Tirso de Molina
Desde Toledo a Madrid

Personas que hablan en ella:
  • Don BALTASAR
  • Doña MAYOR
  • Don ALONSO, viejo
  • Don LUIS
  • Doña ELENA
  • Don FELIPE
  • Don DIEGO
  • CARREÑO, criado
  • CASILDA, criada
  • PACHECO, criado
  • GARCIA, criado
  • MEDRANO, cochero
  • CARRETEROS


ACTO PRIMERO

Don BALTASAR, en traje bizarro de camino, baja por la escalera envainando la espada

BALTASAR:      Milagro fue no matarme,
   cuando el tejado salté.
   La casa ignoro en que entré.
   ¿ Si en ella podré librarme
   de la justicia ?    Escalera 5
   es ésta, luz hay aquí.--
   Si le maté, defendí
   mi vida.--    La vez primera
   que llego, Toledo, a verte,
   ¿ de este modo me recibes ? 10
   ¿ A extranjeros apercibes
   agrados y a mí la muerte ?
   RÜido en la calle siento;
   diligencias por mí hará
   la justicia; abierto está 15
   y con luz este aposento;
   entraré a favorecerme
   en él de quien le habitare.

Viénese a la alcoba

   Su piedad mi vida ampare;
   que bien puedo prometerme 20
   de la autoridad y traza
   de esta noble habitación
   que sus señores lo son:
   el riesgo que me amenaza
   asegura la nobleza 25
   que en tales casas se cría.

Cierra de golpe la puerta de la alcoba

   Sin advertir lo que hacía,
   cerré la puerta.    La pieza
   está tan bien adornada,
   que califica a su dueño.-- 30
   ¡ Señores !    ¿ No hay nadie ? --Al sueño
   el que habita esta posada
   pagará el común tributo.
   Una cama de tabí
   está descompuesta aquí: 35
   socorro pido sin fruto.
   Poco ha que sola quedó,
   porque entre su ropa advierto
   que, a semejanza del muerto
   que el alma desamparó, 40
   conserva el calor vital
   en muestras de lo que fue.
   ¡ Válgame el cielo !    ¿ Qué haré ?
   ¿ Vióse confusión igual ?
   Hallándome aquí encerrado, 45
   doy sospecha a una bajeza,
   indigna de la nobleza
   que mi sangre ha profesado.
   ¿ No es mejor salir y dar
   cuenta al dueño de esta casa 50
   del infortunio que pasa
   por mí, y humilde obligar
   su generoso favor ?
   ¿ Quién lo duda ?

Procura abrir la puerta y no puede

                         ¡ Ay Dios ! la puerta
   que halló mi temor abierta 55
   la cerró el mismo temor.
   ¿ Qué es esto, enemiga estrella ?
   De golpe es, y sin la llave,
   sólo amor y el hurto sabe
   averiguarse con ella. 60
   Si arranco la cerradura
   con la daga, soy perdido,
   pues los golpes y el rÜido,
   que al dueño avisar procura,
   ha de aumentar la sospecha 65
   de quien puertas descerraja:
   por todas partes me ataja
   la fortuna, satisfecha
   de ordinario en perseguirme.
   ¡ Válgame Dios !    ¡ Qué de cosas 70
   se eslabonan prodigiosas,
   de que no puedo evadirme !
   ¿ Hay sucesos más atroces ?
   Si el huésped viene y me ve
   aquí, ¿ cómo prevendré 75
   ¡ cielos ! las primeras voces
   que han de alborotar la casa
   y calle, que me persigue,
   antes que cortés le obligue
   a escucharme lo que pasa ? 80
   Una ventana hay aquí;
   echarme de ella es mejor.

Asómase

   Su altura me causa horror.
   ¡ Cielos ! ¿ Dónde me metí ?
   Mujer parece que mora 85
   esta cuadra; estrado es éste,
   porque más riesgos me apreste
   mi estrella perseguidora;
   pues claro está que al instante
   que me vea, hará mayor 90
   mi presencia su temor,
   y que no ha de ser bastante
   mi humildad a asegurarla.
   Sí, mujer es principal;
   que tanto adorno y caudal 95
   basta, ausente, a autorizarla.
   Sillas bajas, contadores,
   bufetillos de marfil
   y ébano, ajuar femenil,
   arquillas, aguas de olores 100
   en pomos (si ya no son
   Jordanes, cuyas virtudes
   efímeras juventudes
   venden a la ostentación)
   publican quién es el dueño. 105
   Sobre este bufete están
   ropa y basquiña, que dan
   muestra de no ser pequeño
   el valor de quien las viste.
   Apenas el oro en ellas 110
   permite lugar de vellas:
   a venir yo menos triste,
   en la beldad contemplara
   de quien son curiosa esfera.
   Encima la cabecera 115
   (¡ qué poco el temor repara !),
   hay medias y zapatillas,
   en cuyo ámbar y rosetas
   pudieran gastar poetas
   dos resmas de redondillas. 120
   ¡ Qué pequeña el alma es
   que se organiza en su estrecho !
   Traiga este melindre al pecho
   quien le calza, y no en los pies.
   Las ligas, aunque dobladas, 125
   muestran la curiosidad
   de su limpia ociosidad,
   guarnecidas y encarnadas.
   Almohadilla y bastidor
   está sobre aquel estrado; 130
   no es tan ocioso el cuidado
   de quien hace esta labor.
   De cera es esta bujía,
   y de plata el candelero;
   al paso que considero 135
   la autoridad, policía
   y adorno que viendo estoy,
   crece en mí con el respeto
   el recelo: a extraño aprieto
   forzosos motivos doy. 140
   ¿ No será bueno matar
   la vela, por si entra a escuras,
   y sin verme, mis venturas
   me pueden fuera sacar ?
   Sí; que detrás de la puerta, 145
   en acabando de abrir,
   seguro podré salir.
   Pero no; que la luz muerta,
   los indicios acreciento
   de mi sospechosa entrada. 150
   Si de gente acompañada
   vuelve, y en este aposento
   me ven, ¿ quién podrá obligarlos
   a que mis desgracias crean ?
   ¡ Qué de males me rodean ! 155
   ¡ Qué mal que puedo escusarlos !

Paséase

   Mucho tarda:    ¿ qué he de hacer ?
   Rendiré a sus pies mi espada;
   pero estando ensangrentada,
   más la obligaré a temer 160
   que a lastimarse de mí.
   Persuadiréla cortés,
   arrojándome a sus pies;
   podrá ser la obligue ansí.
   Y cuando no, y voces diere, 165
   padre o tío acudirá,
   que piadoso escuchará
   lo que humilde le dijere;
   lastimaráse de un caso
   tan digno de su favor, 170
   hará alarde su valor,
   dando a mis desdichas paso,
   desmentirá mi presencia
   sospechas ocasionadas;
   de mocedades pasadas 175
   su vejez tendrá experiencia;
   diréle cúyo hijo soy...
   Si en Córdoba acaso estuvo,
   o noticia alguna tuvo
   de mis padres, libre estoy. 180
   Algo aliente mi sosiego
   con esto. ¡ Qué de ello tarda !
   ¡ Lo que padece el que aguarda !
   Cada vez que a tocar llego
   la cerradura, imagino 185
   que tengo de hallarla abierta.
   ¡ Que cerrase yo la puerta !
   Nunca es cuerdo el desatino.
   Cansado de pasearme
   estoy; quiérome asentar. 190

Se sienta en una silla a la cabecera de la cama

   Anoche con caminar,
   agora con desvelarme,
   en el sosiego primero
   convido al sueño y reposo;
   mas no duerme el cuidadoso 195
   que espera lo que yo espero.
   ¡ Válgame Dios ! ¿ si murió
   el ignorante atrevido
   que, ciego e inadvertido,
   por otro me acometió ? 200
   "Confesión", dijo.    ¡ Oh enfadoso
   sueño, que a quien le tributa,
   si como pobre ejecuta
   cobra como poderoso !
   Por lo menos dormitar 205
   se me puede permitir;
   que al rÜido del abrir
   fácil será despertar.

Duérmese, y pocos momentos después abren la puerta.    Salen CASILDA y doña MAYOR

MAYOR:      Jurara, Casilda, yo
   que me dejé abierto aquí. 210
CASILDA:      Si cerró el viento tras ti,
   tu descuido reprendió.
MAYOR:      Esta vez pensé quedar
   sin padre.
CASILDA:                        Cuando muriera,
   nunca otro mal nos viniera. 215
MAYOR:      ¿ Estás loca ?
CASILDA:                        Es un pesar
   el de herencias, según siento,
   que, aunque cubierto de luto,
   llora risas por el fruto
   que espera, como el sarmiento. 220
   No son mortales los daños
   que la hacienda consoló.
MAYOR:      Más quiero a mi padre yo;
   Dios me le guarde mil años.
   ¡ Rigurosos accidentes ! 225
CASILDA:      Jurara que se moría.
MAYOR:      Ya duerme.
CASILDA:                        Tal batería
   hubo de paños calientes.
MAYOR:      ¡ Qué enfermedad tan pesada !
CASILDA:      En los viejos es común; 230
   que en ellos, sin ser atún,
   no come el mal sino hijada.
MAYOR:      Vete, Casilda, a acostar,
   pues hay luz en mi aposento.
   ¿ Qué hora es ?
CASILDA:                            Campanas siento, 235
   que deben de despertar
   al alba.
MAYOR:                        ¿ Tan tarde ?
CASILDA:                                      Agora
   madruga la primavera,
   de las flores camarera,
   y abotónalas, señora. 240
MAYOR:      ¿ Poetizas ?
CASILDA:                            ¿ Qué he de hacer ?
   Andar al uso es razón;
   de críticos y vellón
   no nos podemos valer;
   probóme también la tierra.-- 245
   ¿ Cuándo piensas levantarte ?
MAYOR:      A las diez.
CASILDA:                        Vendré a llamarte
   y a vestirte.
MAYOR:                            Vete y cierra.

Vase CASILDA con la luz que trajo, y cierra

MAYOR:      Durmiera yo con sosiego,
   de desvelos jubilada, 250
   a estar desembarazada
   el alma, que al gusto entrego
   de mi padre, más que al mío.
   A casarme a Madrid voy,
   y enamorada no estoy; 255
   voluntad ¿ no es desvarío ?
   Diréis que sí, y con razón;
   que tiene (o será ignorancia)
   amor la primera instancia
   y esotro la apelación. 260

Quítase el rebozo

   Dormir sobre ello es forzoso.
   Ni le quiero mal ni bien;
   no resistiendo el desdén,
   bien me suena esto de esposo.
   Componer mi cama quiero.-- 265
   ¡ Ay cielos ! ¿ quién está aquí ?
   Muerta soy. ¡ Triste de mí !

Cae desmayada con el candelero en la mano; apágase la luz y al ruido de la caída despierta don Baltasar, [y habla como entre sueños dos versos]

BALTASAR:      No hay prisión donde hay acero:
   ofendíle acometido.--
   Aun no debo estar despierto. 270
   O se ha gastado o se ha muerto
   la luz.    ¡ Qué de ello he dormido !
   ¡ Ay cielos ! ¿ Quién está aquí ?
   Un bulto siento a mis pies.
   ¡ Jesús mil veces !    ¿ Quién es ? 275
   ¿ Si el hombre a quien muerte di
   viene por disposición
   del cielo a enfrenar mi vida ?
   Sin culpa fui su homicida;
   él se buscó la ocasión: 280
   esfuerzo, animad el pecho,
   y averiguad desventuras.
   ¡ Cerrado, solo y a oscuras
   en tan no esperado estrecho !--
   ¡ Válgame Dios ! si el sentido 285
   del tacto vengo a creer,
   esta que toco es mujer;
   los cabellos y el vestido
   aumentan mi confusión.
   ¡ Oh siempre engañoso sueño ! 290
   ¿ Si es el esperado dueño
   de esta noble habitación ?
   Sin duda debió de entrar,
   y el asombro repentino
   de verme aquí cuando vino, 295
   la debió de desmayar.
   No pulsa el vital calor,
   su frente parece hielo.
   ¿ Si es muerta ?    ¿ Hay más males, cielo;
   todo esta noche rigor ? 300
   Abierta se dejaría
   la puerta, si descuidada
   la espanté desde la entrada.

Alza la vela del suelo

   ¿ Qué es esto ?    ¿ Otra luz traía ?
   Huyendo quiero escusar 305
   la muerte que espero cierta;
   a tiento busco la puerta;
   pero mal la podré hallar
   si, impidiendo mi salida
   la fortuna, la cerró; 310
   ¡ mi verdugo he sido yo !
   Con una mujer sin vida,
   y aquí encerrado, quien venga
   ¿ qué satisfacción oirá,
   o qué escusa obligará 315
   a que compasión me tenga ?

Pónele a tiento la mano sobre el corazón; ásela de los brazos, y procura volverla en sí

   Podrá ser que viva esté.
   Saltos le da el corazón,
   que del mío alientos son.
   ¿ Cómo en sí la volveré ? 320
   Señora, señora mía,
   alentaos, volved en vos,
   no temáis.
MAYOR:                        ¡ Madre de Dios !
BALTASAR:      Ya torna.
MAYOR:                        ¡ Virgen María !
BALTASAR:      Viviendo, restitÜís 325
   otra vida, que aunque ignora
   quién sois...

Doña MAYOR se levanta asustada, teniéndola don BALTASAR de los brazos

MAYOR:                          ¿ Qué es esto ? ¡ A tal hora
   y en tal parte, don LÜís ?
   ¿ El tiempo cohecháis al sueño,
   y para que más me ofenda, 330
   hurtáis vuestra misma hacienda,
   que hoy creyó llamaros dueño ?
   ¿ Tanto hay desde aquí a dos días
   que acortáis al vicio plazos ?
   Soltad, descortés, los brazos 335
   que aborrecen groserías;
   no intentéis, amante falso,
   hazañas que desdoráis,
   mientras liviano trocáis
   el tálamo en cadahalso; 340
   que es bárbaro proceder
   el que mancha vuestra fama,
   aun para una común dama,
   cuanto y más vuestra mujer.
   Pues si la ocasión buscastes 345
   en que mi padre estuviese
   enfermo, y la noche os diese
   el tiempo que malograstes,
   vuestro grosero interés
   ha despertado mi olvido; 350
   que no será buen marido
   quien fue amante descortés.
   Mal voluntad granjeáis
   que de vos haciendo caso...
BALTASAR:      Paso, mi señora, paso; 355
   que no soy el que juzgáis.
   No deis voces, sosegaos,
   lastimaos de mí, por Dios.
MAYOR:      ¿ Cómo ?    ¿ No sois don Luis vos ?
BALTASAR:      No, señora; reportaos. 360
MAYOR:      ¡ Ay cielos !
BALTASAR:                            Un caballero,
   de su estrella aborrecido,
   y esta noche perseguido
   de desgracias, forastero
   (y tanto que ayer llegué 365
   a esta ciudad) acosado
   de la justicia, al sagrado
   de esta casa, donde entré,
   peligros atropellando,
   pide en su naufragio puerto. 370
   Dejé a un ignorante muerto;
   sentí venirme alcanzando
   quien sólo pone temor
   con el nombre y la presencia;
   no sabe hacer resistencia 375
   con la justicia el valor;
   escusé con retirarme
   ímpetus de la crueldad;
   la noche y comodidad
   de estas calles a ampararme 380
   se ofrecieron.    Entré en una
   estrecha (las más lo son),
   metióme mi confusión,
   guiada de mi fortuna,
   por una casa pequeña; 385
   a su tejado subí;
   salté al de ésta desde allí;
   el temor todo lo enseña.
   El me guió a que bajase
   por la escalera presente; 390
   vi luego esta cuadra enfrente;
   entré, y sin que consultase
   al discurso, la cerré,
   haciendo imposible ansí
   mi salida; requerí 395
   puerta y ventana; esperé,
   y de discursos cansado,
   de temores combatido,
   de puro velar dormido,
   y durmiendo desvelado, 400
   di la ocasión lastimosa
   que a declararos me atrevo;
   aunque si con ella os muevo
   a compasión, ya es dichosa.
MAYOR:      No sé si compadecerme 405
   de vos o si me engañais;
   que los que de noche entráis
   donde sin recelos duerme
   el recato, ya traviesos,
   ya indignos usurpadores 410
   de las haciendas y honores,
   soléis disculpar escesos
   con desgracias que fingís,
   y lástimas que inventáis;
   puesto que ocasión me dais, 415
   conforme vos la decís,
   de que a la parte mejor
   atribuya este accidente;
   que a no estar vos inocente
   de culpas, contra el valor 420
   que esas palabras arguyen
   siempre los atrevimientos
   se acompañan de instrumentos
   que las llaves sostituyen.
   Lámpara hay en la escalera; 425
   esperadme aquí, y traeré
   una luz.
BALTASAR:                    Dichosa fue
   mi desdicha; ya quisiera
   ver dueño de discreción
   tan digna de celebrar. 430
   La vela debéis buscar.
MAYOR:      Matóla mi turbación.
BALTASAR:      Y yo en el suelo la hallé,
   examinando asustado
   peligros de mi cuidado. 435
MAYOR:      Dádmela y la encenderé.
BALTASAR:      Veisla aquí; tomad.
MAYOR:                                  ¿ Qué es de ella ?
BALTASAR:      Esta es.
MAYOR:                        Esperadme aquí.

Abre la puerta y vase

BALTASAR:      Manteca de azahar sentí
   al tocarla; si es tan bella 440
   como blanda, suerte mía,
   será, afrentando el metal,
   candelero de cristal
   el trono de la bujía.

Vuelve doña MAYOR con luz

   ¡ Qué divina perfección !-- 445
   Poco a poco resplandece
   la mañana que enriquece
   flores que su afeite son;
   pero tanta agregación
   junta, al mismo sol cegara; 450
   luz los ojos, luz la cara,
   luz en las manos también.
   Pródiga de luces, ten,
   que más te quisiera avara.
   Si tantos rayos produces, 455
   ¿ qué hará, cuando a veros llega,
   la voluntad que se anega
   entre piélagos de luces ?
   Si a los ojos las reduces,
   ellos sobran; da lugar 460
   a que te puedan mirar
   los que deslumbrar procuras;
   que mejor me estaba a oscuras,
   si por verte he de cegar.
MAYOR:      ¡ Bien al huésped aplaudís 465
   que agora necesitáis !
   ¡ Bien la opinión restauráis
   que cortés restitÜís !
   Aunque lisonjas fingís,
   obligada las aceto, 470
   no poco ufana, os prometo,
   que os haya en algo servido,
   por el talle, bien nacido,
   por las palabras, discreto.
   ¿ De dónde sois ?
BALTASAR:                                Cordobés. 475
MAYOR:      ¿ Dónde asistís ?
BALTASAR:                              En Madrid.
MAYOR:      Y ¿ a qué venís acá ?
BALTASAR:                                  Oíd.
MAYOR:      Dejaldo para después;
   que amanece ya.
BALTASAR:                              Interés
   será tener ocasión 480
   de volveros a ver.
MAYOR:                              Son
   mis males más presurosos.
BALTASAR:      ¿ Cómo ?
MAYOR:                      Rigores forzosos
   violentan mi inclinación.
   Cásanme, y llévanme fuera 485
   de Toledo.
BALTASAR:                        ¿ Cuándo ? (¡ Ay cielos !)
MAYOR:      Esta tarde.
BALTASAR:                        (Entrad por celos,
   amor, para que yo muera.)
MAYOR:      Madrid mañana me espera
   para cautivarme.
BALTASAR:                              Ya 490
   Madrid madrastra será.
   Y ¿ espéraos el venturoso,
   mi enemigo y vuestro esposo,
   allí ?
MAYOR:                    No.
BALTASAR:                        Luego ¿ aquí está ?
MAYOR:      Por mí vino.    ¿ Pasáis vos 495
   adelante ?
BALTASAR:                        Pasaré...
   de amor a celos, en fe
   de que me matáis los dos.
   ¿ Qué es esto, tirano dios ?
MAYOR:      ¡ Qué adelante pasáis !
BALTASAR:                                  Más 500
   de lo que pensé jamás;
   que amor que celoso adora
   pasa adelante, señora,
   en vez de volver atrás.
   Mas cuando no a acompañaros, 505
   mal dejará de seguiros
   quien adelanta suspiros
   que vuelan a aposentaros.
MAYOR:      Ni quiero crédito daros,
   ni admitir empeños puedo; 510
   que puesto caso que quedo
   entretenida en oírlos,
   no podré restitÜirlos
   en saliendo de Toledo.
   Yo he de casarme en llegando; 515
   ¿ de qué sirve edificar
   torres que se han de quedar
   en los cimientos ?    Buscando
   con los pensamientos ando
   cómo sacaros de aquí, 520
   sin que corra en vos y en mí
   riesgo el crédito y honor,
   y entre todos el menor
   es peligroso.
BALTASAR:                          ¡ Ay de mí !
   Que os pierdo al tiempo que os gano. 525
MAYOR:      Mas fuerza es daros remedio.
   La cuadra, pared en medio,
   es de don Pedro mi hermano;
   sólo fía de mi mano
   la llave, cuando se ausenta; 530
   estálo agora: si intenta
   vuestra cordura no dar
   en casa que sospechar
   (que temo que alguno os sienta),
   que os encerréis me parece 535
   en ella, mientras que pasa
   la noche, y se abren en casa
   las puertas, pues ya amanece.
   Este medio se me ofrece;
   [.......................-ar] 540
   pues tiene luego de entrar
   tanto deudo a despedirse
   que, abriéndoos, sin advertirse,
   tendréis de salir lugar.
   ¿ Qué os parece ?
BALTASAR:                                Que os partís, 545
   que os casáis, que muerto quedo;
   ¡ que nunca yo de Toledo
   fuera huésped !
MAYOR:                            Bien fingís.
   Seguidme.
BALTASAR:                        ¿ Qué don LÜís
   es éste que me atormenta ? 550
MAYOR:      Juventud, nobleza y renta
   califican su valor;
   mas donde falta el amor,
   de lo demás no hagáis cuenta.
BALTASAR:      ¿ Sin amor, y os cautiváis ? 555
MAYOR:      Quiérelo mi padre así.
   ¿ Qué he de hacer ?    Ya consentí.
   Pero vos ¿ cómo os llamáis ?
BALTASAR:      ¿ Para qué lo preguntáis ?
   Don Baltasar fui primero; 560
   ya que os amo y desespero,
   esfera de celos soy;
   llamadme "celos" desde hoy,
   que es el nombre que más quiero.
MAYOR:      ¿ Dónde posáis ?
BALTASAR:                              Posé ayer 565
   con don Felipe Chacón,
   y hoy posaba mi ambición
   en vos misma;    ¿ qué he de hacer,
   si ya en ajeno poder
   lloro mi esperanza vana ? 570
MAYOR:      Seguidme.
BALTASAR:                        ¿ Que, en fin, mañana
   os casáis ?
MAYOR:                        Don Baltasar,
   creed que me he [de] casar,
   por vos, muy de mala gana.

Vanse.    Salen don DIEGO y CARREÑO, de camino

DIEGO:      ¿ Que en Madrid no me habéis visto ? 575
CARREÑO:      Ni en Madrid ni en otro cabo.
DIEGO:      Ciego estáis.
CARREÑO:                                ¿ No es caso bravo ?
   No os conozco, ¡ vive Cristo !
DIEGO:      Vuestro nombre ¿ no es Carreño ?
CARREÑO:      Ese apellido me dio 580
   el padre que me engendró.
DIEGO:      Pues yendo con vuestro dueño
   de día y noche a mi casa,
   tan domésticos en ella
   los dos, que forma querella 585
   de lo que en su ofensa pasa;
   habiendo don Baltasar
   sido casi su señor,
   pues que le tuvo su amor
   en puntos de desposar, 590
   ¿ sois vos tan desconocido
   como él ?
CARREÑO:                          Bizarro mancebo,
   confieso lo que la debo
   a esa dama; mas no he sido
   tan dichoso que alcanzase 595
   a conoceros allí;
   ved lo que queréis de mí,
   y por ignorancia pase
   la inadvertencia; que basta
   la noticia que me dais 600
   de esa casa donde estáis
   tan ducho.    Vengo de casta
   olvidadiza; no puedo
   desdecir de mi linaje.
   Si en Madrid fuisteis su paje, 605
   y pretendéis en Toledo
   acomodaros, anoche
   llegamos estropeados
   de asentaderas: cuidados
   y celos, en vez de coche, 610
   en dos mulas nos trajeron
   (por mejor decir, batanes),
   que a entrambos, de cordobanes,
   tafiletes nos volvieron.
   No sé lo que aquí estaremos; 615
   pero en mi pobre ración
   tendréis el mejor quiñón,
   y la cama partiremos
   con los demás requisitos
   de una lacaya amistad, 620
   en que gocéis por mitad
   chinches, pulgas y mosquitos.
DIEGO:      La oferta, Carreño, estimo,
   no obstante que me agraviáis
   en que no me conozcáis. 625
   Yo soy de doña Ana primo.
CARREÑO:      ¿ Primo suyo vos, señor ?
   Feliz quien tal prima tiene,
   y desde la corte viene
   a ser su procurador. 630
   En esto de primos sé
   poco, y aunque no mirase
   en vos cuando allí os hallase,
   desde agora os serviré,
   por la "primo"-genitura 635
   que alegáis, como acreedor
   del regalo y el favor
   que debo a su fermosura.
   ¡ Qué de veces liberal
   añadió al real y cuartillo 640
   otro, que aunque era sencillo,
   era suyo y era un real !
   Aun no he roto las valonas
   que me dio de tres en tres;
   mi señora doña Ana es 645
   digna de arrastrar coronas.
   ¡ Mal haya el malo y los celos
   que bodas descompadraron,
   a mi dueño desterraron,
   y en mí renovaron duelos ! 650
   Porque si ella mi ama fuera,
   sarna sólo me faltaba.
   Mas ya que todo se acaba,
   ¿ a dónde de esta manera
   camina vuestra mercé ? 655
DIEGO:      Agravios que en honra tocan
   hasta las piedras provocan.
   Su esposa mi prima fue
   en la opinión de quien vía
   la frecuencia con que entraba, 660
   y su casa visitaba
   de noche como de día.
   Papeles no averiguados
   del tiempo en que se escribieron,
   bastantes indicios fueron 665
   para despertar cuidados;
   mas no para despreciar
   tal mujer, tal opinión.
CARREÑO:      Tiene extraña condición,
   si empieza, don Baltasar. 670
   No dará a torcer su brazo,
   si le queman; es temoso,
   y todo amante celoso
   ve por tela de cedazo.
   No hay hacerle averiguar 675
   lo que hay en esto, y que deje
   este camino; es hereje
   cuando da en cabecear.
   Pero si dio vuestra prima
   en guardar papeles tanto, 680
   que lo sienta no me espanto.
   ¿ Quién guarda lo que no estima ?
DIEGO:      Antes de puro olvidados,
   los juzgaba ya perdidos.
CARREÑO:      Ya sabéis que despedidos 685
   los papeles y criados,
   son enemigos de casa,
   que unos a otros, por vengar
   su enojo, suelen cantar
   a cuantos ven lo que pasa. 690
   Mas si se quieren los dos,
   y la verdad le decís,
   ya que en su busca venís,
   asegurándole vos,
   volverá el pájaro al nido. 695
DIEGO:      No es eso lo que pretendo.
   Doña Ana teme, y yo entiendo,
   que se da por ofendido
   don Baltasar porque aquí
   tiene dama que divierte 700
   su primero amor de suerte
   que la olvida; y siendo así,
   no le está bien a mi prima
   dar satisfacción en duda
   a quien ingrato se muda, 705
   y sus prendas desestima.
   Si esto puedo averiguar,
   ausencias y desengaños
   suelen, restaurando daños,
   aborrecer y olvidar; 710
   pero si recelos son
   los que de Madrid le sacan
   (que, aunque atormentan, se aplacan,
   dándoles satisfacción),
   entonces descubriré 715
   quién soy, y a lo que he venido.
   Doña Ana esto me ha pedido;
   es mi sangre, y no podré
   permitir que pierda el seso,
   amante cuanto celosa. 720
CARREÑO:      Sois cuerdo como ella hermosa;
   mas lo que yo alcanzo en eso
   es que si don Baltasar
   estuviera arrepentido
   tanto de haber ofendido 725
   a Dios, como de dejar
   a doña Ana, ya pudiera
   envidiarle un capuchino.
   Mil veces de este camino
   entendí que se volviera, 730
   porque tirando del freno
   a la tal cabalgadura,
   y vuelta la fachadura
   a Madrid, entre sereno
   y nublado (entre lloroso 735
   y airado, quiero decir),
   suspiros vi despedir
   de un Durandarte amoroso;
   y suspirando yo y todo,
   por la falta que me hacía 740
   el cojín que no traía,
   hubo suspiros de modo
   en toda aquella jornada,
   que también nos imitaron
   las mulas, pues rebuznaron 745
   ausencias de la cebada;
   y afirman, sin ser perjuros,
   los grafieles del mesón
   que en mulas, rebuznos son
   suspiros cabalgaduros. 750
   Decíale yo:    "Señor,
   pon tus celos en olvido;
   vuelve a casa, pan perdido;
   celos, espuelas de amor,
   aunque pican al amante, 755
   andan, según un poeta,
   como rocín de Gaeta,
   más hacia atrás que adelante.
   ¿ Qué hemos de hacer sin Madrid ?
   Fuerza es que tu error confieses. 760
   ¡ Vuelta, vuelta, los franceses
   con corazón a la lid !"
   y él picaba, respondiendo,
   "no ha de verme la tirana
   de sus ojos; ya doña Ana 765
   se ha acabado; yo me entiendo;
   la ausencia mis celos sane";
   hasta que en una vereda,
   con la grande polvoreda,
   perdimos a don Beltrane. 770
   Digo que a Madrid perdimos
   de vista.    Ved, según esto,
   si su amor es manifiesto;
   y pues que no despedimos
   las mulas, cuán poco habrá 775
   que negociar, si le veis,
   para que allá nos tornéis.
DIEGO:      Y él agora ¿ dónde está ?
CARREÑO:      Apeámonos los dos
   en casa de un caballero 780
   su amigo, que aquí frontero
   vive; mas no sé, por Dios,
   dónde fue anoche a jugar,
   que aunque le hemos esperado
   con lo cocido y asado, 785
   ni se ha venido a acostar,
   ni sé que sea cortesía
   hacer que un huésped aguarde,
   tan noble, desde ayer tarde
   hasta agora que es de día. 790
DIEGO:      ¿ Y no queréis vos con eso
   que tenga sospechas yo
   de que a mi prima dejó
   porque aquí le quita el seso
   algún toledano hechizo ? 795
CARREÑO:      Yo por lo menos no sé
   que haya hasta aquí quien le dé,
   por rondarla, romadizo.
   El jugar alivia duelos,
   y habráse mi amo picado; 800
   que Galeno ha recetado
   las pintas contra los celos.
   Mas veisle allí donde viene
   con don Felipe Chacón.
DIEGO:      En esta averiguación, 805
   Carreño, asentar conviene
   si he de darme a conocer,
   y a mi prima restaurarle,
   o si tengo de dejarle.
   Fácil os será saber 810
   si tiene dama, o el juego
   esta noche le entretuvo,
   y en sabiendo dónde estuvo,
   volver a avisarme luego.
CARREÑO:      PuntÜal procurador 815
   hacéis; yo os imitaré;
   pero ¿ dónde os hallaré ?
DIEGO:      Hacia la iglesia mayor.

Vanse.    Salen don BALTASAR y don FELIPE

FELIPE:      Sucesos me habéis contado
   imposibles de creer. 820
BALTASAR:      Las siete debían de ser,
   cuando en la sala encerrado
   que es de su hermano aposento,
   oigo abrir una criada
   que, risueña y despejada, 825
   me dijo:    "Estaréis contento,
   caballero, de haber sido
   inquieto desvelador
   de quien, no sé si de amor,
   esta mañana ha dormido 830
   por vos tan poco, que está
   dando esmalte a dos ojeras.
   Contádome ha sus quimeras,
   porque si a casarse va
   hoy a Madrid, ¿ qué otra cosa 835
   sus vanos desvelos son ?
   Salid, y de esta ocasión
   infeliz, aunque amorosa,
   os olvidad, pues perdéis
   a un tiempo lo que ganáis." 840
   "Vida matando me dais",
   respondí.    "¿ Cómo queréis
   que ingrato olvide favores
   de quien mi dicha es deudora ?
   Socorrió vuestra señora 845
   mi peligro en los temores
   que ya sabréis; ¿ podré yo,
   si de ellos me he de acordar
   mientras viviere, olvidar
   a su hermoso dueño ?    No." 850
   "Id, caballero, con Dios",
   replicó,    "y salid conmigo.
   Mas ¿ qué me daréis si os digo
   que está llorando por vos ?"
   Respondíla:    "Esta cadena, 855
   aunque incrédulo lo dude."
   "La gente de casa acude",
   dijo, "andad en hora buena
   y, haciéndoos encontradizo
   en Cabañas o en Olías, 860
   aliviad melancolías
   de quien os juzga su hechizo,
   por ser la cosa primera
   que os encarga mi señora."
   "Ventura es de quien la adora", 865
   dije.    Bajé la escalera,
   y por divertir la gente
   de casa que en el zaguán
   estaba, dijo:    "Don Juan,
   escríbame brevemente." 870
   Volví en vuestra busca luego,
   donde noticia os he dado
   de la noche que he pasado,
   de mis desdichas, del fuego
   que nuevamente me abrasa, 875
   del imposible que adoro,
   de un sol de quien me enamoro,
   que hoy me ha muerto y hoy se casa.
FELIPE:      Notable aventura ha sido.
   Doña Mayor de Toledo 880
   será la dama, si puedo
   sacar de lo que os he oído
   la verdad por conjeturas.
   Don LÜis de Salazar
   con ella se ha de casar, 885
   porque hechas las escrituras
   desde Madrid, supe yo
   que en Toledo le esperaban.
   Sus partes y hacienda alaban;
   pero su ventura no, 890
   supuesto que ha de ser dueño
   de quien no le quiere bien.
   Pero séos decir también
   que no es el favor pequeño
   que su prima doña Elena 895
   me hace, y vive en su casa.
BALTASAR:      ¡ Ay, don Felipe !    ¿ Esto pasa ?
   Irremediable es mi pena.

Sale CARREÑO

CARREÑO:      ¡ Esperalde por ahí
   con la cena y con la cama ! 900
BALTASAR:      ¡ Carreño !
CARREÑO:                      Una casi dama
   preguntando está por ti.
BALTASAR:      ¿ Qué dices ?    ¡ Ay, huésped mío !
   ¿ Si me busca la criada
   de mi medio mal casada ? 905
FELIPE:      Podrá ser.
CARREÑO:                      De desafío
   trae el manto a la visera,
   que sólo enseña medio ojo.
   No eres negociante flojo.
   ¿ Tan presto hay estafetera ? 910
   ¿ Ayer venido, hoy buscado ?
   No se lo arriendo a tu sueño.
BALTASAR:      Di que entre, y calla, Carreño.
CARREÑO:      Entre, y callo:    oye el recado.

Sale CASILDA

CASILDA:      La persona que sabéis, 915
   que os buscase me mandó,
   y éste para vos me dio.

Dale un papel

   De respuesta serviréis
   vos mesmo, si agradecido,
   no olvidáis obligaciones 920
   primeras; y ahorrad renglones,
   y cumplid lo prometido.

Quiérese ir y detiénela don BALTASAR

BALTASAR:      ¿ Ansí os vais ?    ¿ Qué prisa es ésta ?
CASILDA:      Dala el desposado.
BALTASAR:                              Oíd.
CASILDA:      Desde Toledo a Madrid 925
   podréis ser vos la respuesta.

Vase

CARREÑO:      Rey de armas es la mujer;
   retos sus palabras son;
   mas dama con cedulón
   ¡ vive Dios ! que es de alquiler. 930
BALTASAR:      ¿ Hay dicha más infelice,
   hallazgo más perdidoso ?
FELIPE:      El caso está bien dudoso;
   mas sepamos lo que os dice.

Lee

BALTASAR:      Esta mañana han hallado 935
   muerto a un criado de casa;
   ved si es cuerdo quien se casa
   en día tan desdichado.
   Una litera ha buscado
   la necia solicitud 940
   de quien me mata en salud;
   porque, si como imagino,
   muriere en este camino,
   no quede por ataúd.
   De esto ¿ qué se os dará a vos ? 945
   Antes debéis alegraros,
   pues para desempeñaros
   yo pagaré por los dos;
   siendo ansí, quedaos con Dios;
   pero si me engaño y muero, 950
   hallaos presente; que quiero
   mandaros el alma en muestra
   que, como de hacienda vuestra,
   sois vos solo el heredero.
   ¿ Qué os parece ?    ¿ Hay tal papel, 955
   tal amar, tal persuadir ?
CARREÑO:      El se debió de escribir,
   en vez de tinta, con miel.
FELIPE:      Sentido y discreto está.
   pero ¿ qué pensáis hacer ? 960
BALTASAR:      Hazañas de un bien querer;
   transformaciones verá
   en mí Toledo, no escritas
   de Ovidio.
FELIPE:                    ¿ De qué manera ?
BALTASAR:      Impediréis la quimera 965
   de mi amor, por inauditas,
   si os las cuento; todo junto
   lo sabréis en estando hecho.
CARREÑO:      (¡ Pobre doña Ana !    Sospecho
   que están tocando a difunto 970
   por vuestro amor; a su primo
   le voy a dar esta nueva.)
BALTASAR:      Vamos.
FELIPE:                ¿ Adónde ?
BALTASAR:                          A hacer prueba
   de lo que a mi dama estimo.
   Hacia el hospital de afuera, 975
   amigo, tengo que hacer.
FELIPE:      ¿ Allí ?    Pues ¿ qué ?
BALTASAR:                              Conocer
   al dueño de la litera
   alquilada.
FELIPE:                        Alto, venid.
BALTASAR:      Veréis, pues celos me abrasan, 980
   las maravillas que pasan
   desde Toledo a Madrid.


ACTO SEGUNDO

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Suena dentro ruido de coche.    Don ALONSO, doña MAYOR, MEDRANO, dentro

ALONSO:      Para, para.
MAYOR:                            Medrano,
   ¿ estáis sordo ?    Parad el coche, hermano,
   que voy muerta.
MEDRANO:                            ¡ La flema ! 985
   Dalas, muchacho, pues el sol no quema,
   que ya se ve Cabañas.
MAYOR:      Señores, ¿ quieren que eche las entrañas ?
   Parad, o arrojaréme
   del coche.
ALONSO:                        Parad; ¡ hola !
MEDRANO:                                      Pararéme, 990
   con treinta diablos; ea,
   no malpara.    ¡ Qué presto se marea
   la dama ! Yo la digo
   que tomara en Madrid este castigo;
   que hay hembra que una noche 995
   no se acostó, por sólo andar en coche.

Salen don ALONSO, doña MAYOR y MEDRANO

MAYOR:      ¡ Jesús !    ¡ cuál vengo ! El alma
   traigo en los dientes.
MEDRANO:                                  Echela en la palma.
   ¡ Gentiles damerías !
   Legua y media han andado.    Esta es Olías; 1000
   éstas sus ventas llenas
   de palominos, vaca y berengenas.
   A este andar, llegaremos
   en dos años.    --Marina, remojemos.

Vase

MAYOR:      ¡ Que sólo hemos andado 1005
   legua y media no más ?    ¿ Hay tal enfado ?
   No imaginé yo que era
   tan largo el mundo.
ALONSO:      Ponte en la litera,
   si te hace mal el coche, 1010
   y lleguemos a Illescas esta noche.
MAYOR:      ¡ Litera, ni por pienso !
   ¿ Turibulada yo sin ser incienso,
   y entre dos machos feos,
   sujeta a descorteses bamboleos ? 1015
   No, padre, no me agrada;
   descanse en ella tu dolor de ijada;
   que será cosa esquiva
   querer que vaya en tumba, estando viva.
ALONSO:      ¡ Oh, qué melindres tienes ! 1020
   Mayor, repara que a casarte vienes;
   olvida niñerías,
   y logra seso, como logras días.
MAYOR:      Pues si perdida vengo,
   ¿ qué he de hacer ?    Desde luego te prevengo 1025
   que no será posible
   pasar de aquí, si tu vejez terrible
   no quiere que me muera,
   yendo a Madrid en coche o en litera.
   Dejemos la jornada, 1030
   o a Toledo volvamos si te agrada;
   pues es mejor dar vuelta,
   que entre polvo y calor morir envuelta,
   dentro de un calabozo
   portátil, para ver de mí mal gozo. 1035
   Yo no quiero casarme,
   si primero pretendes enterrarme.
   Méteme en un convento
   y no en un coche, estrecho monumento,
   pues cuando en él me vea, 1040
   aunque cause tristeza, no marea.

Salen don LUIS y doña ELENA

LUIS:      Pues, esposa querida...
ELENA:      ¿ Qué aguardamos, Mayor ?
MAYOR:                                    Estoy perdida.
   Señor don Luis, advierta
   que he de llegar, si voy en coche, muerta. 1045
   No estoy acostumbrada
   a un balanzo tras otro.    La jornada
   es larga; si procura
   mi salud, o me den cabalgadura
   con sillón, o en Olías 1050
   nos desposemos.
LUIS:                              Dichas fueran mías
   el acortar los plazos
   que ha de lograr mi amor en vuestros brazos.
   Poco hay de aquí a Cabañas.
MAYOR:      Menos hay de la boca a las entrañas. 1055
   Señores, yo no puedo
   conmigo más; o vuélvanme a Toledo
   o llévenme de suerte
   que, en vez de bodas, no lloren mi muerte.
ELENA:      Alquilen un jumento; 1060
   irá mi prima en él más a contento;
   pues aquí es fácil cosa
   hallar jamúas.
MAYOR:                          ¡ Invención airosa
   será, por vida mía,
   que entremos en Madrid al mediodía, 1065
   en coche el desposado
   y la novia en jumento angarillado,
   dando a risas motivo
   ir yo galanteándole el estribo !
ALONSO:      Pues ¿ qué traza daremos 1070
   para que tus melindres contentemos ?
MAYOR:      ¿ No van cuatro criados
   a mula, a su placer acomodados ?
   Escojan la más mansa,
   pues la litera angustia, el coche cansa; 1075
   que, habiendo aquí herederos,
   que en Toledo son casi caballeros,
   si diligencia pones,
   no faltarán jamúas o sillones.
   Búsquenme una emprestada, 1080
   o si no, demos fin a la jornada.
LUIS:      Si sólo estriba en eso,
   démosla gusto.

Salen don BALTASAR, de mozo de camino, MEDRANO, y CASILDA

BALTASAR:                            Bonda pan y queso
   para beber un trago.
MEDRANO:      Berrico, ¿ no coméis ?
BALTASAR:                                  Nunca me pago 1085
   de manjar que se asienta
   en las tripas; con pollos pago cuenta. --
   Mis amos, pues ¿ qué [es] esto ?
   ¿ Ya se han cansado ?    Vamos de aquí presto,
   que es de noche.
ALONSO:                              No quiere 1090
   ir en coche Mayor.
BALTASAR:                              ¿ No ?    Pues espere;
   la mula que yo llevo
   anda como una dama.
ALONSO:                                Es de mancebo,
   que llaman de camino.
   Buena será.
BALTASAR:                        A mi cuenta no hay pollino 1095
   que ande más manso y llano.
   [...................................-ano]
   Si gusta de ir en ella,
   busquen unas jamúas que ponella.
MAYOR:      Mancebo acomodado 1100
   sois para vos.
BALTASAR:                            De cinco que me han dado,
   un coche y la litera,
   escogí la mejor y más ligera;
   que todo sobrestante
   ha de mirar por sí, Cristo delante. 1105
LUIS:      Alto, pues nos la ofrece,
   busquemos, entretanto que anochece,
   vendidas o emprestadas
   jamúas o sillón en las posadas.
ALONSO:      Deudos tengo en Olías; 1110
   Gonzalo de Aguilera o Juan de Frías
   podrán acomodarnos
   de todo, aunque sospecho han de estorbarnos
   esta noche el camino.
   Cumplámosla este antojo u desatino. 1115
LUIS:      Vamos a hablarlos luego.
ALONSO:      ¡ Libréme Dios de tu desasosiego !

Vanse don ALONSO, don LUIS y MEDRANO

ELENA:      Llegaremos de noche.
MAYOR:      No es mi estómago, prima, para coche.
   Mas vos, ¿ de qué manera 1120
   habéis de caminar ?
BALTASAR:                              ¿ Yo ? A la ligera.
   Yendo a su lado, quiero
   servirla al pie de su palafrenero.
   Ya que nos detenemos,
   señora doña Elena, merendemos; 1125
   vaca hay salpimentada,
   palominos fiambres y ensalada.
ELENA:      ¡ Vaya !    ¿ No vienes, prima ?
MAYOR:      No estoy para comer, antes me anima
   el fresco que aquí corre. 1130
   Tráiganme en que me asiente.

Don BALTASAR entra en la venta y saca una silla de costillas

CASILDA:                                        ¡ Brava torre
   empina nuestro Olías !
BALTASAR:      De costillas es ésta.
CASILDA:                                ¡ Y de hartos días !
ELENA:      ¿ No entra el señor Berrío
   a merendar ?
BALTASAR:                        Ya yo he bebido frío. 1135
ELENA:      ¿ De nieve ?
BALTASAR:                        Lo del pozo
   suple esta falta.
ELENA:                              ¡ Qué alentado mozo !

Vanse doña ELENA y CASILDA

MAYOR:      Pues, señor don Baltasar,
   ¿ qué es esto ?
BALTASAR:                          Lograr venturas,
   que en desdichados son cortas 1140
   y largas penas anuncian;
   añadir nuevos cuidados
   a los primeros que buscan
   por donde se libre una alma
   que más se enreda y anuda; 1145
   alargar lo más que puedo
   la vida, si no la cura,
   de una voluntad doliente,
   en vísperas de difunta;
   cumplir órdenes severas, 1150
   pues vuestras crueldades gustan
   que os salga al encuentro y oiga
   la sentencia que pronuncian
   vuestro rigor y mis celos;
   porque si la ausencia escusa 1155
   tormentos por lo distante,
   y agravios que no se escuchan,
   presente yo a vuestras bodas,
   sin medio que disminuya
   tanto pesar, me atormenten 1160
   de una vez mis ansias juntas.
MAYOR:      ¿ Ansí se desautoriza
   valor y sangre que ilustra
   persona de tantas partes ?
   ¿ No pudiera hallar la industria 1165
   artificio más decente ?
BALTASAR:      Sí, pero menos segura
   traza, señora, de hablaros
   el tiempo breve que dura
   esta infelice jornada; 1170
   pues cuando su fin se cumpla,
   le tendrá, viéndoos ajena,
   la vida que os llama suya.
MAYOR:      Encareced ponderable
   lisonjas que os atribuyan 1175
   el descrédito que siempre
   da el amor a quien las usa;
   que yo no he de imaginarme
   tan fénix en la hermosura
   que en mí fingís, engañado 1180
   de una vela casi a escuras,
   que en tiempo tan breve crea
   finezas que dificultan
   muchos días de frecuencia,
   largo amor y pruebas muchas. 1185
BALTASAR:      Pues a no quedar yo corto
   en exagerar en suma
   el fuego que por los labios
   exhala llamas ocultas,
   ¿ paréceos a vos, señora, 1190
   que osaran poner en duda
   indecencias de este traje
   el valor que disimulan ?
   No extrañéis ver que me alabo;
   que cuando mi amor procura 1195
   imposibles en el vuestro,
   contra el hado y la fortuna,
   siquiera para obligaros
   a compasión de quien gusta
   morir si os pierde, es razón 1200
   que os saque de tantas dudas.
   Don Baltasar es mi nombre,
   Córdoba la antigua alcuña
   que me dio apellido y patria;
   en seis mil ducados funda 1205
   su mayorazgo mi padre,
   y para que mejor luzcan
   en mí, que sucedo en ellos,
   guardoso los acumula.
   Manda que asista en la corte 1210
   para que pleitos concluya,
   pues si dichoso los venzo,
   conforme me lo aseguran,
   el estado de marqués
   con diez mil ducados junta 1215
   mi dicha, y tendréla entonces,
   si su dueño os intitula.
   Sacad de esto lo que os amo,
   y mirad, si a ser de burlas
   la fe amante que os adora, 1220
   osara poner en duda
   mi crédito por buscar
   peligrosas aventuras
   para veros, cuando advierto
   que desdichas apresuran 1225
   vuestro tálamo y mis penas,
   pues siendo mañana, anuncian
   triste vejez a mis padres
   y a mis años sepultura.
   ¡ Nunca yo en Toledo entrara, 1230
   o ya que en él entré, nunca
   me sacara aquella noche
   mi desgracia, para injuria
   de una vida malograda,
   y de un alma que, confusa 1235
   en vuestros mismos favores,
   riesgos de muerte la turban !
   ¿ Qué he de hacer, Mayor hermosa,
   vos casada, y yo sin culpa
   condenado, por quereros, 1240
   a envidiar al que os usurpa
   dos almas, que mi esperanza
   trazaba enlazar en una ?
   Será dueño de la vuestra
   mañana, y estando junta 1245
   la mía, Mayor, con ella,
   fuerza es que a servirle acuda.
   Ved el señor que me dais,
   ved los celos con que lucha
   un amor desesperado, 1250
   ved a lo que se aventura
   quien a su pesar se casa,
   y escarmienten desventuras
   ajenas recelos propios,
   que la voluntad enlutan. 1255
   Llamado os salgo al encuentro,
   y en este papel me jura
   Amor que me le tenéis;

Saca un papel

   si ya me olvida y se muda,
   en fe de la acción que tengo, 1260
   presento las escrituras.
   Dilatad resoluciones
   mientras competencias duran;
   no os desposéis en llegando;
   mujer sois, fingid escusas; 1265
   discreta sois, buscad traza;
   amante sois, haya industria,
   con que, difiriendo plazos
   que mi esperanza repugnan,
   aproveche al que os adora 1270
   ser por vos mozo de mulas.
MAYOR:      Como yo de vos creyera
   lo que la esperanza duda,
   y no recelara engaños
   de cortesanas astucias, 1275
   sospecho, don Baltasar,
   que pusiera en aventura
   por vos todos los respetos
   que en la sangre me ejecutan.
   El poco conocimiento 1280
   que tengo de vos rehusa
   lo que el corazón otorga.
   Licenciosas travesuras
   os entraron en mi casa,
   muerto un hombre en la apretura 1285
   de sus calles:    ¡ ved qué abono
   en vuesro favor resultan !
   Obligado, me obligasteis,
   vos cortés, yo dando ayuda
   a vuestra seguridadad 1290
   quedé sola, entró en disputa
   la voluntad y el recato,
   y mientras entrambos luchan,
   aquélla favoreciéndoos,
   y éste fulminándoos culpas, 1295
   sin dormir, a despertarme
   entró el sol, a coyuntura
   que amor, abogado vuestro,
   iba haciendo la resunta
   de las prendas que os abonan. 1300
   Levantéme, por ninguna
   de las partes declarada,
   puesto que inclinada a la una;
   llegó mi padre a este tiempo,
   y con él el que procura, 1305
   sacándoos a vos del pecho,
   que a su imperio me reduzca.
   Dieron prisa a esta jornada,
   cuanto más corta, importuna;
   pues si la de Ulises fuera, 1310
   lo que la brevedad turba,
   se aclarara con el tiempo:
   yo sin amar al que injuria
   la vuestra, instantes los plazos,
   y amor que imposibles busca, 1315
   todos estos fueron causa
   que os suplicase la pluma
   lo que no osara la lengua,
   en principios de amor, muda.
   Que me viésedes deseaba 1320
   (antes que llorase viuda
   el alma, casado el cuerpo)
   en el camino; mas nunca
   pudiera yo imaginar
   del valor y la cordura 1325
   que consideraba en vos,
   la indecente travesura
   de transformación tan baja;
   ni he leído que haya alguna
   de las que Ovidio entreteje, 1330
   que ansí admire y ansí encubra.
   Prométoos que cuando os vi
   concertar cabalgaduras
   con mi padre esta mañana,
   diestro en la desenvoltura, 1335
   interesable en el precio,
   malicioso en las preguntas
   y grosero en el lenguaje,
   que hizo el alma conjeturas
   sobre si érades de veras 1340
   lo que parecéis de burla;
   mas satisfíceme luego;
   que el alma no se deslumbra,
   cuando quiere bien, por sombras
   que verdades disimulan. 1345
   Aumentastes mis cuidados,
   y agradecida, confusa,
   me sacaron de Toledo
   ejecuciones caducas,
   mi viejo en esa litera 1350
   y en la aborrecible tumba
   del coche mi prima y yo,
   don Luis y Casilda, a mula
   vos y los demás criados,
   fingiendo luego mi astucia, 1355
   por feriar esta ocasión,
   desmayos, ansias y angustias
   que han parado en lo presente.
   Juzgad, si cuentas se ajustan,
   cuál de los dos debe a cuál, 1360
   y quién alcanza en la suma.
BALTASAR:      En todo sois mi acreedora;
   mas ¿ qué importa, si desfruta
   diligencias de mi suerte
   quien esperanzas me anubla ? 1365
   En Madrid entráis mañana,
   y a la noche (¡ ay Dios, qué obscura
   será para mí !) os desposan,
   si en diez leguas no resultan
   de mi fe y vuestros favores 1370
   trazas que cuerdas destruyan
   vejeces de vuestro padre,
   contrastes de mi fortuna.
MAYOR:      En menos término un rayo
   pedernales desmenuza, 1375
   sorbe una tormenta armadas,
   y Roma en Numancia triunfa.
   Donde hay amor, no hay estorbos,
   ni desescha coyunturas
   la necesidad maestra, 1380
   si los aprietos la apuran.
   Ya yo no camino en coche;
   al estribo de la mula
   (que, siendo vuestra, sabrá
   terciar en nuestras consultas) 1385
   esta noche dispondremos
   la que fuere más segura
   a vuestro amor y a mi fama.
BALTASAR:      Pondré en ella el non plus ultra
   de los prodigios, si salgo 1390
   con éste.
MAYOR:                          Tengo preguntas
   considerables que haceros,
   y es bien que en ellas discurra;
   mas quédense por agora,
   que viene mi padre.
BALTASAR:                                  Ayuda, 1395
   amor; que no es noble hazaña
   la que no se dificulta.

Salen don ALONSO y don LUIS

ALONSO:      ¿ Tendrémoste ya contenta ?
   Hallado habemos jamugas;
   ¡ plegue a Dios que no te cansen 1400
   o no caigas !
BALTASAR:                          Es la rucia
   una oveja; no hayan miedo;
   no anda más llano una burra.
   Yo iré a su lado, y verá
   cuál se la tengo.
MAYOR:                                ¿ Quién duda ? 1405
LUIS:      Ea, mi bien, caminemos;
   la noche, aunque no hace luna,
   es clara; poned el coche,
   hermano mozo de mulas.
BALTASAR:      Hablemos bien, si es que sabe. 1410
LUIS:      ¿ No es vuestro nombre éste ?
BALTASAR:                                            Lucas
   Berrío soy en mi casa,
   gracias a taita y al cura;
   tíos tengo familiares,
   y un hermano que aun estudia 1415
   en Alcalá, y un pariente
   que es racionero de Murcia.
LUIS:      Todo eso es calificado
   y a propósito:    ¿ qué injuria
   os hago dándoos el nombre 1420
   de vuestro oficio ?
BALTASAR:                                Nenguna,
   si el de mi oficio me diera.
LUIS:      ¿ No curáis cabalgaduras ?
BALTASAR:      No, mas soy su sobrestante.
LUIS:      ¿ Por vuestra vida ?
BALTASAR:                                Y la suya. 1425
LUIS:      ¿ Que también hay diferencia
   en esos cargos ?
BALTASAR:                                Y mucha.
   Los que en calzones de lienzo,
   monterilla con la punta
   al cogote y alpargates, 1430
   a pata en invierno sudan,
   son mancebos de camino;
   mas los que en cabalgadura
   acompañan, con espuela,
   sombrero, calza de abuja, 1435
   su borceguí encima de ella,
   manga o jubón de camuza,
   capotillo de rajeta,
   valona y liga que cruza,
   espada y daga de ganchos, 1440
   éstos tales se entetulan
   sobrestantes del ganado.
   No tengamos barahunda;
   hablar como se ha de hablar,
   y Cristo con todos.    ¡ Unzan ! 1445
LUIS:      Vaya, no riñáis por eso.

Sale MEDRANO, con látigo de cordel en mano

MEDRANO:      Alto de aquí.
BALTASAR:                            ¿ Está la rucia
   ensillada ?
MEDRANO:                          Y con sus andas,
   de veinte y cinco.
BALTASAR:                                Pues suba.
LUIS:      Yo, esposa, os pondré a caballo. 1450
BALTASAR:      Paso, hidalgo, que no se usa
   quitalle el oficio a nadie;
   cada cual al suyo acuda.
LUIS:      Apártate allá, grosero.
BALTASAR:      Polido, no estará ducha 1455
   su persona a estos trabajos.
LUIS:      ¡ Ah bárbaro !
BALTASAR:                          ¿ Echamos pullas ?
   Mire que ha de derriballa;
   que es cosquillosa la mula
   para quien no la conoce. 1460
MAYOR:      ¿ Cosquillosa ?
BALTASAR:                            Es mala cuca.
MAYOR:      Pues yo no quiero ir en ella.
ALONSO:      ¿ Díjelo yo ?
BALTASAR:                          A quien la cura
   y da de comer se amansa.
MAYOR:      Pues póngame en ella Lucas, 1465
   y vaya siempre a mi lado.
BALTASAR:      Pegaréme como pulga;
   mas pagándolo.
MAYOR:                            Se entiende.
BALTASAR:      Alto, pues; venga.    ¿ Es de pluma ?

Lleva a doña MAYOR en brazos, y vanse todos.    Salen CARREÑO y don FELIPE, de camino

FELIPE:                Aquí tienen de hacer noche,
   si van a comer a Illescas. 1470
CARREÑO:      No son las posadas frescas;
   pero todo carro o coche
             en Cabañas da cebada.
FELIPE:      ¡ Qué mal lugar escogieron !
CARREÑO:      Venteros leí que fueron
   (como quien no dice nada)
             sus fundadores; sacad 1475
   de estos principios qué tales
   serán los más principales
   de esta insigne vecindad.
FELIPE:                Los más de ellos son mesones.
CARREÑO:      Aunque es población pequeña,
   la autoriza la cigÜeña 1480
   de su pozo.
FELIPE:                          Dio invenciones
             a las tramoyas extrañas
   que celebra el vulgachón.
CARREÑO:      Sí; no fue mala invención
   la del pozo de Cabañas.
FELIPE:                No hiciera mala comedia
   quien la traza aprovechara 1485
   de vuestro amo.
CARREÑO:                              Será rara,
   como no acabe en tragedia;
             que lo temo, ¡ vive Dios !
FELIPE:      ¡ Qué notable desatino !
CARREÑO:      Es capricho peregrino,
   y, aprobándosele vos,
             ¿ qué mucho le ejecutase ? 1490
FELIPE:      Pues yo ¿ tengo culpa de eso ?
   Vile tan fuera de seso
   que, porque no se empeñase
             en disparates mayores,
   concedí en todo con él.
CARREÑO:      Sois lindos cascos vos y él 1495
   para embadurnar amores.
             ¡ Válgate el diablo por hombre !
   Acabado de apear,
   ¡ al instante hubo de hallar
   reconcomios !
FELIPE:                          No te asombre;
             que fue la ocasión terrible.
   De noche un hombre encerrado, 1500
   por la hermosura asaltado
   poderosa y apacible
             de la más bella mujer
   que a Toledo da valor;
   obligado a su favor,
   y, tras riesgos del temer,
             ocasiones de amar, 1505
   influencias de los cielos;
   y, comenzando por celos,
   viendo que se va a casar
             con persona que aborrece,
   las dichas que le apercibe,
   cuán amorosa le escribe, 1510
   lo que este lance le ofrece,
             cuarenta y dos mil escudos
   que autorizan su hermosura...
   ¿ qué prudencia, qué cordura,
   qué laberintos, qué nudos
             de Alejandro bastarán,
   Carreño, a enfrenar el seso 1515
   de un mozo amante y travieso ?
CARREÑO:      Bien, mas si a casarse van
             a Madrid, ¿ de qué provecho
   será la transformación
   de mozo de mulas ?
FELIPE:                                Son,
   cuando se ven en estrecho
             el amor y la fortuna, 1520
   más activos y eficaces;
   si en ellos discursos haces,
   no saldrás con medra alguna.
             Todo hombre considerado
   luce sus intentos tarde;
   peca el sabio de cobarde, 1525
   y de atrevido el soldado.
             Si Alejandro reparara
   en imposibles, no fuera
   señor del mundo, ni hiciera
   a tantos peligros cara.
             Colón, a no atropellar
   estorbos de día en día, 1530
   no añadiera monarquía
   a España de tanto mar.
             Ni sabe amar el prudente,
   ni vence el considerado,
   ni admite razón de estado
   el celoso ni el valiente.
CARREÑO:                    ¡ Qué guisado que lo halló 1535
   todo:    mulas de alquiler,
   coche y litera !    De ayer
   venido, hoy se convirtió
             en mancebo de camino.
FELIPE:      Dióle amor la traza y modo;
   el dinero sale a todo 1540
   con remedos de divino.
             Sobornamos a su dueño,
   y salí yo su fiador.
   ¿ Por qué piensas que el amor
   supo en Júpiter, Carreño,
             llover dorado granizo
   que a Dánae dejó preñada ? 1545
   Porque no hay puerta cerrada
   para este absoluto hechizo.
             Dióle este metal sus bulas
   para todo; no te espantes,
   si el oro vence gigantes,
   que venza el que alquila mulas.
CARREÑO:                    Y vuesa merced ¿ qué intenta 1550
   aguardándolos aquí ?
FELIPE:      Quiero prevenir ansí
   peligros que el hado inventa.
             Haciéndome encontradizo
   con ellos, ayudaré
   su engaño, y estorbaré 1555
   de un amor arrojadizo
             desesperadas locuras,
   que le pueden estar mal.
CARREÑO:      Usted es amigo leal
   para tales aventuras;
             quiera Dios que la presente
   nos absuelva a culpa y pena. 1560
FELIPE:      De su prima doña Elena
   soy ya ha días pretendiente,
             y no ha de ayudarnos poco
   si le cuento estas marañas.
   Prevengamos en Cabañas
   camas y cena.

Vase

CARREÑO:                              Si un loco
             guía a otro, ¡ buen suceso 1565
   se aliña !    Vaya con Dios,
   que no hayan miedo los dos
   que echen alforzas al seso.

Sale don DIEGO

DIEGO:                En fin, Carreño, ¿ vuestro amo
   con tan indecente traza
   se enamora y se disfraza ? 1570
CARREÑO:      Es tal, que al primer reclamo
             da en la liga; apenas vio
   la hechicera toledana,
   cuando, olvidando a doña Ana,
   a la luz se derritió
             de una vela, que alcahueta
   de estos disparates fue. 1575
   Quien compra lo que no ve
   al sol, cuando se prometa
             montes de oro, si después
   se le vuelven en carbón,
   quéjese de su elección.
DIEGO:      Y de su necio interés,
             si el burlarse de mi prima 1580
   a la cara la saliere.
CARREÑO:      Pretenda lo que él quisiere,
   que, aunque más su amor le anima,
             es imposible alcanzar
   el fin de su pensamiento.
   Desposaránse, al momento 1585
   que se acaben de apear
             en Madrid, el desposando
   y la novia, según queda
   concertado, sin que pueda
   lograr trazas que está dando
             nuestro amante literero,
   y soplaráse las manos 1590
   cuando llore ardides vanos.
DIEGO:      Si yo no le doy primero
             el castigo que merece
   hombre de tan poca fe.
CARREÑO:      Más vale que él se le dé
   a sí mismo, si os parece,
             y que doña Ana del modo 1595
   le olvide que él la ha olvidado;
   perderálo escarmentado
   todo quien lo quiso todo.
DIEGO:                ¡ Vive Dios !, que he de decir
   quién es a los que acompaña.
CARREÑO:      Intentaréis una hazaña 1600
   que se os ha de deslucir,
             porque o le han de dar la muerte
   o él os la ha de dar a vos,
   y cualquiera de los dos
   que la pierda, es caso fuerte.
             Y cuando esto no suceda,
   ¿ de qué servirá afrentar 1605
   a un noble que, por amar,
   desacreditado queda
             en tan desvalido traje ?
   Yo, a lo menos, lo que hiciera,
   a ser vos, le persuadiera
   a solas con buen lenguaje,
             dándole un gentil jabón, 1610
   y advirtiéndole lo mal
   que en hombre tan principal
   parece transformación
             tan indigna de creer,
   y el peligro a que se expone
   quien a burlar se dispone 1615
   tan generosa mujer
             como vuestra prima hermosa;
   pues si se muda ligero,
   es mi señor caballero,
   y la sangre que es lustrosa,
             levántase aunque tropieza.
   Temerá el verse por vos 1620
   descubierto, y querrá Dios
   que acuerdos de la belleza
             que deja, y los imposibles
   que pretende, abran sus ojos,
   y paren estos enojos
   en tálamos apacibles.
             Considerad lo que hacéis, 1625
   y advertid cuán poco gana
   de mi señora doña Ana
   fama y opinión.
DIEGO:                              Tenéis
             más seso que vuestro dueño.
   Admito ese parecer;
   pero guárdese de hacer 1630
   desprecio de mí, Carreño;
             no eche culpa a su castigo,
   si en Cabañas le avergÜenzan.
CARREÑO:      A venir carros comienzan.
   Adiós, y haced lo que os digo.

Vanse.    Don BALTASAR, don ALONSO, don LUIS y doña MAYOR, dentro

BALTASAR:                ¡ Jo, mula de Barrabás !
   ¿ Qué demonios te han tomado ? 1635
ALONSO:      Tenelda.
LUIS:                      ¿ Hala derribado ?
BALTASAR:      Dalle, dalle; ¿ correr más ?
             Señora, téngase bien.
MAYOR:      ¡ Ay, Lucas, que me derriba !
BALTASAR:      Tírela del freno arriba.
   ¡ Ah, malas landres te den !

Piérdese la voz de don BALTASAR

ALONSO:                Para el coche.
LUIS:                                Para el coche. 1640
MEDRANO:      Caminen, que no caerá.
LUIS:      Parad:    ¡ hola ! acabad ya.
MEDRANO:      ¡ Voto a san Nuño !

Salen todos menos MAYOR y BALTASAR

ALONSO:                              ¿ De noche,
             y no hay quien vaya tras ella !
LUIS:      ¿ Qué camino hay sin desastre ?
ALONSO:      Quiera Dios que no la arrastre. 1645
ELENA:      Vaya alguno a socorrella.
CASILDA:                Adelantáronse tanto
   los de caballo a tomar
   posadas, que en el lugar
   deben ya de estar.
MEDRANO:                                ¿ Qué espanto
             los asombra ?    ¿ En angarillas
   no va ?    ¿ Qué diablos nos cansa ? 1650
LUIS:      ¿ Esta era la mula mansa ?
MEDRANO:      Mansa es, pero tien cosquillas;
             debiósele de asentar
   la silla en la matadura.
CASILDA:      Ya no parecen.
ELENA:                          ¡ Qué oscura
   noche !
LUIS:                    Quiero irla a buscar.
MEDRANO:                ¿ No va a su lado Berrío ? 1655
   Ya pueden haber llegado
   al pueblo, y aun remojado.
CASILDA:      ¿ Si cayó ?
MEDRANO:                          ¡ Buen desvarío !
             Ya nos atronara a voces
   la señora.
ALONSO:                          ¿ Hay tal correr ?
MEDRANO:      Ella se sabrá tener. 1660
   Suban; que no tira coces;
             que es la rucia una cordera.
   Vamos; no tengan temor;
   que ella se tendrá.
LUIS:                                Señor,
   subid en vuestra litera,
             y los demás en el coche;
   partiré entretanto yo 1665
   y sabré donde paró.
ALONSO:      Cosas he visto esta noche
             en tres leguas, que sobraran
   para ciento.
MEDRANO:                          Donde van
   mujeres, siempre hallarán
   enfados que en risas paran.
             Dos tiros de piedra habrá 1670
   de aquí a Cabañas; subir.
ALONSO:      En efeto, ¿ queréis ir
   en su busca ?
LUIS:                          ¿ Quién podrá
             vivir, si cual yo la adora,
   entre tanto que no sabe
   lo que ha sucedido ?
MEDRANO:                                  Acabe. 1675
   ¡ Estémonos aquí un hora !
             No es tan zurda la muchacha;
   él verá cuál se agarró.
ELENA:      ¡ Miren qué mula la dio
   el Lucas !
MEDRANO:                          No la hay sin tacha;
             mas la rucia es un borrico.
   Acabemos, pues; subamos. 1680
ALONSO:      En la posada esperamos.
LUIS:      Yo voy, pues.
MEDRANO:                          Dalas, Perico.

Vanse.    Salen doña MAYOR, en zapatillas, y don BALTASAR, trayéndole los chapines

BALTASAR:      ¡ Linda traza !
MAYOR:                            Como vuestra,
   aunque con algún peligro.
   Mil veces pensé caer. 1685
BALTASAR:      Media legua hemos corrido.
MAYOR:      ¿ Qué pueblo es aquél ?
BALTASAR:                                Magán.
   Mientras duermen sus vecinos,
   y los que mi amor estorban
   buscándoos andan perdidos, 1690
   consultemos este rato,
   hermosa Mayor, arbitrios
   que sustenten mi esperanza,
   sin estorbos ni registros.
MAYOR:      ¿ Y la mula ?
BALTASAR:                      Está paciendo. 1695
MAYOR:      ¿ No hay donde atalla ?
BALTASAR:                                No quiso
   criar árboles la Sagra,
   por darse toda a los trigos.
   Raso está todo este campo,
   y a propósito este sitio 1700
   (por lo que de prado tiene
   con yerba, aunque mal florido)
   para disponer los dos
   o mi tormento o mi alivio.
   Sentémonos, si os parece. 1705
MAYOR:      Advirtiéndoos al principio
   lo que de vuestra nobleza
   supongo, y que de vos fío
   respetos que, ocasionados,
   no profanan bien nacidos. 1710
BALTASAR:      Cortés amaros pretendo
   con deseo casto y limpio,
   segura mi voluntad
   y mis gustos comedidos.
   Sin manos viene mi amor; 1715
   sólo en la lengua y oídos
   jurisdicción limitada
   que os respete les permito.

Siéntanse

MAYOR:      Sois cordobés caballero;
   de tal patria, en fin, tal hijo; 1720
   para cautivarme más,
   no busquéis otros hechizos;
   mas ¿ con cuáles obligasteis
   la mula a que, del camino
   derrotada, ansí corriese, 1725
   ocasionando mis gritos ?
   Que a no asirme a las jamugas
   y el ir vos siempre conmigo,
   no hay duda que me arrastrara.
BALTASAR:      Tiene amor, en fe de niño, 1730
   invenciones y poder
   para ejecutarlas, y hizo,
   en mi favor estudioso,
   mi Mayor, las que habéis visto.
   Enfadábame el llevar 1735
   al lado tanto registro,
   interrumpiendo cansados
   ya el hablaros, ya el oíros;
   y, como no me va menos
   que vivir el persuadiros 1740
   que de término tan breve
   amante atajéis peligros,
   valíme de las tinieblas
   y del ramo de un espino,
   plumaje de unos cambrones, 1745
   que al bruto sin culpa aplico
   debajo la gurupera,
   el cual al instante mismo
   que, sin ser enamorado,
   le escoció lo pungitivo 1750
   de los celos, y en tal parte,
   a puras coces y brincos
   procuró librarse de ellos,
   de puro correr, corrido;
   porque celos y cambrones 1755
   son deudos muy parecidos.
   El picado y yo celoso,
   echamos por esos trigos;
   mas sin perderos los brazos,
   que medraron mis alivios 1760
   por tocaros y teneros,
   hasta llegar a este sitio
   donde gozoso os apeo,
   a la mula abrojos quito,
   ella pace y yo descanso 1765
   mientras adorando os miro.
MAYOR:      ¿ Qué no sabrá hacer amor ?
BALTASAR:      No hubiera bien entendidos,
   si no hubiera enamorados.
MAYOR:      Dejemos, señor Berrío, 1770
   burlas, y hablemos de veras.
   Ya os acordáis que os he dicho
   que tengo dificultades
   muchas, que si aquí averiguo
   y salen en vuestro abono, 1775
   a pagároslas me obligo.
   ¿ Tenéis en la corte empleo ?
BALTASAR:      Túvele; pero os afirmo
   que ensayé en ella el amor
   que a vos perfecto os dedico. 1780
MAYOR:      ¿ Por vida de lo que más
   queréis ?    si así os necesito
   a no mentirme.
BALTASAR:                          Estad cierta,
   como que adorándoos vivo,
   que más allá que la muerte 1785
   aborrezco aquese vicio.
MAYOR:      Pues siendo ansí, ¿ por qué causa
   os ausentastes ?
BALTASAR:                          Motivos
   hallé en ella suficientes
   para apelar al olvido 1790
   después de un año de amante,
   que ya me parece un siglo.
MAYOR:      ¿ Era su nombre ?
BALTASAR:                            Doña Ana.
MAYOR:      ¿ Su calidad ?
BALTASAR:                        Sé deciros
   que en la sangre y en la hacienda 1795
   se igualó con mis servicios.
MAYOR:      ¿ Celos os descompusieron ?
BALTASAR:      Celos se engendran de indicios,
   agravios de desengaños,
   que por mis ojos he visto. 1800
MAYOR:      ¿ Desengaños ?    Pues ¿ quiere a otro ?
BALTASAR:      Quiere agora, querrá y quiso;
   que dizque engendran carácter
   los amores primerizos.
MAYOR:      Pues ¿ con qué seguridad, 1805
   si dentro el alma os admito,
   crédula a vuestras palabras,
   viviré, según lo dicho,
   si vos primero la amasteis,
   y celos, del amor hijos, 1810
   pródigos desbaratados,
   llorando sus desperdicios
   caen brevemente en la cuenta,
   y se vuelven al cariño
   del primer amor, su padre ? 1815
BALTASAR:      Ya, hermosa señora, os digo
   que pasaron de ser celos
   a ser agravios los míos.
   Mirad que soy caballero.
MAYOR:      ¡ Qué de ellos habemos visto 1820
   calificar sus engaños
   a sombra de este artificio !
   Ahora bien, don Baltasar,
   entretanto que averiguo
   despacio en Madrid sospechas 1825
   que temo, pero no admito,
   yo os prometo no casarme,
   por más que inten[t]en prolijos
   apresurar mis tormentos
   mi padre y vuestro enemigo; 1830
   mas con dejarme a mí cierta
   de que sabéis resistiros,
   no viendo a mi opositora.
BALTASAR:      ¿ Verla yo ?    Tiemblo de oírlo.
MAYOR:      Estáis celoso, y los celos, 1835
   por lo que de otros colijo,
   en convertirse a otra ley,
   tienen algo de moriscos.
BALTASAR:      Pues elegid vos el modo
   de aseguraros.
MAYOR:                        Elijo 1840
   uno, puesto que bastante
   costoso, como inaudito.
BALTASAR:      Que no reparéis en eso;
   ya le espero.
MAYOR:                        Ya le explico.
   Yo con vos he de enojarme 1845
   al fin de nuestro camino,
   y tengo de hacer que os prendan
   en Madrid.
BALTASAR:                    ¿ Por qué delito ?
MAYOR:      Por la muerte del criado
   que a nuestro amor dio motivo. 1850
   El era un lacayo pobre,
   y, dejando mujer y hijos,
   concertándoos con la parte,
   su vejación redimimos;
   entretanto podré yo 1855
   saber lo que solicito,
   y, quitándoos ocasiones,
   asegurar celos míos.
   No ha de haber réplica en esto.
BALTASAR:      Severa sois en arbitrios; 1860
   mas yo los acepto; vaya,
   si siendo obediente os sirvo.

Sale don LUIS sin ver a BALTASAR y doña MAYOR

LUIS:      (¿ Hay tal desaparecerse ?
   Mas de una legua he corrido
   por rodeos y altibajos, 1865
   y no puedo descubrirlos.)
MAYOR:      Ansí aseguro sospechas.
BALTASAR:      Lo que yo en eso os suplico,
   es que apresuréis amante
   la información que os permito, 1870
   porque acortemos estorbos.
LUIS:      (Hablar hacia allí he sentido.
   ¡ Válgame Dios !    ¿ Si son ellos ?
   Pasos y atención aplico.)
MAYOR:      Si yo verdadero os saco, 1875
   y sois, como lo imagino,
   quien vos decís y yo espero,
   presto saldréis de ese oficio
   al que mi amor interesa.
LUIS:      (O se engañan mis oídos, 1880
   o es doña Mayor la que habla.
   Pero ¿ a quién, recelos míos,
   promete amantes retornos
   que él diligencia y yo envidio ?
   ¿ Tan melindrosa poco ha, 1885
   pidiendo socorro a gritos,
   corriendo descaminada,
   pronosticando peligros
   su padre, llorando todos,
   yo buscándola perdido, 1890
   y ella con tanto sosiego
   sentada, y en tan distinto
   lugar conversando alegre ?
   ¡ Qué de cosas que malicio !)
BALTASAR:      Sentirálo vuestro padre 1895
   de muerte.
MAYOR:                    Yo tengo hechizos
   con que acariciar vejeces
   de quien en la edad es niño.
BALTASAR:      En fin, ¿ hemos de casarnos ?
MAYOR:      Al punto que saque en limpio 1900
   la verdad de tantas cosas.
BALTASAR:      ¿ Y don Luis ?
MAYOR:                        Es desvarío
   pensar que ha de cautivarme
   amante a quien no me inclino,
   cuando le hace ventajas 1905
   tantas el señor Berrío.

Sale don LUIS

LUIS:      ¡ Oh aleve !    ¡ Viven los cielos,
   que tengo de dar castigo
   a tu bárbara elección
   y al infame desatino 1910
   de tu desigual amante.

Levántanse los dos, saca la espada don BALTASAR, opónese a don LUIS

MAYOR:      ¿ Qué es esto ?
BALTASAR:                        Hidalgo, pasito.
   Sosiéguese:    ¿ qué le toma ?
MAYOR:      ¿ Estáis en vuestro jÜicio,
   don Luis ?    Templaos; ¿ qué es esto ? 1915
LUIS:      ¡ Pluguiera a Dios que, perdido
   mi seso, o nunca os amara,
   o nunca llegara a oíros
   bajezas y indignidades,
   que si bien las apercibo, 1920
   juzgo imposible el creerlas !
   En fin, Mayor, habéis sido
   mujer; en fin, escogéis
   a un rústico, cuyo oficio
   sirviendo brutos, se llama 1925
   mozo de mulas.
BALTASAR:                        Ya he dicho
   que hable bien y no tengamos
   carambolas; que si esgrimo
   la de Joanes, al primero
   hurgón, perdónele Cristo. 1930
LUIS:      ¡ Oh infame !
BALTASAR:                      Apártese allá,
   señor galán; se lo aviso.
LUIS:      ¿ Vos su esposo ?    ¿ Yo olvidado ?
   ¿ Ella aleve, y yo ofendido ?
   ¿ Doña Mayor mujer vuestra ? 1935
   Primero...
BALTASAR:                    Todos venimos
   de Adán, y yo puedo ser
   de toda mujer marido
   con la cara descubierta.
MAYOR:      ¡ Don LÜis !    ¡ Lucas Berrío ! 1940
   ¿ Qué disparates son éstos ?
   Sosegaos, o daré gritos.--

A don LUIS

   ¿ Hay locura semejante ?
   ¿ Luego vos habéis creído
   lo que aquí nos escuchastes ? 1945
   ¡ Jesús !    ¡ qué gran desatino !
   Envainad, que sois un bobo;
   poco mi seso acredito
   con vos. ¡ Lucas, a enfrenar !
BALTASAR:      Voy; pero lo dicho dicho. 1950

Vase

MAYOR:      En fin, ¿ me habéis injuriado ?
   ¡ Qué de ello perdéis conmigo
   desde hoy !    ¿ Que a tal disparate
   lleguéis vos a persuadiros ?
LUIS:      Pues si lo oigo, ¿ qué queréis ? 1955
   ¿ Desmentiré mis sentidos ?
   ¿ No sois mujer ?    ¿ Qué milagro
   que imitéis vuestro principio ?
MAYOR:      Ya os dije que sois un bobo;
   túveos yo por entendido. 1960
   ¿ Alquiladora de mulas
   doña Mayor ?    ¡ Oh, qué lindo !
   Medrábamos en corcoba.
   ¡ Jesús, Jesús, me santiguo
   una y mil veces !    ¿ Que sean 1965
   los celos tan persuasivos
   o tan necios, que se arrojen
   a creer de mi jÜicio
   tan gran desalumbramiento ?
LUIS:      A tener los celos tino, 1970
   no anduvieran siempre a ciegas;
   pero si lo son los míos,
   ¿ a qué propósito agora,
   cuando yo os busco molido,
   temeroso vuestro padre, 1975
   sentados y entretenidos
   favorecéis amorosa
   a un bárbaro con indignos
   desaciertos y esperanza,
   cuando menos, de marido ? 1980
MAYOR:      Andad;    que no estáis en vos.
   Es el tonto más sencillo
   el Lucas que vio Toledo.
   Hasta aquí la mula vino
   sin parar, desatinada, 1985
   y él, a las ancas asido,
   ya que no pudo tenerla,
   me tuvo a mí; que os afirmo
   que si de mí se apartara,
   mil veces hubiera sido 1990
   malogro a vuestros deseos
   y lástima a nuestro siglo.
   Cansóse, en fin, y canséme,
   de suerte que me convino
   sosegar aquí este rato, 1995
   y él a mi lado, perdido
   de correr, sentado y necio,
   que estaba sin seso dijo
   por mí, y dispuesto a casarse,
   consintiese o no, conmigo. 2000
   Propúsome su linaje
   (que es, por lo menos, corito)
   su patrimonio, sus deudos,
   sus gracias, sus ejercicios;
   y yo, por entretenerme, 2005
   di ensanchas a su capricho,
   ofreciéndole informarme
   y, abonándole testigos,
   mejorar con él mis bodas.
LUIS:      ¿ Qué decís ?
MAYOR:                      Que no sois digno 2010
   de que os tenga por discreto
   quien vuestro desaire ha visto.
LUIS:      ¡ Que de ésos es nuestro mozo ?
   Un viaje entretenido
   me prometo, según eso. 2015
   No hay celos sin desvaríos;
   perdonadme, esposa bella,
   y entretengamos fastidios
   con él de aquesta jornada,
   dando a sus simplezas ripio. 2020

Sale don BALTASAR

BALTASAR:      ¡ Miren qué mucho que echase
   la mula por esos trigos !
   Seis dedos sobre los lomos
   de matadura le hizo:
   ¡ maldiga Dios al sillón ! 2025
   Suba.

A doña MAYOR

LUIS:                (Ya me maravillo,
   mi bien, que no os arrastrase.)
   Lucas, no haya más; amigo
   hasta la muerte.
BALTASAR:                          Es temprano.
LUIS:      Yo ya con vos no compito; 2030
   doña Mayor me desprecia
   y os tiene amor.
MAYOR:                            Infinito.
LUIS:      No quiero mujer con celos;
   de novio vuelto en padrino,
   he de alegrar vuestras bodas. 2035
BALTASAR:      ¿ Se convida ?
LUIS:                        Me convido.
BALTASAR:      Encaje, pues, esos huesos.

Danse las manos

LUIS:      ¿ Queréis, pues estoy rendido,
   que suba un rato a las ancas ?
BALTASAR:      ¿ Con mi mujer ?    Palo, digo. 2040
LUIS:      Acabad.
BALTASAR:                    ¿ Y la señora
   en el sillón ?
LUIS:                        Sin peligro
   irá, si yo cuido de ella.
BALTASAR:      ¡ Y que vaya a pie el marido !
   ¡ Oxte, puto !    En mi curato 2045
   no ha de haber (de esto le aviso)
   beneficiado o teniente
   con quien parta los bodigos.
   Llevaréla de la rienda;
   irá vusted su poquito, 2050
   un rato a pie y otro andando;
   que Cabañas está a tiro
   de arcabuz: alto, señores.
LUIS:      Extraño sois.
BALTASAR:                        No sufrimos
   la mula y yo, ni ancas ella, 2055
   ni Lucas sota-maridos.

Toma en brazos a doña MAYOR y vanse


ACTO TERCERO

Salen don ALONSO y don FELIPE

ALONSO:                Basta, que dais en hacernos
   merced toda esta jornada;
   en Cabañas la posada,
   pollos y gazapos tiernos
             en Illescas...    A este andar
   porfiando en regalarnos, 2060
   claro está que ha de pesarnos
   ver que se haya de acabar
             tan presto nuestro camino.
FELIPE:      Ya que en él os encontré,
   por dichoso me tendré
   que, en fe de vuestro vecino,
             me toque el título honroso 2065
   de vuestro aposentador.
ALONSO:      Yo soy vuestro servidor,
   y me juzgo venturoso
             yendo en vuestra compañía.
FELIPE:      El curso que de ordinario
   tengo hecho, siendo cosario 2070
   de este camino, podría,
             aunque la jornada es breve,
   enseñarme a descubrir
   regalos con que os servir;
   por lo menos traigo nieve
             y ternera, que no es poco
   para tan seco lugar. 2075
   Mientras guisan de almorzar,
   si con el sueño os provoco,
             soy de parecer que un rato
   reposéis.
ALONSO:                          Como he venido
   en litera, helo dormido
   lindamente; y me recato
             de camas que a tantos son 2080
   comunes.
FELIPE:                      Camas y lodos
   déjanse pisar de todos,
   como mozas de mesón;
             mas yo siempre me prevengo
   de sábanas y almohadas
   caseras, por las posadas. 2085
ALONSO:      El mismo cuidado tengo;
             y de ordinario las llevo
   en un baúl como agora.
FELIPE:      No saldremos en esta hora;
   por eso en el mesón nuevo
             previne dos salas frescas,
   que es más capaz y mejor. 2090
ALONSO:      Mientras va doña Mayor
   a ver la Virgen de Illescas
             y oye en su altar una misa,
   el almuerzo prevendremos,
   porque esta noche lleguemos
   a Madrid.
FELIPE:                          Si se da prisa
             el cochero; que hay que andar 2095
   seis leguas, y la de Parla
   es larga.
ALONSO:                        Tiempo hay de andarla,
   pues el sol nos da lugar,
             que agora empieza a nacer.
   ¿ A qué vais vos a la corte ?
FELIPE:      No a pretensión que me importe. 2100
   Soy mozo, y no sé perder
             fiestas que ilustran hazañas
   con que España alegre está;
   convida a toros Bredá,
   y el Brasil pone las cañas;
             quisiera dar a un rejón
   crédito delante el rey. 2105
ALONSO:      Son guarda de nuestra ley
   su castillo y su león;
             y ansí no me maravillo,
   contra quien su fe no entienda,
   que tal león la defienda
   y la ampare tal castillo.
FELIPE:                ¡ Qué de enemigos tenía 2110
   el infierno convocados !
ALONSO:      Dicen que en tiempos pasados
   seguro el león dormía,
             viéndose en la posesión
   pacífica de su imperio;
   juzgaron a vituperio 2115
   los lobos que ansí el león
             en los dos mundos tuviese
   imperio tan absoluto,
   sin que se escapase bruto
   que su nombre no temiese;
             y, habiendo entre todos liga,
   como durmiendo le vieron, 2120
   sus estados repartieron;
   ¡ tanto la ambición instiga !
             y, consultando sus robos,
   afirman, mas será error,
   que alguno que era pastor
   se coligió con los lobos.
             Por cuatro partes marcharon 2125
   y, arriesgando su fortuna,
   le acometieron a una;
   mas no le desafiaron,
             que fue acción poco bizarra.
   El león, que los sintió,
   dio un bramido, bostezó 2130
   y enseñóles una garra,
             con que, el ánimo perdido,
   no hay quien del temor no muera;
   si despertara, ¿ qué hiciera
   quien mata con un bramido ?
             No hay quien ose esperar ya,
   después que el Alba salió, 2135
   u diga quien lo intentó
   cómo en la Feria le va.
             Brame España, que atropella
   lobos con blasón eterno;
   que las puertas del infierno
   no prevalecen contra ella;
             y dadme licencia a mí 2140
   que dé a nuestros mozos prisa.
FELIPE:      Pienso que salen de misa.
ALONSO:      Pues esperadlas aquí.

Vase.    Salen doña MAYOR, doña ELENA y don LUIS

MAYOR:                ¡ Qué imagen tan milagrosa !
ELENA:      Sólo el verla da consuelo.
MAYOR:      Es depósito del cielo. 2145
   ¡ Qué devota, qué amorosa !
ELENA:                Cargada voy de medidas
   y de medallas de plata.
MAYOR:      Como en ellas se retrata,
   cuanto a Dios por ellas pidas,
             tendrá salida mejor;
   que para un amante fiel, 2150
   copias que imita el pincel
   son sus cartas de favor.
LUIS:                Devotas las dos salís.
MAYOR:      De sólo haberla mirado,
   el dolor se me ha quitado
   de cabeza.
LUIS:                          Si dormís
             al fresco de esta mañana, 2155
   cansancios restauraréis
   que experimentado habéis
   en la noche toledana.
MAYOR:                ¡ Y qué enfadosa que ha sido !
ELENA:      Señor don Felipe, ¿ es hora
   de caminar ?
FELIPE:                          No, señora, 2160
   pero rato ha que lo ha sido
             de que almorcemos; que está
   llamándonos quien lo guisa.
ELENA:      El comenzar por la misa
   buen fin al camino da.
FELIPE:                Según refrán castellano,
   por oírla y dar cebada, 2165
   nunca se pierde jornada.
MAYOR:      Este es proverbio cristiano.
ELENA:                Poco lo debe de ser
   quien por esta villa pasa,
   y a la Virgen en su casa
   ni visita ni va a ver.
FELIPE:                ¿ Qué es lo que la habéis pedido, 2170
   por mi vida, Elena bella ?
LUIS:      ¿ Qué ha de ser, siendo doncella ?
   Por lo menos, un marido.
ELENA:                Pues ¿ he de pedirla dos ?
LUIS:      Para escoger, no tan malo.
ELENA:      Son tales, que los igualo 2175
   a todos; líbreme Dios
             de súplica tan costosa;
   acreditad más mi seso.
MAYOR:      ¡ Ay prima !    ¿ Para qué es eso,
   si allá te queda otra cosa ?
ELENA:                Juzgas por tu pecho el mío.
MAYOR:      Yo, cuando en eso repares, 2180
   los maridos tengo a pares.
ELENA:      ¿ Y son ?
MAYOR:                      Don Luis y Berrío.
ELENA:                Y vienen como perdices,
   chico con grande; mas ¿ quién
   juzgas que te está más bien ?
MAYOR:      Pues ¿ eso, Elena, me dices ?
             ¿ Hay tal Lucas en el mundo ? 2185
   ¿ Quién puede hacerle ventaja ?
ELENA:      En dar a una mula paja,
   no debe tener segundo.
MAYOR:                Tú lo verás algún día,
   y envidiarás mis desvelos.
LUIS:      Burlas son; pero los celos, 2190
   ni aun de burlas, Mayor mía.
MAYOR:                ¿ Burlas ?    ¡ Gentil desvarío !
   Pues ¿ osaráse igualar
   en talle, en gracia, en hablar
   vuesa merced con Berrío ?
             Vamos; que le quiero ver.
ELENA:      Basta, que en donosa has dado. 2195
MAYOR:      Sobrestante del ganado
   no es marido de perder.

Vanse doña MAYOR y don LUIS

FELIPE:                Esperad, señora, un poco,
   y pagad agradecida
   a quien con vuestra partida
   está, si no muerto, loco. 2200
   ¡ Qué de inconvenientes toco,
   viendo que a la corte vais !
   Si en su mar os engolfáis,
   ya doy mi amor por perdido;
   que es cortesano el olvido, 2205
   y ya en mí le ejecutáis.
             Ausente, y sin despediros,
   presente, y sin deteneros,
   yo olvidado por quereros,
   vos ingrata por partiros,
   malogrados mis suspiros, 2210
   mi esperanza sin reparos,
   siguiéndoos por obligaros,
   y vos huyendo de verme,
   ¿ qué fe puedo prometerme
   de menosprecios tan claros ?
ELENA:                Pues ¿ sobre qué fundamento 2215
   intimáis quejas tan grandes ?
   ¿ Embárcome para Flandes ?
   ¿ Despliego velas al viento ?
   ¿ Voy a la corte de asiento,
   o a celebrar convidada 2220
   de una prima concertada
   una boda prevenida,
   por ir vos, entretenida,
   por ser suya, deseada ?
             No llegará el coche apenas
   a San Isidro, la ermita 2225
   que a Manzanares limita
   márgenes de sus arenas,
   cuando alegres norabuenas
   de desposada reciba,
   y entre música festiva, 2230
   mientras que la palma toca,
   desde la mano a la boca,
   libre entre y salga cautiva.
             ¿ Tan largo plazo es seis días
   que podré con ella estar,
   si vuelta luego he de dar, 2235
   para esas melancolías ?
FELIPE:      Temen las sospechas mías
   novedades cortesanas;
   pero júzguense por vanas,
   y decidme qué ocasión 2240
   da tanta priesa a esa acción;
   que habrá muchas no livianas,
             pues que bodas apresuran
   antes de entrar en la corte.
ELENA:      Gozar los gustos sin porte
   es lo que hoy todos procuran. 2245
   De los gastos se aseguran
   los que en secreto se casan;
   que ostentaciones abrasan
   facultades caudalosas,
   y las que son más lustrosas 2250
   duran poco y presto pasan.
             Ya está la industria discreta
   en la corte introducida;
   la gala más recibida
   por barata, es la bayeta;
   la mejor boda es secreta, 2255
   y ya, en fin, en nuestros días
   mercedes y señorías
   se entierran a media noche,
   llevando el cuerpo en un coche,
   por ahorrar de cofradías.
             Por eso don Luis se casa 2260
   según la ley del provecho,
   hallándose lo más hecho
   primero que entre en su casa.
FELIPE:      Prudencia es vivir con tasa;
   también lo pienso imitar. 2265

Sale CASILDA

CASILDA:      Señores, alto, a almorzar;
   que llama el viejo.
FELIPE:                                Advertid
   que entráis, Elena, en Madrid,
   y los naufragios del mar.

Vanse doña ELENA y don FELIPE.    Sale CARREÑO

CARREÑO:                    Mientras allá dentro almuerzan,
   y a cabar viñas va el zafio, 2270
   ¡ oh tú... (parezco epitafio
   de estos que vocablos fuerzan)
             ¡ oh tú que empiezas con ca,
   y llamándote Casilda,
   tu nombre acaba en asilda,
   porque te he de asir quizá,
             si acaso se te ha pegado 2275
   el amor que es sarampión,
   que de mesón en mesón
   mil mozos ha salpicado,
             advierte que desde ayer
   que te advertí billetera,
   mi voluntad casildera 2280
   casildar debe querer,
             porque casi me encasildo,
   Casilda, por ti y me abraso;
   si con Casilda me caso,
   casi engendraré un cabildo
             de Casildicos entero,
   que en cada casa y lugar 2285
   se casen por casildar
   con el nombre casildero.
CASILDA:                ¿ En qué bodegón comimos,
   señor tahur de vocablos ?
CARREÑO:      Señora afeita-retablos,
   en ése donde estuvimos.
             ¿ No es hembra ?    Yo, ¿ no soy hombre ? 2290
   ¿ Qué la sobra o qué me falta ?
   Sepa que el alma me asalta
   la semejanza del nombre
             que al mío principios da
   con las dos letras primeras
   que el suyo.
CASILDA:                          ¡ Ay Dios !    ¡ Qué frioleras ! 2295
CARREÑO:      ¿ Casilda no empieza en ca ?
             ¿ En ca Carreño no empieza ?
   Pues si principios juntamos
   y con ellos nos casamos,
   dueño yo de tal belleza,
             del ca que mi nombre saca
   y el ca que en Casilda vemos, 2300
   no es milagro que engendremos
   un niño que diga caca.
CASILDA:                Algo espeso es el conceto.
CARREÑO:      Guisóle un ingenio ralo;
   vaya el ralo para malo;
   tú eres cuerda, yo discreto;
             si don Baltasar se casa 2305
   con mi sá doña Mayor,
   ¿ quién te puede estar mejor,
   pues todo se cae en casa ?
             Acción los lacayos tienen
   a fámulas de las damas,
   pues son amos y son amas. 2310
CASILDA:      ¿ Qué es aquello ?
CARREÑO:                                  Van y vienen
             de Madrid y de Toledo
   carros que, dándose vaya,
   son galeras de esta playa.
CASILDA:      Pues oigámoslos.
CARREÑO:                                  No puedo;
             si no quedo tu privado
   y en astillero mi amor. 2315
CASILDA:      Lo que fuese del señor,
   eso será del criado.

Dentro

UNA VOZ:                  "El sombrero de tema
   y el rostro zaino,
   mi moreno me mira
   a lo renegado. 2320
MUCHAS VOCES:        ¡ Jesús ! ¡ qué enojo !
   ¡ Jesús ! ¡ qué enojo !
   Morenico del alma,
   levanta el rostro.
OTRA VOZ:      De Madrid a Getafe 2325
   ponen dos leguas;
   veinte son si la calle
   se pone en cuenta.
MUCHAS VOCES: MUCHAS VOCES:        ¡ Jesús !    ¡ qué larga !
   ¡ Jesús !    ¡ qué larga ! 2330
   No me lleves por ella,
   Diego del alma."
CARRETERO 1º:      Deja de tañer el muerto,
   pues eres pandero vivo.
CARRETERO 2º:      ¿ Quién te mete en eso, chivo ? 2335
CARRETERO 3º:      Dalas, carretero tuerto,
             y callen los mariones.
CARRETERO 4º:      Señores berengeneros,
   si pares, digo los cueros,
   si cueros, digo los nones.
CARRETERO 1º:      Ballenatos, ¡ la ballena ! 2340
   que se os escapa el río abajo.
CARRETERO 2º:      ¿ Cuántas ha dado el badajo ?
CARRETERO 1º:      Ballenato.
CARRETERO 2º:      Berengena.
CARRETERO 3º:      Zupia. 2345
CARRETERO 4º:      Mienten los vinorres.
CARRETERO 1º:      Echa ese estiércol, borracho.
CARRETERO 2º:      ¡ Ah, mula !    Dalas, muchacho.
MUCHAS VOCES:        Que te corres, que te corres.
UNA VOZ:                  "Labradoras Getafe,
   Leganés mozos, 2350
   Torrejón casaditas,
   Pinto uno y otro.
MUCHAS VOCES: :        ¡ Jesús !    ¡ qué lindos !
   ¡ Jesús !    ¡ qué lindos
   Torrejón, Valdemoro, 2355
   Getafe y Pinto !"
CARREÑO:                    Esta sí ¡ cuerpo de Dios !
   que es tierra alegre y sin miedo.
   ¡ Oh gran Madrid !    ¡ Oh Toledo !
   Dios me mate entre los dos.

Sale don LUIS

LUIS:                  Alto, Casilda, de aquí,
   a almorzar.
CASILDA:                          ¿ Han ya acabado 2360
   los señores ?
LUIS:                          Ya han alzado
   las mesas.

[Hablan aparte CARREÑO y CASILDA]

CARREÑO:                            (Hermana, sí
               o no; de presto, decildo.)
CASILDA:      (Dejarámelo pensar.)
CARREÑO:                (Carreña te has de llamar,
   ¡ vive el cielo !)
CASILDA:                              (¿ Y tú ?)
CARREÑO:                                            (Casildo.)

Vanse CARREÑO y CASILDA.    Sale don BALTASAR

BALTASAR:                  Hase quebrado una rueda,
   y es fuerza arrancar más tarde. 2365
LUIS:      ¡ Un turco la flema aguarde
   de un coche !
BALTASAR:                            Medrano queda
               dando prisa al aderezo.
LUIS:      ¿ Mas que no llegamos hoy
   a Madrid ?
BALTASAR:                          ¿ No ?    Yo le doy
   mi fe, si a correr empiezo
               y las reatas acoto, 2370
   que llegue con más de un hora
   de sol allá.    Escuche agora;
   mientras está el coche roto,
               pues mi padrino ha de ser
   y me tengo de casar,
   ¿ no sería bueno hablar 2375
   a mi suegro, y no perder
               tiempo ?
LUIS:                          Sí, que el que comienza
   lo más hace; habladle vos.
BALTASAR:      ¿ Yo ?
LUIS:                    Pues ¿ quién ?
BALTASAR:                                ¡ Bueno por Dios !
LUIS:      ¿ Por qué no ?
BALTASAR:                            Tengo vergÜenza.
LUIS:                  ¿ Qué hiciera la desposada ?
BALTASAR:      Yo en estas cosas soy nuevo; 2380
   dígaselo él.
LUIS:                          No me atrevo.
BALTASAR:      Pues si no, no hay hecho nada;
               descasaréme sofato,    (ipso facto)
   en no tratándose aquí;
   a ella le va más que a mí.
LUIS:      (¡ Hay más simple mentecato !)
               ¿ No aguardaréis coyuntura 2385
   en Madrid ?
BALTASAR:                          ¡ Gentil espacio !
   ¿ Somos novios de palacio ?
   Aquí hay confites y cura;
               boda que llega a enfriarse,
   dizque llega a arrepentirse:
   o dejallo u conclÜirse. 2390

Salen don ALONSO, doña MAYOR, doña ELENA, don FELIPE, CASILDA y CARREÑO

ALONSO:      ¡ Miren dónde fue a quebrarse
               la rueda !
MAYOR:                            ¿ Qué hemos de hacer,
   sino sufrir y esperar ?
ALONSO:      Dura un hora en un lugar
   más que un día.
LUIS:                              Entretener
               os quiero mientras partimos.
   Habéis de saber, señor, 2395
   que medra doña Mayor
   de consorte.
ALONSO:                            Ya supimos
               que Berrío la ha mirado
   con achaques de marido.
BALTASAR:      ¿ Quién ?    ¿ Yo ?    La señora ha sido
   quien en tal flaqueza ha dado.
ALONSO:                  Luego ¿ ella os ruega ?
BALTASAR:                                          Pues ¿ no ? 2400
   ¿ En esa ignorancia están ?
   A la vista de Magán,
   cuente ella lo que pasó;
               que yo de mis viñas vengo.
ALONSO:      Será como lo decís.
   ¿ Mayor no ama a don LÜis ? 2405
MAYOR:      Poca voluntad le tengo.
ALONSO:                  ¿ Y le ha parecido bien
   Lucas ?
MAYOR:                      Extremadamente.
ALONSO:      Don LÜis, como prudente,
   conociendo su desdén,
               no quiere mujer forzada.
MAYOR:      Sólo en eso fue discreto. 2410
ALONSO:      Soy padre suyo, en efeto;
   temo verla mal casada.
               ¿ No haré un acertado empleo,
   si se la doy a Berrío ?
ELENA:      Pues ¿ no ?    ¡ Jesús, señor tío !
   Yo infinito lo deseo.
LUIS:                  Ya yo le he dado mi voto. 2415
FELIPE:      Lo demás fuera rigor.
CASILDA:      Medraré con tal señor.
CARREÑO:                A ese parecer me acoto.
ALONSO:                  Pues yo no lo contradigo,
   ya que todos me lo alaban.
BALTASAR:      Ténganse; luego ¿ pensaban
   que está acabado conmigo ?
               Sepamos primeramente 2420
   el dote que me han de dar.
ALONSO:      Si Mayor me ha de heredar,
   no hay en eso inconveniente.
               Decidnos vos vuestra hacienda.
BALTASAR:      ¿ Piensan que el casarse es paja ?
   Quien destaja, no baraja. 2425
   Yo tengo, porque lo entienda,
               un solar en Lavapiés
   que, según mi hermano dijo,
   en muriéndosele un hijo,
   se ha de partir entre tres;
               en Torrejón dos majuelos,
   que agora se han de plantar; 2430
   ítem más, un melonar
   que he comprado en Cienpozuelos,
               y, si acierta la calaña,
   no es su ganancia pequeña;
   ítem más, tengo una haceña
   y una casa en la montaña
               que, aunque se las llevó el río, 2435
   fácil alzarse podrán;
   ¿ no es bueno el coche en que van ?
   pues la mitad de él es mío;
               tres mulas y un macho romo,
   y mi soldada cumplida
   para la Pascua florida, 2440
   treinta ducados.
ALONSO:                                ¡ Y cómo
               que es caudaloso el mancebo !
BALTASAR:      Sendos vestidos de paño,
   sin éste que compré antaño;
   tres jubones, éste nuevo,
               y dos que echándoles mangas,
   harán también su fegura. 2445
ALONSO:      ¡ Como quiera es la ventura !
   Andaos a caza de gangas,
               ¡ y dejad perder tal yerno !
BALTASAR:      Tengo cinco camisones,
   dos sombreros, tres valones,
   y un gabán para el invierno;
               en Indias un par de tíos, 2450
   un sobrino colegial,
   y el dotor del hospital
   es deudo de deudos míos;
               un familiar viejo y rico
   de la santa esquisición...
   Quedábaseme un lechón 2455
   tamaño como un borrico,
               además del racionero
   de Murcia, que dije ya.
   ¿ Es barro esto ?
ALONSO:                                Bueno está;
   mi yerno sois y heredero.
               Aquí habéis de desposaros;
   las manos los dos se den. 2460
BALTASAR:      ¿ Aquí ?
ALONSO:                      Sí.
BALTASAR:                          ¿ En un santiamén ?
ALONSO:      Porque no podáis tornaros
               atrás; que me estará mal,
   si tan buen lance perdemos.
BALTASAR:      A mí, mas que mos casemos.
LUIS:      (¡ Que alegre está el animal !)
BALTASAR:                  Mas yo holgaréme, señor, 2465
   que otros también se casaran,
   y el trabajo acompañaran
   del matrimoño.    Mijor
               será dar al tiempo riendas;
   presto los meses se pasan;
   de doce en doce se casan 2470
   los más por carnestollendas;
               para entonces lo dejemos.
MAYOR:      ¿ Para entonces ?    No, Berrío;
   no, padre; no, Lucas mío.
BALTASAR:      A mí, mas que mos casemos;
               pero a solas, sentirélo.
FELIPE:      Pues hagamos una cosa; 2475
   deme doña Elena hermosa
   la mano, pues quiso el cielo
               que la adore.
ELENA:                              En hora buena.
ALONSO:      Alto, si ello está de Dios,
   cásense de dos en dos.
MAYOR:      Por muchos años, Elena.
ELENA:                  Para servir a mi prima 2480
   y a mi primo el sobrestante.
BALTASAR:      Señores, báilese y cante.
LUIS:      (¿ No ven cómo se le arrima ?)
ALONSO:                  (Por Dios, que es el mejor rato
   que nunca pensé tener.)
BALTASAR:      Asentémonos, mujer. 2485
LUIS:      Aparta allá, mentecato.
BALTASAR:                  Pues ¿ qué tenemos ?
ALONSO:                                      Dejalde.

A don LUIS

FELIPE:      (¡ Oh, si nos desbaratáis
   la fiesta...)
ALONSO:                            Muy bien estáis,
   yierno, asentaos; Mayor, dalde
               la mano; yo gusto de eso.

A don ALONSO

LUIS:      (Para burlas bueno está. 2490
   Ea, acábese esto ya.)
ALONSO:      (¿ Estáis en vos ?    ¡ Gentil seso !
               Pues hácenos merced Dios
   en darnos con que alegrar
   molestias del esperar,
   ¿ y alborotáisnoslas vos ?)

A don Luis

ELENA:                  (Quien no tiene gusto en esto, 2495
   preciarse de hombre no es justo.)
LUIS:      (¡ Oh pesia a tal, con el gusto
   tan pesado y tan molesto !
               ¿ Queréis que permita yo
   que la mano a un bruto dé ?)
ALONSO:      (Dejadnos, por Dios.)
LUIS:                                    (Sí haré.) 2500
BALTASAR:      Pues Casilda, ¿ en qué pecó ?
               [...................-era ?]
   Busquémosla un desposado.
ALONSO:      Ha dicho bien.
FELIPE:                              Mi criado,
   como Casilda lo quiera,
               no tendrá gusto pequeño,
   que yo sé que la enamora. 2505
CASILDA:      Pues se casa mi señora,
   vaya.
FELIPE:                      Llégate, Carreño.
CARREÑO:                    Llego:    esos nudos aplica.
CASILDA:      Tuyos con el alma son.
CARREÑO:                Casamiento de mesón
   fayancas me pronostica.
CASILDA:                  Aquí hay guitarra y pandero,
   que es provisión de posadas. 2510
ALONSO:      Pues bailen las desposadas.
BALTASAR:      Aseguremos primero
               las bodas.    Señora, diga,
   ¿ quiere, en fin, ser mi mujer ?
MAYOR:      Pues ¿ no había de querer ?
   Digo que sí.
BALTASAR:                          ¿ Y que se obliga
               a quedarlo desde aquí 2515
   para delante de Dios ?
MAYOR:      Mil veces sí.    ¿ Queréis vos
   ser mi marido ?
BALTASAR:                                Re-sí.
LUIS:                  (¡ Vive Dios !, que me dan pena    [Aparte]
   estas burlas.    ¡ Que haya humor
   que guste de esto !)
BALTASAR:                                  El señor 2520
   ¿ da el sí a la señora Elena ?
FELIPE:                  De marido y de mi dueño.
BALTASAR:      ¿ Y ella ?
ELENA:                          El alma con el sí.
BALTASAR:      ¿ Y Casilda ?
CASILDA:                          Ya le di
   la mano.
BALTASAR:                      ¿ Quiere Carreño
               ser su esposo ?
CARREÑO:                                    Y enterralla ?
ELENA:      Testigos hay, no los llamen. 2525
BALTASAR:      Todos dicen amen, amen,
   sino es don Sancho que calla.

Señalando a don LUIS

MAYOR:                  ¿ Qué importa, si os quiero yo ?
BALTASAR:      Eso bonda:    alto, a bailar,
   y al que le diere pesar,
   que le haga mala pro.

Bailan. Sale MEDRANO

MEDRANO:                  Ya está aderezado el coche; 2530
   vengan a poner el hato.
ALONSO:      Yo he tenido un lindo rato.
LUIS:      Vamos; que, aunque sea de noche,
               habemos hoy de llegar.
ALONSO:      Ea, Lucas, que en Madrid
   se hará lo demás; uncid. 2535
BALTASAR:      Allá nos pueden velar
               el domingo, Dios delante,
   señor suegro.
ALONSO:                            Ansí ha de ser.
BALTASAR:      Entre, señora mujer.
MAYOR:      Entro, señor sobrestante.

Vanse todos, y al entrarse don BALTASAR, sale don DIEGO y le detiene

DIEGO:                  Esperad, Lucas Berrío
   (si en fe de vuestra nobleza 2540
   juzgáis a título honroso
   que os hable de esta manera),
   admitid mil parabienes
   del hábito en que en Illescas
   os halla quien esperaba 2545
   dároslos de una encomienda.
   Váyale a pedir albricias
   a vuestro padre el que intenta
   (por que alegren tales cargos
   su vejez) medrar con ellas; 2550
   que cuando la acción honrosa
   del marquesado se pierda,
   por eso la equivaldrá
   el ser mozo de litera.
   Don Baltasar, ¿ es posible 2555
   que en vos mocedades puedan
   degenerar vuestra sangre,
   y alargar tanto la rienda
   a ilícitas travesuras,
   que en tan civil traje os vea 2560
   quien, desmintiendo a sus ojos,
   se holgara que nunca os vieran ?
   ¿ Vos mozo de mulas bajo ?
   Afrentad enhorabuena
   vuestra sangre; pero no 2565
   a la mía hagáis afrenta.
   Doña Ana de Castro os quiso
   tanto que, andando en las lenguas
   de toda su vecindad,
   es causa que el seso pierda. 2570
   Persuadiónos, engañada,
   a la pretensión honesta
   que, enlazando corazones,
   logra en tálamos la Iglesia:
   amonestada con vos 2575
   dos veces, y la tercera
   a punto de publicarse,
   ¿ qué faltas vistes en ella
   para ocasionar venganzas
   a la sangre portuguesa, 2580
   que en respetos semejantes
   o pierde el seso o se venga ?
   Agradeced mi templanza;
   que, injuriado, bien pudiera,
   publicando aquí quién sois, 2585
   sacaros a la vergÜenza.
   Amor todo lo perdona;
   demos a la corte vuelta;
   abrid al honor los ojos;
   caballero sois; no pueda 2590
   más el vicio que la fama
   en vos.    Doña Ana os espera;
   reparad obligaciones,
   o si no, salgamos fuera
   del lugar, donde la espada 2595
   os obligue a hacer por fuerza,
   guiada de mi justicia,
   lo que no puede la lengua.
BALTASAR:      Don Diego, bien sabéis vos
   lo que mi crédito arriesga, 2600
   si con quien está casada,
   al cielo ofender intenta.
DIEGO:      ¡ Casada !    ¿ Cómo o con quién ?

Sale doña MAYOR

MAYOR:      (Desposada estoy de veras,        [Aparte]
   aunque lo juzgue de burlas 2605
   mi padre.    ¡ Gentil quimera
   nos ha pasado este día !
   ¿ Qué jÜicio habrá que crea
   que por mano de mi padre
   a darme la suya venga 2610
   quien, tan lejos de su gusto,
   me quiere, y que lo consienta
   el mismo que a desposarse
   conmigo da tanta priesa ?
   Yo a lo menos con el alma 2615
   se la di; si es verdadera
   su voluntad, hecho está,
   suceda lo que suceda.)
DIEGO:      Las cédulas que alegáis
   bastantes estorbos fueran, 2620
   a no morir peleando
   don Rodrigo, en fin Almeida.
MAYOR:      (¿ Qué es esto, cielos ?    ¿ Qué escucho ?
   ¿ Ya hay perseguidor que venga
   a desbaratar mis dichas ? 2625
   ¿ Tan presto empezáis, sospechas ?)
DIEGO:      Testigo podéis ser vos,
   cuyos ruegos y promesas
   no han sacado de doña Ana
   más que permitidas muestras 2630
   de amor, si habrá don Rodrigo
   en cuanta correspondencia
   con ella tuvo, alcanzado
   cosa que agraviaros pueda.
   Viuda está en la voluntad; 2635
   pero en lo demás defienda
   el recato de su fama
   su constancia y su entereza.
   Ella os adora, y aquí
   vuestra mocedad intenta 2640
   imposibles que esta noche
   burlar vuestro amor es fuerza.
   Don LÜis ha de casarse,
   segun dicen, a las puertas
   de Madrid; pues ¿ qué intentáis 2645
   de tan difícil empresa ?
   Yo he de impediros a vos;
   y si la vida me cuesta,
   o habéis de cumplir palabras
   o habéis de morir por ellas. 2650
   Determinaos brevemente.
MAYOR:      (Amor, escuchad respuestas
   de una voluntad mudada
   que el oro de su fe prueba.
   Veamos qué le responde.) 2655
BALTASAR:      Ahora bien, don Diego, venzan
   obligaciones antiguas
   mis inclinaciones nuevas.
   Recelos bien indiciados
   pudieron sacarme fuera 2660
   de jÜicio y de la corte:
   hoy hemos de entrar en ella.
DIEGO:      Si se casan esta noche,
   como decís, poco cuesta
   dar fin a esta travesura, 2665
   pues ya a entibiarse comienza.
BALTASAR:      No receléis desde agora
   que, animando diligencias,
   mi competidor amante
   por mí a doña Mayor pierda. 2670
   Ya veis que, siendo de día
   y caminando con ella,
   si me ausento o mudo traje,
   doy que notar en Illescas;
   sospechará don LÜís 2675
   alguna cosa en ofensa
   de la opinión de su dama,
   no igualándola Lucrecia.
   Proseguiré este viaje
   y, aguardando a que anochezca, 2680
   la dejaré en San Isidro,
   donde su tálamo aprestan,
   y en hábito generoso,
   verá vuestra prima bella
   las ventajas con que amores 2685
   celosos su fuego aumentan.
MAYOR:      (¡ Oh mudable !    ¿ Ansí se pagan
   primores que menosprecian
   leyes de padre que obligan
   al yugo de obediencia ? 2690
   Ya yo soy tu esposa, ingrato.
   Cuando incasable me dejas,
   ¿ tu valor y mi fe agravias ?
   Pues antes que tal consienta,
   te he de hacer quitar la vida.) 2695
DIEGO:      Agora que os aconseja
   la sangre que ilustre os honra,
   contra lo que el gusto aprueba,
   os doy los brazos de amigo.
MAYOR:      (¡ Ay Dios !    ¡ Si de tigre fueran !) 2700
DIEGO:      En San Isidro os aguardo.
BALTASAR:      Son vigilia de su fiesta
   los celos en los amores.
   Dad a mi enojada prenda
   mil disculpas de mi parte. 2705
DIEGO:      Y mil placeres con ellas.

Vase. Salen don ALONSO, doña ELENA, don LUIS, CASILDA, MEDRANO

ALONSO:      Mayor, ¿ qué aguardas ?    Partamos,
   que es tarde.
LUIS:                      Lucas, daos priesa;
   sacad la mula a mi esposa.
BALTASAR:                                  ¿ Su quién ?
LUIS:      Iba a decir, vuestra. 2710
   Acabemos, pues, que es tarde.
MAYOR:      Primero que suba en ella,
   lleven preso a ese homicida.
ALONSO:                                      ¿ A quién ?
MAYOR:      A ese hombre.    ¿ Qué esperan ?
ALONSO:      ¿ Estás en ti ?
MAYOR:                        No lo he estado; 2715
   ya desengañada y cuerda,
   convalece mi jÜicio.
   Vaya preso.
BALTASAR:                      ¿ Habla de veras ?
MAYOR:      (Porque os casasteis de burlas.)
BALTASAR:      ¿ Qué hice yo porque me prendan ? 2720
MAYOR:      Vos matasteis a González.
ALONSO:      ¿ Cómo ?
BALTASAR:                ¿ Yo ?
MAYOR:                        Vos, buena pieza.
   Ahora se lo contaba
   a otro hombre y, sin que me vieran,
   lo escuché desde aquí todo. 2725
BALTASAR:      (¡ Mi bien !)
MAYOR:                    No me hable a la oreja.
BALTASAR:      (¿ No quedamos que en Madrid
   me prendiesen ?)
MAYOR:                          (Ya van fuera
   las burlas; esto es verdad;
   ansí mi agravio se venga.) 2730
ALONSO:      ¿ Que este hombre mató a González ?
MAYOR:      Sí, señor.    ¡ Miren cuál queda
   la pobre Mari-Rodríguez
   con dos criaturas pequeñas !
   Leche su madre me ha dado, 2735
   y está la afligida vieja
   casi ciega de llorar.
ALONSO:      Llamad la justicia.
BALTASAR:                              Fuera.
   Ninguno se acerque, digo,
   si no es que aburrida tenga 2740
   la vida;    apártense a un lado.

Hácese lugar por en medio de todos, y vase

ALONSO:      Tenedle, cerrad las puertas.
MEDRANO:      Es hombre que dice y hace.
MAYOR:      Vayan tras él; si no, adviertan
   que no he de salir de aquí 2745
   hasta tanto que le prendan.
ALONSO:      Déjale; vaya con Dios;
   que embargarán la litera
   y el coche por la justicia,
   con que agora nos detengan. 2750
   Hagamos nuestra jornada;
   que cuando allá no parezca,
   siendo el medio coche suyo,
   aunque poco, al fin es prenda.
   El solar de Lavapiés 2755
   lo pagará, u de mi hacienda
   remediaré viuda y hijos.
MAYOR:      ¿ Eso dices ?
ALONSO:                      Calla, necia;
   no lo oigan en la posada,
   que no lo sabrán apenas 2760
   cuando la justicia estorbe
   nuestro camino.

Salen don FELIPE y CARREÑO

FELIPE:                        ¿ Hay pendencia ?
   ¿ Qué es esto, señores ?
ALONSO:                                  Nada.
MAYOR:      (¡ Ay don Felipe !    Desprecia
   mi amor vuestro falso amigo; 2765
   id tras él; que se me ausenta,
   y se va a casar con otra.)
FELIPE:      (¿ Qué decís ?)
MAYOR:                        (Que el verme muerta
   y el perderle todo es uno.
   Mi desdicha en vos espera.) 2770
ALONSO:      Saquen las cabalgaduras.
LUIS:      ¡ Que tantas cosas sucedan
   desde Toledo a Madrid !
ALONSO:      Pues aun nos faltan seis leguas.

Vanse todos, menos don FELIPE y CARREÑO

FELIPE:      Carreño, prevenme postas. 2775
CARREÑO:      Pues ¿ para qué ?
FELIPE:                        Hay cosas nuevas
   que sabrás por el camino.
CARREÑO:      Dios nos saque con bien de ellas.

Vanse.    Salen PACHECHO y GARCIA

PACHECO:      ¿ Está ya aderezada
   la cena ?
GARCIA:                      Y de esperar, casi pasada. 2780
PACHECO:      No hayáis miedo que tarden.
   Mejor es aguardar, que no que aguarden.
GARCIA:      En fin, ¿ en esta ermita
   resuelven desposarse ?
PACHECO:                                Solicita
   amor ahorrar de plazos, 2785
   y escúsanse convites y embarazos.
GARCIA:      ¿ Cuántos serán de mesa ?
PACHECO:      Seis o siete no más.    Démonos priesa.
GARCIA:      ¿ En qué, si ha ya dos horas
   que desean parir las cantimploras ? 2790
PACHECO:      Será comadre el vidro
   del nevado licor; mas San Isidro
   nos brinda con la fuente
   que de Juan aplacó la sed ardiente.
GARCIA:      Quita las calenturas. 2795
PACHECO:      No las de amor que, honesto, son seguras.
GARCIA:      ¡ Quién viera dilatada
   esta ermita, a tal santo dedicada !
PACHECO:      ¡ Milagroso aldeano,
   que ya en el cielo es rey y es cortesano ! 2800
GARCIA:      Bien aquí pareciera
   un convento magnífico.
PACHECO:                                  Estuviera
   devoto y adornado,
   y dejara a Madrid autorizado.
GARCIA:      Su patrona es la villa; 2805
   algún día lo hará.    ¿ Y en la capilla
   han de cenar ?
PACHECO:                        Escojan;
   que en el campo calores no congojan,
   pues ha de ser de noche.
GARCIA:      Ameno está aquel prado.
PACHECO:                                  Este es el coche. 2810
GARCIA:      Andad, que son dos carros.
   ¿ No escucháis de sus mozos los desgarros ?

Salen don FELIPE y CARREÑO

FELIPE:      Si doña Ana ha podido
   resuscitar a amor puesto en olvido,
   y con ella se casa 2815
   don Baltasar, doña Mayor se abrasa
   de celos; y en su pena
   interesada, perderé a mi Elena.
CARREÑO:      Yo no poco me holgara
   que en favor de doña Ana sentenciara 2820
   la voluntad traviesa;
   que es digna de adorar la portuguesa.
FELIPE:      ¿ Dónde se habrá escondido
   don Baltasar, que hallarle no he podido ?
CARREÑO:      En casa de doña Ana. 2825
FELIPE:      En ella me apeé; mas salió vana
   mi diligencia.
CARREÑO:                          ¿ Y llora ?
FELIPE:      Risueño llanto contemplé en su aurora.

Se acercan a PACHECO y GARCIA

FELIPE:      Hidalgos, ¿ son criados
   del señor don LÜis ?
GARCIA:                                  Sus paniaguados. 2830
FELIPE:      ¿ Tendránle prevenida
   la cena aquí ?
GARCIA:                          Y con nieve la bebida.
FELIPE:      Pues yo me aparté de ellos
   en Illescas no ha mucho, y son aquéllos,
   si no me engaño.

Dentro

ALONSO:                          Para. 2835
PACHECO:      ¡ Hola ! ¡ A poner a asar !

Vanse PACHECO y GARCIA

[FELIPE:]                            ¡ Oh noche clara !
   ¡ Qué de nubes que esperas,
   de celos, confusiones y quimeras !

Vanse don FELIPE y CARREÑO.    Salen don ALONSO, doña MAYOR, don LUIS, doña ELENA, y CASILDA

MAYOR:      No tienen que persuadirme;
   que mientras no le pusieren 2840
   en la cárcel, no hay casarme.
ALONSO:      Pues ¿ qué dependencia tienen
   de su prisión estas bodas ?
MAYOR:      Yo me entiendo y Dios me entiende.
LUIS:      Mi bien, si en la Babilonia 2845
   de la corte no parece,
   ¿ por eso es razón que yo
   lo padezca ?
MAYOR:                      Diligencie
   vuesa merced mi venganza,
   o no diga que me quiere. 2850
ALONSO:      ¡ Válgate Dios por camino !
   Mayor, ¿ qué es esto que tienes ?
   ¿ Si las congojas del sol
   te han quitado el seso ?
MAYOR:                                  Lleven
   al homicida a la cárcel, 2855
   y entonces verán qué alegre
   a don Luis le doy la mano;
   pero si no, desesperen.
CASILDA:      Ella ha dado en ser temosa.
ELENA:      Prima...
LUIS:                  Esposa...
ALONSO:                          Hija...
MAYOR:                                  ¿ Quieren 2860
   que me arroje de aquí abajo ?
   O se vayan o me dejen.
LUIS:      Casémonos; que, casados,
   aunque la hacienda me cueste,
   no descansaré hasta hallarle. 2865
MAYOR:      No he de casarme hasta verle
   en la cárcel por mis ojos;
   denme este gusto, y sosieguen
   con que seré esposa al punto
   del señor don Luis.
LUIS:                              ¿ Qué tiene 2870
   que ver lo uno con lo otro ?
MAYOR:      Yo me entiendo y Dios me entiende.

Sale don FELIPE

FELIPE:      Señores...
MAYOR:                    ¡ Ay don Felipe !
   ¿ Pareció Lucas ?
FELIPE:                          Dejéle
   en Santa Cruz retraído. 2875
MAYOR:      ¿ Ven como él le dio la muerte ?
ALONSO:      Pues ¿ de cuándo acá amas tanto
   al difunto ?
MAYOR:                      Diome leche
   su madre, y he de vengar
   la sangre de un inocente. 2880
LUIS:      Pues, estando retraído,
   ¿ cómo habemos de prenderle ?
MAYOR:      Yo sé dónde le hallarán,
   si le buscan diligentes,
   esta noche.
ALONSO:                      Dinos dónde. 2885
MAYOR:      Prenderánle, como acierten
   en casa de una doña Ana
   de Castro, infaliblemente.
LUIS:      ¿ Dónde vive ?
MAYOR:                        ¿ Qué sé yo ?
   Diránlo sus portugueses. 2890
CASILDA:      Buscad a San Pedro en Roma.
LUIS:      Ella está loca.
ALONSO:                        ¿ Qué sientes,
   hija ?    ¿ Si me la han aojado ?
MAYOR:      Yo me entiendo y Dios me entiende.

Salen don BALTASAR, muy bizarro, y CARREÑO

BALTASAR:      Mil veces sean bien venidos 2895
   a Madrid vuesas mercedes.
ALONSO:      Y vos, señor, bien llegado.
   ¿ Qué mandáis, pues ?
BALTASAR:                            Que se quieten
   todos estos sobresaltos,
   y doña Mayor alegre 2900
   con su mano mi esperanza.
LUIS:      ¿ Cómo es eso ?
BALTASAR:                        No se altere
   ninguno; Lucas Berrío
   está aquí; si ya no quieren
   que sea don Baltasar 2905
   de Córdoba, que pretende
   llevar su esposa a su casa.
LUIS:      ¿ Quién es su esposa ?
BALTASAR:                              Bien pueden,
   si todos fueron testigos,
   a sí mismos responderse. 2910
   ¿ No nos desposó su padre
   en Illescas ?    ¿ Qué pretenden ?
CARREÑO:      Encorozar nuestra novia,
   si la hacen casar dos veces.
ALONSO:      Esa fue boda de burlas. 2915
BALTASAR:      Yo de veras hablé siempre.
MAYOR:      Y yo también.
LUIS:                      ¡ Oh traidores !
   Armas tengo que me venguen.
FELIPE:      Perderéisos; don LÜís,
   deteneos y, más prudente, 2920
   envidiad conformidades
   que se aman y os aborrecen.
   Don Baltasar es tan noble,
   que en Córdoba resplandece
   para gloria de su fama 2925
   la luz de sus ascendientes;
   seis mil ducados de renta
   la senectud le promete
   de un siglo de años que presto
   marqués imagina verle; 2930
   mirad con quién competís.
LUIS:      Nada mi sangre le debe;
   mis agravios, sí, infinito;
   pero Madrid tiene jÜeces
   y mi satisfacción armas. 2935

Vase

CARREÑO:      Eso sí, vaya y pleitee,
   dejándonos a la novia.

Sale don DIEGO

DIEGO:      Don Baltasar, hoy suceden
   las cosas a vuestro gusto.
   Don Rodrigo, cuya muerte 2940
   fingió el vulgo mentiroso,
   está en la corte y previene
   confirmar cédulas nobles
   con las obras, que agradece
   mi prima, ya esposa suya. 2945
BALTASAR:      Siglos en vez de años cuenten.
MAYOR:      De ese modo asegurada,
   sólo falta que nos eche
   mi padre su bendición.
ALONSO:      Vaya, pues que Dios lo quiere. 2950
   Mas ¿ fue de veras también
   el desposorio solemne
   de Elena y de don Felipe ?
FELIPE:      Pues ¿ de eso dudáis ?
ALONSO:                              Celebren
   unas y otra vuestra industria. 2955
CARREÑO:      Y digan vuesas mercedes,
   las nuestras ¿ en qué pecaron ?
BALTASAR:      Dote os daré competente.
ALONSO:      Vamos a cenar agora.
BALTASAR:      Esto y mucho más sucede 2960
   desde Toledo a Madrid,
   aunque es jornada tan breve.


FIN DE LA COMEDIA