Tirso de Molina
La ninfa del cielo

   


Personas que hablan en ella:
  • CARLOS, duque de Calabria
  • DIANA, su mujer
  • ROBERTO, criado
  • NINFA, condesa de Valdeflor
  • ALEJANDRO
  • LAURA
  • CESAR
  • HORACIO
  • JULIO
  • CARDENIO
  • FABIO
  • POMPEYO
  • UNA MUJER
  • Un CORREO
  • Un LABRADOR
  • LA MUERTE
  • Un ANGEL
  • ANSELMO, ermitaño
  • SILENO, labrador
  • El Diablo BARQUERO
  • Jesús CRISTO
  • Dos MARINEROS
  • ALCINO, labrador
  • ERGASTO, labrador
  • FILENO, labrador
  • Un PASTOR
  • MUSICOS, que son los labradores


JORNADA PRIMERA

Salen ROBERTO y CARLOS de caza

ROBERTO:        Dirás que no es necedad
    la caza, en que el tiempo pierdes
    y lo mejor de tu edad,
    pues pasas los años verdes,
    Carlos, en la soledad. 5
    Un filósofo decía
    que sólo un bruto podía
    vivir en ella contento;
    que al humano entendimiento
    agrada la compañía. 10
    Tú, entre robles y entre tejos,
    gustas de andar todo el año,
    siempre de la corte lejos,
    sin que te escarmiente en daño
    ni te enfrenen los consejos. 15
    Donde vas tras un halcón
    que, remontado y perdido,
    imita tu inclinación.
CARLOS:        Los criados siempre han sido,
    Roberto, de una opinión. 20
    ¿ Cuándo el gusto en el servicio
    pareció del dueño bien ?
    Porque es murmurar su oficio,
    y estar quejosos también
    de poca lealtad indicio. 25
    Nuestros altos pensamientos
    desdicen de los intentos
    que tenéis siempre vosotros,
    y nunca estáis de nosotros
    satisfechos ni contentos. 30
    Somos, cuando no gastamos,
    miserables; cuando hacemos
    grandezas, locos estamos,
    si callamos, no sabemos;
    si somos graves, cansamos; 35
    la llaneza nos estraga,
    nada intentamos sin paga;
    no hay cuando más les obliga
    hombre que verdad nos diga
    ni bien de balde nos haga; 40
    nunca tenemos amigos,
    porque son nuestros criados
    necesarios enemigos.
ROBERTO:        Serán los poco obligados;
    que los fieles son testigos 45
    que te sirvo como un perro
    en el cuidado y lealtad,
    siguiendo de cerro en cerro
    tu caza o tu necedad,
    siempre en perpetuo destierro; 50
    que de esto no he murmurado
    por costumbre de criado,
    de quien no hay señor seguro;
    como hombre humano murmuro
    por tu gusto desterrado. 55
    A ser las garzas, señor,
    que venimos a volar
    mozas, no fuera rigor
    de un marqués de Mantua andar
    hecho siempre cazador; 60
    pero una garza que al cielo
    sube, ¿ qué me importa a mí
    que un neblí la abata al suelo
    si mi apetito es neblí
    de más ordinario vuelo ? 65
    Toda mi volatería
    es conquistar a Lucía
    o a Marina, que jamás
    se resistieron, y es más
    descansada cetrería, 70
    comer bien, cenar mejor,
    haciendo después, señor,
    de la gala y del paseo
    alfaneques del deseo
    y tagarotes de amor; 75
    y no andar de sierra en sierra
    con oficio que embaraza
    y a tantos nobles destierra.
    Responderás que la caza
    es imagen de la guerra, 80
    que es de todos opinión
    para que gusto no atajen
    a los que de aquéste son;
    y yo digo que a esta imagen
    tengo poca devoción. 85
    Siempre que siendo aprendiz
    del mar, que es danés Urgel,
    me pongo el guante infeliz
    y luego el halcón en él,
    me considero tapiz 90
    y pienso que estoy colgado
    en la sala de un letrado
    entre David y Sansón.
CARLOS:        ¡ Extraña imaginación !
ROBERTO:        Estoy como halcón templado 95
    y pueden cantar en mí.
CARLOS:        ¿ Dónde dejaste, Roberto,
    nuestros caballos ?
ROBERTO:                                          Allí
    los dejé arrendados.
CARLOS:                                          Muerto,
    por socorrer al neblí, 100
    traigo el bayo.
ROBERTO:                                          Mi alazán
    quiso correr por los vientos,
    y pienso que quedarán
    aguados como contentos,
    según cansados están. 105
CARLOS:        No hay que tener del halcón
    por esta noche esperanza.
ROBERTO:        Ni aun de cenar, que es razón;
    de quien hace confianza
    en viento, castigos son, 110
    que como camaleones
    hemos de gastar del viento
    donde tu esperanza pones,
    que son torres sin cimiento
    las alas de tus halcones. 115
CARLOS:        Ningún cazador parece
    de los míos; y anochece
    a más priesa, ¿ qué haremos ?
ROBERTO:        Buscar adonde cenemos,
    que fortuna nos ofrece 120
    aquí una hermosa alquería,
    aunque en edificios creo
    poco de la suerte mía
    hipócritas del deseo,
    todo vista y fantasía. 125
CARLOS:        No es bien la desautorices,
    que del dueño nos ofrece
    esperanzas más felices.
ROBERTO:        Todo es ventanas; parece
    edificio de narices. 130
    Más que dormir me remedia
    a mí el comer, y habra sido,
    como dicen, vida media,
    ya que nos hemos perdido
    como reyes de comedia. 135

Dentro relinchos y alegría

CARLOS:        Gente suena.
ROBERTO:                                    Labradores
    deben de ser que de flores
    dulcemente coronados
    son ladrones de estos prados
    y cantando, ruiseñores. 140
CARLOS:        El trabajo y la labor
    deben de acabar.
ROBERTO:                                    Es cierto,
    y se irán a Valdeflor.
CARLOS:        ¡ Alegre vida, Roberto !
ROBERTO:        Para un jabalí, señor. 145

Salen los LAURA, ERGASTO y los MUSICOS y la MUSICA, todos de villano con guirnaldas, y cantando esta letra

MUSICOS:        "Que si viene la noche
    presto saldrá el sole,
    que si viene la noche,
    con la luna alegre
    presto saldrá el sole, 150
    de estos campos verdes
    el día y la noche
    presto saldrá el sole."
ROBERTO:        Buenas noches, gente honrada.
MUSICO 2:        Vengan muy enhorabuena, 155
    que aliñada está la cena.
ROBERTO:        Más el embite me agrada
    que la música, ¡ par diós !
MUSICO 3:        Debemos de cantar mal.
ROBERTO:        Traigo una hambre cerval, 160
    aquí para entre los dos,
    y ésa es la causa.
MUSICO 2:                                             No habéis
    llegado a casa vacía.
CARLOS:        ¿ De quién es esta alquería ?
MUSICO 2:        ¿ Sois noble y no lo sabéis ? 165
CARLOS:        No estuve otra vez aquí,
    porque esta vez que he venido
    ocasión la caza ha sido
    por socorrer un neblí
    que ha que seguimos tres leguas 170
    con este mismo cuidado,
    hasta que la noche ha entrado
    pidiendo al cansancio treguas,
    que los caballos están
    de cansados y rendidos 175
    sobre la hierba tendidos.
LAURA:        Ergasto, ¿ no es muy galán ?
ERGASTO:        ¿ Ya le has mirado ?
LAURA:                                       ¡ Pues no !
    ¿ Estoy yo ciega ?
ERGASTO:                                       Ojalá
    quedes. Pues Laura, lo está 180
    la que antes. Loca, miró.
    Así fuerais las mujeres
    ciegas como la Fortuna,
    porque no hubiera ninguna
    de tan varios pareceres; 185
    la vista os echa a perder,
    que para nuestros enojos
    son basiliscos los ojos
    de la más bella mujer.
    No habéis menester oídos 190
    ni lengua, que si son bellos
    y libres, tenéis en ellos
    todos los cinco sentidos;
    que fuerais--no son antojos
    sino experiencia de males-- 195
    bellísimos animales
    a haber nacido sin ojos.
LAURA:        Pues yo me los sacaré
    por no darte pesadumbre.
ERGASTO:        Y verás por la costumbre 200
    que tienes de ver.
LAURA:                                          A fe
    que no imaginé jamás
    darte celos.
ERGASTO:                              No son celos,
    sino unos nobles recelos
    de estimarte, Laura, en más. 205
CARLOS:        Al fin, ¿ Ninfa, la condesa
    de Valdeflor, vive aquí ?
MUSICO 3:        Gusta del campo, y así
    la caza también profesa,
    porque después que heredó 210
    a Valdeflor, esa villa
    que está del mar en la orilla,
    aunque tan moza quedó,
    se retiró a esta alquería,
    donde de esta suerte pasa 215
    que os he dicho.
CARLOS:                                    ¿ No se casa ?
MUSICO 2:        ¡ Lindo es aqueso, a fe mía,
    para su condición !
CARLOS:                                             ¿ Cómo ?
MUSICO 3:        Da en aborrecerlo en suma.
CARLOS:        Mire que el tiempo es de pluma 220
    para esperanzas de plomo,
    y si le deja pasar,
    pensando verse empleada
    en un rey, vieja y burlada
    será posible quedar 225
    sin dejarle a Valdeflor
    heredero, porque dura
    poco la humana hermosura.
MUSICO 2:        No hay en Nápoles señor
    que no la haya pretendido 230
    para casarse con ella,
    y ella a todos atropella
    porque no quiere marido.
    Su inclinación solamente
    es el campo y ejercicio 235
    de la caza, y no otro vicio.
ROBERTO:        Debe de ser impotente.
CARLOS:        Calla, loco.
MUSICO 2:                                    De los hombres,
    en tratándole, señor,
    de casamiento o amor, 240
    aborrece hasta los nombres;
    y como si un hombre fuera,
    hace dos mil maravillas
    a caballo en las dos sillas,
    y a pie robusta y ligera. 245
    No hay quien la gane a tirar
    todo cuanto alcanza a ver,
    quien la aventaje a correr
    ni quien la rinda a luchar.
    Fatiga al agua y el monte 250
    con los perros diligentes
    y con aves diferentes
    las que tiene este horizonte,
    y así en el agua, en los vientos
    y en la tierra poder tiene 255
    y a ser absoluto viene
    dueño de tres elementos.
    A competir con el sol,
    a quien en belleza gana,
    salió al monte esta mañana 260
    en un caballo español,
    sobre cuya piel manchada
    mostró tanta bizarría,
    que acobardó los del día
    llenos de espuma dorada. 265
    Sobre una corta basquiña
    un vaquerillo sacó,
    que pienso que el sol bordó,
    porque de rayos le ciña,
    formando crespas espumas 270
    de oro el cabello en su esfera
    con un sombrero o montera
    hecho una selva de plumas;
    espada pendiente al lado,
    una pistola al arzón 275
    y en esta mano un halcón.
CARLOS:        ¡ Bellamente la has pintado !
    Parte de dicha habrá sido
    perderme, aunque puede ser
    que de ver esta mujer, 280
    Roberto, esté más perdido.
ROBERTO:        No hayas miedo, que no tienes
    tan honrada inclinación;
    si esta mujer fuera halcón,
    pudiera ser.
CARLOS:                              ¡ Lindo vienes ! 285
MUSICO 2:        Estimará la condesa
    hospedar vuestra persona
    por lo que el talle os abona
    y su grandeza interesa,
    que a muchos que por aquí 290
    pasan lo mismo hacer suele.
CARLOS:        ¿ No es hora ya de que vuele ?
MUSICO 2:        Ya no tardará, que así
    a recibirla salimos
    muchos, cantando y bailando 295
    todas estas noches cuando
    viene de caza, y venimos
    cantando delante de ella
    y bailando, que le agrada
    esta llaneza, cansada 300
    de la corte.
ROBERTO:                              No hay doncella
    de tan extrañas costumbres
    desde un mar al otro mar,
    amiga siempre de andar
    entre brutos y legumbres, 305
    siendo mujer tan hermosa.
    Tórtola debió de ser
    antes que fuese mujer;
    no puede ser otra cosa,
    porque tanta soledad 310
    sin admitir compañía
    es de la sospecha mía
    prueba.
LAURA:                        Tañed y cantad,
    que la condesa nuesa ama
    viene.

Sale NINFA, la condesa, acompañada de muchos pastores, en un caballo, con halcón en la mano, como se ha dicho

CARLOS:                        ¡ Gallardía excelente ! 315
MUSICO 2:        Venga con bien.
CARLOS:                                 Justamente,
    Roberto, Ninfa se llama.
MUSICOS:        Que si viene la noche
    presto saldrá el sole.
UNO:        Que si viene la noche 320
    con la alegre luna
    presto saldrá el sole
    de nuestra hermosura.
TODOS:        El día y la noche,
    presto saldrá el sole. 325
NINFA:        Pasead ese caballo
    antes que al pesebre vais
    con él.
MUSICO 2:                        Con salud vengáis;
    que no hay labrador vasallo
    vuestro, señora, que en viendo 330
    esa divina hermosura,
    respete la noche oscura
    que entra estos campos vistiendo.
    Agora empieza a nacer
    de vuestros ojos la aurora, 335
    y en estos prados, señora,
    el abril a florecer;
    agora el sol ha salido
    y las aves se han cantado,
    el alba aljófar llorado 340
    y estas fuentes se han reído.
NINFA:        Guárdeos Dios a todos. Pues,
    ¿ qué se ha hecho todo el día ?
LAURA:        Desean, señora mía,
    estos prados, vuestros pies; 345
    vuestros ojos, estas fuentes;
    vuestras doradas mejillas,
    las alegres maravillas;
    los jazmines, vuestros dientes;
    que en tanto que estos favores 350
    aguardan con vuestro aliento,
    buenaa nuevas daba el viento,
    mensajero de las flores;
    y a vuestro hermoso arrebol,
    haciendo nosotros salva, 355
    como pájaros al alba,
    esperábamos al sol.
NINFA:        A tus ojos, Laura, hacían
    esas lisonjas, que son
    albas de más perfección 360
    que a las del sol desafían.
MUSICO 2:        ¿ Cómo os fue al fin por allá ?
    ¿ Hallastes en la laguna
    garzas ?
NINFA:                        Y entre muchas una,
    que es cometa pienso ya. 365
MUSICO 2:        ¿ De qué suerte ?
NINFA:                                       Yo llegué
    a la parte que esos cerros
    la cercan, y con los perros
    del agua la levanté,
    y por dar al viento velas, 370
    quité, luego que la vi,
    el capirote al neblí,
    las lonjas a las pigÜelas.
    Hizo una punta en el cielo,
    y ella temiendo la punta, 375
    al mismo cielo se junta
    desmintiendo al neblí el vuelo;
    revuelve el halcón las alas,
    y tan alta punta dio,
    que encima de ella se vio 380
    poniéndole al cielo escalas;
    vuelve a bajar como el viento
    y el neblí sobre ella baja,
    que parece que la ataja
    por el mismo pensamiento; 385
    el pico en ella arrebola
    dos veces y al viento iguala,
    y por debajo del ala
    le descompone la cola;
    otra vez la garza sube 390
    con más furia que bajó,
    y junto al sol pareció
    él átomo y ella nube.
    Llegó el neblí a acometella,
    y pienso que en este estado 395
    le dio en el cielo sagrado
    el sol por alguna estrella,
    que nunca más pareció;
    y deslumbrado el neblí,
    hecho un Icaro, de allí 400
    a la laguna bajó;
    socorríle, y a la tarde,
    adonde la garza eché,
    dos martinetes volé.
MUSICO 2:        Muchos años Dios te guarde 405
    para gloria, para honor
    de estos campos.
ROBERTO:                                 ¡ Bien por cierto !
CARLOS:        Admirado estoy, Roberto;
    no vi gallardía mayor.
NINFA:        ¿ Quién es este caballero ? 410
ROBERTO:        ¿ No dirá--¡ cuerpo de Dios !--
    vueseñoría estos dos ?
NINFA:        Tenéis talle de escudero
    suyo más que de su igual.
ROBERTO:        De talle sois entendida; 415
    mucho sabéis, por mi vida.
CARLOS:        Aparta.
ROBERTO:                           Trátame mal,
    por que no parezca bien.
    ¡ Oh envidia, en cualquiera parte
    tu veneno se reparte ! 420
CARLOS:        Tiemblo y ardo a su desdén
    con ser mayor su hermosura.
ROBERTO:        Luego ¿ estás enamorado ?
CARLOS:        ¡ Y loco !
ROBERTO:                           Aun ese cuidado
    es disculpada locura. 425
CARLOS:        Quiero gozar la ocasión
    de haberme tan bien perdido.
NINFA:        Vos seáis muy bien venido.
    ¡ Hola¡     guardad ese halcón.
CARLOS:        Téngame vueseñoría 430
    por su esclavo.
NINFA:                                 Yo lo soy.
CARLOS:        Roberto, temblando estoy.
ROBERTO:        ¡ Qué amorosa cobardía¡    
CARLOS:        Otro neblí me ha traído,
    que socorrer pretendí, 435
    más de tres leguas de aquí;
    donde tan dichoso he sido
    y espero tanto favor.
NINFA:        La persona y ejercicio
    de la caza dan indicio 440
    de vuestra sangre y valor.
    Cuando os falte ese neblí
    y no le podáis cobrar,
    bien podéis en su lugar
    serviros del que está aquí; 445
    que a fe que no es menos bueno
    que el vuestro, y le estimo en más
    que a Valdeflor, pues jamás,
    estando el cielo sereno,
    se le escapó, si no es hoy, 450
    en el viento martinete
    o garza que no sujete.
CARLOS:        Puesto que buscando voy
    el que perdido no está,
    no es razón ni cortesía 455
    quitarle a vueseñoría
    lo que estima tanto ya,
    antes presentarle entiendo
    algunos que aún tengo alas
    con que servirla.
NINFA:                                       Jamás 460
    cuando dar algo pretendo
    di lo que menos estimo,
    porque no es dádiva aquella
    en que el dueño no atropella
    grande valor.
CARLOS:                                 No me animo 465
    a ofreceros cosa mía,
    que para vuestra grandeza
    corto don es la riqueza
    que toda el Arabia cría.
NINFA:        Conforme a mi condición, 470
    no tiene cosa ninguna
    de cuantas da la Fortuna
    valor.
CARLOS:                        Y tenéis razón.
NINFA:        Sólo estimo en el presente
    el valor de quien le da; 475
    mas cesen ofertas ya,
    que es lisonja impertinente,
    y entrad donde descanséis,
    que el halcón que habéis perdido
    puede ser, si aquí ha caído, 480
    que al nuevo sol le cobréis,
    que no es mala esta posada
    para una noche.
CARLOS:                                 El favor
    que ofrece vuestro valor,
    de que estáis acreditada, 485
    y os rinde esta soledad,
    no puedo dejar, señora,
    de recibir.
NINFA:                              Desde agora
    será vuestra la mitad,
    y toda entera también 490
    para cuando algunos días,
    venciendo melancolías
    que los tráfagos os den
    de la corte, andéis cazando
    y lleguéis a esta alquería, 495
    que honráis.
CARLOS:                              Si vueseñoría
    de esa suerte me va honrando,
    quedaré para servilla
    siempre corto y obligado.
NINFA:        Si os hubiereis bien hallado 500
    mañana en esta casilla,
    y os quisiereis detener
    a divertir algún día
    en caza o pesca, os podría
    alguna lisonja hacer, 505
    porque el duque generoso
    de Calabria, cuyos pies
    besan esos mares, que es
    tan rico y tan poderoso,
    no me podrá aventajar. 510
ROBERTO:        Pienso que te ha conocido.
CARLOS:        ¿ Cómo, estando sin sentido ?
NINFA:        Estos campos y este mar
    diferentemente arados
    rinden feudo a esta alquería 515
    cada noche y cada día
    de cazas y de pescados
    que me tributa Neptuno
    con el anzuelo y las redes.
CARLOS:        Ser quiero a tantas mercedes 520
    agradecido importuno,
    que por fuerza he de aguardar
    algunos criados míos
    que por mar, valles y ríos
    perdidos deben de andar, 525
    y, no sé si tanto ya
    como yo.
NINFA:                        No lo estáis mucho.
CARLOS:        ¡ Ay cielo ! ¿ Qué es lo que escucho ?
ROBERTO:        Picada pienso que está
    también; déjala poner 530
    en el anzuelo que mira
    y luego el carrete tira,
    que también Ninfa es mujer.
CARLOS:        Roberto, es ninfa del cielo.
ROBERTO:        Está en carne humana agora. 535
NINFA:        (¡ Buen talle de hombre !)                 Aside
CARLOS:                                                Señora,
    que soy grosero recelo
    en deteneros aquí.
NINFA:        Vamos.
CARLOS:                        No digas quién soy.
ROBERTO:        Ya sobre el aviso estoy. 540
CARLOS:        Mayor belleza no vi.
ROBERTO:        Habla, atrévete, importuna,
    no acobardes los sentidos,
    pues a los más atrevidos
    favorece la Fortuna. 545
CARLOS:        Temo el natural desdén.
ROBERTO:        Nunca quien temió venció.
NINFA:        Venid. (No me pareció                    Aparte
    hombre en mi vida más bien.)
    ¿ Cómo os llamáis ?
CARLOS:                                          Yo, señora, 550
    Carlos.
NINFA:                        Buen nombre tenéis.
ROBERTO:        Y para lo que mandéis,
    yo Roberto, y seré agora
    por vos Roberto el diablo.
NINFA:        (Carlos, atrevido andáis;              Aparte 555
    dentro del alma os entráis.)
ROBERTO:        ¿ A quién digo, con quién hablo ?
    También soy de carne y gÜeso;
    labradora celestial,
    que estoy herido del mal 560
    de vuestros ojos confieso,
    que dentro el alma me ha hecho
    cosquillas y estoy perdido.
    Una mano sola os pido.
LAURA:        Esa os hará mal provecho. 565
ERGASTO:        Hidalgo, apártese un poco,
    no se le llegue tan cerca
    a la labradora.
ROBERTO:                                 ¿ Es terca ?
    ¿ tira coces ?
CARLOS:                                 Yo voy loco.
ROBERTO:        Y necio.
NINFA:                              (¿ En qué ha de parar     Aparte 570
    tanto porfiar, amor,
    que me gÜeles a traidor ?
    ¡ Ay Carlos !)
LAURA:                              Volvé a cantar.
MUSICOS:        "Que si viene la noche
    presto saldrá el sole." 575

Vanse todos cantando.     Suena ruido dentro de embarcación y hablan dentro los MARINEROS

MARINERO 1:        Antes que sople más el viento, amaina.
    Tomaremos el faro de Mesina
    con más próspero tiempo.
MARINERO 2:                                                Echa el esquife,
    tomaremos de tierra algún refresco,
    o por lo menos agua en esta playa. 580
MARINERO 3:        Amaina, echa las áncoras a tierra.
    ¡ Fondo, fondo !

Sale ROBERTO por un lado del tablado o en alto

ROBERTO:                                    ¡ Notable vocería !
MARINERO 1:        De aquí saldremos a la luz del día.
ROBERTO:        Nave llegó a la playa y fondo ha dado,
    que desde estos balcones con la luna 585
    las blancas velas amainar se han visto;
    o viene de Mesina o pasa el faro
    cuyo estrecho de mar términos pone
    a las Sicilias dos, siendo de Rijoles
    el puerto de Mesina opuesta playa. 590
    ¡ Qué calma goza el mar !     Dátiles pide;
    déselos, pues los tiene, Berbería.
    ¡ Oh, mala bestia !     ¿ Quién de ti se fía ?

Sale CARLOS

CARLOS:        ¡ Roberto !
ROBERTO:                           ¿ Qué hay, señor ?
CARLOS:                                                Dichosas nuevas.
ROBERTO:        ¿ Has heredado a Nápoles acaso, 595
    o el neblí pareció ? ¿ Qué traes de nuevo ?
CARLOS:        La aventura mayor que el cielo ha dado
    a un tierno, a un loco, a un firme enamorado.
ROBERTO:        ¿ Tan presto estás enamorado y tierno,
    loco y firme ? ¡ Notable viento corre ! 600
    Vuelve a cenar, que estás desvanecido
    y yo lo estoy de haber mejor bebido;
    porque en entrando aquí pregunté luego
    del santo botiller por la posada,
    y con tanto jamón seis veces tuve 605
    del vino Pusílico las veces,
    aunque para mi sed bastaban heces.
    Pero dime el suceso de tu historia.
CARLOS:        Roberto, Ninfa pienso que me quiere,
    o me engaña mi propio pensamiento. 610
ROBERTO:        A mí me preguntó si eras casado,
    cuando entraba contigo.
CARLOS:                                             ¿ Y qué dijiste ?
ROBERTO:        Que no, por no decir verdad en nada.
CARLOS:        La mentira, Roberto, fue acertada.
ROBERTO:        Preguntóme tu estado, y respondíle 615
    que eras señor de doce mil ducados
    de renta y de los buenos de Sicilia,
    aunque era de Calabria tu familia.
CARLOS:        Todo eso importa para el bien que aguardo.
    Gozarla determino.
ROBERTO:                                       ¿ De qué suerte ? 620
CARLOS:        Con una dama suya me ha enviado
    a decir que me quiere hablar a solas;
    que en abriendo la puerta de un retrete
    que en esta parte está, con el recato
    que es necesario llegue; y me apercibe 625
    que como quien soy haga.     Y yo pretendo
    engañarla, Roberto, con la mano
    de marido, y gozar la más felice
    mujer que vio Calabria y que dio Grecia
    a Troya para incendio.
ROBERTO:                                             ¿ Y si es Lucrecia 630
    en los intentos castos ?
CARLOS:                                                ¡ Ah Roberto !
    ¿ Qué mujer hay en la ocasión tan fuerte
    que salga vencedora y no vencida
    de un hombre tan a solas persuadida ?
ROBERTO:        ¿ Y qué piensas hacer después ?
CARLOS:                                                         Estarme 635
    gozando su hermosura algunos días
    alargando las vanas esperanzas
    del casamiento, que te juro, amigo,
    que fuera su marido si Diana
    me faltara esta noche.
ROBERTO:                                             A su excelencia 640
    guarde mil años Dios, pues es tan justo,
    que más vale su vida que ese gusto.
CARLOS:        Están locos y ciegos los amantes,
    y yo lo soy, Roberto, no te espantes.
ROBERTO:        Ya han abierto la puerta, y la condesa 645
    pienso que está a la puerta.
CARLOS:                                                      Pues retírate.

Asómase al paño NINFA

NINFA:        A Carlos, mi señora está esperando.
CARLOS:        Y yo el alma en sus ojos abrasando.

Entranse; queda solo ROBERTO

ROBERTO:        ¡ Entróse !     ¡ Vive Dios, aquesto es hecho !
    hágale al uno y otro buen provecho ! 650
    Obligación me corre de esperalle,
    aunque mejor aquí que no en la calle.

Vase.     Salen los MARINEROS

MARINERO 1:        Ya con el alba parece
    que empieza el viento a soplar.
MARINERO 2:        Y del faro estrecho el mar, 655
    alegre pasaje ofrece.
    Antes que otra vez el sol
    que vuela en doradas plumas,
    vuelva a la cama de espumas
    por el ocaso español, 660
    si este viento por bolina
    dura, en favor está,
    fondo habremos dado ya
    en el puerto de Mesina.
MARINERO 3:        Ninguna señal da el cielo 665
    que favorable no sea,
    donde la nave desea.
MARINERO 1:        De los vapores del suelo
    a la parte de Levante
    unos celajes están 670
    que esperanzas ciertas dan
    de viento.
MARINERO 2:                           Y en el semblante
    de la luna nos señala
    el cerco que os dije yo,
    cuando anoche se escondió 675
    al dar fondo en esa cala.
MARINERO 3:        Y ayer se vieron delfines
    en el mar; en conclusión,
    que cuando muchos no son
    prometen prósperos fines. 680
MARINERO 1:        Nunca faltaron jamás
    esas señales, Leumeno,
    estando el cielo sereno.
MARINERO 2:        Ya se ha declarado más
    el viento con la mañana. 685
MARINERO 1:        Pues las áncoras alcemos
    y al dulce Levante demos
    el trinquete y la mesana.

Salen CARLOS y ROBERTO

CARLOS:        Si va a Mesina, Roberto,
    será desmentir espías 690
    dudando en las prendas mías.
MARINERO 1:        Gente hay, Leumeno, en el puerto.
MARINERO 2:        Deben de querer pasaje.
CARLOS:        En, ella nos embarquemos
    y de aquí a Sicilia iremos 695
    con poco matalotaje;
    de allí, volviendo a pasar
    el faro en una tartana,
    daré en Calabria mañana,
    que no hay diez de millas mar; 700
    que ésta es nave aragonesa,
    que a Sicilia para Malta
    viene por trigo, y sin falta
    va a Mesina.
ROBERTO:                              ¿ Y la condesa ?
    ¿ Y Ninfa ?
CARLOS:                                 No sé, Roberto; 705
    ya sigo nuevos cuidados.
ROBERTO:        ¿ No esperas a tus criados ?
CARLOS:        Que se han vuelto es lo más cierto
    a la corte.
ROBERTO:                                 No te acabo
    de entender.
CARLOS:                                 Bien fácil es, 710
    si sabes lo que después,
    cuando el apetito, esclavo
    de sí mismo, se redime
    con la vitoria alcanzada
    cansa una mujer gozada 715
    aunque el amor más le anime,
    y más si de las promesas
    resultan obligaciones.
ROBERTO:        Pues ¿ no gozan esenciones,
    duque, las que son condesas, 720
    tan nobles, tan estimadas
    que fueron soles y lunas ?
CARLOS:        Roberto, todas son unas
    en llegando a ser gozadas.
ROBERTO:        No ha durado todo un hora. 725
CARLOS:        César en la impresa fui
    que partí, llegué y vencí,
    y vuelvo la espalda agora,
    que es más triunfo.
ROBERTO:                                          ¿ De qué suerte
    la dejas ?
CARLOS:                           Durmiendo queda, 730
    porque persuadirse pueda
    que soñó cuando despierte.
ROBERTO:        Esta vez, a su despecho,
    en su tragedia crÜel,
    hará de Olimpa el papel, 735
    pues tú el de Vireno has hecho;
    y a la nave y al mar cano
    dará voces como loca
    subida en un alta roca,
    y será el quejarse en vano. 740
CARLOS:        Esta es la traza mejor;
    que por tierra ser pudiera
    que, ofendida, me siguiera,
    y fuera el daño mayor
    si llegara a los oídos 745
    de la duquesa.
ROBERTO:                                 ¿ El neblí
    al fin dejamos aquí ?
CARLOS:        ¿ No basta llevar sentidos ?
MARINERO 1:        El viento ha picado el mar
    favorable al marinaje. 750
MARINERO 2:        ¡ Buen viaje !
MARINERO 1:                              ¡ Buen pasaje !
MARINERO 2:        ¡ Alto, a embarcar y a zarparl
ROBERTO:        ¿ Estos fueron los amores
    y finezas ?
CARLOS:                              Ten por cierto
    que antes de gozar, Roberto, 755
    todos somos habladores.

Vanse todos.     Sale NINFA como que sale de la cama, medio desnuda

NINFA:        ¡ Hola, hola ! ¿ No hay ninguno
    que me responda ? ¿ No vela
    sino solo mi cuidado ?
    ¡ Hola ! Mi desdicha es cierta. 760
    ¡ Hola, hola !     El eco mismo
    me da escasa la respuesta,
    que una mujer desdichada
    endurece más las piedras.
    ¡ Hola !

Salen los dos MUSICOS como salieron al principio, de villanos y la MUSICA con ellos, que es LAURA, pastora, y ERGASTO

MUSICO 2:                        ¿ Qué mandas, señora ? 765
MUSICO 3:        Voces daba la condesa.
NINFA:        ¿ Sabéis de Carlos ?
MUSICO 2:                                       ¿ Qué Carlos ?
NINFA:        Uno que el alma me lleva.
LAURA:        ¿ Carlos le ha llevado el alma ?
    Loca está.
NINFA:                           ¿ No se os acuerda 770
    del huésped que encontré anoche
    y le di posada y cena,
    y el alma con la posada
    para partirse con ella ?
MUSICO 2:        ¿ No quedó contigo a solas ? 775
NINFA:        ¿ Por qué averiguo sospechas
    que están ya tan de su parte ?
    ¡ Ah, ingrato Carlos !
MUSICO 2:                                             ¿ Qué ofensas
    te ha hecho el gÜésped ingrato
    que lloras y te lamentas, 780
    para que tomando todos
    tus labradores sus yeguas,
    le sigamos, aunque el viento
    tomar por sagrado quiera ?
NINFA:        ¿ Qué mayor ofensa, amigos, 785
    que en el honor, en fuerza
    del gusto, en la libertad
    del albedrio, en la prenda
    más respetada del alma,
    en la joya que más precia 790
    la noble sangre, en la vida,
    pues no se estima sin ella ?
    Seguidle todos, seguidle,
    y si hiciere resistencia,
    para no volver, matadle. 795
    No le matéis... Pero muera...
    No, esperad
MUSICO 2:                              ¿ Qué determinas ?
NINFA:        No sé, amigos. Dadme apriesa
    un caballo tan veloz
    que a mi pensamiento exceda, 800
    que yo seguiré su alcance
    mejor, porque en la carrera
    venceré el viento volando,
    que siempre amor alas lleva.
MUSICO 2:        Ya están por él.
NINFA:                                    Ya se tardan. 805
LAURA:        ¿ Qué novedades son éstas,
    de amor y de honor, Ergasto ?
NINFA:        ¿ Qué esperáis ?
LAURA:                                 Ergasto, vuela.

Sale un PESCADOR

PESCADOR:        Si te ha ofendido, señora,
    el que anoche en esta mesma 810
    casa albergaste con tanto
    noble decoro y grandeza,
    ya es imposible vengarte;
    que esa nave aragonesa
    que al mar da velas agora, 815
    soberbia de verse en ella,
    burlándose de tus iras,
    a tu ingrato gÜésped lleva,
    no sé si a España o Sicilia,
    a Francia o a Ingalaterra, 820
    que al primer reír del alba
    le vi embarcándose en ella,
    viniendo de echar un lance
    para que con varia pesca,
    tan vil gÜésped regalases, 825
    y alargándose de tierra
    dieron las velas, zarpando
    que ya del viento se empreñan,
    a cuya soberbia ayudan
    los clarines y trompetas 830
    con la saloma ordinaria,
    las flámulas y banderas;
    mas vuelve, y verás la nave
    que ya del puerto se aleja.
NINFA:        Calla, no más, que me matas, 835
    y esos clarines que suenan
    al viento, son en mi muerte
    músicos de mis obsequias.

Aquí tañen, y pasa la nave, si la hubiese

    ¿ Es verdad esto que miro ?
    ¡ Villano gÜésped, espera, 840
    que te me vas con la paga,
    si no es la paga mi afrenta !
    ¿ Dónde me llevas el alma,
    que con tan grandes ofensas
    echará a fondo el navío 845
    que más que la tierra pesan ?
    ¿ Cómo, gÜésped enemigo,
    por dulces abrazos truecas
    olas del mar y una casa
    que a tantos vivos encierra. 850
    Monstruo fiero, en quien las jarcias
    parecen nervios y venas,
    caballo del mar con alas
    que para mi daño vuelas.
    Cárcel movediza, arado 855
    de las olas, que no dejas
    acabando de pasar
    la señal del surco apenas;
    monte arrojado en las aguas,
    cuyas secas arboledas 860
    son mástiles y mesanas,
    raíles, cables y cuerdas;
    caballo griego preñado
    de traiciones y promesas,
    para fuego de la Troya 865
    que dentro en mi pecho queda.
    ¡ Plega a Dios que en un escollo
    o en algún banco de arena
    dejes la gavia y las jarcias
    y la quilla en las estrellas ! 870
    ¡ Rayos los cielos airados
    en tu plaza de armas lluevan;
    el viento te rompa el árbol,
    el agua las obras muertas;
    a la pelota contigo 875
    de la mar y de la tierra
    jueguen los vientos y falta
    hagan en alguna peña,
    y ese ingrato que llevas,
    cuando todos escapen sólo él muera ! 880
MUSICO 2:        Mira quién eres, señora.
    Vuelve en ti.
NINFA:                                 Dejadme, afuera,
    que estoy loca, que me abraso.
LAURA:        ¡ Hay desdicha como aquésta !
NINFA:        Dejadme todos, dejadme, 885
    que en el mar...
MUSICO 2:                                 Señora, espera.
NINFA:        Dejadme morir, amigos.
    ¿ Qué importa que yo perezca ?
MUSICO 2:        Mucho importa a tus vasallos.
NINFA:        ¿ Para qué queréis condesa 890
    y una señora afrentada
    con la culpa de esta pena ?
    Pero yo me vengaré
    de este agravio, de esta ofensa,
    aborreciendo las vidas 895
    de los hombres de manera
    que hasta encontrar con mi ingrato
    he de matar cuantos vea;
    porque es bien que paguen todos
    lo que un hombre solo peca, 900
    y saliendo a los caminos
    como víbora sedienta
    de su sangre, me pregono
    por pública bandolera,
    y de no tener, al cielo 905
    juro, con hombre clemencia
    hasta morir o vengarme.
MUSICO 2:        ¿ De quien eres no te acuerdas,
    señora ?
NINFA:                           Ya de la nave
    no se descubren apenas 910
    los penoles de las gavias.
    ¡ Mal haya, amén, la primera
    mano ingrata que esas tablas
    con resina, pez y brea,
    juntó para mi desdicha 915
    y para tantas ofensas !
    Pero ¿ de qué cosa pudo
    en la mar como en la tierra
    ser la codicia inventora
    que no fuese inorme y fea ? 920
    ¡ Qué lejos va de los ojos !
    Ya parece que al sol llega
    tendidas las alas pardas
    el águila de madera.
    ¡ Oh, aleve máquina ! 925
    Bajes al centro pedazos hecha,
    porque enseñes las entrañas
    que tantos males encierran,
    ¡ y ese ingrato que llevas
    cuando todos escapen, sólo el muera ! 930


JORNADA SEGUNDA

   

Salen CARLOS y la duquesa DIANA

DIANA:        ¡ Tristeza sin ocasión !
    Llámela vueseñoría
    natural melancolía.
CARLOS:        Duquesa, tenéis razón;
    triste sin causa me siento. 935
DIANA:        ¿ Cuándo vos serlo soléis,
    si no es, duque, que lo estéis
    de algún nuevo pensamiento ?
    Siempre la melancolía
    es efeto natural, 940
    y desde el principio mal
    que con la sangre se cría.
    Esta es imaginación,
    no propia naturaleza;
    Llamadla, duque, tristeza 945
    que habrá tenido ocasión.
CARLOS:        Tristeza o melancolía,
    yo estoy sin gusto.
DIANA:                                          Será
    de alguno nuevo.
CARLOS:                                    Ya está
    cansada vueseñoría. 950

Vase CARLOS

DIANA:        La que llega a cansar a su marido
    no ha menester en las celosas flechas
    averiguar testigos de sospechas,
    ni hacer linces los ojos ni el oído.
    Ni importará sacar contra su olvido 955
    de Amor las paces una vez deshechas,
    con suspiros, con lágrimas y endechas,
    agua del alma y fuego del sentido.
    Excusar de él querellas me parece;
    haga su curso Amor, que es apetito, 960
    y aquello que le privan apetece,
    que si estrecharle a celos solicito
    es prisión en que más se ensoberbece,
    y añadirá a un delito otro delito.

Sale ROBERTO

ROBERTO:        Aquí la duquesa está. 965
    Siempre que por no encontrarla
    determino barajarla
    más veces la encuentro.
DIANA:                                                Ya
    viene en su busca Roberto,
    y de encontrarme le pesa; 970
ROBERTO:        Ya me [ha] visto la duquesa.
DIANA:        (¿ Habrán hecho algún concierto           Aparte
    para sus melancolías ?)
ROBERTO:        ¿ No estaba, señora, aquí
    el duque, mi señor ?
DIANA:                                          Sí, 975
    Roberto. ¿ Qué le querías ?
ROBERTO:        Yo, servir a su excelencia;
    llamóme, y vine a buscarle.
DIANA:        ¿ Adónde quieres llevarle ?
    ¿ Hay nueva dama en Cosencia ? 980
    ¿ Ha venido fruta nueva
    a la corte a que llevar
    al duque, que en el lugar
    antes que nadie la prueba ?
    ¿ Tráesle recado o papel 985
    de alguna impresa que alcanzas ?
    ¿ Hay ya nuevas esperanzas ?
    ¿ Muéstrase menos crÜel ?
    ¿ Dice que hablará esta noche
    al duque, cuando dormido 990
    esté el padre o el marido ?
    ¿ Quiere joyas, pide coche ?
    ¿ Qué tenemos ?
ROBERTO:                                    Vueselencia
    hacerme merced solía.
DIANA:        ¡ Qué gentil hipocresía ! 995
    Ya me falta la paciencia.
    ¿ Qué merced os he de hacer,
    si sé que sois su alcahuete ?
ROBERTO:        Que a vueselencia respete
    siempre forzoso ha de ser; 1000
    pero miente el lisonjero,
    vueselencia me perdone,
    que de envidia mal me pone
    con quien agradar espero
    más que al duque mi señor, 1005
    porque ven que en su privanza
    tanto mi ventura alcanza.
    Antigua plaga y rigor
    de criados a señores,
    que en viendo alguna ocasión, 1010
    como no los oigan, son
    lisonjeros y habladores.
    No tienen penas pequeñas,
    por los chismes que engendraron,
    los primeros que inventaron 1015
    los escuderos y dueñas.
    ¡ Mal haya tan mala gente,
    aunque entre con ellos yo !
DIANA:        ¿ Cuándo, Roberto, se vio
    condenarse el delincuente 1020
    sino es dándole tormento ?
ROBERTO:        Esos músicos cobardes
    hacen en palacio alardes,
    sin él, de culpas de viento.
DIANA:        Roberto, lo que yo veo 1025
    no lo he menester oir.
ROBERTO:        ¿ Qué es lo que quiere decir
    vuecelencia ?
DIANA:                                 Que deseo
    que al duque no divertáis;
    que sé que os sirve la caza 1030
    de estratagema y de traza
    para lo que deseáis,
    y que sabéis, con achaque
    de socorrer un neblí,
    perderos los dos, y ansí, 1035
    sin que otro ninguno os saque
    de rastro en más de seis días
    donde más gusto tenéis,
    libres os entretenéis
    a costa de penas mías. 1040
    Esto y otras cosas sé,
    aquí y fuera del lugar,
    que se pueden remediar,
    o yo las remediaré.
ROBERTO:        Mire vueselencia bien 1045
    que me está tratando mal;
    que al duque le soy leal
    y a vueselencia también;
    que más que a mí no es razón
    dar crédito a aduladores; 1050
    mas ya es plaga en los señores
    la primera información.
DIANA:        Esto sé de cierta ciencia.
    Procurad vos que se impida,
    que os haré quitar la vida 1055
    por vida de su excelencia.

Vase la duquesa DIANA

ROBERTO:        ¡ Oh, palacio cruel, casa encantada,
    laberinto de engaños y de antojos,
    adonde todo es lengua, todo es ojos;
    cualquier cosa es mucho y todo es nada. 1060
    Galera donde rema gente honrada
    y anda la envidia en vela haciendo enojos;
    hospital de incurables, que a hombres cojos
    das siempre una esperanza por posada.
    Calma del tiempo, sueño de los días; 1065
    pues son viento las pagas de tus gajes;
    vano manjar de camaleones buches.
    Sean tus escuderos chirimías;
    órganos tus lacayos y tus pajes;
    tus dueñas y doncellas sacabuches. 1070

Sale CARLOS

CARLOS:        Pues, Roberto, ¿ dónde vas ?
ROBERTO:        A pedirle a vueselencia,
    para dejarle, licencia.
CARLOS:        ¿ Qué dices ?
ROBERTO:                              No pienso más
    servirle en toda mi vida. 1075
    Más quiero estarme en mi casa
    que aguardar la dicha escasa
    de una esperanza perdida.
    No lo pasaré muy bien;
    mas con mi pobre caudal 1080
    vendré a hallarme en menos mal
    y más dichoso también,
    que me basta el no servir
    y la quietud por riqueza.
CARLOS:        Vaguidos traes de cabeza; 1085
    gana me das de reír,
    y en el estado en que estoy
    no es pequeña maravilla.
ROBERTO:        Rico con una escudilla
    como el filósofo voy, 1090
    que le pareció después
    que le sobraba advirtiendo
    uno que estaba bebiendo
    con la mano.
CARLOS:                              No me des
    más pesadumbres, Roberto, 1095
    pues sabes que nadie alcanza
    conmigo mayor privanza.
ROBERTO:        Que me haces mercedes, cierto;
    pero es con grande embarazo,
    que quien sirve a señor ya 1100
    casado es como el que está
    malo del hígado y bazo;
    que lo que aprovecha al uno
    suele hacer al otro daño.
CARLOS:        Ha sido el ejemplo extraño. 1105
ROBERTO:        Pues yo no seré importuno
    en aplicar el ejemplo.
CARLOS:        Ya estoy aguardando, di.
ROBERTO:        En mi señora y en ti
    bazo e hígado contemplo. 1110
    Tú eres el hígado, y ella
    ha de ser por fuerza el bazo;
    remedios de agrado trazo
    ayudado de mi estrella,
    de entretener y servirte, 1115
    y el bazo, que es mi señora,
    sospechas y celos llora
    de agradarte y divertirte;
    y si dejándote a ti,
    al bazo quiero agradar 1120
    con pretenderle llevar
    chismes de aquí para allí,
    luego el hígado está malo
    y anda en mudanzas de luna
    el hombre en baja fortuna, 1125
    aquí el mando y allí el palo.
    Ya el bazo mucho se enfría,
    ya el hígado se calienta,
    ya la opilación se aumenta,
    ya se engendra hidropesía; 1130
    uno es flaco y otro es fuerte,
    y ambos a dos embarazo,
    y ando con hígado y bazo
    entre la vida y la muerte.
CARLOS:        ¿ Qué es lo que te ha sucedido 1135
    de nuevo ?
ROBERTO:                           Llamóme agora
    alcahuete, mi señora;
    dándome de prometido,
    por lo menos de la vida,
    tan escasas esperanzas, 1140
    que me estorban tus privanzas.
CARLOS:        De celos está perdida.
ROBERTO:        Pues ¿ hay novedad agora
    con repentina afición ?
CARLOS:        Memorias pasadas son 1145
    que el alma por sueños llora.
ROBERTO:        ¿ Cómo memorias pasadas ?
CARLOS:        Ninfa me tiene sin mí.
ROBERTO:        ¿ Con eso sales aquí ?
CARLOS:        Pienso que fueron soñadas 1150
    las glorias que gocé entonces,
    y envidio, Roberto, agora,
    pues su ausencia me enamora.
ROBERTO:        La afición tienes de gonces,
    que la vuelves a mil partes. 1155
    Arpón de amor te has tornado;
    no te entenderá un tejado.
CARLOS:        Tiene Amor extrañas artes,
    Roberto, de perseguir
    al que de él piensa que sale 1160
    libre cuando al viento iguale
    y ufano piensa vivir.
    Después que llegué a Cosencia,
    Roberto, con las memorias
    de tantas sonadas glorias 1165
    pierdo el seso y la paciencia;
    que el ausencia las más veces
    acrecienta la pasión
    y despierta el afición.
ROBERTO:        De más colores pareces 1170
    que el arco que pinta el cielo.
CARLOS:        El Amor me ha condenado
    la ingratitud en cuidado
    y la mudanza en recelo;
    loco estoy, Ninfa me abrasa; 1175
    ¿ qué haré, Roberto ?
ROBERTO:                                          No sé,
    que al bazo dañar podré.
CARLOS:        Eso de límite pasa.
    Deja necedades ya,
    acude al remedio mío. 1180
ROBERTO:        Por fuerza habrá de ser frío
    para el calor con que está,
    del hígado vuecelencia,
    olvidos son menester.
CARLOS:        Esos ¿ cómo pueden ser 1185
    si más me abraso en su ausencia ?
ROBERTO:        Pues al remedio acudamos
    del clavo que uno a otro saca.
CARLOS:        Esa no es buena triaca
    para mi veneno.
ROBERTO:                                    Vamos 1190
    a verla.
CARLOS:                              Ese es el mejor.
ROBERTO:        Cuando es tan grave dolencia
    aplica al dolor de ausencia
    ungÜento de ojos, Amor.
    Mas ¿ con qué traza ha de ser 1195
    si mi señora por traza,
    ha condenado la caza
    con que la pudieras ver
    a costa de otro neblí,
    puesto que así no podías 1200
    gastar allá muchos días ?
CARLOS:        Pues ello ha de ser ansí.
    Yo he de fingir que he tenido
    del rey mañana una carta
    en que me manda que parta 1205
    a Nápoles.     Advertido
    que con diligencia sea,
    que en la corte mi persona
    a cosas que a la corona
    son importantes, desea, 1210
    y así con pocos criados,
    y por la posta, saldré
    de Cosencia, y fin daré
    con Ninfa a tantos cuidados,
    que ya me tienen a pique 1215
    de morir; y claro está
    que a mis disculpas dará
    crédito que certifique
    la fineza de mi amor.
ROBERTO:        ¿ Piensas hablarla verdad 1220
    en lo que a tu calidad
    toca ?
CARLOS:                     Ya fuera rigor,
    Roberto, el fingido trato.
ROBERTO:        ¿ Y el casamiento ?
CARLOS:                                       No sé.
    Vamos, que yo trataré 1225
    como no parezca ingrato
    y estará toda sospecha
    segura con lo que trazo.
ROBERTO:        (¡ Plega a Dios no dañe al bazo        Aparte
    lo que al hígado aprovecha !) 1230

Vanse.     Salen por el monte abajo, ALEJANDRO y CESAR, de salteadores, y todos los que puedan, y NINFA detrás con bastón y de bandolero

NINFA:        Este es buen puesto por hoy.
    En los que he mandado estén
    esos soldados con quien
    dando guerra a Italia estoy
    y al mundo; que aunque la humana 1235
    sangre toda de él vertiera,
    satisfecha no estuviera
    mi hidrópica sed tirana;
    y siendo eterna homicida,
    no tendrá con la que vierte 1240
    mayor amigo la muerte,
    mayor contrario la vida.
    Que con la fiereza extraña
    que al paso esperando estoy
    un risco, un escollo soy 1245
    de aquel mar, de esta montaña;
    tanto, que llego a temer
    que han de venirme a faltar
    vidas que poder quitar,
    muertes que poder hacer; 1250
    y de mi cólera fiera
    pienso, de crueldad armada,
    que no he de quedar vengada
    cuando todo el mundo muera.
ALEJANDRO:        Quien mira tu gentileza 1255
    publica, Ninfa, que bajas
    a matar con dos ventajas:
    de hermosura y fortaleza;
    que dando a los enemigos
    muerte fiera con tus manos, 1260
    con tus ojos soberanos,
    no perdonas los amigos.
    Mira, si a todos maltratas,
    de qué modo han de seguirte
    los que vienen a servirte, 1265
    si de guerra y de paz matas.
    Todos tus armas tememos,
    porque vienen más armados
    tus ojos que tus soldados;
    pero ya que no podemos 1270
    escapar de ser despojos
    de tu valor invencible,
    enséñanos, si es posible,
    a defender de tus ojos.
NINFA:        Alejandro, yo te he hecho, 1275
    a ti y a César, mi honor
    fiando y viendo el valor
    del uno y el otro pecho,
    capitanes de quinientos
    hombres que se me han llegado, 1280
    escogiendo por sagrado
    de sus vivos pensamientos
    esta montaña en que estoy
    del real camino y playa
    más vigilante atalaya, 1285
    donde en mi venganza soy
    un esfinge cada día
    dando, despeñando, muerte
    a cuantos su corta suerte
    y dichosa suerte mía 1290
    traen a morir a mis manos;
    y lo mismo te prometo
    si me pierdes el respeto
    --¡ por los cielos soberanos !--
    porque no estoy con los hombres 1295
    tan bien que he de perdonarlos.
    Pues ves que salgo a matarlos
    aborresciendo sus nombres,
    tus locos atrevimientos
    puedes desde hoy refrenar, 1300
    porque sabré castigar
    palabras y pensamientos.
ALEJANDRO:        Perdona si te ofendieron,
    que a tu valor no vencido
    atrevimientos no han sido; 1305
    alabanzas solas fueron
    que yo estimo...
NINFA:                                    No es materia
    para hablar en ello más.
ALEJANDRO:        Con razón airada estás.
CESAR:        Hoy por fuerza de la feria 1310
    de Salerno han de pasar
    percachos y mercaderes.
NINFA:        No ofendáis a las mujeres;
    los hombres podéis matar,
    robándoles cuanto llevan, 1315
    que yo solamente quiero
    las vidas.     Tomá el dinero
    vosotros y no se atrevan
    a hacer ofensa a ninguna
    mujer, porque colgaré 1320
    a quien gusto no me dé.
    Toda la mala fortuna
    corran los hombres, que son
    los que me ofenden no más,
    y escarmiente a los demás 1325
    mi fiera satisfacción.
CESAR:        De diferentes cabezas
    tienes llenos estos tejos,
    que parecen desde lejos
    fruta que dan sus malezas, 1330
    sin las que ha tragado el mar.
NINFA:        ¿ A cuántos di muerte ayer ?
CESAR:        Noventa deben de ser.
NINFA:        ¡ Qué, no pudieron llegar
    a ciento ! Corta tarea; 1335
    yo la llenaré otra vez,
    que hoy han de ser ciento y diez.
ALEJANDRO:        No hay quien de una mujer crea
    extremo tan inhumano.

Dice dentro una MUJER, lastimosa

MUJER:        ¡ Justicia, cielos, os pido ! 1340
NINFA:        A ver qué es ese ruido;
    id luego y no será en vano,
    que parecen de mujer
    estas quejas.
ALEJANDRO:                                 Los dos vamos
    a servirte.
CESAR:                              Entre estos ramos 1345
    sin duda deben de ser.
NINFA:        Si es mujer no permitáis
    que la ofendan.
ALEJANDRO:                                 Será ansí
    como lo mandas.
NINFA:                                    O aquí
    donde estoy y donde estáis 1350
    colgaré al que la ofendiere
    de un roble.
ALEJANDRO:                              ¡ Justo rigor !
NINFA:        Y lo demás no es valor,
    sino vileza.

Vanse ALEJANDRO y CESAR,     Sale POMPEYO

POMPEYO:                                 Si fuere
    tan dichoso que a mi intento 1355
    corresponda mi crueldad,
    hoy gozo la libertad
    sobre las alas del viento.
NINFA:        ¿ Dónde vas, hombre ?
POMPEYO:                                             A buscarte,
    si eres, Ninfa, la condesa. 1360
NINFA:        Aunque ser quien soy me pesa,
    quién soy no puedo negarte.
    ¿ Qué quieres ?
POMPEYO:                                       Como he sabido
    que, ofendida y agraviada,
    con la pistola y la espada 1365
    rayo de Calabria has sido
    y que en ella son tus hombres,
    Ninfa, monstruo del Amor,
    condesa de Valdeflor
    y enemiga de los hombres, 1370
    y que en Calabria has juntado
    todos los más animosos
    valientes y sediciosds,
    yo, a tu valor inclinado
    y a este famoso ejercicio 1375
    con que matas tantos hombres
    de tan diferentes nombres,
    porque agradarte codicio
    y servirte juntamente,
    colgada dejo de un roble 1380
    a mi mujer, que aunque es noble,
    discreta, cuerda y prudente,
    es propia mujer, en fin,
    que le basta por delito,
    y al viento en tu busca imito. 1385
NINFA:        Ha sido para tu fin;
    que yo no amparo crueldad
    contra mujer, que ésa es sola
    la impresa que sigo. ¡ Hola !
    De ese roble le colgad 1390
    adonde le puedan ver,
    y la misma muerte siga
    con un letrero que diga,
    "Por traidor, a una mujer."
POMPEYO:        ¡ Señora !
NINFA:                              Llevadle.
POMPEYO:                                             El cielo 1395
    me castiga justamente.

Salen ALEJANDRO y CESAR, sacan a la MUJER

ALEJANDRO:        Esta es la mujer.
NINFA:                                          Detente.
MUJER:        Mayor desdicha recelo.
NINFA:        ¿ No la dejaste colgada ?
ALEJANDRO:        Con las espadas cortamos 1400
    el cordel cuando llegamos.
NINFA:        La intención ejecutada
    merece el propio castigo
    a su pensamiento doble;
    colgadle del mismo roble. 1405
MUJER:        Señora, aunque es mi enemigo,
    es mi marido en efeto.
    No le matéis.
NINFA:                                 ¿ Qué mujer
    llegar pudo aborrecer
    cuando tuvo amor perfeto ? 1410
    Mi ejemplo he mirado en ti;
    levanta, mujer, no muera,
    y será la vez primera
    que hombre he perdonado aquí;
    y agradezca que ha traído 1415
    por padrino a una mujer,
    que con mirarse ofender
    a ser su vida ha venido,
    que no se escapara ansí.
POMPEYO:        Beso tus pies, que yo voy 1420
    arrepentido y no estoy,
    después que te miro en mí,
    que te pintaban más fiera
    de lo que señales das.
NINFA:        Soylo con hombres no más 1425
    hasta que un ingrato muera.
    Tú te quedarás conmigo
    agora, y a tu mujer
    podrán saldados volver
    a su lugar.
POMPEYO:                              Pues contigo 1430
    seré un Pompeyo, que así
    es mi nombre.
NINFA:                           ¿ De adónde eres ?
POMPEYO:        De Casano.
NINFA:                              Si no fueres
    hombre de importancia, aquí
    no te faltara castigo 1435
    como al que a infamias se atreve
    y no es bien consigo lleve
    tu mujer a su enemigo.
MUJER:        Como muerte no le des,
    hácesme muchas mercedes. 1440
NINFA:        Partirte a Casano puedes
    luego.
MUJER:                     Bésote los pies.
NINFA:        Una escuadra de soldados
    haced que baje con ella,
    porque no pueda ofendella 1445
    nadie.
ALEJANDRO:                     Ya están aprestados.
MUJER:        Dete la Fortuna el bien
    que darte, señora, puede.
POMPEYO:        Como yo sin ella quede
    viva mil siglos, amén. 1450

Llevan la MUJER.     Sacan un CORREO con una maleta con cartas

CESAR:        Entra, borracho.
NINFA:                                       ¿ Qué es eso ?
CORREO:        Mi mala suerte.
CESAR:                                    Un correo.
NINFA:        Días ha que le deseo.
CESAR:        Lleva la maleta peso.
CORREO:        Todas son cartas.
NINFA:                                          Tú llevas 1455
    famosa mercadería
    pues vas la noche y el día
    de papel cargado y nuevas.
    ¿ De dónde vienes ?
CORREO:                                          Señora:
    de Nápoles.
NINFA:                           ¿ Qué se dice 1460
    allá de mí ?
CORREO:                              Apenas hice
    venta en Nápoles un hora
    cuando me hicieron con esto
    partir a Trento.
NINFA:                                    Si fuera
    a esotro mundo, pudiera 1465
    ser que llegaras mas presto.
CORREO:        ¿ De qué suerte ?
CESAR:                                          Hay un despacho
    para el infierno; ¿ qué dudas ?
CORREO:        Debéis de escribir a Judas,
    que fue calabrés.
CESAR:                                          ¡ Borracho ! 1470
    ¿ quieres que te dé ?
NINFA:                                             Abrid luego,
    entretanto, esa maleta
    que descansa la estafeta,
    y no dejéis ningún pliego
    que no abráis, para saber 1475
    lo que hay de nuevo en la corte,
    porque puede ser que importe.
CORREO:        ¿ Qué descanso ha de tener
    quien vuestro rigor espera
    sin daros más ocasión ? 1480
NINFA:        Acabad
CORREO:                           Mirad que son
    despachos del rey.
ALEJANDRO:                                          Que fuera.
NINFA:        Id deshaciendo los pliegos.
CESAR:        Mostrad acá. ¡ Qué crÜel
    embarazo de papel ! 1485
NINFA:        ¡ Qué de engaños, qué de ruegos,
    qué de avisos, qué de amores,
    qué de agravios, qué de miedos,
    qué de mentiras y enredos,
    qué de trampas, qué de flores, 1490
    de falsas correspondencias,
    de engañadas amistades,
    de veras, de necedades,
    buenas y malas ausencias
    deben de venir ahí ! 1495
    César, empieza a leer.
CESAR:        Aquí dice, "A mi mujer."
NINFA:        Abre el pliego.
CESAR:                                    Dice ansí:
    "Dos meses ha..."
NINFA:                                          No prosigas,
    que en su afrenta se aconseja 1500
    hombre que dos meses deja
    a su mujer.
CESAR:                              Bien la obligas
    si ella llegara a escuchar.
    "A Lisarda,"     dice aquí.
NINFA:        Abre y lee.
CESAR:                                 Comienza así: 1505
    "Dueño mío, si de amar
    tu soberana hermosura,
    el Amor no me pagara
    volviéndome loco..."
NINFA:                                          Pára;
    que ese es ingrato y procura 1510
    engañar a esa mujer;
    porque si bien la quisiera,
    adonde ella está estuviera.
    Rompe.
CESAR:                        Ya empiezo a romper.
NINFA:        ¿ Qué pliego es ése ?
CESAR:                                                "A Sisberto, 1515
    mercader," dice.
NINFA:                                       Será
    cédula alguna.
CESAR:                                       Aquí está.
NINFA:        Que fue para mí es más cierto.
    ¿ Qué es la cantidad ?
CESAR:                                                   Dos mil
    ducados a letra vista. 1520
NINFA:        ¿ A quién ?
CESAR:                              A Claudio Bautista
    y a Juan María Gentil.
NINFA:        Ginoveses son, por Dios,
    que se han de dar por la posta;
    éstos de ayuda de costa 1525
    se tomen para los dos,
    César y Alejandro.
ALEJANDRO:                                                El cielo
    edades largas te guarde.
NINFA:        Y partiránse esta tarde
    a cobrarlos.
CESAR:                                    Todo el suelo 1530
    de la Europa a tus pies sea
    alfombra no merecida,
    y de tu fama y tu vida
    los eternos siglos vea.
NINFA:        Pasa adelante.
CESAR:                                       "Gaceta," 1535
    dice aquí, "a Celio."
NINFA:                                          Esas son
    nuevas.
CESAR:                           El primer renglón,
    si el pecho no te inquieta,
    con tu nombre empieza.
NINFA:                                                Di,
    que no hay cosa que mi pecho 1540
    sobresalte, satisfecho
    del valor que vive en mí.

Lee

CESAR:        "Ninfa; Condesa de Valdeflor, olvidándose
    de quién es y viéndose burlada de cierto
    caballero, con quinientos hombres y más 1545
    anda robando por los caminos de Calabria
    y abrasando los lugares convecinos, y hoy
    por mandado del rey han pregonado su talla
    en diez mil escudos y libertad de sus
    delitos, y si fuere compañero suyo el que 1550
    trujere su cabeza, muchas más mercedes."
NINFA:        No pases más adelante,
    que a la estafeta que lleva
    ese pliego, por la nueva
    quiero dar porte importante. 1555
    ¡ Hola ! Echad esa estafeta,
    para que pueda llegar
    presto al infierno, en la mar,
    y en el cuello la maleta.
CORREO:        ¡ Piedad !
NINFA:                           No hay piedad, villano; 1560
    llevalde luego de ahí.
CESAR:        Por el viento desde aquí,
    le verás ir al mar cano.

Llevan el CORREO y sacan dos MUSICOS, de camino, la capas al hombro y las guitarras debajo del brazo

ALEJANDRO:        Llegad.
NINFA:                           ¿ Quién son éstos ?
MUSICO 1:                                                      Dos
    músicos míseros somos. 1565
ALEJANDRO:        Y tenéis muy buenos lomos
    para un remo.
MUSICO 2:                                 Guárdeos Dios
    por la merced.
NINFA:                                 ¿ Dónde vais ?
MUSICO 1:        A Nápoles.
CESAR:                                 ¡ Buena gente !
NINFA:        ¿ Y es música solamente 1570
    la pretensión que lleváis ?
MUSICO 2:        Señora, sí, que en la corte
    suele estimarse.
NINFA:                                    Cantad,
    que yo os diré la verdad,
    y si no es cosa que importe, 1575
    aquí os quedaréis mejor
    y excusaréis de cuidados.
MUSICO 1:        ¿ Cómo ?
NINFA:                     De un roble colgados
    o en el mar. Perdé el temor
    y cantad.
MUSICO 2:                                    Danos licencia 1580
    para templar.
NINFA:                                 No cantéis
    si habéis de templar, pues veis
    que tengo poca paciencia.
    El uno cante no más.
MUSICO 1:        Escucha.
NINFA:                           Ya estoy atenta, 1585
    aunque no quiere mi afrenta
    que esté con gusto jamás.

Canta el MUSICO 5

MUSICO:        "Bordaba el alba las flores
    que afrentó la noche fría;
    cantaban al sol las aves, 1590
    lloraban las tortolillas,
    cuando, buscando los brazos
    del duque Vireno, Olimpa
    sombras ciñe, engaños toca;
    despierta, llora y suspira, 1595
    salta del desierto lecho,
    corre al mar, su arena pisa,
    y de la peña más alta
    la nave del duque mira."
NINFA:        Arrojad esos villanos 1600
    a la mar, pues con Olimpa
    y con Vireno me cantan
    ejemplos de mi desdicha.
MUSICO 1:        Señora...
NINFA:                           Arrojadlos luego
    de aquesas peñas vecinas, 1605
    que son cisnes que cantando
    hoy mi muerte solicitan;
    y dejadme todos sola,
    porque no quiero a la vista
    tener ningún hombre.
CESAR:                                             Vamos. 1610

Déjanla sola todos

NINFA:        ¡ Ay, memorias enemigas,
    qué fuego habéis en el alma
    revuelto ! ¡ Qué de mentiras,
    qué de promesas y agravios,
    qué de palabras fingidas ! 1615
    ¡ Ay, Vireno ! Fiero el mar,
    cuyas mudanzas imitas
    con ingratitudes tantas,
    te dé sepulcro.

Salen CARLOS y ROBERTO, desnudas las espadas, y acosándolos ALEJANDRO, CESAR y otros BANDOLE- ROS

CARLOS:                                    Las vidas
    hemos de vender muy bien; 1620
    que también pólvora espiran
    y balas estos cañones,
    y son de acero estas limpias
    espadas.
ALEJANDRO:                        ¡ Rendíos, villanos !
ROBERTO:        ¡ Mentís !     Y las obras sirvan 1625
    en lugar de las palabras,
    bandoleros de mentira.

Ahora salen todos

NINFA:        Teneos; ¿ qué es esto ? Apartad;
    no los ofendáis.
CARLOS:                                    ¿ No es Ninfa
    ésta, Roberto ?
ROBERTO:                                 Señor, 1630
    o es su imagen o ella misma.
NINFA:        ¿ No es aqueste Carlos ? ¡ Cielos !
    ¿ Es del alma fantasía ?
    ¿ Es sueño ?
CESAR:                              Los tres están
    suspensos.
CARLOS:                           ¡ Notable dicha ! 1635
NINFA:        Ven acá. ¿ Cómo te llamas ?
CARLOS:        Carlos.
NINFA:                        ¡ El es !
CARLOS:                                 ¿ Qué te admira ?
NINFA:        Pienso que ha sido ilusión.
CARLOS:        Y para mí el verte, Ninfa.
NINFA:        No acierto a tomar venganza, 1640
    con estar de ti ofendida
    y haber sido la fatal
    ocasión de mis desdichas.
    Por ti sólo, ingrato Carlos,
    poniendo la sangre mía 1645
    en olvido y los abuelos
    que mi nobleza acreditan,
    soy pública bandolera
    del cielo y suelo enemiga,
    no perdonando, agraviada, 1650
    a ningún hombre la vida,
    y hoy la tuya, ingrato gÜésped,
    me pagará...
CARLOS:                              No prosigas,
    que es tuya, Ninfa, y no es bien
    que acabes tu vida misma. 1655
    A buscarte, cielo hermoso,
    y a disculpar mi huída
    vengo.     Mátame si quieres,
    como tú contenta vivas,
    que yo sé que no podrás 1660
    sacarte del alma mía.
NINFA:        ¡ Ay sirena ! ¿ Otra vez cantas ?
    Vuélvete al mar, no me rindas.
CARLOS:        Porque entiendas, Ninfa hermosa
    de la suerte que te estima 1665
    el alma, hablarte verdad,
    amor y sangre me obligan.
    El duque soy de Calabria,
    casado por mi desdicha
    con Diana la duquesa, 1670
    del rey de Nápoles hija.
NINFA:        ¡ Qué dices !
CARLOS:                              Esto que escuchas.
NINFA:        No me vengas con mentiras.
CARLOS:        Esta fue ocasión, señora,
    para dejarte ofendida, 1675
    que amor, antes de obligado,
    imposibles facilita.
    Sirvió de nube la nave
    que iba entonces a Mesina
    para encubrirte quién era 1680
    si los pasos me seguías.
    Pensé vivir sin tus ojos,
    y es imposible que viva,
    y vuelvo loco a buscarlos.
    Amor fue, no fue malicia; 1685
    cuando llegué a ese repecho
    que el camino determina
    de Nápoles a Calabria,
    desnudando las cuchillas
    y calando las pistolas 1690
    con gallarda bizarría
    estos soldados diciendo,
    "Detente" al paso salían.
    Matáronme el postillón
    antes de dejar la silla, 1695
    y por no morir tendido,
    con villana cobardía,
    de las postas a la tierra
    salté, haciendo que me sigan
    con Roberto dos criados 1700
    que en mi servicio venían.
    A la primer rociada
    mueren los dos, y a la vista
    poniéndonos las pistolas
    de las nuestras no vencidas, 1705
    temerosos hasta el puesto
    en que estamos nos retiran,
    donde, como por milagro,
    las hermosas maravillas
    de tus ojos nos dan puerto, 1710
    nos dan gloria, nos dan vida;
    que puesto que entre la gente
    vulgar, escuchado había
    esta novedad, jamás
    la di crédito.
CESAR:                                    ¿ Qué miras ? 1715
ALEJANDRO:        Loco estoy, César, ¿ qué quieres ?,
    muero de celos y envidia.
    ¡ Vive Dios, que favorece
    en extremo a solas Ninfa
    a este cobarde, a este ingrato ! 1720
CESAR:        ¿ Eso en mujeres te admira,
    y más en ésta, Alejandro ?
CARLOS:        Mi bien, traza determina
    tu gusto.
NINFA:                           Mata a Diana.
ROBERTO:        Sentencia es definitiva; 1725
    si yo apelare por ella
    a nueva chancillería
    mil y quinientos me peguen
    con un cable en la barriga:
    tanto puede en qualquier pecho 1730
    un agravio.
CARLOS:                           Si mil vidas
    tuviera, mil le quitara.
NINFA:        Duque de Calabria, mira
    que me has dado la palabra,
    y si de esta fe te olvidas, 1735
    Troya volveré a Cosencia,
    hasta mirar sus cenizas.
CARLOS:        Esta palabra te doy,
    y mano desde este día
    de esposo.
NINFA:                           Tuya soy, Carlos. 1740
ALEJANDRO:        (Celoso estoy, ¡ muera Ninfa !              Aparte
    Pues sirvo al rey y a mis celos.)

Encara el arcabuz contra NINFA y no da fuego

    Cayóseme, ¡ qué desdicha !
NINFA:        ¿ Qué es esto ? ¡ Villano !
ALEJANDRO:                                                Espera,
    detente.
CARLOS:                           ¡ Qué alevosía ! 1745
NINFA:        ¿ Qué te obliga a darme muerte ?
ALEJANDRO:        ¡ Señora !
NINFA:                        Habla.
ALEJANDRO:                                 Codicia
    de tu talla y celos; dame
    muerte, que es bien merecida.
NINFA:        Yo te perdono.     Levanta, 1750
    que aunque las causas pedían
    castigo, más es tu infamia,
    y hoy he de hacer de las vidas
    merced a cuantos pudiere,
    de mi ventura en albricias, 1755
    y vete, porque un traidor
    no es segura compañía.
    César se vaya con él,
    pues los secretos se fían
    y son amigos tan grandes. 1760
CESAR:        ¡ Señora !
NINFA:                        ¿ Qué me replicas ?
    Este es mi gusto y es justo.
CESAR:        Obedecerte es justicia.
    Vamos, Alejandro.
ALEJANDRO:                                       César,
    celoso voy y sin vida. 1765

Vanse los dos.     Suena dentro ruido de cajas

NINFA:        ¡ Hola !     ¿ Qué cajas son éstas ?

Salen HORACIO y POMPEYO

POMPEYO:        En nuestra demanda, Ninfa,
    se ha descubierto en el campo
    un tercio de infantería.
NINFA:        Diligencias son del rey. 1770
CARLOS:        Escapar te determina
    conmigo, pues tengo postas
    que a los vientos desafían
    mientras esta furia pasa,
    y a que segura la vida 1775
    en ninguna parte tienes.
NINFA:        Vamos, que tuya es la mía,
    y sálvese quien pudiere.
CARLOS:        Las postas, Roberto, aprisa.
ROBERTO:        Mas ¿ que ha de haber de nosotros ? 1780
    ¿ Libros de caballería ?

Vanse

HORACIO:        Aguarda, enemiga, aguarda.
    ¿ Dónde vas, ingrata Ninfa ?
    Tras un centauro que ya
    al viento en el curso imita. 1785
    ¿ Tan presto nos desamparas ?
    ¿ Cuando es menester te eclipsas,
    sol escaso de Noruega ?
    Amigos, muera, seguidla,
    y ese Paris de Calabria 1790
    muera con ella en la misma
    Troya que con su belleza
    su amor soberbio fabrica.
    ¡ Muera Ninfa ! Ea, soldados,
    pues se ausenta y nos olvida. 1795
    ¡ Muera Ninfa !

Vanse HORACIO y el compañero, metiendo mano a las espadas, y dicen dentro

TODOS:                                 ¡ Ninfa muera,
    y el Rey de Nápoles viva !

Sale NINFA sola, como que se ha perdido en el monte

NINFA:        Bien te llaman--¡ oh, noche !--imagen muda
    de temor y la muerte, pues con tantos
    ojos apenas ves tus sombras negras, 1800
    y siempre lloras y jamás te alegras.
    A Carlos he perdido en este monte,
    y cansado el caballo dio conmigo
    en este laberinto de jarales,
    sin estribos ni riendas, ¡ bravo paso ! 1805
    Pienso que encuentro un monte a cada paso.
    ¿ Qué haré, que estoy confusa ? ¿ Iré adelante ?
    ¡ Ah, Carlos, Carlos ! ¿ Nadie me responde ?
    Sólo el silencio el eco ha interrumpido,
    que entre estas hojas respondió dormido. 1810
    Rendida estoy, quiero pasar la noche,
    a quien muy corto término da el día
    al parecer, sobre esta verde grama,
    pues no hay para quien quiere mejor cama.
    Sueño, ocupad un poco los sentidos 1815
    poniendo un rato a mis recelos tregua,
    hasta que pase la tiniebla obscura,
    que poco a un desdichado el bien le dura.
    Llegue el día que aguardo, llegue el día,
    y en los brazos que adoro, regalada, 1820
    descanse el afligido pensamiento.
    ¡ Carlos, Carlos !     Mas ¡ ay, que abrazo el viento !

Echase a dormir, y dice entre sueños

    ¡ Ay, gloria del amor, poco segura,
    qué poco a un desdichado el bien le dura !
    Si no me engaño, pienso que amanece, 1825
    y suena gente y música. ¿ Qué es esto ?
    Ceñidos vienen de diversas flores,
    aunque no me parecen labradores.

Salen los LABRADORES, tres BAILADORES y van cayendo en el pozo, como lo dice NINFA, al son de folias o villano

    Alrededor de un pozo, que está en medio.
    de aquellas verdes hayas, que ya el día 1830
    distintas muestra ya todas las cosas,
    se ponen a bailar--¡ extraño caso !--
    cerca de un pozo, habiendo campo raso.
    Uno de los más mozos que bailaban
    cayó en el pozo, y los demás suspensos 1835
    se han quedado mirándole, y ahora
    vuelven al baile y al primer estado
    olvidados de aquello que ha pasado.
    Otro ha caído agora, y se suspende
    el que ha quedado, cual la vez primera; 1840
    ya éste vuelve a bailar; no los entiendo,
    en lo que paran contemplar pretendo.
    El último ha caído, y yo presumo
    que debe de ser burla, y que es el pozo
    fingido al parecer; llegarme quiero 1845
    y ver si dentro están, como han caído,
    todos los que bailaban de esta suerte.

Asómase por el pozo y aparécese la MUERTE

LA MUERTE:        ¿ Qué buscas en el pozo de la muerte ?
NINFA:        ¡ Válgame el Cielo ! ¿ Es sombra del abismo,
    o es sueño ? No; que esta medrosa imagen 1850
    con mis ojos he visto. En esta selva
    debe de estar mi muerte y mi desdicha.
    El cielo me persigue, y no sin causa
    en ella me he perdido. Grandes culpas
    cometí contra el cielo, pues que tengo 1855
    a cargo tantas vidas, tantos robos.
    Todo es sombras y miedos cuanto miro;
    no me puedo salvar, ya está cerrado
    de mi sentencia el último proceso;
    amigos y enemigos me persiguen, 1860
    cielo y tierra.     ¿ Qué haré, que ya no puedo
    en cuanto mira el sol estar segura ?
    Desde aquí se ve el mar.     Este peñasco
    triste teatro de mi muerte sea,
    de tantos enemigos ofendida, 1865
    porque ninguno triunfe de mi vida.

Va a arrojarse NINFA, y sale un ANGEL y detiénela

ANGEL:        Ninfa, no te desesperes;
    que no has de serlo del mar,
    que más hermoso lugar
    te han dedicado.
NINFA:                                    ¿ Quién eres ? 1870
ANGEL:        Un amigo, el más amigo
    que en tus sucesos tuviste;
    que desde que tú naciste
    ha andado siempre contigo.
NINFA:        No te conozco.
ANGEL:                                       Después, 1875
    Ninfa, me conocerás,
    y si me sigues, tendrás
    bien de mayor interés.
NINFA:        Ya seguirte no recelo;
    llévame a cualquier lugar. 1880
ANGEL:        Deja el ser ninfa del mar
    que has de ser ninfa del cielo.


JORNADA TERCERA

Sale NINFA sola

NINFA:        Humanos desengaños,
    hacedme solamente compañía,
    y vosotros, engaños 1885
    del mundo, allá os quedad desde este día;
    basta lo que dormidos
    a la verdad tuvistes mis sentidos.
    Como culebra quiero
    para otra nueva vida renovarme, 1890
    donde clemencia espero,
    si acierto de una vez a desnudarme
    del hábito que ha hecho
    lavil costumbre de mi ingrato pecho.

Vase quitando las armas, el ristre y bonete, y valos colgando de las ramas, de algún clavo a propósito

    Quedad por estos pobos, 1895
    bárbaros instrumentos de la muerte,
    de insultos y de robos,
    que con el dueño de la misma suerte
    merecistes castigo
    a no tener el cielo por amigo; 1900
    a cuya hermosa cara
    los vergonzosos ojos alzo apenas,
    viendo que, aunque me ampara,
    tantas ofensas de crueldades llenas
    contra él he cometido, 1905
    a quien piedad de tantas culpas pido.
    Valad, plumas, al viento,
    galas del loco abril de mis antojos,
    y las del pensamiento
    sirvan para traer agua a mis ojos; 1910
    y queden los cabellos
    para esconderse mi vergÜenza en ellos.
    Monte, en lo más espeso
    de tus obscuras lóbregas moradas,
    a un huésped nuevo, a un preso 1915
    recibe entre las ramas intrincadas
    del laberinto tuyo,
    que en ti, a Dios me presento y restituyo.
    Arrugadas cortezas
    sean mis colgaduras de damascos; 1920
    sírvanme tus malezas
    platos de hierba en mesas de peñascos,
    y denme, entre esos troncos,
    canta de campo tus silvestres troncos.
    Perdóname,entretanto. 1925
    que tu soledad santa reverencio,
    si violare con llanto
    y debidos suspiros tu silencio.

Dentro

CARLOS:        ¡ Ninfa, Ninfa !
NINFA:                                    Ya es tarde.
    Del mundo, Carlos, huyo; Dios te guarde. 1930

Vase.     Salen CARLOS y ROBERTO

CARLOS:           !Ninfa, Ninfa !
ROBERTO:                                       ¿ Dónde vas,
    siguiendo, Carlos, el viento ?
    ¿ No miras que es por demás
    aunque así a tu pensamiento
    alas sin provecho das ? 1935
    ¿ De qué sirve ninfear
    por la tierra y por la mar,
    si te la ha escondido el cielo
    o se la ha tragado el suelo
    y no te la quiere dar ? 1940
    Toda una noche y un día
    hemos andado tras ella
    llamándola.
CARLOS:                              ¡ Ninfa mía !
    ¿ dónde estás ?
ROBERTO:                                 Culpa tu estrella,
    pues yendo en tu compañía 1945
    supiste tener tan poco
    cuidado que...
CARLOS:                              Yo estoy loco;
    Roberto.     No me des más
    pesares.
ROBERTO:                           ¿ No me dirás
    el fin ?     Si no te provoco 1950
    a enojo también, ¿ adónde
    vamos hechos caballeros
    andantes ?     Carlos, responde.
CARLOS:        Tras los hermosos luceros
    de Ninfa.
ROBERTO:                           Si los esconde 1955
    el cielo para alumbrar
    con ellos la tierra y dar
    al sol rayos y arrebol,
    Carlos, pidelos al sol,
    que no los podrá negar; 1960
    que entre sus rayos dorados
    por su resplandor divino
    estarán aposentados.
CARLOS:        ¡ Ay, Roberto, que imagino
    que están sin luz y eclipsados ! 1965
ROBERTO:        ¿ Qué quieres decir en eso ?
    Que no te entiendo, confieso.
CARLOS:        Que Ninfa es muerta.
ROBERTO:                                          Señor:
    siempre recela el amor.
    el más dañoso suceso; 1970
    que el amor todo es recelos
    en las sospechas y celos,
    en la ausencia, en el desdén,
    hasta que seguro el bien
    corre al engaño los velos. 1975
CARLOS:        Roberto: espera.
ROBERTO:                                          ¿ Qué dices ?
CARLOS:        ¿ Son antojos del deseo
    de mis venturas felices
    lo que en estas ramas veo ?
ROBERTO:        Serán hojas y raíces. 1980
CARLOS:        No es sino Ninfa, Roberto,
    o el deseo me ha engañado.
ROBERTO:        Eso será lo más cierto.
CARLOS:        ¿ No es aquel ristre bordado
    y aquel bonete cubierto 1985
    de plumas prendas dichosas
    de su beldad celestial ?
ROBERTO:        Hoy en tu centro reposas.
CARLOS:        ¡ Ninfa, Ninfa !
ROBERTO:                                 Al viento igual
    exceder sus plantas osas; 1990
    que debe de huír de ti,
    pues no responde a las voces
    que le has dado desde aquí.
CARLOS:        Mal un amante conoces.
    Mi bien, aguarda. ¡ Ay de mí ! 1995
    Como sombra me has burlado
    cuando te toqué engañado.
ROBERTO:        Como delincuente ha sido
    que de tus manos ha huido
    y la capa te ha dejado, 2000
    porque hacerte toro a ti
    fuera la comparación
    más pesada.
CARLOS:                              Estoy sin mí;
    ciertas mis sospechas son.
ROBERTO:        ¿ Cómo ?
CARLOS:                     A Ninfa han muerto aquí, 2005
    o la está despezando
    alguna fiera.     Yo voy
    pasos por su sangre dando.
ROBERTO:        A Píramo y Tisbe estoy
    en Ninfa y en ti mirando. 2010
CARLOS:        Su misma muerte has de ver.
    Arboles que habéis de ser
    de mi desdicha testigos,
    a un triste mudos amigos
    si amigos puede tener; 2015
    peñas duras, troncos huecos,
    cuevas lóbregas, sombrías,
    monte oscuro, prados secos
    a quien da lenguas tardías
    el aire de vuestros ecos; 2020
    escasas y turbias fuentes,
    arroyos que sois serpientes
    de esta cumbre despeñados,
    primero hielos atados,
    ya desatadas corrientes; 2025
    ansí todos os veáis
    con lo que más deseáis
    por la generosa mano
    del sol rubio y del verano,
    que de Ninfa me digáis 2030
    adónde está Ninfa, ¿ adónde ?
    ¿ Dióle muerte alguna fiera ?
    ¿ Nadie a mis voces responde ?
ROBERTO:        Aguarda, señor, espera,
    y a quien eres corresponde. 2035
CARLOS:        Déjame morir, Roberto.
    Sepulten mi cuerpo frío
    las grutas de este desierto;
    de Ninfa soy, no soy mío,
    sin ella mi fin es cierto. 2040
    Prendas queridas y halladas
    por mi mal, de vuestro dueño
    dadme nuevas regaladas,
    porque me parecen sueño
    todas las glorias pasadas. 2045
    ¿ Dónde está Ninfa ?
ROBERTO:                                             Señor
    ¿ cómo te han de responder ?
CARLOS:        Alma les dará mi amor;
    pero Ninfa no es mujer,
    aunque nació en Valdeflor, 2050
    para que pueda morir.
    Viva está, yo he de seguir
    mis suspiros y alcanzarla;
    y en las estrellas buscarla
    cuando de mí quiera huír. 2055
ROBERTO:        ¡ Quién tal de tu amor creyera !
CARLOS:        Mi bien, aguárdame, espera,
    que si al cielo te has subido
    alas al Amor le pido.
ROBERTO:        ¡ Linda está la ventolera ! 2060
    Amadís y Galaor
    andamos hechos de amor
    sin que la dicha nos sobre,
    hasta que en la Peña Pobre
    estés penando, señor. 2065
CARLOS:        Roberto, Amor lo concierta.
    A Ninfa en tierra o en mar
    he de buscar viva o muerta.
ROBERTO:        Comiénzala a vocear.
CARLOS:        ¡ Ninfa, Ninfa !
ROBERTO:                                 A esotra puerta. 2070

Sale un LABRADOR

LABRADOR:        Si buscáis una mujer
    de hermosura celestial,
    diosa o ninfa, al parecer,
    por este blanco arenal
    al aire intenta vencer. 2075
    No sé qué lleva; parece
    cierva herida, según va,
    y ansiosa el agua apetece
    de este río, donde ya
    el névado pecho ofrece. 2080
    Ya dejó la blanca arena
    y entre la nevada espuma
    parece ahora sirena
    con quien no es bien que presuma
    ser hermosa la que suena 2085
    en el mar napolitano
    despeñada y enriquece
    el campo de cristal cano.
CARLOS:        Roberto, a Ninfa parece.
ROBERTO:        Darle voces será en vano, 2090
    que no nos podrá escuchar.
CARLOS:        Lleguémonos a la orilla
    donde las podamos dar.
ROBERTO:        La noche podrá encubrilla,
    que ya comienza a bajar. 2095
    Ya no se ve.
CARLOS:                                 ¿ Qué ocasión
    puede moverla, Roberto ?
ROBERTO:        No sé.
CARLOS:        ¡ Extraña confusión !
ROBERTO:        El quererla es lo más cierto; 2100
    que ésta es propia condición,
    Carlos, de toda mujer
    a quien más amor obliga.
CARLOS:        Roberto, ¿ no puede ser
    que, enamorada, me siga, 2105
    y que llegase a entender
    que fue por darme ocasión
    para dejarla, y que así
    huyo de la obligación ?
    Sígueme.
ROBERTO:                        Ya voy tras ti. 2110
CARLOS:        ¡ Ninfa, Ninfa !

Vanse CARLOS y ROBERTO

LABRADOR:                                 Locos son.
    Ni al hombre ni a la mujer
    entiendo qué podrá sér.
    Ahora se han arrojado
    al río y pasan a nado 2115
    entrambos, al parecer;
    pero no es muy seguro el paso.
    Voyme, que la noche empieza,
    con mis cabras paso a paso.

Dicen dentro CARLOS y ROBERTO

CARLOS:        ¿ Vienes ?
ROBERTO:                           San Juan de Cabeza. 2120
CARLOS:        ¡ Ninfa, Ninfa !
LABRADOR:                                 ¡ Extraño caso !

Vase el LABRADOR, y sale NINFA, de pobre

NINFA:        No hay cosa, Señor, que pueda
    estorbarme que con tanta
    diligencia os busque y siga,
    que vos propio me dais alas, 2125
    y como de amor me habéis
    herido, Señor, el alma,
    herida y llena de fuego
    vengo, como cierva al agua.
    Ninfa soy ya de los ríos, 2130
    y la cabeza bañada
    de la espuma saco a tierra
    cortando las líneas plata.
    Aquí ha de estar mi remedio,
    conforme la soberana 2135
    voz del cielo me dio aviso
    que por su Ninfa me aguarda.
    La noche obscura se cierra
    y las estrellas más claras
    de negras nubes reboza 2140
    y tempestad amenaza.
    Ya con agua y con granizo
    los lóbregos senos rasgan,
    y al soplo del viento gimen
    sacudidas estas ramas, 2145
    y contra mí, al parecer,
    agora con justa causa
    se conjuran noche y nubes,
    vientos, peñascos y plantas.
    Pero allí, entre aquellas peñas, 2150
    diviso una luz. Sin falta
    la cueva debe de ser
    de Anselmo, cuyas hazañas
    heroicas pregona el cielo.
    Esta es la dichosa entrada 2155
    y ésta es la puerta. ¿ Qué bien
    a esta pobreza se iguala ?
    ¿ Qué corte a esta soledad ?
    A este palacio, ¿ qué alcázar ?
    A esta humildad, ¿ qué grandeza ? 2160
    ¿ Qué ventura a dicha tanta ?
    Quiero llamar, aunque rompa
    de su tranquila bonanza
    las treguas. ¡ Anselmo, Anselmo !
    ¡ Anselmo, Anselmo !

Dentro

ANSELMO:                                    ¿ Quién llama ? 2165
NINFA:        Una mujer que el rigor
    de las nubes besa y baña
    con lágrimas tus umbrales.
    Abreme, Anselmo, levanta.
ANSELMO:        Perdona, mujer; que yo 2170
    no puedo abrir.     Pasa, pasa
    delante y déjame solo
    en mi quietud, que no faltan
    adonde ampararte cuevas.
NINFA:        Tu persona es necesaria, 2175
    Anselmo, para mí agora,
    que he venido en tu demanda.
    Mira que me envía el cielo.

Sale ANSELMO, ermitaño, muy viejo y vestido de palmas, con linterna

ANSELMO:        ¿ Quién eres ?
NINFA:                              Soy una esclava
    del demonio, una mujer 2180
    la mayor y la más mala
    pecadora que ha tenido
    la tierra entre todas cuantas
    ha sustentado y sustenta.
    Soy, al fin, Ninfa.
ANSELMO:                                          Levanta, 2185
    ya te conozco. ¿ Qué quieres ?
NINFA:        Anselmo, echada a tus plantas
    vengo a confesar mis culpas
    y a que me limpies el alma,
    que por la mano piadosa 2190
    de Dios, Anselmo, guiada,
    a nado pasé este río,
    adonde supe que estabas.
    Dame, Anselmo, la más fiera,
    la más dura, la más rara 2195
    penitencia que mujer
    haya hecho en carne humana;
    que he ofendido mucho al cielo.
ANSELMO:        Esa contrición bastaba
    para infinidad de culpas. 2200
    Levanta, Ninfa, levanta,
    y pluguiera a Dios que yo
    en cuarenta años que pasan
    que ha que vivo en esta cueva
    vestido de secas palmas, 2205
    siendo hierbas mi sustento
    y dos peñascos por cama,
    hubiera medrado, Ninfa,
    en la conciencia, en el alma,
    tanto como tú en un día 2210
    no más.
NINFA:                     ¡ Qué humildad tan santa !
ANSELMO:        Entra en esta cueva, adonde
    jamás entró humana planta
    después que yo vivo en ella
    sino tú agora, y aguarda 2215
    del cielo largas mercedes,
    que la mano soberana
    de Dios quiere hacerte ninfa
    del cielo.
NINFA:                           En las penas largas
    del infierno mis delitos, 2220
    Anselmo, apenas se pagan.

Vanse.     Salen CARLOS y ROBERTO mojados, que han pasado a     nado

CARLOS:        Ya piso tierra, Roberto.
ROBERTO:        ¡ Lindamente, Carlos, nadas !
CARLOS:        Gracias a Dios que la arena
    toco; a pesar de las aguas. 2225

Sale ROBERTO como nadandoen seco

ROBERTO:        Aún estoy yo todavía
    en el golfo.
CARLOS:                              Pára, pára,
    que va estás nadando en seco.
ROBERTO:        ¡ Hablara para mañana !
    Nunca más burlas con ríos; 2230
    que tienen bellacas armas.
    Nade un delfín que lo entiende,
    hijo y vecino del agua,
    que de aquí adelante soy,
    si el demonio no me engaña, 2235
    de parte de los mosquitos
    que en pipas de vino nadan.
    ¡ Buenos estamos, por Dios !
    Pasados de este otra banda
    por el agua como huevos. 2240
    ¡ Oh, cinco veces mal haya
    quien sirve a loco señor,
    quien tras vanos cascos anda,
    hecho fantasma en la tierra
    y hecho labanco en el agua ! 2245
    Pues la noche nos ayuda,
    agua, Dios, hasta mañana,
    agua abajo, y agua arriba,
    ella es famosa empanada.
    Tiempo pato, tiempo sopa, 2250
    tiempo hongo, tiempo rana,
    tiempo muela de barbero,
    tiempo arroz, tiempo linaza.
    ¿ En qué ha de parar aquesto ?
    ¿ Soy garbanzo, soy patata 2255
    soy abadejo, soy berro ?
    ¿ Qué me quieres ?
CARLOS:                                    Ninfa, aguarda.
    ¿ Adónde estás, dónde huyes ?
    Roberto.
ROBERTO:                        ¿ Qué es lo que mandas ?
CARLOS:        ¿ Divisas a Ninfa ?
ROBERTO:                                       ¡ Bueno ! 2260
    ¡ La pregunta está extremada !
    Pues no sé si estás ahí
    sino sólo cuando hablas,
    ¿ y dices si la diviso ?
    ¡ Famosamente despachas 2265
    mis servicios !
CARLOS:                                 Pues, Roberto,
    vamos los dos a buscarla.
ROBERTO:        Estoy aguado, no puedo
    y a un rocín, sin tener alma,
    cuando lo está, no le corren, 2270
    o de corrido descansa,
    aunque si ya los criados
    plaza de rocines pasan,
    ya he cerrado en tu servicio.
    Viejo estoy, échame albarda, 2275
    ponme a una noria, que suelen
    al caballo de más fama
    cuando ya no es de provecho,
    en las más prósperas casas,
    dar este pago los dueños 2280
    y las dueñas o las amas,
    y más si sabe estas cosas
    la duquesa de Calabria.
CARLOS:        No hay Calabria ni hay Duquesa;
    sola Ninfa es la que manda 2285
    dentro del alma, Roberto.
ROBERTO:        ¡ Nunca yo a verla llegara,
    nunca yo la conociera !
CARLOS:        La más lóbrega y extraña
    noche es que he visto.

Suena dentro ruido de cadenas arrastrando

ROBERTO:                                          ¿ No escuchas, 2290
    si no es que el miedo lo causa,
    Carlos, un son de cadenas ?
CARLOS:        Los sentidos acobarda.
ROBERTO:        ¿ Nosotros, señor, habremos
    venido a parte que vayan 2295
    nuestros nombres solamente
    a Cosencia ?
CARLOS:                              ¡ Cosa rara !
ROBERTO:        En este desierto debe
    de andar penando alguna alma
    de las que ha sacado Ninfa 2300
    con la pistola o la espada
    sino es acaso la suya
    que a la violencia del agua
    rindió la tirana vida
    que ha sido
CARLOS:                              Roberto, calla, 2305
    que la belleza de Ninfa
    es inmortal, y no basta
    la muerte a vencerla.

Suena ruido

ROBERTO:                                          ¿ Escuchas ?
    Ya se acerca la fantasma.
CARLOS:        No temo nada, Roberto. 2310
ROBERTO:        Ya sé, y mucho más batalla
    con estómagos de viento,
    que pasan las estocadas
    por el aire y queda un hombre
    en brazos de una tarasca 2315
    que le hace harina los huesos,
    sin mirar, ni tocar nada.

Suena ruido

    De veras va esto.     Se acerca.
CARLOS:        No temas, que la mañana,
    desmentidora de sombras 2320
    de la noche oscura helada,
    abre las puertas al sol
    y reciben las montañas
    en fuentes de peña viva
    racimos de oro y de nácar, 2325
    y no hay temor que amedrente
    cuando a la tierra acompañan
    los rayos del sol.
ROBERTO:                                          Agora
    entre aquellas peñas pardas
    parece que un monstruo viene 2330
    andando hacia acá y arrastra,
    una cadena por tierra.
    ¡ Pesada, espantosa carga:
    notablemente me asombra !
CARLOS:        No es monstruo, cosa es humana 2335
    que con el largo cabello
    lleva cubierta la cara
    y el cuerpo de pardas pieles.
    ¡ Prodigiosa vista !
ROBERTO:                                          Espanta.
CARLOS:        Una calavera lleva 2340
    en la mano izquierda y rasga
    con la derecha y con una
    piedra el pecho.
ROBERTO:                                 Ella es extraña
    penitencia.

Sale NINFA como se ha dicho por una puerta y éntrase por otra

CARLOS:                              Ya se vuelve
    huyendo, que al viento iguala 2345
    como nos ha visto.
ROBERTO:                                          Pienso
    que es mujer.
CARLOS:                              Y no te engañas.
    El alma me da, Roberto,
    que es Ninfa, y me lleva el alma.
ROBERTO:        ¿ Ninfa vestida de pieles 2350
    con cadena y con la amarga
    de la muerte imagen fea,
    rompiendo la no tocada
    nieve de su pecho ? Es sueño,
    es burla.
CARLOS:                           Mujer, aguarda, 2355
    si eres Ninfa o sombra suya
    a mi voluntad ingrata.
    Carlos. soy.

Dentro

NINFA:                              No te conozco,
    hombre.     No me sigas.
CARLOS:                                          Pára,
    refrena el ligero curso. 2360
NINFA:        Busca a Dios.
ROBERTO:                                 Ese te valga,
    y de esta sombra te libre
    que te sigue y no te alcanza;
    y ansí me da un amo cuerdo,
    que no es pequeña ventaja. 2365

Vanse.     Sale NINFA sola como antes, de penitencia

NINFA:        Si esta persecución, Señor, importa
    para regalo mío, vengan muchas,
    que siendo Vos mi amparo no las temo,
    aunque me sigan con mayor extremo.
    Anselmo, a cuyos pies mis culpas dije 2370
    y me dio la divina Eucaristía,
    dándome esta cadena en penitencia,
    que fue cilicio suyo y esta dura
    peña con que mi pecho y mis entrañas
    con la memoria de la muerte fiera 2375
    de acero duro las convierte en cera,
    y aquestas pieles de animales fieros,
    segunda vez pasar me manda el río
    y que apartada de él en la otra banda
    en la gruta más áspera procure 2380
    adelante llevar mi pensamiento,
    porque vemos ejemplos cada día
    del mal que causa nuestra compañía.
    Barca parece que hay dentro del río
    y el barquero ha saltado en tierra agora, 2385
    que con la lluvia de la noche oscura
    soberbio raudal lleva, y la creciente
    es imposible que pasarla intente,
    menos que en puente o barca, y quizá el cielo
    por esta parte me encamina.

Sale un BARQUERO

BARQUERO:                                                ¿ Quieres 2390
    pasar, mujer, el río ?
NINFA:                                             Sí, quisiera,
    que me importa pisar la otra ribera.
BARQUERO:        Entra en la barca, pues.
NINFA:                                                No tengo cosa
    que darte.
BARQUERO:                              Eso no importa, si eres pobre.
    Vamos, camina aprisa.
NINFA:                                             El bien te sobre. 2395

Vanse.     Salen ROBERTO y CARLOS

CARLOS:        Sombra debió de ser, Roberto, aquélla,
    que el viento la llevó.
ROBERTO:                                          Los que han perdido
    todo es antojos cuanto ven. Concluye
    imaginando que perdiste a Ninfa
    y que si bien te quiere ha de buscarte, 2400
    y que si no, que es imposible cosa,
    aunque corras la tierra en busca suya,
    ni aunque surques el mar a vela y remo,
    que la mujer olvida con extremo.
    Advierte que eres duque de Calabria, 2405
    que tienes por mujer tan gran señora,
    que lo menos que tiene es ser legítima
    hija de un rey de Nápoles, y mira
    no te castigue el cielo.
CARLOS:                                                Como cuerdo,
    Roberto, me aconsejas; yo estoy loco. 2410
    Dar vuelta procuremos a Cosencia
ROBERTO:        Hace como quien es vuestra excelencia.

Da voces dentro NINFA

NINFA:        ¡ Que me ahogo ! ¡ Socorro !
CARLOS:                                                Voces suenan.
ROBERTO:        Serán de ganaderos.
NINFA:                                          ¡ Que me ahogo !
CARLOS:        Voces son de mujer; guía, Roberto, 2415
    a la puente.
ROBERTO:                              ¡ Notable desconcierto !

Vanse.     Sale el BARQUERO arrastrando a NINFA de los cabellos por el tablado

NINFA:        ¡ Que me ahogo, piedad !
BARQUERO:                                             No saldrás, Ninfa,
    con lo que intentas esta vez, ni el cielo
    ha de poder librarte, ni ese viejo
    Anselmo, mi enemigo. ¡ Muere, ingrata, 2420
    que el mismo a quien serviste ése te mata !
    No has de lograr la penitencia. ¡ Muere !
    Pues has sido mi esclava en mi servicio,
    que no te has de alabar de la vitoria
    del haberme dejado a tan buen tiempo. 2425

Sale el ANGEL custodio

ANGEL:        Ya no es tu esclava, cese tu castigo.
    Ninfa es del cielo.     Apártate enemigo.
BARQUERO:        ¿ Hasta aquí me persigues ? ¿ Qué me quieres ?
ANGEL:        Quitarte a Ninfa.
BARQUERO:                                       Vesla ahí.
ANGEL:                                                         Barquero
    infernal, vete agora.
BARQUERO:                                             Yo me parto; 2430
    mas yo me vengaré.
ANGEL:                                          Vete, enemigo.
    Sígueme, Ninfa.
NINFA:                                 Ya, mi bien, te sigo.

Vanse.     Sale la DUQUESA y todos los que puedan con ella de casa

UNO:        Aquí vueselencia puede,
    si quisiere, descansar.
DUQUESA:        Ya no hay, Ortensio, lugar 2435
    para mi descanso.     Excede
    la pena al mayor descanso,
    el pesar al mayor gusto,
    que puede mucho un disgusto.

Sale un PASTOR

PASTOR:        Tienes de pagarme el ganso. 2440
DUQUESA:        ¿ Qué tiene ese labrador ?
PASTOR:        Señora, pues me ha escuchado,
    un criado mal criado
    tuyo entró por Valdeflor
    cuando pasó por allí 2445
    agora su señoría,
    con toda la fantasía
    que en toda mi vida vi;
    y al pasar della laguna
    una pedrada tiró 2450
    a un ganso, y me le mató
    sin helle cosa ninguna,
    y no me quiere pagar
    lo que vale.
DUQUESA:                           ¿ Quién ha sido ?
PASTOR:        A fe, si hubiera querido 2455
    la señora del lugar
    que estuviéramos mejor
    de lo que estamos tratados,
    pues tien vasallos honrados.
DUQUESA:        No os aflijáis, labrador. 2460
    Hacedle dar lo que vale,
    y vuélvanle luego el ganso.
PASTOR:        Dios le dé mucho descanso,
    porque la presencia iguale
    siempre a tan grande valor 2465
    como muesa aquese pecho.
DUQUESA:        Venid acá: ¿ qué se ha hecho
    Ninfa ?
PASTOR:                     Dejó a Valdeflor,
    y por su bellaquería
    o poco recato, en fin, 2470
    la gozó un hombre roín
    estando allá en su alquería,
    y burlada la dejó;
    y ella, loca y agraviada,
    por quedar de éste vengada 2475
    bandolera se tornó;
    hasta qué enviando el rey
    un tercio de infantería,
    su furia huyó en compañía
    de un caballero sin ley 2480
    que dicen que era casado,
    y aun hay quien ha dicho aquí
    que era el duque...
DUQUESA:                                       Acaba, di.
PASTOR:        De Calabria, y que le ha dado
    la palabra de matar 2485
    a su mujer, que diz que es
    una santa, y que los pies
    no le merece él besar.
    ¿ De qué lloráis ?
DUQUESA:                                          Hame dado
    compasión esa mujer. 2490
PASTOR:        Otra tal encontré ayer
    viniendo tras mi ganado
    de esa montaña al pasar.
    Sentíla que caminaba,
    que atrás el viento dejaba 2495
    sin volver, hasta llegar
    al río, donde se echó,
    y un hombre que la seguía
    con otro en su compañía
    dándole voces, cortó 2500
    también el agua tras ella.
DUQUESA:        ¿ Cómo la llamaba ?'
PASTOR:                                          El nombre
    no le escuché bien.
DUQUESA:                                       ¿ Y el hombre ?
PASTOR:        Era de presencia bella
    y que moviera a respeto 2505
    a cualquiera su persona.
DUQUESA:        (A fuego y sangre pregona                 Aparte
    en público y en secreto
    la Fortuna contra mi
    guerra de celos crÜel. 2510
    El duque es éste, y si es él
    ya el bien y la paz perdí;
    porque, aunque son ilusiones
    los celos imaginados,
    cuando son averiguados 2515
    son ciencia sin opiniones.
    Quiero averiguarlos más.)
    ¿ Conoces a Ninfa ?
PASTOR:                                          No;
    porque después que murió
    su padre, nunca jamás 2520
    los de Valdefior la vimos,
    hasta que, siendo mayor
    por el campo a Valdeflor
    trocó, aunque todos sentimos
    el faltar de su lugar 2525
    en extremo.
DUQUESA:                              ¿ Esa mujer
    que encontraste, puede ser
    de ese modo ?
PASTOR:                              Que pensar
    con aqueso me habéis dado;
    porque huyendo del furor 2530
    del rey, con tanto valor
    puede ser se haya escapado
    y yo no la conociese;
    pero el galán, ¿ quién sería,
    que tan loco la seguía ? 2535
DUQUESA:        Puede ser que el duque fuese.
PASTOR:        La presencia era, pardiez,
    de duque o de gran señor.
DUQUESA:        Llevad este labrador;
    que he de salir esta vez, 2540
    Ortensio, de mi sospecha.
PASTOR:        ¿ Dónde me quieren llevar ?
DUQUESA:        Guía hacia el mismo lugar
    que dices.
UNO:                           No te aprovecha
    querer dar excusas ya. 2545
DUQUESA:        Llevadle.
PASTOR:                           ¡ Señora !
DUQUESA:                                       ¡ El coche,
    hola !
PASTOR:        ¿ Vine de allá anoche
    y he de volver hoy allá ?
UNO:        ¿ Qué importa, pues interesa 2550
    paga, que mil leguas ande ?
    ¿ No basta que te lo mande
    mi señora la duquesa ?
PASTOR:        ¡ Nunca yo pidiera el ganso !
DUQUESA:        (¡ Qué me cuestas de desvelos,        Aparte 2555
    Carlos !     Mas ¿ cuándo los celos
    dieron al alma descanso ?)

Vanse todos.     Sale NINFA sola

NINFA:        Tente, aguarda, esposo amado.
    ¿ Cómo te vas y me dejas,
    y de mis brazos te alejas ? 2560
    ¿ Qué nuevo amor te ha llevado ?
    ¿ Tampoco estás satisfecho,
    dejándome en triste calma
    del que me enamora el alma
    y del que me abrasa el pecho ? 2565
    Dormida me habéis dejado
    y os vais, Señor, ¿ cómo es esto ?
    Volved a casa tan presto.
    ¿ Me habéis, mi bien, olvidado ?
    ¡ Ay, que me abraso, por vos ! 2570
    Volved, gloria de mi vida,
    que estoy de amores perdida.
    Tomad el alma, mi Dios.
    Volved, no me deis enojos,
    porque, entretanto que voy 2575
    tras vos, mi bien, Ninfa soy
    de las fuentes de mis ojos.
    Arboles, fuentes y peñas,
    al alma no le escondáis,
    que porque de él me digáis, 2580
    yo os daré todas las señas.
    Es a la parda avellana
    semejante su cabello;
    al blanco marfil, su cuello;
    sus mejillas, a la grana; 2585
    su frente es nevada falda,
    que de mil claveles rojos
    termina, un valle; sus ojos
    son dos soles de esmeralda;
    corona las niñas bellas 2590
    de celajes carmesíes;
    sus labios llueven rubíes;
    sus dientes nievan estrellas.
    ¿ Hay quién de él me diga, hay quién
    me le enseñe ?        Peñas duras, 2595
    arboledas, fuentes puras,
    decid, ¿ dónde está mi bien ?

Se asoma CRISTO en la fuente

CRISTO:        ¡ Ninfa !
NINFA:                           eñor, ¿ dónde estais ?
CRISTO:        Aquí en esta fuente estoy.
NINFA:        Allá a ser Narciso voy, 2600
    si vos, Señor, me miráis.
CRISTO:        Llega, llega.
NINFA:                                    ¡ Esposo mío,
    mi bien, mi Señor, mi Dios !
CRISTO:        Presto, Ninfa, de los dos,
    ya que en tu valor confío, 2605
    el desposorio verás;
    que a las vistas vengo así.
    Presto partirás de aquí
    y al sol belleza darás,
    y para no ser ingrato 2610
    amante, lo que esté ausente,
    Ninfa mía, en esta fuente
    te dejaré mi retrato,
    aunque es imposible estar
    ausente de nada yo. 2615
NINFA:        ¡ Mi bien, Señor !

Desaparece el CRISTO.     Asómase CARLOS en lo alto, encima de la misma fuente

CARLOS:                                       No igualó
    al viento vela en el mar,
    como tras Ninfa me lleva
    el pensamiento forzado
    de mi enemigo cuidado 2620
    en demanda de su cueva;
    que mudando el pensamiento
    del amor que me tenía,
    en estos montes porfía
    ser prodigioso portento. 2625
    Y así tras sus pasos voy,
    celoso y determinado,
    que de ver que me ha olvidado
    corrido en extremo estoy;
    y aun rabio de verla ansí 2630
    de otro dueño enamorada.
    Toda ésta es peña tajada,
    no puedo pasar de aquí.
NINFA:        Mi bien, no os vais tan aprisa,
    dadme un abrazo, Señor, 2635
    que quedo muerta de amor.
CARLOS:        Aquélla que se divisa
    sóbre aquella fuente agora
    es Ninfa, si no me engaño.
NINFA:        ¿ Por la imagen de mi daño 2640
    truecas la que el alma adora ?
    Fuente, ¿ qué es esto ? ¡ Ay de mí !
    Pues donde el cielo me honró,
    del perro que me mordió
    el retrato miró en ti. 2645

Alza los ojos arriba y quiere huír

    Allí está el original:
    huír quiero.
CARLOS:                              ¡ Extraña cosa !
    Mi bien, aguarda, reposa.
NINFA:        Causa de todo mi mal,
    déjame.
CARLOS:                           Aguarda, o si no 2650
    me despeñaré de aquí.
NINFA:        Si se despeña de allí
    vengo a ser la causa yo
    de perderse un alma, y son
    los peligros que recelo 2655
    extraños.     Si aguardo...¡ ay cielo !...
    ¿ qué haré en tanta confusión ?
CARLOS:        ¿ Cómo es posible que olvidas
    tanto amor y voluntad ?
NINFA:        Sigo, Carlos, la verdad 2660
    del cielo; el bien no me impidas.
    Déjame, que ya no soy,
    Carlos, la que conociste;
    ya soy una sombra triste,
    ya con otro dueño estoy. 2665
    Dios ha tenido de mí
    lástima, y me ha remediado,
    y matrimonio he tratado
    con El.     Carlos, vuelve en ti;
    que ya soy de Dios esposa, 2670
    y tuya no puedo ser;
    vuélvete con tu mujer,
    que es honesta y virtuosa.
    Ya yo no estoy de provecho
    para el mundo, que me tira 2675
    otro pensamiento; mira
    hecho pedazos el pecho,
    sangriento el cuerpo y llagado,
    porque con, esta cadena
    que arrastro por tierra en pena, 2680
    y prisión de mi pecado,
    justamente le castigo
    toda la noche y el día,
    que ha sido del alma mía
    mi más mortal enemigo. 2685
    Todas las cosas se acaban,
    Carlos, y la edad ligera
    lleva nuestra primavera
    a la muerte y no se alaban
    los homenajes apenas 2690
    que pudieron resistir
    a los tiempos sin rendir
    a la tierra sus almenas.
    Carlos, tu vida gobierna
    en lo mejor de tus años, 2695
    pues ves tantos desengaños,
    que hay muerte y hay pena eterna.

Vase

CARLOS:        Venturosa penitente,
    ya que esa causa te aleja
    de mí, que te bese deja 2700
    las plantas. Ninfa, detente.

Vase también.     Salen la DUQUESA, ROBERTO y toda la compañía con ellos

ROBERTO:        Señora, en esta ocasión
    que debes tanto a Roberto,
    siguiendo sin seso al duque
    como a tu cuidado pienso 2705
    injustas o justas cosas
    quien no obedece sirviendo
    a su dueño, y más en éstas
    que no han tenido remedio.
    Para el suyo te ha traído, 2710
    sin duda, señora, el cielo,
    porque en estos montes anda
    sombra y engaños siguiendo.
DUQUESA:        Aunque el duque me aborrece,
    Roberto, le adoro y quiero 2715
    más que a mí misma, y ansí
    ansiosa a buscarle vengo.
    La fama, que siempre ha sido
    de todas nuevas correo,
    me avisó de la jornada 2720
    del duque y de su suceso.
    Sin poderme resistir
    partí de Cosencia luego,
    encaminada a este bosque
    de mi amor y de mis celos, 2725
    que con sola mi persona
    reducir acá los pienso
    sin darle a entender que han sido
    causa mis rabiosos celos.
    Pártete con la mitad 2730
    de mis criados, Roberto,
    hasta que el duque encontréis,
    diciéndole cómo quedo
    cazando en el bosque a causa
    de haber venido a este puerto 2735
    en devota romería
    a ver la ermita de Anselmo,
    un varón santo que dicen
    que vive en este desierto,
    y me entretengo cazando 2740
    en tanto que a verle vuelvo,
    encubriendo lo posible
    que ha sido otra causa.
ROBERTO:                                             Hoy veo
    en ti un romano valor.
DUQUESA:        Que he sabido que a lo mesmo 2745
    se ha detenido, y que estoy
    loca de gusto y contento.
ROBERTO:        Vamos.
DUQUESA:                        Quizás pondré ansí
    a mis desdichas remedio.
ROBERTO:        Huélgome, porque salgamos 2750
    de ser amantes del yermo.

Vase

UNO:        Puesto que de tus sospechas
    hayas visto los efetos,
    diviértete, si es posible,
    que te matarán los celos. 2755
OTRO:        ¿ Quieres que echemos un gamo
    porque le mates ?
UNO:                                          Yo creo
    que uno corta aquellas ramas
    agora.
DUQUESA:        Matarle quiero; 2760
    haré verdad el achaque
    y con él lisonja al dueño
    que adoro y huye de mí.
UNO:        Tírale y pásale el pecho
    con el venablo.
DUQUESA:                                 Camilo, 2765
    rayo será de mis celos.
OTRO:        Cayó en tierra.

Tira el venablo la DUQUESA, y dice NINFA dentro

NINFA:                                 ¡ Muerta soy !
DUQUESA:        Voz humana fue.

Sale NINFA con el venablo atravesado

NINFA:                                 Ya el cielo
    venganza de tantas vidas
    ha tomado en mí, que en tiempo 2770
    ninguno puede faltar
    la verdad de su evANGELio.
    Quien a hierro mata es justo
    que muera también a hierro.
DUQUESA:        Llegad y mirar quién es. 2775
NINFA:        ¿ Eres tú la que me has muerto ?
DUQUESA:        ¿ Quién eres ?
NINFA:                                 Una mujer
    que ha ofendido mucho al cielo
    y que pago mis pecados
    de esta suerte.
DUQUESA:                                 ¡ El es portento 2780
    prodigioso !
NINFA:                              Ya, señora,
    que en las manos vuestras muero,
    decid quién sois.
DUQUESA:                                       La duquesa
    de Calabria, que entendiendo
    que eras algún animal, 2785
    entre estas ramas he hecho
    cosa que me pesa tanto.
NINFA:        Justamente me habéis muerto,
    porque os he ofendido, mucho.
DUQUESA:        ¿ Quién eres ?
NINFA:                              Un monstruo fiero 2790
    de Calabria, un basilisco,
    una víbora, un incendio.
DUQUESA:        ¿ Quién eres, mujer, al fin ?
NINFA:        Ninfa soy.
DUQUESA:                           ¡ Válgame el cielo !
    ¿ Tú eres Ninfa ?
NINFA:                                 Yo soy Ninfa, 2795
    que pago lo que te debo;
    perdóname en este trance
    las ofensas que te he hecho,
    porque morir a tus manos
    son soberanos secretos. 2800
DUQUESA:        Admirada estoy. ¿ Qué hacías
    de tal suerte ?
NINFA:                                 Estaba haciendo
    penitencia de mis culpas.

Sale CARLOS

CARLOS:        ¡ La duquesa aquí ! ¿ Qué es esto ?
    ¿ Quién te ha muerto, Ninfa ?
NINFA:                                                      Carlos, 2805
    no te alteres, que es del cielo
    en mi predestinación
    inexcrutable rodeo.
    Pensando que era animal
    tu esposa misma me ha muerto, 2810
    que, para descanso mío,
    es de mi muerte instrumento.
CARLOS:        Déjame besar mil veces
    esas heridas.
NINFA:                                 Al cuerpo
    no me toques.     Tente, Carlos. 2815
CARLOS:        Haré locuras y extremos.
NINFA:        Carlos, lo que importa más
    es buscar a Dios, que aquesto
    es regalo para mí.

Aparece el CRISTO bajando en una peana, y va subiendo NINFA en otra

CRISTO:        ¡ Ninfa esposa !
NINFA:                                 ¡ Amado dueño ! 2820
CRISTO:        Nuestras bodas se han llegado.
    Vestido de boda espero.
    Venid, hermosa paloma,
    que ya ha pasado el invierno,
    y en el inmortal abril 2825
    las flores aparecieron.
    Llegad a mis brazos, Ninfa,
    y Ninfa sólo del cielo.
NINFA:        Mi bien, mi gloria, mi esposo,
    por vuestro costado quiero 2830
    entrarme en Vos.
CRISTO:                                    Ya estáis, Ninfa
    y querida esposa, dentro.
NINFA:        Apretadme más los brazos,
    mi bien, mi amor, mi remedio,
    que en ellos...
CRISTO:                                 Valor, esposa. 2835
NINFA:        Mi espíritu os        encomiendo.

Ciérrase la cortina como se abrió

CARLOS:        ¡ Oh, prodigio soberano !
    Altos son vuestros secretos,
DUQUESA:        Señor, notables favores
    a una mujer habéis hecho. 2840
CARLOS:        Esto el cielo ha permitido,
    Diana, para bien nuestro.
    Perdonad, que yo daré
    de mi vida tal ejemplo
    que admire mi penitencia. 2845
    Llevemos el santo cuerpo
    para que dé admiración
    la santidad y el suceso.
DUQUESA:        Con la majestad debida
    y ostentación la llevemos 2850
    para patrona.
CARLOS:                                 Y aquí
    da fin la Ninfa del Cielo,
    cuya prodigiosa vida,
    por caso admirable y nuevo,
    Ludovico Blosio escribe 2855
    en sus morales ejemplos.


FIN DE LA COMEDIA