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Tirso de Molina
Palabras y plumas

Personas que hablan en ella:
  • MATILDE, princesa de Salerno
  • PROSPERO, príncipe de Taranto
  • Don IÑIGO, caballero español
  • El REY de Nápoles, don FERNANDO I
  • SIRENA
  • LAURA
  • GALLARDO, lacayo
  • El DUQUE de Rojano
  • LISENO
  • RUGERO
  • TEODORO
  • LAURINO
  • Un CRIADO
  • ACOMPAÑAMIENTO


ACTO PRIMERO

Salen PROSPERO, bizarro, con muchas plumas, y MATILDE

MATILDE:        ¡ Ah, príncipe de Taranto !
    ¡ Próspero, señor, mi bien !
    Espera, el paso deten.
    o anegaráte mi llanto
PROSPERO:        Siendo el desengaño tanto, 5
    ya mi sufrimiento pasa,
    por mas que tu amor me abrasa,
    las leyes de mis desvelos;
    mas ¿ cuándo huyeron los celos
    que no volviesen a casa ? 10
    ¡ Ingrata ! ¿ Qué es lo que quieres ?
    ¿ Para qué a voces me llamas ?
    Cuando a don Iñigo amas,
    ¡ finges que por mi te mueres !
    Terribles sois las mujeres, 15
    pues a la sombra imitáis,
    y como ella, cuando amáis,
    leves, del que os sigue huís.
    Al que os desprecia seguís,
    al que os adora engañáis. 20
    Si el alma a un español das,
    ¿ por qué en mí tu amor ensayas ?
MATILDE:        Injúriame, y, no te vayas.
    Poco has dicho, dime más.
    Mientras que presente estás, 25
    tengo vida; y solo el rato
    que ausente mi amor retrato,
    no hay para mi mal paciencia.
    Compre a injurias tu presencia
    mi amor, que lance es barato. 30
    ¿ De qué estás, mi bien, quejoso ?
    ¿ Quién ha podido ofenderte ?
    Que puesto que vivo en verte
    amante cuanto celoso,
    como pende mi reposo 35
    del tuyo, aunque así aseguras
    la fe que en celos apuras,
    si hace el gasto tu pesar.
    No pretendo yo comprar
    a tu costa mis venturas. 40
PROSPERO:        Cautelosa persÜades
    favores con que me enciendes.
    ¿ Por qué mentiras me vendes
    con máscaras de verdades ?
    Afeitadas crueldades 45
    tiranizaron mis años;
    no desmientas desengaños
    que han de hacer en tus mudanzas
    por dilatar esperanzas
    mas incurables mis daños. 50
    Ya con el pleito saliste.
    Lo que no han hecho soldados,
    bastaron a hacer letrados.
    Con ellos al fin venciste.
    Si mi amor entretuviste 55
    hasta gozar su gobierno,
    princesa eres de Salerno.
    Estado tienes bastante
    con que enriquecer tu amante,
    más dichoso, no más tierno. 60
    Ya yo sé que en esta empresa,
    si fingiste amarme tanto,
    fue por verte de Taranto,
    siendo mi esposa, princesa;
    pues Salerno te confiesa 65
    por tal, y perdió Rugero
    por libros lo que el acero
    ganó e impides que cobre,
    goza a don Iñigo pobre,
    español y lisonjero. 70
    Entronícese en tu estado;
    que la que es rica y se casa
    con pobre, lleva a su casa
    en un marido un criado.
    Su hacienda ha desperdiciado 75
    en la firme pretensión
    de tu amor; y ansí, es razón
    que premies su intento casto;
    pues amor con tanto gasto
    te obliga a restitución. 80
MATILDE:        Puesto que me haya el derecho
    que tengo a Salerno dado
    la posesion de su estado,
    que Rugero había deshecho,
    ¿ a qué propósito ha hecho 85
    argumentos tu malicia
    contra la clara noticia
    que sabes de mi valor,
    echando a mi noble amor
    sambénitos de codicia ? 90
    Tan lejos de apetecer
    tu estado estoy por quererte,
    que quisiera empobrecerte
    para darte nuevo ser.
    Si estuviera en mi poder, 95
    la vida y ser te quitara,
    que luego en ti mejorara;
    para que de esta manera,
    cuanto más te engrandeciera,
    más a amarme te obligara. 100
    De don Iñigo confieso,
    puesto que en vano trabaja,
    lo que en amar se aventaja,
    pues es del amor exceso;
    mas si coligieras de eso 105
    la derecha conclusión,
    sacaras la obligación
    que a mi fe constante tienes,
    pues a él le pago en desdenes,
    y a ti con el corazón. 110
    Si yo fuera agradecida,
    y mi voluntad juzgara
    sin pasión, su amor premiara
    dándole mi estado y vida;
    pero está tan oprimida 115
    por ti, que en vez de quererle,
    aun no oso favorecerle
    con solamente mirarle.
    Mira cómo podré amarle,
    si tengo pena de verle. 120
PROSPERO:        ¿ Luego osarásme negar
    que agora cuando mantiene
    la sortija que entretiene
    a tus puertas el lugar,
    No se ha venido a cifrar 125
    en ser él favorecido
    de ti, y en que hayas salido
    con el estado que esperas ?
    Si tú no lo permitieras,
    nunca él se hubiera atrevido 130
    Al punto que en tu favor
    salió la alegre sentencia,
    en mi agravio y competencia
    hizo alarde de su amor.
    Joyas de sumo valor 135
    dio en albricias; que no hiciera
    más, si mi estado tuviera.
    ¿ Y quién negarme podrá
    que ninguno albricias da
    de lo que adquirir no espera ? 140
MATILDE:        ¿ Qué diste tú a quien la nueva
    de mi dicha te llevó ?
PROSPERO:        Abrazos el gusto dio,
    que en ti su ventura aprueba,
    promesas, que quien las lleva, 145
    presto vendrá a ejecutar.
    De plumas hice adornar
    mis pajes, porque en sus galas
    cifrase el Amor las alas
    con que al cielo ha de volar. 150
    Encarecí con razones
    y agradecí con palabras
    tu suerte.
MATILDE:                           ¡ Pródigo labras
    en mi amor obligaciones !
    Mas las que agora propone, 155
    pudieran, cuando las sumas,
    por mas que amarme presumas,
    borrar la fama que cobras;
    pues debo al español obras,
    y a ti palabras y plumas. 160
    Mas como tras ti te llevas
    la inclinación que te adora,
    una pluma tuya agora
    estimo en más que las pruebas
    gastos e invenciones nuevas 165
    de ese español, cuyo fuego
    aborrezco, aunque no niego
    que con victoria saliera,
    si en su pretensión tuviera
    un juez que no fuera ciego. 170
    ¿ Con que favores le he dado
    esperanzas, y a ti enojos,
    pues ni aun con risueños ojos
    sus servicios he mirado ?
    ¿ En qué saraos he danzado 175
    con él ? ¿ De qué formas quejas ?
    ¿ Qué coche, desde las rejas,
    músicas dando a mi calle,
    no puse, por no escuchalle,
    candados a mis orejas ? 180
    Si me tiene voluntad,
    ¿ podré quitársela yo,
    pues aun Dios no sujetó
    su albedrio y voluntad ?
    Si con liberalidad 185
    gasta y destruye su casa,
    justa, ronda, rompe, abrasa,
    ¿ ha de sacar mi rigor
    premáticas que en su amor
    y en sus gastos pongan tasa ? 190
    Si aqora corre por mí
    sortija en mi misma calle,
    y por gozarla y gozalle,
    a Nápoles trae tras sí,
    ¿ pude hacer yo mas por ti, 195
    porque satisfecho estés
    y no te enojes después,
    que despejando el balcón,
    quedar en reputación
    de ingrata y de descortés ? 200
    Anda, amores, que estás loco.
    Tener celos y encubrirlos
    es amor; pero pedirlos
    es estimarte a ti en poco.
    Si con esto te provoco, 205
    y ya tu enojo se ablanda,
    entra en la sortija, anda.
    Muestra que sales por mí.
    Dame esa pluma turquí,
    y ponte esta verde banda; 210
    que mis celos trocar quiero
    en esperanza segura.
PROSPERO:        Hechizos de tu hermosura
    cera me hacen, si fui acero.
MATILDE:        ¿ Vas seguro ?
PROSPERO:                                 Estarlo espero. 215
MATILDE:        ¿ Correrás ?
PROSPERO:                                 Por agradarte;
    mas para que pueda darte
    el premio, ¿ con qué favor
    piensas animar mi amor ?
MATILDE:        Con reírme y con mirarte 220

Vanse.     Salen el REY y RUGERO

REY:        Rugero, el pésame os doy
    de la pérdida presente,
    y tanto más triste estoy,
    cuanto os miro mas prudente
    y más cortesano. Hoy 225
    mi consejo os ha quitado
    a Salerno, defendido
    por vos como gran soldado;
    que más con vos ha podido
    que un ejército, un senado. 230
    El favor que permitió
    la justicia en él os hice.
    En fin Matilde os llevó,
    con la sentencia felice,
    el estado que os quitó. 235
    Pero pues a mi pesar
    os son contrarias las leyes,
    y no es costumbre llegar
    a dar pésames los reyes,
    pudiendo mercedes dar, 240
    conde os hago de Celano.
RUGERO:        Diré, de aquesa manera,
    señor, con César romano,
    "Si no perdiera, perdiera
    la merced que hoy por vos gano; 245
    pero en fin, sois heredero
    en el reino y el valor
    del magno Alfonso el primero
    de Nápoles, resplandor
    de la pluna y el acero. 250
    Siglo de oro fue por él.
    Los pies mil veces os beso.
REY:        Sois vasallo noble y fiel,
    y el sentimiento os confieso
    que esta sentencia crÜel 255
    me causa, pues sin Salerno,
    bajáis de príncipe a conde.
RUGERO:        Por veros, señor, cuán tierno
    vuestra alteza corresponde
    a mi lealtad, su gobierno 260
    menosprecio; pues si es cierto
    el amor que habeis mostrado
    y en vuestra privanza advierto,
    no iguala su principado
    al que en vos he descubierto. 265
    Lo que aquí sentirse puede,
    oor ser de mas importancia,
    es ver que Matilde herede
    a Salerno, y que de Francia
    la facción tan fuerte quede; 270
    que del conde de Anjou es
    deuda, y amiga en extremo,
    y pretendiendo el francés
    quitaros el reino, temo
    no salga con su interés; 275
    que si Matilde le ayuda
    y en Salerno le da entrada,
    pongo a Nápoles en duda.
REY:        Ya sé cuán apasionada
    Matilde, si no se muda, 280
    es del conde mi enemigo
    y el daño que puede hacerme.
RUGERO:        De eso soy yo buen testigo,
    y sé que el conde no duerme,
    pues trae de Francia consigo 285
    un ejército volante
    a ponernos en aprieto.
    Si con él pasa adelante,
    y el de Taranto, en efeto,
    siendo de Matilde amante, 290
    no aseguró su lealtad
    con vuestra alteza...
REY:                                          Los dos
    juraron fidelidad,
    estando delante vos,
    a mi corona.
RUGERO:                              Es verdad; 295
    pero ¿ cuándo el interés
    en juramentos repara ?
    Yo sé, que por el francés
    la princesa se declara
    de Salerno, y que después 300
    a Nápoles perderás
    siendo Matilde traidora
    como lo es; pero podrás
    poner remedio, si agora
    conmisión, señor, me das 305
    para visitar su casa.
    Cartas ofrezco traerte
    del conde, que a Italia pasa
    a instancia suya.
REY:                                       Tu suerte
    si basta hoy te ha sido escasa, 310
    te ofrece prosperidad
    notable, si aqueso pruebas.
RUGERO:        Esto es, gran señor, verdad.
REY:        Mi comisión, conde, llevas.
    Usa de mi autoridad. 315
    Su casa toda visita;
    saca a luz esa traición;
    que si a Salerno te quita,
    presto con su posesión
    tu fe y lealtad te acredita. 320
    Ven, y daréte en secreto
    la provisión que has pedido.
    Sé en su ejecucion discreto.
RUGERO:        (El estado que he perdido                 Aparte
    hoy restaurar me prometo. 325
    Con una carta fingida
    a Salerno poseeré
    sin que otro pleito lo impida.)
REY:        Siempre esta Matilde fue
    arrogante y presumida.

Vanse.     Salen don IÑIG0 y GALARDO

IÑIGO:                        Pésame hacer disparates, 330
    de mis locuras indicios
    ya que no de mis servicios.
    Quítame esos acicates;
    arroja esas galas viles
    en el fuego, su elemento. 335
    Esparce plumas al viento,
    mudables como sutiles.
    Dame una capa y sombrero
    con que cubra mi dolor.
GALLARDO:        Pues fuiste mantenedor, 340
    manten el seso primero.
    ¡ Cuerpo de Dios ! Que sin él,
    vanas sortijas mantienes.
    ¿ Qué diablos es lo que tienes,
    que me traes, sin ser lebrel, 345
    desde Nápoles aquí
    al galope, despeado ?
    Seis sortijas has llevado;
    diez premios ganar te vi.
    Toda la corte te pinta, 350
    en la gala y la destreza,
    por fénix de la belleza.
    ¿ A qué vuelves a tu quinta,
    desesperado y sin seso
    corriendo por el camino ? 355
IÑIGO:        ¡ Ay Gallardo ! Un desatino
    que ha de acabarme confieso.
    Plegue a Dios, si amase más
    a Matilde, si la viere,
    si más servicios la hiciere, 360
    si la nombrare jamás,
    que me de el acero humilde
    de un cobarde muerte infame.
    Desde hoy ninguno me llame
    pretendiente de Matilde. 365
    Nadie a Matilde me nombre
    que ni Matilde es mi dama
    ni a Matilde, mi amor llama,
    ni ya de Matilde el nombre
    obliga mi pecho humilde. 370
    Sin Matilde viviré.
    Matilde mi muerte fue.
    Líbreme Dios de Matilde.
GALLARDO:        Eso es, "No juréis, Angulo,
    juro a Dios no juro."     Dale 375
    con Matilde, mientras sale
    del alma en que la intitulo.
    ¡ Bien cumples de esa manera
    lo que acabas de jurar !
IÑIGO:        De este modo quise echar 380
    todas las Matildes fuera
    que estaban dentro del pecho.
GALLARDO:        ¿ Quedan mas ?
IÑIGO:                                       Son infinitas.
GALLARDO:        Pues si una a una las quitas,
    trabajarás sin provecho. 385
    Purgarte será mejor;
    que si tantas en ti están,
    mejor por junto saldrán
    a vueltas de esotro humor.
    ¿ Agora sales con eso, 390
    y en su servicio has gastado
    cuanta hacienda has heredado ?
IÑIGO:        No quiero gastar el seso.
GALLARDO:        ¿ El seso ? ¡ Tarde piache !
    Ojos que le vieron ir, 395
    no le verán mas venir,
    si no es que por él despache
    algún Astolfo, propicio
    ea cielo, en su libertad,
    al valle de Josafad, 400
    donde ha de ser el jÜicio;
    Que allí debe estar el tuyo
    porque si seso tuvieras,
    ni imposibles pretendieras
    --Perdona si te concluyo-- 405
    ni hubieras hecho, señor,
    los gastos que sin provecho,
    empobreciendo, te han hecho
    hijo pródigo de amor.
IÑIGO:                        Por Matilde todo es poco.
    ¡ Ojalá que más pudiera, 410
    porque más por ella hiciera !
GALLARDO:        En fin, ¿ la amas ?
IÑIGO:                                             Estoy loco.
GALLARDO:        ¿ Y el juramento ?
IÑIGO:                                                Si arraiga
    Amor, nadie echarle intente;
    que quien ama, jura y miente. 415
GALLARDO:        Jura mala en piedra caiga.
    Tu hermana a verte ha salido.
IÑIGO:        Sácame sombrero y capa.
GALLARDO:        Dispense Amor, sin ser papa,
    los votos que no has cumplido. 420

Vase GALLARDO.     Sale SIRENA

SIRENA:        ¡ Hermano !     ¡ Mantenedor,
    y antes de acabar el día
    en casa y sin compañía,
    que en fe de vuestro valor,
    venga con vos !
IÑIGO:                                             ¡ Ay Sirena ! 425
    Como mantengo rigores,
    Me acompañan disfavores,
    que apadrinan hoy mi pena.
    No se acabó la sortija;
    que Matilde desazona 430
    cuantos placeres pregona
    mi voluntad, ya prolija
    en servirla.
SIRENA:                                 ¿ Por qué azares ?
IÑIGO:        Oye de amor desvaríos;
    que siempre contentos míos 435
    se rematan en pesares.
    Murió Leonelo de San Severino,
    príncipe de Salerno, gran soldado,
    dejando sola una hija y un sobrino,
    los dos competidores de su estado. 440
    Rugero, que fue el uno, al punto vino,
    de armas, deudos y gente acompañado
    y echando a mi Matilde de Salerno,
    tomó con mano armada su gobierno.
    Decía para esto que heredaba 445
    aquel estado antiguo, solamente
    varón, y no mujer; y que alegaba
    la inmemorial costumbre de su gente.
    Matilde en contra, por razon probaba
    que el mayorazgo solo a aquel pariente 450
    que fuese mas cercano, daba nombre,
    de su señor, o fuese mujer u hombre.
    Dividióse de Nápoles la tierra
    en bandos, cada uno dando ayuda
    a su parte, parando el pleito en guerra 455
    que la aficion los naturales muda.
    Pero Rugero en la ciudad se encierra
    con las armas poniendo el pleito en duda
    defendiendo su célebre milicia
    mejor su profesion que su justicia. 460
    Mas metiéndose el papa de por medio
    al consejo de Nápoles de estado
    redujo el pleito, dando un sabio medio
    con que quedó Rugero apaciguado:
    porque fundando el fin de se remedio, 465
    en verse de Fernando el rey privado,
    con su favor creyó torcer los jueces,
    porque el poder sentencia muchas veces.
    Solo aquí la verdad fue poderosa;
    pues saliendo Matilde con su intento, 470
    quedó con el estado vitoriosa,
    frustrado de Rugero el pensamiento.
    Luego pues que la nueva venturosa
    se supo, pidió Amor a mi contento
    albricias, que quedaron a mi cargo; 475
    que no es amante noble el que no es largo.
    Mil joyas di, vestidos y dineros;
    y como si yo fuera el que heredaba,
    amigos convidaba y caballeros:
    El parabien a mi esperanza daba. 480
    En fin, mostrando que eran verdaderos
    los deseos que Amor en mí animaba
    delante de la puerta de mi dama
    a una sortija mi valor los llama.
    Mantuve en ella mi esperanza muerta 485
    y con galas, que tuvo prevenidas
    la confianza de esta dicha cierta,
    las fiestas publiqué no agradecidas.
    Los premios y el cartel fijé a su puerta
    anoche con cien hachas encendidas, 490
    y alborotado Nápoles con esto,
    con el sol madrugó al festivo puesto.
    Salí al son de trompetas y clarines,
    de deudos y padrinos rodeado,
    y hallé en balcones del amor jardines 495
    que son damas sus flores, si él su prado.
    En telas de doseles, de cojines
    --donde lo menos que hubo fue brocado--
    mostró la ostentación napolitana
    el poder de su gente cortesana. 500
    Saqué de verde y nácar el vestido,
    de manos de oro todo recamado,
    qQue de las obras símbolos han sido,
    y al silencio en los labios un candado,
    con esposas y grillos a un Cupido, 505
    que del mismo silencio coronado,
    daba este verso, pienso que discreto,
    "Obrar callando y padecer secreto."
SIRENA:        Pintaste tu amoroso sentimiento,
    y los servicios que a tu dama hiciste, 510
    discretamente.     ¡ Lindo pensamiento !
IÑIGO:        El marqués Alejandro luego asiste
    tambien de verde, aunque con otro intento;
    porque aforrado el verde en luto triste,
    dio la letra...
SIRENA:                              ¿ Y decía... ?
IÑIGO:                                                   ...de esta     suerte, 515
    "Creciera mi esperanza, a no haber muerte."
SIRENA:        ¿ Obsequias en la fiesta hizo a su dama ?
IÑIGO:        Murió su amor, muriéndose Rosela.
    El conde de Astavilla cuya fama,
    a pesar de la envidia al cielo vuela, 520
    la ropa azul de mil fuegos recama,
    y entre los cuatro vientos una vela
    sacó encendida.
SIRENA:                                 ¡ Traza peregrina !
    ¿ Y fue, hermano, la letra ?
IÑIGO:                                                            Esta latina,
    Etenam non potuerit mihi. 525
    De vientos vanos sus contrarios trata
    y a su valor la vela hizo, encendida,
    a quien ni envidia ni sospecha mata.
SIRENA:        Fue su nobleza un tiempo perseguida.
IÑIGO:        Sacó don Hugo de Aragón, de plata 530
    fina aljuba pajiza guarnecida,
    y un loco a quien el tiempo en vano cura.
SIRENA:        ¿ La letra ?
IÑIGO:                                       "Por amor, esto es cordura."
SIRENA:        De la de Amalfi dicen que es amante.
IÑIGO:        Grimaldo, a quien su dama desestima 535
    y él la sirve pacífico y constante,
    salió de pardo.
SIRENA:                                       Su trabajo anima.
IÑIGO:        La empresa lo declara.
SIRENA:                                             ¿ Y fue ?
IÑIGO:                                                               Un diamante,
    y una mano junto a él con una lima
    De acero.
SIRENA:                           Ya en el alma de ella toco. 540
    ¿ Cómo dijo la letra ?
IÑIGO:                                                   "Poco a poco."
SIRENA:        Todo lo vence amor que persevera.
IÑIGO:        De labrador, don Jaime de Moncada
    salió con un gabán de primavera.
SIRENA:        Halló su dama en Aragón casada. 545
IÑIGO:        Eso en la empresa declarar espera.
SIRENA:        ¿ Y fue ?
IÑIGO:                              Sembrar una heredad arada.
SIRENA:        ¿ Y la letra ?
IÑIGO:                                       Decía, "Amor villano
    Siembra esperanzas, y otro coge el grano."
    Hércules de Este, Adonis en las galas 550
    y en la milicia César, en un cielo
    pintó una dama, y él, haciendo escalas
    de picas y banderas, desde el suelo
    a conquistarla sube, aunque sin alas;
    que mas levanta el ánimo que el vuelo. 555
SIRENA:        ¿ La letra ?
IÑIGO:                                    De su amor ponderativa...
SIRENA:        ¿ Decia... ?
IÑIGO:                              "Aunque estuvieses más arriba..."
    No cuento las demás, por no cansarte.
    Corrí con todos, y llevé seis veces
    la sortija, y diez precios, que en tal parte, 560
    a ser los ojos de Matilde jueces,
    me condenaran.     No sabré contarte,
    porque de verme triste te entristeces,
    el pesar, mi Sirena, que mostraba
    si la sortija o precio me llevaba. 565
    Por no sufrirlo, en fin, de la ventana
    se quitó, porque en tal desdén presumas
    el fruto inútil de mi suerte vana,
    cero de Amor, si mis servicios sumas
    hasta que al fin de una hora volvió ufana 570
    por ver entrar cubierto de oro y plumas
    al de Taranto, dándole sus ojos
    colmos de gustos, como a mí de enojos.
    Vestido de los pies a la cabeza
    de mas plumas que el mayo tiene flores 575
    él y el caballo cifran su firmeza
    solo en la liviandad de sus colores.
    Pobló de lenguas de oro la riqueza
    de su alada divisa; que habladores
    en palabras y plumas su amor gastan. 580
SIRENA:        ¿ La letra ?
IÑIGO:                                    "Si le alaban, aun no bastan."
SIRENA:        Diverso fue del tuyo su conceto.
    El en palabras todo su amor precia,
    y tú en obrar callando; que es discreto
    aunque Matilde tu valor desprecia. 585
    Obrar callando y padecer secreto,
    su habladora divisa juzgo necia,
    pues de plumas y lenguas hizo alarde
    porque el parlero Amor siempre es cobarde.
IÑIGO:                        Corrió conmigo la primera lanza,
    y derribóle en medio la carrera, 590
    sospecho que su loca confianza,
    tropezando el caballo.
SIRENA:                                             Bien pudiera
    volar con tanta pluma.
IÑIGO:                                                      La venganza
    de mi amor, que le vio de tal manera,
    más cortés que soberbia a darle ayuda 595
    me manda, hermana, que lijero acuda.
    Del caballo me apeo, y que me pesa
    de su desgracia muestro; arriba subo
    con él, donde el favor de la princesa
    más amoroso que discreto estuvo. 600
    Lloró de amor y enojo, y de esta empresa
    la causa atribuyendo al que mantuvo.
    "Sólo, español, por vos, loco y prolijo
    me sucede este mal," la ingrata dijo.
    Cesar la fiesta manda, y yo de celos, 605
    agravios y desdenes provocado,
    no sé si dije injurias a los cielos;
    pero sé que bajé desesperado.
    Mandé quitar los precios y arrojélos,
    por ver mi amor cortés tan mal pagado 610
    subo a caballo, y loco y ofendido,
    me parto, y de ninguno me despido.
    Este fin han tenido, mi Sirena,
    mis servicios, mi amor, mi confianza.
    Sólo es Matilde, para darme, pena 615
    y desdenes, mujer, y no mudanza.
SIRENA:        Hecho estás a sufrir.     Tu enojo enfrena
    que la firmeza lo que intenta alcanza.
    La letra que sacaste en ti haga efeto.
    "Obrar callando y padecer secreto." 620

Sale GALLARDO, que saca la capa y el sombrero de su amo

GALLARDO:        Ponte capa y sombrero, si jardines
    quieres ver por el mar sobre carrozas
    del agua, que tiradas de delfines
    llevan al sol que en esperanzas gozas.
    Al son de chirimías y clarines 625
    Malilde y otras seis bizarras mozas,
    emulación de Venus la mas fea,
    dando a sus ondas luz, barloventea.
    En un esquife, de cristal la popa,
    con seis remeros jóvenes por banda, 630
    de casacas vestidos, leve ropa,
    pues son de raso, y el calzon de holanda
    al toro imitan robador de Europa;
    y con ellos la mar piadosa y blanda,
    sufre los remos, plumas de sus alas, 635
    dorados de los puños a las palas.
SIRENA:        A Puzol, quinta suya, aquí cercana,
    irá.     Desde el terrado puedes vella.
IÑIGO:        ¿ Yo a mujer tan ingrata, tan tirana ?
    Plegue a Dios, si pusiere mas en ella 640
    los ojos, si la viere más, hermana;
    si aunque el mar, que soberbias atropella
    volcando el barco, su rigor vengara,
    me moviera a piedad y la ayudara,
    que de sus mismos peces sea sustento. 645
    Ya, Sirena, aborrezco su hermosura.
    Próspero salga a verla; que contento
    es Próspero en el nombre y la ventura.
GALLARDO:        ¿ Qué tanto has de guardar el juramento ?
IÑIGO:        Un siglo.
GALLARDO:                           ¿ Que tahur, qué amante jura 650
    de no jugar o amar, sin volver luego
    éste a su pretensión, aquél al juego ?
SIRENA:        Yo subo a verla; que aunque mas porfíes
    haciendo a tus deseos resistencia,
    has de seguirme.
GALLARDO:                                    Nunca en votos fíes; 655
    que conmuta el Amor en penitencia.
    Ven, y verás damascos y tabíes
    que, haciendo al sol en toldos competencia,
    persÜaden al mar que es hoy en suma
    Matilde Venus, hija de su espuma. 660

Vanse SIRENA y GALLARDO.     Sale PROSPERO

PROSPERO:        Don Iñigo, ya ha llegado
    a estremo mi sufrimiento,
    que pasar de él no consiento
    a mis celos y cuidado.
    Haciendo agravio a mi amor, 665
    nota de mí vendré a dar.
    El querer bien y el reinar
    no sufren competidor.
    Quiero bien, y rey me llama
    Matilde de sus deseos. 670
    Un año ha que en sus empleos
    añado leña a la llama
    que en premio de mis desvelos
    Matilde hermosa me ofrece
    y aunque el fuego de amor crece 675
    cuando le atizan los celos,
    fuera menosprecio mío
    que, compitiendo los dos,
    tuviera celos de vos;
    que más de Matilde fío. 680
    Cuanto a esta parte, no estoy
    celoso, aunque sí ofendido,
    de que os hayáis atrevido
    a amar, sabiendo quien soy,
    aun la sombra de Matilde 685
    que mirar no merecéis.
    ¡ Vos competencia me hacéis,
    pobre, extranjero y humilde !
    ¡ Vos en público a sus puertas
    carteles de amor fijáis, 690
    y esperanzas publicáis
    más locas cuando más ciertas.
    ¡ Vos sortijas mantenéis,
    convidando aventureros,
    cuando aun para mauteneros 695
    a vos mismo no tenéis !
IÑIGO:                        Próspero, tratad mejor
    a quien os sufre discreto;
    pues demás de que respeto
    vuestra nobleza y valor,
    Reverencio a la princesa 700
    en vos, pues sé que os ama.
    Príncipe Taranto os llama;
    la sangre real que interesa
    vuestra casa, es conocida
    y de mí siempre estimada. 705
    España fue patria amada
    puesto que no agradecida,
    de mi padre y su ascendencia,
    de quien nobleza heredé.
    Rui Lopez de Avalos fue 710
    condestable, en la prudencia
    y la lealtad más notable
    que tuvo ni tendrá el mundo,
    aunque don Juan el segundo,
    si le hizo conde, no estable. 715
    De la envidia buyó a Aragón
    porque a no ser perseguida
    no es la virtud conocida.
    Vino a Italia, en conclusión
    con don Alfonso el primero 720
    de Nápoles, de Fernando
    padre, que el reino ganando
    con su prudencia a acero,
    hizo al tiempo coronista
    inmortal de su memoria. 725
    No alcanzó Alfonso vitoria
    en esta noble conquista,
    que no se la atribuyese
    al esfuerzo y al valor
    de mi padre vencedor. 730
    Dióle estado de que viviese
    a su gusto y elección;
    que no quiso escarlnentado
    otra vez entronizado,
    provocar a la ambición. 735
    Este heredé, y como mozo
    supe conservar tan mal,
    que le gasté liberal,
    porque de serlo me gozo;
    y supuesto que es mudable 740
    el estado y la riqueza,
    siendo el valor y nobleza
    accidente inseparable,
    pues en ella me señalo,
    estimad la calidad 745
    en más que la cantidad,
    porque en cuanto esta os igualo;
    que yo con vos no compito,
    ni el vuestro mi amor contrasta.
    Con una voluntad casta 750
    a Matilde solicito,
    sin que ose mi atrevimiento
    más que alimentar cuidados,
    dichosos por empleados
    en tan alto pensamiento. 755
    ¿ Qué ocasión en esto os doy
    para agraviaros ?
PROSPERO:                                       Bastante
    es que os tengan por amante
    todos de quien yo lo soy;
    que es estimarme a mí en poco. 760
    Si de ser loco os preciáis,
    y con eso os disculpáis,
    haré vestiros de loco,
    y quedará disculpado
    vuestro pensamiento altivo. 765
IÑIGO:        Príncipe, no deis motivo
    a algún caso desdichado;
    que si apuráis mi paciencia
    y no refrenáis los labios,
    romperán vuestros agravios 770
    las riendas de mi prudencia.
    Haced de quien sois alarde,
    y mirad que siempre ha sido
    el valiente comedido
    y descortés el cobarde. 775
PROSPERO:        Sois un....
IÑIGO:                                    Paso, que sé ser
    hombre, que a pesar de sumas
    de ducados, corto plumas,
    y las habréis menester
    para volar, si me enojo. 780
    Advertid que está mi espada
    en vuestro agravio afilada,
    y si una vez la despojo
    de la vaina que profesa,
    y en vengarme se resuelve, 785
    es león que nunca vuelve
    a su manida sin presa.
PROSPERO:        Ea, arrogante español,
    haced mas, y no habléis tanto.

Echan mano

IÑIGO:        Ya, príncipe de Taranto, 790
    que su acero ha visto el sol,
    no la culpéis, si desnuda
    a vuestro pecho se pasa;
    que a quien sacan de su casa,
    en la que encuentra se muda. 795
    Sabe el cielo que me pesa
    de ofender ml dama así.

Salen SIRENA y GALLARDO

SIRENA:        Si hay valor hermano en ti,
    favorece a la princesa;
    que hecho el esquife pedazos 800
    en una roca espantosa,
    ya con el mar amorosa,
    da a sus olas mil abrazos,
    porque en ellas no la anegue.
IÑIGO:        Príncipe, ésta es ocasión 805
    de amor y de obligación.
    más presto en su ayuda llegue
    el que más de veras ama.
    Volad, pues os sobran plumas;
    que si amor es fuego, espuma 810
    del mar no apagan su llama.

Vase don IÑIGO

SIRENA:        Pues, señor, ¿ qué flema es ésa ?
    ¿ Es razán que ansí os quedéis,
    cuando en tal peligro veis
    anegarse a la princesa ? 815
    Mi hermano, aunque aborrecido
    va a socorrerla; seguilde,
    y pagad ansi a Matilde
    el amor que os ha tenido,
    para que en vos se colija 820
    que llega al último extremo.
PROSPERO:        Mi salud, Sirena, temo,
    que cayendo en la sortija,
    me puede hacer mucho daño
    entrar en el mar tan presto. 825
    En obligación me ha puesto
    el favor noble y extraño
    que de don Iñigo escucho,
    y a premiársele me allano;
    mas es de Sirena hermano, 830
    y ansí del mar sabe mucho.
    Yo en peligro semejante,
    ¿ qué ayuda le puedo dar
    si nunca supe nadar ?
SIRENA:        ¿ Esa es disculpa de amante ? 835
PROSPERO:        Adórola, vive Dios;
    mas no importa el ser amada;
    que amor vuela, mas no nada.

Vase PROSPERO

GALLARDO:        Mas no nada para vos.
    ¡ Miren aquí en quien ha puesto 840
    Matilde su voluntad !
SIRENA:        Esta vez, de la beldad
    de Matilde es manifiesto
    dueño mi hermano.
GALLARDO:                                          No hay duda,
    si la saca viva a tierra... 845
    o en el alma un tigre encierra.
SIRENA:        El tiempo las cosas muda.
    ¡ Mucho pueden beneficios
    en el más terrible pecho.
    La fineza que hoy ha hecho, 850
    junta a los demás servicios,
    le han de dar debida paga.
GALLARDO:        Animales hay tan fieros,
    señora, aun de los caseros,
    que aunque el dueño los halaga, 855
    no puede de toda la vida
    amansarlos.
SIRENA:                           ¿ Cuáles son ?
GALLARDO:        Domestica tú un ratón,
    criado con la comida
    de tu despensa, y verás 860
    que al cabo de un mes y un año,
    mas esquivo está y extraño.
SIRENA:        ¡ Qué asqueroso ejemplo das !
    Labrador, he yo leído,
    que una vihora crió, 865
    y al fin la domesticó,
    dándola en su cama nido,
    y habiendo sus hijos muerto
    a uno del pastor amigo,
    los despedazó en castigo, 870
    y despues se fue al desierto
GALLARDO:        Sería víbora ermitaña;
    pero mi ejemplo perdona,
    que la princesa es ratona,
    si no premia aquesta hazaña. 875
    Mas vuelve la vista al mar,
    verás cuál nada por él
    aquese humano batel
    en que va Amor a pescar
    merluzas, vuelto cangrejo. 880
SIRENA:        Mi hermano es gran nadador.
GALLARDO:        Pensará que pesca Amor
    besugo, y será abadejo.
SIRENA:        ¿ Sácala ?
GALLARDO:                              Sí, vive Dios.
SIRENA:        ¡ Notable dicha !
GALLARDO:                                    Es demonio, 885
    pues la cruz del matrimonio
    a cuestas saca.     Los dos
    son para en uno. ¡ Extremada
    saldrá del mar para esposa !
    Que a fe que ha de ser graciosa 890
    desde hoy, mujer tan salada.
    Ya pisa la enjuta arena;
    ya trayéndola en los brazos,
    quisiera, cual pulpo, en lazos
    convertirse.

Salen don IÑIGO, con MATILDE desmayada en los brazos

IÑIGO:                                       Mi Sirena, 895
    no hay ya quien mi dicha alcance.
    Diestro pescador he sido,
    perlas del sur he cogido.
    No tiene precio este lance.
    Ven, llevémosla a tu cama. 900
SIRENA:        ¿ Viene desmayada !
IÑIGO:                                                Sí,
    mas presto volverá en sí.
SIRENA:        Vamos.
IÑIGO:                              Tus doncellas llama.

Llevan a MATILDE don IÑIGO y SIRENA

GALLARDO:        Cumplirá el amo su antojo
    si está preñado por ella; 905
    pues, porque pueda comella,
    Amor se la echó en remojo.
    Cual huevo fue su hermosura,
    como el por agua pasada;
    pero virgen tan aguada, 910
    dudo yo que venga pura.

Salen don IÑIGO y SIRENA

IÑIGO:                        No quiero yo estar delante,
    que la daré mas pesar
    que los peligros del mar.
    Tú, hermana, serás bastante,
    y tus criadas también, 915
    para aliviar su congoja.
    Y así entre tanto que arroja
    el agua, ropa preven
    de la mas limpia y curiosa
    que tienes. Sirena mía, 920
    impertinencia sería,
    siendo tú tan generosa,
    prevenirte que sacases
    de tus galas la mejor;
    que el mayo en aguas de olor 925
    entre holandas derramases;
    que en regalos y conservas
    te esmerases de tal modo,
    que seas mi hermana en todo,
    ya que de esto me reservas. 930
SIRENA:        ¿ Pues dónde vas tú a tal hora,
    que ya el sol su curso pasa ?
IÑIGO:        Estando Matilde en casa,
    no ha de haber otra señora
    mas que ella.     Su honestidad 935
    pide que así la asegure,
    y que liberal procure
    conquistar su voluntad.
    Yo sé que el mayor servicio
    que puedo hacerla, Sirena, 940
    es irme y no darla pena
    con mi vista.
SIRENA:                                 Noble indicio
    da tu valor en el mundo
    tu discreción considero,
    generoso en lo primero, 945
    y cortés en lo segundo.
    Vete, con Dios, que yo quedo
    en tu lugar. Vístete
    ropa enjuta.
IÑIGO:                                       Ansí lo haré.
SIRENA:        Yo te desharé, si puedo, 950
    esta nieve que te abrasa.
IÑIGO:        Anda, y no te apartes della.
GALLARDO:        (¡ Oh cuerpo de Dios con ella,           Aparte
    y con quien la trujo a casa !)

Vanse todos.     Salen RUGERO y TEODORO

RUGERO:        ¡ Que me quitó tal ventura 955
    este español !     ¡ Que a ayudar
    la fuese cuando la mar
    darme a Salerno procura !
    ¡ Que la sacase en sus brazos !
TEODORO:        ¿ Hay temeridad mas loca ? 960
RUGERO:        ¡ Que en mi favor una roca
    hiciese el vaso pedazos !
    ¡ Oh ! Maldiga Dios a España,
    y a quien bien quiere a su gente !
TEODORO:        Es don Iñigo valiente. 965
RUGERO:        ¡ Bravo amor, y brava hazaña !
TEODORO:        Desmayada la sacó,
    y en su quinta la regala,
    porque a su desdén iguala
    la nobleza que heredó; 970
    pero ¿ qué importa su ayuda,
    si siendo del rey privado,
    comisión, conde, te ha dado,
    con que has de quedar sin duda
    en la quieta posesión 975
    del estado que perdiste ?
    Si ya la carta escribiste,
    y según tu provisión,
    su casa has de visitar,
    ¿ su favor de qué aprovecha ? 980
RUGERO:        Su firma tengo contrahecha,
    y el papel le pienso echar
    entre los demás que tiene
    en su escritorio guardados.
TEODOBO:        Heredarás sus estados, 985
    si a las manos del rey viene.
RUGERO:        Si, Teodoro; mas traiciones
    duran poco, y mucho dañan.
    Si los tiempos desengañan
    mis soberbias pretensiones, 990
    ¿ qué he de hacer ?
TEODORO:                                          Déjate de eso.
RUGERO:        ¿ Mas seguro no me fuera
    que el mar sepulcro la diera,
    y que por este suceso,
    sin marañas, heredara 995
    lo que este español me quita ?
TEODORO:        Tu ventura solicita,
    que el favor del rey te ampara.
    De Salerno te apodera;
    que si su dueño te ves, 1000
    defendiéndole después,
    cuando sepa esta quimera
    el rey, importará poco.
RUGERO:        Aquí Matilde no está ?
    La noche ocasión me da 1005
    con que de este español loco
    me vengue, y a la princesa
    la vida pueda quitar.
    Esta quinta he de abrasar,
    con que aseguro mi empresa 1010
    mejor que en cartas fingidas.
TEODORO:        ¿ Cómo lo piensas hacer ?
RUGERO:        Esta noche he de poner
    fuego a costa de sus vidas,
    sin que se sepa el autor, 1015
    a esta casa; pues durmiendo
    su gente, salir pretendo
    con mi esperanza mejor.
    El viento del mar me ayuda
    para abrasarla con él. 1020
TEODORO:        ¡ Determinación crÜel,
    mas provechosa sin duda !
    A propósito es la hora.
RUGERO:        Vamos, que si dicha tengo,
    hoy del español me vengo, 1025
    y muere mi opositora.

Vanse. MATILDE, en ropa de acostarse, y PROSPERO, como de noche

MATILDE:        Príncipe, ¿ qué atrevimiento
    es éste ? ¿ Como asaltáis
    de noche casas ajenas ?
PROSPERO:        Propias las puedes llamar, 1030
    ingrata, pues mis desdichas,
    para que padezca más,
    siempre a don Iñigo ofrecen
    empresas, con que obligar
    a que amándole, me olvides. 1035
    ¿ Quién duda que ya tendrás
    a su atrevido socorro
    rendida la voluntad ?
    Tres años ha que te sirve,
    y que gasta liberal 1040
    la hacienda en tu pretensión
    que ha desperdiciado ya.
    Dio albricias en tu sentencia.
    Mantuvo diestro y galán
    a tus puertas hoy sortija. 1045
    La de esposa le darás
    en premio de ella a mi costa.
    Arrojóse por tí al mar,
    fiel delfín de tus peligros,
    Leandro de tu beldad. 1050
    La vida te dio cortés,
    y querráte ejecutar
    en ella, sacando prendas
    su amor de tu libertad.
    Aposéntaste en su casa, 1055
    quedarte en ella querrás,
    si huéspeda, ya señora,
    si libre, cautiva ya.
    Mucho pueden beneficios;
    confiésolo a mi pesar. 1060
    La Ocasión hace al dichoso,
    la Fortuna se la da.
    Yo sin ella, y ya sin ti,
    vengo solo a celebrar
    a tus ojos mis obsequias. 1065
    Goces mil años y más,
    aunque yo muera celoso,
    su generosa lealtad,
    su apacible compañía,
    su florida y verde edad; 1070
    que yo en manos de la ausencia,
    si es Amor enfermedad,
    ausentándome de aquí,
    me parto a Roma s curar.
MATILDE:        Sí tú te haces juez y reo, 1075
    y la sentencia te das,
    mis quejas darán en ella
    testimonio de verdad.
    Príncipe, obras son amores;
    que las palabras se van 1080
    como son hijas del viento
    tras él, sin volver jamás.
    Entre las olas me viste.
    con su salado cristal
    luchando a brazo partido. 1085
    Entró en él a poner paz
    el valeroso español;
    y tú, cuerdo en el obrar
    si loco en el prometer,
    ni te atreviste a mojar 1090
    las plumas, como tú, vanas;
    Pero no anduviste mal,
    que Amor vuela, mas no nada,
    y ansí no supo nadar.
    Nadó don Iñigo en fin; 1095
    su dicha supo pescar;
    y a quien nada y me da vida,
    nada es venirle a adorar.
    Siempre fueron los peligros
    del amor y la amistad 1100
    piedratoque que descubre
    el oro que sube mas.
    Si él es oro, y tú eres hierro,
    yerro, Próspero, será,
    despreciando su valor, 1105
    de tu hierro hacer caudal.
PROSPERO:        ¿ Luego eso dices de veras,
    cuando probándote están
    mis celos que hablan de burlas ?
MATILDE:        Caíste; hiciérate mal 1110
    entrar en el mar, que ansí
    te pudieras resfriar;
    y por no quererme frío,
    te guardaste. ¿ No es verdad ?
PROSPERO:        ¡ Basta ! ¡ Que de mí te burlas ! 1115
    Pues de veras me verás,
    mudable, desde hoy mudado;
    que ausí te pienso imitar.
    Laura, hermana de Rugero,
    celosa de tu beldad, 1120
    llora, puesto que la suya
    es con la del sol igual.
    Desposándome manana,
    mi amor se despicará;
    que contra un veneno es otro 1125
    la cura mas eficaz.
    No pienso verte en mi vida.
MATILDE:        Oye, escucha, vuelve acá.
    (¡ Oh inclinaciou poderosa !                 Aparte
    ¡ Oh celos !     ¡ Oh Amor rapaz ! 1130
    ¿ Qué no podréis todos tres,
    si el primero hace el imán
    que no pare hasta que al norte
    mire, que virtud le da ?)
    Yo quiero desenojarte. 1135
    Cesen quejas, haya paz;
    que tras celos y nublados
    Amor y el sol lucen más.
    Perdonen obligaciones,
    socorros, vida, lealtad; 1140
    que por más que eso atropella
    Amor, cuando es natural.
    Princesa soy, joyas tengo
    oídame el mejor lugar
    don Iñigo, y no me pida 1145
    prendas que en el alma están.
    ¿ Haste ya desenojado ?
PROSPERO:        Como el Amor es rapaz,
    con poco se desenoja;
    pero corrido estará 1150
    mientras alarde no hiciere
    de la firme voluntad;
    que con obras, como has dicho,
    saca a plaza su caudal.
    Plegue a Dios, Matilde mía, 1155
    que te quite un desleal
    el estado con la hacienda;
    que te mande desterrar
    el rey; que en aquesta quinta
    se encienda un fuego voraz, 1160
    para que entonces conozcas
    mi amor firme y liberal.
    No ha querido el cielo...
MATILDE:                                             Basta
    No digas, príncipe, más;
    ni por hacerme a mi bien, 1165
    quieras que me venga mal.
    Mas valen palabras tuyas
    que obras de otro.     En casa está
    durmiendo toda su gente
    mas presto despertará. 1170
    Vete, que abre ya el aurora
    sus vidrieras de cristal.
    En Puzol, recreación mía,
    esta tarde me verás...
    Pero oye, escucha. ¿ Qué es esto ? 1175

Dentro

GALLARDO:        ¡ Socorro ! ¡ Agua, que se abrasa,
    Cielos, nuestra quinta y casa !
VOCES:        ¡ Fuego, fuego !
GALLARDO:                                 Acudid presto,
    que están las puertas cogidas,
    y se ha de abrasar la gente. 1180
MATILDE:        ¿ Hay caso mas inclemente ?
PROSPERO:        Riesgo corren nuestras vidas.
    Mirad, princesa, por vos,
    que el fuego nos ha asaltado,
    y las puertas ha atajado. 1185
GALLARDO:        ¡ Que nos quemamos, mi Dios !
MATILDE:        Príncipe, ¿ qué hemos de hacer ?
PROSPERO:        Por esta ventana quiero
    saltar.
MATILDE:                     ¿ Tú eres caballero ?
    Si te obliga una mujer, 1190
    a quien tanto dices que amas,
    descuélgame antes por ella.
PROSPERO:        Todo el temor lo atropella,
    y ya se acercan las llamas.
    ¡ Cómo haré lo que me mandas, 1195
    si no hay con que te librar ?
MATILDE:        La capa puedes rasgar
    con las ligas, con las bandas
    que atemos y con sus tiras
    nos librarémos los dos. 1200
PROSPERO:        ¡ Gentil espacio, por Dios,
    para el peligro que miras !
    Salta, princesa, tras mí,
    si te atreves.
MATILDE:                                 Pues, traidor,
    ¿ ésa es la ayuda y favor 1205
    que me prometiste aquí ?
    ¿ El fuego que deseabas
    que en la quinta se encendiese,
    porque tu amor conociese ?
    ¿ Lo mucho que blasonabas ? 1210
    ¿ El jurar, el prometer
    de no dejarlne jamás ?
PROSPERO:        Aquí, princesa, verás,
    lo que hay del decir a hacer.
    En muerte no hay juramento 1215
    con que obligarme presumas,
    porque palabras y plumas
    dicen que las lleva el viento.

Vase PROSPERO

MATILDE:        Pues no pienses, enemigo,
    que ansí tienes de librarte 1220
    que el huír he de estorbarte,
    porque te abrases conmigo.

Vase MATILDE.     Salen don IÑIGO, GALLARDO, y SIRENA, alborotados

IÑIGO:                        ¿ Y dónde está mi princesa ?
SIRENA:        ¡ Ay hermano de mi vida !
    Ya de la llama homicida
    será malograda presa. 1225
    En los brazos; del sosiego
    durmiendo, su muerte fragua,
    porque lo que no hizo el agua
    ose ejecutar el fuego.
    En ese cuarto se abrasa, 1230
    siendo el remedio imposible,
    porque la llama terrible,
    juez violento de tu casa,
    de fuego ha puesto las guardas
    a las puertas.
IÑIGO:                                          Pues quedar 1235
    hecho ceniza, y mostrar
    de amor hazañas gallardas.
SIRENA:        ¿ Estás loco ?
GALLARDO:                                 Señor mío,
    detente, que tu afición
    no es caso de inquisición, 1240
    ni tú hereje o judío.
    Basta quedar de la agalla,
    sin casa, ropa, ni hacienda.
IÑIGO:        Nadie impedirme pretenda,
    que he de abrasarme o libralla. 1245
    Haga aquí mi esfuerzo alarde.

MATILDE y PROSPERO, a una ventana

MATILDE:        Conmigo te has de abrasar,
    sin que te deje librar,
    descomedido, cobarde.
PROSPERO:        ¡ Vive Dios, si no me dejas, 1250
    que con la daga te pase
    el pecho !
MATILDE:                           Como te abrase
    el fuego, y vengue mis quejas,
    mátame.
PROSPERO:                              Suelta, atrevida,
    y cuando ves que me abraso, 1255
    de palabras no hagas caso,
    que más me importa la vida.

Entranse los dos

IÑIGO:                        ¡ Oh bárbaro !     ¡ Vive Dios,
    que ha de ver por experiencia
    Matilde la diferencia
    que el amor hace en los dos. 1260
    La princesa de Salerno
    saldrá libre a tu pesar,
    aunque lo intente estorbar
    el fuego del mismo infierno.

Vase don IÑIGO

GALLARDO:        ¡ Por el tropel de las llamas 1265
    se arrojó !
SIRENA:                           ¡ Bravo valor !
    Salamandra del amor,
    él te libre, pues bien amas.
GALLARDO:        Envuelta en su misma capa
    la trae.

Sale don IÑIGO, que saca a MATILDE envuelta en la capa

IÑIGO:                                 Vamos a la fuente 1270
    que aplaque el rigor ardiente
    de que mi valor te escapa.
SIRENA:        ¿ Sales herido ?
IÑIGO:                                             ¿ Qué importa,
    si con la que adoro salgo ?
MATILDE:        Español de pecho hidalgo, 1275
    los piés te pido.
IÑIGO:                                             Reporta...
MATILDE:        Dos veces debo a tus brazos
    la libertad con la vida.
    Ella será agradecida
    a tus generosos lazos. 1280
    Salerno te ha de llamar
    su príncipe.
GALLARDO:                              ¡ Buen bocado !
IÑIGO:        Pues del fuego te he librado,
    y te he sacado del mar,
    ya gozan mis pensamientos 1285
    con tu vida el galardón.


   
MATILDE:        De lo que te debo son
    testigos los elementos.
    (Deseos agradecidos,                 Aparte
    mudad de amor y consejo.) 1290
GALLARDO:        Llamas, adiós, que allá os dejo
    el arca de mis vestidos.



ACTO SEGUNDO

Salen el REY, RUGERO,y PROSPERO

REY:        Bien, Rugero, habéis salido
    con nuestra cuerda invención;
    yo me doy por bien servido. 1295
    De Matilde la traición
    descubierta a tiempo ha sido;
    pues cuando más confiado
    el Anjou contra mí parta,
    saldrá en vano su cuidado. 1300
    La firma de aquesta carta
    hoy a Salerno os ha dado.
    Muchos años le gocéis.
RUGERO:        Sirviéndoos, señor, a vos;
    que aunque la guerra teméis, 1305
    Esperanza tengo en Dios
    que pacífica gocéis
    Esta corona, a pesar
    de quien traiciones encierra.
REY:        Matilde no ha de quedar 1310
    con una almena en mi tierra.
RUGERO:        Y es muy justo. Secuestrar
    toda su hacienda mandé;
    y como tan descuidada
    de su desgracia la hallé, 1315
    sin poder ocultar nada
    pobre y triste la dejé;
    y ha de perder el jÜicio,
    sin la hacienda, según queda.
REY:        Dará de lo que es indicio. 1320
PROSPERO:        Cualquier mal que le suceda,
    si anduvo en tu de servicio,
    es, señor, bien empleado
REY:        Quitárale la cabeza,
    como le quito el estado, 1325
    a sufrirlo la nobleza
    que de mi sangre ha heredado;
    mas salga desposeída
    de Salerno, y sienta al doble;
    que afrentada y perseguida, 1330
    es la pobreza en el noble
    civil muerte de por vida.
    Notificadle, Rugero,
    que dentro de nueve días
    salga del reino, que quiero, 1335
    atajando tiranías,
    ser con clemencia severo;
    y escarmiente en su cabeza,
    Próspero, quien contra mí
    a alterar mi reino empieza. 1340
PROSPERO:        Toda mi vida serví
    con lealtad a vuestra alteza.
REY:        No lo niego yo.
PROSPERO:                                          (Parece                 Aparte
    que con palabras confusas
    dudas contra mí encarece.) 1345
REY:        Sospechoso es quien excusas,
    sin darle cargos, ofrece.
    No pasees más adelante;
    que de vuestra lealtad
    no estoy, Próspero, ignorante; 1350
    aunque amor y mocedad
    ciegan, tal vez, un amante.
PROSPERO:        Yo confieso, gran señor,
    que a Matilde le he tenido;
    pero jamás el amor 1355
    destruye en el bien nacido
    las deudas de su valor.
    No supe mientras la amé
    cosa en vuestro deservicio;
    pero agora que lo sé, 1360
    dando de quién es indicio
    mi lealtad, la olvidaré.
    Y para prueba mayor
    de que serviros deseo,
    os suplico, gran señor, 1365
    que alentéis un noble empleo
    en mejoras de mi amor.
    Laura es de Rugero hermana,
    y bastante su hermosura
    a hacer la sospecha vana 1370
    que tenéis, si mi ventura
    al yugo de Amor la allana;
    pues de esta suerte mejoro
    mi fe, cuando indicios claros
    que os guardo el justo decoro, 1375
    y demás de aseguraros,
    muestro lo que a Laura adoro.
REY:        Siendo Laura tan discreta,
    no creo rehusará
    amor que ansí la respeta. 1380
RUGERO:        Mi hermana, señor, está
    a vuestro gusto sujeta.
REY:        Si en el mío el suyo ha puesto,
    Próspero su esposo sea.
PROSPERO:        Lo que os debo os manifiesto, 1385
    gran señor.
REY:                           Muy bien se emplea
    en vos Laura. Mas ¿ qué es esto ?

Sale MATILDE, de luto, y se arrodilla

MATILDE:        Pues vengo a tus pies, señor,
    en mi inocencia repara;
    que no osa mirar la cara 1390
    de su rey el que es traidor.
    La culpa engendra temor,
    y siendo un dios en prudencia
    el buen rey, con la presencia
    que la verdad autoriza, 1395
    al pecado atemoriza,
    animando a la inocencia.
    De la poca turbación
    con que mi lealtad pregono,
    buenos testigos de abono 1400
    mi cara y mi lengua son.
    Si da lugar la pasión,
    en ellos verás sin duda
    la verdad que anda desnuda,
    pues cuando culpas declara, 1405
    hurta el color a la cara,
    y deja la lengua muda.
    A Salerno me has quitado,
    y lo que es más, el honor,
    que se restaura peor 1410
    que la hacienda y el estado.
    Un papel solo ha bastado
    a la sentencia crÜel;
    que la ambición cifra en él.
    ¿ Cuándo el juez mas enemigo 1415
    condenó con un testigo,
    y eso solo de papel ?
    Bien lo puedo recusar,
    pues habla en mi perjÜicio;
    que no se admite en jÜicio 1420
    el que se deja cohechar;
    pero si él pudiera hablar.
    como se deja leer,
    testigo viniera a ser
    del traidor, que sabe en suma 1425
    hacer cohechos de pluma
    y firmas contrahacer.
    Mas aunque, sordo a mis quejas
    no me des de ellas venganza,
    porque en el rey la privanza 1430
    ensordece las orejas;
    si libre el derecho dejas
    que tengo a volver por mí,
    fuerza es que escuches aquí
    mi justicia; que esta vez, 1435
    pues siendo parte eres juez.
    de ti apelo contra ti.
    No que me perdones pido.
    ni es ésa mi pretensión;
    que no puede haber perdón 1440
    donde delitos no ha habido.
    Si no es que estés avertido
    que quien contra una mujer
    traidor ha venido a ser,
    aunque su lealtad afirmas, 1445
    como ha hecho falsas firmas
    reyes falsos sabrá hacer.
RUGERO:        La fe que en mi abono alego
    y vuestra traición contrasta,
    respondiera, a no estar...

A RUGERO

REY:                                                Basta. 1450

A MATILDE

    Salid de mis reinos luego.

Vanse el REY y RUGERO

MATILDE:        ¡ Ah lisonjas, que el sosiego
    quitáis y hacéis tantos daños !
    En un rey de pocos años,
    ¿ qué importan verdades ciertas, 1455
    si al alma tomáis las puertas,
    poniendo guardas de engaños ?
    Ya, príncipe, que ha cumplido,
    en prueba de vuestro amor,
    maldiciones el rigor 1460
    que habéis al cielo pedido;
    ya que se incendió la casa
    donde amante prometistes
    favores que no cumplistes,
    en fe que Amor no os abrasa; 1465
    ya, en fin, que el rey me ha quitado
    la hacienda, el honor, la tierra,
    y severo me destiera
    de su reino y de mi estado;
    si en el noble deuda son 1470
    palabras, que es bien que cobre,
    no os espantéis de que pobre
    haga en vos ejecución.
    Aquí no hay que recelar
    peligros, como primero, 1475
    si os amenaza el mar fiero,
    ni el fuego os ha de abrasar,
    ni de mi esposo y señor
    os pide el sí mi ventura;
    que hoy juzgaréis por locura 1480
    lo que ayer por gran favor.
    A menos costa podéis
    palabras desempeñar.
    Mándame el rey desterrar.
    La persecución que veis 1485
    me halló desapercebida,
    de mi inocencia señal;
    pues a no ser yo leal,
    ya estuviera prevenida.
    Embargáronme la hacienda 1490
    y hasta las ropas y el oro,
    de mi persona decoro.
    No tengo qué empeñe o venda,
    sino el agradecimiento,
    que siempre que vos gustéis, 1495
    en mí ejecutar podréis,
    y aquí empeñaros intento.
    Fuerza es salir desterrada,
    y quisiera partirme hoy,
    ya que no como quien soy, 1500
    al menos cual pobre honrada.
    Dad en esta ocasión muestra
    del valor que se os ofrece,
    y salga como merece
    quien ha sido prenda vuestra. 1505
PROSPERO:        Sabe el cielo lo que siento
    vuestra desgracia, señora,
    y que si como os adora
    mi constante pensamiento,
    no temiera un rey airado, 1510
    y menor mi riesgo fuera,
    dueño del alma os hiciera
    como de mi principado.
    El delito que os imputan,
    sea mentira o sea verdad, 1515
    es de lesa majestad,
    y por traidores reputan
    los que amparan a traidores.
    Estoy por vos, indiciado
    con el rey; que no han sacado 1520
    otro fruto mis amores.
    Si sabe que os favorezco,
    su sospecha haré verdad,
    y estimo en más mi lealtad
    que el amor que os encarezco. 1525
    Lo que por vos podré hacer,
    andando el tiempo, es hablarle,
    disponerle y amansarle,
    pues al fin ha de vencer
    la verdad; y en cuanto a esto, 1530
    cuando mi lealtad entienda,
    la vida, estado y hacienda
    estoy a perder dispuesto
    en vuestra defensa. Agora
    perdonad el no atreverme 1535
    a ayudaros, que es perderme,
    puesto que el alma os adora.
    Si vos os servís que escriba
    al de Mantua, mi deudo es,
    y no dudo que el marqués 1540
    como quien sois os reciba.
    Enviaréle un propio luego,
    y prevenido estará,
    para que en llegando allá
    dé a vuestras penas sosiego. 1545
    Quedaos, señora, a Diós;
    que han de culpar en palacio
    mi lealtad, si tan de espacio
    me ven hablando con vos.
MATILDE:        Esperad que mal restaura 1550
    vuestra fe mi amor primero...
PROSPERO:        Temo que salga Rugero,
    que ha de casarme con Laura.
    No me llames ni me nombres;
    que estoy en buena opinion. 1555

Vase PROSPERO

MATILDE:        Vete, traidor, que así son
    todos los más de los hombres.
    ¡ Ah, pelota del mundo, que no encierra
    sino aire vil que se deshace luego !
    ¡ De favor me das cartas, cuando llego 1560
    ofendida de un rey que me destierra !
    Quien fe á palabras da, ¡ qué de ello yerra !
    Prueba tu amor el mar cuando me anego,
    tu cobardía saca a plaza el fuego,
    y hasta el favor me niegas de la tierra. 1565
    Tres elementos, bárbaro, han mostrado
    que eres cobarde, ingrato y avariento
    en el cuarto tu amor solo has cifrado.
    ¡ Qué a mi costa, villano, experimento
    que en palabras y plumas me has pagado ! 1570
    Mas, quien de ellas fió, que cobre en viento.

Vase MATILDE.     Salen don IÑIG0, con gabán y una escopeta, y GALLARDO

GALLARDO:        ¡ Buenos habemos quedado !
IÑIGO:        Paciencia mi daño apreste.
GALLARDO:        Como si Amor fuera peste,
    la hacienda nos han quemado.
IÑIGO:                        No tan malo, que una sala 1575
    en que dormir nos dejó.
GALLARDO:        De luto la entapizó
    con el humo que señala.
    A los privados presumo
    que hoy el fuego a imitar prueba, 1580
    pues que la hacienda nos lleva
    y solo nos paga en humo.
    Ya es casa de esgrimidor
    la nuestra.     Una pobre cama
    te dejó la voraz llama, 1585
    que cuando fuera mejor,
    no importara; un arcabuz,
    una espada y un broquel,
    una imagen de papel,
    dos monteras y una cruz, 1590
    un cuchillo, dulce en filos,
    de monte...
IÑIGO:                                 No seas molesto.
GALLARDO:        ... y el vestido que traes puesto;
    Que en los huesos de sus hilos
    muestra que en tales sucesos 1595
    la pobreza con quien topa,
    por no perdonar a ropa,
    la desentierra los huesos.
IÑIGO:                        El cielo lo quiere ansí.
    ¿ Qué he de hacer ?     Dábame pena
    ver a mi hermana Sirena 1600
    tan pobre y triste por mí;
    y tanto más lo sentía,
    cuanto con su discreción
    me ha puesto en obligación;
    mas es hermana al fin mía. 1605
    Laura, viendo lo que pasa,
    como su amistad estima,
    de sus males se lastima,
    y la ha llevado a su casa.
GALLARDO:        No ha sido ésa poca suerte. 1610
IÑIGO:        Por notable la tuviera,
    como Rugero no fuera
    su hermano, y contrario fuerte
    de Matilde.
GALLARDO:                                 ¡ Bien por Dios !
    Cada loco con su tema. 1615
    La hacienda el fuego nos quema,
    dejándonos a los dos,
    por su ocasión, de la agalla.
    ¿ Y en eso das todavía ?
IÑIGO:        Crece mi amor de día en día. 1620
    Ya, Gallardo, sin amalla
    no podré vivir.
GALLARDO:                                       ¡ Qué bueno
    para el tiempo !
IÑIGO:                                          Una mujer
    que se acostumbró a comer
    desde pequeña veneno, 1625
    con cualquier otro sustento
    sentía daño y pesadumbre.
    Quiero ya bien por costumbre,
    y mátame otro sustento.
GALLARDO:        Que ya eres dichoso digo; 1630
    pues cuando, a mi parecer,
    no esperábamos comer,
    traes la despensa contigo.
    ¡ Pobre de aquél que sin llamas
    no gasta esa provisión ! 1635
    Trocara yo a un bodegón
    toda una flota de damas.
    ¡ Que sea tan estreñida
    la tuya, señor, que agora,
    viendo que te es deudora 1640
    por dos veces de la vida,
    y que amando hasta lo sumo,
    el fuego, y tu amor que abrasa
    mas que él, abrasó tu casa,
    pagando, cual duende, en humo, 1645
    ya no te haya socorrido !
IÑIGO:        Esta mañana partió
    a la corte; ayer quemó
    mí hacienda el fuego atrevido;
    aun no es tarde.
GALLARDO:                                          ¡ Buena flema ! 1650
    ¿ Pues había de aguardar
    Matilde más que a llegar,
    talando tu casa se quema,
    a la suya, para hacer
    muestras su agradecimiento 1655
    de quién es ?
IÑIGO:                                       De oír me afrento
    tu interés.
GALLARDO:                              ¡ Al fin mujer !
    ¡ Un tigre que en ellas fíe !
IÑIGO:        Déjate: de eso, por Dios.
GALLARDO:        ¿ Qué hemos de comer los dos, 1660
    cuando nada nos envié,
    pues no hay lienzos que vender,
    ni vajilla que empeñar ?
    Si no damos en quitar
    tapas, ¿ qué habemos de hacer ?
IÑIGO:                        Pobre estoy. Sola una traza 1665
    mi necesidad previene,
    mientras otro tiempo viene.
GALLARDO:        ¿ Y cuál es ?
IÑIGO:                                    Salir yo a caza,
    de que este monte está lleno.
GALLARDO:        Sin pan, ¿ qué has de hacer con ella ? 1670
IÑIGO:        Tú puedes ir a vendella
    a Nápoles.
GALLARDO:                           ¡ Par Dios, bueno !
IÑIGO:                        Diestro soy en la escopeta.
    Aquí hay muchas codornices
    y conejos.
GALLARDO:                           ¡ Qué bien dices !
    Mejor trazas que un poeta. 1675
    Como con eso socorras
    nuestra hambre, pierde cuidado.
    Mas yo en mi vida he andado
    síno es a caza de zorras.
IÑIGO:                        Sólo que lo vendas quiero.
GALLARDO:        ¡ Ay Dios ! ¿ Quién hubiera sido 1680
    mes y medio en Mollorido
    pupilo de su ventero !
    Mas no comerán sin pebre
    lo que cazare tu mano.
    Cázame tú un escribano, 1685
    venderé el gato por liebre.
IÑIGO:                        Yo en sátiras no te ensayo,
    sino sólo en cazador.
GALLARDO:        ¿ Y he de venderla, señor,
    en figura de lacayo ?
    ¡ Que afrento mi profesión ! 1690
IÑIGO:        Allí queda otra montera.
    ¿ No tienes capa ?
GALLARDO:                                    Aguadera,
    que es mi manta y mi colchon.
    Págueselo Dios al fuego,
    que sólo la chamuscó. 1695
IÑIGO:        ¿ Qué te falta ?
GALLARDO:                                 Tener yo
    por amo un clérigo, o ciego,
    para quedar gradÜado
    por Lazarillo de Tormes.
IÑIGO:        Son mis desgracias enormes. 1700
GALLARDO:        Y yo soy tu acompañado.
    Cumplido vengo hoy a ver
    lo que mi madre decía.
IÑIGO:        ¿ Y fue ?
GALLARDO:                        Que ganar tenía
    por la pluma de comer. 1705
    Yo que en dos años o tres
    solo a firmar aprendí,
    de sus dichos me reí,
    siendo lacayo cual ves;
    pero ya conozco en suma, 1710
    si llevo caza a vender,
    que he de ganar de comer,
    sin escribir, por la pluma.
    Mas, pues ansí te dispones,
    que en fin es noble ejercicio, 1715
    también tengo yo mi oficio
IÑIGO:        ¿ Y cuál es ?
GALLARDO:                              Hacer botones;
    que los lacayos que dan
    en curiosos, cuando tardan
    los amos, siempre que aguardan 1720
    centinelas de un zaguán,
    o calzas de aguja tejen,
    o ya botoneros son.
    Hormillas tengo y punzón.
    Como seda me aparejen, 1725
    mientras cazando te pierdas,
    te ayudaré con labrallos;
    o descolando caballos,
    haré botones de cerdas,
    con que mejor te sustentes. 1730
IÑIGO:        No hay español que sea ingrato.
GALLARDO:        Otro oficio mas barato
    sé.
IÑIGO:                        ¿ Y es ?
GALLARDO:                           Hacer mondadientes.
    ¡ Y acá no son menester,
    bendito Dios !     Un corito 1735
    respondió, "No tan bendito,
    llevándolos a vender."
    Tú cazando codornices,
    yo palillos pregonando
    y a la corte abotonando, 1740
    podrémos pasar...
IÑIGO:                                          Bien dices.
GALLARDO:        ...porque esperar en tu dama
    son esperanzas judías,
    y ella su tardón Mesías,
    pues no escucha a quien la llama. 1745

Sale MATILDE, de pregrina, y habla sin ver a los dos

MATILDE:        Aborrecida pobreza,
    tan poderosa os mostráis,
    que con no ser Dios, mudáis
    la misma naturaleza;
    que sois madre del olvido 1750
    pruebo en mis desdichas hoy,
    pues despué que pobre estoy,
    ninguno me ha conocido.
    Ejemplos cl mundo ve
    en mí de aquesta verdad: 1755
    ayer con prosperidad,
    hoy peregrina y a pie.
    Y pues ninguno me ampara,
    no me conocen sin duda;
    que en fin la pobreza muda, 1760
    como los años, la cara.
    ¡ Ah, príncipe de Taranto !
    Bien pude yo adivinar
    en lo que había de parar
    tan poco hacer y hablar tanto; 1765
    pues que pintó, en vuestra mengua,
    y en prueba de esta verdad,
    al amor la antigÜedad
    con manos, pero sin lengua.
    Callando, hizo cuanto pudo 1770
    el noble español por mí,
    que amó firme, y mostró en sí
    que no hay amor como el mudo.
IÑIGO:                        Gallardo, espera por Dios.
    ¿ No es Matilde la que vemos ?
GALLARDO:        Desde anteyer no comemos, 1775
    y ansí pienso que los dos,
    de puro desvanecidos,
    vemos lo que imaginamos.
    En un pensamiento estamos
    solamente en los vestidos 1780
    diversa el viento la pinta.
IÑIGO:        Ella es, no hay que decir.
GALLARDO:        Pues ¿ a qué había de venir
    de tal suerte a nuestra quinta ?
IÑIGO:                        ¿ Qué sé yo ?     ¡ Matilde hermosa !
MATILDE:        ¡ Oh generoso español ! 1785
IÑIGO:        ¿ Cómo peregrino el sol ?
GALLARDO:        ¡ Ella es, por Dios ! ¿ Hay tal cosa ?
IÑIGO:                        Declarad presto, señora,
    la causa de ese disfraz.
MATILDE:        El rey perturba mi paz;
    traidores me hacen traidora. 1790
    Del reino voy desterrada,
    de mi estado desposeída,
    de amigos aborrecida,
    de Próspero despreciada,
    y si más deciros quiero, 1795
    no podré.
IÑIGO:                                 ¡ Válgame Dios !
    ¡ Desterrarla y pobre vos !
    ¿ Anda por aquí Rugero ?
MATILDE:        El es quien al rey engaña,
    y mis firmas contrahaciendo, 1800
    le persuade que le ofendo,
    y en mi patria me hace extraña.
    Como trabajos no sé,
    hasta agora lo que son,
    el quitarme la opinión 1805
    y el venir, cual veis, a pie,
    me tienen tal, que imagino
    que mi vida será corta.
IÑIGO:        Por lo que a la mía importa,
    no quiera el cielo divino 1810
    dar a traidores venganza.
    Pues ¿ a dónde vais ansí ?
MATILDE:        ¿ Dónde irá quien no va en sí
    sin socorro ni esperanza ?
    El duque de Milán es 1815
    mi primo, y en su favor
    pudiera hallar mi rigor
    alivio, y honra después;
    pero sola y de esta suerte,
    ¿ cómo podré caminar 1820
    hasta Milán, sin llegar
    primero que yo mi muerte ?
IÑIGO:                        Avisémosle primero.
MATILDE:        ¿ Cómo, si sólo me ha dado
    de término el rey airado
    nueve días ?
IÑIGO:                                    ¡ Caso fiero ! 1825
    Ahora bien, señora mía,
    para los trabajos son
    el valor y el corazón.
    Aquí os quedad este día;
    que aunque se cifra mi hacienda 1830
    en este pobre solar,
    a la corle iré a buscar
    algun noble a quien lo venda.
    Con lo que por él hallare,
    compraré cabalgadura, 1835
    en que caminéis segura;
    y por si alguno intentare
    en el camino agraviaros,
    que quien del estado os priva
    tampoco os querrá ver viva 1840
    aquí, podré acompañaros;
    que, pues vivo solo en vos,
    fuerza es, contra el que os ofenda,
    que en vuestra vida defienda,
    princesa, la de los dos. 1845
MATILDE:        En bronces del tiempo labras
    la fama y valor que cobras.
INIG0:        Vamos, señora, a las obras,
    y dejemos las palabras.
MATILDE:        (Si ansí Próspero lo hiciera,        Aparte 1850
    su nobleza no afrentara.)

Don IÑIGO habla aparte a GALLARDO

IÑIGO:        Gallardo, mi amor ampara,
    que solo en tu industria espera.
    ¿ tienes algo que vender,
    con que a Matilde regale ? 1855
GALLARDO:        La almohaza, que un real vale
    y no la hemos menester;
    el estiércol, que a la puerta
    de nuestra caballeriza
    llega, y para la hortaliza 1860
    de aquesta vecina huerta,
    su dueño nos comprará;
    un jarro y dos urinales;
    que todo valdrá tres reales.
IÑIGO:        Necio estás; acaba ya. 1865
GALLARDO:        Pues si no nos quedó nada,
    si no es la caballeriza,
    ¿ qué he de vender ? La ceniza,
    de nuestra quinta abrasada
    lavanderas comprarán 1870
    para colada y lejías.
IÑIGO:        ¡ Qué extraño humor siempre crías !

Quítase el gabán

    Toma, vende este gabán.
GALLARDO:        ¿ Y en cuánto ?
IÑIGO:                                             En lo que pudieres.
GALLARDO:        ¡ Bravo San Martín de amor ! 1875
    ¡ ¿ Ya das la capa, señor ?
IÑIGO:        Desnudo anda Amor. ¿ Qué quieres ?
GALLARDO:        Si por Dios hubieras hecho
    lo que por esta mujer,
    sin dormir y sin comer, 1880
    pobre, afligido y deshecho,
    ¿ qué san Onofrc o san Bruno
    se atreviera a aventajarte ?
    Bien puede canonizarte
    Amor.
IÑIGO:                           No sea, importuno. 1885
    Véndele, y algún regalo
    trae, que cene la princesa.
GALLARDO:        ¿ Sin manteles, silla y mesa ?
    Mas al hambre no hay pan malo.
    Ahora bien, dos gruesas tengo 1890
    de botones, y también
    trescientos palillos.
IÑIGO:                                                   Bien.
GALLARDO:        Entretenla miéntras vengo;
    que si topo buena venta,
    no faltará qué cenar. 1895
IÑIGO:        ¿ Con qué te podré pagar ?
GALLARDO:        Después harémos la cuenta,
    si de estado y vida mudas,
    pues no siempre ansí has de verte.
    El gabán vuelve á ponerte. 1900

Vístese el gabán don IÑIGO

    Toma, arrópate, que sudas;
    y si Amor la ocasión goza,
    asegura aquesta dita.
    Mientras que vuelvo, desquita
    lo que te debe esta moza.
IÑIGO:                        ¡ Vive el cielo, descortés, 1905
    que estoy...
GALLARDO:                           Ea, ¿ ya empezamos ?
    Dame la muerte, y veamos
    cómo cenaréis después.

Vase GALLARDO

IÑIGO:                        No ha mucho tiempo, señora,
    que otra vez os hospedé;
    y, aunque pobre, no podré 1910
    lo que entónces hice, agora.
    Una fortuna corremos
    los dos, y en esto al Amor
    soy solamente deudor,
    que en algo nos parecemos. 1915
    De vuestro estado y sosiego
    el rey severo os ha echado;
    mi hacienda el fuego ha quemado
    casi es uno el rey y el fuego.
    Perdonad, señora mía, 1920
    mi pobreza y cortedad,
    que con mas felicidad
    nos verémos algún día,
    y el amor con que os me ofrezco
    estimad.
MATILDE:                           Por no pagar 1925
    con palabras, con callar
    esta merced encarezco.
    Ejecutad obras cuando
    mude mis desdichas Dios;
    que quiero aprender de vos, 1930
    don Iñigo, a obrar callando.

Vanse los dos.     Salen LAURA y SIRENA

LAURA:        Demás de lo que intereso,
    en que vos mi casa honréis,
    y la amistad que profeso
    viéndoos en ella aumentéis, 1935
    para cosas de mas peso,
    me huelgo, Sirena mía,
    de que en vuestra compañía
    podamos tratar las dos
    cosas, que de sola vos 1940
    el amor que os tengo fía.
SIRENA:        De esa manera os seré,
    Laura, en dos cosas deudora;
    una en que con vos esté,
    y otra en que honréis desde agora 1945
    el crédito de mi fe.
    Socorréis mi adversidad,
    fiáisos de mi amistad,
    y contra mi suerte escasa
    me hospedáis en vuestra casa. 1950
    Mucho os debo.
LAURA:                                 Eso dejad,
    que me afrentáis, por mi vida.
    ¿ Qué tengo yo que no sea
    vuestro, Sirena querida ?
    Mi amor en las dos desea 1955
    que no haya cosa partida.
    Según esto, no gastemos
    el tiempo en vanos extremos;
    que la amistad y el amor,
    cuanto mas llano es mejor, 1960
    y ansí la nuestra ofendemos.
    ¿ Cómo quedó vuestro hermano ?
SIRENA:        Eso imaginadlo vos.
    Quejándose al viento en vano
    de que nos trate a los dos 1965
    tan mal el fuego inhumano,
    pobre, triste, y más amante
    que nunca.
LAURA:                           ¡ Extraña fineza !
    De ver amor tan constante,
    la misma naturaleza, 1970
    porque su valor quebrante,
    parece que le persigue,
    y de industria le empobrece.
SIRENA:        No hay desgracia que le obligue,
    porque en los trabajos crece 1975
    el amor que al noble sigue.
LAURA:        ¡ Venturosa yo, si hallara
    un hombre que ansí quisiera,
    y desdeñado obligara !
SIRENA:        Ser esposo vuestro espera 1980
    Próspero, y el rey le ampara,
    que es cortés y caballero.
LAURA:        ¡ Ay amiga ! No me nombres
    amante tan palabrero
    si ansí son todos los hombres, 1985
    Sirena, a ninguno quiero.
    El galán que es hablador,
    ser papagayo de amor,
    y no firme amate intente,
    pues habla lo que no siente, 1990
    con tanta pluma y color.
    Una urraca puede ser
    con propiedad su mujer,
    porque hablar con él presuma.
    Toda ave de mucha pluma 1995
    tiene poco que comer.
    Un cisne en la consonancia
    música y plumas, alegra;
    más, es de poca importancia,
    pues su carne dura y negra 2000
    ni es de gusto, ni sustancia.
    Don Iñigo, sí, que es todo
    quinta esencia del amor;
    más a amarle me acomodo.
SIRENA:        De tu parte ese favor 2005
    le agradezco.
LAURA:                                 Esto es de modo,
    que a no ver que ausente está
    Matilde, no descubriera
    la pena que amor me da.
SIRENA:        La ausencia, que es novelera, 2010
    su firmeza mudará;
    y el no verse agradecido
    ha de hacer en tu favor;
    que engendra, en quien ha sufrido
    la ingratitud, desamor, 2015
    y la ausencia causa olvido.
LAURA:        Quiera Dios que hagan en él
    milagros estos efetos;
    pues si estima mi amor fiel,
    los más ilustres sujetos 2020
    menospreciaré por él.
SIRENA:        Como declararle intentes
    esa voluntad por mí,
    no hay duda de que violentes
    la de Matilde.
LAURA:                                 Hazlo ansí. 2025

Sale GALLARDO pregonando

GALLARDO:        ¡ Palillos y mondadientes !
LAURA:        ¿ Qué es esto ?
GALLARDO:                           (¿ El primer encuentro        Aparte
    es Laura ? Llámole azar.)
LAURA:        ¿ Hasta aquí os habéis de entrar ?
GALLARDO:        Yo donde hallo abierto me entro; 2030
    pero ¿ hay más que nos salgamos ?
SIRENA:        ¡ Gallardo !
GALLARDO:                           Señora mía,
    ¿ Aquí estás, y no te veía ?
    Pero tan flacos andamos
    tu hermano y yo de cabeza 2035
    desde la desgracia acá,
    que un buey no verémos ya.
    ¡ Mal haya tanta pobreza !
LAURA:        ¿ Quién es éste ?
SIRENA:                                          De mi hermano
    un criado, extraño humor. 2040
LAURA:        Pues ¿ dónde vais ?
GALLARDO:                                       Mi señor,
    que aunque pobre, es cortesano...
    (¿ Qué diré para encubrir        Aparte
    que me ha enviado a vender
    palillos para comer ? 2045
    Ya se me olvida el mentir.
    No soy yo quien ser solía.)
    Digo, pues, que mi señor,
    que aunque pobre, tiene amor...
LAURA:        (¡ Si fuese yo a quien le envía !)     Aparte 2050
GALLARDO:        Como con él se sustenta,
    palillos no ha menester;
    y ansí por agradecer
    el mucho regalo y cuenta
    que a Sirena hacéis, se atreve 2055
    y os envía estos regalos,
    que es como daros de palos;
    mas nadie, señora debe
    de dar más de lo que tiene.
SIRENA:        Necio, ¿ estás fuera de ti ? 2060
    ¿ Mi hermano afrentas ansí ?

Habla GALLARDO aparte a SIRENA

GALLARDO:        ¿ Pues qué ? ¿ he de decir que viene
    Gallardo por la ciudad
    mondadientes a vender,
    para darle de comer ? 2065
    Pues si lo digo, es verdad.
SIRENA:        Este no está en su jÜicio.
GALLARDO:        Porque no ande por el mundo,
    cual yo, mi amo vagamundo,
    hemos aprendido oficio. 2070
SIRENA:        Anda, loco.
GALLARDO:                                 Pues, ¿ de qué
    nos hemos se sustentar ?
    Mi amo vive de amar;
    pero yo ¿ qué comeré,
    si no gasto esa hortaliza ? 2075
    Todo el fuego lo asoló,
    y antes con antes llegó
    el miércoles de ceniza.
    A vender vengo botones
    si algunos son menester 2080
    en casa, yo los sé hacer;
    y no siendo camaleones,
    aunque le pese a la llama,
    he de buscar provisión;
    que aun para ser cama-león, 2085
    me quemó el fuego la cama.
LAURA:        ¡ Válgame el cielo ! ¡ Que a tanto
    la necesidad obligue
    a un caballero !
GALLARDO:                                    Nos sigue
    la pobreza, que es espanto. 2090
LAURA:        Ahora bien, los mondadientes
    que traéis, quiero compraros.
GALLARDO:        Con ellos podéis limpiaros,
    quo allá son impertinentes.
    ¡ Ved qué lisos y amarillos ! 2095
    Que como sin casa estamos
    con palillos procuramos
    hacer casas de palillos.
LAURA:        Dadle, amigo. esta cadena;
    mas no le digáis que es mía. 2100

Toma LAURA los palillos y da a GALLARDO una cadena

GALLARDO:        Con otra tal cada día,
    me volviera yo alma en pena.
LAURA:        Cuando se la deis, decilde
    que a hallar voluntad en él,
    no fuera Laura crÜel, 2105
    si fue diamante Matilde.
    Dadme también los botones.
GALLARDO:        Si amor os quita el sosiego,
    botones serán de fuego.
LAURA:        Tomad vos estos doblones. 2110
GALLARDO:        ¿ Qué mármol no ablandarás ?
    A no doblonarme ansí,
    doblar pudieran por mí.
    Doblado mereces más
    que la princesa doblada 2115
    que al rey hizo trato doble;
    mas larga eres que ella al doble
    y adiós, que hay cena doblada.

Vase GALLARDO

SIRENA:        ¿ Con qué, agradecer podré
    tu noble y liberal pecho ? 2120
LAURA:        Sirena, el Amor lo ha hecho.
    Amole, y no sé por qué,
    pues ni voluntad le debo,
    ni amor jamás apetece
    el amante que empobrece. 2125
SIRENA:        Que es oro en quilates pruebo,
    pues tanto más es de ley,
    cuanto menos liga tiene.
    Pero escucha, que el rey viene.
LAURA:        ¡ Jesús ! ¡ En mi casa el rey ! 2130

Sale el REY

REY:        No será la vez primera
    ésta que un rey haya entrado
    en casa de su privado,
    y más, Laura, cuando espera
    tan bello recibimiento 2135
    como el que vuestra hermosura
    me hace.
LAURA:                           Tanta ventura
    no cabe en mi atrevimiento
    tan corto, ni estas paredes
    merecen tanto favor; 2140
    mas vuestra alteza, señor,
    siempre entra haciendo mercedes.
    Dame tus pies.
REY:                                       Esta dama,
    ¿ quién es ?
LAURA:                              Una amiga mía.
REY:        El sol siempre lo es del día. 2145
    ¿ Quién es, y cómo se llama ?
LAURA:        De don Iñigo es hermana
    de Avalos, el blasón
    de la española nación.
REY:        Y la lealtad castellana. 2150
LAURA:        Sirena, señor, se llama.
REY:        Muy bien el nombre conforma,
    Laura, con su bella forma.
SIRENA:        Tus pies beso.
REY:                                 ¡ Hermosa dama !
    Ruy López de Avalos fue 2155
    de mi padre gran privado,
    y don Iñigo es soldado
    de valor, prudencia y fe.
    Pobre me dicen que está,
    porque el fuego y el amor 2160
    han probado su valor.

De cuando en cuando mira el REY a SIRENA

LAURA:        Muestras del que tiene da
    en los nobles sufrimientos
    con que lleva esta desgracia.
REY:        Y Sirena tiene gracia 2165
    de arrebatar pensamientos.
    Yo, Laura, he venido a veros
    y de camino a emplearos
    en quien vive de adoraros
    y busca reyes terceros. 2170
    Suplícame el de Taranto
    que suyo agora lo sea;
    y por lo bien que se emplea
    tal belleza en valor tanto,
    el parabién de princesa 2175
    pienso que os podemos dar.
    Determínole enviar
    por general de esta empresa
    contra el conde y he creído
    primero obligar su amor 2180
    porque siempre es vencedor
    quien ama favorecido.
LAURA:        (¿ Qué es esto, esperanza vana ?           Aparte
    ¿ Quién vuestro amor desordena ?)
REY:        En fin, ¿ que vos sois Sirena, 2185
    y de don Iñigo hermana ?
SIRENA:        Soy vuestra esclava.
REY:                                             Enterrada
    en esta ciudad está
    otra Sirena que da
    nombre y fama celebrada 2190
    a nuestra Nápoles bella.
    De Parténope tomó
    principio, que aquí murió;
    mas vos, más hermosa que ella,
    su fama podéis borrar. 2195
SIRENA:        Bésoos los pies.
REY:                                    Más se honrara
    si Sirena se llamara
    como vos.     ¿ Podréle dar
    a Próspero el parabién,
    Laura ?
LAURA:                     Gran señor, primero 2200
    Lo trataré con Rugero.
REY:        Cuerda sois.     Advertís bien;
    mas él ha comprometido
    en mí su gusto.
LAURA:                                 (¡ Qué extraña              Aparte
    confusión !)
REY:                              Sirena, España 2205
    su Hermosura ha reducido
    en vos. ¡ Dichoso el amante
    que de vuestros pensamientos
    es dueño ! Merecimientos
    tendrá muchos. ¿ Es constante ? 2210
    ¿ Es galán ? ¿ Tiene nobleza ?
SIRENA:        Hasta agora, gran señor,
    ignoro lo que es amor.
REY:        ¿ Por qué causa ?
SIRENA:                                 La pobreza
    divierte el fuego amoroso 2215
    que en sólo el vicio consiste,
    y amor de ordinario asiste
    en el próspero y ocioso.
REY:        ¡ Ah, sí !     Ya no me acordaba
    de Próspero.     Divertido, 2220
    Sirena, me habéis tenido.
SIRENA:        Mucho honráis a vuestra esclava.
REY:        Dadme, Laura, la respuesta
    que de mi intercesión fío.
LAURA:        Siendo vuestro gusto el mío... 2225

Mirando a SIRENA

REY:        (¿ Hay belleza más honesta ?)           Aparte
LAURA:        Por fuerza he de obedcer
    lo que vos, señor, gustáis...
REY:        En fin, Sirena, ¿ no amáis ?
LAURA:        ...pero no habéis de querer... 2230
REY:        ¿ Por qué no he de querer yo ?
    ¿ No tienen amor los reyes ?
    ¿ No los oprimen sus leyes ?
LAURA:        Señor, no hablo de eso.
REY:                                                ¿ No ?
    Pues proseguid adelante. 2235
    (¿ Hay mas hermosa mujer ?)                 Aparte
LAURA:        No habéis, señor, se querer,
    si siendo rey sois amante,
    usar de la autoridad,
    dando al príncipe favor 2240
    en ofensa de mi amor,
    suprema.
REY:                           Decís verdad.
LAURA:        El príncipe de Taranto
    merece por su nobleza...
REY:        (¡ Sin amor y con belleza.                 Aparte 2245
    Sirena ! ¡ De vos me espanto.)
LAURA:        ...otro más alto sujeto
    que yo; pero amor sin ley...

Mirando a SIRENA

REY:        ¿ No es alto sujeto un rey ?
    Pues si yo amaros prometo... 2250
LAURA:        ¡ Vos, señor, amarme a mí !
REY:        Yo a vos no, Laura.     Creía
    que a Sirena respondía.
LAURA:        (¿ Qué es esto, cielos ?)                       Aparte
REY:                                             Decí.
LAURA:        (Bien quiere el rey a Sirena.)     Aparte 2255
REY:        Proseguid, que atento estoy.
LAURA:        Digo pues, que el sí que doy
    a vuestra alteza, es con pena
    de darle sin libertad,
    porque de mi pensamiento, 2260
    perdone mi atrevimiento,
    señor, vuestra majestad,
    es dueño solo el hermano
    de Sirena.
REY:                           ¿ Cómo es eso ?
LAURA:        A don Iñigo, os confieso 2265
    que por noble y cortesano,
    con honesto fin se ordena,
    señor, mi amor declarado.
REY:        Don Iñigo es gran soldado,
    y hermano, en fin, de Sirena. 2270
    ¿ Qué importa que no consiga
    Próspero su pensamiento ?
    Yo las almas no violento;
    sólo el Amor las obliga.
    Después, Laura, que entré aquí, 2275
    sé la fuerza con que abrasa
    Amor, y lo que en vos pasa,
    puedo yo sacar por mí.
    Para la guerra que aguardo,
    don Iñigo es conveniente, 2280
    que hará un general valiente,
    sabio, animoso y gallardo.
    No tengo satisfacción
    que a Próspero tanto obligue,
    ni del conde sé si signe 2285
    en secreto la opinión.
    Propondrélo a mi consejo,
    y haréte luego elegir,
    y porque este cargo ha de ir
    Laura, a vuestra boda anejo 2290
    si Próspero os es odioso
    y al español guardáis fe,
    a un tiempo lo llamaré
    yo general, vos esposo.
    Entre tanto vos, Sirena, 2295
    decid a la que me abrasa,
    que por entrar en su casa.
    un rey no merece pena.
    Y si ignoráis a quien deis
    la embajada con que os dejo, 2300
    decídselo a vuestro espejo,
    que en él mi dama veréis.

Vase el REY

LAURA:        ¿ Qué es esto , Sirena mía ?
SIRENA:        Palabras, Laura, serán
    de un rey mancebo y galán, 2305
    dichas más por cortesía,
    que porque amorosas llamas
    tan presto pena le den.
LAURA:        No, amiga, él te quiere bien.
SIRENA:        Anda, que siempre a las damas 2310
    hablan los reyes así,
    cuando son mozos.
LAURA:                                       No sé.
    En tus ojos le miré
    suspenso y fuera de sí.
    Plegue a Dios que tu hermosura 2315
    te dé lo que yo deseo;
    que en ella cifrada veo
    mi esperanza y tu ventura.
SIRENA:        Si que me corra pretendes,
    dime, Laura, de eso más. 2320
LAURA:        En buen punto, amiga, estás.
    Ganarás, si el juego entiendes.
    Buena parte le ha cabido
    a tu hermano de esta empresa
    como olvide a la princesa, 2325
    y quiera a quien le ha querido.
    El cargo de general tengo
    en dote que ofrecerle.
SIRENA:        Tu esposo estimo en más verle
    que con la corona real. 2330
LAURA:        Sospecho que ha de llamarle
    el rey.     Porque a su presencia
    pueda ir con la decencia
    que es justo, quiero enviarle
    caballos, joyas y galas. 2335
SIRENA:        Tu nobleza satisfaces;
    mas por ti misma lo haces,
    pues a tu valor le igualas.
LAURA:        En fin, tu amor no perdona
    los reyes, Sirena bella, 2340
    pues a tus piés atropella
    de Nápoles la corona.
SIRENA:        Déjalo ya.
LAURA:                                 Ya lo dejo;
    mas pues se fue enamorado,
    anda y llévale el recado 2345
    que el rey te mandó a tu espejo.

Vanse las dos.     Salen don IÑIGO y GALLARDO

IÑIGO:                        Pues, Gallardo, ¿ qué tenemos ?
    ¿ Traes algo ?
GALLARDO:                              Haz cuenta que nada.
IÑIGO:        ¿ No vendiste los botones ?
GALLARDO:        La corte esta abotonada
    sin haber ojal vacío 2350
    no hay tienda, calle, ni plaza
    libre de mi diligencia;
    pero no dan una blanca
    por botones ni palillos.
IÑIGO:        ¡ Que a esto lleguen mis desgracias ! 2355
    ¿ Qué hemos de dar a Matilde ?
GALLARDO:        Botones en ensalada,
    pues dos docenas hay verdes;
    otra docena guisada,
    creerá que son arverjones; 2360
    una cazuela atestada
    de botones y de hormillas,
    dirémosle que son habas;
    botones por aceitunas,
    que si traen de suela el alma, 2365
    vendrán a ser zapateras,
    en lugar de sevillanas;
    y por postres mondadientes,
    que hartos hay, al cielo gracias,
    y habrá en Nápoles hidalgos, 2370
    a fuer de Guadalajara.
IÑIGO:        ¡ Buena cena !
GALLARDO:                              ¡ Y cómo bena !
    ¿ No hubo señor en España,
    que a su zapatero hizo
    darle sus botas guisadas ? 2375
    Pues de botas a botones,
    ¿ Qué va ?
IÑIGO:                                 Si el gabán llevaras...
GALLARDO:        Antes que llegara allá,
    los gabanes no se usaran.
IÑIGO:        Si quieres que me dé muerte, 2380
    di mas disparates.
GALLARDO:                                       Mata
    el hambre, y harás mejor.
    Llamóme una cortesana
    con media vara de boca,
    y al fin para abotonarla, 2385
    una gruesa me compró;
    mas como era tan ancha
    no han de bastar veinte gruesas.
    Dióme seis reales en plata,
    di con ellos y conmigo 2390
    en una hostería...
IÑIGO:                                             Acaba
    de decirlo, pues.
GALLARDO:                                    Compré
    morcillas negras y blancas,
    en buen romance, mondongo.
IÑIGO:        Anda, vete enhoramala. 2395
GALLARDO:        Para ti y para Matilde,
    con su caldo y con su panza,
    un pan, rábanos y queso.
IÑIGO:        ¡ Vive Dios ! Si no mirara
    que eres un loco bufon... 2400
GALLARDO:        ¿ Qué querias que comprara ?
IÑIGO:        Un ave.
GALLARDO:                        El Ave María,
    [puedes dar, si quieres, que hartas
    tiene tu rosario ya,]
    porque esotras valen caras. 2405
IÑIGO:        ¿ Quién hace caso de ti ?
GALLARDO:        Vuelve acá, la burla basta.
    Un pavo traigo manido,
    con más pechugas que un ama,
    dos gallinas, tres conejos, 2410
    de vitela una empanada,
    ostiones en escabeche,
    una bota calabriada
    de Chipre y de Malvasía,
    medio tinta y medio blanca, 2415
    diacitrón y confitura
    hay para postre, dos cajas.
IÑIGO:        ¿ De veras ?
GALLARDO:                           Y tan de veras,
    que una bestia está cargada
    a la puerta de la quinta. 2420
    Vuelve la vista, y verásla.
IÑIGO:        Ya la veo, y ya te doy,
    Gallardo, brazos y gracias.
GALLARDO:        Dime, amores, por tu vida,
    ¿ sacarás luego la daga ? 2425
    ¿ Tendrémos cuerpo presente
    o enviarásme enhoramala,
    cuando soy mantenedor,
    mejor que tú, de tu casa ?
IÑIGO:        ¿ Quién te socorrió tan presto ? 2430
GALLARDO:        Si te dijera que Laura,
    la que a mi señora hospeda,
    y de Rugero es hermana,
    ¿ qué dijeras ?
IÑIGO:                                       Anda, necio.
GALLARDO:        Si en fe que te adora y ama, 2435
    mondadientes y botones
    en doblones me trocara,
    y haciendo tu amor la costa.
    socorriera nuestras faltas,
    yel alma misma te diera 2440
    porque a Matilde olvidaras.
    ¿ Qué hicieras ?        Digo otra vez.
IÑIGO:        A ser verdad lo que hablas,
    te abrasara a ti y a ella.
GALLARDO:        Y después, ¿ con qué cenaras 2445
IÑIGO:        Acabemos ya, Gallardo,
    que son burlas muy pesadas
    las tuyas para este tiempo.
    Si lo que traes dio Laura,
    vete con ello, y no vuelva 2450
    a verme jamás la cara;
    que no socorre cortés
    quien interesable agravia.
    ¡ Yo olvidar a la princesa !
    No ha pintado la mudanza 2455
    al temple en mí su hermosura
    sino en bronces y medallas.
    No quiero ya tus regalos.
GALLARDO:        Pan perdido, vuelve a casa,
    que todo esto es chilindrina. 2460
    Sirena es quien te regala.
IÑIGO:        ¿ Vióte Laura ?
GALLARDO:                              Ni por pienso.
IÑIGO:        ¿ Pues cómo hablaste a mi hermana ?
GALLARDO:        Cuando pasé por la calle,
    me llamó de la ventana, 2465
    y dándome seis doblones,
    de tus penas lastimada,
    dijo que a poder con ello.
    te diera también el alma.
IÑIGO:        ¿ Sabe que está aquí Matilde ? 2470
GALLABDO:        Yo en eso no hablé palabra;
    y si es que ella lo sospecha,
    es tan cuerda que lo calla.
    ¿ Qué es de nuestra peregrina ?
INIG0:        Por llorar después, descansa. 2475
GALLARDO:        ¿ Y adónde !
IÑIGO:                                 ¿ Tengo yo mas
    que una mal compuesta sala ?
GALLARDO:        Y una cama sola en ella,
    aunque no rica, aseada.
    Págueselo Dios al fuego, 2480
    que nos la dejó de gracia.
    ¿ Dónde piensas dormir tú ?
IÑIGO:        ¿ Ha de faltar una tabla ?
GALLARDO:        Recoleto eres de Amor;
    los zuecos solo te faltan. 2485
    Voy a dar traza en la cena;
    y a fe que no fuera mala,
    si se la diera cocida;
    cenárala en casa asada.

Vase GALLARDO.     Salen RUGERO y TEODORO y hablan los dos sin reparar en don IÑIGO

RUGERO:        ¿ Si le hallarémos aquí ? 2490
TEODORO:        No sale sino es a caza;
    que dicen que se sustenta
    con ella.
RUGERO:                           ¡ Qué hermosa casa
    aquí mi envidia abrasó !
TEODORO:        Y de qué sirvió abrasarla, 2495
    no saliendo con tu intento ?
RUGERO:        Sacó, en brazos, de las llamas
    a Matilde el español,
    siendo Eneas de su dama,
    y acreditó su nobleza 2500
    en el fuego y en el agua.
    Pero, Teodoro, ¿ no es éste ?
TEODORO:        El mismo.
RUGERO:                           Si por mi hermana
    olvida a mi opositora,
    desde hoy cesan sus desgracias. 2505

Llegando a él

    Dadme, don Iñigo, albricias
    El rey, mi señor, os llama
    para honrar vuestro valor,
    y hacer de vos confianza.
    Muchos parabienes tengo 2510
    que darosm y por mi causa
    todos ellos.
IÑIGO:                                    ¡ Oh Rugero !
    ¿ Qué es, pues, lo que el rey me manda ?
RUGERO:        Quiere haceros general
    en la guerra que amenaza, 2515
    y de vuestro esfuero fía
    su reino, su vida y fama.
    Pero esto con condición
    que siendo esposo de Laura,
    aseguréis las sospechas 2520
    que vuestro crédito agravian.
    Ya sabéis que va Matilde
    de Nápoles desterrada,
    porque contra su lealtad
    hallaron no sé qué cartas 2525
    en que convida al de Anjou
    con su estado, hacienda y armas
    para que en Nápoles reine,
    de quien es apasionada.
IÑIGO:        Bien. 2530
RUGERO:        Como el rey ha sabido
    las muestras trasordinarias
    que a costa de vuestra hacienda
    lo que la queréis declaran
    aunque conoce el valor 2535
    que invencible os acompaña,
    y que en la ocasión presente
    si su ejército os encarga
    ha de salir con victoria,
    recela que vuestra dama 2540
    tras sí la lealtad os lleve,
    del modo que os lleva el alma.
    Para asegurarse de esto,
    con Laura, mi hermana, os casa,
    dándoos título de conde, 2545
    y en su consejo os aguarda
    de guerra; y aunque merecen
    más que esto vuestras hazañas,
    la merced que os hace el rey,
    pienso que ha sido a mi instancia. 2550
TEODORO:        Laura también os espera,
    no como Matilde, ingrata,
    sino juzgando por siglos
    las horas que en veros tarda.
    Y porque con la decencia 2555
    que hombre de tanta importancia
    como vos, ahablar al rey,
    don Iñigo noble, vaya,
    en fe del amor que os tiene.
    Llenando un baúl quedaba 2560
    de joyas y de vestidos,
    curiosidades y galas.
RUGERO:        No me da lugar mi prisa
    para que aguarde las gracias
    que queréis darme por esto, 2565
    por mandarme el rey que parta
    tras Matilde y que la prenda;
    que los deudos que en Italia
    tiene, si la ven ansí,
    han de procurar vengarla. 2570
    Id, don Iñigo, a la corte,
    donde la dicha os aguarda
    que vuestro valor merece,
    y adiós.

Vanse RUGERO y TEODORO

IÑIGO:                                    Tentaciones vanas,
    no habéis de ser poderosas 2575
    para vencer la constancia
    de mi amor firme en Matilde.
    Aunque agradecido a Laura
    --¡ Vive Dios !--que aunque pusiera,
    porque a Matilde olvidara, 2580
    en mis sienes su corona
    quien me ofrece su privanza,
    agora que todo el mundo
    ingrato la desampara,
    estimo mas el servirla 2585
    que ser el mayor monarca.

Sale MATILDE

MATILDE:        Don Iñigo, desde aquí,
    Temerosa [y escondida,]
    escuché a mis enemigos
    que el rey don Fernando os llama, 2590
    que os hace su general,
    y con Laura hermosa os casa,
    que os da título se conde,
    y vuestra fortuna ensalza.
    No es mucho que lo aceptéis, 2595
    viéndoos pobre por mi causa,
    mal pagado vuestro amor,
    vuestra lealtad mal premiada...
IÑIGO:        Matilde, yo no encarezco
    lo que os quiero con palabras, 2600
    que el amor que es verdadero
    poca retórica gasta.
    Agora veréis quién soy.
    ¡ Gallardo !

Sale GALLARDO, con mandil y un cucharón

GALLARDO:                           ¿ Hay hambre ? ¿ Qué mandas ?
IÑIGO:        Cierra esas puertas.
GALLARDO:                                          Bien dices 2605
    cenar a puerta cerrada
    es cordura.
IÑIGO:                                    Date prisa;
    y escucha.
GALLARDO:                           Ya eché la tranca.
IÑIGO:        ¿ Qué cabalgadura es ésa
    qe trujiste ahora, cargada 2610
    cn la cena, de la corte ?
GALLARDO:        Ahí es de un camarada.
IÑIGO:        Ocasión se ofrece agora,
    en que muestres que me amas
GALLARDO:        Cenemos, si es que me obligas 2615
    a hacer alguna jornada.
INIG0:        Aparéjala....
GALLARDO:                           ¿ Qué intentas ?
IÑIGO:        Y aquel repostero saca
    que nos quedó.
GALLARDO:                                 ¿ Para qué ?
IÑIGO:        Ponle de suerte que vaya 2620
    la princesa mi senora,
    en él mas acomodada.
    Caminando cenaremos;
    que no ha de cogerme en casa
    el presente con que inenta 2625
    Laura vencer mi constancia.
    Guarde sus cargos el rey,
    y con ellos merced haga
    a quien, cual yo, no antepone
    a su valor su privanza; 2630
    que vos y yo, mi princesa
    como nos da ser un alma,
    corremos una fortuna,
    y es necio quien nos aparta.
    Venid, y no repliquéis. 2635
MATILDE:        ¡ Oh blasón y honra de España !
GALLARDO:        Voy a recoger la cena.
    Haré alforjas de mi capa,
    que lleve nuestro rocín
    en el arzón de tu dama. 2640
IÑIGO:        Ea, pues, démonos prisa.
GALLARDO:        En fin, ¿ hemos de ir a pata ?
IÑIGO:        Tiene Amor alas y vuela.
GALLARDO:        ¡ Bueno ! Atente tú a sus alas,
    y depáreme a mí Dios, 2645
    aquí debajo unas ancas.


ACTO TERCERO

Salen el REY y PROSPERO, vestidos como de noche

REY:        ¿ Sirena Próspero, es dina
    de mi corona real ?
PROSPERO:        Su belleza es peregrina,
    mas no a tu valor igual, 2650
    puesto que en ti predomina.
    Pero escucha, que sospecho
    que a la ventana han salido
    Sirena y Laura.
REY:                                 En mi pecho,
    de que el sol ha amanecido, 2655
    sus rayos señal han hecho.

Salen LAURA y SIRENA, a la ventana

LAURA:        Déjame, Sirena mía,
    Decir mi amor a los cielos;
    que es de noche y tendrá celos
    del sol, que ausentó su día. 2660
    En fin, ¿ tu hermano se fue
    con Matilde ?
SIRENA:                                 Las espías,
    Laura, de celos, que envías,
    puesto que vuelvan, yo sé
    que mienten, si eso te dicen; 2665
    porque los que con mi hermano
    afirman que está en Rojano
    Matilde, se contradicen;
    pues ninguno hay que haya visto
    a don Iñigo con ella. 2670
LAURA:        El alma es profeta, y della
    colijo el mal que resisto.
    No le hallaron mis criados,
    cuando en muestras de mi fe,
    el presente le envié, 2675
    a vuelta de mis cuidados.
    Por acudir a lo más,
    de servir al rey dejó.
SIRENA:        Supiéralo, Laura, yo,
    si se fuera. ¡ Extraña estás ! 2680
LAURA:        Yo siento lo que ha perdido
    con el rey, por no ser cuerdo
    y lo que en perderle pierdo,
    me hace perder el sentido.
    Pero buena intercesora 2685
    cuando vuelva, tendrá en ti
    don Fernando.
SIRENA:                                 ¿ Cómo ansí ?
LAURA:        Si el rey, Sirena, te adora,
    ¿ qué no alcanzarás con él ?
SIRENA:        Laura, ya te he suplicado 2690
    que no, porque en este estado
    me tenga el tiempo crÜel,
    pierda contigo el valor
    que de mi sangre heredé.
    Si cortés y galán fue 2695
    conmigo el rey mi señor,
    mostró, al uso de palacio,
    lo que a las damas estima.

Habla el REY bajo a PROSPERO

REY:        Príncipe, lición de prima
    oye aquí mi amor de espacio. 2700
    ¡ Que divino entendimiento !
    Alma, escuchad y aprended.
SIRENA:        ¿ Quiéresme a mí hacer merced
    que mudemos argumento ?
LAURA:        No, por tu vida, Sirena; 2705
    que podrá ser que esté aquí
    el Rey, despierto por ti,
    pues no duerme amor que pena,
    y holgaréme, si te escucha,
    que en lo que le sirvo vea. 2710

Llegando a la ventana

REY:        Aquí está quien os desea
    hacer, Laura, merced mucha.
LAURA:        ¡ Ay, Sirena, el rey !
REY:                                             También
    puede un rey ser rondador.
LAURA:        ¡ Tanta merced, gran señor ! 2715
REY:        Lo que los ojos no ven,
    porque la noche lo impide,
    oír el alma desea;
    mientras su dicha no os vea,
    Hablad, palabras os pide. 2720

Habla LAURA aparte a SIRENA

LAURA:        Aprovecha la ocasión,
    Sirena, que a tu ventura
    ofrece el cielo. Procura
    cumplir con la obligación
    en que Fernando te ha puesto. 2725
SIRENA:        Señor, ¿ pues de noche envía
    Amor a un rey por espía ?
    ¡ Caso raro !
REY:                              En este puesto
    vengo a ser posta perdida
    que en las amorosas leyes 2730
    no se preservan los reyes.
SIRENA:        A riesgo tendréis la vida,
    si perdida posta os hace
    el Amor.
REY:                           Decís verdad,
    pues perdí la libertad, 2735
    de quien vida y gusto nace.
    Bien podéis de aquí sacar
    la fuerza que en un rey tiene
    el ciego dios.
LAURA:                                 Gente viene
    no os oigan, señor, hablar. 2740

Apártanse a un lado el REY y PROSPERO.     Salen RUGERO y TEODORO.     RUGERO trae una carta

RUGERO:        Firmé la carta. Que ejecutes luego
    importa, mi Teodoro, tu partida;
    que toda dilación es peligrosa.
    Al de Rojano ofrezco aquí, de parte
    del rey, que si le da muerte a Matilde, 2745
    en cuyo amparo está, dará la mano
    a la infanta su hermana. Está la firma
    al vivo contrahecha. Parte al punto,
    y dásela en sus manos; que me importa,
    por lo ménos, gozar libre a Salerno, 2750
    quitando de por medio a mi enemiga.
    Si pones diligencia, fácilmente
    puedes llegar can postas a Rojano
    mañana a medio día.
TEODORO:                                          ¿ Y tú no escribes
    al duque, asegurando la promesa 2755
    de aquesta carta ?
RUGERO:                                       Adviertes cuerdamente.
    Espérame entre tanto que la escribo;
    que no quiero que Laura te detenga
    si en mi casa te ve, como acostumbra,
    sino que desde aquí te partas luego. 2760
TEODORO:        Aguardo pues.
RUGERO:                                 Al punto saco el pliego.

Vase RUGERO

REY:        ¿ Fuéronse ?
PROSPERO:                              El uno solo se entró en casa,
    y el otro se ha quedado en esa esquina.
REY:        Pues llévale de aquí dos o tres calles.
PROSPERO:        Si alguno, gran señor, no lo socorre, 2765
    yo sabré cómo riñe o cómo corre.
TEODORO:        (Dos hombres hay debajo de las rejas        Aparte
    de Laura, y me parece que encaminan
    a mí sus pasos.     Yo no soy más que uno...)
    ¿ Quién va ? (¡ No me responde, y desenvaina !        Aparte 2770
    Huír, Teodoro, que será desgracia
    reñir sin causa, y no morir en gracia.

Vase TEODORO y PROSPERO tras él

LAURA:        Señor, mi hermano pienso que está en casa.
REY:        Pues retiraos las dos, que no pretendo
    que sepa vuestro hermano mis amores, 2775
    y dadme, mi Sirena, vos licencia
    para cursar mas noches este sitio.
SIRENA:        Vuestra esclava soy.
REY:                                          ¿ Y no mi dama ?
SIRENA:        Sois rey, humilde yo, frágil la fama.

Vanse LAURA y SIRENA.     RUGERO sale con la carta, y habla al REY

RUGERO:        Teodoro, mi dicha estriba 2780
    en sola tu diligencia.
    No vuelvas a mi presencia,
    si a Matilde dejes viva.
    En esta carta del rey,
    aunque falsa, está el sosiego 2785
    de mi estado.     Parte luego,
    si a mi amistad guardas ley.
    Que pues otra falsa firma
    le quitó estado y honor,
    quitándome ésta el temor, 2790
    a Salerno me confirma.
    Dile al duque de Rojano
    la suerte que se le ofrece,
    y de la infanta encarece
    la hermosura; que su hermano 2795
    le espera; que el rey le hará
    el todo de su privanza;
    la lealtad que en su alabanza
    consigue, si muerte da
    a quien contra su señor 2800
    conspira; y cuando le vieres,
    dile, en fin, cuanto supieres.
REY:        (¿ Qué es esto, cielos ?)                       Aparte
RUGERO:                                             Valor
    tienes, Teodoro.     Haz de modo
    que salgas con lo que vas; 2805
    muera Matilde, y serás
    señor de mi estado todo.
    ¿ No respondes ? ¿ Qué recelas ?

Disimula la voz el REY, rebozado

REY:        Hacer callando es mejor,
    no nos sientan.     El amor 2810
    que te tengo pone espuelas
    al deseo que me lleva
    a darte gusto.
RUGERO:                                 Ya tienes
    postas, Teodoro.     Si vienes
    con la deseada nueva, 2815
    una alma somos los dos.

Dale la carta

REY:        Esto y más haré por ti.
RUGERO:        ¿ Tomaste la carta ?
REY:                                       Sí.
RUGERO:        Vete.
REY:        Voyme.
RUGERO:                              Adiós.
REY:                                       Adiós. 2820

Vase RUGERO

REY:        ¿ Vio suceso semejante
    el mundo ? ¡ Ah traidor Bugero !
    Amor, daros gracias quiero;
    pues a no ser yo hoy amante,
    no supiera el trato falso 2825
    de este traidor. Hoy verá
    Nápoles que el pago da
    al traidor un cadahalso.

Sale PROSPERO

PROSPERO:        ¡ Qué buenas fugas hiciera,
    a ser músico, el cobarde ! 2830
    Bien puedes hacer alarde
    de tu amor.
REY:                           ¿ Huyó ?
PROSPERO:                                          Pudiera
    ser músico de interés,
    según pasacalles canta;
    que hacen pasos de garganta 2835
    las gargantas de sus pies.
    ¿ Qué es de las damas ?
REY:                                                Despacio
    le diré cuánto favor
    por ellas me hizo el Amor.
    Cerca de aquí está palacio 2840
    al capitán de mi guarda
    llamad luego.
PROSPERO:                                 Pues ¿ qué ha habido ?
REY:        Milagros me han sucedido.
    El cielo a Matilde guarda.
    Di que traiga un escuadrón 2845
    de alabarderos.
PROSPERO:                                       ¿ Qué es esto ?
REY:        Aquí te espero. Ven presto.
    (¡ Darla muerte ! ¡ Hay tal traición !)        Aparte
    ¿ No vas ?
PROSPERO:                                 Sí, señor.
REY:                                             Aguarda,
    que más hará mi presencia. 2850
    (Matilde, vuestra inocencia              Aparte
    fue hoy vuestro ángel de guarda.)

Vanse.     Salen don IÑIGO, con escopeta, y GALLARDO

IÑIGO:                        Esto está bien hecho ansí.
GALLARDO:        No sé yo que tan bien hecho.
IÑIGO:        Pues ¿ qué querias ?
GALLARDO:                                       Yo, nada.
    A la quinta nos volvemos 2855
    tan medrados como fuimos.
    ¡ Amante eres de provecho !
    Ya que a Mat¡ lde llevamos
    a costa de los dineros
    que nos dio, señor, tu hermana, 2860
    pienso yo que fuera bueno
    que dándote a conocer
    al duque su primo o deudo,
    entráramos en Rojano;
    y el favor agradeciendo 2865
    con que le diste la vida,
    noble en reconocimiento,
    remediara tu pobreza,
    pues por Matilde nos vemos
    casi en pelota los dos. 2870
IÑIGO:        ¿ No eres más discreto que eso ?
GALLARDO:        Fuimos a pata con ella,
    representando el destierro
    de Egipto, como le pintan.
    Por páramos y desiertos 2875
    llegamos a media noche
    a la ciudad, y en abriendo
    las puertas de su palacio,
    entró tu señora dentro,
    despidiéndose amorosa; 2880
    y los dos, de puro cuerdos,
    como insignias de meson,
    nos quedamos al sereno.
    ¡ Cuerpo de Dios ! ¿ Fuera mucho,
    ya que fuimos arrieros 2885
    de Amor, que el duque su primo
    nos pagara aqueste tercio ?
    ¿ Somos sastres del Campillo ?
IÑIGO:        ¡ Qué de respuestas que tengo
    que dar a tus necedades ! 2890
GALLARDO:        ¡ Bien con ellas cenarémos !
IÑIGO:        ¿ Parécete a ti que fuera
    decente que un caballero
    como yo, llegara ansí
    delante del duque, necio ? 2895
    Si supieran en Rojano
    que yo por Matilde he vuelto
    contra el gusto de mi rey,
    ¿ no me culparan por ello ?
    Más precio que no me hallase 2900
    aquí el presente molesto
    de Laura, por no quedar
    mi amor a satisfacerlo,
    que cuantas riquezas trae
    a cuestas el mar inmenso. 2905
GALLARDO:        Alto pues, ya que los dos
    a las reliquias volvemos
    de nuestra abrasada Troya,
    no hay sino cazar conejos
    vuesa merced; y yo darle, 2910
    y hacer botones.
IÑIGO:                                             Primero
    iré a ver lo que el rey manda,
    pues me llamó.
GALLARDO:                                 ¿ Agora ? ¡ Bueno !
    ¡ Al cabo de cuatro días !
IÑIGO:        No ha pasado mucho tiempo. 2915
    Cumpliré con mi lealtad,
    y quitaré los recelos
    de que acompañé a Matilde,
    que no deben ser pequeños.
    En anocheciendo, iré 2920
    a verle, que no me atrevo
    a entrar en la corte ansí
    de día...        Pero ¿ qué es esto ?

Salen LISENO hablando a un CRIADO

LISENO:        Mandó el rey que le avisasen
    en llegando, porque él mesmo, 2925
    recibiéndola, quería
    honrar ansí su destierro;
    y pues la hemos encontrado
    en el camino, primero
    que llegue a Nápoles, manda 2930
    Próspero que le llevemos
    las nuevas de su venida.
CRIADO:        En esta quinta harán tiempo,
    miéntras sabe el rey que llega.
IÑIGO:        ¿ Podrémos saber, Liseno, 2935
    dónde vais con tanta prisa ?
LISENO:        ¡ Oh noble español ! No espero
    malas albricias de vos
    por la nueva que al rey llevo.
    Sabed que por la princesa, 2940
    de vuestras penas objeto,
    a pesar de desleales,
    su misma inocencia ha vuelto.
    Supo por un caso extraño
    las traiciones de Rugero 2945
    el rey don Fernando invicto,
    y después de haberle preso,
    al de Taranto ha enviado
    y a otros muchos caballeros
    por ella, para que goce 2950
    segunda vez a Salerno.
    Encontróla en el camino;
    porque el de Rojano, ejemplo
    de la lealtad en Italia,
    luego que supo el suceso 2955
    de su desterrada prima,
    le dijo, "El valor que heredo
    de mi generosa sangre,
    no sufre que el vulgo necio
    vuestro honor en duda ponga. 2960
    El rey es el juez, supremo
    de sus vasallos, y ante él
    que vamos los dos intento
    a averiguar la verdad."
    Y así a Nápoles partierou. 2965
    Sale el rey a recebirlos;
    y miéntras a darle llego
    las nuevas de su venida,
    harán alto en este puesto.
    El ruido de los coches, 2970
    si es que reparáis en ellos
    os dirá cuán cerca están.
    Si las albricias merezco
    de nuevas tan deseadas,
    de que lo mostréis es tiempo. 2975
IÑIGO:        Perdonad, Liseno amigo,
    si no os pago como debo.
    En esta escopeta sola
    se ha cifrado cuanto tengo.
    ¡ Albricias de pobre, en fin ! 2980
    La dádiva es como el dueño.
    Tomadla, y de mi creed,
    que a ser rey, fuera lo mesmo
    que de aquesta niñería,
    Liseno, de todo el reino. 2985

Dale la escopeta

LISENO:        Esta estimo yo en el alma,
    como de tal caballero;
    y adiós, que llega Matilde.

Vase con el CRIADO

IÑIGO:        Gallardo, ¿ qué dices de esto ?
GALLARDO:        Que estamos sin arcabuz, 2990
    y seguros los conejos.
IÑIGO:        ¡ Bueno es que en eso repares,
    cuando loco de contento,
    por la nueva de tal dicha,
    habías de hacer extremos ! 2995
    ¡ Cielos, Matilde está libre !
    En fe del gozo que muestro,
    sacad el aparador
    que honra vuestro firmamento.
    Sol hermoso, ya Matilde 3000
    es princesa de Salerno;
    entapizad de brocados
    aquestos montes soberbios.
    Luna, Matilde venció.
    Estrellas, signos soberbios, 3005
    hoy Matilde entra triunfando;
    coronadle los cabellos.
    Elementos, haced todos,
    pues que sois invencioneros,
    fiestas a Matilde hermosa. 3010
    Luminarias ponga el fuego,
    Vierta agua rosada el agua,
    tienda tapetes el suelo,
    aves, dadle el parabién,
    peces, romped el silencio. 3015
    Sol, estrellas, luna, signos,
    montes, valles, elementos,
    peces, aves, brutos, plantas,
    ríos, lagos, mares, puertos,
    todos interesáis lo que intereso, 3020
    y todos no igualáis a mi contento.

Vase don IÑIGO

GALLARDO:        ¡ Cielos ! Don Iñigo ha dado
    la escopeta, y no tenemos
    qué comer sino tiráis
    estrellas a los conejos. 3025
    Sol, don Iñigo está loco;
    pues sois luz, buscadle el seso,
    no le deje abuenas noches,
    que--¡ vive Dios !--que lo temo.
    Luna, en sus cascos vivís. 3030
    Cuatro cuartos por lo menos
    tenéis, dadnos otros tantos
    de ración, o ayunarémos.
    Estrellas, planetas, signos,
    ¿ qué diablos os hemos hecho 3035
    para influír en nosotros
    amores y no dineros ?
    Aves, decidle a mi amo
    que sustentarle no puedo
    con botones y palillos, 3040
    si en albricias los da luego.
    Peces, entraos por mi casa
    q aunque en carnal, comeremos
    pescado, como Vitorios,
    aunque os volváis abadejo. 3045
    Brutos, aunque brutos sois,
    más lo es quien dio sin seso
    un arcabuz, que servía
    al hambre de despensero.
    Sol, estrellas, luna, signos, 3050
    montes, valles, elementos,
    peces, aves, brutos, plantas,
    hambres, juros y reniegos,
    todos diréis conmigo que a tal tiempo
    quien la escopeta dio, o es loco o necio. 3055

Vase GALLARDO.     Salen PROSPERO, el DUQUE de Rojano, y MATILDE, bizárramente vestida con la pluma de PROSPERO en la cabeza, y ACOMPAÑAMIENTO

DUQUE:        Aquí habemos de esperar
    mientras al rey dan aviso.
PROSPERO:        Gracias al cielo, que quiso
    a luz, princesa, sacar
    vuestra justicia; y la suerte 3060
    que en veros restituída,
    mi esperanza agradecida
    en fe de mi amor advierte...
MATILDE:        Creed que en el alma tengo
    vuestras palabras impresas, 3065
    y que de vuestras promesas
    agradecida, prevengo
    paga igual a vuestro amor,
    sin que os quede a deber nada.
PROSPERO:        En la desgracia pasada 3070
    no fue bastante el rigor
    del rey, ni el veros ausente
    con dehonra tan notoria,
    a que amor en mi memoria
    no os adorase presente. 3075
    Esta banda que me distes
    animando mi esperanza,
    dirá si hubo en mi mudanza.
MATILDE:        Andante firme anduvistes;
    pero en esto no presuma 3080
    vuestro amor ser preferido;
    que yo, como no he adquirido
    de vos más que aquesta pluma,
    aunque mis joyas perdí
    mi hacienda, gusto y estado, 3085
    en su valor he cifrado
    la fe que en vos conocí.
PROSPERO:        ¿ Según eso, el rey tendrá
    el sí que espera de vos,
    desposándonos los dos ? 3090
MATILDE:        El rey es cuerdo, y verá
    que siéndole yo obediente,
    y haciéndoos tanto favor,
    es justo que a vuestro amor
    pague mi amor igualmente. 3095
DUQUE:        Admirable recreación
    en otro tiempo sería
    esta quinta, prima mía,
    y cáusame compasión
    el verla asolada ansí. 3100
MATILDE:        Mayor, duque, la tendréis,
    si a su dueño conocéis,
    pobre y retirado aquí
    por mi causa.
DUQUE:                                    ¿ Cómo es eso ?
MATILDE:        Lo que le debo os dijera 3105
    si en persona no viniera,
    loco te mi buen suceso.

Salen don IÑIGO y GALLARDO

IÑIGO:                        Bien creeréis, señora mía,
    que en celebrar esta nueva
    nadie ventaja me lleva
    y aunque, en fe de esto, podía 3110
    hacer exageraciones.
    Hable mi silencio aquí;
    que ya vos sabéis de mí
    que soy corto de razones.
MATILDE:        Ya yo sé que en vos se cifra 3115
    más valor que encarecéis,
    y que en las manos tenéis
    la lengua, que habla por cifra.
    Fernando, el rey mi señor,
    don Iñigo, envía por mí; 3120
    que quiere, honrándome ansí,
    trocar iras en amor.
    Y en prueba de esto, pretende
    darme esposo de su mano.
    Lo mucho que en éste gano, 3125
    colíjalo quien me entiende.
    Pero sin vos, no me atrevo,
    don Iñigo, a desposarme;
    ni yo, si no vais a honrarme,
    podré pagar lo que os debo. 3130
    Si vuestro amor me, respeta,
    en Nápoles os aguardo.
IÑIGO:        ¿ Cómo ?

Dice aparte a GALLARDO

                 ¿ Qué es esto, Gallardo ?
GALLARDO:        (Las balas de la escopeta.)              Aparte
IÑIGO:                        ¡ Que a casaros vais, señora !
    (¡ Ay, ingratos desengaños !)                    Aparte 3135
    ¿ Con quién ?
MATILDE:                              Con quien muchos años
    ha que me sirve y adora.
    Su firmeza a premiar vengo.
IÑIGO:        ¿ Podré yo quién es saber ?
MATILDE:        Mirad vos quién puede ser 3140
    de los que presentes tengo.
PROSPERO:        Don Iñigo, el rey conoce
    lo que a la orincesa quiero,
    y el mismo ha sido el tercero
    para que su mano goce. 3145
    Si me honra vuestro valor,
    fuerza es que cumplido sea...
    fuera de que el rey desea
    veros y haceros favor.
IÑIGO:                        (¡     Harto bien mi amor despacha !        Aparte
    ¡ Que esto escucho ! ¡ Que esto he visto ! 3150
    ¡ Cielos !)

GALLARDO habla aparte a don IÑIGO

GALLARDO:                           ¡ Oh ! ¡ Cuerpo de Cristo !
    ¡ Con la princesa borracha !
    ¡ Voto a Dios que es una puerca !
IÑIGO:        Calla, y déjame. GALLARDO.                                       Ya callo.

Sale LAURINO

LAURINO:        Señores, alto a caballo, 3155
    que tenemos al rey cerca.
MATILDE:        Vamos pues.
IÑIGO:                                          (¡ Amor injusto !        Aparte
    ¡ Al fin tirano, al fin ciego,
    al fin... !)
MATILDE:                              Haced lo que os ruego,
    si os preciáis de darme gusto, 3160
    y quedaos, Iñigo, a Dios...
IÑIGO:        (¡ Qué hasta esto quiera obligarme !)        Aparte
MATILDE:        ...porque no pienso casarme
    --¿ entendéis esto ?--sin vos.

Vase con su ACOMPAÑAMIENTO

GALLARDO:        ¡ Mas que nunca Dios la dé 3165
    salud, ni trapo en que la ate !
IÑIGO:        ¡ Que ansí Matilde me trate !
    ¡ Que ansí se premie mi fe !
    ¡ Cielos ! ¡ Tantos beneficios,
    tantos días de firmeza, 3170
    gastada tanta riqueza,
    perdidos tantos servicios !
    ¡ Mi hacienda y casa encendida,
    mal pagados mis empleos,
    mal premiados mis deseos ! 3175
GALLARDO:        ¡ Y la escopeta perdida !
IÑIGO:                        ¡ A tantas obligaciones
    ingrata ! ¿ Y con vida yo ?
GALLARDO:        Por Dios, que se le soltó
    gentil gato de doblones !
    ¡ Bien nos remedió a los dos ! 3180
IÑIGO:        ¡ Que a su boda ha de llevarme !

Remedando

GALLARDO:        "Sí, que no pienso casarme
    --¿ entendéis esto ?--sin vos.
IÑIGO:                        ¡ Con un hombre, todo viento,
    todo plumas y palabras,
    te casas, y estatuas labras 3185
    al desagradecimiento !
    ¡ Con quien en la adversidad
    tan corto y avaro fue,
    que te vio salir a pie,
    y en prueba de su crueldad, 3190
    a darte no se comide
    el socorro limitado
    del pobre mas desdichado
    que de puerta en puerta pide !
    ¡ Un hombre, un mozo siquiera, 3195
    que asegurara tu honor !
GALLARDO:        Un borrico de aguador,
    en que fueses caballera.
IÑIGO:                        ¿ Y a quien con voluntad tanta
    su pobre casa te dio... ?
GALLARDO:        ¿ Y en una tabla durmió, 3200
    con medio tapiz por manta... ?
IÑIGO:                        ¿ A mi amor tan verdadero,
    que a hacer por ti se dispuso... ?
GALLARDO:        ¿ Contra la costumbre y uso,
    a un lacayo botonero... ?
IÑIGO:                        ¡ Cosas indignas, en fin,
    de mi nobleza y valor.... ! 3205
GALLARDO:        ¡ Yendo a pata mi señor,
    delante de tu rocín... !
IÑIGO:                        ¿ Pagas con dejar burlada
    mi fe, y os casáis los dos ?
    ¿ Tú eres noble ?
GALLARDO:                                    ¡ Vive Dios,
    que es una desvergonzada, 3210
    y que no tiene conciencia;
    y si es mujer, salga aquí !
IÑIGO:        ¡ Y que me mandes ansí,
    porque muera en tu presencia,
    hallarme en tu boda !
GALLARDO:                                                ¡ Vos 3215
    sois tan gentil Amadís,
    que iredes allá !     ¿ Advertís ?
IÑIGO:        Pues, ingrata, vive Dios,
    que ha de ver la corte toda,
    a costa se mi quietud, 3220
    mi amor y tu ingratitud.
    Hallarme tengo a tu boda,
    y muriendo de esta suerte,
    seremos con nombre igual,
    yo hasta la muerte leal 3225
    y tú ingrata hasta la muerte.

Vase don IÑIGO

GALLARDO:        Pues no ha de quedar por mí.
    Vaya, en este trance fiero,
    la soga tras el caldero.
    Soga soy.     Ya voy tras ti. 3230
    Muramos juntos los dos
    contigo quiero enterrarme,
    porque "yo no he de casarme
    --¿ entendéis esto ?--sin vos."

Vase GALLARDO.     Salen el REY, el DUQUE de Rojano, MATILDE, PROSPERO y ACOMPAÑaMIENTO

REY:        Princesa, toda mi corte 3235
    de veros venir se alegra,
    a pesar de desleales,
    triunfando vuestra inocencia.
    Si engañado os castigué,
    con haceros hoy condesa 3240
    de Valdeflor satisfago
    mi rigor y vuestras penas.
    Princesa y condesa sois.
MATILDE:        Esclava de vuestra alteza
    es el blasón mas ilustre 3245
    que mi dicha estima y precia.
REY:        Duque, de vuestra lealtad
    habéis dado nobles muestras,
    y es razón, pues me servís,
    que salga yo de esta deuda 3250
    a mi hermana os prometía
    quien, falseando mi letra,
    en fe de que todo es falso.
    Por mí os pidió la cabeza
    de vuestra inocente prima; 3255
    pero yo que la nobleza
    de vuestra sangre conozco,
    he de cumplir su promesa.
    Esposo sois de la infanta.
DUQUE:        Si ansí vuestra alteza premia 3260
    propósitos de servirle,
    ejecutados, ¿ qué hiciera ?
    Con sus pies honro mis labios.

Salen don INIG0 y GALLARDO.     Hablan los dos retirados

GALLARDO:        Dios ponga tiento en tu lengua.
IÑIGO:        A lo menos con mi vida, 3265
    que ya mi muerte se acerca,
    quedaré libre de engaños
    y Matilde satisfecha.
MATILDE:        (¡ Cielos ! Don Iñigo es éste.           Aparte
    Amor, bastan tantas pruebas. 3270
    Prevenid a su lealtad
    coronas que sean eternas.)
REY:        Princesa, el conde de Anjou
    poderoso, dicen que entra
    contra mí, es necesario 3275
    salir luego a la defensa.
    El príncipe de Taranto
    ha de ser en esta guerra
    mi capitán general
    y no dudo que la venza 3280
    si agora le dais la mano;
    que amor que esperanzas premia,
    cuando con Marte se junta,
    la vitoria tiene cierta.
    Hacedme a mí este servicio. 3285
MATILDE:        Corriendo por vuestra cuenta,
    Gran señor, mi ser y vida,
    obedeceros es fuerza....
IÑIGO:        (¡ Ay cielos !)                                   Aparte
GALLARDO:                                 (¡ Aquí fue Troya !)        Aparte
MATILDE:        ...pero, pues que vuestra alteza 3290
    servirle en esto me manda,
    y compara la experiencia
    a la muerte un casamiento,
    pues en fe de esta evidencia,
    los muertos y los casados 3295
    son solos los que se velan,
    vuestra alteza aquí primero
    ha de ajustar ciertas cuentas,
    que están muy enmarañadas.
REY:        ¿ Qué enigma es ése, princesa ? 3300
MATILDE:        Es un pleito de acreedores;
    mas dígame vuestra alteza
    ¿ la satisfaccion no manda
    pagar en la especie mesma ?
REY:        La que es rigurosa, sí. 3305
MATILDE:        Luego, ¿ es fuerza que quien deba
    palabras, pague en palabras,
    y obras en obras ?
REY:                                       Es fuerza.
MATILDE:        Pues, príncipe de Taranto,
    yo que soy deudora vuestra 3310
    de palabras y de plumas,
    razón es que os pague en ellas.
    En mi fortuna dichosa
    me obligastes con promesas;
    solo en palabras librastes 3315
    vuestra aficion en la adversa;
    y ansí, en palabras os pago;
    y porque no sé que tenga,
    si no es sola aquesta pluma,
    de vuestro amor leve prenda, 3320
    restituyéndoosla agora,
    quiero que Nápoles vea...

Quítase la pluma del tocado y dásela

    ...que os pago con igualdad,
    y salgo de aquesta deuda.
    Agora falta que pague 3325
    obras que mi amor empeñan
    y dé por deuda pedida
    quien de mi olvido se queja.

Dirígese a don IÑIGO, y le presente al REY

    Don Iñigo es, señor, éste,
    que viene ante vuestra alteza 3330
    a hacer en mi ejecución,
    y pretende sacar prendas.
    Tres años ha que es ejemplo
    de valor y de firmeza,
    siendo su amor todo manos, 3335
    si el príncipe todo lenguas.
    Tres veces me dio la vida;
    y es bien, pues es dueño de ella,
    que tome su posesión;
    y premiando su nobleza, 3340
    en su favor sentenciéis
    a que yo su esposa sea.
REY:        Quien tan bien, Matilde, paga,
    bien es que crédito tenga
    sobre mi reino y corona, 3345
    y que don Iñigo adquiera
    lo que es suyo de derecho.
IÑIGO:        Déme los piés vuestra alteza,
    y eche la culpa a mi amor
    de que de este modo venga. 3350

Aquí debe aparecer SIRENA en el fondo del teatro

REY:        Dadle a Matilde la mano;
    y pues hoy se pagan deudas,
    y en los reyes las palabras
    de obras firmes tienen fuerza,
    la que le ha dado mi amor 3355
    a vuestra hermana Sirena
    quiero yo también pagar.
    Mi esposa es, y vuestra reina.
IÑIGO:        Todo el bien me viene junto,
GALLARDO:        ¡ Oh bien perdida escopeta ! 3360
    ¡ Oh bien perdidos botones !
    ¡ Oh bien abrasada hacienda !

Sale SIRENA

SIRENA:        Gran señor, pues mi ventura
    a vuestra real mano llega,
    cuando no es merecedora 3365
    de los pies que humilde besa,
    y hoy pagan sus deudas todos,
    Laura está sin culpa presa,
    a cuya causa atribuyo
    lo que mi suerte interesa. 3370
    No he de ser yo sola ingrata.
REY:        A mi gracia Laura vuelva,
    y si Próspero es su esposo,
    la haré del Ferro marquesa.
PROSPERO:        Por su intercesor os puse, 3375
    gran señor, y si desprecia
    mi dicha tanta merced,
    han de decir en mi afrent
    que no soy más que palabras.
SIRENA:        Humilde a vuestra presencia 3380
    a besaros los pies sale.

Sale LAURA

MATILDE:        Pues yo, gran señor, merezca
    el perdón para su hermano.
REY:        Como salga de mi tierra,
    se le concedo por vos. 3385

A don IÑIGO

GALLARDO:        Y mis botones, ¿ se quedan
    sin pagar, cobrando todos ?
IÑIGO:        Gallardo, la quinta mesma
    de mis grandezas teatro,
    con fábrica insigne y nueva, 3390
    en labrándola, será
    tuya.
GALLARDO:        ¿ Y qué he de hacer en ella
    sin dineros ?
IÑIGO:                                       Gozarásla
    con mil ducados de renta. 3395
GALLARDO:        ¡ Harto habrá para palillos !
REY:        Vamos, y ordénense fiestas
    que nuestras bodas serán
    en dando fin a esta guerra.
IÑIGO:        Deje palabras quien ama, 3400
    que sin obras todas vuelan;
    porque palabras y plumas,
    dicen que el viento las lleva.


FIN DE LA COMEDIA