Tirso de Molina
La villana de Vallecas



Personas que hablan en ella:
  • Don VICENTE
  • Don GABRIEL
  • Don PEDRO
  • Don GOMEZ
  • Don LUIS
  • Doña SERAFINA
  • Doña VIOLANTE
  • POLONIA, criada
  • CORNEJO, criado
  • AGUADO, criado
  • LUZON, criado
  • BLAS Serrano, viejo.
  • Un ALGUACIL
  • MATEO, mozo de mulas.
  • VALDIVIESO
  • Un HUESPED
  • Un CRIADO


ACTO PRIMERO

Salen Don VICENTE y LUZON

VICENTE:          Llama, Luzón, a mi hermana.
LUZON:      Según venimos de tarde,
   pues ya asoma la mañana,
   cansada de que te aguarde
   la doncella a la ventana, 5
   o el esclavo a la escalera,
   se habrán echado a dormir.
VICENTE:      Jugué y perdí.
               Esta primera
   nos tiene de consumir
   bolsa y vida.    Sales fuera 10
   de casa al anochecer,
   mudándote hasta las cintas,
   y, como estás sin mujer,
   ya a la polla, ya a las pintas,
   damos los dos en perder, 15
   yo, paciencia, y tú, dinero.
   Volvémonos a cenar
   cuando sale el jornalero,
   segunda vez, a almorzar.
   Llamando al alba el lucero, 20
   aguárdate mi señora,
   que, en fe de lo que te ama,
   sin ti lo que es sueño ignora,
   dando treguas a la cama
   y nieve a la cantimplora. 25
   Entras con llave maestra,
   cenas a las dos o tres,
   duermes hasta que el sol muestra
   el cahiz al reloj que es
   tasa de la vida nuestra. 30
   Si la campana te avisa
   de nuestra iglesia mayor,
   cuando es fiesta, oyes de prisa
   a un clérigo cazador,
   que dice en guarismo misa. 35
   Hincas encima del guante
   una rodilla, y sobre él
   más que rezador, mirante,
   volatines de un coredel
   pasan cuentas cada instante; 40
   que, de oraciones vacías
   como cuentas las llamaron
   la dan, por no estar baldías
   más de las damas que entraron,
   que de las Ave-Marías. 45
   Oyes a don Juan mentiras;
   mientras alza el sacerdote,
   a doña Brígida miras;
   si te dio cara, picóte;
   si no te la dio, suspiras; 50
   y apenas la bendición
   con el Ite, missa est
   da fin a la devoción,
   cuando salís dos o tres,
   y, en buena conversación 55
   el portazgo o alcabala
   cobrando de cada una,
   la murmuración señala
   si es doña Inés importuna,
   si doña Clara regala, 60
   si se afeita doña Elena,
   si ésta sale bien vestida,
   si estotra es blanca o morena.
   ¡ Mira tú si es esta vida
   para un Flos Sanctorum buena ! 65
VICENTE:      Lo que se usa, no se escusa.
   Eso se usa. Llama ahora.
LUZON:               De perdidos es tu escusa.
   ¡ legue a Dios que mi señora
   nos dé una vez garatusa ! 70
   Abre, pues que tienes llave.
VICENTE:      ¿ De qué sirve, si despierta
   me espera, y que vengo sabe ?
LUZON:      Oye: abierta está esta puerta.
   Para tan honesta, grave, 75
   y amiga de estar cerrada,
   mucho es que a tal hora tenga
   patente en la calle entrada,
   para que cualquiera venga.
VICENTE:      Serán de alguna criada 80
   descuidos, o habrá sentido
   que venimos. Entra allá.

Vase LUZON

   Casa sin padre o marido
   es fortaleza que está
   sin alcalde apercebido. 85
   Quedando por cuenta mía
   mi hermana doña Violante,
   mucho mi descuido fía
   del natural inconstante
   de una mujer, que podría 90
   abrir puerta a la ocasión
   con la que le da mí juego.
   Hechizos los naipes son;
   que poco hay de juego a fuego.
   ¡ Encantada ocupación 95
   es la de un tahur !    ¡ Qué olvido
   en todos causa el jugar !
   Decía un bien entendido
   que no hay honra que fiar
   en el jugador marido. 100
   Más que amor el juego abrasa,
   porque aquél mira el honor,
   cuyos límites no pasa;
   pero ¿    cuándo el jugador
   tuvo cuenta con su casa ? 105
   A ver en mí mismo vengo
   la experiencia de esto llana;
   y, si enmiendas no prevengo,
   es por ser cierta en mi hermana
   la satisfacción. que tengo. 110

Sale LUZON

LUZON:      Todos duermen en Zamora;
   sólo no he podido hallar
   a tu hermana y mi señora,
   y dame que sospechar
   la puerta abierta a tal hora, 115
   y el hallar este papel
   para ti sobre la mesa.
VICENTE:      ¿ Qué dices ?
LUZON:                        No sé; por él
   podrás ver si, en esta impresa,
   de desafío es cartel 120
   contra tu poco cuidado.
VICENTE:      Letra es de doña Violante.
LUZON:      Por la pinta la has sacado.
   Brujulea, que adelante
   verás qué juego te ha entrado. 125

Lee

VICENTE:      "El poco cuidado, hermano mío,
   que los dos hemos tenido, tú con
   tu casa y yo con mi honra, ha dado
   ocasión para que de entrambas falte
   la prenda de más estima.    Mientras 130
   tú jugabas dineros, perdí yo lo que
   no se adquiere con ellos.    Un don
   Pedro de Mendoza, forastero en
   Valencia, pagó en palabras de
   casamiento obras de voluntad. 135
   Huyendo se va, y dice quien le
   encontró, que camino de Castilla;
   y yo de un monasterio, que no quiero
   que sepas, hasta que, o hallándole
   me vengues, o, no pareciendo, sea 140
   el silencio de mi vida remedio de
   mi afrenta.    Dentro de este papel va
   la cédula que me dió de esposo;
   haz lo que della gustares; y, si
   culpas mi liviandad, reprehende 145
   tu descuido.
                     Doña Violante."
   ¡ Hay desdicha semejante !
   Luzón, ¿ qué es lo que he leído ?
   ¡ Sin honra doña Violante !
   Tras la hacienda que he perdido, 150
   la joya más importante
   pierdo también.    ¡ El honor
   que de mi padre heredé !
   ¡ El patrimonio mejor,
   que en Valencia espejo fué 155
   de la nobleza y valor !
   ¡ Por una mujer liviana !
   ¡ Por un juego en que, violento,
   un tahur la honra me gana !
   ¿ Este era el recogimiento 160
   y la virtud de mi hermana ?
   ¡ Mal haya quien confianza
   hace en el desasosiego
   de la femenil mudanza !
   ¡ Mal haya quien en el juego 165
   pone hacienda y esperanza !
   Que si en papeles pintados
   se funda todo su ser,
   livianos son sus cuidados
   y si es papel la mujer, 170
   llevando los más pesados
   el viento, que burlador
   mi fama deja ofendida,
   bien es que llore mi error
   mi hacienda al juego perdida, 175
   como al descuido mi honor.
LUZON:      ¿ De qué ha de servir ahora
   ponderar, como el perdido,
   lo que tarde siente y llora ?
   Sepamos dónde se ha ido 180
   mi poco cuerda señora,
   y sacarás de buscalla
   el saber más claramente
   quién fué el que vino a engañalla.
   Despertar quiero la gente. 185

Llamando

   ¡ Dionisia,Lucrecia !
VICENTE:                              Calla;
   no publiques, si eres sabio,
   la infamia de aqueste insulto;
   ten la lengua, cierra el labio;
   que, entre tanto que está oculto, 190
   no da deshonra el agravio.
   Mientras que la noche veda
   que saque el sol a poblado
   infamias que decir pueda,
   déjame vivir honrado 195
   este tiempo que me queda.
LUZON:      Pues,¿    qué hemos de hacer ?
VICENTE:                                      Advierte
   en lo que me ofrece agora
   la industria en la ocasión fuerte.
   Don Juan de Aragón adora 200
   a mi hermana, y es de suerte,
   que, aunque intenta en Zaragoza
   su padre don Luis casalle
   con una señora moza,
   noble, y barona del Valle, 205
   que con otros pueblos goza,
   tiene en tanto la belleza
   de doña Violante ingrata,
   que, sin mirar su pobreza,
   las otras bodas dilata, 210
   y a éstas su amor endereza.
   Toda la gente de casa,
   como tan público fué,
   saben lo que en esto pasa.
LUZON:      Y yo también, señor, sé 215
   que por tu hermana se abrasa.
VICENTE:      Oye, pues.    Tú has de quedarte
   aquí con un papel mío,
   que, en fe de que sé estimarte
   por fiel, de ti mi honor fío, 220
   como si en él fueras parte.
   Escribiré en él, Luzón,
   a doncellas y a criados,
   que de don Juan de Aragón
   los amorosos cuidados 225
   han llegado a ejecución
   de casarse con secreto
   con mi hermana en un castillo
   que tiene para este efeto
   prevenido, y que encubrillo 230
   importa, por el respeto
   que a su padre es bien tener;
   y que, en fe de esto, llegó
   esta noche, sin querer
   que sepan más de él y yo 235
   lo que determina hacer.
   Por lo cual, sin avisar
   a nadie, a la media noche,
   a las puertas del lugar
   nos esperó con un coche; 240
   y yo, para asegurar
   su alboroto y confusión,
   les escribo este papel.
   Fingirás admiración,
   y que ignorabas en él 245
   nuestra jornada a Aragón;
   dirásle que te mandé
   que nuestra vuelta esperases,
   y el gobierno te encargué
   de casa, y con que gastases 250
   en mi ausencia te dejé.
   También les escribiré esto.
   Iré a don Juan de Aragón;
   diréle que, porque ha puesto
   los ojos cierto barón 255
   valenciano y descompuesto
   en mi hermana, la he sacado
   de Valencia, y, por quitar
   la esperanza a su cuidado,
   he querido divulgar 260
   que en secreto se han casado
   los dos; y él, agradecido,
   mi engaño defenderá,
   y, con esto persuadido,
   en pie mi honor quedará, 265
   ignorado, aunque ofendido.
   Partiré luego a Castilla
   en busca de este tirano,
   que a sus pies mi honor humilla;
   y, si negase la mano 270
   a quien se atrevió a pedilla,
   vengándose mi esperanza,
   demostrará la experiencia
   lo que mi valor alcanza,
   y que a injurias de Valencia 275
   ofrece armas la venganza.
LUZON:      Bien me parece todo eso.
VICENTE:      Ven, y daréte el papel.
   ¡ Ay, Luzón, que estoy sin seso !
LUZON:      Tu hermana estaba sin él, 280
   y dió en tierra con su espejo.

Vanse.    Salen Don PEDRO de Mendoza y AGUDO, de camino

PEDRO:      ¿ Hay buenas camas ?
AGUDO:                              De Holanda
   prometen sábanas.
PEDRO:                              Bien.
AGUDO:      Colcha y rodapiés también
   de red, con su flueco y randa; 285
   dos almohadas que alistan
   lazos de azul y amarillo,
   debajo de un acerillo,
   y porque sus faldas vistan
   las manchas,de la pared, 290
   tres sábanas, aunque tiernas
   por viejas, distinguen piernas,
   ya de lienzo, ya de, red.
   Un cielo encima colgado,
   con fluecos del mismo modo, 295
   que, viéndole blanco todo
   dije, "el cielo está nublado,"
   y dos doseles, que son
   adorno del aposento;
   un prolijo paramento; 300
   pintada en él la Pasión
   y la historia de Susana,
   con los dos viejos y el baño;
   y, al otro lado del paño,
   un San Joaquín y Santa Ana, 305
   y un ángel sobre la puerta
   que con las alas los junta;
   al otro un sayón que apunta
   a un San Sebastián que acierta;
   luego un San Antón muy viejo 310
   con su vestido de estera,
   y debajo la escalera;
   junto de él, un San Alejo.
   Remátase la labor
   con la espigadera Rud, 315
   cual le dé Dios la salud
   al bellaco del pintor.
PEDRO:      Con eso vive contenta
   aquesta gente sencilla.
   No es Arganda mala villa. 320
AGUDO:      Tiene un soto que sustenta
   con su caza y entretiene
   a sus vecinos y dueños.
   Corren toros jarameños,
   que a gozar la corte viene 325
   por pasar por él Jarama,
   de quien sus vecinos beben
   las fuerzas con que se atreven;
   que son bravos de la fama.
PEDRO:      ¿ Está la maleta arriba ? 330
AGUDO:      Dando abrazos al cojín.
PEDRO:      ¡ Que hoy hemos de entrar, en fin,
   en Madrid !
AGUDO:                      El te reciba
   con buen pie; que es menester
   confesar y comulgar, 335
   como quien se va a embarcar,
   quien su golfo quiere ver.
PEDRO:      ¿ Golfo ?
AGUDO:                    Y no de muchas leguas.
PEDRO:      Bien dices, si a Madrid llamas
   manso golfo de las damas. 340
AGUDO:      Antes golfo de las yeguas.
   ¡ Qué mal su rumbo conoces !
   ¿ Más que te han de marear
   la bolsa luego al entrar,
   si tiran sus olas coces ? 345
PEDRO:      ¿ Por qué, si a casarme voy ?
AGUDO:      Tu nombre lo ha declarado.
   ¿ De mando a mareado,
   qué va ?
PEDRO:                    Satisfecho estoy
   de que en doña Serafina 350
   no hay recelo que me asombre,
   porque, del modo que el nombre,
   tiene la fama divina.
AGUDO:      Serafín bien puede ser;
   mas no creo en serafines, 355
   que por andar en chapines,
   son fáciles de caer.
   Y serafines caídos
   ya tú ves que son demoniios.
PEDRO:      Como aqiuesos testimonios 360
   les levantan atrevidos.
AGUDO:      ¿ Hasla visto ?
PEDRO:                          ¿ Cómo puedo,
   si ha un mes que desembarqué
   de Sanlúcar y llegué
   de Méjico ?
AGUDO:                    ¿ Y sin más miedo 365
   te vas a casar con ella,
   sus virtudes canonizas,
   su hermosura solemnizas,
   y te enamoras sin vella ?
PEDRO:      Escribió su padre al mío 370
   sobre aqueste casamiento;
   que no pudo el elemento
   del mar enfadoso y frío
   anegar correspondencias
   de su pasada amistad, 375
   pues las que la mocedad
   funda, vencen las ausencias.
   Informóse de su estado,
   que, por ser tan conocido,
   mil testigos ha tenido, 380
   que a las Indias han pasado;
   de su hacienda, que es copiosa;
   de la edad, virtud y fama
   que en Madrid tiene mi dama;
   supo que era virtÜosa 385
   como bella, y, en belleza
   la misma exageración
   celebrada en opinión,
   apetecible en riqueza,
   moza, apacible, discreta, 390
   y un sujeto digno, en fin,
   de tan bello serafín.
AGUDO:      ¿ Pintótela algún poeta ?
PEDRO:      No sino la fuerza mucha
   de la verdad, que, pasada 395
   por agua, es más estimada,
   porque allá, tarde se escucha.
AGUDO:      ¿ Y lo crees como evidencia ?
PEDRO:      Conozco con claridad
   en la ausencia la verdad, 400
   la lisonja en la presencia.
   No son los hombres de ahora
   de tan sanas intenciones,
   que, en vez de murmuraciones,
   se hagan lenguas cada hora 405
   en alabar excelencias
   de quien no interesan nada,
   pues aun de la más honrada,
   sacan falsas consecuencias.
   Fama, Agudo, que ha llegado 410
   limpia a Méjico, y a prueba
   de las lenguas, ¡ cosa nueva !
AGUDO:      Y más donde es tan usado
   el murmurar, que sin ciencia
   colige toda criatura, 415
   "¿ Indiano ?    Luego murmura."
   Bien vale la consecuencia.
PEDRO:      Partí a Cuenca desde el Puerto
   en busca de un tío anciano,
   rico y de mi padre hermano; 420
   había un año que era muerto;
   y, sin dar me a conocer
   a deudos impertinentes
   --que, a título de parientes,
   salteadores suelen ser 425
   de la perseguida plata,
   más segura de escapar
   de los peligros del mar,
   que de un pariente pirata,--
   voy a Madrid, donde espero 430
   ver si se iguala en mi dama
   la presencia con la fama.
AGUDO:      Cenaremos, lo primero,
   y dormiremos un rato.
PEDRO:      Cenar sí, mas dormir no. 435
AGUDO:      El reloj las doce dió.
PEDRO:      Ponerme a caballo trato,
   con el bocado en la boca.
   ¿ Qué tenemos que cenar ?
AGUDO:      Puesto está un conejo a asar, 440
   y una perdiz, a quien coca
   una bota yepesina
   mezclada con hipocrás,
   y muerta por darnos paz.
PEDRO:      ¿ No hay más ?
AGUDO:                        Hay una gallina 445
   fiambre, y medio pernil
   mercader, que trata en lonjas,
   --¡ y qué tales !--como esponjas
   de Baco.    Hay medio barril
   de aceitunas vagamundas; 450
   que las de oficio se van
   de Córdoba a cordobán;
   y si en postres asegundas,
   en conserva hay piña indiana,
   y en tres o cuatro pipotes, 455
   mameyes, zipizapotes;
   y si de la castellana
   gustas, hay melocotón
   y perada; y al fin saco
   un tubano de tabacoo 460
   para echar la bendición.
PEDRO:      Mira si hay en la posada
   algún noble forastero,
   que, en mi mesa compañero,
   nos haga menos pesada 465
   la cena.
AGUDO:                      Nadie ha venido.
PEDRO:      Sin compañía, ya sabes
   que son tasajos las aves
   para mí.
AGUDO:                    Escucha, rÜido
   de cabalgaduras siento, 470
   que entran.

Salen CORNEJO, el HUESPED, y GABRIEL hablando desde dentro

CORNEJO:                      Loado sea Dios,
   ¿ hay posada para dos,
   seó huésped ?
HUESPED:                      Y para ciento.
GABRIEL:      Alto pues; ten de ese estribo.

Salen GABRIEL, CORNEJO y el HUESPED

GABRIEL:      ¿ Qué hora es ?
AGUDO:                        Las doce han dado. 475
PEDRO:      Seáis, señor, bien llegado.
CORNEJO::      Venga un harnero y un cribo,
   y en ellos paja y cebada.
GABRIEL:      Dios guarde a vuesa merced.
   Esa maleta meted 480
   donde no nos pongan nada.
CORNEJO:      Huésped, venga un aposento.
PEDRO:      En el nuestro puede estar,
   que luego hemos de picar,
   y recebiré contento 485
   que favorezcáis mi mesa;
   que, aunque la cena se enfría,
   aguardaba compañía.
GABRIEL:      Liberalidad es ésa
   digna de vuestra presencia. 490
PEDRO:      Pon a asar otro conejo
   y perdiz.
GABRIEL:                    Saca, Cornejo,
   ese capón.

Vanse CORNEJO, AGUDO y el HUESPED

PEDRO:                    De Valencia,
   conquista antigua del Cid,
   vendréis.
GABRIEL:                    Antes determino 495
   hacer allá mi camino.
PEDRO:      ¿ Pues salistes de Madrid ?
GABRIEL:      Para serviros.
PEDRO:                          ¿ A qué hora ?
GABRIEL:      A las diez.
PEDRO:                    ¡ Buen caminar !
   Traeréis de allá que contar 500
   mil nuevas.
GABRIEL:                    Haylas cada hora;
   pero dejando en secreto
   sucesos que por mayor
   no contarlos es mejor,
   porque a sus dueños respeto, 505
   por buenas nuevas os doy
   que el rey ha convalecido.
PEDRO:      Gracias a Dios !
GABRIEL:                          Y ha salido
   a Atocha en público hoy.
PEDRO:      Habrá la corte con eso 510
   vuelto en sí; que me contaban
   que en ella todos andaban
   sin color, sin gusto y seso.
GABRIEL:      Mi palabra os doy, que ha sido
   la mayor demostración 515
   de lealtad y de afición
   que en historias he leído.
   No sé yo que se haya hecho
   sentimiento general,
   con tal muestra y llanto tal, 520
   por ningún rey.
PEDRO:                        Muestra el pecho
   el reino que a tal rey debe,
   que en él goza un siglo de oro.
   Sin conocerle, le adoro.
GABRIEL:      ¿ Queréis más, si es que eso os mueve 525
   que todo el tiempo que ha estado
   en contingencia su vida,
   hasta la gente perdida
   dicen que se había olvidado
   de ejecutar la ganancia 530
   de su trato deshonesto ?
PEDRO:      Echó el sentimiento el resto,
   y conoció la importancia
   de la vida de tal rey,
   cuya mansedumbre extraña 535
   es causa que goce España
   su hacienda, su paz, su ley,
   sin contrastes ni temores.
GABRIEL:      Cosa estraña, que en veinte años
   que reina, ni hambres, ni daños, 540
   pestes, guerras, ni rigores
   del cielo hayan afligido
   este reino !
PEDRO:                      Antes por él
   mana España leche y miel.
   De promisión tierra ha sido. 545
GABRIEL:      No le viene el nombre mal,
   pues que en su tiempo ha alcanzado
   Castilla el haber comprado
   la hanega de trigo a real,
   y el dar la cosecha a medias 550
   del vino, a quien a ayudar
   se atreviera a vendimiar.
PEDRO:      ¿ Qué hay,en Madrid de comedias ?
GABRIEL:      Todo lo ha desazonado
   la salud del rey en duda; 555
   no hay quien con gusto a ella acuda.
   La corte había alborotado
   con el Asombro Pinedo
   de la limpia Concepción;
   y fuera la devoción 560
   del nombre, afirmaros puedo
   que en este género llega
   a ser la prima.
PEDRO:                        ¿ Y de quién ?
GABRIEL:      De Lope; que no están bien
   tales musas sin tal Vega. 565
PEDRO:      Por mi opinión argÜís.

Sale CORNEJO

CORNEJO:      Si es que habemos de picar,
   ¿ qué aguardas ?    Alto, a cenar.
GABRIEL:      ¿ De dónde, señor, venís ?
PEDRO:      De Cuenca inmediatamente, 570
   y de las Indias después.
GABRIEL:      ¿ Mucha plata ?
PEDRO:                        El interés,
   como siempre está en creciente,
   todo lo juzga menguante.
   Venid; que, mientras cenemos, 575
   muchas cosas trataremos.
GABRIEL:      Id, que yo os sigo al instante.

Vase Don PEDRO

GABRIEL:      ¿ Adónde, Cornejo, has puesto
   nuestro hato ?
CORNEJO:                        En esta sala
   donde cenáis, que no es mala, 580
   pues éstos se van tan presto.
   Junto a su maleta está
   la nuestra.
GABRIEL:                    Ya te he advertido
   que no digas que he venido
   de Valencia...
CORNEJO:                        Acaba ya. 585
GABRIEL:      Ni que don Gabriel me llamo
   de Herrera.
CORNEJO:                      Pues que yo dejo
   el Beltrán por el Cornejo,
   no diré el nombre de mi amo.
GABRIEL:      Don Pedro soy de Mendoza, 590
   Cornejo, de aquí adelante.
CORNEJO:      ¡ Cuál estará la Violante !
GABRIEL:      Anda ahora.
CORNEJO:                      ¡ Pobre moza !

Vanse. Sale doña VIOLANTE, de labradora AGUADO, criado

VIOLANTE:      No hallo disfraz mejor
   para remediar mi ultraje, 595
   Aguado, que el labrador.
AGUADO:      Y estáte tan bien el traje,
   que por ti lo será amor.
VIOLANTe:      Si mi don Pedro tirano,
   como sospecho, ha venido 600
   a la corte, y como es llano,
   viendo su honor ofendido,
   ha de seguirle mi hermano,
   ¿ cómo podré andar segura
   entre los dos, sino ansí ? 605
AGUADO:      ¿ Qué es, pues, lo que hacer procura
   tu ingenio ?
VIOLANTE:                      Mudar en mí
   con el traje la ventura.
   Buscar el alma robada
   que se va tras el honor; 610
   dar, ya que estoy deshonrada,
   diligencias a mi amor,
   o a mis agravios espada.
   En Madrid hay tribunales
   para todos, y también 615
   han de hallarle en él mis males;
   a extranjeros trata bien,
   si mal a sus naturales.
   Yo espero en Dios que ha de ser
   madre Madrid de mi honor. 620
AGUADO:      Industriosa es la mujer,
   el amor, enredador,
   y los dos sabréis hacer
   engaños con que salir
   de don Pedro vencedores. 625
   ¿ Amasle ?
VIOLANTE:                        Como el vivir.
AGUADO:      Arbol que ha dado las flores,
   nunca supo resistir
   el fruto a quien las cogió.
VIOLANTE:      Como él en Madrid esté, 630
   de mi ingenio espero yo
   que fin dichoso me dé,
   si mal principio me dió.
AGUADO:      El que hoy habemos tenido,
   no le promete muy malo, 635
   pues al fin te ha recibido
   el labrador, que señalo
   por dueño tuyo.
VIOLANTE:                        Hemos sido
   dichosos en eso. En fin,
   soy villana de Vallecas. 640
AGUADO:      Por el sayuelo y botín
   el oro y la seda truecas
   de la ropa y faldellín.
   Lindamente le engañé.
VIOLANTE:      No oí lo que le dijiste; 645
   que de industria me aparté.
AGUADO:      Discreta en todo anduviste.
   Díjele que te saqué,
   siendo un hombre principal
   y mayorazgo de Ocaña, 650
   de tu casa y natural,
   porque tu hermosura extraña,
   ennobleciendo el sayal
   que de tu sangre heredaste,
   me obligó a que te ofreciese 655
   el sí de esposo, y que al traste
   con obligaciones diese
   que a mi nobleza usurpaste;
   y mis padres y parientes,
   contradiciendo mi amor, 660
   coléricos e impacientes
   que la hija de un labrador
   agravie a sus descendientes,
   procuraban darte muerte;
   y yo, como quien te adora, 665
   te truje aquí de la suerte
   que se vio; y pretendo agora
   de su furor esconderte.
   Que te reciba en su casa,
   como que a servirle has ido, 670
   mientras este rigor pasa;
   y, siendo yo tu marido,
   venzamos la suerte escasa.
   Hele dado unos escudos,
   y ofertas para después, 675
   que, debajo de cien nudos,
   la cárcel del interés
   los tiene presos y mudos.
   En fin, el buen Blas Serrano
   dice que, con el secreto 680
   que pide el caso, está llano
   por mí a tenerte respeto;
   mas porque el vulgo villano
   no malicie esta quimera,
   que le sirves fingirás, 685
   tal vez siendo lavandera,
   y tal, si a la corte vas,
   trasformada en panadera.
VIOLANTE:      Todo eso viene a medida
   de lo que yo he menester. 690
   ¡ En fin, mudando de vida,
   en Madrid he de vender pan !
AGUADO:      Si tu amor a él convida,
   no se le darás a secas,
   pues con tu vista a quien te ama 695
   come gustos que en sí truecas.
VIOLANTE:      ¡ A fe que ha de dejar fama
   la villana de Vallecas !
   Pero tú, ¿ dónde has de estar ?
   Que en Madrid es peligroso, 700
   si en él te viniese a hallar
   mi hermano.
AGUADO:                    El que es cuidadoso,
   se sabe en Madrid guardar;
   pero en Alcalá de Henares,
   sin ese miedo estaré. 705
VIOLANTE:      Con todo, es bien repares,
   no pase por él.
AGUADO:                          Sí haré.
VIOLANTE:      Y, cuando a verme llegares,
   sea sin que nota des
   a esta gente maliciosa. 710
AGUADO:      Entre tanto que aquí estés,
   cada semana es forzosa
   tu vista tres veces.
VIOLANTE:                              ¿ Tres ?
AGUADO:      Y aun es poco.    Pero aguarda.
   ¿ Qué gente es ésta ?
VIOLANTE:                              No sé. 715
   Cualquier sombra me acobarda.
   ¿ Que es mi hermano ?
AGUADO:                              No hay de qué
   temer; que el sayal te guarda.

Salen PEDRO y AGUDO

PEDRO:      ¡ Que no te dé mil estocadas, perro,
   traidor !    ¡ Que no te quite yo la vida ! 720
AGUDO:      ¡ Déme favor, hidalgo !
PEDRO:                                Será yerro
   que ninguno por ti perdón me pida.
AGUDO:      Las maletas troqué, señor, por yerro;
   era de noche, y mucha la bebida.
   Madrugaras tú menos.
PEDRO:                              ¿ Qué esto escucho ? 725
   ¡ Vive Dios !
AGUADO:                      Deteneos.
AGUDO:                                Pues, ¿ fué mucho... ?
PEDRO:      Quitaos delante, bella labradora.
   Caballero, dejadme que le corte
   las piernas.
AGUDO:                      ¡ Válgame nuestra Señora
   de Atocha !
VIOLANTE:                      Vuestro enojo se reporte. 730
PEDRO:      ¿ Qué tengo yo de hacer, bárbaro, agora ?
   ¿ Con qué despachos entraré en la corte ?
   ¿ Cómo creerá don Juan que estoy don Pedro ?
AGUDO:      ¡ Bien por servirte desde niño medro !
VIOLANTE:      ¿ No sabremos la culpa que ha tenido 735
   este pobre criado ?
PEDRO:                              A Dios plugiera
   que nunca yo le hubiera conocido,
   o que al tomar la barra se muriera.
   ¿ A quién tal desventura ha sucedido ?
   Cuando en Madrid mi serafín me espera 740
   para darme de esposa el sí y la mano,
   ¿ con qué testigos me creerá su hermano ?
   ¿ Cómo podré afirmar que de don Diego
   de Mendoza soy hijo, y que ha pasado
   mil leguas de agua el amoroso fuego, 745
   que desde Arganda aquí lloro apagado ?
   Los despachos, las joyas, con el pliego
   en que mi amor venía confiado
   del virrey y mi padre, por ti pierdo;
   pues no te doy la muerte, no soy cuerdo. 750
   Torna tras ese hombre, traidor; anda.
   Sube en mi macho; alcánzale, si puedes.
AGUDO:      El mozo fué tras él; la furia ablanda.
   No hayas temor que sin maleta quedes.
   A las dos se acostó el otro en Arganda, 755
   y, entre cortinas que enmarañan redes,
   dormideras de Yepes y lo asado,
   le mandarán volverse al otro lado.
   Esta es la hora que, deshecho el trueco,
   vuelve en mi mula aquí, donde le dije 760
   que le aguardabas.    Lo que a escuras peco,
   perdona al sol, o nuevo mozo elige.
   Si te ofendiera yo, el cerebro seco,
   y el vino y sueño que a un monarca aflige
   no humedecieran mis sentidos y ojos, 765
   tuvieran causa justa tus enojos.
VIOLANTE:      Si bastan a obligáros, caballeros,
   ruegos de una mujer y de un hidalgo,
   y aquí por fuerza habéis de deteneros,
   porque ocupéis aqueste tiempo en algo, 770
   contadnos la ocasión de entristeceros.
PEDRO:      ¿ Cómo podré, cuando de seso salgo ?
   Mas siempre, o perdidoso o ofendido,
   uso ser con mujeres comedido.
   Criollo soy de Méjico, que es nombre 775
   que dan las Indias al que en ellas nace;
   a su virrey serví de gentilhombre,
   que a bien nacidos honra y satisface;
   la hacienda heredo a un padre y el renombre
   de quien España tanto caudal hace 780
   por los linajes que en sus reinos goza,
   y llámome don Pedro de Mendoza.
VIOLANTE:      (¡ Ay cielos ! Este ¿ no es el apellido      Aparte
   del ingrato que busco disfrazada ?)
PEDRO:      Mi padre, desde España persuadido 785
   por un amigo que en la edad pasada
   tuvo en Madrid y no borró el olvido,
   siendo estafetas una y otra armada,
   de una hija que tiene, determina
   hacerMe esposo, en nombre Serafina. 790
   Tres meses ha que en un navío de aviso
   le escribió que en la flota venidera
   me embarcaría, y, para aviarme quiso
   que en barras treinta mil pesos trujera;
   mas como el mar sepulta de improviso 795
   toda una armada, si se enoja, entera,
   no se atrevió a fiar tanto tesoro
   de este Midas que traga plata y oro.
   Así en correspondientes de Sevilla
   y de la corte cédulas librando, 800
   de Sanlúcar pisé la antigua orilla,
   barras su barra célebre surcando.
   No quisieron deseos de Castilla
   detenerse en Sevilla registrando
   de su contratación tantos haberes, 805
   no hablar sus codiciosos mercaderes;
   antes, por ver que entonces ocupados
   andaban en registros y cobranzas,
   para otro tiempo dilaté cuidados,
   trayéndome conmigo las libranzas. 810
   Con dos mulas en fin y tres criados,
   cargado de papeles y esperanzas
   llegué de Cuenca a la famosa sierra,
   antigua patria de mi padre y tierra.
   Tenía en ella un tío que hallé muerto, 815
   y, sin hablar a deudos codiciosos,
   guié a la corte, que es general puerto
   del mundo, con bajíos peligrosos;
   y anoche, cuando ya juzgué por cierto
   el fin de mis viajes enfadosos, 820
   como mi amor prosigue en su demanda
   por ser de noche, me quedé en Arganda.
   Aguardaba mi cena a un compañero
   conversable; que a solas nunca trato
   dar al cuerpo sustento; que es grosero 825
   cualquier manjar sin el discreto trato.
   A la conversación llamó salero
   del alma un sabio; y como cualquier plato
   sin sal jamás está bien sazonado,
   la mesa así también sin convidado. 830
   Mi deseo cumplió--que no debiera--
   un forastero que tomó posada
   en mi propio mesón.    ¡ Nunca a él viniera !
   Recebíle cortés, y, aderezada
   la cena, convidéle a que subiera 835
   a mi aposento, y porque mi jornada
   a la corte sería de allí a un rato,
   mandé al mozo que en él pusiese su hato.
   Juntamos cenas, supe su camino,
   tratamos varias cosas en la mesa, 840
   y el fin apenas con el postre vino,
   cuando, dándome amor y el tiempo priesa,
   mandé ensillar; y el sueño o desatino
   de éste, que de mi dicha y bien le pesa,
   trocando las maletas y cojines, 845
   a dichosos principios dió estos fines.
   En conclusión, dejándose la mía
   en la posada, la del forastero
   me puso en el arzón.    Descubrió el día
   aqueste engaño, y no será el postrero. 850
   ¡ Considerad vosotros lo que haría
   quien, fuera de las joyas y dinero,
   que deben de valer cinco mil pesos,
   pierde cartas, libranzas y procesos !
   De veinte mil ducados, y más, pasa 855
   la cantidad que en cédulas me lleva;
   mirad sin ella, cuando amor me abrasa,
   cómo es posible que en Madrid me atreva
   a pretender esposa, ni en su casa
   ose entrar, si me faltan para prueba 860
   de que don Pedro soy cartas de abono.
   ¡ Que la vida, villano, te perdono !
VIOLANTE:      Prométoos que es desgracia nunca oída
   Mas, supuesto que el mozo fué por ella,
   antes que el otro empiece su partida, 865
   el trueco deshará, y no habrá querella.
AGUDO:      La oscuridad, y el ser tan parecida
   con la del otro, me obligó a ponella,
   por darme prisa tú, sobre tu macho.
PEDRO:      Mejor dijeras por estar borracho. 870

Sale MATEO, mozo de mulas, con un cojín

MATEO:      ¡ Válgate el diablo por hombre !
   Por arte de encantamento
   debió de llevarle el viento
   sin dejar rastro ni nombre.
PEDRO:      ¿ Qué hay, Mateo ?
MATEO:                                Par Dios, nada. 875
PEDRO:      ¿ No parece ?
MATEO:                        No, señor.
PEDRO:      ¿ Qué dices de esto, traidor ?
MATEO:                 Cuando llegué a la posada,
   ya él estaba en cas de Judas.
   Ni aun memoria de él no hallo. 880
   Al instante que a caballo
   te pusiste, apenas mudas
   el paso, cuando picó,
   y, sin saberse por donde.
   0 es demonio que se esconde, 885
   o la tierra le sorbió.
PEDRO:      A Valencia dijo que iba.
   Pues debióte de mentir;
   que un pastor le vió salir,
   y, en vez de echar hacia arriba, 890
   tomando a la mano izquierda,
   dijo que fué hacia Alcalá.
   Seguíle; mas nadie da
   señas de él.
PEDRO:                          ¡ Que por ti pierda
   mi hacienda, infame, y mi ser ! 895
MATEO:      Como ninguno me daba
   serías de cuantos topaba,
   tuve por mejor volver
   acá, que, siendo virote
   perderme también.
PEDRO:                              ¡ Yo he sido 900
   .................... -ido]
   harto dichoso !
MATEO:                                Engañóte.
VIOLANTE:      (Su pérdida cada cual                Aparte
   siente, vengativo amor;
   yo lloro la de mi honor, 905
   y éste la de su caudal.)
MATEO:      Mira qué habremos de hacer
   de este cojín y maleta.
PEDRO:      ¡ Abrasarlos !
MATEO:                          No es discreta
   sentencia, a mi parecer, 910
   la que das.
PEDRO:                            ¿ Qué he de hacer, pues ?
MATEO:      Mejor será que la abremos,
   y, por lo que trae, sepamos
   dónde camina o quién es
   este demonio escondido; 915
   que quizá en ella vendrán
   prendas que pregón serán
   echado tras el perdido.
   El candado tengo roto.

Abrele

   ¿ Sacaré ?
PEDRO:                      Haz lo que quisieres. 920
MATEO:      Papeles hay. Si lo vieres,
   por ellos, como piloto,
   haremos nuestro camino.

Va sacando

   Un retrato, ¡ vive el cielo !,
   he topado.
PEDRO:                        Buen consuelo ! 925
MATEO:      Y a fe que el rostro es divino
   de la dama !
PEDRO:                            Arrojalé
   con la maldición.
VIOLANTE:                              ¿ Al suelo
   echa la imagen ?

Alza doña VIOLANTE el retrato, y conócele. Hablan AGUADA y doña VIOLANTE aparte

                       ¡ Ay cielo !
   ¿ Qué he visto ?
AGUADO:                            Paso. 930
VIOLANTE:      ¡ Ay, Aguado ! mi retrato.
AGUADO:      ¡ Válgame Dios !    Ya concluyo
   que es don Pedro el dueño suyo;
   pero impórtate el recato.
   Disimula, que ya creo 935
   que en Madrid tu esposo está.

Doña VIOLANTE habla disimulando

VIOLANTE:      La Magdalena será;
   que así en la igreja la veo
   con su copete y gorguera;
   el bote sólo le marra 940
AGUADO:      ¿ Pues bésasla ?
VIOLANTE:                            Está bizarra.
   Pondréla a mi cabecera.
MATEO:      Un legajo de papeles
   es éste.
PEDRO:                        Desatalós.
AGUDO:                 Versos son éstos, por Dios. 945
PEDRO:      ¿ Hay sucesos más crÜeles ?
   ¡ Para quien mi rabia ve,
   es bien que versos me cante !

Lee

AGUDO:      "Soneto a Doña Violante,
   la noche que la gocé." 950
AGUADO:      No se descuidó el poeta.
VIOLANTE:      Si la pobre está gozada,
   no es Violante, mas violada.
   Echadme acá esa soneta,
   pondréla por rocadero, 955
   y enseñarémosla a hilar;
   mas no, que, siendo cantar,
   mejor es para el pandero.

Leyendo otro papel

AGUDO:      "Memoria de cien ducados
   que he de pagar en Madrid 960
   a Andrés de Valladolid,
   por otros tantos prestados
   aquí en Amberes."
MATEO:                                ¡ Por Dios
   que son buenas hipotecas
   de las maletas que truecas ! 965
PEDRO:      Como haya otras tres, o dos
   de estas ditas ¡ bien desquito
   veinte mil y más ducados !
MATEO:      Estos son pliegos cerrados.
PEDRO:      Mira pues el sobrescrito. 970
AGUDO:      Este dice, "Al presidente
   de Italia;" y éste, "Al Marqués
   de San German;" éste es
   "A Mosén Romen, regente
   del consejo de Aragón." 975
PEDRO:      A Madrid va, según esto,
   el que en tal trance me ha puesto.
MATEO:                 ¿ Quién duda ?
PEDRO:                          ¿ Por qué ocasión
   me dijo que iba a Valencia ?
AGUDO:      Quizá por entrar secreto; 980
   que hay mil lances, en efeto,
   en que importa la prudencia.
PEDRO:      El, según lo que parece,
   viene a España desde Flandes,
   y trae pretensiones grandes; 985
   o, como a otros acaece,
   algo allá le ha sucedido;
   tuvo al peligro temor,
   buscó cartas de favor,
   y a la corte viene hÜido. 990
AGUDO:      La Violante del soneto
   debe de ser la ocasión
   de que huya.
PEDRO:                          Tenéis razón;
   por eso vendrá secreto.
   No he perdido la esperanza, 995
   supuesto que a Madrid va,
   de encontrar con él allá.
VIOLANTE:      (Ni mi amor de su venganza.)      Aparte
PEDRO:      Abre alguna de esas cartas,
   supuesto que traen cubierta, 1000
   tendremos noticia cierta
   de su nombre, pues hay hartas.
AGUDO:      Dios te la depare buena.
   Abre un pliego, y léele.
   Esta del Regente abrí. 1005
PEDRO:      ¿ Cómo dice ?
AGUDO:                        Dice así...
MATEO:      ¡ Válgate el diablo por cena !

Lee

AGUDO:      "El capitán Don Gabriel de Herrera,
   en diez años que ha que sirve a su
   Majestad en Flandes, ha sido 1010
   mi camarada y amigo; sus hazañas
   y servicios son muchos, como mostrarán
   los papeles que lleva.    Sucedióle,
   sobre palabras que en el cuerpo de
   guardia tuvo con un capitán tudesco, 1015
   darle de estocadas; por ser el
   delito en tal lugar y con tal persona,
   le es forzoso huir al amparo de V.S.,
   en quien, así para aumento de sus
   pretensiones, como el perdón de 1020
   Majestad, tengo esperanzas hallará
   por mi respeto todo amparo. --Guarde
   Dios a V.S. con la prosperidad que
   los interesados hemos menester.
   --Amberes marzo 25, 1620. 1025
   Su sobrino de V.S., el maese de campo,
                 Don Martín Romen."
   ¡ Miren si lo dije yo !
PEDRO:      El mostraba en su persona
   el valor con que le abona
   la carta, aunque me mintió 1030
   en el viaje que hacía.
AGUDO:      Su peligro considera.
PEDRO:      En fin, don Gabriel de Herrera
   se llama.
VIOLANTE:                      (Desdicha mía,                Aparte
   ¿ qué escucháis ?    El que destroza 1035
   ingrato mi honor y fama,
   aquí don Gabriel se llama,
   y don Pedro de Mendoza
   allá.    Si los nombres truecas,
   traidor, vengará constante 1040
   quejas de doña Violante
   la villana de Vallecas.)
PEDRO:      ¿ Qué tiene más la maleta ?
MATEO:      Ropa blanca es la que hay,
   toda de holanda y cambray, 1045
   con puntas y cadeneta;
   ligas y media de seda
   hay de colores diversos,
   guantes, y prosas y versos;
   de papeles, sólo queda 1050
   un librillo de memoria
   aquí dentro.
PEDRO:                          Sacalé;
   que mejor por él sabré
   sucesos de aquesta historia;
   y, sin detenernos más, 1055
   a caballo nos pongamos;
   que, si en Madrid le buscamos,
   no se esconderá.
AGUDO:                            Podrás,
   para encontralle más presto,
   ir a casa del Regente, 1060
   del Marqués y el Presidente.
PEDRO:      Pon bien eso.
MATEO:                            Ya lo he puesto.
PEDRO:      Ya voy consolado en algo.
AGUADO:      También lo vamos los dos.
PEDRO:      Labradora hermosa, adiós. 1065
   Daca el macho. --Adiós, hidalgo.

Vanse los tres

VIOLANTE:      ¿ Qué juzgas de aquesto, Aguado ?
   ¿ Qué te parece ?
AGUADO:                            No sé,
   señora, si afirmaré
   que es de veras o soñado; 1070
   sólo digo que has tenido
   en algún modo ventura,
   pues lo visto te asegura
   quién es el que te ha ofendido,
   y que está en la corte.
VIOLANTE:                                      ¡ Ay cielos ! 1075
   ¿ Don Gabriel de Herrera es
   el que ha postrado a sus pies
   mi honor ? ¿ El que a mis desvelos
   da tanta causa ? ¿ El que en Flandes,
   dando muerte a un capitán, 1080
   mató mi honor ?
AGUADO:                            Cerca están
   de Madrid las torres grandes
   y casas, pues que no dista
   más de una legua de aquí.
   Yendo disfrazada así, 1085
   gozarás presto su vista,
   mientras que Madrid te goza
   en traje de panadera.
VIOLANTE:      ¿ Que en fin don Gabriel de Herrera
   es don Pedro de Mendoza ? 1090
AGUADO:      Mudan desgracias los nombres;
   cuando sus peligros dudan.
VIOLANTE:      Mejor dirás que se mudan
   las palabras de los hombres.
AGUADO:      Acá sale nuestro viejo, 1095
   o, por mejor decir, tu amo.
   ¿ En fin, tu esposo me llamo ?
VIOLANTE:      Sí.
AGUADO:      ¿ Y el nombre ?
VIOLANTE:                              Don Alejo.

Sale BLAS Serrano, labrador viejo

BLAS:      Pues, Teresa, ¿ no es ya hora 1100
   de her algo en casa ? ¿ Hasta cuándo
   los dos heis de estar parlando ?
   La malicia labradora,
   si muchas veces os ve
   que con él os arrulláis, 1105
   levantarnos que rabiáis.
AGUADO:      Presto, Blas, me partiré.
   Si es que bien habéis querido,
   no espanten dilaciones.
BLAS:      Ya yo sé lo que en razones 1110
   gasta el Amor que es cumplido.
   También me dió su picón
   Amor en la edad pasada,
   y, muerto por su ensalada,
   me cupo mi sopetón. 1115
   No me espanta nada de eso,
   que por todo el hombre pasa;
   pero tengo un hijo en casa
   que a Madrid hué a vender yeso,
   y, desde que vió a Teresa, 1120
   con ser desde anoche acá,
   emberrinchándose va,
   y que os halle aquí me pesa;
   que anda el diabro revestido
   en él.
AGUADO:                    ¿ Luego no está aquí 1125
   segura mi esposa ?
BLAS:                                Sí.
VIOLANTE:      Yo me guardaré, marido.
BLAS:      Pues ella, señor, se guarda,
   nadie la podrá ofender;
   que no es buena la mujer 1130
   que sufre por fuerza albarda.
   Ríome yo de que digan
   que ha habido mujer forzada
   desde Elena, la robada.
AGUADO:      A mil las leyes castigan 1135
   cada día.
BLAS:                        Es papasal.
   Créalo quien lo creyere.
   Par Dios, que, si uno no quiere,
   que dos que barajan mal.
   La reina doña Isabel 1140
   dejó este ejempro probado
   con la del puño cerrado,
   y yo, señor, me atengo a él.
AGUADO:      (No ha estado el discurso malo.) Aparte
BLAS:      Digo, pues, que importa poco 1145
   que Antón por vos esté loco;
   pues, con darle con un palo,
   si vos no queréis, Teresa,
   poco daño os hará en casa;
   que el panadero no amasa, 1150
   cuando no quiere el artesa.
AGUADO:      Ahora bien, Blas, yo me parto;
   mi Teresa os encomiendo.
   Dinero os iré trayendo
   cada día.
BLAS:                        Acá deja harto; 1155
   pero no se le dé nada;
   que sarnosos y avarientos
   nunca diz que están contentos.
AGUADO:      Adiós pues, esposa amada;
   Blas Serrano, adiós.
BLAS:                                      Adiós. 1160

Vase AGUADO

BLAS:      ¿ Qué habemos de hacer agora ?
VIOLANTE:      Si hay pan cocido, a buen hora
   iré a Madrid.
BLAS:                            ¿ Sabéis vos
   venderlo ?
VIOLANTE:                        ¿ Pues soy yo zurda ?
BLAS:      Los cortesanos, si os ven, 1165
   temo que fayanca os den.
VIOLANTE:      No haya miedo que me aturda.
   Con un palo y con un arre,
   y un jo que te estriego, suelo
   dar con un hombre en el suelo. 1170
BLAS:      ¡ El dimuño que os agarre !
   El pan de Vallecas es
   por branco y bien sazonado,
   en Madrid más estimado.
VIOLANTE:      Si es que vais al interés, 1175
   decidme cómo es la tasa,
   y dejadme el cargo a mí.
BLAS:      A veintidós vale.
VIOLANTE:                              ¡ Ah, sí !
   Y si de eso el precio pasa,
   y os traigo a real, ¿ qué diréis ? 1180
BLAS:      Que Teresa es mi ventura;
   pero si pan y hermosura,
   Teresa, en Madrid vendéis,
   como no es el pan a secas,
   no hay precio, ni aun para porte. 1185
VIOLANTE:      Yo haré que admire a la corte
   la villana de Vallecas.


ACTO SEGUNDO

Salen Don GABRIEL y CORNEJO

GABRIEL:      No creí jamás, Cornejo,
   que tan venturoso fuera.
CORNEJO:      ¡ Oh maleta hermosa, esfera 1190
   de mi remedio !
GABRIEL:                            Ya dejo
   pretensiones de soldado,
   pues en diez años que he sido
   en Flandes, ya entretenido,
   ya alférez determinado, 1195
   ya señor de una jineta,
   no adquirí lo que en un hora
   la Fortuna enredadora
   me ha dado en una maleta.
CORNEJO:      ¡ Lindo trueco !
GABRIEL:                              ¡ Hermosas barras ! 1200
CORNEJO:      No me harto de darles besos.
GABRIEL:      Tres hay de oro de a mil pesos,
   y, entre otras joyas bizarras,
   una banda de diamantes,
   y de perlas siete vueltas, 1205
   con otras muchas que, sueltas,
   entre esmeraldas brillantes,
   guarda un cofre de carey.
CORNEJO:      Así a la tortuga llaman
   las Indias que oro derraman. 1210
GABRIEL:      Hay un cintillo, que el rey
   no sé si mejor le tiene,
   fuera de los cabestrillos,
   las arracadas y anillos,
   donde tanta piedra viene, 1215
   que podremos empedrar
   toda esta calle con ellas.
CORNEJO:      Pisará Madrid estrellas.
GABRIEL:      Hay una piedra bezar,
   entre otras tres, guarnecida 1220
   de oro, mayor que un gÜevo.
CORNEJO:      Con tales yemas, me atrevo
   a no comer en vida
   sino hÜevos, sin la bula.
GABRIEL:      Dejo otros melindres mil 1225
   de nácar, carey, marfil,
   con que el interés adula
   la codicia de las damas.
   En fin, la maleta está
   hecha una colmena.
CORNEJO:                                Y da 1230
   panales del oro que amas.
   Mas ya que lo cuentas todo,
   ¿ Por qué olvidas las libranzas ?
GABRIEL:      Porque estriban en cobranzas,
   y es peligroso su modo; 1235
   que ni en Sevilla ni aquí
   descubrir me atreveré
   a quien vienen.
CORNEJO:                            ¡ Bueno, a fe !
   ¿ No abriste las cartas ?
GABRIEL:                                      Sí;
   que, viniendo con cubierta, 1240
   cuando de ellas me aproveche,
   como otras nuevas les eche,
   no habrá quien en ello advierta.
CORNEJO:      Y su dueño descuidado,
   ¿ no es don Pedro de Mendoza ? 1245
GABRIEL:      De ese ilustre nombre goza,
   según ellas me han mostrado.
CORNEJO:      ¿ Tú y todo no te confirmas
   con el mismo nombre ?
GABRIEL:                                  En él
   trueco el de don Gabriel. 1250
CORNEJO:      Pues si te abonan sus firmas,
   y esotro no es conocido,
   ni de Méjico salió
   otra vez, donde nació,
   conforme lo que has leído, 1255
   ¿ no puedo yo en nombre suyo
   partir y cobrallo todo
   con las cédulas ?
GABRIEL:                              No es modo,
   Cornejo, discreto el tuyo.
   ¿ Tan descuidado ha de ser 1260
   el otro, ya que ha perdido
   lo que consigo ha traído,
   que al instante no ha de hacer
   en Sevilla diligencias,
   y aquí, para que le entreguen 1265
   la plata, por más que aleguen
   cartas, ni correspondencias ?
   ¿ No ha de tener en Sevilla
   quien le conozca de allá ?
CORNEJO:      En Sevilla sí tendrá; 1270
   pero dúdolo en Castilla.
   Y, supuesto que consigo
   ha de tener tus papeles,
   sin que en eso te desveles,
   sirviendo yo de testigo, 1275
   puedes hacerle prender
   por la muerte que en Amberes
   diste al tudesco; y, si quieres
   el serafín suyo ver,
   con quien a casarse vino, 1280
   y te pareciere tal,
   no viene el enredo mal.
   0 si no, ponte en camino,
   y vámonos a Granada,
   patria nuestra--que es mejor-- 1285
   pues con tanto oro, señor,
   no tendrás que envidiar nada
   a don Antonio de Herrera,
   tu hermano, puesto que goza
   tal mayorazgo y tal moza. 1290
GABRIEL:      Bien allá pasar pudiera;
   que, en fin, con mis alimentos,
   y con cinco mil ducados
   que llevo aquí, mis cuidados
   dieran fin a pensamientos; 1295
   pero a doña Serafina
   he visto, Cornejo, ya
   y en ella cifrada está
   la hermosura peregrina
   del mundo.
CORNEJO:                            Pues, ¿ qué tenemos ? 1300
GABRIEL:      No sé. ¡ Bravo tentador
   es el oro, del Amor !
CORNEJO:      Haz algo con que lloremos.
GABRIEL:      Estas barras y diamantes,
   joyas, libranzas, papeles, 1305
   a pensamientos crÜeles
   me inclinan,
CORNEJO:                        No son Violantes
   todos, señor, ni es Valencia
   la taimería de Madrid.
   Tiemplan allá a lo del Cid; 1310
   o pero acá lee la experiencia
   cátedra de socarrones,
   y nacen en la niñez
   jugando en el ajedrez
   de enredos y de invenciones 1315
   las damas de más estima.
   Como has estado en Amberes,
   no sabes que las mujeres
   tienen su juego de esgrima
   en la corte, en cuyo estilo 1320
   la que menos sabe, alcanza
   diez tretas más que Carranza.
   Hieren por el mismo filo,
   juegan con espadas negras;
   y, a dos idas y venidas, 1325
   si señalan las heridas
   y con el juego te alegras,
   aunque seas un peñasco,
   la tía, de armas maestra,
   ha de cobrar, como diestra, 1330
   primero que toques casco.
   Y, apenas dos tretas juega,
   cuando, entrando en su socorro
   --como hay tántas en el corro
   al instante que otro llega-- 1335
   sale el amante al encuentro,
   que se arrima a la pared
   y dice, "Vuesa merced
   asiente, y entre otro dentro."
GABRIEL:      Que no debe de ser tanto 1340
   como se dice.
CORNEJO:                          ¿ No es juego
   de esgrima una calle ? y luego
   ¿ no es espada negra un manto
   que se remata en medio ojo ?
   ¿ zapatilla de esta espada 1345
   la maestra examinada ?
   ¿ Armella de este cerrojo
   no es la tía, que, al instante
   que ve que la mano llegas,
   y la primer treta juegas, 1350
   en medio mete el montante
   con un "vaya en hora mala ?"
   ¿ No pagas monjil y tocas,
   y, apenas el casco tocas,
   cuando en entrando en la sala 1355
   don Filotimio o don Porro,
   asientas, y ella te arrima ?
   No hay dama en Madrid, ni esgrima,
   que esté sin gente en el corro.
GABRIEL:      Eso será con mujeres 1360
   comunes; que Serafina
   es principal.
CORNEJO:                          ¡ Peregrina
   solución !    De cuantas vieres
   tendrás aquesta noticia.
   En la corte viven todos 1365
   de industria, y hasta los codos
   cubren aquí su malicia.
   Písalos, si contradices
   esta común opinión,
   y te dirá lo que son 1370
   la ofensa de tus narices.
GABRIEL:      Aquí vive nuestra dama.
   ¡ Por Dios, que tengo de vella !
CORNEJO:      ¿ Más que ha de tener por ella
   mal urdiembre aquesta trama ? 1375
   Porque el otro, claro está
   que ha de venir a buscarla;
   y, si en su casa nos halla,
   seguramente podrá
   deshacer nuestra ventura 1380
   y el trueco de las maletas.
GABRIEL:      ¿ No dices que toda es tretas
   Madrid ? Pues calla y procura
   seguirme; que no me espanto
   de estratagemas de amor. 1385
CORNEJO:      Con las de Flandes mejor
   te avinieras. Dama y manto
   he visto, y coche a la puerta,
   y un galán que la acompaña.
GABRIEL:      Aquí empieza mi maraña. 1390
   Esta es mi dama.
CORNEJO:                              Y no es tuerta.

Salen Doña SERAFINA, con manto; Don JUAN, su hermano; Don GOMEZ, su padre; y POLONIA:, criada

GOMEZ:                  No debe de venir en esa flota
   don Pedro de Mendoza, pues no escribe,
   cuando en Sevilla tantos alborota.
JUAN:      Podrá ser que, si postas apercibe,
   venga a ser carta viva, y ganar quiera 1395
   albricias de que ya en España vive.
SERAFINA:      ¡ Ay, hermano !    ¡ Qué alegre se las diera
   quien en deseos con su amor dilata
   penas de un alma que su vista espera !
GOMEZ:                  Primero que en registros de la plata
   negocie con papeles y averías 1400
   con la Contratación que en eso trata,
   es fuerza consumir algunos días
   obligando ministros y oficiales,
   confusos entre tantas mercancías.
JUAN:      Andan con pies de plomo aquesos tales, 1405
   . . . . . . . . . . . . . -ento],
   que reales tiran sus oficios reales.
SERAFINA:      ¡ Que hubo de darme el cielo casamiento
   ¡ Que es, por agua pasado, tan aguado,
   cuando amoroso fuego es su elemento !
GOMEZ:                  Dios te traiga con bien; que, si ha llegado 1410
   darás por bien empleada su tardanza.
   ¿ Adónde vas ahora ?
SERAFINA:                                Voy al Prado,
   por buscar en sus flores mi esperanza,
   y saber de sus fuentes si ha venido;
   que, por salir del mar de su mudanza, 1415
   me dirán si en Sanlúcar ha surgido.
   Hola, acerca ese coche.

GABRIEL y CORNEJO hablan aparte

GABRIEL:                                    A hablarla llego.
CORNEJO:      Entra con pie derecho.
GABRIEL:                                    Voy perdido.

Llégase a ellos

   Que me digáis adónde    vive os ruego,
   caballeros, don Gómez de Peralta. 1420
GOMEZ:      Yo soy el que buscáis.
GABRIEL:                                    Acertó el pliego.
   El corazón, que de contento salta,
   adivinaba el bien que en veros goza.
   Ya Méjico en Madrid no me hace falta.
   Abrazad a don Pedro de Mendoza. 1425
GOMEZ:      ¡ Válgame Dios !    ¡ Qué encuentro tan dichoso !
   Volved a la cochera la carroza.
   Querido hijo, triste y cuidadoso,
   por no saber de vos, me habéis tenido.
   Serafina, ¿ no abrazas a tu esposo ? 1430
SERAFINA:      Seáis, señor, mil veces bien venido;
   que otras tantas os hemos deseado.
JUAN:      Parte de esos deseos me han cabido.
   Si no es indigno el nombre de cuñado
   de vuestros brazos, dádmelos agora. 1435
GABRIEL:      ¿ Sois vos don Juan ?
JUAN:                                Seré vuestro criado
GABRIEL:      No ha mentido la fama voladora,
   que en Indias vuestro talle encareciendo
   sus damas mejicanas enamora.
JUAN:      No seáis indiano en eso; que no entiendo 1440
   que para que yo os sirva es necesaria
   la merced que me estáis, don Pedro, haciendo.
GOMEZ:                  ¿ Buena navegación ?
GABRIEL:                                    Algo contraria,
   ya con calmas pesadas, ya con brisas,
   ya con una tormenta extraordinaria.
GOMEZ:                  ¿ No escribiérades luego ?
JUAN:                                        Son precisas
   las diligencias del que toma tierra. 1445
GABRIEL:      Prometí una novena con cien misas
   a la Virgen de Regla, que en la sierra
   de Sanlúcar ha sido nuestro norte,
   y apaciguó del mar la mortal guerra;
   partí luego del Betis a esta corte, 1450
   y, por no dividir el gusto en plazos,
   la carta quise ser, cobrando el porte
   por junto en parabienes y en abrazos.
GOMEZ:      ¿ Cuándo llegastes ?
GABRIEL:                                Cuando anochecía.
GOMEZ:      ¿ Salistes de Toledo ?
CORNEJO:                                  Hechos pedazos, 1455
   ayer salimos a las diez del día.
GOMEZ:      Traigan a casa el hato.
GABRIEL:                                    Una maleta
   viene ahora no más con ropa mía.
CORNEJO:      Y más cartas que lleva la estafeta.
GABRIEL:      Los baúles vendrán con el arriero. 1460
GOMEZ:      ¿ Cómo queda don Diego ?
GABRIEL:                                    Aunque le aprieta
   algo la gota, y en la edad de acero
   según vive de sano y colorado,
   más luce en él el mayo que el enero.
GOMEZ:                  A divertirse Serafina al Prado
   salía, de esperaros impaciente; 1465
   pero, pues a tal tiempo habéis llegado,
   volvámonos a entrar.
GABRIEL:                                    No es bien que intente
   impedir vuestro gusto.    A acompañaros
   iré.
SERAFINA:                  ¡ Y fuera muy bueno que, si ausente
   salía melancólica a buscaros 1470
   en mi imaginación, cuando os poseo,
   deje por gustos tibios de gozaros !
   Entrad, señor.
GABRIEL:                              Que sois serafín creo,
   como en belleza, en discreción.
CORNEJO:                                      (¿ Qué encanto Aparte
   de Belianís es éste en que me veo ?)' 1475

Yéndose

SERAFINA:      Hola ! ¿ No hay quien me quite aqueste manto ?
CORNEJO:      ¡ Hola ! ¿ No hay quien la quite aquel manteo ?

Vanse, y quedan DON JUAN, y POLONIA

JUAN:      Polonia, quédate aquí.
POLONIA:      ¿ Hay en qué pueda servirte ?
JUAN:      Mucho tengo que decirte 1480
   y en que fiarme de ti.
POLONIA:      Agradecida te espera
   la lealtad que echas de ver.
JUAN:      ¿ Reparaste acaso ayer
   en aquella panadera 1485
   que proveyó nuestra casa ?
POLONIA:      Y en la blancura del pan,
   que de leche nos le dan
   las manos con que le amasa.
   Comprélo para la gente; 1490
   que, en la mesa principal,
   de atahoma y candeal
   se gasta ordinariamente;
   pero, viendo en él las flores
   que su dueño le prestaba, 1495
   me pareció, si no honraba
   la mesa de los señores
   con su blancura, que hacía
   un delito criminal;
   y en fin, su sazón fué tal, 1500
   que hasta el viejo se comía
   las manos tras ello, y tú
   los manjares olvidabas,
   y en él te saboreabas
   como si fuera alajú. 1505
JUAN:      ¿ Que hasta en eso reparaste ?
POLONIA:      ¿ No había de reparar,
   si advertí que en el lugar
   ni una migaja dejaste,
   sea apetito o aseo ? 1510
   Si así el avariento fuera,
   nunca Lázaro tuviera
   de sus migajas deseo;
   que todas te las comiste.
JUAN:      Aunque el cuerpo sustentaban, 1515
   al alma se trasladaban.
   Mas, supuesto que la viste,
   di, ¿ hay sayal más venturoso ?
   Pues de tan bello cristal
   es funda aquel sayal. 1520
   ¿ Puede el tabí más precioso
   compararse con su frisa ?
POLONIA:      ¡ Bueno estás !
JUAN:                            Ni la mañana,
   cuando entre labios de grana
   el sol la provoca a risa, 1525
   ¿ admite comparación
   con aquellos dos corales,
   que de perlas orientales
   guarda-joyas ricos son ?
   ¿ Espira aliento el azar 1530
   que al suyo haga competencia ?
   ¿ Alcanzó jamás la ciencia
   del pincel más singular
   la mezcla de aquel carmín,
   que con la nieve se enlaza, 1535
   y en las mejillas abraza
   el clavel con el jazmín ?
   ¿ Es tan hermosa en el cielo
   la cuna donde el sol nace,
   como la que el Amor hace 1540
   para sí en aquel hoyuelo
   que la nariz de los labios
   divide, y por quien trocara
   su sepulcro el ave rara
   muerta entre olores arabios ? 1545
   ¿ Divide las dos Castillas
   Guadarrama majestuosa,
   como la nariz hermosa,
   poniendo en paz las mejillas ?
   Ni ¿ hay soles que comparar 1550
   a las niñas de los ojos,
   que salen quitando enojos,
   vestidas de verdemar,
   y, porque de sus marañas
   libre amor los corazones, 1555
   son, si sus ojos balcones,
   celosías sus pestañas ?
   ¿ Pudieron arcos triunfales
   dar soberbia a la ventura,
   como en esta arquitectura 1560
   vista a los arcos torales,
   donde el artífice astuto
   cifró en obras sus deseos,
   por los que vencen, trofeos,
   por los que matan, de luto ? 1565
   ¿ Pieza de bruñida plata,
   gozóla jamás señor
   como su frente el Amor,
   donde por justicia mata
   libertades en que reine ? 1570
   ¿ Ni vió la naturaleza,
   si no es sólo en su cabeza,
   que ya el ébano se peine ?
   ¿ Hay cristal, hay nieve en pellas,
   leche o manteca azahar 1575
   que se pueda comparar
   con aquellas manos bellas,
   a un tiempo blandas y secas,
   en mí de fuego y de hielo ?
   Pues todo esto debe al cielo 1580
   la villana de Vallecas.
POLONIA:      ¡ Ay, pobre de vos, don Juan !
   Mucho el zapato os aprieta,
   cogido os ha la carreta,
   zarazas os dió en el pan. 1585
   ¿ Así a las primeras chispas
   os quema el amor trampero ?
   Pero es hijo de un herrero.
   Es abeja, y pare avispas.
   ¿ Habéisle hablado ?
JUAN:                                  Es un risco. 1590
POLONIA:      Todas las villanas son
   gatos en camaranchón,
   que éste debe ser arisco.
JUAN:      No tanto que, al despedirse,
   con una risa hechicera, 1595
   Polonia, la panadera,
   no mostró sentir partirse;
   y, con un sabroso adiós,
   me dijo, "Acá volveremos
   mañana, porque tenemos 1600
   mucho que parlar los dos."
POLONIA:      ¿ Eso díjo la villana ?
JUAN:      Amor este plazo acorte.
POLONIA:      Con el trato de la corte,
   se habrá vuelto cortesana. 1605
   Pues bien, ¿ qué quieres de mí ?
JUAN:      Que, cuando con el pan venga,
   tu discreción la detenga
   hasta que yo salga aquí;
   que me tiene rematado. 1610
POLONIA:      Que en medio de Madrid pueda
   vencer al sayal la seda !
JUAN:      No es sayal, sino brocado.
   Pero, ¿ no es ésta ?
POLONIA:                                  Don Juan,
   bien la palabra te guarda. 1615
JUAN:      ¡ Ay cielos, ella es !
VIOLANTE:                                Jo, parda.      Dentro
   Jo, digo. Bajen por pan,
   si han de bajar.
JUAN:                                Dejamé
   solo, y no digas arriba
   nada de esto.
POLONIA:                          ¿ Yo ?    Así viva, 1620
   que un nudo a la lengua dé.
   Pero ¿ quién de ti creerá
   que en villanos gustos pecas ?
VIOLANTE:      Vengan por pan de Vallecas.          Dentro
JUAN:      Vete y calla.
POLONIA:                          Adiós.
VIOLANTE:                                Jo, ya. 1625

Vase POLONIA. Sale Doña VIOLANTE, de villana, con un pan y un palo

JUAN:      Vos seáis tan bien venida
   como por mayo la lluvia,
   como por enero el sol,
   como en creciente la luna
   que, alegrando el caminante, 1630
   preside en la noche oscura,
   y, enseñándole la senda,
   sus peligros asegura.
VIOLANTE:      ¿ Acá estaba su merced ?
   ¡ Han vido lo que madruga ! 1635
JUAN:      El cuerpo sí, porque el alma,
   desde que ayer os vio, os busca.
VIOLANTE:      ¿ Luego el alma tien buscona ?
JUAN:      Y si halla lo que procura,
   buen hallazgo me prometo. 1640
VIOLANTE:      ¿ Qué ha perdido ?
JUAN:                            Joyas muchas.
   La libertad, que se fué
   de casa, y, como criatura,
   no acierta volver a ella,
   por más que llore y pregunta. 1645
VIOLANTE:      Pues cósala a las espaldas
   un letrero o escritura,
   o dé un real al pregonero;
   que él la hallará, aunque sea aguja;
   o haga ponelle una corma 1650
   después, porque no se le huya;
   que, si da en buscar novillos,
   sin ser música, hará fugas.
JUAN:      Vino ayer una gitana
   que las libertades hurta, 1655
   y temo que se la lleva.
VIOLANTE:      Gitanas son malas cucas.
JUAN:      ¿ Y si vos fuésedes ésta ?
VIOLANTE:      ¡ Mas arre !    Habrar con mesura;
   que entiendo poco de rayas, 1660
   y no me precio de bruja.
JUAN:      A lo menos hechicera
   debe ser vuestra hermosura,
   y vos gitana de amor,
   que me dice la ventura. 1665
VIOLANTE:      Bellaca se la prometo,
   si es que a mí me la pescuda;
   porque mal la dirá buena
   quien se queja de la suya.
JUAN:      Donaire tenéis.
VIOLANTE:                            Sin don; 1670
   que en Vallecas más se usa
   el aire a limpiar las parvas,
   que el don que mes las ensucia.
   ¿ Tienen de bajar por pan ?
JUAN:      ¿ Es blanco ?
VIOLANTE:                        Como el azúcar. 1675
JUAN:      ¿ Sabroso ?
VIOLANTE:                      Como unas nueces.
JUAN:      ¿ Reciente ?
VIOLANTE:                      Que abrasa y suda.
JUAN:      Todo lo que vos traéis,
   quema.
VIOLANTE:                    Seré calentura.
JUAN:      ¿ Habéisle vos amasado ? 1680
VIOLANTE:      Pues.
JUAN:                  ¿ Vos misma ?
VIOLANTE:                            ¡ No, si el cura !'
JUAN:      Partilde, veré si es blanco.
VIOLANTE:      ¿ Es antojo ?
JUAN:                        ¿ Quién lo duda ?
VIOLANTE:      ¿ Preñado está ?
JUAN:                            De deseos.
VIOLANTE:      Pues no mueve la criatura. 1685

Pártele un pedazo de pan

   Tome.
JUAN:                  Habéisle de partir
   con los dientes.
VIOLANTE:                            De mi burra.
   ¿ Y querrá que se le masque ?
JUAN:      También.
VIOLANTE:                      Arre, que echa pullas.
JUAN:      Pan de vuestra hermosa boca, 1690
   dado contra mordeduras
   de celos, perros rabiosos,
   es pan que el amor saluda.
VIOLANTE:      ¿ Luego rabia su mercé ?
JUAN:      Casi, casi.
VIOLANTE:                        Doyle a Judas. 1695
   Apártese,      no mos muerda
   y pegue el mal a mi rucia.
JUAN:      Mientras vos estáis presente,
   no osa el mal hacerme injuria,
   que sois mi saludadora. 1700
VIOLANTE:      ¿ De esa orina me gradúa ?
JUAN:      A soplos podéis sanarme;
   ¡ mirad qué barata cura !
VIOLANTE:      Tráigame pues unos fuelles;
   daréle hartas sopladuras. 1705
JUAN:      Refrescadme el corazón,
   que en fuego de amor se apura.
   Llegad, sopladme en la boca.
VIOLANTE:      Póngala, si soplos busca,
   aquí, que está el sopladero 1710

Señala la cola de la burra

   de mi parda, con mesura.
JUAN:      Acabad; no seáis cruel;
   soplad.
VIOLANTE:                    Arre, que echa pullas.
JUAN:      Bien sabéis vos que os adoro.
VIOLANTE:      Mejor sé yo que se burla; 1715
   que no busca en charcos ranas
   quien tien en la corte truchas.
JUAN:      Engañada estáis en eso;
   que, el que regalos procura,
   al campo a buscarlos sale; 1720
   el conejo en la espesura,
   la liebre corre en llanos,
   y por la arena menuda
   las perdices y palomas;
   junto de las fuentes puras 1725
   arma a los pájaros redes,
   y, alguaciles de sus plumas,
   las prende con varas altas
   de varetas, porque no huyan;
   de suerte, que no hay regalo 1730
   que a la mesa de la gula
   sirva platos de deleite,
   que el campo no lo produzga.
   En el campo vivís vos;
   cazadora es mi ventura, 1735
   caseras aves la enfadan,
   perdices del campo busca.
VIOLANTE:      Pardiez, que en eso acertáis;
   que las aves o avechuchas
   de Madrid son papagayos, 1740
   pluma hermosa y carne dura.
   ¡ Quién se las ve pavonadas
   arrastrando catalufas,
   con más joyas que unas andas,
   y una igreja colgaduras ! 1745
   Si a pie, sobre nieve corchos
   afrenta de la pintura,
   dando a la plata de coces,
   que por los lodos ensucian;
   si a caballo, en cuatro ruedas, 1750
   y la Fortuna sobre una;
   porque, en fin, son más mudables
   tres veces que la Fortuna.
   Pues desplomadas, veréis
   cuán poco aprovechó el cura 1755
   cuando les puso en la igreja
   la sal, porque no se pudran.
   Puesto que los que las comen,
   nos suelen dar por escusa
   que, perdices y mujeres, 1760
   aunque oliscan, no disgustan.
JUAN:      ¿ Hay gracia más sazonada ?
   Dame esa mano.
VIOLANTE:                            ¡ 0 hi de pucha !
   ¿ Y qué queréis her con ella ?
JUAN:      La nieve de su blancura 1765
   podrá mitigar mi fuego.
VIOLANTE:      ¿ Es mi mano la de Judas,
   con que matan las candelas,
   dejando la igreja a oscuras ?
JUAN:      Dámela, no seas crÜel. 1770
VIOLANTE:      Hágase allá; no se aburra
   por ella; que tiene dueño.
JUAN:      ¡ Ea !
VIOLANTE:                  A fe que le sacuda.
   ¿ No le he dicho que hay quien pida
   cuenta de ella ?
JUAN:                            ¿ Cuenta ?
VIOLANTE:                                    Y mucha, 1775
JUAN:      ¿ Luego quieres bien ?
VIOLANTE:                                  Un    poco.
JUAN:      ¿ Amor tienes ?
VIOLANTE:                          Una punta.
JUAN:      ¿ Eres casada ?
VIOLANTE:                          En eso ando.
JUAN:      ¿ Serás, pues. doncella ?
VIOLANTE:                                    En muda.
JUAN:      ¿ Estás concertada ?
VIOLANTE:                                Estaba. 1780
JUAN:      ¿ Y agora ?
VIOLANTE:                      Se ofrecen dudas.
JUAN:      ¿ Qué esperas ?
VIOLANTE:                          Que mos arrojen.
JUAN:      ¿ De dónde ?
VIOLANTE:                      De la trebuna.
JUAN:      ¿ Para desposaros ?
VIOLANTE:                                Pues.
JUAN:      ¿ Quién lo estorba ?
VIOLANTE:                              Mi fortuna. 1785
JUAN:      ¿ Tienes celos ?
VIOLANTE:                            Por arrobas.
JUAN:      ¿ Con justas causas ?
VIOLANTE:                                Con justas.
JUAN:      Yo te vengaré.
VIOLANTE:                            ¿ Y podrá ?
JUAN:      ¿ Pues no ?
VIOLANTE:                      Es persona robusta.
JUAN:      ¿ No es villano ?
VIOLANTE:                            Eslo en el trato. 1790
JUAN:      Pues muera.
VIOLANTE:                          ¿ Quién lo rempuja ?
JUAN:      Tu agravio.
VIOLANTE:                        El se enmendará.
JUAN:      Los míos.
VIOLANTE:                      ¿ En qué le enjuria ?
JUAN:      En amarte.
VIOLANTE:                      ¡ A Dios pluguiera !
JUAN:      ¿ Es mudable ?
VIOLANTE:                          Cual la luna. 1795
JUAN:      Aborrecerle.
VIOLANTE:                        ¿ Por quién ?
JUAN:      Por mí.
VIOLANTE:                    Arre, que echa pullas.
JUAN:      Labradora de mis penas,
   que, contándome las tuyas,
   entre lágrimas y celos 1800
   mi esperanza traes confusa,
   si te casas y me dejas,
   tu vida y mi sepultura
   celebrará amor a un tiempo.
VIOLANTE:      Habrá requies y aleluyas. 1805
   ¿ Parécele a su merced
   que las labradoras usan
   quillotros de amor, infame
   si no es con voluntad lumpia ?
JUAN:      Limpio es mi amor.
VIOLANTE:                                Si le lava. 1810
   ¿ Casaráse él por ventura
   comigo, como mi Antón ?
JUAN:      Por ventura, y será mucha
   la que el cielo me dará.
VIOLANTE:      Es muy alto de estatura, 1815
   y muy pequeña mi suerte.
JUAN:      Amor las iguala y junta.
VIOLANTE:      No sabré yo entarimarme,
   ni caminar campanuda
   en cuatro leguas de ruedo, 1820
   como cesta de criatura.
   ¡ Bonita es la muchacha
   para estarse hecha figura,
   sufriendo en una visita
   desacatos de una pulga ! 1825
   El amor anda entre iguales;
   que no hay labrador que unza,
   si quiere arar igualmente,
   un camello y una mula.
   Supuesto esto, o toman 1830
   en casa, o adiós.
JUAN:                              Escucha,
   simple-sabia de mis ojos.
   Si palabras aseguran,
   si juramentos obligan,
   si prendas desatan dudas, 1835
   por la luz de esos dos soles
   que mis tinieblas alumbran,
   por el abril de esa cara
   que el enero no destruya,
   que, si hallo que tu opinión 1840
   corresponde a tu hermosura,
   sin mirar en calidades
   --que amor no las pide nunca--,
   rendirte he, siendo tu esposo,
   la hacienda que me asegura 1845
   dos mil ducados de renta.
VIOLANTE:      Mire, si limpiezas busca,
   más cristiana vieja soy
   que Vizcaya y las Asturias.
JUAN:      ¿ Has cobrádome afición ? 1850
VIOLANTE:      No sé qué diabros me hurga,
   desque le ví, dentro al alma,
   que tien más de mil agujas.
   Pero en fin, ¿ se casará conmigo ?
JUAN:      Sin falta alguna. 1855
VIOLANTE:      ¿ Y empalagaráse luego ?
JUAN:      Amor firme siempre dura.
VIOLANTE:      Lo dulce luego empalaga,
   y, como ell amor es fruta,
   suele comerse al principio, 1860
   y enfadar después, madura.
JUAN:      No hayas miedo de eso.
VIOLANTE:                                  ¿ A fe ?
JUAN:      Por tu vida.
VIOLANTE:                        ¿ Y por la suya ?
JUAN:      Todo es uno.
VIOLANTE:                        En fin, ¿ le agrado ?
JUAN:      Infinito.
VIOLANTE:                      ¿ Iré segura ? 1865
JUAN:      Noble soy.
VIOLANTE:                      ¿ Querráme mucho ?
JUAN:      Adoraréte.
VIOLANTE:                      ¿ De burlas ?
JUAN:      De veras.
VIOLANTE:                      ¿ Regalaráme ?
JUAN:      Como a reina.
VIOLANTE:                          ¿ Hará locuras ?
JUAN:      En quererte.
VIOLANTE:                        ¿ Es amorado ? 1870
JUAN:      Más que un portugués.
VIOLANTE:                                ¿ Arrulla ?
JUAN:      Como paloma.
VIOLANTE:                          ¿ Rezonga ?
JUAN:      De ningún modo.
VIOLANTE:                            ¿ Mormura ?
JUAN:      Pocas veces.
VIOLANTE:                          ¿ Es tahur ?
JUAN:      Sólo en amarte.
VIOLANTE:                            ¿ Madruga ? 1875
JUAN:      Poco.
VIOLANTE:                  ¿ Viene tarde a casa ?
JUAN:      Vendré con el sol.
VIOLANTE:                              ¡ Cordura !
   ¿ Qué me llamará ?
JUAN:                              Mi cielo.
VIOLANTE:      ¡ Y qué más !
JUAN:                        Mi sol.
VIOLANTE:                                Con uñas.
JUAN:      Mí reina.
VIOLANTE:                      ¿ Engalanaráme ? 1880
JUAN:      Como abril.
VIOLANTE:                        ¿ Diráme injurias ?
JUAN:      En mi vida.
VIOLANTE:                        ¿ Andaré en coche ?
JUAN:      Y en carroza.
VIOLANTE:                          ¿ Traeré puntas ?
JUAN:      De Flandes.
VIOLANTE:                        ¿ Y azul ?
JUAN:                                También.
VIOLANTE:      ¿ Saldré algunas veces ?
JUAN:                                    Muchas 1885
VIOLANTE:      ¿ A visitas ?
JUAN:                        Sí.
VIOLANTE:                            ¿ Y a toros ?
JUAN:      Con balcón.
VIOLANTE:                        ¿ Y confitura ?
JUAN:      Cuanta quieras.
VIOLANTE:                            ¿ Si hay comedias ?
JUAN:      No las perderás.
VIOLANTE:                            ¿ Ninguna ?
JUAN:      Ninguna, pues.
VIOLANTE:                            ¿ Iré al Prado ? 1890
JUAN:      Irás al sol.
VIOLANTE:                        ¿ Y a la luna ?
JUAN:      El verano.
VIOLANTE:                      ¿ Y qué ha de darme ?
JUAN:      El alma.
VIOLANTE:                      Arre, que echa pullas.
JUAN:      ¡ Polonia !

Sale POLONIA

POLONIA:                      ¿ Qué es lo que mandas ?
JUAN:      Tomar todo el pan procura, 1895
   y mete allá ese animal.
VIOLANTE:      Hay media hanega.
JUAN:                              Haya una.
POLONIA:      Pan hay para dos semanas.

Vase POLONIA

VIOLANTE:      Sáqueme luego la burra;
   que anochece; y, si voy tarde, 1900
   temo que mi viejo gruña.
   ¿ Págueme ?
JUAN:                      En este diamante.
VIOLANTE:      ¡ Han vido como relumba !
JUAN:      Como tus ojos.
VIOLANTE:                            ¿ Es falso ?
JUAN:      No hay cosa en mí falsa alguna. 1905
VIOLANTE:      ¿ Y qué más ?
JUAN:                        Esta cadena.
VIOLANTE:      ¿ De alquimia ?
JUAN:                            Cual tu hermosura;
   de veinticinco quilates.
VIOLANTE:      ¡ Qué bien vende sus agujas !
JUAN:      Y este bolsillo después. 1910
VIOLANTE:      ¿ Son menudos ?
JUAN:                          Es menuda,
   para tus merecimientos,
   cuanta hacienda entra en Sanlúcar.
VIOLANTE:      Franco es.
JUAN:                      Sélo tú.
VIOLANTE:                            ¿ En qué ?
JUAN:                                      En darme
   una mano.
VIOLANTE:                      ¿ No más que una ? 1915
JUAN:      Basta.
VIOLANTE:                  Velas aquí dambas.
JUAN:      Vengan.
VIOLANTE:                    Arre, que echa pullas.

Salen don GOMEZ, doña SERAFINA y un CRIADO

GOMEZ:                  Dejémosle por un rato
   descansar. ¿ Qué te parece ?
SERAFINA:      Que su presencia merece,
   noble y apacible trato, 1920
   cualquier generoso empleo.
GOMEZ:      No importa poco este abono.
SERAFINA:      Ya su tardanza perdono,
   si hizo mártir mi deseo.
   ¡ Gallarda moza !
GOMEZ:                          Don Juan, 1925
   ¿ qué labradora es aquésa ?
JUAN:      La que sazona tu mesa
   con el más sabroso pan
   que Vallecas dió a Madrid.
GOMEZ:      ¿ Vos sois quien nos trajo ayer 1930
   pan ?
VIOLANTE:                  Y hoy lo vuelvo a vender.
GOMEZ:      Cada día acá venid;
   que, como iguale al primero,
   tendréis en mí un parroquiano.
   ¿ Cómo dejaste al indiano 1935
   y aquí te quedaste ?
JUAN:                                Quiero
   prevenirle el aposento
   y dar en su cena traza.
GOMEZ:      Vaya ese mozo a la plaza.
JUAN:      No habrá cosa de momento 1940
   en ella; que es tarde ya.
GOMEZ:      La dispensa del Marqués,
   o la de algún ginovés,
   mi gÜesped regalará,
   que se ha de quedar por hijo 1945
   en casa.
SERAFINA:                    ¡ Notable agrado
   tiene nuestro encomendado !
JUAN:      ¿ Ya le alabas ?
SERAFINA:                            Ya le elijo
   por dueño.

Salen don PEDRO y AGUDO

PEDRO:                          No hay dar con él.
AGUDO:      ¡ Válgate el diablo por hombre ! 1950
   Madrid es mar; no te asombre
   que no halles tan presto en él
   un atún, donde andan tantos.
PEDRO:      No he perdonado mesón.
AGUDO:      Casas de posadas son 1955
   castillos de estos encantos.
PEDRO:      De don Gómez, he sabido
   que vive aquí.
AGUDO:                            Imprudencia
   ha sido la negligencia
   que en descubrirte has tenido. 1960
   Háblale; que con su ayuda
   será más fácil hallar
   este diablo.
PEDRO:                          Ha de dudar
   de mí.
AGUDO:                    Entre tanto que duda,
   dando señas de quien eres, 1965
   esotro parecerá.
PEDRO:      Aquí don Gómez está.
AGUDO:      Cuanto más te detuvieres,
   más agravias a tu amor.
   Pero ¿ conócesle ?
PEDRO:                              Sí. 1970
   Ayer mañana le ví.
AGUDO:      Pues llega a hablarle, señor.
PEDRO:      Si vuestros brazos merece
   quien, por gozar vuestra casa,
   el piélago inmenso pasa 1975
   que sepulcro al sol ofrece,
   los trabajos restaurad
   de viaje tan prolijo
   en quien, siendo vuestro hijo,
   hace deudo la amistad 1980
   que con mi padre tuvistes,
   y por vos España goza;
   don Pedro soy de Mendoza.
GOMEZ:      ¿ Cómo es eso ?
PEDRO:                            Si escribistes
   a don Diego, mi señor, 1985
   a deseos de que viniera
   de Méjico, y mereciera
   juntar en uno el valor
   de vuestra casa y la mía;
   en fe de cumplirlos vengo, 1990
   puesto que ocasiones tengo
   más de pesar que alegría.
GOMEZ:      Caballero, no os entiendo.
   ¿ Que sois don Pedro decís
   de Mendoza, y que venís 1995
   de Méjico ?
VIOLANTE:                      (¿ Qué estoy viendo ? Aparte   
   ¿ No es éste aquel caballero
   que la maleta trocó,
   y el engaño declaró
   de mi don Gabriel ? ¿ Qué espero ?) 2000
PEDRO:      Muy cuidadoso entendí
   que en mi venida os hallara;
   mas quien tan seco repara
   en mis palabras así,
   no debe de aguardar yerno 2005
   de Indias, o habrá tenido
   nuevas que se habrá perdido.
   Creí que, amoroso y tierno,
   mi nombre apenas dijera,
   cuando os hallara colgado 2010
   de mi cuello, y que, turbado,
   mientras la lengua pudiera
   darme alegre el bienvenido,
   los ojos le interpretaran
   con lágrimas que mostraran 2015
   el amor que habéis fingido.
GOMEZ:      ¡ Ah don Juan ! ¿ No escuchas esto ?
   Serafina, ¿ esto no ves ?
PEDRO:      ¿ Aquéste el serafín es
   que en tanto riesgo me ha puesto ? 2020
   ¿ Vos sois don Juan de Peralta ?
   Dadme los brazos los dos.
SERAFINA:      Téngase, señor. ¡ Ay Dios !
   ¡ Qué grosero !
PEDRO:                          ¡ Esto me falta,
   tras la pérdida pasada ! 2025
   Desengáñalos, Agudo.
AGUDO:      De admiración estoy mudo.
PEDRO:      ¡ Oh Madrid, Creta encantada !
   ¿ Esto es lo que en tí medro ?
JUAN:      Que vos don Pedro os llaméis 2030
   de Mendoza o no, sabréis
   que el verdadero don Pedro
   ha un hora que en casa está
   por hijo de ella admitido,
   por cartas reconocido, 2035
   y por las señas que da.
GOMEZ:      Si la corte os ocasiona
   y sus enredos a usar
   marañas con qué engañar,
   no es digna vuestra persona 2040
   de tan rÜin proceder.
SERAFINA:      Mejor fuera dar noticia
   de este engaño a la justicia.
PEDRO:      ¡ Cielos ! ¿    esto vengo a ver ?
   No me espanto que, engañado, 2045
   señor don Gómez, neguéis
   en quien nunca visto habéis
   la acción que el cielo me ha dado.
   Ese don Pedro fingido
   es un embelecador, 2050
   en sus engaños traidor,
   si en su talle bien nacido,
   que, hurtándome hacienda y nombre
   en Arganda el otro día,
   pagó así mi cortesía 2055
   y regalos, porque es hombre
   que, engañando con el traje
   a quien en su casa le honra,
   las hijas nobles deshonra
   en pago de su hospedaje. 2060
   Huyendo de Flandes viene,
   como dirá este papel,
   y el capitán don Gabriel
   de Herrera por nombre tiene.
   Palabra de esposo dió 2065
   a cierta doña Violante
   en Valencia, y al instante
   se fué que la deshonró.
   Si no basta esta experiencia,
   en casa le recebid; 2070
   que mejor hará en Madrid
   embelecos que en Valencia;
   y admítale por amante
   vuestra hija, si a él se inclina,
   porque doña Serafina 2075
   consuele a doña Violante.
VIOLANTE:      (¡ Bueno anda, cielos, mi honor, Aparte   
   y buena anda también, cielos,
   la confusión de mis celos
   y el crédito de mi amor !) 2080
GOMEZ:      ¿ Hay enredo más extraño ?
   Llamadme a don Pedro acá.
SERAFINA:      No le llamen; que será
   ocasión de algún gran daño.
   Este será su enemigo, 2085
   que por este modo intenta
   hacer a don Pedro afrenta;
   y crean, pues yo lo digo,
   que el corazón no me engaña.
   Porque ¿ quién ha de creer 2090
   que tal se atreviera a hacer
   un hombre a quien acompaña
   tan noble disposición ?
   ¿ No autorizan su nobleza
   las joyas que con largueza 2095
   me acaba de dar ? ¿ No son
   las cartas testigos fieles
   que del virrey ha traído,
   las que de su padre has leído,
   las libranzas y papeles, 2100
   de más de treinta mil pesos,
   con que mentiras contrasta ?
   Yo le quiero bien, y basta.
PEDRO:      ¿ Hay más confusos sucesos ?
AGUDO:      Ahora entra el hablar yo. 2105
   A pagar de mi dinero,
   que ese pardo caballero
   la maleta nos llevó,
   por mi culpa y nuestro daño
   en Arganda, y que en su vida 2110
   vió a Méjico; y, si es servida,
   salga aquí, y verá su engaño.
   Y si no, porque aproveche,
   respóndame a este argumento:
   las islas de Barlovento 2115
   ¿ cuántas son ? ¿ Dónde es Campeche
   ¿ Cómo se coge el cacao ?
   Guarapo, ¿ qué es entre esclavos ?
   ¿ Qué fruta dan los guayabos ?
   ¿ Qué es cazaba, y qué jaojao ? 2120
SERAFINA:      ¿ No ves como están sin seso ?
   Repara en los disparates
   que dicen.
GOMEZ:                          Casa de orates
   es la corte.
PEDRO:                        ¿ Cómo es eso ?
   Vive Dios, que me obliguéis 2125
   a que dé en la calle voces,
   y saque ese infame a coces,
   cuando esconderle intentéis.
GOMEZ:                  Miren si crece la furia !
   No hay que hablar; locos están.
   Echalos de aquí, don Juan. 2130
PEDRO:      Cuando me hagáis esa injuria,
   os hará creer quien soy
   la espada que al lado ciño.
JUAN:      ¡ Pobre mozo !
GOMEZ:                            ¡ Buen aliño
   de don Pedro !
AGUDO:                            Ya me doy 2135
   por conventual del Nuncio.
   No nos lleven a Toledo;
   vámonos, que tengo miedo
   de aquestos hombres.    Renuncio
   el título que hasta aquí 2140
   tuve de indio.
PEDRO:                            ¡ Qué consienta
   tal burla el cielo en mi afrenta !
SERAFINA:      Ya le torna el frenesí.
PEDRO:      Vive Dios, que he de sacalle
   a estocadas acá fuera. 2145
   Veamos si esta quimera
   osa afirmar en la calle.
   Ya de veras me provoco,
   y el seso y paciencia pierdo.
SERAFINA:      Padre, teme, si eres cuerdo, 2150
   la espada en manos de un loco.
   Déjalos en el zaguán.
GOMEZ:      Cierra aquesa puerta apriesa.
JUAN:                 Entraos acá, mi Teresa.
VIOLANTE:      Ya yo sé, señor don Juan, 2155
   amansar locos.

Vanse todos y quédanse doña VIOLANTE, don PEDRO y AGUDO

VIOLANTE:                                Pesada
   burla, don Pedro, os han hecho,
   pero aquí no es de provecho
   mostrar razones ni espada.
   ¿ Conocéisme ?
PEDRO:                            ¿ No sois vos 2160
   la villana de Vallecas ?
VIOLANTE:      Sí, que entre artesas y ruecas
   me han dado de dos en dos
   los oficios, ya de hilar,
   ya de amasar y traer 2165
   pan a Madrid que vender.
   Bien pudiera atestiguar
   lo que cerca de esto sé,
   y yo por mis ojos ví;
   pero, si admitís de mí 2170
   los consejos que os daré,
   dejad pasar esta furia,
   y entre tanto prevenid
   quien os conozca en Madrid
   y libre de tanta injuria; 2175
   que imposible es que no haya
   algunos en esta villa,
   que en Méjico, o en Sevilla
   cuando pisastes su playa,
   no sepan quién sois.
PEDRO:                                      Hay ciento 2180
   en Sevilla; mas no sé
   si en Madrid los hallaré.
VIOLANTE:      Escribid allá.
PEDRO:                            Eso intento;
   mas si entre tanto se casa...
VIOLANTE:      Eso no; yo os lo aseguro. 2185
   Venir cada día procuro
   con pan reciente a esta casa.
   Tengo ya mucha amistad
   con la Serafina bella,
   y suelo parlar con ella 2190
   con gusto y con igualdad.
   En lo que os podré servir
   es que, entre tanto que halláis
   los testigos que buscáis,
   me obligue yo a persuadir 2195
   que vuestra dama dilate
   sus bodas, porque llevarlo
   así a veces, será echarlo
   a perder.
AGUDO:                      Que es disparate.
PEDRO:      Si vos, bella labradora, 2200
   eso hiciésedes, sería
   la hacienda y la vida
   mía vuestra perpetua deudora.
VIOLANTE:      La lástima que me hacéis,
   me obliga a que por vos haga 2205
   esto, sin querer más paga.
PEDRO:      Buena de mí la tendréis.
VIOLANTE:      No os canséis en la demanda,
   hasta que halléis quien de vos
   dé noticia.    Adiós.
PEDRO:                                Adiós. 2210
AGUDO:      ¡ Válgate el diablo el Arganda !

Vanse los dos

VIOLANTE:      Basta, que aquí está el ingrato
   ocasión de mis querellas,
   y que en engañar doncellas
   ha puesto caudal y trato. 2215
   Ya yo supe desde ayer
   que era ésta la Serafina
   que al indiano desatina
   y mi esposo vino a ver.
   A don Juan traigo perdido, 2220
   y téngole de enlazar,
   por lo que me ha de importar
   el tenerle entretenido.
   Amor, pues tanto embelecas,
   dame algún discreto ardid 2225
   con que celebre Madrid
   la villana de Vallecas.

Vase. Salen don VICENTE y AGUADO

VICENTE:      ¿ Tú en la corte, traidor ? ¿    Qué es de mi hermana ?
   Contigo huyó sin honra y sin recato;
   tú sabes de ella, y quien me afrenta sabes. 2230
   Dímelo, o vive Dios que en tí comience
   a dar principio a mi venganza honrada.
AGUADO:      Detén, señor, la furia con la espada.
   Verdad es que salí con mi señora
   la misma noche que la echaste menos, 2235
   porque, burlada de promesas leves
   de un soldado de Flandes que allí vino,
   a trueque de palabras y de firmas,
   le dió la posesión de su honra y fama.
   Enamorada de botones de oro, 2240
   y de plumas ligeras que volaron
   con su ingrato soldado fugitivo,
   la enseñó, aunque fué tarde, su escarmiento,
   que, quien en plumas fía, cobra en viento;
   salimos de Valencia; mas no pienses 2245
   que puedan tanto en ella sus agravios,
   que al qué dirán del vulgo impertinente
   arriesgue su opinión por los caminos,
   viniendo tras su amante hasta en la corte;
   antes, juzgando por indigna cosa, 2250
   vivir en tu presencia deshonrada,
   y a vista de los ojos de Valencia,
   --que el noble, aunque afrentado, si es discreto,
   piensa que todos saben su secreto--
   de mi lealtad fiada, hasta Monviedro 2255
   salió conmigo, y en la real clausura
   que de Santa Matrona tiene nombre,
   a la abadesa dió, por ser su tía,
   cuenta de su desgracia, y, entre tanto
   que el cielo da remedio a sus injurias, 2260
   encerrada y llorando cada día,
   maldice la mujer que en hombres fía.
   Prometíla venir a Madrid luego
   en busca de don Pedro de Mendoza
   y don Gabriel de Herrera, que disfraza 2265
   aqueste nombre, que es el verdadero,
   para engañar mejor con el primero;
   y quiso Dios que en la posada misma
   que tomé en esta corte, se aposenta
   el autor cauteloso de tu afrenta. 2270
   Porque, creyendo entrar en mi aposento,
   entré en el suyo, y ví sobre un bufete
   billetes de tu hermana y mi señora,
   que en fe de sus amores la escribía
   cuando en Valencia conquistó su fama; 2275
   y, de algunos papeles que con ellos
   hallé revueltos y leí curioso,
   supe llamarse don Gabriel de Herrera,
   ser capitán de Flandes, y haber muerto
   a un ilustre tudesco, a cuya causa, 2280
   huyendo de castigos y temores,
   viene a Madrid con cartas de favores.
   Esta es la verdad pura, y porque sepas
   si la digo o si miento, aguarda un poco;
   sacaré los papeles, que aquí dentro 2285
   de tus azares han de ser encuentro.

Vase

VICENTE:      Honra, si esto es verdad, dadme en albricias
   el gusto que me falta por perderos.
   Si el capitán ingrato tiene prendas
   dignas de mi valor, y restituye 2290
   a mi hermana la honra que ha usurpado,
   será, en vez de enemigo, mi cuñado.

Sale AGUADO

AGUADO:      Abierto el aposento se dejaron,
   porque en falso la llave en él echaron.
   ¿ No es de doña Violante aquesta letra ? 2295
   Estos versos ¿ no son en su alabanza ?
   Y en ellos ¿ no blasona avergonzado
   un sol, de quien el otro fué traslado ?
   Mira pues esta carta, y saca de ella
   cómo se llama este don Pedro falso, 2300
   la muerte del tudesco y su venida,
   y estima mi lealtad agradecida.

Don VICENTE lee los papeles aparte

   De molde ha venido el hospedaje
   en la misma posada de don Pedro;
   que, aunque de las maletas supe el trueco, 2305
   y sé que el pobre indiano está inocente,
   entre tanto que el otro no parece,
   sosegaré la furia valenciana
   de mi señor, padezca o no padezca
   don Pedro de Mendoza; que, pues finjo 2310
   que la villana noble está en Monviedro,
   este enredo ha de ir de Pedro a Pedro.
VICENTE:      Ya doy por bien empleada mi venida.
   En la corte no es cuerdo el que negocia
   casos de honra por armas, que se quedan 2315
   en la calle, saliendo a poner paces
   sus vecinos, y, siendo pregoneros,
   a una verdad añaden muchos ceros.
   Más vale averiguarlo por justicia,
   y, haciéndole prender seguramente, 2320
   el qué dirán huir del vulgo y gente.
   Llámame un alguacil de corte al punto.
AGUADO:      Con él vuelvo al instante. (El mejicano Aparte
   perdone; que este enredo importa ahora
   a mi vida y honor de mi señora.) 2325

Vanse.    Salen    don PEDRO y AGUDO

PEDRO:      Agudo, ¿ aquésta es España ?
   ¿ Castilla y su corte es ésta,
   tan celebrada en las Indias
   en el término y llaneza ?
   Los que de España pasaban, 2330
   nos decían en mi tierra
   que los dobleces y engaños
   eran naturales de ella;
   bien lo experimento en mí,
   pues en Madrid entro apenas, 2335
   cuando confunden mi dicha
   los laberintos de Creta.
   No hallo nobleza sencilla,
   amistad que permanezca;
   caballos de Troya son 2340
   cuantos la corte sustenta.
   ¿ Qué he de hacer menospreciado,
   sin crédito y sin hacienda,
   tenido por loco en casa
   de don Gómez ?
AGUDO:                          Trocar quejas 2345
   en diligencias, señor.
   Hoy es día de estafeta;
   escribe luego a Sevilla
   a algún amigo que venga
   y traiga hecha información 2350
   de quién eres, con que puedas
   desmentir de tu contrario
   invenciones y quimeras.
   El capitán del navío
   en que veniste, en nobleza 2355
   y amistad es otro tú,
   si,no miente la experiencia.
   Amigo fué de tu padre;
   con su camarote y mesa
   te obligó en la embarcación, 2360
   trayéndote por su cuenta;
   él y los que te conocen
   desharán aquesta tela,
   que tantas marañas urden,
   y tanta mentira enreda. 2365
   Acude a los mercaderes
   de esta corte, a quien las letras
   vienen que de Indias trujiste,
   porque cobrallas no pueda
   quien cobra las de tu amor; 2370
   que, con estas diligencias,
   averiguando verdades,
   saldremos de esta molestia.

Sale don VICENTE

VICENTE:      (¡ Válgame el cielo !    Si es éste              Aparte
   el vil autor de mi afrenta, 2375
   venganza, tened la espada;
   que aquí ha de hacer la prudencia
   más que el enojo arrojado.)

Salen    don GOMEZ, don GABRIEL,    don JUAN, doña SERAFINA, doña VIOLANTE y CORNEJO

GABRIEL:      ¿ Hay semejante insolencia ?
   Dejadme, señor don Gómez. 2380
JUAN:      Deteneos.
GABRIEL:                      ¿ Que me detenga
   me aconsejáis vos, don Juan ?
   ¡ Vive Dios... !

Habla aparte CORNEJO a su amo

CORNEJO:                        ¿ Qué es lo que intentas ?
   ¿ Para qué a don Pedro buscas ?
GABRIEL:      ¡ Que haya en Madrid quien se atreva 2385
   a tan gran bellaquería !
   ¡ Que haya quien afirmar pueda
   que no soy don Pedro yo !
CORNEJO:      No levantes polvaredas
   que han de darnos en los ojos. 2390
SERAFINA:      ¡ Que mis lágrimas no sean
   bastantes a refrenar,
   don Pedro, la furia vuestra !
GOMEZ:      Serafina, ¿ tú también
   sales acá ?
SERAFINA:                        No respeta 2395
   en los peligros Amor
   imposibles que no venza.
   Temo que alguna desgracia
   a mi esposo le suceda,
   que viene tras estos locos, 2400
   y el alma tras sí me lleva.
VIOLANTE:      (¡ Ay, cielo ! ¿ en qué laberintos    Aparte
   mis desventuras enredan
   la esperanza de mi amor,
   medio verde y medio seca ? 2405
   ¿ Qué es lo que intenta el ingrato
   de mi amante, que encadena
   tanto eslabón de mentiras
   en su daño y en mi ofensa ?
   Sus pasos cual sombra sigo, 2410
   porque es imán su presencia
   de los yerros de mi amor;
   mi dicha a dorarlos vuelva.)
JUAN:      Aldeana de mis ojos,
   ¿ qué hacéis vos aquí ?
VIOLANTE:                                  Soy muerta, 2415
   señor don Juan, por hallarme
   entre pleitos y pendencias.
   ¡ Par diez que habemos de ver
   el fin que tienen aquéstas !
JUAN:      En todo sois de buen gusto. 2420
VIOLANTE:      Haylos bravos en mi aldea.
   (¡ Cielos ! aquí está mi hermano.        Aparte
   Si me ve, mi muerte es cierta.
   Sayal, villanos rebozos,
   mi vida se os encomienda.) 2425
GABRIEL:      ¿ Sois vos el que, en desacato
   de mi fama y mi nobleza,
   pretendistes usurpar
   mi apellido y nobles prendas ?
   ¿ Sois el que afirmáis venir 2430
   de Nueva España, y me afrenta
   diciendo que os he robado
   la esposa, el nombre, y la hacienda
   ¿ El que el blasón de Mendoza,
   que mi sangre antigua hereda, 2435
   os aplicáis, afirmando
   que soy don Gabriel de Herrera,
   que huyendo vengo de Flandes,
   que he deshonrado en Valencia
   una mujer principal, 2440
   y otras marañas como éstas ?
PEDRO:      A atrevimiento tan grande,
   por no decir desvergÜenza,
   mejor será que os responda
   la espada, que no la lengua. 2445
   No sólo afirmo eso mismo;
   pero, conforme a las muestras
   de vuestro villano trato
   y rÜin correspondencia,
   digo que tampoco sois 2450
   don Gabriel, aunque desmienta
   los papeles que os abonan,
   quizá falseando letras,
   porque sujeto tan vil,
   ¿ cómo es posible que tenga 2455
   sangre generosa y noble,
   cuando se honra con la ajena ?
   Que el hurtar en las posadas
   honras que vendéis por vuestras,
   como habéis hecho conmigo, 2460
   no será en vos cosa nueva.
   Pero ¿ qué sirven razones
   a quien no hace caso de ellas ?
   Firme en mi abono la espada
   lo que en mi derecho aprueba. 2465

Saca la espada

GABRIEL:      ¿ Hay iguales desatinos ?
   Agora digo es de veras
   el estar este hombre loco;
   mas curarále la pena.
   Apartaos, mi Serafina; 2470
   quitaos, don Juan.
JUAN:                              No es prudencia
   sentirse de quien no agravia.
   Pase esto por burla y fiesta.
GOMEZ:      Yo estoy de quien sois seguro,
   Serafina satisfecha, 2475
   conocido este embeleco;
   ¿ qué hay pues que indignaros pueda ?

Salen un ALGUACIL y AGUADO

AGUADO:      El alguacil que mandaste,
   es éste.
VICENTE:                      A buen punto llega.
ALGUACIL:      Ya estoy del caso enterado. 2480
   ¿ A quién me mandáis que prenda ?
VICENTE:      A este enredador de España;
   que, según son las quimeras
   que hace, no hallo otro nombre
   que más propio le convenga. 2485
ALGUACIL:      Soltad, hidalgo, las armas.
PEDRO:      ¿ Yo ?
ALGUACIL:                  Pues ¿    quién queréis que sea ?
   Veníos comigo a la cárcel.
AGUDO:      (¿ Hay por aquí alguna iglesia ?)    Aparte
ALGUACIL:      ¡ Hola ! tené ese lacayo. 2490
CORNEJO:      Téngase al rey.
AGUDO:                            Pues ¿ tú llegas ?
CORNEJO:      Yo llego.
AGUDO:                      ¿ Quieres trocarme
   por otro como maleta ?
PEDRO:      ¿ Qué nuevas persecuciones,
   crÜel España, son éstas ? 2495
   ¿ Qué insultos he cometido ?
   ¿ Es cuestión, es muerte, o deudas ?
ALGUACIL:      Todo junto.
PEDRO:                        ¿ Qué decís ?
ALGUACIL:      La deuda es de una doncella,
   la muerte de un capitán, 2500
   y ésta la riña o pendencia.
   Los papeles que con vos
   traéis son los que os condenan.
VICENTE:      Y yo la parte y el todo;
   que, a teneros en Valencia, 2505
   de otra suerte averiguara
   vuestro insulto y mis afrentas.
GABRIEL:      Pues ¿ qué es esto, caballero ?
VICENTE:      Cosas indignas apenas
   de crédito, aunque se ven. 2510
   Si he de sacar consecuencias
   de lo que aquí os he escuchado,
   éste es don Gabriel de Herrera,
   de el Mendoza usurpador,
   que a mi hermana menosprecia; 2515
   a mí me trae en su busca,
   y a vos sus culpas os echa.
PEDRO:      Cielos ! ¿ En qué os he ofendido ?
   No ha tres semanas enteras
   que tomé puerto en Sanlúcar 2520
   --¡ sepultárame su arena !
   Pues ¿ cómo en tan corto
   espacio os pude yo hacer ofensa ?
   Mirad que el que os agravió
   es este traidor, que intenta 2525
   levantarse con mi esposa,
   con mi nombre y con mi hacienda.
SERAFINA:      ¡ No está mala la invención !
PEDRO:      Agudo, ¿ cómo no alegas
   todo lo que en esto sabes ? 2530
AGUDO:      Cuando necesario sea,
   diré lo que en esto sé;
   que, desmentir tantas lenguas,
   es navegar contra el viento.
PEDRO:      Vos, hermosa panadera, 2535
   ¿ no sabéis lo que en esto hay ?
VIOLANTE:      ¿ Yo ? ¿ De qué quiere lo sepa ?
   ¿ Hele visto yo en mi vida ?
PEDRO:      ¿ Hay confusiones como éstas ?
   ¿ No estuvistes vos presente, 2540
   hidalgo, en aquella aldea,
   donde supistes el caso
   y trueco de las maletas ?
AGUADO:      ¿ En aldea yo con vos ?
   Ya no me espanto que os tengan 2545
   por embaidor o por loco;
   ¡ Conmigo vos !
PEDRO:                            En Vallecas.
AGUADO:      ¿ Dónde cae esa ciudad ?
PEDRO:      ¡ Un rayo caiga y me encienda !
   Que, pues son contra mí todos, 2550
   ya la vida me molesta.
ALGUACIL:      Vengan los dos a la cárcel.

Llévanlos

VIOLANTE:      (Por librar mi ingrato de ella,      Aparte
   fingí ignorar lo que ví;
   que el amor tiene más fuerza 2555
   que la injuria.)
GOMEZ:                              ¡ Extraño enredo !
GABRIEL:      Con esto no habrá sospecha
   acerca de mi opinión,
   que a descomponerme venga.
GOMEZ:      Pues de vos ¿ cuándo la hubo ? 2560
SERAFINA:      Luego dije yo quién era
   el enredador. ¡ Jesús !
   ¡ Que esto en Madrid se consienta !
VICENTE:      Adiós, caballero.
GABRIEL:                                Adiós.
   Servíos de la casa nuestra; 2565
   y el fin que vos deseáis
   aquestos sucesos tengan.
VICENTE:      Bésoos, señores, las manos.

Vase don VICENTE

VIOLANTE:      Aguado.
AGUADO:                    Señora.
VIOLANTE:                            Ordena
   de verme.
AGUADO:                      ¿ Cuándo ?
VIOLANTE:                                Mañana. 2570
AGUADO:      Si iré.

Vase AGUADO

JUAN:                    ¡ Qué ! ¿    Vaisos, Teresa ?
VIOLANTE:      ¿ No le parece que es hora ?
JUAN:      Aunque es noche, no hay tinieblas
   donde vos estáis, que sois...
VIOLANTE:      Dirá que sol o linterna. 2575
GABRIEL:      Todo se hace bien, Cornejo.
CORNEJO:      Date con la dama priesa;
   que por Dios que tengo el alma
   con más de mil tembladeras.

Vanse todos; quédanse don JUAN y doña VIOLANTE

JUAN:      ¿ Queréis que vaya con vos ? 2580
VIOLANTE:      ¿ Para qué ? Mi pueblo es cerca,
   la burra, al venir, de plomo,
   pero de pluma a la vuelta.
   No le faltará a quien ronde
   acá su merced; que hay rejas, 2585
   y redendijas también.
JUAN:      Rondará memorias vuestras
   el pensamiento, no más.
   ¿ Quién hay en Madrid que pueda
   competir con vos ?
VIOLANTE:                              ¿ A fe ? 2590
JUAN:      ¿ Qué, me dejáis ?
VIOLANTE:                            ¿ Qué, se queda ?
JUAN:      A escuras.
VIOLANTE:                        Pues Dios le alumbre.
JUAN:      ¿ Qué mandáis ?
VIOLANTE:                            Que cene y duerma.
JUAN:      No podré.
VIOLANTE:                      ¿ Por qué ocasión ?
JUAN:      Por vos.
VIOLANTE:                    ¿ Pues soy yo dieta ? 2595
JUAN:      De mis gustos.
VIOLANTE:                            ¿ Tiene muchos ?
JUAN:      Cuando os miro.
VIOLANTE:                            ¿ Y en mi ausencia ?
JUAN:      Mil tormentos.
VIOLANTE:                            ¿ Quién los causa ?
JUAN:      La villana de Vallecas.


ACTO TERCERO

Salen doña VIOLANTE, de dama; y don LUIS de Herrera; y AGUADO

VIOLANTE:      En fe de la cortesía 2600
   a que es un noble obligado,
   y de vos mi dicha fía,
   os he, señor, suplicado
   que honréis mi casa este día;
   porque después que he sabido 2605
   que de don Gabriel de Herrera
   sois primo, me he prometido
   el buen suceso que espera
   mi honor, por él ofendido.
LUIS:      Cuando de venir a veros 2610
   no consiga otro interés,
   señora, que conoceros,
   y que me mandéis después
   servicios que intento haceros,
   estimaré mi ventura, 2615
   dando a todos que invidiar;
   pues si agradaros procura,
   ¿ qué más premio que obligar
   y servir tal hermosura ?
   Primo soy, como decís, 2620
   de don Gabriel, y he sabido,
   si agraviada de él venís,
   que está en Madrid y que ha sido,
   del modo que me advertís,
   quien a una doña Violante 2625
   palabra en Valencia dió,
   y, huyendo al fin inconstante,
   como mercader quebró
   correspondencias de amante.
   He sabido que está preso 2630
   por su hermano, que ha venido
   a castigar este exceso,
   y que en Madrid, persuadido
   de su amor o poco seso,
   a una doña Serafina, 2635
   bella, ilustre, rica y moza,
   hacer creer determina
   que es don Pedro de Mendoza,
   con quien casar imagina,
   y viene de Indias a España. 2640
   Fingiendo no sé qué trueco,
   principio de esta maraña,
   con uno y otro embeleco
   a cuantos le ven engaña.
   Su hermano mayor es muerto 2645
   en Granada, habrá ya un mes;
   y como tuve por cierto
   que estaba en Flandes, después
   que hice poner en concierto
   el mayorazgo que hereda, 2650
   de tres mil y más ducados,
   para que saberlo pueda,
   dos pliegos van duplicados,
   sin otro que en casa queda.
   Tuve entre tanto noticia 2655
   que había llegado aquí,
   y le prendió la justicia;
   mas, como nunca le ví,
   por profesar la milicia
   desde niño, hasta saber 2660
   cuál de estos dos es mi primo,
   no me he dado a conocer,
   ni le he hablado; aunque me arrimo
   al más común parecer
   de que es don Gabriel el preso, 2665
   y don Pedro de Mendoza
   el que en aqueste suceso
   el nombre y posesión goza.
VIOLANTE:      No tenéis que dudar de eso.
LUIS:      Diciéndolo vos, ya fuera 2670
   mi duda poco cortés.
   Mas, ¡ que don Gabriel de Herrera
   el amoroso interés
   que en vuestra hermosura espera,
   desestime !    ¡ Vive Dios, 2675
   que estoy por desconocerle !
   Porque, agraviándoos a vos,
   es culpa el favorecerle,
   pues nos afrenta a los dos.
   Cuando esa hermosa presencia 2680
   su nobleza no obligara
   a justa correspondencia,
   el veros venir bastara
   en su busca de Valencia,
   para pagar liberal 2685
   las deudas de vuestro honor
   que ha negado desleal,
   debiendo a tan firme amor
   las costas y el principal.
   Pero yo tomo a mi cuenta, 2690
   señora, haceros vengada,
   por más que el bárbaro intenta
   dejar su sangre manchada
   con tan conocida afrenta.
   La palabra que os ha dado, 2695
   hacer hoy que os cumpla quiero;
   que es insulto en él doblado
   el quebrarla caballero,
   y el no cumplirla soldado.
VIOLANTE:      Discreto habéis prevenido 2700
   las quejas que os vengo a dar,
   y, pues me habéis conocido,
   por vos pienso restaurar
   mi fama y honor perdido.
   En vos, señor don LÜis, 2705
   pongo toda mi esperanza.
LUIS:      Si mi palabra admitís,
   ella os dará venganza,
   el honor por quien venís.
   A la cárcel voy a ver 2710
   a vuestro ingrato deudor,
   y, si sabe conocer
   las prendas de vuestro amor,
   fácil será deshacer
   esta quimera, y soltarle; 2715
   que amigos tengo en Madrid
   con que poder ayudarle.
VIOLANTE:      Que está mi hermano advertid
   aquí, y que viene a buscarle,
   y importa que esté ignorante 2720
   de que en esta corte asisto.
LUIS:      No temáis, bella Violante;
   que, pues la hermosura he visto
   que despreció vuestro amante,
   o no me tendrá por primo, 2725
   o por esposa os tendrá.
VIOLANTE:      Vuestro favor noble estimo,
   pues seguro fin tendrá
   mi amor, siendo vos su arrimo.
   Yo soy madrina mañana 2730
   de una hermosa labradora
   en Vallecas...
LUIS:                          Poco gana
   a vuestro lado, señora,
   y en escoger fue villana,
   porque ¿ qué ha de parecer 2735
   en vuestra bella presencia ?
VIOLANTE:      Bien puede, don Luis, hacer
   a las damas competencia
   que en Madrid estimáis ver.
   Hame hospedado en su casa 2740
   --porque encubierta, desde ella
   supe lo que en esto pasa,
   y quién es la Circe bella
   que a mi don Gabriel abrasa--
   y quiere en esto cobrar 2745
   el hospicio que la debo.
LUIS:      Una cosa he de intentar.
   Si yo allá a don Gabriel llevo,
   y le viniese a obligar ,
   que os diese de esposo allí 2750
   la mano, ¿ no es peregrina
   traza ?
VIOLANTE:                    A suceder así,
   será novia la madrina.
LUIS:      Pues dejadme hacer a mí;
   que, si yo negociar puedo 2755
   que le suelten en fiado,
   deshaciendo tanto enredo,
   a vuestro amor y cuidado
   he de asegurar el miedo.
   La corte he de revolver 2760
   hoy para hacerle soltar.
VIOLANTE:      Dificultoso ha de ser.
LUIS:      Mis amigos han de dar
   muestras hoy de su poder.
   Cuando sepan el valor 2765
   del preso, y que es primo mío,
   con un seguro fiador
   que salga por él, confío
   que han de hacerme este favor.
   Mañana estamos los dos 2770
   allá, porque estoy dispuesto,
   señora, a volver por vos.
VIOLANTE:      No le digáis nada de esto.
LUIS:      Pues claro está. Adiós.
VIOLANTE:                                      Adiós.

Vase don LUIS

AGUADO:      ¿ A qué propósito son. 2775
   tantas marañas ?
VIOLANTE:                            Después
   que vieres su conclusión,
   dirás que la mujer es,
   Aguado, toda invención.
AGUADO:      Si es don Pedro el que está preso, 2780
   ¿ para qué por don Gabriel
   le haces soltar ?
VIOLANTE:                              Te confieso
   que tengo lástima de él,
   y temo no pierda el seso.
   Fuera de que no me está 2785
   su libertad mal a mí,
   pues suelto averiguará
   quién es, estorbando así
   lo que preso no podrá.
AGUADO:      Pues ¿    para qué le has culpado 2790
   con su primo, y has fingido
   que fe de esposo te ha dado,
   que aquí por él has venido,
   y que le lleve has trazado
   a Vallecas a casarle ? 2795
VIOLANTE:      No he hallado modo mejor
   que el que ves para obligarle
   que ponga en esto calor,
   y haga más presto soltarle.
AGUADO:      Y allá ¿ qué habemos de hacer 2800
   con ellos ?
VIOLANTE:                        Déjame a mí.
AGUADO:      Demonio es una mujer.
   Hasme hecho buscar aquí
   esta casa de alquiler
   con todo aqueste aparato... 2805
VIOLANTE:      Lo que se halla por dinero
   en ocasión es barato.
AGUADO:      Dejas el traje grosero,
   y sólo para este rato
   has despojado una tienda 2810
   y tres sastres ocupado.
   No hay ingenio que te entienda.
VIOLANTE:      De curioso en necio has dado.
   Mientras hay joyas que venda,
   ni mis gastos te den pena, 2815
   ni pretendas saber más
   de lo que mi amor te ordena.
   Llámame a don Juan.
AGUADO:                                ¿ Querrás
   hacerle otra burla ?
VIOLANTE:                                ¡ Y buena !
   Hícele avisar que aquí 2820
   una dama le esperaba
   mejicana.
AGUADO:                      ¿ Y vendrá ?
VIOLANTE:                                  Sí.
AGUADO:      A su puerta te aguardaba,
   haciéndose ojos por ti,
   sin que villana pasase, 2825
   que su bella panadera
   luego no se le antojase.
VIOLANTE:      Ayunará, si hoy espera
   pan que Teresa le amase.
AGUADO:      ¿ Pues no te ha de conocer, 2830
   si viene, habiéndose visto
   tantas veces ?
VIOLANTE:                          ¿ No ha de hacer
   el traje noble que visto
   mudanza en mí ?    Una mujer,
   con el traje, si reparas, 2835
   muda el rostro.
AGUADO:                            Maravillas
   hacéis las mujeres, raras,
   pues de cuatro salserillas
   sabéis sacar veinte caras.
   Pero don Juan viene ya. 2840
   ¿ Qué maraña tienes nueva ?
VIOLANTE:      Ingeniosa. Entrate allá.
AGUADO:      (Si el demonio engañó a Eva,          Aparte
   pruebe en mi ama; que él caerá.)

Vase AGUADO, y sale don JUAN

JUAN:      El deseo de saber... 2845
   (¡ Válgame el cielo !    ¿ Qué eo ?            Aparte
   ¿ No he visto yo esta mujer
   otras veces ?) El deseo
   de saber qué pueda ser
   la causa, hermosa señora, 2850
   para enviarme a llamar...
   (¿ No es ésta la labradora          Aparte
   que vino a tiranizar
   el alma que en ella adora ?)
   Digo pues que este deseo 2855
   a serviros me ha traído.
   (Su imagen en ella veo,              Aparte
   y, aunque lo niega el vestido,
   su cara y mis ojos creo.
   Su retrato es y traslado.) 2860
   Y como el deseo que digo
   mi venida ha apresurado,
   deseo que uséis conmigo...
VIOLANTE:      Vos, señor, venís turbado.
   Sentaos; toma esa silla. 2865
   Sosegaos y hablad después.
JUAN:      No os cause esto maravilla;
   que vuestra belleza es
   tal, que mi sentido humilla.
   Y, si yo no me he engañado, 2870
   otra vez, señora mía,
   os he visto y os he hablado.
   No sé dónde.
VIOLANTE:                          Ser podría
   si en Méjico habéis estado.
JUAN:      ¿ Y no en Madrid ?
VIOLANTE:                                Dudoló. 2875
JUAN:      Pues mi vista no se engaña,
   ni el alma, que en ella os vió.
VIOLANTE:      ¿ Cómo, si de Nueva España
   la flota que ahora llegó
   me trujo, y en esta villa 2880
   no ha dos semanas que entré,
   un mes que dejé a Sevilla,
   ni desde que aquí llegué,
   si no es en coche o en silla,
   con las cortinas corridas, 2885
   nunca he salido de casa ?
JUAN:      Bellezas hay parecidas,
   y Amor, que es de vista escasa,
   caerá en faltas conocidas;
   si no es que ponerse intenta 2890
   por corto de vista antojos,
   pues con ellos la acrecienta
   y ve el alma por los ojos
   lo que su luz representa.
   Que, como el verde cristal, 2895
   a quien por él quiere ver,
   suele por un modo igual
   verdes las cosas hacer,
   cual piedra filosofal;
   del mismo modo, quien ama 2900
   si fe a sus antojos da,
   sirviendo de luz su llama,
   cuantas viere, juzgará,
   de la color de su dama.
   Yo me debí de engañar. 2905
   Ved ahora en lo que puedo
   serviros.
VIOLANTE:                      Desengañar
   os deseo.
JUAN:                      Ya lo quedo.
VIOLANTE:      De lo que os quiero avisar,
   no lo estáis; que es de más peso, 2910
   don Juan, de lo que pensáis;
   y, por lo que yo intereso
   en ello, aunque lo ignoráis,
   que os va la honra os confieso.
   Por huésped tenéis en casa 2915
   a un don Pedro de Mendoza,
   que me dicen que se casa
   con un serafín que goza
   la belleza en que se abrasa.
JUAN:      Hermosa y rica es mi hermana, 2920
   aunque, delante de vos,
   cualquiera alabanza es vana.
   Casarse quieren los dos,
   si cierta duda se allana
   que ha impedido el no estar hecho; 2925
   mas presto se efetuará.
VIOLANTE:      ¿ Y vendráos mucho provecho,
   si en Indias casado está
   quien tanto os ha satisfecho ?
JUAN:      ¡ Don Pedro casado !
VIOLANTE:                                  Sí; 2930
   o a lo menos desposado;
   que no en balde vengo aquí
   por palabras que me ha dado.
   Prendas de mi honor le dí;
   en hacienda y calidad, 2935
   si ventaja no le llevo,
   le igualo; y, en voluntad
   pues a seguirle me atrevo,
   si es mi igual vos lo juzgad.
   Doña Inés de Fuenmayor, 2940
   me da blasones mayores
   que dicha mi ciego amor.
   De agÜelos conquistadores
   heredé hacienda y valor.
   Ese don Pedro tirano, 2945
   después de haber pretendido
   favores un año en vano,
   y mis desdenes sentido;
   siendo al fin Páris indiano,
   perseverando constante, 2950
   dió de mi deshonra nota;
   que, cayendo cada instante
   sobre una peña una gota,
   la rompa, aunque sea diamante.
   Y apenas gozó cumplida 2955
   la pretensión de su amor,
   cuando ordenó su partida;
   porque el ingrato deudor
   tarde paga y presto olvida.
   Su padre había concertado 2960
   por cartas, según parece,
   con el vuestro, dar estado
   a quien mudable merece
   ser de todos despreciado;
   e, ignorante de mi ofensa, 2965
   a España le hizo embarcar,
   dejando mi honra suspensa
   entre las olas del mar,
   donde sepultarla piensa.
   Supe su término infiel, 2970
   y, fiada del secreto,
   al fin me embarqué tras él.
   Llegué a esta corte, en efeto,
   y en su confuso Babel
   mi amor hizo información 2975
   de quien sois; sé que se inclina
   a ponelle en posesión,
   y ser doña Serafina
   de su mudanza ocasión;
   pues luego que se casare, 2980
   de Madrid se ausentará,
   y, sin que en dudas repare,
   tantas mujeres tendrá
   cuantas provincias mudare.
   Si no os parece que trato 2985
   verdad, sirva de testigo,
   aunque mudo, este retrato;
   que, con ser de mi enemigo,
   no es tan descortés ni ingrato
   como él; pues, por consolarme, 2990
   hasta aquí me acompañó;
   y después podrá abonarme
   este mío que volvió
   el inconstante a enviarme,

Enséñale dos retratos

   que en figuras entretiene 2995
   mis esperanzas avaras,
   y a pagarme en caras viene;
   mas ¿ qué ha de dar sino caras,
   amante que tantas tiene ?
   Firmas os mostraré en suma, 3000
   retrato de sus mudanzas,
   para que él se presuma
   su abono, pues da en fianzas
   palabras, papel y pluma.
   Juez agora podréis ser 3005
   del agravio en que me fundo,
   si no es que pueda tener,
   quien viene del otro mundo,
   en éste nueva mujer.
JUAN:      Quisiera tener aquí 3010
   a vuestro ofensor, por Dios,
   para castigarle así,
   tanto por lo que os va a vos,
   como lo que me va a mí;
   que si Amor es semejanza, 3015
   a quien amo os parecéis,
   ya es mía vuestra venganza;
   pero hoy, señora, veréis
   castigada su mudanza,
   y en ella el poco respeto 3020
   que a nuestra casa ha tenido.
VIOLANTE:      Sosegaos si sois discreto;
   que el remedio que he escogido,
   es más prudente y secreto.
   ¿ De qué sirve que furioso 3025
   darle muerte pretendáis
   con medio tan riguroso,
   si mi honor no remediáis,
   y pierdo por vos mi esposo ?
   Pues que tanto me parezco 3030
   a la dama que decís,
   si por su causa merezco
   el favor que prevenís,
   y yo cortés agradezco,
   suspended disimulado 3035
   sus dudas, y no mostréis
   sentiros de él agraviado;
   que presto por mí saldréis
   de pena, y yo de cuidado.
   No os digo el cómo, hasta tanto 3040
   que llegue su ejecución.
JUAN:      De esa firmeza me espanto.
VIOLANTE:      Vame en esto la opinión,
   y el fin de mi injuria y llanto.
JUAN:      Dígoos que pondré por vos 3045
   freno al furor que me abrasa.
VIOLANTE:      Quédese esto entre los dos,
   y servíos de esta casa.
JUAN:      Vuestro esclavo soy. Adiós.

Vase don JUAN, y sale AGUADO

AGUADO:      Bueno el embeleco va. 3050
   ¿ Qué es lo que nos falta agora ?
   ¿ Tienes más que mentir ya ?
VIOLANTE:      Volver a ser labradora
   me falta.
AGUADO:                      En tu ingenio está
   un Dédalo revestido: 3055
   ya te vuelves panadera,
   ya ser indiana has fingido,
   ya Violante verdadera.
   ¿ Dónde diablos has urdido
   tanta mentira y engaño ? 3060
VIOLANTE:      Todo importa a mi sosiego.
AGUADO:      ¿ Qué planeta reina hogaño
   quimerista ?
VIOLANTE:                        Amor, que ciego
   estudia contra mi daño
   trazas.    Calla; que has de ver 3065
   lo que en mis amores pasa.
AGUADO:      ¡ Válgate Dios por mujer !
VIOLANTE:      Cierra agora aquesta casa,
   y haz al momento volver
   esa ropa al corredor; 3070
   que no he de estar más en ella.
   Dame el traje labrador.
AGUADO:      Más sabes, sin ser doncella,
   que la doncella Teodor.
VIOLANTE:      Las escobas, ¿ dónde están ? 3075
AGUADO:      Una carga hay ahí entera,
   que cien casas barrerán.
VIOLANTE:      Pues voyme a vestir, que espera
   a su Teresa don Juan.

Vanse, y salen don GABRIEL y CORNEJO

GABRIEL:      Quitalle la dama quiero, 3080
   mas no, Cornejo, la hacienda.
   Porque soy don Pedro entienda,
   aunque amante, caballero;
   como amante, enredador;
   pero desinteresado 3085
   como caballero.
CORNEJO:                            Has dado
   terrible arbitrio, señor,
   porque en volviéndole el oro,
   no tendremos qué gastar,
   y sin él no hay que esperar 3090
   en tu amor, cuyo decoro
   sólo ha estribado hasta ahora
   en la hacienda que trujiste,
   pues por las joyas que diste
   a tu serafín, te adora; 3095
   y así, en faltando las galas,
   dará a tus favores fin,
   porque todo serafín
   tiene doradas las alas.
   Yo al menos no te aconsejo 3100
   disparate tan solemne.
GABRIEL:      Toda esta casa me tiene
   por dueño suyo, Cornejo.
   Don Gómez, mientras que llega
   la plata con que le engaño... 3105
CORNEJO:      ¿ Plata ? Ya tomará estaño.
GABRIEL:      Liberalmente me ruega
   que de cuanto tiene haga
   lo que quisiere, y murmura
   de que, perdiendo la hechura, 3110
   de estas joyas me deshaga.
   A don Antonio escrebí
   cómo a esta corte he llegado.
   En tres años no he cobrado
   mis alimentos. Y así 3115
   brevemente me enviará
   dineros con que se tenga,
   primero que al suelo venga,
   esta máquina.
CORNEJO:                            Sí hará,
   si quiere y paga mejor 3120
   que los demás.
GABRIEL:                            Siempre ha sido,
   en cuantas cosas le pido,
   mi hermano buen pagador.
   No es como otros derramado;
   gasta poco, y mucho cobra, 3125
   y así la hacienda le sobra,
   porque, aunque mozo, es reglado.
   Quiéreme bien, y no tiene
   más hermanos ni herederos.
   Mientras me envía dineros, 3130
   dar priesa al viejo conviene
   y fin a tanta quimera.
CORNEJO:      En dilatándose más,
   con todo en tierra darás.
GABRIEL:      La amonestación tercera 3135
   es mañana, y me parece
   que a la noche me desposo.
CORNEJO:      Aquese lance es forzoso
   porque si don Pedro ofrece
   testigos que de Sevilla 3140
   aguarda, y aprueba con ellos
   quién es, por librarnos de ellos,
   saldremos de aquesta villa
   a cencerros atapados,
   y plegue a Dios que no demos 3145
   en la tierra.
GABRIEL:                            Ya estaremos
   cuando vengan, desposados.
   Agora importa buscar
   quien finja que de Granada
   viene.
CORNEJO:                    ¿ Hay nueva trampa armada ? 3150
GABRIEL:      A don Pedro ha de ir a hablar,
   sin que de él sea conocido...
CORNEJO:      Eso yo le buscaré.
GABRIEL:      ...con cartas en que le dé
   don Antonio el bien venido, 3155
   en respuesta de las mías.
CORNEJO:      Daránse al diablo los presos.
GABRIEL:      Las joyas, barras y pesos,
   sin las demás niñerías
   que trujo de Indias, valdrán 3160
   hasta cuatro mil ducados;
   joyeros que tengo hablados,
   aqueste precio les dan.
   Esos le he pedido al viejo,
   y ésos en oro dirá 3165
   que le remite de allá
   don Antonio.
CORNEJO:                        ¡ Mal consejo !
GABRIEL:      De enredos vive quien ama;
   ellos me han de aprovechar;
   no le tengo de quitar 3170
   la hacienda, sino la dama.
CORNEJO:      Si te resuelves en eso,
   aquí tengo un primo hermano,
   hombre de bien y asturiano;
   traeréle, y llevará al preso 3175
   ese dinero, fingiendo
   que ayer de Granada vino;
   mas, por Dios, que es desatino
   lo que intentas.
GABRIEL:                              Yo me entiendo.
   Este es don Juan, mi cuñado. 3180
   Anda, y busca ese pariente.
CORNEJO:      Voy.

Vase CORNEJO y sale don JUAN

JUAN:      (¡ Que un caballero intente        Aparte
   tal engañío ! A no haber dado
   mi palabra a doña Inés, 3185
   yo castigara este día
   su ingrata descortesía.
   Pero aquí está.)
GABRIEL:                              ¡ Don Juan ! Pues,
   ¿ de qué venís pensativo ?
JUAN:      No sé qué imaginación 3190
   me entristece.
GABRIEL:                            ¿ Es pretensión
   de alguna dama ?
JUAN:                              No vivo
   tan sujeto a esas quimeras,
   que, en lo que por pasatiempo
   tomo, gaste todo el tiempo; 3195
   negocios son de más veras.
GABRIEL:      Pues yo tengo el alma toda
   ocupada en el deseo
   de mi Serafina, y creo
   que el dilatarse esta boda 3200
   ha de apresurar mi muerte.
JUAN:      Si ya amonestado estáis,
   y mañana os desposáis,
   ¿ qué teméis ?
GABRIEL:                          Mi poca suerte,
   que está llena de desvelos, 3205
   y cada instante se muda.
JUAN:      (El malhechor siempre duda;          Aparte
   que el pecar todo es recelos.)
GABRIEL:      Voy a ver mi serafín.

Vase don GABRIEL

JUAN:      De tu vida y mi venganza 3210
   será fin, de tu esperanza
   e intentos no serafín.
   Pero, imaginación loca,
   ¿ posible es que os engañéis,
   y que lo que visto habéis, 3215
   ojos, os niegue la boca ?
   Alma, vos sois a quien toca
   desatar esta quimera;
   siempre salís verdadera;
   declaradme ahora pues 3220
   si la indiana doña Inés
   es mi hermosa panadera.
   Negará el entendimiento
   esta imposibilidad;
   mas dirá la voluntad 3225
   que acierta mi pensamiento;
   pues aunque no hay fundamento
   para mi imaginación,
   la amorosa turbación
   con que la vi, considera 3230
   que nunca el alma se altera,
   si no es con mucha ocasión.
   Diréis que la semejanza
   hizo ese milagro en mí,
   porque retratada ví 3235
   en sus ojos mi esperanza.
   Sí; pero ¡ tanta mudanza
   en un instante ! eso no;
   que aunque su traje engañó
   los ojos que dejó en calma, 3240
   como es espíritu el alma
   sus vestidos penetró.
   Sí; pero ¿ por qué razón
   se había de disfrazar ?
   Celos, si os damos lugar, 3245
   diréis que aquella invención
   fué por tener afición
   a don Pedro. Pues, ¿ quién pudo
   darla aquel traje ?    Mal dudo;
   que en la corte se halla todo. 3250
   ¿ Y el trocar por aquel modo
   en estilo noble el rudo ?
   Con la costumbre y el trato,
   suele en un buen natural
   trocarse en seda el sayal. 3255
   Si está en Madrid cada rato,
   ¿ por qué mis dudas dilato ?
   Mas, ¡ ay Amor quimerista !
   Si engañándoos sois sofista,
   haced que por vos arguya 3260
   mi labradora, y concluya
   mis recelos con su vista.
   El no venir este día
   a verme aumenta mis celos.

Doña VIOLANTE pregona de dentro

   ¡ Y a las escobas !
JUAN:                              ¡ Ay cielos ! 3265
VIOLANTE:      ¡ Escobas de algarabía !
JUAN:      ¡ 0 voz que mi dicha canta,
   y mi esperanza despierta,
   mi sospecha deja muerta,
   y mis temores espanta ! 3270
   Ya, ni temo, ni sospecho;
   ya, en verla, resucité.

Sale doña VIOLANTE, de labradora con una carga de escobas a cuestas

VIOLANTE:      ¡ Valga el diablo a su mercé !
   ¿ Que acá estaba ?
JUAN:                              Un Argos hecho,
   un mártir de vuestra ausencia. 3275
   ¿ Cómo ha salido hoy tan tarde
   el sol que me abrasa y arde ?
VIOLANTE:      He tenido una pendencia
   hoy con mi viejo, y no quijo
   dejarme venir más presto. 3280
JUAN:      ¿ Pendencia ?
VIOLANTE:                        Y aun, pues no han puesto
   las manos el padre e hijo
   en mí, no es poca ventura.
JUAN:      Matarélos yo.
VIOLANTE:                            ¡ Verá !
   El doctor los matará 3285
   que da de comer al cura.
JUAN:      Pues ¿ por qué la riña fué ?
VIOLANTE:      Porque ha dado en cabezudo.
   Mas de decírselo dudo;
   que le ha de pesar a fe. 3290
JUAN:      ¿ Cómo ?
VIOLANTE:                      Si me quiere bien,
   por fuerza le ha de pesar
   de que me quieran casar.
JUAN:      ¿ Casaros ? ¿ Cuándo o con quién ?
VIOLANTE:      ¿ Cuándo ?    Mañana temprano; 3295
   que ansín el cura lo dijo.
   ¿ Con quién ?    Con Antón, el hijo
   de mi viejo Bras Serrano.
   ¿ Cómo ?    Con juntar las palmas
   al tiempo que el sí pregunten; 3300
   mas ¿ qué importa que las junten,
   si no se juntan las almas ?
   ¿ Dónde ?    En cas del escribén
   que mos hace la escretura.
   ¿ Por quién ?    Por mano del cura, 3305
   delante del sacristén.
JUAN:      Y vos ¿ qué habéis respondido ?
VIOLANTE:      Que desque ví el otro día
   los visajes feos que hacía
   pariendo la de Garrido, 3310
   no casarme había propuesto
   por no verme en apretura,
   y porque en la paridura
   sintiera el tener mal gesto.
JUAN:      Y en fin...
VIOLANTE:                            En fin, lloró Antón, 3315
   enojóse la tendera,
   rogómelo la barbera...
   tengo brando el corazón;
   y, mostrándome un sayuelo
   con vivos de carmesí, 3320
   entre dientes le dí el sí...
JUAN:      ¿ Sí, distes ?
VIOLANTE:                          Mirando al suelo.
JUAN:      Pues, ¿ qué tengo de hacer yo ?
VIOLANTE:      Su mercé debe burlarse.
   Pues ¿ había de casarse 3325
   conmigo ?
JUAN:                      Pues ¿ por qué no ?
VIOLANTE:      ¿ A fe que se casaría ?
JUAN:      ¡ Ay cielos ! ¿ No os lo juré ?
VIOLANTE:      Es verdad, no me acordé;
   pero aun no es pasado el día. 3330
JUAN:      ¡ Que el engaño aun en sayales
   viva !
VIOLANTE:                  No llore; verá...
JUAN:      ¿ Qué he de ver ?
VIOLANTE:                            ¿ Qué ?    En yendo allá,
   pujar la novia en seis reales;
   podrá ser que se la lleve; 3335
   que así cada año se arrienda
   la taberna, con la tienda.
   No se afrija: puje y pruebe.
   ¿ Habemos de habrar de veras ?
JUAN:      ¿ Luego éstas, burlas han sido ? 3340
VIOLANTE:      En cuanto al darme marido,
   nuevas traigo verdaderas;
   y en cuanto a arrojar el sí,
   aunque por fuerza, también.
JUAN:      Pues ¿ qué resta ?
VIOLANTE:                              El querer bien 3345
   su mercé; que si es ansí,
   todo puede remediarse.
JUAN:      Haz prueba en mi voluntad.
VIOLANTE:      Si que me quiere es verdad,
   mañana puede mostrarse. 3350
   Diga acá que es mi madrino,
   que en Vallecas lo desean,
   y lleve amigos que sean
   para todo, que imagino
   que serán bien menester. 3355
   Y cuando juntos estemos,
   y con el cura lleguemos
   como se acostumbra her,
   pescudará el licenciado,
   "¿ Queréis a Antón por esposo, 3360
   vos, Teresa de Barroso ?"
   Diréle yo, "De buen grado
   quiero por dueño a don Juan."
   Y si él responde, "Y yo a vos,"
   tan matrimeños yo y vos 3365
   somos, como Eva y Adán.
   Si ofendernos pretendieran
   allí habrán de andar las manos;
   mas si temen cual villanos,
   y dejándonos se fueren, 3370
   viviremos con descanso,
   él pagado y yo contenta;
   y si no quiere, haga cuenta
   que hablé por boca de ganso.
JUAN:      Labradora de mis ojos, 3375
   aunque atropelle imposibles,
   para quien no ama terribles,
   de mi padre los enojos,
   de mis deudos sentimientos,
   la poca averiguación 3380
   de tu estado y opinión,
   y otros mil impedimentos,
   tu prisa y mi voluntad
   me obliga a pasar por todo;
   a tu engaño me acomodo, 3385
   no temo dificultad.
   Yo iré a Vallecas mañana,
   tus desposorios prevén.
VIOLANTE:      Pardiez que es hombre de bien.
JUAN:      Acá ha salido mi hermana. 3390
   Vete con Dios.
VIOLANTE:                              Es mi amiga;
   sus galas me ha de prestar,
   para que todo el lugar
   me dé mañana una higa.
JUAN:      Pues con ella aquí te queda; 3395
   que yo voy a prevenir
   los que conmigo han de ir.
   ¡ Quiera Amor que bien suceda !

Vase don JUAN y se retira doña VIOLANTE quedándose a la puerta por donde entró. Salen doña SERAFINA y don GABRIEL

SERAFINA:      Creed, don Pedro, de mí
   que si a vos las horas son 3400
   años en la dilación,
   desde el instante que os ví,
   juzgo un siglo cada día
   que sin vos el alma pasa.

Doña VIOLANTE pregona

VIOLANTE:      ¿ Quieren escobas en casa ? 3405
SERAFINA:      ¿ Escobas ?
VIOLANTE:                      De algarabía.
SERAFINA:      Pues, Teresa, ¿ qué mudanza
   de oficio es éste ?
VIOLANTE:                                Señora,
   todos son de labradora,
   y aun con todo, el pan no alcanza. 3410
   Ya vendo trigo, ya escobas,
   y enojos también vendiera,
   si hallara quien los quisiera.
GABRIEL:      ¿ Vos enojos ?
VIOLANTE:                            Por arrobas.
GABRIEL:      ¿ Quién os los da ?
VIOLANTE:                                  ¡ Qué sé yo ! 3415
   Bellacos que andan de noche,
   y engañan a trochemoche
   a quien de ellos se fió.
   Si no hubiera tantas bobas,
   no hubiera embeleco tanto. 3420
GABRIEL:      No os entiendo.
VIOLANTE:                            No me espanto.
   ¿ Han menester acá escobas ?
GABRIEL:      Por ser vos quien las vendéis,
   gana de comprarlas dais.
VIOLANTE:      Por ser vos quien las compráis, 3425
   gana de irme me ponéis.
GABRIEL:      ¿ Pues tan mal estáis conmigo ?
VIOLANTE:      No son buenos barrenderos
   hombres.
SERAFINA:                      Y más caballeros
   amantes.
VIOLANTE:                      También lo digo; 3430
   aunque vos tenéis figura,
   cuando barrer os agrada,
   a la primer escobada
   como si hubiera basura,
   echar hombres al rincón, 3435
   barriendo la voluntad.
SERAFINA:      A la margen apuntad,
   don Pedro, aqueste renglón.
GABRIEL:      ¿ Conocéisme vos ?
VIOLANTE:                                Sois mozo,
   y todos pecáis en esto. 3440
GABRIEL:      Colorada os habéis puesto.
   Quitaos un poco el rebozo;
   veré si la boca es tal
   como lo que descubrís.
VIOLANTE:      Si verdades de ella oís, 3445
   oleráos mi boca mal;
   que la verdad que es más clara,
   enturbia más.
GABRIEL:                          No hayáis miedo.
VIOLANTE:      Arre pues; estése quedo,
   que le barreré la cara. 3450
GABRIEL:      ¿ Caras barréis ?
VIOLANTE:                                Si comienza
   a atreverse, lo verá,
   aunque bien barrida está
   vuesa cara de vergÜenza.
SERAFINA:      Sacudida es la villana. 3455
VIOLANTE:      Por sacudirme de sí
   otro villano hasta aquí;
   mas vengaréme mañana.
GABRIEL:      Celos de algún labrador
   tenéis. ¿ Quebróos la palabra ? 3460
VIOLANTE:      Sí, mas la tierra que labra,
   a otro dará fruto y flor.
SERAFINA:      ¿ Cómo es eso ?
VIOLANTE:                              Es cosa y cosa
   que sólo la acierta yo.
   ¿ Quieren escobas, o no ? 3465
GABRIEL:      La villana está donosa.
   Entretengamos un rato
   con ella el tiempo.
VIOLANTE:                                Sí hará,
   mas presto se cansará,
   que es gitano y muda el hato. 3470
GABRIEL:      Conmigo tenéis la tema.
VIOLANTE:      Con él y con cuantos hombres
   sin obras tienen los nombres.
   ¡ Mal haya quien no los quema !
GABRIEL:      De entenderos me holgaría. 3475
VIOLANTE:      Entenderme fuera mengua
   de las escobas la lengua.
   ¿ Aprende él algarabía ?
GABRIEL:      ¿ Todas de esa especie son ?
VIOLANTE:      También las hay de retama, 3480
   y a fe que amarga su rama;
   que tienen la condición
   de estos mozos sin consejos,
   en las promesas almíbar,
   y en el cumplimiento acíbar, 3485
   buena vista y malos dejos.
GABRIEL:      Picada venís, a fe.
VIOLANTE:      Picóme un bellaco ell alma.
GABRIEL:      ¿ Traéis escobas de palma ?
VIOLANTE:      Pues con él ¿ hay palma en pie ? 3490
   Pardiez, si fe al talle damos,
   que, en su modo de mirar,
   tien talle de despalmar
   todo un domingo de Ramos.
   No busque entre cortesanos 3495
   ni vino, ni palmas puras,
   que no están de ellos seguras
   ni aun las palmas de las manos.
GABRIEL:      Sátira sois vos con alma.
VIOLANTE:      Ya los moriscos se fueron, 3500
   que por las calles vendieron,
   señor, esteras de palma.
GABRIEL:      (Demonio es esta mujer,          Aparte
   en traje de labradora.)
   Adiós.
SERAFINA:                  ¿ Vaisos ?
GABRIEL:                            Tengo agora 3505
   cierto negocio que hacer.

Vase don GABRIEL

VIOLANTE:      Pues solas mos han dejado,
   decirla un secreto tengo.
   Ella pensará que vengo
   soldemente con cuidado 3510
   de vender y de her dinero;
   pues si lo piensa, se engaña;
   el decirla una maraña,
   por lo mucho que la quiero,
   me ha traído. Como voy 3515
   vendiendo, y do quiera me entro,
   a veces cosas encuentro
   que al enemigo las doy.
   Sabrá pues que yo he sabido
   que, aunque éste casarse tiene 3520
   con ella, de allá do viene,
   una mujer ha traído
   --de allá de Indias o de Irlanda--
   con quien diz que vive mal;
   y porque agora la tal 3525
   las bodas no estorbe en que anda,
   hoy a Vallecas la lleva,
   diciendo que la justicia
   tiene de su amor noticia;
   y ella su mudanza aprueba 3530
   mientras este rumor pasa.
   Esto oí desde el zaguán
   ayer yendo a vender pan,
   y hallando este hombre en su casa.
   Por eso mire primero 3535
   a quién toma por marido.
SERAFINA:      ¿ Mujer de Indias ha traído ?
VIOLANTE:      Y no mocosa.
SERAFINA:                          ¿ Qué espero ?
   ¿ Dónde vive esa mujer ?
VIOLANTE:      Junto a Lavapiés vivía; 3540
   mas, si se muda este día,
   ¿ qué intenta ?
SERAFINA:                            Hacerla prender,
   y no casarme después
   con hombre que me ha engañado.
VIOLANTE:      Un ángel pintiparado 3545
   la dama indianesa es.
   ¿ Luego ella creyó que hablaba
   con el buen señor a bobas ?
   Cuando aquí entré con escobas,
   pullas a pares le echaba 3550
   pues sepa que, aunque villana,
   todo se me entiende.
SERAFINA:                                En fin
   ¿ trae una mujer rÜín
   consigo ?
VIOLANTE:                      Mire: mañana
   me caso yo, con perdón; 3555
   vaya su merced allá,
   y en Vallecas la verá.
SERAFINA:      ¿ Vos os casáis ?
VIOLANTE:                            Con Antón;
   y el señor don Juan, su hermano,
   quiere ir a ser mi madrino. 3560
   No es enfadoso el camino
   de aquí allá, sí corto y llano.
   Hágase padrina mía,
   y dígaselo a don Juan;
   que, si entrambos allá van, 3565
   fuera de darse un buen día,
   yo le enseñaré la moza.
SERAFINA:      Dices bien; a tu lugar
   tengo de ir, y allá llevar
   a don Pedro de Mendoza. 3570
VIOLANTE:      En fin, ¿ será mi madrina ?
SERAFINA:      Pues.
VIOLANTE:                  ¡ Bendíganla los cielos !
   Porque madrina, y con celos,
   no hay habrar, irá divina.
SERAFINA:      Los celos ¿ hacen hermosa ? 3575
VIOLANTE:      Do quiera que hay competencia,
   echa el resto la presencia;
   linda irá, si va celosa.
   Yo no estaré de provecho,
   si a mi lado, en fin, la saco; 3580
   mas no caben en un saco
   la honra con el provecho.
   Pues con ella me honro y medro,
   ventaja en todo la doy.
   Adiós.
SERAFINA:                  ¿ Vaste ?
VIOLANTE:                            Al lugar voy. 3585

Vase doña VIOLANTE

SERAFINA:      ¡ Oh traidor ! ¿ Vos sois don Pedro ?
   No dicen obras y nombres.
   Razón el que afirma tiene
   que cuanto de Indias nos viene
   es bueno, si no es los hombres. 3590

Vase.    Salen, de presos, don PEDRO y AGUDO

PEDRO:      Basta, que no hay quien nos crea.
AGUDO:      Pues paciencia y barajar,
   que poco puede tardar
   de Sevilla quien desea
   desmarañar este enredo 3595
   y darnos a conocer.
PEDRO:      Así me lo escribió ayer
   el capitán Juan de Oviedo,
   en cuya nave venimos;
   pero temo que entre tanto 3600
   que se deshace este encanto
   y aquesta prisión sufrimos,
   se case este enredador,
   que dará a sus bodas prisa,
   como el peligro le avisa. 3605
AGUDO:      El serafín de tu amor
   ¡ habrá gentil lance echado
   en sabiendo esta quimera !

Sale VALDIVIESO, viejo

VALDIVIESO:      ¿ Sois vos don Gabriel de Herrera,
   que ha sido en Flandes soldado ? 3610
PEDRO:      Otra tentación; Agudo,
   ¿ qué responderé ?
AGUDO:                              Que sí,
   pues, de no afirmarlo así,
   que al Nuncio nos lleven dudo.
PEDRO:      ¿ Qué es, señor, lo que mandáis ? 3615
VALDIVIESO:      Mucho en conoceros gano.
   Don Antonio, vuestro hermano,
   de que de Flandes vengáis,
   se huelga, y ésta os escribe
   en respuesta de la vuestra. 3620
PEDRO:      Lo mucho que me ama muestra.
   ¿ Cómo está ?
VALDIVIESO:                        Achacoso vive;
   mas no olvidado de vos,
   pues os envía conmigo
   cuatro mil escudos.
AGUDO:                                (Digo            Aparte 3625
   que ya vuelve a vernos Dios.)
PEDRO:      ¿ Cuántos, señor ?
VALDIVIESO:                                Cuatro mil.
   Supe que estábades preso
   por un extraño suceso
   que me contó un alguacil; 3630
   y, aunque llegué de Granada
   ayer, os vengo a ver hoy.

Lee el papel

PEDRO:      ¡ En qué de deudas le estoy !
   A ocasión viene extremada
   el dinero; que, sin él, 3635
   nunca saliera de aquí.
   Lo que me escribe leí,
   y sólo dice el papel
   que, en dando a mis pretensiones
   asiento, a verle me parta, 3640
   y que el que trae esta carta
   me dará dos mil doblones.
VALDIVIESO:      Venid, señor, a contarlos;
   que aquí los traigo conmigo.
PEDRO:      El alcaide, que es mi amigo, 3645
   Cornejo, podrá guardarlos.
AGUDO:      ¿ Yo soy Cornejo ?
PEDRO:                                ¿ Qué quieres,
   si me hacen don Gabriel ?
   ¿ Qué aguardas ?    Vete con él.
AGUADO:      Ya parte del hurto adquieres. 3650
PEDRO:      Yo cobraré lo demás.
AGUDO:      Doblones del alma mía !
   Venid, hidalgo.
VALDIVIESO:                            Cada día
   estaré con vos de hoy más.

Vanse los dos

PEDRO:      ¿ Qué he de hacer ?    Todos han dado 3655
   que soy don Gabriel.    Sin duda
   la Fortuna se me muda,
   después que el nombre he mudado.
   Esta era la cantidad
   que truje en oro y en perlas; 3660
   si en doblones llego a verlas,
   pase plaza de verdad
   esta mentira; que así
   las libranzas cobraré,
   hasta que en Madrid esté 3665
   quien dé noticia de mí.

Sale don LUIS

LUIS:      ¿ Sois vos, señor caballero,
   don Gabriel de Herrera ?
PEDRO:                                    (¿ Hay cosa      Aparte
   en el mundo más donosa ?
   Como traiga más dinero, 3670
   habré de decir que sí;
   si mis libranzas me diera,
   lo que él me mandara fuera.)
LUIS:      ¿ No halláis méritos en mí
   para responderme ?
PEDRO:                                  Digo 3675
   que el veros me divirtió,
   y entre un confuso sí y no,
   estoy dudando conmigo.
LUIS:      Pues para mí el "no" dejad;
   que el "sí" por verdad estimo. 3680
   Don Luis soy, vuestro primo;
   los nobles brazos me dad.
PEDRO:      ¿ Quién sois ?
LUIS:                            Don LÜis de Herrera,
   que, deseoso de veros,
   serviros y conoceros, 3685
   a pesar de la quimera
   en que vuestro amor ha dado,
   os vengo a dar libertad.
PEDRO:      Mi ignorancia perdonad.
   No supe, a fe de soldado, 3690
   que tal pariente tenía
   en la corte.
LUIS:                          En fin, ¿ ya puedo
   llamaros don Gabriel ?
PEDRO:                                    Quedo
   corrido.    Amor desvaría.
   ¿ Qué no puede una mujer ? 3695
   Si el alma muda en un hombre,
   no es mucho que mude el nombre.
LUIS:      Bien sabéis por vos volver.
   Si fuérades tan constante
   como enamorado os veo, 3700
   que no se quejara creo
   de vos la hermosa Violante,
   que, atropellando caminos
   por quien su fama atropella,
   está aquí.
PEDRO:                      ¿ Cómo ?
LUIS:                                Por ella 3705
   supe vuestros desatinos.
   Dadme licencia que así
   los llame, por lo que os quiero.
   ¿ Posible es que un caballero
   tan poca estima de sí 3710
   haga, que palabras quiebre,
   y obligaciones de honor
   huya, manchando el valor
   con que es bien que se celebre ?
   ¿ Merece tal hermosura 3715
   este pago ? ¿ Qué decís ?
PEDRO:      ¿ Es posible, don LÜis,
   que está aquí ?
LUIS:                            Y en coyuntura,
   que a intercesión suya
   hoy soltaros hice en fiado. 3720
   Sus agravios me ha contado...
PEDRO:      ¿ Pues sabe que preso estoy ?
LUIS:      ¿ Pues no lo había de saber ?
PEDRO:      ¿ Y afirma que el que está preso
   es don Gabriel ?
LUIS:                            ¡ Bueno es eso ! 3725
   Pues si sois vos, ¿ qué ha de hacer ?
PEDRO:      ¿ Ha visto a mi opositor ?
LUIS:      No sé, por Dios.
PEDRO:                            (¡ Cosa extraña !      Aparte
   Como a los demás la engaña
   aqueste común error. 3730
   Pero salga yo de aquí;
   que, en viéndome, cesará,
   este enredo, y volverá,
   como por su honor, por mí.)
LUIS:      ¿ En qué os habéis divertido ? 3735
PEDRO:      ¿ Qué queréis ? No sé qué diera
   porque sabido no hubiera
   mis desatinos.
LUIS:                            Han sido
   estímulos de su amor;
   todos los perdonará 3740
   como os canséis, primo, ya
   de hacer ofensa a su honor.
   En Vallecas es madrina
   de una bella labradora.
PEDRO:      ¿ Violante ?
LUIS:                      Sí.
PEDRO:                          ¿ Cuándo ?
LUIS:                                  Agora. 3745
   Que os lleve allá determina,
   porque se ha de convertir
   de madrina en desposada;
   palabra la tengo dada
   por vos, y luego habéis de ir 3750
   conmigo, pues estáis suelto.
PEDRO:      Alto, aquesto ordena Dios.
   Confesaré que por vos
   el seso el cielo me ha vuelto.
   Ya el alma tiene borrada 3755
   a la Serafina bella
   de suerte que, por no vella,
   pienso partirme a Granada
   al punto.
LUIS:                          El mejor bocado
   para la postre os guardé. 3760
   Primo, un pésame os daré
   de un pláceme acompañado,
   un luto, de oro cubierto.
   Tenga a don Antonio Dios,
   y déos larga vida a vos. 3765
PEDRO:      ¿ Cómo ?
LUIS:                    Vuestro hermano es muerto.
PEDRO:      ¡ Válgame el cielo !
LUIS:                                  Heredáis
   tres mil ducados de renta.
PEDRO:      El dolor es de más cuenta
   que las nuevas que me dais. 3770
LUIS:      Ahora bien, dejemos eso;
   que es agridulce el pesar
   que sentís.    Vamos a hablar
   al alcaide cuyo preso
   sois, para que os suelte luego, 3775
   que estará doña Violante
   con inquietudes de amante,
   y en viéndoos tendrá sosiego.
PEDRO:      Vamos. (Salga yo de aquí;            Aparte
   desharáse este nublado.) 3780
   ¡ Ay hermano malogrado !
   ¡ Qué de ello con vos perdí !

Vanse.    Salen AGUADO y BLAS Serrano

AGUADO:      Digo, pues, ya que Teresa
   a esto está determinada,
   y asegurando peligros 3785
   me ha soltado la palabra,
   que, por dar buena vejez
   a mis padres, y en Ocaña
   satisfacer mis parientes,
   que a Teresa buscando andan, 3790
   para que dándole muerte
   no hereden sangre villana,
   como ellos dicen, los hijos
   que sucedan en mi casa;
   que con Antón se despose, 3795
   pues ella gusta, y él la ama,
   y son iguales los dos;
   que yo ofrezco de dotarla
   en cuatrocientos ducados;
   daremos fin a las ansias 3800
   de mis padres, y con ella
   cumplirá Antón su esperanza.
BLAS:      Pardiez, señor don Alejo,
   que, aunque en viñas vendimiadas
   nunca anduve a la rebusca, 3805
   es tanto lo que me mata
   este tonto de mi hijo,
   que, porque no se me caiga
   muerto un día de repente
   --que no es mucho, según anda-- 3810
   habré de callar; pues él
   gusta de melón sin cata,
   de ropa que está traída,
   de zapato que otro calza,
   allá con ella se avenga, 3815
   y muy buena pro le haga,
   San Pedro se la bendiga,
   y mi bendición les caiga.

Sale doña VIOLANTE, de labradora

VIOLANTE:      Pues ¿ qué tenemos de boda ?
BLAS:      Ya, Teresa, o poco o nada. 3820
AGUADO:      Hija sois de Blas Serrano,
   si hasta aquí fuistes criada.
VIOLANTE:      Pues no piense, suegro mío,
   que me he dormido en las pajas.
   Madrino tengo y padrina. 3825
BLAS:      ¿ Quién son ?
VIOLANTE:                        Gente cortesana.
   El madrino, por lo menos,
   será don Juan de Peralta,
   en cuya casa doy pan,
   y la padrina su hermana. 3830
   Yo apostaré que ya, llegan.
BLAS:      Voy, pues, a poner de gala
   a Antón, y a pedirle albricias.
VIOLANTE:      Vístale, padre, de pascua;
   llame al cura y sacristán, 3835
   a los alcaldes, a Olalla,
   y en fin, llame a todo el puebro;
   que la casa tien bien ancha.
BLAS:      ¿ Y ha de haber baile ?
VIOLANTE:                                  ¿ Pues no ?
   Pero Alfonso, el de Barajas, 3840
   mos tocará el tamboril
   Gil Carrasco las sonajas,
   y Mari Crespa el pandero.
BLAS:      ¿ Y ha de haber colación ?
VIOLANTE:                                    Traiga
   nuégados, tostones, peros, 3845
   vino, nueces y castañas.
AGUADO:      Gastaldo a mi costa todo.
BLAS:      Yo vo. (¡ Qué regocijada              Aparte
   que anda el diablo de la moza !
   Mas es mujer, ¿ qué me espanta ? 3850
   Dieran ellas, por casarse
   una vez cada semana,
   un dedo por cada boda,
   aunque se quedaran mancas.)

Vase BLAS

VIOLANTE:      ¿ Qué dices, Aguado, de esto ? 3855
AGUADO:      Que eres Pedro de Urdemalas.
VIOLANTE:      Di Teresa de Urdebuenas.
   La corte tengo enredada.
AGUADO:      Tu hermano viene acá y todo;
   que don LÜis dió palabra, 3860
   porque al preso consintiese
   soltar, de hacer que, olvidadas
   injurias, fuese a Valencia
   con él, y diese a su hermana
   satisfacción amorosa, 3865
   y la mano con el alma.
   Habló tu hermano a don Pedro,
   y él, que entre invenciones tantas,
   y verse sin culpa preso,
   o está loco o poco falta, 3870
   concedió con cuanto quiso,
   y vienen acá.
VIOLANTE:                            ¡ Extremada
   novela se puede hacer,
   Aguado, de esta maraña !
AGUADO:      Dos coches llegan de rúa. 3875
   Ellos serán.
VIOLANTE:                          ¡ Qué bizarra
   que viene la Serafina !
AGUADO:      Tráenla celos, ¿ qué te espanta ?

Por una puerta salen don VICENTE, don JUAN, don GOMEZ, doña SERAFINA, CORNEJO y don GABRIEL; y por otra don LUIS, don PEDRO y AGUDO

GOMEZ:      Pregunten adónde viven
   el novio y la desposada. 3880
VIOLANTE:      ¡ Oh señores ! Bien venidos;
   todo el puebro los aguarda.
SERAFINA:      Pues, ¿ cómo no estáis de boda ?
VIOLANTE:      Acá de un golpe se encajan
   las galas, como bonete; 3885
   mientras que tañen y bailan,
   me pondré de veinte y cinco.

Vase doña VIOLANTE

PEDRO:      (Basta, que ésta es la villana      Aparte
   que también de mí hizo burla.)
GABRIEL:      ¿ Qué es esto ? ¿ Ya don Pedro anda 3890
   suelto y libre y tan contento ?
CORNEJO:      ¿ Qué quieres ?    Dios ve las trampas.
PEDRO:      (Sólo espera mi ventura              Aparte
   que doña Violante salga,
   y de don Gabriel me vengue.) 3895
AGUADO:      (Cosa ha de ser extremada,          Aparte
   cuando de manos a boca
   cogiéndole, se deshaga,
   a costa de su vergÜenza,
   aquesta torre encantada.) 3900
GABRIEL:      ¿ A qué, mi bien, me traéis
   a esta boda ?
SERAFINA:                          A que una dama
   veáis, de quien tengo celos,
   que han de parar en venganzas.
GABRIEL:      ¿ Celos de mí ?
SERAFINA:                            ¡ Bueno es eso ! 3905
   Todo se sabe.
GABRIEL:                          Ya bastan,
   si son burlas.
SERAFINA:                            Sí serán,
   y yo en ellas la burlada.
PEDRO:      ¿ Cuándo, señor don Vicente,
   hemos de partir ?
VICENTE:                              Mañana. 3910
LUIS:      Yo sé que antes que a Valencia,
   gustaréis ver a Granada,
   y tomar la posesión
   de su mayorazgo y casa
   a don Gabriel.
VICENTE:                            Danme prisa 3915
   sentimientos de mi hermana.
PEDRO:      Presto se convertirán
   en regocijos sus ansias.
VICENTE:      ¿ Cómo, si no es yendo a verla ?
PEDRO:      Escribiéndola una carta. 3920
SERAFINA:      ¡ Gallardo padrino hacéis !
JUAN:      Y vos madrina gallarda.
   (¡ Ay villana de mis ojos !            Aparte
   ¿ Si ha de llegar mi esperanza
   al colmo de mis deseos ?) 3925

Sale BLAS Serrano

BLAS:      Oh señores ! ¿ Acá estaban ?
   Con los buenos años vengan.
   La aldea dejan honrada.
   Pero esperen, que ya sale
   a verlos la desposada, 3930
   a lo de corte como ellos,
   tiesa y engorgollotada.
JUAN:      ¿ Qué es del novio ?
BLAS:                                De Madrid
   trujo unos diabros de calzas
   de alquiler, y hase perdido 3935
   entre tantas cuchilladas.

Sale de dama doña VIOLANTE

VIOLANTE:      Primero que los vecinos
   de Vallecas a ver salgan
   el fin de tantos enredos,
   es razón que se deshagan. 3940
   Don Gabriel, vos sois mi esposo,
   y yo, puesto que injuriada,
   doña Violante, que trueca
   en amores sus venganzas.
   En prueba de esta verdad, 3945
   firmas alego y palabras
   delante de don Vicente,
   que es el juez de nuestra causa.
   Vos, don Pedro de Mendoza,
   por más que truecos de Arganda 3950
   usurpar hayan querido
   vuestro nombre y vuestra dama,
   gozad vuestro serafín;
   que, si trabajos alcanzan
   premios de amor, su hermosura 3955
   con razón los vuestros paga.
   Perdonad, don Juan, mis burlas;
   que, si tuviera dos almas,
   dueño la una os hiciera;
   mas la que tengo es esclava. 3960
   Don LÜis, de mi remedio
   os doy las debidas gracias,
   los brazos a don Vicente,
   y a mi esposo la constancia
   del corazón que le adora. 3965
GABRIEL:      Lo que en mis disculpas falta,
   suplirá desde hoy mi amor,
   venturoso, si es que alcanza
   de don Vicente y don Pedro
   perdón y amistad.
PEDRO:                                No agravian 3970
   burlas de amor, cuando tienen
   tan buen fin.
VICENTE:                          Siendo mi hermana
   esposa vuestra, ¿ quién duda
   que mi injuria está olvidada ?
GABRIEL:      Guardada, señor don Pedro, 3975
   os tengo vuestra libranza,
   y el precio de vuestras joyas
   hice que en oro os llevaran
   por el modo que sabéis.
PEDRO:      El amante todo es trazas. 3980
SERAFINA:      Yo la daré desde hoy
   de pagaros con el alma
   la burla que de vos hice.
PEDRO:      Si me amáis, ¿ qué mayor paga ?
LUIS:      Supuesto que sois mi primo, 3985
   y que de aquestas marañas,
   como a todos los presentes,
   su parte también me alcanza,
   dad a don Luis de Herrera
   los brazos.
GABRIEL:                        Si en Madrid hallan 3990
   mis dichas tan buen suceso,
   desde hoy la tendré por patria.
LUIS:      Pues volvámonos a ella;
   que, para que no sea aguada
   esta fiesta, yo os diré 3995
   lo que ignoráis de Granada.
BLAS:      Pues el novio ¿ qué ha de her
   después que gastó en las bragas
   un ducado ?
VIOLANTE:                        Con quinientos
   que os prometo, renovarlas. 4000
PEDRO:      Alto: a los coches, señores.
VIOLANTE:      Yo soy, si acaso os agrada,
   la villana de Vallecas;
   mas, si no, no seré nada.


FIN DE LA COMEDIA