Vater umarmte und ihre Tränen mit den seinigen mischte. Ricote sprach zu dem General und dem Vizekönig:
–Ésta, señores, es mi hija, más desdichada en sus sucesos que en su nombre. Ana Félix se llama, con el sobrenombre de Ricote, famosa tanto por su hermosura como por mi riqueza. Yo salí de mi patria a buscar en reinos estraños quien nos albergase y recogiese, y, habiéndole hallado en Alemania, volví en este hábito de peregrino, en compañía de otros alemanes, a buscar mi hija y a desenterrar muchas riquezas que dejé escondidas. No hallé a mi hija; hallé el tesoro, que conmigo traigo, y agora, por el estraño rodeo que habéis visto, he hallado el tesoro que más me enriquece, que es a mi querida hija. Si nuestra poca culpa y sus lágrimas y las mías, por la integridad de vuestra justicia, pueden abrir puertas a la misericordia, usadla con nosotros, que jamás tuvimos pensamiento de ofenderos, ni convenimos en ningún modo con la intención de los nuestros, que justamente han sido desterrados. »Dies, verehrte Herren, ist meine Tochter, die minder glücklich in ihren Schicksalen als in ihrem Namen ist. Ana Felix heißt sie, mit dem Familiennamen Ricote, und war weitbekannt um ihrer Schönheit wie um meines Reichtums willen. Ich habe mein Vaterland verlassen, um in fremden Reichen zu suchen, wer uns Herberge und Aufnahme gewähren wolle, und als ich dies in Deutschland gefunden, kehrte ich in dieser Pilgertracht in Gesellschaft andrer Deutscher zurück, meine Tochter zu suchen und die großen Reichtümer auszugraben, die ich versteckt zurückgelassen hatte. Meine Tochter fand ich nicht, ich fand nur den Schatz, den ich bei mir habe, und jetzt, auf dem seltsamen Umweg, den Ihr mit angesehen, habe ich den Schatz gefunden, der mich am reichsten macht, meine geliebte Tochter. Wenn unsre Schuldlosigkeit und ihre Tränen und die rneinigen in Eurem strengen Gerechtigkeitsgefühle dem Erbarmen eine Pf! orte zu öffnen vermögen, so lasset es uns zuteil werden, die wir niemals daran gedacht haben, Euch zu beleidigen, und niemals an den Anschlägen der Unsrigen teilgenommen, die mit Recht des Landes verwiesen wurden.«
Entonces dijo Sancho. Hier fiel Sancho ein: »Ich kenne den Ricote ganz gut
–Bien conozco a Ricote, y sé que es verdad lo que dice en cuanto a ser Ana Félix su hija; que en esotras zarandajas de ir y venir, tener buena o mala intención, no me entremeto. und weiß, daß er die Wahrheit sagt in betreff dessen, daß Ana Felix seine Tochter ist; was aber die anderen Lappalien betrifft mit dem Fortreisen und Wiederkommen, mit den guten und bösen Anschlägen, das geht mich nichts an.«
Admirados del estraño caso todos los presentes, el general dijo Alle Anwesenden waren über den merkwürdigen Fall hocherstaunt, und der General sagte:
–Una por una vuestras lágrimas no me dejarán cumplir mi juramento vivid, hermosa Ana Félix, los años de vida que os tiene determinados el cielo, y lleven la pena de su culpa los insolentes y atrevidos que la cometieron. »Ganz gewiß hindern mich Eure Tränen an der Erfüllung meines Schwures; lebet, schöne Ana Felix, soviel Lebensjahre Euch der Himmel beschieden hat. Aber jene zwei frechen, zuchtlosen Kerle sollen das Verbrechen büßen, das sie begangen haben.«
Y mandó luego ahorcar de la entena a los dos turcos que a sus dos soldados habían muerto; pero el virrey le pidió encarecidamente no los ahorcase, pues más locura que valentía había sido la suya. Hizo el general lo que el virrey le pedía, porque no se ejecutan bien las venganzas a sangre helada. Procuraron luego dar traza de sacar a don Gaspar Gregorio del peligro en que quedaba. Ofreció Ricote para ello más de dos mil ducados que en perlas y en joyas tenía. Diéronse muchos medios, pero ninguno fue tal como el que dio el renegado español que se ha dicho, el cual se ofreció de volver a Argel en algún barco pequeño, de hasta seis bancos, armado de remeros cristianos, porque él sabía dónde, cómo y cuándo podía y debía desembarcar, y asimismo no ignoraba la casa donde don Gaspar quedaba. Dudaron el general y el virrey el fiarse del renegado, ni confiar de los cristianos que habían de bogar el remo; fióle Ana Félix, y Ricote, su padre, dijo que salía a dar el rescate de los cristianos, si acaso se perdiesen. Sogleich befahl er, die beiden Türken, die seine Soldaten erschossen hatten, an der höchsten Rah aufzuknüpfen, aber der Vizekönig bat ihn inständig, sie nicht hängen zu lassen, da ihre Tat eher von Verrücktheit als von Rauflust zeuge. Der General erfüllte den Wunsch des Vizekönigs, denn Rache wird selten bei kaltem Blute geübt. Dann beriet man, auf welche Weise Don Gaspár Gregorio aus der Gefahr, in der er schwebte, gerettet: werden könnte. Ricote bot dafür eine Summe von über zweitausend Talern an, die er in Perlen und Kostbarkeiten bei sich hatte, Man ersann mancherlei Anschläge, aber keiner erschien so zweckmäßig wie der, welchen der vorher erwähnte spanische Renegat angab. Dieser erbot sich nämlich, in einer kleinen Barke von etwa sechs Ruderbänken mit christlichen Ruderern nach Algier zu fahren, da er wisse, wo, wie und wann er landen könne und müsse; auch sei ihm das Haus wohlbekannt, in dem Don Gaspár sich aufhalte. Der General und der Vizekönig hatten Bedenken, sich auf den Renegaten zu verlassen und ihm die Christen anzuvertrauen, welche die Ruder führen sollten, aber Ana Felix verbürgte sich für ihn, und ihr Vater Ricote erklärte, er werde das Lösegeld für die Christen bezahlen, falls ihnen etwa ein Unglück begegnen sollte.
Firmados, pues, en este parecer, se desembarcó el virrey, y don Antonio Moreno se llevó consigo a la morisca y a su padre, encargándole el virrey que los regalase y acariciase cuanto le fuese posible; que de su parte le ofrecía lo que en su casa hubiese para su regalo. Tanta fue la benevolencia y caridad que la hermosura de Ana Félix infundió en su pecho. Nachdem sie sich für diesen Plan entschlossen hatten, fuhr der Vizekönig wieder an Land, und Don Antonio Moreno nahm die Moriskin und ihren Vater mit nach seinem Hause, wobei der Vizekönig ihm auftrug, sie nach bestem Vermögen zu bewirten und liebevoll zu pflegen, und ihm seinerseits alles anbot, was sich zu diesem Zwecke in seinem eigenen Hause finden würde. So groß war das Wohlwollen und das Mitgefühl, das die Schönheit der Ana Felix in seiner Brust erweckt hatte.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXIV. Que trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote de cuantas hasta entonces le habían sucedido.

64. Kapitel Welches von dem Abenteuer handelt, das von allen, die Don Quijote bisher erlebt, ihm am meisten Kummer machte

La mujer de don Antonio Moreno cuenta la historia que recibió grandísimo contento de ver a Ana Félix en su casa. Recibióla con mucho agrado, así enamorada de su belleza como de su discreción, porque en lo uno y en lo otro era estremada la morisca, y toda la gente de la ciudad, como a campana tañida, venían a verla. Don Antonio Morenos Gemahlin, so erzählt die Geschichte, war hocherfreut, Ana Felix in ihrem Hause zu sehen. Sie nahm sie mit großer Freundlichkeit auf und verliebte sich schier in ihre Schönheit sowie in ihren Verstand, denn mit beidem war die Moriskin ungewöhnlich von der Natur begünstigt, und alle Leute aus der Stadt, als hätte man sie mit Glocken herbeigeläutet, kamen, um sie zu sehen.
Dijo don Quijote a don Antonio que el parecer que habían tomado en la libertad de don Gregorio no era bueno, porque tenía más de peligroso que de conveniente, y que sería mejor que le pusiesen a él en Berbería con sus armas y caballo; que él le sacaría a pesar de toda la morisma, como había hecho don Gaiferos a su esposa Melisendra. Don Quijote äußerte gegen Don Antonio, das Mittel, das man zur Befreiung Don Gaspár Gregorios gewählt habe, sei nicht das richtige, denn es sei mehr gefährlich als zweckmäßig; am besten wäre es, wenn man ihn mit seinen Waffen hoch zu Roß nach der Berberei brächte; er würde ihn dem ganzen Maurenvolke zum Trotz der Gefangenschaft entreißen, wie Don Gaiféros seine Gattin Melisendra befreit habe.
–Advierta vuesa merced –dijo Sancho, oyendo esto– que el señor don Gaiferos sacó a sus esposa de tierra firme y la llevó a Francia por tierra firme; pero aquí, si acaso sacamos a don Gregorio, no tenemos por dónde traerle a España, pues está la mar en medio. »Bedenket, Euer Gnaden«, sagte Sancho, als er dies hörte, »daß der Señor Don Gaiféros seine Gattin auf festem Lande befreite und sie auf dem festen Lande nach Frankreich brachte; aber hier, wenn wir vielleicht den Don Gaspár Gregorio befreien, wie sollen wir ihn nach Spanien bringen, wo doch die See dazwischenliegt?«
–Para todo hay remedio, si no es para la muerte –respondió don Quijote–; pues, llegando el barco a la marina, nos podremos embarcar en él, aunque todo el mundo lo impida. »Für alles gibt es ein Mittel außer gegen den Tod«, entgegnete Don Quijote; »denn wenn nur die Barke zum Strande gelangt, können wir uns darin einschiffen, und wollte auch die ganze Welt es verwehren.«
–Muy bien lo pinta y facilita vuestra merced –dijo Sancho–, pero del dicho al hecho hay gran trecho, y yo me atengo al renegado, que me parece muy hombre de bien y de muy buenas entrañas. »Euer Gnaden malt sich dies gut aus und macht sich's leicht«, sagte Sancho; »aber zwischen gesagt und getan streckt sich eine lange Bahn, und ich halte es mit dem Renegaten; der scheint mir ein anständiger und guter Mann zu sein.«
Don Antonio dijo que si el renegado no saliese bien del caso, se tomaría el espediente de que el gran don Quijote pasase en Berbería. Don Antonio bemerkte, wenn der Renegat mit der Sache nicht fertigwerde, so könne man ja immer noch das Auskunftsmittel ergreifen, den großen Don Quijote nach der Berberei hinübergehen zu lassen.
De allí a dos días partió el renegado en un ligero barco de seis remos por banda, armado de valentísima chusma; y de allí a otros dos se partieron las galeras a Levante, habiendo pedido el general al visorrey fuese servido de avisarle de lo que sucediese en la libertad de don Gregorio y en el caso de Ana Félix; quedó el visorrey de hacerlo así como se lo pedía. Zwei Tage später schiffte sich der Renegat auf einer leichten Barke mit sechs Ruderbänken an jeder Seite ein, die mit dem tapfersten Schiffsvolk bemannt war; und wieder zwei Tage später fuhren die Galeeren nach der Levante ab, nachdem der General den Vizekönig ersucht hatte, ihn freundlichst von der Befreiung des Don Gaspár Gregorio und allen weiteren Schicksalen der Ana Felix zu benachrichtigen. Der Vizekönig versprach, diesen Wunsch zu erfüllen.
Y una mañana, saliendo don Quijote a pasearse por la playa armado de todas sus armas, porque, como muchas veces decía, ellas eran sus arreos, y su descanso el pelear, y no se hallaba sin ellas un punto, vio venir hacía él un caballero, armado asimismo de punta en blanco, que en el escudo traía pintada una luna resplandeciente; el cual, llegándose a trecho que podía ser oído, en altas voces, encaminando sus razones a don Quijote, dijo. Eines Morgens ritt Don Quijote am Strande spazieren, vollständig gerüstet und gewappnet, denn, wie er häufig sagte: Meine Zierde sind die Waffen, und mein Ausruhn ist der Kampf; und daher ging er keinen Augenblick ohne Rüstung aus. Da sah er einen ebenfalls von Kopf bis Fuß gewaffneten Ritter auf sich zukommen, der einen hellglänzenden Mond im Schilde führte; und als dieser nah genug war, daß man ihn hören konnte, rief er mit lauter Stimme, seine Worte an Don Quijote richtend:
–Insigne caballero y jamás como se debe alabado don Quijote de la Mancha, yo soy el Caballero de la Blanca Luna, cuyas inauditas hazañas quizá te le habrán traído a la memoria. Vengo a contender contigo y a probar la fuerza de tus brazos, en razón de hacerte conocer y confesar que mi dama, sea quien fuere, es sin comparación más hermosa que tu Dulcinea del Toboso; la cual verdad si tú la confiesas de llano en llano, escusarás tu muerte y el trabajo que yo he de tomar en dártela; y si tú peleares y yo te venciere, no quiero otra satisfación sino que, dejando las armas y absteniéndote de buscar aventuras, te recojas y retires a tu lugar por tiempo de un año, donde has de vivir sin echar mano a la espada, en paz tranquila y en provechoso sosiego, porque así conviene al aumento de tu hacienda y a la salvación de tu alma; y si tú me vencieres, quedará a tu discreción mi cabeza, y serán tuyos los despojos de mis armas y caballo, y pasará a la tuya la fama de mis hazañas. Mira lo que te está mejor, y respóndeme luego, porque hoy todo el día traigo de término para despachar este negocio. »Erlauchter Ritter und nie nach Gebühr gepriesener Don Quijote von der Mancha, IIch bin der Ritter vom weißen Monde, dessen unerhörte Heldentaten dir diesen Namen vielleicht ins Gedächtnis zurückgerufen haben. Ich komme, mit dir zu kämpfen und die Kraft deiner Arme zu erproben, damit du erkennest und gestehest, daß meine Dame, wer sie auch immer sei, ohne allen Vergleich schöner ist als deine Dulcinea von Toboso. Wenn du diese zweifellos! e Tatsache ohne viel Umstände bekennest, so wirst du dir den Tod ersparen und mir die Mühsal, dir den Tod zu geben; wenn du aber kämpfen willst und ich dich besiege, so verlange ich keine andere Genugtuung, als daß du ein volles Jahr hindurch die Waffen ablegst, dich enthältst, auf die Suche nach Abenteuern zu gehen, dich in dein Dorf heimbegibst und zurückziehst, wo du leben sollst, ohne Hand ans Schwert zu legen, in stillem Frieden und ersprießlicher Ruhe, denn also wird es dir gut sein zur Mehrung von Hab und Gut und zum Heil deiner Seele. Wenn du jedoch mich besiegst, so sollst du über mein Leben verfügen, und meine Waffen und mein Roß sollen deine Beute sein, und der Ruhm meiner Taten soll auf dich und deinen Ruhm übergehen. Nun erwäge, was dir am besten scheint, und antworte mir alsbald; diesen ganzen heutigen Tag habe ich mir zur Frist gesetzt, um diesen Handel zu Ende zu führen.«
Don Quijote quedó suspenso y atónito, así de la arrogancia del Caballero de la Blanca Luna como de la causa por que le desafiaba; y con reposo y ademán severo le respondió. Don Quijote war betroffen und staunte höchlich, sowohl ob der Vermessenheit des Ritters vom weißen Mond als auch ob des Grundes dieser Herausforderung; und mit Gelassenheit und strenger Miene gab er ihm zur Antwort:
–Caballero de la Blanca Luna, cuyas hazañas hasta agora no han llegado a mi noticia, yo osaré jurar que jamás habéis visto a la ilustre Dulcinea; que si visto la hubiérades, yo sé que procurárades no poneros en esta demanda, porque su vista os desengañara de que no ha habido ni puede haber belleza que con la suya comparar se pueda; y así, no diciéndoos que mentís, sino que no acertáis en lo propuesto, con las condiciones que habéis referido, aceto vuestro desafío, y luego, porque no se pase el día que traéis determinado; y sólo exceto de las condiciones la de que se pase a mí la fama de vuestras hazañas, porque no sé cuáles ni qué tales sean con las mías me contento, tales cuales ellas son. Tomad, pues, la parte del campo que quisiéredes, que yo haré lo mesmo, y a quien Dios se la diere, San Pedro se la bendiga. »Ritter vom weißen Monde, dessen Großtaten mir bis jetzt noch nicht zur Kenntnis gelangt sind, ich werde Euch schon zum Eidschwur zwingen, daß Ihr die erlauchte Dulcinea niemals gesehen habt. Wenn Ihr sie gesehen hättet, so weiß ich, Ihr würdet Euch hüten, Euch in eine solche Fehde einzulassen, denn ihr Anblick würde Euch der Selbsttäuschung entreißen und Euch belehren, daß es nie eine Schönheit gegeben hat noch geben kann, die da vermöchte, sich mit der ihrigen zu vergleichen. Und indem ich Euch sonach sage, nicht daß Ihr lüget, sondern daß Ihr in Eurem Vorhaben fehlgeht, nehme ich Eure Forderung an unter den Bedingungen, die Ihr dargelegt habt, und zwar auf der Stelle, damit der Tag, den Ihr ! dazu bestimmt habt, nicht vorübergehe; von Euren Bedingungen aber nehme ich nur die aus, daß der Ruhm Eurer Heldentaten auf mich übergehen soll, denn ich weiß nicht, worin sie bestehen und welcher Art sie sind; ich bin mit den meinigen begnügt, wie sie nun auch sein mögen. Nehmt also soviel Feld zum Anrennen, als Ihr wünschet, ich werde dasselbe tun, und wem es Gott verleiht, dem gebe Sankt Peter seinen Segen dazu.«
Habían descubierto de la ciudad al Caballero de la Blanca Luna, y díchoselo al visorrey que estaba hablando con don Quijote de la Mancha. El visorrey, creyendo sería alguna nueva aventura fabricada por don Antonio Moreno, o por otro algún caballero de la ciudad, salió luego a la playa con don Antonio y con otros muchos caballeros que le acompañaban, a tiempo cuando don Quijote volvía las riendas a Rocinante para tomar del campo lo necesario. Man hatte von der Stadt aus den Ritter vom weißen Mond bemerkt und dem Vizekönig mitgeteilt, daß er mit Don Quijote von der Mancha Zwiesprache halte. Der Vizekönig glaubte, es sei irgendein neues Abenteuer, das Don Antonio Moreno oder sonst ein Edelmann aus der Stadt ausgeheckt habe, begab sich sogleich mit Don Antonio und mehreren andern Edelleuten seines Gefolges nach dem Strande und kam eben an, als Don Quijote Rosinante umwendete, um den nötigen Anlauf zu nehmen.
Viendo, pues, el visorrey que daban los dos señales de volverse a encontrar, se puso en medio, preguntándoles qué era la causa que les movía a hacer tan de improviso batalla. El Caballero de la Blanca Luna respondió que era precedencia de hermosura, y en breves razones le dijo las mismas que había dicho a don Quijote, con la acetación de las condiciones del desafío hechas por entrambas partes. Llegóse el visorrey a don Antonio, y preguntóle paso si sabía quién era el tal Caballero de la Blanca Luna, o si era alguna burla que querían hacer a don Quijote. Don Antonio le respondió que ni sabía quién era, ni si era de burlas ni de veras el tal desafío. Esta respuesta tuvo perplejo al visorrey en si les dejaría o no pasar adelante en la batalla; pero, no pudiéndose persuadir a que fuese sino burla, se apartó diciendo Als nun der Vizekönig sah, daß die beiden Miene machten, zu wenden und aufeinander anzurennen, warf er sich dazwischen und fragte sie nach dem Grunde, der sie so unversehens zum Kampfe veranlasse. Der Ritter vom weißen Monde antwortete, es handle sich um den Vorrang der Schönheit, und wiederholte ihm in kurzen Worten, was er Don Quijote gesagt, nebst der Annahme der von beiden Teilen aufgestellten Bedingungen der Herausforderung. Der Vizekönig näherte sich Don Antonio und fragte ihn leise, ob er wisse, wer dieser Ritter vom weißen Monde sei, oder ob es eine Posse sei, die man Don Quijote spielen wolle. Don Antonio antwortete ihm, er wisse weder, wer er sei, noch ob die Forderung zum Scherz oder ernst gemeint sei. Diese Antwort brachte den Vizekönig in Verlegenheit; er wußte nicht, ob er den Kampf vor sich gehen lassen sollte oder nicht. Da er jedoch unmöglich annehmen konnte, daß es etwas andres als Scherz sei, entfernte er sich mit den Worten:
–Señores caballeros, si aquí no hay otro remedio sino confesar o morir, y el señor don Quijote está en sus trece y vuestra merced el de la Blanca Luna en sus catorce, a la mano de Dios, y dense. »Meine Herren Ritter, wenn es hier kein andres Mittel gibt, als zu bekennen oder zu sterben, und der Señor Don Quijote auf seinem Sinn und Ihr, Ritter vom weißen Mond, auf Eurem Unsinn beharrt, dann sei es so in Gottes Namen, und drauflos!«
Agradeció el de la Blanca Luna con corteses y discretas razones al visorrey la licencia que se les daba, y don Quijote hizo lo mesmo; el cual, encomendándose al cielo de todo corazón y a su Dulcinea –como tenía de costumbre al comenzar de las batallas que se le ofrecían–, tornó a tomar otro poco más del campo, porque vio que su contrario hacía lo mesmo, y, sin tocar trompeta ni otro instrumento bélico que les diese señal de arremeter, volvieron entrambos a un mesmo punto las riendas a sus caballos; y, como era más ligero el de la Blanca Luna, llegó a don Quijote a dos tercios andados de la carrera, y allí le encontró con tan poderosa fuerza, sin tocarle con la lanza (que la levantó, al parecer, de propósito), que dio con Rocinante y con don Quijote por el suelo una peligrosa caída. Fue luego sobre él, y, poniéndole la lanza sobre la visera, le dijo. Der vom weißen Mond dankte mit höflichen und verständigen Worten dem Vizekönig für die ihnen gewährte Erlaubnis, und Don Quijote tat desgleichen. Der letztere befahl sich von ganzem Herzen dem Himmel und seiner Dulcinea, wie er beim Beginn jedes sich ihm darbietenden Kampfes gewohnt war, nahm hierauf noch etwas mehr Feld zum Anrennen, weil er sah, daß sein Gegner das nämliche tat, und ohne daß eine Trompete oder ein andres kriegerisches Instrument erklang, um ihnen das Zeichen zum Angriff zu geben, wandten sie beide in ein und demselben Augenblick ihre Rosse, und da das des Mondritters schneller war, traf er bei zwei Dritteilen der Kampfbahn mit Don Quijote zusammen und rannte ihn mit so gewaltiger Kraft an, daß er, ohne ihn mit dem Speer zu berühren, welchen er anscheinend absichtlich in die Höhe hielt, Rosinante samt Don Quijote in gefährlichem Fall zu Boden warf. Sogleich stürzte er über ihn her, setzte ihm den Sp! eer auf das Visier und sagte:
–Vencido sois, caballero, y aun muerto, si no confesáis las condiciones de nuestro desafío. »Ihr seid besiegt, Ritter; ja Ihr seid des Todes, wenn Ihr nicht bekennet gemäß den Bedingungen unsrer Herausforderung.«
Don Quijote, molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma, dijo. Don Quijote, zerschlagen und betäubt, sprach mit schwacher, kraftloser Stimme, welche, da er das Visier nicht hob, wie aus einem Grabe hervorklang:
–Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra. »Dulcinea von Toboso ist das schönste Weib auf der Welt, und ich bin der unglücklichste Ritter auf Erden, und es wäre nicht recht, wenn diese Wahrheit durch meine Schwäche Eintrag erlitte, stoß zu, Ritter, mit deinem Speer und nimm mir das Leben, da du mir die Ehre genommen.«
–Eso no haré yo, por cierto –dijo el de la Blanca Luna– viva, viva en su entereza la fama de la hermosura de la señora Dulcinea del Toboso, que sólo me contento con que el gran don Quijote se retire a su lugar un año, o hasta el tiempo que por mí le fuere mandado, como concertamos antes de entrar en esta batalla. »Das werde ich sicherlich nicht tun«, sagte Der vom weißen Mond; »es lebe, es lebe in seinem ungeschmälerten Glänze der Ruhm der Schönheit des Fräuleins Dulcinea von Toboso! Ich begnüge mich schon damit, daß der große Don Quijote sich auf ein Jahr oder bis zu der Frist, die ich ihm setzen werde, auf sein Dorf zurückziehe, wie wir übereingekommen, bevor wir uns in diesen Kampf begaben.«
Todo esto oyeron el visorrey y don Antonio, con otros muchos que allí estaban, y oyeron asimismo que don Quijote respondió que como no le pidiese cosa que fuese en perjuicio de Dulcinea, todo lo demás cumpliría como caballero puntual y verdadero. Der Vizekönig und Don Antonio und viele andere, die zugegen waren, vernahmen dies alles und hörten auch Don Quijote antworten, wenn er nichts von ihm begehre, was zu Dulcineas Nachteil gereiche, so werde er alles andre erfüllen als gewissenhafter und rechter Ritter.
Hecha esta confesión, volvió las riendas el de la Blanca Luna, y, haciendo mesura con la cabeza al visorrey, a medio galope se entró en la ciudad. Nach dieser Zusicherung wendete Der vom weißen Mond sein Pferd, verbeugte sich vor dem Vizekönig und ritt in kurzem Galopp in die Stadt.
Mandó el visorrey a don Antonio que fuese tras él, y que en todas maneras supiese quién era. Levantaron a don Quijote, descubriéronle el rostro y halláronle sin color y trasudando. Rocinante, de puro malparado, no se pudo mover por entonces. Sancho, todo triste, todo apesarado, no sabía qué decirse ni qué hacerse parecíale que todo aquel suceso pasaba en sueños y que toda aquella máquina era cosa de encantamento. Veía a su señor rendido y obligado a no tomar armas en un año; imaginaba la luz de la gloria de sus hazañas escurecida, las esperanzas de sus nuevas promesas deshechas, como se deshace el humo con el viento. Temía si quedaría o no contrecho Rocinante, o deslocado su amo; que no fuera poca ventura si deslocado quedara. Finalmente, con una silla de manos, que mandó traer el visorrey, le llevaron a la ciudad, y el visorrey se volvió también a ella, con deseo de saber quién fuese el Caballero de la Blanca Luna, que de tan mal talante había dejado a don Quijote. Der Vizekönig befahl Don Antonio, ihm nachzueilen und unter jeder Bedingung zu erforschen, wer er sei. Man hob Don Quijote auf, löste ihm das Visier vom Gesicht und fand ihn bleich und in Schweiß zerfließend. Rosinante war so übel zugerichtet, daß er sich für jetzt nicht rühren konnte. Sancho, tief betrübt und von Kummer ganz niedergedrückt, wußte nicht, was er sagen noch was er tun sollte. Es war ihm, als sei dieses ganze Begebnis im Traum an ihm vorübergegangen und dies ganze Schauspiel nur ein wüster Spuk. Er sah seinen Herrn besiegt und verpflichtet, ein Jahr lang die Waffen nicht anzurühren. Das Ruhmeslicht seiner Heldentaten erschien ihm verdunkelt, die Hoffnung auf seine neuen Versprechungen zu nichts geworden, wie der Rauch im Winde in nichts verweht. Er war in ängstlichen Zweifeln,! ob Rosinante lahm bleiben würde oder nicht und ob man seinem Herrn die verdrehten Glieder je wieder einrenken könnte - wiewohl es ein rechtes Glück gewesen wäre, wenn man ihm nur den verdrehten Kopf wieder einrichten könnte. Endlich wurde Don Quijote in einer Sänfte, die der Vizekönig herbeiholen ließ, nach der Stadt gebracht, und der Vizekönig kehrte ebenfalls dahin zurück, voll Begierde, zu erfahren, wer der Ritter vom weißen Mond sei, der Don Quijote so übel mitgespielt hatte.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXV. Donde se da noticia quién era el de la Blanca Luna, con la libertad de Don Gregorio, y de otros sucesos.

65. Kapitel Wo berichtet wird, wer der Ritter vom weißen Mond gewesen, wie auch Don Gaspár Gregorios Befreiung, nebst andern Begebnissen

Siguió don Antonio Moreno al Caballero de la Blanca Luna, y siguiéronle también, y aun persiguiéronle, muchos muchachos, hasta que le cerraron en un mesón dentro de la ciudad. Entró el don Antonio con deseo de conocerle; salió un escudero a recebirle y a desarmarle; encerróse en una sala baja, y con él don Antonio, que no se le cocía el pan hasta saber quién fuese. Viendo, pues, el de la Blanca Luna que aquel caballero no le dejaba, le dijo Don Antonio Moreno folgte dem Ritter vom weißen Monde nach, und ebenso folgten ihm, ja verfolgten ihn viele Gassenjungen bis zu einem Wirtshaus in der Stadt, wo sie ihn förmlich belagerten. Don Antonio ging hinein, um ihn kennenzulernen. Ein Schildknappe kam dem Ritter entgegen, um ihn zu begrüßen und ihm die Rüstung abzunehmen; er zog sich in ein Zimmer des Erdgeschosses zurück, und mit ihm Don Antonio, der sich vor Neugier nicht lassen konnte, zu erfahren, wer er sei. Da nun Der vom weißen Monde sah, daß der Edelmann nicht von ihm weichen wollte, sagte er zu ihm:
–Bien sé, señor, a lo que venís, que es a saber quién soy; y, porque no hay para qué negároslo, en tanto que este mi criado me desarma os lo diré, sin faltar un punto a la verdad del caso. Sabed, señor, que a mí me llaman el bachiller Sansón Carrasco; soy del mesmo lugar de don Quijote de la Mancha, cuya locura y sandez mueve a que le tengamos lástima todos cuantos le conocemos, y entre los que más se la han tenido he sido yo; y, creyendo que está su salud en su reposo y en que se esté en su tierra y en su casa, di traza para hacerle estar en ella; y así, habrá tres meses que le salí al camino como caballero andante, llamándome el Caballero de los Espejos, con intención de pelear con él y vencerle, sin hacerle daño, poniendo por condición de nuestra pelea que el vencido quedase a discreción del vencedor; y lo que yo pensaba pedirle, porque ya le juzgaba por vencido, era que se volviese a su lugar y que no saliese dél en todo un año, en el cual tiempo podría ser curado; pero la suerte lo ordenó de otra manera, porque él me venció a mí y me derribó del caballo, y así, no tuvo efecto mi pensamiento él prosiguió su camino, y yo me volví, vencido, corrido y molido de la caída, que fue además peligrosa; pero no por esto se me quitó el deseo de volver a buscarle y a vencerle, como hoy se ha visto. Y como él es tan puntual en guardar las órdenes de la andante caballería, sin duda alguna guardará la que le he dado, en cumplimiento de su palabra. Esto es, señor, lo que pasa, sin que tenga que deciros otra cosa alguna; suplícoos no me descubráis ni le digáis a don Quijote quién soy, porque tengan efecto los buenos pensamientos míos y vuelva a cobrar su juicio un hombre que le tiene bonísimo, como le dejen las sandeces de la caballería. »Ich weiß wohl, Señor, warum Ihr kommt; Ihr wollt wissen, wer ich bin; und da kein Grund vorhanden ist, Euch Euren Wunsch zu versagen, so will ich, während mir mein Diener die Rüstung abnimmt, Euch die Geschichte erzählen, ohne von den Tatsachen nur einen Punkt auszulassen. Wisset, Señor, ich bin der Baccalaureus Sansón Carrasco. Ich bin aus dem gleichen! Dorf wie Don Quijoto von der Mancha, dessen Verrücktheit und Albernheit uns alle, die wir ihn kennen, tief bekümmert. Unter denen, die ihn am meisten bedauerten, war ich, und da ich glaubte, seine Genesung hänge davon ab, daß er sich ruhig verhalte und in seiner Heimat und zu Hause bleibe, so entwarf ich einen Anschlag, um ihn dazu zu zwingen. So mag es nun drei Monate her sein, daß ich ihm auf seinem Wege entgegentrat, als fahrender Ritter unter dem angenommenen Namen des Spiegelritters, um mit ihm zu kämpfen und ihn zu besiegen, ohne ihm einen Schaden zuzufügen, wobei ich als Bedingung unsres Kampfes bestimmte, daß der Besiegte dem freien Willen des Siegers anheimfallen solle; und was ich im Sinn hatte von ihm zu verlangen - denn ich hielt ihn bereits für besiegt -, war, daß er nach seinem Dorfe zurückkehren und es während eines ganzen Jahres nicht verlassen sollte, da er in dieser Frist geheilt werden könnte. Aber das Schicksal f_ fcgte es anders, denn er besiegte mich und warf mich vom Pferde, und so blieb mein Plan unausgeführt. Er setzte seinen Weg fort, und ich kehrte heim, besiegt, beschämt und zerschlagen von meinem Fall, der höchst gefährlich war; aber darum erlosch in mir keineswegs der Wunsch, ihn abermals aufzusuchen und zu besiegen, wie heute geschehen. Und da er so gewissenhaft in der Beobachtung aller Vorschriften des fahrenden Rittertums ist, so wird er ohne den geringsten Zweifel, um sein Wort zu erfüllen, auch diejenigen befolgen, die ich ihm gegeben habe. Dieses ist, Señor, der Verlauf der Sache, ohne daß ich sonst noch etwas beizufügen hätte. Ich bitte Euch dringend, verratet mich nicht und sagt Don Quijote nicht, wer ich bin, damit meine gute Absicht erreicht wird und ein Mann wieder in den Besitz seiner Geistesgaben gelangt, der einen so ausgezeichneten Verstand hat, sobald die Torheiten des Rittertums von ihm weichen.«
–¡Oh señor –dijo don Antonio–, Dios os perdone el agravio que habéis hecho a todo el mundo en querer volver cuerdo al más gracioso loco que hay en él! ¿No veis, señor, que no podrá llegar el provecho que cause la cordura de don Quijote a lo que llega el gusto que da con sus desvaríos? Pero yo imagino que toda la industria del señor bachiller no ha de ser parte para volver cuerdo a un hombre tan rematadamente loco; y si no fuese contra caridad, diría que nunca sane don Quijote, porque con su salud, no solamente perdemos sus gracias, sino las de Sancho Panza, su escudero, que cualquiera dellas puede volver a alegrar a la misma melancolía. Con todo esto, callaré, y no le diré nada, por ver si salgo verdadero en sospechar que no ha de tener efecto la diligencia hecha por el señor Carrasco. »O Señor!« sprach Don Antonio, »Gott verzeihe Euch die Unbill, die Ihr der ganzen Welt antut, wenn Ihr den kurzweiligsten Narren, den sie besitzt, wieder zu Verstand bringen wollt! Seht Ihr denn nicht, Señor, daß aller Nutzen, den Don Quijotes Verstand stiften würde, niemals an das Vergnügen heranreichen kann, das er mit seinen Narreteien der Welt verschafft? Aber ich glaube, daß alle Kunst und Mühe des Herrn Baccalaureus nicht ausreichen werden, um einen so durch und durch verrückten Menschen wieder gescheit zu machen, und wenn es nicht gegen die Nächstenliebe wäre, so würde ich sagen, niemals möge Don Quijote wieder genesen! Denn durch seine Gesundheit verlieren wir nicht allein seine ergötzlichen Possen, sondern auch die seines Knappen Sancho Pansa, von denen eine jede die Schwermut selber fröhlich stimmen könnte. Trotz alledem werde ich schweigen und ihm nichts sagen, damit ich sehe, ob meine Vermutung ri! chtig war, daß das von dem Señor Carrasco gebrauchte Mittel ohne Erfolg bleiben wird.«
El cual respondió que ya una por una estaba en buen punto aquel negocio, de quien esperaba feliz suceso. Y, habiéndose ofrecido don Antonio de hacer lo que más le mandase, se despidió dél; y, hecho liar sus armas sobre un macho, luego al mismo punto, sobre el caballo con que entró en la batalla, se salió de la ciudad aquel mismo día y se volvió a su patria, sin sucederle cosa que obligue a contarla en esta verdadera historia. Dieser meinte, sicherlich sei das Unternehmen bereits in gutem Fortgang, und er hoffe auf dessen glücklichen Erfolg. Nachdem Don Antonio ihm angeboten, alle seine etwaigen Aufträge auszuführen, verabschiedete sich Carrasco von ihm, ließ seine Waffen auf einen Maulesel binden, bestieg unverzüglich das Pferd, auf dem er zu dem Kampfe geritten, verließ die Stadt noch am nämlichen Tage und kehrte nach seiner Heimat zurück, ohne daß ihm etwas begegnete, was uns veranlassen könnte, es in dieser wahrhaften Geschichte zu berichten.
Contó don Antonio al visorrey todo lo que Carrasco le había contado, de lo que el visorrey no recibió mucho gusto, porque en el recogimiento de don Quijote se perdía el que podían tener todos aquellos que de sus locuras tuviesen noticia. Don Antonio erzählte dem Vizekönig alles, was Carrasco ihm mitgeteilt hatte, und der Vizekönig freute sich nicht sonderlich darüber, denn durch Don Quijotes Abschließung von der Welt gehe all das Vergnügen verloren, das jetzt ein jeder genießen könne, der von seinen Narreteien vernehme.
Seis días estuvo don Quijote en el lecho, marrido, triste, pensativo y mal acondicionado, yendo y viniendo con la imaginación en el desdichado suceso de su vencimiento. Consolábale Sancho, y, entre otras razones, le dijo Sechs Tage lang lag Don Quijote zu Bett, niedergeschlagen, betrübt, in tiefem Nachsinnen und in übler Stimmung, und ließ seine Gedanken beständig in der Betrachtung seiner unglückseligen Niederlage hin und her schweifen. Sancho sprach ihm Trost zu und sagte ihm unter andrem:
–Señor mío, alce vuestra merced la cabeza y alégrese, si puede, y dé gracias al cielo que, ya que le derribó en la tierra, no salió con alguna costilla quebrada; y, pues sabe que donde las dan las toman, y que no siempre hay tocinos donde hay estacas, dé una higa al médico, pues no le ha menester para que le cure en esta enfermedad volvámonos a nuestra casa y dejémonos de andar buscando aventuras por tierras y lugares que no sabemos; y, si bien se considera, yo soy aquí el más perdidoso, aunque es vuestra merced el más mal parado. Yo, que dejé con el gobierno los deseos de ser más gobernador, no dejé la gana de ser conde, que jamás tendrá efecto si vuesa merced deja de ser rey, dejando el ejercicio de su caballería; y así, vienen a volverse en humo mis esperanzas. »Herre mein, haltet doch den Kopf hoch und heitert Euch auf und sagt dem Himmel Dank, denn hat er Euch auch zu Boden geworfen, so habt Ihr doch keine Rippe gebrochen, und Ihr wißt ja, wer ausgibt, nimmt auch ein, und wo's Haken gibt und Stangen, fehlt oft der Speck, ihn dranzuhangen. So schlaget dem Arzt ein Schnippchen, sintemal Ihr ihn nicht nötig habt, um Euch von dieser Krankheit zu heilen. Wir wollen nach Hause zurück und wollen das Abenteuersuchen sein lassen in Ländern und Gegenden, die wir nicht kennen. Wenn man es aber recht überlegt, bin ich's, der am meisten dabei verliert, wenn Ihr auch dabei am schlimmsten seid zugerichtet worden. Ich, der ich mi! t der Statthalterschaft den Wunsch aufgesteckt habe, nochmals ein Statthalter zu werden, habe keineswegs der Lust entsagt, ein Graf zu werden, aber die Lust wird niemals ihr Ziel erreichen, wenn Euer Gnaden zugleich mit dem Aufgeben Eures ritterlichen Berufs es aufgibt, ein König zu werden. Und sonach gehen jetzt meine Hoffnungen in Rauch auf.«
–Calla, Sancho, pues ves que mi reclusión y retirada no ha de pasar de un año; que luego volveré a mis honrados ejercicios, y no me ha de faltar reino que gane y algún condado que darte. »Schweig, Sancho«, erwiderte Don Quijote, »sintemal du siehst, daß meine Abschließung und Zurückgezogenheit von der Welt ein Jahr nicht überschreiten wird; and gleich nachher werde ich mich wieder zu meinem ehrenvollen Beruf wenden, und da wird es mir nicht an Königreichen fehlen und an einer Grafschaft für dich.«
–Dios lo oiga –dijo Sancho–, y el pecado sea sordo, que siempre he oído decir que más vale buena esperanza que ruin posesión. »Das möge Gott hören und der Vater der Sünde dabei taub sein!« sprach Sancho; »ich habe immer sagen hören, ein gutes Hätt-ich ist besser als ein schlechtes Hab-ich.«
En esto estaban cuando entró don Antonio, diciendo con muestras de grandísimo contento So weit waren sie in ihrem Gespräche gekommen, als Don Antonio eintrat und mit freudigstem Gesichte sagte:
–¡Albricias, señor don Quijote, que don Gregorio y el renegado que fue por él está en la playa! ¿Qué digo en la playa? Ya está en casa del visorrey, y será aquí al momento. »Gebt mir Botenlohn, Señor Don Quijote; Don Gaspár Gregorio und der Renegat, der ausgesendet worden, ihn zu holen, sind schon am Strande angelangt; was sage ich am Strande? Sie sind schon im Hause des Vizekönigs und werden im Augenblick hier sein.«
Alegróse algún tanto don Quijote, y dijo Don Quijotes Gesicht heiterte sich ein wenig auf, und er sprach:
–En verdad que estoy por decir que me holgara que hubiera sucedido todo al revés, porque me obligara a pasar en Berbería, donde con la fuerza de mi brazo diera libertad no sólo a don Gregorio, sino a cuantos cristianos cautivos hay en Berbería. Pero, ¿qué digo, miserable? ¿No soy yo el vencido? ¿No soy yo el derribado? ¿No soy yo el que no puede tomar arma en un año? Pues, ¿qué prometo? ¿De qué me alabo, si antes me conviene usar de la rueca que de la espada? »Wahrlich, ich möchte beinahe sagen, ich würde mich gefreut haben, wenn alles schlecht gegangen wäre, weil das mich gezwungen hätte, nach der Berberei zu ziehen, wo ich durch die Kraft meines Armes nicht nur Don Gaspár Gregorio, sondern allen Christensklaven in der Berberei die Freiheit verschafft hätte. Aber was sage ich Elender? Bin ich nicht der Besiegte? Bin ich nicht der, welcher ein ganzes Jahr lang an keine Waffe rühren darf? Was verspreche ich also? Wessen rühme ich mich, da es mir eher ziemt, mit dem Spinnrocken umzugehen als mit dem Schwerte?«
–Déjese deso, señor –dijo Sancho– viva la gallina, aunque con su pepita, que hoy por ti y mañana por mí; y en estas cosas de encuentros y porrazos no hay tomarles tiento alguno, pues el que hoy cae puede levantarse mañana, si no es que se quiere estar en la cama; quiero decir que se deje desmayar, sin cobrar nuevos bríos para nuevas pendencias. Y levántese vuestra merced agora para recebir a don Gregorio, que me parece que anda la gente alborotada, y ya debe de estar en casa. »Laßt das doch, Señor«, sprach Sancho. »Die Henne soll hochleben, auch wenn sie den Pips hat; heute dir, morgen mir. Bei solchen Gefechten und Balgereien weiß man nie, wie sie ausgehen; denn wer heute fällt, kann morgen aufstehen, wenn er nicht im Bett bleiben will, ich meine, wenn er sich seiner Schwäche hingeben will und keinen neuen Mut ZU neuen Kämpfen faßt. Jetzt aber muß Euer Gnaden aufstehen und Don Gaspár Gregorio empfangen, denn mich dünkt, die Leute sind alle in Aufruhr, und er muß schon hier im Hause sein.«
Y así era la verdad; porque, habiendo ya dado cuenta don Gregorio y el renegado al visorrey de su ida y vuelta, deseoso don Gregorio de ver a Ana Félix, vino con el renegado a casa de don Antonio; y, aunque don Gregorio, cuando le sacaron de Argel, fue con hábitos de mujer, en el barco los trocó por los de un cautivo que salió consigo; pero en cualquiera que viniera, mostrara ser persona para ser codiciada, servida y estimada, porque era hermoso sobremanera, y la edad, al parecer, de diez y siete o diez y ocho años. Ricote y su hija salieron a recebirle el padre con lágrimas y la hija con honestidad. No se abrazaron unos a otros, porque donde hay mucho amor no suele haber demasiada desenvoltura. Las dos bellezas juntas de don Gregorio y Ana Félix admiraron en particular a todos juntos los que presentes estaban. El silencio fue allí el que habló por los dos amantes, y los ojos fueron las lenguas que descubrieron sus alegres y honestos pensamientos. Und so war es auch in der Tat, denn Don Gaspár und der Renegat hatten dem Vizekönig bereits über die Hinreise und die Rückkehr Bericht erstattet, und Gregorio, in seiner Sehnsucht, Ana Felix zu sehen, war mit dem Renegaten in Don Antonios Haus geeilt. Obwohl Gregorio, als er von Algier weggebracht wurde, noch in Frauentracht ging, so hatte er sie auf dem Schiffe mit den Kleidern eines Sklaven vertauscht, der zugleich mit ihm entflohen war. Indessen, in welcher Tracht er auch erschienen wäre, so hätte man ihm stets den Menschen angesehen, der geboren war, um Liebe, bereitwilliges Entgegenkommen und Achtung bei allen zu finden, denn er war über die Maßen schön und sein Alter anscheinend nicht höher als siebzehn bis achtzehn Jahre. Ricote und seine Tochter eilten zu ihm hinaus, um ihn zu begrüßen, der Vater mit Tränen und die Tochter mit züchtiger Scheu. Sie umarmten einander nicht, denn wo große Liebe ist, da pflegt man sich nicht l! eicht große Freiheiten herauszunehmen. Als diese beiden, Gregorio und Ana Felix, in ihrer Schönheit beisammenstanden, erregten sie die Bewunderung aller Anwesenden. Hier war es nur das Schweigen, das für die beiden Liebenden redete, und die Augen allein waren die Dolmetscher ihrer freudigen und reinen Gedanken.
Contó el renegado la industria y medio que tuvo para sacar a don Gregorio; contó don Gregorio los peligros y aprietos en que se había visto con las mujeres con quien había quedado, no con largo razonamiento, sino con breves palabras, donde mostró que su discreción se adelantaba a sus años. Finalmente, Ricote pagó y satisfizo liberalmente así al renegado como a los que habían bogado al remo. Reincorporóse y redújose el renegado con la Iglesia, y, de miembro podrido, volvió limpio y sano con la penitencia y el arrepentimiento. Der Renegat erzählte die Künste und Mittel, die er zur Befreiung Gregorios angewendet. Gregorio berichtete von den Gefahren und Bedrängnissen, von denen er sich unter den Frauen, bei welchen er weilen mußte, bedroht gesehen; er erzählte sie nicht in ausführlicher Darlegung, sondern mit kurzen Worten, die bewiesen, daß sein Verstand seinen Jahren weit voraus war. Ricote bezahlte nun und belohnte freigebig sowohl den Renegaten als auch die Leute, die auf den Bänken das Ruder geführt hatten. Der Renegat wurde der Kirche wiedergegeben und ihr aufs neue einverleibt, und aus einem kranken und faulen Gliede wurde er ein reines und gesundes durch Buße und Reue.
De allí a dos días trató el visorrey con don Antonio qué modo tendrían para que Ana Félix y su padre quedasen en España, pareciéndoles no ser de inconveniente alguno que quedasen en ella hija tan cristiana y padre, al parecer, tan bien intencionado. Don Antonio se ofreció venir a la corte a negociarlo, donde había de venir forzosamente a otros negocios, dando a entender que en ella, por medio del favor y de las dádivas, muchas cosas dificultosas se acaban. Zwei Tage darauf besprach sich der Vizekönig mit Don Antonio über die Frage, auf welche Weise sie bewirken könnten, daß Ana Felix und ihr Vater in Spanien bleiben dürften, da es nach ihrer Meinung keinen Nachteil mit sich brächte, wenn eine so gut christliche Jungfrau mit ihrem dem Anscheine nach so wohlgesinnten Vater auch fernerhin im Lande verweilte. Don Antonio erbot sich, nach der Residenz zu gehen, um darüber zu verhandeln, da er ohnehin wegen andrer Geschäfte notwendig dahin müßte, und er deutete an, daß dort durch Gunst und Geschenke viele schwierige Angelegenheiten glücklich zu Ende geführt würden.
–No –dijo Ricote, que se halló presente a esta plática– hay que esperar en favores ni en dádivas, porque con el gran don Bernardino de Velasco, conde de Salazar, a quien dio Su Majestad cargo de nuestra expulsión, no valen ruegos, no promesas, no dádivas, no lástimas; porque, aunque es verdad que él mezcla la misericordia con la justicia, como él vee que todo el cuerpo de nuestra nación está contaminado y podrido, usa con él antes del cauterio que abrasa que del ungüento que molifica; y así, con prudencia, con sagacidad, con diligencia y con miedos que pone, ha llevado sobre sus fuertes hombros a debida ejecución el peso desta gran máquina, sin que nuestras industrias, estratagemas, solicitudes y fraudes hayan podido deslumbrar sus ojos de Argos, que contino tiene alerta, porque no se le quede ni encubra ninguno de los nuestros, que, como raíz escondida, que con el tiempo venga después a brotar, y a echar frutos venenosos en España, ya limpia, ya desembarazada de los temores en que nuestra muchedumbre la tenía. ¡Heroica resolución del gran Filipo Tercero, y inaudita prudencia en haberla encargado al tal don Bernardino de Velasco! »Nein«, sagte Ricote, der bei dieser Unterredung zugegen war, »auf Gunst und Geschenke ist nicht zu bauen; denn bei dem großen Don Bernardino de Velasco, Grafen von Salazár, welchem Seine Majestät unsre Austreibung aufgetragen hat, helfen weder Bitten noch Versprechungen noch Geschenke noch Wehklagen; und wenn er auch zwar Barmherzigkeit mit Gerechtigkeit vereint, so sieht er doch, daß der ganze Körper unsres Volkes angesteckt und angefault ist, und er behandelt ihn lieber mit dem glühenden Eisen, das ausbrennt, als mit der Salbe, die aufweicht und lindert; und so hat er mit Klugheit, mit Einsicht, mit Tätigkeit, mit der Furcht, die er den Schlechten einflößt, die Last dieses großen Unternehmens auf seinen starken Schultern zu tragen gewußt, bis er seinen Auftrag zur gebührenden Ausführung gebracht, ohne daß unsre Anschläge, Künste, Bitten und Betrügereien seine Argusaugen wenden konnten, die er immer ! wachsam hält, damit keiner von den Unsern zurückbleiben oder sich vor ihm verstecken könne, um als verborgene Wurzel künftig neu auszuschlagen und giftige Früchte in Spanien hervorzubringen, das jetzt gereinigt und von der Furcht erlöst ist, in der unsre große Anzahl es lange Zeit hielt. Ein heldenmütiger Entschluß des großen Philipp des Dritten! Und außergewöhnlich weise, daß er mit der Ausführung diesen Don Bernardino de Velasco beauftragt hat.«
–Una por una, yo haré, puesto allá, las diligencias posibles, y haga el cielo lo que más fuere servido –dijo don Antonio–. Don Gregorio se irá conmigo a consolar la pena que sus padres deben tener por su ausencia; Ana Félix se quedará con mi mujer en mi casa, o en un monasterio, y yo sé que el señor visorrey gustará se quede en la suya el buen Ricote, hasta ver cómo yo negocio. »Jedenfalls werde ich«, sagte Don Antonio, »wenn ich einmal dort bin, alle möglichen Schritte tun, und dann mag der Himmel es fügen, wie er es für am besten hält. Don Gaspár soll mit mir gehen, um seinen Eltern Trost zu bringen nach dem Kummer, den seine Abwesenheit ihnen bereitet hat; Ana Felix soll bei meiner Frau in meinem Hause oder in einem Kloster leben, und ich bin überzeugt, der Herr Vizekönig wird es gern sehen, daß der brave Ricote in seinem Hause bleibt, bis wir sehen, ob ich mit Glück unterhandle.«
El visorrey consintió en todo lo propuesto, pero don Gregorio, sabiendo lo que pasaba, dijo que en ninguna manera podía ni quería dejar a doña Ana Félix; pero, teniendo intención de ver a sus padres, y de dar traza de volver por ella, vino en el decretado concierto. Quedóse Ana Félix con la mujer de don Antonio, y Ricote en casa del visorrey. Der Vizekönig war mit allen diesen Vorschlägen einverstanden, aber als Don Gaspár Gregorio erfuhr, was im Werk war, erklärte er, er könne oder wolle unter keiner Bedingung Doña Ana Felix verlassen. Da er indessen die Absicht hatte, seine Eltern zu besuchen und dann Vorkehrungen zu treffen, Ana nachzuholen, so willigte er zuletzt in den vereinbarten Plan. Ana Felix blieb bei Don Antonios Gemahlin und Ricote im Hause des Vizekönigs.
Llegóse el día de la partida de don Antonio, y el de don Quijote y Sancho, que fue de allí a otros dos; que la caída no le concedió que más presto se pusiese en camino. Hubo lágrimas, hubo suspiros, desmayos y sollozos al despedirse don Gregorio de Ana Félix. Ofrecióle Ricote a don Gregorio mil escudos, si los quería; pero él no tomó ninguno, sino solos cinco que le prestó don Antonio, prometiendo la paga dellos en la corte. Con esto, se partieron los dos, y don Quijote y Sancho después, como se ha dicho don Quijote desarmado y de camino, Sancho a pie, por ir el rucio cargado con las armas. Es kam der Tag der Abreise Don Antonios und zwei Tage später der Don Quijotes und Sanchos; der Sturz mit dem Pferde erlaubte dem Ritter nicht, sich früher auf den Weg zu begeben. Es gab Tränen, es gab Seufzer, Ohnmächten und Schluchzen, als Don Gaspár von Ana Felix Abschied nahm. Ricote bot ihm tausend Goldtaler an, wenn er sie wünsche, aber er nahm nichts von ihm, sondern nur fünf, die ihm Don Antonio lieh und deren Rückzahlung in der Residenz er versprach. Und so reisten denn die beiden ab und später, wie gesagt, Don Quijote und Sancho, Don Quijote ohne Wehr und Waffen und in Reisekleidern, Sancho zu Fuß, weil der Esel mit Wehr und Waffen beladen war.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXVI. Que trata de lo que verá el que lo leyere, o lo oirá el que lo escuchare leer.

66. Kapitel Welches von Dingen handelt, die der ersehen wird, der sie lieset, oder hören wird, der sie sich vorlesen läßt

Al salir de Barcelona, volvió don Quijote a mirar el sitio donde había caído, y dijo. Als Don Quijote von Barcelona schied, betrachtete er sich noch einmal die Stelle, wo er gestürzt war, und sagte:
–¡Aquí fue Troya! ¡Aquí mi desdicha, y no mi cobardía, se llevó mis alcanzadas glorias; aquí usó la fortuna conmigo de sus vueltas y revueltas; aquí se escurecieron mis hazañas; aquí, finalmente, cayó mi ventura para jamás levantarse. »Hier stand einst Troja; hier hat mein Unglück und nicht meine Feigheit mir den erworbenen Ruhm entrissen, hier hat das Glück seinen Wankelmut an mir erwiesen; hier wurden meine Heldentaten mit Dunkel umzogen; hier, mit einem Wort, stürzte mein Glück zusammen, um sich nie mehr zu erheben.«
Oyendo lo cual Sancho, dijo. Als Sancho diese Wehklage hörte, sagte er: »Tapferen Herzen, Herre mein,
–Tan de valientes corazones es, señor mío, tener sufrimiento en las desgracias como alegría en las prosperidades; y esto lo juzgo por mí mismo, que si cuando era gobernador estaba alegre, agora que soy escudero de a pie, no estoy triste; porque he oído decir que esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y, sobre todo, ciega, y así, no vee lo que hace, ni sabe a quién derriba, ni a quién ensalza. ist es ebenso eigen, Geduld im Unglück zu haben wie Freudigkeit im Glücke. Das kann ich an mir selbst erkennen; wenn ich mich vergnügt fühlte, als ich Statthalter war, so bin ich jetzt, wo ich Schildknappe zu Fuß bin, darum nicht traurig; denn ich habe sagen hören, was man in der Welt Fortuna nennt, das sei ein betrunkenes und launisches und obendrein blindes Weib und sehe darum nicht, was es tut, und wisse nicht, wen es niederwirft und wen es erhebt.«
–Muy filósofo estás, Sancho –respondió don Quijote–, muy a lo discreto hablas no sé quién te lo enseña. Lo que te sé decir es que no hay fortuna en el mundo, ni las cosas que en él suceden, buenas o malas que sean, vienen acaso, sino por particular providencia de los cielos, y de aquí viene lo que suele decirse que cada uno es artífice de su ventura. Yo lo he sido de la mía, pero no con la prudencia necesaria, y así, me han salido al gallarín mis presunciones; pues debiera pensar que al poderoso grandor del caballo del de la Blanca Luna no podía resistir la flaqueza de Rocinante. Atrevíme en fin, hice lo que puede, derribáronme, y, aunque perdí la honra, no perdí, ni puedo perder, la virtud de cumplir mi palabra. Cuando era caballero andante, atrevido y valiente, con mis obras y con mis manos acreditaba mis hechos; y agora, cuando soy escudero pedestre, acreditaré mis palabras cumpliendo la que di de mi promesa. Camina, pues, amigo Sancho, y vamos a tener en nuestra tierra el año del noviciado, con cuyo encerramiento cobraremos virtud nueva para volver al nunca de mí olvidado ejercicio de las armas. »Du bist ja ein ganzer Philosoph, Sancho«, entgegnete Don Quijote, »du sprichst wie ein vernünftiger Mensch; ich weiß nicht, wer dich das lehrt. Ich muß dir aber sagen, daß es keine Fortuna auf der Welt gibt und daß alles, was auf Erden geschieht, mag es böse oder gut sein, nicht durch Zufall kommt, sondern durch besondere Schickung des Himmels; und darum pflegt man auch zu sagen: jeder ist seines Glückes Schmied. Ich bin des meinigen Schmied gewesen, aber nicht mit der nötigen Vorsicht, und so ist mich mein Dünkel teuer zu stehen gekommen, da ich hätte bedenken müssen, daß der gewaltigen Größe des Rosses, das den Ritter vom weißen Mond trug, die Schwächlichkeit Rosinantes nicht widerstehen konnte. Ich wagte es dennoch, ich tat, was ich vermochte, ich ward niedergeworfen, und habe ich auch die Ehre eingebüßt, so habe ich doch die Tugend des Worthaltens nicht eingebüßt und kann sie nicht einbð cßen. Als ich ein fahrender Ritter, ein kühner und mannhafter, war, habe ich mit meinen Werken und mit meiner Hände Kraft den Wert meiner Taten erwiesen; und jetzt, wo ich ein fußwandernder Knappe bin, werde ich den Wert meiner Worte erweisen durch die Erfüllung des Versprechens, das ich gegeben. Wandere demnach fürbaß, Freund Sancho; wir wollen in unsrer Heimat das Probejahr aushaken und werden durch die Abgeschlossenheit unsres Lebens neue Kraft gewinnen, um dann zu dem Waffenhandwerk zurückzukehren, das ich nie aufgeben werde.«
–Señor –respondió Sancho–, no es cosa tan gustosa el caminar a pie, que me mueva e incite a hacer grandes jornadas. Dejemos estas armas colgadas de algún árbol, en lugar de un ahorcado, y, ocupando yo las espaldas del rucio, levantados los pies del suelo, haremos las jornadas como vuestra merced las pidiere y midiere; que pensar que tengo de caminar a pie y hacerlas grandes es pensar en lo escusado. »Señor«, versetzte Sancho, »zu Fuße wandern ist kein so vergnügliches Ding, daß es mich bewegen und anreizen sollte, große Tagereisen zu machen. Lassen wir diese Wehr und Waffen an einem Baume hängen wie einen zum Strick Verurteilten; und wenn ich alsdann wieder auf dem Rücken meines Grauen sitze und die Beine nicht auf die Erde setzen muß, da wollen wir lange Tagereisen machen, so lang, als Ihr sie begehren und abmessen wollt. Wenn Ihr aber glaubt, daß ich zu Fuß gehen und große Tagereisen machen werde, das heißt das Unglaubliche glauben.«
–Bien has dicho, Sancho –respondió don Quijote– cuélguense mis armas por trofeo, y al pie dellas, o alrededor dellas, grabaremos en los árboles lo que en el trofeo de las armas de Roldán estaba escrito. »Wohlgesprochen, Sancho«, entgegnete Don Quijote. »Meine Waffen sollen als Siegesmal aufgehängt werden, und unter ihnen oder rings um sie her wollen wir in die Bäume eingraben, was am Waffenmal Roldáns geschrieben stand:
Nadie las muev. Es rühre keiner diese Waffen an,
que estar no pueda con Roldán a prueba. Der nicht Roldán im Streit bestehen kann.«
–Todo eso me parece de perlas –respondió Sancho–; y, si no fuera por la falta que para el camino nos había de hacer Rocinante, también fuera bien dejarle colgado. »Alles das scheint mir wunderschön«, versetzte Sancho, »und wenn's nicht deshalb wäre, weil uns Rosinante für die Reise fehlen würde, so wäre es gut, auch ihn mit aufzuhängen.«
–¡Pues ni él ni las armas –replicó don Quijote– quiero que se ahorquen, porque no se diga que a buen servicio, mal galardón. »Nein, weder ihn noch die Waffen will ich aufhängen lassen«, entgegnete Don Quijote, »damit man nicht sage: für gute Dienste schlechter Lohn.«
–Muy bien dice vuestra merced –respondió Sancho–, porque, según opinión de discretos, la culpa del asno no se ha de echar a la albarda; y, pues deste suceso vuestra merced tiene la culpa, castíguese a sí mesmo, y no revienten sus iras por las ya rotas y sangrientas armas, ni por las mansedumbres de Rocinante, ni por la blandura de mis pies, queriendo que caminen más de lo justo. »Euer Gnaden hat sehr wohl gesprochen«, versetzte Sancho, »denn gescheite Leute sagen, man soll des Esels Schuld nicht auf den Sattel schieben; und da Euer Gnaden die Schuld an diesem Vorfall hat, so mögt Ihr Euch immerhin selbst bestrafen und Euern Zorn nicht an den ohnehin schon zerbrochenen und blutigen Rüstungsstücken noch an Rosinantes Sanftmütigkeit auslassen noch an der Weichheit meiner Füße, wenn Ihr verlangt, daß sie mehr, als recht ist, wandern sollen.«
En estas razones y pláticas se les pasó todo aquel día, y aun otros cuatro, sin sucederles cosa que estorbase su camino; y al quinto día, a la entrada de un lugar, hallaron a la puerta de un mesón mucha gente, que, por ser fiesta, se estaba allí solazando. Cuando llegaba a ellos don Quijote, un labrador alzó la voz diciendo. Unter solchen Gesprächen und Unterhaltungen verging ihnen dieser ganze Tag und so noch vier andre, ohne daß ihnen etwas begegnete, was ihre Reise aufgehalten hätte. Am fünften Tage aber fanden sie beim Einzug in ein Dorf vor der Tür eines Wirtshauses eine Menge Leute, die sich da, weil es Festtag im Orte war, die Zeit vertrieben. Als Don Quijote sich ihnen näherte, erhob ein Bauer die Stimme und sagte:
–Alguno destos dos señores que aquí vienen, que no conocen las partes, dirá lo que se ha de hacer en nuestra apuesta. »Einer von diesen beiden Herren, die da kommen, da sie die Parteien nicht kennen, soll sagen, was bei unsrer Wette anzufangen ist.«
–Sí diré, por cierto –respondió don Quijote–, con toda rectitud, si es que alcanzo a entenderla. »Gewiß will ich das sagen«, entgegnete Don Quijote, »und zwar ganz nach dem Rechte, falls ich nur imstande bin, eure Wette richtig zu verstehen.«
–« Es, pues, el caso –dijo el labrador–, señor bueno, que un vecino deste lugar, tan gordo que pesa once arrobas, desafió a correr a otro su vecino, que no pesa más que cinco. Fue la condición que habían de correr una carrera de cien pasos con pesos iguales; y, habiéndole preguntado al desafiador cómo se había de igualar el peso, dijo que el desafiado, que pesa cinco arrobas, se pusiese seis de hierro a cuestas, y así se igualarían las once arrobas del flaco con las once del gordo. »Der Fall ist der«, erklärte der Bauer, »mein guter Herr, daß ein Einwohner dieses Ortes, der so dick ist, daß er fast drei Zentner wiegt, einen andern, der nicht mehr als eineinviertel Zentner wiegt, zum Wettlauf herausgefordert hat. Bedingung war, daß sie einen Weg von hundert Schritten mit gleichem Gewichte laufen sollten; und als man den Herausforderer fragte, wie das Gewicht ausgeglichen werden solle, sagte er: der Herausgeforderte, der nur einhundertfünfundzwanzig Pfund wiegt, solle sich einhundertfünfundsiebzig Pfund Eisen aufladen, dann seien die drei Zentner des Dicken ausgeglichen.«
–Eso no –dijo a esta sazón Sancho, antes que don Quijote respondiese–. Y a mí, que ha pocos días que salí de ser gobernador y juez, como todo el mundo sabe, toca averiguar estas dudas y dar parecer en todo pleito. »Nichts da«, fiel hier Sancho ein, ehe noch Don Quijote eine Antwort geben konnte; »mir, der ich erst vor wenigen Tagen aus Statthalterschaft und Richteramt geschieden bin, wie die ganze Welt weiß, mir kommt es zu, derlei Zweifelsfragen auf den Grund zu kommen und bei jedem Prozeß den Spruch zu fällen.«
–Responde en buen hora –dijo don Quijote–, Sancho amigo, que yo no estoy para dar migas a un gato, según traigo alborotado y trastornado el juicio. »Antworte denn in Gottes Namen, Freund Sancho«, sagte Don Quijote; »ich bin jetzt nicht imstande, einen Hund hinter dem Ofen hervorzulocken, so zerrüttet und verdreht ist mir der Kopf.«
Con esta licencia, dijo Sancho a los labradores, que estaban muchos alrededor dél la boca abierta, esperando la sentencia de la suya. Auf diese Erlaubnis hin sprach Sancho zu den Bauern, deren viele mit offenem Munde um ihn herumstanden und aus seinem Munde den Spruch erwarteten:
–Hermanos, lo que el gordo pide no lleva camino, ni tiene sombra de justicia alguna; porque si es verdad lo que se dice, que el desafiado puede escoger las armas, no es bien que éste las escoja tales que le impidan ni estorben el salir vencedor; y así, es mi parecer que el gordo desafiador se escamonde, monde, entresaque, pula y atilde, y saque seis arrobas de sus carnes, de aquí o de allí de su cuerpo, como mejor le pareciere y estuviere; y desta manera, quedando en cinco arrobas de peso, se igualará y ajustará con las cinco de su contrario, y así podrán correr igualmente. »Freunde, was der Dicke verlangt, hat keinen Sinn und nicht den geringsten Schatten von Recht; denn wenn es wahr ist, daß der Herausgeforderte die Waffen wählen kann, so darf der Herausforderer keine solchen wählen, die den andern hindern oder gänzlich abhalten, als Sieger aus dem Kampfe hervorzugehen. Und sonach ist mein Urteil dieses: daß der dicke Forderer sich ausputzen, säubern, abreiben, striegeln und abschaben und solcherweise einhundertfünfundsiebzig Pfund seines Fleisches wegnehmen soll von dieser oder jener Stelle seines Körpers, wie es ihm am besten dünkt oder am besten ist; und da ihm so ein Gewicht von einhundertfünfundzwanzig Pfund übrigbleibt, wird er den einhundertfünfundzwanzig Pfund seines Gegners gleichkommen, und so werden sie unter gleichen Bedingungen mitei! nander laufen.«
–¡Voto a tal –dijo un labrador que escuchó la sentencia de Sancho– que este señor ha hablado como un bendito y sentenciado como un canónigo! Pero a buen seguro que no ha de querer quitarse el gordo una onza de sus carnes, cuanto más seis arrobas. »Hol mich der und jener«, sprach da ein Bauer, der Sanchos Spruch zugehört hatte, »der Herr hat geredet wie ein Heiliger und geurteilt wie ein Domherr. Aber gewiß wird der Dicke sich nicht zwei Lot von seinem Fleische wegnehmen wollen, geschweige denn einhundertfünfundsiebzig Pfund.«
–Lo mejor es que no corran –respondió otro–, porque el flaco no se muela con el peso, ni el gordo se descarne; y échese la mitad de la apuesta en vino, y llevemos estos señores a la taberna de lo caro, y sobre mí la capa cuando llueva. »Das beste ist, wenn sie gar nicht laufen«, meinte ein andrer, »damit der Magere sich nicht mit dem Gewicht überlastet und der Dicke nicht nötig hat, sich zu zerfleischen. Die Hälfte der Wette soll auf Wein verwendet werden, und wir wollen diese Herren in die Schenke mitnehmen, wo man den Guten schenkt, und solltet ihr dabei beregnet werden, so werft mir 'nen Mantel um.«
–Yo, señores –respondió don Quijote–, os lo agradezco, pero no puedo detenerme un punto, porque pensamientos y sucesos tristes me hacen parecer descortés y caminar más que de paso. »Ich meinesteils, meine Herren«, antwortete Don Quijote, »muß dafür danken; ich kann mich keinen Augenblick aufhalten, denn Gedanken und Erlebnisse schmerzlicher Art zwingen mich, unhöflich zu erscheinen und rascher als gewöhnlich zu reisen.«
Y así, dando de las espuelas a Rocinante, pasó adelante, dejándolos admirados de haber visto y notado así su estraña figura como la discreción de su criado, que por tal juzgaron a Sancho. Y otro de los labradores dijo. Hiermit gab er Rosinante die Sporen und ritt weiter, und sie alle blieben verwundert stehen über sein seltsames Aussehen und über die Gescheitheit seines Dieners, denn dafür hielten sie Sancho. Und ein andrer von den Bauern sagte:
–Si el criado es tan discreto, ¡cuál debe de ser el amo! Yo apostaré que si van a estudiar a Salamanca, que a un tris han de venir a ser alcaldes de corte; que todo es burla, sino estudiar y más estudiar, y tener favor y ventura; y cuando menos se piensa el hombre, se halla con una vara en la mano o con una mitra en la cabeza. »Wenn ein Diener so gescheit ist, wie muß erst der Herr sein? Ich will wetten, wenn sie nach Salamanca studieren gehen, so werden sie im Handumdrehen Oberhofrichter; denn alles ist Narretei, außer studieren und immer wieder studieren und Gunst und Glück haben, und ehe einer sich's versieht, steht er da mit einem Richterstab in der Hand oder mit einer Bischofsmütze auf dem Kopf.«
Aquella noche la pasaron amo y mozo en mitad del campo, al cielo raso y descubierto; y otro día, siguiendo su camino, vieron que hacia ellos venía un hombre de a pie, con unas alforjas al cuello y una azcona o chuzo en la mano, propio talle de correo de a pie; el cual, como llegó junto a don Quijote, adelantó el paso, y medio corriendo llegó a él, y, abrazándole por el muslo derecho, que no alcanzaba a más, le dijo, con muestras de mucha alegría. Diese Nacht verbrachten Herr und Diener mitten auf dem Felde unter freiem sternhellem Himmel. Als sie am nächsten Tage ihren Weg fortsetzten, sahen sie einen Mann zu Fuß ihnen entgegenkommen, einen Zwerchsack am Halse hängend und eine Pike oder einen kleinen Spieß in der Hand, ganz nach der Art eines Eilboten zu Fuß. Dieser, als er Don Quijote von weitem erblickte, beschleunigte seine Schritte, eilte halb laufend auf ihn zu, schlang ihm den Arm um den rechten Schenkel, denn höher hinauf reichte er nicht, und sprach zu ihm mit Bezeigungen lebhaftester Freude:
–¡Oh mi señor, y qué gran contento ha de llegar al corazón de mi señor el duque cuando sepa que vuestra merced vuelve a su castillo, que todavía se está en él con mi señora la duquesa. »O Señor Don Quijote von der Mancha, wie große Freude wird meinem Herrn, dem Herzog, ins Gemüt einziehen, wenn er erfährt, daß Euer Gnaden nach seinem Schlosse zurückkehrt, denn dort verweilt er noch immer mit der gnädigen Frau Herzogin.«
–No os conozco, amigo –respondió don Quijote–, ni sé quién sois, si vos no me lo decís. »Ich kenne Euch nicht, Freund«, antwortete Don Quijote, »und weiß nicht, wer Ihr seid, wenn Ihr es mir nicht sagt.«
–Yo, señor don Quijote –respondió el correo–, soy Tosilos, el lacayo del duque mi señor, que no quise pelear con vuestra merced sobre el casamiento de la hija de doña Rodríguez. »Ich, Señor Don Quijote«, antwortete der Eilbote, »bin Tosílos, der Lakai unsres gnädigen Herzogs, derselbe, der mit Euer Gnaden nicht kämpfen wollte von wegen der Heirat mit der Tochter der Doña Rodríguez.«
–¡Válame Dios! –dijo don Quijote–. ¿Es posible que sois vos el que los encantadores mis enemigos transformaron en ese lacayo que decís, por defraudarme de la honra de aquella batalla? »Gott steh mir bei!« sagte Don Quijote, »ist's möglich, daß Ihr derselbe seid, den die mir feindlichen Zauberer in jenen Lakaien verwandelt haben, den Ihr nennt, um mich um die Ehre jenes Kampfes zu betrügen?«
–Calle, señor bueno –replicó el cartero–, que no hubo encanto alguno ni mudanza de rostro ninguna tan lacayo Tosilos entré en la estacada como Tosilos lacayo salí della. Yo pensé casarme sin pelear, por haberme parecido bien la moza, pero sucedióme al revés mi pensamiento, pues, así como vuestra merced se partió de nuestro castillo, el duque mi señor me hizo dar cien palos por haber contravenido a las ordenanzas que me tenía dadas antes de entrar en la batalla, y todo ha parado en que la muchacha es ya monja, y doña Rodríguez se ha vuelto a Castilla, y yo voy ahora a Barcelona, a llevar un pliego de cartas al virrey, que le envía mi amo. Si vuestra merced quiere un traguito, aunque caliente, puro, aquí llevo una calabaza llena de lo caro, con no sé cuántas rajitas de queso de Tronchón, que servirán de llamativo y despertador de la sed, si acaso está durmiendo. »Schweigt mir doch, lieber Herr«, entgegnete der Bote; »es hat gar keine Verzauberung stattgefunden, gar keine Verwandlung der Gesichter; ich bin geradeso als Lakai Tosílos in die Schranken geritten, wie ich als Tosílos der Lakai aus ihnen herauskam. Ich dachte, ich könnte mich verheiraten, ohne zu kämpfen, weil mir das Mädchen wohl gefallen hatte, aber es ging mir ganz anders, als ich erwartet hatte; denn sobald Euer Gnaden aus unsrem Schloß abgereist war, ließ mir der Herzog, mein Herr, hundert Prügel aufzählen, weil ich den Befehlen zuwiderhandelte, die er mir vor Beginn des Kampfes erteilt hatte; und das Ganze ist damit zum Abschluß gekommen, daß das Mädchen jetzt eine Nonne und Doña Rodríguez nach Kastilien zurückgekehrt ist; und ich gehe jetzt nach Barcelona, um dem Vizekönig ein Päckchen Briefe zu überbringen, die mein Herr ihm sendet. Wenn Euer Gnaden ein Schlückchen nehmen will, zwar etw! as warm, aber rein, so habe ich hier eine Kürbisflasche vom Besten, nebst ich weiß nicht wieviel Schnittchen Käse von Tronchón, die dazu dienlich sind, den Durst zu reizen und zu wecken, wenn er vielleicht noch schläft.«
–Quiero el envite –dijo Sancho–, y échese el resto de la cortesía, y escancie el buen Tosilos, a despecho y pesar de cuantos encantadores hay en las Indias. »Die Einladung laß ich mir gefallen«, sagte Sancho, »setzt alles, was Euch von Höflichkeit noch übrig, guter Tosílos, und schenket ein, zum Trotz und Ärger allen den Zauberern, soviel es ihrer nur in Westindien geben mag.«
–En fin –dijo don Quijote–, tú eres, Sancho, el mayor glotón del mundo y el mayor ignorante de la tierra, pues no te persuades que este correo es encantado, y este Tosilos contrahecho. Quédate con él y hártate, que yo me iré adelante poco a poco, esperándote a que vengas. »Du bist doch der größte Schlemmer auf der Welt, Sancho«, sprach Don Quijote, »und der größte Dummkopf auf Erden, weil du nicht einsiehst, daß dieser Bote verzaubert und dieser Tosílos unecht ist. Bleibe du bei ihm und iß dich voll; ich will langsam vorausreiten und warten, bis du nachkommst.«
Rióse el lacayo, desenvainó su calabaza, desalforjó sus rajas, y, sacando un panecillo, él y Sancho se sentaron sobre la yerba verde, y en buena paz compaña despabilaron y dieron fondo con todo el repuesto de las alforjas, con tan buenos alientos, que lamieron el pliego de las cartas, sólo porque olía a queso. Dijo Tosilos a Sancho. Der Lakai lachte, zog seine Kürbisflasche, holte die Käseschnittchen aus dem Zwerchsack, nahm ein kleines Brot hervor und setzte sich mit Sancho ins grüne Gras, und beide verzehrten in Frieden und Kameradschaft den ganzen Vorrat des Zwerchsackes und leerten ihn bis auf den Grund, und zwar mit so gesundem Appetit, daß sie sogar das Päckchen mit den Briefen ableckten, bloß weil es nach Käse roch. Tosílos sprach zu Sancho:
–Sin duda este tu amo, Sancho amigo, debe de ser un loco. »Dein Herr da, Freund Sancho, macht sich gar vieler Narrheiten schuldig.«
–¿Cómo debe? –respondió Sancho–. No debe nada a nadie, que todo lo paga, y más cuando la moneda es locura. Bien lo veo yo, y bien se lo digo a él; pero, ¿qué aprovecha? Y más agora que va rematado, porque va vencido del Caballero de la Blanca Luna. »Was heißt schuldig?« entgegnete Sancho; »er ist keinem was schuldig, er bezahlt alles, besonders wenn die Münze in Narretei besteht. Ich sehe das wahrlich ein und sage es ihm wahrlich auch; aber was nützt es? Zumal jetzt, wo es ganz mit ihm aus ist, weil er von dem Ritter vom weißen Mond besiegt worden ist.«
Rogóle Tosilos le contase lo que le había sucedido, pero Sancho le respondió que era descortesía dejar que su amo le esperase; que otro día, si se encontrasen, habría lugar para ello. Y, levantándose, después de haberse sacudido el sayo y las migajas de las barbas, antecogió al rucio, y, diciendo ‘‘a Dios’’, dejó a Tosilos y alcanzó a su amo, que a la sombra de un árbol le estaba esperando. Tosílos bat, ihm zu erzählen, was es mit dem Ritter auf sich habe, aber Sancho meinte, es sei unhöflich, seinen Herrn warten zu lassen; ein andermal, wenn sie einander wieder begegnen sollten, würde noch Zeit dafür sein. Damit stand er auf, schüttelte seinen Rock aus und die Krumen aus dem Barte, trieb den Esel vor sich her, sagte Lebewohl, schied von Tosílos und holte seinen Herrn ein, der im Schatten eines Baumes hielt, um ihn zu erwarten.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXVII. De la resolución que tomó don Quijote de hacerse pastor y seguir la vida del campo, en tanto que se pasaba el año de su promesa, con otros sucesos en verdad gustosos y buenos.

67. Kapitel Von dem Entschlüsse Don Quijotes, Schäfer zu werden und sich dem Landleben zu widmen, bis das Jahr seines Gelübdes um sein würde, nebst andern wahrhaft ergötzlichen und fürtrefflichen Dingen

Si muchos pensamientos fatigaban a don Quijote antes de ser derribado, muchos más le fatigaron después de caído. A la sombra del árbol estaba, como se ha dicho, y allí, como moscas a la miel, le acudían y picaban pensamientos unos iban al desencanto de Dulcinea y otros a la vida que había de hacer en su forzosa retirada. Llegó Sancho y alabóle la liberal condición del lacayo Tosilos. Wenn gar viele Gedanken Don Quijote quälten, schon ehe er mit dem Pferde gestürzt war, so waren es ihrer noch viel mehr nach seinem Fall. Er hielt, wie gesagt, im Schatten des Baumes, und dort überfielen ihn all die Gedanken wie Fliegen den Honig. Die einen waren auf Dulcineas Entzauberung gerichtet, die andern auf die Frage, welches Leben er bei seiner erzwungenen Zurückgezogenheit führen sollte. Sancho kam hinzu und rühmte ihm den freigebigen Sinn des Lakaien Tosilos.
–¿Es posible –le dijo don Quijote– que todavía, ¡oh Sancho!, pienses que aquél sea verdadero lacayo? Parece que se te ha ido de las mientes haber visto a Dulcinea convertida y transformada en labradora, y al Caballero de los Espejos en el bachiller Carrasco, obras todas de los encantadores que me persiguen. Pero dime agora ¿preguntaste a ese Tosilos que dices qué ha hecho Dios de Altisidora si ha llorado mi ausencia, o si ha dejado ya en las manos del olvido los enamorados pensamientos que en mi presencia la fatigaban? »Meinst du denn wirklich, Sancho«, sagte Don Quijote zu ihm, »das sei der wirkliche Lakai? Du hast wohl vergessen, daß du Dulcinea in eine Bäuerin verwandelt gesehen hast und den Spiegelritter in den Baccalaureus Carrasco; alles das Werk der Zauberer, die mich verfolgen. Aber sage mir jetzt, hast du diesen Tosílos, den du nennst, gefragt, was der Himmel über Altisidora verhängt hat? Ob sie meine Abwesenheit beweint oder die Liebesgedanken, die sie in meiner Gegenwart quälten, schon in den Händen der Vergessenheit gelassen hat?«
–No eran –respondió Sancho– los que yo tenía tales que me diesen lugar a preguntar boberías. ¡Cuerpo de mí!, señor, ¿está vuestra merced ahora en términos de inquirir pensamientos ajenos, especialmente amorosos? Sancho antwortete: »Meine Gedanken waren nicht derart, daß sie mir Zeit gelassen hätten, nach so einfältigen Kindereien zu fragen. Herr Gott Sapperment, Señor! Was treibt Euer Gnaden, Euch jetzt nach fremden und gar nach verliebten Gedanken zu erkundigen?«
–Mira, Sancho –dijo don Quijote–, mucha diferencia hay de las obras que se hacen por amor a las que se hacen por agradecimiento. Bien puede ser que un caballero sea desamorado, pero no puede ser, hablando en todo rigor, que sea desagradecido. Quísome bien, al parecer, Altisidora; diome los tres tocadores que sabes, lloró en mi partida, maldíjome, vituperóme, quejóse, a despecho de la vergüenza, públicamente señales todas de que me adoraba, que las iras de los amantes suelen parar en maldiciones. Yo no tuve esperanzas que darle, ni tesoros que ofrecerle, porque las mías las tengo entregadas a Dulcinea, y los tesoros de los caballeros andantes son, como los de los duendes, aparentes y falsos, y sólo puedo darle estos acuerdos que della tengo, sin perjuicio, pero, de los que tengo de Dulcinea, a quien tú agravias con la remisión que tienes en azotarte y en castigar esas carnes, que vea yo comidas de lobos, que quieren guardarse antes para los gusanos que para el remedio de aquella pobre señora. »Bedenke, Sancho«, versetzte Don Quijote, »es ist ein großer Unterschied zwischen den Werken, die aus Liebe, und denen, die aus Dankbarkeit vollbracht werden. Dem Anscheine nach liebte mich Altisidora, sie gab mir die drei Hauben, von denen du weißt; sie weinte bei meiner Abreise, sie verwünschte mich, schmähte mich und beklagte sich über mich öffentlich, aller Schamhaftigkeit zum Trotz; alles deutliche Zeichen, daß sie mich anbetete, denn das Zürnen der Liebenden äußert sich immer zuletzt in Verwünschungen. Ich hatte keine Hoffnungen ihr zu gewähren, keine Schätze ihr zu bieten, denn meine Hoffnungen habe ich sämtlich Dulcineen anheimgestellt, und die Schätze der fahrenden Ritter sind, wie die der Kobolde, nur Schein und Trug. Ich kann ihr nichts geben als dies mein Andenken an sie, unbeschadet jedoch meines Andenkens an Dulcinea, welche du schwer kränkst durch die Lässigkeit in deiner Selbstgeißelu! ng und in der Züchtigung dieses deines Fleisches - o sah ich doch die Wölfe es fressen! -, das lieber für die Würmer aufgespart werden will als für die Rettung dieses armen Fräuleins.«
–Señor –respondió Sancho–, si va a decir la verdad, yo no me puedo persuadir que los azotes de mis posaderas tengan que ver con los desencantos de los encantados, que es como si dijésemos "Si os duele la cabeza, untaos las rodillas". A lo menos, yo osaré jurar que en cuantas historias vuesa merced ha leído que tratan de la andante caballería no ha visto algún desencantado por azotes; pero, por sí o por no, yo me los daré, cuando tenga gana y el tiempo me dé comodidad para castigarme. »Señor«, entgegnete Sancho, »wenn ich die Wahrheit sagen soll, so kann ich mir nicht einreden, daß das Geißeln meiner Sitzteile etwas mit der Entzauberung verzauberter Personen zu tun haben kann; das ist gerade, als sagten wir: wenn dir der Kopf weh tut, so reib dir die Knie mit Salben ein. Mindestenfalls wollte ich darauf schwören, daß Ihr in all den Geschichten, die Ihr von fahrender Ritterschaft gelesen, nie einen gefunden habt, der durch Geißelhiebe entzaubert worden wäre. Indessen, es mag sein, wie es will, ich werde sie mir geben, wann ich Lust habe, und zu einer Zeit, wo es mir gerade paßt, mich zu prügeln.«
–Dios lo haga –respondió don Quijote–, y los cielos te den gracia para que caigas en la cuenta y en la obligación que te corre de ayudar a mi señora, que lo es tuya, pues tú eres mío. »Das gebe Gott!« entgegnete Don Quijote, »und der Himmel verleihe dir seine Gnade, daß du zur Einsicht kommst und die Verpflichtung erkennst, die dir obliegt, meiner Gebieterin zu helfen, die auch die deinige ist, da ich dein Herr bin.«
En estas pláticas iban siguiendo su camino, cuando llegaron al mesmo sitio y lugar donde fueron atropellados de los toros. Reconocióle don Quijote; dijo a Sancho. Unter diesen Gesprächen zogen sie ihres Weges weiter, bis sie zu der nämlichen Gegend und Stelle kamen, wo sie von den Stieren überrannt worden waren. Don Quijote erkannte den Ort und sprach zu Sancho:
–Éste es el prado donde amos a las bizarras pastoras y gallardos pastores que en él querían renovar e imitar a la pastoral Arcadia, pensamiento tan nuevo como discreto, a cuya imitación, si es que a ti te parece bien, querría, ¡oh Sancho!, que nos convirtiésemos en pastores, siquiera el tiempo que tengo de estar recogido. Yo compraré algunas ovejas, y todas las demás cosas que al pastoral ejercicio son necesarias, y llamándome yo el pastor Quijotiz, y tú el pastor Pancino, nos andaremos por los montes, por las selvas y por los prados, cantando aquí, endechando allí, bebiendo de los líquidos cristales de las fuentes, o ya de los limpios arroyuelos, o de los caudalosos ríos. Daránnos con abundantísima mano de su dulcísimo fruto las encinas, asiento los troncos de los durísimos alcornoques, sombra los sauces, olor las rosas, alfombras de mil colores matizadas los estendidos prados, aliento el aire claro y puro, luz la luna y las estrellas, a pesar de la escuridad de la noche, gusto el canto, alegría el lloro, Apolo versos, el amor conceptos, con que podremos hacernos eternos y famosos, no sólo en los presentes, sino en los venideros siglos. »Dies ist das Gefilde, wo wir die reizenden Schäferinnen und die stattlichen Schäfer fanden, die hier das arkadische Hirtenleben nachahmen und erneuen wollten, ein ebenso wundersamer wie kluger Gedanke; und nach diesem Vorbild möchte ich, Sancho, wenn du damit einverstanden bist, daß wir uns in Schäfer verwandelten, wenigstens so lange Zeit, als ich zurückgezogen leben muß. Ich will etliche Schafe kaufen nebst allem andern, was zum Hirtenleben nötig ist; dann nenne ich mich Schäfer Quijotiz und dich Schäfer Pansino, und wir durchziehen die Waldberge, die Haine und die Wiesen, hier singend, dort wehklagend und trinkend von den flüssigen Kristallen der Quellen oder auch der klaren Bächlein oder der wasserreichen Strð 6me. Mit reichgefüllten Händen bieten uns dann die Eichen ihre süße Frucht, einen Sitz die Stämme der harten Korkbäume, Schatten die Weiden am Bach, Wohlgeruch die Rosen, Teppiche in tausend Farben schillernd die weitgedehnten Wiesen; die Lüfte ihren heiteren reinen Atem, Mond und Sterne ihr Licht, wenn auch die Dunkelheit der Nacht es wehren möchte; freudigen Genuß gibt der Gssang, heitere Stimmung fließt aus unsern Tränen, Apollo wird uns Verse eingeben und die Liebe geistreiche Gedanken, mit denen wir uns unsterblichen Ruhm erwerben, nicht nur in den jetzigen Zeiten, sondern auch für alle zukünftigen.«
–Pardiez –dijo Sancho–, que me ha cuadrado, y aun esquinado, tal género de vida; y más, que no la ha de haber aún bien visto el bachiller Sansón Carrasco y maese Nicolás el barbero, cuando la han de querer seguir, y hacerse pastores con nosotros; y aun quiera Dios no le venga en voluntad al cura de entrar también en el aprisco, según es de alegre y amigo de holgarse. »So mir Gott helfe!« sagte Sancho, »solch eine Lebensweise kommt mir zupaß und zu Spaß; um so mehr, als ich gedenke, sobald sie der Baccalaur Sansón Carrasco und Meister Nikolas der Barbier einmal mit angesehen haben, so werden sie sie gleich mitmachen und mit uns Schäfer werden wollen; ja, Gott gebe, daß es dem Pfarrer nicht einfällt, auch in den Pferch zu kommen, da er so heiter gelaunt ist und sich so gern erlustigt.«
–Tú has dicho muy bien –dijo don Quijote–; y podrá llamarse el bachiller Sansón Carrasco, si entra en el pastoral gremio, como entrará sin duda, el pastor Sansonino, o ya el pastor Carrascón; el barbero Nicolás se podrá llamar Miculoso, como ya el antiguo Boscán se llamó Nemoroso; al cura no sé qué nombre le pongamos, si no es algún derivativo de su nombre, llamándole el pastor Curiambro. Las pastoras de quien hemos de ser amantes, como entre peras podremos escoger sus nombres; y, pues el de mi señora cuadra así al de pastora como al de princesa, no hay para qué cansarme en buscar otro que mejor le venga; tú, Sancho, pondrás a la tuya el que quisieres. »Sehr gut gesprochen«, sagte Don Quijote, »und wenn der Baccalaureus sich in den Schoß des Schäfertums begibt, wie er es ohne Zweifel tun wird, so kann er sich den Schäfer Sansonino nennen oder den Schäfer Carrascón; der Barbier Nikolas kann sich Niculoso heißen, wie schon der alte Boscán sich Nemoroso nannte; für den Pfarrer weiß ich keinen Namen, wenn nicht etwa eine Ableitung von seinem Amtstitel als Curat, so daß wir ihn den Schäfer Curiambro nennen. Die Schäferinnen, in die wir verliebt sein müssen, für sie können wir Namen zu Dutzenden auslesen wie Birnen vom Baum, und da der Name meiner Geliebten für eine Schäferin ebensogut paßt wie für eine Prinzessin, so brauche ich mich nicht zu bemühen, um einen besseren für sie zu finden. Du, Sancho, kannst die deinige nennen, wie du Lust hast.«
–No pienso –respondió Sancho– ponerle otro alguno sino el de Teresona, que le vendrá bien con su gordura y con el propio que tiene, pues se llama Teresa; y más, que, celebrándola yo en mis versos, vengo a descubrir mis castos deseos, pues no ando a buscar pan de trastrigo por las casas ajenas. El cura no será bien que tenga pastora, por dar buen ejemplo; y si quisiere el bachiller tenerla, su alma en su palma. »Ich gedenke ihr keinen andern zu geben«, entgegnete Sancho, »als Teresarunda, der gut zu ihrem runden Körper paßt sowie zu dem Namen, den sie schon trägt, da sie Teresa heißt. Und zudem, wenn ich sie in meinen Versen preise, darf ich meine keuschen Wünsche an den Tag legen, da ich nicht erst in fremde Häuser nach feineren Semmeln gehe. Der Pfarrer aber, das gehört sich nicht, daß er eine Schäferin hat, weil er ein gutes Beispiel geben muß; und will der Baccalaur eine haben, so mag er sehen, wie er mit seinem Gewissen fertig wird.«
–¡Válame Dios –dijo don Quijote–, y qué vida nos hemos de dar, Sancho amigo! ¡Qué de churumbelas han de llegar a nuestros oídos, qué de gaitas zamoranas, qué tamborines, y qué de sonajas, y qué de rabeles! Pues, ¡qué si destas diferencias de músicas resuena la de los albogues! Allí se verá casi todos los instrumentos pastorales. »Weiß Gott«, sagte Don Quijote, »welch ein Leben werden wir führen, Freund Sancho! Wieviel Schalmeien werden wir vernehmen, wieviel zamoranische Mandolinen, wieviel Tamburine, wieviel Schellentrommeln, wieviel Fiedeln! Und wie erst, wenn unter dieser Mannigfaltigkeit von Tönen der Musik auch noch die der Alboguen erschallt? Dann wird man schier alle schäferlichen Instrumente dort zusammen sehen.«
–¿Qué son albogues –preguntó Sancho–, que ni los he oído nombrar, ni los he visto en toda mi vida. »Was sind Alboguen?« fragte Sancho; »ich habe sie noch niemals nennen gehört und in meinem ganzen Leben nie gesehen.«
–Albogues son –respondió don Quijote– unas chapas a modo de candeleros de azófar, que, dando una con otra por lo vacío y hueco, hace un son, si no muy agradable ni armónico, no descontenta, y viene bien con la rusticidad de la gaita y del tamborín; y este nombre albogues es morisco, como lo son todos aquellos que en nuestra lengua castellana comienzan en al, conviene a saber almohaza, almorzar, alhombra, alguacil, alhucema, almacén, alcancía, y otros semejantes, que deben ser pocos más; y solos tres tiene nuestra lengua que son moriscos y acaban en i, y son borceguí, zaquizamí y maravedí. Alhelí y alfaquí, tanto por el al primero como por el i en que acaban, son conocidos por arábigos. Esto te he dicho, de paso, por habérmelo reducido a la memoria la ocasión de haber nombrado albogues; y hanos de ayudar mucho al parecer en perfeción este ejercicio el ser yo algún tanto poeta, como tú sabes, y el serlo también en estremo el bachiller Sansón Carrasco. Del cura no digo nada; pero yo apostaré que debe de tener sus puntas y collares de poeta; y que las tenga también maese Nicolás, no dudo en ello, porque todos, o los más, son guitarristas y copleros. Yo me quejaré de ausencia; tú te alabarás de firme enamorado; el pastor Carrascón, de desdeñado; y el cura Curiambro, de lo que él más puede servirse, y así, andará la cosa que no haya más que desear. »Alboguen«, antwortete Don Quijote, »sind Becken nach Art messingner Leuchterfüße. Wenn man sie mit der hohlen Seite aneinanderschlägt, so geben sie einen Ton von sich, der, wenn auch nicht besonders wohllautend oder harmonisch, so doch nicht unangenehm ist und gut zu der bäurischen Art der Mandoline und des Tamburins paßt. Dieses Wort Alboguen ist maurisch wie alle, die in unsrer kastilianischen Sprache mit Al anfangen, zum Beispiel almohaza der Striegel, almorzar frühstücken, alhombra der Teppich, alguacil der Gerichtsdiener, alhucema der Lavendel, almacén das Magazin, alcancía die irdene Sparbüchse, und andre ähnliche Worte; es werden ihrer nicht viel mehr sein. Nur drei hat unsre Sprache, die maurisch sind und auf i endigen; es sind borceguí der Halbstiefel, zaquizamí der Dachboden, und maravedí. Alhelí die Levkoje und alfaquí der maurische Priester lassen sich sowohl durch das voranstellende Al als a! uch durch das i, womit sie endigen, als ebenfalls arabisch erkennen. Dies habe ich dir im Vorbeigehen gesagt, weil der Umstand, daß ich Alboguen erwähnte, es mir wieder ins Gedächtnis rief. Was uns aber viel dabei helfen wird, unsern neuen Beruf in höchster Vollkommenheit zu üben, das ist, daß ich, wie du weißt, ein wenig Dichter bin und daß der Baccalaureus Sansón Carrasco es in vorzüglicher Weise ist. Vom Pfarrer sage ich nichts, aber ich wette, daß er gewiß nicht wenig vom Dichter an sich hat; und daß es mit Meister Nikolas ebenso ist, daran zweifle ich nicht, denn alle oder die meisten Barbiere klimpern die Gitarre und schmieden ihre Reime. Ich werde Klagelieder über die Abwesenheit der Geliebten singen, du wirst dich als einen treu Liebenden preisen; der Schäfer Carrascón sich als einen Verschmähten und der Pfarrer Curiambro als das, was ihn am passendsten dünkt; und auf solche Weise wird die Sache gehen, daß man! es sich nicht besser wünschen kann.«
A lo que respondió Sancho. Darauf entgegnete Sancho:
–Yo soy, señor, tan desgraciado que temo no ha de llegar el día en que en tal ejercicio me vea. ¡Oh, qué polidas cuchares tengo de hacer cuando pastor me vea! ¡Qué de migas, qué de natas, qué de guirnaldas y qué de zarandajas pastoriles, que, puesto que no me granjeen fama de discreto, no dejarán de granjearme la de ingenioso! Sanchica mi hija nos llevará la comida al hato. Pero, ¡guarda!, que es de buen parecer, y hay pastores más maliciosos que simples, y no querría que fuese por lana y volviese trasquilada; y también suelen andar los amores y los no buenos deseos por los campos como por las ciudades, y por las pastorales chozas como por los reales palacios, y, quitada la causa se quita el pecado; y ojos que no veen, corazón que no quiebra; y más vale salto de mata que ruego de hombres buenos. »Ich, Señor, habe so viel Unglück, daß ich fürchte, nie wird der Tag kommen, an dem ich mich solchem Beruf hingeben kann. Oh, wie niedliche Löffel will ich schnitzen, wenn ich nur erst ein Schäfer bin! Wieviel gute Bröckchen, wieviel Rahm will ich bereiten, wieviel Laubgewinde, wieviel schäferliche Kindereien! Wenn mir dies alles auch nicht den Ruf eines gescheiten Menschen eintragen sollte, so muß es mir doch auf alle Fälle den eines sinnreichen Kopfes verschaffen. Sanchica, meine Tochter, soll uns das Essen auf den Weideplatz bringen. Doch halt! Sie sieht ganz hübsch aus, und es gibt Schäfer, die weit eher Schelme als einfältig sind; und ich möchte nicht, sie ging' nach Wolle aus und käm' geschoren nach Haus. Es pflegen ja auch Liebeshändel und arge Gelüste auf dem Land daheim zu sein wie in den Städten, in den schäferlichen Hütten wie in königlichen Palästen; und s! chließt man der Gelegenheit die Tür, so schließt man der Sünde die Tür; und sieht das Auge nicht, bricht das Herz nicht; und besser ein Buschklepper in Wald und Auen, als auf barmherzige Fürbitter bauen.«
–No más refranes, Sancho –dijo don Quijote–, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes y que te vayas a la mano en decirlos; pero paréceme que es predicar en desierto, y "castígame mi madre, y yo trómpogelas". »Keine Sprichwörter mehr, Sancho«, sagte Don Quijote; »denn schon eines von denen, die du vorgebracht hast, genügt, um deine Gedanken verständlich zu machen. Oft schon habe ich dir geraten, du solltest nicht so verschwenderisch mit Sprichwörtern und bei ihrem Gebrauche zurückhaltend sein. Aber mich dünkt, es ist die Stimme des Predigers in der Wüste, und meine Mutter zankt mich, und ich tanze ihr auf der Nase herum.«
–Paréceme –respondió Sancho– que vuesa merced es como lo que dicen "Dijo la sartén a la caldera Quítate allá ojinegra". Estáme reprehendiendo que no diga yo refranes, y ensártalos vuesa merced de dos en dos. »Es kommt mir vor«, entgegnete Sancho, »Ihr seid gerade, wie es im Sprichwort heißt: Die Pfanne sagt zum Kessel, hebe dich weg, Schwarzmaul! Ihr scheltet mich, ich soll keine Sprichwörter sagen, und Ihr reihet sie paarweise aneinander.«
–Mira, Sancho –respondió don Quijote– yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito, antes es disparate que sentencia. Pero dejémonos desto, y, pues ya viene la noche, retirémonos del camino real algún trecho, donde pasaremos esta noche, y Dios sabe lo que será mañana. »Ja sieh, Sancho«, entgegnete Don Quijote, »ich bringe die Sprichwörter sachgemäß an, und wenn ich sie zum besten gebe, passen sie wie der Ring an den Finger; aber du ziehst sie an den Haaren herbei, du bringst sie nicht vor, sondern zerrst sie herbei. Wenn ich mich recht entsinne, so habe ich dir schon einmal gesagt, die Sprichwörter sind kurzgefaßte Denksprüche, der Erfahrung und dem Nachdenken unsrer alten Weisen entnommen, und ein Sprichwort am falschen Platz ist eher ein Unsinn als ein Sinnspruch. Aber lassen wir das und gehen wir von der Landstraße ein wenig abseits, um irgendwo die Nacht zu verbringen; was morgen kommt, weiß Gott allein.«
Retiráronse, cenaron tarde y mal, bien contra la voluntad de Sancho, a quien se le representaban las estrechezas de la andante caballería usadas en las selvas y en los montes, si bien tal vez la abundancia se mostraba en los castillos y casas, así de don Diego de Miranda como en las bodas del rico Camacho, y de don Antonio Moreno; pero consideraba no ser posible ser siempre de día ni siempre de noche, y así, pasó aquélla durmiendo, y su amo velando. Sie zogen sich seitwärts und speisten spät und schlecht, sehr gegen den Wunsch Sanchos, welchem sich aufs neue das ärmliche Leben des fahrenden Rittertums vergegenwärtigte, wie es im Walde und Gebirge üblich, wenn auch manchmal in Schlössern und Häusern die Hülle und Fülle zum Vorschein kam, wie bei Don Diego de Miranda, bei der Hochzeit des reichen Camacho und bei Don Antonio Moreno. Allein er bedachte, daß es nicht immer Tag und nicht immer Nacht sein könne, und so verbrachte er diese Nacht schlafend, während sein Herr wachte.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXVIII. De la cerdosa aventura que le aconteció a don Quijote.

68. Kapitel Von dem borstigen Abenteuer, welches Don Quijote begegnete

Era la noche algo escura, puesto que la luna estaba en el cielo, pero no en parte que pudiese ser vista que tal vez la señora Diana se va a pasear a los antípodas, y deja los montes negros y los valles escuros. Cumplió don Quijote con la naturaleza durmiendo el primer sueño, sin dar lugar al segundo; bien al revés de Sancho, que nunca tuvo segundo, porque le duraba el sueño desde la noche hasta la mañana, en que se mostraba su buena complexión y pocos cuidados. Los de don Quijote le desvelaron de manera que despertó a Sancho y le dijo Die Nacht war ziemlich finster, obgleich der Mond am Himmel stand, freilich nicht an einer Stelle, wo man ihn sehen konnte; denn manchmal geht Frau Diana bei den Gegenfüßlern spazieren und läßt die Waldberge schwarz und die Täler dunkel. Don Quijote entrichtete der Natur seinen Zoll, indem er dem ersten Schlummer unterlag, aber den zweiten gestattete er sich nicht; ganz im Gegensatze zu Sancho, der einen zweiten Schlaf nicht kannte, weil bei ihm der erste vom Abend bis zum Morgen dauerte, worin sich seine kräftige Gesundheit und sein Mangel an Sorgen zeigte. Don Quijote aber hatte Sorgen, die ihn so hellwach hielten, daß er zuletzt Sancho aufweckte und ihm sagte:
–Maravillado estoy, Sancho, de la libertad de tu condición yo imagino que eres hecho de mármol, o de duro bronce, en quien no cabe movimiento ni sentimiento alguno. Yo velo cuando tú duermes, yo lloro cuando cantas, yo me desmayo de ayuno cuanto tú estás perezoso y desalentado de puro harto. De buenos criados es conllevar las penas de sus señores y sentir sus sentimientos, por el bien parecer siquiera. Mira la serenidad desta noche, la soledad en que estamos, que nos convida a entremeter alguna vigilia entre nuestro sueño. Levántate, por tu vida, y desvíate algún trecho de aquí, y con buen ánimo y denuedo agradecido date trecientos o cuatrocientos azotes a buena cuenta de los del desencanto de Dulcinea; y esto rogando te lo suplico, que no quiero venir contigo a los brazos, como la otra vez, porque sé que los tienes pesados. Después que te hayas dado, pasaremos lo que resta de la noche cantando, yo mi ausencia y tú tu firmeza, dando desde agora principio al ejercicio pastoral que hemos de tener en nuestra aldea. »Ich wundere mich über die Gleichgültigkeit deines Gemüts. Ich glaube wirklich, du bist aus Marmor oder hartem Erz geschaffen, welchem Bewegung und Gefühl gänzlich abgeht. Ich wache, wenn du schläfst; ich weine, wenn du singst; ich werde schier ohnmächtig vom! Fasten, während du vor Übersättigung träge und ohne Atem dastehst. Es ist aber die Art redlicher Diener, den Kummer ihrer Herren mitzutragen, und ihre Schmerzen sollen sie mitschmerzen, und wäre es auch nur um des guten Scheines willen. Sieh die Heiterkeit dieser Nacht, die Einsamkeit, in der wir uns befinden und die uns einlädt, unsern Schlaf durch einiges Wachen zu unterbrechen. Ich beschwöre dich bei deinem Leben, steh auf und entferne dich eine kleine Strecke von hier und gib dir mit frischem Mute und dankenswerter Entschlossenheit drei- bis vierhundert Hiebe auf Abschlag der für Dulcineas Entzauberung erforderlichen; darum bitte ich dich inständig, denn ich will nicht wieder handgemein mit dir werden wie neulich, weil ich weiß, daß deine Hände schwer auf den Gegner fallen. Wenn du dich gehauen hast, alsdann wollen wir den Rest der Nacht damit verbringen, daß ich die Schmerzen der Trennung, du deine feste Treue besingst, und wolle! n also auf der Stelle mit dem Schäferleben einen Anfang machen, wie wir es in unsrem Dorfe führen werden.«
–Señor –respondió Sancho–, no soy yo religioso para que desde la mitad de mi sueño me levante y me dicipline, ni menos me parece que del estremo del dolor de los azotes se pueda pasar al de la música. Vuesa merced me deje dormir y no me apriete en lo del azotarme; que me hará hacer juramento de no tocarme jamás al pelo del sayo, no que al de mis carnes. »Señor«, entgegnete Sancho, »ich bin kein Klosterbruder, um mich mitten aus meinem Schlafe herauszureißen und mich zu geißeln; auch will es mir nicht in den Kopf, daß man von dem Schmerz der Hiebe plötzlich zur Musik, von einem Äußersten zum andern übergehen kann. Euer Gnaden soll mich schlafen lassen und mich nicht mit der Selbstgeißelung drängen, oder Ihr bringt mich noch zu dem Eidschwur, daß ich nie an ein Härchen von meinem Rock, geschweige von meinem Fleisch rühren werde.«
–¡Oh alma endurecida! ¡Oh escudero sin piedad! ¡Oh pan mal empleado y mercedes mal consideradas las que te he hecho y pienso de hacerte! Por mí te has visto gobernador, y por mí te vees con esperanzas propincuas de ser conde, o tener otro título equivalente, y no tardará el cumplimiento de ellas más de cuanto tarde en pasar este año; que yo post tenebras spero lucem. »O verhärtete Seele du!« rief Don Quijote. »O Schildknappe sonder Mitleid! O mein mit Undank gegessenes Brot! O wie unüberlegt waren die Gnaden, die ich dir erwiesen und die ich dir noch zu erweisen vorhabe! Durch mich bist du Statthalter geworden, durch mich hast du die Aussicht, bald Graf zu werden oder einen andren gleichwertigen Adelsstand zu erlangen, und die Erfüllung dieser Hoffnung wird sich nicht länger verzögern als der Ablauf dieses Jahres: post tenebras spero lucem.«
–No entiendo eso –replico Sancho–; sólo entiendo que, en tanto que duermo, ni tengo temor, ni esperanza, ni trabajo ni gloria; y bien haya el que inventó el sueño, capa que cubre todos los humanos pensamientos, manjar que quita la hambre, agua que ahuyenta la sed, fuego que calienta el frío, frío que templa el ardor, y, finalmente, moneda general con que todas las cosas se compran, balanza y peso que iguala al pastor con el rey y al simple con el discreto. Sola una cosa tiene mala el sueño, según he oído decir, y es que se parece a la muerte, pues de un dormido a un muerto hay muy poca diferencia. »Das verstehe ich nicht«, versetzte Sancho; »ich verstehe nur, daß ich, solange ich schlafe, weder Furcht noch Hoffnung, weder Mühseligkeit noch Wonnen habe. Heil dem, der den Schlaf erfunden hat, diesen Mantel, der alle menschlichen Gedanken deckt, dies Gericht, das den Hunger vertreibt, dies Wasser, das den Durst in die Flucht schlägt, dies Feuer, das die Kälte erwärmt, diese Kälte, die die Hitze mäßigt, kurz die allgemeine Münze, für welche man alles kaufen kann, Waage und Gewicht, womit der Hirte und der König, der Einfältige und der gescheite Kopf gleich abgewogen und gleich schwer befunden werden. Nur eins hat der Schlaf, was vom Übel ist, wie ich habe sagen hören, nämlich daß er dem Tode ähnlich sieht, weil zwischen einem Schlafenden und einem Gestorbenen sehr wenig Unterschied ist.«
–Nunca te he oído hablar, Sancho –dijo don Quijote–, tan elegantemente como ahora, por donde vengo a conocer ser verdad el refrán que tú algunas veces sueles decir ‘‘ No con quien naces, sino con quien paces". »Noch nie habe ich dich in so gewählten Worten reden hören, Sancho«, sprach Don Quijote, »und daran erkenne ich die Wahrheit des Sprichwortes, das du manchmal anführst: Frag nicht, wo seine Wiege steht, frag nur, wo er zur Atzung geht.«
–¡Ah, pesia tal –replicó Sancho–, señor nuestro amo! No soy yo ahora el que ensarta refranes, que también a vuestra merced se le caen de la boca de dos en dos mejor que a mí, sino que debe de haber entre los míos y los suyos esta diferencia que los de vuestra merced vendrán a tiempo y los míos a deshora; pero, en efecto, todos son refranes. »Ei zum Henker«, entgegnete Sancho, »lieber, guter Herr, jetzt bin's nicht ich, der Sprichwörter aneinanderflickt, sondern Euch fallen sie paarweise von den Lippen, besser als mir; nur wird jedenfalls zwischen den meinigen und den Eurigen dieser Unterschied sein: die Eurigen werden immer zur rechten Zeit kommen und die meinigen zur Unzeit, aber am Ende sind es immer nur Sprichwörter.«
En esto estaban, cuando sintieron un sordo estruendo y un áspero ruido, que por todos aquellos valles se estendía. Levantóse en pie don Quijote y puso mano a la espada, y Sancho se agazapó debajo del rucio, poniéndose a los lados el lío de las armas, y la albarda de su jumento, tan temblando de miedo como alborotado don Quijote. De punto en punto iba creciendo el ruido, y, llegándose cerca a los dos temerosos; a lo menos, al uno, que al otro, ya se sabe su valentía. So weit waren sie, als sie ein dumpfes Brausen und ein rauhes Getöse vernahmen, welches sich über alle die Täler hinzog. Don Quijote sprang auf und griff zum Schwert, und Sancho versteckte sich hinter dem Esel und deckte sich auf beiden Seiten mit dem Waffenbündel und mit dem Sattel seines Tieres; er zitterte vor Furcht, während Don Quijote vor Bestürzung starr war. Von Minute zu Minute nahm das Getöse zu und kam näher heran zu den beiden angstbeklemmten Männern oder, richtiger gesagt, zu dem einen, denn von dem andren weiß man ja, wie mutig er war.
Es, pues, el caso que llevaban unos hombres a vender a una feria más de seiscientos puercos, con los cuales caminaban a aquellas horas, y era tanto el ruido que llevaban y el gruñir y el bufar, que ensordecieron los oídos de don Quijote y de Sancho, que no advirtieron lo que ser podía. Llegó de tropel la estendida y gruñidora piara, y, sin tener respeto a la autoridad de don Quijote, ni a la de Sancho, pasaron por cima de los dos, deshaciendo las trincheas de Sancho, y derribando no sólo a don Quijote, sino llevando por añadidura a Rocinante. El tropel, el gruñir, la presteza con que llegaron los animales inmundos, puso en confusión y por el suelo a la albarda, a las armas, al rucio, a Rocinante, a Sancho y a don Quijote. Die Sache war nun die, daß etliche Leute einen Haufen von über sechshundert Schweinen zum Verkauf nach dem Markte trieben und mit diesen gerade jetzt des Weges zogen; und das Lärmen und Tosen, das Grunzen und Schnauben war so heftig, daß Don Quijote und Sancho ganz taub davon wurden und gar nicht wußten, was es nur sein könnte. Die riesige Herde der Grunzer kam in gedr 'e4ngter Schar heran, und ohne der Würde Don Quijotes oder Sanchos die geringste Beachtung zu schenken, stürzten die Tiere über beide hinweg, zerstörten Sanchos Verschanzungen und warfen nicht nur Don Quijote zu Boden, sondern gaben ihm auch noch Rosinante zur Begleitung. Die dichtgedrängte Masse, das Grunzen, der Sturmschritt, in dem die unsaubern Bestien heranstürzten, warf den Eselssattel, die Rüstungsstücke, den Grauen, Rosinante, Sancho und Don Quijote unter- und übereinander, hierhin und dorthin aufs Feld.
Levantóse Sancho como mejor pudo, y pidió a su amo la espada, diciéndole que quería matar media docena de aquellos señores y descomedidos puercos, que ya había conocido que lo eran. Don Quijote le dijo. Sancho stand wieder auf, so gut er es vermochte, bat seinen Herrn um das Schwert und sagte ihm, er wolle ein halbes Dutzend von diesen Herren und ihren unverschämten Schweinen umbringen, denn jetzt war ihm klargeworden, was für eine Art von Tieren es war. Don Quijote sprach zu ihm:
–Déjalos estar, amigo, que esta afrenta es pena de mi pecado, y justo castigo del cielo es que a un caballero andante vencido le coman adivas, y le piquen avispas y le hollen puercos. »Laß sie laufen, Freund, diese Schmach, ist die Strafe meiner Sünden, es ist eine gerechte Züchtigung des Himmels, daß einen fahrenden Ritter, der besiegt worden, die Schakale fressen, die Wespen stechen und die Schweine mit Füßen treten.«
–También debe de ser castigo del cielo –respondió Sancho– que a los escuderos de los caballeros vencidos los puncen moscas, los coman piojos y les embista la hambre. Si los escuderos fuéramos hijos de los caballeros a quien servimos, o parientes suyos muy cercanos, no fuera mucho que nos alcanzara la pena de sus culpas hasta la cuarta generación; pero, ¿qué tienen que ver los Panzas con los Quijotes? Ahora bien tornémonos a acomodar y durmamos lo poco que queda de la noche, y amanecerá Dios y medraremos. »Dann muß es auch eine Züchtigung des Himmels sein«, versetzte Sancho, »daß die Schildknappen besiegter Ritter von Mücken gestochen, von Läusen gefressen und von Hunger angefallen werden. Wenn wir Schildknappen die Söhne der Ritter wären, denen wir dienen, oder doch sehr nahe Verwandte, dann wäre es nicht zu verwundern, daß wir für ihre Sünden büßen müssen bis ins vierte Geschlecht. Aber was haben die Pansas mit den Quijotes gemein? Nun gut, jetzt wollen wir es uns wieder bequem machen und wollen das wenige, was von der Nacht übrig ist, schlafen. Gott wird es Morgen werden lassen, und es wird uns schon wieder gut gehen.«
–Duerme tú, Sancho –respondió don Quijote–, que naciste para dormir; que yo, que nací para velar, en el tiempo que falta de aquí al día, daré rienda a mis pensamientos, y los desfogaré en un madrigalete, que, sin que tú lo sepas, anoche compuse en la memoria. »Schlafe du nur, Sancho«, erwiderte Don Quijote, »du bist zum Schlafen geboren; ich aber, geboren, um zu wachen, will bis zum Morgengrauen meinen Gedanken die Zügel schießen lassen und ihnen in einem kleinen Madrigal Luft machen, welches ich, ohne daß du es bemerktest, diese Nacht im Kopfe entworfen habe.«
–A mí me parece –respondió Sancho– que los pensamientos que dan lugar a hacer coplas no deben de ser muchos. Vuesa merced coplee cuanto quisiere, que yo dormiré cuanto pudiere. »Mir kommt es so vor«, versetzte Sancho, »als ob Gedanken, die einem gestatten, Verse zu machen, nicht so arg und schwer sein können; verselt Ihr, soviel Ihr wollt, ich will schlafen, soviel ich kann.«
Y luego, tomando en el suelo cuanto quiso, se acurrucó y durmió a sueño suelto, sin que fianzas, ni deudas, ni dolor alguno se lo estorbase. Don Quijote, arrimado a un tronco de una haya o de un alcornoque –que Cide Hamete Benengeli no distingue el árbol que era–, al son de sus mesmos suspiros, cantó de esta suerte Und sogleich nahm sich Sancho so viel Raum auf dem Erdboden, als er Lust hatte, kauerte sich zusammen und schlief einen festen Schlaf, ohne daß ihn Bürgschaften oder Schulden oder sonst irgendein Kummer darin störten. Don Quijote, an den Stamm einer Buche oder Korkeiche gelehnt - Sidi Hamét Benengelí gibt die Art des Baumes nicht genau an -, sang zur Musik seiner eigenen Seufzer folgendes Lied:
–Amor, cuando yo pienso
en el mal que me das, terrible y fuerte,
voy corriendo a la muerte,
pensando así acabar mi mal inmenso;
mas, en llegando al paso
que es puerto en este mar de mi tormento,
tanta alegría siento,
que la vida se esfuerza y no le paso.
Así el vivir me mata,
que la muerte me torna a dar la vida.
¡Oh condición no oída,
la que conmigo muerte y vida trata!
O Liebe, wenn ich denke,
Wie du mich triffst mit grimmen Schicksalsschlägen,
Eil ich dem Tod entgegen,
Daß ich mein endlos Leid ins Nichts versenke.
Doch nah ich schon der Stunde,
Dem Hafen, wo der Qual ich bald entronnen,
Fühl ich so hohe Wonnen,
Daß neugestärkt zum Leben ich gesunde.
So will der Tod mir geben
Das Leben, Tod sich mir in Leben wandeln.
Wie seltsam an mir handeln,
Bald feindlich und bald freundlich, Tod und Leben.
Cada verso déstos acompañaba con muchos suspiros y no pocas lágrimas, bien como aquél cuyo corazón tenía traspasado con el dolor del vencimiento y con la ausencia de Dulcinea. Jeden dieser Verse begleitete er mit vielen Seufzern und mit nicht wenigen Tränen, als ein Mann, dessen Herz ganz zerrissen war vom Schmerz über seine Niederlage und die Abwesenheit Dulcineas.
Llegóse en esto el día, dio el sol con sus rayos en los ojos a Sancho, despertó y esperezóse, sacudiéndose y estirándose los perezosos miembros; miró el destrozo que habían hecho los puercos en su repostería, y maldijo la piara y aun más adelante. Finalmente, volvieron los dos a su comenzado camino, y al declinar de la tarde vieron que hacia ellos venían hasta diez hombres de a caballo y cuatro o cinco de a pie. Sobresaltóse el corazón de don Quijote y azoróse el de Sancho, porque la gente que se les llegaba traía lanzas y adargas y venía muy a punto de guerra. Volvióse don Quijote a Sancho, y díjole Inzwischen kam der Tag, die Sonne schien mit ihren Strahlen dem braven Sancho in die Augen; er erwachte, dehnte sich, schüttelte sich und streckte seine trägen Glieder; er betrachtete die Zerstörung, die die Schweine in seinem Speisevorrat angerichtet hatten, und verfluchte die ganze Herde - und noch anderes dazu. Endlich setzten die beiden ihre Reise fort, und als der Abend herabsank, sahen sie etwa zehn Männer zu Pferd und vier oder fünf zu Fuß ihnen entgegenkommen. Dem Ritter pochte das Herz vor Überraschung und dem Knappen das seinige vor Schrecken. Denn die Leute, die sich ihnen näherten, trugen Speere und Rundschilde und schienen ganz zum Kriege gerüstet. Don Quijote wendete sich zu Sancho und sagte:
–Si yo pudiera, Sancho, ejercitar mis armas, y mi promesa no me hubiera atado los brazos, esta máquina que sobre nosotros viene la tuviera yo por tortas y pan pintado, pero podría ser fuese otra cosa de la que tememos. »Dürfte ich meine Waffen brauchen, Sancho, und hätte mir mein Versprechen nicht die Arme gebunden, so würde ich den ganzen feindlichen Zug, der da kommt, über uns herzufallen, für Kuchen und Zuckerbrot erachten; in! dessen möglicherweise ist es auch etwas anderes, als wir besorgen.«
Llegaron, en esto, los de a caballo, y arbolando las lanzas, sin hablar palabra alguna rodearon a don Quijote y se las pusieron a las espaldas y pechos, amenazándole de muerte. Uno de los de a pie, puesto un dedo en la boca, en señal de que callase, asió del freno de Rocinante y le sacó del camino; y los demás de a pie, antecogiendo a Sancho y al rucio, guardando todos maravilloso silencio, siguieron los pasos del que llevaba a don Quijote, el cual dos o tres veces quiso preguntar adónde le llevaban o qué querían; pero, apenas comenzaba a mover los labios, cuando se los iban a cerrar con los hierros de las lanzas; y a Sancho le acontecía lo mismo, porque, apenas daba muestras de hablar, cuando uno de los de a pie, con un aguijón, le punzaba, y al rucio ni más ni menos como si hablar quisiera. Cerró la noche, apresuraron el paso, creció en los dos presos el miedo, y más cuando oyeron que de cuando en cuando les decían Indem kamen die Reiter heran, legten ihre Lanzen ein, umringten ohne ein Wort Don Quijote und setzten ihm mit Todesdrohungen die Speere auf Rücken und Brust. Einer von den Leuten zu Fuß legte den Finger auf den Mund zum Zeichen, daß Don Quijote schweigen solle, ergriff Rosinante am Zügel und führte ihn abseits von der Landstraße; die andern Leute zu Fuß trieben Sancho und den Grauen vor sich her, und sämtlich, unter Beobachtung eines wundersamen Stillschweigens, folgten sie den Schritten dessen, der Don Quijote führte. Dieser wollte zwei-oder dreimal fragen, wohin sie ihn führten oder was ihr Begehr wäre, aber kaum begann er die Lippen zu bewegen, als man sie ihm auch schon wieder mit den Lanzenspitzen verschloß. Unsrem Sancho widerfuhr das nämliche, denn kaum machte er Miene, reden zu wollen, so stach ihn einer der Leute zu Fuß mit einem eisernen Stachel, und den Esel nicht minder, gerade als hätte er auch reden wollen. Die Nacht! brach herein, sie beschleunigten ihre Schritte, in den beiden Gefangenen wuchs die Furcht, besonders als sie hörten, daß man ihnen von Zeit zu Zeit zurief:
–¡Caminad, trogloditas. »Vorwärts, ihr Troglodyten!
–¡Callad, bárbaros. Schweigt, ihr Barbaren!
–¡Pagad, antropófagos. Büßet, ihr Kannibalen!
–¡No os quejéis, scitas, ni abráis los ojos, Polifemos matadores, leones carniceros. Beschwert euch nicht, ihr Szythen!
Y otros nombres semejantes a éstos, con que atormentaban los oídos de los miserables amo y mozo. Sancho iba diciendo entre sí. Und öffnet die Augen nicht, ihr mörderischen Polypheme, ihr blutdürstigen Löwen!« - und andere Unnamen ähnlicher Art, womit sie die Ohren des unglücklichen Herrn und Dieners peinigten. Sancho sprach derweilen vor sich hin:
–¿Nosotros tortolitas? ¿Nosotros barberos ni estropajos? ¿Nosotros perritas, a quien dicen cita, cita? No me contentan nada estos nombres a mal viento va esta parva; todo el mal nos viene junto, como al perro los palos, y ¡ojalá parase en ellos lo que amenaza esta aventura tan desventurada. »Was, wir sollen ein Trog voll Düten sein? Barbiere? Hannibale? Bin ich etwa ein Karren, daß man ruft: zieht ihn, zieht ihn? All die Unnamen gefallen mir gar nicht, es bläst ein böser Wind für uns; alles Pech kommt uns auf einmal auf den Buckel wie dem Hund die Prügel; wenn es doch allein mit Prügeln ausginge, was uns droht bei diesem Abenteuer; das kommt uns gewiß heut abend teuer!«
Iba don Quijote embelesado, sin poder atinar con cuantos discursos hacía qué serían aquellos nombres llenos de vituperios que les ponían, de los cuales sacaba en limpio no esperar ningún bien y temer mucho mal. Llegaron, en esto, un hora casi de la noche, a un castillo, que bien conoció don Quijote que era el del duque, donde había poco que habían estado. Don Quijote war schier von Sinnen, ohne daß er mit all seinem Nachdenken herausbekommen konnte, was diese Schimpfnamen bedeuten sollten, die man ihnen beilegte und aus denen ihm nur so viel klarwurde, daß hier nichts Gutes zu hoffen, aber viel Böses zu fürchten sei. Indessen kamen sie etwa um ein Uhr in der Nacht vor einem Schlosse an, das Don Quijote alsbald als das des Herzogs erkannte, wo sie erst vor kurzem geweilt hatten.
–¡Váleme Dios! –dijo, así como conoció la estancia– y ¿qué será esto? Sí que en esta casa todo es cortesía y buen comedimiento, pero para los vencidos el bien se vuelve en mal y el mal en peor. »So helfe mir Gott!« sagte er, als er den Herrensitz erkannte, »was soll das geben? Freilich, in diesem Hause ist alles Höflichkeit und freundliches Benehmen; aber für die Besiegten wandelt sich das Gute in Schlimmes und das Schlimme in Schlimmeres.«
Entraron al patio principal del castillo, y viéronle aderezado y puesto de manera que les acrecentó la admiración y les dobló el miedo, como se verá en el siguiente capítulo. Sie zogen in den großen Hof des Schlosses ein und sahen ihn so hergerichtet und aufgeputzt, daß es ihr Erstaunen vermehrte und ihre Furcht verdoppelte, wie man im folgenden Kapitel sehen wird.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXIX. Del más raro y más nuevo suceso que en todo el discurso desta grande historia avino a don Quijote.

69. Kapitel Von dem wundersamsten und unerhörtesten Vorfall, den im ganzen Verlauf dieser großen Geschichte Don Quijote erlebt hat
Apeáronse los de a caballo, y, junto con los de a pie, tomando en peso y arrebatadamente a Sancho y a don Quijote, los entraron en el patio, alrededor del cual ardían casi cien hachas, puestas en sus blandones, y, por los corredores del patio, más de quinientas luminarias; de modo que, a pesar de la noche, que se mostraba algo escura, no se echaba de ver la falta del día. En medio del patio se levantaba un túmulo como dos varas del suelo, cubierto todo con un grandísimo dosel de terciopelo negro, alrededor del cual, por sus gradas, ardían velas de cera blanca sobre más de cien candeleros de plata; encima del cual túmulo se mostraba un cuerpo muerto de una tan hermosa doncella, que hacía parecer con su hermosura hermosa a la misma muerte. Tenía la cabeza sobre una almohada de brocado, coronada con una guirnalda de diversas y odoríferas flores tejida, las manos cruzadas sobre el pecho, y, entre ellas, un ramo de amarilla y vencedora palma. Die Berittenen stiegen ab, und zusammen mit denen zu Fuße packten sie mit Ungestüm Sancho und Don Quijote und trugen sie in den Hof. Ringsherum brannten an die hundert Fackeln auf ihren Ständern und in den Bogengängen um den Hof mehr als fünfhundert Lampen, so daß, der Nacht zum Trotze, die ziemlich finster war, man den Mangel der Tageshelle nicht bemerkte. Mitten in dem Hof erhob sich ein Katafalk wohl zwei Ellen hoch vom Boden; darüber war ein mächtig großer Baldachin von schwarzem Samt ausgebreitet, und ringsherum auf den Stufen brannten Kerzen von weißem Wachs auf mehr als hundert silbernen Leuchtern. Auf der Bühne lag der Leichnam einer Jungfrau von so reizendem Aussehen, daß sie durch ihre Schönheit den Tod selber schön erscheinen ließ. Ihr Haupt lag auf einem Kissen von Brokat und war bekrönt mit einem Kranze von mannigfachen duftigen Blumen; ihre Hände waren über der Brust gekreuzt und hielten einen Z! weig der gelblichen Siegespalme.
A un lado del patio estaba puesto un teatro, y en dos sillas sentados dos personajes, que, por tener coronas en la cabeza y ceptros en las manos, daban señales de ser algunos reyes, ya verdaderos o ya fingidos. Al lado deste teatro, adonde se subía por algunas gradas, estaban otras dos sillas, sobre las cuales los que trujeron los presos sentaron a don Quijote y a Sancho, todo esto callando y dándoles a entender con señales a los dos que asimismo callasen; pero, sin que se lo señalaran, callaron ellos, porque la admiración de lo que estaban mirando les tenía atadas las lenguas. An einer Seite des Hofes stand eine Zuschauertribüne, und dort saßen auf zwei Sesseln zwei Männer, welche, da sie Kronen auf dem Kopfe und Zepter in den Händen hielten, deutlich erkennen ließen, daß sie entweder wirkliche Könige waren oder solche vorstellen sollten. Oben an der einen Seite dieser Tribüne, zu der man einige Stufen hinaufstieg, standen noch zwei Sessel, auf welche die Leute, die Don Quijote und Sancho gefangen herbeigebracht, diese niedersetzten, wobei sie in tiefem Schweigen verharrten und den beiden durch Zeichen zu verstehen gaben, daß auch sie schweigen sollten. Aber auch ohne diese Weisung hätten sie geschwiegen, denn das Erstaunen über das Schauspiel, das sich ihnen bot, lähmte ihnen die Zunge.
Subieron, en esto, al teatro, con mucho acompañamiento, dos principales personajes, que luego fueron conocidos de don Quijote ser el duque y la duquesa, sus huéspedes, los cuales se sentaron en dos riquísimas sillas, junto a los dos que parecían reyes. ¿Quién no se había de admirar con esto, añadiéndose a ello haber conocido don Quijote que el cuerpo muerto que estaba sobre el túmulo era el de la hermosa Altisidora? Jetzt stiegen zwei vornehme Personen mit zahlreichem Gefolge auf die Tribüne, und Don Quijote erkannte sie sogleich als seine Wirte, den Herzog und die Herzogin; sie setzten sich auf zwei rei! chgeschmückte Sessel neben die zwei Männer, die wie Könige aussahen. Wer hätte sich nicht darob verwundern müssen, zumal hierzu noch kam, daß Don Quijote in dem Leichnam auf dem Katafalk die schöne Altisidora erkannte!
Al subir el duque y la duquesa en el teatro, se levantaron don Quijote y Sancho y les hicieron una profunda humillación, y los duques hicieron lo mesmo, inclinando algún tanto las cabezas. Als der Herzog und die Herzogin die Tribüne bestiegen, erhoben sich Don Quijote und Sancho und machten ihnen eine tiefe Verbeugung, und das herzogliche Paar erwiderte die Begrüßung mit einem leichten Neigen des Kopfes.
Salió, en esto, de través un ministro, y, llegándose a Sancho, le echó una ropa de bocací negro encima, toda pintada con llamas de fuego, y, quitándole la caperuza, le puso en la cabeza una coroza, al modo de las que sacan los penitenciados por el Santo Oficio; y díjole al oído que no descosiese los labios, porque le echarían una mordaza, o le quitarían la vida. Mirábase Sancho de arriba abajo, veíase ardiendo en llamas, pero como no le quemaban, no las estimaba en dos ardites. Quitóse la coroza, viola pintada de diablos, volviósela a poner, diciendo entre sí. Indem trat ein Diener hervor, und quer über die Tribüne schreitend, näherte er sich dem biederen Sancho und warf ihm ein Überkleid von schwarzem Barchent über, das ganz mit Flammenzungen bemalt war; dann nahm er ihm seine Mütze ab und setzte ihm einen hohen spitzen Hut auf, wie diejenigen ihn tragen, die vom heiligen Gericht verurteilt worden; dabei sagte er ihm ins Ohr, er solle die Lippen nicht öffnen, sonst würde man ihm einen Knebel in den Mund stecken oder ihm gar das Leben nehmen. Sancho betrachtete sich von oben bis unten und sah sich von Flammen umgeben, aber da sie ihn nicht brannten, so machte er sich keinen Deut daraus. Er nahm sich den spitzen Hut ab, sah ihn mit Teufeln bemalt, setzte ihn wieder auf und sagte für sich:
–Aún bien, que ni ellas me abrasan ni ellos me llevan. Meinetwegen! Der Hut brennt mich nicht, und die Teufel werden mich nicht holen.
Mirábale también don Quijote, y, aunque el temor le tenía suspensos los sentidos, no dejó de reírse de ver la figura de Sancho. Comenzó, en esto, a salir, al parecer, debajo del túmulo un son sumiso y agradable de flautas, que, por no ser impedido de alguna humana voz, porque en aquel sitio el mesmo silencio guardaba silencio a sí mismo, se mostraba blando y amoroso. Luego hizo de sí improvisa muestra, junto a la almohada del, al parecer, cadáver, un hermoso mancebo vestido a lo romano, que, al son de una arpa, que él mismo tocaba, cantó con suavísima y clara voz estas dos estancias. Don Quijote betrachtete ihn ebenfalls, und obschon die Furcht ihm die Sinne ganz benommen hatte, so konnte er sich doch nicht enthalten, über Sanchos Aussehen zu lächeln. In diesem Augenblick ließ sich, scheinbar unter dem Katafalk hervor, ein sanfter angenehmer Flötenton hören, der, da keine menschliche Stimme störend dazwischenklang - denn an diesem Orte mußte das Stillschweigen selbst Stillschweigen beobachten -, süß und liebeswarm in die Ohren drang. Jetzt erschien unversehens nahe dem Ruhekissen der scheinbaren Leiche ein schöner Jüngling, der zum Klang einer Harfe, die er selbst spielte, mit lieblicher und heller Stimme folgende Stanzen sang:
–En tanto que en sí vuelve Altisidora,
muerta por la crueldad de don Quijote,
y en tanto que en la corte encantadora
se vistieren las damas de picote,
y en tanto que a sus dueñas mi señora
vistiere de bayeta y de anascote,
cantaré su belleza y su desgracia,
con mejor plectro que el cantor de Tracia.
Y aun no se me figura que me toca
aqueste oficio solamente en vida;
mas, con la lengua muerta y fría en la boca,
pienso mover la voz a ti debida.
Libre mi alma de su estrecha roca,
por el estigio lago conducida,
celebrándote irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido.
Bis wieder zu sich kommt Altisidora,
Die hinschied, weil zu grausam Don Quijote;
Solang die Damen gehn im schlechtsten Flore
In diesem Schloß, wo haust der Zaubrer Rotte;
Solang die Herzogin der Zofen Chore
Grobwollne Kleidung gibt, so lang, bei Gotte!
Sing ich ihr Unglück, ihre Reiz und Grazien,
Weit besser als der Sänger einst aus Thrazien.
Nicht nur, dieweil ich Lebenshauch genieße,
Gebührt dir meines Liedes treue Weise;
Von toter Zung aus kaltem Mund noch fließe
Das Loblied, das ich schulde deinem Preise.
Wenn meine Seel aus ihrem Burgverliese
Sich löst und hinschwebt durch die stygschen Kreise,
Wird sie dich feiern noch und Töne singen,
Die des Vergessens Strom zum Lauschen zwingen.
–No más –dijo a esta sazón uno de los dos que parecían reyes– no más, cantor divino; que sería proceder en infinito representarnos ahora la muerte y las gracias de la sin par Altisidora, no muerta, como el mundo ignorante piensa, sino viva en las lenguas de la Fama, y en la pena que para volverla a la perdida luz ha de pasar Sancho Panza, que está presente; y así, ¡oh tú, Radamanto, que conmigo juzgas en las cavernas lóbregas de Lite!, pues sabes todo aquello que en los inescrutables hados está determinado acerca de volver en sí esta doncella, dilo y decláralo luego, porque no se nos dilate el bien que con su nueva vuelta esperamos. »Nicht weiter«, sagte jetzt einer der beiden, die wie Könige aussahen; »nicht weiter, göttlicher Sänger; es wäre ein Bemühen ohne Ende, uns jetzt den Tod und die Reize der schönen Altisidora zu schildern, die nicht tot ist, wie die unverständige Welt meint, sondern lebt auf den Zungen des Ruhmes und in den Martern, die Sancho Pansa, der allhier zugegen ist, erdulden muß, um sie dem verlorenen Lebenslichte wieder zuzuführen. So sprich denn du, Rhadamanthus, der du mit mir in den düstern Höhlen des Hades richtest und alles weißt, was über die Frage, ob diese Jungfrau wieder ins Leben zurückkehren wird, im Buche des unerferschlichen Schicksals beschlossen steht: sage und verkünde es sogleich, damit das Glück uns nicht verzögert werde, das wir von ihrer Rückkehr ins Dasein hoffen.«
Apenas hubo dicho esto Minos, juez y compañero de Radamanto, cuando, levantándose en pie Radamanto, dijo. Kaum hatte Minos, der Richter und Rhadamanthus' Genösse, dies gesprochen, als Rhadamanthus sich erhob und sagte:
–¡Ea, ministros de esta casa, altos y bajos, grandes y chicos, acudid unos tras otros y sellad el rostro de Sancho con veinte y cuatro mamonas, y doce pellizcos y seis alfilerazos en brazos y lomos, que en esta ceremonia consiste la salud de Altisidora. »Frisch auf, ihr Diener dieses Hauses, hohe und niedre, große und kleine, kommt herbei, einer nach dem andern, und zeichnet Sanchos Gesicht mit vierundzwanzig Nasenstübern, gebt ihm zwölf Kniffe und sechs Nadelstiche in die Arme und Hüften, denn von dieser feierlichen Handlung hängt das Heil Altisidoras ab.«
Oyendo lo cual Sancho Panza, rompió el silencio, y dijo. Als Sancho Pansa dies hörte, brach er das Stillschweigen und rief:
–¡Voto a tal, así me deje yo sellar el rostro ni manosearme la cara como volverme moro! ¡Cuerpo de mí! ¿Qué tiene que ver manosearme el rostro con la resurreción desta doncella? Regostóse la vieja a los bledos. Encantan a Dulcinea, y azótanme para que se desencante; muérese Altisidora de males que Dios quiso darle, y hanla de resucitar hacerme a mí veinte y cuatro mamonas, y acribarme el cuerpo a alfilerazos y acardenalarme los brazos a pellizcos. ¡Esas burlas, a un cuñado, que yo soy perro viejo, y no hay conmigo tus, tus! »Hol mich der und jener, ebensowenig lasse ich mir das Gesicht zeichnen oder meine Backen anrühren, als ich ein Türke werde! Herrgott sackerment! Mir im Gesicht herumfahren, was hat das mit der Auferstehung dieser Jungfrau zu tun? Wo der Bär Honig geleckt hat, kommt er immer wieder! Die Zauberer verhexten Dulcinea, und mich prügeln sie, damit sie entzaubert wird; Altisidora stirbt an einem Leiden, das Gott ihr geschickt hat, und was soll sie wieder aufwecken? Daß ich vierundzwanzig Nasenstüber bekommen soll, daß mir der Leib mit Nadelstichen zerlöchert wird und daß mir mit Zwicken und Kneipen blaue Maler auf die Arme gezeichnet werden! Mit solchen Späßen geht mir zum Schwager Simpel; ich bin ein alter Hund, ich lasse mich nicht auf den Stier hetzen.«
–¡Morirás! –dijo en alta voz Radamanto–. Ablándate, tigre; humíllate, Nembrot soberbio, y sufre y calla, pues no te piden imposibles. Y no te metas en averiguar las dificultades deste negocio mamonado has de ser, acrebillado te has de ver, pellizcado has de gemir. ¡Ea, digo, ministros, cumplid mi mandamiento; si no, por la fe de hombre de bien, que habéis de ver para lo que nacistes. »Du bist des Todes!« sprach Rhadamanthus mit schrecklicher Stimme; »sänftige dein Gemüt, du Tiger! Demütige dich, stolzer Nimrod! Und dulde und schweig, da man von dir nichts Unmögliches verlangt, und gib dich nicht damit ab, die Schwierigkeiten dieses Handels ergründen zu wollen; genasenstübert mußt du werden, wie ein Sieb zerstochen sollst du sein, Zwicken sollst du seufzend erdulden. Auf, sage ich, ihr Diener, folgt meinem Befehl; so wahr ich ein ehrlicher Mann bin, ihr sollt sehen, wozu ihr auf der Welt seid!«
Parecieron, en esto, que por el patio venían, hasta seis dueñas en procesión, una tras otra, las cuatro con antojos, y todas levantadas las manos derechas en alto, con cuatro dedos de muñecas de fuera, para hacer las manos más largas, como ahora se usa. No las hubo visto Sancho, cuando, bramando como un toro, dijo. Jetzt erschienen etwa ein Halbdutzend Kammerfrauen; sie schritten über den Hof, eine hinter der andern, in feierlichem Zug, vier von ihnen mit Brillen vor den Augen; alle hielten die rechte Hand empor, so daß das Handgelenk etliche Finger breit aus dem Ärmel hervorsah, damit nach heutiger Mode die Hände länger schienen. Kaum hatte Sancho sie erblickt, als er wie ein Stier brüllend schrie:
–Bien podré yo dejarme manosear de todo el mundo, pero consentir que me toquen dueñas, ¡eso no! Gatéenme el rostro, como hicieron a mi amo en este mesmo castillo; traspásenme el cuerpo con puntas de dagas buidas; atenácenme los brazos con tenazas de fuego, que yo lo llevaré en paciencia, o serviré a estos señores; pero que me toquen dueñas no lo consentiré, si me llevase el diablo. »Ich will mir von aller Welt im Gesicht herumfahren lassen, aber zugeben, daß mich alte Schachteln von Kammerfrauen anrühren, das nie! Man mag mir das Gesicht mit Katzenkrallen zerkratzen, wie es meinem Herrn in diesem selben Schlosse geschehen ist; man mag mir den Leib mit scharfen Dolchen durchbohren, man mag mir die Arme mit feurigen Zangen zwicken, das will ich mit Geduld ertragen, oder ich will es diesen Herrschaften zu Gefallen tun; aber daß mich Kammerfrauen anrühren, das leide ich nicht, und sollte mich auch der Teufel holen.«
Rompió también el silencio don Quijote, diciendo a Sancho. Nun brach auch Don Quijote das Schweigen und sprach zu Sancho:
–Ten paciencia, hijo, y da gusto a estos señores, y muchas gracias al cielo por haber puesto tal virtud en tu persona, que con el martirio della desencantes los encantados y resucites los muertos. »Hab Geduld, mein Sohn, mache diesen Herrschaften eine Freude und sage dem Himmel tausendmal Dank, daß er solche Wunderkraft in deinen Leib gelegt hat, daß du mit dessen Marterung die Verzauberten entzaubern und die Toten auferwecken kannst.«
Ya estaban las dueñas cerca de Sancho, cuando él, más blando y más persuadido, poniéndose bien en la silla, dio rostro y barba a la primera, la cual la hizo una mamona muy bien sellada, y luego una gran reverencia. Schon waren die Kammerfrauen an Sancho herangetreten, als er, endlich fügsamer und gläubiger geworden, sich auf seinem Sessel zurechtsetzte und Gesicht und Bart der ersten hingab, die ihm mit einem ganz gehörigen Stüber die Nase siegelte und sich hierauf tief vor ihm verbeugte.
–¡Menos cortesía; menos mudas, señora dueña –dijo Sancho–; que por Dios que traéis las manos oliendo a vinagrillo. »Weniger Höflichkeit und weniger Schminke, Jungfer Zofe«, sprach Sancho, »denn bei Gott, Eure Hände riechen stark nach Essigschmiere.«
Finalmente, todas las dueñas le sellaron, y otra mucha gente de casa le pellizcaron; pero lo que él no pudo sufrir fue el punzamiento de los alfileres; y así, se levantó de la silla, al parecer mohíno, y, asiendo de una hacha encendida que junto a él estaba, dio tras las dueñas, y tras todos su verdugos, diciendo. Genug, alle Kammerfrauen verabfolgten ihm Nasenstüber, und eine Menge Diener des Hauses zwickten ihn ins Fleisch; aber was er gar nicht aushalten konnte, das war das Stechen mit den Nadeln, und daher sprang er voll Wut vom Sessel auf, ergriff eine neben ihm brennende Fackel, schlug damit auf die Kammerfrauen und alle seine Peiniger und schrie:
–¡Afuera, ministros infernales, que no soy yo de bronce, para no sentir tan extraordinarios martirios. »Hinaus mit euch, ihr Diener der Hölle! Ich bin nicht von Erz, daß ich so ungeheure Martern nicht fühlen sollte!«
En esto, Altisidora, que debía de estar cansada por haber estado tanto tiempo supina, se volvió de un lado; visto lo cual por los circunstantes, casi todos a una voz dijeron. Altisidora war es jetzt wohl müde, so lange auf dem Rücken zu liegen, und drehte sich auf die andre Seite. Sobald die Umstehenden das bemerkten, riefen sie alle wie aus einem Munde:
–¡Viva es Altisidora! ¡Altisidora vive. »Altisidora lebt! Altisidora ist wieder am Leben!«
Mandó Radamanto a Sancho que depusiese la ira, pues ya se había alcanzado el intento que se procuraba. Rhadamanthus gebot Sancho, seinen Zorn zu bändigen, da der beabsichtigte Zweck jetzt bereits erreicht sei.
Así como don Quijote vio rebullir a Altisidora, se fue a poner de rodillas delante de Sancho, diciéndole. Sobald aber Don Quijote gewahr ward, daß Altisidora sich bewegte, warf er sich auf die Knie vor Sancho und sagte zu ihm:
–Agora es tiempo, hijo de mis entrañas, no que escudero mío, que te des algunos de los azotes que estás obligado a dar por el desencanto de Dulcinea. Ahora, digo, que es el tiempo donde tienes sazonada la virtud, y con eficacia de obrar el bien que de ti se espera. »Jetzt ist es Zeit, du Sohn meines Herzens, du jetzt nicht mehr mein Schildknappe, dir einige von den Geißelhieben aufzumessen, die du dir für Dulcineas Entzauberung zu geben verpflichtet bist. Jetzt, sage ich, ist die Zeit, wo deine Wunderkraft auf ihrer Höhe steht, so daß sie das Heil, das man von dir erhofft, mit völliger Wirksamkeit erzielen kann.«
A lo que respondió Sancho. Da sprach Sancho:
–Esto me parece argado sobre argado, y no miel sobre hojuelas. Bueno sería que tras pellizcos, mamonas y alfilerazos viniesen ahora los azotes. No tienen más que hacer sino tomar una gran piedra, y atármela al cuello, y dar conmigo en un pozo, de lo que a mí no pesaría mucho, si es que para curar los males ajenos tengo yo de ser la vaca de la boda. Déjenme; si no, por Dios que lo arroje y lo eche todo a trece, aunque no se venda. »Das kommt mir vor wie Pech auf Pech und nicht wie Honig auf Waffeln. Das wäre nicht übel, wenn jetzt nach dem Zwicken, den Nasenstübern und Nadelstichen auch noch die Hiebe kommen sollten! Da könnt ihr ja schließlich vollends einen großen Stein nehmen, mir ihn um den Hals binden und mich in einen Brunnen werfen; und das wäre mir nicht einmal sehr leid, wenn ich doch, um fremdes Leid zu heilen, immer den Prügeljungen für jedermann abgeben soll. Laßt mich in Ruh! Sonst, bei Gott, schmeiße ich alles hin und übergeb es dem Teufel, wenn er es auch nicht nehmen mag.«
Ya en esto, se había sentado en el túmulo Altisidora, y al mismo instante sonaron las chirimías, a quien acompañaron las flautas y las voces de todos, que aclamaban. Inzwischen hatte sich Altisidora bereits auf ihrem Lager aufgerichtet, und im nämlichen Augenblick ertönten die Schalmeien, in deren Klänge die Flöten und die Rufe aller einstimmten:
–¡Viva Altisidora! ¡Altisidora viva! »Es lebe Altisidora, Altisidora lebe!«
Levantáronse los duques y los reyes Minos y Radamanto, y todos juntos, con don Quijote y Sancho, fueron a recebir a Altisidora y a bajarla del túmulo; la cual, haciendo de la desmayada, se inclinó a los duques y a los reyes, y, mirando de través a don Quijote, le dijo. Der Herzog und die Herzogin und die Könige Minos und Rhadamanthus und mit ihnen allen Don Quijote und Sancho gingen hin, Altisidora zu begrüßen und ihr von ihrem Lager herabzuhelfen. Sie spielte noch die Kraftlose und Matte, verneigte sich vor dem herzoglichen Paar und den zwei Königen, blickte Don Quijote unwillig an und sprach:
–Dios te lo perdone, desamorado caballero, pues por tu crueldad he estado en el otro mundo, a mi parecer, más de mil años; y a ti, ¡oh el más compasivo escudero que contiene el orbe!, te agradezco la vida que poseo. Dispón desde hoy más, amigo Sancho, de seis camisas mías que te mando para que hagas otras seis para ti; y, si no son todas sanas, a lo menos son todas limpias. »Gott vergebe es dir, du Ritter ohne Herz, durch dessen Grausamkeit ich länger als ein Jahrtausend, wie mir scheint, in der andern Welt gewesen bin! Dir aber, o du barmherzigster Schildknappe, den die Welt je gesehen, dir danke ich das Leben, das ich besitze. Von heut an, Freund Sancho, verfüge über sechs meiner Hemden, die ich dir überlasse, damit du ihrer sechs für dic! h daraus machen kannst, und sind sie auch nicht alle heil und ganz, so sind sie wenigstens alle sauber.«
Besóle por ello las manos Sancho, con la coroza en la mano y las rodillas en el suelo. Mandó el duque que se la quitasen, y le volviesen su caperuza, y le pusiesen el sayo, y le quitasen la ropa de las llamas. Suplicó Sancho al duque que le dejasen la ropa y mitra, que las quería llevar a su tierra, por señal y memoria de aquel nunca visto suceso. La duquesa respondió que sí dejarían, que ya sabía él cuán grande amiga suya era. Mandó el duque despejar el patio, y que todos se recogiesen a sus estancias, y que a don Quijote y a Sancho los llevasen a las que ellos ya se sabían. Sancho küßte ihr dafür die Hände, in den seinigen den hohen spitzen Hut und die Knie auf dem Boden. Der Herzog befahl, den Hut ihm abzunehmen und ihm seine Mütze wiederzugeben, auch ihm seinen Rock wieder anzuziehen und das Uberkleid mit den Flammen abzunehmen. Sancho bat jedoch den Herzog, ihm das Kleid und den spitzen Hut zu lassen; er wolle beides mit heimnehmen zum Wahrzeichen und Denkmal dieses unerhörten Abenteuers. Die Herzogin antwortete, man werde es ihm gerne lassen, er wisse ja, wie sie ihm gewogen sei. Der Herzog befahl, den Hof auszuräumen; alle sollten sich alsbald nach ihren Zimmern begeben, Don Quijote und Sancho aber sollte man nach den Gemächern geleiten, die ja für sie bestimmt seien.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXX. Que sigue al de sesenta y nueve, y trata de cosas no escusadas para la claridad desta historia.

70. Kapitel Welches auf das neunundsechzigste folgt und von Dingen handelt, so für das Verständnis dieser Geschichte unentbehrlich sind
Durmió Sancho aquella noche en una carriola, en el mesmo aposento de don Quijote, cosa que él quisiera escusarla, si pudiera, porque bien sabía que su amo no le había de dejar dormir a preguntas y a respuestas, y no se hallaba en disposición de hablar mucho, porque los dolores de los martirios pasados los tenía presentes, y no le dejaban libre la lengua, y viniérale más a cuento dormir en una choza solo, que no en aquella rica estancia acompañado. Salióle su temor tan verdadero y su sospecha tan cierta, que, apenas hubo entrado su señor en el lecho, cuando dijo. Sancho schlief diese Nacht auf einem Feldbette, und zwar in demselben Zimmer mit Don Quijote, was er gern vermieden hätte; denn er wußte wohl, sein Herr würde ihn vor lauter Fragen und Antworten nicht schlafen lassen, und er war nicht aufgelegt, viel zu reden, weil der Schmerz ihm die erlittenen Martern stets gegenwärtig erhielt und seiner Zunge die gewohnte Freiheit nicht verstattete. Er hätte lieber allein in einer Strohhütte geschlafen als in diesem prächtigen Zimmer in Gesellschaft. Seine Besorgnis erwies sich als so begründet und seine Vermutung als so richtig, daß sein Herr kaum ins Bett gestiegen war, als er ihm sagte:
–¿Qué te parece, Sancho, del suceso desta noche? Grande y poderosa es la fuerza del desdén desamorado, como por tus mismos ojos has visto muerta a Altisidora, no con otras saetas, ni con otra espada, ni con otro instrumento bélico, ni con venenos mortíferos, sino con la consideración del rigor y el desdén con que yo siempre la he tratado. »Sancho, was hältst du von den Begebnissen dieses Abends? Groß und gewaltig ist die Kraft verschmähter Liebe, wie du ja mit deinen eignen Augen Altisidora tot gesehen hast, tot nicht durch Pfeile, nicht durch das Schwert oder durch ein andres Werkzeug des Krieges, nicht durch tödliches Gift, sondern! nur durch die Wirkung der Härte und Mißachtung, mit der ich sie immer behandelt habe.«
–Muriérase ella en hora buena cuanto quisiera y como quisiera –respondió Sancho–, y dejárame a mí en mi casa, pues ni yo la enamoré ni la desdeñé en mi vida. Yo no sé ni puedo pensar cómo sea que la salud de Altisidora, doncella más antojadiza que discreta, tenga que ver, como otra vez he dicho, con los martirios de Sancho Panza. Agora sí que vengo a conocer clara y distintamente que hay encantadores y encantos en el mundo, de quien Dios me libre, pues yo no me sé librar; con todo esto, suplico a vuestra merced me deje dormir y no me pregunte más, si no quiere que me arroje por una ventana abajo. »Wäre sie doch in Gottes Namen gestorben, wann sie wollte und wie sie wollte«, entgegnete Sancho, »und hätte mich in Ruhe gelassen, denn ich hab sie in meinem Leben nicht verliebt gemacht und nicht verschmäht. Ich verstehe einfach nicht, was das Heil und Leben der Altisidora, einer Jungfer mit mehr Launen als Verstand, mit der Marterung Sancho Pansas zu tun haben soll, wie ich schon früher gesagt habe. Freilich sehe ich jetzt endlich klar und deutlich, daß es Zauberer und Verzauberungen in der Welt gibt; und vor denen möge mich Gott behüten, da ich mich vor ihnen nicht hüten kann. Aber bei alledem bitte ich Euer Gnaden, mich schlafen zu lassen und mich nichts mehr zu fragen, wenn Ihr nicht wollt, daß ich mich zum Fenster hinausstürze.«
–Duerme, Sancho amigo –respondió don Quijote–, si es que te dan lugar los alfilerazos y pellizcos recebidos, y las mamonas hechas. »Schlafe, Freund Sancho«, antwortete Don Quijote, »wenn es dir die empfangenen Nadelstiche und die blauen Male vom Zwicken und die Nasenstüber erlauben.«
–Ningún dolor –replicó Sancho– llegó a la afrenta de las mamonas, no por otra cosa que por habérmelas hecho dueña, que confundidas sean; y torno a suplicar a vuesa merced me deje dormir, porque el sueño es alivio de las miserias de los que las tienen despiertas. »Keinen Schmerz«, entgegnete Sancho, »habe ich so gefühlt wie den Schimpf von den Nasenstübern, aus keinem andern Grunde, als weil sie mir von Kammerfrauen gegeben wurden, möge Gott sie verdammen! Und nochmals bitte ich Euer Gnaden, mich schlafen zu lassen, denn der Schlummer ist all denen eine Linderung des Elends, deren Leiden wach bleiben.«
Sea así –dijo don Quijote–, y Dios te acompañe. »Mag es denn so sein«, sagte Don Quijote, »und Gott sei mit dir.«
Durmiéronse los dos, y en este tiempo quiso escribir y dar cuenta Cide Hamete, autor desta grande historia, qué les movió a los duques a levantar el edificio de la máquina referida. Y dice que, no habiéndosele olvidado al bachiller Sansón Carrasco cuando el Caballero de los Espejos fue vencido y derribado por don Quijote, cuyo vencimiento y caída borró y deshizo todos sus designios, quiso volver a probar la mano, esperando mejor suceso que el pasado; y así, informándose del paje que llevó la carta y presente a Teresa Panza, mujer de Sancho, adónde don Quijote quedaba, buscó nuevas armas y caballo, y puso en el escudo la blanca luna, llevándolo todo sobre un macho, a quien guiaba un labrador, y no Tomé Cecial, su antiguo escudero, porque no fuese conocido de Sancho ni de don Quijote. Die beiden schliefen nun, und währenddessen wollte Sidi Hamét, der Verfasser dieser großen Geschichte, niederschreiben und berichten, was den Herzog und seine Gemahlin bewegen hatte, den künstlichen Bau dieses ganzen Unternehmens aufzurichten. Er sagt nämlich, daß der Baccalaureus Sansón Carrasco - weil er nicht vergessen hatte, daß der Spiegelritter von Don Quijote besiegt und niedergeworfen worden war, welcher Unfall und Sturz all seine Pläne auslöschte und zunichte machte - noch einmal sein Glück versuchen wollte und jetzt einen besseren Erfolg als den vorigen hoffte. Er erkundigte sich daher bei dem Edelknaben, der den Brief und das Geschenk an Sanchos Weib Teresa Pansa überbrachte, wo Don Quijote sich aufhalte; dann schaffte er sich neue Wehr und Waffen an und ein andres Pferd, setzte den weißen Mond auf seinen Schild und führte alles auf einem Maulesel mit sich, den diesmal ein Bauer am Zügel leitete, und zwar n! icht sein früherer Schildknappe Tomé Cécial, damit er weder von Sancho noch von Don Quijote erkannt würde.
Llegó, pues, al castillo del duque, que le informó el camino y derrota que don Quijote llevaba, con intento de hallarse en las justas de Zaragoza. Díjole asimismo las burlas que le había hecho con la traza del desencanto de Dulcinea, que había de ser a costa de las posaderas de Sancho. En fin, dio cuenta de la burla que Sancho había hecho a su amo, dándole a entender que Dulcinea estaba encantada y transformada en labradora, y cómo la duquesa su mujer había dado a entender a Sancho que él era el que se engañaba, porque verdaderamente estaba encantada Dulcinea; de que no poco se rió y admiró el bachiller, considerando la agudeza y simplicidad de Sancho, como del estremo de la locura de don Quijote. So kam er zum Schloß des Herzogs, der ihm den Weg und die Richtung angab, die Don Quijote eingeschlagen hatte, um sich beim Turnier von Zaragoza einzufinden. Der Herzog erzählte ihm ferner, was für Possen man ihm mit der Erfindung von Dulcineas Entzauberung gespielt habe, welche auf Kosten von Sanchos Sitzteilen geschehen sollte. Endlich erzählte er ihm auch, welchen Streich Sancho seinem Herrn gespielt hatte, als er ihm weismachte, Dulcinea sei verzaubert und in eine Bäuerin verwandelt, und wie dann die Herzogin, seine Gemahlin, Sancho den Glauben beibrachte, er im Gegenteil sei es, der sich getäuscht habe, weil Dulcinea wirklich verzaubert sei. Darüber lachte und staunte der Baccalaureus nicht wenig, indem er sich Sanchos Witz und Einfalt und zugleich das Übermaß von Don Quijotes Narrheit lebhaft vorstellte.
Pidióle el duque que si le hallase, y le venciese o no, se volviese por allí a darle cuenta del suceso. Hízolo así el bachiller; partióse en su busca, no le halló en Zaragoza, pasó adelante y sucedióle lo que queda referido. Der Herzog bat ihn, wenn er ihn finde und ihn besiege oder auch nicht, so möge er wieder über hier zurückkehren, um ihm von dem Erfolge zu berichten. Der Baccalaureus tat also; er brach auf, um den Ritter zu suchen, fand ihn nicht in Zaragoza., zog weiter, und es begegnete ihm, was bereits b! erichtet worden.
Volvióse por el castillo del duque y contóselo todo, con las condiciones de la batalla, y que ya don Quijote volvía a cumplir, como buen caballero andante, la palabra de retirarse un año en su aldea, en el cual tiempo podía ser, dijo el bachiller, que sanase de su locura; que ésta era la intención que le había movido a hacer aquellas transformaciones, por ser cosa de lástima que un hidalgo tan bien entendido como don Quijote fuese loco. Con esto, se despidió del duque, y se volvió a su lugar, esperando en él a don Quijote, que tras él venía. Er nahm seinen Rückweg über das Schloß des Herzogs und erzählte ihm den ganzen Hergang nebst den Bedingungen des Kampfes. Don Quijote kehre bereits zurück, um als ein redlicher fahrender Ritter sein gegebenes Wort zu erfüllen und sich auf ein Jahr nach seinem Dorfe zurückzuziehen. In dieser Zeit, sagte der Baccalaureus, könne möglicherweise der Ritter von seiner Verrücktheit genesen, denn nur dieser Zweck habe ihn bewogen, all die Verkleidungen vorzunehmen, da es ein wahrer Jammer sei, daß ein Junker von so klarem Verstande wie Don Quijote verrückt sei. Hierauf verabschiedete er sich von dem Herzog, kehrte nach seinem Dorfe zurück und erwartete hier Don Quijote, der ihm nachfolgte.
De aquí tomó ocasión el duque de hacerle aquella burla tanto era lo que gustaba de las cosas de Sancho y de don Quijote; y haciendo tomar los caminos cerca y lejos del castillo por todas las partes que imaginó que podría volver don Quijote, con muchos criados suyos de a pie y de a caballo, para que por fuerza o de grado le trujesen al castillo, si le hallasen. Halláronle, dieron aviso al duque, el cual, ya prevenido de todo lo que había de hacer, así como tuvo noticia de su llegada, mandó encender las hachas y las luminarias del patio y poner a Altisidora sobre el túmulo, con todos los aparatos que se han contado, tan al vivo, y tan bien hechos, que de la verdad a ellos había bien poca diferencia. Dies brachte nun den Herzog auf den Einfall, ihm jenen Possen zu spielen - soviel Vergnügen fand er am Tun und Treiben Sanchos und Don Quijotes! -, er ließ nämlich die Wege nah und fern vom Schlosse, überall, wo er annahm, daß Don Quijote vorüberkommen könne, mit vielen seiner Diener zu Fuß und zu Pferd besetzen, damit sie, wenn sie ihn fänden, ihn mit Gewalt oder in Güte nach dem Schlosse brächten. Sie fanden ihn; sie gaben dem Herzog Nachricht, und dieser, der schon alles vorbereitet hatte, ließ beim Empfang der Nachricht von seiner Ankunft sogleich die Fackeln und Lampen im Hofe anzünden, Altisidora auf den Katafalk legen und das ganze bereits erzählte Schauspiel herrichten, alles so natürlich und so gut angeordnet, daß zwischen dem Scherz und der Wahrheit nur ein äußerst geringer Unterschied war.
Y dice más Cide Hamete que tiene para sí ser tan locos los burladores como los burlados, y que no estaban los duques dos dedos de parecer tontos, pues tanto ahínco ponían en burlarse de dos tontos. Sidi Hamét sagt auch noch weiter, er sei der Meinung, daß die Anstifter der Fopperei ebensolche Narren seien wie die ! Gefoppten und der Herzog und die Herzogin seien selbst keine zwei Finger breit von der Grenze der Verrücktheit entfernt gewesen, da sie so viel Mühe darauf verwandten, ein paar Verrückte zum besten zu haben.
Los cuales, el uno durmiendo a sueño suelto, y el otro velando a pensamientos desatados, les tomó el día y la gana de levantarse; que las ociosas plumas, ni vencido ni vencedor, jamás dieron gusto a don Quijote. Von diesen beiden schlief jetzt der eine tief und fest, und der andre wachte in frei umherschweifenden Gedanken; so befiel sie der Morgen und die Lust aufzustehen, denn weder besiegt noch als Sieger fand Don Quijote jemals Vergnügen am trägen Bette.
Altisidora –en la opinión de don Quijote, vuelta de muerte a vida–, siguiendo el humor de sus señores, coronada con la misma guirnalda que en el túmulo tenía, y vestida una tunicela de tafetán blanco, sembrada de flores de oro, y sueltos los cabellos por las espaldas, arrimada a un báculo de negro y finísimo ébano, entró en el aposento de don Quijote, con cuya presencia turbado y confuso, se encogió y cubrió casi todo con las sábanas y colchas de la cama, muda la lengua, sin que acertase a hacerle cortesía ninguna. Sentóse Altisidora en una silla, junto a su cabecera, y, después de haber dado un gran suspiro, con voz tierna y debilitada le dijo. Da nahte sich Altisidora, die nach seiner Meinung vom Tod auferstanden, um die Possenstreiche ihrer Herrschaft weiterzuspinnen. Bekrönt mit demselben Kranze, den sie auf dem Katafalk getragen, bekleidet mit einem Gewand von weißem Taft, das mit goldnen Blumen übersät war, die Haare aufgelöst über den Rücken wallend, gestützt auf einen Stab vom feinsten schwarzen Ebenholz, trat sie ins Gemach Don Quijotes, der, ob ihrer Anwesenheit bestürzt und verwirrt, sich fast ganz in die Laken und Decken des Bettes verkroch und versteckte; seine Zunge blieb stumm, ohne daß er es vermocht hätte, das Fräulein auch nur mit der geringsten Höflichkeit zu begrüßen. Altisidora setzte sich auf einen Stuhl neben dem Kopfende seines Bettes, stieß einen tiefen Seufzer aus und sprach mit zärtlicher schwacher Stimme zu ihm:
–Cuando las mujeres principales y las recatadas doncellas atropellan por la honra, y dan licencia a la lengua que rompa por todo inconveniente, dando noticia en público de los secretos que su corazón encierra, en estrecho término se hallan. Yo, señor don Quijote de la Mancha, soy una déstas, apretada, vencida y enamorada; pero, con todo esto, sufrida y honesta; tanto que, por serlo tanto, reventó mi alma por mi silencio y perdí la vida. Dos días ha que con la consideración del rigor con que me has tratado. »Wenn hochgestellte Frauen und schüchterne Mägdlein das Gesetz der Ehre mit Füßen treten und der Zunge gestatten, mit öffentlicher Kundgebung der Geheimnisse, die ihr Herz in sich birgt, ins Gebiet des Unschicklichen einzubrechen, so geschieht dies nur in bitterer Herzensnot. Ich, Señor Don Quijote von der Mancha, IIch bin eines von diesen Mägdelein, bedrängt, besiegt und voll Liebe; aber bei alledem still duldend und keusch, und zwar in so hohem Grade, daß mir das Herz brach über meinem Schweigen und ich das Leben verlor. Zwei Tage ist's her, seit durch das ständige Grübeln über die Härte, mit der du mich behandelt hast,
¡Oh más duro que mármol a mis quejas. o du, härter als Marmor bei meinen Klagen! felsenherziger Ritter!
empedernido caballero!, he estado muerta, o, a lo menos, juzgada por tal de los que me han visto; y si no fuera porque el Amor, condoliéndose de mí, depositó mi remedio en los martirios deste buen escudero, allá me quedara en el otro mundo. ich dem Tode anheimgefallen oder wenigstens von denen, die mich sahen, für tot gehalten wurde. Und hätte nicht Amor sich meiner erbarmt und das Mittel zu meiner Rettung in die Martern dieses guten Schildknappen gelegt, so wäre ich dort in jener andern Welt geblieben.«
–Bien pudiera el Amor –dijo Sancho– depositarlos en los de mi asno, que yo se lo agradeciera. Pero dígame, señora, así el cielo la acomode con otro más blando amante que mi amo ¿qué es lo que vio en el otro mundo? ¿Qué hay en el infierno? Porque quien muere desesperado, por fuerza ha de tener aquel paradero. »Der Amor«, sagte Sancho, »hätte das Mittel ganz gut in die Marterung meines Esels legen können, ich wäre ihm dankbar dafür gewesen. Aber sagt mir, Fräulein, so wahr Euch der Himmel mit einem weichherzigem Liebhaber als meinem Herrn versehen möge, was habt Ihr denn eigentlich in der andern Welt gesehen? Wie sieht's in der Hölle aus? Denn dahin muß doch sicherlich kommen, wer aus Verzweiflung stirbt.«
–La verdad que os diga –respondió Altisidora–, yo no debí de morir del todo, pues no entré en el infierno; que, si allá entrara, una por una no pudiera salir dél, aunque quisiera. La verdad es que llegué a la puerta, adonde estaban jugando hasta una docena de diablos a la pelota, todos en calzas y en jubón, con valonas guarnecidas con puntas de randas flamencas, y con unas vueltas de lo mismo, que les servían de puños, con cuatro dedos de brazo de fuera, porque pareciesen las manos más largas, en las cuales tenían unas palas de fuego; y lo que más me admiró fue que les servían, en lugar de pelotas, libros, al parecer, llenos de viento y de borra, cosa maravillosa y nueva; pero esto no me admiró tanto como el ver que, siendo natural de los jugadores el alegrarse los gananciosos y entristecerse los que pierden, allí en aquel juego todos gruñían, todos regañaban y todos se maldecían. »Soll ich Euch die Wahrheit sagen«, antwortete Altisidora, »so muß ich wohl nicht vollständig tot gewesen sein, denn ich bin nicht in die Hölle gekommen; war ich da hineingekommen, so hätte ich sicherlich nicht mehr heraus gekonnt, wenn ich auch gewollt hätte. In Wirklichkeit bin ich nur bis zur Pforte gekommen, wo ungefähr ein Dutzend Teufel Pelota spielten, alle in Hosen und Wams, um den Hals flachanliegende Kragen mit flämischen Spitzen, mit Aufschlägen von den nämlichen Spitzen, die sie statt der Handkrausen trugen, so daß etwa vier Finger breit vom Arme freiblieben, damit die Hände länger schienen, in welchen sie feurige Ballschläger, sogenannte Raketen, hielten. Was mich am meisten wunderte, war, daß ihnen als Bälle Bücher dienten, die dem Anschein nach voll Windes und grober Wollflocken waren, etwas Wunderbares, das noch nicht dagewesen. Aber noch mehr als dies wunderte mich, daß sie bei diesem ! Spiel alle ärgerlich knurrten, alle zankten, alle sich verwünschten, während es sonst bei Spielern bräuchlich ist, daß die Gewinner vergnügt und nur die Verlierer traurig sind.«
–Eso no es maravilla –respondió Sancho–, porque los diablos, jueguen o no jueguen, nunca pueden estar contentos, ganen o no ganen. »Das ist kein Wunder«, entgegnete Sancho, »denn die Teufel, ob sie nun spielen oder nicht, ob sie gewinnen oder nicht gewinnen, können niemals vergnügt sein.«
–Así debe de ser –respondió Altisidora–; mas hay otra cosa que también me admira, quiero decir me admiró entonces, y fue que al primer voleo no quedaba pelota en pie, ni de provecho para servir otra vez; y así, menudeaban libros nuevos y viejos, que era una maravilla. A uno dellos, nuevo, flamante y bien encuadernado, le dieron un papirotazo que le sacaron las tripas y le esparcieron las hojas. Dijo un diablo a otro ‘‘ Mirad qué libro es ése’’. Y el diablo le respondió ‘‘ Esta es la Segunda parte de la historia de don Quijote de la Mancha, no compuesta por Cide Hamete, su primer autor, sino por un aragonés, que él dice ser natural de Tordesillas’’. ‘‘ Quitádmele de ahí –respondió el otro diablo–, y metedle en los abismos del infierno no le vean más mis ojos’’. ‘‘¿Tan malo es?’’, respondió el otro. ‘‘ Tan malo –replicó el primero–, que si de propósito yo mismo me pusiera a hacerle peor, no acertara’’. Prosiguieron su juego, peloteando otros libros, y yo, por haber oído nombrar a don Quijote, a quien tanto adamo y quiero, procuré que se me quedase en la memoria esta visión. »So muß es wohl sein«, versetzte Altisidora; »aber noch etwas anderes setzt mich in Staunen, ich will sagen, setzte mich damals in Staunen, nämlich daß jeder Ball gleich beim ersten Wurf in Stücke ging, so daß er nicht noch einmal gebraucht werden konnte, und daher gab es immer wieder in Menge neue und alte Bücher, daß es ein Wunder war. Einem der Bücher, einem frischen, funkelnagelneuen und gut gebundenen, gaben sie einen tüchtigen Puff, so daß sie ihm die Eingeweide herausschlugen und die Blätter weit herumstreuten. Ein Teufel sagte zu einem andern: ,Seht, was für ein Buch das ist?' Und der Teufel antwortete: ,Es ist der zweite Teil der Geschichte des Don Quijote von der Mancha, nicht von dem ursprünglichen Verf asser Sidi Hamét geschrieben, sondern von einem Aragonesen, der selber angibt, er sei aus Tordesillas gebürtig/ ,Weg mit ihm!' schrie der andre Teufel darauf; .werft ihn in die Abgründe der Hölle, damit meine Augen ihn nicht wieder erblicken!' ,Ist das Buch denn so schlecht?' fragte der andre. ,So schlecht', antwortete der erste, ,daß ich selbst mit der größten Mühe kein schlechteres fertigbringen würde.' Sie setzten ihr Spiel fort und spielten Pelota mit noch andern Büchern; ich aber, weil ich Don Quijote nennen hörte, den ich so sehr liebe und im Herzen trage, habe mir die Mühe gegeben, dieses Traumgesicht im Gedächtnis zu behalten.«
–Visión debió de ser, sin duda –dijo don Quijote–, porque no hay otro yo en el mundo, y ya esa historia anda por acá de mano en mano, pero no para en ninguna, porque todos la dan del pie. Yo no me he alterado en oír que ando como cuerpo fantástico por las tinieblas del abismo, ni por la claridad de la tierra, porque no soy aquel de quien esa historia trata. Si ella fuere buena, fiel y verdadera, tendrá siglos de vida; pero si fuere mala, de su parto a la sepultura no será muy largo el camino. »Ein Traumgesicht muß es sicherlich gewesen sein«, sprach Don Quijote, »denn es gibt kein andres Ich in der Welt. Bereits wandert diese neue Geschichte von einer Hand zur andern, bleibt aber in keiner, denn alle treten sie mit Füßen. Ich ärgere mich nicht, zu hören, daß ich wie ein gespenstisches Wesen in den Finsternissen des Abgrundes oder im Lichte der Erdenwelt umherziehe, denn ich bin nicht der, von welchem jene Geschichte spricht. Wäre sie gut, getreu und wahr, so würde sie Jahrhunderte leben; ist sie aber schlecht, so wird der Weg von ihrer Geburt bis zum Grabe nicht lang sein.«
Iba Altisidora a proseguir en quejarse de don Quijote, cuando le dijo don Quijote Altisidora wollte mit ihren Klagen über Don Quijote fortfahren, als dieser zu ihr sagte:
–Muchas veces os he dicho, señora, que a mí me pesa de que hayáis colocado en mí vuestros pensamientos, pues de los míos antes pueden ser agradecidos que remediados; yo nací para ser de Dulcinea del Toboso, y los hados, si los hubiera, me dedicaron para ella; y pensar que otra alguna hermosura ha de ocupar el lugar que en mi alma tiene es pensar lo imposible. Suficiente desengaño es éste para que os retiréis en los límites de vuestra honestidad, pues nadie se puede obligar a lo imposible. »Oftmals habe ich Euch erklärt, Fräulein, wie leid mir es tut, daß Ihr Eure Gedanken auf mich gerichtet habt, da sie von den meinigen nur Dankbarkeit und nicht Heilung erlangen können. Ich bin dazu geboren, dem Fräulein Dulcinea von Toboso anzugehören, und die Schicksalsgöttinnen, wenn es solche gäbe, haben mich für sie allein bestimmt; und glauben, daß eine andre Schönheit jemals den Platz einnähme, den sie in meiner Seele behauptet, heißt das Unmögliche glauben. Diese Erklärung muß Euch genügen, damit Ihr Euch in die Grenzen Eurer Züchtigkeit zurückziehet, da niemand sich zu Unmöglichem verpflichten kann.«
Oyendo lo cual Altisidora, mostrando enojarse y alterarse, le dijo. Als Altisidora dies hörte, schien sie sich mächtig zu erbosen und zu erzürnen und sagte:
–¡Vive el Señor, don bacallao, alma de almirez, cuesco de dátil, más terco y duro que villano rogado cuando tiene la suya sobre el hito, que si arremeto a vos, que os tengo de sacar los ojos! ¿Pensáis por ventura, don vencido y don molido a palos, que yo me he muerto por vos? Todo lo que habéis visto esta noche ha sido fingido; que no soy yo mujer que por semejantes camellos había de dejar que me doliese un negro de la uña, cuanto más morirme. »So wahr Gott lebt, Herr Stockfisch, der Ihr statt des Herzens einen ehernen Mörser habt! Ihr harter Dattelkern! zäher und störrischer als ein Bauer, den man um etwas bittet, wenn er sich etwas andres vorgenommen hat! Wenn ich über Euch herfalle, werd ich Euch die Augen ausreißen. Meint Er vielleicht, Er nie unbesiegter Jämmerling, Er Prügeljunge, ich bin Seinetwegen gestorben? Alles, was Ihr diese Nacht gesehen habt, war nur ein Possenspiel; ich bin kein Weib, das sich für ein solches Kamel nur das Schwarze am Nagel weh tun ließe, geschweige, daß sie sterben sollte.«
–Eso creo yo muy bien –dijo Sancho–, que esto del morirse los enamorados es cosa de risa bien lo pueden ellos decir, pero hacer, créalo Judas. »Das glaub ich gern«, sagte Sancho, »denn mit dem Sterben der Verliebten, das ist nur eine Geschichte zum Lachen; sie mögen's wohl sagen, aber es tun? Das mag der Judas glauben.«
Estando en estas pláticas, entró el músico, cantor y poeta que había cantado las dos ya referidas estancias, el cual, haciendo una gran reverencia a don Quijote, dijo Während dieses Gespräches trat der Musiker ein, der als Sänger und Dichter die beiden erwähnten Stanzen gesungen hatte; er machte vor Don Quijote eine tiefe Verbeugung und sagte:
–Vuestra merced, señor caballero, me cuente y tenga en el número de sus mayores servidores, porque ha muchos días que le soy muy aficionado, así por su fama como por sus hazañas. »Euer Gnaden, Herr Ritter, wollen mich unter die Zahl Eurer ergebensten Diener rechnen und als solchen annehmen; denn seit vielen Tagen bin ich Euch zugetan, sowohl um Eures Rufes als auch um Eurer Taten willen.«
Don Quijote le respondió Don Quijote entgegnete: »Euer Gnaden wolle mir sagen, wer Ihr seid,
–Vuestra merced me diga quién es, porque mi cortesía responda a sus merecimientos. damit meine Höflichkeit Euren Verdiensten entsprechen möge.«
El mozo respondió que era el músico y panegírico de la noche antes. Der Jüngling antwortete, er sei der Musiker und Lobredner vom letzten Abend.
–Por cierto –replicó don Quijote–, que vuestra merced tiene estremada voz, pero lo que cantó no me parece que fue muy a propósito; porque, ¿qué tienen que ver las estancias de Garcilaso con la muerte desta señora. »Gewiß«, versetzte Don Quijote, »Ihr habt eine vortreffliche Stimme; aber was Ihr gesungen habt, scheint mir nicht am Platze gewesen zu sein, denn was haben die Stanzen des Garcilaso mit dem Tode dieses Fräuleins zu schaffen?«
–No se maraville vuestra merced deso –respondió el músico–, que ya entre los intonsos poetas de nuestra edad se usa que cada uno escriba como quisiere, y hurte de quien quisiere, venga o no venga a pelo de su intento, y ya no hay necedad que canten o escriban que no se atribuya a licencia poética. »Wundert Euch nicht darüber«, antwortete der Musiker, »denn unter den dichterischen Gelbschnäbeln unsrer Zeit ist es bräuchlich, daß ein jeder schreibt, wie er Lust hat, und stiehlt, von wem er Lust hat, mag es nun zu seinem Gegenstand passen oder nicht; und sie singen oder schreiben keine Dummheit, ohne deren Berechtigung mittels der angeblichen dichterischen Freiheit zu behaupten.«
Responder quisiera don Quijote, pero estorbáronlo el duque y la duquesa, que entraron a verle, entre los cuales pasaron una larga y dulce plática, en la cual dijo Sancho tantos donaires y tantas malicias, que dejaron de nuevo admirados a los duques, así con su simplicidad como con su agudeza. Don Quijote les suplicó le diesen licencia para partirse aquel mismo día, pues a los vencidos caballeros, como él, más les convenía habitar una zahúrda que no reales palacios. Diéronsela de muy buena gana, y la duquesa le preguntó si quedaba en su gracia Altisidora. Él le respondió. Don Quijote wollte antworten, aber er wurde daran durch den Herzog und die Herzogin verhindert, die kamen, ihn zu besuchen. Es entspann sich nun zwischen ihnen ein langes und vergnügliches Gespräch, bei welchem Sancho so viel Witz und so viel Stachelreden zum besten gab, daß er das herzogliche Paar aufs neue in Erstaunen setzte, sowohl ob seiner Einfalt als auch ob seines Scharfsinns. Don Quijote bat um die Erlaubnis, noch an diesem nämlichen Tage abreisen zu dürfen, weil es besiegten Rittern wie ihm eher gezieme, in einem schmutzigen Stall als in königlichen Palästen zu wohnen. Sie gaben die Erlaubnis gern und freundlich, und die Herzogin fragte ihn, ob Altisidora bei ihm in Gunst stehe. Er antwortete ihr:
–Señora mía, sepa Vuestra Señoría que todo el mal desta doncella nace de ociosidad, cuyo remedio es la ocupación honesta y continua. Ella me ha dicho aquí que se usan randas en el infierno; y, pues ella las debe de saber hacer, no las deje de la mano, que, ocupada en menear los palillos, no se menearán en su imaginación la imagen o imágines de lo que bien quiere; y ésta es la verdad, éste mi parecer y éste es mi consejo. »Verehrte Gebieterin, Eure Herrlichkeit muß wissen, daß das ganze Leiden dieses Fräuleins aus Müßiggang entsteht, und das Mittel dagegen ist ehrbare und anhaltende Beschäftigung. Hier an dieser Stelle hat sie mir gesagt, in der Hölle würden Spitzen getragen, und da sie ohne Zweifel solche anzufertigen versteht, so sollte sie solche Arbeit nie aus der Hand lassen; denn wenn sie beschäftigt ist, die Klöppel in Bewegung zu halten, wird das Bild oder werden die Bilder dessen, was sie liebt, ihre Phantasie nicht in Bewegung setzen können. Dies ist die Wahrheit, dies ist meine Meinung, dies ist mein Rat.«
–Y el mío –añadió Sancho–, pues no he visto en toda mi vida randera que por amor se haya muerto; que las doncellas ocupadas más ponen sus pensamientos en acabar sus tareas que en pensar en sus amores. Por mí lo digo, pues, mientras estoy cavando, no me acuerdo de mi oíslo; digo, de mi Teresa Panza, a quien quiero más que a las pestañas de mis ojos. »Auch der meinige«, fügte Sancho hinzu, »denn ich habe in meinem ganzen Leben keine Spitzenklöpplerin gesehen, die vor Liebe gestorben wäre; Mädchen, die tätig sind, richten ihre Gedanken mehr auf die Vollendung der ihnen obliegenden Arbeit als auf ihre Liebesgeschichten. Das sage ich aus eigner Erfahrung, denn wenn ich beim Graben und Schaufeln bin, denke ich nicht an meine Hausehre, ich meine an meine Teresa Pansa, die ich doch lieber habe als meine Augenwimpern.«
–Vos decís muy bien, Sancho –dijo la duquesa–, y yo haré que mi Altisidora se ocupe de aquí adelante en hacer alguna labor blanca, que la sabe hacer por estremo. »Sehr richtig gesprochen, Sancho«, sagte die Herzogin, »und ich will dafür sorgen, daß meine Altisidora sich künftig mit Weißnäherei beschäftigt, worauf sie sich vortrefflich versteht.«
–No hay para qué, señora –respondió Altisidora–, usar dese remedio, pues la consideración de las crueldades que conmigo ha usado este malandrín mostrenco me le borrarán de la memoria sin otro artificio alguno. Y, con licencia de vuestra grandeza, me quiero quitar de aquí, por no ver delante de mis ojos ya no su triste figura, sino su fea y abominable catadura. »Es ist gar nicht nötig, Señora«, versetzte Altisidora, »dies Heilmittel anzuwenden, denn der Gedanke an die Grausamkeit, mit der dieser stumpfsinnige Landstreicher mich behandelt hat, wird ihn ohne ein andres Hilfsmittel aus meinem Gedächtnisse auslöschen. Mit Erlaubnis Eurer Durchlaucht will ich mich jetzt von hinnen begeben; nicht sehen will ich mehr vor meinen Augen, ich will nicht sagen seine traurige Gestalt, sondern vielmehr sein häßliches, abscheuliches Gerippe.«
–Eso me parece –dijo el duque– a lo que suele decirse »Das kommt mir vor«, sagte der Herzog, »wie es im Liede heißt:
Porque aquel que dice injurias.
cerca está de perdonar.
Daß wer heftig schmäht - Bereit schon ist er zu vergeben.«
Hizo Altisidora muestra de limpiarse las lágrimas con un pañuelo, y, haciendo reverencia a sus señores, se salió del aposento. Altisidora tat, als ob sie sich die Tränen mit einem Tüchlein abtrocknete, und ging mit einer Verbeugung vor ihrer Herrschaft aus dem Zimmer.
–Mándote yo –dijo Sancho–, pobre doncella, mándote, digo, mala ventura, pues las has habido con una alma de esparto y con un corazón de encina. ¡A fee que si las hubieras conmigo, que otro gallo te cantara. »Ich sage dir, armes Mädchen«, sprach Sancho, »ich sage dir, es wird dir bös ergehen; denn du hast es mit einer Seele von Dünengras, mit einem Herzen von Eichenholz zu tun gehabt. Wahrhaftig, hättest du mit mir zu tun, so hättest du ein andres Vögelchen pfeifen hören.«
Acabóse la plática, vistióse don Quijote, comió con los duques, y partióse aquella tarde. Die Unterredung ging zu Ende; Don Quijote kleidete sich an, speiste mit dem herzoglichen Paare und begab sich noch am nämlichen Nachmittag auf den Weg.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXXI. De lo que a don Quijote le sucedió con su escudero Sancho yendo a su aldea.

71. Kapitel Von dem, was sich zwischen Don Quijote und seinem Knappen Sancho zutrug, da sie nach ihrem Dorfe zogen
Iba el vencido y asendereado don Quijote pensativo además por una parte, y muy alegre por otra. Causaba su tristeza el vencimiento; y la alegría, el considerar en la virtud de Sancho, como lo había mostrado en la resurreción de Altisidora, aunque con algún escrúpulo se persuadía a que la enamorada doncella fuese muerta de veras. No iba nada Sancho alegre, porque le entristecía ver que Altisidora no le había cumplido la palabra de darle las camisas; y, yendo y viniendo en esto, dijo a su amo. Der besiegte und schwer bekümmerte Don Quijote zog seines Weges, einerseits überaus nachdenklich, andrerseits sehr vergnügt. Sein Trübsinn war veranlaßt durch seine Niederlage, seine Heiterkeit durch den Gedanken an die Wundertätigkeit Sanchos, wie er sie durch Altisidoras Auferweckung gezeigt hatte, wiewohl es ihm doch einigermaßen schwerfiel zu glauben, daß das verliebte Mädchen wirklich tot gewesen. Sancho hingegen wanderte keineswegs mit frohem Sinne dahin; es verdroß ihn gewaltig, daß Altisidora ihr Versprechen, ihm die Hemden zu schenken, nicht gehalten hatte. Dies ging ihm beständig im Kopfe herum, und er sagte zu seinem Herrn:
–En verdad, señor, que soy el más desgraciado médico que se debe de hallar en el mundo, en el cual hay físicos que, con matar al enfermo que curan, quieren ser pagados de su trabajo, que no es otro sino firmar una cedulilla de algunas medicinas, que no las hace él, sino el boticario, y cátalo cantusado; y a mí, que la salud ajena me cuesta gotas de sangre, mamonas, pellizcos, alfilerazos y azotes, no me dan un ardite. Pues yo les voto a tal que si me traen a las manos otro algún enfermo, que, antes que le cure, me han de untar las mías; que el abad de donde canta yanta, y no quiero creer que me haya dado el cielo la virtud que tengo para que yo la comunique con otros de bóbilis, bóbilis. »Wahrhaftig, Señor, ich bin gewiß der unglücklichste Arzt, der auf der Welt zu finden ist. Es gibt Doktoren auf Erden, die, wenn sie auch ihre Kranken umbringen, dennoch bezahlt werden wollen für ihre Arbeit, die doch in nichts andrem besteht, als daß sie ein Zettelchen mit etli! chen Arzneien darauf vollschreiben, die sie nicht einmal selber machen, sondern der Apotheker, und wupp dich! da haben sie ihren Profit weg. Mir aber, den die Heilung anderer Leute Blutstropfen, Nasenstüber, blaue Mäler, Nadelstiche und Geißelhiebe kostet, mir gibt man keinen Heller. Aber hol mich der und jener, ich schwör's: bekomm ich noch einmal einen Kranken unter die Hände, so soll man mir sie tüchtig schmieren, bevor ich ihn heile; denn wovon soll der Pfaff essen, wenn nicht von der Messen? Und ich mag nicht glauben, daß mir der Himmel die Wunderkraft, die ich besitze, gegeben hat, damit ich sie für nichts und wieder nichts zum Besten Dritter verwende.«
–Tú tienes razón, Sancho amigo –respondió don Quijote–, y halo hecho muy mal Altisidora en no haberte dado las prometidas camisas; y, puesto que tu virtud es gratis data, que no te ha costado estudio alguno, más que estudio es recebir martirios en tu persona. De mí te sé decir que si quisieras paga por los azotes del desencanto de Dulcinea, ya te la hubiera dado tal como buena; pero no sé si vendrá bien con la cura la paga, y no querría que impidiese el premio a la medicina. Con todo eso, me parece que no se perderá nada en probarlo mira, Sancho, el que quieres, y azótate luego, y págate de contado y de tu propia mano, pues tienes dineros míos. »Du hast recht, Freund Sancho«, erwiderte ihm Don Quijote, »und Altisidora hat sehr unrecht getan, daß sie dir die versprochenen Hemden nicht gegeben; und wiewohl deine Kraft gratis data ist, denn sie hat dich keinerlei Studium gekostet, so ist's doch mehr als Studium, wenn du Martern an deinem eigenen Leibe erduldest. Was mich betrifft, so kann ich dir sagen, wenn du für die Geißelhiebe zur Entzauberung Dulcineas Bezahlung verlangt hättest, so hätte ich dir sie längst zu deiner vollen Zufriedenheit gegeben; aber ich weiß nicht, ob die Zahlung sich mit der Kur verträgt, und ich möchte nicht, daß die Belohnung der Wirkung der Arznei hinderlich wäre. Trotzdem dünkt es mich, es kann nicht viel dabei verloren sein, wenn man es versucht. Überlege dir, Sancho, wieviel du verlangst, und geißle dich auf der Stelle, und mach dich dafür mit eigner Hand bezahlt, denn du hast ja Geld von mir in Verwahr.«
A cuyos ofrecimientos abrió Sancho los ojos y las orejas de un palmo, y dio consentimiento en su corazón a azotarse de buena gana; y dijo a su amo Bei diesem Anerbieten riß Sancho Augen und Ohren sperrangelweit auf und war es in seinem Herzen sogleich zufrieden, sich freiwillig zu geißeln, und sprach zu seinem Herrn:
–Agora bien, señor, yo quiero disponerme a dar gusto a vuestra merced en lo que desea, con provecho mío; que el amor de mis hijos y de mi mujer me hace que me muestre interesado. Dígame vuestra merced ¿cuánto me dará por cada azote que me diere. »Wohlan denn, Señor, ich bin bereit, Eure Wünsche zu erfüllen, wenn ich einen Vorteil dabei habe; die Liebe zu meinen Kindern und zu meiner Frau zwingt mich, eigennützig zu erscheinen. Sagt mir, gnädiger Herr, wieviel wollt Ihr mir geben für jeden Hieb, den ich mir gebe?«
–Si yo te hubiera de pagar, Sancho –respondió don Quijote–, conforme lo que merece la grandeza y calidad deste remedio, el tesoro de Venecia, las minas del Potosí fueran poco para pagarte; toma tú el tiento a lo que llevas mío, y pon el precio a cada azote. »Wenn ich dich im Verhältnis zu der Wichtigkeit und der eigentümlichen Art dieses Heilmittels bezahlen sollte, Sancho«, erwiderte Don Quijote, »so würden der Staatsschatz von Venedig und die Goldgruben von Potosi nicht hinreichen, um dich zu bezahlen. Überschlage du, wieviel Geld du von mir bei dir hast, und setze den Preis für jeden Geißelhieb an.«
–Ellos –respondió Sancho– son tres mil y trecientos y tantos; de ellos me he dado hasta cinco quedan los demás; entren entre los tantos estos cinco, y vengamos a los tres mil y trecientos, que a cuartillo cada uno, que no llevaré menos si todo el mundo me lo mandase, montan tres mil y trecientos cuartillos, que son los tres mil, mil y quinientos medios reales, que hacen setecientos y cincuenta reales; y los trecientos hacen ciento y cincuenta medios reales, que vienen a hacer setenta y cinco reales, que, juntándose a los setecientos y cincuenta, son por todos ochocientos y veinte y cinco reales. Éstos desfalcaré yo de los que tengo de vuestra merced, y entraré en mi casa rico y contento, aunque bien azotado; porque no se toman truchas..., y no digo más. »Deren sind dreitausenddreihundert und soundso viel«, entgegnete Sancho; »von denen habe ich mir etwa fünf gegeben, bleiben noch die andren übrig. Wir wollen diese fünf zu den soundso viel rechnen und auf die dreitausend und dreihundert kommen ; jeden zu einem Viertelreal gerechnet - denn weniger nehme ich nicht, und wenn's die ganze Welt mir befehlen wollte -, macht dreitausenddreihundert Viertelrealen; die dreitausend sind fünfzehnhundert halbe Realen, die machen siebenhundertfünfzig Realen; und die dreihundert machen fünfundsiebzig Realen, und schlagen wir diese zu den siebenhundertfünfzig, so sind es im ganzen achthundertfünfundzwanzig Realen. Dies will ich abziehen von dem Geld, das ich für Euer Gnaden in Verwahr habe, und dann komme ich reich und zufrieden nach Hause, wenn auch tüchtig zerprügelt, denn man fängt keine Forellen ohne ... weiter sag ich nichts.«
–¡Oh Sancho bendito! ¡Oh Sancho amable –respondió don Quijote–, y cuán obligados hemos de quedar Dulcinea y yo a servirte todos los días que el cielo nos diere de vida! Si ella vuelve al ser perdido, que no es posible sino que vuelva, su desdicha habrá sido dicha, y mi vencimiento, felicísimo triunfo. Y mira, Sancho, cuándo quieres comenzar la diciplina, que porque la abrevies te añado cien reales. »O du gebenedeiter Sancho! O du liebenswürdiger Sancho!« rief Don Quijote; »wie sehr werden Dulcinea und ich dir zu jedem Gegendienst verpflichtet sein, solange uns der Himmel Leben vergönnen wird! Wenn sie wieder sein wird, was sie gewesen, und es ist unmöglich, daß sie nicht wieder so werde, dann wird ihr Unglück ein Glück und meine Niederlage ein wonnevoller Triumph gewesen sein. Denke aber nach, Sancho, wann du deine Geißelung anfangen willst; und damit du sie beschleunigst, lege ich dir hundert Realen zu.«
–¿Cuándo? –replicó Sancho–. Esta noche, sin falta. Procure vuestra merced que la tengamos en el campo, al cielo abierto, que yo me abriré mis carnes. »Wann?« versetzteSancho; »dieseNacht noch unfehlbar. Sorge Euer Gnaden nur dafür, daß wir sie draußen unter freiem Himmel zubringen, so will ich mir schon meinen Leib wund schlagen.«
Llegó la noche, esperada de don Quijote con la mayor ansia del mundo, pareciéndole que las ruedas del carro de Apolo se habían quebrado, y que el día se alargaba más de lo acostumbrado, bien así como acontece a los enamorados, que jamás ajustan la cuenta de sus deseos. Finalmente, se entraron entre unos amenos árboles que poco desviados del camino estaban, donde, dejando vacías la silla y albarda de Rocinante y el rucio, se tendieron sobre la verde yerba y cenaron del repuesto de Sancho; el cual, haciendo del cabestro y de la jáquima del rucio un poderoso y flexible azote, se retiró hasta veinte pasos de su amo, entre unas hayas. Don Quijote, que le vio ir con denuedo y con brío, le dijo. Es kam endlich die Nacht, welche Don Quijote mit größter Ungeduld erwartet hatte, da es ihm vorkam, als seien die Räder an Apollos Wagen gebrochen und der Tag ziehe sich länger als gewöhnlich hin, gerade wie es den Verliebten geht, die die Rechnung ihrer Wünsche nie richtig zu stellen vermögen. Sie begaben sich nun in ein anmutiges Wäldchen, etwas abseits vom Wege, entlasteten die Sättel Rosinantes und des Esels, streckten sich ins grüne Gras und speisten von Sanchos Reisevorrat. Sancho machte aus der Halfter und dem Strick des Grauen eine starke geschmeidige Geißel und zog sich etwa zwanzig Schritte von seinem Herrn unter Buchen zurück, die dort standen. Don Quijote, der ihn so voll Entschlossenheit und Mut sah, sagte zu ihm:
–Mira, amigo, que no te hagas pedazos; da lugar que unos azotes aguarden a otros; no quieras apresurarte tanto en la carrera, que en la mitad della te falte el aliento; quiero decir que no te des tan recio que te falte la vida antes de llegar al número deseado. Y, porque no pierdas por carta de más ni de menos, yo estaré desde aparte contando por este mi rosario los azotes que te dieres. Favorézcate el cielo conforme tu buena intención merece. »Hab acht, Freund, daß du dich nicht in Stücke haust; laß dir Zeit, so daß jeder Schlag auf den andern warten muß; übereile dich nicht so sehr auf deiner Bahn, daß etwa in ihrer M! itte dir der Atem ausginge; ich meine, geißle dich nicht so gewaltig, daß du das Leben einbüßest, ehe du die gewünschte Anzahl erreicht hast; und damit du nicht durch eine Karte zuviel oder zuwenig das Spiel verlierst, will ich hier stehenbleiben und die Hiebe, die du dir gibst, an meinem Rosenkranz abzählen. Der Himmel stehe dir bei, wie es dein guter Vorsatz verdient.«
–Al buen pagador no le duelen prendas –respondió Sancho– yo pienso darme de manera que, sin matarme, me duela; que en esto debe de consistir la sustancia deste milagro. »Den guten Zahler drückt kein Pfand«, entgegnete Sancho; »ich will mich so hauen, daß es mich nicht umbringt, aber mir weh tut, denn davon hängt ja wohl dieses Wunder ab.«
Desnudóse luego de medio cuerpo arriba, y, arrebatando el cordel, comenzó a darse, y comenzó don Quijote a contar los azotes. Er entblößte sich sogleich vom Gürtel bis zum Nacken, schwang seinen Strick und fing an, sich zu geißeln, und Don Quijote fing an, die Hiebe zu zählen.
Hasta seis o ocho se habría dado Sancho, cuando le pareció ser pesada la burla y muy barato el precio della, y, deteniéndose un poco, dijo a su amo que se llamaba a engaño, porque merecía cada azote de aquéllos ser pagado a medio real, no que a cuartillo. Sancho mochte sich etwa sechs oder acht gegeben haben, als ihm der Spaß doch zu beschwerlich und der Preis gar zu gering erschien; er hielt ein wenig inne und sagte zu seinem Herrn, er müsse wegen Übervorteilung Berufung einlegen, denn jeder dieser Hiebe sei es wert, mit einem halben Realen, nicht mit einem Viertel bezahlt zu werden.
–Prosigue, Sancho amigo, y no desmayes –le dijo don Quijote–, que yo doblo la parada del precio. »Mach nur weiter, Freund Sancho, und laß den Mut nicht sinken«, sagte Don Quijote, »ich verdoppele den Lohn.«
–Dese modo –dijo Sancho–, ¡a la mano de Dios, y lluevan azotes! »Auf die Art«, versetzte Sancho, »mag's in Gottes Namen sein, und es soll Hiebe regnen.«
Pero el socarrón dejó de dárselos en las espaldas, y daba en los árboles, con unos suspiros de cuando en cuando, que parecía que con cada uno dellos se le arrancaba el alma. Tierna la de don Quijote, temeroso de que no se le acabase la vida, y no consiguiese su deseo por la imprudencia de Sancho, le dijo. Allein der Schelm gab sie sich bald nicht mehr auf den Rücken, sondern schlug auf die Bäume und stöhnte von Zeit zu Zeit so gewaltig, als risse er sich bei jedem Hieb die Seele aus dem Leib. Don Quijotes Herz aber wurde weich, und in der Besorgnis, er möchte sich dabei ums Leben bringen und er selbst könnte alsdann durch Sanchos Unvorsichtigkeit das Ziel seiner Wünsche nicht erreichen, rief er ihm zu:
–Por tu vida, amigo, que se quede en este punto este negocio, que me parece muy áspera esta medicina, y será bien dar tiempo al tiempo; que no se ganó Zamora en un hora. Más de mil azotes, si yo no he contado mal, te has dado bastan por agora; que el asno, hablando a lo grosero, sufre la carga, mas no la sobrecarga. »Bei deinem Leben, Freund, laß es jetzt gut sein, denn diese Arznei scheint mir sehr bitter; das Beste ist Eile mit Weile, Rom ist nicht in einem Tage erbaut. Mehr als tausend Hiebe, wenn ich mich nicht verrechnet habe, hast du dir schon gegeben, die mögen für jetzt genügen; der Esel, wenn ich mich eines rohen Volksausdrucks bedienen soll, der Esel trägt die Ladung, doch nicht die Überladung.«
–No, no, señor –respondió Sancho–, no se ha de decir por mí "a dineros pagados, brazos quebrados". Apártese vuestra merced otro poco y déjeme dar otros mil azotes siquiera, que a dos levadas déstas habremos cumplido con esta partida, y aún nos sobrará ropa. »Nein, nein, Señor«, antwortete Sancho, »von mir soll es nicht heißen: Hat er das Geld heimgetragen, hat er nicht Lust, sich weiterzuplagen. Geht wieder ein wenig beiseite und laßt mich mir mindestens noch einmal tausend Hiebe aufstreichen; denn wenn wir in diesem Gefecht noch zwei Gänge tun, so haben wir die ganze Partie gewonnen, und es bleibt uns gar noch ein Überschuß.«
–Pues tú te hallas con tan buena disposición –dijo don Quijote–, el cielo te ayude, y pégate, que yo me aparto. »Da du so gut im Zeuge bist«, sprach Don Quijote, »so möge dir der Himmel beistehen; prügle dich immer zu! Ich gehe beiseite.«
Volvió Sancho a su tarea con tanto denuedo, que ya había quitado las cortezas a muchos árboles tal era la riguridad con que se azotaba; y, alzando una vez la voz, y dando un desaforado azote en una haya, dijo. Sancho kehrte zu seiner Aufgabe mit so mutigem Eifer zurück, daß er im Nu vielen Bäumen die Rinde abgeschlagen hatte; mit solcher Härte geißelte er sich! Einmal, wie er einen ungeheuren Hieb auf eine Buche führte, erhob er seine Stimme und rief:
–¡Aquí morirás, Sansón, y cuantos con él son. »Hier soll Simson sterben und alle Philister mit ihm verderben!«
Acudió don Quijote luego al son de la lastimada voz y del golpe del riguroso azote, y, asiendo del torcido cabestro que le servía de corbacho a Sancho, le dijo. Bei diesem kläglichen Schrei und beim Schall des grausamen Hiebes eilte Don Quijote herbei, ergriff die zusammengedrehte Halfter, die Sancho als Geißel brauchte, und sprach zu ihm:
–No permita la suerte, Sancho amigo, que por el gusto mío pierdas tú la vida, que ha de servir para sustentar a tu mujer y a tus hijos espere Dulcinea mejor coyuntura, que yo me contendré en los límites de la esperanza propincua, y esperaré que cobres fuerzas nuevas, para que se concluya este negocio a gusto de todos. »Gott verhüte, Freund Sancho, daß du mir zulieb das Leben einbüßest, welches dir dazu dienen soll, Weib und Kinder zu ernähren. Mag Dulcinea eine bessere Gelegenheit abwarten; ich will mich in den Grenzen einer bereits nahe gerückten Hoffnung halten und harren, bis du neue Kräfte gewinnst, damit dieser Handel zu aller Zufriedenheit zu Ende geführt werde.«
–Pues vuestra merced, señor mío, lo quiere así –respondió Sancho–, sea en buena hora, y écheme su ferreruelo sobre estas espaldas, que estoy sudando y no querría resfriarme; que los nuevos diciplinantes corren este peligro. »Weil Euer Gnaden es so will«, erwiderte Sancho, »so mag es meinetwegen so geschehen. Werft mir aber Euren Mantel um die Schultern, ich bin im Schweiß und möchte mich nicht gern erkälten, denn ein Neuling im Geißeln ist solcher Gefahr ausgesetzt.«
Hízolo así don Quijote, y, quedándose en pelota, abrigó a Sancho, el cual se durmió hasta que le despertó el sol, y luego volvieron a proseguir su camino, a quien dieron fin, por entonces, en un lugar que tres leguas de allí estaba. Apeáronse en un mesón, que por tal le reconoció don Quijote, y no por castillo de cava honda, torres, rastrillos y puente levadiza; que, después que le vencieron, con más juicio en todas las cosas discurría, como agora se dirá. Alojáronle en una sala baja, a quien servían de guadameciles unas sargas viejas pintadas, como se usan en las aldeas. En una dellas estaba pintada de malísima mano el robo de Elena, cuando el atrevido huésped se la llevó a Menalao, y en otra estaba la historia de Dido y de Eneas, ella sobre una alta torre, como que hacía señas con una media sábana al fugitivo huésped, que por el mar, sobre una fragata o bergantín, se iba huyendo. Don Quijote tat also und blieb im Unterkleid; er deckte Sancho zu, welcher schlief, bis die Sonne ihn aufweckte. Hierauf setzten sie ihre Reise wieder fort und beschlossen sie an diesem Tage in einem Dorfe, das drei Meilen von ihrem letzten Rastort entfernt lag. Sie stiegen in einem Wirtshause ab, denn für ein solches erkannte es Don Quijote, und nicht für eine Burg mit tiefem Graben, Türmen, Fallgitter und Zugbrücke. Überhaupt, seit er besiegt worden, sah er alle Dinge viel richtiger an, wie sogleich erzählt werden soll. Man brachte sie in einem Zimmer zu ebener Erde unter, welches statt mit gepreßten Ledertapeten mit altem bemaltem Wollenzeug behangen war, wie es in Dörfern bräuchlich ist. Auf einer dieser Tapeten war von geschicktester Hand der Raub der Helena gemalt, wie der freche Gast sie dem Menelaus entführte; und auf einer andern zeigte sich die Geschichte von Dido und Äneas, sie auf einem hohen Turme, wie sie mit einem halben Bettlaken dem fliehenden Gaste Zeichen machte, der auf einer Fregatte oder Brigantine über das Meer enteilte.
Notó en las dos historias que Elena no iba de muy mala gana, porque se reía a socapa y a lo socarrón; pero la hermosa Dido mostraba verter lágrimas del tamaño de nueces por los ojos. Viendo lo cual don Quijote, dijo. Der Betrachter erkannte bei den zwei Bildern, daß Helena gar nicht ungern entfloh, denn sie lachte verstohlen und schelmisch; aber die schöne Dido sah man Tränen vergießen, so dick wie Nüsse. Don Quijote sprach bei diesem Anblick:
–Estas dos señoras fueron desdichadísimas, por no haber nacido en esta edad, y yo sobre todos desdichado en no haber nacido en la suya encontrara a aquestos señores, ni fuera abrasada Troya, ni Cartago destruida, pues con sólo que yo matara a Paris se escusaran tantas desgracias. »Diese beiden Damen waren höchst unglücklich, daß sie nicht zu unsrer Zeit geboren wurden; und ich bin unglücklich über alle Ritter, daß ich nicht zu ihrer Zeit geboren wur! de. Denn hätte ich diese Herren feindlich angerannt, so wäre Troja nicht verbrannt und Karthago nicht zerstört worden; denn schon dadurch, daß ich den Paris getötet hätte, wäre all dies große Unglück vermieden worden.«
–Yo apostaré –dijo Sancho– que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta ni mesón, o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestras hazañas. Pero querría yo que la pintasen manos de otro mejor pintor que el que ha pintado a éstas. »Ich will wetten«, sagte Sancho, »es vergeht nicht viel Zeit, so wird es keine Weinstube, keine Schenke, kein Wirtshaus und keine Barbierstube geben, wo nicht die Geschichte unsrer Taten gemalt zu sehen ist; nur möchte ich wünschen, daß die Hände eines besseren Malers sie malten als die des Schmierfinks, der diese hier abgebildet hat.«
–Tienes razón, Sancho –dijo don Quijote–, porque este pintor es como Orbaneja, un pintor que estaba en Úbeda; que, cuando le preguntaban qué pintaba, respondía ‘‘ Lo que saliere’’; y si por ventura pintaba un gallo, escribía debajo "Éste es gallo", porque no pensasen que era zorra. Desta manera me parece a mí, Sancho, que debe de ser el pintor o escritor, que todo es uno, que sacó a luz la historia deste nuevo don Quijote que ha salido que pintó o escribió lo que saliere; o habrá sido como un poeta que andaba los años pasados en la corte, llamado Mauleón, el cual respondía de repente a cuanto le preguntaban; y, preguntándole uno que qué quería decir Deum de Deo, respondió ‘‘ Dé donde diere’’. Pero, dejando esto aparte, dime si piensas, Sancho, darte otra tanda esta noche, y si quieres que sea debajo de techado, o al cielo abierto. »Du hast recht, Sancho«, sagte Don Quijote, »denn dieser Maler ist wie Orbaneja, jener Maler in Ubeda, der, wenn man ihn fragte, was er male, stets antwortete: ,Was eben daraus werden wird.' Wenn er einmal einen Hahn malte, so schrieb er darunter: ,Dies ist ein Hahn', damit man nicht meinen möchte, es sei ein Fuchs. Von dieser Art, Sancho, muß wohl der Maler oder Schriftsteller sein - denn beides ist ganz einerlei -, der die Geschichte jenes neuen Don Quijote ans Licht gezogen hat; auch er hat auf gut Glück drauflosgemalt oder -geschrieben. Er kann auch jenem Dichter namens Mauleón geglichen haben, der sich in den letzten Jahren in der Residenz herumtrieb und jede Frage auf der Stelle beantwortete; und als ihn einer fragte: ,Was bedeutet Deum de deo', antwortete er: ,Dreh um oder ich drehe.' Doch lassen wir dies beiseite und sage mir, ob du gedenkst, dir diese Nacht wieder eine Tracht aufzuzählen, und ob du es lieber unter Dach und Fach ! oder unter freiem Himmel tun willst.«
–Pardiez, señor –respondió Sancho–, que para lo que yo pienso darme, eso se me da en casa que en el campo; pero, con todo eso, querría que fuese entre árboles, que parece que me acompañan y me ayudan a llevar mi trabajo maravillosamente. »Ei, du lieber Gott, Señor«, antwortete Sancho, »bei dem, was ich mir aufzuzählen gedenke, ist mir's einerlei, ob ich im Haus oder im freien Felde bin; indessen möchte ich trotzdem, daß es unter Bäumen geschehe, denn es kommt mir vor, als leisteten sie mir Gesellschaft und hülfen mir wunderbar, meine Drangsal zu tragen.«
–Pues no ha de ser así, Sancho amigo –respondió don Quijote–, sino que para que tomes fuerzas, lo hemos de guardar para nuestra aldea, que, a lo más tarde, llegaremos allá después de mañana. »Aber so soll es nicht sein, Freund Sancho«, erwiderte Don Quijote; »sondern damit du neue Kräfte sammelst, wollen wir es für unser Dorf aufheben, da wir spätestens übermorgen dort ankommen werden.«
Sancho respondió que hiciese su gusto, pero que él quisiera concluir con brevedad aquel negocio a sangre caliente y cuando estaba picado el molino, porque en la tardanza suele estar muchas veces el peligro; y a Dios rogando y con el mazo dando, y que más valía un "toma" que dos "te daré", y el pájaro en la mano que el buitre volando. Sancho erklärte, der Ritter möge nach Belieben handeln, er aber wolle dies Geschäft in aller Kürze abmachen, solang das Blut noch warm und die Mühlsteine noch scharf seien; »denn im Verzug liegt meistenteils die Gefahr; und auf Gott sollst du vertrauen und mit der Keule dreinhauen. Besser ein Hab-ich als zwei Hätt-ich, besser ein Spatz in der Hand als eine Taube auf dem Dach.«
–No más refranes, Sancho, por un solo Dios –dijo don Quijote–, que parece que te vuelves al sicut erat; habla a lo llano, a lo liso, a lo no intricado, como muchas veces te he dicho, y verás como te vale un pan por ciento. »Keine Sprichwörter mehr, Sancho, beim alleinigen Gott!« rief Don Quijote; »es scheint, du kehrst zurück zu dem sicut erat. Sprich einfach und glatt und verirre dich nicht ins Hundertste und Tausendste, wie ich dir schon öfters gesagt habe, und du wirst sehen, wie du hundert- und tausendmal besser fährst.«
–No sé qué mala ventura es esta mía –respondió Sancho–, que no sé decir razón sin refrán, ni refrán que no me parezca razón; pero yo me enmendaré, si pudiere. »Ich weiß nicht, warum ich immer das Unglück habe«, entgegnete Sancho, »daß ich keinen vernünftigen Satz sprechen kann ohne ein Sprichwort, und kein Sprichwort, das mir nicht ein vernünftiger Satz scheint; aber ich will mich bessern, wenn ich kann.«
Y, con esto, cesó por entonces su plática. Und hiermit endigte für diesmal ihr Gespräch.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXXII. De cómo don Quijote y Sancho llegaron a su aldea.

72. Kapitel Wie Don Quijote und Sancho nach ihrem Dorfe kamen

Todo aquel día, esperando la noche, estuvieron en aquel lugar y mesón don Quijote y Sancho el uno, para acabar en la campaña rasa la tanda de su diciplina, y el otro, para ver el fin della, en el cual consistía el de su deseo. Llegó en esto al mesón un caminante a caballo, con tres o cuatro criados, uno de los cuales dijo al que el señor dellos parecía. Diesen ganzen Tag verweilten Don Quijote und Sancho Pansa in diesem Dorfe und in diesem Wirtshause und warteten den Abend ab, der eine, um in freiem Felde seine Tracht Geißelhiebe vollends abzumachen, der andre, um diese Geißelung und mit ihr seine Wünsche am Ziel zu sehen. Inzwischen kam ein Reisender zu Pferde mit drei oder vier Dienern im Gasthaus an, und einer von ihnen sagte zu dem Reiter, der ihr Herr zu sein schien:
–Aquí puede vuestra merced, señor don Álvaro Tarfe, pasar hoy la siesta la posada parece limpia y fresca. »Hier kann Euer Gnaden, Señor Don Álvaro Tarfe, heute Mittagsruhe halten; das Gasthaus scheint sauber und kühl zu sein.«
Oyendo esto don Quijote, le dijo a Sancho. Bei diesen Worten sprach Don Quijote zu Sancho:
–Mira, Sancho cuando yo hojeé aquel libro de la segunda parte de mi historia, me parece que de pasada é allí este nombre de don Álvaro Tarfe. »Siehe, Sancho, als ich jenes Buch durchblätterte, das den zweiten Teil meiner Geschichte enthalten soll, bin ich, wie ich meine, zufällig auf diesen Namen Don Álvaro Tarfe gestoßen.«
–Bien podrá ser –respondió Sancho–. Dejémosle apear, que después se lo preguntaremos. »Das kann wohl sein«, entgegnete Sancho; »lassen wir ihn absteigen, nachher wollen wir ihn danach fragen.«
El caballero se apeó, y, frontero del aposento de don Quijote, la huéspeda le dio una sala baja, enjaezada con otras pintadas sargas, como las que tenía la estancia de don Quijote. Púsose el recién venido caballero a lo de verano, y, saliéndose al portal del mesón, que era espacioso y fresco, por el cual se paseaba don Quijote, le preguntó. Der Ritter stieg ab, und die Wirtin gab ihm ein Zimmer im Erdgeschoß gegenüber dem Gemache Don Quijotes; es war ebenfalls mit bemaltem Stoff behangen wie das Zimmer Don Quijotes. Der neu angekommene Edelmann kleidete sich sommerlich um, und nachdem er sich in die Vorhalle des Wirtshauses begeben, die geräumig und kühl war und in welcher Don Quijote auf und ab ging, fragte er diesen:
–¿Adónde bueno camina vuestra merced, señor gentilhombre. »Wo reist Euer Gnaden hin, edler Junker?«
Y don Quijote le respondió Don Quijote antwortete: »Nach einemDorfe hier in der Nähe, wo ich geboren bin;
–A una aldea que está aquí cerca, de donde soy natural. Y vuestra merced, ¿dónde camina. und wo geht Euer Gnaden hin?«
–Yo, señor –respondió el caballero–, voy a Granada, que es mi patria. »Ich gehe nach meiner Vaterstadt Granada«, antwortete der Edelmann.
–¡Y buena patria! –replicó don Quijote–. Pero, dígame vuestra merced, por cortesía, su nombre, porque me parece que me ha de importar saberlo más de lo que buenamente podré decir. »Eine treffliche Vaterstadt«, versetzte Don Quijote. »Aber Euer Gnaden wolle mir den Gefallen tun, Euren Namen zu nennen; denn es scheint mir weit wichtiger, ihn zu erfahren, als ich füglich sagen kann.«
–Mi nombre es don Álvaro Tarfe –respondió el huésped. »Mein Name ist Don Álvaro Tarfe«, antwortete der Fremde.
A lo que replicó don Quijote. Darauf versetzte Don Quijote:
–Sin duda alguna pienso que vuestra merced debe de ser aquel don Álvaro Tarfe que anda impreso en la Segunda parte de la historia de, recién impresa y dada a la luz del mundo por un autor moderno. »Dann sind Euer Gnaden gewiß jener Don Álvaro Tarfe, dessen Name gedruckt zu lesen ist im zweiten Teil der Geschichte des Don Quijote von der Mancha, der von einem neuen Schriftsteller in Druck gegeben und ans Licht der Welt gebracht worden ist.«
–El mismo soy –respondió el caballero–, y el tal don Quijote, sujeto principal de la tal historia, fue grandísimo amigo mío, y yo fui el que le sacó de su tierra, o, a lo menos, le moví a que viniese a unas justas que se hacían en Zaragoza, adonde yo iba; y, en verdad en verdad que le hice muchas amistades, y que le quité de que no le palmease las espaldas el verdugo, por ser demasiadamente atrevido. »Ebendieser bin ich«, antwortete der Edelmann, »und der erwähnte Don Quijote, die Hauptperson in der besagten Geschichte, war ein sehr guter Freund von mir, und ich war es, der ihn aus seiner Heimat fortführte oder wenigstens ihn bewog, zu einem Turnier nach Zaragoza zu kommen, wohin ich selber reiste; und wahrlich, wahrlich, ich habe ihm viele Freundschaftsdienste erwiesen und ihn davor bewahrt, daß ihm der Henker den Buckel strich, weil er über alles Maß frech gewesen.«
–Y, dígame vuestra merced, señor don Álvaro, ¿parezco yo en algo a ese tal don Quijote que vuestra merced dice. »So sagt mir doch auch, Señor Don Álvaro«, fragte darauf Don Quijote, »gleiche ich irgendwie jenem Don Quijote, von welchem Euer Gnaden spricht?«
–No, por cierto –respondió el huésped– en ninguna manera. »Nein, gewiß nicht«, antwortete der Fremde, »nicht im geringsten.«
–Y ese don Quijote –dijo el nuestro–, ¿traía consigo a un escudero llamado Sancho Panza? »Und jener Don Quijote«, fragte der unsrige, »hatte er einen Schildknappen bei sich namens Sancho Pansa?«
–Sí traía –respondió don Álvaro–; y, aunque tenía fama de muy gracioso, nunca le oí decir gracia que la tuviese. »Allerdings hatte er ihn«, antwortete Don Álvaro, »und wiewohl dieser als witziger Spaßmacher galt, so habe ich doch nie einen Witz von ihm gehört, der witzig gewesen wäre.«
–Eso creo yo muy bien –dijo a esta sazón Sancho–, porque el decir gracias no es para todos, y ese Sancho que vuestra merced dice, señor gentilhombre, debe de ser algún grandísimo bellaco, frión y ladrón juntamente, que el verdadero Sancho Panza soy yo, que tengo más gracias que llovidas; y si no, haga vuestra merced la experiencia, y ándese tras de mí, por los menos un año, y verá que se me caen a cada paso, y tales y tantas que, sin saber yo las más veces lo que me digo, hago reír a cuantos me escuchan; y el verdadero don Quijote de la Mancha, el famoso, el valiente y el discreto, el enamorado, el desfacedor de agravios, el tutor de pupilos y huérfanos, el amparo de las viudas, el matador de las doncellas, el que tiene por única señora a la sin par Dulcinea del Toboso, es este señor que está presente, que es mi amo; todo cualquier otro don Quijote y cualquier otro Sancho Panza es burlería y cosa de sueño. »Das will ich wohl glauben«, fiel hier Sancho Pansa ein; »denn witzige Spaße sind nicht jedermanns Sache, und jener Sancho, von dem Euer Gnaden spricht, Herr Junker, muß ein großer Schurke und zugleich ein Dummkopf und Spitzbube gewesen sein; denn der wahre Sancho Pansa bin ich, und witzige Einfalle regnet es nur so bei mir. Macht nur einmal die Probe und zieht hinter mir her, wenigstens ein Jahr lang, und Ihr werdet sehen, daß sie mir auf Schritt und Tritt von den Lippen fallen, und zwar von solcher Art und in solcher Zahl, daß ich, während ich in den meisten Fällen gar nicht weiß, was ich sage, jeden zum Lachen bringe, der mich hört. Und der wahre Don Quijote von der Mancha, der berühmte, der heldenhafte und scharfsinnige, der verliebte, der Abhelfer aller Ungebühr, der Fürsprecher der Unmündigen und Waisen, der Beschützer der Witwen, der Herzensmörder aller Jungfrauen, der die unvergleichliche Dulcinea vo! n Toboso zur einzigen Gebieterin hat, das ist dieser Herr, der hier vor Euren Augen steht und der mein Dienstherr ist. Jedweder andre Don Quijote und jeder andre Sancho Pansa ist nichts als Humbug und Spiegelfechterei.«
–¡Por Dios que lo creo! –respondió don Álvaro–, porque más gracias habéis dicho vos, amigo, en cuatro razones que habéis hablado, que el otro Sancho Panza en cuantas yo le oí hablar, que fueron muchas. Más tenía de comilón que de bien hablado, y más de tonto que de gracioso, y tengo por sin duda que los encantadores que persiguen a don Quijote el bueno han querido perseguirme a mí con don Quijote el malo. Pero no sé qué me diga; que osaré yo jurar que le dejo metido en la casa del Nuncio, en Toledo, para que le curen, y agora remanece aquí otro don Quijote, aunque bien diferente del mío. »Bei Gott, ich glaube es«, antwortete Don Álvaro; »denn in den paar Worten, die Ihr gesagt habt, lieber Freund, habt Ihr mehr Kurzweiliges vorgebracht als jener andre Sancho Pansa in sämtlichen Äußerungen, die ich von ihm gehört, und deren waren gar viele. Er hatte mehr vom Fresser an sich als vom witzigen Spaßmacher und mehr vom Dummkopf als vom kurzweiligen Menschen, und ich halte es für ausgemacht, daß die Zauberer, die den guten Don Quijote verfolgen, mich mit dem schlechten Don Quijote haben verfolgen wollen. Aber ich weiß eigentlich nicht, was ich sagen soll, denn ich kann es schwören, ich habe ihn zu Toledo im Tollhaus eingesperrt verlassen, wo man ihn heilen will, und jetzt kommt hier ein andrer Don Quijote zum Vorschein, der gänzlich anders ist als der meinige.«
–Yo –dijo don Quijote– no sé si soy bueno, pero sé decir que no soy el malo; para prueba de lo cual quiero que sepa vuesa merced, mi señor don Álvaro Tarfe, que en todos los días de mi vida no he estado en Zaragoza; antes, por haberme dicho que ese don Quijote fantástico se había hallado en las justas desa ciudad, no quise yo entrar en ella, por sacar a las barbas del mundo su mentira; y así, me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los estranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y, en sitio y en belleza, única. Y, aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, sólo por haberla visto. Finalmente, señor don Álvaro Tarfe, yo soy don Quijote de la Mancha, el mismo que dice la fama, y no ese desventurado que ha querido usurpar mi nombre y honrarse con mis pensamientos. A vuestra merced suplico, por lo que debe a ser caballero, sea servido de hacer una declaración ante el alcalde deste lugar, de que vuestra merced no me ha visto en todos los días de su vida hasta agora, y de que yo no soy el don Quijote impreso en la segunda parte, ni este Sancho Panza mi escudero es aquél que vuestra merced conoció. »Ich«, sagte Don Quijote, »ich weiß nicht, ob ich gut bin; aber ich darf sagen, daß ich nicht der schlechte bin. Zum Beweis dafür sollt Ihr wissen, Señor Don Álvaro Tarfe, daß ich in meinem ganzen Leben nie in Zaragoza gewesen bin; vielmehr, gerade weil man mir sagte, jener angebliche Don Quijote sei bei dem Turnier in jener Stadt gewesen, wollte ich sie gar nicht betreten, um ihn angesichts der ganzen Welt Lügen zu strafen; und daher zog ich geradewegs nach Barcelona. Das ist der Wohnsitz der feinen Sitte, die Herberge der Fremden, die Zuflucht der Armen, die Heimat der Helden, der Rächer der Gekränkten, das anmutige Stelldichein treuer Freundschaftein und ganz einzig durch seine Lage und Schönheit. Und wiewohl meine dortigen Erlebnisse nicht sehr freudig, sondern recht trauriger Art waren, so ertrage ich sie doch ohne Betrübnis, nur weil ich Barcelona gesehen habe. Kurz, Señor Don Álvaro Tarfe, ich bin Don Quijo! te von der Mancha, derselbe, von dem man spricht, und nicht jener Elende, der sich meinen Namen anmaßen und mit meinen Gedanken prunken wollte. Ich bitte Euer Gnaden, bei alledem, was Ihr dem Vorzuge, ein Ritter zu sein, schuldet, geruhet, vor dem Bürgermeister dieses Dorfes eine Erklärung abzugeben, daß Ihr mich noch nie in Eurem Leben gesehen habt und daß ich nicht der im zweiten Teil gedruckte Don Quijote bin, ebensowenig wie dieser Sancho Pansa, mein Schildknappe, derselbe ist, den Ihr gekannt habt.«
–Eso haré yo de muy buena gana –respondió don Álvaro–, puesto que cause admiración ver dos don Quijotes y dos Sanchos a un mismo tiempo, tan conformes en los nombres como diferentes en las acciones; y vuelvo a decir y me afirmo que no he visto lo que he visto, ni ha pasado por mí lo que ha pasado. »Das will ich sehr gerne tun«, antwortete Don Álvaro, »obgleich es höchst wunderbar ist, zwei Don Quijotes und zwei Sancho Pansas zu gleicher Zeit zu sehen, die im Namen ebenso miteinander übereinstimmen, wie sie in ihren Handlungen sich unterscheiden; und nochmals sage ich's und bleibe fest dabei, ich habe nicht gesehen, was ich gesehen, und was vor meinen Augen geschehen, ist nicht geschehen.«
–Sin duda –dijo Sancho– que vuestra merced debe de estar encantado, como mi señora Dulcinea del Toboso, y pluguiera al cielo que estuviera su desencanto de vuestra merced en darme otros tres mil y tantos azotes como me doy por ella, que yo me los diera sin interés alguno. »Ganz gewiß«, sagte Sancho, »muß Euer Gnaden ebenso verzaubert sein wie unser Fräulein Dulcinea von Toboso; und wollte der Himmel, Ihr könntet dadurch entzaubert werden, daß ich mir noch einmal dreitausend und soundso viele Hiebe gäbe, wie ich mir sie für Dulcinea aufmesse; ich gäbe sie mir, ohne den geringsten Vorteil dafür zu verlangen.«
–No entiendo eso de azotes –dijo don Álvaro. »Ich verstehe nicht, was das mit den Hieben heißen soll«, sagte Don Álvaro.
Y Sancho le respondió que era largo de contar, pero que él se lo contaría si acaso iban un mesmo camino. Und Sancho antwortete ihm, das wäre zu weitläufig zu erzählen; er würde es ihm aber mitteilen, wenn sie vielleicht desselben Weges zögen.
Llegóse en esto la hora de comer; comieron juntos don Quijote y don Álvaro. Entró acaso el alcalde del pueblo en el mesón, con un escribano, ante el cual alcalde pidió don Quijote, por una petición, de que a su derecho convenía de que don Álvaro Tarfe, aquel caballero que allí estaba presente, declarase ante su merced como no conocía a don Quijote de la Mancha, que asimismo estaba allí presente, y que no era aquél que andaba impreso en una historia intitulada Segunda parte de don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal de Avellaneda, natural de Tordesillas. Finalmente, el alcalde proveyó jurídicamente; la declaración se hizo con todas las fuerzas que en tales casos debían hacerse, con lo que quedaron don Quijote y Sancho muy alegres, como si les importara mucho semejante declaración y no mostrara claro la diferencia de los dos don Quijotes y la de los dos Sanchos sus obras y sus palabras. Muchas de cortesías y ofrecimientos pasaron entre don Álvaro y don Quijote, en las cuales mostró el gran manchego su discreción, de modo que desengañó a don Álvaro Tarfe del error en que estaba; el cual se dio a entender que debía de estar encantado, pues tocaba con la mano dos tan contrarios don Quijotes. Inzwischen kam die Essensstunde; Don Quijote und Don Álvaro speisten zusammen. Zufällig kam der Bürgermeister des Ortes mit einem Aktuar ins Gasthaus, und vor besagtem Bürgermeister stellte Don Quijote einen förmlichen Antrag nebst Gesuch: wie sein Recht es erheische, daß Don Álvaro Tarfe, nämlich der Edelmann, der hier zugegen sei, vor Seiner Gnaden dem Herrn Bürgermeister erklärt, daß er den gleichfalls hier anwesenden Don Quijote von der Mancha durchaus nicht kenne und daß dieser nicht derselbe sei, der geschildert werde in einer im Druck erschienenen Geschichte unter dem Titel Zweiter Teil des Don Quijote von der Mancha, verfaßt von einem gewissen de Avellaneda aus Tordesillas. Hierauf erledigte der Bürgermeister die Sache nach Recht und Gesetz; die Erklärung wurde ordnungsgemäß ausgestellt, wie in solchen Fällen erforderlich, worüber Don Quijote und Sancho sehr vergnügt waren, gerade als ob eine s! olche Erklärung von Wichtigkeit wäre und als ob der Unterschied zwischen den beiden Don Quijotes und den beiden Sanchos sich nicht schon deutlich genug in ihren Worten und Werken zeigte. Zwischen Don Álvaro und Don Quijote wurden viele Höflichkeitsbezeigungen und freundschaftliche Anerbietungen ausgetauscht, wobei der große Manchaner seinen Verstand in so hellem Lichte zeigte, daß er Don Álvaro Tarfe seinen Irrtum gänzlich benahm und dieser wirklich glaubte, er müsse verzaubert sein, da er zwei einander so entgegengesetzte Don Quijotes mit Händen griff.
Llegó la tarde, partiéronse de aquel lugar, y a obra de media legua se apartaban dos caminos diferentes, el uno que guiaba a la aldea de don Quijote, y el otro el que había de llevar don Álvaro. En este poco espacio le contó don Quijote la desgracia de su vencimiento y el encanto y el remedio de Dulcinea, que todo puso en nueva admiración a don Álvaro, el cual, abrazando a don Quijote y a Sancho, siguió su camino, y don Quijote el suyo, que aquella noche la pasó entre otros árboles, por dar lugar a Sancho de cumplir su penitencia, que la cumplió del mismo modo que la pasada noche, a costa de las cortezas de las hayas, harto más que de sus espaldas, que las guardó tanto, que no pudieran quitar los azotes una mosca, aunque la tuviera encima. Der Abend kam heran, sie schieden von diesem Orte, und ungefähr eine halbe Meile von da trennten sich die verschiedenen Straßen; die eine führte nach Don Quijotes Dorf, während Don Álvaro die andere einschlagen mußte. Auf diesem kurzen Wege erzählte ihm Don Quijote das Unglück seiner Niederlage und die Verzauberung Dulcineas sowie die Art ihrer Heilung. Alles dieses setzte Don Álvaro aufs neue in Verwunderung; er umarmte Don Quijote und Sancho und setzte seinen Weg fort, so wie Don Quijote den seinigen. Der Ritter verbrachte diese Nacht wiederum in einem Gehölz, um Sancho Gelegenheit zur Vollendung seiner Geißelung zu geben, und Sancho tat das auch auf dieselbe Weise wie in der vergangenen Nacht, mehr auf Kosten der Rinde der dort stehenden Buchen als auf Kosten seines Rückens, den er so sorgsam schonte, daß die Hiebe ihm nicht einmal eine Mücke von der Haut fortgescheucht hätten, falls eine solche darauf gesessen hätte.
No perdió el engañado don Quijote un solo golpe de la cuenta, y halló que con los de la noche pasada era tres mil y veinte y nueve. Parece que había madrugado el sol a ver el sacrificio, con cuya luz volvieron a proseguir su camino, tratando entre los dos del engaño de don Álvaro y de cuán bien acordado había sido tomar su declaración ante la justicia, y tan auténticamente. Der betrogene Don Quijote ließ keinen Hieb in seiner Rechnung verlorengehen und fand, daß es mit denen der vergangenen Nacht dreitausendneunundzwanzig waren. Die Sonne schien absichtlich früher aufgestanden zu sein, um das Opfer mit anzusehen, und bei ihrem Lichte setzten sie ihren Weg wieder fort, wobei sie von dem Irrtum Don Álvaros sprachen und wie wohl sie daran getan hätten, daß sie seine Aussage vor Gericht hätten feststellen lassen, und zwar auf so beweiskräftige Weise.
Aquel día y aquella noche caminaron sin sucederles cosa digna de contarse, si no fue que en ella acabó Sancho su tarea, de que quedó don Quijote contento sobremodo, y esperaba el día, por ver si en el camino aba ya desencantada a Dulcinea su señora; y, siguiendo su camino, no aba mujer ninguna que no iba a reconocer si era Dulcinea del Toboso, teniendo por infalible no poder mentir las promesas de Merlín. Diesen Tag und diese Nacht zogen sie weiter, ohne daß ihnen etwas Erzählenswertes begegnet wäre, außer, daß in der Nacht Sancho seine Aufgabe vollendete, worüber Don Quijote über alle Maßen glücklich war, so daß er den Tag kaum erwarten konnte, um zu sehen, ob er unterwegs seine nun entzauberte Gebieterin Dulcinea treffen werde. Wirklich begegnete ihm bei Fortsetzung seiner Reise kein Frauenzimmer, dem er nicht entgegenging, um herauszufinden, ob es Dulcinea von Toboso sei, da er fest auf Merlins Verheißungen baute.
Con estos pensamientos y deseos subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea, la cual, vista de Sancho, se hincó de rodillas y dijo. Unter solchen Gedanken und voll von diesen Wünschen stiegen sie eine Anhöhe hinan, von welcher aus sie ihr Dorf erblickten. Bei diesem Anblick warf Sancho sich auf die Knie und sagte:
–Abre los ojos, deseada patria, y mira que vuelve a ti Sancho Panza, tu hijo, si no muy rico, muy bien azotado. Abre los brazos y recibe también tu hijo don Quijote, que si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo; que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede. Dineros llevo, porque si buenos azotes me daban, bien caballero me iba. »Öffne die Augen, ersehnte Heimat, und sieh Sancho Pansa, deinen Sohn, zu dir zurückkehren, wenn nicht mit vielen Reichtümern, doch mit vielen Prügeln beladen, öffne die Arme und empfange auch deinen Sohn Don Quijote, den zwar fremde Arme besiegt haben, der aber als Sieger über sich selbst einherzieht, was, wie er selber mir gesagt hat, der größte Sieg ist, den man erringen kann. Geld bringe ich mit; aber kriegt ich Hiebe schwer und mächtig, ritt ich doch einher gar prächtig.«
–Déjate desas sandeces –dijo don Quijote–, y vamos con pie derecho a entrar en nuestro lugar, donde daremos vado a nuestras imaginaciones, y la traza que en la pastoral vida pensamos ejercitar. »Hör auf mit diesem Blödsinn«, sagte Don Quijote, »wir wollen in unser Dorf einziehen mit dem rechten Fuß voran; dort wollen wir auf Mittel sinnen, wie wir unsre poetischen Gedanken zur Tat werden lassen, und wollen den Plan zu dem Schäferleben ausarbeiten, dem wir uns zu widmen gedenken.«
Con esto, bajaron de la cuesta y se fueron a su pueblo. Hiermit stiegen sie den Hügel hinab und zogen nach ihrem Dorfe.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


II. Capítulo LXXIII. De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar de su aldea, con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia.

73. Kapitel Von den Vorzeichen, welche Don Quijote beim Einzug in sein Dorf bemerkte, nebst andern Begebnissen, so dieser großen Geschichte zu besonderer Zierde und höherem Wert gereichen

A la entrada del cual, según dice Cide Hamete, vio don Quijote que en las eras del lugar estaban riñendo dos mochachos, y el uno dijo al otro. Am Eingang des Dorfes, so berichtet Sidi Hamét, sah Don Quijote, wie zwei Jungen auf den Tennen des Ortes miteinander Streit hatten, und der eine sagte zum andern:
–No te canses Periquillo, que no la has de ver en todos los días de tu vida. »Gib dir keine Mühe, Periquillo, du wirst sie in deinem Leben nie wiedersehen.«
Oyólo don Quijote, y dijo a Sancho Dies hörte Don Quijote und sprach zu Sancho:
–¿No adviertes, amigo, lo que aquel mochacho ha dicho ‘‘no la has de ver en todos los días de tu vida’’. »Hast du beachtet, Freund, was jener Junge gesagt hat: du wirst sie in deinem Leben nie wiedersehen?«
–Pues bien, ¿qué importa –respondió Sancho– que haya dicho eso el mochacho. »Nun denn«, antwortete Sancho, »was kümmert es uns, daß der Junge das gesagt hat?«
–¿Qué? –replicó don Quijote–. ¿No vees tú que, aplicando aquella palabra a mi intención, quiere significar que no tengo de ver más a Dulcinea. »Was es uns kümmert?« entgegnete Don Quijote; »siehst du denn nicht, daß das, wenn man dieses Wort auf meine Wünsche anwendet, bedeutet, daß ich Dulcinea nicht wiedersehen werde?«
Queríale responder Sancho, cuando se lo estorbó ver que por aquella campaña venía huyendo una liebre, seguida de muchos galgos y cazadores, la cual, temerosa, se vino a recoger y a agazapar debajo de los pies del rucio. Cogióla Sancho a mano salva y presentósela a don Quijote, el cual estaba diciendo. Sancho wollte ihm antworten, als seine Aufmerksamkeit durch den Anblick eines Hasen abgelenkt wurde, der fliehend über das Feld rannte, von vielen Hunden und Jägern verfolgt, und sich ängstlich unter die Beine des Esels flüchtete und dort niederduckte. Sancho ergriff ihn mit der bloßen Hand und reichte ihn Don Quijote hin; dieser aber sprach:
–Malum signum! Malum signum! Liebre huye, galgos la siguen ¡Dulcinea no parece. »Malum signum, malum signum! Ein Hase flieht, Hunde verfolgen ihn, Dulcinea läßt sich nicht sehen.«
–Estraño es vuesa merced –dijo Sancho–. Presupongamos que esta liebre es Dulcinea del Toboso y estos galgos que la persiguen son los malandrines encantadores que la transformaron en labradora ella huye, yo la cojo y la pongo en poder de vuesa merced, que la tiene en sus brazos y la regala ¿qué mala señal es ésta, ni qué mal agüero se puede tomar de aquí. »Euer Gnaden ist gar wunderlich«, sagte Sancho. »Wir wollen annehmen, dieser Hase ist Dulcinea von Toboso, diese Hunde, die ihn verfolgen, sind die schurkischen Zauberer, die sie in eine Bäuerin verwandelt haben; sie flieht, ich ergreife sie und bringe sie in Eure Gewalt, Ihr habt sie in Euren Armen und hegt und herzet sie; was ist das für ein böses Zeichen, oder welch böse Vorbedeutung kann man daraus entnehmen?«
Los dos mochachos de la pendencia se llegaron a ver la liebre, y al uno dellos preguntó Sancho que por qué reñían. Y fuele respondido por el que había dicho ‘‘no la verás más en toda tu vida’’, que él había tomado al otro mochacho una jaula de grillos, la cual no pensaba volvérsela en toda su vida. Sacó Sancho cuatro cuartos de la faltriquera y dióselos al mochacho por la jaula, y púsosela en las manos a don Quijote, diciendo. Die beiden Jungen, die miteinander gestritten, kamen herbei, um den Hasen zu sehen, und Sancho fragte den einen, worüber sie sich gezankt hätten. Derjenige, der gesagt hatte: ,Du wirst sie in deinem Leben nie wiedersehen', antwortete ihm, er habe dem andern Jungen einen Käfig mit Grashüpfern weggenommen und gedenke ihm den seiner Lebtage nicht wiederzugeben. Sancho nahm vier Viertelrealen aus seiner Tasche, gab sie dem Jungen für den Käfig und überreichte diesen Don Quijote mit den Worten:
–He aquí, señor, rompidos y desbaratados estos agüeros, que no tienen que ver más con nuestros sucesos, según que yo imagino, aunque tonto, que con las nubes de antaño. Y si no me acuerdo mal, he oído decir al cura de nuestro pueblo que no es de personas cristianas ni discretas mirar en estas niñerías; y aun vuesa merced mismo me lo dijo los días pasados, dándome a entender que eran tontos todos aquellos cristianos que miraban en agüeros. Y no es menester hacer hincapié en esto, sino pasemos adelante y entremos en nuestra aldea. »Hier, Señor, seht hier Eure Vorzeichen über den Haufen geworfen; ohnehin haben sie mit unsern Erlebnissen, wie ich als dummer Kerl meine, ebensowenig zu schaffen wie mit den Wolken vom vorigen Jahr. Auch habe ich meines Wissens den Pfarrer unsres Dorfes sagen hören, es gezieme sich nicht für Christen und vernünftige Leute, auf solche Kindereien zu achten; ja Euer Gnaden selbst hat es mir in den letzten Tagen gesagt und mich belehrt, da_ df alle Christen, die auf Vorzeichen etwas geben, dumme Kerle seien. Also brauchen wir uns nicht darauf zu versteifen, sondern wollen darüber hinweggehen und in unser Dorf einziehen.«
Llegaron los cazadores, pidieron su liebre, y diósela don Quijote; pasaron adelante, y, a la entrada del pueblo, toparon en un pradecillo rezando al cura y al bachiller Carrasco. Y es de saber que Sancho Panza había echado sobre el rucio y sobre el lío de las armas, para que sirviese de repostero, la túnica de bocací, pintada de llamas de fuego que le vistieron en el castillo del duque la noche que volvió en sí Altisidora. Acomodóle también la coroza en la cabeza, que fue la más nueva transformación y adorno con que se vio jamás jumento en el mundo. Die Jäger kamen herzu und verlangten ihren Hasen, Don Quijote gab ihn ihnen. Dann setzten sie ihren Weg fort und trafen auf einem Rasenplätzchen den Pfarrer und den Baccalaureus Carrasco in ihrem Brevier lesend. Nun muß man wissen, daß Sancho Pansa über seinen Grauen und über das Bündel mit den Rüstungsstücken als Reisedecke den mit Flammen bemalten Überwurf von Wollenzeug gebreitet hatte, mit dem er im Schlosse des Herzogs an jenem Abend bekleidet war, wo Altisidora wieder ins Leben zurückkehrte. Auch hatte er den spitzen Hut dem Tiere auf den Kopf gestülpt, jedenfalls die unerhörteste Verkleidung und Ausschmückung, in der man je auf Erden einen Esel gesehen.
Fueron luego conocidos los dos del cura y del bachiller, que se vinieron a ellos con los brazos abiertos. Apeóse don Quijote y abrazólos estrechamente; y los mochachos, que son linces no escusados, divisaron la coroza del jumento y acudieron a verle, y decían unos a otros. Die beiden wurden sogleich von dem Pfarrer und dem Baccalaureus erkannt, welche ihnen mit offenen Armen entgegenkamen. Don Quijote stieg ab und preßte sie innig in die Arme. Die Gassenjungen, die wie Luchse sind, denen man nicht entgehen kann, bemerkten den spit! zen Hut des Esels, rannten herbei, ihn anzusehen, und riefen einander zu:
–Venid, mochachos, y veréis el asno de Sancho Panza más galán que Mingo, y la bestia de don Quijote más flaca hoy que el primer día. »Kommt, Jungen, da könnt ihr Sanchos Esel sehen, schöner als ein Pfingstochse, und Don Quijotes Gaul, noch magerer als am ersten Tag.«
Finalmente, rodeados de mochachos y acompañados del cura y del bachiller, entraron en el pueblo, y se fueron a casa de don Quijote, y hallaron a la puerta della al ama y a su sobrina, a quien ya habían llegado las nuevas de su venida. Ni más ni menos se las habían dado a Teresa Panza, mujer de Sancho, la cual, desgreñada y medio desnuda, trayendo de la mano a Sanchica, su hija, acudió a ver a su marido; y, viéndole no tan bien adeliñado como ella se pensaba que había de estar un gobernador, le dijo. So zogen sie im Dorfe ein, von Gassenjungen umringt, vom Pfarrer und Baccalaureus begleitet, begaben sich nach dem Hause Don Quijotes und fanden an dessen Tür die Haushälterin und die Nichte, zu welchen die Nachricht von der Ankunft des Ritters schon gedrungen war. Dieselbe Kunde hatte man auch schon Teresa Pansa, der Ehefrau Sanchos, gebracht; mit unordentlich herumhängendem Haar und halbbekleidet, ihre Tochter Sanchica an der Hand führend, lief sie herbei, um ihren Mann zu sehen; und als sie ihn nicht so fein angezogen fand, wie ihrer Meinung nach ein Statthalter sein müßte, sprach sie zu ihm:
–¿Cómo venís así, marido mío, que me parece que venís a pie y despeado, y más traéis semejanza de desgobernado que de gobernador. »Wie kommst du daher, Mann? Du kommst ja zu Fuß mit Blasen an den Sohlen und siehst eher aus wie ein Stadtnarr als wie ein Statthalter!«
–Calla, Teresa –respondió Sancho–, que muchas veces donde hay estacas no hay tocinos, y vámonos a nuestra casa, que allá oirás maravillas. Dineros traigo, que es lo que importa, ganados por mi industria y sin daño de nadie. »Schweig, Teresa!« antwortete Sancho. »Gar oft sind da Haken und Stangen, und es tut kein Speck dranhangen. Laß uns nach Hause gehen, da wirst du Wunder hören. Geld bringe ich mit, das ist die Hauptsache, ich habe es im Schweiß meines Angesichts verdient und ohne jemandes Schaden.«
–Traed vos dinero, mi buen marido –dijo Teresa–, y sean ganados por aquí o por allí, que, comoquiera que los hayáis ganado, no habréis hecho usanza nueva en el mundo. »Bring du nur Geld mit, lieber Mann«, sagte Teresa, »ob du es nun hier am Ort oder da und dort verdient hast, ja, du magst es verdient haben, wie du willst, so hast du sicher damit keine neue Mode in der Welt aufgebracht.«
Abrazó Sanchica a su padre, y preguntóle si traía algo, que le estaba esperando como el agua de mayo; y, asiéndole de un lado del cinto, y su mujer de la mano, tirando su hija al rucio, se fueron a su casa, dejando a don Quijote en la suya, en poder de su sobrina y de su ama, y en compañía del cura y del bachiller. Sanchica umarmte ihren Vater und fragte ihn, ob er ihr etwas mitgebracht habe, sie habe auf ihn gewartet wie auf einen Maienregen. Sie faßte ihn am Gürtel, sein Weib ergriff seine Hand, das Mädchen zog den Esel hinter sich her, und so gingen sie nach ihrem Hause und ließen Don Quijote in dem seinigen unter den Händen seiner Nichte und seiner Haushälterin und in der Gesellschaft des Pfarrers und des Baccalaureus.
Don Quijote, sin guardar términos ni horas, en aquel mismo punto se apartó a solas con el bachiller y el cura, y en breves razones les contó su vencimiento, y la obligación en que había quedado de no salir de su aldea en un año, la cual pensaba guardar al pie de la letra, sin traspasarla en un átomo, bien así como caballero andante, obligado por la puntualidad y orden de la andante caballería, y que tenía pensado de hacerse aquel año pastor, y entretenerse en la soledad de los campos, donde a rienda suelta podía dar vado a sus amorosos pensamientos, ejercitándose en el pastoral y virtuoso ejercicio; y que les suplicaba, si no tenían mucho que hacer y no estaban impedidos en negocios más importantes, quisiesen ser sus compañeros; que él compraría ovejas y ganado suficiente que les diese nombre de pastores; y que les hacía saber que lo más principal de aquel negocio estaba hecho, porque les tenía puestos los nombres, que les vendrían como de molde. Díjole el cura que los dijese. Respondió don Quijote que él se había de llamar el pastor Quijotiz; y el bachiller, el pastor Carrascón; y el cura, el pastor Curambro; y Sancho Panza, el pastor Pancino. Don Quijote, ohne die geeignete Frist und Stunde abwarten zu wollen, ging auf der Stelle mit dem Baccalaureus und dem Pfarrer beiseite und erzählte ihnen in kurzen Worten seine Niederlage und die von ihm übernommene Verpflichtung, sein Dorf ein ganzes Jahr lang nicht zu verlassen, was er buchstäblich einhalten wolle, schlecht und recht als fahrender Ritter handelnd und dazu verbunden durch die strenge Pflicht und Vorschrift des fahrenden Rittertums. Er habe den Gedanken gefaßt, während dieses Jahres als Schäfer zu leben und in der Einsamkeit der Gefilde seine Zeit zuzubringen, wo er seinen Liebesgedanken freien Lauf lassen und sich in dem tugendsamen schäferlichen Berufe üben könne; er bitte sie, wenn sie nicht zuviel zu tun hätten und nicht mit wichtigeren Angelegenheiten beschäftigt seien, ihm Gesellschaft leisten zu wollen; er würde Schafe kaufen, eine Herde, die groß genug sei, daß sie sich den Namen Schäfer beil! egen dürften. Übrigens tue er ihnen zu wissen, daß die Hauptsache schon getan sei, denn er habe ihnen bereits ihre Namen zugedacht, die ihnen passen würden wie angegossen. Der Pfarrer bat, sie ihnen mitzuteilen. Don Quijote antwortete, er werde der Schäfer Quijoti heißen, der Baccalaureus Schäfer Carrascón, der Pfarrer Schäfer Curiambro und Sancho Pansa Schäfer Pansino.
Pasmáronse todos de ver la nueva locura de don Quijote; pero, porque no se les fuese otra vez del pueblo a sus caballerías, esperando que en aquel año podría ser curado, concedieron con su nueva intención, y aprobaron por discreta su locura, ofreciéndosele por compañeros en su ejercicio. Alle waren starr über Don Quijotes neue Narrheit, aber aus Angst, er könnte noch einmal aus dem Dorf zu neuen Rittertaten ausziehen, und in der Hoffnung, er könne wohl während dieses Jahres geheilt werden, stimmten sie seinem neuen Plane zu, ließen seine Torheit als Gescheitheit gelten und erboten sich, ihm in seinem neuen Berufe Gesellschaft zu leisten.
–Y más –dijo Sansón Carrasco–, que, como ya todo el mundo sabe, yo soy celebérrimo poeta y a cada paso compondré versos pastoriles, o cortesanos, o como más me viniere a cuento, para que nos entretengamos por esos andurriales donde habemos de andar; y lo que más es menester, señores míos, es que cada uno escoja el nombre de la pastora que piensa celebrar en sus versos, y que no dejemos árbol, por duro que sea, donde no la retule y grabe su nombre, como es uso y costumbre de los enamorados pastores. »Dazu kommt noch«, sagte Sansón Carrasco, »daß ich, wie die ganze Welt ja weiß, ein hochberühmter Dichter bin; ich werde also bei jeder Gelegenheit Gedichte verfassen, schäferliche oder höfische, oder wie es mir sonst am besten paßt, damit wir in jenen Wildnissen, wo wir umherwandern werden, uns gut unterhalten. Was aber am nötigsten ist, meine Herren, ein jeder muß sich einen Namen für die Schäferin wählen, die er in seinen Versen zu feiern gedenkt, und es darf kein Baum übrigbleiben, wenn er auch noch so hart ist, wo er nicht ihren Namen eingraben soll, wie es Brauch und Sitte ist bei den verliebten Schäfern.«
–Eso está de molde –respondió don Quijote–, puesto que yo estoy libre de buscar nombre de pastora fingida, pues está ahí la sin par Dulcinea del Toboso, gloria de estas riberas, adorno de estos prados, sustento de la hermosura, nata de los donaires, y, finalmente, sujeto sobre quien puede asentar bien toda alabanza, por hipérbole que sea. »So ist's recht«, bemerkte Don Quijoto, »obwohl ich selbst der Mühe überhoben bin, den Namen einer erdichteten Schäferin aufzusuchen, denn es ist ja die unvergleichliche Dulcinea von Toboso da, der Stolz dieser Gestade, der Schmuck dieser Gefilde, die Lebensquelle der Schönheit, die Blume der Anmut, kurz ein Wesen, für welches keine Lobpreisung zuviel ist, mag sie noch so übertrieben scheinen.«
–Así es verdad –dijo el cura–, pero nosotros buscaremos por ahí pastoras mañeruelas, que si no nos cuadraren, nos esquinen. »Das ist wahr«, sagte der Pfarrer; »aber auch wir werden hierherum die richtigen Schäferinnen finden, und wollen wir bessere besitzen, so lassen wir sie uns schnitzen.«
A lo que añadió Sansón Carrasco. Sansón Carrasco fügte hinzu: »Und
–Y cuando faltaren, darémosles los nombres de las estampadas e impresas, de quien está lleno el mundo Fílidas, Amarilis, Dianas, Fléridas, Galateas y Belisardas; que, pues las venden en las plazas, bien las podemos comprar nosotros y tenerlas por nuestras. Si mi dama, o, por mejor decir, mi pastora, por ventura se llamare Ana, la celebraré debajo del nombre de Anarda; y si Francisca, la llamaré yo Francenia; y si Lucía, Lucinda, que todo se sale allá; y Sancho Panza, si es que ha de entrar en esta cofadría, podrá celebrar a su mujer Teresa Panza con nombre de Teresaina. wenn es uns an Namen fehlen sollte, so werden wir ihnen die gedruckten Namen aus Büchern geben, von denen die Welt voll ist, Fílida, Amarilis, Diana, Flérida, Galatea, Belisarda; denn da diese auf den Märkten verkauft werden, können auch wir sie kaufen und sie uns aneignen. Wenn meine Dame, oder richtiger gesagt, meine Schäferin zufällig Ana heißen sollte, werde ich sie unter dem Namen Anarda feiern, und wenn Franziska, nenne ich sie Franzenia, und wenn Lucía, Lucinda, denn das ist alles einerlei; und Sancho Pansa, sofern er in unsre Brüderschaft eintreten sollte, kann sein Weib Teresa Pansa unter dem Namen Teresaina feiern.«
Rióse don Quijote de la aplicación del nombre, y el cura le alabó infinito su honesta y honrada resolución, y se ofreció de nuevo a hacerle compañía todo el tiempo que le vacase de atender a sus forzosas obligaciones. Con esto, se despidieron dél, y le rogaron y aconsejaron tuviese cuenta con su salud, con regalarse lo que fuese bueno. Don Quijote lachte sehr über diese Verwendung der Namen, und der Pfarrer lobte über alles Maß seinen ehrbaren und tugendsamen Entschluß und erbot sich aufs neue, ihm während der ganzen Zeit, die ihm von seinen pflichtmäßigen Beschäftigungen frei bleiben würde, Gesellschaft zu leisten. Hiermit nahmen sie Abschied von ihm mit der Bitte und dem guten Rat, für seine Gesundheit zu sorgen und seiner mit allem Guten zu pflegen.
Quiso la suerte que su sobrina y el ama oyeron la plática de los tres; y, así como se fueron, se entraron entrambas con don Quijote, y la sobrina le dijo. Das Schicksal wollte es, daß seine Nichte und die Haushälterin die Unterhaltung der drei mit anhörten, und sobald die beiden sich entfernt hatten, traten sie in Don Quijotes Zimmer, und die Nichte sprach zu ihm:
–¿Qué es esto, señor tío? ¿Ahora que pensábamos nosotras que vuestra merced volvía a reducirse en su casa, y pasar en ella una vida quieta y honrada, se quiere meter en nuevos laberintos, haciéndose »Was ist das, Herr Oheim? Jetzt, wo wir dachten, Euer Gnaden werde sich wieder auf Euer Haus beschränken und in ihm ein ruhiges und ehrbares Leben führen, wollt Ihr Euch auf neue Irrwege einlassen und das Schäferlein spielen:
Pastorcillo, tú que vienes,
pastorcico, tú que vas.
Schäferlein, wo kommst du her?
Schäferlein, wo gehst du hin?
Pues en verdad que está ya duro el alcacel para zampoñas. Wahrhaftig, das Rohr ist schon zu dürr, um Pfeifchen daraus zu schneiden.«
A lo que añadió el ama Die Haushälterin fügte hinzu: »Und
Y ¿podrá vuestra merced pasar en el campo las siestas del verano, los serenos del invierno, el aullido de los lobos? No, por cierto, que éste es ejercicio y oficio de hombres robustos, curtidos y criados para tal ministerio casi desde las fajas y mantillas. Aun, mal por mal, mejor es ser caballero andante que pastor. Mire, señor, tome mi consejo, que no se le doy sobre estar harta de pan y vino, sino en ayunas, y sobre cincuenta años que tengo de edad estése en su casa, atienda a su hacienda, confiese a menudo, favorezca a los pobres, y sobre mi ánima si mal le fuere. kann denn Euer Gnaden auf freiem Felde die Mittagsstunden des Sommers, die kalten Nächte des Winters und das Geheul der Wölfe aushalten? Gewiß nicht, denn das ist ein Geschäft und Amt für handfeste, abgehärtete Leute, die von den Windeln und Wickelbändern an für einen solchen Beruf sind erzogen worden. Wenn denn zwischen zwei Übeln die Wahl sein muß, so ist es immer noch besser, ein fahrender Ritter sein als ein Schäfer. Überlegt es Euch, Señor, nehmt meinen Rat an, ich gebe ihn Euch nicht etwa von Wein und Brot übersättigt, sondern ganz nüchtern, und weil ich fünfzig Jahre alt bin: Bleibt in Eurem Hause, sorgt für Euer Hab und Gut, geht häufig zur Beichte, tut den Armen Gutes, und es soll auf meine Seele kommen, wenn Ihr dabei schlecht fahrt.«
–Callad, hijas –les respondió don Quijote–, que yo sé bien lo que me cumple. Llevadme al lecho, que me parece que no estoy muy bueno, y tened por cierto que, ahora sea caballero andante o pastor por andar, no dejaré siempre de acudir a lo que hubiéredes menester, como lo veréis por la obra. »Schweigt, Kinder«, antwortete ihnen Don Quijote, »ich weiß ganz wohl, was ich zu tun habe. Bringt mich zu Bett, ich glaube, ich bin nicht recht wohl. Und im übrigen seid überzeugt, daß ich, ob ich nun als fahrender Ritter lebe oder als Schäfer herumfahre, nie unterlassen werde, für eure Bedürfnisse zu sorgen, wie ihr aus meinen Handlungen erkennen werdet.«
Y las buenas hijas –que lo eran sin duda ama y sobrina– le llevaron a la cama, donde le dieron de comer y regalaron lo posible. Die guten Mädchen, denn das waren Haushälterin und Nichte ohne Zweifel, brachten ihn zu Bett, wo sie ihm zu essen gaben und ihn bestmöglich verpflegten.





Don Quijote de La Mancha



Don Quijote von der Mancha


I. Capítulo LXXIV. De cómo don Quijote cayó malo, y del testamento que hizo, y su muerte.

74. Kapitel Wie Don Quijote krank wurde, sein Testament machte und starb

Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres, y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba; porque, o ya fuese de la melancolía que le causaba el verse vencido, o ya por la disposición del cielo, que así lo ordenaba, se le arraigó una calentura que le tuvo seis días en la cama, en los cuales fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, sin quitársele de la cabecera Sancho Panza, su buen escudero. Da die menschlichen Dinge nicht von ewiger Dauer sind und es von ihrem Beginn an mit ihnen immer abwärtsgeht, bis sie zu ihrem letzten Ende gelangen, besonders aber das menschliche Leben, und da Don Quijotes Leben nicht das Vorrecht vom Himmel besaß, in seinem Laufe stillezustehen, so kam sein Ende und Ziel, als er sich dessen am wenigsten versah. Sei es nun von dem Gram über seine erlittene Niederlage oder durch Fügung des Himmels, der es so angeordnet, kurz, es nistete sich bei ihm ein Fieber ein, das ihn sechs Tage lang ans Bett fesselte. Während dieser Zeit wurde er häufig von seinen Freunden, dem Pfarrer, dem Baccalaureus und dem Barbier, besucht, und Sancho Pansa, sein braver Schildknappe, wich nicht vom Kopfende seines Bettes.
Éstos, creyendo que la pesadumbre de verse vencido y de no ver cumplido su deseo en la libertad y desencanto de Dulcinea le tenía de aquella suerte, por todas las vías posibles procuraban alegrarle, diciéndole el bachiller que se animase y levantase, para comenzar su pastoral ejercicio, para el cual tenía ya compuesta una écloga, que mal año para cuantas Sanazaro había compuesto, y que ya tenía comprados de su propio dinero dos famosos perros para guardar el ganado: el uno llamado Barcino, y el otro Butrón, que se los había vendido un ganadero del Quintanar. Pero no por esto dejaba don Quijote sus tristezas. Da sie alle glaubten, der Kummer darüber, daß er sich besiegt und seine Sehnsucht nach Dulcineas Erlösung und Entzauberung nicht erfüllt sah, hätte ihn in diesen Zustand versetzt, so suchten sie auf jede mögliche Weise ihn aufzuheitern, und der Baccalaureus ermahnte ihn, Mut zu fassen und aufzustehen, um ihr Schäferleben zu beginnen, für welches er schon ein Hirtengedicht verfaßt habe, das alle Gedichte von Sanazáro in den Schatten stelle. Er habe auch schon für sein eigenes Geld zwei kostbare Hunde gekauft, um die Herde zu hüten; der eine heiße Barcino und der andre Butrón, ein Herdenbesitzer in Quintanar habe sie ihm verkauft. Aber trotz alledem blieb Don Quijote in seinem Trübsinn befangen.
Llamaron sus amigos al médico, tomóle el pulso, y no le contentó mucho, y dijo que, por sí o por no, atendiese a la salud de su alma, porque la del cuerpo corría peligro. Oyólo don Quijote con ánimo sosegado, pero no lo oyeron así su ama, su sobrina y su escudero, los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya le tuvieran muerto delante. Fue el parecer del médico que melancolías y desabrimientos le acababan. Rogó don Quijote que le dejasen solo, porque quería dormir un poco. Hiciéronlo así y durmió de un tirón, como dicen, más de seis horas; tanto, que pensaron el ama y la sobrina que se había de quedar en el sueño. Despertó al cabo del tiempo dicho, y, dando una gran voz, dijo. Seine Freunde riefen den Arzt, der ihm den Puls fühlte und gar nicht zufrieden damit war und ihm riet, er möge auf jeden guten und schlechten Fall hin für das Heil seiner Seele sorgen, da seines Körpers Heil in Gefahr stehe. Don Quijote hörte dies mit ruhiger Ergebung an; aber nicht also seine Haushälterin, seine Nichte und sein Schildknappe, die bitterlich zu weinen anfingen, als sähen sie ihn schon tot vor ihren Augen liegen. Der Arzt äußerte die Vermutung, daß Schwermut und Kummer sein Ende herbeiführten. Don Quijote bat, man möge ihn allein lassen, weil er ein wenig schlafen wolle; sie taten es, und er schlief in einem Zuge, wie man zu sagen pflegt, über sechs Stunden, so daß Haushälterin und Nichte schon fürchteten, er würde aus dem Schlafe nicht wieder zum Leben kommen. Indessen erwachte er nach Verlauf der erwähnten Zeit und sprach laut aufschreiend:
–¡Bendito sea el poderoso Dios, que tanto bien me ha hecho! En fin, sus misericordias no tienen límite, ni las abrevian ni impiden los pecados de los hombres. »Gelobt sei der allmächtige Gott, der mir eine so große Wohltat erwiesen! Wahrlich, seine Barmherzigkeit hat keine Grenzen, und die Sünden der Menschen mindern und hemmen sie nimmer.«
Estuvo atenta la sobrina a las razones del tío, y pareciéronle más concertadas que él solía decirlas, a lo menos, en aquella enfermedad, y preguntóle. Die Nichte horchte aufmerksam auf die Worte des Oheims, und sie schienen ihr vernünftiger zu sein, als er sie, wenigstens in dieser Krankheit, zu äußern pflegte. Sie fragte ihn:
–¿Qué es lo que vuestra merced dice, señor? ¿Tenemos algo de nuevo? ¿Qué misericordias son éstas, o qué pecados de los hombres. »Was denn meint Euer Gnaden, Señor? Haben wir was Neues? Was meint Ihr mit dieser Barmherzigkeit und mit den Sünden der Menschen?«
–Las misericordias –respondió don Quijote–, sobrina, son las que en este instante ha usado Dios conmigo, a quien, como dije, no las impiden mis pecados. Yo tengo juicio ya, libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia, que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de las caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos, y no me pesa sino que este desengaño ha llegado tan tarde, que no me deja tiempo para hacer alguna recompensa, leyendo otros que sean luz del alma. Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala que dejase renombre de loco, que, puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad en mi muerte. Llámame, amiga, a mis buenos amigos: el cura, al bachiller Sansón Carrasco y a maese Nicolás, el barbero, que quiero confesarme y hacer mi testamento. »Die Barmherzigkeit, die ich meine, liebe Nichte«, antwortete Don Quijote, »ist die, welche Gott in diesem Augenblicke an mir bewiesen hat, Gott, welchen meine Sünden, wie ich sagte, nicht abhalten, sie an mir zu üben. Mein Verstand ist jetzt wieder klar und hell, frei von allen umnebelnden Schatten der Unvernunft, mit welchen das beständige, das verwünschte Lesen der abscheulichen Ritterbücher meinen Geist umzogen hatte. Jetzt erkenne ich ihren Unsinn und ihren Trug, und ich fühle mich nur deshalb voll Leides, weil diese Erkenntnis meines Irrtums so spät gekommen ist, daß ich keine Zeit mehr habe, ihn einigermaßen wiedergutzumachen und andre Bücher zu lesen, um meine Seele zu erleuchten. Ich fühle mich, liebe Nichte, dem Tode nahe, ich möchte gerne so sterben, daß ich bewiese, mein Leben sei nicht so arg gewesen, um den Namen eines Narren zu hinterlassen; wenn ich es auch gewesen bin, so möchte ich dies doch ni! cht auch noch mit meinem Tode bekräftigen. Rufe mir, meine Liebe, meine guten Freunde, den Pfarrer, den Baccalaureus Sansón Carrasco und Meister Nikolas den Barbier; ich will beichten und mein Testament machen.«
Pero de este trabajo se escusó la sobrina con la entrada de los tres. Apenas los vio don Quijote, cuando dijo. Durch den Eintritt der genannten drei Personen wurde die Nichte dieser Mühe überhoben. Kaum erblickte Don Quijote sie, so rief er ihnen entgegen:
–Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno. Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje, ya me son odiosas todas las historias profanas del andante caballería, ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído, ya, por misericordia de Dios, escarmentando en cabeza propia, las abomino. »Wünscht mir Glück, meine lieben Herren, daß ich nicht mehr Don Quijote von der Mancha bin, sondern Alonso Quijano der Gute, wie ich um meines Lebenswandels willen genannt wurde. Jetzo bin ich ein Feind des Amadís von Gallien und der unzähligen Schar seiner Sippschaft; jetzt sind mir all die gottverlassenen Geschichten vom fahrenden Rittertum verhaßt; jetzt erkenne ich meine Torheit und die Gefahr, in die mich das Lesen dieser Bücher gestürzt hat; jetzt bin ich nach Gottes Barmherzigkeit durch eignen Schaden klug geworden und verabscheue sie.«
Cuando esto le oyeron decir los tres, creyeron, sin duda, que alguna nueva locura le había tomado. Y Sansón le dijo. Als die drei ihn so reden hörten, hielten sie es für zweifellos, daß Ihn eine neue Narrheit befallen habe, und Sancho sprach zu ihm:
–¿Ahora, señor don Quijote, que tenemos nueva que está desencantada la señora Dulcinea, sale vuestra merced con eso? Y ¿agora que estamos tan a pique de ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermitaño? Calle, por su vida, vuelva en sí, y déjese de cuentos. »Jetzt, Señor Don Quijote, wo wir Nachricht haben, daß das Fräulein Dulcinea entzaubert ist, kommt Euer Gnaden mit solchen Sachen? Und jetzt, wo wir so drauf und dran sind, Schäfer zu werden, um unser Leben unter lauter Gesang zuzubringen wie die Prinzen, jetzt will Euer Gnaden unter die Einsiedler gehen? So wahr Ihr Euer Leben von Gott habt, schweigt still, kommt wieder zu Euch und gebt Euch nicht mit Fabeleien ab.«
–Los de hasta aquí –replicó don Quijote–, que han sido verdaderos en mi daño, los ha de volver mi muerte, con ayuda del cielo, en mi provecho. Yo, señores, siento que me voy muriendo a toda priesa; déjense burlas aparte, y traíganme un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento, que en tales trances como éste no se ha de burlar el hombre con el alma; y así, suplico que, en tanto que el señor cura me confiesa, vayan por el escribano. »Die bisherigen Fabeleien«, erwiderte Don Quijote, »sind zu meinem Schaden wahre Geschichten gewesen, aber mein Tod wird sie mit des Himmels Hilfe zu meinem Frommen wenden. Ich fühle, meine Herren, daß mein letztes Stündlein rasch naht; laßt mir die Possen beiseite und holt mir einen Beichtvater, der mir die Beichte abnimmt, und einen Gerichtsschreiber, der mein Testament macht; denn in so dringenden Augenblicken wie diesem darf der Mensch mit seinem Seelenheil keinen Spaß machen. Ich bitte euch also, während der Herr Pfarrer meine Beichte abnimmt, geht nach dem Gerichtsschreiber.«
Miráronse unos a otros, admirados de las razones de don Quijote, y, aunque en duda, le quisieron creer; y una de las señales por donde conjeturaron se moría fue el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo, porque a las ya dichas razones añadió otras muchas tan bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino a quitar la duda, y a creer que estaba cuerdo. Die Anwesenden sahen einander an, ganz verwundert über Don Quijotes Äußerungen, und obschon sie noch zweifelten, waren sie doch geneigt, ihm Glauben zu schenken, und sie hielten es für ein Zeichen seines nahenden Todes, daß er sich so rasch aus einem Verrückten in einen gescheiten Menschen verwandelt habe. Zu den bereits erwähnten Äußerungen fügte er noch andre, die so klar, so voll christlichen Sinnes und so vernünftig waren, daß ihnen zuletzt jeder Zweifel verging und sie überzeugt waren, daß er wieder völlig bei klarem Verstande sei.
Hizo salir la gente el cura, y quedóse solo con él, y confesóle. Der Pfarrer ließ alle hinausgehen, blieb mit ihm allein und nahm ihm die Beichte ab.
El bachiller fue por el escribano, y de allí a poco volvió con él y con Sancho Panza; el cual Sancho, que ya sabía por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor, hallando a la ama y a la sobrina llorosas, comenzó a hacer pucheros y a derramar lágrimas. Acabóse la confesión, y salió el cura, diciendo: Der Baccalaureus war gegangen, den Gerichtsschreiber zu holen, und kehrte in kurzer Zeit mit diesem und Sancho Pansa zurück. Als der letztere, der schon von dem Baccalaureus gehört hatte, in welchem Zustande sein Herr sei, die Haushälterin und die Nichte in Tränen fand, fing er an, das Gesicht zu verziehen und gleichfalls Tränen zu vergießen. Die Beichte war vorüber, der Pfarrer trat heraus und sagte:
–Verdaderamente se muere, y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento. »Wirklich, er stirbt, und wirklich ist Alonso Quijano der Gute wieder bei Verstand; wir können jetzt alle hineingehen, damit er sein Testament machen kann.«
Estas nuevas dieron un terrible empujón a los ojos preñados de ama, sobrina y de Sancho Panza, su buen escudero, de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos y mil profundos suspiros del pecho; porque, verdaderamente, como alguna vez se ha dicho, en tanto que don Quijote fue Alonso Quijano el Bueno, a secas, y en tanto que fue don Quijote de la Mancha, fue siempre de apacible condición y de agradable trato, y por esto no sólo era bien querido de los de su casa, sino de todos cuantos le conocían. Diese Nachricht gab den angeschwollenen Augen der Haushälterin, der Nichte und des redlichen Schildknappen Sancho Pansa einen so gewaltigen Stoß, daß ihnen dichte Tränen aus den Wimpern und tausend tiefe Seufzer aus der Brust hervorbrachen; denn es war wirklich so, wie schon manchmal gesagt worden: solange Don Quijote schlechtweg Alonso Quijano der Gute war, und ebenso während er Don Quijote von der Mancha war, stets war er von freundlicher Gemütsart und angenehm im Umgang und deshalb nicht nur von den Leuten seines Hauses, sondern von allen, die ihn kannten, geliebt und wohlgelitten.
Entró el escribano con los demás, y, después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma don Quijote, con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas, dijo. Der Gerichtsschreiber trat mit den andern ein, und nachdem Don Quijote den Eingang des Testamentes verfaßt und seine Seele Gott befohlen, auch allen hierbei üblichen christlichen Bräuchen genügt hatte, sagte er, als er an die Vermächtnisse kam:
–Ítem, es mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene, que, porque ha habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo dellos, ni se le pida cuenta alguna, sino que si sobrare alguno, después de haberse pagado de lo que le debo, el restante sea suyo, que será bien poco, y buen provecho le haga; y, si como estando yo loco fui parte para darle el gobierno de la ínsula, pudiera agora, estando cuerdo, darle el de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece. »Item ist mein Wille: sintemalen Sancho Pansa, den ich in meiner Verrücktheit zu meinem Schildknappen machte, gewisse Gelder von mir in Händen hat und zwischen ihm und mir gewisse Rechnungen und verdrießliche Händel stattgefunden haben, so will ich, daß man die Gelder ihm nicht zu Lasten schreibe, auch keine Abrechnung von ihm verlange, sondern wenn etwas übrigbleibt, nachdem er sich für meine Schulden an ihnen bezahlt gemacht hat, so soll der Rest, der nicht groß sein wird, ihm gehören und zum Nutzen gereichen; und wenn ebenso, wie ich zur Zeit meiner Verrücktheit Veranlassung war, ihm die Regierung der Insul zu übergeben, ich jetzt, wo ich bei Verstand bin, ihm die eines Königreichs verleihen könnte, so würde ich sie ihm verleihen, weil die Einfalt seines Gemütes und die Treue seiner Handlungsweise es verdienen.«
Y, volviéndose a Sancho, le dijo. Hier wendete er sich zu Sancho und sprach zu ihm:
–Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo. »Vergib mir, Freund, daß ich dir Anlaß gegeben, verrückt zu scheinen, wie ich es selbst war, und dich zu demselben Irrtum verleitet, in den ich gefallen war, nämlich daß es fahrende Ritter auf Erden gegeben hat oder gibt.«
–¡Ay! –respondió Sancho, llorando–: no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más, que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana. »Ach«, rief Sancho unter Tränen, »sterbt doch nicht, mein lieber gnädiger Herr, sondern nehmt meinen Rat an und lebt noch lange Jahre; denn die größte Narrheit, die ein Mensch in diesem Leben begehen kann, ist, sich mir nichts, dir nichts ins Grab zu legen, ohne daß einer ihn umbringt und ohne daß eine andere Macht als die der Schwermut sein Ende herbeiführt. Macht nur, daß Ihr nicht so träge seid, sondern von Eurem Bett aufsteht, und dann wollen wir hinaus ins Freie, in Schäfertracht, wie wir verabredet haben; vielleicht finden wir hinter einem Busche hier herum Señora Doña Dulcinea so entzaubert, daß man nichts Herrlicheres sehen kann. Kommt Euch der Tod aber vom Verdruß über Eure Niederlage, so schiebt die Schuld auf mich und sagt, weil ich dem Rosinante den Gurt schlecht umgeschnallt habe, deshalb wäret Ihr geworfen worden; außerdem werdet Ihr in Euren Ritterbüchern gelesen haben, wie ganz gew_ f6hnlich es ist, daß ein Ritter den andren niederwirft und daß, wer heute besiegt ist, morgen der Sieger sein kann.«
–Así es –dijo Sansón–, y el buen Sancho Panza está muy en la verdad destos casos. »So ist es«, sagte Sansón; »der wackere Sancho Pansa hat vollkommen das Richtige getroffen.«
–Señores –dijo don Quijote–, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía, y prosiga adelante el señor escribano. »Gemach, meine Herren, gemach, meine Herren«, sprach Don Quijote; »das Nest ist leer in diesem Jahr, das vorig Jahr voll Vöglein war. Ich war verrückt, und jetzt bin ich bei Verstand; ich war Don Quijote von der Mancha, und jetzt bin ich, wie gesagt, Alonso Quijano der Gute. Möchte doch bei Euch meine Reue und meine Aufrichtigkeit mich wieder in die Achtung zurückbringen, die man sonst für mich empfand! Jetzt wolle der Herr Gerichtsschreiber fortfahren.
» Ítem, mando toda mi hacienda, a puerta cerrada, a Antonia Quijana, mi sobrina, que está presente, habiendo sacado primero de lo más bien parado della lo que fuere menester para cumplir las mandas que dejo hechas; y la primera satisfación que se haga quiero que sea pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados para un vestido. Dejo por mis albaceas al señor cura y al señor bachiller Sansón Carrasco, que están presentes. Item: ich vermache all mein Hab und Gut, und zwar unter Ausschluß aller anderen Personen, meiner Nichte, der hier gegenwärtigen Antonia Quijana, nachdem sie zuvor, aus den flüssigen Mitteln meines Vermögens, soviel entnommen, als nötig ist, um meine Vermächtnisse zu bestreiten; und als erste Auszahlung soll meine Haushälterin den Lohn erhalten, den ich ihr für die Zeit schulde, die sie bei mir gedient hat, und ferner noch zwanzig Taler für ein Kleid. Zu meinen Testamentsvollstreckern ernenne ich den Herrn Pfarrer und den Herrn Baccalaureus Sansón Carrasco, beide hier zugegen.
» Ítem, es mi voluntad que si Antonia Quijana, mi sobrina, quisiere casarse, se case con hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías; y, en caso que se averiguare que lo sabe, y, con todo eso, mi sobrina quisiere casarse con él, y se casare, pierda todo lo que le he mandado, lo cual puedan mis albaceas distribuir en obras pías a su voluntad. Item ist mein Wille: wenn meine Nichte Antonia Quijana sich verheiraten will, so soll sie nur einen solchen Mann ehelichen, von dem man vorher festgestellt hat, daß er nicht einmal weiß, was Ritterbücher sind, und falls er es weiß und meine Nichte sich trotzdem mit ihm verheiratet, so soll sie alles dessen verlustig gehen, was ich ihr vermacht habe, und meine Testamentsvollstrecker können es nach ihrem Belieben zu frommen Werken verwenden.
» Ítem, suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos. Item bitte ich meine Herren Testamentsvollstrecker, wenn sie das Glück haben sollten, den Schriftsteller kennenzulernen, der eine Geschichte geschrieben haben soll, die unter dem Titel Zweiter Teil der Geschichte des Don Quijote von der Mancha in der Welt umläuft, so mögen sie ihn in meinem Namen so inständig als möglich um Verzeihung bitten, daß ich ihm unwissentlich den Anlaß gegeben, so vielen und großen Unsinn zu schreiben, wie er da aufgehäuft hat, denn ich scheide aus diesem Leben mit Gewissensbissen, daß ich ihm Gelegenheit zu solchen Albernheiten gegeben.«
Cerró con esto el testamento, y, tomándole un desmayo, se tendió de largo a largo en la cama. Alborotáronse todos y acudieron a su remedio, y en tres días que vivió después deste donde hizo el testamento, se desmayaba muy a menudo. Andaba la casa alborotada; pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama, y se regocijaba Sancho Panza; que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto. Hiermit schloß das Testament; Don Quijote fiel bald darauf in eine Ohnmacht und streckte sich der Länge nach im Bett aus. Alle gerieten in Schrecken und bemühten sich, ihm beizustehen, und während der drei Tage, die er nach Errichtung seines Testaments noch lebte, befielen ihn solche Ohnmächten noch sehr häufig. Das Haus war fortwährend in Angst und Schrecken, aber trotzdem speiste die Nichte, trank die Haushälterin und war Sancho Pansa guter Dinge, denn die sichere Aussicht auf ein Erbe tilgt oder mildert wenigstens bei dem Erben das Gefühl des Schmerzes, den der Verstorbene billigermaßen bei den Seinigen zurücklassen muß.
En fin, llegó el último de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos, y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió. Endlich kam die letzte Stunde Don Quijotes, nachdem er alle Sakramente empfangen und nachdem er mit vielen nachdrücklichen Worten seinen Abscheu vor den Ritterbüchern ausgesprochen. Der Gerichtsschreiber war dabei zugegen und erklärte, er habe nie in einem Ritterbuche gelesen, daß ein fahrender Ritter jemals so ruhig und so christlich in seinem Bette gestorben wie Don Quijote, welcher unter Wehklagen und Tränen der Anwesenden seine Seele dahingab - ich will sagen: er starb.
Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente don Quijote de la Mancha, había pasado desta presente vida y muerto naturalmente; y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de algún otro autor que Cide Hamete Benengeli le resucitase falsamente, y hiciese inacabables historias de sus hazañas. Sobald der Pfarrer sah, daß er verschieden war, bat er den Gerichtsschreiber, eine Urkunde aufzusetzen, daß Alonso Quijano der Gute, gemeiniglich Don Quijote von der Mancha genannt, aus diesem zeitlichen Leben geschieden und eines natürlichen Todes gestorben sei; er verlange, sagte er, dieses Zeugnis, um die Möglichkeit zu beseitigen, daß irgendein anderer Schriftsteller als Sidi Hamét Benengelí ihn fälschlich von den Toten auferwecke und Geschichten ohne Ende von seinen Taten schreibe.
Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero. Dieses Ende nahm der sinnreiche Junker von der Mancha, dessen Geburtsort Sidi Hamét nicht genau angeben wollte, um allen Städten und Dörfern der Mancha den Wettstreit darüber zu ermöglichen, welcher Ort ihn als seinen Sohn beanspruchen und unter die Seinigen zählen dürfe, so wie einst jene sieben Städte Griechenlands sich um Homer gestritten.
Déjanse de poner aquí los llantos de Sancho, sobrina y ama de don Quijote, los nuevos epitafios de su sepultura, aunque Sansón Carrasco le puso éste: Wir schildern nicht die Wehklagen Sanchos noch die der Nichte und Haushälterin Don Quijotes noch die merkwürdigen Inschriften seines Grabsteins, außer derjenigen, die ihm Sansón Carrasco in folgenden Versen gesetzt:
Yace aquí el Hidalgo fuerte
que a tanto estremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco;
fue el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su ventura
morir cuerdo y vivir loco.
Hier ruht der vielkühne Junker,
Der ein Held von hohem Streben,
Dessen Ruhm zur Sonne fliegt;
Und der Tod selbst hat sein Leben
Nicht durch seinen Tod besiegt.
Auf ein Weltall höhnisch zückt' er
Schwert und Speer, den Feind zerstückt' er
Als ein Popanz, ein unbändiger;
Keiner war im Tod verständiger
Noch im Leben je verrückter.
Y el prudentísimo Cide Hamete dijo a su pluma. Und der hochweise Sidi Hamét sprach zu seiner Feder:
–Aquí quedarás, colgada desta espetera y deste hilo de alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada péñola mía, adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte. Pero, antes que a ti lleguen, les puedes advertir, y decirles en el mejor modo que pudieres: Hier an diesem Schlüsselbrett sollst du von diesem Kupferdraht herabhängen, meine liebe Feder, ob du nun gut geschnitten oder schlecht gespitzt warst, und da sollst du lange Jahrhunderte ruhen, falls anmaßliche und räuberische Geschichtsschreiber dich nicht herabnehmen, dich zu entweihen. Aber ehe sie dir nahe kommen, kannst du sie warnen und ihnen so nachdrücklich, als du vermagst, zurufen:
‘‘ ¡Tate, tate, folloncicos!
De ninguno sea tocada;
porque esta impresa, buen rey,
para mí estaba guardada.
Weg da, weg da, schlecht Gesindel!
Wage keiner, dran zu rühren!
Denn dies Werk war mir, mein König,
Vorbehalten zu vollführen.
Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los estraños reinos’’. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna. Vale. Für mich allein ist Don Quijote geboren und ich für ihn; er wußte Taten zu vollbringen und ich sie zu schreiben; wir beide allein sind bestimmt, zusammen ein Ganzes zu bilden, zum Trutz und Ärger des sogenannten Schriftstellers aus Tordesillas, der sich vermaß oder sich künftig noch vermessen wird, mit einer groben, ungeschlachten Straußenfeder die Taten meines mannhaften Ritters niederzuschreiben; denn das ist keine Last für seine Schultern, kein Gegenstand für seinen matten Geist. Wenn du ihn vielleicht einmal kennenlernst, so sage ihm, er soll die müden und modernden Gebeine Don Quijotes im Grabe ruhen lassen und ihn nicht, allen Satzungen des Todes zuwider, nach Altkastilien führen und ihn zu diesem Zwecke aus der Gruft reißen, wo er wahr und wirklich der Länge nach ausgestreckt liegt und in die Unmöglichkeit versetzt ist, eine dritte Reise und neue Ausfahrt zu unternehmen. Denn um die vielen Fahrten lächerlich z! u machen, die so viele fahrende Ritter unternommen, genügen schon die zwei, die er zum Vergnügen und Wohlgefallen all derer unternommen, die in unseren wie in fremden Reichen davon Kunde erlangt haben. Und hiermit wirst du, lieber Leser, deine Christenpflicht erfüllen, indem du guten Rat dem erteilst, der dir übelwill; und ich werde zufrieden und stolz sein, daß ich der erste gewesen, der die Früchte von Sidi Haméts Schriften vollkommen so gepflückt hat, wie er selber es gewollt. Meine Absicht war keine andere, als den Abscheu aller Menschen gegen die fabelhaften und abgeschmackten Geschichten der Ritterbücher zu wecken, welche durch die meines wahren Don Quijote bereits ins Straucheln geraten und ohne Zweifel ganz zu Falle kommen werden. Lebe wohl!
F I N