Tirso de Molina
La Santa Juana III



Personas que hablan en ella:
  • Don LUIS
  • CESAR LILLO
  • CRISTO, Nuestro Señor
  • La SANTA
  • SAN LAUREL
  • ALDONZA
  • PEINADO, pastor
  • Doña INES
  • CRESPO, pastor
  • MINGO, pastor
  • BERRUECO, pastor
  • Don JORGE
  • MARIA, monja
  • La VIRGEN, Nuestra Señora
  • El NIÑO Jesús
  • El ANGEL de la guarda
  • Otra MONJA
  • Una NIÑA
  • Un ALMA


ACTO PRIMERO

Salen don LUIS y CESAR, como de noche

LUIS:      ¿ Hay más de eso ?
CESAR:                                ¿ Es esto poco,
   don Luis, para obligaros
   a la razón que os provoco ?
   ¿ No basta para apartaros
   de ese pensamiento loco 5
   el saber cuán adelante
   ha estado mi amor constante
   y que fui favorecido
   poco menos que un marido
   y mucho más que un amante ? 10
   ¡ En un año que he gozado
   el dulce entretenimiento
   que ya niega a mi cuidado,
   mil veces mudé el asiento
   desde la silla a su estrado, 15
   y en él dando a mis amores
   esperanzas en favores
   de cintas, guantes, cabellos,
   he alcanzado otros por ellos,
   no sé si diga mayores. 20
   Esto es cierto; averiguadlo,
   y si veis que vuelve atrás
   vuestro crédito, dejadlo.
LUIS:      ¿ Tenéis que decirme más ?
CESAR:      Harto os he dicho, miradlo. 25
LUIS:      Ya lo he visto, y como es
   el amoroso interés
   feria de cambios y trazas,
   sabéis mucho en sus trapazas,
   que sois, César, ginovés. 30
   Ya sé que vuestras porfías
   por remediar vuestros daños
   inquietan las dichas mías;
   que son propios los engaños
   en guerras y en mercancías, 35
   y como es guerra el amor
   y mercancía la mejor
   que pone el gusto en su tienda,
   por quedaros con la hacienda
   dais hoy en enredador. 40
   Pero no habéis de tener
   mucha ganancia conmigo,
   que es necio, a mi parecer,
   quien fía de su enemigo
   o cree a su mercader. 45
   Doña Inés es principal
   y discreta, y siendo tal,
   cuando algún favor os diese
   no haría cosa que estuviese
   a su reputación mal, 50
   y a hacerla vos, en efeto,
   de cuatro eses con que han dado
   fama al amante discreto,
   la mejor habéis borrado,
   que es la "ese" del secreto; 55
   y a quien no sabe guardalle
   hace bien en desprecialle
   y echar de la voluntad
   a quien, quizá sin verdad,
   sus faltas echa en la calle. 60
CESAR:      Refrenad la lengua airada,
   que en un caballero es mengua
   el no tenerla enfrenada,
   y contra una libre lengua
   suele ser lengua la espada; 65
   que no sin causa parece
   lengua el acero que ofrece
   venganza que a la honra sigue,
   porque una lengua castigue
   lo que otra lengua merece. 70
   Y si el término os provoca
   de mi trato cortesano,
   responded por lo que os toca
   con la lengua de la mano
   y dejad la de la boca. 75
   Yo ha un año que a doña Inés
   pretendo y sirvo y después,
   puede ser que por venganza
   de celos o de mudanza,
   que es mujer, y ella lo es, 80
   dicen que da en admitiros
   y en olvidarse de mí.
   Yo he venido a persuadiros
   con término honrado aquí,
   mas pues no basto a advertiros 85
   cosas que pusieran tasa
   en el amor que os abrasa,
   a ser más considerado,
   hoy vengo determinado
   a que no entréis en su casa. 90
   Mi resolución es ésta,
   la vuestra haced manifiesta
   luego, que de no lo hacer,
   la espada sola ha de ser
   quien me ha de dar la respuesta. 95
LUIS:      A estar en otro lugar
   y no en la calle y la puerta
   de mi casa, sin hablar,
   respuesta os diera tan cierta
   como lo es vuestro pesar; 100
   pero en otro más capaz
   a vuestro amor pertinaz
   responderé por borralle,
   que es el reñir en la calle
   llamar a quien ponga paz. 105
CESAR:      Yo no tengo sufrimiento
   para tanta dilación,
   y así, aquí vengarme intento.
LUIS:      Castigara mi razón
   vuestro mucho atrevimiento. 110

Riñen.    Sale don DIEGO, viejo

DIEGO:      ¿ Qué es esto ? ¿ Agora pendencia,
   y en la calle ? Don Luis,
   ten respeto a mi presencia.
   Señor, tened, si os servís,
   a mi vejez reverencia. 115
   Loco, sosiégate ya,
   mira que tu padre está
   embotando a tu rigor
   los filos. Señor, señor,
   sosegaos.
LUIS:                    Entraos allá, 120
   padre, no deis...
DIEGO:                            Tente inquieto.
LUIS:      Si os pierdo el respeto.
DIEGO:                                  Impida
   mi amor tu enojo indiscreto.
LUIS:      ¡ Oh !
DIEGO:      No pierdas tú la vida 125
   y piérdeme a mí el respeto;
   y vos, señor caballero,
   templad el airado acero;
   si a esto un viejo padre os mueve
   en esta agua, en esta nieve. 130
LUIS:      Ya yo os advertí primero
   que no hace el valor alarde
   cuando riñe donde acuda
   gente que su vida guarde,
   y que siempre pide ayuda 135
   de aquesa suerte el cobarde.
   Ya veis de eso prueba llana;
   yo os avisaré mañana
   donde, sin impedimento,
   nos veamos.
CESAR:                        Soy contento. 140
DIEGO:      De su mocedad liviana
   algún mal suceso espero.
LUIS:      ¡ Oh, qué importuna vejez !
DIEGO:      Tenme respeto.
LUIS:                        No quiero.

Vase don LUIS

DIEGO:      ¡ Quiera Dios que alguna vez 145
   no lo pagues ! Caballero,
   no os vais, esperad un poco,
   si con ruegos os provoco.
CESAR:      Ya yo os espero admirado
   de que a padre tan honrado 150
   desprecie un hijo.
DIEGO:                            Es un loco.
CESAR:      Quien tan poca reverencia
   tiene a su padre no hay duda
   que morirá en la pendencia
   mañana, pues en mi ayuda 155
   ha de ser su inobediencia.
   ¿ Qué es, señor, lo que mandáis ?
DIEGO:      Que la causa me digáis
   de este enojo. ¿ Es por el juego ?
CESAR:      Todo es uno, luego y fuego, 160
   si una letra les mudáis;
   fuego es amor, y amor es
   ocasión de esta pendencia.
   Yo quiero a una doña Inés,
   tan bella, que en su presencia 165
   el sol se postra a sus pies;
   tan rica, que su caudal
   es a su belleza igual;
   tan noble, como notable
   en hacienda, y tan mudable, 170
   como bella y principal;
   un año ha que la he servido
   dando el fuego que me abrasa
   tantas muestras, que he tenido
   en su calle y en su casa 175
   parabienes de marido;
   porque, aunque es tal doña Inés,
   la corte sabe quién es
   mi linaje y la nobleza
   que se iguala a mi riqueza. 180
DIEGO:      ¿ No sois César, ginovés ?
CESAR:      Para serviros.
DIEGO:                            La fama
   que en Madrid todos os dan
   tanto os celebra, que os llama
   rico, discreto, galán, 185
   y digno que cualquier dama
   de vuestro amor sea testigo.
CESAR:      Hacéisme merced.
DIEGO:                          No digo
   sino sólo lo que sé.
CESAR:      Estos favores gocé 190
   un año; pero, en castigo
   de lo que nunca he pecado,
   mudóse por persuadirme
   la variedad de su estado;
   mas, mujer y un año firme, 195
   ¿ a quién no diera cuidado ?
   Supe que quien eclipsaba
   la luz que mi amor gozaba
   era don Luis; pedíle
   me escuchase, persuadíle 200
   cuán mal a su honor estaba
   su pretensión amorosa,
   porque amar a doña Inés
   y no amarla para esposa
   no es posible, y esotro es 205
   empresa más peligrosa.
   Fue la respuesta, en efeto,
   no con el justo respeto
   y valor que merecía
   mi término y cortesía, 210
   mas no hay enojo discreto;
   obligóme a desafialle,
   no reparando en que estaba
   a su mesma puerta y calle;
   llegastes, y aunque bastaba 215
   vuestra vista a sosegalle,
   hizo su cólera prueba
   de la inobediencia nueva
   con que ciego os respondió,
   y quien a vos se atrevió, 220
   ¿ qué mucho que a mí se atreva ?
   Este es, señor, el suceso
   y ocasión de esta pendencia.
DIEGO:      Luis es mozo y travieso;
   y de su poca experiencia 225
   se arguye su poco seso;
   y pues en vos resplandece
   lo uno y otro, si merece
   obligaros mi vejez,
   tened a raya esta vez 230
   la furia que os embravece,
   que yo haré que don Luis
   no hable con esa dama
   por quien con él competís.
CESAR:      Mal reprimiréis su llama, 235
   pues que tan mal reprimís
   la libertad con que os trata.
DIEGO:      No importa, que amor dilata
   las leyes entre hijo y padre,
   y en su rostro el de su madre, 240
   que esté en el cielo, retrata.
   Es mi único heredero,
   y aunque me pierde el decoro,
   no os espante si le quiero,
   que en su juventud de oro 245
   dora mi vejez su acero.
   Si esta razón es bastante
   no ha de pasar adelante,
   César, aquesta quistión.
CESAR:      Como la reputación, 250
   que a un hombre es tan importante,
   no pierda en mí su valor,
   y él deje su intento, digo
   que, por serviros, señor,
   desde hoy en nombre de amigo, 255
   trueco el de competidor.
DIEGO:      Dadme esos brazos por él,
   y de este enojo crÜel,
   una amistad nazca nueva.
CESAR:      Y el alma en ellos, en prueba 260
   de que soy su amigo fiel
   y hijo vuestro, si por vos
   deja aquesta competencia.
DIEGO:      No la tendréis más los dos.
CESAR:      Yo fío en vuestra prudencia. 265
DIEGO:      Bien podéis.
CESAR:                        Adiós.
DIEGO:                              Adiós.

Vase CESAR

DIEGO:      Si la imagen al espejo
   causa amor tan excelente,
   como a la experiencia dejo,
   siendo sólo un accidente 270
   que pinta el cristal reflejo,
   ¿ qué mucho llegue a querer
   un padre a un hijo en quien ver
   pueda, no como en cristal,
   su retrato accidental, 275
   sino su sustancia y ser ?
   No tengo más de este hijo
   y si la vejez desea
   hacer que en tiempo prolijo
   su memoria eterna sea, 280
   y, como Séneca dijo,
   "Por eso el viejo edifica
   para que en lo que fabrica
   viva su memoria quede,"
   ¡ con cuánta más razón puede 285
   si en hijos su amor aplica
   eternizar su blasón
   sin que el olvido le ultraje,
   pues solos los hijos son
   para gloria de un linaje 290
   su eterna conservación !
   Mil travesuras consiento
   a don Luis, y aunque siento
   que lo hago mal, el amor
   de las manos de el rigor 295
   quita el castigo violento.

Salen LILLO y don LUIS

LILLO:      No estuviera yo delante
   y de carrillo a carrillo
   llevara un pasa volante
   con que diera al diablo a Lillo 300
   y olvidara el ser amante.
LUIS:      ¿ Eres valiente ?
LILLO:                            ¿ Eso dices ?
   ¿ No he hecho yo porque autorices
   mis lacayas maravillas
   que, como hay adoba sillas, 305
   hay aquí adoba narices ?
   ¿ Qué cara no he sobreescrito
   cual si fuera sambenito,
   donde quien verlo desea
   en sus puntadas no lea 310
   Lillo me fecit escrito ?
   Vive Dios, si el ginovés
   delante de mí te hablara
   que de un tajo o de un revés
   la cabeza le enviara 315
   rodando hasta doña Inés.
LUIS:      ¡ Ay, fanfarrón !
LILLO:                              No profeso
   menos que hazañas...
DIEGO:                            ¿ Qué es eso,
   Luis ? ¿ Dónde vos tan tarde ?
LUIS:      Voy a buscar un cobarde. 320
DIEGO:      Si fueras a buscar seso
   no hicieras mal. ¿ Qué locuras
   son estas que, a mi pesar,
   y por matarme procuras ?
   ¿ Qué es esto ? ¿ En qué han de parar, 325
   Luis, tantas travesuras ?
   ¿ Por qué usas mal de mi amor ?
   ¿ Por qué malogras la flor
   de tu edad desbaratada
   para que, en agraz cortada, 330
   me des vejez con dolor ?
   Trújete de Torrejón,
   donde naciste, y mi hacienda
   te ha dado su posesión
   por verte correr sin rienda 335
   tras una loca afición
   de una villana, instrumento
   de mi deshonra y tormento,
   pues de suerte te ha cegado
   que me dicen que la has dado 340
   palabra de casamiento.
   Este peligro evidente
   remedié, que tu muerte era,
   porque en Torrejón su gente
   ni libertades espera 345
   ni atrevimientos consiente.
   Trújete a Madríd, y apenas
   limpié a mis primeras penas
   el llanto, cuando ya fundas
   mi muerte con las segundas, 350
   que darme la muerte ordenas.
   Como sin madre quedaste
   en edad tierna y temprana,
   casi en brazos te criaste,
   Luis, de la Santa Juana, 355
   en quien mejor madre hallaste.
   No te espantes si me espanta,
   hijo, que de virtud tanta
   sacases tan poco seso
   y salieses tan travieso 360
   de los brázos de una santa;
   aunque de esta justa queja
   tu contraria inclinación
   desengañado me deja,
   que no es oveja el león 365
   por darle leche una oveja.
   En cuantas cartas me escribe
   esta santa me apercibe
   el riesgo y peligro en que anda
   quien como tú se desmanda 370
   y tan sin prudencia vive.
   Dice que no te consienta
   tanta libertad, que impida
   con tus locuras mi afrenta,
   y tema el dar de tu vida 375
   a Dios rigorosa cuenta;
   mas mi paterna afición
   rompe por todo, razón
   es que de tu vida loca
   te duelas.
LUIS:                    Otra vez toca 380
   con tiempo, padre, a sermón,
   y predica algo más corto;
   ¡ quizá me convertirás !
DIEGO:      Cuando con amor te exhorto
   ¿ esa respuesta me das ? 385
   ¿ Tan poco, Luis, te importo
   que verme muerto deseas ?
   Ruego al cielo que lo veas
   presto, pues te canso tanto.
LUIS:      ¡ No faltaba más de un llanto 390
   agora !
LILLO:                  Señor, no seas
   de esa condición; ya ves
   que le enojas si replicas;
   llega y bésale los pies.
LUIS:      Pues ¿ también tú me predicas ? 395
DIEGO:      ¿ Quién es esta doña Inés
   que de nuevo te enloquece,
   y con pendencias te ofrece
   la muerte ?
LUIS:                      ¿ Quién ha de ser ?
   ¿ Querer bien a una mujer 400
   es milagro ?
DIEGO:                      Bien parece,
   que eres mozo.
LUIS:                            Y tú eres viejo.
   ¿ Parécete real consejo
   si me casa mi ventura
   con la hacienda y la hermosura 405
   de una mujer que es espejo
   de toda la corté ?    Acaba.
DIEGO:      En mujer empleas tu gusto
   de quien otro hombre se alaba
   más de lo que fuera justo; 410
   ya esto sólo te faltaba.
LUIS:      César esa fama ha echado
   por verse menospreciado,
   que doña Inés no es mujer
   que le había de aborrecer, 415
   habiéndole una vez dado
   prendas ilícitas.
DIEGO:                              Muda
   de parecer y afición,
   pues mi experiencia te ayuda,
   don Luis, que no es razón 420
   casarte tú en esa duda.
   La honra es luz de la vida
   que hace la fama lucida;
   mas con tal riesgo se trata,
   que un soplo sólo la mata 425
   si no está bien encendida.
   César a probar se obliga
   lo que no es bien que yo crea;
   pero, para que se siga
   tu afrenta, cuando no sea, 430
   basta, Luis, que se diga.
   Esta vez tu afición ciega,
   pues tu padre te lo ruega,
   hijo, tienes que dejar.
   Damas hay a quien amar; 435
   sirve, ronda, gasta, juega
   y desperdicia mi hacienda,
   como no arriesgues la vida,
   que corre a morir sin rienda.
   César me tiene ofrecida 440
   su amistad como no ofenda
   tu amor el suyo.    Por mí,
   ¿ no harás esto ?

Habla aparte LILLO a don LUIS

LILLO:                          Di que sí,
   y después nunca lo hagas.
DIEGO:      ¡ Qué mal, Luis, mi amor pagas ! 445
LUIS:      Digo, señor, que por ti
   ni a doña Inés veré más
   ni con César reñiré.
DIEGO:      Júralo.
LUIS:                  En pesado das.
DIEGO:      Jura, acaba.
LUIS:                        En buena fe. 450
DIEGO:      ¿ Ahora escrupuloso estás ?
LUIS:      ¿ No juré ? Déjame, pues.
DIEGO:      Dios te libre de ocasiones.
   ¿ Dónde vas, que la una es ?
LUIS:      A jugar unos doblones. 455
   (A ver voy a doña Inés.)              Aparte

Vase

DIEGO:      Quedaos, Lillo, vos.
LILLO:                                ¿ Quién, yo ?
DIEGO:      Vos, pues.
LILLO:                    ¿ No he de ir con él ?
DIEGO:                                        No.
LILLO:      Alto, pues, quédome aquí.
DIEGO:      En mi casa os recibí 460
   desde el día que murió
   don Jorge, vuestro señor;
   y aunque sin mi gusto fue,
   como os tiene Luis amor,
   mi propio gusto troqué 465
   por el suyo; aunque mejor
   fuera, según lo que veo,
   no ejecutar su deseo
   ni recibiros así.
LILLO:      ¿ Qué he hecho yo, pobre de mí ? 470
DIEGO:      Que sois mucha parte creo
   en todas las travesuras
   de Luis.
LILLO:                    ¿ Soy yo su ayo
   que a mí culparme procuras ?
   ¿ Soy más de un pobre lacayo ? 475
   ¿ Puédole yo en sus locuras
   ir a la mano ?
DIEGO:                          Los dos
   os entendéis.
LILLO:                      ¡ Plegue a Dios !
DIEGO:      Basta. De las mocedades
   de don Jorge y libertades 480
   os echan la culpa a vos;
   ya sabéis que esto es verdad.
LILLO:      ¡ Si en amos soy desdichado !
DIEGO:      De la poca voluntad
   que en Cubas os han cobrado 485
   vuestros milagros sacad.
LILLO:      Mal me quieren sin razón;
   mas como villanos son,
   dicen que cuando cazaba
   don Jorge gangas, andaba 490
   tras ellas yo como hurón;
   y alguna causa han tenido,
   que no me quiero hacer santo;
   mas después de convertido
   y muerto don Jorge, es tanto 495
   lo que estoy arrepentido,
   que, a no importar encubrillo
   y ser soberbia el decillo,
   pienso, señor, que algún día
   verás en la letanía 500
   y calendario un san Lillo.
DIEGO:      Págome muy poco yo
   de gracias; si no pensáis
   mudar de vida, cesó
   el salario que ganáis 505
   en mi casa.
LILLO:                      Aqueso no;
   todo lo dicho, señor,
   ha sido burlas; mi humor
   sabes, yo prometo al cielo
   ser desde hoy un san Ciruelo. 510
DIEGO:      Si no ofendiera al amor
   que tengo a Luis, de casa
   os echara.
LILLO:                    No ha de ser
   tu favor con tanta tasa.
DIEGO:      Que vais luego he menester 515
   a Cubas.
LILLO:                    Señor: repasa
   por tu memoria que estoy
   tan mal quisto, que si voy
   me tienen de mantear
   todos los de aquel lugar. 520
DIEGO:      Importa que llevéis hoy,
   Lillo, a la beata Juana
   un regalo y un papel.
LILLO:      Iré, aunque de mala gana.
   (Mi sentencia llevo en él.          Aparte 525
   ¡ Oh, qué bellaca mañana,
   Lillo, esperáis, si no huís
   y a costillas prevenís
   las trancas que considero !)
DIEGO:      De la santa Juana espero 530
   el remedio de Luis,
   que, si cuanto pide alcanza
   de Dios, en quien su esperanza
   pone, teniendo afición
   a Luis, de su oración 535
   se ha de seguir su mudanza.
   La carta a escribirle voy.
LILLO:      ¡ Oh, cuberos enemigos !
   temblando de aquí os estoy.
DIEGO:      Gran cosa es tener amigos 540
   con Dios.

Vase

LILLO:                    Afúfolas hoy.

Vase.    Tocan chirimías. Arriba se aparece CRISTO con una túnicela encarnada, como resucitado, y la SANTA Juana junto a él. Música

CRISTO:      Ya llegó de mi Asención
   el día por ti esperado;
   ya las llagas te he quitado
   de mi sagrada pasión. 545
   Si por tu importunación,
   esposa cara, no fuera,
   de por vida te las diera;
   mas no las quieres, y ansí
   quiero volverlas a mí, 550
   que soy su divina esfera:
SANTA:      Eterno Esposo, no están
   en mí con vuestra licencia
   con la debida decencia
   que a su inmenso valor dan. 555
   Francisco, que es capitán
   de vuestra iglesia, ése sí
   que es digno de el carmesí
   de esa amorosa librea,
   porque el mundo en ella vea 560
   el fuego que encierra en sí.
   En él sus joyas engasta
   justamente vuestro amor,
   que a mi sentir el dolor
   de vuestra pasión me basta. 565
CRISTO:      Juana humilde, esposa casta,
   aunque sin llagas estás,
   mis dolores sentirás
   todos los viernes que vivas.
SANTA:      Mercedes son excesivas. 570
   No hay, mi Dios, que pedir más.
CRISTO:      Y pues hoy es mi Acensión
   y al cielo glorioso vuelo,
   quiero dejarte en el suelo
   de mi sagrada pasión 575
   las insignias.    Estas son.

Aparécese la cruz y sobre ella la corona de espinas y tres clavos

SANTA:      Todo el mundo os engrandezca
CRISTO:      Justo es que te las ofrezca.
   ¿ Quiéreslas ?
SANTA:                      Dulce amor, sí.
CRISTO:      No hallo fuera de mí 580
   quien como tú las merezca.

Pónele la corona de espinas en la cabeza

   Esta corona de espinas
   sembró en mi cabeza amor.
SANTA:      ¡ Ay mi Dios, qué gran dolor !
CRISTO:      Mayor que el que en ti imaginas, 585
   sintió en mis sienes divinas
   mi cabeza delicada.

Dale la cruz en la mano derecha

   Esta cruz, esposa amada,
   te doy por más noble prenda.
SANTA:      Con tu divina encomienda, 590
   rica quedaré y honrada.

Dale los tres clavos en la mano izquierda

CRISTO:      Los tres clavos, Juana cara,
   son éstos que a mis esclavos
   libraron.
SANTA:                    Todos tres clavos
   poned, Señor, en mi cara, 595
   que ya mi ventura es clara,
   pues para que esté a mis pies
   la Fortuna, que al través
   da con todo, hacéis que pueda,
   mi Dios, poner en su rueda, 600
   en lugar de un clavo, tres.
   Para alivio de la pena
   que siento ausente de Vos,
   buenas memorias, mi Dios,
   me dejáis.
CRISTO:                  Sí, que eres buena. 605
SANTA:      Parezco una Santa Elena.
CRISTO:      Darte sus insignias quiero.
SANTA:      ¿ Váisos, Pastor verdadero ?
CRISTO:      Sí, Juana.
SANTA:                    ¡ Ay, prenda querida !
CRISTO:      ¡ Ay mi esposa !
SANTA:                        ¡ Ay, mi vida ! 610
CRISTO:      ¡ Ay, mi oveja !
SANTA:                        ¡ Ay, mi cordero !

Encúbrese CRISTO y baja la SANTA con las insignias, y aguárdala abajo el ANGEL de la guarda. Toquen chirimías

ANGEL:      ¡ Juana mía !
SANTA:                        Mi ángel fiel,
   guarda damas de mi casa,
   fénix de amor que se abrasa
   como salamandra en él. 615
ANGEL:      ¿ Contenta estás ?
SANTA:                          Mi laurel,
   ¿ no le he de estar si me ha dado
   las joyas mi enamorado
   que costaron lo que El vale,
   pues porque el precio le iguale 620
   le han costado su costado ?
ANGEL:      Pues, porque puedas gozar
   el bien que en ellos apoyas,
   quiero ser tu guardajoyas.
   En mi poder han de estar. 625
SANTA:      Pues vos las queréis guardar
   mi hacienda estará segura.
ANGEL:      Dios regalarte procura.
SANTA:      ¿ Vaisos, Angel ?
ANGEL:                            Juana, sí.
SANTA:      Vamos, que no estoy en mí 630
   no viendo a Vuestra Hermosura.

Vanse.    Sale ALDONZA, labradora, con una cesta de garlamoras, unos manojos de trébol y poleo y otros de pajuelas, y con ella PEINADO, pastor

ALDONZA:      Persiguióme don Luis
   de la suerte que te cuento,
   un año, tiempo bastante
   para aun quien sintiera menos; 635
   criámonos casi juntos,
   y empezando de pequeño
   el amor, dicen, Peinado,
   que se vuelve en parentesco.
   Refrené mi inclinación 640
   por ver que era caballero
   y yo labradora humilde,
   puesto que Amor es soberbio;
   pero como el resistirse
   diz que es echar leña al fuego, 645
   abrasábase don Luis
   y amábale yo en extremo.
   Dióme un martes en la noche
   palabra de casamiento,
   palabras pagué en abrazos; 650
   mas fue en martes--¡ mal agÜero !--
   Vino a saber a este.punto
   nuestro amor su padre viejo,
   y remedió con ausencias
   sus daños.    ¡ Caro remedio ! 655
   Cuatro, leguas de distancia
   mil en su memoria han puesto,
   que es niño Amor y se olvida
   con cualquiera tierra en medio.
   A una doña Inés, que vive 660
   en esta casa, hace dueño
   del alma que ya era mía,
   y así por mi hacienda vuelvo.
   Esta es la causa, Peinado,
   de mis celosos desvelos; 665
   que han de costarme la vida
   como me cuesta el sosiego.
PEINADO:      Pardiez, Aldonza, que echastes
   vuestro ciego amor a censo
   en tan malas hipotecas 670
   que no heis de cobrar a tiento.
   Es caballero don Luis,
   y pagan los caballeros
   tan mal ya deudas de amores
   como deudas de dineros; 675
   pero, pues no os ha gozado,
   ¿ qué hay perdido ?
ALDONZA:                          El sufrimiento,
   las esperanza, los sentidos,
   la vida, el alma, el seso.
   A doña Inés haré creer 680
   que es mi esposo.
PEINADO:                          Mas, ¡ qué presto
   sabe una mujer forjar
   cuatro docenas de enredos !
   Mas, pues vive aquí la dama
   que le quillotra, entrad dentro 685
   y obrad siquiera en pajas;
   que en Santa Cruz os espero.
ALDONZA:      Prevénme en ella, Peinado,
   si no le obligo, mi entierro.
PEINADO:      ¡ Qué de ellos mueren de amores, 690
   y qué pocos vemos muertos !

Vanse.    Salen don LUIS y doña INES llorando

LUIS:      Enjugad, mi bien, los ojos
   sin negarme la luz de ellos,
   que, pues son soles, no es bien
   que lloren soles tan bellos. 695
   Volvedme a mostrar sus niñas,
   pues es niño Amor, juguemos,
   que no es bien que se levanten
   cuando por ellos me pierdo.
   César mintió, ya lo sé, 700
   que alabarse es argumento
   de las mentiras, que sabe
   fingir el pesar y celos.
   ¡ Ea, no haya más, amores !
INES:      ¿ Cómo, si con vida veo, 705
   don Luis, a un mentiroso
   que mi honor y fama ha muerto ?
   ¿ Joya es de tan poca estima
   la honra, que en detrimento
   de su reputación noble 710
   el término que la ha puesto
   una lícita afición
   había de pasar ? ¡ Qué presto
   os creísteis don LÜís !
   Poco amáis y poco os debo. 715
LUIS:      Por la luz de aquesos ojos,
   doña Inés, que no lo creo,
   y que le desafié
   sólo por ese respeto,
   y he de matarle esta tarde. 720
   ¡ Ea, mi bien, acabemos !
   ¿ Somos amigos ?
INES:                            No sé.
LUIS:      ¿ Quién lo sabe ?
INES:                          Lo que os quiero.
LUIS:      Dadme aquesa hermosa mano,
   honraré mis labios.

Asómase al tablado ALDONZA

ALDONZA:                              Bueno, 725
   porque, celos, cierto veis
   dice el mundo que sois ciegos.

Sale ALDONZA

ALDONZA:      ¡ Ay de mi ! ¡ Y a las pajuelas !
   ¿ Quieren trébole y poleo,
   pajuelas y zarzamoras ? 730
INES:      ¿ Qué es esto ?
ALDONZA:                        ¿ Quieren poleo ?
INES:      ¿ No hay zaguán en esta casa
   para que pregonéis eso
   sin entrar aquí ?
ALDONZA:                          ¿ Por qué entra,
   si sabe, en la igreja el perro ? 735
   Porque halla la puerta abierta;
   pues ¿ es mucho haber yo hecho
   lo que un perro sabe hacer ?
   ¿ Quieren trébole y poleo ?
INES:      ¡ Ola ! salíos allá fuera. 740
ALDONZA:      ¡ Ola ! digo que no quiero,
   que también sé yo olear
   sin ser cura ni haber muertos.
INES:      ¿ Quién os mandó entrar aquí ?
ALDONZA:      Naide, que no hay manamiento 745
   de no entrarás en la casa
   de tu prójimo. ¿ Ah, mancebo ?
   Todos estamos acá.
LUIS:      ¡ Oh Aldonza ! Pues ¿ qué tenemos ?
ALDONZA:      ¿ Qué sé yo ? Pena de ver 750
   que habléis con Costanza. ¡ Puerros !
   A ella digo.    ¿ No me compra
   zarzamoras ?
INES:                          ¡ Qué molestos
   que son siempre estos villanos !
   Ya os digo que no las quiero. 755
ALDONZA:      Pues compradlas vos, buen hombre,
   que zarzamoras os vendo,
   porque amor en zarzas mora
   y ansí tan picada vengo.
LUIS:      Aldonza, no seas pesada. 760
INES:      ¿ Conocéisla ?
LUIS:                        Mucho tiempo
   ha que la vi en Torrejón.
ALDONZA:      ¿ Mucho tiempo, caballero ?
   Más ha que murió mi agÜelo.
   Pero dejémonos de esto 765
   y compradme zarzamoras;
   que en mi tierra yo me acuerdo
   que andabais en busca de ellas,
   y entre las zarzas y enredos
   de promesas incumplidas 770
   y favores lisonjeros
   llegastes a coger una
   que el comerla por lo menos
   causó pena y costó gritos.
   Súpoos bien y amargóos luego. 775
LUIS:      ¡ Oh, qué bachillera estás !
ALDONZA:      Y vos sois un majadero,
   pues a la corte os venís
   por zarzamoras, sabiendo
   que aquí no las hay con flor 780
   que se les pierde en naciendo;
   y después de desfloradas
   andan a la flor del remo;
   mas como las zarzamoras
   que comistes en mi puebro 785
   la voluntad os mancharon,
   y vuestro gusto cumplieron,
   y para quitar las manchas
   de moras no hay tal remedio
   como buscar otras nuevas, 790
   querréis quitarle al deseo
   la mancha con esta verde.
   ¡ Huego en vos y en ella huego
   si os creyere como yo !
INES:      Geroglíficos son éstos, 795
   don Luis, no de villana.
LUIS:      (¡ Qué esto sufro, vive el cielo !    Aparte
   Loca, ella me enreda aquí,
   si la escucho y me detengo.
   Quiero ausentarme por ver 800
   si me sigue, que sospecho
   que el infierno la ha traído
   para fin de mi sosiego.)
   Mi padre me está esperando,
   yo volveré presto a veros; 805
   no creáis rusticidades
   de villanos.
ALDONZA:                      Pagaréislo.
LUIS:      ¡ Villana, si no calláis !

Vase don LUIS

ALDONZA:      ¿ Amenazas ? ¡ Lindo cuento !
   ¡ Hao ! ¿ no compráis zarzamoras ? 810
INES:      Si como zarzas los celos
   despedazan las entrañas,
   zarzas están deshaciendo
   mi engañado corazón
   con espinas de tormentos. 815
   ¿ Qué enigmas son los que has dicho ?
ALDONZA:      ¿ Soy yo tienda de barbero
   que de enigmas se compone ?
   La verdad deciros quiero.
   Sabed que a una zarzamora 820
   picó este tordo en mi pueblo
   dándola antes de picarla
   palabra de casamiento.
   Si empalagado procura
   con promesas y embelecos 825
   picar en vos, ¡ oje allá !
   zarzamora, tened seso,
   que tien ya este tordo torda
   y os quiere burlar aquesto.
   Basta, y ¡ á las zarzamoras ! 830
INES:      Escucha.
ALDONZA:                    ¿ Quieren poleo ?

Vase

INES:      ¡ Oh engañoso don Lúís !
   De tu natural travieso
   y mudable condición
   no te esperaba sino esto. 835
   Aunque tanto te he querido
   no viene tarde el remedio;
   a César dejé por ti,
   desde hoy por César te dejo.
   Hoy daré satisfacción 840
   a mi venganza y sus celos
   y a mi mudanza disculpa.
   ¡ Ay hombres, plumas al viento !

Vase doña INES.    Salen la SANTA y CRESPO, MINGO y BERRUECO, pastores

CRESPO:      Madre Juana, esto ha de ser,
   que es amparo de Toledo. 845
SANTA:      Nada valgo y poco puedo.
CRESPO:      No hay que habrar. Ha de saber
   que si Mari Crespa da
   en rezongas y en porfías,
   aunque habre veinte días 850
   arreo no callará
   si todo el pueblo se junta
   y con cura y campanilla
   va en procesión a pedilla
   que calle un poco.
MINGO:                              Despunta 855
   de habradora, y es gran mengua
   que una mujer habre tanto.
CRESPO:      ¡ No la diera el cielo santo
   almorranas en la lengua !
   Vine de la arada ayer 860
   cansado, si en ocasiones
   cansan tanto los terrones
   como hablando una mujer,
   y dije, "¿ Qué hay que cenar ?"
   Dijo, "Olla."    "No quiero olla," 865
   respondí, "si con cebolla
   la vaca podéis picar
   y her un salpicón."    "No quiero,"
   respondió, "si que cenéis
   olla."    "No me repriquéis 870
   ni andemos al retortero,
   Crespa de la maldición,"
   dije.    Y dijo "Heis de cenar
   olla, no hay que porfiar."
   "No ha de ser si salpicón," 875
   respondí.    "Pues no hay sino olla."
   "Pues salpicón ha de ser."
   "Pues olla habéis de comer."
   Subióse el humo a la cholla
   y levantando las haldas 880
   del sayo, con un bastón,
   haciéndola salpicón
   los gÜesos en las espaldas,
   por más que anduvo la folla
   sin decir "Dios sea conmigo," 885
   daba gritos.    "Olla digo,
   olla quiero, no hay sino olla."
   Y darle que le darás,
   ella olla, yo salpicón,
   hasta que quebré el bastón 890
   y ella no pudo habrar más.
   Pero aunque no pudo habrar,
   por salir con su interés,
   arrastrando cuerpo y pies
   se hué derecha al vasar, 895
   y aunque no podía gañir,
   dijo después que se echó
   entre las ollas que halló,
   "Entre ollas he de morir."
   Hice matarla una polla, 900
   por vella tan mal parada
   y llevándosela asada,
   dijo,    "No ha de ser sino olla."
   Y tanto en su tema dura,
   que habiendo el cura venido, 905
   por decir, "Confisión pido,"
   le dijo, "Olla, señor cura."
   Ella queda, en fin, de suerte
   que hoy se irá, a lo que me fundo,
   por ollas al otro mundo 910
   y a mí me piden su muerte,
   si no es por vos, madre Juana,
   curádmela de tal modo
   que, porque sane del todo,
   la dejéis la lengua sana. 915
SANTA:      Crespo, el hombre que se casa,
   a sufrir está obligado
   los defectos de su estado
   y las faltas de su casa.
   La cabeza no maltrata 920
   ni menosprecia los pies;
   curadla, y ved que no es
   mala la mujer que trata
   bien su honor y le respeta,
   y llevad con más amor 925
   faltas que no son de honor;
   que no hay cosa tan perfeta
   que alguna falta no tenga
   en el mundo; regaladla,
   hermano Crespo, y curadla, 930
   porque a morirse no os venga.
CRESPO:      Si es la lengua cruel veneno
   en la mujer, madre Juana,
   y éste con otro se sana,
   remedio para harto bueno 935
   por quitarla este quillotro
   que la hiciéramos comer
   la lengua de otra mujer,
   sanara un veneno al otro;
   mas, pues no hay tienda de lenguas 940
   y me puso esta cruz Dios,
   pedid que la sane, vos,
   que yo sofriré mis menguas.

Sale LILLO

LILLO:      (La madre Juana está aquí;          Aparte
   con no poco temor llego.) 945
SANTA:      ¡ Oh, hermano Lillo !
LILLO:                              Don Diego,
   mi señor, que sólo en ti
   puesta su esperanza tiene,
   aquesta carta te envía
   y para la enfermería, 950
   mientras que a verte no viene,
   un regalo y cien ducados
   de limosna.
SANTA:                      Siempre da
   con largueza. ¿ Cómo está ?
LILLO:      Con infinitos cuidados 955
   en que don Luis le ha puesto.
SANTA:      Algún mal le ha de venir
   notable por consentir
   que viva tan descompuesto.
   Y el hermano, ¿ no escarmienta, 960
   en dos amos que ha tenido,
   a quien tan mal ha servido ?
   ¿ No sabe que ha de dar cuenta
   delante el tribunal mismo
   de Dios ?
LILLO:                    Soy un mal cristiano 965
   que, pecando en castellano,
   he de dar cuenta en guarismo;
   pero yo juro la enmienda
   si el perdón de Dios me alcanza.
CRESPO:      ¡ Hao ! ¿ Esta es la buena lanza 970
   por quien nuestro honor y hacienda
   don Jorge habría destruído
   a no morir ?
MINGO:                      ¡ Que se atreva
   venir aquí !
BERRUECO:                      Si no lleva
   el castigo merecido, 975
   no somos hombres de bien.
CRESPO:      Uno trazo que no es malo.
LILLO:      En el torno está el regalo
   y los dineros también.
SANTA:      Vaya, pues, hermano, al torno, 980
   y respuesta llevará.
CRESPO:      Y en volviendo por acá
   le daremos el retorno
   de las burlas que nos debe.
SANTA:      La salud pediré a Dios 985
   de vuestra mujer, y a vos
   os pido, si la ira os mueve
   otra vez, que no deis muestras
   de vuestra necia crueldad;
   sus faltas disimulad, 990
   pues ella sufre las vuestras.

Vanse la SANTA y LILLO

CRESPO:      Yo juro no hella más daño
   por que más no nos inquiete;
   y nos pague este alcagÜete
   lo de antaño y lo de hogaño, 995
   un castigo le he de her
   con que se acuerde de mí.
   Una purga compré.
MINGO:                            ¿ Sí ?
CRESPO:      Para dar a mi mujer,
   que la recetó el dotor 1000
   y ella recibir no quiso.
MINGO:      Hizo bien.
BERRUECO:                    Eso la aviso.
CRESPO:      Hagamos que este hablador
   la tome, y purgue con ella
   todas las bellaquerías 1005
   que quillotró en tantos días.
BERRUECO:      Bien decís.
CRESPO:                    Pues vo por ella.
MINGO:      Andad y buena pro le haga.
CRESPO:      En saliendo he de esperar,
   que, pardiez, ha de purgar 1010
   las entrañas por de zaga.

Vase CRESPO.    Sale LILLO

LILLO:      (Con la Santa he despachado      Aparte
   lindamente.    Quiera Dios,
   Lillo, que os escapéis vos
   de este pueblo conjurado; 1015
   pero, aquí están; ¿ qué he de hacer ?)
BERRUECO:      ¿ Qué hay por acá, señor Lillo ?
LILLO:      (Hay harto ungÜento amarillo          Aparte
   si quieren llegar a oler.)
MINGO:      ¿ No mos responde ?
LILLO:                                (No puedo,    Aparte 1020
   que cierta prisa me avisa
   que me vaya, y una prisa,
   si es de tripas y con miedo,
   no repara en cortesías.)
BERRUECO:      Pues hoy ha de reparar 1025
   en ellas a su pesar.

Detiénenle

LILLO:      (¡ Acerté, desdichas mías !)          Aparte
   Déjenme ir, que siento en mí
   temerario desconcierto.
MINGO:      No se ha de ir, aquesto es cierto. 1030
LILLO:      ¡ Por Dios, que me vaya aquí
   si no me dejan, señores !
BERRUECO:      Alléguese, socarrón;
   agora sabrá quién son
   de Cubas los labradores; 1035
   que no hay plazo que no llegue
   ni deuda que no se pague.
LILLO:      Ni mujer que no se estrague,
   ni sarna que no se pegue...

Sale CRESPO con un vaso

CRESPO:      ¡ Hao, par Dios, que viene entera ! 1040
   Buena a mi mujer hallé,
   y callando, que no hué
   poco milagro.
BERRUECO:                        Aquí espera
   un amigo vuestro.
CRESPO:                              ¿ Es Lillo ?
   Beso a vuesarcé las manos. 1045
LILLO:      Líbreme Dios de villanos.
CRESPO:      ¿ Qué tiene, que está amarillo ?
LILLO:      Corrimientos a traición.
CRESPO:      Deme ese pulso. ¡ Oh qué malo !
LILLO:      Mas ¿ qué hay receta de palo ? 1050
CRESPO:      Tenéis grande opilación...
LILLO:      ¿ Yo ?
CRESPO:                    ...de socarronería.
LILLO:      ¿ Y querréis darme el acero ?
CRESPO:      Al menos que purguéis quiero
   toda esa bellaquería. 1055
   Haceos la cruz y bebed,
   que seis reales me costó.
LILLO:      Veneno es; mi fin llegó.
BERRUECO:      ¿ No bebéis ?
LILLO:                      No tengo sed.
   Beba vuesarcé primero; 1060
   que siempre fui bien criado.
CRESPO:      Acabemos.
LILLO:                    Ya ha llegado
   mi muerte; bebiendo muero.
   Castigos hay menos malos
   sin que la muerte me deis; 1065
   riendas y azotes tenéis,
   darme podéis dos mil palos;
   pero matarme; ¿ por qué ?
CRESPO:      Que no es veneno, traidor,
   sino purga que el humor 1070
   os cure; yo la compré
   por seis reales con intento
   de vuestro bien y quietud.
LILLO:      Tal os dé Dios la salud
   como es vuestro pensamiento. 1075
   ¡ Lástima de mí tened;
   mirad que es crÜel castigo
   el darme veneno !
CRESPO:                              Digo
   que no es sino purga, oled.
LILLO:      ¡ Puf, qué de ruibarbo 1080
   echó el ladrón del boticario !
BERRUECO:      Acabad.
LILLO:                  Extraordinario
   castigo el diablo inventó.
   Aún no ha entrado y ya me urga
   las tripas.
MINGO:                    Beba.
LILLO:                          ¿ Hay más graves 1085
   burlas ? ¿ Sin darme jarabes
   quieren que tome la purga ?
MINGO:      Ea, que no es más de un trago.
LILLO:      De mi muerte lo será;
   mas, pues de cámaras va, 1090
   hoy de mi cámara os hago.
CRESPO:      Acabemos, o si no...
LILLO:      Allá va. ¡ Jesús, mil veces !

Bebe

MINGO:      ¿ Embocólo ?
CRESPO:                    Hasta las heces.
LILLO:      ¡ Mal haya quien te guió 1095
   y la especie que te echaron !
   Ea, ya podrán dejarme,
   pues me obligan a purgarme
   en salud; bien se vengaron.
   ¡ Ay ! Ya empieza el apretura; 1100
   váyanse, porque me voy.
   ¡ Ay, ay, Dios, qué hinchado estoy !
   ¿ No se van ? Que de madura
   se va cayendo esta fruta.
CRESPO:      Sosiéguese.
LILLO:                    ¿ Hay tal tormento ? 1105
MINGO:      Esmpiece a contar un cuento.
LILLO:      ¿ Qué cuento ? ¡ Pese a la puta
   que me parió !
CRESPO:                            Buenos pagos
   nos da.
LILLO:                  ¿ Qué os he de pagar ?
CRESPO:      La purga.
LILLO:                    Llegá a cobrar. 1110
CRESPO:      ¿ De dónde ?
LILLO:                      De los rezagos.
   ¡ Ay, ay !    ¡ Señores, señores,
   pues que ya se han burlado harto,
   déjenme ! ¡ Ay !
MINGO:                        ¿ Está de parto ?
LILLO:      Sí, hermano, y con los dolores. 1115
   ¿ No basta ya la matraca ?
CRESPO:      ¿ Es niño o niña ?
LILLO:                            Será
   el diablo, pues sabe ya
   antes de nacer la caca.
   ¡ Ay ! ¿ Mas que han de hacer que hieda 1120
   la burla ? ¡ Ay, no hay que esperar !

Vase LILLO

CRESPO:      Un tarugo le he de echar
   y atalle por que no pueda
   her nada.
BERRUECO:                      Acabad, dejalde.
CRESPO:      Venid, veréis lo que pasa. 1125
   ¡ AlcagÜetes, alto, a casa,
   que yo os purgaré de balde !


ACTO SEGUNDO

Salen don LUIS y ALDONZA

LUIS:      Segunda vez me persigues ?
ALDONZA:      Al Amor pongo por juez,
   que solamente una vez 1130
   te amé porque me castigues;
   un amor, una memoria,
   un cuidado y un deseo
   es siempre el mío, y no veo
   una palabra, una gloria 1135
   un favor, una esperanza,
   un regalo, una afición,
   pues en ninguna ocasión
   hallo en tu rigor mudanza.
   Castiga, pues, mi porfía 1140
   pues tu rigor la condena,
   que por librarme de pena
   quiero hacer tu culpa mía.
LUIS:      ¿ Qué te debo yo ?
ALDONZA:                              No sé.
LUIS:      Pues ¿ qué me pides ?
ALDONZA:                              Amor. 1145
LUIS:      ¿ Sin deberle ?
ALDONZA:                        No, señor.
LUIS:      Luego ¿ debo ?
ALDONZA:                        Sí, a mi fe.
LUIS:      La fe sin obras es muerta.
   Mal fundada deuda cobras.
ALDONZA:      Si en mi fe faltaron obras 1150
   fue por tu culpa, que es cierta.
LUIS:      Bien sé yo que en Torrejón,
   patria tuya, heredad mía,
   como de burlas tenía
   y te mostraba afición; 1155
   porque el Amor desterrado
   del interés, de Madrid,
   se fue con discreto ardid
   al campo en que fue criado,
   y jugando mano a mano 1160
   con los dos junto a una fuente,
   sentí un ligero acidente,
   que, gloria a Dios, ya está sano.
   Cumplió su destierro Amor,
   y, al fin, se ha vuelto a la corte 1165
   a pretensión que me importe
   de más gusto y más valor.
   No puedes llamarme ingrato
   siendo aquel amor un juego,
   pues si gané, te di luego 1170
   mil requiebros de barato.
ALDONZA:      No da en barato el avaro
   amando de cumplimiento
   palabra de casamiento,
   que así lo barato es caro; 1175
   mas como a todas le das
   y sé que juegas agora,
   vine a ver a esa señora,
   y así si me dieses más.
   Pero, pues me has despedido 1180
   cuando tan humilde llego,
   entenderé que en el juego
   con esa dama has perdido,
   y más habiéndome dado
   ella de barato un gusto, 1185
   que es despreciar como es justo
   al que a mí me ha despreciado,
   pues dio palabra el Amor
   de castigar el mal trato
   de cualquier amante ingrato 1190
   con otro competidor.
   Doña Inés y el interés
   me vengan de tu inconstancia,
   que en ella, por su ganancia,
   es ya su amor ginovés. 1195
   César, traidor, te usurpó
   la dama que juzgas fiel,
   que es César, y como él,
   al fin vino, vio y venció.
   ¡ En buen cuidado te he puesto ! 1200
LUIS:      Solos estamos los dos,
   y a los celos, como a Dios,
   se les da la fe muy presto.
   Dime lo que en eso sabes,
   no aumentes más mis enojos, 1205
   que en la boca y en los ojos
   no sufre la mujer llaves.
   Volverte a amar te prometo
   si aquesto vengo a saber.
   Di, pues paga una mujer 1210
   a quien la escucha un secreto.
ALDONZA:      Es verdad; pero no en mí,
   que el saberlo me costó
   mil penas.
LUIS:                      Páguelo yo
   con tu amor.
ALDONZA:                      ¿ Querrásme ?
LUIS:                                  Sí. 1215
ALDONZA:      Aunque tu dureza es tal,
   con nueva esperanza llego,
   pues los golpes sacan fuego
   del más duro pedernal.
   Digo, pues, escucha.
LUIS:                                  Di. 1220
ALDONZA:      Que vine a entrar donde estaba
   tu dama.
LUIS:                    Ya lo sé; acaba.
ALDONZA:      ¿ Consientes el nombre ?
LUIS:                                  Sí.
ALDONZA:      Luego ¿ es tu dama ?
LUIS:                                ¿ Pues no ?
ALDONZA:      ¡ Y a mí que me paren duelos ! 1225
LUIS:      ¡ Oh !    Pues, ¿ si repican celos ?
ALDONZA:      ¡ Oh !    Pues, si no he de ser yo
   tu dama, cuéntelo ella.
LUIS:      Vuelve, espera, que tú eres
   entre todas las mujeres. 1230
ALDONZA:      ¿ Tu esposa ?
LUIS:                      Mi prenda bella.
ALDONZA:      Esta dama de ajedrez,
   pues se queda con el nombre,
   y sin el dueño, aunque es hombre,
   que la pagará otra vez. 1235
LUIS:      No haré tal si me ha ofendido.
ALDONZA:      Pues no ha ofendido en verdad,
   que si muestra voluntad
   es el señor su marido;
   que en saliendo de la calle 1240
   tu persona amartelada,
   entró tentando la espada
   otro de tan lindo talle;
   y apenas tocó en la reja,
   cuando la buena señora, 1245
   porque esperaba la hora,
   puesta a sus hierros la oreja,
   le respondió y ordenó
   un diálogo que llamas
   duo de galanes y damas, 1250
   cual le tengamos tú y yo.
   "Alma, vida, corazón,
   quiero, estimo, adoro, amo,
   busco, pido, sigo, llamo;
   ventura, tiempo, ocasión; 1255
   fe, lealtad, constancia, gloria;
   obras, palabras, deseos,"
   y otros gustos y trofeos,
   reliquias de su victoria.
LUIS:      ¡ Ay de mí !
ALDONZA:                        Mucho más hay 1260
   en su venturosa suerte;
   pídele, pues, a la muerte,
   si tienes celos, un ay,
   que aquesta noche los dos
   tienen, crÜel, de gozarse, 1265
   y esotro día casarse
   con la bendición de Dios.
LUIS:      Basta, calla, que aunque veo
   mi desengaño en tu hablar,
   la lengua te he de cortar, 1270
   que puedo más que Tereo.
   Ni me hables ni veas jamás;
   vete.
ALDONZA:      Harélo; aunque me pesa,
   pues el ave que está presa 1275
   por librarse se ata más.

Vase

LUIS:      ¡ Oh, tiempo riguroso ! ¡ Oh, noche aleve
   encubridora del amor tirano !
   ¡ Oh, quién al ángel que a los cielos mueve
   pudiera detener la diestra mano ! 1280
   ¡ Oh, quién al día, cuyo curso breve
   la sucesora noche sigue en vano,
   le pudiera aumentar mil horas largas,
   por más que á mi temor fueran amargas !
   Extranjero, ladrón, rico dichoso, 1285
   metal de estima lejos de su origen,
   río a larga corriente caudaloso,
   pues ondas tuyas mi chalupa afligen,
   dinero con mujeres poderoso,
   cuyas arenadas letras vencen, rigen, 1290
   atropellan, subliman, sueltan, prenden,
   dan, quitan, menosprecian y defienden;
   atrevido, cobarde, avaro, franco,
   maná que a todo sabes, ¿ qué me quieres ?
   Dinero en reales blancos cuyo blanco 1295
   es al que miran hombres y mujeres,
   si estás como en galera puesto en banco,
   ¿ por qué me haces remar ? ¿ por qué prefieres
   a mi amor el de César extranjero ?
   Mas ¿ quién es natural como el dinero ? 1300

Salen don DIEGO, leyendo una carta, y LILLO

DIEGO:      Beso mil veces la amorosa firma
   de aquella mano venerable y santa
   cuya memoria tierna me confirma
   el bien que espero y mi temor espanta.
   "Juana" no más por humildad se firma, 1305
   que es cifra Juana y la abundancia es tanta
   de gracia en Juana, que a su letra vista
   la puede acreditar San Juan Bautista.
LUIS:      Mi padre viene y por su edad anciana,
   contrario a mi deseo y verdes años, 1310
   favores busca de la Santa Juana;
   no sé si diga en mi opinión engaños.
   ¡ Ay de mí triste !    Que a su tiempo vana
   produce mi esperanza tantos daños.
LILLO:      ¡ Y ay de mi ! Que he purgado en pie y vestido 1315
   en verso suelto el alma y el sentido.
DIEGO:      ¿ Quién da voces, que en ellas me parece
   mi caro don Luis ?
LUIS:                            Yo soy, que siento
   de mi fortuna que en desdichas crece
   la fuerza que ha de hacer mi fin violento. 1320
   Muero rabiando, que morir merece
   en tierna edad un loco pensamiento;
   rabiando, pues jamás tendrá ventura
   para gozar del gusto que procura.
DIEGO:      Querido hijo, imagen de mi alma; 1325
   calor de mi vejez helada y fría;
   de mis trabajos merecida palma,
   siempre verde laurel, corona mía,
   cuando parece que en serena calma
   navega mi esperanza en quieto día, 1330
   se me obscurece el cielo porque sienta
   cifrada en ese rostro mi tormenta.
   De mis hijos, Luis, fuiste el postrero;
   tomó la muerte en los demás venganza,
   quedaste sólo, y como tal te quiero, 1335
   por no tener de otros esperanza.
   Cuando tu atrevimiento considero
   como eres tú mi ser y semejanza,
   si quiero castigarte, al punto digo,
   no dice bien amor con el castigo. 1340
   Luis, ¿ qué tienes ? ¿ quién te da disgusto ?
   No sólo al corazón, al rostro llega.

Abrázale

   ¿ Hate faltado en ocasión de gusto
   Fortuna aleve, que es mudable y ciega ?
   Gasta mi hacienda, tu deleite es justo, 1345
   inventa galas, enamora, juega,
   mi amor conoces, mi escritorio sabes,
   saca dineros, ves aquí las llaves;
   mas--¡ ay de mí !--que en esta carta leo
   otras razones de mayor estado. 1350
   La santa Juana culpa mi deseo
   dándome de tu bien mayor cuidado;
   su aviso santo y su prudencia creo,
   que no suele gozarse mal logrado
   el hijo libre, si en edad tan tierna 1355
   su padre no le enseña y le gobierna.
   Una cuenta santísima me envía
   porque en el nombre de tan alta cuenta
   me acuerde que he de darla cada día
   de esa tu edad y libertad violenta. 1360
   Ea, pues, hijo, cara prenda mía,
   como pasados tus descuidos cuenta
   y vive de manera que tu vida
   no la dejen los vicios mal perdida.
LUIS:      ¡ Oh, mal haya mi vida, pues en ella, 1365
   cuando yo rabio tu sermón escucho !
   Quien dio de corta edad larga querella,
   de el mundo y de su ley no sabe mucho.
   ¿ Tan vicioso soy yo ? ¿ Tan mala estrella
   me precipita ? Con tus quejas lucho, 1370
   y pienso yo cuando me miro y veo
   que aquesa monja me pintó más feo.
   ¿ Qué cosa hay en el mundo tan cumplida
   que no llegue a tener alguna falta ?
   El sol hermoso, padre de la vida, 1375
   con un eclipse se obscurece y falta;
   el diamante, en firmeza no vencida
   que con sus rayos los del sol esmalta,
   no está de faltas y malicia ajeno,
   porque, deshecho, sirve de beleno. 1380
   La tierra, el agua, el aire, es bueno y malo,
   y ya sirve tal vez un elemento
   de gusto, y da al manjar vida y regalo
   y tal vez de castigo y de tormento.
   Humano soy, por serlo los igualo, 1385
   a uno tendré quejoso, a otro contento;
   soy bueno y malo, ajeno de artificio,
   tendré alguna virtud como algún vicio.
   No mida más la monja por su gusto
   los de mi edad, que puede ser que sea 1390
   de esta mi injusta vida el fin tan justo
   que ella le envidie cuando en mí le vea;
   y si no se pretende mi disgusto,
   ni se reciba cuenta ni se lea
   carta de Santa Juana, que es lisonja 1395
   llamarla santa cuando sobra monja.
DIEGO:      Ya te debo responder
   a dos cosas. La primera,
   don Luis, porque quisiera
   que mudases parecer, 1400
   es en la estima y respeto
   de Santa Juana, a quien yo
   por ver que le mereció,
   guardarle siempre prometo;
   porque si Naamar me avisa 1405
   que tanto estima y respeta
   la santidad de un profeta
   y aquella tierra que pisa,
   que lleva a su patria de ella
   por reliquia soberana, 1410
   yo estimo a mi Santa Juana
   su tierra y sombra por ella.
   Ninguna disculpa salva
   a quien culpa un religioso,
   que suele vengar un oso 1415
   el murmurar de una calva;
   cuanto y más que si recibes
   por su oración y virtud
   los consejos, la salud
   y hasta la vida que vives, 1420
   no la debes murmurar,
   porque parecen tiranos
   contra José sus hermanos,
   pues él les lleva el manjar
   y ellos le venden a él; 1425
   pasión de envidia inhumana,
   y sustenta Santa Juana
   a quien le vende crÜel.
LILLO:      ¡ Que tantas letras alcance
   y las historias que escucho 1430
   un viejo !    Pero ¿ qué mucho,
   si hay sermones en romance ?
DIEGO:      La segunda cosa es
   que, respetando su nombre,
   agora vivas como hombre 1435
   y como santo después;
   que si yo te di el consejo,
   no fue por darte pesar,
   sino que quise pagar
   la deuda de padre y viejo. 1440

Hablan entretanto padre e hijo

LILLO:      Agora llega mi vez,
   y convertido en dotor.
   si quieres santir, señor,
   y dar alegre vejez
   a tu padre, está en mis manos 1445
   su salud y vida. Espera.
   Récipe: una purga entera
   de Cubas y sus villanos,
   y verás que en pocos días,
   como yo, si a esto te atreves, 1450
   serás un santo si bebes
   purga de bellaquerías
   sin quedar una no más,
   porque hice mil seguidillas,
   más que la cera amarillas, 1455
   y fui poeta por detrás.
LUIS:      Padre mío, estoy de suerte
   que no me puedo alegrar,
   y pienso que has de llorar
   por culpa tuya mi muerte 1460
   si no me haces un favor
   y me cumples un deseo.
DIEGO:      Dile, hijo, que no creo
   que te le niegue mi amor.
LUIS:      César me importa que esté 1465
   por esta noche en prisión.
DIEGO:      Pues, ¿ cómo o por qué razón ?
LUIS:      (Buena es la que imaginé.)          Aparte
   Por las cuchilladas que hoy
   tuvo conmigo a mi puerta. 1470
DIEGO:      Poca razón, aunque cierta.
   A darle noticia voy
   a un alcalde amigo mío,
   que, sin mostrar que es hacer
   mi causa, le hará prender 1475
   de justicia.
LUIS:                      Yo confío
   de tu amor y diligencia
   que me ha de dar este gusto.
DIEGO:      Vence, aunque no fuera justo,
   el autor a la conciencia. 1480
   Yo voy.
LUIS:                    Vamos, Lillo, pues.
LILLO:      Pienso que tu mal gobierno
   nos va llevando al infierno
   como recua a todos tres.

Vanse.    Salen MARIA, monja, y la SANTA

MARIA:      Doña Ana Manrique está, 1485
   madre, de un mortal dolor
   de costado cual dirá
   esta carta, y con temor

Dásela

   yo de que está muerta ya.
   Fue de don Jorge mujer, 1490
   y por lo que a los dos debo,
   madre, llego a interceder
   por ella.    A mucho me atrevo
   pero por mí lo ha deshacer.
   Escríbele, madre mía, 1495
   que ruegue por ella a Dios
   que es hoy el séptimo día,
   y a mí, por ver que las dos
   nos hacemos compañía.
   También me escribe le acuerde 1500
   esto mismo, madre Juana.
   Duélase de la edad verde
   de su devota doña Ana
   que aprisa la vida pierde.
SANTA:      Siempre doña Ana Manrique 1505
   con obras y devoción
   me ha obligado a que publique
   su valor y mi afición
   le muestre y le signifique;
   y así yo tendré el cuidado 1510
   que a su mucho amor le debo,
   y Dios será importunado
   de mí, pues siempre me atrevo
   a su llaga de el costado
   en cuya fuente divina 1515
   la experiencia y la esperanza
   salud y vida imagina,
   que aun al dueño de su lanza
   le sirvió de medicina.
   En su costado pondré 1520
   el dolor que en él padece
   doña Ana, y Jesús le dé
   la salud que ella merece,
   si no por mí, por su fe;
   que fue mi perseguidor 1525
   don Jorge, y por su persona
   la debo tener amor,
   pues me labró la corona
   de tanto precio y valor.
MARIA:      ¡ Ay madre del alma mía ! 1530
   Que renueva la memoria
   que de él tengo cada día.
   ¿ Si está don Jorge en la gloria,
   cómo de Dios se confía ?
   Si por ventura padece 1535
   en purgatorio por mí,
   ¿ qué más la causa merece
   que en este mundo le di ?
SANTA:      Dios es quien le favorece.
   Vaya y tráigame recado 1540
   de escribir; responderé
   a la carta que me ha dado.
MARIA:      Favor debido a la fe
   que doña Ana la ha mostrado.

Vase sor MARIA

SANTA:      Sabe Dios cuánto deseo, 1545
   como la madre María,
   saber el dichoso empleo
   de don Jorge desde el día
   que murió, que aunque sé y creo
   que Dios a mi instancia y ruego 1550
   le perdonó, y es notorio
   que ha de gozar su sosiego,
   no sé si en el purgatorio
   aún da materia a su fuego.

Aparécese un toro, al parecer de bronce, echando llamas

   Regalado Esposo mío, 1555
   soy, como mujer, curiosa
   de saber.    Ruego y porfío
   que fue el alma venturosa
   de don Jorge; en Vos confío.

Sacan el toro echando fuego

   Pero ¿ qué monstruo de fuego 1560
   de otro Fálaris tirano,
   cielos, turba mi sosiego ?
   Laurel, Angel soberano,
   que os dejéis ver, pido y ruego.

Sale el ANGEL por arriba, después don JORGE

ANGEL:      ¿ Cuándo fue el enamorado 1565
   de la dama que pretende,
   si llamado importunado,
   pues que viene y condeciende
   luego, a su amor y cuidado ?
   Aunque yo no he merecido, 1570
   Juana mía, el ser tu amante,
   Dios es por quien he venido,
   y en tu amoroso semblante
   su paje de guarda he sido.
SANTA:      Con la quietud y reposo, 1575
   Angel mío, que estáis vos,
   sereno el rostro y hermoso,
   bien dice que veis a Dios
   y que le gozáis glorioso.

Abrese por un costado el toro y esté dentro Don Jorge

   ¡ Ay mi Laurel !
ANGEL:                              Muestra aliento; 1580
   mira a don Jorge en sus penas.
JORGE:      Vuelve, Juana, el pensamiento,
   que en penas de penas llenas
   excedo al rico avariento;
   mas, por lo mucho que alcanza 1585
   tu oración, de los favores
   de Dios espero bonanza,
   que entre las llamas mayores
   es céfiro la esperanza.
   En el purgatorio estoy 1590
   por tu favor y merced;
   pues de mí te acuerdas hoy
   y es tan terrible mi sed,
   piadosas voces te doy
   Madre Juana, la ocasión 1595
   tienes de pagar agravios
   con piadoso galardón;
   recrea mis secos labios
   con agua de tu oracion.

Encúbrese

SANTA:      Alma pacífica, en medio 1600
   de tantas penas espera,
   que yo por darte remedio
   estas penas padeciera.
   ¡ Si hallar pudiera algún medio !

Baja el ANGEL

ANGEL:      Basta el deseo que tienes 1605
   para que a don Jorge valga
   la ayuda que le previenes;
   por ti querrá Dios que salga
   a gozar, Juana, sus bienes.
SANTA:      ¡ Qué bien conoces quién es 1610
   el dueño de aquesa gloria !
   Eres nube de sus pies;
   por mí no encubrió la historia
   de sus ángeles Moisés;
   mas antes que tu hermosura 1615
   me deje triste y se parta,
   la salud que aquí procura
   doña Ana en aquesta carta,
   Laurel divino, asegura.
ANGEL:      ¿ Quisieras tú que yo fuera 1620
   y que a doña Ana Manrique,
   salud en su nombre diera,
   por que de tu amor publique
   honra y fama verdadera ?
SANTA:      Por mí no; mas por la gloria 1625
   que ha de resultarle a Dios
   de aquesta hazaña notoria.
ANGEL:      Vamos a verla los dos;
   será tuya esa vitoria.
SANTA:      ANGEL mío, dadme luego 1630
   vuestras alas y favor.

Sale MARIA con tinta y papel

MARIA:      Madre Juana, tarde llego,
   si hay tardanza en el amor;
   escriba a Madrid la ruego;
   mas ¡ ay de mí ! que la veo 1635
   penetrando el aire puro.
   Goce yo de ese trofeo.
   Alguna prenda procuro
   cual de Elías a Eliseo.
   Arroje siquiera el velo, 1640
   si Elías arrojó el manto.
SANTA:      Hermana, tenga consuelo,
   no soy digna, ni levanto
   por tanto tiempo mi vuelo;
   yo volveré a verla luego, 1645
   que voy a ver a doña Ana.

Desaparece

MARIA:      Sin vos no tendré sosiego.
   Yo voy a contarlo, Juana,
   con doce lenguas de fuego.

Vase.    Salen LILLO y don LUIS, como de noche

LILLO:      Si va a decir la verdad, 1650
   cosa que no suelo hacer,
   yo no acabo de entender
   tu enredada voluntad.
LUIS:      ¿ Qué dudas ? Pregunta.
LILLO:                                  Escucha.
   Cuando hablé a la madre Juana, 1655
   en la cual, con ser humana,
   la divinidad es mucha,
   me dijo un largo sermón
   que te dijese y no digo,
   porque pienso que contigo 1660
   pudiera más un salmón;
   y al fin cifró sus consejos
   con que el hombre es vidrio en todo;
   quiébranse del mesmo modo
   los vasos nuevos y viejos. 1665
   No es el concepto muy grave
   a quien no le entiende bien.
LUIS:      Yo sí entiendo.
LILLO:                          Y también
   un tabernero lo sabe.
   Volví a Madrid con respuesta 1670
   esta tarde, en ocasión
   que tratabas de prisión
   de César. La duda es ésta:
   ¿ para qué has hecho prender
   este ginovés, que ha dado 1675
   sospechas de que ha quebrado,
   y a quién has venido a ver ?
LUIS:      ¿ Dudas más ?
LILLO:                        ¿ No son tres dudas
   el por qué, cómo y a quién,
   y por ser hombre de bien, 1680
   por dudas, no se ahorcó Judas ?
LUIS:      ¿ Prendieron a César ?
LILLO:                                  Sí;
   que apenas llegó, un soplón
   a un alguacil motilón,
   no de los graves de aquí. 1685
LUIS:      ¿ Qué es motilón ?
LILLO:                              Alguacil
   de la villa. ¿ Esto no sabes ?
LUIS:      Pues ¿ quién son esotros graves ?
LILLO:      En criminal y en civil
   los alguaciles de corte 1690
   son como más estimados
   .................... -ados]
   .................... -orte]
   los de córte, si los pones
   en danza los más honrados, 1695
   maestros y presentados
   y esos son los motilones.
   Embolsáronle en la red;
   que una vara pesca ya
   ginoveses.
LUIS:                    Porque está 1700
   preso te he de hacer merced
   de un vestido.
LILLO:                            Tal que pueda
   parecer tu mayordomo.
   Fácil es hacerle.
LUIS:                            ¿ Cómo ?
LILLO:      De tus marañas de seda. 1705
LUIS:      Respondiendo a tu pregunta,
   digo que él tiene una dama
   hermosa y de mucha fama.
LILLO:      Esa es mucha gracia junta;
   pero pregunto, ¿ héisla visto 1710
   por la mañana en ayunas ?
LUIS:      ¿ Por qué ?
LILLO:                    Porque sé de algunas
   que, antes de tomar el pisto,
   la unción, el ajo, el betún,
   el no sé cómo le llame, 1715
   tienen una cara infame
   y un frontispicio común;
   y después de preparado
   de el rostro, alguna mujer
   tiene mejor parecer 1720
   que puede dar un letrado.
LUIS:      Basta decir que es muy bella.
LILLO:      No basta.
LUIS:                    Pues ¿ por qué no ?
LILLO:      Quiero contestarme yo,
   si tengo de hablar con ella. 1725
LUIS:      Pues por gozar de esta dama
   que pretendo y solicito,
   al ginovés se la quito,
   por más que le quiere y ama,
   porque esta noche tenía 1730
   aplazado el primer bien.
LILLO:      Luego, ¿ es doncella también ?
LUIS:      Doncella, por vida mía.
LILLO:      Las doncellas de por vida
   se han dado agora en mudar 1735
   en doncellas al quitar.
LUIS:      Es doncella y bien nacida.
LILLO:      ¿ Así que nació doncella ?
   Esó aún se puede creer
   de tan honrada mujer 1740
   por tu respeto y por ella.
LUIS:      Yo vengo, en fin, a gozar
   esta cesárea afición.
LILLO:      Tú vienes a ser ladrón;
   Amor te ha de disculpar. 1745
   Dijo un buen entendimiento,
   por cortesano lenguaje,
   que la ocasión tiene un paje
   llamado arrepentimiento;
   porque es forzosa razón 1750
   que se duela y se arrepienta
   cualquier persona que sienta
   que se pasó la ocasión;
   y tú, que en aqueste ensayo
   nadie quieres que te ultraje, 1755
   por excusar aquel paje
   vienes con este lacayo.
LUIS:      Calla, que ya en la ventana
   hacen señal.
LILLO:                        Pues espera,
   que si ella te conociera 1760
   fuera tu esperanza vana.
   Déjame.    Llegaré yo,
   y creerá que soy criado
   de César.
LUIS:                    Bien has pensado.

Sale a la ventana doña INES

LILLO:      ¿ He de llegar ?
LUIS:                        ¿ Por qué no ? 1765
INES:      ¡ Ce !
LILLO:                  De.
INES:                        ¿ Sois vos ?
LILLO:                                ¿ Eres tú ?
INES:      ¿ Es César ?
LILLO:                      Y caballero
   con seis letras de dinero
   bien venido del Pirú.
LUIS:      ¿ Qué dices ?
LILLO:                        Aún no me ha oído. 1770
LUIS:      Habla como su criado
   y no como él.
LILLO:                        Yo he pecado;
   que pude ser conocido.
INES:      ¿ Quién es ?
LILLO:                        Soy un servidor
   o orinal de César, que 1775
   viene con él, y llegué
   por él hablarla. ¿ Señor ?
INES:      No me hables que le está mal
   a mi honor.    Entra, que es hora.
LILLO:      Ya llega César, señora, 1780
   como un reloj puntÜal,
   como un reloj concertado,
   como un reloj cuidadoso,
   como un reloj dadivoso
   y como un reloj armado. 1785
LUIS:      ¡ Mi bien !
INES:                        Entrad, gloria mía;
   gozad, César, la ocasión.

Vanse

LILLO:      Si es César o Cicerón
   allá lo veréis de día.
   Pero ¡ por Dios, que he quedado 1790
   a la luna de Valencia !
   El no entrar fue impertinencia,
   lacayo soy serenado.
   Bien me pudiera yo ir
   a acostar, porque mi amo 1795
   no puede, si yo le llamo,
   socorrerme ni acudir.
   No me acuerdo que haya santo
   abogado contra el miedo.
   El mejor santo es san Credo 1800
   y si alguien viene san Canto.

Sale don DIEGO y habla cada una de por sí

DIEGO:      Preso está César, y temo
   alguna gran travesura
   de Luis, que es quien procura
   que esté preso.
LILLO:                          Por extremo 1805
   tiemblo.
DIEGO:                      He venido a rondar
   esta calle, por si acaso
   le hallo.
LILLO:                    Ya siento un paso;
   Judas debe de pasar.
DIEGO:      La casa de doña Inés 1810
   pienso que es aquélla; sí.
LILLO:      Un bulto negro está allí,
   Mauregato pienso que es.
   Voyme, que es descortesía
   defenderle yo la puerta. 1815
DIEGO:      Pues él se va, cosa es cierta
   que no es su casa.    Querría
   saber quién es. ¡ Hola, hidalgo !
LILLO:      No soy hidalgo.
DIEGO:                        ¿ Galán ?
LILLO:      No soy galán.
DIEGO:                        ¿ Sacristán ? 1820
LILLO:      No soy sacristán.
DIEGO:                            ¿ Sois algo ?
LILLO:      No soy nada; que es mejor
   no ser nada en paz que mucho
   en guerra.
DIEGO:                    Escuchad.
LILLO:                              Escucho.
DIEGO:      ¿ Es Lillo ?
LILLO:                    Yo soy, señor; 1825
   y si no supiera yo
   que es mi amo quien me humilla,
   triunfara con la espadilla
   que muchas bazas ganó.
DIEGO:      ¿ Dónde está Luis ?
LILLO:                              No sé. 1830
DIEGO:      Pues, ¿ no está aquí ?
LILLO:                              Sí, estará.
DIEGO:      Luego, ¿ sabes dónde está ?
LILLO:      No sé yo si estará en pie,
   sentado, acostado o cómo;
   porque el amor y Mahoma 1835
   permiten que duerma y coma
   sin decirnos duermo y como.
DIEGO:      No sé si entraré; no es justo
   darle pesadumbre en eso;
   pues su contrario está preso, 1840
   huélguese, siga su gusto.
   ¡ Ay, Amor, qué mal cumplís,
   las leyes de vuestro honor !
   Mas soy padre, tengo amor,
   y no más que a don LÜís. 1845
   Huélguese, que aunque no es justo
   haberle en esto ayudado,
   más quiero verme culpado
   que verle a él con disgusto.
   Quedaos Lillo.

Vase

LILLO:                            ¡ Oh, padre tierno, 1850
   amoroso y tan sufrido
   que, de amor desvanecido,
   llevas tu hijo al infierno !

Sale don LUIS

LUIS:      ¡ Oh, mal haya !
LILLO:                          ¿ Ya lo escupes ?
   ¿ Tan malo es el bodegón ? 1855
LUIS:      En gozando la ocasión
   nunca más la calle ocupes.

Sale CESAR

CESAR:      El alcaide, aficionado
   de mi dinero y de mí,
   me da licencia que salga 1860
   por esta noche a dormir
   a mi casa.
LUIS:                    Gente suena.
LILLO:      Si suena será nariz.
   ¿ Si es tu padre ?
LUIS:                          Sea quien fuere,
   vámonos, Lillo, de aquí. 1865

Vanse don LUIS y LILLO.    Sale a la ventana doña INES

INES:      Ya perdido el primer sueño
   será imposible dormir,
   y así quiero ver si César
   se fue ya. ¿ No es aquél ?    Sí.
   César, mi bien...
CESAR:                                Inés mía, 1870
   dichoso he sido en venir
   a tal punto, pues mi amor
   a la reja recebís.
   No sabéis como estoy preso
   por un señor alguacil, 1875
   que es como necesidad
   con cara de hereje al fin.
   Prendióme por causa leve,
   que apenas llegué a reñir,
   sino a mostrar de mi espada 1880
   el toledano buril.
INES:      ¿ Cómo no me lo habéis dicho
   hasta aquí ?
CESAR:                          Porque no os vi
   hasta agora.
INES:                        ¿ Cómo es eso ?
   César mío, ¿ qué decís ? 1885
CESAR:      Digo, mi bien, que estoy preso,
   y por dineros salí
   esta noche de la cárcel,
   y mi amor vengo a cumplir.
   Mandad, señora, a una esclava 1890
   de quien fiando os servís,
   que, porque espero a la puerta,
   venga más de prisa a abrir.
INES:      ¿ Qué decís, César ?
CESAR:                                ¿ Qué digo ?
   ¿ Qué confusión hay aquí 1895
   de lenguas ? Nunca yo os dije
   cosas de amor en latín.
   Mandadme abrir; no os burléis.
INES:      Si vos no os burláis de mí,
   no os entiendo.
CESAR:                          ¿ Cómo no ? 1900
INES:      Pues ¿ agora no salís ?
CESAR:      Sí, señora, de la cárcel.
INES:      No, sino de mi jardín,
   donde, en amorosos lazos,
   palabra de esposa os di; 1905
   donde, con atrevimiento
   más que fuera justo en mí,
   Venus matizó las rosas
   de mi mal logrado abril.
CESAR:      ¿ Qué es lo que decís, Inés ? 1910
   Yo no soy, porque no fui
   el venturoso ladrón,
   abeja de ese jazmín,
   Otro Paris ha gozado
   lo que a mí me atribuís, 1915
   que no guarda más sus frutos
   el paraíso de Madrid.
INES:      Ya, cortesano extranjero
   y desatino gentil,
   te entiendo; ya sé que niegas 1920
   las prendas que yo te di.
   No es este lugar de quejas
   ni he de dar voces aquí;
   mujer soy, si me injuriaste
   yo me vengaré de ti. 1925

Vase doña INES

CESAR:      Escucha, engañada hermosa;
   mira si fue don Luis
   el ladrón del dulce sueño
   que ha tenido tan mal fin.
   El es, sin duda ninguna. 1930
   ¡ Plegue a Dios, si fuese ansí,
   que marchite y seque el tiempo
   la verde edad de mi abril !
   ¡ Plegue a Dios no vuelva
   a Italia sin padecer y sentir, 1935
   tormentas donde me anegue
   sin darme ayuda el delfín !
   ¡ Plegue a Dios que Dios me falte
   si no me vengare en ti
   o matándote o muriendo, 1940
   pues es vengarse el morir !

Vase.    Sale la SANTA sola

SANTA:      ¿ No sabremos, cuerpo bajo,
   qué cansancio o aflicción
   os da pena ? Mas no son
   ruINES para el trabajo. 1945
   ¿ Diréis que andáis todo el día,
   lo que el coro da lugar,
   ocupado, ya en curar
   monjas en la enfermería,
   ya en los ejercicios santos 1950
   del fregar y del barrer,
   ya en ir al horno a cocer
   el pan para pobres tantos,
   ya en llevar de la obediencia
   el yugo, y querréis decir 1955
   que ya no podéis sufrir
   tanto ayuno y penitencia,
   que os dé descanso de hoy más ?
   ¿ Y parecerá muy bien
   que, cual los hijos de Efrén, 1960
   volváis la cabeza atrás,
   cuando la victoria espera
   el premio que merecéis,
   y que cansado os paréis
   en mitad de la carrera ? 1965
   No, cuerpo, hasta la vitoria,
   si la queréis alcanzar,
   todo ha de ser pelear,
   que al fin se canta la gloria.
   Quien quiere tener caudal 1970
   cuando el alma se despida
   en el día de la vida
   ha de ganar el jornal
   que en la noche de la muerte,
   como el jornalero, cobra; 1975
   que no ha de alzar de la obra
   hasta la noche el que es fuerte.
   Caminad, que se apresura
   la noche, y si tenéis cuenta,
   a vista estáis de la venta, 1980
   si es venta la sepultura;
   si viene el cansancio,
   echalde, y anímeos el interés
   por que no os digan después
   que tomáis el pan de balde. 1985

Salen la VIRGEN, nuestra señora, y el niño JESUS, el ANGEL y otro ANGEL arriba.    Toquen chirimías

VIRGEN:      ¡ Juana !
SANTA:                      Virgen amorosa,
   luna, sol, palma en cadés,
   plátano, cedro, ciprés,
   lirio, clavellina, rosa.
JESUS:      ¡ Dulce esposa !
SANTA:                            Eterno amante, 1990
   David, Salomón, Asuero,
   hombre Dios, león, cordero,
   pastor, Rey, niño, gigante,
   siempre he de subir a veros,
   amor, con santa ventaja. 1995
JESUS:      Ansí ensalzo al que se abaja.
SANTA:      Amores son verdaderos.
JESUS:      ¿ Qué haces ?
SANTA:                        Reprender,
   mi Dios, un cuerpo holgazán
   que, comiendo vuestro pan, 2000
   la carga deja caer
   que la religión encierra;
   pero como fue formado
   de tierra y está cansado,
   no hay quien le alce de la tierra. 2005
VIRGEN:      ¿ Quiéreste, Juana, venir
   con nosotros ?
SANTA:                        Si ha de ser
   el ir para no volver,
   no tengo que prevenir;
   todo, reina soberana, 2010
   está a punto; vamos luego.
JESUS:      A mi celestial sosiego
   irás brevemente, Juana;
   ruegos de tus monjas son
   los que hasta aquí han impedido 2015
   tu muerte.
SANTA:                    Tu amor ha sido,
   mi Dios, larga dilación
   de este destierro pesado;
   y siendo, Señor, ansí,
   con David diré, "¡ Ay de mí, 2020
   que me le habéis prolongado !"
   Pero, amores, ¿ dónde bueno
   vais, que así me convidáis ?
JESUS:      A recrearte.
SANTA:                        Bien dais,
   amoroso nazareno, 2025
   muestras que es vuestro blasón
   el amor que aquí os envía.
JESUS:      Ven.
SANTA:                  En vuestra compañía
   todo será recreación.
   Dejadme, mi Dios, besar 2030
   estos soberanos pies,
   porque a los vuestros después,
   Virgen, me pueda postrar.
JESUS:      ¡ Ay prenda cara, y qué de ello
   te quiero !
SANTA:                      ¡ Qué tal escucho ! 2035
   ¡ Ay mi Dios !
JESUS:                          ¿ Quiéresme mucho ?
SANTA:      Mucho.
JESUS:                  ¿ Cuánto ?
SANTA:                        Tanto de ello.
JESUS:      Pídeme mercedes.
SANTA:                              Pido
   dos cosas no más, mi Dios;
   mas siendo tan largo Vos 2040
   corta en el pedir he sido.
   Un muerto y un vivo son
   los que por intercesora
   me han puesto, y de Vos agora
   tienen de alcanzar perdón. 2045
   El alma, Esposo divino,
   de don Jorge está penando
   y entre llamas apurando,
   como metal rico y fino,
   los quilates de aquel oro 2050
   que en vuestra mesa ha de estar;
   yo le vi, Señor, penar
   dentro de un ardiente toro,
   con un tormento excesivo;
   alcance yo de estos pies 2055
   que esté ya libre.
JESUS:                              ¿ Quién es
   el segundo ?
SANTA:                        Un muerto vivo;
   muerto en vicios vino al mundo.
   Es, mi Jesús, don LÜís,
   y si Vos le reducís 2060
   tendréis un Saulo segundo.
JESUS:      Hijo que desobedece
   a su padre, Juana mía,
   y en sus pecados porfía
   obstinado, no merece 2065
   mi perdón.
SANTA:                        Sí, sí, mi Dios,
   que es mi devoto su padre;
   pues sois su divina Madre,
   Virgen, pedídselo vos.
VIRGEN:      Hijo, a cosa que os suplica 2070
   Juana, no digáis de no.
JESUS:      Madre, no sea; cesó
   mi enojo.
SANTA:                    Ya quedo rica.
JESUS:      Yo haré que, cual otro Saulo,
   si a la virtud hace guerra, 2075
   caiga don Luis en tierra
   y imite después a Paulo.
SANTA:      ¿ Y de don Jorge, Señor ?
JESUS:      Por ti, Juana, le perdono.
SANTA:      Vuestro eterno amor pregono. 2080
JESUS:      Hoy a mi eterno favor
   subirá.
SANTA:                    ¿ Qué, por los dos
   tal favor se me concede ?
VIRGEN:      Sí, que todo aquesto puede
   Juana de la Cruz con Dios. 2085

Toquen chirimías, y vanse todos


ACTO TERCERO

Salen don DIEGO, don LUIS y LILLO

DIEGO:      Seguro estás, hijo ingrato,
   de que no culpe y condene
   tu injusto y vicioso trato.
   Porque mi lengua no tiene
   palabras, no te maltrato. 2090
   Será tu culpa mayor
   no hallarse castigo igual
   en palabras ni en rigor,
   que aun no sé decir el mal
   que sabes tú hacer mejor. 2095
   Tus vicios me han retirado
   de Madrid, y la prisión
   fingida, el amor pasado;
   no estoy como Cipión
   con más honra desterrado, 2100
   sino por vicios ajenos,
   por necesidad, jamás
   honrosa para los buenos;
   no sabré decirte más
   ni tú sabes hacer menos. 2105
LUIS:      ¡ Con sermones cada día,
   sin por qué ni para qué !
   ¡ Oh, qué enfadosa porfía !
   ¿ Estoy yo falto de fe,
   o he venido de Turquía ? 2110
   ¿ Qué he hecho yo que no sea
   lo que un caballero mozo
   si no es cartujo desea ?
   ¿ Qué quieres ? Mis años gozo
   como mi edad los emplea. 2115
   ¿ He sido yo, cual Nerón,
   que quiso mudar el ser
   por variar el afición ?
   Querer bien a una mujer
   es marca de discreción. 2120
LILLO:      Y a dos y a tres y a tres mil,
   y a cuantas el mundo abarca;
   sea hermosa, noble, vil,
   no es culpa mayor de marca
   y no es marca de gentil. 2125
LUIS:      ¿ Tú predicas ?
LILLO:                            ¿ Y te pesa ?
   ¿ Qué motilón no aprendió
   a echar también su traviesa,
   y si en el púlpito no,
   predica sobre una mesa ? 2130
DIEGO:      Como todos en mi casa
   de tus daños participan,
   y toda por ti se abrasa,
   los que pueden se anticipan
   a llorar el mal que pasa; 2135
   como has jugado y perdido
   la hacienda, que es sangre y vida,
   cualquiera será atrevido
   a culparte de homicida,
   pues tu flaqueza ha sentido. 2140
LUIS:      Ya jugué, ya se perdió;
   también se pudo quemar
   la hacienda.
LILLO:                      ¿ Y no se quemó ?
LUIS:      La hacienda es para gastar,
   que para guardarla no. 2145
   Ninguna moneda es buena
   no más que para dar peso
   a un arca pesada y llena;
   si no ha de servir más de eso
   bien puede henchirse de arena. 2150
LILLO:      Eres leído; ese ardid
   usó con agÜelos míos
   o tuyos mi agÜelo el Cid,
   mas no consiente judíos
   guardosos nuestro Madrid, 2155
   que el señor Lercio, el pobre,
   gasta más de, lo que tiene
   y el tercio antes que le cobre;
   y al guardoso le conviene
   prestar de lo que le sobre. 2160
DIEGO:      No alabo yo de prudente
   a quien detuviese un río
   y guardase la corriente:
   ese fuera desvarío,
   pues corre continuamente. 2165
   Coger la que es menester
   y la demás agua pase,
   pues hoy vendrá como ayer.
   Quien tiene renta no tase,
   guarde ni estreche el poder, 2170
   que los ríos y los juros
   corren siempre, están sus dueños
   de la agua y renta seguros,
   y no han de ser más pequeños
   sus gastos, ni ellos más duros; 2175
   pero es necio el que a la fuente
   del río y de la hacienda,
   deshace y rompe y no siente
   que, cuando después pretenda
   agua y río, no hay corriente. 2180
   Mis posesiones vendí;
   ya no tengo posesión
   ni buena esperanza en mí;
   retiréme a Torrejón,
   mi sepulcro tendré aquí; 2185
   éste has querido dejarme
   que no le vendes jamás,
   y no ha sido por honrarme,
   mas porque no viva más
   ni falte donde enterrarme. 2190
LUIS:      Déjame ir. ¿ Qué galera
   es ésta ? ¿ No basta el remo,
   sino atado al banco ?
DIEGO:                                Espera.
LUIS:      ¿ Cómo he de esperar, si temo ?
   Déjame esconder siquiera; 2195
   son mis costumbres feroces,
   mi vida áspera e inculta;
   si por fiera me conoces,
   la fiera luego se oculta
   que siente pasos y voces. 2200
   ¿ No hay Indias ? Italia y Flandes,
   ¿ no pagan sueldo al soldado ?
   Que vuelva, pues, no me mandes,
   que en mis males he juzgado
   verte y oírte por grandes. 2205
DIEGO:      Escucha, que ya el temor
   de padre que te castiga
   quiere aplacar el rigor,
   aunque se murmure y diga
   que soy vasallo de amor; 2210
   que de mi pasión arguyo
   que alma y vida perderé;
   pues gusto, aunque es malo el tuyo,
   no sólo que digan que
   esclavo soy, pero cúyo. 2215
   Si con honrosas ventajas
   siguieras en una impresa
   el ronco son de las cajas,
   que el honor que se interesa
   ilustra personas bajas, 2220
   eso, Luis, ¿ por qué no
   pudiera ser ? Que soldado
   honraras a quien te honró;
   mas irte desesperado
   eso no lo diré yo. 2225
   Espera y pretenderé
   en Madrid alguna plaza
   honrosa que el rey te dé,
   porque con industria y traza
   se alcanza lo que hoy se ve. 2230
   El rey me la prometió.
   cuando le anduve sirviendo,
   y para ti diré yo
   que la plaza, Luis, pretendo,
   que cuyo soy me mandó. 2235
   Cuando, después, victorioso
   volvieses y acrecentado
   con algún oficio honroso,
   no pagues lo que te he dado;
   gózalo tú y sé dichoso, 2240
   que aunque es de tu padre y tuyo
   el bien, ni aun correspondencia
   de tu ingrato pecho arguyo,
   y así yo le doy licencia
   que no diga que soy suyo. 2245
LUIS:      Suéltame el brazo, que entiendo
   que es del mar y que me anega.

Derríbale

DIEGO:      Con nueva razón me ofendo,
   y ya mi pasión es ciega
   si vengarme no pretendo. 2250
   Apartas con tanta ira
   de tus brazos mi flaqueza
   que he caído; ¿ no te admira
   que está a tus pies tu cabeza,
   y que Dios te escucha y mira ? 2255
LUIS:      El viejo es fruta madura,
   cáese ella misma y se pierde.
DIEGO:      Es verdad, y más segura
   y más dulce que la verde
   y más tan amarga y dura. 2260
   La misma comparación
   puso alabando a los viejos,
   aquel prudente Catón,
   que en sus maduros consejos
   hay salud, gusto y sazón. 2265
LUIS:      Pues cuando la fruta verde
   está en almíbar sÜave,
   amargura y daño pierde,
   y así hay mancebo que sabe
   más de que algún viejo acuerde. 2270
   Más discreto soy que vos.

Dale con el pie y vase don LUIS

   Levantaos y pasaré,
   que no cabemos los dos
   en el mundo.
DIEGO:                        Llega el pie
   que abrasen rayos de Dios. 2275
   Por el pie aleve y escala
   este ya violado templo
   donde tu pie se señala.
   Dios le corte para ejemplo
   de quien en culpas te iguala. 2280
   Bien haces, traidor; levanta
   contra mí, pues yo la he hecho,
   esa mal trazada planta,
   cuyo edificio deshecho
   deje la venganza santa. 2285

Salen los pastores, CRESPO, BERRUECO, y MINGO

CRESPO:      ¿ Voces, clamores, rÜido
   y salir echando chispas
   don LÜis ? Desgracia ha habido.
BERRUECO:      ¡ O que le piquen avispas;
   que es un bárbaro atrevido ! 2290
   Pero ¿ no ves cómo está
   levantándole del suelo
   Lillo al viejo ?
MINGO:                        Entremos ya.
CRESPO:      ¡ Oh, malos truenos del cielo,
   que quemen al que se va ! 2295
   ¿ Qué es esto, señor ?
DIEGO:                                  No fue,
   no tiene ser el pecado.
BERRUECO:      ¿ Quién os derribó y por qué ?
   Que él se verá derribado
   de Dios si le asienta el pie. 2300
DIEGO:      No quiero que se alborote
   Torrejón.
CRESPO:                    Pues ¿ de eso dudas ?
   Es un Judas Iscariote
   don LÜis, y mató Judas
   al padre con un garrote. 2305
LILLO:      No hay quien a contar acierte
   lo que hoy ha sufrido el cielo.
DIEGO:      Ya fragua un rayo más fuerte.
   Voy a quien me dé consuelo,
   que es Juana en mi adversa suerte. 2310

Vanse don DIEGO y LILLO

CRESPO:      No viniera un ciego aquí,
   y otras veces son prolijos,
   y rezaran, Mingo, ansí,
   "Padres, los que tenéis hijos,
   criadlos bien, porque sí." 2315
   Mas volvámonos, compadre,
   porque mi niña quedó
   muriéndose, y ya sin madre
   quedará, y quedaré yo
   sin un perro que me ladre. 2320

Sale CESAR

CESAR:      ¿ Por qué, si sabéis, amigos,
   le lleva ansí a los hombros
   Lillo a su amo ?
CRESPO:                        Hay testigos
   que vieron con mil asombros
   de venideros castigos 2325
   que don Luis le derribó
   y dio con el pie al volver
   a su padre, y le dejó;
   que es víbora y quita el ser
   al dueño que se le dió. 2330
CESAR:      No creo yo de don Luis
   esa nueva mentirosa.
CRESPO:      Muy en su favor venís.
CESAR:      Don LÜis no hiciera cosa
   tan buena como decís. 2335
MINGO:      ¿ Esto es bueno ?
CESAR:                              En la ocasión,
   porque maltratar al padre
   de tan mal hijo es razón,
   y en dar la muerte a su madre
   fue justísimo Nerón; 2340
   que quien tal monstruo parió
   merecido premio fue
   morir por él cual murió,
   y es justo poner el pie
   en quien tal monstruo crió. 2345
CRESPO:      ¡ Andaos a plomosías !
   Vamos, mi niña veremos,
   que son al fin cosas mías.

Vanse los tres PASTORES

CESAR:      Siguiendo al fin tus extremos,
   honor, al campo me envía. 2350
   Aquí dicen que ha venido
   mi enemigo don LÜis;
   si os tiene tanto ofendido,
   César, A tiempo venís
   que todo lo halláis vencido. 2355
   A don LÜis no conviene
   temer, que eso mesmo le ata
   las manos; vencido viene,
   que quien su padre maltrata
   cierta la desdicha tiene. 2360
   Y si pensaba Caín,
   muerto ya su hermano Abel,
   con ser menos culpa, en fin,
   que la tierra iría tras él
   hasta darle un triste fin, 2365
   en don LÜis que dice o piensa
   que está mi espada envainada,
   mejor vengaré mi ofensa
   estando contra él la espada
   de Dios alzada y suspensa. 2370

Sale la SANTA sola

SANTA:      Albricias, alma mía,
   que ya de vuestro bien se acerca el día,
   y el destierro cumplido
   que ausente de la patria os ha tenido,
   el soberano Esposo 2375
   llamándoos a su tálamo amoroso,
   con música os convida
   a eterna paz, a enamorada vida,
   al néctar de su vista deleitoso,
   al real palacio, a la tranquila casa 2380
   donde no llega el mal ni el bien se pasa.
   Con el salmista hebreo
   cante, cual cisne, amor, vuestro trofeo;
   decí a vuestro querido,
   "Alegre estoy, mi Dios, de lo que he oído, 2385
   dichosa habitadora
   seré de la ciudad donde el bien mora;
   ya se pasó el invierno
   ya se acerca el abril y el mayo tierno
   que el cierzo no marchita ni desflora. 2390
   Jerusalén, tus calles infinitas
   veré empedrar de jaspe y margaritas."

Sale el ANGEL

ANGEL:      Juana: ¿ qué nuevo canto
   te iguala al cisne ?
SANTA:                              ¡ Ay, mi custodio santo !
   ¡ Ay mi laurel divino, 2395
   mi guarda compañero y mi padrino !
   Del contento que encierro
   pedí albricias.    Alzáronme el destierro.
   Mañana, ángel, mañana,
   veré con vos la patria soberana 2400
   rotos los grillos del pesado hierro
   que Adán echó a los hombres, de tal suerte,
   que no hay romperlos otro que la muerte.
ANGEL:      La invención sacrosanta,
   mañana, de la Cruz celebra y canta 2405
   todo el mundo, y en ella
   te quiere Dios llevar a su Sión bella.
   En semejante día
   naciste al mundo para su alegría,
   el hábito tomaste 2410
   y en este santo día profesaste.
   Juana eres de la Cruz, pupila mía,
   la Cruz adoras y en su día subes
   pasando estrellas y pisando nubes.
SANTA:      Para tan grande fiesta 2415
   como me ofrece amor y Dios me empresta,
   cuando mi bien señalas,
   laurel divino, vuélveme mis galas;
   mi guardajoyas fuiste,
   la púrpura que el mismo Dios se viste 2420
   de la cruz y los clavos
   que dieron libertad a sus esclavos,
   y la corona que guardar quisiste
   me puedes, Angel, dar, porque con todas
   pueda subir a celebrar sus bodas. 2425
ANGEL:      La cruz de Cristo, dama,
   está a la cabecera de tu cama;
   los clavos y corona
   que el reino de tu Esposo y bien pregona
   por único monarca, 2430
   guardadas tengo, Juana mía, en el arca
   de tus joyas divinas,
   donde tienes cilicio y disciplinas,
   y otra prenda de amor que en cuanto abarca
   el sol no la hay más rica ni más bella, 2435
   en el arca te espera; corre a vella.
SANTA:      ¿ Qué prenda es, Angel santo,
   la que me da mi Esposo y vale tanto ?
ANGEL:      No vale Dios más que ella.
SANTA:      ¡ Ay prenda soberana ! ¡ Ay joya bella ! 2440
   ¿ Y en el arca encerrada
   la tiene Dios ?
ANGEL:                          En ella está guardada.
SANTA:      ¿ Qué joya es, Angel bello ?
   Decidlo, que me muero por sabello.
ANGEL:      Para que tu alegría sea doblada 2445
   no lo sabrás por más que lo deseas
   hasta que abriendo el arca tu bien veas.

Vase el ANGEL

SANTA:      Albricias, madres mías,
   tocad a fiesta; haced mil alegrías,
   venid cantando todas 2450
   veréis la joya de mi amor y bodas.
   ¡ Ah, arca soberana !
   ¿ Por qué no vas a verla, indigna Juana ?
   Alegraos, cielo, tierra,
   por la joya que Dios en mi arca encierra, 2455
   por lo que en ella mi ventura gana.
   Madres, vengan, verán mi prenda rica,
   pues sólo es bien el que se comunica.

Salen MARIA, monja, y otra MONJA

MARIA:      Madre: ¿ qué voces son éstas ?
SANTA:      Si vieran lo que me ha dado 2460
   mi divino enamorado,
   hicieran conmigo fiestas.
   ¡ Oh, qué prendas manifiestas
   tengo, madres, del amor
   de mi divino Señor ! 2465
   ¡ Oh, qué joya tengo entre ellas
   que aventaja a las estrellas
   en belleza y resplandor !
MARIA:      ¿ Dónde está ? Vámosla a ver,
   sí nuestro amor lo merece, 2470
   que, pues tanto la encarece,
   notable debe de ser.
MONJA 1:      Pues ¿ no podremos saber
   qué joya es ?
SANTA:                        No lo sé yo,
   madres, que quien me la dió 2475
   decírmelo no ha querido,
   porque el bien no prevenido
   en mucho más se estimó.

Descúbrese una arquilla curiosa sobre una mesa

   Pero, pues el arca es ésta
   o, por mejor decir, zona 2480
   de los clavos y corona
   que son galas de mi fiesta,
   hoy he de hacer manifiesta
   a todos la dicha mía,
   y la joya que me envía 2485
   mi Dios les he de mostrar
   por que puedan celebrar
   justamente ml alegría.
   Hinquen las rodillas todas.

Híncanse

MONJA 1:      ¿ Qué será ?
MARIA:                        Nuevos favores 2490
   de Dios, cada vez mayores.
SANTA:      Centro feliz que acomodas
   las ventas de nuestras bodas;
   velo hermoso, aunque pequeño;
   depósito de el empeño 2495
   que el amor ha puesto en ti;
   nave, que del Potosí
   trae riquezas de mi dueño,
   haz manifiesto el tesoro
   que apetece mi deseo; 2500
   fe tengo, con ella creo
   lo que sin ver en ti adoro;
   salga de su mina el oro
   que a mi ventura prevengo,
   que, pues a gozarle vengo 2505
   sin saber lo que es diré,
   "Tan rica estoy que no sé,
   gran Señor, lo que me tengo."

Abrese el arca y sale entre nubes doradas el Santísimo Sacramento

   Pero ¡ ay cielos ! ¿ Qué ventura
   es ésta ?
MARIA:                      ¡ Milagro extraño ! 2510
SANTA:      Pan que fertiliza el año

Toquen poco

   de la celestial hartura;
   maná de eterna dulzura,
   blanco que señala Juan,
   medalla de amor galán, 2515
   pues a mi arca habéis venido,
   diré que habéis proveído,
   mi Dios, el arca del pan.
   Mas, decidme, Esposo amado,
   ¿ a qué a mi arca venís ? 2520
   ¿ De qué enemigos huís,
   que os acogéis a sagrado ?
   ¿ Si porque os he celos dado
   os escondéis para prueba
   de mi amor ? Ya sé que os lleva 2525
   a que acechéis almas fieles
   por ventanas y canceles,
   mas por arca cosa es nueva;
   mas como parto mañana
   a la patria de la vida 2530
   prevenísme la comida,
   providencia soberana.

Aparécese el ANGEL junto al arca detrás de ella

ANGEL:      Esta forma, amada Juana,
   comulgó un hombre en pecado
   que está muerto y condenado, 2535
   y saliendo de él se vino
   a tu poder.
SANTA:                      ¡ Qué divino
   favor ! ¡ Qué tierno bocado !
   Con tan divinos despojos,
   ¿ quién me iguala, laurel santo ? 2540
MONJA 1:      Llena de amoroso llanto
   estoy.
SANTA:                Fin de mis enojos,
   pan de leche, pan con ojos
   vos cumplisteis la esperanza
   de mi bienaventuranza; 2545
   mañana os comulgaré
   y la gloria alcanzaré,
   pues llevo en vos la libranza.

Toquen poco. Encúbrese el Angel y el arca

MONJA 1:      Llena de confusión santa
   voy.
MARIA:                  ¡ Que tanto Dios regale 2550
   un alma ! La luz que sale
   de su hermoso rostro es tanta
   que nos deslumbra y espanta.
MONJA 1:      Con tal reverencia quedo,
   que no oso hablarla, aunque puedo 2555
MARIA:      ¿ Quién su dicha no pregona,
   dándote Dios tal patrona,
   reino ilustre de Toledo ?

Vanse las MONJAS

Salen los pastores, CRESPO, BERRUECO y MINGO

CRESPO:      Si no me la resocita
   yo me ahorco, madre Juana 2560
SANTA:      ¡ Oh hermanos !
CRESPO:                        Firmeza hermana;
   y mos ama, no permita
   tal desgracia.
SANTA:                            Pues ¿ qué ha sido ?
CRESPO:      Mis pecados deben ser.
   Cenó mi Elvirilla ayer 2565
   unos berros, que han urdido
   mis penas, que tiene tacha
   de comerlos. Socedió
   --¡ ay Dios !--que la dije yo,
   "No comas berros, mochacha." 2570
SANTA:      ¿ Y pues ?
CRESPO:                      Comió un amapelo
   entre los berros, y luego
   tomó las de Villadiego
   y afufólas para el cielo,
   que acá mos solos tenía; 2575
   era sola y viudo yo,
   que Mari Crespa murió
   dicen que de hipocresía.
BERRUECO:      De hidropesía diréis.
CRESPO:      Sea lo que huere, en fin; 2580
   ella heredaba un mastín,
   seis gallinas y otros seis
   pollos, un majuelo, un banco,
   un barbecho y un rastrojo;
   un buey, aunque tuerto y cojo; 2585
   un asno sin cola y manco,
   una cama, un arambel
   con la historia de Tobías
   cuando al gigante Golías
   mató junto a Peñafiel, 2590
   y otras cosas, que só rico.
   ¡ Mirad vos qué hemos de her
   sin hijos y sin mujer
   el buey y yo y el borrico !
   Dadle vida, que es afrenta 2595
   que de comer ensalada
   muera una mujer honrada
   sin estar calenturienta.
   Si la matara el dotor
   entre los más que ha matado 2600
   que, aunque necio, es licenciado,
   diérame menos dolor;
   que, en fin, el puebro y alcalde
   le pagamos y hace bien,
   en matarmos, que no es bien 2605
   que le paguemos de balde;
   mas un amapelo crÜel
   no es bien.    Sanad mi dolor,
   que se correrá el dotor
   de no haberla muerto él. 2610
SANTA:      No seáis tan malicioso.
CRESPO:      No es malicia hablar verdad.

Sale don DIEGO

DIEGO:      Madre, estos labios honrad
   con esos pies; vergonzoso
   vengo y con razón a vos 2615
   por no tomar los consejos
   que, en ser vuestros, son espejos
   de la claridad de Dios.
SANTA:      Señor don Diego: no es
   aquese vuestro lugar. 2620
DIEGO:      No os oso al rostro mirar,
   y así me postro a los pies.
   Un hijo que a intercesión
   vuestra, madre, Dios me ha dado
   y por haberse criado 2625
   con la santa educación
   vuestra en su tierna niñez,
   imaginé que aprendiera
   virtudes, con que me diera
   después alegre vejez; 2630
   con las alas que mi amor
   le ha dado, la libertad
   de su loca y moza edad,
   el poco freno y temor
   que rompe y desprecia ya, 2635
   tan en mi daño ha salido
   que, si la culpa he tenido,
   la pena él mismo me da,
   por darle yo larga rienda.
   A tal extremo ha llegado, 2640
   que habiendo desperdiciado
   la honra con el hacienda
   que le di como indiscreto
   y él no supo disponer,
   por no tener que perder 2645
   viene a perderme el respeto;
   aconsejástesme vos
   con tiempo que no le diese
   tanta licencia y temiese
   la estrecha cuenta de Dios. 2650
   Pudo más su amor conmigo;
   por su causa a Dios dejé,
   y así quiere que me dé
   él mismo, madre, el castigo.
SANTA:      Y es razón, que a quien el yugo 2655
   de Dios por sus gustos trueca
   sea el mismo por quien peca,
   señor don Diego, el verdugo;
   que no por ser don LÜis
   vuestra sangre era razón 2660
   no enfrenar su inclinación;
   que la sangre, si advertís,
   con ser la vida y substancia
   del cuerpo y más excelente
   humor, la saca el prudente 2665
   cuando daña su abundancia.
   Cuando los límites pasa
   un hijo y la ley de Dios,
   sacad esa sangre vos
   y echadla, señor, de casa, 2670
   que, si no es por este medio
   y no os permitís sangrar,
   mal os podremos curar
   agora que no hay remedio.
   A mi Esposo he suplicado 2675
   que de don LÜis y vos
   se duela. Es todo amor Dios;
   su real palabra me ha dado
   de enfrenar su juventud.
   Vos le pudierais sanar, 2680
   que no siempre se ha de dar
   por milagro la salud;
   pero, como escarmentéis,
   explicaréselo agora.
DIEGO:      Si vos sois mi intercesora, 2685
   madre, ¿ qué no alcanzaréis ?
CRESPO:      ¿ Y mi hija, madre Juana ?
SANTA:      A mi Esposo celestial
   rogaré.
CRESPO:                  Ya olerá mal;
   ruégueselo presto, hermana. 2690

Sacan la NIÑA muerta

SANTA:      Dos padres piden, mi Dios,
   a vuestro amor excesivo
   por dos hijos: uno vivo
   y otro muerto.    Pues sois Vos
   camino, verdad y vida, 2695
   dádsela a los dos, que en calma
   están, al uno en el alma,
   que en vicios muerta y perdida
   pide por ella su padre,
   y a la otra en el cuerpo. En esto 2700
   haréis, Señor, manifiesto
   que me amáis.
NIÑA:                        ¡ Ah Juana madre !
   ¿ Por qué del sosiego eterno
   me sacas, si en él me ves,
   para que crezca después 2705
   y me condene al infierno ?
   ¿ Por qué del sacro sosiego
   y del lugar celestial
   quieres que al mundo mortal
   vuelva a tu instancia y tu ruego ? 2710
   Posando estoy; adiós, madre;
   ¿ a qué he de volver al suelo
   pudiendo siempre en el cielo
   encomendarle a mi padre ?
TODOS:      ¡ Gran milagro !
SANTA:                            Escarmentar 2715
   en aqueste ejemplo pueden
   todos los padres que exceden
   la justa ley en amar
   a sus hijos demasiado.
DIEGO:      Admirado, madre, voy. 2720
SANTA:      Señor don Diego, desde hoy
   veréis vuestro hijo enmendado.
DIEGO:      ¡ Gran santa !

Vanse la SANTA y don DIEGO

BERRUECO:                        Desde este día
   mis hijos castigaré;
   a azotarlos voy a fe 2725
   que si el padre que los cría
   con libertad se condena,
   que no ha de haber quien me note
   en eso.
MINGO:                  Yo haré un azote
   que de docena en docena 2730
   los sacuda.
CRESPO:                        Voy a dar
   tierra a Elvira.
BERRUECO:                          ¡ Oh, quién pudiera,
   porque mujeres no hubiera,
   cuantas viven enterrar !

Vanse.    Salen LILLO y don LUIS

LILLO:      Tamañito estoy, que un niño 2735
   me meterá en un zapato.
   Yo, señor, ya no te riño,
   que quien tiene tan mal trato
   no ha menester más aliño;
   pero no quiero que venga, 2740
   sobre ti un rayo de Dios,
   y estando yo cerca tenga
   en que entender con los dos.
   Voyme, por fin de mi arenga;
   dos amos de malos tratos 2745
   bastan, que el temor me amansa;
   no quiero terciar contratos
   de amor, que el diablo se cansa,
   dicen, de romper zapatos.
LUIS:      Ya te habías de haber ido. 2750
LILLO:      No pagas; porque me pagues
   lo que debes me despido.
LUIS:      Mira, Lillo, no me estragues
   la paciencia.
LILLO:                        ¿ Hete servido ?
LUIS:      Sí. 2755
LILLO:      ¿ Hasme pagado ?
LUIS:                                Sí y no.
LILLO:      Dime tú esa adivinanza,
   porque no la entiendo yo.
LUIS:      Ya te pagué en esperanza,
   que alguno en ellas pagó. 2760
LILLO:      ¿ Dísteme otra cosa ?
LUIS:                                  Sí;
   más de dos bellaquerías
   que has aprendido de mí,
   y valen en estos días
   las indias de un Potosí. 2765
   Pregúntale a la riqueza
   por qué comunica menos
   con los hombres de nobleza
   o ingenio al fin, con los buenos,
   que ellos tienen más probeza, 2770
   y responderá al momento,
   porque de mentira, engaño
   y maldades me sustento,
   y nunca sabe hacer daño
   el de noble entendimiento. 2775
   Luego, si yo te he enseñado
   enredos, mentiras mías,
   traza de rico te he dado,
   y en moneda que estos días
   vale y corre té he pagado. 2780
LILLO:      Pues no pasa esa moneda
   en Torrejón.
LUIS:                      ¿ Por qué no ?
   Bien hay quien trocarla pueda,
   que siempre el engaño halló
   quien sus mentiras hereda. 2785
LILLO:      Mis miembros que están desnudos
   no admiten estas razones,
   que engaños no son escudos.
LUIS:      Son con dos caras doblones.
LILLO:      Pues págame tú en menudos, 2790
   o haré a la justicia alarde
   del tiempo que te he servido.
LUIS:      Vete, villano cobarde,
   que desde aquí te despido.
LILLO:      Ya llegó el despido tarde; 2795
   que yo [ya] me despedí.
   ¡ Que éste es el blasón que saco !
LUIS:      ¡ Por Dios si paras aquí !
LILLO:      Más vale servirme a mí
   para servir a un bellaco. 2800

Vase.    Habla la voz de un ALMA dentro

ALMA:      Hombre.
LUIS:                      El paso, la persona,
   el movimiento, la voz,
   todo pienso que pregona
   temor que lengua feroz
   el aire denso inficiona. 2805

Sale un ALMA, de galán

ALMA:      ¡ Hombre !
LUIS:                    Aunque dices mi nombre,
   y tú pareces lo mismo,
   me das causa que me asombre
   y esté en un confuso abismo,
   viendo que me llamas hombre, 2810
   y bien me puedo ofender
   porque hombre sólo es afrenta,
   pues no dice más del ser
   y otro cualquier nombre aumenta
   valor, hacienda y poder. 2815
ALMA:      Como vos no tenéis más
   de ser hombre el ser desnudo
   sin el bien que los demás,
   hombre os llamé y temo y dudo
   que no lo fuistes jamás. 2820
   Cuando deshecha se ve
   y borrada una pintura,
   para dar noticia y fe
   de ella, escribirse procura
   su nombre y quién ella fue; 2825
   y así, hombre, no os asombre
   que siendo imagen de Dios
   borrada, que aun no sois hombre,
   porque os conozcáis en vos
   de hombre os dé sólo el nombre. 2830
LUIS:      Como crecen los agravios
   va creciendo en mí el temor.
   Decid, pensamientos sabios,
   ¿ cómo no siento valor
   en el pecho ni en los labios ? 2835
   ¿ Yo, cuanto más ofendido,
   más temeroso y turbado ?
   ¿ Qué nueva mudanza ha sido ?
   ¿ Quién eres ? No te he llamado
   hombre, ni lo has parecido; 2840
   porque un hombre igual a mí
   solo y con armas iguales
   no le temiera yo ansí.
ALMA:      Aunque mienten las señales,
   no soy cuerpo, un alma sí; 2845
   un amigo y el más cierto
   vuestro fui.
LUIS:                        ¿ Qué fugitivo
   temor mi rostro ha cubierto ?
   ¿ Quién eres, que entierra el vivo
   su memoria con el muerto ? 2850
ALMA:      Soy don Juan, el que en la corte
   en tierna edad y con vos,
   hice de mi gusto el norte.
LUIS:      Amigo caro,--¡ por Dios !--
   que tu rigor se reporte. 2855
   Y dime: ¿ en qué parte estás ?
   ¿ entre almas gloriosas ?
ALMA:                                  Menos.
LUIS:      ¿ Entre condenados ?
ALMA:                              Más.
LUIS:      ¿ En el purgatorio ? Buenos
   indicios de fe tendrás. 2860
ALMA:      Allí estoy por atrevido,
   por libre, por descortés
   a mi padre.
LUIS:                      ¿ Y ha tenido
   muchas penas quien lo es,
   alma, porque yo lo he sido ? 2865
ALMA:      Tantas tengo, que al momento
   me acordé de vos y quise
   daros algún sentimiento,
   y aunque no dejan que avise
   su gente el rico avariento, 2870
   yo, que en más noble lugar
   estoy, por la Santa Juana
   os he venido a avisar,
   que experiencia soberana
   y memoria os pienso dar. 2875
LUIS:      ¿ Es tan grande e inhumano,
   como el fuego del infierno
   el del purgatorio ?
ALMA:                            Hermano,
   aunque regalado y tierno,
   llegad la vuestra a mi mano. 2880

Danse las manos y sale de ellas una llama de fuego

LUIS:      ¡ Ay, que me abraso y me quemo,
   no sólo la mano y palma,
   sino el alma !    Morir temo.
ALMA:      ¡ Hombre, que os avisa un alma !
   Mudad el vicioso extremo. 2885

Vase

LUIS:      Mano de fuego, esperad,
   no os apaguéis; mas por Dios,
   que con la luz que dais vos
   descubro yo una verdad,
   pero no tanta crueldad, 2890
   aunque es venganza forzosa,
   haced dos luces piadosa;
   sed justa viendo propicia,
   misericordia y justicia,
   que una sin otra es dañosa. 2895
   Dios mío, este fuego labra
   nueva vida; desde luego
   pondré la mano en un fuego
   que he de cumplir mi palabra.
   Vuestro tesoro se abra 2900
   de gracia, a quien llevó aquellos
   pecados por los cabellos,
   que yo no puedo, mi Dios,
   ir con ellos yendo a Vos,
   ni sin Vos librarme de ellos. 2905
   Vayan arrastrando, lleguen,
   pues llevo en la mano luz,
   al Rojo mar de la cruz
   donde se limpien y aneguen.
   Ningunos respectos nieguen 2910
   el bien que el alma ganó;
   no hay inconvenientes, no,
   que me estorben mi deseo,
   pues siendo cambio Mateo
   con cielo y tierra se alzó. 2915
   Padre de mi alma, espera,
   que sí a mirarte me atrevo,
   Dios me dará un libro nuevo
   y el del cordero quisiera;
   ya entiendo su verdadera 2920
   música y puedo enseñar
   en esta mano a cantar,
   que en esta mano si vive
   se ve lo que no se escribe
   sino es al Rey Baltasar. 2925

Vase.    Salen tres PASTORES, don DIEGO, CESAR, doña INES y los más que pudieren

PASTOR 1:      Nuestra madre se nos muere,
   nuestro amparo, nuestra Santa.
   Cielos, ¿ qué habemos de hacer ?
PASTOR 2:      No castiguéis nuestra patria
   con tal azote, mi Dios. 2930
PASTOR 3:      Dadnos, nuestra madre amada,
   nuestra salud, nuestra vida,
   y el amparo de la Sagra.
INES:      ¡ Ay de mí, triste sin ella !
DIEGO:      Si muere la Santa Juana, 2935
   ¿ qué aguarda más mi vejez ?
CESAR:      Mostradnos, madres amadas,
   el cuerpo de nuestra madre,
   para dejar consolada
   nuestra tristeza y pesar. 2940
INES:      Madres: las puertas se abran
   para ver este tesoro.
TODOS:      Mostradnos, madres, la Santa.

Sale una MONJA

MONJA:      Por cumplir vuestros deseos,
   antes que del cuerpo salga 2945
   de este ángel el alma bella,
   que ya apresta su jornada,
   es justo que la veáis.

Descubren una cortina y aparecerá la SANTA de rodillas con un Cristo en la mano y coronada la cabeza como la pin- tan y las MONJAS a sus lados, y estén sobre una tarima a forma de cama

DIEGO:      Madre nuestra, madre Juana,
   ¿ por qué nos dejáis tan tristes ? 2950
SANTA:      Sosegad, hijos, las ansias.
PASTOR 2:      ¿ Quién ha de poder, si vemos
   perdida nuestra esperanza ?

Sale don LUIS

LUIS:      Juntos están.    Pediré
   de mis culpas la venganza. 2955
   Humilde estoy a esos pies,
   veis aquí, César, mi espada
   para vengar los delitos
   que la justa muerte aguardan,
   y ansí digo que gocé 2960
   a doña Inés, y palabra
   doy, si gustáis, de su esposo.
   Dejad ofensas pasadas
   si acaso el perdón merece
   una culpa confesada. 2965
   Padre mío, yo os suplico
   que, no mirando a mis faltas,
   me perdonéis como a hijo.
   Perdón pido, madre Juana,
   rogad a los dos por mí, 2970
   y a Dios que sane la llama
   de este fuego riguroso;
   rogádselo, madre santa;
   humilde el favor os pido;
   por vos el perdón aguardan 2975
   mis pecados.
SANTA:                        Levantad,
   hijo; que mejor alcanzan
   esas lágrimas con Dios
   el perdón que mis palabras.
   Yo rogaré de mi parte 2980
   que El os conserve en su gracia,
   y a don Diego y César pido
   que perdonen vuestras faltas.
DIEGO:      Basta que vos lo pidáis
   para quedar perdonadas. 2985
CESAR:      Perdón y brazos os doy.
LUIS:      Vuestra nobleza se ensalza
   con este nuevo favor,
   y merced tan señalada,
   que perdón tan liberal 2990
   de vos sólo se esperaba.
DIEGO:      Dad a doña Inés la mano,
LUIS:      Mas--¡ ay de mi, virgen Juana,
   ya estoy sano de aquel fuego
   que tanto me atormentaba ! 2995
INES:      Yo me tengo por dichosa,
   después de tantas desgracias,
   pues he venido alcanzar
   mis perdidas esperanzas.
   Yo soy, señor, vuestra esposa. 3000

Descúbrese de rodillas sobre una tarima, puestas las manos La SANTA elevada, y a sus lados las MONJAS hincadas de rodillas

SANTA:      Hijos, adiós, que me llama
   mi Esposo. Allá, en su presencia,
   tendrá eternamente España,
   y en ella este reino ilustre,
   una propicia abogada. 3005
   Esposo, venid por mí.

Dentro

JESUS:      Sube a gozar, prenda santa,
   los premios de tus trabajos.

Toquen poco

DIEGO:      ¡ Gran suerte !
TODOS:                        ¡ Visión extraña !
ALDONZA:      Madre, ¿ que os vais de esa suerte ? 3010
SANTA:      Quedaos a Dios, prendas caras.
   ¡ Mi bien !

Aparece el niño JESUS

JESUS:                      ¡ Mi esposa !
SANTA:                                         ¡ Mi Dios !
JESUS:      Con las joyas soberanas
   de mi cruz, corona y clavos,
   te recibo.
SANTA:                    Joyas santas. 3015
   Cruz mía, con vos nací,
   Juana de la Cruz me llama
   el mundo, y es justa cosa,
   Cruz, pues sois mi joya amada,
   que vos me llevéis al cielo, 3020
   y por que segura vaya,
   en vuestras manos, Señor,
   os encorniendo mi alma.
JESUS:      Ven a mi palacio eterno.
DIEGO:      El corazón se me arranca. 3025

Suben la tramoya

ANGEL:      Aquesta corona y silla
   es para la Santa Juana.

Tocan

LUIS:      ¡ Oh, venturosa mujer !
   Si tus divinas hazañas
   se hubieran de reducir 3030
   a poemas, no bastaran
   cuantos ingenios celebra
   con tanta razón España.
   Quédese a la devoción,
   pues que las lenguas no bastan. 3035


FIN DE LA COMEDIA