Tirso de Molina
Quien no cae no se levanta

  


Personas que hablan en ella:
  • CLEANDRO, viejo
  • LEONELA, criada
  • LELIO, galán
  • MARGARITA
  • VALERIO
  • ALBERTO, lacayo
  • BRITON, lacayo
  • LISARDA
  • CELIO
  • LUDOVICO
  • ANDRONIO
  • ROSELIO
  • PINARDO
  • PINABEL
  • FELICIO
  • Un ANGEL


ACTO PRIMERO

Salen CLEANDRO, de camino, MARGARITA y LEONELA

CLEANDRO:       No hay mucho desde aquí a Sena.
   Laurencia tu tía, está
   a la muerte, el verme allá
   tiene de aliviar su pena.
   Mi hermana es y hermana buena. 5
   Sola ella pudiera ser
   ocasión, hija, de hacer,
   aunque corto, este camino,
   que no es poco desatino
   dejar sola una mujer 10
   moza y doncella en tu edad,
   donde el vicio y la insolencia
   habitan, porque Florencia
   no tiene otra vecindad.
   Parentesco y voluntad 15
   me obligan; pero el temor
   de tu edad y de mi honor,
   viendo el peligro en que estás,
   vuelven los pasos atrás
   que da adelante mi amor. 20
   Hija, si una despedida
   licencia de hablar merece,
   por ver lo que se parece
   a la muerte una partida,
   haz cuenta que de la vida 25
   en esta ausencia me alejo,
   y como cansado y viejo,
   no a Sena, al sepulcro voy;
   y que en el paso en que estoy
   te encamino y aconsejo. 30
   Sola en mi casa naciste
   de una madre a quien Florencia
   aunque muerta, reverencia;
   pero bien la conociste.
   Nobleza antigua adquiriste; 35
   lo mejor de esta ciudad,
   honrando mi calidad,
   pariente mayor me llama,
   riqueza heredas y fama,
   discrección y autoridad. 40
   El verte sola, y querida
   y celebrada en Florencia
   dio a tu mocedad licencia
   más suelta que recogida.
   Al fin le costó la vida 45
   a tu madre el conocerte
   tan libre, y por no ofenderte,
   ni con reñirte enojarte,
   quiso más por adorarte
   morirse que reprehenderte. 50
   ¿ Cuántas veces te llamó
   poniendo a tu vida freno,
   y a solas, en nombre ajeno,
   tus costumbres reprendió ?
   ¿ Cuántas veces te leyó 55
   sucesos con que Dios toca
   la mocedad libre y loca,
   y temiendo darte enojos
   te castigó con los ojos
   lo que no osó con la boca ? 60
   Pues yo sé vez que, enojada
   de ver tu desenvoltura,
   tu libertad y locura
   castigó en una criada;
   y tú, por esto agraviada, 65
   en un mes no nos hablaste
   ni a la cara nos miraste,
   hasta que vino a quebrar
   por nosotros, que a callar
   y a sufrir nos obligaste. 70
   Todo esto causa el no haber
   más de un hijo en una casa;
   la edad vuela, el tiempo pasa;
   sólo ha de permanecer
   la fama;    que en la mujer 75
   corre peligro doblado;
   tu honra es mi espejo amado.
   Si le procuras quebrar,
   ¿ cómo me podré mirar
   en un espejo quebrado ? 80
MARGARITA:      Pues ¿ a qué efecto es agora
   tan estudiado sermón ?
   ¿ Qué afrenta o disolución
   en mí tu linaje llora ?
   ¿ Heme ido, como Lidora, 85
   con algún hombre, perdida ?
   ¿ De qué ventana, atrevida,
   de noche escala has quitado,
   o qué persona has hallado
   tras el tapiz escondida ? 90
   ¡ Oh, qué pesadas vejeces !
CLEANDRO:      Soy pesado y tú liviana.
   No vi escala en la ventana,
   pero a ti sí, muchas veces;
   y como en ella pareces 95
   siempre, por más que te digo,
   tu fama ha de ser castigo
   de la licencia que toma;
   que pocas veces se asoma
   que no dé abajo consigo. 100
   Y si a caerse comienza
   en la calle, ¿ habrá quien calle ?
   No, que la fama en la calle
   será fama a la vergÜenza.
   El recato al gusto venza; 105
   no uses mal de mis regalos
   para libres hijos, malos;
   deja algún tiempo del día
   palos de la celosía
   que dan al honor de palos. 110
   ¿ Qué oraciones y ejercicios
   lees ? Cuando estás despacio,
   las novelas de Bocacio,
   maestrescuela de los vicios.
   Tus mangas darán indicios, 115
   escritorio, cofre o arca
   de los papeles que marca,
   y con quien haces tu agosto
   el furioso del Ariosto
   y las obras del Petrarca. 120
   ¿ Con tal compañía quieres
   que tu honor no ande en demandas ?
   De los amigos con que andas
   podremos sacar quién eres.
   ¿ Qué gusto o provecho adquieras 125
   de traer las faltriqueras
   preñadas con las quimeras
   de canciones y tercetos,
   de liras y de sonetos,
   de décimas o terceras ? 130
   Anda, que ninguno aprende
   que no procure saber;
   la poesía es mercader
   que versos por honra vende.
   Es fuego sordo que enciende. 135
   Sus vanos terceros son
   tercetos que al torpe son
   de los sonetos que miras,
   leyendo liras deliras,
   dando a tu afrenta ocasión. 140
MARGARITA:      Recoletándome vas
   con industria peregrina.
   ¡ Ea, vuélveme capuchina,
   que así contento estarás !
   No me traigas galas más. 145
   Quítame el oro y la plata,
   el chapín al alpargata
   reduce, al sayal la seda,
   porque encartujada pueda
   ser a tu gusto beata. 150
   Por onzas vienes a darme
   la libertad de la vida,
   pues aun vista tan medida
   determinas cercenarme.
   ¿ Qué daño ha de resultarme 155
   de que las varas posea
   de una celosía, y vea
   por su confusa noticia ?
   A ser varas de justicia,
   pudieran hacerme rea. 160
   ¿ No es una jaula enredada ?
   ¿ Aún menos quieres que sea
   que un pájaro, y que no vea
   segura de ser mirada ?
   ¿ Qué monja hay tan encerrada 165
   que, ya por rejas de acero,
   ya por el rallo grosero
   o vistas a ver no venga,
   si aun no hay torno que no tenga
   su socarrón agujero ? 170
   ¡ O pretendes con casarme
   propagar tu sucesión,
   o huyendo la condición
   de un yerno, monja encerrarme !
   Si lo primero has de darme, 175
   deja que en canciones reales
   las cortesanas señales
   pueda aprender de un poeta,
   que no han de hacerme discreta
   los salmos penitenciales. 180
   Pero debes de gustar
   que entre estameña y picote
   me entre monja, porque el dote
   temes que acá me has de dar.
   La vejez toda es ahorrar. 185
   Y pues ella me limita
   lo que un convento aún no quita,
   vete con Dios donde vas,
   que a la vuelta me hallarás
   recoleta o carmelita. 190

Hace que se va; detiénela LEONELA

CLEANDRO:      Hija, Margarita, espera;
   Leonela, vuélvela acá,
   no te reñiré más ya.
   Que soy viejo considera.
   Prolija es la edad postrera; 195
   llégate acá, abrázame,
   todo es de burlas a fe;
   ansí probarte he querido.
   Tu virtud he conocido,
   tu recogimiento sé. 200
   Quita el lienzo de los ojos,
   no llores lágrimas vanas,
   o en la holanda de estas canas
   deposita tus despojos.
   ¿ No ves que me das enojos 205
   cuantas veces me amenazas
   entrarte monja ? Si trazas
   matarme pronto, hazlo así.
   ¡ Ea, por amor de mí !
   ¡ De mala gana me abrazas ! 210
   Pedirte quiero perdón;
   dame la mano y pondréla
   sobre la boca... Leonela,
   ¿ dala el mal de corazón ?
LEONELA:      De tu mala condición 215
   mil es poco que la den.
CLEANDRO:      Pues ¿ ríñesme tú también ?
LEONELA:      Si está por ti mi señora
   de esta suerte cada hora
   y la afliges, ¿ no hago bien ? 220
CLEANDRO:      Buena anda toda mi casa.
   ¡ Oh amor de hijos imprudente !
   Quiérola excesivamente;
   no hay poner a mi amor tasa.
   Con ella mi vejez pasa 225
   en descanso.
MARGARITA:                      ¡ Ay me !
CLEANDRO:                              ¿ Volviste ?
MARGARITA:      No sé.
CLEANDRO:                Ea, no estés triste.
   Mírame alegre, y de Sena
   te prometo una cadena
   como a la que Lesbia viste; 230
   más si palabra me das
   que no te has de meter monja.
LEONELA:      No es esta mala lisonja.
MARGARITA:      Como no me digas más
   vejeces, siempre hallarás 235
   en mí una justa obediencia.
CLEANDRO:      No oso salir de Florencia,
   porque un monasterio temo.
MARGARITA:      Ya se ha acabado este extremo.
CLEANDRO:      Pues júralo.
MARGARITA:                      En mi conciencia. 240
CLEANDRO:      Pues con esa condición
   a verme parto a mi hermana.
   Hasta después de mañana
   orden en mi casa pon.
MARGARITA:      Ni ventana ni balcón 245
   la calle ha de ver abierto
   hasta que vuelvas.
CLEANDRO:                            Bien cierto
   estoy que has de ejecutallo.
   Ea, adiós. ¡ Hola el caballo !
   Amor todo es desconcierto. 250

Vase

LEONELA:      Vaya con... iba a decir
   una sarta de galeotes,
   quítale al sol los capotes
   que ya te puedes reír.
   ¿ Saco mantos ?
MARGARITA:                            ¿ Para qué ? 255
LEONELA:      ¿ No hemos de irnos a un convento ?
MARGARITA:      De Venus.
LEONELA:                    ¡ Buen fingimiento,
   y de harto provecho a fe !
   No hay sino en riñendo el viejo
   decir que a enmonjarte vas. 260
   ¡ Buen "cata el coco" hallado has !
MARGARITA:      No medro si no me quejo.
LEONELA:      No sino haceos miel. ¡ Qué enfado
   es un padre o madre vieja
   cuando a una hija aconseja 265
   sin quitársela del lado,
   que habiendo en su mocedad
   no perdonado deleite,
   conversación, gala, afeite,
   fiesta, sarao ni amistad, 270
   más envidiosa que honrada,
   riñe, aconseja, limita
   en la mesa, en la visita,
   y porque de desdentada
   no puede comer por vieja, 275
   es perro del hortelano
   que, con la col en la mano,
   ni come, ni comer deja !
MARGARITA:      No esgrime con ejercicio
   quien no ha sido acuchillado, 280
   ni hay amigo taimado
   como el que es del mismo oficio.
   Los viejos de nuestros días
   cansados e impertinentes,
   que el gusto a falta de dientes 285
   repasan con las encías
   papilla nos piensan dar
   a los que al mundo venimos.
LEONELA:      Esa al viejo se la dimos
   ya que no puede mascar. 290
   Váyase el caduco al rollo;
   y pues es tu edad en flor,
   bollo de azúcar de amor,
   busca quien coma ese bollo.
   Ni bien seas primavera 295
   que toda en flores se va,
   ni bien estío, que está
   abrasado dentro y fuera.
   Entre abril y julio hay mayo
   y junio, que dan tributo 300
   parte en flor y parte en fruto,
   en lo que has de hacerte ensayo.
   ¿ Entiéndesme lo que digo ?
MARGARITA:      Anda, necia, que ya sé
   que me aconsejas que dé 305
   un medio al gusto que sigo.
LEONELA:      No como el abril en flores
   pases el tiempo inconstante.
   "Daca el guante, toma el guante"
   papeles, cintas, colores; 310
   que hay mujer que el tiempo
   pasa en aquestas chucherías,
   y al cabo de muchos días
   que a fuego lento se abrasa,
   cuando echa mano a la presa 315
   que de sustancia ha de ser,
   no se la dejan comer,
   porque levantan la mesa.
   Buena es cuando alguno brinda
   la guinda antes de la polla 320
   y el melón entre la olla,
   mas no ha de ser todo guinda;
   ni todo también pechuga,
   sino, como el hortelano,
   vaya poniendo la mano 325
   entre col y col lechuga.
   Gasta tus años de modo
   que, sin perdonar manjar,
   puedas después afirmar
   que sabes comer de todo. 330
MARGARITA:      Maestra estás.    Pon escuela.
LEONELA:      Dime en los estudios prisa.
MARGARITA:      Aunque me has causado risa,
   te pienso seguir, Leonela.
   Pero escucha: ¿ Qué es aquello ? 335
LEONELA:      Callejeros mercaderes.

ALBERTO, de dentro, y luego sale con una caja llena de buhonería

ALBERTO:      ¿ Compran peines, alfileres,
   trenzaderas de cabello,
   papeles de carmesí;
   orejeras, gargantillas, 340
   pebetes finos, pastillas,
   estoraraque, menjuí,
   polvos para blanquear dientes
   caraña, copay, anine,
   pasta, aceite de canine, 345
   abanillos, mondadientes.
   Sangre de drago en palillos,
   dijes de alquimia y acero,
   quinta esencia de romero,
   jabón de manos, sebillos, 350
   franjas de oro milanés,
   agua fuerte, adobo en masa
   de manos. ¡ Cristo sea en casa !
   ¿ Quién llamaba aquí al francés ?
LEONELA:      Aquí, nadie.
ALBERTO:                        ¿ Es menester 355
   poner postizo algún diente ?
   Haréle naturalmente,
   sin que al dormir o al comer
   sea menester quitarle
   ni haya quien la falta vea 360
   por más curioso que sea,
   aunque se llegue a mirarle.
MARGARITA:      Gracias a Dios y al cuidado
   buena dentadura tengo.

A LEONELA

ALBERTO:      Señora hermosa, no vengo 365
   en balde.    ¿ Cómo ha dejado
   criar ahí tanta toba ?
   ¡ Jesús, qué perdida está
   la dentadura !
LEONELA:                        Será
   porque soy tan grande boba 370
   que nunca cuido de mí.
ALBERTO:      Mas ¿ por qué come a menudo
   confitura del desnudo ?
LEONELA:      Si es del amor, así, así.
ALBERTO:      Pues verá en distancia poca 375
   cuál la dejo; asiéntese,
   la toba la quitaré.
LEONELA:      ¡ Ay, Jesús ! ¿ Hierro en mi boca ?
   Váyase con Dios, hermano.
   Quitese allá.
ALBERTO:                        Pues ¿ rehusa 380
   lo que la importa y no excusa,
   el remedio de mi mano ?
   Si quiere no desdentarse,
   aqueste polvillo tome,
   que la toba limpia y come 385
   los dientes; ha de estregarse
   al levantarse muy bien
   enjugándose con vino
   y con un paño de lino
   hasta que enjutos estén; 390
   que, como tenga cuidado,
   brevemente encarnarán
   y de marfil quedarán.
LEONELA:      ¿ Cuánto vale ?
ALBERTO:                        Un ducado;
   pero sírvase con ellos, 395
   no riñamos por el precio.
LEONELA:      No es el merecero necio.
ALBERTO:      Para enrubiar los cabellos
   tengo una raíz famosa.
MARGARITA:      Fuéme el cielo tan propicio 400
   que sin buscar artificio
   los tengo cual veis.
ALBERTO:                              Hermosa
   sois, señora, por el cabo.
MARGARITA:      ¿ Trae cintas de resplandor ?
ALBERTO:      Y son la cosa mejor 405
   de Italia.    No las alabo
   por mías; este papel

Dale un papel con unas cintas

   si es verdad o no dirá,
   que lleno de ellas está.
   Escoged, señora, en él... 410
   Mas, ¡ cuerpo de Dios !
MARGARITA:                                  ¿ Qué es esto ?
ALBERTO:      Quedóseme en la posada
   la bolsa, y no está cerrada
   la caja donde la he puesto;
   en ella mi caudal tengo; 415
   el diablo por Dios sería
   que me la dejasen fría.
   Esperen, que luego vengo.

Vase

MARGARITA:      Confianza hizo de mí
   el mercero alborotado, 420
   pues el papel me ha dejado
   yéndose, Leonela, así.
LEONELA:      Tal prisa le da el dinero.
MARGARITA:      Líbrele Dios de un ladrón.
LEONELA:      Veámos que tales son, 425
   que hurtarle unas varas quiero.
   ¿ Qué miras ?
MARGARITA:                        Letra gallarda,
   un sobre escrito que está
   en el papel.
LEONELA:                      Veamos ya
   estos listones.
MARGARITA:                        Aguarda. 430
   "A Margarita    de Ursino."
LEONELA:      ¿ A quién ?
MARGARITA:                    ¿ No escuchas mi nombre ?
LEONELA:      Aquí hay maula, no era el hombre
   mercero que a vender vino,
   sino un gentil alcahuete. 435
MARGARITA:      Casarte puedes con él.
LEONELA:      ¿ Qué aguardas ? Mira el papel
   que grandes cosas promete.
   Con cintas en vez de tinta
   le escriben, señal será 440
   que quien con cintas le da
   te desea ver en cinta.
MARGARITA:      "Valerio" dice la firma.
LEONELA:      Si es suyo, bien recibido
   será. 445
MARGARITA:      Muy bien le he querido.
LEONELA:      Así Florencia lo afirma
   pues has llegado a dar nota
   con él de no recatada.
MARGARITA:      Este negro ser honrada 450
   mil buenos ratos agota.
   Mi padre tuvo noticia
   de no sé qué y se ausentó
   Valerio, porque temió
   el rigor de la justicia. 455
LEONELA:      Mírale. ¡ Que tengas flema
   para no verle !
MARGARITA:                        ¡ Ay ! ¡ Cuál viene
   el pobre, tal fuego tiene,
   que hasta la mano me quema !
LEONELA:      Mas ¿ Qué ? ¿ No viene en poesía ? 460
MARGARITA:      ¿ En qué lo echaste de ver ?
LEONELA:      En que es papel mercader
   pues cintas de oro te envía;
   y el poeta, cuyo nombre
   por ser el principio en Pó 465
   de la pobreza heredó.
   Por más que escriba, no es hombre
   que da de contado así;
   porque son tan buenas lanzas
   que pagan siempre en libranzas 470
   al Sol, Luna y Potosí.
   "Tus cabellos son del Sol,
   tus dientes perlas de oriente,
   tus pechos plata luciente,
   tus mejillas arrebol. 475
   Del alba rubíes tu boca,
   tus ojos no son distintos
   de esmeraldas y jacintos,
   en cristal tu frente toca."
   Y creo que los planetas, 480
   según están de corridos,
   deben de andar escondidos
   de estos diablos de poetas;
   pues si en ello se repara
   deben de pensar que son 485
   de casta de bofetón
   que los traen de cara en cara.
MARGARITA:      Mal dices de la poesía.
LEONELA:      Yo coplas no puedo verlas,
   que, según tratan en perlas, 490
   nos han de dar perlesía.
   Un rústico oyó unos versos
   en que un poeta alababa
   la corte donde habitaba,
   y entre atributos diversos 495
   que daba a sus damas era
   decir que cuantas vivían
   en ella, perlas tenían
   por dientes. Y de manera
   se le encajó ser verdad 500
   que dejando casa e hijos
   malbarató unos cortijos
   y parte de una heredad;
   y creyendo estas novelas
   dijo que iba, a su mujer, 505
   a la corte a enriquecer
   siendo en ella sacamuelas.
   Porque si en doliendo un diente
   y en sacándolo era perla
   no era difícil de haberla 510
   una baíca de oriente.
   Pues llenando una tinaja
   de dientes, perlas, podía,
   vendiéndolas en Turquía,
   tener más oro que paja. 515
   Dió en esto, y en lances pocos
   tan rematado quedó,
   que el poeta le llevó
   a la casa de los locos.
MARGARITA:      Tú puedes irte con él. 520
LEONELA:      Duendes y poetas son
   unos humo, otros carbón.
MARGARITA:      Ahora bien, va de papel.

Lee

   "Temores, más de la justicia que de tu
   padre, me ausentaron de Florencia, y 525
   deseos de tu vista me han traído esta
   noche escondido a gozarla.    Obligaciones
   me tienes y te tengo más de marido que
   de pretendiente; si gusta llévalas
   adelante, pues tu padre, según he sabido, 530
   está en Sena. Al anochecer irán por ti
   los negros con una silla, que no oso
   entrar en tu casa, porque desde la noche
   que me halló tu padre, la tengo por agÜero.
   No lo seas tú de mi amor, sino fíate de 535
   los que te han de traer, hasta que Dios
   quiera que, muerto el viejo, vivamos los
   dos juntos. El te aguarde. Valerio Nigro."
LEONELA:      Como marido dispone;
   parece señor de casa. 540
MARGARITA:      Quiérole bien y no pasa
   las leyes que amor propone.
   Tomó quieta posesión
   de lo más, ¿ qué mucho, pues,
   que de lo que menos es 545
   se la dé mi inclinación ?
LEONELA:      ¿ Piénsaste casar con él,
   muerto el viejo ?
MARGARITA:                            Bien le quiero;
   mas que es también considero
   determinación crÜel 550
   ser su esposa, porque están
   en estado arrepentido
   cuantas han hecho marido
   del que antes fue su galán,
   y recélome, en efecto, 555
   que el galán cuando se casa,
   como sabe ya la casa,
   entra perdiendo el respeto.
   No porque Valerio ame
   pienso consentirme asar, 560
   en todo quiero picar.
LEONELA:      El buey suelto bien se lame...
MARGARITA:      Papel y tinta hay aquí.
LEONELA:      ¿ Sabes tú si volverá
   el francés fingido acá ? 565
MARGARITA:      Paréceme a mí que sí.
LEONELA:      No pide el papel respuesta,
   que tú sola lo has de ser,
   si viene al anochecer
   la silla.
MARGARITA:                    Poco me cuesta, 570
   por si vuelve o no, escribir
   dos renglones.
LEONELA:                        El mercero
   es un gentil embustero;
   a fe que le he de pedir
   si vuelve, pues que me quedo 575
   de noche en casa y solita,
   que entre a ver cómo me quita
   la toba, y con ella el miedo.

Suenan pretales

MARGARITA:      Esto basta.    ¿ Qué es aquello ?
LEONELA:      Carrera a fe de cristiana. 580
MARGARITA:      No perderé la ventana
   aunque estuviese en cabello,
   que me muero si en la calle
   suenan pretales.
LEONELA:                          ¿ Y aquí
   te dejas el papel ?
MARGARITA:                              Sí; 585
   luego volveré a cerralle.

Vanse.    Sale CLEANDRO de camino

CLEANDRO:      Dos veces he salido de Florencia,
   y el recelo, otras tantas adivino,
   volviendo las espaldas al camino,
   no me consiente hacer de casa ausencia. 590
   Venció al fraterno amor la diligencia
   del honor que amenaza un desatino,
   que al fin su parentesco es más vecino,
   aunque su hermano soy, cual de Laurencia.
   Si ella a la muerte el túmulo previene, 595
   y a la muerte mi honra en casa espera,
   fuerza es mirar por lo que más conviene.
   Menos me importa que Laurencia muera;
   que quien enfermos en su casa tiene
   no hay para qué visite a los de fuera. 600
   La puerta falsa hallé abierta,
   que mi sospecha encamina,
   y temo que salga cierta,
   que no vuelve la honra fina
   que sale por falsa puerta. 605
   Nadie acá abajo ha quedado
   haciendo tanto calor.
   La sala baja han dejado;
   pero como es fuego amor
   busca su esfera elevado. 610
   ¿ Mas qué están a la ventana ?
   ¿ Qué importa cerrar la puerta,
   si la deshonra liviana
   trae alas y la hallé abierta
   tan alta como profana ? 615

Suena de dentro carrera

   ¿ Carrera hay ? No fue quimera
   mi sospecha apercibida.
   ¡ Ah mocedad altanera !
   Mas ¿ qué ha de salir corrida
   mi honra de esta carrera ? 620
   Un papel hay aquí escrito,
   letra de Margarita es;
   .................... -ito]
   si es sentencia que después
   eche a mi honra un sambenito... 625
   No es prudente padre aquel
   que su hija enseña a que escriba,
   porque en la tinta y papel
   conserva la ocasión viva
   que se muriera sin él. 630
   Bien puede un padre excusar,
   si quiere vivir alerta,
   la vieja que entra a terciar,
   tener cerrada la puerta
   y las ventanas clavar. 635
   Pero, cuando escribir sabe,
   en vano guarda a su hija,
   por más que eche reja o llave,
   que, en fin, ¿ por qué rendija
   un papel sutil no cabe ? 640
   Estos argumentos son
   contra mí, pues que procura
   más que mi honra mi aflicción.
   Quiero verle, a buen seguro
   que no es de mi devoción. 645

Lee

   "No quiero multiplicar palabras donde
   tan presto se han de ver las obras.
   La silla espero, y supuesto que ya
   anochece, pudiera haber venido. Guárdete
   el cielo y detenga allá al viejo todo 650
   lo que durare el quererme. Tu bien, etc."
   Buena ausencia quise hacer;
   no hay de mi honor que presuma
   que seguro está en poder
   de un papel y de una pluma 655
   en manos de una mujer.
   Dejad, Amor liberal,
   que el castigo que ejecuto
   sea a tanta ofensa igual,
   que no es árbol que da fruto 660
   la mujer si no es formal.
   Ea, remisa aflicción,
   aplicad medios crueles
   al honor, que no es razón
   que por Florencia en papeles 665
   ande mi honra en opinión.
   No sé a quién esto se escribe;
   la silla quiero aguardar
   que mi deshonra apercibe
   y en ella la muerte dar 670
   a quien en mi agravio vive;
   que en silla vengarme intento
   de quien en ella mancilla
   mi honor, pues es argumento,
   que quien da a mi agravio silla 675
   me quiere afrentar de asiento.

Vase.    Salen LELIO y BRITON con baqueros de mojos de silla, correones y palos, tiznados como negros

BRITON:      Bien pudieras ya decirme
   a qué fin has hecho, Lelio,
   con los dos este guisado
   de hígado, pues es negro; 680
   desenguinéame ya,
   que, mirándome al espejo,
   temor tuve de mi mismo
   según estoy sucio y feo.
   Si fueran Carnestolendas, 685
   cuando destierran el seso
   de Florencia, no era malo
   el disfraz, puesto que puerco.
   ¿ Qué niñas a espantar vamos,
   o para qué nacimiento 690
   hacemos la Epifanía
   que al rey tizne represento ?
   O declárate, o me lavo;
   que--¡ vive Cristo !--que temo
   que me he de quedar así 695
   per omnia secula.
LELIO:                              Necio:
   ¿ mondo yo nísperos ? Calla,
   y ven conmigo.
BRITON:                          No quiero,
   ni he de quitarme de aquí
   si no me dices primero 700
   dónde vamos y a qué causa.
LELIO:      ¿ Estás borracho ?
BRITON:                            Estoy hecho
   el propio un galán de requiem,
   no falta más que el entierro.
LELIO:      Calla, y sígueme.
BRITON:                              Es en vano. 705
   Yo he dado por hoy en esto.
   ¡ Vive Dios ! Si no te explicas,
   que me has de ver estafermo.
LELIO:      ¡ Válgate el diablo por loco !
BRITON:      ¡ Válgate el diablo por cuerdo ! 710
LELIO:      Ven, sabráslo de camino.
BRITON:      No, hay que hablar; aquí me asiento,
   o sacando agua de un pozo
   me quito todo el ungÜento
   de esta carátula sucia, 715
   que a grajos y pringue huelo.
LELIO:      Sabrás, pues, ya que porfías...
BRITON:      Eso vaya.
LELIO:                    ...que Valerio
   quiere a Margarita bien.
BRITON:      Dime otra cosa de nuevo, 720
   que esa ya sé que la tiene
   más ha de un año en destierro.
LELIO:      Gozóla a lo que se dice.
BRITON:      Y diráse lo que es cierto,
   que en un año de afición 725
   ni ella es manca ni él es lerdo.
LELIO:      El temor de sus parientes,
   solicitados del viejo,
   la hacen vivir con recato,
   hasta que la muerte y tiempo, 730
   que vencen dificultades,
   al yugo del casamiento
   los iguale.
BRITON:                        Dices bien;
   que es más ella y él es menos.
LELIO:      Esta tarde, pues, se fue 735
   Cleandro a Sena, sabiendo
   que está a la muerte su hermana.
   Supo su ausencia Valerio,
   y, fiándose de mí,
   vino a Florencia encubierto 740
   a verse con Margarita...
BRITON:      Diligente caballero.
LELIO:      Para que esta noche vaya
   a mi casa, donde ha puesto
   el tesoro de sus gustos 745
   y han de gozarse en secreto.
   Pidió a Grimaldo prestada
   la silla con los dos negros
   dueños de aquestos vestidos.
BRITON:      Muy bien huelen a sus dueños. 750
LELIO:      Yo, que como soy de carne
   y no de mucha edad, tengo
   mis tentaciones humanas,
   ha más de un mes que deseo
   ser de aquesta Melisendra 755
   por una noche Gaiferos,
   y aun se lo he dado a entender.
BRITON:      ¿ Mas que respondió no cheo ?
LELIO:      "¡ Zape !" dijo con la boca
   y "miz" con los ojos.
BRITON:                                  Bueno. 760
   Ahí un no es medio sí.
   Milagros son de estos tiempos.
LELIO:      No imagino si se ve
   en la ocasión, como ordeno,
   que se hará de pencas mucho, 765
   aunque es muy ilustre.
BRITON:                                  Credo;
   que es viña, en fin, vendimiada
   y da a todo pasajero
   un grumo, y más de racimo
   que se queda siempre entero. 770
LELIO:      Pues porque por diligencia
   no quede, esta noche intento
   hurtarle esta Margarita.
BRITON:      Si te la cuelgas al cuello
   no será malo el joyel. 775
   Envidia, por Dios, te tengo;
   que, como voy ya calando,
   no hay amante sin ingenio.
LELIO:      Como supe que pidió
   a Grimaldo silla y negros, 780
   llamélos aquesta tarde
   y dentro de un aposento
   sus zaques llené de vino.
BRITON:      ¿ Desnudástelos ?
LELIO:                        Dejélos
   en carnes.
BRITON:                      Muy bien guardaste 785
   tu vino, pues queda en cueros.
LELIO:      Cerrélos después con llave,
   encomendélos al sueño,
   y machacando carbón,
   con él y claras de huevos, 790
   he compuesto este betún
   con que los dos parecemos
   infantes de Monicongo;
   y fiado del silencio
   de la noche, en el zaguán 795
   de mi dama a punto tengo
   la silla en que a Margarita
   llevemos los dos.
BRITON:                                Apelo.
   Aún si me cupiera parte,
   vaya; mas ¿ no es caso recio 800
   que la lleve yo ensillada
   y tú la goces en pelo ?
   Pero, dejando las burlas,
   si viene por ella Alberto,
   criado de su galán, 805
   y has de ir en su seguimiento
   hecho ganapán de silla,
   ¿ cómo ha de tener efecto
   tu mal digerida traza ?
LELIO:      Una riña fingiremos 810
   con él; y con los correones
   de suerte le apartaremos
   de nosotros en la calle
   que huya como liebre o ciervo.
BRITON:      ¿ Y dónde piensas llevarla ? 815
LELIO:      ¿ Eso preguntas ? ¿ No tengo
   en Florencia otras dos casas,
   una de la otra lejos ?
BRITON:      Alto, la maula está hecha.
   ¡ Vive Dios que eres discreto ! 820
   El ingenio te ha aguzado
   la muela de algún barbero.
   Mas ¿ no es éste Alberto ?
LELIO:      El mismo.
BRITON:                      Ya enguinéate
   .............y hablemos 825
   a lo de zape y Angola.

Sale ALBERTO

ALBERTO:      ¿ En qué diablos andáis, perros,
   que en todo hoy no os he topado ?
BRITON:      Habra bien, sino que temo
   que turu ru palo encaje 830
   en cabeza y sacan seso.
ALBERTO:      ¿ Qué es de la silla ?
LELIO:                                Esa acá.
ALBERTO:      ¿ Acá está ya ?
LELIO:                        Acá traemo,
   porque ruega ansí tu amo.
ALBERTO:      ¿ Pues cuándo le hablastes ?
BRITON:                                      Ruego. 835
ALBERTO:      ¿ Y os mandó aguardarme aquí ?
BRITON:      Sí, y sanca de frantiquero
   ocho reale para vina,
   que esa nobre cagayero.
ALBERTO:      Alto; viendo mi tardanza, 840
   dándole prisa el deseo,
   los debió de enviar aquí.
   Aguardadme en este puesto,
   iré a avisar a la dama
   que habéis de llevar.
BRITON:                                Queremo, 845
   haga Valerio co era
   quaquala.

Vase ALBERTO

LELIO:                    Primo, callemo.
   Famosamente se traza.
BRITON:      Bueno se le va poniendo
   el ojo al haca.
LELIO:                        ¡ Oh qué noche ! 850
BRITON:      No la dormirás al menos.
LELIO:      Lindo embuste.
BRITON:                          Para ti,
   que yo soy sólo el jumento
   que le hacen llevar a cuestas
   la paja, y se queda hambriento. 855
   A mi costa has de cenar.
LELIO:      Tú buscarás tu remedio.
BRITON:      ¿ Qué he de hacer ? Cuando no hallare
   cecial, cenaré abadejo.

Sale MARGARITA con manto, LEONELA en cuerpo y ALBERTO.    Sacan los LELIO y BRITON la silla

MARGARITA:      Leonela: cierra la puerta. 860
LEONELA:      Di de mi parte a Valerio
   que si me ha de enviar barato.
ALBERTO:      ¿ Y la silla ?
LELIO:                      Aquí traemo.
ALBERTO:      ¿ Queréis que me quede yo
   por barato en casa ?
LEONELA:                              ¡ Bueno ! 865
   A ahorcado tal barato.
ALBERTO:      Del rollo de vuestro cuello.
LEONELA:      Sois grande para joyel.
   ¡ Oh hi de puta y qué mercero !
   Bien vendéis vuestras agujas. 870
   ¿ Entraste ?
MARGARITA:                    Sí, cierra.

Entrase en la silla

LEONELA:                              Cierro.
ALBERTO:      ¿ He de volver ?
LEONELA:                        ¿ Para qué ?
ALBERTO:      Para la toba.
LEONELA:                        No cheo.
ALBERTO:      En fin, ¿ no he de volver ?
LEONELA:                                  No;
   mas si volviese sea luego. 875

Entrase LEONELA

ALBERTO:      Ea, perros, por aquí.
LELIO:      Ya dije que no yamemo
   perra a nadie, que también
   hay en mundo branca perro.
ALBERTO:      Pues ¿ de qué se entona el galgo ? 880
BRITON:      Négoro fa cagayero
   y no hay négoro sudío;
   que come mantega y puerco.
ALBERTO:      Hablen menos y anden más,
   que ya se me va subiendo 885
   a las narices el humo.
LELIO:      Po lo Dioso jelalero
   que han de pagá de un beyaco
   con cozo e lale con cuero
   de buey.
BRITON:                      Dale culubán. 890
ALBERTO:      ¡ Ay !
BRITON:                  ¿ Quejamo ?
ALBERTO:                        ¡ Ay, que me han muerto !
LELIO:      Síguele por que se aleje,
   que al momento volveremos
   por la silla.
BRITON:                          Bien se traza.

De dentro

ALBERTO:      ¡ Ah perrazos !
BRITON:                          Aguala a perro. 895

Vanse.    Sale CLEANDRO

CLEANDO:      La silla que mi deshonra
   lleva he seguido encubierto
   hasta aquí, por conocer
   quién es su lascivo dueño.
   Pues dándolos muerte 900
   juntos verá Florencia si tengo
   la sangre helada, o si hierve
   con la venganza, que es fuego.
   Pero sola se ha quedado,
   porque los mozos huyeron; 905
   Amor, dejadme vengar,
   pues mi enojo es cual vos, ciego.

Abre la silla y saca a MARGARITA

   Deshonra de aquestas canas
   a quien tan mal pago das.
   Lamia torpe, ¿ dónde vas ? 910
   ¿ Por qué mi sangre profanas ?
   Tus mocedades livianas
   castiga quien de ese talle
   quiere que en la calle te halle
   y huye tu desenvoltura, 915
   pues, al fin, como basura
   te han arrojado a la calle.
   No por pesada te suelta
   quien a cuestas te llevaba,
   pues tu liviandad 920
   bastaba a dar a Italia una vuelta.
   Mas como te vio resuelta
   a ser de tu honor tirana,
   tu propio peso amilana
   sus fuerzas, porque confiesa 925
   que la cosa que más pesa
   es una mujer liviana.
   El modo y traza condeno
   con que tu infamia procura
   dar muestras de tu locura, 930
   pues vas sin silla y sin freno;
   que enfrenaras fuera bueno
   la torpeza que te abrasa.
   Entra en casa, si es que pasa
   por ello y te admite en sí, 935
   que, por echarte de sí,
   te abrió sus puertas mi casa.

Vase MARGARITA

   Para dar al vicio entrada
   las abrió Leonela ahora,
   que siempre de la señora 940
   es retrato la criada.
   Sólo has tenido de honrada
   el irte sin responder,
   con que has podido vencer
   aquesta daga desnuda; 945
   pero ¿ cuándo no fue muda
   la vergÜenza en la mujer ?
   Gente viene. Al que me ofende
   no conozco. Hablarle intento.
   Engendrado ha atrevimiento 950
   el enojo que me enciende.
   Si en esta silla pretende
   deshonrarme mi enemigo,
   con ir en ella consigo
   que sea en venganza igual, 955
   esta silla tribunal
   de mi agravio y su castigo.
   Ahora bien, aunque el temor
   tiene en la vejez su centro,
   determino entrarme dentro, 960
   que también sabe el honor
   disfrazarse como amor.
   Trazas tienen de ser éstas
   para mi ofensor molestas,
   pues me ha de llevar su gente 965
   sobre sí, cual penitente
   que lleva su cruz a cuestas.

Entrase CLEANDRO en la silla.    Salen LELIO y BRITON

LELIO:      Bien le habemos alejado.
BRITON:      Cual novillo va corrido.
LELIO:      Habíase de haber ido 970
   la dama, que hemos tardado.
BRITON:      ¿ Donde diablos, si ha cerrado
   su puerta ? Cual plomo pesa.
   Aquí está.
LELIO:                    Famosa empresa.
BRITON:      Como de tu ingenio fue. 975
LELIO:      Peldona vuesa mecé.
   Anda, plimo.
BRITON:                        Vamo apriesa.

Llevan la silla de un cabo a otro del tablado.    Sale VALERIO

VALERIO:      O el esperar al que aguarda
   con sofísticos engaños
   le vende instantes por años, 980
   o mi Margarita tarda.
   Pero estos los negros son
   y esta la silla en que viene
   quien ha ya un año que tiene
   en mi pecho posesión. 985

Requebrando al viejo

   Sol mío, ¿ qué maravilla
   de noche os saca bizarro,
   y saliendo el sol en carro,
   sois vos sol y andáis en silla ?
   Pero, pues dejáis el coche, 990
   corred cortinas también,
   porque los que en silla os ven,
   puedan ver al sol de noche.
   ¿ No queréis hablarme, amores,
   mi bien, mi dueño, mi vida ? 995
   Muda seréis mi homicida.
BRITON:      Cagayero dejan frores
   que pensan mucho mujer
   y queremo caminar.
VALERIO:      Pues por aquí habéis de echar, 1000
   que en cas de Lelio ha de ser
   donde habéis de parar.
LELIO:                                  Bueno.
   Anda con Dioso, que aquí
   sabemo dó va.
VALERIO:                        Qué, ¿ así
   me desconocéis ?
BRITON:                              Sereno 1005
   no conoce que está obscuro.
VALERIO:      Valerio soy.
BRITON:                          Para eya.
LELIO:      No sa para vos donceya,
   apartamo.
VALERIO:                    Perros, juro.
BRITON:      No yama perro, que hay palo, 1010
   de siya y hay cureón.
VALERIO:      ¿ No es linda disolución ?
LELIO:      Que yeva pasa Gonzalo
   si no aparta de camino.
VALERIO:      Basta, que burlan de mí. 1015
   O habéis de echar por aquí,
   o he de hacer un desatino.

Echa mano y da espaldarazos

   Ea, perros, caminemos
   o moriréis a estocadas.
LELIO:      Compañeras cucharadas, 1020
   palo de siya tenemos,
   aguarda vuesa mecé
   y veremos maravilla.

Llégase a sacar a MARGARITA y descubre al viejo CLEANDRO que sale, y echa mano

VALERIO:      Amores, sal de la silla
   y a casa te llevaré. 1025
   Mas ¿ qué es esto ?
CLEANDRO:                              El desengaño
   que has de ver en mi venganza;
   la burla de tu esperanza,
   de tu atrevimiento el daño.
   No es Margarita mujer 1030
   que, deshonrando su casa,
   al deseo que te abrasa
   tiene de corresponder.
   Que ella misma me avisó
   de tu intención atrevida, 1035
   y el castigo de tu vida
   aquí dentro me metió.
   La espada tienes desnuda.
   Si, como afrentas mujeres,
   tu infamia defender quieres, 1040
   palabras en obras muda,
   que si me haces que trasnoche,
   a matarte es, enemigo.
VALERIO:      No suelen reñir conmigo
   fantasmas que andan de noche. 1045
   ¡ Jesús, mil veces ! No puedo
   creer que Cleandro seas,
   sino el diablo, que deseas
   ponerme de noche miedo.
   Y no será maravilla, 1050
   que, según el mal gobierno
   de mi vida, del infierno
   demonios traigan la silla.
   ¡ Jesús, infinitas veces !
   ¿ La Margarita sois vos ? 1055
   No más, amores, por Dios.

Vase

CLEANDRO:      ¿ De un viejo huyes ? Bien mereces
   nombre infame de cobarde.
   Soy pesado, no te sigo;
   mas yo te daré castigo; 1060
   que si llega nunca es tarde.

Vase

BRITON:      Burlaos con silla o con coche.
   ¡ Oigan cómo ha enmudecido !
   ¡ Gentil dama hemos traído !
   Duerme con ella una noche. 1065
LELIO:      Déjame.
BRITON:                      ¡ Burla gallarda !
   Dado te han linda papilla,
   si hasta aquí trujiste silla,
   desde hoy más te pon albarda.
LELIO:      ¿ Hay burla mayor ? Metamos 1070
   las dos en este zaguán,
   y vámonos.
BRITON:                      Ganapán
   sin fruto.
LELIO:                      ¡ Buenos quedamos !
BRITON:      En blanco nos han dejado;
   mas miento, mejor diré, 1075
   pues contigo me tizné,
   que nos dejan en tiznado.
LELIO:      Llega ya, y la silla carga.
BRITON:      Cuento hay para muchos días,
   mas buen despacho tenías 1080
   si te echaras con la carga.


ACTO SEGUNDO

  

Sale LELIO quitándole a LISARDA, su esposa, unas joyas, y BRITON

LELIO:      Por vida de los dos, que no las quiero
   para jugar. Lisarda, no me enojes;
   he menester un poco de dinero,
   e importa que esas joyas te despojes 1085
   para empeñarlas, no para venderlas.
LISARDA:      En lindo tiempo, por mi fe, me coges;
   deseo debes de tener de verlas
   empleadas mejor en otro cuello
   más digno que no yo de mi oro y perlas. 1090
   Es dama al uso, que tendrá el cabello
   negro, que ya no se usan hebras de oro,
   y si es moreno el rostro será bello.
LELIO:      ¡ Oh, qué pesada estás¡    Porque te adoro
   te atreves a enojarme.
LISARDA:                                ¿ Es ojizarca ? 1095
   Pero ojinegra es, que no lo ignoro;
   en los tiempos del Dante y del Petrarca
   los ojos zarcos eran los mejores,
   adorados del príncipe y monarca,
   y a los negros rasgados dan favores; 1100
   que las bellezas son como el vestido,
   que mudan con la hechura los colores.
LELIO:      Quítate ya esas joyas, que he tenido
   mucha paciencia.    ¡ Ea !
LISARDA:                                  ¿ Qué es aquesto ?
   ¿ Cuándo, Lelio, el respeto me has perdido ? 1105
   Dos años ha que el yugo nos ha puesto
   del conyugal amor la iglesia santa,
   tirando a su coyunda el carro honesto,
   voluntad me has mostrado siempre tanta,
   que a cuantas damas hay envidia he dado. 1110
   Pues ¿ qué mudanza mi ventura espanta ?
   De un mes acá te veo tan trocado,
   que, si antes a las nueve te acostabas,
   volver sueles al alba disfrazado.
   Apenas, Lelio, de comer acabas 1115
   cuando, antes que levanten los manteles,
   tomas la capa que antes olvidabas.
   Jugaste, y aunque pocas veces sueles
   gastar el tiempo en esto, ya has perdido
   el dinero, la plata y los doseles, 1120
   y no tan malo, si en el juego ha sido
   esta pérdida sola y no en desvelos
   que sospecho te traen desvanecido;
   que el juego que hay peor es el de celos,
   pues pierden con la vida la paciencia. 1125
LELIO:      ¿ Quieres, Lisarda, no llorarme duelos ?
   Ni el juego ni el amor me da licencia
   para quitarte joyas que no he dado,
   pues las trajo tu dote por herencia;
   salí fiador, estoy ejecutado, 1130
   no quiero que entre en casa la justicia
   y lo sepan tu tío y mi cuñado;
   otras joyas habrá de más codicia
   que comprarte prometo.    Acaba, amores.
LISARDA:      Ya esa fianza vino a mi noticia, 1135
   deuda es que tiene muchos acreedores,
   y aunque su honra es ya dita quebrada,
   se empeñan más por ella sus deudores.
   No estoy, Lelio, en tu amor tan descuidada,
   que aunque callo y consiento, no trasnoche 1140
   celosa con razón, y desvelada.
   Bien piensas tú que del disfraz de anoche
   tan ignorante estoy que no he sabido
   la negra traza de la silla o coche.
   Autor de este entremés debe haber sido 1145
   aqueste bienaventurado.
BRITON:                                    ¡ Bueno !
   Yo he de tener la culpa. Si ha perdido,
   Britón le hizo perder; si del sereno
   le duele la cabeza, este bellaco
   de Britón es la causa; si el moreno 1150
   se emborracha con vino o con tabaco,
   Britón le dio a beber; si falta en casa
   alguna cosa, BRITONcillo es caco.
   No lo puedo sufrir, de raya pasa,
   un año ha que te sirvo, hagamos cuenta, 1155
   diez reales cada mes me das por tasa,
   aquí está el papelillo en que se asienta
   lo que recibo; débesme once reales
   menos tres cuartos, no tengo otra renta,
   páguenmelos y adiós, y sean cabales. 1160
LELIO:      ¿ Estás sin seso ?
BRITON:                              Estoy muy enojado
   y harto de llevar ya tus atabales.
   A un hombre como yo bien opinado
   no es razón que le llamen alcahuete.
   ¿ Hanme visto llevar algún recado ? 1165
   ¿ Cuándo te traje yo carta o billete ?
   Siempre el rosario traigo en cuello
   o mano, dentro mi faltriquera no se mete.
   ......................... -ano]
   De fray Luis, y porque veas si miento, 1170
   estas hojas dirán si soy cristiano.

Va a sacar un libro de la faltriquera y saca envuelta al rosario una baraja de naipes,que se le cae

LISARDA:      Muy bien lo dicen, pues de ciento en ciento
   te salen a abonar descuadernadas
   como tu vida; y quién te da sustento
   de ésas y de otras cartas despachadas; 1175
   por el infierno debes ser correo.
BRITON:      ¡ A afrentarme salistes desolladas !
   ¡ Volveos al nido, que en mi muerte creo,
   que de vosotras, en lugar de tablas,
   he de hacer ataúd, según deseo 1180
   que andéis conmigo siempre !
LELIO:                                        En vano entablas
   dilaciones; del cuello el oro quita,
   que pierdo tiempo mientras tanto me hablas.
   Quita las perlas.
LISARDA:                              ¿ Qué furor te incita ?
   ¿ No están mejor al cuello de tu esposa 1185
   que no al cuello...
LELIO:                          ¿ De quién ?
LISARDA:                                      De Margarita ?
LELIO:      No digas necedades, si celosa
   estás; que es tan honrada como bella
   Margarita, y doncella generosa.
LISARDA:      Será virgen y madre, si es doncella, 1190
   que de Valerio dicen que ha parido.
LELIO:      Mientes, y toma; acordaráste de ella.

Dale un bofetón

LISARDA:      ¡ Ay, cielos !
BRITON:                            Más me pesa, que has rompido
   la sarta.
LELIO:                    Los anillos le he quitado
   y los zarcillos.
BRITON:                            Su pirata has sido. 1195
LELIO:      Coge las perlas.
BRITON:                                ¿ No me ves bajado,
   cual fraile en Gloria patri ?

Sale ROSELIO

ROSELIO:                                        ¿ Qué es aquesto ?
   Lisarda, ¿ de qué lloras ?
LISARDA:                                  He quebrado
   la sarta de las perlas en que he puesto
   todo m¡    gusto.
BRITON:                          (No hay más linda pieza      Aparte 1200
   que una mujer para mentir de presto.)
ROSELIO:      No es esa la ocasión de tu tristeza;
   que no eres tú, sobrina, tan liviana
   que por eso des muestras de tristeza.
   ¿ Qué es eso del carrillo ? Mas la grana 1205
   en que se tiñe el daño que recelas
   y tu honrada respuesta me hizo llana.
   Lelio, ¿ hasla dado ?
LELIO:                                ¿ Yo ?
ROSELIO:                                      Deja cautelas.
   Britón, ¿ qué es esto ?
BRITON:                                  Es una niñería,
   un dolorcillo que le dio de muelas. 1210
ROSELIO:      ¿ Calláis los dos ? A la sospecha mía
   doy crédito; la cara de Lisarda
   es un papel que a mi venganza envía,
   tinta es la sangre que la letra aguarda,
   con cinco plumas la escribió el villano 1215
   valiente con mujeres que acobarda.
LISARDA:      Por mi fe que te engañas.
ROSELIO:                                      Jura en vano,
   que ya en la plana de tu rostro veo
   el renglón riguroso de la mano.
   ¡ Ah Lelio, Lelio ! ¿ Es éste el justo empleo 1220
   que hace en ti de Lisarda que te adora ?
LISARDA:      No ha reñido conmigo.
ROSELIO:                              Ya lo veo.
LELIO:      Si la he reñido, ¿ qué tenemos ahora ?
   Quitéla estos zarcillos y estas perlas
   que llevo, a una mujer; quiso, habladora, 1225
   por resistirme consentir romperlas,
   y dile el bofetón que te ha ofendido;
   estas las joyas son, si quieres verlas.
ROSELIO:      ¿ Por qué la tratas mal ?
LELIO:                                    Soy su marido.
ROSELIO:      Una vez sola pone el que es honrado 1230
   la mano en su mujer: si infame ha sido.
   No le quites el oro que no has dado.
   Vuélveselo, o si no...
LELIO:                                Aparta viejo,
   si no quieres...
ROSELIO:                          La sangre se me ha helado;
   mas no por eso que me injuries dejo. 1235
   Has de darle las perlas.
LELIO:                                  ¡ Buen aviso !
   Pagarte a coces quiero ese consejo.

Derríbale y dale de coces

LISARDA:      ¿ A mi tío ?
LELIO:                        El se tiene lo que quiso.
ROSELIO:      Soy tierra; en fin, atréveste a la tierra.
LELIO:      Pues si eres tierra con razón te piso. 1240
BRITON:      Hoy reina alguna suegra, todo es guerra.

Vanse los dos, LELIO y BRITON

ROSELIO:      ¿ A mí en el suelo y de coces ?
   Lisarda, dame una espada.
LISARDA:      Sosiégate, no des voces,
   que no es justo sepan nada 1245
   los vecinos.
ROSELIO:                        Mal conoces
   mi condición, ¡ vive el cielo !
   ¿ De un cobarde mal nacido ?
LISARDA:      Deja las leyes del duelo,
   que tú la culpa has tenido 1250
   de que te echase en el suelo.
ROSELIO:      ¿ Yo la culpa en defender
   tu injuria ? ¿ En mí un mozalbete
   las manos ha de poner ?
LISARDA:      Eso tiene quien se mete 1255
   entre marido y mujer.
   ¿ Qué tengo yo que no sea
   de Lelio ?
ROSELIO:                    ¿ A ti un bofetón ?
LISARDA:      Ni me afrenta, ni me afea;
   afeites del honor son 1260
   con que el amor se hermosea.
   Es mi esposo, hacerlo pudo.
ROSELIO:      Hablas al fin como honrada;
   pero el acero desnudo,
   ya jubilado en la espada 1265
   me vengará.
LISARDA:                    De eso dudo.

Vase.    Sale VALERIO

ROSELIO:      ¿ Aquí estás ? ¿ Cómo te atreves
   salir en público así,
   si por tus costumbres leves
   anda Cleandro tras ti, 1270
   y antiguos enojos mueves ?
VALERIO:      Quiero hoy volverme al aldea
   y he menester que me des
   unos escudos.
ROSELIO:                      Granjea
   tu hacienda así, que después 1275
   no es mucho que corta sea.
   ¿ Cuántos los escudos son ?
VALERIO:      Quinientos.
ROSELIO:                      Pues ¿ para qué ?
VALERIO:      Compro cierta posesión.
ROSELIO:      ¿ Tú, posesión ? Ya yo sé 1280
   de tu santa inclinación
   la posesión en que estriba
   tu liviana voluntad,
   en torpes vicios cautiva.
VALERIO:      ¡ Por Dios que es una heredad ! 1285
ROSELIO:      Si es heredad, será viva.
VALERIO:      ¡ Oh, que de ello que me cuesta
   cualquier cosa que me das !
   Digo que es para una fiesta;
   para jugar. ¿ Quieres más ? 1290
   ¡ Una mujer !
ROSELIO:                      ¡ Y honesta !
VALERIO:      ¿ Tienes otro que te herede
   más que a mí y para que estimes
   lo que es justo, que acá quede ?
   Ya soy hombre, no escatimes 1295
   lo que mi edad me concede.
ROSELIO:      ¿ Tantos pasos y argumentos
   gastas, si en darte me fundo,
   los reales cientos a cientos ?
VALERIO:      Más que un hermano segundo 1300
   en cobrar sus alimentos.
   Si me los tienes de dar,
   ¿ para qué con esa flema
   me los haces desear ?
ROSELIO:      A ti y Lelio un mismo tema 1305
   os hace locos de atar.
   Ea, en mí las manos pon,
   como hizo Lelio en tu prima;
   si te parece razón,
   mi cano rostro lastima, 1310
   dame en él un bofetón.
   El oro y joyas me quita
   con alborotos y voces,
   y en tierra me precipita,
   darásme otra vez de coces 1315
   por amor de Margarita.
VALERIO:      ¿ Cómo es eso ?
ROSELIO:                          A su mujer
   las joyas Lelio ha quitado
   que no le supo traer,
   y un bofetón le ha costado 1320
   el quererlas defender.
   Y porque yo, como tío,
   sus locuras reprendí,
   fue tanto su desvarío,
   que puso los pies en mí. 1325
   ¡ Mira que valiente brío !
   A Margarita pretende;
   para ella las joyas son
   con que su interés entiende.
   Si es ésta la posesión 1330
   que tu deshonra te vende,
   cómprala, y cual Lelio yerra.
   Echa a mal mi hacienda
   así y de casa la destierra.
   Písala bien como a mí ! 1335
   Lelio me ha pisado en tierra.

Vase

VALERIO:      ¿ Lelio a mi padre ha injuriado ?
   ¿ Lelio en Margarita--¡ Cielos !--
   emplea hacienda y cuidado ?
   ¿ Lelio afrentas ? ¿ Lelio celos ? 1340
   Mas ¿ qué mucho si es cuñado ?
   Voyle a buscar, que mejor
   satisfará a mi esperanza
   que a la lengua mi valor.
   Daré de un golpe venganza 1345
   a mi padre y a mi amor.

Vase.    Salen LEONELA y MARGARITA

LEONELA:      ¡ Buena traza !
MARGARITA:                            No más silla.
LEONELA:      ¿ Escarmentarás desde hoy ?
MARGARITA:      Triste desde anoche estoy;
   alcánzame esa almohadilla 1350
   que la labor entretiene,
   olvidaré pesadumbres.

Dale vainicas, y toma LEONELA randas

LEONELA:      Cuando a ella te acostumbres,
   si amor quiere, tan bien viene
   a la labor como al ocio; 1355
   pues tal vez si le aprovecha,
   hace de la aguja flecha
   con que entabla su negocio.
MARGARITA:      Como es la materia blanda,
   aunque se suele picar, 1360
   huélgase tal vez de andar
   entre la aguja y la holanda.
   ¿ Has las randas acabado ?
LEONELA:      No, porque aunque son ligeros,
   cánsanme cien majaderos 1365
   que haciendo un manoteado
   enmarañan mi labor.
MARGARITA:      Si un majadero no más
   da tanto enfado, ¿ qué harás
   con ciento juntos ?
LEONELA:                              Mejor 1370
   son éstos que están atados;
   pues menos tormento dieran
   los necios como estuvieran
   del modo que éstos colgados.
MARGARITA:      Leonela, ¿ no es gentilhombre 1375
   Lelio ?
LEONELA:                  Tu pretendiente es
   rico, galán y cortés;
   pero como tiene nombre
   de casado, no me agrada.
   Para mí mucho ha perdido 1380
   en serlo.
MARGARITA:                  ¿ Por qué ?
LEONELA:                            Un marido
   que es con carga tan pesada
   ganapán del matrimonio,
   sufre mucho.
MARGARITA:                      Bueno está.
LEONELA:      Un marido sufrirá 1385
   todo un falso testimonio.
MARGARITA:      ¿ Por qué, que estás importuna ?
   ¿ De todo has de mal decir ?
LEONELA:      Hombre que puede sufrir
   el rÜido de una cuna, 1390
   ¿ qué diablos no sufrirá
   al lado de una mujer
   que por fuerza ha de tener
   las inmundicias que ya
   te constan ?
MARGARITA:                        Eso es sin duda. 1395
LEONELA:      ¿ No sufre más que un peñasco
   hombre que no tiene asco
   de un rostro con paño o muda ?
MARGARITA:      Galán melindroso hicieras.
   Amor Lelio me ha mostrado, 1400
   liberal me ha regalado
   y me agradan sus quimeras,
   pues Valerio es sospechoso,
   y mi padre de éste está
   seguro; tráemele acá, 1405
   que, aunque el viejo es receloso,
   cuando venga y le halle aquí,
   no faltará una mentira
   que le engañe.
LEONELA:                        Si él suspira
   y tú le escuchas así, 1410
   voy por él, servirte quiero.
MARGARITA:      Que varíe me has mandado;
   sabré a qué sabe un casado
   pues ya sé lo que es soltero.
LEONELA:      A ambos puedes reducillos. 1415
MARGARITA:      ¿ Dos juntos ? ¡ Líbreme Dios !
LEONELA:      Lo bueno es de dos en dos,
   que es comer a dos carrillos.

Vase

MARGARITA:      La inclinación de mi edad
   más gusta oír cada día 1420
   sermón en la Compañía
   que misa en la Soledad.
   Sola estoy y no soy santa,
   perdone mi padre viejo
   que no hay gusto con consejo; 1425
   mas, ¡ Válgame Dios ! ¿ quién canta ?

Canta de dentro

VOZ:      "Margarita, Margarita,
   maldita fuera mejor
   que te llamase Florencia,
   pues eres su maldición." 1430
MARGARITA:      ¿ Quién puede ser la que canta ?
   ¡ Ay cielos, qué triste voz !
   Los cabellos me ha erizado,
   palpítame el corazón.
   ¡ Hola ! ¿ Quién canta allá dentro ? 1435
   Pero ¡ qué medrosa soy !
   Alguna de mis criadas
   es que está haciendo labor.
   Cante alegre o cante triste,
   que el uno y el otro son, 1440
   suspenden y avivan más
   sentimientos del amor.

Canta

VOZ:      "Margarita te llamaron,
   pero no conforma, no,
   con tus obras tu apellido 1445
   con tus vicios tu valor.
   Libre te crió tu madre
   causando tu perdición,
   ¡ Pobre de ella, cuál lo paga !
   ¡ De llamas es su prisión !" 1450
MARGARITA:      ¿ Qué es esto ? ¿ A mí se dedican
   los versos de esta canción ?
   ¿ Mi libertad reprehenden ?
   ¿ Maldicen mi inclinación ?
   Este es mucho atrevimiento. 1455
   ¿ Cuándo sufrí burlas yo ?
   Castigaré en la criada
   este agravio, ¡ vive Dios !
   ¡ Hola ! Florisa, Marcela,
   Faustina, Audronio, León. 1460
   ¿ No me responde ninguno ?
   ¿ Si estoy soñando ? Mas no,
   no debe de ser de casa
   la cantora o el cantor
   que mi vida satiriza. 1465
   Algún vil murmurador
   de los de mi vecindad
   me piensa poner temor.
   Digan; allá se lo hayan.
   Libres son y libre soy. 1470
   De la más santa murmuran;
   del rey como del pastor;
   mas que digan que mi madre,
   porque libre me crió,
   se abrasa, esta es desvergÜenza. 1475
   Sufrirlo será baldón,
   castigarle será justo.
   ¡ Hola ! Llamadme a Gascón,
   ese mozo de caballos.
   Mas, ¿ qué es esto ? Loca estoy. 1480
   ¿ No hay en Florencia mujeres
   de mi nombre y que no son
   de más benditas costumbres
   ni más honestas que yo ?
   Cantes de ellas y de mí, 1485
   que yo les daré desde hoy
   materia para sus versos,
   porque he de vivir peor.

Canta

VOZ:      "No harás, porque antes de mucho
   el infernal cazador 1490
   que caza almas, con tus ojos
   perderá tu posesión.
   Aunque has perdido la cuenta,
   de tu vida en un sermón,
   por las cuentas de un rosario, 1495
   borrará tus cuentas Dios.
   A un hombre puesto en un palo
   has de tener tanto amor,
   que has de perder el juicio
   en la vulgar opinión." 1500
MARGARITA:      ¿ Cómo ? ¿ Yo a un ajusticiado ?
   ¿ A un hombre en un palo yo ?
   ¿ Yo a difuntos ? ¿ Yo sin seso ?
   Desmayos me da el temor.
   ¿ Mujer de mi calidad 1505
   ha de estar sin lo mejor
   del alma, que es el jÜicio ?
   ¿ Yo amante de quien perdió
   la vida en un palo vil ?
   No es buena satisfacción 1510
   de mis culpas deshonrarme.
   Oerdonaráme el sermón.
   Si sermones han de ser
   causa de mi conversión,
   no he de oírlos en mi vida. 1515
   Intente otros medios Dios,
   que por ése no haya miedo
   que me coja, pues desde hoy
   no he de oir sermón ni misa.
   Vuélvome a hacer mi labor. 1520
   ¡ Ay ! Si Leonela viniese,
   si entrase conversación
   y dejase de cantar
   aquesta agorera voz.

Canta

VOZ:      "Margarita, ¿ de qué sirve 1525
   hacer piernas contra Dios,
   ni tirar, cual dijo a Pablo,
   coces contra el aguijón ?
   Si de tu libre albedrío
   siguieres la inclinación 1530
   y sus vicios no dejares,
   daránte mal galardón."

Descúbrese al son de tristes instrumentos una escalera de flores, y al cabo una silla y corona de fuego

   "En el reino del espanto,
   entre fuego y confusión,
   aquesta silla te espera 1535
   si no excusas tu rigor.
   Aunque por flores se sube,
   que el deleite es torpe flor,
   éste es el fruto que ofrecen
   flores que de vicios son. 1540
   En vez de oro tiene fuego,
   brasas sus follajes son,
   su corona basiliscos,
   azufre y pez es su olor."
MARGARITA:      ¡ Ay, cielos; qué horrenda vista ! 1545
   Leonela, Fabia, señor,
   criados, vecinos, gente,
   ¿ ninguno me da favor ?
   Pues que ninguno me ayuda,
   matarme será mejor. 1550
   ¿ No hay cordel que sea
   verdugo de mi desesperación ?

Al son de música alegre se descubre una escalera hecha de rosarios, y sobre ella una silla muy hermosa y sobre la silla una corona de oro.    Canta

VOZ:      "El cordel que te remedie
   las cuerdas divinas son
   de esta escala, donde sirve 1555
   cada cuenta de escalón
   por ella, para que suba
   hasta el cielo el pecador,
   da la mano poderosa
   su admirable devoción. 1560
   Silla y corona de rosas
   es quien paga el fruto en flor
   a María, flor de gracia,
   e intenta tu conversión.
   Teje del rosal divino 1565
   del rosario y su oración
   las rosas de sus misterios,
   si alcanzar quieres perdón."
MARGARITA:      ¡ Oh, qué belleza de silla !
   El alma me consoló, 1570
   encubrióse su hermosura,
   la voz dió fin a su voz.
   Entre el consuelo y tristeza,
   la esperanza y el temor,
   me tienen entre dos aguas 1575
   y me cubre un frío sudor.
   ¡ Cuánto va de silla a silla,
   válgame el poder de Dios;
   y de corona a corona,
   de reino a reino ! Venció 1580
   el temor aquesta vez.
   ¡ Viva la virtud ! Desde hoy,
   salgan los vicios de casa.
   Salid fuera, torpe amor.

Vase.    Salen LELIO y VALERIO acuchillándose, LEONELA dando voces

LEONELA:      ¡ Valerio, envaina, que me causas miedo ! 1585
   ¡ Jesús ! Lelio, ¿ no ves que estoy preñada ?    Palpitaciones tengo, muerta quedo;
   no hay coco para mi como una espada.
VALERIO:      Amigo al uso, no verás si puedo
   la traza infame de tu amor vengada;
   que a castigar en ti me traen los cielos 1590
   la injuria de mi padre y de mis celos.
   Lisarda es prima mía, en quien villano
   la vil mano pusiste, que atrevida
   muestra tu infamia, aunque se excuse en vano,
   porque quede tu afrenta conocida, 1595
   no pone el noble en su mujer la mano
   si no es para, quitándola la vida,
   mostrar que, ocasionando su deshonra,
   no le dio menos causa que en la honra.
   Y porque de defender mi padre trata 1600
   fe su sobrina el lícito decoro,
   pisaste vil su venerable plata
   cuando a tu esposa le quitaste el oro.
   ¡ Bravas hazañas ! ¡ Tu valor quilata
   con viejos y mujeres. Ya no ignoro 1605
   el esfuerzo que en ti tiene su espejo
   hiriendo a una mujer, pisando a un viejo.
LELIO:      Con la mano te pienso dar respuesta,
   ya que así te desbordas y desmandas,
   pues es la espada lengua.
VALERIO:                                  En ti molesta 1610
   y no enseñada, pues tan mal la mandas;
   que, en fin, como tu mano descompuesta,
   rostros tiernos afrenta y canas blandas,
   no podrás de cobarde delicado
   sufrir el peso del acero honrado. 1615
LELIO:      Habla cuanto quisieres, que no irrita
   tu cólera el valor que en mí conoces.
   Sólo digo que adoro a Margarita
   y que he de procurar que no la goces.
VALERIO:      ¡ Oh, infame ! Aguarda.
LEONELA:                              ¡ Santa Inés bendita; 1620
   que se matan ! ¡ San Roque !
LELIO:                                    Si de coces
   di a tu padre, mis pies que le maltratan
   te pisarán la boca.
LEONELA:                              ¡ Que se matan !

Vanse riñendo.    Salen riñendo CLEANDRO y ROSELIO

ROSELIO:      Con la lengua desnuda de esta espada
   digo otra vez que, mientras tenga vida, 1625
   no se verá tu hija desposada
   con Valerio, aunque más palabras pida.
CLEANDRO:      No es Valerio tan noble.
ROSELIO:                                  Ni ella honrada.
   Y sin honra, ¿ qué importa ser nacida
   de Augustos y Alejandros excelentes, 1630
   como es para injuriarlos así ?
CLEANDRO:                                        ¡ Mientes !
ROSELIO:      No puedes afrentarme, que no tienes
   honra; y sin ella un hombre nunca afrenta;
   mas, pues tan loco a despeñarte vienes,
   ten de tu vida, loco viejo, cuenta. 1635
   La lengua que agraviar honras enfrenes
   mejor que de tu hija.
CLEANDRO:                                Porque intenta
   el botado de acero es esta espada
   que en orden la pondrá si es desbocada.

Vanse riñendo.    Salen ALBERTO y BRITON riñendo

BRITON:      Medio lacayo, no lacayo entero; 1640
   medio aún es mucho, cuarterón. ¿ Qué digo ?
   ¡ Dos onzas de lacayo !    Caballero
   ando en honrarte siendo mi enemigo.
   ¡ Una onza de lacayo, y aún no quiero
   darte una onza, que seré prodigo. 1645
   ¡ Adarme del acayo a quien desmayo !
   ¿ Adarme ?    ¡ Escrupulillo de lacayo !
   ¿ Tú con Leonela, fregatriz divina,
   célebre desde el Ganjes hasta el Tajo,
   que dando censo en agua a su cocina, 1650
   de los rayos del sol hizo estropajo ?
   ¿ Tú con una mujer que Celestina
   crió a sus pechos y en sus brazos trajo,
   a quien el orador como el poeta
   llaman en prosa y verso alcahueta ? 1655
   ¿ Tú, competir conmigo ? ¡ Vive el vino !
   Que he de hacer un castigo más sonado
   que mocos con tabaco.
ALBERTO:                                No me indino
   así, ni he de reñir si no enojado.
   Veme encendiendo más, habla sin tino; 1660
   podrá ser que de injurias enojado
   saque la espada, en castidad Lucrecia,
   que como a gusarapa te desprecia.
BRITON:      ¿ Yo gusarapa ? ¡ Mientes !
ALBERTO:                                  No es nada eso.
   Dime más.
BRITON:                      Digo que eres un gabacho. 1665
ALBERTO:      Fuélo mi padre, la verdad confieso.
   Dime más.
BRITON:                      Digo que eres un borracho.
ALBERTO:      Gloríome de serlo.
BRITON:                                Eres confeso.
ALBERTO:      Confesor y no mártir no es despacho
   que me pueda afrentar.
BRITON:                                  Eres marido. 1670
ALBERTO:      ¿ Marido yo ? Mi enojo has encendido.
   Mientes hasta la enjundia, y echa afuera
   la virginal espada.

Salen LEONELA y MARGARITA

LEONELA:                              Sal, señora,
   si no pretendes que tu padre muera,
   que con Roselio se mataba ahora. 1675
MARGARITA:      Cuando le maten en la edad postrera
   no muere mal logrado, ni me azora
   ese temor.    Peor será que viva.
ALBERTO:      Echese hacia acá abajo.
BRITON:                                  Echo hacia arriba.
LEONELA:      Valerio que, celoso, está informado 1680
   de que Lelio te sirve, le provoca
   hasta haberse los dos acuchillado.
MARGARITA:      Pues ¿ eso te da pena ? Calla, loca,
   que una mujer que por el mundo ha dado
   no gana fama, o la que gana es poca, 1685
   por más amantes que su garbo inquiete,
   si no han muerto por ella seis o siete.
LEONELA:      ¿ Esa es la santidad que prometías
   a la visión que viste y me has contado ?
MARGARITA:      Debieron de ser vanas fantasías; 1690
   soy moza, no me pongas en cuidado;
   malograré mi edad en breves días
   si miro en disparates que he soñado.
LEONELA:      El alma es de tu madre que te avisa.
MARGARITA:      Mañana daré un real para una misa. 1695
LEONELA:      ¿ Un real ? ¡ Limosna larga !
MARGARITA:                                      Basta y sobra
LEONELA:      Quien a lo humano gasta, a lo divino
   es avarienta.
MARGARITA:                      Deja ya esa obra,
   que tanta santidad es desatino;
   si Lelio viene y los cabellos cobra 1700
   a la ocasión, hacerle determino
   cacique de estas Indias.
LEONELA:                                  Es bizarro,
   y tú su Potosí si él tu Pizarro.
   Mas ¿ qué es esto ?
BRITON:                                Desgracia nunca oída.
   Lelio ha herido a Valerio malamente, 1705
   y dos horas no más le dan de vida,
   que está sin habla y ya ni ve ni siente;
   sus parientes te llaman su homicida.
MARGARITA:      No hago caso de dichos de la gente.
   Pésame, cierto; y Lelio, ¿ dónde ha huído ? 1710
BRITON:      Está en Predicadores retraído.
   Pero no es la mayor desgracia ésta,
   que tu padre también...
MARGARITA:                              ¿ Cómo ?
BRITON:                                        Ha quedado
   herido y preso, y no por causa honesta;
   que el padre de Valerlo le ha afrentado 1715
   y está preso también.
LEONELA:                              Hagamos fiesta,
   pues se te cumple ya lo deseado.
MARGARITA.      ¿ Dónde le tienen preso ?
BRITON:                                  En el palacio
   viejo del duque, y por su alcaide a Horacio.
MARGARITA:      ¿ La herida es algo ?
BRITON:                                  No, cierto rasguño 1720
   de oreja a oreja.
MARGARITA:                          ¿ Cómo ?
BRITON:     
                               Miento, miento;
   hirióle en la muñeca, junto al puño,
   Roselio; mas no es nada.
MARGARITA:                                  Verle intento.
BRITON:      Aqueste vuestro amor es el dimuño. 1725
   Matáis a uno y engañáis a ciento.
   No vais a ver a vuestro padre ahora
   que está con vos airado, aunque os adora.
MARGARITA:      No importa, que en achaque de ir a verle
   quiero ver a tu amo, el retraído. 1730
BRITON:      ¿ Queréisle bien ?
MARGARITA:                          Pues ¿ he de aborrecerle
   si por mi causa para tanto ha sido ?
BRITON:      Pues ahora hay lugar, si habéis de hacerle
   esa merced; porque al sermón ha ido
   toda Florencia, que su gente aplica, 1735
   si fray Domingo de Guzmán predica;
   y mientras que en la iglesia está ocupada
   con el dicho sermón, a un lado de ella
   le hablarás sin que nadie note nada.
MARGARITA:      Bien dices.    Todo el gusto lo atropella, 1740
   Lelio me deja tierna y obligada,
   y a fe que enciende más de una centella.
BRITON:      (Es yesca la mujer, ¡ qué maravilla !)    Aparte
MARGARITA:      Dame un manto Florisa.    ¡ Hola, la silla !

Vase

BRITON:      Ya que sola te quedas, di, cerrojo 1745
   de cárcel traqueado, pandillera,
   ¿ con mi amor es razón que seas chancera,
   por Albertillo manco, zurdo y cojo ?
LEONELA:      No hay mujer que no haga trampantojo,
   y más con el remate de escalera. 1750
   Váyase noramala, salga fuera.

Escúpele

BRITON:      No escupas más, que me emplastaste un ojo,
   tintero de botica.
LEONELA:                                ¡ Ay, cerbatana !
BRITON:      ¡ Ay, tercerona !
LEONELA:                            Y ¡ ay, alcabalero !
BRITON:      ¡ Ay, trotacalles !
LEONELA:                            ¡ Ay, estriegalodos ! 1755
BRITON:      ¡ Ay !
LEONELA:                ¡ Ay !
BRITON:                      ¡ Miz !
LEONELA:                          ¡ Zape !
BRITON:                                    ¡ Ay, flaqueza humana !
   ¡ Ay !
LEONELA:      ¡ Ay !
BRITON:                    ¡ Púpú !
LEONELA:                          ¡ Lálá !
BRITON:                                    ¡ Ay, yo soy, soy Duero !         
LEONELA:      ¡ Ay, rascamuelas !
BRITON:                              ¡ Ay, los ayes todos !

Vanse.    Salen CELIO, PINARDO y LUDOVICO, galanes

CELIO:      Pues ¿ de la iglesia os salís ?
PINARDO:      Tengo poca devoción. 1760
LUDOVICO:      ¿ Para qué, pues, acudís
   tanto a ella ?
PINARDO:                      No el sermón
   me trae, si lo advertís.
CELIO:      Pues ¿ qué ?
PINARDO:                        Lo que os trae a vos.
CELIO:      Yo a ver las damas que vienen 1765
   acudo sólo, por Dios.
LUDOVICO:      Las mismas aquí me tienen.
PINARDO:      Confórmome con los dos.
CELIO:      Buena vino la mujer
   de Honorato.
LUDOVICO:                      Quién, ¿ Marfisa ? 1770
   mejor suele parecer.
PINARDO:      Debióse afeitar de prisa
   y echábasele de ver.
LUDOVICO:      ¿ Qué os pareció de Rosalba ?
CELIO:      Brava reverencia os hizo. 1775
PINARDO:      Fuera más bella que el alba
   si no trajera postizo
   el cabello.
LUDOVICO:                      Pues ¿ qué ? ¿ Es calva ?
PINARDO:      Como un San Pedro.
CELIO:                            ¿ Y Octavia ?
LUDOVICO:      Es vieja.
PINARDO:                    No lo es Lucrecia. 1780
CELIO:      Esa tiene mucha labia
   y toca en puntos de necia
   porque despunta de sabia.
LUDOVICO:      ¿ Casandra es de buena cara ?
PINARDO:      Sí; pero dicen que es puerca. 1785
CELIO:      ¿ La española doña Clara ?
LUDOVICO:      No parece bien de cerca
   y para de treinta es cara.
CELIO:      ¿ La del ginovés Marín ?
PINARDO:      Hanme dicho que trae ésa 1790
   una torre por chapín,
   y para chica es muy gruesa.
CELIO:      No lo es para el florentín.
PINARDO:      Las hermanas Garambelas
   me agradan mucho, por Dios. 1795
CELIO:      Aféanlas las viruelas,
   y no osan dejar las dos
   verdugados y arandelas.
LUDOVICO:      Buena es Fabia.
PINARDO:                            Malas manos.
CELIO:      ¿ Y la Urbina ?
LUDOVICO:                        Es muy arisca. 1800
PINARDO:      ¿ Laura ?
CELIO:                Tiene muchos granos.
LUDOVICO:      ¿ Doriclea ?
PINARDO:                    Es medio bizca
   y habla a moros y cristianos.
CELIO:      Hoy los tres hemos venido
   mal contentadizos.
LUDOVICO:                              Son 1805
   lo que hemos dicho.
PINARDO:                              Ha traído
   fray Domingo a su sermón
   todo el mundo.
CELIO:                        ¿ Habéisle oído ?
PINARDO:      Una vez.
LUDOVICO:                    ¿ Y qué os parece ?
PINARDO:      Que es un apóstol San Pablo 1810
   que a darnos luz amanece.
CELIO:      No tendrá ganancia el diablo
   con él.
LUDOVICO:                    No se desvanece.
PINARDO:      Según recoleta el mundo,
   si él prosigue en predicar, 1815
   antes de mucho me fundo
   que al demonio le han de dar
   de azotes por vagamundo.
   Estas cuentas del rosario
   píldoras de vicios son. 1820
LUDOVICO:      Concepto de boticario.
CELIO:      Dejemos la devoción,
   que estáis hoy extraordinario,
   y decid si habéis sabido
   la causa de la pendencia 1825
   de Lelio.
PINARDO:                    Pues ¿ ha reñido ?
LUDOVICO:      Sábelo toda Florencia,
   ¿ y con eso habéis salido ?
PINARDO:      ¿ Con quién ?
CELIO:                        Con Valerio.
PINARDO:                                  ¿ Siendo
   su cuñado ?
LUDOVICO:                    ¿ Eso no basta ? 1830
PINARDO:      ¿ Y hay sangre ?
LUDOVICO:                        Estáse muriendo
   Valerio.
PINARDO:                  Lelio es de casta
   de valientes; pero entiendo
   que celos de Margarita
   han puesto a Valerio así. 1835
CELIO:      Como a ésos el seso quita.
LUDOVICO:      Pues retraído está aquí
   Lelio.
PINARDO:      ¡ Qué honrada y bonita
   que es Lisarda, su mujer ! 1840

Sale PINABEL

PINABEL:      ¿ De cuándo acá el diablo a misa ?
CELIO:      Pinabel: ¿ qué hay ?
PINABEL:                            ¿ Qué ha de haber ?
   que el mundo se acaba aprisa.
LUDOVICO:      ¿ Cómo ?
PINABEL:                  Ahora acabo de ver
   a Margarita en sermón. 1845
PINARDO:      Hace una raya en el agua.
LUDOVICO:      No la trae la devoción;
   que, si vino, a fe que fragua
   alguna nueva invención.
CELIO:      ¿ Habían, ya comenzado 1850
   a predicar ?
PINABEL:                      Buen rato ha.
PINARDO:      ¿ Y os salís ?
PINABEL:                      Harto he llorado;
   como estábades acá,
   salí de voces cansado.
LUDOVICO:      En fin, Margarita escucha 1855
   al padre predicador.
   ¿ Mostrará devoción ?
PINABEL:                              ¡ Mucha !
   Señales da de dolor
   o locura con que lucha.
PINARDO:      ¿ Y la criadita ?
PINABEL:                              Quemada 1860
   y hecha polvos la vea yo.
LUDOVICO:      ¡ Qué relamida y taimada !
CELIO:      En ella el demonio halló
   una gentil camarada.
PINARDO:      ¡ Qué bien sabe la bellaca 1865
   toda la girobaldía
   del trato alcahuete !
PINABEL:                              Saca
   jugo de una piedra fría.
LUDOVICO:      Y guarda más que una urraca.

Salen ANDRONIO y FELICIO

ANDRONIO:      ¡ Gran sermón !
FELICIO:                          Cuando Dios toca 1870
   de esta suerte un corazón,
   habla por la misma boca
   del que predica.
ANDRONIO:                            El sermón
   vuelve a Margarita loca,
   o la vuelve santa.
FELICIO:                                Todo 1875
   puede ser, que el mundo llama
   loco al santo.
ANDRONIO:                        ¿ De ese modo
   ya es loca y santa esta dama ?
FELICIO:      Lo primero la acomodo.
PINARDO:      ¿ Qué es esto, señores ?
ANDRONIO:                                  Es 1880
   milagros que hace el sermón
   de fray Domingo, después
   que vino aquí.
PINARDO:                        La ocasión
   nos decid, Andronio, pues.
FELICIO:      Margarita, poco a poco 1885
   en el sermón convertida
   de Domingo, a quien invoco,
   o muda de estado y vida,
   o la ha dado un furor loco.
   A cada voz que intimaba 1890
   el padre predicador,
   una joya se quitaba;
   y sin mirar el valor
   de su sangre y dónde estaba,
   medio desnuda y llorando, 1895
   el sermón interrumpía
   voces y suspiros dando.
PINABEL:      ¿ Ella, santa ?
ANDRONIO:                        ¿ No podría ?
PINABEL:      No estoy el poder dudando
   del cielo; pero primero 1900
   seré yo fraile que vos
   la veáis santa.
CELIO:                        No quiero
   dudar del poder de Dios;
   el fin de este caso espero.
   Mas ¿ no es ésta ?
LUDOVICO:                            Sí, y tras ella 1905
   toda la gente que sale.
CELIO:      Loca viene.
PINABEL:                      Loca y bella.
ANDRONIO:      Como su virtud iguale
   a sus vicios, dichosa ella.

Salen MARGARITA, medio desnuda, y POBRES tras ella, y LEONELA

MARGARITA:      Afuera galas dañosas, 1910
   joyas torpes y lascivas,
   plumas con que la corneja
   prestada hermosura envidia.
   Casa del demonio he sido,
   y porque al huésped despida, 1915
   en fe de mudarse a ella
   mi Dios la desentapiza.
   Tomad, pobres de mis ojos.
LEONELA:      ¡ Ah, señora de mi vida !
   ¿ En la calle te desnudas ? 1920
   ¿ No adviertes en quién te mira ?
MARGARITA:      Leonela: el mundo avariento,
   para quien por él camina,
   puerto es de Arrebatacapas,
   y así las ropas me quita. 1925
   Vestidos hizo el pecado
   que a Adán y Eva ensambenitan.
   La verdad anda desnuda,
   adornada la mentira.
   En la calle han de ver todos 1930
   que la hermosura fingida
   que en mí los encadenó
   prestada fue, que no mía.
   Fue hermosura de alquiler,
   pues claro está que la alquila 1935
   quien con galas es hermosa,
   si sin ellas la abominan.
LEONELA:      Pinabel, Celio, Pinardo,
   pues aquí estáis, reducidla,
   que se le va por la posta 1940
   la medula de la vida.
PINABEL:      Señora, volved en vos,
   que no es bien que Margarita
   tan bella y que tanto vale
   la lloremos hoy perdida. 1945
MARGARITA:      ¡ Qué bien en el uso estáis,
   idiotas, cuya doctrina
   cuando os rodeabais de sabios,
   la llama Pablo estulticia !
   La parábola ignoráis 1950
   de la mujer afligida
   que, descuidada, perdió
   la preciosa margarita,
   y revolviendo la casa
   luz enciende, trastos quita, 1955
   cofres busca, suelos barre,
   galas saca, cajas mira,
   hasta que, habiéndola hallado,
   llama a voces las vecinas;
   sale de sí, fiestas hace, 1960
   gasta, festeja, convida.
   Pues si Margarita soy
   y, perdiéndome en mí misma,
   estaba fuera de mí,
   sin valor y sin estima, 1965
   y hoy dentro de mí me busco,
   la luz del sol encendida
   de la palabra de Dios
   que fray Domingo predica,
   ¿ qué mucho que para hallarme 1970
   arroje galas malditas,
   barra el alma de sus culpas,
   y sin mirar quién me mira,
   pues a mí misma me hallé
   cuando en mí estaba perdida, 1975
   haga fiestas por las calles
   y dé a los pobres albricias ?
   Margarita soy hallada,
   de Dios sigo la doctrina.
   Amigos, hagamos fiestas, 1980
   a convidar voy amigas.

Baila

   Cantadme mil parabienes,
   bailemos, que la alegría
   aquestos efectos causa;
   todos celebren mi dicha. 1985
LEONELA:      Miren cuál anda el meollo,
   señora, mas que nos tiran
   pepinazos los muchachos,
   y que nos van dando gritan.
LUDOVICO:      ¡ Hay lástima semejante ! 1990
MARGARITA:      ¿ Esta es lástima ? ¿ Y la vida
   que yo tuve y vos tenéis
   os alegra y no os lastima ?
   Muy necio sois para alcalde.
LEONELA:      ¿ Qué hacéis, señores ? Asidla 1995
   y a su casa la volvamos.
   ¡ Malhaya nuestra venida !
PINARDO:      No os habéis de desnudar;
   ni porque estéis convertida
   habéis de hablar disparates. 2000
MARGARITA:      Quien es loca que los diga,
   ¿ Dónde me lleváis ?
CELIO:                              A casa.
   Tenedla y vaya.
MARGARITA:                        ¡ Oh que linda
   compañia me llevaba !
   ¡ Afuera gente lasciva ! 2005
   Que si se pagan los vicios
   por las malas compañías
   no quiero que me paguéis
   los vuestros, ya que estoy limpia.
   ¡ Fuera, digo, gigantones 2010
   del mundo ! La seda encima
   y la paja por de dentro,
   amantes a la malicia,
   que soy amante de veras.
PINARDO:      Dejadla, que desatina 2015
   y está furiosa.

Vanse.    De dentro

VOCES:                          A la loca.
MARGARITA:      Mi Dios, si hizo el mundo estima
   de mi frágil hermosura,
   hoy al menosprecio incita.
   Llámenme loca por Vos, 2020
   seré la loca divina.
   ¡ Albricias me pedí, cielos, albricias !
   Que si soy la perdida Margarita,
   pues a la luz de la verdad me hallaron,
   venga mi Dios y le dará su hallazgo. 2025


ACTO TERCERO

Salen LEONELA, a lo beato, LELIO y BRITON, de peregrinos

LELIO:      Un año, Leonela, he estado
   en el duro cautiverio
   de la ausencia, y de Valerio
   temeroso.    El ha sanado
   y yo por puntos peor 2030
   moriré, pues Margarita
   mudada imposibilita
   mi vida, como mi amor.
   ¿ Qué trueco de vida es éste ?
   ¿ Qué llanto ? ¿ Qué soledad 2035
   manchará su mocedad
   porque la vida me cueste ?
LEONELA:      ¿ Qué quieres ? Todos andamos
   a lo capacho.    Yo y todo,
   como ves, ando del modo 2040
   que anda un Domingo de Ramos,
   suspirando por instantes,
   vestida de devoción,
   siendo en toda procesión
   paso de disciplinantes; 2045
   y, en fin, si en la vita bona
   que ya me hacen dar de mano,
   fui bellaca a canto llano
   ya soy santa socarrona.
   Todo se muda.    El camino 2050
   de virtud sigo, ¿ qué quieres ?
BRITON:      Mejor medrarás si hicieres
   fayancas a lo divino.
LEONELA:      El rosario y fray Domingo
   han acabado esto y más. 2055
BRITON:      Hecha un almíbar estás
   del cielo; si en ti me pringo
   pegaráseme el ser santo.
LEONELA:      Pues llegue, que aquí hay cordón.
   que tiene por devoción 2060
   diez ñuditos como un canto.
LELIO:      ¿ Qué ? ¿ No se acuerda de mí
   tu señora ?
LEONELA:                    No hay que hablar,
   con rezar y más rezar
   al malo aparta de sí. 2065
   Trae al cuello de ordinario
   más cuentas que un buhonero.
LELIO:      De esa suerte yo me muero.
LEONELA:      Conviértete tú en rosario,
   y a su cuello te traerá. 2070
LELIO:      Luego ¿ de nada ha servido
   lo que de mí has recibido ?
   Luego ¿ en vano escrito te ha
   en esta ausencia mi amor,
   que de su industria discreta 2075
   te aproveches ?
LEONELA:                        No hay receta,
   por sabio que sea el doctor,
   que aproveche si el enfermo
   no la quiere ejecutar.
   No tienes que me culpar, 2080
   que en verdad que no me duermo.
   No hay ocasión de nombrarte
   que, encajándole la historia,
   no le traiga a la memoria
   lo mucho que debe amarte. 2085
   Y aun hubo vez que mohina,
   después que me reprendió,
   sin que ayunase, me dio
   colación de disciplina.
   Viene fray Domingo a casa, 2090
   y endiósala de manera,
   que, si al mundo fue de cera,
   para Dios es ya de masa.
   Su padre está tan contento
   como antes estaba triste; 2095
   sayal o estameña viste,
   hierbas son nuestro sustento,
   que carne no es ya comida
   de que nuestra mesa ayuda
BRITON:      Opilóse con la cruda 2100
   y págalo la cocida.
LEONELA:      No sé; lo que experimento
   es, que desde un año acá
   solos rosarios me da
   por salario y por sustento. 2105
   En lugar de letuario
   rosarios he de almorzar;
   a comer, a merendar
   y a hacer colación, rosario.
   Rosario al hacer labor, 2110
   rosario al agua bendita,
   rosario cuando hay visita,
   rosario si hace calor.
   Rosario si llueve o hiela,
   y, en fin, me tiene tan harta 2115
   que es cada hora ya una sarta
   de rosarios en Leonela.
BRITON:      Si Apuleyo te topara
   y una mano te mordiera,
   rosada estás de manera 2120
   que al punto te desasnara.
LELIO:      Pues, Leonela, yo he venido
   con tan loco frenesí,
   que he de darme muerte aquí,
   o el fuego que se ha encendido 2125
   en mi alma poco a poco
   Margarita ha de apagar.
   Hoy la tengo de gozar
   o morir hoy.
LEONELA:                        ¿ Estás loco ?
LELIO:      No sé qué furia me incita 2130
   y me trae como me ves.
   Margarita mi bien es,
   moriré sin Margarita.
   No dudes de esto.
LEONELA:                              Habla paso
   no sepa que estás aquí. 2135
LELIO:      ¿ Qué importa ?
LEONELA:                        ¡ Pobre de mí !
LELIO:      Yo me muero, yo me abraso.
LEONELA:      Calla, que si te conoce
   y contigo me oye hablar
   esta noche he de cenar 2140
   confites de doce en doce,
   que de cuerdas de vihuela
   hizo de alambre y de pita.
LELIO:      Si no gozo a Margarita
   éste es mi entierro, Leonela. 2145
   De peregrino he venido
   para hallar fácil la entrada
   de esta casa tan mudada
   sin que sea conocido.
   Si a mi vida no das traza 2150
   de mi muerte no te espantes.
LEONELA:      Pues menos la amabas antes.
LELIO:      Después que así se disfraza
   y de estado y vida muda,
   o lo hace la privación 2155
   o el infierno, en su afición
   me enciende.
LEONELA:                      Aqueso es, sin duda.
   Mas yo ¿ qué tengo de hacer ?
   Si tu nombre le repito
   ya en libros y horas escrito, 2160
   ya llegándole a esconder
   en las mangas de la ropa,
   debajo la cabecera,
   en la labor, en la estera,
   el nombre de Lelio topa, 2165
   ¡ qué golpes no me ha costado,
   por más que niego y reniego !
   Ni ¿ qué importa encender fuego
   si lágrimas ha topado,
   que cada instante que reza 2170
   en estas cuentas derrama,
   con que apagando la llama
   me quiebro yo la cabeza ?
   No sé cómo correspondas
   con tu gusto.
LELIO:                        Sólo un medio 2175
   a mi mal dará remedio,
   y es que esta noche me escondas
   adonde mi persuasión
   su áspera vida mitigue
   y a que me quiera la obligue 2180
   la fuerza de la ocasión.
LEONELA:      Y que me llueva a mí a cuestas.
LELIO:      Con decir que nada sabes
   cumples.
LEONELA:                  Si tengo las llaves
   y no hay otras puertas que éstas, 2185
   ¿ qué he de responder ?
LELIO:                                  Responda
   esta cadena por ti.
LEONELA:      Si me eslabonas así,
   cuando en el alma te esconda,
   no es nada. ¡ Buen cabestrillo ! 2190
   Entrate allí dentro, anda.
   ¿ Qué postema no se ablanda
   con este ungÜento amarillo ?
   Yo te cerraré con llave
   dentro de aquel aposento. 2195
BRITON:      ¿ Y yo ?
LEONELA:                Tengo cierto cuento
   que decirle.    Ya él lo sabe.
BRITON:      Ahí te las tienes todas.
LEONELA:      Aun así te quiero bien.
   Lelio: con ella te avén, 2200
   veamos cuál te acomodas,
   que yo con esto he cumplido.
LELIO:      La vida te soy a cargo.
BRITON:      Soy tu amargo.
LEONELA:                        ¡ Y muy mi amargo !
   Entra presto que he sentido. 2205
   gente.
BRITON:                      (¡ Qué linda beata !)          Aparte

Vanse LELIO y BRITON

LEONELA:      Aunque se vista de seda
   la mona, mona se queda,
   que el mercader siempre trata.

Sale MARGARITA, en hábito honesto

MARGARITA:      Rosario soberano, mi esperanza 2210
   en vuestras cuentas tiene un firme estribo;
   esclava fui del infernal cautivo,
   un año ha que tomó de mí venganza.
   Mucho os debo, mi Dios; en mucho alcanza
   a mis pequeños gastos el recibo; 2215
   no saquéis mandamiento ejecutivo,
   que yo os daré en domingo una fianza.
   Más, Señor, si os agradan las migajas
   de mi corto caudal, aunque son cosas
   de pequeño valor y prendas bajas, 2220
   ejecutadlas, y serán dichosas,
   que si el mal pagador os paga en pajas,
   aunque yo os pague mal, pagaré en rosas.
   ¿ Leonela ?
LEONELA:                        Señora mía.
MARGARITA:      ¿ En qué entiendes ?
LEONELA:                            En pasar 2225
   de un lugar A otro lugar
   una y otra Avemaría.
MARGARITA:      ¿ Has aprendido del modo
   que el rosario que es entero
   se divide ?
LEONELA:                      Aunque grosero 2230
   mi ingenio, ya lo sé todo.
MARGARITA:      Repite, pues la lección
   que acerca de esto te di.
LEONELA:      Agora la repetí,
   estoy haciendo oración. 2235
   Soy muy flaca de cabeza;
   mejor fuera merendar.
MARGARITA:      Leonela, ya no hay jugar.
   Deja las burlas y empieza
   si quieres que el bien te cuadre 2240
   con que Dios el alma ayuda.
LEONELA:      Soy, señora, por ser ruda,
   buena para el mal de madre.
   Y según me haces comer
   rosas, debes de pensar 2245
   que he menesterme purgar.
   Ya no puedo padecer
   tanto, que Lelio es testigo.
MARGARITA:      ¿ No te he mandado que el nombre
   no mientes aquí de ese hombre ? 2250
LEONELA:      Bien sé yo por qué lo digo;
   que, como Lelio es discreto,
   todas las veces que pasa,
   que son hartas, por tu casa,
   viendo mi flaco sujeto 2255
   me dijo, "no ayune tanto,"
   porque si una vez desquicio
   los umbrales del jÜicio
   enloqueceré a lo santo;
   y no es bien que pague mal 2260
   a Lelio, que bien te quiere.
MARGARITA:      Leonela, cuando te oyere,
   sin hacer de mí caudal,
   nombrarme otra vez ese hombre,
   no has de estar más en mi casa; 2265
   ya de los límites pasa
   tu atrevimiento.    Ni el nombre
   he de oír del instrumento
   de mi torpe perdición.
LEONELA:      Pues ¿ yo ?
MARGARITA:                    No des ocasión 2270
   Leonela, a mi sufrimiento;
   usa bien de mi paciencia,
   o despídete.
LEONELA:                      Señora,
   si nombrase desde ahora
   a Lelio, ni en tu presencia 2275
   ni ausente, aunque Lelio sea
   tan galán y gentil hombre,
   pues te da de Lelio el nombre
   enfado y no te recrea,
   plegue a Dios que Lelio 2280
   venga a estar en casa escondido
   por mi mal, y que perdido
   el seso tan poco tenga, que Lelio
   y tú estando juntos,
   porque yo fui la ocasión, 2285
   tú me des un bofetón
   y Lelio estampe los puntos
   del zapato en mi barriga;
   porque Lelio, ¿ qué me ha dado ?
   Si es Lelio o no es Lelio honrado, 2290
   el mismo Lelio lo diga.
MARGARITA:      O que me enoje apeteces,
   o loca debes de estar.
   Mándotele no nombrar
   y nómbrasle tantas veces. 2295
LEONELA:      Escucha, y no seas crÜel,
   ni por nombrarle te ofendas,
   que hago Carnestolendas
   para despedirme de él.
MARGARITA:      Dejemos, Leonela, gracias. 2300
   Híncate aquí de rodillas
   y sabrás las maravillas
   que contra nuestras desgracias
   aqueste rosario encierra.

Híncanse las dos

LEONELA:      En fin, ¿ nos hemos de hincar ? 2305
   ¡ Válgate Dios, por rezar !
   Hincada estoy en la tierra.
MARGARITA:      Los misterios del Rosario
   son quince.    ¿ Sábeslos ?
LEONELA:                                  Sí;
   jugar al quince aprendí 2310
   en casa de un boticario.
MARGARITA:      Los primeros, que son cinco,
   son gozosos.
LEONELA:                      (No hay tal gozo        Aparte
   como el dar la mano a un mozo
   blanco y rubio como un brinco.) 2315
MARGARITA:      ¿ Qué dices ?
LEONELA:                        Que cinco son
   los que son gozosos solos;
   pero no cinco de bolos,
   cinco, sí, de devoción.
MARGARITA:      Los otros cinco se llaman 2320
   dolorosos.
LEONELA:                      (¡ Qué dolor                Aparte
   es gastar mi edad en flor,
   cuando dos lacayos me aman,
   hincada aquí como estaca !)
MARGARITA:      Los otros son los gloriosos. 2325
LEONELA:      ¡ Oh misterios generosos !
   (Pues que soy tan gran bellaca      Aparte
   levantadme de aquí presto.)
MARGARITA:      Los cinco primeros, pues,
   quiero enseñarte, y después 2330
   los otros.
LEONELA:                    Buena me han puesto.
MARGARITA:      La soberana embajada
   del paraninfo Gabriel
   contempla, que desde Abel
   tan pedida y deseada 2335
   fue hasta este punto divino.
   ¡ Qué lágrimas no vertían
   los que a las nubes pedían,
   "lloved, cielo cristalino,
   el rocío celestial 2340
   que nuestras penas consuele,
   y en la concha se congele
   soberana y virginal."
   ¡ Ay, qué soberano ejemplo
   dais, amoroso Señor, 2345
   de vuestro infinito amor !
   ¿ No contemplas ?

Duérmese LEONELA

LEONELA:                          Ya contemplo.
MARGARITA:      Pues en oración mental
   contempla aquel Ecce ancilla,
   de aquella humildad tranquila, 2350
   pues que tuvo fuerza tal
   que al mismo Dios derribó,
   pues el Ecce apenas dijo,
   cuando el que era de Dos hijo
   en su pureza encarnó. 2355
   ¡ Ay, que el corazón destemplo
   en amor, ternura y llanto,
   mi Dios, mi humanado santo !
   ¿ No contemplas ?
LEONELA:                        Ya contemplo.
MARGARITA:      Contempla, pues, esto así, 2360
   mientras yo a la Virgen doy
   gracias, aunque indigna soy,
   por aquel divino sí
   que dio al cielo. ¡ Ay, rosa bella;
   que siendo Jesé el rosal 2365
   y la causa virginal,
   María al fin nació de ella;
   aquella rosa sagrada,
   por nuestra dulce ecce arcilla,
   que eternamente destila 2370
   celestial agua rosada !
   ¡ Ay, cuentas, qué provechosas
   sois a quien os satisface !
   Rosas sois de quien Dios hace
   para el alma un pan de rosas. 2375
   Con vosotras me recreo,
   que sois mi consuelo, en fin,
   y como por un jardín
   por vosotras me paseo.
   Como Dios es hortelano 2380
   y su gracia la que os riega,
   nunca el duro invierno os llega,
   siempre gozáis del verano.
   Primavera sois de bienes,
   siempre sois florido mayo. 2385
LEONELA:      (¡ Válgate Dios ! Por lacayo          Aparte
   qué buenas piernas que tienes.)
MARGARITA:      ¿ Qué es eso ?
LEONELA:                          Estoy contemplando.
MARGARITA:      ¿ En la embajada ?
LEONELA:                              ¿ Pues no ?
   (En la que Lelio me dio.)            Aparte 2390
MARGARITA:      ¿ Qué dices ?
LEONELA:                      Digo, que ando
   agora en cuando del cielo
   el ángel se despedía
   de los deudos que tenía,
   haciendo jornada al suelo, 2395
   lo que llorarían con él.
   Paréceme que los veo
   decir, "Que volváis deseo
   muy rico de allá, Gabriel.
   Guardaos de murmuradores, 2400
   calcillas y bigotillos,
   conventuales de corrillos
   y academias de censores.
   Que aunque sois un San Gabriel
   han de murmurar de vos, 2405
   pues no perdonan a Dios
   ni a sus ministros con El.
   Apartaos de los poetas,
   aunque hay tantos, que no sé
   si podréis, pues ya se ve 2410
   entre agujas y banquetas
   Apolo, por su desastre,
   y el zapatero se mete
   a darle con el tranchete
   y con su tijera el sastre." 2415
MARGARITA:      Leonela: los que acá
   bajan siempre gozan la presencia
   de Dios y su eterna esencia;
   no hay llanto allá,
   no trabajan.
LEONELA:                        ¿ Luego no se despidió 2420
   el ángel de esotros bellos ?
MARGARITA:      Si estaba siempre con ellos,
   ¿ para qué ?
LEONELA:                    Engañéme yo.

Ruido de dentro de carrera

   Mas ¿ qué es esto ? Carrerita,
   no la pienso yo perder. 2425
MARGARITA:      ¿ Dónde vas ?
LEONELA:                      A ver correr.
MARGARITA:      ¿ Estás loca ?
LEONELA:                      Estoy contrita.
   Pero esto de cascabeles
   inquiétanme de ordinario.
MARGARITA:      Cuando rezas el rosario, 2430
   ¿ es justo que te desveles
   en cosas vanas ? ¿ Qué intentas ?
LEONELA:      Todo es pura devoción,
   pues los cascabeles son
   redondos como las cuentas, 2435
   y de los dos imagino
   que son, y no es dicho en vano,
   el pretal rosario humano,
   y ese otro pretal divino.

Sacan PINARDO y ALBERTO a VALERIO desmayado

PINARDO:      Si es verdad que vive en vos 2440
   la piedad con que Florencia
   vuestra fama reverencia,
   y amando ya a lo de Dios,
   sois al mundo ejemplo nuevo
   que vuestra vida acredita, 2445
   no es posible, Margarita,
   que, mirando este mancebo
   cuál está de una caída
   que dió un caballo corriendo,
   su desgracia socorriendo 2450
   no intercedáis por su vida.
   Pruebe en vos la devoción
   lo que médicos no pueden.

Vase PINARDO

ALBERTO:      Vuestras oraciones queden
   con él, pues bastantes son 2455
   a volverle en sí, y Leonela
   y yo iremos a buscar
   agua con que despertar
   su desmayo.
LEONELA:                      ¿ Qué cautela
   es ésta ?
ALBERTO:                      Por agua ven, 2460
   y sabráslo de camino.
LEONELA:      Ir por ella determino
   al mar.
ALBERTO:                    Y estarále bien
   a Valerio, porque tardes,
   que no es el suyo desmayo. 2465
LEONELA:      ¿ No ? Pues ¿ qué ?
ALBERTO:                        Amoroso ensayo.
   Oye, y ven, porque no aguardes.

Vanse estos dos

MARGARITA:      ¿ Qué enmarañada invención
   quiere inquietar mi sosiego ?
   Junto a la pólvora el fuego, 2470
   la hacienda junto al ladrón.
   Si es Valerio, y la ocasión
   puede tanto, ¿ qué he de hacer ?
   Agua fueron a traer
   los que de mí no hacen caso; 2475
   traigan agua, que me abraso
   sin saberme defender.
   ¿ Iréme de aquí ? Mas dejo
   a Valerio desmayado,
   y si le halla en este estado, 2480
   ¿ qué dirá mi padre viejo ?
   Quedarme no es buen consejo,
   pues no irme ni quedarme
   y consentir abrasarme
   mi afrenta vuelvo a temer, 2485
   que estoy sola, soy mujer
   y no hay que poder fiarme.
   ¡ Ah Leonela ! Pero fue
   por agua y no volverá,
   que sobornada estará 2490
   porque a mi mal tiempo dé.
   Aconsejadme, ¿ qué haré,
   cielos piadosos aquí ?
   ¿ Huiré este peligro ? Sí,
   que si Valerio cayó 2495
   no es razón que caiga yo
   y que me lleve tras sí.
   Desmayado está, no quiero
   aguardar a que en sí vuelva,
   y que torpe se resuelva 2500
   a lo que intentó primero.
VALERIO:      Espera, entrañas de acero,
   si te obligan a esperar
   lágrimas que despertar
   este desmayo han podido. 2505
   ¿ Es posible que yo he sido
   quien tuvo en tu amor lugar ?
   Mas sí, que en esta desgracia,
   no tan por peligroso hallo
   la caída de un caballo 2510
   como el caer de tu gracia.
   La hermosura que te agracia
   no es razón que esté empleada
   en la vida despreciada
   que con este traje adquieres, 2515
   porque no te digan que eres
   la bella malmaridada.
   Yo fui tu primero dueño,
   ser quiero tu esposo ahora.
   Valerio es el que te adora, 2520
   aunque en méritos pequeño.
   El alma otra vez empeño
   que a los principios te di.
   No es bien que borres así,
   entre esa estameña obscura, 2525
   Margarita, una hermosura
   de las mas lindas que vi.
MARGARITA:      Valerio: volved en vos;
   mudad de intento y estado;
   por Dios sólo os he dejado, 2530
   no hagáis competencia a Dios.
   Solos estamos los dos,
   si pasar la vida en flores
   queréis, no las hay mejores
   que las que en mis cuentas veis. 2535
   Aquí amores hallaréis
   si habéis de tomar amores.
   Si de mi pasado yerro
   os vine cómplice a hacer,
   locura será volver 2540
   al vómito como el perro.
   A Dios por amante encierro.
   Dentro del alma le oí
   decirme, "Mi gracia os di,
   y pues que entre los del mundo 2545
   soy amante sin segundo,
   no dejéis por otro a mí."
VALERIO:      Pues si por ruegos no basto,
   por fuerza hoy crÜel verás
   del mal pago que me das 2550
   un castigo poco casto.
   En balde palabras gasto,
   y de intento o vida muda.
MARGARITA:      ¡ Cielos ! ¿ No hay quien me dé ayuda ?

Sale LELIO con el bordón desenvainado

LELIO:      ¿ Cómo te puede faltar, 2555
   donde yo estoy, que a estorbar
   tu agravio quiere que acuda ?
MARGARITA:      ¡ Lelio en mi casa ! ¿ Qué es esto ?
VALERIO:      ¿ Qué ha de ser, sino señal,
   hipócrita desleal, 2560
   de tu trato deshonesto ?
   Tu fama en el vulgo has puesto
   hasta el cielo, y escondido
   tu vil galán atrevido.
   A tu viejo padre engañas 2565
   que con tan torpes hazañas
   tu santidad ha fingido.
   El hábito honesto deja,
   que para Dios no hay engaño;
   pues para hacer mayor daño 2570
   viene el lobo en piel de oveja.
   Vuelve a tu costumbre vieja,
   pues no tienes que perder,
   y volverá el vulgo a hacer
   burla de tu torpe vida, 2575
   que la honra una vez perdida
   mal la cobra una mujer.
   Con Lelio en público trata,
   si en secreto a hablarte vino,
   que bien viene un peregrino 2580
   con una falsa beata.
LELIO:      Mientes, y refrena o ata
   la lengua descomedida,
   o quitaréte la vida.
VALERIO:      Aquí no, vente tras mí 2585
   porque satisfaga en ti
   tu atrevimiento y mi herida.
   Y tú, hipócrita, no dudes,
   pues tan convertida estás,
   que he de ocuparme de hoy más 2590
   en pregonar tus virtudes,
   y aunque a su casa acudes
   a servir a Dios, desde hoy
   haré en la ciudad que estoy
   que sus vecinos te alaben. 2595
LELIO:      Ya sabes a lo que saben
   mis manos.
VALERIO:                    Ven.

Vase VALERIO

LELIO:                        Tras ti voy.
   Margarita, no es razón,
   ya que en tu defensa cuerda
   la vida pierda, que pierda 2600
   antes de ella la ocasión.
   Si una justa obligación
   a mi amor basta a moverte,
   y el salir a defenderte
   te mueve, paga mi fe, 2605
   o antes que me la dé
   Valerio verás mi muerte.
   Sólo tu amor ha podido
   disfrazarme como ves;
   tu amor, Margarita, es 2610
   quien hoy aquí me ha escondido.
   Valerio se va ofendido
   a decir por la ciudad
   que con fingida amistad
   pagas mi amor torpemente, 2615
   y pues le ha de creer la gente,
   haz su mentira verdad.
MARGARITA:      No permitas, Lelio, que haga
   a Dios y al rosario ofensa.
LELIO:      No he de forzarte; mas piensa 2620
   que si así mi amor se paga,
   ha de acabarme esta daga,
   y hallándome aquí sin vida,
   la ciudad, de ti ofendida,
   te llamará descompuesta, 2625
   con Valerio deshonesta
   y conmigo mi homicida.
   Paga bien voluntad tanta.
MARGARITA:      ¡ Oh, torcida inclinación !
   ¡ Oh, fuerza de la ocasión ! 2630
   Sola estoy, Lelio, levanta
   devoción piadosa y santa.
   ¿ Qué lobo deja la presa
   por más que ayunar profesa ?
   ¿ Qué tesoro el avariento, 2635
   o qué manjar el hambriento
   cuando le ponen la mesa ?
   Soy mujer, bástame el nombre,
   frágil es mi natural.
   Ni acero ni pedernal 2640
   será razón que me nombre.
   De la costilla del hombre
   la mujer recibió el ser,
   al centro quiero volver
   que mi inclinación dispone, 2645
   Dios y el rosario perdone.
LELIO:      ¿ Qué ? ¿ Mi amor vino a vencer ?
   Déjame poner la boca
   en estas manos, los brazos
   sean de este cuello lazos 2650
   donde mi alma su bien toca.

Salen LEONELA y ALBERTO con agua

ALBERTO:      ¡ Ay mudanza torpe y loca !
   A buen tiempo el agua viene
   si acaso sed tu ama tiene,
   que habrá sido el calor mucho. 2655
   Mas, ¿ qué veo ?
LEONELA:                        Y yo ¿ qué escucho ?
ALBERTO:      Hecho me he quedado grulla
   en un pie. ¿ Con quién se arrulla
   la santa ?
LEONELA:                    Es un avechucho
   que en figura de romero 2660
   no le conoce Galván.
ALBERTO:      ¿ No es Lelio éste, aquel galán
   de Margarita ? ¿ Qué espero ?
LEONELA:      ¿ Y el desmayado ?
ALBERTO:                          Eso quiero
   preguntar.
LEONELA:                      Gentil ensayo. 2665
ALBERTO:      Mas que tienes su lacayo
   con el mismo fingimiento
   aquí.
LEONELA:      Como se lo cuento.
ALBERTO:      Pues yo también me desmayo. 2670
LEONELA:      ¿ Dónde Valerio estará ?
ALBERTO:      Saberlo será mejor.
LEONELA:      ¡ Ay, señora, mi señor !
ALBERTO:      ¿ Cómo ?
LEONELA:                En la sala entra ya.
ALBERTO:      Leonela, dime: ¿ no habrá 2675
   desván o zaquizamí
   adonde me escondas ?
LEONELA:                              Sí.
   ¡ Eh, lo que ha de hacer el viejo !
   Mas haga, allá me los dejo.
ALBERTO:      Escóndeme.
LEONELA:                    Ven tras mí. 2680

Vanse los dos.    Sale CLEANDRO y halla abrazados a MARGARITA y LELIO

CLEANDRO:      ¿ Valerio descolorido
   de mi casa y descompuesto
   contra mis canas ? ¿ Qué es esto ?
   ¿ Aún no ha escarmentado herido ?
   Pero no sin causa ha sido, 2685
   según lo que llego a ver.
   A inconstancia de mujer
   no es mucho sienta los lazos
   si toma el honor abrazos
   que otra vez vuelva a caer. 2690
   Pidan eterna quietud
   al mar donde no hay sosiego,
   flores y hierbas al fuego,
   prudencia a la juventud,
   a la enfermedad salud, 2695
   verdades al mercader,
   seguridad al poder
   y humildad a la riqueza,
   como no pidan firmeza,
   ni palabra a la mujer. 2700
   ¡ Qué presto te arrepentiste
   de la virtud que profesas !
   Al vicio pusiste presas,
   pero presto las rompiste !
   La estameña que se viste 2705
   no es honra en ti, mas baldón,
   que el hábito y religión
   no hace santo al que le muda,
   si al vestirle no desnuda
   su perversa inclinación. 2710
   También tú te has disfrazado,
   pero bien fue que viniera
   un romero a una ramera
   como ella disimulado.
   Corta estación has andado 2715
   para el traje que desdora
   tu fama; mas porque ahora
   excuses jornada tanta,
   por no ir a la casa santa
   vienes a la pecadora. 2720
   A tan devota estación
   justo es que luces encienda,
   yo encenderé con la hacienda
   la imagen de devoción.
   No ha de haber más ocasión 2725
   en mi casa de pecar,
   toda la quiero abrasar,
   aunque la vida me cueste,
   que es hacienda al fin de peste
   y la manda el juez quemar. 2730
   Sacar de aquí una hacha quiero.

Descubre a BRITON, de peregrino, y a ALBERTO y en medio a LEONELA

BRITON:      ¡ Par Dios, que nos ha cogido !
CLEANDRO:      ¿ Qué es esto ?
BRITON:                          No es nada, un nido
   de chinches en agujero,
   un San Roque, soy romero. 2735
ALBERTO:      Yo a su mastín me acomodo.
LEONELA:      Y yo vengo a hacer de todo
   mi figura en el retablo,
   que en casa en que vive el diablo
   anda a lo del diablo todo. 2740
CLEANDRO:      ¿ Qué hacéis de esa suerte ?
BRITON:                                        Al son
   que nos hacen nuestros amos,
   también los mozos bailamos.
CLEANDRO:      ¿ Vio el mundo tal perdición ?
   Ya ni hay seso ni hay razón 2745
   que darme la muerte impida.
   ¡ Ay casa ! ¡ Ay honra perdida !
   ¡ Ay hija torpe y liviana !
   Si fray Domingo no os sana,
   yo me quitaré la vida. 2750

Vase

LELIO:      No he tenido para hablalle
   cara ni lengua.
MARGARITA:                          Eso puede
   la razón que al vicio excede,
   y le enfrena porque calle.
   No sé como he de miralle 2755
   al rostro desde hoy.
LELIO:                              Repasa
   la violencia que me abrasa,
   a pesar de mi valor,
   y obligaráte mi amor
   a dejar por mí tu casa. 2760
   Tu padre es determinado
   y está indignado contigo,
   sólo la muerte es castigo
   del padre o marido honrado;
   pues si a fray Domingo ha dado 2765
   de estas liviandades cuenta,
   ¿ cómo sufrirás la afrenta
   con que es fuerza te dé en cara ?
   Huye, que su mal repara
   quien ha pecado y se ausenta. 2770
   En Nápoles viviremos,
   que es Babilonia del mundo.
   Huye el ímpetu segundo
   de tu padre.
MARGARITA:                      ¡ En qué de extremos
   los que pecamos caemos ! 2775
BRITON:      Leonela, yo me despido;
   títeres habemos sido
   en tu confuso retablo.
ALBERTO:      Si el viejo vuelve, algún diablo
   le aguarde.
BRITON:                      Algún descosido. 2780
LEONELA:      Entrense acá, que les quiero
   decir a los dos un poco.
BRITON:      ¡ Que me traiga ésta hecho un loco !
ALBERTO:      ¿ Y yo no ando al retortero ?
BRITON:      Ahora bien: compañero, 2785
   alcancemos dos bocados
   amigos y conformados.
ALBERTO:      ¿ Y si de palos nos dan ?
BRITON:      GradÜado de galán
   quedarás.
ALBERTO:                    ¡ Fuego en los grados ! 2790

Vanse BRITON, ALBERTO y LEONELA

LELIO:      ¿ Qué determinas ?
MARGARITA:                              Forzoso
   lo que dices ha de ser;
   morir quiero y no me ver
   ante el rostro riguroso
   de mi padre.
LELIO:                      Venturoso 2795
   fin has dado a mi amor hoy;
   pues esperándote estoy,
   ¿ qué aguardas ?
MARGARITA:                        ¡ Ay amor loco !
   Déjame aquí sola un poco.
LELIO:      Date prisa.
MARGARITA:                      Tras ti voy. 2800

Vase LELIO

MARGARITA:      Virgen divina, si mi vida exenta
   de mi casa me saca en que habéis sido
   huéspeda mía un año que he cogido
   rosas de aquel jardín que el bien aumenta;
   ya que me parto por huír mi afrenta, 2805
   puesto que cuenta no me hayáis pedido,
   tornadla, no digáis que me despido
   haciendo sin la huéspeda la cuenta.
   Cuentas os debo de hoy, que no he rezado;
   pero, Señora, aún no es pasado el día, 2810
   mas no queréis que os pague en este trance.
   Mal viene la oración con el pecado;
   huír es lo mejor, Virgen María,
   mas temo vuestro alcance no me alcance.

Va a ir y se cae

   ¡ Jesús, mil veces ! ¡ Caí ! 2815
   El chapín se me torció,
   en fe de que también yo
   con él la virtud torcí.
   Mal suceso ha de tener
   amor que empieza en azar, 2820
   si es agÜero el tropezar,
   cielos, ¿ qué será el caer ?
   ¡ Ay, si mi dicha quisiera
   que, cayendo de un chapín,
   pues es corcho, vano al fin, 2825
   de mi vanidad cayera,
   y por excusar la afrenta
   que de huir conseguiré,
   se quedara mi honra en pie
   y yo cayera en la cuenta ! 2830
   Ahora bien, Lelio perdone,
   y su amoroso interés,
   pues adivinan los pies
   el lazo que amor les pone.
   Y a la virtud reducida, 2835
   pues que libre me levanto,
   sirva de freno al espanto,
   si temo la recaída.
   Mas ¿ con qué vergÜenza puedo
   aguardar la reprensión 2840
   de quien con tanta razón
   me amenaza si aquí quedo ?
   Todo el gusto lo atropella;
   si aquí a mi padre esperara,
   jamás alzara la cara, 2845
   pues me ha de dar siempre en ella
   con el honor que le quita
   mi liviandad. ¡ Ay, Amor !
   ¿ Qué haré ? Quedarme es mejor.
   ¡ Viva la honra !

De dentro

LELIO:                        ¡ Ah, Margarita ! 2850
   ¿ Así cumples tu promesa ?
MARGARITA:      ¡ Ay, cielos ! Lelio me llama,
   Valerio a voces me infama,
   mi vicio el vulgo confiesa;
   Fray Domingo de Mendoza, 2855
   si aguardo su reprensión,
   ha de ser mi confusión,
   mi inclinación libre y moza.
   Puede infinito conmigo.
   Mi padre ha vuelto en furor 2860
   todo su pasado amor,
   y es bien tema su castigo.
   Todo lo reparo huyendo;
   adiós casa, adiós vejez;
   honra, adiós.    ¡ Caí otra vez ! 2865
   ¿ Qué aguardo ? Mas ¿ qué pretendo ?
   Si en la primera caída
   Pablo su remedio funda,
   cayendo yo la segunda,
   ¿ qué espero en tal recaída ? 2870
   Pero en tan confuso abismo
   por menos difícil hallo
   caer Pablo del caballo
   que el pecador de sí mismo.
   Aunque no le imito yo 2875
   por ser más frágil mi ser,
   que, en fin, Pablo, con caer,
   de su presunción cayó.
   Ea, sospecha ligera,
   de vuestro padre el furor 2880
   huíd, pues os guía Amor
   y Lelio amándome espera.
   ¡ Jesús, caí ! ¿ Dónde voy ?
   Mas ¡ ay, torpeza perdida,
   si va de tres la vencida, 2885
   vencida y en tierra estoy !
   No me puedo levantar,
   ¡ ah intenciones desbocadas !
   Dios os da de sofrenadas
   ¿ y el freno queréis quebrar ? 2890
   Póngaos su castigo miedo.

Sale un mancebo muy galán, que es el ANGEL de la guarda, y levanta a MARGARITA

ANGEL:      Si su justicia os espanta,
   mi Margarita, levanta.
MARGARITA:      Gallardo joven, no puedo.
   Tullida estoy y con duda 2895
   de volver en mí jamás.
ANGEL:      Por tí sola no podrás
   si la gracia no te ayuda.
MARGARITA:      ¿ Y podré con ella ?
ANGEL:                                  Sí.
MARGARITA:      ¿ Pues quién me la dará ?
ANGEL:                                    Llega, 2900
   que Dios su gracia no niega
   al que hace lo que es en sí.
MARGARITA:      Mejor fuera no caer;
   pues, aunque favor me ofreces,
   si he caído ya tres veces, 2905
   ¿ cómo me podré tener ?
ANGEL:      Con la gracia de Dios santa.
MARGARITA:      ¿ Cómo he de volver en mí
   si tercera vez caí ?
ANGEL:      Quien no cae no se levanta. 2910
   No hay natural tan robusto
   que pueda tenerse en pie.
MARGARITA:      Bello mancebo, ya sé
   que siete veces cae el justo;
   mas no de caídas tales 2915
   que pierda en cada caída
   la esperanza con la vida,
   pues las suyas son veniales,
   mas las mías son de muerte.
ANGEL:      El gigante que luchaba, 2920
   de la tierra que tocaba
   se levantaba más fuerte.
   Dame la mano, que así
   no volverás a caer.
MARGARITA:      ¿ Quién eres tú, que a encender 2925
   mi pecho vienes aquí,
   desde que tu mano toca
   las mías ?    Dichoso empleo,
   desde que tus ojos veo,
   desde que vierte tu boca, 2930
   no palabras, sino almíbar,
   desde que tus labios bellos
   contemplo y en tus cabellos
   arma lazos de oro Tíbar,
   tan perdida estoy de amor, 2935
   que en lugar de arrepentirme
   y a la enmienda reducirme
   que me predica el temor,
   sea dicha o sea desgracia,
   a no tenerme tú, hiciera 2940
   amor que otra vez cayera,
   por solo caerte en gracia.
   ¿ Quiéresme decir, señor,
   quién eres ?
ANGEL:                        Quien por quererte
   ha dado entrada la muerte. 2945
   Soy un fénix del Amor
   que, muerto por los desvelos
   con que mis méritos tratas,
   hoy a tus manos ingratas
   me rinden preso los celos. 2950
MARGARITA:      ¿ Celos de mí ? Juraré
   que no te he visto en mi vida.
ANGEL:      ¡ Ay, Margarita perdida !
   ¿ No me has visto ? Pues yo sé
   hasta el menor pensamiento 2955
   de tu amoroso cuidado,
   y trayéndome a tu lado
   en fe del amor que siento
   y que le pagues aguarda,
   tanto te ha dado en celar, 2960
   que me pudieras llamar
   al propio tu ángel de Guarda.
MARGARITA:      En la celestial belleza
   con que a amarte me provoco,
   ángel eres, y aún es poco. 2965
   Si celos te dan tristeza,
   piérdelos, mi bien, que ya
   Lelio es mi muerte y Valerlo
   mi tormento y vituperio.
   Sólo en mi pecho hallará 2970
   entrada alegre y sÜave
   tu amor, que por dueño queda,
   y por que otro entrar no pueda,
   cierra y llévate la llave.
ANGEL:      Si tal reciprocación 2975
   halla en ti mi voluntad
   gozar quiero tu beldad
   y no perder la ocasión,
   en tu tálamo amoroso
   me hallarás, sígueme luego. 2980

Vase el ANGEL

MARGARITA:      En otro amor, otro fuego
   otro cuidado sabroso,
   diverso del que hasta aquí
   abrasar el alma siento.
   ¡ Ay sÜave encantamento ! 2985
   ¿ Qué es esto que siento en mí ?
   ¿ Hay semejante hermosura ?
   ¿ Hay gracia más pegajosa ?
   ¿ Hay lengua más amorosa ?
   ¿ Hay más donosa cordura 2990
   que para niño tan cuerdo,
   tan grave y tan cortesano ?
   No hay que hablar, aquí me gano,
   si por él desde hoy me pierdo;
   aunque caí no me espanta 2995
   pues me levantó el temor,
   que en los sucesos de amor
   quien no cae, no se levanta.

Tire una cortina y esté el ANGEL acos- tado en una cama

   Aquí ha de ser el empleo
   de toda mi voluntad, 3000
   aquí espera la beldad
   que adoro, mas ya le veo.
   Y no entiendo lo que es esto,
   pues, en tan dichoso paso,
   siento que por él me abraso 3005
   y el fuego es santo y honesto.
   Tan diferente motivo
   me rinde la libertad
   que soy toda voluntad
   sin tener el sensitivo 3010
   apetito entrada aquí.
   Mi bien, mi luz, mi regalo,
   ¡ que a mereceros me igualo !
ANGEL:      Margarita, advierte en mí
   y las ventajas verás 3015
   que llevo a los que has querido
   y amantes tuyos han sido.
   Y si persuadida estás
   a ser mi querida esposa,
   no en tálamos de la tierra, 3020
   donde amor no es paz, que es guerra,
   sino entre el jazmín y rosa
   del deleite que es eterno,
   nos hemos de desposar.
MARGARITA:      Si vos me habéis de guiar, 3025
   galán cuerdo, amante tierno,
   vamos donde vos gustéis,
   que ya sin vos todo es vano.
ANGEL:      Dame de esposa la mano.
MARGARITA:      En ella el alma tenéis. 3030
ANGEL:      Sígueme, pues, que encamina
   el cielo tus dichas todas.
MARGARITA:      ¿ Dónde vamos ?
ANGEL:                          A unas bodas
   donde es Virgen la madrina,
   y su tálamo un rosal 3035
   cuyas rosas acrecientas
   cuando rezas en sus cuentas.

Sube desde la cama el ANGEL al cielo y lleva consigo a MARGARITA

MARGARITA:      ¡ Ay, esposo celestial !
   Si a tal suerte, a dicha tanta
   llega a gozaros mi vida, 3040
   diga mi feliz caída
   quien no cae no se levanta.

Salen LISARDA, VALERIO y LELIO, desenvainadas las espadas, y ROSELIO

LISARDA:      Primo mio, esposo caro,
   si sois una sangre mesma,
   ¿ por qué queréis derramarla 3045
   en mi daño y vuestra ofensa ?
   Mis lágrimas pongan paz
   en esta civil pendencia,
   que espadas son de dos filos
   que mis ojos a hilos riegan. 3050
   No haya más.
VALERIO:                      Falso cuñado,
   que al nombre las obras muestra,
   la muerte tengo de darte
   a la entrada de estas puertas,
   por donde en agravio mío 3055
   entran mi enojo y tu afrenta.
LELIO:      Habla menos y obra más.
ROSELIO:      ¡ Que con vosotros no puedan
   mi autoridad ni mis canas !
   Soltad las armas inquietas. 3060

Sale LEONELA

LEONELA:      ¡ Milagro, milagro extraño !
   Hagan tocar en iglesias,
   en monasterios y ermitas
   las campanas vocingleras;
   entrad, veréis maravillas. 3065
VALERIO:      ¿ Qué confusiones son éstas ?
LEONELA:      Entrad, veréis el milagro
   de mi casa.
ROSELIO:                    ¿ Qué voceas ?
LELIO:      ¿ No sabremos lo que es esto ?

Salen CLEANDRO, ALBERTO y BRITON

CLEANDRO:      Las armas, Valerio suelta, 3070
   que cuando el cielo hace paces
   no es bien que riña la tierra.
   El acero, Lelio, envaina,
   porque no es ocasión ésta
   de aceros duros y helados, 3075
   sino de pechos de cera.
   Margarita que, vencida
   de la ocasión hechicera,
   mujer en el nombre frágil,
   pero gigante en las fuerzas, 3080
   irse a Nápoles con Lelio
   quiso, y dejar a Florencia,
   según el Guzmán Domingo
   me ha dado dichosa cuenta,
   amparándola el rosario 3085
   y el ángel Pastor que enseña,
   cuando van descarriadas,
   el camino a sus ovejas,
   cuando se iba desbocada,
   tiró las airadas riendas. 3090
   dando con sus vanidades
   y amor tres veces en tierra.
   Y cuando desesperada
   imitar a Caín ordena,
   en traje de su galán, 3095
   que es el que más le contenta,
   se le aparece y levanta
   y a un jardín bello la lleva
   donde, transformando en rosas,
   está la Virgen sus cuentas, 3100
   sueltos los cabellos de oro
   que, como las almas suelta,
   que en ellos tuvo cautivos
   y no quiere que más prenda,
   los saca libres al aire 3105
   de una red de oro y de seda,
   desmayada del amor
   divino, en la cama se echa,
   que mullen las mismas rosas,
   sin que haya espinas en ellas, 3110
   y con la esposa diciendo
   cuando con Dios se requiebra,
   "Cercadme, Señor, de flores,
   rosas del rosario vengan,
   y sirvan de manzanillas 3115
   por fruto dulce sus cuentas."
   En el sueño con que el justo
   quiere su esposo que duerma,
   quedó a la cosa del siglo,
   pero para Dios despierta. 3120
VALERIO:      Si esto es así, cesen, Lelio,
   vuestros enojos, pues cesa
   la causa. Dadme esos brazos.
LELIO:      Y con ellos paz perpetua.
ROSELIO:      ¡ Gran mudanza !
CLEANDRO:                        Y gran ventura. 3125
LISARDA:      Ya se acabó mi tristeza,
   mi temor, mi llanto y celos.
CLEANDRO:      Vida loca y muerte cuerda.
LEONELA:      Señor de mi corazón,
   desde hoy ha de ser Leonela 3130
   una santa Catalina.
   No más burlas, todo es veras.
   Mujer convertida soy,
   diez mil maravedís vengan,
   dote de gente traída. 3135

Descubren un jardin arriba con muchas rosas, y en él, echada, a MARGARITA, sueltos los cabellos, con un Cristo, como pintan a la Magdalena, los ojos en el cielo

CLEANDRO:      Para que cumplidos sean
   vuestros deseos, mirad
   el jardín que a Dios recrea,
   donde es rosa Margarita.
ROSELIO:      Lágrimas, servid de lenguas 3140
   para dar gracias a Dios.
LISARDA:      Rosario, hazañas son vuestras;
   no en balde os quiero yo tanto.
ROSELIO:      De vuestro hábito y librea
   tengo de ser, Orden santa. 3145
CLEANDRO:      Y yo, porque buen fin tenga
   mi vejez, dándoos los brazos,
   quiero que en la Orden mesma,
   en hermandad religiosa,
   nuestra enemistad fenezca. 3150
BRITON:      Según eso motilones
   nos cabe ser.
ALBERTO:                        Como vengan
   las llaves del refectorio
   a mi cargo y la bodega.
BRITON:      Yo escojo la portería, 3155
   que en fin han de entrar en ella
   los regalos, que alcabala
   pagan al que está a su puerta.
LEONELA:      Yo también escojo ser
   desde ahora hospitalera. 3160
BRITON:      Por comerte los bizcochos
   y andar catando conservas.
LELIO:      Ya, Lisarda de mi vida,
   no tengo de hacerte ofensas,
   sino adorarte y tenerte 3165
   por espejo de Florencia.
LISARDA:      Para que esté todo en paz,
   y Valerio estado tenga,
   con Matilde se despose,
   tu hermana.
LELIO:                    Como él lo quiera, 3170
   en ello ganaré mucho.
VALERIO:      Si mi padre da licencia,
   el sí la doy con el alma.
ROSELIO:      Para largos años sea.
CLEANDRO:      No desespere el caído 3175
   que, aunque más pecados tenga,
   quien no cae no se levanta.
   Margarita ejemplo sea.


FIN DE LA COMEDIA