Tirso de Molina
La gallega Mari-Hernández

Personas que hablan en ella:
  • El REY don Juan I de Portugal
  • Don ALVARO de Ataíde
  • Doña BEATRIZ de Noroña
  • MARI-HERNANDEZ, gallega
  • GARCI-HERNANDEZ, viejo
  • El CONDE de Monterrey
  • Don EGAS
  • CALDEIRA
  • DOMINGA
  • CARRASCO, serrano
  • OTERO, serrano
  • MARTIN, serrrano
  • BENITO, serrano
  • CORBATO, serrano
  • GILOTE, serrano
  • VASCO, serrano
  • Un CAZADOR
  • Dos SOLDADOS portugueses
  • Dos CRIADOS del CONDE
  • SOLDADOS castellanos
  • ACOMPAÑAMIENTO del REY y del CONDE


ACTO PRIMERO

Salen don ALVARO y doña BEATRIZ

ALVARO:       De dos peligros, Beatriz,
   por excusar el más grave,
   se ha de escoger el menor.
   ¿ Qué importa que el rey me mate ?
   Ya sé que a voz de pregones 5
   me busca, y por desleales
   condena a cuantos supieren
   de mí, sin manifestarme.
   El rey don Juan el segundo
   de Portugal y el Algarbe, 10
   que aunque airado contra mí,
   mil años el cielo guarde,
   dando a traidores orejas,
   que persiguiendo leales,
   quieren de bajos principios 15
   subir a cargos gigantes,
   ha cortado la cabeza
   a don Fernando Alencastre,
   primo suyo, y duque ilustre
   de Berganza y Guimaranes, 20
   por unas cartas fingidas,
   que su secretario infame
   contrahizo y entregó,
   en que da muestras de alzarse
   con la corona, escribiendo 25
   a los reyes que ignorantes
   de este insulto, las reliquias
   destierran del nombre alarbe.
   A Fernando e Isabel
   digo, que a Castilla añaden 30
   un nuevo mundo, blasón
   de sus hechos alejandres.
   Verosímiles indicios
   no admiten en pechos reales,
   cuando la pasión los ciega, 35
   argumentos disculpables.
   Andaba el rey receloso
   del duque, porque al jurarle
   en las cortes, cuando en Cintra
   llevó Dios al rey su padre, 40
   reparando en ceremonias,
   por no usadas, excusables,
   quiso según las antiguas
   hacerle el pleito homenaje.
   Valiéronse de este enojo 45
   lisonjeros, y parciales
   le indignaron, que en los reyes
   son crímenes los achaques.
   Siguiéronse cartas luego
   contrahechas, que a indiciarle 50
   bastaron con tanta fuerza,
   que aunque el duque era su sangre
   en évora le justicia,
   sin que lágrimas le aplaquen
   de la reina, hermana suya, 55
   de sus privados y grandes.
   Huyen parientes y amigos;
   porque a enojos majestades
   en los ímpetus primeros,
   no hay, inocencias que basten. 60
   Dos hermanos y tres hijos
   van a Castilla a ampararse
   de Fernando e Isabel.
   ¡ Quiera el cielo que en él le hallen !
   Al conde de Montemor 65
   su hermano, y gran condestable
   de Portugal, aunque ausente,
   ha mandado el rey sacarle
   en estatua, y en la villa
   y plaza mayor de Abrantes 70
   la espada y banda le quita
   cuadrada, que es degradarle
   de condestable y marqués,
   y luego degollar hace
   el simulacro funesto, 75
   saliendo -- ¡ rigor notable ! --   
   sangre fingida del cuello
   de la inanimada imágen.
   Yo, que como primo suyo,
   soy también participante, 80
   si no en la culpa en la pena,
   para que también me alcance,
   estoy dado por traidor;
   y por la lealtad de un paje,
   que despreciando promesas 85
   no temió las crueldades
   con que amenazan los jueces,
   dos meses pude ocultarme
   en un sepulcro, que antiguo
   en vida las honras me hace. 90
   Pero ahora que estoy cierto
   que el rey, declarado amante
   de tu hermosura, ha venido
   a esta villa a visitarte,
   atropellando consejos, 95
   perdiendo al temor cobarde
   el respeto que la vida
   y la honra es bien que guarde,
   si desesperado no,
   celoso mi agravio sale 100
   de sí y del sepulcro triste,
   asilo hasta aquí, ya cárcel.
   Celos, Beatriz, poderosos
   han bastado a levantarme
   del sepulcro.   Muerto estoy. 105
   Bien puedo decir verdades.
   Dos años ha que te sirvo,
   con que haya, por adorate,
   estorbos que no atropelle,
   imposibles que no pase. 110
   Con palabras y promesas
   esperanzas alentaste,
   que dudosas que las niegues,
   hoy vienen a ejecutarte.
   Ser mi esposa has prometido; 115
   pero ya que ciega y fácil
   la Fortuna, en fin mujer
   firme sólo en ser mudable,
   levanta tus pensamientos
   cuando mis dichas abate. 120
   ¡ Tú, igualándote a coronas,
   yo indigno, ya que me iguale
   al mas rústico pastor;
   tú marquesa respetable,
   yo sin estados, ni hacienda ! 125
   ¡ Ay Beatriz ! No hay que culparte
   que me aborrezcas y olvides.
   Gócete el rey.   Muera, inhábil
   de merecer tu belleza,
   un conde ayer, hoy imágen 130
   y sombra de lo que ha sido;
   que cuando el rey aquí me halle,
   porque de mí quedes libre,
   yo gustaré que me mate.
BEATRIZ:       Tan desacordado vienes, 135
   que a no ocasionar tus males
   a llorar desdichas tuyas,
   riyera tus disparates.
   Para salir del sepulcro,
   donde viven las verdades 140
   entre huesos, desengaños,
   que no admitieron, en carne,
   no sales con la cordura
   que pudieran enseñarte
   escuelas del otro siglo. 145
   Donde no hay ciencias que engañen,
   la historia del malogrado
   duque vienes a contarme,
   como si yo la ignorara,
   cabiéndote tanta parte 150
   a ti en ella como a mí
   de lágrimas; que a enseñarte
   reliquias que en lienzos viven,
   bastaran a acreditarme.
   Antes de haber delinquido, 155
   en mi ofensa sentenciaste
   olvidos solo en potencia.
   ¡ Ay don Alvaro de Ataíde !
   Necios jueces son los celos,
   pues sus ciegos tribunales, 160
   sin interrogar testigos,
   condenan lo que no saben
   aunque de lo que te imputan
   enemigos criminales
   inocente estés, que es cierto, 165
   pues en ti traición no cabe,
   sólo la mala sospecha
   que contra el amor constante
   de mi pecho has hoy tenido,
   hasta para condenarte; 170
   porque donde el valor vive,
   tal vez delitos amantes
   son de más ponderación
   que las lesas majestades.
   De la triste compañía 175
   donde vivo te enterraste,
   la desazón se te pega
   que muestras.   No es bien me espante.
   Sin estado perseguido,
   sin amigos que te amparen, 180
   sin parientes que te ayuden,
   sin vasallos que te guarden,
   te quiero más que primero;
   que, porque al fino diamante
   le desguarnezcan del oro, 185
   no desdicen sus quilates.
   Déjame pelear primero,
   y cuando el contrario cante
   la victoria, entonces dime
   vituperios que me agravien; 190
   que si por ser mujer yo,
   temes de mi sexo frágil
   banderizados empleos,
   soy portuguesa, y bien sabes
   que no ha habido en mi nación 195
   ninguna a quien los anales
   que afrentas inmortalizan
   puedan notar de inconstante.
   Amabas presuntÜoso;
   pretendías arrogante; 200
   pudo ser por las riquezas,
   siempre soberbias y graves.
   Y yo también pudo ser
   que por ellas te estimase,
   repartiendo en ti y en ellas 205
   deseos interesables.
   Ya podrás hablarme humilde,
   y yo en amor mejorarme,
   queriéndote por ti solo,
   si tú pobre, yo constante. 210
   Estado, hacienda y honor
   la Fortuna, diosa frágil,
   te quitó.   Guarda la vida;
   que como ésta no te falte,
   sin estado, honor ni hacienda 215
   te estimo en más que los reales
   blasones que me persiguen,
   y no han de poder mudarme.
   Noroña soy, si él es rey;
   esposa tiene a quien ame, 220
   e ilegítimos empleos
   no han de ofender mi linaje.
   Raya es ésta de Galicia
   si encubiertamente sales
   con el favor de la noche, 225
   amparo de adversidades,
   cuando tú seguro estés,
   y des orden de avisarme,
   te seguiré firme yo;
   que empeñando mis lugares, 230
   y recogiendo mis joyas,
   castellanas majestades,
   de rigores portugueses,
   tiene España que nos guarden.
   Dame los brazos, y adiós. 235
ALVARO:       Tu nombre en mármoles graben.

Sale CALDEIRA

CALDEIRA:       Deja agora grabaduras
   para escultores y jaspes.
   ¡ Cuerpo de Dios !   Y preven
   o escondrijos o gaznates, 240
   que el rey don Juan entra aquí.
BEATRIZ:       ¡ Ay, mi bien !
CALDEIRA:                            ¿ No habrá desvanes,
   chimeneas, gallineros,
   o un cofre en que agazaparme ?
ALVARO:       Ya, Beatriz, vuelven sospechas 245
   de nuevo a martirizarme.
   ¡ El rey de noche, y a verte,
   sin tu permisión !
BEATRIZ:                                    No te halle
   aquí.   Tras ese tapiz
   te pon; que si has de escucharle, 250
   y lo que respondo adviertes,
   yo sé que de los pesares
   que me das, perdón me pidas.
CALDEIRA:       ¡ Que viene, que entra, que sale !
BEATRIZ:       Mi bien, ¿ quieres esconderte ? 255
ALVARO:       ¡ Ay ! ¡ Quién pudiera feriarte
   la firmeza de los montes !
CALDEIRA:       ¡ Ay ! ¡ Quién pudiera tornarse
   o chapín o bacinilla
   mono, papagayo o fraile ! 260

Ocúltanse detrás de una tapiz don ALVARO y CALDEIRA Salen el REY, don EGAS y ACOMPAÑAMIENTO

REY:       Para divertir, marquesa,
   penas de razón de estado,
   que desleales me han dado,
   porque de mi bien les pesa,
   a vuestra villa he venido, 265
   y esta noche a vuestra casa.
BEATRIZ:       No sabéis honrar con tasa,
   pródigo habéis, señor, sido
   ilustrando estas paredes,
   donde, como vos decís, 270
   penas tan bien divertís,
   que en vos es hacer mercedes.
REY:       Para que verifiquéis
   aquesa proposición,
   traigo, Beatriz, intención 275
   de que mañana os caséis.
BEATRIZ:       ¡ Cómo, gran señor !
REY:                                        Yo he sido
   vuestro amante; que las leyes
   de amor no exceptúan reyes.
   Constante habéis resistido 280
   mi poder y voluntad,
   porque mienta la experiencia
   que afirma no hay resistencia
   contra un gusto majestad;
   y yo también, vuelto en mí, 285
   cuerdo he juzgado a vergÜenza
   que una mujer reyes venza,
   y un rey no se venza a sí.
   Soy casado, y vos doncella.
   Heredad que está sin dueño 290
   no corre riesgo pequeño,
   y más heredad tan bella.
   Dueño os prevengo, en efeto;
   que un marido puede tanto,
   que al vasallo pone espanto, 295
   y al rey obliga a respeto.
   El conde don Egas es
   en quien los ojos he puesto,
   noble, leal, y sobre esto
   mi privanza. El interés 300
   de ser éste el gusto mío,
   pienso yo que bastará
   a que os obligue quien da
   muerte así a su desvarío.
BEATRIZ:       Quien de sus propias pasiones 305
   sabe salir vencedor,
   bien merece, gran señor,
   hipérboles por blasones;
   que, en fin, no reinaba bien
   cautiva la voluntad. 310
   Doyle a vuestra majestad
   mil veces el parabien
   del discreto desempeño
   con que el alma ha libertado,
   y yo se le hubiera dado 315
   a mi dicha por el dueño
   que su mano me ha ofrecido,
   si no sintiera bajar
   de más a menos y dar
   pena a un amor ofendido. 320
   Que puesto que fue el honor
   resistencia poderosa
   contra el alma que piadosa
   estimaba vuestro amor;
   ya en mí se habían engendrado 325
   de vuestros reales empleos,
   reales también los deseos,
   y dentro en mí un real estado;
   que negándoos exteriores
   permisiones el honor, 330
   estimaban vuestro amor
   pensamientos interiores.
   Y con afecto amoroso,
   cuando el amor resistía,
   dentro del alma os tenía 335
   por mi legítimo esposo;
   pues con tales fundamentos,
   no era mucho conservar
   el cuerpo libre, y gozar
   casados sus pensamientos. 340
   Mas pues burlados los hallo,
   no será conforme a ley
   que quien fue esposa de un rey
   lo venga a ser de un vasallo.
   Ni a vos os puede estar bien 345
   que en ofensa de los dos,
   hombre que es menos que vos,
   goce a quien quisistes bien.
REY:       ¿ Vos me habéis querido a mí ?
BEATRIZ:       Dentro del alma os llamaba 350
   esposo, y os adoraba.
REY:       Creyera yo ser así
   a no venir advertido
   de que es mi conpetidor,
   marquesa, un conde traidor 355
   por vos a un rey preferido.
   Mirad como haré caudal
   del amor que me tenéis
   interior, si posponéis
   a un rey por un desleal; 360
   que yo de nuevo agraviado
   deslealmente por los dos,
   si como confesáis vos,
   de esposo nombre me han dado
   pensamientos ya violentos, 365
   pues a un traidor dan lugar,
   bien podré en vos castigar
   adúlteros pensamientos,
   y en él la injuria que pide
   quien dueño vuestro se llama 370
   pues me ofende en reino y dama
   don Alvaro de Ataíde.
BEATRIZ:       Señor...
REY:                        ésta es la verdad.
   A informaciones ya hechas
   y probadas, no hay sospechas 375
   que ofusquen su claridad.
   Don Alvaro huyó a Castilla
   con los demás desleales,
   cuyas ambiciones reales
   aspiraban a mi silla. 380
   Correspóndese con vos,
   y en la raya de Galicia,
   Beatriz, vuestro estado, indicia
   muchos cargos contra vos.
   Para que de ellos quedéis 385
   libre, y Portugal seguro,
   hoy desposaros procuro.
   Conde os doy.   Si le perdéis...
BEATRIZ:       Que un amante celos pida,
   con buena o mala ocasión, 390
   por ser la mejor sazón
   de amor, cosa es permitida;
   pero un marido a su esposa,
   en culpa no averiguada,
   y menos que con la espada, 395
   siempre fue acción afrentosa.
   Sabiendo pues que le llama
   esposo mi voluntad,
   no hace vuestra majestad
   bien en ofender su fama; 400
   pues culpando mis intentos,
   ya el ser mi esposo ha acetado,
   cuando me atribuye airado
   adúlteros pensamientos.
   Y siendo así, mis cuidados 405
   que en tan mal crédito están,
   desde ahora llorarán
   pensamientos mal casados;
   que yo en fe de que tenía
   dentro el alma un dueño rey, 410
   por ser esposa de ley,
   con tal presunción vivía,
   que no a don Alvaro que es,
   aun cuando fuera leal,
   a mi altivez desigual 415
   al príncipe portugués,
   que es sucesor vuestro en fin,
   juzgara, cuando me amase,
   indigno de que aun besase
   la suela de mi chapín. 420
   Perdone este atrevimiento
   vuestra majestad, señor;
   que pierde el respeto amor
   cuando está con sentimiento.
   Yo tengo el alma empleada 425
   en un rey, de quien mujer
   se llama, y no puede ser
   con dos a un tiempo casada.
   Ponga en Cháves guarnición,
   por ser de Galicia raya, 430
   si es justo que de mí haya
   tan poca satisfacción;
   y excuse así sus combates,
   dándome licencia a mí;
   que dirá, si estoy aquí, 435
   mi agravio mil disparates.

éntrase por el tapiz detrás del cual están ocultos don ALVARO y CALDEIRA.   Va el REY a detener a la marquesa BEATRIZ y tirando del tapiz, quedan descubiertos los dos escondidos

REY:       Esperad. ¡ Traidor ! ¿ Qué es esto ?
CALDEIRA:       (Tramoya que salió mal.)               Aparte
REY:       Matadme ese desleal.
ALVARO:       Bien ese nombre me ha puesto. 440
   Si es el que tienes al lado,
   falseador de firmas fieles,
   que como mata en papeles,
   y no viene acostumbrado
   al acero en quien se suma 445
   el valor no lisonjero.
   Cobarde por el acero,
   sólo es valiente por pluma.
   Con ella sí que hará alarde
   de hazañas que un rey premió; 450
   pero con la espada no;
   que el traidor siempre es cobarde.
EGAS:       Mi lealtad, que es conocida,
   cual tu traición confirmada,
   confirmará aquesta espada. 455

Echan mano los tres

ALVARO:       La color tienes perdida,
   y ella quién eres declara;
   que para que te convenza,
   tuvo tu sangre vergÜenza
   de desmentirte en cara. 460
   No es bien que mi acero afrente,
   cuando en ti mancharse duda;
   que el leal no le desnuda,
   teniendo a su rey presente.
   Para ti de aqueste modo 465
   basta y sobra.

Dale un golpe con la espada envainada, y vase

CALDEIRA:                               (¡ Oh, cómo pegas !)         Aparte
   Por esto, hermano Don Egas,
   se dijo, "Con vaina y todo."

Vase CALDEIRA

REY:       Seguidle, matadle.   ¡ Ah cielos !
   Pero no le alcanzarán 470
   cobardes, si no es que van
   volando tras él mis celos.

A don EGAS y otro CABALLERO

   Quede en prisión la marquesa,
   y en guarda suya los dos.

Vase el REY

BEATRIZ:       (Alvaro, si os libráis vos,               Aparte 475
   ¿ qué importa morir yo presa ?)

Vanse todos. Salen CARRASCO y OTERO, encima de las peñas y mirando adentro

CARRASCO:       ¡ Aquí de la serranía !
   ¡ Aquí a la hoya, ahao a la hoya !
OTERO:       Serranos, aquí fue Troya.
   No quede lobo este día 480
CARRASCO:       ¡ Ah cuerpo de non de Dios !
   Habíades de caer !
OTERO:       No hay son matar y comer.
CARRASCO:       Como burros son los dos.
OTERO:       Viva la gala, serranos, 485
   del valle de Limia.

VOCES dentro

VOZ:                                        ¡ Viva !

Salen MARTIN, BENITO, CORBATO y GILOTE, saliendo por el proscenio

CARRASCO:       ¡ Ah del valle !
BENITO:                               ¡ Ah, de allá arriba !
OTERO:       ¡ A los llanos !
TODOS:                               ¡ A los llanos !
MARTIN:       ¡ Eso sí, gritar y dalle !
   La voz tenéis de codicia. 490
CARRASCO:       Al paraíso de Galicia.
   ¡ Serranos, al valle !
TODOS:                                       ¡ Al valle !

Bajan de las peñas CARRASCO y OTERO

GILOTE:       ¡ Famosa presa, Carrasco !
CARRASCO:       Cual de pies, cual de cogote,
   cayeron lobos, Gilote, 495
   que es contento.
OTERO:                                 Del peñasco
   se despeñó un jabalín.
BENITO:       Salve y guarde.
OTERO:                                 Bien venido.
BENITO:       Catorce diz que han caído.
CARRASCO:       Llególes su San Martín. 500
BENITO:       Diez jabalis, seis venados,
   tres zorras y tres garduñas.
GILOTE:       No les valieron las uñas.
BENITO:       Vengáronse los ganados.
OTERO:       ¡ Ojalá que en esta sierra 505
   hiciéramos otro tanto
   de los jodíos que el santo
   reye de España destierra !
CARRASCO:       Si, Fernando e Isabel
   rayos de jodíos son. 510
OTERO:       De la santa esquinación
   huye esta canalla infiel,
   y se nos acoge acá.
GILOTE:       De la inquisición diréis.
OTERO:       Sí, vos que leer sabéis, 515
   acertaréis.
BENITO:                         Gil sí hará.
OTERO:       Un comisón ha venido
   en su busca .....
GILOTE:                            Comisario
   se llama.
OTERO:                        Y un calendario
   de los reyes ha traído, 520
   que le nombran procesión...
GILOTE:       Provisión.
OTERO:                                    Para prendellos,
   y andamos a caza de ellos,
   Carrasco, que es bendición.
BENITO:       Disfrázanse entre nosotros, 525
   que ni los conocerá
   un zahoril.
OTERO:                         Yo topé ya,
   aunque se metan entre otros
   una famosa invención
   con que conocerlos luego. 530
GILOTE:       ¿ Y es ?
OTERO:                   A la nariz les llego
   un pedazo de jamón;
   y el que es cristiano echa el diente,
   y el que no, las tripas echa.
CARRASCO:       ¡ Oh qué maldita cosecha ! 535
   ¿ Qué no cree en Dios esta gente ! ?
GILOTE:       No.
CARRASCO:                   Yo en la romana igreja
   creo.
BENITO:       Con ella me avengo.
OTERO:       Serranos, a eso me atengo; 540
   que es, en fin, cristiana vieja.
BENITO:       Como tien Castilla guerra
   con Portugal tanto há,
   los fronterizos de acá
   habitamos en la sierra. 545
   Ni hay tiempo para prendellos.
GILOTE:       Todos, poquito a poquito
   se mos van allá bonito.
OTERO:       Allá se lo hayan con ellos;
   que acá haremos entre tanto 550
   lo que nueso amo nos manda,
   que es andar en su demanda.
MARTIN:       Es buen cristiano.
GILOTE:                                    Es un santo.
OTERO:       ¿ Garci-Hernández ? No hay viejo
   desde Limia a Monterey 555
   de mas virtú ni mas ley.
BENITO:       ¿ Y su hija ?
CARRASCO:                         ésa es espejo
   de Galicia.
CORBATO:                               Déle Dios
   un marido del tamaño
   de aquel nogal o el castaño 560
   que tenéis a par de vos.
CARRASCO:       Hoy cumple años.
GILOTE:                                    Y hoy festeja
   de su padre el alegría
   a toda la serranía.
BENITO:       Viva un sigro, y nunca vieja. 565
OTERO:       Par Dios, que cuando la veo,
   de manera me enberrincho,
   que como rocín relincho.
CARRASCO:       ¡ Mas arre allá !
MARTIN:                                    Yo babeo
   siempre que la llego a habrar. 570
CARRASCO:       Todo un sol tiene en la cara.
OTERO:       A fe, si ella se pagara
   de tirar, correr, luchar,
   que ella huera presto mia.
BENITO:       Eso no, donde estoy yo. 575
OTERO:       ¿ Vos conmigo ?
BENITO:                               Yo, que só
   gala de esta serranía.
OTERO:       ¡ Mas nonada !
BENITO:                                 Para vos.
OTERO:       Benito, callá, vos digo.
BENITO:       ¿ Pues lucharéis vos conmigo 580
OTERO:       Con vos y con otros dos.
BENITO:       ¿ Qué ha de ir ?
OTERO:                                 Vaya una cabra.
BENITO:       Par Dios, vayan dos y aun tres.
OTERO:       Idas son.
BENITO:                        Desnudaos pues.
GILOTE:       Teneos.
OTERO:                     Nadie habre palabra, 585
   porque un hombre con colera
   derriba un toro, Gilote.
BENITO:       Quitaos el sayo y capote.
OTERO:       Ya le quitan.
CORBATO:                              Ropa huera,

Quítanae los sayos, y déjanselos a un lado

   que todos seremos jueces. 590
CARRASCO:       Este soto es buen lugar.
OTERO:       Par Dios, que babéis de llevar
   hoy un pan como unas nueces.

Luchando BENITO y OTERO van retirándose hasta salir del teatro siguiéndolos los otros serranos.   Salen don ALVARO y CALDEIRA

ALVARO:       Caldeira, ésta es Galicia.
   No vive en estas sierras la malicia 595
   de envidias y traiciones,
   de lisonjas, engaños y ambiciones.
   Los que en mi busca vienen,
   aquí jurisdicción ni ayuda tienen.
CALDEIRA:       Asperilla es la tierra. 600
ALVARO:       Es de Laroco esta empinada sierra,
   y Limia este florido Valle,
   que es guarnicióon de su vestido,
   por fértil estimado;
   el de Laza, que yace a estotro lado, 605
   ameno se avecina
   al val de Monterey, con quien confina.
   Cinco leguas de Chaves
   dista este monte.
CALDEIRA:                                 Bien la tierra sabes.
ALVARO:       Fue el conde gran mi amigo, 610
   de Monterey, y discurrió conmigo,
   cazando, varias veces
   su aspereza, ya a costa de los peces
   de sus aguas, que hay muchas
   habitación de celebradas truchas; 615
   ya en jabalíes cerdosos
   ensayando venablos, y ya en osos.
CALDEIRA:       Si es tan tu amigo el conde,
   vamos a Monterey.
ALVARO:                                     No corresponde
   con la amistad pasada 620
   la presente.
CALDEIRA:                         ¿ Por qué ?
ALVARO:                                          La guerra airada
   lo descompuso todo.
   Sirvió a su rey, y yo del mismo modo
   leal sirviendo al mío.
   Paró nuestra amistad en desafío. 625
   En la infeliz batalla
   de Toro, que si quiere celebralla,
   como es razón, Castilla
   puede con mil ventajas preferilla
   a la de Aljubarrota, 630
   quedamos enemigos.
CALDEIRA:                                    Pues acota
   rancho en que descansemos;
   que cinco leguas caminado habemos
   a pata, huyendo espías,
   y a Bercebú se dan las tripas mías. 635
ALVARO:       Si aquestos montañeses
   alcanzan a saber que portugueses
   somos los dos, no estamos
   seguros de sus manos.
CALDEIBA:                                       Pues, buyamos.
ALVARO:       ¿ Dónde ? Hasta ver si es cierto 640
   que la marquesa mi esperanza ha muerto
   y al rey don Juan adora,
   como dijo...
CALDEIRA:                         Por Dios, que estás ahora
   con linda sorna.   Acaba.
ALVARO:       ¿ No dijo al rey la ingrata que le amaba, 645
   gozando sus cuidados
   pensamientos de amor, con él casados ?
CALDEIRA:       No sé, por Dios; yo vengo
   con más hambre que amor, y te prevengo
   que socorras desmayos. 650

Reparando en la ropa de OTERO y BENITO

   Dos capotes son éstos y dos sayos.
ALVARO:       Espera; que con ellos
   temores excusamos.
CALDEIRA:                                    Si a traellos
   te aplicas, con su traje
   no dice mal el portugués lenguaje 655
   pues se distingue poco
   de la lengua gallega.
ALVARO:                                             De Laroco
   las sierras, que son éstas,
   entre antiparas pobres, mal compuestas,
   habitaré entre tanto 660
   que salgo del celoso y ciego encanto
   en que el Amor me puso.
   De aquí a mi ingrata avisaré confuso,
   Disfrázate tú y todo.
CALDEIRA:       Entre aquellos castaños me acomodo; 665
   que si su dueño sale
   por su ropa, querrá lo que no vale.
ALVARO:       ¿ Por qué se habrán dejado
   los vestidos aquí ?
CALDEIRA:                                     Si se han picado
   con el calor molesto, 670
   querrán echar al agua todo el resto.
ALVARO:       Aquí el Tamaga baña
   apacible los pies de esta montaña.
   No dices mal.
CALDEIRA:                               Addío.
   Esconderé en aquel lugar sombrío 675
   los trajes cortesanos,
   porque pasemos plaza de villanos.
ALVARO:       Caldeira, vuelvo luego.
CALDEIRA:       Par Dios, que de esta vez quedas gallego.

Vase CALDEIRA

ALVARO:       Cansancios pesadumbres 680
   alientan la fuerza al sueño.
   Entre tanto que risueño
   guarnece el sol estas cumbres,
   quiero dar pruebas a enojos,
   y desmentir mis cuidados; 685
   que si atormentan soñados,
   no es a costa de los ojos.

échase a dormir. Salen arriba, por las peñas, DOMINGA y MARI-HERNANDEZ con vestido y tocado a lo gallego

MARIA:       Hoy, Dominga, que cumpro años,
   padre os quiere festejar.
DOMINGA:       Tantos llegues a contar, 690
   como hojas estos castaños;
   al sol te saquen tus nietos
   en una espuerta.
MARIA:                                    ¡ Merá !
   ¿ Y qué he de her con tanta edá,
   si enfadar a los discretos ? 695
DOMINGA:       Deseo que a sigros llegues.
MARIA:       ¿ Hay más aborrible cosa,
   que una vieja que hué hermosa,
   La cara llena de priegues,
   y aojando con la vista ? 700
   Dominga, morir me agrada
   moza, y de todos llorada,
   mejor que vieja y mal quista.
DOMINGA:       Discreta eres hasta en eso.
   Baja con tiento; no cayas. 705
MARIA:       Mientras que del valle trayas
   juncia, retama y eantueso,
   para enramar el portal
   donde la cena ha de ser,
   claveles quiero coger, 710
   con madreselva.
DOMINGA:                               ¿ Y qué tal
   la hallarás par de la huente
   dell olmo ?
MARIA:                              Por ella bajo.
DOMINGA:       Yo, echando por este atajo,
   vó a ver si vuelve la gente 715
   que hue a traernos despojos
   de lobos, pues que los has
   convidado.
MARIA:                            ¿ Y dó podrás
   hallarlos ?
DOMINGA:                         Hacia los tojos.

Vase DOMINGA, y salta MARI-HERNANDEZ de las peñas abajo. Don ALVARO queda dormido

MARIA:       Ya yo la cuesta he bajado. 720
   Carcajadas da de risa
   la huente que bulle aprisa.
   ¡ San Gil ! ¿ qué hombre está aqui echado ?
   Desde la cintura arriba
   es pastor, y lo que queda, 725
   está vestido de seda.
   A sabor duerme. ¡ Y que viva
   un hombre, y parezca muerto
   no tenéis vos mucho amor,
   pues dormís tan a sabor, 730
   ni os penan deudas despierto.
   éste será algún jodío
   de los que andan a prender,
   porque no quieren comer
   tocino.   ¡ Qué desvarío ! 735
   Yo quiero dar hoy venganzas
   a la igreja y sus enuestos;
   que quien mata alguno de estos
   diz que gana perdonanzas.
   Esta media lancha tomo. 740

Toma una piedra y súbese en una peña bajo la cual está echado Don ALVARO

   Y desde aqueste repecho,
   a dos manos se la echo
   sobre la cabeza a plomo;
   y de un golpe, si no yerro,
   a nuestra ley doy socorro, 745
   y a nuestro jodío ahorro
   de dolor, cura y entierro.
   Allá va.   Manos, teneos;
   que en tan buena catadura
   no puede haber judaizura; 750
   que los jodíos son feos.
   ¡ Válgate Dios por dormido !
   ¿ Qué has hecho en mi corazón ?
   En mi vida vi garzón
   más apuesto y más garrido. 755
   En sueños me ha quillotrado
   el pecho. ¡ Ay sosiego mío !
   Sotil ladron sois, jodío,
   pues ell alma me heis robado.
   Mas ¿ para qué llamo robo 760
   lo que yo le di primero
   de grado ? Llamarle quiero.

A voces

   ¡ Guarda el lobo ! ¡ Guarda el lobo !

Despertando alborotado don ALVARO

ALVARO:       Lobos ¿ qué mal me han de hacer,
   si soy portugués ?
MARIA:                                     Tente, hombre; 765
   que me ha espantado ese nombre.

Coge una piedra

ALVARO:       ¡ Qué es de los lobos, mujer ?
MARIA:       Téngase allá.
ALVARO:                                  Una cordera
   he visto en vez de los lobos.
MARIA:       Así engañan a los bobos. 770
ALVARO: ¡ Ay cielos !
MARIA:                              Téngase ahuera.
ALVARO:       ¡ Qué peregrina hermosura !
MARIA:       A fe que dormís de espacio.
ALVARO:       A ser la sierra el palacio,
   donde no hay quietud segura, 775
   con menos gusto durmiera.
MARIA:       ¿ Tiene enemigos allá ?
ALVARO:       Nadie sin ellos está.
MARIA:       ¿ Y duerme de esa manera ?
ALVARO:       En esta montaña yerma, 780
   ¿ qué temor no se asegura ?
MARIA:       Pues acá nos dice el cura,
   que quien los tiene, no duerma.
ALVARO:       Sentencia de sabio es ésa.
MARIA:       Yo de un golpe, a no llamarle 785
   con la muerte pude darle
   la losa para la huesa.
ALVARO:       ¿ Pues heos ofendido yo ?
MARIA:       Si es jodío, claro está.
ALVARO:       Fijodalgo soy.
MARIA:                                  ¿ Verdá 790
   que no es judaicero ?
ALVARO:                                          No.
MARIA:       ¿ Cree en la igreja romana
ALVARO:       Su culto obedezco santo.
MARIA:       Pues si es ansí, suelto el canto

Arrójale

ALVARO:       (¿ Hay mas donosa serrana ?)             Aparte 795
MARIA:       Hombre parece de bien.
   Ya le voy perdiendo el miedo.
   ¿ Sabe el credo ?
ALVARO:                                  Bien sé el credo
MARIA:       Y el padre nueso ? ALVARO.                                         También.
MARIA:       ¿ Y persinarse ?
ALVARO:                                       ¿ Pues no ? 800
MARIA:       A ver, veamos.
ALVARO:                                  (Qué extraña             Aparte
   sencillez !)
MARIA:                           ¡ Mas que me engaña !
ALVARO:       Mi sangre no permitió
   ningun error tu herejía,
   porque es limpia, ilustre y clara. 805
MARIA:       Ansí lo dice su cara;
   mas yo, miéntras él dormía,
   por matar un renegado,
   tomé la lancha que enseño;
   que para matar, el sueño 810
   ya se tien lo mas andado.
ALVARO:       ¿ No bastaban vuestros ojos ?
MARIA:       (Barbinegro es el garzón,
   y fidalgo; que acá son
   los jodíos barbirojos. 815
ALVARO:       ¿ Vos quisistes darme muerte ?
MARIA:       A ser jodio, si hiciera.
ALVARO:       Pues si gustáis que yo muera,
   no os arméis de aquesa suerte.
   En los ojos tenéis flechas, 820
   que los corazones pasan.
   Palabras decís que abrasan
   de amores y de sospechas.
   ¿ Para qué venís cargada
   de piedras, si me mató 825
   el veros ?
MARIA:                           Por sí o por no
   no era mala una pedrada.
ALVARO:       Vos dais muerte; ese sol ciega
   el alma, a quien vida dais
   matando. ¿ Cómo os llamáis ? 830
MARIA:       Mari-Hernández, la gallega.
ALVARO:       Bien haya aquesta aspereza,
   que os puede ver cada día.
   Este arroyo y fuete fría
   cristal de vuestra belleza; 835
   las aves que os lisonjean,
   el prado que os rinde flores,
   el pastor que os dice amores,
   las almas que en vos se emplean,
   el luto que en vos se hechiza, 840
   la libertad presa en vos,
   y yo que os he visto...
MARIA:                                           ¡ Ay Dios !
   ¡ Qué bien que lo sermoniza !
   (Ya no quedo de provecho.          Aparte
   Después que vi este garzón 845
   saltos me da el corazón;
   cosquillas tengo en el pecho.
   ¡ Válgame Dios ! ¿ Qué será
   lo que siento ?)
ALVARO:                                    En esta mano

Tómasela y la besa

   pierdo el seso, el gusto gano. 850
MARIA:       El diabro le trujo acá.
   Pues ¿ bésala ?
ALVARO:                                    Si me quemo,
   ¿ qué he de hacer por sosegar ?
MARIA:       ¿ No hay son llegar y besar ?
   Paso.   Dochovos a o demo. 855
   ¿ Es mi mano la del cura ?
ALVARO:       Sí, pues cura es de mi mal.
   ¿ Tiene tal vez el cristal,
   ni la nieve tal blancura ?
   Cortesanos artificios, 860
   cuyas manos blancas son
   mártires del jabón,
   o del sebo sacrificios,
   aprended en la belleza
   que aquí el descuido reparte, 865
   la ventaja que hace al arte
   la pura naturaleza.
   Dime, ¿ con qué se repara
   la pura luz que me das ?
MARIA:       Lleve el dimuño lo más 870
   que una poca de agua clara.
   Mas ¿ dó vais vos por aquí,
   de esa manera perdído ?
ALVARO:       A ver mi muerte he venido.
MARIA:       ¿ Buscáis a quien servir ?
ALVARO:                                                Sí. 875
MARIA:       ¿ Sabréis her carbón ?
ALVARO:                                                Si el fuego,
   serrana, ese oficio enseña,
   abrasado estoy.
MARIA:                                     De leña
   digo.
ALVARO:                   Cuando a vos me llego,
   leña soy.   ¡ Ay, manos mias ! 880
   Vosotras ¿ no me encendéis ?
MARIA:       ¡ Ah hi de pucha ! ¡ Qué sabéis
   de chanzas y roncerías !
   ¿ Queréis servir a mi padre ?
ALVARO:       Y daros el alma a vos. 885
MARIA:       No hay mandones si los dos;
   que ya se murió mi madre.
   ¿ Cuánto ganáis de soldada ?
ALVARO:       De soldada gano un sol
   que adoro, en cuyo arrebol 890
   está mi alma a soldada;
   mas ¿ qué ganará un perdido
   que por vos sin seso está ?
MARIA:       Al que más, le dan acá
   seis ducados y un vestido. 895
   Si queréis, vamos a casa
   que yo con mi padre haré
   que os reciba.
ALVARO:                               No podré,
   María, con tanta tasa
   vivir, si algo no añadís. 900
MARIA:       ¿ Y será ?
ALVARO:                        Serrana mía,
   una mano cada día.
MARIA:       ¡ Mas matarla !
ALVAROL:                               ¿ Qué decís ?
MARIA:       Que mi padre os la dará.
ALVARO:       No ha de ser, serrana bella, 905
   sino ésta.

Tomándosela

MARIA:                           ¿ Y qué heis de her con ella ?
ALVARO:       Besarla.
MARIA:                        ¿ Pues dónde habrá
   manos para cada día ?
ALVARO:       Dos que remudar tenéis.
MARIA:       Caro servís.
ALVARO:                              ¿ Qué queréis ? 910
MARIA:       Soltad.
ALVARO:                      ¡ Ay gallega mía !
   (Beatriz, si de mis desvelos      Aparte
   fuiste causa y te has mudado,
   ya en estas sierras he hallado
   contrayerba de tus celos.) 915
MARIA:       Ya sois de casa.
ALVARO:                                       Soy vuestro.
MARIA:       Hablemos a padre.
ALVARO:                                     Vamos.
MARIA:       (Alma, en que entender llevamos.    Aparte
ALVARO:       (Amor, sed vos mi maestro.             Aparte
   Enseñadme a hacer carbon. 920

Toma la mano a MARIA y bésasela

MARIA:       ¿ Qué hacéis ?
ALVARO:                              Cobro mi soldada.
MARIA:       ¿ Tan presto ?
ALVARO:                               Va adelantada
MARIA:       ¿ Con beso ?
ALVARO:                           Sí.
MARIA:                                 ¡ Ay besucón !


ACTO SEGUNDO

Salen DOMINGA Y CALDEIRA

CALDEIRA:       Yo pasaba a Santiago
   desde Francia, peregrino; 925
   robáronme en el camino
   los vestidos y un cuartago
   en que un compañero y yo
   descansábamos a ratos,
   llevando sobre él los hatos 930
   y alforjas.   El se quedó
   en la posada desnudo;
   yo, de medio arriba Adán,
   sobre el puro cordoban
   un calzón de lino crudo. 935
   Hallé sin dueño este sayo
   aquí y dije, no tan triste,
   "También a los pobres viste
   como a los campos el mayo."
   Caminaba, hecho un cacique 940
   por entre matas y tojos;
   escondiéronse los ojos,
   cada cual tras el tabique
   de los párpados; tendíme,
   por dorinir mas a mi salvo, 945
   al pie de un peñasco calvo,
   casa de monte sublime;
   y soñando en mis pecados,
   me pareció que llegaban
   y en volandas me llevaban 950
   dos demonios corcobados.
   Desperté, haciéndome cruces,
   cuando en su cama encarnada
   la última boqueada
   daba el día entre dos luces. 955
   Víte encima de esa loma
   decir, alzando la voz,
   "Hene, hene, hene, arrangoroz."
   Y no entendiendo el idioma
   de gallegos desaliños, 960
   vi acercarse en escuadrones,
   gruñendo, suegras lechones,
   que aquí llaman vacoriños.
   No supe yo que juntaban
   los cochinos de este modo 965
   en Galicia.   Temblé todo
   pensando que me agarraban;
   quise huír; no supo el miedo;
   desmayéme, y tú piadosa,
   entre rolliza y hermosa, 970
   a medio engullir un credo,
   fulste mi segundo cura,
   bautizándome otra vez.
   Volví en mí, miré la tez
   de esa gallega hermosura; 975
   y aunque nunca tuve cuyo,
   como el alma te rendí,
   por andar siempre tras ti,
   quisiera ser puerco tuyo.
DOMINGA:       Si vos, el hechizador, 980
   lo sentís como lo habráis,
   a buen puerto vos llegáis;
   que a la fe que os tengo amor.
   No lo saben sermonear
   los de acá tan a lo miel; 985
   quizás lo hace el buriel,
   o el carrasqueño manjar.
   Mas vos, aunque carichato,
   en cada ojo socarrón,
   tenedes, si hechizos son, 990
   dos varas de garabato.
   Yo sirvo al mejor serrano
   que toda la Limia tien;
   es rico, y home de bien,
   y cinco ducados gano. 995
   Siete da a cada vaquero;
   si él os recibe y conoce,
   siete y cinco serán doce.
   Juntaremos el dinero;
   haremos hucha yo y vos. 1000
   Diez años le serviremos.
   La alcancía quebraremos
   a los diez años los dos.
   A doce ducados, son
   diez años, sí bien lo cuento... 1005
   Diez a doce...   veinti ciento;
   que será lindo pellón.
   Compraremos vacoriños,
   que los gallegos son bravos,
   un prado en que sembrar nabos, 1010
   diez cabras y dos rociños;
   cogeremos ya el centeno,
   ya la boroa, ya el millo.
   ¡ Buen pan éste aunque amarillo,
   sano el otro, aunque moreno. 1015
   Gallinas, que con su gallo
   mos saquen cada año pollos;
   manteca de vaca en rollos;
   seis castaños, un carvallo;
   una becerra y un buey; 1020
   y los diez años pasados,
   podrá envidiarnos, casados,
   el conde de Monterey.
CALDEIRA:       ¡ Diez años !
DOMINGA:                               Pues ¿ por qué no ?
CALDEIRA:       ¡ Diez años, y sin rascar ! 1025
   ¡ Diez años ! Será rabiar.
DOMINGA:       ¿ Mondaré nísperos yo ?
CALDEIRA:       ¿ Cómo te llamas ?
DOMINGA:                                       Dominga.
CALDEIRA:       Mi fiesta de guardar eres.
   Si a lo prestado me quieres, 1030
   tu esclavo soy; ata y pringa.
   Ya estarás golosmeada...
   mas dudar en esto es yerro.
   ¿ Pasaste la cruz del Ferro
   que vendrás desojaldrada ? 1035
   ¿ No has querido a nadie ?
DOMINGA:                                             ¿ Yo ?
   Soy, por vida de mi padre,
   tan vírgen como mi madre
   me parió.
CALDEIRA:                        Deja el "parió"
   y a lo primero te llega; 1040
   pues ya sé yo, aunque, porfías,
   que son muchas gollorías
   pedir doncellez gallega.
DOMINGA:       ¿ Cómo es tu nombre ?
CALDEIRA:                                        Godiño.
DOMINGA:       ¡ Ay mi Godiño pachón ! 1045

Dale en la barba

   Encaja.
CALDEIRA:                   ¿ Soy tu lechón ?
DOMINGA:       No eres si mi vacoriño.

Suena música

CALDEIRA:       ¿ Qué es esto ?
DOMINGA:                                 Hay fiesta en el valle.
CALDEIRA:       ¿ Pues por qué ?
DOMINGA:                            Cumpre años hoy
   la serrana de quien soy 1050
   criada, el más lindo talle
   que toda Galicia tien;
   y su padre, que la adora,
   convida a la sierra agora.
   Vamos... Mas nueso amo vien 1055
   con sus serranos.
CALDEIRA:                                        En fin,
   ¿ hay hoy fiesta ?
DOMINGA:                                  Y colación.
   ¿ Bailas ?
CALDEIRA:                     Como un Salomón...
   digo como un matachín.
DOMINGA:       Todo es uno.
CALDEIRA:                               ¿   Y tú ?
DOMINGA:                                          En el aire 1060
   doy mil vueltas.
CALDEIRA:                               ¡ Ay chancera !
DOMINGA:       (¡ Qué en tan mala cara hubiera      Aparte
   tan quillotrador donaire !)

Salen MARIA, GARCI-HERNANDEZ, y don ALVARO

GARCIA:       En casa, garzón, estáis.
   María pide por vos. 1065
ALVARO:       Viváis mil años los dos.
GARCIA:       Consuelo en veros me dais.
   ¿ Sabréis arar ?
ALVARO:                                    En la huebra
   no doy a nadie ventaja,
   y por agosto la paja 1070
   que el trillo empedrado quiebra,
   del grano aparto, amarillo.
GARCIA:       Los gallegos al limpiallo,
   robustos juegan el mallo
   y menosprecian el trillo. 1075
ALVARO:       De todo sé lo que basta.
GARCIA:       ¿ Cómo os llamáis ?
ALVARO:                                       Yo, Vireno.
GARCIA:       Para vaquero sois bueno.
ALVARO:       Eso me viene de casta.
GARCIA:       Vaquero seréis.
MARIA:                                       Ya llega 1080
   el baile.
GARCIA:                         Asentemonós.

Hablan aparte don ALVARO y MARIA

ALVARO:       ¿ Qué no seré yo por vos,
   Mari-Hernández la gallega ?

Salen CARRASCO, MARTIN, BENITO, CORBATO, GILOTE, y otros SERRANOS, y SERRANAS por un lado; por el opuesto el CONDE de Monterey y ACOMPAÑAMIENTO

CONDE:       Razón, García, fuera
   que en vuestra fiesta yo parte tuviera, 1085
   si no por conde vuestro
   por vecino a lo menos.
GARCIA:                                              Señor nuestro,
   regocijos serranos
   no son para tan grandes cortesanos.
   La mano vitoriosa 1090
   nos dad.
CONDE:                      Alzad, alzad. ¿ Quién se despose
GARCIA:       Nadie, señor; María
   mi hija, y vuestra esclava, aqueste día
   cumple años, y festejo
   la sierra, remozándome, aunque viejo, 1095
   amor en fin de padre,
   que en ella ve la imagen de su madre.
CONDE:       Hermosa estáis, María.
   No sé qué aguarda en darnos un buen día
   Vuestro padre espacioso; 1100
   que ya vuestra belleza pide esposo.
   ¿ Cuándo os casáis ?
MARIA:                                        ¿ Qué manda ?
CONDE:       Que es bien daros marido.
MARIA:                                                 Ya se me anda.
GARCIA:       Pues, señor, ¿ qué venida
   es ésta ? Mas quien sabe vuestra vida 1105
   o en guerras ocupada,
   o en cazas de la paz ejercitada,
   no pregunta discreto.
CONDE:       A negocios me envían de respeto
   nuestros reyes, García, 1110
   que concluír con Portugal querría.
   Por esto me he pasado
   tan cerca de vosotros, que olvidado
   mi Monterey, habito
   a Portela, castillo del distrito 1115
   de esta sierra.
GARCIA:                                  Debemos
   gracias al rey Fernando, pues tenemos
   tal señor por vecino
   a causa suya.

Hablan aparte don ALVARO y CALDEIRA

ALVARO:                                  Pues el conde vino,
   Caldeira, a coyuntura 1120
   que pueda conocerme, no asegura
   mi peligro este traje.
   Quiérome retirar; que será ultraje
   el verme de esta suerte.
CALDEIRA:       El conde es noble; no importara el verte 1125
   cono no se siguiera
   que el rey don Juan de ti nuevas tuviera.
ALVARO:       En esto me resuelvo.
MARIA:       ¿ Vaisos ?
ALVARO:                         Sí.
MARIA:                               ¿ Pues el baile ?
ALVARO:                                                    Luego vuelvo.

Vase don ALVARO

CONDE:       No sea yo, García, 1130
   estorbo en vuestra fiesta y alegría.
   Prosígase, si es justo
   que participe yo de vuestro gusto.
GARCIA:       Alto; pues quiere honrarnos
   su señoría, no hay por qué excusarnos. 1135
   Siéntese en este escaño,
   que a falta de nogal, es de castaño.

Siéntase el CONDE

CONDE:       Y vosotros y todo.
GARCIA:       No, señor; bien estamos de este modo
CONDE:       Esta es voluntad mía. 1140
GARCIA:       Obedecer.

Siéntanse GARCIA y MARIA- HERNáNDEZ

CONDE:                        ¿ No ha de bailar María ?
MARIA:       ¿ Quién duda, si él lo manda ?
CONDE:       Ruégoslo yo.
MARIA:                               Pues llegará mi tanda.

Habla MARIA-HERNáNDEZ aparte con su padre GARCIA y DOMINGA

   ¡ Qué apacible !
GARCIA:                                 Qué llano !
MARIA:       Es conde.
GARCIA:                         Es Acebedo.
DOMINGA:                                        Es castellano. 1145

Bailan los SERRANOS y SERRANAS.   Canta DOMINGA

DOMINGA:       "Cando o crego andaba no forno
   ardéra lo bonetiño e toudu.
   Vos si me habés de levar, mancebo,
   ¡ Ay ! non me habedes de pedir celos.
   Um galan traye da cinta na gorra; 1150
   diz que lla deu la sua señora.
   Quérole bem a lo fillo do crego;
   quérole bem por lo bem que le quero.
   ¡ Ay miña mai ! Passaime no río;
   que se levam as agoas as lirios. 1155
   Assenteime em um formigueiro;
   Docho a o demo lo assentadeiro."

Oyense tiros de armas de fuego.   Sale OTERO

OTERO:       ¡ Nueso amo ! ¡ Aquí de la sierra !
   ¡ Aquí del valle de Limia !
   ¡ Aquí de Dios y del Rey ! 1160
GARCIA:       Otero, ¿ qué es esto ?
OTERO:                                       Aprisa;
   que vienen contra nosotros
   los portugueses que habitan,
   desde Chaves a Braganza,
   las comarcas fronterizas. 1165
   Una mujer huye de ellos
     -- mejor diré rayo --   encima
   de un caballo, que en los aires
   estampa huellas que pisa.
   Socórrala, señor conde; 1170
   que las balas que le tiran,
   entre nubes de humo y fuego
   llueven, si no es que granizan.

Desde adentro, como que está léjos

BEATRIZ:       ¡ Serranos de estas montañas !
   ¡ Favor,ayuda !
EGAS:                               La vida 1175
   te ha de quitar esta bala.
OTERO:       ¡ Aquí de la serranía !
   ¡ Que se pasa Portugal
   a las sierras de Galicia.
GARCIA:       ¡ A ellos, pues, mis serranos ! 1180
CARRASCO:       ¡ Traigan chuzos, mallos, vigas !
CONDE:       ¡ Hay igual atrevimiento !
GARCIA:       Esto es, señor, cada día.

Dentro, ya más cerca

BEATRIZ:       ¡ Favor, montañeses nobles !
GARCIA:       Lijera dejó la silla 1185
   la animosa portuguesa,
   y a nosotros se avecina.
CONDE:       Bajemos a darle ayuda.
GARCIA:       El celo que trae, la libra
   de tanto arcabuz.
DOMINGA:                                  Ya llega 1190
   al piede nuesa montiña.

Sale doña BEATRIZ, de corto, una espada desnuda en la mano, un tahalí, y en él una pistola, mucha pluma en el sombrero, y un gabán de tela

BEATRIZ:       Serranos de esta aspereza,
   conservación de la antigua
   nobleza, de quien descienden
   tantas casas de Castilla... 1195
   ¡ Ilustre Conde... !
CONDE:                                 ¡ Marquesa !
   ¿ Qué desgracias os obligan
   a que honrando nuestros montes,
   crezcáis con ellos mis dichas ?
BEATRIZ:       Ya no las tendré por tales, 1200
   pues en vuestro amparo olvidan
   iInjustas persecuciones
   de la ambicion y la envidia.
   Desleales que disfrazan
   con apariencias fingidas, 1205
   que al rey venden por verdades,
   testimonios y mentiras,
   Cómplice, señor, me han hecho
   de inocentes, que castigan
   a persuasión de traidores, 1210
   autores de falsas firmas.
   Mandóme prender el rey,
   y a un don Egas, en quien cifra
   el poder de su privanza,
   a darle me necesita 1215
   palabra y mano de esposa.
   Yo, que por no ver cautiva
   la prenda mejor del alma,
   menospreciaré la vida.
   Con favor de la lealtad 1220
   de vasallos, que en mi estiman
   el valor que el rey desprecia,
   me dieron la noche misma
   de mi prisión un caballo
   y, hechas las sábanas tiras, 1225
   quiebran rejas y ventanas,
   y generosos me libran.
   Discurrí toda la noche
   a su sombra que encamina
   los pasos a mi inocencia, 1230
   hasta que publicó el día,
   revelador de secretos,
   mi fuga, y forzó a la ira
   de un traidor, que priva, amante
   a que con otros me siga. 1235
   Alcanzáronme a la raya
   de este reino; y a la vista
   la traición de mi lealtad.
   Viendo que el cielo la libra,
   para que el paso me atajen, 1240
   ministros de plomo envían;
   que en tribunal de venganzas
   son varas de su injusticia.
   Desvaneciólas mi suerte,
   y de las sierras de Limia, 1245
   viendo mi sagrado cerca,
   vergonzosos se retiran.
   Esta es, gran conde, mi historia
   si desdichada por mía,
   ya tan dichosa por vos, 1250
   que mis agravios olvida.
CONDE:       A vuestros sucesos queda
   nuestra tierra agradecida,
   y yo más, que me ocasiona,
   señora, a que en ella os sirva. 1255
   No echéis menos vuestro estado,
   mientras el tiempo averigua
   verdades que permanecen
   eternas, si perseguidas.
   Haced cuenta que trocáis 1260
   Portugal por Castilla,
   y a Chaves por Monterey,
   pues desde ahora en su silla
   sois absoluta señora;
   y ella, estimando esta dicha, 1265
   amorosa os obedece
   como a la condesa misma.
   Los reyes Fernando y Juan
   quieren renovar antiguas
   amistades, ya cansados 1270
   de que castillos y quinas
   desconformes se maltraten,
   y yo, porque se consigan,
   vengo, Marquesa, a tratarlas.
   Entre tanto que se firman, 1275
   la condesa os servirá,
   y regalaráos Galicia.
   Ya en Monterey, ya en Portela,
   esa fuerza que a la vista
   tenéis, llave de este reino, 1280
   que coronando la cima
   de aquel apacible monte,
   entrambas rayas registra.
BEATRIZ:       Sois conde, al fin, Acebedo.
   Con razón Fernando os fía 1285
   el peso de su privanza.

Sale un CAZADOR

CAZADOR:       Señor, si la caza estimas,
   ponte a caballo y verás
   la mas apacible riña
   que entre brutos desconformes 1290
   vieron estas sierras frías.
   Abrazado a una colmena
   un oso, que de su almibar
   enamorado, escaló
   la custodia de una encina. 1295
   Se defiende de tres perros,
   que por más que le persigan,
   sin que el robo dulce suelte,
   sus ardides desatina.
   Guarda el hurto con un brazo, 1300
   y con el otro, a la esgrima
   dando licián, ensangrienta
   colmillos que en carne afila.
   Es cosa hermosa de ver
   las abejas que a cuadrillas, 1305
   en defensa de su alcázar,
   le asaltan, cercan y pican;
   y el desenfado con que
   con los dientes les fatiga,
   trasladando a sus entrañas 1310
   sus golosas oficinas.
CONDE:       No es presa de perder ésta.
   Si os servís, señora mía,
   esperadme aquí entre tanto
   que vuelvo.
CAZADOR:                         Has de darte prisa, 1315
   si quieres llegar a tiempo.
GARCIA:       Vamos todos allá.
CAZADOR:                                 Encima
   de esta loma se verá.

Vanse el CONDE y su ACOMPAÑAMIENTO, GARCIA y los SERRANOS

DOMINGA:       Cosa será entretenida.
   ¿ No vas a verlo, serrana ? 1320
MARIA:       No estó para golosinas
   de miel robada.
DOMINGA:                               ¿ Por qué ?
MARIA:       Porque estó hecha un acíbar.
DOMINGA:       ¿ Que te ha dado ?
MARIA:                                    ¿ Qué sé yo ?
DOMINGA:       El mal que se comunica, 1325
   dice el cura que se aplaca.
MARIA:       Ven y sabráslo, Dominga.

Vanse DOMINGA y MARI-HERNANEZ

CALDEIRA:       Vuelva los ojos acá,
   Y hable Vuestra Señoría
   a un diptongo portugués, 1330
   y gallego hermafrodita.
BEATRIZ:       ¡ Caldeira !
CALDEIRA:                        Dame a besar
   dos dedos de zapatilla.
BEATRIZ:       ¿ Y mi conde ?
CALDEIRA:                           Ha renegado.
BEATRIZ:       Acaba.
CALDEIRA:                   La verdad limpia 1335
   te digo. Moro es el conde,
   y aun peor, si el refrán miras
   de "ántes moro que gallego."
   Pero si me das albricias,
   sígueme y verásle.
BEATRIZ:                                     Vamos. 1340
   ¡ Ay dichosa fuga !
CALDEIRA:                                    Imita
   al vaquero que en Moraina
   calza abarca, y viste frisa.
BEATRIZ:       ¿ A qué no obligan traidores ?
CALDEIRA:       Y el Amor ¿ a qué no obliga, 1345
   pues me hace sábado ?
BEATRIZ:                                       ¿ Cómo ?
CALDEIRA:       Porque vaya tras Dominga.

Vanse.   Salen DOMINGA y MARI-HERNANEZ, muy triste

DOMINGA:       Mal segura zagaleja,
   la de los lindos ojuelos,
   grave honor de los azules, 1350
   dulce afrenta de los negros,
   ¿ qué tienes de ayer acá,
   que a lo que colijo de ellos,
   desveladas inquietudes
   les tiranizan el sueño ? 1355
   Ojeras se les atreven,
   si es, serrana, atrevimiento
   que patenas de cristal
   guarnezca el amor de acero.
   Risueñas y alegres niñas 1360
   daban risa al prado, y celos
   a la flor de aquestos lirios,
   al turquí de aquellos cielos.
   Aojado te han, mi serrana.
   Mucho lloras; mal te han hecho. 1365
   ¡ Pregue a Dios que no te opilen
   pensamientos indigestos !
   Callan lenguas y hablan ojos;
   que a fe cuando sale el huego,
   serrana, por las ventanas; 1370
   que no huelgan allá dentro.
   ¿ Qué tienes, la mi querida ?
   Dímelo a mí, y apostemos
   que te curo por ensalmo.
MARIA:       Ay, Dominga, que me muero 1375
DOMINGA:       ¿ Hásete antojado algo ?
   Que diz que en aquestos tiempos
   hay doncellas con antojos.
   ¿ Has comido barro o yeso ?
MARIA:       No, Dominga.
DOMINGA:                            ¿ Dónde sientes 1380
   el dolor ?
MARIA:                           Aquí so el pecho
   más de dos mil aradores
   el alma me están royendo.
   Son, mi serrana, agridulces,
   y entre pesar y contento, 1385
   causan lágrimas con risa;
   hártanse de puro hambrientos.
   Ven acá.   ¿ Qué es cosicosa,
   que lo que adoro aborrezco,
   lo que me pesa hallar busco, 1390
   lo que me abrasa es de yelo ?
   Sin querer, ando acechando
   de ayer acá.
DOMINGA:                           Serán celos,
   medio nieve y medio brasas,
   calosfríos del enfermo. 1395
MARIA:       ¿ Celos se llama este mal ?
DOMINGA:       Sí, amiga.
MARIA:                            ¿ Y por qué no infiernos ?
DOMINGA:       Si allá hay frío con calor,
   el nombre les viene a pelo.
MARIA:       Y este mal ¿ tiénenle muchos ? 1400
DOMINGA:       ¿ Quién hay que se libre de ellos ?
   Más que flores el verano,
   más que escarchas el invierno.
   ¿ Ves esas yedras y parras,
   de esos alamos enredos ? 1405
   Pues celosas de sus hojas,
   tienen ya sus troncos secos.
   Celos que del prado tiene,
   hacen que aquel arroyuelo,
   hechos labios sus cristales, 1410
   se coma aquel lirio a besos.
   No hay criatura sin amor,
   ni amor sin celos perfeto,
   ni celos libres de engaños,
   ni engaños sin fundamento. 1415
   El ave, la planta, el bruto,
   [cuanto hay padece tormentos
   celosos, en fe de que ama.]
   Soldemente escapa el necio
   de su daño, porque dicen 1420
   que es sólo mal de discretos.
   Hasta el cielo les hurtó
   el nombre, si no el efeto.
MARIA:       Pues si ésos celos se llaman,
   mi Dominga, celos tengo. 1425
DOMINGA:       ¿ Luego amor ?
MARIA:                              ¿ Qué me sé yo ?
   Mal me pagan, y bien quiero;
   sola, estoy acompañada,
   como poco, menos duermo.
DOMINGA:       ¿ Enamorada y celosa ? 1430
   ¡ Buen guisado habemos hecho !
   Convida a la voluntad,
   que ése es su mejor sustento;
   mas carga poco la mano
   de celos, que son pimientos, 1435
   y pocos le dan sabor;
   muchos echan a perderlo.
   Mas ¿ qué va, que es esta dicha
   del polido forastero ?
MARIA:       ¡ Ay prima !   No me le nombres. 1440
DOMINGA:       ¿ Le aborreces ?
MARIA:                                  Le aborrezco,
   pero es de puro adorarle.
DOMINGA:       Pues ¿ cómo puede ser eso ?
MARIA:       Amole por ser tan lindo,
   tan sabio y tan hechicero; 1445
   y ahorrézcole, Dominga,
   por ver el mal que me ha hecho,
   porque ell alma me ha robado,
   porque me mata de celos.
DOMINGA:       ¿ De celos ? ¿ Pues sabes tú 1450
   que quiere bien ?
MARIA:                                     A saberlo,
   Dominga, ahí fuera el diabro;
   mas si no lo sé, lo temo.
DOMINGA:       Ya eres maesa de amar;
   mas pues descubres secretos, 1455
   sábete que yo también...
MARIA:       ¿ Amas ?
DOMINGA:                   Estó dada a perros.
MARIA:       ¿ Por quién ?
DOMINGA:                         Por un bellacón,
   que enamora por lo feo,
   por lo socarron hechiza, 1460
   por lo gracioso me ha muerto.
MARIA:       ¿ Y quién es ?
DOMINGA:                           Es un Godiño,
   que si no es sol, por ser negro,
   si cual dicen anda en carro,
   puede ser su carretero. 1465

Sale don ALVARO

ALVARO:       Preguntando yo a las flores,
   adónde, serrana mía,
   mi deseo te hallaría,
   dijeron que en sus colores.
   Tus cabellos robadores 1470
   la yerba del sol pintaban;
   azucenas retrataban
   en tu frente su candor,
   las niñas del niño Amor
   flores al lirio robaban. 1475
   Rosas fueron los pinceles
   de tus mejillas hermosas;
   mas no envidiaron sus rosas
   de tus labios los claveles.
   Como Amor era el Apeles, 1480
   supo en tu boca copiar
   dientes y aliento de azahar,
   pasándose satisfechos
   los jazmines a tus pechos,
   y envidiando yo el lugar. 1485
   El todo de tu belleza,
   las maravillas; de modo
   que eres maravilla en todo
   de nuestra naturaleza.
   Realce su sutileza 1490
   el campo, sabio pintor,
   de tanta agregada flor;
   que pues en ti se ve junto,
   serás siendo él tu trasunto,
   ramillete del Amor. 1495
MARIA:       ¡ Que arrumaquero venís !
   ¡ Qué de juncia derramáis !
   ¿ Haciendo halagos llegáis ?
   ¡ Culpado, a la hé, os sentís !
   En las flores que fingís 1500
   que en mí emplea el campo verde
   os escondéis; mas recuerde
   vuestro engaño mis temores;
   que la culebra en las flores
   vende rosas, cuando muerde. 1505
ALVARO:       ¿ Culpado yo ? ¿ Pues por qué ?
MARIA:       ¿ Es poco haberme quitado
   el sueño anoche, y llorado
   hasta que me levanté ?
ALVARO:       ¿ Llorado vos ?
MARIA:                                 Sí, a la hé. 1510
ALVARO:       ¿ Tanto mal la vista os hizo ?
MARIA:       Mal y bien.
ALVARO:                              ¡ Ay bello hechizo !
MARIA:       Estáis en amar muy ducho,
   engañáis y sabéis mucho,
   Quisiéraos yo primerizo. 1515
   Dejaréis en vuesa tierra
   la memoria y voluntá;
   traeréis las sobras acá
   para que a mi me hagan guerra.
   Pues también los de la sierra 1520
   son personas, lisonjero.
DOMINGA:       Coger aquel nido quiero;
   que en juegos se amor, ya es llano
   que se juega mano a mano
   mejor, que cuando hay tercero. 1525

Vase DOMINGA

MARIA:       ¿ Habéis tenido allá amor
   en vuestra tierra ?
ALVARO:                                        Tenía;
   mas viéndoos a vos, María,
   luego se olvidó.
MARIA:                                  ¡ Ay traidor !
ALVARO:       Por la hermosura mayor, 1530
   no es maravilla olvidar
   la menor.
MARIA:                           Ni en mí el dudar
   que quien se olvida y ausenta,
   haciendo de su amor venta,
   querrá comer y picar. 1535
ALVARO:       ¿ Hay donaire, hay gracia, hay gusto,
   que con esto se compare ?
   No haya más, mi bien; repare
   mi buen crédito ese susto.
   Si tiene mi amor más gusto 1540
   del que en tu hermosura veo,
   si contigo el sol no es feo,
   mi esperanza y afición,
   sin llegar a posesión,
   se queden en el deseo. 1545
MARIA:       En fin, ¿ no la queréis bien ?
ALVARO:       Tú sola eres mi querida.
MARIA:       ¿ Por mi vida ?
ALVARO:                                  Por tu vida.
MARIA:       ¿ Y por la vuestra ?
ALVARO:                                       También.
MARIA:       ¿ Era hermosa ?
ALVARO:                                  Los que ven 1550
   ese hechizo, aunque serrano
   todo otro amor juzgan vano.
MARIA:       Pues jurad, si sentís eso,
   sobre esta cruz.
ALVARO:                                    Juro y beso.

Tómale la mano, y bésasela. Sale doña BEATRIZ

MARIA:       Sí, por besarme la mano. 1555
BEATRIZ:       (Aquí dicen que quedaba.)                Aparte
ALVARO:       Marquesa...
BEATRIZ:                         Marquesa soy,
   que a marcar agravios vengo,
   en vez de marcos de amor.
   Quien tan bien penas divierte, 1560
   y con tanta prevención
   a enfermedades de ausencia
   tan presto antídoto halló,
   no morirá malogrado.
   ¡ Qué cortesano que sois ! 1565
   Besamanos dais cumplidos;
   que hasta aquí pensaba yo
   que se daban de palabra,
   mas puestos por obra no;
   si no es que le dais el pulso, 1570
   vos enfermo, ella dotor.
   ¡ Bien pagáis obligaciones
   de quien desprecia por vos
   créditos, que ya fallidos
   pone el vulgo en opinión ! 1575
   Mas quien a palabras de hombre
   deudas de fama empeñó,
   cobre en crédito de injurias
   desengaños de su amor.
   No sin causa el rey don Juan... 1580
ALVARO:       Basta, Marquesa.
BEATRIZ:                                 No soy
   sino infierno de mis celos.
ALVARO:       Basta; templad el rigor,
   y admitid satisfacciones.
MARIA:       No hay que dar satisfacción 1585
   a quien en preitos ajenos
   se mete. Aqueste garzón
   ha de ser mi esposo.
BEATRIZ:                                       ¿ Cómo ?
MARIA:       Comiendo.
BEATRIZ:                        Y matándoos yo.
MARIA:       ¿ Matar ? ¡ Verá la sebosa ! 1590
BEATRIZ:       ¡ Oh rústica ! Vive Dios,
   que mis celos y tu vida
   han de acabar juntos hoy.

Saca doña BEATRIZ una daga, y MARI- HERNANDEZ se desciñe una honda y toma una piedra

MARIA:       Téngase ahuera, la digo.
ALVARO:       ¡ Estáis sin seso !
BEATRIZ:                                     Sí estoy. 1595
MARIA:       Yo tambien, pues tiro piedras.
BEATRIZ:       Pasaréle el corazón.
MARIA:       Pues pasad y no me erréis;
   que si erráis, a fe de Dios,
   que al primer morro que os tire, 1600
   no me habéis de esperar dos.

Andan una tras otra y metiéndose en medio don ALVARO

ALVARO:       María, marquesa, basta.
BEATRIZ:       Quita de en medio, traidor.
MARIA:       Déjenmos a mi y a ella.
ALVARO:       ¿ Hay mas ciega confusión ? 1605
BEATRIZ:       Ya yo sé matar ingratos.
MARIA:       Ya yo sé, si vuelta doy
   al cáñamo, dar en tierra
   con el toro mas feroz.
ALVARO:       Marquesa, serrana mía... 1610
BEATRIZ:       ¿ Mía, villano ?   Eso no.
MARIA:       ¿ No, sebosa ? Aunque os repese.

Sale DOMINGA

DOMINGA:       María, padre y señor
   llama.
MARIA:                      No hay padre que tenga.
DOMINGA:       Que da voces.
MARIA:                                 Venid vos 1615
   conmigo, e iré Vireno;
   porque en quedándoos, me estoy.
ALVARO:       Id, serrana; que entre tanto
   que dais la vuelta, los dos
   averiguaremos pleitos, 1620
   que en provecho vuestro son.
MARIA:       Dad al diablo esos provechos
   que no quiere más amor,
   para echar a un lado enojos,
   si que haya averiguación. 1625

Sale OTERO

OTERO:       Nueso amo llama, María.
MARIA:       Mal llamado le dé Dios.

Dentro

GARCIA:       María !
MARIA:                      Sebosa, para esta.
   ¡ Ay Dominga ! ¡ Muerta voy !

Vanse MARIA, DOMINGA y OTERO

BEATRIZ:       Estoy tan arrepentida 1630
   de los extremos que he hecho,
   conde, cuanto satisfecho
   vos de vuestra fe rompida.
   Una injuria conocida
   ¿ a quién no saca de sí ? 1635
   Y más siendo frenesí
   cualquier ímpetu de Amor.
   Ya ha cesado su rigor
   gloria a Dios, ya he vuelto en mí.
   Quien con tal facilidad 1640
   quiera   quien ama, la ley,
   mal probara que a su rey
   no ha quebrado la lealtad.
   La duda de esta verdad
   tan a mi costa ha salido 1645
   que estado y honor perdido
   vienen a cobrar mis daños
   a plazos de desengaños,
   deudas de Amor en olvido.
   Pero, pues así sucede, 1650
   restaurará su caudal
   el alma; que no es gran mal
   el que remediar se puede.
   Aquí sepultada quede
   mi memoria desdichada 1655
   en vos tan mal empleada
   porque después se mejore.
   No os espante que la llore
   pues muere, en fin, malograda.
ALVARO:       Sintiera ser su homicida, 1660
   si escondido no supiera
   que cuando para mí muera,
   para el rey la daréis vida.
   Memoria tan prevenida,
   que a costa de su firmeza, 1665
   quiere a un conde en la corteza,
   y ama a un rey en lo interior,
   siendo de dos este amor,
   no es razón que os dé tristeza.
   ¿ Por qué llamáis malograda 1670
   la memoria y voluntad
   de un cuerpo con libertad
   que encierra un alma casada ?
   Si está en un rey empleada,
   no culpéis mis escarmientos; 1675
   no desechéis fundamentos
   de quien puede conservar
   el cuerpo libre, y gozar
   casados los pensamientos.
BEATRIZ:       De culpas que me argÜís, 1680
   conde, excusas no esperéis;
   que bien sé que lo entendéis
   al revés que lo sentís.
   Cauteloso os prevenís;
   que ya yo sé que es traición 1685
   de tan sutil discreción,
   que cuando Amor deudas forma,
   cartas de pago trasforma
   en cartas de obligación.
   Negad, puesto que discreto, 1690
   desleal la que os obliga;
   y de vuestras quejas diga
   la causa, conde, este efeto.
   Por guardar al rey respeto,
   y engañar vuestro enemigo, 1695
   fingiendo amarle, le obligo.
   ¡ Ved cuán recto juez hacéis,
   pues por gracias que debéis,
   me dais sin culpa el castigo !
   Que para que sea mayor 1700
   e mí, si en esto os agrado,
   restituida en mi estado,
   haré pechero mi amor.
   A vuestro competidor
   daré, aunque muera, la mano, 1705
   [ues la gracia del rey gano;
   y vos con igual mujer,
   villano en el proceder,
   seréis del todo villano.
ALVARO:       Marquesa, Beatriz, mi bien, 1710
   celos necios e impacientes
   fiscales impertinentes
   de Amor, disculpa me den.
   Llámanse Argos, y no ven;
   son necios por presumidos 1715
   y dividiendo sentidos,
   por dar a su dueño enojos,
   viendo al amor en los ojos,
   viven siempre en los oídos.
   Oí lo que, a no ser loco, 1720
   diera paz a mis desvelos;
   que son lógicos los celos,
   mi bien, y discurren poco.
   Sus pareceres revoco;
   castiga tú mi impaciencia 1725
   y si das a la prudencia
   más lugar que a la venganza,
   disculpen esta mudanza
   celos, ocasión y ausencia.
BEATRIZ:       ¿ Paréceos a vos bastante 1730
   ese descargo ?
ALVARO:                                  Mi bien,
   perdón tus brazos me den,
   y no pases adelante.
   Si no basta el ser tu amante,
   daga tienes homicida. 1735
   Sácame el alma rendida.
BEATRIZ:       Será, ingrato, porque así,
   si tu alma vive en mí,
   me dé a mí misma la herida.
   Mucho tiene de rapaz 1740
   Amor. ¡ Qué presto se enoja !
   ¡ Qué presto que el arco arroja
   ya de guerra, ya de paz !
   No eres de perdón capaz;
   pero ¿ cuándo le negó 1745
   quien tierno y constante amó
   pues cuando lo dilataras,
   y a pedirle no llegaras,
   era fuerza el llegar yo.

Salen el CONDE, GARCI-HERNANDEZ y ACOMPAÑAMIENTO

CONDE:       No be tenido yo, García, 1750
   mayor entretenimiento
   después que la caza curso.
GARCIA:       ¡ Valiente defensa ha hecho
   el oso !
CONDE:                     ¡ Oh marquesa ilustre !
   La vuelta a Monterey demos, 1755
   porque la condesa goce
   brazos de huésped tan bello.
BEATRIZ:       Otro, gran conde, tenéis,
   que ocasiona mi destierro,
   y a vuestra sombra se ampara. 1760
CONDE:       ¡ Don Alvaro !   ¿ Qué es aquesto ?
ALVARO:       Disfraces de la lealtad,
   que traidores persiguieron,
   y en vuestro valor confían.
CONDE:       Infinito debo al cielo, 1765
   pues me ocasiona a serviros.
   García, vuestro vaquero
   fue don Alvaro Ataíde.
GARCIA:       Gran señor, los pies os beso.
   ¿ Hay suceso semejante ? 1770

Salen MARI-HERNANDEZ, DOMINGA, y CALDEIRA

MARIA:       En fin, Dominga, Vireno
   y la portuguesa... Aguarda.
CONDE:       Mi rey Fernando y el vuestro
   quieren perpetuar paces,
   y espero de sus conciertos, 1775
   conde, vuestra libertad.

CALDEIRA habla aparte con su amo

CALDEIRA:       ¿ Luego ya te conocieron ?
ALVARO:       Sí, Caldeira.   A ser dichoso
   desde este punto comienzo,
   pues está Beatriz, conmigo. 1780
CONDE:       Vamos, señores, que quiero
   dar a mi estado un buen día.

A MARI-HERNANDEZ

ALVARO:       De la voluntad que os debo,
   y es imposible pagaros,
   servirá de desempeño, 1785
   serrana, aquesta sortija.
MARIA:       Si es señal de matrimonio
   y conmigo heis de casaros,
   espetádmela en el dedo.
ALVARO:       Yo, María, soy el conde 1790
   de Silveira, y es mi dueño
   Beatriz, marquesa de Chaves.
MARIA:       Pues echadla con mal huego.
ALVARO:       Adiós, graciosa serrana.
MARIA:       ¿ Y qué ?   ¿ Sois conde, de vero ? 1795
ALVARO:       Y la marquesa mi esposa.
MARIA:       ¡ Ay padre ! Desmayos tengo.

Aparte con DOMINGA

CALDEIRA:       Dominga, adiós; que me acojo.
DOMINGA:       ¿ Te vas ? ¿ Cuándo nos veremos ?
CALDEIRA:       Los domingos, si es que gustas 1800
   ser mi sayo dominguero.
DOMINGA:       ¿ Pescudaré por Godiño ?
CALDEIRA:       Caldeira por nombre tengo.
DOMINGA:       Seguiréte, porque vaya
   la soga tras el caldeiro. 1805

Vanse todos, ménos MARI- HERNANDEZ

MARIA:       ¡ Cielos ! ¡ Que es Vireno conde !
   ¡ Que tiene esposa Vireno,
   y llevándose allá ell alma,
   a escuras me deja el cuerpo !
   ¡ Aquí de Dios y del reye ! 1810
   ¿ El casado y yo en tormento ?
   ¿ Ella alegre, yo llorando ?
   ¿ Los dos vivos, yo muriendo ?
   No lo sufrirá mi injuria;
   no lo admitirán mis celos. 1815
   Donde hay agravio, hay venganza;
   donde hay amor, hay ingenio.
   Uno y otro han de mostrar
   como castiga desprecios
   la gallega Mari-Hernández. 1820
   ¡ Ay portugués feiticeiro !


ACTO TERCERO

Salen el REY y SOLDADOS portugueses.   Tocan dentro cajas

REY:       Cuando se tratan paces con Castilla,
   ¿ tiene el de Monterey atrevimiento
   de amparar forajidos en su villa,
   sin reparar mi justo sentimiento, 1825
   a la marquesa y conde, que a mi silla
   aspiraban, y fueron fundamento
   de justos, aunque trágicos castigos ?
   ¿ El Conde a mis mayores enemigos ?
   Cesen las paces pues; vuelva la guerra. 1830
   Experimente el conde indignaciones
   de un rey airado.   Poblaré su tierra
   segunda vez de armados escuadrones.
   Cercaré a Monterey que los encierra;
   y si es traición favorecer traiciones, 1835
   a imitacion de Troya al destruilla,
   mañana será llamas, si hoy es villa.
SOLDADO 1:       La justa indignación, señor, que alegas
   a la venganza solicita manos.
   Limia es el valle donde armado llegas, 1840
   y faldas de esas sierras estos llanos.
   A asegurar el paso fue Don Egas;
   que aunque sus moradores son villanos,
   ánimo sus fronteras les han puesto.
REY:       Vencerálos don Egas...mas ¿ qué es esto ! 1845

Sale MARI-HERNANDEZ que sale con un mallo peleando con don EGAS,   y algunos SOLDADOES portugueses con broqueles

SOLDADO 2:       Rayo o mujer ¿ qué nos quieres ?
   ¿ Háy valor mas prodigioso ?
MARIA:       No me ha de quedar seboso
   a vida.
REY:                     ¡ Tales mujeres
   tiene Galicia, Silveira ! 1850
   Dejadla.   No le hagáis mal.
MARIA:       ¡ Qué ! ¿ Cuidaba Portugal
   que era sola su forneira ?
   Pues a fe de Dios, si torno
   a enojarme, aunque aquí os hallo, 1855
   que estimedes más mi mallo
   que la pala de su forno.
   Con éste al segar las mieses,
   limpia el trigo nuesa tierra,
   y las fembras de la sierra 1860
   despachurran portugueses.
   No huyáis si queréis proballo.
   Aguarde el que no lo crey.
SOLDADO 1:       Detente, que está aquí el rey.
MARIA:       ¿ El rey ? Pues arrojo el mallo. 1865
REY:       ¿ Con portugueses, serrana,
   tal furia ?
MARIA:                           De un tiempo acá,
   si va a decir la verdá,
   los mato de buena gala.
REY:       ¿ Por qué ?
MARIA:                               Un portugués mancebo 1870
   se hizo en mi casa mandón,
   y en gozando la ocasión,
   se deshizo como sebo.
   Pero venga acá. ¿ No es él
   el rey ?
REY:                   Sí.
MARIA:                           ¿ Y hará justicia 1875
   de un portugues que a Galicia
   vino, diz que huyendo de él,
   y entrando que parecía
   la gata de Mari-Ramos,
   robó la hacienda a sus amos, 1880
   y el corazón a María ?
REY:       ¿ Llamáisos vos así ?
MARIA:                                             ¡ Y cómo !
   Nunca yo en Limia le viera.
   Entró blando como cera,
   salió duro como plomo. 1885
   ¿ Conoce él a un don Alváro,
   y a cierta doña Beatriz,
   pintada como perdiz,
   que pidiéndomos amparo,
   almas y caballos pica 1890
   con celos y con espuelas ?
REY:       Sus alevosas cautelas
   mi enojo te certifica.
   Por su causa hago esta guerra
   al conde de Monterey. 1895
MARIA:       No guarda el ingrato ley.
   Mala gente hay en su tierra.
   Hechizóme a lo serrano;
   burlóme a lo portugués;
   huése a Monterey después. 1900
   Tarde lloro; creí temprano.
   ¡ Ay ! ¡ Qué le contara yo
   si no tuviera vergÜenza !
   Mire, ya que amor comienza
   a informarle.   Anocheció, 1905
   y yo despierta, a cierra ojos,
   y entre dos luces dormida,
   el alma en el embebida,
   la voluntad con antojos,
   y a escuras el aposento, 1910
   pisando huevos entró;
   y entónces... ¿ Qué me sé yo ?
   ¡ Ay Dios ! ¿ Cómo se lo cuento ?
   Tanto supo acariciar,
   tanto vino a prometer... 1915
   Era hombre, en fin, yo mujer;
   en algo había de parar.
   No resiste quien desea;
   y como me mostró amor,
   llegó...y pregue a Dios, señor. 1920
REY:       ¿ En fin... ?
MARIA:                            Que orégano sea.
   Mas esto fue con promesa
   que había de ser mi marido.
   Hase el traidor acogido
   con la Beatriz portuguesa; 1925
   y hanme dicho que los dos,
   según el amor se enseñan,
   dentro un mes se matrimeñan.
   ¡ Que mala pro les dé Dios !
REY:       No harán mientras yo viviere; 1930
   ni permitirán los cielos
   tu menosprecio y mis celos.
MARIA:       Mire, si él cogerlos quiere,
   y me promete casar
   con él sin hacerle daño. 1935
   La mujer todo es engaño,
   y más cuando viene a amar.
   Yo sabré, si a Monterey
   voy, herle que huera salga;
   de los ardides se valga, 1940
   que en la guerra diz que es ley.
   Haga que aguarde en secreto
   a la puerta alguna gente;
   prenderále de repente
   a la noche; y en efeto, 1945
   antes de ir a Portugal,
   hará que mi dueño sea;
   que aunque me dejó, no crea
   que ell hombre me quiera mal.
REY:       Si eso, donosa María, 1950
   cumpliésedes vos, mis celos
   darán fin a mis desvelos.
   Buscaba yo alguna espía,
   que yendo allá me avisase
   la defensa de esa villa, 1955
   porque para combatilla
   diligente me industriase;
   pero si están sobre aviso,
   ¿ cómo podréis entrar vos,
   y salir ?
MARIA:                         ¡ Válgame Dios ! 1960
   Nunca halló estorbo quien quiso.
REY:       Muestras de vuestro valor
   acabo ahora de ver.
   ¿ Qué no intenta una mujer,
   que tiene celos y amor ? 1965
   Cumplid como prornetéis;
   que si de Monterey sale,
   mi fe os doy...
MARIA:                               ¿ Perdonarále ?
REY:       Como el amor estorbéis,
   con que han hecho resistencia 1970
   a mi voluntad los dos,
   siendo esposa suya vos,
   no dudéis de mi clemencia.
MARIA:       Es caballero, y dirá
   que no soy yo caballera. 1975
REY:       Aunque mi sangre tuviera,
   el rey calidades da.
   Noble y marquesa os haré,
   antes de ir a Portugal.
MARIA:       ¿ Jure ? 1980
REY:       Mi palabra real
   es la mas segura fe.
MARIA:       ¿ Y la gente ?
REY:                               Yo en persona,
   en secreto, he de aguardarle.
MARIA:       ¡ Mal año ! Querrá matarle. 1985
REY:       Mi fe y palabra me abona.
MARIA:       Mire que no ha de herle mal.
REY:       No haré.
MARIA:                        Ni a la portuguosa.
REY:       No goce él a la marquesa,
   y pídeme a Portugal. 1990

Vanse todos. Salen el CONDE, don ALVARO y un CRIADO

CONDE:       Aplacaráse el furor
   con que el rey portugués viene
   y conocerá que tiene
   en mí un grande servidor.
   No es mal trato el amparar 1995
   amigos que de traidores
   huyen y piden favores,
   pudiéndoselo yo dar,
   pues aun no están concluídas
   con nuestros reyes las paces 2000
   que se tratan.
ALVARO:                                 Satisfaces
   con tu valor a dos vidas
   que sólo estriban en ti;
   pero si por mi ocasión
   de mi rey la indignación 2005
   tu estado destruye así,
   mejor será retirarme
   a Castilla, y dar lugar
   al tiempo.
CONDE:                        Con amparar
   vuestra vida ha de ilustrarme. 2010
   Orden de mis reyes tengo,
   miéntras que se ven los dos,
   de que a la Marquesa y vos
   os tenga aquí. Ya prevengo
   modo con que al rey don Juan 2015
   desengañe, y si os persigue,
   clemente el furor mitigue.

Al CRAIDO

   ¿ Cuántas leguas estarán
   De aquí ?
CRIADO 1:                         En Limia han hecho alto,
   y a la vista de Portela, 2020
   nuestra montaña recela
   que o la sitie o la de asalto.
CONDE:       ¿ Trae mucha gente ?
CRIADO 1:                                          Serán
   diez mil, cada cual Viriato
   portugués.
CONDE:                        Si no es por trato, 2025
   no teme del rey don Juan
   mi Portela sitio largo,
   aunque su poder la cerque.
   A nuestra villa se acerque;
   que de aplacarle me encargo. 2030

Sale otro CRIADO

CRIADO 2:       Cierto fidalgo que pasa
   a Santiago, esta aquí.
CONDE:       ¿ De Galicia ?
CRIADO 2:                           Señor, sí,
   y deudo de vuestra casa.
   No prosigue su camino, 2035
   receloso de esta guerra,
   y así en Monterey se encierra.
CONDE:       Entre el deudo, ya que vino.

Vanse los CRIADOS.   Sale MARIA, de gallego honrado, y DOMINGA

MARIA:       Déime a besar os pes,
   señor, vossa señoría, 2040
   porque muito dezejaba
   conocer a rama antega
   do tronco de quem descendo.
CONDE:       Alcese, hidalgo, que estima
   nuestra casa a los parientes. 2045
   ¿ De dónde es ?
MARIA:                               Meu pai dicía
   ser fidalgo de Betanzos;
   casouse con a mai miña,
   hidalga de Calabazos.
   Depois os dous se aveciñan, 2050
   pertiño de Santiago,
   em huma feligresía
   que tem por nome Morrazos,
   donde víndose parida,
   me pus o nome que teño. 2055
CONDE:       ¿ Y es su nombre ?
MARIA:                                    Juan García
   de Morrazos.
CONDE:                            ¡ Blasón nuevo !
   Yo hasta ahora no sabía
   tener parientes Morrazos.
MARIA:       ¿ Pois non basta que eu o diga ? 2060
CONDE:       Sí; mas con todo esto quiero
   informarme por qué línea
   emparentamos los dos.
MARIA:       Teña maon sua señoría.
   O meu pai foi cociñeiro 2065
   de vosso pai muitos días,
   porque de nossa nobreza
   Foi o solar sua cociña.
   Sendo cociñeiro, pois,
   e probando a comida 2070
   que guisaba, craro está
   que o mesmo manjar comía
   o meu que o vosso pai.
   Isto ¿ he verdade ?
CONDE:                                 Prosiga;
   que es su humor más sazonado 2075
   que los manjares que guisa.
MARIA:       Das comidas, ¿ non se faz
   o sangue con que se crían
   os corpos ?
CONDE:                        ¿ Quién duda de eso ?
MARIA:       Pois si a comer ambos viñan 2080
   día e noite d'hum manjar,
   craro está que ambos dois tiñan
   Hum sangue mismo em dols corpos.
   Sendo ansí, bem se averigua
   que dccendernos d'hum sangue 2085
   eu e vossa señoría
   e que sendo seu parente,
   me ha de facer cortesía.
CONDE:       No puedo negar el deudo;
   que es la prueba peregrina 2090
   bastante a ejecutoriarse
   en cualquier chancillería.

Aparte con don ALVARO

   ¿ Qué juzgáis, conde, de aquesto ?
ALVARO:       Que ocasionando la risa,
   viene un cocinero a ser 2095
   el mas noble de Castilla.
CONDE:       Pues bien, ¿ qué es lo que ahora quiere
   en mi casa el buen García
   de Morrazos ?
MARIA:                              Os parentes
   facéndosos em Galicia, 2100
   a escudeiros do seu sangue,
   cuando son pobres se obrigan
   de mante-los em seu honor,
   e sustentar sua familia.
CONDE:       ¿ Luego quiere estar conmigo ? 2105
MARIA:       Queiro.
CONDE:                   Pues desde este día
   le asigno gajes.
MARIA:                                    Os pes
   me dai, non porque vos sirva,
     -- que non sirven os Morrazos --   
   mais porque desde hoje viva 2110
   a vossa custa em descanso.

Aparte con don ALVARO

CONDE:       A la infanta de Castilla
   pienso, conde, presentarle.
ALVARO:       Su donaire es tal, que cifra
   en sí todos los gracejos. 2115
   ¡ Donoso humor !
CONDE:                              Pieza es rica.

Sale un CRIADO

CRIADO 1:       Con cartas, señor, del rey
   llega a este punto Padilla
   de la corte.
CONDE:                         Voy a verlas;

Vase el CRIADO

   que no dudo de que escriban 2120
   por vos y por la marquesa
   a vuestro rey.
ALVARO:                                 Si apadrinan
   sus favores mis desgracias,
   resucitarán mis dichas,
   siendo vos mi protector. 2125

A MARIA

CONDE:       Esperadme aquí.

Vanse el CONDE y don ALVARO

DOMINGA:                               María,
   ¿ en qué dibujos me metes ?
MARIA:       Hoy tienes de ver, Dominga,
   milagros de amor y celos.
DOMINGA:       ¡ Pregue al cielo !
MARIA:                                    Calla y mira. 2130
DOMINGA:       ¿ No es pecado levantar
   testimonios y mentiras
   a don Alvaro ?
MARIA:                               ¿ Yo en qué ?
DOMINGA:       En que al rey don Juan le digas
   que te gozó.
MARIA:                              La mujer 2135
   que de un hombre fue querida,
   ya es gozada en el deseo,
   y la afrenta si la olvida.
DOMINGA:       ¿ Y piensas sacarle al campo ?
MARIA:       Mis celos le desafían. 2140
DOMINGA:       ¿ Y si el rey don Juan le mata ?
MARIA:       Su palabra real es firma
   de resguardo.
DOMINGA:                            ¡ Pregue a Dios !
   Al mi Caldeira querría
   ver, y engañarle también; 2145
   que estó en su ausencia perdida.
   Pero hétele donde viene
   con el tu Conde. En su vista
   se me emboba toda ell alma,
   que aunque socarrón, hechiza. 2150

Salen don ALVARO y CALDEIRA, leyendo

ALVARO:       "Esta noche, en fin, quisiera
   veros; que os tengo que hablar
   muchas cosas..."
CALDEIRA:                               "Si a casar....

Habla

   ¡ Oh ! ¿ Carta casamentera ?
   ¡ Mal año ! Nones me llamo. 2155

Lee

   "...te determinas conmigo..."
ALVARO:       "que amor, constante testigo..."
CALDEIRA:       ...haré que hablen a tu amo..."

A CALDEIRA

ALVARO:       ¿ Qué es eso ?
CALDEIRA:                               Nos empapelan.
   Si la marquesa te escribe 2160
   después que encerrada vive,
   también por mí se desvelan
   damas fregonas.
ALVARO:                                       ¿ Por ti ?
CALDEIRA:       Hechiza mi parecer.
ALVARO:       Anda, salte allá a leer. 2165
CALDEIRA:       Bien acierto a leer aquí.

Leen ambos

ALVARO:       "...que amor, constante testigo,
   y tan poco firme en vos..."
CALDEIRA:       "Casarémonos los dos,
   si a tu señor se lo digo." 2170
ALVARO:       "...teme segundos desprecios."
CALDEIRA:       "Mondonga soy de palacio..."

A CALDEIRA

ALVARO:       ¡ Hola !
CALDEIRA:                   "Míralo despacio..."
ALVARO:       ¡ Ah necio !
CALDEIRA:                        "..que hay condes necios."
ALVARO:       Enviaréte noramala... 2175
CALDEIRA:       "Para ti, señor, he hallado
   favor en casa..."
ALVARO:                                  El ha dado
   en bufón. Sal de la sala,
   majadero...
CALDEIRA:                            "Sois, amigo..."

A su amo

   ¿ No lees tú ? También yo leo. 2180
ALVARO:       Si me enojo...
CALDEIRA:                           "...que aunque feo
   rabio por casar contigo."

A su amo

   Ya yo acabé mi paulina;
   la tuya puedes leer
   si es paulina la mujer 2185
   que casarse determina,
   aunque no se llame Paula.
ALVARO:       A no mirar que eres loco,
   te hubiera...
CALDEIRA:                         No lo soy poco,
   aunque no estoy en la jaula; 2190
   mas ¿ qué seré si me caso ?
   ¿ Archiorate ? ¿ Protonuncio ?
   ¡ Malos años ! Abernuncio.
   Lee; no hagas de mí caso.

Lee

ALVARO:       "Teme segundos desprecios; 2195
   que aunque ausente de la sierra,
   su memoria os hará guerra,
   los celos pecan de necios.
   Olvidad vos sus serranas,
   y aseguradme despacio 2200
   esta noche, que en palacio
   hay terreros y hay ventanas.

Habla

   No quiere Beatriz perder
   los privilegios de dama.
   A que la ronde me llama; 2205
   su galan tengo de ser,
   mientras no fuere su esposo.
   Preverme capa y rodela.
CALDEIRA:       La mondonga me desvela.
   Acompañarte es forzoso; 2210
   que aunque a la Dominga mía
   rendir el alma propongo,
   el sábado es de mondongo,
   y el domingo es otro día.
   Con la mondonga, me avisa 2215
   el sábado mondongar,
   y con Dominga, mudar
   cada domingo camisa.

Vanse don ALVARO y CALDEIRA.   Salen MARI- HERNANDEZ y DOMINGA

MARIA:       Dominga, ¿ qué dices de esto ?
DOMINGA:       ¿ Qué diabros quieres que diga ? 2220
   ¡ Ay guillote ! ¿ Ansí os obriga
   el amor que en vos he puesto ?
   Pues para ésta, farfullero,
   que yo me sepa vengar.
MARIA:       ¡ Que esta noche se han de hablar 2225
   a las rejas del terrero !
   Pues esta noche también,
   cuando estéis más descuidado,
   mi amor, de vos olvidado,
   vengarse de entrambos tien. 2230
   Yo le daré entrada al rey,
   si, como dice, me espera
   a la puerta.

Sale el CONDE

CONDE:                           Razón fuera,
   pues estáis en Monterey,
   García, haber visitado 2235
   a la condesa.
MARIA:                                 He verdade
   faré-lo de boa vontade.
   Non fincaba desmembrado;
   mais visitar as mulleres
   sem lisenza dos maridos, 2240
   dam celeiras e molidos.
   non sei derramar praceres,
   nem veño a dar embarazos
   mas pois me mandáis ansí,
   decede-la que está aquí 2245
   Joan García dos Morrazos.

Vase MARI-HERNANDEZ

CONDE:       ¿ Sois vos también del lugar
   de vuestro amo ?
DOMINGA:                               Y su vecino.
CONDE:       ¿ Y sabéis a lo que vino ?
DOMINGA:       Creo que se viene a casar. 2250
CONDE:       ¿ Aquí ?
DOMINGA:                     ¿ Pues dónde ?
CONDE:                                        ¿ Con quién ?
DOMINGA:       Sélo; mas para callarlo.
CONDE:       ¿ Cómo os llamáis ?
DOMINGA:                                 Gil Carvallo.
CONDE:       Hombre parecéis de bien.
DOMINGA:       Por su virtú.
CONDE:                                 ¿ Los zapatos 2255
   a la cintura colgáis,
   y descalzo camináis ?
DOMINGA:       No valen allá baratos.
   Dime ayer un tropezón,
   que aunque un dedo me quebré, 2260
   por ir ansí me ahorré
   un cuartillo de un tacón.
CONDE:       ¡ Extraño modo de ahorro !
DOMINGA:       Allá cuando caminamos,
   a la cinta los llevamos; 2265
   porque, aunque descalzo, corro
   por los tojos, que dirán
   que soy un gamo, o caballo.
CONDE:       ¿ Y qué lleváis, Carballo,
   en ese palo ?
DOMINGA:                            Es el pan, 2270
   y aquéesta es la calabaza.
CONDE:       ¿ Pan tan grande ?
DOMINGA:                               Es de centeno,
   y en Galicia, aunque moreno,
   más alivia que embaraza.
CONDE:       A medida de su humor 2275
   vuestro amo os supo escoger;
   la condesa os ha de ver
   también a vos.
DOMINGA:                                 No, señor.
CONDE:       Venid.
DOMINGA:                        Deje que me ponga
   los zapatos.
CONDEL:                           Bien estáis. 2280

Aparte al retirarse DOMINGA

DOMINGA:       (¡ Traidor ! yo haré que escupáis    Aparte
   las tripas con la mondonga.

Vanse.   Salen don EGAS, VASCO y un SOLDADO

EGAS:       Media legua de aquí a emboscarse viene
   aquesta noche el rey, por si le engaña
   la animosa serrana, donde tiene 2285
   mil hombres, cada cual blason de España.
   Que asalten el descuido les previene
   del castellano conde que acompaña
   y defiende a don Alvaro Ataíde,
   y a la marquesa que mi dicha impide. 2290
   Envíame a que aguarde la promesa
   que la valiente rústica le ha hecho,
   y prenda al conde. ¡ Venturosa empresa
   si llega a ejecución ! Pero sospecho
   que arrepentida, como amor profesa, 2295
   quien le entregó las llaves de su pecho,
   le habrá dicho la traza prevenida,
   saliendo en nuestro daño esta venida.
   Y cuando tenga efeto, y le prendamos,
   si el rey, como ha ofrecido, le perdona, 2300
   restituyendo al conde, ¿ qué esperamos
   los dos, traidores a su real corona ?
VASCO:       Mejor será, si en Monterey entramos,
   ya que el cielo de estrellas se corona,
   dar la muerte a don Alvaro, y con esto, 2305
   evitar el peligro en que te ha puesto.
EGAS:       ¿ Cómo habemos de entrar ?
VASCO:                                                 Yo sé por donde.
   Como el cueducto quiebres de una fuente,
   que en la villa a la plaza corresponde
   puedas salir y entrar seguramente. 2310
EGAS:       Ejecutarlo pues; que muerto el conde,
   no queda en Portugal quien darme intente,
   temor ni contradiga mi privanza,
   feliz mil veces, si a Beatriz alcanza.

Vanse don EGAS y VASCO.   Sale doña BEATRIZ, a una ventana

BEATRIZ:       ¡ Qué caro, rapaz, avaro, 2315
   Vendes los gustos que das !
   Mas por esto valen más;
   que, en fin, lo barato es caro.
   Si el que debajo tu amparo,
   cuando en tu esfera se abrasa, 2320
   más trabajos por ti pasa,
   más contigo, Amor, privó.
   Ya somos el conde y yo
   los mayores de tu casa.

Salen don ALVARO y CALDEIRA, como de noche

CALDEIRA:       Mejor fuera dar dos sorbos 2325
   con los ojos, castañetas
   del sueño, que rondar daifas.
ALVARO:       Gusta de esto la marquesa.
   No se asegura de mí,
   después que tiene sospechas 2330
   de la serrana de Limia,
   y vengo a satisfacerla.
CALDEIRA:       Vaya con Dios, si es su gusto.
ALVARO:       Tira una china a esas rejas.
CALDEIRA:       Allá va una china calva, 2335
   que si en la corte estuviera,
   ya se hubiera puesto moño,
   o adoptiva cabellera.
ALVARO:       ¿ Es mi Beatriz ?
BEATRIZ:                               ¿ Es el conde ?
ALVARO:       Yo soy; que a vuestra obediencia 2340
   el resistir es delito.
CALDEIRA:       (Si mi mondonga quisiera                Aparte
   asomarse a este albañal,
   pues sin salir de su esfera,
   sale por los albañales 2345
   lo que los mondongos echan,
   comiéramos hoy grosura.)

Recuéstase CALDEIRA en una pared.   Salen MARI-HERNANDEZ y DOMINGA, como de noche.   Habla aparte con Dominga

MARIA:       Tras sí mis celos me llevan.
   Déjame escuchar, Dominga,
   sus regalos y ternezas; 2350
   que los celos siempre nacen
   sin ojos y sin orejas.
DOMINGA:       Quien escucha, su mal oye.
MARIA:       Es la verdad, mas recela.
   Ignorando lo que sabe, 2355
   busca lo que no desea.
   Pero escucha; que ya están
   los dos hablando.
DOMINGA:                                    Pues llega;
   que yo seré tu lacaya.
   Plega a Dios que no me duerma. 2360
CALDEIRA:       (Gigantes vienen a pares,               Aparte
   y me dicen que esta tierra
   es tan fértil en dar brujas,
   como nabos. Dios me tenga
   de su mano, o de su pie.) 2365
BEATRIZ:       Dudo de vuestra firmcza,
   conde, y pienso que os entibian
   memorias, que siendo ajenas,
   os tiranizau las propias.
ALVARO:       No ofendáis, mi bien, las vuestras 2370
   pues sabéis que sólo estriban
   mis esperanzas en ellas.
BEATRIZ:       Acuérdome yo que un tiempo
   desvelaba vuestras penas
   ofreciéndome constante 2375
   un alma, entonces entera,
   y ahora partida en dos.
ALVARO:       ¿ Pues hay, Beatriz, quién merezca
   entrar con vos a la parte ?
BEATRIZ:       Y aun no poco feliz fuera 2380
   si ya que la dividís,
   siendo dueño de la media,
   no me la usurparan toda
   los donaires de la sierra.
ALVARO:       No fue amor, venganza sí 2385
   de imaginadas ofensas,
   la que pudo divertirme,
   mi bien, de vuestra belleza.
   Amor es conformidad
   de dos voluntades tiernas; 2390
   y mal podrán conformarse
   rusticidad y nobleza.
   Gustos en vos empleados,
   alma amante en vuestra escuela,
   deseos nobles por vos, 2395
   esperanza en vos perfeta.
   ¿ Os persuadís vos, señora,
   que salir jamás pudiera
   de suerte desazonada,
   que serranas apetezca ? 2400
   Si desde el punto que os vi,
   eternizando finezas
   y huyendo violencias reales,
   satisfacer mis sospechas,
   no la he borrado del alma. 2405
   Si más me he acordado de ella,
   si no os adoro, en los brazos
   de quien aborrezco os vea.

Hablan aparte MARI-HERNANDEZ y DOMINGA

MARIA:       ¡ Qué esto escuche una mujer,
   y pueda tener paciencia 2410
   para no morir matando !
   ¡ Ah celos ! Soltad la rienda
   a venganzas y suspiros.
   ¡ Ah enemiga ! ¡ Quién tuviera
   alas con cuyo favor 2415
   pudiera volar !
DOMINGA:                                 ¿ Pateas ?
MARIA:       Estoy tan llena de celos,
   que hasta las plantas me llegan.
   ¡ Vive el cielo, conde ingrato... !
DOMINGA:       Esto va de espacio. Piedras, 2420
   a vuestro arrimo me amparo;
   cama dé vuestra paciencia.

Va a recostarse y tropieza en CALDEIRA

   ¿ Que es esto ? En blando topé.
CALDEIRA:       Demonio es, pues que me tienta,
   si hay demonios rondadores. 2425
DOMINGA:       (Este debe ser Caldeira,               Aparte
   Que aguardaba a su mondongo.
   Vengaráse mi celera
   de la suerte que pudiere,
   sin hablarle. No nos sientan 2430
   los que nos tienen aquí.)
CALDEIRA:       ¡ Yo me aparto, y él se acerca !
DOMINGA:       (Aqueste alfiler de a blanca
   le meto hasta la cabeza.)
CALDEIRA:       ¡ Ay ! 2435
ALVARO:       ¿ Qué es esto ?
CALDEIRA:                                  Mataduras
   de una bruja sin espuelas,
   pues me pica sin jugar.
ALVARO:       Anda, borracho, que sueñas.
CALDEIRA:       Tales sueños te dé Dios. 2440
ALVARO:       ¿ De qué sirve, mi marquesa,
   gastar el tiempo en pesares,
   que sin provecho atormentan ?
   Vos habéis de ser mi esposa;
   confiad en las promesas 2445
   del conde de Monterey,
   en mi lealtad e inocencia,
   en los reyes de Castilla
   que al nuestro escriben y ruegan
   por nuestra restitucián, 2450
   y ya sus paces conciertan.
   Espero en Dios que cansada
   la Fortuna, y dando vuelta
   el tiempo, hasta aquí enemigo,
   siendo vos mi esposa bella, 2455
   nos tienen de dar los cielos,
   al paso que las tormentas,
   las bonanzas, a pesar
   de traiciones y soberbias.
   Si engañado de mis celos, 2460
   procuraba en vuestra ausencia
   divertir memorias tristes
   en serranas rustiquezas,
   ya olvidado, arrepentido.
   Sólo, si me acuerdo de ella, 2465
   es para que amándoos más,
   mis locuras reprehenda.
   ¿ Cómo os puede a vos dar celos
   una pastora grosera,
   ignorante en facultades 2470
   de amor, que estima agudezas ?
   ¿ Qué hermosura ha de tener
   una tosca montañesa
   que adornan sayales pobres
   y soles y aires afeitan ? 2475
   ¿ Tan mal gusto tengo yo
   que permita competencias
   de una villana, vos noble
   de una simple, vos discreta ?

MARI-HERNANDEZ se pone delante de don ALVARO

MARIA:       ¡ Mentís !
ALVARO:                      ¿ Qué es esto ?
MARIA:                                          Mentís, 2480
   mal hablado; que en ausencia
   de mujeres que engañastes,
   no es bien hecho hablar mal de ellas
   vos sí que el villano sois,
   pues que por no pagar deudas 2485
   de quien de esposa os dio mano,
   ponéis en su honor la lengua.
BEATRIZ:       ¿ Mano de esposa ?   ¡ Ay de mí !
   ¿ Qué es esto, conde ? ¡ Ay certezas
   de injurias y desengaños ! 2490

Sale un CRIADO, dentro del palacio

CRIADO 1:       Señora, nuestra condesa
   os llama.
BEATRIZ:                        ¿ Mano de esposa ?
   ¡ Cielos !
CRIADO 1:                        Mirad que os espera.
ALYARO:       Hombre bárbaro, ¿ qué dices ?
   ¡ Beatriz ! ¡ Mi bien   !Ah, marquesa ! 2495
BEATRIZ:       A averiguaciones tales,
   ¿ qué hay que esperar ? A sospechas,
   ya en verdades convertidas,
   a comprobadas ofensas,
   no hay remedio sino olvidos. 2500
   Aquí, ingrato conde, tengan
   fin de empleos mal pagados,
   villanas correspondencias.
   Cerca el rey don Juan está,
   y mi venganza tan cerca 2505
   que si te quita la vida,
   daré la mano a don Egas.

Retírase de la ventana

ALVARO:       Oye, señora, mi bien...

A MARI-HERNANDEZ

   Bárbaro, que a eclipsar llegas
   Con nublados de mentiras 2510
   la luz que mi alma espera,
   ¿ quién eres ? ¿ A qué veniste ?
   ¿ Qué furia infernal intenta,
   para que me desespere,
   incorporarse en tu lengua ? 2515
CALDEIRA:       Enjambres andan de brujas,
   que si no chupan, enredan.
   Unas pican, y otras mienten.

A DOMINGA que le acosa a alfilerazos

   ¡ Ay pulga o chinche gallega !
   ¿ De que sirve taladrarme 2520
   las chatas circunferencias ?
   ¡ Ay ! Juega limpio, picona.
   ¡ Válgate el diablo por tierra !
   ¡ Bercebú, que pare aquí !
   ¡ Bruja tábana, está queda ! 2525
   ¡ Vive Dios que me acribilla !
   ¡ Ay ! Una anca llevo abierta.

Huye, y DOMINGA le va siguiendo

ALVARO:       ¿ Quién eres, hombre engañoso ?
MARIA:       Quien sacándote la lengua,
   piensa hacer a su venganza 2530
   hoy un convite con ella.
   Yo soy quien como a su vida,
   antes que a Limia vinieras,
   amorosa regalaba
   Mari-Hernández la gallega. 2535
   Olvidóme por quererte;
   Mas ¿ qué mucho, si a sí mesma
   olvidó, por darte el alma,
   que mudable menosprecias ?
   A darte la muerte vine, 2540
   guiado de mis ofensas,
   movido de tus traiciones,
   y ciego de mis sospechas.
   Pero escuchando que injurias
   a quien celebrar debieras 2545
   por amorosa, por firme,
   ya, traidor, que no por bella,
   olvidando mis agravios,
   quiere la razón que vuelva
   por los suyos, y que así 2550
   estime más mi firmeza.
   Tu patria traidor te llama,
   tus engaños lo comprueban,
   tu rey airado te busca,
   y a quien te dé muerte premia. 2555
   A todos eres odioso.
   ¿ Quién duda que me agradezcan
   todos juntos su venganza,
   cuando tantos la desean ?
   Saca la espada cobarde, 2560
   si ya no tiene vergÜenza,
   ofendida como todos,
   de salir a tu defensa.
ALVARO:       ¡ Oh bárbaro descortés !
   Vive Dios, que antes que pueda 2565
   ver mis agravios el sol,
   tu muerte he de hacer que vea.

Desnudan ambos las espadas.   Salen don EGAS y VASCO, hablando recatadamente en el fondo

EGAS:       Este, Vasco, es el palacio
   del conde, y éstas las cercas
   que le defienden y adornan. 2570
   Para que ejecución tenga
   mi venganza, es necesario
   saber si el conde está fuera,
   o la parte donde habita.
   Aguardemos. Mas espera; 2575
   que aquí parece que hay gente.
VASCO:       Pues informémonos de ella
   de don Alvaro; que importa
   matarle antes que amanezca.
MARIA:       Mal, Alvaro ingrato y fácil, 2580
   sabes el valor y fuerza
   de celos y agravios.

Riñen MARI-HERNANDEZ y don ALVARO

EGAS:                                       Vasco,
   su amparo el cielo nos muestra.
   Este es mi enemigo.
VASCO:                                       Ponte
   al lado de quien desea 2585
   darle muerte; y todos tres
   tu venganza haremos cierta.

Empuñan don EGAS y VASCO

EGAS:       Hidalgo, a daros ayuda
   nos obliga la destreza
   de vuestro brazo, y las culpas 2590
   del traidor que os hace ofensa.
MARIA:       ¿ Traidor ? Villanos, mentís;
   que ese nombre no hay quien pueda
   dársele, si quien le adora
   y agravios de su amor venga. 2595
   Quien dice injurias amando,
   más se enamora con ellas.
   Yo se las puedo decir,
   no vosotros. ¡ Conde, mueran !

Pásase al lado de don ALVARO, y hiere a don EGAS

EGAS:       Fenecieron mis traiciones 2600
   y m¡   vida a un tiempo. ¡ Ay ciega
   Fortuna !

Vase don EGAS retirándose herido.   MARI- HERNANDEZ le sigue

VASCO:                     (¡ Los pies me amparen !)       Aparte

Vase VASCO.   Habla dentro MARI- HERNANDEZ

MARIA:       ¿ Quién eres ?
EGAS:                           Yo soy don Egas.
   Llévenme donde declare
   traiciones, que ya confiesa 2605
   entre mis labios el alma.
ALVARO:       ¿ Hay confusiones como éstas ?
   El mismo que a darme muerte
   viene, defenderme intenta.
   Traidor me llama, y la vida 2610
   quita a quien así me afrenta.
   ¿ Qué es esto, desdichas mias ?

Sale MARI-HERNANDEZ

MARIA:       Ya a palacio al traidor llevan,
   donde declare verdades,
   que han perseguido inocencias. 2615
ALVARO:       Si agraviaron tus palabras,
   o tú, cualquiera que seas,
   con las obras cautivaste
   an alma a tus plantas puesta.
   ¿ Quién eres, hombre animoso, 2620
   que das vida cuando afrentas,
   que defiendes cuando injurias,
   que cuando agravias, consuela ?
MARIA:       Saca la espada otra vez,
   mudable, y no me agradezcas 2625
   cortesías obligadas
   del natural que me esfuerza.
   Sólo a darte muerte vine,
   y no quiero yo que tengan
   parte en mis venganzas otros 2630
   que así menos nobles fueran.
   Traidores he conservado;
   mudables ahora intenta
   castigar mi justo enojo.
   Saca la espada. ¿ Qué esperas ? 2635
ALVARO:       Obligada ya por tí,
   justamente se corriera,
   si vida que has defendido,
   a tus pies no se rindiera.
   ¿ Qué importan tus vituperios, 2640
   ai lo que dice tu lengua
   han contradicho tus manos,
   dgnas de alabanza eterna ?
MARIA:       ¡ Vive Dios, si no la sacas,
   que haciendo alguna vileza, 2645
   te dé muerte; aunque después
   mis llantos hagan obsequias !
ALVARO:       ¿ Luego muerto has de llorarme ?
MARIA:       ¿ Pues qué cólera hay tan ciega,
   que después que se ha vengado, 2650
   no dé muestras que le pesa ?
ALVARO:       Pues a trueco de obligarte
   a que esta lástima tengas
   de mi, doy mi muerte ya
   por bien dada; pero sea 2655
   con condición que me digas
   quién eres.
MARIA:                            Si yo quisiera
   dártela, a ser noble tú,
   te matara de vergÜenza
   solamente con decirte 2660
   mi nombre; mas considera
   quién hay, si no es un celoso
   que amó a un tiempo y aborrezca.

Vase MARI-HERNANDEZ

ALVARO:       ¡ Hombre con amor, y celos
   por mí ! Confusas quimeras, 2665
   en lugar de averiguaros,
   más mi desdicha os enreda.
   ¿ Amor y aborrecimiento ?
   Vive el cielo, que dijera,
   a persuadirme imposibles, 2670
   que era la serrana bella
   la autora de estos milagros.
   Su voz confirma sospechas,
   su valor las contradice,
   y uno y otro me atormentan. 2675
   Sabré quién es este enigma,
   por los cielos, si me cuesta
   la vida que defendió.
   ¡ Oh noche de engaños llena !

Vase don ALVARO.   Sale DOMINGA, acuchillando a CALDEIRA

CALDEIRA:       Basta, fantasma, o lo que eres; 2680
   tengamos las manos quedas,
   o riñamos de palabra,
   como hacen las verduleras.
   ¡ Callas, y das el porrazo,
   que si no matas, derriengas ! 2685
   ¿ Por qué me tratas así ?
   ¿ En qué te ofendió Caldeira ?
   ¡ Darle, y callar ! ¿ Quién te agravia ?
   Di una palabra siquiera.
DOMINGA:       La mondonga.
CALDEIRA:                           ¿ Son celuchos ? 2690
   ¿ Mas quién duda que lo sean ?
   Si otra vez la hablare más,
   si diere causa a tu ofensa,
   plegue a Dios que siendo calvo,
   traiga postizas guedejas; 2695
   en humo tome el tabaco;
   sílbenme, siendo poeta;
   en comedias de tramoyas,
   salgan mal las apariencias.
   Yo me caparé, si gustas; 2700
   yo comeré, si deseas
   que aborrezca a las mondongas,
   los sábados de cuaresma.
   ¿ Puedo yo prometer mas ?
DOMINGA:       La mondonga.
CALDEIRA:                            ¡ Extraña tema ! 2705
DOMINGA:       La mondonga.
CALDEIRA:                           Amondongada
   ruego a Dios que el alma tengas.

Tocan las campanas dentro

   Pero ¿ qué es esto ? A rebato
   toca la villa.

Dentro

VOCES:                              ¡ Arma ! ¡ Guerra !
   ¡ Que el portugués nos combate, 2710
   y escala ya nuestras cercas !
CALDEIRA:       (Aun peor está que estaba,            Aparte
   Si el airado rey nos entra;
   pues según nos quiere mal,
   ha de pringarme.
DOMINGA:                               Agradezca 2715
   que sale gente, el guillote.

Vase DOMINGA

CALDEIRA:       Salga muy enhorabuena;
   que según me mondongabas,
   ya con el alma hacia cuenta.

Vase.   Salen el CONDE y SOLDADOS castellanos

SOLDADO 1:       Manda acudir a los muros; 2720
   salga gente, si no intentas
   que por Portugal tremolen
   sus quinas en tus almenas.
CONDE:       Si el rey en persona viene,
   abridle todas las puertas. 2725
   Suyo es cuanto yo poseo;
   mis cortesías le venzan.
   Abrid, ¿ qué esperais ? Abridle.

Salen el REY y SOLDADOS portugueses.   El REY habla a los suyos

REY:       Si el conde a los dos me niega,
   meted a saco el lugar. 2730
CONDE:       A vuestros reales pies llega
   quien por huésped os recibe,
   no por enemigo.   Abiertas
   las puertas del corazón,
   como de esta villa, esperan 2735
   yo y sus vecinos a un rey,
   cuyo príncipe concierta,
   casando con nuestra infanta,
   convertir en paz su guerra.
REY:       Conde, alzad, alzad del suelo; 2740
   que mi enojo os manifiesta
   cuán justamente ofendido
   de vos, a vengarse llega.
   Mientras diéredes favor
   al conde y a la marquesa, 2745
   no hay pensar que cortesías
   han de moverme a clemencia.
CONDE:       Ellos y yo a vuestros pies
   rendiremos las cabezas,
   no obligados de las armas, 2750
   sino de la lealtad nuestra.
REY:       ¿ Leales son los traidores ?
CONDE:       No los llama así don Egas,
   que hiriéndole en nuestra villa,
   no sé si su traición mesma, 2755
   confiesa insultos que espantan.
   El engañó a vuestra alteza
   con firmas que contrahizo
   contra toda la nobleza
   de Portugal, por quien lloran 2760
   Berganza, Estremoz, la reina,
   los nobles y los plebeyos.
REY:       ¿ Qué decís, conde ?
CONDE:                                    A su lengua
   remito aquestas verdades.
REY:       Si eso averiguo, experiencias 2765
   tendrá el mundo del castigo
   que ya mi justicia apresta.

Sale don ALVARO

ALVARO:       (No he podido descubrirle.             Aparte
   ¿ Hay confusiones como éstas ?)
CONDE:       Llegad, conde, y a los pies 2770
   de vuestro invicto rey, sepa
   la verdad volver por sí,
   y ampáreos vuestra inocencia.
ALVARO:       Mi enemigo, gran señor,
   satisfaga a vuestra alteza, 2775
   escuchando de su boca
   las traiciones que confiesa.
   Esta noche a darme muerte
   entró, y los cielos ordenan
   que sin conocer por quién, 2780
   acudiese en mi defensa
   un hombre que no conozco,
   si no es ya, señor, que, sea
   algun ángel, que invisible
   volvió por la causa nuestra. 2785

Sale doña BEATRIZ

BEATRIZ:       Ya puedo llegar segura
   a estos reales pies que besa
   mi lealtad, si hasta hoy dudosa,
   ya, gracias al cielo, cierta.
   Don Egas, señor invicto, 2790
   sabiendo que vuestra alteza
   está aquí, al rendir el alma,
   desea en vuestra presencia
   confesar traiciones suyas,
   y pedirle perdón de ellas. 2795

Sale MARI-HERNANDEZ

MARIA:       ¡ Vala-me Deos ! ¡ Os mormullos
   esta noite non me deijam
   pegar os ollos !   ¿ Qué he isto ?
   ¿ Com quem temos rifa e guerra ?
CONDE:       García, paso; que el rey 2800
   don Juan honra nuestra tierra.
MARIA:       ¿ O Rey ? Pois os pes lle pido,
   pois fidalgos se os bejam.
   Si eu, gran señor, lle entregase
   a quem den morte a Don Egas, 2805
   ¿ Qué lle fará ?
REY:                               Premiaréle
   tanto, que envidia le tengan.
MARIA:       ¿ Que non lle fará enforcar ?
REY:       No es digna hazaña tan nueva
   de tal paga. Mas ¿ quién es ? 2810
MARIA:       Mari-Hernandez la gallega.
REY:       ¿ La serrana ?
MARIA:                               Sí, señor.
REY:       Llamalda.
MARIA:                           Catai por ela.
REY:       ¿ Adónde ?
MARIA:                        Em aquesta cara,
   que do conde os faz entrega 2815
   ora cumpri-me a palabra
   de que ele meu dono seda,
   e diga ele o que me debe,
   pois vive por mí.
ALVARO:                                    ¿ Hay fineza
   de amor semejante ?
REY:                                  Conde, 2820
   vasallo que en competencias
   anda con su rey, es causa
   de adversidades como ésta.
   Mi palabra real he dado
   de que será esposa vuestra 2825
   esta serrana.   Cumplidla;
   que si le falta nobleza,
   yo se la doy desde aquí,
   y de Barcelos condesa
   la nombro.
BEATRIZ:                        Invicto señor... 2830
REY:       Beatriz, con el de Olivenza
   os habéis vos de casar;
   pues ya que yo no os merezca,
   no será razón que os goce
   mi competidor.
MARIA:                                  Pois veña 2835
   a maon; que si sois fidalgo,
   e sendo eu cristiana vella,
   non perderám mossos fillos,
   si lles derem encomendas.

Salen DOMINGA y CALDEIRA

CALDEIRA:       Dominguita de mis ojos, 2840
   conocíte.   Celos deja,
   y casémonos los dos.
DOMINGA:       Non queiro, traidor.
CALDEIRA:                                     ¿ Non queira ?
ALVARO:       Caldeira, que está aquí el rey
MARIA:       Dominga, ya soy condesa, 2845
   y don Alvaro mi esposo.
DOMINGA:       Pues si tú te casas, venga
   esa mano, picarón.
MARIA:       Mari-Hernándes la gallega
   he sido en aquesta historia, 2850
   senado, y Tirso el poeta.


FIN DE LA COMEDIA