Tirso de Molina
El caballero de gracia

  
Personas que hablan en ella:
  • Jacobo, el CABALLERO de Gracia
  • RICOTE, lacayo
  • ISABELA, dama
  • DECIO, criado
  • LAMBERTO, caballero
  • JULIO Cataño
  • ESPERANZA, criada
  • CAMILO, caballero
  • SABINA, dama
  • CONRADO, caballero
  • GINES
  • PAULO Adorno, caballero
  • El CARDENAL Espinosa
  • Don CRISTOBAL de Mora
  • Don PEDRO, caballero
  • FISBERTO, caballero
  • La PRINCESA doña Juana
  • Don DIEGO, caballero
  • Don JUAN
  • El REY Felipe I
  • INES, criada
  • ROBERTO
  • Un ANGEL
  • Un CAPITAN
  • Un CRIADO
  • Un PAJE
  • UN Pintor
  • MUSICOS

  • JORNADA PRIMERA


    Sale el CABALLERO de Gracia y LAMBERTO, su cuñado

    LAMBERTO:      Pues a mi cargo has quedado,
       tu remedio está a mi cuenta,
       y así quiero darte estado.
    CABALLERO:      Si tu amor honrarme intenta,
       trueca el nombre de cuñado 5
       en el de hermano apacible;
       no fuerces mi inclinación,
       mira que es cosa terrible,
       sabiendo mi condición,
       casarme.
    LAMBERTO:                    Ya es imposible 10
       deshacerse este concierto.
    CABALLERO:      ¿ No ves que ya mi edad pasa
       de los límites, Lamberto,
       que piden bodas ?
    LAMBERTO:                            Tu casa,
       como sin hijos han muerto 15
       tus padres, reduce en ti
       mi nobleza y sucesión.
       Palabra a Jacobo di
       de casarte, y no es razón
       no cumplirla.
    CABALLERO:                        Resistí 20
       a mis padres tantos años
       el peso del casamiento,
       Argel de penas y engaños,
       sirviéndome de escarmiento
       sucesos propios y extraños 25
       que ya en mis amigos veo,
       ya entre mis parientes toco,
       ya en varias historias leo,
       ¿ y quieres volverme loco
       violentando mi deseo ? 30
    LAMBERTO:      Lo que no pudieron ellos
       podrá hoy mi autoridad.
    CABALLERO:      Nunca enlaza amor dos cuellos
       por fuerza, ni hay voluntad
       que vaya por los cabellos. 35
    LAMBERTO:      En individuos tributo,
       ¿ será bien que tú seas menos
       que un roble tosco, que un bruto ?
       .................... [ -enos]
       .................... [ -uto]. 40
    CABALLERO:      Ya que tú casado estás
       con Isabela, mi hermana,
       el ser resucitarás
       de nuestra casa.
    LAMBERTO:                          ¡ Qué vana
       excusa a mis ruegos das ! 45
       No se estima por mujer
       la línea que ilustra al hombre
       y da al hijo todo el ser,
       pues del padre toma el nombre
       quien se quiere ennoblecer. 50
       Deja de filosofar
       y advierte que me encargó
       que te obligase a casar
       tu padre, cuando murió.
       Y que a Sabina has de dar, 55
       mi hermana, la mano y si,
       pues de Ferrara ha venido
       sólo a este efecto, o de aquí
       has de irte.
    CABALLERO:                      No es mal partido
       el último para mí; 60
       pues si es el conyugal peso
       de los cuerdos tan rehusado
       y a tantos priva del seso,
       más vale estar desterrado
       que no vivir siempre preso. 65
       Mi natural es más quieto,
       pues a la iglesia me inclino;
       déjame, si eres discreto,
       seguir aqueste camino,
       más seguro y más perfeto. 70
    LAMBERTO:      Sabina es noble y honesta,
       y en fin, mi hermana, que basta;
       a mi gusto está dispuesta;
       la mujer ilustre y casta
       ni es liviana ni es molesta. 75
       De la tuya soy esposo,
       si tú lo eres de la mía,
       y a su dote caudaloso
       juntas tu hacienda, sería
       un parentesco dichoso 80
       el nuestro, y no habrá poder
       que en Módena nos iguale.
       Esto, Jacobo, ha de ser.
    CABALLERO:      La hacienda, hermano, ¿ qué vale
       en manos de una mujer ? 85
       Gózala toda, y no intentes
       cautivar mi voluntad
       con tantos inconvenientes.
    LAMBERTO:      Cuando mires su beldad,
       sus costumbres excelentes, 90
       su discreción y valor,
       aunque un mármol fueses frío,
       te has de abrasar en su amor.
       Jacobo, éste es gusto mío,
       no provoques mi rigor, 95
       en una quinta te espera,
       hoy las vistas han de ser;
       imita a la primavera
       en galas, porque es mujer
       de buen gusto, y no quisiera 100
       que en ti hallase imperfección
       que su amor desazonase.
       Háblala con discreción
       y finge, aunque no te abrase,
       que eres de su sol Faetón; 105
       no apartes los ojos de ella,
       suspira de cuando en cuando,
       tómala la mano bella.
       Si estás con otros hablando,
       hazla entender que, por ella, 110
       ni en lo que dices estás
       ni a propósito respondes,
       y de esta suerte verás
       qué presto en tu pecho escondes
       el gmór que huyendo vas 115
       y que empiezas a adorar
       lo que, por no conocer,
       hasta aquí te dio pesar;
       que esto de amar y comer
       no está en más que en comenzar. 120
       Voy a llamar quien te vista
       de vistas, porque has de ir luego.

    Vase LAMBERTO

    CABALLERO:      Mejor me fuera el ir ciego
       que a tales vistas con vista.
       Cielos, para que resista 125
       tal violencia, dadme fuerza
       antes que Lamberto tuerza
       mi inclinación y la doble,
       que no es la voluntad roble
       que ha de dar fruto por fuerza. 130
       Yo estoy contento, mi Dios,
       con mi quieta soledad.
       ¡ Aquí de Dios !    Libertad,
       ¿ por qué no volvéis por vos ?
       Mas diréisme que entre dos 135
       conserva el Amor su estado,
       que la soledad da enfado;
       mas sólo da luz Apolo,
       que más vale vivir solo
       que no mal acompañado. 140

    Sale RICOTE con una fuente, capa y gorra con plumas, y aderezo de espada dorada

    RICOTE:      El novio recoleto
       a vistas, Amor te llama;
       gorra con plumas, la fama
       te ofrece calza y coleto.
       Módena te espera toda 145
       con la novia en una quinta
       donde el abril mayos pinta;
       goza del pan de la boda
       que te amasa la belleza
       de una mujer, que ahora es 150
       miga toda, aunque después
       se te ha de volver corteza.
       Busca dientes de diamante,
       porque las mujeres son,
       por lo dulce, de turrón; 155
       por lo duro, de Alicante,
       y buen provecho te haga.
    CABALLERO:      ¡ Ah, Ricote, que haya dado
       en casarme mi cuñado !
    RICOTE:      El nombre te satisfaga 160
       y haz lo que manda, no gruña,
       que es cuñado con ventaja,
       y en fe de serlo te encaja
       su hermana en lugar de cuña.
       Vístete si has de ir allá. 165
    CABALLERO:      Bien sabes tú cuán pesado
       tiene de serme este estado.
    RICOTE:      Si un yugo por premió da,
       ya sospecho las molestias
       de una mujer que es verdugo, 170
       que nunca se pone el yugo
       si no es para domar bestias.
       Diérante a ti andar de día
       de jubileo en sermón,
       no dejar congregación, 175
       no perdonar obra pía,
       disminuyendo procesos,
       consultando confesores,
       reprehendiendo jugadores,
       pagando deudas a presos, 180
       y de noche en hospitales,
       entre humildes ejercicios,
       desopilando servicios
       y bazucando orinales.
       En oyendo el esquilón, 185
       a pesar del lodo y vientos,
       acompañar sacramentos,
       dar a pobres tu ración.
       Volver a casa desnudo
       y rezando Ave Marías, 190
       cenar dos lechugas frías
       y un huevo entre asado y crudo.
       Dormir sobre una tarima,
       poco y mal, y cuando al alba
       hacen los pájaros salva, 195
       tener ya rezada prima.
       Que en este entretenimiento,
       que otros llamarán castigo,
       no estimarás en un higo
       el más rico casamiento. 200
    CABALLERO:      Eso, Ricote, apetezco,
       y sin ello me hallo mal;
       mi inclinación natural
       es, poco en ello merezco;
       pero, en fin, me dan mujer. 205
    RICOTE:      Casarte y tener paciencia,
       que no es mala penitencia
       si la acostumbras a hacer;
       que, en fe de lo que aprovecha,
       puedes hacer, si te casas, 210
       cuenta, señor, que te pasas
       a religión más estrecha.
    CABALLERO:      Más con eso me molestas.
    RICOTE:      Vístete si habemos de ir.
    CABALLERO:      ¿ Cómo he de poder sufrir 215
       tan terrible peso a cuestas ?
    RICOTE:      Como quien lleva la cruz
       del matrimonio, excelente;
       tú serás el penitente
       y yo el cofrade de luz. 220
       Mas mira: si al fin te casas
       y vivir seguro quieres,
       haz cuenta que las mujeres
       son castañas en las brasas
       --regalarlas y quererlas-- 225
       mas, si en fe de tus amores,
       se te suben a mayores
       porque no falten morderlas,
       ni tanta mano les des
       que vengan a ser cabeza, 230
       ni muestres tanta aspereza
       que las trates como a pies.
       Si de estos extremos dos
       quieres hallar el remedio,
       la virtud consiste en medio, 235
       que no sin misterio Dios,
       cuando a la mujer ser da,
       en fe de esta maravilla
       la formó de una costilla
       que en medio del cuerpo está. 240
       Y con esto emplúmaté,
       pues ya te has puesto- las galas.
    CABALLERO:      ¡ Ay plumas, servidme de alas,
       y de una mujer huiré !
    RICOTE:      No me espanto que te pese, 245
       que es carga de ganapán,
       y si Dios se la dio a Adán
       aguardó que se durmiese.

    Salen SABINA, ISABELA y CAMILO

    SABINA:      ¡ Bella quinta !
    CAMILO:                            ¡ Deleitosa !
       En ella la primavera, 250
       que en estas bodas espera
       verte de Jacobo esposa,
       también hace ostentación
       de sus galas al Abril.
    ISABELA:      Mira en tazas de marfil 255
       brindar la murmuración
       de estas fuentes a la risa,
       que cuando a la sed provocas
       por ti se hace todas bocas.
    CAMILO:      Mientras murmura te avisa, 260
       si no es que te reprehende,
       del mal pago que a Conrado
       con esta mudanza has dado.
    SABINA:      Mi hermano su amor ofende,
       que a casarme me ha traído 265
       y es fuerza el obedecerle
       si por padre he de tenerle.
       Sabe Dios que he resistido
       su voluntad hasta aquí;
       está mi dote a su cuenta. 270
       ¿ Qué he de hacer ?
    ISABELA:                            Mi esposo intenta,
       juntando tu hacienda ansí
       con la de mi hermano, hacer
       de todas cuatro una casa.
    CAMILO:      Cuando sepa lo que pasa, 275
       Conrado ha de enloquecer
       de pena y celos.
    SABINA:                              No hay ya
       quien de celos pierda el seso.
    CAMILO:      Que te adora te confieso.
    SABINA:      La ausencia le curará; 280
       que en Ferrara hay medicina
       y contrahierba de amor.
    CAMILO:      Aunque el médico mejor
       es el tiempo, en fin, Sabina,
       si es amor enfermedad, 285
       mientras sus términos pasan,
       ¿ qué ha de hacer cuando le abrasan
       memorias de tu beldad ?
       Si él supiera que venías
       a más que a ver a tu hermano, 290
       y que usurparle la mano
       que suya juzgó querías,
       a otro Ariosto diera copia
       para escribir sus locuras.
    SABINA:      Orlando hacerle procuras, 295
       aunque en mí es la historia impropia,
       que ni Angélica me llamo
       ni le dejo por un moro,
       pues ni es, Jacobo, Medoro,
       ni con liviandad le amo. 300
       A vistas vengo, ¿ qué quieres ?
       Lícito es ver.
    CAMILO:                        Es verdad;
       mas tenéis la voluntad
       en los ojos las mujeres.
       No saldrás libre de aquí; 305
       avisar quiero a Conrado,
       aunque si él fuera avisado
       no se apartara de ti;
       porque es la mujer, en suma,
       como el pájaro liviano, 310
       que en abriéndole la mano
       vuela, y si deja algo es pluma.

    Vase

    SABINA:      En fin, Isabela hermosa,
       ¿ tengo de ser tu cuñada ?
    ISABELA:      Y aunque en el nombre pesada 315
       en las obras amorosa.
    SABINA:      ¿ Jacobo de Gracia es
       discreto, cuerdo, apacible ?
       ¿ Es riguroso o terrible,
       conversable o descortés ? 320
       Que habiendo de vivir tanto,
       con él, justo es que me informe
       si es a mi gusto conforme.
    ISABELA:      Mi hermano es, amiga, un santo.
       No te pueden dar los cielos 325
       más segura compañía;
       no, temas, Sabina mía,
       que te desvele con celos;
       que jugándote tu dote
       tus joyas empeñe o venda; 330
       que desperdicie tu hacienda,
       que tus deudos alborote,
       porque no es de aqueste mundo,
       y aunque a su simplicidad
       dan nombre de necedad, 335
       cortesanos en quien fundo
       todo el caudal en engaños,
       en las cosas de importancia
       es cuerdo, aunque la ignorancia
       hace burla de sus años. 340
       El, en fin, es importante
       para ser de ti querido
       y mejor para marido,
       hermana, que para amante.
    SABINA:      Con eso me has enfriado 345
       el alma. ¡ Jesús mil veces !
       ¿ Marido santo me ofreces ?
       Simple, hermana, le has llamado.
       Si he de creer a la fama
       ya sé que, subiendo el precio, 350
       apacible nombra al necio
       y sencillo al bobo llama.
       El será, a lo que imagino,
       algún Junípero llano,
       mentecato por lo humano, 355
       devoto por lo divino.
       Que andará desatinado,
       y dirá que es por llaneza;
       traerá baja la cabeza,
       el cuello tuerto o bajado, 360
       y dirá que es vanidad
       lo que el uso galas llama.
       Y si en muestras que me ama
       saca a luz la voluntad,
       que no será en todos días, 365
       sino la Pascua de Flores,
       en vez de decirme amores
       me rezará Ave Marías.
       ¡ Buena vida me prometo !
    ISABELA:      ¡ Por ser compuesto ha perdido ! 370
    SABINA:      Compuesto para marido,
       mejor es para soneto.
       Quien no ha sido buen amante
       mal buen marido será.
       Amor, aunque atado está 375
       al matrimonio constante,
       no pierde su inclinación,
       antes con él se aquilata.
       Sabrosos regalos trata,
       las galas su esfera son 380
       con que alivia los enojos
       que el enfado solicita,
       ya su esposa necesita
       a no apartar de él los ojos.
    ISABELA:      De tu condición me espanto. 385
    SABINA:      Viviré triste en extremo
       si por marido le temo
       y le respeto por santo.

    Sale el CABALLERO de Gracia, muy galán, RICOTE, LAMBERTO y ESPERANZA

    LAMBERTO:      Por mostraros, mi Sabina,
       que en todo soy vuestro hermano, 390
       un esposo de mi mano
       daros mi amor determina.
       Que si en el vuestro se abrasa
       y os recibe por mujer,
       vendremos los dos a hacer 395
       una hacienda y una casa.
       Estimadle, que yo espero,
       si el sí y la mano le dais,
       que por él no maldigáis
       Jamás al casamentero. 400
       Turbada estaréis, ¿ quién duda,
       que, como hoy las vistas son,
       en la novia es discreción
       de turbarse y el ser muda ?
       Si no os ciega beldad tanta 405
       el ser cortés os inclina.

    Al CABALLERO

       Hablad, Jacobo, a Sabina.
    CABALLERO:      Dios, señora, os haga santa.
    SABINA:      ¿ Por santidades comienza ?
    RICOTE:      Devota salutación 410
       para entrada de un sermón.
    LAMBERTO:      El novio tiene vergÜenza,.
       su turbación perdonad;
       que el más discreto, cuando ama,
       la primer vez que a su dama, 415
       ve, dice una necedad.
    RICOTE:      ¿ Una ? El dirá más de ciento.
    CABALLERO:      ¿ Por necedad juzgáis vos
       el rogar, hermano, a Dios,
       que le haga santa ?
    LAMBERTO:                              El intento 420
       es bueno, pero no viene
       a propósito.
    CABALLERO:                      Confuso
       estoy.
    LAMBERTO:                El amor y el uso
       su idioma y estilo tiene.
    CABALLERO:      Pues ¿ qué había de decilla 425
       a fuer de los cortesanos ?
    LAMBERTO:      "Bésoos, señora, las manos,"
       y luego arrastrar la silla
       y preguntar, "¿ cómo estáis ?"
       que es el común abecé. 430
    CABALLERO:      "Bésoos las manos ?" ¿ por qué ?
       Necedad en mí llamáis
       el decir que la haga santa
       Dios, ¿ y en el mundo no veis
       ..................    [ -eis] 435
       si su mal uso os espanta ?
       Estornuda un caballero,
       y los que le corresponden,
       "bésoos las manos," responden,
       en pie, quitado el sombrero. 440
       Y los que Dios os ayude
       dicen, ¿ no son cortesanos,
       en fin, que besan las manos
       al otro porque estornude ?
       Miren qué merced les hace: 445
       traen luces cuando anochece,
       y descortés les parece
       el cuerdo que satisface
       con decir que Dios les dé
       buenas noches; solamente 450
       al besamanos consiente
       el uso necio, ¿ por qué,
       si tú la luz no has criado,
       besarte es bien que permitas
       las manos y a Dios le quitas 455
       las gracias, que te ha alumbrado ?
    LAMBERTO:      Calla, y la costumbre admite,
       que esto se usa en nuestro idioma.
    CABALLERO:      Y será ley de Mahoma,
       que disputas no permite. 460
       Yo no nací para esto;
       sácame, hermano, de aquí,
       y cásese otro por mí.
    LAMBERTO:      Jacobo, no seas molesto;
       ya has venido, no es razón, 465
       si cortesano te llamas,
       que quedes entre las damas
       en mala reputación.
       No desdice el ser cortés
       de la virtud que te inclina; 470
       siéntate junto a Sabina;
       dile amoroso después
       la buena suerte y ventura
       que se te sigue de vella,
       que estás perdido por ella, 475
       que al sol vence su hermosura,
       que su discreción te admira.
    CABALLERO:      ¿ Eso he de decirle ?
    LAMBERTO:                              Pues.
    CABALLERO:      Tú debes de ignorar que es
       pecado el decir mentira. 480
    LAMBERTO:      Eso es encarecimiento
       que usa el amor de ordinario.
    CABALLERO:      Afirmando lo contrario
       de lo que imagino, miento.
       Si yo por mujer la tengo, 485
       ¿ por qué sol la he de llamar,
       ni cómo podré afirmar
       que a verla perdido vengo,
       si no es porque el tiempo pierdo
       de que a Dios he de dar cuenta ? 490
       Mentir un noble es afrenta;
       téngame por necio o cuerdo,
       cáusela gusto o enfado,
       mal o bien conmigo esté,
       porque yo no mentiré 495
       por cuanto Dios ha criado.
    LAMBERTO:      Anda, hipócrita, que están
       por ti en pie, siéntate allí;
       lo que te enseño la di;
       sé cortesano y galán, 500
       que ¡ vive Dios ! si en desprecio
       de lo que mando que digas
       con amores no la obligas
       y te confirma por necio,
       que sí hará, porque es discreta, 505
       que en Módena no has de estar
       un hora, ni has de gozar
       tu herencia.
    CABALLERO:                      Poco me inquieta
       la codicia de mi hacienda;
       pero voy por no enojarte. 510
    ISABELA:      Si basta, hermana, a obligarte
       mi amistad, aunque te ofenda
       el poco curso que tiene
       mi hermano en cosa de amores,
       házmele muchos favores; 515
       enamórale, pues viene
       a domesticarse un bruto
       con la costumbre suave,
       que, si lo que es amor sabe,
       tú verás, Sabina, el fruto 520
       que sacas de ser su esposa,
       y la vida que gozamos
       si juntas las dos estamos.
    SABINA:      Por darte, Isabel hermosa,
       gusto, y agradar a mi hermano, 525
       lo que mandas quiero hacer;
       el galán tengo de ser
       esta vez, por lo que gano
       de estar en tu compañía.
       Toma esta silla, señor. 530
    RICOTE:      (Albarda fuera mejor.)              Aparte
    SABINA:      Asentaos, por vida mía.
    CABALLERO:      No haré cierto,. yo estoy bien,
       sentaos, mi señora, vos.
       (Sacadme de esto, mi Dios.)          Aparte 535
       Sentaos, Lamberto, aquí.
    LAMBERTO:                                  Bien.
       No soy yo el que a vistas vengo,
       aquése es vuestro lugar
       y éste el mío, porque hablar
       un poco a mi esposa tengo. 540
    SABINA:      Por mi vida, que os sentéis.
    CABALLERO:      Dos veces habéis jurado.
       ¡ Jesús ! Yo ya estoy sentado
       a trueco que no juréis.

    Siéntase

       Y si se hace el casamiento, 545
       quiéroos, señora, avisar
       que nunca habéis de jurar,
       porque es contra el mandamiento
       segundo.
    SABINA:                      (¡ Pobre de mi !          Aparte
       ¿ Esto escucho y no me muero ?) 550
       En muestra de lo que os quiero
       yo juro cumplirlo ansí.
    CABALLERO:      Pues no juréis otra vez.
    SABINA:      (¡ Qué necio y qué escrupuloso !      Aparte
       Libertad, con tal esposo 555
       ya desearéis mi viudez.)

    Hablan aparte ESPERANZA y RICOTE

    ESPERANZA:      Y él, ¿ cómo ha callado tanto ?
    RICOTE:      No sé por dónde empezar
       contigo, Esperanza, a hablar.
    ESPERANZA:      Pues qué, ¿ da también en santo ? 560
    RICOTE:      No; mas un poeta amigo,
       que en la corte de Castilla
       es águila y maravilla,
       hablando una vez conmigo,
       me dijo, viendo el ensayo 565
       de una comedia famosa,
       "Ya, hermano, es cansada cosa
       que entre fregona y lacayo
       siempre empiecen su papel
       con esto. ¿ Y él no habla nada ? 570
       ¿ Y ella es soltera o casada ?
       Porque esto de y ella y él
       era sagrado y chorrillo
       de toda plebeya masa,
       y ya en la corte no pasa 575
       lacayo con estribillo,
       y temo, si así le trato
       y allá me ven algún día,
       la grita y silbatería."
    ESPERANZA:      Líbrenos Dios de un silbato. 580

    Hablan aparte LAMBERTO e ISABELA

    LAMBERTO:      ¡ Que se haya un hombre criado
       en mitad de Italia, que es
       madre del trato cortés,
       y que liciones ha dado
       a mil bárbaras naciones 585
       que su imperio han adquirido,
       y en más estima han tenido
       que sus ricas posesiones
       la urbanidad y crianza
       que de su trato sacaron 590
       y a sus patrias trasladaron
       con que el ser de hombres se alcanza,
       y que este bruto, Isabela,
       criado en la policia
       de vuestra casa y caricia, 595
       y en Módena, que es escuela
       del estilo y discreción,
       hablar con una mujer
       no sepa !
    ISABELA:                  Si es menester
       trato y comunicación 600
       para cualquier arte y ciencia,
       y aunque en el siglo ha vivido
       Jacobo, nunca ha tenido
       de sus cosas experiencia.
       La cortedad no os espante; 605
       tratadle en cosas de Dios,
       y veréis que quedáis vos
       torpe con él e ignorante.
       Cásese él, que esos extremos
       el tiempo los vencerá. 610
    LAMBERTO:      Hablando con él está,
       lo que le dice escuchemos.
    SABINA:      En fin, ¿ no me decís nada ?
    CABALLERO:      Nada os digo, pues que callo;
       yo os prometo que no hallo 615
       cosa, señora cuñada,
       que deciros de momento.
    SABINA:      Créolo, que amor desnudo
       a los principios es mudo,
       y el propio efeto en mí siento, 620
       que estoy muy enamorada,
       señor Jacobo, de vos.
    CABALLERO:      Más vale estarlo de Dios,
       que yo no os importo nada.
    SABINA:      Amaros para marido 625
       no es con intento liviano.
       Dadme, Jácobo, esa mano.
    CABALLERO:      ¡ Jesús ! ¿ la mano ?
    SABINA:                            Encogido
       sois, dadle acá.
    CABALLERO:                            No hay que hablar,
       o estas son vistas o no. 630
    SABINA:      Sólo a veros vengo yo.
    CABALLERO:      Pues ver, pero no tocar.
    SABINA:      Mal debo de pareceros.
    CABALLERO:      No me parecéis muy bien.
    SABINA:      Grosero sois.
    CABALLERO:                        Hago bien. 635
    SABINA:      Criado entre caballeros
       poco su trato se os luce.

    Levántanse

       ¡ Quitaos allá, descortés !
       Si con vos el interés
       que toda Italia produce 640
       me dieran, no os estimara
       para calzarme el chapín.
       Tosco. ¡ Miren a qué fin
       me trajeron de Ferrara !
       Cuando a vuestro cargo esté, 645
       Lamberto, el darme marido,
       porque vuestra hermana he sido
       --que desde hoy no lo seré--
       haced de mí más caudal
       que el que aquí os he visto hacer; 650
       el matrimonio ha de ser
       en los consortes igual
       cuando no se menosprecia,
       y quien a un necio me da
       por marido, claro está 655
       que me ha tenido por necia;
       y eso en mí es injuria al doble,
       sabiendo quién es Sabina.
       Buscad, Lamberto, una encina
       con quien casar este roble, 660
       y hacedle antes desbastar,
       que se está con su corteza
       y no podrá la riqueza
       sobre ella un tronco dorar.
       Que, puesto que vine en vano, 665
       casarme a mi gusto espero,
       pues para casamentero
       tenéis tan pesada mano.

    Vase

    ISABELA:      Enojada, y con razón,
       va Sabina, hermana mía. 670
       ¡ Qué necio es el que porfía
       forzar una inclinación !

    Vase

    LAMBERTO:      Si hallara capacidad
       en ti para reprehenderte,
       castigárate de suerte 675
       que de tu rusticidad
       quedaras arrepentido;
       pero no lo sentirás,
       porque tan bozal estás
       que te falta hasta el sentido. 680
       Pero a las obras remito
       lo que excuso de razones,
       si más en Módena pones
       los pies, si de este distrito
       no te vas, ¡ viven los cielos ! 685
       que como loco he de hacer
       que te salgan a correr
       los muchachos.    Pagarélos
       para que en calles y plazas
       te persigan.    Comunica, 690
       rústicos, en quien si aplica
       el vil natural que abrazas.
       Por la caperuza trueca
       las plumas, galas del noble;
       hiere con el hacha el roble, 695
       derriba su leña seca,
       y vendiéndola, sustenta
       tu bárbara vida, ansí,
       porque, si vuelves aquí
       en tu daño y en mi afrenta, 700
       yo vengaré el menosprecio
       que hoy con mi hermana has tenido
       con el castigo debido
       que se suele dar a un necio.

    Vase

    ESPERANZA:      Ricote, adiós.
    RICOTE:                            Esperanza, 705
       ¿ es amarme el irte ansí ?
    ESPERANZA:      Ya no la tengas de mí,
       pues por aquí va la danza;
       participas de tu amo
       la poca dicha, perdona. 710
       La maza va con la mona,
       necio es el necio y el amo.
       Mientras con él estuvieres
       necias serán tus demandas
       que, en fin, dime con quién andas... 715
    RICOTE:      Vaya.
    ESPERANZA:      ...y diréte quién eres.

    Vase

    RICOTE:      ¡ Buenos habemos quedado !
       ¿ Qué habemos de hacer, señor ?
    CABALLERO:      Libróse del cazador 720
       el pájaro, el sentenciado
       del riguroso verdugo,
       del naufragio el marinero,
       del lobo el manso cordero,
       la libre cerviz del yugo, 725
       del pirata el mercader,
       y aún mayor mi dicha ha sido
       pues que librarme he podido,
       Ricote, de una mujer.
       ¡ Oh, qué peso me han quitado 730
       de encima del corazón !
    RICOTE:      Dicen que en cierta nación
       era por rey adorado
       aquel que a cuestas tenía
       la cosa de mayor peso, 735
       saliendo con el suceso
       quien más tiempo le sufría.
       Una vez se convocó
       al pueblo a elegir cabeza,
       y hubo quien tal fortaleza 740
       entre los demás mostró,
       que un enano, entero tuvo
       día y medio, sin que hubiese
       quien competir se atreviese
       con él; y al tiempo que estuvo 745
       casi el reino en su poder
       y el pueblo le engrandecía,
       salió otro que traía
       a cuestas a su mujer,
       y la gente convocada 750
       en su favor sentenció,
       que con la mujer no halló
       otra cosa más pesada.
       Mas si toca Dios de un hueso,
       ¿ dónde piensas ir ?
    CABALLERO:                              No sé. 755
    RICOTE:      Con capa y gorra y a pie,
       ¿ qué dirán de nuestro seso ?
       Si tomas mi parecer,
       vuélvete, señor, a casa,
       que todo enojo se pasa. 760
    CABALLERO:      Casa que huele a mujer
       no me la mientes, Ricote.
    RICOTE:      Casarte han querido en ella,
       mas dan dineros con ella,
       que no hay esposa sin dote. 765
       Sólo a quien casarse atreve
       dineros y hacienda dan,
       que es pagar al ganapán
       la carga, por que la lleve.
    CABALLERO:      Deudos en Bolonia tengo, 770
       a estudiar y a conocellos
       iré.
    RICOTE:      ¿ Deudos ? ¡ Fuego en ellos !
       Mal los conoces; no vengo
       en eso, aunque seguir quiero 775
       tu buena o mala fortuna.
    CABALLERO:      Este traje me importuna.
    RICOTE:      Una capa y un sombrero
       tengo allí, con ella irás
       mejor, si hemos de ir a pie; 780
       ven por ella.
    CABALLERO:                      ¡ Que hoy libré !
       Voluntad, ya os tengo en más;
       que, aunque en tan terrible trance
       me habéis costado mi hacienda,
       bien podré, preciosa prenda, 785
       decir que os compré de lance.

    Salen LAMBERTO, CONRADO, ISABELA y SABINA

    LAMBERTO:      Yo solo en vuestros celos soy culpado;
       como Jacobo corre por mi cuenta,
       su hacienda trajo, y siendo su cuñado,
       por mi industria y gobierno se acrecienta. 790
       Parecióme, poniéndole en estado
       y dándole a Sabina, que su renta
       junta a la mía, la aumentara doble,
       y una casa fundara rica y noble.
       Ni Jacobo ha tenido entendimiento 795
       para estimar la dicha de este día,
       ni yo noticia del honesto intento
       que os ha obligado a honrar la sangre mía.
       Mi hermana, con el mismo pensamiento,
       a mis consejos resistencia hacía, 800
       y aunque su honestidad cuerda callaba,
       sus ojos me decían que os amaba.
       Yo alabo su elección, y que os escoja
       por dueño suyo, sosegaos con esto.
    CONRADO:      Si por esto Amor, por ser niño, se enoja, 805
       también, Lamberto; se apacigua presto.
       Sacóme de Ferrara la congoja
       furiosa de los celos que me han puesto
       en términos de hacer un desatino;
       mas tras la tempestad el iris vino. 810
       Yo os perdono mi agravio.
    SABINA:                                        Y yo os adoro
       con más estima agora que primero,
       que poco precia, mi Conrado, el oro
       quien no conoce el hierro y el acero.
       Quien nunca empobreció no ama el tesoro, 815
       más ejemplos aplicarme quiero,
       que si los ojos hoy en otro he puesto,
       más claro sale el sol junto a su opuesto.
    CONRADO:      En fin, ¿ Jacobo me hizo competencia ?
    ISABELA:      Pluguiera a Dios que fuera para tanto. 820
    CONRADO:      Yo, a lo menos envidio su inocencia.
    LAMBERTO:      Que es un bruto.
    CONRADO:                          Mejor diréis un santo
       ¿ Qué es de él ?
    LAMBERTO:                      ¿ Había de venir en mi presencia ?
       De Módena le eché.
    CONRADO:                            De vos me espanto.
    LAMBERTO:      Hágase hombre, si en su esfera cabe; 825
       sepa del mundo, que harto de Dios sabe.
       No me ha de entrar en casa en todo este año.
    CONRADO:      Pues sabed que acusaros he venido
       de un huésped que os tendréis, si no me engañó,
       de no poco valor.    Hoy ha partido 830
       veinte millas de aquí Julio Cataño,
       estimado en Italia y conocido
       en Roma por sus letras, sangre y celo;
       su tío es Cardenal de San Marcelo,
       Juan Cataño.
    LAMBERTO:                          Este es en quien ha puesto 835
       la silla de San Pedro su esperanza.
       Si muere Sixto quinto es manifiesto
       que le ha de suceder.
    CONRADO:                                En su privanza
       presumo entrar, porque ha vacado un puesto
       que, si mi dicha y el favor le alcanza 840
       y con Sabina desposado quedo,
       enriquecer vuestros parientes puedo.
       Fáltale el secretario, y como supe
       que a Roma se partía, convidarle
       con esta quinta quise.
    LAMBERTO:                                  Desocupe 845
       su espacio nuestro amor para hospedarle.
    CONRADO:      Primero que otro aquesta plaza ocupe,
       si os parece, Lamberto, pienso hablarle
       esta noche.
    LAMBERTO:                      Haréis bien, que la tardanza,
       como el provecho vuela, no le alcanza. 850
       ¿ Vas, Isabela, a prevenir la cena ?
    ISABELA:      Pavos hay y capones.
    LAMBERTO:                              Esta sala
       cuelguen de telas, que es capaz y buena.
    CONRADO:      En esta quinta no hay ninguna mala.
    LAMBERTO:      Maten vitelas.
    CONRADO:                        En la casa llena 855
       fácilmente se sirve y se regala
       a un príncipe, aunque venga de repente.
    LAMBERTO:      Camas ahí prevenid para la gente.

    Vase ISABELA.    Sale RICOTE, después un CRIADO

    RICOTE:      Lamberto, caballeros, dad ayuda
       a Jacobo de Gracia, que, salteado 860
       de bandoleros, morirá sin duda,
       no siendo de vosotros ayudado;
       su bárbara codicia le desnuda
       y a un roble tosco de ese monte atado
       los dineros le piden que no tiene; 865
       huyendo mi temor la muerte viene.
       ¿ Qué aguardáis ? Cerca está, si tardáis tanto,
       dadle por muerto. Vamos, caballeros.
    LAMBERTO:      O es hipócrita Jacobo o es santo.
       Si es santo, ¿ de qué teme bandoleros ? 870
       Dios volverá por él, causando espanto
       a ese escuadrón de salteadores fieros;
       si es hipócrita, pague con la vida
       lo que merece su virtud fingida.
    CRIADO:      Monseñor está en casa.
    LAMBERTO:                                    Pues salgamos 875
       a recibirle.
    RICOTE:                        ¡ Que obligar no puede
       vuestra crueldad !
    CONRADO:                            A socorrerle vamos.
    LAMBERTO:      Dios le socorrerá, no tengáis miedo.
    SABINA:      Más razón es que a Julio recibamos.
    LAMBERTO:      (Ojalá le matasen, pues heredo      Aparte 880
       por mi mujer su hacienda.)
    RICOTE:                          (¡ Al fin, cuñado !)    Aparte
    SABINA:      (De su desprecio el cielo me ha vengado.)    Aparte

    Vanse si no es RICOTE

    RICOTE:      Miren qué hay que esperar de aquesta gente.
       ¡ Maldiga Dios quien en cuñados fía,
       viles madrastras cree, suegras consiente; 885
       que estos tres hacen una cofradía !

    Sale el CABALLERO de Gracia, desnudo

    CABALLERO:      Ricote: ¿ estás ahí ?
    RICOTE:                            Señor.
    CABALLERO:                                  Detente
       y no des voces, que excusar querría
       las injurias y enojo de Lamberto,
       que, si me ve cual vengo, será cierto. 890
    RICOTE:      ¿ Que, en fin, te desnudaron ?
    CABALLERO:                                        Harto ha sido
       dejarme vivo; ser piedad confieso.
    RICOTE:      ¿ Piedad cuando te quitan el vestido ?
    CABALLERO:      ¿ Qué quieres ? ¿ no ves tú que viven de eso ?
    RICOTE:      Discúlpalos también.
    CABALLERO:                              Agradecido 895
       a quien le libra debe ser el preso.
    RICOTE:      Donosa flema; no has de ser tan bueno
       que te dejes echarla silla y freno.
    CABALLERO:      Dame esa capa, cúbreme y avisa
       a mi hermana, si puedes, en secreto 900
       de mi desgracia.
    RICOTE:                            Si está en camisa
       Lamberto, mala noche te prometo.
    CABALLERO:      Haz tú que no lo sepa y vuelve aprisa,
       mientras aquí me escondo.
    RICOTE:                                    Eres discreto,
       que en viéndote Sabina repudiada, 905
       fiestas les ha de hacer tu encamisada.

    Vase.    Salen JULIO del cobertizo del camino, LAMBERTO y CONRADO, y velos

    JULIO:      Bien sabéis obligar, señor Lamberto
       al hospedaje quedo agradecido.
    LAMBERTO:      No ha un hora, Monseñor, que estaba incierto
       de esta dicha, que hubiera prevenido 910
       con la casa que ofrece este desierto,
       y regalos de Módena, el debido
       hospicio que se os debe y era justo.
    JULIO:      Lo que no se previene da más gusto.
       ¡ Agradable jardín ! Yo no he rezado 915
       algunas Horas.    Mientras se adereza
       la cena quiero echar este cuidado
       aparte.
    LAMBERTO:                  ¿ No le habláis ?
    CONRADO:                                ¿ Cómo, si reza ?
    JULIO:      Déjenme solo.
    CRIADO:                        Todo está aprestado.
    CONRADO:      ¿ Adónde ha de dormir ?
    LAMBERTO:                              En esta pieza. 920
    CONRADO:      (Si me acomoda Julio con su tio      Aparte
       y sale Papa, enriquecer confío.)

    Vanse.    JULIO empieza a rezar santiguándose, y responde el CABALLERO de Gracia desde donde está escondido

    JULIO:      Deus in adjutorium meum intende.
    CABALLERO:      Domine ad adjuvandum me festina.
    JULIO:      ¿ Quién respondió ? ¿ qué es esto ?
    CABALLERO:                                        (¿ Qué pretende;      Aparte 925
       cielos, mi natural que a esto me inclina ?
       Sin querer respondí; mas, si se ofende
       y hacerme dar castigo determina,
       viéndome así, ¿ con qué disculpa intento
       disminuir mi necio atrevimiento ?) 930
    JULIO:      ¿ Quién es el que está escondido
       tras esta murta ?
    CABALLERO:                          (¿ En qué dudo ?)      Aparte
       Un hombre, señor, desnudo
       del ingenio y del vestido.
       No mirando lo que hacía, 935
       cuando comenzó a rezar
       respondí, sin reparar
       que era vuestra señoria
       el que estaba aquí, llevado
       de un natural, que me obliga 940
       que cosas devotas siga.
    JULIO:      ¿ Cómo estáis ansí ?
    CABALLERO:                            Un cuñado,
       que sabe mirar mejor
       por mi bien que yo estimalle,
       es causa que de este talle 945
       me esconda de su rigor.
    JULIO:      ¿ Quién es ése ?
    CABALLERO:                          Es Lamberto.
    JULIO:      ¿ Y él os hizo desnudar ?
    CABALLERO:      Quísome, señor, casar,
       que es peor; soy poco experto 950
       en materia de querer,
       trájome a vistas aquí,
       no se contentó de mí
       la buena de la mujer;
       riñó Lamberto conmigo, 955
       de casa me desterró
       y el cielo, que conoció
       cuán digno soy de castigo,
       me entregó a unos bandoleros,
       a quien quedo agradecido, 960
       pues, quitándome el vestido
       y unos pocos de dineros,
       me dejaron con la vida.
       Volvíme aquí despojado,
       y entretanto que un criado 965
       envío para que pida
       otro vestido a mi hermana,
       aquí me quise ocultar
       de Lamberto y excusar
       de su cólera inhumana 970
       el enojo y la pasión.
       Salió vuestra señoria,
       y cuando rezar quería,
       llevóme mi inclinación
       tras sí, y aunque sea verdad, 975
       que no es fuerte esta disculpa,
       perdóneme, que no hay culpa
       donde falta voluntad.
    JULIO:      Yo os la he cobrado notable.
       (¡ Qué apacible sencillez)          Aparte 980
       No hagáis temor que esta vez
       Lamberto enojado os hable;
       remediar esta desgracia
       quiero.
    CABALLERO:                Del cielo tengáis
       el premio.
    JULIO:                    ¿ Cómo os llamáis ? 985
    CABALLERO:      Señor, Jacobo de Gracia.
    JULIO:      ¿ Noble sois ?
    CABALLERO:                        Bueno quisiera
       saber ser, que es de estimarse,
       que sólo el saber salvarse
       es nobleza verdadera. 990
    JULIO:      Tal sea mi vida. ¿ Habéis
       estudiado ?
    CABALLERO:                    Señor, sí;
       artes en Bolonia oí.
    JULIO:      Bueno, y ¿ qué pluma tenéis ?
    CABALLERO:      Razonable, aunque alabada 995
       de algunos que bien me quieren,
       que siempre amigos prefieren
       lo que vale poco o nada.
    JULIO:      Huélgome de saber eso.
       ¿ Gustaréis de estar conmigo ? 1000
    CABALLERO:      Yo, Monseñor, soy amigo
       de hablar verdades.    Confieso
       lo bien que me puede estar
       el serviros y estimaros;
       pero no sabré adularos, 1005
       porque ni sé lisonjear,
       ni dejaré reprehender
       lo que mal me pareciere
       por cuanto tesoro adquiere 10091010
       todo el humano poder.
       Querránme mal los criados,
       que mi buen ánimo ignoran,
       porque en palacio desdoran
       a quien no dora pecados, 1015
       y quien vicios no consiente
       mal con señores lo pasa.
    JULIO:      Este servicio a mi casa
       le faltaba solamente,
       y vos le habéis de ocupar. 1020
       Reprehéndeme a mí el primero,
       que eso busco y eso quiero.
       Un hombre deseo hallar
       que las verdades me diga.
       ¡ Hola !

    Sale DECIO

    DECIO:                Monseñor.
    JULIO:                          Vestid 1025
       este hombre; un baúl abrid.
       Escuchad.
    CABALLERO:                    (¡ Que me persiga            Aparte
       la inquietud de esta manera !
       Libréme de ser casado
       y del palacio el cuidado, 1030
       agora, cielos, me altera.
       ¿ Qué he de hacer si Dios lo quiere ?
       El me tenga de su mano.)

    Háblale JULIO al oído de DECIO

    JULIO:      Un vestido de mi hermano
       le dad, y cuando estuviere 1035
       en el traje que es decente,
       me avisaréis.
    CABALLERO:                        (¿ En efeto            Aparte
       he de servir ?)
    JULIO:                        En secreto
       le tendréis, que es conveniente
       por agora.
    DECIO:                        Harélo ansí. 1040
    JULIO:      Idos con ese criado,
       secretario.
    CABALLERO:                      (Buen cuidado            Aparte
       llevo. ¿ Secretario a mí ?
       ¿ Qué pretendéis, vanidades ?)
    JULIO:      Andad, que si sois discreto, 1045
       yo os confiaré mi secreto,
       y vos me diréis verdades.

    Vanse.    Sale ISABELA

    ISABELA:      Bien puede vueseñoría
       cenar, si ha rezado ya.
    JULIO:      Quien en vuestra casa está, 1050
       señora, excusar podía
       el camino, que ya siento,
       pues, según me han regalado,
       por no ir mal enseñado,
       en ella quedarme intento. 1055

    Salen CONRADO y LAMBERTO

    ISABELA:      Pluguiera a Dios, monseñor,
       que, como lo encarecéis,
       os sirviéramos.
    CONRADO:                          ¿ Queréis
       que, por no darle favor,
       muera Jacobo en desprecio 1060
       de quien sois ?
    LAMBERTO:                        Impertinente
       estáis. ¿ Quién hay tan valiente
       que pueda matar a un necio ?
    JULIO:      ¿ Es hora ya de cenar ?
    LAMBERTO:      Presto lo poco se guisa. 1065
    JULIO:      La jornada me da prisa;
       yo suelo siempre pagar
       la posada adelantado,
       y así quisiera hacerlo hoy.
       A Roma, cual sabéis, voy, 1070
       no poco de ésta obligado,
       como tengáis en su corte
       los dos pleito o pretensión
       y en ella mi intercesión
       alguna cosa os importe, 1075
       contento haré la jornada,
       y si no, saldré corrido
       cual huésped que no ha tenido
       con qué pagar la posada.
    CONRADO:      Buena ocasión se me ofrece, 1080
       que le habléis por mí me importa.
    LAMBERTO:      Aunque siendo ésta tan corta
       tanta merced no merece,
       quien pretende de ordinario
       no pierde tiempo o favor. 1085
       Conrado sabe, señor,
       que buscáis un secretario,
       y porque para este oficio
       sé lo que es bien que presuma
       de su ingenio y de su pluma, 1090
       estando en vuestro servicio
       quedaremos él y yo
       obligados.    Determina
       ser de mi hermana Sabina
       esposo, y no se atrevió, 1095
       si no es por mi, a suplicaros
       que esta merced nos hagáis.
    JULIO:      Tarde, Conrado, llegáís;
       no puedo en eso ocuparos,
       pero mejoraros si 1100
       con dueño más principal.
       De mi tío el Cardenal
       de San Marcelo entendí
       que desea acrecentar
       su casa.    Ya sabéis que es 1105
       en nobleza ginovés
       y en opinión singular,
       y que le han pronosticado
       que a Sixto ha de suceder;
       pues le voy agora a ver, 1110
       yo haré de suerte, Conrado,
       que su secretario os haga,
       y a Lamberto, camarero,
       que así el hospedaje quiero
       satisfacer.
    LAMBERTO:                      Si ansí paga, 1115
       monseñor, vueseñoría
       de dos horas el hospicio,
       ¿ qué espera el que en su servicio
       su aumento y vida confía ?
    JULIO:      Al secretario llamad, 1120
       Decio.
    DECIO:                Voy, señor, por él.

    Vase

    JULIO:      Negociad los dos con él
       y una memoria le dad
       para que me acuerde en Roma
       lo que los dos pretendéis, 1125
       que presto lo alcanzaréis
       si él a su cargo lo toma.

    Sale RICOTE; después el CABALLERO de Gracia con otro vestido

    RICOTE:      .................. [ -í]
       Tras mi desnudo escondido
       ando, y se ha desparecido. 1130
       Mas ¿ Monseñor está aquí ?
    CABALLERO:      ¿ Qué manda vueseñoría ?
    LAMBERTO:      ¿ Qué es lo que vemos, Conrado ?
    CONRADO:      Jacobo es, vuestro cuñado.
    LAMBERTO:      ¡ Mi cuñado !
    CONRADO:                      No desvaría 1135
       la vista que en él me pinta
       su imagen.
    LAMBERTO:                    Bueno por Dios:
       locos estamos los dos.
       No ha un hora que de la quinta
       le eché, y avísannos luego 1140
       que le roban salteadores,
       ¿ y había de ser él ?
    CONRADO:                              Favores
       son de su virtud, no niego
       lo que decís; mas tampoco
       lo que veo oso negar. 1145
    RICOTE:      Mi amo es éste a pesar
       de bellacos, o estoy loco.
    JULIO:      Jacobo de Gracia, ved
       lo que Lamberto y Conrado
       os dicen.
    CONRADO:                    ¿ Veislo ?
    LAMBERTO:                              Encantado 1150
       estoy.
    JULIO:                Y cuenta tened
       de avisármelo después.
    LAMBERTO:      ¿ Qué es esto ? ¡ Fortuna escasa !
    JULIO:      Aunque mal tendrá en su casa
       el cardenal a quien es 1155
       en la suya tan avaro,
       que a vos de ella echaros pudo,
       y cuando volvéis desnudo
       no le osáis pedir amparo.
       Los dos vuestra pretensión 1160
       le referid, si os agrada,
       porque no saldréis con nada
       si no es por su intercesión,
       que me he inclinado a quererle,
       al paso que vos, Lamberto, 1165
       le aborrecéis, y estad cierto
       que en agradarle y creerle
       consiste el favor y gracia
       que buscáis, y no la espere
       en mí a quien no se la hiciere 1170
       el Caballero de Gracia.

    Vase

    CABALLERO:      No estéis, hermano y señor,
       de verme, triste y confuso.
       Dios estas cosas dispuso,
       tercero y intercesor. 1175
       Con monseñor diligente
       prometo ser, sin venderos
       embelecos por dineros,
       mohatras del pretendiente;
       pues, contra las vanidades 1180
       con que la mentira vive,
       hoy monseñor me recibe
       para decir las verdades,
       y porque a cenar se asienta,
       los brazos, hermano, os pido. 1185
       Vamos.
    LAMBERTO:                  De puro corrido...
    CABALLERO:      Callad, no hagáis de eso cuenta.
       Dichosa fue mi desgracia;
       gracias a Dios puedo dar.
    RICOTE:      Y desde hoy te has de llamar 1190
       el Caballero de Gracia.


    JORNADA SEGUNDA


    Salen don CRISTOBAL de Mora, del hábito de Cristo, el CABALLERO de Gracia y otros

    CRISTOBAL:      Las cartas que de favor
       la princesa ha recibido
       del cardenal monseñor;
       las ha su alteza leído 1195
       con muchas muestras de amor;
       y las reliquias que aplica
       para el monasterio real
       que a las Descalzas fabrica
       agradece al cardenal, 1200
       y por ellas significa
       el favor que desea hacer
       a vuesa merced.
    CABALLERO:                          En eso
       muestra la princesa ser
       hija de quien tuvo en peso 1205
       la Iglesia, que iba a caer
       por la impiedad luterana
       que enfrenó en tiempo sucinto
       contra la furia alemana.
    CRISTOBAL:      Heredó de Carlos quinto
       la princesa doña Juana 1210
       su cristiandad y valor,
       y de Felipe segundo,
       su hermano y nuestro señor,
       el celo con que en el mundo
       es de la fe defensor. 1215
       Hame mandado su alteza
       que por extenso me informe
       de su persona y nobleza,
       porque con ella conforme
       cuerdamente la largueza 1220
       con que merced le ha de hacer
       mientras en Madrid asista.
    CABALLERO:      Aunque es arrogancia el ser
       de si mismo coronista,
       fuerza es el obedecer. 1225
       Módena, ciudad ilustre
       estimada en Lombardia
       por una de las mejores
       que honran aquella provincia,
       desde inmemorables tiempos 1230
       dio solar y casa antigua
       al apellido de Gracia,
       blasón de nuestra familia.
       Cuento noblezas del mundo
       por dar a vueseñoría 1235
       verdadera relación,
       puesto que de más estima
       es la virtud que la sangre.
    CRISTOBAL:      Una y otra califican,
       y cuando las dos se hermanan
       el valor inmortalizan. 1240
    CABALLERO:      Diome a Jacobo de Gracia
       por padre el cielo y mi dicha,
       de aquella ciudad espejo,
       y por madre a Margarita,
       noble y célebre matrona, 1245
       apacible, recogida,
       ni en el gobierno severa,
       ni en el castigo remisa.
       En fin, casi con las partes
       que en la mujer fuerte pinta 1250
       Salomón en sus Proverbios,
       si es de esta hipérbole digna.
       Diome también una hermana
       a su virtud parecida,
       de su valor heredera 1255
       y, en fin, de tal madre hija.
       Casáronla con Lamberto,
       en quien su ascendencia cifra
       el valor que dio a su casa
       sangre generosa y limpia. 1260
       Quisieron hacer lo propio
       conmigo, mas no se inclina
       mi natural a este estado;
       otro más noble me obliga,
       y después de mil trabajos 1265
       que ocasionaron mis dichas
       y ampararon mi inocencia,
       el ánimo noble inclina
       y piedad de Monseñor
       Julio Cataño que iba 1270
       a Roma a instancia del Papa,
       que en su casa me reciba.
       Hízome su secretario,
       y al cabo de algunos días
       en que mereció alcanzar 1275
       un capelo y una mitra,
       dio el cargo de mayordomo
       de su casa y su familia
       a Lamberto, mi cuñado;
       pienso que a intercesión mía. 1280
       Crecí en crédito y amor,
       y al mismo paso la envidia
       creció en los interesados;
       pero sin ella ¿ quién priva ?
       Verdad es que ocasionó 1285
       mi condición enemiga
       de callar faltas ajenas,
       siendo tan grandes las mías,
       su enojo, porque, avisando
       al cardenal lo que veía 1290
       digno en casa de remedio,
       fui causa de algunas riñas.
       En fin, por esto o por todo,
       con mi cuñado conspiran
       mis domésticos contrarios; 1295
       mas no me desautorizan
       con monseñor, pues, discreto,
       testimonios averigua,
       que a la verdad hermosean
       afeites de la mentira. 1300
       Afrentados, pues, de ver
       que sus intenciones sirvan
       de escala, por donde suba
       mi privanza más arriba,
       una noche se conciertan 1305
       de esconder tras las cortinas
       de mi cama una mujer
       de las que en Roma hay perdidas.
       Hizo esta hazaña el dinero;
       meten la engañosa espía, 1310
       acuéstome descuidado
       y al cardenal luego avisan,
       que, incrédulo de tal cosa,
       entra en mi aposento, y mira
       aquel caballo troyano, 1315
       vil preñez de su malicia.
       Llueven luego acusaciones
       sobre mí, mofas y risas,
       el torpe honesto me llaman,
       de hipócrita me bautizan; 1320
       pero, sin precipitarse
       el cardenal, examina
       en mi rostro la inocencia,
       donde es la vergÜenza firma.
       Llama a la mujer aparte, 1325
       amenázala que diga
       la verdad, y sobre el potro
       del temor, en fin, publica
       los cómplices de mi agravio,
       los ardides de la envidia, 1330
       la fuerza de la verdad
       y el poder de la justicia.
       Los demás, avergonzados,
       su insulto, mudos, confirman,
       que la turbación es juez 1335
       que se condena a sí misma.
       lndignóse monseñor,
       y a que dé cuentas obliga
       a Lamberto de su hacienda
       y que a los demás despida. 1340
       Mas salió de ellas tan mal,
       que en solas cuatro partidas
       en cuarenta mil ducados
       le alcanza y le necesita
       a vender toda su hacienda, 1345
       y no alcanzando estas ditas,
       preso, y tarde arrepentido,
       favores vanos mendiga.
       Yo, que de aquel testimonio
       libré, gracias infinitas 1350
       di al cielo, busco terceros
       que por mí al cardenal pidan
       dé licencia a mi quietud,
       en el palacio oprimida,
       para que, libre con ella, 1355
       seguro de enredos viva.
       Tanto pudieron los ruegos,
       mis lágrimas y porfía,
       que, su voluntad forzando,
       me vino a decir un día, 1360
       "No quiero, Jacobo, creer
       que ingratitud os obliga
       a que por vos mi afición
       no sea bien correspondida.
       Sé vuestro natural quieto, 1365
       lo que en palacio peligra
       la virtud siendo envidiada,
       y aunque por mí conocida
       contra todos os defiendo,
       soy hombre, y tal vez podrían 1370
       verisímiles engaños
       acreditar sus mentiras.
       Muchos contrarios tenéis,
       y para que no os persigan,
       es bien que salgáis de Roma. 1375
       A la Infanta de Castilla,
       princesa de Portugal,
       el cardenal mi tío envía
       para el monasterio ilustre
       y el hospital que edifica 1380
       en Madrid, entre otras cosas,
       una caja de reliquias,
       que son, de su devoción,
       las prendas de más estima.
       Partid con este presente, 1385
       veréis la mejor provincia
       de Europa, donde la Iglesia
       da a la fe segura silla;
       donde las ciencias florecen,
       donde la nobleza habita, 1390
       donde el valor tiene escuela
       y donde el mundo se cifra.
       Si os queréis quedar en ella
       --que a todos su corte hechiza--
       llevando en vuestro favor 1395
       cartas de mi tío y mías,
       su alteza os hará merced,
       y si en su reino os prohija,
       yo os impetraré del Papa
       alguna prebenda rica." 1400
       Vi el cielo abierto con esto,
       dile las gracias debidas;
       deseaba ver a España,
       dispuse, en fin, mi partida.
       Llegué a esta corte famosa, 1405
       di las cartas y reliquias
       a la señora princesa,
       recibiólas de rodillas,
       y a don Cristóbal de Mora
       me manda acudir, que es dicha 1410
       no pequeña el enviarme,
       señor, a vueseñoría,
       cuya fama y cristiandad
       hasta nuestra Italia admira,
       y en cuyo favor espero 1415
       el buen fin de mi venida.
    CRISTOBAL:      Yo, señor Jacobo, estoy
       contento con la noticia
       que de sus cosas me ha dado,
       y hago de ellas justa estima.
       Informaré a la princesa, 1420
       haciendo de parte mía
       lo que pudiese en su aumento;
       mas espere, que ella misma
       sale de palacio.
    CABALLERO:                          Irá
       a las Descalzas a misa. 1425
    CRISTOBAL:      Y a ver a la emperatriz,
       su hermana, doña María.

    Sale la PRINCESA de viuda, don DIEGO y acompañamiento

    PRINCESA:      Al rey, mi señor hermano,
       he enviado a convidar
       para que me venga a honrar
       y con su celo cristiano 1430
       la fiesta nuestra autorice
       y aumente su devoción.
    DIEGO:      Será la consagración
       con su presencia felice.
    PRINCESA:      Ya mis Descalzas desean 1435
       que se pase el Sacramento
       a su iglesia, y así intento
       que este mes cumplido vean
       su esperanza religiosa,
       porque con su esposo estén, 1440
       y a las reliquias también
       que con mano generosa
       me ha enviado el cardenal
       de San Marcelo, deseo
       hacer un rico trofeo 1445
       luego que del Escorial
       venga mi señor el Rey;
       con ellas le haré un convite,
       que sé el gusto con que admite
       las joyas de nuestra ley. 1450
    CRISTOBAL:      Aquí, gran señora, está
       quien las trujo desde Roma,
       y quien a su cargo toma
       su aumento, la servirá
       con satisfación debida, 1455
       que su virtud y nobleza
       merecen que vuestra alteza
       le haga merced tan cumplida.
    PRINCESA:      Yo tengo deso cuidado,
       pues sois hombre de valor. 1460
       El rey, mi hermano y señor,
       ocho encomiendas me ha dado
       de Cristus en Portugal,
       por que a mi disposición
       las de a sujetos que son 1465
       de sangre noble y leal.
       Como aquí vivir queráis
       y a vuestra patria olvidéis,
       una de ellas gozaréis
       si en Portugal os prohijáis. 1470
       ¿ Qué decís ?
    CABALLERO:                        Que el interés
       de servir a vuestra alteza
       tengo por naturaleza.
    PRINCESA:      Procurad prohijaros, pues,
       y a don Cristóbal de Mora 1475
       por la encomienda acudid
       cuando volváis a Madrid.
    CABALLERO:      Inmortaliza, señora,
       la fama tal cristiandad.
    CRISTOBAL:      Ya somos de una nación;
       yo haré que la prohijación 1480
       le den con facilidad.
       Acuda a verme después.

    Vanse si no es el CABALLERO de Gracia

    CABALLERO:      Beso a vuesa señoría
       las manos. (¡ Qué cortesía !          Aparte
       Mas basta ser portugués.) 1485

    Sale RICOTE

    RICOTE:      ¡ Oh madre de gente extraña,
       madre, punto y excelencia
       de la real circunferencia
       con que te corona España !
       Goce tu apacible puesto 1490
       mi amo toda su vida,
       sin que de ti se despida
       jamás.
    CABALLERO:      Ricote: ¿ qué es esto ?
    RICOTE:      ¡ Oh, señor !    Enamorado 1495
       de Madrid, de gastos mar,
       gracias la empezaba a dar
       por los amigos que he hallado.
    CABALLERO:      ¡ Amigos tan presto !
    RICOTE:                                Es villa
       que a todos hace merced; 1500
       los amigos que mi sed
       ha hallado son la membrilla,
       la siempre enlutada y llana
       que salta sin dar enojos
       desde la taza a los ojos. 1505
       Esquivias la toledana
       que con ósculos de paz
       se entra al alma por la boca,
       Burguillos que brinda a toca
       y los Molodros de Orgaz 1510
       que se oponen a Ajofrín,
       y contra injurias del cierzo
       felpas que aforran el Vierzo
       y martas de San Martín.
    CABALLERO:      ¡ Buenos amigos !
    RICOTE:                              Sí son 1515
       más leales los más viejos,
       todos éstos, siendo añejos,
       me roban el corazón.
       Pero unos curas seglares,
       que aquí llaman taberneros 1520
       y andan bautizando cueros,
       muestran, por darnos pesares,
       que aquesta corte encantada
       al vino imitar procura
       pues ni en ella hay verdad pura 1525
       ni amistad que no esté aguada.
       Pero, dejando esto, un pliego
       tienes de Roma.
    CABALLERO:                        Pues ¿ vino
       el correo ?
    RICOTE:                      De camino
       no ha media hora que a ver llego 1530
       apearse en un mesón
       cuatro padres carmelitas.
       Yo, que nuevas exquisitas
       busco siempre, veo que son
       romanos y conocidos, 1535
       y que el cardenal con ellos
       te escribe. Si quieres vellos
       sabrás casos sucedidos
       en Roma, y el desconcierto
       y mala cuenta que dio 1540
       de sí Lamberto, que huyó
       de la cárcel.
    CABALLERO:                      ¿ Quién ?
    RICOTE:                              Lamberto,
       tu cuñado, con Sabina,
       su hermana.
    CABALLERO:                    ¡ Válgame Dios !
    RICOTE:      No se sabe de los dos. 1545
    CABALLERO:      Donde viven me encamina
       esos padres; hablarélos.
    RICOTE:      Junto a la Puerta del Sol
       están. (Babel español,        Aparte
       tus vinos son mis anzuelos.) 1550

    Vanse.    Salen PAULO Adorno, ginovés, y SABINA

    SABINA:      Paulo Adorno, sed cortés
       y advertid que estoy casada.
    PAULO:      No repara Amor en nada.
    SABINA:      Mirad que sois ginovés
       y os corre la obligación 1555
       con que aquella señoría
       estima la cortesía
       que ennoblece a su nación.
    PAULO:      Mirad vos que tengo preso
       a Lamberto, vuestro hermano, 1560
       y que está sólo en mi mano
       acriminarle el proceso
       que a instancia del cardenal
       monseñor Julio Cataño
       le puede hacer mucho daño, 1565
       pues, siendo poco leal
       a su casa, su servicio,
       provocando su venganza,
       en mil ducados le alcanza
       de sus cuentas y su oficio. 1570
       Pues que librarlos prometo
       y pajar esta cuantía
       por él, si a la pena mía
       acudís con el secreto
       que merece vuestro honor, 1575
       estimad la libertad
       de vuestro hermano, y librad
       con su peligro mi amor.
    SABINA:      Quedó mi esposo Conrado
       preso en Roma, y por no dar 1580
       a atrevimientos lugar,
       que con el mismo cuidado
       que vuestra locura engaña
       intentó algún atrevido,
       tuve por mejor partido 1585
       venir con mi hermano a España,
       y ya que perdió su hacienda
       mi hermano, no será bien
       que su honra pierda también
       y en mil ducados la venda. 1590
       Pues, poniéndola en mi mano,
       quiso dejarla a mi cuenta,
       por deudas no será afrenta
       el estar preso mi hermano.
       Mas, decid, si me deshonra 1595
       de vuestro amor el exceso,
       ¿ no es mejor honrado y preso
       que salir libre y sin honra ?
    PAULO:      Mirad que declararé
       los insultos de Lamberto, 1600
       porque de su desconcierto
       todos los excesos sé.
       Forzarásme a deshonrarle,
       y no es bien, siendo mi amigo.
    SABINA:      ¿ Puede darle más castigo 1605
       la justicia que afrentarle ?
       Pues si eso vuestra malicia
       intenta y le ejecutáis,
       ¿ en qué os diferenciáis
       de la más cruel justicia ? 1610
       Idos, amigo inconstante,
       y esto os baste por castigo,
       que quien es tan ruin amigo
       mal puede ser buen amante.
    PAULO:      Básteme para venganza 1615
       de aquese desdén tirano
       que esté preso vuestro hermano;
       quíteseos la esperanza
       de verle suelto jamás;
       poco su peligro os mueve 1620
       y poco Lamberto os debe.
       Yo procuraré de hoy más,
       ingrata, desconocida,
       de que vuestro poco seso
       agrave más el proceso. 1625
    SABINA:      ¡ Ay hermano de mi vida,
       que pudiéndote soltar
       tenerte preso consienta !
       Pero, ¡ ay honor ! vuestra afrenta,
       ¿ no es más de considerar ? 1630
       ¿ Qué haré en confusión tan grave,
       donde el amor y la honra
       concurren ?    Mas la deshonra
       no afrenta si no se sabe.
       Espera, Adorno.    (¡ Ay de mí !)        Aparte 1635
    PAULO:      La dicha de vuestro hermano
       depende de vuestra mano.
    SABINA:      ¿ Guardaréis secreto ?
    PAULO:                              Sí.
    SABINA:      Luego os alabáis los hombres
       en gozando a una mujer. 1640
    PAULO:      Noble soy.
    SABINA:                    Temo perder,
       por más que hidalgo te nombres,
       la fama, que sólo estriba
       en la vulgar opinión,
       y así, muera en la prisión 1645
       mi hermano, como ella viva.
       ¡ Vete ocasión de mi afrenta !
    PAULO:      ¿ Voyme ?
    SABINA:                  Aguarda.    (¡ Ay vil temor !        Aparte
       no pensé yo, amado honor,
       poneros jamás en venta.) 1650
       En fin, ¿ guardaréis secreto ?
    PAULO:      Sí, que quien de veras ama
       guarda el honor de su dama.
    SABINA:      Cuando es amante perfeto:
       juradlo.
    PAULO:                      Por esos ojos 1655
       que hacen cielo aquesa cara.
    SABINA:      Pluguiera a Dios que cegara
       honor, y no os diera enojos:
       soltad mi hermano primero.
    PAULO:      Haré que le den mi casa 1660
       por cárcel.
    SABINA:                      La fama abrasa
       más que él honor el dinero.
    PAULO:      Esta noche le tendré
       en ella, por que no impida
       la ocasión, prenda querida, 1665
       que intenta gozar mi fe,
       si mi ardiente amor pagáis
       y a la mañana en la vuestra
       le tendréis.
    SABINA:                    (Honor, en muestra        Aparte
       de lo que a Lamberto amáis, 1670
       disimulad este insulto.
    PAULO:      ¿ Vendré esta noche ?
    SABINA:                              No sé.
    PAULO:      Cuando en sus faldas esté
       durmiendo el silencio oculto
       vendré, sin que pueda Apolo 1675
       ver lo que por mí arriesgáis;
       ¿ qué decís ?
    SABINA:                      Que no vengáis;
       mas, si venís, que sea solo.

    Vase

    PAULO:      ¡ Victoria, ciego interés !
       Sujeta a tus pies está 1680
       la honra; ¿ mas qué no hará
       en la corte un ginovés ?
       Pues aunque se suba al cielo
       Amor, porque todo es alas,
       cuando son de oro las alas 1685
       cualquiera le álcanza el vuelo.

    Vanse.    Salen el CABALLERO de Gracia, FISBERTO y RICOTE

    CABALLERO:      El cardenal, mi señor,
       en esta carta me manda
       que ponga todo calor
       en la piadosa demanda 1690
       del Carmen, y que el favor
       de la princesa procure
       para que sitio le den
       de un convento que asegure
       la religión, y es muy bien, 1695
       aunque la vida aventure
       en tan cristiano cuidado,
       que honre la corte española
       el instituto sagrado
       del Carmen, que estaba sola 1700
       sin este orden celebrado.
       Luego hablaré a la princesa,
       Fisberto, con la eficacia
       que pide tan justa empresa.
    FISBERTO:      Sois Caballero de Gracia, 1705
       por vos el cielo interesa
       la virtud que reconoce
       en vuestro cristiano celo.
    CABALLERO:      Razón es que Madrid goce
       las gracias que da el Carmelo. 1710
       ¿ Cuántos padres vienen ? FISBERTO.                                    Doce.
    CABALLERO:      Al sacro colegio imita
       de Cristo.    Yo haré que aquí
       tenga la Orden Carmelita
       un monasterio.
    RICOTE:                        Eso sí 1715
       devociones ejercita,
       que tú engordarás con eso.
    CABALLERO:      Ya que me he vuelto español
       su celo y virtud profeso;
       ésta es la Puerta del Sol, 1720
       bien estuviera, os confieso;
       aquí el sitio de esta casa,
       que el concurso de la gente
       que por aquí al Prado pasa
       es notable. FISBERTO.                        Y excelente 1725
       vuestra elección, si es que pasa
       por aquesto el Hospital
       de la Corte.
    CABALLERO:                        Dudáis bien,
       que es pobre, aunque en nombre real
       demás que está aquí también 1730
       la Victoria y se hacen mal,
       cuando las comunidades,
       por estar cerca. se quitan
       provechos y utilidades
       de devotos que visitan 1735
       sus conventos y hermandades.
       Pero, decidme, ¿ qué casa
       es aquella donde tantas
       salen y entran ? FISBERTO,                            Donde pasa
       un trato no para santas. 1740
    RICOTE:      Donde Venus da a la tasa
       Zupia que el seso derriba;
       feria donde abre sus tiendas
       el vicio a gente lasciva,
       y es, en fin, porque lo entiendas, 1745
       rastro de la carne viva.
    CABALLERO:      ¿ Qué dices, loco ?
    RICOTE:                              ¿ Esto ignoras ?
       A fe que lo saben hartos;
       .................... [ -oras]
       .................... [ -artos] 1750
       ....................    [ -oras]
       lonja de gente ruín,
       de la basura rincón,
       y por no hablar en latín,
       es, hablando con perdón, 1755
       la casa pública, en fin.
    CABALLERO:      ¡ Jesúsl ¿ La casa es aquésta
       donde la gente perdida
       vive o muere deshonesta ?
       ¿ Donde la vergÜenza olvida 1760
       la honra que tanto cuesta ?
       ¡ Válgame Dios, ya que admite
       la costumbre y los engaños
       que el vicio en la corte habite,
       y porque mayores daños 1765
       excuse, aquéstos permite.
       ¿ Es posible que consienta
       que en esta publicidad
       tenga su casa el afrenta ?
       ¿ Que la deshonestidad 1770
       pague aquí al infierno renta ?
       Junto a la Calle Mayor,
       por donde la gente pasa
       de más caudal y valor,
       ¿ la torpeza tiene casa 1775
       y a todos no causa horror ?
       ¿ Qué doncella recogida,
       qué mujer noble y de suerte
       verá esta gente perdida
       al pasar, que no despierte 1780
       la pasión más reprimida ?
       ¿ A quién no ha de dar enojos,
       siempre que por aquí venga,
       el ver que en viles despojos,
       esta nube Madrid tenga 1785
       en las niñas de sus ojos ?
       ¿ Donde el honor español
       vive, la deshonra puebla,
       siendo de virtud crisol,
       la obscuridad y tiniebla 1790
       junto a la Puerta del Sol ?
       Eso no, ¡ Madre de Dios !
       ya tengo casa que os dar;
       Del mundo salió por Vos
       el demonio, que habitar 1795
       juntos, mal podréis los dos.
       Salga de aquí, pues abrasa
       la corte su vil noticia,
       verá la gente que pasa,
       si fue casa a la malicia, 1800
       que es ya de la virtud casa.
       En el corazón me ha puesto
       Dios que aqueste sitio escoja
       para el convento propuesto,
       porque el alma me congoja 1805
       que aquí el trato deshonesto
       a toda la corte ofenda.
    FISBERTO:      Si lo alcanzarais, no hay duda
       que es gran cosa.
    RICOTE:                          ¿ Y con qué hacienda ?
    CABALLERO:      Virgen, dadme vos ayuda, 1810
       que yo lo haré aunque me venda.
       Pero aguardad, ¿ qué príncipe es aquéste
       que tanto coche y gente le acompaña ?
    FISBERTO:      El cardenal don Diego de Espinosa
       invicto presidente de Castilla 1815
       que a la Victoria va.
    CABALLERO:                              Dios me le ofrece
       para que le suplique que al demonio
       quite el colegio vil de gente infame,
       que en mitad de la corte a cada hora
       con torpe amor la honestidad desdora. 1820
       Vámosle [a] hablar. ¡ Mi Dios, Virgen del Carmen,
       dadme palabras que moverle puedan
       a que destruya aquéstos que dan muerte
       al alma, y son la gente más perdida.
    RICOTE:      ¿ Qué muerte si le llaman "de la vida" ? 1825

    Salen el cardenal ESPINOSA, don DIEGO y otros

    CARDENAL:      Consagra el Arzobispo de Toledo
       don Gaspar de Quiroga el templo santo
       que a las Descalzas hizo la princesa,
       y va su majestad a honrar mañana
       la devoción y fiesta de su hermana, 1830
       y así es razón que todos los Consejos
       solícitos acudan a servilla.
    DIEGO:      Y más un presidente de Castilla.
    CABALLERO:      No es, señor ilustrísimo, a propósito
       este lugar, para que en él reciba 1835
       memoriales y lea peticiones;
       mas nunca pierde tiempo un pretendiente,
       ni tiene el juez perfecto reservado
       lugar adonde no entre la justicia;
       porque los jueces y ministros reales 1840
       consigo han de llevar los tribunales.
       Supuesta esta verdad y mi justicia,
       no debe mi osadía de admiralle
       si hace sala de audiencia aquesta calle.
    CARDENAL:      Diga lo que pretende.
    CABALLERO:                              Digo en suma, 1845
       pues a vuestra ilustrísima compete
       de aquesta corte el régimen político,
       que en su riñón y centro y a los ojos
       de lo más principal que habita en ella,
       hay una casa donde cada día 1850
       se ofende a Dios con juegos prohibidos
       pudiendo estar en partes más remotas.
    RICOTE:      Y jugando al pasar, todas son pocas.
    CARDENAL:      ¿ Casa en Madrid de juego prohibido,
       y que públicamente se ejércite ? 1855
    CABALLERO:      Y se sabe, señor, y se permite.
    CARDENAL:      ¿ Yo lo permito ?
    CABALLERO:                          El rey y los consejos.
    DIEGO:      Este es loco.
    CABALLERO:                        No está su sitio lejos.
    CARDENAL:      ¿ Cómo se llama el dueño de esa casa ?
    CABALLERO:      Torpeza vil que la virtud abrasa. 1860
       Ilustrísimo príncipe, ¿ es posible
       que en mitad de esta corte se consienta
       tienda al demonio que le pague renta ?
       Las públicas mujeres deshonestas,
       ¿ es bien que vivan en el mejor sitio 1865
       de la corte que rige los tormentos
       el pecado mayor junto a la Calle
       Mayor de este lugar, y esto se calle ?
       Las leyes allá fuera de la corte,
       mujeres despeñadas de sus vicios 1870
       entre barrancos y despeñaderos,
       que cuando está apestada alguna casa
       cerrarla suelen cuando no se abrasa.
       Los padres religiosos del Carmelo
       buscan un sitio en que labrar palacio 1875
       a la Virgen divina, su Patrona.
       Cuando viene a la corte una princesa,
       el rey la hace dar casa de aposento;
       conviértase esta casa en su convento.
       No es bien que las tinieblas, señor, vivan 1880
       junto a la Puerta que del Sol se llama;
       siendo luna sin mácula María,
       habitación tendrá más oportuna
       si a la Puerta del Sol viene la Luna;
       haga a su majestad vuestra ilustrísima, 1885
       pues es su capellán, ese servicio,
       y a Madrid tan honesto beneficio.
    CARDENAL:      El celo alabo; pero no conviene
       mudar el orden que la corte tiene;
       gobiérnese a sí mismo, y no se meta 1890
       en ajenos oficios y cuidados,
       que Madrid tiene jueces y ministros
       que dispongan las cosas que les tocan,
       y quien juntó esa casa en este puesto
       consideró primero lo que hacía, 1895
       y yo no pienso variar el uso
       con que a Madrid la antigÜedad dispuso.
    CABALLERO:      Señor, señor, perdóneme, y advierta
       que Dios interiormente me está dando
       impulsos para que esto se concluya; 1900
       la casa del demonio ha de ser suya.
       Y si vuestra ilustrísima rehusare
       hacer al Carmen santo este servicio,
       harélo yo, y echando esas mujeres
       de esta publicidad una mañana 1905
       con teclas y campanas verá el cielo
       la casa vil que es casa del Carmelo.
    CARDENAL:      Pues cuando llegue vuestro atrevimiento
       con indiscreto celo a hacer tal cosa,
       quitándoos la cabeza de los hombros 1910
       sabré yo dar el pago que merece
       quien al juez superior desobedece.

    Vase

    CABALLERO:      ¡ Virgen ! ¿ Con la cabeza me amenazan
       porque posada os busco ? ¡ Carmen mío !
       ¿ Casa dan al demonio en esta corte 1915
       y os la niegan a vos ? No lo permita
       la devoción que vive en sus vecinos.
       Con la cabeza me han amenazado,
       si a su costa no más quito al demonio
       aquesta lonja de sus vicios trato 1920
       y casa os doy, comprado habré barato.
       Yo haré de suerte que mañana vea
       aquesta infame casa convertida
       la corte a mi buen celo agradecida.
       A hablar voy la princesa, que yo espero 1925
       de su real cristiandad, cuando edifica
       monasterios a Dios y a sus Descalzas,
       que no permitirá que el suyo tenga
       aqui el demonio; yo daré dineros
       para que busquen esas desdichadas 1930
       otro puerto a sus vicios conveniente
       que no ofenda los ojos de la gente.
    RICOTE:      Cualquier partido, si las das moneda,
       te harán cuando las saques de su nido,
       que por eso se llaman "del partido." 1935
       ¡ Qué notable virtud !
    CABALLERO:                              ¡ Virgen divina !
       Como vos tengáis casa en esta corte,
       y de ella se destierre la torpeza,
       ¿ qué importa que me corten la cabeza ?

    Vanse.    Sale LAMBERTO, de noche

    LAMBERTO:      A las puertas de mi casa 1940
       me han traído los recelos
       del honor, que anda por mí
       animando atrevimientos.
       Dióme la suya por cárcel
       la justicia a pedimiento 1945
       de Paulo Adorno, por quien
       he estado hasta agora preso.
       Mil ducados por mi paga,
       y aunque, obligado, confieso
       la libertad que me ha dado 1950
       y el interés que le debo,
       si para discursos tristes
       ofrece la noche tiempo,
       de tal noche que mi honor
       los haga en vuestro silencio. 1955
       Llegué huyendo de mis vicios
       a Madrid, piadoso cielo,
       sin hacienda y sin ventura,
       y apenas en él me apeo
       cuando las persecuciones, 1960
       de las desdichas correos,
       me aposentan en la cárcel;
       que poco importa ir huyendo
       de su daño el que ignorante
       le lleva consigo mesmo, 1965
       porque es alguacil el vicio
       que prende a su mismo dueño.
       Pues honor, si Paulo Adorno
       de mi prisión fue primero
       autor, y a instancia de Roma 1970
       causas me intima y procesos,
       si es su rigor mi fiscal,
       el interés avariento
       que me pide desterrado
       mil ducados por lo menos, 1975
       sospechosa la codicia,
       Paulo, ni amigo, ni deudo,
       ¿ qué ocasión puede obligarle
       a que me suelte tan presto ?
       Podrá ser que el cardenal 1980
       le escribiese que, no habiendo
       de dónde cobre su alcance,
       me suelte; fue al fin mi dueño;
       es generoso y ilustre
       prometerme esto y más puedo 1985
       de su cristiandad hidalga.
       Bien, honor, estoy con eso;
       mas a ser así, decidme,
       ¿ a qué propósito ha hecho
       darme su casa por cárcel, 1990
       y apacible y lisonjero
       esta noche solamente,
       en su mesa y aposento
       le mira mi libertad,
       si por él mañana puedo 1995
       gozar seguro la mía ?
       ¿ Qué interesa en este tiempo ?
       ¿ Por qué me encierra esta noche ?
       ¿ Veis si aprieta el argumento ?
       ¿ Sabina sola y mujer; 2000
       yo ausente, afligido y preso,
       y él liberal y agradable ?
       No, honor, no puede ser bueno.
       Armado salió de casa,
       y yo, ya que no discreto, 2005
       por lo menos sospechoso,
       la palabra y cárcel quiebro
       porque esté entero mi honor.
       Desatinado y travieso
       he sido, mas siempre honrado; 2010
       no ha de ser mi hermana el precio,
       por más que el oro conquiste
       de mil ducados, si puedo.
       Sed en estas puertas escoltas,
       no más que esta noche, celos. 2015
       Gente viene: aquí me encubro.

    Sale el CABALLERO de Gracia

    CABALLERO:      En el encantado enredo
       de palacio no han podido
       hallar puerta hoy mis deseos
       para hablar a la princesa 2020
       y dar con su favor medio
       para el convento del Carmen.
       En balde he gastado el tiempo,
       no me dejaron entrar
       interesables porteros; 2025
       mas hablaréla mañana,
       aunque ponga impedimentos
       la vil deshonestidad
       pesarosa de que intento
       ganar para la virtud 2030
       el presidio del infierno.
       Ni hallé a Ricote, ni sé
       las calles por donde vengo,
       y pienso que me he perdido.
       Llevadme a mi casa, cielos. 2035

    Sale PAULO Adorno

    PAULO:      La obscuridad de la noche
       ampara con su silencio
       mi pretensión amorosa.
       En mi casa está Lamberto,
       Sabina determinada 2040
       y yo abrasado, ¿ qué espero ?
       Pero gente hay en la calle,
       el ofrecido secreto
       que Sabina me encargó
       es bien guardar aquí, quiero 2045
       esperará que se vayan.

    Sale SABINA

    SABINA:      ¿ Si estará mi hermano suelto ?
       ¡ Ay honor, a lo que obliga
       la sangre, pues a ofenderos
       me fuerza ! Noche confusa, 2050
       encubrid al vulgo necio
       los peligros de mi fama.
       Si es Paulo Adorno el que veo
       abridle, honra, que en la calle
       el recato corre riesgo. 2055
       ¡ Ay infelice Sabina !
       ¡ Ay desdichado Lamberto !
       ¡ Ay ofendido Conrado !
    CABALLERO:      ¿ Qué escucho ? ¡ válgame el cielo !
       ¿ Lamberto y Sabina aquí, 2060
       y Conrado entre lamentos
       piadosos a tales horas,
       si son los tres que sospecho ?
    SABINA:      ¿ Sois Paulo Adorno, señor ?
    CABALLERO:      (Por saber este suceso              Aparte 2065
       tengo que decir que sí.)
       Yo soy, señora, ese mesmo.
       (Esta es la voz de Sabina.)        Aparte
    LAMBERTO:      (¡ Ay, qué a mi costa habéis hecho      Aparte
       verdad, honor, mi sospecha !) 2070
    PAULO:      (¿ Otro Paulo Adorno ? Bueno.          Aparte
       ¿ Descubriréme ? Mas no,
       que así la palabra quiebro
       del secreto prometido.
       Mejor es que el sufrimiento 2075
       aguarde a ver en qué para
       este disfraz, que mis celos,
       si prosiguiese en su engaño,
       no dejarán que entre dentro.
    SABINA:      Si Lamberto está ya libre, 2080
       que lo supongo por cierto,
       en fe de vuestra palabra,
       pues sois, en fin, caballero,
       mostradlo en esta ocasión,
       y vuestra pasión venciendo, 2085
       obligad prendas del alma
       sin injuriar las del cuerpo.
       Vuestra nobleza agraviáis
       si, cual tratante avariento,
       vendéis la necesidad, 2090
       que mil ducados no es premio
       equivalente al honor
       que necesitada os vendo.
       No afrentéis a una casada
       ni a un marido ausente.
    CABALLERO:                                (¡ Cielos !      Aparte 2095
       No en balde aquí me trujiste !
       el perderme os agradezco.
       Sabina es ésta; y si saco
       consecuencias de aquí, a precio
       de su honor la libertad 2100
       ha comprado de Lamberto;
       razón será, cuando quito
       a la desvergÜenza el templo
       de la deshonestidad
       y su casa librar quiero, 2105
       que libre la de mi hermano.
       ¡ Miren si he sido yo cuerdo
       en no casarme ! ¡ Oh cruel yugo,
       de ti libre Dios mi cuello !
       ¿ Diré quién soy ? Mas mejor 2110
       es, por que me admita dentro,
       fingirme el interesado
       de este afrentoso concierto,
       que, apretando los cordeles
       del honor, sabré por ellos 2115
       si hay firmeza, cuando él da
       a la necesidad tormento.)
    LAMBERTO:      (¿ Que mis torpes desatinos.          Aparte
       en este trance hayan puesto
       a mi hermana ? ¿ Y que su honor 2120
       haga la torpeza empeño ?
       ¡ Vive Dios, villano amante,
       si a sus honrados deseos
       no correspondes cortés,
       que he de travesarte el pecho !) 2125
    CABALLERO:      Sabina: si no me abrís
       y a mi amor buscáis rodeos,
       haré volver a la cárcel
       al punto al hermano vuestro.
    SABINA:      En fin, ¿ no pueden con vos 2130
       lágrimas, conjuros, ruegos
       ni el valor de vuestra sangre ?
       Entrad, pues, aunque primero
       que ofendáis mi honestidad
       podrá ser, libre el acero, 2135
       la fama que tiranizan
       vuestros gustos deshonestos.
    CABALLERO:      Abrid la puerta.
    PAULO:                          Eso no,
       ladrón de honras encubierto;
       que asiste aquí de Sabina 2140
       el amante verdadero.
    LAMBERTO:      ¡ Villano ! Antes que mi hermana
       agravies, tendrán ejemplo
       en tu muerte los que la honra
       piensan comprar con dineros. 2145
    CABALLERO:      Paulo Adorno: sosegaos;
       Lamberto, hermano: teneos,
       que estáis los dos engañados.
    SABINA:      (Aquí está mi hermano, ¡ ay cielos !) Aparte
    PAULO:      (Lamberto supo, sin duda,            Aparte 2150
       la fuerza de mi amor ciego
       y a vengar su injuria vino.)
    LAMBERTO:      ¿ Quién eres ?
    CABALLERO:                        Hermano vuestro:
       el Caballero de Gracia.
    LAMBERTO:      ¿ Cómo ?
    PAULO:                ¿ Qué escucho ? ¿ Otro enredo ? 2155
    LAMBERTO:      ¿ Jacobo de Gracia vos ?
       ¡ Hola ! sacad luces presto.

    Sale RICOTE con un hacha

    RICOTE:      Por una hacha fui a mi casa,
       y cuando a palacio vuelvo
       por mi señor, no le hallo; 2160
       suspensión del vino temo.
    CABALLERO:      Ricote: llega esa luz.
    RICOTE:      (¡ Al Niño perdido un credo        Aparte
       desde hoy !    Topé con él)
    LAMBERTO:      ¿ Que he sido digno de veros, 2165
       Jacobo, en esta ocasión ?
    CABALLERO:      Dad gracias a Dios por ello
       que a los peligros acude.
    LAMBERTO:      ¡ Qué de ofensas que os he hecho !
    CABALLERO:      La que hoy hemos restaurado 2170
       es razón que ponderemos,
       y para qué otras se excusen
       quiero en mi casa teneros
       con Sabina vuestra hermana.
    LAMBERTO:      No nos lo debéis.
    CABALLERO:                          Si, debo, 2175
       pues de perseguirme vos
       mi buena suerte intereso.
       Yo haré que venga Conrado
       libre de Roma, que espero
       del cardenal esto y más. 2180

    A PAULO

       Y vos, pues os hizo el cielo
       rico, aprovechad mejor
       vuestra hacienda, que el empleo
       de los vicios es caudal
       que se pierde con su dueño. 2185
       Venid por los mil ducados
       a mi casa.
    PAULO:                    Yo los suelto,
       dándolos por bien empleados,
       pues os conozco por ellos.
    CABALLERO:      La vergÜenza de Sabina 2190
       impedirá los deseos
       que de verme habrá tenido.
       Andad con Dios, caballero,
       y con vuestro oro fundad
       un mayorazgo en el cielo, 2195
       que no es hazaña de noble
       echar sobre el honor censos.
    PAULO:      (Este hombre parece santo.)          Aparte

    Vase

    CABALLERO:      Entrad, hermano.
    RICOTE:                          ¿ Qué es esto ?
       Esta noche está borracha, 2200
       o yo lo estoy, que es más cierto.


    JORNADA TERCERA


    Salen don CRISTOBAL de Mora y el CABALLERO de Gracia, con hábito de Cristo

    CRISTOBAL:      Ha aumentado la afición
       que a vuesa merced tenía
       la nueva prohijación
       que a los dos desde este día 2205
       da una patria y profesión.
       Ya es portugués adoptivo,
       si yo lo soy natural,
       ya a mi nación apercibo
       con hijo tan principal 2210
       valor nuevo.
    CABALLERO:                      Yo recibo
       su noble insignia, señor,
       bien que indigno de tal prenda,
       con obligación mayor,
       pues servirle me encomienda, 2215
       si me hace comendador
       y el ánimo solicito
       que vueseñoría me da
       con la Cruz, en que le imito,
       que buen ejemplo tendría, 2220
       si a sombra suya milito.
    CRISTOBAL:      No sé si llega su renta
       a mil ducados, mas quede
       desde hoy a mi cargo y cuenta
       el mejorarle.
    CABALLERO:                        Bien puede 2225
       vueseñoría, aunque intenta
       mi aumento, descuidar de eso
       que mucho menos le basta
       al estado que profeso.
    CRISTOBAL:      Sé cuán bien su hacienda gasta.
    CABALLERO:      Si trae la cruz mucho peso 2230
       podrá ser que a tropezar
       me obligue de tal manera,
       que me estorbe su pesar;
       cuanto fuese más ligera
       será mejor de llevar. 2235
       No apetezco mucha hacienda,
       la que me dio Monseñor
       y la de aquesta encomienda
       me sobra, y siendo mayor
       mi quietud temo que ofenda. 2240
    CRISTOBAL:      El rey sale con su hermana
       la princesa, mi señora.
    CABALLERO:      (Mi dicha el peligro allana.        Aparte
       ¿ Qué temo ? Hablaréle agora,
       pues con su presencia gana 2245
       el favor que he menester.

    Salen el REY y la PRINCESA, don DIEGO y don JUAN

    REY:      Ya vuestra alteza estará
       contenta, pues llega a ver
       lo que deseado ha
       tantos días.
    PRINCESA:                      Por tener 2250
       mi monasterio acabado
       y de su fábrica estar
       vuestra majestad pagado,
       puedo a mi ventura dar
       el parabién deseado, 2255
       y porque con su asistencia
       nuestra fiesta ha sido real.
    REY:      La iglesia es por excelencia,
       y el comenzado hospital
       va conforme el arte y ciencia. 2260
    PRINCESA:      Con esa satisfación
       no tendrá la obra defecto,
       pues la aprueba el Salomón
       de España, rey y arquitecto,
       gloria de nuestra nación, 2265
       que el Escorial, en quien fundo
       de Jerusalén el templo,
       que fue milagro del mundo,
       le ha de llamar a su ejemplo
       nuestro Salomón segundo. 2270

    Llégase el CABALLERO de Gracia, de rodillas, al REY

    CABALLERO:      Vuestra majestad, señor,
       castigue en mí un desacato,
       hecho con poco recato,
       aunque digno de loor.
       Junto a la Calle Mayor 2275
       por donde el concurso pasa
       de su corte, tenían casa
       las mujeres más perdidas
       de Madrid, con cuyas vidas
       la mayor virtud se abrasa. 2280
       Supliqué a su presidente
       de Castilla que mudase
       aquella gente y la echase
       a otra parte más decente,
       y que el Carmen excelente 2285
       fundase allí, y la esperanza
       de tan piadosa mudanza
       diese a Dios, con dicha inmensa,
       casa en que vivió la ofensa
       y ya vive su alabanza. 2290
       Respondió con aspereza
       que si la devoción mía
       novedad alguna hacía
       peligraba mi cabeza.
       Pero yo; que la torpeza 2295
       de aquesta gente mundana
       aborrezco, una mañana
       hospedar a Dios dispuse,
       desterré al demonio y puse
       celdas, iglesia y campana. 2300
       Holgóse la vecindad
       libre de aquel vituperio,
       ya es del Carmen monasterio
       el de la sensualidad.
       Si esto Vuestra Majestad, 2305
       siendo tan cristiano y fiel,

    Saca un cordel

       juzga por culpa, el cordel
       desde ayer traigo conmigo,
       para que me de el castigo
       que he merecido con él. 2310
    PRINCESA:      Vuestra majestad le haga
       merced, porque es cosa mía.
    REY:      Devota es vuestra osadía;
       no es justo que se deshaga
       casa de quien Dios se paga 2315
       y al vicio se pone freno.
       Vuestro celo ha sido bueno,
       y aunque el Carmen en tal cabo
       está bien, el hecho alabo,
       las circunstancias condeno. 2320

    Vase el REY

    CABALLERO:      ¡ Qué. compendiosa sentencia !
       ¡ Qué cristiana conclusión !
       Bien te llaman Salomón
       en la justicia y clemencia.
       ¡ Prospere Dios tal prudencia ! 2325
    PRINCESA:      En fin, me habéis imitado;
       un monasterio he fundado
       y otro al Carmen dedicáis,
       como un hospital hagáis
       me habréis en todo igualado. 2330
    CABALLERO:      No puedo yo ser igual
       a hazañas tan excelentes,
       aunque a los convalecientes
       también he dado hospital.
       La calle de Fuencarral 2335
       se honra con esta obra pía;
       flaca la gente salía
       enferma y para volver,
       gran señora; a recaer,
       ¿ de qué curallos servía ? 2340
       Allí a su regalo asisto
       mientras fuerza y salud cobra.
    PRINCESA:      No sólo en hábito, en obra
       sois caballero de Cristo;
       el celo que en vos he visto 2345
       es bien, Jacobo, que aliente;
       quien sustenta tanta gente
       los gastos tendrá doblados.
       ¡ Hola ! dadle mil ducados.
    CABALLERO:      ¿ Otros mil ? El cielo aumente 2350
       la católica virtud
       con que España se está honrando.
    PRINCESA:      Encomendadme a Dios, que ando
       muy quebrada de salud.
    CABALLERO:      Como mi solicitud 2355
       lo que le falte asegure,
       ¿ qué habrá que yo no procure
       para que su vida aumente ?
       Mas vuestra alteza, ¿ qué siente ?
       podrá ser que yo la cure. 2360
    PRINCESA:      Con oraciones sí haréis.
    CABALLERO:      Dígame esto vuestra alteza.
    PRINCESA:      De estómago y de cabeza
       mil dolores, que podréis
       remediar si instancia hacéis 2365
       a Dios.
    CABALLERO:                    Valgo para eso
       poco, y aunque no profeso
       medicina, una receta
       tengo yo santa y discreta,
       a quien debo vida y seso. 2370
       Cuando en Bolonia estudiaba,
       de suerte me perseguía
       ese dolor cada día,
       que por muerto me dejaba.
       El médico me mandaba 2375
       beber vino, si mi vida
       estimaba, consumida
       con el estudio y cuidado,
       mi estómago delicado,
       el agua, y poca comida. 2380
       Pero nunca Dios permita
       que el vino haga en mi sosiego,
       tocar en el alma a fuego
       ni su vecindad admita.
       Ibame al agua bendita, 2385
       --¡ mire que extraña simpleza !--
       y prometo a vuestra alteza
       que las pilas agotaba
       bebiéndola, y me aliviaba
       el estómago y cabeza. 2390
       Desde entonces hasta agora
       no he sabido qué es dolor;
       no hay medicina mejor
       que agua bendita, señora.
    PRINCESA:      Quien vuestra virtud ignora 2395
       juzgara por desatino
       lo que el cielo a daros vino.
       A ser mi fe cual la vuestra
       hiciera en mi salud muestra
       ese remedio divino. 2400
       Con la sagrada divisa
       de Cristus honrado estáis,
       si es que servirme gustáis,
       Jacobo, ordenaos de misa,
       pues vuestra virtud me avisa 2405
       que con tan divino oficio
       daréis de quien sois indicio,
       mi capellán os haré.
    CABALLERO:      Vuestra alteza en mí no ve...
    PRINCESA:      Hacedme aqueste servicio. 2410

    Vanse todos, sino es el CABALLERO

    CABALLERO:      ¿ Yo sacerdote, mi Dios,
       con suficiencia tan poca ?
       ¿ Yo señor de vuestra boca ?
       ¿ Cristo de mi boca, Vos ?
       ¿ Tanta amistad en los dos 2415
       que, a mi palabra obediente,
       bajáis siendo omnipotente,
       cuando en el cielo asistís ?
       Mi Dios, si de esto os servís
       hacedme vos suficiente. 2420

    Vase.    Salen FISBERTO y RICOTE

    FISBERTO:      Mil ducados que ha dado la princesa
       para ayuda de costa a vuestro dueño
       os dejo en casa.
    RICOTE:                          Buena mosca es esa;
       mas ¿ qué importa, si es número pequeño
       cuanto tesoro de Indias interesa 2425
       el Rey para sus gastos ? Yo os empeño
       mi palabra que dure poco en casa,
       aunque comemos con medida y tasa.
       Ha hecho un hospital y en él sustenta
       tantos convalecientes que es espanto; 2430
       ochocientos ducados que de renta
       la encomienda no bastan para tanto;
       a un pobre caballero que aquí intenta
       un mayorazgo, de su celo santo
       ayudado socorre la pobreza. 2435
    FISBERTO:      Lastima más si cae sobre nobleza.
    RICOTE:      Ayer hizo vender toda su plata
       y dio a una mujer noble el precio de ella
       para dote de una hija, porque trata
       de empeñar su hermosura o de vendella. 2440
    FISBERTO:      Es la necesidad madrastra ingrata,
       no es en la corte la primer doncella
       que a falta de otras joyas su honra vende.
    RICOTE:      ¡ Plegue a Dios que después no la remiende !
    FISBERTO:      Vos tenéis un señor bien diferente 2445
       de los que agora se usan en España,
       dadle esa cantidad y adiós.

    Vase

    RICOTE:                                    ¡ Que intente
       traerme al retortero una picaña !
       ¡ Válgate el diablo, Amor impertinente !
       ¿ Una fregona a mí, una telaraña 2450
       me ha de coger cual mosca en su garlito ?
       Sirviendo a un santo, amar es gran delito.
       ¡ Ay si lo sabe, pobre de Ricote,
       tras un sermón habrá despedimiento !
       ¿ Que tenga yo por amo a un virginote 2455
       y me tiente Inesilla ? No consiento.
       Emplee Amor en otros su virote.
       Mas--¡ ay Inés--no pidas casamiento
       y friega en este pecho tu retrato,
       de tu esperanza apetecible plato. 2460
       Esto de Inés, ¿ qué voluntad no inclina ?
       Hay otros nombres ásperos: Olalla;
       ola en mujer, borrascas adivina;
       Dominga, que el domingo han de guardalla;
       Polonia está sin dientes; Catalina, 2465
       empezando por cata han de catalla
       cuantos llegaren; pero Inés--¡ qué agrado !--
       ¡ Ay Dios¡    ¿ Qué haré que estoy ininesado ?

    Sale el CABALLERO de Gracia

    CABALLERO:      Extraña confusión me habéis causado,
       católica princesa. ¡ Sacerdote 2470
       un pecador de crímenes cargado !
       ¿ De Oza no temo el riguroso azote ?
       Si muere, porque el arca toca asado,
       ¿ he de tocar yo a Dios ?
    RICOTE:                                Señor.
    CABALLERO:                                      Ricote.
    RICOTE:      Mil ducados te envía la princesa. 2475
    CABALLERO:      Déjame solo.
    RICOTE:                      (Inés, mi alma es Inesa.)    Aparte

    Vase

    CABALLERO:      Los ángeles sin diezmo han alcanzado
       la dignidad del sacerdocio eterno;
       San Francisco, que fue vuestro traslado,
       no se atrevió a ordenar humilde y tierno. 2480
       Cortóse el dedo Marcos, con que ha dado
       a la fe su evangelio y el gobierno
       sacerdotal rehusó, valiendo tanto,
       ¡ y osaré tocar yo vuestro Altar santo !

    Salen un CAPITAN y ROBERTO

    CAPITAN:      Pretender en la corte sin dinero, 2485
       alegando papeles y servicios,
       es pedir fruta y flores por enero,
       que sólo el interés alcanza oficios,
       pues ni el ser capitán, ni caballero,
       ni en Flandes hazañosos eiercicios 2490
       bastan para alcanzar lo que pretendo;
       pobreza, a vuestra industria me encomiendo.
       Aquí, Roberto, vive una casada
       rica en extremo, su marido ausente.
    ROBERTO:      Nuestra necesidad es extremada, 2495
       la noche a nuestro intento conveniente.
    CAPITAN:      Entremos encubiertos, que, negada,
       si sus joyas gozarnos no consiente,
       con ellas perderá vida y belleza.
    ROBERTO:      Y su infame rigor nuestra pobreza. 2500
    CABALLERO:      ¡ Oh cruel necesidad !
       ¡ que la falta de dinero
       obligue así a un caballero
       a ofender su calidad !
       Quitar quiero la ocasión 2505
       que le ofrece su pobreza
       y socorrer la nobleza
       que desdora su opinión.
       Caballero, yo he sabido
       que en la corte pretendéis 2510
       los cargos que merecéis
       porque al rey habéis servido
       valerosamente en Flandes
       contra su gente enemiga;
       la necesidad obliga 2515
       a emprender delitos grandes.
       Tomad estos cien escudos
       por hacerme a mí merced,
       y en gastándolos, volved
       por más, que ellos cual yo, mudos, 2520
       socorrerán con largueza
       el aprieto con que estáis,
       y aquí, ya que allá la honráis,
       no afrentéis vuestra nobleza
       poniendo cosas por obra 2525
       que injurien vuestro valor,
       porque, perdido el honor,
       o tarde o nunca se cobra.

    Dáselos

    CAPITAN:      Dios en mi remedio toca,
       aquestos labios cristianos 2530
       con el socorro en las manos
       con el consejo en la boca,
       remedio de mi desgracia,
       ¿ quién mi dicha en ti apercibe ?
    CABALLERO:      Andad con Dios, que aquí vive 2535
       el Caballero de Gracia.
    CAPITAN:      Gracias doy agradecido
       a tan hidalgo valor.
       Volvamos por vos, honor,
       que os tuve casi perdido, 2540
       y, al que os socorre de gracia
       sin tener de mí noticia,
       llamad de hoy por justicia
       el Caballero de Gracia.

    Vanse

    CABALLERO:      Agora importa avisar 2545
       que con cuidado defienda
       su honra, casa y hacienda,
       la que ocasión pudo dar
       a robarla a este soldado,
       que al pobre con opinión 2550
       hace agresor la ocasión
       y la ocasión al pecado.
       Pero, mi Dios, declarad
       las dudas que mi alma tiene.
       Mandado me han que me ordene; 2555
       temo de esta dignidad
       la pureza que procura
       llegar cada día, mi Dios,
       a vuestro altar. Si con Vos
       el alma más limpia y pura 2560
       es inmunda y pecadora,
       ¿ quién no tiembla ? ¿ Qué señor,
       aunque tenga más amor
       a quien le sirve y adora,
       si ve que con faltas llega 2565
       descompuesto y mal vestido,
       no le echa de si ofendido
       y su presencia le niega ?
       Pues si nada se os esconde,
       si caláis los pensamientos, 2570
       si medís los elementos,
       si no hay parte o lugar donde
       de Vos puedan los humanos
       sus defectos esconder,
       ¿ cómo os osaré tener 2575
       en mis atrevidas manos ?
       Al santo Papa León
       primero, que en Roma un día
       con mil ansias os pedía
       de sus culpas remisión, 2580
       vuestra piedad satisfizo
       diciendo que perdonados
       estaban ya sus pecados,
       fuera de aquellos que hizo
       en ordenar sacerdotes 2585
       sin virtud ni suficiencia.
       Y volvió a hacer penitencia
       por excusar los azotes
       de vuestra ira; pues, Señor,
       si a quien indignos ordena 2590
       dilata para más pena
       el perdón vuestro rigor,
       ¿ qué haréis al mismo ordenado
       que el sancta sanctorum toca
       con las manos y la boca 2595
       y del cielo os ha abajado ?
       Vos sabéis lo que deseo
       el ordenarme, Señor,
       que es propiedad del amor
       cuyas llamas en mi veo 2600
       juntarse a la cosa amada,
       y como os amo, querría
       incorporar cada día
       mi alma en vos abrasada
       con la vuestra, pues con Vos 2605
       junto, en fe de que os adoro
       mi ser realzo y mejoro
       haciéndome de hombre Dios.
       No os indigne que mi pecho
       os busque, que es natural 2610
       el pretender cada cual,
       Cristo mío, su provecho.
       Decidme, por que no pene,
       con qué más os serviré,
       ¡ con que en este estado esté, 2615
       mi Dios, o con que me ordene !

    Sale un PINTOR

    PINTOR:      Por saber que es tan curioso
       vuesa merced, y que estima
       pinturas, si las anima
       algún pintor valeroso, 2620
       para su oratorio tengo aquí
       dos cuadros de mano
       del celebrado Pinciano.
    CABALLERO:      Con pinturas me entretengo;
       veamos qué tales son. 2625
    PINTOR:      Por ser nuevo el pensamiento
       de ésta, ha de darle contento
       y animar su devoción.
       Esta es de Nuestra Señora,
       que en fe de la reverencia 2630
       que tenía a la presencia
       de un sacerdote, a la hora
       que le veía, se postraba,
       aunque madre de Dios es,
       y en levantando él los pies 2635
       sus impresiones besaba,
       que así María acredita
       a quien da a Dios en sustento.
       Escribe este pensamiento
       San Dionisio Areopaguita, 2640
       y es digno de que se note
       y a espantar el mundo venga,
       que a la madre de Dios tenga
       a sus pies un sacerdote:
    CABALLERO:      ¡ Válgame Dios y qué a punto, 2645
       en castigo de mi mengua,
       hace el cielo un pincel lengua,
       y con, aqueste trasunto
       corrige el atrevimiento
       que de ordenarme he tenido ! 2650
       Angeles que habéis servido
       a Dios de escabel y asiento,
       y en honra de las bellezas
       de vuestras jerarquías santas,
       ponéis debajo las plantas 2655
       de María las cabezas;
       ¿ cómo espanto no os provoca
       que donde pone los pies
       un sacerdote, después
       ponga María su boca ? 2660
       La que es en la gracia una,
       la que pisa serafines,
       guarneciendo sus chapines,
       por ser de plata, la luna;
       ¿ ésa la tierra guarnece 2665
       con su boca, que ha pisado
       él sacerdotal estado ?
       ¿ No tiembla; no se estremece
       el que ordenarse porfía,
       encargándose de andar. 2670
       pasos que puedan besar
       después labios de María ?
       ¿ De qué es esotra ?
    PINTOR:                                Esta es
       del Redentor cuando estaba
       de rodillas, y lavaba 2675
       al falso Judas los pies.
    CABALLLERO:      Con eso crecen mis dudas.
       ¿ Cómo, omnipotente Dios ?
       ¿ Por qué ha de ordenarse Vos
       besando los pies de Judas ? 2680
       ¿ Del hombre más atrevido,
       más desleal, más traidor,
       de quien le fuera mejor,
       mi Dios, nunca haber nacido,
       ¿ vuestra boca en los pies fieros 2685
       ponéis, que os han hecho guerra,
       que están con el polvo y tierra
       que pisó yendo a venderos ?
       Si lo hacéis por que después
       se ha de ordenar Jesús, bueno, 2690
       y yo también si me ordeno
       os he de ver a mis pies,
       aunque excuse lo que medro
       en el altar por serviros,
       no lo haré, por no deciros 2695
       lo que al lavárselos Pedro.
       Perdóneme la princesa
       y mis deseos mal seguros,
       que han de ser los pies muy puros
       que Cristo regala y besa, 2700
       y él esos cuadros me lleve
       a mi oratorio, y después
       concertaremos lo que es,
       dando lo que se le debe.
    PINTOR:      (Este hombre es sin duda santo: Aparte 2705
       grande virtud he en él visto.)
    CABALLERO:      ¿ Que un sacerdote de Cristo
       con vos, Señor, pueda tanto ?
       Si del talento que dais
       y de la merced que hacéis, 2710
       libros de caja tenéis
       y estrecha cuenta tomáis
       y yo a pagaros no basto,
       favor que es tan excesivo;
       ¿ qué mucho deje el recibo 2715
       teniendo alcance del gasto ?
       Juzgádome ha insuficiente
       él temor que en mí se esparce.

    Salen don JUAN y don DIEGO

    JUAN:      ¿ Qué Rodrigo Vázquez de Arce
       salió en fin por presidente ? 2720
    DIEGO:      Presidente es de Castilla.
    JUAN:      ¿ Que un letrado el mundo mande
       cargo que es digno de un grande
       de España, la primer silla
       un jurista ?
    DIEGO:                        Aunque se asombre 2725
       de un presidente el poder,
       si un ángel no lo ha de ser,
       forzoso es el serlo un hombre.

    Vanse

    CABALLERO:      "¡ Si un ángel no lo ha de ser
       forzoso es el sello un hombre !" 2730
       Esto se dice en mi nombre,
       alma, dejad de temer.
       Bien es que el misterio note
       que mi fe vino a animar,
       no puede un ángel gozar 2735
       el cargo de sacerdote.
       Hombre es fuerza que ejercite
       tan suprema dignidad,
       de nuestra fragilidad
       Dios tocarte en pan permite. 2740
       Mi poco ánimo condeno,
       fe santa, alentadle vos,
       que el estar siempre con Dios
       me obligará a ser más bueno.
       Ayudada su eficacia, 2745
       si me da su gracia y fe,
       llamarme mejor podré
       el Caballero de Gracia.
       Ya de sacerdote el nombre
       amo, pues llego a saber, 2750
       si un ángel no lo ha de ser,
       que es forzoso serlo un hombre.

    Vase.    Sale INES con mantellina, y RICOTE

    RICOTE:      Inesilla, tu hermosura
       es el hechizo español,
       y siendo tu cara el sol 2755
       no hay contigo noche obscura.
       Ella y el diablo me tienta,
       tu amor vinoso me abrasa.
       Aunque me eche de su casa
       mi señor y hagamos cuenta, 2760
       tu belleza he de gozar
       esta noche a letra vista,
       y siendo amor organista,
       tus teclas ha de tocar.
       Entrate en este aposento, 2765
       recámara de un lacayo,
       que en tu abril busca su mayo.
    INES:      En no habiendo casamiento
       no aguarde manifatura.
    RICOTE:      Ya empiezas a congojarme. 2770
       ¡ Que no pueda yo librarme
       de los asaltos de un cura !
       Si bebo, un cura bautiza,
       o por decirlo mejor,
       un tabernero el licor, 2775
       con que Noé se autoriza.
       Si salir de noche intento
       entre su tiniebla escura,
       luego topo con un cura
       que va a dar el Sacramento. 2780
       Si duermo, un cura soñado
       que me descomulgue topo;
       si entro en la iglesia, el hisopo
       está de un cura agarrado.
       Un cura, si no me caso, 2785
       impedirme a Inés procura;
       en signo nací de cura,
       pues los topo á cada paso.
       Entre, y no se me rebulla,
       que hay si la ven al momento, 2790
       sermón y despedimiento
       verle en un pie como grulla,
       que si vidas apetece
       bodas tendremos después.
    INES:      ¿ Que te casarás ?
    RICOTE:                          Sí, Inés. 2795
    INES:      Júralo una vez.
    RICOTE:                          Y trece;
       pero no ha de ser pesada,
       que cantará si me hechiza
       con Monsieur de la Paliza,
       "la bella malmaridada." 2800

    Vase INES

       Esto está como ha de estar,
       cuéstemelo que me cueste;
       mi amo antes que se acueste
       las puertas hace cerrar.
       Mas ya está la ganga en casa, 2805
       perdone su devoción,
       que no es mucho un refregón,
       pues si rizna, luego pasa.
       Coja yo vuestro cabello,
       ocasión, que si la dama 2810
       Iglesia después se llama,
       yo negativo y a ello.

    Salen el CABALLERO de Gracia y FISBERTO

    CABALLERO:      Pues los clérigos menores
       a la corte a fundar vienen,
       y como muebles no tienen, 2815
       ni dineros, ni favores,
       mil ducados que me ha dado
       la princesa mi señora,
       podrán cumplir por agora
       mi deseo y su cuidado. 2820
       Compren un sitio con ellos,
       que hacia el Prado estarán bien,
       y mientras labran, estén
       en mi casa, que en tenellos,
       Fisberto, en mi compañía, 2825
       gozaré la bendición
       que Dios echó a Obededón.
    RICOTE:      ¡ Un convento cada día !
       ¿ Qué hacienda basta y caudal ?
       El Carmen fundaste ayer. 2830
       No has acabado de hacer
       a los pobres hospital
       en que después convalezcan,
       ¿ y ya quieres dar posada
       a toda una clerigada 2835
       en tu casa ? Aunque merezcan
       todo eso y más, ¿ quién te mete,
       señor, en tantos extremos,
       ni en casa cómo podremos
       caber con tanto bonete ? 2840
    CABALLERO:      Pluguiera a Dios que pudiera
       como el gusto lo acomoda,
       hacer yo una corte toda
       de religiosos.
    RICOTE:                        Y hubiera
       mucho que ver en Castilla, 2845
       pues en fe de aquesa ley,
       hubiera de andar el rey
       con bonete o con capilla.
    CABALLERO:      Llevadlos ese dinero,
       y mañana a vivir vengan 2850
       a mi casa, donde tengan
       hospedaje, que, pues quiero
       ser clérigo, en compañia
       de los que clérigos son
       Menores, su perfección 2855
       dará materia a la mía;
       ve tú también con Fisberto.
    RICOTE:      (Mas quedo con mi ocasión,          Aparte
       Ciégamele San Antón,
       que si la topa soy muerto.) 2860

    Vanse

    CABALLERO:      Dinero, echándoos de casa
       echo de ella al enemigo,
       y a la avaricia castigo
       mísera, necia y escasa.
       Mi Dios, pues sois Rey, 2865
       razón, es que en la corte viváis,
       y en muchas casas tengáis
       religiosa habitación.
       ¡ Ojalá que yo pudiera
       en estas ocupaciones 2870
       traer cuantas religiones
       os sirven, por que viviera
       satisfecha la codicia
       que alienta mi devoción,
       porque las órdenes son 2875
       tercios de vuestra milicia.
       Sin dineros me he quedado
       aun para la costa corta
       de mi casa, mas ¿ qué importa ?
       ¿ Con Dios no los he gastado ? 2880
       El nos dará de cenar,
       que no es deudor avariento.
       Pasos parece que siento.
       ¿ Quién pudo adentro quedar,
       si Ricote fuera está 2885
       y en su compañía sola
       vine ? ¿ Quién puede ser ? ¡ Hola !
       ¿ Quién anda ahí ? Salga acá.

    Sale INES

    INES:      Ya salen, ¡ válenos Dios !
    CABALLERO:      ¿ Qué es esto ?
    INES:                          Una mujer es 2890
       que no es nadie.
    CABALLERO:                          ¿ Quién ?
    INES:                                  Inés.
    CABALLERO:      Pues ¿ qué, buscáis aquí vos ?
    INES:      Buscaba a mi matrimonio,
       que es Ricote.
    CABALLERO:                        ¿ Para qué
       le buscáis vos ?
    INES:                          Ya lo ve; 2895
       engañónos el demonio.
    CABALLERO:      ¿ Pues está con vos casado ?
    INES:      No, señor; pero podía.
    CABALLERO:      ¿ Hay tan gran bellaquería ?
    INES:      Trátele bien, que es honrado. 2900
    CABALLERO:        !Jesús ! ¿ Deshonestidades
       en mi casa ?

    Sale LAMBERTO

    LAMBERTO:                      ¿ Qué es aquesto ?
    CABALLERO:      Oh Lamberto, deshonesto
       Ricote...
    INES:                    Hablando verdades,
       no ha habido hasta agora nada. 2905
    LAMBERTO:      Pues ¿ qué es lo que había de haber ?
    CABALLERO:      Llevadme aquesta mujer,
       A la galera.
    INES:                          ¡ Ay cuitada !
    CABALLERO:      Llevadla.
    INES:                        ¿ Yo galeota ?
       ¡ Señor, duélante mis quejas, 2910
       que diz que rapan las cejas,
       y allí una cómitra azota
       hasta que se cansa !
    CABALLERO:                                  Ansí
       no ofenderéis a Dios más.
    INES:      Si agora perdón me das, 2915
       yo os prometo desde aquí
       ser un ánima de Dios,
       una santa Catalina.
    CABALLERO:      Lamberto, haced que Sabina
       la tenga encerrada, y vos 2920
       cuidad también de guardarla
       hasta que busquemos medio
       con que la demos remedio.
    INES:      ¿ Encerrarme ? Más matarla.
    CABALLERO:      ¿ Casaréisos ?
    INES:                            Eso sí. 2925
    CABALLERO:      Pues sed vos mujer de bien,
       que yo haré que dote os den.
       Ea, llevadla.
    LAMBERTO:                        Vení.
    INES:      El verá qué bien apruebo
       como casamientos haya. 2930
    CABALLERO:      Tened cuenta no se os vaya.
    LAMBERTO:      A casa, hermano, la llevo.

    Vanse

    CABALLERO:      Que tenía en opinión
       yo a Ricote de virtuoso,
       mas siempre es dificultoso 2935
       conocer un corazón.
       Ya os entiendo, torpe vicio,
       que, como entrada no halláis
       en mi casa, os contentáis
       con el más frágil resquicio 2940
       de un criado, que el castillo
       de más defensa y poder
       tal vez se suele perder
       por el más flaco portillo.
       Sin luz quiero aquí esperarle, 2945
       que no acabo de creer
       sino que aquesta mujer
       entró aquí para engañarle;
       sabré a obscuras lo que pasa
       cuando la vuelva a buscar, 2950
       y un instante no ha de estar
       si es que la trujo a mi casa,
       que de la torpeza ciega
       rehuso la vecindad,
       y la deshonestidad 2955
       es contagio que se pega.

    Sale RICOTE

    RICOTE:      De la mitad del camino
       vuelve el temor mis pies,
       recelando que mi Inés
       tope mi medio Teatino. 2960
       Cerrado en su sala está,
       porque a la quietud se inclina,
       y si no se disciplina,
       o contempla o rezará.
       Aquí mi virtud quedó, 2965
       el diablo me precipita.
       ¿ Inés, oyes, INESita,
       amores, si se durmió ?
    CABALLERO:      (¿ Hay tal cosa, que en travieso      Aparte
       haya dado aqueste loco ?) 2970
    RICOTE:      Basta ya la burla un poco.
       Inés, aquí está tu hueso.
    CABALLERO:      ¡ Jesús, qué hombre tan perdido !
    RICOTE:      ¿ Inés, fregoncilla mía ?
       Yo soy; el diablo seria, 2975
       Inés, que te hubieses ido.
       Ya está mi amo santurrón,
       o rezando, o acostado,
       mira que estoy rematado;
       háblame, mi corazón. 2980
       O está durmiendo o se fue,
       voy por luz para saberlo.

    Vase

    CABALLERO:      No lo creyera a no verlo.
       ¡ Cielos, que en mi casa esté
       hombre de tales costumbres ! 2985
       Despediréle al momento.

    Sale RICOTE con una luz

    RICOTE:      Mucho, Inés, tus burlas siento;
       basten ya las pesadumbres;
       háblame--¡ cuerpo de Cristo !--
       que no hay temer embarazos; 2990
       fregona, dadme esos brazos.
       ¡ Ay, Jesús ! ¿ Qué es lo que he visto ?
       ¡ En las brasas hemos dado !
       ¡ Oh quién no hubiera nacido !
    CABALLERO:      ¿ Qué buscáis aquí ?
    RICOTE:                            He perdido, 2995
       porque el rosario he quebrado,
       unas cuentas por aquí,
       y traje luz para alzarlas.
    CABALLERO:      Cuentas, que mal podréis darlas
       de vos.
    RICOTE:                  Algunas perdí, 3000
       y como rezo por ellas
       pesadamente le llevo.
    CABALLERO:      Andad, y de lo que os debo
       mañana volved a hacellas.
       No estéis en mi casa más. 3005
    RICOTE:      Pues qué, ¿ hay ya despedidura ?
       ¿ Es por Inés por ventura ?
       Si la mírase jamás
       un basilisco me mire.
    CABALLERO:      No me repliquéis, salid; 3010
       buscad señor en Madrid
       a quien servir.
    RICOTE:                        No se admire
       de cosas, vuesamerced,
       humanas.
    CABALLERO:                    ¿ Cómo no ís ?
    RICOTE:      Si a la Red de San Luis 3015
       vivimos y en una red
       pesca el demonio por uso
       tanto perdido mancebo,
       ¿ qué se espanta si por cebo
       una merluza me puso 3020
       que picase en el anzuelo ?
    CABALLERO:      Idos, que os haré llevar
       a la carcel.
    RICOTE:                        Perdonar
       los pecados manda el cielo.
       ¡ Duélase de un pecador 3025
       lacayo !
    CABALLERO:                  Sois deshonesto.
    RICOTE:      Si se ha enojado por esto
       yo me caparé, señor.
    CABALLERO:      Idos.
    RICOTE:                  Iránse importunas
       tentaciones desde hoy; 3030
       escarmiento, pues me voy
       despedido y en ayunas.

    Vase.    Sale el CAPITAN

    CAPITAN:      En fe, señor, de la ayuda
       que no ha mucho que me hicistes,
       cuando mi honor socorristes, 3035
       es fuerza que agora acuda
       a ejecutar la palabra
       que a mi pobreza habéis dado.
       En Nápoles he alcanzado,
       que en fin la paciencia 3040
       labra de la justicia los pechos
       la conducta que pedí,
       y para salir de aquí
       y pagar los gastos hechos,
       fuera de la cantidad 3045
       que me distes, y vos debo,
       culpad, si veis que me atrevo,
       mi muda necesidad,
       otros doscientos ducados.
       Si me los dais, entended 3050
       que excusáis con tal merced
       atrevimientos soldados;
       que, con algún desatino
       haré, negándolo vos,
       cosa en ofensa de Dios 3055
       que remedien mi camino.
    CABALLERO:      Huélgome que despachado
       de Madrid salga tan bien,
       y que en Nápoles le den
       premios de tan buen soldado; 3060
       pero vuesa merced viene
       en coyuntura terrible.
       Por agora es imposible
       socorrelle, que no tiene
       esta casa un solo real; 3065
       pero procure volver
       mañana, que podría ser
       acudirle.
    CAPITAN:                      (¡ Pesia a tal !              Aparte
       A "mañana," y con "podría"
       me remite. ¡ Juro a Dios !) 3070
       Que he de salir a las dos
       de la noche.
    CABALLERO:                        Por un día
       no es mucho que se detenga.
    CAPITAN:      ¡ Voto a Dios ! Que aunque procure
       hurtarlo...
    CABALLERO:                    Paso, no jure. 3075
    CAPITAN:      Pues no me diga que venga
       tantas veces, que un hidalgo
       de mis prendas y valor
       suele...
    CABALLERO:                  Dígame, señor:
       ¿ por dicha débole algo ? 3080
    CAPITAN:      Débeme mucho si mide
       el empacho que me mueve,
       porque al noble se le debe
       lo que con vergÜenza pide.
       Mas no importa, que escalando 3085
       un par de casas tendré
       con que pagar, y me iré
       de hipócritas murmurando.
       ¡ Voto a Cristo, que quien ruega
       a quien guerras nunca ha visto ! 3090
    CABALLERO:      Pues ¿ qué culpa tiene Cristo
       de lo que un hombre le niega ?
    CAPITAN:      Es costumbre envejecida.
    CABALLERO:      Prométame no jurar
       por su vida, y le haré dar 3095
       lo que pide.
    CAPITAN:                      ¿ Por mi vida ?
       ¿ Es censo ? Aqueso sería
       morirme yo.
    CABALLERO:                    ¿ Y por un año ?
    CAPITAN:      Es un siglo.
    CABALLERO:                      ¡ Vicio extraño !
       ¿ Un mes ?
    CAPITAN:                      Tampoco.
    CABALLERO:                            ¿ Y un día ? 3100
    CAPITAN:      Por un día, aunque es tormento,
       vaya, yo lo cumpliré.
    CABALLERO:      ¡ Jurará !
    CAPITAN:                      No juraré;
       ¡ por el Santo Sacramento !
    CABALLERO:      ¿ Pues jura ?
    CAPITAN:                          Esto es despedirme 3105
       del juramento postrero.
    CABALLERO:      Vuelva peor ese dinero
       luego.
    CAPITAN:                  Tengo de partirme
       esta noche.
    CABALLERO:                        Haré empeñar
       cuanto tengo.
    CAPITAN:                        Voy seguro; 3110
       mas ¡ voto... !
    CABALLERO:                        ¿ Jura ?
    CAPITAN:                                  No juro.
       (¡ Voto á Dios que iba a votar !)      Aparte

    Vase

    CABALLERO:      No sé cómo cumplir pueda
       lo que tengo prometido
       a este soldado afligido 3115
       el corto plazo que queda.
       Dentro de un hora vendrá
       por los docientos ducados,
       y por excusar pecados,
       ¿ qué no hallándolos hará ? 3120
       Por remediarle con ellos
       he de buscarlos; no hay prenda
       mi Dios, que empeñe ni venda,
       ni traza para tenellos.
       Socorred esta desgracia 3125
       y volved, Señor, por mí;
       mas ¿ qué es esto ?

    Sale un ANGEL en traje de caballero

    ANGEL:                          ¿ Vive aquí
       el Caballero de Gracia ?
    CABALLERO:      Yo soy el que buscáis.
    ANGEL:      Cierta persona me envía 3130
       A que en alguna obra pía,
       de las muchas en que estáis
       todo el tiempo entretenido,
       gastéis docientos ducados
       que os traigo en oro.
    CABALLERO:                                Cuidados, 3135
       el cielo os ha socorrido;
       no sé con qué os satisfaga
       la ocasión que llegáis;
       a Dios, señor, los prestáis,
       segura tenéis la paga. 3140

    Saca un libro de caja

       En este libro apercibo
       lo que yo a pagar no basto,
       en él asiento su gasto
       y en él pongo su recibo.
       Firmad aquí que le dais 3145
       esos docientos ducados
       a Dios, hidalgo, prestados.
    ANGEL:      ¿ Para qué a Dios los cargáis
       si al fin los recibís vos ?
    CABALLERO:      Es ésta costumbre mía. 3150
    ANGEL:      Dios, Jacobo, os los envía,
       agradecedlos a Dios.

    Cáesele la capa y sombrero y vuela el ANGEL

    CABALLERO:      ¡ Válgame el cielo ! ¿ Qué es esto ?
       Desapareció y se fue
       el que socorrió mi fe. 3155
       De su talle y rostro honesto
       ¿ será mucho que imagine
       que es Angel vuestro mi Dios ?
       Mas esto, juzgarlo Vos
       cuando yo no determine 3160
       la verdad de esta ventura,
       aunque en el tiempo que corre
       sólo es Dios el que socorre
       la pobreza a coyuntura.
       Buen fiador en Vos he hallado, 3165
       pues mi palabra cumplís,
       y liberal no sufrís
       que se quiebre.

    Sale el CAPITAN

    CAPITAN:                        ¿ Habéis hallado
       aquel dinero, señor,
       porque he de partirme luego ? 3170
    CABALLERO:      Nunca Dios desprecia el ruego
       de quien le pide favor.
       Tomad y partíos seguro,
       vuestras deudas socorred;
       pero hacedme a mí merced 3175
       de no jurar.
    CAPITAN:                        Ya no juro,
       que, como os tengo por santo,
       si vuestro gusto no sigo,
       temo del cielo el castigo.
    CABALLERO:      No es nobleza jurar tanto; 3180
       pues sois caballero vos
       hablad como caballero.
    CAPITAN:      Seguir el consejo espero
       que me dais. Adiós.
    CABALLERO:                              Adiós.

    Sale LAMBERTO, SABINA, FISBERTO y OTROS

    LAMBERTO:      Jacobo, dadnos albricias, 3185
       aunque por lo que ganamos
       que os las demos es más justo;
       ya Juan Bautista Cataño,
       cardenal de San Marcelo
       el sumo Pontificado, 3190
       goza en la romana Silla,
       y con el nombre de Urbano
       Séptimo tiene en sus hombros
       de toda la iglesia el cargo.
       Por muerte de Sixto Quinto 3195
       todo el Colegio Romano
       le adora por vice Dios.
    CABALLERO:      ¡ Gracias a los cielos santos !
    LAMBERTO:      El cardenal, mi señor,
       su sobrino, ha perdonado 3200
       mis travesuras.
    SABINA:                        Y libre
       a vuestra instancia, Conrado,
       volviéndole a recibir
       en su servicio y amparo,
       también reduce a Lamberto, 3205
       y su hacienda y mayorazgo
       le restituye y perdona,
       por lo que debemos daros
       las gracias mi hermano y yo.
    CABALLERO:      Dadme en albricias los brazos. 3210
    LAMBERTO:      Partirémonos a Roma al punto.
    CABALLERO:      A la iglesia vamos
       a darle el pláceme a Dios,
       de su divino vicario,
       que yo, después que en mi casa 3215
       seguro hospicio haya dado
       a los clérigos menores
       de virtud espejos claros,
       pienso partirme a Toledo
       a ordenarme de orden santo, 3220
       por que siendo sacerdote
       tome el cielo con las manos.

    Sale RICOTE de clérigo menor con un gran bonete

    RICOTE:      Del ocio y mundo repudio;
       no más chanzas y barrancos,
       adiós, Inés fugitiva, 3225
       ya renuncio tu estropajo.
    FISBERTO:      Ricote: ¿ qué traje es éste ?
    RICOTE:      Este es un traje esquinado
       con cuernos que no deshonran;
       ¿ no me ven embonetado ? 3230
       Pues por mí dicen que dijo
       nuestro refrán castellano
       lo de "a come de bonete."
    CABALLERO:      Huélgome que reformado
       estéis de vida y costumbres. 3235
    RICOTE:      Padre Ricote me llamo.
    CABALLERO:      Vamos a ver la princesa,
       que no poco se habrá holgado
       con la elección acertada
       de su santidad.
    LAMBERTO:                        Es tanto 3240
       lo que de este caballero
       hay que decir, que lo guardo
       para la segunda parte,
       por lo que habéis estimado
       al Caballero de Gracia 3245
       en Madrid sus cortesanos.


    FIN DE LA COMEDIA