Tirso de Molina
La fingida Arcadia




Personas que hablan en ella:
  • LUCRECIA, condesa
  • ALEJANDRA, dama
  • HORTENSIO, viejo
  • CARLOS, caballero
  • PINZON, lacayo
  • ANGELA, criada
  • LARISA, labradora
  • Don FELIPE, caballero
  • FELICIANO, caballero
  • CONRADO, caballero
  • Don PEDRO, caballero
  • Don ROGERIO, caballero
  • Un CRIADO


JORNADA PRIMERA

     

Salen LUCRECIA y ANGELA, criada

LUCRECIA:         "Silvio, a una blanca corderilla suya
     de celos de un pastor, tiró el cayado
     con ser la más hermosa del ganado.
     ¡ Oh Amor ! ¡ Qué no podrá la fuerza tuya !
     Huyó quejosa, que es razón que huya 5
     habiéndola, sin culpa, castigado;
     lloró el pastor, buscando el monte y prado;
     que es justo que quien debe restituya.
     Hallóla una pastora en esta afrenta,
     y al fin la trajo al dueño, aunque tirano, 10
     de verle arrepentido, enternecida.
     Dióla sal el pastor, y ella contenta
     la toma de la misma ingrata mano,
     que un firme amor cualquier agravio olvida."
     No se pudo decir más; 15
     hasta aquí la pluma llega.
ANGELA:         Pluma de Lope de Vega
     la fama se deja atrás.
LUCRECIA:         ¡ Prodigioso hombre ! ¡ No sé
     qué diera por conocerle ! 20
     A España fuera por verle,
     si a ver a Salomón fue
     la celebrada etiopisa.
ANGELA:         Compara con proporción
     que no es Lope, Salomón. 25
LUCRECIA:         Lo que su fama me avisa,
     lo que en sus escritos leo,
     lo que enriquece su tierra,
     lo que su espíritu encierra,
     y lo que verle deseo, 30
     mi comparación excusa;
     y a él le da más alabanza
     lo que por su ingenio alcanza
     que a esotro su ciencia infusa.
     Tan aficionada estoy 35
     a la nación española,
     que porque tú lo eres, sola,
     contigo gustosa estoy
     lo más del día.
ANGELA:                                          Madrid
     es mi patria, corte digna 40
     de España, madre benigna
     del mundo.
LUCRECIA:                           Valladolid
     dicen que es competidora
     de su grandeza.
ANGELA:                                      Sí fuera
     si el clima y cielo tuviera 45
     que a Madrid hacen señora.
     Mas, si sus partes te alego
     contestarás que es mejor.
     Patria es Madrid del Amor,
     y así está fundada en fuego. 50
     Agua los celos la han dado,
     si su fuerza hace llorar,
     de fuentes que pueden dar
     salud al más deshauciado.
     Si saber sus frutos quieres 55
     flora sus campos corona,
     su tributaria es Pomona,
     sus venteros Baco y Ceres.
     Dale en olivos Minerva
     oro puro y generoso, 60
     ganado, el monte, sabroso,
     tomillos el campo y hierba;
     las musas un Alcalá
     que llamar Atenas puedo;
     la cortesía, un Toledo 65
     que doce leguas está;
     sus hechizos, la hermosura,
     sus hazañas, el valor;
     su mansedumbre, el amor;
     sus milagros, la ventura; 70
     nuestra religión su ley
     de quien es seguro norte,
     dos mundos la dan su corte,
     la corte la da su rey.
     Goza del llano y montaña 75
     que sus términos incluye;
     y en fe que en todos influye
     valor, es centro de España.
LUCRECIA:         Di patria ilustre también
     de Lope, y diráslo todo. 80
ANGELA:         Si a tu gusto me acomodo no
     es ése su menor bien.
LUCRECIA:         Yo, después acá, que estoy
     en el español idioma
     ejercitada, si a Roma 85
     a Tulio por padre doy
     de la latina elocuencia,
     y al Bocaccio en la toscana,
     a Lope en la castellana
     no le hallo competencia. 90
     Más de un desapasionado
     me ha dicho de tu nación
     que en la prosa, a Cicerón,
     estilo y gracia ha imitado,
     y a Ovidio en la suavidad 95
     y lisura de sus versos,
     sonoros, limpios y tersos,
     confirmando esta verdad
     con lo que en sus libros hallo.
ANGELA:         Si él ese favor oyera, 100
     ¡ qué bien le correspondiera !
     ¡ Qué bien supiera estimallo !
LUCRECIA:         ¿ Agradece ?
ANGELA:                                    Aunque hay alguno
     que apasionado lo niega,
     es tan fértil esta vega 105
     que paga ciento por uno.
     Pero, ¿ qué piensas hacer
     con tantos libros aquí ?
LUCRECIA:         Todos son suyos y así,
     ya que no le puedo ver, 110
     mientras gasto bien los ratos
     que recreo en su lección,
     si los libros suyos son
     veré a Lope en sus retratos.
ANGELA:         Con tanto libro, parece 115
     estudio éste y no jardín.

Están todas las obras de Lope en un estante

LUCRECIA:         Mejor dirás camarín
     que al alma de ley se ofrece.
ANGELA:         Aquéste es el Labrador
     de Madrid, primero fruto 120
     de Lope.
LUCRECIA:                          Hermoso tributo
     que a un tiempo da fruto y flor.
ANGELA:         Es divino.
LUCRECIA:                                 De justicia,
     lo primero a Dios se debe;
     por eso quiere que lleve 125
     Lope, el cielo, su primicia.
ANGELA:         No ha escrita él otro mejor.
LUCRECIA:         Imitó, discreto, en él
     a la ofrenda que hizo Abel
     si Caín dió lo peor. 130
ANGELA:         Esta es la Angélica bella.
LUCRECIA:         ¿ Que Ariosto se le compara ?
     ¡ Valientes octavas !
ANGELA:                                            Rara
     habilidad, y en ella
     la Dragontea compite 135
     del rayo de Ingalaterra.
LUCRECIA:         Escribe en la paz la guerra
     lo que la pluma permite.
ANGELA:         Mira en un cuerpo pequeño
     mil almas.
LUCRECIA:                           Bien le sublimas. 140
ANGELA:         Este se llama Las rimas
     de Lope.
LUCRECIA:                          Son como el dueño.
     ¡ Qué canciones, qué sonetos,
     qué églogas, qué elegías !
     Las noches gasto y los días 145
     en meditar sus concetos.
     ¡ Si viviera Garcilaso
     celebrárale más bien !...
ANGELA:         Esta es la Jerusalén.
LUCRECIA:         No la iguala la del Taso. 150
     Mira sus octavas llenas
     de sentencias y doctrinas
     sabio en las letras divinas,
     pues no escribe verso apenas
     sin allegar un autor, 155
     y hallarás en cualquier parte
     entre las veras de Marte,
     mezcladas burlas de Amor.
ANGELA:         Aquéste es el Peregrino.
LUCRECIA:         Más lo es quien lo escribió. 160
ANGELA:         Qué bien faltas enmendó,
     siguiendo el mismo camino
     de aquel Luzmán y Arborea,
     cuyas Selvas de aventuras
     por Lope quedan escuras. 165
LUCRECIA:         ¡ Qué bien los Autos emplea
     que mezclados en él van !
     ¡ Qué elegantes, qué limados !
ANGELA:         Y más bien acomodados
     que los que mezcló Luzmán. 170
     Los pastores de Belén
     son éstos.
LUCRECIA:                          Si labrador
     fue con Isidro, pastor
     sabe Lope ser también.
ANGELA:         Resucitó villancicos 175
     en su mocedad cantados,
     y agora en Belén honrados
     entre amorosos pellicos.
     Todas éstas son comedias.
LUCRECIA:         Décima séptima parte 180
     ha impreso.
ANGELA:                              No hay que espantarte,
     que aun esas no son las medias
     que tiene escritas.
LUCRECIA:                                             Pues ¿ cuántas
     ha compuesto ?
ANGELA:                                 Novecientas.
LUCRECIA:         Si los años no le aumentas, 185
     ¿ dónde hay vida para tantas ?
ANGELA:         Esta es verdad conocida
     en España.
LUCRECIA:                           Yo le diera
     por cada una, si pudiera,
     Angela, un año de vida. 190
ANGELA:         A novecientos llegara
     siendo otro Matusalén.
LUCRECIA:         En él se lograran bien.
ANGELA:         En este último repara
     que es La Filomena.
LUCRECIA:                                                  Canta 195
     Lope aquí, por Filomena,
     de suerte que ya es sirena
     si ave fue, pues nos encanta.
     Pero, para echar el resto
     al nombre que le hace claro 200
     y afrentar al Sanazaro
     en La Arcadia que ha compuesto,
     metafóricos amores
     en otra Arcadia mira,
     sus sutilezas admira, 205
     ten envidia a sus pastores;
     que yo, creyendo que piso
     márgenes de su Erimanto,
     si, con Belisarda canto,
     lloro celos con Anfriso. 210
     No sé divertir los ojos
     de sus versos y sus prosas,
     de sus quejas sentenciosas,
     de sus discretos enojos.
     De día ocupa mi mano, 215
     de noche mi cabecera.
     ¡ Ay quien transformar pudiera
     vida y traje cortesano !
     En la comunicación
     de sus Leonisas, Anardas, 220
     Amarilis, Belisardas,
     ¡ quién oyera a un Galafrón,
     un Menalca, un Enareto,
     un Brasildo, un Locriano,
     un rústico cortesano, 225
     un Celio, un Lauro discreto !
     ¡ Oh, si el Po que nuestra quinta
     riega y fertiliza tanto,
     trocándose en Erimanto
     la Arcadia que Lope pinta 230
     a Lombardía pasara... !
     ¡ Oh, quién Belisarda fuera !
     ¡ Quién a un Anfriso quisiera
     y a su Olimpo desdeñara !
ANGELA:         Si en deseos semejantes 235
     te desvaneces, señora,
     notable falta hace agora
     en nuestra España Cervantes;
     que, a su manchego hazañoso
     loco por caballerías 240
     le prometió en breves días
     hacer legítimo esposo
     de otra dama, que, perdida
     por quimeras pastoriles,
     entre Dianas y Giles 245
     rematase seso y vida.

Salen cantando don FELIPE, de pastor, y ALEJANDRA, dama, LARISA, labradora.   Cantan

TODOS:         Alma perseguida
     romped la cadena;
     que tan triste vida
     para nada es buena. 250
UNO:         Pesares amigos,
     haced como tales
     que os haré testigos
     de mayores males.
OTRO:         Falsas alegrías, 255
     vanas esperanzas;
     agora sois mías
     porque sois mudanzas.
UNO:         Si el amor se olvida
     acabad mi pega. 260
TODOS:         Que tan triste vida
     para nada es buena.
UNO:         ¡ Ay ! mis ojos tristes
     no sintáis llorar;
     pues mirar supistes 265
     sabedlo pagar.
OTRO:         Quien me mata muera;
     vergÜenza ha de ser;
     pero más lo fuera
     dejarlo de hacer. 270
UNO:         No viva afligida
     quien celosa pena.
TODOS:         Que tan mala vida
     para nada es buena.
LUCRECIA:         Tan bien venido seáis 275
     como la canción es buena.
     Lope sus versos ordena.
     A su Arcadia los hurtáis;
     para darme gusto a mí
     no hallaréis lisonja igual. 280
ALEJANDRA:         Ya en la Arcadia pastoral
     el Po se vuelve por ti;
     que puesto que eres condesa
     de Valencia del Po, has dado
     en ennoblecer el prado 285
     que con tu vista interesa.
     Nueva primavera y flores
     y dejando la ciudad
     en aquesta soledad
     gozan fingidos pastores, 290
     que en libros de España miras
     lo que a tantos potentados
     causa celos y cuidados.
LUCRECIA:         De cortesanas mentiras
     huyo, Alejandra; no creo 295
     encarecimientos locos
     más ciertos, cuanto más pocos;
     amores honestos leo
     que ni pueden engañarme
     con su sabia sencillez. 300
     ni con lisonjas, tal vez
     persuadirme, ni obligarme.
     Cuando me cansan los cierro,
     cuando me alegran los abro,
     en ellos firmezas labro 305
     ya diamantes, si antes hierro;
     sobre gustos no hay disputa,
     déjame con mi opinión.
FELIPE:         En ella cobran sazón
     río y monte, flor y fruta. 310
     Honre, señora condesa,
     nuestros campos -- ¡ pesia a tal ! --   
     Personas viste el sayal.
     Tal vez en la mejor mesa,
     entre el pavo y francolín, 315
     sabe bien el salpicón;
     gente los pastores son,
     amor nació en su jardín.
     En las cortes vive el vicio,
     y en el campo el desengaño; 320
     la sencillez viste paño
     si sedas el artificio.
     Sepa, señora, de todo;
     buena Pascua le dé Dios.
LUCRECIA:         Más os precio Tirso, a vos, 325
     cuando me habláis de ese modo,
     que cuantos la corte cría.
     En sus doseles nací,
     ilustre sangre adquirí,
     toda esta comarca es mía; 330
     lisonjas sé de palacio,
     verdades quiero saber,
     aprisa vive el poder,
     vivir quiero aquí despacio.
FELIPE:         Yo sé de cierto señor, 335
     harto regalado y tierno
     que, acostándose el invierno,
     después que el calentador
     la cama le sazonaba,
     se levantaba en camisa, 340
     y dando causa a la risa
     desnudo se paseaba.
     Burlábase de él su gente,
     y juzgaba a desvarío
     que tiritase de frío 345
     y diese diente con diente,
     quien abrigarse podía;
     más él, después de haber dado
     sus paseos, casi helado,
     a la cama se volvía, 350
     diciendo, "Para estimar
     el calor que agora adquiero
     es necesario primero
     el frío experimentar."
     Ya que su excelencia sabe 355
     tanto de corte y grandeza,
     pruebe aquí, vuestra llaneza
     más humana y menos grave;
     y sabrále allá más bien
     el trato y soberbia real, 360
     que quien no ha probado el mal
     poco, o nada, estima el bien.
LUCRECIA:         Pastor de Arcadia pareces
     según estás hoy discreto.

Sale HORTENSIO, viejo

HORTENSIO:         Lucrecia, por tu respeto, 365
     después que te desvaneces
     a estas selvas retirada,
     en libros de poco fruto,
     de tu ociosidad tributo,
     paso una vida cansada. 370
     Soy tu tío, y en tu estado
     me has hecho gobernador;
     llámame padre tu amor;
     como tal, me da cuidado,
     el poco con que te veo 375
     de lo que te está más bien.
     Tus vasallos que te ven
     incasable, con deseo
     de que les des un señor
     a tus méritos igual, 380
     justamente llevan mal
     de que malogres en flor,
     sin fruto tus verdes años
     tan dignos de apetecer.
     El gobierno en la mujer 385
     es violento, y causa engaños.
     Dale dueño a tus estados
     que envidian a Lombardía
     a quien te sirve, un buen día,
     y treguas a mis cuidados. 390
     Deja libros fabulosos,
     quintas, bosques, soledades.
LUCRECIA:         Basta, que aunque persÜades
     con afectos amorosos,
     primero es el aprender 395
     tío, que el ejercitar.
     En libros aprendo a amar;
     en sabiendo bien querer,
     daré a mis vasallos gusto
     y a tu consejo atención; 400
     porque, sin inclinación
     ya tú sabes que no es justo.
HORTENSIO:         Muy gentil flema es la tuya
     para los muchos amantes,
     que juzgan siglos instantes, 405
     deseando que concluya
     el amor sus pretensiones.
LUCRECIA:         ¡ Qué ! ¿ tantos son por tu vida ?
HORTENSIO:         ¿ No lo sabes ?
LUCRECIA:                                Se me olvida.
HORTENSIO:         Dos condes y seis barones, 410
     un duque y cuatro marqueses.
     ¿ Caballetos ? ¡ No hay contarlos !
LUCRECIA:         Si he de escoger y estimarlos,
     fuerza será que confieses
     que para hacer elección, 415
     algún tiempo es menester.
     Mi esposo no ha de tener
     ni falta, ni imperfección;
     muchas he considerado
     en los que su amor me ofrecen, 420
     que, en mi opinión, desmerecen
     mi gusto, si no mi estado.
     De todos tengo una lista
     que, si vuelves esta tarde
     te harán un copioso alarde; 425
     pasa por ellos la vista,
     y si de alguno supieres
     que vive libre de todas,
     trátame, Hortensio, de bodas.
HORTENSIO:         Mientras a hacer no le dieres 430
     a un escultor, o platero,
     ¿ dónde le piensas hallar
     sin falta ?
LUCRECIA:                           Yo no he de amar
     a quien la tenga.   Esto quiero.
     No me canses.   Déjame. 435
ALEJANDRA:         En la Arcadia donde miras
     disfrazadas las mentiras
     podrá ser que alguno esté
     con la perfección que pides;
     y si haces elección de él, 440
     te casarás en papel
     vengando a los que despides.
LUCRECIA:         ¿ Quieren no darme pesar ?
     ¿ Quieren dejarme leer ?
HORTENSIO:         O muda de parecer 445
     o no te esperes casar.

Vase HORTENSIO

ALEJANDRA:         Pues gustas quedarte sola
     con tus libros, prima, adiós.

Vase ALEJANDRA

LUCRECIA:         Quedáos aquí, Tirso, vos,
     que de la Arcadia española 450
     no pequeña parte os cabe.
LARISA:         Oliendo a loca me va
     nuestra condesa.
ANGELA:                                      O lo está;
     a uno dice y otro sabe.

Vanse ANGELA y LARISA

FELIPE:         Seis meses ha, prenda mía, 455
     que disfrazado por vos,
     trueco sedas en sayales,
     ¡ metamórfosis de Amor !
     Dióme por patria a Valencia
     el cielo, en cuya región 460
     cuando hay guerra reina Marte,
     cuando hay paz, el ciego dios.
     Perdido por lo primero,
     juventud e inclinación,
     me sacaron de mi patria, 465
     porque siempre mi nación
     trasplantada en otros reinos
     hazañas fructificó;
     que no tiene, donde nace
     el oro, tanto valor. 470
     Vine a Milán, plaza de armas,
     de Alemania munición,
     en que Marte viste acero
     telas y brocado el sol;
     a la guerra del Piamonte 475
     voló la fama veloz
     cubriendo hazañas de plumas
     y noblezas de opinión.
     Dióme el gran duque de Feria,
     milanés gobernador, 480
     una tropa de caballos
     debajo la protección
     de aquel Pimentel invicto,
     valeroso sucesor
     de aquel padre de la patria, 485
     de aquel Numa, aquel Catón,
     que fertilizando canas
     a la Iglesia dió un pastor,
     un mayordomo a su reina,
     tres columnas a su Dios, 490
     tres Alejandros a Marte,
     a España hijos veintidós,
     mil glorias a su alabanza
     y a medio siglo un nector.
     Con él asalté a Verceli, 495
     y después en la facción
     de la Valtelina, pude
     gratularle triunfador.
     Cobróme desde aquel día
     generosa inclinación, 500
     no examinada en palabras,
     moneda vil de vellón,
     sino en obras, que libraron
     sus quilates al favor
     que eslabonan beneficios 505
     cadenas de obligación.
     Venimos desde Milán
     hasta Valencia del Po
     de quien os llamáis condesa,
     cuando fénix suyo sois. 510
     Vuestro nombre, que en Italia
     ser posible publicó
     el hallarse en un sujeto
     la hermosura y discreción,
     nos trajo a veros, quedando, 515
     esta vez, corta con vos,
     la fama, y no la hermosura,
     pues sois su exageración.
     Liberal nos festejastes
     ya en saraos, donde Amor 520
     fue el maestro de danzar
     y su discípulo yo;
     ya en banquetes, donde pudo
     igualar la ostentación,
     la riqueza, el artificio, 525
     la abundancia, a la sazón.
     Los propósitos jugamos
     una noche entre la flor
     de esta quinta, que al dios niño
     cría abeja, si áspid no; 530
     mi ventura o mi desdicha
     os dio asiento entre los dos,
     mi general, el derecho;
     yo, el lado del corazón.
     Entré libre, salí enfermo, 535
     quema el fuego, ciega el sol.
     Pague incendios, llore engaños
     quien tan cerca se llegó.
     Cuántas veces al oído
     os hablaba, bien sé yo 540
     lo que alargaba conceptos
     por gozar de aquel favor;
     despropósitos del juego,
     aunque dieron ocasión
     a la risa, declararon 545
     propósitos de mi amor.
     Dábanles otro sentido
     y tal vez discreta vos,
     mudábades mis palabras,
     al paso que la color. 550
     Perdí y gané el acabarse
     el juego y conversación.
     Gané el ser de vos querido;
     perdí el seso, que mejor
     bien sabéis vos, prenda mía, 555
     que divirtiendo el calor
     cuando todos registraban
     ya la fuente, ya la flor;
     tribunal de mis desvelos
     aquel verde cenador, 560
     que en el pleito de mis ansias
     sentenciastes contra vos;
     agradecida y piadosa
     admitistes mi afición,
     como equívocos regalos 565
     con recíproco favor;
     el cristal será testigo
     de esta mano que selló

Bésasela

     en mis labios el secreto
     que conserva el corazón. 570
     Salí del jardín confuso,
     si vencido, vencedor;
     si amante, correspondido;
     si con deudas, acreedor.
     Llegó el día de ausentarnos, 575
       -- ¡ noche dijera mejor --   
     despedímonos corteses,
     él contento, triste yo;
     pero apenas cuatro millas,
     en la breve dilación 580
     de vuestra hermosa presencia,
       -- ¡ qué larga me pareció ! --   
     anduvimos, cuando el alma,
     conio Clicie tras el sol,
     a la luz de vuestra vista 585
     los pasos retrocedió.
     Fingí con mi general
     que al partir se me olvidó
     una joya en vuestra casa
     de no poca estimación. 590
     Dije bien, pues en rehenes
     el alma se me quedó;
     en empeños la esperanza;
     la libertad en prisión.
     Di la vuelta a vuestra quinta, 595
     ¡ juzgad con qué prisa, vos,
     si las alas que Amor lleva
     no son plumas, llamas son !
     Disfrazóme en ella, en fin,
     el sayal de labrador; 600
     amor siembro, cojo celos,
     fruto espero, no dais flor.
     Seis meses ha, mi Lucrecia,
     que, como mal pagador,
     entretienen esperanzas 605
     una y otra dilación;
     en el campo, dueño mío,
     no hay labranza sin temor;
     no hay cosecha sin recelos,
     sin trabajo no hay sazón. 610
     Pero, ¿ qué ha de hacer quien mira
     que malogran mi labor
     tanto amante pretendiente
     de quien soy competidor ?
     Soy extraño, propios ellos, 615
     poderosa la acción,
     variable la Fortuna,
     ellos ricos, mujer vos.
     O matadme o dadme vida;
     que ni yo Tántalo soy, 620
     ni para esperanzas largas
     tiene flema un español.
LUCRECIA:         Jardinero de mis ojos,
     imperio de mi albedrío,
     dueño de mis pensamientos, 625
     esfera de mis sentidos,
     regalo de mi memoria,
     sol que adoro, luz que miro,
       -- que no sé decir ternezas,
     si no se las hurto a Anfriso --    630
     a dar fondo los quilates
     de tu amor, la fe que al mío,
     horas llamaras los años,
     si llamas los meses siglos.
     ¿ Dilaciones encareces ? 635
     Caro vendes o amas tibio;
     pues enfermo está el amor,
     que se cansa en el camino.
     Jugando empezaste a amar,
     y como tahur no has sido, 640
     cansástete, no me espanto,
     que es, Felipe, tu amor niño.
     Los propósitos jugamos,
     y son tan firmes los míos
     en materia de quererte, 645
     que por adorarte olvido
     los títulos que pretenden,
     con derecho más antiguo,
     usurparte el que te doy
     de esposo y dueño querido. 650
     Sobre palabras se juega,
     el crédito tengo rico,
     no te levantes tan presto;
     cédulas, mi bien, te libro,
     que no son, dirás, quebradas, 655
     pues paga a plazo cumplido
     el juez noble cuando pierde,
     por palabra o por escrito.
     Si cultivando esperanzas
     vives, labrador fingido, 660
     yo también, porque te adoro,
     cortes dejo y quintas vivo.
     ¿ Qué celos tus flores hielan ?
     ¿ Qué mudanzas o desvíos
     el fruto te desazonan, 665
     que ya tan cercano has visto ?
     Tus esperanzas dilato,
     porque temo los peligros
     que te amenazan, si de ellos
     cautelosa no te libro. 670
     Poderosos pretendientes,
     ¿ qué han de hacer, si ven que elijo
     en su ofensa a un español
     hasta el nombre aborrecido ?
     Escribamos, pues te ampara, 675
     caro amante, el duque invicto
     de Feria, porque a su sombra
     no te ofendan enemigos;
     y entretanto engaña el tiempo,
     pues sustentan a Amor niño 680
     alimentos de esperanzas
     que yo, por darlas alivio,
     de día, cuando el recato
     no me deja hablar contigo,
     gasto el tiempo en aprender 685
     cómo amarte, en estos libros;
     las noches encubridoras
     de enamorados delitos,
     lo que estudio con el sol
     a la luna te repito; 690
     después que pastor te veo
     tan pastora el alma finjo,
     que me juzgo Belisarda
     y te considero Anfriso;
     si, como él, sospechas tienes, 695
     ni hay competencias de Olimpo,
     ni fuerzas de Clorinardo,
     ni venturas de Galicio.
     Triunfa dichoso de todos,
     que, ni vuelve atrás el río, 700
     ni retroceden los cielos,
     ni se muda al viento el risco,
     ni yo, que los aventajo,
     y en la eternidad dedico
     trofeos de mi constancia, 705
     mientras en firmeza imito
     bronces, aceros, diamantes,
     sol, esferas, tiempos, ríos,
     robles, cedros, lauros, palmas,
     muros, montes, peñas, riscos... 710
     Si amarte finjo,
     mátenme celos y en ausencia olvido.
FELIPE:         Si deseos dilatados
     hallan en ti tal alivio
       -- ¡ dulce dueño de mis ojos ! --    715
     poco tiempo he padecido.
     Más valen las esperanzas
     que en ti logro, los suspiros
     que en ti alegro, las sospechas
     que en ti aseguradas miro, 720
     que las posesiones de otros.
     Liberal pagas servicios,
     piadosa, remedias penas,
     pródiga, haces beneficios.
     Injustas mis quejas fueron. 725
     ¡ Perdón, humilde te pido !
     Jacob soy, mi Raquel eres,
     su amor y paciencia imito;
     no trocaré desde hoy más
     estos jardines Elisios, 730
     estos dichosos sayales,
     estas fuentes, este río,
     por la silla del imperio,
     por los tesoros del indio,
     por las telas de Milán, 735
     por las púrpuras de Tiro.
     Pastor soy, no soy soldado,
     galas dejo, armas olvido;
     sólo a Belisarda adoro
     que me transforma en Anfriso. 740

Sale ANGELA

ANGELA:         Cansando están esas puertas
     competidores prolijos,
     por saber resoluciones
     de su amor desvanecido.
     Aquí está el duque Alejandro, 745
     los marqueses Federico
     y Pompeyo, los dos condes
     Marco Antonio y Julio Ursino.
     Despídelos de una vez,
     o da la mano al más digno; 750
     porque entro tantos llamados
     venga a ser el escogido.
LUCRECIA:         ¿ Hay estado semejante ?
     Ven; que en un papel que he escrito,
     verás, Angela, cuán bien 755
     de sus locuras me libro.
ANGELA:         En fin, ¿ no quieres casarte ?
LUCRECIA:         De estas selvas he aprendido
     gustos de la libertad.

A FELIPE

     ¿ Qué os parece ?
FELIPE:                                 Aqueso pido. 760

Vanse todos.   Salen FELICIANO, ROGERIO, CARLOS, CONRADO y HORTENSIO, viejo

FELICIANO:         Yo sé que la condesa se retira,
     porque, cortés, rehusa desdeñaros,
     y mis deseos con cuidados mira,
     por más que la pasión llegue a cegaros.
ROGERIO:         La confianza que tenéis, me admira, 765
     cuando favores, puesto que no claros,
     seguros, anteponen mi ventura
     a la consecución de su hermosura.
CARLOS:         No he visto yo, hasta agora despreciados
     los méritos, que en mí, Lucrecia, estima. 770
CONRADO:         Si paga amor, y no desprecia estados,
     duque de Ursino soy, y ella es mi prima.
HORTENSIO:         Todos sois en Italia titulados,
     y a todos la esperanza que os anima
     os tiene, en su amorosa competencia, 775
     esperando suspensos la sentencia.
     Vuestras ilustres partes la he propuesto.
     El término se cumple aquesta tarde,
     en esta quinta el tribunal ha puesto
     Amor, niño absoluto; el vuestro aguarde 780
     y vaya cada cual con presupuesto,
     que Amor en elecciones no hace alarde
     de méritos ni partes, pues, si elige,
     no por razón, por voluntad se rige.
     Uno ha de ser, no más, el escogido; 785
     culpen a las estrellas los llamados.
CARLOS:         Seguro estoy que soy el preferido.
ROGERIO:         Presto veréis que premia mis cuidados.

Sale ANGELA

ANGELA:         La condesa, señores, que ha sabido
     que del hilo de un sí penáis colgados,, 790
     de este papel me manda a ser correo,
     remitid a los ojos el deseo.

Vase ANGELA

CARLOS:         Léale, Hortensio.
HORTENSIO:                                      Así dice,

Lee el papel

     "La condesa de Valencia
     que dar gusto a sus vasallos 795
     y elegir esposo intenta,
     entre los que en Lombardía
     pretensiones manifiestan,
     dignas, por sus muchas partes,
     de mayor dote y belleza, 800
     no sabe en cuál resolverse,
     temerosa que se ofendan
     los que, escogiendo a uno solo,
     han de excluirse por fuerza.
     Además, que, como el alma 805
     se rige por sus potencias,
     voluntad y entendimiento
     y por sus objetos éstas;
     así, como la verdad
     es el objeto y esfera 810
     que el entendimiento mira
     y no puede obrar sin ella,
     del mismo modo que puede
     obrar la voluntad ciega
     sin la bondad, que es su objeto, 815
     la cual ha de ser perfecta
     y bella en todas sus partes;
     para que el amor lo sea,
     pena que si una le falta
     ya no es bondad ni belleza, 820
     en esto no hay poner duda,
     pues es, por común sentencia,
     Bonum ex integra causa,
     nace el bien, de causa entera,
     y no siéndola ya es mala, 825
     porque el mal, es cosa cierta
     que es Ex quocunque defectu,
     por cualquier causa pequeña,
     según esto, si ha de amar,
     voluntad que no está enferma, 830
     al bien, y éste no lo es
     como algún defecto tenga.
     La que, sin considerarlo
     a marido se sujeta
     imperfecto y defectuoso, 835
     o no tiene amor, o es necia.
     Yo, pues, por no parecerlo,
     entre tanto que no vea
     hombre en todo tan cabal
     que ser objeto merezca 840
     de mi voluntad y amor,
     no he de casarme, aunque pierda
     la vida en este deseo,
     por no amar, o amar de veras.
     He ponderado las faltas 845
     que tienen los que desean
     este casamiento mío;
     y, porque cuando las sepan
     de sus intentos desistan,
     me ha parecido ponerla, 850
     en esta breve minuta.
     Si las juzgaren pequeñas
     para esposo, no lo son;
     que el mal, para que lo sea,
     Est ex quocunque defectu 855
     como el bien de causa entera."
CARLOS:         Latines sabe esta dama ?
HORTENSIO:         Estudian las de esta tierra
     que se pican de curiosas;
     y eslo mucho la condesa. 860
FELICIANO:         Ahora bien; vaya de faltas
     y veré por cual me deja.
CONRADO:         Ella perderá el juicio
     si prosigue en esta tema.
HORTENSIO:         Dice así, "Dejo a Conrado 865
     por puntÜal melindroso,
     que, no es bueno para esposo
     un hombre tan delicado."
CONRADO:         ¿ Yo ?
HORTENSIO:                        "Dicen que despidió
     al que los cuellos lo abría, 870
     porque en él, un puño, un día,
     mas un abanico halló
     que en el otro, y si así pasa
     no hay falta cual la avarienta;
     que quien abanicos cuenta 875
     ¿ qué hará la hacienda de casa ?"
CONRADO:         ¡ Vive Dios, que la han mentido !
HORTENSIO:         "Tampoco a Rogerio quiero,
     que, puesto que es caballero,
     el serlo ha desmerecido, 880
     pues vive desempeñado
     y a mohatras no se atreve;
     porque el caballero debe
     y no paga el titulado."
ROGERIO:         ¡ Donosa falta me puso ! 885
HORTENSIO:         "Feliciano me da enojos,
     que tiene azules los ojos
     y yo quiero ojos al uso.
     Guarde lo azul para el cuello,
     por que, si le he de admitir 890
     los ojos se ha de teñir
     como otros barba y cabello.
     Carlos es desaliñado
     y yo no he de ser mujer
     de quien no sabe comer, 895
     limpiamente un huevo asado.
     Favio, habla con estribillo;
     Teodoro, en grosero toca,
     pues lo es quien trae en la boca
     toda la tarde el palillo." 900
CARLOS:         ¿ Pues ésa es acción grosera ?
FELICIANO:         Si es mondadientes, sacalle
     en la boca por la calle,
     es ir con la escoba afuera.
HORTENSIO:         "Julio, de barba cerrado, 905
     habla por tiple y sesea,
     y hará cualquier cosa fea
     un hombre tiple y barbado.
     Celio es calvo, y para padre
     mejor; Decio si se enoja, 910
     el mayor voto que arroja
     es, ¡ por vida de mi madre !
     Marco Antonio trae antojos;
     César, copete y guedejas,
     zarcillos en las orejas 915
     y echa la culpa a los ojos.
     Y, si coninigo se casa
     reñiremos por saber
     cuál de los dos es mujer
     y quién el que manda en casa. 920
     Federico, no penetra
     lo que a caballero debe.
     Bebe en invierno sin nieve
     y escribe clara la letra.
     Valerio ha dado en traer 925
     alzada la sotanilla;
     y hay quien piensa que se humilla
     y va a fregar o barrer.
     Por estos y otros defectos,
     soy señores de opinión 930
     que, si Amor es perfección,
     yo no he de amar imperfectos.
     Y vivan sobre este aviso
     mientras con tino no tope
     tan perfecto como Lope 935
     en su Arcadia pinta a Anfriso.
ROGERIO:         ¿ Qué Arcadia o qué Lope es éste ?
FELICIANO:         ¿ Qué se yo ? O esta Lucrecia
     es loca, o peca de necia.
CARLOS:         Pues aunque no manifieste 940
     amarme -- ¡ viven los cielos ! --   
     que he de hablarla.
ROGERIO:                                         Yo imagino
     que a igualarnos, cuerda, vino,
     por no ocasionar los celos
     que haciendo de uno elección 945
     a los demás ha de dar.
CONRADO:         Yo, Rogerio la he de hablar
     que tengo satisfacción,
     aunque sois nobles y ricos,
     de que he de verme su esposo. 950
ROGERIO:         ¿ Vos puntÜal, melindroso,
     que contáis los abanicos ?
CONRADO:         Yo sé que la satisfago.
CARLOS:         A los demás me prefiero,
    pues si debe el caballero   
       yo debo mucho y no pago.
FELICIANO:         Andad que la dais enojos,
     y aprended, más aliñado,
     a comer un huevo asado.
CARLOS:         Sí haré, si os teñís los ojos. 960


JORNADA SEGUNDA

  

Salen don FELIPE, de pastor, y ALEJANDRA

FELIPE:         ¿ También ella ha dado en eso ?
ALEJANDRA:         El trato y conversación
     varían la condición,
     la de mi prima profeso.
     Cuando tiene poco seso 965
     el señor, pocos criados
     le sirven considerados.
     en casa del jugador
     todos imitan su humor;
     la guerra engendra soldados. 970
     A cierto rey, adulaba
     un privado, o necio o loco;
     era cojo el rey un poco
     y el otro le remedaba,
     sano estando, cojo andaba. 975
     Imitaron sus antojos
     los demás, y dando de ojos
     cuantos iban á palacio
     llenaron en breve espacio
     toda la corte de cojos. 980
     Provincia hubo, cuya gente
     mandó a cada cual, por ley,
     por faltar un diente al rey
     que se sacase otro diente.
     Mueve el objeto presente. 985
     Trata en pastores Lucrecia,
     que caballeros desprecia,
     después que estos campos mora,
     y yo imito a la señora,
     ya sea cuerda, ya sea necia. 990
     Esta negra Arcadia ha sido
     de Lope, quien la ha encantado.
FELIPE:         La Arcadia de Lope ha dado
     al traste con su sentido.
ALEJANDRA:         Tirso, basta lo fingido. 995
     Yo sé, que aunque jardinero
     te vendrá el sayal grosero;
     hablando a lo pastoral,
     debajo el sayal, hay al.
FELIPE:         ¿ Qué ha de haber ?
ALEJANDRA:                                    Un caballero. 1000
FELIPE:         Bien puedo venirlo a ser;
     de menos nos hizo Dios.
ALEJANDRA:         Solos estamos los dos;
     ya sabes que la mujer
     pierde el seso por saber. 1005
     ¿ Díme quien eres ?
FELIPE:                                       Verá
     en la locura que da
     Regidero fué mi padre,
     si dice verdad mi madre,
     y alcalde una Navidá. 1010
     Cuando nací, no hubo quien
     no dijese a la parida,
     "No hay cosa más parecida
     en el puebro, al sacristén."
     ¡ No lo llevó padre bien ! 1015
     Mas yo que tengo ventura
     más que un sobrino de un cura
     y soy labrador. ¡ Por Dios
     que pienso, que a ambos a dos
     les soy en cargo la hechura ! 1020

Sale LUCRECIA con La Arcadia en la mano

LUCRECIA:         (¿ Si hallaré a mi jardinero      Aparte
     retratando entre sus flores
     mis esperanzas y amores ?)
ALEJANDRA:         Tirso, vos sois caballero.
     Aunque el azadón grosero 1025
     os dé ejercicios tan llanos,
     tenéis muy blancas las manos;
     y aunque más disimuléis
     los callos que no traéis
     son guantes de los villanos. 1030
LUCRECIA:         (Tirso y Alejandra, están                Aparte
     solos.)
FELIPE:                       También tengo yo
     mis callos.
ALEJANDRA:                              Aqueso no,

Tómale una mano

     que ellas os desmentirán.
FELIPE:         Estése queda.
LUCRECIA:                                 (Ya van                   Aparte 1035
     quilatando mis desvelos
     el oro de amor, con celos.)
ALEJANDRA:         ¿ Esta es mano labradora
     O cortesana y señora ?
LUCRECIA:         (La mano le ha dado, ¡ ay cielos !)    Aparte 1040
ALEJANDRA:         Aquí mi sospecha vea
     engaños que en sayal fundas,
     que manos tan vagamundas
     más son de ciudad, que aldea.
FELIPE:         Como ha poco que se emplea 1045
     en el campo mi labor,
     aún no he mudado el color,
     Estudiaba para cura,
     mas tengo la cholla dura
     y quedéme en labrador. 1050
     Suelte, que parece mal.

Sácale una valona con puntas de cuello

ALEJANDRA:         Que os desmienta amor me manda.
     ¿ Dicen bien cambray y randa
     con el buriel y el sayal ?
LUCRECIA:         (¿ Hay desventura tal ?                      Aparte 1055
     Don Felipe, al fin, traidor.)
ALEJANDRA:         ¡ Qué delicado pastor !
     Llámeos el que os considera
     dentro holanda, y sayal fuera,
     Tirso hipócrita de amor. 1060
     Pero Lucrecia está aquí.
     Turbado os habéis en vella,
     sed cortesano para ella
     y labrador para mí,
     que, pues andaban así 1065
     los pastores de Erimanto,
     si Anfriso sois, no me espanto
     que estime tanto la vida
     de nuestra Arcadia fingida
     y que a vos os quiera tanto. 1070

Vase ALEJANDRA

FELIPE:         ¡ Lucrecia del alma mía !
LUCRECIA:         ¿ De vuestra alma ? Debe ser
     alma, Tirso, de aLquiler
     con huéspedes cada día.
     Quien de españoles se fía 1075
     llora engaños como yo;
     quien jardineros creyó,
     funde en flores su esperanza,
     símbolos de la mudanza,
     rosas hoy, mañana no. 1080
FELIPE:         Si decís eso, mi bien,
     porque aquí Alejandra estaba...
LUCRECIA:         A las manos os miraba,
     gitana, sus rayas ven.
FELIPE:         Si nos oyérades bien 1085
     salieran recelos vanos...
LUCRECIA:         Son ladrones los gitanos;
     dístesle la mano vos,
     y amor que es juez porque es Dios
     os cogió el hurto en las manos. 1090
     Ya sabéis vos que en la palma
     funda el Amor su caudal,
     pues se la dan en señal
     los que hacen de dos un alma;
     con la vuestra el pesar calma 1095
     de Alejandra, dadla el sí,
     pues darle la mano os vi;
     que contra agravios villanos
     la venganza es toda manos
     y las tendrá para mí. 1100
FELIPE:         Admitid satisfacciones.
LUCRECIA:         No las hay para la vista.

Sale CARLOS

CARLOS:         Aunque encartado en la lista
     de faltas e imperfecciones,
     condesa...
FELIPE:                              (No me faltaba            Aparte 1105
     sino aqueste estorbo agora.)
CARLOS:         En fe que el alma os adora.

A LUCRECIA

FELIPE:         Yo maravillas sembraba,
     que por ser de Amor son de oro,
     dio Alejandra en porfiar 1110
     que no se habían de lograr.
CARLOS:         Digo que en fe que os adoro,
     Lucrecia mía, no quiero
     que me desdeñáis creer.
FELIPE:         Dijo que no habían de ser 1115
     si espuelas de caballero,
     que por azules son celos
     y por ser espuelas pican.
CARLOS:         Muchos que os aman publican
     esperanzas y desvelos, 1120
     que porque os darán enfado
     con las faltas que escribistes,
     discreta los despedistes;
     y aunque entre ellos señalado
     yo sé que soy preferido. 1125
FELIPE:         Dijo, sembrad, jardinero
     espuelas de caballero.
     Respondíla, yo no he sido
     caballero, sí pastor,
     ni han de sembrarse en mis eras 1130
     flores que son caballeras.
CARLOS:         ¡ Qué importuno labrador !
     ¿ No echaréis de ver, villano,
     que estoy hablando yo aquí ?
FELIPE:         Como esto la respondí, 1135
     llega y cógeme la mano,
     y agarra las maravillas
     que encubierta conoció;
     pero, aunque las marchitó,
     si ella quiere recebillas 1140
     bien puede, como no crea
     engaños y trampantojos
     que tal vez hacen los ojos.
CARLOS:         No me deis causa que sea
     descortés con la condesa, 1145
     villano, agora por vos.
LUCRECIA:         Andad, Tirso, andad con Dios,
     que no es buena disculpa ésa.
     Proseguid vuestro ejercicio,
     lo que Alejandra os mandó 1150
     sembrad, que no quiero yo
     contradecir vuestro oficio.
     ¿ Trasplantar flores, no es
     de una a otra parte mudarlas ?
     Pues bien, podéis trasplantarlas 1155
     si el mudarse es tu interés.
     Andad, dadlas otra mano
     si no basta la primera.
CARLOS:         Menos tratable os quisiera,
     señora, con un villano. 1160
LUCRECIA:         Gusto de gente sencilla;
     mas ya este pastor me enfada
     porque tiene alma doblada.
     Idos de aquí.
FELIPE:                                 Persuadilla
     quisiera a lo que es verdad. 1165
LUCRECIA:         Ya os digo que nos dejéis.
CARLOS:         Rústico, vos pretendéis
     que ofenda la calidad
     de mi nobleza con vos.
FELIPE:         Que no ofenderá.
CARLOS:                                    Villano, 1170
     ¿ vos os vais del pie a la mano
     conmigo ?
FELIPE:                          Y con otros dos.
LUCRECIA:         ¡ Bárbaro ! ¿ Con el marqués ?
FELIPE:         Después que soy jardinero
     y espuelas de caballero 1175
     traigo, ya que no en los pies,
     en las manos, he cobrado
     humos de caballería;
     el valor nobleza cría.
     Si me habéis menospreciado, 1180
     juzgando, por suerte escasa,
     el sayal que estimo al doble,
     advertid que el huésped noble
     tal vez vive en pobre casa.
CARLOS:         ¿ Que esto consienta a un grosero ? 1185
LUCRECIA:         ¡ Dejadle, que si villano
     se ha tomado tanta mano,
     vengarme y vengaros quiero
     con daros la mano yo,
     en fe de lo que os estimo 1190
     como amante y como primo !

Danse las manos y quítaselas don FELIPE

FELIPE:         ¿ Cómo amante ? Aqueso no;
     que yo, que este jardin guardo,
     arranco, si me parece,
     la mala hierba que crece, 1195
     y sus espinas escardo.
     Espuelas de caballero
     me hizo Alejandra sembrar,
     y si se han de malograr
     flores que sembré primero, 1200
     satisfagan mis desvelos
     la venganza a que se aplican,
     ya que como espuelas pican
     y como azules dan celos,
     que los planteles que trazo 1205
     de otra labor han de ser.
CARLOS:         ¿ Qué haces, bárbaro ?
FELIPE:                                          Romper,
     por ir torcido, este lazo.
CARLOS:         Afrenta es, no castigar
     un loco tan descompuesto. 1210

Echa mano CARLOS, y riñe con don FELIPE con el azadón

LUCRECIA:         Tirso, Carlos, ¿ qué es aquesto ?
FELIPE:         Esto es, mudable, escardar.
CARLOS:         Y esto hacer que un descortés
     no lo sea.
FELIPE:                           Cortesano,
     ¿ a Lucrecia dais la mano ? 1215
     Pues no os me habéis de ir a pies.

Vanse peleando

LUCRECIA:         Gente, pastores, criados,
     que matan mi jardinero,
     mirad que sin él no espero
     dar sosiego a mis cuidados. 1220
     (¡ Oh celos ! Confuso abismo          Aparte
     como el que os tiene no alcanza,
     que en vez de tomar venganza
     la experimenta en sí mismo.)

Sale don FELIPE

FELIPE:         Yo, Lucrecia, soy de España, 1225
     mi noble patria es Valencia,
     que, ni sufre competencia
     ni perdona a quien la engaña.
     La guerra es mi profesión,
     toda cólera y venganza; 1230
     si agravios causan mudanza,
     juzgad los vuestros qué son;
     que yo, español mal sufrido
     y vengador valenciano,
     que enajenar una mano 1235
     he visto, de quien he sido
     dueño; si a vuestra promesa
     es bien que crédito dé,
     no es justo que tenga fe
     en mano que otro hombre besa. 1240
     Si a Alejandra se la di,
     fue porque quiso, curiosa,
     como mujer maliciosa,
     hacer experiencia en mí
     del oficio que grosero 1245
     he, por vos, ejercitado,
     o, saber si disfrazado
     era Tirso jardinero.
     Injurias del azadón
     buscaba Alejandra en ella. 1250
     Quien disculpas atropella
     y no oye satisfacción,
     achaques busca, sin duda,
     con que excusar su mudanza.
     Hallólos vuestra venganza. 1255
     No es Amor el que se muda.
     Gozad a Carlos, que es justo
     mientras que me ausento yo,
     que, si en la mano cifró
     prendas, Amor de su gusto; 1260
     y en ella la posesión
     le dió vuestra libertad,
     alegará antigÜedad,
     y, guardársela es razón.
     Dama tengo yo en Valencia 1265
     con que despicar enojos,
     menos crédula en sus ojos,
     y más constante en mi ausencia.
     En La Arcadia que leístes,
     aunque hay celos cortesanos, 1270
     no hallastes venganza en manos,
     ni mudanzas aprendistes;
     y quien estilos no guarda
     de amores que imitar quiso,
     no es bien los logre en Anfriso, 1275
     pues no ha sido Belisarda.
     Ella es firme y fácil vos;
     pero contra tales daños
     templos hay de desengaños
     donde sane Anfriso.   ¡ Adiós ! 1280

Vase FELIPE

LUCRECIA:         Felipe, mi bien, aguarda,
     cesen venganzas violentas;
     si, como Anfriso, te ausentas,
     moriráse Belisarda.
     Yo me cortaré la mano, 1285
     ocasión de tus enojos;
     yo me sacaré los ojos
     que dieron crédito vano
     a culpas que no hay en ti.
     Arboles, ¿ no le estorbáis ? 1290
     Arroyo, ¿ no le atajáis ?
     ¡ Fuése, cielos ! ay de mí !
     Pastoriles sutilezas,
     si me enseñastes a amar
     ya me podéis enseñar 1295
     soledades y tristezas.
     Arcadia, dedidme vos
     con qué paciencia y aviso
     llevará ausencias de Anfriso
     Belisarda; y si los dos 1300
     distantes tuvieron seso
     para sufrir soledades
     que en remisas voluntades
     corduras solas confieso.
     Celos le volvieron loco 1305
     a Anfriso, y pues no perdió
     ella el seso, muestra dio
     que amaba a su pastor poco.
     Mas vale en que yo le pierda
     y en fe de que sé querer, 1310
     con Anfriso loca ser
     que con Belisarda cuerda.
     ¡ Flores, que ya espinas piso !
     ¡ Fuentes a quien llanto doy !
     ¡ Confesad que loca estoy 1315
     o restauradme a mi Anfriso !

Salen CARLOS, ROGERIO, CONRADO, HORTENSIO, ALEJANDRA y ANGELA

CARLOS:         ¿ Hay más furioso villano ?
ROGERIO:         Muérte os da, a no defenderos.
CARLOS:         Si la vida he de deberos
     buscadle, que será en vano 1320
     mientras no me vengo de él
     hacer de mi vida caso.
LUCRECIA:         ¡ Zarzas, atajadle el paso !
     ¡ arroyos, corred tras él !
ALEJANDRA:         Prima.
HORTENSIO:                          Alejandra.
CARLOS:                                         Señora. 1325
LUCRECIA:         Belisarda soy, pastores.
     Mi Anfriso ausentan traidores
     ¿ qué hará sin él quien lo adora ?
CONRADO:         ¿ Qué novedades son éstas ?
ANGELA:         Loca la condesa está. 1330
LUCRECIA:         Viviréis contentos ya;
     haréis en Arcadia fiestas,
     pastores del Erimanto,
     que Anfriso se fue al Liseo.
     Cumplió a la envidia el deseo 1335
     vuestro rigor y mi llanto.
     Industrias de Galafrón
     y celos de Leriano,
     mi Anfriso ausentan en vano
     pues le guarda el corazón. 1340
HORTENSIO:         ¿ Qué Arcadia, qué Galafrones
     son éstos ?
ANGELA:                              Bien dijo yo
     desde que Lucrecia dio
     en leer prosas y canciones
     de esta Arcadia -- ¡ Oh, maldición ! --    1345
     que el seso había de perder.
LUCRECIA:         Ausencias, no han de poder,
     malicioso Galafrón,
     causar en mi amor olvido.
     Bronce soy, columna, roca. 1350
ROGERIO:         ¡ Vive el cielo que está loca !
CARLOS:         Quemad los libros que han sido
     ocasión de este accidente.
LUCRECIA:         ¿ Por una mano que di,
     pastor, me dejas así ? 1355
HORTENSIO:         Tenedla.
LUCRECIA:                          Mi Anfriso ausente,
     no quiero gusto, ni vida.
CARLOS:         ¡ Oh ! Maldiga el cielo, amén
     la Arcadia y libros también
     que engañan gente perdida. 1360
ALEJANDRA:         Prima mía, vuelve en ti.
LUCRECIA:         ¿ Cómo, si soy Belisarda ?
     ¿ Y tú, cautelosa Anarda,
     me usurpas Arifriso así ?
ALEJANDRA:         ¿ Yo Anarda, prima ? ¿ Qué es esto ? 1365
LUCRECIA:         Tú, cavilosa pastora
     siendo a mi amistad traidora
     en este estado me has puesto.
ANGELA:         Alto, ella ha dado en glosar
     La Arcadia de Lope toda. 1370
HORTENSIO:         Sobrina.
LUCRECIA:                          Mal se acomoda
     quien no tiene gusto a amar,
     caduco padre, a Salicio.
HORTENSIO:         ¿ Quién es tu padre ? ¿ Qué aguardo ?
LUCRECIA:         Mi padre eres, Clorinardo. 1375
HORTENSIO:         Rematósele el jÜicio.
CARLOS:         ¡ Condesa, señora mía !
LUCRECIA:         Pues tu Olimpo me consuelas
     cuando sé de tus cautelas
     lo que intenta tu porfía. 1380
CARLOS:         A todos nos pones nombres.
     Basta, que Olimpo me llama.
LUCRECIA:         El engaño al noble infama.
     ¿ Qué importa, traidor, que asombres,
     mi pastor con tus quimeras, 1385
     si al fin vence la verdad ?
     Yo le tengo voluntad.
CARLOS:         ¡ Alto !   ¡ Aquesto va de veras !
CONRADO:         ¿ Hay desgracia semejante ?

A CONRADO

LUCRECIA:         Menalca, si a Isbel adoras, 1390
     premias gustos, celos lloras,
     en La Arcadia, firme amante
     llora mis penas también.
HORTENSIO:         Menalca llama a Conrado.
LUCRECIA:         A mi Anfriso ha desterrado 1395
     la envidia, no mi desdén.
     ¡ Llanto será vuestra risa,
     prados, mi pastor ausente !
     Si tu amistad mi mal siente
     consuélame tú, Leonisa. 1400
ANGELA:         También a mí me ha cabido
     mi título pastoril.
LUCRECIA:         Huye del engaño vil
     de aquese Olimpo atrevido
     que con cautelas aguarda 1405
     vengarse, mas no podrá,
     que firme celebrará
     La Arcadia a su Belisardo.

Vase LUCRECIA

ANGELA:         Miren aquí qué provecho
     causan libros semejantes; 1410
     después de muerto Cervantes
     la tercera parte ha hecho
     de Don Quijote. ¡ Oh, civiles
     pasatiempos de estos días !
     ¡ Libros de caballerías 1415
     y quimeras pastoriles,
     causan estas pesadumbres,
     y, asentando escuela el vicio,
     o destruyen el jÜicio
     o corrompen las costumbres ! 1420
ALEJANDRA:         (Tirso es, sin duda, el Anfriso         Aparte
     que alegoriza Lucrecia.
     Si huyendo la menosprecia,
     y dar muerte a Carlos quiso,
     contra disfraces villanos 1425
     indicios son de sabello,
     la curiosidad del cuello
     y blandura de las manos.)
ROGERIO:         ¿ Hay desdicha más extraña ?
HORTENSIO:         ¿ Que un libro causa haya sido 1430
     de que el seso haya perdido ?
CARLOS:         Bastaba ser él de España.
HORTENSIO:         Vamos a poner remedio,
     si le hay, para tanto daño.
CARLOS:         ¡ Ay ! ¡ Quién con algún engaño 1435
     hallara, Conrado, medio
     para poder persuadirla
     que era yo su Anfriso amado !
CONRADO:         En notable tema ha dado.
ROGERIO:         Si no viene a reducirla 1440
     el tiempo y cura, tan loco
     tengo de vivir como ella.
CARLOS:         En adoralia y querella
     yo lo estoy, o falta poco.
CONRADO:         ¿ No buscamos el pastor 1445
     que contra vos se ha atrevido ?
CARLOS:         Por el mayor mal olvido
     mi agravio, pues es menor.
     Esta Arcadia he de leer
     para saber qué pastores 1450
     dan motivo a sus amores.
ROGERIO:         Olimpo venís a ser.
CONRADO:         Menalca a mí me llamó.
HORTENSIO:         Clorinardo a mí.
ALEJANDRA:                                   A mí Anarda.
ANGELA:         Leonisa soy, Belisarda 1455
     ella y Erimanto el Po.
     Miren, cuan desvanecidas
     la tienen estas quimeras.
CARLOS:         Basta, que el Po y sus riberas
     son ya la Arcadia fingida. 1460

Vanse todos.   Salen don FELIPE, de galán, y PINZON, criado suyo

PINZON:         Con seis meses de ausencia
     a las lenguas del vulgo das licencia.
     Quién dice que, cansado
     de Milán, y el blasón de ser soldado,
     a España te volviste 1465
     descortés, pues que no te despediste,
     del duque valeroso
     ni de tu general, que generoso
     capitán de caballos
     te hizo, y no supiste gobernallos. 1470
     Quien dice que te han muerto
     por algún licencioso desconcierto,
     que a bisoños de España,
     en Italia las más veces engaña
     pensar que son señores 1475
     ya en casos de intereses, ya de amores.
     Mira tú lo que haría
     Pinzón que te aguardaba de día en día,
     oyendo tantas cosas,
     y las más, en tu agravio, poco honrosas. 1480
FELIPE:         Ya Pinzón te he contado
     de mis amores el confuso estado.
PINZON:         Medrado caballero,
     de capitán, amante jardinero,
     no esperaba otro fruto 1485
     si de Lucrecia fue marido bruto,
     que se interpreta bestia,
     sitio tal galardón por tal molestia.
     Ya que en tales quimeras
     flores plantabas ¿ no nos escribieras ? 1490
FELIPE:         Importaba el secreto,
     que es la condesa dama de respeto.
PINZON:         Pero no de alabanza,
     pues pagó tus servicios con mudanza.
FELIPE:         No tratemos en eso 1495
     si de celos no quieres pierda el seso.
     Ya que a Milán he vuelto
     de la prisión tirana de Amor suelto,
     al gran duque de Feria
     los pies quiero besar.
PINZON:                                                  ¿ Y en qué materia 1500
     fundarás la disculpa
     de la prolija ausencia que te culpa ?
FELIPE:         Diré que hice promesa
     de ir a Roma.
PINZON:                                   Muy tibia excusa es esa,
     pues no se lo dijiste, 1505
     ni de tu general te despediste.
FELIPE:         No faltarán colores
     que me disculpara.
PINZON:                                          Búscalos mejores,
     y seas bien venido
     si hijo pródigo, a casa reducido. 1510

Sale don PEDRO, de camino

PEDRO:         ¿ Si hallaré al duque en Milán ?
     que no es digno este suceso
     de ignorarse.
FELIPE:                              ¿ Qué es eso ?
     ¿ Qué fue ?
PEDRO:                          ¡ Oh, señor capitán !
     huelgo de hallaros aquí. 1515
FELIPE:         Don Pedro, ¿ qué ha sucedido ?
PEDRO:         Una desgracia, que ha sido
     la más nueva para mí,
     de cuantas hasta hoy he visto.
     De Valencia del Po vengo, 1520
     que en fe del cargo que tengo
     siempre en su presidio asisto.
     Ya conocéis su condesa.
FELIPE:         Fénix es de la hermosura.
PEDRO:         Escuchad, pues, su locura, 1525
     si de su desgracia os pesa.
FELIPE:         ¿ Loca la condesa está ?
PEDRO:         El trato y la inclinación
     con que honra a nuestra nación
     este mal pago la da. 1530
     Dio en aprender de manera
     nuestra lengua castellana;
     que por dama toledana
     su idioma enseñar pudiera.
     Aficionóse después 1535
     a los libros con que España
     en cualquier nación extraña
     blasón de las musas es.
     Préciense de su elocuencia
     Petrarcas, Bocaccios, Dantes, 1540
     y otros héroes semejantes,
     ya en Italia, ya en Florencia,
     que en ella los más discretos
     nos vendrán a confesar
     que Italia toda es hablar 1545
     y España toda es conceptos.
     Dejóse llevar, de modo,
     de esta inclinación, que al fin
     retirándose a un jardín
     ocupaba el tiempo todo 1550
     en los libros que escribió
     el Apolo de Madrid.
FELIPE:         ¡ Ese es Lope !
PEDRO:                                 Y, advertid
     que entre todos escogió.
     La Arcadia, en cuyos pastores 1555
     prados, fuentes, transformada
     de día y noche elevada
     celebraba sus amores,
     recreándose en su historia
     aunque fabulosa, bella, 1560
     tanto, que no hay verso en ella
     que no sepa de memoria.
     Paró aquesta ocupación
     en salir hoy de improviso
     diciendo que adora a Anfriso 1565
     y que aquellas selvas son,
     riberas del Erimanto
     de la Arcadia sus montañas,
     sus quintas, pobres cabañas,
     sus edificios encanto; 1570
     las damas que están con ella
     Amarilis y Leonisas,
     Isbelias, Celias, Florisas,
     los caballeros que a vella
     van, han de ser Galafrones, 1575
     Celsos, Menalcas, Gasenos,
     Olimpos, Danteos, Mirenos,
     Frondosos y Coridones.
     Afirma que es Belisarda,
     y que a su Anfriso destierra 1580
     la envidia que le hace guerra,
     de quien, con su ausencia aguarda
     dar a sus penas consuelo;
     trueca galas cortesanas
     por las sayas aldeanas 1585
     cofia, brial y sayuelo;
     escribe en troncos diversos
     por las márgenes del Po
     lo que en La Arcadia leyó;
     canta llorando sus versos; 1590
     y si quieren apartarla
     de este tema, no hay sufrirla,
     de modo que, han de seguirla
     los que intentan sosegarla.
     Hasta aqueste extremo llega 1595
     si es fuerte una aprensión,
     y de esta eficacia son
     versos de Lope de Vega.
     Sus amantes y parientes
     de este caso lastimados 1600
     juntan los más afamados
     médicos si en accidentes
     de tan extraña locura
     basta medicina humana,
     porque el loco tarde sana 1605
     y el amor no tiene cura.
     Lucrecia está, al fin, sin seso.
     Sentid las nuevas que os doy
     y adiós, que a contarle voy
     al duque, aqueste suceso. 1610

Vase don PEDRO

FELIPE:         Yo soy la causa, Pinzón
     de que Lucrecia esté loca;
     mi ausencia es quien la provoca.
     Bastante satisfacción
     tengo, de que mis recelos 1615
     fueron sin causa fundados.
     ¡ Maldiga Dios los cuidados
     que dan aparentes celos !
     Yo la adoro, yo he de ser
     la salud de su locura 1620
     hechizo de su hermosura.
     A Valencia he de volver;
     sígueme, y no me aconsejes.
PINZON:         ¿ Agora sales con eso ?
     Más perdido está tu seso 1625
     que el suyo; amantes y herejes
     sois de una especie, si dais
     en defender un error.
FELIPE:         Todo este mal es amor.
PINZON:         Locos, pues, todos estáis. 1630
     Si a Carlos has ofendido
     y otra vez allí te ven,
     ¿ piensas que has de librar bien ?
FELIPE:         Jardinero fuí fingido.
     ¿ Médicos buscan agora ? 1635
     con su disfraz me aseguro.
PINZON:         La vida por tí aventuro.
     Presencia tengo dotora;
     vamos, y veras que Grecia
     me transforma en Esculapio. 1640
FELIPE:         ¡ Ay mi loca !
PINZON:                                   Berros y apio
     han de sanar a Lucrecia.

Vanse los dos.   Salen ALEJANDRA, HORTENSIO, ANGELA, CARLOS, CONRADO Y ROGERIO

ALEJANDRA:         ¡ Lastimosa desgracia !
CARLOS:                                                Si le dura
     a Lucrecia este mal, yo que la adoro,
     imitación seré de su locura. 1645
ANGELA:         Sus años verdes malogrados lloro.
CONRADO:         ¡ Que a tanta discreción, tanta hermosura,
     un loco frenesí pierda el decoro !
HORTENSIO:         Ya ha castigado justamente el fuego
     los libros, confusión de su sosiego. 1650
     Quiétase si, siguiendo el desatino
     de sus locuras, digo que es serrana,
     que su Anfriso la adora, y si convino
     hacer ausencia, volverá mañana.
     Mas, si quiero meterla por camino, 1655
     de nuevo se enfurece.
ROGERIO:                                            ¡ Qué tirana
     pasión de su engañada fantasía !
CONRADO:         ¡ Ay prenda malograda !
CARLOS:                                            ¡ Ay loca mía !
HORTENSIO:         Si la llamo condesa, me desmiente
     diciendo que no es más que una pastora; 1660
     si la encierro, llamándome inclemente
     voces furiosas da, suspira y llora;
     padre me nombra, y dice que aunque intente
     privarla en la prisión de quien adora,
     no han de bastar violencia, ni artificio 1665
     a que, a Anfriso olvidando, ame a Salicio.
     Porque se quiete, en fin, libre la dejo;
     Belisarda la llamo, y que soy digo
     su padre Clorinardo.
CARLOS:                                            Ese consejo,
     por eficaz, para su gusto, sigo. 1670
ALEJANDRA:         (Fue de su amor, Felipe, claro espejo; Aparte
     quebrósele el ausencia; yo me obligo
     a sanarla si vuelve el jardinero.)
HORTENSIO:         Médicos, Carlos, de Bolonia espero.
CONRADO:         ¿ Qué medicina puede haber bastante 1675
     que del entendimiento cure engaños,
     en siglo que el más sabio es ignorante,
     y aquél se estima más que hace más daños ?
CARLOS:         ¿ Loca Lucrecia, cielo, y yo su amante ?
     ¿ Tan triste empleo de tan verdes años ? 1680
HORTENSIO:         Ella sale; escuchadla.   Nadie niegue
     que es pastora si intenta que sosiegue.

Sale LUCRECIA de pastora bizarra

LUCRECIA:         Asperos montes de Arcadia
     que estáis mirando soberbios
     en mi llanto y vuestras aguas 1685
     mi desdicha y vuestro extremo;
     fresnos en cuyas cortezas,
     papel de mis pensamientos,
     escribió el alma verdades
     contra inclemencias del tiempo; 1690
     robles, si firmes, villanos,
     imitación de los pechos,
     constantes en perseguirme,
     villanos en sus deseos;
     murtas verdes y floridas, 1695
     que hubiérades dado ejemplo
     a mis esperanzas locas
     a no secarlas recelos;
     jazmines, que a mis venturas
     imitáis en los contentos, 1700
     pues se quedaron en blanco
     y en flor se desvanecieron;
     mosquetas, que tantas veces
     trébol y rosa os tejieron
     guirnaldas para un ingrato, 1705
     flores antes, ya veneno;
     ¡ qué de noches gozó el alma
     castos entretenimientos
     que encubrió el temor al día,
     revelador de secretos ! 1710
     ¡ Qué de veces el aurora
     vio, dando quejas al sueño,
     porque usurpaban tiranos
     su jurisdicción, desvelos !
     ¡ Qué de fingidas promesas ! 1715
     ¡ Qué de vanos juramentos !
     ¡ Si temprano me engañaron
     tarde, o nunca, se cumplieron !
     ¡ Aquí, soledades mías,
     leí papeles, que tiernos 1720
     por ser letras se borraron,
     por ser papel se rompieron !
     ¡ Palabras en papel dadas
     libran sus obras al viento;
     que, en la desdicha, los gustos 1725
     se quedan siempre en deseos !
     ¡ Montes, fresnos, robles,
     murtas, jazmines, mosquetas,
     trébol, noche, aurora, día,
     tarde, papeles, obras, deseos !... 1730
     ¡ Todos me habéis, por adoraros, muerto !
     ¡ Tarde os conozco; cuando el daño es cierto !
HORTENSIO:         No es bien, hija Belisarda,
     martirizar tu sosiego
     con memorias lastimosas 1735
     que han de aliviarse tan presto.
     A la Arcadia vuelve Anfriso,
     y desde el monte Liseo
     te escribe amorosas cartas,
     que, como tu padre, he abierto. 1740
     Tú eres, Belisarda mía,
     de aquestas canas espejo,
     ¿ si le eclipsas con pesares
     qué harán mis años postreros ?
     Vuelve a alegrar los pastores, 1745
     que en tu discreción tuvieron
     conversaciones honestas
     y lícitos pasatiempos;
     háblalos.
LUCRECIA:                          ¡ Oh Galafrón,
     Menalaca, Olimpo, Enareto, 1750
     Anarda, Leonisa mía !
     ¡ Nunca el triste da contentos !
     triste estoy, no puedo darlos;
     perdonad mis sentimientos
     Y asentaos, pues mis desdichas 1755
     me atormentan tan de asiento.

Asiéntanse todos

CONRADO:         ¿ Hay lástima semejante ?
CARLOS:         Tal estoy, que tengo celos
     de este Anfriso, aunque fingido.
ROGERIO:         Yo lloro sus desconciertos. 1760

Sale un CRIADO

CRIADO:         Un médico, que de España
     pasa a Roma, y en sabiendo
     la enfermedad de Lucrecia,
     prometió darla remedio,
     desea verla.
HORTENSIO:                              Dile que entre; 1765

Vase el CRIADO

     que con españoles tengo
     en las letras tanta fe
     como en las armas sabemos.

Sale PINZON de médico de risa, y don FELIPE a pasante

PINZON:         Beso a vuestras viserías
     las manos.

A PINZON

FELIPE:                           Pinzón, yo temo, 1770
     si cual sueles bufonizas,
     que has de echarme A perder.
PINZON:                                                        Quedo.
HORTENSIO:         Dios guarde al señor doctor.
PINZON:         Sí guardará, que en efecto
     cada cual su hacienda guarda. 1775
     Huélgame mucho de verlos
     sentados entre las flores
     aunque si fuera en invierno
     disenteria amenazaban
     las humedades del suelo, 1780
     porque in meribus erratis
     desde septiembre a febrero,
     y aún a marzo, según otros,
     in lapidibus no es bueno
     el asentarse, aforismo 1785
     de Dioscórides expreso,
     conforme escribe Laguna,
     confirmándolo Galeno,
     y la experiencia lo dice
     porque yo curé un divieso 1790
     que le nació a cierta moza
     por sentarse en unos berros.
FELIPE:         (¿ Estás borracho, Pinzón ?)                      Aparte
PINZON:         Las flores siempre tuvieron
     sobre la melancolía 1795
     jurisdicción; dice aquesto
     Hipócrates.
CARLOS:                              Buen humor
     tiene el médico.
PINZON:                                      Si al texto
     de Avicena damos fe,
     que fue el Esculapio nuestro, 1800
     dice, "Capite, de partibus
     medicorum," que el que es bueno
     para hacer mejor su oficio
     ha de ser jovial, discreto,
     curioso en talle y vestido 1805
     para que alegre al enfermo,
     y encajar de cuando en cuando
     dos aforismos y cuento.
     Por esto libran agora
     en guantes y terciopelos, 1810
     los médicos de este siglo,
     las ciencias que nunca oyeron.
     Yo, que soy algo burlón,
     y las circunstancias tengo
     de gorgorán, mula y guantes 1815
     que al doctor hacen perfecto,
     sabiendo hoy en la posada
     la alteración de cerebro
     que padece la condesa,
     aunque a ser médico vengo 1820
     de su santidad, no quise
     pasar de aquí, si primero
     dando a la enferma salud,
     no celebraba mi ingenio.
     Díganme vusiñorías 1825
     quién es la paciente.

Aparte a PINZON

FELIPE:                                            Necio.
     ¿ Quieres mirar lo que dices ?
PINZON:         En el Nuncio de Toledo
     y Hospital de Zaragoza
     dirán la fama que tengo, 1830
     y los locos que a mi cura
     deben la salud y el seso.
LUCRECIA:         Si para males de ausencia
     habéis hallado remedio,
     yo, doctor, la enferma soy. 1835
PINZON:         Venga el pulso.

Tómasele y dícele al oído

                                Mensajero
     soy de Anfriso, que me envía,
     hermosa pastora, a veros,
     que está por vos rematado
     y anda el seso en bamboleos, 1840
     y porque teme la envidia
     de sus contrarios soberbios,
     en figura de doctor,
     ya que no de albeitar, vengo
     a visitaros.
LUCRECIA:                             ¿ Qué dices ? 1845
PINZON:         Disimulación, silencio.

Alto

     Cuerpo de Dios, con la cura
     está su pulso algo trémulo,
     desigual, intercadente,
     y pesado; mas yo espero 1850
     darla sana antes de un mes.
CARLOS:         Yo os daré de oro su peso
     si esa promesa cumplís.
PINZON:         Ojalá fuera un jumento
     para que pesara más, 1855
     y yo quedara contento.
     Llegue acá, señor pasante;
     tiente aqueste pulso.
LUCRECIA:                                          ¡ Ay cielos !

Tómala el pulso don FELIPE

     ¡ Qué miro !

A LUCRECIA

FELIPE:                             Felipe soy;
     que corrido, mi bien, vuelvo, 1860
     porque tu mal ocasiono.
PINZON:         ¿ Qué le parece ?
FELIPE:                                   Que temo
     circunstancias peligiosas.

Señala a los que están allí

     Que contra su salud siento
     poderosos accidentes. 1865
PINZON:         Siempre es ignorante el miedo.
     Bien parece, licenciado,
     que estáis en los rudimentos.
LUCRECIA:         (¡ Ay mi bien !)                                 Aparte
FELIPE:                              (¡ Ay, loca mía !)               Aparte
PINZON:         Este frenesí molesto 1870
     procede del alrabilis,
     quiero decir, de humor negro,
     mezclado con la pituita,
     y causado, a lo que entiendo,
     de leer libros profanos. 1875
HORTENSIO:         Acertó.
PINZON:                          Y como que acierto,
     para principio de cura
     se le haga un cocimiento
     de nabos y escaramujos,
     mirabolanos y puerros; 1880
     dos onzas de polipodio,
     cuatro manojos de espliego,
     un ojo de un gato zurdo,
     y media azumbre de suero;
     cuézanse las cuatro partes, 1885
     y aplíquenle un clistel luego
     por preservar almorroides,
     coma perdigones nuevos,
     pavillas de a nueve meses
     y beberá vino añejo 1890
     que laetificat cor hominis,
     cene pichones y huevos.
     Y porque me ha informado
     que estos males procedieron
     de leer libros pastoriles, 1895
     y a los que no tienen seso
     contradecirles sus temas
     es de nuevo enfurecerlos,
     texto non est irritandum,
     y otros que de industria dejo 1900
     fínjanse todos pastores
     las metáforas siguiendo
     de los libros que ha leído;
     hagan bailes, canten versos,
     y si los hay en sus libros, 1905
     inventen encantamientos
     que, siguiéndola el humor
     y divertida con esto
     la medicina entretanto
     podrá lograr sus efectos. 1910
HORTENSIO:         Este hombre es ángel sin duda
     que nos ha enviado el cielo
     para bien de mi sobrina.
CARLOS:         Su parecer sabio apruebo.
PINZON:         En pasiones de esta especie 1915
     según aforismos nuestros,
     curándose poco a poco
     sequere humoren debemos.

Hablan aparte don FELIPE y LUCRECIA

FELIPE:         Mi bien, para que podamos
     hablamos más en secreto, 1920
     ¿ qué te parece esta inclustria ?
LUCRECIA:         Que la trazan mis deseos;
     así aseguras peligros
     de pretendientes molestos
     entre tanto que ocasiona 1925
     nuestro desposorio el cielo.
PINZON:         ¿ Qué renta come Lucrecia ?
HORTENSIO:         Treinta mil escudos.
PINZON:                                             Bueno,
     a su costa se ha de hacer
     este pastoril enredo. 1930
     ¿ No les parece ?
CONRADO:                                 Es la traza
     digna de su entendimiento,
     fénix de la medicina.
PINZON:         Los que sus amantes fueron
     finjan nombres de pastores, 1935
     sírvanla y hagan extremos;
     que el que la agradare más,
     después de vuelta en su cuerdo,
     hallará en su voluntad
     mejor lugar.
ROGERIO:                                 Eso es cierto. 1940
CARLOS:         Olimpo soy.
CONRADO:                              Yo Menalca.
ROGERIO:         No es mal nombre el de Enareto.
ANGELA:         ¿ Dónde aprendiste, doctor,
     modo de curar tan nuevo ?
     ¿ Sois portugués, o andaluz ? 1945
PINZON:         Yo soy de nación gallego;
     mi natural Rivadavia,
     el doctor Parra mi abuelo,
     gran médico de infusiones,
     mi padre el doctor Sarmiento; 1950
     yo, que de razón debiera
     llamarme conforme aquesto
     también el doctor Racimo,
     porque no lo consintieron
     las aguas de aquel otoño 1955
     que las viñas corrompieron,
     vine a llamarme en Castilla...
ANGELA:         ¿ Cómo ?
PINZON:                        El doctor Alaejos.
ANGELA:         Todos son nombres vinosos.
PINZON:         Graduáronme por ellos, 1960
     que dan borlas amarillas.
     Pero, las gracias dejemos,
     y mis recetas se pongan
     en orden.
LUCRECIA:                          Padre, yo tengo
     de ver las cartas que Anfriso 1965
     me escribe, gusto y deseo.
HORTENSIO:         Vamos, pues, mi Belisarda.
CARLOS:         Alto, galanes, y a ello
     y vuélvanse nuestros montes
     los de Arcadia.
ALEJANDRA:                                 (¿ Qué embelecos      Aparte 1970
     son éstos sospechas mías ?)

A don FELIPE

PINZON:         ¿ Qué te parece mi ingenio ?
FELIPE:         Loco, pero provechoso.
ALEJANDRA:         No se ha de partir tan presto
     a Roma el señor doctor. 1975
PINZON:         ¡ Jesús ! Sanará primero
     la condesa y dejará
     fama al doctor Alaejos.


JORNADA TERCERA

Salen PINZON de médico y don FELIPE, de pastor bizarro

PINZON:         Famosa va la maraña
     de nuestra Arcadia fingida. 1980
FELIPE:         Por inaudita y extraña
     no sé si ha de ser creída,
     cuando volvamos a España.
     Lucrecia, loca hasta aquí
     y ya cuerda, hace por mí 1985
     los gastos que ves y extremos.
PINZON:         A costa suya podremos
     entretenernos así.
     Que, pues cuenta al duque has dado,
     y al famoso Pimentel 1990
     de este amor enmarañado,
     yo fío que salgas de él
     victorioso y desposado.
FELIPE:         Espérolo del favor
     que me hace su excelencia. 1995
PINZON:         ¿ Y qué dices del doctor
     Alaejos ?   ¿ Poca ciencia
     y mucho hablar ?
FELIPE:                                 De tu humor
     todo próspero suceso
     pienso, Pinzón, conseguir; 2000
     no obstante que te confieso
     que, según me haces reír,
     cuando por curar el seso
     que Lucrecia haya adquirido
     tanto aforismo acuimulas 2005
     recelo ser conocido.
PINZON:         Guantes, latines y mulas
     autorizar han podido
     toda doctora ignorancia,
     y al médico más ruín 2010
     dan opinión y ganancia,
     aforismos que en latín
     se llaman pueblos en Francia.
     Por lo menos, hasta agora,
     el más bachiller me precia 2015
     por un Galeno.
FELIPE:                                 Mejora
     fingidamente Lucrecia,
     y quien la ocasión ignora
     se la atribuye al doctor.
PINZON:         En Salamanca estudié 2020
     dos años, pero mi humor,
     que siempre travieso fue,
     tuvo a Marte por mejor,
     siendo en Italia soldado
     que a Esculapio, dios con flema. 2025
     En efecto, yo he mandado
     que sigan todos el tema
     en que nuestra loca ha dado
     mientras sana poco a poco;
     y con este fundamento 2030
     a sus amantes provoco;
     que, en fín, si un loco hace ciento,
     ¿ cuántos hará un doctor loco ?
FELIPE:         No ha quedado pretendiente,
     amante competidor 2035
     que por tu industria no intente
     ya vaquero, ya pastor,
     disfrazarse.
PINZON:                                 Es excelente
     mi ingenio.
FELIPE:                                 La primavera
     a fiestas ocasionada, 2040
     la juventud novelera,
     esta quinta celebrada,
     estas selvas y ribera,
     Todo se junta al deseo
     de ver mi Condesa sana. 2045
PINZON:         Y yo que soy el Teseo
     de aquesta Creta, aldeana,
     por uno y otro rodeo
     conde te pienso sacar.
     Finge ser Anfriso agora 2050
     que acabaste de llegar
     celoso de tu pastora,
     y déjame enmarañar
     de suerte, aquestas quimeras;
     mientras de todos te burlas, 2055
     Anfriso, de estas riberas
     que lo que tienen por burlas
     lloren los demás de veras.
     Y paso, que están ya aquí
     los fingidos ganaderos. 2060
FELIPE:         Bravas telas y tabí.
PINZON:         Gastan como caballeros
     fuera de que no leí
     en La Arcadia, de zagal
     que no trajese el zurrón 2065
     de perlas, de oro y cristal
     el cayado, y no es razón
     que aquí se vista sayal
     quien imita sus amores.
FELIPE:         Impropiamente pintó 2070
     su traje, Lope.
PINZON:                                    No ignores
     que en La Arcadia disfrazó
     metafóricos pastores
     Lope, y que si apacentaban
     los ganados que regían, 2075
     vistiendo telas mostraban
     así, el valor que encubrían
     más que el que representaban.

Salen por una puerta bizarramente vestidos de pas- tores, CONRADO, CARLOS, ROGERIO y HORTENSIO; por otra con ANGELA, LUCRECIA y ALEJANDRA, de pastoras, con cantarillas coronadas de albaca y claveles; todos salen cantando

ELLAS:         Trébole -- ¡ ay Jesús ! -- como huele el Arcadia.
     Trébole -- ¡ ay Jesús ! -- qué olor. 2080
ELLOS:         Trébole -- ¡ ay Jesús ! --   dónde está Belisarda.
     Trébole -- ¡ ay Jesús ! -- qué amor.
ELLAS:         El Arcadia todo es flores.
ELLOS:         Belisarda es toda amores.
ELLAS:         Aquí cantan ruiseñores. 2085
ELLOS:         Aquí penan los pastores.
ELLAS:         Aquí corre el Erimanto.
ELLOS:         Aquí amores, risa y llanto.
ELLAS:         Aquí hay gloria.
ELLOS:                                         Aquí hay dolor.
ELLAS:         Trébole -- ¡ ay Jesús ! -- como huele el Arcadia. 2090
     Trébole -- ¡ ay Jesús ! -- qué olor.
ELLOS:         Trébole -- ¡ ay Jesús ! --   dónde está Belisarda.
     Trébole -- ¡ ay Jesús ! --   qué amor.
FELIPE:         Si venís, bella pastora,
     después de ausencia tan larga 2095
     con el agua que os encarga
     la que por vos mi alma llora,
     viértala el contento agora
     que os merece ver presente;
     que a fe, si advertís la fuente 2100
     de donde amorosa brota,
     que os abrase cada gota
     pues aunque agua es agua ardiente.
     Coronad la cantarilla
     de claveles y albahaca, 2105
     que si el aurora la saca,
     yendo el sol a recebilla,
     vos, milagro y maravilla
     de la fuente, el prado y flor,
     caniculares de amor 2110
     causáis a quien celos tiene,
     pues sol que con agua viene
     abrasa con más rigor.
LUCRECIA:         Ya que en nuestro valle os veo,
     gallardo Anfriso, a la risa 2115
     que el prado y la fuente avisa
     imitará mi deseo,
     mientras al monte Liseo
     nuevas flores viéndoos distes,
     y del Menalco estuvistes 2120
     ausente, no os cause espanto
     que crezcan el Erimanto
     nuestros ojos sin vos tristes.
     Pagó la esperanza en flores
     el agua que las cultiva; 2125
     que imita a la siempreviva
     en los constantes amores;
     ya que os ven nuestros pastores
     y vuestra vista destierra
     el llanto de nuestra sierra, 2130
     trofeos a esta agua den,
     si en la paz parecen bien
     los despojos de la guerra.

Hablan aparte CARLOS y CONRADO

CARLOS:         Muy de veras y a lo amante
     Conrado, habla este pastor. 2135
CONRADO:         Traza es toda del doctor
     y este Anfriso es su pasante.
     ¿ Que sospecha hay que te espante
     si así entretiene desvelos
     de Lucrecia ?
CARLOS:                                Mis recelos 2140
     me dicen, aunque te burlas
     que los celos; ni aun de burlas,
     Conrado, que al fin son celos.
CONRADO:         Déjate de esto y llevemos
     adelante esta maraña. 2145

Alto

     Ya que os ve nuestra montaña
     Anfriso, volver podremos
     a los festivos extremos
     que, sin vos, se han suspendido.
CARLOS:         Seáis, pastor, bien venido. 2150
ROGERIO:         Albricias al monte ha dado
     porque os ve nuestro ganado
     en vuestra ausencia perdido.
ANGELA:         Si los pastores os dan
     parabienes, las pastoras, 2155
     que os esperaban por horas,
     gallardo Anfriso, ¿ qué harán ?
HORTENSIO:         Las canas también están
     alegres, en ver que os goza
     nuestra Arcadia y se alboroza 2160
     la más larga senectud;
     porque entre la juventud
     el más viejo se remoza.
FELIPE:         ¡ Oh mayoral, Clorinardo,
     Leonisa, Anarda, Enareto, 2165
     Menalca, amigo discreto,
     Olimpo, rico y gallardo,
     si siempre que vengo aguardo
     gratulaciones solenes;
     como éstas, por tales bienes 2170
     justo es sufra ausencias tales;
     porque interesen mis males
     tan festivos parabienes.
PINZON:         Bueno está de cumplimientos;
     mientras la siesta se pasa 2175
     del calor que el campo abrasa
     reprimid atrevimientos.
FELIPE:         Esta sombra nos da asientos.

Siéntanse

     Divirtámonos un rato,
     contra el sol, de Amor retrato, 2180
     pues si uno quema otro es fuego.
LUCRECIA:         ¿ De qué suerte ?
PINZON:                                      Armad un juego
     de que me saquéis barato.
HORTENSIO:         El mejor será que agora
     le dé una prenda en favor 2185
     de juego, sino de Amor,
     a cada uno una pastora,
     y él en fe de que la adora
     la celebre de repente
     en verso.
CARLOS:                          ¡ Traza excelente ! 2190
ALEJANDRA:         ¡ Vaya !
ANGELA:                        No quede por mí,
     que en La Arcadia se hizo así
     aunque a intento diferente.
LUCRECIA:         Este mondadientes doy
     a Anfriso.
ALEJANDRA:                           Yo quiero dar 2195
     a Menalca este cuchar
     de enebro.
CONRADO:                             Premiado estoy.
ANGELA:         Yo en fe de que presa soy
     le doy en estos zarcillos
     a Enareto, estos dos grillos. 2200
LUCRECIA:         Yo a Olimpo esta cinta negra.
CARLOS:         Puesto que triste, me alegra.
ANGELA:         ¿ Sabéis versos ?
PINZON:                                            Sé escandillos.
ANGELA:         Esta calabaza de oro
     os doy, pues, señor doctor. 2205
PINZON:         Si no hay vino no hay amor,
     sois fisgona y no lo ignoro.
     Alaejos, Coca y Toro,
     me den versos de improviso.
CARLOS:         Tan poco Apolo me quiso 2210
     que no sé si he de saber
     coplas de provecho hacer.
FELIPE:         ¿ Quién comienza ?
LUCRECIA:                                    Vos, Anfriso.

Al mondadientes

FELIPE:         Prenda me han dado que a perder provoca
     el seso. ¡ Venturoso quien la alcanza ! 2215
     pues si enloquece una desconfianza
     tal vez vuelve el contento un alma loca.
     Favor que entre claveles labios toca
     de Belisarda no tema mudanza
     pues para que sustente mi esperanza 2220
     diré que se lo quita de la boca.
     Haga flecha de vos el amor ciego;
     báculo sed en que mi dicha estribe;
     cetro en mis celos, id a reducillos.
     Leña de Amor con que aticéis su fuego 2225
     y apoyo en su edificio; que Amor vive,
     como es rapaz, en casas de palillos.

Al cuchar

CONRADO:         Vivid ya satisfechos,
     recelos, de un rigor
     que al niño, dios de amor, 2230
     le quitan hoy los pechos.
     En fe de los provechos
     que Anarda le ha de dar
     le quiere alimentar;
     que es rica, y no parece, 2235
     pues la cuchar ofrece,
     que negará el manjar.

A los grillos

ROGERIO:         ¿ Cómo os dirán sus pasiones,
     Leonisa hermosa, mis quejas,
     si adornan vuestras orejas 2240
     grillos que al fin son prisiones ?
     Desdenes y sinrazones
     halla mi amor por despojos,
     mas, cuando por darle enojos
     aprisionéis los sentidos 2245
     huyendo de los oídos,
     él se entrará por los ojos.

A la cinta negra

CARLOS:         Sobre negro no hay color,
     antes muestra la que pinta
     negro, mi primer favor, 2250
     que no ha de haber, negra cinta,
     otro amor sobre mi amor.
     Sin temor
     vive ya mi confianza,
     pues hoy los recelos pierde 2255
     de mudanza,
     y dejando el color verde,
     funda en negro su esperanza.

A la calabaza

PINZON:         No te honran mucho estas trazas
     Leonisa, a mi parecer, 2260
     pues mitra debió traer
     quien me ha dado calabazas.
     Aunque castellanos viejos,
     dirán que es buena señal,
     pues nunca se llevan mal 2265
     calabazas y Alaejos.
     Favoreciendo me enfadas,
     porque en darme, prenda mía,
     la calabaza vacía,
     me das de calabazadas. 2270
     Múdala, o en paz y en salvo
     mi amor se desembaraza,
     que favor de calabaza
     sólo se ha de dar a un calvo.

Levántanse.   Tocan trompetas, chirimías y toda la música; cáese abajo todo el lienzo del teatro y quede un jardín lleno de flores y hiedra. A la mano derecha esté un purgatorio y en él penando algunas almas, y a la izquierda un infierno y en él colgado uno y otro en una tramoya, y una sierpe y un león a sus lados; arriba, en medio de esto, en otra parte, una gloria y en ella Apolo sentado en un trono con una corona de laurel en la mano

LUCRECIA:         ¿ Qué es esto ?
PINZON:                                       El pastor Criselio, 2275
     que aunque pastor nigromante,
     consoló en su cueva a Anfriso
     cuando lloraba pesares,
     en figura de romero,
     según cuenta en sus anales 2280
     La Arcadia, tercero libro
     folio ciento y cuatro, os hace
     ostentación de su ciencia.
     Todo hombre debe acordarse
     cuando en los montes de Italia 2285
     perdimos a don Beltrane,
     digo, al peregrino Anfriso,
     que llegando a consolarle,
     le enseñó el pastor Criselio;
     héroes de Apolo y de Marte, 2290
     como son Rómulo y Remo,
     César, Licurgo, Alejandre,
     Aquiles, Vamba, Aníbal,
     las cuatro matronas graves,
     Semíramis, Artemisa, 2295
     Cenobia y la que dió al áspid
     el pecho, el alma al infierno,
     y a Marco Antonio su sangre,
     imágenes y epitafios
     al Rey de Aragón don Jaime, 2300
     al Cid, a Bernardo el Carpio
     y al gran Gonzalo Fernández.
     Este, pues, a instancia mía
     hoy os quiere hacer alarde
     de sus mágicos secretos, 2305
     porque apariencias no falten.
LUCRECIA:         ¡ Gran sabio !
CARLOS:                             ¡ Espantosa vista !
HORTENSIO:         Es Criselio hombre notable.
ALEJANDRA:         ¿ Y qué significa aquesto,
     si es que puede interpretarse ? 2310
PINZON:         Este es Parnaso de Apolo,
     y todos los circunstantes
     son poetas.
FELIPE:                             ¿ Y quién son
     los que están a estas dos partes ?
PINZON:         El Parnaso se compone 2315
     de tres senos o lugares:
     gloria, infierno y purgatorio.
ANGELA:         ¡ Qué llamas tan espantables !
PINZON:         Los de la mano derecha,
     porque mejor se declare, 2320
     en letras góticas dicen,
     Parnaso crítico.
LUCRECIA:                                          Trance
     es de temer. Mas ¿ por qué
     penan ?
PINZON:                        Pecados veniales
     son las palabras ociosas, 2325
     que con fuego han de purgarse;
     vocablos impertinentes,
     que fuera de sus lugares
     están, como carne huída;
     son los que en nuestro lenguaje 2330
     proponen los adjetivos,
     latinizan el romance
     y echan el verbo a la postre,
     como oración de pedante.
     Dicen que está en el infierno 2335
     su primer dogmatizante,
     que introducir nuevas sectas
     no es digno de perdonarse.
     Penan en el purgatorio
     sus discípulos secuaces, 2340
     por no pecar de malicia,
     que los más son ignorantes.
ROGERIO:         ¿ Y quién son ?
PINZON:                                    Este es Candor,
     aquél se llama brillante,
     Emulo aquél y Coturno 2345
     el otro; aquél el Celaje,
     Cristal animado el otro;
     Hipérbole, Pululante,
     Palestra, Giro, Zerúleo,
     Crepúsculos y Fragantes 2350
     murieron con contricción,
     y quisieron enmendarse,
     mas no tuvieron lugar.
     Rueguen a Dios que los saque
     de penas de Purgatorio, 2355
     que a fe que hay entre ello fraile
     que habla prosa vascongada
     y versos trilingÜes hace.
FELIPE:         Y ¿ quién son los del infierno ?
PINZON:         Leed esas letras grandes. 2360
FELIPE:         Parnaso cómico dicen.
LUCRECIA:         Y éstos ¿ no pueden salvarse ?
PINZON:         No han de ir al cielo de Apolo.
LUCRECIA:         ¿ Por qué culpa ?
PINZON:                                    Detestables.
     ¿ No es hacer moneda falsa 2365
     crimen lese majestatis ?
LUCRECIA:         Claro está.
PINZON:                              Pues éstos venden
     a todo representante
     comedias falsas; con liga
     de infinitos badulaques 2370
     han adulterado a Apolo
     con tramoyas, maderajes
     y bofetones, que es dios
     y osan abofetearle,
     y están corridas las musas 2375
     que las hacen ganapanes,
     cargadas de tantas vigas,
     peñas, fuentes, torres, naves,
     que las tienen deslomadas,
     y así las mandan que pasen 2380
     penas y cargas eternas
     a sus culpas semejantes,
     y las atormenten sierpes
     arpías, gritos, salvajes,
     que son los que en sus comedias 2385
     introducen ignorantes,
     dando al ingenio de palos.
LUCRECIA:         Quien tal hace, que tal pague.
CONRADO:         ¿ Quién es aquél que se quema ?
PINZON:         Un poeta vergonzante 2390
     que pide trazas de noche
     de limosna.
CONRADO:                             ¿ No las hace ?
PINZON:         No es hombre de traza el pobre,
     que hay poetas oficiales
     que cosen lo que les corta 2395
     el maestro.
ANGELA:                                No le alaben
     de ingenio a ése.
ALEJANDRA:                                      ¿ Y aquél ?
PINZON:         Es un poeta de encaje,
     que en una comedia mete,
     como si fuera ensamblaje, 2400
     cuatro pasos de las viejas
     redondillas y romances
     con todas sus zarandajas.
LUCRECIA:         Vena estéril.
FELIPE:                                 No le llamen
     al tal sino remendón, 2405
     y cuando escriba le manden
     sentar sobre una banqueta,
     pues echar tacones sabe.
PINZON:         Llevan sus muchachos éstos
     que pregonan por las calles, 2410
     en vez de "¿ hay zapato viejo ?"
     "¿ hay comedia vieja ?"
CARLOS:                                            Pasen
     por poetas de obra gruesa,
     y llénenles los costales
     papelistas de la legua 2415
     en ese oficio tratantes.
ALEJANDRA:         ¿ Quién es aquél que en la silla
     tan autorizado y grave
     tiene en la mano el laurel
     borla del Petrarca y Dante ? 2420
PINZON:         Esa es la gloria de Aolo,
     y, aquél el dios que las llaves
     tiene del entendimiento,
     y premiar al docto sabe;
     la corona es para quien, 2425
     escribiendo dulce y fácil,
     sin hacerle carpintero,
     hundirle ni entramoyarle,
     entretiene al auditorio
     dos horas, sin que le gaste 2430
     más de un billete, dos cintas,
     un vaso de agua o un guante,
     ése se coronará.
ALEJANDRA:         ¿ Y los demás ?
PINZON:                                Que se abrasen;
     pues dándonos pan de palo, 2435
     los ingenios matan de hambre.
     Los que quisieran saber
     los misterios importantes
     que el sabio Criselio enseña
     a los pastores amantes, 2440
     a su cueva los convida.
LUCRECIA:         Entremos todos a hablarle.
CARLOS:         Satírico es el doctor.
ANGELA:         Y sus burlas agradables.

Encúbrese todo con música; vanse y quedan solos PINZON y ALEJANDRA

ALEJANDRA:         Esperad, señor doctor, 2445
     en enredos gradÜado,
     que ya yo sé que os han dado
     borla de embelecador.
     ¿ Vos pensáis que yo no sé
     vuestras socarronerías ? 2450
     Médico en bellaquerías
     que ayer mochillero fue
     y hoy a Galeno interpreta,
     yo diré quién sois a todos;
     de vuestra traición los modos 2455
     veremos si halláis receta
     de palos preservativa.
PINZON:         (¡ Oxte, puto ! Esto va malo.             Aparte
     contra enfermedad de palo
     no hay Hipócrates que escriba.) 2460
     ¿ Así se pierde el respeto
     de mi autoridad, señora,
     a mi presencia doctora ?
ALEJANDRA:         Burlador, ya sé el secreto
     que a vos y a vuestro señor 2465
     en nuestra quinta disfraza,
     y que con aquesa traza
     Lucrecia encubre el amor
     que tiene al fingido Anfriso.
     Desde Valencia a Milán 2470
     vino, donde es capitán;
     de todo me ha dado aviso
     un español del presidio
     que en nuestra ciudad está.
     ¡ Mal vuestro amo logrará 2475
     metamorfosis de Ovidio !
     Ya hortelano, ya pasante,
     ya pastor de esta ribera,
     que su amorosa quimera
     no ha de pasar adelante; 2480
     ni consienten mis desvelos,
     médico embelecador,
     que pues no paga mi amor
     aumente con él mis celos.
     Yo diré que es don Felipe, 2485
     que ni está loca Lucrecia,
     ni con maraña tan necia
     es bien que se me anticipe;
     caballeros hay aquí
     señores y potentados 2490
     que vengarán mis cuidados,
     a pesar del frenesí
     que la condesa ha fingido;
     pagándoos la cura a vos
     a palos.
PINZON:                             ¡ Cuerpo de Dios 2495
     con quien dotor me ha metido !
     ¿ No ves que echas a perder
     toda la Arcadia con eso ?
     También tú has perdido el seso;
     que te cure has menester. 2500
ALEJANDRA:         Pícaro disimulado,
     ¿ Vos á Anfriso me quitáis ?
PINZON:         ¿ Díjelo yo ?
ALEJANDRA:                             ¿ Vos curáis,
     médico desatinado,
     la condesa a costa mía, 2505
     para que yo el seso pierda
     loca Alejandra, ella cuerda ?
     ¿ Hay tan gran bellaquería ?

Da voces

     Carlos, Hortensio. ¡ Oh, qué bueno
     iba el enredo, Jesú ! 2510
PINZON:         ¡ Paso, lleve Belcebú
     a Avicena y a Galeno,
     con cuantos médicos viejos
     inventó la medicina,
     purgas, jarabes y orina 2515
     y al licenciado Alaejos
     que es la mayor maldición !
     Si la voluntad supiera
     que a mi amo tienes, yo hiciera
     que pagara tu afición, 2520
     pues no está por la condesa
     don Felipe, tan picado,
     que no haya considerado
     lo que contigo interesa.

Sale LUCRECIA

LUCRECIA:         Voces oigo en el jardín. 2525
     Alejandra y el doctor
     las dan.
ALEJANDRA:                       ¿ Que me tiene amor ?
LUCRECIA:         Saber intento a qué fin
     ha sido la riña y voces,
     desde esta murta escondida. 2530
PINZON:         Quiérete como a su vida;
     mal a mi señor conoces.
     El me lo ha dicho mil veces.
     Verdad es que enamorado
     de Lucrecia, y disfrazado 2535
     con la fuerza que encareces
     por Lucrecia ha estado loco,
     y en esta Arcadia maldita
     el pastor Anfriso imita.
     Mas viéndote, poco a poco, 2540
     su amor primero se enfría,
     y ya en el tuyo se abrasa.
LUCRECIA:         ¡ Ay, cielos ! ¿ Aquesto pasa ?
     ¿ Qué escucháis, desdicha mía ?
PINZON:         Como hay tantos imposibles 2545
     que a mi dueño han de estorbar
     cuando se intente casar,
     su ejecución...
LUCRECIA:                             ¡ Qué terribles
     desengaños !
PINZON:                                   Tanto conde,
     tanto duque italiano 2550
     contra un pobre valenciano,
     a sus deseos responde
     que en Alejandra se muden.
ALEJANDRA:         ¿ Pues cómo nunca me ha dado
     señales de su cuidado ? 2555
PINZON:         ¿ Qué amantes hay que no duden
     declararse ? Si él supiera
     las finezas de tu amor.
ALEJANDRA:         Ya las sabe.
LUCRECIA:                           ¡ Oh, vil doctor !
     ¿ Nos curáis de esa manera ? 2560
     Yo haré que os salga la cura
     costosa, por vuestro mal.
PINZON:         Espera a su general;
     y para esta coyuntura
     guarda el decirte su amor; 2565
     porque, discreto desea
     que tal caballero sea
     testigo de su valor.
ALEJANDRA:         Si él aborrece a Lucrecia
     y eso, doctor, es verdad 2570
     ya sabéis mi calidad.
PINZON:         Es la condesa una necia.
     ¿ Tenéisle por hombre, vos,
     que se había de casar
     con una loca ?
ALEJANDRA:                                 El amar 2575
     todo es locura.
PINZON:                                    ¡ Por Dios,
     que os adora !
ALEJANDRA:                                   ¿ Pues de qué
     sirve el fingir que es Anfriso ?
PINZON:         Pretende con este aviso,
     entretanto que aquí esté, 2580
     veros para declararse
     cuando su general venga,
     y que la condesa tenga
     sosiego para curarse;
     que si va a decir verdad 2585
     ¿ a qué mármol no lastima
     ver sin seso a vuestra prima ?
LUCRECIA:         ¡ Buena capa de piedad !
ALEJANDRA:         Pues bien; ¿ cómo daréis vos
     traza de que me asegure 2590
     él mismo, y que me lo jure ?
PINZON:         Yo haré que os habléis los dos
     esta tarde, y me dé albricias
     de las nuevas que le llevo;
     fuera que un enredo nuevo 2595
     era de asegurar malicias
     de esta gente.
ALEJANDRA:                                 ¿ De qué modo ?
PINZON:         ¿ En La Arcadia no fingió
     Anfriso que a Anarda amó ?
ALEJANDRA:         Ya he leído el libro todo; 2600
     y celos de Belisarda,
     le hicieron disimular
     que a Anarda empezaba a amar.
PINZON:         ¿ Pues vos no sois aquí Anarda ?
ALEJANDRA:         Sí.
PINZON:                        Diréle yo a Lucrecia 2605
     que porque mejor se imite
     La Arcadia, si lo permite,
     muestre que a Anfriso desprecia,
     y que a Olimpo favorece;
     porque Carlos ha tenido 2610
     noticia de que el fingido
     pastor que la desvanece,
     es un español que viene
     con esta industria a usurparle
     su dama, y que asegurarle 2615
     porque no lo crea, conviene.
     Harále favorecerla,
     y Anfriso, de esta mudanza
     quejoso, para venganza
     de su agravio y ofenderla, 2620
     dirá que es ya vuestro amante,
     y que se quiere casar
     con vos.
ALEJANDRA:                        ¿ Y en qué ha de parar ?
PINZON:         Diréle que es importante
     a todos, para que el seso 2625
     cobre Lucrecia, que vea
     que el Anfriso que desea
     tiene esposa.
ALEJANDRA:                                 Bueno es eso.
PINZON:         Porque viéndole casado,
     y que imposible ha de ser 2630
     llamarse ya su mujer,
     ya que en este tema ha dado,
     cobre así perfecta cura,
     pues según dice Galeno,
     veneno, contra veneno, 2635
     contra locura, locura.
     Todos acreditarán
     mi parecer y opinión,
     y aprobando mi razón
     vuestras bodas fingirán, 2640
     y creyendo que es Lucrecia
     de burlas el casamiento,
     deshecho el encantamiento
     se quedará para necia.
LUCRECIA:         ¡ Bien el médico me trata ! 2645
ALEJANDRA:         Concluídlo vos así
     y satisfacéos de mí,
     que os pagaré.
PINZON:                                       ¿ En oro o plata ?
ALEJANDRA:         En uno y otro. Más... quedo;
     que sale Lucrecia.
PINZON:                                      ¿ Quién ? 2650
ALEJANDRA:         La condesa.
PINZON:                              ¡ Por Dios, bien
     si ha escuchado nuestro enredo !
ALEJANDRA:         No sé, mas por sí o por no
     decid que estoy indispuesta.
PINZON:         El pulso, esotro; aunque es ésta 2655

Tómale el pulso a las dos manos

     calentura, bien sé yo
     de lo que os ha procedido.
LUCRECIA:         ¿ Qué hacéis los dos aquí ?
PINZON:                                                     Está
     mala Alejandra, y será
     de que esta tarde ha comido 2660
     almendrucos indigestos;
     tiene el pulso destemplado
     como barro; ha merendado
     fiambre, y son manifiestos
     principios de apoplegía. 2665
     Vide Averroes juxta textum,
     crudum super indigestum,
     febrem pestilentem cría.
     Pero váyase a acostar,
     y para preservación 2670
     háganla una fricación
     de piernas, y luego echar
     mil y quinientas ventosas.
ALEJANDRA:         ¿ Cuántas ?
PINZON:                             Apela, si cuentas
     hoy con las mil y quinientas, 2675
     que todas son provechosas.
     Mas no la echen sino seis,
     la una de ellas fajada,
     que esto a Laguna le agrada,
     De encurbitis.
LUCRECIA:                                   No echéis 2680
     a perder tanto aforismo
     que sois prodigio, doctor.
     Ve a acostarte tú.
ALEJANDRA:                                         Mejor
     me siento.
LUCRECIA:                          (En extraño abismo      Aparte
     me anegáis recelos vanos.) 2685
ALEJANDRA:         Pero iréme, con todo eso,
     a reposar.

Vase ALEJANDRA

LUCRECIA:                          (¡ Pierdo el seso !          Aparte
     ¡ Ay hombres, todos livianos !)
     Decid, doctor.   ¿ Por ventura
     es de vuestra facultad, 2690
     después que a la enfermedad
     pulsos toca y pone en cura
     ser en amores tercero ?
PINZON:         (¡ Por Dios, que nos atisbó !)             Aparte
LUCRECIA: Que Galeno, no sé yo 2695
     que fuera casamentero.
PINZON:         Señora, por todo pasa
     el que dar salud procura.
LUCRECIA:         El médico sólo cura
     y el cura sólo es quien casa. 2700
     Mas si la jurisdicción
     ajena usurpastes ya,
     por vos el vulgo dirá
     desde hoy, y tendrá razón,
     "Cura que en la vecindad 2705
     cura con desenvoltura,
     ¿ Para qué le llaman cura
     si es la misma enfermedad ?"
PINZON:         ¿ Pues que tenemos para eso ?
     ¿ Qué varetas me tiráis ? 2710
LUCRECIA:         Basta; que a Anfriso casáis
     y a mí me curáis el seso.
PINZON:         ¡ Qué bien que estáis en el caso !
     Si a Alejandra no engañara
     de este modo, declarara 2715
     nuestro enredo.
LUCRECIA:                                 ¡ Paso, paso !
PINZON:         Paso, o envido, ella sabe
     el nombre de mi señor,
     su patria, hacienda y valor,
     si es villano, si hombre grave; 2720
     si es de veras vuestro mal
     o de amor traza sutil.
LUCRECIA:         ¿ Vos, un médico civil
     contra mí tan criminal ?
     ¡ Villano !
PINZON:                                (Esto va muy malo.       Aparte 2725
     ¿ Mas que soy tan venturoso,
     que sin sentirme buboso
     me manda tomar el palo ?)

Sale don FELIPE

FELIPE:         (¿ Qué disparates son éstos            Aparte
     de Alejandra y de Pinzón ?) 2730
     ¿ Qué bodas o enredos son,
     decid, estorbos molestos,
     los que acaba de decirme ?
     Mas aquí Lucrecia está;
     mi pastora.
LUCRECIA:                             Cesó ya 2735
     La Arcadia, ya no fingirme
     ni loca, ni Belisarda.
     Alejandra es vuestra esposa,
     discreta, rica y hermosa
     para casarse os aguarda. 2740
     Pinzón fué el casamentero;
     gocéis el dichoso estado
     que, de tal mano, tal dado,
     tal boda de tal tercero;
     que yo, pues La Arcadia cesa, 2745
     que tan en mi daño fué,
     con Carlos me casaré,
     no pastora, mas condesa.

Vase LUCRECIA

FELIPE:         ¿ Mi bien ? ¿ Condesa ? ¿ Señora ?
     ¿ A Lucrecia, a Belisarda ? 2750
     Traidor, ¿ qué desdicha es ésta ?
     ¿ Qué le dijiste a Alejandra ?
     ¿ Qué embelecos has fingido ?
     ¿ Qué bodas son las que trazas
     para matarme con ellas ? 2755
     ¿ Por qué me ofende y se agravia ?
PINZON:         Eso sí, echarme la culpa
     cuando es justo darme gracias,
     porque a Alejandra impedí
     el echar por la ventana 2760
     el bodegón.
FELIPE:                          ¿ Estás loco ?
PINZON:         Borracho al menos estaba
     cuando me metí en dibujos
     que agora tan mal me pagas.
     Si Alejandra te conoce; 2765
     si sabe tu nombre y patria;
     lo que adoras a Lucrecia;
     los engaños de esta Arcadia;
     si para decir quién eres
     voces, como loca, daba, 2770
     llamando los caballeros
     que aquí mi ingenio disfraza,
     ¿ cómo te parece a ti
     que había de asegurarla
     y excusar todo un diluvio 2775
     de palos a mis espaldas,
     si no es urdiendo quimeras
     y diciendo que te abrasas
     por ella ? Si se escondió
     para acecharnos tu dama 2780
     ¿ es adivino un dotor ?
FELIPE:         Tú dijiste que yo amaba
     a Alejandra.
PINZON:                                 ¿ Qué querías ?
FELIPE:         ¿ Y lo escuchó Belisarda ?
PINZON:         El amor todo es orejas. 2785
FELIPE:         Pues si con Carlos se casa,
     ¿ qué he de hacer, traidor, yo agora ?
PINZON:         Mondar nísperos.
FELIPE:                                 Tú causas
     mi muerte, tú me destruyes.
PINZON:         Siendo dolor, ¿ tú pensabas 2790
     que habia yo de ser menos
     que los que curando matan ?
FELIPE:         ¡ Traidor ! Yo no te decía
     que tus bufoniles gracias
     a perder me habían de echar ? 2795
PINZON:         Alto. ¿ Yo he de ser la vaca
     de la boda ?
FELIPE:                             ¡ Vive Dios
     villano ! Pues que me matas
     que has de morir tú primero.

Saca un cuchillo de monte

PINZON:         Miren aquí en lo que para 2800
     un injerto de dotor
     y mochilero. ¡ Oh, mal haya
     quien por tí, ha revuelto libros,
     jarabes, purgas y calas !
FELIPE:         Una pierna he de cortarte, 2805
     escoge.
PINZON:                           Es cojo quien anda
     con solamente una pierna,
     pero córtalas entrambas
     que no estoy para escoger.
FELIPE:         ¡ Traidor ! Lucrecia casada, 2810
     ¿ qué he de hacer por tí ?
PINZON:                                                   ¿ Ya es barro
     a falta de ella Alejandra ?
FELIPE:         ¡ Oh bufón, borracho, loco !

Tírale de las orejas

PINZON:         ¡ Aquí de Dios ! ¡ Que me sacan
     de las sienes las orejas ! 2815
     ¿ Hasta cuándo has de tirarlas ?

Salen CARLOS, ROGERIO y CONRADO

CARLOS:         ¿ Quién alborota la quinta ?
CONRADO:         Voces dan desentonadas.
     Pero ¿ no es éste el doctor ?
PINZON:         Vuelve a ponerme la capa 2820
     y disimula, que yo
     desenojaré a tu dama.
     ¡ Maldiga Dios quien te sirve !

Compónese

ROGERIO:         ¿ Qué es esto ?
PINZON:                                 Riñas de casa;
     es éste, nuestro pasante, 2825
     una mula con albarda.
     Sácame de mis casillas.
     ¡ Jesús, Jesús !
CARLOS:                          ¿ Pues qué pasa ?
PINZON:         Examinábale agora
     de la suerte que curaba 2830
     un romadizo y responde
     que de la vena del arca
     le saquen seis escudillas;
     miren que médico sangra
     con romadizo; un jumento 2835
     sois, un buey. Decid, ¿ no manda
     Galeno inflebotomía
     minutiones sine causa,
     maxime en los romadizos
     medici prudentes caveant ? 2840
     Los romadizos se curan
     vigilia jejunio, y sanan
     con humo de quina quina
     y con ungÜento de ranas.
     ¿ Dónde hallaste vos ser bueno 2845
     contra la pasión de rabia
     el emplastro de orejones ?
     Aun en la modorra -- ¡ vaya ! --   
     Bueno es tirar las orejas
     pero no con fuerza tanta 2850
     que del casco se las saquen.
FELIPE:         (Este loco disparata.                     Aparte
     ¿ Y ha de dar con todo en tierra ?
     A buscar mi Belisarda
     voy, que si disculpas oye 2855
     yo vendré a desenojarla.)

Vase don FELIPE

PINZON:         Corrido va de vergÜenza
     el pasantón.
ROGERIO:                              Poca causa
     os dió de descomponeros.
PINZON:         Si la paciencia me acaban 2860
     las necedades que dice,
     ¿ señores, qué quieren que haga ?
     Háme roto las orejas
     con una y otra alcaldada.
     Mas él me lo pagará 2865
     o no seré yo, esto basta.

Vase PINZON.   Salen LUCRECIA, HORTENSIO, ANGELA y ALEJANDRA

LUCRECIA:         Esto, padre, se ha de hacer.
     Yo estoy ya desengañada
     de que Anfriso no me quiere
     por casarse con Anarda. 2870
     Mi esposo ha de ser Olimpo,
     pues si voy contra el Arcadia
     que afirman que se casó
     con Salicio Belisarda,
     mi amor, que puede, dispensa, 2875
     y para cobrar venganza
     de mis agravios, importa.
HORTENSIO:         Digo, hija, que se haga
     tu gusto.
CARLOS:                        Aunque sea fingido,
     dente, Amor, mis esperanzas 2880
     las gracias de aquesta boda,
     pues es señal de que me ama
     mi condesa. Dala seso
     que es lo que agora la falta,
     y representa de veras 2885
     lo que de hoy burlas ensayas.
LUCRECIA:         Pues, padre, cúmplase luego.
CONRADO:         ¿ Qué es esto ?
HORTENSIO:                                 Locas mudanzas
     de Lucrecia, que seguimos,
     como veis, por sosegarla. 2890
     Dice que ha de desposarse
     hoy, con Olimpo; llevadla
     el humor, fingid sus bodas
     y dadle el parabién.
ROGERIO:                                         Vaya;
     aunque a Carlos tengo envidia. 2895
HORTENSIO:         Todo es de burlas.
ROGERIO:                                         Las llamas
     aunque de burlas las toquen
     de veras queman y abrasan.
ALEJANDRA:         Muchos años hoy gocéis
     discreta y bella serrana, 2900
     para gloria de estos montes.
LUCRECIA:         Y vos, venturosa Anarda,
     logréis el amor de Anfriso.
CARLOS:         Hágase un torneo de agua
     esta tarde, que ya tengo 2905
     en nuestro Erimanto barcas.
ANGELA:         Así en la Arcadia se hizo
     en las bodas malogradas
     que nuestra pastora imita.
LUCRECIA:         Soy de esotra semejanza. 2910
HORTENSIO:         Dense las manos los dos.

Baja don FELTPE en una nube y quédase abajo, y al mismo tiempo arrebata otra a CARLOS y vuela arriba

FELIPE:         ¡ Oh traidora Belisarda !
PINZON:         Esto mismo dijo Anfriso
     cuando la cinta le daba
     a Olimpo, loco de celos; 2915
     mas hoy por mi industria baja,
     porque no falten tramoyas
     a desenlazar marañas
     y satisfacer sospechas
     con que nos confunde Anarda. 2920
     Por arte de encantamiento
     vuelvo; Olimpo, no caigas,
     que saldrá mal la apariencia.
ANGELA:         Donosa burla.
CONRADO:                                Extremada.
FELIPE:         Cesen ya, celosa mía, 2925
     invenciones excusadas.
     Lucrecia sois y mi esposa;
     Yo, don Felipe de España.
     ¡ Ya es tiempo de hablar verdades !
LUCRECIA:         ¿ Pues no adoras a Alejandra ? 2930
FELIPE:         ¿ Cómo puedo, si mi amor
     te dió las llaves del alma ?
LUCRECIA:         Tu esposa soy; ya estoy cuerda.
CONRADO:         ¿ Cómo es esto ?
PINZON:                                    Esto se llama
     entre médicos, papilla 2935
     y morlaco, a quien la mama.
ROGERIO:         ¿ Luego cásanse de veras ?
PINZON:         Y tan de veras se casan
     como La Arcadia es de burlas.
ROGERIO:         Si lo consienten mis ansias. 2940
CONRADO:         No, mientras que yo viviere.

Sale CARLOS

CARLOS:         Pastores, en nuestra casa
     tenemos el mejor huésped
     que honró en nuestro siglo a Italia,
     don Jerónimo, famoso, 2945
     Pimentel, sol en las armas
     y blasón de Benavente.
     Me da aviso en esta carta
     que hoy llegará a ser padrino,
     no de Anfriso y Belisarda, 2950
     de Lucrecía y don Felipe
     Centellas, su camarada
     y amigo. Mis celos cesan
     y a todos os desengañan
     que la condesa ha fingido 2955
     su locura, y nuestra Arcadia
     por este español, dichoso.
ALEJANDRA:         ¿ Hay tal burla ?
CARLOS:                                 Aunque pesada,
     Yo saldré contento de ella
     si Alejandra mi amor paga. 2960
ALEJANDRA:         Mi dicha, conde, confieso.
CONRADO:         Doña Angela, si en vos halla
     remedio este daño, dadme
     la mano.
ANGELA:                          Y con ella el alma.
PINZON:         ¿ Y qué han de darle al dotor 2965
     Alaejos, cuyas trampas
     le han pagado en orejones ?
LUCRECIA:         Yo satisfaré tus gracias.
FELIPE:         Salgamos a recibir
     a don Jerónimo, y hagan 2970
     fiestas a mis desposorios,
     los que mi ventura alaban,
     entretanto que agradece
     Tirso a la Vega de España,
     la materia que en su libro 2975
     dio a nuestra fingida Arcadia.


FIN DE LA COMEDIA