Tirso de Molina
Los balcones de Madrid I

Personas que hablan en ella:
  • El CONDE, don Carlos
  • Don JUAN, galán
  • Don ALONSO, viejo
  • Don PEDRO, galán
  • Don ÁLVARO, viejo, amigo de don Alonso
  • CORAL, gracioso criado de don Juan
  • Doña ANA,    prima de Elisa
  • Doña ELISA, hija de don Alonso
  • LEONOR, criada de doña Elisa


JORNADA PRIMERA


Salen LEONOR con manto y doña ANA sin él

ANA:      ¿ Eso viste ?    ¡ Que eso pasa !
LEONOR:      Esta es la pura verdad
   en fe de la voluntad
   que, después de mi casa
   eres vecina te debo. 5
   Reconocimientos labras
   ya en obras y ya en palabras,
   tantos en mí que me atrevo
   a revelarte secretos
   que mi señora me fía. 10
ANA:      Querrá el Amor algún día
   que con mayores efetos
   me desempeñe.    Leonor,
   sé entretanto mi acreedora.
   En efeto, ¿ tu señora 15
   tiene a mi don Juan amor ?
   En efeto, ¿ sus engaños
   me pretenden usurpar
   la acción que puede alegar
   quien ha que le ama dos años ? 20
LEONOR:      En esa parte podré
   disculpar a mi señora
   justamente.    Pues, si ignora
   tus desvelos y no fue
   como amiga consultada 25
   de tus cuidados por ti,
   ¿ en qué te ofende ?
ANA:                              Salí,
   Leonor, cierta y desdichada
   en mis sospechas.    Mudó
   don Juan voluntad y afetos 30
   y, mudándolos, sujetos
   de su esperanza dejó
   quejas que buscan venganza
   contra quien no ha delinquido.
   ¿ Podrá ser que de su olvido 35
   tome mi agravio venganza ?
   Pared en medio tenemos
   las casas donde habitamos.
   Por primas nos visitamos;
   como amigas nos queremos; 40
   mas, pues celosa examino
   ofensas que Amor me avisa,
   desde hoy más recele Elisa
   las obras de un mal vecino.
   Fizcalizarán mis penas 45
   acciones que la dan alas
   murmurando de las malas,
   maliciando de las buenas.
   Tomaré satisfacción
   del agravio que me adviertes; 50
   pero en efecto, ¿ en las suertes
   que echa la superstición
   esta noche, salió Elisa
   con don Juan ?
LEONOR:                        Y tú también
   con don Pedro.
ANA:                          En su desdén. 55
   De sus mudanzas me avisa,
   que es don Pedro pretendiente
   de tu señora, anterior
   en frecuencias y en favor,
   ya olvidado por ausente. 60
LEONOR:      Si has de prevenirte en esto,
   con mi advertencia prosigo:
   envió Elisa conmigo
   un papel en que echó el resto
   de finezas...
ANA:                            No seguras. 65
   ...y dentro dél encajó
   la suerte que les tocó.
   No te diré las locuras
   que con el epigrama hizo,
   con la suerte y el papel; 70
   diversas veces en él
   puso, y no se satisfizo,
   los labios.    Dióme esta joya.
   Prometió sacarme un manto.
   Si su olvido sientes tanto, 75
   Sinón soy, Elisa es Troya,
   procura tú ser Ulises.
   Engaños a Elisa venzan,
   y mientras estos comienzan,
   adiós, hasta que me avises. 80

Vase LEONOR

ANA:      No tienen otro caudal
   los agravios y los celos
   sino ardides.    Prevendrélos
   contra un hombre desleal.
   Guerra es amor competido; 85
   engaños usa también.
   Celos industrias me den
   pues que no me dan olvido.
   Busquen mis solicitudes
   castigos para traiciones, 90
   enredos para ficciones,
   trazas para ingratitudes,
   para su engaño desvelos;
   para mis venganzas modo.
   Pero ya lo he hallado todo 95
   pues soy mujer y con celos.

Vase doña ANA.    Salen como de noche el CONDE y don JUAN

CONDE:      ¡ Templada noche !
JUAN:                              Muere
   en ella el año, y cuando expira, quiere
   obligarnos su blanda despedida;
   que el huésped bienhechor tarde se olvida. 100
CONDE:      No sé yo que pudiera
   competirla la mansa primavera.
   ¡ Qué clara !    ¡ Qué agradable !
JUAN:      A mis venturas favorece afable.
   ¡ Ay, Conde y señor mío ! 105
   Si Amor rapaz es todo desvarío,
   y como niño estima
   juguetes con que más su fuego anima,
   un favor, un juguete,
   fortunas esta noche me promete 110
   que estorben mi tristeza
   si del modo que acaba el año, empieza.
CONDE:      Agravio me habéis hecho,
   don Juan, cuando os presumo satisfecho
   de la amistad que os fío, 115
   con el nombre de "Conde y señor mío."
   Dejad títulos graves
   que los de la amistad son más sÜaves;
   pues siendo vos mi amigo,
   éste es, sólo, el blasón a que os obligo. 120
   Aunque tan recatado
   hallo de mi amistad vuestro cuidado,
   y en él tan poco os debo
   que llamaros amigo no me atrevo.
JUAN:      Creed que si fiárosle rehuso, 125
   no es por dudar de vos; mas porque el uso,
   que yo frecuento poco,
   no ha de juzgarme amante sino loco.
   Y, porque viváis cierto
   de que por esto el alma os he encubierto, 130
   aunque desacredite
   con vos mi seso y vuestra risa incite,
   oíd filosofías
   de un peregrino amor que ha muchos días
   que siéndole obediente 135
   en mí es naturaleza, no accidente;
   pero con presupuesto
   que no ha de seros, Conde, manifiesto
   el nombre de la dama
   que me ha juramentado, y de mi llama 140
   tanto el secreto estima,
   que hasta en los ojos su silencio intima.
CONDE:      Con peligrosa usura
   os empeña, don Juan, esa hermosura.
   Decid, que yo os prometo 145
   que por mí no peligre ese secreto.
JUAN:      Yo, amigo Conde, adoro
   la perla más que al nácar, más que al oro;
   al diamante que engasta
   la forma, más que a su materia.    ¡ Basta ! 150
   Quiero decir con esto
   que adoro a un alma con amor honesto,
   tan libre de apetito,
   que aun el pensarlo juzgo por delito.
CONDE:      Las gracias de un valiente entendimiento 155
   enamoran tal vez el pensamiento;
   y si él solo os recrea,
   la dama debe ser, don Juan, tan fea
   que el apetito os tasa
   y amando al dueño perdonáis la casa. 160
   ¿ De qué os sirven los ojos
   si estímulo no son de sus despojos ?
   ¿ Tenéisla por hermosa ?
JUAN:      Llamen reina de flores a la rosa,
   a Apolo las estrellas, 165
   que ésta es la rosa y sol de todas ellas.
   Blasone golfos de oro
   la ninfa de Agenor que sobre el toro
   nombró a Europa por ellos.
   Diga la antigÜedad que en los cabellos 170
   de Elena y de Lucrecia
   Arabias peinó Italia, Ofires Grecia.
   Frecuente agora el uso
   sutilizando el ébano difuso
   aunque el francés lo tache, 175
   cubra España sus sienes de azabache;
   que mi amorosa prenda
   ni el oro es bien que su cabeza ofenda,
   ni el ébano, que en hilos
   de nuestra patria abona los estilos. 180
   Pues haciendo amistades
   estas dos encontradas cualidades,
   ni el sol podrá dar quejas
   de que su luz no mira en sus madejas,
   ni de ellas forma injurias 185
   el azabache natural de Asturias,
   pues de estos dos extremos,
   el medio hermoso dilatado vemos.
   Tan cándida la frente
   espaciosa, venusta, transparente, 190
   que en su alabastro puro,
   por lo exterior al centro conjetura,
   habitación hermosa
   del alma que organiza y, ingeniosa,
   asombra entendimientos, 195
   oficina de tales pensamientos.
   Dos arcos la rematan,
   y entrambos semi-esferas se dilatan
   sobre los ojos bellos
   que, en fe de los que matan, 200
   triunfante siempre, el niño dios en ellos
   quiso con muestras reales
   coronarlos también de arcos triunfales.
   Yo sé que si los vieras,
   para vivir mil veces mil murieras, 205
   porque con dulces ceños
   al paso que son graves son risueños.
   Desde ellos se origina
   un trozo de alabastro que termina
   las dos mejillas bellas, 210
   sutil la proporción, en medio de ellas.
   Y allí el jazmín nevado y clavellina,
   casados sus colores,
   auroras son del sol.    ¡ Si fueran flores
   los labios encendidos ! 215
   Dos arcos pueden ser de dos Cupidos,
   y aunque purpúreo el fuego,
   la risa abrasa en ellos al sosiego.
   Alcaides son de nieve,
   en nácares menudos que Amor bebe 220
   y en listas condensada,
   perlas los juzga el alma que abrasada
   se asombra suspensiva
   de que la nieve junto al fuego viva.
   Yo he visto en su garganta 225
   tanto marfil con alma, plata tanta,
   que en su comparación es etiopisa
   la que en Moncayo eterna no se pisa.
   Y está en sus manos bellas,
   cuyos dedos eclipsan las estrellas, 230
   que en oro las coronan,
   tanto puro candor, blancas blasonan,
   que apenas de mi amor podrán las penas
   juzgar si manos son o si azucenas.
   Su talle tan honesto 235
   tan airoso, bizarro, y tan dispuesto,
   que solamente el uso
   no la necesidad corchos le puso.
   Ves, Conde, este retrato
   de la hermosura, celestial ornato, 240
   pues con ser como pinto,
   mi amor del ordinario es tan distinto,
   que puesto que los ojos
   se deleitan tal vez en sus despojos
   sin detenerse en ellos, 245
   viriles sólo son viendo por ellos
   al huésped que en tal casa
   mi voluntad honestamente abrasa.
   ¿ No has visto en los antojos
   que con ser de cristal nunca los ojos 250
   en ellos se detienen,
   sino que por su medio a alcanzar vienen
   el objeto que intentan
   aunque hermosos la vista no violentan ?
   Carlos, ¿ nunca sediento 255
   te sirvió el vidrio puro de instrumento
   en que el agua sabrosa
   te brindaba la sed apetitosa ?
   ¿ Hiciste entonces caso
   del encarnado búcaro del vaso, 260
   puesto que cristalino
   mereció estimación por peregrino ?
   Deleitóle sin duda más de paso
   porque solo tu fuego
   pretendía en el agua tu sosiego. 265
   Pues yo del mismo modo
   tomo en el agua en que se cifra el todo
   de mi amada belleza
   y no paro por el fruto en la corteza.
CONDE:      Bien dicen que es locura 270
   amor; que en cada cual mostrar procura
   el modo en que se extrema.
   Mas, don Juan, cada loco con su tema.
   Yo estoy también perdido
   por cierta dama de quien habéís sido 275
   tan acertado Apeles
   que juzgo que cohechó vuestros pinceles,
   porque es, don Juan, la propia
   de quien me tiene loco vuestra copia;
   puesto que estoy sujeto 280
   no al abstracto cual vos, sino al concreto.
JUAN:      ¿ Qué ?    ¿ Vos sois, Conde, amante
   de hermosura a la mía semejante ?
CONDE:      Sirvo con tierno trato
   una belleza de quien es retrato 285
   la discreción que hicisteis,
   de suerte que sospecho que quisisteis
   darme con ella celos
   si no es que Amor duplica paralelos.
JUAN:      ¿ Y sois correspondido ? 290
CONDE:      Recíproco favor han conseguido
   mis dichas hasta agora,
   puesto que honestamente me enamora.
JUAN:      ¿ Vive cerca ?
CONDE:                        Hasta en eso
   se logran coyunturas que intereso. 295
   Bien cerca de aquí habita.
JUAN:      Conde, si como a mí no os necesita
   la fe del no nombrarla,
   fiadme su noticia.
CONDE:                              Fuera darla
   ocasión de perderla. 300
JUAN:      Y si yo os aseguro de tenerla
   de tal suerte escondida
   dentro del alma que jamás os pida
   justa satisfacción de esos agravios,
   privilegiada siempre de mis labios, 305
   ¿ por qué queréis causarme
   sospechas que se atrevan a matarme ?
CONDE:      Porque vuestro secreto
   engendra en mi temor el mismo efeto.
   Pintáisme vuestra dama 310
   y mientras me ocultáis cómo se llama,
   creyendo yo que es ella
   la misma que pretendo, una centella
   de celos es, bastante
   para abrasar al Troya de un amante. 315
JUAN:      ¡ Qué tanto se parece
   a la que os he pintado !
CONDE:                                No merece
   que otra alma ni otra vida
   en distintos sujetos las divida.
   La frente, los cabellos, 320
   las cejas, la nariz, los ojos bellos,
   las mejillas, la boca,
   el cuello hermoso de cristal de roca,
   las manos, cuerpo y brío,
   y el claro entendimiento, hechizo mío, 325
   todos son propiedades
   del bien que adoro, envidia de beldades.
JUAN:      Pues, Conde, si es la propia
   que yo idolatro y que os mostró mi copia,
   ¡ desesperad cuidados, 330
   y advertid que acostumbran los sagrados
   de pura cortesía
   desvanecer tal vez la fantasía
   de verdes presunciones
   interpretando equívocas acciones ! 335
   Yo sé que solo vivo
   en su amoroso pecho.    Yo recibo
   favores sólo honestos,
   al yugo casto del Amor dispuestos.
   Y porque no os dé enfado 340
   el presumirme necio confiado,
   advertid que no ha un hora
   que echando suertes, fue mi protectora
   Fortuna de manera
   que me cupo mi dama, y que me espera 345
   por esto tan gustosa
   que el parabién se ha dado de mi esposa.
   Oíd el epigrama
   con que la suerte a su favor me llama:

Saca un papel don JUAN y léele

   "Tendrásle de celos loco; 350
   mas vencerá tu firmeza,
   que en premio de tal belleza
   nunca mucho costó poco."
   ¡ Este me ensoberbece !    ¡ Esto me escribe !
CONDE:      ¡ Qué de engaños, don Juan, os apercibe 355
   la propia confianza !
   El mar y la mujer, todo es mudanza.
   Ese favor, testigo
   del gozo con que os veo, esa fineza
   sorteada por vos fue sutileza 360
   de un ingenio doblado que conmigo
   como con vos procura,
   siendo arte, persuadirnos que es ventura.
   Antes que yo os hallara,
   vino su confidente en busca mía, 365
   y antes que pronunciara
   las nuevas que entre engaños me traía,
   disfrazando intereses en caricias,
   me condenan en costas sus albricias.
   Oíd la letra agora 370
   común de dos, de quien os enamora:

El CONDE refiere de memoria la misma letra que leyó don JUAN

   "Tendrásle de celos loco,
   mas vencerá tu firmeza,
   que en premio de tal belleza
   nunca mucho costó poco." 375
JUAN:      Pues, ésa, ¿ no es la misma que yo os dije
   que acaba de enviarme ?
CONDE:                                Esta os dirige
   y ésta me remitió, porque hay ya versos
   que sirven a propósitos diversos.
   Decid, don Juan, agora 380
   que ese sol, esa luna, que esa Aurora
   no alumbra indiferente
   con una misma luz diversa gente.
JUAN:      A tanta costa mía
   venció vuestra probanza mi porfía. 385
   ¡ Que si mi muerte instantes se dilata
   ni el basilisco mata,
   ni el rayo es homicida,
   ni el áspid salteador de nuestra vida !
   ¡ Remisa es la saeta 390
   que del arco caribe el aire inquieta,
   ni la enramada bola
   de bombarda flamenca o española
   mortal hileras tiende;
   ni la traición ofende, 395
   ni da el pesar desvelos,
   ni agravios turban, ni enloquecen celos !
CONDE:      ¡ Templaos, don Juan, templaos !
   ¿ A dónde vais furioso ?    Sosegaos,
   que ni de vuestra dama 400
   pudo eclipsar la encarecida fama,
   ni sé que su noticia
   materia pueda dar a mi malicia.
   Sólo la rectitud de vuestra llama,
   tan desnuda de afectos sensitivos 405
   que sin los incentivos
   de vuestro amor, platónicos despojos
   os cautivan el alma y no los ojos,
   segura de deseos
   bastó a obligarme agora por rodeos, 410
   mentiras y quimeras
   a sacar de estas burlas esas veras.
   Ni la letra que os dije en su desdoro
   os alborote o cause maravilla,
   porque sólo el oílla 415
   bastó para decírosla de coro.
   Gozad vuestros favores;
   que libre estáis por mí de opositores.
JUAN:      Conde, las amistades
   no disfrazan engaños con verdades. 420
   De vuestra fe con causa voy dudando
   porque celos que abrasan, ni aun burlando...

Vase don JUAN

CONDE:      Envidia tengo a este hombre.
   Curioso, deseo ver esta hermosura,
   esta exageración, esta pintura, 425
   esta mujer sin nombre
   que con tantos primores
   usurpa a la retórica colores,
   pincel la lengua y labios
   de quien, ocasionando sus agravios 430
   no ve cuan peligrosa
   es la alabanza de la prenda hermosa
   cuando otro está delante
   que puede ser su amante,
   y que la llama del Amor, curiosa, 435
   ceba más su veneno,
   que con el propio, con el bien ajeno.
   Registraré advertido
   sus pasos, sus acciones, su sentido,
   hasta saber si son ponderaciones 440
   o verdades en ella perfecciones
   de tanta consecuencia.
   Y si verdades son, tenga paciencia
   quien el tesoro enseña al avariento,
   brindar osa al sediento, 445
   y a juventud ociosa, toda llama,
   las perfecciones pinta de su dama.

Vase el CONDE.    Salen don ALONSO, viejo, y don PEDRO de camino

ALONSO:      Los brazos tengo de daros
   segunda vez; los primeros
   con los plácemes de veros 450
   y esto es para gratularos,
   yerno no, heredero sí,
   hijo y de mi Elisa esposo.
PEDRO:      Soy tan poco venturoso
   que dudo aun viéndome así 455
   por vos en ellos premiado
   que se ha de lograr mi suerte.
ALONSO:      No se blasone amor fuerte
   si tiembla desconfiado,
   ¿ qué causa tan improvisa 460
   os pudo llevar de aquí ?
PEDRO:      Es obedecer ansí
   preceptos, señor, de Elisa.
   En el parque una mañana
   del abril, que en ella vio 465
   más jazmines que pisó
   el alba con pies de grana,
   la signifiqué el deseo
   que tenía de agradarla,
   servirla e idolotrarla. 470
   Y respondió, "No lo creo
   mientras que no hagáis por mí
   una fineza amorosa
   al paso dificultosa
   que estimable."    Prometí 475
   lo que acostumbra quien ama
   y díjome, "Yo quisiera
   que en estos tiempos hubiera
   quien ausente de su dama,
   no siendo correspondido, 480
   tan firme y constante fuese
   que al que afirma desmintiese
   que la ausencia causa olvido
   de quien presente encarece
   su amor, su desvelo y fe. 485
   No hace mucho, pues, quien ve
   el objeto le apetece.
   Obligadme en esto vos.
   Ausentaos y averigÜemos
   el tiempo que no nos vemos 490
   cual es firme de los dos.
   Y si acaso en la jornada
   que os olvidasteis escucho,
   no se os dé, don Pedro, mucho
   que no se me dará nada." 495
   Fuése y dejóme, juzgad
   de qué modo, despreciado,
   con celos y desterrado;
   pero de su voluntad
   tan solícito albacea 500
   que aquel día me partí
   a Talavera, y allí
   en fe de lo que desea,
   puesto que con más firmeza
   mi amor que cuando la veía, 505
   obediente mi porfía
   como ingrata su belleza.
   Permaneciera el amor
   que en su desdén solicito,
   a no haberme vos escrito 510
   tres veces que su rigor
   se enternece a vuestra instancia
   y que a mi fe agradecida
   a vuestro gusto rendida
   y leal a mi constancia 515
   darme la mano os promete.
   Esto de aquí me ausentó
   y esto me restituyó.
   Siete meses, siglos siete
   acreditan la fe mía 520
   más firme en los desengaños
   que Jacob en sus siete años
   él presente, y yo sin Lía.
ALONSO:      ¿ Qué tanto ha que estáis aquí ?
PEDRO:      Ayer llegué.
ALONSO:                        ¿ Y desde ayer 525
   no fuera justo saber
   vuestra venida ?
PEDRO:                            Advertí
   que siendo de noche y tarde
   os fuera huésped pesado.
   Allá os remití un criado 530
   y no es mucho que os aguarde.
ALONSO:      ¡ Cortedad impertinente !
   Venid, don Pedro, venid.
   Seréis esposo en Madrid
   de quien querelloso ausente, 535
   y entretanto agasajado
   de doña Ana, mi sobrina
   que de mi casa vecina
   ni poco ha solicitado
   vuestro alegre casamiento. 540
PEDRO:      Debo yo mucho a doña Ana.
ALONSO:      Veréis a Elisa mañana.
   [A prevenirla me ausento].

Vanse don PEDRO y Don ALONSO.    Salen doña ELISA, con un papel, y CORAL

ELISA:      ¿ Qué tantos extremos hizo
   don Juan con la suerte y letra ? 545
   Coral, ¿ qué tanto se holgó ?
CORAL:      Háse holgado de manera
   que es un holgazón de gustos,
   y si en Burgos estuviera,
   fundaran sus holgaduras 550
   diez conventos de Las Huelgas.
   De los versos que te escribe
   sacarás como madeja
   el hilo por el ovillo,
   el mesón por la tableta. 555
   Léele y verás que te paga
   en décimas o espinelas
   diezmo su amor como a cura,
   alcabala sin que venda,
   diez por uno sin ser trigo, 560
   sisa sin tener taberna,
   y como alguacil de corte
   la décima de su hacienda,
   que son versos guarnecidos
   de aljófar, diamantes, perlas, 565
   nácares, púrpuras, lamas,
   soles, auroras, estrellas,
   rosas, jazmines, piropos,
   cóncavos, zonas, esferas,
   rasgos, amagos, conturnos, 570
   giros, remedos, cometas,
   con todos los cachivaches
   que cuando el reloj se suelta,
   los cómicos de este siglo
   de golpe desenfardelan. 575
ELISA:      ¿ Pues tú también satirizas ?
CORAL:      ¿ A quién no dará molestia
   tanto girón y retazo
   como hilvana una comedia ?
   ¿ Viste mudar una casa 580
   cuando sobre una carreta
   la cargan de baratijas
   unas con otras revueltas ?
   ¿ El escritorio y las ollas,
   las sartenes y rodelas, 585
   el arcabuz y las naguas,
   los platos y la maleta,
   al alfombra y el orinal,
   la bota y la limpiadera,
   la tinaja y los retratos, 590
   las espadas y las ruecas ?
   ¿ Viste tocar las campanas
   cuando una casa se quema,
   y los frailes y alguaciles
   por las ventanas y rejas 595
   arrojar a trochemoche
   cofres, estrados, carpetas,
   libros, basquiñas, pinturas,
   guitarras y sombrereras ?
   ¿ Viste almonedas vulgares ? 600
   ¡ Qué de vistas te dijera
   a no darte el quid pro quo !
   Digo ejemplos por sentencias.
   Pues, siempre que oigas candores,
   epiciclos, inflÜencias, 605
   crepúsculo, potulantes,
   antípodas y diademas,
   imagina que son trastos,
   y carretón el poeta
   cargado de triquismiquis. 610
   ¡ Que se muda !    ¡ Que se quema !
ELISA:      Leo que estás formidable.
CORAL:      Tú también formidoblencias
   alguno de gongoriza,
   pues te villamedianeas. 615

Lee ELISA el papel

ELISA:      "Ya no puede ser severo
   este mes ni su aspereza
   pues retratándote empieza
   en mayo agora el enero.
   Felicidades espero 620
   lograda con poseerte,
   pues si estriban en quererte
   gozos que mis dichas forman,
   sola esta vez se conforman
   en mí el amor y la suerte. 625
   Si por suerte me cupiste,
   ¿ qué más suerte y más fervor ?
   Eternamente deudor
   de la Fortuna me hiciste.
   Mostrar, Elisa, quisiste 630
   que cuando más desvaría,
   burlando el tiempo porfía
   en mi favor experiencias,
   y que aun en las contingencias
   no puedes ser sino mía." 635
CORAL:      ¿ Qué te parece eso ?    ¡ Sí
   que es decimar con llaneza
   y no andar pordiosando
   vocablos de Zeca en Meca !

Sale don ALONSO

ALONSO:      Tan propicio a nuestras dichas, 640
   Elisa, el año comienza.
   Mas vos, ¿ qué buscáis aquí ?
CORAL:      (¡ Concentainas y Palencias !)                        Aparte
ALONSO:      ¿ No habláis ?    ¿ Qué queréis ?    ¿ Quien sois ?
CORAL:      (San Tiento asista en mi lengua.)                  Aparte 645
   Soy, señor, cierta persona...
   (Persona, sí, mas no cierta                    Aparte
   porque nunca estoy en casa...
   ni persona, porque de éstas
   hay mucha falta en el mundo.) 650
   Distilo quintas esencias,
   limpio dientes, curo callos,
   hago moños, saco muelas.
   Llamóme desde el balcón
   una titular doncella 655
   que diz que lo son de anillo
   en la corte las caseras.
   Fiéla, habrá cuatro días,
   diez reales de menudencias
   y vuelvo por la cobranza. 660
   Señora, tiene la cuenta;
   vuestra merced la repase
   y quite en Dios y conciencia
   lo que fuere exorbitancia
   que luego daré la vuelta. 665

Vase CORAL

ALONSO:      Ya tenemos en Madrid
   a tu don Pedro y tan cerca
   que como a Píramo y Tisbe
   una pared nos le niega.
   Pero en tu silencio admiro, 670
   Elisa, y en la tibieza
   de tus ojos que sin gusto
   has recibido estas nuevas.
   La grana de tus mejillas,
   dirás que son nobles muestras 675
   que excusando cortedades
   te han enmudecido honestas;
   pero como esas colores,
   equivocando apariencias,
   de un mismo modo disfrazan 680
   al pesar y a la vergÜenza,
   sólo pueden constrÜirlas
   el discurso y la prudencia
   que en mí, esta vez estudiosa,
   fiscaliza tu modestia. 685
   Todas las que te he tratado
   de don Pedro, su nobleza,
   su amor, su caudal, su estima,
   su discreción y su hacienda,
   o mudas conversación 690
   o te finges indispuesta
   o con los ojos me dices
   lo que no osas con la lengua.
   Pues, Elisa, ya mis años
   necesitan de quien tenga 695
   cuidado de ti y mi casa,
   que me alivie y te merezca.
   Harto tengo que lidiar
   con ellos y sus molestias
   sin añadir sobrecargas 700
   desiguales a mis fuerzas.
   Don Pedro es un mozo ilustre,
   agradable en su presencia;
   conózcole desde niño.
   Seis mil ducados de renta 705
   tiene en juros y heredades,
   ni travesuras le inquietan,
   ni juegos le desperdician,
   ni amigos le desordenan.
   Yo le tengo voluntad, 710
   y es tanta la que te muestra
   que no han bastado a mudarle
   tus rigores ni su ausencia.
   Yo sé cuan bien te ha de estar.
   Ya te consta cuan mal lleva 715
   mi condición rebeldías.
   Excusemos resistencia
   que la vecindad murmure,
   porque quieras o no quieras
   te tiene de ver mañana, 720
   y esotro han de quedar hechas
   sin falta las escrituras,
   o salir la noche mesma
   en un coche de Madrid
   para un convento de Lerma. 725

Vase don ALONSO

ELISA:      Todo mal no prevenido
   es precursor del desmayo.
   Mata repentino el rayo,
   y si no, quita el sentido.
   Instantáneo rayo ha sido, 730
   don Juan, mi padre crÜel.
   Mas privilégiame de él
   mi firmeza inexpugnable;
   que aunque a todos formidable,
   no hiere el rayo al laurel. 735
   Cuando de mi amor discuerde
   y me amenazan congojas,
   no porque tiemblan las hojas
   el laurel su verdor pierde.
   Siempre firme, siempre verde 740
   sus rigores me verán
   y, si en perseguirme dan,
   la muerte es común remedio;
   que mi amor no admite medio
   entre la muerte y don Juan. 745

Entra doña ANA

ANA:      Permisiones de parienta
   y llanezas de vecina
   cuando el amor me encamina
   y vengo a verte contenta
   excusan autoridades 750
   de criadas, manto, coche
   y visitarte de noche.
   Prima, nuestras amistades,
   por causa tuya algo tibias,
   se vuelven ya a restaurar. 755
   Plácemes te vengo a dar
   si es que con ellos te alivias
   del esposo que por ti
   mi casa admite gustosa;
   porque de ser tú su esposa 760
   me toca también a mí.
   Perdona la mayor parte
   pues nuestra dicha nos casa.
   Entró don Juan en mi casa,
   no sé si para buscarte, 765
   e informóse, aunque turbado,
   de tu don Pedro y de mí
   que de Talavera aquí
   viene casi desposado;
   porque tu padre le avisa 770
   de que ya menos crÜel
   quiere Amor lograr en él
   dificultades de Elisa.
   Confirmaron sus recelos
   las cartas que le leyó 775
   y tu padre le escribió,
   mas no bastaron los celos
   a destemplar su cordura
   si bien nos dieron aviso
   de lo mucho que te quiso. 780
   Antes, con la compostura
   que debe a su discreción,
   gratulando al venturoso,
   dijo, "Digno es tal esposo
   de tan discreta elección." 785
   Quedaron los dos amigos
   y yo lo quedé también.
   Hémonos querido bien.
   ¿ De qué sirvieran castigos
   que no me estaban a cuento 790
   y yo después padeciera
   si por uno que le diera
   había de llorar ciento ?
   No me ha cabido en el pecho
   este gozo hasta que tengas 795
   parte de él y te prevengas
   a lo que ya, prima, es hecho.
   El alma a don Pedro aplica
   que, pues me caso y te casas,
   la vecindad de las casas 800
   mis bodas te comunica.
   Y adiós, que vengo de prisa
   y es razón, mientras no sale
   mi huésped, que le regale
   por quien es y por su Elisa. 805

Vase doña ANA

ELISA:      ¡ Qué cobardes son, Fortuna,
   las desdichas que ocasionas !
   A cientos las eslabonas;
   nunca vienen de una en una.
   No fueras tan importuna 810
   si crÜel en sus aumentos
   sin celos dieras tormentos;
   pero, ¿ qué bronces podrán
   con ellos y sin don Juan
   valerse de sufrimientos ? 815
   ¿ Yo ironías de doña Ana ?
   ¿ Yo de don Juan menosprecios ?
   ¡ Fuera, pundonores necios !
   ¡ Fuera, obediencia tirana !
   ¿ Mañana, cielos, mañana 820
   prenda del que aborrecí ?
   ¿ Yo sin don Juan y él sin mí ?
   ¿ Dueño de quien me persigue ?
   ¡ Primero que al "sí" se obligue
   un áspid llegue en el "sí" ! 825

Sale CORAL deteniendo a don JUAN

JUAN:      ¿ Tú me impides ?    ¡ Vive el cielo !
CORAL:      Viva, pero no has de entrar.
JUAN:      ¿ Quieres que te dé la muerte ?
CORAL:      Llamaránte irregular.
JUAN:      Apártate.    No ocasiones... 830
CORAL:      Tú las ocasiones das.
   ¡ De noche y en casa ajena,
   colérico criminal !
   El viejo es tan avariento
   de su honor y autoridad 835
   que al punto que aquí nos vea
   dará el grito garrafal
   que todo el barrio convoque.
   Don Pedro que los oirá,
   pues no es sordo ni está lejos, 840
   competidor puntÜal,
   ha de retar a Zamora.
   Al duelo responderás
   y, angulando con él tretas,
   acabóse el amistad. 845
   Elisa, su semi-esposa,
   si te tuvo voluntad,
   remitirá sus empeños
   al valle de Josafat.
   Doña Ana quede la tuya, 850
   se soñaba dueño ya.
   Si estelionatos cometes,
   ¿ qué ha de hacer sino rabiar ?
   Pues Leonor, la relamida
   lanzadera del telar 855
   de esta pretensión picote,
   pues tejedora neutral
   entre ti y tu concurrente
   ha sabido enmarañar
   lanas de color diversa, 860
   negra aquí si blanca allá.
   Siendo arrendajo de Elisa,
   ¿ quién duda que ha de bailar
   al son que su ama la hiciera ?
   Y entrando la vecindad, 865
   ¿ contra tantas pechelingÜes
   qué importa ser Fierabrás ?
   Ni, ¿ qué fieltro es poderoso
   contra tanta tempestad ?
   ¡ Vuelta, vuelta los franceses ! 870
   ¡ Oh, si en tus trece te estás !
   Pues no comí las maduras,
   vuélvame yo en haz y en paz
   de la santa cobardía !
JUAN:      En la templanza verás 875
   con qué disparates te oigo,
   el sosiego con que están
   en mis agravios mis pasiones.
   Sólo quiero gratular
   resoluciones de Elisa 880
   por lo bien que le estará,
   a doña Ana a quien obligo
   la airosa facilidad
   con que redimo deseos.
   ¡ Que empleo mi amor tan mal ! 885
   Tráigote en mi compañía
   por si llega a preguntar
   circunstancias de esta acción,
   pues ansí me excusarás
   de satisfacciones nuevas. 890
   No estoy loco.    Ténme en más.
   Ven y escucha.
CORAL:                          ¿ Das en eso ?
   Pues paciencia y barajar.

Llega muy cortés don JUAN a ELISA que estará muy suspensa

JUAN:      Bésoos, señora, la mano.
ELISA:      ¡ Jesús, señor !    ¿ Aquí estáis ? 895
   Suspensiones cuidadosas,
   hijas de una novedad,
   me excusan no haberos visto.
JUAN:      Como es dueño principal
   de los sentidos el alma, 900
   y en ella aposesionáis
   al dichoso que os merece,
   ¿ quién duda que os llevará
   para darle la obediencia
   la vista que me negáis ? 905
   Tal vez si entra señor nuevo
   en su casa, la lealtad
   del ministro se descuida
   de la puerta donde está
   por irle a ver y a servir. 910
   Lo mismo, señora, usáis
   con los ojos, pues se olvidan,
   aunque abiertos, de mirar.
   Yo, también, interesado
   en vuestra felicidad 915
   por vecino y por pariente...
   Si este título extrañáis
   advertid que hemos de serlo
   en grado de afinidad.
   Vengo todo parabienes 920
   de esperanzas que veáis
   brevemente posesiones
   y éstas duren siempre en paz
   siglos que juzguéis instantes.
ELISA:      En ellos, señor don Juan, 925
   eternicéis con mi prima
   tan cuerda conformidad;
   que yo, mil veces dichosa,
   con el deudo que me dais
   el parabién os retorno. 930
CORAL:      (¡ Con salsa de para mal !)              Aparte
JUAN:      Vengo a veros demás de esto
   porque os quisiera excusar
   lástimas impertinentes
   que es fuerza que me tengáis 935
   si no os desocupo de ellas;
   porque si en vuestra beldad
   tuvo acción no presumida
   mi fe que os sirvió leal,
   habiendo, Elisa, tampoco, 940
   que pudiera blasonar
   suertes felices, la suerte
   que desmintió la verdad.
   ¿ Quién duda que permanezcan
   cenizas para señal 945
   de incendios que recién muertos
   palpitando agora están ?
   Pues no, Elisa, no por esto
   las sazones impidáis
   que os ofrece la Fortuna 950
   que no lo son con azar.
   Mi libertad despedida,
   ya de veras libertad,
   para volverse a su centro
   me anduvo anoche a buscar. 955
   Encontróla vuestra prima
   y, como la antigÜedad
   de criados que son fieles
   reliquias suelen dejar
   de afición en sus señores, 960
   fue fácil en su piedad
   que olvidando sentimientos
   se volviese a acomodar.
   No ha mejorado de dueño;
   pero tan contenta está 965
   que si os faltaran los gustos,
   os lo pudiera feriar.
ELISA:      Tenéis vos tan movediza
   el alma que vida os da
   que en dos días se envejece 970
   violentada en un lugar.
   Quien dueños a meses muda,
   por más que sirva, no hará
   palacios con azulejos.
CORAL:      (Acoto con el refrán.)          Aparte 975
ELISA:      No os tengo lástima a vos,
   pues siendo la liviandad
   tan propia cosecha vuestra
   seguís vuestro natural.
   A doña Ana, sí, y no poca, 980
   que podrá con vos juntar
   al pésame de perderos
   los plácemes que la dan
   segunda vez de adquiriros;
   porque en vos tan cerca está 985
   en materia de firmezas
   el salir como el entrar.
   Allá se lo haya su amor,
   que el mío os puedo afirmar
   que os echa tan poco menos 990
   que no necesitarán
   de pregoneros mis penas
   para que os vuelvan acá.
   Tiene ya dueño mi dicha
   y, como mi voluntad 995
   mañana ha de recibirle
   donde eterno ha de habitar,
   está despejada y limpia;
   que fuera temeridad
   que hallara en su casa el dueño 1000
   celos en qué tropezar.
   Estorbadlos vos en ésta
   porque si la frecuentáis,
   ni ha de estaros a vos bien
   ni a doña Ana sino mal. 1005
JUAN:      ¿ Quisiéredes vos agora,
   contra la serenidad
   y quietud de mis afectos
   que vos infiernos juzgáis,
   que ofendida mi paciencia 1010
   soltara todo el raudal
   de amenazas y locuras
   que acostumbran fulminar
   los agravios y los celos ?
   ¡ Qué mal haréis si aguardáis 1015
   desesperados arrojos,
   frenética tempestad
   de injurias y desafíos
   y esto de ingrata, desleal,
   crÜel, inconstante, aleve, 1020
   cera al fuego, pluma al mar,
   con todos los atributos
   de que tan llenos están
   los teatros cuando pintan
   a una dama y a un galán ! 1025
   Pues, creedme, a fe de libre,
   que a poder vos registrar
   lo que pasa acá en mi pecho
   donde ni estaréis ni estáis,
   os partiéredes corrida 1030
   porque no se juzga ya
   si a amantes no desespera
   por valiente una beldad.
ELISA:      Por vida vuestra que os creo;
   aunque en ver que os abonáis 1035
   tan sin qué ni para qué
   me ha dado qué sospechar.
   ¿ Qué sería, si así fuese ?
   Que ya yo vi rotular
   libros en el pergamino 1040
   que siendo de humanidad
   pasan plaza de devotos.
   Y en las Indias hay volcán
   de nieve la superficie
   y en el centro de alquitrán. 1045
JUAN:      Pues hagamos una cosa
   vos y yo, porque creáis
   cuan preservado me tienen
   escarmientos de ese mal.
   Yo quedaré por perjuro 1050
   y hombre de poco caudal
   sin palabra ni nobleza
   como vos propio hagáis
   si pusiere en vos los ojos,
   si llegare a preguntar 1055
   por vos en toda mi vida.
   ¿ Qué tal de gustos os va
   si os quiere mucho don Pedro,
   si fue su amor al quitar
   y otras cosas a este tono 1060
   que ya por curiosidad,
   ya porque recuerdos duran,
   quien bien quiere suele usar ?
   ¿ Qué respondéis ?
ELISA:                            Que seré
   en eso tan liberal 1065
   que del mismo pensamiento
   os juro desde hoy borrar.
   Y para que echéis de ver
   que lo que determináis
   es lo que yo apetecía, 1070
   añado una cosa más
   que os desengañe del todo.
JUAN:      ¿ Y es la cosa ?
ELISA:                        Que os sirváis
   de que doña Ana me elija
   su madrina.
JUAN:                      Será igual, 1075
   Elisa, mi desempeño,
   si me permitís honrar
   siendo yo vuestro padrino.
ELISA:      ¡ Jesús !    Con esto estarán
   cabales todas mis dichas. 1080
CORAL:      (No tan bendito y cabal;                Aparte
   que a fe que les viene apelo
   aquello de "más mal hay
   en el aldehuela, madre,
   que se suena."    Ello dirá.) 1085
JUAN:      En fin, ¿ estamos conformes
   los dos en esto ?
ELISA:                            ¡ Y qué tal !
JUAN:      Quien se acordare primero
   del otro...
ELISA:                      ...merecerá
   descréditos de perjuro. 1090
JUAN:      Mucho haréis si lo juráis.
ELISA:      ¿ Yo ?    ¡ Por vida de don Pedro !
   Mas, ¿ qué os pretendéis vengar
   jurando la de mi prima ?
   ¿ Que todo vuestro caudal 1095
   se cifra en aquese juro ?
JUAN:      Eso os debe de abrasar;
   mas la vida de don Pedro
   no es cosa en que mucho os va.
ELISA:      ¿ No ?    ¿ Habiendo de ser mi esposo ? 1100
JUAN:      Hasta agora libre estáis.
   Yo sé que escondéis adentro
   otro que os importa más.
   Jurad por él o os creeré.
ELISA:      ¿ Y es ?
JUAN:                  Por vida de don Juan. 1105
ELISA:      ¡ Jesús !    ¡ Qué gran desatino !
   No me acordaba de él ya.
   ¿ Vos no veis si por él juro,
   que habiéndole de nombrar
   pierdo con vos el apuesta ? 1110
   Dios le perdone.
JUAN:                            Jurad
   por vida de todo aquello
   que más queréis y adoráis.
ELISA:      Don Pedro viene a ser ése.
JUAN:      Si es don Pedro, ¿ qué se os da ? 1115
ELISA:      ¿ Para qué he de repetirlo ?
JUAN:      ¡ Qué engañosa que rehusáis !
   Jurad por vida de Carlos.
ELISA:      ¿ Qué Carlos ?    ¿ El de Roldán,
   o el español Carlos Quinto ? 1120
JUAN:      Negad, Elisa, negad
   un Conde que en vuestras suertes
   sirvió de encuentro y azar
   para encumbrarse en mis dichas
   hallándose tan capaz 1125
   en vos el alma que a un tiempo
   tres en ella aposentáis:
   a don Pedro, a mí, y al Conde.
   Y entre ellos mi libertad,
   más que todos infelice 1130
   porque os supo querer más.
ELISA:      ¿ Qué Carlos ?    ¿ Qué Conde es éste ?
   ¿ Qué azares ?    ¿ Qué encuentro ?
   ¿ Estáis, don Juan, en vuestro jÜicio ?
   Desatino refrenad 1135
   o ¡ vive el cielo... !
JUAN:                            Sentís
   aprietos de la verdad.
   Que en fe, sirena, de serlo
   se tienen de rubricar
   con mi sangre.
ELISA:                          ¿ En la daguita 1140
   la mano ?    ¡ Oh, qué singular
   paso para una comedia
   de las de veinte años ha !
   ¡ Don Juan, sosegaos !    ¿ Qué es esto ?
JUAN:      Si le has forzado, será 1145
   él Lucrecio y tú Tarquina
   porque tengan ejemplar
   las matronas y matronos
   que hay Porcios si Porcias hay.

Sale LEONOR

LEONOR:      Tu padre, prima y don Pedro 1150
   entran a verte.
ELISA:                          Don Juan,
   dueño ingrato de mis ojos,
   mi prenda, mi bien, mi mal,
   yo te quiero, yo te estimo,
   yo te adoro.    Cesan ya 1155
   burlas que abrasan de veras.
   Paren enojos en paz.
   Entrate en ese aposento
   y en él oculto, serás
   testigo de las finezas 1160
   de un amor por ti inmortal.
JUAN:      ¿ Si te casas ?    ¿ Si me olvidas ?
ELISA:      Por la luz universal
   del sol, padre de las otras,
   por la vida que me das 1165
   viéndote amante y con celos,
   y por ti, mi bien, que es más;
   de adorarte eternamente
   sin que se atreva a borrar
   el carácter de mi fe 1170
   toda la severidad
   e inclemencia de los cielos.
JUAN:      En efecto, ¿ no serás
   de don Pedro ?
ELISA:                        De la suerte
   que el traidor dé la lealtad, 1175
   que el infierno dé la gloria,
   que la guerra dé la paz.
LEONOR:      ¡ Que entran, señores, que llegan !
ELISA:      ¡ Ay, mi bien !    Si la beldad
   de doña Ana me compite, 1180
   ¿ qué he de hacer ?
JUAN:                            ¿ Cómo podrá
   contra el sol la noche negra
   perfecciones alegar ?
CORAL:      (¿ No oponerse una lechuza              Aparte
   contra un águila que es más ?) 1185
ELISA:      ¿ Entras ?
JUAN:                    Entro con la fe
   de tu palabra.

Vase don JUAN

CORAL:                          ¿ No habrá,
   Leonor, para mí un candil ?
   Que a escuras he de maullar
   como gato entre dos puertas. 1190
LEONOR:      No hay gota en él.
CORAL:                              Pues serás
   virgen loca si no hay gota.
LEONOR:      ¿ Y tú ?
CORAL:                  ¿ Yo ?    Gotacoral.


JORNADA SEGUNDA


  

Sale el CONDE como de noche y LEONOR

CONDE:      Tengo un poco que deciros.
LEONOR:      ¿ Vos a mí ?    Viniera bien, 1195
   si yo fuera Inés, aquello
   de "un poco te quiero, Inés."
CONDE:      Decís verdad; mas no sufre
   la prisa con que me veis
   el remate de la copla, 1200
   "yo te lo diré después"
   porque si esta ocasión pierdo,
   la esperanza perderé
   que en vuestro favor estriba.
LEONOR:      Terrible tiempo escogéis, 1205
   mi señor.    Es esa sala,
   que divide esta pared,
   con su hija y con don Pedro,
   hoy su yerno ausente ayer,
   conciertan las escrituras. 1210
   Y están presentes con él
   su sobrina y de ambas partes
   deudos que han venido a ser
   agentes de nuestras bodas.
   Pues la hora... ya lo veis. 1215
   El reloj las doce ha dado
   y vinieron a las diez.

Echale el CONDE en la manga un bolsillo

   ¡ Ay !    ¿ Qué es esto que en la manga
   suena ?
CONDE:                  No os alborotéis
   que aunque pesan no son cantos 1220
   que os descalabren.
LEONOR:                            ¿ Pues, qué ?
CONDE:      Unos pocos de doblones
   para que facilitéis
   deseos; que cumple a damas
   la calle del interés. 1225
LEONOR:      ¿ En el siglo de vellón
   doblones ?    Vos entraréis
   mejor, si ansí granizáis,
   que el planeta ginovés.
   Baldada me habéis cogido 1230
   del manjar que siempre fue,
   cuando se hace el amor hombre,
   codillo de la mujer.
   ¡ No hay oros en todo el mundo !
   Mirad como no daréis 1235
   un todo en aquesta casa.
   Hablad, servid, pretended;
   que aunque amantes peregrinen,
   dos primero, y con vos tres
   deseosos de alcanzar 1240
   la villa del bienquerer
   llegaréis primero que ellos
   pues a la posta corréis
   por la senda de Galiana,
   vos volando, ellos a pie. 1245
   Parecéisme un pino de oro
   pues fruto de oro escogéis,
   y ellos, en fe de difuntos,
   cada cual será un ciprés.
   ¿ Amáis a Elisa o a doña Ana ? 1250
CONDE:      Antes que noticia os dé
   de mi amor, que en vos consiste,
   deciros quién soy es bien.
   ¿ Conocéis al Conde Carlos ?
LEONOR:      Conde Claros sois ?    ¿ Tendréis 1255
   el nombre como las obras
   porque no puede ofrecer
   estrellas de oro, doblones,
   sino un cielo cuando esté
   claro como un Conde Claros 1260
   cual vos.    Oí encarecer
   a un don Carlos, señoría
   nuestro vecino, de quien
   dicen que si el nombre es César,
   en el obligar es rey. 1265
CONDE:      Y sacaré verdadera
   con vos esa fama.    Haced
   mis partes, y si se logran,
   Leonor mía, no cuidéis
   de vuestro dote y ventura. 1270
LEONOR:      Bésoos las manos y pies,
   que atada de ellos y de ellas
   vuestra esclava soy.
CONDE:                            Oíd, pues:
   exageróme un amigo
   que tengo y vos conocéis 1275
   con tanto extremo esta noche
   la dama a quien quiere bien.
   Tanto encareció sus partes,
   tan suspenso le escuché,
   tan ponderativo anduvo, 1280
   tan curioso yo con él
   que ausentándose de mí
   sin dármela a conocer,
   en su retrato mi envidia
   pienso que puso el pincel. 1285
   Como de la novedad
   hija la admiración es,
   y ésta madre del deseo,
   ¡ juzgad de tanta preñez
   cual saldría el apetito ! 1290
   Porque en mí fue tan crÜel
   que obediente a sus impulsos
   su amistad atropellé.
   Hice seguirle a un criado.
   Fue diligente tras él. 1295
   Vióle en casa de doña Ana.
   Que la amaba sospeché.
   Digna fuera su hermosura
   de abrasarme, a no saber
   que don Juan adora a Elisa; 1300
   porque saliendo después
   de con doña Ana, turbado,
   en la calle le escuché
   fulminar con quien le sirve
   las locuras que un desdén, 1305
   un olvido, una mudanza,
   suele arrojar de tropel.
   Impedíale el criado
   la entrada, por conocer
   el riesgo de sus arrojos; 1310
   pero tan en vano fue
   que a pesar de sus avisos,
   yo mismo le vi poner,
   ciego, la mano en la daga
   y en sus umbrales los pies. 1315
   Entró, en fin, habrá dos horas
   mas no salió.    Vos sabréis,
   como confidente suya,
   Leonor, lo que se hizo de él;
   que yo, con celos primero 1320
   que amante, un rato dudé
   a las puertas de la calle
   entre celoso y cortés
   si entraría o no entraría
   hasta que por no ofender 1325
   la quietud de quien adoro
   mis deseos retiré.
   De su padre y de don Pedro,
   don Alvaro y don Miguel,
   doña Ana y otros amigos, 1330
   entre todos cinco o seis
   que son los que están agora,
   conforme dicho me habéis,
   haciendo las escrituras
   y dándola el parabién, 1335
   disimuléme criado
   con los demás y llegué
   a la presencia de Elisa,
   mereciendo en ella ver
   tanto cielo, gracia tanta 1340
   que en don Juan quedó esta vez,
   aunque dijo cuanto pudo,
   avaro el encarecer.
   Yo la adoro, Leonor mía,
   yo estoy loco.    Podrá ser 1345
   que cuanto más imposible
   mis esperanzas la ven,
   me parezca más hermosa.
   Sin ella, no lo dudéis,
   es la vida en mí tan ardua 1350
   como cortado el clavel,
   como sin calor el fuego,
   como sin su esfera el pez,
   como el pájaro sin aire,
   como sin agua el bajel. 1355
   Vos sola, Leonor piadosa,
   Leonor cuerda, Leonor fiel,
   Leonor...
LEONOR:                    Vuestra soy.    Decid,
   Conde, y no me leonoréis.
CONDE:      Vos sola sois mi remedio. 1360
   Vos tenéis, sola, poder
   para conservar mis años
   en el mayo en que los veis.
   ¿ No es mejor para condesa
   la hermosa Elisa ?    ¿ No es 1365
   mejor para señoría,
   Leonor, que para merced ?
   Pues con una acción no más
   que esta noche ejecutéis,
   ella os deberá mi estado, 1370
   yo la vida os deberé.
LEONOR:      Conde, decid, que doblones
   en manga deben de ser,
   por San Juan, granos de helecho,
   pues desde que los toqué 1375
   os quiero más que a mis ojos.
CONDE:      Quinientos de ellos tendréis,
   seguros para casaros.
   Oídme y proseguiré:
   don Pedro, Elisa y su padre, 1380
   y los demás que sabéis,
   con las escrituras que hacen
   quieren mi sepulcro hacer.
   En el semblante de Elisa,
   que siempre del alma fue 1385
   intérprete fidedigno,
   el pesar eché de ver
   con que estas bodas permite.
   Con causa maliciaré
   de que don Juan ocasiona 1390
   la pena con que la ven.
   Si vos, antes que se firme
   el riguroso papel,
   alegando nulidades,
   por mi esperanza volvéis 1395
   diciendo fuisteis testigo
   de que su palabra y fe
   me dio con la mano hermosa
   y que no consentiréis,
   que por temor del peligro 1400
   quebrando al cielo la ley
   que en estos casos dispuso
   vos por ella os condenéis,
   sus intentos estorbáis,
   yo, en fin, resucitaré. 1405
   Vos tendréis en mí un esclavo
   y a Elisa redimiréis
   de la vejación que llora,
   pues sosegadas después
   pesadumbres y alborotos, 1410
   claro está que ha de querer
   a un conde más que a un don Juan
   su padre, y que vos seréis
   gratificada de todos
   y estimada en más después. 1415
   ¿ Qué decís ?
LEONOR:                        Que ya es más caro,
   Conde, de lo que pensé
   el oro que me enmangasteis;
   pero, ¿ qué tengo de hacer ?
   No me tengáis por ingrata. 1420
   Cuanto mandáis cumpliré.
   Comprada soy que no mía.
   Vos fuisteis mi mercader;
   mas si al ímpetu primero
   pretende el viejo crÜel 1425
   ser en mí leonoricida,
   ¿ quién me podrá socorrer ?
CONDE:      Yo, Leonor, yo que he de estar,
   si advertida me escondéis
   donde de vuestras agencias 1430
   siendo testigo sea juez.
   Cuando intenten agraviaros
   los unos y otros, saldré
   a sacaros verdadera;
   pues es forzoso que os den 1435
   crédito viéndome oculto
   en casa, con que podréis
   libraros vos de su enojo,
   y yo sus dudas vencer.
LEONOR:      Alto, nunca las hazañas 1440
   discursivas han de ser.
   Todo consejo es cobarde
   porque padre del miedo es.
   Entraos en ese aposento
   que es donde duermo, y poned 1445
   toda el alma en los oídos.
   Sabrán lo que me debéis.
   (En el otro está don Juan.      Aparte
   A pares empieza el mes.
   ¡ En mi casa las tramoyas ! 1450
   Conde es Carlos, yo mujer;
   doblones los que me hechizan.)
   ¿ Entráis ?
CONDE:                      Entro para hacer
   vuestra fortuna envidiada.

Entra el CONDE

LEONOR:      Dios vaya conmigo, amén. 1455
   Mas todos salen acá.
   Ocasión, Amor, me dé
   en que encaje mis mentiras
   y me saque de ellas bien.

Salen don ALONSO, don PEDRO, doña ANA, ELISA y otros

ALONSO:      Elisa, no ocasiones 1460
   sospechas a tu fama;
   que ni te han de valer tus evasiones,
   ni a quien con tantas veras y fe te ama
   consentiré quejoso;
   pues vino con gusto a ser tu esposo. 1465
ANA:      Prima, si ésta no es tema
   y quieres a don Pedro, ¿ qué hay que tema
   la dilación de un día que encareces ?
   Quien liberal da luego, da dos veces.
ELISA:      Deja para los viejos, 1470
   pues que no peinas canas, los consejos
   si no es que interesada
   te importa el verme a mi pesar casada.
   Conozco lo que medro
   feliz consorte del señor don Pedro, 1475
   y estoy reconocida
   al amor que me muestra,
   mas tengo prometida
   una novena a la patrona nuestra
   de Atocha, y así trato 1480
   que se queda por hoy este contrato.
ALONSO:      Harásla desposada
   con más quietud y menos registrada;
   que aunque las estaciones
   son tan santas de suyo, hay ocasiones 1485
   en que las juventudes
   profanan oraciones y virtudes,
   y pocas hay que apenas
   no saquen verdadero a quien decía
   "Haberse de llamar," cuando las veía, 1490
   "en [las muchas] novenas, las nobuenas."
   No apures mi paciencia.
   Firma esas escrituras
   o apercibe tu loca resistencia
   a un convento de Lerma en que tus tías 1495
   en su clausura culpan tus porfías.
ELISA:      Escojo, pues a mi elección lo dejas,
   por mejor que entre rejas
   sujeta siempre viva
   que a quien no tengo amor servir cautiva; 1500
   pues si uno y otro al fin es cautiverio,
   más noble me le ofrece un monasterio,
   y más vale medrando eterno nombre
   ser esclava de Dios que no de un hombre.
   Y porque creas cuán constante afirmo 1505
   la determinación de tus venganzas,
   rasgo en estos papeles esperanzas;

Rásgalos

   que de esta suerte yo violencias firmo.
ALONSO:      Detén, inadvertida.

Saca la daga

   la mano, si no intentas que en tu vida 1510
   mi enojo satisfaga.
LEONOR:      ¿ Está en sí, vuesasted ?    Meta la daga,
   que siendo tan cristiana mi señora,
   (La chanza encajo agora.)              Aparte
   y esposa de quien burlan, presumidos, 1515
   no ha de tener a un tiempo dos maridos.
ALONSO:      ¿ Qué dices ?
PEDRO:                      ¿ Cómo es eso ?
ELISA:      ¿ Estás en ti, Leonor ?
LEONOR:                              Todo mi seso
   está como solía.
   Señores, mi señora es señoría. 1520
   Un conde la confiesa;
   él por su esposa y yo por mi Condesa.
   Ayer le dio la mano
   besándosela amante y cortesano.
   Yo fui cura y testigo. 1525

Aparte doña ELISA y LEONOR

ELISA:      ¡ Desatinada, advierte...
LEONOR:                                Ve conmigo.
ELISA:      ...que está don Juan oyendo tus quimeras,
   y que ha de imaginar que hablas de veras.

En voz alta

LEONOR:      En balde me cohechas al oído.
   Más quiero mi conciencia.    Tu marido 1530
   es el conde don Carlos.

A doña ELISA

   Ve conmigo, que así puedes burlarlos.
ALONSO:      ¿ Qué conde o desventura ?
LEONOR:                                Esto es notorio.
   Delante de mí se hizo el desposorio.
   ¿ De qué forman espantos ? 1535
   ¿ Es mucho un conde donde sobran tantos ?
   El jura, endoselando estas paredes,
   en señorías mejorar mercedes.
   Y que apetezca yo, no es maravilla,
   ver las espaldas vueltas a una silla. 1540
ALONSO:      Ya digas la verdad o ya estés loca.
   Tu atrevimiento mi furor provoca
   a que en tu sangre vil...
LEONOR:                                ¡ Jesús, María !
   ¡ Conde, vuelva por mí Vuesaseñoría !

Sale el CONDE

CONDE:      La voluntad, caballeros, 1545
   que el cielo quiso eximir
   de humanas jurisdicciones
   no ha de violentarse ansí.
   Elisa, en cuya belleza
   elíseos deleites vi, 1550
   puesto que allá vive el gozo
   y acá el amarla es vivir,
   piadosa admitió finezas
   del alma que la rendí.
   ¡ Corta oferta un alma sola 1555
   quien quisiera darla mil !
   Poco más debe de haber
   de un mes que por competir
   con el sol, salió en un coche
   ella flora y él jardín 1560
   a dar nueva vida al Prado.
   Pues, volviéndole a vestir
   de yerba y rosa soberbio,
   vio por noviembre su abril.
   Todas las ponderaciones 1565
   que en los versos aplaudís
   cuando idiomas adulteran
   nuevos modos de escribir
   pudieran, si la pintaran,
   lograr su elocuencia aquí; 1570
   mas, ¿ para qué os la retrato
   si a su origen asistís ?
   Sin libertad desde entonces
   diademas apetecí
   felices a coronar 1575
   su hermosura emperatriz.
   Dila parte de mis penas,
   solicité, pretendí
   sin perdonar circunstancias
   que suele el amor lucir. 1580
   Correspondiólas afable
   porque echó de ver que en mí
   eran una misma cosa
   el ponderar y el sentir.
   La víspera de año nuevo 1585
   echó suertes y salí
   por elección de los hados
   su amante, y anoche en fin
   me entituló su consorte
   tan rendida, tan feliz 1590
   que en nuestras manos amor
   nuestras almas vino a unir.
   Avisóme de la ofensa
   en que todos incurrís
   tiranizando su imperio. 1595
   Caballeros advertid:
   que es mi esposa, que es Condesa,
   y que si lo resistís,
   será fuerza el defender
   mi acción y fama o morir. 1600
ALONSO:      Conde, entre los generosos
   siempre ha sido acción civil
   hurtar el cuerpo a las leyes
   y al sol el rostro encubrir.
   Ilustre os conoce España, 1605
   conde, os venera Madrid,
   rico Fortuna os conserva,
   la edad en vos es abril;
   mas aunque por tantas partes
   calidades presumís, 1610
   no son menos las que Elisa
   nos debe al cielo y a mí.
   Valor, juventud y hacienda
   tiene igual; sólo añadís
   un título que aunque honroso 1615
   no es difícil de adquirir.
   Si a Elisa, pues os iguala,
   conde, amáis como decís
   un mes ha con fin honesto,
   pudiéndomela pedir 1620
   seguro de vuestro abono,
   ¿ por qué de noche venís
   a usurpar jurisdicciones
   y esperanzas deslucir ?
   Intenten pobres plebeyos 1625
   medrar por medio tan vil
   calidades a sus casas
   ennobleciéndose ansí
   que es lo que disculpa en ellos.
   Viene a ser, pues lo seguís, 1630
   defecto vituperable
   digno en vos de corregir.
   Oblígueos, pues sois tan noble,
   la templanza a que advertís
   a pesar de mis ofensas 1635
   en mi enojo, y elegid
   a satisfacción de partes
   esposa con quien vivir
   sin que menosprecios llore
   después si os arrepentís; 1640
   que amores no consultados
   y bodas sin prevenir
   pronostican las más veces
   buen principio y triste fin.
ELISA:      Señores, ¡ qué disparates ! 1645
   ¿ Me pretenden consumir
   el seso con la paciencia ?
   Yo, ¿ cuándo os correspondí ?
   ¿ Cuándo os tuve por amante ?
   ¿ Cuándo, conde, os llegué a oír 1650
   deseos que me venciesen ?
   ¿ Cuándo os hablé ?    ¿ Cuándo os vi ?

LEONOR habla aparte a doña ELISA

LEONOR:      ¡ Que lo echamos a perder,
   señora !    ¡ Pobre de mí !
   El conde viene a librarte 1655
   con este ingenioso ardid
   de tu padre y de don Pedro.
   Por don Juan ha entrado aquí
   que es íntimo en sus amores.
   Si esta vez sabes fingir 1660
   date por libre y dichosa.

LEONOR habla aparte a doña ANA

   Señora, sólo por ti
   me engolfé en esto.    Si el conde
   a Elisa llega a adquirir
   te queda libre don Juan. 1665
   Que es su esposo el conde di,
   y dale todo por hecho.
ELISA:      (¿ Hay quimera más sutil ?              Aparte
   Lo que Leonor me aconseja
   está de perlas.)
ANA:                            (Salid,                          Aparte 1670
   Amor, a la causa vuestra;
   que si llegáis a impedir
   que don Juan de Elisa sea,
   mi esperanza conseguí.)
   El callar es ya culpable, 1675
   señores, y el resistir
   al cielo y temeridad.
   Con Leonor testigo fui
   de cuanto ha propuesto el conde.
   El la dio el alma, ella el sí; 1680
   conformidad las estrellas,
   la noche ocasión y, en fin,
   don Pedro culpe a sus hados
   y téngase por feliz
   esta casa, pues, merece 1685
   dueño tanto.
ALONSO:                      ¡ Que por ti,
   inadvertida, liviana,
   haya mi honor de salir
   a la vergÜenza !    ¿ Qué dices ?
   ¿ Qué respondes ?
ELISA:                          Que encubrir 1690
   tan manifiestas verdades
   no es posible; que seguí
   los consejos de doña Ana
   sin poderme persuadir
   a querer bien a don Pedro, 1695
   y que el conde vive en mí.

Sale don JUAN

JUAN:      Ya es infame el sufrimiento.
   Déjame salir a dar
   desahogos al pesar,
   avisos al escarmiento. 1700
   Pretender que en el tormento
   sufra las penas atroces
   la congoja y no dé voces
   con el agravio es lo mismo
   que amansar sobre el abismo 1705
   los huracanes veloces.
   Quien quiere en los evidentes
   ímpetus de la violencia
   que esté oculta la paciencia
   y los agravios patentes, 1710
   llegue a enfrenar las corrientes
   que entre desatados hielos
   forman airados los cielos,
   reprima el fuego en los bronces.
   Podrá ser que amanse entonces 1715
   la tempestad de los celos.
   Todos me habéis ofendido;
   de todos juntos me quejo:
   de la imprudencia de un viejo
   por avaro inadvertido; 1720
   de un amigo fementido
   que, vuelto competidor,
   Vellido fue de mi amor;
   de un amante que pretende
   obligar a quien ofende 1725
   por los medios del rigor;
   de una olvidada hermosura
   que siendo noble se venga
   y porque efecto no tenga
   mi amor turbarle procura 1730
   de quien fue mi ventura
   solícita intercesora
   y ya a mi fe burladora
   su lealtad osó vender
   que no es infamia ya el ser 1735
   por el interés traidora;
   de mí mismo que creí
   en la duración liviana
   de la flor, la sombra vana,
   del sueño, del frenesí, 1740
   de Elisa, en fin, a quien di
   crédito y fe sin temer
   que en su leve proceder
   es, de las mudanzas dueño,
   flor, frenesí, sombra, sueño, 1745
   la palabra en la mujer.
   No ha un hora que me juró
   con afectos apacibles
   atropellar imposibles
   que en mi favor despreció. 1750
   No ha media que me escondió
   donde la creí diamante.
   No ha un instante que inconstante
   anegó mis esperanzas.
   ¡ Considerad las mudanzas 1755
   de una hora, media, un instante !
   Todos mi mal prevenís.
   Loco por todos parezco.
   A todos os aborrezco
   pues todos me perseguís. 1760
   Si estos oprobios sentís,
   venid a contradecirme.
   Sígame el necio que afirme
   que no es infeliz quien ama,
   que Amor su imperio no infama 1765
   y que hay hermosura firme.

Vase don JUAN

PEDRO:      Prevención discreta ha sido,
   Elisa, la que hecho habéis;
   pues, porque os sobren tenéis
   en cada sala un marido. 1770
   De los tres que hemos venido
   podéis a gusto escoger
   y esta casa no temer
   lo que muchas necesitan
   si las que poco se habitan 1775
   a pique están de caer.
   ¡ Tanto huésped encerrado !
   ¡ Notable capacidad
   tiene vuestra voluntad
   pues a tres lugar ha dado ! 1780
   Puesto que he sido llamado
   renuncio el ser escogido.
   En Talavera he vivido,
   en ella de mí os servid
   aunque aquí y allá advertid: 1785
   se quiebran de una manera
   los platos de Talavera
   y las damas de Madrid.

Vase don PEDRO

CONDE:      Ya, señora, dificulto
   lo que antes facilité 1790
   aunque crédito no dé
   a vislumbres de esta insulto.
   ¡ Pero a tal hora y oculto
   en vuestra casa don Juan !
   Permisiones de galán 1795
   exceden del justo extremo.
   No os culpo yo, pero temo
   peligro del qué dirán.

Vase el CONDE

LEONOR:      (Miedos, ¿ qué hacemos aquí      Aparte
   si en esta tempestad toda 1800
   soy la vaca de la boda
   y ha de llover sobre mí ?
   Por el conde me perdí,
   de él me voy a socorrer;
   y cuando no pueda ser, 1805
   pues a embelecos me atrevo,
   oficio conmigo llevo
   que me gane de comer.)

Vase LEONOR

ANA:      Prima, por verte en altura
   que a tus deudos nos honrase, 1810
   procuré que se casase
   con un conde tu hermosura.
   El amor todo es ventura.
   No la supiste tener.
   Don Juan te ha echado a perder 1815
   y es quien de ti más se ofende;
   que quien todo lo pretende
   todo lo viene a perder.

Vase doña ANA

ELISA:      En tu silencio, padre generoso,
   conjeturo señales 1820
   del pesar congojoso
   que crece a la medida de tus males,
   pues cuando es tan valiente
   de mucho sentimiento no se siente.
   Esto causan agravios desiguales 1825
   y yo, en la ocasión de ellos inocente
   al paso que culpada,
   el cuello rindo a tu pasión airada.
   Mas óyeme primero, no clemente
   sino ofendido sabio. 1830
   Sabrás en qué estoy libre, en qué te agravio,
   y seré en la opinión que me desdora
   de mí misma fiscal y defensora.
   Un año ha, poco más, que agradecida
   a finezas de amantes 1835
   rendí a don Juan la voluntad y vida
   con afectos de amor tan semejantes,
   con tal conformidad de corazones,
   que, si fueran verdad las opiniones
   que afirman haber sido 1840
   la mujer y el varón un cuerpo solo
   y haberlos dividido
   severo el dios progenitor de Apolo,
   creyera mi cuidado
   que de don Juan me habían separado 1845
   y que en los dos las almas, dos mitades,
   deseaban unir sus voluntades.
   Al mismo tiempo, pues que me inclinaba
   a don Juan, a don Pedro aborrecía
   con tanto extremo que...¡ si le pintaba 1850
   mi ciega fantasía !
   Y opuesta a su deseo
   tan inclinados tus afectos veía
   a que mi amor en él hiciese empleo.
   Desmayos de la muerte 1855
   el alma me asustaban
   sintiendo el no poder obedecerte
   y sólo con la vista se aliviaban
   de don Juan, que no ofrece
   la humana medicina 1860
   pítima tan cordial y peregrina
   como el ver a quien ama quien padece.
   Ausentóse a mi instancia
   don Pedro y, ya seguro de él mi amante
   en su fe y mi constancia, 1865
   labraba Amor finezas de diamante.
   Sentiste verle ausente,
   permitiste obediente
   que volviese a Madrid.    ¡ Qué desatino !
   A desposarse vino, 1870
   desesperó esperanzas quien adoro
   y perdiendo el decoro
   a su cortés templanza,
   aumentó con sus ansias mis desvelos.
   Sólo quien tiene amor perfecto alcanza 1875
   las congojas rabiosas de los celos.
   Causómelos doña Ana.
   Vivir yo sin don Juan fuera imposible.
   Aseguréle humana.
   Redujéle apacible. 1880
   Entraste a hacer las tristes escrituras.
   Prosiguió mi don Juan en sus locuras.
   Temí que si le vieses
   descrédito a mi fama honesta dieses.
   Resistí tu violencia rigurosa. 1885
   Salió, no sé de donde
   ni quien le ocultó en casa, aquese conde
   que mi opinión lastima.
   Mintió Leonor, mintió también mi prima
   en lo que falsa alega; 1890
   que es ciego Amor y hasta los nobles ciega.
   Ocasionóme a enojos
   porque en mi vida puse en él los ojos.
   Afirmóme Leonor que fiel amigo
   de don Juan me procuraba 1895
   ver si con tal engaño me libraba
   de don Pedro.    Por esto que soy, digo,
   esposa de ese Carlos.
   Salió don Juan celoso.
   Multipliqué peligros por obrarlos. 1900
   Lo seguro arriesgué por lo dudoso.
   La verdad te he propuesto.
   El medio elige agora más honesto.
   Ya a morir me apercibas,
   ya ausente de tus casa vengativas 1905
   de Madrid me destierres,
   ya entre paredes trágicas me encierres,
   o ya, advertido sabio,
   reduzcas con don Juan a amor tu agravio.

De rodillas

   A tus plantas rendida 1910
   la cabeza te ofrezco con la vida.
   Lastime al escarmiento
   la libertad que oprime a un convento,
   a don Juan toda el alma, que si es suya
   forzoso es que a su amor se restituya; 1915
   pero a don Pedro, al conde inadvertido,
   con desdén inmortal eterno olvido.
ALONSO:      Ya está, indiscreta Elisa,
   en estado tu fama
   que da al remedio prisa, 1920
   y cuando de tu amor la ciega llama
   obligarme pudiera
   a que don Juan te diera,
   de puro pretendida
   ninguno hay que te quiera 1925
   porque vale el honor más que la vida.
   Oculto el conde Carlos
   que en fe de ser tu esposo
   presenta, verdadero o mentiroso,
   testigos que no puedes recusarlos, 1930
   ¿ de qué suerte pretendes
   que don Juan, a quien amas cuando ofendes,
   arroje a la malicia
   el honor, vidrio al fin tan delicado
   que al aliento no más le mancha, quiera 1935
   vil para todos una vez quebrado ?
   Haz el mismo argumento
   del conde que ofendido
   vio salir a don Juan de tu aposento,
   en él por tu imprudencia conducido. 1940
   Y mira, cuando amaras
   a don Pedro y mi gusto obedecieras,
   ¿ cómo le persuadieras
   desmintiendo apariencias que tan claras
   nuestra opinión lastiman ? 1945
   ¿ Y es bien que tiemblen los que su honra estiman ?
   Pocos serán mis días.
   Presto dará esta pena cabo de ellas.
   En Lerma están tus tías.
   Déjame con sosiego fenecellos 1950
   y vive tú entre tanto
   cuando no religiosa, retirada.
   Estarás, si no alegre, regalada
   mientras Madrid, apetecido encanto,
   este desaire olvida 1955
   y elegirás, en viéndome sin vida,
   a gusto tuyo estado:
   ya de don Juan esposa
   o ya, con más acuerdo, religiosa.
   Segura mi vejez de este cuidado, 1960
   prevenirte procura
   que Madrid con no verte
   al vulgo enfrenará si te murmura,
   pues si se olvida todo con la muerte
   y la ausencia retrato suyo ha sido, 1965
   podrás ausente ocasionar su olvido.
ELISA:      ¡ Tan sabio medio ofreces !
ALONSO:      No me agradezcas lo que no mereces.
   Por mi honor me reporto.
   Ocupa el plazo corto, 1970
   Elisa, en prevenirte
   porque dentro de una hora has de partirte.

Vase don ALONSO

ELISA:      ¡ Ay, caro don Juan mío,
   ofendido te dejo !
   ¿ Cómo es posible si de ti me alejo 1975
   yo toda amor, tú todo desvarío,
   que no muera impaciente
   quien a un tiempo es culpada e inocente ?

Vase doña ELISA.    Salen LEONOR y doña ANA

LEONOR:      Esto es todo lo que pasa.
ANA:      En efecto, ¿ que tú fuiste 1980
   la que a Carlos escondiste ?
LEONOR:      Ocultéle por ti en casa
   y, de ella salgo por ti,
   huyendo.
ANA:                    Mientras la mía
   de ti su esperanza fía, 1985
   en ella tendrás, y en mí,
   la acción que yo.    Y, si don Juan
   hace caso de su honor
   y paga mi honesto amor,
   mis dichas te deberán 1990
   las medras de nuestro engaño.
LEONOR:      Ten por cierto que no esté
   en Madrid quien más te dé
   pesares en todo este año.
   Yo vi a sus puertas el coche 1995
   con las mulas de camino;
   que ha de sacarla imagino
   el viejo esta misma noche.
ANA:      Logre mis dichas, Amor
   y sáqueme de estas olas. 2000

Sale don JUAN

JUAN:      Pésame no hallarte a solas.
   Retírate allá, Leonor.
LEONOR:      (Bueno se le va poniendo        Aparte
   el ojo al hacha.    ¿ Ya están
   los amores de don Juan 2005
   de otro temple ?    No lo entiendo.)

Vase LEONOR

JUAN:      Doña Ana, yo necesito
   de tu amor y tu consejo.
   Herido a don Carlos dejo,
   castigo de su delito. 2010
   Aguardéle en esa calle;
   ciego me salió a buscar.
   La razón me pudo dar
   aceros para sobralle.
   Enemigo es poderoso, 2015
   peligrosa mi asistencia,
   el retirarme prudencia.
   Partirme luego es forzoso.
   Débote la voluntad
   que pagarte no he podido, 2020
   cuando más reconocido
   no quiere mi adversidad
   que llegue a corresponderla.
   El peligro me da prisa;
   la poca lealtad de Elisa 2025
   ocasión de aborrecerla.
   Sirva el ver que me despido
   de ti sola y te doy cuenta
   de esta desgracia violenta
   de señal si te he ofendido 2030
   que te vengué castigado,
   que reconozco tu amor,
   que soy de tu fe deudor,
   que me ausento enamorado
   deseoso de agradarte 2035
   sin recelos de ofenderte,
   indigno de merecerte
   y resuelto en adorarte.
ANA:      No querrá mi suerte airada,
   don Juan, ya en mi favor cuerda 2040
   que cobrándote te pierda
   hoy dichoso, hoy desdichada.
   De Madrid saca mi tío
   a Elisa.    Si aquí estuviera
   tu partida permitiera 2045
   porque en efecto no fío,
   viendo la de tus mudanzas.
   Si se ausenta y tú te vas
   temo que la seguirás;
   que con amor no hay venganzas. 2050
   Haga el Conde diligencias
   buscándote; que en mi casa
   mientras este rigor pasa
   desmentirás sus violencias.
   En ella es bien te asegure; 2055
   que nadie creerá de mí
   que por socorrerte a ti
   yo mi opinión aventure.
   Este cuarto, ese balcón,
   pues en amar te aventajo, 2060
   pasándome yo al de abajo
   te ha de servir de prisión.
   Sus espesas celosías
   registros deslumbrarán
   y en ella divertirán 2065
   tus penas melancolías.
   No hay padres a quien temer;
   de mis acciones soy dueño.
   Ocultándote te empeño
   nuevamente.    Esto has de hacer 2070
   y, si no, daré noticia
   antes que salgas de aquí
   a la justicia de ti.
JUAN:      ¿ Para qué, mi bien, justicia
   donde reina la piedad, 2075
   donde triunfa tu firmeza ?
   Si es mi alcaide tu belleza
   mi prisión es libertad.
   Mas témome de Leonor
   que me vio entrar.
ANA:                              No hay temella. 2080
   Téngola grata y por ella
   se ha de lograr nuestro amor.
   De casa no ha de salir
   ni la permitiré hablar
   con otros, pero cuidar 2085
   de tu regalo, asistir
   a lo que hayas menester.
   Eso sí.    Vínose huyendo
   de la de Elisa y pretendo
   que no lleguen a entender 2090
   que apruebo sus demasías.
   Mis criadas callarán
   también porque, en fin don Juan,
   te quieren bien por ser mías.
JUAN:      Tú lo dispones de suerte 2095
   que en las dichas que intereso
   soy ya dos veces tu preso.
ANA:      Libros en que entretenerte
   hay sobre ese contador
   y aderezo con que escribas 2100
   versos, que a Elisa apercibas,
   mientras que viene Leonor
   a traerte de cenar
   y a disponerte la cama.
JUAN:      La aurora aljófar derrama. 2105
   Tarde es para reposar.
ANA:      No tienes en qué ocuparte.
   Los presos duermen de día.
JUAN:      Desvela amor, Ana mía,
   y amo yo.
ANA:                    Quiero cerrarte 2110
   que te temo fugitivo.

Cierra con llave

JUAN:      Si me buscare Coral,
   fíate de él que es leal.
ANA:      Adiós, pues, dueño cautivo.

Vase doña ANA

JUAN:      Deleita el color verde, que consiste 2115
   entre el blanco y el negro, y la Esperanza
   le elige porque el medio y punto alcanza
   perfectamente de lo alegre y triste.
   Pobre de él si el color negro le viste
   y le enluta tal vez su destemplanza, 2120
   pues le imposibilita su mudanza
   que el medio alegre que perdió conquiste.
   Lo mismo pesa en la pasión celosa
   que entre amor y temor alcanza el medio
   y alegrando tal vez, tal entristece. 2125
   Ya es imposible amarte, Elisa hermosa,
   mi esperanza enlutaste.    ¡ No hay remedio !
   ¡ Qué mal puede esperar quien aborrece !

Abre CORAL y entre

CORAL:      Déjame la llave y vete
   a tus haciendas, Leonor. 2130
   Aunque siendo haciendas tuyas
   no tendrán mucho de Dios.
JUAN:      ¡ Oh, mi Coral, bien venido !
CORAL:      Coral y tan tuyo soy
   que esta vez he de quitarte 2135
   todo el mal de corazón.
   Déjame cerrar la puerta.
   Retirémonos los dos
   donde, ya que nos acechen
   no nos oigan.    Atención: 2140
   después que al coso saliste
   picado del garrochón
   de los celos, si no toro
   torote atropellador,
   de lo roso y lo velloso, 2145
   y tu furia nos abrió
   el toril o el aposento...
   sigo mi comparación
   pues toros y desengaños
   con una misma armazón 2150
   de cabeza nos lo vende
   la experiencia su pintor.
   Sin osarme rebullir
   ovillo de mi temor,
   tuve envidia en las paredes 2155
   a las letras de carbón,
   deseando transformarme
   en ellas con saber yo
   ser cartapacio del necio
   y sátira del lector. 2160
   Temblando, en fin, de valiente,
   telaraña de un rincón,
   me juzgaba palatino.
   Del viejo a la primer tos
   cuando después que te fuiste 2165
   cada cual competidor
   sarpullido de tus celos,
   le dio a tu dama un jabón.
   Quedaron ella y su padre...
   ¡ Ya ves qué tales los dos ! 2170
   Como en las uñas del gato
   el ánima del ratón,
   él suspenso, ella turbada.
   Fue el miedo tan orador
   como en las mujeres se usa 2175
   que el peligro es Cicerón.
   Ponderó lo que te amaba,
   tus finezas, tu valor,
   la tempestad de tus celos,
   lo limpio de tu afición 2180
   y que próvida en no dar
   sospechas al pundonor
   en los que a vistas vinieron
   a esconderte te obligó.
   Que a don Pedro aborrecía 2185
   más que el buho el resplandor,
   al buen año el avariento,
   a la Hermandad el ladrón.
   Juró como un catalán
   no saber quien ocultó 2190
   a aquel Conde entremetido,
   de nuestra paz Galalón,
   que ni de él tuvo noticia
   ni en su vida le dignó
   la memoria ni aun los ojos. 2195
   Mas que, a pura persuasión
   de doña Ana que la dijo
   ser tu amigo protector
   y querer con tal engaño
   redimir su vejación, 2200
   concedió con su embeleco,
   y cerró la confesión
   con ofrecer a su espada
   el cuello todo candor.
   Oyóla pro tribunali 2205
   el viejo ponderador,
   resolviéndose después
   de media hora de sermón
   en que había de llevarla
   a Lerma antes que, veloz, 2210
   diese el alba afeite al Prado
   y a su oriente bermellón.
   Entró a prevenirse Elisa.
   El viejo aprestar mandó
   el coche con dos criados 2215
   y, entre tanto... oye el mejor
   caso que escribió poeta
   que, a serlo a fe de quien soy,
   que sin mendigar asuntos
   yo enriqueciera a un autor. 2220
   Entre tanto, como digo,
   por un pariente envió,
   confidente de su casa,
   celoso de su opinión.
   A éste, pues, en puridad 2225
   le dijo, "Alvaro, yo estoy
   resuelto a honrar con la sangre
   del Conde mi sucesión.
   Persuadir que trueque Elisa
   en desdén la inclinación 2230
   que a don Juan tiene es querer
   que el abril viva sin flor.
   Fiado, pues, en el tiempo
   cuya cuerda dilación
   muda afectos y apetitos, 2235
   he fingido que llevo hoy
   a un monasterio de Lerma
   a Elisa, en cuya prisión
   escarmiente rebeldías
   y llore su obstinación. 2240
   Sacaréla luego al punto
   de la corte y, yendo yo,
   Dorotea y Alvarado
   con ella, sin permisión
   que a persona comunique, 2245
   ni vea aun el resplandor
   del cielo con las cortinas
   echadas.    Mi prevención
   estriba en que ignore el pueblo
   que ha de darla habitación. 2250
   Llegaremos de esta suerte
   a la una o a las dos
   a sestear a las ventas
   que llaman de Torrejón.
   Retiraréla a una cuadra 2255
   hasta que cubra de horror
   la noche nuestro hemisferio
   y, siguiendo mi ficción
   daremos vuelta a Madrid
   persuadiéndola que estoy 2260
   resuelto a que viva oculta
   en Illescas, donde vos
   ya esperáis a instancia mía
   mientras la murmuración,
   sepultada en el olvido, 2265
   no lastime nuestro honor.
   Vendrémonos tan despacio
   que entremos cuando el rumor
   y bullicio de la gente
   no pueda darla ocasión 2270
   para advertir que a la corte
   mi engaño la restauró.
   Vos, don Alvaro entre tanto,
   en fe que mi amigo sois
   y que en vuestra lealtad tengo 2275
   antigua satisfacción,
   despejando aquesta sala
   de cuanto adorno la dio
   la calidad de mi estado
   y de mi haciendo el valor, 2280
   cuadros, colgaduras, sillas,
   escritorio, contador,
   cama, estrado, sin que quede
   un clavo que dé ocasión
   a que reconozca el sitio, 2285
   pediréis al corredor
   Pedro de Avila, el que vive
   junto a la Puerta del Sol,
   que os alquile por un mes
   otra tanta ostentación 2290
   que de modo la disfrace
   que no la conozca yo.
   Retirada en ella Elisa,
   y las puertas del balcón
   clavadas, dando la luz 2295
   la vidriera superior,
   ni creerá que está en la corte
   ni viéndola sino vos.
   Hará don Juan diligencias
   que despierten su afición. 2300
   Solicitaré entre tanto
   que el Conde, que sospechó
   mal del desaire pasado,
   haga cuerda información
   de la honestidad de Elisa 2305
   y, buscando intercesor
   poderoso, si es su amante
   lograré mi pretensión."
   Esto dijo, esto escuché,
   temeroso acechador, 2310
   por el hueco de la llave.
   Esto mismo prometió
   el amigo confidente
   partiendo a su ejecución
   como el coche a su jornada. 2315
   Salí a tiento a un corredor.
   Topé con una escalera.
   Hasta un patio me guió.
   Di desde él en un corral.
   Salté por un paredón. 2320
   Supe que el Conde huyó herido.
   Mi lealtad adivinó
   que estabas en esta casa.
   Doña Ana abrirme mandó.
   Y la noche que se sigue 2325
   volverá a la posesión
   de su cuarto nuestra Elisa.
   Si permanece tu amor,
   pared en medio la tienes,
   Tisbe y Píramo los dos. 2330
   No os veréis por rehendijas
   mas de balcón a balcón.
   Para que os comuniquéis
   con toda circunspección
   sin riesgo de la conciencia, 2335
   que eso no lo quiera Dios,
   traza tengo imaginada
   que ha de hacerme arquitector
   balconero con que admire
   al artífice mayor. 2340
   Ya sabes mi habilidad.
   Mi ingenio es ensamblador.
   Lo que te quiero infinito.
   Consulta a tu suspensión
   durmiendo agora sobre ello 2345
   si te estará bien o no;
   que después queda a mi cargo
   el lograr esta invención.
JUAN:      Coral, cosas me refieres
   que, al paso que nuevas son, 2350
   causan en mí novedades
   extrañas.

Sale doña ANA

ANA:                      Entra, Leonor,
   que es hora que don Juan cene.
JUAN:      Coral, abre.
ANA:                        Pues, señor,
   ¿ cómo os va de carcelaje ? 2355
JUAN:      Doña Ana, ¿ cómo con vos ?
ANA:      Tarde es para que cenéis,
   almorzar será mejor
   y reposaréis de día.
JUAN:      No hay plato de igual sazón 2360
   como el ver vuestra belleza.
ANA:      Venid.

Aparte a CORAL

JUAN:                  Coral, vuelva yo
   por ti a la gracia de Elisa
   y mi hacienda a tus pies pon.


JORNADA TERCERA


Sacan en una silla de manos, cerrada la puerta, a doña ELISA. Salen don ALONSO, LEONOR y don ALVARO, y en saliendo doña ELISA en cuerpo, meten los mozos la silla

ALONSO:      Abre a esa silla la puerta. 2365
   Volveos con ella los dos.
   ¿ No sales ?
ELISA:                      Gracias a Dios
   que respiro.
ALONSO:                  Elisa, advierte
   tu temosa condición,
   que mientras no la mudares 2370
   y más cuerda me obligares
   ha de durar tu prisión
   lo que durare mi vida.
   ¡ Presto la consumirás !
   Todos sospechan que vas 2375
   a Lerma.    Traza es fingida
   para que no sepan donde
   te niego a sus diligencias.
   ¡ Extraño tus resistencias !
   Ni de don Pedro ni el Conde 2380
   te satisfaces.    Don Juan
   no ha de ser tu esposo.    En esto
   no hay que hablarme.    Si has dispuesto
   darme disgustos, tendrán
   aquí los tuyos castigo. 2385
   Si intentas que no me arroje
   a más extremos, escoje,
   consultándole contigo,
   o a don Pedro o a don Carlos;
   que aunque éste está receloso 2390
   de lo que vio, es generoso.
   Medios hay, yo sabré hallarlos,
   que le aseguren verdades.
   Al instante he de volverme
   a Madrid.    No esperes verme 2395
   mientras tus temeridades
   no mejoren de consejo.
   De don Alvaro te fío.
   Esta es su casa, él su tío.
   En su vigilancia dejo 2400
   librada la ejecución
   que a tu inquietud tanto importa
   y en tu mano el que sea corta
   o prolija esta prisión.

A don ALVARO

   Primo, nadie ha de saber 2405
   de Illescas, quien vive aquí.
   En la corte os advertí
   lo que en esto se ha de hacer.
   Vos la traeréis la comida
   y Leonor la guisará 2410
   ya que a vuestra instancia está
   en casa otra vez.    La vida
   me va en esto si por vos
   surte mi esperanza efeto.
   Avisaréisme en secreto 2415
   porque vengamos los dos
   y se concluya esta empresa;
   mas nadie espere de mí
   que Elisa salga de aquí
   si no es difunta o Condesa. 2420
   Cerrad y venid, que es hora
   de partirme.
ALVARO:                        Ejecutor
   he de ser de este rigor.
   Mirad lo que hacéis, señora.

Vanse los dos y cierran con llave por de dentro

ELISA:      No sé si diga que siento 2425
   el verte en mi compañía
   más que cuanta tiranía
   oprime mi pensamiento.
LEONOR:      Suerte es de los desdichados
   que yerran en cuanto emprendan, 2430
   con los servicios ofendan
   e indignan con los agrados.
   Doña Ana con las malicias
   de don Carlos me engañó.
   Merezca, señora, yo 2435
   perdón siquiera en albricias
   de que está aquí tu don Juan.
ELISA:      ¿ Qué dices ?
LEONOR:                  Que a Illescas vino,
   tú el norte de su camino
   y él tras ti tu piedra imán. 2440
   Disfrazado en labrador
   supo desmentir espías.
   ¿ Quién duda que le verías ?
ELISA:      ¿ Cómo, si hasta el resplandor
   del cielo mi padre airado 2445
   me limitaba ?    De noche
   no nos permitió que al coche
   corriesen un encerado.
   Yo a la popa, él junto a mí;
   de día en una posada 2450
   tan oculta y retirada
   que aun los huéspedes no vi.
   Tan celoso impertinente
   que no te podré dar señas
   de si en el camino hay peñas, 2455
   de prado, de arroyo o fuente.
   Y apenas llegué a esta villa
   cuando me sale a la puerta
   también para mí encubierta
   de esta posada una silla. 2460
   Y entrando a escuras en ella,
   para que todo lo dude,
   aun la escalera no pude
   ver cuando salí por ella
   en la más crÜel prisión. 2465
   ¡ Leonor, los presos no ven !
LEONOR:      ¡ Y como que el querer bien
   no es caso de inquisición !
   El, en efecto, está aquí
   y yo con él disculpada. 2470
   El Conde, que interesada
   me juzga, volvió por mí
   y pidió que te asistiese
   con cargo de ponderarte
   que su vida es adorarte. 2475
   Doña Ana, para que hiciese
   que de don Juan te olvidases,
   también por mí ha intercedido
   y los dos me han ofrecido,
   como con Carlos te cases, 2480
   dote y ajuar; pero yo
   que contigo me crié
   y por experiencia sé
   que el cielo te destinó
   a quien sólo te merece, 2485
   resuelta en morir contigo
   al cielo doy por testigo
   de lo que mi fe te ofrece.
ELISA:      Leonor, el presente es tal
   que descubrirá quien eres. 2490
LEONOR:      Tarde es.    Si reposar quieres,
   durmiendo se templa el mal.
   Cama y alcoba hay curiosa
   que autorizan a su dueño.
ELISA:      Con pesadumbres no hay sueño. 2495
   Poco siente quien reposa.
   Rezaré un rato primero
   y entrarásme a desnudar.
LEONOR:      ¿ Enamorada y rezar ?
ELISA:      ¿ Qué dices ?
LEONOR:                  Que aquí te espero. 2500

Vase ELISA

   Disponiéndose van bien
   de Coral las invenciones.

Saca muchas llaves en un llavero

   Fióme sus intenciones
   y quiérole un poco bien.
   Agora falta probar 2505
   si entre tanta multitud
   de llaves tendrá virtud
   alguna para burlar
   la impertinente quimera
   del viejo en nuestra prisión; 2510
   porque con llave al balcón,
   sin ver la calle siquiera
   es morir.    No sé qué traza
   me contó Coral que hacía
   con que en el balcón podía 2515
   sacar su tramoya a plaza.
   El es medio carpintero
   y diversas cosas sabe;
   mas, ¡ las ventanas con llave !
   Sus industrias desespero. 2520
   Si Amor, que su imperio muestra
   en la mayor apretura,
   no alivia nuestra clausura...
   Esta pienso que es maestra.
   Voyle a probar entre tanto 2525
   que cumple sus devociones
   Elisa.    Hermanos balcones,
   juntaos y sea por encanto.

Vase y salen don JUAN y CORAL

CORAL:      Viento en popa navegamos
   por el paraje común 2530
   de los que nacen de pies,
   la Fortuna te hace el buz.
   Ya tu Elisa está en su casa
   puesto que de mancomún.
   Su padre y su confidente 2535
   la hacen creer, en virtud
   de que su esposo no seas,
   que está en Illescas según
   escuché trazarlo anoche
   a la avara senectud 2540
   de su padre.    Fuera duerme
   doña Ana, que la avestruz
   de la muerte le ha sisado
   a su tía la salud.
   No volverá según esto 2545
   hasta que del ataúd
   del ocaso libre el sol
   dé al oriente nueva luz.
   Encajado el pasadizo
   que de mi solicitud 2550
   e ingenio es prueba, al balcón
   que ha de ser nuestro arcaduz
   por más que encarcele el viejo
   a tu Elisa.    Si tahur
   eres, a figura estás 2555
   yendo a primera de flux.
   Llégate a ver la tramoya.
JUAN:      Si salieses, Coral, tú
   con esa traza, no tiene
   bastante plata el Perú 2560
   para premiarte el ingenio.
CORAL:      Ya es paga la ingratitud.
JUAN:      Las ventanas están altas,
   la calle toda inquietud,
   los vecinos maliciosos, 2565
   honra y peligro...
CORAL:                            ¡ Jesús !
   ¿ De cuándo acá eres cobarde ?
   Calóse el cielo el capuz
   con que se enluta la noche
   sin verse un jirón azul. 2570
   Durmiendo la vecindad,
   la luna en el mar del sur,
   y ¡ tú amor con tembladeras !
   ¡ Qué animosa juventud !
JUAN:      ¿ Si nos derriba en la calle 2575
   tu estratagema ?
CORAL:                      ¿ Pues tú
   dudas mis habilidades ?
   Siendo Merlín andaluz
   todo yo soy sutileza
   si no me desmiente algún 2580
   mentecato de la corte.
   Pues el sol no nace aún,
   ven y verás mis desvelos.
JUAN:      ¡ Oh, Amor, si sacas a luz
   mi esperanza, deberánte 2585
   mis sentidos su quietud !

Vanse don JUAN y CORAL.    Sale LEONOR con una llave de loba

LEONOR:      Hechicera es esta llave.
   No hay para ella prevención.
   Abrí al instante el balcón.
   Por la puerta también cabe 2590
   de la sala que he ya abierto.
   Deberále a mi artificio
   don Juan todo este servicio,
   pues con él su amor despierto.

Sale CORAL

CORAL:      Dóysela al mismo Arquimedes 2595
   si es hombre de tres la una.
LEONOR:      ¡ Ay, Jesús !    No me has dejado
   gota de sangre.
CORAL:                      Las brujas
   como tú, por tener poca,
   dicen que a los niños chupan. 2600
LEONOR:      ¿ Por dónde entraste ?
CORAL:                            A la chanza
   de un tablón se lo pregunta.
   Sacabuche balconero
   cuyo cuello como grulla
   ya se extiende, ya se encoge, 2605
   y celebrando mi industria
   en el tuyo se incorpora
   con invención tan segura
   que pueden pasar por él
   los chapines de una viuda. 2610
   Puentes sé inventar de encaje.
LEONOR:      Sí, pero Coral, ¿ quién duda
   que en viéndolo los que pasan
   nuestra opinión no destruyan ?
CORAL:      Anda, que estás hoy modorra. 2615
   Ya te digo que se excusa
   todo registro mirón;
   pues cuando el sol y la luna
   quieran hacer de él alarde,
   retirándole se oculta 2620
   del modo que la naveta
   del escritorio; que ocupa
   el espacio de su hueco.

Sale ELISA

ELISA:      Si no hablas con las pinturas,
   Leonor, ¿ con quién te entretienes ? 2625
   ¡ Jesús !    Coral, ¿ tú aquí ?
CORAL:                                Triunfan
   sutilezas amorosas
   de impertinencias caducas
   y éntrase por cualquier parte
   Amor, que es deidad desnuda. 2630
ELISA:      Bien; mas ¿ con llave las puertas ?
CORAL:      Para Amor no hay cerraduras;
   que como es su padre herrero
   le enseña a forjar ganzúas.
ELISA:      ¿ Por dónde has entrado ?    Acaba. 2635
CORAL:      Prestóle al Amor sus plumas
   a un balcón que por los vientos,
   sirviéndome de chalupa,
   tomó puerto en esta sala.
ELISA:      Habla veras, deja burlas. 2640
   ¿ Quién te dijo que en Illescas
   estaba yo ?
CORAL:                      Amor, lechuza,
   que escondiéndose del sol
   te supo seguir a escuras.
   En Illescas y en la corte 2645
   estás a un tiempo y, sin culpa,
   presa en tu mismo aposento
   él de don Alvaro ocupas.
   Con caminar ocho leguas
   no has caminado ninguna 2650
   y huéspeda de tu casa
   gozas lo mismo que buscas.
   Si quieres averiguar
   todas estas garatusas,
   abre al balcón las ventanas, 2655
   repara el modo y figura
   de la sala en que te prenden,
   mira esa alcoba o estufa,
   las bovedillas del techo
   que en Illescas poco se usan, 2660
   esas puertas y paredes
   que como los trajes mudan
   cual danzantes se disfrazan
   con ajenas colgaduras.

Sale don JUAN

ELISA:      ¡ Ay, cielo !    ¿ En la corte estoy ? 2665
JUAN:      En la corte y en mi pecho
   de quien por justo derecho
   todo el dominio te doy.
   ¡ Ay, dueño de mi esperanza !
   ¿ Tú, por mí, sin libertad ? 2670
ELISA:      Don Juan, la felicidad
   de veros con la templanza
   que mis firmezas merecen
   desazona el no saber
   misterios que llego a ver 2675
   e imposibles me parecen.
   ¿ Por dónde entrasteis aquí ?
   ¿ Cómo penetráis clausuras ?
JUAN:      Sólo en Coral las locuras
   son provechosas.
CORAL:                      Por ti 2680
   mi ingenio se sutileza
   pues de tu amor instrumento
   te fabriqué sobre el viento
   una puente levadiza
   por donde el balcón vecino 2685
   y el tuyo se dan las manos.
JUAN:      Los celos, tal vez villanos,
   y Amor todo desatino
   prenda mía, me obligó
   a que al Conde ingrato hiriese 2690
   y, del favor se valiese
   que doña Ana me ofreció.
   Huésped de su casa he sido,
   tiernamente regalado.
   Supe cuanto ha maquinado 2695
   tu padre y que el Conde herido,
   más dichoso que leal,
   aunque cirujano llama
   ni peligra ni hace cama
   por ser tan poco su mal; 2700
   que sin encarnar la espada
   al soslayo le pasó
   un brazo.    No la guió
   bien mi ofensa provocada.
   Ya tendré por ignorante 2705
   a quien en la sangre afirma
   que Amor su imperio confirma,
   pues el Conde más amante
   después de vertida tanta,
   con más veras te pretende, 2710
   con más afectos se enciende,
   con más recelos me espanta.
   Tu padre, porque te adoro,
   a su amor rendirte trata;
   que siempre canas de plata 2715
   siguen los pasos del oro.
   Doña Ana lo solicita,
   tus deudos se lo aconsejan,
   mis esperanzas me dejan,
   sólo tu fe me acredita. 2720
   Mas, ¿ cómo podrá vencer
   contra tanto tu valor,
   un Conde competidor,
   yo infelice y tú, mujer ?
ELISA:      ¡ Medio con tiempo has hallado 2725
   para el mal que te lastima !
   ¡ Huésped, don Juan, de mi prima
   "tiernamente regalado !"
   Tú lo confiesas así,
   los riesgos experimentan 2730
   finezas que el fuego alientan
   que casi apagado vi.
   ¿ De su casa te valiste
   cuando en la corte tenías
   amigos de quien podías 2735
   fiar ?    ¡ Temores !    Ya hiciste
   de tu fe más confianza
   que de muchos que pudieras
   y, si tú la aborrecieras,
   no alentaras su esperanza. 2740
   Tu amor, don Juan, satisfaga
   empeños de mi enemiga
   pues el noble que se obliga
   ya se dispone a la paga.
   Vete que, si te echa menos, 2745
   ha de venir a buscarte
   y, si aquí llegase a hablarte,
   no excusas.
CORAL:                      ¡ Rayos y truenos !
   ¿ Qué más decir !    Fuera duerme
   la tal doña Ana; una tía 2750
   se le muere.    ¡ Qué buen día !
   ¡ Ojalá con ella enferme
   todo el tiazgo de España,
   con toda madrastra y suegra !
LEONOR:      Si el ver a don Juan te alegra 2755
   ¿ qué miedo tu gusto engaña
   o para qué es el enojo ?

Dentro

ALONSO:      Esperadme, Conde, aquí.
ELISA:      ¡ Ay, cielo !    ¿ Es mi padre ?
LEONOR:                                      Sí.
CORAL:      Al pasadizo me acojo. 2760
   Sígueme, don Juan.
JUAN:                            Mi bien,
   sin causa de mi fe dudas.
ELISA:      Si de alojamiento mudas
   creeré que me quieres bien.
JUAN:      Mudaréme al punto.
CORAL:                                Acaba. 2765

Vanse don JUAN y CORAL

ELISA:      Cierra con llave, Leonor,
   la ventana.

Vase ELISA

LEONOR:                      Mi temor
   echó a la puerta la aldaba.
ALONSO:      ¡ Hola, abrid aquí !
LEONOR:                                ¿ Quién es ?

Abre y sale don ALONSO

ALONSO:      Si yo por de fuera cierro 2770
   ¿ para qué es prevención tanta ?
LEONOR:      Para que quien entre dentro
   no nos halle de improviso
   en civiles ministerios
   imposibles de excusarse. 2775
ALONSO:      ¿ Duerme Elisa ?
LEONOR:                      Está cumpliendo
   cristianas obligaciones.
ALONSO:      Di que salga.
LEONOR:                      Pues, ¿ tan presto
   dio vuelta vuestra Merced
   de Madrid ?
ALONSO:                      Déjate de eso 2780
   y llámala.

Sale ELISA

ELISA:                    Pues, señor,
   ¿ has hallado modos nuevos
   con que añadirme pesares ?
   ¿ Mudaste ya de consejo ?
   ¿ Quedósete algo olvidado ? 2785
   Que yo te estaba midiendo
   dos leguas de aquí el camino.
   ¿ A qué vuelves ?
ALONSO:                    Ya no es tiempo
   de proseguir invenciones.
   Hija, sólo los recelos 2790
   de que don Juan te inquietase
   determinarme pudieron
   a persuadirte que estabas
   en Illescas; mas supuesto
   que ya no nos hace estorbo, 2795
   que estás en Madrid te advierto
   en tu casa y en tu cuarto.
ELISA:      ¿ Dónde ?
ALONSO:                    En tu casa.    Esto es cierto.
ELISA:      Pues toda esta ostentación
   ¿ de dónde vino ?
ALONSO:                      Todo eso 2800
   y más hallan en la corte
   diligencias y dineros.
   Acudamos a lo más
   y no gastemos el tiempo
   en lo que menos importa. 2805
   Don Juan, perdido de celos,
   hirió ante noche a don Carlos
   y sospechándole muerto,
   se valió de doña Clara
   en cuya casa secreto, 2810
   por ser de doña Ana tía,
   y heredarla en fe del deudo
   que hay entre ellas, envió
   por tu prima y convinieron
   en que don Juan se ausentase 2815
   quedando los dos primero
   desposados.    Ya te constan
   los amorosos extremos
   que don Juan debe a doña Ana.
   Supo estos tratos don Pedro 2820
   y tuvo de ellos envidia
   porque en fe de tus desprecios,
   olvidándote mudó
   en tu prima pensamientos.
   Dióse aviso de todo al Conde, 2825
   deseando a don Juan preso,
   y hallóle herido en un brazo;
   mas, gracias a Dios, sin riesgo.
   El Conde, pues, que te adora
   juzgó generoso y cuerdo 2830
   que casándose doña Ana
   con don Juan, hallaba medios
   con que obligarte a su amor
   y anteponiendo deseos
   a venganzas, fue esta noche 2835
   a ver a don Juan, saliendo
   con tantas veras su amigo
   que a instancia suya se dieron
   doña Ana y don Juan las manos,
   unos y otros tan contentos 2840
   que enviándome a llamar
   testigo he sido y tercero
   en casa de doña Clara
   de finezas y de afectos.
   Mañana han de desposarse 2845
   y el Conde, que por ti ha puesto
   la vida, viene conmigo.
   ¡ Ya ves lo que le debemos !
   Si noble su amor admites,
   deberáste tu remedio, 2850
   deberáste tu quietud,
   deberéte mi sosiego.
   No me des más pesadumbres.
LEONOR:      (¡ Jesús Cristo !    ¡ Los enredos    Aparte
   que ha tejido en un instante ! 2855
   ¡ Válgate la trampa el viejo !)
ELISA:      Cosas, señor, me refieres
   que las presumiera sueños
   a no ser quien las afirma
   tan digno de fe y respeto. 2860
   ¡ En la breve duración
   de un día tantos sucesos !
   ¡ Tanta mudanza en don Juan !
   ¡ Tan poco amor en su pecho !
   ¡ Yo mujer y por su causa 2865
   amenazas resistiendo,
   menospreciando peligros,
   atropellando destierros,
   y el hombre ausente doce horas
   sombra leve, cera al fuego, 2870
   pluma al aire, corcho al agua,
   flor de agosto, sol de febrero !
   ¡ Alto, Amor desvanecido
   al uso del siglo andemos !
   Lo que arruinaron engaños 2875
   reedifiquen escarmientos.
   Subordinada a tu gusto
   y obediente a tus preceptos
   al Conde Carlos admito.

Abrázala

ALONSO:      ¡ Agora sí que en tu cuello 2880
   como la hiedra en el olmo
   mil años rejuvenezco !
   Aquí está, voy a llamarle.
   ¡ Qué buenas nuevas le llevo !
ELISA:      ¿ A estas horas ?    No señor. 2885
   Mañana con más sosiego
   dispuesta el alma a servirte
   podrá venir.
ALONSO:                  Bien, no quiero
   apresurarte; mas mira
   que, pues quedamos en esto, 2890
   no me saques mentiroso.

Vase don ALONSO

LEONOR:      Señora, ¿ qué es lo que has hecho ?
ELISA:      Leonor, ¿ qué sé yo ?    ¿ Qué quieres
   de un alma toda recelos
   que entre engaños que ha escuchado 2895
   duda verdades ?    ¡ Que tiemblo !
   Don Juan adoró a doña Ana.
   Apariencias le ofendieron
   del Conde en mi casa oculto,
   hirióle, ausentóse, y temo 2900
   que escondiéndose en la suya
   siendo huésped, es ya dueño.
LEONOR:      ¿ Hay discursos más perdidos ?
   ¿ No adviertes los embelecos
   que tu padre ha sancochado ? 2905
ELISA:      Sí, pero también entre ellos
   mezcló, Leonor, certidumbres.
LEONOR:      Si lo fueran ¿ a qué efecto
   entrara a verte don Juan ?
ELISA:      ¿ Eso dices ?    Amor, nieto 2910
   del mar, padre de mudanzas,
   como él hace a todos vientos.
   Si dio la mano a mi prima
   y supo que me había vuelto
   después mi padre a mi casa 2915
   ¿ es mucho que envidie ajeno
   lo que juzgaba por propio ?
   ¿ No afirmó Coral--¡ ay, cielos !--
   que estaba ausente doña Ana ?
   ¿ La enfermedad no fingieron 2920
   de doña Clara su tía ?
   ¿ No dijo mi padre luego
   que en su casa ella y el Conde
   terciaron en los conciertos ?
   ¡ Que recelan mis agravios ! 2925
LEONOR:      Pues ¿ qué sacas de todo eso ?
ELISA:      Que en casa de doña Clara
   están todos, esto es cierto,
   trazando sus desposorios.
   Porque sepas que no miento, 2930
   abre, Leonor, dame un manto.
LEONOR:      ¿ Para qué ?
ELISA:                      Las dos iremos,
   o yo sola que es mejor,
   quedándote tú aquí dentro
   y, si a don Juan hallo en su casa, 2935
   culparé los desaciertos
   de mis celosos temores;
   mas si no, cuanto sospecho
   es sin duda.
LEONOR:                  ¿ Y no reparas
   que han de conocerte luego 2940
   las criadas de tu prima ?
ELISA:      Todos estarán durmiendo.
   La casa es de vecindad.
   Hallaré el portal abierto.
   Sólo en el cuarto de arriba 2945
   vive don Juan casi preso.
   Fingiré que soy doña Ana,
   abriráme y trazaremos,
   si se engañan mis malicias,
   los dos el mejor acuerdo 2950
   que asegure mis temores.
LEONOR:      Ciega estás.
ELISA:                  Estoy sin seso.
LEONOR:      Pues ¿ dónde habemos de hallar
   el manto si entraste en cuerpo
   desde el coche hasta la silla ? 2955
ELISA:      Mantos hay en mi aposento
   y baúles.    Baja a abrirlos.
LEONOR:      Vamos; que apaciguar celos
   es pedir peras al olmo.
ELISA:      Leonor, avisa en sintiendo 2960
   a mi padre.
LEONOR:                  ¿ Yo ?    ¿ Por dónde ?
ELISA:      Tendrá el pasadizo puesto
   Coral, y desde el balcón
   me llamarás.
LEONOR:                  En efecto
   ¿ das en creer disparates ? 2965
ELISA:      Dúdolos si no los creo.

Vanse las dos y salen don ALONSO, don PEDRO y el CONDE, con banda

CONDE:      Escondido y atento
   escuché su amoroso sentimiento,
   y que ofreció discreta
   ser dueño mío si doña Ana aceta 2970
   a don Pedro, y olvida
   a don Juan.    Pues nos consta su partida
   a Valencia, no queda
   inconveniente que estorbarnos pueda.
ALONSO:      La elección que en su amor don Pedro ha hecho 2975
   nos obliga a ayudarle.
PEDRO:                            Satisfecho
   de su honesta hermosura
   desde que fui su huésped, mi ventura
   a adorarle me inclina.
ALONSO:      Seguirá mis consejos mi sobrina 2980
   pues por padre me tiene.
   Además que avisarla me conviene
   de todo este suceso
   pues al fin que intereso
   estriba en que a su prima persÜada 2985
   que con don Juan su boda concertada,
   será muy venturosa
   si con ella don Carlos se desposa.
PEDRO:      Cuidad de exagerarla
   lo mucho que me esmero en adorarla, 2990
   lo que pienso servirla.
ALONSO:      A mí me está tan bien el persuadirla
   la suerte que no espera;
   que cuando no por vos por mí lo hiciera.
   Hallaréla dormida; 2995
   mas no importa.    Despierte; que sabida
   la nueva que he de darla,
   lisonja pienso que es el despertarla.
CONDE:      Sí, porque esto de bodas
   hará en ella el efecto que hace en todas, 3000
   pues por verse en el tálamo risueño
   querrá más a un marido que no a un sueño.

Vanse y salen doña ELISA con manto, don JUAN y CORAL

ELISA:      Todo esto pueden sospechas
   si bien hallándoos aquí
   del alma las despedí. 3005
JUAN:      Como están ya satisfechas;
   aunque tormentas deshechas
   fulmine en el mar de amor
   la Fortuna, que turbar
   mis esperanzas procura, 3010
   Santelmo vuestra hermosura,
   no han de poderme anegar.
   Sentaos un rato.    Tracemos
   ardides con que podamos
   vencer, aunque padezcamos 3015
   inclemencias que tememos.
ELISA:      Don Juan, prevenir extremos
   de un padre todo violencia,
   a costa de la paciencia
   es forzoso.    Yo me voy. 3020
JUAN:      Mirad que en la gloria estoy
   estando en vuestra presencia.
   A estas horas, ¿ qué teméis ?
ELISA:      Temo, don Juan, el cuidado
   de un padre que desvelado 3025
   Argos en mi ofensa veis.
JUAN:      ¿ Por el balcón os iréis ?
CORAL:      Yo le voy a prevenir
   entre tanto; que el zafir
   del cielo llama a la aurora. 3030

Vase CORAL

JUAN:      Merezca quien os adora
   sólo este rato vivir.

Siéntanse los dos

ELISA:      Es la Fortuna inhumana
   de mi paz tan enemiga
   que cuanto más nos persiga 3035
   se ha de juzgar más ufana.
   Mi padre, el Conde, doña Ana,
   don Pedro, todo el poder
   de los hados ¿ qué han de hacer
   en tantos riesgos mis llantos 3040
   si perseguido de tantos
   os dejáis, don Juan, vencer ?
JUAN:      Yo vi en el mar descubierta
   una roca perseguida
   de un piélago, que homicida 3045
   cerró al socorro la puerta;
   cuantas más olas despierta
   menos logra su furor
   porque sobre ella mi amor
   cantaba por divertirme, 3050
   a más combates más firme,
   a más riesgos más valor.
   Yo vi que un cierzo quería
   apagar una centella
   porque sobre un roble estrella 3055
   de los vientos se reía;
   cuanto más la perseguía
   aumentaba más su llama
   porque emprendida en la rama
   vino a abrasar todo el roble; 3060
   que en los peligros el noble
   teme menos y más ama.
   Roca soy, Elisa hermosa,
   persiga, asalte, combata
   el mar que anegarme trata. 3065
   Saldrá mi fe más airosa.
   Centella soy animosa.
   No hay tempestad que me espante;
   que Amor, atrevido infante,
   de la quietud incapaz, 3070
   sin riesgos siempre es rapaz
   pero con ellos gigante.

Sale don ALONSO

ALONSO:      ¡ Con luz y abierta la sala !
   Madrugado ha mi sobrina.
ELISA:      Este es mi padre.    ¿ Si en casa 3075
   me echó menos ?    ¡ Qué desdicha !

Echase el manto y levántase don JUAN

JUAN:      Cubre la cara y no temas.
ALONSO:      ¡ Don Juan !
JUAN:                      ¿ Mandáis en qué os sirva ?
ALONSO:      ¿ Qué hacéis vos en esta casa ?
JUAN:      Experiencias de quien digna 3080
   es de alabanza su dueño,
   pues noble a su amor me obliga.
ALONSO:      ¿ No os íbades a Valencia ?
JUAN:      Es poca causa una herida
   de mi agravio ocasionada 3085
   para ausencia tan prolija.
ALONSO:      ¿ Qué es de doña Ana ?
JUAN:                            Llevóla
   la enfermedad de su tía
   para que como heredera
   a su testamento asista. 3090
ALONSO:      ¿ Qué veo ?    ¡ Válgame Dios !
JUAN:      ¿ Qué os ha dado ?
ALONSO:                    ¡ Pues, Elisa !
   ¿ Tú a tal hora y en tal parte ?
   ¿ Así mi honor precipitas ?
   ¿ Así tu fama atropellas ? 3095
   ¿ Así mi sangre lastimas ?
JUAN:      ¿ Qué decís ?    ¿ Estáis en vos ?
ALONSO:      ¿ Cómo ?    ¿ Qué queréis que diga ?
   ¿ Quién estar en sí pudiera ?
   ¡ En vuestra sangre, en su vida, 3100
   satisfacer mis deshonras !
   ¿ Así tu opinión estimas ?
   ¿ Así tu recato infamas ?
   Con alguna llave hechiza
   falseaste mis cuidados, 3105
   franqueaste tus malicias.
JUAN:      Volved, señor don Alonso,
   en vos.    Que es grande desdicha
   que vejez tan venerable
   de su prudencia desdiga. 3110
   Si sacasteis de esta corte,
   dos noches ha, a vuestra hija,
   si os ofendió nuestro amor,
   si agora a Lerma camina,
   ¿ quién vuestros discursos ciega ? 3115
   ¿ Quién os altera la vista ?
   ¿ Quién quimeras os retrata ?
   ¿ Quién apariencias os pinta ?
   Advertid que esta señora
   como a preso me visita, 3120
   como a sólo me acompaña,
   como a su amante me estima.
   Quiéreme bien tiempos ha,
   y aunque mal correspondida
   se lastimaba de ver 3125
   que entre hipócritas caricias
   el abril se malograse
   de mi juventud cautiva
   en el Argel lisonjero
   de quien cuando engaña hechiza. 3130
   Supo anoche que experiencias
   cuanto costosas propicias
   en brazos del escarmiento
   del golfo al puerto me libra.
   Visitó agora a doña Ana. 3135
   Refirióla cuán precisas
   obligaciones me empeñan.
   Conjuróla como amiga
   que a su amor me redujese
   si ya según la decían 3140
   no intentaba competencias
   que ocasionase su envidia.
   Halló en ella protectora
   recibiéndola benigna,
   alentándola discreta, 3145
   hablándola compasiva.
   Entraron juntas a verme,
   intimáronme las dichas
   que con mi cuerda mudanza
   se me siguen de servirla. 3150
   Fue a ver doña Ana a su enferma
   y, mi fe reconocida
   a un amor tan generoso,
   como halle en su hermosa vista
   contrahierba a mis desvelos, 3155
   que se quede la suplica
   conmigo un rato, fiadora
   de su honor mi cortesía.
   A este tiempo entrasteis vos,
   y del modo con que mira 3160
   por cristales de colores
   juzga de la especie misma
   todas las cosas que advierte,
   los cuidados que os lastiman
   os hacen creer que son 3165
   cuantas damas veis Elisas.
   Doña Ana quiere a don Pedro,
   el Conde los patrocina.
   Los dos tratan desposarse.
   Sus esperanzas estriban 3170
   en vuestro consentimiento.
   Ausente está de esta villa
   vuestra ingrata sucesora
   ¿ qué ocasión, pues, os incita
   a desbaratar acciones 3175
   de vos tan apetecidas ?
ALONSO:      ¡ Persuadirme que estoy loco
   para que mejor se finja
   vuestro engaño, que aunque viejo
   no está la sangre tan tibia 3180
   en mis venas que no baste !
JUAN:      Sosegaos, señor.
ALONSO:                      Malicias
   semejantes no merecen
   quietud si no se castigan.
   ¿ A mí negarme evidencias ? 3185
   ¡ Aquel manto, la basquiña,
   el talle, la misma voz
   que escuché cuando subía
   conozco !
JUAN:                    ¡ Qué extraño tema !
   ¿ No habrá en Madrid quien se vista 3190
   de la mima suerte que otras ?
ALONSO:      Si puedo con descubrilla
   convencer vuestros enredos
   ¿ qué aguardo ?

Quiere destaparla y detiénele don JUAN

JUAN:                  No se averiguan
   en desdoro de las damas 3195
   recelos con demasías.
   Suspended cortés la mano
   o no os guardarán las mías
   la noble veneración
   a que las canas obligan. 3200
ALONSO:      ¡ Negadme el que vea su cara !
   ¡ Que esos colores confirman
   los indicios de mi agravio !

Alza los tapices y tienta las paredes

   ¿ Esta pared no es vecina
   de mi casa ?    ¿ Si han abierto 3205
   puerta por ella osadías
   que se la den a mi ofensa ?
JUAN:      Mirad que desautorizan
   vuestro seso esas acciones.
ALONSO:      ¡ Ah, quién tuviera en la cinta 3210
   el acero que los años
   para su agravio jubilan !
   Falseó el atrevimiento
   llaves que el vicio fabrica
   pero mientras la experiencia 3215
   certidumbre examina,
   quedaos, aleves, que yo
   volveré a casa y, si Elisa
   no está en ella, aunque con riesgo
   de su opinión ya perdida, 3220
   lo que no pueden mis canas
   será fuerza que remita
   al socorro de los viejos
   dando cuenta a la justicia.
   La llave que aquí olvidasteis, 3225
   dejándoos presos, os quita
   de la mano la ocasión
   de que huyáis.

Quita la llave de la puerta y ciérralos por de fuera y vase

ELISA:                    Coral, aprisa,
   que es la dilación dañosa.

Sale CORAL

CORAL:      Nuestra puente levadiza 3230
   te asegura.    ¡ Alto, a pasarla !
JUAN:      Adiós dueño de mi vida,
   que yo velaré entre tanto,
   Argos el alma en mi vista
   para socorrer desaires 3235
   si en ellos mi amor peligra.

Vanse todos y sale LEONOR sola

LEONOR:      Picóse mi ama en el fuego.
   No tiene tanto temor
   como yo.

Sale ELISA quitándose el manto

ELISA:                  ¡ Leonor, Leonor !
   Quítame este manto luego 3240
   y escóndele.    ¡ Acaba, pues !
LEONOR:      ¿ Viene señor ?
ELISA:                          ¡ Ay de mí !
LEONOR:      ¿ Y te vio con don Juan ?
ELISA:                              Sí.
   Referiréte después
   cosas que te den espanto. 3245
   Descuidados nos cogió.
LEONOR:      ¡ Jesús !    ¿ Y te conoció ?
ELISA:      No y sí.    Acaba, esconde el manto.
   Date prisa; que de hallarle
   me pierdo.    Llévale.
LEONOR:                            ¿ Dónde ? 3250
ELISA:      En los colchones le esconde;
   pero no, que ha de buscarle.
   Echale por el balcón
   en la calle; mas verále
   mi padre que agora sale 3255
   de esotra casa.
LEONOR:                      ¡ Dispón
   qué habemos de hacer !
ELISA:                                Espera,
   bájale a nuestro aposento.
LEONOR:      Peor, que a tu padre siento
   subir ya por la escalera. 3260
ELISA:      En la manga.
LEONOR:                    Mal consejo
   que en una comedia vi
   que le escondieron así
   y todas las oye el viejo.
ELISA:      Mira, pues, que sube.
LEONOR:                                Aguarda, 3265
   verás un ardid bisoño.
   Metámosle en este moño.

Destócase y quítase una jaulilla.    El manto ha de ser de los que llaman de humo.    Métenle doblado en la jaulilla y vuélvase Leonor a ponerla.    Dentro don ALONSO

ELISA:      ¡ Sutil industria !
LEONOR:                      ¡ Gallarda !
   Alíñame esos cabellos.
ELISA:      ¡ Qué mal se reirá quien llora ! 3270
LEONOR:      Barzagas que le halle agora.
   Acaba de componerlos.
ALONSO:      Leonor, esa aldaba quita.
ELISA:      Señor, pues    ¿ aquí otra vez ?

Sale don ALONSO

ALONSO:      ¡ Jesús, Jesús, mi vejez 3275
   el seso me precipita !
   ¿ Por dónde pudiste entrar
   en esta pieza ?

Mira y tienta las paredes y la alcoba

ELISA:                    ¿ Qué dices ?
   ¿ Qué buscas por los tapices ?
   ¿ Qué por la cama ?
ALONSO:                            Engañar 3280
   mis advertencias pensabas ?
   ¿ Qué es del manto que traías ?
ELISA:      ¿ Manto ?    ¿ Cuándo ?    ¡ Desvarías !
ALONSO:      Cuando con don Juan estabas.
LEONOR:      ¡ Ay desdichada de mí ! 3285
   Señor ha perdido el seso.
ELISA:      ¿ Yo con don Juan ?
ALONSO:                      De tu exceso,
   liviana, evidencias vi.
   Despejad las dos las mangas.
   Manifestad faltriqueras. 3290

Míralas

LEONOR:      (O está sin seso de veras            Aparte
   o viene a caza de gangas.)
ELISA:      Padre y señor ¿ qué te han dado ?
   ¡ Ay, cielos, que me la han muerto !
LEONOR:      O caduca o ten por cierto 3295
   que el conde nos le ha hechizado.
ELISA:      Padre mío de mis ojos,
   ¿ qué tienes ?

Hace que llora

ALONSO:                  Llora y derrama
   embustes.    ¿ Si está en la cama ?

Vuelve a mirar en la alcoba

ELISA:      ¡ Nunca yo te diera enojos ! 3300
   ¿ Que he de pagar tan aprisa,
   Fortuna, tantos rigores !
ALONSO:      Ya yo he vuelto en mí.    No llores.
   Sosiega el pesar, Elisa.
   Entré a buscar a tu prima. 3305
   Hallé a don Juan y a su lado
   a una dama que aunque echado
   el manto, juzgué de estima.
   Engañóme su vestido,
   su talle y disposición; 3310
   pues, dando fe a mi ilusión,
   descortés los he ofendido.
   Cerrados, hija, los dejo
   y es fuerza el volver a abrirles.
   Templarélos con pedirles 3315
   perdón.    ¿ Qué quieres ?    Soy viejo.
   Donde hay canas, hay malicias.
ELISA:      ¿ Qué dices ?
LEONOR:                  ¡ Donoso paso !
ALONSO:      Si con el conde te caso,
   yo te permito, en albricias 3320
   del gusto que he de tener,
   que os burléis las dos de mí.
   Reposa, no estéis así
   que quiere ya amanecer.
   Razón será que repares 3325
   enfados de mis extremos,
   casaráste y trocaremos
   en regocijos pesares.
   ¿ No quieres al conde mucho ?
ELISA:      Mucho no, pero querréle 3330
   poco a poco.
LEONOR:                  Amor no suele
   entrar de golpe.
ALONSO:                    Ya escucho
   que le dices mil ternezas.
   Advierte que ha de venir
   conmigo a las diez.    A abrir 3335
   voy a don Juan.    Mis simplezas
   perdona y acuéstate.

Vase don ALONSO y ciérralas

ELISA:      Leonor, vuelve a darme el manto
   y di a Coral entre tanto
   que eche el puente.

Destócase y sácase el manto y cúbrese ELISA

LEONOR:                      ¿ Para qué ? 3340
ELISA:      El para qué es de provecho.
   No hallándome con don Juan,
   dime, ¿ de qué servirán
   los embustes que hemos hecho ?
LEONOR:      No estaba en el caso, toma. 3345
   Llamo al patrón de la nao.

Hacia el vestuario

   Echa acá la barca, ¡ aho !
   Ya el alba el copete asoma.
   Mientras el manto te pones
   aprovéchete este ardid 3350
   porque celebre Madrid
   mi jaulilla y sus balcones.

Vanse las dos y sale don JUAN

JUAN:      Niño dios, no te va menos
   que la honra si no sales
   airosa del laberinto 3355
   donde ciego te enredaste.
   Llamas traes.    Serena alegre
   las confusas tempestades
   de tanto amoroso golfo
   porque en tu trono idolatre. 3360

Salen ELISA con manto y CORAL

CORAL:      Entra e iré a alzar la puente.
   Serás Leandro en el aire
   pues nadas olas de vientos
   como el otro nadó sales.

Vase CORAL

JUAN:      Pues, mi bien ¿ qué ha sucedido ? 3365
ELISA:      No hay tiempo para contarte
   prodigios.    Sentémonos

Siéntanse

   de la misma forma que antes;
   que vuelve mi padre a abrirnos.
   Sabrás cosas que te espantes. 3370

Salen don ALONSO y don ALVARO a la puerta del vestuario y vuélvense a entrar, y échase ELISA el manto quedándose asentada y levántase don JUAN

ALONSO:      Don Alvaro, de este modo
   averiguaré verdades.
   Id agora a ver si Elisa
   está en su cuarto.    La llave
   es ésta.    Abrid con sosiego 3375
   que como yo aquí dentro halle
   la encubierta y vos a mi hija,
   creeré que pude engañarme.
JUAN:      ¿ Ya volveréis satisfecho ?
ALONSO:      Y corrido.    Perdonadme, 3380
   señora, si malicioso
   di crédito a vuestro traje
   y vos, don Juan, admitid
   satisfacciones bastantes
   de un recelo que aparente 3385
   no es mucho me deslumbrase.
   (¡ Vive Dios, que es imposible          Aparte
   no ser ésta Elisa !)
JUAN:                        Paren
   en amistad sentimientos,
   señor don Alonso, y basten 3390
   vuestras mismas experiencias
   a reduciros afable,
   que estimo yo el ser muy vuestro.
ALONSO:      En prueba de nuestras paces
   con el parabién os doy 3395
   los brazos como se case
   con vos aquesa señora
   y aumentéis felicidades
   de Elisa, esposa de Carlos,
   y de don Pedro, su amante 3400
   doña Ana, huéspeda vuestra.
JUAN:      Es deidad Amor y sabe,
   manifestando su imperio,
   hacer lo difícil fácil.
   Siglos dichosos se gocen. 3405
ALONSO:      Mil, don Juan, el cielo os guarde
   en vida de vuestro empleo.
   Adiós, tomad vuestra llave.

Dásela y vase don JUAN

ELISA:      Quédese este manto aquí;

Quítasele

   que si vuelve a registrarme 3410
   mi viejo allá, es peligroso
   porque no hay donde ocultarle.
   Don Juan, a las diez espero
   más para desesperarme
   que para vivir al Conde. 3415
   Mientras los conciertos se hacen,
   disponed de mí y de vos.

Sale CORAL

   Vamos, Coral.
CORAL:                        Buen viaje.

Vanse doña ELISA y CORAL

JUAN:      Ya el alba borda el oriente
   de aljófares y corales. 3420
   ¡ Ay, si le diesen mis dichas
   el parabién con las aves !
   Parece que siento voces
   en el balcón.    ¡ Si su padre
   a mi Elisa ha echado menos ! 3425
   Libraréla aunque me maten.

Vase y salen a un balcón LEONOR y don ALONSO y ha de haber dos balcones cubiertos y de uno a otro un pasadizo capaz de que en él quepan ocho personas y se puedan sacar las espadas, y están en el balcón el CONDE y don ALVARO

LEONOR:      Si ella está por don Juan loca,
   si él hace extremos de amante,
   si entró esta noche por ella,
   si logró el amor alardes 3430
   de lo que su ingenio puede
   habiendo comunicables
   por el viento los balcones
   ¿ cómo pude yo estorbarle,
   sola y mujer, sus ardides ? 3435
ALONSO:      Tú, enredadera, trazaste
   estos embustes y hechizos
   para que agora los pagues.
   Acertaron mis sospechas,
   don Alvaro, pues no hallasteis 3440
   aquí a Elisa.    ¡ Murió mi honra !
CONDE:      Para vengarla no es tarde.
ALVARO:      ¡ Asomaos a este balcón !
   ¡ Veréis por él pasaje
   que los embustes fabrican !

Salen los dos al pasadizo y por la otra parte salen del otro balcón doña ELISA, en cuerpo, y CORAL y detiénense en medio

ALONSO:      Conde, a vos os toca el darme 3445
   satisfacción de esta injuria.
   Allí está don Juan.    ¡ Vengadme !
ELISA:      ¡ Ay, Coral !    ¡ En mi balcón
   están el Conde y mi padre !
   ¡ Volvámonos !
CORAL:                  ¡ PechelingÜes ! 3450
   ¡ Otra qÜi volta !    En la calle
   me holgara yo estar agora.

De este mismo balcón sale don JUAN y se llega a doña ELISA

JUAN:      Prenda mía, en este trance
   retirarnos es prudencia.
   Seguidme y no os acobarde 3455
   el Conde ni cuantos vienen
   a ofendernos de su parte.

Quieren volverse y detiénelos doña ANA y don PEDRO que salen al otro balcón

ANA:      ¿ Dama en mi casa y oculta ?
   Don Pedro, de agravios tales
   venganza os piden mis penas. 3460
PEDRO:      Grande es mi amor si ellas grandes.
ANA:      ¿ Así se premian socorros,
   don Juan ?    ¿ Así es bien se paguen
   favores de vuestros riesgos ?
PEDRO:      ¡ Por ingrato y por mudable 3465
   moriréis como Perilo
   en la invención que trazasteis !
   ¡ Sólo hay paso por aquí !
CONDE:      Pues, por aquí sólo se abre
   salida a un alma rebelde 3470
   franqueándole su sangre.

Saquen todos cuatro las espadas, a una parte el CONDE y don ALVARO y a otra don PEDRO y en medio don JUAN y CORAL

CORAL:      Pasadizo ratonera
   es el nuestro.    No se llame
   sino Puente de Mantible
   pues que la guardan gigantes. 3475
ELISA:      Conde ilustre y Carlos noble,
   si las estrellas constantes
   en sus influjos me inclinan
   a que dueño a don Juan llame,
   si ha dos años que le quiero, 3480
   si es justo que os desengañe
   en alma tan desconformes
   la aversión de voluntades,
   no apetezcáis compañía
   que se ha de dar muerte antes 3485
   que otro que don Juan se atreva
   a que amor mi cuello enlace.
   Triunfad de vos mismo, conde.
   Sed cortés, pues sois amante.
   Obligadme generoso 3490
   si os recele interesable.
   Ilustre favor os pido.
   Mi amor os invoca afable.
   O libradme caballero
   o si no lo sois, matadme. 3495
CONDE:      Lágrimas tan elocuentes
   dignas son de venerarse.
   Tutela de vuestro amor
   seré desde aquí adelante
   como de don Juan amigo; 3500
   y si estima vuestro padre
   serlo mío, como espero,
   logrará felicidades
   que tal yerno le prometen;
   porque yo, si hasta aquí fácil 3505
   en no reprimir pasiones,
   seré enemigo constante
   de quien a don Juan ofenda.
ALONSO:      Vos lo mandáis.    Dios lo hace.
   Trázalo Amor.    ¡ Contra todos 3510
   un viejo y sólo !    ¿ Qué vale ?
JUAN:      Dejad que os bese los pies.
CONDE:      Añudemos voluntades
   que rompieron competencias
   y eternizaremos paces 3515
   si doña Ana da a don Pedro
   la mano.
ANA:                      Sabré estimarle
   por feriármela la vuestra.
CORAL:      Pues que se queda incasable,
   señor, vuestra señoría, 3520
   créame y métase fraile.
CONDE:      Fenecieron con la noche
   confusiones y pesares,
   y con el sol amanece
   la paz que a alegrarnos sale. 3525
JUAN:      Estos los ardides son
   con que Amor prodigios hace.
CORAL:      Y ésta la primer comedia
   que tiene fin en el aire.


FIN DE LA COMEDIA