Tirso de Molina
Celos con celos se curan

Personas que hablan en ella:
  • CESAR, galán
  • SIRENA, dama
  • CARLOS, galán
  • DIANA
  • NARCISA
  • GASCON, criado
  • MARCO ANTONIO
  • ALEJANDRO
  • Un CORTESANO
  • Un ALCALDE
  • Dos CRIADOS
  • ACOMPAÑAMIENTO


ACTO PRIMERO


Salen CESAR, CARLOS y GASCON

CESAR:      ¿ Hemos de apartarnos más
   de la ciudad, Carlos ?
CARLOS:                                No;
   que la ribera del Po,
   que murmurar viendo estás
   mientras de Milán te alejas, 5
   si en sus cristales te avisas,
   agravios vende entre risas
   a tu amistad y a mis quejas.
CESAR:      No te entiendo.
CARLOS:                              No me espanto.
   Déjanos solos aquí 10
   Gascón.
GASCON:                      Siempre obedecí
   a quien sirvo y quiero tanto
   y más a estas ocasiones,
   porque yo cuando hay envites
   digo quiero a los convites 15
   y descarto las cuestiones.

Vase

CESAR:      Ya estamos solos; procura
   declararte. ¿ Es desafío ?
CARLOS:      No nos oye más que el río
   que no ofende aunque murmura. 20
   Deja de aumentar agravios
   dudando de mi fe ansí,
   que mis quejas contra ti
   sólo tienen en los labios
   discreta jurisdición, 25
   no en la espada, que en efeto
   reverencian el respeto
   que te debo.
CESAR:                        La ocasión
   con que las formas repara
   que me suspendes y admiras. 30
CARLOS:      Por fabulosas mentiras
   las propiedades juzgara
   que pintó la antigÜedad
   en la amistad verdadera,
   si hallarlas en ti quisiera. 35
CESAR:      Pues ¿ es falsa mi amistad ?
CARLOS:      Parécelo.
CESAR:                          Di el porqué.
CARLOS:      ¿ Por qué, desata esta duda,
   pintó a la amistad desnuda
   quien su Apeles sutil fue ? 40
   ¿ Por qué, si no es en tu mengua,
   su lado abierto mostró
   y del pecho trasladó
   el corazón a la lengua ?
   ¿ Por qué le vendó los ojos, 45
   dejando libres los labios ?
CESAR:      Jeroglíficos agravios
   me proponen tus enojos;
   misterioso vienes. Digo
   que si desnuda pintaban 50
   la amistad los que enseñaban
   leyes al perfeto amigo
   fue para darle a entender
   que entre los que la profesan
   y su lealtad interesan 55
   ningún secreto ha de haber.
   Porque si se difinió
   que era una alma en dos sujetos,
   afirmando los discretos
   que el amigo es otro yo, 60
   mal quedara satisfecho
   de quien sus pasiones calla
   el amigo que no halla
   en un lugar lengua y pecho.
   Mas yo ¿ cuándo he delinquido 65
   contra estas leyes ? ¿ qué llaves
   no te ha dado el alma ?
CARLOS:                                  Sabes,
   César, que señor has sido
   de la mía de tal modo,
   que hasta el menor pensamiento 70
   jamás de tu amor exento,
   viendote dueño de todo
   y a mí tan perfeto amigo,
   ya grave, ya humilde fuese,
   antes que yo le entendiese 75
   se registraba contigo.
   ¿ Qué desdenes de Vitoria
   --sol que adoro--, qué desvelos,
   ya bastardos por los celos
   ya hijos de la memoria, 80
   dejé de comunicar
   contigo, si tal vez hubo
   que compasivo te tuvo
   de tal suerte mi pesar
   que en recíprocos enojos 85
   tanto amor nos conformó
   que porque lloraba yo
   afeminaste tus ojos ?
CESAR:      Pendiente estoy de tus labios,
   confuso con tus razones. 90
   ¿ Las que son obligaciones,
   Carlos, vuelves en agravios ?
   Si lloras, lloro contigo;
   alégrame tu contento;
   lo mismo que sientes, siento, 95
   ¿ y me llamas mal amigo ?
   No te acabo de entender.
CARLOS:      Ya sabes que la igualdad
   es hija de la amistad.
   Tu igual me veniste a hacer 100
   el día que me llamaste
   amigo tuyo.
CESAR:                          Es ansí.
CARLOS:      De sangre noble nací,
   si la ducal heredaste.
   Ya sé que tan cerca están 105
   tus partes de tu ventura
   que para hacerla segura
   la corona de Milán
   un solo estorbo hay en medio
   de un sobrino que la goza 110
   tan enfermo en edad moza
   que diera fácil remedio
   a mi deseo y tu estado
   la muerte, si permitiera
   cohechos o te quisiera 115
   como yo, aunque mal pagado.
CESAR:      ¡ Oh, Carlos ! ¡ Cómo se entiende
   que interesado tu pecho
   amistades que me ha hecho
   como mercader las vende ! 120
   Sácame ya del cuidado
   con que suspenso te escucho,
   que quien encarece mucho
   no se tiene por pagado;
   y pienso yo que en iguales 125
   correspondencias de amor
   si ejecutas acreedor
   de la obligación te sales
   de deudor, pues te he querido
   con tan limpia y pura fe 130
   que en ellas te perdoné
   aun el serme agradecido.
CARLOS:      ¡ Muy bien lo muestras, por Dios !
   Sea, y búrlate de mí;
   tu secreto para ti 135
   y el mío para los dos.
   Los amigos de importancia,
   que se precian de leales,
   en los bienes y los males
   van a pérdida y ganancia. 140
   Mas tú que con los ingratos
   quieres lograr tus intentos,
   avaro de pensamientos,
   con andar hoy tan baratos,
   pretendes en los desvíos 145
   con que me ocultas tu pena
   por gastar de hacienda ajena
   ser pródigo de los míos.
   ¿ Tú triste, César, y yo
   de la ocasión ignorante ? 150
   ¿ Tú desvelado, tú amante,
   y yo sin saberlo ? No,
   no busques vana salida
   a culpas averiguadas.
   De la soledad te agradas, 155
   mi amistad aborrecida;
   no comunicas tormentos,
   ni yo quiero examinarlos;
   ya, César, te cansa Carlos;
   señor de tus pensamientos 160
   has sido; yo te los dejo.
   Goza a solas tu cuidado;
   los secretos que he fiado
   de ti te darán consejo;
   no llevo ninguno tuyo 165
   que restitÜirte deba.
   Prueba otros amigos, prueba;
   y con aquesto concluyo
   amor sin comunicar,
   mientras dejas ofendida 170
   una amistad de por vida
   que ya por ti es al quitar.

Quiérese ir

CESAR:      Aguarda, Carlos, espera,
   satisfaré tus engaños;
   ¿ amistad de tantos años 175
   por ocasión tan ligera
   se rompe ? Facilidad
   notable a culparte viene;
   mas no es mucho, también tiene
   sus melindres la amistad; 180
   también la asaltan recelos,
   que la amistad en rigor,
   por lo que tiene de amor,
   quejas forma y pide celos.
   Es verdad que quiero bien 185
   en parte que corresponde
   agradecida; ni dónde,
   ni cuándo, Carlos, ni a quién
   te he dicho, que como sigo
   leyes que a la amistad puso 190
   más la antigÜedad que el uso,
   y sé que el perfeto amigo
   no quiere ni intenta más
   de lo que quiere y intenta
   su amigo, no juzgué a afrenta 195
   la que en la cara me das,
   pues en este fundamento
   mi amor oculto creyó
   que gustando desto yo
   estuvieras tú contento. 200
   Mas pues me llamas ingrato
   y a lo interesable vives,
   secretos das y recibes
   y ya es tu amistad contrato.
   Oye, aunque el límite pase 205
   que me puso a quien respeto,
   pues debiéndote un secreto
   que sin que yo te forzase
   me donaste liberal,
   si hago pleito de acreedores, 210
   tus deudas son anteriores
   y es bien pague al principal;
   pero advierte que no es justo
   que pagarte más intente
   de aquello que cabalmente 215
   te debo.
CARLOS:                    Logra tu gusto.
   La deuda quiero soltarte;
   no ofendas tu mudo amor.
   Mírasme como acreedor;
   claro está que he de enfadarte. 220
   Quédate, César, con Dios.

Detiénele [CESAR]

CESAR:      Eso no. Desobligado
   has de dejarme y pagado
   has de partirte; los dos
   hacemos cuenta ajustada. 225
   Ya estriba esto en interés;
   si te has de ir, vete después
   que yo no te deba nada.
   Que amabas dijiste un día
   y antes que más te explicases 230
   y tu dama me nombrases
   yo, que en la filosofía
   estoy diestro de los ojos
   y los tuyos registré,
   que era Vitoria alcancé 235
   la causa de tus enojos.
   Haz tú otro tanto también,
   si igual fineza te obliga,
   porque yo cuando te diga
   mi amor no te diré en quién 240
   le empleo.
CARLOS:                        Enojado estás.
CESAR:      No estoy, que es la causa leve;
   pero harto hace quien debe
   en pagar sin que dé más.
CARLOS:      Di que porque serte intento 245
   de provecho en tus cuidados,
   con paciencia tus enfados
   quiero sufrir.
CESAR:                          Está atento.
   En un festín que el duque mi hermano hizo
   una noche..., --engañéme, un claro día, 250
   que agregación de luz desautorizo
   si a tanto sol describo noche fría:
   pródiga la hermosura y en su hechizo
   perdida la beldad que Chipre cría;
   competidoras discreción y gala 255
   y dilatada gloria en breve sala,
   cuadros de estrellas sostituyen flores,
   ya jardín el salón que amor cultiva,
   si estrados deste abril usurpadores
   no extrañan que en tal cuenta los reciba 260
   cercado de bellezas y valores
   el teatro ducal y la festiva
   ocupación sonora en instrumentos
   principio dio al sarao y a mis tormentos.
   Libre gozaba yo la ejecutoria 265
   con que el descuido me eximió tributos
   que rinde el alma y guarda la memoria
   pechando penas más a menos frutos.
   ¡ Qué cerca está el tormento de la gloria !
   ¡ Qué bien pintó al placer cortando lutos 270
   aquel que a los umbrales del sosiego
   la inquietud retrató pegando fuego !
   Licenciosa la vista se derrama
   por venenosos campos de hermosura,
   présago amor de ejecutiva llama 275
   que libre cuello sujetar procura.
   Vi, Carlos, en efeto, vi a una dama,
   imperiosa opresión de mi ventura,
   que presidiendo en tribunal de estrellas
   lo que esta desperdicia logran ellas. 280
   Gozaba, al lado suyo, un caballero
   privilegios de fiestas semejantes,
   de incógnito valor, cobarde acero,
   desvalido entre méritos amantes.
   No te sabré afirmar cuál fue primero, 285
   o amar o estar celoso; mas sé que antes
   que advirtiese mi estado peligroso
   si amante me admiré, temí celoso.
   Salí a danzar, ya rayo de venganzas,
   por malograr indigna competencia, 290
   y a la marquesa saco; entre mudanzas
   festivas --mal presagio a la experiencia--
   sembró risueña en celos esperanzas,
   espinas que coronan la paciencia;
   yo de veras amante, el festín juego; 295
   cesó la danza y comenzó mi fuego.
   Ocupo el lado, si cobarde amando,
   atrevido celoso; y suspendiendo
   discursos a la lengua hablé mirando,
   propuse mudo y obligué temiendo. 300
   Ella cifras de amor deletreando
   lo que negó callando pagó viendo.
   ¡ Oh amor, al principiar dulces enojos,
   idiota en labios, elocuente en ojos !
   Puso a la fiesta fin la aurora, llena 305
   de envidias más que aljófares; ¡ qué prisa
   a mi espaciosa suspensión ! ¡ Qué pena
   a obscura ausencia su purpúrea risa !
   Acompañé hasta el coche a mi Sirena...
CARLOS:      ¿ Que Sirena es la dama que me avisa 310
   tu inadvertencia ? Más que a tu cuidado
   a tu descuido quedaré obligado.
   Ya César me sacaste de adivino;
   prosigue.
CESAR:                      ¿ Para qué, si soy tan necio
   que ofendiendo secretos descamino 315
   dichas de amor y leyes menosprecio ?
   Pasé a la lengua el alma, en ella vino
   Sirena aposentada; que no precio
   sin Sirena vital acción ¡ qué asombro !,
   vivo en nombralla y muero si la nombro. 320
   Ya, Carlos, sabes más que yo quisiera;
   vencísteme y perdíla por nombralla.
   ¡ Oh lengua para el mal siempre ligera !
   ¡ Oh pecho descuidado al refrenalla !
   Si eres leal, si quieres que no muera, 325
   su nombre se te olvide, o si no calla;
   que si alcanza a saber que está ofendida
   desacredito a amor, pierdo la vida.
CARLOS:      ¡ Ah, César, quién pudiera ejecutivo
   quererte menos por vengar agravios ! 330
   ¿ Qué importa conocerla si en ti vivo ?
   Lo que me ocultas tú debo a tus labios;
   prosigue con tu amor ponderativo
   y estima en más respetos, si no sabios,
   leales en sufrirte y no ofenderte, 335
   que al olvido la nombras o a la muerte.
CESAR:      ¿ Qué quieres, caro amigo, que prosiga ?
   Facilitó imposibles la frecuencia;
   muchas veces la hablé; muchas obliga
   a firme resistir, firme asistencia; 340
   desdeñosa al principio, ya mitiga
   rigores, ya al amor, correspondencia
   que caudalosa en voluntades trata,
   risueña obliga y satisface grata.
   Sólo de tu amistad, --¿ diré envidiosa ?, 345
   bien puedo, que no quiere que a la parte
   entres con ella en alma que imperiosa
   duda de gobernar sin desterrarte--
   premática me puso rigurosa
   con privación de no comunicarte 350
   su nombre, ni mi amor, y esto con pena
   que en sabiéndolo tú, pierdo a Sirena.
   Sé agora, Carlos, juez de mi indiscreto
   roto silencio ya; serás testigo
   de mi muerte también si a su respeto 355
   te atreves y a la ley de hidalgo amigo.
   De mi alma eres señor; de mi secreto
   con la sortija de Alejandro obligo
   tus labios y lealtad, porque al sellarlos
   la fe que a Efestión obligue a Carlos. 360

Sale GASCON

GASCON:      ¡ Damas, cuerpo de Dios, damas,
   despedid por hoy enojos
   y desenvainad los ojos
   que en las amorosas llamas
   un crítico los llamó 365
   espadas negras de esgrima !
   A Sirena y a su prima
   cierto coche malparió
   en ese jardín frontero,
   porque entre sus hortalizas 370
   flores se llamen mellizas
   y su comadre el cochero.
   Visto os han y acá se aplican;
   amor en el campo es hambre
   y todo encuentro fiambre 375
   da apetito; si se pican
   dos a dos estáis.
CESAR:                                Ya temo
   con qué ojos miraré,
   Carlos, a quien quebranté
   el primer precepto.
CARLOS:                              Extremo 380
   escrupuloso es el tuyo;
   ya yo no tengo memoria
   de lo dicho. A mi Vitoria
   voy a ver; ¡ ay Dios, si suyo
   me llamara ! Tú, entre tanto 385
   que sus rigores mitigo,
   prosigue dichas amigo,
   prosiguiré yo mi llanto;
   que en mis penas divertido
   si tú en tu gloria elevado 390
   sabrá en tu amor mi cuidado
   darme por desentendido.

Vase

GASCON:      (Dama falta para mí;        Aparte
   el primer lacayo soy
   que huérfano de hembra estoy. 395
   Dijérala a hallarla aquí,
   a fuer de cómico humor:
   "¿ Y ella no nos dice nada ?"
   Respondiérame alentada:
   "Y él ¿ sabe tener amor ?" 400
   "Y ella ¿ qué gusto embaraza ?
   ¿ qué voluntad fregoniza ?"
   "Y él ¿ en qué caballeriza
   ejercita la almohaza ?"
   "Y ella ¿ a quién vende novillos ?" 405
   "Y él ¿ cuánto ha que es moscatel ?"
   Porque eso de "¿ y ella ?," "¿ y él ?"
   dan al gracejo estribillos.
   Mas pues lacayo soltero
   soy y no hay con quién parlar 410
   iréme a cochiquizar
   un rato con el cochero.

Vase.    Salen SIRENA y DIANA

SIRENA:      Estas riberas frecuento
   con notable inclinación.
DIANA:      Animan la suspensión 415
   de tu altivo pensamiento
   sus márgenes siempre amantes,
   que contra estivos rigores
   humildes ya en niñas flores,
   locas ya en plantas gigantes, 420
   tejiendo lazos estrechos
   criaturas dél parecen,
   que aves cantan, vientos mecen
   y él alimenta a sus pechos.
SIRENA:      Poéticas descripciones 425
   autorizas.
DIANA:                      Entretienen
   mientras obscuras no vienen
   a deshermanar razones.
   Mas advierte que hemos sido
   asaltadas.
SIRENA:                    ¿ Cómo ansí ? 430
DIANA:      César, tu amante, está aquí.
SIRENA:      La primer vez que ha venido
   desacompañado es ésta.
   ¿ César sin Carlos ? Extraña
   novedad.
DIANA:                    No se acompaña 435
   amor que no manifiesta
   sus secretos; soledades
   busca toda suspensión.
SIRENA:      Di leyes de mi afición,
   que malogran amistades. 440

Llégase a ellas

CESAR:      Viendo yo la compostura
   deste sitio, prenda mía;
   las nuevas flores que cría
   su aventajada hermosura,
   luego dije a mi ventura, 445
   "¿ Tan alegre esta ribera ?
   ¿ tan florida y lisonjera ?
   Notable ocasión tendrá;
   que quien tan compuesta está
   visita o huésped espera." 450
   No salió mi consecuencia
   mentirosa, si bien veo
   que no es cortés este aseo
   sino loca competencia.
   El campo en vuestra presencia 455
   con arrogante osadía
   parece que os desafía
   y en plaza de armas de flores
   esperanzas y temores
   le dan miedo y osadía. 460
   Competencia es desigual;
   envidias de perlas llora;
   rindióse, ya es vencedora
   la marquesa del Final.
   Los pies os besa en señal 465
   de que humilde os obedece;
   ya le pisáis, ya florece
   de nuevo; dichoso ha sido
   quien pisado y oprimido
   risa aumenta y flores crece. 470
SIRENA:      Ni el río, César, ni el prado
   enseñaros a hablar pudo,
   que uno y otro, obrando mudo,
   cuerdo obliga y causa agrado.
   Hasta el río es tan callado 475
   que con reinar su corriente
   desde su ocaso a su oriente
   palabras aborreció
   tanto que se llama el Po
   con dos letras solamente. 480
   Vos, al contrario, perdiendo
   suertes que estoy recelando
   lleváis mal amar callando
   y obligar obedeciendo.
   Perficionaros pretendo, 485
   César, porque en mi afición
   no tendrá jurisdición
   --esta altivez perdonad--
   ni parlera voluntad,
   ni ocupada inclinación. 490
CESAR:      ¿ Pues quién, si no lo fingís,
   ocupando el alma mía
   os usurpa monarquía
   que sola en ella adquirís ?
SIRENA:      Pensamientos divertís, 495
   que yo quisiera ocupados
   y menos comunicados
   con quien, no sé si indiscreto,
   desacredita el secreto
   que abona vuestros cuidados. 500
   Este Carlos ha de echaros,
   César, a perder sin duda.
CESAR:      Con él mi voluntad muda
   no se ha atrevido a agraviaros;
   obedeceros y amaros 505
   son el arancel que sigo,
   tanto que con ser mi amigo
   y una alma sola los dos,
   porque me lo mandáis vos
   le agravio y le desobligo. 510
   Ni yo le he comunicado
   desvelos de mi ventura,
   ni él, aunque los conjetura,
   saberlos ha procurado.
SIRENA:      Andáis vos muy alentado, 515
   César, para no tener
   amigo con quien hacer
   plaza de favorecido
   que suele, si está oprimido,
   un secreto enflaquecer. 520
   Vos sólo en mi voluntad
   sois absoluto señor;
   si es correspondencia amor,
   pagadme con igualdad;
   no ha de ocupar su amistad 525
   alma que se llame mía
   por más que en ella porfía
   vivir quien me la usurpó,
   que soy muy gran huésped yo
   para estar en compañía. 530
   Carlos, sea o no leal,
   me cansa, y no será bien,
   César, que queráis vos bien
   a quien me parece mal;
   dejarle será señal 535
   de que a mi amor os obligo.
CESAR:      Mirad, señora...
SIRENA:                          Esto os digo;
   leyes de mi gusto son.
   César, en resolución
   o con Carlos o conmigo. 540

Vase

CESAR:      Esperad, oíd; tenelda,
   Diana hermosa, obligalda
   a que me escuche; llamalda,
   reducilda, disponelda...
DIANA:      Si la amáis, obedecelda, 545
   César; que probar ordena
   a costa de vuestra pena
   la fe de vuestra afición.
CESAR:      ¿ Pues eso... ?
DIANA:                        En resolución,
   con Carlos o con Sirena. 550

Vase

CESAR:      Esto estriba ya en porfía
   más que en finezas de amor;
   no hay belleza sin rigor,
   ni altivez sin tiranía.
   Estos espíritus cría 555
   la hermosura idolatrada.
   ¡ Ah presunción encantada
   en mujer desvanecida;
   arrogante si querida,
   terrible si despreciada ! 560
   ¿ Que deje yo la amistad
   de Carlos ? ¿ Que agravie yo
   a quien debo tanto ? El Po,
   padre desta amenidad,
   primero a la eternidad 565
   casi de su curso frío
   con mudable desvarío
   ofenderá y imprudente
   nacerá mendiga fuente
   donde muere inmenso río, 570
   que con culpables mudanzas
   ofenda la inclinación
   que aumenta mi obligación
   y alienta mis esperanzas.
   Ponga el tiempo en dos balanzas 575
   mi amistad, mi ardiente pena,
   que si a olvidar me condena
   la una fuerza ha de ser,
   Carlos, por no te perder
   dejar de amar a Sirena. 580
   Adórola; mucho digo.
   ¡ Oh ciegas contrariedades !
   Hallar podré otras beldades,
   pero no otro igual amigo.
   Si le dejo, me castigo; 585
   piérdome, si no le dejo
   y en dos caminos perplejo
   hallo --¡ extraña confusión !--
   mi desdicha en la elección
   y mi daño en el consejo. 590

Sale CARLOS muy contento

CARLOS:      ¡ Cómo podré yo explicarte
   mi gozo, amigo... ! No digo
   bien, que el señor no es amigo,
   y viniendo a gratularte
   duque de Milán, no es cuerdo 595
   el título que te doy.
   Tu vasallo, duque, soy
   cuando el ser tu amigo pierdo.
   Murió tu sobrino ya;
   duque de Milán te aclama 600
   festiva a voces la fama
   y de suerte alegre está
   la nobleza y pueblo junto,
   que agradeciendo a la muerte
   su dicha olvida por verte 605
   las obsequias del difunto.
   En tu busca la nobleza
   sale y toda la ciudad:
   trueque por la majestad
   el título vuestra alteza 610
   y déme para besarlos
   los pies.
CESAR:                      Cuando estilo mudas
   me ofendes por ver que dudas
   de lo que te estimo Carlos.
   El parabién que me das 615
   dátele también a ti;
   para ti soy lo que fui,
   duque para los demás.
   La fortuna no enajena
   amigas jurisdiciones. 620
   El norte de mis pasiones,
   como sabes, es Sirena
   y puesto que pende della
   toda mi felicidad,
   por no perder tu amistad 625
   a riesgo estoy de perdella.
   No me mudo yo, aunque herede;
   César para ti he de ser;
   que Milán no ha de poder
   lo que Sirena no puede. 630
CARLOS:      ¿ Pues qué hay en eso ?
CESAR:                                    Despacio
   sabrás las contradiciones
   de mis confusas pasiones.
   Vamos agora a palacio;
   y mientras conmigo estás, 635
   Carlos, a solas no mudes
   estilo ni de mí dudes,
   que si apetezco ser más
   es para que más poseas.
CARLOS:      Eres César y de modo 640
   lo vengas a ser del todo
   que César Augusto seas.

Vanse.    Salen SIRENA y DIANA

SIRENA:      ¿ Duque, César ?
DIANA:                            Premia el cielo
   partes dignas de reinar.
   Creció a sus plumas el vuelo 645
   tu amor; ya te puedo dar
   plácemes.
SIRENA:                    ¿ De qué ?
DIANA:                              El desvelo
   con que César te ha servido
   aumentará en tu favor
   deseos contra el olvido; 650
   que en el noble crece amor
   con el estado.
SIRENA:                        He nacido,
   Diana, tan sobre mí
   que si le favorecí
   hasta este punto, no sé 655
   desde agora lo que haré.
DIANA:      ¿ Qué dices ? ¿ Estás en ti ?
SIRENA:      Estoylo, y tanto que crece
   mi olvido con la razón.
   Creerás que me desvanece 660
   la ducal ostentación
   que esa esperanza me ofrece;
   mas puesto que él lo merezca
   yo solo intento querer,
   aunque soberbia parezca, 665
   amante que engrandecer,
   no duque que me engrandezca.
   Llegará a mí presumido,
   cuando no desvanecido,
   César a hablarme y creerá 670
   que sus dichas pisan ya
   celos, desdenes y olvido.
   ¡ Qué grave que entrará a verme !
   ¿ Mas que hace, para obligarme,
   majestad el pretenderme, 675
   favor el solicitarme
   y pasatiempo el quererme ?
DIANA:      ¡ Ay, prima ! Déjate deso
   que pones en opinión
   tu cordura.
SIRENA:                      Todo exceso 680
   altera la discreción,
   Diana, y oprime el seso.
   Hombre que duda dejar
   por mí un amigo y causar
   pudo en mi amor sentimiento 685
   ¿ no ha de obligar mi escarmiento ?
   ¿ No me ha de desestimar
   duque ya y entronizado;
   de monarcas pretendido
   por yerno, solicitado 690
   de reyes y persuadido
   a deidades de su estado ?
DIANA:      ¿ Luego no le quieres bien ?
SIRENA:      Infinito.
DIANA:                    ¿ Pues qué intentas ?
SIRENA:      Que celos causa le den 695
   de amarme más.
DIANA:                        De esas cuentas
   no sé si has de salir bien.
SIRENA:      Esta alta razón de estado
   mis quimeras han hallado,
   que ha de ser en mi favor; 700
   con celos se aumenta amor,
   sin ellos es descuidado.
   César, duque de Milán,
   de lisonjas aplaudido,
   si desvelos no le dan 705
   recuerdos, prima, en su olvido
   mis deseos penarán;
   a más difícil empresa
   más ardides, más soldados.
DIANA:      ¿ Y si te deja ?
SIRENA:                        Marquesa 710
   me quedo, alivio cuidados
   y esperanzas de duquesa
DIANA:      Terrible, Sirena, estás;
   pero ¿ con quién le darás
   celos, rabiosos venenos ? 715
SIRENA:      Con hombre que valga menos
   para que lo sienta más.
   Marco Antonio, aquese necio,
   para esto me ha parecido
   bien, aunque de poco precio. 720
DIANA:      Celos engendran olvido
   si paran en menosprecio.
SIRENA:      Yo he de probar los quilates
   de los celos.
DIANA:                        Grande error
   es que probar hombres trates, 725
   porque pruebas en amor
   suelen llorar disparates.

Sale MARCO ANTONIO

MARCO ANTONIO:      Por no ver los regocijos
   que a César previene el pueblo...

A SIRENA

   ... a ese César venturoso,
   --perdóneme si le afrento 730
   cuando este nombre le aplico,
   que yo no sin causa pienso
   que necedad y ventura
   en este siglo es lo mesmo--
   salí a divertir envidias 735
   a esta soledad, creyendo
   crecer en ellas pesares,
   porque los mismos efectos
   causan la música y campos,
   si es verdad que son aumentos 740
   de tristezas en el triste,
   de gustos en el contento.
   Mas piadosa la fortuna
   dio a mis pesares consuelo
   cuando menos le esperaba 745
   con vuestro dichoso encuentro;
   pues del modo que se olvidan
   naufragios, tomado el puerto,
   heridas con la vitoria
   y trabajos con el premio, 750
   mis envidias se olvidaron,
   hermosa marquesa, viendo
   en vos cifrado mi alivio,
   pues no hay penas donde hay cielos.
SIRENA:      Enfermos de un mal los dos, 755
   Marco Antonio, nos podremos
   consolar el uno al otro,
   si consuela el mal ajeno.
   Yo también a estas riberas
   contaba los desaciertos 760
   en que la fortuna loca
   constituye su gobierno.
   Cortó en agraz el abril
   del más ilustre mancebo
   que vio Milán en su silla, 765
   que dio esperanzas al tiempo.
   Dejó en su lugar a César,
   si antes de heredar soberbio,
   juzgad vos qué tal será
   ya señor, ya no heredero. 770
   No hay elección en los hados;
   desde sus principios fueron
   naturaleza y fortuna
   opuestas en sus efetos.
   ¡ Cuánto érades vos más digno, 775
   noble, gallardo, discreto,
   cortés, liberal, afable,
   que un hombre en todo diverso !
MARCO ANTONIO:      que esa merced me hacéis,
   y adorándoos no hay secreto
   que ose el alma reservaros, 780
   yo, mi Sirena, os prometo
   que llegándome a mirar
   no ha mucho al líquido espejo
   dese cristal fugitivo,
   dije --sus flores lo oyeron-- 785
   "Si méritos y no dichas
   entronizaran sujetos
   sin excepción de personas
   ¿ quién me negara el imperio ?
   En los dotes naturales 790
   ¿ qué me falta ? ¿ qué no tengo ?
   Sangre ilustre, deudos claros,
   alma noble, gentil cuerpo,
   generosa inclinación,
   alentados pensamientos 795
   en la adversidad constantes
   en la prosperidad cuerdos;
   infatigable al trabajo,
   festivo y galán en juegos;
   para el amigo apacible 800
   para el contrario severo;
   estudioso cortesano...
   y, sobre todo, --¿ dirélo ?--
   de la marquesa bien visto,
   con que a mi dicha eche el sello." 805
DIANA:      (Tal te dé Dios la salud.)          Aparte
SIRENA:      (¿ Hay presumido más necio ?        Aparte
   Buen competidor escojo
   para darle al duque celos.)

A él

   No desmerecéis conmigo 810
   por alabaros, si es cierto
   que quien a sí no se estima
   causa en otros menosprecio.
   Más con eso me obligáis,
   que el propio conocimiento 815
   incita a heroicas acciones
   y más siendo como el vuestro.
   Creed, señor Marco Antonio,
   que pudo en mí el conoceros
   tal vez tanto que ha formado 820
   quejas contra vos mi sueño.
   Contemporizad prudente
   de la fortuna sucesos,
   ciegos como quien los guía.
   César es duque, en efeto; 825
   conformaos con sus vasallos,
   id galán, dalde compuesto
   parabienes pesarosos,
   aplaudilde lisonjero;
   que yo por contrapesar 830
   vuestros justos sentimientos
   añadiré a vuestras galas
   favores agora honestos.
   Esta banda de diamantes

Dásela

   tuvo a un príncipe por dueño 835
   que por vos pongo en olvido,
   mejorada ya de empleo.
   Honralda y después...

Sale GASCON y habla por las espaldas a MARCO ANTONIO, creyéndole su amo

GASCON:                                Señor,
   ricos, pobres, mozos, viejos,
   damas, dueñas, calles, plazas, 840
   fiestas, danzas... ¿ Cómo es esto ?

Vuelve MARCO ANTONIO y conócele GASCON

   Vueselencia me perdone,
   que como no ha muchos credos
   que dejé a mi dueño aquí,
   pensé --es mi oficio dar piensos-- 845
   que con vos se entretenía.
MARCO ANTONIO:      ser vos no tan grosero,
   pudiérades conocer
   quién soy yo.
GASCON:                          Tenéis los lejos
   ducales y no estoy ducho
   en examinar reversos 850
   humanos porque chamuscan
   a quien camina zaguero.
   No soy derramaplaceres;
   perdonadme, que ya os dejo;
   paréntesis fui lacayo, 855
   ni añado ni quito al texto.

Quiérese ir

SIRENA:      Esperad, ¿ a quién servís ?
GASCON:      Serví hasta aquí a un caballero
   con no más que dos caballos,
   mas ya se llama duqueso. 860
SIRENA:      ¿ Criado del duque sois ?
GASCON:      Criado, si no a sus pechos,
   a los de real y cuartillo,
   que me hacen su racionero.
SIRENA:      Pues no os vais, que tengo mucho 865
   que preguntaros.

A MARCO ANTONIO

                         Al cuello
   Marco Antonio este favor
   lucid.
MARCO ANTONIO:      Añadid a premios
   de oro, prendas de cristal;
   sellad labios que soberbios 870
   se alabarán presumidos
   si los permitís abiertos.

Bésale una mano

DIANA:      (¿ Hay locuras semejantes ?)          Aparte
GASCON:      (¡ Zape ! Sal quiere este huevo.          Aparte
   Si es amor, por Dios que escoge 875
   mal Adonis vuestra Venus.)
SIRENA:      Dad, Marco Antonio, por mí
   un recaudo al duque nuevo,
   corto y tibio; que a esto obligan
   enfadosos cumplimientos. 880
GASCON:      (¿ Cumplimientos con enfado          Aparte
   a un duque, señor supremo
   de Milán ? Opilaciones
   son de amor; saco el acero
   que deshinche presumidas.) 885

A MARCO ANTONIO

SIRENA:      Correspondedme discreto
   y advertid que os quiero mucho.
GASCON:      (¡ Oh qué tonto mucho os quiero !) Aparte
SIRENA:      ¡ Hola, el coche !

A GASCON

                         Venid vos
   conmigo.
DIANA:                  Prima, ¿ qué has hecho ? 890
SIRENA:      Estratagemas amantes.
   Diana, yo he dado en esto,
   veamos en lo que para.
GASCON:      (Un mucho voy satisfecho,            Aparte
   que la he parecido bien; 895
   hembra es en fin, yo soy hembro.
   Quien a tal hombre hace cara,
   en la opinión majadero,
   si ha de escoger lo peor
   escogeráme; apostemos. 900

Vanse


ACTO SEGUNDO


     

Salen CESAR y CARLOS de luto mediano, y acompañamiento

CESAR:      Yo estoy reconocido
   a la lealtad y amor con que ha venido
   la ciudad a ofrecerme
   la corona ducal y a entretenerme
   en las ostentaciones 905
   festivas, que en aquestas ocasiones
   a mis antepasados
   dejaron aplaudidos y obligados.
   Obsequias funerales
   sentimientos de amor piden iguales; 910
   que con honras funestas
   no dicen, caballeros, bien las fiestas.
   Cumpla el culto divino
   en primero lugar con mi sobrino
   y después darán muestras 915
   con regocijos las lealtades vuestras;
   que juzgo por azares
   eslabonar placeres con pesares.
[CORTESANO]:      Alabe en vuestra alteza
   Milán la discreción con la grandeza
   y llámese dichoso, 920
   señor que es heredero generoso
   no sólo deste estado
   de las almas también, que en tanto grado
   rinden agradecidas
   a dominio de amor feudo de vidas. 925

Vanse los [cortesanos]

CESAR:      Cúbrete, Carlos, agora.
CARLOS:      ¿ Yo, señor ?
CESAR:                        En la igualdad
   dijiste que la amistad
   consistía; no lo ignora
   quien si en público pudiera 930
   hacer que te respetaran
   todos y a mí te igualaran,
   mi mismo poder te diera.
   Cuando estás solo conmigo
   indistinto de mí te hallo; 935
   sé en público mi vasallo,
   pero en secreto mi amigo.
   Cúbrete.
CARLOS:                      Servirte gusto.
CESAR:      No digas servir aquí.
CARLOS:      Cumplo tu gusto.
CESAR:                              Eso sí; 940
   no sirve, sino hace el gusto
   de su amigo quien merece
   tal nombre. Duque soy ya;
   gozoso Milán me da
   su corona y me obedece. 945
   No me has de juzgar ingrato,
   también tú has de ser marqués
   de Monferrato.
CARLOS:                          Los pies
   te beso. Mas Monferrato
   ya es pequeño para mí; 950
   pues si con nombre de amigo
   soy una cosa contigo,
   distinguiéndome de ti
   de ese modo, no podrán
   darme título de cuerdo 955
   los que ven que marqués pierdo
   el ducado de Milán.
CESAR:      Bien arguyes; serás pues
   por ese mismo respeto
   duque conmigo en secreto, 960
   pero en público marqués.
   ¿ Cómo te va con tu dama ?
CARLOS:      Más a mi gusto se inclina
   a mis ruegos.
CESAR:                          Si adivina
   amor, profética llama, 965
   Carlos, que eres ya marqués
   de Monferrato, no dudo
   que lo que tu amor no pudo
   pueda en ella el interés.
   ¡ Ojalá hiciera la mía 970
   otro tanto ! Esta mudanza
   crece en mí desconfianza:
   ¡ Amor, ciega tiranía !
   No me puedo persuadir
   que mujer que me desdeña 975
   por ocasión tan pequeña
   como es el verme asistir
   a tu amistad tenga amor.
CARLOS:      Si hasta agora no heredado,
   dueño suyo te ha llamado, 980
   siendo de Milán señor
   ¿ quién duda que este respeto
   grados a su amor añada ?
CESAR:      Quien cual yo se persÜada
   que es la mujer un sujeto 985
   tan leve y sin fundamentos
   que en su varia confusión
   reinan, ciega la razón,
   efímeros pensamientos.
   Jardín de diversas flores 990
   que con inconstancia vana
   nacen hoy, mueren mañana.
   Desta suerte sus favores
   logra cualquier voluntad
   que en mujer los vinculó, 995
   y por esto se llamó
   hermosa la variedad.

Sale GASCON

GASCON:      Aunque los que ejercitamos
   ministerios inferiores
   ni hablamos con los señores 1000
   ni retretes profanamos
   --el uso, excepción de leyes,
   que en las comedias admite
   porque el vulgo lo permite
   hablar lacayos con reyes-- 1005
   esta vez, que por ser una
   se me puede tolerar,
   subo, gran señor, a dar
   plácemes a tu fortuna. 10091010
CESAR:      Admítolos. Yo os haré
   mercedes; andad con Dios.
GASCON:      "¿ Os haré ?" y "¿ andad ?" ¿ Ya es vos
   lo que hasta agora fue ?
   Pues, vive Dios, que hubo día, 1015
   aunque des en vosearme,
   que de puro tutearme
   me convertí en atutía.
CESAR:      Gascón, tu estancia es abajo;
   vete y despeja.
GASCON:                            Eso sí; 1020
   por , "vete" de aquí,
   y no "andad" con tono bajo,
   que esto de vos me da pena.
   Voyme; pero si te agrada
   daréte yo una embajada 1025
   de la marquesa Sirena.
CESAR:      ¿ De quién ?
GASCON:                          No sé yo si amor,
   si desdén, si celibato,
   me dio el cargo en breve rato
   de lacayo embajador. 1030
   Dejéte con ella hablando
   a los ribetes del río
   y cumpliendo un desafío
   del cochero estaba dando
   un rentoy, cuando escuché 1035
   entre música festiva
   decir "¡ César duque viva !"
   Alegre el naipe solté,
   y viendo que en busca tuya
   se despoblaba Milán, 1040
   salto como un gavilán
   y luego todo aleluya
   creyendo hallarte con ella,
   --conocíla por las faldas--
   vi a un hombre por las espaldas: 1045
   El placer ¿ qué no atropella ?
   Los ojos me encantusó;
   que era mi duque entendí,
   las albricias le pedí;
   pero al punto que volvió 1050
   la cabeza, en testimonio
   de lo que es una mujer,
   llegué a ver --y qué mal ver--
   tan privado a Marco Antonio
   que con el favor ufano 1055
   que la señora le dio
   con los labios la ensució
   las espaldas de una mano.
CESAR:      ¿ En la mano de Sirena
   labios Marco Antonio ?
GASCON:                                  Sí. 1060
   Perdón cortés le pedí
   y él, en lo hinchado ballena
   si en los méritos mosquito,
   me dijo: "Sois un grosero."
   Respondíle: "Caballero, 1065
   yo aquí ni pongo ni quito;
   nací a escuras y he quedado
   grosero de conyunturas;
   que madre que pare a escuras
   ¿ cómo puede hilar delgado ?" 1070
   Quise dejarlos, mas luego
   que la marquesa advirtió
   ser ministro tuyo yo
   me manda que aguarde; llego
   a ver favores amantes 1075
   y miro que la Sirena
   le echó al cuello una cadena,
   si no banda, de diamantes.
CESAR:      ¿ Qué dices, loco ?
GASCON:                                Una banda,
   vive Dios, que vi a tu pecho 1080
   mil veces; y él, satisfecho
   de necio, oye que le manda
   que viniendo a visitarte
   cuando en tu presencia esté
   muy corto y tibio te dé 1085
   un recaudo de su parte,
   sin más encarecimientos
   ni muestras de regocijo;
   porque a aquesto obligan, --dijo--,
   enfadosos cumplimientos. 1090
   Despidióse y luego escucho
   que dijo con tierno afecto:
   "Correspondedme discreto
   y advertid que os quiero mucho."
   Porque vean lo que son 1095
   las mujeres, aunque sean
   marquesas, y porque vean
   la medra de su elección.
   Partióse él favorecido
   y llamándome la dama 1100
   me dijo: "A quien tibio ama
   pone mi agravio en olvido.
   Marco Antonio es voluntad
   todo, y a mi amor sujeto
   ni ocasiona su secreto, 1105
   ni me ofende su amistad."
   "Pues a mí, señora mía,
   ¿ tócame eso ?" --la respondo--.
   "Nunca me meto en tan hondo.
   Gócele vueseñoría, 1110
   sin que se deshaga dél
   un siglo, pues le escogió
   cuerdo o necio, porque yo
   no he de casarme con él."
   Replicóme, "Aquesto os digo 1115
   para que a vuestro señor
   digáis; que en casos de amor
   a quien tiene tal amigo
   poco le desvelarán
   venganzas de una mujer 1120
   y a mí menos el perder
   la corona de Milán."
   Picó con esto el cochero;
   dejóme y viniendo aquí
   lo pasado referí, 1125
   relator y mensajero.
   Y agora que del trabajo
   presente me descargué,
   los altos despejaré
   por los países de abajo. 1130

Vase

CESAR:      ¿ Ves, Carlos, cómo ha salido
   verdadero mi temor ?
   ¿ Cómo no me tiene amor
   Sirena ? ¿ Cómo ha fingido
   achaques y cómo es cierto 1135
   que es Marco Antonio el dichoso ?
   Pues dámele tú achacoso
   que yo te le daré muerto.
CARLOS:      Admiro en tal discreción
   tan desatinado empleo, 1140
   puesto que en la mujer veo
   la heredada imperfección
   de nuestra madre primera
   que escogió, como mujer,
   lo que nos echó a perder. 1145
   La marquesa es su heredera,
   y hala querido imitar;
   pero anime tu venganza
   el ser la mujer mudanza
   y que al fin se ha de mudar 1150
   Sirena.
CESAR:                      ¿ Y eso es bastante ?
   Pudieras, Carlos, saber,
   si es mudable la mujer
   que en sólo el mal es constante,
   y que con tales desvelos 1155
   es ya mi pena mayor.
   ¡ Qué mal nacido es amor
   pues que se aumenta con celos,
   enflaquece con regalos
   y con disfavores crece ! 1160
   Esclavo, aunque es dios, parece
   pues hace virtud a palos.
   ¿ Qué he de hacer ?
CARLOS:                              De mi consejo,
   fingir rigores conmigo;
   pues viéndote mi enemigo 1165
   y que tu privanza dejo,
   si es ardid de su desdén
   el probarte contra mí,
   podrá ser se ablande ansí
   y pague en quererte bien. 1170
CESAR:      Carlos, no me des disgusto;
   no es amor lo que es porfía
   ni se funda en tiranía
   la ley sÜave del gusto.
   Yo adoraré su hermosura 1175
   sin desdorar mi valor
   y aborreceré en su amor
   el tema de su locura.

Sale MARCO ANTONIO muy de gala con la cadena de SIRENA

MARCO ANTONIO:      Aunque mis gratulaciones
   no sean de las primeras,
   gran señor, y prevenciones 1180
   adelanten lisonjeras
   festivas ponderaciones,
   por mías se estimarán
   no obstante que lleguen tarde.
   Mil años goce Milán 1185
   esta dicha.
CESAR:                        Dios os guarde.
   ¿ Cómo venís tan galán
   a verme cuando este estado
   por el dueño malogrado,
   que en tierna edad se le ha muerto, 1190
   de cuerdo luto cubierto
   sentimientos ha mostrado
   dignos del postrer tributo
   que deben los caballeros
   a su señor absoluto ? 1195
   Parabienes de herederos
   son parabienes de luto.
MARCO ANTONIO:      Gran señor, inadvertencia
   de amante favorecido
   culpó mi poca experiencia.
   Quiero bien; precepto ha sido 1200
   entrar ansí en su presencia
   de una dama.
CESAR:                            En los amantes
   no son disculpas bastantes
   las que en tales ocasiones
   deslucen obligaciones. 1205
MARCO ANTONIO:      banda de diamantes
   me echó al cuello y me mandó
   que con ella a vuestra alteza
   visitase.
CESAR:                      Bien sé yo
   que aborreciendo firmeza
   de diamantes os la dio. 1210

A CARLOS aparte

   ¡ Ay Carlos, que estoy perdido
   a no vengarme, obligado
   por ser duque, y en su olvido
   a morir disimulado
   y a no quejarme ofendido ! 1215

A MARCO ANTONIO

   Amante sois puntÜal;
   no me ha parecido mal
   que ansí cumpláis vuestro amor.
MARCO ANTONIO:      mucho favor
   la marquesa del Final.
CESAR:      ¿ Que en vos logra su cuidado 1220
   la marquesa ? ¿ Y llevará
   bien el que la hayáis nombrado ?
MARCO ANTONIO:      ;Pues no, señor ? Claro está;
   que trayéndoos un recado
   de su parte me consiente
   alardes de su hermosura. 1225
   Dice que por el presente
   estado os dé la ventura
   laureles, que en vuestra frente
   multipliquen en Milán
   cuantas coronas están 1230
   por el mundo repartidas,
   porque las gocéis unidas
   con el imperio alemán.
CESAR:      Decilde vos a Sirena
   que de su cuerda elección 1235
   la doy yo la enhorabuena;
   que escogió a satisfación
   de todos; que quien ordena
   de sus afectos tan bien
   no nos deja qué cuidar; 1240
   que admito su parabién
   y que os pudiera envidiar
   quereros tal beldad bien,
   si el cargo destos estados
   dejara desocupados 1245
   pensamientos inferiores
   que ya en materia de amores
   se retiran jubilados;
   y que he de ser yo el padrino
   desposándose con vos. 1250

A CARLOS aparte

   ¡ Ay Carlos, qué desatino !
MARCO ANTONIO:      a vuestra alteza Dios,
   que puesto que soy indigno
   de tal merced le prometo
   reconocella leal
   y desde agora la aceto. 1255
CESAR:      Si sois marqués del Final,
   tendrá un señor muy discreto.

Vase [MARCO ANTONIO]

CARLOS:      Ya de tu desasosiego
   la cura eficaz hallé;
   que más alcanza quien ve 1260
   que el que se ocupa en el juego.
   Ni Sirena te aborrece,
   ni mi amistad la da enojos,
   ni en Marco Antonio los ojos
   pone, ni le favorece. 1265
   Por tenerte inclinación
   con ardides te conquista
   su amor; sé buen estadista
   y lograrás tu afición.
   Mujer que estima el secreto 1270
   de su amor de suerte en ti
   que le recela de mí,
   si no te quiere ¿ a qué efeto
   mandarle publicar pudo
   a este necio opositor, 1275
   en él pregonero amor
   y en ti solamente mudo ?
   Sin más causa, no lo creas.
   Obligarle a visitarte
   con recaudos de su parte 1280
   para que en su cuello veas
   prendas de quien dueño fuiste;
   permitir su desenfado
   delante de tu criado
   las cosas que agora oíste, 1285
   no está fundado en desdén
   si reparan tus desvelos
   en que ninguno da celos
   a lo que no quiere bien.
CESAR:      ¿ Pues en qué puede estribar 1290
   que se deleite Sirena,
   Carlos, en darme a mí pena ?
CARLOS:      Descuida el asegurar
   y aviva mucho el temer.
   Vete Sirena ensalzado, 1295
   por duque reverenciado
   y casi real tu poder;
   dificulta su esperanza
   al paso que vas creciendo,
   y amor por celos subiendo 1300
   lo más remontado alcanza.
   A más subir, más escalas
   para alcanzarte procura,
   porque a tan sublime altura
   mal volará amor sin alas. 1305
   En esta razón de estado
   funda todo su rigor.
CESAR:      De su filósofo amor
   pienso que en la causa has dado;
   y sírveme de consuelo 1310
   el imaginar que ansí
   no se desdeña de mí
   quien viviendo con recelo
   de que me puede perder
   celos pone de por medio. 1315
   Confiésote que es remedio
   de tan eficaz poder
   que igualmente crece en mí,
   Carlos, mi amor con mi agravio.
CARLOS:      Pues aprovéchate sabio 1320
   de sus armas.
CESAR:                          ¿ Cómo ansí ?
CARLOS:      Finge amar en otra parte,
   que celos en competencia
   donde hay menos resistencia
   vencedor han de sacarte. 1325
   Sirena es mujer; no puede
   siéndolo disimular
   su menosprecio y pesar;
   fuerza es que vencida quede.
   Amante que fue querido 1330
   y ruega menospreciado
   muestras da de afeminado
   cuando se humilla ofendido;
   y no has de ser tú tan necio
   que ruegos en tal sazón 1335
   animen su presunción
   y engendren su menosprecio.
CESAR:      ¡ Qué experimentado estás
   en amorosos desvelos !
CARLOS:      Batallen celos con celos; 1340
   veremos quién puede más.
CESAR:      Alto, yo he de obedecerte.
   Mas ¿ a quién eligiré
   para eso ?
CARLOS:                    Yo te daré
   dama para merecerte, 1345
   digna de humillar el seso
   más libre, cuya presencia
   a Sirena en competencia
   desvele.
CESAR:                      No digas eso,
   que en Sirena aventuró 1350
   la hermosura su caudal.
CARLOS:      ¿ No merece ser igual
   la que en Valencia del Po
   es condesa ? ¿ No es Narcisa
   hermosa competidora 1355
   del sol de quien es aurora ?
CESAR:      Carlos, es cosa de risa
   compararla con Sirena.
   Alabo su perfección,
   celebro su discreción 1360
   y sé que Narcisa es buena
   para que en ausencia suya
   encarezcas su favor,
   mas no para que en mi amor
   por Sirena sustituya. 1365
CARLOS:      No disputemos en eso;
   sólo intento que con ella
   pruebes en tu dama bella
   si celos quitan el seso.
   Prima es de Victoria.
CESAR:                                    Ordena 1370
   a tu voluntad la mía;
   que si de la tiranía
   triunfo por ti de Sirena
   y tus trazas me aseguran
   de su severo rigor, 1375
   sabré que en males de amor
   celos con celos se curan.

Vanse.    Salen NARCISA y ALEJANDRO

NARCISA:      No has de salir al torneo
   si deseas darme gusto.
ALEJANDRO:      En él, Narcisa, me empleo; 1380
   mas mi palabra no es justo
   que por cumplir tu deseo
   se quiebre.
NARCISA:                        ¿ Por qué has de dar
   palabra tú sin tener
   mi licencia ?
ALEJANDRO:                        No has de usar 1385
   de tu amoroso poder
   tanto que no des lugar
   a que cumpla mi valor
   con la obligación mayor
   que como vasallo debo 1390
   en Milán al duque nuevo.
   Sus límites tiene amor
   en materia de quererte,
   de agradarte, de servirte;
   mi gloria es obedecerte, 1395
   mi regalo divertirte
   y mi tormento ofenderte.
   Pero en lo demás ya ves
   que soy libre.
NARCISA:                        No se ofende
   desto quien firme amante es, 1400
   que amor a todo se extiende;
   y aunque en ese tema des
   dudo por lo que te quiero
   desgracias, que en tales fiestas
   un accidente ligero 1405
   les vuelve tal vez funestas;
   y vistiéndose de acero
   no sé yo quién las ha dado
   ese nombre mal fundado;
   que fiestas si dellas gustas 1410
   en vez de telas de justas
   visten telas de brocado.
   ¿ Ves como tiene el amor
   derecho para mandarte
   que no salgas ?
ALEJANDRO:                        Tu temor 1415
   puede, mi bien, disculparte.
   Yo he de ser mantenedor;
   colores me puedes dar
   con que animes mi esperanza.
NARCISA:      Mas que por este pesar 1420
   has de obligar mi venganza...
ALEJANDRO:      Ea, deja de amenazar,
   que cuanto más propusieres
   olvidarme más me quieres.
NARCISA:      Dame penas confiado; 1425
   sabrá tal vez tu cuidado
   lo que es agraviar mujeres.

Sale CARLOS

CARLOS:      En fe de lo que os estima
   mi reconocido amor,
   que ya por vuestro favor 1430
   alcanza el de vuestra prima,
   Narcisa hermosa, no tengo
   por contento el que hoy recibo
   si del parabién me privo
   que a recibir de vos vengo. 1435
   César, duque deste estado,
   y tan amigos los dos
   ¿ quién duda que me deis vos
   plácemes de su privado ?
NARCISA:      Deseaba, Carlos, yo 1440
   de manera vuestro aumento
   que al instante mi contento
   las albricias me pidió;
   que ya dobladas serán
   pues, si no hay cosa partida 1445
   en amistad tan unida,
   siendo duque de Milán
   y gratulándoos a vos
   parabienes desobligo,
   pues dándolos a su amigo 1450
   en uno cumplo con dos.
   El cielo en César aumente
   estados que vos gocéis.
CARLOS:      Como licencia me deis
   para cierto caso urgente 1455
   aparte os quisiera hablar,
   si Alejandro lo permite.
NARCISA:      Alejandro siempre admite
   lo que yo suelo estimar.
ALEJANDRO:      Y más siendo vos a quien 1460
   tanto yo servir deseo.
CARLOS:      Siempre, señora, me empleo
   en lo que ha de estaros bien.
ALEJANDRO:      (¿ Que le está bien a Narcisa    Aparte
   y que no lo sepa yo ? 1465
   Sospechas, mal sosegó
   amor que al recelo avisa.
   ¡ Vive Dios que voy dudoso !
   ¡ Oh mar de amor, leve esfera,
   qué poca ocasión altera 1470
   las olas de tu reposo !)

Vase

CARLOS:      Condesa, esta universal
   deidad, que todo lo abrasa,
   ha traído a vuestra casa
   al nuevo duque; su mal 1475
   sólo en vuestra discreción
   espera remedio.
NARCISA:                          ¿ En mí ?
   Carlos, jamás preferí
   el oro a la inclinación;
   yo se la tengo a quien puede 1480
   quejarse de vos.
CARLOS:                            Señora,
   no os alteréis hasta agora;
   que sin que Alejandro quede
   de su amor desposeído,
   ni vos el nombre temáis 1485
   que constante eternizáis,
   lo que por el duque os pido
   es tan sin riesgo del daño
   que prevenida teméis...
   como dél mismo sabréis, 1490
   que entra a veros
NARCISA:                            Si es engaño,
   Carlos, perderéis conmigo
   mucho crédito los dos.
CARLOS:      Ni es contra él, ni contra vos
   y es todo en bien de mi amigo. 1495

Sale CESAR galán, como de noche

CESAR:      Privilegios de la noche
   divierten, Narcisa bella,
   enfados y gravedades
   que cuanto autorizan pesan.
   Partieron jurisdiciones 1500
   el día y la noche quieta;
   aquel negocios librando
   y entretenimientos ésta.
   Tanto destos necesito
   que habéis de darme licencia 1505
   para que en vuestra hermosura
   hallen puerto mis molestias.
NARCISA:      Como yo sea tan dichosa
   que en esta casa entretenga
   sin agravio de mi fama 1510
   sus pesares vuestra alteza,
   podré con ese favor
   dar envidia a la soberbia,
   calidad a quien la habita
   y alabanza a su llaneza. 1515
   A lo menos yo, entre tanto
   que tal merced gozo en ella,
   quisiera como de duque
   darle de rey norabuenas.
CESAR:      Todo lo que yo valiere 1520
   como vos gustéis, condesa,
   a vuestra disposición
   tendrá ventura más cierta.
   ¡ Ay Narcisa, y qué engolfado
   en agravios, en sospechas, 1525
   en desprecios y en venganzas
   vengo a que me saquéis dellas.
NARCISA:      ¿ Yo, gran señor ?
CESAR:                              Sola vos
   habéis de ser contrayerba
   del veneno que me abrasa, 1530
   del fuego que me atormenta.
   Esa discreción hermosa,
   esa hermosura discreta,
   castigo tiene de ser
   de presunciones protervas. 1535
   Si vos no, ¿ quién puede darme
   vitoria en tan ardua guerra,
   vida en tan mortal peligro,
   gloria en tan ingratas penas ?
NARCISA:      Haced, suplícoos señor, 1540
   generosa resistencia
   a ímpetus desiguales
   si es bien que el valor los venza.
   Vos sois mi señor, mi duque,
   yo humilde vasalla vuestra, 1545
   ciego amor, vidrio la fama.
   ¡ Triste de mí si se quiebra !
CESAR:      No acertáis, Narcisa hermosa,
   mi mal; de causa diversa
   proceden los desatinos 1550
   que mi paz desasosiegan.
   Estad segura de quien,
   si como me llamo César
   y soy duque de Milán
   de los dos polos lo fuera, 1555
   ni descortés a hermosuras,
   ni pretendiente por fuerza,
   ni cansado aborrecido,
   ni ingrato a correspondencias,
   diera a agravios ocasiones, 1560
   motivo a plumas y lenguas,
   deslucimiento a mi sangre,
   ni a mis oprobrios materia.
   Otra hermosura me abrasa
   y solo estriba en la vuestra 1565
   el remedio de mi vida.
NARCISA:      Declárese vuestra alteza.
CESAR:      La marquesa del Final,
   por recíproca inflÜencia
   del cielo, por su hermosura, 1570
   por mis desdichas dijera,
   si no agraviara elecciones
   que aunque desdenes padezcan
   empleos dichosos logran
   por lo altivo que contemplan... 1575
   Sirena en fin, que en las sirtes
   de amor a los que navegan
   para anegar voluntades
   fue en nombre y obras sirena,
   correspondiente al principio 1580
   a pretensiones honestas,
   agradecida a secretos
   y amorosa a diligencias,
   de tal suerte entró agradable
   en el alma que gobierna, 1585
   lisonjeando esperanzas
   y cautivando potencias,
   que adorando esclavitudes
   la aclamaron por su reina
   deseos, vulgo de amor, 1590
   que ignorantes se sujetan.
   Tirano fue cauteloso
   que haciendo mercedes entra,
   destruyendo vidas sale;
   mas ¡ ay cielos ! si saliera 1595
   del pecho ¿ qué me faltaba ?
   Leyes propuso severa,
   ofendióse de amistades
   y menospreció firmezas.
   Heredé en esto a Milán; 1600
   ¿ quién, mi Narcisa, creyera
   que aumentos de estados y honras
   favores disminuyeran ?
   Crecí en dignidad, creció
   en desdenes y en ofensas; 1605
   no siendo duque me amaba,
   ya duque me menosprecia.
   A un mozo bárbaro admite
   tan pobre y falto de prendas
   cuanto rico de venturas; 1610
   este me hace competencia.
   Marco Antonio es el querido,
   el menospreciado César;
   mis dádivas le autorizan,
   sus mudanzas me atormentan. 1615
   Fácil pudiera vengarme
   a no envainar la prudencia
   celos, armas prohibidas
   en quien sin pasión gobierna.
   Como me llama Milán 1620
   su señor, como respetan
   ya lealtades, ya lisonjas,
   por pisarla yo, la tierra,
   júntanse mis menosprecios
   a mis celosas sospechas 1625
   y de lesa majestad
   delitos mi amor procesa.
   Carlos que entrando a la parte
   de mis prósperas y adversas
   fortunas juzga por propias 1630
   las que publican mis quejas,
   remedios busca eficaces
   y discreto me aconseja
   que castigando a mi ingrata
   use de sus armas mesmas. 1635
   Que la dé celos con vos
   dispone, Narcisa bella;
   milagrosa medicina
   si sale bien su receta.
   Ya vos sabéis --perdonadme-- 1640
   de cuán flaca resistencia
   sois todas cuando ofendidas
   si cuando amadas soberbias.
   Mi salud estriba en vos;
   sed mi dama en la apariencia, 1645
   ayudadme cautelosa,
   dadme venganza discreta.
   Como enfermo os pido vida,
   como ofendido defensa,
   como vuestro duque ayuda, 1650
   como mujer competencias.
   Castigad ingratitudes
   de quien vuestro sexo afrenta
   y coronen vuestras plantas
   el laurel de mi cabeza. 1655
NARCISA:      Puesto, gran señor, que es justo
   que vuestros agravios sienta
   y la elección que en mí hacéis
   reconocida agradezca,
   será razón ponderar 1660
   qué tales las famas quedan
   de mujeres pretendidas
   si los príncipes las dejan.
   ¿ Paréceos, señor, a vos
   que quien amante de veras 1665
   rehusaba desigualdades
   las admitirá, si es cuerda,
   agora dama de burlas
   a los peligros expuesta
   de los juicios ociosos 1670
   y sin el premio que esperan
   desaciertos a esta traza ?
   ¿ Mi amante vos en las muestras ?
   ¿ Yo vuestro empleo en el nombre
   y en la posesión Sirena ? 1675
   No gran señor, tenga yo
   más dicha con vuestra alteza
   que debo de haber estado
   con descréditos de necia.
CESAR:      No os pido yo en perjÜicio 1680
   de vuestra opinión, condesa,
   livianas publicidades
   que os desdoren pregoneras.
   Ni esto puede durar mucho;
   que celos son impaciencias 1685
   que en breve o mueren o matan;
   larga paz tras corta guerra.
   Sospeche no más mi dama
   que ya vos lo sois; entienda
   que amada favorecéis 1690
   y correspondéis honesta;
   que si celosa prosigue
   en mi agravio y en su tema
   podrán sanar desengaños
   lo que vislumbres enferman. 1695
   Si decís de no, matadme.
NARCISA:      Digo que estoy ya resuelta
   a ser dama titular
   si en la propiedad tercera.
   ¿ Qué tanto me dais de plazo 1700
   para que estas cosas tengan
   fin ? Que temo dilaciones
   por lo que peligro en ellas.
CESAR:      El plazo será tan corto
   que con dos veces que os vea 1705
   favorecerme apacible
   quien me enloquece severa
   no os seré más importuno.
NARCISA:      ¿ Y si a la noticia llegan,
   de quien con lícito amor 1710
   me ha obligado, estas quimeras,
   permitís, juramentado
   que callará, darle cuenta
   del papel que sostituyo ?
CESAR:      ¿ Que amante tenéis ?
NARCISA:                              Con deudas 1715
   de un siglo de voluntad
   y dos años de asistencia.
   Ya no os puedo negar nada;
   que para que os encarezca
   lo mucho que por vos hago 1720
   es bien daros esta cuenta.
   Mirad el riesgo que corro.
CESAR:      Con obligaciones nuevas
   me empeñáis. No sé si os diga
   que lo siento y que me pesa. 1725
   ¿ Y quién es el venturoso ?
NARCISA:      Pregunta excusada es esa,
   porque en amores de burlas
   suelen celos causar veras.
   No habéis de saber su nombre. 1730
CESAR:      Ni yo gustaré que él sepa
   secretos que desbaraten
   el fin desta estratagema;
   porque si tiene noticia
   por él mi ingrata Sirena 1735
   de que es fingido este amor
   cobrará su desdén fuerzas
   y burlaráse de mí,
   sin que hacer sus celos puedan
   la restauración debida 1740
   a mi posesión primera.
NARCISA:      Digo, señor, que he de daros
   gusto en todo.

Sale ALEJANDRO

ALEJANDRO:                          (No sosiega          Aparte
   de temores combatido
   quien ama ni quien pleitea. 1745
   A Narcisa dijo Carlos,
   quedando a solas con ella,
   que en cosas que bien la están
   su solicitud se emplea.
   ¿ Cosas que están a Narcisa 1750
   bien y importa no saberlas
   yo que la he rendido el alma ?
   ¡ Cielos ! ¿ Qué cosas son estas ?

Velos por las espaldas

   ¿ Sola Narcisa con Carlos,
   y ya con dos ? ¿ Y recelan 1755
   que sepa yo lo que tratan,
   y me despiden ? Sospechas
   adivinaldo vosotras.)
CESAR:      Esta sortija fue prenda
   de quien me la dio mudable 1760
   porque aborrece firmezas.

Pónesela en la mano

   Mejórese en el cristal
   desta mano; pruebe en ella
   si para toque de celos
   hay quilates de paciencia. 1765
ALEJANDRO:      (¡ Vive el cielo que la ha dado      Aparte
   la mano en quien tuve puesta
   la cifra de mi esperanza,
   teatro ya de mi ofensa !
   ¿ Sortijas liviana admites ? 1770
   Si el interés tira piedras
   que el poder en oro engasta
   no me espanto que te venza.
   ¿ Quién será el usurpador
   de mis glorias ? Que ya penas 1775
   juntaron flores a espinas
   y iviernos a primaveras.)

Llégase a NARCISA y vuelve la cabeza CESAR

   ¡ Ah, Narcisa ! En fin...
CESAR:                                  ¿ Qué es esto ?
ALEJANDRO:      ¡ Señor ! ¿ Aquí vuestra alteza ?
CESAR:      ¿ Sois dueño vos desta casa ? 1780
ALEJANDRO:      No, señor.
CESAR:                        Pues ¡ qué licencia !
   ¿ A tan excusadas horas
   os osan abrir las puertas ?
ALEJANDRO:      Buscaba yo, gran señor...    Turbado
   digo que buscaba en ella 1785
   y hallé ya lo que buscaba,
   porque hallando a vuestra alteza...
CESAR:      Sin querer decís verdades.
   Andad, esperad afuera
   si es que en mi busca venís. 1790
ALEJANDRO:      (Desdichas, salistes ciertas.        Aparte
   ¡ César, duque de Milán;
   Carlos, que en el bien se emplea
   de Narcisa interesable;
   ausente yo y mujer ella ? 1795
   Ya pasáis de desengaños
   imaginadas certezas;
   ya envidia en el mar, Amiclas
   teme fortunas de César.)

Vase [y vuélvese al paño]

CESAR:      ¿ Que Alejandro es vuestro amante ? 1800
NARCISA:      El confesároslo es fuerza.
   A dos años de esperanzas
   correspondo.
CESAR:                          Sois discreta;
   mucho merece Alejandro.
NARCISA:      Y mucho es razón que sienta, 1805
   quien le quiere como yo,
   los celos que de vos lleva
   y que no se me permita
   asegurarle.
CESAR:                        Si aumentan
   el amor antes doy causa 1810
   a que más, celoso, os quiera.
ALEJANDRO:      (Perdido estoy, estoy loco;          Aparte
   y para que más me pierda
   a que renueve mis ansias
   me manda mi amor que vuelva.) 1815

Sale ALEJANDRO

CESAR:      ¿ Entradas asegundáis,
   Alejandro ?
ALEJANDRO:                    La primera
   se me olvidó, gran señor,
   el daros la norabuena
   del nuevo estado que agora, 1820
   porque el descuido no ofenda
   deudas de la cortesía,
   vuelvo a daros.
CESAR:                            Diligencias
   disculpables; no sé yo
   que para que se agradezcan 1825
   parabienes cortesanos
   se den en casas ajenas.
   Andad, dádmelos después
   en palacio.
ALEJANDRO:                    (Añadid penas            Aparte
   a penas, pesares míos, 1830
   para que me anegue entre ellas.)

Vase

NARCISA:      ¿ Es posible, gran señor,
   que no juzguéis por las vuestras
   las ansias con que Alejandro
   culpa mi amor y firmeza ? 1835
   ¿ Con él sólo vos crÜel ?
CESAR:      Asegúroos que me pesa,
   puesto que no os tengo amor,
   que tanto Alejandro os quiera.

Sale ALEJANDRO

ALEJANDRO:      La marquesa del Final 1840
   sospecho que a veros entra.
CESAR:      ¿ Pues quién os ha dado a vos
   el cargo de paje o dueña ?
ALEJANDRO:      Apeábase del coche
   y para que la condesa 1845
   estuviese apercebida,
   parecióme...
CESAR:                          No os parezca
   tan bien Narcisa, Alejandro...

A él [CESAR] aparte

NARCISA:      Señor, ¿ vuestra alteza intenta
   deshacer obligaciones 1850
   o dar celos a Sirena ?
CESAR:      Uno y otro.

Aparte a CESAR

CARLOS:                        Agora es tiempo
   que saquen a luz tus pruebas
   qué tanta jurisdición
   tienen los celos.

A ella [NARCISA] aparte

CESAR:                                Condesa, 1855
   en vuestro engaño consiste
   la vitoria desta empresa;
   satisfaced mis venganzas.
NARCISA:      Dios me saque con bien dellas.

Salen SIRENA y DIANA

SIRENA:      A amiga que se descuida 1860
   tanto de mí justo fuera
   en venganza de su olvido
   ni visitarla ni verla.
   Pero puedan más en mí...
NARCISA:      Advertid que está su alteza 1865
   presente; llegad y hablalde.
SIRENA:      ¿ Quién ?
NARCISA:                    Nuestro duque, marquesa.
SIRENA:      (¡ Ay cielos ! ¿ A tales horas          Aparte
   y en tiempo que la grandeza
   suele soñar majestades 1870
   tan comunicable César ?
   ¿ Qué es esto, temores míos ?)

A él

   Augustos laureles sean
   los estados, gran señor,
   que aumenten el que hoy hereda. 1875

Muy seco el duque [CESAR]

CESAR:      Guárdeos Dios.
SIRENA:                        (¡ Ay prima mía,      Aparte
   qué "Guárdeos Dios" tan a secas !)
DIANA:      Eslo toda majestad
   porque es el sol su planeta.
CESAR:      Daréisle, Narcisa, a Carlos 1880
   crédito siempre que venga
   a renovar de mi parte
   lícitas correspondencias.
   Y entre tanto olvidad vos
   las antiguas si interesan 1885
   méritos de la hermosura
   coronas con que amor premia,
   y adiós.
NARCISA:                    Ya es obligación,
   gran señor, lo que antes era
   voluntad y en una y otra 1890
   procuraré yo que sean
   reconocimientos justos,
   fiadores de tanta deuda,
   abonados por humildes.

Vanse CESAR y CARLOS.    [Habla SIRENA a DIANA aparte]

SIRENA:      ¿ Qué cifras, prima, son estas ? 1895

[Habla ALEJANDRO] a NARCISA aparte

ALEJANDRO:      Agora que mis agravios,
   ojos hasta aquí, ya lenguas,
   pueden libremente darte
   parabienes entre quejas,
   si puedes busca...

Sale CESAR

CESAR:                                Alejandro, 1900
   seguidme.

Vase

ALEJANDRO:                    (¿ Aun hablar me vedan ?      Aparte
   Pues revienten dentro el alma
   víboras de mis ofensas.)

[Habla a NARCISA]

   Busca, si puedes, disculpas...

Sale CARLOS

CARLOS:      Alejandro, el duque espera. 1905
ALEJANDRO:      (Porque desespere yo,          Aparte
   pues aun quejar no me dejan.

Vanse los dos

NARCISA:      Ven Sirena de mis ojos,
   que cuando mis dichas sepas
   palabras han de faltarte 1910
   en llegando a encarecerlas.
SIRENA:      Si son las que yo he sacado,
   Narcisa, por consecuencias,
   parabienes te apercibo.
   (¡ Ay Dios si ponzoña fueran !)      Aparte 1915
NARCISA:      ¿ Ves este diamante, amiga ?
   Pues señal es su firmeza
   de una voluntad que en él
   sus esperanzas empeña.

[SIRENA habla] aparte a DIANA

SIRENA:      Prima, ¿ no adviertes, no escuchas, 1920
   no tocas perdidas prendas,
   favorables a un ingrato
   y ya en posesión ajena ?
   ¿ Qué he de hacer ?
DIANA:                            Llorar locuras
   y escarmentar hoy en pruebas 1925
   de amor que salen tan caras.
SIRENA:      ¡ Ay Diana, que voy muerta !

Vanse


ACTO TERCERO


GASCON          Si contentan, digan vítor.

Salen NARCISA y SIRENA

SIRENA:      A esta casa de placer
   te he querido convidar,
   si en negocios de pesar 1930
   puede este nombre tener.
   Atropelláronse ayer
   tantas quimeras, Narcisa,
   que aunque ambicioso me avisa
   tu amor, que triunfa en palacio, 1935
   quise averiguar despacio
   lo que te engaña deprisa.
   Hallé a César en tu casa
   tan tu amante en la apariencia
   que al parecer tu presencia 1940
   le desatina y abrasa.
   Si supieras lo que pasa
   y que de puro celoso
   busca en engaños reposo
   y en tu hermosura venganzas, 1945
   marchitaras esperanzas
   que malograr es forzoso.
   Para aliviar accidentes,
   de su sed mortal indicios,
   busca el enfermo artificios, 1950
   flores siembra, finge fuentes;
   y aunque algún rato presentes
   le suelen causar sosiego
   enfádase dellas luego;
   que fuentes artificiales 1955
   no aplacan sedes mortales
   cuando está en el alma el fuego.
   ¿ Nunca viste, si las llamas
   aumentan la calentura,
   que el enfermo lo que dura 1960
   congojado muda camas ?
   Todo es andar por las ramas,
   pues al fin cuando aligera
   el mal su efímera fiera,
   aunque en él fiada estás, 1965
   despreciando las demás
   se reduce a la primera.
   Narcisa, la hidropesía
   celosa le tiene ansí;
   abrasado busca en ti 1970
   lo que en mi amor desconfía.
   Mudando damas porfía
   aliviar su ardiente pena
   y a más rigor se condena
   mientras su mal no le avisa 1975
   cuán mal curará Narcisa
   calenturas de Sirena.
NARCISA:      Si no fueras más hermosa
   que eres sabia en la doctrina
   desa nueva medicina, 1980
   que alegas por milagrosa,
   no estuviera yo celosa
   de que haya sido tu amante
   quien dices que es inconstante
   porque de gustos mejora. 1985
   Basta, que das en dotora
   no siendo ni aun platicante.
   ¿ Agora, marquesa, sabes
   que, si el duque --que lo dudo--
   amarte primero pudo, 1990
   por más que en esto te alabes,
   en enfermedades graves
   tal vez el mal se destierra
   mudando de aires y tierra;
   y que César por sanar 1995
   de tu amor quiso mudar
   desdenes que le hacen guerra ?
   Si nunca bien le has querido
   y su amor te daba enfado,
   libre ya de su cuidado 2000
   ¿ qué buscas ?    ¿ A qué has venido ?
   Su olvido paga tu olvido;
   da a tu dicha parabienes,
   prosigue con tus desdenes,
   si no es que formando quejas 2005
   suspiras por lo que dejas
   y no sueltas lo que tienes.
SIRENA:      ¡ Bueno es que ya confiada
   me aconsejes presumida,
   desde ayer acá querida 2010
   y desde hoy asegurada !
   Ni yo me juzgo olvidada
   ni tu estás en posesión;
   con menos satisfación,
   Narcisa, y sin dar consejos, 2015
   que el sembrar está muy lejos
   de la cosecha y sazón.
   Ayer sembraste esperanzas,
   deja arraigarlas primero,
   que trae el tiempo ligero 2020
   temporales de mudanzas.
   Pretensiones por venganzas
   de amor no pueden durar.
   ¡ Pobre de ti, si a mirar
   vuelven risueños mis ojos 2025
   a quien doy severa enojos !
   ¡ Qué fría te has de quedar !
   Mira; si César te dio
   la sortija que le di
   no fue por amarte a ti 2030
   mas porque la viese yo.
   Cuando tan grave me habló
   fingiendo severidades
   entonces, oye verdades,
   fulminando disfavores, 2035
   si salían dél rigores
   paraban en mí humildades.
   ¿ No advertiste que al volver
   las espaldas se moría,
   condesa, porque no vía 2040
   lo que despreciaba ver ?
   Nunca procures querer
   amante que está celoso,
   que a costa de tu reposo
   probarás, si le admitiste, 2045
   que quien de ajeno se viste
   el desnudarle es forzoso.
NARCISA:      ¿ No sabré, Sirena, yo
   a qué propósito quieres
   desperdiciar pareceres 2050
   en quien no te los pidió ?
   O quieres al duque o no.
   Si no, ¿ qué se te da a ti
   que yo me despeñe ansí ?
   Si por él pierdes el seso, 2055
   marquesa, solo por eso
   el alma toda le di.
   De una y otra suerte creces
   llamas a mi amor primero;
   porque le quieres le quiero, 2060
   también porque le aborreces.
   En vano te desvaneces,
   pues cuando yo no le amara
   viendo que en esto repara
   tu sospechosa impaciencia, 2065
   porque me haces competencia
   el corazón le entregara.
SIRENA:      Sí harás, porque el amor necio
   muestra quién es en sus obras;
   hónrate tú con mis sobras; 2070
   ama a quien yo menosprecio;
   para ti serán de precio
   los desechos que yo arrojo;
   viste lo que yo despojo,
   mas mira que ha de costarte 2075
   la vida el determinarte,
   Narcisa, a darme este enojo.
NARCISA:      ¿ Me amenazas ?
SIRENA:                            Apercibe
   armas contra mi cuidado.
   No es cortés quien el criado 2080
   que uno desechó recibe.
NARCISA:      César en mi pecho vive.
SIRENA:      Pues ¿ cuando en él le retrates,
   merécesle tú aunque trates
   secar mi esperanza verde ? 2085
NARCISA:      Perdida estás, y a quien pierde
   se le sufren disparates.

Salen GASCON y el ALCALDE [con dos CRIADOS]

GASCON:      Yo puedo entrar donde quiera,
   que soy para lo vedado
   ministro privilegiado, 2090
   y mandarme salir fuera
   es muy gran descompostura.
[ALCAIDE]:      Mayor libertad es esa;
   que estando aquí la marquesa
   del Final, cuando procura 2095
   que no entre nadie, es razón
   ser cortés.
SIRENA:                      Hola, ¿ qué es eso ?
GASCON:      ¡ Oh mi señora ! Este exceso
   perdonad.
SIRENA:                    ¿ Quién sois ?
GASCON:                                    Gascón;
   archilacayo ducal. 2100
SIRENA:      ¿ Pues qué pretendéis aquí ?
GASCON:      Síguese detrás de mí
   el duque. No sé qué mal
   le trae con melancolía;
   amores deben de ser. 2105
   Preténdese entretener
   en la de vueseñoría
   casa de placer --ansí
   jerigonzan critizantes--
   enfádanle negociantes 2110
   y por si los hay aquí
   vine a despejar el puesto,
   sin saber yo los favores
   que en república de flores
   libraba ese hermoso gesto... 2115
   ¿ Gesto ? No es vocablo culto.
   Ese aromático globo...
   ¿ Globo dije ? Soy un bobo.
   Ese brillático vulto...
   Peor. Esa hermosa cara... 2120
   ¡ Cuerpo de Dios ! Deste modo
   se llama en el mundo todo.
   Lleve el diablo a quien compara
   al padre de Faetón
   los ojos y los cabellos, 2125
   rayos ensartando en ellos
   las veces que rubios son.
   Golfo de ébano sutil
   los cabos negros hacía
   y al peine que los barría 2130
   llamó escoba de marfil;
   nieto al amor de la espuma,
   y a un sacre que daba caza
   en el aire a una picaza,
   llamó corchete de pluma. 2135
   Miren vuesirías dos
   cuál anda ya nuestro idioma;
   todo es brilla, émula, aroma,
   fatal... ¡ Oh, maldiga Dios
   al primer dogmatizante 2140
   que se vistió de candor !
SIRENA:      No deis en reformador
   vos, que sois muy ignorante.
   Pero decid, ¿ César viene
   a esta quinta ?
GASCON:                            Una carroza, 2145
   señora, a solas le goza
   con Carlos, que le entretiene
   sin más acompañamiento,
   y las cortinas corridas.
SIRENA:      (Hoy sospechas mal nacidas,          Aparte 2150
   averiguaros intento.)
   ¡ Hola criados !

Han salido con el ALCALDE otros dos

ALCAIDE:                              ¿ Señora ?
SIRENA:      Ponedme este hombre a recado.
GASCON:      ¿ A mí ?
SIRENA:                  Tenelde encerrado
   lejos de aquí.
GASCON:                            Escuche agora; 2155
   ¿ pues porque entré sin licencia ?
NARCISA:      ¿ Qué es lo que intentas hacer ?
SIRENA:      Llevalde.

A NARCISA aparte

                     Quiero saber
   cuál en nuestra competencia
   de las dos es preferida. 2160
NARCISA:      Yo en eso no dificulto.
GASCON:      Si es esto porque hablé culto
   ¡ oh cándida luz bruñida !
   a la de tu apelo amor
   clemencia, que es, construído, 2165
   a tu clemencia rendido
   apelo deste rigor.
SIRENA:      ¡ Hola, llevalde !
GASCON:                                ¿ Ha de haber
   tras esto --déjenme hablar--
   palmeamiento orbicular ? 2170
   Quisiera darme a entender
   hablando en estilo humano;
   ¿ habrá azotaina ?
ALCAIDE:                              No sé.
SIRENA:      Llevalde.
GASCON:                      Anoche soñé
   azotes en canto llano 2175
   y por esto lo pregunto;
   porque son, la vez que sale
   sermón tras el dale, dale,
   azotes en contrapunto.

Llévanle

NARCISA:      Pues dime, ¿ qué dependencia 2180
   tiene tu averiguación,
   marquesa, desta prisión ?
SIRENA:      Quiero ver por experiencia
   si César finge quererte
   por darme celos a mí 2185
   o si viene agora aquí
   por hablarte y pretenderte.
   Si ignora, pues, que aquí estoy
   y tu, estando yo escondida,
   le disuades mi venida, 2190
   verás desengaños hoy
   que te den nuevo cuidado
   conque yo segura esté.
   Por esta causa mandé
   retirar ese criado; 2195
   que así por él no sabrá
   que estaba agora contigo.
NARCISA:      En fin, ¿ dices que en castigo
   del que tu desdén le da
   finge, por amartelarte, 2200
   que me quiere bien ?
SIRENA:                              ¿ Pues no ?
   Estaba presente yo
   anoche y fingió adorarte
   para que yo lo sintiese.
   Verás ahora cuán mudado, 2205
   cuán tibio, cuán desganado,
   te habla.
NARCISA:                    ¡ Qué engaño es ése
   tan donoso ! ¿ Pues tan poco
   puede mi presencia, di,
   que no le olvide de ti ? 2210
SIRENA:      Tiénenle mis celos loco.
   No sepa el que yo aquí estoy;
   verás qué al punto te deja.
NARCISA:      Escóndete y apareja
   paciencias; que yo te doy 2215
   mi palabra que has de estar
   rematada antes de mucho.
SIRENA:      Desde esta murta os escucho.
   ¡ Qué necia te has de quedar !

Escóndese SIRENA

NARCISA:      ¿ No es bueno que comencé 2220
   de burlas estas quimeras
   y que me pesa de veras,
   que tan confiada esté
   Sirena de que es querida,
   que adivine lo que pasa ? 2225
   No es amor el que me abrasa;
   mas de envidia estoy perdida,
   porque será caso recio
   que en competencias de amor
   salga el suyo vencedor 2230
   y el mío con menosprecio.
   ¡ Oh celos ! ¡ Oh envidias fieras,
   venenoso frenesí !
   Si quitáis el seso ansí
   de burlas ¿ qué haréis de veras ? 2235

Salen CESAR y CARLOS

CESAR:      Divirtamos majestades,
   que atormentan si autorizan
   pensamientos amorosos,
   en la quietud desta quinta.
   ¡ Qué de novedades quiere, 2240
   Carlos, amor que te diga !
   Oye sus milagros.
CARLOS:                              Paso,
   señor, que está aquí Narcisa.
CESAR:      ¿ Quién ?
CARLOS:                    La condesa; tu dama
   intrusa.
CESAR:                      Su hermosa vista 2245
   puede tanto, amigo Carlos...
CARLOS:      ¿ Cómo ?
CESAR:                    No sé qué te diga.
   Déjame a solas con ella.
CARLOS:      ¿ Pues quiéresla bien ?
CESAR:                                  Se alivian
   mis pesares con mirarla 2250
   y mis celos se amortiguan.
   Retírate.
CARLOS:                    Que me place;
   pero, ¿ tan presto se olvidan
   amores y más celosos ?
CESAR:      Es muy bella y tengo envidia 2255
   de lo que a Alejandro quiere.
   Mira qué bien que se libran
   los que me causa Sirena
   si ya a pares me lastiman.
CARLOS:      No dejarás de medrar 2260
   con esa mercaduría;
   si al primer lance la doblas,
   déte amor con ellas dicha.

Vase

NARCISA:      ¿ Gran señor ?
CESAR:                          Con ese nombre
   diera a mi ventura estimas 2265
   si lo fuera vuestro yo.
   ¿ Estáis sola ?
NARCISA:                        En compañía
   de enemigos pensamientos,
   contraria yo de mí misma,
   aguardo desafiada 2270
   a Sirena, en cuya quinta
   han de batallar sospechas.
CESAR:      Si mi amor os apadrina,
   segura está la vitoria
   de vuestra parte.
NARCISA:                              No finja 2275
   vuestra alteza hasta que venga
   favores que aunque mentiras
   pueden engendrar verdades
   en quien dellas necesita.
   Presto Sirena vendrá. 2280
CESAR:      Plegue a Dios, condesa mía,
   que tantos estorbos tenga
   que con ellos divertida
   jamás agravie estas flores.
NARCISA:      ¿ Jamás ? ¿ Cuando en ella estriban, 2285
   desesperado en su ausencia,
   apoyos de vuestra vida ?
   ¿ No es Sirena ídolo vuestro ?
   ¿ No la amáis ?
CESAR:                          Paso, solía.
   Mucho pudieron ofensas 2290
   y mucho más vuestra vista.
   Lo que yo podré afirmaros
   es que habéis hecho en un día
   más que en un año Sirena.

Desde donde está escondida [SIRENA]

SIRENA:      ¿ Qué estáis oyendo desdichas ? 2295
   ¿ En un día la condesa
   más que yo en un año ? Altivas
   presunciones amorosas,
   por soberbias abatidas,
   ¿ esto escucháis sin vengaros ? 2300
NARCISA:      (¿ Qué es esto, estrellas benignas ?      Aparte
   ¿ Conmigo tan amoroso
   César ? ¿ Si tiene noticia
   de que la marquesa está
   oyéndonos escondida 2305
   y finge por abrasarla
   que me quiere y que la olvida ?
   Sin duda; que desde anoche,
   cuando celos tiranizan
   alma que está tan prendada, 2310
   mal sabrá olvidar antiguas
   prendas de amor.)

A él

                           Bien podéis
   señor, sin hablar enigmas
   pues no ha llegado Sirena,
   decirme vuestras fatigas. 2315
   ¿ Cómo desde anoche os va ?
   ¿ Fue eficaz la medicina
   de nuestro ingenioso amor ?
   Vuestra prenda está perdida
   de celos; no negaréis 2320
   que, aunque dama sostituida,
   no hice mi papel anoche
   con linda gracia.
CESAR:                                Y tan linda
   que por serlo tanto vos
   conoce la mejoría 2325
   mi amor de vuestra belleza
   y a que os adore me obliga.
SIRENA:      ¿ Cómo es esto ? ¿ Luego fueron
   ardides de sus malicias
   las finezas con que anoche 2330
   dieron causa a mis envidias ?
   ¿ Luego fingieron amarse ?
   ¡ Ay sospechas mal nacidas;
   si ya se quieren de veras,
   muerto me han mis armas mismas ! 2335
NARCISA:      Que no está aquí vuestra dama.
CESAR:      Estáislo vos. ¡ Ay si mía
   os pudiera llamar yo !
NARCISA:      ¿ Vos pensáis, señor, que os mira
   Sirena o ensayáis celos 2340
   con que podáis reducirla
   a la voluntad primera ?
CESAR:      No sé en eso lo que os diga;
   pero sea lo que fuere,
   mostraos vos agradecida, 2345
   favorecedme agradable,
   correspondedme propicia.
NARCISA:      ¿ Y han de ser burlas o veras ?
CESAR:      Veras o burlas, prosigan
   favores que por ser vuestros 2350
   como quiera son de estima.
NARCISA:      Va de burlas. Yo os prometo
   duque y señor...
CESAR:                              No vendría
   mal ahí un "dueño amado."
NARCISA:      Vaya, porque en todo os sirva. 2355
   Yo os prometo, amado dueño,
   que vuestra presencia, digna
   de augustas estimaciones,
   y en competencia la envidia
   que Sirena me ha causado 2360
   han dado tal batería
   desde anoche a mi sosiego
   que si fui dama fingida
   ya, celosa y agraviada
   de que lo que solicitan 2365
   mis favores gocen otras,
   es llanto lo que fue risa.
   ¿ Para tan poco soy yo
   que, habiéndome hallado digna
   para que entre tantas damas 2370
   con la marquesa compita,
   no podré comunicada
   sacar del alma reliquias,
   que si celos las conservan
   desengaños las marchitan ? 2375
   ¿ Sirena haciéndoos agravios,
   yo sirviéndoos y que digan
   que ella salió vitoriosa
   y que yo quedé vencida ?
   Si tal ofensa llegara 2380
   a ejecución, si su dicha
   volviera a gozar las paces
   que los celos reconcilian,
   del modo que el alma agora
   sale a los ojos por cifras 2385
   de lágrimas, no dudéis
   de que mi muerte las siga.

Llora

CESAR:      Pues ¿ lloráis ?
NARCISA:                        ¿ No he de llorar
   injurias no merecidas,
   diligencias mal pagadas 2390
   y mudanzas no admitidas ?
CESAR:      ¿ Luego aquesto va de veras ?
NARCISA:      No señor, mas si lastiman
   tanto de burlas ¿ qué harán
   celos de veras ?
SIRENA:                          (Perdida        Aparte 2395
   estoy. Salgamos agravios
   a manifestar desdichas
   que, si inventaron sospechas
   para acechar celosías,
   Perilo de sus tormentos 2400
   serán pues se martirizan
   a sí mesmas y en su daño
   padecen lo que averiguan.
   Pero no; sepamos antes,
   supuesto que fue fingida 2405
   la fábrica deste amor
   que ya verdades confirman,
   en qué estado estoy con César
   y si lágrimas hechizan
   voluntad que tan constante 2410
   blasonaba de ser mía.)
CESAR:      No lloréis soles hermosos,
   que quien perlas desperdicia
   no sabe lo que le cuestan
   a quien os ama sus Indias. 2415
   Ya sean veras, burlas ya,
   vuelva a serenar la risa
   nublados tristes que esconden
   la belleza de sus niñas;
   que yo os juro, a fe de amante, 2420
   si vuestros ojos porfían,
   puesto que en mí sea bajeza,
   que afeminado los siga.
   Ya Sirena está olvidada.
   Amor, todo maravillas, 2425
   vuestra hermosura imperiosa
   y agravios que desobligan
   hicieron este milagro.
   Por su igual amante elija
   la marquesa a Marco Antonio 2430
   que su presunción castiga.
   Mejórese en vos mi amor;
   mude señora a quien sirva,
   despídase de Sirena
   y sea esclavo de Narcisa. 2435
NARCISA:      ¿ Y eso es ficción o es verdad ?
CESAR:      ¿ Qué sé yo ? Como os imitan,
   burlas serán si os burláis
   y veras si ansí se estiman.
NARCISA:      ¿ Amaréisme si yo os amo 2440
   ya de veras reducida
   a despedir fingimientos ?
CESAR:      Daré a mi ventura albricias.
NARCISA:      ¿ Y Sirena ?
CESAR:                        No os iguala.
NARCISA:      ¿ Si la veis ?
CESAR:                          Huiré su vista. 2445
NARCISA:      ¿ Si os ruega ?
CESAR:                          Vengaré agravios.
NARCISA:      ¿ Si os llora ?
CESAR:                          Serán malicias.
NARCISA:      Estáis celoso.
CESAR:                            De vos.
NARCISA:      ¿ De mí ?
CESAR:                      Vuestro amor lo diga.
NARCISA:      ¿ De Alejandro ?
CESAR:                          Ese me abrasa. 2450
NARCISA:      ¿ De Marco Antonio ?
CESAR:                                Me entibia.
NARCISA:      En fin, ¿ me amáis ?
CESAR:                                Os adoro.
NARCISA:      Sois duque.
CESAR:                        Vos sois más digna.
NARCISA:      No os merezco.
CESAR:                          Asentareisos...
NARCISA:      ¿ Dónde, César ?
CESAR:                            En mi silla. 2455
NARCISA:      ¿ Por duquesa ?
CESAR:                          Y por mi esposa.
NARCISA:      ¡ Grande amor !
CESAR:                          Voluntad limpia.
NARCISA:      Dadme esa mano.
CESAR:                          Y el alma.

Dánselas

NARCISA:      Ya sois mío.
CESAR:                          Ya sois mía.
NARCISA:      ¿ Quién será mi dueño ?
CESAR:                                  César. 2460
NARCISA:      ¿ Quién lo asegura ?
CESAR:                                Mi vida.
NARCISA:      ¿ A quién dejáis ?
CESAR:                              A Sirena.
NARCISA:      ¿ Y a quién amáis ?
CESAR:                                A Narcisa.

Sale SIRENA

SIRENA:      Ya no pueden mis ojos
   mirando agravios reportar enojos. 2465
   Desenlazad livianos
   nudos de amor en fementidas manos,
   que si este es nudo ciego
   celos abrasan nudos, que son fuego.
   ¡ Ah ingrato, ah leve amante, 2470
   a méritos de pruebas inconstante !
   No en balde en ti temía
   descréditos de amor el alma mía.
   Probé tu fortaleza
   por estimarte más; ¡ qué rustiqueza 2475
   hacer en hombres prueba,
   liviano pino al mar que el viento lleva !
   ¡ De Narcisa vasallo !
   Diamante te compré, vidrio te hallo.
   ¿ Tu es bien que duque seas ? 2480
   ¿ Tu blasonas valor ? ¿ Tu, que te empleas
   en inconstancias leves,
   no siendo hombre a regir hombres te atreves ?
   Desmentiste quilates.
CESAR:      Multiplica a tus celos disparates, 2485
   que en vano se llamaran
   frenéticos sino desatinaran.
   Sirena, ¿ qué pretendes ?
   ¿ Logras mudanzas y firmezas vendes ?
   De ti dé testimonio, 2490
   pues eres su Cleopatra, Marco Antonio;
   crece en él esperanzas
   y deja que te imiten mis mudanzas,
   pues tan agradecido
   estoy a tu desdén, si no a tu olvido, 2495
   que me pesa deberte
   la dicha apetecida de perderte
   por el hermoso empleo
   que con mejoras de mi bien poseo.
SIRENA:      Gózale muchos años 2500
   si merecen tal premio tus engaños;
   pero advierte primero,
   no que satisfacerte humilde quiero,
   sino apoyar mi fama
   que ofendida por ti leve se llama. 2505
   Yo deseosa, necia,
   de ver en ti lo que el amor más precia,
   fingí que te olvidaba
   y en tu competidor tu fe probaba,
   escogiendo un sujeto 2510
   soberbio, desigual, pobre, indiscreto,
   porque más fácilmente
   pudieras conocer, a ser prudente,
   en sus desigualdades
   por viriles de engaños mis verdades; 2515
   que no estoy yo contigo
   en tan necia opinión que por castigo
   de mi elección ligera
   a hombre tan indigno amor tuviera.
   Tus prendas añadieron 2520
   desméritos en él que a luz salieron,
   porque como en la fea
   más con las joyas la fealdad campea;
   quise dar testimonio
   con ellas de lo que era Marco Antonio. 2525
   Extraño fue este suceso,
   mucho apurar tu amor, yo lo confieso;
   pero como crecías
   en majestad y las sospechas mías
   sembraban desconfianzas 2530
   creí que despachándote libranzas
   de celos aumentaras
   caudales a tu amor y más me amaras;
   que en la amorosa cuenta
   ceros los celos son que la acrecientan 2535
   y cuantosmás añada
   más crece, aunque por sí no valen nada,
   sacando mis desvelos
   cuán parecidos son ceros y celos.
   Yo, pues, que esto creía 2540
   a la unidad de amor celos ponía;
   mas tú, porque presuma
   tu poco amor, errástete en la suma.
   Ya estoy escarmentada;
   vuelve César, no valga cuenta errada 2545
   y acábense desvelos;
   si en ellos te adeudé ya cobro en celos.
CESAR:      Marquesa, llegado ha tarde
   vuestra excusa, aunque admitida;
   que la vitoria perdida 2550
   quien se disculpa es cobarde.
   A tanto celoso alarde
   y tropel de sinrazones
   ¿ qué valen satisfaciones
   en agravios mal seguros ? 2555
   Asaltos combaten muros
   y ofensas inclinaciones.
   En la mesa del amor
   los celos son el salero,
   que para ser verdadero 2560
   éstos le han de dar sabor;
   pero advertid que es error
   echar mucha al que es sencillo.
   Con la punta del cuchillo
   toma sal el cortesano, 2565
   porque con toda la mano
   no es templallo, es desabrillo.
   Si sabe vuestra querella
   que es fuego la sal que abrasa
   y sembráis de sal la casa 2570
   ¿ cómo viviréis en ella ?
   Los celos, Sirena bella,
   por ser de la sal trasunto
   en pasando de su punto
   no sazonan, mas maltratan. 2575
   ¿ Qué queréis, si celos matan,
   de un amor que ya es difunto ?
NARCISA:      A menosprecios tan claros
   ¿ qué intentas aborrecida ?

A CESAR

SIRENA:      Permitid por despedida 2580
   que aparte merezca hablaros.

A NARCISA

CESAR:      Confirmad con retiraros,
   Narcisa, mi firme amor.
NARCISA:      Harélo, mas con temor
   de que os he de hallar mudado. 2585
CESAR:      No se muda amor rogado
   si llega tarde el favor.

Retírase NARCISA

SIRENA:      En fin, César, ¿ por querer
   probaros he de perderos ?
CESAR:      Añadistes tantos ceros 2590
   que ya es imposible hacer
   la cuenta.
SIRENA:                      Solía yo ser
   dueño vuestro.
CESAR:                          Pasó ya
   ese tiempo.
SIRENA:                      ¿ Pena os da
   perderme ?
CESAR:                      Todo se olvida. 2595
SIRENA:      ¿ Y si me costáis la vida ?
CESAR:      Marco Antonio os llorará.

Sale ALEJANDRO de jardinero y llégase a Narcisa

ALEJANDRO:      Disfrazado y escondido,
   mudable, escuché contratos
   de tus términos ingratos 2600
   contra mi amor ofendido.
   ¿ Para qué finges quimeras
   cuando de mi fe te burlas ?
   Comenzaste a amar de burlas,
   ya me das muerte de veras. 2605
   Vencerte el interés pudo
   de un duque; que eres mujer
   y tu amor ya mercader
   aunque se pinta desnudo;
   que de vuestra compañía 2610
   ¿ qué otra cosa ha de sacar
   si no es vender y comprar ?
   Mas ¡ quién de palabras fía
   de mujeres !
NARCISA:                        Loco vienes;
   mira el peligro en que estás. 2615
ALEJANDRO:      No quiero ya vivir más;
   máteme el duque, pues tienes
   gusto desto.
NARCISA:                          Vuelve en ti.
CESAR:      ¿ Qué es eso ?
NARCISA:                        Es el jardinero.
ALEJANDRO:      Fuilo de amores primero, 2620
   sembré lo que no cogí.
   Alejandro soy; ¿ qué esperas ?
   La muerte me manda dar;
   morir quiero y no aguardar
   burlas que abrasan de veras. 2625
CESAR:      (¡ Oh celosa competencia !        Aparte
   Ya Sirena restauraba
   el alma que la olvidaba,
   --mas ¿ qué no hará su presencia ?,--

Apártase de SIRENA

   y cuando en llama remisa 2630
   iban creciendo desvelos
   tocaron alarma celos
   y abrásome por Narcisa.

A ALEJANDRO

   Atrevimientos de amor
   dignos son de perdonar; 2635
   del jardinero es sembrar
   y de otro gozar la flor.
   Y si vuestra queja estriba
   en serlo vos, mal lo hacéis;
   que el jardinero, ya veis, 2640
   que para sí no cultiva.
   Narcisa ha de ser duquesa
   de Milán.

Sale MARCO ANTONIO y llégase a SIRENA

MARCO ANTONIO:      Sirena mía;
   como sin vos no vivía,
   amor, que solo profesa 2645
   adoraros...
CESAR:                          ¡ Marco Antonio !
   ¿ también estáis acá vos ?
   (Celoso yo entre los dos        Aparte
   dará mi amor testimonio
   de la confusión extraña 2650
   en que me pone mi pena.
   Dándome celos Sirena
   la adoro cuando me engaña;
   dándome Narcisa celos
   por ella a Sirena olvido, 2655
   y yo en las dos dividido
   bandos formo de recelos.
   Neutral a entrambas deseo
   sin determinar ninguna;
   celos me abrasan en una, 2660
   celos en la otra empleo,
   y de una y otra celoso
   muere amor donde comienza.
   Indiferente estoy; venza,
   celos, el más poderoso.) 2665

Sale CARLOS

CARLOS:      El embajador de Francia
   viene en tu busca, señor.
CESAR:      (Divierta el embajador          Aparte
   las penas de mi ignorancia.)
   Marco Antonio, acompañadme; 2670
   venga Alejandro conmigo.
   (Yo soy mi mismo enemigo.      Aparte
   Celos, morid o matadme;
   no eslabonéis la cadena
   de mi muerte tan aprisa.) 2675

A CARLOS

   Muero, Carlos, por Narcisa
   y enloquéceme Sirena.

Vanse los cuatro

NARCISA:      Ya confesarás que estás
   vencida, si opositora.
SIRENA:      Yo sé que César me adora; 2680
   presto mis dichas verás.
NARCISA:      Sé yo que te menosprecia.
SIRENA:      Quien bien ama tarde olvida.
NARCISA:      ¡ Qué necia por presumida !

Vase NARCISA

SIRENA:      ¡ Qué presumida por necia ! 2685

Sale DIANA

DIANA:      Pues, prima mía, ¿ en qué estado
   quedamos ?
SIRENA:                    En el peor.
   Costosas pruebas de amor
   mi paciencia han apurado.
   Ya se acabó mi esperanza, 2690
   ya se remató mi seso.
DIANA:      ¿ Qué dices ?
SIRENA:                      Sólo intereso
   morir y tomar venganza.
DIANA:      ¿ De qué suerte ?
SIRENA:                              A costa mía
   a Marco Antonio he de dar 2695
   la mano y ansí vengar
   mi agravio, pues desvaría
   el duque celoso dél.
DIANA:      Eso es castigarte a ti.
SIRENA:      Necia en hacer pruebas fui; 2700
   el remedio fue crÜel,
   pero pues vencida salgo
   y erré en la sustancia y modo
   atorménteme a mí todo
   y siéntalo César algo. 2705
DIANA:      Tendrá la dicha del necio
   Marco Antonio desa suerte.
SIRENA:      Celos me darán la muerte:
   si a manos de un menosprecio
   he de morir ofendiendo 2710
   y ofensas de amor vengando,
   moriré, prima, matando
   y no viviré muriendo.
   Ya no hay consejo ninguno;
   no te canses con cansarme; 2715
   dos ojos he de sacarme
   por sacarle a César uno.
   Vamos.

Sale ALEJANDRO

ALEJANDRO:                      Marquesa, escuchad,
   y los dos menospreciados
   comuniquemos cuidados 2720
   de una misma actividad.
   Celos del duque sentís,
   celos de Narcisa siento;
   uno mismo es el tormento
   que disimulo y sufrís. 2725
   Juntemos los dos caudales
   y aunque hay tanto estorbo en medio
   seamos en el remedio
   como en la desdicha iguales.
   César, celoso, intentó 2730
   vengarse de vos con celos
   y a costa de mis desvelos
   lo que de burlas trazó
   de veras salió en mi daño.
   Que bien me queréis fingid; 2735
   venza un ardid a otro ardid,
   salga un engaño a otro engaño.
   Narcisa es vuestra enemiga
   y quedando vencedora
   por cobarde opositora 2740
   mereceréis que os persiga.
   Yo sé que si os ve mi amante
   y que los dos nos queremos
   los celos que padecemos
   nos den venganza bastante. 2745
   Mueran del mal que morimos;
   desvelos causen desvelos,
   cúrense celos con celos
   y sientan lo que sentimos.
SIRENA:      Eso, Alejandro, trazaba 2750
   y ya buen fin me prometo;
   solo mudaré sujeto.
   Con Marco Antonio intentaba
   casándome, ¡ qué locura !,
   comprar tormentos por darlos; 2755
   mejor podré ejecutarlos
   con vos. ¡ Ay si hallasen cura
   nuestros males desta suerte !
ALEJANDRO:      Todo es vida hasta morir.
   Narcisa lo ha de sentir 2760
   infinito y no es tan fuerte
   César que encubra rigores
   que desatinan los sabios,
   ni disimulan agravios
   deste porte los señores. 2765
   Pues los nuestros se conjuran
   probaremos si es verdad
   que en aquesta enfermedad
   celos con celos se curan.

Vanse.    Salen MARCO ANTONIO y NARCISA

MARCO ANTONIO:      El duque me prometió
   ser en mis bodas padrino 2770
   y no sé por qué camino
   mi suerte desbarató
   ese principio dichoso.
   La marquesa favorece
   mi amor, puesto que parece 2775
   que trata menos gustoso
   este casamiento. En vos,
   Narcisa hermosa, consiste
   mi dicha; César asiste
   a vuestro amor y en los dos 2780
   correspondiente su llama.
   La corona milanesa
   os venera su duquesa;
   ¿ qué le pediréis, si os ama,
   que os niegue el duque ? Pedilde 2785
   que pues con vos se desposa
   su palabra generosa
   me cumpla, porque yo humilde
   si a mi favor os obligo
   en la intercesión presente 2790
   os deba a vos solamente
   la dicha y bien que consigo.
NARCISA:      Si el duque palabra os dio
   de apadrinaros y ordena
   daros la mano Sirena 2795
   no haré, Marco Antonio, yo
   mucho en disponerle en eso.
   Suplicaréle que acorte
   plazos y honre nuestra corte
   con bodas de que intereso 2800
   más de lo que vos pensáis.
   Ya es de noche, yo os prometo
   poner mañana en efeto
   todo lo que me mandáis.
MARCO ANTONIO:      Siendo vos mi protectora
   ya cesó el recelo en mí. 2805
NARCISA:      Pienso que el duque está aquí.
MARCO ANTONIO:      buena ocasión, señora,
   viene; aprovechad en ella
   el bien que espero por vos.
NARCISA:      Harélo ansí; andad con Dios.
MARCO ANTONIO:      piadosa, pues sois bella.

Vase.    Sale el duque [CESAR]

CESAR:      Cosas de tanta importancia 2810
   como son las del sosiego
   si no se ejecutan luego
   entíbialas la distancia
   del tiempo, Narcisa mía;
   que no es perfeto el amor 2815
   que tiene competidor
   y negocia a sangre fría.
   Lo que se quiso primero
   o tarde o nunca se olvida;
   está Alejandro sin vida 2820
   de celos y considero,
   si oís una vez su pena,
   que os reconciliéis los dos
   haciendo Alejandro en vos
   lo que casi en mí Sirena. 2825
   Atajar inconvenientes
   es el consejo más sano.
   Hoy me habéis de dar la mano,
   nuestros contrarios ausentes,
   para desterrar ansí 2830
   las reliquias que han dejado.
NARCISA:      Ya yo las he desterrado;
   haced, gran señor, de mí
   como de quien os confiesa
   por su dueño y su señor; 2835
   y asegurando mi amor
   advertid que la marquesa
   y Marco Antonio me han hecho
   su intercesora con vos.
   Quieren casarse los dos, 2840
   estando vos satisfecho
   y apadrinando su boda.
   Permitildo.
CESAR:                        En hora buena;
   mas ¿ sabéis vos que Sirena
   gusta de eso ?
NARCISA:                        Milán toda 2845
   sabe el amor que le tiene;
   buen testigo habéis vos sido.
   Sirena esto me ha pedido.

Sale un PAJE

PAJE:      Sirena, señora, viene
   a veros.

Vase el PAJE

CESAR:                          No me halle aquí. 2850
   (Escondido quiero ver                Aparte
   si celosa una mujer
   y despreciada de mí
   se puede determinar
   a tan loco arrojamiento. 2855
   ¡ Oh celos, vuestro tormento
   la vida me ha de quitar !)

Escóndese CESAR y salen SIRENA y ALEJANDRO.    [Habla SIRENA a ALEJANDRO aparte]

SIRENA:      Yo sé que el duque entró aquí.
ALEJANDRO:      Disimula, si procuran
   los celos que celos curan 2860
   curar nuestro frenesí.
NARCISA:      ¡ Pues, Marquesa, a tales horas
   no se admiten desafíos !
SIRENA:      No, mas hácense amistades
   que turbaron desatinos. 2865
   Tan avergonzada vengo,
   Narcisa, de haber desdicho
   mi estimación de enterezas,
   nobles en mí a los principios,
   que de mí misma agraviada 2870
   he tomado por castigo
   el venirte a dar gozosa
   plácemes que por ser míos
   harán tus dichas mayores.
   Goces a César mil siglos 2875
   de amantes y honestos lazos
   que amor dilate con hijos.
NARCISA:      Guárdete, marquesa, el cielo
   otros tantos, que ya estimo
   en más mi suerte pues llega 2880
   a gratularse contigo.
SIRENA:      ¡ Ay amiga, que ya vuelvo
   a darte este nombre antiguo,
   qué necias hemos estado
   y yo qué bárbara he sido ! 2885
   Sirvióme antes que heredase
   el duque y su amor remiso
   quise aquilatar con celos;
   salióme mal este arbitrio.
   Amóte y menosprecióme 2890
   y a ser yo cuerda, en su olvido
   fundara felicidades
   que, aunque tarde, solicito.
   Envidiéte; soy mujer,
   ¿ qué mucho ?; puse a peligro 2895
   mi salud y mi sosiego;
   quiso rendirse a partido
   mi presunción. No admitió
   César desengaños dignos
   de estimación en los nobles; 2900
   pagó en desprecios suspiros;
   abrieron sus desengaños
   los ojos a mis sentidos,
   castigué mis liviandades
   y restauréme el jÜicio. 2905
   No es de mi inclinación César;
   somos los dos tan distintos
   en condiciones que fueran
   sus regalos mi martirio
   a desposarme con él. 2910
   Obligáronme servicios
   a torcer mi inclinación;
   yo presumida, él altivo,
   si amante no pude hacer
   que despidiese un amigo, 2915
   a mi voluntad opuesto,
   de sus secretos archivo,
   mal mi gusto procurara
   teniéndome en su dominio,
   pues de un amante rebelde 2920
   se hace un tirano marido.
   Quise volverme a mi estado,
   cuando a consolarme vino
   Alejandro, y consolarse,
   quejoso de tus desvíos. 2925
   No sé qué deudo se engendra
   entre los que de un mal mismo
   están enfermos; mas sé
   que al instante que nos vimos
   los dos lo que compasión 2930
   recíproca fue al principio
   convirtió la semejanza
   del mal en amor benigno.
   Yo despreciada de César,
   él por ti puesto en olvido 2935
   y los dos vuestros estorbos,
   paréceme que os servimos
   él y yo si os despejamos
   respetos de haber querido
   y agraviar pasadas prendas 2940
   que dan pena a agradecidos.
NARCISA:      ¿ Luego Alejandro pretende
   ser tu esposo ?
ALEJANDRO:                        Determino
   aun hasta en esto imitar
   las dichas que en vos envidio. 2945
   Sirena --dadme licencia
   para alabarla-- es prodigio
   de amor, pues cura mis celos
   contra la opinión de Ovidio.
NARCISA:      Cure muy en hora buena; 2950
   mas ¿ para qué habéis venido
   a darme a mí cuenta deso ?
   ¿ Podréis los dos persuadiros
   que vengándoos de mudanzas
   he de llegar yo a sentirlo 2955
   de suerte que forme quejas ?
   ¡ Qué estratagema tan tibio !
   Quiéreme a mí el duque bien;
   para ocupar tal vacío
   sois vos muy poco sujeto. 2960
ALEJANDRO:      Yo con César no compito;
   antes vengo a suplicaros
   que siendo nuestros padrinos
   facilitéis con su alteza
   permisiones; que he temido 2965
   que gusta estorbar mi suerte.
NARCISA:      Otro tanto me ha pedido
   Marco Antonio, confiado
   en que siempre fue bien visto,
   cuerda elección de Sirena. 2970
SIRENA:      Por eso solo le privo
   de tan desigual intento.
NARCISA:      ¿ Pues no le has favorecido ?
SIRENA:      Por causar celos a César
   amante le hice de anillo. 2975
   Salióme mal esta traza;
   tenga, condesa, contigo
   mejor lugar mi elección
   y haz esto que te suplico.
NARCISA:      Yo vengo muy bien en ello; 2980
   mas temo que ha de impedirlo
   el duque, formando agravios
   de que en prenda que bien quiso
   ponga un vasallo los ojos...
   Excusad este peligro 2985
   y daos las manos los dos
   sirviéndoos yo de testigo;
   que hecho una vez no tendrá
   remedio cualquier disignio
   que pretenda deshacerlo; 2990
   y después si le apaciguo
   --que sí haré según me adora--
   podréis más ostentativos
   celebrar conformidades.
ALEJANDRO:      ¡ Qué bien, señora, habéis dicho ! 2995
   Dadme, marquesa, esa mano.
SIRENA:      El alma con ella os rindo.

Dánselas

NARCISA:      (¡ Cielos, que esto va de veras !)    Aparte
CESAR:      (¡ Tormentos, ¿ qué es lo que miro ?    Aparte
   ¡ Vive Dios que pierdo el seso !) 3000

Apártalos

NARCISA:      Esperaos; que es desvarío
   en lo que ha de durar tanto
   arrojaros sin medirlo.
   Mirad, que los dos celosos
   determináis ofendidos 3005
   sospechando que os vengáis
   peligrosos laberintos.
   Yo sé que no os queréis bien;
   acabad de persuadiros,
   que os entiendo.
ALEJANDRO:                          Acabad vos, 3010
   Narcisa, ya el impedirnos
   lo que os importa tan poco;
   que por el cielo os afirmo,
   ya que llegáis a apurarme,
   y por su eterno artificio 3015
   que de veros empleada
   en César, de quien no envidio
   mudanzas que en vos adora,
   estoy tan agradecido
   cuanto os soy deudor de haberme 3020
   el alma restituido,
   que tiranizada un tiempo
   se malogró en vuestro hechizo.
   Sirena --que pues a esto
   llegamos fuerza es decirlo-- 3025
   os hace tantas ventajas
   en la belleza que admiro,
   la discreción, la firmeza,
   que el duque puso en olvido,
   cuanta la luz a la sombra, 3030
   cuanta el diamante a los vidrios.
   Mátenme vuestros desprecios
   y vuelva yo a los martirios
   de amaros --que es maldición
   que tiemblo-- si no os olvido, 3035
   si a la marquesa no adoro
   más que al sol el opuesto indio,
   más que el imán a su estrella,
   más que la flor al rocío.
SIRENA:      Y yo, que lealtades pago 3040
   si menosprecios castigo,
   tanto a César aborrezco
   cuanto en vos, amante mío,
   de dueño y gustos mejoro;
   que el imperio no hace digno 3045
   a quien por sí desmerece,
   ni yo sus lisonjas sigo.
   Vos firme, César mudable;
   vos afable, él presumido;
   vos amoroso, él severo; 3050
   vos leal, él fementido;
   ¿ qué más dicha que olvidarle ?
   ¿ qué más suerte si os elijo
   y que más bien que llamaros
   descanso de mis suspiros ? 3055

Sale CESAR

CESAR:      Primero, mudable ingrata...
NARCISA:      Primero, desconocido...
CESAR:      Que tal veas...
NARCISA:                        Que tal goces...
CESAR:      Mi venganza...
NARCISA:                        Tu castigo...
CESAR:      Narcisa, ya yo no os amo. 3060
NARCISA:      Señor, lo que os quiero finjo.
CESAR:      Celos se curan con celos.
NARCISA:      En mi daño lo averiguo.
CESAR:      Dad la mano a vuestro amante.
NARCISA:      Resistirálo ofendido. 3065
ALEJANDRO:      Mal podré si satisfecho
   adoro lo que resisto.

Dánselas

CESAR:      Vos marquesa sois mi esposa.
SIRENA:      Bien os tengo merecido.

Dánselas

CESAR:      Basta, que amor funda estados 3070
   y da en admitir arbitrios.

Sale CARLOS

CARLOS:      En busca de vuestra alteza...
CESAR:      Carlos, dad reconocido
   los plácemes a mi esposa
   y vos, mi bien, a mi amigo 3075
   favoreced.
SIRENA:                    Con tal nombre
   en estimarle os imito.
CARLOS:      Gocéisos los dos mil años.

Sale GASCON

GASCON:      ¡ Dos horas, cuerpo de Cristo,
   con la prisión jardinera ! 3080
   ¡ Si supieras los mosquitos
   que me daban garrochón !
   Pero ¿ qué es esto que miro ?
   ¿ Dos a dos y mano a mano ?
   ¿ Juegan cañas Valdovinos 3085
   y Belermas ? Si os casáis
   el cura soy; yo os bendigo.
   Marco Antonio está a la puerta,
   pues no es de los escogidos;
   a la puerta por lo bobo 3090
   le arroje amor como niño
   y escarmienten en él necios.
CARLOS:      El senado sea testigo
   de que en materia de amores
   según los ejemplos vistos 3095
   celos con celos se curan.


FIN DE LA COMEDIA